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ADMISIÓN 2023

MONÓLOGOS DE MUJER

De: ROMEO Y JULIETA de W. Shakespeare

JULIETA.- ¡Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? ¿Por qué no reniegas del
nombre de tu padre y de tu madre? Y si no tienes valor para tanto, ámame, y no
me tendré por Capuleto.

No eres tú mi enemigo. Es el nombre de Montesco, que llevas. ¿Y qué quiere


decir Montesco? No es pie ni mano ni brazo, ni semblante ni pedazo alguno de la
naturaleza humana. ¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no dejaría de ser
rosa, y de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo. De igual suerte
mi querido Romeo, aunque tuviese otro nombre, conservaría todas las buenas
cualidades de su alma, que no le vienen por herencia. Deja tu nombre, Romeo, y
en cambio de tu nombre, que no es cosa alguna sustancial, toma toda mi alma.

¿Y quién eres tú que, en medio de las sombras de la noche, vienes a sorprender


mis secretos?

Si el manto de la noche no me cubriera, el rubor de virgen subiría a mis mejillas,


recordando las palabras que esta noche me has oído. En vano quisiera corregirlas
o desmentirlas… ¡Resistencias vanas! ¿Me amas? Sé que me dirás que sí, y que
yo lo creeré. Y sin embargo podrías faltar a tu juramento, porque dicen que Jove
se ríe de los perjuros de los amantes. Si me amas de veras, Romeo, dilo con
sinceridad, y si me tienes por fácil y rendida al primer ruego, dímelo también, para
que me ponga esquiva y ceñuda, y así tengas que rogarme. Mucho te quiero,
Montesco, mucho, y no me tengas por liviana, antes he de ser más firme y
constante que aquellas que padecen desdeñosas porque son astutas. Te
confesaré que más disimulo hubiera guardado contigo, si no me hubieses oído
aquellas palabras que, sin pensarlo yo, te revelaron todo el ardor de mi corazón.
Perdóname, y no juzgues ligereza este rendirme tan pronto. La soledad de la
noche lo ha hecho.
ADMISIÓN 2023

De BODAS DE SANGRES de Federico García Lorca

NOVIA.- "Aquí vengo. Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con
ellos. Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza,
hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy
limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se
haya mirado en la blancura de mis pechos.

¡Porque yo me fui con el otro, me fui! Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer
quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua
de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de
ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo
corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos
de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas
de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería,
¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado!, pero el
brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabeza de un mulo, y
me hubiera arrastrado siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los
hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.

Véngate de mí; ¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos
trabajo que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como
una niña recién nacida. Y fuerte para demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos
a meter las manos: tú, por tu hijo; yo, por mi cuerpo. Las retirarás antes tú."
ADMISIÓN 2023

MONOLOGOS DE HOMBRE

MI PARED de Mark Egea

Toni siempre ha sido muy mujeriego. Ahora acaba de casarse con Marta. En este
momento están terminando de pintar las paredes de la nueva casa que han
comprado.

TONI: Las hemos pintado todas del color que tú has querido (corrige), del color que
hemos querido; vamos a poner los muebles que los dos hemos elegido; esta es el
piso que los dos quisimos. Es nuestro piso, sí. Y estoy contentísimo. Pero ésta… va
a ser mi pared. Ya lo hemos hablado, cariño. Me diiiste que sí. Respétamelo, por
favor. Y ahora la pintaré de color rojo. No te he pedido opinión, y no lo haré. Será
roja. Igual dentro de unos meses me canso del rojo y la pinto de color verde o violeta
o marrón, no lo sé. Y no te pediré opinión. Simplemente, la pintaré. Ése fue el trato.
Es una estúpida pared. Metro y medio por no sé cuanto de alto, es la más pequeña
de la casa… pero la necesito. Necesito que esta pared sea mía y solo mía, poder
pintarla del color que quiera, cuando quiera, sin avisarte de que la voy a pintar, sin
contártelo luego. Total, no se ve, ¿quién va a entrar aquí? Es un piso precioso, lleno
de preciosas paredes color crema, con preciosos muebles de diseño, en un barrio
precioso, lleno de niños y columpios; tendremos niños, claro que sí. Pero ésta será
mi pared. Si no te gusta no la mires, cariño. Te quiero. No la mires. Seremos felices.
ADMISIÓN 2023

ROMEO Y JULIETA de W. Shakespeare

ROMEO:

¡Silencio! ¿Qué ilumina desde aquella ventana las tinieblas?

¡Es Julieta, es el sol en el oriente! Surge, espléndido sol, y con tus rayos mata a
la luna enferma y envidiosa, porque tu, su doncella, eres más clara. No sirvas a
la luna que te envidia.

¡Su manto de vestal es verde y triste, ninguna virgen ya lo lleva, arrójalo!

¡Es ella en la ventana! ¡Es la que amo! ¡Oh, cuánto diera porque lo supiese!
Habla, aunque nada dice; no me importa, me hablan sus ojos, les respondo a
ellos.

¡Qué idea loca! ¡No es a mí a quien hablan! Dos estrellas magníficas en el cielo
ocupadas en algo allá en la altura les piden a sus ojos que relumbren.

¿No estarán en su rostro las estrellas y sus ojos girando por el cielo? El fulgor de
su rostro empañaría la luz de las estrellas, como el sol apaga las antorchas. Si
sus ojos viajaran por el cielo brillarían haciendo que los pájaros cantaran como si
fuera el día y no la noche.

¡Ved cómo su mejilla está en su mano! ¡Ay, si yo fuera el guante de esa mano y
pudiera tocar esa mejilla!

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