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Historia

ARTIGAS Y LA GUERRA DE CORSO


Una lección de coherencia entre política, estrategia y táctica

Capitán de Fragata (CG) Alejandro Laborde Fonrat

Transcripción de la Conferencia pronunciada el 3 de noviembre de


1994, en el Instituto Uruguayo de Estudios Geopolíticos. El autor
de este artículo prestó servicios en distintas unidades flotantes y
terrestres de la Armada, habiéndose desempeñado como 2º Coman-
dante del Buque de Apoyo Antártico y Oceanográfico “Cte. Pedro
Campbell”, y como Comandante del Balizador “Sirius”. Se graduó
como Oficial de Estado Mayor en el Instituto Militar de Estudios
Superiores. Fue profesor en la Academia de Guerra Naval y en la
Escuela Naval de asignaturas relacionadas con las operaciones na-
vales, y conferencista sobre esa materia en el Instituto Militar de
Estudios Superiores y en la Escuela de Comando y Estado Mayor
Aéreo. Articulista sobre temas navales, antárticos e históricos, sus
trabajos han sido publicados en distintas revistas nacionales dedi-
cadas a esas materias. Es autor, en forma conjunta, de las obras:
“Uruguay, la guerra y el mar”, premiado con una mención especial
en el concurso “Armada Nacional” en 1984, y “Nuestra guerra so-
litaria”, publicado por el Departamento Editorial del Centro Mili-
tar. Fue miembro del Centro de Estudios de Historia Contemporá-
nea, alumno de la Licenciatura de Historia de la Facultad de Hu-
manidades de la Universidad de la República, e integra la Subcomi-
sión de Investigaciones Históricas de la Liga Marítima Uruguaya.
Integra también desde sus inicios en 1988, la Comisión Editorial de
la Revista Naval. En la actualidad presta servicios como Coman-
dante del ROU “Vanguardia”.

INTRODUCCIÓN algunos de los hechos más recordados, que


resaltan el enfoque de una perspectiva te-
Al pensar en un Artigas geopolítico, rrestre dentro del análisis histórico.
podría creerse que las cuestiones maríti- Sin embargo, la consideración hacia las
mas y navales no tuvieron peso suficiente realidades marítimas, no solo no estuvo
en el transcurso de los acontecimientos que ausente en la concepción geopolítica
rodearon su acción política y militar. artiguista, sino que ocupó un lugar prepon-
La batalla de Las Piedras, el Sitio de derante que atendió a la totalidad del poder
Montevideo, el Éxodo, el establecimiento de marítimo, incluyendo a la marina mercan-
su cuartel general en Purificación, el Regla- te, los asuntos portuarios, de navegación,
mento de Organización de la Campaña, son de comercio marítimo internacional y tam-

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bién la marina de guerra y sus acciones en hinterland que definen el Río de la Plata y
distintos teatros de operaciones, tanto en sus grandes afluentes.
el espacio defensivo local, como en su pro- La característica de frontera surge de
yección internacional contra los intereses la acción humana y es consecuencia de los
marítimos enemigos en alta mar. sucesivos traslados que sufrió la línea
Los aspectos estratégicos y económi- demarcatoria entre los dominios españoles
cos de esta última modalidad de acción, y portugueses, conviniendo al territorio
llamada genéricamente “guerra de corso”, actual de nuestro país en “zona de marca”
serán el motivo central de esta exposi- de aquellos dos grandes imperios.
ción. Si esos tres factores, pradera, puerto y
La anterior mención de distintos hechos frontera, pautaron el desarrollo histórico de
relacionados con los asuntos marítimos, nuestro pueblo, resulta indispensable enton-
resulta significativa para demostrar la exis- ces, recurrir al auxilio del estudio de ese
tencia por parte de Artigas de una verdade- proceso para verificar como funcionaron
ra política al respecto, particularmente al dichos datos en la realidad política.
ser analizados en su desarrollo y a la luz del La historia marítima nacional es breve,
estudio de los documentos de la época, en debido fundamentalmente a la retracción de
los que, como veremos posteriormente, sus habitantes, más dedicados a su espa-
regulaba su proyección y acción. cio terrestre que al horizonte marino.
No hay posibilidad de ninguna política No es de extrañar, sin embargo, esta
que no vea la realidad a través de los ojos falta de vocación hacia el mar. ya que las
de la geografía y de la historia, por lo que óptimas condiciones que se ofrecían a los
para analizar al Artigas geopolítico (en este pobladores de la Banda Oriental favorecían
caso particular podríamos decir oceano- esa perspectiva terrestre.
político) es necesario repasar brevemente Ante lo fácil de la vida campera, no exis-
cual era la situación de los parámetros tía necesidad de la dura opción del mar y el
históricos, geográficos y políticos de su gaucho, “marinero convertido en jinete”,
tiempo. constituyó, a su tiempo, el arquetipo na-
cional que dominaba con su cabalgadura
SITUACIÓN HISTÓRICO los enormes espacios de la llanura desierta
GEOGRÁFICA DE LA BANDA y tenía a su disposición todos los recursos
ORIENTAL A COMIENZOS de la economía pecuaria.
DEL SIGLO XIX Su relación inicial se produjo con la es-
tancia cimarrona, que conjuntamente con
Un distinguido historiador compatriota el matadero y el saladero integraban el ru-
ha definido para nuestro territorio la triple dimentario pero suficiente sistema econó-
y permanente condición de pradera, puer- mico de la época.
to y frontera. Por otra parte el cuero era un material
Las dos primeras funciones, pradera y imprescindible para la tecnología de aquel
puerto, son la derivación inevitable de la entonces, por lo que la economía de la Banda
geografía: por una lado la pampa húmeda, Oriental estaba en excelentes condiciones
fábrica natural de alimentos que rinde a la de intercambio con los mercados interna-
par de las mejores en el mundo y por otro, cionales, para conseguir los insumos pro-
la puerta de entrada y cabeza natural del venientes de ultramar.

