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GUO LIN QI GONG

MARCHA GUO LIN N°1 RIÑON

(ver video en el blog)

APERTURA
a) De pie, pies paralelos separados un ancho de hombros, rodillas
ligeramente flexionadas, lengua en el paladar, cuerpo distendido. Colocar las
manos en Dan Tien, la palma justo debajo del ombligo (mujeres, mano
derecha bajo la izquierda, hombres, al revés).
b) Concentración en Dan Tien. Respirar lentamente 3 veces: inspirar por la
nariz y exhalar por la boca emitiendo el sonido SHU. Al exhalar, flexionar más
las rodillas; al inspirar, volver a la posición inicial.
c) Situar las manos delante de Dan Tien: al exhalar, separarlas al tiempo
que giran para que los dorsos de ambas queden enfrentados; al inspirar,
aproximarlas con las palmas enfrentadas. Tres veces.

Respiración: Chi – Chi – Hu, donde, Chi es inspirar y Hu es la exhalación

MARCHA
Empezar con el pie izquierdo, al mismo tiempo que se inspira en dos tiempos;
en el avance de los pies apoyar primero el talón. Dar un segundo paso con el
pie derecho mientras se hade una exhalación.
La inspiración, con pie izquierdo, se realiza en dos veces; la exhalación se
realiza en una sola vez, durante el 2° paso, con pie derecho, y así continuar.
1º paso (pie izquierdo): inspirar = CHI - CHI
2º paso (pie derecho): exhalar = HU
Al mismo tiempo que se avanza un pie: girar la cabeza hacia el lado del pie
que avanza, levantar la mano del lado contrario y cruzarla frente al cuerpo
hasta el pecho (punto Shan-zhong, 17 VC). Mientras, bajar la otra mano
desde el pecho hasta el costado, haciéndola pasar por delante de Dan Tien, y
continuar el movimiento un poco hacia atrás, a la altura del punto 30 VB
(Huantiao, detrás del gran trocánter).Continuar con el pie izquierdo. Caminar
entre 12 y 20 minutos, según las fuerzas. En la medida que las piernas se
fortalecen se puede prolongar la práctica hasta cuarenta minutos, una hora, o
más.

CIERRE
a) Situar las manos delante de Dan Tien: al exhalar, separarlas al tiempo
que giran para que los dorsos de ambas queden enfrentados; al inspirar,
aproximarlas con las palmas enfrentadas. Tres veces.
b) Manos apoyadas en Dan Tien. Respirar lentamente 3 veces: inspirar
por la nariz y exhalar por la boca emitiendo el sonido SHU. Al exhalar,
flexionar las rodillas; al inspirar, volver a la posición inicial.
c) Traer el pie izquierdo junto al derecho, y permanecer unos segundos de
pie con las manos sobre Dan Tien antes de dar por finalizada la práctica. Ésta
puede realizarse más de una vez al día.

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HISTORIA

La maestra Guo Lin nació en la provincia china de Guangdon, en 1909.


