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Pregunta parcial: ¿ Cuáles son según Geary los factores que explican la politización y la
radicalización de la clase trabajadora en Alemania desde 1860?
En 1914 Alemania tenía el partido socialista más grande del mundo, el “Partido
Socialdemócrata Alemán” (SPD). El crecimiento de las organizaciones obreras fue una
consecuencia de la industrialización de Alemania. Alemania, una sociedad
predominantemente agraria en 1860, se había transformado en 1914 en la nación industrial
más importante de Europa. Fueron líderes mundiales en la industria eléctrica. Este proceso
de industrialización se conjugó con una transición igualmente rápida y espectacular desde la
sociedad rural a la urbana. En 1914 la mitad de la fuerza de trabajo industrial eran obreros
de primera generación que trabajaban en fábricas. Ello también significó que la fuerza de
trabajo recientemente constituida estaba integrada por gente procedente de una
multiplicidad de ambientes sociales en lo que se refiere a región, raza, religión y ocupación.
La transferencia de la población planteó un serio problema al mercado de la vivienda.
Surgieron los barracones de alquiler, cada familia ocupaba una habitación.
Explicar el desarrollo sindical y la movilización política socialista como una consecuencia
directa de las infames penurias que generó la industrialización, fundamentalmente durante
sus primeras fases. Hemos descrito las horrorosas condiciones de hacinamiento de las
viviendas, pero la vida y el trabajo en las fábricas eran también bastante desagradables
para muchos.
Los orígenes de la acción y la organización colectivas:
El origen de muchos de los sindicatos que aparecieron, se remonta a las asociaciones de
artesanos de los años 1840. Los primeros sectores de la fuerza de trabajo alemana que se
incorporaron a la actividad sindical estaban integrados por trabajadores relativamente bien
remunerados, dados los bajos niveles de vida que se reconocen para los obreros manuales:
eran hombres cualificados y habìan recibido un aprendizaje que no solo les había enseñado
una amplia variedad de prácticas que dificultaba su sustitución, sino que también les
iniciaba una serie de actitudes concernientes a la dignidad y a la importancia del oficio. Las
organizaciones que crearon estos trabajadores se preocupaban casi siempre de defender
su estatus y sus prácticas frente a los compatriotas menos cualificados, así como luchar
contra el patrón. En 1860 y 1870 se beneficiaron de la expansión economica.La capacidad
de organización nacia tanto de esta situación, que aumentó su poder negociador, como de
la liberalización de las anteriores leyes represivas de la mayoría de los estados alemanes.
Solían comprometerse más con la política del liberalismo más que con la del socialismo.
A diferencia del viejo maestro artesano que había recibido un aprendizaje, conocía las
prácticas del oficio y trabajaba con sus manos, el poder del comerciante reside en su
posesión de capital. Las huelgas no se produjeron en tiempos de depresión económica y
desempleo, sino en momentos de expansión del ciclo económico. Ya que los obreros tenían
que trabajar más horas para cumplir con los pedidos cada vez más numerosos, además la
inflación erosionaba los salarios reales.
El hecho de que los trabajadores no cualificados se incorporaran al mundo del trabajo
industrial con pocas expectativas, y de que muchos procedían de zonas rurales, de diversos
tipos de entornos familiares y ocupaciones que hablaran diferentes idiomas contribuyó a
que no fuera fácil la acción y la organización colectivas. Las nuevas redes de comunicación
las construyeron individuos o grupos de trabajadores dispares que sólo tienen en común la
experiencia del trabajo. En este sentido, la solidaridad de clase nació con la
industrialización. La mayoría de los trabajadores no tenían tiempo ni recursos para
mantener una organización próspera, generalmente se afilian a sindicatos.
La debilidad de los trabajadores alemanes ante los patronos marcó la diferencia con GB. Se
los manipulaba de modo que si estos participaban en huelgas, serían despedidos.
