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Universidad Iberoamericana

Departamento de Estudios Internacionales


Licenciatura en Relaciones Internacionales

“La cultura de poder, manifestada a través del uso de armas, como factor clave en el
reclutamiento de niños soldado: el caso de Colombia”
(Artículo académico)

Elaborado por: Ana Teresa Rivas Arellano


Asignatura: Análisis de temas selectos de las Relaciones Internacionales
Impartida por: Patricia Minor
Otoño 2023
Índice

Introducción

1. La Cultura de poder, las Armas y su Influencia Global

2. Reclutamiento de Niños Soldados en Colombia

3. Cooperación Internacional y Regulación de la Violencia Armada

Conclusiones

4. Fuentes

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Resumen:

En el complejo panorama de los conflictos armados, los niños soldados emergen como
víctimas vulnerables de una realidad brutal. Este artículo, centrado en "La cultura de poder
manifestada a través del uso de armas como factor clave en el reclutamiento de niños
soldado: el caso de Colombia", aborda de manera integral este fenómeno. Se aborda la
complejidad del conflicto colombiano y se destaca la evolución histórica para comprender el
reclutamiento infantil. Además, se analiza cómo la cultura de poder, expresada mediante el
soft power, desempeña un papel crucial en persuadir a los niños a unirse a grupos armados.
Se explora la implementación de estrategias persuasivas, considerando la falta de protección
estatal y la participación de menores en diversas capacidades. La investigación también
examina la respuesta internacional, con especial atención al institucionalismo liberal y a la
estrategia integral de prevención y erradicación de niños soldado. A lo largo del análisis, se
destaca la importancia de la cooperación internacional, en particular, el papel de organismos
como UNICEF y los protocolos de derechos humanos en la protección de la infancia en
situaciones de conflicto armado.

Palabras Clave: Reclutamiento, Niños Soldados, Cultura de Poder, Uso de Armas, Soft
Power, Institucionalismo Liberal, Estrategia Integral, Conflicto Armado, Colombia, UNICEF,
Derechos Humanos.

Abstract: In the complex landscape of armed conflicts, child soldiers emerge as vulnerable
victims of a brutal reality. This article, focused on "The culture of power manifested through
the use of weapons as a key factor in the recruitment of child soldiers: the case of Colombia,"
comprehensively addresses this phenomenon. It delves into the complexity of the Colombian
conflict and highlights its historical evolution to understand child recruitment. Additionally, it
analyzes how the culture of power, expressed through soft power, plays a crucial role in
persuading children to join armed groups. The implementation of persuasive strategies is
explored, considering the lack of state protection and the involvement of minors in various
capacities. The research also examines the international response, with special attention to
liberal institutionalism and the comprehensive strategy for the prevention and eradication of
child soldiers. Throughout the analysis, the importance of international cooperation is

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emphasized, particularly the role of organizations like UNICEF and human rights protocols
in protecting childhood in situations of armed conflict.

Keywords: Recruitment, Child Soldiers, Culture of Power, Use of Weapons, Soft Power,
Liberal Institutionalism, Comprehensive Strategy, Armed Conflict, Colombia, UNICEF,
Human Rights.

Introducción

El presente artículo se centra en el reclutamiento de niños soldados en zonas de


conflicto, con un enfoque particular en Colombia, y su relevancia en las Relaciones
Internacionales radica en múltiples aspectos. En primer lugar, esta problemática tiene un
impacto significativo en dicho país, ya que los niños reclutados enfrentan consecuencias
humanitarias desgarradoras, lo que impacta a la sociedad colombiana al afectar su estructura
social y el desarrollo de una parte de la población. Además, el uso de niños en conflictos
armados internos puede intensificar la inestabilidad y la violencia interna, lo que repercute en
la seguridad de la población colombiana. A nivel internacional, la problemática de los niños
soldados en Colombia también tiene implicaciones, ya que los conflictos internos en los
estados nación pueden tener efectos secundarios, como desplazamientos de refugiados y
tráfico ilícito de armas, que afectan la seguridad y la estabilidad global en general.

En este contexto, las relaciones internacionales desempeñan un papel fundamental al abordar


los problemas transfronterizos y promover la cooperación internacional para abordar las
raíces de esta crisis humanitaria.

