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El edificio del Hospital Italiano aunque realizado parcialmente, y a que el pro-

yecto original era más ambicioso, constituye uno de los más logrados efectos
Palladio, España,
esce nográficos de sabor r·enace ntista en el Río d e la Plata. La li viandad y ritmo Europa
en el diseño de las a r·querías, la elegancia de la escalinata, la calidad de los [1550-1650)
materiales utilizados (mu chos de ellos traídos de Ita lia) constituyen algu nos
de los méritos de la obra. En lo compositivo se ha visto cierta sim il itud con la Fernando Marías ¿Es todavía una categoría vál ida la de Palladian ismo?, en la que la historiografía
Gale.-ía de los Uf'flci de Vasari. aunq ue podemos considera r su fachada como arquitectón ica del siglo XX se ha sentido cómoda, para estudiar la arquitectura
una reelaboración de la temática de Palladio en la Basílica de Vi cenza y el tra- europea de l tiempo de Palladio, esto es, en un sentido lato, entre 1550 y 1650 1• No
tamie nt o de la colu mnata con verificable simil itud a l "chiostro de San Giorgio es seguro que ana lizar los más importantes arquitectos coe!áneos o contemporá-
Maggiore" e n Venezia, iglesia realizada por Pallad io y claust ro concluido en neos de Andrea Palladio, y establecer una suerte de historia comparada de la ar-
16 18 por Longhena. 86 quitectura, nos permitiera conocer mejor al nuestro. Los resultados podrían ser
además decepcionantes si pensamos en arquitectos como P hi libert Delorme (ca.
En c uanto a la estación del ferrocarril, Andreoni, si bien uti liza motivos manie- 1510- 1570) en Fr·ancia, Juan de Her·rer·a (ca. 1532-1597) en España, o Mimar
ristas en planta baja, recur-re a la vez a las ya prestigiadas mansardas junto a Koca Sinan (Agha Sinan de Kaiserica, 1490/ 151 0- 1588) en el Imperio Otoma-
la estr·uc tUJ·a metálica de los andenes q ue dan una resultante ecléctica al con-
no. Las publicaciones de los dos primeros2, y la fama de todos ellos3, así como el
junto.R' Las arq uei'Ías de planta baja, retoman una temática cuya raíz genérica papel desempeñado por los tres en sus resp ectivos ámbitos de actuación podrían
10. Hosp1tal Italiano de Montevideo obra de Luis
Andreom que recurre a las serlianas como elemento podemos nuevamente hallar e n la Basílica o más directame nte e n el sistema del establecer paralelismos entre ellos. 1 o obstante, es improbable un conocimiento
de compos1ción de una obra de gran envergadura. cort ile del Palacio i\ \arino d e Jvlilán.
del vicentino por parte del francés~; H errera parecía no haber atesorado su t ra-
En otras de sus obras Andreoni oscila ent re propuestas romanticistas de corte tado en su imponente biblioteca, aunque conociera su proy ecto para el Escorial 5 ,
neomedieval o barrocas, pero reitera sus lineamientos palladianos en la densa- hasta que un ejemplar de la primera edición de 1570 ha sido identificado por
mente ornamentada casa de los Vaeza (hoy Par·tido Nacional) y sobr·e todo en nosotros en la Biblioteca de la Un iversidad de Barcelona en el otario de 20086 ;
el Club Uruguay donde recun·e al doble columnario apareado que utilizó en el y. a pesar de las relaciones también arquitectónicas entre Venecia e lstanbul. la
Hospital Ita liano y que aquí se potencia con su em p lazamiento escenográfico información enviada por Marcantonio Barbara ( 1518-1595) , allí presente entre
frente a la Plaza Matriz. 1568 y 1573 como cónsul o bailo y amigo del gran visir turco Sokollu Mehmed
1Ouattro llbri dell'architettura (Venecia. 15701. Pasha (1505-1579) , incluso los ecos otomanos del Redentore, el Ternpietto de
E l aporte de Palladio, estructurado fund a mentalmente e n torno a la recun·ente ejemplar perteneciente a Juan de Herrera Maser o de la Malcontenta de Palladio, no se ha podido demostrar todavía un
apmpiación del léxico Formal. expresaba la carencia de un debate teórico local Biblioteca de la Universidad de Barcelona conocimiento por parte de Sinan de la arquitectura
o e l texto palladiano 7 .
que posibilitase la vige ncia de conceptuali zacio nes más in tegrador·as de su pen- (Foto F. Marías)
sa mi en to arquitectón ico. El estudio del panorama de las relaciones entre Palladio y sus obras, materiali-
zadas en piedra y ladr·illo o sólo en papel, y la arquitectura del resto de Europa
También el Uruguay d e "fin de siecle" está marcado por la progr·esiva influen-
de su tiempo. esto es, aquél que podía considerar a Andrea como un arquitecto
cia de la l~·olc de,• Bcau.\·-ilrl.• y por u n repliegue de la corriente ita lian izante. El
debate sobre los estilos de los Luises, 1mperios y Regencias d esplazó la preocu-
'xlln habn.t indu'o qu~ l)('ll,,.tr en (;.h muy di fertllle~ nm<.:ep<·ion<~, dt·l término u'ado por Rudolf \\lukm\er Pal/llÚio and
pación por el clasicis mo de los tratadistas renacentistas y manieristas y las suti-
11t!lodtallHIII, (;('0~(' Brazillfl: ~C\\ '\'ork, lfli-l ' Prtrr :\lurray "11 P~tll.tdiane\i mo", (.'!) .\lrHI10 dtl Palladw. ed. Re naro c c,·e')t'.
lezas arqueologistas del neoclasicismo. Los nuevos tratadistas desde Rey naud a \ {•nl'u~\. 197 l. PJ>· 15S-Hi9. l.rik Fof"'-.man ..11 Pall<ldianC"-.imo: un H'nt<U h'O di dehnifiOn('", rn Pdlladio. la sua "tdiUi ntl mon
11 . Club Uruguay, una magnífica obra de Andreoni do. \ i:m·<ia. 1'180. pp. J - 10, Roben 'Ll\Crnor Palladio and Palladwnum. TIMI11<"' & l lU<I-.on, l.ondr"'· l 'l'll , l.ionello P uppi
Barberot, Guadet y Cloquet fueron abriendo paulatinamente las propuestas a un
sobre la Plaza Matriz en Montevideo muestra con Palladw. ln11fxlu:;/Ont al/e ardttltltrm tal pnuuro lnm"ro, \ "erou~l . :l003 , \\'ern('r Ot•< h-.)in l"ulladwmnmn. 1rona t Jlram, ...\rscnalr,
clandad la aceptación del repertorio clasicista con historicis mo más universalistay consolidarían la actitud eclecticista que termina- \ "rne<i.\, 200h o llo\\ard B l lrlh .. Pall.ulio e i fondamenti di una llUO\"<.t .uthitl'liUra al ~ord'', t:ll nllúulio neL\ Ord F.uropfL U-
/m. i.Uf.I{J.;Wiun. mduMtt. c:-<k ( ;uirto fk·ltf3mini. H oward Bur ns, Kun \\'. For!!ltrr. \\'tnwr ÜtYh..,fin & Clui,tof · rhoene~. .\ lilano
citas a propuestas palladianas. ría con los antiguos ri gores normativos de la Academia.
19'1'1. pp. 1ti-j J' " l ni ~o.Jom·, and \l <cn/0 Scarnoz¡ i"', . lnnali dr ardrrttllrrm. 18-19. 2lXlb·2007, pp. 2 1j -221 .
1 Dt· ..,u,. \(m¿l'f/t~ un·wlú.m.} fJOw Mm brHiil el d Jitltt frrm 1 París, 1j () 1 a \ll Pm11trr Tome de 1: lrrhiteflurt
Parb 1 1j67 ~ a la:., es1ampas
) Swr111no.v &,.,,,, rlulmtmón dr IM dútrloJ ; · e>tampn.s dt lajílbnra de San l .amrrro el Real del E.H urial .\ l <~drid , 1389 [ ~;·,83 - 1 j98] .
1 C o nc.n:tada para S ina n t'll
-,u.., hiografia ..; \·C:·a:sc Sinan~ aulobio,l!,wphitJ. F'ivt.\h!tmllt Centu~y '/f\IJ , cd. Gulru Ne.:;ipoglu. E .
.J. Brill. Lc idrrr, 200b.
1
La hipóte-.i\ d l' Ho\\~ud Burn'l, "Pallad io in France", en C l:.:uropa l' l'tulr aahmw, ed. ~ l .1x St·idd, K.un~rhi\tori~chrs lnstitut
in Flon.·n1.. \"c¡wc.i.l, :WOO, pp. ~;)j.:.UB. por la q ue Pallarlio h.tbria proy~c.tado la <apilla funeraria d l' la Duquer.,a de \"alenti-
noi' DioHH' dt> Po ilÍc.:r.... t'tl (') c.hfucau dr Anrl, en torno a 1 j66, habría tOit...lituidu Gl\i un \;trca'imo doblf'". por la intmmi ... ión
l. 11' tr.lh,l¡u ~\ h.t H .tl11.11!o t'll t lnt.ttHI de l.t im t' 'ti:.!Ut lt.lll p.1lladi.\na rnuna obra tan fr,uu.c..,a ~ ~t~ falta de ceo 'iucrsi,·a. \ ·éa~t· tamhién J ~an -l\1 ,\ric.· l't·rou\t' dt..· ~ l omclo~ . P!úlibtrl Dt
l>c .J ru-..tlt·n ,¡ Hun, 1 mt~kln, \ tipolo!.:I.t, (k Lt <uhtll.t. /"Orm.-. ,lnhrtrtlt du ror ( 1511 1570¡, ~ l cngi· >. Parh, 2000.
u ·q ullc t(Of1Uol Cit-l,¡ l •fMI\ol dt f.l f.d.ld ,\ (ndtrn.t "¡¡,:jo.., Catlwrirrc 1li lkimorr-/.nncr.]uan df l imera, . IT<hrttct to Plullp 11 qf SP<rin. Yai<- l 1rriwr,il\ l're>'. :\e" l l.t\<'rr-Lorrdres. 19'l3.
\\ .~\ '111'. Pnt•retu Hli \/Oti).Ol·,qd.. J :\1im.. ltnc dt ' R<''''"a li7-C~I -33BO. 1., pon.ada prc;em.t una in><ri¡xión tachad.• " DER,· j<Mrr eh- H<"rrem ..."' 1." inicial!" drl arquircno:
( ltl.t \ lt t uolo~l.l. que· ...,. prol"ll~.t ,¡hor,t t tlll ' IJIJJ(,¡ ··1. H : ·. U (~jempl.u umo.,crva el<~ anotacionb autúgraf~b: '·las maner.1~ dt• mun.h" l. fol. 11 ~· máo., imes'e\<\ntt·. "los pcdc-.tale.,
Lo l c111pl dt "'',tlnuton: l.t-• \ntH!_Ut d.ldt·, hchr.ut ,t .. tU .urrca d<' lo' .mti~l(h uo tu' irmn ninguna medida porque \nlo '('r.Ían t'll lo\ IXKlio.., 'olm..- lo"> <¡lMk') lMúan lo-, tl'mplos m~'b. •tito
f Ct•ll"'IIUttlttfl c!tJ llli,LgÍII,tfltt lftJtllh(hn!Ít ll tk f<.~ ) ... o meno... .tito C"Omo lt.' torna\·,\ mejor~ a<.i 10\ ped<".,tales en 1~ a rrm uiumphotlt-... no('\ Otr;t <.o....t ,ino un podio roto que :-.e dej.t
llJ.Il3 .ah111nodt rn.t P¡m,-c 111 J-ll \l~fMl"t-tHHIMI/ \Ril de umtmuJr pon:¡uc '*' pm·<l' P'-'"'lr por d{·bajo del arco CU)a 1x·asM ~\\·ía de "-t.'r (')podio rontinuado ~ a'i lo r., lo... pedestale:-." l.
,J¡ 1 \1 utHc uo de l.duc ·'' lt•n \ ( Ít·Jul.t. \mph.t ' t t•ni:...c· p . .) 1 . 1~ ¡>0\ibk que un error dd inn~mario de los biene~ de .Juan de llerrt>ra de 1597 inuudu jt-rala (onfu..,ión, p uC'' apariTe un
1 11 lru ll.th.l)o flt'\lo l.c loiom dt P.ttiJ.dln tUWf•tt•. texto idrntih\.•tdo <.on un improb."l.blr- ··L.ch quatro lih1lh de la arc¡uirrtur.l fl>Ut.tna de ~tm:o lkruardo Dominico en iraliano''.
PL' PPI. l.iolwlln. / }¡1/udw. lora\. Hdn ·t"J, ma. 19()8 .: m,,,·pltlr.t u j,Jn¡/~I'Ja.¡, 1 "'~ Delxu·ah J lo"•'rd, ··\'( 'nin· bct\\t•en E~..,, and \\.(':-.t: ~l art ".\ntonio B~trb.t r<l .md Pall,,dio\ C lwnh of thc Rcdcmon:-", Thr
LOl_'ST,\l C .:•, ,ll .J. f njlumotl dt l flllW en Úl arqutflflum Jn,tituto de• C:uh ur.1 lt..tlia no. ~l olllt'\-idro.l990.
Uri(/!Ut!)"tl. (Ch.. ( tuultl Jlth¡ .unml \ l{tm,tJd Hurn~. \ l.u- ]trumal o} tlrt .'>o<llll oj . lrclntttlwal Historian;, 62, 3. 2003. pp. 306-325. Gulr u :\~~ipoglu. Tht .lgf oj \man. Ardrrtatural Culture
G c ·IIER RJ./.. R .llliOII \ otro,. flab11n"< m la mqurl<r/um .lrl{<nhrw. CLDOD.\1.. Bu<·no' \i"''· ~l llll. lh1'· \ f'nt<.!.i . .?0(1/t,pp. 21u.:!ht) mtlrt Ottonwn Hmpirr. Reaktion-Prinu:ton L'ni'c~it) P rcss. Londre~-Pri nc.cton. 1003, pp. C)q.l03.
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moderno, como un contemp01·á neo, hasta unos 50 o 60 años después de su muer-


te, no parece tarea fácil. Porque la tentación seda proseguir en la tradición del
wi.,h[ul thin/..:in.t¡ palladianista, definir los fenómenos de concomitancia como un
"primer palladianismo" o, por contra, tratar de justificar los Pado.1 con razones
d e un sociologismo algo llil(/. buscando supuestas afinidades electivas entre los
países protestantes y republicanos, amigos de la sencillez y lo esencial , y encon-
trando por contra e n los países autocráticos y católicos rasgos intdnsecos para
haber rec hazado la lección palladiana. Nos mantendríamos así en la idea de una
difusión abstracta d e las composiciones y el espíritu palladiano, de las recep-
ciones pasivas y del cálculo de los porcentajes de "palladianilir" e n los diferentes
países europeos, a tenor de su adscripción político-religiosa a la democracia y el
4 Andrea Palladio. Basílica di Fano da Vítruvio. per
protestantismo o la autocracia y el catolicismo. Daniele Barba ro. De architettura 115561.
V. l. pp. 220·221.
Sin embargo. es posible que los res ultados del mapa por el que solemos seguir el
palladianismo eu ropeo hasta 1650 debiera modificarse si cambiáramos nuestra nacional. Si los primeros elogios italianos de Andrea Palladio nos llevan a la
mirada y la di rigiéramos, no hacia la definición de un estilo o un subestilo, sino sexta y séptima décadas del Cinquecento (con Antonio Francesco Doni, 1555,
hacia los personajes y sus expet·iencias visuales en Italia, en Vicenza y Vene- Daniele Barba ro, 1557 y 1567 y Giorgio Vasari , 1568), para las primeras refe-
cia, sus dibujos y sus lecturas del texto palladiano, desde cet·ca o desde lejos y rencias encomiásti cas no italianas debemos esperat· hasta la mue rte del arqui-
2 1 Ouattro libri delf'arclutettura !Venecia. 15701. d entro de un conjunto de refere ncias a modelos mucho más amplio, e n el q ue tecto. Conocemos un todavía anónimo soneto en fran cés a la mu e rte d e Palla-
nota de Juan de Herrera !Foto F. Maríasi. Palladio dio9, aunque qui zá de biera ponerse en relación con alguno de los fran ceses que
no representara un monopolio de protagonismo. Tal vez debiéramos
modificar nuest ro punto d e vista y sustituir un método de defin iciones y teleo- visitaron Vicen za precisame nte ese mismo año o poco antes 10• Por otra parte, las
logis mos por otro estri cta mente histórico. anotaciones manuscritas del pintor Domenico Theotocópuli ' El Greco' (1541 -
1614), serían un primerís imo testimonio. Si no es todavía absoluta mente seguro
Con los ojos de la cara y del entend imiento que lo retratara en 1570, con ocasión de su pasaje por Vicenza, como el Uomo
¿Por qué los e uropeos debían interesarse por Pallad io e n los tiempos d e Palla- con t:I/Twllmli c>i ,lcrillllm e rbe,qno de l Statens JV\useum for Kun st d e Copenhague,
dio?, siendo un arq uitecto que produjo toda su obt·a en el entorno de una ciu- su admiración emerge en sus notas de hacia 1591 al Vi t ruvio d e Daniele Bar-
dad provincial como Vicenza, y sólo en sus últimos a ños proyectó sus imponen tes baro (VI 1, vii , pp. 170- 171 ) , al preguntat·se, tras a nalizar algunos rasgos de
ig lesias de Venecia. No parece suficiente el hecho de d isponerse de un proy ecto Miche langelo como arquitecto , quién pod ría iguala rse con Andrea: " ... y en fo
del vicentino, como el de la ig lesia del monasterio del Escorial que realizara en t¡l/e,,parttádar dt•llo,, AnllfJIItM [¿}qui .1r ¡maJe a_quallar con Anr)rea Pa//adio[?} t¡llf .Jolo
1572, para que un ambiente como el español, un comitente como Felipe 11 o un con J 't!l'.fll,,j~íf,rú·a,• parftt'lllarr,, le drl'f forJo el lllltndo mtÍ.I t¡lle {a} quan/0,1 t'll Architelum
arquitecto como Herrera se ri ndie ran a su fascinación. Tampoco el q ue llegara a ,lcril'e!'OIIO... "; pocos años a ntes, después de 1586, y a se hab ía referido a Palladio
otra cultura a t·qu itectónica su tratado o sus xilograFías de la edición de Vitruvio en sus notas a&: Jlile di Giorg io Vasari ( 11! , p . 873), c ri t ica ndo la moderación
de D anie le Barbaro. Podemos suponer con fundamento que la Jv\adrasa Ali ibn del elogio de éste y ju zgándolo a la a ltUJ·a de T izia no en la pintura, como "al
Yussuf (1 564- 1565) de Marrakech 8 , construida de forma unitaria y pot· un único mayor an¡util'clo {)e 111/t',•lm liempo": "... 110 ,1é yo 1111 110111¡,re qw• ,luene en ,.¡mundo y que

3. Marrakech. Madrasa Al1 ibn Yussuf !Foto F. Maríasl. maestro para el sultán sa'dí 'Abd al-Ghalib (1557-1574), depende en el d iseño de
5a El Greco. Gíorg1o Vasari. Le Vite l1 568l. 111. p. 837.
su patio de las ilustraciones de la Basílica de Fano de Vi tru vio que Palladio había '1\ 'cncci.L Bihliolt'('i\ ~ l.tn: ioma . Cod. lt. 1~ 271[ =606~lJ. fol. '1 r": ··I\'ou k mal ol1 \,1 ~ lu11. 111.\Í\ de, dic~ux. k Seig-m:ur. 1
reconstt·uido g ráficame nte e n 1556 para Barba ro (V I, i, pp. 220-221) (fig. 4) y es :\om. .t 1\\\; k fi\, ck l'anic.·mw nliT<' [P.IIbrlel 1 Q.lli ~n ,·oik en re lieu nou-. l.ti '~"'·' pour tlleltloirc.•. 1 S.ul-.lt· qucl nul tu~t
p(Ju 'lupporter..,a luc•ur. 1 ,\i thi de lu\ nou~ pri,·;-~unjalou"c ¡mt·re?] 1 <J.ui ne W>it,dit.Jupin[C imt·]. que m.t tille: \an-.. mÍTt'
muy posible que un eje mplar de esta edición hubi era llegado hasta Marruecos; no 1 Depd.n t m l \ nu:' de,,cin.., dont dl'l'\l hc..'ritil·re 1 A mon ne\'eu, qui \'homm<' ~·n f:tit 01 J>O"i...('''('Ur? 1 l A' ba\ ~'il <-·ominuc.
obstante su empleo, difíci lmente podríamos hablar de pallad ia nismo e incluso po- tra de~ dicu.x b handc.·. 1 i\l t' l:ti ... ~.ml. habitt•r. L te dit. il ('Onlandt~ 1 Qut> lo'Jl Palladiw. n:wurnr ,\ Lt lllai ...on 1 (J..ui '-oyant
en pa'J~,\1\1 t.mt dt• lwaux tahcrnadc., 1 (.l_ui retif k rr!Kioirnt. (·omme <1111<\111 de miradt·, 1 Cngn('UI que ~on aieul J\'OÍI
dríamos constatat· una nu:,,'ulerprrla/ÚJn de los sistemas occidentales de representa- trop de 1'.1ivm". Publi<Mio ~traduc ido por 'l'omma... o Trmanza. \ 'itr rlci piú cdrhri .tr<hitt·tti.c.· ... c.uhori \ 'enl'!.iani, Venc-
ción por los que una sección podía llega r a lee rse e n té rm inos de un úni co p lano. ri~l. 1i7H. p. :?B3: "l'•.:rrll¿· .1 \ 'irt'lll<l. C.· Pall.uk cJj,p¡:¡r,a! 1 L.oman 1i tralt.1 ilnHH'Io liglio pi.u~ne. 1 Che f( lli :-.ol i n~a r ~cura
non...,¡ l.lg!H·! 1 L'at'n: fu .~!{<.' on• n't· la <-l'll<.'r 'P~'r.... t. 1 :\ bdrc come i: "li dt: l ... uo leuo 'll.!I 'I<L' 1 P.tdn..· rom'ebb{· um k ... uc
Tal vez para contestar a la pregunta antes for mu lada hubiera que demanda r un Compa~nc ·! 1 :\ !.1 dnu \Ídt.• pil1 Oca. the ~fon·hi bagne! 1 O dt'a 'all~lll' di,-in .. i.tmoltt.' .l.pp.lr..<.t? 1 Si hum;uta J,t i·. che
,¡lt._• pa~, ion hunl.lnt'. 1 ~i ronr:Hrnclo humanamcntt.' plora 1 Ch.aJ 'uo P~tll.tdio il \'t'lu hwn.H\ ..,·¡11\ol.t. 1 Qual tome tor ;:¡ Í
contacto directo con la propia obra co nstruida, no sólo d ibujada o g rabada, de '('nte. t·~li ,,¡ Ci\ \OI:l 1 l'\ Í\'e .HH ho. Chr ddl.1 h.'l7.l Sora 1 Contra pro k inmort.tl. o.,on J'.u nlt ',\lit'...
Pallad io, y enco ntrar los oríge nes del interés en la experiencia visual d irecta, 10 ~ [irlwl dt• :\l ontai~nt· 1YU-I:>~t? h.thía pa..,ado por \ 'icenta
,.¡u,.,
))( ·e... t une ~r.mdt· un pt·u moin, qt•c..~ \ 'cronc oú il'
~1 wut plein dt· JMiai..., dt' mlhlt•"t'.. 1 ··t.;"r.mdc..· t iu<t· .. . pit'na di palatt.i l{t'ntiliLi"- t•n «K:I11brc· clt- 1~>BO . .J.u:que:.-. \u~u ..te Dt'
inmediata, de la materialidad d e sus obras en Vicenza y Venec ia . Thou 1:15:~- i -\ --1 h 1i h.tbl.l \i,tjadu por lt~tliJ. ' ,i,itado <tlguna'> obra-. de.~ P.tll.tdio tn 1~>i3.
:\'o '<II:H:THO' qui«·n pudo IMiwr ,.NI.tdo la.., f.i.hriea" ,·encTiana'i de Pall~tdio dur;,uHr l,l '¡..¡¡,,, c>tllrt' d 1i ) d 'li dt· julio de
Una fórmula válida para calibrar antitéticamente la doble inciden cia de la obra 13i ~ - ddjO\t'll rt'\ l.nriqut• 11 1 l.)j 1-1 ,ji ~-1.}8~l de Francia a la Rq>uhli<.l. t'lt ,u ,;,tit.' <k-.dt· \ 'ic:na. tr.t"' lulxr ,jdo n·ó-
bido ron un oux-o' lu1{i.t dbti"'l.ldo, por d .1rquitt'< tu en el Lido; ..,obrr f-o;;t.l., (',¡.,c- :\ l,u-...ilio drll.l Crot t·, 1 '1 lu/(1ria dtlla publica
-edificios y tratado- de Palladio sería constatar su elogio en un ámbito ínter-
t l fiunow f1111fllll 111 r rnt,CW dd \ntnlhi/IO 1/mnw 111. rr dt Francia. d Po/mua. \ fnc·( i.t. 1'j 71. ~IU t•mh.u-~o. ,,\lx·mo... que acudió
t~uubil'n ~l \ (:nc-ti.t d .ultl'rior embajador 1}67- 13i0 Paul de I·Qi, dt> C .u·main IJ2H- JjB 4 . li.HuiO :lrzobi... po de Toulou...e.
c·on.J.u:qul·v.\ liQ,ll"l(" de 1 hou~ romo cmh•tiador c... taha .\ rnaud du l(:rrin r.t. D08- I~)ll:J, quit•rrl.unbién publil-ó rn la,
• Sobre !;" m .td r.l\,h, !!.unid Tri l i, .1/mraÁuh, ,\ h rka l'rint. Sim¡apur. 198li. pp. 11-1.1. n" 13-17. ' 1!.unid ll.lmicl' Alain pn·n .... l ... dl~ ;\lillallRC''o C'll 1.-) 77. \ ,\<;.t' J.douard Fr"("lll\. LTn amha~\.adeur libéral '-4:)11'1 Chark-. IX t't 1kn ri 111. ,\ mba ......adcs a
Dmi ra1. La .\lrdn1ll dr .\lmutÁrrlt. l .."l Croi)ec d{'~ the min~. Pari!o., 1999. \ ·eni"l' d". \ rnaud du Fc:rnn d'aprc·" 'a torn~,ponda;n(-c inéditc. 1563-l.J(.ii. 1:>70-1182. E. 1KnHr,, P.tri,, 18RO. t:ap. ,;.
r ~1 ..... t, 81

