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Vamos a la playa: el balneario de Arroyo Pareja, otro

uso del frente portuario puntaltense


Gustavo Chalier

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Gustavo Chalier. Vamos a la playa: el balneario de Arroyo Pareja, otro uso del frente portuario
puntaltense. Cuartas Jornadas de la Red de Estudios Portuarios, Red de Estudios Portuarios (RedeP),
Nov 2012, La Plata, Argentina. �hal-02903793�

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Vamos a la playa:
el balneario de Arroyo Pareja, otro uso del frente portuario puntaltense

Gustavo Chalier
Archivo Histórico Municipal de Punta Alta
Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur
gmchalier@yahoo.com.ar

Entre todas las fealdades y las incomodidades, reales o ficticias, que presenta la ciudad de Bahía
Blanca, Martín Kohan dice en los primeros párrafos de su reciente novela que uno de las peores es su:

“… renuncia al mar, que en sectores de la ciudad, y dependiendo del viento, podía intuirse pero
nunca verse, presentirse pero nunca apreciarse, lo que suponía la verdadera forma de la renuncia, renuncia
de lo que podría haberse tenido y no se tiene”1

En el caso de Punta Alta, también la negación del mar es su pecado original. Nació con su frente
costero ocupado, tapado por la Base Naval, de modo que el mar ni siquiera se ve desde el centro de la
localidad. Si se presiente o se intuye, como dice Kohan, es precisamente por la misma existencia del
apostadero naval, una conciencia elíptica de su destino marítimo. El mar para la mayor parte de los
puntaltenses no tiene pues una connotación recreativa ni deportiva, no se lo vincula a la playa ni a la pesca:
el mar es el territorio que se despliega para la Defensa, para que buques grises (y no lanchas amarillas, o
alegres surfistas) surquen sus aguas. De allí la abundancia de anclas, nudos marineros e insignias navales
que ornan los escudos y logos de muchas instituciones puntaltenses.
Dentro de los usos del espacio del área de la bahía Blanca, uno de los aspectos menos abordados
por la historiografía es el de la instalación entre las décadas del 1920 y 1940, de un balneario anejo a lo que
entonces se conocía como “Puerto de Arroyo Pareja” y hoy es Puerto Rosales.
Lo que no deja de ser sorprendente, pues el balneario-perteneciente a la compañía francesa que
explotaba el puerto- se erigía como un área recreativa favorita de las élites locales y las clases subalternas en
general, pese a las desfavorables condiciones geográficas que imperan en la zona.

1
Kohan, Martín: Bahía Blanca, Buenos Aires, Anagrama, 2012, p.8
Poco estudiado pues, dentro del poco espacio que la costa ocupa en el imaginario local (y que se
trasluce por la escasa historiografía generada hasta ahora), los espacios costeros de la bahía ocupados por
actividades que no sean netamente vinculadas al trabajo y desarrollo portuario o a la defensa, no ocuparon
mayormente la atención de los historiadores locales. Efectivamente, al contrario de biólogos y geólogos que
han publicado ingentes trabajos a nivel nacional e internacional, los historiadores se sienten poco atraídos
por el análisis diacrónico de los espacios costeros bahienses.
Llama la atención el silencio puesto que el tema, más allá de lo anecdótico que pueda parecer, entra
de lleno en el negocio financiero de la compañía francesa Ferrocarril Rosario-Puerto Belgran. En efecto, fue
un intento por enjugar su déficit y reactivar la línea con tráfico de pasajeros en los meses estivales. Esta
empresa, a la sazón administradora del puerto de Arroyo Pareja, decidió conjugar actividad portuaria
comercial y recreativa prácticamente en un mismo espacio. Paralelamente, generó un fenómeno local de
poblamiento y un interesante inicio de urbanismo del área hasta entonces deshabitada.
Este trabajo, generado desde el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta y realizado con material
proveniente del mismo reservorio documental, viene a intentar llenar el vacío historiográfico antes citado y
dar a conocer una de las desconocidas historias que abundan en el ámbito de la bahía.

El espacio natural

“Vayamos en auto si quieren, lleguemos


al borde mismo del muelle y veamos ya no el cerúleo
mar sino el barro canceroso de las islas de la ría
en las que guanacos habitan y ñandúes y peludos
y uno o dos hombres con minúscula y un lanchón”2

Estos versos son de Sergio Raimondi, bahiense, uno de los mejores poetas argentinos
contemporáneos, y un agudo observador. El fragmento describe muy bien la realidad de esta costa sureña
bonaerense.
Quien llegue a Bahía Blanca o Punta Alta y espere ver una costanera con mar límpido y rizado
como en Mar del Plata o Necochea, se llevará una desilusión. Pese a su nombre, la ciudad de Bahía Blanca,
desprovista de rambla, de playa y con el mar que se divisa sólo como una ranura grisácea desde las alturas de

