La Casa de la Música Húngara de Sou Fujimoto, un hito cultural
contemporáneo dedicado a la música en el Parque de la Ciudad
de Budapest, ha abierto oficialmente sus puertas al público. Considerado como uno de los edificios más esperados del año, el proyecto está implantado entre los árboles del parque, y está diseñado como una extensión de su entorno natural mediante volúmenes acristalados ininterrumpidos y una estructura de techo perforada. El museo ofrece una experiencia artística única que combina paisaje, arquitectura y diseño de exposiciones, todo ello dedicado a la creación de música y sonido. + 78 Para reforzar la noción de "sinergia y equilibrio con la naturaleza" y dar vida a la experiencia de la música a través de la interacción de la luz, el sonido y la naturaleza, los arquitectos utilizaron 94 paneles de vidrio personalizados, aislados térmicamente y sin divisiones, para formar una fachada completamente translúcida, fusionando el exterior con el interior. La estructura de la cubierta del edificio está perforada con 100 agujeros en forma de cráter, inspirados en la forma variable de las ondas sonoras. El tejado alterna sus profundidades, lo que permite que los árboles se integren en la arquitectura al tiempo que filtra la luz en el nivel inferior del edificio. La penetración de la luz crea una atmósfera única, como si los visitantes estuvieran caminando bajo los árboles dentro del espacio interior.
Sonidos transformados en edificio
El concepto arquitectónico orgánico de la Casa de la Música Húngara –construida junto al lago del Parque Municipal, entre el castillo de Vajdahunyad y la pista de patinaje sobre hielo– disuelve los límites entre la naturaleza y el edificio. Bajo la singular estructura del tejado, junto a los enormes muros de cristal e incluso dentro del edificio, los visitantes pueden experimentar como si siguieran caminando por la naturaleza. La fusión entre el edificio y la naturaleza también está simbolizada por los elementos decorativos del techo suspendido, que tienen forma de hojas de plantas. El arquitecto estrella japonés Sou Fujimoto, diseñador del edificio, utilizó la imagen de una onda sonora como inspiración para la singular estructura del techo flotante, que cuenta con casi 100 pozos de luz en su superficie que canalizan la luz natural hacia los espacios interiores. No es de extrañar que, ya por sus planos, el edificio ganara en Londres, en 2019, el International Property Awards otorgado al mejor edificio público del mundo. Y en 2020, recibió el máximo galardón de los American Music Cities Awards, por el mejor desarrollo inmobiliario de temática musical del mundo.
La estructura interior del edificio también es singular. El nivel más
bajo alberga una exposición sobre el lenguaje musical y los tesoros de la música folclórica húngara, y una cúpula sonora para experimentar con los sonidos cotidianos. El nivel del parque ha sido habilitado para las artes escénicas, las salas de conciertos y un escenario al aire libre, y el nivel superior, para la biblioteca y la enseñanza. Podrá terminar su exploración en el parque infantil musical situado junto al edificio, donde niños y adultos pueden disfrutar de los sonidos creados por el suelo musical, la pipa de viento, la conga y otros instrumentos musicales. Previous Casa del milenio, Budapest Next 1 2 3 4
Tras las huellas de las tradiciones
La naturaleza y el mundo creado por el hombre coexisten armoniosamente también en el nuevo edificio del Museo Etnográfico. Construida en la antigua plaza de desfiles, la imponente estructura – obra de NAPUR Architect S.L., dirigida por Marcel Ferencz– está dividida en dos alas, cada una de ellas arqueada en direcciones opuestas. El 60 por ciento de su espacio de exposición está por debajo del nivel del suelo, y se ha habilitado un parque –un jardín de azotea de 7300 metros cuadrados– sobre ambas alas del edificio. El jardín curvo de la azotea sirve como punto de encuentro y espacio comunitario y, si sube a los puntos extremos más altos, podrá disfrutar de una magnífica vista panorámica del Parque Municipal. En la unión de ambas alas del edificio, se encuentra el Monumento a 1956, que conmemora la revolución húngara. La rejilla metálica que recubre los edificios está decorada con motivos recogidos en museos etnográficos de todo el mundo.
Las exposiciones permanentes y temporales cuentan la historia de las
colecciones del último siglo y medio del museo. Ni siquiera hay que comprar una entrada para acceder al Espacio de Cerámica: la colección se extiende por cuarenta metros en cada dirección y presenta una amplia gama de objetos de cerámica y sus múltiples funciones. En las salas de exposición con entrada, las reliquias del pasado húngaro y los recuerdos etnográficos recogidos en diferentes partes del mundo se exponen juntos: la corona de plumas del Amazonas y la espada samurai japonesa encajan bien junto al pórtico de Sárköz, mostrando la diversidad de la colección del museo y el carácter exigente del trabajo científico asociado a ella. Y si está cansado tras apreciar tantas cosas interesantes, podrá refrescarse en el restaurante, el buffet y la cafetería.
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