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Manacled by senlinyu (Español)

Posted originally on the Archive of Our Own at http://archiveofourown.org/works/29894274.

Rating: Mature
Archive Warning: Rape/Non-Con
Category: F/M
Fandom: Harry Potter - J. K. Rowling
Relationship: Hermione Granger/Draco Malfoy
Character: Hermione Granger, Draco Malfoy, Dolores Umbridge, Tom Riddle |
Voldemort, Astoria Greengrass, Graham Montague, Severus Snape
Additional Tags: Post-War, Harry Potter Dies, Alternate Universe - Voldemort Wins,
Forced Pregnancy, Imprisonment
Language: Español
Stats: Published: 2021-03-07 Completed: 2022-11-07 Words: 380,587
Chapters: 77/77

Manacled by senlinyu (Español)


by blaisemalfoyy

Summary

Harry Potter está muerto. Después de la guerra, para fortalecer el poder del mundo mágico,
Voldemort realiza un esfuerzo de repoblación. Hermione Granger tiene un secreto de la
Orden, perdido pero oculto en su mente, así que es esclavizada por el Gran Juez hasta que
su mente se quiebre.

Notes

Advertencia: Este trabajo es oscuro. Violación y sexo sin consentimiento son importantes y
se mencionan mucho en la trama. También hay muertes de personajes, trauma psicológico,
descripciones de violencia de campo de batalla, gore médico y referencias a torutra. Se
aconseja discreción del lector.

Los personajes en esta historia no son míos: ellos le pertenecen a JK Rowling, quien yo no
soy. La inspiración inicial para esta trama ocurrió viendo el primer capítulo de El Cuento
de la Criada ( The Handmaid's Tale). En homenaje, hay algunos elementos que se
mantienen a lo largo de la historia. El título Gran Juez (High Reeve) fue extraído del uso de
Lady_of_Clunn’s en su historia Uncoffined.

Esta historia diverge de “canon” siguiendo la conclusión de Harry Potter y la Orden del
Fénix.

Trabajo alpha/beta por jamethiel y pidanka. El resto de los errores son mi propio trabajo.

Ilustración por Avendell.


Trabajo original (inglés) por senlinyu.

El libro original lo pueden encontrar en el perfil de senlinyu.

A translation of Manacled by senlinyu


Capítulo 1
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes


Hermione había perdido la esperanza de poder ver en la oscuridad.

Durante un tiempo, pensó en que si solo dejaba que sus ojos se ajustaran, eventualmente un tenue
contorno se volvería visible.

No había rayos de luz de luna tan profundo en los calabozos. No había antorchas en los pasillos
afuera de la celda. Solo oscuridad y más oscuridad, hasta un punto en el que se preguntaba si se
había vuelto ciega.

Había explorado cada pulgada de la celda con la punta de sus dedos. La puerta, sellada con magia,
no tenía cerradura que forzar, ni siquiera si tuviera algo aparte de un popote y un orinal. Ella olía
en el aire, en esperanza de que le pudiera indicar algo; la estación, el lejano aroma de comida o
pociones. El aire era viciado, húmedo, frío. Sin vida.

Esperaba que si checaba con cautela suficiente, encontraría una losa suelta-piedra en la pared;
algún compartimento secreto escondiendo un clavo, o una cuchara, o siquiera un poco de cuerda.
Aparentemente la celda nunca había tenido captivo a un prisionero audaz. Ningún rasguño para
marcar el tiempo. Ninguna piedra suelta. Nada.

Solo oscuridad.

Ni siquiera podía hablar en voz alta para terminar el silencio sin fin. Había sido el regalo de
despedida de Umbridge después de que la arrastraron a la celda y checar su esposas por última vez.

Estaban a punto de irse cuando Umbrdge pausó y susurró, “Silencio.”

Empujando la barbilla de Hermione hacia arriba con su varita para que sus ojos pudieran
encontrarse, ella dijo “Lo entenderás pronto.”

Umbridge se rió, y su empalagosa, azucarada respiración dejaron la cara de Hermione.

Hermione había sido abandonada en oscuridad y silencio.

¿Había sido olvidada? Nunca nadie venía. Sin tortura. Sin interrogaciones. Solo oscura, silenciosa
soledad.

Comidas aparecían. Aleatorizadas para que ni siquiera pudiera seguir la noción del tiempo.

Recitaba pociones en su cabeza. Técnicas de Transfiguración. Revisaba runas. Canciones


infantiles. Sus dedos se movían mientras imitaba técnicas de su varita, pronunciando la inflexión
del hechizo. Contaba de reversa desde mil substrayendo los números primos.

Empezó a ejercitarse. Aparentemente a nadie se le había ocurrido restringirla físicamente, y la


celda era lo suficientemente espaciosa para que pudiera dar marometas diagonalmente. Aprendió a
cómo levantarse de manos. Pasó lo que se sentían como horas haciendo lagartijas y algo llamado
burpees con los que su prima había estado obsesionada durante un verano. Se dio cuenta de que
podía atorar sus pies en la puerta de la celda y hacer abdominales colgando de cabeza.

La ayudaba a apagar su mente. Contar. Empujarse a nuevos límites físicos. Cuando sus brazos y
piernas se convertían en gelatina, se tiraba en una esquina y caía en un sueño profundo.
Era la única manera de que la guerra dejara de repetirse frente a sus ojos.

Aveces se preguntaba si estaba muerta. Tal vez era el infierno. Oscuridad y soledad y nada más
que sus peores recuerdos colgando en sus ojos para siempre.

Cuando finalmente hubo un ruido, se sentía ensordecedor. El chillido en la distancia de una puerta
abandonada hace mucho tiempo sonó mientras la puerta se abría. Luego luz. Cegadora, cegadora
luz.

Era como sentirse apuñalada.

Se cayó de nuevo en la esquina y se cubrió los ojos.

“Sigue viva,” escuchó a Umbridge decir, sonando asombrada. “Levántenla, hay que ver si sigue
lúcida.”

Fuerte manos tomaron Hermione de la esquina y trataron de alejar sus manos de sus ojos. Incluso
con sus párpados cerrados lo más fuerte posible, el dolor de la repentina luz se sentía como
cuchillos dirigiéndose a sus córneas. Movió sus manos hacia sus ojos nuevamente, soltando sus
brazos del agarre de su captor.

“Oh, por el bien de Merlín,” dijo Umbridge en una fuerte, impaciente voz. “Dominado por una
sangre sucia sin varita. Petrificus Totalus. ”

"Debiste ser lo suficientemente inteligente para morir. Crucio. ”

La maldición abrió paso en el cuerpo inmóvil de Hermione. Umbridge no es la conjugadora más


fuerte por la que Hermione había sido maldecida, pero lo sentía. El dolor rompió por el cuerpo de
Hermione como fuego. Inhábil de moverse, sentía como sus intestinos se torcían en nudos, tratando
de escapar el dolor. Su cabeza palpitaba mientras el dolor crecía y crecía sin parar.

Después de una eternidad, el dolor paró, sin embargo no lo hizo. La maldición había sido
terminada, pero la agonía seguía dentro, como si sus nervios habían sido desollados.

Hermione podía sentir su cerebro buscando su salida; para poder escapar de la agonía suspendida.
Solo romperse. Pero no podía.

“Llévensela para evaluación. Avísenme lo que diga el curandero.”

Estaba siendo levitada, pero el mundo seguía siendo una borrosa imagen de sonido y agonía.
Demasiado sonido. Se sentía como si vibraciones recorrieran su piel. Debió haber sido encarcelada
en un ala con barrera porque repentinamente el aire explotó con ruido y luz.

Trató solo en enfocarse en el sonido de los pasos. Derecho por diez pasos. Una vuelta a la derecha.
Treinta pasos. Una vuelta a la izquierda. Quince pasos. Alto. Unos de los guardias quien las estaba
levitando tocó una puerta.

“Pasen,” dijo una voz distorsionada.

La puerta se abrió.

“Póngala por ahí.”

Hermione sintió como su cuerpo cayó en una mesa de examinación.

Sintió una varita pincharla.


“¿Algún hechizo reciente?”

“Inmovilización y cruciatus,” respondió una nueva voz. Hermione pensó reconocerla, pero su
mente estaba en demasiada agonía para saber quién era.

“¿Mientras inmovilizada?” El curandero sonaba molesto. “¿Por cuánto tiempo?”

“Un minuto. Quizás más.”

Un silbido de irritación. “Apenas tenemos suficiente con lo que es. ¿Acaso Umbridge está
intentando arruinarlos? Amarrenla. Si no, se lastimara cuando le quite los hechizos.”

Hermione sintió correas de cuero en sus muñecas y tobillos, y algo fue forzado entre sus dientes.
Hubo un golpecito en su sien.

“Yoo-hoo. Pequeña bruja, si tu mente ya está hecha papilla. Esto va a doler– demasiado. Pero,”
continuó alegremente, “te sentirás mejor después. ¡Finite Incantatem! ”

El mundo de Hermione explotó. Era como ser golpeada por el cruciatus una y otra vez. Finalmente
móvil, su cuerpo retrocedió, y ella gritó y se destrozó. La correas sosteniendola apenas lograron
que evitara que su espalda se torciera, y contorsionaba, y sacudía, y lloraba en agonía. Parecía una
eternidad antes de que pudiera dejar de golpear. Mucho después de que su voz se había rendido.
Sus músculos se contraían violentamente, y su pecho se llenaba de sollozos.

“Bueno. Se pueden ir ahora,” dijo el curandero mientras pinchaba a Hermione de nuevo con su
varita. “Pero diganle a Umbridge que si alguien más llega así, la reportaré por sabotaje.”

Hermione puso un ojo entreabierto y vio a los guardias irse. Su visión era borrosa. Todo era
horriblemente brilloso, pero podía hacer formas vagas y la luz dolía menos. O más bien, otras
cosas dolían más que sus ojos.

El curandero se volteó a verla. Era un hombre alto. Ella no lo reconocía. Entrecerró los ojos,
tratando de verlo claramente.

“Ah bien, estás siguiendo movimiento.” Volteó su muñeca para ver el número de prisionero de sus
esposas. “Número 273…”

Sacó un archivo estrecho de un estante y movió sus cejas mientras lo ojeaba.

“Sangre sucia, obviamente. Estudiante de Hogwarts. Ah, muy buenas notas. Hmmm. Maldición
desconocida en el abdomen en el quinto año. No es muy buena señal. Bueno, tendremos que ver
con que trabajaremos.”

Realizó un diagnóstico complejo sobre el hechizo en ella. Ella vio su firma flotando sobre su
cabeza y varios orbes de color acomodándose junto a su cuerpo.

El curandero los empujó y garabateó notas. Estaba particularmente interesado en su abdomen,


especialmente un orbe teñido de morado.

“¿Qué–,” ella raspó alrededor de la mordaza todavía entre sus dientes, “–qué estás mirando?”

“¿Hmm? Ah, una variedad de cosas; tu salud física, mayormente. Estás en muy buena condición.
¿Dónde te tenían? Aunque nada de eso importa si no puedo descifrar esta maldición que llevas.”

Él trabajó en silencio por varios minutos más antes de reír. Con un complicado movimiento de su
varita y una encantación que Hermione no conocía, vió un rayo oscuro de flamas púrpuras dirigirse
directo a su estómago. De pronto, sus intestinos empezaron a burbujear, y sintió algo vivo entre sus
órganos. Algo arrastrándose dentro de ella.

Antes de que pudiera gritar, el curandero lanzó un rojo hechizo a ella. La retorsiones pararon, se
sintió como si algo se hubiera disuelto dentro de ella.

“Un hechizo mal hecho,” explicó el curandero. “Alguien quería que fueras comida viva, pero por
suerte, la maldición estaba incompleta. La arreglé y luego la cancelé. De nada.”

Hermione no dijo nada. Dudaba que lo que sea que fuera esto era para su beneficio.

“Bueno. Estás limpia. Elegible también. Creo que podremos sacar un poco de uso de ti. Aunque la
maldición cruciatus probablemente requiera un poco de terapia antes de que te recuperes de eso. Lo
pondré en una nota.

Con un movimiento de su varita, las correas en sus muñecas y tobillos fueron liberados. Hermione
se sentó lentamente. Sus músculos aún tenían espasmos involuntariamente.

Abriendo la puerta, el curandero llamó, “Pasó, la pueden procesar.”

Él pasó a su escritorio.

Todo era extrañamente luminoso. Ella entrecerraba los ojos. Tan brilloso que apenas podía ver a
través de la luz para ver las formas a su alrededor.

Moviendo su mano temblorosa, se quitó la mordaza de entre sus dientes. Ellos empezaron a charlar
inmediatamente. Se dio cuenta de que tenía mucho frío. Demasiado frío.

Los guardias acercándose a ella, tomaron su brazo para guiarla. Se deslizó de la mesa y trató de
pararse.

Ella se tambaleó.

“Señooooor…”

¿Esa era su voz? No recordaba el sonido de su voz.

Las palabras salieron arrastradas, todos los objetos luminosos en la habitación parecían estirarse y
distorsionarse antes sus ojos como si hubiera sido arrojada a una pecera. El curandero se volteó a
ella con curiosidad.

“Creeeeeo qqqque vvvvoy aaaa entttttrar en sshhhh–” Las palabras parecían no poder salir de sus
dientes temblorosos. Lo intentó de nuevo “shhhh– shhhhh– shhhhhhooooooock…”

Oscuridad empezó a aparecer desde la esquina de su visión. Todos los objetos luminosos se
desvanecieron hasta que solo podía ver la cara de preocupación nadando ante ella. Sus ojos se
pusieron en blanco y cayó.

Nadie la atrapó.

Su cabeza golpeó con la esquina de la mesa. Fuerte.

“¡Mierda!” exclamó el guardia. Incluso el sonido parecía tambalearse y distorsionarse.

Lo último que Hermione recordó fue que pensó que él podía ser Marcus Flint.
Recuperando la conciencia se sintió como ahogarse en avena. Hermione no estaba segura de por
qué esa fue la primera comparación que se le vino a la mente. Peleó para traerse de nuevo a la
superficie, moviéndose entre voces distorsionadas, tratando de verles sentido.

“¡Dieciséis meses en confinamiento solitario con privación de luz y sonido! Por todos los motivos
debería de estar completamente loca, si no muerta. ¡Ni siquiera hay registros en ella! ¡Es como si la
hubieran arrojado a un pozo sin fondo! Miren este archivo. ¡Prisionero 187 en la cama de a lado!
¿Ves cuántas páginas hay aquí? ¡Chequeos! ¡Reportes de sangre! ¡Sesiones de salud mental!
¡Pociones preescritas! Incluso tengo fotos de como se veía antes de que la mutilaran. Esta aquí–
¡Nada! ¡Fue registrada como asignada a esta prisión, y luego se desvaneció! ¡Nadie la ha visto! ¡No
hay ni siquiera un reporte de su comida! ¡Por dieciséis meses! ¡Explíquenme cómo pasó esto!”

Hubo una pausa, y luego Hermione escuchó, “Ahem-ahem.”

La voz sonriente de Umbridge comenzó a sonar, “Hay demasiados prisioneros aquí. Es muy poco
sorprendente si uno o dos lograran caer entre una grieta igual que la señorita Granger.”

“Señorita– Granger–,” la otra voz estaba horrorizada y tartamudeando. “¿Te refieres a LA


Granger? ¡Tú sabías que era ella! Tú trataste de matarla.”

¿Qué? ¡No! Yo nunca– Es el Señor Oscuro quien decide sus destinos. Yo soy una simple
sirviente.”

“¿De verdad crees que nuestro Señor se olvidaría de una prisionera como Hermione Granger?
¿Crees que será compasivo si se entera de lo que hiciste?”

“¡No quería que fuera tanto tiempo! Se suponía que solo era una situación temporal. No la
conoces. No sabes de lo que es capaz. Tenía que asegurarme de que no escapara o lograra
contactar. El castillo aún seguía siendo asegurado. Luego– Luego en ese momento todas las
preparaciones ya habían sido hechas- Ella– ella se me fue de la mente. ¡Nunca desafiaría a nuestro
señor!”

“El éxito del trabajo que nuestro señor ha asignado descansa sobre tu cabeza y la mía. Si descubre
por lo menos una pista de lo que has hecho para hacerlo menos, se lo reportaré inmediatamente.
Así, Granger está ahora bajo mi jurisdicción. No puedes acercarte a ella sin mi permiso. Si algo le
llega a pasar, asumiré que tú eres la responsable.”

“Pero– pero ella tiene muchos enemigos.” La voz de Umbridge vaciló.

“Entonces sugiero que cuides tu prisión con cautela. El Señor Oscuro la mencionó específicamente
en sus planes. Te lanzaré ante él hoy si es es lo que me cuesta tener éxito. He trabajado más tiempo
y más duro para estar en donde estoy que tú, Guardiana. No dejaré que nadie se meta en mi
camino. Ve a procesar al resto. El Señor Oscuro espera un reporte sobre los números de
elegibilidad para esta noche, y ya he gastado la mitad de mi día arreglando tu error.”

Un par de pasos se desvanecieron. Los de Umbridge, era Hermione pensaba y esperaba. Ella
entreabrió un ojo, tratando de ver sus alrededores subrepticiamente.

“Estás despierta.”

No lo suficientemente subrepticia. Abrió sus ojos completamente y vió a la línea borrosa de una
sanadora parada frente a ella. La sanadora se acercó para estudiar a Hermione, y Hermione podía
distinguirla un poco contra el brillo. Una mujer vieja, con bata notando señoridad médica.

“Así que tú eres Hermione Granger.”


Hermione no estaba segura de cómo responder al comentario. La conversación escuchada no había
arrojado luz sobre lo que se quería con ella. Ella era importante para alguna terrible maquinación
de Voldemort. No se suponía que estuviera muerta o loca, y la querían sana. Probablemente no la
torturarían terriblemente de nuevo.

Se quedó callada, esperando que la sanadora fuera alguien quien seguía hablando cuando la gente
falla en responder. Ella estaba decepcionada.

“Tengo que preguntar, ya que parece que nadie más sabe. ¿Cómo es que sigues viva? ¿Cómo
lograste mantenerte cuerda?”

“Yo… n-no– lo sé…” Hermione respondió después de esperar varios momentos. Su voz sonaba.
Su voz sonaba más profunda y temblorosa de lo que recordaba. Sus cuerdas vocales se sentían
atrofiadas. Era difícil marcar el ritmo de las palabras; las consonantes se arrastraban juntas y luego
pausaban como si requerían esfuerzo para sacarlas. “Hice– aritmancia mental… yo… recitaba
pociones. Hice lo que pude… para evitar... caer.”

“Excelente,” murmuró la sanadora, anotando notas en un archivo. “¿Pero cómo sobreviviste? No


hay registros de alguien que te alimentara, y aún así te ha mantenido perfectamente
nutricionalmente.”

“Yo– no lo… sé. Comida aparecía. Nunca a la misma hora. Pensé que- era intencional.”

“¿Qué era intencional?”

“La irregularidad… pensé que–" su garganta se sentía exhausta mientras seguía hablando– “era
parte de… privación sensorial. Para mantenerme… sin saber… cuánto tiempo– ha pasado.”

Su voz se volvía más delgada por cada palabra que decía.

“Ah. Sí. Eso hubiera sido creativo. ¿Y tu condición física? Nunca fuiste removida de ese cuarto.
Aún así tienes mejores músculos que la mitad de mis sanadores. ¿Cómo es eso posible?”

“Cuando… no podía– pensar, me ejercitaba– hasta que ya no pudiera más.”

“¿Qué tipo de ejercicios?”

“Lo que fuera. Saltar. Lagartijas. Abdominales. Lo que sea-que me aburriera.. Así no soñaba.”

Más anotaciones.

“¿Qué tipo de sueños intentabas evitar?”

Hermione se quedó con leve aliento. Las otras preguntas habían sido fáciles. Esa– esa estaba muy
cerca a algo real.

“Sueños de antes.”

“¿De antes?”

“ Antes de que viniera aquí .” La voz de Hermione era silenciosa. Furiosa. Cerró sus ojos; la luz le
estaba dando una migraña severa.

“Por supuesto.” Más anotaciones. Ese sonido hacía que los músculos de Hermione se torcieran en
reacción. “Estarás en la enfermería hasta que los efectos secundarios de tus sesiones de tortura
hayan sido completamente curados. También traeré a un especialista para averiguar qué le pasó a
tu cerebro.”

Los ojos de Hermione se abrieron completamente.

“Hay algo–,” ella dudó. “¿Hay algo– malo conmigo?”

La sanadora la miró fijamente antes de mover su varita por encima de la cabeza de Hermione.

“Te mantuvieron en aislamiento con privación sensorial durante dieciséis meses. El hecho de que
sigas lúcida es un milagro. Los efectos de una experiencia así pueden ser difícilmente evadidos,
especialmente en las circunstancias previas a tu llegada. ¿Imagino que estudiaste sanación durante
la guerra?"

"Si," dijo Hermione viendo hacia abajo a la manta blanca en su regazo. Estaba raído y olía muy
fuerte a antiséptico, quería vomitar por el asalto olfativo.

"Entonces sabes cómo un normal, saludable y mágico cerebro se ve. Éste es el tuyo."

Una simple manipulación de la varita dibujó la mágicamente proyectada imagen del cerebro de
Hermione a la vista.

Los ojos de Hermione se entrecerraron. esparcidos en la proyección habían pequeñas luces


brillantes; algunos agrupados, algunos esporádicos. Por todo su cerebro. Nunca había visto una
cosa así antes.

"¿Qué son esos?"

"Mi mejor suposición es que son estados de fuga creados mágicamente."

"¿Qué?"

"En cierto punto durante tu insolación, tu magia empezó a tratar de protegerte. Como no podías
expresar ninguna magia externamente, se internalizó Intentaste con todas tus fuerzas evitar, como
dijiste, resbalar. Sin embargo, la mente está difícilmente equipada para soportar algo así. Como
resultado, se fragmentó de alguna forma. Normalmente una fuga es general, pero estos parecen casi
quirúrgicamente precisos. Aunque la sanación mental no es mi especialidad."

Hermione observó en horror.

"¿Quieres decir que yo– yo me disocié?"

"Algo así. En realidad nunca he visto algo como esto antes. Esto puede ser una nueva enfermedad
mágica."

"¿Tengo personalidad múltiple?" Hermione se sintió repentinamente mareada.

"No. Simplemente aislaste partes de tu mente. Creo que tu magia trataba de protegerlas de ataques
mentales, pero por extensión te impidió acceder a ellas."

Hermione se tambaleaba internamente.

"¿Qué– no recuerdo?"

"Bueno, no estamos completamente seguros. Tú tendrás que ser la que descubra lo que olvidaste.
¿Cuáles son los nombres de tus padres?"
Hermione pausó por un momento, tratando de calcular si la pregunta estaba basada en buscar un
diagnóstico o potencialmente extraer información. La sangre se le escapó de la cara.

"No lo sé," ella dijo, de repente sintiendo como si no pudiera respirar. "Recuerdo tener padres.
Eran Muggles. Pero no puedo recordar nada sobre ellos."

Luchando por aplastar el pánico que aumentaba dentro de curar al sanador.

"¿Sabes algo?"

"Parece que no. Intentemos con otra pregunta. ¿Te acuerdas a qué escuela ibas? ¿Quiénes eran tus
mejores amigos ahí?

"Hogwarts. Harry y Ron," Dijo Hermione mirando hacia abajo mientras su garganta se cerraba. Sus
dedos se torcían incontrolablemente.

"Bien."

"¿Recuerdas al director?"

"Dumbledore."

"¿Recuerdas lo que le pasó?"

"Murió," Dijo Hermione cerrando sus ojos. Aunque los detalles fueran borrosos, estaba segura.

"Si. ¿Recuerdas las circunstancias de su muerte?"

"No. Recuerdo que– fue reinstalado como director después de que fuera confirmado que Ya-Sabes-
Quien había regresado."

"Interesante." Hubo más anotaciones. "¿Qué es lo que recuerdas de la guerra?"

"Era una sanadora. En la sala del hospital. Mucha gente que no pude salvar–Yo recuerdo perder.
Algo–algo no funcionó. Harry murió. Ellos–ellos lo colgaron desde la Torre de Astronomía y lo
vimos pudrirse. Ellos–ellos colgaron a Ron y a su familia a su lado. Y a Tonks y Luoin. Ellos los
torturaron hasta la muerte. Luego me pusieron en aquella celda y me dejaron ahí."

Hermione temblaba mientras hablaba. La cama del hospital se movió e hizo un rechinido enojado.

La sanadora pareció no haberlo notado e hizo más notas.

"Esto es muy inusual e interesante. Nunca he escuchado de un estado de fuga como este. Estoy
ansiosa por escuchar lo que piensa el especialista."

"Me alegra ser tan interesante". Dijo Hermione, su labio se curvó cuando abrió los ojos para mirar
a la sanadora.

"Tranquila, querida. No soy del todo insensible. Míralo desde una perspectiva médica. Si hubiera
algo de tu pasado que fuera lógico para tu mente proteger, sería lo que seguía de la guerra–por lo
que claramente estás traumatizada. En lugar de eso, ¿qué decidió tu mente proteger? Las
identidades de tus padres, y la estrategia de guerra de la Orden. Tu magia no eligió proteger tu
psique decidió proteger a todos los demás. Eso es muy interesante."

Hermione supuso que lo era, pero todo se sentía como demasiado.


Solo poder ser hábil de hablar era abrumador. Poder hablar. Estar fuera de su celda. Todo se sintió
como si fuera demasiado. Demasiado crudo. Demasiado brilloso.

No dijo nada más. Después de unos minutos de anotaciones, la sanadora la vio de nuevo.

"A menos de que el especialista se oponga, te quedarás en la enfermería durante una semana de
recuperación antes de que podamos procesarte. Eso te dará tiempo de aclimatarse a la luz y al
sonido de nuevo y someterte a terapia que necesitarás para tu recuperación de tortura y esa
concusión que tuviste durante tu chequeo."

La sanadora empezó a caminar fuera y luego pausó.

"Espero que decir esto sea innecesario, pero supongo que dada tu Casa e historia lo tengo que decir.
Estás en una encrucijada, señorita Granger. Lo que pasará después es inevitable, pero tienes una
elección en qué tan desagradable lo fuerzas."

¿Con ese consejo de despedida? ¿Amenaza? ¿Advertencia? Hermione no estaba del todo segura.
La sanadora desapareció detrás de la cortina de división.

Hermione miró cuidadosamente a su alrededor. Aún seguía en Hogwarts. Se había cambiado de su


ropa de prisión a un set de pijamas. Subiendo las mangas, decepcionada se dio cuenta de que nadie
había cometido el error de quitarle las esposas alrededor de cada una de sus muñecas.

Levantó una muñeca frente a su cara para inspeccionarla. Se le habían encajado inmediatamente
antes de que la encarcelaran en su celda, y nunca tuvo la oportunidad de ver cómo se veían en
realidad.

En la luz, parecían simplemente ser brazaletes alrededor de cada muñeca. Brillaban como un
centavo nuevo. Estaban bañados en cobre, como ella adivinó.

En la oscuridad de su celda, pasó una incontable cantidad de tiempo tratando de averiguar lo que
eran exactamente. La simple respuesta era que repriman su magia. Cómo exactamente lo hacían, y
cómo podría quitarselas mientras estaba a ciegas y muda había tomado mucho pensamiento.

Cuando finalmente se admitió a sí misma que era imposible quitarlas, empezó a averiguar cómo
trabajaban.

Ella odiaba y admiraba a quien fuera que las había hecho. Estaba segura que por la forma en la que
el cobre conducía su magia tenía núcleo corazón de dragón en cada una de ellas, posiblemente
extraídas de su propia varita.

Las esposas se sentían específicamente en sintonía con ella.

En su celda durante todos sus intentos de ejercer magia sin varita, la magia se deslizó por sus
brazos hacia sus manos para ser lanzada y luego simplemente– disolverse cuando alcanzaba las
esposas. Confirmando ella misma que en realidad estaban bañadas en cobre, entendió
inmediatamente como funcionaban.

El cobre succionaba la magia en sí mismo. Ella recordó a Binns enseñando en Historia de la Magia
sobre usar materiales además de madera para las caritas. Cobre había sido una de las obvias
opciones debido a su conductividad de magia natural. Desafortunadamente es demasiado
conductiva. Chupaba cualquier destello de magia que detectaba, no importaba si era a propósito o
no. Hechizos explotaban de las caritas de cobre antes de que el mago terminara de nombrar el
hechizo. Apenas podían tocar las varitas sin que explotaran. Dos laboratorios de varitas explotaran
y la pérdida de cuatro dedos del pie convencieron a los fabricantes de varitas de intentar usar otra
cosa que no fuera cobre.

El núcleo de las varitas, Hermione estaba segura, era acero. El cobre junto con el corazón de
dragón quitaban su magia y la depositaban en el núcleo de acero donde era efectivamente
neutralizado.

La ingenuidad la ponía furiosa.

Esposas de acero eran bastante comunes en las prisiones mágicas. Amortiguaban la magia lo
suficiente para evitar que los prisioneros lanzaran algo poderoso. Siempre ha sido imposible
neutralizar completamente la magia de una bruja o mago con acero. Ellos siempre podían empujar
un poco de magia a través de él o lo dejarían crecer hasta que una ola de magia accidental explotara
sobre ellos. El cobre resolvía eso. Con su fuerte conductividad, especialmente ayudado con el
núcleo mágico absorbía casi toda la magia de construyéndose dentro de Hermione.

Efectivamente la convertía en Muggle.

Chapter End Notes

Hermione debajo de Hogwarts por saharok_illustration

Portada 1 por Flyora

Portada 2 por Flyora


Capítulo 2

"Hermione…" escuchó a alguien respirar.

Subiendo la mirada desde sus esposas, vio una cabeza mirando entre la cortina que dividía.
Entrecerró los ojos y miró fijamente. Era Hannah Abbott.

Un grito de horror escapó de los labios de Hermione.

Hannah solo tenía un ojo.

Su ojo derecho estaba mirando fijamente a Mione, pero su ojo izquierdo se había ido. Había un
negro, enorme agujero en su cara como si lo hubieran arrancado.

La mano de Hannah se levantó inmediatamente y cubrió el lado izquierdo de su rostro.

"Perdón. Siempre es horrible cuando la gente lo ve por primera vez."

"¿Qué– pasó?" Hermione forzó las palabras fuera.

No conocía ningún maleficio que sacaba los ojos de tal manera. Había demasiadas maldiciones,
pero ninguna con tan grotescos resultados.

"Umbridge– ella lo sacó con la punta de su varita cuando-cuando intenté escapar. Ella hizo que los
sanadores lo dejaran así. Para producir efecto." Hannah volteó un poco la cabeza para ocultar aún
más su rostro.

"Aunque se metió en problemas por eso." Hannah bajó su cabeza así que ahora estaba viendo al
suelo. Su voz sonaba como si estuviera de alguna manera muerta. "Ahora corta dedos
normalmente. Si eres irrespetuoso. Si tratas de escapar. Si la miras mal. Parvati y Angelina, apenas
les quedan dedos."

Hannah observó fuertemente a Hermione con su ojo restante.

"Deja tu Gryffindor morir, Hermione. No intentes ser valiente. No intentes ser inteligente. Solo
mantén tu cabeza abajo. La gente ha intentado escapar durante meses. Cualquiera que sea atrapado
queda mutilado. Cualquiera-que sale– nos tomó muchos intentos antes de que nos fuéramos
cuenta– las esposas que tenemos-," Hannah levantó su propia muñeca revestida de cobre, "tienen
un rastreador en ellas, si pasas de las fronteras, mandan al Gran Juez y cuelgan el cuerpo en el
Gran Salón para que lo tengamos que ver caer."

Hermione sintió como si hubiera sido golpeada violentamente en el pecho. Sus dedos se
contrajeron contra la tela de la manta que la cubría. Apenas podía respirar. "¿Quién?"

"Ginny. Ella fue el primer cuerpo que trajeron de vuelta. Todos pensamos que en realidad habías
escapado. Porque desapareciste. No pensamos que solo te habían puesto en otro lugar…"

La voz de Hannah se apagó y miró a Hermione. "Ni siquiera sabes por qué te trajeron de vuelta, ¿o
sí?"

Hermione negó con la cabeza.

Los guardias hablan demasiado. Después de la guerra, todos pensamos que el "Señor Oscuro
empezaría a esclavizar a todos los Muggles. Pero– resultó que sus rangos estaban más exhaustados
de lo que nos dábamos cuenta. Aparentemente ser inmortal lo hace paciente. Decidió que repopular
los rangos de magos sangre pura sería lo primero que haría. Él personalmente unió a los sangre
pura. Los hizo casarse con órdenes de empezar a reproducirse.

El rostro de Hannah se contrajo con desdén mientras recitaba esta información.

Las cejas de Hermione se fruncieron con sorpresa. ¿Un esfuerzo de repoblación? La guerra se
había prolongado con un gran número de víctimas dado el tamaño de la población mágica, pero
Hermione no pensó que Voldemort se daría cuenta, mucho menos que le importara. Matrimonios
arreglados no eran exactamente raros entre sangres puras– pero ser mandatorios parecían ser
extremos. Ella se preguntaba cómo se sentían sus seguidores.

"Había apenas bebés. Los rangos de fertilidad de sangres puras han bajado durante años. Hubo
algunos embarazos que causaron revuelo en todos. La mayoría terminaron antes de tiempo. O
fueron abortados accidentalmente. Bueno,"– La voz de Hannah se volvió amarga– "aparentemente
ver la extinción del mundo mágico europeo ha hecho que el Señor Oscuro abriera su mente en la
parte de la puridad de la sangre. Ha decidido empezar un programa de cría con todos los
prisioneros mestizos y los que hayan nacido como muggles he tiene en mano. Solo nosotras
mujeres, ya que es un peor destino que un hombre nacido muggle toque a una mujer sangre pura.
Todas estamos hechas para producir bebés hasta que nuestros úteros se agoten."

Hannah se veía igual de enferma como Hermione se empezaba a sentir.

"Esa es la razón por la que finalmente te dejaron salir," dijo Hannah, gesticulando impotentemente.
"Están usando archivos médicos y escolares para decidir quién de nosotras es elegible. La sanadora
dijo que estabas hablando– ella es la cabeza de todo esto. Aparentemente se especializa en genética
mágica. Somos sus ratas de laboratorio. Están checando la fertilidad de todas."

Hannah ahora estaba llorando. Hermione la observó fijamente, sintiéndose débil con shock. No
podía ser verdad. Todo era terriblemente distópico. Era alguna pesadilla que estaba soñando dentro
de su celda.

“Tenemos que salir de aquí,” dijo en una voz tan firme como podía.

Hannah negó con la cabeza.

“No podemos. ¿Acaso no me oíste antes? A menos que te cortes la manos, nunca te podrás ir con
esas esposas. Ellos ni siquiera hacen registros aquí. Angelina perdió su dedo índice para averiguar
eso. El Señor Oscuro lo guarda personalmente. Por eso cuando alguien escapa, siempre va el Gran
Juez tras ellos.”

Hannah volteó rápidamente a los lados, moviendo su cabeza para conseguir una pequeña mejora en
la vista pasando las cortinas de privacidad.

Hermione siguió la mirada de Hannah. No había nada ahí.

“¿Quién? ¿Quién es el Gran Juez?” Preguntó Hermione. No recordaba ese título..

Hannah miró hacia arriba. “No lo sé. Nadie lo ha visto sin su máscara. Todos hablan de él. Es la
mano derecha del Señor Oscuro. Voldemort no sale mucho, así que el Gran Juez aparece en su
lugar. Hicieron ejecuciones públicas hace pocas semanas– más de veinte personas. Mató a cada
uno de ellos con la Maldición Asesina. No tomó descansos. Solo fue siguiendo la línea. Nadie ha
visto al señor Oscuro emitir tantas tan seguido.”

“Eso– no podría ser posible,” dijo Hermione, negando dudosamente con la cabeza
Hannah se acercó a Hermione y bajó la voz. “Lo sé. Pero he visto los cuerpos después de atrapar a
los que escapan. Siempre los atrapa. McGonagall, Moody, Neville, Dean, Seamus, Profesora
Sprout, Madam Pomfrey, Flitwick, Oliver Wood; esos son a los que conocerías. Han habido más.
Muchos más. Miembros de la Orden fueron los que más trataron de escapar. Todos han regresado
como cuerpos. Siempre es la Maldición Asesina.”

Hannah dudó y miró fijamente a Hermione. “No hagas algo estúpido, Hermione. No te estoy
diciendo todo esto para que intentes escapar. Te estoy tratando de advertir. Es el infierno. Tienes
que estar preparada para eso--porque si no lo estás– vas a salir caminando y quedar mutilada, y no
significará nada.”

Hannah parecía que iba a decir algo más, pero pasos sonaron más allá de las cortinas. Una
expresión de terror recorrió su rostro, y la cortina divisora cayó mientras se hacía hacia atrás.

La cortina del otro lado de Hermione se abrió de golpe, y la sanadora de antes reapareció, se veía
agobiada.

“El Señor Oscuro quiere ver tu examinación por sí mismo'', dijo la sanadora, estirándose y tomando
el brazo de Hermione fuertemente.

Hermione trató de soltarse instintivamente. Ella sacó su brazo del agarre de la sanadora y se dejó
caer del otro lado de la cama para crear distancia.

“Oh, tu pequeña estúpida bruja.” La sanadora suspiró e hizo un gesto a alguien que estaba fuera de
la visión de Hermione. "Aturdanla y traiganla".

Dos guardias aparecieron detrás de la cortina y dispararon dos aturdidores sucesivos a Hermione.
Esquivó el primero, pero el segundo tocó su hombro. Ella cayó como una piedra.

Cuando despertó, estaba atada a una mesa en un oscuro pasillo. Sus brazos y piernas estaban
reprimidos, todavía temblando por la tortura. Más lazos ataban su cabeza y barbilla, poniendo su
cabeza en lugar. Había un pequeño mago parado a lado de ella. El mismo Voldemort estaba parado
en el otro lado.

El pequeño mago estaba hablando en un delgada, temblorosa voz señalando la proyección del
cerebro de Hermione.

“No– no se parece a nada que haya visto a-antes. Normalmente la pérdida de m-m-memoria
mágica ocurre g-g-generalmente a través del cerebro cuando uno lo genera por s-s-si mismo. Una
p-persona ni siquiera puede decir su nombre. Pero este está d-dirigido. Como hechizos de
desmemorización. Una fuga disociativa, o en este caso m-muchos de ellos. Casi como la auto-
desmemorización. Su magia ha escondido recuerdos específicos dentro de lo que sólo puedo
describir como casi una c-c-calcificación de capas mágicas. Probablemente nunca hubiera pasado
sin las específicas cir-circunstancias de su encarcelamiento. Esto t-t-tomó tiempo. Su cerebro ha
ido reforzando lentamente una línea de d-defensa a lo largo de los meses. Casi como una almeja
que hace una perla, los ha estado enterrando lentamente bajo capa tras capa. Se puede decir que
algunos han estado más protegidos que otros en función de la intensidad con que brillan.”

Los ojos de Voldemort se entrecerraron. “¿Podrían estos recuerdos ser recuperados con
legeremancia?”

El pequeño mago parecía aún más nervioso. En su labio superior se habían acumulado tenues gotas
de sudor.
“Es– es poco probable. Esto es como una pared de oclumancia individual de fuerza excepcional
alrededor de cada recuerdo específico. Es– es p-posible si el Maestro Legeremens es lo
suficientemente p-p-poderoso.”

“Me gusta pensar que lo soy,” dijo Voldemort, viendo hacia los ojos de Hermione. Ella los cerró
con fuerza inmediatamente, pero era demasiado tarde.

Ella pensó– que tal vez había conocido a la oclumancia antes. Con su magia básicamente
arrebatada, no tenía ninguna habilidad para poder levantar un muro en su mente. Voldemort se
disparó como una flecha, enterrándose profundamente a través de sus recuerdos y pasando
lentamente a través de ellos. Era como si su mente estaba siendo aplastada dentro de la de él.

Su niñez. Hogwarts. Él no estaba preocupado por los recuerdos bloqueados de sus padres. Después
del quinto año, cuando todo se volvió borroso, su interés creció. Examinó sus recuerdos de la
sanación. Todos esos cuerpos. Todas esas lesiones. Demasiada gente. Mientras más se acercaba a
el final de la guerra, había más recuerdos bloqueados. Trató de sumergirse en ellos. Trató de
apuñalar su camino a través de la magia con pura fuerza. Ninguno de ellos cedería ante sus
violentos e insistentes ataques.

La estaba rompiendo. La fuerza era increíblemente dolorosa, y de alguna forma el dolor continuó
incrementando hasta el punto en el que se sentía imposible que no estuviera muriendo de él.
Hermione se retorcía mientras buscaba escapar– para escapar de la invasión. Gritos la rodeaban y
solo siguió, y siguió, y siguió.

Finalmente Voldemort salió de su mente. Furioso. Lentamente se dio cuenta de que los gritos eran
de ella. Para ese entonces, habían sido reducidos a pequeños lamentos de dolor más allá de las
cuerdas vocales destrozadas. Sollozos guturales que seguían ahogándose mientras su pecho seguía
sufriendo espasmos de dolor, y luchaba por respirar.

No me gusta que me guarden secretos. Con Potter muerto no debería de haber nada oculto. ¿Qué
escondes?” dijo Voldemort. Sus dedos huesudos tomaron su cara y la volteó para que viera sus
ojos.

“Yo– no– lo sé–,” dijo. Su voz era ronca y rota, y débilmente trató de soltar su mandíbula de su
agarre.

“¡Llamen a Severus! Y al Guardián. Será castigada por esto,” dijo Voldemort. Sondeó brutalmente
la mente de Hermione hasta que ella quedó inerte y apenas consciente sobre la mesa.

Umbridge llegó primero, ella parecía realmente aterrorizada.

“Mi Lord, mi Lord,” dijo ella, dejándose caer al piso, gateando hacia él.

“Crucio.” Voldemort dijo el hechizo, furia evidente en su tono.

Umbridge gritó. Ella gritó, y gritó, y se torció en el suelo. Hermione casi se sintió mal por ella

Después de varios minutos, finalmente se detuvo.

“¿Tú creíste, Guardián, que siguiendo la letra, pero no el espíritu de mis órdenes te salvarían?”

Umbridge solo gimió.

“Sabía de tu desagrado por la sangre sucia, pero esperaba que tu obediencia hacia mí sería
suficiente motivación para retenerte. Tal vez necesitas un recordatorio permanente.”
“Mi Lord–"

“¿Cuál es ese castigo que tanto le gusta repartir entre sus cargos? Nudillos, ¿no es así? Dime,
Guardián, ¿cuántos dedos tendrías si te quitara un dedo por cada mes que trataste de volver loca a
la Sangre Sucia?”

“Nooooooo.” La voz de Umbridge se elevó en un chillido. Ella todavía estaba temblando y con
espasmos en el suelo

“Quizás debería ser indulgente,” dijo Voldemort, caminando lentamente hacia ella mientras
lloriqueaba y se arrastraba a sus pies. “Tu trabajo ha sido mayormente bueno. En vez de dieciséis,
lo haré a la mitad. Ocho nudillos como recordatorio de que dije que quería a la Sangre Sucia de
Potter completamente intacta.”

“Por favooooor…” Umbridge se estaba levantando del suelo, llorando.

Severus Snape entró a la habitación.

"¿Qué ocurre? ¿Incapaz de soportar las consecuencias de tu propia invención?" Voldemort se


burló, y movió su varita mientras se alejaba de Umbridge. "Llevensela. Déjenla en prisión cuando
terminen."

Dos Mortifagos se acercaron y arrastraron a Umbridge fuera de la habitación mientras ella rogaba
y lloraba disculpas.

"Severus, mi leal sirviente," dijo Voldemort volteando hacia el Maestro de Pociones. "Me
encuentro con un acertijo en mis manos."

"Mi Lord," dijo Snape cruzando las manos respetuosamente frente a él y bajando la mirada.

"Supongo que recuerdas a la Sangre Sucia." Voldemort volteó de nuevo hacia Hermione,
mirándola fijamente y pasando un dedo esquelético a lo largo de su boca sin labios.

"Por su puesto. Fue una alumna increíblemente difícil de enseñar." Snape caminó hacia Hermione,
quién todavía seguía atada a la mesa.

"Asies, y una muy buena amiga de Harry Potter, el chico que murió," dijo Voldemort, acariciando
su varita ligeramente. "También era parte de la Orden si bien recuerdo gracias a tus demasiados
años como mi espía. Cuando Potter murió, ella fue capturada, y yo ordené que la encerraran pero
que la dejaran intacta dado el caso de que la necesitará. Desafortunadamente, La Guardián
consideró oportuno repartir su propio castigo por delitos pasados. Durante todo este tiempo
encarceló a la Sangre Sucia bajo privación sensorial."

Los ojos de Snape se abrieron un poco.

La mano de Voldemort se recargaba en el hombro de Snape. "De acuerdo a los sanadores mentales,
la experiencia de la Sangre Sucia habilitada para cerrar sus recuerdos. Escondiendolos de ella y de
mí. La identidad de sus padres-que no es ninguna consecuencia. Más vital, demasiados recuerdos
de la guerra, particularmente cerca del final. Esta pérdida de memoria ocurrió después de que
Potter murió después del fin de la guerra. ¿Qué es lo que podría estar escondiendo?" Había
amenaza en la voz baja y sinuosa de Voldemort. Pausó por un momento y luego volteó hacia
Hermione. "Tal vez como alguien quien la conocía durante ese tiempo, tendrías una idea de lo que
falta ".

"Por supuesto, Mi Lord."


Hermione encontró los fríos, ojos sin fondo de Snape observándola. No tenía ya más fuerza para
tratar de resistir mientras él se hundía en su conciencia.

Él no se molestó con antiguos recuerdos. Fue directamente a la guerra y barrió los recuerdos
rápidamente pero a fondo. Parecía tener diferentes categorías como objetivo. Sanación.
Elaboración de pociones. Juntas de la Orden. Investigaciones.

Conversaciones con Harry y Ron. Peleas. La batalla final. Cuando Snape se atravesaba con un
recuerdo bloqueado, parecía pausar y considerar sus alrededores antes de intentar abrirlo.

Su invasión fue dramáticamente menos traumática que la de Voldemort pero Hermione todavía
estaba llorando y temblando cuando finalmente se retiró lentamente. Sus manos se apretaron
espasmódicamente en donde estaban atadas.

"Fascinante," dijo Snape, mirando hacia Hermione con una expresión conflictiva

“¿Algún indicador?” La mano de Voldemort apretó el hombro de Snape, y su tono era sospechoso.

Snape se dio la vuelta y bajó su mirada. “Para ser honesto, Mi Lord, la Sangre Sucia y yo tuvimos
muy poco contacto durante los últimos años de la guerra. Las juntas de la Orden a las que asistí
están todas ahí. Lo poco que sabía sobre ella es que estaba alejada de pelear, actuando como
sanadora y maestra de pociones. Esos recuerdos siguen ahí. Estoy tan perdido como lo que ella está
ocultando.”

“Si la orden tenía secretos aún, los quiero saber,” dijo Voldemort, sus rojos ojos entrecerrandose.

“Por supuesto,” dijo Snape su tono sedoso y recatado. “Desafortunadamente, la mayor parte de los
más informados de la Orden están muertos. Si no fue en la batalla final, fue de tortura o de intentos
de escape. Además de la señorita Granger, no hay nadie más vivo llevando esa información.”

Voldemort miró fijamente a Hermione. Sus ojos rojos estaban llenos de furia y calculaban mientras
pasaba su dedo lentamente por su boca. Luego volteó hacia el sanador mental.

“¿Hay alguna manera de recuperar estos recuerdos?” dijo Voldemort, su varita colgando de la
punta de sus dedos con una amenaza casual

“Bueno, e-eso es muy difícil de s-s-saber.” El sanador palideció. “Es p-p-posible. Ahora que las
circunstancias que lo provocaron fueron r-removidas. Con el t-tiempo, puede que r-regresen.”

“¿Y qué hay de tortura? He roto hechizos de obliviación con tortura en el pasado.”

El sanador parecía verde. “Eso p-p-podría funcionar. P-p-pero– no se sabría cuáles desbloquearía.
Usted p-p-podría solo obtener unos p-pocos a-antes de que se volviera loca.”

Voldemort miró especulativamente a Hermione. “Entonces la quiero observada. Cuidadosamente.


Por alguien que sepa el instante en el que empiecen a regresar. Severus, la dejaré bajo tu cargo.”

“Por– supuesto, Mi Lord.” Snape hizo una reverencia.

“¿Te opones?” Voldemort usando la punta de su varita para forzar la vista de Snape hacia arriba.
Movió la cabeza de Snape hasta que sus ojos se encontraron.

“Nunca. Sus deseos son órdenes.” La expresión serena de Snape se onduló bajo el escrutinio.

“Aún así tienes objeciones,” dijo Voldemort, bajando su varita y volteandose para ver a Hermione.
“Partiré mañana para Rumanía,” dijo Snape, “para investigar los rumores sobre la insubordinación
sobre la que oímos. El viaje, como habrá notado cuando me lo asignó, será una tarea delicada,
compleja y rigurosa aún sin la adición de una prisionera que requiere completo monitoreo. Yo– soy
reacio a decepcionarlo en cualquiera de estos asuntos.” Puso su mano en su pecho e hizo una
reverencia nuevamente.

Voldemort pausó y parecía estar considerando, reposaba sus manos en la mesa a lado de Hermione
y se inclinaba para estudiarla. Mientras estaba parado ahí, un movimiento del otro de Hermione
cautivó su atención. La sanadora a cargo del programa de reproducción de Voldemort se había
acercado y estaba susurrando una pregunta al sanador mental.

“M-Mi Lord,” dijo el sanador mental caminando dudosamente cerca, “La sanadora Stroud trajo a
mi atención un p-punto que le p-p-podría interesar.”

“¿Si?” El interés de Voldemort parecía insignificante. No volteó a ver ningún sanador.

“Embarazo mágico, Mi Lord,” dijo la sanadora Stroud con una orgullosa sonrisa. “Hay algunos
casos en archivos en los cuales indican que estos embarazos tienen la habilidad de cerrar fugas
mágicas.La magia de un niño es compatible pero lo suficientemente diferente a la de su madre
como para tener un efecto corrosivo sobre la magia acumulada. No es nada concluyente, dada la
rareza. Sin embargo, es posible. La señorita Granger tiene una habilidad mágica excepcional– usted
mismo lo notó y la quería incluída en el esfuerzo de repoblación. Si la deja en el programa, hay una
probabilidad de que el embarazo desbloquee sus recuerdos. Pero—" dudó un poco.

“¿Qué?” Voldemort volteó a ver a la sanadora Stroud, lo que la hizo palidecer y estremecerse.

“Usted sería incapaz de inspeccionar su mente durante el embarazo.” dijo la sanadora Stroud
hablando rápidamente. “Magias invasivas tales como la legeremancia cargan un gran riesgo de
aborto no deseado. Es a veces tan traumático que puede resultar en infertilidad mágica. Tendría
que esperar, aún si supiera que los recuerdos estuvieran volviendo, hasta que el bebé naciera. A
menos que el padre, quien compartiría una especie de firma mágica con el niño, sería quien hiciera
la legeremancia.”

Voldemort miró fijamente a Hermione mientras pensaba, sus dedos se deslizaron sobre su pecho
como si estuviera aliviando una herida.

“Severus.”

“Mi Lord.”

“El Gran Juez es un legeremens, excepcional, ¿cierto?”

“Así es, Mi Lord,” dijo Snape. “Su habilidad es muy parecida a la mía. Lo hizo entrenar con
mucho cuidado.”

“Su esposa ha sido encontrada mágicamente estéril, ¿no es así?”

La pregunta fue directamente dirigida hacia la sanadora Stroud.

“Si, Mi Lord,” contestó inmediatamente

“Entonces manden a la Sangre Sucia con el Gran Juez. Deja que la reproduzca y la controle.

Stoud afirmó con la cabeza. “La puedo mandar en dos semanas. Quiero asegurar su condición y
entrenarla.
“Dos semanas. Hasta que esté embarazada, quiero que la traigan cada mes para que pueda
examinar su mente personalmente.”

“Si, Mi Lord.”

"Llévensela de vuelta a Hogwarts entonces.” Voldemort los despidió con un gesto de su mano.

El cuerpo de Hermione todavía estaba sufriendo un leve espasmo cuando las ataduras en ella
fueron desatadas. Ella pensaba que tenía que hacer—algo. Escupir. O negarse. O– implorar.

Lo que sea menos estar ahí mientras Voldemort casualmente la mandaba a reproducirse.

Su cuerpo se reusaba a cooperar. No podía hacer nada mientras sus manos eran tomadas de la mesa
y fue levitada a través del pasillo.
Capítulo 3
Chapter Notes

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La cama que ocupaba Hannah estaba vacía cuando Hermione regresó al ala del hospital en
Hogwarts.

La Sanadora Stroud vertió una poción por la garganta de Hermione tan pronto como fue acostada
en la cama. El dolor en la mente de Hermione bajó un poco. Parpadeó, y los danzantes puntos
negros en su vsión filamente emperzaron a desaparecer.

Hermione sintió náuseas. Su interior se agitaba y se encogía como si tuviera veneno dentro que su
cuerpo no pudiera expulsar. Aún seguía temblando. Quería voltearse y acomodarse como una
pelota, pero no tenía la suficiente fuerza para lograrlo.

“Cuídenla con sus vidas. Si alguien intenta tocarla o si quiera tocarla, tendrán que requerir mi
permiso,” escuchó a la sanadora Stroud decir.

Hermione se volteó y apenas podía ver las siluetas de dos altos hombres detrás de Stroud. Sus ojos
estaban mirando fijamente a Hermione.

Stroud lanzó varias protecciones de monitor sobre Hermione que se elevaron, brillando alrededor
de su cuerpo. Después de que inspeccionó las proyecciones durantes unos minutos, Stroud se
volteó y empezó a caminar, sus batas de sanadora ondeando detrás de ella.

Hermione veía al techo, tratando de absorber todo lo que le había pasado en ese día.

Sentía la necesidad de llorar, pero no podía contener las lágrimas.

Resignación y desesperación se habían entrelazado con su alma desde el momento en que vio morir
a Harry.

Después de ver morir a gente a quien amaba en agonía, sabía que su turno para sufrir la estaba
esperando.

Ahora había llegado.

A Hermione nunca le había dado miedo la muerte. Su miedo estaba en la forma en la que moriría.
Había observado las peores formas para poder irse.

La muerte de Harry había sido un asesinato compasivo en comparación con la tortura a la que
habían sido sometidos los Weasley, Remus y Tonks.

Lucius Malfoy estaba de pie a pocos metros de donde estaba enjaulada Hermione cuando miró a
Ron y gruñó "¡Esto es por mi esposa!"

Luego lanzó una maldición que convirtió la sangre de Ron gradualmente en plomo fundido.
Hermione observó como la maldición corría lentamente por el cuerpo de Ron, destruyéndolo desde
adentro hacia afuera. Ella estaba indefensa, no podía hacer nada-- no podía hacer nada para
ayudarlo.

Arthur Weasley había quedado permanentemente confundido por una maldición durante la guerra.
No entendía la razón por la cual estaba en dolor o estaba muriendo.

Dejaron a Molly hasta el final. Así podría ver a sus hijos morir.

Remus duró horas más que los demás. Su licantropía lo siguió curando hasta que se quedó allí
colgado, sin responder. Finalmente alguien disparó la maldición asesina por aburrimiento.

Las imágenes de las muertes se habían reproducido tantas veces en la mente de Hermione que
pensaba que eventualmente el dolor se iría.

Nunca lo hizo

Cada vez se sentía igual de fuerte. Igual de fresco.

Una herida que nunca sanaría.

La culpa del sobreviviente, pensó, ese era el término muggle para eso. Una miserable descripción.
No capturaba ni una sola fracción de amplitud de agonía en su alma.

Para Hermione, reproducirse con un Mortifago era un destino el cual nunca se le había ocurrido.
Ser violada–el riesgo había sido considerado. Esto se sentía como violación en cámara lenta. Sin
embargo, la situación era mucho más compleja que eso. Lo que sea que tuviera en su mente, era
más importante. Más importante que cualquier otra cosa No podía dejar que cayeran en manos de
Voldemort.

No tenía miedo de que su cadáver se pudriera en el Gran Comedor. Ese destino no era nada
comparado a renunciar a lo que estaba protegiendo. O comparado a ser violada y llevar al hijo en
su vientre y que fuera separado de ella en el momento en el que naciera.

Escapar, se dio cuenta, que era un lujo el cual no se podía dar. Lo importante sería morir
rápidamente. Antes de que pudieran detenerla y evitar nuevos intentos.

Ella se acostó en silencio en la cama y tramó.

Los días pasaron lentamente. Ninguno de los prisioneros que eran traídos al hospital se atrevía a
hablar con Hermione con los guardias siempre a los costados de su cama.

Sanadores llegaban varias veces en el día para valorarla y tratarla. Se llevaban frascos de sangre y
un poco de cabello para analizarlos. Un terapeuta llegó para tratar a Hermione por la tortura. Por
los temblores.

Finalmente, la mayoría de los espasmos intermitentes cesaron. Los dedos de Hermione todavía
tendían a moverse espasmódicamente ante sonidos inesperados.

Ya no estaba acostumbrada al ruido.

Ella recordaba una vida llena de ruido en el pasado; en clases, comidas, en el ala del hospital
después de las batallas. Ahora cualquier sonido inesperado la tomaba desprevenida. El golpe en
una puerta o un estrépito de botas, el sonido de las olas de ellas–ellas se sentían como sensaciones
físicas en su carne.

Ella temblaría.

El nervioso sanador mental venía frecuentemente con la sanadora Stroud para examinar el cerebro
de Hermione y su condición psicológica. Había preocupaciones sobre su estabilidad general.
Nombraban una simulación de hechizos en su cerebro para observar cómo reaccionaría ante
público, espacios cerrados, contacto físico, Gore. Si iba a explotar mentalmente, ellos querían que
pasara en el ala del hospital.

Aparentemente, además de los espasmos. Hermione estaba diagnosticada como lo suficientemente


estable. Cuando cesaron los temblores de tortura más severos después de cuatro días de terapia,
decidieron que estaba lista para el entrenamiento.

En el quinto día, la dejaron salir del ala del hospital. Los guardias la llevaron directamente al Gran
Salón.

Habían hileras e hileras de sillas acomodadas viendo hacia el frente del salón. Las sillas estaban
llenas con mujeres vestidas en monótonos vestidos grises.

Umbridge estaba de pie en la plataforma en el frente, hablando con alegría sacarina. Estaba vestida
de un tono rosa tenue con un gran colgante colgando de su cuello. Una de sus manos estaba muy
vendada.

"Han sido elegidas para ayudar a construir el futuro que nuestro Señor Oscuro ha imaginado.
Ustedes han sido otorgadas con el privilegio de traerlo a la realidad." dijo, y sonrió. "Ustedes son
los pocas que se encuentran dignas de ello".

Umbridge sonaba mecánica, mirando a las chicas con ojos brillantes llenos de odio. La falsa sonrisa
plasmada en su cara. Sus ojos seguían parpadeando hacia un rincón de la habitación.

Hermione volteó ligeramente y vio a dos Mortífagos parados sin máscaras; Corban Yaxley y
Thorfinn Rowley. Estaban mirando a Umbridge con expresiones de aburrida diversión.

"El Señor Oscuro ordenó que ustedes fueran entrenadas para cumplir sus deberes sin fallar. Este es
un gran honor que se les ha sido otorgado; no quieren defraudarlo. Ustedes son importantes para el
Señor Oscuro. Por eso, deben estar protegidas tanto de los demás como de ustedes mismas ".

La sonrisa de Umbridge de repente se agudizó, mostrando un borde malicioso. Gestionó hacia la


parte de atrás, y Yaxley y Rowley caminaron hacia adelante. Umbridge se volvió hacia los guardias
de la prisión alineados a lo largo de una pared.

"Piquenlas a todas. Sean concienzudos al respecto".

Algunas de las mujeres sentadas se encogieron o trataron de alejarse, pero la mayoría de ellas
apenas se movieron cuando los guardias comenzaron a hechizarlas. Los cuerpos se desplomaron en
las sillas o cayeron al suelo.

Hermione estaba de pie hacia la parte de atrás. Observó a las mujeres caer. Reconoció a un puñado
de ellas; Hannah Abbott, Parvati Patil, Angelina Johnson, Katie Bell, Cho Chang y Romilda Vane.
Hermione pensó que algunas de las otras mujeres podían ser más grandes y jóvenes de los años en
Hogwarts. Había unas pocas mujeres más grandes también, aunque ninguna parecía pasar de los
treinta. Había alrededor de cien de ellas.

Umbridge vio a Hermione en la parte de atrás. "Aturdanla también." dijo Umbridge, mirando con
veneno a Hermione.

Ellos dudaron.

La sanadora Stroud apareció desde la periferia de la visión de Hermione.


"Háganlo", dijo con un fuerte asentimiento de aprobación.

Hermione fue noqueada antes de que pudiera prepararse.

"Rennervate."

Hermione se sentó aturdida. Había sido movida, y se encontró acostada a lado del rastro de las
mujeres.

Ellas estaban acostadas en hileras. Algunas seguían inconscientes, y los guardias iban caminando
despertandolas. Otras estaban sentadas, mirando a las esposas alrededor de sus muñecas. Hermione
miró a las suyas. Los brazaletes mágicos se veían diferentes; un poco más anchas, y ahora sin
ningún broche. Un círculo perfecto de cobre alrededor de cada muñeca.

"Propiedad del Gran Juez" estaba gravado en la superficie de ambas esposas.

Lo que más preocupaba a Hermione era el objeto frío debajo del metal que podía sentir
presionando ligeramente contra sus muñecas internas. Las esposas estaban bien ajustadas y no
podía mirar debajo para discernir qué era. Estaba claro–la razón por la que las habían aturdido era
para remover y reemplazar las esposas. Probablemente con algo peor de lo que ya eran.

El reloj en la pared indicaba que horas habían pasado desde que el aturdimiento había empezado.
Cualquiera que haya sido el proceso, había llevado tiempo.

Una larga mesa apareció en el Gran Salón, cubierta de armas.

No podía ser una trampa más obvia.

Todas se levantaron cautelosamente y solo miraron fijamente.

"Acérquense," Umbridge dijo con voz persuasiva, llamándolas desde al lado de la mesa. "Vamos,
vengan a ver."

Nadie se movió.

Umbridge parecía decepcionada. Ella claramente esperaba que alguien fuera lo suficientemente
ingenua para apresurarse cerca de la mesa y tratar de armarse.

"Tú ahí. Vean acá." Umbridge señaló a una mujer en la multitud. Hermione pensó que la mujer
podría ser del año de Hermione. Mafalda, ella pensó, de Slytherin.

La mujer obedeció lentamente, encogiéndose de aprensión.

"Levanta algo," Umbridge le ordenó.

Mafalda se acercó lentamente, pero cuando su mano estaba a unos pocos centímetros de un
cuchillo, ella se lo arrebató abruptamente con un grito.

Umbridge sonrió triunfante.

"Ahora todas, acérquense. Vean lo que pasa."

Todas las mujeres avanzaron a regañadientes. Hermione se acercó con creciente temor, su mente
especulando. Debe de haber una especie de hechizo de barrera añadido a las armaduras; algo que
las prevenía de acercarse a ciertos objetos.
Extendió su mano desde una distancia considerable y se acercó lentamente. Cuando sus dedos
estaban a diez centímetros de una daga en la mesa, una sensación de quemarse empezó a rodearlas.
Ella apartó su mano con amargura. Sus opciones si necesitaba recurrir al suicidio de repente se
vieron dramáticamente limitadas. Ella observó los diferentes objetos: pernos de ballesta, cuchillos,
espadas, hachas, cuchillos de cocina, abridores de cartas, incluso largos clavos de acero. El hechizo
para crear la barrera de castigo parecía haber sido completo. Ella catalogó cada artículo
cuidadosamente.

Eso no podía ser todo lo que las nuevas esposas hacían. Poner un hechizo de barrera era mágica
simple. Había algo más complejo en el nuevo set.

Hermione miró hacia abajo y se volvió a inquietar.

"Estos nuevos brazaletes las mantendrán a salvo y aseguran que los hogares a los que serán
enviadas tomarán buen cuidado de ustedes. El jefe de familia llevará un amuleto que le permitirá
encontrarlas siempre y saber si alguna vez están en peligro. Dada"– Umbridge sonrió dulcemente,–
"la común peligrosa y volátil naturaleza entre Muggles, evitarán que cometan actos de violencia
contra nadie, incluídas ustedes mismas. Las ayudarán a obedecer inquebrantablemente al Señor
Oscuro en esta generosa oportunidad que les ha dado ".

Varias mujeres sollozaban de forma audible.

"Después de todo, estos son importantes magos a los que servirán. No queremos ningún error o
accidente les sea inconveniente."

Un hechizo de barrera, posiblemente algún tipo de hechizo de compulsión, y combinado con un


hechizo de monitor, eso era lo que Hermione sentía bajo las esposas, una pieza de monitor,
rastreando su bienestar físico.

Hechizos de monitor eran comúnmente usados en salas de psiquiatría en los hospitales para alertar
a los sanadores cuando era probable que se fueran a lastimar a sí mismos o actuar. Trataba el ritmo
cardíaco hormonas, viendo picos y surgimientos. Había unas complejas que estaban atrapadas en
la conciencia. En realidad, no era leer mentes pero daba una impresión sobre el estado y las
inclinaciones del usuario.

Tratar de cometer suicidio o esplcapar sin ningún tipo de arma, atrapada dentro de una especie de
hechizo de compulsión, sin ninguna indicación mental o aumento de la frecuencia cardíaca, sería
casi imposible.

Hermione se congeló parada en el Gran Salón mientras absorbía todo.

Los días se fusionaron en una neblina de pavor.

Ellas fueron entrenadas.

Umbridge sostendría lo que parecía una pequeña linterna y daría una instrucción. Cuando terminó
de hablar, la linterna brilló ligeramente y las esposas se calentaron a medida que la magia se
hundía.

Insertando compulsiones en sus mentes. Fue hecho gradualmente. Parecía que cada instrucción
necesitaba tiempo para echar raíces en sus psiques. Para moldear su comportamiento.

Serás callada.

Obedecerás.
No lastimarás a nadie.

No ofender a las esposas.

No te resistirás cuando te acuesten.

Después de ser acostada, no te moverás durante diez minutos.

Harás lo que sea para quedar embarazada rápidamente y reproducir niños sanos.

No tendrás sexo con nadie que no sea el hombre asignado.

Mientras los días pasaban, Hermione podía ver los efectos de las instrucciones en otras mujeres.

Cada vez eran más y más calladas. Durante los primeros días, habían susurros silenciosos en la
noche. Para el tercer día, los cuartos estaban mayormente callados, aparte de los sollozos ahogados.

Hermione estaba ligeramente separada de las demás. Siempre había un guardia vigilándola.

Umbridge se mantenía lejos de Hermione, aunque sus ojos destellaban hacia Hermione en triunfo
cada vez que se imponía una nueva compulsión.

Cualquiera que fuera la magia oscura que se estaba utilizando para habilitar el hechizo de
compulsión, era delicada. Con cada nueva instrucción, los sanadores entraban y ejecutaban
diagnósticos sobre las mujeres.

Un día, una de las chicas rompió bruscamente y se puso de pie gritando. Ella agarró su silla y la
levantó en el aire antes de estrellarla contra la mujer que estaba a su lado. Para cuando los guardias
habían aturdido a la mujer que gritaba y se la llevaron, el hombro de la mujer estaba destrozado.

Parecía haber más instrucciones planeadas, pero después de ese evento, la Sanadora Stroud decidió
que lo que estaba programado era más que suficiente.

Hermione yacía en la oscuridad cada noche y tramaba.

Si no podía escapar, su mejor esperanza era morir gracias a la varita del Gran Juez.