Jea Jetan/o ¡mwecho co/1111 Paladio... "11 • De estas frases sobresale un juicio conjunto libro de poemas sobre la cetrería de halcones 17 • Aunque también Montaigne,
de su obra de los palacios vicentinos -en térm inos expresamente de juegos de P A C..L A DI I viajero a Vicenza en 1580, había sido editado y a por Millanges 18, el candidato
color y luz como si se tratara de una arquitectura tizianesca- y de sus 1 Qualtro LI!lE1t,__ D..J;._ 1\.R-· más adec uad o para ser el responsable de la edic ión latina bordelesa - y la le ngua
(3'f_H 1 f E· · 1
!ibri Je!l'archite/lum, que citaría expresamente ( IV, 109) para revestir el Templo de e T '\a • , elegida nos habla de unas pretensiones al m ismo tiempo amplias en e l espacio
(f.
Poi a e n Tem plum Domini de su lmnam!tl()a Concepcuín con San Juan E'•nn.t¡eft:,la ( 1595, N I'NC I'IIINrN F06:. y limitadas en lo profesional- debie ra ser el anticuario É lie Vinet (1509-1 587),
M 1 1 •.:0 1 T V f.
Toledo, Museo de Santa Cruz). q u ien ya había dado a las prensas de Millanges dos ediciones de su L'A11tiquité
Je Bourdeatt.l et de Bow:q pré.1m/ée llll Roi Charle" neufie,l/1/1' ( Bordeaux, Simon J\1\.i-
Un segundo panegírico provino también de Francia a través de 1talia. El Preside n-
llanges, 15745 y 15806 ) 19 . No obstante, el libro de 1580 no fue una traducción
te de l Parlemenl de París e hi storiador Jacques-Auguste D e T hou ( 1553- 161 7)
sino una e dic ión latina, efectivamen te d e Élie Vinet -como se explici ta en su
había v iajado por Italia e n 1573 y 1574, y admirador del Pa llad io vicentino
dedicatoria a l lector, 8/ta.• VinetuJ Santo{nmJtJ]- de los p asajes re lativos a la a r-
o solo cartaceo 12, decidió a ños después in cluir su biografía en su futuro lib ro
quitectura tomados d e De Re Rtt.~tica de R util io Tauro Aemi liano; es posible q ue
Clarorunl Piromnl elo_qia (Le., éiL~t¡e., de.J homme,, ,1(/1'(/J/J) que solo se publicaría como
1 quatlro !dll'i hubieran p recipi tado la edición del más antiguo de los Palladios,
obra póstuma. A través de la intermediación de N icolas-Ciaude F abri , Mon-
pero hemos perdido esta supuesta primera edición fuera de Ital ia.
sieur d e P e iresc, solicitó en 1616 una v ita dell'architetto al a rc ipreste padovano
Paolo Gualdo (1553- 162 1) 13, junto a los otros vicen tin os, co mo Giangiorgio Burdigal.:r, Contemporáneamente el texto de Palladio atrajo la atención de los arquitectos
Trissino, Antonio Pigafetta, Campana, Massaria y e l obispo de Vice nza Agosti- tlt ,D SfMONEN JII LLANCIT.Itl
en España. Si ya los eclesiásticos romanos habían hec ho ed itar en 1573, en
5b. Juan Bautista de Monegro. Vitruvio-Barbaro no Va lieri. Aunqu e Gualdo la redactó en 1616116 17, e l texto no llegó a ti empo r,,-,.,.fh.-X'f'••· .. Roma y por parte de Josepe de los Ángeles, su tlfimhi!ti1 Romae tradu cida al
(1 567). l. v. p. 64. para imprimirse y sólo se publicaría en 1749 14 . Prueba d e su ad mi1·ación
li bresca -----
M , D . LX X'(.
español por Fernando de Salazar20 , a la que siguió la tradu cción l'rancesa21 , al
es que De Thou conse rvó e n su biblioteca al menos dos ejemplares de la edición . , menos dos arqu itectos se aprestaron, a traducir 1 Qua// ro Lihri al castellano. El
de 1570 de 1 Quallm lihri .. , hoy conservados en Wash ingto n y Los An geles 15, y arquite cto Juan del Ribero Rada ( 1540-1600), quien a s u muerte poseía tres
6 Élie Vmet. Palladn Uber de architectura. nunc
es posible qu e hubi e ra estado e nvuelto en otra empresa, la tradu cción al latín de prrmum formis editus (Burdeos. 1580). ejemplares de Pal ladio, tradujo en León , en 1578, Lo,, matroliln·o.1 r)e arqutÚdum
un Palladio escritor de arquitectura que no es Andrea di Pietro della Gondola. r)e ~ndrea Palladtil 22 , que quedaron ma nu scritos; hubo que esperar a 1625 para

Traducciones y jerarquías " S<· reed itó t.trubil·n. ¡wro t·n trT .. Iihro, d {' o•trería en \'('J. d l' ~ólo do;.,, ('Omo.Jan¡u<'"'-. \ ugu... t(' d(· Thou, 1/maru.wphio_l; sin•
dl' Reacnj11Jmrwllbn trr\ , P.u1 .... 15tH~ \'l·a ...e S.unul·l Kin .. rr, Tlze l li:ni..J qf)arque.'l·. lugufJl'df "1/tou, J\l:trtinu'i Nijhofl~ La H aya)
Las tradu cciones del tex to palladiano se rían , naturalmente, otra prueba del in- 1%7. p. 20~.
" Por t:jtn lplo su.., I·:HaÚ Bordt·.wx. Simon ~lil l angr~. l 580. ocupándo~e ck lOITt'hril su primer t.•-,wdo dd llamado e.\nn
1
terés, menos personal y mucho más colectivo, por la obra d e Palladio. Creíamos fJiallr 'l..itlamu · t"'t' mi'II JW .u~10 l' l1 la riuOad dr la r..tronnl'.
que en 1580, e n Burdeos, se había ed itado por vez primera su primer libro de- l'l Tambi~nlr h;.tbi.L publirado /)f f.J;gtfJtmlibn'lrtl en 1573 y su AuJOJm /lunhgulemis... Omma qtwr arllwt wu:tmbUJ h1blwth«u

mumn potutnmt opna: m/ han .~\11mwth1 & Ponty Pauhm litterat ad Atuomwn ~rnptnr... en 1.~)80.
di cado a los órdenes con e l tí tu lo PallaJii Liber Je architec/ ura, num· primwn fomu:•
.~ \l irahilia Romar: .\C't onck ' l' tr.u._t dc·l.t<., '~lt·si ~ts. r<"liquia..:;, rstationc~.) de l.t~ indltl~l'lllÍ~l' dl•sta ....mua t iudad a~i dcmro
etliltt.l 16 • Su editor fue Simon Milla nges (t 1620), "Typ1~t¡raphu,, Re,qtú./', c uya casa como lm:ra dt· Jo, muro<.,: <.on t'i c·,n~tln~o de lo~ Sumor.; Pom i hce~ . Emperadore~ ~ otro' Prim i¡~-.; rhrhliJno.... Con las .m-
lÍl;ut·dadt•-, ck Rom.\.....u.•td.t'' n·ropilarla"i hrcurnwnte de todO>t Jo .. authon.·' .uHi'(l-Hh ' rnO<I<•ntm 1 por. \ ndrc.. Palla dio
estuvo activa e nt re 1572 y 1623, y q ue edi tó e n 1582 a l propio D e Thou un cmn·l(irfa 1 e"·""l'·"l·• el<· nuno: Jaunque el titulo t"<'<o!(e la fech<~ J.j73: « ~11 R. \llii.L \ RO~IAI:. \ DO:'\ DE SE ·¡ R,\TA
OCI..\S I GLI:.~I.\'-,, Rdic¡ui.t..,, ~t.ltÍ(Hu.~ ... \ dt' l~h lndulgcm.ia:o:a rte~t<t ...anta Ciud.td a,, <kntro romo fufra eJe -.o"t muro,.
1 E.!.t~b nota' ) ),,, , ,L,arian~'" dt•"ptu.'~ d r 1.->Rti Xa\icr de Sala" y 1-Cr nouldo ~ ! ~tria'. El (,lftO .) CO:'\ El. C.\1',\LO(;l) D~.I.I.OS '>umo' l'omifin·<. Emprradort'>. ~ dr otro' l'rincipt·~ Cri,u.IIIO>. Con la Cuia Romana.
ti mlt dt" lU tltmpo. lAS nulaJ
de 1:.1 C.rtro a líuan. Real l\ onci,triún dt lolrdo. ~IMirid, 199:!- han ' ido fethad,,, rn 'l ol<•do <k,pué, dt• 1591 Fernando que rn,tfl.l In-, l(,r;btt'ro' a h.t)h.\r ),,.., nh,\' cif' Rom~1 m a ... notabilc:;. Con l.l • \ut i~tnd.td ddla mt•,u~.t Ciudad de Roma he-
~ l an.t~' . \~'ll,tÍn Bthtam.•nt(". ··Ir Cn·<·o el -,..1 1héorir de l"ardlitcuurC"··. Rn11t dr /"mt, 197(). pp. ~~ 1-:~q) /m il/t'tU mtíJtuaJ cha por .\.'\DR L.\S 1'.\1.1_\I)YO. Con d ltiner,>rio de diuen.as tJ """'' ton la ~inifit.ll ion. Rrndi< ión. 1 \"inud drlo> . \~­
dr El Gran (Comrnlano• a un /filo rnt~lttn), C.itedra, ~l ad rirl. 19!1 1, pp. 56-6:!: H·rnando ~l.tria,, /C/ (;mo. Hl~~rafia dr un pullor m.,rfelllendito'. E:" RO~L\ . Por lo ht'rt'den." dt·. 'u nonio llladij. r. \nnos 1:, 73. ,\ imt.lll<Ü dt· Julio drl Pr.tdn. a SanTiago
rtlramgantt. :"rn·a. :\lachid. 1'l'l7. pp. 187-1 C)j e 1999, pp. 179- 1'l'l : no ob,tant<·. D.l\'id DJ\1<''· .. El Greco\ religious An: de los Sp.ulolr'. Con l.itrn<i.l de lo, ~uperior<'"' :\ ladrid. ll:'\E. 3/6:ii2+ J. Paren· habt.·N' adl'lantado .1 la, ediciones dr
·n u.- lllumüt.ltion and (~liü.rnin~ of 1.hc Spirit". en 1:.1 Gtc(O. T ht' ~lrtropolit.m ~lu-.c.·um of An of :'\r '' '\Orl..-Aarional Gallef' Girulamo Ft .ull ini ' 1 ito t." P~wlo Di;.mi de l.iRC) [La.s am igue-dad('\ de Rom.1 di .\mtn·.t l'.tll.ldio Roma, 1;)89. Ro ma,
Compam. Londn.·.... 200:3, pp. 4 .)-71 (' 2C)7. n. 13b ha arltbntado 1 ~ anowdone~ h<ht:\ ame~\ de \ .)8(). almi.~t lllO tiempo que Bihliotc<" llctlL>.III<I R ~I 0724 \ llihliotrra de l.1 l ' ni\"Cr<idad de Barcelona. Re,en.l 07-C-22 1/8/ 10) , Co,,l' n1ar<l\illo""
dr 1.1 "i<tiKI<l <·iudad dt" Roma: ciondt~ se trata de la.., y~le~i a:-.. reliquia~, e:;taciones. i nrlu l ~t·rKi,p, \ d t'lth ('Ut'rpo ... ~o~mfto'l-, ~ el
fechaba 1:1.., d(' /...1 f 'ilt dt> \ ';1 ~oari en lo~o prinwro~ uchf"nt::~ ~in r.r~Jnllt'' , • .ficirntr"'. . ,
modo dr gan~u l.l"i inciulgrnria:-.: IJ'JI;.ht> tnmbien wda .. l.ts rosa-, he('has h:t...t.t n, d i.t de nut' 'lti'O Snior S ixto... , Roma, Tilo
El arquitrcto dr Tnlrrlo.Jnan ll.nni' ''' dr .\ lom·gru ' 15 ft ·· 621 rn " 'ejemplar dd \ 'itnl\ io dt• llat ¡,,..,, de 15()7 ~ladnd, B;'\f_
~ Pablo Di.HlO'i. 15WI li'\t'\\ '\OTI.., Colwnhia Cnin·r... ity. ,\,·rr: Libra r: r\AI 113 C8'l2J, ,\ l ~h ha\t,\ ahorol dt·~ronocid.lS
R 39. \38, l.\', p. h·1 hai )Íiltillnhi(·n ;;:1lucbdo con 1111<1 nota al margrn ''A. ll;tladio'' el clohrio'c) rcmlt'llt<trio del ,trqllitccw.
IJ Ya e n -,u hi.~twria uni,rr-,nl ha~L.l 1607, al citar la muerte de Giangiorgio T ri ...:-.ino, D e T hou \e rdirió .t Pallad io en_ lo~
ediciom_., de )o.., ~l irabi li ~t Rom;.\t' > L1~ t\n ti~urcbdn de Roma Rom.t.ju..tn o~m.trinu G iliuto, 1 ~) 7~, Ro111a , Biblioteca
siguient("~o 1t·nuino..,: " 11 ~1Ím:1 ífri~...ino) 1'.\ rchi t<'Clllr<\ & on croit qt1'Andri· Pall.adio. q u i t'·toil d e Viccnt.c· colllme lut, & Hcrzi.ma D)( Jj(I.J753 ~ Rom,l, .Juan (hmarino Cilioto. 1581 ¡ Bilbao, llil>liol<'<,, de 1.1 Diput,l( ion 1-i>ral d e \ "itraya ).
\ {·a:-.r tilnlbit'• njo\t~ 1\lari.t R i<"llo \ 'rla~co. "Sobre u11a Ll'mprana tradu("{·iún ('~pailola d <" P,tlladio", J\na lt'\ ck hi ~wria dd
1

dont k li o u\"ragc.· ' li:mt ~¡ l'-,timc·l, ,woit .tpprir., de lui les finesses d e son an: a u mo in;; c.:'C\t; liiH' opin iun ,v;;o;;('¿ t'OI Ilnlll 11:· &
art<', 12, ~OW . pp. 93- 128) . \ nd~t'a l'all.ldio. Las . \nti~üedades de Roma, crl.Jo,i• Rit'ilo, ALd, ~l .tclrid . 1008.
m(:lll(' lr·s pJu.., ti' k' p.trtÍ"'all"' ello l).tllaclio IW 1<' nit'lll pa . .". C itamos por la IIIJJour uml'tncllt th ]arqut) . ll{~'lolf dt Thou (1!>43·
1607 . l.1mdrt<. 173 f , 1 1:>1~-l :),'¡() . p. 1 H . En rl \'ll 1573- 1j 7ll . p. 7!l. \ Oh-iú J dt.trlo tt>n moti m dr lm arcos de la " Rum.•, 1008, 16 1+. IG2H. lli37, 16t6. 1652, 1Gh8 ' 1666: Arras. IGI2: Toul. IGiti.
" i\ladrid. lli\'1:. ,\ h. 9.218. \ "(-."'' ¡,, edi,ión.Juan dt·l Rilx-ro Rada, i.JJ1 Omtru 1.11>10> dt• .l ~t¡wtcrtwa de. lndrra Pa/ladw. cd.
rntrad.t \~·uec.·icma d<: l .nriquc• 111 : "Ct• lieu (·toit ornt'· el' are~ d e 1riomph<" dt' l'in\"cntion du t:unt'll'\ .ln:h ilt'lll' Palladio''. Sul
.\ laria Do l on·~ C.un¡:x>' S.inrhei-Bc•r<lona,.Jurlla de Ca"itilla y l.<·ón-l·rlin· r... idad ck J.eÚ11. l.A:ún . :?OO:i. Dt.~jó algunas
cmbar~o. no apart>tt' n.' kll'I1(Ía a l~u n.t ·' -.;u muerte e n 1.)80 e n el \"Oltlmcn \ ·¡¡¡ 1.J7H-1 :)H:l.. _ .
obras. nHno l.tt'\t.dna dd ~l ott>~sll·rio rle l.t Sama ¡:._,pina \ 'alladolid. t .t. 15i8-8h ) t·l d~w~tro del ~lona... trrio de S an
" \ 'éa'\C Amoinr Tl·j..,,irr IThoul. / ,f{ tloge1 drs hommtJ WL'tiiH tirt::, de l'llnl01re dr .\/. dt 1hou al'ft drJ mltlllloll'. l .cidcn, l 1 IJ.
llt•Jiito el R eal 158·1- 159h <k \'.tll.tdolid que ciemuc~lran su cOnO<_illlÍl"IHO d(' , olutiont'' IÍpoiÚ).,YÍl.h l. p. hh } d e ór<knes
1\: pp. 192-1%. .. . . •. . . .. . . . . ·,del de P.tlbdio. •t,í romo l'l ponilo dt•l.l toll~·ch~tl de ¿,u'llOra 1.)92-l.l!m . ..uhn· el qur ,,>ht•n·ulo'!>. :--,obn• é"'te. ,·t•a,r .\lfonso
14 Paolo G uJido. \n a eh , \ndr\'a P.tll.-dlo, en ( . rm·annr ~lontt'nan. Dd lratro Ohrnp1ro dr 1\ ndrca P4tll.tdl0. ~tampc~· .
Srmin~1rio. P~tdtM. 1j 19, pp. \ii 'ii: IOnnn.bo 'l"'rmanz.l. "\'ita di .\ndf('~t Pdll.-diu··. en l .t> \'Ítt.' dt:i pill relrhri .trdutr~u <'
4
Rodri~CL G. dt' C.:d>allos \ .\ ntonio ca. .
a-.cca. ':Juan del Ribero Rada ~ la imroduu ión del d.l,ifÍ'III IO en Sal.unanca }
Z.unora... eu//rrma_l· d d1111wmo ..Junt.1 de C.t"illa ~ Léon. \'all adolirl. l'l8l>. pp 'l.i-HH
<rultori n•nfLi,mi cid "'tolo ;\\' 1. \ "rtl<'ri,t, 1778: '· >uhrr todo. l'..olu Gualdo. \"i ta di .\ndu·.• l'.tll.>dio 11617). ed. G.an·
Se han ron\rn·ado OU'O\ do... 11\.llllhlrit<h de t~..,t.t tradun:ión••nmqur irKorporen una ftdl.l ck D8 1 ''linde los tuatru
~or~o /or/i. en .. ~.II(I(Í ,. ~lt-nHllil' d i Storia ddL\rte ... 2. l'l)fl-1 959. pp. 91-101. '''P·t)l.'l7' 1(10-101. libro.., d<"l lml' llli,imo \ ,oJ<·rtt· .\ rquiu·c. 10 ,\ ndn·a Paladio dr di~na mt·mori.J_ 1~)81"' qm• ha d<':>Orient.telo a llliCStra
· ~irmadn> \aria.'"''''' m n 'ltnnmbrt· " 1:\C .. \\ 'H . TH\:\.'\1 .. : \\'a,him,'lon DC. 1he l~b•ar' of Congre''· Lh<in.U. Ro:<". hi~torio~r;.afta l'll lU.HltO ol ...u (..tlidad de llllt'\ .. tr.ulucrión u (·opia de: la ck Ribero R.-d.L P~tn•n· CJUt' uno dt' Jo.., po... eedo-
'"'Id Collwion_ '\..\2jlj . 1~2'> 1:>_70 Ro:en" ald CoU y Lo, -~'~deo:, YRI._Spe<i:•~ C.~lk<~ion' lldt ;'\.\:~>15. p~~7~.
L'C !-.'·. IT'S "Franfi,to clt· '>•tm i.t~o \ l)alomar(·s ( 1 i 18-1790 J. 10ledano"" iden1ifkú el primrro ~l.tclricl. Cf'ntro Cultural dr los
llurdu,..1l.,e, ~~"'""':"' ~ hll.ml(uun. I:JSO. ln-L stgne ~\-G, P,m ,. B:'\ 1·. I· R ll:'\1·310.>2h~~· l olb•a•._-R•·,·d<:J·•rd"'r"td. l~ército> l llibliot<'"' dd Lwr<ito' dr la .\ rn1ada). ~ k 3.90!1 ~n-únram<'nt<' wn d oril(in.tl ck la pul>li<-.ltiún ck 1625) la
ga<m, \ .fi(J 12 ';allr \ . Cn.tdo ,.,. ,\ ndrr.• Pall.tdio. 771f Four Book; 011. t. cinta twr. rd. Rob<•rt 1'" <'tnor & Rtth..rd Scho tituló: •·Lo.. Qu.uru Libro' rlr .\ l'(hnruura de .-\ndn·~t J•aladio tradutido .. dd JO..,r.mo por Fr.mt.o de Pr.l\'C'> .-\rt'-hitrcto))
The ~1 11 J>r('vo.. c~uubridt;l'. ~1.1 ........ 1qq¡. 2002·. pp. X\.1 ~ x..xi. quiene~ parrcrn situar Ull qrmpl~u -p.tra no..olnl' iloc~~~~­ ~l.tr... rro mayor de l.t-.; obr.h R ... t'll tH'IllJ)() del.;;,' Ph" 1\·". El '<"gundo, fcch.tdo en lbl() m .l ... quc- en ) {>j() . .,.. ha dejado rn
hlc <'n una hihliott•t J puhlir.t de llordtat"·) .John llut) l Paul R,.,.man. 11 iliUIJ!< nn. lrdutnhll<. C.inl mul.\ltillfln• '· N60· e l anonimato prt''<'nl.l d llll,lllO toloflm. "Fin dt• lo~ u1<.ttro libro~ dl'llll\t'nti .....ilnn' ..,olt·rtt· Jrqu itrrlo . \ ndrt"a Pabdio de
a fhrrkl"r o{ P""'"' altholll, Hr, & De Gr.tal; ~ h "t C O) ·Hm ten. Ctrecht. :!001, p. 7j. di ~1a mrmmi.1. 1,'¡SI .. ' " <on' r" a rn ~Lldrid, C:ole~o Oficial de t\rquitello' de ,\ l.ldricl. ~¡,_ X\"11·20. ->
'F. ·.M<IIhl' 83

ILLVSTRISS. ET REVERF.NDISS. que viera la luz la tr·aducción del Libro I por parte del arquite cto Francisco y muy diferentes fueron los intere ses de los viajeros que ll egaron a ver los pala-
C.ARDINAL f
~ONIWO n
GH.AI'.:V E LLANO
A~TONIO r'ERJtrN(HO
de Praves ( 1586-1637) como Lihro primero de la Architectura de A11rJrea Pallaoio cios urbanos o las vil las campestres palladianas. E l Greco en 1570 fue el pr·ime-
A.CIIi.l: ftsCOPO NfCI.I l'o !E )i,l.

DANIE L HARBARVS F.LECT VS


(Va ll adolid, Juan Lasso, 1625 [1624]) 23 . ro del q ue tengamos control, y sus intereses eran diversos a los de D e T hou y
A Q...\' 1 L P.l E N S 1 S. S. P. D.
Montaigne, o a los de l viajero flame nco Franz Schott ( 1549- 1622), editor e n la
Este arquitecto de Felipe IV dedicó su texto y manuscrito a l valido Conde-
propia Vicenza d e su guía o ftLÍierarium nof,i/iorum lta liae R egúmum, Urbium, Op-
Duque de Olivares, y explic itó e l orden de s u labor traducto ra en fun ción
pidorum d Lommm, Vicenza, 160J27 , o el escri to r inglés Thomas Coryat (1577-
de la importanc ia de los temas tratados por Pa ll adio: en primer lugar los ór-
161 7), viajero en 1608 y autor de s us CrurJitil'd de 16 11 28, con s u s respec tivas
denes24, y man er·as de la arqui tectura y en segundo el Libm liT, des tinado a
descripc iones del Teatro Olímpico y los palacios v ice ntinos y s us referenc ias
los ediftcios más importantes, los públicos; en tercer lugar, el Libro IV de las
a Palladio sólo a través de la cita de la inscr·ipción de la esce na del teatro29 •
an tigüedades y por último, el que consid e raba menos importante, a l quedar
Sin e mbargo, una pr·esen cia en las c iudades palladianas tampoco aseguraba un
dedi cado a los edificios "propios", privados. Quizá este come nta rio, impor-
interés in med iato o una operatividad de la pluralidad de s us modelos, como
tante por dirigirlo un a rquitecto pero también por esperar un asentimiento en
podría constatarse de las visitas de 1579 y 1582 - a Ven ec ia- del jovencísimo ar-
sus lectores, pudiera ser elocuente r·especto a la jerarquía de valores y esti-
quitecto Wolf'- Jacob Str·omer (1561-1614) de Nürnberg, o de H einrich Schic-
mac ión de! quattro Lihri de alguno s de los contemporáneos de Palladio, quizá
khardt (1558-1 634) de Stuttgart, aunq ue éste dibujara algunos d e los edificios
al menos para aquéllos que no habían visto sus obras palaciegas de Vi cenza,
de Palladio y recogi era s u s impresiones de s u s viajes de 1598, en su Dia rio, y
qu e probablemente no coincide co n el nuestro actual, y llevarnos de nuevo
de 1599- 1600, en la Crónica d el tour del Duque Fr·iedrich I von vVürrtemberg
a preguntamos, a l mismo tiempo, por las razones de l orden que el propio
a quien acompañaba. S i Elias Holl ( 1573-1 646) de Augsburg v isitó también
Palladio dió a su tr·atado.
7. Daniele Barbara. dedicatoria al Cardenal Granvelle. Venecia, en diferentes ocasiones a partir de 1600, tampoco so n evide n tes en s u
Vitruvio. De architectura !Venecia. 1567). El arco de las primeras traducciones se ce rró con una nueva trad ucción a l fran- obra hue llas de un empleo d e ele mentos palladianos 30 .
cés del arquitecto Pierre Le Muet (1 59 1-1669), adaptado al gusto fran cés, del Había q ue esperar a la presencia de otros arqui tectos y estudiosos extranje-
8 Jacques-August De Thou. 1quattro libri... !1570).
Libro 1 de los ó r·den es (Traicté (b ci11q orrJre,, d'architecture, París, F. Langloi dit Washington. The Library of the Congress. ros para que su interés tu viera otro tipo de c onsecuencias. E l más conocido,
C hartres, 1645 y Am ste rdam, 1647, 1679 y 1682) y la primera completa que lle- como es lógic o, Irr igo Jon es ( 1573-1 652), quien estuvo en Italia e n 1597-1603
gó a los lectores de otra le ngua, a cargo de Roland F réart de Cham bray ( 1616- y, con el 11 Earl of Arundel Thomas Howar·d ( 1585-1646), e n 1613- 1614 y de
1674), fechada en 1650 aunque acabada hac ia 1641 25 • Su estri c ta contempora- quien posee mos e l maravilloso testimonio de su vis ión inmediata d e Palladio y
neidad con res pec to a su Para/le/e de l'architecture antú¡ue et Je la nwoeme26 , e n el su lectura d e l tratado a través de s us anotaciones a 1 quattro /ihri de!/'architellura
que Palladio alcanzaba el may or e logio e ntre los arquitectos italianos y france- (Venecia, 1601 ) 31 , al marge n de s u p1·opia obra de arqui tecto.
ses de los órde nes, s upondría para estas dos obras de Le Muet y Fréart un a muy
diferente impostación, d e cien-e de una tradición por una parte y, por otra, de Contemporáneamente estuvo Henry Wotton ( 1568- 1639) co mo embajador·
apertura de una nu eva conside ración de Palladio, no como un c ontemporáneo e n Venecia entre 1604 y 16 11 , 1616- 1619 y 162 1-1623, quien llegó a poseer
sino como un "clásico" e ntre "lo architecte.J 11/0(Jeme/. a lgun os dibujos de Palladio preparatorios del tratado 32 . En su vitruvia no y
aris totélico Tl.1e Elemen/.1 4 Architecture (Londres, 1624), incluyó difer·entes re-
Cerca y lejos de Palladio ferenc ias al Libro 1 del vice ntin o y a las salas y los atrios a la antigua del 11 ,
¿Quién es fueron los e uropeos q ue se acercaro n a Vicenza en la época d e Palla- pe ro también a l que é l llamó Atrium Graecum, d el Con ve nto d ell a Ca rita, y qu e
dio? . No es f'ácil contestar de f'orma exhaus tiva a esta pregunta como es lógico, d escrib ió puntualmente e n su materialidad elogiando s u s magníftcas columnas

n Ampliación dr- su !turrranum rrrwnqut' Rommwrum /ibn /les \ ·iccnza. 1600 ).


