Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
es - Taller de relato
En este tema:
Todos tenemos historias para contar. La manera de hacerlo las hace más o menos
interesantes. En el origen de toda narración escrita hay un escritor de carne y hueso.
Pero ese escritor no es el que habla en el relato, en el cuento, en la novela. Tiene a su
disposición varios disfraces: son los distintos narradores que puele elegir a la hora de
contar. No es el autor, sino un narrador, quien cuenta la historia. En el territorio le la
ficción todo es posible. Admite nuestras ideas más extravagantes, los miedos, los
amores. Con las herramientas apropiadas se puede construir un mundo a la medida le
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
En nuestra mente habita una serie de apuntadores que nos dictan las cosas. Esas
vocecitas podrían corresponder a algunos de los narradores a los que apelamos.
A la hora de escribir debemos preguntarnos:
"Por lo visto tenía que nacer y acabé naciendo en un bosque del País Vasco a poco de
terminar la guerra de 1936"
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
"Todo es según el color del cristal con que se mira.” Refrán popular
1.- Nos gustaba esa casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que
las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus
materiales), guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo
paterno, nuestros padres y toda la infancia. (de Casa Tomada)
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
O sea, el punto de mira determina la voz, son dos los ángulos de enfoque
fundamentales:
- Lo que ve y oye
En este sentido el relato no es sólo lo que nos dicen que está ocurriendo, que ha
ocurrido o va a ocurrir sino el tono de voz con el que nos lo dicen. Cuando sabemos
qué queremos contar, decidir con qué voz lo haremos es como elegir una buena
linterna que nos iluminará el camino en la oscuridad. Además, lo transmite con
diferentes intenciones:
- Testimonial
- Ensayística
- Humorística-
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
- Cínica
- Lírica...
La pregunta que conviene hacerse es: ¿Desde dónde ver para después hablar?
- Anunciar algo que sucederá después (en un párrafo, una página o varios capítulos
posteriores).
Ejemplo:
«Todavía no conocía a la joven cuya voz escuchaba desde el piso vecino." (El futuro
encuentro con la joven es lo que se anuncia).
Decía Hemingway: "Yo trato de escribir de acuerdo con el principio del témpano de
hielo, que conserva siete octavas partes de su masa debajo del agua, por cada parte que
se ve. Cada uno debe tener su propio témpano, puede eliminar algo que conozca, ésa es
la parte que no se deja ver. Pero si un escritor omite algo porque no lo conoce,
entonces hay un hueco en el relato."
Ejemplo:
"El contenido del maletín negro le proporcionó La primera pista." (Se silencia durante
un tiempo la información respecto al contenido.)
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
Ejemplo:
Hay un individuo que se ha escondido en la casa de/personaje y lo acecha mientras éste
llega al bando (¿percibirá el personaje la presencia amenazante?).
Ejemplo:
Se va revelando un secreto a medida que avanza el relato.
El narrador tiene una función principal: contar. Para contar debe saber y para ello debe
elegir una perspectiva.
Focaliza cada episodio desde un ángulo visual determinado. Se sitúa en un punto,
imaginario o no, y desde allí enfoca. Su visión determina el modo del relato.
Quienes escribimos tenemos que saber que el narrador se elige de acuerdo a lo que les
pasa a los restantes personajes. Los personajes tienen determinadas sensaciones,
sentimientos, visiones, pensamientos, diálogos, y se relacionan con otros personajes.
Frente a cada uno de ellos variará la actitud tanto interna como externa del narrador.
Nuestra elección dependerá en gran medida de esta cuestión.
El narrador puede...
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
EL NARRADOR OMNISCIENTE
“Nunca creyó Matilde que se vería en esta situación, y menos, a sus 50 años.
¡Enamorada como una colegiala! Y, al igual que en aquellos años, se veía a sí misma
ridícula: lanzándole miradas einsinuaciones que él parecía acoger con agrado. O tal vez
sólo era su imaginación romántica... Había conocido a Lorenzo en un café, cuando él se
acercó a devolverle unas monedas que se le habían caído a Matilde del monedero al
pagar:
-Disculpe- había dicho él, alargándole los euros. Ella se había sonrojado.”
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
Matilde (“como que a ella le parece que él “recibe sus miradas con agrado”). Respecto a
los sentimientos, pensamientos, razones, miedos, etc... de otros personajes diferentes al
protagonista, este narrador no puede asegurar, sólo conjeturar lo que de ellos piensa
el/la protagonista.
EL NARRADOR PERSONAJE
Otro de los narradores más usados actualmente. Es como el anterior, sólo que se
expresa en primera persona. Permite más cercanía al personaje.