Lo peculiar de Alemania fue la rapidez con la que ciertos sectores de la clase trabajadora
adoptaron una política independiente y radical, y el grado de apoyo en los años posteriores
al movimiento socialista.
La politización del movimiento obrero alemán:
Tanto la politización como la radicalización de las actitudes de la clase trabajadora alemana
luego de 1860 están asociadas con una serie de factores en interacción: el papel y la
actitud de la burguesía alemana, las políticas adoptadas por los empresarios
alemanes en relación con sus trabajadores y la naturaleza del Estado Imperial antes
de 1914.
Papel y actitud de la burguesía:El s.xix experimentó una rápida expansión no solo de la
clase obrera industrial, sino también de una clase media profesional, industrial y comercial
que se formó como consecuencia del crecimiento del mercado y la industria, del papel del
Estado moderno y sus funcionarios y de la necesidad de satisfacer ciertas demandas civiles
por medio de un ejército de abogados, doctores, ingenieros, etc. Muchos esperaban que
esta clase media en expansión fuera la portadora de los valores liberales, que desafiara la
autocracia y llevara a cabo una “revolución burguesa” que introdujera la reforma
democrática y la libertad de los civiles. Pero las esperanzas se vieron frustradas debido a la
represión que siguió a las revoluciones de 1948 y sus propias divisiones internas. La política
de la clase obrera se hizo más independiente de lo esperado. El liberalismo alemán se
hundió ante las diversas políticas de masas.
Comportamiento de los empresarios alemanes antes de 1914: La adopción de medidas
paternalistas en medida de asistencia social por parte de las grandes compañías se debió a
varios motivos, no solo al deseo de aumentar el control sobre los trabajadores. Algunos de
los empresarios daban más importancia a la lealtad de sus trabajadores que a las
cualificaciones o capacidad individual, y muchos se negaron a reconocer los sindicatos o
negociar con los representantes de los trabajadores. Por lo que el movimiento obrero
alemán tuvo que enfrentarse a un poderoso adversario. Esto explica por qué los
trabajadores alemanes recurrieron más a la política para solucionar sus problemas.
Papel del Estado: Los precios de los alimentos estaban determinados no solo por las
fuerzas del mercado, sino también por los impuestos sobre la importación agraria. Así, el
SPD pudo hacer una importante propaganda electoral sobre el tema del consumo, al
margen del hecho de que el Estado protegía a algunos. A expensas de que los
consumidores de las ciudades les resultaba imposible comprar alimentos a un precio tan
bajo como los británicos. En el período anterior al la primera guerra mundial, el gasto
gubernamental y los impuestos sobre artículos de consumo, afectó a los sectores más
pobres de la comunidad. En cambio los impuestos sobre la propiedad eran extremadamente
bajos.
Conclusión (de los factores):
Todos estos factores que actuaban en contra de los obreros, potenciaban el movimiento y
generaban cada vez más descontento y movilización, por lo que el partido fue cada vez más
grande y fuerte a pesar de las represalias.
El tema principal del autor es la relación entre movilización nacional y la guerra total. La
movilización no en el sentido militar o económico, sino la movilización como el compromiso
de las diferentes naciones con sus esfuerzos bélicos tanto imaginativamente, por medio de
representaciones colectivas y de los sistemas de creencias y valores que les dieron origen,
como organizativamente, a través del Estado y la sociedad civil.
La movilización nacional estuvo condicionada por la vida política y cultural de la sociedad
preguerra. Es fundamental señalar la aparición del Estado moderno. En tanto la
burocratización y la tecnología han extendido ampliamente la capacidad del estado de
ejercer la vigilancia y la represión, el involucramiento de las masas en el proceso político ha
hecho de la legitimidad, del consentimiento de los gobernados, una condición
crecientemente vital del funcionamiento efectivo del estado. La movilización política como
proceso ha actuado para legitimar la autoridad de los regímenes y también para articular
intereses dentro de ellos.
