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UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO

Facultad de Ingeniería
Escuela de Geología

ANÁLISIS TECTÓNICO-ESTRUCTURAL DEL ANTE ARCO CHILENO (OFFSHORE)


ENTRE LOS 28,5°-37,5°S: EFECTOS DE LA SUBDUCCIÓN EN MORFO-
ESTRUCTURAS SUBMARINAS.
Tesis para optar al título de Geólogo

Autor:
Pablo Sebastián González Godoy
Profesor guía Dr. Cristian Rodrigo Ramírez

Viña del Mar, 2020.


RESUMEN
El comportamiento del ante arco chileno en su segmento offshore ha sido motivo de una
gran cantidad de estudios durante los últimos 30 años. Este trabajo se basa en una nueva
interpretación de antecedentes geofísicos previamente publicados en conjunto con una
mejora de grillas batimétricas con la finalidad de entregar nuevas improntas sobre el
comportamiento morfoestructural del ante arco en su segmento offshore (28.5°S –
37.5°S).
Las líneas sísmicas y batimetrías analizadas en este trabajo permiten identificar que las
cuencas de ante arco se ubican principalmente en la zona del talud medio superior y se
encuentran limitadas en su borde occidental por un arco exterior alzado. Este rasgo
morfológico es de principal interés ya que representa el límite para el transporte de
sedimentos hacia la trinchera, sino también, para el comportamiento estructural del talud,
el cual presenta estructuras con rumbos paralelos a la trinchera (desviaciones de hasta
20°) y manteos en dirección W para el segmento al occidente del arco exterior y en
dirección E para el segmento al oriente del arco exterior. Los perfiles sísmicos de
velocidad demuestran que la presencia del arco exterior coincide con un contacto entre
dos capas de distintas velocidades reconocidas como un paleo-prisma de acreción y el
basamento continental rígido. Esta zona a su vez alberga la mayor cantidad de sismicidad
ocurrida durante los últimos 20 años. Evidencias de movimientos transcurrentes pueden
ser identificados en la cinemática de dos de los terremotos más grandes ocurridos en los
últimos 60 años y también en los arreglos estructurales presentados en las líneas
sísmicas al sur de la cuenca de Valparaíso.
De esta manera, se sugiere que, la presencia de una estructura tipo sliver pone en
contacto el paleo-prisma de acreción y el basamento continental y puede que sea un
factor importante en la evolución morfológica del ante arco, en conjunto con los procesos
de acreción/erosión que dominan la subducción del margen chileno.
ABSTRAC

The behavior of the Chilean Fore arc in its offshore segment has been the subject of a
large number of studies during the last 30 years. This work is based on a new
interpretation of previously published geophysical antecedents together with an
improvement of bathymetric grids in order to provide new imprints on the morpho -
structural behavior of the ante arch in its offshore segment (28.5 ° S - 37.5 ° S)

The seismic lines and bathymetries analyzed in this work allow us to identify that the Fore
arc basins are located mainly in the upper - middle slope area and are limited on their
western edge by a raised outer arc high. This morphological feature is of primary interest
since it represents the limit for the transport of sediments towards the trench, but also for
the structural behavior of the slope, which presents structures with strike parallel to the
trench (deviations of up to 20 °) and dips with west direction for the occidental segment of
the outer arc high and in the east direction for the oriental segment of the outer arc high.
The seismic velocity profiles demonstrate that the presence of the outer arc coincides with
a contact between two layers of different velocities recognized as a paleo-accretionary
prism and the rigid continental basement. This area in turn is home to the highest amount
of seismicity that has occurred in the last 20 years. Evidence of strike-slip movements can
be identified in the kinematics of two of the largest earthquakes in the past 60 years and
also in the structural arrangements presented on the seismic lines south of the Valparaíso
basin.

In this way, it is suggested that the presence of a sliver-type structure brings the paleo-
accretionary prism and the continental basement into contact and may be an important
factor in the morphological evolution of the fore arc, together with the accretion/ erosion
processes that dominate the subduction of the Chilean margin.
AGRADECIMIENTOS

Primero que todo, quiero dar gracias a mis padres por su paciencia y amor incondicional,
por brindarme la oportunidad de estudiar la carrera que amo y por sobre todo por ser los
mejores profesores que la vida me pudo entregar. Quiero agradecer a mis hermanas por
orientarme en este proceso tan largo y complejo que ha sido la tesis, entregándome la
sabiduría necesaria desde sus propias experiencias para superar esto, no solo desde lo
académico, sino también desde lo emocional. Como no agradecer a el mejor compañero
que la vida me pudo entregar, mi maravilloso Antu, mi eterno cachorro, amigo y hermano
que ha estado conmigo en las buenas, en las malas y en las peores. A la pequeña Miel
por llegar a alegrar nuestras vidas con su gigantesco amor y sus locuras. Sin ustedes mi
vida no sería nada.

En segundo lugar, quiero agradecer a mis amigos Daniel Gómez, Matías Fernández,
Nicolas Saavedra, Tomas Zapatta, Nicolas Valenzuela, Juan Pablo Garay y Fernando
Marín por ser el mejor grupo humano que la universidad me pudo entregar, amigos desde
antes de comenzar las clases con ese mítico partido de futbol en donde solo llegamos
nosotros y en donde no tengo duda la amistad perdurara por siempre. Mención especial
para todos aquellos que se sumaron durante este largo camino, Jaime, Stefano, Alvar,
Joaquín, Marce, Valeria, Paula Otárola, Paula Villar y a todos mis compañeros de
generación por sus consejos, discusiones, apoyo y locuras. A los profesores Sergio
Calderón, Ximena Contardo, Camilo Palape y Harry Esterio por sus amplias charlas sobre
geología y la vida compartidas durante las salidas a terreno, por enseñarme la
importancia de la constancia, la responsabilidad y la consciencia de nuestro rol como
profesionales para con la sociedad, de todos ustedes rescato las mejores enseñanzas y
experiencias durante mi formación. Al profe Cristian por su paciencia y disposición a
siempre colaborar con esta investigación.

Finalmente quiero reflexionar sobre lo afortunado que soy de tener un grupo humano
maravilloso que me rodea y me apoya, este proceso ha sido muy difícil desde lo personal,
sin ustedes nada de esto habría sido posible. Ahora comienza el verdadero reto y sé que
siempre podre contar con ustedes, así como ustedes conmigo, gracias totales..
ÍNDICE

Capítulo 1............................................................................................................................................... 1
1.1 Presentación del problema ................................................................................................... 1
1.2 Objetivos ............................................................................................................................... 4
1.2.1 Objetivo general ...............................................................................................4

1.2.2 Objetivos específicos .......................................................................................4

1.3 Hipótesis................................................................................................................................ 4
Capítulo 2............................................................................................................................................... 5
2.1 MARCO TEÓRICO ................................................................................................................ 5
2.1.1 Marco Geotectónico .........................................................................................5

2.1.2 Marco Geológico ............................................................................................ 12

2.1.3 Estilos de cuencas ......................................................................................... 22

2.1.4 Procesos tectónicos ....................................................................................... 28

2.1.5 Segmentación del ante arco ......................................................................... 34

3 METODOLOGIA ......................................................................................................................... 37
4 RESULTADOS ............................................................................................................................ 40
4.1 Interpretación batimétrica.................................................................................................... 40
4.2 Análisis estructural de líneas sísmicas .............................................................................. 44
4.3 Estructuras del ante arco (offshore) ................................................................................... 61
4.4 Rasgos Morfológicos ........................................................................................................... 68
4.5 Antecedentes sísmicos ............................................................................................................ 75
5 DISCUSIÓN ................................................................................................................................. 77
5.1 Clasificación de cuencas submarinas ................................................................................ 77
5.2 Configuración estructural del ante arco (offshore) ............................................................ 81
6 CONCLUSIONES...................................................................................................................... 103
REFERENCIAS................................................................................................................................. 106
ANEXOS ............................................................................................................................................ 118
ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1.- Localización geografía de las cuencas submarinas comprendidas en la zona de estudio.
................................................................................................................................................................ 3
Figura 2.- Arreglo tectónico global desde el carbonífero superior hasta el triásico. Obtenida de Del
rey et al., 2016 ....................................................................................................................................... 7
Figura 3.- Ubicación geográfica de los centros dispersores principales desde la separación de
Pangea. Obtenida de Mpodozis y Ramos (2008). ............................................................................. 8
Figura 4.- Arreglo tectónico para el margen occidental de gondwanna durante el Mesozoico. (a)
Etapa 1: ilustra un comportamiento sinestral del sistema transcurrente reconociendo la existencia
de un forearc sliver y sus fallas conjugadas. (b) Etapa 2: proceso de rifting. (c) Etapa 3 a y b:
Muestran las condiciones variables en la tasa de acople entre placas y las repercusiones que trae
en el comportamiento frágil de la corteza. (d) Etapa 4: Formación del Sistema de falla de Atacama
(AFZ) con un comportamiento sinestral producto del vector de convergencia SE de la placa
oceánica. Obtenida de Scheuber y González (1999). ....................................................................... 9
Figura 5- Evolución tectónica del segmento occidental de Sudamérica. Obtenida de Charrier et
al., 2009. .............................................................................................................................................. 10
Figura 6.- Evolución del vector de convergencia durante los últimos 80 Ma. Obtenida de Chen et
al., 2019. .............................................................................................................................................. 11
Figura 7.- Componentes principales y segmentación a considerar en el estudio de cuencas de
ante arco. Obtenida de Noda (2016). ................................................................................................ 23
Figura 8.- Ilustración de variables físicas a considerar en el estudio de cuencas de ante arco.
Obtenida de Noda (2016) ................................................................................................................... 24
Figura 9.- Estructura típica de una cuenca AC. Obtenida de Noda, 2016..................................... 25
Figura 10.- Estructura típica de una cuenca acresiva extensional. Obtenida de Noda, 2016. .... 26
Figura 11.- Estructura típica de una cuenca neutral. Obtenida de Noda, 2016. ........................... 26
Figura 12.- Estructura típica de una cuenca compresiva no acrecional. Obtenida de Noda, 2016.
.............................................................................................................................................................. 27
Figura 13.- Estructura típica de una cuenca extensional no acrecional. Obtenida de Noda, 2016.
.............................................................................................................................................................. 27
Figura 14.- Ubicación de los factores Vt, Vd y Vup, obtenida de Heuret y Lallemand (2005) ..... 28
Figura 15.- A) esquema que ilustra las principales fuerzas que interactúan en los márgenes
convergentes, siendo Fup: Fuerza de succión/ empuje relacionado al movimiento absoluto de la
placa superior, Fsp: Fuerza de empuje del Slab, Fa: Fuerza de anclaje del slab, Fm: Fuerza
generada por flujos mantélicos. B) Esquemas que ilustran el comportamiento de la placa superior
ante tres sub casos: a) Slab perfectamente anclado, posee una trinchera fija (Vt=0), en donde
todo el movimiento de la placa superior se traduce en deformación del tras arco (Vd = Vup). b)
Slab parcialmente anclado, en donde la relación de deformación está dada por la siguiente
ecuación Vd + Vt = Vup. c) Slab libre, en este caso la trinchera sigue el movimiento absoluto de
la placa superior, sin signos de deformación en el tras arco (Vt = Vup; Vd = 0). Imagen obtenida
y modificada de Heuret y Lallemand (2005). .................................................................................... 29
Figura 16.- Generación de un forearc sliver a partir de un vector de convergencia oblicuo. (a)
Ilustración del comportamiento del ante arco a escala humana. Se logra observar una
deformación elástica en donde el vector horizontal tiende a perder angularidad a medida que
avanza hacia el continente hasta alcanzar una dirección perpendicular a la trinchera. (b)
Comportamiento del Sliver a escala geológica, en donde el bloque liberado se desplaza siguiendo
la dirección de convergencia. En este tipo de arreglo el vector de convergencia tiende a aumentar
su angularidad a medida que avanza hacia el continente alcanzado una dirección perpendicular
a la trinchera. Obtenida de Hoffmann-Rothe et al. (2006) .............................................................. 30
Figura 17.- Estructuras observadas a partir del modelamiento de un sistema transcurrentes
dextrales realizado por Waldron (2005). Imagen obtenida de (Davis, Reynolds, & Kluth, 2011)31
Figura 18.- Sistemas de pliegues Echelon. (A) estructuras formadas a partir de fallas
transcurrentes dextrales. (B) estructuras formadas a partir de fallas transcurrentes sinestrales.
Imagen obtenida de (Davis, Reynolds, & Kluth, 2011). .................................................................. 32
Figura 19.- Ubicación de los cizalles R y R’ en un sistema de falla transcurrente sinestral. Imagen
obtenida de (Davis, Reynolds, & Kluth, 2011)................................................................................. 32
Figura 20.- Ilustración de sistemas transpresivos (Restraining bend) y transtensivos (Releasing
bend). (A) muestra la dinámica dextral de una falla transcurrente. (B) Ilustra las estructuras
generadas a partir de una curvatura en la traza de falla principal. ................................................. 33
Figura 21.- Zonas de daño a lo largo de fallas transcurrentes, formadas a partir de acumulación
de estructuras menores. (A) En extremos de fallas. (B) Dentro de zonas de falla. (C) Producto de
propagación de fallas.......................................................................................................................... 34
Figura 22.- (a) Ubicación factores de estudio para el NCCW. (b) Diagrama α v/s β para identificar
los patrones estructurales preferentes. Obtenida de Maksymowicz (2015). ................................. 35
Figura 23.- Efectos y diferencias en el arreglo tectónico del ante arco. (A) Modelo de subducción
acresivo caracterizado por una trinchera repleta de sedimentos, un grueso canal de subducción
(SC), acreción frontal y acreción basal de sedimentos. (B) Modelo de subducción erosiva
caracterizado por un fallamiento activo de bajo ángulo producto de la fricción entre placas,
alzamiento del segmento interno de la cuña y subsidencia del sector más externo de la cuña.
Extraída y modificado de Lohrmann et al (2006). ............................................................................ 36
Figura 24.- Ubicación geográfica de la batimetría MV1004. ........................................................... 37
Figura 25.- Mapa batimétrico de la zona de estudio. (A) Segmento norte de la zona de estudio;
(B) Segmento sur de la zona de estudio. Elaboración propia......................................................... 41
Figura 26.- Mapa batimétrico en detalle del segmento norte (A) .................................................... 42
Figura 27.- Mapa batimétrico segmento sur (B). Elaboración propia. ............................................ 43
Figura 28.- Mapa de ubicación líneas sísmicas segmento norte. ................................................. 44
Figura 29.- Mapa de ubicación líneas sísmicas segmento sur. ...................................................... 45
Figura 30.- Línea sísmica SO161-09. Imagen extraída de Becerra et al. (2016).......................... 46
Figura 31.- Transecta completa de la línea sísmica S0161-09 expuesta por Becerra et al. (2016)
.............................................................................................................................................................. 47
Figura 32.- Línea sísmica SO161-012. Imagen extraída de Contreras-Reyes et al. (2015) ........ 48
Figura 33.- Línea sísmica SO161-012 segmento talud inferior. Imagen extraída de Becerra et al.
(2016) ................................................................................................................................................... 49
Figura 34.- Línea sísmica SO161-012 segmento talud superior. Imagen extraída de Becerra et al.
(2016) ................................................................................................................................................... 50
Figura 35.- Línea sísmica SO161-015. Segmento superior del talud continental. Imagen extraída
de Becerra et al. (2016). ..................................................................................................................... 51
Figura 36.- Línea sísmica SO161-018. Imagen extraída de Contreras-Reyes et al. (2015). ....... 51
Figura 37.- Línea sísmica SO161-018. Segmento inferior del talud continental. Imagen extraída
de Becerra et al. (2016) ...................................................................................................................... 52
Figura 38.- Línea sísmica SO161-018. Segmento superior del talud continental. Imagen extraída
de Becerra et al. (2016) ...................................................................................................................... 53
Figura 39.- Perfil 7 segmento occidental. Imagen extraída y modificada de Laursen et al. (2002)
.............................................................................................................................................................. 54
Figura 40.- Perfil 15. Comprende desde la parte alta del talud hasta su segmento inferior. Imagen
extraída de Laursen et al. (2002)....................................................................................................... 55
Figura 41.- Perfil 17. Comprende desde la parte alta del talud hasta su segmento inferior. Ubicado
al sur del perfil 15 Imagen extraída de Laursen et al. (2002).......................................................... 56
Figura 42.- Línea sísmica VG02-05 correspondiente a la cuenca de Chanco. (A) Transecta talud
superior-medio. (B) Zoom a estructuras en flor positiva afectando a secuencias sedimentarias de
la cuenca. Imagen extraída de Contardo et al. (2008) ................................................................... 57
Figura 43.- Línea sísmica VG02-10 correspondiente a la cuenca de Itata. (A) Línea sísmica en
bruto. (B) Reconocimiento de las secuencias sedimentarias a partir de la relación entre su
depositación y el comportamiento estructural de la cuenca. Imagen extraída de Contardo et al.,
(2008) ................................................................................................................................................... 58
Figura 44.- Perfil ENAP 1 correspondiente a la cuenca de Itata. Imagen extraída de Geersen et
al. (2011) .............................................................................................................................................. 59
Figura 45.- Perfil ENAP 2 correspondiente a la cuenca de Itata. Imagen extraída de Geersen et
al. (2011) .............................................................................................................................................. 60
Figura 46.- Mapa batimétrico y estructural del segmento norte (superior). Elaboración propia. . 62
Figura 47.- Mapa batimétrico y estructural del segmento norte (inferior). Elaboración propia. ... 64
Figura 48.- Mapa batimétrico y estructural del segmento sur (Norte). Elaboración propia. ......... 66
Figura 49.- Mapa batimétrico y estructural del segmento sur (Sur). Elaboración propia. ............ 67
Figura 50.- Mapa batimétrico y morfológico general del segmento norte (A). Elaboración propia.
.............................................................................................................................................................. 69
Figura 51.- Mapa batimétrico y morfológico de la parte inferior del segmento norte. Elaboración
propia ................................................................................................................................................... 69
Figura 52.- Mapa batimétrico y morfológico de la parte inferior del segmento sur (B) ................. 71
Figura 53.- Mapa batimétrico cañón San Antonio y Biobío. Se observa una morfología similar en
el extremo occidental de ambos canales. La curvatura cóncava hacia al norte en el segmento
oriental del canal es mucho más pronunciada en el cañón Biobío que en el cañón San Antonio.
.............................................................................................................................................................. 71
Figura 54.- Modelo 3D del segmento norte de la zona de estudio (A). En azul se representan lo
dirección de los cauces para ambos cañones observando un dislocamiento siguiendo un patrón
dextral para ambos cañones en su segmento final coincidente con la presencia del arco exterior.
La línea segmentada negra expone la conciencia en la ubicación y estilo de deformación para
ambos cañones. .................................................................................................................................. 72
Figura 55.- Modelo 3D del segmento transicional entre los segmentos (A) y (B). En azul se
representan lo dirección de los cauces para los cañones, observando un dislocamiento siguiendo
un patrón dextral para los cañones en su segmento final coincidente con la presencia del arco
exterior. La línea segmentada negra expone la conciencia en la ubicación y estilo de deformación
para ambos cañones. ......................................................................................................................... 73
Figura 56.- Modelo 3D del segmento sur (B), específicamente del cañón submarino Biobío,
observando un dislocamiento siguiendo un patrón dextral para este cañón en su segmento final
coincidente con la presencia del arco exterior. La línea segmentada negra expone la conciencia
en la ubicación y estilo de deformación para este cañón con respecto a los expuestos con
anterioridad. ......................................................................................................................................... 73
Figura 57.- Vista en planta de los patrones de deformación dextrales observados para los cañones
submarinos presentes en la zona de estudio. La línea segmentada negra representa la ubicación
de esta deformación dextral prolongada a lo largo del ante arco coincidente con la presencia del
arco exterior. ........................................................................................................................................ 74
Figura 58.- Ubicación de los sismos con epicentro en el ante arco (offshore) ocurridos durante los
últimos 20 años. Elaboración propia. ................................................................................................ 75
Figura 59.- Mapa de sismos con epicentro en el ante arco (offshore) ocurridos durante los últimos
20 años. En azul los sismos con profundidades mayores a 15km. En rojo los sismos con
profundidades menores a 15km. Elaboración propia. ..................................................................... 76
Figura 60.- Perfiles de velocidad símicos. Extraídos de Contreras-Reyes (2018)........................ 85
Figura 61.- Mapa batimétrico que expone las estructuras sugeridas para los tres grandes
segmentos que dividen al ante arco (offshore). Elaboración propia. ............................................. 87
Figura 62.- Mapa de desplazamientos GPS. Extraído de Metois et al., (2016) ............................ 90
Figura 63.- Modelos 3D del comportamiento de la zona de falla propuesta. En rojo se observa el
límite oriental del prisma frontal. Modelos extraídos y modificados de Contreras-Reyes (2018) 91
Figura 64.- Mapa batimétrico y estructural de la zona norte y sur respectivamente, considerando
la zona de falla transcurrente (sliver). Elaboracion propia. ............................................................. 94
Figura 65.- Mapa de acople intersísmico extraído y modificado de Metois et al., (2016). La línea
punteada gris indica la ubicación de la zona de falla propuesta (sliver) ........................................ 96
Figura 66.- Mapa batimétrico y sísmico de la zona de estudio. A la izquierda se observa la
ubicación de los sismos superficiales (<15km). A la derecha se compara la ubicación de los
sismos con la ubicación de las estructuras que componen el ante arco (offshore). Elaboración
propia. .................................................................................................................................................. 98
Figura 67.- Mapa que ilustra la ubicación de las estructuras inferidas proyectadas desde el punto
de convergencia JFR en dirección NE. Elaboración propia. ......................................................... 100
Figura 68.- Modelo de riedel propuesto entre los 31°S y los 33.5°S. Elaboración propia.......... 101
Capítulo 1
INTRODUCCIÓN