fhdo que lLber'O Rada realizú e; u pr-imt>ra tradun:iim t'll 1~l78 ..,nhre la t'dición de Dnminiro Fr<~n rl'.;ch i 11S 70 rr, posiblr :1Rr:mrlilth 1/aslilb' gohll'd L'/J urfir•e .\1onetlrs bm•e/b in Frana. Sauqt flab'... tl .ondres. 11)11 ,.
que la fCcha di' 1jtl 1 de otra~ copia~ (_'Slu\·icrajusrirtcada en un ~egundo oril{inal dd au10r puc:-,to al rlía ..,obre la ret:clición de -~ 11. Bunh . 1999, pp. 1 7 -~5 ~ Kurt \ \~ For:-.tcr, "\ ·iag:~rí in lf:>rra palbdiana ... en Palladio rrtl . \Ord btrojJa. Libri, l'Wl!...eintori,
llartolomco Carampello 1S81 arrhrtetti. eds. Guido Beltramini. Howard Burn'l, Kurt \\·. I·Or-.ter, \\'e nll'r Occhslin & Chlistof Thoenes, C ISA Andrea
n Se ha con~crYado clm an u ~crito del mi..,mo Pra\ e~ de ~u l.rbm tnrcw de la . lrchitfllum de .!mirra Palladio [ 162j , ~k1drid, SI\' E, l'allodio-Skira, ~libn. 1999. pp. l9f-201. esp. pp. 199-201.
¡\ ls. 7.3 73 it~on 21 di bt~jo . . ; edición moderna óe .fa\·irr R in-.ra. Lihmj f)• 1/1 de .-L !{tl/adio tmduádo.r por F de Prau..•>efl 1álladv!id rEunpoco seda difercntl' d inten'·'l del escritor.Juhn E\C·Iyn 1G~,W·1706 l, ('11 Iwlia {'ll \645-ll.i·H), (jlll' Yi::..itó el Odeo dr Ah-ise
/6:!5. Colegio Oficial de ,\rclllileclos de \"all adol id. \"alladolicl. l9H6. Cornaro en Padm·~ ) había recibido la JTCOtllendaciún dt: J.ord A rundel ( 1;)91 ~ l 668 para que llegara hasta Vin:nza. lo
11
Para las llO\'('dadt:>:-. que incorporaba. \'(·asc Scolt O pkr. ··Pallarlio and \ 'ignol:t 011 the Orders ... en Comin.t: aboul: Ff~tJchrijljor qur hizo. en l G4G) viera los ed ificio, dr Pallarlio. \"(·ase Tht Diarv qf]olm Lit!J'n, cd. E. S. de lker, Oxli>rd, 1953, ll. p. 324.
]olm SIU'arman. (~cb. La. rs R .Jones ~· l.o uisa C. ~laithl'\\. H:trvard L' niver'lity Prcss. Cambridgt>, i\[a.ss., 20tll, pp. 25j-265. Al ice T Frícdmau. ·jolm E\-d) 11 and E.ngli'h .\rrltiltTHire··. en ]olm Eve{rn\ "1:.'/_)'lium Britmuúcum '' and l:.iaofJeiln Gardnrin.l!,.
~:o drja de '~eren alguna medid a '>Orprendcnte qu(· incluso se citara el Libro 1 cap. l 0) f'n relación a probkmas de índole e<b. Thrrrsr ()"~ laller y.Joachim \ \'olschke-Blllmahn. D umharlon Oak,, \ \·a,hiugton. D. C.: .. 1998. pp. l .):J-170.
teclónica tu nlo la debida di~minuciún del grue-,o de los pilares sq~rlul su altura Palladio. 1, cap. 1O. que ~c aduda en 1629. 9. Chateau d'Anet. Fachada de la Capilla ~'' Jürg:en Hrackc1~ ··J..a. ditfu~ionl..' drl palladiaJlC:..imo in Gcrmania", e n Pal/arlio nel. \Ord J::wopa. Libri, t•iaggiatori. rmlútetli, eds.
por pan e ck·l arc¡uilt'"('IO Pedro de la P(·lla. en el debate dt l.l igle:-.ia parroquial de s.m ~la nín ele \ 'aldiglc,ia:::, :\ladrid: !Foto F. Marias). Cuido Behramini. Hü\\·ard Bt1rns. Kun \\'. Fon.ter, \\'crner O cchslin & Christof Thocnt·s. C ISA Andn..:a Palladio-Skira ,
\·l:a-,c i\·;ui\idad Sánchez F.~tehan, /..a parroqwfl dt San .\lmtín dt J'aldnglenns. .\lecma::.go. nouomía) debate arquitutómco en ti primn \lilán. 1999. pp. 177-1 81.
lrmo dd siglo _\T/1. A) umamiemo. San ~ lanín de \"aldciglc,ia>. ~000, p. 300 ) dor. 1O. p. 36 1. l t Oxford, \\'orc(·..,Ll· r Collegc, Hodleian C 8.12.2 An. \ 'éa se J. ~t·wman, ·'Jnigoj<mes e la :..ua t:opia de " 1 Quattro Libri''

r, f...t{ qualre livll's de /'ardlituturr d:~ndrt Paf/adio: mis mfrmt(OÚ: dan., lt.~qurb. ap1ó wt pelit llllillf des ánq oTdrer. m•er quelquf\ ·UflfJ d~l di P.tlladio'·. /Jollellmo C/S.fArlllrea /'aliad/O. 1980, 11. pp. 41-62. ··!!alían Trt•aliscs in Ll>e: Thc Significonce of lni go joncs"s
plus nfce.HaireJ obsm·ationr pour bien bas/11. il parlt de la construction dl'S maisons particuliert.\, des .~raruls dmninJ. de5 ponlJ. d~s j)laas publt .\ nnotations", en /..eJ lmilh d'ardnteclurtdt la RtruÚJJOIItf, Paligi 1988, pp. 435-1 H. e- " lnigojoncs's An..:hit<·t:tural Edura_tion
qut'J. deJ ~rj/e.), rlrs baJiliquer. & deJ tnnplrs, Parí::.. F.dmc J\ ranin, 16.)0. L'n cje1nplar del \ -itruvio de Da nicle Barba ro t\ 'rnecia. befon· llil1··. A rdútCf/uml Hiswrv. 3'>. 1992. pp. 18-jO: C.:hrÍSl) Andcrson, fmgo]one; nnd !he Cln,rúrnl1iadlliOII. Cambndgc
1584- ~ron alguna nota manu'.;crita- que perteneció J Fréart de Chambra) "comprato a Roma uella ~ia~:za :'\avona a di 4 U ni\'trsity Press, Ca1nbridgc. 2006. . . . . _
di luglio 1G4-0 dieci giulii De Chambra) 1 que-,10 libro cm della biblioteca del Chambrai autore cid parallt"'lo del architct- "3t H mvard Burns, "Palladio e i fondamemi di una 11110\'a architeHura al i\ord''. en l~dladio nel ~\Ord Ewopa. !.Jbn, maggwton,

tura antira e IHOderua ,. :::,t: COIISf n ·a en J\ ladrid, BAE ER 2.583. ardútllli, erl~- Guido lleltramini, Ho\\"ard Burn~. Kun \\'. l:OrsttT, \\'c rncr Ot·rhslin & Clnistof Thocncs, CIS:\ Andrea
C\audc ~lign ot, •·Pallotdio et l'archirecture fram;ai:-.e du :\\'11• sit'·clc, une admir:trion ('rilique''. Annoli di mrhittllum , 12. Palladio-Skira. ~lilán, 1999. pp. 16-.'ü. También ~kbnic Orrl, "\'enice and Rmne in 1hc Addrcs><·s and Dispmchcs of Sir
~000. pp. 107-11 :J. lloy hahría qur C>ll<diar la relación dcl1t·x1o de Le ~ luel ron la edición ck l 580. Hmr) \\"ouon: fir,, English Embassy 10 \"enícc. 1601 1610'", Thi!Sf/mteenth Centnry, XXII. l, 2007, pp. 1-23. En 1610 llego a
'"Pma/1(/e de l'arrhiledure rmlique fl dr la modnne. m.'fC m1 rccw.:il dtJ dú pmtnpau\ rmlhnm qw unllml de.) cinq úrtbi'J.. )(lWVlr.· Palliulio d Sca- \ 'ircnza \\'illiam Cccil, \'i scoum Cranbornc y 2'"1 E:1rl of Salisln.u;.: por inicialiva ele He nl)· \\'o non )' fu('" el responsable de
mo:;.:;.t. Soliú ti 1ignola. D. /Jmbaro el Catanen. ¡_ H .1/boti ff ' iota. nul/anl el dr I...Olllll'. comparp.::_ entrtt'U\. P<:HÍ!\. Edme ~l:lnin. 1630. una dr las pri1Heras citas del nombre ele Palladio. en su /A.tJ~l', en inglés.
t }.1.1l h" 85

d e ladrillo ("/ hm•e t!/ien at VentÚ 11ieweJ with much plea.wre... "); una experiencia Del Escoria l a Toled o
visual qu e se añad ía a la lectura d e texto s, estampas y d ibujos. El impacto d ob le - si no incluso opuesto- de la lección palladiana para aq u éllos
E n men or medida, la visita hacia 1620 al norte de Ital ia y q uizá a Ro ma del ar- que habían tenido una expe riencia d irecta o solamente vicaria a t ravés d el t ra-
quitec to J acob va n Campe n (1 6 17-1 62 1) tuvo sus p rop ias reperc usio nes sobre tado, quizá pudie ra e ncon trar u n claro ejemplo en la E spa ña de fi nales del sig lo
su obra a rqui tec tónica, más a bie rta a la lecció n de Vince nzo Sca mozzi que a la XVI. P or u na parte, si exce pt uamos la hipótesis de Anet, Pal lad io ha br ía sid o
d el propio Palladio; lo mis mo podría decirse d e la d el poe ta y po lítico Co nstan- req uer ido sólo u na vez p a ra que proy ectara una obra en el extranje ro, la ig lesia
tijn I-Iuyge ns ( 1596-1 687), quie n en 1620 visitó Ve necia y Vice nza du ra nte su del monaste•·io d el Escoria l y, de nuevo significa tivam e nte, no co mo el ún ico
viaje a la S e re nissima como sec retario privado d el e m baj ador de la Re pública a rquitecto ital ia no llamado a dar un dise ño, sino en compaJiía de otros como
Fran~oi s Ae rsse n, Señor d e Sommersdijk. G ian Galeazzo Alessi, Pellegrino Tibaldi, Vincenzo Seregni, Giuseppe Meda,
Vincenzo O anti, Jacopo Ba rozzi da Vignola, e incl uso el inge nie ro Barone Gian
La a p rox imación más frec uente a la a rquitectu ra d e Palladio fu e, e n co nsecuen- 10 Juan de Herrera. Monasterio del Escorial. Alzado Tommaso Martirano en tre 1571 y 1573.
cia, la lec tura y estu d io de su tra tado desd e la leja n ía y po r lo tanto aje na a la de la fachada de la basílica. Madrid. Palacio Real.
experi e ncia v isua l de sus pmpias ob ras con sus d ime nsio nes físicas reales, escul- Biblioteca IX/M/242/1(1 ). D esde 157 1 ha bía estado e nv uel to en el proy ecto el e m bajador españ ol e n Ve-
tóricas, luminfsticas, colo rísticas. Podía ser temprana, como testimo niarían los necia Diego Gu zmá n de Silva (t 1578) 35, a quie n se le dirigió una ca rta d e Felipe
dibujos d e J acq ues Androuet Du Cercea u (ca. 15 15/ 1520-ca. 1585/ 1586) de 11 el 19 de noviembre de 1572, presentando a su emisario Martirano.
algu nas de las villas más bizan·as d e Palladio, que incl uy ó e n uno de sus Al/m m Un segundo candidato para que señalara a Pa lladio como arqu itecto y eligiera
(New York, The Pierpont Jv\organ Libra1y (1570/J 575) o los del III Duque de a Marti rano como emisario sería el y a v irrey de N á poles y ca rde nal Antoine
Pa rma y Piace nza Alessa ndro Fa m ese ( 1545-1 592) 33; éste, edu cado tan to en Ita- Perren ot de Gran ve lle (15 17- 1586), a migo de Gian Giorgio Trissino y de D a-
lia como e n España, recogió e n su muy variado ma nusc ri to de a rq u itectura, in- niele Barba ro ( 15 14-1 570), quien incluso le había d ed icado pocos años atrás la
ge n ie ría y a rte mili tar, dife re ntes copias de los ó rde nes y modelos pallad ianos; si edició n latina d e De archiledum ft"f,ri decem cum conllllelllarit:, (Venecia, 1567) 36, y
de sus notas y dibujos e me rgía un j ui cio implícito d e Pallad io como cie ntífico de adm irador de la ciu dad d e Vicenza, cuy a visita recome nda ba a sus sobrinos. Un
la forma y a nalista d e la co mposición, que interesaba al mnaleur de la profesión, tercero pod ría ha be r sido su seuetario, desde 15 53 , el toledano Cristóbal de Sa-
tambi én un a ex p lícita recom endación, q uizá no sólo d e inte rés pa ra el cliente no- lazar (t 1584), que reunió en Toledo y Venencia una im portan tísima biblioteca
b le: "el chi Puol¡w )ere a u/ore exqu¿ltÚ.;o [.11c} !egga i! Pa!ladti1 c!Je 11elle Cil.ll' d '({(Joma mentí con especial a te nción a las ma temáticas y la arqu itectura, con varias edi ciones
é 111t1lto di!t:t¡enle 11.1,1e1Wllore, me/te/Ido t~tJ!Ú co.1a in de.;,te_qmo d /,elle l'lultliflgure". de Vit ruvios, incl uida la de Daniele Ba rb aro de 1567, algunos comprados e n
Éstas , como esta mos vie ndo, serían elemen to fundame ntal de l primer in terés Ve necia después d e 1569 37 •
e uropeo hacia Pa llad io. integrado e n u n contexto m uy variado d e prop uestas Fu e ra uno u otro el responsable último de la elecció n d el vicentino, Pa lladio
d e ó rdenes y adomos y , po r ot ra pa rte, de mod elo s, eje mp lo s y referen cias que real iza r ía su dise ño, por lo tanto, pocos meses d espués d e la muerte d e sus hijos
volu ntaria men te se qu e rría n hace r evidentes y, po r lo ta nto, elo cue n tes d e de- Leonid a y Oraz io y ya d e regreso d e Bolonia 3s. No conocemos la posició n polí-
te rm inados d iscu rsos . l tica de Andrea resp ecto a l gibelinismo - y
su "hispanofilia" como corola rio- de
11 . Andrea Palladio, Proyecto de fachada de iglesia
Por un lad o, los órdenes pallad ia nos se integraba n como u na más de las propuestas con pórtiCO, Worcester College H&T 127. Oxford. alg unos d e los mi emb ros d e la a ri stocracia vicentina, come nzando con el pro-
contemp orá neas p resen tadas desde Serlio . Por ejem plo, en tre Am beres, Roma y
Madrid, el matemá ti co fla menco y jesuita J ean-Cha rl es della Faille ( 1597-1 652) _, H .tbía ... ido emhaj.ulort'll l..<mdn·, rn (j(j-1- 1.)hH ~ r~l.ulado .t \ 'enetia t'll I:lb9.• ttmqnt" 110 llt'~Ó h,t,ta 1371) donde murió
que e nseñaba a rqu itectu ra e n la Acad emia real del Colegio imperial de Madrid ('" ) 23 <k~ enero cir .l:>iA. :'\,mu .ll el(.' Ciud.td Rodri~o, t•ra familiar dd Cardt·n,llJuan Pardo ~1.1\era) parirnte de don R uy
Górnt"l de Sil\,l Pnm ip<' cic• I:holi~ ilH· c.. ·.trtónil.{o 15 H). J.)72 de la c.;ut>dral dt' 'IOkdo. ;)Ull(!Ul' f,lllÚni~o de.~ roro del a_r~obi,po
y d el q ue conoce mos el ma nuscrito de sus clases de 16363-l, explicaba los órde nes 1~1.Jl-l ~,¡1{ , oh11·m t'l\ 1 Ít~mpn rlr·l Carrkna.l ~i lin:o: t:mbajador en [ngL.1tt•rr,t antt• l\.tbd 1 nornhramwnto de l;;h3 pero
y sus medidas "de la architectura d e And rés Palad io. E n otros a uctores se hallan no U c~o a l..ondrc·'· 11-.1, 1'·"·" por Fr.mria' P.tris. ha,ta EL Y EIZA:'\0 DE 1:16+. \'isitó Fl.tndcs rd<:sde octubl1' de 1565
nm moti\-o dt· l.t bod,\ cit' ,\ll·"'~tndro F.trm·....._· <on la Prim·e-...."1 :\!aria dl' PonLagal. Fue rt'i<'\ado ( ' 11 "'(')Jilembre de 1568 como
con alguna dif'fere n ~ ia pero de poco mome nto, de sue rte q ue no im porta seguir al rrpre!->ellt<Uit<' c"patlol t'll J..ondn:-, donde habí.1 ' i\'i do en 1\U ca~a de l\ l ilord Pagel, p;um~¡ u ia Suint Cl('mt'IH~ e~~ramu~s),
un o ó al otro ". Tres a ños despu és, el a•·quitecto y agustino recoleto Fray Lorenzo partiendo d q dl' -,<.' pt il..'ll tbrf' de 1:,ba. \ '(•a\t ,\ l.muel K·rnánrlr;. .-\lvan:1.. 7ieJ nnbfytldattJ fk lvltpr JI w lngl11lt11n, CS IC. ~ l adnd.
1951 , Augd l·(·nünd,·t. Collado. /¿¡ wtcrlral rlr Toledo m d >t/!,IO Xll 1ida. arft.P pmonw. D iputaciúu. Toledo. 191)9, p. 78.
d e San Nicolás ( 1593- 1679), e n su Arte y w o de la tm¡uitectum ( Madrid , 1639 y II '[C.·11ía. cierta cxp(·rientia .trtí..,tí<,, antes de tratar asíduanwme con Ti1. i ano~ ) ~trqulu·ctónica, tomo ranónigo Yobrcro <~~la
Pa rte, Mad ri d , 1665) reco me nda ba de forma ecléctica una p lu ralidad de fuentes cLttNir.11dt_· 1()\rdo. E11 t·..,t.1 t'iud. Jd . don Diq;;:o ;;;u hermano Juan (;Únlt'l. d<· Sil\'<1 -,r romtruían en 157 ~· 75 lllla magmfKa
e;ha t.' ll !.t t·oll.tlion de: ~~111 Cri-,túb<tl \ un.t capílla fami liar d(·di<·ada ~t S;,anto ·¡·om•h de Aquino 1.) 7'1.· i .~, l. en rl <'(H)\ento de
para el estudi o de los órdenes, y llegaba a ilustrar cada uno de ellos co n las imáge- S.-111 10 Dnm i n~o el 1{,-;,l, c¡ur <•jrtutú i J ic.:(~u de.: \ 'cla-,cn de .\,ila, toda dt• pied ra-, dt· tolo!'<";,, Como .tri..,lmt·líto. fUt• c.:~ogia?o
nes de Vit.-uvio -Barba ro, Serlio, Palladi o (el jónico), Viola Z a nin i y Scamozzi. p 01 d d(J<tOf\ fiJó,olódr :'\mat-.\ ( :im.mní B.uti,ta Ra3ario 15J/.t:,7H.,t•n su.., Cummmlunam .. l nlfOit'il ~ 7r.J¡nml \ enecJa,
Ll73.) po r('l pot· t.t Gim.11HÚ Haui..,ta ~ ~J.~<lllL.t "':\ l:u:{.tgnO.. lj09- 13~<> . \"l~.~~· ~·ernat~do ~ !an~t\, I..LiflTqwlrctumdtl Rnw-
rimtmlu m wltdo ( 1511 /63 /). II'ICI-CS IC. Tol•do- ~ h,drid. 1983-198b. 111. pp. 11-t-17 1 ' 1\ . pp. •17-'l!l.
l .ou1.., Ct'llauro. ··D.midt· B.1rb,,ro and H i" \ 'rnrtian Edition\ of \ 'itnn iu~ of Jjjh ami l.)(ji", Studt unt.::wm. -10. '1000.
~u inu·r(·, JXH" P~tll.1dio , .... u.·ntrab.t aparc.•memrmc r n aquella.., wlu< ionc.'' ck d<·,,ulitul.~tiún ... iru.i.. lir.t ' t·apridlO"ii.l, con PP- l-Jj.J:l-1. En tn· Jo.., Hllútnt'nt'" dr ..,u t·urr<'"'J><menda de :\ ladrirl. Rt.·.tl Ui bliott•t-;\, \f rn(·uentra 1111 p<•t'ltJa dr ll..trb~tro
po'it·ionr ... dl·'lu\J.ci.,, <k l"'<..tkr.t'. qut' re~tp.trt"c en en ...u /.ü r~ d"arthituhm ' qut· <«Ht...litw.ut Jo, ejtmpJo, m a' pró,imos a ~m·iadn a Gr..tmt'lk. _ _ _ . _. . .. . . •)· t .
... u .. pmpiu.., intrn·"(''· dnllO'u·.ulCio qut• ~u .1pmximarim era Ot.· a..,ion~tl' no tt:ndn~t nm..,c·t·urtKi.h. \ t·.t\(' ~ l.utfredo 1:1furi. ,. \ ·éa-,cjc.m·:\tidtd L.''l>i-r;h. ··J.t b tbliot<'«t dl' Cti,tobal de Salatar. hr11n.mi''·'' btbhohlo qt·mpl.tr . (.nhciJll. _2, 1.l83.
·:\ llc oriL_,rini dd p.tlladiJtH''imo..\ 1t·,'<-mdm l arnc-.e . .Ja··que.... \ ndrouet D u Ct•nt>~m. l ni~o.Jont·,··. \luna Jrl/'arlc 11. 1972.
PI'· j.IJ:/. . . . .. . .. . · 9·
pp. 1 11·161. \ ('11 Rdúnul_)' n¡~nmnrtnliww. f.'n\t~J(H wbu: Útmr¡uiltrlura dt los u~lm X I}_)' XI'//, l. 111\t'l"ld.ld. Se\ illa. pp. 1j5· • .\ nalitaron l.ts hudl"' el<·"' JI""" w (,w~c Kuhkr; ··Palladro e 1 f.'lunak . &1/ti/mu riel ( 1'>.1 .lmlt.a Pa//lltl/0: ' ' L b3.
1li . ...obr" 1 (.ilfllllltnl<m dt ¡an"r tt.(!,tJir. t dtllf.!11i th ardutfltum m·tlt f mtillart. Rom.t, Hibliotn.l (:cn,tni.m.t. (:od. Cor..,., ó6J 32 B PP- ~+·.)2 ~ Buildm.t. thr f~~mHal, Prinrrwn LJniH:>r~it~ Pl'c' '· Prince1on. 1982. pp. t-_;.·,b :. \ F!:rna1~do ~Ltn.l\, ··t...a a~le~l~- de
1 L e . . p. 101.... 71·8:L qut·l4.·t h.t e;-ntn· l.lRh' 1:>92 pc·ro que podrían "'('1' de l.t dt't.td.t dt' lo.., '-«:tt·nt.t: tamh it;nJe.m Guillaunte. El l:sr01i .rl: de templo,, baSlli~a·. <'ll Fdtf'<' IJ.r rl arlt dt su lmn¡x>, Fundation .\rg,.man.t. ,\ l aclncl. ICJ'IB. PP· 29-\l l lA
•·l)u Ccrr <'·tU t't l'.tll.tdto. limunl' dt• l.t ,;u,, da m la France du :\:\ ·¡ ,¡i', k ... . lmwil tltat<lnltllwa. 1~. ~000. pp. 1(IJ.JOti. ba')ílit;t dt' <'IJ:..,rmial' l.t ~tT'(¡uitel· tura \ Jo.., arquiteuo~ il., lianoo;;'', en Sludt m urunt dr Nmalo (.ft·t~t. C IS,\ .-\ ndrea l.tJiadJo,
' .. -,;,lado rlt la .hdlllfelnw··. ~l.,rh-id, P.tl.l< io Rral. Real l:l ibliotrra. ' ign. ll / 3 i2tJ, ,.,p. 11. lol. 1 l. \ ·icerv .t. :/(KJO. pp. :\jJ.J7:l.
86 1' !.,• l\p 1<1 '11 1 1 ( ' l•''·'' } •.\t.-. ,, ' 87

pio Trissino y te rmin a ndo con los Valmarana; sea como fuera, Pallad io c umplió Contemporáneamente, El Greco empezaba en 1577-1579, en Toledo, su carrera
con su encargo. Meses después -el 22 d e febrero de 1573- los proyec tos se en- como arquitecto de re tablos con los tres de la iglesia co nventual de Santo Do-
contraban e n Madrid, y Felipe JI había afirmado: •• no habrá muc ho que tomar mingo el Antiguo, a los que seguiría n los de la Capilla de San José, el Hospital
de e llas»39 . Sin e mbargo, podemos en parte imagina r este proyec to, proba ble- de Nuestra Señora de la Caridad. la Capilla O valle d e San Vicente Mártir y los
mente co n un pórtico exe nto -similar en parte a l que Juan Ba utista de Toledo del Hospital Tavera (1 608-1 635 y 1608-1671) , con los que cerró su ca n-era como
ha bía trazado e n 1567 y a l que el propio Palladio diseñara para la fachada de tal. Aunque e n ellos introdujera algunos elementos tomados de Michelangelo o
la catedral de Bolonia 40· y pot· las consecuencias que parece haber tenido en un Vignola, o modificara las proporciones, sus órdenes y ornatos - tomados tanto
proyecto de l ay ud a nte d e Herrera Diego de Alcántara (ca. 1545-1587), para la del Libro 1 como del IV- , sus composiciones, así como sus conjuntos de tres
fac hada efímera de su catedral que se levantó en 1586 con moti vo de la fiesta retablos sobre el tema d e la variación de escalas del vicentino, so n de udores de
de la t ras lac ión d el c uerpo de Santa Leocadia (Archivo de la Catedral, Obra y las estampas y las fac hadas, los altares y las tumbas palladianas, transformando
12. Diego de Alcántara, Toledo, Catedral, Fachada Fábt·ica n° 59) y que de inmediato fue eliminado:" E-ste arco se haga sin p órtico sus fue ntes a tenor de las nuevas funciones a qu e se destinaban estas máquinas
efímera para la Fiesta de traslación del cuerpo de y liso por delante ... " Tradicionalmente los dibuj os palladianos de iglesia con de madera dorada y lie nzos de colores44 ; quizá no dejara d e pensar que era un
Santa Leocadia (1586). Archivo de la Catedral (Obra
pórtico se han v inc ulado con el Tempietto de Maser, sus ig lesias venecianas medio muy adecuado para rendir homenaje al Tizia no d e la arq uitectura, c uyas
y Fábrica n° 59).
y la catedral boloñesa; y se han ide ntificado dos dibujos, de O x ford y -como virtudes, como las predicadas para J\'lichelangelo, era n la novedad , la riqueza, la
copia d e Azzone- e n 1vlontreal41 , como testimoni os de este tardío proyecto re- variedad y la complejidad.
c hazad o. Sin em bargo, s i analizamos las medidas de a mbos y de la catedral de Es lógico p ensar en El Greco como un conocedor d e Pa lladio, no sólo a través de
15. El Greco. Retablo lateral del Hospital Tavera
Bolonia, difícilme nte pod ría n ajustarse, mi e ntras que si esa mis ma operación (Foto F. Marias).
1 tJt/(/1/m ltlwi... , y en consecuencia como uno de los pocos a rtistas que se aproxi-
se repite respecto a la ig lesia del Escül'ial. la coincidencia es sorpre nd ente; se- maron a su doble legado; al mismo tiempo, fundió a Palladio con otras fuentes,
ría necesario profundizar e n esta hipótesis, a partir lóg ica mente d e las medidas como más tard e haría n los otros dos arq uitectos del tiempo de Palladio que ver-
que la basílica filipina tenía e n 157 1. no las inmediatamente posteriores y a la dad erame nte profundizaron e n su obra, lnigo Jon es y J acob van Campen; en
postre de fln iti vas4 ~. ambos los ele me ntos miguelangelescos, vignolescos, scamozzianos, incluso escu-
No d eja d e ser sorprendente que Fuera en este ambie nte hispá nico -como en el ri alenses y rube nsianos, modernos, antiguos y jerosolimitanos (a partir del trata-
fran cés- donde se dieran las primeras obras qu e pueda n hacer referencia a la obra do d e J erónimo Prado y Juan Bautista Villalpando45) co nstituyeron referentes
13. El Greco. Retablos del Hospital de la Caridad de
lllescas (Foto F. Marias). palladiana, especialme nte entt·e algunos de los arquitectos qu e vieron la obra de varios qu e podían combinarse en una nueva poética y e n el ámb ito de una muy
Herrera como demasiado "vitruvista" y poco dada a las concesiones ornamentales, diversa cultura arqu itectónica, fuera la del retablo de mad era o la estereotomía
de Juan del Ribe ro Rada a El Greco y su hijo a rquit ecto Jorge M a nuel Theotocó- del cot·te de ca ntería4 ". Los proyectos de Jones-John Webb para Whitehall Pala-
16 Juan del R1bero Rada, Catedra l de Zamora.
puli (1578-1631 ). Así ya e n 1579, Ribero podía aconseja r e n el in te rior de la iglesia Portada norte (Foto F. Marias). ce en Londres y van Campen para el Ayuntamiento d e Amste rdam de mostrarían
del conven to de las Huelgas Reales de Valladolid el empl eo del "orden corintio la pluralidad de esa pt·ime ra aprox imación a Pa lladio, quizá e ntonces más polié-
bien la brado y ase ntado y bien observado como Paladio lo dem uestra y enseña", drico y menos idealme nte monol ítico de cuanto llega ra a se r un siglo más tarde,
con sus basas á ti cas "como el mismo Paladio lo e nseña", y sus capiteles "bien labra- como un arquitecto más próximo, más contingente y circunsta ncializado en su
das las hoji1,1 (JI' olic•o como Paladio lo enseña" - en lugar de hoji1.• dt' amnlo- pero sepa- "uso", incluso más ornado y lujoso, material y colot·ista d e c uan to se haya querido
rándose d el modelo e n la co rnisa de l entablamen to al suprimir los "modillones"43• ver no sólo en el siglo XV I 11 si no en nuestros propios días.
O que en 1592, Ribero pudie ra proyectar la nueva fachada de la catedral de Za-
mora en cuya composición- "reutiliza ndo" la c úpula romá ni ca del siglo XLI pre-
existe nte- parece depender de modelos librescos con aparente desenvoltura.

