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n t r o s

En c u e o
t o T i p
d e l 4

Número 14
El Nahual
Número 12 Errante
El Nahual Errante
EL ARTE DE LA TRANSFORMACIÓN Y EL MIEDO

Título: El Nahual Errante #14 Encuentros del 4to tipo


Fecha de publicación: 20/11/2023
Maquetación y diseño editorial: Belem Leal
Consejo Editorial: Leonora Montejano, Miguel Diaz, Arely Fuentes
Portada: IA
Playlist: Arely Fuentes
Contacto: elnahualerrante@gmail.com
Página: https://elnahualerrante.com
El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o
productoras/distribuidoras.

EL NAHUAL ERRANTE
Contenido
Carta Editorial
4to Contacto 4

Omeyolloa
Ellos ya vinieron 6

Tlatlapana
EL CUARTO CONTACTO 8

Icnocuicatl (Canto Triste)


Alienigena, andrógino y Rocksatar 10

El Nahual y YŪ rei ナワアルと幽霊


Gantz12
El anime que todos deberíamos olvidar

Anecdotario
DE LUCES CELESTES Y VACAS FLOTANTES  14
¿Sueño o pesadilla? 16

Sasanili o El Arte de Narrar


El Descendiente 18
Plot Twist 21
Todo Bajo Control 24
El Singular Caso de Lolo Gómez
y los Venucinos Intermitentes 26
Mirada de gato 28
Carrusel30
Obsceno diario de una muerte anunciada 33
Criminales37

Los Nahuales
Carta Editorial

4to Contacto
Para este número no tengo mucho qué decir. Sólo me sorprende lo mucho que nos
fascina los seres de otro planeta. Es curioso que, desde mi infancia hasta hoy, sólo
hemos avanzado de videos de mala calidad a videos de supuesta alta calidad. Deja
mucho que pensar los archivos liberados por el Gobierno de Estados Unidos, así
como el penoso caso de Jaime Maussan en la Cámara de Diputados. Me cuesta creer
todo al respecto del fenómeno OVNI, pero que eso no se interprete como total escep-
ticismo y claro que me genera algún escalofrío pensar en una invasión o ser secues-
trado por estos seres. Al final no creo ser una muestra fiable para la raza humana,
pero eso no quita que películas como "El 4to contacto", "Señales" o "La guerra de
los mundos" no me genere cierta incertidumbre. En fin, disfruten los textos de este
número que nos presentan nuestros colaboradores llenos de teorías conspiranóicas
que “sin querer” sean más ciertas de lo que pensamos.

Escoria Medina

4 | EL NAHUAL ERRANTE
|5
Omeyolloa

Ellos ya vinieron
Miguel Díaz Barriga

a A lo largo de la historia
humana la fascinación
por la vida más allá de la tierra se ha pre-
ciones, señales en campos de trigo; hay
tanto en torno a la vida extraterrestre
que pareciera que existe un miedo a estar
sentado en el arte, la ciencia y el folclor solos como especie, un miedo construido
de las civilizaciones. Desde la idea del por nosotros mismos
cielo y el infierno, hasta el tema de aliení- En algún punto, la humanidad consi-
genas. La pregunta “¿Qué pasaría si fué- deró que como nosotros no había dos.
ramos visitados por aliens?” ha creado La única especie pensante, con comuni-
debates interminables. ¿Sería invasión cación compleja, con capacidad de crear,
o vendrían en paz, en exploración o en y eso abrió la puerta a la soledad y con
exterminio? ¿Serían buenos o malos? ella a la responsabilidad. Depende solo
Hay personas conspiranoicas que afir- de nosotros nuestro crecimiento, nuestra
man que ya ha sucedido pero el gobierno evolución y nuestro legado, no se lo pode-
lo oculta, otros creen firmemente que no mos aprender a nadie, no hay a quien
existen, o que simplemente no nos hemos copiar. Solos. Y no hay mayor temor en la
podido comunicar con ellos; hay avis- psique humana que a la responsabilidad
tamientos de naves espaciales, abduc- de uno mismo. Por ello la fantasía es que

6 | EL NAHUAL ERRANTE
llega un marciano con tecnología que nos la humanidad en inteligencia es el chim-
ayude a sanar, o un reptiliano con tecno- pancé, la diferencia del ADN es del 2%,
logía avanzada en transporte, un hom- y mientras ellos apilan cajas para alcan-
brecito gris con armas superiores. zar una banana, nosotros construimos el
Pareciera que en el colectivo social hay telescopio Hubble ¿Te imaginas que tan
un acuerdo general para entender que avanzada estaría una raza con otro 2%
sólo siendo invadidos por una raza peli- por en sima de nosotros? Cierra diciendo
grosa estaremos de acuerdo en generar que la posibilidad de que estemos siendo
la paz entre nosotros para defendernos, manipulados por ellos para algún venefi-
es decir, la responsabilidad de detener cio desconocido es real, tanto como la de
la guerra no es nuestra. Parece que debe que usemos a los chimpancés en los zoo-
venir un alien a decirnos cómo curarnos lógicos como entretenimiento.
del cáncer y otras enfermedades en lugar Seguramente ya han pasado a la Tie-
de tomar la responsabilidad de dejar rra, miraron hacia abajo y llegaron a la
de consumir y crear elementos que nos conclusión “No hay vida inteligente en
enfermen. La idea de ovnis abduciendo este planeta” y siguieron su camino. Es
y experimentando cruelmente con hom- esta idea la que no soporta la sociedad
bres y mujeres pareciera crear la idea de narcisista en la que vivimos, la idea de
que hay seres más malvados, más peli- que nos miren fijamente, nos analicen y
groso o desapegados que nuestra raza comprueben que no hay nada de valor en
¡Que bueno! Ya no somos la peor especie. nosotros.
Al final, no hay una prueba contundente
de su existencia, y eso genera frustración
y malestar, pues de esta manera segui-
remos siendo responsables de nosotros
mismos, no hay opción. Pero aquí viene
otra de las verdades dolorosas para la
humanidad: si llegara alguna vida extra-
terrestre a la tierra, sería superior a noso-
tros (el hecho de llegar a otro planeta con
inteligencia es muestra de su superiori-
dad), y eso duele en el ego.
Resulta que la discusión interna entre
quiero conocerlos y prefiero que no exis-
tan es un duelo narcisista en la pequeña
mente del ser humano. Tan pequeños
somos que, con nuestros cohetes, misiles,
nuestro WiFi, no somos capaces de llegar
a otro planeta y queremos un encuentro
cercano de cuarto tipo, ¿Pueden enten-
derlo?
El astrofísico y divulgador científico,
Neil deGrasse Tyson, tiene una de las res-
puestas más espectaculares a la incógnita
del por qué no han llegado a la tierra. El
desarrolla que la especie más cercana a

OMEYOLLOA | 7
Tlatlapana

EL CUARTO CONTACTO
Jorge Luis Lozoya

l Los ufólogos seña-


lan que existen cuatro
tipos de encuentros con extraterrestres
sanmi, es un gran ejemplo de este último
tipo de encuentros, la abducción.
Luego de la misteriosa muerte de su
siendo estos el primero, donde sólo hay esposo, la que muestra algunas eviden-
avistamiendo de luces, puntos u obje- cias de un asesinato mientras dormía, la
tos aéreos cuya tecnología no parezca psicóloga Abigail “Abby” Tyler empieza
humana. El segundo, donde ademas del a grabar las sesiones con tres diferentes
avistamiento de Tipo 1, también hay una pacientes quienes, al igual que su esposo,
evidencia de su aterrizaje como huellas, aseguran haber visto un búho blanco que
calor o interferencias radiales y electri- los mira, cada noche, a través de sus ven-
cas. El tercer tipo donde hay un contacto tanas. Los registros le sirven para tener
con un OVNI y/o su entidad biológica información sobre las sesiones de hipno-
(o Hynek) desde lo visual hasta lo físico. tismo que tiene con dos de ellos, quienes
El cuarto tipo donde la principal y más relatan terroríficas historias sobre cria-
difundida involucra el secuestro de un turas que tratan de entrar a sus hoga-
humano por parte de extraterrestres. Y res, lo que lleva a Abby a sospechar que
"El Cuarto Contacto" (2009), película sus pacientes pueden ser víctimas de un
escrita y dirigida por Olatunde Osun- secuestro no humano. Pero para la doc-
tora los problemas empiezan cuando vin-
cula los casos con los de otros habitantes

8 | EL NAHUAL ERRANTE
de su pueblo, quienes desde la década de Otro gran punto a favor de la película
los años 60 han tenido encuentros simi- es su tercer acto que, siendo fiel a toda la
lares. forma narrativa que nos ha estado mar-
La película es un falso documental cando durante la cinta jamás se rompe
sobre abducciones extraterrestres. Lo llegando a una conclusión centrada en
que el director provoca en el espectador contar una historia sobre contactos con
es sembrar una pequeña semilla que irá extraterrestres, lo que hasta el día de hoy
germinando conforme nos acerquemos sigue siendo tema de debate en todo el
al clímax aterrador de la historia; que si mundo.
somos sinceros no es que sea aterrador Por otro lado, esto mismo podría moles-
como tal, pero si es sumamente pertur- tar a algunos espectadores ya que a pesar
bador. El ser humano por naturaleza ha de la buena tensión desarrollada con el
decidido, por voluntad propia, creer en metraje verdadero y la atmósfera de sus-
ciertas cosas irreales, según para los más penso que sea crea, nunca se llega a nada
escépticos, que rondan a nuestro alrede- concluyente.
dor; cosas como fantasmas, entidades Esta película posee una virtud muy
diabólicas o extraterrestres, han estado importante, pues según la visión y creen-
en el imaginativo colectivo por siglos y cias del espectador puede tomarse de
no es sorpresa que a muchos les encan- dos maneras distintas y contrastantes
ten este tipo de temáticas retratadas en entre sí. La primera sería creerse abso-
el cine. lutamente todo lo que el director vende
El uso de encuadres enormes hace que como verdadero (como las escenas de
los escenarios y las locaciones provoquen grabaciones “verdaderas”); la segunda
una sensación de vulnerabilidad para cul- sería dejarse llevar por una historia muy
tivar el suspenso y además los primeros engancharte, con una buena narrativa y
planos que maneja dejan a la imagina- una estructura general muy bien lograda.
ción del espectador diversos momentos En definitiva, "El Cuarto Contacto" es
que corresponden a lo más controversial una película que ofrece entretenimiento
de la trama, causando un punto a favor garantizado para el espectador que dis-
para la tensión que la historia genera. frute historias sobre ufología. Sin duda,
Desde los primeros minutos, tanto el es una producción cinematográfica muy
director como los actores, te dejan saber bien rodada, con tomas impresionantes
que lo que estás a punto de ver es una y con escenas gratamente tensionantes,
dramatización de los hechos ocurridos llevadas de la mano por la buena ejecu-
en Nome, Alaska; lugar donde han ocu- ción de sus actores. Además, el manejo
rrido ciertas desapariciones de personas, de falso documental es un gran añadido,
relacionadas con el fenómeno extrate- pues expresa de mejor forma la atmós-
rrestre. La labor del elenco logra un exce- fera que se crean entorno a los sucesos
lente trabajo, transmitiendo la tensión y extraterrestres.
seriedad que se intenta plasmar, sobre-
saliendo hasta por encima de la histo-
ria misma Milla Jovovich debido a una
fuerte convicción en sus creencias y en la
historia en todo momento.

