Facultad de psicología

Psicología comunitaria y ambiental sección 01

Alejandra Onofre Abrego
La modernidad, el consumismo y las tradiciones

La modernidad, el consumismo y las tradiciones son tres conceptos que están

estrechamente relacionados. La modernidad es un período histórico que se caracteriza
por la razón, la ciencia y el progreso. El consumismo es un fenómeno social en el que el
consumo de bienes y servicios se convierte en un fin en sí mismo. Las tradiciones son
costumbres y creencias que se transmiten de generación en generación.

La modernidad y el consumismo están estrechamente relacionados porque ambos se

basan en la idea de que la satisfacción se encuentra en el consumo. En la modernidad, la
satisfacción se encuentra en el progreso material y tecnológico. El consumismo ofrece
una forma de alcanzar este progreso, a través de la adquisición de bienes y servicios.

Las tradiciones también están relacionadas con la modernidad, pero de una manera más
compleja. Por un lado, las tradiciones pueden verse amenazadas por la modernidad. La
modernidad puede conducir a la pérdida de las tradiciones, ya que estas pueden
considerarse obsoletas o irrelevantes en un mundo que cambia rápidamente.

Por otro lado, las tradiciones también pueden adaptarse a la modernidad. Las tradiciones
pueden ser reinterpretadas y reinterpretadas para que sean relevantes en el mundo
moderno. Por ejemplo, las tradiciones religiosas pueden ser reinterpretadas para que
sean compatibles con los valores modernos, como la igualdad y la libertad.

El consumismo también puede tener un impacto en las tradiciones. El consumismo puede

conducir a la mercantilización de las tradiciones. Las tradiciones pueden convertirse en
productos que se venden y se consumen. Por ejemplo, las tradiciones navideñas pueden
convertirse en una oportunidad para comprar nuevos regalos y adornos.

De igual forma es importante mencionar que, el consumismo puede conducir a la

desigualdad de una serie de maneras. En primer lugar, el consumo puede generar una
brecha entre los ricos y los pobres. En segundo lugar, el consumo puede conducir a la
explotación de los trabajadores, ya que las empresas pueden reducir los salarios para
reducir los costes. En tercer lugar, el consumo puede conducir a la destrucción del medio
ambiente, ya que la producción y el consumo de bienes y servicios generan residuos y
contaminación.

El consumismo también puede conducir al desperdicio de un sinfín de maneras. En primer

lugar, el consumo puede generar una acumulación de bienes y servicios que no se
utilizan. En segundo lugar, el consumo puede conducir a la obsolescencia programada,
que es la práctica de diseñar productos para que se vuelvan obsoletos rápidamente. En
tercer lugar, el consumo puede conducir al desperdicio de alimentos, ya que se producen
más alimentos de los que se consumen.

En la sociedad occidental, el consumo de bienes y servicios se ha convertido en una

forma de expresar la identidad personal. Las personas utilizan los bienes y servicios que
consumen para comunicar sus valores, creencias y estilo de vida. Esto puede conducir a
una creciente mercantilización de las tradiciones, ya que las personas utilizan las
tradiciones para construir su identidad. Por ejemplo, las personas pueden utilizar la ropa
tradicional para expresar su orgullo por su cultura o su herencia. También pueden utilizar
la comida tradicional para celebrar eventos importantes, como la Navidad o el día de la
independencia de México.

En las sociedades en desarrollo, el consumismo puede conducir a la pérdida de las

tradiciones. Las personas pueden abandonar las tradiciones tradicionales en favor de las
costumbres occidentales. Esto puede conducir a una pérdida de identidad y de cultura.
Por ejemplo, las personas pueden abandonar la vestimenta tradicional en favor de la ropa
occidental. También pueden abandonar las prácticas religiosas tradicionales en favor de
las religiones occidentales.

En conclusión, es importante encontrar un equilibrio entre la modernidad, el consumismo

y las tradiciones. El consumismo puede ofrecer oportunidades para el crecimiento
económico y el bienestar social. Sin embargo, también puede conducir a la desigualdad,
al derroche y al deterioro medioambiental. Las tradiciones pueden ofrecer estabilidad y
sentido de comunidad. Sin embargo, también pueden ser restrictivas y obsoletas. Es
importante encontrar un equilibrio que permita el progreso material y tecnológico, sin
perder las tradiciones y los valores que dan sentido a la vida.