1.1 Presentación del problema


El margen chileno (18°S – 46°S) representa un segmento de subducción activo que
abarca las placas Nazca y Sudamericana. Esta condición ha sido la responsable de la
configuración morfológica y estructural de la placa superior al menos desde el mesozoico
y algunos autores establecen que desde el Paleozoico (Coloma et al., 2017; Del Rey et
al., 2016). Sin embargo, la respuesta que posee el ante arco, frente a los procesos de
subducción oblicua no es del todo clara. Es por esto que, autores como Maksymowicz
(2015) y Lallemand (1994) intentan predecir el comportamiento frágil de la placa superior
a través de modelos numéricos, específicamente mediante el uso del “Non-Cohesive
coulomb wedge theory” (Davis et al., 1983; Dahlen, 1984; Dahlen et al., 1984). Esta teoría
considera la velocidad de convergencia, ángulo del Slope, ángulo de subducción
superficial, rugosidad del slab, coeficiente de fricción interno, fricción basal efectiva y
cantidad de sedimento en la trinchera. Todos estos factores determinan la relación entre
los campos de stress, la forma de la cuña y su deformación interna frágil, dando así una
aproximación sobre los modelos estructurales dominantes en el ante arco. No obstante,
los trabajos de Hoffaman – Rothe et al. (2006) y Saad y Dan (2010) proponen que las
zonas de subducción oblicua provocan estructuras tipo Sliver que serían las principales
responsables del modelamiento estructural y morfológico del ante arco y que no son
consideradas en el “Non-Cohesive coulomb wedge theory”. Casos de este fenómeno se
pueden encontrar en el sur oeste de Japón, en el gran sistema de falla de Sumatra y en
el sistema de fallas transcurrentes de Alaska (Noda, 2013). En Chile, los sistemas de
fallas transcurrentes asociados a un arreglo de subducción oblicuo están asociadas a tres
grandes fallas de carácter regional ubicadas en el ante arco, pero en su segmento
continental (Hoffaman – Rothe et al. 2006). Estas fallas corresponden a la zona de falla
Atacama (AFZ) (Cembrano et al. 2005; Gonzales et al. 2003; Veloso et al. 2015), el
sistema de fallas precordilleranas (PFS) (Reutter et al. 1991; Tomlinson y Blanco, 1997b;
Dilles et al. 1997; Belmonte, 2002) y la zona de falla Liquiñe -Ofqui (LOFZ) (Cembrano y
Hervé, 1993; Cembrano et al. 1996 Cembrano et al., 2000; Hernández – Moreno et al.
2016). Estas estructuras tipo sliver representan no solo una de las variables principales

1
en el modelamiento del fondo oceánico, sino también, un riesgo geológico importante
debido a los posibles terremotos y subsecuentes tsunamis que puedan ocasionar debido
principalmente a las fallas inversas que componen estos sistemas de fallas. Actualmente,
la posibilidad de una estructura tipo sliver ubicada en el segmento offshore no ha sido
actualmente considerada aun cuando autores como Contreras-Reyes et al. (2015) y
Contreras – Reyes (2018) proponen una estructura de carácter cortical y con un
comportamiento normal que afecta las zonas del talud medio-superior y que representaría
un límite en el comportamiento de la corteza continental. De esta manera, es que la
comprensión de estos sistemas otorga una nueva variable en la interpretación de los
procesos geológicos y es por esto que, la reinterpretación de la informacion ya publicada
podría otorgar las evidencias necesarias para demostrar la ocurrencia de este tipo de
estructuras.
Noda (2016) propone que la dinámica de las zonas de subducción puede ser estudiada
mediante el análisis de la geometría de las cuencas de ante arco, específicamente de
cuencas submarinas, y, para ello, basa su estudio en la cantidad de material transferido
entre placas (acrecionario/ no acrecionario) y los prolongados campos de stress
(compresión/ extensión). En base a estas características se proponen cinco tipos de
clasificación para las cuencas de ante arco (cuenca acrecional compresiva, cuenca
acrecional extensiva, cuenca acrecional neutral, cuenca compresiva no acrecional y
cuenca extensional no acrecional).
En la actualidad, se han desarrollado una serie de estudios sobre cuencas y cañones
submarinos ubicados en el ante arco del margen chileno, los cuales utilizan
principalmente el estudio de líneas sísmicas y batimetrías, con el fin de comprender las
condiciones tectónicas y la evolución sedimentaria de estas (Contreras-Reyes et al.,
2015; Becerra., 2013; Contreras-Reyes et al., 2014; Maksymowicz et al., 2017; Contardo
et al., 2008; Geersen et al., 2011; Laursen et al., 2002). Estos estudios permiten dilucidar
con cierta claridad las estructuras geológicas principales que afectan a las cuencas, así
como también establecer los límites y contactos de ciertas morfologías que juegan roles
importantes en la dinámica de subducción.
Finalmente, la reinterpretación de antecedentes ya publicados, pretende comprobar la
ocurrencia de sistemas transcurrentes que se encuentren afectando al ante arco chileno

2
(offshore) y que sean los responsables del comportamiento estructural y morfológico de
las cuencas y cañones submarinos expuestos en la Figura 1. Este nuevo ajuste
estructural supone las bases para una nueva clasificación de las cuencas siguiendo los
parámetros propuestos por Noda (2016) y que considere los ambientes tectónicos
expuestos por Maksymowicz (2015), así como también plantea la ocurrencia de un
sistema de fallas transcurrentes tipo sliver que deforma la corteza siguiendo los patrones
estructurales propuestos por el modelo de Riedel.

Figura 1.- Localización geografía de las cuencas submarinas comprendidas en la zona de estudio.

3
1.2 Objetivos

1.2.1 Objetivo general


Determinar los efectos de la subducción en las morfoestructuras submarinas del ante
arco chileno en su segmento offshore entre los 28,5°-37,5°S.

1.2.2 Objetivos específicos


I. Reconocer las morfoestructuras presentes en el fondo oceánico y su
comportamiento estructural interno.
II. Identificar y agrupar las cuencas de ante arco haciendo hincapié en sus
geometrías internas, teniendo como base la nueva clasificación propuesta por
Noda (2016) y los antecedentes tectónicos expuestos por Maksymowicz (2015).
III. Presentar las evidencias que comprueben la existencia de una estructura tipo
sliver que controle el comportamiento del ante arco en su segmento offshore.
IV. Generar un modelo regional de deformación que represente el comportamiento de
las morfoestructuras del ante arco chileno siguiendo los patrones estructurales de
Riedel.

1.3 Hipótesis

Las diferentes condiciones de subducción a lo largo del ante arco chileno offshore (28,5°-
37,5°S), principalmente la subducción oblicua y el arreglo acresivo/erosivo de la placa
Nazca bajo la placa Sudamericana, traen como consecuencia la generación de
estructuras tipo sliver las cuales condicionan el comportamiento morfo-estructural del
ante arco, principalmente en las cuencas y cañones submarinos. De esta manera, se
espera que la estructura tipo sliver presente un comportamiento dextral debido al vector
de convergencia de la placa oceánica, mientras que las cuencas submarinas presentan
morfologías de tipo no acrecional compresiva o neutral acresiva para el segmento norte
de la zona de estudio y de tipo neutral acresivo y acrecional compresivo para el segmento
sur.

4
Capítulo 2
2.1 MARCO TEÓRICO
2.1.1 Marco Geotectónico
La evolución geotectónica del segmento occidental de Sudamérica se ha caracterizado
por una larga historia de subducción y acreción de terrenos desde el periodo
Precámbrico. Dicha evolución ha pasado por ciclos de expansión y disminución de la tasa
de subducción durante el periodo Pérmico superior – Triásico hasta la reanudación de la
subducción a partir del periodo Jurásico temprano, condición que se ha mantenido hasta
la actualidad.

Durante el periodo Precámbrico, la amalgamación de terrenos formó parte fundamental


del ciclo evolutivo del margen occidental de Sudamérica, lo cual posibilitó la formación
del primer super continente Rodinia (Hoffman 1991; Dalziel 1997). Durante esta etapa, la
acreción del terreno Arequipa-Antofalla facilitó la formación de los primeros arcos
magmáticos formados a partir de procesos de subducción, generando así la orogenia
Grenville-Sunsas (Ramos, 2008).

Posterior a este proceso orogénico, el comportamiento del terreno Arequipa-Antofalla


tuvo un cambio abrupto, es decir, pasó de un régimen de subducción a un régimen
extensivo. Este cambio en el régimen genero la apertura del mar Puncoviscano. Este
proceso de rifting, se encargó de separar el terreno de Antofalla de Pampia durante el
desmembramiento de Rodinia (Neoproterozoico). La subducción se reanuda durante el
periodo Cámbrico temprano, este nuevo arreglo tectónico genera el cordón
Puncoviscano, el cual establece la amalgamación final de Antofalla con Pampia, todo
esto durante la llamada Orogenia Tilcarica (Ramos, 2008; Ramos y Coira, 2008).

Esta dinámica de rifting y reacreción se ha mantenido durante gran parte del periodo
Paleozoico, siendo la característica principal del llamado ciclo Famatiniano. Este ciclo se
caracterizó por la acreción de los terrenos Cuyania y Arequipa-Antofalla durante la
orogenia Ocloyica en el Ordovícico y que finaliza con la acreción de Chilenia durante la
orogenia Chanica en el Carbonífero temprano (Bahlburg y Herve, 1997 Ramos, 2008;
Coira y Ramos 2008; Charrier et.al. 2014; Garcia-Sansegundo et al 2014). Posterior a
esto, la subducción se reanudó en el segmento occidental de Chilenia, el cual, hasta el

5
momento, se considera como un margen pasivo. Este nuevo arreglo tectónico trae como
consecuencia un crecimiento del prisma de acreción (Herve et al. 2013) y el
emplazamiento de cuerpos plutónicos, generando así un arco magmático ubicado al
oeste del antiguo arco Chanico, lugar en donde hoy se ubica el batolito costero.

A partir de los periodos Carbonífero superior hasta el Pérmico medio, toma lugar la
Orogenia San Rafael, la cual se caracteriza por una migración de la deformación del arco
hacia el E, esta migración se debe al rejuvenecimiento de la placa oceánica subductada
y por lo tanto genera cambios en cuanto al régimen tectónico, generando así un arreglo
tipo Flat-Slab (Garcia- Sansegundo et al 2014; Ramos y Folguera, 2009). Para finales del
periodo Pérmico temprano, el dominio compresivo cesó producto de la obducción de
corteza oceánica, proceso que favoreció un roll-back del slab, lo cual trajo como
consecuencia un cambio en el comportamiento de la placa superior, generando una
migración hacia el W de la deformación y una subsidencia en las cuencas sedimentarias
hacia el E.

Según Kleiman et al. (2009), la Orogenia San Rafael se encontraba sometida a una
configuración transpresiva dextral producto de la subducción oblicua de la placa paleo
pacífico siguiendo una componente NNE bajo Gondwana durante los periodos
Carbonífero Superior y Pérmico Temprano. Por otra parte, el evento post-San Rafael
presenta una configuración transtensional sinestral generada a partir de la configuración
flat-slab de la corteza oceánica y de una rotación horaria del continente que ubicó al
margen continental casi paralelo a la dirección de convergencia al norte de los 36°S. Esta
configuración produjo un colapso extensional del orógeno en conjunto con un cese de la
convergencia, lo cual permitió la apertura de una ventana astenosférica.

Estudios recientes, como los de Del Rey et al. (2016) y Coloma et al. (2017) plantean que
la evolución tectónica de Gondwana está dada por un proceso de subducción continuo
desde el periodo Paleozoico superior (Figura 2) y se ha mantenido hasta la actualidad.
Estos autores establecen que los arreglos compresionales y expansivos de magmatismo
están controlados por el ángulo de subducción de la placa oceánica, por ende, procesos
de Rollback pueden explicar de manera coherente la migración del arco magmático hacia
el W y la expansión del tras arco debido a la baja taza de convergencia de la placa.

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Figura 2.- Arreglo tectónico global desde el carbonífero superior hasta el triásico. Obtenida de Del rey et al., 2016

Durante el periodo Jurásico temprano, se desarrolla un aumento en la tasa de crecimiento


de corteza oceánica a partir de distintos puntos de expansión que dan inicio al proceso
de desarticulación de Gondwana (Figura 3) (Mpodozis y Ramos 2008). La subducción se

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acelera particularmente durante la ruptura entre Gondwana occidental y oriental posterior
a la apertura del océano indico mediante el punto de expansión Karoo.

Figura 3.- Ubicación geográfica de los centros dispersores principales desde la separación de Pangea. Obtenida de
Mpodozis y Ramos (2008).

Como consecuencia de lo anterior, la subducción se desarrolló durante un régimen


extensional, debido a una velocidad negativa de retroceso que afectó a la trinchera (Vt <
0). A partir de esta configuración, es que se comienza a desarrollar gran parte de la
morfología que observamos hoy en día en la cordillera de la costa, la cual representa el
antiguo arco magmático jurásico que se extiende desde el sur del Perú hasta Chile
central, con una serie de cuencas extensionales ubicadas hacia el E. (Scheuber y
González, 1999; Mpodozis y Ramos 2008; Charrier et al, 2014).

Este arreglo tectónico desarrollado durante el Mesozoico tuvo 4 etapas de evolución


estructural según lo expuesto por Scheuber y González (1999), los cuales representan la
interacción entre la placa oceánica y la placa superior como se ilustra en la Figura 4.

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Figura 4.- Arreglo tectónico para el margen occidental de gondwanna durante el Mesozoico. (a) Etapa 1: ilustra un
comportamiento sinestral del sistema transcurrente reconociendo la existencia de un forearc sliver y sus fallas
conjugadas. (b) Etapa 2: proceso de rifting. (c) Etapa 3 a y b: Muestran las condiciones variables en la tasa de acople
entre placas y las repercusiones que trae en el comportamiento frágil de la corteza. (d) Etapa 4: Formación del Sistema
de falla de Atacama (AFZ) con un comportamiento sinestral producto del vector de convergencia SE de la placa
oceánica. Obtenida de Scheuber y González (1999).

Estos autores, establecen una dirección de subducción NW-SE generada a partir de la


división de Pangea producto del punto Central Atlantic Magmatic Province (CAMP) que
separa norte América de Sudamérica. Como se pude apreciar en la imagen, la primera
etapa se caracteriza por movimientos sinestrales en un ambiente de subducción con alto
stress, la cual genera un alto grado de acople entre las placas. Durante la segunda etapa
baja la intensidad de la subducción, disminuyendo la cantidad de volcanismo y
favoreciendo el engrosamiento cortical mediante el emplazamiento de intrusivos. Esta
disminución en la subducción proporciona un régimen extensivo con desacople de
placas, indicando un régimen de stress menor. Durante la tercera etapa continúa el
régimen de dilatación extensional del arco, generando en primera instancia el
emplazamiento de intrusivos orientados NE-SW y una posterior extensión NE-SW.
Durante la tercera etapa “B”, se invierte el régimen de intrusión de diques (NW-SE) y por
lo tanto el régimen extensional también cambia a uno de orientación NE-SW, cambio que

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se debe a un aumento en la taza de convergencia, generando un reacople entre las
placas. Por último, la cuarta etapa representa un desplazamiento sinestral a lo largo del
sistema de falla de Atacama, lo cual indica un alto grado de acople entre estas placas
generando un régimen de alto stress.

De acuerdo, a lo propuesto por Somoza y Ghidella (2005), la convergencia durante el


Cenozoico se subdividió en tres etapas. La primera etapa comprende desde los 47 a los
72 Ma, en donde hubo una subducción de la placa Farallón en el segmento norte de
Sudamérica y de la placa Aluk en el segmento sur. (Figura 5 y 6). Durante esta etapa, los
autores establecen una migración del punto triple Farallon-Aluk-Sudamérica, desde el
norte de Chile hasta los andes patagónicos. Esta migración fue acompañada por la
subducción de la dorsal Farallon-Aluk, lo cual pudo trajo como consecuencia eventos de
deformación y magmatismo en la placa superior. La segunda etapa, que comprende
desde los 28 a los 47 Ma, se caracteriza por una subducción dominante de la placa
Farallón, con una disminución en la oblicuidad de convergencia y un aumento en la
velocidad de avance de la placa oceánica. Finalmente, la tercera etapa comprende los
últimos 26 Ma, en donde la subducción de la placa de Nazca predomina y se caracteriza
por las variaciones en la velocidad de convergencia, las cuales se traducen en un
aumento durante las etapas iniciales y una disminución en las etapas finales (últimos 10
Ma).

Figura 5- Evolución tectónica del segmento occidental de Sudamérica. Obtenida de Charrier et al., 2009.

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Figura 6.- Evolución del vector de convergencia durante los últimos 80 Ma. Obtenida de Chen et al., 2019.

11
2.1.2 Marco Geológico

2.1.2.1 Generalidades
Como se pudo observar en el apartado anterior, la evolución geológica del segmento
occidental de Sudamérica posee un registro geológico que abarca desde principios del
periodo Paleozoico hasta la actualidad. En este apartado se procederá a definir las
unidades principales que conforman el basamento de las zonas de estudio
seleccionadas.

2.1.2.2 Rocas estratificadas


2.1.2.2.1 Formación Camaraca (Bajociano superior – Caloviano)
Secuencia volcanosedimentaria marina, constituida por andesitas, andesitas basálticas,
areniscas y calizas fosilíferas. (García et al., 2004). Se puede subdividir en tres miembros:
Inferior (I), compuesto de areniscas calcáreas fosilíferas de grano medio con
intercalaciones de calizas y andesitas. Intermedio (II), compuesto por andesitas e
intercalaciones de calizas, lutitas y areniscas marinas. Superior (III), compuesto por
andesitas y lutitas rojizas con intercalaciones de areniscas.

2.1.2.2.2 Formación Punta Barranco (Cretácico inferior)


Consiste en rocas volcánicas, subvolcánicas y volcanoclásticas de composición
andesítico-basáltico a dacítica y presenta intrusiones de cuerpos subvolcánicos (diques
y filones mantos) (Vásquez y Sepúlveda, 2013).

2.1.2.2.3 Formación La Negra (Sinemuriano – Jurásico superior?) (Buchelt y Tellez,


1988).
Secuencias principalmente volcánicas con algunas intercalaciones sedimentarias en su
segmento inferior - medio. Sobreyace a depósitos marinos del Hettangiano. Se compone
por tres subunidades de base a techo: grupo Cuevitas, grupo Chimba y grupo La negra
respectivamente. El primer grupo, consiste en 400 metros de lavas andesítico-basálticas

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y tobas de composición dacitica. Las secuencias de tobas se encuentran intercaladas
con depósitos sedimentarios marinos, mientras que hacia el segmento superior de este
grupo es posible identificar intercalaciones de areniscas y conglomerados indicando una
somerización del ambiente sedimentario.

El segundo grupo, se encuentra representado por una sucesión de lavas


predominantemente basálticas y andesítico-basálticas con una potencia de
aproximadamente 7500m. En el segmento oriental es posible identificar afloramientos de
pillow lavas, mientras que en el segmento occidental ocurren intercalaciones con
depósitos sedimentarios continentales. Escasos depósitos de tobas con origen subáreo
se pueden observar en el segmento medio-superior de este grupo.

El tercer y último grupo, consiste principalmente en depósitos volcánicos de composición


andesítica con una menor ocurrencia de depósitos andesítico-basálticos. Hacia el
segmento superior de este grupo es posible identificar un aumento en la intercalación de
areniscas rojas con tobas. Este segmento posee una potencia de aproximadamente 2000
m.

