Está en la página 1de 3

SIGLO XIX.

TEXTO 2

TEXTO 2. MANIFIESTO DE RAFAEL DE RIEGO


(Cabezas de San Juan, 1 de enero de 1820)

«Soldados, mi amor hacia vosotros es grande. Por lo mismo yo no podía


consentir, como jefe vuestro, que se os alejase de vuestra patria, en unos buques
podridos, para llevaros a hacer una guerra injusta al nuevo mundo; ni que se os
compeliese a abandonar a vuestros padres y hermanos, dejándolos sumidos en la
miseria y la opresión. (…). Sí, a vosotros os arrebatan del paterno seno, para que en
lejanos y opuestos climas vayáis a sostener una guerra inútil (...) La Constitución, sí la
Constitución, basta para apaciguar a nuestros hermanos de América.
España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el
menor respeto a las leyes fundamentales de la nación. El rey, que debe su trono a
cuantos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la
Constitución; la Constitución, pacto entre el monarca y el pueblo, cimiento y encarnación
de toda nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en
Cádiz entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario, para que
España se salve, que el rey jure y respete esa Constitución de 1812”.
Señala y contextualiza las ideas fundamentales del texto, y
relaciónalas con la personalidad de Fernando VII y las fases del
conflicto entre liberales y absolutistas durante su reinado

Se trata de un texto histórico por ser contemporáneo a los hechos, informativo y político
por tratarse de un manifiesto.
Cronológicamente lo podemos situar el 1 de enero de 1820, durante el reinado de
Fernando VII. El autor del texto es Rafael del Riego, general y político liberal que en
1820 encabezó el pronunciamiento que lleva su nombre, que puso fin al absolutismo de
Fernando VII y dio paso a un régimen constitucional en España, iniciándose el período
que se denomina Trienio Liberal. Murió ahorcado tras la restauración del absolutismo en
1823.
Se trata de un documento público, destinado al pueblo español.
A la hora de analizar las ideas principales podemos dividir el texto en dos partes:
• En la primera parte, desde el inicio hasta “… a nuestros hermanos de América”,
Rafael del Riego pone de manifiesto la injusticia que, según él, supone enviar a
América soldados que proceden de los grupos más desfavorecidos, en definitiva,
del sistema de reclutamiento (quintas), que llevaba a los pobres al ejército,
mientras los ricos podían librarse de sus obligaciones militares mediante la
redención, la sustitución o el soborno. Los pobres tienen que ir a la guerra
provocando la miseria de sus familias. También se refiere a la injusticia de la
propia guerra de independencia americana, y manifiesta que la aplicación de la
constitución de 1812 podría haber evitado esta guerra.
• En la segunda parte, desde “España está viviendo …” hasta el final del texto,
critica la restauración de la monarquía absoluta por parte de Fernando VII y que
no haya jurado la Constitución de 1812; pide el restablecimiento de dicha
constitución como garantía de un régimen más justo.

1
SIGLO XIX. TEXTO 2

El reinado de Fernando VII se debatió entre el absolutismo y el liberalismo en lo que se


