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de Jesús
En esta ocasión el tema de la Constitución fue elegido como preludio de la celebración del primer
centenario de su creación, la cual tendrá lugar en febrero del año entrante. Durante cinco días
consecutivos se presentaron conferencistas nacionales e internacionales, quienes realizaron un
abordaje analítico, desde diversos enfoques, a la Constitución mexicana y las experiencias de otros
países. El evento fue organizado por el Departamento de Filosofía y Humanidades, el Departamento
de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos y el Departamento de Formación Humana.
El primer día del encuentro la cita de la inauguración estaba programada para las 9:00 am. En el
auditorio del edificio d del ITESO. Los estudiantes de filosofía estábamos convocados a asistir toda la
semana en lugar de las clases regulares que cursamos, es decir se sustituían las clases por la asistencia
obligatoria al evento. A la entrada del auditorio estaban a la espera algunos estudiantes de filosofía,
quienes conversaban sobre eventos de años recientes. Para nosotros, los estudiantes de primer año el
ambiente era expectante y novedoso, para los estudiantes mayores era un evento más de la carrera.
Al entrar al auditorio, pocos minutos antes de comenzar, había pocas butacas ocupadas y se podían
observar algunos de los conferenciantes conversando con académicos o personas de edad avanzada.
Todos ellos vestían de manera elegante y apropiada, la seriedad del recinto hacía notar que el evento
guardaba formas propias de un encuentro académico de talla internacional.
La Dra. Jiménez una mujer de alta y refinada cultura, conocedora de múltiples detalles del pasado
mexicano y sumamente apasionada por la historia comenzó la conferencia diciendo una frase que
sería repetida en diversas ocasiones: “Primero vivir y luego hacer historia”. Haciendo alusión al modo
en que funciona la historia, y, sobre todo, a la manera en que se fue configurando nuestra
Constitución mexicana. Ella dijo que los años de 1821-1825 fueron años fundacionales para el país,
como un niño queda marcado por sus primero años de vida, nuestro país ha sido marcado por los
sucesos de esos primeros años. Afirmaba que la palabra nación viene del acto de nacer, es decir era el
momento para México de nacer.
Comentó que era una época (principios del siglo XIX) donde había una fiebre de constitucionalismo
que corría por todo el Atlántico, un ejemplo de ello era la Constitución de las 13 colonias anglosajonas
de 1808, y montados en esa inercia, México buscaba la independencia y navegaba hacia la
conformación de un pacto social. No obstante, la idea central de la doctora Codinach giró en torno a
la relación siempre conflictiva entre el Estado y la Iglesia, dicho conflicto, que recuperaba ideas de la
revolución francesa, está presente en la conformación de la Constitución. México un pueblo
sumamente religioso, se enfrentaba a las ideas de los liberales quienes buscaban adelgazar el poder
que tenía la Iglesia Católica desde su llegada junto a los españoles. Conflicto que actualmente no
termina por resolverse.
Habló también sobre distintos personajes en momentos históricos diversos como Valentín Gómez
Farías o José María Luis Mora o Miguel Lerdo de Tejada. Abundó en el pasado religioso de Benito
Juárez, quien era una persona anticlerical, no antirreligiosa, comentó la Dra. Codinach. Un dato
curioso de los constituyentes de 1857 es que eligieran la capilla de San Pedro y San Pablo, antiguo
colegio jesuita, como recinto para la discusión de la nueva Constitución. La Dra. Codinach mantuvo un
tono siempre afable y apasionado de su conferencia, generando un interés continuo en la audiencia,
al final le faltó tiempo para dar más contexto y acercarse más al contexto de la emergencia de la
Constitución de 1917.
Al final, durante la sesión de preguntas por parte del público, uno de los estudiantes le cuestionaba si
realmente la Constitución mexicana respondía a un pacto social donde se vieran representados los
intereses de las mayorías porque en ocasiones parecía que ese documento, más bien, ayudaba a
mantener el status quo de algunos privilegiados. La Dra. Codinach reaccionó de forma muy efusiva,
afirmando que justo, esa era una pregunta que ponía el “dedo en la llaga”. Parecía que el tema de la
representatividad y la desigualdad le generaba a la conferencista escozor y molestia por la situación
del México actual.
Compartía con el auditorio algunas experiencias personales, ella impartía clases de maestría y
doctorado a integrantes del ejército mexicano y los inquiría sobre sus funciones en la guerrilla con el
ejército zapatista. Los militares se reían y le decían que “habían sido mandar a matar a Chiapas”. Ella
en tono de regaño y enojo los instaba a que recapacitaran sobre la situación de los indígenas. No es
posible que esto suceda en el país, afirmaba enérgicamente. Realmente se le veía conmovida por el
contexto nacional y el clima en el auditorio era de inconformidad ante la situación y al mismo tiempo,
de un deseo por seguir conociendo a profundidad la historia mexicana que nos había compartido la
expositora.
Para cerrar el día el Dr. Alfaro sintetizó de forma muy consistente el diálogo que había tenido lugar en
el aula. Al final aseveró que era importante mantener una conexión entre las bases y la cúspide (o las
élites), quienes tenían conexión con los procesos del mundo, si esa conexión se perdía (como lo ha
sucedido en diversos momentos de la historia mexicana) el rumbo del país seguirá respondiendo a los
intereses de unos pocos y la ley quedará como letra muerta sin responder a las necesidades e
intereses reales de las mayorías.