Formación Suca (Cretácico inferior tardío)

Secuencia volcano-sedimentaria compuesta por andesitas, andesitas basálticas,


areniscas y tobas riodaciticas. Sobreyace en discordancia erosiva a la formación Atajañ.
(Fuentes, et al., 2013)

2.1.2.2.4 Formación Caleta Ligate (Bajocian superior temprano - Bathonian?)


Consiste en secuencias volcánicas compuestas por brechas piroclásticas, lavas
basálticas de color gris verdoso con estructuras de almohadillas y tobas intercaladas con
areniscas fosilíferas que afloran en el sector costero, al sur de la ciudad de Iquique. Las
brechas piroclásticas contienen bloques riolíticos (juveniles) alargados de tamaños
decimétricos y clastos andesíticos. (Vásquez et al., 2015)

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2.1.2.2.5 Formación Huentelauquen (Pensilvánico – Cisuraliense)
Sobreyace en discordancia angular y de erosión a la Formación Arrayán y/o al Complejo
Metamórfico del Choapa y subyace discordantemente a la Formación El Quereo
(Triásico) (Thiele y Hervé 1984). Dentro de esta formación, se distinguen dos miembros,
separados por una discordancia angular (Rivano y Sepúlveda 1991). El primer miembro
“La Higuera” (base), está constituido por pelitas negras y areniscas con algunas
intercalaciones brechosas hacia la base y la parte superior. El segundo miembro “La
Cantera” (techo), está compuesto por areniscas y calizas, con intercalaciones
abundantes, en parte predominantes, de conglomerados finos a medios. (Rivano y
Sepúlveda 1991)

2.1.2.2.6 Formación El Quereo (Triásico Inferior-Media a Carniense)


Sobreyace discordantemente (angular y erosión) a la Formación Arrayán, e infrayacería
en aparente concordancia a las rocas volcánicas de la Formación Pichidangui. Está
compuesta por 4 miembros principales. De base a techo estos miembros son: (I) Miembro
inferior conglomerádico, conformado exclusivamente por clastos de la Formación
Arrayán. Posee una potencia aproximada de 110 m; (b) Miembro de grauvaca,
compuesto por una secuencia rítmica de areniscas y lutitas. Posee una potencia
aproximada de 122 m; (c) Miembro lutítico, con escasas intercalaciones de areniscas.
Posee un espesor aproximado de 400 m; (d) Miembro superior de areniscas
conglomerádicas. Posee un espesor aproximado de 77 m. (Cecioni y Westermann 1968).

2.1.2.2.7 Formación Pichidangui


Se define como una secuencia de flujos riolíticos, tobas y brechas volcánicas que
sobreyace de forma concordante a la Formación El Quereo e infrayace,
concordantemente a la Formación Los Molles. El segmento inferior está compuesto por
flujos de lavas ácidos y básicos (magmatismo bimodal), con intercalaciones de lutitas que
presentan fauna marina del Triásico medio-superior. Este segmento se encuentra intruido
por numerosos diques y sills de composición acida y básica. Al sur de Caleta Chango es
posible identificar tobas e ignimbritas, las cuales disminuyen en frecuencia hacia la parte

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superior de la formación en donde predominan secuencias sedimentarias turbidíticas de
edad Triásica superior – Jurásica inferior. (Vergara et al., 2015)

2.1.2.2.8 Formación Arrayán (Devónico medio – superior)


Está compuesta por una alternancia rítmica de areniscas y pelitas, que conservan
algunas estructuras primarias, tales como marcas de fondo de tipo flautas, estratificación
gradada, y estratificación convoluta (Rivano y Sepúlveda 1991; Rebolledo y Charrier
1994). Esto sugiere que la Formación Arrayán se depositó en un ambiente subacuático,
como parte de un gran abanico submarino originado por sucesivos flujos turbidíticos.
(Garcia-Sansegundo et al., 2014; Rivano y Sepulveda, 1991)

2.1.2.2.9 Formación Quebrada del Pobre (Sinemuriano – Pleinsbachiano)


Secuencia sedimentaria marina que sobryace a la formación La ligua en contacto erosivo
angular y que a su vez se encuentra cubierta de manera concortante por tobas riolíticas
pertenecientes a la formación Ajial. Posee una potencia de 1250 m y está compuesta por
areniscas y lutitas con intercalaciones de calizas, conglomerados finos y areniscas
conglomeradicas hacia la base. (Thomas, 1958; Rivano, 1996)

2.1.2.2.10 Formación Ajial (Pleinsbachiano – Bajociano)


Secuencia de lavas andesítico-basalticas y riodaciticas con intercalaciones de tobas,
brechas y rocas sedimentarias lenticulares (Conglomerados, areniscas y pelitas
calcáreas). Sobreyace de manera concordante a la formación Quebrada del pobre y
subyace de manera concordante a las sedimentitas marinas de la formación cerro Calera.
(Rivano, 1996)

2.1.2.3 Rocas plutónicas


2.1.2.3.1 Intrusivo Mal Paso (Jmsi (a))
Aflora en las nacientes de la quebrada Mal paso, en el sur de la ciudad de Arica. Se
conforma por monzodioritas cuarcíferas a monzodioritas, posee una textura fanerítica de

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grano medio a grueso. En cuanto a la mineralogía, se encuentra constituido por
abundante plagioclasa, inclusiones de magnetita, feldespato potásico (ortoclasa) y
pequeñas cantidades de cuarzo (<6%).

2.1.2.3.2 Intrusivos indiferenciados (Jmsi (c)) (ca 165 Ma)


Cuerpos plutónicos e hipabisales que afloran en la parte occidental de la cordillera de la
costa, en las cercanías de la ciudad de Arica. Está compuesto por granodioritas, dioritas,
gabros, monzodioritas y monzodioritas cuarcíferas. Poseen una textura fanerítica y
porfídica con tamaños de grano medio a grueso. Se encuentran compuestas
principalmente por plagioclasa, ortoclasa, cuarzo, anfibolita y proporciones menores de
clino y ortopiroxeno. Dentro de los minerales accesorios es posible identificar apatito y
magnetita.

2.1.2.3.3 Batolito Punta negra y Huara-pozo Almonte (Jkg)(150 – 100 Ma)


Compuesto por granodioritas, dioritas, monzodioritas y granitos que conforman las raíces
del arco magmático del Jurásico superior – Cretácico inferior, correspondiente a la
segunda etapa del ciclo andino (Charrier et al., 2007).

2.1.2.3.4 Jsg (182 – 142 Ma) (SERNAGEOMIN, 2002)


Monzodioritas cuarcíferas, dioritas y granodioritas de biotita, piroxeno y hornblenda.
Afloran en la cordillera de la costa desde la Región de Tarapacá hasta la Región de
Coquimbo.

2.1.2.3.5 Unidad Millahue (Jmi1) (Rivano et al., 1985) (195 +/- 20 Ma)
Se encuentra compuesta por tres plutones mayores. El plutón Millahue (principal) aflora
desde el sur del estero Chigualoco hasta las nacientes de la quebrada Quilicura. El plutón
Quebrada el boldo que aflora en la latitud de Los Vilos y el plutón Agua fría a la latitud de
Puerto manso. Esta unidad posee un alto contenido de feldespato potásico y baja

16
cantidad de minerales máficos, dentro de los cuales destacan la biotita y hornblenda
(<5%). Su composición varía entre monzogranitos y sienogranitos hololeucocraticos a
leucocraticos. Generalmente presentan textura alotriomorfa de grano grueso en los
plutones Millahue y El boldo.

2.1.2.3.6 Unidad Puerto oscuro (Jmi2) (Rivano et al., 1985) (171 – 187 Ma)
Se extiende desde Quebrada agua fría hasta el norte de los 31°S. Posee una orientación
NS y se encuentra intruyendo a la formación El Quereo. Se caracteriza por un alto
contenido de minerales máficos. En las zonas costeras es posible observas zonas con
bandeamientos cataclasticos o protoclasticos que le pueden otorgar una apariencia de
Gneiss. Composicionalmente, el plutón Puerto oscuro coincide con dioritas cuarcíferas
de piroxeno y/o anfibolita, monzodioritas cuarcíferas de hiperstena y biotita y gabros de
piroxeno y olivino. Poseen un índice de color leucocratic a mesocráticas, con texturas
hipidiomorfica granular con tamaños que varían de fino a grueso.

2.1.2.3.7 Unidad Tranquilla (Jmi3) (Rivano et al., 1985) (203 +/- 15 Ma)
Se conforma por cuatro cuerpos plutónicos: El plutón Conchali en la costa norte de Los
Vilos, el plutón Quebrada Martinillo, el plutón Cerro el olivo a la latitud de Quebrada
Amolanas y el plutón Cerro Gualcahue que se encuentra intruyendo a la Unidad Puerto
oscuro. Se conforma por sienogranitos hololeucocraticos a leucocraticos de biotita y
piroxeno. El cuarzo y ortoclasa poseen textura pertitica, lo cual, unido con su tamaño de
grano fino, permite diferenciarla de la Unidad Millahue.

2.1.2.3.8 Unidad Cavilolén (Jmi4) (Rivano et al., 1985) (144 – 170 Ma)
Esta unidad se conforma por cinco plutones principales: El plutón Cavilolén (principal), el
plutón Portezuelo hondo, el plutón Hilta, el plutón Atelcura y el plutón Espíritu santo.
Poseen una textura hipidiomorfica equigranular de grano fino a medio y coinciden con
una composición de granodioritas y tonalitas de biotita y hornblenda.

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2.1.2.3.9 Js (157 +/- 5 Ma) (Gana et al., 1996)
Este cuerpo intrusivo posee una composición básica a intermedia, compuesto
principalmente por dioritas cuarcíferas de piroxeno, hornblenda y biotita, tonalitas de
hornblenda – biotita y gabros subordinados. Poseen una textura inequigranular seriada,
con un tamaño de grano medio a fino, localmente foliada. En los gabros se pueden
apreciar núcleos de olivino rodeados por ortopiroxeno y clinopiroxeno con exsolución de
titanita.

2.1.2.3.10 Jlv (160 – 163 Ma) (Gana et al., 1996)


Compuesto por anfibolitas, ortoanfibolitas, gneises angiboliticos, dioritas, monzodioritas
foliadas y gabros. Posee texturas que varían desde granoblástica poligonal hasta
inequigranular seriada con tamaños de grano medio a fino. Se encuentra formada
principalmente por hornblenda y plagioclasa. Los gabros y dioritas se caracterizan por la
presencia de clinopiroxeno con coronas de biotita. La presencia de esfeno de origen
magmático, indican la existencia de un metasomatismo Ti -Ca tardimagmatico
responsable de las foliaciones observadas en las monzodioritas. Abundantes filones
intruyen esta unidad.

2.1.2.3.11 TrJtv (Gana et al., 1996) (212 +/- 5 Ma)


Conformado por sienogranitos de biotita y monzogranitos de biotita y anfibolita. Poseen
una textura alotromorfica a seriada de grano medio a fino, con frecuente deformación
cataclastica.

2.1.2.3.12 Dioritas gneisicas de Cartagena (Trca) (Gana et al., 1996)


Compuesta por dioritas gneisicas, anfibolitas, dioritas, dioritas cuarcíferas y gabros
parcialmente metamorfizados. Poseen una textura hipidiomorfica a alotromorfica
granular, gnéisica y milonitica, con tamaños de grano fino a medio. Se caracteriza por
cristales de plagioclasa ocasionalmente intercrecida con hornblenda, la cual, a su vez, se
puede presentar como remplazo casi total de piroxeno. También es posible observar

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crecimiento de actinolita acicular y remplazo de hornblenda por biotita. Se encuentra
intruyendo a granitoides del Paleozoico superior (Pzmg).

2.1.2.3.13 Unidad Cochoa (Pzc) (Rivano, 1996) (299 +/- 31 Ma)


Compuesto por granitoides leucocraticos a mesocráticos que afloran entre las ciudades
de Concon y Reñaca. Su composición baria desde granodioritas a tonalitas gneissicas
de grano grueso. Se encuentran localmente intruidas por abundantes filones máficos de
composición diorítica y de grano fino a medio con orientación preferencial NW.

2.1.2.3.14 Pzmg (288 +/- 7 Ma) (Gana et al., 1996)


Compuesto por tonalitas, granodioritas, monzogranitos de anfibolita – biotita,
sienogranitos y granitos de microclina. Poseen una textura alotromorfica granular, con
tamaños de grano grueso a medio, con presencia de inclusiones dioriticas a dioritica
cuarcíferas. En cuanto a la mineralogía, contienen feldespato con entrecrecimiento
pertitico y piroxenos remplazados por anfibolita y biotita. Los monzogranitos
ocasionalmente poseen megacristales (2 – 5 cm) de microclina; los sienogranitos y
granitos de microclina se asocian a pegmatitas de microclina, cuarzo, epidota y biotita.

2.1.2.4 Rocas metamórficas


2.1.2.4.1 Complejo metamórfico Valparaíso (Pzmv) (Gana et al., 1996) (278 +/ 6 Ma)
Aflora como enclaves de longitud inferior a 2 Km dentro de los complejos intrusivos de la
zona costera. Poseen una notoria foliación y se sugiere un protolito principalmente
plutónico y sedimentario en menor proporción. Se encuentra intruida por granitoides
paleozoicos (Quintay, Las Cruces) y gabros jurasicos (Caleta las Docas).
Ocasionalmente contiene porfidoblastos de microclina, granate, hornblenda, actinolita,
augita y mica blanca de manera subordinada.

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2.1.2.4.2 Formación Potranca (Devónico) (Herve et al., 1981)
Compuesto por pizarras, metareniscas, filitas y cuarcitas. Según Miller (1976), esta
formación se habría depositado, con posterioridad a la Formación Canal King, la cual ya
se encontraba metamorfizada y deformada. Dicho autor le asigna una edad devónica, en
base a la evidencia fósil encontrada en isla Potranca.

2.1.2.4.3 Formación Canal King (cámbrico-ordovícico)


Consiste en filitas y micaesquistos con intercalaciones de esquistos verdes cuya química
muestra afinidades con los basaltos toleíticos, abisales (Hervé et al., 1976a; Godoy, 1980;
Hervé et al., 1981).

2.1.2.4.5 Complejo metamórfico de Chonos (Hervé et al., 1981)


Se conforma por metabasaltos con metamorfismo en facies esquistos verdes. En
esquistos micáceos y metapsamitas ricas en cuarzo, se registran tres eventos de
deformación (D1, D2, D3). El evento D1 está relacionado con el desarrollo de la foliación
S1 de plano axial, de pliegues isoclinales en bandas de cuarzo. El evento D2 está
representado por el desarrollo de clivaje de crenulación S2 de tendencia general noroeste
y manteos variables entre 50-70° al noreste. El evento D3 está relacionado con el
desarrollo de bandas “kink” monoclinales. (Reyes, 2017)

Se reconocen dos sectores diferenciables: ZEP (zona con estructuras primarias


conservadas) y ZSEP (Zona sin estructuras primarias conservadas). La primera zona
(ZEP) se caracteriza por poseer afloramientos poco deformados, en los cuales es posible
observar la estratificación original y microtexturas sedimentarias relictas. Dentro de las
litologías que se observan se encuentran lutitas, pizarras, metaareniscas grises e
intercalaciones de cherts bandeados. La segunda zona (ZSEP) se caracteriza por poseer
una serie filitas con intercalaciones milimétricas a centimétricas de cuarzo y material
micáceos, cuarcitas e intercalaciones de esquistos verdes.

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2.1.2.4.6 Complejo metamórfico Bahía mansa (CMBM) (Duhart et al., 2001)
Se conforma por esquistos pelíticos, metagrauvacas y esquistos máficos con afinidad
oceánica, posee a su vez, una porción menor de cuerpos máficos y ultramáficos, milonitas
a ultramilonitas, escasos cuerpos intrusivos traquíticos e intercalaciones de
mataignimbritas. La mineralogía presente en el CMBM indica que el complejo fue
afectado por una fase de deformación y metamorfismo principal (D2) de carácter dúctil y
penetrativo (S2) con afinidad de facies esquistos verdes. Se reconoce la presencia de
anfibolitas azules en los esquistos máficos, glaucofano en esquistos azules y de
zussmanita en esquistos pelíticos rico en Fe, lo que implicaría una fase de una
deformación y metamorfismo previa (D1) en condiciones de alto gradiente P/T. Las
40
edades Ar/39Ar y K-Ar indican que la deformación y metamorfismo principal ocurrió
durante el Pérmico - Triásico (260-220 Ma), mientras que la fase de alto P/T se asocia al
Carbonífero superior (320-300 Ma).

2.1.2.4.7 Serie occidental (Burón et al., 2003)


La serie occidental se compone principalmente por esquistos pelíticos a semipelíticos,
que incluyen en forma local lentes de metabasitas y horizontes de metacherts ricos en
hierro. Los esquistos semipelíticos poseen una textura lepidoblastica que alternan con
lentes y bandas de cuarzo. Es común encontrar porfidoblastos de albita y granate con
estructuras sigmoidales y apéndices de clorita. La asociación mineralógica se compone
de cuarzo, mica blanca, albita, clorita, biotita y granate, mientras que como accesorios es
posible reconocer esfeno, epidota, óxidos de hierro y grafito.

En las metabasitas es posible reconocer anfibolita, clorita y albita en forma de


porfidoblastos, con esfeno y epidota como minerales accesorios. Los metacherts por otra
parte corresponden a rocas cuarcíferas bandeadas compuestas fundamentalmente por
cuarzo y magnetita.

21
2.1.2.4.8 Serie oriental (Burón et al., 2003)
Se compone de metapelitas con intercalaciones de metapsamitas. Las metapelitas se
clasifican según su granulometría como filitas y pizarras. Las filitas se encuentran
compuestas por cuarzo, mica blanca, biotita, estaurolita, granate y feldespato. Poseen
porfidoblastos de biotita, estaurolita y granate. Por otra parte, las pizarras presentan un
menor contenido de cuarzo y están compuesta por una matriz más fina. Se pueden
observar porfidoblastos de andalucita (Quiastolita) levemente alteradas.

Las metapsamitas están compuestas fundamentalmente de cuarzo y muestran una


apariencia masiva. Se asociación mineralógica contiene cuarzo, feldespato y mica
blanca, con menores cantidades de biotita y clorita.

2.1.2.4.9 Complejo metamórfico del Choapa (Rebolledo y Herve., 1994)


Se constituye por cinco unidades de litología e historia evolutiva diversa (Esquistos grises
de Punta Claditas, Esquistos verdes de Maitencillo, Esquistos grises de la gruta,
Metaturbiditas de Agua dulce y Filitas de Quebrada Poleo), que se disponen en franjas
kilométricas de orientación N-NNW y afloran generalmente separadas por zonas de falla.
Todas las unidades exhiben una intensa deformación polifásica (S1-S7 para elementos
planares y B1-B7 para ejes de pliegues). Los protolitos consisten en grauwacas, arcosas
y basaltos oceánicos provenientes de la erosión de rocas ígneas intermedias a básicas,
probablemente derivadas de un arco volcánico ubicado en un borde continental
orogénico, los cuales se vieron sometidos a sucesivos episodios de metamorfismo
regional con gradientes de P/T bajos a medios.

2.1.3 Estilos de cuencas


2.1.3.1 Generalidades

El estudio de cuencas sedimentarias es parte fundamental del estudio geológico-


estructural de proyectos que buscan explicar la historia geológica de un determinado
sector, en este estudio es posible identificar patrones de depositación, ambientes

22
sedimentarios e identificar los regímenes tectónicos y sus variaciones a lo largo del
tiempo geológico.

Las cuencas de ante arco se diferencian de las cuencas en superficie por varios aspectos,
dentro de los que destacan las estructuras que limitan la cuenca. Las principales
estructuras que limitan las cuencas corresponden al prisma medio, el prisma frontal y el
prisma interior las cuales a su vez dependen del comportamiento que tenga la placa
oceánica y la placa superior, sobre todo en la cantidad de sedimento que posea la
trinchera y del material que se introduce en el canal de subducción como se puede
observar en la figura 7. Otra de las consideraciones importantes en el estudio de cuencas
sedimentarias es la distribución de los esfuerzos, el largo y ancho tanto de la cuenca
como de la cuña, además de los ángulos que interactúan ya sea el ángulo de subducción
de la placa oceánica, como también la pendiente de la cuña. (Figura 8)

Figura 7.- Componentes principales y segmentación a considerar en el estudio de cuencas de ante arco. Obtenida de
Noda (2016).

