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Cómo hacer un Jabón casero con Aceite usado de Alta

calidad.
La fabricación de este tipo de jabón no sólo es bueno desde el punto de vista
medioambiental sino que también es ideal para la piel, la ropa y para nuestros bolsillos al
ser muy económico.

El método a utilizar es en frío y se puede utilizar cualquier aceite de cocina que se haya usado
previamente (colándolo).

Consejos:

 Es recomendable trabajar en un lugar bien ventilado.

 Usar gafas y guantes protectores, pues la soda caústica es muy corrosiva y no debe
entrar en contacto con tu piel.

 No utilizar recipientes de metal (aluminio, hierro, etc) sólo acero inoxidable y


revuelve la mezcla con ayuda de un palo de madera o de plástico. Tener a mano un
termómetro de precisión pues a la hora de mezclar el aceite con la mezcla del agua
y la sosa caústica deben estar a la misma temperatura.¡¡Mucho cuidado!!
El método que voy a describir es el “Proceso de Saponificación en frío”, con el que se logra
un jabón de mayor calidad.

Buscaremos un lugar tranqui, lejos de niños y mascotas.

Utensilios para elaborar jabón casero:


 Delantal o bata de mangas largas.
 Gafas de protección para los ojos.
 Batidora de mano.
 Balanza de cocina de precisión.
 Guantes de latex o vinilo.
 Cacerolas de cocina de acero inoxidable( NUNCA de aluminio, hierro, zinc u otro
metal)
 Jarra de cristal o plástico resistente al calor.
 Termómetro de alcohol ( no usar de mercurio).
 Moldes de plásticos o madera.
 Utensilios de plástico o madera para agitar la mezcla.
 Un estante aislado de altas temperaturas para curar el jabón.

Ingredientes:
 1 kilo de Aceites usados y colados.

 345 gramos de Agua Destilada (sí he dicho gramos ;))

 135 gramos de Sosa caústica

Si queres cambiar las medidas recomiendo que uses la calculadora de saponificación de


mendrulandia.

Si queres hacer un jabón de uso cosmético te recomiendo la siguiente receta: Cómo hacer
jabón casero con aceite de coco
Preparación:
1. Se diluye la soda cáustica en el agua OJO!! nunca a la inversa pues la reacción
química que se produce puede provocar importantes quemaduras en la piel,
agregándola lentamente y con mucho cuidado (ya que puede producir vapores muy
tóxicos).
2. A continuación se producirá una reacción química que liberará calor hasta llegar
hasta los 80º.¡¡ Mucho cuidado y esperar a que enfríe!! . A este preparado se lo conoce
como lejía caustica.
3. Vierte lentamente la lejía cáustica sobre el aceite, siempre y cuando estén
aproximadamente a la misma temperatura, que no haya más de 5 grados de diferencia
(se puede calentar el aceite hasta que llegue a 40º temperatura ideal para la mezcla),
removiendo en forma constante y en el mismo sentido, para evitar que se corte el
jabón (se puede utilizar la batidora para que la mezcla se haga más rápida pero con
mucho cuidado de que no salpique).
4. Cuando lleguemos al punto de la traza (cuando tenga una espesura similar al de la
mahonesa) si se desea, se puede aromatizar y colorear, agregando los colorantes
naturales y los aceites esenciales, siempre y cuando la mezcla baje a la temperatura
de 40ºC.
5. Por último se vuelca en los moldes (silicona, plástico o madera), se debe tapar con un film
de cocina y cubrir con un paño para que el calor se mantenga.

6. Esta mezcla se deja reposar durante un día o dos y se desmolda.

Es importante dejar endurecer durante aproximadamente un mes o mes y medio para


que se culmine el proceso de saponificación. Después ya se puede utilizar.

Colorantes naturales para los jabones


Una forma barata y totalmente natural de colorear los jabones artesanales, es usando especias
o infusiones de plantas, que nos permitirán obtener bonitos colores.

Las especias se pueden se pueden usar directamente en polvo, mientras que en el caso de las
plantas, es necesario realizar una infusión bien concentrada previamente, para obtener los
colorantes que deseamos.

Para realizar dichas infusiones, se colocan 3 partes de plantas por 1 de agua (por ejemplo: 3
tazas de hierbas frescas y una taza de agua) en un recipiente al fuego, tapado y que se lleva a
ebullición. Cuando empiece a hervir, se reduce el fuego al mínimo de modo que siga cociendo
lentamente, hasta que el líquido se haya reducido más o menos a la mitad, y las plantas hayan
soltado su color, se deja enfriar, se cuela y se guarda en un tarro de vidrio. Añadir un poco de
alcohol y unas gotitas de algún conservante natural (por ejemplo Vitamina E, Aceite de
girasol, etc…) y guardar en lugar seco y preferentemente oscuro (dentro de un armario es
perfecto). De todos modos, es recomendable no realizar mucha cantidad de una sola vez (no
más de 50 o 100 ml), para que pueda conservarse sin problema alguno.
Haciendo jabón con aceite usado de cocina
Sabemos que un litro de aceite contamina cerca de un millón de litros de agua (lo que
consume una persona durante 14 años). Este residuo tóxico y de difícil eliminación puede ser
reciclado para elaboración de jabones de muy buena calidad.