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La carne, de más está decirlo, era el ele- caderías por el río Uruguay al litoral oeste
mento principal de la dieta de la población, de la Banda Oriental, y por el Paraná y el
que completaba con el mate, su alimenta- Paraguay, la ruta de la Hidrovía, a los puer-
ción carnívora. tos argentinos y paraguayos.
En estas condiciones, la atención hacia En cuanto a la condición militar del puer-
el mar era innecesaria y por mucho tiempo to de Montevideo, la incipiente organización
así se mantuvo, marcando el predominio naval, creada a partir del Apostadero, fue
de la función pradera. evolucionando hasta constituir una escua-
Pero la geografía fue imponiendo lenta- dra de relativa importancia, que constituyó
mente el constante rol de las aguas como una fuerza significativa frente a los cambios
medio de comunicación y así, el asenta- políticos acaecidos a partir de mayo de 1810.
miento en el medio oriental de actividades Pero además de su trascendencia en el
marítimas, creó una nueva perspectiva. plano naval, la acción del apostadero tuvo
La corona española apreció nítidamen- consecuencias en el plano político, ya que
te el valor del Río de la Plata y en especial sin la fidelidad de Montevideo a Fernando
de su costa Norte, provista de dos puertos: VII, no hubiera habido centro de resisten-
Montevideo y Maldonado. cia militar y política de la Corona española,
En el primero abrigo ideal para una es- y por ende, tampoco habría existido razón
cuadra, se dio asiento al apostadero que para solicitar la intervención portuguesa,
dominaría todo el Atlántico Sur. incluyen- renovando las seculares apetencias lusita-
do la costa africana y por el Pacífico la nas. De igual forma quizás no hubiera plas-
parte Sur de la costa chilena. En el puerto mado como tal la existencia de la causa
esteño, mientras tanto, se estableció la Real artiguista, símbolo de las ideas federales y
Compañía Marítima, que dedicada a la caza autónomas, y en última instancia, uno de
de mamíferos acuáticos en islas, aguas v los elementos diferenciales de la identidad
tierra firme austral, complementaba en lo nacional del Estado Oriental.
productivo comercial, el poderío militar del
apostadero. SITUACIÓN POLÍTICA
El perfil de la costa, la función puerto,
complementó entonces la función pradera Son conocidos los hechos políticos que
en una singular simbiosis, ya señalada por determinaron la organización de la guerra
Hernandarias. quien visionariamente en 1608 de corso contra la navegación portuguesa.
había precisado las maravillas del territorio Aquel don Juan VI de Portugal, que ha-
y la importancia de los puertos de Monte- bía sido forzado al abandono de Lisboa para
video y Maldonado. radicarse en Río de Janeiro, enconado por
Al culminar el siglo XVIII, Montevideo las decisiones del Congreso de Viena que
era una ciudad eminentemente marítima, no habían satisfecho sus expectativas de
con una flota naviera privada que desarro- reivindicación como potencia europea prin-
llaba una actividad importante. cipal, influenciado por condicionantes po-
El estamento mercantil montevideano líticas de orden interno que impulsaban al
tenía en el mar su objetivo fundamental Brasil como potencia americana, comenzó
porque Montevideo, al igual que hoy, era a desarrollar una política internacional ten-
un puerto de ultramar, pero era también un diente a consolidar su reino en el escenario
puerto de cabotaje para el tránsito de mer- de América.

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Así pues, la situación política y la vi- intrigas de dos personajes que actuaron en
sión de sus gobernantes llevaron al Brasil a Río de Janeiro en representación de intere-
retomar la ruta tradicional de la cancillería ses inconfesables, un argentino. Manuel
portuguesa, iniciada en Tordesillas, que tuvo García, y un oriental. Nicolás Herrera, alla-
a la Colonia del Sacramento como mojón naron el camino y estimularon el propósito
de sus ambiciones platenses. portugués, ya existente, de invadir nueva-
Una clara visión geopolítica indicaba la mente el territorio de la Banda Oriental.
necesidad de dominar el Río de la Plata, El 20 de enero de 1817, las tropas de
como forma de tener la llave de comunica- Lecor penetraron en Montevideo, hacien-
ción hidrovial con sus territorios interio- do efectiva una ocupación que duraría más
res, a los cuales de otra manera solo podía de una década y que tan profundas conse-
accederse por vía terrestre con inmensas cuencias tendría en el destino nacional.
dificultades.
Los apremios militares de España en ESTRATEGIA NAVAL ARTIGUISTA
1811, y el extravío de los dirigentes porte-
ños, le dieron nuevamente la oportunidad Toda estrategia militar, es decir, el em-
de intervenir en el Río de la Plata, ocupan- pleo de los medios que se poseen para al-
do el territorio de la Banda Oriental. canzar los objetivos que han sido fijados
El armisticio de Elío con la Junta bo- por la política, está condicionada por la
naerense, llevó también al retiro de las fuer- dependencia del uso del espacio geográfi-
zas portuguesas que habían sitiado Monte- co en caso de guerra.
video, a través de un tratado por el que el Así, en el caso de la estrategia naval, se
gobierno de Juan VI se comprometía a ayu- establece una clara diferencia entre las na-
dar a Buenos Aires, si se producía un in- ciones marítimas y las continentales. Las
tento de recuperación por parte de España primeras, necesitan el dominio del mar, lo
de los territorios del Virreinato. La puerta cual implica conseguir su libre utilización
quedaba abierta. en su función de vía de comunicación, lo
A partir de 1815, el proceso revolucio- que se logra a través de la existencia de un
nario había entrado en una fase crítica, en poder marítimo asentado sobre una pode-
la que chocaban dos corrientes: la unitaria rosa fuerza militar oceánica, una numero-
representada por Buenos Aires, que pro- sa flota mercante, y bases navales tanto
curó el logro del protectorado inglés en los metropolitanas como ultramarinas, para el
territorios del virreinato primero, y luego sostén logístico de ambas.
intentó restituir la monarquía en el Plata, Los estados continentales, por el con-
confiándola a un príncipe de la casa de trario, no necesitan del dominio del mar, ya
Braganza y la federal, representada por que su enclave territorial, o las caracterís-
Artigas y su liga de provincias, que preten- ticas del mismo, les permiten mantener su
día establecer un sistema político autóno- esfuerzo de guerra con los recursos de su
mo y federativo, de raíz hispánica, revalo- propio territorio, por lo que su acción na-
rizando los viejos principios de los fueros val debe dirigirse a negar o impedir el libre
de las Cortes y los Municipios de tradición uso del mismo por parte del enemigo.
española e hispanoamericana. Resulta evidente entonces, que para de-
La anarquía política resultante de esta terminar la composición y organización de
situación de enfrentamiento, sumada a las una fuerza naval, se debe atender como