TLATLAPANA | 9
Icnocuicatl (Canto Triste)

Alienigena, andrógino y
Rockstar
Florencia Frapp

10 | EL NAHUAL ERRANTE
d David Robert Jones,
mejor conocido como
David Bowie, fue un cantautor inglés
nes lo sigan, formar su propio séquito
como el rockstar que pretender ser, pero
éstos no lo entienden así.
el cual siempre estuvo relacionado de En la siguiente canción “Lady Star-
alguna manera con el mundo de la cien- dust” en la que habla no de la “esposa”
cia ficción, pero no únicamente por su de Ziggy sino del mismo Ziggy convir-
participación en la película de 1979 “The tiéndose en una femme fatale del modo
man who fell to Earth” (Nicolas Roeg) en que en “Star” narra cómo se convierte
en la que interpretó a un extraterrestre en una estrella del rock ‘n’ roll para ter-
llamado Thomas Jerome Newton sino minar disolviendo su banda “the spiders
también por algunas de sus canciones from Mars” en el cuarto track del lado B
tales como “Hallo Spaceboy”, “loving the del vinilo.
alien”, “space oddity”, “ashes to ashes”, El long play cierra con “Rock ‘n’ Roll
“savior machine”, “life in Mars”, y por suicide” en la que habla del inminente
supuesto el primer álbum conceptual de final del alienígena Ziggy Stardust y por
su carrera: “The rise and fall of Ziggy ende del fracaso de su misión.
Stardust and the Spiders from Mars”. Ziggy Stardust fue el primer alter ego
El quinto disco de estudio del músico de Bowie, durante la gira de presenta-
inglés, a través de 12 canciones, cuenta ción del disco salía con vestuario dise-
la historia de Ziggy Stardust un aliení- ñado especialmente para el personaje y
gena que llegó a la tierra con un mensaje para los shows tenían coreografías, todo
catastrófico y otro de esperanza. esto debido a que a Bowie le había impre-
La historia comienza con la noticia de sionado mucho el kabuki (teatro tradicio-
que al planeta Tierra, que está muriendo nal japonés). Para David fue muy difícil
debido a lo mal que se manejan los huma- separarse de este personaje que lo siguió
nos, tan sólo le quedan cinco años, lo que durante años, incluso solía describir su
genera el caos, aunque en la música ( five obra posterior al Ziggy Stardust (Alad-
years) no se escucha caos sino desola- din sane) como “Ziggy va a América” ya
ción, la cual continúa en el segundo track que la mayoría de las canciones las escri-
“soul love” pero más que desolación, bió durante su gira por Estados Unidos.
resignación, el saber que no hay más El propósito de Ziggy Stardust era lle-
por hacer, la rendición o quizá sea una var un mensaje al planeta Tierra mien-
pizca de esperanza en toda esa gente que tras se convertía en un mesías rockstar
redescubre el amor después de conocer y dentro del concepto de la grabación
su destino. Y con ese ápice de esperanza fracasó, pero Bowie sin duda logró con-
en “Moonage Daydream” viene la pre- vertirse en ese mesías con ese material
sentación formal del protagonista: «I’m discográfico ya que a partir de su quinto
an alligator, I’m a mama-papa comin’ álbum su carrera se catapultó al grado de
for you, I’m the space invader, I’ll be a tener seis discos en las listas de ventas
rock ‘n’ rollin’ bitch for you»1, la precede al mismo tiempo al año siguiente de la
“Starman” en la cual nuestro intruso publicación del mismo.
envía un mensaje de esperanza a través
de la radio a los jóvenes habitantes del
planeta, sin embargo Ziggy lo que pre-
tende con dicho mensaje es que los jóve-
1 David Bowie. (1972). Moonage daydream. En The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spi-
ders from Mars [LP]. Londres, Inglaterra.:RCA
ICNOCUICATL | 11
El Nahual y YŪrei ナワアルと幽霊

Gantz
El anime que todos deberíamos olvidar
Escoria Medina

a Aquí, desde el inicio,


tengo que aclarar que
este “resumen” será sólo del anime, ya
ahora “eso” es dueño de sus vidas por lo
que están obligados a participar quieran
o no. Les explica que la tierra está siendo
que el manga y la serie terminaron por invadida por alienígenas y ellos tendrán
contar distintos finales. Si bien, Gantz es que acabar con ellos. No pueden abando-
uno de esos animes de culto que dieron nar la misión y tampoco pueden hablar
inicio a la animación japonesa entre los con otras personas de Gantz.
hispanoparlantes, fue hasta que tuvimos En este primer equipo conoceremos a
acceso al manga que también nos dimos Kurono, (personaje principal) depravado
cuenta de la aberración que habían y de pensamientos lascivos hacia cual-
cometido al adaptar esta historia. quier mujer bonita; Kato, (segundo perso-
El anime comienza cuando el protago- naje principal) quien tiene problemas de
nista y deuteragonista mueren arrollados ira y vive solo con su hermano pequeño;
por un tren. Sí, mueren, pero después de y Kei, quien destaca por ser bonita y de
morir son teletransportados a una habi- pechos grandes (ella llega a la habitación
tación donde otras personas, que también ya que termina por suicidarse). El resto
murieron recientemente, intentan com- del equipo son sólo personajes de relleno
prender qué hacen ahí y por qué hay una que servirán para no asesinar a los tres
enorme bola negra. La esfera les muestra personajes importantes en la primera
las reglas a seguir como si se tratase de misión. Tan es así que hay un perro en el
un juego. Esta bola es a lo que se le cono- equipo. Este anime destaca por ser de los
cerá como Gantz (porque el tipo den-
tro de la bola así se llama) y les dice que
12 | EL NAHUAL ERRANTE
primeros en el género Gore, por lo que En esta última misión, el nuevo equipo
sus escenas son explícitas: habrá sangre se prepara. Kurono les explica sobre las
y desmembramientos en cada capítulo. armas, el traje y objetivos a asesinar, pero
En la primera misión tendrán que ase- para sorpresa de todos, el objetivo que
sinar a un alienígena cabeza de cebollín. muestra Gantz es el mismo Kurono. Es
Gantz les otorga armas y un traje especial así que el grupo se divide y unos intentan
que les proporciona fuerza sobrehumana. asesinar a Kurono y otros no. Durante
Inmediatamente son teletransportados esta misión, es importante resaltar que
al exterior para encontrar al objetivo sin cada uno de los participantes fueron
tener la posibilidad de ponerse los trajes espectadores del accidente de tren donde
más que Kurono y otro personaje, el cual, muere al inicio nuestro protagonista.
ya era experimentado en estas misiones. Después de varias escenas de acción, los
Rápidamente encuentran al alienígena personajes se dan cuenta que Kurono
y lo acribillan, pero para sorpresa del no es quien debe ser asesinado, sino un
equipo, habían asesinado al hijo del obje- par de sujetos, los cuales eran asesinos
tivo que, al ver a su hijo desmembrado por seriales y murieron acribillados por la
todo el pavimento, también termina por policía. Las muertes continúan hasta “la
despedazar a gran parte del equipo. En batalla final” donde Kurono termina con
esta primera misión vemos que si algún ambos asesinos. Gantz lo teletransporta
integrante sale de “la zona de juego” su a la estación del tren donde todo inició,
cabeza explota. Kato termina agoni- enfrentando a nuestro personaje con la
zando en el suelo. Kurono pelea contra muerte misma. Una luz cubre toda la
el extraterrestre y el personaje experi- escena mostrándonos después la habita-
mentado acaba con el objetivo y así son ción de la bola y como desaparece. Ahí
devueltos a la habitación de la bola negra. termina el anime dejándonos un terrible
Kato regresa regenerado ya que no murió sabor de boca y sintiendo que perdimos
como tal dentro de la misión, pero la bola el tiempo, así como este resumen.
comienza a puntuarlos otorgando puntos Al igual que otras animaciones popula-
sólo al personaje experimentado. res, esta también cuenta con Live Actions
Para la segunda misión, muere el per- que no vale la pena ver y una anima-
sonaje experimentado enfrentando a los ción en Netflix que cuenta más sobre el
alienígenas pollo. Kurono, Kato y Kei manga y que sí vale la pena. Realmente la
sobreviven, ganando puntos Kurono historia de Gantz sí es entretenida y vale
al asesinar al objetivo. Para la tercera cada segundo que uno pasa leyendo el
misión, deben asesinar a los aliens buda manga, pero, por otra parte, la segunda
y el cronómetro de la misión muestra parte del anime, no debería existir, por
que será de una hora y media. Los pro- lo que esperamos que algún día, en algún
tagonistas se mentalizan para enfren- remake compongan todo el desmán que
tar a los objetivos, pero son masacrados hicieron.
y sólo Kurono sobrevive. El anime aquí
debió acabar, donde Kurono se lamenta
la perdida de sus compañeros y amigos
de toda la serie, pero el estudio, en una
mala decisión, decidieron continuar con
una historia alterna al manga dejando
más dudas que respuestas.