Eugcnit, 1J.u.,~'UIICI' . \u urol.t. \ull1Uil dt lo.1 mqwtatm_r mmáút!ura df' E;pmin th ~tlt su Jt,flllllrlitoJJ, .\ l<ldrid. 182~). 11. p. JI O.
O,Jórd. \\ orn·~ter Coll<·~c: ,,·.;:¡..,t·.John H.trrio;;. ··T hn·e l'nrtrordrd P.tll,tdio Dt•"il.{th ti·om l ui~o jont·"\ Colkc.:tiun'', Tht
Hwll'{t{lon .\!t~~a.:_1nr. H 1 l. 1q¡ J, pp. ·i l-:i7: ) H,,,, ard Burn'), en Pallm/io. '/ lu /1nliw and tft, l·i11mrmd. .\n, (:mmt il-ClSA. \1~
Londre ... 1(}7,). pp. 'll'i-~ 11. # 1:~ l. ~Oil\0"1 pt"rl(·na!IH'Ilh.' conscieule"' qut' ;unho.., lll ilit.l!l llll orden t·orirllio y qtle Felipe
11 tenía en llH'IHt \ 111 lt'lllplo <kHiro: t~') po..,iblt' que Palladio rechatara e ... u· orrku J>.tra uu púrtit·o, 'obre el modt>lo del
P.mteún.t•n t.li.IIHCI todo' :-.11' p!'O)t'OO' de t:uhada cd,·'ii~ístira o pórti1 o. pn· ... rru.m l·ol11mna' ele ordl'ncorintio.
Fn·ntt' a¡,, hipót<·..,j, del ¡x'mi<o. no oh..,l.111ll'. lcllllbit~n "'t' h~1 ,;..,lo "'ll influcnci.trn.d~uno... <kt.tllt'' dd pm\t'l tt•ddinitin) cicjuan
14 El Greco. Retablos del Hospital Tavera de Hnn·rol. <¡uc t'OilO(t'lll<l.., <lt•,dl' \U propm•,ta de haria 1576 .\l adrid. l'.tl.lt io Rt'<li. liibliott.'(ot, 1:\ / ~1 /'1 1 '1/ 1 1 , .t l;,t que ha·
(Foto F Marias). bria ali.arlido pn·< ¡,,uncntt.· '"' t•..,t.uu.t'. L..t ,oJución del motivo aJix·rtiano qur \a hab1.1 .tp.ux·<:tdo t·u1.r l .ogl.,"'i\ del C.lpit•miato
rlr \ in·nta \(.,,,....._. l lm,.ud B1un"' t'n "l"r~tmia (' Spaqna". t'n PallaóúJ, <.'rl .... Guido Bf'hr.uniui, flo\\,\ld Hurn ... ~Jar-ilio. 17 José Anton1o Blanco. Escalera de Chambord
\enni;l. 21XIR pp. 21H·227 '•' h.1hi~1 apart.'( irlo -..in cmbargo «'n el di·.eTlo dt· 1j f)7 "(:" dr.Jtl,\11 lhuti..,t.t dt· lúkdo. sobre Andrea Pallad1o. Madrid. Fundación Lázaro
1
Pro~eno dt' l.u h.\Cia dt• iglt·-..i~t ton ¡XntKo.. \\ orn.'')ter Colkgt· H& r 12i. (htórd., .urihuidn .t Ca millo .\llnll(", ~fon·
1ri-al. Ph,Jii, l.lmbt•n C olktuon-CC.\ . ))){ 1961:0007.
Gald1ano 15-262 Ms 162-M 37/B.
11 1: :\ l.liÍ.llii \ .\ Bu\1,\nt~Ulh.'. )<}8). pp. 17-41 ~ H·rnando ..\laria'), El ( ,ruo. htuf!.tllp/W dim Jlfltlllf "t \ITaillJ!fWir " .• \d;un Biro.
1
.\~t . . un Bu ...l.lllt,Hltt' \ h:r11.mdo ~ l ari.t.... "EII:'-<·orial' la ndtura .trquiu·núnict d<· .. u tit'm¡x)'. t·n 1:1 1-:uonal rn In Bzbli
Pari,. l'l97' 1-.'1 ( ,¡,.o m l11/rdu, ~.11.1 Book'. Londre'. :ZOOI.
/un l ;lfiOnlll. ~li1m1t·no el<• C:uhur.t. ~ladrid. l'liU. pp. 11 7-148.
In E::.nhultm f.\plt~naltolln fl tiJI/~tnalu'i ( ·,bL\. oc Tmrph lhrro(fl{lmtlani. Roma. 1:)q{)- 1bU:>.
Ramún Gutiérn·J' (,r.uu·l.\ :\1.ur.l \ 'i•iu.tlr'. "L1 fonun<t dd p,,ll.tdio in '-,p.u~n.t". &dftllmn ( / \l. lmbra R.t/ladlO. ,jii.
~· 1] t.,-,i .lh'>()lut.tnwnu.· dt',(OiltKido mar ...tro dt" <.·autería .Jo~ .\ monio Rlanro. a uuni<'llt.<h cid ..,¡~lo X\'111, pocha incluir
1~}j l. pp. :l:?O.....,.:. \i{u'on Blr..,t.un.mtt' (,,Hl ÍJ.. "Enwrn) aJ cJa,iti..,mo. Pall.uliol'll \ .lll.tdo1id". !Jdm~' f~\/NlliJJ( dt . IIft-: :.!Oj, 19i9.
una t·nmplrja t•-,tnr(tul.l dt• dobh- t'"'l.1kra hdinliclaltomacla de la dt~1 Ch~lwau rk Ch.1mbord. n·c..ogirl.1 por P.tllaciio f"l1
pp. 35-31: Pedro '\,,,J ...lu~·.., P.tl.tl io. ··J,.tll.oidio t·n E~pal,.t ... en .Jame.. '-t.• \ tkernt.m. n,tltulm, X.lr.til. :\ l.tdricL 1900' 1981_ ·
""u 1 quattw lihn ... .\p.tn·n· tomo t~)l"mplo dl· l'"rakra mockrna, tal n•z indu\o m.:tl.ld.l. rn \U uat.ulo maJJH\(TÍIO "Rrc\f"
pp. i-~R: .\~thtin Bmt.unomtc.•. lt·ru.mdo .\ l.lri.t\. Pt'dm :Xa\a~("ur.:.,' C:~•rlo.., C.,,u11hntio. •·[) P.tllotdi.uw,lnW iu ~p.u~na r'"
lr.u.lCio dr rortt•.., de c..mtt•n.t" .al \'1 ~l.m.Jlln dl· . \ iton.t Guillén de ~ IOJJ{,Id.t ~ Portol·.lnrro tli27. ~l.1drirl. Fundat.:ión
Porto~.tllo". ('11 Pallul/m.. la \fUI t rahtanrl mondo. [ l(·t·ta. \ (-rwcia. 1<mo. pp. 14-H-1.-,fl:. \'{U ...CÍII uu . .t.llll.tlltt.• \ 1t·rn.ulcio ~ [:uÍ;_b.
U.zaro G,1ldi.mo I.'>-2G2 :lk 1112-~1 37/8.
" 11 Pallar!i.ul<''illlo "' !>P·'h"'·'"· /Joll.tlllw U\.l.lnd11a Pal/adw, I<JHO. II . pp. 'l"•-109.
:1 :¡1mau 89

Andrea Palladio,
arquitecto teórico
y práctico
Joaquín Arnau Amo En la dinastía de los "tratados " de arquitectura, el de Andrea Palladio, publica-
do en Venecia (1570), es singulat· si se lo compara, tanto con sus antecedentes,
remoto Vitruvio y próximo Alberti, como con sus contemporáneos, Serlio y
Vignola: y lo es por el entreverado de observaciones "teóri cas" y de carácter ge-
neral, por una parte, der ivadas de la Antigüedad y su tradición, y ejemplos por
otra, entresacados de la "práctica" profesional del propio autor. La Ant igüedad
provee al arquitecto tratadista supuestas normas de buen hacer que su obra
edificada ilustra sin recato.
En 1 Qua// ro Lilll'i t)e/l'architellura, Palladio se nos muestra, pues, con propósito
diferente al de sus colegas, maestros y condiscípulos. Y sin menoscabo alguno
para su acreditada devoción por lo "antiguo", que observa minuciosamente,
dibuja y acota, fiel al consejo de Alberri, que recomienda m; linear y medir, 1 pro-
cede como "moderno": en el sentido de su tiempo, "modernizando" los patrones
clásicos para ponerlos al servicio de sus clientes, y en el del nues tm, poniéndose
a sí mismo, en sus obras, como modelo (no otra cosa hará Le Corbusier a pro-
pósi to de sus "cinco principios").
Hay en ello sin duda un punto de vanidad (desde siempre el arqu itecto lleva
puestas en su co nd ición de tallas "ínf'ulas episcopales"), que el autor atenúa un
tanto tt·ansfiriendo al cliente el mérito de sus Fábricas: hafalll'icato (esc ribe, por
ejemplo, en el capítulo tercero de su Segundo Libro) .1econdo la inl'entúme, che
dl'..fjlle, if Conte Va/erti1 C/.?iericato . .. La glot·ia de la "Fábrica" pertenece al conde,
cuyos títulos alaba por escrito: el arquitecto se reserva en cambio la autoría de
la "in vención", dibujada con esmero y entera, .1e bene almne delleji1briche t)¡;,e_qnate
non .•ono tJel tutto ./7iuú. 2
"Los Cuatro Libros " abundan en sus invenciones: ajenas (son sus hallazgos en
lo antiguo) y propias (son sus propuestas, inevitablemente modernas). Y en
ellos se cruzan dos procesos inversos: el del aprendiz, que parte de lo antiguo y
viene a decantarse en su obra, y el del maestro que "pone" su obra en el centro
del d iscurso, gráfico y escrito.
El segundo proceso, evidente, marca el itinera r io de l tratado: órdenes ( Libro 1),
obra privada y pública ( 11 y 111), y templos antigu os (IV) . El primero subyace
a él : de los templos descritos en IV (como de teatros, anfiteatros y otros monu -
mentos que d ibujó y no llegó a publicar) deriva los patrones ( 1) que luego ap lica
a sus invenciones (11 y 111).
Son itinerarios inversos en apariencia, pero conjugados con astucia de estra-
tega. Pues el autor nos participa su convicción de que, siendo el monumen-
to magnificación de la casa (ho pen.mto, dice, e,1,1er molto Cllll!'elll'l'ole m11uilciare
dalle m.w tJe ' Partú·olal'l:· ,,¡perche,,¡ tJebe eraJere, che t¡uelle ti i puh!tá N)ijii:ii le m,qioni

1Tomado clr I.E() ~ B.\ 1 1·1" 1.\ \I .BLlfl'l, Dt Rt .lrtli{Iwlonn. en b lraduu.i«m de.• Fr.tm i-.n, IJ.)tano. 11.1\ erlil·iún fac.. unil
de Ju, Culc.·~o' de . \ p.tn:j.adolt:..,' .\ rquitctlth Téuti<·o... Ü\iedo 1~1 /j.
' Jixl.l' '·" ,.¡,,,_ li1<T.1k' ck 1 QJwllw 1.1/m ddi: Jrrhit.ttwa de .'-'\DRE.\ P.\LL\1)10 nt.in tomad." dl' '" rdición pnncipe,
dad~t m lintlw af¡Jm 1111 LA.mumw th · Franu~rlu. J.j70. En ("II.J.s tw re">pelado la oJI01{rati.l. 1.1 .1t<' l'lltt>lfion , la p1mlLMrión) l a~
oc~t'liona l<·-. 111.1) ll't u la .... ~lhtlltt\t'llcio ¡,m ...úlc• la .. "U\ es·· con función ri<· .. ue\".
') ",\rthlll 91

P allad io ha colaborado poco a ntes en los dibujos qu e ilustra n el "Vitru vio" de


.~ommilu:Jtm.l,lem) , hacer de ella un templo es devol ver a éste a su origen: ¿qué, sino
Dan~ele Barbaro (el ci tado RePerendt:Mimo, copropietari o de la Villa e n J\t aser)
un templo laico, secularizad o, es llil/a Ro/(lluJa? Lo ete rno se instala en el siglo.
publi cado en 1556, asim ismo e n Venecia : y el Veronés la ado rn a rá con sus fres-
4
Por esa vía in ve rsa Palladio "domestica" la vieja a rquitectura áu lica y dota a cos poco después, circ unstancia ésta que el arquitecto omite en el tra tado . Pues
la casa del más elevado decoro, convirtiendo en "ritual" (decoro que Vitruvio bien: de las trece líneas q ue dedica a su desc ripción, las que he citado (casi la
d enom ina de,1/atio) el hec ho "natural" (el que el mismo Vitruvio llama de natura) mitad) se refiere n a l programa del agua, del que he destacado por mi cuenta
del paisaje espectacular, a las afueras de Vicenza, que describe en su Segundo algunas palabras clave.
Libro. Sublimando de ese modo el decoro doméstico, hace Pa llad io "relig ión"
Para e mpezar se nos advierte del desnivel e n tre sus dos fachadas, trasera y
de la simple "oportunida d" (Ruskin redundará con él e n la primera de sus "lá m-
delantera: por aq uélla (corli/e lh die/m) comienza el di scurso de la arquitectu-
paras") d e u n cliente. Monseñor Paolo AJmerico, revestido de las más altas
3 ra, que coi ncide con el curso de las aguas, en cuya primera estación se halla
prebendas pontificales. el "ninfeo", añadido luego, "con infinitos adornos de estuco y de p in tura" e n
Así, la RotmuJa disputa al Vaticano el1·ecreo de un "referendario" que lo ha sido torno a una "fuente ta llada e n la roca" (la Cilé /1/()u,¡/rie/le de Gamier, a princi-
de dos papas, Pío IV y Pío V, Cittat)ino Romano ct111 tulla ca,1t1 ,ma. E l picapedrero pios del XX, no irá mu c ho más lejos en su invocación topográfica del "salto de
paduano ha t rasladado a orillas del Bacchiglione,.flume na"<qabile, un trasunto de agua"). El origen es el manantial.
lo que sucede a orillas de l Tíber: un simp le capricho, pero qué capric ho. Palladio
~a fuente propicia u n "pequeño lago" a modo de "pisci na" que comparten nin-
dice, y así es, que su villa se halla a las afue ras de Vicenza: pero, si nos aten emos
fas y peces, lo c ual sucede a espaldas de la casa y a media ladera: es el preám-
al encargo y a su promotor, ella se ubi ca a las afueras de la Roma ponti fical.
bulo del agua q ue penetra (y el arquitecto y nosotros con ella) en la "cocina",
Por lo demás, el cruce de discu rsos a ntig uo-moderno y moderno-an tiguo sirve nudo principal, en su se rvidumbre, de l argumento de la vi lla. y equivalente de
a Palladio la coa rtada para dar p rio ridad a sus casas: El perche til que,1/a parte noi lo que el fun cionalismo moderno concebirá en su día, cuatrociento s años más
ha/1hia11W pocht;IJLJ/Il e,~empi anlti·ht; Je' quali cene po,1,1ianw ,¡er"ire; u1 ptnn/ le ptimle, d ta rd~, como un "laboratorio ". La cocina es el "estómago" de Villa Barbara, c uya
_q/i impieA rh mo!te fa/mi:bl' da me per di"e'~~i Gmlil'l.momini oNhnate. Si la casa es lo arquitectura , antes de que llegue a ser p1·esunto objeto de resta uració n, nos
primero en el co ncepto y de e lla escasean ejemplos a ntiguos (razona el autor en restaura: es su vocación y está en su p rograma.
su Pmemio á i Letlort) bienvenidas sean sus obras para supli rlos sin escatimarlas.
De la coci na, siempre siguiendo el curso de l agua, pasamos a los "jard ines" que
H e aq uí por medio de q ué habi lísi ma estra tagema Pa llad io se hace un hueco e lla "riega", a ambos lados del ca mino de e ntrada. el c ual su be a con tracorriente
para insertar sus in ve nciones e n el di scurso de la más prestigiosa Antigüedad. pti111 ptiuw: bajando, el agua sale a l encuentro de los que su ben. E l "nin feo", de
En e llo 1·adica, no ya la novedad, sino la sing ul aridad de su tratado. Él venera cuya fuente e ll a procede, es el último lugar adonde los v isitantes irán a repo-
(co noce y reconoce) lo antiguo: pero de su embrión orig inal, la casa, no halla sar, remon tando l a~ fue ntes. De nu evo, dos it inerarios se cruza n: el del agua
ejemplos. Por eso no tiene más remedio que mostrarnos los suyos, con la exqui- anfitnona, generos1dad de los hermanos Barba ro, y el de sus huéspedes ... y
sita fa lsa modestia de la que se hace n eco notorio a lgunos sig nifi cados colegas a tónitos espectadores .
de este tiempo y estas latitudes.
Dos nuevas "piscinas", con sus "abrevadero s", nanquean el cami no pllblico y
baña n luego el Bmolo ("huerto" en dia lecto véne to, que el autor escri be con
may{lscula) "lle no de óptimos fru tos y varia vegetación". La secuencia-vi sita
Paremos, pues, mientes en una de esas ca.ll'rh ''tila di almninol1lli Penl'liani q ue su plen
pues, inversa de la del agua, sería: hu erto, jardín, casa y n infeo. De lo inc ulto a
la ausencia de las homónimas a ntiguas. En el capítulo X IV del Segundo Libro)'
lo mitológico: de la naturaleza salvaje a l a rte refinado. Y todo ello a contraco-
en quinto lugar, a propósito de la edificada e n M.aser para ¡t/on.,~(¡nor Re"erel/(hJJinw
r rien te del cur·so natur·a l de los elementos: que en eso consiste, para Pallrrclio, el
Elello l)iAquileia e r)e/ ;J/a_qnifico Sz{¡nor !1/arc 'Anlontilji·alelli r)e' Barbari, leemos:
"artificio" de la Arquitectu ra y su "invención ".
ha rJue ordini di ,1/an.::e, tl ptiuw ()¡' t¡ue!!t• lh ,1opra ¡l á pari del ptiuw l)e/ corlife
di Jti:lro, o"e ¿ la_q!iala ne/ numte rinmntro al/a ca.wuna fontan a cmlt"njiniti ¿Cabe un modelo más regenerador, bautismal y refrescante, ele a rquit ec tura
ornamenti di ,1tucco e di pillura. (para usa r la desafortu nad a voz que ahora se usa) "sosten ible"? Y digo des-
afortunada porque, en bue na ley de vocabu la rio castellano, lo pertinente sería
Fa que,1/a .fonte llll laghetto, c!Je ,ICJW' per pe.1chiera: da que,1ttJ !ut~IJO partL'taJi decir "sustentable ", del ,lll,I/Úil'l'l' latino c uyo participio es ,11/,1/enlulll. Toda arq ui -
l'acqua ,IC0/'1'<' nella cucina, e dapoi irr~qali i giardini, che ,ltJIIOdalla deJtra, e tectura se n sata ha sido. es y será, "sostenible", es decir "sustentable ": y la del
,1,·1/l;,¡ra parte Je//a ,1/rada, la qua/<' pian ptiuw a.,cenJendo conrJucl' allafahrica: Palladio, arquitecto p1·áctico sin desdoro de lo poético, lo es, como se mu estra
fa due peschiere coi Lom beveratori ,1opra la ,1/rada mmmw/1': rJ~JIIde parti- en estas y otras líneas.
ta,,¿ arJacqua i/ Bruolo, i/ qua/<' f.IJralldt:~,,imo, e pti:no rJifmtti ecce/lentt:I,IL/lll;
<' eJe di"er,1e Jef,•a 1iáne.

Maser se ha lla al NO de Venecia y NE de Vicenza, ce rca de Asolo.


• \'t~a ...<· ~' l'"tt' pmpú..,iiO t'l (_·~rudio d<~ \ 'ICI::'\TL (;,\RC:Í.\ ROS, Hrlladto.. Jiumú ,. ti wntnlo rmFcitmo (lj50 1580). t•n e~te
\ 'éa't' . \L'Gl"S 1 J: CHOISY: 1ll>urt. ediunn bilingüe laun-h ,mcé' ele J: clt· :\obck. P.ori' 1971. 1•" ,.,¡x-cíe' dd "'dccon> mi...m o 'ulumt> n. -
"<' hall.m dest·rita.., t~ n d Libro 1 r~'pítulo 111. Sobrt· la ··opnnunirlad··. \ ·r1 Libro 1 <·apiw lo \ 'L
J 'Arn<lu 93

Las que, en este caso, a tienden a la fábrica son más bien pocas. Nos di ce a La presencia de la Antigüedad en el Libro Tercero, ded icado a la obra pública,
conti nu ación: es mucho más poderosa. No obstante lo cual, el arquitecto se reserva u na baza
La ircciata Jel/a ca<•a Je/ padrone ha qua/1m mlonne Ji ordine /onico: i/ capite- que le asegura el prestigio: es su esplendorosa Ba,Jllica que derrama en la ci udad
l/o th que/le r)e gli angolifiz /ron te da Jue pnrti: i quai capitelti come ,!¡facciano a lrededor suyo las cautelas e in timidades de l modelo antiguo.
porrtl nel ldwo r)e i Tempii. La Ba.,ílti·a de Vi cenza, emblema de "obra de todos" (como llama Alberti a la obra
El templo (Libro IV) provee, por tanto, el modelo de capitel jón ico (Libro 1) pública profana), puede ser·virnos como refer·encia de lo que ''muestra" el Palla-
q ue se aplica a la villa (Libro II) y la "consagra". Lo de me nos, aunq ue de no dio en sus libros, d ibujá ndolo, sin en trar en el estilo y maneras de l dibujo. 5
p oca relevancia, es la fórm ul a que resuelve el capite l jónico de esq u ina y que el P ues no d ibuja lo hec ho (en la mayoría de los casos p ropios, a med io hacer o
Pa lladio ha ha llado en el temp lo de la Fortuna Vú·ile en Roma. apenas comenzado y. e n los ajenos, redu cido a rui nas las más de las veces): sus
Es asunto que sólo a este orden atañe, pues su capitel es el único con frente y d ibujos no son "levan tamie n tos". Tampoco lo por hace r: no son "trazas", si de
costados (o caray perfil): como cariátide que mira tan sólo adonde mira. Puesto sus fábricas se trata y si de lo antiguo, Palladio no dibuja lo que ve, s ino lo q ue,
en esquina, no acierta adónde ha de mirar, para que no se le acuse de volvernos por lo que ve, imagina.
la cara. La diago nal que lo resuelve (ni de frente n i de per fil: o de fre n te y de Y lo dibuja a la perfección, e,,,1endo infiero: bien a sabiendas d e lo que él quiso ha-
perfil) evoca el ardid egipcio para represen tar ca balmente un rostm (en parte cer (aunq ue no siempre, o casi nunca, llegó a hacer) bien suponiendo lo que sus
de frente y en parte de perfi l) que P icasso y sus congéneres zanjarán (todo de antepasados, dotados de un genio que Palladio les atribuye generosamente, se
frente y todo de perfil) por la vía libérrima del arte abstracto. Es un deta lle: pero propusieron hacer, tanto si lo h icieron como si no (circunstancia que a nuestro
de alcance mil enario. autor le tiene más bien sin c uidado). Por lo que se ve (se dice y nos muestra),
En la Ro/il/l{)a (adonde a ciencia y conciencia Palladio recurre al jón ico), no ya son debió se r así: y si no, así debiera haber sido. Palladio razona como arqu itecto:
dos, sino cuatm los frentes: pues en e lla no hay perfi les, sólo frentes. Y lo que de no como historiador.
aqué llos resta ella se las compone para componerlos con éstos. Se la mir·e por donde El rigor arqueológico (la ciencia de ese n ombre, dicho sea de paso, se ha lla
se la mire, la Rotonda se nos aparece tizmae.Jld (atributo "hierático" inconfundible). en su tie mpo en el limbo o seno de Abraham) le es del todo ajeno: no lo es en
A pequeña y a gran escala, el d isc urso palladiano es altamente redu ndante. De ca mbio la vo luntad de ed ií1car de los antiguos ro manos y la magna ni midad de
a h í su refrendada eficacia pedagógica: de ahí los "pallad ianos" y "neo-palladia- sus inve nciones, que el observador moder no dibuja y mide en cuanto puede, y
nos" que e n el mundo han sido. El toqu e áu lico no se despinta nunca de sus dibuja ad ivi nando cuanto no se sab e cómo fue, ni siqui era si fue. Dibujando el
observaciones, dispuestas siempre y si n embargo a desce nder a ras de suelo, monumento antiguo, Palladio lo •·estaura en me nte y lo devuelve, no a su origen
adonde las fábricas asientan y el can tero controla sus asientos, adonde el agua real (que desconoce, sin que el lo le qui te el sueño) sino a su propósito ideal.
corre y adonde el ca mpo. a unq ue sólo sea a guisa de hohhy, provee sus instancias Hacer del ideal antiguo lección mode rn a es la aspiración del Pallad io d ibujan-
e rnsrn uac•ones. te: ellos ''debieron hacer" y yo he "querido hacer ". Son dos caras de un mismo
Dall'una, e /'nitra parle Pi ,10/W lo!J.91e, le quali nel/'e,,tremitlz haww due l'lllom- ejercicio. El arquitecto se quiere a la altura d el legado antiguo y nos lo prueba
lmre, e .•ottoque/Le c•i .1onoluoghi da /are i c•i111; el Le .•talle, e .11/i altri luo,9hi per cotejando, no las obras, adonde tendría todas las de ganar (edificio cont ra rui-
1í 1,10 rH Villa. na) , o todas las de perder (fábrica r·eal frente a monum e nto imaginario), sino
sus patrones ideales, ajenos y propios. Pues, si ideal es su dibujo t)e/le ha..,tlt'che
Lo que comenzó por· el agua y sus beneficios b ien administrados acaba, tras la antti·/.1e (Libro Tercero capítulo X IX), no menos ideales son los rh:•e,tJIÚ di que/la Ji
brevísi ma escapada al olimpo del "orden jónico" y sus triqu ii'íuelas, entr·e palo- Vt'ce11~a (capítulo XX Jel mismo libro).
mares, lagares y establos. Porq ue el o rde n de los capiteles es tan sólo un signo
de o tro ord en de superior entidad, el d e la Arquitec tura, que pone en el ajetreo Por medio de ellos, el arquitecto •·epresenta efectivamen te, no lo que ha hecho,
convulso de la vida mu ndana una cierta pausa, transfigurando litera lmente los sino lo que hubi era querido hacer de habe•· podido hace rlo: s u d ibujo recuper·a
edificios a su servicio. Por un mome nto cesa la agres ión de lo effmero: hay como el ideal de la obra realizada, más allá de la obra misma.
una tregua, acaso fingida, pero no por ello menos confo•·tan te. Ésa es, al me nos. Lo que nos lle na de asombro a mi parece•· es que la "imagen" que el visi ta nte
la voluntad clásica de decoro. observador y sensible arc hiva en su memor ia (lo que a l habitante a men udo
escapa por rutina o indiferencia) acaso se parece más a lo dibujado (ilusorio)
que a lo visto (real).
Y en eso, Palladio es un clásico. Pasemos, para comprobarlo, al Libro Tercero
nelquale ,1/ Imita del/e Vti', tJe 'Pon/1; del/e Pia~.:::e, r1elle Btl.IL'Iiche, 1' de' Xt:fti y adonde el Con ocasión de una visita a la sede ant igua de la Uni versidad d e Valencia, en la
peso de lo heredado, incluidos el ágora (DELLE PIAZZE DE 1 GRECJ) y el foro calle de la ave, Franca Helg me hizo observar cómo e n su claus tro adintelado,
(DELLE PIAZZE DE' LATINJ), aumenta en proporción sobre lo propio. gobernado por órdenes de columnas de porte se reno, nada era (es) e n real idad
regu lar y simé trico, en con t ra de toda apariencia.