2
Raimondi, Sergio:“Ciuitas y humanitas”(fragmento), en Poesía civil, Bahía Blanca, Ediciones Vox, p.72
los edificios del centro, es la más continental de las ciudades del litoral argentino. Lo mismo ocurre con
Punta Alta, que no puede asomarse al mar porque, ya se dijo, la inmensa Base Naval bloquea todo contacto
con el litoral.
Por empezar, es necesario hablar de la conformación geográfica del espacio costero mismo de la
región y de lo que en realidad es. El nombre popular de “bahía”, aplicado sin dudar a este espacio, es puesto
en duda por geógrafos y geólogos.3 En definitiva, la bahía es un “estuario de marea”. 4
Dentro del espacio estuarial se abre una serie de grandes canales de marea, que de de sur a norte
son: la Caleta Brightman, Bahía Verde, Bahía Falsa y el Canal Principal. Éstos se hallan interconectados por
un juego de canales más y más pequeños que se presentan como una red arterial y enmarañada que
conforman islas y bancos barrosos. Muchas de estas formaciones afloran o varían de extensión y contorno al
compás de las amplias mareas. Es un ambiente de humedales costeros, tan raros y tan valiosos como
ecosistema.
Solamente la costa norte del Canal Principal halla poblada. En ella, desde el interior al mar abierto,
se escalonan las localidades de General Cerri e Ingeniero White, ambas pertenecientes al partido de Bahía
Blanca y sendos puertos; a unos 7 km de la costa, se halla emplazada la ciudad homónima y cabecera del
distrito. Luego, siguiendo el litoral, se halla Villa del Mar, perteneciente al partido de Coronel Rosales y su
ciudad cabecera, Punta Alta. Ocupando todo el frente costero de esta ciudad, se encuentra la Base Naval de
Puerto Belgrano y unos kilómetros más al sudeste, Puerto Rosales (antiguamente conocido como Arroyo
Pareja). Toda el área portuaria que ocupan la Base Naval y Puerto Rosales se la conoce, desde antaño, como
Puerto Belgrano, una de las zonas mejor dotadas naturalmente para los emprendimientos portuarios del
litoral argentino.
Frente a toda la costa, se aglomeran numerosas islas y bancos, de modo que, desde la playa, puede
observarse una línea de tierra amarronando el horizonte.
Este sector costero poblado presenta características distintivas respecto a otros sitios del ámbito
bonaerense. Lejos de presentar playas amplias con arena, predomina el cangrejal, salitroso, viscoso y las
amplias mareas que, ora descubren la masa barrosa, ora la cubren con el agua salobre y, generalmente, calma
y sin olas.

3
Cfr. Piccolo, Maria Cintia y Perillo, Gerardo M.E: “Physical characteristics of the Bahia Blanca estuary (Argentina)”, en
Estuarine, Coastal and Shelf Science, volumen 31, Nº 3, septiembre de 1990, pp. 303-317. Para la complejidad del tema, véase:
Elliott, M. y McLusky, D.S.: “The Need for Definitions in Understanding Estuaries”, en Estuarine, Coastal and Shelf Science,
volumen 55, Nº6, 2000, pp.815-827.
4
Aliotta, Salvador, Lizasoain, Guillermo O. y Ginsberg, Silvia S.: “Dinámica sedimentaria y evolución morfológica de un
profundo canal del estuario de Bahía Blanca”, en Revista de la Asociación Geológica Argentina, volumen 59 Nº1, 2004, pp. 14-28
En cuanto al clima imperante, está descrito como templado de transición, caracterizado por las
pocas lluvias (del orden de entre 500 a 600 mm.) y estaciones bien marcadas, con inviernos muy fríos y
veranos muy calurosos. Este último aspecto es importante a la hora de tener en cuenta la necesidad de un
balneario, ya que , si en enero la temperatura media es de 23,4º C, no son raras las jornadas estivales en que
el mercurio trepa por sobre los 35ºC y aún supera los 40ºC. 5