Él era, por lo que Hermione había sido capaz de colectar, muy fácil de asesinar. Si pudiera
provocar que actuara sin pensar, podría matarla antes de detenerse.

Si lo lograba, Voldemort podía matar al Gran Juez. Haciendo del mundo un mejor lugar.

Tendría que ser rápida al respecto. Astuta. Si era tan buen legeremens como Snape decía, entonces
el Gran Juez encontraría la intención en su mente.

Tal vez no importaría.

Alguien tan lleno de odio era probablemente mucho más rápido con sus emociones que con su
razón. Ella podía usar eso a su ventaja y poner una soga alrededor de ambos cuellos.

"Desnúdense," dijo Umbridge varios días después.

Hermione no estaba segura si era la compulsión o simplemente la futilidad de la resistencia que la


hizo obedecer automáticamente.

Probablemente ambas.
Ella, junto con las demás mujeres, desabotonó su monótono vestido gris y se quitó su ropa interior.
Se quedaron de pie, temblando en la habitación. Quedaban setenta y dos de ellas. Veinte habían
sido removidas por la Sanadora Stroud por preocupación de que enloquecerían al igual que la chica
que gritaba.

Todas estaban de pie desnudas sin nada más que los brazaletes de cobre en sus muñecas,
doblándose para esconder sus cuerpos de evaluaciones lascivas de los guardias.

"Vístanse en estos."

Con el movimiento de su varita, Umbridge desplegó una gran pila de ropa. Vestidos y túnicas de
color escarlata brillante. Roja como la sangre.

No ropa interior.

Hermione era lo suficientemente delgada que apenas podía extrañar usar un bra pero el no usar
ropa interior era profundamente sentido. como un nervio crudo.

"Y estos, para el frío del invierno," dijo Umbridge, sonriendo mientras desplegaba otra pila de
ropa. Medias de lana hasta los muslos.

Entonces Umbridge añadió un montón de gorros blancos y zapatos escarlata de suela plana.

Hermione se puso todo.

El gorro fue hasta el final. Sus alas bloqueaban su visión periférica casi completamente.
Distorsionaba su oído.

Ella solo podía ver directamente hacia adelante. Si quería ver algo a su derecha o izquierda, tendría
que voltear su cabeza completamente.

Todo fue elaborado cuidadosamente para reducir la vulnerabilidad.

Ellas apenas podían ver, apenas podían escuchar, no podían resistirse, no podían rehusarse, no
podían escapar.

Su bienestar dependería por completo de hacerse querer por quienquiera que las poseyera.

Entonces ellas serían dóciles.

"Si se van de casa, están requeridas a usar estos gorros. No son para ser miradas." Umbridge
comandó. "Este es el fin de mi entrenamiento hacia ustedes. No puedo esperar para ver a los niños
que traerán."

Los ojos de Umbridge estaban enquistados en la cara de Hermione, el odio en ellos era tan denso
que Hermione casi podía sentirlo vidriar su piel. Umbridge sonrió con una sonrisa fría y gentil y
luego se giró y se fue.

Alguien rozó el brazo de Hermione. Alguien tan cerca que ni siquiera se giró y no pudo ver quién
era con las alas oscurecidas en el camino.

"Lo siento," la voz de Angelina susurró. La voz de Angelina se rompió, como si estuviera
reprimiendo un sollozo. "Estabas en lo correcto. Debimos de haberte escuchado."

Hermione abrió la boca para preguntarle a Angelina a que se refería. Antes de que pudiera sacar la
pregunta, una duda mano se acercó a su brazo. Se encontró arrastrada a una pequeña habitación.
La sanadora Stroud estaba sentada en un largo escritorio apilado con papeleo. Tenía un archivo
abierto que parecía tener un calendario. Los cuadrados estaban llenos de espacios para marcar los
días.

Hermione se dio cuenta de que estaba a mediados de Noviembre del 2004. No se había dado cuenta
de la fecha hasta ese momento.

"Senorita Granger," la Sanadora Stroud dijo mientras miraba hacia arriba, "Estoy muy contenta de
haber podido mantenerte en el programa".

Hermione no dijo nada. Miró fijamente a la mujer ante ella.

"Yo sé que no escogiste esto, pero dado el lado que escogiste durante la guerra, seguramente estás
complacida de que se reconozcan tus habilidades mágicas." Stroud estudió a Hermione, sus ojos
burlando y su expresión extrañamente cálida. "Ya no habrán Sagrados Veintiocho después de esto.
Las futuras generaciones simplemente serán mágicas. Estoy segura de que puedes ver la ventaja de
esto."

Hermione se quedó allí, maravillándose internamente por la lógica retorcida que la mujer ante ella
empleó para aclarar su conciencia.

Tardó varios segundos en darse cuenta de que una respuesta estaba en orden. A juzgar por la
expresión de Stroud, esperada.

"¿Me estás mandando a ser violada y quieres que vea la ventaja en esto?" ella finalmente dijo,
arqueando las cejas hacia arriba.

Los ojos de la sanadora Stroud brillaron brevemente y se enfriaron.

"Yo no soy responsable de todas las decisiones aparte de seguridad. Te puede sorprender escuchar
esto, pero estoy invertida en tu salud y felicidad."

"¿Aún si fuera estéril?"

Hermione miró hacia abajo y estudió el calendario de cabeza, tratando de leer los números y
adivinar la fecha exacta. El brillante papel blanco hizo su visión borrosa e hizo que sus ojos
dolieran.

La Sanadora Stroud volteó los ojos y suspiró. "Claramente no hay forma de razonar contigo. Aún
eres muy emocional sobre todo. Tal vez algún día, una bruja con tu inteligencia podrá apreciar lo
que estoy intentando hacer."

Hermione no dijo nada. Entrecerró los ojos y trató de leer el calendario de nuevo. Sus dedos
temblaron.

La Sanadora Stroud puso un archivo encima de las fechas y se levantó. Hermione miró hacia
arriba.

"El Señor Oscuro está ansioso por que estés debajo de la supervisión de alguien capaz de
monitorear tus recuerdos. Pedí una extensión, para ver cómo tu entrenamiento te afecta, pero
llegarás a la ventana de tu fertilidad en unos días, y el Señor Oscuro te quiere embarazada lo más
pronto posible. Te ayudaría a prepararte físicamente, pero parece que no quieres mi ayuda. El Gran
Juez es casado. Estoy segura de que sabrá que hacer y no le importará entrenarte para satisfacerlo."

La sanadora Stroud le dedicó una sonrisa fría y tenue y Hermione se estremeció. Su estómago se
retorció dolorosamente.

La sanadora se acercó a su cajón y sacó una bolsa.

"Esto te llevará al estado del Gran Juez. Te están esperando."

Se acercó a Hermione. Hermione retrocedió.

Dejó caer la barbilla y trató de respirar. Solo necesitaba un momento para prepararse. Para
prepararse para lo que estaba a punto de afrontar y lo que estaba a punto de hacer.

"Extiende tu mano," la Sanadora Stroud dijo mientras caminaba alrededor del escritorio
acercándose a Hermione. El corazón de Hermione estaba latiendo dolorosamente en su pecho
mientras mordía su labio y trataba de tragarse el miedo que se alzaba en ella como una marea.

Indefensa. Indefensa. Obediente.

Serás obediente.

La mano de Hermione comenzó a alzarse sola. Una moneda cayó en la palma de su mano.
Instantáneamente sintió un tirón detrás de su ombligo mientras se iba.

Chapter End Notes

"Serás callada, serás obediente." por keerthi_draws


Capítulo 4
Chapter Notes

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Hermione reapareció en un vestíbulo oscuro.. Era una inmaculada, vacía habitación. En el centro
de la habitación había una mesa circular lacada en negro. Había un largo bouquet con flores
blancas en la mesa.

Se volteó lentamente. No quería perderse de ningún detalle, pero las estúpidas alas del gorro
actuaban como cegadores. Solo podía ver directamente hacia adelante.

Una grande escalera a la derecha. Fríos pasillos que guiaban a la oscuridad y más allá de la casa.
Era una mansión, y una enorme en base a la altura de las escaleras.

“Hola, Sangre Sucia.”

Una fría voz la hizo congelarse.

Volteandose lentamente, se encontró con Draco Malfoy.

Era más grande.

El último recuerdo que tenía sobre él era durante su quinto año, cuando él estaba en el escuadrón
inquisitorial. Se elevaba sobre ella, y su rostro había perdido todo rastro de juventud. Había una
peligrosa, refinada brutalidad en la que él se quedaba de pie.

La forma en la que la miraba...

Sus ojos eran como los de un lobo; fríos y salvajes.

La letalidad en él era palpable.. Mientras la miraba, ella se sintió segura, él se podía acercar y
desgarrar su garganta mientras la veía a los ojos. Luego dar un paso atrás, solo preocupándose de
que ella no manchase sus zapatos de sangre.

Él era el Gran Juez.


La mano derecha de Voldemort. Su verdugo.

El número de sus amigos que había asesinado: Ginny, McGonagall, Moody, Neville, Dean,
Seamus, Profesora Sprout, Madam Pomfrey, Flitwick, Oliver Wood… la lista podría seguir y
seguir. Aparte de los que habían sido torturados hasta la muerte después de la batalla final- todas
las personas que ella conocía que habían muerto después de la muerte habían sido asesinadas por el
Gran Juez.

La mujeres le habían susurrado durante sus primeras noches. Contándole sobre el mundo de terror
que se había perdido mientra estaba encerrada debajo de Hogwarts.

No había pensado que podía ser alguien a quien ella conocía

Alguien tan joven.

Miedo se apoderaba de ella. No estaba segura de como controlar el shock.

Antes de que pudiera reaccionar- o siquiera procesar la realización, sus ojos se encontraron con los
de ella, y él abruptamente se abrió camino en su mente.

La fuerza casi la hizo desmayarse

Su invasión mental era como una espada, yendo directamente a sus recuerdos. Cortó a través de la
frágil barrera que ella trató de erigir con los jirones de magia interna que pudo convocar. Taladró
su camino a los recuerdos bloqueados.

Era como tener un clavo enterrándose en su cabeza.

La precisión y la fuerza implacable.

No iba a parar de tratar de romperla. Se sentía casi peor que la maldición cruciatus. Duró más de lo
que pudo la maldición de tortura sin volver loco al receptor.
Cuando finalmente paró, ella se encontraba acostada en el piso. Malfoy estaba de pie sobre ella,
mirándola mientras ella se estremecía por el trauma de su intrusión.

“Así que, en realidad has olvidado todo,” dijo mientras la evaluaba. “¿Qué es lo que crees que estás
escondiendo en ese cerebro tuyo? Perdiste la guerra.”

No podía responder.

No tenía respuesta.

“Bueno,” dijo, acomodando ligeramente su túnica. “El Señor Oscuro fue lo suficientemente amable
para mandarte conmigo. Si llegas a recuperar tus recuerdos, yo seré el primero en saber.”

Él le sonrió por un momento antes de que su rostro se volviera frío e indiferente. Luego pisó sobre
su cuerpo y salió de la habitación.

Hermione se puso de pie arrastrándose, temblando por la angustia mental y la rabia impotente que
sentía.

Lo odiaba.

Nunca había odiado a Draco Malfoy antes.

Simplemente había sido un matón adoctrinado, un síntoma de una enfermedad de la que otros eran
responsables. Ahora-- lo odiaba. Por lo que se había convertido. Por lo que había hecho.

La poseía.

Estaba atrapada debajo de su talón, y tenía la intención de aplastarla hasta que tuviera lo que
quería.

Apretó la mandíbula mientras se obligaba a pensar más allá de su repentina rabia. Su plan seguía
siendo el mismo. Tenía que encontrar una forma de escapar o engañarlo para que la matara.

Él no era lo que ella esperaba. Esperaba que el Gran Juez fuera alguien controlado por sus
emociones, y aunque el Mafloy que conoció durante la escuela lo era, ahora parecía alguien frío
como el hielo.

Que, por supuesto, debió de haberse dado cuenta. Legeremancia, oclumancia; la clave para ellas
era el control. La capacidad de compartimentarse a uno mismo detrás de sus paredes.

Se necesitaría astucia para hacer que él se rompiera lo suficiente como para cometer un error como
matarla. Lo que sea que ella haría, no podría lograrlo inmediatamente. No podía apresurarse. No
podía ser descuidada. Tendría que quedarse ahí, esperar, y asegurar lo que le vendría hasta que
encontrara una salida.
El pensamiento la tenía temblando. Sentía como su garganta se cerraba mientras tragaba y trataba
de pensar.

El sonido de unos talones llamaron su atención. Una pequeña rubia entró a la habitación. Ella y
Hermione se miraron fijamente durantes varios momentos.

“Así que, tú eres eso,” dijo la bruja, elevando su nariz con un olfateo. “Quítate ese estúpido
sombrero y ven conmigo. Tenemos que revisar las instrucciones todos juntos antes de que te lleve a
donde te tenemos que guardar.”

La rubia se volteó con su talón y empezó a caminar fuera de la habitación. Hermione la siguió
lentamente. La bruja se le hacía familiar. Una Greengrass, Hermione Pensó. No Daphne, pero tal
vez la hermana menor.

Hermione no podía recordar su nombre.

Llegaron a un salón. Malfoy ya estaba allí, reclinado en una silla de aspecto delgado y luciendo
aburrido.

Hermione se quitó el sombrero.

“Entonces,” dijo la bruja quien Hermione asumió que era la esposa de Malfoy mientras se sentaba
en la otra silla. “La Sanadora Stroud mandó un paquete de instrucciones. ¿Quién sabía que los
Sangre Sucia venían con instrucciones? Que conveniente, ¿no lo es?

El sarcasmo en la voz aguda de la bruja era quebradizo.

“Solo leelo, Astoria,” dijo Malfoy, mirando brevemente hacia la bruja con una mueca de desprecio.

Astoria. Así que ese era el nombre de la esposa de Malfoy.

"Veamos. No maldecir o torturar o abusar físicamente. Tiene que ser alimentada. Podemos hacerla
trabajar, pero no más de seis horas al día. Y tiene que pasar por lo menos una hora al día fuera."

Astoria se rió algo maniaticamente.

"Es como tener crup, ¿no? ¿Quién lo diría? Ah sí. Que agradable. Recibiremos una lechuza cada
mes durante los cinco días en los que eres requerido– actuar, Draco. La Sanadora Stroud incluyó
una nota personal aquí, mencionando que ya que gracias al interés específico del Señor Oscuro en
la familia Malfoy y la Sangre Sucia, ella vendrá en persona cada mes para revisar si eres exitoso."

Astoria parecía tan histérica que Hermione se sorprendió de que no hubiera comenzado a gritar y
romper una silla.

"Escucha esto. ¡Estoy permitida a observar! Sabes, para asegurarme de que todo esté clínicamente
correcto entre tú y la Sangre Sucia."

Astoria se veía increíblemente pálida. Sus ojos azules casi se veían trastornados. Sus manos
estaban temblando, y arrugó los papeles en sus manos y los golpeó sobre la mesa de té.

"No lo haré," dijo ella, su voz afilada y vibrante. "Si te opones, puedes arrastrarme en frente del
Señor Oscuro mismo antes de que me hagas Avada. ¡Yo no observaré!"

Ella gritó lo último.

"Haz lo que quieras, ¡sólo cállate!" dijo Malfoy, su tono era vicioso mientras se levantó y caminó
fuera de la habitación.

Hermione se quedó congelada cerca de la pared.

Astoria se sentó temblando en su silla durante varios minutos antes de que le hablara a Hermione.

"Mi madre engendró crup. Pequeñas cosas bonitas," dijo Astoria. "Que divertido de observar que
ahora se hará con magos."

Hermione no dijo nada. Solo se quedó de pie a lado de la pared tratando de no moverse. Intentando
que sus dedos no espasmearan. Estoy pretendiendo ser un árbol, ella pensó hacia ella misma.

Astoria finalmente se levantó.

"Te enseñaré tu cuarto. Puedes hacer lo que quieras, pero no quiero verte. Entiendo que esos
brazaletes tuyos te cuidan de cualquier problema."

Fueron hacia abajo por un largo pasillo y luego por una estrecha, parcialmente sellada puerta que
daba hacia escalera serpenteante de sirvientes. Después de descender tres pisos, entraron a un largo,
gran salón de la casa. Estaban en un ala diferente. Todas las ventanas estaban cubiertas de espesas
cortinas. Era frío; los muebles todos cubiertos con sábanas de polvo blanco.

"Este ala está desocupado," dijo Astoria como si no fuera obvio. "Tenemos más sirvientes de los
que necesitamos. Quédate aquí y fuera de la vista a menos de que seas llamada. Los retratos te
echarán un ojo."

Astoria empujó una puerta para abrirla. Hermione entró. Era una gran habitación. En el centro
había una cama con dosel y una sola silla con respaldo de orejas cerca de la ventana. Un gran
armario colgando de la pared. Sin libros

Todo estaba frío y desnudo.

"Si necesitas algo, llama a un elfo doméstico." dijo Astoria antes de cerrar la puerta. Hermione
escuchó a sus pasos desvanecerse.

Estar ahora sin supervisión sin estar en una celda se sentía disorientante. El cambio repentino era
al mismo tiempo emocionante y aterrador, como si hubiera saltado repentinamente de un
acantilado.

Tiró su sombrero en el piso y luego camino hacia una ventana. El frío, ventoso campo seguía
hasta donde ella podía ver. Mientras lo asimilaba, consideró la situación.

Malfoy y Astoria claramente no se agradaban el uno al otro.

Era difícilmente sorprendente. Si los matrimonios arreglados no eran ya lo suficientemente


disfuncionales, tenerlos arreglados por Voldemort por el único propósito de reproducción tenía que
haber sofocado cualquier chispa potencial. Especialmente después de que fallaran reproducirse.

Astoria no parecía particularmente temerle a Malfoy, así que presumiblemente él no era tan
irascible como para ser violento con ella. Ella parecía en gran parte resentida e indiferente hacia él.

No parecía ser un esposo atento por ningún tramo de la imaginación. Su consideración por Astoria
parecía ir en la línea de encontrarla como una plaga que estaba obligado a soportar.

Lo que sea que Astoria sintiera sobre su esposo o matrimonio, la presencia de Hermione como
sustituta claramente dolía. Parecía determinada a ignorar la existencia tanto como pudiera.

Hermione no tenía ninguna objeción. Mientras hubiera menos jugadores por los cuales
preocuparse, mejor. Si tenía que preocuparse por defenderse o apaciguar a Astoria, sería un desafío
adicional. Si Astoria fuera atenta a su esposo, eso haría que escapar o encontrar una manera en la
cuál manipular a Malfoy mucho más desafiante. Si Astoria estaba primeramente preocupada en
pretender que Hermione no existía, era el escenario más fácil. Hermione se quedaría fuera de la
vista, en las sombras, lo más que pudiera. Hasta que hubiera una oportunidad para actuar.

La clave sería estudiar a Malfoy. Descubrir qué era lo que lo guiaba. Cuáles eran sus vidrios. Lo
que ella podría explotar en él.

Él no parecía particularmente interesado en Hermione aparte de averiguar qué era lo que estaba
escondiendo en sus recuerdos perdidos. Si ese era el caso, era un alivio. Tal vez él también
decidiría dejarla sola. Ella estaba segura de que si él lo deseaba, se le podrían ocurrir infinidad de
formas de torturarla sin poner en riesgo su fertilidad.

Draco Malfoy era el Gran Juez.

Todavía era impactante.

¿Qué era lo que le había pasado durante la guerra para hacerlo tan despiadado?

El odio que se necesitaba para lanzar una maldición asesina era tremendo. Para infligir una meta de
muerte instantánea fuera de ti. Muchos magos y brujas oscuros solo podían hacerlo
ocasionalmente. Esa era la razón por la cual habían muchas otras maldiciones para asesinar.
Sadismo forzado en eso, pero la verdad es que ninguna otra maldición era irreversible e imparable
como lo era la Maldición Asesina. El poder necesario para utilizar algo tan definitivo era– bueno,
realmente no había nada con lo que compararlo.

La habilidad de Voldemort para lanzarla repetidamente era parte de la razón por la que causaba
tanto terror.

La reputación del Gran Juez por usar la maldición era ya casi igual de legendaria. Eso lo llevaba al
mayor rango de Mortífagos.

Y era Malfoy.

Ella tendría que moverse cuidadosamente. La casualidad con la que los Malfoys habían tratado su
llegada indicaba total seguridad. Dejándola en el vestíbulo. Enseñándole la casa. Poniéndola en un
ala inocupada. Hermione estaba segura de que no habían formas fáciles de escapar. Hasta que
pudiera quitarse las esposas, Malfoy siempre sería capaz de encontrarla, y ella sería incapaz de
enfrentarlo a él o alguien más.

Ella suspiró, y su aliento hizo un pequeño círculo de condensación en el frío vidrio del cristal de la
ventana.

Levantando un dedo hacia el cristal, dibujo la runa de thurisaz: para defensa, introspección y
enfoque. A su lado dibujó su reversión, su merkstave: para peligro, indefenso, malicia, odio y
rencor.

Lo que necesitaba. Lo que tenía.

Tenía que revertir su fortuna.


Observó a las tunas desvanecerse mientras la condensación se evaporaba de vuelta a la habitación.

Ninguna de las mujeres había escuchado ningún susurro sobre la Resistencia aún existiendo.
Además de Hermione, todos los miembros de la Orden que habían sobrevivido a la batalla final se
sabía que estaban muertos. Sus cuerpos colgando para asegurar que no había lugar para secretas
esperanzas. La Resistencia se había derrumbado con la muerte de Harry.

Voldemort parecía haber tenido cuidado de asegurarse de que la Orden del Fénix no tuviera una
chispa con la que resucitar. A medida que la guerra se prolongaba a lo largo de los años, se había
vuelto más cauteloso y menos seguro de su infalibilidad que durante los años de Hermione en
Hogwarts.

Voldemort fue minucioso.

Eso era problemático. Si había elevado a Malfoy hasta Gran Juez, significaba que también Malfoy
era problemático. No era alguien inclinado a cometer errores en juicio.

Tal vez aún había una Resistencia en alguna parte. Las mujeres en Hogwarts solo sabían lo que los
guardias les habían dicho. Aún podría haber unas facciones trabajando en contra de Voldemort. Si
Hermione escapaba, tal vez podría encontrarlos y eventualmente darles cualquier secreto que
estaba guardando.

Dado que estaba en la casa de High Reeve, tal vez si fuera inteligente podría obtener información
útil.

Si seguía actuando dócil y cooperativa.

Rota.

Si de verdad pensaban que ella estaba en realidad rota, eventualmente se volverían descuidados a
su alrededor.

Ella lo estaría esperando.

Ella era muy buena esperando.

Chapter End Notes

"Hola, Sangre Sucia." por _knar.m_


Hermione por nicoagain
Ella era muy buena esperando por Flyora
Capítulo 5

Hermione exploró la habitación en la que la había puesto. Había poco en ella que el ojo no veía
inmediatamente.

El guardarropa estaba lleno de los mismos vestidos de color rojo escarlata y las túnicas que
actualmente estaba usando. Estaban en diferentes pesos, presumiblemente para clima de verano e
invierno. Los cajones tenían más sombreros y medias. Más zapatos rojos.

Hermione sacó un par del cajón y los observó. Las suelas eran delgadas, y eran de fábrica; se
agotarían rápidamente. Si quería escapar, tendría que robar nueva ropa y zapatos.

El retrato en la habitación era de una joven bruja. Bonita y rubia. Sin duda una de los ancestros de
Malfoy. Tenía los mismos rasgos afilados y expresión desdeñosa. La bruja no podría haber sido
más que una simple graduada de Hogwarts cuando fue pintada. Observó indiferentemente a
Hermione, sentada casualmente en una silla con largo respaldo, un libro a su lado.

Eventualmente Hermione se volteó y observó la habitación. Había una puerta diseñada para
camuflarse con la pared en la habitación. Caminó hacia ella y la abrió.

Un baño, primeramente ocupado por una gran bañera. No regadera. Nada más que los más
esenciales objetos fueron provistos: jabón, toallas, un cepillo de dientes, un pequeño vaso para
agua.

Hermione caminó y se lavó las manos. Cuando las retiró, fingió golpear accidentalmente la taza
del mostrador. Golpeó el piso con un fuerte, agudo sonido pero falló en romperse o incluso
agrietarse.

Tenía un hechizo de protección.

Malfoy era precavido.

Lo recogió y lo enjuagó antes de volver a colocarlo. Cuando se volvió, descubrió que también
había un retrato en el baño. La misma joven bruja estaba estudiando a Hermione con una mirada de
complicidad.

Hermione fingió

Hermione fingió inocencia y caminó fuera del baño.

Después de una hora, no quedaba nada que posiblemente inspeccionar en su habitación. No era que
Hermione esperaba encontrar algo o meterse en muchos problemas con la supervisión penetrante
del retrato en la pared. Aparentemente la bruja había sido ordenada a observar a Hermione como
un halcón.

Hermione se dirigió a la puerta del dormitorio y, después de un momento de vacilación, giró la


perilla y caminó hacia el pasillo.

Su corazón inmediatamente empezó a latir con fuerza.

El sentimiento de terror y libertad que experimentó por simplemente caminar hacia otro cuarto por
su cuenta era asombroso. Cuando cerró la puerta detrás de ella, se inclinó contra la pared y trató de
dar un respiro.
Sus dedos se movieron alrededor del pomo de la puerta mientras miraba a su alrededor y trataba de
recomponerse.

El largo pasillo que desaparecía en la oscuridad se sentía tan– abierto.

Tragó nerviosamente. Ella asumió que algunos efectos de su largo encarcelamiento continuarían a
perseguirla. En realidad, experimentarlo era más que inquietante. Era horroroso.

Sus intentos para respirar y calmarse estaban fallando. Su pecho se movía en pequeñas y rápidas
inhalaciones.

El único sonido en la fría, oscura ala de la mansión.

Ella mordió su labio. Su mente– siempre había sido capaz de confiar en su mente. Incluso sus
recuerdos bloqueados se sentían como un mecanismo de defensa. Encontrándose en pánico e
hiperventilando porque había entrado en un pasillo por su propia voluntad–

Esto era una traición.

Cerró sus ojos con fuerza y trató de respirar de forma pareja. Trató de soltar su mano de de la
perilla la cual estaba agarrando desesperadamente, como si se fuera a ahogar si la soltaba.

Su habilidad para razonar consigo misma y decirse que estaba bien era persuasión insuficiente para
su mente y cuerpo.

Trató de obligarse a dar un paso lejos de la puerta, pero sus piernas se rehusaban a cooperar.

El terror pasando por su cuerpo la tenía congelada.

Era un pasillo. Solo un pasillo, se dijo a sí misma. Tenía permitido estar ahí. No habían comandos
deteniéndola–

No había órdenes que la detuvieran...

...solo ella misma.

Después de estar ahí durante varios minutos, tratando y fallando de obligarse a moverse, Ella
sollozó abruptamente y se acurrucó más cerca de la puerta.

No podía recordar la última vez que había llorado. Hace mucho tiempo en su celda.

Mientras estaba ahí temblando e hiperventilando en el pasillo de esa ala vacía de la mansión, ella
lloraba. Por todos los que estaban muertos ahora. Por todos a los que Malfoy había matado. Por
todas las mujeres en Hogwarts que habían sido enviadas a un mundo de horror. De rabia por las
esposas que le rodeaban las muñecas, y las esposas que encontró, de alguna manera las había
encerrado en su propia mente.

Fue de vuelta a su habitación, cerró la puerta, se tiró al piso y siguió llorando.

Le tomó un día entero para forzarse a ir al pasillo nuevamente.

Estaba determinada para hacerse vencer el pánico. La mañana siguiente, abrió la puerta
completamente, se agachó en la cama y se obligó a mirar el pasillo hasta que su corazón dejó de
latir dolorosamente en su pecho por la mera visión.

Ella perdería cualquier oportunidad de escapar si ni siquiera podía caminar fuera de su habitación
sin tener un colapso mental.

Se sentó en su cama y comió el desayuno que apareció mientras contemplaba el problema.

Se había manifestado cuando estaba sola. No estaba segura de si era porque la compulsión de las
esposas por ser obediente la había distraído previamente o si se trataba de una forma insidiosa de
trauma mental; que el estar encarcelada durante tanto tiempo la había dañado hasta el punto en el
cual ser controlada por otros era la única forma en la sabía funcionar.

Ella esperaba que solo fueran las esposas, pero temía que fuera lo último. El encarcelamiento había
devorado su psique de maneras que temía darse cuenta por completo.

Ella se armó de valor. Estaba determinada a superarlo. Costara lo que costara

Cuando la cena apareció esa tarde, se obligó a comerla mientras estaba sentada en la puerta abierta.
Sus manos temblaban tanto que derramó la mitad de la comida de su tenedor. Cuando terminó de
comer, el temblor en ellos se había aliviado lo suficiente como para poder beber agua sin
derramarla por su frente.

Miró fijamente hacia el pasillo. Se quedó mirando todos los muebles envueltos y los numerosos
retratos de aristócratas pálidos y de rostro frío.

Trató de recordar todo lo que sabía sobre Malfoy.

¿Cómo había logrado escalar tan alto en los rangos de Voldemort a tan corta edad?

Él– había estado involucrado en la muerte de Dumbledore al principio del sexto año. Las
circunstancias nunca habían estado del todo claras. Recordó haber sido abruptamente despertada
por los gritos en el castillo después de que pasara. Minerva McGonagall y el resto de los profesores
estaban pálidos y conmocionados mientras trataban frenéticamente de descubrir lo que había
sucedido. Malfoy desapareció en el caos.

Era el primer y último gran evento de la guerra que Hermione asociaba específicamente con
Malfoy. Después de eso desapareció dentro de los rangos de Voldemort. Otro Mortífago sin cara.

Su madre había muerto varios años después de la guerra. Hermione recordó haber escuchado sobre
la muerte de Narcissa Malfoy en la Mansión Lestrange. Había ocurrido durante una misión de
rescate. Harry y Ron habían sido atrapados por Snatchers. Cuando la Orden fue a rescatarlos, un
Mortifago perdió control de la maldición de fuego demoníaca y quemó la mansión con Narcissa y
Bellatrix dentro.

La muerte de Narcissa llevó a Lucius Malfoy hacia la locura. Se había deslizado fácilmente dentro
de los zapatos de locura de Bellatrix. Había culpado a Ron y a Harry por la muerte de Narcissa y se
juró a sí mismo a vengarla cazando a los Weasley. El daño cerebral de Arthur Weasley y la casi
muerte de George durante la guerra habían sido causadas por Lucius. Se convirtió en un cañón
suelto dentro de los rangos de Voldemort. Había sido demasiado útil y mortal para que su
insubordinación lo matara, pero constantemente bailaba en la línea.

Se le había ocurrido a Hermione que Lucius podría ser el Gran Juez, dado lo vicioso, lleno de odio
y fácil de asesinar era. Y como no lo era, Hermione se presentó si aún seguía con vida. Tal vez
después de la guerra cruzó la línea y fue asesinado. Hermione espera así. La forma en la que
Lucius se había tenido mientras Ron moría gritando en agonía– Hermione nunca olvidaría ese
recuerdo.

Pero Malfoy…
Ella no pensó que él sería tratado particularmente importante o considerado un significante
Mortífago durante las juntas de la Orden que ella recordaba. Lo que sea que había hecho para
escalar su camino hacia la punta había ocurrido después de la guerra. Tal vez había estado
involucrado en lo que sea que causó que los planes de la Orden se desplomaran.

Ya que había sido una sanadora, Hermione no había estado ahí para la batalla completa. Algo en
su estrategia había ido mal. Habían más Mortífago de los que la Orden había anticipado.
Voldemort había llamado la maldición asesina y Harry había caído. Luego había mandado a
Lucius para confirmar si Harry estaba muerto.

Harry no había estado muerto.

Así que Voldemort lanzó otra maldición asesina, y otra, y otra, y otra. Después de lanzar media
docena de maldiciones asesinas, Voldemort mismo fue a revisar que Harry estuviera muerto. Como
precaución, le drenó la sangre a Harry hacia el aire y lo colgó en la torre de astronomía.

Todos observaron mientras Voldemort maldecía al cuerpo de Harry con una maldición de necrosis
de acción rápida y todo su cuerpo se pudrió ante sus ojos.

Los ojos verdes en blanco de Harry- Hermione los veía cada vez que cerraba los suyos. La
expresión de su rostro; la comprensión de que había fallado se había escrito en él en la muerte.

Hermione se congeló mientras pensaba en eso.

Sus mejores amigos habían muerto ante sus ojos. Por algún giro extra cruel del destino, no se le
había permitido seguirlos.

La habían dejado atrás.

Ella cuadró los hombros y se obligó a caminar hacia el pasillo. Ella se había enfrentado a todo tipo
de horror. No iba a ser derrotada por su propia psique fracturada y un pasillo.

Un paso

Dos.

Tres.

Cuatro.

Su respiración se hizo más débil y apretó los puños hasta que pudo sentir sus uñas hundiéndose en
la piel.

Cinco

Seis.

Siete.

Gota. Gota. Gota.

Se congeló y miró hacia abajo. Una de sus manos estaba goteando dejando un camino de sangre en
el piso.

Era del mismo color de su vestido.


Ella lo miró fijamente hasta que un charco del tamaño de un nudo se fue acumulando gradualmente
a sus pies.

Luego siguió por el pasillo. Contó el sonido de las gotas en lugar de los pasos hasta que llegó al
final.

No tenía ninguna destinación en mente, así que se volteó y comenzó a caminar de vuelta, tratando
de abrir las perillas en las puertas en su camino. Algunas estaban cerradas. Otras no. Echó un
vistazo hacia más habitaciones vacías, llenas de muebles cubiertos. Ella regresaría y las exploraría
cuidadosamente después. Tal vez algo que encontraría ahí podría ser de utilidad

Ella estaba temblando mientras volvía a entrar a su habitación. Se sentía drenada, inmediatamente
se acostó en su cama.

Mientras se quedaba dormida, empezó a soñar sobre Ginny.

Ginny-- cerca del final de la guerra, con el pelo cortado por encima de sus hombros y una cruel
larga cicatriz en un lado de su cara. Estaba acurrucada junto a una cama y miró bruscamente a
Hermione como si estuviera asustada.

La expresión de Ginny estaba llena de angustia, cubierta de lágrimas Estaba llorando


incontrolablemente.

“Ginny,” Hermione se escuchó a sí misma hablar. “Ginny, ¿qué pasa? ¿Qué pasó?

Cuando Ginny abrió su boca para responder, el sueño se desvaneció.

Cuando Hermione despertó a la mañana siguiente, sabía que seguramente debió de haber estado
soñando. ¿Sobre qué estaba soñando? No podía recordarlo. Algo-- algo triste. Se apretó los ojos
con la palma de las manos y trató de recordarlo.

No podía obligarse a acercarse a la puerta ese día. Se acercó a la ventana y observó a los jardines
llenos de niebla que yacían afuera. Había un laberinto en un lado. Trazó el camino fuera con sus
ojos.

Ella estudió todas las tierras del estado que podía ver. Tratando de tomar nota de lo que sea que le
podría ser útil. ¿A dónde iría si se fuera a esconder? ¿Si estuviera tratando de escapar?

El día pasó lentamente

Tener un sentido del tiempo una vez más fue vagamente inquietante. El constante tic-tac del reloj
llamaba constantemente su atención. Un sonido rechinante continuo. Si se permitía escucharlo
durante mucho tiempo, sus dedos comenzaban a tener espasmos con cada clic de los engranajes.

Notó que su mente tenía una tendencia para deambular y perderse a sí misma. Se interrumpía a sí
misma por algún pensamiento extraño y se daba cuenta de que habían pasado horas.

Cuando el día iba terminando, miró fijamente a la puerta.

Se obligaría a salir de nuevo. Ella no había visto a Malfoy desde que había llegado. Tenía la
intención de observarlo. Estudiarlo. Armarse con un cierto entendimiento de él.

Todos esos planes habían desaparecido durante los últimos dos días.

Se levantó y caminó lentamente hacia la puerta. Cuando estaba colocando sus dedos alrededor de
la perilla, hubo un pop repentino detrás de ella.

"Debes prepararte para esta noche, dice la señora" dijo el elfo, desviando sus ojos y luego
desapareció.

Hermione sintió como si su corazón estuviera en su garganta. Sus manos comenzaron a temblar.

Consideró por un momento no leerse a sí misma.

Sin duda, si lo hacía, Malfoy aparecería y la obligaría a hacerlo. Quién sabía qué más podría
hacerle si ella lo provocaba. Las compulsiones en su mente se agitaron …

Obediente.

No resistir.

Su cerebro empezó automáticamente a catalogar las cosas que había sido instruida.

No estaba segura de si la compulsión la hizo racionalizar el obedecer o si obedecer en realidad era


la elección racional.

Caminó hacia el baño y abrió el grifo del baño. El agua hirviendo se derramó y ella observó a la
tina llenándose lentamente.

Se preguntó si de alguna manera podía ahogarse antes de que Malfoy pudiera llegar ahí. Como
Lord de la mansión, él probablemente podría aparecer en cualquier lugar. Ella tembló cuando el
pensamiento de él tuviera que sacarla, desnuda, fuera del agua con su pelo.

Se quitó sus túnicas y se hundió en el agua, silbando pero disfrutando del dolor. Ella difícilmente
sentía algo estos días Aparentemente las esposas no la restringían del calor.

Esa era una información útil para archivar.

Después de que se había lavado, se secó con una lujosa toalla de baño de gran tamaño. Luego se
puso un nuevo fresco set de túnicas. El largo, escarlata, abotonado vestido, y luego la abierta
escarlata túnica. Luego se puso las medias. Ella las odiaba demasiado. Si no estuviera helando
dentro de la mansión, nunca las habría usado. Aparte del horrible color rojo, casi podía fingir que
las túnicas eran solo ropa, pero la horrible falta de ropa interior la dejaba constantemente expuesta.

Ella solo conseguiría ropa interior si estuviera sangrando o embarazada. De no ser así, tenía que
quedarse– accesible.

Cuando terminó de vestirse, se quedó de pie en el centro de la habitación, sin saber que hacer. No
estaba segura sobre a dónde se suponía que tenía que ir. Qué era lo que se suponía que tenía que
hacer.

La puerta se abrió de repente y apareció Astoria, blanca como una sábana.

"Bien, estás lista. Temía que tenía que mandar a Draco para sacarte de aquí," Astoria dijo mientras
miraba de arriba abajo a Hermione con una expresión crítica. "Te enseñaré a dónde tienes que ir
esta noche. Después de esto, tengo que estar en otro lugar. Espero que te prepares y vayas ahí todas
las noches designadas sin problemas. Estaba pensando... realmente no necesitas todas las partes
del cuerpo que tienes solo para poder reproducir. Entonces, si está pensando en causar problemas,
téngalo en cuenta."
Un escalofrío recorrió la espalda de Hermione y asintió.

Astoria salió de la habitación, conduciendo a Hermione a través de la casa, al vestíbulo, luego


subió la gran escalera y bajó por un pasillo del segundo piso. Los retratos murmuraron al pasar.

"Puta."

Hermione lo escuchó murmurar más de una vez.

Astoria paró en la tercera puerta.

"Entra y espera. Draco entrará cuando lo desee, pero tú tienes que estar ahí a las ocho en punto."

Sin detenerse más, Astoria continuó por el pasillo y desapareció en la oscuridad.

Las manos de Hermione estaban temblando cuando agarró la perilla de la puerta y trató de abrirla.
Al principio no quería dar vuelta, y tuvo que tomar varios respiros para calmarse y hacer que sus
manos dejaran de temblar lo suficiente y poder tomar la perilla y darle la vuelta.

Al entrar en la habitación, se fijó en todos los detalles que pudo.

Se sentía estéril.

Había asumido que su habitación estaba vacía y fría por indiferencia, pero quizás era simplemente
la forma en que Malfoy era. Había una cama grande, un armario altísimo, un escritorio y una silla.

Hermione probablemente había imaginado que Malfoy tenía una habitación más lujosa. Todo
verde y plateado con sábanas caras y almohadas cubiertas con demasiadas borlas.

La habitación que tenía ante ella podría haber pertenecido a un monje.

Era funcional. Eso era en realidad todo lo que podía decir sobre ella. Por eso Malfoy era tan frío.

Se apartó de la cama y se acercó a la silla junto al escritorio. Sentándose, miró hacia los contenidos
de la superficie del escritorio. Pergamino y plumas en blanco. Levantó su mano dudosamente cerca
de las plumas, preguntándose si era capaz de tocarlas.

Mientras sus dedos se acercaban, sintió una leve sensación de quemarse y retiró su mano.

Su estómago se retorcía de terror y trató de distraerse recitando fórmulas de aritmancia mientras


estaba sentada ahí.

Estaba acostumbrada a una espera sin fin. ¿Qué era una hora en comparación con dieciséis meses
con privación sensorial? Su estómago se sentía tan retorcido que pensó que podría estar enferma.

De repente, la puerta hizo clic. Se levantó y volteó a ver a qué hora había entrado Malfoy. Su mano
estaba en su garganta, aflojando su cuello. Él claramente no esperaba encontrarla ahí. Se detuvo
abruptamente y la miró fijamente, en realidad pareció palidecer un poco antes de presionar sus
labios en una fina línea.

"Sangre Sucia," él dijo, después de un momento. "Parece que hoy es el día."


Cpítulo 6
Chapter Notes

Advertencia: Este capítulo contiene violación. La autora (senlinyu) hizo todo lo


posible para representarlo de una manera que no sea innecesariamente gráfica, pero
también trató de ser realista sobre el impacto de tal cosa. No se presentarán
repetidamente tales escenas en este trabajo, pero es un elemento general de esta
historia y no pensamos que sería honesto pasarlo por alto. Se aconseja la discreción
del lector.

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Hermione no dijo nada. Solo lo miró.

Estaba aliviada de que no estaba temblando.

Se forzó a encontrar su mirada, recordando que solo tenía que durar un poco más– solo hasta que
pudiera formular un plan.

Ella podría soportarlo. Ella lo haría.

No estaba segura sobre lo que se suponía que tenía que hacer. ¿Esperaba que ella se acostara en su
cama?

Pasó junto a ella hacia el armario y, después de poner la mano contra la puerta por un momento, la
abrió.

Quizás Malfoy no era del todo un monje. El armario tenía casi una habitación entera dentro. La
puerta tenía una barra llena, y Malfoy tomó una botella de whisky de fuego de un estante y sacó el
corcho con los dientes. Escupiendo el corcho al piso, levantó la botella a sus labios y la miró
fijamente.

Hermione solo esperó.

Después de un minuto, sacó su varita y con un rápido movimiento conjuró una mesa en medio del
suelo. Hermione la miró fijamente, completamente perdida. Se volteó hacia Malfoy.

Él la miró con desprecio.

"Inclínate", dijo en voz baja, burlona, haciendo un gesto hacia la mesa.

Hermione pensó que no se podía sentir más repugnada por él, pero aparentemente sí podía. Se
mordió el interior del labio hasta que sintió que la piel se desmoronaba y la sangre le corría por la
lengua mientras sentía que sus pies comenzaban a obedecer automáticamente.

Se acercó lentamente y después de dudar por un momento, se acostó sobre la mesa.

La madera se enterraba en los huesos de su cadera. Apoyó las manos en los bordes y los agarró
hasta que sus nudillos crujieron por la fuerza. Peleó para no temblar. Todo su cuerpo se sentía al
borde de la intensidad de su vulnerabilidad. Sus oídos comenzaron a detectar cualquier sonido.
Hubo una pausa. Después escuchó a Malfoy acercarse lentamente.

Se detuvo directamente detrás de ella y hubo otro silencio. Podía sentir sus ojos sobre ella.

El aire cambió.

“¿Aún eres virgen, Sangre Sucia? ¿Eso es algo que siquiera recuerdas?”

Se estremeció al darse cuenta de que no lo sabía.

Dio un paso más cerca. “Estoy seguro de que Potter o Weasley estuvieron ahí en algún punto.”
Ella podía sentir la burla en su tono.

Su mano se posó brevemente en la parte baja de su espalda mientras le subía la falda hasta la
cintura. Ella sintió el frío aire de la habitación chocar contra su piel. Estaba temblando tan fuerte
que la mesa estaba rechinando.

“Bueno, supongo que lo sabremos pronto,” él dijo y luego demandó, “Separa más tus pies.”

Se obligó a cambiar.

Sintió sus dedos sobre ella y se apartó un poco.

Murmuró en voz baja y sintió algo cálido y líquido dentro de ella. Un hechizo de lubricación. Se
sobresaltó tan abruptamente que las patas de la mesa chillaron mientras se arrastraban por el suelo
de madera.

“No podemos tener ningún tipo de daño o infección dada tu– utilidad,” explicó en un tono burlón.

Ella escuchó el click de su cinturón y luego, sin advertencia, la empaló consigo mismo

Trató de contener el sollozo que subió por su garganta, pero la abrupta invasión la tomó
desprevenida. Cuando ella lloró, él se congeló, solo durante un momento, antes de que empezara a
moverse de nuevo. Además de dónde se unían, él no la tocaba. Su mano derecha estaba agarrada
de la mesa cerca de donde estaba la cabeza de Hermione volteada. Ella podía ver un anillo negro en
su mano, brillando débilmente.

Cuando él se vino, su movimiento se volvió disparejo y más fuerte, y de repente se quedó quieto
con un siseo.

Él se quedó ahí solo durante un segundo antes de alejarse de ella y caminar de vuelta al bar.

"Salte." Su tono fue agudo.

Hermione se congeló.

"No puedo." Trató de no llorar mientras lo decía, pero su voz se quebraba. "No puedo moverme
durante diez minutos después."

Gruñó de rabia. La mesa debajo de ella desapareció repentinamente, y ella cayó en el suelo,
golpeando su frente fuertemente contra el piso.

"¡SALTE!"

La habitación se estremeció.
Empujándose hacia arriba, ella huyó. Tropezando aturdidamente por el pasillo. Tratando de
recordar el camino de regreso.

Su pecho estaba temblando mientras trataba de no hiperventilar. No podía ver claramente. Alzó la
mano para encontrar que su frente se había partido donde la golpeó. Sangre estaba cayendo hasta
sus ojos.

Se quedó de pie en la parte superior de las escaleras. Tratando de recordar el camino de vuelta.
Sangre estaba llenando sus ojos. Ella podía sentir el fluido saliendo de entre en medio de sus
piernas y bajando hacia sus muslos. Estaba temblando. Tratando de recordar dónde estaba su
habitación.

Si se quedaba ahí– Astoria la encontraría y le sacaría sus ojos, o le cortaría sus dedos, o le sacaría
sus dientes.

Se tambaleó y casi se cayó de las escaleras.

Estaba respirando de forma rápida y breve mientras trataba de no sollozar en voz alta.

Ella no podía entender– había sobrevivido la guerra. Había observado a sus amigos morir ante sus
ojos. Se había mantenido cuerda, sola en una celda durante más de un año. Pero– ser forzada a ser
cómplice en su propia violación. No lo podía soportar. No mientras sabía que lo volvería a hacer al
día siguiente. Y el siguiente. Y el que seguía de ese.

Ella miró aturdida hacia el vestíbulo.

Si solo se aventaba desde el balcón Malfoy no sería capaz de detenerla.

Ella habría terminado.

Ella se acercó y miró hacia abajo a la mesa en el vestíbulo. Solo un poco más cerca–

Un agarre en forma de vis se cerró alrededor de su brazo y la apartó.

Se volteó y encontró a Malfoy observándola, furioso.

"No–te–atrevas." Él gruñó las palabras. Su rostro blanco de furia.

"Por favor, Malfoy–" Estaba llorando. "Por favor–"

La arrastró por las escaleras y por la casa mientras ella lloraba. Él prácticamente pateó la puerta de
su habitación mientras la arrastraba hacia ella y la aventaba a la cama.

"¡Evanesco!" él estalló, apuntando su varita a su cara, y la Sangre en sus ojos desapareció


repentinamente. Lo siguió con un hechizo curativo y se quedó allí mirándola con furia sin velo.

"¿De verdad crees que no sé cuándo tratas de suicidarte, Sangre Sucia?" Él finalmente le preguntó
después de que ella terminó de llorar.

"Solo déjame," ella dijo. Su voz parecía de madera, su pecho seguía temblando. "Estoy segura de
que te darán una nueva Sangre Sucia para embarazarla. Tú también me odias, Malfoy. ¿En serio
quieres que sea la madre de tus hijos? ¿Quieres ver mi cara en ellos? Estoy segura de que puedes
crear una excelente excusa para matarme."

Malfoy soltó una carcajada.


"Si fuera así de fácil, te mataría en este momento. Por primera vez en tu vida, pareces haber
subestimado tu valor. El Señor Oscuro está muy ansioso por ver qué tipo de descendencia
produciremos. Cuando hayas producido unos cuantos herederos para mí, él tiene la intención de
mandarte con otras viejas familias mágicas y ver qué tipo de herederos harás. Ustedes, pequeñas
yeguas de cría, son una gran comodidad. El señor tiene todo un programa de crianza planeado–
abarcando varias generaciones."

Hermione lo miró horrorizada.

Él se acercó más, su expresión amenazante. "Tampoco hay que olvidarnos sobre esos recuerdos
tuyos. El hecho de que hayas considerado de valor el ocultarlos incluso después de perder la guerra
es causa de preocupación. Hasta que sepa la causa, tú no morirás. Sin embargo, cuánta libertad
tienes en esta casa– y cuántas veces tengo que supervisarte para asegurarte– tus pequeñas
contemplaciones suicidas decidirán eso ".

Hermione se sentó ahí congelada. De alguna manera había asumido que Malfoy sería su fin. Que la
obligaría a dejarle a un niño, y luego ella sería desechada. No se le había ocurrido que ella estaba
destinada para ir de una familia mágica a otra hasta que su cuerpo dejara de funcionar.

Malfoy observó su habitación y luego regresó su mirada hacia Hermione. Su expresión estaba
tensa, y sus ojos acerados.

"Bueno," dijo, suspirando, "No tenía la intención de hacerlo inmediatamente después de cogerte
por primera vez– pero ya estoy aquí y no tengo más planes para la tarde. Realmente no hay un
momento como el presente. Hay que ver qué está pasando exactamente en esa pequeña mente de
Sangre Sucia tuya. ¿Cuántas otras ideas tienes?"

Antes de que ella pudiera encogerse, él usó la punta de su varita para forzar su barbilla hacia arriba,
y sus fríos ojos grises se hundieron en su conciencia.

Él ni siquiera se molestó con sus recuerdos bloqueados. Fue directamente a después de la guerra,
su encarcelamiento y avanzó desde ahí.

Hermione no peleó. Si trataba de empujarlo fuera, solo le dolería más, y aún así él forzaría su
camino dentro. Ella colapsó en su cama mientras el peso de su mente se hundía en la de ella.

Sus dedos se movieron involuntariamente, pero por lo demás estaba quieta.

El pasó rápidamente a través de todos los largos, silenciosos, aislados meses y luego se movió
lentamente cuando estaba siendo sacada de su celda, torturada, petrificada, y luego ser torturada
nuevamente por no ser pinchada cuando ya había sido movilizada. Él tomó nota de su conversación
con Hannah y la descripción del sanador mental sobre la condición de Hermione. Observó las
técnicas que Voldemort y Snape habían usado para intentar entrar a sus recuerdos bloqueados. Él
estaba particularmente interesado en su maquinación para suicidarse o escapar. Podía sentir su
diversión condescendiente por quién había teorizado que podría ser el Gran Juez; como ella se
había preguntado si podía aprovecharse de él y matarlo.

Hermione no pudo encontrar la manera de apartar los pensamientos de él u ocultarlos. Cada vez
que ella era capaz de juntar más de un hilo de magia, sentía las esposas de cobre introducirse y
arrebatarle su magia.

Él puso atención cuidadosa a las esposas. Las compulsiones que habían sido puestas. La mujer que
gritaba y se quebró y casi golpeaba a alguien hasta la muerte. A la llegada de Hermione a la
mansión y su reacción al verlo. A sus teorías respecto a él y a Astoria. Luego su cuidadosa
exploración a su habitación y los ataques de pánico cuando trataba de caminar en el pasillo.

Tardaron horas.

Estudió minuciosamente cada detalle. Todos los giros, todas las dudas, preguntas y teorías en su
mente. Finalmente, cuando él llegó a su recuerdo sobre Astoria barriendo el dormitorio para
recuperarla esa noche, se retiró. Al parecer, no le interesaba la idea de presenciar la perspectiva de
ella al ser violada por él.

Hermione sintió como si su cráneo hubiera sido aplastado. Ella apenas se estremeció cuando él se
quedó mirándola.

“ Tantos esquemas," dijo mientras acomodaba y movía su cabeza hacia atrás, evaluándola con ojos
fríos y burlones. "Por otra parte, me sentiría decepcionado si no estuvieras planeando al menos un
complot para intentar matarme y escapar. No puedo esperar a ver qué se te ocurre a continuación."

Se acercó hacia la cama hasta que su cruel rostro estaba a tan solo un respiro lejos del de ella. "¿De
verdad crees que puedes engañarme para matarte?"

Hermione alejó su mirada de su rostro y miró fijamente en el dosel.

"Siéntete libre de intentarlo," Dijo con una sonrisa, "tan pronto puedas pasar por esa puerta por ti
misma."

Luego se arregló nuevamente, y todo el humor se desvaneció de su rostro.

"Quédate fuera de mi habitación. No quiero encontrarte ahí nuevamente. Vendré a hacerlo aquí."

Él se burló de ella. "Haré que manden la mesa, así sabrás cuando esperarme."

Se volteó con su talón y salió sin decir otra palabra.

Hermione no se movió.

Ni cuando la puerta se cerró.

Ni siquiera cuando las manecillas del reloj sonaron implacablemente una y otra vez, indicando que
eran las tres después de medianoche.

No cuando se dio cuenta de la sensación de costras en sus muslos, la débil sensación cruda de entre
sus piernas, el desconocido dolor en su abdomen bajo.

Solo se quedó ahí.

Hace mucho tiempo… había una chica que peleaba. Quién creía que los libros y la inteligencia y la
amistad y valentía podían vencer todas las cosas.

Pero ahora–

–esa chica se había ido.

Le había pasado de todo menos el ser asesinada durante la guerra.

Ahora– Draco Malfoy había hecho polvo a esa chica en una sola tarde.

Él había violado física y mentalmente hasta la muerte, el último hilo de esa chica.
Hermione se acostó y miró fijamente hacia arriba a el dosel de su cama.

No le había dado mucha importancia a sus planes. Ella sabía que las posibilidades eran
increíblemente pequeñas. Ahora– la burla de Malfoy había sellado la sensación de derrota que ella
sentía.

Ella no se movió.

Cuando llegó la mañana, ella no se despertó. Fue a última hora de la tarde cuando finalmente se
arrastró fuera de la cama y se bañó.

Malfoy apenas la había tocado, pero ella talló cada centímetro de su cuerpo en un intento de
eliminar cualquier rastro de él.

En el proceso, descubrió una delgada cicatriz en su caja torácica la cual no podía recordar hacerse,
así como débiles grupos de cicatrices que rodeaban su muñeca izquierda y la parte superior de su
pecho.

Ella inspeccionó todas con cuidado pero se quedó en blanco sobre cómo o cuándo las había
recibido. No pensó que había sido lastimada demasiado durante la batalla final. No había
participado en incursiones o escaramuzas durante varios años antes del final de la guerra.

Mientras examinaba sus muñecas nuevamente, ella repasó en su mente todas las maldiciones que
conocía que podrían causar tales cicatrices. Era una larga lista, Voldemort había creado una
división en su ejército específicamente hecha para crear nuevas maldiciones. Hermione no podía
recordar una batalla que no había tenido múltiples bajas simplemente porque no pudo identificar
todas las nuevas maldiciones lo suficientemente rápido como para contrarrestarlas.

El agua se enfrió a su alrededor, pero no se levantó hasta que comenzó a temblar. Cuando fue de
vuelta a su habitación, encontró que su almuerzo ya estaba ahí para ella. Ella lo comió con
indiferencia.

Caminó hacia la puerta y se quedó de pie temblando frente a ella durante varios minutos antes de
voltearse.

Ella observó al frío, nebuloso paisaje de Wiltshire fuera de su ventana. Presionando su frente
contra el cristal, se dio cuenta del fuerte, frío dolor se hundía en su piel. Ella deseó que se hubiera
hundido lo suficientemente rápido para entumecerla rápidamente.

No sabía qué hacer, que hacer planes más inútiles.

No había nada más que hacer. No libros que leer. Nada que ocupar su mente más que todos esos
hechizos, y problemas de aritmancia, y recetas de Pociones las cuales ya se había realizado a sí
misma miles de veces.

Ella no se había dado cuenta del reconfortante olvido que venía de no ver y apenas oír en una nada
intemporal. Estar en el mundo real nuevamente era una sensación de desesperación más aguda que
incluso su eventual aceptación de su celda. Dándose cuenta de lo reducida que se había vuelto. Lo
indefensa que era lata pelear sus circunstancias. Descubrir que ningún libro que había estudiado ni
ningún hechizo que había aprendido ofrecía alguna solución a sus circunstancias …

Ella no sabía cómo levantarse de eso

Ni siquiera sabía cómo superarlo.


Solo quería morir.

Incluso eso se sentía completamente inalcanzable.

La mesa apareció en su habitación precisamente a las 7:30 de la tarde.

Se había bañado solo unas horas antes, así que solo miró la mesa fijamente. Confortándose.
Considerando.

Al menos no era– personal.

Tan humillante y devastador como era. Al menos no tenía que ver a Malfoy cuando lo hacía. No
tenía que tocarlo.

Ella no quería verlo.

Un minuto antes de las ocho en punto, ella caminó y se acostó en la mesa. Separó sus pies y volteó
su cabeza para que pudiera ver el reloj.

Cuando la puerta se abrió ella no se movió.

Malfoy no dijo ni una sola palabra. Caminó y pausó ante ella.

Las manos de Hermione comenzaron a temblar, pero se rehusó a moverse. No podía verlo.

Cerró sus ojos con fuerza y empezó a recitar hechizos sanadores: los más largos, más complejos
que se sabía. Ensayando en movimiento de la varita en su mente.

Su falda se levantó, ella sintió como el temblor en sus manos empezó a recorrer el resto de su
cuerpo.

Ella escuchó el murmullo del hechizo. Calor y líquido.

Apretó los dientes al sentir un pinchazo entre sus piernas.

Cuando se adentró en ella, se congeló pero no lloró.

Cuando él empezó a moverse, ella puso su mente en algo– algo nuevo. Algo en lo cual no había
pensado hasta la muerte.

Los versos de un poema llegaron lentamente hacia ella.

"Sentí un Funeral, en mi Cerebro,

Y Dolientes de un lado a otro "

La continua sensación de movimiento dentro de ella trajo su atención de vuelta a la realidad.


Apretó los dientes y luchó por las siguientes líneas. Ella comenzó de nuevo.

"Sentí un Funeral, en mi Cerebro,

Y Dolientes de un lado a otro

Siguieron pisando - pisando - hasta que parecía

Que el Sentido se estaba abriendo paso - "


El ritmo de movimiento cambió, y ella trató desesperadamente de recordar las labras que seguían.

"... que el Sentido se estaba abriendo paso -

Y cuando todos estaban sentados,

Un servicio, como un tambor -

Siguió tocando - tocando - hasta que pensé

Mi mente se estaba entumeciendo -"

Malfoy se vino abruptamente mientras ella trataba de recordar el verso siguiente. Él se retiró con
fuerza.

Hermione no se movió.

Un momento después, escuchó la puerta abrirse nuevamente.

Hermione trató de recordar el tercer verso del poema, pero flotaba más allá del alcance de su
memoria.

Ella pensó– recordaba una silla reclinable y un libro de poesía. Brazos reconfortantes alrededor de
una pequeña Hermione, y las manos de una mujer dándole vuelta a una página. Una voz la cual ya
no podía recordar…

Su madre–

Ella pensó que tal vez pudo haber sido su madre quien le había enseñado el poema.

Abrió sus ojos y miró hacia el reloj.

Chapter End Notes

El poema incompreto que Hermione se recita a sí misma es "I felt a Funeral, in my


Brain" (340) por Emily Dickinson.

Esa chica se había id. (That girl was gone) por _knar.m_
Capítulo 7
Chapter Notes

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Los tres días siguientes pasaron de la misma manera. La mesa aparecía a las siete treinta cada
tarde. Hermione caminaba hacia ella y se acostaba en ella unos minutos antes de las ocho en punto.
Malfoy entraba– actuaba– y luego se iba sin una sola palabra.

Hermione se recitaba poesía a ella misma y trataba de llevar su mente lo más lejos que podía. Lo
que fuera para no pensar sobre lo que le estaba pasando a su cuerpo.

Ella no estaba ahí. Ella estaba acostada en una mesa porque estaba cansada. Pasó los dedos por la
sutil veta de la madera. Tal vez estaba hecha de roble. O de nogal.

Tan pronto como era permitida dejar la mesa, trepaba su cama y rezaba para que el sueño llegara.
No estaba permitida lavarse hasta el día siguiente, y ella no quería sentir el fluído entre sus piernas.

Ella trataba de no pensar en ello. No mientras ocurría. Tampoco después. Tampoco en la mañana
siguiente. Ella solo– trataba de ni siquiera pensar en eso.

No había nada que ella podía hacer.

Ella trató de arrinconarlo en el fondo de su mente. Llevar su mente tan lejos de su cuerpo como
podía y quedarse ahí.

Cuando ella despertó en la mañana después del quinto día, ella quería llorar, estaba tan aliviada de
que había terminado-- al menos temporalmente. La muerta sensación de horror que residía en su
estómago se alivió levemente.

Se levantó y se bañó. Tallando cada centímetro de su cuerpo de una forma ritualística. Luego se
paró con resolución ante la puerta del dormitorio.

Ella iba a salir. Iba a salir de su habitación y explorar por lo menos… cuatro. Cuatro de las otra
habitaciones en el pasillo.

Ella estaba determinada. Iba a examinar cada centímetro, y ver si podía encontrar alguna potencial
arma con la cual poder matar a Malfoy.

Había visualizado su muerte en una multitud de formas creativas durante los últimos días. Se llevó
a cabo con el ferviente deseo de ver la luz desvanecerse de sus ojos. Ella daría lo que fuera para
clavar una cuchilla en su frío corazón.

Estaba dispuesta a conformarse con estrangularlo o envenenarlo.

Además de Voldemort y Antonin Dolohov, no había la muerte de nadie más que Hermione ahora
deseaba tan fervientemente.

Dolohov había sido el desarrollador líder en la división de maldiciones de Voldemort. Las más
horribles maldiciones que habían sido creadas durante el curso de la guerra eran gracias a él.
Hermione se preguntaba si aún seguía vivo, aún inventando nuevos métodos con los cuales podía
matar a personas en lenta agonía.
Ahora, Dolohov y Malfoy estaban casi en un empate. Hermione no estaba segura sobre a quién
quería más muerto. Probablemente aún Dolohov, ella supuso. Incluso si el recuento de cadáveres
fuera igual, al menos Malfoy no era tan sádico.

Ella abrió la puerta y caminó fuera. No pausó para cerrarla detrás de ella. No se dio el tiempo para
permitirse congelarse. Se apresuró por el pasillo hacia la siguiente habitación.

Cuando cerró la puerta, recargó su cabeza en contra del marco de la puerta y se forzó a sí misma a
respirar. Respiraciones lentas y profundas. Aire corría hasta el fondo de sus pulmones y luego
contó hasta el número ocho.

Sus hombros estaban temblando, sus dedos tenían espasmos. Se volteó para examinar la
habitación. Era casi idéntica a la suya pero esta tenía dos sillas y un pequeño sillón.

Se dio la vuelta, asimilando todos los detalles generales. Mientras lo hacía, casi maldecía cuando
su vista se encontró con una pintura en la pared. Era un bodegón holandés. Una mesa con flores y
fruta. A lado de la mesa estaba la bruja del retrato de la habitación de Hermione. Estaba
observando a Hermione con una expresión levemente desafiante.

Hermione quería lanzarle algo a la pintura, pero cerró su mano en un puño y se forzó a no
reaccionar. Caminó lentamente alrededor de la habitación. Echando un vistazo al armario. Debajo
de la cama. Dentro del baño.

Ella se deslizó detrás de las pesadas cortinas de invierno y miró hacia otra sección del laberinto de
setos.

Comprobó todas las tablas del suelo, pero ninguna chirrió.

Por supuesto que no iba a ser fácil.

Respiró profundamente y se forzó a caminar lentamente hacia la siguiente habitación.

Era casi igual. El retrato la seguía y la seguía observando mientras estaba sentada en un picnic de
estilo impresionista a lado de un río. Mordisqueando delicadamente queso mientras estudiaba a
Hermione.

La tercera habitación era la más acogedora. No era que tuviera siquiera algo remotamente útil, pero
el baño tenía una regadera. El corazón de Hermione saltó ligeramente. Ella estaba muriendo por
bañarse.

Lavar su cabello en una tina era solo una de las innumerables cosas que ella odiaba sobre su vida.
Cuando despertó en la enfermería de Hogwarts después de desmayarse, su cabello y su cuerpo
tenían que ser limpiados para quitar los meses de mugre. Ella no podía recordar la última vez que
lavó su cabello correctamente.

Ella fue a la siguiente habitación. Ella siguió adelante. Sus ataques de pánico parecían ligeramente
bajo control cuando se enfocaba solo en cambiar de una habitación a otra. Haciéndose contar
lentamente hasta el cuatro con cada inhalación y exhalación.

Era principalmente el pasillo lo que la molestaba. Lo vasto, abierto, desconocido...

Las habitaciones individuales estaban contenidas. Manejables.

Se abrió paso a través de todas las habitaciones abiertas en el pasillo. Lo más cercano a útil que
encontró en una de ellas fue un póquer de chimenea– el cual no podía tocar.
Regresó a su habitación y se sentó en la silla cerca de la ventana.

Se sentía perdida. ¿Qué se suponía que tenía que hacer?

Ella cerró sus ojos.

Su interior se encogió levemente. Necesitaba acercarse a Malfoy.

Él era lo más cercano a una llave que ella tenía. Mientras él se quedaba como un misterio, ella no
tendría forma de predecir de qué manera era él y no tuvo cuidado.

Él parecía meticuloso. Todo era irrompible. Un retrato en cada habitación y baño. Pero nadie era
perfecto. Todos tienen una debilidad, y ella encontraría la de Malfoy y la usaría para acabarlo.

Iba a ser, por supuesto, un juego del gato y el ratón.

Cualquier debilidad que ella descubriera, él la encontraría rápidamente en su mente. Si ella no


supiera nada de él y solo trataba de ser impredecible, él aún lo encontraría en su mente. El truco
estaría en conocerlo lo suficientemente bien para que así ella podría moverse más rápido de lo que
él pudiera detenerla.

La idea de estar cerca de él era aterradora.

Ella siseó débilmente entre dientes y se acurrucó en una forma de bola. Solo la idea de estar cerca
de Malfoy la hacía sentir como si una aguja se deslizara por su columna vertebral y terminara en su
espalda baja.

Enterró su cara en la silla.

Ella lo haría.

Ella lo haría.

Solo– no aún.

Necesitaba unos días más para orientarse. Para separarse de los últimos cinco días por los cuales
había pasado.

Tal vez el día después de mañana.

Malfoy no le dio tiempo para separarse u orientarse. Entró a su habitación cuando ella estaba
terminando de comer su almuerzo al siguiente día, y ella estaba tan aterrorizada que casi gritó.

Él solo se quedó de pie, observándola durante varios segundos, mientras ella se agarraba al
respaldo de su silla y trataba de no encogerse.

¿Por qué estaba él ahí? ¿Qué era lo que quería? ¿Acaso iba a violarla nuevamente?

Sus dedos temblaron y sufrieron espasmos mientras trataba de estabilizarse.

Sus fríos y pálidos ojos se deslizaron sobre ella como si estuviera tomando nota de cada detalle
sobre ella. Algo parpadeó en ellos cuando notó que sus manos temblaban. Se desvaneció
rápidamente en una frialdad atenta e inquebrantable.