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primer e ineludible paso, a determinar si el La organización de las escuadrillas flu-


estado es de condición marítima o conti- viales que operaron en los ríos Paraná y
nental. Uruguay contra las escuadras y las tropas
A su vez, para analizar la composición portuguesas y porteñas, en las que se des-
de dicha fuerza. resulta de interés seguir el tacó el accionar de Pedro Campbell, pri-
esquema del almirante español, Luis Carre- mer Comandante General de la Marina, y
ro Blanco, que reconoce una triple el establecimiento de la guerra de corso
sustentación de toda armada, basada en la contra el tráfico marítimo portugués, nos
resultante de una compleja combinación de dan claramente la pauta de lo expresado.
fuerzas materiales, fuerzas morales y fuer- En lo que respecta a la composición de
zas orgánicas. la fuerza naval, de acuerdo al citado esque-
Las primeras dependen fundamentalmen- ma de Carrero Blanco, es también evidente
te de la cantidad y calidad del material béli- que las fuerzas materiales no podían ser el
co; las segundas son función exclusiva del elemento predominante. La inexistencia de
personal y se constituyen con el valor para un estado organizado, la escasez de recur-
sufrir el efecto de la acción enemiga, así sos económicos y materiales, el reducido
como con la compenetración con la causa número de sus ejércitos, impedían siquiera
por la que se combate; por su parte las fuer- pensar en una armada poderosa.
zas orgánicas tienen que ver con la exacti- De allí entonces, las escuadrillas fluvia-
tud y perfección con que se relacionan en- les, sutiles y contundentes, formadas por
tre sí los componentes orgánicos internos, lanchones que combatían en los ríos y a su
así como con la consustanciación doctrinal vez desembarcaban a la misma tropa de
de los subordinados con sus superiores. marinería que actuaba en tierra aplicando
Los actos de guerra, en todos sus es- la táctica de “montoneras”, desarrollada por
calones, desde la concepción estratégica Campbell.
basta el enfrentamiento táctico, consisten Del mismo modo, la guerra de corso,
en reforzar e integrar esos tres pilares por arma de las naciones sin recursos suficien-
parte propia y en intentar golpear inteligen- tes para la lucha convencional en el mar,
te y sostenidamente las fuerzas materiales, fue empleada con un notable concepto de
morales y orgánicas del enemigo. Los efec- economía de fuerzas, para atacar al comer-
tos destructores no se dirigen solo contra cio marítimo portugués y estrangular las
el material, sino que poseen repercusión líneas de comunicaciones y aprovisiona-
desmoralizante y desorganizadora, apare- miento logístico del ejército invasor de
jando el desgaste progresivo y acelerado Lecor.
de la fuerza militar enemiga. En cuanto a las fuerzas morales, el es-
Al analizar el caso de la estrategia naval tudio de los combates tanto de las escua-
y de la composición de la marina de Artigas, drillas fluviales como de los corsarios, en-
resulta obvio que las consideraciones so- frentando a enemigos materialmente muy
bre la dependencia del mar para la situa- superiores, nos enseña al igual que en tan-
ción de guerra que estaba enfrentando, y tas oportunidades a lo largo de la historia,
las capacidades necesarias para lograr su como el coraje, la decisión y la adhesión
dominio, lo llevaron a adoptar la estrategia espiritual a una causa, son elementos
propia de un estado continental: negar el multiplicadores que se prodigan en mila-
libre uso del mar a su adversario. gros de realización.

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En lo referente a las fuerzas orgánicas. Los gobiernos, conjuntamente a una


Artigas eligió la dirección descentralizada, declaración de guerra, publicaban su vo-
permitiendo la más amplia libertad de acción luntad de expedir patentes de corso a los
e iniciativa a los comandantes subordinados, ciudadanos del país y extranjeros, que qui-
lo cual evidencia además del acierto de su sieran ponerse a su servicio y luchar en el
lógica militar, la coherencia que su pensamien- mar. Asimismo, se obligaban a pagar fian-
to, que en el plano político impulsaba las ideas zas para cubrir las indemnizaciones que por
de federalismo y de autonomía de las provin- reclamos se formularan contra el estado, a
cias, contra las concepciones unitarias y cen- causa de errores o injusticias en los apre-
tralizadoras del gobierno porteño. samientos que se hicieran.
Mando flexible, tácticas aguerridas e El buque capturado debía ser traslada-
irregulares, medios escasos pero adecua- do a un puerto del estado autorizante, allí
dos a las realidades estratégicas, fueron las examinado para ser declarado “buena pre-
grandes líneas de la conducción aplicada sa” por el tribunal competente, y liquida-
por el jefe oriental, principios que no se dos los beneficios correspondientes.
aprenden sólo en las Academias militares, Muchas naciones a lo largo de la histo-
sino que responden al genio de las mentes ria recurrieron a esta forma de guerra. En
y espíritus brillantes, como el del hombre Inglaterra, los grandes corsarios recibieron
que esta noche nos reúne. fama, dinero y honores, porque su acción
favoreció la política general de la monar-
LA GUERRA DE CORSO quía británica. Basta mencionar los nom-
bres de Hawkins. Drake, Cavendish, entre
Antecedentes históricos tantos otros, para reconocer los más re-
motos y renombrados antecedentes histó-
Recurriendo al diccionario de la Real ricos de la marina inglesa.
Academia Española, encontramos que cor- En la marina catalana, la flota mercante
so, etimológicamente carrera, del latín actuaba como auxiliar de la de guerra y
cursus, significa “la campaña que hacen colaboraba en las acciones navales, a tra-
por mar los buques mercantes con patente vés de expediciones de corso con las pa-
de su gobierno para perseguir a los piratas tentes correspondientes de los reyes de
o a las embarcaciones enemigas”. Aragón.
Del mismo modo, corsario, “dícese del En Castilla, los Reyes Católicos,
que manda una embarcación armada con carentes de escuadras con las cuales llevar
patente de su gobierno”. a cabo sus soñadas expediciones maríti-
Los antecedentes del corso se remon- mas o para proteger su voluminoso comer-
tan a la Edad Media, en la que los particula- cio, concedían permisos a particulares para
res, por “derecho de Fuerza”, se apodera- desarrollar esa gestión, con navíos equipa-
ban en el mar de los bienes del enemigo. dos, armados y tripulados a su costo. El
Para evitar que estas situaciones fueran estado aportaba la documentación legal y
consideradas actos de piratería, los esta- exigía el cumplimiento de ciertas obligacio-
dos exigieron para aprobar su ejecución la nes de carácter político y económico. En
posesión de las cartas de marca, y regla- este sentido, los grandes viajes de los si-
mentaron las condiciones de crucero y glos XV y XVI tuvieron características si-
apresamiento. milares a las del corso.

