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La puerta violeta de Marina

Erase un día sonriente y alegre en un pequeño pueblo situado en Madrid, llamado Guadarrama, una
joven llamada Marina andaba paseando por sus espléndidas calles en busca de su llegada a casa tras
finalizar las clases.
Tras su largo camino, llegó por fin a su hogar. Ella lo denominaba así, ya que era el único lugar en el
cual se sentía realmente a salvo, debido a que, en su localidad desde hacía varios meses, no paraban
de alertar sobre nuevas noticias de violencia de género y su grupo de amigas y ella, se sentían muy
inseguras cada vez que se disponían a salir, por ello cada vez que Marina llegaba a casa sana y salva,
se sentía aliviada, porque realmente a ella le asustaban los sucesos.
Cada día por su cabeza rondaban mil y una veces que en cualquier momento podría ser ella la víctima
que tan lejos solía ver. Así pues, al cruzar su puerta ella agradecía cada día por llegar a casa estando
viva.
Después de unas semanas, las novedades sobre el tema iban cada vez a peor y Marina se obligó a sí
misma a no salir al exterior, salvo para las clases o algo de alta gravedad. Tenía tanto miedo, que
anteponía quedarse para evitar así el riesgo. Lo que ella no sabía era que, tras aquella puerta, el lugar
que se encontraba no era tan seguro como ella obviaba. En una de sus llegadas tras el instituto,
mientras ella subía las escaleras escuchó unos gritos procedentes de su domicilio, se escuchaban por
todo el edificio, ella se asustó, fue corriendo y quiso ver qué pasaba. Al entrar a la cocina, vio a su
madre Clara, llorando desconsoladamente, con todos los artículos de la cocina tirados alrededor de
ella, mientras su padre, tras oír su llegada cogió las llaves del coche y salió de la vivienda, dando de
un portazo, sin pensarlo dos veces.
Marina al ver a su madre en aquellas circunstancias, fue corriendo hasta ella.
Marina: ¿Qué ocurre mamá? ¿te ha hecho daño?
Clara: No pasa nada cariño, simplemente ha sido un malentendido, todo está bien (procede a limpiarse
las lágrimas rápidamente).
Marina: ¿Entonces por qué estabas llorando?, dime la verdad mamá.
Clara: Verás Marina, tu padre ha tenido un mal día y lo ha pagado conmigo, simplemente ha sido eso,
no te preocupes de verás.
Marina: Esta bien mamá si vuelve a pasar avísame de ello.
Con el transcurso del tiempo cada día era peor que el anterior. Hasta que Marina se dio cuenta de lo
que sucedía y quiso defender a su madre, pero este acto a su padre no le hizo especialmente ilusión y
por ello aquel mismo día comenzó a actuar de manera agresiva contra ellas, hasta que Marina terminó
en el suelo con una herida en la zona superior de su cabeza, su madre angustiada llamo de manera
cuidadosa a una ambulancia, pero cuando la llamada comenzó, su marido le quitó el móvil y lo lanzó
lo más lejos posible. Pero para la suerte de Clara, la policía pudo acceder a la localización
rápidamente y acudir al domicilio.
La ambulancia rápidamente atendió a su hija, mientras tanto la policía hizo varias preguntas a su
madre y detuvo a su marido, el cual llevaba a cabo un maltrato psicológico y físico a su mujer y a su
hija, ambas dos mujeres las cual no merecían pasar por ello, al igual que todas aquellas mujeres que a
día de hoy lo sufren.

“A veces la puerta violeta, como en el caso de Marina no solo conduce a la seguridad, si


no al comienzo de la violencia de género y al maltrato hacía a las mujeres.”

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