Como una víbora, el instante antes de atacar.


"No has estado siguiendo las instrucciones," él dijo después de estudiarla por un minuto.

Hermione lo miró fijamente, perdida

¿Acaso se suponía que no debía entrar a otras habitaciones? Nadie le había dicho que no podía. Él
le había dicho que tenía permitido salir de su habitación. Ella se dio cuenta cuando su estómago se
hizo un nudo– probablemente había sido un truco. Para darle una oportunidad de castigarla.

Sintió como si hubiera algo alojado en su garganta mientras trataba de tragarse su terror y adivinar
qué haría.

"Se supone que tienes que salir por lo menos una hora cada día" dijo en aclaración, sus labios se
torcieron levemente. "Viendo como apenas sales de tu habitación, ese set de instrucciones aparente
han sido ignoradas por ti. No dejaré que tu inestabilidad mental interfiera con mi habilidad para
obedecer a mi Maestro."

Señaló fuertemente hacia la puerta, luego pausó y miró a Hermione nuevamente.

¿Tienes un abrigo?"

Hermione negó débilmente con la cabeza. Hizo una mueca y puso los ojos en blanco.

"Me imagino que dejar que te congeles calificaría como negligencia y tortura," dijo con un suspiro.
Sacó su varita y con un movimiento, conjuró un pesado, profundo y rojo abrigo el cual le arrojó a
ella.

"¡Ven!" Salió de su habitación y recorrió el pasillo.

Lo siguió automáticamente mientras la guiaba por las escaleras principales del ala y fuera a una
gran terraza de mármol.

Hermione jadeó cuando salió y sintió la brisa helada en su rostro. Mordió su labio y trató de
mantener el equilibrio mientras se paró en la puerta.

Él se volvió bruscamente.

"¿Qué?" preguntó, sus ojos de acero se entrecerraron

"Yo– no he estado fuera desde el día en el que Harry murió," dijo con una voz que se quebraba
débilmente. "Olvidé– cómo se siente el viento."

El la observó durante varios segundos antes de que resoplara y se alejara.

"Una hora. Ve," él dijo, conjurando una silla y sacando un periódico de la nada.

Los ojos de Hermione inmediatamente se fijaron en los titulares que podía distinguir. Estaba tan
hambrienta de información que llamó su atención más agudamente que la repentina sensación de
estar al aire libre.

¡Esfuerzos de repoblación en marcha! Gritaban las letras hasta arriba.

Sintió algo moverse dentro de ella, y ella presionó sus labios juntos y miró hacia otro lado. Malfoy
notó su mirada.

"¿Quieres ver?" preguntó con un lento acento que hizo que su piel se erizara. Escuchó el chasquido
del papel desplegándose y miró hacia arriba para encontrar una foto de ella, inconsciente en una
cama de hospital, en la portada de The Daily Prophet.

Ella lo miró horrorizada.

"La Sangre Sucia de Potter está entre los primeros sustitutos elegidos por el Señor Oscuro para
aumentar la población mágica'', era el resumen incluido debajo del titular.

Malfoy lo miró con una sonrisa.

"Mira, yo también estoy incluido." Su boca se torció en una sonrisa delgada y maliciosa y sus ojos
brillaron cuando señaló una imagen de sí mismo más abajo en la columna. "En caso de que alguien
en el mundo quiera saber quien te está cogiendo y dónde estás."

Hermione sintió que iba a vomitar en la maceta de abeto azul junto a la puerta.

"Yo pensé que era una muy obvia trampa," añadió Malfoy con un suspiro apartando la mirada de
ella y reclinándose en su silla. Abrió el papel con una expresión de aburrimiento. "Pero luego, tu
Resistencia nunca fue conocida por su inteligencia. Algo más sutil probablemente los eludiría,
ellos se sentirían moralmente obligados para venir y salvarte de la forma en que a Potter siempre le
gustó."

Oh Dios…

El mundo entero sabía de qué Voldemort la había vuelto la esclava sexual de Malfoy para el
programa de repoblación. Estaba siendo usada como carnada.

Hermione se tambaleó hacia atrás, sintiéndose débil. Necesitaba alejarse de Malfoy y de su


crueldad antes de que su mente explotara. Se tapó la boca con la mano mientras tropezaba por el
camino de grava.

"Si te pierdes en el laberinto, mandaré a mis sabuesos para arrastrarte fuera." La fuerte voz de
Malfoy parecía seguirla.

Ella corrió.

No había corrido en años, pero se había quedado bastante en forma dentro de su celda. Todos los
saltos y lagartijas. Todo lo hacía para apagar su mente.

Tenía que alejar su mente.

No podía pensar. Tenía que moverse hasta que no pudiera más.

Corrió por el camino hasta que se abrió a un carril. Aceleró por él. Los altos setos a su alrededor se
sentían sofocantes.

Todo la estaba sofocando.

Sus manos se lanzaron hacia arriba, y desabrochó la capa que Malfoy le había dado. Ella sintió que
el viento se la arrancaba.

Prefería congelarse.

Corrió y corrió hasta que los setos terminaron y el camino siguió hacia un gran campo. Ella siguió
caminando. Porque si se detenía, ella pensaría. Si pensaba, lloraría. No podía llorar. No hasta que
encontrara una manera de escapar y evitar que cualquier miembro sobreviviente la intentara salvar.
Oh dios.

Oh dios...

Finalmente, ella se detuvo.

Sus pulmones se sentían como si estuvieran prendidos en fuego. La punzante y ardiente necesidad
de oxígeno era aguda cuando su pecho se agitaba. Todo su cuerpo estaba resbaladizo por el sudor
que rápidamente se volvió terriblemente frío en su piel. Había un apuñalante dolor en su costado.
Sus zapatos estaban casi hechos pedazos. Su falda empapada de lodo.

Se quedó jadeando y se volteó para inspeccionar dónde estaba.

El estado de Malfoy parecía no tener fin. Grises colinas de pasto muerto por el invierno y grupos
oscuros de árboles sin hojas en la distancia, todo contra un cielo gris.

Se sentía como si todo el color hubiera sido drenado del mundo. Excepto ella. Ella estaba en rojo
escarlata. Fuerte contra el monocromo.

Se tapó la boca con las manos mientras seguía jadeando y jadeando.

Cuando su pecho finalmente dejó de temblar, gradualmente se dio cuenta de lo fría que se estaba
volviendo. Había un ala afilada que atravesaba la endeble ropa que llevaba. Sus manos se estaban
volviendo completamente blancas. Podía sentir que sus mejillas y la punta de su nariz como
lentamente comenzaban a doler. Había una sensación helada en los dedos de sus pies que
comenzaba a irradiar por sus piernas mientras el agua empapaba sus zapatos y sus medias.

Volteó en la dirección en la que había llegado. Los setos parecían diminutos en la distancia.

Presionó sus frías manos contra sus ojos durante varios minutos. Tratando de pensar.

Nada.

Nada nuevo. Nada más que pudiera hacer.

Su plan seguía siendo el mismo. Nada había cambiado.

Su situación era exactamente la misma a cómo había sido la noche anterior. La única diferencia
era que su conocimiento de ello se había ampliado ligeramente. Las opciones eran igual de
limitadas; lo que estaba en juego simplemente se había incrementado aún más.

Ella regresó lentamente.

Ella dudaba de que Malfoy realmente mandaría sabuesos tras ella. Ser mutilada por una jauría de
perros de caza podría interferir con sus habilidades reproductivas.

Se preguntó ociosamente si las esposas le permitirían luchar contra los animales atacantes. Si ella
estuviera verdaderamente desesperada para morir, tal vez podría lanzarse al camino de una criatura
mortal. Alguien tan vil como Malfoy podría tener algo como una manticora escondida en su
estado. O tal vez, habían trampas para los posibles rescatadores, ella podía caer en una de ellas.

Sus dientes comenzaron a temblar mientras caminaba por el camino hacia el laberinto de setos.
Estaba demasiado cansada para tratar de volver a correr y tratar de calentarse a sí misma.

Se abrazó a ella misma y continuó.


No se le había ocurrido que Voldemort daría a conocer los esfuerzos de repoblación. En
retrospectiva, era obvio. No era un secreto que pudiera guardarse fácilmente cuando se distribuían
sustitutos a setenta y dos de las familias mágicas más destacadas de Gran Bretaña. Era mejor
ponerlo al descubierto.

Se preguntó ociosamente cómo se sentía Malfoy al ser asociado públicamente con ella. La Sangre
Sucia a quien tanto odiaba cuando estaban en la escuela, ahora tenía la intención de ser la madre
de sus hijos. Todo el mundo lo sabría.

Era tan obedientemente obediente a lo que fuera que su Maestro quisiera, él probablemente lo
racionalizaba de alguna manera. Ella se burló de sí misma.

La cantidad de formas en que Hermione podía odiarlo era casi alucinante. Cada vez que lo veía, era
como si encontrara un aspecto completamente nuevo que solo se agregaba al número de razones
por las cuales se merecía una lenta y cruel muerte.

Las afiladas piedras de la grava eventualmente cortaron a través de sus zapatos. Sus pies
empezaron a sangrar mientras llegaba a los setos. Se quitó los inútiles zapatos y los arrojó al tejo
donde atraparon. El lodoso rojo destacaba.

Ella continuó. Temblando.

Cuando finalmente regresó a la mansión y caminó por los alrededores, encontró que Malfoy seguía
ahí, leyendo un libro. Su periódico puesto a un lado.

Se detuvo. Dudando. Ella no quería interactuar con él, pero tenía un frío agonizante. No sabía
cómo entrar nuevamente.

Su movimiento o color llamó la atención de Malfoy. Él volteó hacia arriba y miró fijamente,
luciendo levemente horrorizado mientras observaba su aspecto desaliñado. Luego arqueó una ceja
y sonrió.

"Parece que te tomas tu estatus con mucha seriedad. Sangre roja y sucia." Se rió levemente antes de
que su expresión se endureciera. "No debiste de haber perdido tu capa. Aún tienes," observó su
reloj, "diez minutos antes de poder estar dentro."

Hermione se encogió de dolor y dio la vuelta al costado de la mansión. Encontró un lugar que
estaba algo alejado del viento y se acurrucó contra el edificio en una bola apretada. Intentando
conservar el calor de su cuerpo.

Tenía demasiado frío.

Había dejado de temblar, y estaba empezando a tener demasiado sueño.

Lo cual– vagamente se dio cuenta– indicaba hipotermia.

Hermione nunca había tratado hipotermia real durante la guerra. Solo la variedad que traían los
dementores.

Hipotermia no era algo por lo que los magos sufrían. Hechizos calentadores eran demasiado
fáciles, la mayoría de los primeros años podían realizarlos. La ropa mágica normalmente traía los
hechizos incluidos.

Ella probablemente debería decirle a Malfoy que su temperatura corporal se estaba volviendo
peligrosamente baja.
Pero– si ella esperaba… probablemente moriría de eso.

Eso resolvería todos sus problemas.

Se apretó más contra el costado de la mansión y cerró los ojos. Respirando superficialmente.

Las cosas lentamente se volvieron vagamente reconfortantes.

"Creativo." la dura voz de Malfoy invadió la niebla en su mente.

Algo incómodamente caliente golpeó todo su cuerpo. Sorprendida, Hermione gritó. Se dio cuenta
después de un momento que él había conjurado un hechizo calentador en ella. El dramático
contraste de temperatura había sido físicamente doloroso cuando la magia del hechizo chocó
contra su piel.

Malfoy ya se estaba alejando cuando ella miró hacia arriba.

Maldito bastardo. La había calentado solo lo suficiente para contrarrestar la hipotermia pero no lo
suficiente para aliviar el frío que sentía.

Se acurrucó contra la mansión y trató de adivinar cuándo habían pasado diez minutos. Le dolían
hasta los huesos de los pies y las manos por el frío.

Ella estaba sintiéndose muy culpable sobre su capa y dónde había quedado. Aparentemente,
todavía le quedaba un poco de impetuosidad de Gryffindor. Solo un poco para permitirse hacer
cosas demasiado estúpidas ocasionalmente. Ahora que su ira y horror habían cesado levemente, era
más hábil de apreciar su idiotez impulsiva aún más.

Tratar de pegarle a Malfoy negándose a recibir la atención que tenía el mandato de brindarle no
lastimaba a nadie más que a ella misma. Era como rehusarse a comer. Debilitarse para demostrarle
que todavía podía ser obstinada era exactamente lo contrario de lo que debería estar haciendo.
Malfoy no iba a volverse descuidado si pensaba que ella todavía tenía pelea.

Se estaba cortando la nariz para fastidiar su rostro.

Gruñó y golpeó su cabeza contra la pared de la mansión.

Un minuto después, el sonido de la grava crujiendo llamó su atención. Volteó su mirada para
encontrar a Malfoy acercándose una vez más.

Su expresión era tan fría como el viento.

Él se acercó y le aventó la capa a sus pies.

"La encontraste," dijo Hermione mirando hacia abajo.

"Magia. El hechizo Accio es bastante útil para los que aún pueden usarlo," él dijo con una cruel
sonrisa. "¿Te vas a levantar o tengo que arrastrarte? Tengo más que hacer que monitorearte. Aún
hay muchos Muggles con vida ahí fuera. También hay varios elfos domésticos que no he pateado
últimamente."

Él le sonrió levemente.

Hermione mordió su lengua. Levantando la capa se puso de pie y se envolvió con ella. Él se volteó
con su talón y regresó a la veranda. Se detuvo por la puerta y esperó a que ella lo alcanzara.
Cuando ella lo alcanzó, se dio cuenta de que él se había vuelto ligeramente más pálido y estaba
observando al suelo detrás de Hermione. Ella volteó y vio que había dejado huellas de sangre en el
mármol blanco. Se volvió levemente contemplativo mientras los estudiaba.

"¿Sorprendido porque nuestra sangre luce igual?" preguntó con voz suave.

Él se rió.

"Toda la sangre luce igual. Mis sabuesos sangran del mismo color. Igual que mis elfos domésticos.
La pregunta de superioridad es respondida con poder. Dado que yo soy el amo de los sabuesos, los
elfos y de ti, creo que la respuesta a esa pregunta es bastante clara."

"Y aún así soy yo la que se supone que tiene que darte herederos," dijo Hermione, mirándolo a los
ojos con su propia expresión fría.

"Eso es gracias al defecto de Astoria, no mío," él dijo, su labio se curvó levemente. Sacó su varita y
eliminó la sangre del mármol. Luego suspiró y volteó los ojos.

"Supongo que no puedo dejarte arruinar las alfombras, lastima que sería fabuloso dejarte
sangrando."

Dirigió su varita a sus pies y los azotó antes de lanzar una serie de hechizos curativos descuidados.
Luego eliminó el lodo que hacía pastel a la capa.

"Supongo que tu cerebro aún funciona lo suficiente como para que puedas encontrar tu propio
camino hacia tu habitación. Si no, puedes dormir en el suelo en algún lado." Se desapareció sin un
sonido.

Hermione se quedó de pie a lado de la puerta durante varios segundos. Se estaba congelando,
pero–

Se acercó y agarró la copia de El Profeta que había quedado tirada en el suelo. Deslizándose por la
puerta, se movió lo suficiente hacia los pasillos para alejarse del frío penetrante antes de abrirlo
apresuradamente y comenzar a devorar toda la información que contenía.

Chapter End Notes

"Olvide- como se sentía el viento" por _knar.m_


"Si te pierdes en el laberinto de setos" por _knar.m_
"Tenía que apagar su mente" por bookloverdream
"Stark against the monochrome" por wvx_pic
Capítulo 8
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

¡Esfuerzos de repoblación en marcha!

“La Sangre Sucia de Potter está entre las primeras subrogadas elegidas por el Señor Oscuro para
aumentar la población mágica.”

Hermione siguió leyendo.

La primera fase de los esfuerzos de repoblación Británica han empezado. Mestizas y Sangres
Sucias elegibles han sido asignados a muchas de las familias mágicas más eminentes de Gran
Bretaña con la esperanza de mejorar la población mágica. Las asignaciones han sido aprobadas
por el mismo Señor Oscuro en consultación de la Sanadora Lydia Stroud, quien ha basado su
carrera en especializarse en genética y fertilidad mágica.

La más notable entre los sustitutos es la Sangre Sucia Hermione Granger, último miembro
superviviente del grupo terrorista conocida como La Orden del Fénix. La bruja ha tenido una
reputación desde una corta edad por sus asociaciones románticas con famosos magos. Esto fue
particularmente notable en 1994 con no uno, sino dos de los competidores del Torneo de los Tres
Magos, Harry Potter y Viktor Krum. Ahora se ha abierto camino a la cama con el más poderoso
mago hasta ahora.

Draco Malfoy, más conocido por su asesinato del brujo Albus Dumbledore a la corta edad de
dieciséis años, ha sido durante mucho tiempo un estimado Mortífago. El Profeta ha confirmado
por diferentes fuentes que Granger fue entregada a Malfoy solo desde hace una semana atrás.
Desde que Lucius Malfoy abdicó su título de Lord a su hijo luego de la muerte de Narcissa Malfoy
en 2001, la línea familiar no ha tenido un heredero sucesor.

Desafortunadamente el joven Lord Malfoy no puede volverse demasiado apegado a la traidora


calentando su cama. Cuando ella produzca tres herederos Malfoy, la Sanadora Stroud confirma
que Granger será transferida a otra familia de Sangre Pura para ayudar aún más a diversificar la
sangre mágica de Gran Bretaña.

Si los resultados de los esfuerzos de diversificación son tan exitosos como se anticipó, la Sanadora
Stroud espera que dichos esfuerzos comiencen a implementarse en la Europa mágica dentro de un
año..."

Así que Malfoy era quien había asesinado a Dumbledore. Otro nombre agregado a la lista sobre
quienes habían sido asesinados por el Gran Juez.

Lucius aún seguía vivo en algún lado.

No había ninguna otra mención sobre las otras mujeres en el programa. Los ojos de Hermione se
apresuraron a leer las otras columnas, absorbiendo toda la información posible.

La siguiente columna listaba las ejecuciones de Gran Bretaña que habían sido hechas por el Gran
Juez. Había una imagen. Varios hombres y mujeres de aspecto miserable de rodillas sobre una
plataforma. Detrás de ellos, en túnicas negras y una máscara adornada, estaba el Gran Juez. En la
imagen, el movió su varita y con un movimiento casual, mataba a la persona siguiente. Apenas le
dio una mirada al cuerpo que caía antes de lanzar una segunda maldición sobre la siguiente
persona. El bucle de la imagen duró solo unos segundos, pero Malfoy mató a tres personas en la
plataforma antes de que comenzara de nuevo.

Hermione observó. Tomando cada detalle.

Saber que era Malfoy hacía obvio que era Malfoy. La elegante y casual postura. El indolente
lanzamiento. La mortal frialdad que parecía irradiar de él.

Sin embargo, ni el artículo sobre los esfuerzos de repoblación ni la columna hablando sobre las
ejecuciones hacían alguna referencia al hecho de que Malfoy era el Gran Juez. Como si el título y
el portador fueran separados.El anonimato era sorprendente. El periódico ni siquiera ofrecía
ninguna especulación sobre la identidad del Gran Juez. Era como si no estuviera permitido
imprimir algo como eso.

Hermione reflexionó sobre ese detalle.

El Gran Juez era la mano derecha de Voldemort, aparentemente su representante. Hermione se


preguntaba si el anonimato estaba en el interés de Voldemort o de Malfoy. Ella sospechaba que era
más probable el de Voldemort. La poderosa marioneta del Señor Oscuro. Ni siquiera el mismo
Voldemort, cuando mató a Harry, había lanzado la maldición asesina con tanta rapidez y sin falta
de esfuerzo.

No estaría bien permitirle a Malfoy la oportunidad de reunir a sus propios seguidores, acumular
poder personal y luego tratar de derrocar a su Maestro. Forzar a Malfoy para mantener su identidad
anónima detrás de su título-- solo permitiendo ser conocido por Mortífagos y otros sirvientes en los
cuales podían confiar-- era probablemente con la intención de controlar a Malfoy.

Voldemort estaba manteniendo a Malfoy cerca.

Quizás Malfoy tenía ambiciones secretas que preocupaban a Voldemort.

También convirtió a Malfoy en la trampa perfecta para los luchadores de la Resistencia. Si alguien
intentaba salvar a Hermione, asumirían que simplemente estaban atacando a un Mortífago de
segunda generación mimado.No tendrían idea de que estaban entrando a la garra del Gran Juez, el
sirviente más infame de Voldemort

Hermione ojeó el resto del periódico. Europa del Norte aún no estaba bajo el control de los
Mortífagos. Voldemort se movía agresivamente para poner a los países escandinavos a su lado. Al
parecer, los vampiros, y otras criaturas oscuras que habían sido traídas a Gran Bretaña durante la
guerra se habían trasladado al norte de Europa durante los últimos meses.

No hubo mención sobre la insurrección en Rumania. Ninguna mención sobre miembros conocidos
de la Resistencia que aún pelearan.

Pius Thicknesse aún era el Ministro de Magia. Un Torneo de los Tres Magos estaba siendo
planeado para el siguiente año. Varias páginas estaban dedicadas a juegos de Quidditch.
Aparentemente, la diversión de los deportes mantuvo su atractivo incluso bajo un régimen
distópico.

El resto del artículo estaba compuesto por páginas de sociedad.

Astoria Malfoy era bastante social. Ella atendía cada evento, compraba mesas a las caridades y
donaba generosamente a los monumentos conmemorativos de la posguerra. Malfoy estaba en gran
parte ausente de las páginas de sociedad, sólo ocasionalmente se unía a su esposa.
Hermione leyó cada palabra, incluyendo los anuncios. Buscando cualquier pista. Cualquier
trasfondo. Lo que sea que no fuera hablado pero implícito.

Si tales cosas estaban incluídas en las noticias, Hermione era demasiado ignorante sobre temas
actuales para detectarlas.

Finalmente volvió a doblar el periódico cuidadosamente con sus dedos rígidos y lo regresó al lugar
donde había sido abandonado en la veranda.

Masajeó sus manos congeladas mientras se abría paso apresuradamente a través de la mansión.

Ella no estaba, sorprendentemente, teniendo un ataque de pánico mientras paseaba por sí sola. Tal
vez era solo porque estaba tan distraída por el frío. Cruzó sus dedos y esperó.

La ruta de vuelta a su cuarto era simple. El momento en el que regresó, se apresuró hacia el baño y
encendió el agua fría. Dejó que corriera por sus manos entumecidas hasta que sintió que
gradualmente se filtró de nuevo en ellas y el agua dejó de sentirse caliente. Luego abrió los grifos
de la bañera y se dio un baño caliente.

Se hundió en el agua con un suspiro, disfrutando del alivio del dolor por frío en todo su cuerpo
helado.Se frotó los pies y los tobillos hasta que desaparecieron los últimos restos de suciedad.

Después de estar en una celda durante tanto tiempo, ella nunca iba a dar por seguro el estar limpia.
No sabía si alguna vez superaría la nueva emoción de hundirse hasta el cuello en una gran cantidad
de agua. Era el único punto culminante de su existencia en la actualidad.

Lo mismo no podía ser dicho para la comida. La cual, aunque claramente era cara en sus
ingredientes, tenía la intención de ser simplemente nutricional. Ella no sabía mucho sobre dietas
para antes del embarazo, pero no sabía porque solo estaba permitida comer verduras sin sabor, sin
sal y sobrecocidas, pan de centeno con mantequilla sin sal, carne hervida y huevos escalfados
(también sin sal.) Ella mataría por una bolsa de frituras.

Mientras se sentaba en el agua, calentándose lentamente, consideró la revelación del día.

Su "subrogación" bajo la atenta mirada de Malfoy estaba siendo utilizada como cebo.

El lenguaje burlón y seductor del artículo de la portada era enfurecedor. Un tono precisamente
equilibrado, que busca deshumanizar simultáneamente a Hermione para evitar la lástima del
público en general mientras se esfuerza por avivar la indignación entre los simpatizantes.

Hermione se preguntaba qué tipo de medidas de seguridad habían sido puestas para arrancar a los
que serían rescatadores. ¿Habían otros Mortífagos en la Mansión Malfoy? ¿O se suponía que el
Gran Juez era lo suficientemente capaz como para manejar personalmente a todos los interesados?

Si fuera lo anterior, Hermione tendría que vigilar y tratar de descubrirlos. Serían una complejidad
adicional para su escape– a menos que de alguna manera pudiera evocar su simpatía. O tal vez
engañar a uno de ellos para matarla si llegaba a ese punto. Un plan muy ambicioso y dudoso, dado
que Malfoy probablemente encontraría la idea en su mente mucho antes de que tuviera la
oportunidad de ponerla en práctica.

Si solo era Malfoy, bueno, eso sería una horrible indicación de la confianza que Voldemort tenía en
las habilidades de Malfoy.

¿Qué tan peligroso era Malfoy?


Hermione recargó su cabeza en sus rodillas y trató de recordar más claramente las circunstancias de
la muerte de Dumbledore hace más de ocho años. Los detalles se sentían– borrosos.

Cerró los ojos con fuerza y luchó por recordarlo.

Había sucedido menos de un mes después del sexto año. Las protecciones se habían disparado en
los pasillos cuando se utilizó una maldición asesina. El castillo había sido llenado de Polvo de
Oscuridad Instantánea Peruana, causando una estampida entre los estudiantes. Cuando la oscuridad
finalmente desapareció, había docenas de estudiantes lastimados y llenos de pánico y el cuerpo de
Dumbledore. Había sido pisoteado en el caos.

Estudiantes de primer año de Hufflepuff y Slytherin habían apenas entrado al castillo de una clase
de Herbología. Ellos habían sido los únicos quienes habían visto algo. Las declaraciones eran
contradictorias.

Dumbledore había fallecido. Había otro estudiante más grande en el pasillo. Tal vez dos. Hombres.
Un Ravenclaw. Un Slytherin. Un Gryffindor. Un Hufflepuff. Cormac McLaggen. Adrian Pucey.
Colin Creevey. Ernie Macmillan. Draco Malfoy. Zacharias Smith. Anthony Goldstein.

Los estudiantes de primer año no reconocían a estudiantes de grados más altos con tan solo tres
semanas de escuela. El consenso general fue que había sido alguien rubio.

Ellos escucharon una maldición. Luego oscuridad. Unos pocos dijeron que pasó en reversa: las
Oscuridad y luego la maldición. Todos estaban gritando y corriendo. Nadie podía ver nada. Todas
las protecciones habían estado chillando.

Cuando la oscuridad desapareció, los profesores juntaron a todos en el Gran Salón. El


Departamento de Seguridad Mágica llegó para entrevistar a los estudiantes y examinar el cuerpo.

La autopsia confirmó que la causa de muerte había sido una Maldición Asesina a la espalda.
Ninguna otra magia reciente fue detectada.

Había algo más– algo en la mano de Dumbledore–

Hermione trató desesperadamente de recordar. Se sentía como si hubiera sido un detalle


importante. El recuerdo danzó lejos de su alcance.

Todos los estudiantes mayores nombrados por los primeros años fueron entrevistados y liberados
de sospechas. Todos menos Draco Malfoy. Él no estaba presente. El castillo y los terrenos habían
sido revisados. Él se había ido.

Los Aurores fueron enviados a la Mansión Malfoy y la encontraron impenetrable. Él fue


encontrado culpable. Sin importar si él personalmente había lanzado la maldición, había tenido
ayuda, y el porqué lo había hecho fue una pregunta sin respuesta.

La Orden asumió que había sido un intento para redimir a la Familia Malfoy después del fracaso y
encarcelamiento de Lucius después de la batalla en el Departamento de Misterios.

Hermione no podía recordar que alguna vez se hubiera confirmado que Malfoy había matado a
Dumbledore. Después de que los Mortífagos tomaron el control del Ministerio de Magia seis
meses después, había sido difícil obtener buena información. El Profeta se convirtió
inmediatamente en una auténtica máquina de propaganda.

¿Había sido confirmado? Ella no recordaba.


La inhabilidad de Hermione para recordar no tenía sentido. Ella no podía ni decir dónde estaban
los espacios en su mente. Hasta que una pregunta se le hacía, ella ni siquiera se daba que hacía
falta.

Cuando trataba de ordenar sus recuerdos mágicamente, era como gatear a través de alquitrán. Casi
fútil. Si utilizaba más de lo mínimo de magia para intentarlo, las esposas se activaban y absorbían
todo.

La sensación más clara que tenía de dónde se encontraban los recuerdos perdidos era de los
diversos esfuerzos de Voldemort, Snape y Malfoy por penetrar en ellos.

El dolor, el shock, el trauma habían hecho los detalles borrosos. Parecía que había pocos recuerdos
perdidos esparcidos a lo largo de la guerra, pero la mayoría se concentraron en el último año, hasta
su encarcelamiento.

Las lagunas en su conocimiento rasgaron algo dentro de Hermione. Estaba desesperada por saber
qué era lo que le faltaba, pero estaba aterrada de recuperar la información. La hacía sentir como si
estuviera caminando por un campo de minas. No tenía idea de cuáles podrían ser los pasos en
falso.

Tratar de aceptar la pérdida de información-- de comprender-- era como una sensación de veneno
amargo dentro de ella.

¿Por qué habían perdido la guerra?

¿No podía por lo menos recordar eso?

Era como si ella y Malfoy estuvieran jugando ajedrez, pero sólo él podía ver el tablero.

Ella estaba desesperada por una migaja de conocimiento.

Tan pronto como lo obtuviera, también lo harían sus enemigos. Su ignorancia era simultáneamente
un escudo y un arma. Le estaba comprando más tiempo para escapar, pero podían llegar a ella en
cualquier momento.

Por alguna razón, ella estaba casi segura de que traería su fin junto con ello.

Sentía como si la espada de Damocles estaba sobre su cabeza.

Las puntas de sus dedos estaban arrugadas por el agua cuando finalmente salió de la bañera. Ella se
sentía drenada. Trepó a su cama y abrazó a una almohada.

Su mente seguía y seguía, llena de preguntas para las cuales no tenía una respuesta.

Al día siguiente, Malfoy apareció de nuevo inmediatamente después del almuerzo.

El corazón de Hermione dio un vuelco, pero se puso la capa y lo siguió dócilmente. Solamente
caminar detrás de él hacía su corazón saltar. Ella se preguntaba si él podía sentirlo por lo que tenía
para monitorearla.

Cuando llegaron a la veranda, Malfoy inmediatamente conjuro una silla y se sentó. abriendo un
periódico. La primera plana era sobre un nuevo monumento en honor a Voldemort. Había sido
presentado en el Callejón Diagon. Hermione estaba de pie en la puerta, preguntadose a donde ir.

Volteó a ver a Malfoy y comenzó a abrir su boca para hacer una pregunta, pero fue como si su
cuerpo se la hubiera tragado antes de que pudiera forzar las palabras fuera.

Silencio.

Ella no podía iniciar una conversación.

Ella observó el laberinto de setos. Supuso que solo podía ir y pasear sin destino alguno.

Comenzó a alejarse pero mientras lo hacía, un débil sentimiento de inconformidad se apoderó de


ella. Ella volteó hacia arriba y vió en abierto y gris cielo.

Su corazón pareció detenerse abruptamente.

Fue como si todo el oxígeno y sonido que existían hubieran sido abruptamente succionados, y
simplemente había un vacío de vasto infinito ante ella.

No había aire.

Ella sentía como si se estuviera sofocando. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Latiendo rápido
y más rápido. Lo podía escuchar.

Ella podía ver los escalones. La grava. Los setos.

Se sentía como...

Nada.

Como si el universo hubiera terminado a sus pies.

Si daba un paso más, ella se caería en él.

Ella se congeló. Trató de moverse pero solo tembló y no pudo. Se mordió su labio. Tratando de
respirar. Tratando de forzarse a dar un paso más.

Era tan– abierto.

Ella cerró sus ojos

Solo estaba en su cabeza. Solo en su cabeza.

Ella peleó para respirar. Inhalando una serie de respiraciones bruscas y entrecortadas mientras
luchaba por pensar.

Ella estaba bien ayer. Estaba tan aterrada y enojada. Había corrido varios kilómetros. Pero ahora–

No podía–

Todo era demasiado.

Ella no recordaba que el mundo fuera tan amplio antes. El cielo estaba tan… alto. Los caminos
solo seguían y seguían. Ella no sabía dónde terminaban.

Sus manos comenzaron a temblar y a tener espasmos mientras pensaba en ello. Ella iba a estar
enferma

Ella quería regresar a su habitación.


Quería presionarse contra una esquina y sentir las paredes contra ella.

Miró hacia sus pies y sintió lágrimas punzando en las esquinas de sus ojos. Pánico se estaba
apoderando de ella como la marea. Su corazón seguía latiendo cada vez más rápido. Se sentía
como si un pájaro estuviera aleteando dentro de su pecho, golpeandose hasta la muerte mientras
intentaba escapar.

Hermione presionó sus manos contra su boca para evitar que siguiera hiperventilando.

Un fuerte sonido cautivó abruptamente su atención, y volteó para encontrar a Malfoy apretando su
periódico con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. Sus manos estaban temblando
ligeramente.

Ella jadeó y se alejó tropezando.

“Perdón– perdón–,” balbuceó aterrorizada. “Voy a–”

Solo pudo avanzar unos pasos antes de que sus pies se rehusaran a llevarla más lejos.

Tenía miedo de estar cerca de Malfoy, pero ni siquiera él superó el terror que se apoderó de ella
mientras trataba de caminar hacia adelante. Sus pulmones se sentían como si todo el aire hubiera
sido presionado fuera de ellos. Abrió su boca y trató de inhalar. El aire no quería pasar.

El terror se estaba hundiendo en ella como si una criatura hubiera enterrado sus garras en su
espalda. Arrastrandolas por su columna. Rasgándola abierta. Exponiendo todos los músculos,
nervios y huesos al frío aire de invierno, y ella estaba muriendo.

Ella no podía respirar.

El mundo se estaba inclinando.

Había agujas hundiéndose en sus manos y brazos.

Todo lo que podía ver era lo abierto--

Ella no podía dejar de temblar. No podía dejar de entrar en pánico. No podía ir–

Estaba tan abierto. Un vacío. Nada. Nada. Para siempre. Estaba sola en él.

Ni siquiera paredes. Nada.

Ella podía gritar para siempre. Nada de sonido.

Nadie vendría.

Había oscuridad comiéndose el cielo.

Luego no habría nada.

Nadie vendría.

Ella no podía–

“Para,” gruñó repentinamente detrás de ella.

La realidad la golpeó como una inundación. Observó y miró de regreso. Malfoy tenía la cara
pálida, y sus ojos brillaban mientras la observaba.

“Estás obligada a estar fuera. No es necesario que te vayas. No tienes que tener un colapso mental
que se vea afectado en tus recuerdos.”

Su cara se retorció débilmente mientras la seguía observando. Moviendo su varita, conjuró otra
silla.

“Siéntate. Y cálmate,” él demandó en un tono frío.

Hermione respiró profundamente y dejó que sus pies la cargaran. Tratando de no pensar en la
oleada de alivio que se apoderó de ella. Se sentó y miró hacia abajo a sus manos mientras trataba
de recuperar el control en su respiración.

Ella estaba en una silla. Estaba en una silla al lado de Malfoy. No estaba en un vacío. No había un
vacío. Había mármol debajo de sus pies. No tenía que ir a ningún lado. Estaba en una silla.

Ella inhaló lentamente. Hasta la cuenta de cuatro.

Exhaló por su boca. Hasta la cuenta de seis.

Dentro y fuera.

Una y otra vez.

Ella estaba en una silla. No tenía que ir a ningún lado.

Su corazón dejó de latir con fuerza, pero todo su pecho dolía.

Cuando el temblar de su pecho se calmó, trató de forzar a sus dedos a dejar de tener espasmos. No
lo harían, así que se sentó en ellos.

Cuando su mente se despejó por completo de su pánico, un latigazo de amarga desesperación la


golpeó.

Ella estaba rota.

Lo estaba.

No tenía punto el tratar de negarlo.

Mentalmente, algo dentro de ella se había fracturado durante su encarcelamiento, y no sabía cómo
repararlo. Ella no podía razonar su camino a través de eso. Se la comía desde adentro.

Ella miró hacia su regazo. Lágrimas salieron de sus ojos, bajando por sus mejillas, y todo el
camino hasta sus labios antes de caer. El fuerte corte del viento los hizo sentir como hielo en su
piel. Se las quitó de la cara y se envolvió con la capa con más fuerza. Levantando el gorro.

La capa casi la asfixiaba con el calor que le proporcionaba,, pero Hermione aún podía sentir el frío
con horror mientras se sentaba en silencio sobre la veranda. Tratando de pensar.

Ella había estado bien. Ayer. Había estado bien. ¿Por qué? ¿Por qué no la había molestado en ese
entonces?

Algún tipo de agorafobia. Eso debía de ser. De alguna manera, en la celda sin luz ni sonido ni
tiempo, ella había confiado en la seguridad de las paredes. El estar contenida se había convertido
en la única constante en su vida. Entonces ahora, cada vez que estaba libre del urgente horror de su
situación actual; cuando tenía tiempo de pensar…

El sentimiento de estar fuera creaba un miedo que se la tragaba.

Estar afuera era mil veces peor que el pasillo en la parte de arriba.

Tal vez solo no había estado preparada. Tal vez ahora que sabía, sería hábil de sobrepasar el
pánico. Si se proponía metas manejables: Bajar los escalones. Caminar por la grava. Caminar por
el laberinto.

Si ella se paseaba sola.

Desde luego, no se iba a perder en el laberinto de setos en el corto plazo.

Su estómago se retorció. Su línea de tiempo para escapar era cada vez más larga. No había tenido
tiempo para investigar opciones para escapar. Mientras más se tardara–

Podría quedar embarazada.

Probablemente ya estaba embarazada. Si no lo estaba, cada mes adicional que se ordenaba sobre
esa mesa aumentaba las probabilidades de que lo hiciera.

Quería llorar.

Ella miró a Malfoy quién estaba estudiando los resultados de Quidditch ávidamente.

¿Qué información útil se suponía que tenía que aprender sobre él? Todo lo que hacía era leer y
luego salir a asesinar gente.

Ella nunca iba a escapar. Probablemente iba a morir en el estado.

Ella lo estudió con desesperación.

Él era frío. Enojado.

Una rabia gélida pareció apoderarse de él. Ella podía casi ver Magia Oscura irradiando de su
cuerpo.

¿A quién odiaba tanto? ¿Era él como Lucius, culpando a la Orden por la muerte de Narcissa?
¿Acaso eran todas esas Maldiciones Asesinas por venganza? ¿Era eso lo que impulsaba su
ascenso?

Todo sobre él había cambiado. No parecía haber ni un solo rastro del niño el cual ella había
conocido hace muchos años atrás.

Él había crecido, más alto y más ancho. La altivez de sus días escolares se había desvanecido,
reemplazado por una palpable sensación de poder. Seguridad mortal.

Su rostro había perdido todo rastro de juventud. Era cruelmente lindo. Sus afilados rasgos
aristocráticos en una expresión dura e inquebrantable. Sus ojos grises eran como cuchillos. Su pelo
seguía igual de pálido, rubio blanco, peinado hacia un lado descuidadamente.

Él se veía, cada centímetro de él, como un indolente Lord inglés. Excepto por la casi inhumana
frialdad. Si la cuchilla de un asesino se convirtiera en una persona, tomaría la forma de Draco
Malfoy.
Ella lo miró fijamente. Acogiéndolo.

Hermoso y maldito. Un ángel caído.

O tal vez, el Ángel de la Muerte.

Mientras lo estaba estudiando, cerró el periódico con nitidez y la miró. Ella se encontró con sus
ojos durante un momento antes de mirar hacia otro lado.

"¿Qué te pasa?" preguntó después de observarla distante varios segundos.

Ella se sonrojó levemente y no respondió.

"Si no me dices, solo sacaré la respuesta de tu mente." dijo.

Hermione trató de no brincar a la amenaza. Ella miró fijamente al seto.

"Yo– yo creo que se llama agorafobia," dijo tomando varias respiraciones profundas. "Algo sobre–
sobre espacios abiertos me hace entrar en pánico."

"¿Por qué?"

"No lo sé. No es como que sea racional," dijo con amargura mientras inspeccionaba las costuras de
su capa. La costura del uniforme era algo ordenado para mirar. Algo predecible. Algo que tenía
sentido. Algo diferente a su mente irracional.

"Tienes una teoría, estoy seguro," él dijo con un tono desafiante. Era como si la estuviera retando a
rehusarse a decirle, así él podría forzar su camino hacia sus pensamientos y arrastrar la respuesta
fuera por sí mismo.

Ella se sentía tentada a mentir, pero no tendría punto. Sin duda, él volvería a estar en su mente antes
de escapar. Si no le decía ahora, aún lo sabría para mañana. O al día siguiente. O cuando fuera que
decidiera investigar sus pensamientos nuevamente.

"Probablemente es por estar en esa celda por tanto tiempo," ella dijo después de un minuto. "No
había nada– Era como un vacío. Todos estaban muertos. Nadie iba a ir por mí. Yo solo estaba ahí,
y ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado. Las paredes– eran lo único real. Yo creo– que
empecé a confiar en ellas. Entonces ahora– cuando trato de caminar a algún lado, y no– no sé a
dónde me lleva… no lo sé. No puedo– se siente como–," ella luchó por explicar el terror. "Es
como– si fuera abandonada nuevamente. Que todos están muertos, y yo estoy sola– Y no soporto
cuando mi mundo se siente pequeño– pero cuando recuerdo lo grande que es– no puedo. No
puedo."

Ella se trabó, y su voz se apagó. No sabía cómo describirlo. Palabras fallaban en capturar toda la
complejidad irracional. Ella miró hacia otro lado, perdida.

La expresión de Malfoy pareció endurecerse mientras hablaba.

"¿Y ayer?" preguntó después de una pausa disgustada.

"No lo sé. Supongo que mi horror excedió mi miedo."

Él estuvo en silencio antes de que se diera ligeramente y se recargara en su silla, estudiandola.

"Debo admitir, cuando me enteré que eres tú a quien iba a recibir, estaba esperando con ansias ser
quien finalmente te rompería." dijo y se acercó a ella con una fuerte sonrisa. "Pero dudo que no sea
posible sobrepasar lo que te has hecho a ti misma. Es bastante decepcionante."

"Estoy segura de que aún lo intentaras," dijo mirándolo a los ojos. Ella sabía que su desesperación
estaba escrita en su rostro, pero no tenía punto el tratar de esconderla.

Sus ojos plateados brillaron cuando lo vio.

Chapter End Notes

"Se sentía como si se estuviera sofocando" (She felt like she were soffocating her
heart)
Capítulo 9
Chapter Notes

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Malfoy no le habló en lo que restaba de la hora. Él sacó un libro de su capa y se acomodó a leerlo,
aparentemente sin importarle el doloroso frío.

Hermione cerró sus ojos por varios minutos e intentó forzar a su corazón a no latir con tanta fuerza
por solo mirar al cielo.

Ella lo iba a superar.

A ella no le importaba lo que costara.

Los días se volvieron borrosos.

Malfoy aparecía diariamente, inmediatamente después del almuerzo, y la guiaba hasta la veranda.
Una vez ahí, él normalmente la ignoraba, leyendo El Profeta o algún libro. Hermione daba vueltas
por la veranda, tratando de encontrar el valor para dar un paseo. Podía bajar las escaleras de
mármol, pero se congelaba al llegar a la grava.

A diferencia del pasillo, ella no parecía poder superarlo. Era una línea que ella era incapaz de
cruzar. Las partes racionales de su cerebro se detenían tartamudeando.

Así que se sentaba en los escalones, juntaba la grava en sus manos y separaba las piedras, una por
una, tan lejos como pudiera. O las acomodaba para crear imágenes o runas.

No había nada más que hacer.

Malfoy nunca le hablaba, y por eso ella no podía hablarle a él. No era que ella quisiera, pero la
indignidad de que ella requiriera permiso para hacerlo la molestaba de todos modos.

El hecho de que los Malfoy no necesitaban sirvientes aparentemente significaba que no esperaban
que hiciera algo además de existir. No le proveían nada con lo que ella se pudiera ocupar. No
libros, ni papel, ni siquiera un pedazo de hilo. Ella estaba casi igual de aburrida en la mansión que
lo estaba en su celda en Hogwarts. A excepción de que estaba obsesivamente monitoreada por un
portrato y sabía que había una mansión fuera de su habitación esperando ser explorada si tan solo
Hermione tuviera la fuerza para hacerlo.

Hermione había explorado todas las habitaciones a lo largo de su pasillo repetidamente. Ella había
estudiado el laberinto de setos a través de su ventana hasta que estaba casi segura de que podía
encontrar la salida.

Ella estaba intentando encontrar el valor para bajar las escaleras y explorar otros pisos. Había
pasado por el primer piso casi nueve veces con Malfoy. Aún así no se podía armar de valor para
hacerlo por su cuenta.

Después de ocho días, Malfoy no apareció después del almuerzo. En su lugar, la Sanadora Stroud
pasó por la puerta de la habitación de Hermione.

Hermione se quedó en silencio y observó a la mujer conjurar una mesa para examinación en medio
de la habitación.
Todos a los que Hermione odiaba parecían forzarla a estar en mesas. Voldemort. Malfoy. Stroud.
Hermione se acercó antes de que se sintiera obligada a hacerlo y se sentara en el borde.

“Abre la boca,” demandó la Sanadora Stroud.

Hermione abrió la boca automáticamente, la Sanadora Stroud levantó una poción y puso una gota
en la boca de Hermione. Cuando volvió a tapar el frasco, Hermione echó un vistazo al contenido y
se puso rígida. Veritaserum.

Ella supuso que era una forma de hacer las citas médicas eficaces– prevenir que los pacientes
mintieran. Hermione no podía entender el punto. Las esposas ya la hacían obediente; la Sanadora
Stroud solo podía ordenarle a decir la verdad.

La sanadora Stroud pareció darse cuenta de la expresión en la cara de Hermione.

"Simplifica las cosas," dijo Stroud, moviendo su varita. "Si el Gran Juez te hubiera ordenado a
mentir sobre algo con lo cual tuvieras un problema. De esta forma, tu honestidad no sería tu culpa."

Hermione asintió con la cabeza. Supuso que eso tenía sentido.

"Hmm. Aún no estás embarazada. Aunque supongo que era mucho que esperar a que pasara tan
pronto."

Hermione casi se derrumba de alivio. Luego recordó que significaba que Malfoy vendría a tomarla
en una mesa por otros cinco días, y su alivio se desvaneció.

"Mírame, señorita Granger," comandó la Sanadora Stroud, "¿Alguien te ha lastimado desde que
llegaste aquí?"

Hermione miró fijamente a la mujer mientras su boca respondía con voluntad propia.

"Me han violado físicamente cinco veces y mentalmente dos."

La sanadora Stroud parecía imperturbable pero algo pensativa.

¿La legeremancia es dolorosa?"

"Si."

"Hmm. Tomaré nota en eso. ¿No te han causado otro dolor?"

“No.”

"Muy bien. Eso es un alivio. Ha habido– problemas, con algunas de las demás."

Hermione sintió que el horror se apoderaba de ella como la caricia de un fantasma.

"¿Ellas están– están bien?" ella preguntó.

"Ah, si. Ya tenemos todo bajo control. Algunos hombres solo necesitan ser recordados que los
regalos del Señor Oscuro pueden ser arrebatados si no son tratados con el debido cuidado." dijo la
Sanadora Stroud. No había rastro de simpatía o culpa en su expresión mientras seguía moviendo su
varita sobre Hermione.

Hermione quería acercarse y romper el cuello de la mujer. Sus manos tuvieron espasmos mientras
trataba de contener el pensamiento.
La Sanadora Stroud no estaba consciente de la poca contenida rabia de Hermione. Lanzó un
hechizo de diagnóstico al abdomen bajo de Hermione.

"No hay desgarros. Eso es un alivio. Eso hubiera sido problemático. Hubiera venido antes a checar,
pero estaba bastante ocupada. Supervisar todas las ubicaciones fue más tedioso de lo que
imaginaba."

La Sanadora Stroud parecía esperar que Hermione fuera comprensiva. Hermione miró fijamente al
reloj y no contestó.

"Tu condición física parece haber decaído. ¿Estás yendo fuera a hacer ejercicio diariamente?" La
Sanadora Stroud preguntó con una expresión irritada.

Hermione se puso rígida; su pecho se apretó mientras trataba de respirar y responder a la pregunta
con indiferencia.

"No– no lo hacía. Pero el Gran Juez ha empezado a asegurarse de ello."

"¿Estás caminando? Caminatas largas son importantes."

"Yo– no puedo."

La Sanadora Stroud miró a Hermione. "¿No puedes?"

Hermione mordió su labio y dudó. "Me dan ataques de pánico– Tan solo el salir de esta habitación
es difícil. El Gran Juez me lleva a la veranda durante una hora, pero yo– yo no puedo– no puedo…
yo no– es tan– tan–"

Hermione comenzó a jadear mientras trataba de describirlo. Incluso con la ayuda de veritaserum, le
costaba poner el miedo en palabras. Luchó por manejar la ola de ira y desesperación que sentía por
tener un obstáculo tan irracional que no podía superar por sí misma.

Presionó sus labios, pero se torcieron fuertemente. Ella podía sentir la presión en sus mejillas y sus
ojos mientras luchaba por no llorar sobre eso.

"Interesante," dijo la Sanadora Stroud, anotando varias notas. "Probablemente debido a tu


encarcelamiento. No se me había ocurrido que estar fuera sería un problema. Hmm. Una Poción
Calmante no sería suficiente, pero no puedo ponerte en calmantes para la ansiedad
permanentemente; interfieren con el embarazo. Tal vez algo temporal, para ayudarte a aclimatarte.
Lo tendré que investigar."

Hermione no dijo nada.

"Materiales se te proporcionarán diariamente para tu ciclo," añadió Stroud mientras seguía


escribiendo notas. Un pensamiento pareció llegar a ella, y observó a Hermione con curiosidad.
"¿Qué– qué fue lo que pasaba cuando estabas en prisión?"

"Yo solo sangraba," dijo Hermione. "La celda se quedaba limpia, pero no se me proporcionaba
nada."

Stroud negó con la cabeza ligeramente en desaprobación. Como si tuviera cierta superioridad moral
sobre Umbridge en el tratamiento de Hermione.

"¿Algo más que crees que debería saber?" La Sanadora Stroud le preguntó a Hermione.
"Pienso que eres malvada e inhumana," Hermione respondió inmediatamente.

Ella ni siquiera tuvo tiempo antes de darse cuenta de las palabras que habían salido de su boca; el
veritaserum sólo las sacó.

La expresión de la Sanadora Stroud parpadeó por un momento.

Bueno, supongo que me dejé abierta para eso. ¿Algo más sobre tu salud que crees que debería
saber?"

Hermione pensó por un momento. "No."

"Bien entonces." La Sanadora Stroud miró las notas una última vez. "Oh. Casi lo olvido. Remueve
tus medias."

Hermione se las quitó con obediencia. La Sanadora Stroud miró las piernas de Hermione durante
un momento y luego movió su varita. Una fuerte sensación de quemarse llegó a ella durante varios
segundos.

Hermione siseó débilmente. Sorprendida. Cuando el calor se desvaneció miró hacia sus piernas y
se dio cuenta de que estaban rojas e irritadas.

"Un hechizo para remover pelo permanentemente. Muchos de los hombres se han quejado. Uno de
ellos trató de proveer una poción de baño, pero la pequeña bruja rencorosa hundió su cabeza y salió
completamente pelona."

La Sanadora Stroud le dió a Hermione un pequeño frasco de esencia de murtlap.

"La irritación debería irse en un día o dos. Hablaré con el Gran Juez sobre tu condición."

La Sanadora Stroud puso el archivo de Hermione de vuelta a un portafolio, y Hermione se bajó de


la mesa y se quedó de pie embarazosamente, con la esencia de murtlap en una mano y con sus
medias en la otra. Con el movimiento de su varita, la Sanadora Stroud desvaneció la mesa y salió
de la habitación sin una sola palabra.

Malfoy llegó media hora más tarde, pareciendo más enojado de lo normal.

Hermione se puso su capa y lo siguió. Cuando llegaron a la veranda, él volteó a verla con una
mueca.

"Estas requerida a caminar al menos ochocientos metros."

Hermione parpadeó hacia él.

"Te enviaría con un elfo doméstico, pero Stroud está preocupada que tu lesión cerebral
autoinfligida pueda causarte una convulsión si se agota demasiado." Él parecía lo suficientemente
furioso para romper algo. "Ahora estoy obligado a caminar contigo."

Observó el estado durante un momento antes de agregar, "Eres peor que un perro."

Bajó los escalones y luego se volvió, de pie en el camino de grava.

"Ven," dijo en una fría voz. Sus ojos parecían parpadear, y sus labios estaban fuertemente
presionados mientras la miraba.

Hermione miró a él, incrédula. El infierno se congelaría antes de que la presencia de Draco Malfoy
evitara que tuviera un ataque de pánico

La compulsión la llevó hacia adelante.

Hermione respiró profundamente mientras bajaba los escalones cautelosamente y luego, después
de un momento de duda, bajó a la grava. Dio cuatro pasos a través de ella y caminó hacia él.
Quería llorar con rabia cuando se dio cuenta que no se congeló en el camino.

Aparentemente era un día frío en el invierno.

Malfoy se volteó en su talón y caminó por el camino mientras ella lo seguía.

Probablemente era por sus esposas, se dio cuenta mientras caminaba. Él le había ordenado a ir así
que lo hizo. Las esposas la obligaban a ser obediente mientras era violada. Sin embargo las
compulsiones funcionaban, ellas eran aparentemente capaces de suprimir sus ataques de pánico de
la misma forma en la que eran capaces de suprimir su sesión de pelear contra Malfoy y luego
asesinarlo de una forma dolorosa y lenta.

Él caminó fuera del laberinto hasta que lo pasaron completamente y luego la guió por los senderos
entre los rosales invernales.
Hermione se preguntaba si había algo bueno sobre el estado Malfoy que no se sintiera frío. Los
caminos de grava no tenían ni una piedra fuera de lugar. Los rosales habían sido podados
meticulosamente para el invierno. Los setos cortan el cielo en paredes rectas y precisas.
A Hermione nunca le habían importado los jardines formales ingleses pero los de la Mansión
Malfoy probablemente eran los más horrorosos que jamás había visto. Setos, grava blanca, árboles
sin hojas y arbustos podados a una pulgada de sus vidas.

Ella se imaginó que probablemente era menos horrible en la primavera y el verano, pero en su
forma actual había visto aparcamientos con mayor atractivo estético.

Malfoy tampoco parecía inclinado a apreciar el escenario.

Después de asaltar los caminos durante una hora, Malfoy guió el camino de vuelta. Mientras
estaban más cerca, Hermione creyó ver un movimiento en la cortina del piso de arriba.

Malfoy caminó hasta la habitación de Hermione, pero en vez de irse cuando ya estaba ahí, él se
quedó, observándola.

Hermione se apartó y jugueteó con el broche de su capa. Tal vez si lo ignoraba él se iría.

"Cama," demandó después de un momento.

Ella lo miró, sorprendida, y él sonrió de forma malévola mientras caminaba hacia ella.

"A menos que prefieras hacerlo en el piso," él dijo.

Hermione no se movió. Solo lo miró, sintiéndose estupefacta de horror. Sacó su varita y después de
dar movimiento brusco y no verbal, Hermione sintió su magia tomar control sobre ella y arrastrarla
de reversa hasta que chocó con su cama y se derrumbó hacia atrás sobre ella.

Malfoy se acercó tranquilamente, luciendo aburrido. Había un leve destello en sus ojos.

Hermione se mordió el labio para no llorar y se cruzó de brazos.

Él la miró y luego, presionando sus piernas entre las de ella, se inclinó sobre ella.

Hermione deseaba hundirse en la mesa y ahogarse ahí. Deseaba poder gritar. Deseaba tan solo
poder tener un poco de magia para poder pelear con él.

Obediente. Callada. Sin resistencia.

Ella apoyó la barbilla contra su hombro y trató de alejarse de él tanto como pudo.

La mano derecha de Malfoy se presionó en el colchón por la cabeza de Hermione, y ella sintió la
punta de su varita debajo de su barbilla.

"Mírame, Sangre Sucia," él demandó.

Su barbilla se desató por sí misma mientras se volteaba a mirarlo a los ojos. Estaban a tan solo
centímetros de los de ella. Sus pupilas estaban contraídas, y el gris de sus irises se parecían a una
tormenta.

Él se condujo en su mente.

Ella jadeó por la sorpresa.

Incluso su legeremancia era fría. Como ser hundida en un lago congelado. Se sentía como un dolor
agudo y claro.
A diferencia de ocasiones pasadas, su mente estaba despejada por el trauma o el shock. La
experiencia fue mucho más vivida gracias a eso. Él se disparó a través de sus recuerdos, atendiendo
a todos los grupos de los que estaban bloqueados. Trató de abrirse camino en uno hasta que un
lamento se escapó de los labios de Hermione.

Él se movía rápidamente. Cómo si estuviera verificando que ninguno de sus recuerdos fueran ya
accesibles. Después de revisarlos, él se movió al presente.

Él parecía sorprendido por su odio creciente. Por qué tan desesperada estaba por querer asesinarlo.
La observó explotar las otras habitaciones, correr a través del estado y estar sentada en los
escalones de la veranda. En cómo había leído El Profeta. Su ataque de pánico.

Él examinó sus esfuerzos repetidos para recordar los detalles sobre la muerte de Dumbledore y
cómo no podía recordar algo sobre el brazo del hechicero. El detalle despertó su interés. Trató de
encontrar la información, pero donde fuera que Hermione había guardado los detalles en su mente,
él no lo sabía.

Ella pudo sentir su irritación cuando él finalmente se movió a su cita con Stroud y su caminata a
través del estado y cuánto a ella le disgustaban los jardines. Cuando él finalmente llegó al horror
que ella sintió después de que él le ordenara ir a la cama, él finalmente salió de su mente.

Él la miró con desprecio.

"Ten la seguridad, Sangre Sucia, no tengo ningún particular deseo de tocarte. Encuentro tu mera
existencia dentro de mi mansión ofensiva."

"El sentimiento es decididamente mutuo," dijo Hermione en una voz seca. No fue una respuesta
particularmente buena; le palpitaba la cabeza. Se sentía como si Malfoy hubiera insertado su mente
entera en la de ella, y la había lastimado internamente

Malfoy se acomodó y miró abajo hacia ella como si estuviera esperando a que dijera algo. Ella lo
volteó a ver.

"¿De verdad mataste a Dumbledore?"

Él sonrió y se recargó en una columna de la cama, cruzando sus brazos e inclinando la cabeza
hacia un lado.

"¿De alguna manera lo olvidaste también? ¿Hay algo útil que recuerdes? ¿O tú solo usualmente
olvidas todo lo que no has conseguido de un libro de texto?" Él miró hacia sus uñas durante un
momento y luego las pulió contra su túnica de una manera aburrida. "Supongo que eso fue lo único
para que alguna vez has sido buena. Ni siquiera peleaste durante la guerra, ¿o si? Yo ciertamente
nunca te ví. Ni siquiera estabas ahí fuera con Potter y Weasley. Tú solo te escondiste. Pasabas todo
tu tiempo en el ala del hospital. Agitando tu varita inútilmente, salvando a personas que terminaron
estando mejor muertas."

Con sus palabras, Hermione sintió la sangre de su cabeza ser drenada tan abruptamente que la
habitación nadaba ante sus ojos. Peleó por aire como si hubiera sido golpeada por una bludger.

Todas las veces las cuales había salvado a Ron, Charlie, George y Fred, Tonks, Remus, Ginny,
Hannah, Angelina, Katie...

Salvado del fin de la guerra. Salvado de ser torturados hasta la muerte. Salvados para no ser
esclavizados y violados.
Se tapó la boca con las manos y apretó los dedos con fuerza contra los labios hasta que sintió el
contorno de sus dientes. Todo su cuerpo se estremeció en la cama y trató de no sollozar. Un
gemido ahogado se desgarró a través de sus dedos. Había una sensación de pinchazo en sus ojos el
momento antes de que el rostro de Malfoy se volviera borroso por las lágrimas. Ella se volteó y se
hizo bola.

"Ya que tienes tanta curiosidad para saber. El Señor Oscuro pidió personalmente que yo matara a
Albus Dumbledore en algún punto de sexto año. Así que un viernes en la mañana, cuando el idiota
torpe pasó a mi lado en los pasillos, le lancé la Maldición Asesina a la espalda. Había parado a
platicar con algunos de primer año sobre caramelos de limón o algún otro tema igualmente
estúpido. Muy descuidado para dejarse abierto así. Pero así son los Gryffindors para ti. Ellos nunca
esperaban que alguien simplemente los asesinara a plena luz del día. Estoy bastante seguro que
incluso él sabía que yo iba a tratar de matarlo, pero aún así me puso la espalda. Tal vez creía que
no tenía el valor." Resopló levemente con desdén antes de suspirar. "Ese es el único inconveniente
de usar la maldición asesina en la espalda de alguien; se pierden esa fracción de segundo de
realización antes de morir."

Hermione se mordió el labio mientras escuchaba la lenta recitación de Malfoy. Ella había
esperado, si alguna vez hacía la pregunta, que él sería horrible y engreído al respecto. Aún así
estaba en shock de escucharlo.

"Supongo que tu Maestro estaba bastante satisfecho contigo." ella dijo sin mirarlo.

"Lo estaba, especialmente después de que me presenté la varita del viejo tonto. Tomó la cena
conmigo y mi madre esa noche, aquí en esta misma mansión. Fui declarado protegido."

Su tono parecía vagamente vacío. Hermione lo miró por encima del hombro. Él no la estaba
mirando. Los ojos de Malfoy estaban bloqueados en la ventana, y se veía casi nostálgico y
pensativo. Cómo si su mente estuviera en otro lugar.

De repente regresó a la realidad y le sonrió a Hermione levemente.

"¿Algún otro detalle que quieras que te dé?" Arqueó una ceja mientras hacía la pregunta. Su
expresión era casi mecánica.

"No," dijo ella apartando los ojos de su rostro. "eso era todo lo que quería saber."

"Bueno," se acomodó sus túnicas y se volteó para salir, "El mundo externo me espera. Intenta no
tener ataques de pánico en mi ausencia, Sangre Sucia."

Chapter End Notes

Hermione y el Gran Juez (Hermione and the High Reeve) por Nikita Jobson

Ilustraciones por Avendell en instagram y tumblr


Capítulo 10
Chapter Notes

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Estoy tratando de recordarte

(i am trying to remember you)

(and)

dejarte ir

(let you go)

al

(at)

mismo tiempo.

(the same time)

Nayyirah Weheed

Harry Potter estaba sentado en una azotea, fumando cigarros, mirando hacia la distancia.
Hermione salió desde una ventana para unirse a él.

"¿Qué nos pasó, Hermione?" él preguntó cuando ella se acercó.

“Una guerra," dijo en voz baja, extendiendo la mano y volteando el rostro de Harry hacia ella.
Tenía un corte en la cabeza. Su piel pálida estaba ligeramente roja gracias a la sangre que se
había lavado. Su expresión era triste, cansada y enojada.

"¿Quién cambió? ¿Fuiste tú o yo?" él preguntó mientras ella pasaba sus dedos por su pelo y lo
empujaba hacia un lado para que pudiera cerrar la herida.

"Yo," ella dijo, evitando su mirada.

"¿Por qué? ¿Crees que no seré capaz de hacerlo? él dijo. “¿Estás tratando de prepararte para
que fracase?"

Ella le lanzó un hechizo de diagnóstico. Él tenía las costillas fracturadas y moretones en el


abdomen. Ella lo empujó hacia atrás para que pudiera acostarse y así pudiera empezar a sanarlo.

"Yo pienso que tú puedes hacerlo. Pero– la profecía, es como lanzar una moneda. Después de que
Dumbledore murió–," ella vaciló levemente.

"La muerte es solo un hechizo lejos de todos nosotros," ella dijo después de un momento. "No
puedo solo sentarme, esperando llegar a probabilidades cincuenta y cincuenta y asumir que sabré
la respuesta. No cuando hay tanta gente dependiendo de nosotros. Lo que tú tienes, la manera en
la que amas a la gente, es pura, es poderosa. Pero– ¿cuántas veces ya has matado a Tom? Cuando
eras bebé, por tu mamá. En primer y segundo año. Pero él sigue aquí. Aún sigue peleando contra
ti. No quiero asumir que lo que sea es suficiente."

"No crees que el Bien tan solo puede ganar," dijo Harry. El reproche en su voz era pesado.

"Todos los que han ganado han dicho que eran los buenos, pero ellos fueron quien escribieron la
historia. No he visto nada que indique que en realidad fue la superioridad moral lo que marcó la
diferencia." ella dijo mientras murmuraba hechizos para reparar las fracturas.

"Aunque estás hablando de historia de Muggles, la Magia es diferente. El mundo mágico es


diferente," dijo Harry, alcanzando la mano de su varita justo cuando la movió para curar la
siguiente costilla. Cerró su mano en un puño y luego la dejó ir.

Hermione negó con la cabeza minuciosamente y la expresión de Harry se volvió amarga. Él miró
hacia el cielo. Hermione conjuró un hechizo de barrera sobre su mano y luego comenzó a esparcir
una pasta para moretones sobre el estómago y las costillas de Harry con pequeños movimientos
circulares.

“Tú solías ser diferente,” dijo Harry, “Tú solías buscar los derechos de los demás más que yo.
¿Qué le pasó a P.E.D.D.O? Esa chica nunca habría dicho que la magia oscura valía la pena.
¿Qué pasó?”

“Esa chica murió en una sala de hospital tratando de salvar a Colin Creevey.”

“Yo también estuve ahí cuando Colin murió, Hermione. Y yo no cambié.”

“Yo siempre estuve dispuesta a hacer lo que fuera que se necesitara, Harry. Todas estas aventuras
nuestras en la escuela. Una vez que estaba dentro, estaba dentro. Tal vez nunca notaste que tan
lejos podría llegar por ti.”
Cuando Hermione despertó, recordó el sueño.

Lo reprodujo una y otra vez. Era un recuerdo. Lo cual la preocupaba de alguna manera, pero no
parecía haber nada en él que pareciera particularmente importante. Trató de recordar el año en el
que había pasado.

Harry estaba fumando. Un hábito que tomó después de tres años de que la guerra empezara.
Hermione no reconocía la azotea, pero eso no significaba nada. Había docenas de casas seguras
que Hermione raramente visitaba.

Tener un nuevo recuerdo de Harry, incluso uno que no era particularmente feliz, se sentía como un
regalo inesperado. Lo extrañaba con tanta fuerza que algunas veces era difícil respirar.

Se acostó en la cama y le dio vueltas y vueltas en su mente. Tomando notas de cualquier detalle. La
luz en los ojos de Harry. La nerviosa e intensa forma en la que inhalaba el cigarro y exhalaba
fuertemente. El cansancio en su rostro. La forma en que su cabello se erizaba en las puntas.

Ella deseó poder abrazarlo. O tomar su mano. O encontrar sus ojos y decirle lo importante que era
para ella.

Decirle lo mucho que lo necesitaba. Que él era su mejor amigo. Que ella lo seguiría hasta el fin del
mundo. Que ella nunca, nunca se recuperaría si lo perdiera.
Ella deseó poder regresar en el tiempo y encontrar una forma de arreglar lo que había ido mal. Lo
que fuera que haya sido. Que ella pudiera ir atrás y decirle a Harry que no fuera a Hogwarts el día
final de la batalla.

Regresar y avisar a la Orden sobre que pasaría si ellos perdieran.

Su argumento en el recuerdo era familiar. Hermione había querido que la Orden usara, bueno, no
necesariamente las Artes Oscuras, sino magia que era ambiguamente gris. A medida que la guerra
se prolongaba, se había vuelto más agresiva al respecto y había tensado sus relaciones con más
personas que solo Harry.