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Destacada fue también la acción de a la pericia y valor de los capitanes estado-


corsarios españoles a comienzos del siglo unidenses.
XIX, como respuesta ante la situación de Fue recién a fines del siglo XVIII y prin-
enfrentamiento con Inglaterra, desarrolla- cipios del XIX, que el corso empezó a per-
da a lo largo de toda la centuria anterior, y der prestigio como acción naval, porque
que tuvo su detonante en el ataque y apre- las grandes potencias se comprometieron,
samiento de una flotilla española en proxi- a través de tratados internacionales, a no
midades del cabo Santa María, en la costa autorizarlo, actitud a la que se oponían las
gaditana. naciones de menor poderío marítimo, ya
El hecho, suscitado en pleno período de que dicha situación favorecía a aquellas.
paz, sin mediar declaración de guerra, y en Finalmente el corso fue abolido oficial-
clara violación a los compromisos interna- mente en 1856 en el Congreso de París, a
cionales, provocó la dura reacción de la co- partir desde cuando prácticamente desapa-
rona española. que para plantear la guerra reció. Sin embargo, con el correr del tiem-
en el mar a su poderoso enemigo, impulsó a po fue evolucionando, manifestándose bajo
sus súbditos a emprender operaciones de nuevas formas subsidiarias de las marinas
corso contra toda nave de propiedad ingle- de guerra, cuyo objeto entonces pasó a ser
sa, concediendo amplias facultades y facili- la destrucción del enemigo, más que el ob-
dades, y renunciando, respecto a las pre- tener un provecho económico directo.
sas, a los derechos correspondientes al es- Desde entonces el término corsario se
tado en circunstancias normales. aplica a las formas irregulares de ataque al
Los capitanes al servicio de España, tráfico marítimo enemigo, habiendo tenido
Estanislao Couraud, Domingo Ugalde, José los torpederos, los cruceros auxiliares y los
Irigoyen, entre muchos otros, tuvieron una submarinos, un papel destacado en accio-
brillante actuación en el corso marítimo que nes de corso durante las dos guerras mun-
desde el Apostadero Naval de Montevideo diales de este siglo.
se llevó a cabo contra la navegación ingle-
sa, con un campo de acción que alcanzó el El corso artiguista
litoral atlántico americano y africano, el
Océano Pacífico y el Mar Caribe. Planteada en el Río de la Plata la situa-
En Francia, desde fines del siglo XVII, ción de beligerancia entre Portugal y
los corsarios se caracterizaron por su va- Artigas, éste, como ya dijimos, recurrió a
lentía e intrepidez ante las escuadras ingle- la guerra de corso para diezmar al comer-
sa y holandesa. Jean Bart, Grammont, cio adversario e interrumpir sus líneas de
Surcouf, son los nombres más destacados abastecimiento.
del corso francés de aquellos tiempos. El caudillo oriental procedió gradual-
Los Estados Unidos también recurrie- mente: primero corso en el Plata, luego en
ron al corso durante las guerras de eman- el Atlántico.
cipación contra Inglaterra. Los cruceros de A mediados de 1816 salieron de Purifi-
la “Diomede”, del “Visper” y el “Sancy cación los primeros buques corsarios
Jack”, entre otros, pasaron a la historia por artiguistas: el “Sabeyro” y el “Valiente”.
los estragos que ocasionaron al comercio Artigas comunicaba al Cabildo de Monte-
marítimo inglés, que sin posibilidades de video la medida dispuesta en estos térmi-
ser protegido, pagó un caro tributo frente nos: “Marcharon a penetrar los Saltos del