ha denominado la quiebra del Antiguo Régimen. Se dividió en tres periodos:
RESTAURACIÓN ABSOLUTISTA (1814-1820): Se produjo con el retorno de Fernando
VII en marzo de 1814, después de la firma del Tratado de Valençay con Napoleón que
retiraba sus tropas de España, lo que suponía el final de la Guerra de la Independencia.
El Rey retrasó su llegada a Madrid, donde le esperaban las Cortes para que jurara la
Constitución y se dirigió a Valencia. Un grupo de diputados de ideología absolutista
publicó “el Manifiesto de los Persas” solicitando al monarca la restauración del
absolutismo.
Fernando VII valoró los apoyos con que contaba en el interior de España para retornar
al absolutismo, se dirigió a Madrid donde abolió la Constitución de Cádiz seguida de una
durísima represión. Disolvió las Cortes, persiguió a los liberales, ejecutó a sus
principales líderes, restableció los Consejos y la Inquisición y devolvió los bienes al clero.
La oposición a la nueva situación no tardó en manifestarse. La burguesía liberal y las
clases medias urbanas reclamaban la vuelta al régimen constitucional. Una parte del
campesinado se negaba a pagar rentas y tributos y se oponía a la restauración del
régimen señorial. Por último, en el ejército, la integración de parte de los jefes de la
guerrilla dio lugar a la creación de un sector liberal, partidario de reformas. Esta
oposición se plasmó en frecuentes pronunciamientos militares para reponer el antiguo
orden constitucional.
TRIENIO LIBERAL: El 1 de enero de 1820 el coronel Rafael de Riego, al frente de una
compañía de soldados acantonados en Cabezas de San Juan (Sevilla), se sublevó y
recorrió Andalucía proclamando la Constitución de 1812. La pasividad del ejército, la
actuación de la oposición liberal en las principales ciudades y la neutralidad de los
campesinos obligaron al Rey a aceptar convertirse en monarca constitucional,
iniciándose así lo que se conoce como el Trienio Liberal. Fernando VII nombró un nuevo
gobierno que proclamó una amnistía y convocó elecciones. Las Cortes se formaron con
una mayoría de diputados liberales e iniciaron rápidamente una importante obra
legislativa; restaurando gran parte de las reformas de Cádiz, como la libertad de
industria, la abolición de los gremios, la supresión de los señoríos jurisdiccionales y de
los mayorazgos, y elaboró nuevas normas como la disminución del diezmo, la venta de
tierras de los monasterios, la reforma del sistema penal y del funcionamiento del ejército.
Con todas estas reformas pretendían liquidar el feudalismo en el campo, liberalizar la
industria y el comercio; así como iniciar la modernización política y administrativa del
país, creando también la Milicia Nacional (cuerpo armado de voluntarios, formados por
las clases medias, sobre todo urbanas, con el fin de garantizar el orden y defender las
reformas constitucionales).
Los partidarios del absolutismo se opusieron desde el principio al régimen liberal. Con
el respaldo de Fernando VII, protagonizaron conspiraciones y buscaron el apoyo de la
Santa Alianza. La contrarrevolución estuvo dirigida por el clero y sectores de las elites
privilegiadas, que veían como se ponían en peligro sus privilegios.
En 1823, la Santa Alianza envió el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis y Fernando
VII recuperó su poder absoluto.

2
SIGLO XIX. TEXTO 2

DÉCADA OMINOSA: La vuelta al absolutismo fue seguida de la represión contra los


liberales, se depuró la administración y el ejército y se crearon comisiones de vigilancia
y control.
Una de las principales preocupaciones del gobierno de Fernando VII fue también el
problema económico. Las dificultades de la Hacienda, agravadas por la pérdida
definitiva de las colonias americanas, forzaron a un estricto control del gasto público, ya
que era imposible aumentar la recaudación sin tocar los privilegios fiscales de la
nobleza. A partir de 1825, el Rey, adoptó posiciones más abiertas a la colaboración con
el sector moderado de la burguesía financiera e industrial de Madrid y Barcelona,
concediendo un arancel proteccionista para las manufacturas catalanas.
Fernando VII tuvo que hacer frente a dos conspiraciones:
• La liberal: organizada desde el exterior por los emigrantes, como es el caso del
desembarco en las costas de Málaga del mariscal de campo Torrijos, que fue
apresado y fusilado.
• La que provenía del sector más reaccionario, llamado ultrarrealista, apostólico o
realista puro, formado por la nobleza y el clero, partidarios de mantener sin
cambios el régimen fernandino. La oposición creció con el apoyo del hermano
del rey, el infante don Carlos, provocando el enfrentamiento en Cataluña en 1827
(revuelta de los agraviados), sublevación armada de campesinos y artesanos
rurales.
En 1830, el nacimiento de la hija del Rey, Isabel, dio lugar a un grave conflicto en la
sucesión al trono. La Ley Sálica impedía el acceso al trono a las mujeres, pero Fernando
VII promulgó la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica y abría el camino al
trono a su hija y heredera, Isabel II. Los partidarios de don Carlos (carlistas), se negaron
a aceptar la nueva situación.
En 1833, Fernando VII murió, reafirmando en su testamento a su hija Isabel, de tres
años de edad, como heredera al trono, y nombrando regente a María Cristina hasta la
mayoría de edad de su hija. Al mismo tiempo, don Carlos se proclamó rey, iniciándose
un levantamiento absolutista en el norte de España. Fue el inicio de la primera guerra
carlista.

También podría gustarte