Ella trataba de no darle vueltas a la pregunta sobre si ellos pudieron haber ganado la guerra si la
Resistencia hubiera estado dispuesta a usar Magia Oscura.

La guerra terminó y se perdió.

Se apretó los ojos con las manos y trató de alejar la pregunta. Cualquiera que fuera la respuesta,
hubiera sido tan doloroso alcanzarla como inútil.

Oh Harry…

¿Le había dicho que lo amaba el día que había muerto? ¿Había hablado siquiera con él?

Ella no podía recordarlo.

Hermione se acurrucó en su cama y se abrazó a sí misma en una imitación de un abrazo. Cuando


estaba en la celda, se preguntaba si era posible morir por la devastadora soledad que sentía.

Ella sentía como si su corazón se hubiera roto.

Aún se sentía así.

Después de unos minutos, se forzó a sí misma a levantarse. Quedarse en cama todo el día no iba a
lograr nada.

Ella se paró por la ventana. Había nevado. Todo el mundo exterior estaba cubierto. El alivio visual
de todo el gris lúgubre fue casi alentador.

Junto con el desayuno de esa mañana, había llegado un frasco de– algo. Hermione no reconocía la
poción. Ella la miró y olfateó, pero no estaba segura sobre lo que era. La dejó a un lado. No había
sido ordenada a tomarla, y hasta que no lo fuera, no tenía ninguna intención de ingerir ninguna
poción desconocida.

Se dirigió a las escaleras y se paró, mirándolas. Ya era hora. Ella iba a bajar las escaleras por sí
misma. El hecho de que aún no lo había hecho era patético. Eran sólo unas escaleras. Sólo unas
escaleras que dirigían a un pasillo por el cual ya había caminado una docena de veces con Malfoy.

Sus hombros se estremecieron con un temblor casi imperceptible y los cuadró.

Se sentía como una niña asustada.

Lo odiaba.

Presionó sus labios y respiró profundamente. Luego presionó su mano en la pared y dio un paso
lentamente.
Ella iba a escapar, se dijo a sí misma.

Antes de que quedara embarazada, ella iba a escapar de la Mansión Malfoy. Algún día regresaría y
asesinaría a Malfoy.

Ella iba a ser libre. Libre. Algún lugar con rayos de luz y magia y gente que no la lastimaría.

Se enfocó en ese pensamiento hasta que ya no habían más escalones que bajar.

Ella miró alrededor. Su mano aún estaba presionada contra la pared. Podía sentir la tenue textura
del papel pintado. Tocar las paredes parecía ayudarla a mantener su ritmo cardíaco de alguna
manera estable.

Ella fue a una habitación de té, a un salón, a un guardarropa y una habitación de arte.
Explorándolas todos a fondo. El retrato acechaba a Hermione todo el tiempo.

Nada. Nada. Nada.

Incluso los cordones de las cortinas estaban escritos como inamovibles. Abrió aparadores, armarios
y armarios para ropa blanca y no había nada dentro de ellos que fuera útil. Nada que pudiera usarse
como arma. No para escapar.

Cerró un cajón con un chasquido frustrado.

Si iba a encontrar algo con algún potencial, tenía que explorar las alas ocupadas de la mansión. Era
fácil para Malfoy asegurarse de que un ala vacía no tuviera nada que Hermione pudiera utilizar.
Ese orden sería más fácil de mantener en otras partes de la casa.

Astoria le había parecido a Hermione un poco frívola. Dado lo devota que era a ignorar la
existencia de Hermione, probablemente no se molestaría en emplear la misma sobreabundancia de
precaución que Malfoy.

Hermione regresó lentamente a su habitación y miró a través del paisaje prístino debajo de ella. Se
sentía exhaustada por su “excursión” abajo. Cómo si hubiera corrido un maratón.

Todo tomaba demasiado esfuerzo.

Apoyó la mejilla contra el cristal y se sintió recién inundada de desesperación.

Incluso si ella lograba superar su agorafobia, ese apenas era el principio. No importaban las
mentiras que se susurraba a sí misma. La verdad es que estaba completamente perdida en como
lograr algo más.

Ella miró hacia las esposas alrededor de sus muñecas.

Ella había estado considerando y experimentando con sus habilidades durante los últimos días.
Desde que Malfoy pudo anular su agorafobia. Ella empezó a analizar cómo funcionaban las
compulsiones más cuidadosamente.

Ella había estado desconcertada en como podían ser tan poderosas. Ella estudió varios artefactos
oscuros durante la guerra. Las esposas no eran nada parecido a algo que había visto antes.

Empezó sus experimentos tratando de desobedecer las compulsiones de silencio tratando de gritar.
El concepto era menos restrictivo que la obediencia. Ella estaba permitida a hacer ruido y hablar
cuando le hablaban. Parecía lo más fácil de superar. Había pensado que si luchaba lo suficiente
podría abrirse paso por pura fuerza de voluntad, en la misma forma en la que individuos de fuerte
mentalidad podían desatarse del Imperio eventualmente.

Ella estaba bastante segura de que calificaba por lo menos como alguien de alguna manera
mentalmente fuerte.

Cuando abrió su boca para gritar, ella solo se– detuvo. No importaba que tan fuerte intentara forzar
el sonido fuera. Luchó hasta que las esposas comenzaron a sentirse calientes.

Ella no podía vencerlas.

Eventualmente colapsó en el suelo, drenada hasta el punto que luchó para quedarse consciente.

Mientras estaba ahí tirada, viendo como la habitación ante sus ojos giraba, comenzó a darse cuenta
de la razón por la cual las esposas eran tan poderosas. Estaban usando su magia. La gente mágica
no tenía más capacidad para contener la magia dentro de ellos de la que podían apagar sus
glándulas suprarrenales. Cualquier esfuerzo que ella hiciera para superar a las esposas, las esposas
usaban la misma fuerza para reprimirla.

Ella no pudo ni gritar con frustración cuando se dio cuenta de ello. Tenía tanta furia dentro de ella
que sentía como si pudiera explotar en llamas.

Quería romper algo. Quería usar magia y hacer que algo explotara. Quería hacer algo que doliera.

Quería golpear un espejo de la misma forma en la que lo hacían en las películas. Para ver el cristal
romperse y fracturarse hasta que se viera de la misma forma en la que ella se sentía. Quería que sus
nudillos se partieran y sangraran y sentir el dolor en sus huesos metacarpianos, hacia sus palmas y
hasta sus muñecas… Estaba desesperada para poder sentir algo que no fuera la agonía emocional
en la que se estaba hundiendo.

Pero no podía.

Intentó sortear las esposas de varias formas.

La compulsión iba más allá de no poder gritar o hablar a menos de que le hablaran. Ella no podía
hacer demasiado ruido porque había sido ordenada a ser callada. No podía azotar una puerta o
pisar muy fuerte. Cualquier método que se le ocurriera para hacer ruido; cuando trataba de hacerlo,
se detenía.

Fue entonces cuando empezó a darse cuenta de que ella también era la que controlaba las
compulsiones. Ella estaba ordenada a ser callada. Fue su conciencia de hacer ruido lo que activó
las esposas. Cualquier cosa que consideraba ruidosa, resistente, desobediente, no podía hacerlo.

Esa era la razón por la cual la Sanadora Stroud estaba tan preocupada por asegurar la estabilidad
mental de las mujeres. Si perdían la cabeza, las compulsiones no podrían controlarlas. Por eso la
mujer que gritaba había sido capaz de atacar a alguien.

Las esposas eran tan ilimitadas en sus restricciones como la creatividad de Hermione.

Hermione trató de enfocarse en algo más mientras trataba de golpear el piso fuertemente o azotar la
puerta. Recitar aritmancia mental. Recitar mentalmente la receta de Filtro de Paz. Las esposas aún
se activaban.

Se le habían acabado las nuevas ideas sobre cómo tratar de eludirlas.


Ella se apartó del paisaje nevado y comenzó a ejercitarse en su habitación. Se sentía incómoda con
la atención del retrato pero después de un mes, ya no le importaba más.

Estaba tan cansada de pensar y desesperarse de nuevo.

No es que pudiera dejar de pensar incluso mientras metía los pies debajo del armario y comenzó a
hacer abdominales hasta que sus músculos abdominales se sintieran como si hubieran sido
inyectados con ácido. Al menos era una forma de redirigir su ira.

Ella no sería capaz de matar a Malfoy. Las esposas lo hacían imposible.

Tampoco podía escapar.

Umbridge ni siquiera se había molestado en poner una compulsión en contra de que pudieran
escapar. Así era que tan seguras estaban ella y la Sanadora Stroud sobre que las mujeres no
podrían quitarse las esposas. Ese detalle era el único vacío legal que Hermione tenía que explotar
en ese momento. Ella podía hacer cosas con la intención de escapar.

Ella había revisado cuidadosamente todo lo que sabía sobre las esposas. Hannah no había
mencionado que nadie se los hubiera quitado nunca a pesar de la laxitud o la camaradería que se
había desarrollado con los chismes de los guardias. Las esposas tenían un rastro, pero en lugar de
que alguien se las quitara, Angelina había intentado robar el rastro.

Un gran número de personas habían sido capaces de escapar de Hogwarts. Todas las personas a las
que Malfoy había asesinado. Nadie había escapado del todo exitosamente porque nadie había sido
capaz de quitarse las esposas.

¿Qué era lo que Hannah había dicho? A menos que Hermione se cortara las manos, nunca sería
capaz de escapar.

¿Cómo se quitaban las esposas?

Dos Mortífagos habían llegado a Hogwarts el día en el que las nuevas habían sido puestas. Yaxley
y Rowle. Habían sido llamados cuando los guardias comenzaron a aturdir a todas las mujeres, y se
habían ido cuando ellas habían sido renovadas.

Solo los Mortífagos portadores de la Marca Tenebrosa eran capaces de remover las esposas.

Ella tenía dos opciones. Tenía que encontrar una forma en la que Malfoy la matara o la ayudara a
escapar. No habían opciones que lo excluyeran. No importaba si la mansión tenía un set completo
de equipaje para acampar, una canasta de Trasladores, y un arma que de alguna manera pudiera
tocar, todo sería inútil si no podía quitarse las esposas.

Ella gruñó en voz baja para sí misma en frustración y se dio la vuelta y comenzó a hacer lagartijas
hasta que ya no podía levantarse del suelo.

Ella rodó sobre su espalda y miró al techo.

Draco Malfoy, ¿dónde está la grieta en tu perfecta armadura?

Como si fuera una señal, la puerta se abrió y Malfoy entró. Ella volteó su cabeza para verlo, aún
muy cansada para tratar de levantarse del suelo.

Él la miró fijamente, algo parpadeó en sus ojos después de un momento.


“Una cosa de Muggles, supongo,” él dijo.

Hermione giró sus ojos y se forzó a levantarse. Sintió como si todo su cuerpo estuviera hecho de
gelatina.

Él observó la habitación. Sus ojos se detuvieron en el frasco de la poción la cual Hermione se


había rehusado a tomar antes. La conjuró a través de la habitación sin su varita y la atrapó sin
problema en su mano derecha.

“Me doy cuenta que, siendo una Gryffindor, hay ciertas cosas obvias que de alguna manera
siempre fallarás en comprender. Supongo que realmente no debería de estar sorprendido que de
alguna manera ignoraste la instrucción implícita de que tenías que tomar esto,” él dijo, su boca se
curvó en un leve desconcierto.

Hermione se cruzó de brazos obstinadamente. Si bien podría ser estratégicamente aconsejable


parecer dócil y obediente, como antigua Maestra de Pociones, Hermione era demasiado paranoica
para aceptar tal cosa.

“¿Qué es?” ella preguntó.

La expresión de Malfoy se volvió de regodeo.

“Te lo diré si te tomas hasta la última gota como una buena chica,” él dijo, mostrándole una
malévola sonrisa.

Hermione no se movió. Malfoy sonrió levemente mientras la miraba.

“Ven aquí, Sangre Sucia,” él comandó después de un momento.

Hermione lo observaba mientras sus pies involuntarios la llevaron a través de la habitación hacia
él. No pararon hasta que estaba a tan solo centímetros de él, así que sus túnicas rozaron con las de
él.

Ella miró con tristeza sus zapatos.

“Mírame, Sangre Sucia.”

Su barbilla se levantó por sí misma hasta que estaba viendo a los ojos de Malfoy. Él seguía
sonriendo..

“Seguramente te das cuenta de que no voy a matarte,” él dijo. Sus ojos bailaban con cruel
diversión. “Después de todo, si lo hiciera, imagino que te sentirías obligada a venir corriendo.”

Hermione frunció el ceño. Sí, lo sabía, pero el veneno era solo una de las innumerables cosas con
las que podía dosificarla.. El corazón de Hermione estaba latiendo fuertemente en su pecho, y le
hacía rugir los oídos.

“Abre tu boca,” él demandó, destapando el vial y luego procediendo a ponerlo boca abajo en su
boca abierta. “Tómate todo.”

Hermione cerró la boca y se lo tragó. La poción sabía amarga, con un leve efecto de hormigueo en
su lengua y garganta mientras se deslizaba hacia su estómago. Ella lo sintió pausar ahí por un
momento antes de que se dispersara a todo su sistema.

Se sentía como si un huevo se hubiera roto en la parte trasera de su mente. Algo frío rezumaba
sobre su conciencia hasta que su mente se sintió completamente envuelta en su interior. Como si
algo le hubiera sacado el cerebro y lo hubiera puesto dentro de un tanque de hielo. Su cuerpo
estaba ahí, pero su mente– no. Era como verse en tercera persona.

Su ritmo cardíaco se redujo a un ritmo constante.

Ella debería de haber estado entrando en pánico. Era como si su conciencia hubiera sido separada
de su sistema endocrino. No había aumento de adrenalina o norepinefrina. Nada de miedo.

Era meramente una observación: ella debería estar en pánico. No lo estaba

Ella miró a Malfoy.

Estaba consciente de que lo odiaba. Esta era una información que parecía de suma importancia, y
aún así no podía sentirlo. El odio era más una construcción que una emoción.

La estaba mirando fijamente.

“¿Cómo te sientes, Sangre Sucia?” él preguntó después de un momento. Sus fríos ojos estaban
tomando cada detalle, estudiando su cara, ojos y postura mientras ella estaba parada frente a él. Sus
manos habían dejado de tener espasmos; se dio cuenta cuando vio hacia abajo y las miró. Era como
si él la estuviera catalogando. Hermione sintió su piel cosquillear cuando se dio cuenta, un débil
escalofrío recorrió su espalda, pero no podía sentir la correspondiente oleada de miedo. Solo la
conciencia.

“Fría,” ella respondió. “Mi cerebro se siente frío. ¿Qué me hiciste?”

“Tiene la intención de aclimatarte al estado,” él dijo, retrocediendo mientras la continuaba


evaluando cuidadosamente.” Así ya no estoy obligado a monitorearte en persona.”

Hermione no dijo nada. Estaba analizando.

La falta de familiaridad con la mansión le molestaba. Lo desconocido. La hacía tener pánico. La


poción bloqueaba eso. Ahora podía ir a donde quisiera.

Se dio cuenta de que la poción bloqueaba todo. No estaba triste. O enojada. O avergonzada. Su
pesar se había ido. Su ira.

Ella era-- nada.

Ella simplemente existía en la fría nada.

Miró a Malfoy. “¿Así es como se siente ser tú?”

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell en instagram y tumblr


Capítulo 11
Chapter Notes

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Malfoy se rió ligeramente.

“¿Te gusta?” él preguntó.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado. Él era fácil de ver ahora que ella ya no se sentía asustada o
abrumada por el odio que tenía hacia él. Ella aún tenía la conciencia de que él era peligroso, pero
su cuerpo no tenía ninguna reacción física. Ningún nudo en su estómago. Sin frecuencia cardíaca
triplicada. Él podía ser una estatua.

“Se siente como si estuviera muerta,” ella dijo.

Él asintió con la cabeza como si la oración no lo hubiera sorprendido.

“Los efectos son temporales. Se desvanecerán después de doce horas. Y eventualmente te volverás
inmune. Debería de funcionar el tiempo suficiente para que te puedas aclimatar a la mansión y al
estado.”

Hermione lo miró fijamente.

“Estas siendo diferente conmigo ahora. Eres menos grosero. ¿Por qué haces esto por mí?” ella dijo.
Frunció sus cejas en confusión. Aparentemente aún era capaz de sentirse confundida.

Él arqueó una ceja y se inclinó hacia delante tan cerca que su aliento le atravesó la mejilla.

“No estoy haciendo esto para ti, Sangre Sucia,” él dijo suavemente en su oído. “Lo estoy haciendo
para mí. Tú ni siquiera reaccionarías.”

Él se enderezó.

"¿Lo ves? Nada. No hay pulso elevado. El corazón no late fuertemente. Podría traer un boggart o
acostarte en una mesa y tú ni siquiera parpadearías. No es muy divertido.”

Hermione asintió con la cabeza pensante. Si fuera a suicidarse sería más fácil de hacer mientras
estuviera bajo los efectos de la poción. Malfoy podría no ser capaz de detectar algo hasta que fuera
demasiado tarde.

Malfoy se puso pálido. Señaló a la puerta. “¿Vamos?”

Ella fue por su capa y lo siguió hasta afuera. Él pausó en la veranda y la vió bajar los escalones por
sí misma. La nieve había sido despejada del camino de grava pero podía sentir el frío ya
mordiéndole los dedos de los pies a través de sus zapatos. Ese día era horriblemente frío.

Dudó por un momento, tratando de decidir a dónde ir. Luego caminó hacia el laberinto de setos. En
sus caminatas con Malfoy él nunca había entrado. Tenía bastante curiosidad por saber si podría
encontrar el camino.

Era gigante. Los setos se elevaban sobre ella. La hizo recordar el laberinto de setos del Torneo de
los Tres Magos. Ella dudaba que el laberinto de Malfoy intentara comerla o contenía alguna
criatura oscura. Caminó a través del camino serpenteante, retorcido y sinuoso y pensó en la poción
que Malfoy la había forzado a tomar.

Había tenido el pensamiento pasajero de que él se estaba tomando la dosis para ser un bastardo tan
frío y malvado, pero lo eliminó después de pensarlo por un momento. La Maldición Asesina era
una magia que se basaba en emoción. Imposible de usar con desprendimiento.

Aunque, Malfoy parecía terriblemente capaz de alguna forma romper las reglas alrededor de esa
maldición.

Dejando a un lado a Malfoy y el misterio de su pozo sin fondo de odio, ella podía usar la poción.
Podía progresar mucho más en la búsqueda de escapar bajo la influencia de la poción de lo que
había podido hacer en el último mes. Demasiado que parecía sospechosamente descuidado de parte
de Malfoy.

Ella pausó para considerar.

Malfoy no era descuidado. No importaba que tanto odiaba monitorearla. Él no sería descuidado.
Debía haber algún tipo de seguridad que lo hiciera lo suficientemente seguro como para dosificarla
con algo tan poderoso. Probablemente no tomaría el riesgo de ser así, incluso si encontraba el
monitorearla un tipo de tortura.

¿Cómo podía estar seguro de que ella no haría nada cuando era poco probable que su frecuencia
cardíaca y su pulso le avisaran?

Casi se había arrojado por un balcón y él acababa de detenerla. Sabía exactamente cuándo tenía
que aparecer ...

Ella miró a sus muñecas.

Él lo tuvo que haber sentido a través de las esposas. Pero cómo había sabido cuando ir cuando
nunca se molestó en aparecer durante sus ataques de pánico. Un hechizo de monitor, incluso uno
especializado., no podía diferenciar eso precisamente.

A menos que...

Malfoy estuviera leyendo su mente a través de las esposas–

Tan pronto como el pensamiento se le ocurrió se sintió segura de que estaba en lo correcto. Cómo,
no estaba segura. Pero estaba dispuesta a apostar en ello.

Que irritante. Ella debería estar furiosa pero no podía lograrlo. Ella debería ser tragada por la
desesperación. Pero la agravación intelectual fue todo lo que pudo reunir.

Como si su legeremancia no fuera lo suficientemente invasiva; rastreando a través de su mente


como si fuera su propio criadero de ostras. Ella estaba segura de que de alguna manera él estaba
leyendo su mente a través de las esposas.

Él nunca pasó por alto sus pensamientos. Ella lo había notado. Recordó como Snape solía hacerlo
con estudiantes. Sumergirse por los ojos y observar lo que estaba en primer plano. Cuando hacía
contacto visual con Malfoy él nunca hacía eso.

Hermione se volteó. Salió del laberinto de setos y regresó a la veranda donde Malfoy parecía
sumergido en un libro de alquimia.

Él cerró el libro de golpe y volteó a verla mientras ella estaba de pie mirándolo. Con las manos en
las caderas.

No podía decir nada pero podía mirar.

Él pareció darse cuenta de que no podía decir nada y solo sonrió levemente y la miró.

“¿Si?” él dijo después de casi un minuto.

“¿Estás leyendo mi mente?” ella preguntó.

Él sonrió ampliamente.

“Y solo tardaste un mes en darte cuenta,” él dijo en un tono de burla. “Aunque dado por hecho, has
estado bastante ocupada llorando y deprimida y teniendo miedo de los pasillos y el cielo.”

Lo bueno de no tener emociones era que la maldad de Malfoy simplemente se sentía como
pequeñas gotas cayendo a un estanque. Un pequeño y rápido chapoteo en su impermeabilidad
mental y luego quietud e indiferencia nuevamente.

“¿Cómo es eso posible?” ella preguntó levantando una ceja. Había desafiado varias leyes
fundamentales de la magia.

“Quédate tranquila, Sangre Sucia, no estoy leyendo todos tus pensamientos. Si tuviera que
someterme al constante flujo de tu conciencia probablemente me haría Avada a mí mismo. Solo te
registras cuando estás haciendo algo-- interesante. Y me evita tener que aparecer solo porque estás
tratando de bajar una escalera por ti misma.”

Hermione no drogada se habría sonrojado enojada por su burla. Pero la Hermione del presente solo
parpadeó y consideró la información.

Así que no era algo constante. Eso era bueno de saber. Pero cuando algo se registraba lo suficiente,
de alguna manera era capaz de ahondar y leer sus pensamientos más importantes. Ese– era un
problema.

Ella lo estudió. Ella tendría que robar lo que fuera con lo que la estaba monitoreando. Umbridge lo
había descrito como un hechizo cargado por la cabeza del hogar. Hermione no estaba segura de lo
que podía ser. Los encantos mágicos eran normalmente algo metálico para canalizar la conexión
mágica. Y necesitaban ser usados; collares o brazaletes o anillos eran lo más común.

Malfoy no parecía usar ningún tipo de joyería, ni siquiera un anillo de bodas. La única pieza visible
era el anillo negro en su mano derecha.

Tal vez eso era

“No puedes robarlo,” dijo Mafoy arrastrando las palabras.

Ella lo miró fijamente.

“No es un objeto. No es esto,”él dijo, y levantó su mano para enseñarle el anillo que ella estaba
ojeando. Se quitó el anillo del dedo y se lo lanzó. Ella lo atrapó reflexivamente y lo estudió.

Era algún tipo de metal negro. No parecía tener ningún tipo de firma mágica fuerte como lo haría
algo conectado a las esposas. Pero tal vez lo estaba. Él podría estar mintiendo. Tal vez estaba
intentando distraerla.

Ella se preguntó qué es lo que haría si se lo tragaba.


Él se echó a reír.

“No te lo tragues.”

Ella levantó la vista bruscamente y él arqueó una ceja con complicidad. él sonrió y extendió su
mano. Ella lo dejó caer de mala gana en su palma y él lo deslizó de nuevo en su dedo.

“Como ya dije, no es un objeto. No puedes robarlo. No el que está en ti. Ellos usaron magia de
sangre para hacer tus esposas.

Hermione lo miró asombrada.

“¿Estoy en tu cabeza?” ella preguntó, su boca se abrió ligeramente cuando la realización la golpeó.

Ellos habían tomado su sangre.

Cuando ella estuvo en Hogwarts, habían tomado frascos de su sangre y de su cabello. Ella había
asumido que era para exámenes de genética. No se le había ocurrido que serían usados para hacer
rituales de magia con sangre.

Eso significaba que ella estaba, por su alma, atada a la conciencia de Malfoy. Él podía sentirla en la
parte trasera de su mente. Era como pabellones de sangre en propiedades y castillos, creando una
conexión subconsciente con el Lord que lo poseía. Los pabellones de sangre permitían al dueño
detectar cuando alguien había entrado o trataba de alterar con cualquier cosa. Hermione existía en
la mente de Malfoy de alguna manera similar.

Si no estuviera completamente sin emociones, se habría sentido fría de horror.

Él asintió con la cabeza.

“Eres la Sangre Sucia de Potter. Medidas de seguridad adicionales fueron consideradas necesarias.
Así que, déjanos establecer cómo funcionan las cosas: yo siempre sabré lo que estás haciendo y
siempre seré capaz de encontrarte. A menos que logres quitarte esas esposas.” Él las miró y sonrió
levemente. “Me encantaría verte lograr algo así.”

Él se rió.

“Tal vez puedes empezar por seducirme,” le aconsejó en tono de burla, reclinándose en su silla y
mirándola de arriba abajo. “Roba mi corazón con tu ingenio y tus encantos.”

Hermione puso los ojos en blanco.

“Bien. Tal vez mañana,” ella dijo, su mente ya se agitándose. “Bueno, esto ha sido demasiado
iluminador,” ella dijo. “No molestaré más tu lectura.”

Ella se dio la vuelta con su talón y caminó de vuelta al laberinto de setos.

Ella se retorció y se retorció a través del laberinto de setos mientras pensaba. Sus opciones se
cerraron aún más. Malfoy claramente no esperaba que escapara. Ni siquiera se veía preocupado por
ello. No lo culpaba. Ella tampoco esperaba poder escapar.

Ya había sido una esperanza tonta. Ahora se sentía como una completa idiotez. Suspiró
ligeramente y vio su respiración desvanecerse como una nube en el frío aire.

Cuando los efectos de la poción pasaran ella iba a estar severamente deprimida.
Ella exploró el laberinto completamente. Sus pies estaban entumecidos por el frío y empapados
cuando salió nuevamente. Cojeó un poco de regreso a la veranda. Malfoy no dijo nada y ella
caminó a lado de él hacia la mansión y hasta su habitación por si misma.

Por mucho que no tuviera emociones, era agradable sentirse como una persona funcional
nuevamente. Sin dolor. Sin miedo. Sin depresión o desesperación. No tenía que preocuparse porque
su cuerpo la traicionaría con un ataque de pánico.

La poción podía volverse fácilmente adictiva.

No era como que Malfoy lo fuera a permitir. La Sanadora Stroud había mencionado que las
pociones para la ansiedad podrían interferir con el embarazo, así que probablemente solo iba a ser
dosificada durante un corto periodo de tiempo.

Hermione deseó saber más sobre embarazos mágicos. Ha sido un aspecto en gran parte pasado por
alto de su formación como sanadora. Si le daban pergamino y una pluma podría escribir un ensayo
de 70 centímetros sobre pociones de ansiedad y cómo interactuaban con magia sanadora y
maldiciones oscuras. Pero los embarazos estaban excluidos de la sanación casual. Casi nadie tenía
bebés durante la guerra y si los tenían, paraban de pelear e iban a una partera

Se preguntaba cómo estaba hecha la poción. Estaba casi segura de que contenía slime punzante de
billywig, valeriana y sopóforo. Tal vez moco de cerebro de perezoso. Pensó en el sabor y el
hormigueo al tomarlo Tal vez era una reacción del slime combinado con jarabe de Hellebore.

Era bueno tener algo nuevo en qué pensar. Su cerebro se ha sentido como si se hubiera raspado en
carne viva desde la guerra.Completamente hambrienta de algo nuevo que darle vueltas a su mente,
estaba lleno del pasado. Revisándolo una y otra vez. Preguntándose qué había ido mal.

Su pasado era como una piedra de molino. Siempre arrastrándola hacia abajo. Arrastrándola
inexorablemente hacia atrás mientras se preguntaba una y otra vez qué había salido mal.

¿Había sabido? ¿Había sabido por qué la Orden perdió la guerra? ¿Sabido y escondido
información? ¿Elegido torturarse a sí misma al esconderlo?

¿Por qué? Como Malfoy lo dijo, ella había perdido la guerra. ¿Qué se molestaría en ocultar incluso
después de la guerra? ¿Sabiendo que todos los que le importaban serían encarcelados o
asesinados?

Como la muerte de Dumbledore, los detalles que rodearon el final de la guerra se sentían borrosos.
Ella no podía recordar por qué habían ido a Hogwarts. No podía recordar haber sido capturada.
Ella recordaba a Harry morir. Y cuando estuvo en una jaula viendo a los Weasleys ser torturados.

Había asumido que se había quedado en blanco debido a la conmoción.

Hermione exploró el ala completa de la mansión desde arriba hasta abajo antes del anochecer. Los
áticos, cada clóset, y escaleras de sirvientes y túneles. Ella no miró por las habitaciones, pero
esperaba que, si se familiarizaba con ellas, pudiera regresar sin entrar en pánico o tener un ataque
de nervios incluso sin la poción.

Se preguntaba cuántos elfos domésticos tenían los Malfoy. No había ni una sola telaraña en los
rincones más oscuros del ático.

La mañana siguiente despertó y sintió como si una roca hubiera sido puesta en su pecho.
Inmovilizada en su cama y abrumada por el latigazo de la desesperación que no había podido
experimentar el día anterior. Luchó por respirar.
El descanso de doce horas hizo que el dolor emocional la lastimara más. No se había dado cuenta
de qué tan profundos eran los cortes de su pesar y soledad dentro de ella hasta que estuvo
brevemente liberada del dolor de ellos.

Cuando el peso cayó sobre ella una vez más, sintió como si la estuvieran reduciendo a polvo.
Sentía casi como hasta el último rincón de su cuerpo se derrumbaba y se rompía. Disolviéndose en
éter. Casi no había nada en ella que no estuviera en dolor.

Su columna vertebral y la parte posterior de su cuello se sentían sobrecalentadas. Mientras el resto


de su cuerpo estaba húmedo y helado. Su piel estaba húmeda. Cómo si hubiera sudado la poción
en la noche.

Se levantó de la cama y se sintió violentamente enferma en el suelo antes de que pudiera salir
corriendo al baño.

Ella se desplomó, temblando. Su cuerpo se sentía como plomo. Apenas podía mover sus hombros.
Ella quería un baño. Tenía demasiado calor y demasiado frío.

Tenía sed. Estaba desesperada por agua.

Quería un abrazo.

Una ola de soledad la golpeó tan abruptamente que se rompió en llanto.

Sentirse enferma y débil la hacía sentir como una niña otra vez. Desesperada para que su madre
estuviera con ella y apoyara su mano en su frente. Para dar confort.

No podía recordar a su mamá pero aún así la extrañaba. Ella recordaba estar en una cama y tener
dedos fríos en su cara, cepillando un mechón de cabello y luego descansando en su mejilla.

Cuando la ola de náusea finalmente pasó ella salió de la habitación y después de varios vasos de
agua, se puso en un baño caliente.

Era como tener resaca mientras estaba enferma de gripa. Quizás era cómo se sentía la abstinencia.
Por lo que podía recordar, Hermione nunca había experimentado una adicción a las drogas.

Por su puesto que Malfoy no le advertiría que se sentiría muerta después de que los efectos de la
poción se acabaran. Lo insultó fuertemente en su mente y esperó a que él lo sintiera.

Quería ahogarse.

Cuando fue de vuelta a su habitación el piso había sido limpiado.

Aún se sentía con fiebre. Le quitó las sábanas a su cama y se enredó con ellas, presionando su
mejilla contra la ventana.

Se sintió enferma todo el día y aparentemente Malfoy lo había anticipado porque no se presentó en
su habitación esperadola para salir. La tarde siguiente llegó sin decir ni una sola palabra a pesar de
las miradas en forma de cuchillas que le había mandado y la guió a la veranda. Ella descubrió que
la poción la había aclimatado de algún modo. Fue capaz de salir de la veranda sin tener ataques de
pánico completamente. Se congeló y tuvo que pelear para no hiperventilar, pero el miedo no se la
tragó. Pasar por la grava y por el laberinto de setos fue lo más duro. Pero una vez que estuvo entre
los tejos imponentes, acariciando la pared con sus dedos y concentrándose en navegar la ruta, logró
respirar de cierta forma pareja.
Cuando regresó a la veranda Malfoy ya se había ido. Aparentemente satisfecho de que ya no estaba
obligado a monitorearla o caminar con ella.

La poción apareció la mañana siguiente. Hermione pasó varias horas debatiendo con sí misma
sobre si tomarla nuevamente o no. La mera idea de pasar otro día pasando por la abstinencia le
provocó náuseas. Al final, apretó los dientes y se la bebió.

Paseó por la mansión como si fuera una sombra y exploró el ala principal. Estaba constantemente
en alerta por el sonido de los zapatos de Astoria. No se había encontrado con la bruja desde que
había llevado a Hermione a la habitación de Malfoy. Pero Hermione ocasionalmente había
vislumbrado a alguien mirando desde las ventanas cuando Malfoy la había llevado afuera. Ella no
estaba interesada en probar si las amenazas de Astoria habían sido sinceras.

Exploró la mayor parte del ala ese día. Había tantas habitaciones cerradas que se dio cuenta que
Malfoy probablemente había bloqueado la mansión con su sangre. Enjaulada por su misma sangre.

Al día siguiente, su abstinencia fue peor.

Luego tres días después la poción no apareció junto con el desayuno. Hermione sospechó el por
qué y apenas pudo comer. Caminó locamente en su habitación y luego fue y se sentó bajo el chorro
de la ducha al final del pasillo durante una hora mientras trataba de dejar de temblar.

Después de la comida un elfo doméstico apareció y se llevó los platos

“Debe preparar para esta noche,” dijo antes de desvanecerse.

Hermione se quedó congelada en su silla. Había asumido demasiado. La confirmación se sentía


peor. Haber tenido un mes adicional para temerlo hizo que el horror se sintiera más frío. Se sentía
como si algo se estuviera retorciendo entre sus órganos haciéndolos sentir como un nudo cada vez
más apretado hasta que sentía que se iba a romper. Su pecho se sentía tan aplastado que apenas
podía respirar.

Fue al baño y se dio una ducha. Cuando regresó estaba viendo hacia el centro de la habitación.
Estaba aterrada de que Malfoy pudiera escoger variar la experiencia. Estaba aferrada a la esperanza
de que la mesa apareciera y él no haría nada nuevo

No quería ser violada en una nueva forma

Casi lloró de alivio cuando la mesa apareció precisamente a las 7:30.

Quería golpearse. ¿En qué clase de mundo de horror era una mujer feliz que iba a ser violada de
una manera familiar?

Malfoy entró y salió durante cinco días sin dirigirle la palabra. Precisamente en la misma manera
en la que había pasado el mes anterior.

Cada tarde Hermione agarraba la mesa y se imaginaba preparando una poción para la ansiedad.
Tenía tanto tiempo libre para reflexionar sobre las cosas que había empezado a intentar adivinar
cómo hacer ingeniería inversa.

Trató de hacerlo tan posible para ella como pudiera. Tratando de recordar las esencias y
sensaciones. Era exigente con los detalles. Obsesiva.

Muy muy lejos del balanceo. De la mordida de madera en sus huesos de la cadera. De la sensación
deslizante dentro de ella la cual rehusaba a su mente atender.
Ella no estaba ahí.

Estaba preparando una poción.

Sacó un caldero de peltre del estante usando un taburete. Con un movimiento de su varita conjuró
una flama. Esperó hasta que el metal alcanzara una temperatura media antes de agregar el slime de
aguijón de billywig. Sostenía el vial en su mano derecha y lo inclinaba. El fuerte olor le daría
cosquillas en la nariz.

El peltre y el calor harían que las propiedades levitantes del slime de aguijón se evaporaran
después de hervir durante un minuto. Pondría el vapor en un frasco y lo usaría como analgésico en
lesiones localizadas. Removería el cerebro de perezoso de un frasco y usando un largo y filoso
cuchillo lo cortaría hasta que las piezas fueran transparentes. El cerebro en su mano sería delicado
y esponjoso. Su toque sería muy ligero y la hoja del cuchillo afilada como una navaja. Después de
un minuto reduciría la temperatura del slime a una lumbre baja y pondría las piezas del cerebro en
la superficie, dejando dos minutos para que el slime de aguijón y el cerebro del perezoso se
fusionaran, lentamente volviéndose de un color azul acero con una consistencia viscosa.

Mientras tanto, prepararía el sopóforo. Usaría veinte. Aplastandolos debajo de su daga de plata
antes de extraer el jugo. Sintiendo presión en el nudillo de su pulgar mientras empujaba. Se
imaginó la sensación del frijol cediendo bajo su daga. Una vez que el jugo había sido añadido, ella
revolvería la poción con sentido a las manecillas del reloj doce veces con una varilla para revolver
de plata y luego ocho veces en contra de las manecillas del reloj con una varilla de ceniza. Luego
la poción se cubriría y dejaría reposar en una baja temperatura durante setenta y tres horas. El largo
reposo era necesario para anular las propiedades somnolientas del jugo de sopóforo. La poción se
volvería de un color verde claro. En la hora número setenta y cuatro ella agregaría tentáculos de
murtlap picados una cáscara de huevo de esquila machacada, valeriana y ceniza en polvo. Lo
pondría a hervir rápidamente durante treinta segundos y luego usaría un hechizo para enfriar y
reducir la temperatura justo por encima del punto de congelación. La poción se volvería de un color
azul como el de la medianoche con una consistencia acuosa. Entonces echaría gotas de jarabe de
eléboro sobre la superficie. Una gota para diez rotaciones de agitación lentas en el sentido de las
agujas del reloj y luego en el sentido contrario. Su brazo se cansaría ligeramente. Treinta gotas en
total hasta que la poción se espesara y se pegara a la varilla de cenizas. Revolverlo tres veces con
una varilla de plata y dejarlo hervir a fuego lento durante cinco minutos antes de retirarlo del fuego
y dejar que bajara a temperatura ambiente sin magia. Se volvería de un color gris oscuro y en
consistencia de jarabe. Daría veinticinco dosis.

La preparaba en su mente cada noche. Ajustando cantidades y técnicas. Revisando el orden de los
ingredientes agregados. Para la quinta noche estaba casi segura que ya había logrado descifrar la
receta completa.

En el sexto día se forzó a salir sola por miedo de que de otra forma Malfoy se presentaría y le
ordenaría a hacerlo.

Conquistar su agorafobia, había decidido que esa iba a ser su primera prioridad. Cualquier plan que
involucrara a Malfoy podía esperar hasta que pudiera salir constantemente.

En el fondo sospechaba que simplemente se estaba engañando a sí misma y evitándolo. Pero no


tenía sobre cómo engañarlo para matarla cuando ni siquiera podía hablar con él sin su permiso. En
cuanto a seducirlo, por su sugerencia, bueno, la idea era tan absurda que era casi risible.

Al día siguiente él se presentó en su habitación, la inmovilizó en la cama e irrumpió entre sus


recuerdos. Él apenas le habló. Cuando había terminado se volteaba con su talón y salía de la
habitación.
Hermione había soñado dos días después sobre Alastor Moody parado enfrente de ella en un
armario de almacenamiento. Su ojo estaba girando sospechosamente. Era como si estuvieran bajo
el agua, las palabras intercambiadas eran indescifrables. Él la estaba viendo como si hubiera dicho
algo, observando su reacción. Recordó sentirse escéptica pero decidida. Moody había dicho algo
más y Hermione negó con la cabeza. El asintió y cuando se volteó para salir tenía la cara de piedra.
Pero su ojo al mirar atrás tenía indecisión. Alastor nunca dudaba. Después de que Alastor se había
ido ella se quedó sola durante varios minutos.

Ella no sabía qué significaba el sueño. Trató de no darle vueltas.

Hermione exploró el ala principal de la mansión. Los retratos aparentemente tenían estrictamente
prohibido hablar con ella. La miraban con ojos penetrantes, pero nunca pronunciaron una palabra.
Exploró el laberinto hasta que pudo caminar a través de él con los ojos cerrados. No podía lograr ir
a otro lugar fuera a menos que se quedara a los lados de la mansión.

Los espacios abiertos aún eran muy difíciles. Ni siquiera podía despegarse de la pared cuando
caminaba por los pasillos más grandes. Y apenas podía poner un pie dentro del salón de baile en el
ala principal de la casa.

Después de diez días la Sanadora Stroud llegó a ver nuevamente si Hermione estaba embarazada.
Hermione no lo estaba. Hermione se había estado ejercitando agresivamente en su habitación para
canalizar su rabia. La Sanadora Stroud estaba complacida de ver la mejora en la condición física de
Hermione

Al día siguiente cuando Hermione entró a su habitación temblando por su caminata encontró a
Malfoy ahí, esperándola con el atuendo completo de Mortífago.

“¿Te gustaría una salida, Sangre Sucia?”

Hermione lo miró fijamente, fijándose en lo que estaba usando. Su cara era una máscara sin
expresión mientras se acercaba a ella.

“¿Se te olvidó?” él preguntó, sus ojos plateados brillaban. “Dos meses. Sin embarazo. El Señor
Oscuro está ansioso por verte.”

La tomó del brazo antes de que pudiera hacerse para atrás y apareció.

Chapter End Notes

No estaba ahí, estaba haciendo una poción (She was not there, she was brewing a
potion) por _knar.m_.
Capítulo 12
Chapter Notes

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El pasillo que habitaba Voldemort era húmedo y cálido como la jaula de un reptil. Algún lugar
bajo tierra. Las paredes que podía ver en la oscuridad eran solo rocas, ninguna ventana.

Lejos bajo tierra.

El aire estaba espeso y agrio. Duro. Pútrido con magia oscura.

Hermione estaba sudando frío y Malfoy la arrastró hacia adelante mientras ella luchaba por
escapar. No era una opción consciente. Cada célula en su cuerpo le gritaba que se fuera.

La mano de Malfoy en ella era como un vicio. No podía liberarse. Apenas parecía darse cuenta de
que ella se retorcía bajo su agarre.

“Mi Lord,” dijo con un tono de respeto mientras hacía una reverencia. “He traído a la Sangre
Sucia. Como lo ordenó.”

Sus palabras fueron puntuadas por la respiración entrecortada y aterrorizada de Hermione mientras
trataba de sofocar su pánico. Un peso aplastante se apoderó repentinamente de su espalda y la
obligó a postrarse sobre el húmedo suelo de piedra. Ella apenas podía respirar bajo la presión y
luchó por conseguir oxígeno que pasara por su garganta mientras su barbilla estaba pegada en el
piso duro. El sonido traqueteó en sus oídos.

“Ah, si,” Voldemort murmuró en un susurro cariñoso. “Stroud mencionó que aún no estaba
gestando.”

Hermione movió sus ojos llenos de pánico hacia arriba para así poder ver dónde estaba pegada al
piso. Voldemort estaba recargado en un trono de piedra observándola indolentemente.

Agitó una mano, tenía escamas sin brillo.

“Tráela adelante,” Voldemort ordenó.

El peso aplastando a Hermione en el piso fue liberado y dos asistentes la levantaron del suelo y la
arrastraron subiendo los escalones del estrado, forzándola a arrodillarse a los pies de Voldemort.

Voldemort no se sentó. Volteó su cabeza ligeramente y limpió la esquina de su boca. Hermione


cerró sus ojos con fuerza pero él se metió en su mente. Su mente dentro de la de ella se sentía como
marcar hierro. La estaba quemando. Dañando. Ella estaba gritando y gritando hasta que sus
pulmones y garganta se rindieron y solo estaba ahí en agonía.

Hermione no se había dado cuenta de cuánto su conmoción por haber sido removida de la celda lo
había embotado todo. No recordaba que doliera tanto. O tal vez Voldemort se estaba sintiendo
vengativo debido a su falta de embarazo.

Fue como si le hubieran desollado la conciencia.

Ella no supo cuánto tiempo duró. Para siempre. Sintió que debió de haber muerto varias veces en el
camino.
Voldemort trató de romper la magia alrededor de sus recuerdos bloqueados y cuando finalmente se
rindió procedió a devastar todos sus recuerdos recientes. Su llegada a la mansión Malfoy, la
primera vez que Malfoy la violó en su habitación. Y la segunda vez, y la tercera, y la cuarta, y la
quinta, y la sexta. La hizo revivir las diez como si tuviera curiosidad en ver cómo Malfoy lo hacía.
Sus ataques de pánico. Sus conversaciones con Malfoy. Sus limitadas interacciones con Astoria.
Sus preguntas y sospechas y esquemas. Estudió minuciosamente los meses con excesiva crueldad y
curiosidad.

Él arrasó su mente hasta que quedó flácida. Sus músculos estaban demasiado desgastados para
siquiera temblar.

Finalmente salió y las manos agarrando a Hermione la dejaron caer al suelo, teniendo espasmos.

“Tú conociste a la Sangre Sucia en la escuela,” Hermione escuchó a Voldemort decir después de
un minuto.

“Así es, Mi Lord,” Malfoy dijo con un leve tono de irrisión. “Una de las favoritas de Potter.”

“Ella sueña con tu muerte bastante desesperadamente. Incluso más de lo que sueña sobre la mía,”
Voldemort dijo con asombro.

“Una señal de que tiene un sentido de lo que es posible,” dijo Malfoy arrastrando las palabras.

Voldemort empujó a Hermione con su pie. Su visión seguía distorsionandose y luego


desapareciendo intermitentemente cuando trataba de enfocarse. No era oscuridad. Era como si sus
ojos ya no supieran cómo ver.

“Ella es astuta. Confío en que la mantengas bien controlada, Gran Juez.”

“Por supuesto, Mi Lord. Usted sabe que tengo éxito en todo lo que me pide.”

“Así es,” dijo Voldemort. “Ha pasado mucho tiempo desde que me causarte alguna decepción.”

“Estoy obligado a usted, Mi Lord.”

“Estás consciente de que es peligrosa,” dijo Voldemort y Hermione sintió magia arrastrarla hacia
arriba y estaba colgando suspendida mientras él la miraba, su rostro se torció con disgusto. “Ella
solo está esperando encontrar una debilidad que utilizar.”

“La ha tenido cuidadosamente enjaulada. Usted sabe que no me fallaré.” dijo Malfoy
respetuosamente.

“La quiero embarazada,” Voldemort dijo con un fuerte siseo. Luego, agregó. “Me preocupa que el
linaje Malfoy esté sin un heredero.”

“Por supuesto, Mi Lord, Astoria y yo hemos tenido cuidado en seguir todas las instrucciones de la
Sanadora Stroud,” dijo Malfoy.

“Muy bien,” dijo Voldemort, hundiéndose más en su trono y torció la esquina de su boca
nuevamente. “Regresala a la mansión entonces.”

Malfoy hizo una reverencia y tomó a Hermione por su brazo desde donde estaba colgando. La
magia que la detenía la soltó y cayó en contra de Malfoy. El hizo una nueva en obvio disgusto y
siguió arrastrándola fuera del pasillo y del empalagoso y opresivo nido de magia oscura.
Cuando iban a la mitad de algún pasillo, Malfoy la presionó contra la pared y la dejó ir. Se deslizó
hasta la mitad y levantó sus manos temblorosas para secarse las lágrimas que formaban costras en
sus mejillas. Apenas podía ver a través del segador dolor en su mente.

“Toma esto,” él demandó, acomodando un frasco de una poción para alivio de dolor en su mano.
“De otra forma te desmayarás cuando te aparezca y se añadirá considerablemente y tu tiempo de
recuperación.”

Se la tomó, bastante segura de que no la iba a envenenar.

“¿Te pasó eso alguna vez?” ella se encontró preguntando cuando el dolor comenzó a calmarse así
podía hablar de nuevo y su rostro nadó lentamente hasta enfocarse.

Malfoy la miró por un momento. “Más de una vez,“ él dijo. “Mi entrenamiento fue riguroso.”

Ella asintió.

“¿Fue después de quinto año?” ella preguntó viendo hacia arriba para verlo. El dolor pareció haber
desvanecido cuando se enfocó en la pregunta.

“Si,” dijo en un tono recortado.

“¿Tu tía?”

“Hmm,” tarareó en confirmación, sus ojos se entrecerraron

Ambos se miraban fijamente el uno al otro. Él se sentía como la única cosa que ella podía ver.

“No fue la única cosa que aprendiste ese verano,” ella notó. Sus ojos se abrieron incrementalmente.

“¿Necesitas una confesión para algo? ¿Debería decirte todo lo que he hecho?” preguntó con un
acento cauteloso. Se acercó de modo que él se elevaba sobre ella.

Se obligó a no encogerse ni acobardarse más de lo que ya estaba hundida. Ella vio directamente
hacia sus ojos. Una pregunta rosó sus labios y sintió como si fuera vital que la preguntara.

“¿Quieres?” ella dijo.

La miró como si estuviera considerando algo. Entonces sus ojos se volvieron pedernales y dio un
paso atrás.

“¿Por qué quisiera hablar contigo sobre algo, Sangre Sucia?” él dijo fríamente, tomándola por el
brazo y la arrastró por el pasillo hasta el punto de aparición.

El cerebro de Hermione aún se sentía aplastado y dañado. Cuando Malfoy la apareció de vuelta en
su habitación la sensación de ser aplastada en su cabeza la hizo llorar, fuera del colapso, vomitó
tan pronto como apareció.

Se quedó rígido, mirándola y desterró el desorden del suelo mientras ella trataba de luchar contra
las interminables oleadas de náuseas.

“Ve a la cama. Tienes dos días para recuperarte antes de que espere que vuelvas a caminar,” él dijo
antes de voltear para irse. Ella lo habría mirado con furia si hubiera podido interrumpir el
compulsivo y seco jadeo de su cuerpo.

Cuando su cuerpo finalmente se convenció de que no había absolutamente nada en su estómago


para expulsar, Hermione se metió en la cama y acunó su cabeza entre sus brazos.

No estaba segura cuando dos días habían pasado. Había dormido como un tronco y no sabía si
habían pasado horas o días cuando finalmente despertó sin una migraña.

Mientras ella hurgaba en el desayuno, Malfoy entró.

Ella lo miró hoscamente desde la cama.

“Saludos de las estaciones, Sangre Sucia,” dijo arrastrando las palabras.

Ella lo miró con leve sorpresa.

“Como un regalo de navidad para mí, he decidido terminar el ritual semanal de cambiar todos tus
zapatos. Debería llegar mañana. Por favor no lo interpretes como una señal de mi afección,” él dijo
y se rió por un momento. Luego su rostro se volvió frío mientras se acercaba. “Han pasado tres días
y no has salido de tu habitación. Espero que no me causes inconveniencias.”

Hermione se sentía demasiado enferma como para sentir miedo hacia Malfoy.

“No tengo forma de saber qué fecha es,” ella dijo en voz baja. “Tal vez si me dieras un calendario
podría ser un regalo adicional para ti.”

Él la observó.

“¿No se te ocurrió solo preguntarle a un elfo?” preguntó después de un momento

Hermione lo miró y sintió lágrimas no deseadas en las esquinas de sus ojos. Su boca se torció
mientras peleaba por no llorar.

“No puedo hablar a menos que me hablen,” ella dijo con rigidez.

Malfoy se congeló y estuvo callado durante un sorprendentemente largo periodo de tiempo. Una
expresión indescifrable recorría su cara antes de que parpadeara y se riera ligeramente.

“Y aquí yo pensando que era una cosa de los derechos de los elfos,” él dijo con una sonrisa. Sus
ojos aún se veían ligeramente congelados. “Mandaré un elfo más tarde y ver si puedes hablar si eso
habla primero.”

Se giró en su talón y salió sin decir otra palabra.

Cuando Hermione terminó de comer de mala gana un elfo apareció para llevarse los platos.

“El amo quiere saber si tú está necesitando algo,” dijo, evitando su mirada.

“Un calendario que indique la fecha, si es posible. Y– un libro, sobre lo que sea.”

El elfo doméstico se veía incómodo.

“Puedo estar consiguiendo el calendario. Pero la Señora estaba diciendo que la Sangre sucia no es
manchar ningún libro de Malfoy y los había hechizado para que estuvieran quemando tu sangre
sucia.”

Hermione se volteó mientras su pecho se apretaba. Mordió su labio para que así no temblara. Por
supuesto que Malfoy o Astoria harían algo rencoroso como restringirle específicamente la lectura.
“No importa entonces,” dijo en una voz baja.

“Podrías tener El Profeta si lo estás deseando,” ofreció el elfo.

“Eso– sería agradable,” dijo Hermione reacia a permitirse sentirse esperanzada al respecto.

“¿La Sangre Sucia quiere algo más?”

Hermione torció su boca. Casi le preguntaba al elfo que la llamara Hermione. No había tenido a
nadie que la llamara Hermione desde– desde–

Era difícil de recordar.

Pero no estaba segura si quería saber si el elfo tenía instrucciones específicas de llamarla Sangre
Sucia. Seguramente así era. Era más fácil no permitirse preguntar.

“Nada más,” dijo mirando por la ventana.

El elfo desapareció con un chasquido.

El calendario había aparecido en la pared y una copia de El Profeta estaba en su cama en la tarde
cuando había regresado, temblando por su caminata.

Diciembre 25. Verlo en la pared la dejó congelada durante varios minutos.

La copia del periódico corroboraba la fecha. Tenía miedo de acercarse y tocarlo, parte de ella
esperando que la quemara.

Vacilante, apoyó la yema de un dedo sobre él. No pasó nada.

Se sentó leyéndolo desde adelante hacia atrás. Saboreando las palabras.

Leyendo.

Lo había extrañado. La última vez que leyó El Profeta había estado demasiado apurada.

Lo leyó lentamente una vez. Y luego otra. Y otra. Cada palabra.

Era mayormente basura. Propaganda ligeramente enmascarada. Las noticias políticas eran casi
ininteligibles en medio de todo el giro. Hermione nunca encontró Quidditch interesante, pero leyó
con avidez los resúmenes del juego, ya que parecían ser lo único sobre lo que se informaba con
precisión. Las páginas hablaban y hablaban sobre Astoria. Su nombre aparecía en cada una de las
piezas de sociedad.

Hermione leyó el periódico hacia adelante y hacia atrás. Buscó por algún patrón. O códigos. Solo
por si acaso.

La mañana siguiente encontró un par de botas en su ropero de entre sus zapatos. El “regalo” de
Malfoy. Ella había estado usando las suelas de sus endebles pantuflas cada pocos días y caminar en
la nieve tenía los dedos de los pies casi congelados en varias ocasiones.

Las botas eran de piel de dragón. Cuando se las puso se dio cuenta que le quedaban a la perfección.
Se dio cuenta que los hechizos incluidos en ellas mantenían sus pies a una temperatura perfecta.
Podía caminar cientos de kilómetros y nunca le saldría una ampolla.

Ella las observó confundida. Eran– excesivas.


Igual que la capa que le había proveído.

Tal vez Malfoy ni siquiera sabía cómo comprar zapatos normales. Él solo había asumido que todas
las botas eran de piel de dragón con control de temperatura y encantos de amortiguación.

Encontrar a Malfoy tan considerado era desconcertante. Ella observó las botas durante varios
minutos más.

Ella descartó la noción. Si Astoria tuviera un perro faldero seguramente tendría un collar lleno de
joyas.

Ella era solo una mascota sustituta bien calzada y cubierta para que él la follara.

Él estaba probablemente preocupado de que si ella se congelaba tendría que interactuar con ella
nuevamente.

Y, dado que supuestamente tenía la intención de tener tres hijos antes de dejar el estado, se
esperaba que viviera en la Mansión Malfoy durante al menos cuatro años. Posiblemente cinco o
seis.

Teniendo en cuenta lo espartana que parecía ser la Mansión Malfoy, Malfoy aparentemente se
adhirió a una estricta filosofía de “cómpralo una vez, cómpralo de por vida.” El hecho de que tuvo
que haberle comprado veinte pares de zapatos en dos meses probablemente era algo que
encontraba moralmente ofensivo.

Si le hubiera dado las botas antes probablemente tendría esperanzas de usarlas para escapar. Pero
mientras vio abajo hacia sus pies ella no sintió ni el más mínimo atisbo de optimismo.

Aunque sería bueno que no le dolieran los pies durante horas al día.

Las cosas por las que se daba cuenta que estaba agradecida eran verdaderamente aterradoras.

El elfo doméstico apareció nuevamente para llevarse sus platos y le preguntó si quería algo.

“¿Se me permite quedarme con los periódicos después de leerlos?” Hermione preguntó
cautelosamente.

La pregunta aparentemente era una de las cuales el elfo no estaba preparado para responder.
Arrastró los pies y pareció estar considerando.

“Topsy lo cree. Solo desaparecerá después.” dijo el elfo después de varios minutos. “¿Por qué la
Sangre Sucia los quiere?”

Hermione se encogió de hombros.

“No hay nada que hacer. Tener papel para usar sería lindo. Supongo que no me podrás dar una
bola de cuerda o hilo.

El elfo asintió señalando que la suposición de Hermione era correcta.

“Topsy tiene que mantener esta habitación limpia. Pero la Sangre Sucia puede quedarse con el
papel hasta que el otro venga,” dijo el elfo.

“Bastante justo,” dijo Hermione de acuerdo. No era como si tuviera opción.

Hermione leyó el periódico doce veces antes de cortarlo en cuadrados limpios. Había pasado la
noche anterior repasando una lista sobre cosas que podría tener permitidas tener. Asumió que ni
podía tener agujas para tejer. Ser restringida de hilo había sido una suposición, aunque que Malfoy
se preocupara en que ella se colgara sin que el retrato la viera era cuestionable.

Tal vez fuera. Tendría que observar los árboles en el estado más cuidadosamente… Ella hizo a un
lado esos esquemas para guardarlos para una fecha posterior.

No estaba pensando en suicidarse. No estaba pensando en la forma en la que su cabeza aún le


punzaba; como su Voldemort le hubiera causado daño permanente a su mente. No estaba pensando
en cómo los sonidos dolían. O en cómo sus manos habían empezado a tener espasmos nuevamente
por el reloj. O en la forma en la que Voldemort la había forzado a revivir ser violada sintiéndose
más traumática que las veces en las que había pasado. No estaba pensando en como nunca iba a
escapar.

No estaba pensando en nada más que cuidadosamente cortar El Profeta tan firmemente como sus
dedos con espasmos se lo permitían

Eso era todo.

Era la única cosa en la que estaba pensando.

Cuando había hecho varios cuadrados perfectos se puso a doblarlos. Ella empezó con grullas de
origami.

No podía recordar exactamente en dónde había aprendido a hacerlas. La habilidad se sentía como
memoria muscular, creando los dobleces en un orden específico que no recordaba memorizar.

¿Su padre? ¿Tal vez?

Alguien con dedos ágiles y precisos. En una mesa de cocina guiandola por los pasos.

“Si haces mil grullas en un año, tendrás un deseo,” dijo una voz masculina.

“No, consigues buena suerte y felicidad,” llegó la voz de una mujer desde la habitación de al lado.

“Es lo mismo.”

“No realmente. Un deseo asume que una persona sabe lo que es lo mejor para ella. Buena suerte y
felicidad se lo deja al Destino y te lleva al lugar correcto. Yo preferiría ser premiada con buena
suerte y felicidad que con solo un deseo,”

“Está bien, Confucio. Diferiré de su comprensión superior del místico.”

“Ahora estás intentando provocarme a propósito. Combinar el Confucianismo y la Mitología


Japonesa es una ofensa ante los dioses de la pedagogía. No te dejaré llenar la cabeza de nuestra
hija con tal desinformación.”

“Tal vez lo estoy haciendo para mejorar su pensamiento crítico… Bien, mis más sinceras disculpas
sobre que tan horriblemente estará educada ahora. Aceptaré completamente la responsabilidad
cuando le cause ser alguien externa a la sociedad civil y recorra la tierra como nómada. En el
futuro, me aseguraré primero de hacer referencia a la biblioteca a todo lo que diga.”

“Si, gracias. Eso sería excelente.”

“El problema de casarte con alguien que nunca te aburre es que ni siquiera dejan a un hombre
enseñarle a su hija su pasatiempo favorito en paz. Mira, te enseñaré como hacer teselaciones de
origami. Tu madre no sabe nada sobre ellos. Acabo de leer un ensayo sobre un astrofísico que
propone usar la técnica de almacenar grandes membranas en satélites.”

Hermione hizo grullas de origami hasta que las puntas de sus dedos se sentían débiles. Las
acomodó en el piso para que estuvieran de pie, con alas extendidas.

El papel de periódico no tenía la fuerza suficiente para el origami pero era algo que poder hacer.
Hermione no había tenido nada que hacer en tanto tiempo.

Era demasiado malo que la mitología Japonesa no fuera magia de verdad. Haría mil grullas si eso
fuera lo que le daría un poco de buena suerte.

Juntó todas las grullas y las aplastó todas. Dejándolas en una pila para que los elfos la
desaparecieran.

Ella se preguntó cómo eran sus padres. Qué tipo de empleos tenían.

Esperó que su incapacidad de recordar significaba que estaban a salvo en algún lado. Que los había
protegido antes de que empezara la guerra.

Esperó que no supieran en lo que se había convertido.

Chapter End Notes

Mil grullas de papel (A thousand paper cranes) por Flyora


Hermione con una grulla de papel (Hermione with a paper crane) por
lyrium_mysterium
Capítulo 13
Chapter Notes

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Cinco días después Hermione estaba sentada a lado de la ventana doblando los que eran, por su
cuenta, sus doscientas treinta y seis grullas de papel cuando la puerta se abrió y un hombre joven
miró a través de ella. Sus ojos recorrieron la habitación y cuando vio a Hermione él entró a la
habitación y rápidamente cerró la puerta detrás de él.

Su expresión era cautelosa y la miró fijamente mientras se acercaba.

Parecía apurado.

Estaba construido con cabello oscuro y un rostro angular. Estaba usando unas túnicas de gala de un
color azul oscuro. Tenía una barba densa en la cara.

La respuesta instintiva de Hermione al verlo era de gran terror.

Se congeló como si estuviera petrificada y lo observó.

No había a dónde correr. Ni siquiera podía gritar.

Ni siquiera se le había ocurrido que un extraño solo podría entrar a su habitación algún día.

Pausó ligeramente mientras se acercaba, notando su expresión.

“No te acuerdas de mí,” él dijo en un tono de sorpresa. Parecía haber un poco de ofensa en sus
palabras.

Hermione lo estudió desesperadamente, tratando de adivinar quién era. Él parecía vagamente


familiar. ¿Tal vez de la escuela? Alguien a quien no conocía muy bien.

Él seguía caminando por la habitación. Estaba ya a la mitad de ella y las manos de Hermione
comenzaron a tener espasmos mientras trataba de pensar en qué hacer. Si ella se escapaba, ella
tendría que salir del alcance del oído o si no él solo podía ordenarle que parara. Tal vez si tapaba
sus oídos… pero él podría simplemente aturdirla.

No podía–

Solo estaba a unos metros lejos de ella y su expresión estaba creciendo triunfando.

De repente hubo un fuerte crujido y Malfoy apareció a su lado de la nada. Hermione lo miró y se
escondió detrás de él, lejos del extraño que se acercaba.

La intensa y triunfante expresión del rostro del joven se convirtió en una de indiferencia al ver a
Malfoy. La inestabilidad de su postura desapareció mientras se enderezaba y miraba alrededor de la
habitación de Hermione.

“¿Perdiste tu camino, Montague?” Malfoy preguntó fríamente mientras se ponía un poco delante de
Hermione.

Montague se encogió de hombros.


“Solo estaba explorando,” él dijo. “Me dio curiosidad cuando la vi. Tienes muchos escudos en esta
habitación, Malfoy.”

Los ojos de Hermione se movieron a las paredes. ¿Habían? Nunca lo había notado. Era difícil de
notar ese tipo de escudos sin una varita o con un poco de magia que presionar en ellas.

“El Señor Oscuro me la encargó con instrucciones específicas para su cuidado. Siempre es útil
saber cuándo alguien está traspasando.” Respondió Malfoy. Su tono era hielo puro.

Montague se rió. “¿No tiene permitido visitas?”

“No lo tiene,” Dijo Malfoy, alejándose de Hermione después de darle la mirada más superficial. “Y
si solo tenías curiosidad, pudiste haberme preguntado. Casi es medianoche. Tal vez deberíamos
regresar a la fiesta. Estoy seguro de que Astoria nos estará esperando.”

Malfoy caminó fuera de la habitación y esperó a que Montague lo siguiera. Montague parecía
tomarse su tiempo intencionalmente.

Miró nuevamente alrededor de la habitación y de vuelta a Hermione. La intensidad regresó a sus


ojos mientras la observaba de arriba hacia abajo con Malfoy detrás de él.

Algo. Debía de haber algo que trataba de comunicarle.

Luego se volteó y siguió a Malfoy fuera.

Hermione observó a la puerta cerrada por ellos durante varios minutos.

Montague.

¿Graham Montague?

Había estado en la Brigada Inquisitorial. Y había sido capitán del equipo de Quidditch. Fred y
George lo habían metido en el Armario Evanescente durante el quinto año.

Hermione apenas lo conocía. Él apenas la conocía.

¿Cuándo lo había conocido en la medida en que él esperaría que ella lo reconociera?

Mientras estaba pensando. Hermione puso a un lado la pieza de papel que sus dedos con espasmos
habían roto.

Los Malfoy estaban ofreciendo una fiesta de Año Nuevo en la mansión. Ella hubiera tenido idea si
Montague y Malfoy no hubieran aparecido.

Estaba de pie y fue hacia la puerta, dudando. Quería ver a la gente con sus propios ojos, pero el
mismo pensamiento la aterraba.

Si alguien la viera le podrían hacer lo que quisieran a menos que Malfoy apareciera y los detuviera.
Su agudo e instintivo alivio por su llegada antes la inquietó en más formas de las que quería pensar.

Mejor el diablo que conoces al diablo que no.

Se paró junto a la puerta durante varios minutos antes de abrirla dudosamente. Caminó lentamente
por el pasillo y entró en uno de los pasajes de los sirvientes que no tenían uso, abriéndose paso
hacia el ala principal de la casa.
Gradually the sound of a string quartet began to reach her ears accompanied by the buzz of
conversations. She stopped and listened.

El sonido de un cuarteto de cuerda comenzó a llegar a sus oídos acompañado por murmullos de
conversaciones. Se detuvo y escuchó.

Música.

No había escuchado música en años.

Pausó y se recargó en la pared para absorberla. Cerrando sus ojos y respirando al tempo de las
cuerdas.

Había olvidado cómo se sentía escuchar música.

Después de quince minutos se recordó a sí misma y continuó su camino. Abrió una puerta y se
asomó a un pasillo oscuro para ver si estaba despejado. Estaba a punto de salir cuando escuchó una
tela crujir y la risilla de una mujer, Hermione se hizo ligeramente hacia atrás y vio a Astoria dar la
vuelta en una esquina tomando la muñeca de alguien. La muñeca de un hombre que claramente no
pertenecía a la de Malfoy.

Hermione no podía ver claramente en la oscuridad, pero la constitución del hombre estaba mal.
Más ancho y más bajón. Y no lo suficientemente pálido o rubio.

Astoria se apoyó contra la pared y el hombre se acercó a ella hasta que Hermione no pudo ver a la
bruja rubia en absoluto. Los ojos de Hermione se agrandaron mientras la risilla se tornó en jadeos
entrecortados.

Ella no había– bueno, no era necesariamente sorprendente– Hermione solo no esperaba


encontrarlo.

Luego dos piernas blancas se volvieron visibles mientras estaban envueltas en las caderas del
hombre y los sonidos cambiaron de jadeos a gemidos.

Hermione se encontró extrañamente fascinada hasta que se le ocurrió una idea horrible–

Malfoy lo encontraría en su mente.

Dio un paso atrás bruscamente y huyó silenciosamente por las escaleras. Tomó otra ruta hacia el
salón de baile.

Se había vuelto bastante buena navegando la mayor parte de la mansión. Mientras no se apurara y
usaba las paredes como piedra de toque podía ir a casi cualquier lado.