En el medio siglo anterior a 1914 el estado respondió a amenazas de orden público con
actos represivos. Pero la creciente participación popular en la política produjo el principal
desafío interno para la mayor parte de los estados europeos. La construcción o
consolidación de los estados nacionales necesitó de la articulación, e incluso de la
invención, de comunidades nacionales en las que basarse.
La legitimación política y un sentido de la nacionalidad derivaron en última instancia de los
actos fundadores y de las mitologías que encarnaban al régimen y a la nación. Ambos
fueron reforzados constantemente por los rituales, los símbolos y los gestos repetidos que
llegaron a ser característicos de la política nacional en este período (elecciones, fiestas
nacionales, mitines masivos, monumentos). La legitimación popular de esta clase y el
sentido de pertenencia a una comunidad fueron crecientemente centrales para la política
europea hacia 1914. La primera guerra mundial reforzó dramáticamente amplios poderes de
represión a los gobiernos. Detrás de la causa nacional se congregaron no sólo el estado
sino también la vidad asociativa de la sociedad civil. La movilización nacional fue, entonces,
un proceso esencialmente político y cultural, el conflicto militar podía ser visto como un
instrumento racional para lograr finalidades políticas.
El término “guerra total” surge de la primera guerra mundial y connota en particular la
inversión política e ideológica de la nación en el conflicto. Esto indica que no hay una
dicotomía simple entre movilización nacional y guerra total, representando la primera a la
efusión inocente del sentimiento nacional que se evaporaba en contacto con la realidad de
la última. El estudio de la movilización en tiempos de guerra trata en parte de las
proyecciones ideales de planificadores militares y civiles, pero también de la vívida relación
de una variedad de grupos diferentes (intelectuales, maestros de escuela, niños, soldados,
etc) con la guerra y su significado. Toda clase de grupos sociales e instituciones se
movilizaron detrás del esfuerzo bélico y al hacerlo contribuyeron poderosamente a una
fusión cultural en defensa del estado y la nación. La guerra desencadenó lo que Nettl llama
“una movilización nacional-institucional”, en la que la legitimación del estado y la nación fue
reafirmada y reforzada en lo que era percibido como una crisis de supervivencia. La
resonancia y las variantes de los lenguajes de auto-movilización enunciados por los
intelectuales fue más allá del sistema educativo de masas, abarcando múltiples
organizaciones preexistentes y asociaciones formadas con funciones específicas para
tiempos de guerra, a fin de promover objetivos bélicos o lidiar con una multitud de
requerimientis prácticos, desde trabajo caritativo hasta empréstitos de guerra. Si la
“auto-movilización” marcó la primera fase de la guerra, los efectos corrosivos de una guerra
prolongada, que disparó el número de bajas y esfumó las perspectivas de victoria, se
combinaron para forzar a los estados beligerantes a adoptar un rol intervencionista más
directo en la segunda mitad de la guerra. No fue sólo cuestión de alterar el equilibrio entre la
coerción y la persuasión en favor de la primera. La legitimación política siguió siendo central
al proceso de movilización nacional. Pero los estados se enfrentaron a la necesidad de
jugar un rol mucho más directo en el sostenimiento del compromiso nacional con la guerra
mientras que las energías voluntarias declinaban. Esto a su vez planteó un desafío agudo a
la propia autoridad del estado y a su capacidad de representar a diversos elementos de la
nación. El sentido tanto del caso italiano como del ruso es que la dinámica de la
movilización nacional llegó a ser un factor poderosamente conflictivo en la política interior,
dada la base relativamente frágil de los regímenes de preguerra y el grado limitado de
integración nacional. Temido por los conservadores, abrazado por los radicales e incierto
respecto de la superación de la apatía de las masas o la contra-movilización, el proceso de
movilización confrontó rápidamente a los regímenes de base limitada que enfrentaban los
imperativos de la “guerra total” con los límites de su propia legitimidad.