El objetivo general es analizar la relación intrínseca entre el reclutamiento de niños soldados


y la cultura de poder manifestada a través del uso de armas a nivel internacional,
identificando los factores que perpetúan esta práctica en el contexto colombiano y su impacto
directo en los derechos fundamentales de la niñez. Para abordar esta cuestión, se plantearon
varios objetivos específicos, que incluyen el análisis de la historia y evolución del conflicto
armado en Colombia; cómo la cultura de armas a nivel internacional ha influido en esta
problemática; las motivaciones y estrategias utilizadas por los grupos armados colombianos
para reclutar menores de edad; la influencia de la disponibilidad de armas en el contexto
colombiano y su relación con el reclutamiento de niños soldados; la investigación de
programas y proyectos de cooperación internacional y los esfuerzos gubernamentales para

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prevenir el uso de menores en conflictos armados; la conciencia social sobre la situación real
de los niños reclutados por guerrillas y las formas de reclutamiento utilizadas por las
guerrillas ya sea forzado o voluntario.

En este contexto, se plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo influye la cultura


de poder, manifestada a través del uso de armas, en el reclutamiento de menores por parte de
las guerrillas colombianas y cómo se puede mitigar esta problemática? La hipótesis principal
que se postula es que la cultura de armas a nivel internacional ejerce una influencia
significativa en la forma en que las guerrillas motivan y reclutan a menores en el conflicto
armado. Esta influencia se basa en la percepción errónea de que poseer un arma equivale a
poder y estatus, lo que hace que estos niños sean fácilmente seducidos por la idea de ser
reconocidos y valorados a través del uso de éstas.

Para lo anterior, se utilizará el liberalismo institucional propuesto por Robert O. Keohane


como una perspectiva que nos permite analizar la problemática, centrándose en la promoción
de instituciones internacionales y regímenes que fomenten la cooperación y el respeto de los
derechos humanos en el país. Al respecto, el institucionalismo liberal considera que las
instituciones promueven, mejoran y aumentan la permanencia de la cooperación internacional
(Lallande, 2016). Esta teoría nos servirá para entender cómo las organizaciones no
gubernamentales y los organismos internacionales, como United Nations International
Children's Emergency Fund (UNICEF), desempeñan un papel crucial en la promoción de
alternativas al reclutamiento de niños soldado, ya que estas instituciones trabajan en estrecha
colaboración con los gobiernos y las comunidades locales para abordar las raíces de la
pobreza, la falta de oportunidades y la vulnerabilidad que hace a los menores susceptibles al
reclutamiento. Así, el enfoque del liberalismo institucional se relaciona directamente con este
tema al destacar la importancia de construir y fortalecer instituciones que promuevan la
cooperación y la protección de los derechos humanos, lo que a su vez contribuye a la
prevención y protección de los menores en situaciones de conflicto armado.

Además se exploró la influencia del concepto de Soft Power en la cultura de poder y el


reclutamiento de niños soldado en el contexto colombiano. Este concepto se considera como
un elemento relevante en la promoción de valores y cultura, lo que a su vez influye en la
percepción de poder y la atracción hacia la violencia armada. A través de este enfoque
multidisciplinario, esta investigación buscó examinar un tema crítico en las Relaciones

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Internacionales y contribuye al entendimiento de cómo la cultura de poder (usando el
concepto de Pierre Bourdieu), el uso de armas y la cooperación internacional pueden influir
en la prevención del reclutamiento de niños soldados en Colombia.

Nociones básicas relacionales

El concepto de "poder blando" o "Soft power" (Nye,1990) representa una dimensión


complementaria del poder en las RRII que ha sido tradicionalmente asociado con la fuerza
militar y la capacidad de coerción que los Estados ejercen sobre otros actores. Sin embargo,
en las últimas décadas, el concepto de poder en el ámbito internacional ha evolucionado
considerablemente. Joseph Nye, destacado geopolítico estadounidense, introdujo el término
que amplía la noción de poder más allá de la fuerza bruta. Este poder se basa en la habilidad
de un Estado para persuadir y ejercer influencia sobre otros actores internacionales mediante
medios más sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos (Nye, 1990).

Por otro lado, Pierre Bourdieu, un destacado sociólogo y pensador social, propuso una
perspectiva única sobre el poder y la cultura de poder (Moreno, 2006). En su enfoque, el
poder se manifiesta como una relación de fuerzas, donde las fuerzas son esenciales en la
configuración de las relaciones de poder (Bourdieu, 1977). Bourdieu sostiene que el poder es
presencia ineludible y que las relaciones de poder se establecen a través de una lucha
constante de fuerzas y enfrentamientos.

En este sentido, el poder, como lo define Bourdieu, se presenta como una relación de fuerzas
ocultas detrás de una capa de legitimidad y autoridad (Ibidem). El poder no se muestra
abiertamente, sino que se disimula a través de relaciones de fuerza que imponen significados
e ideologías como legítimas, mientras esconden las verdaderas relaciones de poder en las que
se basa. Aquí radica la conexión entre el poder blando de Nye y la cultura de poder de
Bourdieu. El poder blando se ejerce a través de la influencia y la persuasión, y parte de su
efectividad radica en la proyección de la cultura, los valores y las políticas de un Estado en el
ámbito internacional. Esta proyección puede influir en la percepción de otros países sobre el
Estado en cuestión, creando una imagen positiva y atractiva. El poder blando busca legitimar
y respaldar la autoridad de un Estado a través de medios culturales y simbólicos.