23
Figura 8.- Ilustración de variables físicas a considerar en el estudio de cuencas de ante arco. Obtenida de Noda (2016)

A partir de estas consideraciones, Noda (2016) genera una nueva clasificación de


cuencas sedimentarias de ante arco, considerando el régimen de stress que afecta a la
cuenca y todos los otros factores mencionados con anterioridad. Es por esto que, este
autor denomina cinco tipos principales de cuencas: Cuenca compresiva acrecional (AC),
Cuenca compresiva extensional, Neutral acrecional, Extensional no acrecional y
compresiva no acrecional (Non-AC).

2.1.3.2 Cuenca compresiva acrecional (AC)

Estas cuencas se encuentran comúnmente asociadas con cuerpos de acreción ubicados


en la trinchera, las cuales se caracterizan por poseer estrados inclinados hacia el
continente y plegados en el margen hacia el mar mostrando una migración hacia tierra
de los depocéntros. Los estratos más cercanos a tierra se encuentran sin deformar por
lo cual se solapan sobre la pendiente de la cuña interna. La altura del arco exterior es
más alta que el piso de la cuenca, pero se debe considerar que cuando las cuencas se
encuentran repletas se sedimento esta condición puede variar. El arco exterior suele ir
acompañado de fallas de extensión y backthrusts, además de inclinar y deformar los
estratos ubicados hacia el mar dentro de la cuenca. (Figura 9)

24
El espesor del relleno de la cuenca es similar al espesor de la cuña externa, este puede
alcanzar un relleno de la trinchera moderado (1-3 km). El régimen dominante en la cuenca
es compresivo, aunque un régimen extensional puede ocurrir en partes del segmento de
la cuenca ubicado más cerca del talud. Esto debido a, un desplazamiento en este sentido
del arco exterior mediante fallas extensionales.

Figura 9.- Estructura típica de una cuenca AC. Obtenida de Noda, 2016.

2.1.3.3 Cuenca extensional acrecional

Estas cuencas se caracterizan por poseer un régimen extensional, mientras que en el


prisma frontal ocurren esfuerzos compresivos. Se puede observar una subsidencia de la
cuenca mediante sistemas de fallas normales. El lecho de la cuenca se encuentra
inclinado hacia el mar, relacionado con una migración del depocentro en la misma
dirección. El prisma frontal consiste en fallas inversas provocadas por esfuerzos
compresivos con unas direcciones de buzamiento hacia el continente y hacia el mar. La
trinchera se encuentra cubierta con una gruesa capa de sedimentos, esto implica que el
contacto entre las placas se encuentra soportado por un grueso canal de subducción.
(Figura 10)

25
Figura 10.- Estructura típica de una cuenca acresiva extensional. Obtenida de Noda, 2016.

2.1.3.4 Cuenca Neutral acrecional

Este tipo de cuenca se diferencia de las demás por poseer deformación débil y estar
asociados a regímenes oblicuos de convergencia. Se encuentran limitadas por fallas de
rumbo paralelas a la trinchera. La cuenca tiene un movimiento paralelo a la trinchera sin
grandes registros de deformación. (Figura 11)

Figura 11.- Estructura típica de una cuenca neutral. Obtenida de Noda, 2016.

2.1.3.5 Cuenca compresiva no acrecional (erosional)

Caracterizado por fallamiento normal en el prisma frontal, fallamiento inverso en el arco


exterior y una escasa evidencia de fallas normales en la cuenca. Los estratos de la
cuenca se encuentran inclinados y deformados hacia el continente, relacionado con el
alzamiento del arco exterior. (Figura 12)

26
Figura 12.- Estructura típica de una cuenca compresiva no acrecional. Obtenida de Noda, 2016.

2.1.3.6 Cuenca extensional no acrecional

Se desarrollan junto a sistemas extensionales, en donde experimentan una limitada


deformación compresiva. Los sedimentos cubren la cuña interna y externa en forma de
abanicos. No posee un arco externo y la cuña externa es más angosta que la cuenca. La
trinchera se encuentra con una baja cantidad de sedimentos y un contacto entre placas
dominado por un canal de subducción que, en ocasiones, se engrosa hacia el continente.
(Figura 13)

Figura 13.- Estructura típica de una cuenca extensional no acrecional. Obtenida de Noda, 2016.

27
2.1.4 Procesos tectónicos
2.1.4.1 Dinámica de placas

Es importante comprender la dinámica de las placas, sus movimientos y los esfuerzos


que estos generen para poder establecer y/o predecir la respuesta que tendrá la litosfera.
En el marco de lo anterior es relevante considerar el comportamiento que posee el Slab
en términos de inmersión, es decir, cambios en el ángulo de subducción, que puedan
provocar un Rollback (aumento del ángulo de subducción) o una exhumación de la placa
(disminución del ángulo de la placa subductada). Estos cambios en el comportamiento
del slab generaran un avance o retroceso de la placa superior con respecto a la trinchera,
lo cual determinará su estilo de deformación. Estas relaciones se expresan en términos
de Vt (movimiento absoluto de la trinchera), Vd (tasa de deformación del tras arco) y Vup
(movimiento absoluto de la placa superior) (Figura 14). Las cuales a su vez dependen de
las fuerzas internas que comprometen la zona de subducción y que generaran tres casos
particulares de acople/ desacople y, por ende, determinaran los movimientos relativos de
las placas (Heuret y Lallemand, 2005). (Figura 15)

Figura 14.- Ubicación de los factores Vt, Vd y Vup, obtenida de Heuret y Lallemand (2005)

28
Figura 15.- A) esquema que ilustra las principales fuerzas que interactúan en los márgenes convergentes, siendo Fup:
Fuerza de succión/ empuje relacionado al movimiento absoluto de la placa superior, Fsp: Fuerza de empuje del Slab,
Fa: Fuerza de anclaje del slab, Fm: Fuerza generada por flujos mantélicos. B) Esquemas que ilustran el
comportamiento de la placa superior ante tres sub casos: a) Slab perfectamente anclado, posee una trinchera fija
(Vt=0), en donde todo el movimiento de la placa superior se traduce en deformación del tras arco (Vd = Vup). b) Slab
parcialmente anclado, en donde la relación de deformación está dada por la siguiente ecuación Vd + Vt = Vup. c) Slab
libre, en este caso la trinchera sigue el movimiento absoluto de la placa superior, sin signos de deformación en el tras
arco (Vt = Vup; Vd = 0). Imagen obtenida y modificada de Heuret y Lallemand (2005).

Sin embargo, este caso de estudio no considera la subducción oblicua de la placa


oceánica, ya que estos tipos de arreglos tectónicos incluyen una morfología denominada
Forearc Sliver (Figura 16), la cual se encuentra ausente en el trabajo expuesto por Heuret
y Lallemand (2005) debido a que esta estructura como su nombre bien lo indica afecta
solamente al ante arco del margen. Según Saad et al (2010) esta estructura regional se
conforma por parte de la placa superior, limitada por la trinchera y por sistemas de fallas
transcurrentes generados a partir de esta convergencia oblicua. Estos autores establecen
que el movimiento relativo de la placa superior cerca del frente de deformación es
generalmente más cercano al margen y es producto del movimiento del Sliver, así como

29
también, del cizalle dentro del ante arco. Lamentablemente, el movimiento relativo del
Sliver no es dependiente solamente del ángulo y velocidad de convergencia de la placa
oceánica, si no también, de la reología de la zona y velocidad del deslizamiento, lo cual
dificulta mucho el estudio de estos estilos estructurales ya que no es posible generar un
modelo genérico que establezca las bases o límites para que estas estructuras ocurran.

Figura 16.- Generación de un forearc sliver a partir de un vector de convergencia oblicuo. (a) Ilustración del
comportamiento del ante arco a escala humana. Se logra observar una deformación elástica en donde el vector
horizontal tiende a perder angularidad a medida que avanza hacia el continente hasta alcanzar una dirección
perpendicular a la trinchera. (b) Comportamiento del Sliver a escala geológica, en donde el bloque liberado se desplaza
siguiendo la dirección de convergencia. En este tipo de arreglo el vector de convergencia tiende a aumentar su
angularidad a medida que avanza hacia el continente alcanzado una dirección perpendicular a la trinchera. Obtenida
de Hoffmann-Rothe et al. (2006)

2.1.4.2 Modelo estructural de Riedel (Davis, Reynolds, & Kluth, 2011)

Los sistemas transcurrentes de falla son los más complejos de estudiar debido a la gran
cantidad de estructuras que se encuentran asociadas a ellas. Los primeros estudios se
realizaron a partir de modelos experimentales que intentaban explicar el comportamiento
frágil y dúctil de la corteza, ejemplos de esto es el estudio realizado por Waldron (2005)
el cual pretendía interpretar el comportamiento de los sistemas de rumbo al interior de
capas de arcilla. Este autor modelo un sistema transcurrente dextral en el cual pudo
30
observar sistemas de estructuras discretas, los cuales consistían en: (I) Fallas
transcurrentes conjugadas, (II) Pliegues, (III) Fallas inversas y (IV) Fallas normales.
(Figura 17)

Figura 17.- Estructuras observadas a partir del modelamiento de un sistema transcurrentes dextrales realizado por
Waldron (2005). Imagen obtenida de (Davis, Reynolds, & Kluth, 2011)

Como se puede observar en la Figura 17 (B), las estructuras se pueden subdividir en


fallas sintéticas y antitéticas. Las fallas sintéticas son aquellas que comprenden la zona
principal de falla y forman un ángulo agudo en los planos de intersección con el plano
principal de la falla transcurrente (I). Por otra parte, las fallas antitéticas corresponden a
aquellas fallas que tienen una orientación opuesta a la zona principal de falla y forman un
ángulo obtuso en los planos de intersección con la falla transcurrente principal (I). Los
pliegues (II) y fallas inversas (III) se orientan de manera perpendicular a la dirección de
mayor acortamiento y se inclinan de manera paralela a la dirección de mayor
estiramiento. Por el contrario, las fallas normales (IV) se orientan perpendiculares a la
dirección de mayor estiramiento (relajo) y se inclinan paralelo a la dirección de máximo
acortamiento (Figura 17 (A) y (C)).

Es importante comprender de manera clara la ubicación que tienen las fallas sintéticas y
antitéticas dentro de los sistemas transcurrentes para poder tener una mejor comprensión
de cómo funcionan el modelo estructural de Riedel. Este modelo establece que los
sistemas de fallas sintéticas representan el cizalle de Riedel (R-shears), los cuales

31
forman ángulos de cerca de 15° con la principal traza de falla. Por otra parte, los sistemas
de fallas antitéticos conforman el cizalle conjugado de Riedel (R’-shears), los cuales
forman ángulos cercanos a los 75° con la traza principal de falla. Es importante conocer
estos dos términos ya que, la dirección de stress principal (σ1) bisecta a el ángulo
formado entre R y R’ (Figura 19).

Los pliegues formados al interior de los sistemas de fallas transcurrentes se ordenan en


patrones escalonados (echelon), con ejes de pliegues individuales y alineados paralelos
a la dirección de máximo estiramiento. (Figura 18)

Figura 18.- Sistemas de pliegues Echelon. (A) estructuras formadas a partir de fallas transcurrentes dextrales. (B)
estructuras formadas a partir de fallas transcurrentes sinestrales. Imagen obtenida de (Davis, Reynolds, & Kluth, 2011).

Figura 19.- Ubicación de los cizalles R y R’ en un sistema de falla transcurrente sinestral. Imagen obtenida de (Davis,
Reynolds, & Kluth, 2011).

32
Crowell (1974) enfatiza que, las fallas transcurrentes curvas generan una alta
acumulación de tensión. Esta tensión es distribuida mediante una gran cantidad de
estructuras que, a partir del sentido de movimiento de la falla principal, se puede generar
aperturas (transtensión) o compresiones (transpresión) en las zonas internas de la zona
de falla. (Figura 20)

Figura 20.- Ilustración de sistemas transpresivos (Restraining bend) y transtensivos (Releasing bend). (A) muestra la
dinámica dextral de una falla transcurrente. (B) Ilustra las estructuras generadas a partir de una curvatura en la traza
de falla principal.

Las estructuras antes mencionadas se pueden manifestar de diferentes maneras


dependiendo de factores reológicos y de los campos de esfuerzo (Figura 21)

33
Figura 21.- Zonas de daño a lo largo de fallas transcurrentes, formadas a partir de acumulación de estructuras menores.
(A) En extremos de fallas. (B) Dentro de zonas de falla. (C) Producto de propagación de fallas.

2.1.5 Segmentación del ante arco

Las condiciones de subducción a lo largo del margen chileno no son homogéneas, sino
que, varían a partir de una serie de factores físicos que generan una segmentación de la
deformación del ante arco.

Una de las formas de diferenciar los márgenes convergentes, los cuales se pueden
clasificar en márgenes erosivos (I) y márgenes acrecionarios (II). Los primeros (I) se
caracterizan por la ausencia de sedimentación en la trinchera y por ende, una inexistencia
de prisma de acreción, una alta rugosidad de la placa oceánica debido al poco aporte
sedimentario (ausencia de un canal de subducción que disminuya el roce) lo que genera
un aumento de la fricción basal y frontal en la cuña continental. Por otra parte, los
márgenes acrecionarios (II), se caracterizan por una trinchera con gran aporte
sedimentario (material turbidítico y pelágico) la cual se obducta de forma frontal a la placa

34
superior (creación de un prisma de acreción frontal y basal), esta obducción da paso a
una deformación compresiva, caracterizada por sets de fallas inversas.

Lallemand (1994), establece tres categorías para definir los márgenes convergentes en
términos de ángulo del slope (α) y ángulo de subducción superficial (β) derivado del Non
– cohesive coulomb wedge theory (NCCW) (Figura 22). Estas categorías son: (I) No –
acrecionario, (II) Intermedio y (III) Acrecionario.

Figura 22.- (a) Ubicación factores de estudio para el NCCW. (b) Diagrama α v/s β para identificar los patrones
estructurales preferentes. Obtenida de Maksymowicz (2015).

De esta manera, la respuesta que puede tener el ante arco frente a los dos arreglos
tectónicos dominantes (Acresivo – Erosivo) es clave. Para los segmentos tectónicos
acresivos se espera un acortamiento generalizado del segmento más externo de la cuña,
lo cual se traduce en fallas inversas, estructuras tipo duplex y pliegues por flexura y
propagación de falla. En adición, la ocurrencia de grandes cantidades de sedimentos en
la trinchera provoca un aumento en el tamaño del canal de subducción, lo cual trae como
consecuencia la acreción basal de sedimentos y a su vez un alzamiento del talud
(Contardo et al. 2008). Por el contrario, un arreglo tectónico erosivo se traduce en una

35
partición continua del segmento base la placa superior producto del hidrofracturamiento
inducido por la liberación de fluidos producto de las altas presiones a las que se someten
en la zona interplaca. La baja o nula cantidad de sedimentos presentes en la trinchera no
son determinantes para este proceso puesto que el aporte sedimentario puede provenir
de la parte frontal de la cuña producto de la acción erosiva de la placa subductante. Estos
sedimentos se acomodan en las morfologías que aloja la placa subductante,
comúnmente sets de horst y graben, los cuales transportan estos sedimentos hacia el
canal de subducción en donde se produce el proceso antes mencionado (Maksymowicz,
2015). De esta manera es que los arreglos tectónicos configuran los esfuerzos
prolongados que controlan las morfologías y estructuras presentes en la cuña (Figura
23).

Figura 23.- Efectos y diferencias en el arreglo tectónico del ante arco. (A) Modelo de subducción acresivo caracterizado
por una trinchera repleta de sedimentos, un grueso canal de subducción (SC), acreción frontal y acreción basal de
sedimentos. (B) Modelo de subducción erosiva caracterizado por un fallamiento activo de bajo ángulo producto de la
fricción entre placas, alzamiento del segmento interno de la cuña y subsidencia del sector más externo de la cuña.
Extraída y modificado de Lohrmann et al (2006).

36
3 METODOLOGIA

La determinación de los efectos de la subducción en las morfoestructuras submarinas


presentes en el ante arco en su segmento offshore preciso del estudio no solo de líneas
sísmicas, sino también, su complementación con batimetrías de detalle que permitió
extrapolar las estructuras detectadas y de esta manera modelar de mejor manera el
arreglo estructural presente en este segmento del ante arco. Para poder lograr este
objetivo es que se realizó una complementación de grillas batimétricas para, de esta
manera, lograr abarcar una mayor área del ante arco. Las batimetrías utilizadas
corresponden a la investigación alemana Vessel Sonne, realizada entre marzo y julio de
1995 y expuesta en Von Huene et al. (1997). La segunda batimetría corresponde al
Multibeam MV1004 (Figura 24), obtenida por el crucero Melville durante el año 2010,
específicamente entre el 17 y el 25 de marzo en el marco del proyecto “Chilean
Earthquake Rupture Survey (CERS)” a cargo del Scripps Institution of Oceanography. El
instrumento utilizado para la adquisición de estos datos fue el Kongsberg EM122.

Figura 24.- Ubicación geográfica de la batimetría MV1004.

37
El procesado de los datos MV1004 se realizaron mediante la herramienta MB-System,
utilizando la herramienta “Mbeditviz” que permitió eliminar de manera manual los errores
presentes en la batimetría y de esta manera aumentar su calidad considerando un
tamaño de celda de 100x100 m. Para la generación de la grilla se utilizó el comando
“Mbgrid” considerando un tamaño de celda de 100x100 m con la intención de mantener
la resolución de los cambios realizado con anterioridad para con posterioridad realizar la
unión con las grillas preexistentes. (Anexos 1)

El diseño de modelos tridimensionales se realizo utilizando las herramientas Fledermaus


y Surfer 15, mientras que el diseño de mapas se realizo utilizando la herramienta ArcGis,
específicamente ArcMap.

Con respecto al objetivo específico II, se utilizaron las siguientes líneas sísmicas (ver
Anexos y capitulo 4.2):

a. SO161-009, SO161-012, SO161-015, SO161-017 y SO161-018,


publicadas por Becerra et al (2016). Datos recopilados entre el año
2000/2001 en el marco de la investigación germana Vessel SONNE.
b. Perfiles sísmicos 7, 11, 15 y 17 publicados por Laursen et al (2002). Datos
adquiridos por el programa CONDOR (von Huene et al., 1995; Flueh et al.,
1995; Hinz et al., 1995).

c. VG02-05, VG02-08, VG02-10 y VG02-18, publicadas por Contardo et al


(2008). Datos obtenidos durante los años 2002-2004 por el crucero R/V
AGOR Vidal Gomez, en el marco del proyecto FONDEF D00I104.

d. ENAP 1 y ENAP 2, publicados por Geersen et al. (2011). Los datos fueron
obtenidos el año 1988 por el crucero R/V Conrad para la empresa ENAP
(empresa nacional del petróleo).

Cabe mencionar que las líneas sísmicas fueron consideradas a partir de su resolución y
ubicación geográfica especifica que permite observar el eje transversal de las cuencas.
38
Con respecto al objetivo específico III, se realizó una reinterpretación de las líneas
sísmicas antes mencionadas teniendo especial consideración en su arreglo estructural y
de los campos de estrés prolongados evidenciados en las secuencias sedimentarias que
se encuentran rellenando la cuenca, con la finalidad de otorgar una nueva clasificación
de las cuencas del ante arco chileno entre los 28.5°S y los 37.5°S y de esta manera lograr
agrupar e identificar comportamientos similares dentro del ante arco (offshore).

El objetivo específico IV y V, se llevó a cabo mediante el análisis estructural de los


antecedentes recabados con los tres objetivos anteriores y complementados con datos
de velocidad sísmica publicados por Contreras-Reyes et al., (2008, 2015) y Moscoso et
al., (2011), datos GPS publicados por Metois et al., (2016) y antecedentes sísmicos
adquiridos mediante la página web del sistema geológico de los Estados Unidos (USGS)
(http://earthquake.usgs.gov/earthquakes/search/).

Se adquirieron un total de 1836 sismos con un radio de busque que abarco desde el 27
de enero 2000 hasta el 01 de septiembre del 2019 y que considero todos los sismos con
una magnitud superior a 4.5 Mw ocurridos en el segmento offshore del ante arco.

Finalmente, se realizó un modelo estructural de riedel para el segmento comprendido


entre los 31°S y los 33°S que pretende explicar el arreglo estructural y la dinámica de los
esfuerzos que actúan en este segmento del ante arco.

39
4 RESULTADOS
4.1 Interpretación batimétrica

La zona de estudio se divide en dos grandes grupos. El segmento norte que abarca desde
los 28,8°S hasta los 33,5°S (A) y el segmento sur que abarca desde los 33,5°S hasta los
37,5°S (B) (Figura 25). En ambas secciones es posible observar parte del talud superior
y plataforma continental comprendidas en el segmento más oriental de la batimetría y
representada por los colores rojos alcanzando profundidades de hasta -1500 m, luego se
observa el talud medio entre los -1500 m y los -4500 m. Finalmente se observa el talud
inferior hasta alcanzar la fosa a los -6500 m aproximadamente para el segmento norte y
hasta los -5000 m para el segmento sur.