Arroyo Pareja

El llamado Arroyo Pareja es un sitio curioso, que se presta a equívocos. Es, en realidad, el
pequeño estuario formado por la antigua desembocadura del arroyo Napostá Chico, que tiene por
característica principal la variabilidad de su recorrido; esto provoca que hace que su desembocadura sea
también tornadiza y que actualmente, sus aguas se pierdan en la zona comprendida entre Punta Alta y
Pehuen Co.6 En algún momento hasta principios del siglo XIX desaguó en el fondeadero natural de Puerto
Belgrano, pero al retirarse, el estuario fue ocupado por el agua del mar y a esa escotadura se la conoce
como Arroyo Pareja. (Pareja por Joaquín Fernández Pareja, piloto de la misión de reconocimiento Bahía
Blanca que, en 1823, lo descubrió y reconoció).
El sector destinado a balneario que está próximo al arroyo Pareja nació prácticamente con la ciudad,
si no antes.
Apenas comenzados los primeros trabajos técnicos preparatorios para la construcción de la actual
Base Naval de Puerto Belgrano hacia 1897, comenzó una auténtica fiebre especulativa, que llevó a
martilleros de Bahía Blanca e incluso de Buenos Aires, a lotear propiedades adyacentes a las obras en
ejecución. Los terrenos en cuestión estaban en lo que se denominó con el nombre de fantasía de Ciudad
Atlántida, convencidos todos en que se transformaría en una importante metrópoli al amparo del Puerto
Militar7.
Inclusive antes de comenzar efectivamente las obras en el apostadero naval, las páginas del
periódico bahiense El Porteño, saludaban la “feliz iniciativa de los fundadores de Ciudad Atlántida,

5
Cfr. Bróndolo, Margarita y Bazán, Sandra(Coord.): Geografía de Punta Alta y Partido de Coronel Rosales. El espacio
geográfico. Potencialidades y restricciones, Bahía Blanca, Ediuns-UNS/Municipalidad de Coronel Rosales, 2001,p. 37. Estas
temperaturas provocan una marcada sensación de disconfort, que ha sido estudiada (Cf. Paula Torrero, Mariana y Campo de
Ferreras; Alicia: “Estudio a escala local del confort estival. Sector Norte de Bahía Blanca”, en VII Encuentro Internacional
Humboldt. América Latina en el Sistema Mundial, 2005, Villa de Merlo, San Luis)
6
Bróndolo, Margarita y Sandra Bazán, op.cit.pp. 68 y 69
7
Hoy día, Ciudad Atlántida pese a su pomposo nombre, es un barrio de Punta Alta, que se extiende para el lado de Puerto
Rosales pero que no llega, ni por asomo, al mar
destinada a convertirse en un gran centro de producción y riqueza, dadas sus inmejorables condiciones
para la agricultura”.8
Es por esas fechas cuando se levantan las primeras casas particulares en la zona y se llega a hablar
de la instalación de un restaurante y un hospedaje.
En ese contexto de optimismo, comenzó a realizarse, por carros, el traslado de mercaderías y
personas que llegaban a Arroyo Pareja. En días feriados, atraía a gran número de gente pues, además de la
curiosidad por ver el estado de las obras que transformaban rápidamente las costas, el sitio había devenido
un recreo para los bahienses. Las diligencias de los señores Rocha y Suárez partían tres veces por semana
desde el Hotel Londres. Un mes después de establecida esta primera compañía, otra más, La Argentina del
Sur, propiedad de Mora y Hervitt, estableció un servicio diario.
Sin duda, el lugar era más atractivo por lo que prometía ser (en cuanto al progreso material de la
zona) que por lo que era. Sin embargo, El Porteño nos alcanza una descripción bucólica del paseo:

“Por un lado el mar, por el otro, el Arroyo Pareja cercado por lomas y médanos que dan al
panorama una perspectiva encantadora [...] Es un paraje destinado a punto de reunión de los que salen en
un día de semana buscando distracciones en el descanso”. 9

El Ferrocarril Rosario_Puerto Belgrano y el desarrollo portuario de la zona

No obstante, habrá que esperar cerca de un cuarto de siglo para que el paseo se transforme en un
balneario. A ello ayudó la consolidación del proceso urbano en lo que hoy es Punta Alta, proceso que no
solamente tiene que ver con el impulso cuantitativo de la población (la que pasó de unos cientos de
habitantes para 1898 a cerca de 10.000 para 1910), sino a la instalación de una serie de inversiones privadas
y estatales que constituyeron la raison d’être de la localidad. Al Estado y su cuantioso desembolso para
realizar la actual Base Naval de Puerto Belgrano, debemos sumarle los emprendimientos extranjeros: el
británico Ferrocarril del Sud, que unía Punta Alta con la ciudad de Bahía Blanca; y el Ferrocarril Rosario-
Puerto Belgrano, de capital francés, y que uniría los dos epicentros de inversión gala.

8
El Porteño, 25 de mayo de 1897, p.
9
Ib., 11 de junio de 1897
Desde fines del siglo XIX diversos actores pretendieron invertir en un puerto comercial que sea
alternativo al de Ingeniero White. Buscaban aprovechar la ubicación y profundidad natural de Puerto
Belgrano. Se destacaron las propuestas de Luis Linck, Guglielmo Godio y del mismo Estado, que pretendía
acondicionar un sector de los muelles militares para actividades mercantiles.
La compañía francesa concesionaria de la línea de Rosario a Puerto Belgrano logró el permiso para
construir y explotar un muelle exclusivo en el antepuerto de la Base Naval, que será vendido al Estado en
1911. Concomitantemente, el ingeniero francés Abel J. Pagnard concibió y obtuvo la concesión para
construir un puerto comercial en Arroyo Pareja. Proyectado como el más importante de su tipo en América
del Sur, la obra se inició en 1912 y concluyó abruptamente con la I Guerra Mundial.
Pese a las dificultades, y a no poder explotar debidamente las ventajas comparativas del lugar, el
puerto funcionó, administrado desde 1922 por el FC Rosario-Puerto Belgrano, hasta su nacionalización en
diciembre de 1947.10