La cultura de poder, según Bourdieu, se basa en la imposición de significados y valores, a


menudo ocultando las verdaderas relaciones de fuerza. Esta cultura de poder es un

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componente fundamental en la lucha por el poder y puede verse influida por el poder blando.
Cuando un Estado ejerce su poder blando, no solo exporta su cultura y valores, sino que
también intenta imponerlos como legítimos y atractivos para otros actores internacionales.

El poder blando y la cultura de poder se entrelazan, ya que ambos están relacionados con la
construcción de la autoridad y la legitimidad en el ámbito internacional. El poder blando
busca ganarse la aceptación y el reconocimiento de otros países a través de influencias
culturales y simbólicas, mientras que la cultura de poder de Bourdieu se enfoca en la
imposición de significados y valores como parte de la lucha por el poder. Ambos conceptos
apuntan a la idea de que el poder puede manifestarse a través de medios no coercitivos, pero
aún así, ejercer una influencia significativa en las relaciones internacionales.

Una vez que hemos introducido estos conceptos, podemos profundizar en la comprensión de
cómo ambos elementos actúan como conectores que nos permiten entender cómo la cultura
de poder se manifiesta a través de las armas.

La Cultura de poder, las Armas y su Influencia Global

Las armas no solo son instrumentos de defensa, sino que también desempeñan un
papel importante en la creación y sostenimiento de una cultura basada en el poder y la
dominación (Ortega, 2005). Para el Centro de Estudios por la Paz J.M. Delàs, existe una
dualidad de propósitos de las armas: infligir daño a personas y bienes o proporcionar
seguridad a sus poseedores frente a amenazas externas. Esta dualidad plantea preguntas sobre
la moralidad de producir armas destinadas a destruir vidas humanas (Ibidem).Ortega y el
Centro de Estudios por la Paz sostienen que las armas también tienen una connotación
fetichista, ya que señalan que el portador de un arma posee la capacidad de causar daño e
incluso quitar la vida a un potencial agresor.“Ese poder lo determina el arma en sí misma, y
por lo tanto, las armas se convierten en elementos de gran efectividad para la ideología
dominante” (Ibidem). Así las armas, no sólo sirven para prevenir o librar guerras, sino
también son instrumentos de dominación, y de esta forma, se han convertido en “mitos y
fetiches” que utilizan como símbolo de su poder (Myrdal, 1984).

El concepto de Soft Power y la teoría de la cultura de poder de Bourdieu proporcionan un


enfoque perspicaz para examinar la relación intrincada entre las armas y el poder en las
relaciones internacionales. Como se mencionó previamente, las armas no sólo desempeñan

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un papel en la defensa, sino que también funcionan como símbolos de poder y dominación.
La dualidad de propósitos de las armas, que abarca desde la capacidad de infligir daño hasta
la provisión de seguridad, plantea cuestionamientos éticos sobre su producción y uso. Desde
la perspectiva del "poder blando," se puede contemplar que las armas se convierten en una
extensión del poder estatal en el contexto internacional. Los Estados que mantienen arsenales
militares sustanciales no solo ejercen influencia a través de la fuerza militar directa, sino que
también proyectan una imagen que influye en la percepción que otros actores internacionales
tienen sobre ellos. El Soft Power busca persuadir y ejercer influencia utilizando medios
culturales y simbólicos, y la posesión de armas puede formar parte de esta proyección de
poder (Nye,1990). La teoría de la cultura de poder de Bourdieu, que se basa en la imposición
de significados y valores, encuentra una aplicación relevante en esta dinámica (Lallande,
2016). Las armas, como símbolos de poder y autoridad, contribuyen a la construcción de la
legitimidad y la autoridad de un Estado en el sistema internacional.

Este análisis proporciona una base sólida para argumentar que existe una cultura de poder
arraigada en el uso de las armas y que estas últimas no sólo cumplen funciones defensivas,
sino que también contribuyen a la acumulación de poder, la dominación y la desigualdad
económica. Esto último permitirá entender a mayor profundidad como esta vinculación es
usada por las guerrillas como elemento de persuasión en la reclutación de niños soldado
centrándonos particularmente en el caso de Colombia.