La década de 1920 fueron años de esperanza y vigor. Estuvo limitada por las secuelas de la
guerra y los comienzos de una grave depresión económica. Los políticos de la época no
repararon en la fragilidad del mecanismo económico y financiero internacional que la guerra
había hecho añicos.Ni que la economía internacional anterior a 1914 era intrínsecamente
inestable.
Los tratados de paz y el nuevo mapa de Europa
La guerra debilitó seriamente a Europa, tanto en el aspecto económico como en el político,
y dio origen a numerosos focos de inestabilidad. Lo que contribuyó a obstaculizar la
reincorporación de Europa a la economía internacional no fue la destrucción física per se,
sino las consecuencias a largo plazo derivadas de las disposiciones de los tratados de paz y
las respuestas que provocaron. El ejercicio de pacificación fue de los mayores desastres de
la historia. Los tratados buscaron la seguridad, impusieron fuertes sanciones a los vencidos
y llevaron a cabo importantes cambios territoriales en el mapa de Europa. Las nuevas
formaciones territoriales fueron un desastre de principio a fin, dieron origen a interminables
problemas políticos, económicos y sociales. El antiguo imperio austro-húngaro quedó
desmembrado y, en su lugar, aparecieron varios estados débiles, aquejados de graves
tensiones políticas y sociales. Hacia 1920, la unidad política y económica de la Europa
oriental y central había desaparecido, dando lugar a un vacío político y económico.
Habida cuenta de las condiciones políticas y sociales de la época y de la pobreza de
muchos de los nuevos Estados, probablemente había pocas opciones alternativas de
política económica.
Estos Estados no sólo hubieron de hacer frente a los problemas ordinarios de la
reconstrucción, sino que tuvieron que crear, literalmente, nuevas administraciones y
economías nacionales a partir de la heterogénea colección de territorios que habían
heredado. Las vías de comunicación y los vínculos comerciales se cortaron, los centros
industriales se dividieron y/o separaron de las zonas productoras de materias primas y de
sus mercados, y las antiguas rutas comerciales quedan obstaculizadas por aranceles y
prohibiciones. El nuevo orden territorial creó más problemas de los que resolvió, y debilitó a
Europa política y económicamente en una época en la que gran parte del continente ya se
encontraba en la miseria debido a los esfuerzos de la guerra. No se produjo ningún intento
serio de planificar la reconstrucción de Europa. La cooperación de los aliados desapareció
poco después de haber finalizado el conflicto. La inflación, la depreciación de la moneda y la
regulación del comercio exterior fueron las principales medidas para mitigar la situación.
Una solución bastante drástica fue el recurso de la inflación y la depreciación de la moneda
como manera de resolver las dificultades presupuestarias y la baja capacidad productiva.
Según Aldcroft, los costes fueron superiores a los beneficios. Inicialmente, la inflación y la
depreciación de la moneda estimularon la actividad económica, las exportaciones y el
empleo, pero cuando la inflación se desbocó, reportó más perjuicios que beneficios. La
industrialización forzada dio origen a empresas ineficientes y a un exceso de capacidad
productiva, y el desarrollo se reflejó más en la creación de capacidad y en la especulación
en activos que en un aumento de la producción.
Alemania y la cuestión de las reparaciones
Alemania fue derrotada , aunque no se la podía descartar como gran potencia. Los aliados
comenzaron imponiendo fuertes sanciones como pérdidas territoriales y de activos, un
control de seguridad que incluía la desmilitarización y la ocupación de zonas claves de
Alemania y reparaciones por los daños causados por la guerra. Había falta de disposición
política y psicológica para aceptar la culpabilidad de la guerra y las reparaciones. En 1920 el
crecimiento económico fue débil, y la economía alemana no actuó en modo alguno como
locomotora para el resto de Europa. Además, la crisis inflacionista no hizo nada para
mejorar la estabilidad de la economía alemana.
