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Misiones jesuíticas guaraníes

Ruinas jesuíticas de San Ignacio Miní.


Las misiones jesuíticas guaraníes y reducciones jesuíticas guaraníes fueron un conjunto de treinta
pueblos misioneros fundados a partir del siglo xvii en la llamada Provincia Paraguaria1
(jurisdicción situada en Virreinato del Perú y que abarcaba regiones de los actuales Paraguay,
Argentina, Uruguay y partes de Bolivia, Brasil y Chile)2 por la orden religiosa católica de la
Compañía de Jesús entre los aborígenes guaraníes y pueblos afines, con el objetivo de evangelizar a
dichos pueblos. Su nombre se extiende a sus estancias, con sus puestos postas, que hicieron posible
las primeras producciones ganaderas y el desarrollo de su comercio de carne, yerba mate, cuero y en
lana.

De sus treinta pueblos misioneros y sus estancias, quince se ubicaron en las actuales Misiones y
Corrientes (Argentina), ocho en el Paraguay y las siete restantes en las denominadas Misiones
Orientales, situadas al suroeste del Brasil. El río Queguay, fue la marca de su frontera sur, donde
aún quedan vestigios de la Gran estancia de Yapeyú. Más al sur y al oeste solo había estacias
jesuíticas, pero no misiones (reducciones).

Orígenes
En 1603, el vigésimo séptimo gobernador de Nueva Andalucía del Río de la Plata Hernandarias
modificó la legislación sobre el trabajo forzado de los aborígenes, promoviendo la supresión de las
mitas y encomiendas, por las cuales los españoles gozaban de los frutos del trabajo de los nativos
que además eran adoctrinados como cristianos (condición con la que generalmente no se cumplía).
Obtuvo la aprobación de esta reforma por parte del rey Felipe III, y en 1608 se dispuso la creación
de las reducciones jesuíticas y franciscanas en la región del Guayrá (actual estado de Paraná,
Brasil), por entonces bajo control militar español.

Las misiones o reducciones que los jesuitas crecieron con los años entre los guaraníes, guaicurúes y
pueblos afines y llegaron a ubicarse en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual
Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil
actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay contemporáneos), fueron
establecidas en el siglo xvii dentro de territorios pertenecientes al imperio español en la
Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su
división en 1617: la Gobernación del Paraguay y la Gobernación del Río de la Plata, todas
dependientes del inmenso Virreinato del Perú y fundadas con el fin de evangelizar a los indios.

Ubicación geográfica

Localización de las misiones jesuíticas guaraníes en los actuales territorios de Argentina, Paraguay
y Brasil.
Las treinta misiones jesuitas guaraníes y sus estancias, se localizaron en la geografía de los actuales
territorios de las repúblicas de Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay, en derredor de dos de los más
importantes ríos que conforman la cuenca del Plata, el río Paraná y el río Uruguay, en la selva
tropical de la mata atlántica.
La primera misión jesuítica guaraní se fundó en 1609, en el actual territorio de lo que actualmente
es Paraguay, bajo el nombre de San Ignacio Guazú.

En la gran provincia misionera, el territorio de la actual provincia de Misiones, fue el que mayor
concentración de reducciones tuvo ya que los jesuitas fundaron doce misiones entre los ríos Paraná
y Uruguay en el área donde se produce el mayor acercamiento entre ambos cursos fluviales.
El rey sucesor, Carlos III, imitando las políticas seguidas en el Reino de Portugal (1759) y en el
Reino de Francia (1762), a través de la Pragmática Sanción de 1767, emitida el 27 de febrero de ese
año, ordenó la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de la corona de España, incluyendo
los de América y los demás ultramarinos, cifra que alcanzó a más de 6000 religiosos. El ataque de la
monarquía a esta orden religiosa también alcanzó sus bienes temporales toda vez que ya que la
pragmática también decretó la incautación del patrimonio de la Compañía de Jesús.24

