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Introducción al Apocalipsis
1. ¿Qué es la apocalíptica?
Para el teólogo Pablo Richard existe una evolución en la historia del pueblo de Israel desde
la literatura profética hacia la apocalíptica. Se percibe un cambio cualitativo entre lo
profético y lo apocalíptico. La literatura profética se desarrolla en un mundo organizado, la
apocalíptica en cambio nace cuando ese mundo organizado ha sido destruido o cuando el
individuo ha sido excluido del mundo organizado. “Lo apocalíptico busca reconstruir la
conciencia, para hacer posible la reconstrucción de un mundo diferente”2. Como se dijo
inicialmente, la literatura apocalíptica apareció en este período de crisis espiritual, que se
prolongará hasta el siglo III d.C. A través de esta escritura apocalíptica, diferentes grupos
minoritarios y/o sectarios judíos pueden expresar su convicción de tener todavía una
historia, una esperanza, un futuro.
Una variante de lo que precede considera que la esencia de la apocalíptica está constituida
por la proclamación de la justicia de Dios sobre el mundo y que esta proclamación
contiene una interpelación dirigida no sólo al mundo, sino también a los elegidos. «La
1
Cuvilier Elian , Los Apocalipsis del Nuevo Testamento, ed. Verbo Divino, Navarra, 2002, p. 9
2
Richard Pablo, Apocalipsis reconstrucción de la esperanza, ed. Dabar, México, 1995, p. 16. Según el
autor, el profeta actúa dentro del mundo existente. El apocalíptico reprueba el orden existente y anuncia la
reconstrucción de otro mundo. El profeta es el hombre de Dios en el mundo político y religiosos de su
época, busca realizar los propósitos de Dios es su sociedad, en cambio el apocalíptico surge cuando ese
mundo esta corrupto o totalmente destruido. La literatura apocalíptica busca reconstruir el plan de Dios en
la conciencia, por medio de su lenguaje simbólico, para dar nacimiento a un nuevo mundo.
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3.3. Interpretación «historicista», No existe una única escuela histórica, sino varias.
Según estas posturas el Apocalipsis de Juan contiene visiones que predicen significativos
momentos y acontecimientos de la historia humana, desde los días de Roma hasta el fin de
esta era. “La iglesia constituye el centro de la profecía”5. En el escrito se revelan
referencias a varias olas de invasiones, el aparecimiento del Islam, la Reforma Protestante,
la Contrarreforma, la Primera y Segunda Guerra Mundial, y así hasta el fin de la historia.
3
Grau José, Escatología final de los tiempos, en Curso de Formación Teológica Evangélica vol. VII, ed.
Clie, Barcelona, 1990. p. 281
4
op, cit. Martínez, p. 528
5
Ibíd., p. 285
6
op, cit. Martínez, p. 529
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3.6. La escuela crítica: Esta se basa en un criterio racionalista para hacer su acercamiento
al libro y como esta corriente supone, rechaza toda inspiración y canonicidad del
Apocalipsis. Ve al libro como una buena novela de Juan, muy entretenida y atractiva, pero
que no es ninguna revelación divina respecto del Cristo resucitado ni su supuesto triunfo
final.
3.7. La escuela alegórica: Se basa en buscar una interpretación en las palabras del libro,
rechazando su contexto histórico y literal, estableciendo de esta manera un significado
espiritual.
4. LIBRO DE APOCALIPSIS
Último libro del Nuevo Testamento. Su nombre viene del griego apokalyptein, que significa
"quitar el velo". Literalmente puede traducirse "revelación".
Algunos historiadores piensan que “el Apocalipsis fue escrito entre el año 90 y 100 d.C. no
se sabe el año exacto, pero se cree que fue entre los años 95-96 d.C. en una época de
persecución”7. Después de la crucifixión y resurrección de Jesús, la buena nueva se
difundió rápidamente. En varios lugares surgieron pequeñas comunidades. En un breve
tiempo el evangelio de Jesús atravesó las fronteras de Palestina y entró en los límites del
Imperio Romano; Asia Menor, Grecia, Italia. “Unos treinta años después de la muerte de
Jesús, el emperador Nerón decretó la primera gran persecución, fue en el mes de julio de
64”8. Después de Nerón hubo un período de tregua para los cristianos. Pero cuando el
emperador Domiciano (81-96) llegó al poder, decretó una nueva persecución. Esta vez fue
de una mayor envergadura y mejor organizada. Domiciano atormentaba a los cristianos
para que apostataran de su fe.