“Nunca creí que me vería en esta situación, y menos, a mis 50 años. ¡Enamorada como
una colegiala! Y, al igual que en aquellos años, me vía a mí misma ridícula: lanzándole
miradas e insinuaciones que él parecía acoger con agrado. O tal vez sólo era mi
imaginación...”
¿Qué es la trama? La trama son las anécdotas que suceden a los personajes de nuestra
historia. Es el “qué” de la historia.
Una buena trama debe tener interés, arrancando con un buen conflicto inicial y manteniendo la
tensión hasta el final. Lo importante aquí es mantener al lector preguntándose “¿Qué pasará
ahora?”
La trama tiene mucha teoría detrás (iniciada desde la misma “Poética” de Aristóteles y
trabajada por muchos escritores y estudiosos de la escritura) y es lo que empezamos a estudiar
en la quincena pasada (estructura clásica) y seguiremos trabajando a lo largo el curso.
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
Eso significa tener personajes con una personalidad definida (con defectos también), detalles
concretos que les hagan realistas y motivaciones claras que les hagan humanos.
En estos dos elementos, trama y personajes, lo más importante es que sean lo más dramáticos
posible. Con dramático no me refiero a que haga llorar, sino a que intriguen e impacten
emocionalmente al lector.
3. Un estilo personal.
Si la trama es el “qué” de nuestra historia y los personajes, el “quién”, el estilo sería el “cómo”.
Tal como decíamos de los elementos anteriores, una historia narrada con un estilo personal y
con garra puede atrapar al lector instantáneamente.
La fuerza de una primera frase como la de Moby Dick (“Llamadme Ismael”) puede ser
magnética.
Aunque hay reglas universales para mejorar el estilo de escritura (de las cuáles, ser claro y que
el lector pueda seguirnos es la primera), desarrollar un estilo personal es un tema demasiado
complejo para tratarlo en un pequeño artículo. Que conste que no se trata de revolucionar la
escritura, sino solo de contar las historias de forma personal y profesional.
En mi libro “En busca del estilo propio” podéis encontrar las claves para descubrir y
profundizar en vuestro estilo personal y único, con ejercicios prácticos.
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
¿Qué es lo que quieres que sienta el lector al leer tu historia? ¿Hay alguna lección o
moraleja o visión de la vida que quieras transmitir?
Ejemplos de esto último serían: “Todos nos merecemos segundas oportunidades”, “La vida
merece la pena pese a todo”, “Hemos nacido para sufrir”, “Nadie puede escapar a su destino”
Si eres capaz de contestar a estas preguntas sobre tu novela, guión o relato, enhorabuena. Ya
tienes uno de los pilares necesarios para que tu historia sea una gran historia.
ALLÁ POR LA mitad de los sesenta empecé a notar los muchos problemas de
concentración que me asaltaban ante las obras narrativas voluminosas. Durante un
tiempo experimenté idéntica dificultad para leer tales obras como para escribirlas. Mi
atención se despistaba; y decidí que no me hallaba en disposición de acometer la
redacción de una novela. De todas formas, se trata de una historia angustiosa y hablar
de ello puede resultar muy tedioso. Aunque no sea menos cierto que tuvo mucho que
ver, todo esto, con mi dedicación a la poesía y a la narración corta. Verlo y soltarlo, sin
pena alguna. Avanzar. Por ello perdí toda ambición, toda gran ambición, cuando
andaba por los veintitantos años. Y creo que fue buena cosa que así me ocurriera. La
ambición, y la buena suerte son algo magnífico para un escritor que desea hacerse
como tal. Porque una ambición desmedida, acompañada del infortunio, puede matarlo.
Hay que tener talento.
Son muchos los escritores que poseen un buen montón de talento; no conozco a
escritor alguno que no lo tenga. Pero la única manera posible de contemplar las cosas,
la única contemplación exacta, la única forma de expresar aquello que se ha visto,
requiere algo más. El mundo según Garp es, por supuesto, el resultado de una visión
maravillosa en consonancia con John Irving. También hay un mundo en consonancia
con Flannery O’Connor, y otro con William Faulkner, y otro con Ernest Hemingway.
Hay mundos en consonancia con Cheever, Updike, Singer, Stanley Elkin, Ann Beattie,
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
Cynthia Ozick, Donald Barthelme, Mary Robinson, William Kitredge, Barry Hannah,
Ursula K. LeGuin... Cualquier gran escritor, o simplemente buen escritor, elabora un
mundo en consonancia con su propia especificidad.
Tal cosa es consustancial al estilo propio, aunque no se trate, únicamente, del estilo.
Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es
su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro. No se trata de
talento. Hay mucho talento a nuestro alrededor. Pero un escritor que posea esa forma
especial de contemplar las cosas, y que sepa dar una expresión artística a sus
contemplaciones, tarda en encontrarse.