Huérfana a los dos años de edad, fue criada por su abuelo, un famoso
maestro de Qi Gong que le enseñó las bases del arte.
A Guo le detectaron un cáncer de útero a los 40 años. El tumor se propagó a
otras partes de su cuerpo y fue sometida a seis operaciones en ocho años,
que le dejaron totalmente debilitada.
Intentó superar la enfermedad mediante los ejercicios Qi Gong, como el Wu
Xin Qi, la representación de los cinco animales que había aprendido en su
infancia, pero pronto comprendió que no podía realizarlas en su estado de
salud, que iba de mal en peor. Cada vez que intentaba concentrarse y hacer
las prácticas, se descubría demasiado débil. Al no tener fuerzas suficientes
para movilizar su energía vital, se agitaba, o quedaba exhausta a la mitad de
un ejercicio. Pero aun así no se abandonó a la desesperación, y fue entonces
que comenzó a elaborar una nueva rutina para su propio uso.
Se enfrascó en un estudio comparativo de las escuelas de Qi Gong
tradicionales, y concibió una serie de "ejercicios andando" que combinaban la
meditación con los movimientos. Se sobrepuso completamente, y contra todo
pronóstico, volvió a ser una mujer sana.
Resumiendo sus estudios intensivos de las teorías del qigong y su propia
experiencia terapéutica, Guo Lin escribió un libro titulado: "Qi Gong: un
nuevo método de lucha contra el cáncer", que es el primer tratado escrito en
China sobre el tema. A partir de 1973 dictó conferencias y cursos de clases
primarias, secundarias, y avanzadas para enfermedades crónicas,
autoinmunes y oncológicas. Durante las últimas cuatro décadas, los ejercicios
de Qi gong de Guo Lin han dado la vuelta al mundo, prolongando y mejorado
la calidad de vida de varias decenas de miles de personas.

Se creó una infraestructura, durante los ochenta y noventa, para la


enseñanza del Guo Lin Qi Gong, y se establecieron institutos, asociaciones,
centros de recuperación e incluso hospitales dedicados a la terapia Guo Lin.
El hospital más grande estaba en Beijing, y el mayor centro de recuperación
en Beidaihe, en la costa de la provincia de Hebei. En Japón, Australia, Canadá
y Estados Unidos existen varios centros que promocionan el “método
anticáncer”. En Europa, el Guo Lin Qi Gong se ha introducido en algunos
hospitales oncológicos de Suiza y Alemania. El Instituto de Qi Gong de
Barcelona fomenta gratuitamente la práctica con fines preventivos, y como
complemento a la terapia médica Occidental, en algunos parques y jardines
de la ciudad.
La Maestra Guo Lin murió en el año 1984, a la edad de 75 años, casi 35
años después de haber sido desahuciada.

Guo Lin era una gran artista plástica. Esa era su profesión hasta sufrir, a los
40 años de edad, la enfermedad que cambiaría su vida. Especializada en
pintura china tradicional, algunas de sus muestras fueron patrocinadas por la
Asociación de Bellas Artes de China. A los 30 años había fundado su propia

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academia, donde enseñó a centenares de pintores.
Ella cuenta que uno de los principales estímulos que tuvo para superarse en
la pintura fue un profesor de Bellas Artes, que en su juventud la calificó en un
examen con 59.9, justo una décima por debajo del aprobado. Según sus
propias palabras: “La vida está llena de adversidades que a veces pueden
convertirse en algo bueno. Sin esa puntuación injusta, tal vez no hubiera sido
artista plástica; sin el cáncer no me habría convertido en maestra de Qi
Gong”.

FILOSOFIA – PSICOLOGÍA

El Guo Lin Qi Gong se trata de una rutina sencilla, fácil de aprender y


realizar, con características de gimnasia psicofísica, danza circular, y
meditación en movimiento, que la hacen particularmente interesante.
Este Chikung actúa sutil y progresivamente sobre el sistema nervioso
autónomo, las funciones endocrinas, el sistema inmune y la consciencia,
reequilibrando las energías, optimizando las funciones orgánicas,
despertando la conexión profunda con el ser esencial. De esta manera es
como activa los sistemas defensivos, de modo de revertir procesos
patológicos, incluso graves, como enfermedades crónicas y autoinmunes.
En las personas sanas mantiene la buena salud, actuando en forma
preventiva, fortaleciendo, mejorando la calidad de vida.
Como todo Qi Gong repetitivo y en apariencia simple, es una forma de
meditación en movimiento que cala hondo en el sistema neuroendocrino.
Este tipo de prácticas son las que pueden llegar hasta “el disco rígido”, que
por alguna razón se vio afectado en su funcionamiento. Éste es el caso de las
enfermedades más complejas, de etiología imprecisa, como las autoinmunes,
donde se ve alterada la esencia de los procesos vitales.

