LA INSEGURIDAD EN ECUADOR ESCALA A NIVELES HISTÓRICOS Y SE
IMPONE COMO PRIORIDAD DEL PRÓXIMO GOBIERNO. No existe un día en Ecuador en que los muertos por crímenes violentos no se cuentan por decenas. La violencia ha dejado de concentrarse en Guayaquil y se expande a otras ciudades como Durán, Manta, Quevedo y Quito. Los ataques son a cualquier hora del día, perpetrados por sicarios o atentados con bombas. Los objetivos pueden ser desde una tienda de barrio hasta las unidades judiciales donde se realizan audiencias y las víctimas incluyen a niños. El pequeño país sudamericano, considerado hace sólo unos años como uno de los más pacíficos de la región, vive la peor crisis de inseguridad de su historia. Las estadísticas de la Policía revelan que entre enero y junio de este año se han registrado 3.513 asesinatos, lo que significa un aumento del 58% respecto al 2022. Ese año la tasa de homicidios fue de 26 por cada 100.000 habitantes, y en la actualidad ya se ubica en 20, con una tendencia a crecer, con lo que se estima que a final del año cerraría en 40 homicidios por cada 100.000 habitantes, convirtiéndose en el país más violento de la región.