En el tercer piso había una pequeña escalera estrecha y tortuosa que conducía a un hueco en el
balcón que estaba sobre el salón de baile. Hermione asumió que la fiesta estaba localizada en el
salón de baile.

Esperaba ir a un lugar donde pudiera escuchar las conversaciones pero el amorío de Astoria en el
pasillo había interferido. El acto en sí no era sorprendente pero la indiscreción parecía excesiva.
Engañar a su esposo en un pasillo lleno de retratos familiares. Incluso si era un matrimonio abierto
la franqueza parecía descortés.

Hermione se deslizó hacia la alcoba, se arrodilló y miró por encima de la barandilla, hacia la fiesta.
El salón de baile estaba lleno con gente toda ataviada con sus ropas más lujosas. La habitación era
resplandeciente con sus decoraciones. Brillando. Los candelabros estaban iluminados con luces de
colores y en el centro de la sala se había construido una torre de belle coupes de champaña de al
menos dos metros de altura; champaña estaba fluyendo hacia abajo en una mágica fuente sin fin.

Era una fiesta dedicada a las páginas de sociedad. Habían varios fotógrafos tomando imágenes para
el periódico del día siguiente.

Hermione vio a Pius Thicknesse y a varias figuras importantes más del Ministerio. Había docenas
de Mortífagos a quienes Hermione reconocía.

Un destello de alguien pálido y rubio atrapó la mirada de Hermione y encontró a Malfoy


comprometido en una conversación con Dolores Umbridge. La Guardián estaba vestida en túnicas
de vestir de colores rosa y fiusha con un escote pronunciado y un colgante sugestivamente anidado
en su pecho.

Umbridge estaba sonriendo y tocando el brazo de Malfoy mientras él mantenía un rostro de piedra.
Sus ojos seguían recorriendo subrepticiamente su pecho de una manera que parecía ser una mezcla
de curiosidad y malestar.

Antes de que Hermione pudiera tomar más notas en la interacción, una figura escarlata atrapó su
atención. Ella miró y luego lo miró dos veces. Había una subrogada en la fiesta.

Hermione miró a través de la habitación y se dio cuenta que habían nueve de ellas ahí.

Ella miró asombrada. No podía reconocer a ninguna de ellas; todas usaban sus sombreros y
seguían a los magos como si fueran sus sombras. Sus cabezas miraban hacia el piso y sus hombros
se inclinaban hacia adelante sumisamente.

Algunos de los magos a los que acompañaban eran Mortífagos. Hermione reconoció a Amycus
Carrow, Mulciber y Avery. Los otros magos eran más jóvenes. Pensó que uno podía ser Adrian
Pucey y otro Marcus Flint

Las subrogadas. Hermione se dio cuenta mientras observaba, eran usadas como símbolos de
estatus. Desfilaban para mostrar la importancia de un linaje

El pecho de Hermione se apretó y su rostro se torció mientras observaba.

Las mujeres no se acercaban la una a la otra. Era de suponer que les habían ordenado que no
deambularan. Pero como dos de ellas se cruzaron Hermione notó que sus manos rozaron por un
instante. Para transmitir un mensaje o simplemente por consolación, Hermione no podía decir por
la distancia.

Hermione asumió que las otras subrogadas eran mantenidas enclaustradas en casas tal como ella
estaba. Claramente era una asunción equivocada.

Era Hermione quién era un caso excepcional. Miembro de la Orden. Recuerdos escondidos.
Esposas unidas por sangre. Entregada al Gran Juez. Llevada con Voldemort.

Era posible que las otras mujeres incluso tenían permitido salir por su cuenta. De hecho, dado que
eran rastreables, no había necesariamente una razón por la que no pudieran.

Tal vez incluso Hermione tenía técnicamente permitido hacer tal cosa. Aunque de alguna manera lo
dudaba. Si no tenía permitido visitas parecía dudoso que Malfoy la dejaría salir del estado.

“¡Un minuto para la medianoche!” una bruja con una voz sonora usada gritó alegremente,
interrumpiendo los pensamientos de Hermione. “¡Prepárense para sus besos de Año Nuevo!”

Astoria se deslizó de vuelta a la habitación. Sus túnicas estaban acomodadas y su expresión era
inocente pero había una leve sensación de desaliento acerca de su persona que le parecía obvia a
Hermione. Su labial estaba ligeramente corrido que no parecía estar con las líneas de sus labios. No
una mancha abierta, pero lo suficiente para que la forma de su boca se suavizara descuidadamente.
Su expresión era engreída.

Hermione vio a Astoria caminar hasta donde estaba Malfoy. La expresión de Astoria se transformó
en afecto mientras se acercaba, pero había una chispa de algo más en sus ojos.

Malfoy la observó cuidadosamente pero su expresión ni siquiera cambió. Hermione no podía ver el
rostro de Astoria desde el ángulo en el que estaba.

“¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! ¡Siete!” la habitación comenzó a gritar la cuenta regresiva para el Año
Nuevo.

Mientras la cuenta iba bajando Malfoy se inclinó, su expresión aún en blanco, y pasó su pulgar por
la boca de Astoria.

En el cero se inclinó hacia adelante y presionó sus labios en los de Astoria. Una cámara sacó un
flash. La habitación explotó con fuegos artificiales mágicos y celebraciones y choques de cristales
mientras la gente brindaba.

Los labios de Malfoy seguían presionados contra los de Astoria pero mientras besaba a su esposa
levantó sus ojos viendo sobre la cabeza de Astoria. Sus ojos fríos y grises inmediatamente se
fijaron en el rostro de Hermione.

Hermione olvidó cómo respirar.

Ella miró de regreso. Congelada.

Su estómago dio un vuelco. Su corazón comenzó a latir fuertemente hasta que pudo escucharlo en
sus oídos. Ella se estremeció. Sintió que debía salir de vista pero se encontró atrapada, como si
estuviera encerrada en un lugar con plata fría.

Él siguió observándola hasta que Astoria rompió el beso y se volteó. Luego bajó los ojos y una
sonrisa falsa y aristocrática se curvó en sus labios mientras miraba alrededor de la habitación,
aplaudiendo sin entusiasmo durante varios segundos antes de tomar una copa de champán de una
bandeja flotante.

Se la tomó rápidamente como si fuera enjuague bucal.

Hermione se recostó y presionó sus manos en su pecho y esperaba que su corazón dejara de latir
tan fuerte.

La fiesta duró horas. Hermione observó las interacciones sociales cuidadosamente. Buscando
señales de tensión y alianzas. Tratando de identificar el orden social que existía con el fin de
entender lo que El Profeta dejaba fuera.

Vio a Graham Montague mezclándose y lo miró durante algún tiempo, tratando de discernir si
había algo familiar en él. Él le parecía completamente extraño.

Malfoy no se mezclaba. Se quedaba de pie y dejaba que otra gente se mezclara con él. A Hermione
se le hizo cada vez más evidente qué personas sabían que él era el Gran Juez y cuáles no lo sabían.
Había una cierta reverencia y delicadeza en cómo los jóvenes Mortífagos se acercaban a él.
Antiguos Mortífagos como Mulciber, Nott Sr. y Yaxley lo trataban con una mezcla de deferencia y
resentimiento.

Mientras otros ahí tal vez no sabían por qué Malfoy era tratado tan cuidadosamente por los
Mortífagos, el respeto era contagioso. La habitación se orientaba alrededor de Malfoy en una
manera que era desconcertante.

Malfoy hacía su parte como un rey benevolente. La frialdad y la sensación de peligro para su
persona eran innegables, pero lo superpuso bajo cortesía aristocrática. La expresión dura e
inflexible que tenía alrededor de Hermione estaba ausente. Él se veía indulgente. Sonreía y
participaba en lo que parecían ser interminables corrientes de conversaciones triviales con
cualquiera que se acercara. Pero para Hermione, incapaz de descifrar sus palabras y simplemente
observarlo, siempre parecía frío y aburrido.

Eran casi las cuatro de la mañana cuando los últimos invitados se fueron.

Hermione regresó a su habitación cautelosamente. No quería encontrarse a Astoria de nuevo o


cualquier rezagado. Cuando llegó al pasillo que la llevaba a su habitación, vio por una esquina y
encontró a Malfoy de pie ahí.

Él miró y la vio de inmediato.

“¿Te divertiste?” él preguntó.

Ella dudó por varios segundos antes de caminar por la esquina y se acercó a él, encogiéndose de
hombros.

“Fue más interesante que solo leer sobre ello.” ella dijo.

Él resopló.

“Palabras que nunca esperé escuchar de ti,” él dijo. Luego la observó, sus ojos se entrecerraron.

“¿Por qué Montague está interesado en ti?” preguntó, arqueando una ceja.

Hermione lo miró. Por supuesto que por eso estaba ahí.

Estaba sorprendida de lo que estaba preguntando. Él tenía, ella se había dado cuenta, un horario
para examinar sus recuerdos. Aparentemente cada diez días. Se saltó la última sesión y se la dejó a
Voldemort, pero ella esperaba que se presentara en algún momento al día siguiente. Si quería solo
pudo haber esperado.

“No lo sé,” ella dijo. “Apenas lo conocí en la escuela.”

La curiosidad floreció en los ojos de Malfoy.

“¿En serio? Que intrigante,” dijo en un tono meditabundo. “Estás llena de sorpresas.”

Hermione giró los ojos.

“¿Le dices eso a cada chica?” ella dijo en un tono sarcástico y dulce.

La miró fijamente y luego se rió entre dientes.

“Ve a la cama, Sangre Sucia.”


A pesar de el fraseo no sé sintió como un comando. Hermione lo miró por un momento más antes
de entrar a su habitación de todos modos.

Él aún estaba de pie en el pasillo cuando ella cerró la puerta.

La mañana siguiente el periódico tenía una imagen de Malfoy y Astoria en la portada. Capturaba el
momento en el que Malfoy se inclinó hacia adelante y pasó su pulgar por los labios de Astoria
antes de acercarse para besarla, fuegos artificiales y serpentinas explotando detrás de ellos.

Se veía dulce, romántico e íntimo.

En la página siguiente había una imagen del Gran Juez matando a varias personas en Francia. Una
chica se veía vagamente familiar. Hermione pensó que tal vez visitó Hogwarts en el Torneo de los
Tres Magos.

Hermione no se había dado cuenta que Malfoy había dejado el país antes en la semana.

Hermione dobló la imagen de Malfoy y Astoria en un mosaico en espiga y se divirtió haciendo que
Malfoy y Astoria se separaran y luego se aplastaran entre sí.

Rompió la imagen del Gran Juez en pequeñas tiras y la tejió en una pila. En otra vida, ella pensó,
tal vez disfrutaría crear cortezas de tarta complejas de celosía.

Luego se levantó y comenzó su rutina de ejercicio.

Ella se estaba poniendo ridículamente en forma, que eres un sentimiento satisfactorio pero no tenía
punto. En realidad no importaba que tan fuerte podría dar un puñetazo si no era capaz de llevar su
puño hasta la cara de Malfoy. No tenía mucho sentido la resistencia cuando casi tenía un ataque de
pánico cada vez que apartaba la mano de los setos de tejos o intentaba moverse a una velocidad
que no era glacial.

Malfoy apareció tarde en su habitación para revisar sus recuerdos. No pareció encontrar algo de
peculiar interés en su pasado reciente. Ni siquiera reaccionó cuando se encontró con su recuerdo de
Astoria cogiendo con alguien en el pasillo. Los retratos probablemente ya le habían informado.
Cuando terminó de revisar sus recuerdos se acomodó.

Hermione parpadeó para deshacerse del dolor de cabeza y se sentó, viéndolo.

“Mandaré el frasco final de la poción mañana,” él dijo.

Hermione asintió. Él no dijo nada antes de voltear para irse.

Esa noche Hermione formuló un cuidadoso plan para el día siguiente en su mente. Si en realidad
era su última dosis de la poción entonces había un número de cosas que quería intentar antes de
que los efectos se terminaran.

La mañana siguiente no pausó para leer el periódico. Se tomó la poción antes de que pudiera dudar
o temerle a la abstinencia que sufriría más tarde

Su primer destino fue el Ala Sur de la mansión. La única parte de la casa que aún no exploraba.
Había empezado en los pisos de hasta arriba y así fue bajando. Eran en los que era menos probable
que se encontrara con alguien así que se movía más rápido.

Al llegar al primer piso sintió que el aire adquiría una frialdad y una retorcimiento que podía
detectar incluso a través de los efectos amortiguadores de la poción. Se le erizó el pelo de la nuca y
su cuerpo empezó a sudar frío.

Magia Oscura.

Era tan densa en el aire que casi podía saborearla.

Se congeló en la escalera durante varios minutos calculando.

Los instintos de Hermione le estaban insistiendo fuertemente a que se volteara y se fuera. Pero
fueron sofocados bajo la poción.

Su curiosidad no lo fue.

Descendió los últimos escalones y caminó en dirección del sentimiento. Había una puerta
entreabierta. Ella se asomó. Era un gran salón. Completamente vacío. Ni siquiera un palo de
mueble. Sin cortinas. Sin retratos en las paredes. Incluso el papel tapiz parecía haber sido
completamente pelado.

No había nada más que una gran jaula en el centro de la habitación.

La Magia Negra colgaba de la habitación, pero parecía mayormente concentrada alrededor de la


jaula.

Hermione caminó lentamente dentro de la habitación y se acercó.

Gente había muerto en esa habitación. Demasiada gente. Lentamente.

La mente de Hermione comenzó a catalogar automáticamente los rituales oscuros que conocía que
sabían que creaban una presencia tan duradera de magia retorcida.

Probablemente había corrompido algunas de las líneas ley del estado.

A medida que se acercaba, descubrió que la jaula estaba empotrada en las piedras del suelo.
Literalmente inamovible a menos que se arrancaran los cimientos de la mansión, e incluso eso
podría no ser suficiente.

El solo hecho de estar cerca de la jaula le hizo sentir un sabor fuerte en la boca, como el sabor
cobrizo de la sangre.

Ella la miró detenidamente.

Era un par de centímetros más baja que ella. Probablemente exactamente 150 centímetros de alto y
noventa centímetros de largo. Lo suficientemente alto como para que un prisionero se agache o se
acurruque.

Se preguntó cuánta gente había sido encerrada dentro de ella.

Un ruido la sobresaltó. Se volteó para encontrar a Malfoy en la puerta observándola con irritación
y bordeado de rabia.

“Por supuesto que te faltaría el sentido común de no entrar aquí,” él dijo en una firme voz mientras
caminaba hacia ella.

Chapter End Notes


Hermione haciendo grullas de papel (Hermione folding paper cranes) por
hoffnungclaws
Capítulo 14
Chapter Notes

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Hermione se volteó hacia Malfoy con calma. Incluso sin la poción dudó que se sentiría
particularmente preocupada. Lo miró mientras él se acercaba. Ella había llegado a la conclusión
que generalmente hablando él no tenía permitido ni dispuesto a hacerle daño.

Incluso si no estuviera desesperado por entrar a sus recuerdos, Stroud probablemente le había
explicado exactamente por qué no sería aconsejable quebrarla psicológicamente.

“¿Guardas a muchas personas en jaulas?” ella preguntó.

Él la observó. Su rostro estaba ligeramente pálido, y sus ojos estaban oscuros y cubiertos de la
rabia que apenas se mantenía bajo control. Podía sentirla girando alrededor de los bordes de él.

Se le ocurrió que si intentaba que él la matara probablemente sería el momento perfecto. Estaba
rodeado por la magia oscura corrosiva y adictiva de la habitación. Podía sentir cómo se filtraba
dentro de ella mientras se quedaba mirándolo. Una persona podría drogarse en un entorno como
ese.

Los labios de Malfoy se apretaron en una línea dura y pudo ver su mandíbula apretarse. Había tanto
bajo su frío interminable. Una rabia dormida se agitaba, ondulando justo debajo de la superficie.

El salón tenía un gran efecto sobre él. Una pequeña provocación y ella probablemente lo podría
hacer explotar. Se preguntó cómo hacerlo.

Luego él se burló.

“Tú eres la única a quien tengo enjaulada, Sangre Sucia,” él dijo. Su expresión nuevamente se
volvió indiferente abruptamente, la rabia pareció haberse bajado. “¿No lo has notado?”

El labio de Hermione se curvó. Malfoy miró alrededor de la habitación; su rostro parecía


demacrado, pero le sonrió.

Ésta es el ala de la mansión de mi padre,” él dijo.

Hermione miró alrededor, parte de ella esperaba que Lucius Malfoy apareciera desde algún lado
con una expresión maniática recordando a su ex cuñada.

“Por suerte para ti,” Malfoy continuó, “ha estado en el extranjero desde el final de la guerra. Me
gusta esperar que no te torturará ni te maldecirá horriblemente si te cruzas en tu camino, pero si
fuera un hombre que alista tengo que admitir que las probabilidades no están a tu favor. Así que
recomiendo que no hagas visitas regulares aquí. ¿Quieres un tour completo antes de irnos? ¿Solo
para asegurarte que no hay nada convenientemente puesto por ahí para que me mates?

Él gestionó hacia la puerta del salón y Hermione caminó fuera. Él la siguió de cerca y luego cerró
la puerta fuertemente. Hermione sintió un pulso de magia cuando se cerró con un clic; el
sentimiento de oscuridad se desvaneció del aire a su alrededor. La puerta estaba fuertemente
protegida. Hermione se dio cuenta que probablemente era una de las innumerables habitaciones
que no eran para que pudiera entrar. Se preguntó si las otras habitaciones ocultadas fueron
dragadas de manera similar en magia retorcida.
“Astoria no dijo que hubiera ningún lugar al que no debería ir. Asumí que tenía permitido explorar
toda la mansión,” ella dijo.

“Estoy seguro que ella estaría encantada si encontraras un final desafortunado. La indignidad de tu
sola existencia puesta a un lado, también podría significar mi desaparición. Luego ella se volvería
una viuda rica y libre para conducir todos sus amoríos de mal gusto incluso más públicamente de
lo que ya lo hace,” Malfoy dijo en un tono indiferente.

Hermione lo miró.

“¿Y no te importa?”

Él miró a Hermione con una expresión fría.

“Me ordenaron casarme con ella así que lo hice. Nunca me ordenaron que me importara,” él dijo.

“Suenas tan esclavizado como yo,” Hermione dijo burlonamente.

Malfoy se detuvo en seco en el pasillo y lentamente se volteó hacia ella, arqueando una ceja. La
examinó durante varios segundos y Hermione se detuvo y le devolvió la mirada.

“¿Estás tratando de provocarme o influir en mi lealtad, Sangre Sucia? Que terriblemente audaz de
tu parte.

Hermione estudió su rostro durante varios momentos antes de arquear su ceja. “Ya habías pensado
sobre eso. Si no, estarías ofendido ahora mismo,” ella dijo.

Él continuó estudiando su rostro durante varios instantes antes de que una pequeña sonrisa se
construyera en sus labios. “Sabes, casi pareces un Gryffindor otra vez.”

“Siempre he sido una Gryffindor,” ella respondió.

Sus ojos brillaban débilmente.

“Cierto. Supongo que lo has sido,” él dijo.

El momento se alargó. Siguieron mirándose el uno al otro. Los ojos de Hermione se entrecerraron
mientras lo evaluaba.

Parecía imposible que tan sólo tuviera veinticuatro años. Nadie tan joven debería tener tanta rabia
fríamente contenida detrás de sus ojos. Hermione había visto muchos rostros envejecidos por la
guerra pero la expresión de Malfoy era única. Estaba tan precisamente contenida, pero sus ojos
eran como una tormenta; parecían contener el poder del mar.

¿Cuánta gente había asesinado? Gente que conocía, gente que no conocía; nada de eso parecía
desconcertarlo. Su rostro de alguna manera no estaba marcado por la preocupación; joven e
indolente. Aún así ella podía ver la guerra en sus ojos, como si el gris en ellos fueran fantasmas.

Ginny. Él había matado a Ginny. Colgó su cuerpo frente a todos sus amigos y lo dejó pudrirse.

Y Minerva. Poppy Pomfrey, que le había enseñado a Hermione a sanar por primera vez. Neville, el
primer amigo de Hermione en el mundo mágico. Moody.

Malfoy había asesinado a todos los que restaban después de la guerra. Había eliminado a la Orden
del Fénix.
Incluso bajo los efectos de la poción, el odio y la rabia que sentía hacia él era inescapable. Ella no
solo lo odiaba emocionalmente. La furia por todo lo que había destruido era una estructura en su
mente. Él merecía sufrir profundamente por todo lo que había hecho. Ella no necesitaba sentir
emociones para creer en ello.

Ella no podía entender todo lo que él obtuvo por hacer todo eso. Él tenía dinero, pero eso no
parecía tener nada que ver con eso. Él tenía poder, pero estaba obligado a mantenerse en el
anonimato. Él no tenía pasatiempos aparentes además de asesinar gente con eficacia y leer. Ni
siquiera parecía disfrutar particularmente de matar gente.

Su vida parecía extrañamente vacía de nada satisfactorio. ¿Qué lo guiaba?

Ella abrió la boca para pinchar, pero se contuvo. Tuvo que andar con cautela. Quería pensar más en
eso.

Él sonrió cuando vio su boca cerrarse.

“¿Componiendo un boceto psicológico de mí?” él preguntó.

Hermione arqueó su boca en una leve sonrisa.

“Si,” ella dijo.

“Estaré deseando verlo,” él dijo volteando por el pasillo.

Ella lo miró con furia.

Hubo un fuerte sonido de tacones y Astoria apareció en la esquina de la nada. Cuando vio a
Hermione y a Malfoy sus ojos se entrecerraron y sus labios se fruncieron.

“¿Ahora todos estamos socializando?” Astoria preguntó en un tono sacarino.

“Solo damos un tour por la mansión,” Malfoy arrastró las palabras, el rostro de Astoria palideció
levemente. “La puerta del salón del ala sur estaba abierta.”

“Tal vez los elfos domésticos la dejaron abierta,” Astoria dijo con rigidez.

“Por supuesto,” él dijo con una sonrisa. “Sin duda fueron los elfos.”

“Pensé que tenías trabajo hoy,” dijo Astoria, cambiando el tema abruptamente. “Dijiste que tu día
estaba bastante ocupado cuando te pregunté si podias pasar por el recaudador de fondos esta tarde
y aún así aquí estás ‘dando un tour por la mansión.’”

Hermione vaciló levemente mientras se paraba entre Malfoy y Astoria. Había algo intensamente
inestable sobre la esposa de Malfoy y Hermione no estaba dispuesta a llamar su atención-- o ira.
Sin embargo, no había manera en la que Hermione pudiera alejarse de la tensa conversación sin ser
tan obvia.

Se quedó congelada, observando la escena cuidadosamente mientras trataba de ser discreta. Las
palabras se sentían atadas con implicación y desagrado mutuo. Astoria estaba hirviendo con un
resentimiento apenas velado, sus dientes brillaban levemente mientras miraba a su esposo.

“El Señor Oscuro ha sido bastante específico con que la Sangre Sucia tenga precedencia sobre todo
lo demás,” Malfoy dijo con una fría expresión.

Astoria soltó una risa fuerte e histérica.


“Por dios, no sabía que los herederos fueran tan importantes,” dijo mirando hacia el estómago de
Hermione.

“Las instrucciones del Señor Oscuro son lo importante,” dijo Malfoy, empezando a lucir aburrido.
Ni siquiera estaba viendo a su esposa, de hecho Hermione se dio cuenta, estaba viendo por encima
de la cabeza de Astoria y observando un espejo en la pared que lo reflejaba a él y a Hermione. “Si
él me pidiera que cultivara gusanos, lo haría con la misma devoción.”

Hermione casi resopló.

“No he notado que ninguna de las otras yeguas de cría necesite tanta devoción. Ni siquiera dejas
que nadie se le acerque. Es como si la estuvieras acaparando,” Astoria replicó bruscamente.

Malfoy se rió entre dientes, un brillo cruel entró en sus ojos cuando se posaron en el rostro de
Astoria. Un destello de incertidumbre parpadeó en los ojos de Astoria como si hubiera sido
atrapada con la guardia baja por la plena atención que estaba recibiendo de la nada por parte de su
esposo.

“Según mi parecer tú no querías ni poner tu vista en ella, Astoria. ¿Qué pasa?” dijo Malfoy, su tono
era bajo-- casi engatusando-- pero tenía un borde helado. “¿Preferirías que la paseara conmigo?
¿Que la lleve a la ópera? ¿Tal vez pudiera unirse a nosotros a la portada de El Profeta el siguiente
año nuevo? El mundo entero ya sabe que es mía. ¿Querías que te lo reiterara?”

Astoria palideció visiblemente y miró a Hermione con un desprecio manifiesto.

“No me importa lo que hagas con ella,” Atoria gruñó, luego se volteó en su talón y se fue furiosa.

La inestabilidad en el aire se evaporó con el sonido de los zapatos que se alejaban. Malfoy observó
a Astoria con una expresión de molestia. Se volvió para dirigir su ceño hacia Hermione.

“Has irritado a mi esposa, Sangre Sucia,” él dijo.

Hermione lo miró. Él casi parecía esperar que ella se disculpara.

“Mi existencia la irrita,” ella respondió indiferentemente. “Si te ‘importa’ podrías arreglarlo
fácilmente.

Él se rió y la miró.

“Esa poción realmente te hace un número,” él dijo. La miró con tanta atención que se sintió como
si la estuviera memorizando.

Ella encontró su mirada con calma. Deseó poder sentirse calmada sin la necesidad de sentirse
congelada. Habían tantas cosas sobre él que quería desvelar y explorar; si tan solo pudiera reinar
en su psique y controlarse.

Había tanto sobre él que tenía poco sentido para ella.

Si tan solo pudiera acercarse.

“Siento que puedo respirar,” ella dijo. “Como si me estuviera ahogando durante tanto tiempo que
olvidé cómo se sentía el oxígeno.”

Luego ella hizo una mueca.

“Sin embargo, la retirada deja algo que desear,” ella agregó.


Él se rió y sus ojos finalmente dejaron su rostro. “Si no te dejara en el suelo con arcadas, podrías
cometer el error de pensar que me importa,” él dijo en un tono desdeñoso.

Ella lo miró.

“Pareces sorprendentemente preocupado sobre mi pensamiento en tal cosa,” ella dijo con frialdad.

Malfoy hizo una pausa y la miró de nuevo por un momento antes de que una lenta sonrisa felina
adornara sus labios.

“¿Continuamos con la agenda entonces?” él arrastró las palabras.

Hermione entrecerró los ojos.

“¿Qué era nuevamente? ¿Explorar el Ala Sur, tratar de encontrar las cocinas, buscar un cobertizo
de jardín o establos, encontrar a Malfoy y encontrar una debilidad que explotar? ¿Ya estamos en
eso? Eres bastante eficiente.”

Hermione lo observó. Quería estar enojada pero la poción tuvo tal reacción cuidadosamente
sofocada.

“Estuviste en mi cabeza anoche,” al fin dijo ella.

“Estaba tratando de dormir, pero estabas pensando bastante fuerte,” él dijo en un tono blando,
quitando un hilo no existente de sus túnicas y observando su vestíbulo como si fuera un diseñador
de interiores.

“Bueno, diviértete,” él dijo después de un momento. “Los establos están después de los jardines de
rosas en el sur de la mansión. Y el cobertizo del jardín está al otro lado del laberinto de setos.
Tengo entendido que no puedes tocar las tijeras de podar ni las horquillas. Podrás ser capaz de
intentar estrangularme con una brida, pero de alguna manera dudo que pudieras decidirte a hacerlo.

Él sonrió ciendo hacia sus muñecas antes de voltearse y bajar las escaleras sin una palabra más.
Hermione se quedó de pie viéndolo desaparecer por el pasillo y luego miró a su alrededor,
reflexionando sobre él mientras calculaba su próximo movimiento.

Él había leído sus pensamientos la noche anterior. Ella ni siquiera estaba sorprendida, pero hacía
que todo lo que ella hiciera se sintiera terriblemente inútil. Él ni siquiera tendría que esperar para
practicar legeremancia en ella; él podría simplemente recoger sus planes del frente de su mente.

Fue de vuelta a su habitación y se puso su capa y se cambió a sus botas. Mientras salía de la
mansión a la veranda comenzó a contar de dos en dos.

Dos, cuatro, seis, ocho, diez, doce...

Mientras contaba, dejó que su mente divagara, pensando perezosamente.

Draco Malfoy era un enigma. Había tantas contradicciones arremolinándose bajo su fría fachada.
¿Cuáles eran sus ambiciones?

Veintidós, veinticuatro, veintiséis, veintiocho...

Él parecía estar acumulando poder sin tener específicamente un propósito para ello.

Él sabía que estaba encadenado por órdenes que no podía desobedecer. Casarse con Astoria,
arruinar su linaje con mestizos, mantener a Hermione bajo supervisión constante.
Seguía las órdenes de Voldemort con devoción a pesar de no tener gusto aparente por ellas.

¿Qué conseguía de ello? ¿Qué era lo que lo guiaba? Su poder y estatus no parecían tener sentido.
No parecía obtener nada de ello que no obtuviera como un Mortífago de medio rango.

Sesenta y seis, sesenta y ocho, setenta, setenta y dos

Por supuesto que Hermione podría no ver algo. Él pasaba días fuera en los cuales ella no tenía idea
de lo que él hacía. Podían haber innumerables cosas que él estuviera haciendo de las cuales ella no
tenía conocimiento.

Había algo que ella estaba pasando por alto. Un detalle que sentía que sabía de forma
subconsciente pero que no podía colocar. Algo… algo. Como un rompecabezas que ella estaba
armando, construido de la información contradictoria que había estado acumulando en su mente.

Ciento treinta y dos. Ciento treinta y cuatro. Ciento treinta y seis.

Sintió que algo en el fondo de su mente se rompía y una página de un cuaderno gastado lleno de su
letra nadaba ante sus ojos.

“La fanfarria está en la luz pero la ejecución está en la oscuridad, el propósito es siempre engañar.
La intención es revelada para desviar la atención del adversario, luego se cambia para ganar el
final por lo inesperado. Pero la intuición es sabia, cautelosa y espera detrás de su armadura.Sentir
siempre lo opuesto de lo que se tenía que sentir y reconocer el propósito real de truco, permite que
pase cada primer indicio, espera un segundo, e incluso un tercero. La simulación de la verdad ahora
sube más alto al pasar por alto el engaño e intenta, a través de la verdad misma,
falsificarlo.Cambió la jugada con el fin de cambiar el truco y hace que la razón parezca fantasma
fundando el mayor fraude en el mayor candor. Pero la cautela está en el reloj viendo claramente lo
que se pretende, cubriendo la oscuridad que estaba vestida de luz y reconociendo ese diseño más
ingenioso que parece más ingenuo. De esta manera, la astucia de Python se compara con la
simplicidad de los rayos penetrantes de Apolo.”

Hermione pausó preguntandose de dónde habían llegado las palabras. No era un libro el cual podía
recordar. Había memorizado las palabras. Tan pronto las vió en el recuerdo, recordó memorizarlas.

La fanfarria está a la luz pero la ejecución está en la oscuridad.

Se repitió las palabras para sí misma varias veces.

Luego comenzó a contar de tres en tres mientras seguía su camino por el laberinto de setos en la
dirección que Malfoy había dicho que estaba la cabaña de jardín.

El día pasó sin sentido, lleno de estar contando. No había nada útil que pudiera encontrar durante
su exploración final del estado Malfoy.

La cabaña de jardín a la que Malfoy la había dirigido estaba cerrada.

Descubrió que Malfoy tenía un establo de caballos alados; Descubrió que Malfoy tenía un establo
de caballos alados; enormes Abraxanios, Granianos y Aethoneneos. Todos los cuales la miraban a
través de las puertas del establo con barrotes y pisoteaban sus cascos cuando ella se acercaba.

Un delicado Graniano fue el único que no dio un paso atrás cuando Hermione se acercó. Agitó sus
alas ahumadas y metió la nariz a través de los barrotes, relinchando y lanzando la cabeza hacia
Hermione.
Hermione acarició suavemente su aterciopelado hocico y sintió el calor de su aliento jadeante
contra su palma. Si la mente de Hermione no estuviera reprimida probablemente hubiera llorado al
darse cuenta que un caballo fue la primera cosa cálida y gentil que había tocado en años.

Se quedó de pie durante varios minutos acariciando la frente del caballo y rascándole levemente la
barbilla mientras éste acariciaba su túnica con la esperanza de encontrar una manzana o una
zanahoria. Cuando se dio cuenta que Hermione no tenía nada que ofrecer, sacó su cabeza estrecha
hacia atrás a través de las barras y la ignoró.

Hermione se quedó allí por más tiempo del que debió.

Hermione siguió los caminos y encontró la entrada de la mansión Malfoy. Las grandes puertas de
hierro forjado estaban cerradas y no se abrían para ella. Hermione no estaba segura sobre qué es lo
que hubiera hecho si se hubieran abierto.

Deambuló por la mayor parte de la finca que pudo.

Hermione encontró el cementerio familiar. Innumerables lápidas y mausoleos enterrados bajo la


nieve. La Familia Malfoy era ancestral.

Solo un mausoleo estaba cuidadosamente limpio de nieve. A cada lado de la puerta había narcisos
encantados, floreciendo. Hermione estudió las palabras grabadas en el mármol.

Narcissa Black Malfoy. Amada esposa y madre. Astra inclinant, sed non obligat.

Una gran lápida para Bellatrix Lestrange estaba cerca. El escudo de la familia Black adornando el
mármol. Toujours Pur.

Hermione dejó el cementerio y continuó explorando el estado. Se sentía sin fin. Aislado. Montañas
nevadas ininterrumpidas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, de un blanco cegador
bajo el cielo azul claro. Cuando cayó la noche, Hermione siguió deambulando, observando las
constelaciones hasta que sintió los efectos de la poción empezar a desvanecer.

Se sintió tan enferma la mañana siguiente que pensó que estaba muriendo. Vomitó a un lado de la
cama y se tomó horas para que pudiera arrastrarse hasta el baño. No sabía si se podía volver
inmune a la poción pero no pensó que era posible seguir sobreviviendo para averiguarlo. Incluso si
Malfoy la enviaba dudó si sería capaz de consumir otra dosis nuevamente.

Estuvo enferma durante dos días, presionada contra la ventana mientras se estremecía y sudaba la
poción de su sistema. Reflexionando sobre Malfoy y el salón en el ala sur una y otra vez cuando no
estaba demasiado febril como para siquiera pensar con coherencia. Durante la segunda noche soñó
con Ginny.

Ginny estaba acurrucada junto a una cama y sollozaba en silencio. Se volteó bruscamente cuando
Hermione entró en la habitación. La expresión de Ginny al voltear y ver a Hermione era de
angustia, su pecho estaba temblando fuertemente y respiraciones irregulares estaban siendo
jadeadas rápidamente a través de su boca abierta. Incluso su pelo rojo estaba húmedo por las
lágrimas.

Mientras Hermione se acercaba a Hermione su pelo se hizo hacia atrás y expuso una larga y cruel
cicatriz en el costado de su rostro, desde su frente hasta su mandíbula.

“Ginny,” dijo Hermione. “Ginny, ¿qué pasa? ¿Qué sucedió?”

“No lo sé — ” Ginny forzó las palabras fuera y luego comenzó a llorar con más fuerza.
Hermione se arrodilló a lado de su amiga y la abrazó.

“Oh dios, Hermione—,” Ginny buscó aire. “No sé cómo—”

Ginny se interrumpió mientras luchaba por respirar. Sonidos de hipo ahogado emergieron de lo
profundo de su garganta mientras luchaba contra sus espasmos pulmonares.

“Está bien. Respira. Necesitas respirar. Dime qué está mal y te ayudaré,” Hermione prometió
mientras pasaba sus manos por los hombres de Ginny. “Sólo respira. En una cuenta de cuatro.
Aguanta. Y luego por la nariz con una cuenta de seis. Nos quedaremos en eso. Respiraré contigo.
¿Está bien? Vamos, respira conmigo. Te tengo.

Ginny solo lloró con más fuerza.

“Está bien,” Hermione seguía diciendo mientras comenzaba a respirar profundamente en


demostración para que Ginny la siguiera. Sostuvo a Ginny con fuerza en sus brazos para que la
chica más joven sintiera el pecho de Hermione expandiéndose y contrayéndose lentamente como
una señal subconsciente.

Ginny siguió llorando por varios minutos más antes de que su respiración se calmara y lentamente
comenzó a copiar la de Hermione.

“¿Quieres decirme qué es lo que pasa o prefieres que le hable a alguien más?” Hermione
preguntó cuando estaba segura que Ginny ya no iba a seguir hiperventilando.

“No—no puedes—,” dijo Ginny inmediatamente. “¡Oh dios! Yo no—”

Ginny comenzó a llorar en el hombro de Hermione nuevamente.

Seguía llorando cuando Hermione despertó del sueño.

Hermione repitió el recuerdo en su mente.

Ginny lloraba muy rara vez. Cuando Percy murió ella lloró durante días pero mientras la guerra
seguía sus lágrimas se secaron junto con las de los demás. Ginny apenas lloró cuando Arthur fue
maldecido o cuando George casi murió.

Hermione no recordaba que Ginny hubiera llorado tanto.

Hermione repitió el recuerdo una y otra vez en su mente, tratando de asegurarse de encontrarle un
sentido.

No podía recordar la cicatriz en el rostro de Ginny. Parecía que tenía meses de antigüedad en el
recuerdo pero Hermione no podía recordar cuando Ginny lo había obtenido. Parecía que alguien
había tallado toscamente una sección del rostro de Ginny con un cuchillo.

Hermione se preguntó si ella había sido quien la sanó.

Chapter End Notes

La frase es de "The Art of Discretion" por Baltasar Gracian.


"Astra inclinant, sed non obligant" = las estrellas se inclinan pero no nos obligan.

Como si la estuvieras acaparando (Like you are hoarding her) por Dralamy
Capítulo 15

Hermione era fértil nuevamente.

La mesa apareció en el centro de la habitación y se sintió resignada por la vista. Había comenzado
a sentirse inevitable.

Inevitable.

Hermione se dio cuenta con una sensación de caída de que se estaba acostumbrando a su jaula.

Malfoy iba a violarla en una mesa y el pensamiento se había convertido en algo natural para ella.
Incluso la palabra violar comenzó a sentirse inexacta.

Todo había comenzado a sentirse–

Menos.

Física y mentalmente el miedo había comenzado a desvanecerse cuando su mente la obligó a


adaptarse. Ya no sentía náuseas. Su corazón no latía con fuerza. La sensación de un nudo en su
estómago no se sentía tan apretado que pensó que podría estar asfixiándose por eso.

Su mente se retorcía con la racionalización. Tratando de hacerla adaptarse. De hacerla sobrevivir.

Si su situación dejaba de irritarla, sería menos probable que se arriesgara a un intento de fuga.
Menos probable que provocara a Malfoy.

Podía entenderlo científicamente. Desde el punto de vista de un sanador, podía explicar la


fisiología y psicología de ello. No era sustentable mantenerse en un estado constante de miedo,
constante horror, constante pavor. Su cuerpo no podía mantenerla en estado permanente de pelea o
vuelo. Sería forzada a adaptarse o se desgastaría. La poción con la que Malfoy la había dosificado
probablemente había ayudado a embotarlo.

Entender la ciencia no hacia la realización mejor. La hacía peor. Sabía hacia donde iba su mente.

Se estaba 'aclimatando a la mansión.'

El pensamiento la sacudió hasta la médula.

Observó la mesa y se sintió perdida en qué hacer sobre ella. No era como si fuera capaz de pelear
contra él. No podía resistirse más de lo que ya se había resistido.

Él no estaba haciendo nada que doliera. Si ella ponía atención– dejó de alejar su mente–
probablemente lo haría peor que mejor.

Tenía que escapar. Eso era todo lo que había al respecto. Tenía que escapar. Encontrar una manera.
tendría que haber una manera. Ninguna jaula era perfecta. Nadie era perfecto. Tenía que haber algo
sobre Malfoy que explotar. Solo tendría que explorar lo que era.

Tenía que. Tenía que.

Siguió repitiéndose la solución mientras caminaba por la habitación y se acostaba en la mesa. Pies
separados.
No pienses en ello, se dijo a sí misma. Cosas peores ocurrirían si se dejaba pensar en ello.

“Voy a escapar,” se prometió a sí misma. “Me iré a un lugar donde la gente es amable y cálida y yo
soy libre.”

Cerró sus ojos con fuerza y pronunció la promesa para sí misma una y otra vez hasta que escuchó
el clic de la puerta.

Vió los días de enero pasar con rapidez

Malfoy fue durante cinco días. En el sexto día llegó e inspeccionó sus recuerdos sin una sola
palabra. Parecía preocupado.

Luego ella se quedó con sus propios dispositivos.

Hizo origami. exploró la mansión. Exploró el estado. Leyó el periódico.

Reported sobre los esfuerzos de la guerra estaban siendo ahora escritas en columnas más pequeñas.
La fascinación del público con las subrogadas estaba comenzando a opacar las páginas de la
sociedad. Estaban apareciendo en público más frecuentemente; trotando, llevadas a la ópera;
tratadas como si fueran mascotas exóticas. Imágenes de sus figuras con gorros aparecían junto con
chismes agresivos; ¿Fue hinchazón o simplemente el ajuste de sus túnicas? Fuentes sin nombre
decían cosas sugestivas como 'hay un chance que los Flint estén agregando un nombre al tapiz de
la familia a finales de año.'

La Sanadora Stroud fue reservada con los reporteros, lo que solo sirvió como combustible para más
especulaciones.

Los ataques de pánico de Hermione ya casi parecían una cosa del pasado. Había medido sus límites
y trataba de no sobrepasarlos. Cuando se mantenía enfocada y ocupada estudiando registrarlos y
explorando la mansión y los jardines era capaz de mantenerse en calma; cuando trataba de no
pensar sobre la guerra y como todos estaban muertos.

Gradualmente se volvió tan buena en mantenerse ocupada que momentáneamente olvidaba que
estaba olvidando. Ella inhaló y experimentó un momento en el que no se sintió rota, afligida o
desesperada.

Cuando era solo su soledad lo que se extendía ante ella.

La culpa que la golpeaba después era tan fría y ácida como el agua de mar.

Se congelaría por un momento y luego se tragaría el nudo de horror en su garganta y renovaría su


promesa de escapar.

Pero no podía escapar.

Había explorado la mansión desde arriba hasta abajo. Encontró un juego de ajedrez mágico , jugó
partidas contra sí misma. Construyó torres de cartas con paquetes de cartas que descubrió en un
cajón. Visitó a los caballos.

No había manera de escapar.

Trató de encontrar a Malfoy pero nunca lo lograba. No sabía si tan siquiera estaba en la mansión.
Él podría estar fuera o solo detrás de una puerta que ella no podía abrir. A veces se sentía como si
la estuviera ignorando.
No tenía idea de cómo posiblemente pudiera escapar.

Hermione comenzó a ver a Astoria con regularidad creciente. El familiar chasquido de tacones en
la distancia y Hermione se volvió experta en desaparecer rápidamente detrás de una cortina o en un
pasillo de servicio.

Los pasajes de servicio estaban llenos de mirillas hábilmente ocultas. Hermione sospechaba que,
dada la utilización de los elfos domésticos, los pequeños y retorcidos túneles eran primeramente
usados para espionaje. La mansión estaba llena de ellos; habían unos obvios y otros bastante bien
escondidos. Hermione los encontró todos. Cada vez que las dimensiones de una habitación
parecían vagamente fuera de lugar, Hermione se ponía a trabajar, presionando ligeramente las
paredes y presionando cada nudo en la madera y torciendo cada candelabro de pared y cada clavo
hasta que sentía algo dar. Algunas puertas aparecían mágicamente mientras otras estaban
hábilmente construidas usando palancas y muebles rotantes.

Astoria rara vez estaba sola cuando Hermione la veía. Estaba acompañada por el mismo hombre
oscuro y de hombros anchos que Hermione había visto durante Año Nuevo. Pronto se hizo
evidente que Astoria o su amante tenían algún tipo de objeción a las camas. La primera vez que
Hermione los encontró, Astoria estaba casi desnuda presionada contra una ventana del salón.

Parecían tratar de tener sexo en casa habitación de la mansión.

Hermione hizo lo mejor que pudo para evitarlos. No le agradaba particularmente la idea de que
Malfoy usara sus recuerdos para ver cómo su esposa era follada desde todos los ángulos. Hermione
consideró la idea de mirar solo para fastidiarlo, pero luego la descartó; a Malfoy no parecía
importarle lo que Astoria hiciera, así que probablemente no tendría efecto en él. Solo sería
extremadamente incómodo pero Hermione.

Whenever Hermione stumbled across Astoria mid-coitus she would quickly avert her eyes and slip
away.

Durante un tiempo apenas y lograba ver destellos del par amoroso mientras huían, pero
eventualmente Hermione encontró a ambos completamente vestidos. Hermione había estado
deambulando por el piso más alto del Ala Norte cuando los vio paseando por el camino de grava
que corría a lo largo del laberinto de setos. Astoria estaba hablando animadamente, y mientras ella
hablaba el hombre a su lado volteó y miró el Ala Norte. Mientras Hermione observaba, finalmente
vio su rostro.

Graham Montague.

Hermione miró hacia abajo en estado de shock mientras sus ojos escaneaban cuidadosamente las
ventanas inferiores del Ala Norte. Cuando él echó la cabeza hacia atrás, Hermione dio un paso
hacia atrás y se perdió de vista.

El corazón de Hermione comenzó a latir fuertemente.

Graham Montague era el amante de Astoria. Montague, que acababa de "encontrarse" con
Hermione durante una fiesta de Año Nuevo. Quién había esperado a Hermione reconocerlo
inmediatamente.

Él estaba teniendo un amorío con Astoria. Visitaba la mansión casi diariamente. Estaba viendo
hacia las ventanas donde estaba la habitación con una expresión de determinación intensa.

¿Era todo una coincidencia? ¿Podría posiblemente ser una coincidencia?


Hermione revisó todos los escenarios de los que podía pensar.

¿Qué sabía sobre él?

Slytherin. Antiguo miembro del Escuadrón Inquisitorial. Severamente herido por Fred y George.
En algún punto de la guerra Hermione lo había conocido y olvidado. Él tenía un amorío con
Astoria. Parecía estar buscando a Hermione.

¿Era él un Mortífago? Hermione no sabía. A menos que estuviera trabajando en el Ministerio


tendría que haberse unido al ejército de Voldemort en alguna capacidad. Parecía muy alto
socialmente para haber sido simplemente un ladrón y no había demostrado mucha familiaridad con
los oficiales del Ministerio en la fiesta de Año Nuevo.

Hermione revisó todo lo que podía recordar de esa noche. Había estado tan enfocada en observar a
Malfoy y a las subrogadas que no había conectado que Astoria y Montague estaban desaparecidos
al mismo tiempo. Cuando lo había visto más tarde en la noche, él se había estado mezclando, pero
parecía más familiarizado con Marcus Flint y Adrian Pucey.

A pesar de su recuerdo incierto sobre la guerra, Hermione estaba segura segura que Flint y Pucey
habían sido, lo último que recordaba, Mortífagos de nivel medio y sin marca.

Conseguir una Marca Tenebrosa era considerado una distinción significante: una admisión al
círculo íntimo más selecto de Voldemort. Mientras él control de Voldemort había crecido
notablemente, él había marcado a menos y menos seguidores.

Entonces estaba la conclusión lógica que Montague también era un Mortifago. Con marca o sin
marca no lo sabía.

Pero eso no explicaba por qué tendría algún interés o conocimiento de Hermione

A menos que...

Podría el–

Hermione estaba medio asustada de siquiera contemplar la idea; a permitir el pensamiento en su


mente donde Malfoy podría encontrarlo, pero no podía evitar pensar sobre ello.

¿Podría Montague ser un espía para la Resistencia? ¿Podría aún serlo? ¿Podría ser eso lo que había
tratado de comunicarle antes de irse con Malfoy?

Comenzó a observar a Astoria y a Montague cuidadosamente cuando no estaban teniendo sexo.


Los había espiado desde los pasajes secretos y se convenció que Montague tenía mayores motivos
para estar en la mansión. Tenía demasiado interés en la casa y sus ojos deambulaban extrañamente
cuando Astoria estaba distraída.

Hermione pesó el riesgo de tratar de acercarse a él. Él estaba raramente solo. Astoria nunca parecía
alejarse de él más de unos metros.

En algunas ocasiones cuando Hermione sí lo encontraba solo dudaba. Él se sentía tan desconocido.
Seguramente, si él era alguien en quien confiaba, ella lo sentiría instintivamente.

Trató de razonar consigo misma. Si él era un miembro de la Resistencia y se le acercaba


prematuramente podría exponerlo. Si no tenía una forma de remover las esposas todo sería inútil

Hermione decidió esperar su momento y seguir mirando. Mejor sospechas sin confirmar que algo
concreto que Malfoy pudiera sacar de ella.

Ella siguió vacilando.

La Sanadora Stroud llegó y descubrió que Hermione, una vez más, no estaba embarazada. Su
expresión mientras revisaba el resultado del diagnóstico parecía irritada. Hermione observó
determinadamente el reloj.

“¿Por qué tus niveles de sodio están tan bajos?” La Sanadora Stroud preguntó después de hacerle
varias pruebas a Hermione.

Hermione volteó. “No proveen sal con la comida.”

“¿No lo hacen?” La Sanadora Stroud dijo en tono de sorpresa. “¿Qué te están dando de comer?”

Hermione se encogió de hombros. “Cosas hervidas. Vegetales, carne y huevos. Y pan de centeno.”

“¿Por qué?”

“Asumí que era lo que estaban instruidos a darme. No es como que tenga la libertad de cuestionar
cualquier cosa,” Hermione dijo fríamente.

“Se supone que tienes que tener una dieta balanceada. Eso incluye sal.” La Sanadora Stroud dijo
con un tono de molestia. Se acercó y golpeó la esposa en la muñeca de Hermione con la punta de
su varita.

Un minuto después Malfoy entró con un gruñido.

“¿Llamaste?” él dijo.

“Si. ¿Hay una razón por la cual ella no ha estado recibiendo sal?” dijo la Sanadora Stroud.

Malfoy parapadeó. “¿Sal?”

“Ella dice que toda su comida es hervida y no tiene sal. Está comenzando a afectar sus niveles de
sodio,” dijo la Sanadora Stroud, sus ojos se entrecerraron mientras observaba a Malfoy.

Las cejas de Malfoy se arquearon con aparente sorpresa.

“Los elfos fueron ordenados a darle comidas. Asumí que estaba comiendo lo mismo que Astoria y
yo,” él dijo. Luego presionó su mandíbula y sus ojos se entrecerraron. “Astoria es responsable por
aprobar el menú. Averiguaré qué es lo que pasó.”

“Por favor. El Señor Oscuro se está volviendo más impaciente por la falta de progreso. No
queremos que nada interfiera.”

“Por supuesto,” Malfoy dijo fríamente, encontrando la mirada de la Sanadora Stroud. “Ahora, si no
hace falta nada más, debo regresar a mi trabajo.”

“Por supuesto, Gran Juez, no lo mantendré aquí,” dijo la Sanadora Stroud antes de observarlo una
última vez antes de voltear a ver a Hermione.

Esa noche Hermione recibió una comida completa con platillos de guarniciones y una ensalada
fresca, condimentos y, lo más importante para ella, un salero.

No se había dado cuenta de lo mucho que extrañaba la sal hasta que por fin la tenía nuevamente.
En retrospectiva no era exactamente una sorpresa darse cuenta que Astoria era quien había
decidido ordenarle a los elfos domésticos mantener a Hermione en algún tipo de— ¿comida de
prisión? ¿Tarifa de campesino? Hermione no estaba segura de cuál era la intención de ello. La
mujer era— extraña. Su indignación sobre Hermione parecía manifestarla en cualquier forma
extraña en la que pensaba que podía salirse con la suya.

Y lo había hecho durante tres meses; aproximadamente doscientas setenta comidas. Hermione no
quería comer nunca más un vegetal hervido.

Malfoy entró a la habitación de Hermione cuando ella estaba apunto de terminar de comer, y
caminó hacia ella para examinar la comida en su plato.

“Aparentemente estoy obligado a asegurar todo personalmente,” él dijo con un suspiro después de
que la comida aparentemente había cumplido sus expectativas. “Podrías haberlo mencionado.”

“Si comenzara a quejarme, la comida no sería lo primero que mencionaría,” respondió Hermione,
apuñalando un tomate con saña con su tenedor.

Él dió una pequeña sonrisa. “No, supongo que no lo sería.”

Él caminó hacia la ventana y observó el estado mientras esperaba a que terminara de comer. Ella
tomó su tiempo intencionalmente, y mentalmente recitó todas las repetitivas e irritantes canciones
que había aprendido en la escuela primaria.

Al terminar volteó a verlo. Ella podía ver su perfil y notó como sus ojos se volvían ligeramente
desenfocados. Espero que tengas la muerte más lenta y horrible que alguien pueda tener, Malfoy,
ella inmediatamente gruñó en su cabeza. Después de un momento él parpadeó y la miró sin
expresión. Ella encontró su mirada sin disculpas.

“Notado,” él dijo y luego señaló a la cama.

Hermione se acercó con resignación y se sentó en el borde antes de mirarlo, sin pestañear cuando
sus fríos ojos plateados se hundieron en su conciencia.

Siempre terminaba sobre su espalda cuando él terminaba de recorrer sus recuerdos.

Él miró el recuerdo de Ginny varias veces.

Luego la observó espiando y preguntandose sobre Graham Montague. Él salió de su mente.

“Montague obtuvo una Marca Tenebrosa después de la batalla final,” él dijo, mirándola de arriba
hacia abajo. “Fue, me dijeron, en reconocimiento de servicios excepcionales que él ofreció.”

Él estaba gruñendo mientras lo decía.

“¿Tú ofreciste servicios excepcionales también?” ella preguntó mirando a Malfoy. No tenía idea si
le estaba mintiendo sobre Montague; si es que se molestaba en hacerlo.

Él la miró y le dio una sonrisa cruel.

“Más excepcionales que los de Montague,” él dijo. Luego su sonrisa se desvaneció. Él seguía
observándola, estudiando su rostro cuidadosamente y luego moviendo sus ojos al resto de ella.

Su mirada parecía más suave y más oscura de lo normal.

Se dio cuenta tardíamente de que estaba acostada en decúbito supino en una cama frente a él. Sintió
que le picaba la piel. Ella se sentó rápidamente.

Él la observó durante otro momento antes de voltear a ver a la pared detrás de ella.

“Si tienes una esperanza involucrando a Montague deberías dejarlas morir,” él dijo fríamente.
Luego se volteó y se fue.

Una semana Hermione tuvo un nuevo sueño sobre Ginny.

Hermione estaba de pie en su habitación en Grimmauld Place cuando Ginny entró.

“Estás de vuelta antes,” dijo Ginny.

Hermione vio su reloj.

“Día de suerte,” dijo Hermione.

“Si,” dijo Ginny, pareciendo ligeramente incómoda. “Em. Quería— preguntarte sobre algo.”

Hermione esperó.

Ginny tiró nerviosamente de su cabello, su rostro estaba impecable.

“Yo—bueno—tú, obviamente sabes de mí y Harry,” dijo Ginny.

Hermione asintió ligeramente.

“Bueno. La cosa es, quiero tener cuidado. He usado el hechizo. Pero—hay algo con los Prewetts,
no son como otras familias mágicas. Ellas solo quedan embarazadas de alguna manera. Ron y yo
fuimos accidentes después de que llegaron los gemelos. Así que—me estaba preguntando si
podrías hacerme una poción anticonceptiva. Si tienes tiempo. Yo siempre fui mala en pociones. Si
no puedes—está bien. Puedo preguntarle a Padma. Sé que estás terriblemente ocupada. Yo solo—
no quería que pensaras que no quería preguntarte.”

“Por supuesto. Iba a preparar hoy de todas formas. Será algo fácil de incluir. ¿Tienes alguna
preferencia sobre el sabor? Las más efectivas no saben muy bien.”

“No me importa a qué sepa mientras funcione,” dijo Ginny valientemente.

“Bueno, ya tengo algunos viales de una variedad. Te los puedo dar ahorita, si quieres.”

“¿Si?” Ginny parpadeó y miró a Hermione sospechosamente. “¿Estás—?”

Hermione podía ver a Ginny repasar una lista de posibles hombres en la vida de Hermione.

“¿No estás—con Snape o si?” Ginny se atragantó de repente.

Hermione se quedó boquiabierta.

“Dios—¡No!” ella dijo. “¡Soy una sanadora! Tengo muchas cosas a la mano. ¡No puede ser! Qué
—por qué siquiera—”

Ginny parecía un poco avergonzada.

“Él es la única persona con la que pareces hablar durante mucho tiempo. Además de Fred, quién
está con Angelina. Siempre terminas peleando con todos los demás. Y no de la manera caliente,
molesta y angustiosa del sexo posterior.”

“Eso no significa que esté cogiendo con él,” Hermione dijo bajo su aliento, sintiendo como si su
cabeza fuera a estallar en llamas. “Él es un colega. Lo consulto sobre pociones.”

“Simplemente pareces sola,” dijo Ginny, mirando a Hermione.

Hermione observó y observó a Ginny.

“No hablas con nadie estos días,” dijo Ginny. “Siempre solías estar con Ron y Harry. Pero
incluso antes de que te volvieras una sanadora, parecías cada vez más sola. Yo pensé— tal vez
tenías a alguien. Claro, Snape sería una extraña opción por muchas razones—Pero es una guerra.
Es demasiado para que alguien la pase solo.”

“Follar de forma catártica es cosa de Ron. No la mía,” Hermione dijo firmemente. “Además, no
es como que esté peleando.”

Ginny la miró pensativamente por un momento antes de decir, “Yo creo que estar en el hospital es
peor que estar en el campo de batalla.”

Hermione alejó la mirada. Algunas veces se había preguntado si era verdad, pero no era una
pregunta que le pudiera hacer a alguien.

Ginny continuó, “Pienso en ello cada que estoy aquí. En el campo de batalla—todo tiene
demasiado enfoque. Incluso cuando alguien es lesionado. Los apareces y luego regresas. A veces
ganas. A veces pierdes. Te golpean algunas veces. Tú golpeas de vuelta. Y tienes días de
recuperación si es grave, o si tu compañero de duelo muere. Pero en el hospital, cada batalla
parece una pérdida. Siempre termino más traumada cada vez que estoy aquí que cuando estoy
peleando.”

Hermione se quedó callada.

“Y nunca te tomas tiempo libre,” dijo Ginny. “Estás de guardia para cada escaramuza. Ellos
nunca pueden perdonarte, ni siquiera para dejarte llorar. Yo sé, por Harry y Ron, que sigues
insistiendo con lo de las artes oscuras cuando vas a las juntas de la Orden. No estoy de acuerdo—
pero lo entiendo. Me doy cuenta que ves la guerra desde una perspectiva diferente del resto de
nosotros. Probablemente la peor. Así que—solo estoy diciendo, si tuvieras a alguien, me alegraría
mucho por ti. Incluso si fuera Snape.

Hermione giró los ojos.

“Deberías de parar de hablar ya si aún quieres es poción anticonceptiva,” dijo Hermione


mirandola fijamente.

Hermione despertó en un estado de shock.

Ginny y Harry habían estado juntos.

Ginny y Harry habían estado juntos y Hermione no podía recordarlo. No había ningún rastro en su
recolección. Lo había olvidado completamente.

La relación de Ginny y Harry había sido algo que había olvidado...

¿Intencionalmente?
¿Eso era lo que Hermione había estado escondiendo?

Ginny seguía viva cuando Hermione fue encarcelada. Ginny no había estado en la batalla final. No
había sido torturada con el resto de los Weasleys.

Hermione había pensado que Ginny seguía con vida hasta que hana le dijo lo del Gran Juez.

Si Voldemort hubiera sabido de la significancia única que tenía Harry por Ginny su muerte hubiera
sido horrible. Mucho peor que lo que le pasó a los Weasleys.

Hermione hubiera hecho lo que fuera para proteger a Ginny; robado sus propios recuerdos para
tratar de salvarla.

Para Harry.

Para Ginny.

Ginny había sido una amiga constante durante la guerra. No cercana, pero siempre constante en su
amistad con Hermione incluso cuando se habían desarrollado cismas en muchas de las otras
relaciones de Hermione. Ginny, Luna y Hermione habían compartido habitación en Grimmauld
Place hasta que Luna murió.

Pero Ginny estaba muerta. Malfoy la había perseguido y asesinado.

Hermione se sintió como si fuera a vomitar.

¿Fue realmente tan inútil? ¿Había bloqueado su pasado para proteger a Ginny sin saber que Ginny
ya había muerto? Hermione había sido entregada a Malfoy, y arrastrada frente a Voldemort, y todo
era para proteger a alguien que ya había muerto.

Y Snape.

Hermione había tratado con todas sus fuerzas en no dejarse pensar sobre Snape.

Ella había pensado que él estaba de su lado.

Él la había entrenado para ser una Maestra de Pociones. Habrá usado horas incontables de su
tiempo personal para hacerlo.

Poco después de que Dumbledore había sido asesinado, ella había descendido a los calabozos a la
puerta de Snape y preguntó con voz firme. “Si hay una batalla, ¿qué pociones debería de saber
hacer? ¿Que probablemente no sería capaz de comprar en cualquier lado?” En vez de gruñir y
cerrar la puerta en su cara él la invitó a pasar a su oficina.

Hasta que Hogwarts fue cerrada ella había pasado cada tarde hasta tarde en la noche en su oficina,
preparando una poción complicada y exigente tras otra. Cuando Hogwarts fue abandonada él
continuó enseñandole en Grimmauld Place.

El enigmático hombre parecía descongelarse lentamente de puro agotamiento mientras la


entrenaba. Él no tenía energía para insultarla. Era duro y demandante pero generoso con su
conocimiento. Él parecía ser una de las pocas personas que también se estaban preparando para una
guerra larga.

Empujó montones de sus propios textos de pociones anotados personales en sus brazos para leer y
trazó mapas de dónde buscar sus propios ingredientes cuando hubiera pocas fuentes para comprar.
A mitad de la noche y temprano en la madrugada la llevaba con él por toda Inglaterra. Él
aparecería de locación a locación para enseñarle cómo encontrar plantas y cultivarlas para que la
potencia se quedara alta. Le enseñó cómo construir lazos y atrapar y asesinar humanamente a los
animales y criaturas mágicas necesitadas para ingredientes de las pociones.

Él ni siquiera dijo nada cuando ella lloró cuando mató a su primer Murtlap.

La entrenó y entrenó hasta que calificaba para una Maestría de Pociones.

Ella había sido su defensora más leal durante la guerra.

Charlie Weasley llegó a odiarla por ponerse del lado de Snape por encima de casi cualquier otra
persona. Ella defendía los métodos de Snape y todo lo que hacía como Mortífago como necesario.
Lo protegió cuando Harry y Ron lo querían remover de la Orden.

Ella lo consideraba como más que un colega o un mentor. Él había sido alguien en quien confiaba
implícitamente.

Todo había sido una artimaña. Una estratagema inteligente. Sin Dumbledore para atestiguar por él,
él se había cultivado un nuevo campeón para sí mismo. Envuelta entre sus dedos al ser generoso
con su conocimiento. Había comprado su lealtad con una maestría para pociones.

Luego, una vez victorioso, la desecharía. Él había tenido la oportunidad de salvarla de ser incluida
en el programa de repoblación y rechazó. Había ido a Rumania y la dejó para ser criada.

Para ser violada.

Era una traición agria y profundamente personal que apenas podía ponerse a pensar sobre ello.

Se levantó y leyó el periódico.


Capítulo 16
Chapter Notes

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Era mediados de febrero cuando Dolores Umbridge fue asesinada durante el intento de asesinato
del Ministerio de Magia.

Una estatua de Voldemort estaba siendo revelada en la prisión de Hogwarts para conmemorar la
Batalla Final. La Guardián Umbridge estaba de pie en un estrado a lado del Ministro Thicknesse
cuando Thicknesse dio un discurso a los guardias de la prisión, reporteros y a un puñado de
oficiales del Ministerio en turno. Cuando comenzó el corte de la cinta, una flecha de ballesta
emergió del Bosque Prohibido, pasando por los escudos de la prisión, erró por poco al Ministro y
se enterró en el centro del pecho de la Guardián Umbridge.

Ella no murió inmediatamente. Los fragmentos de un collar y el eje de la flecha retrasaron el


sangrado. Los guardias, ignorantes sobre el armamento medieval con púas y el sentido médico
básico, arrancaron la flecha. Luego ella murió instantáneamente.

El atentado contra la vida del popular Ministro de Magia durante tres mandatos envió ondas de
choque a través de la comunidad mágica británica. Los terroristas de la Resistencia habían sido
catalogados como eliminados. Hacerlos reaparecer de una manera tan espectacular trajo el caos e
hizo que los Mortífagos, vestidos con toda la indumentaria, salieran con fuerza.

Voldemort tomó el ataque como un insulto personal.

Las visitas de Montague a la mansión cesaron abruptamente. Astoria deambulaba por la mansión
pareciendo pálida y paranoica. Hermione la escuchaba preguntarle a Malfoy con voz aguda sobre
exactamente qué tipos de escudos habían en el estado Malfoy.

Malfoy, cuando Hermione capturaba destellos de él, estaba constantemente vestido en algo que
parecía ser una combinación de vestimenta de combate y de caza. Él regularmente regresaba a la
mansión cubierto de lodo y luciendo pálido con rabia.

Hermione estaba emocionada.

Ella leía la cobertura de las noticias obsesivamente. Los papeles hablaban fuertemente sobre cómo
era un intento de asesinato fallido, pero Hermione consideraba la muerte de Umbridge más
apropiada que el objetivo intendido. Thicknesse era un poco más como una marioneta. Los
pecados de Umbridge eran de ella misma.

Pero la satisfacción de retribución era insignificante comparada con el alivio de descubrir que la
Resistencia aún seguía viva. Hermione pasó media hora llorando de pura alegría. Se encontró
inesperadamente esperanzada por primera vez en mucho, mucho tiempo.

El conocimiento le dio un paso ligero durante los días posteriores.

Cuando la Sanadora Stroud llegó a ver a Hermione, su irritación sobre que Hermione aún no estaba
embarazada se volvió claramente visible. Lanzó una serie de hechizos sobre Hermione y los
estudió pensativamente.

“Bueno, tus niveles de sodio parecen haber mejorado,” la Sanadora Stroud dijo después de varios
minutos de silencio.
Hermione miró al reloj y no dijo nada.

La Sanadora Stroud rebuscó en un maletín médico y sacó una gran jarra de una poción de color
púrpura.

“Toma todo esto,” demandó Stroud.

Hermione se lo llevó automáticamente a los labios incluso cuando dijo, “¿Qué es?”

La Sanadora Stroud esperó y no respondió hasta que Hermione se había tomado la jarra entera.

“Poción de fertilidad. No debería de ser necesario, pero ya no tengo más ideas. Me temo que no
vas a disfrutar los efectos secundarios y va a incrementar tu probabilidad de partos múltiples.”

Hermione sintió la sangre de su cara drenarse y sintió como si fuera a caerse de la mesa. La jarra
se resbaló de su mano y se rompió. La Sanadora Stroud desterró los fragmentos de vidrio.

“Espera hinchazón y sensibilidad de los senos, dolores de cabeza, cambios de ánimo e hinchazón
en tu abdomen bajo. También puede que te cause sensibilidad al calor y cause que tu ansiedad re-
emerja,” dijo la Sanadora Stroud mientras agregaba notas al archivo de Hermione. “Le avisaré al
Gran Juez.”

Hermione tragó y mordió su labio de abajo mientras miraba al reloj del otro lado de la habitación.

Malfoy no apareció ese día para inspeccionar sus recuerdos. Hermione no estaba sorprendida; ya lo
había anticipado.

Voldemort. Cada mes hasta que estuviera embarazada.