4.2. Autor.
El escritor se identifica como Juan (1.1, 4, 9; 22.8) y se muestra como "siervo de Dios"
(1.1), uno de los profetas (22.9) y "hermano" y "copartícipe en la tribulación" de los
receptores (1.9). Exilado de sus amadas iglesias en la provincia de Asia, se halla
encarcelado en la isla de Patmos. “La tradición cristiana lo ha identificado con el apóstol y
el evangelista san Juan: como prueba de ello están los testimonios explícitos de Justino
(hacia el 160) y san Ireneo (hacia el 175), quienes recogen un tradición muy cercana a la
comunidad creada por Juan, siendo que ambos vivieron un tiempo en Éfeso, lugar donde
residió el apóstol”9.
Desde la época de Justino Mártir (como por 140 d. C.), este Juan se ha identificado en
Occidente como el apóstol y además como autor del cuarto Evangelio y las tres epístolas
joánicas. Algunos, sin embargo, como ciertas iglesias orientales, objetan que el estilo de
Apocalipsis es notablemente diferente al de otros escritos joánicos. Además, el punto de
vista en cuanto a la escatología parece muy distinto. Por tanto, Apocalipsis faltó en el
canon de ciertas iglesias entre 250 y 950 d. C. Durante los años posteriores “ha habido
7
Ibíd. p. 15
8
Mesters Carlos, El Apocalipsis la esperanza de un pueblo que lucha, ed. Rehue, Santiago, 1989, p.16
9
Meneses I. Luis E. El Apocalipsis de San Juan ocho clases para una lectura cristiana, ed, Unicornio,
Santiago, 2003, p.19
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entre los exégetas y críticos modernos una serie de dudas respecto a que este escrito sea
de la misma mano que del autor del cuarto evangelio”10, negando la posibilidad de la
paternidad apostólica a Apocalipsis. No obstante, las ideas denuncian un fuerte parentesco
con el cuarto Evangelio y las cartas joánicas, de manera que la teoría tradicional puede ser
verdadera.
4.3 El simbolismo del Apocalipsis.
Siempre ha sido difícil referirse al tema del simbolismo en Apocalipsis. Esto se origina por
la diversidad y multiplicidad de imágenes que se encuentran a lo largo de la obra. Para
una interpretación del libro es necesario dejar claro algunos elementos constitutivos del
simbolismo. “En la base del simbolismo del Apocalipsis se da un fenómeno general que
puede observarse en todas las culturas; al lado de una expresión cabal y adecuada, de un
significado que podemos llamar realista, se presenta otra que se obtiene mediante una
transposición mental, que podemos llamar expresión simbólica”11. Un ejemplo de lo
simbólico en Apocalipsis seria la expresión atribuida a Cristo como “león de la tribu de
Judá” (5,5) es necesario que todo lo simbólico sea advertido, asimilado y descifrado en su
equivalente realista. En todo caso, es inevitable aclarar que el símbolo apocalíptico no es
una copia deforme del discurso realista pues tiene su propia dimensión y contenido que lo
hacen irreductible. Por lo contrario, más bien permiten expresar verdades que superar el
nivel lógico y común.
4.3.1 El simbolismo bíblico, esto se debe al contacto del Apocalipsis con el Antiguo
Testamento. Por ejemplo, el cielo indicará en el Apocalipsis la zona de la trascendencia
divina. La tierra indicará por el contrario la zona propia del hombre. El cuerno señalará el
poder humano; la vendimia el juicio escatológico, el monte Sión el lugar ideal donde se
realiza la salvación.
4.3.3 El simbolismo de las convulsiones cósmicas, este tipo de símbolos son muy
común en el Apocalipsis, por ejemplo, el sol oscurecido, la luna color de sangre, estrellas
que caen, terremotos, su equivalencia realista es la presencia incisiva de Dios que es el
Señor de la naturaleza en la historia humana.
4.3.5 El simbolismo cromático. Los colores también tienen sus equivalencias concretas
que trascienden su color. Por ejemplo, el blanco significa trascendencia, el rojo significa
sangre, el negro muerte, impiedad etc.
