Está en la página 1de 5

Análisis Causas de la Violencia Intrafamiliar

No cabe duda que la familia es el eslabón más importante para el


funcionamiento correcto de las sociedades; sin ella se comprende que ocurrirá
el deterioro social, lamentablemente el nucleó familiar ha ido sufriendo
cambios en su estructura que lo han deteriorado, ante esto podemos deducir
que las causas más frecuentes han sido la modernización, la globalización y el
aumento de pobreza mundial han propiciado mayor violencia urbana y rural
consecuentemente, aumento de la inseguridad ciudadana dentro y fuera del
ámbito familiar, así mismo la pobreza económica se agrega la degradación de
los valores morales, lo cual conduce a la descomposición de la sociedad y da
lugar a la aparición conductas de tipo aberrante en todos los ámbitos, por lo
que esto repercute sobre todo en el hogar donde surgen los conflictos entre sus
constituyentes; esto a su vez conduce diversas formas de agresión, de
magnitud variable que ha recibido la designación de "violencia doméstica ",
"violencia familiar" o "violencia intrafamiliar (VIF). Carbajal, L., Copto, A., Lopez,
H., & Reynes Manzur, J. N. (2006),
Carbajal, L., Copto, A., Lopez, H., & Reynes Manzur, J. N. (2006),este tipo de
violencia llega a lo mas intimo de las relaciones familiares ya que proviene de
dos grandes aspectos poder y jerarquía; se crean con esto victimas y
victimarios, que generalmente están identificados por el género, es decir, las
características de la mujer o del hombre que son determinadas socialmente,
son un con junto de reglas y normas aprendidas y sancionadas de dentro de la
sociedad; sexualmente son las características del hombre y la mujer
determinadas biológicamente.
Existen dos grandes tipos de causas ligadas al fenómeno de la violencia
familiar Álvarez & Hartog, (2016). El primer tipo hace referencia a las
dificultades que tienen los miembros de una familia para solucionar los
conflictos entre ellos, principalmente en situaciones de estrés. La violencia
familiar resulta a veces de un estrés insostenible, sobre todo sucede cuando
los miembros de una familia han agotado todo sus recursos personales o
materiales para enfrentar ciertas situaciones. A veces a la acumulación de
algunas dificultades económicas, laborales, de vivienda, de organización del
tiempo o con la educación de los niños, rompe con la armonía familiar a pesar
de la buena voluntad de sus miembros. Los problemas de comunicación y la
dificultad de manejar emociones como el enojo, la desesperanza y la
frustración pueden también provocar comportamientos violentos en la pareja,
así como entre padres e hijos.

La falta de recursos personales y familiares para afrontar los problemas, las


dificultades de comunicación, la exposición a factores externos de estrés
importantes y el mal manejo de las emociones pueden llevar a las familias a
tratar de solucionar sus conflictos por medio de comportamientos violentos. Por
otro lado, está el segundo tipo, que se asocia más con factores socioculturales
que favorecen la desigualdad entre ciertos grupos sociales como los hombres y
las mujeres, los adultos y los menores, y en la vida cotidiana la tolerancia a la
violencia como forma de relacionarse. Álvarez & Hartog, (2016).
Existe la idea de que el hombre es superior a la mujer, que él debe ser el jefe
de familia y el que manda en casa; este conjunto de ideas a las que se ha
llamado “machismo”, ha dado como fruto la violencia entre parejas.
Para el generador de violencia cualquier cosa puede ser motivo de disgusto, mucho
más cuando no logra obtener lo que desea o está siendo infiel, pues acumula
tensión y requiere descargar su incomodidad ( Sánchez, 2015), fácilmente
encuentra pretextos que le son idóneos para ser perpetrador de acto y/u omisión de
violencia en contra de su pareja en el ámbito familiar, algunos ejemplos son los
siguientes: el dinero (el dar o no, el no alcanza y la exigencia de aportar más), los
bienes (entre los dos construyen una casa y cuando quieren separarse, él la
saca),infidelidad ( cuando él es infiel quiere libertad), ambivalencia (quiere librarse
del compromiso, pero no quiere dejarla), drogas o alcoholismo (al
hipersensibilizarlo puede agravar sus actos violentos), celos infundados, relaciones
sexuales (sí ella se niega, la obliga), control de métodos anticonceptivos (él puede
querer o no tener hijos), empleo (ella quiere trabajar, él teme que se haga
independiente), familia (él no quiere que ella vea o esté muy cerca de su familia),
influencia familiar o de amigos, gustos (ella debe saber lo que a él le gusta),
decisiones (cuando ella toma una decisión sin consultarlo), amistades (ella tiene
amigas que trabajan y que sale con ellas), embarazo y salud (cuando ella necesitan
atención por embarazo o enfermedad), virilidad (que duden de su fuerza o
masculinidad), sexual (él tiene problemas de impotencia y la hace responsable a
ella), abandono (ella lo quiere abandonar). Un agresor pide mucho, da poco, no hay
forma de colmarlo, mientras más se le da más aumenta su odio y sadismo. Teme el
poder de su víctima, entra en crisis cuando percibe que es superior a él.
La violencia, aunque ha estado presente en toda la historia de la humanidad y ha sido objeto
de múltiples reflexiones, no ha sido comprendida en su magnitud y diferentes manifestaciones,
quizá por considerarla un elemento por erradicar, más que un elemento con el cual tenemos
que aprender a convivir, simbólica y estructuralmente todos los días somos víctimas y testigos
de una gran cantidad de violencia, la cual, en muchas ocasiones, no percibimos porque nos
hemos acostumbrado a ella. Gómez E., (2003).