El restablecimiento del statu quo
Los políticos contemporáneos tenían ideas diferentes sobre lo que constituía la prioridad
política fundamental del momento; se consideraba que era la restauración más rápida
posible del sistema económico liberal mundial que había existido durante el s.xix, que
abarcaba la ausencia de controles, el libre comercio y el patrón oro. Este último despertaba
una fe casi mística en las mentes de los contemporáneos, quienes consideraban su
restablecimiento como la clave para el retorno de la prosperidad europea y mundial.
Es dudoso que las propiedades estabilizadoras del sistema monetario de la preguerra
fueran tan poderosas como muchos contemporáneos imaginaban. El aparente éxito del
sistema se debió a la armonía económica entre los principales países que utilizaban patrón
oro. Durango algunos años. los tipos de cambio han bailado y saltado con inagotable
energía, esta inestabilidad no solo ha hecho extraordinariamente difíciles las transacciones
comerciales, sino que ha excluido la posibilidad de establecer un programa económico
detallado para el futuro. La experiencia reciente con los tipos de cambio flotantes nos
permite comprender mejor los motivos que llevaron a los políticos de la década de 1920 a
volver a imponer un sistema ordenado de tipos de cambio. El proceso de estabilización
monetaria resultó sumamente prolongado. Este establecimiento poco sistemático de los
tipos de cambio fijo se llevó a cabo sin una referencia adecuada a las variaciones que se
habían producido en los costes y precios relativos desde 1914. El resultado fue un sistema
de tipos de cambio fundamentalmente inviable.
La respuesta a los cambios estructurales
El período de entreguerras puede considerarse una crisis de transformación estructural
prolongada de la economía europea. El crecimiento y la estabilidad se vieron afectados por
los formidables problemas estructurales que siguieron a la guerra y por la lentitud con la que
se produjo el ajuste. La baja productividad de la agricultura y de numerosas industrias
manufactureras y el desempleo generalizado mantuvieron bajos la producción nacional y la
renta y obstaculizaron el camino hacia una rápida expansión general. En algunas zonas de
Europa occidental el gran problema lo constituía la gran proporción de recursos
inmovilizados en una agricultura ineficiente en un momento en que el mercado para los
productos de este sector estaba debilitándose. La transferencia de recursos de la agricultura
fue lenta y desigual, y las tasas de acumulación y niveles de renta continuaron deprimidos.
También tuvo como resultado la pérdida de mercados, la sustitución de importaciones, tanto
en los países nuevos como en los viejos, y cambios técnicos en productos competitivos.
Estos hechos dejaron a las industrias básicas de Europa con un exceso de capacidad
productiva (en industria naval y carbón) , un desempleo elevado y mercados en decadencia.
Si examinamos la estructura de las exportaciones de productos manufacturados europeos,
se pone de manifiesto que la capacidad de Europa para competir con eficacia en los
mercados mundiales estaba estrechamente ligada a su capacidad de adaptar su estructura
productiva a los cambios en las pautas de demanda de estos productos. Así, los mayores
retrocesos después de la guerra tuvieron lugar en los grupos en expansión de transporte.
En los sectores en decadencia, el problema principal estaba en la industria textil.
La decadencia de Europa
Antes de la guerra, Europa era una fuerza significativa en la economía mundial. La guerra
hizo añicos su supremacía. Fueron las secuelas de la contienda y las políticas económicas
seguidas por los gobiernos nacionales y las potencias aliadas las que impidieron de forma
efectiva la recuperación de Europa. Los tratados de paz y la rectificación del mapa de
Europa, la gestión de las reparaciones y las deudas de guerra, la estabilización de las
monedas y la ausencia de un plan de reconstrucción coordinado se tradujeron en políticas
económicas nacionales que obstaculizaron el crecimiento y retrasaron la transformación
estructural.
FIGUES
A pesar de todo, a partir de 1923, los empresarios comenzaron a ver como podían liberarse
del estado intervencionista, y en muchos sentidos benefactor de los sindicatos. Fue así
como comenzaron a planear un ataque contra la república. Además, el país tenía el
problema de su dependencia de los préstamos internacionales para sobrevivir, por lo que su
posición era muy frágil. Pese a la aparente estabilización que se había logrado, la cantidad
de personas realmente comprometidas con el nuevo sistema político, eran pocas.