10
loc. cit, p.19
11
Vanni Ugo, Apocalipsis, una asamblea litúrgica interpreta la historia, ed, VD, Navarra, 1994. p. 24
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4.4.1 En primer lugar debemos considerar que el Apocalipsis de Juan se origina en tiempos
de persecución, “pero sobre todo en situaciones de caos, exclusión y opresión
permanente”12. Por ese motivo este libro contiene un mensaje que busca re-construir
esperanza y conciencia para una comunidad que esta en tribulación. De esa manera, se
entiende al Apocalipsis como un libro liberador que nos lleva a re-construir la esperanza
en un tiempo presente.
4.4.7 El libro de Apocalipsis acopla Apocalipsis y Profecía. Los símbolos y mitos que utiliza
vienen a ser instrumentos y criterios para un discernimiento profético de la historia. “El
12
Richard G. Pablo, “Apocalipsis de Juan” en Evangelio y Apocalipsis de Juan, (eds) López R.- Richard
P. ed. Verbo Divino, Navarra, 2006. p. 297
13
Ibíd. p. 297
14
Ibíd. p. 298
15
loc. cit, p. 298
16
loc. cit, p. 298
17
Ibíd. p. 299
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4.4.8 El Apocalipsis debe ser leído e interpretado según el contexto histórico en el cual
nació. “El Apocalipsis no es un libro universal y eterno, igualmente válido para todas las
épocas y todos los lugares”19. Por este motivo no podemos considerarlo como un texto
cifrado y misterioso que esconde como será fin del mundo, no es un libro que estimule al
terror sino a la esperanza.
5. El hermetismo de la apocalíptica.
La estructura del texto se configura a esta concepción, el Kairós, el tiempo corto antes del
fin estaría entre 4,1 y 19,10. Esta sección inicia con una gran liturgia; 4 y 5 y termina con
otra importante liturgia; 19, 1-10. Al centro encontramos la interpretación profética de la
comunidad cristiana en medio del mundo. En los capítulos 4,1-19,10 la estructura gira en
torno al presente, y no entorno al fin de los tiempos.22
18
Ibíd. p. 300
19
loc cit, p. 300
20
op, cit., Richard Pablo, p. 58
21
Fiorenza S. Revelation Visiono of a Just World, Cap. I Historia, citado en Pablo, Apocalipsis
reconstrucción de la esperanza, ed. Dabar, México, 1995, p. 58.
22
Para Xavier Pikaza, la estructura del libro es distinta, él ha tomado como punto de partida la
correspondencia entre trompetas (8, 2-11,19) y copas (15,5-16,21). En el centro del esquema circular ha
situado las visiones del Dragón, Mujer y Bestia (11,15-13,13) que marcan el sentido de la historia y
ofrecen las claves de la humanidad. El Apocalipsis ha sido construido, según eso, en forma circular, de
manera que las partes que preceden (1,1-11,19) y siguen (15, 15-22,11) al centro se vinculan mutuamente.
Pero más que un círculo perfecto (donde el fin vuelve al principio) el libro forma un espiral, que nos va
llevando en círculos a las bodas del cordero. Ver más en Pikaza, Apocalipsis, ed. Verbo Divino, Navarra,
2001, p. 31
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6.1 En primer lugar, la figura de Dios. El sentido e idea de Dios que el autor expresa es
según el Antiguo Testamento. Si bien lo presenta como “Santo”, “Justo” y “omnipotente”, se
ve a Dios “como aquel que, en su trascendencia permanente, pone en movimiento el
proceso de salvación, lo va desarrollando en el tiempo, superando gradualmente el mal”24.
De la misma manera, el texto tiene su propio dicho para referirse a Dios “el que es y era y
ha de venir” Apoc 1.4 parafraseando el nombre de Dios de Éxodo 3,14.
6.2 En segundo lugar, la figura de los ángeles. Estos mensajeros tienen un papel
importante en la narración apocalíptica, asumen diversas formas y tareas al servicio de la
voluntad de Dios. Así mismo “representan todo una serie de fuerzas activas que se sitúan
idealmente por encima de los hombres y por debajo de Dios”25
6.3 En tercer lugar, la figura de Cristo. En el Apocalipsis a Cristo se le llama “el Hijo de
Dios”, “el testigo fiel”, “el amén”, “el verbo de Dios”, “el lucero de la mañana”. El escritor
“sintetiza su concepción de Cristo en la visión inicial (1,12-20), muerto, resucitado, vivo,
Cristo mueve con su energía hacia delante a su iglesia. Respecto a ella, cumple una doble
función; la juzga con su palabra purificadora (1-3), la ayuda a derrotar a las fuerzas
hostiles que la acechan, convirtiéndola en su esposa (4-21)”26. La figura de Cristo al final es
el que Reina y se sienta a la derecha del trono de Dios.