El Nahual y Yurei | 13
Anecdotario

DE LUCES CELESTES Y
VACAS FLOTANTES
Leonardo Sandoval Márquez

Y aconteció que yendo ellos y hablando,


he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos;
y Elías subió al cielo en un torbellino.
(2 Reyes 2: 11)

c Cuando pienso en extra-


terrestres, inmediata-
mente viene a mí una imagen de un ovni
ban en esas estrellas que solían moverse
en el cielo nocturno (en realidad lo que
creía que eran sus naves resultaría ser
en medio de la noche en un campo de aviones) sino que estaban entre noso-
trigo abduciendo a una vaca. Cuando era tros. No están caminando en las calles o
niño pensaba que en el patio de mi casa haciendo filas para los trámites del día
bajaría una nave y de ella saldrían seres a día, no intercambiamos saludos con
verdes y grises, con grandes ojos y cuer- ellos ni les preguntamos cómo están.
pos delgados. Recuerdo mi mirada fija Los extraterrestres están en el arte, en
en la oscuridad del patio, temiendo no nuestras creencias e historias populares.
volver a ver a nadie por ser raptado por ¿Qué diferencia a los extraterrestres de
extraterrestres. Con el pasar del tiempo, los fantasmas, los duendes, los vampiros
me percaté que los alienígenas no esta- o el chupacabras? Dos cosas: el origen y

14 | EL NAHUAL ERRANTE
la conexión que tenemos con ellos. Los familiares humanos. Pero toda moneda
monstruos a los que tememos son pare- tiene dos caras, la segunda, la maligna de
cidos a algo que conocemos, sin embargo, los aliens, corresponde a los seres inva-
se teme más a los extraterrestres por- sores que vienen a exterminarnos, como
que su naturaleza no corresponde con la en la novela “La guerra de los mundos”
terrenal. Para la humanidad un alien es de H. G. Wells, la cual al ser transmitida
un extranjero, una criatura que no cono- en la radio en 1938 creó pánico social;
cemos y tenemos que interpretar. o en las entrevistas que se les hacen a
Algo que llama mi atención en torno supuestos extraterrestres que confiesan
al fenómeno ovni es que la mayoría de que están trabajando en un proyecto de
los avistamientos sea en zonas rurales, dominación mundial.
donde el ruido y las luces de la ciudad ¿Qué pensarán de nosotros los aliens?
no interfieren con ellos. Se rumora que Tal vez nos ven como seres inferiores
entre los cerros se ven sus naves y que con los cuales hay que hacer experimen-
en los campos se ven sus cuerpos cami- tos o tal vez nos ven con una gran inte-
nando. Sin embargo, aunque quieran ligencia que debemos desarrollar con su
establecer un contacto directo, permane- ayuda. Sea como sea, no podemos negar
cen aislados esperando que los humanos que nos parecemos más a los aliens de lo
los busquen. Tal vez los interpretamos que creemos. Tal vez en algún momento
como una amenaza, como si ese contacto fuimos abducidos y no lo recordamos;
significara someternos a ellos, dejarnos tal vez los hemos visto en sus naves en
gobernar y al mismo tiempo saber que medio de la noche y nunca supimos que
no tenemos alguna ventaja sobre ellos. El nos saludaban… tal vez tienen acceso a
“fin del mundo”, entonces, sería real. nuestro mundo digital y pueden estar
Dentro de los testimonios de abduccio- leyendo esta revista justo ahora.
nes siempre se encuentra un patrón: la
luz que hace levitar a la víctima, el sis-
tema moderno interior de las naves y la
manipulación del cuerpo de las perso-
nas. ¿Será que los extraterrestres alguna
vez fueron humanos? La idea que tene-
mos sobre su cuerpo y su manera de pen-
sar es muy similar a la nuestra. ¿Por qué
no pensarlos con otra fisionomía? Tal vez
sea nuestro intento de hacerlos más como
nosotros, de poder comprender aquello
que no podemos asimilar.
Nuestra representación de los extra-
terrestres en la cultura se refleja de dos
maneras: ayuda o amenaza. Pienso en las
teorías que afirman que los aliens ayuda-
ron a construir las pirámides de diferen-
tes lugares de la Tierra; o que brindaron a
los pueblos un conocimiento secreto que
se perdió en la historia; o en personajes
como Alf que conviven en los sistemas

Anecdotario | 15
¿Sueño o p
Leonora Zea

u Una de las primeras pelí-


culas que vi con mi papá,
o al menos de las primeras que tengo
tía, a alguien con quién platicar hasta la
hora de dormir, alguien a quien llamar
mejor amigo.
memoria fue E.T. El extraterrestre. Evidentemente esta obsesión sólo hizo
Al ser una niña un tanto solitaria, des- que los demás se burlaran y se aleja-
pués de ver esa película, se podría decir ran más de mí y en este círculo vicioso,
que me obsesioné un poco con estos seres mientras más me molestaban, más me
provenientes del espacio exterior: cada obsesionaba con la idea de poder encon-
que salía a la calle con mis padres miraba trarme con un alienígena.
fijamente el cielo en busca de algún pla- Entre tanta obsesión, en algún
tillo volador que me trajera un amigo. En momento, en un programa de televi-
aquellos momentos no importaba que sión dedicado a comprobar la existencia
fuera feo y algo tétrico como E.T o gra- de extraterrestres, apareció la palabra
ciosos y peludo como Alf (otra serie que “abducción” y aunque a tan corta edad
no podía faltar en la programación fami- no lograba terminar de comprender el
liar), yo sólo deseaba con toda mi alma significado de aquella palabra, las pesa-
tener a alguien que sintiera lo que yo sen- dillas comenzaron a atormentarme cada
noche cuando mis padres apagaban la
luz: sueños en donde un alienígena fingía

16 | EL NAHUAL ERRANTE
pesadilla?

ser mi amigo para poder hacerme pri- Aquella noche no supe si sonreír o llo-
sionera en su nave espacial; sueños de rar, pues si era verdad lo que ellos decían,
experimentos, máquinas, tubos y sangre; y no había duda de eso, si bien nadie
sueños en donde estando encerrada en me secuestraría ni me torturaría, tam-
habitaciones metálicas gritaba y nadie poco tendría a quien poder llamar mejor
me escuchaba. amigo.
Fueron tantos los gritos y los sudores
nocturnos que mis padres decidieron
hablar conmigo y decirme una “verdad”
agridulce: “los extraterrestres no exis-
ten” dijeron acompañado de un beso de
buenas noches. “Y como no existen nadie
te podrá hacer daño” continuaron mien-
tras me arropaban. “Nadie te llevará a
otro planeta ni hará experimentos con-
tigo” dijeron mientras me pasaban a
Teddy, mi osito de peluche.

Anecdotario | 17
Sasanili o El Arte de Narrar

El Descendiente
Demian Shadow

E l fallecimiento de mi padre da pie a las conjeturas mundiales y a una trans-


formación en contra de todo.
Comenzó un programa de depuración, una cacería a nivel mundial y las confron-
taciones del pueblo y el sistema gubernamental no se hicieron esperar. El hombre
como siempre, en el ansia de poder, cegado, inerte, destructivo; comenzó su bús-
queda sin fin por todo el mundo.
Todo lo que ahora aqueja al mundo es una destrucción sin precedentes, más allá
de lo mostrado en las películas de ciencia ficción ante la invasión de razas alieníge-
nas o extraterrestres. El principal problema, no va más allá de estos filmes muy mal
retratados.
Mi padre, antes de morir, más bien, de ser asesinado por un disparo en la cabeza,
realizado también a través de toda una planificación de boicot en contra de su actual
gobierno; instauró la realidad en la mente del mundo, quienes, a través de su trans-
misor televisivo, pudo ver como la sangre que manaba de la cabeza de mi padre no
era roja.
¿Acaso es motivo de guerra el derramamiento de sangre de otro color?
Los partidarios a favor del gobierno de mi padre, se vieron completamente traicio-
nados. Los anti gobierno de mi padre celebraron su victoria bajo el horror que ahora
existía.
El cuerpo de mi padre fue recogido por una asociación que él financió para inves-
tigaciones fuera de este mundo para en algún momento en que la humanidad estu-
viese preparada, dar la nota sobre avistamientos en este mundo de nuevas razas
alienígenas, quienes buscamos compartir tecnología y lazos fraternales.
Mas, al parecer, esta raza ha crecido a través de un odio a sí mismo, que dejaron
de apoyar todo lo que papá había intentado construir para ellos, en un pedazo de
tierra. Puedo imaginar todavía, que su cuerpo se encuentra aún dentro de aquellas
instalaciones, haciendo tantos horrores que solía contarme cuando era más pequeño
y nuestra nave quedó varada en este planeta.
¡Maldito el día en que llegamos a esta tierra!
No me enseñó lo suficiente de este mundo ni tampoco del mío. Si lo preguntan,
nuestra nave espacial fue secuestrada años más tarde, cuando obtuvimos fondos
para su reparación. Nuestra raza puede copiar cualquier tipo de forma celular. Vivi-
mos en las sombras por mucho tiempo, aprendiendo su lenguaje y cultura; nunca
nos acercamos lo suficiente debido a lo que podíamos ver en su transmisor televi-
sivo: masacres a nivel mundial.
Mi padre consiguió un trabajo más tarde y de ahí fue adquiriendo conocimiento
para obtener una licenciatura en ciencias políticas y tratar de ayudar a este mundo.
Por mi parte, acudí a muchas escuelas, aprendí de los niños humanos, en algunos
casos, juegos y empatía, en otros, los ataques constantes y del porqué las cosas cul-
minaron conmigo ahora escondido bajo un puente.

18 | EL NAHUAL ERRANTE
Parecía que nuestra adaptación había finalizado, cuando un conjunto de partida-
rios políticos ayudó a mi padre con sus primeros pasos de financiar investigaciones
fuera de este mundo; igualmente, en cuanto se terminaran dichas investigaciones,
poder volver a nuestro planeta. Pero eso nunca sucedió. La luna era su objetivo.
Marte una segunda opción. Los humanos buscaban donde refugiarse a futuro, por-
que los recursos finitos de este planeta están por agotarse. Había tantos planes de su
propia destrucción, que no puedo numerarlos con los dedos de mis manos. Y así, han
ido reduciendo su población, por instantes, porque extrañamente, se incrementa.
A mi padre lo convirtieron a futuro en presidente de una nación, porque era dife-
rente y la gente lo estimaba. Los científicos lo tenían en alta estima por apoyar sus
proyectos espaciales, pero nunca se concretó absolutamente nada; los anti gobierno
pesan más que un gobierno actual, roban presupuesto, equipo y lanzan campañas
en contra de todo cambio. Y las teorías conspirativas no se hicieron esperar.
Mientras les hablo de todo esto, han pasado algunos días de gente del gobierno
yendo y viniendo por todo el mundo, un despliegue militar en busca de razas alie-
nígenas para su exterminio. En el camino, si pueden desaparecer más de su misma
raza, no hay problema.
Y sólo hay un “extraterrestre” entre ellos: yo, un chico de 325 años debajo de un
puente, cambiando constantemente su forma molecular, adaptándome a otras for-
mas de vida; más la seguridad es un hilo muy delgado.
¿Ustedes no detendrían a un chico, de unos 16 años, humano que deambula por la
calle solo, en medio del caos mundial?
Por ello, me refugio debajo de un puente; bajo sigilo en este caótico movimiento.
En mis manos sostengo el viejo transmisor de papá, el que podría llamar a alguno
de nuestros familiares. Por años ha presionado todos los botones, lo ha reparado con
nuevas tecnologías, inclusive creó una antena más poderosa que ahora creo, habrán
destruido, evitando el llamado de más “extraterrestres”. Pero con todo el corazón,
observo su construcción, los botones, el lenguaje que aparece en pantalla y trato,
todos los días, de enviar a algún punto en el espacio mi ubicación.
No conocía el miedo, hasta que llegué a este planeta.
El movimiento de los animales del bosque también me alerta. Estoy agotado, estre-
sado, temeroso y hambriento, que mi cadena celular no me permite transformarme
en algún animal para huir. El fuego a lo lejos ha iniciado. Los agentes de la purga
han llegado hasta el bosque a terminar con todo, en su cegada búsqueda se abren
paso entre lo último que queda del bosque verde. Me muevo junto con los animales,
en una feroz estampida de horror. Mis corazones laten con velocidad, sigo presio-
nando los botones. Levanto el aparato.
No quiero morir aquí, no así.
Nuestra marcada longevidad, además de nuestra muerte, es un paso agradable
hacia el universo, es una transición limpia y en paz, mientras conocemos el universo
entero; pero esta ha sido la experiencia previa a la muerte que no le deseo a nadie.
El odio me consume y me ciega. Una vez en el planeta humano, se vuelve uno
humano.

