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Este lucrativo método, como todo Io bueno en este mundo, tiene sus inconvenientes. Con la acumulacién de la renta de Ia tierra en Irlanda corre parejas Ia acumulacién de los irlandeses en América, El irlandés, desplazado por vacas y ovejas, reaparece allende cl océano como feni no. (i Y frente a la vieja reina de los mares se alza, amenazante y cada vez. més amenazadora, la joven y gigan- tesca repiiblica. ‘Acerba fata Romanos agunt Scelusque fraternz necis. [Acerbo destino atormenta a los romanos y el crimen del fratricidio,]!@"1 = ‘Ga Tiglesa explotaron planificadamente la hambruma, asi como fas cizeunstancias originadas por ella, para. imponer_violentamente In revolueién agricola y reducir la poblacion de Ilanda a una ‘medida que fusra grata al terrateniente. Enel mismo lugar volveré 4 ocuparme de las condiciones. que se hallan sometidos os equefios arrendatarios y los obreros agricol TLimitémonos aqui a una cita. Nassau William Senior, entre otras conse, dice en su bra péstuma Journals, Conversations and Essays Relating 10 Ireland, 2 vols, Londres, 1868, vol 1, p. 282: “Muy certeramente observaba el doctor G: tenemos nuestra ley de beneficencia, que es un excelente instrumento para dar la vic- toria a los terratenientes; otro es Ia emigraciOn. [..] Ningin amigo de Irlanda puede desear que la guerra” (entre los terra. tenientes.ingleses” y los pequenos arrendatarios céticos) “se prolongue, ni mucho menos que termine con la viciria de los endatarios -.- Cuanto més rapidamente finalice, cuanto més Fipidamente se teansforme Ilanda en un pais) de pasturas (a grazing countr)) con la poblacién felativamente pequesa que FeqUiere un pals de pasturas, tanto mejor para todas las clases * Palabra suprimida en la 4® edicion * En a 38 y 42 ediciones se agroga aqut: “Las leyes cercaleras inglesas de. 1815 aseguraban a Irlanda el monopolio de la libre exportacién de granos a Gran Bretafa. Favorecian artifiealmente fl eultivo de. cefeales, pues, Con Ia derogacion de las Teves fzrealeras en 1846, se puso término sibitamente a ese monopolio Preseindiendo de todas las demés circunstancias, ese solo aconteci- ‘mien(o bastaba para imprimir un poderoo impulso a la transfor- fmacién de la tierra labrantia irlandesa en praderas para ganado, fla concentracion de las fincas arrendadas y a la eviccion de os pequetos campesinos. Luego de haber celebrado de 1815 a 1846 {a fertilidad del suelo ilandés, declarando vocingleramente que Ia raturaleza misma lo habla destinado al cutive cerealero, repentina- ‘Dente los agrénomos, economistas y politicos ingleses descubrieron, partir de ese momento, ;que no servia mas que para producit forraje! El sehor Léonee de Lavergne se apresure. a fepetilo fel otro lado del Canal. Es muy propio de un hombre «serio» 2'la Lavergne el dejarse arrastrar por esas nifierlas” 390 capfruLo xav LA LLAMADA ACUMULACION ORIGINARIA 1. El secreto de la acumulacién origina Hemos visto emo el dinero se transforma en capital; como mediante el capital se produce plusvalor y del plus- valor se obtiene més capital. Con todo, la acumulacion del capital presupone el plusvalor, el plusvalor la produc- cién capitalista, y ésta la preexistencia de masas de capital * relativamente grandes en manos de los productores de mercancias. Todo el proceso, pues, parece suponer® una acumulacién “originaria” previa a la acumulacién capita- lista (“previous accumulation”, como la lama Adam Smith), una acumulacién que no es ¢l resultado del modo de produccién capitalista, sino su punto de partida. Esta acumulacién originaria desempeda en la economia politica aproximadamente el mismo papel que el pecado original en la teologia. Adén mordi6 la manzana, y con ello el pecado se posesioné del género humano. Se nos explica su origen contndolo como una anécdota del pasa- do. En tiempos muy remotos habia, por un lado, una elite diligente,® y por el otro una pandilla de vagos y holgazancs.