SINCRETISMO CULTURAL
Para una convivencia pacifica entre misioneros e indios guaraníes, es que se debió llegar a una
acuerdo de respeto entre culturas,los misioneros notaron la imposibilidad de efectuar un cambio
demasiado brusco sobre las costumbres locales, por ello, los jesuitas creyeron oportuno aceptar
algunas formas de vida locales, conservando las características principales de los indios: 1.
Gobierno Civil y Eclesiástico: los curas eran los administradores de los bienes de los indios y
atendían todo lo concerniente a lo espiritual, temporal, económico, cultural, social y militar. El
Cabildo era la autoridad máxima en cada reducción y estaba compuesto por los caciques. Los curas
mantuvieron la institución tradicional guaraní del cacicazgo. 2. Hacer participe a los indígenas de
las construcciones de las reducciones y permitirles el traspaso de cultura a través de su trabajo, es
decir al ser mano de obra en la construcción, se le permitió labrar en la piedra de las fachadas
elementos distintos de su cultura como la flora y fauna del lugar. 3. Se dispuso un ordenamiento
urbano en donde las manzanas corresponden a un rectángulo que posee dentro de ella 5 viviendas,
entonces aquí se cuido la intención de orden urbano por los españoles y conservar las características
principales de las habitaciones primitivas
Un poco de historia
Las luchas territoriales entre portugueses y españoles, y debido a que ninguno acataba el Tratado de
Tordesillas1, llevó al rey de España, Felipe II a enviar a los Jesuitas al Nuevo Mundo. Por el año
1585 la misión era defender las fronteras españolas de los ataques de los bandeirantes2, así como
cristianizar a los “nativos” en las costumbres españolas, evitando a su vez que fueran capturados
como esclavos. Aparte de la conquista espiritual, España confiaba en pacificar las zonas que poseían
recursos naturales extraíbles, tales como hierro, estaño, cobre, sal, plata, oro, maderas duras,
alquitrán y otro recursos, que podían ser explotados por los inversores3.

Arquitectónicamente, las estructuras se prestaban a una variedad de funciones para las que servirían
una misión completa. El complejo de la misión funcionaba como centro religioso así como centro
de formación profesional. También era un centro económico para el comercio, la producción de
cultivos y la práctica de la ganadería. Era asimismo un centro defensivo con pesadas puertas y
ventanas con postigos en altos muros4.

A su llegada en 1632, los jesuitas fundaron sus misiones más al norte, en el actual estado brasileño
de Paraná, pero luego de varios ataques de los bandeirantes, se trasladaron hacia el sur, siguiendo
los ríos Paraná y Uruguay hasta el área que comprendía el actual estado argentino de Misiones y sus
alrededores. Allí se construyeron 30 reducciones: 15 en Argentina, 8 en Paraguay, 7 en Brasil5.

Todas las misiones jesuíticas tenían la misma planta, marcada por las Leyes de Indias. Se construía
una gran plaza rectangular y uno de sus lados era para uso de la iglesia: allí se construía el templo,
el camposanto, el claustro, la casa de los padres y los talleres. En los otros tres lados de la plaza se
encontraban las construcciones laicas, es decir, las viviendas de los guaraníes. En cada reducción se
agrupaban varias comunidades guaraníes llegando a unos 4000 a 5000 habitantes. Si la población
superaba esa cifra, se fundaba una nueva misión6.

Preocupado por el poder que estaban obteniendo los jesuitas, Carlos III, junto al Papa Clemente
XIV promovió su expulsión del Reino de España y posteriormente su disolución en 1768. Se
enviaron entonces directores alejados de la Iglesia para continuar con el trabajo. Los guaraníes no
vieron el cambio con buenos ojos y muchos volvieron a la selva7.

La expulsión de los jesuitas provocó el abandono de las misiones. Las guerras fronterizas en 1818
casi acabaron con ellas. Hoy día, ocho de ellas ingresaron en el Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco.

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