1.. K. t\I.BI.R 11. il>id. l.obrol\:


j ' 1 ,... , 95

La planta dibujada del claustro es un trape zoide (d e lados desiguales y no para- no desmienta el ideal apetec ido y dibujado: para lo cual ha contado con los sor-
lelos): e n el claustro edificado, sin embargo, visitado y r-ecorrido, el ojo descarta tilegios d el lenguaje clásico, que inv isibilizan, como por arte de magia, ingratas
el trapezoide y "ve" simetrías bien ponderadas y "ángulos rectos", capaces de irregularidades del hecho construido.
suscitar a Mr. Le Corbusier inspirados "poemas"h.
El arquitecto clásico sabe (la regla del decoro se lo enseña) o intuye que la com-
En Vicenza, la monumental Ba.,[/ica palladiana edificada no c ubre la manzana: posición, que en su tiempo todavía se tiene por "compostura", c uenta con el ojo
otros edificios ciegan uno de sus cuatro costados. Su planta tampoco es regular: humano y sus apetitos (, tll(/1'1' ch·urrat Úlluitw, ha escr·ito Alberti). Por una sencilla
ni sus ángulos son rectos. Y las rasantes de suelo están en desnivel. razón, asim ismo intuida: nuestros ojos son compositores y aman la compostura8.
Armonizar lo percibido es destreza natw·al de la visión: pues la armonía ahorra
En el Tercer Libro, en cambio, Palladio representa su Ba,,[/ica libre y airosa por
gasto a la energía perceptiva (preferimos una luna redonda, au nque no lo sea).
sus c uatro costados, co mo corresponde a un monumento que se sabe autónomo,
simétr-ica en sus medidas y ángulos, regular en la suprema elegancia de sus rit- Es economía de la naturaleza (que no siempre ni para todo es económica) que
mos y asentada toda ella con aplomo indiscutibl e y solemne compostura sobre prefiere en nuestro caso lo hm tnll'ato al ''ero . El dibujo palladiano es lo hen tro••ato
un piano !erra único y horizontal. Su perfecta armonía, a tono con su graciosa de sus "invenciones" y redunda a la vez con lo que sus admiradores adm iramos
euritmia, la dibuja como "debió ser": 11110 infiero e hm jl11ilo corpo. en sus "fábricas": en ellas, no e n los dibujos.

Basta cotejar las plantas (la "dibujada" y la "levantada") para darse cuenta de Porque (nótese bien) no es que Palladio y los palladianos, sus cofrades, con él
que lo que uno "ve" y "recuerda" posee los atributos del dibujo, y no los de la optemos por el dibujo e n detrimento de la obra: de ninguna manera. Queremos
obra' . Conózcase o no el dibujo del tratado, la visión de la basílica real superpo- la obra: pero queremos que sea (y así la vemos) como el dibujo apun ta. El dibujo
ne al monumento imperfecto la imagen perfecta estampada. Ello si n contar que, ilumina y embellece la obra. Aparte de ella es poca cosa: un deslavazado juego de
9
tanto in.1i/u como sobre el papel. el motivo "serliano" (que Serlio no inventó), de geometrías, un fantasma. Tales se le aparecen a Vitruvio los delirios de la teoría •
arco con stante y dintel variable, disimula en los tramos de esq uin a la superior Pero ese magro ejercicio de lineamentos, p royectado (óptica, no gr·áficamente)
macicez puesta en aras de la estabilidad (y de nuevo el capitel jónico, como en sobre la fábrica que le correspond e, esplende o, mejor dicho, la hace esplender.
Maser, juega a dos caras).
Añádese a todo esto la autoridad presencial de l aludido juego "serliano": en
Hay una sa lvedad (son muchas más, pero destaco un a, tomada del mismo Li-
la Ba.dlica a gran escala, como en la Roto11da a escala menor, la "presencia" se
bro Tercero) a este argumento: el dibujo del Ponte di Ba,1,ra1w, al/e radú·i del/'
impone sobre c ualquiera otro ardid perspectivo (y como en el futuro Teatro
Alpi. descrito e n su capítulo IX no es sino pálida sombra del formidable puente
Olímpico). Al fin y al cabo, una y otr-o, la Ba.dlica y el Teatm, sugieren trasuntos cubie rto, co n estructura de madera, que salva el Brenta, f¡'ume PelocÚJÚno. Lo
par-ciales, pero rotundos, de un "foro" imagina rio. Una y otro, afuera o adentro
cual nos induce a reconsiderar el argumento que acabo de sostener. Permíta-
(o dic ho de otro modo, adentro en ambos casos, de la Ciudad o del Teatro), nos
seme que, a continuación , trate de desmontarlo arrojando, corno suele decirse,
muestran un ji·o11,, .•ce1we.
piedras a mi propio tejado.
Compruébase, en todos los ejemplos citados (aun en los más modestos), el po-
Si, de acue rdo con la concepción albertiana (que Palladio suscribe de derecho más
der "regulador" de los "órdenes" que, sin llegar a "crear" un orden de hecho,
que de hecho y afecta al escritor más que al arquitecto), la Arquitectura se entien-
nos lo hacen "creer" (el juego de palabras unam uniano, "teológico" en su caso,
de como "cosa" (la R1• rlecJijicatortÍl del maestro), el dibujo (el maestro lo sabe y lo
nos viene a c uen to), pues lo suponemos, imaginamos y vemos. (Se rá porque los
escribe) es su mejor valedor: la armonía de las proporciones esplende en él de tal
dioses andan de por medio).
modo que se diría que la fábrica lo imita, fingiéndolo en cuanto las circunstancias
A la vista de lo visto, tienta sugerir que la "idea" (clásica) de arquitectura se cumple (el e ntorno, los materiales, los oficios) lo autorizan: la obra "espeja" el lineame nto.
en el dibujo, cuyo trasunto sería el monumento aparejado. Son gajes platónicos de
Cio cbl' t11 11111Ú (escribe Alberti a de' Pasti a propósito de sus bocetos para el
la "ar·monía". No por casualidad Alber·ti, a años luz (amén de los siglos transcurri-
11/alate.•timw e n Rírnini) ,ri cJt~,ciJr()a tllttlliflll'lla mt~o~im: e n el dibujo se halla la mú-
dos) de Vitruvio, había priorizado los ltileamenta en sus libros. (A propósito: tam-
sica que la edificación corre el riesgo de "desafinar" con su s destemplanzas.
poco Alberii, como Palladio, había llegado a consumar el plan previsto para sus
escrituras, quedándoseles a ambos unas cuantas e n el tintero, al primero por de- Pero la Arquitectura puede entenderse desde otras in sta ncias: pongamos que la
función y a nuestro hé roe tal vez por el aluvión de magníficos nuevos encargos) . concebimos como un "ámbito" construido, adonde se vive y habita, que se visita
y goza recorriéndolo, ámbito que apela a los cinco sen tidos (suponiendo que no
Sea de ello lo que fuere, el caso es, y la Ba.dlú·a es un modelo perfecto, que lo
son más). Es lo que sostiene, entre otros, el arquitecto finlandés Pallasmaa, el
que el arqu itecto quiso hacer coincide con lo que nosotros queremos ver y el
c ual (creo) hubiera hec ho bue nas migas con el can tero paduano, a juzgar por
mismo arquitecto dibuja para que con más comodidad lo veamos. Esta es "mi"
algunas de sus jugosas descripciones r0 . Puestas así las cosas, d e su peso se cae
basílica: parece decimos. Y su habilidad ha consistido en hacer que la fábrica
que el dibujo (sin peso) enmudece.

\ 'c'a-~· al rnpn lo l.. 11 <:<niBRIC II : El Wliulod< ordm. G tN.l\O G ili. B.u <elon.l 1'11!0 .
•· ~l e rd iero .l l. E CORII L'~ IEK : ü pobn.- de/(mglulroil. eclitaclo por el Circulo de Bella ' . \ rh"'· ~l .u lrid 2006. \ 'n .\ . CI IOIS Y ,¡,d Libro 1 c.tprwlo l.
, .·\ mi)O.., dihujo.., 'l' h.lii.Hl r u d Promuo ,, t>" l(' ,-olunlf'n. " \ {·r J l 11. \ ~1 1'. \1.1. \~ ~1.\. \ : ' "' o¡os dtla /Jirl. G u,tavo (;ili. B.uwlou,¡ 2006 .
¡ 1 ' 97

Rec uerdo una (en lre Lantas) v isita nocturna a la Ba,,(/ica, recié n llegado a Vicen- Al amparo de su mot e, Palladio accede a l Olimpo. Y no es é l quien se a laba ( lo
za un g rupo d e colegas peregrinos, y el impacto táctil, pa rc ial pero contunde nte, que a hot·a se lleva y es d e dudoso gusto) , sino su patrón el qu e lo a laba. Porque
de su treme nda mole, apercibida como monum e nto de un tiempo mitológico. si e l Dios de los hebreos (Yahveh) no tuvo a me nos ejercer d e arquitecto (es la
tesis que por esas fec has su stentan los jesu itas Prado y Villa lpando, turife rarios
La noche no borra sólo las presencias: borra además e l presente. Desarticula el
d el monarca espa ño l, en c uya secue nc ia se inscribe n Dios-E-zequ ie l-Salomón -
todo e n sus partes, di suelve los cuerpos, desdibuja las aristas: sin aristas no hay di-
J7elipe 11), no se rá d escabellado qu e el arquitecto a su ma nera ingrese en la más
bujo (al menos e l dibujo que enseña Albe rti y Pallad io ha aprehendido y practica).
modesta asamblea plural de los d ioses.
E l dibujo es de suy o diurno. La Arquitectura, en cambio, es diurna y nocturna.
La in vers ión d e los té rminos viene servida: s i Dios se avino a ser a rquitec to
De noc he, las armonías se desprenden d e lo s cu erpos, a hora múltiples, rotos, in-
¿qué se opone a que e l a rquitec to, se mejante a Prometeo, usurpe la d ivinidad?
definidos e indefinibles, y se transfieren a las estre llas, en c uyo espacio adquieren
dim e nsiones místicas. Ya no son platónicas, sino pitagóricas. La a rmonía noctur- No e n vano la Ba,dlica modema del Palladio "da la vuelta" a la an t igua: es todo
na huye a los "sentidos" (a la visión al menos) y se instala en el "sentimiento". un símbolo (o quizás una a legoría). Dos so n, a juic io de su a u tor, las diferencias.
1) che le anliche t'ratw in terreno ... e que,t/¡• tltl.llri .1mw ,•opra i l'olll' y 2) t¡uell<' i1aPeano i
La metá fot·a de Ka nt nos asiste: lo "bello", e n lo que el dibujo es maestro, cede la
por! ti·hi nella parle di r)entm .. . e que<tfe perLo cm1!ranil ... _qli ilfl t111tl11el!a parte thfuon; JO-
vez a lo "sublime ", invisible, sin contornos, incon me nsurable. Las líneas han ti-
pro la pia::::a . La Basílica moderna se "eleva" sob re e l suelo y se "vierte" a la plaza,
rado, a estas a lturas, la toalla: nos quedan las sombras, pero Alberti (del todo) y
para que ésta, a su vez, in vada sus bajos y a loje e n e ll os II(Jfl'_tJh<' perrhPet~le arti.
Pallad io (hasta cie t·to punto) las han d escartado. Y Piranesi a ún no ha llegado.
S in e levació n no hay oli mpo: y los nuevos dioses no son sino mercad e res veni-
La prese ncia real de la Ba,,(/u:a tan só lo e ntrevista se nos ha hecho tangible, im-
dos a más ¿se pue de se r más claro? La arquitec tura, c uando no manda (q ue a
pone nte, so brecogedora: es un MONUMENTO con may úsculas. Y por mucho
menudo lo hace), a l men os "canta".
que e l sabio Alberti y su s solícitos aprend ices (Palladio ent re e llos) se empeñen,
la Arquitectura no es só lo proporción: que es como dec ir que no sólo es dibujo. Pa lla dio no se quiere a sí mismo como un d ios (a pesa r de que su arqui tectura,
O que no todo lo que le es propio se puede dibujar. ¿Se p ue d e acaso dibujar sus co mo la sierpe d el Edén. le tiente a e llo: los que sucumbe n a esa tentación conviven
ámbitos? Pallad io ca ntero sabe que no: que se dibuja la talla de las pie dras, pero con nosotros e n este sig lo XXI): se confc)l"ma con se ntirse, como dice la Biblia, pm.J
no lo que ell as e ncierran e invocan, no su ta cto y su f'uerza, no e l "drama" que Ion t/.1edn, es dec ir aptu) t>mlll, o sea "a su vera". É l no es dios (y afortunadamente lo
Mr. Le Corbusier las reconocerá. sabe): pero posee la facultad que le ha sido otorgada (pues ha sido endiosado con
el nombre d e PallacJti,) de endiosar a sus clien tes. Alme ri co es uno de sus d ioses de
Ni e l vacío qu e se abre e ntre ellas y nos da paso, acogié ndonos: por eso, Pa-
vieja estirpe: los "olímpicos" de Vicenza, aunque recién llegados, no lo son me nos.
lladio co ncede e ntidad propia al "intercol um nio", frente a la c olumna. Por eso
é l (y qu e yo sepa sólo él) a d scribe a cada orden un inte rcolumnio idóneo, lo Como a•·quit ec to q ue no se c hupa el d edo, Pa lladio es polite ísta: sirve a dioses
q ue Vitruvio había d ejado en el aire, con un "todo vale " que le acredita de pos· varios. 1ncluso, si posible fuera, a todos los dioses, co mo Adt·ia no e mpe rador
moderno al'llllt-la -lettre 11 • (de c uá n to el Ptllllb<'oll le fascina tenemos co nstanc ia). Por eso , su Tt·atm Olímpico
(q ue es como un olimpo teatt·al) pa ra la Accarblllil vicen tina tie ne e n cuenta e n
Volveré sobre e llo: es una e ntre tantas pruebas del rigor clásico que Palladio osten·
su ji·on.• ,ICt'llllt' esa plut·alidad, que Scamozz i (bienaventurados vuestros imita-
tay el profesor Ackerma n atribuy e a su se ntido del "deco ro ". E n la Ba,,t/ica empero
dores, porque de e llos se rá n vuestros defectos) echa a p erder co n su s calles
impera la "licenc ia", au torizada por el moti vo serliano, de suyo elásti co, casi ilus-
perspec tivas e n la re tro-esce na.
trado y, por consiguiente, altamente operativo y prác tico, pragmático incluso.
t\1 Renac imie nt o, discrela menie poli teísta, sucederá un Barroco Lride ntino y mo-
De b ue n grado Palladio ha •·en unciado en sus dioujos a la ilusión pen;pectiva
noteísta: a la vista eslá.
y a l efecto de las sombras: pero él posee la fac ultad que c rea el á mbito 12 • Posee
ambic ión: e l mod esto picapedrero paduano es además, y sin dejar de ser el que El Olímpti·o de Vice nza es todo un e mb lema. Ta l y como es (Pa lladio lo h izo y
fue, ambi cioso arquitecto que crea ámbitos, irreductibles a los libros, a sus pa- Scamozzi lo deshi zo), un so lo esp ectador privilegiado (un solo pun to de vista )
labras y a su s d ibujos. puede gozar de su ilusión perspectiva, e n el vértice de sus calles. Admi,·able
es al res pecto la ironía del c ineasta J oseph Losey que, e n su vers ión con es-
Pallad io se deja querer d e cultos mecenas y de magnán imos clie n tes. Por el más
ce narios pallad ia nos del Don Gtiwmmi de N\ ozart, esce nifi ca e l e nc ue ntro a seis
sign ificado e ntre los primeros, Trissino, ha sido co nsagrado con e l mote por
del segundo acto aposenta ndo a un ca rde nal ( uno solo) como espectador en e l
e l cua l le no mbramos : Palla()¿,, es decir, p e rte neciente a la c ofradía de Pallas
cent ro de la perfecta visión pe rspectiva.
Ate nea (diosa de las c iencias y de las artes) y "divino" a su mane ra. (Desde
a ntiguo, la asín tota d e lo divino viene acechando al oficio de a rquitecto, hoy un o fue ésa, no lo había sido antes ni lo sería después, la vol untad del Pa lladio,
tanto d evaluado). As í ha mudado e l poético nombre de pila, Andmz JiPietroJe/la atento siem pre (como la mayoi'Ía de sus colegas más conspicuos e n todo tiempo)
Gon()ola, por otro retórico y, si se me apura, un punto ··idícu lo: la retórica corre a la "opo rtunidad" como be neficiario bendec ido po•· ella. Ace rca de ello nos ab,·ió
ese ri esgo, p e ro la a mbi ción ordena y manda. los ojos hace varias d écadas el p rofesor Ackem1an 1 ~.
1
\ 'rr .\ . C IIOI~\', il>id. l.ihro 111 r.lpÍiulo 111.
1
' \ 'fa ...r a ('"Ir pmp6,iw t'l t''ludio ele j l". \..'\ C.\LDlJCII, ComJJTnulert ni w dnrgr1o ntlwlo. t'll t' 'ltl' mhmo ,-olunwn.
, 1 99

Si quere mos, para concluir, r egresar al puro Palladio (al Palladio no palladia-
En los magníficos á mbitos pallad ia nos hay ambición si n duda algun a (por eso
no), la Ba,dlii·n es la referencia. Pues en ella la lice ncia su byace: es el mundo al
hay Arq u itectura): pero fue siempre la suya. y aún lo percibimos y apercibi mos,
revés a ntes desc rito por él mismo, el qu e subvierte el patrón a ntig uo dándole la
ambició n compartida. Por eso el arqu itec to paduano pudo se r y fue, a la vez,
v uelta. La lice ncia es el secreto de la Ba. d!Li·a vice ntina.
humilde y ambic ioso, hu mano y divino.
Su apariencia, e n cambio, es clásica, rotundamen te clásica. Como lo son sus
Porqu e, que el humilde sea ambicioso es na tura l: que el a mbi cioso, e n cambio,
dibu jos: el decoro, puro y duro, se halla e n e llos. La licencia se escribe, no se
sea orgulloso (como e ntre nosotros tanto se da), es detestab le.
dibuja. Y sa lta, sublim a ndo literalmente el dibujo, de la mente del a rquitec to a
su obra ed ificada. La lice ncia está e n la calle: no e n el li bro.
La g loria d el Palladio no se ría la que ha sido y es sin s u esplé ndida clientela 14•
Palladio in vierte el me n saje del príncipe Salinas e n" E l Catopardo". Dice el a ri s-
En su s arquitecturas abunda la van idad: pero no es solo suya, ni suya sobre
tóc rata d e la nove la/p elíc ula de LampedusaNisconti: "con viene que algo cam-
todo. Con cortesía probada (regla del decoro), el a rquite cto desvía el aplauso v
bie, lo indis pensa ble, para que todo s iga ig u al". Sugiere (sin decirlo) el arquitec-
lo pone "a los pies" (como el casti zo galán castella no ante su dama) d e su client;:
to vice ntin o: que nada ca mbie, al pa•·ecer, pero que tod o sea v uelto de l revés ...
d conte . .. hnfnlwicato.
o patas arriba.
La c úpula de la Rotonda reverencia los ocios de Monseñor Almerico (y la cena fas-
tuosa, co n "con vidado de piedra" en persona, de Don G!iwanlll). o es, ni de lejos,
la cúpula del Pantlmm: a u nq ue en la mente del arqu itecto está (por aquello de unos Licencia adentro: decoro afuera. Y aquí paz (entonces) y desp ués gloria (aún).
y otros dioses). i tampoco la votiva y fúnebre del Tempit'lto, asimismo presente
en su ideario, qu e evoca al primero de los pontífices y a ncestro de los últimos a
los q ue nuest ro Fatigado monseñor ha atendido. La Rotonda se aposen ta en medio,
e ntre lo olímpico y lo pontifical. En tre lo di vino y lo humano: es su voluntad.
Parece como que en todo la Rotonda asume el justo med io (el de la ,.{rtw escolás-
tica). Como Villa Barl)(lro y co mo el piatw nolnlc d e la Ba.dlú·a, e lla es jónica: pero
no tanto por la g racia de sus volutas, que el humo efím ero de un cigarro p uede
imita r. c uanto por la justa m edida de su in tercol um nio, que Vitruvio llamó éuJtilo
(es decir: el mejor) y que Palladio vincula a es te orden, precisa mente a éste, equi-
dista nt e de l cobe rtizo aerd..•tilo y del monume n to ¡ni'l/(í.ttilo. Y en medio del diá.Jtilo
dóri co (p!ÍIIltltl'rm del Chli-ricatl) y dei ,IL:,tilo co rintio (¡niuw 11of,ill' dei /Jarlmrano).
Para el arq u itecto . la Villa ,Jimaico no es un edifi cio cívico, ni un palacio urba-
no: no es una granja, ni una man sión (como mu c ho se ría un palacete). J\'lucho
menos es u n albergue rústi co o un monum en to. S u pri vi legio es el de la "medio-
c ridad" (en el sent ido albe rtia no y "áureo"). o está en la ciudad, pero tampoco
es aje no a e lla. Distante, pero no aislada. Retirada, pe ro receptiva . Habitable
(co n buena voluntad) y festiva (a todo t ren). Soberbia, pero apacible. Parece
un tem plo, pe ro es una casa.