Con las caminatas procuramos arribar a un estado que permita al alma


“recordarse”. Es decir, que cuando la mente se dicotomiza entre mandatos
vitales internos, y mandatos sociales y familiares que tiran en sentido
contrario, el ser se olvida de sí, y pierde el camino. Como dice Dalke en su
libro “La enfermedad como camino”, la enfermedad nos indica que, por el
ruido circundante, dejamos de escuchar nuestra voz más profunda. Cuando
esto sucede ya no seguimos la dirección de nuestro mandato interior, aquel
que los taoistas describen como “el sello en el Ming Men”.
En la medida en que la luz de la conciencia, el fuego del Shen, se sumerja
en las aguas e ilumine el sello guardado en lo profundo del mar del Ming Men,
seremos fieles a nuestro destino, en armonía con los mandatos naturales, con
nuestra esencia, recuperando el equilibrio. La enfermedad no es más que la
expresión física del equilibrio perdido.
Con las caminatas se refina el Shen, la conciencia, el espíritu, el principio
psíquico elaborado a partir de los Shen o almas vegetativas de los
órganos. Por eso regular la mente, el emperador del ecosistema que somos y
cuyo equilibrio queremos restaurar, es regular el Shen, y de allí equilibrar
todo el sistema.

Para que el cerebro libere los neuropéptidos que activan las respuestas
inmunitarias de las glándulas, la mente debe estar en calma. La

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sola respiración diafragmática lenta, profunda y regulada, induce a un estado
de serenidad. Brinda un impulso inmediato a la circulación sanguínea,
reduciendo la presión arterial, alcalinizando y oxigenando el torrente
sanguíneo.
La mirada, al compás de la rotación de cabeza y columna, barre el
horizonte, viendo todo, pero sin fijarse en nada, haciendo un paneo del
entorno en un radio de 180 grados.
La mente, ocupada en el movimiento acompasado de brazos y pies, la
respiración, la rítmica torsión de la columna, se queda sin espacio para
elaborar pensamientos.

No obstante, si surgen pensamientos, hay que dejarlos pasar como nubes por
un cielo azul, o como peces que se escurren por debajo de la superficie de un
estanque mientras uno tiene la mirada perdida en el fondo. Descubrimos de
este modo un nuevo espacio habitable, el del aquí y ahora.

Esta actitud contemplativa nos hace observadores del universo externo e


interno. Sonidos, temperatura, brisas, respiración, latidos, pensamientos,
sentimientos, aromas, desfilan ante nuestra conciencia despierta y calma.
Observamos todo sin clasificar, mucho menos calificar. Observamos la
realidad sin ponerle nombres a las cosas. Experimentamos el mundo interno
y externo antes de representárnoslo, de fragmentarlo y empaquetarlo en
conceptos. Habitamos por fin, por una vez, el instante presente, y no ya las
imágenes mentales de lo que pasó y lo que está por ocurrir.

Don Juan, el chamán que le transmite a Carlos Castaneda los conocimientos


ancestrales de la cultura tolteca, le enseña en Relatos de Poder a…“caminar
largos trechos sin enfocar los ojos en nada. Su recomendación había sido no
mirar a nada directamente, y mantener una visión periférica de cuanto se
presentaba a la vista. Recalcó, aunque entonces no entendí, que
conservando los ojos sin enfocar, en un punto justamente arriba del
horizonte, era posible percibir, en forma simultanea, cada elemento en el
panorama total de casi 180 grados frente a los ojos. Me aseguró que ese
ejercicio era la única manera de suspender el diálogo interno.”
Decía también Don Juan, como lo dice el budismo, que al parar la cascada
de palabras mentales se para la construcción que nos hacemos del mundo. Al
interrumpir por una vez la cadena incesante de pensamientos se derrumba la
imagen del mundo inducida por la cultura imperante, que levantamos y
sostenemos precisamente mediante el dialogo interno. Nuestro decorado
personal, la escenografía en que desenvolvemos nuestra doméstica épica
cotidiana, muestra su esencia de cartón, y con ella también se deshilacha
nuestra propia imagen. Se hace patente entonces la ilusión de que somos
“algo” separado del todo. Ese error esencial, dice el budismo, es la raíz del
sufrimiento, y se supera cuando se despierta de la ilusión, cuando, desde el
testigo interno, reconocemos esa parte que todavía no despierta,
condicionada por los procesos mentales colectivos que perpetúan el estado
de adormecimiento.