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Uruguay los dos corsarios bien pertre- cuidadosa reglamentación que revela en su
chados para auxiliar en el río nuestros mo- autor amplitud de miras políticas, clara in-
vimientos por tierra. Conviene autorizar formación y conceptos jurídicos e inspira-
el corso, expidiéndose la correspondiente ción de neto sentido americanista.
patente para hostilizar por ese medio a los La Ordenanza General del Corso, fir-
portugueses por mar. La medida puesta mada por Artigas en Purificación, consta-
en práctica empieza a dar buenos resulta- ba de 18 artículos, en los cuales estaba de-
dos”. terminada con toda exactitud la conducta
Los permisos de corso correspondien- que debían observar los corsarios desde el
tes eran expedidos desde el Cuartel Gene- punto de vista del derecho internacional.
ral del Hervidero con las firmas de Artigas Aspectos de carácter contractual, contri-
y Monterroso, éste como Secretario de butivo, de liquidación de presas, fiscales,
Marina. Posteriormente comenzaron tam- jurisdiccionales y disciplinarios, entre va-
bién a habilitarse patentes de corso autori- rios tópicos, están contenidos en esa cui-
zadas por Lavalleja como Comandante Mi- dadosa y prolija reglamentación.
litar de la Colonia, y por Santiago Sierra, Hay sin embargo allí dos conceptos que
Comandante de Marina de Montevideo. merecen una mención especial porque po-
Pese a estas acciones, los medios eran nen de manifiesto la solidez del pensamien-
exiguos, por lo cual Artigas buscó ampliar to de Artigas, revelado asimismo en otros
la flota corsaria, celebrando acuerdos in- documentos de su autoría.
ternacionales, principalmente con los Es- Se trata del artículo 1º que consagra la
tados Unidos, a través de su agente consu- ciudadanía americana y del artículo 10º que
lar en estas Provincias, Thomas Halsey. expresa el criterio de solidaridad continen-
Este, entusiasmado con la política artiguista, tal, al ordenar que se procediera contra los
envió a su patria patentes de corso firma- buques que pretendieran “la subyugación
das por el jefe oriental, las cuales fueron y nueva conquista de esta provincia o cual-
entregadas a marinos de aquel país que, quier otra del continente americano”. Sen-
enarbolando el pabellón federal, partieron tido americanista que se adelantó a la pro-
desde distintos puertos norteamericanos pia concepción bolivariana, tan frecuente-
para operar en el Atlántico. mente referida como antecedente de la in-
A mediados de 1817, casi 70 buques con tegración continental.
pabellón oriental hostigaban en distintas lati-
tudes al tráfico marítimo portugués; naves Las Letras Patente
de desplazamiento ligero y poco calado que
incursionaban sobre las costas brasileñas y El interesado en obtener patentes de
se retiraban rápidamente, poniéndose fuera corso, debía firmar un compromiso ante la
del alcance de la artillería de los buques lusi- autoridad marítima provincial y ofrecer
tanos, de mayor porte y más lentos. garantías por su buen uso, así como por
las presas hechas.
La Ordenanza General de Corso Luego de asumida esta responsabilidad
y sus obligaciones, la nave corsaria, para
Para que estas acciones no fueran cali- hacerse a la mar, necesitaba de la impres-
ficadas de arbitrarias y tuviesen su justo cindible identificación como tal, la cual con-
valor legal, el corso estuvo regido por una sistía en un triple conjunto de documentos.

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El primero de ellos era la patente o carta enemigas. El único documento de este tipo
de navegación que individualizaba al buque que se posee, es la copia autenticada por el
y su nacionalidad, sus principales caracte- Cónsul de los Estados Unidos en La Guayra,
rísticas, el nombre de su capitán, y estable- John Adams, de la patente de corso otor-
cía el tiempo de duración del permiso, auto- gada por Artigas al capitán John Clark,
rizándolo a usar el pabellón artiguista y a comandante del buque “La Fortuna”, ex-
navegar en todos los mares del mundo. pedida en Purificación el 19 de noviembre
El segundo documento habilitante, era de 18 17, Y que lleva el número 6 del De-
la carta de marca o patente de corso, certi- partamento General de Marina con las fir-
ficado por el cual se le autorizaba, dentro mas de Artigas y Monterroso.
de los límites del Reglamento General del El tercer documento con que debía con-
Corso, a ejercer el derecho de captura y tar el buque corsario. era la carta de presa
confiscación de los bienes sobre las naves o patente de oficial de presa, que atendía a

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la seguridad de los buques apresados y su bar que el corso artiguista no estaba guia-
conducción a puerto. En virtud de que los do exclusivamente por fines de lucro, sino
capitanes no podían por sí mismos condu- que seguía atentamente los sucesos políti-
cir las presas, ni los buques corsarios acom- cos del Río de la Plata.
pañar muchas veces su captura a cada Por los artículos 15 y 16 del Regla-
puerto, se extendían dichas cartas de pre- mento de Corso, Artigas instituyó el de-
sa en favor de otros oficiales de la tripula- recho de detención y visita, que tenía por
ción del corsario. objeto llevar a cabo las comprobaciones
Desde hace ya varios años se conoce la necesarias sobre la nacionalidad del bar-
existencia de uno de esos documentos, el co detenido y su tripulación, la naturale-
cual está impreso en un formulario, por lo za de la carga, el objeto del viaje y el puer-
que es de suponer que su número fue se- to de destino.
guramente cuantioso. Está suscrito por En aquella época. la inexistencia de un
Artigas y refrendado por Monterroso, y Derecho Marítimo internacionalmente re-
otorgado en favor de Juan Murphy, oficial conocido, determinó situaciones de violen-
del corsario “La Fortuna”, el 15 de noviem- cia, al pretender los corsarios llevar a cabo
bre de 1817, 4 días antes de la fecha de la sus visitas, que muchas veces degenera-
referida patente de corso entregada al ca- ron en combates y resultaron en quejas,
pitán Clark. determinando algún juicio histórico negati-
Además de su valor histórico, este do- vo sobre el corso artiguista.
cumento reviste una importancia mayor, ya Sin embargo, las crónicas procedentes
que por ser el más antiguo concerniente a de navegantes no portugueses, no afecta-
la marina artiguista de que se tiene cons- dos directamente por las acciones de apre-
tancia, su fecha ha sido adoptada como samiento, y la ubicación en el contexto his-
conmemorativa de la creación de la Arma- tórico y práctico de aquellas tripulaciones
da Nacional. acostumbradas a la lucha y al asalto de otras
Este triple conjunto de documentos, naves, sirven para regular el enfoque críti-
conocido con la expresión genérica de Le- co, situándolo en sus justos términos.
tras Patente, fue otorgado durante el pe- Es cierto que la reglamentación pudo
ríodo 1817-1820, y su principal agente haber sido violada en algunas oportunida-
circulador fue, como ya se dijo, el propio des a lo largo de 4 años en los que intervi-
cónsul norteamericano en Buenos Aires. nieron decenas de buques dirigidos y tri-
Caídos los puertos de Montevideo y pulados por hombres de diversas naciona-
Colonia en poder de los portugueses, co- lidades y distintos intereses, pero ello no
menzaron a remitirse las patentes a los Es- resta mérito a quien concibió la medida y
tados Unidos, y los corsarios a operar des- formuló su ordenanza.
de puertos norteamericanos, principalmente
desde Baltimore. Tribunales de Presa
La política de Buenos Aires con respec-
to a Artigas, hizo que muchos corsarios Para que las naves tomadas al enemi-
empezaran a usar doble patente: la otorga- go pudieran ser declaradas “buena presa”,
da por Buenos Aires contra el comercio era necesario que la posesión fuese otor-
español, y la de Artigas, contra Portugal. gada luego de un juicio sustanciado ante
La originalidad de este hecho radica en pro- el tribunal oficial destinado a ese efecto.