Pa llad io aspi ra ba a escribir más libros, p ero nos dejó cuatro ta n sólo: 1 Qunttn1
IJLtwi, sobre órdenes, casas. obras públicas y templos. No llegó a escribir (sólo con-
se rvamos algunos bocetos) el que te nía e n mente a propósito de los teatros y otros
más. La "oportun idad " una vez más. sin e mbargo, le permitió edificar sus propios
templos venec ia nos (ause ntes en los libros) y su propio teat ro vice nti no. Así, su
prog ra ma casa-templo-teatro, incompleto en la estampa, se c umple a pie de obra.
El templo consagra la casa. Y el teatro seculari za el te mplo. E l te mplo, en su caso,
significa el pasado: el teatro (deconstruido por su discípulo) anu ncia el futuro.
La licencia al Íin barre (o hace tambalearse al me nos) el decoro. La ejemplar
elega ncia de la Ba,•ílli·a (arquitec tónica) se di suelve e n el espectáculo (fantásti-
co) de l Tt•atro. De éste, y no de aquélla. arranca a mi parece r e l palladianismo.
1 >~..· . ., ,..., llil' lllt·, ru•' cl.ut ( umplicl.lnoti,·i.li.h rtotd~ .t 1.- t_·dit·iún dr 1 QJ.wii1U !.Jbn 11Polifilo. ~ l il.ln 19BO ~•1 ruici.tdodc Lici"co
~ l .u.~·.t c;naw ' P.tob :\I.H11H .
;p

¡ ;:.,¡,,. ,¡ 101
Las casas
en el campo de
Andrea Palladio
José Laborda Yneva Segw·amente las PilLa., de Palladio (flg. 1) son uno de los atractivos de su traba-
jo como arquitecto. La ventaja de Palladio es que c uenta con tantos atr·activos
que resulta muy satisfactorio ocuparse de sus cosas; más de cuatrocientos años
después, c ualquiera de ellas es fasc inante en nuestm tiempo (flg. 2). Podríamos
suponer· incluso que nosotros nos recreamos en Palladio casi de la misma forma
que él se recreó en la Antigüedad. Hay, sin embargo, una notable d iferencia en
eso: Palladio, aun siendo un arquitecto moderno, deseó que su arquitectura tu -
viese su apoyo en el pasado, mientras que nosotros, que podemos ser modemos
de pensamiento. tan sólo podemos r·ecibir el pensamiento de Palladio, pero no
manifestarlo nuestros sus actos.
ll abían pasado mil quin ientos años entre Palladio y sus referencias, las cosas se
habían debilitado ya considerableme nte desde el esplendor de Roma, pem los
arquitectos del Renacimiento no vieron inconveniente intelectual ni material en
tratar de recuperar el tiempo que ellos creían haber perdido. Lo consiguieron
en par·te; Palladio, por ejemplo, lo intentó con todos los medios a su alcance, es-
1 G1ambatt1sta Tiepolo. Villa Cordellina. Montechio tudió la Antigüedad, la midió, la ordenó, la dibujó, compuso textos y pu blicó
sus
Magg10re. Vicenza. magníficos lib r·os (flg. 3). Ejerció su arquitectur·a tratando de interpretar lo que
tan profundament·e había co nocido; pero los tiempos habían cambiado mucho,
ya no quedaban dioses ni emperadores, la ar·quitectura de Pal ladio tuvo que ser
por fuerza mucho más débil que la doctrina que transmitió en sus libms.
Tendremos ocasión de comprobarlo a través de los ejemplos que él nos muestra
en sus I'Lilad , sus invenciones; veremos que ni la composición, ni la función, ni
los materiales, ni el sitio, ni tampoco los comitentes fueron los mismos que hu-
bieran sido mil quinientos años antes. En ese sentido, tal vez podamos ejer·cer
una tierna crítica al Palladio arqu itecto, a su osadía cuando incluye sus inven-
c iones entre los ejemplos reunidos y obtenidos por él de la comprobación direc-
ta de la ar·quitectur·a antigua. lo era lo mismo, en modo alguno; la potencia de
la Antigüedad ya no podía ser ejercida en el siglo XVI.
Por lo que a nosotros nos compete, el tiempo material que nos separa de Palla-
dio es tres veces menor, pero la diferencia entre nuestra debilidad tecnológica y
2. Andrea Palladio.
la tectónica del tiempo de Palladio es enorme. También la potencia intelectual
ha disminuido mucho, pese a haber ganado en nuestro tiempo recursos com -
plementarios. Es la coherencia el factor intelectual que más ha decrecido en
nuestro tiempo. la capacidad de relación entr·e unas cosas y otras, la búsqueda
real de la verdad . t uestra capacidad intelectual se basa cada vez más en la ~lc­
ción y nuestros resu ltados son por eso crecientemente débiles. Hay una muestra
elocuente que tenemos muy cerca. el llamado ptMIIItJdt•rfl¿,"w, nuestr·a manera
contemporánea de aproximarnos al tiempo de Palladio en los actos. débil y sar-
cástica, indecisa y r·idícula (flg. 4). No es posible ni deseable que nuestro tiempo
pueda te ner en Palladio una referencia material, como él sí la tuvo en la arqu i-
tectura antigua; tan sólo cabe que profundicemos en su for·ma de ser modemo,
en su coherencia intelectual con respecto a sus referencias. Porque, después
de todo, ¿sería posible que un arquitecto posmodemo estudiara y tradujera a
Palladio y. como de pasada, incluy era en su li bro sus invenciones contemporá-
neas? ¿ Fue eso lo que hizo Palladio en su tiempo?
Pallaclio fue un arquitecto esencial, uno ele esos personajes síntesis q ue surgen
de vez en cuando y contribuyen a ac larar las cosas con su capacidad insólita de
102 1 ~ .. , l'i'" ~"' J ',, , ,, , t r . 1J1 l ¡,,,,, ·.¡ 103

relacionar el pasado y el fut uro a través del presente. Es la acti tud intelectual de de Palladio vayan apareciendo una tras otra, cada cual con sus circunstancias
Palladio -aunque con todas las reservas que pronto ve remos- lo que debemos según el orden en que las puso su autor, pero siempre como una consecuencia
recuperar e n nu estro tiempo. Hemos de acostumb rarn os a asumir nuestra de- del tipo de origen.
bilidad con naturalidad, no podemos hacer nada por evita rl a; podemos tal vez
En efecto, si tomamos como re ferencia la ed ición príncipe de Dominico
aceptar tambié n en lo posible el consumo y lo política mm/e mrredo; pero nada de
de'Fran ceschi, publicada en Venecia en 1570, en el capítulo XIJ y página 45
ello nos d e be impedir buscar la razón de las cosas, d e forma q ue nuestra inteli-
de l segundo lib ro, encontramos las indicacion es previas al tipo at·qu itectóni-
gencia evite e n co ntrar na tural la pérdida de la co herencia y de la crítica.
co vi t ruviano: la elección de l lugar idóneo para esas casas, primero; y, en la
Pues bien, tal vez d e bamos comenzar nues tro breve e nsayo sobre las í•iflaJ de página siguiente y capítu lo XII I, la expl icación de las funciones que h an de
Palladio abordando una c ue stión semántica. Para el idioma espa riol, no queda dar·se en el desempeño de esa forma de habitar. Sin embargo, Palladio ve la
claro qué e nti e nde por í'il/a la Italia del sig lo XVI. H ay dos formas parecidas la explicación y expresión gráfica del tipo arquitectónico al que se refiere, la
de afrontar el término: un a opción es co nside ra rla casa eJe campo; otra, es hacer pospone, la olvida casi y la sitúa al final, como por· compromiso, sin deci r· que
de e lla una casa m el ca mpo (fig. 5). No es lo mi smo, desde luego; la segu nda la mayor parte de los magníficos efectos d e los dibujos de sus casas provienen
4. Charles Moore. Prazza d'ltalia, New Orleans. fo r ma es muc ho más am plia, mucho menos ci rcunscrita que la primera, no se de las pautas expresivas y gráficas omitidas al principio. Es en la página 69
refiere d irectamente a la funció n sino al sitio, walquier ca.m en malquier campo. del segundo libro c u ando encontramos el capítu lo XV I en el que aparece la
Nos da más libe rtad esa opció n. Porque, si lo que queremos es tratar de las explicación del tipo arquitectónico De la ca,<a en ef campo r)e lw anll:ljlltl.l, jun to
"illa,, de Pa lladio, necesitaremos libertad. Unas. muy pocas, son casas de campo; co n su dibujo a contin uación.
pero la mayoría d e e llas son casas m el campo que desean se r casas rJe campo.
Tal vez podríamos suponer que esa actitud de Palladio resulta contradictoria
Tend re mos ocasió n de acla rar eso, sobre todo c uan do comprobemos que apenas
con su empeño principal. la difusión de la arquitectura de la Antigüedad. Pero,
ninguna de ellas consigue su deseo. Son casas que fingen ser de ca mpo, cuando
si tenemos en cuenta su postura como at·qu itecto moderno, enseguida podremos
su única relación co n el campo es esta r en él.
entender su régime n de prefer-encias. En efecto, Palladio conoce lo ya hecho y
El español es muc ho más co nc reto que el italiano e n eso; así, c uando Palladio desea innui r en aquello que a él más le interesa. No es un erudito, es un inventor
se refiere a sus casas en el ca mpo como m.•e di Villa, ¿q ué podemos decir en avisado y act ivo, riguroso con la raíz de las cosas pero mucho menos est ricto en
español? Y c uan do Palladio incluye a su Pilla Rotonda e ntre las m,,,. rMia Cilla, sus consecuencias derivadas u opinables. H emos de tener en cuenta que la con-
¿Cómo podemos e nco ntrar la relac ión ? Para Palladio, hay dos causas e n esa dición hermética del texto de Vitruvio hace posible que la opinión alternativa
distin ción : sus ctr.le r)i Villa, además de estar e n el cam po, deben ir acompañadas pueda darse, s iemp re que las variantes mantengan una referencia básica. Ade-
por dependencias agrícolas; un motivo de sitio y otro de funció n , la forma no más, la soltura de Palladio crece a medida de que la práct ica ariade experiencia
intervie ne. D e ig ua l manera, a sus m.•e del/a Cilla les basta con esta r cerca de a su conocim ie nto, no se con tenta con describir, debe también demostrar.
la ciuclad , puE-den C'F.ta r en el campo con tal ele c¡uc no c uenten co n acompaña-
En ese sentido, sus libros -principalmen te el segundo- son. sobre todo .w libro,
S. Prero de Crescenzr. De Agncoltura Vulgare. 1475 mi en tos ag rícolas.
un complemento de lo que él desea dar a conocer de la a•·qu itectw·a antigua tras
Esa man e ra de ve r las cosas consigue que el térm ino m,1a sea equivalente para haberla estudiado, compmbado y medido a través de sus vestigios. Vitr·uvio se
unas y otras; comprobaremos que, si despojamos a las ca,1e di Villa de sus adhe- convierte así en un apoyo para su intención, pero no en un fin; Palladio se siente
rencias, su ti po es el mismo que el de las m,1e rJefla Cillá de las afueras. Por eso, capaz de aportar luz sobre lo ya conocido, de añadir a la doctrina esencial el
para entendernos mejor, y puesto que es la ca.m y su t·ipo ese ncial lo que nos va lor de sus propios actos, su s invenciones. Y, si consideramos que todo eso
interesa, llamaremos a todas ca.•a,l en el campo, todas están e n é l, todas pertenecen lo hace con método y con aFán de enseñar, incluso podríamos concluir que los
al mismo tipo a rquitectó nico y, e n el fondo, pese a que Palladio a ri adiera a la resultados de las in tenciones de Palladio no están lejos de lo que dos sig los más
mayoría d e e llas dependencias agrícolas, ninguna consiguió del todo ser ca,1a dt tarde será la Ilustración.
mmpo. Fu ero n un divertimen to p a ra sus dueños, no fueron es ta nc ia de explota-
Ninguna de las casas en el campo de Palladio es ortodoxa, ninguna se ajusta a la
cio nes agrícolas; sus dependencias añadidas, como ve re mos, lo f'ueron más pa ra
doctrina estricta (flg . 7), sobt·e todo si consideramos que esa doctrina se atiene
su realce forma l qu e para contener un prog rama funcional.
a un modelo, cuy a imagen no resulta del todo defin ida por Vit r uvio. ;, Por qué
Podemos ya int rod ucimos e n las invenciones de Pallad io pa ra sus clientes dis- Palladio no podía anteponer su experiencia sobre las variacio nes de l modelo al
tinguidos en el cam po del Véneto (f~g . 6), y d ebemos comenzar por defin i~ el propio modelo indefinido? Debemos entender, por eso. la actitud de Palladio
tipo arqui tectónico de m.1a tn el campo. una vez que ya he mos tratado del ttpo como la del arquitecto que interviene, en lugar de esperar en él al cronista que
lingüístico. Es un tipo definido. extraído por Palladio de las inst rucciones de relata. Todos sabemos que hay en los buenos arqu itectos -y también en los q ue
Vit ruvio. S in e mbargo, resul ta esclarecedor que Pa lladio se prel~era a sí mismo se consideran bu enos a sí mismos- un componente de autosatisfacción que resul-
c uando establece el o rde n d e los eje mplos de las casas en el ca mpo que rela- ta inhere nt e a su propio comportamiento; la mayoría de ellos se sienren dichosos
ta, y que, tras la explicación de los modelos proyectados y construidos por él. de haberse conocido, sin que eso sea bueno ni malo, es así. ¿ Por qué Palladio iba
añada la que da orige n de sus invenciones, la vitruviana, en luga r de ponerla al a ser diferente? o podemos negar a Palladio esa satisfacción; al contrario, sin
6 Andrea Paliad ro. Vrila Foscari. Venecia. pnncrpr o . osot ros lo ha remos a l revés. de manera que las casas e n el ca mpo 7 Antonfrancesco Donr. Le Vil/e, 1566. ella, muchas de las hermosas casas que hizo no hubieran visto la luz.
104 l le 1l ~~ f ~'

Así las cosas, ace ptado que Palladio compone su propio libro, que co noce lo que Al hilo de eso, y sin que olvidemos del todo el argum ento de nuestra intención,
otros ya dijeron sobre la arqui tectura de los antiguos, que ha ocu pado mucho encontramos ya un atisbo de culpa tácita, de justificación no pedida en Palladio
tiempo en comprobarlo casi todo y que ha transgredido a su manera la doctrina cuando por fin decide añadir a su repet·torio el dibujo del modelo antiguo de la
inexplícita de Vitruvio, hemos de aceptar que, una vez descritas las condi ciones casa en el campo y acompaña el texto correspondiente. Me he permi tido tradu-
de luga r y uso de las a ntig uas casas en el campo, pospo nga d ibuja r el modelo cir a Palladio cuando, en el capítu lo XVI de su segundo libro, explica el tipo:
resultante y afronte co n decisión sus in ve nciones. En toda.1 la.1 ctm.•lruccionr,l que he hec!Jo ent•L campo y /am/n/11 rn a<tjllllad r)r la ciudad he
pue.1/o Ull)i·onlt;•picÚJ enla.fac!JmJa tl.• delante, en la que e.llánla,• puerta,• principalr.1; e.10.1
Sin embargo, a la hora de estudiat· a Palladio, debemos d etec tar sus in tenciones
.fmnlt;!ptcÚJ,, adPt(rlen de la en/mr)a r)e la ca.1a y ayudan muci1o a la _qmndr.:;;a y ma_qnificrn-
en cuanto ata ti e a la propia obra palladiana, además de conoce r su relación con
cia Je la o!l!'a; rJr e,l/a.forma, la parte dt'lanlem .•r real::::a con reLacirfn a la.1 olra.:~. Ar)emá,,,
Vitru vio y con la doc trina esencial. Nos interesa por eso sa ber lo que Palladio re.•ullan muy ctÍnlodo,• para poner fa,, in.11gnia.J o !a.1 arnw.1 de lo.1 dllelitl.l, que ,,ti:mpre .1e
sabía antes d e componer sus casas en el cam po, de manera que podamos com- .•uelen colocaren el centm r)r la.fm·hada. Lo,1 pu..,túon tam!JI!n/o,l tlnlt:quo,l t' ll .111<1 cml.ftruc-
L 1 11 l O V 1 l.
prender mejor sus in venciones que si las afrontamos de manera direc ta. Ésa es
cione.•, como puerJe &'el~lf en la.• rutiw.1 rJr lo.• lt·mplo.1 y de o/ ro.• er)¡Jicio,• PIÍblti·o,•; y, como ya
la obligación de la hi storia y de la crítica, encon trar las causas de las cosas de he Jicbo m el predm/111/o di' mi libro, e,• muy pmba6/e que lomamn rle lo,• er)¡jii·io.• priPaJo,l,
forma que la fluid ez del rela to resulte coherente. Seg uire mos. p ues, a Pallad io
e.1 dt'cir de la,• ctz.•a,•, la till'l'llcliín y la ra:::tÍn de e,•o.•fronlt".lpti·úld. Queda claro, eran los
en los precedentes descritos por él y adelantaremos el dibujo pospuesto, extra-
templos los que toma ron sus frontis de las casas privadas y no al contrario. Pa-
yéndolo d e su sitio y colocándolo en el nuestro, allí e n donde más provechoso
lladio no lo asegu ra, pero lo da por molto uert:ll·mile. Nosotros sabemos ya que eso
pueda resultarnos, no en vano nuestra lectura de Pa lladio es nu estra, no suya. no fue así, pero también sabemos que a Pallad io le convenía mucho que así hu -
Restituido el o rde n, come nza remos, pues, en el ca pítulo X I 1 de su segu ndo biese sido; habían sido los dioses quienes desearon pat·ece,·se a la gente corrien-
lib ro, Del ,•ilio t¡llt' debe l'le_qi~<•e para la.1 condlmccione,l m rl mmpo, el lugar de las te, a sus clientes, no al contrario. iba a ser él qu ien devolviera su calidad perdida
casas, o de la casa en singular, entendido el sitio co mo antecedente esencial de a los aspirantes a príncipe. De nuevo e ncont ¡·amos al arquitecto moderno, capaz
toda arquitec tura. Hay e n la arquitectura en el ca mpo un amplio t·epertorio de de argu mentar lo directo y lo contra rio al m ismo tiempo co n tal de encontrar
diferencias que la se para de los actos urbanos co nstruidos. En nuestro caso, razones a sus propuestas. Tampoco eso resu lta bueno ni malo. es así.
la primera de el las es s u innecesari edad. N inguna de las casas que Pal lad io
No es vana esta leve digresión: en modo alguno, porque si algo caracteriza a
proyec tó e n el campo fue reside ncia permanen te d e sus d ueños, ellos ya vivían
Palladio en sus casas en el campo -y lo dif'erencia de Serlio, por ejemplo (fig.
en otras partes, y vivían bien. Lo del campo era un di ve rti me nt o añadido, casi
A J 0.-!b 10)- es la constante in serción de fro n tis en los pórticos frontales de sus casas.
como un juego, la demos trac ión de que su potencia económica o política e ra
1O. Sebastiano Serlio. Casa seconda. Nadie hasta entonces lo había hecho, fu e su autoridad la q u e ha poblado luego
su fi cie nte para permitirse una sing ularidad ved ada a l resto de la ge nte {flg. 8). JI Settimo Libro. 1600 de frontones los edificios de la gente corriente, América incluida, desde luego.
En ese sentido, esas arq uit ectu ras innecesarias van a con vertirse e n ejercicios
plenamente a rquitec tó nicos. sueltos, sin las trabas comunes a la a rquitec tura Pues bien, tras la innecesariedad , la hennosa arquitectura de las casas construi-
urbana. Pequ eños ejercic ios pa ra los peq ueños propie ta rios que, en el fondo, das en el campo por Palladio se nutre de la apariencia. Es la lejanía o la cercanía
fueron los dueños de esas casas. Lo de los príncipes es o tra cosa por completo lo que confiere escala a esas casas. hace falta acercase a ellas para comprobar
U. MACNifiCO
difere nte, Pa lladio no trabaja para ellos, los príncipes no abundan, Palladio no que, en realidad. no son templos sino edificios particulares. También en eso Pa-
8 Andrea Palladto, Villa Badoero. Polesine hubiera podido mostrar tantos ejemplos de casas en el cam po para príncipes. lladio resultó precursor; su at·quitectura insena en el tierno paisaje del Véneto
/1 Secondo Ltbro. 1570 se encuentra en el origen de lo q ue cien aiios más tarde descubrirían los pai-
En ese sentido, además de i111.•/rado preco z, Palladio va a ser uno de los primeros
arquitectos pe rs uas i,·os, un difusor de la arquitec tu ra antigua entt·e la gente sajistas ingleses. Y es que, aunque tengan ciertos componentes geométricos, los
co rri e nt e. 1ncluso. si apu ra mos un poco. va a se t· uno de los primeros e n practi- de Palladio no son jardines a la italiana, ni mucho menos franceses. al contrario
ca r una cierta l'onna d e arqui/,•clum .•ocia! de mérito, e tHe ndido lo social como lo que los de Serlio. Pot· eso. no debe extrañarnos que, además de pot· otros moti-
elitista, lo propio ele la buena sociedad. vos de precisión, los modelos de Pallad io no interesaran demasiado e n Francia y
sí los de Serl io, sie ndo éstos como eran mucho menos elocuentes. Inglater ra, en
Sin duda por eso. los pa lladianos que vinieron luego enco ntraron ta nt os a licien-
cambio, descubrió en Palladio la mane1·a de ser inglesa en la arquitectura (flg.
tes en la arqu itectu ra de s u maestro. Tam b ié n ellos te nían clientes cor rientes l l ), poblada de pequeños aristócratas altivos, con sus jardines ondulantes y sus
que d eseaba n a toda costa parecerse a los príncipes. ¿Cómo no iban a descansar vistas lejanas en ellos de edificios sin escala, que a lo lejos sugieren efectos que
e n Palladio ? Por un lado. Palladio no difundía doctrina sino eje mplos, casas en
11 Henry Flitcroft. Stourhead. Wtltshire. 1755. no pueden defe nder de cerca; la apariencia, en suma.
el campo q ue c ua lqui era podía ir a ver; y, por otro, la arquit ec tu ra palladiana
tenía su raíz en la sublime esencia de lo antig u o, el estilo y la for ma deseada De hecho, cuando Palladio e ncuentra la razón del lugar que ha deseado para
por c ua lqui e r as pirante a príncipe. Y si. además. esa for ma dimanaba en cierto sus casas. se solaza en su descripción : El .•ilio e.• rJe lo.• md.• a_t¡nuJaUe,• y rleleilo.•w qur
modo d e la apa rie ncia reservada a los dioses e n sus te mpl os, los ap re ndices de podamo,• enmnlnu; e,•/tÍ .•olll'e 11/IIIWIIIÍI.'u!o de muy_¡;ícil acce.•o, f,wiarlo por una parle por el
p t·íncipe e ncontraban por compl eto satisfec hos sus propósitos (fig. 9). Iban a llilt'e!¡aUe río Baccbt:t¡ltimr y por la o/m rorJeado de lil/(hr.• wlina.• qm• ¡n'()(Juan ,.¡ a.'fl''do Je
poseer un juguete que podía permitirles sen tit·se mucho más cerca de lo divino, 1111 qmnlealm, /orla,• ,•/la,• cullil'llda.•, af,wuJan/e,• ene.w,·l,•n/e,•.fi·u/o,l y t~l/ima.• cepa.1. En

9 Robert Adam. Bowood. Wiltshire. 1764. el consumo había comenzado. /{,;,. iJo::a ademd.• de f¡,•mu,,,,:,ima.• I'Ú/a,•, a(quna.• rJ,. ,•!la.• limitada.•, o/ m,• nuí.• le¡iuul.l Y
o/m,• '1"" ,,,, pti'f'(h!en el fli,n'.:::onlt'. Tal es su e ntusiasmo ante el paraje de su casa más
1 Ll, 107

famosa, la Rotonda, otra de las exce pciones que habremos de hacer e n nuestro pendenc ias pasará a se r un mero aco mpañ a mie n to, mien tras que la esencia grá-
seguimi en to de la arquitectura de las casas palladianas en el campo. Pero esta fica de s us soluciones se ver·á ce ntrad a precisa mente en las escu etas frases q ue
vez, como ve remos, para sacarla de su sitio e n la página 18 y capítulo JII del se- an tes ha añadido, casi como por compromiso: la casa del amo va a co nvertirse
gundo libro, dedicado a las casas urbanas, y r·et rasa r! a a l que nos conviene, como e n e l objetivo a r·quitectónico de su s propuestas, y el efecto omament a l de los
síntesis y prototipo d e la casa-templo que cerra rá n uestro relato (fig. 12) . pórticos con r·elación a la casa será una parte indispensable del argum ento fo r·-
ma l de sus inve nc io nes.
También la apa riencia se nutre de la forma, no basta con e l ju ego de la escala.
Si las casas en el campo de Palladio debían ser aparen tes, la forma debía in ter- Nos encontramos así an te unos resu ltados pofíltiw, por así decirlo, fundame n-
venir en e ll as de manera qu e fuese e l conjunt o p lástico y no sólo la distancia ta lmente efectistas, en los que la doctri na antes impa r tida co mo fundamento de l
lo que res ultara suger·ente. Como ve remos, la forma será esenc ial en las inven- acto va a ser sobr·epasada por éste hasta casi resultar desvirtuada: tan sólo un
,. L 1 a l O
enunciado que desea apoyarse e n los a rg um entos de la Antigüedad pero c uyo
c iones de Pall ad io, a unqu e deberemos esperar a co nocer sus bases doctrinales
12. Andrea Pallad10, Villa Almerico, Vicenza. para sacar conclusiones. cont ex to ha perdid o sus raíces y necesi ta adaptarse a l tiempo r·eal. H ay una
doble razón en ello: por u n lado, afianza r la c r·edibilidad de la propuesta con
Así, continuando con el análisis de sus textos, en las instrucciones expresadas la autoridad qu e e mana de la experiencia antig ua; y, por otm, adapta r· los re-
por Palladio en el cap ítulo X III de su segundo libro, De la Jútribucúín tJe fa.1 Ca.1a.1 su ltados a la convenie ncia de l autor·. También nuestro presente actúa de forma
m el Campo, la distribu ción de las casas, o de la casa e n sin g ular, nos cabe apreciar
semejan te, los princi p ales actores contemporáneos se co mplacen en argum en ta r
c uatro intenciones esencia les: J. Los lugares destinados a la vida Familiar son in- sus propuestas co n la autoridad que extrae n del pasado, a u nque éste sea tan re-
depe ndientes de los dedicados a las necesidades del ca mpo, sus circu laciones no cien te como lo es elmof'ÚIIlelllo moderno, ta n sólo oc h en ta años. Pa llad io se refi ri ó
se mezclan, tan sólo hay paso e ntre unas y otras, de/Jrrd repartir.:~e el .1itio de manera a las cosas que otros hicieron mucho antes para lu ego hacer lo que hi zo; su anti-
que ni lo 11110 ni lo o! m .JI' tÚ!etji'rmn -dice Palladio. 2. El dueño es e l protagonista
güedad f'ue mu cho más antigua que la de los mod ernos contemporáneos. Pero la
de las fu nciones de roda la casa; además de hab itar en ella, debe poder· visitar intención era la misma, conseguir autoridad para su arq uitectura; ¿pod damos
las dependencias agríco las y hacerlo con facilidad y bajo c u bie r·to, tJrj(lt'ma que dec ir en tonces que los a u tores-actores d e la arq ui tectu ra contemporánea son
ni /a,1 fful'trr,l ni eL .•of al'lJienle tJef l'l'tWitJ lo LitconwtYm mando l'llya a r)ar l'llefta por .111.1
también palladianos?
llt'fJOctÍM- añade. 3. Los cua rtos dedicados a los usos agrícolas se d istribuyen de
forma que sus respectivas orie n tac iones -y Palladio dedica u na especial atención Por· eso, si nuestra intención es escla recer las cosa s, debemos an te p one r e l d i-
a explicar eso- sean adec uadas a su conte nid o e n c uanto a sus condiciones de bujo que Palladio pospone y. tras haber conocid o la teoría v itruviana sob re las
al macenamie nto, como ocurre con la situació n de los g ra neros y la conveni encia casas de campo de los antiguos, con templar su graFía, siempre de la mano de
de si tu a rl os en lugares ven tilados, porr¡11e de r.•a j{wma fo..t gmno,1 lal'l)ardn m reca- 14 Andrea Palladio. Casa d1 Villa de gli Antichi Palladio. os e nco nt ramos así con la página 70 de l segundo libro, q ue va mos a
fmltll;w, y también en c uanto a su posible in terferencia con la co modidad de la 11 Secando Libro. 1570. adelantar· para co locad a e n la 46 (fig. 14).
casa del dueño, como ocurTe con los sitios de los establos y su relació n con los Lo prime1·o qu e apr·eciamos en ella es su orJen estricto, su compacidad, la con-
vie ntos dom ina ntes, pam tJIIt' fw mafw ofore.• ,Jt' af,•¡i•n de ella. 4 . Las habitac iones de tenció n de su expresión, su moderada aparien c ia e n con traste con la grandi -
los si r vie nt es y mayorales, en cambio, debe n t~ner r·clación co n las dependen- locuencia de lo que e nseg uida veremos. H ay racioc inio estr·ic to en esa planta,
c ias agrícolas y con la vigilancia del acceso a la casa. Es un programa fu ncional experiencia en la dist,·ibución de las piezas con relac ión a l todo, justifi cació n e n
completo, a partir del cua l Palladio va desarrollando sus pormenores, siem pre los patios porticados, serialam ien to de las respec tivas importan cias d e las cosas,
en co ncordan cia con la premisa de t)úpr11ter ctÍnwrJammle /a,1 l'ltfmrJa.,, y .•in e,l/reche:: a nnonía formal y expresiva. ad ie podría dec ir d e e ll a que se trata de la casa de
azqwwa lo.• empfeatJo.• r)e fa ca.•a, frM anúnafe.• y la,• bermmienta,,, un prínci pe, au nqu e éste fuera pequeño. Es la casa de u n labrador acomodado,
Junto a sus ex tensas indicaciones funcionales, Pa lladio a ñade dos cortas frases de un propie tario que "ive l)ef y m el cam po. Será Palladio qui e n s ubver·tirá e l
que hacen refere nc ia a lo que realmen te nos interesa. La primer·a para decir que tipo. lo pofiti.::ard para acomodarlo a sus conve niencias y a las de sus c lientes.
la m,,a del tl!llodebe l.mcl'!;•ecrmto.•<'II<'O,•Iumfmr en /a ciudat), lo que equ iva le a equipa- Encontramos en esa casa las depende ncias agríco las como c ien·e fron tal del con-
rar e l tipo del campo con el urbano; y, la segu nda, para hacer notar la in cide ncia junto, integradas plenamen te en e l tipo. No so n en modo alguno un complemento
formal de los recorridos exterio res en la apariencia formal del conjunto: adeouí,,, omamental, son una p ieza indispensable, de la que lu ego Palladio ex traerá sobre
t'.•/o,l ptÍrlico.• adomnlllllllcl.>o -afi rma Palladio-. 1 o es mucho, pe ro tan sólo lo es todo su apariencia en desarrollo. También el patio porticada tie ne pleno sen tido
e n aparie ncia; porque, lu ego, Palladio conve r tirá esas leves refere ncias en el ar- arqtritectónico, distrib uye y ordena la s depe ndencias, consigue que los recorri-
gumento ese nc ial de sus in venciones. Podr·emos comprobar a lo largo de nues- dos se encuentren a c ubierto. La planta antigua an tepone e l sitio ocupado por
tro recor rido por los modelos palladianos que las dependencias agrícolas no son la prosaica función de lo agrícola al de la propia poética del habitar del d ueño.
ese ncialmente una parte de la casa, como sí lo eran e n e l mode lo v itruviano de c uyos cuartos mira n hac ia las dependencias agrícolas sin que éstas lo miren a él.
casa en e l ca mpo. Pero tampoco so n tan sólo c uartos útiles; son principalme nte Lo agrícola está en la vanguard ia de la casa, e l sitio de riesgo, mientras qu e lo ha-
13. Andrea Palladio. Villa Barbara. Treviso. adiciones que con tribuye n a l realce de l conju nto ed ificado (flg. 13). bitable se encuentra detrás, protegido, como los estados mayores mi li tares. Nada
E.n ef'ecto, e n los ejemplos que va a proponer a cont inuación, sus propios ejem- ha sido planteado con mayor acierto que la casa romana, modelo de adaptación
plos, e l deten im iento func ional manejado an tes en las explicaciones de las de· experta al clima, a la costumbre y a la función. ¿Qué variantes esenc iales pueden
1! ¡ " 109

pi'Opo nerse e n ella? ¿Las d e Palladio, tal vez? Y, p uestos a proponer variantes, Lo cierto es que, tras Pa lladio, h u bo otros b uenos arqu itectos q u e se compla-
/"'--. 'lftñ
¿podríamos pi'Oponer variantes esenciales e n las plan tas basilicales cristia nas? cieron en tratar de sí mismos, de sus invenciones; pero aunq ue en alguno de
tv.P
.J...U.J.U.J.