Contexto Histórico de Colombia

En la Cátedra UNESCO se establece que “Los niños soldado son menores que a partir de los
8 años son utilizados en actividades donde sus derechos son privados mediante el maltrato y
exclusión social” (Assy, 2013). El reclutamiento de niños soldados es un fenómeno trágico
que ha afectado a diversas partes del mundo. En este contexto, Colombia no es una
excepción. Para comprender plenamente cómo la cultura de poder y el uso de armas se han
convertido en factores clave en el reclutamiento de niños soldados en este país, es esencial
contextualizar este problema dentro de su historia nacional.

El conflicto en Colombia surge a partir de la violencia entre ideologías políticas: el partido


liberal y el conservador. En los años cincuenta y sesenta, se empezaron a crear formaciones
militares no organizadas en ejércitos, mejor conocidas como guerrillas, que luchan por la
existente desigualdad, "la falta de distribución equitativa de tierras, la concentración del

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poder en ciertas élites políticas, en conclusión, por las condiciones lamentables que se han
generado en las poblaciones de Colombia" (Reyes, 2009). Pero a partir del siglo XX empieza
a haber una nueva variable en el conflicto, el problema del narcotráfico. Esta nueva variable
hace que cambien los intereses del conflicto, donde reclamaciones como la justicia social, la
cuestión de los territorios y la situación política siguen existiendo, pero se acumulan las
motivaciones por la ganancia económica (Ibidem). A partir de esto, la incapacidad del Estado
para hacer frente a estos grupos, tanto guerrillas como narcotraficantes que amenazaban la
seguridad de los civiles, era más notable, y en consecuencia, las poblaciones campesinas
tomaron la decisión de tomar las armas y defenderse, dando inicio a la creación de los grupos
paramilitares, que son un grupo organizado que tiene una estructura de entrenamiento y
funciones parecidas a los militares, pero no forma parte de manera formal de fuerzas militares
de un Estado (Rivas, 2008).

Actualmente en el conflicto armado interno en Colombia hay guerrillas que se han


caracterizado por tener menores de edad, las cuales son víctimas del reclutamiento ilícito por
parte de grupos armados ilegales al margen de la ley, "estos menores equivalen a más del
35% de los integrantes de las organizaciones armadas, según datos del propio gobierno
colombiano" (Gómez, 2000). Los principales grupos guerrilleros que se hacen presentes en
esta problemática son: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de
Liberación (EPL) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Lamentablemente, estos grupos se han manifestado de formas sumamente alarmantes que se
han llegado a considerar actos terroristas, por lo que su lucha ha perdido legitimidad y ha
empeorado la seguridad en lugar de promoverla.

El gobierno, por su parte, mantiene abiertamente su postura en contra de cualquier tipo de


violencia; sin embargo, "en realidad es cómplice del reclutamiento de menores mediante el
concepto de política internacional en la que facilita que se siga favoreciendo la entrada de
armas y reparticiones de las mismas y en consecuencia permite la influencia y poder de un
Estado como Estados Unidos" (Alba Martos, 2006). El gobierno colombiano dicta ante los
medios de comunicación que, a pesar de los intentos para solucionar el problema de los
ataques terroristas que se presenten en contra del gobierno por parte de las guerrillas, no se
han logrado establecer acuerdos fijos ni se han tomado las medidas de seguridad adecuadas a
lo largo del conflicto, y esto hace evidente la corrupción que existe en el gobierno.

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Las incontables violaciones a los Derechos Humanos en Colombia se han convertido en una
de las crisis más severas ante los ojos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y
esto se debe a que a la situación actual, lamentablemente, el Estado colombiano no le ha dado
la importancia que merece. Un ejemplo de eso es que hay constantes agresiones a los mismos
defensores de derechos humanos, a los pueblos indígenas y a la población en zonas rurales.
Han incrementado las privaciones arbitrarias de la vida y las violaciones cometidas contra los
niños inocentes. Todo esto está relacionado directamente con la violencia y el conflicto
armado. La prácticamente nula protección por parte del Estado se debe principalmente a la
negligencia hacia las comunidades rurales de Colombia, como en sus ciudades fronterizas.
Asimismo, la falta de empatía ante los protestantes ha provocado reacciones
desproporcionadas por parte de la policía colombiana a incidentes aislados de violencia.