SASANILI | 19
Sin rumbo, con el temor por todo mi cuerpo, comienzo a sentir un calor que emana
de todas partes. El fuego ha formado un círculo interminable y comienza a encerrar-
nos. Utilizo toda la fuerza de mi mente para transformarme en algún animal, pero
es imposible. Los disparos vienen de todas direcciones. Los animales huyen despa-
voridos, pero no hay escapatoria. El ejército comienza a cerrar el cerco.
Un destello aparece en el cielo. Más de uno viene descendiendo. El ejército se
repliega, en espera del descenso de las naves que con velocidad van llegando una a
una.
Un temor mayor recorre ahora todo mi cuerpo. Arrojo el aparato comunicador que
tenía en las manos, me hinco y sigo observando a las naves descender. Los hombres
están armados y a punto de continuar al conflicto, lo que ellos no saben es que será
completamente inútil.
Al abrirse las puertas de las naves, desciende la raza de las Detranis, hembras alie-
nígenas que buscan dominar planetas al punto de la extinción. Se acercan hacia mí,
hablando en mi lengua; lo cual significa que mi planeta ahora ha sido invadido por
su raza y la mía, ha perecido por completo en una guerra por la repoblación y res-
tauración.
“Eres único en tu especie valiente joven. Ven con nosotros, tenemos trabajo que
hacer y tú vas a guiarnos”.
Dejé de temer cuando vi poblaciones varias salir de las naves. No solo destruyen,
ayudan a reconstruir, en algunos casos. Mas este planeta necesita de mucha ayuda
y una reconstrucción total.
Pude ver a la gente del ejército, que antes ayudó a mi padre, orinar sus pantalones,
clamando a un dios que no existe y pidiendo ayuda a las razas alienígenas que salían
de las naves. El ataque sin piedad comenzó, las armas humanas son nada.
Las guerreras Detranis me llevan a su nave, me piden les dé la ubicación de las
armas más poderosas, para alterarlas y no reduzcan el planeta y la población a
cenizas.
“Que se maten, ya no hay humanos buenos, deja que ataquen con lo que tienen y
se destruyan ellos mismos. Volveré para instaurar un orden diferente”.
Mientras observo desde la ascendente nave como el ejército es desmembrado uno
a uno, puedo gritar tranquilamente desde arriba, en mi lengua y con total libertad:
“Soy Ahklek, conocido como Tadeo en su tierra. Soy el descendiente de mi padre.
Y el descendiente de la destrucción humana”.

20 | EL NAHUAL ERRANTE
Plot Twist
Génesis García

C hristian bostezó y subió el volumen de la radio para no dormirse. La carretera,


oscura y monótona, no ayudaba a mantener abiertos sus ojos cansados.
El trabajo, como siempre, fue una porquería: su jefe le gritó por un error que no
cometió, lo culparon por un fallo en el inventario, alguien se comió el almuerzo que
tan amorosamente empacó su esposa y, encima, una paloma con infección estomacal
decidió cebarse con la pintura recién encerada de su auto.
Debido a la falta de personal, se vio obligado a permanecer durante cuatro horas
tras su turno y ahora debía conducir a casa, cansado, hastiado y hambriento. La
aguda voz de Morten Harket lo ayudaba a paliar la somnolencia, enviándolo a los
años de su adolescencia, cuando no era más que un chiquillo que bailaba sobre las
mesas y cantaba a voz en grito, soñando con el futuro. Si hubiera sabido lo que le
esperaba, se hubiese lanzado de un puente.
La carretera era oscura, muy oscura. Las luces de su auto dibujaban extrañas
sombras sobre el pavimento, jugaban con su imaginación y comenzaron a ponerlo
nervioso. En ese momento, la música de la radio se distorsionó, producto de una
repentina interferencia que sonaba como voces lejanas y gritos guturales. Asustado,
Christian giró la perilla de encendido, esperando callarla, pero eso sólo aumentó la
intensidad de los extraños y aterradores sonidos. El dolor de sus oídos se hizo tan
intenso que se vio obligado a frenar de golpe para cubrirse las orejas con las manos
en un fútil intento por alejar al dolor. Apretó los párpados con fuerza, gritando para
contrarrestar la presión en sus tímpanos sangrantes, pero eso no evitó que la cega-
dora luz que apareció frente a su vehículo hiriera sus pupilas.
El pánico lo invadió y se arrojó de costado sobre el asiento del copiloto, encogién-
dose sobre sí mismo para huir de la luz, del ruido; demasiado desorientado y ado-
lorido para comprender lo que pasaba. Entonces, el horrible sonido de las latas de
la carrocería rasgándose como papel se sobrepuso al ruido de la interferencia en la
radio y el techo de su vehículo salió volando como un trozo de basura. Una fuerza
invisible, inmensa e imparable lo arrojó lejos, envolviéndolo como una manta, jalán-
dolo hacia arriba sin que pudiese hacer nada para detenerla. El sonido era atrona-
dor, la luz cegadora. El viento sacudía su ropa y su cabello como si se tratara de un
huracán. Christian quiso gritar, pedir ayuda, pero nada salió de su garganta hasta
que fue irremediablemente arrastrado a la fuente de la luz.
En cuanto traspasó el portal, el silencio y la oscuridad lo envolvieron. Por un
momento creyó haber perdido la vista y el oído a causa de la fuerza de la luz y el
ruido anterior, pero al cabo de unos momentos notó que sus sentidos seguían ahí.
Pequeños sonidos y una luz muy, muy tenue se hicieron presentes poco a poco y
entonces sus ojos se acostumbraron lentamente a la penumbra. Se encontró tendido
sobre una placa metálica en una sala circular, de paredes desnudas y aspecto asép-

SASANILI | 21
tico, como un quirófano futurista. La luz provenía de una serie de diminutos focos a
ras de piso que imitaban la suave luz del amanecer y le permitió notar que se hallaba
desnudo y atado con gruesas cintas blancas a la camilla.
Por su mente pasaron las imágenes de todas las películas y series que alguna vez
vio sobre secuestros extraterrestres y su corazón se aceleró al pensar en lo que venía.
Un Sudor frío cubrió su piel al imaginar las sondas introduciéndose en su cuerpo,
el dolor de los escalpelos abriendo su piel durante la visección, la sangre caliente y
espesa dejando sus venas, robándole la vida con cada segundo. Imaginó criaturas
horribles, con garras y dientes, o quizás seres fríos y sin compasión, grises, con ojos
enormes… ¿de qué clase serían sus captores? ¿de qué planeta? ¿serían algo como
Alien o más parecido a Depredador? ¿querrían su cuerpo para experimentar con
él? ¿para utilizarlo como incubadora? ¿para devorarlo? Cada pregunta sonaba más
ridícula que la anterior, cada teoría más loca. El miedo crecía y crecía, haciéndolo
sollozar de puro pavor. El tiempo pasaba, se arrastraba y la expectativa lo tenía al
borde de un colapso nervioso.
Christian sollozó y se removió, intentando inútilmente librarse de sus ataduras.
Las cintas lo envolvían con fuerza sin lastimarlo, pero su desesperación hacía que se
enterraran en su piel y abrieran heridas superficiales que mancharon la nívea super-
ficie de sangre. En ese momento, las puertas se abrieron y Christian se encogió en
su lugar con los ojos muy abiertos y la sangre congelada en las venas. Dos figuras,
altas y esbeltas entraron en la estancia y se acercaron a él en completo silencio. Sus
rostros estaban cubiertos por sendas máscaras de apariencia metálica que imitaban
rostros humanos fríos y serios que lo observaban con atención. Un extraño valor lo
invadió y decidió que, si moría, al menos daría pelea y no se entregaría como un cor-
derito en el matadero.
— ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué me trajeron aquí? ¿Qué piensan hacer conmigo?
— gritó furioso. Ellos continuaron mirándolo fijamente, sin responder y ante el
pesado silencio de sus captores, Christian se desesperó— ¡Contesten, hijos de puta!
— No es necesario que te exaltes, hermano…— dijo una voz serena, de marcado
acento sureño. Christian se congeló y su mandíbula cayó al ver cómo se quitaban las
máscaras, dejando ver rostros MUY humanos, más comunes que corrientes. Uno de
los hombres tenía el rostro surcado de cicatrices, mientras el otro lucía mayor, con
las sienes pintadas de plata y un par de arrugas surcando su rostro
— No queremos hacerte daño— el mayor de los hombres hizo un gesto con sus
manos y las cintas desaparecieron, al igual que sus heridas.
— Pero…pero… ¿qué son ustedes? — exclamó, sentándose sobre la camilla, de
pronto muy consciente de su desnudez. El chico de las cicatrices sonrió y una del-
gada tela brillante se adhirió a su piel, cubriéndolo.
— Somos humanos, igual que tú— explicó, para sorpresa de Christian— Venimos
de nuestro planeta de origen para liberar a la raza humana de la condena a la que fue
sometida hace siglos…— ante la mención de un “planeta de origen”, el ceño de Chris
se frunció profundamente.
— ¿Qué? — exclamó confuso.
— La Tierra no es nuestro planeta de origen, hermano— continuó explicando el
chico, sin inmutarse por la expresión de desconcierto en el rostro de Christian— Los
humanos provenimos de otro sistema solar, muy lejano a este. Tristemente, nuestra

22 | EL NAHUAL ERRANTE
raza fue condenada al exilio y al castigo eterno por un grave incidente intergaláctico
con una raza inferior y por siglos ha estado recluida en este infierno. Pero, ha llegado
el momento de regresar a casa— afirmó.
Christian jadeó, sin poder dar crédito a lo que escuchaba. ¿Otro planeta de origen?
¿Crímenes intergalácticos? ¿Humanos con poderes supernaturales? Todo sonaba
tan extraño, y a la vez tan lógico. El relato de los seres extraños coincidía con todas
las teorías de conspiración que hablaban de visitas extraterrestres en la antigüe-
dad… ¿Y si fueron ellos? ¿Y si nunca fueron extraterrestres? ¿Y si fueron humanos
los que ayudaron a prosperar a las antiguas civilizaciones? ¿Y si lo hicieron para ase-
gurarse que la raza humana sobreviviera al nuevo y hostil ambiente que los recibió
en la Tierra? Su cabeza daba vueltas, pero, finalmente una sola pregunta condensó
todos sus pensamientos.
— ¿Por qué yo? — preguntó, ganándose una sonrisa de parte de sus captores.
— Porque eres uno de los elegidos— afirmó el chico joven— Tienes el honor de ser
uno de los primeros rescatados…— el pecho de Christian se llenó de orgullo. Era
un elegido. Alguien importante, alguien valioso. “Chúpate esa, jefe”, pensó salvaje-
mente, sonriendo muy amplio.
— Entonces, díganme qué debo hacer…— pidió ante el beneplácito de los hombres.
Le indicaron con un gesto que los siguiera y Christian obedeció de inmediato, cami-
nando con el rostro en alto y el pecho henchido de orgullo. Los hombres compartie-
ron una mirada y sonrieron por lo bajo.
— Qué sencillo es engañarlos…— afirmó Kael en la mente de su compañero.
— Silencio, tonto. No queremos que se asuste. Su carne se vuelve amarga cuando
mueren asustados…— reclamó Vialen y el más joven asintió, siguiendo alegremente
a la cena en dirección a la sala de preparación.