Naturalme nte qu e podría mos, pero set·ía otra cosa; de hec ho, casi a l mismo ~~~ ellos podamos encontrar razones palladianas, a ninguno se le ocurrió explicar
t iempo qu e Pa llad io dibujó sus casas, Vig nola con sig ui ó p ropone r la p lan ta del ¿;;;,. la arqui tectura de Pa lladio pat·a incl ui rse e n ella. En eso fueron más comedidos,
Ce.•tl . La difere ncia e ntre una y otra forma d e var ia r es que Vign ola ca mbió
esencialme nte el tipo, lo adaptó a los nuevos ti e mpos, pe ro no di jo de él qu e lo
111 lit o tal vez más deshonestos, porque Pallad io, a l menos, no ocu lta sus fue ntes; al
contrario, las exhibe orgu lloso de p oder parecerse a e llas para transgredirlas.
h acía a la rom a na ni lo incl uy ó e n su t ra tado; Vignola, aunqu e pod ría ha be rlo Ot ros, en cam bio -como acaso h izo C laude Led o ux (fig. 17)- transgred en a
hec ho , no d eseó asombra r a l mu nd o co n sus ed iftcios. Tambié n Pa llad io cambió Palladio sin me ncionarlo , es ésa una segunda forma de ser moderno, captar
el t ipo aunqu e no lo d ijera; e n él cabía n cosas pa recidas a las d el tie mpo de Vi- in spiración y tra nsformarla de ma nera qu e casi nadie perciba su origen . La
t r uvio, pero e n a bsoluto e ran las mismas; como tampoco las cosas qu e pasat·on modern idad con temporánea es ot ra cosa, u na tercera forma de ser mode r no
en las basílicas d ed icad as a lo s má rtires c ristia no s vo lviera n a pasar en lo s n ue- q ue se n utre del alarde, se complace en referi rse a cánones q ue desconoce; tan
vos templo s d el ba rroco. 17 Claude·Nicholas Ledoux. Barrieres. sólo ha oído hablar de ellos o sim p lemente los supone. Pero eso no le impide
París. 1785·1789.
bu scar referenc ias supu estamente au torizad as en el pasado para justificar los
Si algo he mos d e re p roc ha r a Pallad io es p t·ecisa mente su p rope nsió n a la mo-
actos del presente.
d e rnidad conte m po rá nea, po r así decirlo; su manera d e buscar la co nve niencia
introd ucie ndo e n un mismo tratado su s concienz udos estud ios sob re la an tigüe- Al hi lo de todo eso, hubiera sido apasionante a ñadir aquí un
dad y s us p ropias inve nciones, e incl uso ante pon iend o esas me ncio nes a la pro- análisis de la relación que pudo tener Palladio con Serlio. de
L 1 a c. o v r r. H pia expresión gráfi ca que p ro venía de la apli cació n di rec ta d el modelo origi nal la influencia de éste sobre Palladio y de la coincidencia de am-
desc rito. Vi stas así las cosas, podtíamos pregun ta rnos si Pa llad io pu blicó sus bos en Vicenza, en 1539, c ua ndo Palladio era un joven inquie-
libros para d a r a conocer la an tigüedad o lo hi zo para d ar a co nocer s us inve n- to, protegido de Giangiorgio Trissino y Serlio un a rquitecto
ciones. La duda se suste nta precisame nte c uand o com p roba mos la re u nión de maduro, muy amigo del Trissino (fig. 18). Podríamos enton-
ambas cosas; pe ro segu ra mente Palladio -como todo a rq uitec to modemo- no ces establecer víncu los en tre las rigurosas y tal vez un poco
p udo con te ne r su a u toes tima; ta mbié n él q uiso ser u n peq ueño p rínc ipe de la arcaicas propuestas de Serlio y las invenciones poéticas de
a rqu itectura y se inc luy ó e nt re la a rq uitectura destinada a los d io ses. N ada le 18. Giangiorgio Trissino. Palladio . Pero nos llevaría mucho tiempo. se rá en otra ocasión.
impidió hace rlo, al contrario, su ac to fue amplia men te celebrado; en t re o tras
Lo q u e sí podemos. y aun deb e mos, es esboza r b r eve mente los p receden tes
muc has co sas, a Palladio se lo rec uerda prec isame nte po r las páginas e n q ue nos
ed ifi cados de las casas en el campo d e Pa ll ad io, precisamente en los mismos
muestra sus in ve nciones.
campos en los que él construyó sus in vencion es. Debemos b uscar esos pre-
Pe ro lo cohe re nte no es eso, ning ú n arq ui tecto mode rn o se a trevió a ta nto des- ceden tes en las casas venecianas urbanas de los siglos X IV y XV, a u nque sea
pués d e Pa llad io . Y, desde luego, Se.-l io, poco an tes que él, se abstu vo de mostrar ésta una cuestión llena de matices. Sin embargo. lo cierto es que la evolución
sus casas, ta n sólo di b ujó va riacio nes de p lantas hi potéticas q ue concordaban natura l de los actos góticos encuentra su refugio en la creciente tendencia
con el carácter did áctico d el resto d e sus libros. Ta n sólo en últ imo lugat·, cuando hacia el ideal clásico (flg. 19) . En efecto, cua lqu ier tendencia encuentra mo-
ya ha b ía agotado sus especulacio nes sin construir, dibujo u n tímido ejemplo de tivos en la novedad atrayente; insensiblemente aban dona sus costumbres y se
lo co nstru ido po r él. su l't:t¡t',ll/1/0C//tlrta ca.•ajitem rJe la ciudar) de la q ue dice pruden- dirige, tímidamente a l principio y con creciente decisión luego, hacia aquello
15. Sebastiano Serlio. Casa vigesimaquarta.
11 Settimo Libro. 1600.
te me nte: e.• cierto'/"'' yo Cllll,l{rul una m Fonti1l'neMmu t¡ue tiene e,1ta rhiJitl.lti·tiín, pem La que supone mantendrá su vigencia. 1\ l.uchas casas urbanas venecianas de ese
prt,le!tl<' tiene_¡;nma md, 1Jl<'l:/t'Cla (flg . 15) . ¿Tal vez fu e eso lo q ue an imó a Pa lladio t iempo pertenecen a u n tipo compacto, cúbico, a ltivo aunque no en exceso
a hace1· lo qu e h izo? S i Serlio ha b ía p1·opuesto varian tes y había di bujado una prepotente, caracterizado po1· su desarrollo en t res plantas y su diferente p re-
d e sus casas, ¿por qué él no iba a avanzar sob1·e ello y mostra r a la ge nte sus sencia frontal y poste rior hacia el canal o e l huerto-jardín (flg. 20). Natural-
propias conclusio nes const ruidas? Tal vez pud iéramos conve nir e n que Pallad io, 19. Palazzo de Mulla. Murano. fachada al canal.
mente esa dob le ma nera de m irar hacia afue ra no es privativa de Venecia, lo es
d e bió pu blicar su segu ndo libro de invenciones al fina l. hacie ndo d e él el c ua rto, de toda arquitectura que d esee adaptarse a su s itio; pero si, al mirar, sumamos
tras habe r d esc ri to magistra lmente la arq ui tec tu ra a ntig ua. Todo encajaría e n- el porte, el en torno y la estructu ra social de sus ocupantes podremos convenir
D E L~AR C HI TE TT V RA
tonces, pero los bu e nos a rqui tectos mode rnos no son del todo as í. no les importa en q ue f'ueron los modelos urbanos venec ianos los precedentes de las casas e n
Di Andrca Palladio. d e mas iado q ue sus cosas encajen com p leta me n te, d ebe mos juzga r los con ojos el campo del Venero.
S EL ~c~;d~m~h~ e~(~o~dTn!t~ ~ ~t
0
J d e a•·quitectos y compre nd e r sus motivos. En nuestro caso. Pa lladio deja clara
dc-nrro,c fuort de lb Cm:i, C:n pri ncipio el campo. rú stico e n todos sus fre ntes, carecía del compromiso de
l. T 1 D l Sl.G1( 1 DF.LLE. su inte nción d esd e el títu lo de sus lib ros: se oc upa rá de la.• m,1a,• pril'ada.• - hec has
t.{i .a~tciHilt'Grui.&J," L..,, ..;. hacer asomar a sus casas con el mismo refinamiento que la ciudad; era el presti-
por él- de,lptll~' t),. 1111 hrrl'l' tmftu)o e),. /o,1 ctirco drdene,1 y t),. /a.1 at>,•ertencia.• tfllt' ,lt>lll/ltÍ•1
gio de sus dueños lo que estaba en juego ante los ojos de vecinos y transeúntes,
nece.•aria.• para Ctlll.l{/'11/r. Queda cla ro que la teoría de los órde nes y las ad verten-
aunque el asilamiento no iba a facilitar una comparación inmediata de unas
cias para const ru ir no son si no una preparación pa ra llegar a conocer sus casas,
con ott·as (lig. 21 ). De hecho, las antiguas casas del siglo XV en el campo del
eso e ra lo q ue le im portaba. Y, por si a lg ui en t uv ie ra dudas sobre su intención,
1 Veneto, aun manteniendo el tipo de las urbanas, denotan un comedimiento del
16 Andrea Pallad1o. Pa llad io lo confirma e n el título de su segund o libro, m el que ,1,• contiell/'11 di/1/1¡{1.. de que carecerían en la ci u dad, sin que eso haya de significar carencia de detalles
11 Secando Libro dei/'Archltettura. 1570 1111/Cbtt.ll't/,ta,l rJ,;,flll<'•l{a,• por!/ rJmtro yjitem t),. la citu)tl() (flg. 16).
20 Palazzo de Mulla, Murano. fachada al huerto refinados, t·odavía góticos.
.l ,L,,¡,,,·da 111

Pero la extens ión de los modelo s clasicistas comienza pronto a modificar la pre- interfieren e n él pero le conceden una extensa pla taforma visual que real za aún
sen cia de esas casas, las equilibra y les va concediendo rec ursos para afianzarse más la p lanta principal, alzada ya sobre su zócalo(flg. 26). Como consecuen cia
e n su nueva mane ra de mira r y ser miradas, a bajo y a rriba, delante y detrás. natu ral. el pórti co d e acceso a parece coronado por un fronti s, y el fronti s por es-
El nu evo tipo va a d efi nirse con rapidez durante la segu nd a mitad del XV. la tatu as e n sus tres vérti ces. La casa en el campo ve neciana, s in p e rder su origen,
tende ncia consta nte de las gentes pudie ntes - nobl es y co me rciantes- a demos- se había transformado e n romana. Y los pr·óceres venecianos, acostumbrados
trar su s respectivas posiciones a través d e sus casas e n el ca mpo da lugar a una -pese a lo que ya hemos v isto que dice Palladio- a qu e los pórticos resaltados y
rela tiva abundan cia de los eje mplos y, en consec uen cia, a un prog re sivo perfec- sus Frontones pertenecie ran a los templos, encontraron muy halagador y exci-
cionamie nto del tipo (flg. 22). Encon tramos en él inva ri a ntes e n la sere nidad del tante poder te nerlo s en sus casas. El tipo Palladiano había visto la luz.
porte, e n el trata mie n to arqueado d el pórti co abie rto en la pla nta baja y en la
Ve remos qu e la mayor parte de las casas en el ca mpo de Pa llad io tran sgreden
expresión singular exterior de la sala principal de la planta prime ra, todos ellos
el tipo original vitruviano e n el que dicen basa rse, mie nt ras que se someten
extraídos del tipo veneciano au nque modifi cados en su man e ra. Eran modos
al tipo ve neciano-romano in ventado por é l. Sus modelos distin gue n se nsible-
extrovertidos, dispuestos a ve r y a ser vistos, trazados co n una cie rta seguridad
men te e ntre la casa y s u compañía, haciendo de ésta última una pieza añadida,
sufi ciente y alti va qu e s u soledad favorece, y que seguram e nte consiguen supe-
21 Vrlla dall'aglio, Treviso. rar e n prese ncia a los de las casas urbanas, q ue necesaria men te de be n permane- 24 Vil la Tiretta Agostini, Treviso. sin casi ot ros moti vos que el realce For·mal de la casa. Las fu nciones agrícolas
de las d epende ncias anejas son e n cie rto modo un a exc usa que Pallad io a ñade
cer un as junto a otras, pe rjudi cadas a veces por los gestos d e las vecinas.
como just ificación de su deseo de enlace co n la antigüedad. Es la casa del amo
El tipo de la casa veneta en el campo va afian zándose, a unque en ocasio nes lo qu e le interesa; d e hecho, si en su s ca,1e A Villa separáse mos la pieza de la
d ecide acompañar su efec to con artificios adosados (fig. 23), excesos en el tipo, casa de sus alas de rea lce, apenas e ncontraríamos dil'er·encias e ntre la propuesta
podríamos llama rlos, tal vez muy satisfactorios para su s d ueños pe ro no de ma- arquitectó nica d el tipo res ulta nte y la de "tila Rotond a que ce rrará nuestro en-
siado ceñidos a la ese ncia compacta y rotunda de su gé ne ro. Otras adiciones, sayo. o oc u rre lo mi smo con el modelo de casa de campo vitru via no, en q ue
e n cambio, precursoras d e las palladianas, ofrece n una compañía que d esea el las depe ndenc ias agríco las forman parte esencia l d el co ncepto arqu itectónico
real ce de la casa; no la oprimen s ino que la extie nden, preced en indudableme nte de la casa, que perdería sin e llas su a rgumento tipológico. Esa es la diFe r·encia
al tipo desarro llado por Pa llad io (fig. 24). funda men ta l e ntre las posibles variantes del tipo antiguo de casa e n el ca mpo
En c uanto a l porte, los ejemplos más antiguos prese nta n su planta baja a pie y las in venc iones de Palladi o. Son tipos dife re n tes, el a ntiguo dimana del uso
lla no, con su pórti co ab ie rto a modo de fun ción interm ed ia entre lo rústico y lo expe rto d el program a funcional, mientras que el pallad ia no de ri va de la adición
habitable, mie n tras que la planta primera acoge las depe nde nc ias principales y. sobrevenid a -y por e llo no de l todo experta- de las funcio nes que reún e, mu c ho
sob r·e e lla, el pi so superior reú ne almacenes y desva nes. El tipo urba no se refleja más co n un á nimo plástico que ve rdade ram e nte necesari o.
e n esas casas, ca rece n d e podio, apenas ti enen la caut ela de ais larse del terre- Pem nad a d e ello resta mérito a las casas en el ca mpo in ventadas por Pa lladio,
no. Son casas de ciudad trasladadas al campo. A medida d e que la experiencia había n·anscurrido mu c ho tiempo e ntre las fonn as fu ncionales desc ri tas por Vi-
aumenta, el tipo cae en la c uenta de que nada le im pide alzarse sobre el suelo. truvio y los hábitos cotidianos de los habitantes distinguidos d el campo véneto.
Consigue así sa nea r el piso bajo, desarrollando bodegas y , de paso, aumenta r la Es natura l qu e la adopció n del tipo demuestre un co mponente de adaptación
22 Vrlla dall'agllo. Treviso. fachada principal presencia del edifi cio mediante un zócalo que inevita blemente dará lugar al de- 25. Andrea Palladro. Villa Godi, Vicenza. -y por tan to de inexpe ri encia- con relación a la forma de vida de la Roma
san·ollo d e escale ras fron tales. La sala de la plan ta prime ra pued e así d escender antig ua . De nuevo nos encontra mos con otro de los síntomas d el co nsumo, el
a la baja, ya no va a estar al mismo nivel del te rr·eno y , además, pued e desarro- parece!<ll' a, el ,1er mmo, el tomar nwr)elo d e pautas vitales q ue no co rresponden del
llarse en doble altura con el consiguiente real ce d e su espacio interior. tod o co n la manera de se r un o mismo, son formas eloc ue nt es d e d esear lo que no
El tipo prepalladiano se va perfilando a lo largo del primer tercio del siglo XVI. se tie ne au nque no se necesi te. ¿ Podríamos imaginar cuál hubi e ra podido ser e l
precisamente c ua nd o Palladio se e nc uentra en su etapa de mayor pe rcepción. tipo de las casas en el ca mpo del Véneto si Pallad io y sus anteceso res cercanos
Las cosas se desarrol lan paso a paso, las piezas sucesivas sigue n siendo de porte - Sansovino, so bre todo- no hubie ran propues to sus modelos de rec uperación
venecia no, co n su s cubi e rtas a cuatro aguas y sus portes c úbi co s, in cluidas las de la antigüedad? No es fác il co ntestar a eso, seguram e nt e llegaríamos a la con-
primeras experie nc ias del Pa lladio joven (fig. 25). Los pla nos de las fachadas clusió n de que las Fo rm as medieva les de la vida e n el ca mpo Fu e ro n mu c ho más
car·ecen de resalt es, el pórtico principal permanece dentro de l edili cio. cohe1·ent es co n su pmpio tiempo que las re nacientes co n el suyo. S n ese se ntido,
el desc ubrimie nto y la pasión por la a n tigüedad impidió la evolución natural d el
Poco de spués, el tipo pallad iano recoge las pautas visua les y compositivas ~e gótico. Nunca sa bremos cual hubi ese sido el tipo ex perto de esas casas e n el
su s precedentes. la casa corno ar·gumento esencial. su carácter cú bico, el pod ro siglo XV I si Vitru vio no hubiera sido difundido.
como adición ex perta, el desa rrollo de la escalera corno aportación fun cional:"
ornamental. la posibili lidad de la extensió n e n altura de la sala principal, inclUI- Pues bie n, ya estamos e n co ndi ciones de conocer· las in ve nciones de Palladio en
do su aboveda rnie nto. Pe ro a todo ello Palladio a ñade dos compon e ntes ines- las casas e n el ca mpo para a(t¡tmw ,1e1/ort'd ¡•eneúantM. Tan sólo vie ndo la prime ra,
perados q ue, segú n d ice, r·escata de las casas d e cam p o de los antiguos a través la que él coloca e n la página 47 a continuació n de su tex to sob re las casas anti-
d e Vitru vio: el pórti co salie nte que reci be la escalera exte ri or y los pabellones guas, pr·ecisamente en el lugar que nosotros acabamos de oc upa r con los planos
23. Villa Porto Colleoni, Vicenza. la terales co n función agdcola que sirven de apoyo al vo lume n d e la casa; no
de éstas, ya pode mos v islumbrar que cua nto llevarnos di c ho es ind ispensable
26 Andrea Palladro, Villa Badoreo. Polesine. para co nocer su inte nción. S e trata d e la casa que le e nca rga ron los lllti.IJIIífico.;
.1 [,¡(. , 113

,•eliore.• mnde.• Vittore, ¡\iarco y Danielle de'Pisani , hermanos, en Bañolo, distan- e n su d efini ción d el tipo (fig. 29). Advertimos también el ca rác ter ornamental
te dos millas del castillo d e Lonigo, en el té rmino de Vicenza. Comenzamos a de las dependencias agrícolas y su innecesaria dispe rsión , pla nteada tan sólo
conoce,- la calidad de losprínoiJeJ de Palladio, una famila de co nd es en este caso, para conseguir que el patio porticada te nga una dime nsió n eloc uente, como
que tenían un enorme ca mpo ce t-cano a su ciudad (fig. 27). demu estra la ause ncia de uso funcional d el lado largo a ambos lados de la casa.
Además, la pre misa básica del resguardo a cubie rto del dueño cua ndo recorre
¿Por qué Palladio co men zó la exhibición de sus inve nciones co n esa casa, cuan-
sus pabellones, ta n sólo se c umple a medias. En efecto, las escaleras laterales,
do hubo otras qu e construyó antes? Seguramente por s u carácter completo, por
a uno y otro lado del pórtico principal, que enlazan con el pe rím etro del patio
su condición de modelo del tipo que había desc ubi e rto. En todo caso, Palladio
porti cado están a l descubi e rto, pese a su apariencia e n la planta.
no lo dice; en gere ral. es sumamente esc ueto en su s referencias a sus casas,
tanto sus textos como sus dibujos son sintéticos. En sus tex tos se limita a dar ¿Qué podemos deducir de esa casa, la primera que Palladio enseña? Su apa-
c uenta con detalle de la calidad y condición de sus client·es, desc ribe e l sitio, rie ncia, su deseo d e formar parte de un tipo infrec uente. Es indispensa ble qu e
ai1ade algunos datos sobre las dependencias agrícolas, avisa so b,-e si las salas de consideremos que Palladio está definiendo un nuevo tipo con sus casas en el
la casa están abovedadas de una u otra forma; p e ro apenas entra en los motivos 29. Andrea Palladio. Villa Pisani. detalle 1. campo; lo contrario equiva ldría a reconocer que se ha equi vocado al interpretar
o detall es d e la distt-i bución, para eso están los planos . No es como Serlio, por 11 Secando Libro. 1570. la Antigüedad. El nuevo tipo que Palladio d efine es co nside rabl e me nte más
ejemplo, que se afana e n contarlo todo, cómo se sale y cómo se e ntra, si caben en débil en concepto que el vitruviano, au nque result a muc ho más efectista. Lo
un c uarto una o vari as camas, si hay o no aparadores o c himeneas, si las escale- que a Palladio le interesa es la casa y su realce, a unq ue para conseguirlo deba
ras s irven para una so la cosa o para varias, si las bodegas y los sobrados tienen añadir piezas no del todo fun cionales. Pero la casa encuentra e n esas piezas el
unos u otros uso s. Además, Serlio da las medidas de todo, los espesores de todo; apoyo indispensable, gana dimensión aparente, se apoya muc ho mejor, delimita
LA SEGVENTS.
y, por si acaso, añade una escala g ráfica para que nadie te nga ninguna duda. un espacio que, sin se rie propio, pasa a pertenecerle. Se tra ta ciertamente de un
recu rso, una infuncionalidad que, añadida a la propia innecesa ri edad de la que
27 Andrea Palladio, Villa Pisa ni, Bagnolo, Palladio no, Palladio no es prolijo; por no se rlo, es incluso escaso. Sus expli-
11 Secando Libro, 1570. caciones a veces son c rípti cas, da por supuesto qu e quie nes ve n su s planos ya hablábamos an tes con vierte al tipo en un ac to casi fic ticio. Pero eso es natural,
tambié n e ra aparente la inte nción de qui e nes e ncargaron la casa, no la necesita-
saben có mo vive la gente y qué hace en sus cuartos. En cua nto a los dibujos, los
ban tan compl e ta, e ran grandes hacendados pero tambié n eran condes urbanos,
de Palladio son hermosís imos; en genet·al aclaran bie n las cosas, aunque a veces
vivía n e n o tra parte; y, de hecho, no la con struyeron en tera, tan sólo hi cieron lo
sean independ ie nt·es del texto. Pero también ocurre que esos planos no son del
que les convi no. Era Pa lladio a quien de veras le inte resa ba construirl a, hasta el
todo fi e les en s u geometría est ric ta, prefieren el efecto a la precisión. Son, como
punto de que, e n su li bro, la da por construida.
LlliO VIl. dicen los promotores contemporáneos, plano.• para la t•en/a, todo queda bien en
ellos aunque luego haya n de retocarse algo. Seg uram e nt e podríamos suponer un E.n efecto, di ce d e esa casa el español Ortiz y San~ en 1797, con s u pec uliar
compone nte ,·omt•rcial en la ac titud de Palladio con relación a los textos y dibujos d escuido gramatical: La.• edCU.JllJ que t)a ntu•.t/ro auloraa•rm de la.•t'.ll"all'ra.t de e.•ta
de sus casas en el campo. Debían entrar pot·los ojos, el excesivo d etalle del tf'xto m.•a. pmcalil'lml ,•tÚ dutla de haf,er ctmocúJo ,111 ril'/ato. y t¡ue ,t¡•{a,, notarían. E•lol',l, que
podría se r un compt"Omiso; todo ida bien, después de todo, é l iba a estar pen- .1on r),.¡ totlo o/J.•cura.•, y 110 l'en e.•calon azqww lo.• qut' ·'"¡,,,,/ d l,a,,·an. Otm .tJmll d,:J'ecto
diente. Es la seguridad de Pa lladio otra de s us diferen cias con Serlio (lig. 28). LOS QUA TRO LIBROS e.t 1'11<'••/e t)¡;,e,io el nomrre.•ponder 1'1 al:::at)o á la plan/a; y no.w hul11era podido e.Yecular
DE ARQU ITECTURA aqul'l ,,,"¡¡ corr<:t¡ir!o. A lnen que ,,ofo •'~' cmlJfruytf un pt'da:::o. En t•,l!e y o/ rtl.l eth/icti'.t
En el fondo, sus lib ros se dirigían a gentes di stintas, Serlio publica un ma nual, DE ANDRES l'ALADJQ, VICEN'fll\0.
TlAbi..CWOI i: W..STUDOS CQ;.. :.vr.u omite Paltl{lio la ,•,•ca la tle pie.• ti mddu!o.•; y lo.1 llllllll'ro.• m n t¡uc no/a la nw_t¡nil utJ tle
mientras que Palladio podría se r considerado, además de cómo i!u,•lnulo y como POR DON )OSEPI/ F/U;YCISCO 0/U'IZ t' SANZ
la.• l'';';::a,• ;•,•tan la.• ma.• t•ece,• mal tl¿,finguitlw, errado.• y ,•mlll"o!latlo.•. Cada Arquitecto
impulsor de una cierta forma de rlitl:,no.•ocial d el habitar, co mo un adelantado
que t¡tu'era imitar <'.•lo.• t)¡;,e,io,,potlrd darle.• eltammioque ll<'ce,li/are ti quiera, .•e_qiÍn la.•
del comportamie nto de las revistas contemporáneas d e arq uitectura, di c ho sea
circull,t/anci/1,1 <',\"(/tlll.
esto con el mayor respeto para uno y otras. Bu scaba la mejor ca ra de sus edi-
ficios, decía lo que co nvenía decir sin que una cosa ni o tra faltase n por ello a Tal vez sea éste un bue n momento para hace r un inciso y ex plicar un poco
la verdad. In cl uso daba por construido lo que ta n sólo e ra un proyec to, de la la prese n cia de Orti z y Sanz en nuestro e n sayo (fig. 30) . Comen zaré por de -
mism a forma que e n nuestro t·ie mpo no es Fácil con frecue ncia saber si las imá- cir que Ortiz, sobre todo, fue un entusiasta de la arqu itec tura, entendido el
genes que nos mu estran las revistas reproduce n lo construido o su s maquetas. e ntusiasmo como una te ndenc ia impetuosa hac ia a lgo qu e puede conocerse
28. Sebastiano Serlio. Casa terza. También en eso Palladio f"ue intensamente mode rno, v acaso nu estras revistas o no. Ort iz f"ue un c lé rigo dogmático y segu ro de s í mi smo, c uy a afi ción por
11 Settimo Libro, 1600 podrían ta mbi é n ser consideradas palladianas. • la arquitec tura pudo dirigirse hacia cualquie r ot ra cosa . l::ra un milita nte, un
censor implaca ble, eje rcía la militancia por convicción, no p or co nocimiento;
Dice Palladio de esa s u p rim e t·a casa: Def,e hace':'<' notar tJII<' no de ha tmitlo dema-
argument a ba co n ra zones que hab ía aprendido, y c ua nd o desconocía algo qu e
·•iadoell cuenlapo!l<'r la.•c.•calera.l lll<'liOre.•t'll .!l'tlfl., donde lut•li·ran !u::: directa; porque no
por una u otra razón inte resaba a s us argumentos se lo inventa ba sin más,
haf,¡;•ntlo di' .•en•ir m d.• tjll<' al II.Jtl tle !o,t,ltÍ/mw.• y lo.1 ••olwado.o, tjllt' •'<'l'lllf'lt'tlll conw.tJrallt'-
tal e ra su convencimi e nto d e posee r la verdad. a turalm e nte c uando a lg uien
m.• o de.wane.•, ,tt' ha lem()¡, cturlmlo¡winai,almenle en Ctllllfltllll'r l1ten ele.•pacio tlclmaJú,, )IADlto
1::!<. LA I)IPiti!\I'A l&AL.
u, ... •u·'"'' • ,.••• 1
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u~~. Ul,.• ._.., .... , u~••como él se introduce en el ámbito de la interpretación de las co sa s , todo es
que ,Jirl'e al tltmio y a lo.• hm~•pal<'•'· En efecto, del anális is de la planta podemos .. •• 1,1
~