Tal como plantea Jimmie Briggs: “A diferencia de lo que creen los estadounidenses y quizá
mucha gente del mundo entero, los conflictos en Colombia tienen que ver no sólo con la
droga, sino también con las clases sociales, la economía y el poder político”. (Briggs, 2005)

Reclutamiento de Niños Soldados en Colombia

Los niños son las principales víctimas y el grupo más vulnerable dentro de un
conflicto armado, pues son el grupo que con mayor facilidad es motivado para unirse al
mundo de la guerra. Para poder abordar el tema de motivación es necesario entender el
interés que tienen los grupos armados por reclutar a menores y esto se puede resumir en dos
palabras: uso estratégico. El uso estratégico empieza desde el hecho en que los enemigos no
suelen esperar un ataque o espionaje de un infante; otro es la facilidad de imponer autoridad e
ideologías a un menor que no tiene aún bases, educación ni conocimientos necesarios para
crear su propia conciencia personal ni sus propios valores, por lo que hace más fácil para los
reclutadores el manipular a estos menores e imponer autoridad sobre ellos sin ser
cuestionados: “Estos niños crecen desde pequeños con una pésima visión de la autoridad. La
única autoridad que ven son los militares” (Linares,2000) ; “otro uso estratégico por el cual se
utilizan menores es el costo económico, al necesitar menos comida y menos recursos que un
adulto se convierten en la mejor opción de reclutamiento” (Jiménez, 2017).

Los menores son más susceptibles de ser incorporados en la población civil debido a su
capacidad de pasar desapercibidos y generar menos sospechas en comparación con los
adultos. De igual forma una de las motivaciones principales es el uso de armas. Jimmie

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Briggs, el primer afroamericano nombrado por la ONU embajador de buena voluntad, nos
menciona en su investigación que la utilización de niños soldado se ha vuelto mucho más
llamativo a raíz de la creciente disponibilidad de armas automáticas puesto a que a un niño le
resulta mucho más fácil desmontar, limpiar y cargar una M16 o una AK-47 que un arma de
cartuchos o una pesada carabina. (Briggs, 2005)

La cultura de armas a nivel internacional, en particular la de potencias como Estados Unidos,


ejerce una influencia significativa en países como Colombia. La tradición de poseer armas en
Estados Unidos ha creado una cultura armamentística arraigada, donde el derecho a portar
armas es defendido vehementemente (Leyton, 2005). Esta cultura de armas tiene efectos
indirectos en este país sudamericano donde la presencia de armas de fuego es generalizada y
se ha convertido en parte de la vida cotidiana. Su contexto histórico marcado por décadas de
conflicto armado y desigualdad social, ha creado un terreno fértil para el reclutamiento de
niños soldados. “Las investigaciones han demostrado que detrás de la participación directa de
niños en el conflicto hay serios problemas de raíz social” (Briggs, 2005)

Las guerrillas y grupos armados ilegales encuentran en los menores una mano de obra fácil
de reclutar debido a su vulnerabilidad y falta de educación (Reyes, 2009). “El maltrato, la
exclusión social, la falta de oportunidades educativas y la escasez de empleo en las zonas
marginales llevan a los menores de edad a abandonar su hogar en busca de una vida mejor
con las guerrillas” (Briggs, 2005)

El 90% de los menores participantes en conflictos armados son reclutados de manera


voluntaria debido a la pobreza extrema y la falta de oportunidades en las regiones aisladas del
país (Alarcón Palacio & Elena Yadira, 2019). Estos niños son atraídos por la percepción
errónea de que poseer un arma les otorga poder y estatus en un entorno donde la violencia es
predominante. Además, la falta de acceso a una educación adecuada los hace más vulnerables
a las influencias de los grupos armados (Jiménez, 2017). Como complemento del argumento
de Jiménez Briggs menciona que muchos de los menores de edad en Colombia terminan la
secundaria con diecisiete o dieciocho años, pero no tienen trabajo ni posibilidad de continuar
los estudios. “Muchas veces se les manipula. Se embriagan de poder por el simple hecho de
que les den una pistola.” (Briggs, 2005)

En este escenario, el soft power como vimos anteriormente no se refiere a la fuerza militar y
la coerción, sino a la capacidad de persuasión y a la influencia en este caso ejercida por las

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guerrillas sobre los menores. Los grupos armados aprovechan esta dimensión del poder para
reclutar niños. Abusan de la vulnerabilidad de los menores, que carecen de la educación y las
bases necesarias para desarrollar su propia conciencia y valores personales. Esto les permite a
los reclutadores imponer su autoridad e ideologías sin enfrentar resistencia significativa. La
influencia del soft power también se relaciona con la cultura de poder en Colombia. La
tradición arraigada de poseer armas, en parte influida por la cultura estadounidense, ha
contribuido a la generalización de las armas de fuego en la vida cotidiana. Esto, a su vez, ha
facilitado la inserción de los niños en actividades armadas.

Cooperación Internacional y Regulación de la Violencia Armada

El reclutamiento de niños soldados en zonas de conflicto, tiene implicaciones


significativas en las relaciones internacionales y representa un desafío humanitario que
requiere una respuesta eficaz. En este contexto, el institucionalismo liberal propuesto por
Robert O. Keohane emerge como un marco teórico relevante para comprender y abordar esta
problemática.