La conciencia corporal despierta durante la práctica, y nos permite registrar

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el ahora como una sensación en el cuerpo, en vez de como una idea. El
silencio mental nos permite reconocer que el estado mental “normal” de la
mayoría de los seres humanos contiene un fuerte elemento de disfunción o
locura, que sostiene la Matrix por la que discurrimos inconcientes.
Vislumbramos entonces que la emoción subyacente que gobierna toda la
actividad del ego es el miedo. El miedo de no ser, el miedo a la muerte.
Porque el ego sospecha en lo más profundo su inmaterialidad.
Una vez que aceptamos la incertidumbre, que asumimos que todas las
cosas y situaciones con las que nos identificamos son impermanentes,
inestables, hasta las de apariencia más sólida, emerge la paz que da soltar la
ilusión de control. Nos damos realmente cuenta de que no hay nada de lo que
tenemos que no pueda desaparecer mañana.
Tan pronto como comenzamos a habitar la eternidad del momento
presente, observamos como “testigos” las contorsiones y piruetas que realiza
todo el tiempo nuestro ego para llamar la atención, para confirmar su
existencia, para intentar congelar lo que está en permanente cambio.
Emerge entonces la sospecha de que existe algo más allá, o más acá del ego,
ya que es desde ese otro lugar de donde nos observamos. El reconocimiento
de lo falso hace evidente lo real.

De nuevo en palabras de Don Juan: “convertir en razonable esa cosa


magnífica que está allá afuera no te sirve de nada. Aquí, alrededor de
nosotros, está la eternidad misma. Esforzarse en reducirla a una tontería
manejable es un acto despreciable, y definitivamente desastroso. Cada

vez que el diálogo cesa, el mundo se desploma y salen a la superficie facetas


extraordinarias de nosotros mismos, como si nuestras palabras las hubieran
tenido bajo custodia, escondidas. Eres como eres porque te dices a ti mismo
que eres así”.
O en palabras de Jung: “lo que se relega al inconciente vuelve como
destino.” Es todo aquello que relegamos a la sombra, la porción sumergida
del iceberg, el poder descomunal de nuestra mente del cual no tenemos
registro, lo que guarda el secreto de la salud y la enfermedad. Sólo soltando,
perdiendo el miedo, podemos animarnos a contemplar la realidad desnuda,
sin chalecos conceptuales sujetándola.

FISIOLOGÍA

El movimiento rítmico del diafragma realiza un masaje a los órganos de la


cavidad abdominal, que mejora las funciones digestivas y activa la respuesta
de desintoxicación en todo el organismo. La respiración profunda apaga el
circuito de acción del estrés, vinculado al sistema nervioso simpático, es decir
el de "lucha o huida", que en la vida moderna se ha hecho crónico. Se
interrumpe así la secreción de las hormonas y neurotransmisores que
lo activan.
El diafragma es un poderoso músculo que, como una bomba impulsora,
comprime el hígado, el bazo y los intestinos, estimulando toda la circulación
abdominal. Facilita, con su compresión, la circulación venosa desde el
abdomen hacia el tórax.