Cuando Malfoy llegó al día siguiente parecía cansado y enojado. No dijo una palabra mientras
tomaba su brazo y la apareció en los túneles que guiaban al Pasillo de Voldemort.

El pasillo era aún más cálido y apestaba a carne podrida. Hermione comenzó a sentir náuseas tan
pronto como tomó aliento. Malfoy parecía inmune mientras la empujaba hacia adelante y se
arrodilló, arrastrándola a las rocas que estaban a su lado. El suelo estaba húmedo y pegajoso,
brillando débilmente.

La habitación era casi completamente negra, sólo unos pocos apliques distantes proporcionaban
alguna iluminación. No habían más asistentes o Mortífagos presentes que Hermione pudiera ver.

“La Sangre Sucia, Mi Lord,” dijo Malfoy.

Hubo un largo y lento suspiro sibilante desde el estrado oscurecido y los ojos escarlata de
Voldemort aparecieron de repente.

“Tráela hacia adelante,” dijo Voldemort después de un momento.

Malfoy jaló a Hermione hacia arriba por los escalones antes de ponerla en sus rodillas. Hermione
observó en repulsión.

El trono en el que Voldemort había estado una vez sentado se había ido. Estaba en su lugar
reclinado en un enorme nido de pitones las cuales estaban todas retorcidas en la vaga forma de una
silla. Estaban entrelazadas debajo de él, ondulando perezosamente

Voldemort inclinó la cabeza hacia un lado y pasó sus dedos como arañas suavemente sobre su
pecho mientras estudiaba a Hermione pensativamente.
“Aún no essstá embarazada,” Voldemort dijo en tono amenazante.

“Desafortunadamente no, Mi Lord,” dijo Malfoy, su voz era apologética. “Sin embargo, como
podrá ver, los sanadores mentales estaban en lo correcto con que el mismo tiempo es suficiente
para comenzar a recuperar sus recuerdos.”

Voldemort suspiró irritadamente y una pitón había emergido de la masa en movimiento de bobinas
y descansaba en su regazo. Voldemort acarició perezosamente a la serpiente y se hundió aún más
contra las bobinas deslizantes debajo de él.

"Detenla," ordenó Voldemort.

La rodilla de Malfoy se alojó entre los omóplatos de Hermione y sus manos envolvieron su
mandíbula, sosteniendo su cabeza en su lugar. Hermione se congeló cuando los ojos escarlatas de
Voldemort apuñalaron los suyos y su camino hacia su mente.

Hermione podía sentir las manos envueltas alrededor de su garganta y mandíbula mientras
temblaba de dolor. Se sentía como si la legeremancia de Voldemort fuera una cuchilla rasgando su
mente. Gritó entre dientes.

Era más lenta. En vez de agonía caliente y cegadora era un dolor gradual y más insidioso. Del tipo
que se hundía en los huesos y los recovecos de la mente y se quedaba.

Voldemort rompió sus recuerdos pedazo por pedazo lentamente; como un gato, divirtiéndose con
su presa. Ella no sabía que tal cosa era posible. Pedazos y pedazos de cosas que consideraba
insignificantes, las destruía solo para sentirla reaccionar. Su recuerdo de hacer origami con sus
padres mientras debatían sobre el misticismo oriental, su descubrimiento del graniano en los
establos. Los rompió en pequeños pedazos como si fueran papel.

Los sintió irse… trató de aferrarse a ellos mientras se desvanecían, pero se escaparon hasta que la
agonía en su mente la hizo olvidar a lo que era que estaba intentando aferrarse.

Estaba fascinado por sus recuerdos de Ginny. Cuando salió de la mente de Hermione, ella colapsó
contra Malfoy y no podía ver nada más que los ojos rojos enojados de Voldemort. ¿Podía ver? ¿O
sus ojos simplemente se habían quemado en su mente?

Su cerebro dolía demasiado que casi esperaba sentirlo gotear fuera de sus orejas. A través de la
neblina de dolor que no se desvanecía, podía sentir su pulso palpitar locamente contra la presión de
los dedos de Malfoy.

“Es una lastima que no trajiste a la chica weasley de vuelta con vida.” Hermione finalmente
escuchó a Voldemort decir.

“Lo siento, Mi Lord. No tenía idea de su valor. Cómo puede recordar, estaba casi muerta cuando la
encontré.”

Hermione se movió levemente y gimió, tratando de despertarse del dolor para escuchar con
atención.

“Eso explica el ataque de la Sangre Sucia en Sussex,” dijo Voldemort en un tono amenazante.
“Una misión suicida para liberar a un amigo muriendo. La Orden siempre fue sorprendentemente
predecible.”
"Por supuesto." El desdén en la voz de Malfoy era evidente.

Hubo un largo silencio. El agarre de Malfoy en su mandíbula disminuyó y Hermione sintió como
se deslizó hasta el suelo. Mientras estaba ahí, una fría y musculosa serpiente comenzó a enroscarse
lentamente alrededor de su pierna.

“Estoy muy decepcionado de tu falta de progreso en encontrar a los responsables por el ataque,
Gran Juez,” dijo Voldemort. Había un susurro de furia entrelazando sus palabras.

Hermione apenas podía respirar. El calor húmedo y la putrefacción en la habitación la estaba


ahogando y las escamas se engancharon débilmente en sus medias cuando la serpiente se apretó
alrededor de su pantorrilla. La pitón se estaba deslizando bajo sus túnicas. Se estremeció y trató de
apartar la pierna.

Apenas podía descifrar algo en el oscuro pasillo. Su incapacidad de ver la dejó ligeramente en
sintonía con los sonidos del pasillo; silbidos y el suave estremecimiento de escamas que se
deslizaban constantemente a su lado en la oscuridad.

“No le fallaré. Si fue la orden, los encontraré,” dijo Malfoy. Su voz era calmada y determinada.
Mortal.

Hermione sintió sus labios temblar y lágrimas generarse en sus ojos. Sintió sus manos temblar
mientras rabia recorría su dolor. No había nada que ella pudiera hacer. Malfoy podía seguir y
asesinar a alguien en medio de su habitación si quisiera y Hermione solo sería capaz de estar de pie
y observar. Te odio, Malfoy. Te odio. Te odio.

“Fue la Orden. ¿Quién más pudo haber sabido? Ese tonto Slughorn le debió haber dicho a
Dumbledore. Potter debió haber sabido; por eso forzó su entrada a Hogwarts. Alguien fue pasado
por alto durante la purga. Alguien insignificante para la Orden. No uno de sus soldados ignorantes.
Estoy seguro que la Sangre Sucia sabe quien es.”

Mientras Voldemort hablaba el sentido de magia oscura hacía la habitación más pesada, como si el
mismo aire se hubiera convertido en sólido, masa ponderada cayendo sin piedad sobre Hermione.
Podía sentir sus costillas doblarse bajo la presión y quebrándose cruelmente en las piedras. Estaba
buscando por un aliento mientras trataba de respirar por pulmones que no podían estirarse.

"Quizás, Mi Lord, sería juicioso recordar a Severus," dijo Malfoy. Sus palabras sonaban forzadas.
Hermione no era la única siendo aplastada hasta la muerte.

“No…” dijo Voldemort en una fría voz. “Rumania es crucial. Habrían preguntas si llamáramos a
Severus por un atentado hacia Thicknesse. Severus se quedará en su lugar. ¿Has averiguado como
el pendante llegó hasta su posesión?

La presión bajó levemente y Hermione buscó aire y ávidamente jaló aire hasta sus pulmones. La
pitón se enroscó más arriba en su pierna. Podía sentir las escamas en su piel desnuda arriba de sus
medias. Un jadeo de repulsión salió de su garganta y trató de escapar con más fuerza Una
serpiente se cerró alrededor de su otro tobillo.

“He investigado en silencio. Hay fotos del Ministerio del 95 en las cuales parece haberlo estado
usando. Ella afirmó que era una reliquia de Selwyn. Cómo llegó a poseerlo nadie lo sabe, aunque
una ex secretaria mencionó que la Guardián había hecho un hábito de relevar a los vendedores
ambulantes sin licencia de sus posesiones.”

“Así que no sabes nada. No sólo cómo la Orden logró destruirlo desde una distancia imposible. No
cómo lograron identificarlo. Ni siquiera cómo ella lo obtuvo. ¿Hay algo que sepas?” Voldemort
gruñó. Luego se calmó por un momento antes de decir en un tono más calmado y amenazador, “Me
has decepcionado, Gran Juez. Espero que no hayas olvidado lo que pasó la última vez que me
decepcionaste. ¡Crucio!”

Hermione sintió a Malfoy caer repentinamente. No se había caído boca abajo, sino que se había
derrumbado sobre ella. Ella podía sentir su cuerpo temblar rígidamente de la tortura cuando un
profundo y gutural gemido fue arrancado de la parte posterior de su garganta.

Voldemort no mantuvo la maldición durante demasiado tiempo. En poco más de un minuto paró,
los estremecimientos contra ella cesaron y Hermione escuchó a Malfoy jadear cerca de su oído
mientras se recuperaba.

“No le fallaré, Mi Lord. He hecho que un goblin examine la punta de caza y los restos del
guardapelo,” dijo Malfoy con un leve temblor en su voz mientras comenzaba a pararse de nuevo.
“La punta de caza era de plata forjada por duendes, infundida con una combinación de veneno de
cola de mantícora y veneno de basilisco. El veneno de la manticora permitió que el rayo atravesara
las barreras—el veneno de basilisco destruir el guardapelo.”

“¿Has investigado las posibles fuentes?”

Hermione sintió el susurro de una lengua deslizarse por su muslo interior desnudo y sollozó en
silencio.

“Un joven basilisco es lo suficientemente fácil para cualquier mago con un sapo y talento para
cegar hechizos lo obtenga con paciencia. La fuente para veneno de maticora es más cuestionable
dado qué tan cuidadosamente han sido regulados los ingredientes desde que dejó el control del
Ministerio. McNair insistió que él fuera responsable por la investigación de ello, lo cual fue
inusualmente generoso de su parte. Interrogué de forma privada a uno de sus asistentes. Parece que
ha habido discrepancias continuas en los libros de registro con respecto a las cantidades de algunas
de sus criaturas importadas. El mercado negro ha sido bastante rentable durante los últimos años.”

“Envía por él,” dijo Voldemort, la furia en su tono era abierta. “El ataque hubiera sido imposible de
no ser por su descuido. Algunosss de mis sirvientes parecen crecer hambrientos.”

“Como usted diga, Mi Lord,” dijo Malfoy y Hermione lo sintió levantarla del suelo.

Las pitones alrededor de sus piernas apretaron su agarre y la jalaron nuevamente hacia abajo.
Voldemort siseó fuertemente y lentamente la soltaron con un sonido silbante de disentería.
Mientras Malfoy liberaba a Hermione de las serpientes, el rostro de Voldemort se hundió en su
visión.

Varias de las serpientes se habían enroscado a su alrededor. Estaba medio cubierto por las pitones y
la miraba con atención.

“Esa Sangre Sucia está trazada con oscuridad. Las serpientes pueden sentirlo. Ella es bastante
fecunda,” dijo Voldemort, limpiando su boca sin labios mientras la estudiaba.

Hermione lo observó de vuelta antes de que su visión cambiara de enfoque. Ella podía sentir los
ligeros temblores de la tortura en el agarre de Malfoy.

“La Sanadora Stroud la dosificó ayer con alguna poción,” dijo Malfoy. “Respecto a la oscuridad—
bueno, el rastro de destrucción reportado en Sussex ya indicaba que ella no se adhería a las
políticas de la Orden sobre la Magia Oscura.”
Voldemort asintió con un siseo.

“Obsérvala cuidadosamente. Ahora que la Orden se está moviendo nuevamente es segura que
regresarán por ella,” dijo Voldemort.

“Usted sabe que moriría antes de perder mi control sobre ella,” Malfoy dijo en una voz grave y
Hermione sintió el agarre en su brazo apretarse.

“Quiero su cuerpo, Gran Juez. Quién sea que lo haya hecho. Este último miembro de la Orden.
Quiero su cabeza agregada a mi colección.”

“Usted lo tendrá, al igual que le he dado el resto,” dijo Malfoy.

Hermione se estremeció y trató de liberar su brazo. Voldemort vio y ella podía sentir su crueldad y
malicia en su mirada mientras sus ojos se deslizaban sobre ella. Él abrió su boca y deslizó su lengua
fuera como si estuviera saboreando el aire. Sus gamas eran blancas y no tenía dientes como una
serpiente y su lengua brillaba en la tenue luz. Cuando cerró su boca se inclinó hacia adelante y
siseó ligeramente.

Su rostro estaba a centímetros del de Hermione. Ella podía sentir el susurro del aire fantasma sobre
su rostro. No estaba segura si él estaba a punto de lamerla o hacerle legeremancia nuevamente. Sus
ojos color sangre la estudiaron por un momento antes de que se volviera a hundir en su nido de
pitones.

“Una vez que la Sangre Sucia haya entregado todos sus secretos, también la quiero muerta. Sabe
demasiado para seguir en el programa de Stroud. Aunque… si queda embarazada, te permitiré
esperar hasta que tengas tu heredero.”

“Como usted diga, Mi Lord,” dijo Malfoy sin dudar. Luego arrastró a Hermione fuera del pasillo.

Una vez que estaban en los pasajes, Malfoy la dosificó con una poción para aliviar dolor.
Hermione resopló hacia ella misma antes de tragarla.

Ella trató de aclarar su mente, luchando por ver. Sentía como si el aire en el Pasillo la hubiera
envenenado. Se deslizó débilmente hacia el suelo. Su cerebro aún seguía en agonía incluso con la
poción. Aún así se encontraba llena de preguntas.

“¿Ataqué una prisión?” ella forzó fuera.

“Después de que Potter murió.” La voz de Malfoy emergió de la oscuridad. “Unas horas después
de la batalla final. Fuiste capturada después de nivelar casi la mitad de ella para entrar. Fue un
ataque inesperado. Solo leí los reportes en el daño después de que me fuiste asignada. Es una
lástima que nadie se molestó en interrogarte antes. La exceso de confianza de victoria, supongo.”

Hermione miró hacia la dirección de su voz. Apenas podía distinguir su cabello de color claro antes
de que su visión se fuera nuevamente. Inclinó su cabeza nuevamente en la pared para acomodarse.

“Era una sanadora…” ella dijo. “Yo no era—ellos no me dejaban—pelear.”

Ella arqueó una ceja, tratando de entender. “¿Pero Ginny salió? ¿Logré sacarla?”

“Lo hiciste.”

“Pero ella estaba muriendo—cuando tú—cuando la mataste. ¿Por qué?” ella preguntó, su voz era
pequeña y débil.
Hubo un silencio antes de que Malfoy hablara.

“Ella estaba en Sussex por investigación experimental.”

Un ligero sonido de dolor se desgarró desde lo profundo dentro de Hermione.

“La división de desarrollo de maldiciones de Dolohov…” su voz se congeló y se desvaneció.


Encontró a Malfoy entre las sombras.

Se movió hacia un lado y vomitó. Oh dios, Ginny… Malfoy la esperó a que dejara de arquear antes
de arrastrarla hacia arriba del suelo y apareció de vuelta a su habitación en su mansión.

El ruido que hizo del dolor por la aparición fue animal. Ella colapsó en contra de Malfoy y
descubrió que estaba cubierta en lo que parecía ser restos brillosos y podridos. Ella solo pudo verlo
durante un momento antes de que su visión se volviera borrosa nuevamente. Ahogó un llanto y
trató de limpiar sus manos en sus igualmente enlodadas túnicas.

Malfoy murmuró varios hechizos limpiadores y el olor a su alrededor se desvaneció. La empujó de


vuelta a su cama.

“Tres días,” él dijo y ella vagamente lo escuchó irse.

Hermione quería quedarse consciente. De esa forma podría llorar y tratar de procesar lo que había
aprendido, pero su mente se sentía desvanecida. Cómo si no pudiera alcanzar...

Jaló su ropa hasta que los botones se cayeron y luego los dejó en el piso. Se quitó las medias con
sus dedos del pie y trató de tallar fuera la sensación de las serpientes en su piel.

Pasaron dos días antes de que pudiera ver con confianza. El dolor en su cabeza la prevenía de
mantener cualquier comida dentro. La habitación nadaba cuando trataba de levantarse o sentarse.

No tenía nada más que hacer que pensar.

Cuando Malfoy entró el tercer día ella se forzó a sentarse y a mirarlo fijamente.

“¿Más preguntas?” él dijo fríamente mientras la observaba.

Hermione negó con la cabeza. Él parecía ligeramente sorprendido.

“Bueno, una, supongo,” ella dijo después de un minuto.

Malfoy esperó. Ella unió los hilos de información; todas las inconsistencias que había recolectado
en su mente en el pasar de los meses. Finalmente los había juntado en algo cohesivo.

Hermione respiró profundamente antes de hablar. Luego encontró sus ojos.

La fanfarria está en la luz pero la ejecución está en la luz.

“La guerra se ha estabilizado,” ella dijo. “Aunque oficialmente aún sigue en partes de la Europa
mágica, ya no está siendo tratada como significante o consecuencial. De hecho, basado en la
cobertura, sospecho que pronto va a haber una armisticia anunciada. En los últimos dos años,
además de conquistar Bretaña, casi no ha habido progreso desde que Harry murió.”

Malfoy estaba callado; su expresión cuidadosamente cerrada.

“De hecho, casi nada ha pasado desde que Harry murió. La campaña entera de Voldemort se
estancó una vez que venció a Harry. Porque…” ella dudó sólo ligeramente, “había algo
conectándolos. Estaban unidos de alguna manera, probablemente de cuando trató de matar a Harry
cuando era un bebé. Por eso fue que él y Harry a veces terminaban en los sueños del otro y, estoy
segura que recuerdas como Harry podía hablar Pársel. Por eso cuando Voldemort usó la Maldición
Asesina—para matar a Harry en Hogwarts—no funcionó al principio—”

La voz de Hermione se quebró y pasó saliva fuertemente y se forzó a continuar. Había un nuevo
dolor lentamente comenzando a nacer en la parte trasera de su mente. Ella lo ignoró.

“Por eso tuvo que volver a lanzar la maldición a Harry. Por la unión. Pero—no solo era con Harry.
La forma en la que es inmortal… Profesor Quirrell, el diario que tenía tu padre… de alguna manera
tu Maestro encontró una manera de unir su fuente de vida a objetos inanimados. Y la orden sabía
de ello. Por eso sabe que el ataque de este mes fue la Orden y no un nuevo grupo de la Resistencia.
Porque el intento de asesinato no fue un intento. Thicknesse no era el objetivo. Umbridge tampoco
lo era. El pendiente que a veces usaba. El guardapelo. Lo vi cuando nos estaba entrenando. Era de
él. Una de sus uniones. Quienquiera que sea, el último miembro de la Orden, descubrió lo que era
y la mató para destruirlo.”

Los ojos de Malfoy se entrecerraron ligeramente. Hermione movió su cabeza hacia un lado
mientras se estudiaban el uno al otro.

“Creo que me perdí de la pregunta,” Malfoy dijo después de un momento.

“No la he preguntado aún,” Hermione dijo con calma, tratando de ignorar el dolor en la parte de su
cabeza que estaba creciendo como si una pala hubiera estado enterrada en la base de su cráneo.

“El esfuerzo de repoblación,” ella dijo, tratando de respirar por el dolor, “es una cobertura. Es una
artimaña. A Voldemort no le interesa la población mágica. Es una pieza de distracción para
mantener al público preocupado. No está esperando esclavizar a los muggles porque esté
preocupado por la demografía mágica. Lo está haciendo para comprarse tiempo; está entreteniendo
a las masas haciendo espectáculos públicos de las familias de sangre pura. Primero con los
casamientos y los abortos, y ahora, con las subrogadas. No detuvo la guerra porque quiere, lo hizo
porque tiene que.”

Dolor se disparó por ka cabeza de Hermione y la habitación ante ella se volvió una horrible sombra
de color rojo como si sangre estuviera cayendo y llenando su visión. Lloró en agonía y comenzó a
caer hacia adelante. Se forzó a mirar hacia Malfoy. Él se estaba acercando a ella.

Ella forzó su pregunta fuera.

“Está muriendo. ¿No es así?”

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell tumblr y en instagram.


Voldemort por wvx_pic
Capítulo 17

Hermione estaba en el tercer piso de Grimmauld Place. El pasillo estaba callado y encendido con
una tenue luz; era tarde en la noche o temprano en la mañana. Mientras pasaba por una de las
habitaciones más pequeñas notó un destello de cabello rojo inclinarse hacia una mesa de mapas.
Ella pausó y tocó ligeramente en la puerta.

“Hola Mione,” Ron dijo distraídamente mientras movía piezas a través de los mapas y luego se
rascó su cabeza distraídamente con la punta de su varita. Su expresión era tensa.

“¿Tienes un minuto?” ella preguntó.

“Seguro.” Él guardó su varita en su bolsillo trasero y la miró. “Solo estaba revisando lo que ha
pasado desde que me fui. Muchas redadas cuando estábamos fuera; debes haber estado ocupada.”

Le estaba dirigiendo una mirada penetrante. Hermione bajó los ojos.

“Estoy segura de que ves la estrategia,” ella dijo en voz baja.

“Kingsley está usando los horrocruxes para mantener a Harry lejos del campo de batalla,” él dijo.

Hermione asintió ligeramente. “Entiendes por qué, ¿no?”

La expresión de Ron se endureció aún más cuando se encogió de hombros y asintió.

“No sirve de nada arriesgarlo en una escaramuza cuando lo necesitamos para el golpe final. Sí. Lo
entiendo. Eso no significa que me guste. Y algunas de éstas—7,” él sacó algunos pergaminos y los
miró. “Son misiones suicidas. No me había dado cuenta de lo seguro que Kingsley ha estado
jugando gracias a Harry. Ver lo que hará cuando nos vayamos por algunas semanas—”

Se interrumpió mientras miraba con enojo los informes. "¿Cuáles fueron exactamente las tasas de
víctimas mientras estábamos fuera?"

Hermione abrió la boca para contestar y él la interrumpió.

“No necesito que me digas. Puedo ver aquí los números. Maldita sea—malditamente increíble. Si
Kingsley estuviera aquí lo golpearía.”

Su rostro estaba volviéndose escarlata con rabia.

“Ron, no podemos seguir tratando de jugar a lo seguro,” Hermione dijo, su estómago se hacía un
nudo mientras pensaba en cuántos ojos había cerrado durante las últimas semanas y la nueva casa
de seguridad del hospicio que había ayudado a Bill escudar. “No creo que te estés dando cuenta
cuán agotados están nuestros recursos. ¿Cuántos años más crees que la bóveda de Harry pueda
alimentar al ejército? La sala del hospital funciona con humos. Europa está cada vez más bajo el
control de Tom. La única opción que tenemos es tomar riesgos. Y no podemos arriesgar a Harry.”

Ron estaba callado. Hermione podía ver los músculos de su mandíbula trabajando mientras él
seguía apretándola y soltandola.

“Necesitamos encontrar los horrocruxes,” él finalmente dijo. Hermione dejó escapar un suspiro
bajo y profundo que había estado conteniendo ansiosamente y asintió.

“Así es,” ella dijo. “Tom y Harry son los alfileres. Ideológicamente los Mortífagos son muy
diversos. Es el poder de Tom que mantiene al ejército cohesionado. Si podemos matarlo,
permanentemente, debería haber suficientes luchas internas para dar la Resistencia a la ventaja.”

“Supongo que una ventaja para los delirios de inmortalidad de Tom: no se está molestando en tener
un sucesor,” Ron dijo inexpresivamente mientras miraba otro informe de misión. Hermione podía
ver su firma al final de la hoja, verificando a los lesionados, calculando las pérdidas en orden,
números impersonales. “Aunque no dudo que los Malfoys crean que son los primeros ahora que
Bellatrix está muerta. Malditos psicópatas.”

“Necesitas convencer a Harry que los horrocruxes son la primera prioridad,” ella dijo, observando
a Ron intensamente. “Especialmente ahora, después de Ginny. Estoy preocupada porque sólo
quiere ignorarlos.”

La expresión de Ron se volvió tensa.

“Si,” él dijo en voz baja.

Hermione se acercó dudosamente.

“Ron, espero que lo que dije en la reunión ayer en la noche no haya hecho sentir que fue tu culpa.
Tú salvaste a Ginny. No creí que hubiera sido apropiado guardar la información pero no quería
lastimarte al revelarla.”

“Está bien,” él dijo, su expresión en blanco, “Hiciste la llamada correcta.”

“Lo siento—”

“No. No quiero hablar sobre eso,” él dijo en una voz temblorosa que no rompía ningún argumento.

Los ojos de Hermione recorrieron su rostro. reconociendo la tensión alrededor de sus ojos, el
escarlata inclinaba sus orejas mientras su rostro se ponía tan pálido que sus pecas destacaban como
gotas de sangre a través de su cara.

Si insistía él explotaría.

Hermione sintió a su corazón hundirse.

“Bueno. Te dejaré para que puedas revisarlo,” ella dijo mientras volteaba para irse.

Hermione volvió a ganar conciencia y aturdidamente encontró a alguien inclinado sobre ella,
inclinando su cabeza hacia atrás. El lado derecho de su cara y cuerpo estaba rígido. No podía
mover sus dedos y su lengua le dolía como si hubiera sido mordida repetidamente.

Ella se apartó de las manos sobre ella y la persona, un hombre, dejó de tocarla. Él dio un paso
hacia atrás, observándola cuidadosamente. Ella lo observó en confusión. Él era pálido y rubio y su
rostro, el cual parecía expresivo la primera vez que ella abrió los ojos, estaba cuidadosamente en
blanco.

Tuviste un ictus,” él dijo en una voz calmada. “Aparentemente pociones de fertilidad y


legeremancia no se mezclan.”

Él miró hacia su varita. “¿Puedes hablar? Estuviste gritando durante varios minutos.”

Hermione luchó por pasar saliva. Su garganta se sentía cruda, como si varios minutos hubiera sido
una gran subestimación. Trató de abrir su boca y se dio cuenta que los músculos del lado derecho
de su mandíbula estaban tan apretados que apenas podía mover sus dientes.

Ella se sentía exhaustada. Sentía como si hubiera sido electrocutada; sus músculos y tendones se
sentían como si hubieran sido jalados hasta que estuvieran a punto de romperse. Cuando trató de
respirar hubo un leve sonido de jadeo que emergió desde el fondo de su garganta.

Trató de recordar lo que había pasado. Ella trató de sentarse, pero su cuerpo no cooperaba. Estalló
en llanto.

“¿Quién eres?” ella dijo entre dientes cuando finalmente dejó de llorar. Observó al hombre que
estaba de pie frente a ella.

Una miríada de emociones repentinamente cruzó su rostro. Él abrió su boca, luego la cerró
firmemente y dudó.

“Estoy a cargo de tu cuidado,” él finalmente dijo, una vez más con su expresión en blanco. Sacó
una pequeña botella aparentemente de la nada. “Deberías tomar esto. Probablemente serás capaz de
recordar lo que pasó la siguiente vez que despiertes.”

Hermione dudó y luego asintió con la cabeza en aquiescencia. Él deslizó una mano bajo su cuello y
la base de su cráneo y la ayudó a inclinar su rígido cuerpo hacia arriba para que así pudiera
tragarla. Tan pronto como la tragó, su cansancio se apoderó de ella por completo y sintió que se
iba a la deriva.

“¿Te conozco?” ella preguntó mientras sus ojos se cerraban.

“Supongo que sí.”

Cuando Hermione despertó nuevamente, el lado derecho de su cuerpo se sentía débilmente


doloroso y su lengua tenía la sutil sensación de un hechizo sanador a través de su superficie.

Echó la mente hacia atrás, tratando de recordar lo que había sucedido.

Había estado hablando con Malfoy sobre Voldemort, sobre horrocruxes—ella de repente recordó la
palabra. Ella finalmente había hecho su pregunta; la cuál duramente había sido una pregunta por
qué estaba casi segura que estaba en lo correcto. Voldemort estaba muriendo.

Luego todo en su mente se sintió como si hubiera explotado, la habitación se volvió roja, y ella
había colapsado.

Tuvo un ictus frente a Malfoy.

Cuando despertó la primera vez ella estaba prácticamente inmóvil y ni siquiera recordaba quién era
él. La había dosificado con una Poción de Sueño sin Sueños

Ella pensó en el intercambio. ‘A cargo de su cuidado’ era una forma muy generosa de él para
describirse a sí mismo. Ella se rió.

Movió los hombros e intentó abrir la boca. Su mandíbula le dolía pero podía mover los dientes
completamente. Se sentó con cautela y se examinó a sí misma.

Había sido tratada.

Ictus no era su especialidad de sanación, pero Arthur Weasley había sufrido de ellos levemente
después de ser maldecido por Lucius Malfoy. Lo había investigado. El tratamiento era similar a
tratar a alguien de el cruciatus, un tratamiento con el cual era bastante familiar.

No era exclusivamente sanación con varita pero terapia mágica-física; usar hechizos y luego
masajear los nudos y tensión fuera con las manos. Alguien la había tocado. Al menos le habían
masajeado toda la noche el lado derecho de su cuerpo para aliviar la tensión y la rigidez de forma
profunda. Considerando que se sentía casi normal, sospechaba que había sido tratada en ambos
lados desde su mandíbula hasta los dedos de los pies.

Se estremeció un poco, pero trató de razonar consigo misma.

Era sanación. Sólo sanación. Ella había dañado a cientos y cientos de personas. Trataba lesiones de
cada parte del cuerpo. Una lesión era una lesión. Sanar era sanar. Era bastante removida de
cualquier sentido de sensualidad o sexualidad. Clínico. Cuerpos raramente registrados como algo
más que sanar.

Aún así… El sentimiento de que alguien la hubiera estado tocando mientras estaba inconsciente en
la casa de Malfoy la hacía sentir enferma.

Apretó las mantas contra su pecho de manera protectora.

Miró hacia el calendario en la pared y descubrió que dos días habían pasado desde su conversación
con Malfoy.

Ella se movió y siseó, mirando hacia abajo. Sus pechos estaban adoloridos y—engrandecidos. Ella
miró con horror abyecto durante varios segundos antes de recordar que era un efecto secundario de
la poción de fertilidad que Stroud le había dado. Ella hizo una mueca y salió de la cama.

Malfoy había usado hechizos limpiadores después de traerla del Pasillo de Voldemort, pero en
realidad no se había lavado nada. Juntó toallas y ropa y caminó por el pasillo hacia la regadera en
la otra habitación.

Una larga ducha aliviaba cualquier dolor restante en su cuerpo. Inclinó su cabeza hacia atrás debajo
del spray y pensó en el recuerdo de Ron el cual había abierto sin intención. Horrocruxes. Y tasas
de bajas. Y Ginny.

Siempre regresaba a Ginny.

Ron. Se veía tan demacrado. Tan aplastado por la guerra. Su cabello tenía brillos de gris aunque él
no podía tener más de veintidós. Había olvidado esos detalles. Había olvidado cómo la guerra se lo
había comido; cómo el estrés se había manifestado en él físicamente.

Él había planeado misiones con Moody y Kingsley. Había usado su talento para estrategia y
ajedrez mágico y aprendió cómo aplicarlo en la guerra. Había estado tan orgulloso la primera vez
que Kingsley había aprobado una de sus estrategias.

Le había tomado tiempo a Harry y a Fin y a ED aceptar que la guerra sería larga. Ellos tenían el
pensamiento de que las comunidades mágicas se levantarían para ayudar a la Orden. Que haber
presenciado la derrota de Voldemort durante la primera guerra mágica imbuiría al Mundo Mágico
de confianza en el poder de la Luz.

Pero Voldemort había aprendido de la primera guerra. Era más astuto, cauteloso y astuto de lo que
había sido la primera vez, especialmente después de los traspiés de la batalla en el Departamento
de Misterios. Había limitado su reinado de terror a hijos de Muggles, mestizos y traidores de
sangre. Se apoderó del Ministerio temprano e hizo que la Orden del Fénix fuera etiquetada como
organización terrorista. Mandó a matar a Dumbledore en la propia escuela del Director por un niño
de dieciséis años.

Cualquier confianza que el Mundo Mágico pudiera haber tenido en el poder de la Luz fue
rápidamente sofocada. Hijos de Muggles y mestizos eran un fragmento de la población mágica.
Era más fácil para la comunidad mágica establecida simplemente optar por mantener la cabeza baja
y dejar la Orden de luchar sola contra Voldemort.

Era difícil pelear en una guerra como un grupo terrorista.

Incluso si tenías dinero, ir a Callejón Diagon y entrar a una cámara de Gringotts era difícil. Una
identificación del Ministerio se convirtió en requerimiento para comprar lo que fuera, comida o
suministros de pociones; y comprar largas cantidades causaba sospecha. Una persona podría ser
enviada al hospital después de una batalla pero cualquier herida enviada a Daño de Hechizos era
necesaria para que San Mungo contactara al DSM; miembros lesionados de la Resistencia fueron
acusado de terrorismo, puestos bajo arresto mientras convalecían y desaparecían en una de las
prisiones de Voldemort al ser liberados de San Mungo.

La Resistencia no estaba preparada por lo decisivas que serían las salidas iniciales de Voldemort.
No habían escondido a suficientes personas y muchas de las que intentaron proteger no habían
podido esconderse con el suficiente cuidado. Siempre había gente que se despedía que pensaba que
podían salirse con la suya antes de irse, algún pequeño indicio de que la tortura de los Mortífagos
demostró ser capaz de sacar de los vecinos.

El orgullo que Ron experimentó cuando sus estrategias fueron usadas rápidamente se desvaneció
cuando descubrió que era casi imposible idear una escaramuza sin víctimas. Las personas no eran
piezas reusables en un tablero de ajedrez, cuando eran sacrificadas morían. Terriblemente. E
incluso si hacías todo lo posible estratégicamente para protegerlas, ellos no siempre hacían lo
instruido o predecido. E incluso si lo hacían, el enemigo no.

Ron tendía a tomar cada muerte y lesión como su responsabilidad personal. El brillo del heroísmo
y la envidia que solía tener por Harry se desvanecieron. Se puso serio rápidamente y la
comprensión de la guerra lo unió a él y a Harry aún más estrechamente; reparando cualquier
fractura que sus pasados celos habían creado a lo largo de los años. Se habían vuelto unidos en
culpa, determinación e idealismo. Más cercanos que hermanos

Había poco espacio para Hermione.

Hermione suspiró y dejó caer su cabeza, sintiendo el agua deslizarse por sus mejillas. Sus labios se
torcieron y temblaron mientras pensaba en Hogwarts.

Harry, Ron y Hermione: el trío inseparable… hasta la muerte de Dumbledore, cuando Hermione
escogió pociones y sanación en vez de magia defensiva con Harry y Ron y el resto de ED.

Sus días eran gastados estudiando sanación bajo Poppy Pomfrey. Sus noches eran gastadas
estudiando pociones con Snape. Sus amistades se fueron hacia un lado. Incluso sus calificaciones
bajaron.

Tenía poco tiempo para dedicarlo a practicar hechizos de defensa. Todos estaban estudiando magia
defensiva. Nadie más parecía preocuparse por lesiones o en cómo contrarrestar maldiciones. O ser
hábil de hacer pociones necesitadas para sanar lesiones.

Durante un mes después de la Batalla en el Departamento de Misterios Hermione había tomado


diez pociones diferentes diarias para reparar el daño interno de la maldición no verbal de Dolohov.
Había tenido suerte de haberla sobrevivido.
Cuando Dumbledore murió tan solo unos meses después, se había sentido muy consciente del
papel vital que jugarían la curación y las pociones en si la resistencia sobreviviría a la guerra el
tiempo suficiente para ganarla. Todos la catalogaban como paranoica. Los hospitales eran territorio
neutral: si alguien necesitaba ser sanado, siempre había forma de ir a San Mungo.

Pero luego fueron terroristas. Los hospitales no eran neutrales para terroristas.

Cuando Voldemort tomó abruptamente el control del Ministerio, el primer acto que firmó el
Ministro Thicknesse fue la Ley de Registro de nacidos de Muggles. Fue un movimiento
cuidadosamente cronometrado y estratégico. Los aurores nacidos Muggles y los mestizos en el
DSM y Sanadores de San Mungo fueron arrestados y les quitaron sus caritas antes de que pudieran
volar a la Orden.

Hubieran sido miembros invaluables de la Resistencia si la Orden hubiera sido capaz de


alcanzarlos a tiempo.

En su lugar, "la organización terrorista" se encontraba abruptamente aislada del mundo,


brevemente dejando a Poppy Pomfrey como su Sanadora más experimentada. Cualquier
combatiente de la Resistencia fue llevado a una matrona de un internado para ser curado de heridas
de batalla y maldiciones oscuras. Kingsley logró reclutar a dos practicantes generales de sanación
para poner un hospital semifuncional. Sin embargo, la tendencia de Voldemort de castigar a
familias enteras, la mayoría de los magos eran reacios a dejar atrás toda su vida y aliarse con la
Orden si no era necesario.

La guerra estuvo concentrada en Bretaña en ese punto. Después de que el Ministerio Británico de
Magia fue tomado, se incautaron Hospitales Mágicos Europeos que simpatizaban con la
Resistencia, se acercaron en secreto y ofrecieron capacitación especializada en curación de magia
oscura y maldiciones. Hermione había sido la única persona con conocimiento básico de sanación
para calificar que la Orden podía salvar.

Era difícilmente una pregunta. La Orden necesitaba un sanador de víctimas, si no podían reclutar
uno tenían que crear uno; Hermione tenía la aptitud. Apenas tuvo tiempo para despedirse antes de
que Kingsley la había sacado de contrabando de Gran Bretaña. No sabía cuándo iba a regresar.

Ella entrenó obsesivamente durante casi dos años. Estaba casi al final de su entrenamiento cuando
la casa segura del hospital de la Orden se vio comprometida a raíz de una escaramuza. Un
Mortífago había tomado control de Ernie MacMillan cuando estaba apareciendo ahí. Una vez que
el Mortífago entró a los escudos protectores, se fue inmediatamente y trajo a más Mortífagos.

Aparte del hechizo Fidelius el hospital no estaba muy bien protegido. No había planes de
evacuación. No escudos. Fue un baño de sangre hasta que la Orden logró juntarse y mandar una
respuesta. La Orden perdió los dos sanadores que había reclutado, sus Sanadores practicantes,
Horace Slughorn y casi cada luchador herido convaleciente allí.

Los Mortífagos dejaron vivo a Ernie por despecho.

La Orden necesitaba a Hermione de vuelta inmediatamente.

Voldemort había dejado a Antonin Dolohov armar una división de desarrollo de maldiciones;
maldiciones nuevas y nortes eran usadas en batallas que requerían hechizos analíticos avanzados
para contrarrestar. La especialidad de Hermione. También necesitaban reemplazar a su maestro de
pociones y Hermione calificaba para eso también.

Dentro de tres días, Kingsley llegó personalmente al hospital mágico de Austria donde ella había
estado estudiando y la trajo de vuelta a Inglaterra.

En su ausencia, Harry y Ron se habían reforjado a ellos mismos en un dúo. A su regreso, el trío
intentó reanudar la amistad pero los dos años los habían enviado en direcciones separadas.

Hermione no había sido capaz de compartir la creencia idealista de que la Luz, por su cualidad
inherente de bondad, eventualmente volteara la marea de la guerra. En sus ojos la marea de la
guerra parecía estar constantemente girando más y más en contra de la Orden.

Desde el momento en el que regresó a Inglaterra ella vivió en el nuevo ala del hospital que había
sido puesta en el segundo piso de Grimmauld Place. Ella pasaba sus días y noches viendo a gente
morir; observándolos darse cuenta que iban a morir. Tratando de salvarlos. Se sentaba a su lado y
les explicaba gentilmente como pudiera que ellos nunca podrían volver a hablar, a comer, a ver, a
caminar, nunca poder volverse a mover. Que nunca podrían tener hijos. Que sus pareja, esposa o
padres o hijos habían muerto mientras estaban inconscientes.

Ella vivía cada día en las secuelas de las batallas; respiraba en devastación hasta que se estaba
ahogando en ella.

No tenía permitido pelear. No tenía permitido estar en el campo de batalla. Tenía demasiado valor
como sanadora y maestra de pociones. La orden no podía arriesgar a perderla.

Permaneció interminablemente tras las batallas sobre las que no tenía influencia.

Así que usó lo que tenía, su voz y su posición como miembro de la Orden. Uso su asiento en las
juntas para instar a la orden a ampliar el entrenamiento más allá de la magia defensiva. No estaba
abogando por tortura o Imperdonables; ella solo quería a los luchadores de la Resistencia para que
se les otorgue un permiso explícito en lugar de simplemente tácito para matar a los Mortífagos en
defensa propia

No había pensado que podría ser una posición particularmente tensa o complicada para aguantar
tres años en una guerra.

Lo era.

Harry fue inflexible: ellos no usarían magia negra; ellos no matarían gente. La mayoría de la Orden
había caído en línea con la visión de Harry.

Hermione había sido el extraño franco. Había erosionado constantemente la mayor parte de su
amistad.

No era exactamente sorprendente que Ginny había concluido que Snape era la única persona con
la que Hermione podía haber estado en una relación. Ginny había estado en lo correcto. Hermione
había estado casi completamente sola.

Hermione suspiró para sí misma y cerró la ducha.

Si hubiera hecho algo diferente, ¿podría haber cambiado el resultado de la guerra? ¿Si se hubiera
dedicado a la defensa? ¿Si no hubiera seguido la sanación o las pociones? ¿Si no se hubiera ido
durante dos años?

¿Hubiera hecho alguna diferencia? ¿Salvado a alguien?

Se le formó un nudo en la garganta mientras repetía la burla de Malfoy de meses antes:


“Ni siquiera peleaste durante la guerra, ¿o sí? Yo ciertamente nunca te ví. No estabas con Potter y
Weasley. Tú solo te escondiste. Pasabas todo tu tiempo en el hospital. Agitando tu varita
inútilmente, salvando a gente que estaban mejor muertas.”

Pasó saliva fuertemente y presionó sus labios a una delgada línea mientras salía de la regadera y se
ponía una toalla.

Pausó por un momento y miró a su reflexión.

Ella odiaba su reflexión. Odiaba verla. Trataba de mover sus ojos cada vez que encontraba un
espejo. Apenas reconocía a la persona que veía en el cristal.

En sus recuerdos, ella había estado demacrada por el estrés y la desnutrición. Pálida por quedarse
adentro sanando y haciendo pociones. Su piel había sido pálida. Su cabello ingobernable siempre
estaba cuidadosamente restringido en trenzas firmes que mantenía en la parte trasera de su cabeza.
Huesuda y de extremidades delgadas. Sus ojos, largos y oscuros, pero con fuego en ellos.

Ahora…

Su rostro ya no estaba demacrado. Con la nutrición adecuada se había llenado que sus mejillas ya
no estaban ahuecadas. Caminatas diarias regulares significaba que su color fue mejorado con un
ligero rubor natural en él. Sin un cepillo o algunas ligas solo podía cepillarse con los dedos y
dejárselo suelto. Caía, en una masa desenfrenada de ondas y rizos, más allá de sus codos. Sus
rodillas y codos y huesos de la cadera y costillas ya no sobresalían. Había construido masa
muscular haciendo ejercicio.

Se veía saludable. Incluso linda. Normal. Cómo una Hermione de una vida diferente.

Pero sus ojos—

Sus ojos estaban muertos. Ya no había más fuego en ellos.

La chispa que ella consideraba más intrínseca a quién era se había apagado.

Ella era un cadáver vibrante.

Se apartó del espejo y se vistió

La poción de fertilidad afectó cómo le quedaban sus túnicas. Los botones sobre su busto se tiraron
y pudo ver sus pezones a través de la tela. Giró los hombros hacia adentro para tratar de ocultarlo y
se echó el pelo sobre los hombros.

Cuando regresó a su habitación encontró un desayuno pesto para ella. Picó a una ensalada de
pepino y observó a la ventana. La nieve se había derretido. El estado estaba lleno de un gris sin fin.
Incluso el cielo era gris.

Aún seguía viendo a la ventana cuando la puerta sonó m Volteó la mirada y vio que Malfoy había
entrado. Estaba usando su ropa 'de caza'. Estaban limpias, así que supuso que estaba apunto de irse
en vez de estar regresando.

Ella lo observó. Sin las túnicas era notablemente alto y ágil. El atuendo era todo negro pero sus
antebrazos, pecho y piernas tenían un equipo de protección plateado metálico sujeto a ellos.
Armadura de piel de Ironbelly ucraniana, Hermione concluyó después de estudiarla por un
momento; para protección de armas y hechizos, a menos que tuviera un pasatiempo de domar
dragones del cuál ella no sabía. Él tenía un par de guantes en una mano.
Se preguntó si él había usado esa vestimenta el día en el que mató a Ginny, Minerva McGonagall,
Alastor Moody, Neville, Dean, Seamus, Profesor Sprout, Madam Pomfrey, Profesor Flitwick y
Oliver Wood. Él probablemente siempre lo traía puesto debajo de sus túnicas de Mortífago.

La piel de Ironbelly era muy resistente a la magia y casi impenetrable a los ataques físicos. En un
duelo, a menos que el atacante pudiera lanzar un ataque a la cabeza o usara una maldición asesina,
Malfoy sería difícil de vencer. Alguien con esposas bloqueando su magia no tendría ninguna
oportunidad contra él.

Pero luego, ¿desde cuándo les había importado a los Slytherin pelear justo?

Sus ojos se encontraron desde el otro lado de la habitación y él la estudió cuidadosamente.

Ella cruzó sus brazos de forma protectora a lo largo de su pecho.

“¿Me recuerdas ahora?” él preguntó?

“Para mi profunda consternación,” ella dijo apartando la mirada él. Él se acercó lentamente.

“Le informé a Stroud sobre lo que pasó. Aparentemente no se molestó en verificar que la poción de
fertilidad interactuaría negativamente con una sesión de legeremancia,” él dijo con un gruñido
leve.

“Dudo que la combinación sea algo estudiado regularmente por maestros de pociones,” Hermione
dijo fríamente.

Hubo una pausa y Malfoy sacó un periódico del aire y se lo dio a Hermione. Ella se lo quitó de los
dedos con una expresión curiosa.

“Claramente has puesto tu lectura en algo de buen uso,” él dijo mientras ella lo desdoblaba.

“¡Pláticas de paz en Escandinavia!” anunciaba la primera plana.

Ella sonrió a sí misma mientras leía el artículo.

“¿Cómo adivinaste?” él dijo después de un minuto de silencio.

Ella levantó la vista del periódico.

“¿Sobre esto?” ella dijo, ampliando sus ojos inocentemente e indicando el artículo.

Él giró los ojos.

“No.”

La comisura de su boca se curvó.

“Soy una sanadora,” ella dijo, luego miró hacia sus muñecas. “O lo era, al menos, me especializaba
en magia oscura. Conozco los signos de corrosión mágica. Demasiado de ciertos tipos de magia
oscura y se convierte en veneno en el cuerpo. El cuerpo y la magia tratan de asimilarla. Una vez
que hay magia oscura a nivel celular, no hay vuelta atrás. La magia se come al cuerpo desde
adentro. ”

Ella puso el periódico a un lado. “La magia por supuesto, es aún demasiado potente. Él aún es de
los magos más poderosos en el mundo. Pero físicamente se está deteriorando. Incluso toda la
sangre de unicornio que ha estado bebiendo y duchando no puede controlar suficientemente los
síntomas. Tumbarse en letargo bajo un nido de serpientes solo retrasa lo inevitable. Incluso si es
inmortal, pronto será un poco más que una sombra. Se desvanecerá en éter. Con Harry muerto, no
tiene forma de renacer a sí mismo. Si todos sus horrocruxes han sido destruidos—él solo—dejará
de existir.”

Malfoy la miró con dureza y ella lo miró a los ojos.

“Las ataduras, se llaman horrocruxes, ¿no es así?” ella preguntó.

Él asintió lentamente

“¿Nuevo recuerdo?” él preguntó.

Ella asintió.

“Durante el ictus,” ella dijo, recargándose en su silla. “La Orden los estaba cazando. Ron y Harry
estaban asignados a ello.”

“¿Algo más?” él dijo, su voz baja y peligrosa.

“Ron estaba molesto por las tasas de víctimas. Nosotros estábamos muriendo de hambre. Dudo que
sea algo que aún no sepas,” ella dijo en voz baja.

Ella lo miró fijamente, esperando a que se moviera inmediatamente para invadir su mente. Para
verificar. Él solo la observó.

Ella movió su mirada. Después de un minuto miró nuevamente hacia arriba, dudando.

Él notó su atención e inclinó su cabeza, arqueando una ceja.

“Kingsley Shacklebolt…” ella dijo. “Hannah no lo mencionó. Todos dicen que soy todo lo que
queda de la Orden, pero no recuerdo—”

“Él murió unos meses antes de la batalla final,” Malfoy dijo, apartando la mirada de ella. Su
mandíbula se rodó ligeramente

Hermione lo había sabido—pero aún sintió un dolor agudo en su pecho cuando escuchó la
confirmación.

Ella se sentía que también sabía la respuesta para su siguiente pregunta.

“¿Tú fuiste quién—?”

Él encontró su mirada y asintió. “Él estaba en mi camino.”


Capítulo 18

Hermione miró el cuadrado de papel que sostenía con desconcierto.

Ella frunció el ceño mientras lo doblaba a la mitad, y luego paró, sintiéndose perdida.

No podía recordar cómo hacer una grulla de origami.

Había hecho más de mil de ellas. Grandes y pequeñas. Día tras día. Tenía distintos recuerdos sobre
cómo hacerlas.

Pero de alguna manera—

Ya no podía recordar cómo hacerlas. Siguió intentando, cada mañana después de leer el periódico,
pero de alguna manera ya no podía descifrar cómo seguir haciéndolas.

No podía recordar el orden de los dobleces. ¿Era un doblez en diagonal primero? ¿Tal vez tenía
que doblarlo a la mitad y luego también? Ella trató de las dos formas.

No podía recordar. El conocimiento se había—ido.

No tenía ninguna de sus grullas anteriormente dobladas y para observarlas y así poder revertir el
proceso de ingeniería. Los elfos las habían desaparecido todas al final del día.

Hermione suspiró y puso el papel a un lado.

Probablemente se había perdido durante su ictus. Tal vez hubo daño cerebral.

El recuerdo—el conocimiento—había desaparecido desde donde sea que lo guardaba. Como si


nunca hubiera existido. Excepto que ella sabía que sí. Ella recordaba, distintivamente, ser capaz de
poder hacerlas.

No importaba.

Ella ni siquiera sabía por qué las hacía. No podía recordar cuándo había aprendido. Tal vez en en la
escuela primaria...

Sacó su capa y se dirigió hacia afuera.

El estado era lúgubre y embarrado. El invierno estaba dando sus últimos suspiros antes de la
primavera. Las ventanas ocasionalmente estaban cubiertas de escarcha en la mañana, pero los días
se calentaban y llovía en sábanas durante días a la vez.

La lluvia solo estaba cayendo levemente así que Hermione siguió su camino.

Había llegado al punto en el cual podía atravesar la mayoría de los jardines rodeando la mansión;
siempre y cuando no estuviera tan abierto. Aún no podía manejar los espacios abiertos.

Cuando de vez en cuando trataba de forzarse más allá de los setos y hacia las colinas abiertas y
onduladas, sentía como si alguien la estuviera diseccionando; cortando sus nervios fuera de su
cuerpo y poniéndolos fuera en el frío y en el viento. Su mente simplemente se doblaría sobre sí
misma y la dejaría sola en un estado de terror absoluto.

Ella no podía—no podía lograrlo.


Se preguntaba si algún día sería capaz de lograrlo. Si alguna vez se recuperaría de su agorafobia. El
miedo se sentía como si se hubiera arraigado profundamente, entrelazándose dentro y a través de
ella; desde su cerebro hasta su garganta, envolviendose alrededor de sus pulmones y órganos como
una enredadera invasora; esperando a ahorcarla hasta la muerte.

En los días en los que no estaba diluviando Hermionne pasaba la mayoría de su tiempo paseándose
en el estado. Regresaría adentro kke a de lodo y no tenía más opción que hacer un camino con él
dentro y por los pasillos. Hogares mágicos no tenían tradición de mantener tapetes en la puerta o
raspadores de botas cuando un rápido fregotego podría eliminar la mayor parte del lodo. Hermione
murmuraba internamente disculpas a los elfos domésticos todos los días.

Sus días se habían hundido en una especie de monotonía temida.

Se despertaba y comía su desayuno. Leía el periódico repetitivamente. Doblaba origami. Comía el


almuerzo. Cuando no estaba diluviando iba afuera y exploraba el estado durante horas y horas. Si
la lluvia era demasiado pesada solo salía brevemente y luego se ejercitaba en su habitación hasta
que estaba lista para colapsar. Se bañaba. Exploraba la mansión. Comía la cena. A veces, Malfoy
venía y le practicaba legeremancia. A veces iba y la cogía indiferentemente sobre una mesa. Iba a
la cama. Despertaba y repetía la rutina.

Día tras día.

No había nada más nivel que la noticia.

Nunca hablaba con nadie más aparte de Malfoy y Stroud.

Saber que el programa de cría era todo un engaño no cambiaba nada. Saber que Voldemort estaba
muriendo, que tenía sus horrocruxes, no cambiaba nada.

No para ella.

Malfoy aún estaba pasando todo su tiempo tratando de cazar a quien fuera que había destruido el
guardapelo. Cuando iba a inspeccionar sus recuerdos él se había visto visiblemente abatido. Él solo
exploraba su mente brevemente, como si tuviera miedo de dañarla y causarle otro ictus.

Hermione comenzó a sospechar que Voldemort le hacía crucio regularmente; cada vez que Malfoy
informaba que todavía no había atrapado al culpable.

Él no estaba, cuando ella se dio cuenta, regresando a la mansión pareciendo pálido con furia; estaba
pálido por el shock físico causado por la tortura. De hecho, él parecía como si estuviera siendo
torturado diariamente. Los síntomas se notaban más cada vez que lo veía. Parecía visiblemente
erosionado; como si estuviera al borde de una avería.

El cruciatus le hacía eso a una persona. Cuando se usaba demasiado frecuentemente, incluso si no
volviera loco a una persona, sus efectos se volverían a largo plazo.

Sus manos tenían espasmos de la misma manera en las que Hermione a veces los tenía . Se
preguntaba si tenía terapia para la tortura. Si es que tenía tiempo para ella.

Seguramente la tendría; él la había tratado después de su ictus. Él probablemente usaba a el mismo


sanador. Tendría que tener uno. Probablemente pondría a un sanador en retenedor durante la
guerra. Él no era el tipo de persona que iría a sentarse a la sala de espera de San Mungo.

Ella trataba de no notar los síntomas; la palidez, los ocasionales espasmos en sus dedos, la
dilatación de sus pupilas. Se recordaba a sí misma que él estaba tratando de cazar al último
miembro de la Orden; cada vez que regresaba torturado era un signo que había fallado y la Orden
había sobrevivido.

Pero le molestaba, como una sanadora. El deterioro, no podía evitar notarlo y reconocerlo
inexplicablemente en su conciencia.

Ella lo ignoró.

Voldemort estaba muriendo. Voldemort estaba muriendo y Malfoy lo sabía y él había respondido
al escalar rangos, y eliminado la Orden. Ella se había preguntado por qué él era tan servilmente
obediente incluso en la cara de tenerla como la madre de sus futuros hijos, ahora sabía por qué. Por
supuesto que haría lo que fuera para permanecer en las buenas gracias de Voldemort.

Ron estaba en lo correcto. Malfoy probablemente se veía a sí mismo como el sucesor. ¿Cómo
podría no hacerlo? El Gran Juez. 'La Mano de la Muerte' del Señor Oscuro. Cuando Voldemort
finalmente se desvaneciera, ¿quién se atrevería a disputar que Malfoy era el siguiente en la lista?
No había otro Mortífago que pudiera compararse.

Malfoy claramente tenía la intención de convertirse en el siguiente Señor Oscuro y a menos que
Voldemort lo matara antes de eso, Hermione lo esperaba completamente.

Ella se preguntaba qué tipo de Señor Oscuro sería él. ¿Qué era lo que quería de ello? Hermione aún
no lo sabía. Tal vez nunca lo sabría. Ella siempre se preguntaba y nunca lo comprendía.

Él merece morir, ella pensó. Él merecía que me hicieran crucio. El mundo sería un mejor lugar si
Draco Malfoy fuera asesinado o se volviera loco.

Pero la idea de él con los ojos en blanco en Janus Thickey la molestaba de alguna manera.
Observar pasivamente el precio que la tortura regular le estaba cobrando la hizo sentir
extrañamente culpable.

Ella no podía hacer nada al respecto, ella se recordó fríamente a sí misma mientras caminaba por el
laberinto, incluso si quisiera ayudarlo. Lo cual no era así. Él era un Mortífago. No era como si
alguien lo hubiera obligado a convertirse en un Mortífago o asesinar a Dumbledore o ser quien
asesinó a toda la Orden del Fénix completa y un gran porcentaje de la Resistencia como un entero.
Él merecía cada parte de sufrimiento que iba de su mano con su servitud. Incluso más.

Si ella no podía matarlo, la ironía de ser Voldemort quien lentamente hacia la acción era tanto
apropiado como satisfactorio para contemplar.

Principalmente.

Hermione suspiró y dejó de caminar, presionando las palmas de sus manos contra sus ojos.
Tratando de aclarar su mente y parar de pensar.

Parecía que había logrado retener un poco de corazón sangrante, incluso para monstruos
depravados. Siempre trató de odiar la simple idea de tortura. Le molestó estar presente en la de
Umbridge. Aparentemente ni siquiera podía disfrutar la de Malfoy.

Su siguiente periodo fértil fue claramente peor por la poción de fertilidad.

A medida que se acercaba, sus pechos se hincharon varias tallas de copa más grandes y, sin un
sostén que los sostuviera, colgaban y dolían y estaban muy sensibles. Su abdomen bajo se
hinchaba en una forma en la que la hacía ver que en realidad estaba en las primeras etapas de un
embarazo. Era horripilante. Hermione se encontró repentinamente vívida, visceralmente
confrontada por la idea del embarazo de una manera que había logrado ignorar y evitar hasta
entonces.

Ella lloró. Su ropa no le quedaba. No podía hacer ejercicio, era demasiado incómodo. Se sentía
demasiado cansada y al borde. Ella solo se acurrucaba en su habitación y trataba de ignorar todas
las cosas que su cuerpo estaba haciendo.

Cuando apareció la mesa, le resultó algo doloroso inclinarse sobre ella y sentir su peso
presionando su pecho. Tragó saliva fuertemente. Su cuerpo entero se sentía hipersensible,
particularmente en lugares en los cuales no le gustaba pensar. Cuando escuché a la puerta abrirse
se concentró solo en el dolor, apretando sus pechos con más fuerza de lo necesario y obligándose a
no prestar atención a nada más.

Por favor no te embaraces. Por favor no te embaraces, le rogaba a su cuerpo.

Después de los cinco días, cuando Malfoy apareció a inspeccionar sus recuerdos, parecía un poco
menos nervioso. No tan mortalmente pálido. Torturado menos recientemente. Temía que eso
significara que había logrado algunos avances en su investigación.

Él examinó sus recuerdos cuidadosamente. Más a fondo que la vez pasada, pero aún sin molestar ni
uno solo de los recuerdos bloqueados. Sí observó su conversación con Ron repetidamente como si
estuviera buscando detalles. Cuando se encontró con su renuente preocupación por sus síntomas de
tortura, se retiró de su mente.

“¿Te preocupas sobre mí, Sangre Sucia?” dijo con una mueca de desprecio. “Tengo que admitir
que nunca pensé ver el día.”

“No lo tomes como un cumplido,” Hermione dijo con rigidez. “Me sentí mal por Umbridge cuando
él la torturó también pero bailaría feliz sobre su tumba.”

Su boca se curvó con entretenimiento. “Desafortunadamente las serpientes se la comieron.”

Hermione se encontró sonriendo antes de que pudiera detenerse. Malfoy se rió.

“Eres una perra,” dijo con un leve movimiento de cabeza.

La sonrisa de Hermione se desvaneció. “Algunas personas merecen morir,” ella dijo fríamente. “Y
las otras que no—las mataste de todas formas.”

Él puso los ojos en blanco como si ella simplemente hubiera criticado sus modales.

“Hice lo que fui instruido a hacer,” él dijo con un encogimiento de hombros

“¿Te dices eso para calmar tu conciencia?” Ella se burló de él mientras se sentaba en la cama.
“¿Cuándo los colgaste y los dejaste descomponerse? ¿Pensaste que estabas siendo noble?

Él le sonrió levemente y arqueó una ceja. “Tu Resistencia era bastante ilimitada en su esperanza
incluso después de que Potter murió frente a ellos. Eran del tipo que nunca creerían los informes de
muerte basados en los rumores de los Mortífagos. ¿Cuántos luchadores más crees que hubieran
intentado escapar si no hubieran visto los cuerpos pudrirse con sus propios ojos? ¿Seguramente no
crees en alentar optimismo suicida?

“Alguien aún sigue ahí fuera,” ella dijo. “Alguien a quién aún no has atrapado.”

Él sonrió levemente. “No por mucho.”


Hermione sintió que la sangre se le escapaba de la cara con tanta fuerza que se sentía como si le
hubieran vaciado la cabeza. “¿Lo has—?” su voz se congeló.

“Aún no. Pero casi puedo asegurarlo.” él dijo con una cruel sonrisa. “Mucho antes de que el Señor
Oscuro se desvanezca, tu último miembro de la Orden estará muerto y tú preciosa resistencia ni
siquiera sabrá que existió.”

“Tú no sabes eso,” Hermione dijo ferozmente.

“Claro que lo sé,” él dijo, su expresión se volvió tan dura que podía haber sido tallado de mármol.
“Ésta es una historia con solo un final. Si tú Orden quería una diferente debió de haber tomado
decisiones diferentes. Tal vez unas duras, realistas. Debieron haber dejado ir sus nociones de
cuentos de hadas de que podían de alguna manera ganar una guerra sin ensuciarse las manos. Eran
idiotas, casi cada uno de ellos.” Él se burló de ella. “¿Sabes lo fácil que es matar a alguien cuando
sabes que lo único que ellos están intentando hacer es aturdirte? Muy. Tan fácil que lo podría hacer
dormido en este punto.”

Hermione lo observó, viendo la forma en la que su boca se torcía con burla y la furia en sus ojos
mientras hablaba.

“¿A quién odias tanto?” ella preguntó. Ella aún no podía comprenderlo. Parecía desafiar los límites
de la magia.

“Mucha, mucha gente,” dijo con un insolente encogimiento de hombros. Luego sonrió. “La
mayoría de ellos ya están muertos.”

Se alejó antes de que ella pudiera preguntarle algo más.

Después de casi un mes, Montague comenzó a visitar la mansión una vez más. Hermione no se
molestó en espiarlo. Había concluido que probablemente no era parte de la Resistencia ni de la
Orden. Si existiera la posibilidad de ello, seguramente Voldemort habría enviado a Malfoy tras él.

Cuando regresó de su paseo un día, se encontró con media docena de elfos domésticos en la
veranda del ala norte colocando una gran mesa y colocando grandes cantidades de flores por todas
partes. Uno de ellos inmediatamente se desvaneció con un estallido agudo y un momento después
Topsy apareció y se acercó a Hermione.

“La Señora va a tener una fiesta Ostara esta noche. La Sangre Sucia tiene que permanecer fuera de
vista,” dijo Topsy.

Hermione parpadeó y miró alrededor de la veranda que parecía más como si estuviera siendo
preparada para un banquete de bodas que como una celebración del equinoccio de primavera.

“Está bien,” dijo Hermione, se fue y encontró una entrada diferente a la mansión. Observó las
preparaciones desde las ventanas de arriba y concluyó que el equinoccio era una simple excusa
para que Astoria pudiera dar una fiesta. No había nada sobre rituales o tradiciones aparentes aparte
de la abundancia de flores.

Cuando la tarde cayó la veranda estaba encantadora, resplandecientes con luces de colores
marcando los enormes ramos de narcisos y tulipanes. Astoria debió tenerlas enviadas desde algún
otro lugar, teorizó Hermione, la propiedad Malfoy todavía estaba fría y apenas insinuaba la
primavera.

Hermione observó a los invitados llegar, Mortífagos, cada uno de ellos. Estaban rígidos y formales
el uno con el otro hasta que los tragos comenzaron a fluir generosamente.
Cuando todos estaban sentados y la comida ya estaba en marcha, Hermione se apartó de la ventana
desde la que había estado mirando y agarró su capa. Se deslizó por un pasillo silencioso y salió a
los laberintos. Si pudiera encontrar una buena posición sería capaz de escuchar a escondidas.
Quizás alguien dejaría caer información útil sobre la Orden o la Resistencia. O las otras
subrogadas.

El Profeta siempre estaba lleno de especulaciones pero era difícil saber lo que pudiera ser verdad.

Ella siguió los caminos sinuosos del laberinto de setos. Sus pasos eran silenciosos. Le habían dicho
que no podía salir.

Tratar de escuchar a escondidas lo que claramente se estaba convirtiendo en una cena de borrachos
fue un alivio. Hermione se sentía—con vida. En lugar de sentirse como una criatura mecánica
muerta que pasaba día tras día, doblando origami, haciendo ejercicio y esperando a que apareciera
una mesa en el medio de la habitación para que la follaran clínicamente.

La veranda estaba del otro lado del laberinto de ella. Ella podía escuchar las voces claramente.

“Apenas tiene dedos,” dijo una voz. “No puedes enseñar algo así. Me asusta hasta la mierda. Al
principio, apenas pude levantarme para llevarla, pero ahora que está en el lío tiene el par de
aldabas más increíble. Definitivamente compensa la falta de dedos.”

Hermione se congeló. Estaban hablando sobre las otras mujeres. Posiblemente Parvati o Angelina.
Ambas habían perdido la mayoría de sus dedos.

Algunas de ellas estaban embarazadas.

“Al menos la tuya tiene los dos ojos,” dijo otra voz. “El mío es un horror para mirar. La tomo
desde atrás o le pongo algo encima de su cara para que no pueda observar ese maldito hoyo en su
rostro. Tiene un parche que lo cubre ahora, pero aún así…”

Hannah Abbott.

“No son para que las vean,” la fuerte voz de Astoria intervino.

Hubo una risa borracha ante eso.

“Deberían de ver cómo tengo entrenada a la mía,” otra voz apareció. “Todo lo que tengo que hacer
es chasquear los dedos y ella se agacha. Su quim está tan suelto que prefiero tomarla por el culo a
menos que sea uno de los días obligatorios. Debió de haber sido una puta cuando estábamos en
Hogwarts, pero sabe cómo chupar un pito. La tengo bajo la mesa cada mañana mientras como mi
desayuno.”

Hermione sintió como si alguien la hubiera apuñalado. El horror que sintió fue físicamente
doloroso.

Hubo muchas exclamaciones de admiración.

“¿Tienes a la Sangre Sucia, no es así Malfoy? Vi ese artículo en El Profeta sobre ello.”

“Así es,” dijo Malfoy en una fría voz.

“La Guardián la odiaba en la escuela. Apuesto a que probablemente llegó en piezas.”

“No,” Malfoy dijo, su voz estaba cortada. “El Señor Oscuro la quería intacta.”
“Maldito afortunado,” murmuró alguien.

“Ha de ser divertido, mirando fijamente su pequeña cara de sabelotodo mientras te incrustas en
ella. ¿Llora? Siempre me imaginé que lloraría. Tenía tantas fantasías en la escuela de inmovilizarla
en un escritorio e incrustarme en ella sollozaba.”

A Hermione se le puso la piel de gallina y se envolvió con la capa con más fuerza.

“Nunca presté demasiada atención,” Malfoy contestó con un tono de aburrimiento. “Lo que el
Señor Oscuro ordene yo haré, pero no hay mucho en ella para mantener mi interés.”

Varias voces refunfuñaron algo sobre Malfoy pero la conversación continuó.