El institucionalismo liberal se centra en la promoción de instituciones internacionales y


regímenes que fomentan la cooperación y el respeto de los derechos humanos (Lallande,
2016). En el contexto del reclutamiento de niños soldados, esta perspectiva cobra relevancia
al reconocer que las instituciones desempeñan un papel fundamental en la promoción de la
cooperación internacional. Esto se traduce en una mayor eficacia en la mitigación de los
efectos del reclutamiento de niños en contextos de conflicto armado.

Los regímenes internacionales, en particular, desempeñan un papel vital al incentivar la


convergencia de políticas entre distintos actores. En este contexto en este capítulo se explora
el papel de UNICEF en la protección de niños en contextos de conflicto armado centrando el
análisis en el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño sobre la
participación de niños en conflictos armados, así como en los Compromisos de París.

Para comprender el rol de UNICEF como organización no gubernamental, es fundamental


entender la importancia de las ONGs, definidas como "organizaciones voluntarias de
ciudadanos sin fines de lucro, nacionales o internacionales" (Vallejo de la Pava, Adriana,
2001). Estas entidades son actores en las relaciones internacionales que abordan injusticias
sociales específicas, en respuesta a la falta de compromiso de los gobiernos. Buscan

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desarrollar las capacidades humanas y colaborar en la consecución de objetivos individuales
y colectivos a nivel local, nacional e internacional, fomentando la cooperación global
voluntaria y generando conciencia para ejercer presión sobre los Estados.

Una de las ONGs más relevantes a nivel global es el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF), que se enfoca en brindar ayuda humanitaria a niños afectados por
catástrofes de impacto mundial. UNICEF pertenece a las Naciones Unidas y opera como uno
de los cinco órganos principales dentro del Sistema de Naciones Unidas, con la Asamblea
General siendo uno de ellos. En estos órganos, encontramos diversos entes subsidiarios,
fondos, programas e institutos de investigación (UNICEF, 2018, párr. 5). UNICEF es un
organismo mundial que se estableció al término de la Segunda Guerra Mundial con el
propósito de ofrecer ayuda humanitaria a niños afectados por catástrofes globales.
Inicialmente, se denominó Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para
la Infancia, pero en 1953 se convirtió en un organismo permanente de la ONU y adoptó su
nombre actual (UNICEF). Este cambio de enfoque se debió en gran medida a la creciente
complejidad de los desafíos que afectan a la infancia a nivel mundial. Desde entonces,
UNICEF ha ampliado su presencia a más de 190 países, convirtiéndose en un defensor clave
de los derechos de la infancia.

Dentro de estos 190 países, existen oficinas encargadas de garantizar el cumplimiento de la


misión de UNICEF a través de un programa quinquenal de cooperación desarrollado en
conjunto con el gobierno anfitrión. Este programa se enfoca en objetivos prácticos para
asegurar los derechos de niñas, niños y mujeres, y sus necesidades se analizan mediante un
informe de situación preparado al inicio de cada ciclo programático (UNICEF, 2018).

En 1994, Graça Machel fue nombrada experta independiente del Secretario General de las
Naciones Unidas para llevar a cabo un estudio sobre las consecuencias de los conflictos
armados en la infancia. Dos años después, su investigación sobre la explotación de niños y
niñas como soldados condujo al establecimiento de un Representante Especial para la
Infancia y los Conflictos Armados. Este Representante tiene el mandato de promover la
protección, los derechos y el bienestar de la infancia en todas las fases de los conflictos. De
ahí surgió la creación del Protocolo Facultativo sobre la participación de niños y niñas en
conflictos armados, que fue aprobado y publicado en mayo de 2004. Este protocolo establece
normas que prohíben el reclutamiento de niños y niñas. Fue necesario crear este protocolo

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para aumentar la edad mínima de reclutamiento, ya que la Convención sobre los Derechos del
Niño de 1989 establecía los 15 años como la edad mínima para el reclutamiento y la
participación en hostilidades. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en sus
artículos 3 y 41, establece los procedimientos para garantizar que todo reclutamiento sea
voluntario, ya que de lo contrario se considera esclavitud.