Si no has encontrado un buen destino para el aceite usado de cocina que desechas, guárdalo,
que nosotros alguien seguro te lo recibirá!

Y si quieres saber cómo hacer Jabón a partir de Aceite usado de Cocina...


Jabón a partir de Aceite usado de Cocina

El jabón ya era utilizado desde el año 2.800 a.C.


De esta época datan unos cilindros de arcilla que fueron encontrados durante una excavación
arqueológica en Babilonia. En estos cilindros se describía el proceso de hervir las grasas con
ceniza, método ancestral para la fabricación de jabón.

El jabón es básicamente una sal obtenida de las grasas que resulta soluble en el agua. Desde el
punto de vista químico, la saponificación (formación de jabones) es la reacción obtenida entre
una solución alcalina (hidróxido de Sodio) y un ácido. Los ácidos serían las grasas animales y
vegetales (sebo y aceites).

Tanto los jabones de baño como los detergentes parten de la misma base, la diferencia está en
que los jabones se elaboran a partir de sustancias naturales tales como grasas animales y
vegetales, mientras que los detergentes se elaboran a partir de materias primas sintéticas. Es
por esto que son preferibles los jabones a los detergentes, ya que éstos últimos son los
causantes de gran parte de la contaminación de las aguas de nuestros ríos y demás fuentes de
agua pura. Sin embargo, algunos fabricantes industriales de jabones también utilizan
químicos, por lo que se hace necesario que aprendamos a elaborarlos nosotros mismos a partir
de materiales reciclables y no contaminantes. Además, con esto estaremos contribuyendo a
generar un ahorro, ya que los productos de aseo personal y de la casa suelen ser de los más
caros de la canasta familiar.
Los métodos clásicos para hacer jabón en casa son dos: Al calor y al frío. El primero, el más
sencillo y adaptado para los que sean principiantes, permite aprovechar el calor emitido por la
reacción química del material alcalino. En otros casos la mezcla recibe una fuente externa de
calor (caldera, horno) para acelerar la reacción química. El jabón obtenido con el método al
frío necesita de un tiempo de “maduración” de aproximadamente cuatro semanas para
completar el proceso de la transformación y absorber el líquido. El jabón obtenido con el
método al calor queda listo en un tiempo más breve, pero tiene una consistencia mucho más
rústica e irregular que la del jabón al frío.

Fabricación del Jabón Casero al Frío

Este proceso que aprenderemos tiene como base aceite de cocina usado. Es fácil de reciclar el
aceite que utilizamos en nuestra cocina para fabricar un excelente jabón para uso doméstico.
Recordemos que el aceite que sobra en el hogar y se tira por el lavaplatos termina en nuestros
ríos y una vez allí forma una película que no permite la oxigenación y que mata a los peces y
a las plantas acuáticas. Un litro de aceite contamina 50.000 litros de agua.

Materiales

1. 2.5 litros de aceite comestible usado de cualquier clase: Soya, palma, girasol, semillas,
oliva, coco, palma, mil pesos, etc. Este aceite tenemos que pasarlo por un colador muy fino
para quitarle las impurezas.

2. Una caneca grande de 20 a 25 litros, para evitar salpicaduras

3. Un bastón o palo de madera para revolver la mezcla (no puede ser de metal).

4. Moldes de plástico

5. Soda caústica o lejía

6. Sal común

7. Hierbas aromáticas o esencias de plantas

8. Agua
Antes de comenzar a hacer el jabón en casa, leamos cuidadosamente las siguientes
recomendaciones de seguridad:

La soda caustica es un producto que es fácil de conseguir en el mercado, también conocido en


Colombia como “diablo rojo”, usado tradicionalmente para destapar cañerías. La soda
caústica es hidróxido de sodio (NaOH) y es un material reactivo inestable que se combina
velozmente con los líquidos absorbiendo también la humedad del aire. Es altamente corrosivo
e irritante si entra en contacto con la piel y las mucosas. Sin embargo, a partir de reacciones
químicas, este elemento pierde sus propiedades corrosivas cuando entra en contacto con el
agua y el aceite, produciendo el fenómeno de saponificación. De cualquier manera, al manejar
la soda cáustica, recomendamos seguir las siguientes instrucciones:

1. Conservémosla fuera del alcance de los niños o de animales domésticos

2. ¡Echemos la soda cáustica en el agua y NUNCA A LA INVERSA! Cualquier líquido


vertido en la soda provoca una explosión peligrosa.

3. Nunca usemos utensilios de metal en la fabricación de jabón, pues estos causan una
reacción química con la soda cáustica y echan a perder el proceso.