Los oídos de Hermione se animaron. Estaban discutiendo la muerte de Umbridge. Quejándose


sobre patrullas en el Bosque Prohibido y la molestia que eran los centauros. Parecía que ninguno
de ellos sabía nada sobre los horrocruxes. Era decepcionante si es que no era sorprendente.

Ella siguió escuchando.

Malfoy estaba siendo enviado a Rumania. Eso era una noticia. Habían ejecuciones programadas
ahí y Voldemor las quería hechas con una ceremonia. Una demostración de fuerza en algún caso
de que otros países europeos interpretaran el intento de asesinato de Thicknesse como una señal de
debilidad. El Gran Juez las haría él mismo.

Hermione se preguntó si esa era la razón por la que Voldemort había dejado de torturar a Malfoy.
Él tendría que estar en su mejor condición para enseñar su talento para matar en Rumania.

Hubo un murmullo de celos por la asignación de Malfoy. Los labios de Hermione se torcieron.
¿Qué tipo de repugnantes criaturas se ponían celosas porque alguien más tenía la tarea de matar
gente?

“¿Les vas a hacer Avada a todos?” alguien preguntaba en un tono de asombro.

“Esa sería la tradición,” dijo Malfoy, arrastrando las palabras tan abiertamente que Hermione
prácticamente podía ver el giro de ojos que seguramente lo acompañaba.

Ella no estaba segura de qué era más desconcertante, la casualidad de Malfoy o el entusiasmo de
los otros Mortífagos.

La conversación siguió, sin ofrecer nada útil. Luego hubo un sonido de sillas moviéndose , gente
levantándose y Astoria estaba hablando tonterías sobre las flores en el invernadero.

Hermione se desvaneció por los laberintos de vuelta a la otra entrada de la mansión. Ella no quería
que se tropezara con algún Mortífago si es que alguno de ellos decidía explorar el laberinto.

Estaba casi de vuelta en la casa cuando de repente.

Immobulus.

El hechizo la atrapó a un lado de la cabeza. Se congeló en su lugar mientras un Graham Montague


caminaba por las puertas francesas de la mansión.

“¿Quién diría que desaparecer para ir al baño me traería tanta suerte?” Parecía maravillado cuando
se acercó a ella. “Con las protecciones que Malfoy puso en tu ala de la mansión temía nunca volver
a acercarme a ti. ¿Ya te embarazó?”
Le lanzó un hechizo de detección de embarazo y sonrió cuando salió negativo.

“Nunca pensé que conseguir que Astoria organizara una fiesta de equinoccio sería lo que
finalmente funcionara,” él dijo con una risa ligera. Él estaba estudiando su rostro, su expresión era
triunfante, de la misma forma en la que había estado en Año Nuevo. Él le quitó el seguro a su capa
y se la quitó de sus hombros. “Mierda. No tenías éstas la última vez.”

Sus pechos de alguna manera aún seguían hinchados por la poción de fertilidad. Él tomó su pecho
derecho y lo apretó con fuerza mientras se acercaba, así sus cuerpos estaban casi presionados uno
al otro. Él hundió su nariz en el pelo de Hermione, inhalando. Él olía al crudo olor del vino. Estaba
borracho.

“Se suponía que tú ibas a ser mía, sabes,” él dijo, haciéndose hacia atrás ligeramente para volver a
verla. “Yo fui quién te atrapó cuando atacaste a Sussex. Cuando te vi bajo un cielo lleno de
dementores en llamas—quería follarte ahí mismo en ese campo.” Su agarre en su pecho se apretó
mientras hablaba, sus dedos enterrándose en su piel. Si Hermione hubiera podido moverse todo lo
que podría hacer sería jadear del dolor. “Así fue como conseguí mi Marca, tú sabes, atrapandote.
Mi servicio excepcional para el Señor Oscuro. Cuando te vi en Sussex, te reconocí de la cueva.
Recuerdas como te dije que preguntaría poder tenerte. Yo fui quién le recordó al Señor Oscuro
sobre el programa de crianza. Él dijo que serías mía. Pero luego cambió de opinión y te entregó a
Malfoy.”

Montague siseó y retorció su pecho con fuerza en su mano. “Maldito Malfoy obtiene todo. Pero te
debo demasiado dolor por apuñalarme con esos cuchillos envenenados. No voy a dejar que se meta
en mi camino. He estado fantaseando con esto durante demasiado tiempo. Incluso compré un
pensadero, solo para que pudiera verte arrodillarte frente a mí y desabotonar mis pantalones tantas
veces como quisiera.”

Hermione estaría temblando si pudiera moverse. Ella no sabía sobre qué estaba hablando
Montague, pero sí reconocía el sonido de crueldad y venganza obsesiva en su tono. Él le sonrió y
puso la punta de su varita contra su frente.

“No queremos que malfoy venga a interrumpir nuestra diversión, ¿o sí? Confundo.”

La mente de Hermione se volvió borrosa cuando el maleficio inmovilizador fue eliminado y ella
colapsó en sus brazos que la esperaban.
Capítulo 19

Había algo—

Algo no está bien sobre esto, Hermione pensó mientras estaba siendo empinada hacia el laberinto y
su vestido se estaba desgarrando abierto.

Frío.

Aire frío estaba en ella.

Dientes estaban en su garganta. Dolía.

A ella no le gustaba.

Trató de empujar pero sus manos estaban puestas fuertemente a un lado y luego sintió dientes en su
pecho un momento antes de que ellos mordieran.

Fuerte.

Ella estaba llorando—pensó.

Dedos estaban entre sus piernas y la estaban apuñalando. Pinchandola violentamente.

Trató de cerrar sus piernas pero algo se metió entre ellas

Así que no podía.

Ella no pensaba—

Esto no se suponía—

El laberinto la estaba rasgando. Apuñalando su espalda.

Dedos seguían enterrándose en ella y dientes seguían mordiendo sus hombros y pechos.

Luego estaba en el piso.

Ella podía sentir el camino de grava bajo sus manos.

Rocas pequeñas frías y afiladas.

Algo—que ella no quería.

Estaba a punto de matar.

Ella solo—

No estaba segura sobre qué.

¿Era algo que tenía que ver con Malfoy?

Un hombre estaba arrodillándose entre sus piernas. Montague.

Ella lo miró fijamente. Vidriado.


Los dedos de Hermione estaban temblando; arañando la grava.

Se inclinó hacia ella.

Su rostro estaba muy cerca al de ella.

Tal vez él le iba a decir un secreto.

Algo la empujaba entre sus piernas.

Ella sentía que debería saber lo que era—pero no podía recordar.

Algo que se suponía que no tenía que pasar.

Un secreto.

De Malfoy.

Pero—ella no quería.

Malfoy lo sabría—si ella tuviera un secreto.

Él siempre estaba en su cabeza.

Ella trató de decirle al hombre pero lloró en su lugar.

De repente el hombre se había ido y hubo un fuerte estruendo.

Ella volteó y encontró al hombre estrellado contra la pared de la mansión.

Malfoy lo estaba pateando tan violentamente que hubo un crujido.

Hermione se sentó y observó.

Malfoy levantó al hombre por su garganta y lo levantó por la pared hasta que pudieran verse a los
ojos.

“¿Cómo te atreves? ¿Creíste que te saldrías con la tuya sobre esto, Montague?”

“No parecía importarte tenerla, Malfoy,” Montague dijo con un tono áspero. “Asumí que no te
molestaría compartir, viendo que dejaste a Astoria salir a jugar. Se suponía que la Sangre Sucia iba
a ser mía. Cortaste en la fila. Yo fui quien la atrapó. Ella era mía.”

“Ella nunca será tuya.” Malfoy se burló mientras hacía un violento movimiento de apuñalar y
cortar a través de la camisa de Montague hasta su estómago.

Sin dudarlo, ni bajar a Montague de donde lo sostenía, Malfoy metió la mano dentro de la cavidad
abdominal de Montague y comenzó a sacar órganos y enrollarlos alrededor de su puño.

Montague estaba gritando y agitándose.

Malfoy sacó un puñado de intentamos lo suficientemente lejos para que brillara bajo la luz de la
luna.

“Si te vuelvo a ver, te estrangularé con estos,” Malfoy dijo en una voz mortalmente calmada.

Soltó los intestinos la para que colgaran desde el frente de Montague para que se vieran como
cadenas. Malfoy sacudió la sangre y otros fluidos de su mano mientras observaba a Montague
caerse, gimiendo y llorando y tratando de poner sus intestinos dentro de su estómago nuevamente.

Malfoy volteó a ver a Hermione. Su cara estaba blanca.

“Idiota—¿por qué—saliste ésta noche?”

Hermione se sentó plácidamente en la grava y lo miró con los ojos muy abiertos.

Ella pensó que tenía que decir algo. Pero—ella no estaba segura si recordaba lo que era.

Algo sobre Malfoy—ella pensó. Eso era lo que tenía que decirle al hombre. Montague.

“Malfoy siempre viene por mí,” ella susurró.

Él la miró fijamente, con la mandíbula cerrada y los puños cerrados durante varios segundos antes
de que pareciera tragar algo.

“¿Qué te hizo?” él dijo en una voz baja, arrodillándose a su lado.

Probó varios contra-encantamientos con ella antes de que de repente uno hiciera clic y luego, como
agua helada, la realidad se derrumbó contra Hermione.

Un sollozo ahogado salió de su garganta y se envolvió con los brazos. Sus túnicas estaban rasgadas
y podía sentir las marcas de las mordidas por todo su cuerpo. No podía dejar de temblar.

Malfoy estaba arrodillado a su lado, completamente inexpresivo. Se acercó lentamente y tomó su


brazo.

“Vamos a limpiarte.”

Con un pop reaparecieron en su habitación y él la empujó para que se sentara en la orilla de su


cama antes de voltearse y entrar al baño contiguo. Hubo un largo silencio antes de que reapareciera
varios minutos después, cargando una cubeta y un trapo el cuál se lo dió, Hermione había dejado
de llorar y seguía con hipo mientras trataba de no llorar o hiperventilar.

Malfoy se volteó y observó la ventana mientras ella trataba de limpiar la grava y tierra pegándose a
la sangre de todas las mordidas sobre ella. Algunas de ellas eran tan profundas que eran grandes
medias lunas en lugar de marcas de dientes. Ella podía sentir la sangre cayendo por su torso en
chorros. Sus manos temblaban tanto que ella seguía tirando el trapo en su regazo.

Escuchó un siseo de irritación y la mano de Malfoy de repente le arrebató la tela. Ella se encogió
hacia atrás.

“No te voy a lastimar,” él dijo con una voz tensa mientras se sentaba a su lado en la cama. El se
acercó lentamente y la tomó por los hombros, volteandola hacia él para evaluar el daño.

Apretó la mandíbula mientras la miraba.

Moviéndose lentamente, como si fueran un animal asustadizo él observó sus hombros.


Ligeramente limpiando la sangre y luego murmurando los hechizos para sanar las heridas. Ella
trató de no encogerse cada vez que la tocaba. Él trabajó por sus hombros y luego por su cuello
antes de pasar a las peores; las cuales estaban por sus pechos.

Sus labios estaban presionados en una firme línea mientras las observaba. Algunas estaban tan
profundas que tomó varios hechizos repararlas. Su expresión era clínica y atenta mientras
trabajaba, Hermione lo observaba, aún inhábil de controlar sus temblores.

Él apenas la había tocado hasta ese momento. Aparte del contacto mínimo cuando trataba de
embarazarla, las únicas veces en las que la había tocado era cuando la detuvo de saltar el balcón o
cuando la aparecía.

Él trabajó eficazmente y finalmente se sentó y apartó la mirada de ella.

“¿Algún otro lugar?” él preguntó.

“No,” Hermione dijo en una voz baja, jalando sus túnicas rasgadas y abrazándose a sí misma.

Él volteó a verla durante un momento como si estuviera verificando si estaba diciendo la verdad o
no. Luego desapareció la cubeta de sangre y agua y se levantó.

“Te mandaré una poción Calmante y una Poción de Sueño sin Sueños para la siguiente semana,” él
dijo, “estoy seguro que escuchaste, estaré lejos durante los siguientes días. Tú—deberías de
quedarte en tu habitación hasta que regrese.”

Hermione no dijo nada. Solo cerró sus túnicas y miró hacia el piso. Ella podía ver los zapatos de
Malfoy mientras él estaba de pie a su lado. Luego él se volteó y salió de la habitación, cerrando la
puerta detrás de él.

Hermione siguió congelada durante varios minutos más. Luego se levantó y fue hacia el baño.
Dejó sus túnicas y su vestido caer mientras observaba el agua llenar la tina.

Dejó la ropa en el suelo y esperó que los elfos domésticos la quemaran en vez de repararla y
enviarla de regreso.

El agua se volvió roja por toda la sangre residual en ella y la drenó y la rellenó, tallando su piel
hasta que se sintiera cruda

Ella aún podía sentir los dientes de Montague hundiéndose en ella. La piel que Malfoy había
curado aún era nueva y demasiado sensitiva. Luchó contra la tentación de arañarla.

Se sentó en la tina y lloró hasta que el agua se volvió fría y ella comenzó a temblar.

Saliendo de la tina y amarrando una toalla contra ella caminó de forma vacilante hacia su cama.
Dos frascos de pociones estaban en la esquina de su mesa de noche. Tomó la poción de Sueño sin
Sueños y trepó a la cama.

La mañana siguiente se quedó en cama. No tenía razón para levantarse.

No quería moverse. No quería pensar. Solo quería otra dosis de poción de Sueño sin Sueños. Por
más que lo intentaba, ya no podía dormir. Se tomó la poción Calmante y sintió el nudo de horror
en su estómago desvanecer ligeramente mientras se acostaba en la cama.

No podía dejar de pensar.

Su mente nunca se callaría. Siempre habían realizaciones, culpa, y quejas; algo con lo cual
obsesionarse y preocuparse.

Montague… ni siquiera quería pensar en Montague.

Era poco sobre la noche anterior que no era horripilante.


Ella había asumido que de alguna manera la situación era la misma para las demás mujeres en el
programa de crianza. Que a quien quiera que habían sido entregadas las estaban tratando de la
misma manera en la que ella lo estaba siendo. Clínicamente, casi siempre dejada sola. Los
esfuerzos de concepción totalmente o sensuales para todas parte.

Pero claramente ese no era el caso. Era obvio que en retrospectiva las subrogadas nunca habían
tenido la intención de ser de esa forma. La Sanadora Stroud podría considerar el programa de
crianza de genética mágica ser solo para ciencia legítima, pero esencialmente y más
fundamentalmente, era una distracción. Hacía un espectáculo hacia los Mortífagos pero también
era un soborno. Las subrogadas eran esclavas sexuales.

Hermione se dio cuenta con una amarga punzada de que había estado tan absorta en su propia
situación que no había considerado lo peor que podría ser para las demás.

Siempre tuvo la intención de ser de esa forma. No bra. No calzones. La forma en la que los botones
en sus vestidos saltaban con el menor movimiento.

Accesibles.

Los Mortífagos estaban ordenados a violarlas en sus días fértiles, pero las instrucciones no hacían
referencia a el periodo fértil siendo la limitación

De alguna manera ser entregada a Malfoy la hacía—¿suertuda?

Parecía clínico acerca de utilizarla.

Tal vez era simplemente porque Voldemort no la quería demasiado dañada hasta que sus recuerdos
fueran recuperados. Tal vez no tenía permitido lastimarla, o violarla en la forma en la que él
quisiera.

Pero--eso no parecía correcto. Él no parecía interesado. No era como si se estuviera restringiendo a


sí mismo. Siempre parecía ansioso de terminar con ella. De escapar de ella. Ella era una tarea para
él.

¿Era posible que Gran Juez fuera la figura menos cruelmente inhumana en el gobierno de
Voldemort?

Eso tampoco parecía acertado. No después de lo que había visto hacerle a Montague. Verlo estar de
pie fríamente mientras sacaba los órganos de Montague con solo sus manos fue--aterrador.

La practicidad.

La facilidad.

Malfoy tenía suficiente crueldad en él. Brillando justo debajo de la superficie, esperando salir.

Tal vez violar no era lo suyo.

Un pensamiento extraño, pero el más plausible que se le ocurrió. Él odiaba tocarla; lo evitaba tanto
como era posible.

Aparentemente Malfoy no era un monstruo total.

No era que importara. Nada de eso importaba. Nada de eso importaría.

Era lo mismo que su realización sobre Voldemort estaba muriendo. Darse cuenta que era peor para
las otras mujeres tampoco hacía una diferencia. No había nada que Hermione pudiera hacer.

Incluso si por algún milagro encontraba una forma de escapar, que era en sí mismo una
imposibilidad absoluta, no podía parar para salvar a nadie más. Tenía que correr. Tenía que correr
y correr. Lo mejor que podía hacer sería encontrar a quien quiera que fuera el último miembro
restante de la orden y ver si tendría una manera de salvar a todos los demás. Pero si hubiera una
forma de hacer tal cosa, seguramente la Orden ya lo estaría haciendo. Seguramente la Orden no
habría dejado a las subrogadas por tanto tiempo si hubiera una forma de salvarlas.

Hermione no podía pensar en nadie más que en ella misma. Si tuviera la información, Voldemort y
Malfoy parecían creer que ella podría la cosa más vital, que lo único que podría hacer sería
guardarlos para nunca poder recuperarlos.

Ella necesitaba escapar.

Se estaba quedando sin tiempo.

Parecía un verdadero milagro que aún no estaba embarazada. Estaba segura que después de la
poción de fertilidad estaría embarazada.

Una vez que estuviera embarazada—

Hermione sintió como si no pudiera respirar. Su pecho y su garganta se sentían comprimidos, y


comenzó a temblar mientras trataba de no llorar.

Sus posibilidades de escape ya se sentían infinitamente pequeñas. Una vez que estuviera
embarazada prácticamente serían inexistentes y solo se volverían más pequeñas cada día que
pasara.

No podía ni siquiera caminar a través de un campo o por un camino abierto. Un escape con los
obstáculos adicionales y desafíos en evolución que un embarazo presentaría sería imposible.

Una vez que diera a luz, Malfoy le arrebataría al niño de sus brazos (asumiendo que la dejaría
cargarlo), luego llevaría a Hermione con Voldemort y la mataría y sería devorada por las viles
pitones de Voldemort y su bebé se quedaría solo en la horrible casa de Malfoy para ser criado por
él y su horrible esposa...

El pecho de Hermione se agitó y antes de que pudiera detenerse comenzó a sollozar tan
violentamente que se atragantó.

Incluso si lograra escapar, Malfoy nunca dejaría de buscarla.

No había forma de escapar. Cada idea que se le ocurría, ninguna resultaría. Ella era como un
insecto, pegada a un tablero.

La mansión era una jaula sin fallas.

A menos que por un milagro pudiera convencer a Malfoy de dejarla ir…

Y simplemente no había forma.

Ni siquiera estaba segura de si podía dejarla ir, incluso si él quisiera. Había algo en la forma en que
ocasionalmente miraba las esposas que hacía que Hermione dudara de que pudiera quitárselas.

Él sólo podía matarla. Y ya estaba planeando en hacer eso.


Ella rodó sobre su espalda y miró hacia el dosel con desesperación.

No había salida.

Nunca escaparía. Pronto estaría embarazada.

Y nunca escaparía.

La ola de depresión eventualmente la hizo quedarse dormida.

Hermione apenas salió de su cama durante los siguientes días.

Estaba mirando hacia la ventana cuando la puerta de su habitación explotó abruptamente, Astoria
entró, su varita en una mano y el periódico en la otra.

Hermione se levantó rápidamente, y Astoria se detuvo. Se miraron una a la otra por un minuto.

Astoria no se había acercado a Hermione desde la noche en la que la había guiado hasta la
habitación de Malfoy. Los dedos de Hermione se movieron nerviosamente. Astoria debió de haber
estado ahí por Montague.

“Ven a acá, Sangre Sucia,” Astoria demandó en una fría voz.

Hermione cruzó la habitación de mala gana hasta que estaba a sólo treinta centímetros de Astoria.
Su corazón estaba latiendo fuertemente y tenía un fuerte sentimiento de que la conversación que
estaba a punto de tener iba a terminar mal.

Astoria era pálida. Frágil. Iba impecablemente vestida y arreglada, pero había una sensación de
desmoronamiento en ella. Los aretes que estaba usando estaban temblando ligeramente y sus ojos
se entrecerraron mientras observaba a Hermione.

“Sé que husmeas. ¿Has visto esta historia?” dijo Astoria, levantando el periódico para que
Hermione pudiera ver la imagen de la primera plana.

Hermione había estado demasiado deprimida para siquiera ver a El Profeta desde el equinoccio. Su
mirada cayó para estudiar la foto y sus ojos se agrandaron.

En la portada de El Profeta había una imagen de Malfoy destripando a Graham Montague con
calma en el medio de la sala de espera de San Mungo.

Hermione solo pudo observar durante un momento antes de que Astoria se lo arrebatara de sus
manos y doblar el periódico a la mitad.

“Tengo que admitir,” Astoria dijo con una voz de calma que no era natural. “Cuando escuché las
noticias por primera vez sobre Draco había matado públicamente a Graham, pensé 'finalmente lo
notó.'”

Los labios de Astoria se crisparon y apartó la mirada de Hermione.

“Traté de ser la esposa perfecta cuando fui elegida,” dijo Astoria. “La esposa de Draco Malfoy. No
había nada con qué compararlo. El general más poderoso en el ejército del Señor Oscuro. Todas las
demás chicas estaban tan celosas. Por supuesto que fue arreglado, pero pensé que eventualmente se
daría cuenta que yo era para él. Que era una buena esposa. Hice de todo. Me uní a cada junta, cada
caridad. Era la esposa perfecta. Era perfecta. Pero a él nunca le importó.”

Astoria se encogió de hombros y gesticuló descuidadamente con la mano de su varita. Sus uñas
estaban pintadas de plata y atrapadas por la luz.

“La gente no lo sabe, pero él ni siquiera vivía aquí. Nos casamos y él—él me dejó aquí en esta
casa. Ni siquiera me dio un tour de la mansión. En el día de nuestra boda me trajo aquí y me dejó
en el vestíbulo; no se molestó en consumarlo hasta que se suponía que iba a ser fértil. Y luego—
una vez que los sanadores determinaron que era estéril—Draco no venía acá en absoluto. Él sólo—
desapareció. Nunca sabía dónde estaba. No podía contactarlo. Pensé que podía llamar su atención
si lo ponía celoso pero a él nunca le importó lo que yo hacía. Eventualmente—acepté que así era
como él era.”

La amargura de la expresión de Astoria torció su rostro en algo feo y aterrador.

“Pero luego llegaste tú,” la voz de Astoria tembló de resentimiento. “Y luego él se mudó aquí y
puso de cabeza el estado para poner escudos y asegurarse de que estaba seguro. Te llevó en
caminatas y te dio un tour por la mansión.”

Hermione comenzó a abrir su boca para señalar que le habían ordenado a Malfoy hacer todas esas
cosas.

“¡Cállate! No quiero oírte,” Astoria dijo bruscamente, mostrando los dientes.

El periódico se arrugaba en el puño cerrado de Astoria y ardía débilmente.

“Y luego Graham comenzó a ponerme atención,” Astoria dijo, su voz temblaba como si estuviera
tratando de no llorar. “Él era tan empático y me hacía compañía en todos los eventos en los que
Draco nunca se presentaba. Él quería ver todo lo que yo hacía y notaba las cosas que había hecho
para impresionar a Draco. Él quería que le enseñara la mansión para ver cómo la había decorado.
Él tuvo la idea de tener la fiesta de Año Nuevo aquí en la mansión. Y cenas. E incluso la fiesta de
equinoccio en la veranda del Ala Norte. Era muy específico sobre estar en el Ala Norte.”

La voz de Astoria se apagó y miró por la ventana durante varios segundos.

“Cuando escuché que Draco había asesinado a Graham pensé 'Draco finalmente se dio cuenta, solo
estaba ocupado antes.' Pero luego,” Astoria se crispó, “me cruzó por la mente—Graham se acercó a
mí la semana después de que El Profeta publicara ese vil artículo sobre ti viviendo aquí. Tenía
tantas ganas de venir a esta propiedad en lugar de ir a un hotel o su casa de campo. Fue bastante
insistente. Quería ver el estado, la mansión. Todas las habitaciones, incluso si tuviéramos que
romper escudos para poder entrar. Luego cruzó por mientras cómo Graham siempre tenía la
tendencia de desaparecer; durante Año Nuevo, y en las cenas, y la fiesta de jardín. Él siempre
estaba… desapareciendo.”

Astoria se quedó callada durante varios minutos. Hermione se encogió, incapaz de hablar; incapaz
de aclarar. No sabía si habría una diferencia si pudiera.

“Era por ti,” por fin dijo Astoria. “Graham vino aquí por ti. Draco lo mató por ti. ¡Graham solo me
estaba usando! ¡Me estaba usando para llegar a ti!”

Astoria dejó caer el periódico. Las páginas esparcidas por el suelo de mader, mostrando a Malfoy
asesinando a Graham Montague fríamente en un bucle continuo en blanco y negro.

¡Draco Malfoy Mata Públicamente a Compañero Mortífago!

“¿Por qué les importas?” Astoria demandó, caminando hacia Hermione y presionando fuertemente
su varita en la garganta de Hermione. “¿Qué es tan especial sobre ti que hizo a Malfoy mudarse, en
esta casa que claramente odia? ¿Que Graham pasó tanto tiempo usandome para llegar a ti? ¿Por
qué a todos les importa una Sangre Sucia? ¿Por qué todos creen que eres importante?”

El brillo en los ojos de Astoria mientras miraba a Hermione era maníaco.

Hermione comenzó a abrir su boca y Astoria la abofeteó bruscamente en la cara.

“¡No quiero escuchar tus explicaciones!” Astoria gruñó. “Te lo advertí. Te dije que no me causaras
problemas.”

Astoria apuntó abruptamente su varita hacia el rostro de Hermione hacia sus ojos. El pecho de
Hermione se contrajo y apartó la cara.

“Sabes,” Astoria dijo en un tono tembloroso y melodioso, agarrando a Hermione por la barbilla.
“Marcus dice que apenas puede ver a su subrogadas por el hoyo en su cara la hace un horror. Tal
vez Draco pasaría menos tiempo obsesionado contigo si tuvieras uno.”

Hermione se tambaleó hacia atrás.

“Quédate quieta,” demandó Astoria.

Hermione se congeló y Astoria se acercó nuevamente.

Malfoy vendría. Malfoy vendría. Malfoy vendría.

Malfoy estaba en Rumania.

Astoria agarró a Hermione por la barbilla una vez más.

“Abre bien tus ojos, Sangre Sucia,” demandó Astoria.

Hermione pudo sentir que comenzaba a temblar cuando sus ojos se abrieron.

“Por favor… ¡no!”

“Cállate,” Astoria dijo con frialdad mientras acercaba el rostro de Hermione. Astoria presionó la
punta de su varita contra la esquina exterior del ojo izquierdo de Hermione; cavando la punta de
nuevo en la cavidad del ojo. Ella se burló de la cara de Hermione. “Espero estar aquí cuando Draco
te vea. Incluso si me mata, la satisfacción valdrá la pena.”

Hermione trató de apartar la cara y Astoria retiró su varita momentáneamente para inmovilizar a
Hermione con un hechizo rápido, congelando a Hermione en su lugar antes de apuñalar su varita
con brusquedad en un costado de ella.

El dolor en el ojo de Hermione estaba incrementando, podía sentir que su globo ocular estaba a
punto de ser sacado de su cuenca. Todo su cuerpo estaba temblando y no podía moverse.

El sonido de su respiración en pánico interrumpió la surrealista comprensión de que el rostro de


Astoria Malfoy podría ser lo último que viera. Escuchó su propio grito estrangulado cuando sintió
algo en su ojo ceder y su visión se volvió unilateral.

De repente hubo un crujido en la distancia tan abrupto que la mansión tembló. Astoria se sacudió
de sorpresa pero no se detuvo.

“¡Expelliarmus!” Malfoy gruñó al aparecer de la nada.

La varita hundiéndose en el ojo de Hermione se desvaneció y Astoria voló a través de la habitación


y se golpeó con la pared con un crujido antes de caer al suelo.

Hermione permaneció congelada en su lugar con los ojos abiertos, sollozando histéricamente e
inmovilizada donde Astoria la había dejado.

Malfoy se acercó a Hermione, eliminando el hechizo de inmovilización. Hermione cayó al suelo.


Malfoy se arrodilló a su lado y movió su cabeza hacia la de él. Su rostro era pálido, congelado y su
expresión se volvió de horror cuando vio el rostro de Hermione.

Lanzó un hechizo de diagnóstico sobre ella. Después de un minuto, él pasó saliva y respiró
profundamente varias veces como si estuviera tratando de tranquilizarse a sí mismo.

“La mitad de su ojo está fuera de su cavidad y tienes un pinchazo profundo en el blanco,” él dijo al
fin. “¿Cuáles son los hechizos para arreglarlo?”

Hermione lo miró aturdida. Llorando. Su rostro estaba retorcido cuando se estrechó contra su mano
y sintió que sus lágrimas se acumulaban en sus dedos. Ella podía verlo a través de un ojo, pero solo
había una mancha oscura en su lado izquierdo.

No podía dejar de llorar y estremecerse mientras miraba a Malfoy.

Ella sabía que debía saber la respuesta a su pregunta pero no podía recordar. Ella solo podía sentir
el lugar donde la varita de Astoria había pinchado su ojo.

No podía ver…

Malfoy inhaló bruscamente y su expresión se endureció mientras la miraba más intensamente.

“Necesito que te calmes para que puedas decirme cómo arreglarlo,” dijo Malfoy. La orden fue
pesada en su tono.

Hermione ahogó un sollozo y trató de respirar. Ella quería cerrar sus ojos pero no podía, porque
Astoria había tratado de sacarle uno.

Ella jadeó irregularmente varias veces tratando de recomponerse. Luego se obligó a mirar hacia el
diagnóstico aún visible en la varita de Malfoy.

Ella era una sanadora. Alguien tenía un ojo lesionado. Tenía que trabajar eficientemente si quería
mantener su vista.

“Para una esclerótica perforada,” Dijo con voz temblorosa, echando su mente hacia atrás tratando
de recordar mientras analizaba la lectura. Malfoy le había realizado un diagnóstico detallado y
podía ver que el daño era extenso. “Sclera Sanentur. Tienes que decirlo rítmicamente, casi
cantando. Y trazar la punta de tu varita si de la perforación.”

Malfoy repitió la inflexión y el ritmo y ella asintió brevemente. Procedió a realizarlo en su ojo.
Ella gimió en voz baja cuando sintió que la punción comenzaba a repararse.

“Y luego—para un—un ojo izquierdo luxado,” ella dijo en una voz que parecía más calmada de lo
que se sentía. “Es oculus sinister retreho. Y el movimiento de la varita—”

Con cautela, medio ciega, se acercó a la mano izquierda de Malfoy y, cuando él no se apartó de
ella, cerró los dedos sobre los de él y demostró el delicado movimiento en espiral.

“No lo hagas demasiado rápido o se retractará demasiado,” ella agregó.


Malfoy asintió.

Hermione sintió que su ojo volvía a su lugar en la cabeza. La sombra oscura era ligeramente más
brillante pero aún era como mirar a través de una ventana fuertemente nublada.

Malfoy lanzó un nuevo diagnóstico.

“¿C-cuánto puedes ver?” él preguntó mientras levantaba su rostro para verla nuevamente, sus
dedos presionandose ligeramente su mandíbula.

Ella lo miró y se tapó el ojo derecho con la mano. Su rostro estaba a solo unos centímetros del de
ella.

“Eres rubio. Creo—puedo ver que eres rubio y si lo intento puedo ver tus ojos y boca un poco—”
Su voz se cortó en un gemido y se atragantó cuando comenzó a llorar de nuevo. Su mano se deslizó
lejos de su ojo derecho y se la tapó la boca mientras luchaba por no sollozar.

“¿Qué más necesito saber? ¿Cómo lo arreglo?” él preguntó.

“Díctamo,” ella dijo. “Esencia de Díctamo, puede ser capaz de reparar el resto del daño. Pero es
raro. Puede ser difícil de obtener—a tiempo.

“¡Topsy!”

El elfo apareció instantáneamente.

“Traeme Esencia de Díctamo.”

El elfo doméstico desapareció nuevamente.

Las manos de Malfoy se quedaron en su rostro hasta que dejó de sollozar y lentamente las alejó.

“Espera aquí. Ahora tengo que lidiar con Astoria” dijo Malfoy.

Hermione asintió y limpió su cara, dándose cuenta que estaba llorando sangre. Vio como Malfoy
se acercaba, levitaba a su esposa del suelo y la dejaba caer en la silla antes de realizar un hechizo
de diagnóstico en ella. El desequilibrio en la visión de Hermione hizo que fuera difícil de ver
cuando trató de ver la lectura al otro lado de la habitación. Pensó que Astoria tenía varias costillas
fracturadas y una concusión.

Malfoy curó las fracturas con práctica facilidad y luego miró a Astoria durante varios minutos
antes de finalmente reanimarla.
Capítulo 20
Chapter Notes

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“Draco, ¿cómo estás aquí?” Astoria jadeó tan pronto como recuperó el conocimiento. Se acercó y
se tocó el costado con cautela mientras se echaba hacia atrás en la silla.

“Tuve que aparecer a través de Europa por ti,” él gruñó levemente.

La rabia en su voz era casi palpable.

Hermione observó. Aparición transcontinental era—casi imposible. Se requería saltar tantas veces
que una persona agotaba su magia y tenía que detenerse, o una cantidad tan tremenda de
concentración que era prácticamente imposible sobrevivir. La mayoría de personas que saltaban
más de algunos países se separaban hasta la muerte. Si Malfoy había aparecido tan lejos, él debería
de estar casi muerto por agotamiento mágico.

En ese caso, no había duda de por qué la mansión había temblado. El poder y concentración para
realizar con éxito tal salto explotaría como una onda de choque de un boom sónico. Probablemente
había una habitación en la mansión que se había reducido a astillas.

“Eso—eso es completamente imposible,” Astoria tartamudeó.

“¿Subestimando a tu esposo, Tori?” dijo en un tono fríamente asesino. “No es muy marital de tu
parte.”

“Oh, ¿estás aquí por mí?” La voz de Astoria era viciosa. “No. No lo estás. Estás aquí por esa
Sangre Sucia. Me maldeciste. Me lanzaste hacia una pared. Asesinaste a Graham Montague, todo
por esa Sangre Sucia.”

“Si, lo hice,” dijo Malfoy. “Hice todas esas cosas porque es el último miembro de la Orden del
Fénix, y eso significa que ella, a diferencia de ti, es importante; infinitamente más importante que
tú. Considerablemente más importante que Montague. ¿Sabías que el Señor Oscuro la ha traído
ante él regularmente para inspeccionar sus recuerdos? Los ojos son bastante útiles cuando se
performa legeremancia.”

Astoria se congeló y Malfoy continuó hablando en su fría y mortal voz, “He tratado de ser paciente
contigo, Astoria. He estado dispuesto a pasar por alto tu comportamiento indecente y tus pequeñas
interferencias, pero recuerda que, además de ser algo decorativo, eres inútil para mí. Si vuelves a
acercarte a ella una sola vez, o hablarle, o usar tu estatus como la señora de esta mansión para
romper alguno de mis escudos, te mataré. Y lo haré lentamente; tal vez en una tarde o dos. No es
una amenaza. Es una promesa. Sal. De. Mi. Vista.”

Astoria soltó un sollozo aterrorizado y huyó de la habitación.

Malfoy se quedó respirando profundamente durante varios segundos antes de voltear hacia
Hermione.

Él se acercó lentamente, luego se arrodilló y movió su cabeza hacia arriba para ver sus ojos
nuevamente.

“Las pupilas son de diferentes tamaños,” él dijo después de un momento. “Despues de que aplique
la Esencia de Díctamo, mandaré a un especialista para ver si hay algo más que hacer.”

Hermione lo miró fijamente.

“No necesitas mis ojos para performar legeremancia,” ella dijo en una voz ligera. “Solo es más
fácil de esa forma. No importa si estoy ciega de un lado.”

Sintió que los dedos de su rostro se estremecían levemente y la mandíbula de Malfoy se apretó.

“Lo considero una cuestión de conveniencia,” él dijo después de un momento.

Su pulgar recorrió levemente su pómulo mientras continuaba estudiándola.

Ella le devolvió la mirada. Se veía demacrado, pero tal vez solo lo parecía por la forma en que su
visión se volvió borrosa

“¿Cómo apareciste desde Rumania?” ella preguntó.

El sonrió, cansado. “La habilidad fue un cumplido del Señor Oscuro. Aunque—no creo que tuviera
idea en el momento. Tenía la intención de ser un castigo.”

Hermione frunció el ceño. No tenía idea sobre qué tipo de castigo podría tener el efecto secundario
de habilitar aparición transcontinental. Algún tipo de Magia Oscura.

“¿Qué tipo de maldición—?”

“No fue una maldición, fue un ritual, y no uno que me gusta discutir,” él dijo, callandola
abruptamente.

“¿Cómo sabías que sabría los hechizos?” ella dijo cuando él seguía observándola.

“Eras una sanadora.” Él se encogió de hombros. “Si te apareciera a San Mungo, asumí que la
presión hubiera aplastado tu ojo. El tiempo era esencial.”

“¿Dónde aprendiste a sanar?” ella preguntó, recordando en los hechizos y diagnósticos que él
había sabido inmediatamente.

Una sonrisa se dibujó en la esquina de su boca.

“Fui General durante años, recogí cosas en el camino. Era una habilidad obvia que desarrollar.”

“No para todos.” Hermione había tratado en varias ocasiones de enseñarle a varios miembros de la
Orden hechizos aparte de los básicos para sanar emergencias pero la mayoría eran reacios a
aprender más que episkey.

“Si. Bueno, yo estaba en el lado ganador, obviamente tomamos decisiones estratégicas mejores,”
él dijo en una fría voz mientras retiraba sus manos.

“Era un hechizo inusual para diagnosticar el que sabías,” Hermione dijo, ignorando su comentario.

“Fue una larga guerra.” Él aún estaba arrodillado a su lado.

Hermione miró a su regazo por un minuto, luego volteó a verlo nuevamente. Había un dolor de
cabeza comenzando a desarrollarse en sus sienes por su visión sin balance.

“Tú—tienes un talento natural para sanar. En otra vida, pudiste haber sido un sanador,” ella dijo.
“Una de las mas grandes ironías de la vida,” él dijo apartando su mirada de ella. Ella pensó que la
orilla de su boca se torció ligeramente, pero tal vez era un truco de su visión.

“Supongo que lo es.” Hermione volteó a ver a sus manos nuevamente. Las puntas de sus dedos
estaban manchadas con sangre. Al igual que las de él.

Hubo un crujido, Topsy apareció con un pequeño frasco de Esencia de Díctamo el cual le dio a
Malfoy.

“Repara la puerta,” Malfoy le ordenó al elfo, apenas volteandolo a ver mientras volteó a ver a
Hermione.

Hermione comenzó a ponerse de pie, vacilante.

“Debería de—debería acostarme, para que no corra,” ella dijo. Su equilibrio se perdió y sus manos
y brazos temblaron y no soportaron su peso. Se hundió nuevamente en el suelo y mordió su labio
en frustración; tal vez solo se acostaría en el suelo.

Una mano se cerró en su hombro y la puso sobre sus pies.

“No te voy a dejar acostarte en el suelo,” dijo Malfoy en una fría voz mientras la llevaba por la
habitación y la puso en su cama. “Acuéstate aquí.”

Palpó detrás de sí misma y se deslizó sobre la cama. Empujó la almohada a un lado y se acostó.

Malfoy se inclinó sobre ella, con el frasco en la mano. Su rostro salía y entraba en enfoque cada
vez que parpadeaba. Sombra. Luz. Sombra. Luz.

“¿Cuántas gotas?” él preguntó

Hermione dudó. La Esencia de Díctamo era cara. Cuando era sanadora tenía que racionarla; pesar
cuidadosamente el beneficio en contra del costo.

“Una gota cada dos horas por los siguientes días es lo ideal. Pero, una dosis de tres gotas lo hará,”
ella finalmente dijo.

“¿Hará qué?” él dijo.

“Probablemente seré capaz de ver algunas contornos y detectar algunos colores a pocos metros de
distancia,” ella dijo.

Malfoy se acercó y usó su mano derecha para abrir su ojo derecho ligeramente mientras echaba una
gota de Esencia en su ojo. Ardía. Hermione inmediatamente cerró sus ojos para evitar parpadear.

La mano en su rostro se desvaneció.

“Regresaré en dos horas. Y me aseguraré que Astoria se quede lejos.”

Escuchó sus pasos desvanecerse y levantó su mano para mantener su ojo derecho cerrado para
poder verlo irse.

Tropezó levemente cuando estuvo cerca de la puerta, como si estuviera inestable sobre sus pies.

Hermione volvió a cerrar los ojos y se quedó quieta, deseando no llorar.

No llores. No llores, se decía a ella misma. Echaría a perder el Díctamo.


Malfoy reapareció dos horas después con un especialista; un hombre viejo vestido en túnicas de
color verde lima. La expresión del sanador se veía a punto de vomitar, pero parecía decidido a
ocultar su malestar. Él apenas observó a Hermione.

“Las punciones de la esclerótica son bastante difíciles,” el sanador dijo con una voz sibilante
mientras conjuraba una silla al lado de la cama y miraba hacia Malfoy. “No mucho siempre hay
mucho que se pueda hacer. Hechizos de sanación básicos no son suficientes para preservar la vista.
Tendremos que ver con lo que vamos a trabajar. ¿Ella fue quien le dijo qué hechizos usar?”

Malfoy asintió ligeramente y se recargó en la pared.

El sanador se volteó hacia Hermione y lanzó un hechizo de diagnóstico ocular desconocido.

Hermione miró las cintas de colores que flotaban sobre su cabeza y no sabía cómo leerlas. El
sanador estuvo callado durante varios minutos mientras manipulaba el diagnóstico.

“Este—es muy buen trabajo de reparación,” el sanador dijo en un tono de sorpresa después de darle
a la cinta un pinchazo final con la punta de su varita y enviando pequeñas chispas de luz en ella.
Los listones temblaron y se torcieron en respuesta.

“¿Qué hechizo lo hiciste usar?” el sanador preguntó, finalmente mirando al rostro de Hermione.

“Sclera Sanentur,” ella dijo.

Sus cejas saltaron. “Probablemente hubieras perdido tu vista si hubieras usado hechizos más
comunes. ¿Dónde aprendiste este tipo de sanación?” Él preguntó con una voz sorprendida.

“Austria, Francia, Albania, y Dinamarca,” Hermione dijo, su voz apagada. “Me movía alrededor.
Mi especialidad era sanar las artes oscuras y lesiones casuales.”

“¿En serio?” La cualidad desdeñosa en el comportamiento del sanador hacia Hermione se


desvaneció y la estudió pensativamente. “Apliqué para estudiar en Albania. En el '64. No pude
entrar, mi trabajo manual no era lo suficientemente preciso. Hermoso hospital. Su Viejo
Departamento de Magia era el mejor de Europa.”

“Lo era,” Hermione dijo, su voz melancólica.

“Lástima que los terroristas lo destruyeron durante la guerra,” dijo el sanador. “Pero luego,” él
observó la ropa y las muñecas de Hermione y su labio se curvó. “Supongo que eras una de ellos.”

“No una que alguna vez atacó un hospital,” Hermione dijo.

Había sido una de las tácticas favoritas de Voldemort; atacar lugares que debieron de haber sido
neutrales y culpar a los terroristas de la Resistencia por ello. Había ayudado al público a unirse con
Voldemort, y llevar a la Resistencia al fondo.

Hermione recordó cuando habían hecho explotar al hospital de Albania. Casi no hubieron
sobrevivientes; todos los sanadores que le habían a Hermione habían muerto en la escena.

La Resistencia en Albania desapareció poco después.

El especialista continuó estudiando el diagnóstico que se leía sobre Hermione durante varios
minutos más antes de hacerlo desaparecer con un movimiento de su varita. Lanzó algunos hechizos
que Hermione sintió hundirse y se sintió extrañamente fría en la parte frontal de su cerebro. Luego
el sanador se acercó y agregó una gota de Esencia de Díctamo en su ojo.
“Creo que realmente te recuperarás completamente. Mantén las luces bajas y aplica Esencia de
Díctamo cada dos horas durante el día y una gota extra cuando vayas a dormirte durante las dos
semanas siguientes. Haz eso, y creo que puede terminar siendo poco o ningún deterioro a largo
plazo en tu visión.”

Hermione lo observó con un ojo tuerto mientras se ponía de pie y se volvía hacia Malfoy,
enderezando su túnica pomposamente.

“Tengo que decir, esa es una sanadora excepcional que tienes. Cuando me contaste lo que pasó
estaba esperando que terminara con el ojo casi completamente ciego. Hechizos Sanentur son
bastante oscuros y muy específicos para las lesiones. Es notable que tuvo la presencia de ánimo
para distinguir que sería apropiado para reparar ese tipo de pinchazo en particular.”

“Bastante afortunado,” Malfoy dijo, su tono era blando. “¿Hay algo más que recomiende? Estoy
bajo órdenes estrictas de mantenerla en buena condición. No quiero que nada pase en alto.”

“Bueno—tal vez una compresa fría. La Esencia de Díctamo funciona mejor en los ojos cuando está
a una temperatura fresca. Y—ah—em. Comida nutritiva. Caldos de pollo y similares. Para ayudar
al cuerpo a sanar. Ella probablemente sabe.”

“Muy bien,” dijo Malfoy, acomodándose e indicando a la puerta de la habitación de Hermione la


cuál habían reparado los elfos domésticos.

El sanador volteó a ver a Hermione nuevamente.

“Bastante excepcional,” él dijo nuevamente con voz asombrada. “Lástima. Tanto desperdicio de
talento.”

“Hmm,” dijo Malfoy sin comprometerse.

“Y usted, señor. Muy notable que pudiera realizar los hechizos tan bien. Colaboración muy
impresionante. Usted pudo haber sido un sanador también.”

“Así me siguen diciendo,” dijo Malfoy con una sonrisa insincera. “¿Cree que San Mungo aún me
acepte después de que maté a alguien en su sala de espera?”

El sanador palideció. “Bueno—A lo que me refiero es—”

“Si no hay nada más, lo veré afuera,” Malfoy lo interrumpió y salió de la habitación.

Hermione pasó la mayoría de los días siguientes en la cama. Un elfo doméstico aparecía cada dos
horas con un frasco de Esencia de Díctamo, la observaba aplicarse una hora en su ojo y luego
desaparecía nuevamente

Después de cuatro días, su visión a un brazo de distancia se había recuperado casi completamente,
pero más allá de ese radio, las cosas se convertían borrosas y dolía tratar de enfocar.

Malfoy no volvió a aparecer pero Hermione pensó escuchar sus pasos en el pasillo.

Luego Stroud llegó.

“Escuché que tuviste un mes bastante desafortunado,” dijo Stroud, conjurado una mesa médica y
esperando que Hermione se acercara.

Hermione no dijo nada mientras se acercaba y se sentó en la orilla de la mesa. Stroud sacó un
frasco de veritaserum y Hermione abrió su boca y aceptó la gota en su lengua.

Stroud lanzó un diagnóstico general en Hermione y ambas lo estudiaron. El ojo de Hermione


estaba mejor. Sus niveles de sodio estaban normales. Sus niveles de cortisol eran extremadamente
altos.

Siempre estaban altos, pero había un pico marcado en ellos.

Stroud suspiró y escribió algo en el archivo de Hermione antes de lanzar un hechizo de detección
de embarazo.

Hermione ya sabía cuál era el resultado del hechizo. Observó atentamente el reloj en la pared. Su
visión desbalanceada significaba que no podía ver bien los números o incluso las manecillas a
menos que cerrara su ojo izquierdo.

Hubo un largo silencio. Tan largo que Hermione finalmente volteó y encontró que la Sanadora
Stroud había lanzado un hechizo de diagnóstico más detallado en el sistema reproductivo de
Hermione.

Hermione no pudo distinguir todas las lecturas con claridad, pero reconoció lo suficiente como
para saber que no había nada inusual en ellas. Ella miró el rostro de la Sanadora Stroud.

Era borrosa pero Hermione aún podía descifrar la familiar irritación y tensión alrededor de la boca
de la mujer mientras manipulaba el diagnóstico con su varita.

“Aún no estás embarazada,” Stroud dijo.

Las palabras eran tanto una acusación como una condena.

Hermione no se encogió de hombros o parpadeó. La Sanadora Stroud continuó, “Eres una de las
únicas que aún no está embarazada. Y en los casos de las otras, es porque los—señores tienen
problemas por su cuenta.”

Hubo una pausa. La Sanadora Stroud parecía estar esperando una defensa.

“Tal vez el Gran Juez también tiene problemas,” Hermione finalmente dijo.

“No los tiene. Lo examiné yo misma, varias veces ya. Él es perfectamente viril y fértil. Incluso
excepcional.”

Hermione luchó contra dejar que su boca se moviera con diversión ante la idea de que Malfoy
fuera examinado por Stroud. Debe amar eso, pensó para sí misma.

Exteriormente, Hermione estaba en silencio. La Sanadora Stroud suspiró con fuerza.

“¿Cómo te toma? ¿Te quedas acostada después como se te ordenó? ¿Te lavas después?”

Las preguntas eran sospechosas.

Hermione sintió que sus mejillas se ruborizaban cuando se vio obligada a responder las preguntas.

“Hay un reloj en la pared. Siempre espero el tiempo permitido antes de moverme. Sigo todas las
instrucciones para lavarme. El retrato puede corroborarlo.”

Los ojos del sanador Stroud se entrecerraron.


“¿Y cómo te toma?”

Hermione miró fijamente el reloj borroso hasta que su cabeza comenzó a palpitar.

“En una mesa.”

"¿Qué?" Dijo la Sanadora Stroud con dureza.

“Él—él conjura una mesa, en la mitad de la habitación. Y me hace acostarme en ella.”

“¿Te toma por detrás?”

Hermione sintió sus mejillas y sus orejas calentarse. “Si. Él es muy—clínico sobre eso.”

“¿Cuántas veces al día?”

“Una vez al día. Durante cinco días.”

Hubo un largo silencio.

“Bueno—” la Sanadora Stroud dijo finalmente. Luego se inclinó y golpeó con su varita dos veces
una de las esposas en las muñecas de Hermione. Hubo una oleada de calor inmediato.

Un minuto después, hubo un golpe seco en la puerta y Malfoy entró, luciendo tan frío como nunca
lo había visto Hermione. Apenas podía distinguir su rostro mientras caminaba hacia Healer Stroud.
Ella cerró su ojo izquierdo para tratar de ver con más claridad.

“Llamaste,” él dijo.

“Aún no está embarazada,” la Sanadora Stroud anunció.

Malfoy no pareció sorprendido ni decepcionado por el anuncio.

“Que desafortunado,” él dijo fríamente.

“Así es. Está comenzando a volverse anómalo. No he podido encontrar nada para explicarlo.”

Los ojos de la Sanadora Stroud se entrecerraron mientras miraba a Malfoy.

La curiosidad de Hermione se despertó de repente. ¿Acaso la Sanadora Stroud sospechaba que


Malfoy estaba intentando evitar que Hermione terminara embarazada? ¿Lo estaba? ¿Por qué? Él
debería de estar desesperado por dejarla embarazada. Si no era por un heredero, al menos con la
esperanza de que la magia compatible finalmente se corroyera y rompiera la magia que protege los
recuerdos de Hermione.

“El Señor Oscuro tal vez tendrá una razón para preocuparse si sigue sin dar fritos. Como saben, su
deseo es de naturaleza dual.”

“Así es. Soy consciente.” Dijo Malfoy, un borde peligroso entrando en su voz.

“Entonces no tendrá ninguna objeción si le hago algunas recomendaciones sobre cómo


incrementar sus posibilidades de éxito.”

Malfoy inclinó su cabeza. “Lo que sea en servicio del Señor Oscuro.”

“Entonces no más mesas,” dijo Stroud en tono mordaz.


Hubo un destello de algo, posiblemente irritación en los ojos de Malfoy.

“Bien.”

“Y tenía en una posición reclinada,” dijo Stroud, levantando su barbilla, “con menos
desprendimiento.”

Una mueca se curvó en los labios de Malfoy, pero antes de que dijera algo, Stroud agregó, “los
embarazos mágicos son más complejos que solo el proceso biológico de fertilización. Puede
requerir una conexión. De otra forma, podríamos estar usando métodos muggles para este esfuerzo
de repoblación con mucha más conveniencia para todos.”

“¿De verdad? ¿Todos los demás criadores gestantes tienen atributos de sus condiciones a la
conexión que tienen con los señores?” Malfoy arrastró las palabras.

“Ella es excepcional en su magia, al igual que usted,” dijo Stroud, su expresión cerrada. “De
acuerdo a algunas teorías, tal poder causa a la chispa de la vida a requerir más—persuasión. A
menos que haya otra explicación que pueda ofrecer.”

Ella le dio a Malfoy una larga mirada que él le devolvió sin pestañear.

Hermione estaba segura, Stroud sí sospechaba que Malfoy estaba haciendo algo para interferir.

“Bien.”

“Excelente,” dijo Stroud, su boca se extendía a una pequeña sonrisa. “Después de todo, el Señor
Oscuro está bastante ansioso por acceder a esos recuerdos. Si los esfuerzos de concepción
continúan fallando, tal vez nos veremos obligados a considerar a otros 'señores.'”

“Estaba bajo la impresión de que usar el embarazo mágico para desbloquear los recuerdos se
necesita que el padre sea un maestro legeremens o podría resultar en un aborto no deseado,”
Malfoy dijo en un tono ligeramente cortante.

“Eso es correcto. La familiaridad de la genética mágica es importante. Sin embargo, no


necesariamente tendría que ser una familiaridad paterna. Medios hermanos, por ejemplo, podría ser
otra opción. Escuché rumores de que tu padre puede ser llamado a Gran Bretaña.”

Hermione sintió que se tambaleaba y su garganta se contrajo como si fuera a enfermarse. La


expresión de Malfoy no parpadeó, pero palideció, visiblemente, incluso en la visión borrosa de
Hermione.

La Sanadora Stroud continuó y había una cualidad burlona en su voz. “No le he mencionado la
opción al Señor Oscuro. Aún. Pero sé que tan ansioso está por progreso. Sería una decepción para
mí el tener que recomendar esto. Como científica, tengo que admitir que soy particularmente
curiosa en ver al primogénito de dos individuos únicamente poderosos. Pero… mi primera lealtad
es hacia el Señor Oscuro, así que si después de seis meses este par en particular sigue sin dar fritos
no tendré más opción que ofrecer una solución alternativa.”

“Por supuesto,” dijo Malfoy, su tono era calmado pero tenía un borde en él que Hermione
reconocía como furia fría. “¿Había algo más?”

“Nada más, Gran Juez. Gracias por su tiempo,” dijo la Sanadora Stroud.
Malfoy giró sobre sus talones y desapareció por la puerta.

Chapter End Notes

Sal. De. Mi. Vista. (Get. Out. Of. My. Sight.) por _knar.m_
Capítulo 21
Chapter Notes

Nota de la Autora: Un genitl recordatorio que la representación no es un respaldo del


autor. La tercera persona limitada al punto de vista necesariamente involucra algunas
distorsiones de la visión y eventos omitidos/mal interpretados.

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Hermione se quedó sentada en la mesa de examinación en un estado de horror. El sonido chirriante


y rasposo de la pluma de Healer Stroud en el archivo de Hermione continuó junto con el
interminable y monótono tic-tac del reloj.

La boca de Hermione se sentía seca y luchó por tragar; había un sabor amargo en su boca. Trató de
respirar parejamente pero se dio cuenta que su garganta estaba cerrada, y no podía hacer nada más
que sentarse rígidamente y trazar de no pensar en ser entregada a Lucius Malfoy.

Lucius Malfoy quién estaba loco; mucho más loco que Bellatrix Lestrange lo había sido. Quién
siempre rompía las reglas y cruzaba las lindas y de alguna manera siempre usaba su lengua de plata
para salvar su pellejo. Quién pudo haber asesinado a Arthur Weasley, pero en su lugar decidió
maldecirlo en una forma en la que robó la mente del patriarca Weasley y dejar su cuerpo intacto
para que su familia lo cuidara y lo llorara; una sombra infantil e indefensa de un padre maravilloso
y generoso. Quién maldijo a George con una horrible variación de la maldición necrosis que había
forzado a Hermione a cortarle su pierna desde la cadera mientras seguía consciente para poder
salvarlo. Quién mató a Ron frente a los ojos de Hermione, riéndose todo el tiempo.

Hermione pensó que podía desmayarse o solo explotar y comenzar a gritar. Su cabeza estaba
punzando y la habitación estaba dando vueltas ligeramente.

Comenzó a temblar.

“¿Qué pasa?” Preguntó la Sanadora Stroud.

Hermione se encogió de hombros.

“Tú—acabas de amenazar con entregarme a Lucius Malfoy.”

“Tengo esperanzas de no llegar a eso,” dijo la Sanadora Stroud en una voz blanca.

“¿Y si es así?”

“Bueno, podemos tenerlo supervisado, si hay mucha preocupación en que Lucius quiera
sobrepasarse a sí mismo. Es desafortunado, no puedo volver a dosificarte con la poción de
fertilidad este mes. tendré unas pociones enviada que puedan al menos calmar las cosas y
posiblemente aumentar tus probabilidades de éxito.”

Hermione se quedó callada y no volvió a hablar. Se sentía tan enferma con estrés que se preguntó si
podía estar envenenandose a sí misma.

Malfoy llegó en la tarde y ella lo observó con indiferencia. Su expresión era fuerte; mandíbula
apretada y fría, ojos de piedra, pero también cansado. Probablemente había vuelto a cazar al último
miembro de la orden. O tal vez estaba preocupado en que su padre la iba a matar prematuramente.

Ella lo estudió, tratando de adivinar por su expresión por qué rayos habría hecho lo que sea con tal
de no dejarla embarazada. Hermione no podía pensar en una explicación para ello. No dejaba de
darle vueltas en la cabeza, pero no se le ocurría nada que pareciera plausible.

Revisó las posibilidades.

Podía ser porque encontraba la idea de que ella sería la madre biológica de sus hijos tan objetable,
pero Hermione dudaba que ese era el problema. Por un lado, aparte de usar Sangre Sucia como si
fuera su nombre de pila, a él no parecía importarle tanto la puridad de la sangre. No trataba la
victoria de Voldemort como si fuera un testamento a la superioridad de la sangre ni trataba al
encarcelamiento de Hermione como si fuera por su sucia sangre. Cuando le hablaba sobre la
guerra, él se refería a los bandos siendo divididos por la primera idea de idealismo vs. realismo.

Según la experiencia de Hermione, los intolerantes estaban obsesionados con su intolerancia. En


Hogwarts, Draco Malfoy había sido un pequeño perico sobre la intolerancia de su padre. El Draco
Malfoy del presente—Hermione no estaba segura sobre qué era con lo que estaba obsesionado.

Hermione, si Astoria fuera creíble.

Hermione no sabía en qué creer.

Él siempre tenía una respuesta suave y una excusa convincente para su comportamiento

¿Por qué no la querría embarazada? No podía imaginar dónde encajaba estratégicamente.

Ella no quería quedar embarazada, pero ahora sabiendo a qué medidas podrían llegar la Sanadora
Stroud y Voldemort para poder asegurarlo...

Todavía se sentía absolutamente asqueada ante la idea de que Malfoy la 'llevara' a una cama 'con
menos indiferencia;' de quedar embarazada; de no quedar embarazada y ser entregada a Lucius...

No buenas opciones; solo peores y peores hasta que pensó que finalmente iba a tener un colapso
mental.

No podía dejar de pensar en ello, y cada vez que revisaba las opciones nuevamente se sentía como
si fuera a estar violentamente enferma.

Malfoy le lanzó un hechizo de diagnóstico a los ojos y lo estudió.

“¿Qué tanto puedes ver ahora?” él preguntó.

Hermione se rió abruptamente.

No tenía idea cuándo había sido la última vez que se había reído. Años atrás, más probable. Pero la
pregunta era graciosa. Hilarante incluso.

Todo en su vida era un horror total y absoluto, y de alguna manera la primera preocupación de
Malfoy era su vista. Él la mantenía encarcelada en su casa, la violaba en comando, y él estaba
preocupado por su visión.

Ella no podía parar de reír. Siguió y siguió y se volvió cada vez más histérica sonando y luego ella
no se reía, en realidad estaba llorando. Estaba llorando y llorando y llorando, mientras estaba en la
orilla de su cama, y Malfoy solo se quedó de pie todo el tiempo; observándola, sin una sola
expresión.

Le tomó veinte minutos poder finalmente parar de llorar. Luego solo se sentó ahí, con hipo y con
sus manos contra sus ojos mientras trataba de respirar. Se sentía como si estuviera vacía por dentro;
como si hubiera llorado todo fuera de ella y lo único que restaba era un cascarón.

Finalmente se quedó callada pero había un ocasional hipo en su respiración mientras observaba al
suelo y deseaba solo poder morir.

“¿Te sientes mejor?”

La esquina de su boca se torció y se encogió de hombros, cansada.

“Tan cerca a bien como alguna vez estaré,” ella dijo. Observó a las manos de Malfoy y se dio
cuenta que sus dedos tenían ligeros espasmos. Ella volteó a verlo.

“¿Por qué fuiste torturado ésta vez?” ella preguntó.

Él sonrió y deslizó su varita por su manga derecha. “Claramente no has estado siguiendo las
noticias últimamente. El público, por su vasta inteligencia colectiva, ha concluido de alguna
manera que yo soy el Gran Juez, incluso sin la confirmación de El Profeta.”

Las noticias la dejaron con curiosidad. “¿Por Montague?”

Él se encogió de hombros. “Puede haber estado relacionado, pero sospecho que tuvo más que ver
con mi aparición en Rumania coincidiendo con la visita del Gran Juez. La prensa en algunos de
otros países europeos es considerablemente menos controlada que la de Gran Bretaña. Una vez que
el periódico comienza a decirlo, no toma mucho en esparcirse. Ahora soy públicamente conocido
como el protegido del Señor de las Tinieblas. El previo anonimato era para mí protección, por
supuesto.”

“Por supuesto,” dijo Hermione. “Pero fuiste castigado por eso.”

“Otra gente ha muerto,” él dijo, con ojos fríos, “yo fui meramente castigado.”

“¿Así que entonces solo fueron dos minutos del cruciatus?” Hermione dijo.

“Cinco.”

Hermione se sintió pálida con horror mientras volteaba a verlo. Él sonrió ligeramente.

“No te preocupes por mi cuenta, mi pequeña consciente sanadora. Eso fue hace días. La vida
sigue.”

Hubo una pausa.

“¿Por qué asesinaste a Montague?” ella preguntó. Había estado en cama durante días, y
preguntándose sobre ello. Si iba a matar a Montague, ¿por qué no hacerlo inmediatamente? ¿Por
qué no públicamente?

Malfoy sonrió. “Me estaba preguntando cuándo finalmente harías esa pregunta. Había pensado que
era obvio. He blatantly El interfirió descaradamente y puso en peligro mi tarea intencionalmente, a
pesar de hablarle repetidamente advertido que no podías ser molestada de ni una sola forma. Lo
hubiera hecho de manera más formal, pero con mi viaje estaba desafortunadamente corto de
tiempo.”

“¿Así que lo mataste en medio de San Mungo?” ella dijo, observándolo dudosamente.

“Bueno, iba a matarlo en su habitación del hospital, pero trató de correr. Yo improvisé.” La
expresión de Malfoy era indiferente. “Ahora si has terminado de molestarme con preguntas, creo
que tenemos una lesión de legeremancia en nuestro itinerario.”

Él no fue a través de sus ojos. Hermione no estaba segura si había un tipo de literatura sobre
sanación acerca de usar legeremancia después de una lesión en los ojos, pero Malfoy
aparentemente había decidido no tomar el riesgo y solo entrar por su cráneo.

Dolió un poco más de lo que usualmente dolía, pero una vez que él abrió su camino, el dolor se
calmó de cierta manera. Hermione deseó que hubiera alguna forma de desasociarse mientras él
paseaba por su mente, pero la legeremancia arrastraba a la víctima por su mente junto con el
legeremens. A dónde fuera que Malfoy fuera dentro de su mente, Hermione iba con él.

Ella no tenía recuerdos nuevos desbloqueados, solo repeticiones más frescas de los viejos;
especialmente de Ginny llorando. Se sentía como si lo soñaba cada noche. Siempre el mismo
recuerdo. Siempre paraba en el mismo punto.

Él parecía casi dudar antes de entrar a sus recuerdos más recientes. Sobre Montague. Sobre Astoria.
Sobre las preguntas de Stroud antes y después de la llegada de Malfoy.

Para el momento en el que salió de la conciencia de Hermione, ella se sentía como si hubiera
colapsado dentro de ella. Revivir todo era lo suficientemente traumático para hacer que su
mandíbula se apretara hasta que sentía que sus dientes podrían romperse para evitar que colapsara
internamente.

Se volteó hacia su lado y se hizo una bola apretada.

Malfoy suspiró, el sonido apenas audible, pero no dijo ni una sola palabra. Se quedó durante un
momento más antes de que ella lo escuchó irse.

Se quedó en la cama tratando de no pensar; deseando poder solo apagar su mente.

El terror se la tragó como un sudario; como el frío de un fantasma, colgaba ineludiblemente a su


alrededor.

Ella no podía sacudirlo. Apenas se molestó en intentarlo.

El día después de la visita de Stroud ella salió de su habitación por primera vez desde el
equinoccio. Se mantuvo en el Ala Norte, deambulando sin algún destino. Callada. Caminando de
habitación a habitación. De ventana a ventana.

Mientras su ojo continuaba recuperándose, apenas podía ver lo suficientemente claro para descubrir
que la primavera finalmente había comenzado a presentarse sobre el estado. La fría, gris Campiña
inglesa estaba comenzando a enseñar los leves brillos de verde fresco, mostrándose desde las
puntas de las ramas de los árboles y deslizándose cautelosamente del suelo oscuro.

Observar a la primavera salir lentamente casi se sentía como esperanza.

Excepto—el lugar dentro de Hermione donde la esperanza una vez había vivido ahora se sentía
como un hoyo. Cómo si alguien se hubiera acercado y hubiera cortado algo dentro del centro de su
ser. Donde la esperanza había una vez florecido ahora había nada más que algo doloroso y
putrefacto.

Pero aún así—la primavera era algo hermoso que ver.

Se sentía sorprendente darse cuenta y encontrar que aún había cosas hermosas y sin tocar en el
mundo. Contrario.

No racionalmente. Racionalmente, Hermione sabía que el reinado de Voldemort no nació de las


estrellas en el cielo nocturno, ni destruir la secuencia de Fibonacci, ni contaminar los primeros
azafranes de la primavera. Pero de alguna manera, le sorprendía que aún podía ver esa belleza.

De algún modo había pensado que la fea frialdad de su vida indicaba que la fea frialdad y cruel
belleza eran las únicas cosas restantes a su alcance o vista.

Mientras miraba hacia afuera a la finca mientras comenzaba a adornarse con nueva vida, algo
dentro de Hermione se marchitó.

Si tenía un hijo…sería hermoso. Sin manchas. Pálido y suave y rosa. Con ojos confiados que solo
sabrían esperar bondad. Con manos que se acercarían a quien fuera que se acercaran a ellas. Un
bebé sería hermoso. Puro como la primavera. Dulce como el verano.

Y luego se lo quitarían. Hermione moriría y su bebé se quedaría atrás; entrenado y lastimado y


torcido hasta que fuera un monstruo frío y cruel como Malfoy y Astoria, y todos los Mortífagos.

Hermione se apartó de la ventana frente a la que estaba parada y se apresuró hacia las habitaciones
interiores del ala norte. Habitaciones sin ventanas. No quería pensar en la primavera, o en la vida,
o en niños, o belleza, o el bien.