Decía Isak Dinesen que ella escribía un poco todos los días, sin esperanza y sin
desesperación. Algún día escribiré ese lema en una ficha de tres por cinco, que pegaré
en la pared, detrás de mi escritorio... Entonces tendré al menos es ficha escrita. “El
esmero es la UNICA convicción moral del escritor”. Lo dijo Ezra Pound. No lo es todo
aunque signifique cualquier cosa; pero si para el escritor tiene importancia esa “única
convicción moral”, deberá rastrearla sin desmayo.
Tengo clavada en mi pared una ficha de tres por cinco, en la que escribí un lema
tomado de un relato de Chejov:... Y súbitamente todo empezó a aclarársele. Sentí que esas
palabras contenían la maravilla de lo posible. Amo su claridad, su sencillez; amo la muy
alta revelación que hay en ellas. Palabras que también tienen su misterio. Porque, ¿qué
era lo que antes permanecía en la oscuridad? ¿Qué es lo que comienza a aclararse?
¿Qué está pasando? Bien podría ser la consecuencia de un súbito despertar,. Siento una
gran sensación de alivio por haberme anticipado a ello.
Una vez escuché al escritor Geoffrey Wolff decir a un grupo de estudiantes: No a
los juegos triviales. También eso pasó a una ficha de tres por cinco. Solo que con una leve
corrección: No jugar. Odio los juegos. Al primer signo de juego o de truco en una
narración, sea trivial o elaborado, cierro el libro. Los juegos literarios se han
convertido últimamente en una pesada carga, que yo, sin embargo, puedo estibar
fácilmente sólo con no prestarles la atención que reclaman. Pero también una escritura
minuciosa, puntillosa, o plúmbea, pueden echarme a dormir. El escritor no necesita de
juegos ni de trucos para hacer sentir cosas a sus lectores. Aún a riesgo de parecer
trivial, el escritor debe evitar el bostezo, el espanto de sus lectores.
Hace unos meses, en el New York Times Books Review John Barth decía que, hace
diez años, la gran mayoría de los estudiantes que participaban en sus seminarios de
literatura estaban altamente interesados en la “innovación formal”, y eso, hasta no hace
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
cuentos cuando se descubrió quitando las comas mientras leía lo escrito, y volviéndolas
a poner después, en una nueva lectura, allá donde antes estuvieran. Me gusta ese
procedimiento de trabajo, me merece un gran respeto tanto cuidado. Porque eso es lo
que hacemos, a fin de cuentas. Hacemos palabra y deben ser palabras escogidas,
puntuadas en donde corresponda, para que puedan significar lo que en verdad
pretenden. Si las palabras están en fuerte maridaje con las emociones del escritor, o si
son imprecisas e inútiles para la expresión de cualquier razonamiento —si las palabras
resultan oscuras, enrevesadas— los ojos del lector deberán volver sobre ellas y nada
habremos ganado. El propio sentido de lo artístico que tenga el autor no debe ser
comprometido por nosotros. Henry James llamó “especificación endeble” a este tipo de
desafortunada escritura.
Tengo amigos que me cuentan que debe acelerar la conclusión de uno de sus libros
porque necesitan el dinero o porque sus editores, o sus esposas, les apremian a ello. “Lo
haría mejor si tuviera más tiempo”, dicen. No sé qué decir cuando un amigo novelista
me suelta algo parecido. Ese no es mi problema. Pero si el escritor no elabora su obra
de acuerdo con sus posibilidades y deseos, ¿por qué ocurre tal cosa? Pues en definitiva
sólo podemos llevarnos a la tumba la satisfacción de haber hecho lo mejor, de haber
elaborado una obra que nos deje contentos. Me gustaría decir a mis amigos escritores
cuál es la mejor manera de llegar a la cumbre. No debería ser tan difícil, y debe ser
tanto o más honesto que encontrar un lugar querido para vivir. Un punto desde el que
desarrollar tus habilidades, tus talentos, sin justificaciones ni excusas. Sin
lamentaciones, sin necesidad de explicarse.
En un ensayo titulado Writing Short Stories, Flannery O’Connor habla de la
escritura como de un acto de descubrimiento. Dice O’Connor que ella, muy a menudo,
no sabe a dónde va cuando se sienta a escribir una historia, un cuento... Dice que se ve
asaltada por la duda de que los escritores sepan realmente a dónde van cuando inician
la redacción de un texto. Habla ella de la “piadosa gente del pueblo”, para poner un
ejemplo de cómo jamás sabe cuál será la conclusión de un cuento hasta que está
próxima al final:
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
®Diana P. Morales
www.portaldelescritor.es - Taller de relato
®Diana P. Morales