SASANILI | 23
Todo Bajo Control
Gabriel Nieto

L a señorita Sara entró este martes a las once de la mañana a su consulta


psicológica habitual, sin demoras ni contratiempos. La recibí en la puerta,
como de costumbre. Debo admitir que la noté más nerviosa de lo normal, y ya es
mucho decir para una ansiosa auto diagnosticada.
Tomó asiento con su acostumbrada postura tímida de piernas cruzadas y sus bra-
zos cubriendo lo más posible del cuerpo—Tuve un sueño, o bueno, recordé un sueño—
Me dijo casi de inmediato—Creo que sí lo soñé…
—Muy bien Sara, explícame porque no te estoy entendiendo—respondí tranquila-
mente, con ese tono de voz con el que intento demostrar interés y al mismo tiempo paz.
—Es que es un recuerdo, así se siente, pero al mismo tiempo sé que no lo es—
comenzó a contarme—O sea, recuerdo que hace unos meses estaba en San Rafael,
visitando a mis abuelos. Ya ve usted que en ese pueblito hay más vacas que perso-
nas. Es tranquilo y, de cierto modo, relajante. Me alejo de internet, de las redes y
de las noticias desagradables de todos los días... Bueno, el chiste es que en algún
momento de una noche super despejada, donde se ven los colores del cielo, las estre-
llas y la luna, ojalá hubiera noches así en la ciudad… perdón, esa noche escuché un
ruido extraño. Me refiero a extraño para el pueblo, porque era muy similar a una
compuerta de elevador abriéndose, o como cuando un juego de un parque de diver-
siones comienza a funcionar y se escuchan los pistones y los engranajes a moverse.
Así se escuchó, seguido, claro, del mugido de un par de vacas. Me asomé para ver el
patio, la casa de mis abuelos es una de rancho, vieja, con todo el terreno usado para
el ganado, a unos doscientos metros de donde estaba mi ventana se ve el establo de
madera que mandaron a hacer hace como veinte años. Por ahí también se ve la casa
de mi tío Juan. Se ve pequeña, como si fuera de muñecas. Es el único de los herma-
nos que se quedó en el pueblo a cuidar a mis abuelos, y creo que por eso está siempre
tan enojado... El chiste es que pude ver una luz muy fuerte viniendo de allá, de su
establo. Estaba tan curiosa por saber qué era ese sonido de tecnología que escuché
en ese pueblo donde de tractores no pasan, que salí a ver de qué se trataba. Mientras
corría en dirección a la casa del tío Juan, del sonido y de la luz, pude ver una vaca en
el aire. Sé que se va a reír, pero la vi, en el aire, suspendida, estaba rodeada de esa
luz blanca tan fuerte y medio cegadora. Cuando la vi solté un gran grito y fue como
si eso lo cambiara todo. La luz se apagó y entonces pude ver mejor... arriba, en el
cielo, se vio perfectamente una nave, con luces y todo. En San Rafael no hay conta-
minación, ni cables o edificios que no dejen ver. Era eso, una nave. La vaca golpeó el
suelo, fue como una sandía lanzada desde el segundo piso. La nave, redonda y bri-
llante, se movió, se puso frente a mí y después mis recuerdos son vagos, mi sueño…
lo que recuerdo del sueño. Recuerdo criaturas con dedos largos, sin pelo. Recuerdo
ojos grandes y negros. Recuerdo aparatos, luces, sondas, todo sin un orden en espe-

24 | EL NAHUAL ERRANTE
cífico, después recuerdo despertar en la cama, en la casa de mis abuelos. Al bajar
mi abuela se burló de lo tarde que me levanté, era la una de la tarde. ¿Qué significa,
doctor? ¿Es normal?
—Sin duda es un sueño interesante—le dije—me parece extraño ¿Qué pasó con la
vaca al día siguiente?
—Nada, no había vaca explotada ni faltaba alguna en el ganado—respondió.
—Claramente fue un sueño—se rió conmigo—mencionaste que tu tío Juan es el
único que se quedó en casa de tus abuelos, todos los demás, incluido tu padre, se
fueron.
—Así es.
—A la ciudad, donde hay tecnología, máquinas, formas distintas de vivir y de pen-
sar ¿Correcto?
—Correcto.
—Tu sueño es simple, representaste la huida de tu papá de ese lugar, como si
hubiese sido raptado por extraterrestres para ir a un mundo de tecnología fuera de
esta galaxia. Sentiste un poco de empatía por él—Le expliqué.
Ella rió un poco más y dijo—mi mamá sería un alíen, entonces.
—¿Por ella salió de ahí?
—Sí, mi abuelita dice que se lo robó.
—Como se estaban robando a la vaca—continué— ¿Lo puedes ver?
—Eso me convierte en mitad alíen—se puso a reír y guardó silencio al ver que yo
no reía—Es que se siente tan real, más como un recuerdo que como un sueño—me
dijo al fin.
—Tal vez porque también te sientes raptada—le dije— ¿De dónde te sacaron? ¿Y
quién te raptó? ¿Será que te sientes más cómoda en San Rafael que en la ciudad?
—No realmente—me dijo—No sé qué sea, me gusta el pueblo por uno o dos días,
después me desespera la falta de internet.
El resto de la sesión se concentró en hablar de su adicción al celular, a las redes
sociales. Se concluyó que el rapto simbolizaba como la tecnología la sacaba de la
naturaleza y de la realidad. Sara decidió alejarse de las redes sociales y conectar más
con su entorno.
La paciente se retiró de buen ánimo, confiada de que aquello fue un sueño y de
recibir un avance en su vida. Yo, en cambio, me dirigí al escritorio y saqué de uno
de sus cajones el aparato que me dieron cuando me reclutaron, me comuniqué con
ustedes como me ordenaron. Al final ella sigue confiando en mí y logré distraer su
mente de aquella noche y de su origen. Les aseguro, que todo esto lo considera un
sueño y no más. Está todo bajo control.

SASANILI | 25
El Singular Caso de Lolo Gómez
y los Venusinos Intermitentes
Israel Montalvo

I
DEJA VÚ

L olo Gómez despertó en un contenedor de basura con un agudo dolor rectal.


Le costó varios minutos poder incorporarse, después de vaciar su estómago
por el pavimento, intentó reconstruir la noche previa, darle cohesión a las imágenes
que rondaban inquietas por su cabeza, de lo que —estaba seguro— habría sido todo
un agónico suplicio.
Aquel humanoide grisáceo acariciándolo inapropiadamente, las luces rojas ilumi-
nando el minúsculo set de paredes metálicas, la sensación en su paladar de aquella
lengua bífida y seca como una lija, recorriendo cada recoveco de su boca hasta ani-
dar en su laringe. Los murmullos de enanos azulados con esos peculiares objetos
cromáticos apuntándole al cuerpo. Intentó sentarse en la acera, pero ese martirio
en el recto se lo impidió —de seguro requeriría puntadas, eso era innegable, gracias
a los hilos de sangre escurridizos por la avenida que eran sus piernas zambas—; no
había duda. Su peor temor se confirmaba al hilar las imágenes en su cabeza. Poner
las piezas del rompecabezas en un orden que desataba un pánico paralizante.
Otra vez abducido por venusinos de tres miembros, ¡puta madre!, pensó horro-
rizado. Sólo espero que me duela el culo por qué me introdujeron una sonda, o un
implante y no porque me confundieron con una hembra terrestre en celo. Otra vez.
De nueva cuenta había sido parte de una grabación de tintes pornogalácticos, sin
consentimiento de causa. Sólo temía no haber salido embarazado como la última
vez, ser un padre soltero en estos tiempos, sin seguro médico ni empleo formal, era
extremadamente complicado por los prejuicios sociales de una sociedad mojigata
y más, cuando los vástagos parecían perros descarnados y malhumorados de ojos
saltones.

II
¡LA ENTREVISTA DEL ALARMISTA!

El reportero del periódico de dudosa reputación “El Alarmista”. Tony Cocó tenía una
entrevista exclusiva con Lolo Gómez, aquel pintoresco vagabundo que aseguraba
haber sido abducido por extraterrestres en múltiples ocasiones. Encendió su graba-
dora de bolsillo que colocó a un costado de la mesa.
—Señor Gómez, ¿cuántas veces ha sido raptado? — preguntó Tony en labor noticiosa.
—Creo que seis veces. No estoy seguro —admitió Lolo.
—¿Cómo le ha afectado esta situación?

26 | EL NAHUAL ERRANTE
—Perdí mi trabajo, mis amigos se burlan de mí. La gente me toma como un loco.
Mi mujer me dejó porque cree que la engañé, pero se equivoca, no fue consensual.
¡Fui violado señor periodista! Pero sabe que es lo peor de todo esto.
—¿Hay algo peor? —preguntó el periodista intrigado.
—Estoy embarazado. —Lolo casi se atraganta con las palabras —. Tengo tres meses
y no tengo seguro médico, y no sé cómo le voy a hacer.

III
ME DAS MALA DIGESTIÓN
(O caída del patriarcado maternal)

Los restos de Lolo Gómez cayeron al pavimento desde un tercer piso, era un vómito
del que era imposible determinar si eran sus miembros o sus entrañas, aquella peste
que se desbordaba por el pavimento, envuelta en ese líquido acuoso de un tono verde
limón.
Desde la ventana de aquel tercer piso, se asomaba la tierna y frágil figura de un
burdo perro descarnado, de ojo saltón y raza indeterminada, todavía en el malestar
engendrado de un almuerzo familiar.