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Al descender, el diafragma expande y llena de aire la parte inferior de los
pulmones, la más voluminosa. Se verifica así una mejor oxigenación de la
sangre. Con su movimiento rítmico, ayuda al corazón a bombear la sangre
por todo el cuerpo, con lo cual le ahorra muchísimo trabajo al músculo
cardíaco, y prolonga la vida.
Se estimulan las contracciones peristálticas, lo que mejora funciones
digestivas. Se activan las respuestas depurativas y curativas del cuerpo, al
poner el sistema nervioso autónomo en la rama parasimpática restauradora,
que desencadena la producción de neurotransmisores y hormonas que
indican al cuerpo que tiene que desintoxicarse y reponerse.

Como los movimientos de la caminata son lentos, continuos y suaves, con


el mínimo esfuerzo muscular, no producen acumulación de ácido láctico en
los tejidos, responsable principal del dolor y cansancio muscular. Tampoco
aparecen radicales libres, que aceleran la descomposición de los tejidos,
como ocurre con la gimnasia convencional explosiva.
Andar con las rodillas ligeramente dobladas potencia el flujo energético por
todos los meridianos, y cultiva la energía vital, atesorada en el Ming Men. La
concentración en las palmas de las manos, combinada con los pasos,
estimula los meridanos de las piernas y de los brazos simultáneamente.
Sincronizar la marcha con el movimiento de los brazos también favorece
una mayor fluidez del Qi por todo el cuerpo. Se produce de éste modo un
reequilibrio de la energía y de la sangre en todos los órganos. En otras
palabras, se estimula la inmunidad en general.
Ayuda, sobretodo si se realiza al aire libre, en medio de la naturaleza, poner
la concentración al inspirar, en el Chi puro de la naturaleza que entra por
todos los poros; al espirar, en las energías desgastadas que salen del cuerpo.

Se potencia la circulación de sangre y energía por los canales, mientras que


la suave torsión de la cintura y torso conduce esa circulación ampliada hasta
las extremidades y los tejidos más profundos, con lo cual se elimina
eficazmente la energía estancada.

Por la activación de la respuesta psiconeuroinmunitaria, se incrementa la


secreción de importantes neurotransmisores, como serotonina, dopamina,
endorfinas, encefalinas, que actúan sobre el timo, el bazo, los ganglios
linfáticos y la médula ósea, aumentando así la respuesta inmunitaria.
Las tensiones de la zona cervical y escapular deben descender a los brazos.
Las tensiones de los hombros, de los codos y muñecas, deben vaciarse a
través de los dedos. Es también importante constatar, mientras los gestos se
realizan, los efectos sobre las zonas del tronco o de la cabeza que recorren
las manos, rozando sin tocar. Como en la danza, es preciso sentir el ritmo y el
movimiento naturales a través de una escucha interior.

Al principio se tiende a estar rígido. Comenzamos desplazándonos con la


torpeza de cubos pretendiendo rodar. Es preciso redondear los ángulos,
redondear los movimientos, atenuar las aristas, hasta rodar como esferas, sin
esfuerzo.
Estas marchas, donde se avanza colocando primero el talón y después todo
el pie, estimulan la energía de riñón. Al tocar primero el suelo con el talón, se

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activan los vasos especiales de la pierna, Yin Qiao y Yang Quiao, activando
así la regulación térmica y defensiva general, y equilibrando el Yin y el Yang.
Cuando toco el suelo con la punta del dedo mayor, tonifico la energía de
hígado y bazo.
La concentración en la parte central e inferior del cuerpo, acompañada por
la respiración diafragmática, tiene como fin guiar hacia abajo la energía
acumulada en exceso en la parte superior del cuerpo. De este modo se
descongestionan el pecho y la cabeza, y la tensión acumulada en la cintura
escapular.
La torsión rítmica de la columna a uno y otro lado comprime y libera
alternativamente los ganglios del sistema nervioso simpático, situados a los
lados de las vértebras. Esto reajusta el funcionamiento del sistema nervioso y
abre los bloqueos energéticos.
Los engarces entre vértebra y vértebra de los nervios simpáticos, junto con
sus ganglios, coinciden con los puntos Shu de la medicina china, que rigen las
doce funciones principales. Situados sobre la rama interna del meridiano de
vejiga, estos puntos son objeto de masajes específicos, tanto en tuina chino
como en shiatzu japonés, por reflejarse en ellos la totalidad de los órganos
del cuerpo. Las torsiones de la columna, de la cabeza al sacro, tienen efectos
energéticos sutiles que actúan sobre la médula espinal, los ganglios
simpáticos, el sacro, el bulbo raquídeo y el cerebro. La energía vital (jing Qi) y
el Yang de los riñones, penetran así en los principales centros energéticos.