Ambas secciones presentan rasgos geomorfológicos tipos de un ambiente de plataforma


y talud continental, entre las que destacan distintos niveles de plataformas alojadas en el
talud continental, cuencas marinas, escarpes, montes submarinos, abanicos y cañones
submarinos. Las geomorfologías del segmento norte (A) (Figura 26) son las de mayor
interés para este estudio ya que representan la transición en el comportamiento litosférico
de la placa superior según lo expuesto por Maksymowicz (2015). Por otro lado, las
geomorfologías de la zona sur (B) (Figura 27) representan un ambiente con una mayor
cantidad de cañones submarinos producto de las condiciones climáticas continentales a
estas latitudes, lo cual determina a su vez el tamaño de la plataforma marina y del prisma
de acreción mucho más pronunciados y extensos que lo observado para el segmento
norte en donde la plataforma continental no supera los 20 km de extensión en promedio
mientras que el prisma frontal no alcanza los 10 km, por otro lado, la zona sur presenta
una plataforma continental de 50 km en promedio y un prisma de acreción de 20 km en
promedio.

Las morfologías submarinas observadas son caracterizadas y analizadas con


posterioridad en el capítulo 4.4.

40
Figura 25.- Mapa batimétrico de la zona de estudio. (A) Segmento norte de la zona de estudio; (B) Segmento sur de la
zona de estudio. Elaboración propia.

41
Figura 26.- Mapa batimétrico en detalle del segmento norte (A)

42
Figura 27.- Mapa batimétrico segmento sur (B). Elaboración propia.

43
4.2 Análisis estructural de líneas sísmicas

El estudio de las líneas sísmicas, al igual que en el capítulo anterior, se divide en 2


grandes grupos. El segmento norte que representa una zona estructuralmente
interesante debido a la subducción del Ridge de Juan Fernández (Figura 28) y el
segmento sur (Figura 29) que destaca por la gran cantidad de sedimentos que alberga la
fosa.

Figura 28.- Mapa de ubicación líneas sísmicas segmento norte.

44
Figura 29.- Mapa de ubicación líneas sísmicas segmento sur.

A continuación, se expondrán las líneas sísmicas del segmento norte siguiendo un orden
desde el norte hacia el sur, con el fin de poder identificar progresivamente las estructuras
que controlan el comportamiento del ante arco de manera continua y ordenada. La línea
sísmica SO161-009 (Figura 30) expuesta e interpretada por Becerra et al., (2016)
muestran un ambiente estructural controlado por la extensión del talud, con secuencias
de fallas normales tanto al E como al W, generando así estructuras tipo horst y graben.
Estas estructuras a nivel del basamento generando una subsidencia de la topografía
permitiendo la depositación de secuencias sedimentarias rellenando estos espacios.

45
Este ambiente pasivo permanece activo y con evidencias de inversión tectónica en sus
niveles sedimentarios superiores como se puede apreciar en la imagen. La
sedimentología observada en la imagen demuestra que la actividad de este régimen
extensional se ha mantenido activo a lo largo del Cenozoico. También se logra observar
una predominancia de estructuras normales con manteos al E y con morfología de fallas
lístricas, es decir, con un ángulo de manteo variable en profundidad lo cual le otorga cierta
curvatura a la falla.

Figura 30.- Línea sísmica SO161-09. Imagen extraída de Becerra et al. (2016)

La figura 31 ilustra la transecta completa de la línea sísmica SO161-09. En esta imagen


se logra apreciar un cambio en el comportamiento de la corteza continental al W del arco
exterior, es decir, en el segmento más profundo del talud. En este segmento, el régimen
estructural está controlado por un sistema de fallas inversas de bajo ángulo con manteos

46
hacia el E, lo cual sugiere un cabalgamiento progresivo de los estratos superiores sobre
las capas sedimentarias más profundas. Este límite estructural no se vislumbra
claramente en la imagen, pero si se logra observar que el cambio se da hacia el W de
una falla listrica con manteo hacia el W que genera un escarpe pronunciado en la cara
occidental de arco exterior. La disminución en el aporte sedimentario a la fosa juega un
rol importante, ya que provoca que el canal de subducción pierda potencia y por ende
aumente el roce entre la placa oceánica y la placa superior generando así una acreción
frontal y una acreción basal con una componente erosiva, que puede o no, ser la
responsable de la subsidencia observada en las cotas superiores. El manteo de las capas
sedimentarias alojadas en la cuenca posee un manteo preferencial hacia el E controlado
por las estructuras expuestas en la figura 30.

Figura 31.- Transecta completa de la línea sísmica S0161-09 expuesta por Becerra et al. (2016)

47
La línea sísmica SO161-012 (Figura 32) expuesta por Contreras-Reyes et al., (2015) y
Becerra et al., (2016) demuestra un comportamiento de la placa superior muy diferente a
los observado en la línea sísmica SO161-09.

Figura 32.- Línea sísmica SO161-012. Imagen extraída de Contreras-Reyes et al. (2015)

En la figura 32 se aprecia una gran cantidad de fallas listricas de carácter normal con
manteos hacia el W en la zona occidental del arco exterior. Este comportamiento
estructural demuestra la amplia extensión a la que está sometida la placa superior. Este
régimen estructural es concordante con lo visto en la línea sísmica SO161-09 aun cuando
la orientación y cantidad de las estructuras no parece ser concordante, es decir, la línea
sísmica SO161-012 presenta una mucho mayor cantidad de fallas normales al W del arco
exterior hasta alcanzar la zona de compresión de las cotas más profundas. La presencia
de fallas inversas alzando el arco exterior sugiere un régimen compresivo generalizado
asociado a sistemas extensionales en los bordes de este. La cantidad de sedimentos
también aumenta en comparación a lo observada en la línea SO161-09. Para una mejor
comprensión de la dinámica estructural de esta línea es que a continuación se exponen
el segmento del talud inferior (Figura 33) y del talud superior (Figura 34) por separado.

48
Figura 33.- Línea sísmica SO161-012 segmento talud inferior. Imagen extraída de Becerra et al. (2016)

La figura 33, muestra el mismo comportamiento del talud en su segmento inferior al


observado en la línea sísmica SO161-09, en donde sistemas de fallas inversas de bajo
ángulo con manteos hacia el E generan un cabalgamiento progresivo de las secuencias
sedimentarias superiores por sobre las inferiores. Al igual que en el caso anterior, el límite
entre estos sistemas compresivos y los de extensión de las zonas más altas no parece
claro. También se logra observar que e l canal de subducción aumenta su espesor,
reduciendo el roce entre las placas. Se logra diferenciar un sistema de acreción basal en
profundidad y un sistema de acreción frontal en la zona más proximal a la trinchera. Los
sistemas de fallas del segmento superior de la figura 33, muestra un manteo generalizado
de las fallas normales hacia el W, con algunos casos que mantean en dirección opuesta
(E). Este ajuste estructural se traduce en sets de horst y grabens repletos de capas
sedimentarias y con escarpes no tan pronunciados.

La figura 34 por otra parte, deja en evidencia un mayor fraccionamiento del talud superior,
siguiendo el mismo patrón de horst y graben vistos en la figura 33 hasta alcanzar el arco
exterior. Las dos estructuras mayores que controlan el comportamiento del arco se
encuentran invertidas y sometidas a extensión. Las secuencias sedimentarias
demuestran una actividad reciente de estos sistemas de falla debido a la presencia de
pliegues por arrastre producto de la inversión de estos sistemas de falla. Pequeñas

49
estructuras compresivas al W del arco exterior sugieren un alzamiento local del
basamento en este segmento del talud.

Figura 34.- Línea sísmica SO161-012 segmento talud superior. Imagen extraída de Becerra et al. (2016)

La línea sísmica SO161-015 (Figura 35) ilustra una extensión generalizada del segmento
superior del talud controlado en su mayoría por fallas listricas normales con manteos
hacia el E, generando estructuras de hemigraben rellenas de capas sedimentarias que
se engruesan hacia el W. Estas estructuras no han permanecida activas durante el
cenozoico ya que afecta solo al basamento y a la secuencia sedimentaria syn-tectonicas
alojadas sobre el (capa amarilla) a diferencia de la capa superior de estratos cenozoicos
la cual al parecer no presenta rasgos de deformación. Estas secuencias sedimentarias
cenozoicas se encuentran limitadas hacia el W por el arco exterior, el cual, a su vez, se
encuentra limitado en su segmento occidental por una falla listrica normal con manteo
hacia el W. Esta estructura presenta morfologías de roseta invertida en profundidad, lo
cual podría sugerir que esta falla no es solamente normal, sino que también presenta una
componente de rumbo en su eje NS. En la parte más occidental de la línea sísmica, las
estructuras normales continúan sugiriendo una continuidad de este ambiente extensional.

50
Figura 35.- Línea sísmica SO161-015. Segmento superior del talud continental. Imagen extraída de Becerra et al.
(2016).

La línea sísmica SO161-018 (Figura 36) expuesta por Contreras-Reyes et al., (2015) y
Becerra et al., (2016) mantiene el comportamiento observado en las líneas sísmicas
anteriormente expuestas. Lamentablemente, esta línea sísmica presenta una ausencia
de datos en el segmento que une la parte final del talud con el nivel aterrazado superior
alojado en el talud medio.

Figura 36.- Línea sísmica SO161-018. Imagen extraída de Contreras-Reyes et al. (2015).

51
Para una mejor comprensión de la dinámica estructural de esta línea es que a
continuación se exponen el segmento del talud inferior (Figura 37) y del talud superior
(Figura 38) por separado.

Figura 37.- Línea sísmica SO161-018. Segmento inferior del talud continental. Imagen extraída de Becerra et al. (2016)

La figura 37, ilustra el comportamiento habitual que posee la corteza en el segmento


inferior del talud, el cual consta de sistemas de fallas inversas de bajo ángulo con
manteos hacia el E y que se traducen en un cabalgamiento progresivo de las capas
sedimentarias superiores por sobre las inferiores. El canal de subducción se vuelve cada
vez más grueso. Este cambio debido al mayor aporte sedimentario que posee la fosa se
traduce aparentemente en una mayor cantidad de estructuras inversas concordantes con
una acreción frontal, en contraste con una acreción basal. Lamentablemente el segmento
que carece de informacion es el que presenta el mayor interés ya que representa la
transición desde el segmento inferior altamente compresivo a un segmento superior
caracterizado por una extensión generalizada del talud. Los sistemas de fallas normales
que se alojan en el segmento superior presentan un manteo predominante hacia el W
con una morfología de bloques.

52
La figura 38, ilustra el segmento superior del talud continental, en donde se puede
apreciar claramente una extensión generalizada y que se traduce en sistemas de fallas
normales con manteos predominantes hacia el E. Las secuencias sedimentarias se
encuentran afectadas por estas estructuras, lo cual indica que la actividad de estas es
relativamente reciente o que aún se encuentra en actividad. El mayor cambio estructural
a observar ocurre en el nivel aterrazado ubicado en el extremo occidental de la imagen.
Aquí es posible diferenciar un cambio en el manteo de las estructuras desde un
predominante manteo hacia el E en el segmento oriental a un manteo en dirección W en
el segmento oriental, el que, como se observó en la figura 37, se mantiene constante
hasta la parte inferior del talud continental. La ausencia de un arco exterior que se
encuentre limitando el nivel aterrazado sugiere que en este segmento el régimen
compresivo no es tan significativo como en las líneas observadas con anterioridad.

Figura 38.- Línea sísmica SO161-018. Segmento superior del talud continental. Imagen extraída de Becerra et al.
(2016)

La cuenca de Valparaíso es uno de los rasgos morfológicos más importantes dentro del
área de estudio. Es por esto que, los estudios publicados por Laursen et al., (2002) cobran
una vital importancia en la compresión del comportamiento estructural de la corteza
superior.

53
El perfil 7 (Figura 39), representa el segmento norte de la cuenca de Valparaíso. En él,
se puede observar que el arco exterior que limita la cuenca hacia el W se encuentra
afectado por sistemas de fallas normales, con formas de roseta invertida, lo cual sugiere
no solo una componente normal de la falla, sino también una componente de rumbo en
una dirección NS paralela a la trinchera. Las secuencias sedimentarias presentan un
plegamiento por arrastre, lo cual indica que las fallas son contemporáneas o posteriores
a la depositación de las capas sedimentarias. Hacia el W del arco exterior, los sistemas
de fallas normales presentan un manteo hacia el W concordante con lo expuesto en las
líneas sísmicas ubicadas hacia el norte.

Figura 39.- Perfil 7 segmento occidental. Imagen extraída y modificada de Laursen et al. (2002)

El perfil 15 (Figura 40) es de particular interés, ya que se ubica en el segmento central de


la cuenca de Valparaíso. El perfil muestra como el arco externo se encuentra en un
alzamiento progresivo mediante un sistema de fallas inversas de alto ángulo que
presentan un manteo en dirección E. La parte posterior (E) del arco externo se encuentra
bajo un sistema extensional provocado por una anomalía gravitacional generada a partir
de la subducción de montes submarinos los cuales son parte del Ridge de Juan

54
Fernández. Las capas sedimentarias depositadas sobre el basamento presentan un
carácter syn-tectonico, ya que se encuentran afectadas por los sistemas de fallas
normales, las cuales presentan morfologías tipo horst-graben. Las capas sedimentarias
superiores no parecen presentar rasgos de deformación, lo cual sugiere una baja o nula
actividad de estas estructuras en la actualidad.

Figura 40.- Perfil 15. Comprende desde la parte alta del talud hasta su segmento inferior. Imagen extraída de
Laursen et al. (2002)

El segmento occidental del arco externo se encuentra afectado bajo el mismo sistema de
fallas inversas. A diferencia de lo expuesto en las líneas sísmicas antes expuestas, el
perfil 15 y 17 (Figura 41) presentan un patrón anormal de deformación, teniendo así una
compresión en su segmento más proximal a la fosa, una leve extensión en el frente de
deformación, para luego dar paso a un nuevo segmento compresivo que se encuentra
alzando el arco externo.

55
Figura 41.- Perfil 17. Comprende desde la parte alta del talud hasta su segmento inferior. Ubicado al sur del perfil 15
Imagen extraída de Laursen et al. (2002)

Los perfiles VG02-05 (Figura 42) y VG02-10 (Figura 43) expuestos por Contardo et al.,
(2008) muestran que, al sur de la cuenca de Valparaíso el comportamiento de la placa
superior vuelve a ser similar al observado en las líneas sísmicas del segmento al norte
de la cuenca de Valparaíso. Estos rasgos son, una extensión generalizada del talud
continental y pequeños niveles aterrazados controlados por sistemas de fallas normales
de alto ángulo con manteos hacia el W. En la línea sísmica VG02-05 se puede observar
como el arco externo funciona como límite occidental para la depositación de secuencias
sedimentarias en la cuenca de Chanco. Una falla normal de alto ángulo con manteo hacia
el E genera un hemigraben responsable de esta cuenca. Por otro lado, el segmento
occidental del arco externo también presenta rasgos de fallamiento normal con manteo
hacia el W, pero con una mucho menor deformación. El segmento más cercano al talud
sigue presentado estructuras inversas de bajo ángulo con manteos hacia el E.

56
Figura 42.- Línea sísmica VG02-05 correspondiente a la cuenca de Chanco. (A) Transecta talud superior-medio. (B)
Zoom a estructuras en flor positiva afectando a secuencias sedimentarias de la cuenca. Imagen extraída de Contardo
et al. (2008)

La línea sísmica VG02-10 muestra un comportamiento extensional generalizado de este


segmento de la placa superior. Se pueden observar fallas normales de alto ángulo
responsables de escarpes pronunciados y de niveles aterrazados alojados en el talud
que dan paso a pequeñas cuencas sedimentarias. En contraste, la deformación hacia el
occidente observada en el perfil VG02-10 correspondiente a la cuenca de Itata.

57
Figura 43.- Línea sísmica VG02-10 correspondiente a la cuenca de Itata. (A) Línea sísmica en bruto. (B)
Reconocimiento de las secuencias sedimentarias a partir de la relación entre su depositación y el comportamiento
estructural de la cuenca. Imagen extraída de Contardo et al., (2008)

Las líneas sísmicas más australes corresponden a ENAP 1 (Figura 44) y ENAP 2 (Figura
45). Estas líneas sísmicas son complementarias a VG02-10.

58
La figura 44, muestra la transición desde el segmento superior del talud hasta su base.
Se pueden observar sistemas de fallas extensionales en el segmento más oriental del
perfil respondiendo a un ambiente extensional que da origen a la cuenca de Itata. Esta
cuenca se encuentra limitada al W por el arco externo, el cual, presenta un alzamiento
relativo, respondiendo a un ambiente de compresión local. Hacia el W del arco externo,
la extensión continua mediante sistemas de fallas normales con manteos hacia el W,
generando pequeños niveles aterrazados ubicados en el talud. El segmento inferior del
perfil demuestra el ambiente compresivo principal que se traduce en sistemas de fallas
inversas de bajo ángulo con un manteo hacia el E generando un cabalgamiento
progresivo de las capas sedimentarias superiores. El límite entre estos ambientes
tectónicos contrastantes se ubica en el último escarpe pronunciado antes de alcanzar la
zona de compresión y se encuentra controlada por una falla normal listrica con manteo
general hacia el W.

Figura 44.- Perfil ENAP 1 correspondiente a la cuenca de Itata. Imagen extraída de Geersen et al. (2011)

59
Por otro lado, la figura 45 ilustra un comportamiento mucho más pasivo de la placa
superior, un predominio de estructuras extensionales con manteos hacia el E en el
segmento superior y hacia el W en las partes inferiores del talud. El arco externo a esta
latitud no actúa como una barrera para la migración de sedimentos hacia la trinchera, ya
sea por la gran abundancia de estos o simplemente por el poco alzamiento que este ha
sufrido. Al igual que en la figura 44, la parte inferior del talud se encuentra sometida a un
régimen compresivo que se traduce en sistemas de fallas inversas de bajo ángulo con
manteos hacia el E concordantes con un prisma de acreción frontal.

Figura 45.- Perfil ENAP 2 correspondiente a la cuenca de Itata. Imagen extraída de Geersen et al. (2011)

Figuras resumen de la ubicación y respectivas líneas sísmicas se exponen en la


sección Anexos 2.

60
4.3 Estructuras del ante arco (offshore)

A partir del análisis realizado en el apartado 4.2 se reconocieron una gran cantidad de
estructuras geológicas que configuran el relieve, es decir, la evolución morfológica del
ante arco en su segmento offshore. De esta manera se elaboraron cuatro mapas
batimétricos que ilustran las principales estructuras de carácter regional ubicadas desde
la parte occidental de la plataforma continental hasta el talud inferior.

El primer segmento abarca desde los 28.8°S hasta los 31.1°S (Figura 46). En este
segmento se puede observar que las estructuras extensionales predominan en el talud
medio e inferior por sobre las estructuras compresivas que se encuentran concentradas
en las partes más bajas del talud inferior y que como se pudo observar en el apartado
anterior (4.2) corresponden al segmento acresivo del margen y presentan un rumbo
paralelo a la trinchera.

Respecto a las estructuras extensionales, se puede apreciar un cambio en la actitud de


los planos de fallas en la zona que limita el talud medio y el talud inferior. Es aquí donde
las fallas con manteos hacia el E provenientes desde la plataforma hasta el talud medio
cambian su orientación de manteo hacia el W, tendencia que se mantiene hasta alcanzar
la zona de máxima compresión ubicada en el talud inferior. Estas fallas extensionales con
orientaciones NS – NNE acomodan los bloques del talud medio-superior mediante
hemigrabens que generan pequeñas cuencas submarinas carentes de un amplio relleno
sedimentario debido al casi nulo aporte que reciben desde los cañones submarinos como
consecuencia del clima árido que domina este segmento del continente. Las estructuras
ubicadas en el talud medio presentan evidencias de inversión, lo cual comprueba que las
condiciones tectónicas del ante arco no se mantienen estacionarias.

61
Figura 46.- Mapa batimétrico y estructural del segmento norte (superior). Elaboración propia.

62
El segundo segmento abarca desde los 31°S hasta los 33.5°S (Figura 47) y presenta
rasgos similares en cuanto al comportamiento de las fallas extensionales y compresivas
expuestos en la figura 46 hasta los 32°S. Es a esta latitud que el Ridge de Juan
Fernández comienza su subducción bajo la placa sudamericana generando un arreglo
estructural distinto tanto hacia el norte como hacia el sur. De esta manera, el segmento
al norte de los 32°S presenta una extensión generalizada del talud superior y medio,
mientras que una compresión afecta al segmento inferior del talud. Un cambio en la
actitud de los planos extensionales también es apreciable en el talud medio,
específicamente en el arco exterior. Este alto topográfico limita la zona de extensión con
buzamiento hacia el E que afecta principalmente al talud superior y las estructuras
extensionales con buzamiento hacia el W que afectan al talud medio – inferior.