El aumento de la edad mínima a 18 años se basa en la idea de que a esa edad los individuos
pueden dar un consentimiento libre, independiente y consciente. Sin embargo, el Protocolo
también revela las numerosas formas en que se puede llevar a cabo un reclutamiento forzado,
como la manipulación. Esto evidencia que incluso a los 18 años, un joven no puede otorgar
un consentimiento libre, independiente y consciente para unirse a una Fuerza Armada.
Además, el Protocolo Facultativo no prohíbe el reclutamiento forzado o voluntario por parte
de grupos armados no gubernamentales, lo que otorga a los gobiernos un poder de decisión
sobre la protección de la mayoría de los niños soldados en conflictos armados. (UNICEF,
2012)

Cabe señalar que el Protocolo Facultativo sobre la participación de niños y niñas en


conflictos armados no se convierte en un conflicto legal con ningún país que no cumpla
voluntariamente con los artículos 3 y 4 de la Declaración de los Derechos Humanos y no
haya firmado el Protocolo. (ONU, 2018)

Por su parte, los Acuerdos de París representan un compendio del conocimiento y la


experiencia humanitaria a nivel global, con el objetivo de salvaguardar a los niños, prevenir
su incorporación en fuerzas o grupos armados y facilitar su reintegración en la sociedad civil.
Estos acuerdos establecen una serie de obligaciones para los Estados en relación con la
participación de menores en conflictos armados o situaciones de violencia generalizada. Por
ejemplo, los Estados se comprometen a evitar el reclutamiento de menores, considerarlos
como víctimas en procesos legales, promover su reincorporación, desmilitarización y
liberación, y evitar que los grupos armados en los que estuvieron involucrados obtengan
ventajas en las negociaciones de paz. También deben impedir que los grupos políticos utilicen
a los niños en su propaganda y, en caso de que los menores crucen las fronteras de su país,
facilitar su consideración como refugiados. A pesar de su precisión y solidez, muchos de
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El artículo 3 reconoce el derecho a toda persona a la vida, la libertad y a la seguridad mientras que el artículo 4
prohíbe la esclavitud y la servidumbre, dictando así que el artículo 4 es una de las formas en las que se pueden
violar los derechos establecidos en el artículo 3. (ONU, 2018)

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estos compromisos no especifican los mecanismos que los Estados deben emplear para
proteger a los menores y favorecer su reintegración social. Nuevamente, se otorga el poder de
decisión sobre la protección de la mayoría de los niños soldados y ex niños soldados al
Estado involucrado en el conflicto armado (UNICEF, 2007).

Si bien los Compromisos de París hacen referencia a la implementación de los mecanismos


establecidos en la Resolucion del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas 1539, estos
están limitados por los recursos disponibles y se mencionan en los Planes de Acción incluidos
en la Resolución. Esto deja a los Estados la responsabilidad de resolver el problema según sus
recursos.

La cuestión de los niños soldados es inaceptable. A pesar de que persisten los reclutamientos,
organizaciones internacionales como Human Rights Watch han destacado esta situación
debido a su brutalidad. Sin embargo, al igual que otros problemas de violación de derechos
humanos, no recibe el apoyo suficiente para ser erradicado por completo. A pesar de los
esfuerzos de UNICEF en colaboración con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
para ayudar a niños y adolescentes desmovilizados, brindando atención médica, apoyo
psicosocial, educación y preparación para la reintegración en sus comunidades, los
responsables de los reclutamientos forzados han logrado evadir la responsabilidad penal. Esta
falta de acción legal adecuada significa que muchos niños no reciben el apoyo jurídico
necesario y quedan fuera de los programas de restablecimiento de derechos. A pesar de
contar con argumentos sólidos para intervenir, basados en el trabajo de las Naciones Unidas,
que incluye la tarea de mantener la paz, proteger los derechos humanos y distribuir ayuda
humanitaria, la falta de intervención efectiva pone en riesgo a los niños, quienes pierden su
infancia en un ambiente de conflicto que no respeta sus derechos humanos.

Es de suma importancia tomar medidas firmes y coordinadas para abordar este problema y
proteger a los niños de la participación en conflictos armados, especialmente en el contexto
de la erradicación del reclutamiento de niños soldado. En este desafío, el institucionalismo
liberal de Robert Keohane emerge como un marco teórico sólido que ofrece la base necesaria
para el desarrollo de estrategias eficaces. En primer lugar, la participación ciudadana se
convierte en un elemento crucial, ya que, según Keohane, las instituciones promueven la
cooperación internacional al influir en el comportamiento de los actores. Al fortalecer
mecanismos de participación ciudadana, se generaría una presión constante sobre los Estados

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para cumplir con los compromisos internacionales, alineando así sus acciones con las
normativas establecidas por organismos como la UNICEF. La implementación efectiva del
Protocolo Facultativo, por otro lado, se apoya en la idea de que las instituciones
internacionales, mediante normas e instancias formales, pretenden influir en la conducta de
los Estados, promoviendo la cooperación entre ellos. Reforzando este protocolo, se crearía un
régimen internacional más fuerte que incentive la convergencia de políticas para prevenir el
reclutamiento infantil.