6.4 En cuarto lugar, la Iglesia, en todo el Apocalipsis aparece como un tema fundamental,
especialmente su dimensión litúrgica. A lo largo de la obra expresa esta experiencia al
23
Richard Pablo, Apocalipsis según san Juan, en Evangelio y Apocalipsis de san Juan, Biblioteca bíblica
básica, ed. Verbo Divino, Navarra, 2006, p. 386
24
Vanni Ugo, Apocalipsis, una asamblea litúrgica interpreta la historia, ed, VD, Navarra, 1994. p.16
25
Ibíd. p.18
26
loc. cit. p.18
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(no editados para su divulgación)
presentar una totalidad de Iglesias. La iglesia del Apocalipsis está en un devenir que se
enfrenta a tensiones históricas pero que al mismo tiempo también tiene una meta clara y
definida, la victoria ante todas las imágenes y formas que el mal puede tomar.
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Breve diccionario
Apocalipsis: revelación de los misterios ocultos del fin de los tiempos, con imágenes y signos de
fuerte carácter evocativo y/o mítico.
Escatología: logos o discurso sobre las cosas finales, con signos apocalípticos y/o razonamientos
de tipo existencial y moralizante.
Profecía: palabra proclamada en nombre de Dios, denunciando al pueblo o anunciando su
salvación27
A) Prólogo: (1,1-3)
El texto incluye un título general (1,1-2), con la bienaventuranza del autor (1,3), y una inscriptio (= nombre
del remitente) con el saludo epistolar (1,45a); sigue una liturgia de alabanza con respuesta de la
comunidad (l,5b-6), con aviso profético (1,7) y confirmación divina (1,8).
10
1.1.1 Dios lo ha dado (edóken) a Jesús, pues a él le pertenece (1,1). Por eso, el Apocalipsis se
identifica con la persona y obra de Jesús (en genitivo epexegético). Entendido así, más que
como libro de secretos o conocimientos misteriosos, el Apocalipsis ofrece el despliegue de la
realidad mesiánica del Cristo.
1.1.2 Jesucristo lo ha recibido (1,1) para mostrar (deixai) a sus siervos lo que debe suceder con
rapidez y/o muy pronto (en takhei). Jesús no cierra o sella el libro, sino que lo señala (esémanen,
de sema), en lenguaje de signos más que de conceptos.
1.1.3 Jesús lo comunica por un Ángel, (1,1) que es apóstol (aposteilas) o mensajero de la
revelación, uniendo cielo y tierra. Quien habla y actúa en el Apocalipsis no es el Jesús histórico
(como en los evangelios), sino el Cristo pascual que se revela por un mensajero-apóstol (Ángel),
que a veces parece el mismo Cristo (cf. 10,1-11; 14,14-16).
1.1.4 Juan, siervo de Jesucristo (quizá de Dios), ha visto los signos del Apocalipsis de Jesús para
podérselos mostrar a otros creyentes (1,2). El Apocalipsis no es suyo (de Juan), sino de Jesús.
Pero Juan lo ha visto, y así puede testimoniar (emartirésen) la Palabra de Dios (que es
Apocalipsis) y el Testimonio de Jesucristo, a quien se llama luego Testigo fiel de Dios (1,5)35
1.1.5 El contenido de este Apocalipsis aparece en las siguientes frases:
a. Lo que ha de suceder pronto
b. La Palabra de Dios y Testimonio de Jesucristo
c. Todo lo que vio
d. Las palabras de esta profecía.