pos ible. España ha producido y produce bastantes ejemplares de esa espec ie,
extraer esa y otras consecuencias, todas ellas confluye n tes en peque ñas o gra n-
30. Joseph Ortiz y Sanz. asombro de los inté rpretes de otras lati t udes, mucho más cautos y bastante
des lice ncias con relación a los propósitos Funcionales ex presados por Palladio
Los Ouatro libros de A11drés Paladio, 1797. menos dogmáti cos.
A Ortiz le fascinaba la Anrigüedad, la había d esc ubie•·to no hacía mu cho, per- tmyd 1111 pda:w, nos d evuelve a una realidad muy di sti n ta de la sola aparien cia
ten ecía a los ambientes acad émi co s españoles del último tercio del sigl o XVIII, del dibujo de libro, una apari e ncia imposible d e comprobar para un lector que
precisamente e n el tiempo e n que los vestig ios d e H erculano había n sido ex- e n su é poca estuviera e n Toledo o Angulema, por ejemplo. A la aparie ncia como
cavados con método. D e ntro d e la Acad e mia, Ortiz formaba parte del g rupo rec urso a rquitectónico, d el qu e antes hemos tra tado en la definición del tipo,
d e los lla mados erudit'"'· c uy os compone ntes te nían en común s u militan cia, su debemos añadir en este caso otra aparien cia, la suposición de que la casa fue
desprecio infinito hacia todo aquello que supu sie ra un leve roce a su p ropia const ruida entera. Tie ne ta mbié n Ortiz una parte d e razón en lo que dice d el al-
idea de la indi spensable rec upe ración de la d ecadencia de las artes. Es la rgo de zad o (flg. 31); si se fijan, las escaleras laterales del pórtico principal llegan en la
contar eso, no voy a hace rlo a hora; p ero sí diré que precisamente esa ac titud fue planta hasta el límite d e la casa, deberían te ne r una pendiente mu cho más suave
la qu e indujo a la Academia a renova r los principales tratados d e arquitectura, qu e la qu e señala el alzado, seguramente serían para s ubir a caballo; pero, si así
traducirlos d e nuevo al español e introducir e n ellos los matices indispensables fueran, la composición de la ventanita del sótano pe rdería su se ntido. Ad e más,
para que su efecto resultara acorde con su inte nc ió n militante. para realzar más la casa, Pa lladio se permite en su dibujo del al zado la licencia
d e antc pone rla al porche pa ra qu e res ulte más vistosa, c uando lo cie rto es que
Fue así como Orriz consiguió se r comisionado para viajar a Italia y acome tió la está inserta en él. Así, en planta, Palladio finge qu e las escaleras late rales se en-
t•·aducción de Yitru vio, e n la qu e no e nt•·aremos, aunqu e si d ebo d ecirles que, 31. Andrea Palladio. Villa P1sam. detalle 2.
11 Secando Libro. 1570. c ue ntra n cobijadas por el porc he, le convie ne mu c ho. tan sólo el acceso frontal
en c ua nto a presencia, fu e e l mejor libro de arquitec tura que se ha editado nun- parece estar al descubie rto, aunque enseguida se llega al pórtico principa l. Por
ca e n España. Animado por el éxito, Ürti z logró una nueva comi sión para ir a el contrar·io, en el alzado Pa lladio ad elanta la casa con relación al porc he, su
Italia pa•·a -según dijo- estudiar y traducir a Fondo a Palladio. Sus comisiones apari e ncia gana conside rabl e me nte, el recinto d el du e ño lo preside todo, es un
duraba n va•·ios años, Orti z vivía y viajaba por c ue nta de la Academia, p rolon- pequeño templo apoy ado e n sus brazos abiertos.
ga ba todo lo que podía sus estan cias en Ita lia. Sin e mbargo, en esta nueva oca-
sión , y a sea por d esconocimie nto o por conve nien cia, dejó de lado o equi vocó Ya ve mos que Palladio nos hace peque ñas tra mpas no sólo e n c uestiones funcio-
muc has cosas que sería la rg o d ecir. Como muest•·a, diré que por equi vocarse, nales sino también e n aju stes dibujados. Has ta el punto de que podría mos po-
se equi vocó hasta en el año del nacimiento d e Palladio, que supone e n 15 18. Si ne r en dud a su honorabilidad. Nos equivoca ríamos, esta ríamos olvida ndo que
por· Orti z hubiera sido, ninguno de nosotros esta ría hoy aquí. Ad e más. presenta Palladio es un arquitec to mode rno. que pa ra él esas licencias no supone n casi
su trabajo final como Lo,l Qua/m /ilmM de Arquiledum de A11dré.1 Pa//{1()/o, c ua ndo nada; qu e lo s arquitec tos mode rnos están seguros de que luego, e n la obra, todo
tan sólo se o cupa de los dos primeros, y a sea por !'alta de nuevos fond os para queda rá bie n; que para ellos lo importante es la idea y el graflsmo, no la realidad
continuar su comisión o por desconocer los otros d os. de las cosas. Porque, e n caso cont•·ario, ¿Qué son esas dos ton·ecitas la tera les
con sus banderas incluidas y su aire medieval ? ¿Son tal vez atavismos fe udales
Ortiz e mpl ea buena part e d e su ti e mpo e n desac redita r a los t•·aduc tores que lo desead os por la poderosa familia Pisano ? Pa lladio no las me nciona e n su ex pli-
p recedie ron, s upo ne o in ve nta c uanto no conoce y lo qu e es muc ho más incómo- cació n, tan sólo las dib uja. nada tienen que ve r co n un sob•·ado, un grane ro o
do. al me nos para nosotros, traduce muy mal. Su relac ión con el tex to o riginal un d esvá n, que son los nombres que da a las de pe nd e ncias de arriba. Sun pu1·a
d e Palladio resulta dis plicente e n ocasiones, corri ge d e él lo qu e le con vie ne y, composición, nada parecido se da en las casas e n el campo romanas, do nde todo
sobre todo, da a su s notas un carácter de sufi cie ncia in suFribl e. Eso s í, el resul- d e be pod er ser demostrado. S so sí, si a esa casa de los condes de Pi sano le qui -
tado ma teri a l d e su trabajo fu e un hem1oso libro con nuevas láminas dibu jadas ta mos el porche -que no necesita- , las torrecitas y. e n cierto modo, los pequ e ños
por los grabadores d e la Acad e mia y aire d e g ran cosa que, por cie rt o no se a lardes orna mentales d el pó rti co principa l, nos e ncontraremos con un modelo
ve ndi ó casi nada; consta que e ntre l 797 y 1800 no se habían despac hado más d e casa a cuatro aguas. bie n ordenada, di screta y elegante, y , desde luego, mu-
que 27 eje mplares de los 750 impresos. c ho más neoclásica que clásica, una casa d e unos doscie ntos años d espués. Vean,
D e bo confesar ahora mi ig noran cia cuando pro moví la edició n facsímil de ese si no, el bue n efecto moderno qu e produce el a rco a bierto sobre el frontó n , que
libro hace más de veinte a ños. me d ejé lle va r por su aparie n cia y p or su ra reza tradu ce fue ra la traza d e medi o punto de la b óveda interior de la sala principal.
bibliográfica; no lo leí, y o e nton ces era algo más mode rno que ahora . Luego si Ta mbién podríamos d ecir que, en eso, Palladio se adelantó a su tie mpo .
qu e lo he leído despacio, lo he cotejado con el orig inal de Palladio, he su frido D e esta casa pode mos ve r una imagen reciente, e n la qu e aparece su pa rte pos-
basta nte; pe ro he encontrad o e n él a lgunas co sas inte resantes. A sí, debo señalar te rior, tra tada por Palladio a la manera rú sti ca como corresponde a un fre nte
qu e Orti z, qu e visitó las ¡•tlla,, d e Palladio, ac túa e n sus notas como un testigo que asoma hacia e l ca mpo (fig. 32). La fac hada principal no se re nnin ó nunca,
prese ncial de prime ra ma no y nos c uenta cómo e ra n las cosas en el final del siglo y ta mpoco se construy ero n las d epe ndenc ias ado adas ni el patio porticada. De
X VII 1, incl uida la decad e ncia de esas casas. Junto con s us peque ños exabrup- hec ho, e n la image n podemos apreciar mu c has cosas más, como el siste ma cons-
tos dogmá ticos, Ortiz nos a porta datos que el paso d el tiempo d esd e e ntonces tru ctivo comple to - de nu evo la aparienc ia- con su zócalo de piedra me nuda
hasta a h ora ha ido velando hasta hace.-los d esa pa rece r por comple to. Ése es el y e nfoscad a, protegida po r los esquinales, mi e ntras que la labra d e la pied ra del
mé rito d e Ortiz en este caso. p ó rti co corresponde tan sólo a la cara vista. Tampoco la amplia escale ra , dibu-
jada po r Palladio para la a nc hura de los tres vanos del pórtico, se co nstruy ó de
esa forma. O c upa sólo el vano central. ca rece de los podios late rales y, acaso
Por eso , la comparació n e ntre el dibujo de Palladi o y s u d ecla•·ació n inicial : La
32. Andrea Pallad1o. Villa P1sani. Bagnolo. pa ra hace rla más cómoda, acepta la ele vació n d el teiTe no natural e n luga•· d e
·''·'''";'111<' ctm,,truccÚíll c.•ltí en Ba.tJIIO{,, y la afirmación de Ortiz: A !11;'1/ qur ,,ofo,lt' CtJJl.l-
f:~-_.._#t~u•

33 Andrea Palladio. Villa Pisani. Bagnolo.


1
--
~ ···-~~·--
i WOH_ .. -uL

11 Secando Libro. 1570. 36 Andrea Palladro. Villa Foscari. Gambarare.


11 Secando Libro. 1570.
34 Andrea Palladro. Villa Badoero. Polesine.
37 Andrea Palladro. Villa Barbara. Treviso. CG t LA S~CVlN T&

11 Secando Libro. 1570. 11 Secando Libro. 1570.

nas 18 y 19, pero ya hemos d ic ho que nosotros lo vamos a colocar en las páginas
desce nder· hasta él como Pallad io la había d ibujado. En cua nto a las esbeltas
69 y 70 , y capítulo XVI. después de las invenciones palladianas en el cam po. a
torres latera les d el dibujo, podemos ad ivina r una de e llas tras las ram as del
manera de síntesis de su invención esencial, la casa-templo del cinqu ecento.
he rmoso mag nol io de la izqu ie r·da. Vemos q ue su co r nisa q ueda a la a ltura del
vé~tice d el se ncillo fron tó n, e n lugar de alzarse con c reces segú n Pa llad io la di- Son precisamen te las dependencias agrícolas lo que separa a la ,.i//a Rotonda de
bu¡ó. Natu ra lme nte, el edificio no pued e consid e rarse tlll f'l'l)a.::o, tal co mo Ort iz las restantes casas en el campo de Palladio. Pero, para Pallad io, la Rotonda no
lo llan~a c? n d ispl ice nc i~ . pero ta mpoco es el re n ejo d el magnífico dibu jo q ue es una casa en el campo aunque esté en él. Palladio dice de ella que su dueño,
Palladro dro po r co nstnnd o e n su li bro. el clérigo Paolo Al me rico, la constr-uyó para ,111 r)t'.t('(lll.ltl y que la casa d ista de la
ciudad menos de un cuarto de milla, las dos condiciones que antes decíamos
Pod íamos segu ir con un a ná li sis d eten ido de las r·estan tes invenc io nes de Pa-
debían cumplir las m.•e rMia Cittá: debían estar próximas a ella y no debían
lladio, pe ro corre ríamos el riesgo d e no te rm ina r· nu nca. En nuestro recorrido
con tar con dependencias agrícolas. Almerico jamás tuvo nada que ver con la
por conoce r los moti vos de sus casas en el campo, he mos asis tido a l com ie nzo,
agricultura, pero tenía un campo próximo a Vicenza. Así, entre el camp? Y la
acaba mos de vislu mb r·ar e l nud o y va mos a e ntra r a hora e n el desen lace, como
ciudad, Palladio decide incluir su casa entre las urbanas y, en consecuencra, no
d ebe ocurri r e n toda h isto ria que me rezca ser con tada. Podría mos dete nernos
contarla entre sus invenciones en el campo. Sus motivos son cla ros: por· un lado,
much~ más e n el nudo , multipl ica r· por vein t ic ua t ro las ave ntur·as dib ujadas de
la c·illa carece de pabellones ,v de pór ticos de tránsi to; y. por ot ro, es residencia
Paliad ro, y a sea n éstas co nst ruidas en todo. e n pa rte o e n nada; pero ha de bas-
tarnos con la d e Cin ició n d el tipo. sin qu e debam os ago ta r la di ve rsidad vari ante permanente de su dueño.
de las ave nturas pa lladia nas. Queda rá eso pa ra o tra ocas ió n, me he dado c ue nta Avisados va de que el tipo de la Rotonda no es el de casa en el campo ni ta m po-
~~~~~.--Jo.
GG
de qu_e, pese a no d esea rl o, me estoy ala r·gando m ucho. D e tod as fo rm as, te ngo
¡.,¡ nN totOLl U
co dejad; serlo, encontramos e n ella la sín tesis magn ífica de las invenciones de
estudrad~s todas esas a ve nturas, está n todas a no tadas a ma no y ta l vez les guste Palladio, su mejor producto, con indepe ndencia de que f'u cra constTu ida antes
35 Andrea Palladio. Villa Zeno. Cesalto. ver _de pnsa u.nas c ua n.tas, las d e Pisani, Badoe ro, Ze no, Foscar i, Barba ro y Mo- 38 Andrea Palladio, Villa Mocenico. o después de sus otras casas. E..n la Rotonda, Palladio acierta en su prop~esta
11 Secando Libro. 1570. 11 Secando Libro, 1570
cenr_co , p or· e¡e mp lo (f rg. 33-38); a unque co n la exp licación de la p rime ra ya han de casa que desea aproximar a su s dueños a la f'orma de habitar de los .droses
~odrd? comp rob~ r có mo Pa lladio ma neja s us magn ífi cos recursos y p eq ueñas pequeños. Algo que desde entonces han querido conseguir cuantos arq u ttect~s
lrce nc ras de arqu rtecro mod e rno. Eso sí, no debe mos buscar e n él la co he rencia han trabajado y trabajan para los p udien tes de toda índole. Sin duda Pallad10
de Sedio, Palladio e ra u n in ven tor y Serl io un intérprete. hubo de tener un amplio conocimiento de la condición humana, lo que n?s q ue-
da por saber· es si fue ese conocimiento lo que lo llevó a propone~ los _trpos de
H a~, si n e mbargo, una casa fasci na nte q ue me rece nuestra atenc ión, no es una
sus casas a sus comitentes o Fue el conocimiento del tipo lo que le rndu¡o a con-
v~na nte, es_ ~n p rototipo q ue, si n duda, ya conocen (flg. 39) . Un acto q u e, por
siderar q u e todo hombre merecía ser considerado como un pequeño dios. Los
sr ~ol ~, ¡u st rf rca el mérito q ue la posteridad ha concedido al gran Pa llad io; un
de Palladio eran d ioses corr·ientes, del siglo XVI; gentes que nada tenían que
edr flc ro q ue. segur·amen te Serlio nunca hubiera imaginado. Pa lladio lo incluve
ver con los príncipes y mucho menos con los dioses paganos del siglo l. Pero, en
e n el capítu lo 11 1 d e su segund o libr·o D<' lo.• dihu;;,,, rJ<' In,, m,,a,• dt' la Ciudad, y pági-
1 .L • • 119

su deseo de acercar la mejor arquitect u1·a a la m ejor gente posible, Palladio se 111/IIUJ!to_qrande Tbeatro; seremos por un momento como los buenos arquitectos
convierte en el mejor arquitecto posible y su villa Rotonda en el mejor edificio modernos, adaptaremos el modelo a nuestra convenie ncia. Porque, en este
.. ,. de esa nueva forma de ejerce r la arquitectura. caso, la traducción correcta del verbo l'fll{)ere puede ser rJe¡oofl'er en lugar de
La Rotonda es un experimento perfecto, simétrico con relac ión a ambos ejes, producir, no en vano es la primera acepción italiana de esa palabra. Nosotros
compe nsado e n su planta, co n una geometría que enlaza con rara precisión la la hemos traducido antes co mo producir, son las colinas las que ¡m){)ucw la apa-
envoltura de su sala circ u lar en el c uadrado que 1·eparte los a posentos. Pallad io rien cia de un teat ro; pero, si utilizamos d evolver, todo cambia por completo:
no duda en sac rifica r las escaleras para re llenar los huecos y conseguir el efecto entonces, las colinas Je¡ •uel1•en la apa1·iencia de un teatro, el efecto se conviene
pri ncipal. Porque, pa ra é l, ¿q ué so n las escaleras, su colo cación forzada y mal en biunívoco, tan teatrales son las colinas para la casa como la casa para las
ilu m inada a nt e e l resu ltado grand ioso d el conju nto ? Palladio p la n tea el acceso colinas. Quien ll ega a la casa desde las colinas asiste a una rep•·esentación
a la casa desde sus c uat1·o costados, p1·opone c uatro veces e l mismo tránsito equ ivalente a la que disfruta quien desde la casa avista las colinas. Les pro-
para llegar a la sala, dibu ja la perm eabilidad compl eta, desea que su centro pongo, por eso, adoptar por esta vez la nueva traducción, del'oll'er, el verbo
c ue n te co n la atenc ión q ue me rece. ¿No va a ser precisamente ese cen tro el cuyo significado acepta y practica el juego de la arquitectura.
co bijo d e su peq ue ña divinidad? Nadie, ni siquie ra el a rquitec to del Templo 41 Andrea Palladio. Villa Almerico. detalle. En la Rotonda, son las vistas el motivo de /o,1 pórúcoJ el/ /a,lmalm cara.1, a modo
de Vesta o el de l Pa n theo n p la ntearon nada tan con vi n ce nte co mo recinto sa- 11 Secando Libro. 1570.
de palcos para asistir al espectáculo; sin embargo, la sala está en el medio de
grado mode rno: ambos so n unidireccionales pese a ser cit·cu la re s. La Rot~nda la casa y de la planta, su balcón alzado la rodea toda, permite contem plar lo
es un prototipo ese ncial c uya planra dirige, prime1·o, co ndu ce, luego. y s1 t~a, que ocurre dentro, su deambu latorio interior diáfano recibe los pasos de las
después, la e nergía e n el ce ntro del ce ntro. Y lo hace no sólo en s u planta smo gentes que van asistir o han asistido a la representación que va a tener o ha
tambi é n e n su perfll, tendente gradualmente hacia lo alto, ga nando a ltu ra paso tenido lugar en la sala: 1111 ,1iftÍ1 para pa.~ear, dice Palladio de ese espacio. Ya ve-
39. Andrea Palladio. Villa Almerico, Vicenza. a paso y co nce ntrando su fuerza justo en el ojo de la cú pu la. Bramante habí~ mos que todo en la Rotonda puede llegar a ser amb ivale nte con relación a su
11 Secando Libro. 1570. propuesto eso m ismo e n s u proy ecto para San Pietro (Ítg . 40), pero Buonarrott
significado teatral , las colinas desde la casa, la casa desde las colinas y la casa
lo modificó lu ego. dispuso tan só lo un acceso, la gente r!/luía hacia la luz, no desde la casa (Ítg. 42). Y. r·ecordando lo qu e antes decíamos de la apar iencia
con/luía, d e bía volve r a sa lir por el mismo sitio; su ca pac.i dad de elecció n, su como argumento esencial de las villas pallad ianas, podríamos considerar que
li b~ rtad, se encon t raba li mitada de hec ho por la li turg ia aunque la planta pu- la R otonda es la más aparente de ellas, p u ra apariencia.
diese haber permitido otra cosa.
42 Andrea Palladio. Villa Almerico. Vicenza. La Rotonda es el resumen de las casas en el cam po de Andrea Palladio, su
El efecto buscado por Bra mante en San Pietro resu ltaba más lim itado que el de invención más conseg uida, no necesita el artiflcio de las alas destinadas a la
Palladio e n la Rotond a, ta n limitado como lo es el tamaño e n ésta con relación agricultura, ni tampoco de sus pórticos a c ubierto. Su dueño no tenía que ir a
a San Piet ro. Seguramente, a Pa lladio le faltó que sus peq ueños aprend ices de ninguna pat·te, n o necesitaba pórticos para cobijar sus pasos, no supervisaba
dioses crecie ra n; pero ¿qué p uede importar eso si de lo que se trata es de d~r nada, tan sólo recibía, iban a visitarle a él. Segur·amcntt: t:su mismo podría
a conoce r su int e nción tipológica? Incluso el balcón circu la r alzado a medta ocun·ir en la mayor parte de las invenciones de Palladio para sus pequeños
a lt u ra sobre e l suelo de la sala desea dispone r de un sistema perfecto de percep- aprendices de príncipe. Las alas eran un poco 1·edundantes, deseaban ser an -
ción pe rim e tra l que permite reducir la dista ncia de quien desea partici par d~ la tiguas para justifi car e l tipo pero no siempre lo conseguían. E1·an como un
solemnidad del espacio (flg. 41 ). Y lo hace para todo el mundo, no para qwen exceso temeroso que desconfiaba de que, por sí solas, esas casas no hubieran
sabe llegar como hi zo Buonarmti en su cúp ul a vatica na. Porqu e Palladio, sobt:e
quedado del todo bien. Palladio resultó un poco ingenuo en eso, había descu-
las estancias a b ajo, ha d ispuesto un espacio d iá fa no que da paso a esa galena bierto un tipo. había conseguido t1·asladar a las gentes qu e poseían terrenos
desde todas partes. en el Véneto las explicaciones que Vitruvio dedicó a las formas de v ida de los
Ya hemos visto lo que dice Palladio d el sit io de esa casa, le ded ica su may or hacendados romanos. Pero esas gentes no eran de l todo propie tarios agríco-
energía descr iptiva , sin dar impo1·ta ncia casi a la pote ncia de su in ven:ión . Eso las ni , seguramente, deseaban serlo; eran vera neantes, sus casas fu eron casi
sí, me nciona la palabra Tbmtro, pero no aclara de l todo si lo que él entiende por u n juego, habían encontrado un a r·quitecto q ue, con la excusa del ca mpo, les
teatro es el paisaje o la casa . Porque, en el fondo , cuando nos referimos a un permitía jug ar a ser los príncipes que nun ca serían . Por su parte, Pa lladio (flg.
gran teatro, ¿estamos p ensando en la esce na o e n 1asa 1a, en e 1 s1t1 · ·o d e 1a g en te 43) , a Falta de príncipes en verdadera d ime nsión que p romovieran enormes
o e n el de los actores? E l g ra n teatro, q ue d 1ce a 11 a d'10, ¿se extten
. p · de sobre el ·l ed iflcios, encontró cómodo expresar sus intenciones inve ntando hermosos ju-
paisaje o se conce ntra e n la casa? ¿La casa es el escena ri o o la sala? Ocu rre 1:1 guetes para la gente co rriente. Unos y otro se compleme ntaban , coincid ieron
vez como con las escale ras que suben desde la plaza de Spagna e n Roma hact~ en el tiempo y en la inte nción y, desde luego, señalaro n el ca mino que habría
la Trinitá dei ~ \onti la ge nte se sie nta e n ellas y mira a la ge nte que pasa, e 43. Andrea Palladio. de seguir la aparien cia de la arquitectur·a durante más de trescientos años.
• • 'b n
esce nario está abajo; pero, para la gente que pasa, el esce nario está arn a. e
la ge nte que mira.
·
os conv1ene mu e 110 d ec1· r que no que d a d e 1 tod o e 1a ro 1o que Palladio en-1'
40 Oonato Bramante. 1505-1514, y Michelangelo
Buonarrou. 1546-1560. San Ptetro di Roma. r
tiende por T!Jealro c ua n d o se renere · · ·co¡¡·t que n·nrtlllo
a o¡In· a/1/t'llt,l,ltllll ) fí¡rprllt•tl

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