SASANILI | 27
Mirada de gato
Leonor Montejo

M i abuela, gran creyente de los mitos y leyendas, solía contarme las historias
de su pueblo, de los embrujos y pociones que hacía la bruja del pueblo y
del desdichado de José, quien por el embrujo de un amarre lo perdió todo, hasta su
pobre y desdichada alma, decía mi abuela entre suspiros melancólicos, como si de
un viejo amor se tratara, pero más que la llorona y el mal de ojo, lo que en verdad
me aterraba era cuando me contaba aquellas historias donde mortales, ambiciosos
y estúpidos, robaban las lagañas de los perros o gatos en busca de la verdad, de los
espectros y fantasmas que nos rodeaban.
Mi abuela falleció en un noviembre frío y triste y con ella la sal en la entrada, las
velas blancas, y las oraciones nocturnas
Crecí y poco a poco fui olvidando su voz ,su sazón y sus historias. Nos mudamos de
casa dejando atrás los pocos recuerdos que tenía de ella.
Mi madre se hizo comadre de las vecinas y mi padre se inmiscuía en apuestas de
fútbol, por lo general perdía.
Un nuevo vecino llegó al barrio. Don Martín Fernandez, se presentó cuando lo
invitaron a una carne asada que organizaba mi madre.
Tocó el timbre, tenía un porte raro, tieso como si el caminar fuera algo nuevo para
él. Su ropa parecía sacada de alguna película de Pedro Infante, pero no éramos gente
que juzgaba y como acá hay tanta gente rara, no dimos mayor importancia hasta que
Camila, mi gata siamés de ojos azules, se encrespó al verlo antes de salir corriendo
como si de un Doberman escapara.
—Gata loca— dijo mi madre a modo de disculpa.
—No se preocupe, los animales y yo no empatizamos.
Nadie habló del tema, no había nada de qué hablar. Yo ocupado en mis asuntos
convencía a Lola para que se fuera conmigo por ahí, solo nosotros dos, pero ella
insistía esperar hasta el matrimonio.
Todos se fueron poco a poco a altas horas de la madrugada, riendo y bromeando
hasta que los perros, acostumbrados a los borrachos, empezaron a ladrar como
locos, todos iban en bola, así que nadie prestó atención.
Don Martín empezó a frecuentar la casa, era el nuevo “ reparador” de la colonia: si
había una fuga de agua el la reparaba, una coladera tapada,un piso flojo o un boiler
que no prendiera, pero nada que involucrara tener contacto con los animales.
La pobre de Camila huía despavorida apenas y escuchaba llegar a este hombre y
podía pasar días enteros en su escondite antes de animarse a volver a salir, también
se hizo costumbre que los perros le ladraran o salieran huyendo con la cola entre las
patas apenas lo olieran.
Ese día Lola y yo nos fuimos abajo del puente, por suerte mía ninguna otra pareja
nos había ganado. Ella, recargada sobre la pared, me dejaba besar sus labios, su
cuello mientras mi pelvis empujaba la suya. Yo empezaba a desabotonar su blusa,
empezaba a ver su sostén blanco cuando una voz antinatural nos interrumpió.

28 | EL NAHUAL ERRANTE
Una voz gutural, grave, casi de terror hablaba un idioma extranjero. No entendi-
mos ni una palabra de lo que dijo, pero la sensación que nos dejó, una sensación de
que algo malo pasaba pudo más que mis ansias de Lola, ella me pidió casi llorando
que la acompañara de regreso a su casa. En el momento no dije nada pero cuando
íbamos caminando juré ver a Don Martín saliendo del puente o mejor dicho, vi una
sombra con su raro caminar.
Después de eso, entendía un poco a la pobre de Camila, de poder, evitaba cualquier
contacto con ese hombre pues también estaba el hecho de que cuando nadie veía, a
partir de aquella noche, Don Martín se me quedaba viendo tan profunda e intensa-
mente que sentía como si estuviera hurgando en mi alma, mis secretos, mis deseos,
los recuerdos de mi infancia, las piernas de Lola.
Tanto “hurgaba” en mí que poco a poco los recuerdos de mi abuela volvían. Su
olor a perfume de lilas, el rosario en su puerta, sus historias…
“Estás loco, Antonio” me dije a mí mismo mientras acariciaba a Camila. Eran
puras historias a la hora de dormir, pero los ojos azules de Camila, esa mirada pro-
funda de gata, me incitaba cada día un poco más a hacer aquello de lo que mi abuela
me advirtió, pero tenía que hacer algo, las visitas de Don Martín cada vez eran más
frecuentes, ya no solo para reparar algo sino también para platicar con mis padres,
y cada vez me costaba un poco más de trabajo poder estar en el mismo espacio que
él, era como si ya no tuviera que estar cerca para hacerme enloquecer…
“En fin… son puras historias, nada pasará” repetía como plegaria mientras le pedía
a Cami que me enseñara lo que ella veía, que por un momento, me permitiera tener
su mirada de gata y ella de algún modo aceptó.
Con un hisopo, recogí una pequeña lagaña y sin saber cómo funcionaba, la distri-
buí entre mis dos ojos.
Al principio, no noté ningún cambio, pero pasados unos minutos, todo se veía dife-
rente, más nitido, en colores grisáceos, mi mirada buscaba algo, sin saber qué y de
pronto, sombras aparecían entre las esquinas, sombras que parecían de otros mun-
dos pero que parecían inofensivas, como si ambos mundos estuvieran coexistiendo
en paz.
Fui a la cocina donde mamá se reía de algo que le había contado Don Martín.
No aguanté más cinco segundos, el me sonreía como si supiera lo que había hecho,
pero lo vi, lo ví en verdad…esta creatura alargada, grisasea y de ojos negros que
paralizaban, la sonrisa de dientes punteagudos cuales colmillos, pasba sus “manos”
por el cabello de mi madre…y ella no lo notaba.
Y como si de algún tipo de telepatía se tratara, me dijo algo en aquél idioma, y aun-
que no lo entendí, el terror se apoderó de mí.. salí corriendo como lo hacía Cami,
grité por toda la calle, pero nadie me creyó… nadie me cree y ahora, estoy encerrado
entre estas paredes hablando con usted, mientras él sigue libre…
Y con las manos atadas, atrapado en este horrible uniforme blanco, lo único que
puedo decir, advertirles, aunque no me crean, es que ellos están aquí.

SASANILI | 29
Carrusel
Uli Hernández

P ara quien la viera desde arriba, la Gran Feria de Otoño se extendía como
un oasis multicolor en los solitarios límites de Liquena. Nada más caer la
tarde, la carpa del circo, los carritos de comida, los juegos mecánicos y las demás
atracciones encendieron sus luces. Y a pesar de que el sol ya no alcanzaba ni un solo
metro cuadrado de la Feria, en el cielo, aferrado como un mal recuerdo, perduraba
un tenue remanente del día.
La chica y el muchacho paseaban del brazo. Ella, de melena corta, negra y abun-
dante, lucía un vestido de flores que dejaba al descubierto sus piernas. En la mano
agitaba un algodón de azúcar color lila. El muchacho, por su parte, usaba una camisa
con estampado de palmeras y unos jeans; su cabello, perfectamente recortado y pei-
nado, brillaba como si acabara de salir de la ducha. La pareja se movía entre la gente
con el porte sofisticado de las celebridades. A su paso dejaba un aroma fresco y agra-
dable que se destacaba entre el olor de las palomitas, los hot dogs, las manzanas con
caramelo, los churros. Ella: lavanda, cedro y ámbar. Él: roble, cuero y madera. Los
dos eran muy altos.
Anduvieron por la feria con la tranquilidad propia de los turistas jóvenes, libres y
enamorados. Luego de un rato, se detuvieron en el carrusel, frente a la barandilla
que mantenía a raya a los polizones. La chica apoyó los codos en el metal. Empezó a
comerse el algodón de azúcar arrancándole pedacitos: las yemas se le tiñeron de lila.
La mayoría de los lugares en el carrusel ya estaban ocupados, pero el viaje aún no
comenzaba. Un hombre de frac, sombrero de copa y botas hasta la rodilla invitaba a
los niños a ocupar los últimos sitios:
—¡Adelante, princesas y caballeros, vengan a montar sus nobles corceles!
Un niño pequeño jaló la mano de su madre y señaló uno de los caballos vacíos. La
mujer se lo pensó.
—¡Anímese! Puede subir usted también —le dijo el hombre del sombrero.
La mujer levantó al niño y subió con él a la plataforma. Lo acomodó sobre el caba-
llo al que el pequeño le había echado el ojo y se quedó de pie, sosteniéndolo de la
espalda.
—Bueno, damas y caballeros, creo que estamos listos —dijo el hombre mientras se
quitaba el sombrero y hacía una reverencia.
Una niña con vestido de estrellas, cabello suelto y sandalias rosas llevaba todo el
rato viendo de lejos el carrusel. Movía las piernas y se retorcía las manos. Con una
carrerilla valiente y decidida se apartó de sus padres. El hombre del sombrero le
sonrió, le tendió la mano para ayudarla a subir. La niña ocupó el último lugar dispo-
nible: una yegua parda de crines moradas. Desde allí, miró con orgullo a sus padres.

30 | EL NAHUAL ERRANTE
Sonó un redoble de tambor, las estrellas del toldo parpadearon y una trompeta
tocó un llamado militar. Las varias filas de luces al interior del carrusel se encen-
dieron y, con una alegre música de órgano, el paseo comenzó. Los caballos subían y
bajaban montados por sus risueños jinetes. Un niño de unos cuatro años, muy serio,
agitaba la manita delante de todo mundo. Cuando pasó por donde estaba la chica,
ella lo saludó con gran alegría y le mandó un beso.
—¿Qué te parece ese? —preguntó la chica volviéndose al muchacho.
—Pues…, no se ve muy resistente.
Ella no dijo nada y siguió comiéndose su algodón.
—¿Cómo puedes comer esa cosa? —le dijo el muchacho.
—No es tan mala. Deberías probarla. —Le acercó un pedacito de algodón a los
labios. El muchacho apartó la cabeza.
—¡Puagh! En cuanto regresemos tendrás que desparasitarte.
—¡Mira, mira! ¿Y ese? —dijo la chica. Señaló a un niño muy bien peinado que iba
sobre un caballo negro de crines blancas.
—Pues, no me lo tomes a mal, pero de verdad no sé qué les ves.
—¡Pero si son hermosos, míralos! Mira esa, la pequeña con moños en las colitas…
—Oye, pero ¿de verdad estás segura? Acuérdate de lo que pasó con el último, ¿cómo
se llamaba?
—¡Oh, por favor! No empecemos. Eso fue un accidente. ¿Cómo querías que supiera
que me iba a demorar tanto en la Anomalía de Khardj’lm? Y tampoco me lo quería
llevar, ya sabes, por como terminó Rizos…
—Pues eso es justo lo que digo. Son tan débiles, su cuerpo ni siquiera resiste los
desplazamientos. Además, huelen mal y provocan enfermedades, y creo que, sobre
todo ahora, deberíamos ser más cuidadosos, ¿no crees? —El muchacho le puso una
mano en el vientre a la chica. Ella sonrió y le dio un beso.
—¿Cuándo te volviste tan gruñón?
—No soy gruñón, solo me preocupa mi familia.
—Pues no te preocupes —dijo la chica llevándose las manos a la panza. —Ella va a
estar perfectamente y le vendrá bien algo con qué jugar. Además, mira cómo viven.
Cualquier cosa que nosotros les ofrezcamos es mucho mejor que… pues esto. ¿No te
dan lástima?
—¿Lástima? Ya has visto que algunos se vuelven bastante peligrosos. Ahí tienes al
de los Byrmphnx. Se volvió loco con la curvatura del tejido y por poco no la libran
¿Qué pasará cuando crezca?
—No crecerá, ya lo tengo decidido: le haremos el procedimiento. No es caro y vale
completamente la pena. Se quedará pequeño y simpático para siempre.
El muchacho dio un resoplido.
—Bueno…, y entonces, ¿cuál te gusta?
La chica volvió a ver el carrusel.
—Es tan difícil decidirse —dijo.
El cabello de la niña con vestido de estrellas ondeaba con el subir y bajar de su yegua.
La niña sonreía cada que pasaba por donde estaban sus padres. En un momento, sus
ojos se encontraron con los de la chica. La chica le dijo adiós y la niña, toda simpá-
tica, le devolvió el saludo.
—Ella —dijo la chica volviéndose al muchacho. —La quiero a ella.