Las torsiones del torso abren también el Dai Mai, o vaso maravilloso de la
cintura. Esto garantiza una buena circulación de energía entre la parte alta y
baja del cuerpo. Se robustece el Ming Men, estimulando la vitalidad.
Como el Dai Mai, al ser el único vaso transversal, abraza a todos los demás
canales principales que suben y bajan por el cuerpo, al estar vigoroso, los
tonifica. Por su relación con Ming Men, activa el Yang puro de los riñones y el
Jing Qi, la energía vital esencial. También estimula la libido y la producción de
endorfinas.
Reequilibrar el vaso de la cintura tiene otros efectos terapéuticos, como
eliminar los ataques friolentos y el síndrome de pies fríos, o la estasis venosa
en el útero. Con la práctica puede llegar a percibirse una sensación de tibieza
en la cintura y los riñones, que a veces sube por toda la columna.

Cuando el Dai Mai está a pleno, se expande el Wei Chi, o chi guardián; la
barrera de defensa contra los influjos externos, el sistema inmune. En la
fisiología de la sangre, en lo referente a

la inmunidad, el bazo está ligado al timo y sistema linfoide, constituido por


ganglios, canales linfáticos y plexos linfáticos. El sistema inmune comprende
también a la médula ósea, el

timo y el bazo. La medula produce linfocitos B y T. Los primeros pasan


directamente al sistema linfático, para defender el organismo. Los segundos
van a buscar su información a nivel del timo, y de allí pasan a la circulación
general. Experimentaciones diversas han demostrado los efectos del Qi Gong
sobre la aceleración y el aumento en la maduración de los linfocitos T.
El desplazamiento pendular de las manos a lo largo del cuerpo, rozándolo

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sin tocarlo, desde las caderas al pecho, produce un movimiento de la
energía desde la parte baja de la columna hasta la zona del timo. Es un
masaje energético en todos los órganos a lo largo de "los 3 calentadores":
plexo hipogástrico, plexo solar, y plexo cardiorrespiratorio. Este masaje
interno armoniza la energía, deshaciendo los posibles bloqueos que pudiera
haber en cualquiera de los 3 niveles.
Si se les presta atención, las manos se vuelven extraordinariamente
sensibles, como imanes. Cabe seguir con el pensamiento lo que éstas hacen
y cómo actúan por dentro del cuerpo. La atención va de las manos a los
sucesivos órganos internos, ida y vuelta, sintiendo su sanadora caricia.

La sensación general, una vez finalizado el ejercicio, es de vibrante


relajación. Con todo el cuerpo empapado de una agradable tibieza.
Energizado y sereno. La mente en calma.

Gustavo Villar
Director de El Centro

BIBLIOGRAFIA
Yves Requena. Qi Gong. Gimnasia para la salud y la longevidad.
Yves Requena. Movimientos para la felicidad. Wu Dang Qi Gong.
Daniel Reid. El Tao de la vida sana.
GAO YUN Editor, Editorial de Deportes del Pueblo, Beijing.
Ming Pang. Xiaoguan Jin. Joseph Marcello. Secretos de la Energía Inteligente.
Eckhart Tolle. Una nueva tierra.
Carlos Castaneda. Relatos de poder.

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