Ferrocarril, puerto y balneario

Luego de hacerse cargo del Puerto de Arroyo Pareja, el Ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano tuvo
particular interés en el desarrollo turístico de la zona lindera a los muelles. 11 El empeño estribaba en un
potencial aumento del tráfico de pasajeros y el usufructo de la infraestructura a construirse. Era parte de una
política proactiva para tratar de enjugar el déficit de la línea, que incluía la prolongación del ramal hasta la
ciudad de Bahía Blanca
Poco tiempo después, una nota del periódico puntaltense Nueva Época nos informa que la compañía
ferroviaria decidió que las adyacencias del puerto

10
Para un análisis más profundo del conjunto de inversiones francesas en Punta Alta, cf. Chalier, Gustavo: “El Puerto
Comercial de Punta Alta. El capitalismo francés y la pugna por el espacio económico de la bahía Blanca (1900-1930)”, en
Cuadernos del Sur, N° 34 Historia, Bahía Blanca, Departamento de Humanidades/Universidad Nacional del Sur, 2005,
pp.299-317.Del mismo autor véase también: “Inversiones francesas para el sudoeste bonaerense”, en Todo es Historia, N° 441,
Buenos Aires, abril de 2004, pp.30-38; “El Ferrocarril Rosario- Puerto Belgrano”, en El Archivo, Publicación del Archivo
Histórico Municipal de Cnel. Rosales, Año III, Número 9, Punta Alta, noviembre de 2003, pp. 2-10; “El Puerto Comercial de
Arroyo Pareja”, en El Archivo, Publicación del Archivo Histórico Municipal de Cnel. Rosales, Año II, Número 4, Punta Alta,
septiembre de 2002, pp. 2-9.
11
El papel del ferrocarril en el establecimiento y consolidación de sitios turísticos no debe menospreciarse. A los ejemplos
locales y paradigmáticos de Mar del Plata y Bariloche, se agregan en el exterior, lugares como Ems, Baden-Banden o la Costa
Azul. El tren hizo accesible el arribo a esos lugares, antes reservado a la aristocracia, de contingentes amplios de turistas de
clase media (Cf. Gordon, Bertram: “El turismo de masas: un concepto problemático del siglo XX”, en Historia
Contemporánea, Nº 25, Universidad del País Vasco, pp. 126 y ss.)
“serán convertidas en un balneario, contándose ya con numerosas construcciones y viviendas para
ese objeto. Además la comuna dará comienzo en breve al arreglo del camino de Punta Alta a Arroyo
Pareja” 12

Muestra del interés de la empresa por el (su) balneario es que la misma donó al gobierno municipal
la tosca para reparar el camino.
En septiembre de 1922 se anunció la construcción de un apeadero en Arroyo Pareja, con el nombre
de Estación Muelle Puerto Belgrano. Los trenes partían desde la recientemente inaugurada estación terminal
de Bahía Blanca calculando los horarios de marea y, previa escala por Punta Alta, arribaban luego de poco
más de una hora de viaje.
Pese a no haber sido inaugurado oficialmente, ese verano el balneario concitó gran expectativa. El
servicio de trenes Bahía Blanca- Punta Alta-Muelle Puerto Belgrano fue librado al público el 1° de
noviembre de ese año, llevando a las costas puntaltenses a más de quinientos bañistas. Este gran
desplazamiento de visitantes fue confirmado por los cálculos de un diario puntaltense que calculó que, desde
el 1º al 20 de diciembre, visitaron el balneario “3000 personas de Bahía Blanca, sin contar los vecinos de
Punta Alta y Puerto Militar”13

“Las casas existentes se hallan todas arrendadas a conocidas familias de Bahía Blanca. El
ferrocarril procede a instalar casillas de baños y un bar-restaurant. El remolcador “Carolina”, de la
empresa, hará excursiones a las islas”. 14

Días más tarde, el diario expresaba:

“A pesar de no haber sido inaugurado oficialmente, el balneario de Arroyo Pareja se ve muy


frecuentado, especialmente en los días festivos.
La instalación de casillas se ha iniciado desde hace algunos días y en la primera quincena de
Diciembre finalizará esta tarea…