SASANILI | 31
Antes de que el carrusel completara sus vueltas, el muchacho fue y se plantó delante
de los padres de la niña. Sacó del bolsillo de la camisa un mapa de la ciudad y lo des-
dobló.
—Disculpen —les dijo. —Quizás puedan ayudarme con un par de direcciones.
Somos de muy lejos. Nos gustaría conocer un poco más de la ciudad.
El hombre y la mujer ayudaron al muchacho. Cuando él les dio las gracias y se
alejó, la música ya no sonaba, el carrusel se había detenido y los niños bajaban en
tropel. Los padres caminaron para encontrar a su hija, pero no estaba por ningún
lado. Empezaron a llamarla:
—¡Dalia! ¡Dalia!
El padre le preguntó al hombre del sombrero si la había visto. El hombre dijo que
no. En realidad, no se había fijado. Los padres avisaron a la seguridad de la Feria y
pronto Dalia fue voceada por todos los altavoces.
Para cuando empezó la hora de los fuegos artificiales, la chica llevaba a Dalia de
la mano. Se habían alejado del bullicio de la Feria escapando hacia la parte trasera.
Allí, el terreno formaba una pequeña colina que luego descendía hasta el alambrado
perimetral. Dalia intentaba soltarse, miraba por encima del hombro hacia las luces
cada vez más distantes. Empezó a sollozar.
—¡Ey, ey! ¿Qué pasa, pequeña? —dijo la chica. —¿Ya no quieres ver lo que te dije?
Dalia negó con la cabeza.
—Quiero ir con mis papás…
La chica se inclinó hasta que su cara quedó a la altura de la de Dalia:
—Te aseguro que muy pronto ya no te acordarás de ellos. —Un destello en sus pupi-
las fue creciendo poco a poco. Hasta que sus ojos, convertidos en dos faros en minia-
tura, proyectaron una luz intermitente sobre la cara de la niña. Dalia dejó de llorar.
La chica metió las manos entre los huecos del alambrado. De un tirón, la malla cru-
jió y los alambres se partieron abriendo un espacio. Dalia y la chica salieron por ahí.
Luego de andar un rato siguiendo la carretera sinuosa y oscura, la chica se detuvo
mirando al cielo.
—¡Por fin! —dijo.
Una luz se desplomó sobre ellas. Dalia temió quedarse ciega, y un torrente continuo
de lágrimas escurrió por su cara y cuello, empapándole el vestido. Pero las lágrimas
no eran de miedo sino de dolor porque esa luminosidad que lo abarcaba todo se infil-
traba bajo su piel como múltiples ganchos para elevarla. Paralizada por el resplan-
dor, Dalia flotó en diagonal hacia lo desconocido. Hasta que la luz la devoró.

32 | EL NAHUAL ERRANTE
Obsceno diario de una muerte
anunciada
Escoria Medina

4/Septiembre/2023

Estoy muriendo, es un hecho. La medicina simplemente no puede impedir el des-


gaste celular. Soy mi propio enemigo y mi cuerpo se quiebra con cada tratamiento
inútil al que me exponen. Quisiera poder morir en mi cama, lejos de las jeringas y la
radiación.
He decidido comenzar este diario con el fin de documentar mi muerte. Escribo
frente al monitor esperando desahogarme. Sé que el final se acerca por mucho que
mi madre intente evitar lo inevitable. No hablo, no camino. Poco a poco lo único
que hago es no morir mientras respiro artificialmente desde una silla de ruedas o
mi cama.
El blanco de la pantalla me marea, me provoca náuseas…
De nuevo, me siento débil. Mi madre llora porque sabe que es inútil, pero se aferra
a la vida que ya no tengo. Qué patético… Siento que soy la única aquí con el derecho
de llorar y ni eso puedo hacer ya.

5/Septiembre/2023

El doctor me ha dado la noticia. Sólo tengo 3 meses de vida a lo mucho. Seguiré con
el tratamiento y los medicamentos, pero ya no hay nada más que hacer. Realmente
es un alivio ver el final del túnel.

6/Septiembre/2023

"Por favor inténtalo, hazlo por mí".


Un nuevo folleto con otro tratamiento costoso que dará los mismos nulos resultados.
"Es nuestra última esperanza"
Yo ya no tengo voluntad, la miro, resignada, con la rabia contenida en los puños
esqueléticos de mis manos.
"Esta vez será diferente, ya verás"
Me besa la frente y se va, dejándome en una silla de ruedas conectada a un genera-
dor de oxígeno y un folleto con un tratamiento nuevo que promete curar todas mis
dolencias. Estoy atrapada, soy un rehén de la vida y del egoísmo de mi madre.

7/Septiembre/2023

¡Es increíble! Le han lavado el cerebro a mi madre. No tengo ni idea si nos uniremos
a una secta o qué carajos está sucediendo, pero hoy no hemos ido al tratamiento en
el hospital. Ella sabe que el faltar a una sola de las sesiones provocaría perder mi
lugar en la máquina de diálisis, así como el medicamento. Ella simplemente dijo que
eso ya no será necesario.

SASANILI | 33
Acabamos de perder 2 años de trámites engorrosos para conseguir una cita por un
panfleto que aún no termino de leer.

10/Septiembre/2023

Las decisiones de mi madre van a matarme. Apenas hoy he tenido fuerza para sen-
tarme en la silla de ruedas y teclear algo. Necesito los medicamentos, pero ella se ha
negado a dármelos por instrucción del nuevo tratamiento. Comienzo a creer que se
cansó de todo este mal chiste. ¿No era esto lo que quería?

11/Septiembre/2023

El dolor me está volviendo loca. Sólo quiero morir, por favor, sólo quiero morir.

15/Septiembre/2023

Por fin, algo de medicamento para este cuerpo corrupto. Un jarabe espeso de color
negro. No he reconocido el frasco o de qué medicamento se trata, pero el dolor se ha
calmado un poco.

18/septiembre/2023

El nuevo tratamiento comienza hoy. El doctor vendrá a casa. Por lo menos no tengo
que ir más a ningún otro hospital.

18:30 pm

Dos hombres en bata blanca, casi idénticos, entraron por la puerta de mi habitación.
Tomaron mi mano, mi pulso, revisaron mis ojos con una luz amarillenta, después
mi boca. La mayoría de mis dientes se han caído. Los tratamientos agresivos me han
despojado de mi identidad humana.
Y como si se tratase de un resfriado, me dieron nada más que aquel jarabe negro,
inyectaron en mis venas un líquido transparente y me conectaron a un suero. Des-
pués de eso se fueron y me dejaron con otra correa más en mi cuerpo como si la
máquina de oxígeno no fuera suficiente.
No me cabe duda, son charlatanes. Hasta este punto llegaste, mujer desquiciada,
para mantenerme con vida. En parte espero el momento en que toda esta farsa ter-
mine en una sala de urgencias con doctores juzgando tus malas decisiones. Me gus-
taría ver ese momento de quiebre.

19/septiembre/2023

Tuve un sueño raro. Despierto en una sala de operaciones, desnuda. Puedo ver mi
esquelético cuerpo. Mangueras conectadas a mis muñecas por medio de brazaletes
metálicos que perforan mi piel, electrodos en mis sienes, en mi pecho y estómago.
Tubos de oxígeno en mi nariz. Un líquido verde comienza a fluir por las mangue-
ras que recorren mis venas, mi cuerpo. Me quema, grito para que se detenga. Los
dos hombres observan monitores impávidos ante mi sufrimiento. Un hombre les da
órdenes, yo lo miro, a él ni siquiera le importa que me estoy retorciendo de dolor.
Logro emitir un gruñido, quiero que me mire y me desconecte, pero el sigue inmó-
vil, fijo en los datos del monitor. La conciencia se me escapa. El líquido entra en su

34 | EL NAHUAL ERRANTE
totalidad y al desmayarme de dolor despierto en mi cama empapada en un sudor.
Los gruñidos alertan a mi madre y ella corre a mi cuarto. Me arde la muñeca, justo
como en mi sueño, pero no había heridas visibles.
"No puedo darte nada, los doctores lo prohibieron."
El ardor continuaba.
“Cariño, debes ser fuerte”
La sangre me hirvió. Odio esa frase. ¿Qué más fuerte debo ser? El coraje se expan-
dió en mi pecho, en la garganta y una arcada anunció el caos. Mi madre se levantó
como acto reflejo, buscando el bote de basura, pero el vómito fue más rápido. Un
líquido viscoso embarró mis labios, mi lengua y el piso. Al principio la oscuridad me
hizo pensar que era sangre, oscura y espesa, pero para sorpresa de ambas era negro
como el jarabe antes de comenzar el mentado tratamiento. El olor era intenso, agrío.
Mi madre se apresuró en traer algo para limpiar esa inmundicia.
“Te daré ketorolaco y algo para que descanses. Intenta dormir.”
Después de mi pequeño cóctel y el ronroneo de la máquina de oxígeno logré volver
a dormir y por suerte no volví a soñar.

18:30 pm

Los dos hombres en bata volvieron. De nuevo el catéter en las venas de la mano. Hoy
tocó en la mano izquierda. Ya no tengo sensibilidad, así que me he acostumbrado a
ese dolor. El suero de nuevo en conjunto de un licuado de medicamentos.
“Durará unas 5 horas. Puede haber malestar como vómito, dolor de cabeza y náu-
seas. Es normal”
Hoy no he tomado el jarabe negro.
No siento nada diferente en mi cuerpo. Un stand by mientras “los mejorales”
que me inyectan hacen efecto. ¡Qué tontería! Quisiera saber cuánto dinero le están
sacando a mi madre por este remedio “milagroso”.
Por ahora no hay malestar así que leeré un poco. Hace tiempo que no leo. Hace
tiempo que no hago nada más que existir.