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Quien capturaba una nave al enemigo no Los corsarios de Artigas dirigieron sus
podía determinar por sí, sobre la propie- presas, por el Río de la Plata, a Montevideo y
dad de los actos de incautamiento, de la la Colonia. Caída la primera, la Colonia del
legitimidad y el buen uso de las instruc- Sacramento continuó siendo puerto de acce-
ciones que habían presidido la toma de so. Al caer a su vez Colonia, los corsarios se
posesión. No podía librarse adjudicación vieron precisados a llevarlas a Buenos Aires,
a quien realizara la captura, por una razón pero, como ya fue dicho, la política
de derecho elemental: nadie puede ser juez antiartiguista del Directorio hizo que no se
de sus propios actos. Y porque desde el pudiera continuar entregando allí las naves
comandante hasta el último hombre de la portuguesas, porque no se las declaraba “bue-
tripulación estaban directamente interesa- na presa” y eran devueltas a Montevideo.
dos, ya que los compromisos del corso Por consecuencia, la afluencia de buques
determinaban qué parte de la presa corres- capturados a los puertos de Estados Unidos
pondía a cada uno. se hizo continua, siendo los principales ac-
La atribución definitiva se llevaba a cabo cesos Norfolk, Charleston y Baltimore, de-
por el Estado autorizante, que poseía el ins- bido a la seguridad de las denuncias, la fácil
tituto capacitado para ello, el cual recibió el colocación de los artículos requisados y tam-
nombre de ‘Tribunal de Presas”. bién al hecho que las tripulaciones y capita-
En América del Sur fueron particular- nes eran nativos de allí.
mente importantes el de Buenos Aires, en el Sujeto a las presiones diplomáticas de
Río de la Plata, y el de Juan Griego, en la España y Portugal, el gobierno de Estados
Isla Margarita, bajo la jurisdicción del go- Unidos también impidió la colocación de
bierno revolucionario de Venezuela, que lue- presas en sus puertos, por lo que las Anti-
go se transformó en dos Cortes de Almiran- llas y Venezuela fueron transformándose en
tazgo: la de Angostura y la de Margarita. los lugares de arribada de los corsarios.
Existieron tribunales de presa en las Muchas veces también, impedidos de
pequeñas Antillas, en San Bartolomé, San- llevar sus presas a puerto, los corsarios
to Tomás y Grenada y en el Golfo de adoptaron un procedimiento más expediti-
Méjico. vo: trasbordar los cargamentos capturados
En los Estados Unidos, por el contra- a sus propios buques, incendiar los cascos
rio, no existieron ni tribunales de presas portugueses y colocar luego las mercade-
ni cortes de almirantazgo. Allí, la acción rías en algún puerto que las recibiera bajo
se sustanciaba ante los tribunales judicia- esas condiciones.
les de cada estado. El juicio tenía un ca- La mayor importancia de estos tribuna-
rácter de controversia de derechos y los les de presa, radica en el hecho de que en
tribunales juzgaban, en materia de presas, varios juicios sustanciados, en especial el
como en cualquier otra de derecho marí- caso del bergantín español “Nereida” con-
timo, con las instancias de apelación na- tra el corsario “Irresistible”, se reconoce el
turales. estado de beligerancia entre la Provincia
Los puntos de destino de las naves apre- Oriental y Portugal, los derechos de Artigas
sadas y de las mercaderías que ellas trans- como representante del Estado, y la legiti-
portaban. sufrieron las alternativas de la midad de las acciones de corso emprendi-
política del momento, siendo, por épocas, das contra su enemigo en una situación de
preferidas unas plazas sobre otras. conflicto.

2008 83
Artigas y la Guerra de Corso

Zonas de acción, barcos, tripulaciones También lo hicieron desde Charleston y


Galveston hacia las Antillas y Venezuela.
Los primeros corsarios actuaron en una Estas zonas coincidían, lógicamente, con
zona de operaciones relativamente reduci- las grandes rutas comerciales portuguesas
da: el Plata Superior y Medio. y fueron adquiriendo distinta preponderan-
Paulatinamente fueron extendiendo su cia, según se fueron desarrollando los suce-
actuación hacia el litoral atlántico de la Pro- sos políticos, al influjo de las presiones di-
vincia Oriental y del Brasil hasta Natal, y plomáticas portuguesas, lo cual impedía el
desde allí hasta Cabo Verde y las Antillas. uso de ciertos lugares como puertos de arri-
En el hemisferio Norte desde Baltimore bada de los corsarios con sus presas.
y Boston, hacia las Azores, el litoral atlánti- Ya se ha dicho que los buques del cor-
co portugués, Gibraltar, las Canarias, ce- so artiguista, eran en su gran mayoría de
rrando el circuito también en Cabo Verde. procedencia norteamericana.