12
Nueva Época, 13 agosto de 1921, p.1.
13
Nueva Época, 20 de diciembre de 1922, p.1.
14
Nueva Época , 4 de noviembre de 1922, p.1
Ya se hallan instalado en las casas de la empresa, varias familias de B.Blanca (sic) y en estos días
lo harán otras. El restaurant, ubicado en las adyacencias de la playa empezará a funcionar en breve,
habíendose confiado su dirección al jefe de la sección confiterías de la empresa.”15

Tanta importancia se le otorgaba al emprendimiento francés en Punta Alta, que un grupo destacado
de vecinos enviaron un telegrama al presidente Hipólito Yrigoyen pidiéndole se dignase a firmar el decreto
que autorizase la apertura de las obras del balneario.16
Yrigoyen firmó el decreto poco antes de abandonar el gobierno, lo que provocó la alegría general de
la población y motivó una nota del diario donde expone el significado del balneario en el progreso de la
localidad.

“El movimiento de este nuevo sitio de recreo, constituirá un nuevo e importante factor de progreso
y de adelanto para Punta Alta, nuestro pueblo, cuyos destinos se van alcanzando si bien paulatinamente, en
forma positiva, circunstancia que permite augurar la pronta conquista de nuevos elementos que harán de
esta localidad una verdadera urbe, con muchos miles de habitantes y dotada de medios y recursos de
actividad productiva a causa de su proximidad a dos grandes puertos, el Militar y el Comercial, que
evolucionan constantemente ampliando sus instalaciones ya importantes.” 17

Finalmente, el 24 de diciembre de 1922 se inauguró el lugar de recreo. La crónica de la


inauguración fue realizada por un diario bahiense de esta suerte.

“Como estaba previsto, la inauguración fue todo un acontecimiento para las familias de nuestra
sociedad que desde las primeras horas de la mañana se volcaron sobre la playa, en busca de sanas
expansiones y de las caricias de las olas. Todos los trenes que partieron ayer hacia Arroyo Pareja fueron
repletos de familias de nuestra ciudad, a las que se le unieron muchas de Punta Alta, dando al espigón
durante todo el día, el aspecto de una romería.”
Y más adelante, el mismo artículo expresaba:
“El tren que partió a las 16.50 horas de la estación local fue uno de los preferidos por las familias
dada la hora propicia de salida y de regreso. Por la noche, a pesar de la lluvia caída y del tiempo

15
Nueva Época , 25 de noviembre de 1922, p.1
16
Nueva Época , 7 de octubre de 1922, p.1
17
Nueva Época, 18 de octubre de 1922, p. 1
amenazante, partió también un apreciable número de excursionistas que se dispusieron a pasar nochebuena
en la playa y algunos, a aprovechar la alta marea.
A lo largo del espigón habíanse colocado anoche numerosos bancos para comodidad de los
paseantes, habiéndose también iluminado profusamente toda la extensión que abarcan las casillas de
bañistas. Esto, unido a la selecta y numerosa concurrencia, hizo que aquello ofreciera un aspecto
interesante y animado. Los excursionsitas tomaron el tren de regreso a las 0.30 horas, trayendo excelente
18
impresión de los gratos momentos pasados junto a la playa”

La infraestructura existente

Por las características propias del espacio, el balneario no se congregó en torno al edificio de un
grand hotel lujoso, tal como era norma en los elegantes destinos turísticos del norte de la provincia. Y
tampoco pudo gozarse del ambiente natural y agreste sin construir una infraestructura básica para poder
aprovechar el sector costero. Los franceses construyeron, sobre el mar, un espigón o murallón de contención
realizado prolijamente en piedra, de unos trescientos metros de longitud. Sendas escalinatas bajaban a la
playa donde se dispuso una capa de arena que era necesario reponer. Arriba, paralelas a la costa, se alineaban
ciento cincuenta casillas de madera que servían de cambiadores para los bañistas y que se alquilaban por
hora o por día.
Entre las casillas y el borde del murallón, debida protegida por una baranda, quedaba un espacio
que se usaba para pasear a la vera del mar, aprovechándose incluso a la noche pues contaba con iluminación
eléctrica.
Según declaraciones posteriores de Eduardo Andró, gerente técnico del Puerto Comercial, ese año
la venta de pasajes llegó a quince mil. Aunque luego su número luego fue decayendo paulatinamente debido
a la competencia de otros medios de transporte (colectivos y autos particulares). En 1933 solamente 5.400
paseantes hicieron uso del tren 19.
A lo largo de toda la década del ‟20 y del ‟30, el balneario fue, además, centro de inversión de
capitales locales. De ese modo, se sumaron atractivos y una cierta infraestructura turísticos. Por ejemplo,el
restaurant y confitería pronto de la empresa fue concesionada a privados, quienes la dotaron de dos pistas de
baile de cemento en el patio. Allí, en las tórridas noches de verano, los paseantes se divertían al compás de