21/septiembre/2023

La noche del 19 volví a soñar. Exactamente lo mismo. Volví a despertar alterada y


culminó en un vómito prominente de baba negra. No pude dormir, el cuerpo me
quemaba. Ardía en temperatura. Mi madre estuvo un rato al teléfono con esos char-
latanes. Recuerdo poco, no puedo diferenciar entre el sueño y la realidad, pero en
algún punto de la noche, el doctor, el de mis sueños, el que dirige a los otros dos,
entró por la puerta de mi habitación. Tomó mi pulso y sacó un aparato pequeño y
largo; metálico, como un termómetro. Lo puso en mi frente, vi un destello, después
lo volvió a hacer en mi pecho y en el estómago. Lo guardó en una caja, como un
pequeño ordenador, y tocando mi frente me dijo, “sólo un poco más”. Al poco tiempo
caí dormida y no desperté hasta la noche del 20.
Un hambre me carcomía las tripas. Intenté gruñir en busca de atención. Llevo
meses sin hablar. Estaba desacostumbrada a mi voz y vaya mi sorpresa cuando logré
escucharme gritandole a mi madre.

SASANILI | 35
Primero fue un gruñido, como los de siempre. La garganta se sentía distinta, mis
pulmones generaban el aire suficiente para poder formular palabras. Volví a inten-
tarlo, creando sonidos reales, ya no gruñidos. Poco a poco las palabras se fueron
acomodando torpemente hasta que logré pronunciar su nombre. La sensación de
la lengua rozando los dientes, tan común pero que al momento se sintió como si mi
lengua no cupiera en mi boca.
Ella apareció al momento. Sorprendida, llorando.
"¡Mi bebé!"
Se abalanzó sobre mí, abrazándome.
"¡Cariño, está funcionando! Aguanta un poco más, sólo un poco más. ¡Ay mi amor!
Te traeré algo de comer. Mi dulce bebé se va salvar, Gracias Dios mío, gracias”.

22/Septiembre/2023

Tuve otro sueño raro. Estoy caminando sobre el agua, una laguna. A lo lejos veo un
bosque. Con cada paso, algo pestilente, negro, se desprende de mis pies desnudos.
Mis manos también gotean. Peces mueren y salen a flote. La laguna, donde se refle-
jaba mi imagen, termina por ocultarse entre el líquido negro que supuro. En algún
punto no puedo caminar más, el líquido es espeso, me hundo con cada paso hasta
terminar ahogándome.
Después de eso no pude volver a dormir.

Tratamiento:

Hoy han venido “los gemelos”, así lo llamo de lo idénticos que son. Hay algo antihu-
mano en ellos. Su piel blanca parece plastificada de lo perfecta que es. Dientes per-
fectos, cabello perfecto. Dos gotas perfectas, una a lado de la otra. No sonríen, sólo
hablan cuando tienen que hacerlo.
En minutos montaron todo un equipo en la sala. Conectaron mangueras a unos
equipos y después me han hecho aspirar algo. Pusieron sobre mi cabeza algo pare-
cido a una máscara antigás. Encendieron el equipo y de las mangueras comenzó
a salir un humo color amarillo. Me asfixiaba al inicio. Terminé por aspirarlo todo
antes de terminar ahogándome. Al terminar me sentía mareada. Sentía que mis pul-
mones palpitaban. Intenté calmarme, aspirar aire de verdad.
“Debe descansar”
Se llevaron el generador de oxigeno y lo cambiaron por uno que generaba el gas
amarillo. Colocaron mis mangueras a la nariz y me quedé ahí, tirada en la sala inten-
tando no morirme. Dormí todo el día o, mejor dicho, varios días.

Continuará...

36 | EL NAHUAL ERRANTE
Criminales
Benítez "Radio Nahual"

D e alguna forma, tal vez con mucha suerte de su lado, lograron escurrirse
hasta un lugar seguro y sin testigos alrededor para discutir su siguiente
paso, un tema muy delicado, tomando en cuenta sus circunstancias. Sólo pensar en
el castigo, hizo que Saeri sintiera ganas de vomitar, pues su vida nunca volvería a
ser la misma. Por mucho que consiguieran deshacerse de las pruebas, su conciencia
nunca le abandonaría.
—¡¿Me escuchaste?!
Eiran la sacudía para hacerle entrar en razón.
—¿Eh? Pues…
—¡Atenta! Mira, se ve mal, pero te necesito conmigo. Por favor, no me dejes cargar
solo con esto.
—Sí, ya… perdón. Es que…
—Te pregunté si será mejor el basurero o la alcantarilla.
Ante la nula respuesta de su hermana, Eiran aceptó que cargaba con dos pesos
muertos y todo dependía de sus decisiones. La primera opción quedaba lejos y cada
noche caían miles de desperdicios, por lo que sería perfecto para esconder el cuerpo.
Por otro lado, arrojarlo al drenaje de la ciudad permitía deshacerse del problema
ahora mismo, pero demasiado cerca de su hogar.
—Vamos al basurero, es una apuesta arriesgada necesito que dejes esa cara de
culpable.
Eirán la jaló para que avanzara, mientras él siguió empujando la evidencia: un
cuerpo demasiado raro, duplicándoles la altura, con sólo un par de brazos y piernas,
por no mencionar lo que parecía ser su cabeza cubierta con una extraña textura y
varios envoltorios suaves sobre su piel, que era de un color tan raro... Nada de esto
era culpa de los hermanos, sólo tuvieron la pésima idea de jugar en el sitio equivo-
cado y descubrir que uno de sus vecinos escondía un portal clandestino, de esos que
tantas veces les advirtieron.
—¡Espera! — Ella le jaló para que retrocedieran— Ahí viene un transporte de
guardias.
El vehículo pasó de largo. Todos sus tripulantes iban armados con paralizadores;
esas cosas de verdad podían hacer mucho daño, sin importar la edad del sospechoso.
Avanzaron lejos de todas las luces posibles, sólo escuchando el sonido levitatorio del
contenedor, cada uno pensando en qué historia podrían inventar si alguien veía a
dos jóvenes con esa caja tan grande. ¿Basura? ¿Mudanza? ¿Mercancía?
—Alguien debería denunciar esa casa y su portal.
—¡No seas tonto, Eiran! ¿Cómo vas a…?
—Puedo dar un aviso anónimo y escapar antes de que las cosas se pongan feas.

SASANILI | 37
—No funcionará y lo sabes. Lo mejor es quedarnos callados, eliminar esa cosa y
listo. ¿O crees que serán considerados con nosotros por esa información? Los Ejecu-
tores no son así.
Al ver el arco reluciente, distinguieron el portal y la curiosidad ganó, como suele
hacerlo en todas las especies del universo. ¿Y si lo atravesaban sólo por un segundo?
¡Lo suficiente para tomar algo del otro extremo y presumirlo como trofeo! Ahora se
daban cuenta de que fue la peor idea de sus vidas, pero se complicó cuando el portal
hizo más que activarse. Fue tanta la energía que sintieron cómo les succionaba para
tragarlos y tuvieron suerte de sostenerse al marco de la puerta.
Sin embargo, la vida fue cruel al otro lado. Un humano seguía su rutina nocturna,
recomendada por el médico para evitar enfermedades a corta edad. Orgulloso de su
buena salud, aceleró por el parque solitario de béisbol y de pronto, fue succionado
muy lejos de casa, sin posibilidad de regresar.
Aunque su resistencia física le permitió soportar lo vertiginoso del viaje sin morir,
el repentino cambio de atmósfera acabó con sus pulmones, mientras los dos venusia-
nos le observaban agonizar. En segundos de agonía, no tuvo oportunidad de apreciar
que era el primer humano en el planeta y mucho menos, las maravillas de su civili-
zación subterránea con tecnología suficiente para blindarse contra el clima exterior.
Llegaron a los límites de la ciudad. A unos cientos de metros comenzaba el terreno
llano, hecho de roca infértil y seca. Ahora, las cosas se complicaban más, pues aun-
que el número de habitantes era muchísimo menor que en el centro, también les
haría sobresalir demasiado ante cualquier ronda de vigilancia que llegase a pasar
por casualidad. Saeri fue adelante para observar las calles.
—Ay… ¿de verdad?
Eiran vio que la batería del improvisado sarcófago estaba por agotarse, dejando
su función anti gravedad. Demasiado pesado para arrastrarlo, pero ¿cómo iban a
saberlo? Esa caja también la robaron, ¡imposible detenerse a comprobar detalles así!
Ella notó su preocupación y esta vez, ninguno pudo controlar el pánico.
—¡No vamos a llegar, tíralo a la alcantarilla! —pidió Saeri.
—¡Baja la voz! Está bien, vamos a tirarlo aquí y ahora.
Usaron la poca batería restante para esconder el contenedor en un área menos
abierta a miradas indiscretas. Con sonidos mecánicos, le abrieron para revelar el
cuerpo. Estaba comprimido y para horror de los venusianos, movió una mano en
actitud suplicante, mientras su garganta emitía sonidos extraños. Estaba agoni-
zando en ese ambiente.
—De verdad fue un accidente, no queríamos…
—Hermano, es imposible que entienda nuestro idioma.
—Al menos quiero disculparme…
—¡No hicimos nada malo!
El humano vio a las criaturas darse empujones entre sonidos guturales cada vez
más fuertes que le lastimaban los oídos. Por último, lo tomaron entre sus deformes
extremidades para llevarlo a un agujero. Antes de desaparecer en las profundida-
des del planeta más cercano al sol, recordó la semana anterior, cuando había visto
una película de extraterrestres donde experimentaban con humanos. Al parecer, su
suerte fue distinta y no sabía si alegrarse o culpar al destino caprichoso.

38 | EL NAHUAL ERRANTE
Mientras, muy lejos a la distancia, se compartía su foto en redes sociales para
denunciarlo como desaparecido, sin saber que estaba muy lejos de cualquier expli-
cación que la frágil mente humana pudiera dar a la vida oculta en otros planetas.

SASANILI | 39
Los Nahuales

Leonora Zea: Bruja, hechicera, curandera de las


palabras, las ideas y los sueños. Perseguida y buscada
por hereje, por ir en contra de las reglas y las normas de
la ciudad Mirtos, ciudad de frío y hierro.

Florencia FraPP: Todos en el mundo somos grasas,


no hago distinción de sexo y raza.

Ángel Diaz: Ermitaño, viajero del mundo. Estudioso de


aquellos libros escondidos o rechazados. Cazador de palabras
y de malas ideas. Verdugo de atrapasueños y coleccionista
de historias por contar.

Escoria Medina: Procedente de una mente


descompuesta. Mediocre intelectual, andrógino, Dios
fantoche de logros pueriles, de creaciones aberrantes e
inestables. Todo un fraude.

EL NAHUAL ERRANTE

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