Cuando en 1925, el mariscal de campo Hindenburg llego al poder como nuevo presidente,
comenzó a buscar la manera en que virar el gobierno hacia la derecha autoritaria. Producto
de las características proporcionales de la política de Weimar, más el alto número de
pequeños partidos que no se ponían de acuerdo, el sistema termino por perder la poca
credibilidad que tenía.
La caída de la democracia de Weimar: La caída de esta, se vio muy afectada por la crisis
económica del 30, producto de la dependencia a los préstamos de corto plazo de Estados
Unidos, tras su inmediato retiro estos perdieron toda financiación. Aumentó rápidamente el
desempleo, superando los 6 millones hacia 1933.
La principal y mayor consecuencia, fue la caída del gobierno de Müller, y en marzo de 1930
se abandonó todo intento democrático, nombrándose al primer gabinete presidencial, sin
acuerdo con el parlamento, y volviéndose habitual el uso de los estados de emergencia,
mientras se reducían las sesiones parlamentarias. A esto se le suma los ataques al sistema
por parte de la antigua elite, y el surgimiento de un partido de masas, dirigido por Hitler,
quien había conseguido en 1932, 230 escaños, sumados a los 89 del KPD, representaban
una mayoría antiparlamentaria que no negociaría con el gobierno de Von Papen. Sin
embargo, cuando la crisis comenzó a pasar, y los nazis a perder votos, fue que cayó la
democracia de Weimar, y Hitler fue nombrado canciller alemán el 30 de enero de 1933.
La ideología de Hitler era abiertamente antidemocrática, y su discurso amplio podía
adaptarse fácilmente a muchos escenarios políticos.
La consolidación del poder de Hitler: Sin embargo, Hitler aun debía consolidar su poder,
llamando a elecciones el 5 de marzo de 1933, y aun sin conseguir la mayoría absoluta en
las urnas, sino que gano el 43,9 % de los votos, mientras la izquierda tenía más del 30%, y
los centro y liberales unidos un 18%. A pesar de no llegar a los 2/3 necesarios para hacer
un cambio constitucional, logro el apoyo de los partidos del centro y los de derecha, para
acabar con la democracia, además se aseguró de se aprobará la ley de plenos poderes,
ganando así el poder de aprobar cualquier ley que este quisiera. En la administración se
hizo una purga de judíos y de opositores. En mayo se disolvieron los sindicatos, los cuales
se convirtieron en el “frente laboral nazi”, y el 30 de enero de 1934, se abolió la cámara alta
del parlamento, y se acabó con el sistema federal. Cuando murió el presidente Hindenburg,
unió ambos cargos, nombrándose así Furher y hacerse con el cargo de mando de las
fuerzas armadas. También se asesinó a dirigentes de la SA y otras enemistades.
Al tiempo que se tomaban medidas en pos de la sumisión de los alemanes, también
buscaba ganarse su apoyo. Siendo los fines básicos de la política económica nazi, la
autarquía, y la preparación para la guerra. El desempleo se logró reducir, hasta la escasez
de mano de obra, y se llevaron a cabo proyectos para fomentar el sentimiento de
pertenencia a la comunidad nacional (la belleza del trabajo o a la fuerza por la alegría).
A nivel de la opinión popular, si bien no se puede negar la existencia de muchos nazis muy
convencidos, había también muchos que se unieron a las organizaciones nazis, por motivos
de conveniencia. La gente vivía por lo general a un nivel muy cotidiano, aceptado o
quejándose de políticas particulares, peros sin desarrollar una imagen en su conjunto.
Había un área de interés restringida. Por otro lado, los protestantes eran a veces de
resistencia, aunque en apoyo de las medidas anticomunistas y de los objetivos
conservadores-nacionalistas del régimen, mientras los católicos fueron muy de a poco
desarrollando una mayor resistencia, producto de las injerencias del régimen hacia su
religión.