Al sur de los 32°S la presencia de la cuenca de Valparaíso es una clara demostración del
cambio en el comportamiento estructural de la placa superior. En este segmento, las
fallas de carácter compresivo abarcan no solo el talud inferior, sino que también parte del
talud medio. Estas fallas inversas con rumbos predominantemente NW generan un
alzamiento del arco exterior, el cual representa el límite occidental de la cuenca y sirve
como evidencia de la migración de estas estructuras producto del aumento en el acople
entre las placas. Las fallas normales presentes en el segmento talud medio - inferior
tienen un buzamiento hacia el W y pueden estar asociadas a una extensión en la parte
superior de la corteza producto del acortamiento generado el arco exterior.

Las estructuras que comprenden la cuenca de Valparaíso son de carácter extensional y


afectan principalmente al basamento de la cuenca. La actitud de los planos extensionales
es amplia, con rumbos NE en el límite norte de la cuenca, a fallas NS-NNE en la parte
central de la cuenca y fallas NE y NW en la parte sur de la cuenca. Estas estructuras
afectan principalmente al basamento y presentan rasgos de inversión en las capas
sedimentarias que las sobreyacen.

63
Figura 47.- Mapa batimétrico y estructural del segmento norte (inferior). Elaboración propia.

64
La figura 48 abarca desde los 33.5°S hasta los 35.8°S. Este segmento de la placa
superior es relevante porque comprende dos rasgos tectónicos importantes a considerar.
El primero es el cambio en el rumbo general de la trinchera desde los N6°E observado al
norte de los 33°S a un rumbo preferencial N23°E al sur de los 33°S. El segundo rasgo es
el cambio en las dimensiones de la placa superior, aumentando su largo a los 34°S hasta
alcanzar los 35.5°S en donde hay un leve adelgazamiento. En este contexto, el primer
segmento (33°S – 34.5°S) contiene una amplia cantidad de fallas inversas en su
segmento occidental ubicadas principalmente en el talud inferior y en las partes inferiores
del talud medio. Por otra parte, el talud medio – superior presenta fallas extensionales
con buzamiento hacia el W en el segmento occidental del arco exterior. Al sur de los
34.5°S, la cantidad de fallas inversas disminuye, al mismo tiempo que aumenta la
concentración de fallas extensionales en el talud medio-inferior. Por otra parte, hacia el
sur de esta latitud se logran identificar fallas extensionales con manteos subverticales
inclinados levemente hacia el E, ubicadas en el segmento oriental de arco exterior y que
conforman las estructuras límites de las cuencas Chanco y Navidad.

El segmento más austral de la zona de estudio comprende desde los 35.5°S hasta los
37.5°S (Figura 49) mantiene un comportamiento similar al observado en el segmento sur
de la figura 48, es decir, un acortamiento generalizado del talud inferior y una extensión
del talud medio-superior. Se mantiene un rumbo preferencial de las estructuras paralelo
a la trinchera, es decir, con una orientación preferencial N23°E. Respecto al buzamiento
de las estructuras, las fallas inversas del talud inferior presentan bajos ángulos, con
oscilaciones entre los 20° hasta un máximo de 40°. Por otro lado, las fallas que componen
el arco exterior presentan manteos subverticales y rasgos de inversión tectónica. Al igual
que en gran parte de la placa superior, el arco exterior representa un límite para el
comportamiento de las fallas extensionales, teniendo un buzamiento preferencial hacia
el W en su segmento occidental y buzamientos hacia el E en su segmento oriental.
Debido a la ausencia de líneas sísmicas de alta resolución en la parte más austral de la
zona de estudio, no fue posible identificar con claridad las estructuras que controlan el
comportamiento de esta parte de la corteza.

65
Figura 48.- Mapa batimétrico y estructural del segmento sur (Norte). Elaboración propia.

66
Figura 49.- Mapa batimétrico y estructural del segmento sur (Sur). Elaboración propia.

67
4.4 Rasgos Morfológicos

De norte a sur es posible observar escarpes pronunciados y homogéneos orientados


N5°E que entran en contacto con un gran nivel aterrazado alojado en el talud continental,
principalmente en el talud medio (Figura 50), el cual se subdivide en tres pequeñas
terrazas (T1, T2 y T3) separadas por altos topográficos y cañones submarinos. La
carencia de sedimentos en la trinchera se hace evidente en este segmento de la zona de
estudio hasta alcanzar los 32,3°S en donde la subducción del JFR genera una barrera
para el movimiento de sedimentos provenientes desde el sur.

Hacia el sur, se observa el cañón San Antonio y posteriormente la cuenca de Valparaíso


(Figura 51). Este cañón submarino presenta pronunciados cambios en su dirección desde
el continente teniendo un rumbo principal de aproximadamente N60°W. Estos cambios
siguen un patrón morfológico rectangular presentando variaciones con rumbo N30°E,
N20°E y N17°E desde el continente hacia la fosa. La presencia de abanicos
sedimentarios en la parte más occidental del cañón es la prueba de la reciente actividad
de este cañón. La cuenca de Valparaíso posee un área de 3.400 Km2, presenta escarpes
pronunciados y morfologías tipo Gullies en su segmento oriental. El aporte sedimentario
de la cuenca se encuentra asociado a los cañones submarinos La ligua y Aconcagua
siguiendo una dirección N100°W y N70°W respectivamente. La cuenca presenta una
desviación en su eje mayor con rumbo N10°E concordante con la desviación que
presentan los cañones submarinos. Otros rasgos morfológicos a observar es la presencia
del canal axial, el cual presenta una morfología continua y oscilante desde el sur hacia el
norte, hasta alcanzar los 32,8°S en donde la subducción del Ridge de Juan Fernández
bloquea la migración de sedimentos hacia el norte. El talud continental se define como
todo el segmento que comprende desde la plataforma continental hasta la fosa. Este es
el rasgo morfológico mayor ya que integra a todos los antes mencionados. Posee un
espesor promedio de 70-50 Km de largo y una pendiente que oscila entre los 10° y los
8°. Los derrumbes ubicados en el segmento final del talud se alinean siguiendo el mismo
patrón N5°E de los escarpes ubicados en cotas superiores, dando así, una orientación
generalizada N5°E de las morfologías en este segmento del talud.

68
Figura 50 Mapa batimétrico y morfológico general del segmento norte (A). Elaboración propia.

Figura 51.- Mapa batimétrico y morfológico de la parte inferior del segmento norte. Elaboración propia

69
El segmento sur (B) presenta una topografía mucho más homogénea en comparación
con el segmento norte (A). Se logran diferenciar tres niveles aterrazados importantes
ubicados a los -1.000 m, -2.000 m y -3.000 m, los cuales se tienden a mantener continuos
y paralelos a la fosa. A los 35,8°S la corteza continental se angosta siguiendo un rumbo
N60°W desde el continente hacia la fosa. A partir de este lineamiento el rumbo de la placa
oceánica cambia y se orienta con un rumbo N22°E hasta alcanzar los 34,1°S en donde
vuelve a cambiar la orientación de las estructuras morfológicas siguiendo ahora un rumbo
N11°E hasta alcanzar los 32,5°S. La fosa se encuentra rellena con una amplia capa de
sedimentos y el canal axial se orienta de manera paralela a la trinchera. La zona inferior
del polígono (B) se encuentra compuesta por escarpes pronunciados, montes
submarinos, niveles aterrazados y derrumbes (Figura 52). Los niveles aterrazados se
ubican entre los -3000 m y los -4000 m y abarca áreas pequeñas en comparación a los
niveles aterrazados observados en el polígono (A). La ocurrencia de una gran cantidad
de escarpes y derrumbes es natural debido a la alta sismicidad que posee este segmento
del ante arco. Estas morfologías podrían sugerir la presencia de fallas geológicas activas.
En general la tendencia de las morfologías tiende a mantenerse paralela a la fosa y
alargada en dirección N.

Dentro de la zona de estudio se logran observar una gran cantidad de cañones


submarinos dentro de los cuales destacan el cañón San Antonio y el cañón Biobío (Figura
53). Estos cañones, en conjunto con el resto de cañones menores presentes en la zona
de estudio representan morfologías claves para el estudio y comprensión de la
deformación que ocurre en la placa superior debido a los cambios que presentan sus
cauces principales. Como se observa en la figura 53, los cauces presentan varios
cambios en su dirección desde la plataforma y a lo largo del talud.

70
Figura 52.- Mapa batimétrico y morfológico de la parte inferior del segmento sur (B). Elaboración propia.

Figura 53.- Mapa batimétrico cañón San Antonio y Biobío. Se observa una morfología similar en el extremo occidental
de ambos canales. La curvatura cóncava hacia al norte en el segmento oriental del canal es mucho más pronunciada
en el cañón Biobío que en el cañón San Antonio. Elaboración propia.

71
Los cambios en la dirección de los cauces serán estudiados desde el N hacia el S
teniendo principal énfasis en los cambios que ocurren en la zona del talud medio inferior,
en donde como se expuso en los apartados 4.2 y 4.3 hay un cambio en el comportamiento
estructural del ante arco asociado a la presencia del arco exterior. De esta manera, la
figura 54 muestra dos cañones submarinos ubicados al norte de la cuenca de Valparaíso,
en donde es posible observar con claridad la presencia del arco exterior y la deformación
presente en ambos cañones coincidentes con la parte trasera de este alto topográfico
trazada por la línea segmentada negra. Ambos cañones presentan una morfología
rectangular en cuanto a la reubicación de su cauce, lo cual puede ser complementado
con los antecedentes estructurales presentados en el apartado 4.3 sugiriendo un patrón
de deformación dextral en el segmento final de ambos cañones.

Figura 54.- Modelo 3D del segmento norte de la zona de estudio (A). En azul se representan lo dirección de los cauces
para ambos cañones observando un dislocamiento siguiendo un patrón dextral para ambos cañones en su segmento
final coincidente con la presencia del arco exterior. La línea segmentada negra expone la conciencia en la ubicación
y estilo de deformación para ambos cañones. Elaboración propia.

Continuando hacia el sur de la cuenca de Valparaíso (Figura 55) se observa la presencia


de 4 cañones submarinos en donde el principal corresponde al cañón San Antonio. Al
igual que en la figura 54 los cañones presentan una deformación en la parte final de su
cauce siguiendo un patrón cinemático dextral. Este rasgo morfológico se mantiene
asociado al talud medio y a la presencia del arco exterior. El cañón San Antonio es el que
presenta con mayor claridad este patrón de deformación, probablemente debido a su

72
gran tamaño con respecto a los otros cañones y, a su vez, debido a la diferencia en el
grado de deformación generado a partir de la colisión del JFR a esta latitud.

Figura 55.- Modelo 3D del segmento transicional entre los segmentos (A) y (B). En azul se representan lo dirección de
los cauces para los cañones, observando un dislocamiento siguiendo un patrón dextral para los cañones en su
segmento final coincidente con la presencia del arco exterior. La línea segmentada negra expone la conciencia en la
ubicación y estilo de deformación para ambos cañones. Elaboración propia.

Respecto al segmento sur (B) (Figura 56), el cañón submarino Biobío representa una coincidencia con los
cañones al norte respecto a su cambio en la dirección del cauce siguiendo un patrón cinemático dextral,
aun cuando en este cañón específicamente representa una menor claridad en esta cinemática.

Figura 56.- Modelo 3D del segmento sur (B), específicamente del cañón submarino Biobío, observando un
dislocamiento siguiendo un patrón dextral para este cañón en su segmento final coincidente con la presencia del arco
exterior. La línea segmentada negra expone la conciencia en la ubicación y estilo de deformación para este cañón con
respecto a los expuestos con anterioridad. Elaboración propia.

73
Finalmente, la figura 57 expone una vista en planta de este patrón de deformación observado a lo largo
del ante arco.

Figura 57.- Vista en planta de los patrones de deformación dextrales observados para los cañones submarinos
presentes en la zona de estudio. La línea segmentada negra representa la ubicación de esta deformación dextral
prolongada a lo largo del ante arco coincidente con la presencia del arco exterior. Elaboración propia.

74
4.5 Antecedentes sísmicos

A partir de la información proporcionada por el servicio geológico de los Estados Unidos


(USGS) es que se elaboró un mapa de ubicación de todos los sismos con magnitud mayor
a 4.5 Mw con epicentros en el segmento offshore del ante arco y del extremo más próximo
a la trinchera de la placa oceánica (Figura 58). Este mapa ilustra un total de 1836 sismos
ocurridos entre el 27 de enero del año 2000 y el 01 de septiembre del año 2019. La alta
sismicidad que se puede apreciar en la imagen tiene directa relación con los dos grandes
terremotos ocurridos en esta zona durante las últimas dos décadas. Estos son el gran
terremoto del Maule el año 2010 (Mw 8.8) y el terremoto de Illapel el año 2015 (Mw 8.3).

Figura 58.- Ubicación de los sismos con epicentro en el ante arco (offshore) ocurridos durante los últimos 20 años.
Elaboración propia.

75
El estudio de estos sismos busca encontrar improntas de actividad reciente de las
estructuras expuestas con anterioridad en el apartado 4.2. De esta manera, se
consideraron todos los sismos con profundidades iguales o mayores a 15 km y que
puedan estar asociados a estas estructuras (Figura 59). Los resultados de esta búsqueda
muestran una tendencia a la ocurrencia de sismos poco profundos en el segmento del
talud medio, talud superior y plataforma continental, mientras que el talud inferior muestra
muy poca actividad en prácticamente toda la zona de estudio con una excepción entre
los 30.5°S y los 29°S

Figura 59.- Mapa de sismos con epicentro en el ante arco (offshore) ocurridos durante los últimos 20 años. En azul los
sismos con profundidades mayores a 15km. En rojo los sismos con profundidades menores a 15km. Elaboración
propia.

76
5 DISCUSIÓN
5.1 Clasificación de cuencas submarinas (Ver Anexos 3)

Actualmente las cuencas submarinas ubicadas en el ante arco chileno han sido foco de
estudio para los geólogos y geofísicos debido al potencial que poseen para albergar
hidrocarburos (Gonzalez, 1989) y a su vez, para el estudio estructural y sedimentológico
de las cuencas que puedan aportar improntas no solo a la evolución tectónica del ante
arco sino también en la evolución de los andes centrales (Bangs y Cande, 1997; Von
Huene, 1997; Laursen et al., 2002; Von Huene et al., 2004; Von Huene y Ranero, 2003;
Ranero, 2006; Melnick y Etchtler, 2006; Melnick, 2006; Kukowski y Oncken, 2006;
Contardo et al., 2008; Folguera y Ramos, 2009; Moscoso et al., 2011; Farias et al., 2011;
Contreras-Reyes y Carrizo, 2011; Contreras-Reyes et al., 2008, 2010, 2012, 2013, 2014,
2015, 2017; Becerra et al. 2013, 2016; Maksymowicz, 2015). La descripción de forma
individual de las cuencas favorece la caracterización en detalle de las morfologías
submarinas a distintas latitudes, por lo cual, el paso siguiente es la agrupación de los
factores centrales que dominan estas morfologías y de esta manera poder establecer un
cierto orden de los antecedentes expuestos.

Las propuestas de clasificación de cuencas expuestas por Noda (2013, 2016) resulta
interesante y una buena alternativa debido a que considera factores simples de relacionar
a lo largo del ante arco (offshore). El problema que plantea esta clasificación es que deja
de lado conceptos como la presión de fluidos, el coeficiente de fricción basal efectivo y la
acción erosiva adicional que puede generar la subducción de altos batimétricos presentes
en la placa oceánica y zonas de fracturas (Maksymowicz, 2015). En vista de lo anterior
es que se clasificaran las cuencas separándolas primero en dos grandes grupos (Figura
25). Esta primera subdivisión representa las zonas de comportamiento erosivo (Figura
26) y la zona de comportamiento acresivo (Figura 27).

La zona norte, presenta cuencas pequeñas en comparación con las que se ubican al sur
de los 32°S, reconocidas por Becerra et al. (2016) (Figura 28). Estas cuencas se ubican
en el talud medio limitadas por el arco exterior. La extensión generalizada que presentan
estas cuencas bajo el relleno sedimentario es propia de la subsidencia generada por el

77
arreglo tectónico erosivo y el amplio hidrofracturamiento al que se somete esta zona del
ante arco. La actitud de los planos expuestos en el apartado 4.2 demuestran que, el arco
exterior actúa como el límite para el cambio en la actitud de los planos de falla,
demostrando una dirección de manteo en dirección W para las fallas ubicadas en el talud
medio-. inferior y que controlan las secuencias sedimentarias más jóvenes (Plioceno-
Pleistoceno). Las fallas con manteos en dirección E ubicadas en el talud medio-superior
controlan las secuencias sedimentarias más antiguas (Mioceno – Plioceno) (Figura 31)
(Becerra et al., 2016). El extremo occidental de estas cuencas muestra una inclinación
hacia el E de las capas sedimentarias, mientras que la cubierta sedimentaria actual no
presenta grandes rasgos de deformación. Hacia el sur la línea sísmica SO161-012
(Figura 32) ubicada a los ~31°S es la única de las líneas que conforman esta área que
presenta rasgos de acortamiento en el talud medio. Las líneas SO161-015 y SO161-018
(Figuras 35 y 36) presentan características similares a las observadas en la línea SO161-
09. Si bien todo este segmento se considera bajo un arreglo tectónico erosivo
(Maksymowicz 2015), los rasgos morfológicos y estructurales coinciden con estilos de
cuencas de tipo compresivo acrecional (AC) y acrecional neutral para la línea sísmica
SO161-09 y con preferentemente acrecional neutral para las líneas SO161-012, SO161-
015 y SO161-018. La clasificación de la línea SO161-09 se basa en la morfología que
presenta, en donde la parte inferior del talud se encuentra sometido a un acortamiento
traducido en estructuras de carácter inverso, mientras que el arco exterior que limita la
cuenca presenta rasgos de alzamiento. Este alzamiento puede no estar necesariamente
relacionado a la acreción basal de sedimentos, de hecho, parece muy poco probable que
este sea el motivo dada la ausencia de sedimentos que presenta este segmento del ante
arco, es por esto que, se propone una relación con la subducción prolongada de los altos
batimétricos del ridge de Juan Fernández (JFR) que migran desde una subducción inicial
a los 20°S a los ~22 ma. hasta alcanzar los 33°S hace 10 ma (Yañez et al. 2001). En
contraste, la clasificación de estas líneas sísmicas (SO161 – 09, SO161 – 012, SO161 –
015 y SO161 – 018) como de tipo acrecional neutral parece tener más sentido debido,
principalmente, a la convergencia oblicua que presenta la placa de Nazca bajo la placa
Sudamericana. La morfología que presenta la cuenca concuerda con lo expuesto por
Noda (2013, 2016), en donde un acortamiento en la parte inferior del talud, slumps y un

78
eje principal de la cuenca alargado (NS) son rasgos diagnósticos. Evidencias de
desplazamientos transcurrentes se pueden encontrar en el sector costero a estas
latitudes (Bourgois, 2010; Emparan y Pineda, 2006) aun cuando no se han podido
diferenciar evidencias de estas cinemáticas en la línea sísmica y los antecedentes de
desplazamientos mediante datos GPS no pueden ser extrapolados lo suficiente como
para demostrar desplazamientos de estas cuencas de forma paralela a la trinchera
(Metois et al. 2016). Mayores antecedentes y evidencias serán discutidos en el apartado
5.2.

La cuenca de Valparaíso fue reconocida como una cuenca de tipo compresiva no


acrecional (Noda, 2016) debido al amplio acortamiento que sus estructuras demuestran
desde el arco exterior hasta la parte baja del talud inferior en donde es posible reconocer
estructuras de carácter normal con manteos hacia el W asociadas a la acción erosiva que
produce la subducción del JFR. Los estudios sedimentológicos y tectónicos de la cuenca
no demuestran presencia de estructuras transcurrentes que se encuentren acomodando
la cuenca, pero si demuestran una compleja evolución tectónica que abarca periodos de
extensión e inversión (Laursen et al. 2002). La evidencia de datos GPS que soporten la
movilidad de la cuenca tampoco soportan esta teoría (Metois et al. 2016), así como la
ausencia de un amplio prisma frontal con rasgos claros de acortamiento no permiten
definir esta cuenca como del tipo AC. De esta manera el comportamiento diferencial de
esta cuenca radica básicamente en la subducción y subsidencia que provoca el JFR
(Laursen et al. 2002) y que se traduce en una deformación de escala continental
(Anderson et al. 2007; Arriagada et al. 2013).