En tercer lugar, el desarrollo de mecanismos de reintegración social para los niños soldado se
alinea con la noción de Keohane de que las instituciones inciden en el comportamiento
estatal, moldeando expectativas y comportamientos en su ámbito de acción (Lallande, 2016)).
Estos programas de reintegración, respaldados por instituciones internacionales, podrían
convertirse en normas persuasivas que faciliten la adaptación de los Estados a prácticas que
favorezcan el bienestar de los niños afectados por conflictos armados. En cuanto a la
ampliación de los Compromisos de París, esta propuesta se basa en la premisa de que los
regímenes internacionales incentivan la convergencia de políticas entre actores diversos.
Expandir estos compromisos implica generar expectativas más sólidas y, en caso de éxito,
satisfacerlas, incentivando así una mayor colaboración entre Estados para prevenir y abordar
el reclutamiento de niños.

La incorporación de incentivos y sanciones en el marco internacional, como sugiere la


estrategia, se alinea con la idea de Keohane de que las instituciones internacionales pueden
homologar comportamientos a favor de objetivos colectivos mediante incentivos y,
ocasionalmente, coerción. Establecer un sistema de recompensas para Estados que cumplen
con los compromisos y sanciones para aquellos que no lo hacen fortalecería la normativa
internacional y promovería una mayor cooperación. Finalmente, fomentar la colaboración
internacional a través de instituciones, como la UNICEF, se basa en la creencia de Keohane
de que estas estructuras inciden en el comportamiento estatal y desempeñan un papel
persuasivo. Reforzando estas instituciones, se puede influir en el comportamiento de los
Estados para abordar de manera más efectiva la problemática del reclutamiento de niños
soldado, avanzando hacia una gobernanza global más efectiva y justa en este ámbito
específico. En resumen, la estrategia propuesta, basada en el institucionalismo liberal, se
erige como un enfoque integral y persuasivo que aprovecha la cooperación internacional y la
participación ciudadana para abordar de manera eficaz el reclutamiento de niños soldado.

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Conclusiones

En un contexto en donde en las relaciones internacionales, se entrelazan conflictos


armados y la vulnerabilidad de la infancia, el reclutamiento de niños soldados en Colombia
emerge como un desafío que trasciende fronteras y exige una respuesta global. Este artículo,
revela la complejidad de un fenómeno arraigado en la pobreza, la falta de oportunidades y
una cultura de armas que se desdobla en una mezcla de vulnerabilidad. En este panorama, las
instituciones internacionales, representadas paradigmáticamente por UNICEF, se destacan
como faros de esperanza. Protocolos como el Facultativo de la Convención sobre los
Derechos del Niño sobre la participación en conflictos armados y los Compromisos de París
ofrecen un marco normativo, pero su impacto depende de la voluntad colectiva de las
naciones y ciudadanos.

La cultura internacional, marcada por la influencia de potencias como Estados Unidos,


proyecta sombras sobre naciones como Colombia, donde la normalización de las armas de
fuego se integra dolorosamente en la cotidianidad. En este contexto, el institucionalismo
liberal, propuesto por Robert O. Keohane, se erige como un lente teórico que destaca la
importancia de las instituciones internacionales en la promoción de la cooperación y el
respeto de los derechos humanos. UNICEF, como entidad no gubernamental, se convierte en
un actor clave en este escenario, desempeñando un papel esencial en la protección de los
niños afectados por conflictos armados.

El Protocolo Facultativo, al aumentar la edad mínima de reclutamiento a 18 años, busca


salvaguardar el consentimiento libre e informado, pero también evidencia las
vulnerabilidades que tiene el sistema que impide una estrategia integral de prevención y
erradicación del uso de niños en los conflictos armados. Los Compromisos de París, si bien
establecen obligaciones para los Estados, dejan a menudo en manos de estos la definición y
ejecución de mecanismos de protección. En este juego de responsabilidades compartidas y
decisiones soberanas, el desafío radica en traducir los compromisos en acciones tangibles.

Cada palabra de este artículo es una invitación a la acción, resonando en la conciencia de


quienes lo leen. Sirve como un recordatorio de que el reclutamiento de niños soldados no es
simplemente un problema localizado, sino un fenómeno que demanda una mirada más allá de
las fronteras nacionales. La promoción de la cooperación internacional, la participación
ciudadana y el fortalecimiento de instituciones como UNICEF son elementos cruciales en la

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travesía hacia un mundo donde la infancia sea respetada y protegida. En última instancia, este
artículo es un testimonio y un llamado, instando a que las relaciones internacionales se forjen
no solo con base en intereses estatales, sino en la empatía global que reconoce la infancia
como un tesoro común de la humanidad.

Fuentes

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