En general, el pueblo alemán en los años anteriores a la guerra vivió una mezcla de
coerción y consentimiento.
Política exterior y guerra: Los objetivos de la política exterior de Hitler eran claros: Revisar el
tratado de Versalles, incorporar a Austria, transformar a Checoslovaquia y Polonia en
estados satélites y finalmente conseguir el dominio del mundo. En general se buscó
conseguir la mayor parte de estos objetivos por la diplomacia, mientras se dedicaban
muchas energías al rearme del país.
En marzo de 1935 se anunció la existencia de una fuerza aérea alemana y de un rearme
generalizado, así como la introducción del servicio militar obligatorio. Además, Hitler
rechazaba los pactos colectivos en favor de acuerdos individuales con países concretos.
1. En marzo de 1936 se remilitarizo Renania. Ese mismo año se anunció que en 4
años debían estar preparados para la guerra, por lo que se anunció el plan cuatrienal.
Además, la guerra civil española unió a Italia y Alemania tras el Eje, a la que se agregaría
Japón en 1938.
2. En 1938 se llevó a cabo la Anschluss (anexión) de Austria, pese a la prohibición en
el tratado de Versalles de esta, y sin reacción de los demás países.
Por otra parte, la anexión de Checoslovaquia, tras tensiones mutuas, el primer ministro
británico, Chamberlain medio y se acordó la cesión de territorios a Alemania, Luego la
entrada total de las tropas alemanas se dio sin resistencias, producto de que las líneas de
fuertes habían sido dadas por el acuerdo anterior.
3. En Polonia, la reacción de las demás potencias fue mayor. El 31 de marzo los
británicos habían garantizado la independencia polaca, aunque Hitler pensó que no iban a
realmente salir a defenderla. El 23 de agosto de 1939, se firmó un pacto con Stalin para la
invasión conjunta de Polonia y su división, de corte puramente estratégico, invadiendo el
territorio polaco el 1 de septiembre de 1939, y 2 días más tarde, Gran Bretaña y Francia le
declaraban la guerra a Alemania.
4. Hacia 1940, con una Polonia derrotada, Hitler volvió su atención hacia el norte y el
oeste, primero tomo Escandinavia, y luego en mayo de 1940, derrotó a Francia y la
instauración del dócil gobierno de Vichy.
5. En la primavera de 1941 ataco Yugoslavia y Grecia.
6. Ese mismo año, atacó en el verano a la Unión Soviética, iniciando una guerra en dos
frentes que resultaría desastrosa, y daría hacia 1943, pie al contraataque ruso tras la
derrota en Stalingrado.
7. También en ese año ingreso USA a la guerra, tras el ataque japonés a Pearl Harbor,
y por la alianza de estos con Alemania, convirtiendo una guerra europea en una guerra
mundial.
8. Desde 1943, y tras derrotas en el norte de África, los ataques de la RAF sobre
Alemania, las derrotas en Italia y la destitución de Mussolini, Hitler se volvió hacia sí mismo
y se retiró cada vez más.
Holocausto. Resistencia y derrota: En un lento proceso comenzado en 1933, los judíos
habían sido identificados, estigmatizados y excluidos de la “comunidad nacional”. Con la
guerra, y la anexión de nuevas tierras con comunidades judías mucho más grandes, fue
necesario el desarrollo de nuevas técnicas de exterminio masivo. Esto llevo al desarrollo de
enormes campos de concentración y asesinato, donde de forma organizado y
burocratizada, se asesinaron a más de 6 millones de judíos, así como la casi total
aniquilación de gitanos y la muerte de numerosos opositores.
TRAVERSO:
Pregunta parcial: Analice el contexto internacional hacia el final de la II Guerra mundial, el
rol de las potencias vencedoras y el concepto de justicia política utilizado por Traverso al
hacer referencia a los juicios de Nuremberg.