La zona sur (Figura 29) presenta características muy diferentes, comenzando por la
amplia cubierta sedimentaria que se encuentra rellenando la trinchera (Von Huene, 1999;
Laursen et al., 2002; Contreras-Reyes et al., 2010), acreción basal de sedimentos
(Contardo et al., 2008), una amplia plataforma continental y la subducción de la zona de
fractura Mocha (MFZ) que genera un alzamiento de la península de Arauco (Becerra et
al., 2013). La cuenca de Navidad representada por la línea sísmica VG02-18 (Contardo
et al. 2008) ubicada entre los 33.5°S y los 34°S se considera parte de la zona de acreción,
es entonces crucial definir qué tipo de estrés es el que esta dominando la morfología de

79
la cuenca. Una amplia zona de extensión se puede identificar en esta zona, en donde
una gran falla normal con buzamiento hacia el W separa las secuencias sedimentarias
del talud superior y el talud medio. Sin embargo, amplias evidencias de inversión
tectónica demuestran que los campos de estrés no son prolongados, sino más bien
estacionarios. Contardo et al. (2008) reconoce que el proceso dominante actualmente es
la acreción basal de sedimentos que generan un alzamiento del talud y que puede traer
como consecuencia fallamiento extensional. La presencia de una acreción de sedimentos
es un rasgo diagnóstico de las cuencas AC, aunque no es un rasgo restrictivo para las
cuencas de tipo neutral. Evidencias de movimientos transcurrentes con estructuras en
flor positivas son reconocidas en la línea sísmica VG02-5 (Figura 42) y que se ubica en
la cuenca de chanco aproximadamente 130 km hacia el SW. Por lo tanto, ambas
clasificaciones parecen ser correctas en principio, dependiendo de cuál sea el proceso
dominante. Debido a que Contardo et al. (2008) presenta evidencias claras de procesos
de acreción basal se considerara este como el proceso dominante en la actualidad, aun
cuando estos autores no descartan la acción de procesos transpresivos. Mayores
evidencias sobre la presencia de estas estructuras serán discutidas en el apartado 5.2.

La cuenca de Itata es la que presenta mayor cantidad de líneas sísmicas después de la


cuenca de Valparaíso, permitiendo un análisis mucho mejor de las morfologías y
estructuras que controlan su comportamiento. Las líneas sísmicas ENAP 1 y 2 (Figura
44 y 45) demuestran que la compresión es el rasgo que domina los procesos de la
cuenca. Un acortamiento importante se puede observar en la parte baja del talud y que
representa al prisma frontal, mucho más extenso que lo antes visto en las líneas sísmicas
de la zona norte. El arco exterior se encuentra alzado, es decir, bajo la acción de fuerzas
compresivas aun cuando sus bordes se encuentran sometidos a procesos de extensión.
Geersen et al. (2011) sugiere procesos similares a los propuestos por Contardo et al.
(2008) para el segmento comprendido entre los 35°S y los 38°S. En consecuencia, la
acreción basal de sedimentos, la presencia de un canal de subducción robusto y la
posible subducción de morfologías submarinas alojadas en la placa oceánica serían los
responsables de este régimen tectónico compresivo prolongado. Sin embargo, Becerra
et al. (2013) sugiere que, para la cuenca de Arauco ubicada al sur de la cuenca de Itata
se reconocen tres procesos tectónicos diferentes a lo largo de la evolución de estas

80
cuencas. Considerando que el último de estos procesos es el de acreción de sedimentos
hace no más de ~5 ma (Bangs y Cande, 1997) es que la actual configuración de las
cuencas ubicadas al sur de la cuenca de Valparaíso ha sido llevada a cabo por procesos
relativamente recientes y por lo tanto el campo de estrés al cual se someten estas
cuencas no ha sido tan prolongado en contraste con los dos procesos anteriores. Aun
así, las rasgos tectónicos, estructurales y morfológicos coinciden con una clasificación de
cuencas de tipo AC o neutral.

5.2 Configuración estructural del ante arco (offshore)

El estudio y comprensión de la dinámica de subducción en el margen chileno ha tenido


un notable avance durante la última década. En este contexto es que estudios como los
de Bangs y Cande (1997), Laursen et al., (2002), Melnick y Echtler (2006), Hoffmann-
Rothe et al., (2006), Contardo et al., (2008), Becerra et al., (2013), Maksymowicz (2015),
Contreras-Reyes et al., (2015), Becerra et al., (2016) y Contreras-Reyes et al., (2017)
destacan y dan nuevas improntas sobre los procesos de deformación que afectan no solo
a la corteza continental, sino también, a la corteza oceánica.

Uno de los primeros aspectos a considerar fueron los propuestos por Bangs y Cande
(1997), los cuales plantean que la cuña posee un largo de 25-30 Km en promedio entre
los 36°S y los 39°S inconsistente con una historia de acreción continua desde el
Mesozoico. Datos similares fueron reconocidos por Melnick (2006), Becerra et al., (2013),
Becerra et al., (2016) a partir de los estudios sedimentológicos y estructurales de cuencas
de ante arco, los cuales presentan hiatos de depositación e inversión tectónica para el
segmento central del ante arco chileno (29°S – 40°S). Becerra et al., (2013) plantea tres
grandes episodios de deformación. Un primer episodio de alzamiento y erosión del ante
arco durante el Oligoceno, una segunda etapa extensional durante el Mioceno y una
etapa compresiva importante durante el Plioceno Kuwski y Orcken (2006). Melnick (2006)
plantea que esta etapa de compresión produjo una exhumación de aproximadamente 1.5
Km acorde. Esta alta exhumación en conjunto con las glaciaciones Pliocenas -
Pleistocenas (Rabassa y Clapperton., 2006; Mercer, 1996) aumentan la tasa de

81
sedimentación en la trinchera, alcanzando un espesor superior a 1Km, condición
necesaria para poder generar un prisma de acreción (Clift y Vannucch, 2004). Este
periodo calza con una disminución en la velocidad de convergencia (Demets et al., 1994;
Angermann et al., 1999). Sigmarsson et al., (1990) menciona que, las altas relaciones de
238
U/230Th y 10Be/9Be indican un aporte de sedimentos subductados en los últimos 10 ma.
Esta informacion demuestra que, si bien ha habido un aumento en la tasa de
sedimentación desde el Neógeno, no todos estos sedimentos han sido acrecionados a la
placa superior, sino que, en promedio el 30% han sido subductados (Bangs y Cande.,
1997). Los antecedentes antes mencionados proporcionan las improntas necesarias para
asegurar que la evolución del ante arco, al menos desde el Mesozoico ha sido dominada
en su mayoría por periodos de erosión tectónica y que solo durante los últimos 10 ma se
han reunido las condiciones necesarias para la creación de un prisma de acreción.

El estudio del segmento offshore del ante arco mediante modelos sísmicos de velocidad
2-D permite delimitar de mejor manera las dimensiones de estos rasgos estructurales. Es
por esto que los trabajos de Contreras-Reyes et al., (2008); Contreras-Reyes et al., (2015)
y Moscoso et al., (2011) cobran especial relevancia (Figura 60). Los perfiles P3 y P4
ubicado a los ~31°S y ~32°S respectivamente permiten identificar una trinchera escasa
en sedimentos, un talud escarpado y una ausencia de cuencas submarinas bien
desarrolladas. Los primeros 5-10 Km del perfil sísmico presentan velocidades de 2.0 –
3.5 km/s asociadas a la parte inferior del prisma frontal. Continuando hacia el E la
velocidad aumenta progresivamente hasta alcanzar los ~5.0 km/s, lo cual es interpretado
como los restos del arco mesozoico. Un nuevo contraste de velocidad delimitado por una
transición mucho más abrupta desde los ~5.0 km/s a los 6.0 km/s y coincidente con un
escarpe pronunciado en la transición entre el talud superior y el talud medio, muestra la
presencia de la corteza continental compuesta por el basamento metamórfico paleozoico
mucho más compacto y menos fracturado que el borde occidental del ante arco
(Contreras-Reyes et al., 2015).

El perfil de velocidad sísmica P5 presentado por Moscoso et al. (2011) y que representa
una transecta EW del ante arco a los 35°S muestra la presencia de un prisma de acreción
mucho más extenso con un largo que va desde los 40 a los 50 km desde la trinchera

82
hacia él continente. Las estructuras observadas y definidas por Moscoso et al. (2011) son
similares a las observadas por Contreras-reyes et al. (2015) al norte de la cuenca de
Valparaíso, es decir, un segmento frontal fracturado, levemente consolidado y sobre
saturado en fluidos que evoluciona progresivamente a un segmento mucho más
compacto y menos saturado en fluidos. Finalmente, se observa una estructura similar a
la observada en los perfiles al norte de la cuenca de Valparaíso, la cual consiste en un
cambio abrupto de velocidad en el segmento más oriental del perfil interpretado como un
cambio litológico fuerte y que correspondería al límite entre el basamento continental y el
prisma de acreción. Moscoso et al. (2011) a su vez considera una relación entre la
ubicación de este contraste litológico con la ubicación del terremoto del Maule el año
2010 (Mw 8.8). Esta relación plantea al menos la posibilidad de que este contacto sea
mediante una estructura cortical de gran escala con una sismicidad activa en el presente,
conclusión similar a la planteada por Bryne et al. (1988) el cual plantea que la zona
sismogénica estaría limitada por la ubicación del prisma de acreción. Estas propuestas
serán discutidas con posterioridad en este capítulo.

El perfil sísmico de velocidad P6 expuesto por Contreras-Reyes et al. (2008) y ubicado al


norte de la zona de falla Mocha (MFZ) muestra una correlación similar a la expuesta en
los tres perfiles anteriormente expuestos, es decir, una segmentación del ante arco en
tres unidades principales: un prisma frontal de baja velocidad (1 – 5 km) representado
por sedimentos poco consolidados, deformados, fracturados y saturados en fluidos (2.0
– 3.5 km/s). Un segundo segmento más compacto (~40 km), ampliamente fracturado y
levemente saturado en fluidos interpretado como el paleo-prisma de acreción (4.5 – 5.5
km/s) (Ver capítulos 4.2 y 4.3). Finalmente, un tercer segmento mucho más compacto y
de mayor velocidad sísmica representado por el basamento Paleozoico interpretado
como la corteza continental (6.0 km/s). Al igual que Moscoso et al., (2011), Contreras-
Reyes et al., (2008) encuentra una relación entre el cambio de velocidad oriental (paleo-
prisma de acreción/ basamento) con la ubicación del mega terremoto de Valdivia 1960
(Mw 9.5) (Barrientos y Ward 1990; Scherwath et al., 2006).

83
Maksymowicz (2015) plantea que el coeficiente de fricción basal para el contacto
interplaca en el extremo occidental del segmento centro-norte del margen chileno está
caracterizado por valores bajos (<0.2). Estos valores se producen debido a la presencia
de flujos de detritos provenientes desde el talud y acumulados en el prisma frontal los
cuales, a su vez, rellenan las secuencias de horst y grabens de la placa oceánica
producto de la fuerte erosión que sufre esta área. Esto implica un transporte de estas
secuencias sedimentarias dentro del canal de subducción (Von Huene y Ranero 2003).
La alta presión a la cual se someten estos sedimentos produce una liberación de los
fluidos intersticiales generando así la disminución progresiva de la fricción basal y un
fracturamiento del segmento más externo de la cuña, teniendo como consecuencia un
acople débil entre placas y una disminución en la velocidad sísmica como se expuso con
anterioridad.

84
85
Figura 60.- Perfiles de velocidad símicos. Extraídos de Contreras-Reyes (2018)
Teniendo todo lo anterior en consideración es que se plantean los límites para los tres
bloques propuestos por Contreras-Reyes et al. (2008); Contreras-Reyes et al. (2015) y
Moscoso et al. (2011) compuestos de W a E por el prisma frontal, el paleo-prisma de
acreción y el basamento paleozoico (Figura 60). Como se observa en esta figura, los dos
primeros dos bloques se trabajarán de manera separada ya que presentan condiciones
físicas distintas según lo expuesto con anterioridad y, por ende, tienen una respuesta
diferente a la deformación como se pudo observar en el apartado 4.2 y 4.3, en donde el
prisma frontal se caracteriza por la presencia de fallas inversas de bajo ángulo,
estructuras tipo duplex y pliegues por flexura y propagación de fallas. Por otra parte, el
paleo-prisma de acreción se encuentra sometido a una extensión generalizada con
evidencias de inversión tectónica, concentrada principalmente en la transición entre el
talud medio y el talud superior, zona caracterizada por la presencia del arco exterior, el
cual actúa como la principal barrera para la migración de sedimentos hacia la trinchera y
permite el crecimiento de las cuencas submarinas expuestas con anterioridad en el
apartado 4.2 y 5.1. A diferencia de lo propuesto por Contreras-Reyes et al. (2008);
Contreras-Reyes et al. (2015) y Moscoso et al. (2011) que plantean el límite entre el
basamento y el paleo-prisma de acreción se encuentra ubicado en las cercanías del límite
talud – plataforma continental, este trabajo considera que este límite corresponde a las
fallas que componen el arco exterior y que según lo expuesto en el apartado 4.4 podría
ser el responsable de la deformación presente en el extremo final de los cañones
submarinos (Figura 57). La diferencia en la ubicación de esta falla maestra se da
básicamente por la extensión que se propone para los bloques considerando los cambios
de velocidad sísmica. Como se logra apreciar en la figura 60, la capa de menor velocidad
correspondiente al prisma frontal, el cual se ubica en un contacto horizontal progresivo
con el paleo-prisma de acreción, pero a su vez, hay una capa de sedimentos no
consolidados que cubre este último segmento. Caso similar se observa para el contacto
entre el paleo-prisma de acreción y el basamento continental en donde parte del paleo-
prisma se ubica por sobre el basamento, lo cual provoca que los autores propongan un
límite ubicado más hacia el E de lo que este trabajo propone. De esta manera es que
este trabajo considera el contacto horizontal en profundidad del paleo-prisma de acreción
y el basamento continental y los proyecta hacia la superficie generando los limites

86
planteados en la figura 61 y que, a su vez, no se denomina como una gran falla maestra,
sino más bien, como una zona de falla de carácter cortical.

Figura 61.- Mapa batimétrico que expone las estructuras sugeridas para los tres grandes segmentos que dividen al
ante arco (offshore). Elaboración propia.

87
El tipo de arreglo tectónico que rigen los segmentos de subducción a lo largo del planeta
son de vital importancia para poder predecir la respuesta estructural que se producirá en
la placa superior. En este contexto es preciso considerar que, si la placa subductada
posee un vector de convergencia perpendicular a la orientación de la trinchera se
producirá una deformación controlada principalmente por un acortamiento generalizado
de la placa superior. Por el contrario, un vector de convergencia oblicuo a la orientación
de la trinchera tendera a generar una partición de los esfuerzos involucrados, lo cual se
traducirá en sistemas de fallas transcurrentes denominados sliver (Fitch 1972; Sylvester
y Smith, 1976). Sin embargo, la presencia de estas estructuras no está limitada solamente
a la oblicuidad con la que converge la placa subductante, sino también a conceptos como
la velocidad de convergencia (McCafrey 1992) y las fuerzas que interactúan en el límite
interplaca (sedimentación de la trinchera, profundidad del acople interplaca y rugosidad
de la interface) (Yañez y Cembrano 2004; McCaffrey, 2002: Jarrad, 1986 a,b). De esta
manera, hay una partición del vector de convergencia principal en un vector horizontal
(VH) con desplazamiento en sentido EW y un vector vertical (VV) con desplazamientos
NS. Hoffman-Rothe et al. (2006) propone tres conceptos importantes a considerar en el
desarrollo de este trabajo. El primero de ellos es la escala de tiempo en la que se puede
analizar la deformación, planteando que, a escala humana (cientos – miles de años) la
deformación observada se manifestara de manera dúctil o plástica, mientras que a escala
geológica (millones de años) es posible observar una deformación frágil de la estructura
Sliver (Figura 16 a y b). El segundo concepto clave es la dimensión que posea el
segmento de acople interplaca (EOC). La importancia de este valor radica en que dentro
de esta zona de alto acople la placa oceánica genera un efecto de arrastre bajo la placa
superior, es decir, tiende a mover a la placa superior, específicamente el segmento de la
cuña, en la misma dirección que su vector de convergencia. Finalmente, el tercer
concepto propuesto por este autor para comprender la deformación en márgenes de
convergencia oblicuos es el desplazamiento prolongado que tiene el vector de
convergencia respecto a la trinchera. De esta manera, si el vector de convergencia tiende
a rotar a una dirección perpendicular a la trinchera se generará una deformación dúctil
en el segmento más externo de la cuña. De manera contraria, si el vector de convergencia

88
tiende a rotar a una dirección paralela a la trinchera dentro del segmento dominado por
el EOC, entonces se puede sugerir la presencia de un sliver activo.

En vista de los conceptos expuestos con anterioridad se propone un desplazamiento


dextral actual para la zona de falla propuesta en la figura 60, sin embargo, la existencia
y el comportamiento de esta zona de falla no se puede aseverar solo con esta
informacion, aun cuando los antecedentes morfologicos observados en los cañones
submarinos coinciden con este patrón cinemático (Ver capítulo 4.4). Debido a esto es
preciso considerar los estudios de acople y cinemática de placas que cuentan con
mediciones GPS durante los periodos intersismicos. Metois et al., (2016) genera una
combinación de los datos publicados por Ruegg et al. (2009) y Métois et al. (2012, 2013,
2014) con los cuales producen un campo de velocidades que cubren el segmento de
subducción chileno desde los 18°S hasta los 38°S con una pequeña excepción entre los
24.3°S y los 25.5°S correspondiente a la zona del desierto de Atacama en donde hay una
ausencia de mediciones. En total se exponen un total de 396 valores de velocidad
horizontal GPS para este segmento del continente (Figura 62) en donde se ilustra que,
las velocidades tienen una dirección semi paralela a la dirección de convergencia de la
placa en el campo cercano, es decir, en el extremo más occidental del continente,
mientras que se observa una rotación a una dirección normal a la trinchera a medida que
se adentran hacia el continente hasta alcanzar valores nulos de velocidad en el cratón
sudamericano. Este comportamiento en la velocidad horizontal es entonces consistente
con lo expuesto por Hoffman-Rothe et al. (2006) para una deformación dúctil del extremo
más occidental del prisma de acreción representado por el prisma frontal y no expresa
en ningún caso una rotación de los vectores de velocidad en un sentido paralelo a la
trinchera descartando la presencia de un sliver activo al menos durante el periodo en
donde se realizaron las mediciones, por lo tanto, la existencia a escala geológica de esta
estructura no se puede descartar.

89
Figura 62.- Mapa de desplazamientos GPS. Extraído de Metois et al., (2016)

En vista de todos los antecedentes expuestos hasta el momento es que se plantean dos
modelos en 3 dimensiones de la ubicación de las estructuras expuestas en la figura 63
con su respectiva cinemática basado en los modelos previamente publicados por
Contreras-Reyes (2018) y que permite diferenciar claramente los tres grupos que
conforman el ante arco off-shore (Figura 60).