18
La Nueva Provincia, 25 de diciembre de 1922, p.6
19
Cf. El Regional, 9 de abril de 1933, p.1
orquestas puntaltenses y bahienses. A esto se sumó, el 6 de enero de 1924, un biógrafo al aire libre, con una
confitería y bar anexos donde también se organizaban reuniones danzantes por las noches. Otros hechos
significativos fue la inauguración en 1937 del almacén San Matín, que actuaba como una suerte de gran
provveduría. Y en 1939, el montenegrino Rafael Nicoliche, fotógrafo de la recordada casa Internacional, en
el centro puntaltense, construyó una serie de casas para alquilar, además del hotel y bar Player.
En cercanías del lugar, ya fuera del balneario en sí, al otro lado de Arroyo Pareja, en la llamada isla
Cantarelli20, se instalaron el Club Náutico y el campamento Huinca Mapu, de la Asociación Cristiana de
Jóvenes.
Los concesionarios de la confitería también buscaron solucionar, en Arroyo Pareja, el principal
problema que posee la costa sur bonaerense desde Claromecó: la proliferación de aguavivas que, debido a la
calidez del mar, impiden los baños, sobre todo en los días más calurosos y cuando sopla fuerte el viento
norte. Se colocó mar adentro un alambre tejido de setecientos metros de frente: vano intento por detener a las
medusas, que igualmente se colaban por la red.
Arroyo Pareja, pese a estos inconvenientes, era un éxito. No podía ser de otro modo, puesto que, en
ese momento, era uno de los dos balnearios existente en aguas del estuario. El otro, denominado Villa del
Mar (entre Bahía Blanca y Punta Alta, a unos 3 kilómetros de esta última) se fundó en 1931 a raíz de un
loteo realizado ex profeso para establecer una villa turística. Fue solamente un grupo de casitas de fin de
semana, que no logró su despegue hasta la década de 195021. En cuanto a la ciudad de Bahía Blanca en sí,
pese a su amplio frente marítimo, no pudo concretar el anhelo de poseer un sitio de recreo, dado que su
litoral se hallaba ocupado por el puerto de Ingeniero White y por el salobre cangrejal (lo que no era óbice
para que muchos acalorados bahienses se “mojaran las patas” en el mar, aunque sin el mínimo de
infraestructura)22.

Balneario y sociedad

20
En realidad, la isla Cantarelli no es isla. Simplemente, es la otra banda del Arroyo Pareja. Tal vez la denominación popular
provenga del hecho que es solamente accesible cruzando el pequeño estuario con botes
21
Todo este proceso se inserta en un proceso más amplio del que la zona estudiada no es ajena y que ha sido estudiado, entre
otros, en Bruno, Perla: “Tradición y modernidad en la concepción del territorio turístico en el litoral bonaerense, Argentina.1920-
1950”, en Revista Iberoamericana de Urbanismo, Barcelona,Nº 2, 2009, pp. 4-16.
22
Durante los años „30, el intendente socialista de Bahía Blanca, Agustín de Arrieta, encargó al ingeniero Juan Regnasco el
proyecto de un balneario en Ingeniero White. "La rambla de Arrieta", como se la continúa llamando, nunca llegó a plasmarse. En
White, al Ferrocarril del Sud no le interesó instalar un balneario: las ganancias del puerto eran más que suficientes.
En la primera temporada de funcionamiento del recreo, y a raíz del “singular movimiento de
vehículos y peatones”, la subprefectura estableció un servicio de vigilancia especial a cargo de marineros
que “cuidan y velan por el respeto y la moral que deben reinar”. Según consignaba la prensa, “Les
corresponde igualmente observar si los bañistas se presentan cubiertos correctamente, teniendo órdenes
terminantes al respecto para hacerlas cumplir”. Por lo visto, las “faltas al respeto y la moral” debían ser,
sino frecuentes, al menos lo suficientemente reiteradas, dado que la decisión de la subprefectura motivó “el
aplauso general de las familias que concurren asiduamente a la playa”.23
¿Quiénes conformaban esas familias que concurrían a la playa? ¿De dónde salía la multitud que, en
número de miles, colmaba las instalaciones cada verano?
La Compañía ferroviaria poseía casas en alquiler para turistas que, provenientes de la zona servida
por la línea francesa (Bahía Blanca, Punta Alta, Cnel. Pringles, Cnel. Suárez), se acercaban a las aguas
marinas para calmar el rigor del verano. Un breve análisis prosopográfico arroja luz sobre la condición de
estos turistas. Nueva Época brinda la nómina de los veraneantes y sus familias, todas vinculadas a la alta
burguesía regional. Políticos, grandes comerciantes, terratenientes, profesionales constituían el núcleo duro
de los paseantes.
En la tercera década del siglo XX, si bien se está todavía lejos del masivo turismo social y obrero
del peronismo24, había en Punta Alta y la zona un sector social numeroso-pequeños propietarios y
comerciantes, obreros calificados -que contaban con un ingreso suficiente y tiempo libre como para disfrutar
algunos días de ocio. Los fines de semana el balneario también se colmaba de obreros, principalmente
puntaltenses, que gozaban de las ventajas del domingo no laborable y, posteriormente, del llamado “sábado
inglés”. Este último sector de la población era la que, fatigando trenes y colectivos25 , usando la bicicleta
raramente, algún vehículo automotor, concurría a Arroyo Pareja a pasar el día, haciendo picnics y, en
general, poco uso de las instalaciones.

