Está en la página 1de 5

Presentado Por: Duvan Sierra García

Presentado A: Rubén Darío Arroyo Osorio

Lectura Comprensiva

Historia

Universidad del Atlántico

Facultad de Ciencias Humanas

2023-2

El Manifiesto Liminar del 21 de junio de 1918: Texto Clave del Movimiento


Reformista Raúl Arlotti

El Manifiesto Liminar del 21 de junio de 1918, también conocido como el Manifiesto de


Córdoba, es un documento fundamental que delineó las direcciones filosóficas, políticas y
morales que guiaron el movimiento reformista estudiantil en Argentina. Este manifiesto,
publicado en La Gaceta Universitaria, marca un hito en la historia de los movimientos
estudiantiles latinoamericanos, siendo considerado el de mayor envergadura en el siglo XX
en Argentina y adquiriendo una dimensión continental.

El análisis del documento se centra en varios temas clave, entre ellos, el americanismo, los
lineamientos político-morales, la relación entre el estudiantado y la sociedad, la concepción
de la educación y la interacción entre la juventud y la sociedad en general. Los estudiosos
han abordado estas cuestiones desde diversas perspectivas, reconociendo la fuerte conexión
de los movimientos estudiantiles con la vida política de sus sociedades, aunque difieren en
la interpretación de la naturaleza y la efectividad de esta influencia.

El Manifiesto, redactado por Deodoro Roca y respaldado por destacados líderes


estudiantiles de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), describe la situación de los
estudiantes, justifica las decisiones de la FUC, y hace un llamado a la solidaridad entre los
estudiantes. Además, destaca la vocación americanista del movimiento reformista. Este
enfoque regional se manifiesta desde el principio del documento, al dirigirse a los "hombres
libres de América del Sur", mostrando la intención de trascender los límites nacionales.
El contenido del Manifiesto Liminar abarca aspectos educativos, políticos y morales,
constituyendo así una especie de profesión de fe que define los valores y principios de la
juventud estudiantil. Su estructura revela características literarias propias de un manifiesto,
como la afirmación y negación, la tesis y la antítesis, la denuncia del pasado y la afirmación
del futuro. El lenguaje utilizado es culto pero irreverente, particularmente al abordar la
posición de aquellos considerados responsables de los varones sociales.

Uno de los puntos más destacados del Manifiesto es su enfoque en el americanismo, que
trasciende las fronteras nacionales y abraza una perspectiva continental. Este enfoque está
en sintonía con una larga tradición intelectual y política que se remonta a las ideas de
Bolívar. De hecho, Deodoro Roca, el autor del Manifiesto, ya había expresado su apoyo al
americanismo bolivariano en su tesis doctoral de 1915. La Reforma de Córdoba, por lo
tanto, se convierte en un llamado a la integración latinoamericana.

El impacto del Manifiesto de Córdoba no se limita a Argentina, ya que su mensaje resuena


en varios países latinoamericanos, como Perú, Chile, Uruguay, Bolivia y Cuba. Las
federaciones estudiantiles de estos países adoptan prácticamente las mismas ideas y
principios expresados en el Manifiesto, buscando una unión más allá de los nacionalismos y
comprometiéndose con una postura americanista, en línea con los ideales de la Reforma de
Córdoba. Este aspecto de solidaridad continental entre los estudiantes se manifiesta en la
estrecha vinculación de las Federaciones Universitarias de Perú y Chile.

En resumen, el Manifiesto Liminar de 1918, más allá de su contexto histórico y local,


emerge como un texto trascendental que influyó en la evolución de los movimientos
estudiantiles latinoamericanos y contribuyó a la consolidación de una conciencia
americanista entre la juventud universitaria de la época. Su legado perdura como una
expresión valiosa de la búsqueda de la libertad y la justicia en el ámbito educativo y más
allá, resonando a lo largo de las décadas en la historia de América Latina.

En el contexto de la Argentina de principios del siglo XX, el surgimiento de la clase media,


los movimientos sociales y la consolidación de la burguesía marcan un período de
transformación y cambio. La burguesía, fortalecida por el éxito económico, busca ocupar el
lugar que le corresponde en la estructura social, especialmente al tomar el poder de una
oligarquía en declive. Este proceso implica la necesidad de adaptar las estructuras sociales a
las nuevas realidades que se presentan como inadecuadas.

En este escenario, los estudiantes de Córdoba se sitúan mayoritariamente en los sectores


medios y la burguesía. Muchos de ellos son hijos de inmigrantes o inmigrantes mismos, y
comparten un fuerte deseo de ascenso social. Las universidades reflejan estos deseos y los
cambios que se están produciendo en la sociedad argentina de la época. Los estudiantes
reformistas, a través del Manifiesto, expresan las aspiraciones de estos sectores sociales que
buscan ser reconocidos plenamente en la sociedad.