ZONAS DE ACTUACIÓN
Esquema de la zona en que los corsarios de Artigas
llevaron a cabo sus campañas, desde 1816 hasta 1821

84 Setiembre
REVISTA NAVAL

Los astilleros de Baltimore principal- acicateado por la esperanza de un botín, la


mente, se habían especializado en la cons- desocupación en tierra, o el gusto por la
trucción de un tipo de barcos, que en el aventura.
primer tercio del siglo XIX, no tenía rival La mayor parte de la marinería estuvo
en el mar: la goleta de gavias. configurada por elementos anglosajones,
Estas goletas eran livianas, con aparejo aunque también la integraron contingentes
sencillo, pero de gran rendimiento bélico, de procedencias tan diversas como irlan-
lo cual, con carga normal, les otorgaba deses, franceses, suecos, portugueses, es-
velocidades de hasta 12 y 13 nudos, muy pañoles, italianos, holandeses y también
superiores a las ordinarias. nativos del Río de la Plata.
Fueron bautizados con el nombre de El número de estas dotaciones fue muy
“clippers”, y estaban destinados a viajes rá- variado, alcanzando hasta 180 hombres en
pidos de comercio o al tráfico de esclavos. la goleta Invencible, aún cuando en casi
Su desplazamiento variaba entre 100 y todos los otros corsarios, embarcaron al-
500 toneladas, y en su empleo como naves rededor de 100 tripulantes.
de corso, su armamento estuvo constituido Hombres de gran pericia marinera, en
por cañones de bronce y de hierro, que dis- su mayoría estadounidenses, que habían
paraban proyectiles de 6, 9, 12 y 18 libras. adquirido su experiencia en la guerra con-
Como se trataba de barcos de una sola tra Inglaterra en 1812, actuaron como
cubierta, las carronadas se disponían a lo corsarios de Artigas, destacándose los nom-
largo de ésta y a ambas bandas, estando el bres de John Danels, John Clark, David
número de piezas en función del tonelaje, Jewet, Richard Leech, Richard Moor,
entre 20 y 40 cañones. El armamento se Alfred Gattiery y William Nutter, el último
completaba con cañones de proa y popa, capitán que enarboló en el mar, el pabellón
giratorios, que arrojaban metralla a larga corsario artiguista.
distancia.
Su construcción especial les permitió REPERCUSIONES DEL CORSO
combatir de igual a igual con buques ma- ARTIGUISTA
yores, desarrollando nuevas tácticas que les
confirieron neta superioridad en el comba- La prensa de la época y los historiado-
te naval, al punto que en el período de 4 res portugueses y brasileños, señalan cla-
años de acción, solo se tiene noticias de 4 ramente el papel que los corsarios desem-
corsarios caídos en poder del enemigo. peñaron, y los prejuicios tremendos que
Dichos procedimientos tácticos tuvie- padeció el tráfico marítimo portugués, su-
ron características especiales. Se aproxi- friendo pérdidas multimillonarias.
maban a tiro de cañón, pero contrariamen- El gobierno de Río de Janeiro no poseía
te a lo que podría pensarse, la artillería no embarcaciones de guerra en cantidad y
era el elemento principal del combate, sino calidad suficiente para asegurar el dominio
lo que servía para iniciar la lucha, que cul- del mar, por lo cual fue obligado a estable-
minaba con el abordaje de la nave enemiga. cer el sistema de convoyes, lo que afectó
Las tripulaciones se enganchaban por también al comercio marítimo y le deman-
todos los métodos usados y conocidos en dó gastos ingentes en dinero, tiempo, bu-
la época, lo cual no impidió que el enrola- ques y esfuerzos para organizar esta mo-
miento fuese muchas veces voluntario, dalidad de tráfico.

2008 85
Artigas y la Guerra de Corso

BUQUES CAPITANES
1816
SABEYRO
VALIENTE
BANDA ORIENTAL
REPÚBLICA ORIENTAL RICHARD LEECH
INTRÉPIDO
GENERAL ARTIGAS

1817
SAN MARTÍN JOHN DIETER
INVENCIBLE DAVID JEWET
MARÍA PEDRO DOUTANT
LA FORTUNA HOHN CLARK

1818
IRRESISTIBLE JOHN DANELS
LA REPUBLICANA JOHN CHASE
NUEVA REPUBLICANA CLEMENTE CATHILL
LA FORTUNA TAYLOR
CONSTANCIA ADAM BOND
LIGERO J. MORGRIDGE
ARTIGAS CHAMPLIN

1819
FEDERACIÓN
PUEYRREDÓN JOHN BARNES
LUISA JOSÉ ALMEIDA
HEROÍNA DAVID JEWET
CONFEDERACIÓN ENRIQUE LEVELY
TIGRE ORIENTAL
CATÓN ALEJANDRO HAILE

1820
GENERAL RIVERA RICHARD MOOR
ARGENTINO ALFRED GATTIERY
LEONA ORIENTAL WILLIAM NUTTER

Asimismo debió emprender una intensa reconocimiento del estado que disponía el
actividad de presiones diplomáticas, que corso, y la legitimidad de éste.
alcanzaron todos los centros políticos de Sin embargo, embretado entre la sim-
interés. Las gestiones ante la Secretaría de patía que le despertaba la causa americana,
Estado de Estados Unidos para lograr la y la posición de neutralidad que había sido
exclusión de los corsarios de Artigas de sus declarada, dispuso la aplicación de las le-
puertos, obligaron al gobierno norteameri- yes respectivas sancionadas por el Parla-
cano a estudiar un doble problema: el de mento.