El Puerto y la urbanización de Arroyo Pareja

23
Nueva Época, 6 de enero de 1923, p.1
24
Cfr. Bertoncello, Rodolfo: “Turismo, territorio y sociedad. El 'mapa turístico de la Argentina'”,en Geraiges de Lemos, Amalia
Inés; Arroyo, Mónica y Silveira, María Laura: América Latina: cidade, campo e turismo,San Pablo, CLACSO, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, San Pablo, 2006, p 321 y ss. En este período, el derecho al descanso y a la recreación de
vastos sectores populares se yuxtapuso a las doctrinas higienistas que estuvieron en boga en la alta burguesía de principios de siglo.
25
Además del tren, los puntaltenses podían viajar a la playa en el servicio de colectivos de Carlos Strauss, inaugurado en
noviembre de 1923 y que partían de una parada ubicada en el centro de la ciudad.
El puerto fue asimismo un factor preponderante en la urbanización de la zona lindera al muelle, aun
desde antes de su puesta en funcionamiento. Con el correr de los años, se formaron asentamientos que, si
bien pequeños, dieron una fisonomía distintiva a ese sector. Hoy ya no quedan vestigios de estas villas, que
se conocen mediante fotografías y referencias de vecinos.
Si bien hubo ocupación del sector desde el momento que comenzó a construirse la Base Naval en
1898, la casi totalidad de las construcciones que se instalaron obedecieron a empleos circunstanciales en la
citada obra, el muelle de Arroyo Pareja y el ferrocarril francés.
En Arroyo Pareja a partir de los años 1920, podían apreciarse tres villas o sectores diferentes: la
Colonia Ferroviaria, la Villa Balnearia y la Villa de los Pescadores. En conjunto, según estimaciones,
ochocientas personas llegaron a vivir allí a finales de la década de 1930.26

La Colonia Ferroviaria

La más antigua y bien definida de las tres, por tener un cerco de alambre tejido de unos dos metros de
alto y tamariscos en derredor, era la llamada “Villa o Colonia Ferroviaria” la cual, según datos imprecisos
dataría de 1912, cuando se comenzó a construir el puerto. Servía de habitación para el personal directivo y
estable de la Empresa y para el personal obrero. Ambas jerarquías contaban con espacios propios definidos
por su ubicación y el acceso a comodidades (la zona de las casas del personal, más próximas a las oficinas,
contaba incluso con canchas de tenis). Al hacerse cargo del puerto el Ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano
pasó a denominarse con propiedad Colonia Ferroviaria.
Esta villa nunca tuvo ocupación plena – los obreros, si podían, preferían vivir en Punta Alta- y el
ferrocarril comenzó a alquilar las viviendas a familias veraneantes que deseaban disfrutar del Balneario y
zona aledaña

La Villa Balnearia

La segunda Villa, estaba directamente vinculada a las actividades del Balneario de Arroyo Pareja y
era denominada Villa Balnearia, pues tenían allí sus casas las familias que permanecían todo el verano.
También vivían allí algunos pescadores, pero la mayoría eran veraneantes. Se extendía al Norte de la
Colonia Ferroviaria y cercana al brazo de mar y sin límites fijos hacia el Norte.

26
Cfr. La Gaceta, 22 de septiembre de 1937, p.5
La mayoría de los turistas eran de Bahía y de Punta Alta, pero los había de otros puntos del país,
como Rosario, desde donde venían las familias de los funcionarios del ferrocarril francés, como la del
Administrador General de la empresa, el ingeniero François Jacques Sisqué.
Dentro de la Villa Balnearia, cercana a la mina de arena, como ya se dijo más arriba,Rafael
Nicoliche edificó en la década del '30 lo que, un poco presuntuosamente, dio en llamar "Villa Nicoliche":
una casa amplia con jardines en su frente y un hotel, el Player, con techo de chapa a cuatro aguas y que
daba refrigerio y alojamiento a los turistas.
Era un sitio prometedor, pero agreste. Las fotos de época muestran casitas de madera o bloques y
techos de chapa al borde de calles de tierra, árboles más o menos crecidos intentando ofrecer reparo al sol
inclemente del verano. Salvo el sector de la Empresa, el resto carecía de los más elementales servicios
públicos de infraestructura. Suministros como leña o agua debían ser comprados a vendedores ambulantes o
en comercios de la misma villa.