Ante esto se puede analizar que el victimario, al ser también un acto social inmerso en un
contexto general de violencia, no únicamente ha aprendido a justificar su conducta y a
minimizarla frente a los demás, sino a ocultarla incluso a su propia percepción ya que para
Gómez E., (2003),la familia es considerada el sistema nuclear de origen donde se configura la
socialización primaria de los individuos.

Igualmente, Corsi (2004) describe que la violencia intrafamiliar no es un asunto privado,


argumentando que cualquier acto de violencia de un sujeto hacia otro constituye una
transgresión, bien sea que suceda en la calle o en la residencia; así mismo, tener en cuenta
otras circunstancias, para dejar de pensarlo como una cuestión del ámbito privado, en las que
se pueden hallar: molestias psicosomáticas, depresión, baja en el rendimiento laboral, niños
víctimas de violencia intrafamiliar, trastornos de conducta escolar, problemas de aprendizaje,
entre otras.

Solano (2011) plantea la omisión como una forma de violencia intrafamiliar, que aporta a la
generación de periodos cíclicos de la misma por la negligencia de los miembros de la familia a
realizar una enunciación de esta y concluye que la violencia intrafamiliar es pluriofensiva y
atenta contra la integridad personal de quienes conforman la familia.

Gómez Tagle López, E., (2003). Reseña de "Violencia intrafamiliar. Causas biológicas,
psicológicas, comunicacionales e interacciónales" de Jesús Alfredo Whaley
Sánchez. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 10(32), 377-385.

Carbajal Rodríguez, L., Copto García, A., López González, H., & Reynés Manzur, J. N. (2006).
Violencia intrafamiliar. Un punto de vista. Acta Pediátrica de México, 27(1), 50-52.
Ante esto se puede entender que los niños se ven más afectados ya que participan en la
violencia como testigos y posterior mente la utilizan en sus patrones de conducta intra y extra
domiciliaria, por lo que sufren indirectamente al ver la agresión de su madre a manos del
padre, o directamente, ya que la violencia recae también en ellos a quienes se culpa de la
unión o desunión de la pareja por muchas circunstancias que rodean a estas complejas
relaciones, viciadas desde su origen y que causan un sinnúmero de respuestas dentro de la
familia, la gran mayoría de tipo agresivo. Los tipos de violencia más comunes además de la
agresión física son: abuso verbal, intimidación, amenaza, abuso económico, sexual,
aislamiento, desprecio, etc.

Todas estas situaciones hacen que gradualmente la violencia se convierte en un estilo de vida.
Las personas se acostumbran a ella en forma inconsciente, como parte de ellas; el problema se
acentúa cada vez más. Según el Dr. Carbajal Rodríguez está situación pasa invertida en un
principio y puede iniciarse con un estado de tensión posteriormente sobreviene la agresión
cuando se rompe el débil equilibrio que haya existido entre la pareja. El hombre es quien
general mente agrede a la mujer, sin darse cuenta qué desencadenó este episodio; por el otro
lado, la mujer queda sorprendida de la agresión que por lo general en un principio no solicita
ayuda. Posteriormente puede suceder que el agresor pida disculpas y se llega a reconciliación.
Sin embargo, este fenómeno puede convertirse en un circulo vicioso, que cada vez se vuelve
más frecuente y más violento con períodos de reconciliación más cortos, por todo esto las
personas que sufren VIF, no tienen un poder de valoración real de ellas mismas, pierden su
capacidad de autoestima y tienen pensamientos de minusvalía; esto da lugar a que en el
ámbito familiar se genere sentimiento de desprotección hacia los hijos y los padres se sienten
incapaces de cuidarlos y educarlos.

El resultado de esta situación, es que los hijos no son atendidos en esos aspectos de su
formación básica, lo que significa que inician una vida llena de vicisitudes, ya que no cuentan
con ningún tipo de vigilancia por parte de los padres. Los niños se tornan tristes y agresivos y
no asumen responsabilidades dentro o fuera del hogar, son descuidados, desaseados; se
allegan de amistades con problemas similares; su conducta está fuera de la ley; son víctimas de
adicciones como el alcoholismo y las drogas; se inician en la delincuencia en el abuso sexual y
en la prostitución con todas sus graves consecuencias.

Las cifras de la VIF y los protagonistas no varían mucho en Latinoamérica. No menos de 6


millones de niños son objeto de violencia y 80 mil mueren cada año; el feminicidio va en
aumento. En Estados Unidos de Norteamérica casi cuatro millones de mujeres son maltratadas
físicamente por sus maridos o por sus - parejas, cada 9 segundos. Las dos terceras partes de los
ataques se cometen por alguien que la víctima conoce; el 42% de las mujeres son asesinadas
por sus compañeros.

En México se obtienen cifras de este mal en prácticamente todos los estados de la República y
ya se está legislando al respecto. Ocho de cada diez personas son en agredidas en forma física,
verbal, psicológica, sexual o patrimonial; diariamente mueren 14 mujeres victimas la de la
violencia.

El Centro de Atención de la VIF (CAVI) informó que en promedio ocurren mil doscientos casos
de violencia: el 86% a las mujeres, de las cuales dos terceras partes tienen entre tres y 18 años;
el resto entre 25 y 34 años. El 5% de los casos sufrió maltrato físico y psicológicos y el 30% fue
victima además de abuso sexual. El 14% de los hombres fue victima de violencia; de ellos las
tres cuartas partes eran de niveles socioeconómicos pobres.

También podría gustarte