86 Setiembre
REVISTA NAVAL

Si bien Portugal sabía que dicha neu- tran el verdadero significado de las conse-
tralidad no iba a ser controlada con dema- cuencias que el corso tuvo para el comer-
siada rigurosidad, fue el primer paso hacia cio marítimo portugués.
el logro de sus objetivos diplomáticos. Otro índice de la eficacia de las opera-
De igual forma, al reunirse en Europa ciones de los corsarios, fue el aumento en
en 1818 el Congreso de Aix la Chapelle, las pólizas de los seguros que se otorgaban
reclamó la intervención de las potencias a la bandera portuguesa, que tuvo un in-
europeas en contra del corso. cremento de más del 100%, lo cual dice a
Aquí tampoco obtuvo un éxito total en las claras, cuan altos eran los riesgos que
sus gestiones, pero logró el reconocimien- los aseguradores consideraban para la na-
to internacional sobre la preocupación plan- vegación de los barcos lusitanos en la zona
teada, y le dio la oportunidad de continuar de acción de los corsarios.
presionando a los Estados Unidos, donde Tan amplia fue la actividad corsaria en
se seguía, ahora en forma encubierta, ar- el espacio y en el tiempo que todavía en
mando y tripulando corsarios. 1846, más de 25 años después de desapa-
El efecto de las presiones portuguesas recido el caudillo oriental del escenario rio-
también se sintió en Buenos Aires, a través platense, la cancillería uruguaya negociaba
de la gestiones de la Cancillería y de las con la de los Estados Unidos la liquidación
permanentes protestas y amenazas veladas de problemas suscitados por los apresa-
de Lecor. En ese sentido, el Directorio de- mientos efectuados.
sarrolló una política anticorsarista, y por
elevación antiartiguista, que ejerció influen- CONCLUSIONES
cias ante el único tribunal de presas del Río
de la Plata, sito en la capital porteña, para El estudio histórico de las acciones de
que los buques apresados por los corsarios los corsarios de Artigas, nos ofrece estas
con patente de Artigas no fueran declara- enseñanzas geopolíticas y geoestratégicas,
dos buena presa. Esto obligó, como ya fue de validez universal para los estados y las
dicho, a llevar las capturas a puertos esta- armadas de todos los tiempos:
dounidenses primero y venezolanos y anti- 1º. que la consideración hacia las reali-
llanos después. dades marítimas, por su importancia, no
También consiguió, a través de un es- puede estar ajena a ninguna concepción
cándalo internacional, la sustitución del geopolítica o geoestratégica.
cónsul norteamericano Halsey, acusándo- 2º. que las fuerzas militares de un esta-
lo de vender patentes en blanco y de obte- do están siempre a la altura de sus dirigen-
ner un beneficio personal sobre la tran- tes políticos. El heroísmo, la pericia naval,
sacción, cosa que por otra parte era nor- y la dedicación a la causa que mostraron
ma común de la época. Logró con ello ale- Pedro Campbell y John Danels, para nom-
jar un elemento peligroso para la política brar solo a los dos más destacados mari-
absorbente del Directorio e indirectamen- nos artiguistas, nos dan la pauta de la esta-
te arrojar dudas sobre la conducta de tura de su conductor político, el General
Artigas. José Artigas.
La amplitud de las acciones diplomáti- 3º. que la absoluta correspondencia,
cas y el tono de las expresiones empleadas armonía e interdependencia de la política
por los representantes del gobierno, mues- militar, la estrategia trazada, los medios se-

2008 87
Artigas y la Guerra de Corso

leccionados y su empleo táctico, es una 6º. por último, no faltan siempre quie-
constante que no admite caminos interme- nes, desde una visión materialista y supues-
dios ni improvisaciones. Hay una premisa tamente pragmática, señalan que la derrota
básica: en la guerra no hay segundo puesto final sufrida por Artigas, invalida el modelo
y todo lo que se gaste en defensa y sea de acciones geopolíticas y geoestratégicas
inadecuado a sus objetivos, es tiempo, di- emprendidas por el prócer.
nero y esfuerzo perdido. Es cierto sí que hubo fracaso, pero fra-
4º. que las potencias pequeñas no pueden caso material por agotamiento de los re-
basar sus formas de acción militar en el pre- cursos y posibilidades.
dominio de las fuerzas materiales o los as- Sin embargo, su derrota se convirtió en
pectos técnicos, debiendo poner en juego en victoria porque a aquella sobrevivió la per-
su más alto nivel, a las fuerzas morales, las manencia de sus ideas federales y autóno-
fuerzas orgánicas y todos aquellos aspectos mas, que esperan latentes el momento de
que dependen del personal y de su ingenio, su concreción.
su inventiva y su capacidad para desarrollar Y porque en definitiva, el triunfo perte-
tácticas y técnicas sorpresivas, contunden- nece al espíritu.
tes y basadas en el empleo de armas y me-
dios de bajo costo y gran efectividad. BIBLIOGRAFÍA
5º. que en la conducción militar, del
mismo modo que en todos los planos de la BAUZA, Francisco - Historia de la domina-
vida política y social, hay principios natu- ción española en el Uruguay, Montevideo 1965.
rales que deben ser respetados. La BERAZA, Agustín - Los Corsarios de Artigas,
subsidiariedad, es decir el que un organis- Montevideo 1978.
mo de orden superior no absorba las fun- - Los Corsarios de Montevideo, Montevideo
ciones que un grupo más pequeño puede 1978.
cumplir por sí mismo, implica en el plano CARRERO BLANCO, Almirante Luis - Arte
militar, la dirección orgánica descentraliza- Naval Militar, Madrid 1950.
da, permitiendo y fomentando la indepen- CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
dencia de decisión, la iniciativa y la libertad NAVALES Y MARÍTIMOS - Don Pedro
de acción de los subordinados. Campbell, Comandante General de la Marina
Artiguista, Montevideo 1983.
Las directivas generales expresadas en
CRAWFORD, Leslie - El gaucho de España
breves pero claros documentos, la confianza
vino, Ediciones de la Plaza, Montevideo 1988.
depositada en el juicio acertado y buen cri-
MARTÍNEZ MONTERO, Teniente de Na-
terio de sus capitanes, la obtención de un
vío Homero - Armada Nacional, Estudio Histórico
alto grado de consustanciación espiritual
Biográfico, Montevideo 1977.
con su causa, nos dan en Artigas una refe-
PATERNAIN, Alejandro - La Cacería, Mon-
rencia ejemplar, no solo a la hora de reve- tevideo 1994.
renciar el bronce o recordar frases céle- REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Dicciona-
bres en los discursos, sino en el momento rio de la, Madrid 1947.
de concebir los modelos políticos y milita- REYES ADADIE, Prof. Washington - El Uru-
res de nuestro tiempo. guay y el Mar, Montevideo 1990.

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