La Villa de los Pescadores

La tercera villa, llamada de “los pescadores”, tenía población estable todo el año. Este lugar tiene
una pequeña historia, que no comienza en Arroyo Pareja, sino en el área del Puerto Militar. Allí se asentaron,
en momentos de la construcción de la Base Naval, una serie de obreros, italianos y españoles en su mayoría.
Algunos de ellos, pescadores en Europa y propietarios de lanchas y canoas, trabajaban como obreros civiles
en la Base Naval de Puerto Belgrano. Esta gente formó, dentro de ella, un barrio llamado "de pescadores".
Las casas eran de madera y se encontraban a unos cien metros del mar. 27
A partir de 1934 y a raíz de la prohibición por parte de la Armada de ese tipo de asentamientos en
terrenos militares, los pobladores se reubicaron donde pudieron. Algunos fueron a Villa del Mar. Otros, a
Arroyo Pareja. Con sus propias embarcaciones, realizaron pesca comercial.

Fin del balneario

En la segunda mitad de la década del ‟40, cuando empezaba a delinearse una época dorada del
turismo en la Argentina, el balneario de Punta Alta vio bruscamente frenado su desarrollo.

27
Amarfil, Romina: “Actividades económicas puntaltenses en la Ría de la bahía Blanca”, p.4
En diciembre de 1947 los activos de las empresas francesas en Argentina fueron nacionalizadas. En el
caso de Punta alta, tanto el Ferrocarril Rosario Puerto Belgrano como el puerto comercial fueron afectados por la
medida. En cuanto al puerto de Arroyo Pareja, los muelles como el balneario quedaron bajo jurisdicción de la
Armada Nacional. Al ocupar territorio militar, el viejo puerto francés quedó inhabilitado para efectuar
operaciones comerciales.
Esto significó que el muelle y todas las tierras adyacentes (villa Ferroviaria y Balneario) pasaran al
Estado, más precisamente al control de la Armada. También las tierras de la Villa balnearia y de la Villa de
Pescadores (cuya posesión no era del todo clara) también pasaron a control de la marina de guerra. Hubo
expropiaciones masivas, previo pago de una indemnización que, en la mayoría de los casos, era insuficiente para
adquirir una propiedad en Punta Alta o en algún otro sector.
Las instalaciones del Balneario en sí, por un tiempo, quedaron como usufructo exclusivo de los
empleados de la base, hasta que lentamente la desidia acabó con las casillas, la rambla, la arena y las defensas de
piedra.

Conclusiones

La desaparición de Arroyo Pareja en tanto lugar de recreación marcó el inicio de los años dorados de la
cercana Villa del Mar que, pese a no contar con la infraestructura diseñada por los franceses, fue muy atractivo
para pescadores y bañistas durante las décadas del 50 y 60 por su profusa vegetación. También en 1948 se fundó
oficialmente Pehuen Có, distante a unos 65 km de Punta Alta, en mar abierto, fuera de las aguas del estuario y
que hoy es el más importante sitio turístico del distrito.
El espacio geográfico del norte del canal principal del estuario no es del todo propicio para la instalación
de lugares de playa y baños de mar sin una previa y bastante onerosa infraestructura. Desde forestación que
mitigue los vientos y el sol hasta bajadas de piedra o cemento que aseguren el fácil acceso, pasando por la
constante reposición de arena a fin de cubrir el pringoso barro del cangrejal que dificulta el pleno disfrute de la
costa.
No obstante, si está bien administrado y forma parte de un negocio de gran aliento, la experiencia de la
compañía francesa en Arroyo Pareja demuestra que un balneario de las características arriba apuntadas puede ser
redituable y mantenerse largo tiempo.
La demanda creciente de una población que hoy, en la zona costera del norte de la bahía alcanza el
medio millón de habitantes, requiere de la consideración del litoral marítimo como espacio lúdico integrado a las
actividades productivas y de defensa.
Habría que trabajar, además de lo meramente urbanístico, en cuestiones de base tales como la actual
contaminación de las aguas del estuario y en un cambio en el paradigma de uso de la costa por toda la población
puntaltense y bahiense.
Actualmente, en proximidades de lo que fue el balneario de Arroyo Pareja, la municipalidad puntaltense
concesiona un espacio que cuenta con baños, cantina, fogones y un sector de playa. Sumamente degradado y
estrecho para contener a los 60.000 habitantes de la ciudad, la gente no obstante sigue concurriendo en razones
de su cercanía a disfrutar del sol de primavera o para mitigar los rigores de la canícula.

Referencias bibliográficas

Diarios y periódicos

El Porteño, Bahía Blanca.

El Regional, Punta Alta

La Gaceta, Bahía Blanca

La Nueva Provincia, Bahía Blanca

Nueva Época, Punta Alta

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Posición relativa del balneario en el área de Puerto Rosales

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