4. Utilicemos anteojos, guantes de caucho y una mascarilla cuando manejemos la soda


cáustica, la mezcla del agua y la soda cáustica y la mezcla con el material graso. Tengamos
los guantes puestos cuando manipulemos un jabón recién hecho y continuemos usándolos si
debemos manipular el jabón hecho con el método al frío de menos de dos semanas de
maduración.

5. Midamos la cantidad de soda cáustica en recipientes de plástico.

6. La soda cáustica vertida correctamente dentro del líquido hace que éste aumente su
temperatura por encima de los 80°C. Usemos por lo tanto envases resistentes al calor y
prestemos mucha atención.

7. No usemos las herramientas con que hacemos el jabón para otros quehaceres. Cuando
preparemos el jabón no dejemos que los niños o los animales curiosos tomen contacto con la
mezcla.
8. En caso de un contacto accidental de la soda cáustica con la piel, lavémonos con abundante
agua fría. Recordemos tener siempre a mano vinagre, pues éste es un neutralizante natural de
los productos cáusticos. En caso de contacto con los ojos debemos lavarnos con abundante
agua fría y consultar a un médico.

Pongamos a nuestros familiares o amigos en conocimiento de estas reglas.

Igualmente, es interesante contar con alternativas a la soda cáustica en la elaboración de


jabones. Estas alternativas también pueden ayudarnos en la búsqueda de la autonomía y la
autosuficiencia, ya que ésta es un producto que sólo conseguimos en tiendas y supermercados.
Para esto nos preguntamos ¿cómo hacían el jabón nuestros antepasados? En esas épocas, la
Lejía era el reemplazo de la soda cáustica.

La Lejía es el material blanco, de textura muy fina, que queda sobre las cenizas de los fogones
de leña. Un método muy sencillo de obtener la lejía es llenar un tonel con cenizas de cualquier
madera. Este tonel debe tener varios agujeros en el fondo y una capa de paja sobre la cual
depositaremos la ceniza. Echamos un baldado de agua fría sobre la ceniza y luego, cada tres o
cuatro horas, se agrega otro baldado de agua durante el primer, tercer, quinto y séptimo día.
La pasta que queda acumulada en el recipiente bajo el tonel es la lejía.

Elaborando el Jabón

Luego de tener en cuenta todas las condiciones de seguridad, empezaremos a desarrollar los
siguientes pasos.

1. Reciclamos, colamos y guardamos el aceite usado hasta juntar 2.5 litros.

2. Llenamos una caneca con 2.5 litros de agua. Para fabricar jabones de colores podemos
añadir al agua colorantes naturales. Si queremos hacer jabón con esencias, hay que añadir
hierbas aromáticas u otros tipos de aromas naturales al agua. Además de darle un aroma
agradable al jabón, estas plantas lo enriquecen con sus propiedades medicinales: ruda contra
los piojos, avena para las alergias y pieles delicadas (bebés), penca sábila para pieles grasosas,
etc.
3. En un ambiente ventilado y con la ayuda de un bastón o palo, diluimos en el agua medio kg
(una libra) de soda cáustica y un puñado de sal. No olvidemos que por seguridad debemos
añadir la soda al agua y no al revés. Se producirá entonces una reacción química exotérmica
que requiere un par de horas hasta que se enfríe.

4. Vertemos lentamente el aceite sobre la mezcla líquida que hemos hecho revolviendo en
forma permanente. Debemos revolver siempre para el mismo lado, porque de lo contrario se
puede “cortar” el jabón.

5. La mezcla estará lista cuando se espese, es decir, cuando al sacar el palo o bastón con que
revolvemos, éste quede sin residuos de pasta adheridos, más o menos con la consistencia de la
mayonesa. Para que este proceso se haga rápidamente es muy importante dejar enfriar la
mezcla del material alcalino (soda cáustica o lejía) y el agua, pues si mezclamos el aceite
mientras esta mezcla está aún caliente, tendremos que revolver por unas tres horas. Una vez
alcancemos la consistencia adecuada, echamos la mezcla en los moldes y la dejamos
endurecer durante dos o tres días. Para que resulte más cómodo despegar los moldes,
recomendamos enharinar o cubrir con aceite. Si tenemos ansiedad por ver cómo salen los
jabones, podemos acelerar el proceso colocando algunos de los moldes en el congelador. Un
método alternativo a los moldes es verter la mezcla en una bandeja grande, luego se la deja
reposar y antes de que se quede totalmente dura –al otro día– la cortamos en pastillas.

6. Una vez retiradas las barras de jabón de los moldes, más o menos dos o tres días después
del proceso, las colocamos en un lugar fresco y fuera del alcance de los niños y las dejamos
madurar durante cuatro semanas para que haya una adecuada absorción y transformación de
los ingredientes y este no resulta irritable para la piel.

7. Después de las cuatro semanas de maduración el jabón estará listo para ser utilizado en el
hogar. Es recomendable empacarlo en algún material para que conserve su capacidad de
limpiar. Tradicionalmente se ha usado la hoja de plátano o bijao para este propósito, aunque
las bolsas plásticas también cumplen este objetivo.

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