Es interesante destacar que, aunque los estudiantes cuestionan la autoridad en la


universidad, no se oponen a la autoridad republicana a nivel nacional. Además, cuentan con
el respaldo del presidente Hipólito Yrigoyen, quien, durante su candidatura en 1916, recibió
un fuerte apoyo de los sectores medios. Esto sugiere que el estudiantado no se opone al
orden social existente en ese momento.

En cuanto al término "revolución", utilizado en el Manifiesto, se le asigna un significado


que difiere del que adquirirá en años posteriores con la Revolución Soviética y las
corrientes ligadas a las izquierdas europeas. En el documento, la palabra "revolución"
adopta el sentido que le dio Condorcet y que posteriormente retomaría H. Arendt: un
proceso de cambio cuyo objetivo es la liberación y la libertad, surgido de los conflictos
internos del sistema y basado en la acción de una comunidad utópica en busca del mayor
grado de libertad y felicidad para el hombre y su comunidad de vida.

En cuanto a la concepción de la educación, desde un punto de vista político, aunque la


mayoría de los estudiantes reclaman la reforma, algunos enfatizan la necesidad de
liberación, mientras que otros se centran en dar un nuevo sentido académico a los planos de
estudio. La Reforma aboga por una educación científica, sinónimo de positivismo, pero la
introducción de esta visión se ve obstaculizada por el conservadurismo académico de la
época. A pesar de la presencia del positivismo en Argentina desde antes de la Reforma, los
estudiantes descubren que tiene sus límites en cuanto a la neutralidad valorativa de la
ciencia.
La Reforma aborda la cuestión educativa desde una perspectiva más amplia, proclamando
la "democracia universitaria" y abogando por la libertad de asistencia y docencia. Se opone
a la "pedagogía del adoctrinamiento" y busca establecer una moralidad de la educación,
recordando a las concepciones roussonianas. La influencia de la Reforma tiene
consecuencias inmediatas y menos controvertidas en el ámbito pedagógico, poniendo fin al
monopolio de la Iglesia sobre la elección de profesores y materias, y dando inicio a una
etapa nueva y diferente en la universidad argentina.

Juventud y Sociedad

El Manifiesto de Córdoba presenta a la juventud con un fuerte sentido romántico,


describiéndola como viva siempre en trance de heroísmo, desinteresada y pura. Le otorga
una proyección social y política al destacar su papel en la regeneración de una sociedad
arcaica e introducción de valores de justicia y libertad. Los estudiantes reformistas, vistos
desde una perspectiva sociológica de construcción social, pueden ser definidos como un
movimiento social, una agencia de significación colectiva capaz de difundir nuevas ideas y
producir marcos de referencia desde los cuales interpretan y se movilizan para defender
esas ideas.

Este movimiento social encabezado por los jóvenes reformistas busca encarnar virtud y
moralidad, expresando la misión de la universidad como regeneradora de la sociedad. La
influencia de pensadores como José Enrique Rodó y José Ingenieros es evidente en el
Manifiesto. La juventud idealizada que surge del Manifiesto parece ser una realización
concreta de la juventud abstracta e idealizada retratada por Rodó en su obra "Ariel" (1900).
El libro podría haber sido interpretado como un modelo a seguir por los reformistas.

El Manifiesto refleja todos los temas presentes en "Ariel", desde la redacción hasta el tono,
con constantes referencias a lo sagrado y la moralidad. La conexión entre los ideales del
Manifiesto y las teorías de las generaciones también se sugiere, siendo un grupo que lleva a
la concreción la teoría de las generaciones, estudiada en Europa desde finales del siglo
XIX.

El enfoque del Manifiesto en grandes ideales, su vaguedad ideológica y su tono romántico,


paradójicamente, le otorgan una dimensión americana y universal. Esta imprecisión le
permite trascender las fronteras y convertirse en una referencia adaptable a diversas
realidades sociales y nacionales.

Un modo de conclusión

El Manifiesto, con su adjetivo "Liminar", es uno de los puntos de inicio de la reforma


universitaria. A lo largo del siglo desde su publicación, se ha convertido en un documento
inspirador y heterodoxo desde una perspectiva ideológico-doctrinaria, pero con un
contenido anticlerical y laicista claro. Su legado se manifiesta en los logros actuales de las
universidades nacionales argentinas, como la autonomía del poder político, la
representación de tres claustros en el gobierno, la provisión de cargos docentes mediante
concursos públicos, la libertad de cátedra y la asignación de presupuesto por parte del
Estado. Los hombres que firmaron el Manifiesto sentaron las bases para estos logros que
beneficiarán a las actuales universidades públicas nacionales.

También podría gustarte