Dios revela en el Apocalipsis “lo que ha de suceder pronto”. P ara Richard “El Apocalipsis no está
centrado en la segunda venida de Jesús, sino en su manifestación gloriosa (parusía) 36 ahora en el
presente histórico de la comunidad. Además, no se puede hablar propiamente de una venida de Jesús,
como si se hubiera ido a otro lugar. Jesús nunca se fue, desde su resurrección está siempre en medio de
las comunidades. Lo que la comunidad desea no es que vuelva, sino que se manifieste, que actúe, que
libere, que reine” Para Robert Mounce existe otro acercamiento a la cuestión. Citando a Sweet para los
primeros cristianos el fin del orden mundial presente ya había comenzado con la resurrección de Jesús y
se consumaría con su reconocimiento universal (un acontecimiento que Juan creía inminente) 37 . No
obstante, esto deja sin resolver el problema del gran retraso de la consumación final. Mounce considera
que se debe entender dicha frase, en un sentido sencillo, recordando que, en la perspectiva profética, el
32 Ibidem, p. 40
33 op, cit. Pikaza, p. 35
34 op, cit. Richard, p. 305
35 op.cit. Pikaza, p. 35
36 El término Parusía significa, por una parte, la presencia actual y operante y, en un sentido neutral, la fortuna, la
potencia militar; además el hacerse presente, la venida. Ver más en Coenen L, Beyreuther E, Bietenhard H,
Diccionario Teológico del NT (M-Z), ed. Sígueme, Salamanca, 2004, p. 299.
37 Swete J.P. Revelation, Fidadelfia: Wetmister, 1979 p. 58, citado por Mounce Robert, Comentario al libro de
Apocalipsis, ed. Clie, Barcelona, 2007, p 84
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11
fin es siempre inminente. El tiempo entendido como una consecuencia cronológica es de importancia
secundaria para la profecía.38” Esta frase aparece también en el epilogo 22.6 y agrega en el v.7 “mira
vengo pronto” (en techei). Lo que va a suceder pronto es la manifestación gloriosa de Jesucristo, ahora
en el tiempo presente. En este aspecto se refiere a lo que Dios le muestra al apóstol en el cap. 4.1
La Palabra de Dios y Testimonio de Jesucristo; aparece en 1.9; 6.9; 20.4, como causa de la persecución
de los cristianos. Juan recibe este testimonio en las visiones “todo lo que vio”. La revelación fue enviada a
Juan: el verbo enviada (semaino) trasmite la idea de una representación figurativa, dar a conocer
mediante un signo. Por tanto, no podemos esperar en el Apocalipsis una exposición literal de la historia,
sino una descripción simbólica de las cosas que todavía han de suceder. “Las palabras de esta profecía”,
se expresa lo mismo en 22.7.10.18.19, el autor considera claramente el Apocalipsis como un libro
profético, y él mismo se considera profeta 10.8-11.
1.2 Apocalipsis no es voz de condena y llanto, sino de gozo. Del mismo modo, Stam considera que “este
libro no fue escrito para especulaciones futuristas sino para una lectura radicalmente pastoral y profética
en medio de la realidad histórica”39 Por eso, Juan (1,1-2) o el mismo Jesucristo (que habla por él) dice
aquí su bienaventuranza. Hay en el Apocalipsis otras seis: cinco cantan a los vencedores de Cristo (cf.
14,13; 16,15; 19,9; 20,6; 22,14); esta primera (1,3) y una del final (22,7) se dirigen a los auditores
(lectores) y cumplidores (cf. Le 11,28) del Libro:
1.2.1 Bienaventurado quien lea públicamente (ho anaginóskón), no en lectura individual (cf. Me 13,14),
sino comunitaria: en enseñanza y liturgia eclesial. El lector aparece, así como bienaventurado.
1.2.3 Bienaventurados quienes escuchen, comprendiendo y compartiendo la palabra. El Apocalipsis
no es enigma, sino Libro que se vuelve luminoso allí donde se lee, vinculando en comunión a sus
lectores/auditores.
1.2.4 Bienaventurados quienes lo cumplan térein: cf. Mt 19,17; 23,3), convirtiendo su palabra en vida,
pues éste no es libro de lectura, sino de cumplimiento comunitario (cf. Ap 12,17; 14,12)
La palabra del Apocalipsis (cf. 1,1) es Profecía (1,3). Algunos exegetas oponen esos términos: la profecía
hablaría en ámbito de historia, abriendo un camino de transformación moral para los creyentes; la
apocalíptica, en cambio, expondría lo que vendrá después de la historia, hablando de sucesos que
nosotros no podemos cambiar. Pues bien, en contra de eso, Juan interpreta la apocalíptica desde la
profecía: es la revelación de las cosas que deben suceder con rapidez (1,1), pues el tiempo está cerca
(1,3).
38 Mounce Robert, Comentario al libro de Apocalipsis, ed. Clie, Barcelona, 2007, p. 84.
39 op, cit, Stam, p. 41