Sin embargo, la existencia de esta zona de falla necesita de una mayor cantidad de
antecedentes para ser corroborada. Ya que el análisis de las velocidades horizontales no
es concluyente para una escala de tiempo geológica, es necesario recurrir a un estudio
estructural de esta. Los resultados expuestos en el capítulo 4.2 ilustran la presencia
recurrente de fallas con rasgos de inversión

90
Figura 63.- Modelos 3D del comportamiento de la zona de falla propuesta. En rojo se observa el límite oriental del prisma frontal. Modelos

91
extraídos y modificados de Contreras-Reyes (2018)
que se encuentran alzando el arco exterior con subsecuentes estructuras de extensión
tanto en su borde oriental como occidental. Esto sugiere en primera instancia que la
presencia del arco exterior actúa como una zona límite para el comportamiento
estructural del ante arco. Becerra et al. (2016) y Ranero (2006) reconocen entre los 29°S
y los 33°S estructuras extensionales con el mismo comportamiento, es decir, fallas
normales con manteos en dirección W que conforman el talud medio-inferior hasta
alcanzar el límite que con coincide con el límite del prisma frontal planteado con
anterioridad y fallas normales con manteos en dirección E que conforman el talud superior
y parte de la plataforma. Por otra parte, Bourgois (2010) reconoce una falla transcurrente
NS de carácter normal con una componente responsable de una transtensión de
comportamiento sinestral que se encuentran afectando a lo que denomina la cuenca
Tongoy-Limarí. Estructuras transcurrentes han sido reconocidas en superficie a estas
latitudes por Emparan y Pineda (2006). Estas estructuras pueden no estar relacionadas
directamente con la convergencia oblicua de la placa de nazca, ya que este segmento de
la corteza superior ha sido ampliamente deformado no solo por este factor, sino también,
por la continua subducción del ridge de Juan Fernández (JFR), la cual ha ido migrando
desde una convergencia a los ~20°S hace ~20 ma. hasta los ~10 ma. donde alcanza su
posición actual a los 32°S (Yáñez et al., 2001). Esta migración en la ubicación de
convergencia del ridge ha generado un adelgazamiento cortical importante de este
segmento de la placa superior debido a la alta erosión de este alto batimétrico,
provocando una extensión generalizada del talud y de parte de la plataforma, teniendo
como consecuencia una subsidencia del fondo marino y un retroceso de la trinchera
(Kukowski y Oncken 2006; Contreras-Reyes et al., 2015) fomentados en la actualidad por
la ausencia de sedimentos en la trinchera producto del bloqueo que provoca el JFR en la
migración de sedimentos desde el sur, siendo uno de los factores principales que
controlan el arreglo erosivo dominante en el segmento norte del ante arco chileno (Von
Huene 1997). La ubicación actual del JFR sigue generando un amplio debate sobre las
consecuencias que genera en la placa superior. Dos rasgos estructurales importantes se
infieren de su subducción y posterior proyección paralela a la dirección del vector de
convergencia bajo la placa superior. La primera es la coincidencia con el límite sur de la
zona de Flat-slab propuesta por Anderson et al. (2007). La según es la coincidencia con

92
la ubicación del oroclino del Maipo propuesto por Arriagada et al. (2013). Estos dos
rasgos sugieren la existencia de un lineamiento de escala regional/continental? orientado
paralelamente al vector de convergencia y que estaría ubicado en el límite norte de la
cuenca de Valparaíso en el denominado Punta Salinas ridge (Figura 67). Contreras-
Reyes et al. (2015) menciona que para el segmento comprendido entre los 31°S y los
33°S el límite entre el cambio de velocidad del paleo-prisma de acreción y el basamento
continental coincide con un escarpe pronunciado de aproximadamente 1000 m y en
donde no es posible descartar movimientos de rumbo. El segmento al norte del JFR se
caracteriza por poseer un amplio fracturamiento en la base de la placa superior producto
del hidrofracturamiento inducido por la liberación de fluidos intersticiales reduciendo así
la fricción basal.

Un arreglo tectónico y estructural distinto se da al sur de los 32°S, en donde destaca una
trinchera repleta de sedimentos provocando una acreción constante desde al menos 2
millones de años (Bangs y Cande, 1997). En este segmento la trinchera ha tenido una
progresiva migración hacia el W y se caracteriza por la acreción basal de sedimentos los
cuales provocan un alzamiento del talud superior. Este alzamiento puede estar asociado
a una extensión de su superficie, producto de la rigidez del bloque que se comienza a
alzar de forma curva. Este alzamiento se manifiesta en el arco exterior que limita las
cuencas del segmento sur (Cuenca Navidad, Cuenca Itata, Cuenca Chanco, Cuenca
Arauco). Contardo et al. (2008) y Tréhu et al. (2019) reconocen estructuras en flor positiva
asociada a sistemas transpresivos para el segmento sur del ante arco entre los 34°S y
los 35°S.Todas las consideraciones mencionadas con anterioridad se resumen en la
figura 64.

93
Figura 64.- Mapa batimétrico y estructural de la zona norte y sur respectivamente, considerando la zona de falla transcurrente
(sliver). Elaboracion propia.

94
Antecedentes complementarios para demostrar el comportamiento dinámico de esta
zona de falla y su efecto en la corteza es mediante el estudio de los periodos
intersismicos, cosismicos y postsismicos. Metois et al. (2016) determina el coeficiente de
acople entre placas para el periodo intersísmico, relacionando la velocidad de
deslizamiento durante este periodo y la velocidad prolongada de subducción. De esta
manera es que estos autores proponen el primer mapa de acople intersísmico para el
contacto interplaca entre los 18°S y los 38°S (Figura 65). La relación entre las zonas de
alto acople con la ocurrencia de grandes terremotos (Mw > 8) queda demostrada, con la
localización de los terremotos del maule el 2010 (Arriagada et al., 2011) e Illapel el 2015
(Zhang et al., 2016), los cuales ocurren dentro de la zona de estudio que considera este
trabajo. La ubicación de estas zonas de alto acople con respecto a las estructuras que
limitan al prisma frontal y el paleo-prisma de acreción parecen tener cierta relación
espacial. Como se observa en la figura 65, el segmento del continente que corresponde
al prisma frontal posee valores de acople bajos, concordantes con el alto
hidrofracturamiento al cual se ve sometido en su base y a su vez, puede estar relacionado
con la baja tasa de compactación que permite la deformación de manera dúctil de esta
zona y que permite su movilidad. Valores intermedios de acople se observan para el
paleo-prisma de acreción. Esta relación puede estar asociada a la mayor
compactación/rigidez de este segmento de la cuña y por la acreción basal de sedimentos,
aun cuando la liberación de fluidos que provoca este proceso reduce la fricción basal del
contacto intraplaca (Maksymowicz, 2015). La zona de mayor acople se encuentra al E de
la zona de falla propuesta por este trabajo y coincide con el extremo occidental del
basamento paleozoico, sugiriendo que hay una relación directa entre la competencia de
la placa superior y el grado de acople entre las placas.

La investigación de los últimos dos grandes terremotos que han afectado a la zona de
estudio aporta informacion no solo sobre la relación entre el acople con la ubicación de
los sismos en el periodo intersísmico y cosismico, sino también, respecto a la cinemática
de los planos de fractura que han generado estos terremotos.

95
Figura 65.- Mapa de acople intersísmico extraído y modificado de Metois et al., (2016). La línea punteada gris indica la
ubicación de la zona de falla propuesta (sliver)

En este contexto es necesario considerar los resultados de Arriagada et al. (2011) para
el terremoto del Maule (Mw 8.8) el año 2010, quien propone evidencias de fallamiento
transcurrente dextral y sinestral en el ante arco (inland). Melnick et al. (2012) señala la
presencia de fallas inversas con una componente de rumbo dextral entre los 36-38°S.
Respecto al terremoto de Illapel (Mw 8.3) el año 2015, Zhang et al. (2016) reconoce un
fallamiento inverso con una componente vertical mayor y una pequeña componente de
rumbo dextral. Estas cinemáticas no son los únicos casos en donde componentes de
rumbo dextral se han reconocido. Kanamori et al. (2019) aporta nuevos antecedentes
sobre el gran terremoto de Valdivia 1960 (Mw 9.5) sugiriendo un comportamiento similar
al de los terremotos expuestos con anterioridad, es decir, un fallamiento con una
96
componente vertical inversa y una componente menor transcurrente de cinemática
dextral. Este autor establece que, el estrés producido por la convergencia oblicua de la
placa subductante genera una acumulación de un esfuerzo dextral que puede provocar
grandes liberaciones de energía. Producto de lo anterior, este autor menciona que el
terremoto del Maule el año 2010 no liberó el total del estrés acumulado desde el gran
terremoto de Valdivia, sugiriendo que esta componente de esfuerzo dextral podría
provocar un nuevo terremoto con una magnitud de ~8.3 Mw. Por otra parte, Delouis et
al., (1998) y Farias et al. (2011) establecen que el límite entre el paleo-prisma de acreción
y el basamento metamórfico presentaría un comportamiento Bimodal para los 23°S y
34°S respectivamente.

Esta informacion aporta el contexto necesario para interpretar los antecedentes sísmicos
expuestos en el apartado 4.5. Como se mencionó con anterioridad, los limites propuestos
para el prisma frontal y el paleo-prisma de acreción coinciden espacialmente con las
zonas de transición entre las zonas de acople bajo a medio y medio a alto
respectivamente. De esta manera, no resulta extraño que la mayor cantidad de sismos
corticales se concentren sobre la zona de falla que limita el paleo-prisma de acreción y el
basamento continental (Figura 66), conclusión similar a la que exponen Bangs y Cande
(1997) y Contreras-Reyes et al. (2013). Como se menciona en el apartado 4.5, la mayor
concentración de sismos se ubica en el sector del talud medio-superior y plataforma
continental, con una excepción entre los 29°S y los 30.5° en donde la sismicidad se
concentra en el talud medio-inferior. Esta conducta atípica de este segmento del ante
arco está relacionada a la amplia subsidencia generada por el arreglo tectónico erosivo,
por lo tanto, tendrían directa relación con las fallas extensionales presentes en el talud
medio-inferior. La baja sismicidad cortical observada entre los 34°S y los 35.5°S es
llamativa ya que coincide en sus extremos sur (35.5°S) con una disminución en el largo
de la cuña y en su extremo norte con un cambio en la dirección de rumbo de la trinchera
(34°S) producto de la subducción del JFR en conjunto con una baja en el acople entre
placas, aun cuando este segmento se vio afectado por el terremoto del Maule.

97
Figura 66.- Mapa batimétrico y sísmico de la zona de estudio. A la izquierda se observa la ubicación de los sismos superficiales (<15km).
A la derecha se compara la ubicación de los sismos con la ubicación de las estructuras que componen el ante arco (offshore). Elaboración

98
propia.
La relación y efecto que produce la subducción de morfologías y/o estructuras en la placa
oceánica bajo la placa superior ha sido observada mediante los planos de ruptura en los
terremotos del Valdivia 1960 y Maule 2010. Para el primero (Valdivia 1960) se observó
una zona de ruptura que abarco desde el punto triple que comprende a las placas Nazca,
Antártica y Sudamericana (CTJ) y la zona de fractura Mocha (MFZ) (Barrientos y Ward
1990; Moreno et al., 2009). Para el segundo caso (Maule 2010) el área de ruptura abarco
desde la MFZ hasta el JFR según lo observado por Ruiz et al. (2012). Estos antecedentes
ayudan a comprender la segmentación que sufre el margen y sugiere que estas
estructuras actúan como una barrera para la propagación de sismos. De esta manera es
que el límite establecido para el JFR y que puede ser proyectado al NE de manera
paralela al vector de convergencia (Arriagada et al. 2013; Anderson et al. 2007) será
considerada como una estructura inferida y que dado el corrimiento aparente que provoca
en la cadena montañosa de los Andes centrales, se considerará como una estructura
subvertical de carácter sinestral aunque este arreglo estructural este más bien controlado
por el mayor avance que ha tenido la trinchera al norte de los 33°S debido a la erosión
tectónica que domina este segmento del ante arco.(Figura 67).

Entendiendo las componentes cinemáticas de estas estructuras, es entonces preciso


considerar para el modelo estructural de Riedel que, estas estructuras inferidas presentan
una cinemática opuesta al plano principal de falla, que en este caso estaría conformado
por la zona de falla que representa el límite entre el paleo-prisma de acreción y el
basamento continental y que dadas las evidencias expuestas con anterioridad presenta
cinemáticas dextrales. Por lo tanto, los planos de fallas inferidos corresponderían a las
estructuras R’ (antitéticas) que conforman el modelo estructural de Riedel. Las amplias
estructuras paralelas a la trinchera expuestas en el apartado 4.3 se consideran como las
fallas sintéticas (R) del sistema debido al bajo ángulo (<15°) que conforman al intersectar
la zona de falla principal y por la cinemática dextral que fue comentada con anterioridad.

99
Figura 67.- Mapa que ilustra la ubicación de las estructuras inferidas proyectadas desde el punto de convergencia JFR
en dirección NE. Elaboración propia.

De esta manera, se plantea un modelo de Riedel simple para la zona comprendida entre
1
los 31°S y los 33°S (Figura 68). En este modelo se plantea que el valor de tendría un
rango de dirección paralela al vector de convergencia, aunque, según lo planteado en la
figura 19 podría tender una variación de ~20° en sentido anti horario y correspondería a
la dirección de máximo acortamiento. Por otra parte, la dirección de máxima dilatación
3
representada por el . En este sentido es que las zonas de máximo acortamiento
1
tendrían una dirección perpendicular a la de y la de máxima extensión correspondiente
3 1
a se orienta de manera paralela a .

100
101
Figura 68.- Modelo de riedel propuesto entre los 31°S y los 33.5°S. Elaboración propia.
Lamentablemente, este modelo resulta ser demasiado simple debido a la dificultad que
presenta reunir y agrupar la gran cantidad de estructuras que afectan al ante arco en su
segmento offshore. Las evidencias de sistemas transtensivos y transpresivos que se
encuentran acomodando las secuencias sedimentarias en las cuencas demuestra que
los límites establecidos para el prisma frontal y por sobre todo para el límite entre el paleo-
prisma de acreción y el basamento continental no corresponden a fallas maestras
simples, sino más bien a sistemas de fallas compuestos y complejos. De cualquier
manera, este modelo propone dos zonas de extensión afectando el segmento NW del
modelo en donde una subsidencia generalizada del talud medio-inferior ocurre. Por otra
parte, la segunda zona de extensión ocurre en la cuenca de Valparaíso. Las estructuras
extensionales ilustradas en el apartado 4.3 para estas dos zonas muestra una tendencia,
sobre todo para la cuenca de Valparaíso a tener rumbos NNE – NE teniendo cierto
1
paralelismo con el vector de convergencia y en consecuencia con la ubicación del y
3
una dirección de manteo paralelo a lo cual es concordante con el modelo de Riedel.
Por el contrario, el rumbo de las fallas inversas que se ubican en las zonas de compresión
1 3
se orienta de manera perpendicular a la dirección de y paralela a la dirección de . La
zona de acortamiento ubicada al NE del modelo de Riedel, es concordante con el
alzamiento constante que sufre el ante arco en su segmento costero y que es propio de
los periodos intersísmico.

102
6 CONCLUSIONES

El estudio estructural de líneas sísmicas y de las batimetrías expuestas en diferentes


trabajos científicos y en este trabajo durante los últimos 20 años ha permitido la
comprensión a gran escala de los sistemas estructurales que acomodan el ante arco. En
este contexto es que la presencia de estructuras tipo sliver ha sido reconocida
ampliamente en superficie y no habían sido consideradas para el segmento offshore por
la dificultad que presenta su reconocimiento debido a la incapacidad de poder realizar un
mapeo en terreno y, de esta manera, reconocer estructuras primarias dentro de los planos
de fallas que puedan entregar las evidencias necesarias para afirmar su existencia. Sin
embargo, la recopilación de antecedentes, en conjunto con su complementación con
nuevas investigaciones entregan las evidencias necesarias para considerar una
estructura de escala cortical que domina gran parte del ante arco en su segmento offshore
y que comprende generalmente el límite entre el talud medio y el talud superior. De esta
manera es que la reinterpretación de datos previamente discutidos permite responder a
los objetivos planteados para este trabajo.

Respecto al objetivo general, se concluye que los efectos de la subducción en las


morfoestructuras submarinas se logran observar en los procesos de deformación que
afectan al prisma frontal poco consolidado y ampliamente fracturado provocando una
deformación frágil/dúctil de este a una escala de tiempo humana, generando un leve
desplazamiento paralelo a la trinchera en dirección N. En cuanto al talud medio-superior,
se concluye que la subducción oblicua promueve un alzamiento del arco exterior, el cual
representa el límite para el comportamiento estructural del talud traduciéndose en
estructuras extensionales con buzamiento hacia el W en su segmento occidental y
estructuras extensionales con buzamientos hacia el E para el segmento oriental. La
deformación que presentan las morfologías submarinas, especialmente los canales de
cañones submarinos en sus porciones finales coinciden con movimientos transcurrentes
de cinemática dextral. Estructuras en flor positiva han sido reconocidas en líneas
sísmicas de la zona sur, sugiriendo la presencia de estructuras transpresivas generadas
a partir del acortamiento generalizado del ante arco en su segmento offshore. Para el
segmento norte se han reconocido sistemas transcurrentes que afectan a secuencias

103
marinas ubicadas en las zonas costeras y no se descarta que puedan existir y controlen
actualmente el comportamiento del arco exterior. Las estructuras en flor positivas
observadas en la zona sur, los cambios abruptos en la dirección de los cañones
submarinos, el aumento en el grado de acople entre placas y la mayor concentración de
sismos superficiales coinciden con la ubicación del arco exterior y con el límite entre el
paleo-prisma de acreción y el basamento continental sugiriendo que este límite
represente la zona de falla liberadora para la generación del Sliver. Sin embargo, los
datos GPS proporcionados por Metois et al. (2016) no soportan la existencia de este sliver
según los principios planteados por Hoffman-Rothe et al. (2006). Los leves
desplazamientos dextrales en los grandes terremotos de Illapel 2015 y Valdivia 1960
podrían soportan la transcurrencia de esta zona de falla, pero no son datos concluyentes.
De esta manera es posible que, la falta de evidencias para comprobar la existencia del
sliver mediante datos GPS se deba a la ausencia de antecedentes históricos debido al
poco tiempo que estos sistemas llevan operando y a la escala de tiempo utilizada.

El arreglo estructural de Riedel propuesto para el segmento 31°S y los 33.5°S coincide
con los campos de estrés presentes en esta zona, es decir, una extensión/subsidencia
en el talud medio-inferior en la zona NW y SE del modelo, mientras que para las zonas
NE y SW se espera un acortamiento traducido en fallamiento de tipo inverso. Este trabajo
no sugiere que este arreglo estructural sea el principal causante de estas zonas de
acortamiento/subsidencia, sino que actúa como un complemento para los otros procesos
que producen estas condiciones. De cualquier manera, los antecedentes que soportan
este modelo son insuficientes para verificar su real validez.

Respecto a las cuencas de ante arco, el segmento norte presenta rasgos morfológicos y
estructurales coincidentes con los modelos de tipo AC y neutral acresivo propuestos por
Noda (2016). A partir de los antecedentes expuestos por Maksymowicz (2015), esta zona
corresponde a un segmento controlado por una erosión tectónica, por lo tanto, se
descarta un arreglo de tipo AC para estas cuencas. Sin embargo, un arreglo de tipo
neutral acresivo no puede ser del todo descartado y es el que se sugiere para clasificar
las cuencas ubicadas en este sector. La cuenca de Valparaíso presenta un
comportamiento único dentro de las cuencas que componen la zona de estudio y fue

104
reconocida como una cuenca de tipo compresiva no acrecional. Esta clasificación está
directamente relacionada con la subducción del JFR que provoca una alta tasa de
acortamiento y erosión bajo la placa superior. Las cuencas de la zona sur presentan
arreglos estructurales y morfológicos que permiten clasificarlas como cuencas de tipo AC
y neutral acresivas según la clasificación propuesta por Noda (2016). A diferencia de la
zona norte, este segmento del continente si se caracteriza por estar sometido a un arreglo
tectónico acresivo (Maksymowicz, 2015; Bangs y Cande, 1997). Debido a que el arreglo
tectónico posee más evidencia y sustento que la presencia de la zona de falla
transcurrente que propone este trabajo es que se decidió clasificar las cuencas de este
segmento como de tipo AC aunque no se descarta que en un futuro las evidencias
permitan su reclasificación como cuencas de tipo neutral acresivas. (Ver Anexos)

Finalmente, y considerando todos los antecedentes expuestos con anterioridad, se


concluye que no es posible demostrar la hipótesis planteada en este trabajo en su
totalidad. Si bien, la morfología de las cuencas submarinas coincide con lo esperado para
cada uno de los segmentos a partir de los antecedentes expuestos por Maksymowicz
(2015), no es posible demostrar la presencia de una estructura tipo sliver en el ante arco
chileno (offshore). Sin embargo, no es del todo descartable su existencia, los
antecedentes recopilados en esta investigación proporcionan las variables necesarias
para, al menos, considerar este tipo de arreglo estructural como una opción real que
regule el comportamiento del ante arco. Se sugiere realizar un estudio más detallado
mediante datos GPS, nuevos antecedentes estructurales proporcionados por secciones
sísmicas de alta resolución que complementen los amplios gaps de informacion que
presenta el margen chileno y, de esta manera, generar un mapeo aún más exhaustivo
del fondo oceánico que pueda entregar evidencias más concretas sobre la existencia de
este tipo de estructuras.

105
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117
ANEXOS
Anexo 1: Metodología

Anexo 1. 1.- Herramienta “Mbeditviz” utilizada para la edición de la batimetría MV1004.

118
Anexo 1. 2.- Ventana de trabajo para edición de datos batimétricos mediante la herramienta “Mbeditviz”.

119
Anexo 1. 3.- Ventana de trabajo para edición y corrección de batimetrías de la herramienta “Mbeditviz”. Rectángulos en rojo
señalan las principales herramientas de edición utilizadas para la corrección de errores y ruido.

120
Anexo 2: Mapas de ubicación e ilustración de líneas sísmicas.

121
122
123
124
Anexos 3: Segmentación propuesta para el comportamiento de cuencas submarinas.

125

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