* En Ia 3¥y 4¥ ediciones se agrega: “y de fuerza de trabajo". En Ia 3" y 4 ediciones 1a frase comienza ast; “Todo este proceso, ples, parece girar en uo clsculo vieiow del que sélo podemos Sali suponiendo” "En la 3 y 4 ediciones se agrega: “ineligente y ante todo ahorgativa” "En ia 3* y 4% ediciones se agrega: “que dilapidaban todo To que tenfan y alin més, Cierto que la leyenda del pecado original 891 curtis asi que los primeros acwmularon riqueza y tos ‘ltimos terminaron por no tener nada que vender excepto su pellejo. Y de este pecado original atranca la pobreza de la gran masa —que aun hoy, pest a todo su trabajo, no tiene nada que vender salvo sus propias personas— y la riqueza de unos pocos, que crece continuamente aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace mucho tiem- po. El sefior Thiers, por ejemplo, en defensa de la propriété, predica esas insulsas pucrilidades @ los otrora tan inge- niosos franceses, haciéndolo ademés con la seriedad y la solemnidad del estadista. | Pero no bien entra en juego la cuestién de la propiedad, se convierte en deber sagrado sostener que el punto de vista de Ia cartilla infantil es el Ainieo vélido para todos los niveles de edad y_grados de desarrollo, En la historia real el gran papel lo desem- pefian, como cs sabido, la conquista, el sojuzgamiento, el homicidio motivado por el robo: en’ una palabra, la vio- Jencia. En la economia politica, tan apacible, desde tiempos inmemoriales ha imperado el idilio. El derecho y el “tra- bajo” fueron desde. épocas pretéritas os Gnicos medios de enriquccimiento, siempre a excepciGn, naturalmente, de “este aito”. En realidad, los métodos de la acumulacién originaria son cualquier cosa menos idilicos EE dinero y la mercancia no son capital desde un primer momento, come tampoco lo son los medios de produecién y de subsistencia. Requieren ser iransformados en capital Pero esta transformaciin misma s6lo se puede operar bajo doterminadas eizcunstancias coincidentes: es necesario que Se enfrenten y entren en contacto dos clases muy diferen- tes de poseedores de mercancfas; a un Indo los propieta- rios de dinero, de medios de produccién y de subsistencia, a quienes les toca valorizar, mediante la adquisicion de fuerza de trabajo ajena, la suma de valor de Ta que se han apropiado; al. otro lado, tabajadores libres, vendedores de la fucrza de trabajo propia y por tanto vendedores de tuabajo. Trabajadores libres en el doble sentido de que ni «stan incluidos dircctamente entre los medios de_produe cidn —como si lo estin los esclavos, sietvos de la. gleba, cleétera—, ni tampoco les pertenceen a ellos los medios {coldgico nos cucnta cémo el hombre se vio condenado a ganarse ¢l pan con e stor de su frente, mientras que la historia del pecado briginal econémico nos revela ‘como hay gente que para ganarse fl pan no necesita silat, ni mucho menos. Tanto da" 392 de produccién —a la inversa de lo que ocurre con el cam- pesino que trabaja su propia tierra, etostera—, hallindos por el contrario, libres y desembarazados de esos medios de produccién. Con esta polarizacién del mercado de mer- Cancias estén dadas las condiciones fundamentales de la produccién capitalista. La relacién del capital presupone Ia escision entre los trabajadores y la propiedad sobre las condiciones de realizacién del trabajo. Una vez establecida la produceién capitalista, 1a misma no s6lo manticne esa divisién sino que la reproduce en escala cada vez mayor. El proceso que crea a la relacién del capital, pues, no puede ser otro que el proceso de escisién entre el obrero y la propiedad de sus condiciones de trabajo, proceso que, por ‘una parte, transforma en capital los medios de producci6n y de subsistencia sociales, y por otra convierte a los pro- Guctores directos en asalariados. La llamada acumulacién foriginaria no es, por consiguiente, mas que

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