No quería pensar en cosas hermosas que habían sido, pero ahora estaban destruidas. O en la
belleza que aún quedaba. Echó el horror a un alivio más severo hasta que hizo que fuera
físicamente doloroso pensar—respirar—vivir.

Sin tan solo una persona pudiera morir solo deseándolo con suficiente fuerza.

No podía comer. Apenas podía pasar un poco de agua. Cuando un set de cinco pociones llegó con
una nota de la Sanadora Stroud, ella los puso en un cajón del baño.

El miedo se enroscó más fuerte alrededor de su corazón, día tras día; sabiendo que su siguiente
periodo fértil estaba cada vez más y más cerca.

Malfoy entró inesperadamente a su habitación, y ella casi estalló en lágrimas.

Él se veía lo suficientemente tenso para romperse mientras la observaba.

Ella se puso de pie como si se electrocutara y luego se congeló.

Hubo una pausa, y Malfoy se veía más incómodo de lo que ella nunca lo había visto.

“Pensé que si mandaba una nota antes de tiempo podría hacerlo peor,” dijo Malfoy, observándola
cuidadosamente.

“Yo—no me he preparado,” ella murmuró, apartando la mirada de él.

“Te bañas cada mañana. No requiero que estés excesivamente lavada.” Su voz era tan filosa como
el filo de un cuchillo.
El retrato aparentemente todavía lo mantenía informado de todo lo que ella hacía.

Hermione se quedó de pie observándolo. Se sentía como la primera noche en la que había estado
en la habitación de Malfoy; tratando de no temblar, preguntándose si solo tenía que caminar y
acostarse en su cama.

¿La querría en la orilla o en el centro de la cama?

“Toma esto,” él dijo, sacando un frasco de algo de sus túnicas y sosteniéndolo ante ella.

Ella lo aceptó, y viendo la consistencia y color antes de remover el corcho. Una poción calmante.

Él la observó tragarla.

Ella sintió a la poción hacer efecto mientras su mandíbula y hombros se soltaban, y la tensión de
torsión en la base de su cráneo se relajó de alguna manera. El nudo en su estómago se había
apretado cada vez más y más durante los últimos días que finalmente se aflojó ligeramente.

Mientras Hermione estaba tomando la Poción Calmante, Malfoy metió la mano en su bata de
nuevo y sacó una segunda poción. Ella se sorprendió de verlo tomarla él mismo.

No parecía ser un segundo frasco de la Poción Calmante. En todo caso, Malfoy parecía más tenso y
enojado después de tomarlo.

¿Una poción de libido? Ni siquiera se le había ocurrido a Hermione que él estaba tomando algo.
¿Siempre lo había hecho? Además de la primera noche, ella nunca lo miraba en esas noches.
Incluso entonces, podría haber tomado algo cuando ella estaba de espaldas a él.

¿Por qué necesitaría una? Stroud lo había descrito como perfectamente viril. Excepcional.

En realidad, la violación no era lo suyo.

“¿Yo—? ¿Yo me—? ¿Debería estar en el centro o en la orilla de la cama?” Hermione se forzó a
preguntar.

Él la miró fijamente.

“En el centro,” finalmente dijo con voz entrecortada. “Dado que estoy ordenado a estar menos
desapegado.”

Hermione se volteó hacia su cama.

Su cama.

Donde dormía cada noche.

El único lugar con alguna sensación de consuelo o seguridad que le quedaba.

Su cama.

¿Donde estaba a punto de—de ser? ¿Sería violación si lo prefería a él en vez de a su padre?

Se mordió el labio y tragó saliva mientras se acercaba y trató de no empezar a llorar.

Se sentó en la orilla y luego se deslizó hacia el centro aproximado de la cama antes de forzarse a
acostarse. Malfoy se acercó un momento después.
Se había quitado las partes exteriores de su túnica, solo vestía camisa y pantalones.

Ella se puso tensa tan pronto como él se acercaba, tratando de no apretar sus dientes mientras sentía
a su mandíbula cerrarse. Ella luchó por no hiperventilar mientras él se acercaba a ella y ella lo
observó con ojos abiertos y horrorizados.

Su apariencia pareció enfurecerlo.

“Solo cierra tus ojos,” él siseó. “No voy a lastimarte.”

Ella se forzó a cerrar sus ojos, y trató de enfocarse en regular su respiración mientras sentía la cama
cambiar. Ella podía olerlo; el olor penetrante del suelo del bosque la golpeó de repente mientras
trataba de no hiperventilar.

Hubo una pausa, y luego lo sintió deslizar sus túnicas hacia un lado y moverse entre sus piernas.

Entre sus piernas. Como Montague.

Las pequeñas rocas afiladas y frías.

Ella sollozó entre dientes y se estremeció. Su cuerpo estaba tan tenso que estaba temblando. Podía
sentir sus uñas cortar la piel de sus mamás mientras las cerraba más y más apretadas.

“No voy a lastimarte.” Malfoy respiró las palabras cerca de su oído izquierdo.

Ella dio un pequeño asentimiento de reconocimiento. Mejor que Lucius. Dios—ni siquiera podía
pensar en eso. Ella se sacudió y contuvo otro sollozo. Tratando de relajarse marginalmente.

“Solo—respira,” él dijo.

Ella lo escuchó murmurar un hechizo de lubricación un momento antes de deslizarse dentro de ella.

Ella trató de enfocarse en respirar. Obligarse a pensar en la sensación de que su caja torácica se
expandía y contraía. O sus uñas en sus palmas.

Podía sentir la respiración de Malfoy en su rostro. Ella olía aceite de madera de cedro en su
vestimenta. El peso de su cuerpo presionado en el de ella. La longitud de él dentro de ella.

No quería sentir nada de eso. No podía no sentirlo. Él estaba en todas partes. Rodeándola. La
sensación de él dentro de ella y su peso en ella era ineludiblemente real. No podía despegarse en la
misma forma en la que lo hacían en la mesa.

Quería rogarle que parara.

Mejor que Lucius. Mejor que Lucius.

Ella solo quería que se detuviera.

Ella no tenía la intención, pero se dio cuenta que habían lágrimas deslizándose por las orillas de sus
ojos mientras trataba de no sollozar debajo de él.

Finalmente fue apresado y se vino con un silbido.

En el instante en que lo hizo, se apartó de ella y de la cama.

Hermione abrió los ojos y trató de calmar su respiración. Mientras yacía en la cama, se dio cuenta
del sonido de arcadas que emergían del baño.

Mientras estaba ahí, escuchó el inodoro tirar, y luego el sonido de agua corriendo del grifo durante
varios minutos.

Trató de arreglarse, y no pensar en el hecho de que no podía moverse. De no pensar en la


experiencia física o en lo que acababa de pasar.

Él había sido todo lo considerado posible.

Fue extraño. Era una persona fría, indiferente y asesina que podía destripar a la gente casualmente,
pero la violación cruzaba una línea.

¿Siempre vomitaba después? ¿O tener que mirarla lo estaba empeorando?

Tal vez algo me había pasado a alguien que conocía. Alguien que me importaba. Tal vez estaba
relacionado con sus habilidades con la Maldición Asesina.

Él volvió a salir del baño. Su expresión tensa parecía desvanecida como si no pudiera mantenerla
del todo. Estaba pálido y agotado, y mirándose más traumado que nunca.

Nunca se había quedado después del hecho antes. Él siempre se iba antes de que ella pudiera verlo.
Tal vez siempre se veía de esa manera después.

Él parecía—preocupado por ella. No era que en realidad había preguntado, pero la estaba
estudiando cuidadosamente a través de la habitación.

“Lo siento,” ella se encontró diciendo. Ella parpadeó.

¿Por qué se estaba disculpando con Malfoy? Era como si las palabras se hubieran escapado por su
propia voluntad. Él la miró con sorpresa. Ella trató de clarificar.

“Por llorar. Tú fuiste—” No tenía idea de cómo describirlo. ¿No el peor violador?

“Todo—solo—Me recordó a Montague,” ella finalmente dijo, mirando hacia otro lado.

“Ojalá sea mejor mañana” él dijo en una fuerte voz. Luego convocó su túnica y salió de la
habitación sin decir una palabra más.

Hermiine se quedó ahí, observando las manecillas del reloj moviéndose lentamente a través de su
rostro. Cuando diez minutos habían pasado ella aún no se movía. Tal vez si esperaba más tiempo,
un embarazo tardaría, y entonces no tendría que quedarse allí y soportar ser—

No estaba segura de cuál era el término correcto para lo que Malfoy le había hecho.

Mientras el concepto general y la situación estaban categorizados como violación, ella no sentía
que el término general capturaba completamente lo que había pasadom No era sexo o follar o
coger, o faje o incluso "hablar". Copular, lo que posiblemente era el término adecuado para antes,
sobre la mesa. Pero ahora—se sentía demasiado real y conectado y miserable para ambos como
para usar tal término clínico.

No había palabra para eso.

Con mucho gusto iría sin ser tocada por un hombre mientras viviera. No quería pensar sobre
Malfoy llegando al día siguiente y repetir todo.
La idea de que la vida se acelerara en su interior la enfermó de horror. La idea de que no—

Podía soportar a Malfoy. No pensaba que podría soportar a Lucius.

Ella rodó sobre su costado y se quedó dormida encima de las mantas.

Chapter End Notes

Solo cierra tus ojos (Just shut your eyes) por Dralamy
Capítulo 22
Chapter Notes

Nota de la Autora: un gentil recordatorio que la representación no es un respaldo del


autor. La tercera persona limita el punto de vista necesariamente involucra algunas
distorsiones de visión y eventos perdidos / mal interpretados.

La mañana siguiente, Hermione se arrastró desde su cama hasta el baño por el pasillo con una
regadera. El agua caliente golpeando e irradiando a su alrededor era lo más cercano a confort físico
al cuál tenía acceso.

Cerró sus ojos y se quedó ahí, eventualmente deslizándose hasta el suelo y abrazando sus rodillas
mientras cerraba sus ojos y trataba de no pensar en la noche previa.

Se enfocó en su ducha.

Uno de los aspectos más subestimados sobre la magia era el suplemento sin fin de agua caliente.
La temperatura nunca vacilaba ni se agotaba. Solo caía en ella. Si se quedaba ahí el día entero el
agua seguiría cayendo caliente

Cuando finalmente se obligó a cerrar los grifos y salir, se quedó de pie en medio del baño con
vapor, tratando de buscar las ganas para secarse y vestirse.

Nunca se había sentido tan desmotivada. Existir se sentía como una demanda injusta.

Hermione daría lo que fuera por un libro—lo que fuera para leer menos las noticias. Estabas harta
de las noticias.

Tal vez iría a una caminata. No había estado fuera desde el equinoccio. No sabía si alguna vez
sería capaz de estar cerca de los laberintos de nuevo, pero tal vez sería capaz de caminar por los
caminos. Podría investigar los brotes de los árboles. Contar narcisos. Algo.

Salió del baño y caminó por el pasillo helado enredada en una toalla. Cuando estaba de vuelta en
su habitación fue a su clóset para sacar un set fresco de túnicas.

Colocándolos sobre la cama, dejó caer la toalla y se examinó a sí misma.

Las cicatrices restantes de Montague se habían desvanecido completamente. Había un punto dentro
de su pecho derecho que aún se sentía cicatrizado en el tejido.

Hermione pasó sus dedos sobre ello, pensando. Había sido tan profundo, probablemente debió de
haber requerido un hechizo sanatorio más específico. El área se sentía congelada.

Había sido lo suficientemente profundo como para que el tejido dañado no fuera solo dérmico. Los
hechizos curativos típicos fueron diseñados para la reparación de la piel y los músculos.
Probablemente había un hechizo curativo para tejido de la mama, pero Hermione no podía
recordarlo. Cerró sus ojos, y trató de pensar hacia atrás y ver si podía recordar aprenderlo.

Podía recordar un gran libro de hechizos de sanación. Ella lo llevaba consigo durante varios años.
Encogido en sus bolsillos, siempre a la mano. Manchado con sangre y pociones que se derramaban
en las hojas cuando ella estaba tan ocupada para hechizarlos a tiempo. Con orejas de perro en las
secciones más importantes. Tantas páginas con orejas de perros. Cubiertas con sus notas a los
márgenes.

Había sido la primera cosa que ella había comprado después de que Dumbledore murió. Recordó a
la gran lechuza entrando al Gran Salón de Hogwarts y dejándolo caer para ella.

Todos los demás habían pensado en volver a empezar ED. Comprar libros sobre magia defensiva.
Pero Hermione se había decidido en la sanación. Había sido el inicio del cisma, el espacio que
crecía lentamente entre ella y todos los demás de su edad en la Resistencia.

Mientras ellos aprendían hechizos de escudos y aturdidores, ella fue con Madam Pomfrey y pidió
ser su aprendiz.

Ella pasaba la mayoría parte de sus días con Madam Pomfrey, memorizando cada hechizo de
sanación y encantamientos de diagnóstico avanzados que la matrona de la escuela podría enseñar.
Aprendiendo qué tipo de signos y símbolos le podría ayudar a buscar.

El trabajo de hechizo curativo era altamente preciso—sutil. Requería la habilidad de filtrar las
distracciones y concentrarse, canalizar magia con extrema delicadeza matiz. Determinar el hechizo
correcto, perfeccionar la inflexión, y luego canalizar las intenciones de uno con precisión.

Los sanadores no usaban bisturíes físicos, pero mágicamente hablando, la exactitud mental y el
trabajo con la varita era comparable.

Hermione había memorizado diagrama tras diagrama de la anatomía humana. Perforando todos los
detalles que necesitaba para entrenar sus ojos para captar en un diagnóstico; piezas de
rompecabezas de información que tenían que ser acomodadas para poder identificar lo que estaba
mal.

Luego en la tarde iba a los calabozos para estudiar pociones con Snape.

Cuando terminaba con sanación y pociones, ella se encerraba en un rincón de la biblioteca,


pasando por libro tras libro en búsqueda de un hechizo útil para Harry. Hasta que se quedaba
dormida ahí.

Lentamente, se fue separando de sus amigos.

Todos estaban tan justamente enojados y optimistas después de la muerte de Dumbledore. Había
un fuego de certeza que los impulsaba que Hermione no pudiera encender dentro de sí misma ni
siquiera al principio. Mientras más aprendía, más parecía decaer su confianza con respecto al
resultado de la guerra. Nadie más parecía apreciar qué tan difícil era mantener gente viva.

Cuando ella fallaba en compartir su optimismo los ofendía. Ella era la amiga de Harry, ¿por qué no
creería en él? ¿Por qué estaba tan determinada a hacer que todos se sintieran asustados? ¿Pensaba
que ella era más inteligente que ellos? Ya ni siquiera podía crear un patronus. Tal vez si pasaba
menos tiempo practicando sus hechizos de defensa ella dejaría de ser tan morbosa.

No era que no estaban tomando la guerra en serio, pero que su perspectiva estaba reducida. Era
Luz vs Oscuridad, Bien vs Mal. La luz siempre ganaba. Mira las historias de los libros de historia.
Sí, algunas personas morirían, pero sería por la causa; una muerte digna. No temían morir por eso.

Finalmente, Hermione dejó de hablar y se retiró con sus libros. No tenía punto en notar que los
libros de historia habían sido escritos por los ganadores. O que hubo muchas guerras en el mundo
muggle donde las vidas eran sólo otra forma de munición; donde las batallas no significaban nada,
o producir más de una nueva lista de víctimas; una nueva línea de tumbas.

Tal vez todos necesitaban creer en tales cosas, pero Hermione no podía. Ella necesitaba prepararse.
Se enterró a ella misma en la sanación, en pociones, en libros hasta que el Ministerio de Magia
cayó y la Guerra oficialmente inició.

Luego ella había sido apurada para comenzar a estudiar en Francia. Luego Albania, cuando
Francia se puso demasiado peligrosa. Luego Dinamarca. Luego—¿Austria? No.

¿Hubo otro lugar, antes de irse a Austria? Se sentía como si hubiera un hoyo. Una mancha.
Hermione empujó al espacio en blanco en su memoria. En algún lado, en algún otro lado había ido
a estudiar. ¿Dónde podría haber sido? ¿Por qué lo había olvidado? Obligó a su mente a enfocarse
en la mancha y fue solo penumbra. Una tenue luz dorada que emitía de una lámpara, polvo, el olor
a papel viejo, seco y verde, y la fina cadena de un collar en sus manos.

Nada más. Empujó más fuerte, pero el recuerdo nuevamente se desvaneció en el fondo de su
mente. No podía recordar nada más.

Al igual que no podía recordar el hechizo para reparar el tejido mamario.

Suspiró para sí misma mientras sus dedos se alejaban del tejido anudado.

La falla de su memoria era cada vez más desconcertante.

A veces ni siquiera estaba segura si sabía quién había sido durante la guerra. Se recordaba a sí
misma como una sanadora. Solo una sanadora y una maestra de pociones.

En algún punto se había separado de esa persona, y no sabía cómo o cuándo había pasado.

¿Cuándo se había convertido en alguien que Voldemort describiera como peligrosa? Una persona
que niveló media prisión. ¿Quien quemó dementores, y apuñaló a Graham Montague con cuchillos
envenenados?

Hermione no tenía idea de dónde esa versión de ella pudo haber venido. Le costaba creer que esa
persona había existido.

De alguna manera esa persona misteriosa había sido tragada en la oscuridad debajo de Hogwarts.
Sin los relatos de segunda mano de Voldemort, Malfoy y Montague, ella nunca hubiera sabido que
esa persona había existido. Casi pensaría que era una especie de engaño si no tuviera tantas
cicatrices que no podía explicar.

Volteó a ver a su muñeca izquierda, pasó las puntas de sus dedos sobre las esparcidas cicatrices
plateadas que moteaban su esternón y clavículas, y luego trazó sobre la cicatriz larga y delgada
entre su séptima y octava costillas.

La Sanadora Stroud había dicho que las fugas en su mente no eran una disociación o múltiples
personalidades, pero Hermione sentía que así debía de ser. Hermione, como sabía que era, nunca
habría arrasado la mitad de una prisión y habría matado a un sinnúmero de personas para poder
entrar. Ni siquiera por Ginny. Hermione no habría tratado a todos los demás como daños
colaterales en un intento de rescate. No sabía cómo llenar el cielo con dementores en llamas.
Nunca había llevado cuchillos envenenados, mucho menos había aprendido a cómo apunalar a
alguien con ellos.

Había algo cavernoso en su ignorancia y no sabía cómo reconciliarlo.


Se puso sus túnicas, bajó las escaleras, y deambuló por la puerta de la veranda. El aire era cálido y
olía a arcilla, con leves huellas de dulzura. Había enormes lechos de narcisos y lirios que
aparentemente habían brotado en las dos semanas anteriores. Los pájaros estaban cantando.

Era como si el mundo exterior se hubiera transformado a sí mismo mientras Hermione se había
quedado en su habitación oscurecida. La naturaleza había dejado caer su mortaja y dejó de reflejar
la frialdad y la tristeza de la vida de Hermione. El mundo la había dejado atrás. Había regresado a
la vida, pero Hermione aún estaba atrapada en una jaula, fría y mortal.

Se dio la vuelta y volvió a entrar.

Ella no quería sentir la agitación de la primavera; no en su piel o en su sangre. No quería pensar


sobre la agitación de la vida. No a su alrededor. No en su interior.

Topsy apareció antes de la cena.

“Tienes tú que arreglarte ahora,” el elfo doméstico chilló.

Era horas más temprano de lo que Malfoy había ido antes. Hermione no estaba segura cuál era la
posible razón para el cambio. Cada pizca de imprevisibilidad adicional solo lo empeoraba. Ella se
quedó helada de terror.

Ella fue al baño y se baño. Mientras se secaba con manos temblorosas, recordó las pociones que la
Sanadora Stroud había enviado. Había estado tan nerviosa la noche anterior, que las había
olvidado.

Después de vestirse, fue y sacó uno de los frascos del cajón del baño. No era una Poción Calmante;
el color y la consistencia eran desconocidos. Lo olió. El olor era picante en sus fosas nasales,
ligeramente cítrico y picante. Puso una gota en la punta de su dedo y la probó. Era cálida y
ligeramente dulce en la lengua.

Esperó un minuto. Se sentía menos fría por la ansiedad.

La tomó, y estaba caliente deslizándose por su garganta. Mientras llegaba a su estómago, el calor
pareció florecer en todo su cuerpo.

Su piel hormigueó y se volvió casi dolorosamente sensible. Hermione se congeló, jadeó con horror
y se inclinó hacia adelante, observándose con los ojos completamente abiertos hacia el espejo. Sus
mejillas estaban rojas y sus ojos se estaban dilatando mientras estudiaba su reflexión. Presionó sus
manos sobre su boca y tropezó hacia atrás.

Stroud le había dado una poción de lujuria.

Hermione quería estallar en llanto mientras trataba de calmarse y alejar los efectos de la poción que
actualmente quemaban a través de ella.

Esto no podía estar pasando.

Era infinitamente cruel.

Las manos de Hermione estaban temblando mientras trataba de pensar en una solución. Alguna
forma de neutralizarlo. Cogió la taza que estaba junto al fregadero y bebió de un trago un vaso tras
otro de agua con la esperanza de eliminarlo de su sistema. No funcionó. El calor en su cuerpo
pareció estar bajando, comenzando a irradiar en su abdomen bajo.
Salió de su habitación. No podía entender por qué Stroud haría eso.

Castigar a Malfoy por cualquier interferencia que había hecho en el programa de cría era una cosa,
pero engañar a Hermione a dosificarse con una poción de lujuria era un un nivel completamente
nuevo de insensibilidad.

Hermione trepó vacilante a su cama, se acostó y cerró sus ojos. Si solo se quedaba quieta y se
enfocaba tal vez estaría bien.

El clic de la puerta la hizo estremecerse. de

Abrió sus ojos y encontró a Malfoy de pie ahí, frío y tenso mientras se desabrochaba la túnica
exterior y se las quitaba de los hombros. Él la estaba estudiando a través de la habitación, colocó la
ropa sobre el borde de la cama y la miró fijamente.

“¿Quieres otra Poción Calmante?” él dijo.

Era posible que una Poción Calmante pudiera ayudar. Hermione calculó, podría aliviar la reacción
física con la que ardía su cuerpo. Asintió fuertemente y se sentó.

Mientras tomaba el frasco de su mano, sus dedos rozaron y mordió su lengua tratando de evitar
jadear.

Lo destapó y se lo tragó mientras Malfoy bebía su propia poción.

La Poción Calmante tenía un efecto de empeoramiento. En vez de calmar los síntomas hizo que su
cuerpo se relajara más ante ellos. Ella tiró el frasco en la cama mientras trataba de regresarlo.

Ella cubrió su boca con sus manos y estalló en llanto. Malfoy la observó por un momento.

“¿Qué pasa?” él demandó.

“La Sanadora Stroud mandó un set de pociones el cual dijo que mejoraría las cosas,” ella dijo,
untando las lágrimas y mirando con determinación las sábanas de la cama. “Ayer me olvidé de
ello, pero lo tomé esta noche, antes de que llegaras. Pensé que sería para la ansiedad. Para eso
parecía cuando probé una gota. No es como que pueda hacer análisis de hechizos. Así que la tomé,
pero—” ella se atragantó ligeramente. “Era un afrodisiaco.”

Hubo un silencio.

“Eres una idiota,” Malfoy finalmente dijo. “¿Solo tragas algo sin hacer preguntas?”

Hermione se estremeció.

“La última vez que te pregunté si podías identificar una poción que me fue enviada, tú la forzaste
por mi garganta por puro despecho. ¿Se suponía que tenía que asumir que sería diferente esta vez?”

Malfoy estaba callado. La rabia emitiendo de él casi se podía tocar. Como olas de calor alrededor
de una flama, el aire casi pareció distorsionarse alrededor de los bordes de su cuerpo mientras él
estaba ahí, mirándola.

“Eres una idiota,” él dijo nuevamente.

Hermione quería enrollarse como una pelota.

El calor en su cuerpo era bastante distrayente, y su cuerpo entero se sentía bastante cálido y
sensitivo. Se sentía vacía por dentro. Quería ser tocada. Nadie la había tocado en tanto tiempo...

No. No. No.

Respiró profundamente, temblando. “¿No puedes esperar y hacerlo más tarde esta noches? Estoy
segura de que se acabará en algunas horas.”

“No puedo. Aparentemente me requieren en Francia esta noche. Por eso vine temprano, no
regresaré a la mansión hasta mañana,” dijo Malfoy.

Hermione soltó un pequeño sollozo.

“Bien,” ella se ahogó, y se forzó a acostarse en la cama. “Sólo—hazlo.”

Cerró sus ojos y trató de enfocarse en contar de reversa desde el mil restando el número sustraído
cada vez.

Menos uno.

Novecientos noventa y nueve.

Menos dos.

Novecientos noventa y siete.

Menos cuatro.

Novecientos noventa y tres.

Menos ocho.

Novecientos ochenta y cinco.

Sintió a Malfoy poner sus túnicas hacia un lado y tembló.

Menos dieciséis.

Novecientos sesenta y nueve.

Menos treinta y dos.

Los dedos de Malfoy cerca de su centro destrozaron abruptamente su concentración, y dejó escapar
un gemido ahogado mientras sus ojos se abrían de golpe.

Malfoy la miraba con ojos muy abiertos y horrorizados.

Ella lo miró. Ella nunca lo había visto como alguien sexual antes. A pesar de cinco meses de que la
hiciera doblarse en una mesa, el aspecto sexual de él nunca se había sentido registrado. Él era frío y
peligroso. Hermoso, pero solo en lo estético, como una estatua de mármol. No algo de sangre
caliente. No de algo que quisiera cualquier tipo de contacto físico de su parte.

Ella nunca, nunca había querido ser tocada por él de ninguna forma.

Ahora quería sentir sus labios contra los de ella. Sentir sus manos en ella. El peso de él que había
estado tan desesperada de escapar la noche anterior—quería sentirlo; tenerlo abalanzado sobre ella.
Presionandose en ella.
El ardor de la excitación en su núcleo era abrumador. Nunca había sentido la necesidad de tener
algo dentro de ella, pero mientras estaba ahí acostada, se sentía lista para gritar si no la tocaba.

No había pensado en que la segunda noche podría ser peor que la primera, pero era mil veces peor.

Se forzó a cerrar sus ojos nuevamente para así parar de estudiar su rostro; de parar en todos los
detalles de él los cuales nunca se había molestado en notar antes. Su cabello y pómulos afilados, la
intensidad de sus ojos, sus labios delgados y dientes blancos y parejos, las líneas precisas de su
mandíbula, y su garganta pálida desvaneciendose en el collar negro de su camisa..

“Sólo muévete,” ella dijo, y casi lloró con el esfuerzo que le tomaba para no moverse ella misma.

Un momento después, sintió que él la empujaba y se deslizaba dentro de ella, e inmediatamente


inclinó las caderas hacia adelante para llevarlo más profundo.

Enterró su rostro en sus manos y trató de apartar su mente mientras jadeaba contra sus palmas y se
sentía arruinada.

Estaba temblando

Todo en lo que podía pensar era en qué tanto quería que se moviera. Fuerte y rápido.

Los gemidos seguían formándose en su garganta y no podía sofocarlos. Se mantuvo tan rígida que
todo su cuerpo se estremeció mientras trataba de no permitir ningún tipo de reacción.

La espiral del deseo se estaba cerrando cada vez más dentro de ella. Ella se mordió los labios. Ella
no se rendiría.

Ella solo necesitaba aguantar. Él se vendría pronto y se acabaría. Entonces ella podría dejar que la
poción se quemara sola de su sistema. Sus embestidas eran cada vez más largas y duras, de la
forma en que lo hacían cuando llegaba al final. Aceleró un poco y ella se mordió la lengua con
fuerza mientras trataba de sujetarse.

Y luego—

Ella rompió con un sollozo desesperado.

Todo su cuerpo se estremeció a su alrededor. Podía sentir que se apretaba y se agarrotaba cuando él
empujaba dentro de ella unas cuantas veces más, y luego él se estremeció con un gemido torturado.

Después de un momento él se alejó, y ella apenas abrió sus ojos a tiempo para verlo tomar sus
túnicas de la cama y luego aparecer directamente fuera de la habitación. Pudo alcanzar a ver su
rostro antes de que se desvaneciera; él se veía gris, como si estuviera a punto de desmayarse.

Se quedó acostada en la cama y lloró mientras su cabeza lentamente se aclaraba. La realidad, agria
como el veneno, lentamente comenzó a sangrar sobre ella mientras absorbía lo que había pasado.

Ella acababa de tener el primer orgasmo del que tenía algún recuerdo.

No sabía si había sido una virgen antes de haber sido enviada a Malfoy. Si no lo hubiera sido, la
pérdida de ello hubiera sido uno de los muchos detalles que se había desvanecido de su mente.
Parecía como una cosa extraña para proteger. Así que lo más probable es que no haya tenido
relaciones sexuales durante la guerra.

Hermione se sintió extraña. Nada le había dado indicios de que tales cosas fueran algo con lo que
su cuerpo estuviera familiarizado.

La poción de lujuria había alterado las cosas. Permanentemente, temía. Despertó su cuerpo a un
nuevo aspecto de estas invasiones físicas que anteriormente habían permanecido inactivas.

Hermione se quedó sin moverse durante diez minutos.

Cuando finalmente pasó el tiempo, se levantó y fue al baño. Tomó cada frasco restante de las
pociones y las tiró en el lavabo antes de tirar los frascos en la basura.

Cuando miró hacia arriba, el retrato estaba allí, mirándola en el espejo. Siempre observando.
Siempre callada.

Hermione le dio una sonrisa amarga y luego se dejó caer al suelo.

La pálida y joven bruja observó a Hermione.

Hermione se sentía fría, como si fuera a entrar en shock. Ella se acurrucó en una bola apretada,
abrazando sus rodillas y tratando de respirar.

Se iba a volver loca.

Se iba a volver loca.

Ella no podía seguir aguantando. Ni siquiera sabía por qué seguía aguantando. Por qué no se había
dejado llevar mientras estaba encerrada en Hogwarts.

La Mansión Malfoy era peor.

Hundió su cara en sus manos. Podía sentir sus fluidos y los de Malfoy en sus muslos.

Se quedó dormida en el piso.


Capítulo 23
Chapter Notes

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Hermione estaba de pie en la cocina de La Hilandera. Ella volteó lentamente, mirando a través de
las superficies cubiertas con libretas, ingredientes preparados y pociones burbujeantes.

Hermione pausó mientras notó una poción brillando en una esquina. Se acercó y observó el vapor
en espiral levantarse de la superficie. Ella lo olió subrepticiamente. El aroma especiado y terroso
de musgo de roble, matices ahumados de cedro, el aroma magullado de hojas oxidantes y
pergamino—no. Ella lo olió nuevamente. Papiro.

Se apartó bruscamente y miró los otros calderos circundantes.

“Esta es una gran variedad de pociones de amor que estás haciendo,” ella dijo, observando a
dónde estaba Severus de pie sobre un caldero hirviendo

“Un nuevo proyecto para el Señor Oscuro. Ha desarrollado un nuevo interés en tratar de usarlo
como arma,” dijo Severus, burlándose del líquido turbio y lúcido sobre el que estaba trabajando.

Hermione sintió a su sangre volverse fría. “¿Esa es una posibilidad?”

Severus se encogió de hombros con una leve sonrisa. “Soy escéptico y desmotivado, así que lo más
probable es que no. Creo que fue más una noción pasajera que cualquier cosa en la que tenga un
interés sincero. Estoy elaborando un informe completo para presentarlo en caso de que pregunte
al respecto. Y lo hago en mi casa en lugar de en el laboratorio para asegurarme de que nadie
ofrezca ideas innovadoras.”

Hermione estudió la habitación. Habían diez variedades de pociones de amor y algunos


afrodisíacos que ella reconocía, al igual que otras quince más que parecían experimentos.

“¿Qué constituiría una poción de amor como arma?”

“Algo de excepcional poder que no requiere doble dosis. Creo que se ve a sí mismo usandola para
interrogaciones.”

“Eso es—obsceno,” Hermione finalmente dijo.

“Así es. Afortunadamente, o tal vez desafortunadamente, él tiene otros asuntos que considera más
importantes que Sussex en cuáles enfocarse.”

Hermione despertó, aún acostada en el frío piso del baño. Continuó a estar acostada ahí; si había
algo positivo en su depresión era que le facilitaba el sueño. Era como si su cuerpo se hubiese
rendido. La rabia que había pasado meses cultivando se había desvanecido y se quedó cansada y
apática, como si su cuerpo pesaba demasiado como para siquiera cargarlo por el suelo.

Podía dormir y dormir en un estado de desesperación la mayor parte del día.

Se levantó del suelo, fue hacia su habitación, y se subió a las mantas de su cama; enterrándose en
ellos y abrazándolas a su alrededor.

Incluso su cerebro se sentía cansado y apático. Cómo si sólo pensar fuera demasiado para ella.
Volteó a ver al reloj. Eran casi las nueve de la tarde. Había una bandeja con su cena al lado de la
silla, pero Hermione no tenía apetito.

Se preguntaba por qué Malfoy estaba en Francia; probablemente para matar a más gente.

¿Aún estaría enmascarado, o lo haría abiertamente? Se preguntaba cómo se veía cuando lanzaba la
maldición asesina. La mayoría de las personas se arrugaban en una mueca repugnante cuando
lanzaban la maldición asesina. Incluso Voldemort. Pero el odio y furia de Malfoy eran tan fríos.
Tal vez se veían de la misma forma en la que se había visto cuando estaba matando a Montague.

Hermione se preguntó si exponerse como Gran Juez era intencional.

Si Malfoy se moviera para apoderarse del poder de Voldemort, necesitaba ser conocido. Conocido
y temido. Ser revelado tal vez había sido un riesgo calculado; contando con la necesidad de
Voldemort de una figura pública que le perdonara la vida. Si las cosas en Rumanía fueran tan
inestables como se suponía, Voldemort no podía matar a Malfoy ahora—incluso si él quisiera.
Dejaría un vacío de poder, desestabilizaría el ejército completo de Mortífagos, y le daría una
oportunidad a Europa de liberarse.

No habían otras figuras en el ejército de Voldemort que fueran vagamente comparables. Voldemort
tenía figuras gubernamentales locales, pero Malfoy era la única muleta visible de Voldemort a
nivel continental.

El General más poderoso en el ejército de Voldemort fue lo que Astoria había dicho. Un General
por años; eso fue lo que dijo Malfoy sobre él mismo.

Hermione hizo una pausa desconcertada. ¿Malfoy había sido General durante la guerra?

No recordaba a Malfoy siendo un General. No recordaba tanto sobre él después de que


Dumbledore murió. Asumió que su ascendencia en rangos había ocurrido al final de la guerra, pero
tal vez eso estaba mal. Había sido difícil conseguir información al final de la guerra. Hermione no
había sido incluida en la mayoría de las reuniones de órdenes específicamente estratégicas. Debe
haber sido un detalle que se le había pasado.

Habían tantas cosas sobre Malfoy que se sentían incomprensibles. Su poder. El punto de su
ambición. Su irónico talento para la sanación. Su habilidad para aparecer.

Un ritual con la intención de un castigo…

Hermione dio vueltas al misterio en su mente.

Probablemente era a lo que Voldemort se había referido cuando había hablado de Malfoy que lo
había decepcionado profundamente. Hermione se preguntaba qué diablos podría ser. Los rituales
de magia oscura generalmente eran físicamente corrosivos y erosionaban la mente. Malfoy parecía
sospechosamente, incluso antinaturalmente, intacto.

De hecho, mientras pensaba más en ello, Malfoy estaba increíblemente cuerdo.

Con la cantidad de Magia Oscura a la que estaba expuesto, para su propio uso y para el de
Voldemort, debería de estar envenenado por ella. A menos que pasara todo su tiempo sometiéndose
a rituales de purificación, su salud relativa parecía imposible.

Hermione había estado enferma tan solo al entrar al Salón de Voldemort, mientras Malfoy parecía
completamente indiferente a ello, y seguramente iba ahí varias veces en la semana. Las personas
no solo se volvían indiferentes hacia la Magia Oscura. Era como una droga venenosa. Adictiva.
Efectuada.

Mortal.

Magos Oscuros tenían la tendencia de usar más y más, y tipos más fuertes y más fuertes de artes
oscuras hasta que se erosionaban a sí mismos de la misma forma en la que Voldemort estaba, o se
volvían locos al igual que Lucius y Bellatrix.

Pero Malfoy estaba intacto. Física y mentalmente estaba—prístino.

Y capaz de aparecer a través de un continente entero.

¿Cómo diablos era eso posible?

Hermione siguió dando vueltas a la pregunta hasta que finalmente se rindió. Tenía muy poca
información para habilitar cualquier conjetura.

Ella pasó a un problema diferente.

No podía descifrar cómo ella encajaba. Cualquiera que fuera el plan de Malfoy, parecía que de
alguna forma ella tendría que estar incluida. Malfoy estaba demasiado dedicado a su cuidado y
mantenimiento para que fuera de otra manera. Hermione había pensado que era simplemente
porque estaba haciendo lo que le ordenaban, pero estaba comenzando a sospechar que su atención
iba más allá de eso. Él parecía invertido en ella personalmente y emocionalmente. La forma en la
que la observaba; la intensidad indivisa era casi innegable. Ella tenía valor para él o para sus
planes.

¿Dónde no encajaba en la estrategia dejar embarazada a Hermione?

Él odiaba violarla; no parecía disfrutarlo de ninguna forma y no trataba de. Lo hacía sentir
enfermo. Entonces, ¿por qué no la querría embarazada tan pronto como fuera posible?

A menos que tuviera que ver con sus recuerdos. La idea de que un embarazo desbloquearia los
recuerdos era teóricamente la mejor. Pero si Malfoy sospechaba que había algo en su mente que no
quería desbloquear… eso posiblemente podría explicarlo.

Pero incluso sin un embarazo, los recuerdos estaban comenzando a resurgir lentamente.

Si estuviera embarazada, le daría nueve meses de acceso exclusivo hacia ellos. Tanto tiempo como
no estuviera embarazada, recuerdos arbitrarios podrían emerger para que Voldemort los encontrara.

¿Por qué Malfoy los seguiría forzando a través de cinco días de trauma mensual?

Hermione no podía descifrarlo.

Revisó su pregunta nuevamente.

El único elemento adicional en el cual podía pensar era que Malfoy sabía que ella preferiría morir
antes de quedar embarazada.

¿Eso le importaría a él?

Se siguió preguntando hasta que se quedó dormida.

Estuvo ansiosa todo el día; en el borde e inquieta hasta que comenzó a temer que estaba
comenzando a quitarse la piel. Apenas miró a El Profeta antes de comenzar a romperlo en piezas y
a doblarlo en todas las formas en las que podía pensar. No podía hacer grullas, pero podía hacer
aviones y todo tipo de figuras geométricas. Puso toda su energía nerviosa en hacer figuras hasta
que las puntas de sus dedos se sentían crudas.

Comenzó a caminar por el Ala Norte, pasando sus dedos ligeramente por las paredes mientras
avanzaba.

Cuando llegó la tarde, Hermione tomó un baño sin ninguna instrucción. Topsy no apareció, pero la
cena lo hizo. Hermione la ignoró. Eran casi las nueve cuando el elfo doméstico apareció en la
habitación.

Topsy desvió la mirada cuando Hermione la miró.

“El amo está de vuelta. Tú tienes que arreglarte,”

Hubo una pausa.

Ya estoy lista,” dijo Hermione.

Topsy asintió y luego desapareció.

Hermione fue y se sentó a los pies de su cama.

Cuando Malfoy apareció en la puerta se observaron el uno al otro a través de la habitación durante
varios minutos.

No había nada que decir.

Él caminó a través de la habitación y sacó un frasco de una Poción Calmante el cual le entregó a
Hermione sin una palabra. Tragó los contenidos, y luego se lo regresó.

Mientras él estaba tomando su propia poción, Hermione se deslizó hacia atrás en el colchón y se
acostó, mirando con determinación el dosel sobre su cama.

No se inmutó cuando sintió que la cama se movía. No hizo ningún sonido cuando lo sintió mover
sus túnicas hacia un lado y exponerla. Cuando lo sintió moverse entre sus piernas, mordió sus
labios mientras continuó a observar al dosel. Cuando él murmuró el hechizo de lubricación ella
cerró sus manos en puños.

Cuando él entró en ella, ella jadeó ligeramente y volteó su rostro hacia la pared en desesperación,
retorciéndose de angustia interna.

Attuned and waiting. It was ready. Wanting.

Su cuerpo lo había anticipado. En sintonía y esperando. Estaba listo. Falto.

Se sentía como una traición profunda.

Saber que su excitación era fisiológicamente natural no alivió la culpa.

Cuando la violación era clínica era soportable. Cuando la violación era drogada era soportable.
Pero cuando era solo ella, su propia mente y fisiología, era lo peor de todo. Torcía y tomaba algo
dentro de ella.

Estoy siendo violada y mi cuerpo lo está disfrutando, ella pensó agriamente y quería enrollarse
fuera.
Pensó que iba a vomitar.

No quería saber si Malfoy podía decir la diferencia. Si es que la sabía.

Ella observó a la pared y trató de no hacer otro sonido. Cuando él se vino, inmediatamente se
quitó, le bajó sus túnicas a Hermione, tomó las suyas y apareció.

Ella no quiso voltear para ver su rostro antes de que se desvaneciera. Sólo cerró sus piernas y se
quedó ahí acostada. Podía sentir sus lágrimas dejar fríos rastros a lo largo de sus mejillas.

Los dos días siguientes fueron iguales.

Hubo un ligero sentimiento de calma después del quinto día. Hermione solo se sentía fría.

Su habitación y su cama habían perdido cualquier sentimiento de calma para ella.

Tomó un set fresco de túnicas de su guardarropa y caminó por el pasillo hacia el baño con la
regadera. Luego ella se acurrucó en una bola apretada, se sentó en el suelo de la regadera y se
quedó ahí bajo el agua.

No había punto en negarlo. Las cosas habían cambiado. Nada se sentía igual. Ya no más.

La poción era un factor significante pero Hermione no podía negar la matriz de otros elementos.

Malfoy no era el monstruo que ella inicialmente lo había percibido. Después de aprender lo que le
estaba pasando a las otras subrogadas; después de lo que Montague había tratado de hacerle;
después de Astoria; después de volverse aterrada de qué crueldad Lucius Malfoy idearía si su
gestación subrogada fuera transferida. La persona que percibía como Malfoy había cambiado.

Ser 'salvada' por él había afectado las cosas.

Él la tocó. Nadie la había tocado en tanto tiempo.

Él la había sanado, mucho más de lo que necesitaba.

Él ni siquiera quería violarla.

Aunque insistía que su protección en ella era completamente de interés propio—porque había sido
ordenado a hacerlo—ella estaba casi segura que él estaba excediendo con creces lo que exigía la
obligación.

La influencia de las esposas también contribuían a ello. Siempre habían tenido la intención de
cultivar cumplimiento y dependencia. Para remover sus habilidad de resistirse.

Si pudiera resistir la violación de Malfoy; si él la estuviera forzando físicamente mientras la


violaba, sería más fácil para ella dejar de crecer resignada y acostumbrada a ello. Fue el mentir en
silencio y experimentarlo. La anticipación de una inevitabilidad a la cuál no tenía capacidad de
resistirse.

Si las formas en las que la lastimaba fueran más voluntarias y menos obligatorias, sería más fácil
verlo por quién era.

E incluso así, la mente era cruelmente adaptada. La voluntad subconsciente de sobrevivir fue
escrita en los humanos más profundamente que casi cualquier otra cosa. La sobrevivencia no
requería a Hermione a estar intacta. A ser decente. A ser ella misma. La sobrevivencia arrancaría
cualquier parte de ella que hiciera más difícil soportarlo.
Aliviaría la angustia mental. Aférrarse a cada destello de bondad. Haría que la vida dejara de doler.

Si ella no fuera cuidadosa, robaría cada parte de ella hasta que estuviera tan rota por dentro que ella
aceptaría su jaula.

Hermione se estremeció bajo el agua hirviendo que aún la golpeaba.

Necesitaba mantenerse lejos de Malfoy.

Ella no hablaría con él. No se dejaría hacerle preguntas. Si él preguntaba algo, Emma contestaría lo
más brevemente posible. Dejaría de comprometerse con él, dejaría de intentar comprenderlo.

Probablemente no sería capaz de controlar lo que su cuerpo hacía, pero podía controlar su mente.
Lo que fuera que él necesitaba de ella, tendría que forzarlo fuera de ella.

Dejó caer la cabeza sobre sus rodillas cuando una sensación de desolación se apoderó de ella.

Estaba tan cansada de estar sola. Presionó sus labios mientras trataba de no llorar.

Incluso su memoria era un abismo solitario. Casi todos los años de la guerra había estado sola.

Estudiar sola en Hogwarts. Luego estudiar en Europa, luego no había tenido tiempo para nada más
que relaciones profesionales. Luego cuando regresó prácticamente vivió en el ala del hospital.

Nunca había tenido tiempo para amistades. Cuando tenía algún tiempo libre, Harry y Ron estaban
fuera en misiones. Cuando estaban de regreso, era generalmente después de la guerra, cuando las
habilidades de Hermione habían sido necesitadas de mayor urgencia. Tenía tan pocos recuerdos
con cualquiera de los dos donde las circunstancias habían sido no profesionales.

Luego, después de la batalla Final. El encarcelamiento de Hermione bajo Hogwarts había sido
como una caída sin fin. Sola. Sola. Sola. Hasta que la memoria de Hermione se había canibalizado
a sí misma.

Cuando Hermione había sido arrastrada fuera y había sido forzada a formar parte del programa de
cría ella se había vuelto reducida a su función. Para la Sanadora Stroud ella era una matriz. Para
Voldemort ella era una fuente potencial de inteligencia de guerra

Ella no era una persona.

Para nadie excepto para Malfoy.

Él la trataba como una persona. Contestaba la mayoría de sus preguntas, y la veía como si en
realidad la estaba viendo. Él le hablaba. La trataba como si en realidad le importara. Cuando él la
lastimaba siempre parecía forzado y reacio.

Todos los demás la lastimaban solo porque podían.

Incluso los elfos domésticos apenas la veían.

No había trabajo en el que enterrarse en la mansión Malfoy. No había un vacío sin fin en el que
perderse. Solo era Hermione, sentándose y preguntándose y doblando papel; atrapada en una casa
fría.

Malfoy era el único pedazo de calor o vida o de contacto humano que ella tenía. Tanto si lo hubiera
querido como si no, Hermione se estaba aferrando a él en su desesperado aislamiento.
No podía.

Él había matado a todos. Había asesinado o ejecutado a todos. A voluntad o no, él la estaba
violando. Ella solo era un peón para él.

Ella no iba a traicionar los recuerdos de sus amigos de una manera tan horrible. No iba a
traicionarse a sí misma.

Si iba a morir en la Mansión Malfoy lo haría al aferrarse a los pedazos de ella que quedaban. Como
la misma muerte, Malfoy le había arrebatado todo, y él estaba esperando para quitarle más.

Podría mantenerse lejos de Malfoy. Ella podría negarse a participar a menos que él la forzara y
coaccionar.

Lo haría. Lo haría.

Estaba acostumbrada a estar sola.

Pasó el resto del día resolviéndose ella misma. Preparándose a sí misma. Malfoy tenía otra sesión
de legeremancia. Siempre llegaba después de su ventana fértil.

Cuando lo hiciera, encontraría todos los pensamientos en su mente. Probablemente se burlaría de


ella.

Ella no respondería.

Ella pasó la tarde construyendo una torre de cartas.

El día pasó. La cena llegó. Malfoy no lo hizo.

Hermione trató de no estar ansiosa. Trató de no seguir volteando a ver al reloj. Ella ignoró la
sensación de opresión en su pecho mientras seguía esperando que él apareciera.

Él probablemente lo estaba haciendo a propósito, ella seguía recordandose. Tal vez él había estado
leyendo su mente cuando ella había estado pensando anteriormente. Él probablemente la estaba
torturando intencionalmente.

Ella siguió esperando a que él eventualmente aparecería hasta que fueron después de las once,
cuando Hermione estaba usualmente dormida. Finalmente se fue a la cama.

No podia dormir.

Solo se quedó ahí Acosta, preguntándose por qué no había ido. Tal vez estaba viajando de nuevo.
El periódico no había dicho nada sobre eso pero tal vez aún lo hacía. Tal vez estaba fuera con
Astoria en algún evento. Hermione no pensó que recordaba que hubiera algo mencionado en las
páginas de sociedad. Tal vez solo habían ido a cenar. ¿Él y Astoria iban a cenar juntos?

Hermione se quedó en la cama preguntándose hasta que el reloj en la pared indicaba que eran casi
las dos de la mañana.

Se levantó de la cama. Casi había luna llena.

Fue hacia la puerta y salió de su habitación, deambulando por los pasillos alumbrados con luz de
luna en el Ala Norte. El retrato la seguía como un espectro pálido.

Los dedos de Hermione tocaban las paredes mientras caminaba. Nunca tenía ataques de pánico
dentro de la mansión, pero la sensación de la pared debajo de sus dedos era estabilizante.

La luz de la luna proyectaba sombras largas y nítidas sobre los pisos y las paredes.

Un pensamiento golpeó abruptamente a Hermione. ¿Qué pasaría si Malfoy muriera? ¿Ella lo


sabría? Probablemente no. No por días. La Sanadora Stroud llegaría y llevaría a Hermione a ser
transferida a otro legeremens. Tal vez Voldemort traería a Snape de vuelta de Rumania y le
ordenaría a embarazarla en su lugar.

¿Qué pasaría si ya estaba embarazada? El pensamiento la hizo sentir fría. ¿Qué pasaría si ya estaba
embarazada y Malfoy muriera? ¿Voldemort esperaría a que diera a luz y luego me sacaría sus
recuerdos él mismo? ¿O haría que Stroud abortara el bebé para que Hermione fuera transferida? Si
ella lo llevara a término entonces, ¿qué le pasaría al bebé? ¿Voldemort le daría el bebé a Astoria?

Astoria lo mataría. Lo torturaría hasta la muerte. Si se pareciera a Malfoy y Hermione, Astoria


probablemente le arrancaría los ojos y lo quemaría, lo dejaría morir de hambre...

Hermione jadeó y comenzó a hiperventilar en el pasillo.

No había nada que pudiera hacer. Nada. No podía hacer nada.

Había pasado meses deseando que Malfoy muriera pero ahora el pensamiento la llenaba de horror.

¿Y si estaba muerto?

Hermione continuó respirando más y más rápido. Sus manos y brazos comenzaron a pinchar como
si hubiera agujas rozando su piel. Su pecho se sentía comprimido y como si estuviera siendo
aplastada. No podía lograr calmarse.

De repente hubo un cambio en la oscuridad. Hermione se congeló, ahogó un grito ahogado y miró
a su alrededor.

Malfoy salió de la oscuridad. Ella estaba segura que él no había estado ahí el momento anterior.

La luz de la luna capturaba su cabello pálido y su piel, y él se veía aterrador y angelical al mismo
tiempo.

Ella lo observó, sintiendo su pánico inicial desvanecerse. Él no estaba muerto o muriendo. El


sentimiento de alivio que sintió al verlo—

Trató de no pensar demasiado en eso mientras lo estudiaba con atención.

Había algo sobre su rostro…

La tensión en él parecía aliviada ligeramente por la expresión dura y fría a la que estaba tan
acostumbrada. Parecía menos al borde de una crisis nerviosa.

Él se acercó a ella. Sus ojos viajaron por ella lentamente mientras la evaluaba.

“Granger.”

Su nombre salió de sus labios como un ronroneo. Ella sintió que un escalofrío de incertidumbre la
recorría. Él nunca la llamaba por su apellido, ni una sola vez desde que llegó. Siempre era Sangre
Sucia.

Los ojos de Hermione se agrandaron.


Él estaba borracho.

Sus pasos permanecían firmes y su voz no se entrecortaba, pero—ella estaba segura de ello.

Ella no se movió.

Él se acercó más, hasta que ella se hizo hacia atrás, pero él seguía acercándose. Hasta que ella
estaba atrapada contra la pared, y él estaba a sólo centímetros de ella.

“Oh, Granger.” Él suspiró, observándola. Él levantó una mano y la puso en la garganta de


Hermione, pero no apretó, solo la dejó ahí. Podía sentir el calor filtrándose en su piel.

Ella lo observó. Incluso borracho, su expresión era una máscara. Ella no estaba segura sobre cuál
era su siguiente intención. Él deslizó su pulgar suavemente a lo largo de su cuello y ella sintió un
hormigueo en la piel.

Él suspiró nuevamente. “Si hubiera sabido cuánto dolor me causaras, nunca te hubiera tomado.”

Él solo se quedó ahí, agarrando su garganta. ella podía sentir su pulso revoloteando contra su
mano. Ella no estaba segura sobre lo que significaba; si tenía que pedir disculpas.

Ella podía oler el alcohol en su respiración.

“Pero,” él dijo después de un minuto, “a este punto, supongo que merezco quemarme. Me
pregunto, si tú te quemarás también.”

Su rostro estaba de repente cerca del de ella, podía sentir el aire de sus palabras rozando su piel.

Sus labios chocaron contra los de ella.

Chapter End Notes

Si tú te quemarás también (If You'll Burn Too) por _knar.m_


Me pregunto si te quemarás también (I wonder If You'll Burn Too) por dragonly.art
Capítulo 24
Chapter Notes

Advertencia: Este capítulo contiene un breve episodio de autolesión.

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Él sabía a whisky de Fuego.

Era un beso de castigo. El momento en el que sus labios se tocaron, él aplastó su cuerpo contra el
suyo. Su mano en su garganta se deslizó hacia atrás y hasta la nuca, enredando sus dedos en su
cabello mientras hacía el beso más profundo. Su otra mano se acercó y acunó su mejilla en la
palma de su mano por un momento antes de que se deslizara por su cuerpo.

Él inclinó su cabeza hacia arriba mientras seguía besándola. Su lengua empujó en su boca antes de
retirarse mientras mordía sus labios. Lo suficientemente fuerte para doler, pero no para sangrar.
Luego, cuando ella estaba buscando por aire, él apartó la boca y comenzó a besar su garganta.

Hermione estaba congelada por el shock. Dócil y aturdida en sus posesivas manos.

El estaba tirando de su ropa. Ella podía sentir su túnica exterior deslizarse al suelo, y los botones
superiores de su vestido abiertos mientras el frío de la mansión la golpeaba. Él le arrancó los
botones mientras la exponía y exploraba su piel desnuda.

Él se apretó contra ella mientras le bajaba el vestido por los hombros, desnudándola hasta la
cintura.

El frío mordió su piel, y ella sintió sus pezones endurecerse en el frío mientras las manos de
Malfoy se lanzaron hacia arriba para palmear sus pechos y burlarse de ella. Su mano estaba en la
coyuntura de su cuello y su hombro, y él estaba besando y pellizcando su camino a lo largo de él
cuando de repente llegó a un lugar y ella—gimió.

Ambos se congelaron.

Malfoy se apartó.

Él se quedó de pie, observándola. Ella estaba acorralada contra la pared, medio desnuda, y—
despierta.

Los ojos de Malfoy estaban abiertos, como si apenas se hubiera dado cuenta de sus acciones. Se
quedó ahí pareciendo en shock por varios minutos antes de que la máscara regresara a su lugar. Su
rostro se volvió fuerte y él sonrió con maldad.

“Aparentemente has aceptado tu lugar,” él dijo con un espacio.

Luego él se volteó con su talón y se desvaneció en la oscuridad.

Hermione se quedó ahí, en shock. Se sentía congelada, mientras un frío sentido de devastación se
apoderaba de ella.
Ella era—había sido... receptiva. Hacia Malfoy.

Su alianza no había sido forzada por las esposas. Ni siquiera se le había ocurrido empujarlo. No se
le había ocurrido querer hacerlo.

Él la había besado y ella—lo había dejado. No se había sentido repulsiva. Había hecho sentir feliz
algo solo y doliente dentro de ella. Ser tocada. Alguien con manos cálidas acariciándola. Era un
anhelo atravesado a través de la fibra misma de ella.

Al ser atrapada en la mansión, ella se estaba aferrando a cualquier resto de bondad que pudiera
encontrar.

Pero no era bondad.

Malfoy no era amable; él simplemente no era cruel. Él no era tan horrible como podría ser. Él
poseía la pizca más pobre de decencia.

Aparentemente, en su mente fracturada, la ausencia de crueldad era consuelo suficiente. Para su


corazón muerto de hambre, era suficiente.

Un sollozo ahogado salió de ella, y ella agarró sus túnicas alrededor de ella y regresó a su
habitación.

Abriendo las puertas de su guardarropa, ella sacó un nuevo set de túnicas y se abotonó tan rápido
como podía. Luego se abrazó a ella misma para una sensación adicional de seguridad. De
decencia.

Ella era mejor que esto.

No iba a dejar sus instintos de sobrevivencia psicológicos dejarla engañar a dejarse caer por un
monstruo;. a hacerla querer la atención de la persona responsable por iniciar la guerra; a ser
receptiva hacia el hombre que había asesinado a sus amigos.

No podía dejar que su mente racionalizara caer por su violador simplemente porque no era el
monstruo que podía ser.

Ella no podría. No lo haría.

No lo haría.

No lo haría.

Podía soportar ser traicionada por su cuerpo. No se dejaría ser traicionada por su mente.

Preferiría romperla.

Tenía que salir de la mansión.

Presionó su mano contra la fría ventana y observó en desesperación a través del estado alumbrado
por la luna.

Luego hizo su cabeza hacia atrás, y la golpeó contra el cristal tan fuerte como podía.

El cristal irrompible no se rompía. No se rendía.

Lanzó su cabeza hacia él nuevamente.


Y otra vez.

Y otra vez.

Había sangre cayendo hacia sus ojos, pero ella siguió golpeando.

Otra vez.

Y otra vez.

Un brazo se cerró entre su cintura, y una mano juntó sus dos muñecas mientras estaba siendo
arrastrada lejos del cristal.

Ella peleó. Tratando de liberar sus manos. Enterrando sus pies en el piso de madera para empujar
de regreso.

Sollozos.

“Granger. No—no.” La voz de Malfoy estaba cerca de su oído.

Tiró inútilmente para liberarse mientras sollozaba y sollozaba.

Estaba tan cansada de estar adolorida y sola. Quería terminar. Si seguía existiendo en esa casa iba a
tratar de encontrar consuelo. Lo que fuera menos estar fría y sola para siempre y por siempre.

Quería ser tocada. Quería sentirse a salvo, incluso si simplemente era una ilusión. Lo quería—

Pero no podía.

No traicionaría a todos de esa forma. Harry, Ron, Minerva, Ginny…

No se traicionaría a ella misma de esa forma.

“Yo no puedo—no puedo—” Ella sollozó, tratando de liberarse nuevamente.

“No te lastimes. Granger, esa es una orden. No te lastimes.” Malfoy gruñó la orden mientras la
arrastraba lejos de la ventana.

Ella siguió luchando.

“Para.”

La Orden fue un gruñido.

“Deja de tratar de lastimarte físicamente.” La voz de Malfoy estaba temblando.

Ella sintió las esposas alrededor de sus muñecas calentarse mientras él las invocaba, y ella peleó
contra la magia.

“¡No—!” Sollozó al sentir que la magia crecía hasta que casi ahogaba su mente y su cuerpo se
debilitaba.

Se dejó caer contra Malfoy. Él soltó sus muñecas y puso su brazo contra sus hombros con fuerza,
como si esperaba que repentinamente de alguna forma se lanzaría hacia la ventana nuevamente.

Ella se quedó ahí, temblando y sollozando calladamente en sus brazos. Había sangre cayendo por
su rostro y tonteando desde sus labios y barbilla hacia el suelo.
“Así que—” él dijo en una voz tensa después de unos. minutos. “Veo que has encontrado una
forma para evitar las esposas.”

Mientras quedaba colgada contra él se dio cuenta inactivamente que lo había hecho.

Las compulsiones existían en su mente. La orden era que no sé lastimara, pero no especificaba
ninguna diferencia entre dolor físico o psicólogo. Así que—en un estado de suficiente agonía
mental—había sido capaz de sobrepasarlo. Ella estaba en dolor de cualquier manera; ella no podía
dejar que su mente siguiera lastimandola. La compulsión había sido anulada.

Siempre estaba en su mente.

Su interpretación de las compulsiones siempre había sido lo que la había limitado. La orden a ser
callada; ella lo había interpretado como si Malfoy no le permitiera hablar sin permiso porque ella
había asumido que que él sería vengativo como eso. Así que no había sido capaz de hablar. Si lo
hubiera interpretado como algo más simple, como no hablar fuerte, ella pudo haber hablado; a
menos que Malfoy hubiera clarificado y especificado más la compulsión.

Las compulsiones se basaban en prevenir la desobediencia voluntaria.

Cuando ella no estaba pensando en el hecho que estaba desobedeciendo, cuando estaba actuando
de acuerdo a sus instintos o hablando sin pensar, siempre había sido capaz de evitar las
compulsiones. Simplemente no lo había notado.

“Supongo que lo hice,” ella dijo con voz baja, volviendo a ganar su equilibrio.

Las manos de Malfoy se deslizaron lejos de la. Algo dentro de Hermione se torció al perder el
contacto.

Él la volteó y usó un hechizo para remover la sangre de su rostro y lanzó un un hechizo de


diagnóstico donde la piel se había separado. Su cabeza estaba punzando donde ella la había
golpeado.

“¿Por qué?” Malfoy preguntó en una voz grave. “¿Por qué la repentina necesidad de ir tan lejos?”

Ella lo observó. Solo estaban a centímetros separados. Sus ojos de hierro y grises la estaban
estudiando cuidadosamente. Él había tomado una poción de sobriedad desde que la besó; ella podía
olerlo en su respiración.

“¿Por qué no?” ella dijo en una voz ligera. “Las opciones siempre habían sido escapar o morir.”

“Pero ésta es la primera vez que tenías la suficiente intención para hacerlo. ¿Por qué hoy en vez de
ayer, o el día que me fui a Francia?”

Así que él se había dado cuenta que ella se había vuelto involuntariamente responsiva. La boca de
Hermione se torció y ella volteó su mirada, presionando su mejilla contra su hombro.

No le hables. Él no es tu amigo.

“No requiero que hables para obtener la respuesta,” él dijo después de varios minutos. “Aunque
creo que lo preferirías. Después de todo, tenemos una sesión pendiente de legeremancia.”

Hermione cerró su boca con fuerza, pero sus ojos se fueron hacia su cama. Ella no quería acostarse
en una cama frente a él de nuevo. Si invadía su mente para conseguir la respuesta vería que tan
patéticamente y desesperadamente se sentía. Que tan significante se había vuelto para ella.
Si ella contestaba la pregunta, ella tendría algún control sobre la narrativa.

Ella abrió su boca varias veces mientras trataba de pensar por dónde comenzar. Se sentía tan fría
que su piel le dolía. Se abrazó a ella misma, rozando sus brazos lentamente.

“Creo que estoy comenzando a desarrollar Síndrome de Estocolmo,” ella finalmente dijo en voz
baja. “Es una condición psicológica Muggle. Un instinto de sobrevivencia o un mecanismo de
afrontamiento, supongo que se podría decir.”

Ella se quedó callada y volteó a ver a Malfoy. Él no tenía expresión alguna, aparentemente
esperando a que se explicara más. Ella se volteó.

Él suspiró con irritación. “Así que, haremos esto de la manera difícil. Muy bien. Legeremancia,
entonces.”

Hermione se puso tiesa y movió sus hombros en defensa. “Es algo que ocasionalmente ocurre
cuando un rehén puede comentar a sentirse unido hacia su captor—debido a su dependencia.” Ella
forzó las palabras fuera, su voz estaba temblando. No miró a Malfoy.

Se forzó a continuar.

“No sé mucho sobre eso. No tuve mucho tiempo para estudiar psicología. Pero, creo que estoy
comenzando a racionalizar tu comportamiento; para justificar lo que haces. La falta de crueldad se
convierte en amabilidad. Es—es un mecanismo de sobrevivencia, así que opera a través de
reacciones subconscientes, adaptación. Para poder hacer una conexión emocional auténtica, puede
que desarrolle sentimientos hacia ti…” Su voz se rompió y se apagó por un momento.

Hubo una pausa.

“Honestamente, preferiría ser violada por tu padre a tener sentimientos hacia ti,” ella finalmente
dijo, observando la sangre en el piso.

Hubo un silencio rotundo, y vio que las manos de Malfoy se cerraban lentamente en puños a su
lado.

“Bueno,” él dijo después de varios segundos, “con suerte estás embarazada ahora y no necesitarás
atención de ninguno de nosotros. Solo te quedarás sola.”

Él comenzó a voltearse para irse. Sin pensarlo, la mano de Hermione se estiró y agarró las túnicas
de Malfoy. Sollozó en voz baja incluso mientras agarraba la tela con más fuerza, bajando la cabeza
y apoyándola contra su pecho. Olía a musgo y cedro, y ella se estremeció y se hundió contra él. Las
manos de Malfoy se levantaron y descansaban sobre sus hombros hasta que ella podía sentir
lentamente el calor hundiéndose en ella, sus pulgares ligeramente pasando por sus hombros hasta
que dejó de temblar.

Entonces sus manos se detuvieron y la empujó violentamente. Hermione tambaleó hacia atrás y
casi se cayó en su cama mientras él se alejaba de ella. Sus ojos estaban fríos, y había algo
desconocido en su expresión que ella no pudo ubicar.

Él la miró fijamente por un momento, su mandíbula se crispó, luego respiró hondo y soltó una risa
suave y amarga.

“Tú no tienes Síndrome de Estocolmo.” Él levantó una ceja.

“No te importa sobrevivir. Los Gryffindor siempre tienen ansias de morir.” Sus labios se curvaron
en una mueca cuando dijo 'Gryffindor.' “después de todo, has estado fantaseando con un gran
asesinato-suicidio para nosotros dos durante meses. No, la cosa que te está comiendo no es
sobrevivir; es el aislamiento. Pobre pequeña sanadora, sin nadie a quien cuidar. Nadie que te
necesite. O que te quiera.”

Hermione lo miró fijamente mientras él continuaba.

“No soportas estar sola. No sabes cómo funcionar. Tú necesitas a alguien a quien amar; harás lo
que sea por la gente que te deja amarlas. Eso es lo que la guerra fue para ti, ¿no es así? Tú querías
pelear, pero fuiste lo suficientemente inteligente para saber que otro duelista temerario de diecisiete
años no sería suficiente para terminar la guerra—no de la forma en la que un sanador lo haría. No
me imagino que alguno de tus amigos haya apreciado eso alguna vez, ¿lo hicieron? Que la elección
fue un sacrificio para ti.”

Hermione se sintió pálida.

“Potter y el resto de tus amigos eran demasiado estúpidos e idealistas para apreciar esas elecciones
que hiciste. Toda una carga, ser alguien de los pocos inteligentes para entender qué era lo necesario
para ganar; una de los únicos dispuesto a realmente pagar el precio que la victoria demanda. Nunca
apreciaron nada de eso. Los dejaste enviarte lejos. Luego, cuando regresaste, los dejas trabajarte
hasta la muerte. No hay mucho valor o gloria para los sanadores—no como a los luchadores.
Incluso Ginny se dio cuenta de eso. Cuando Creevey murió, le dieron días a Potter para procesarlo
solo porque lo vio. Tú fuiste quien trató de salvar al niño, ¿y qué fue lo que obtuviste? ¿Cuatro
horas y te esperaban de nuevo?”

“Así—así no—fue—como—pasó.” Las manos de Hermione estaban cerradas en puños tan fuerte
que los huesos dolían.

“Así–fue exactamente como pasó. Puedes engañarte a ti misma, pero he pasado tantas horas dentro
de tus recuerdos que probablemente los conozco más que a los míos. Habrías hecho lo que fuera
por tus amigos; habrías tomado todas las decisiones difíciles y pagado el precio sin quejas; te
prostituirías por el esfuerzo de la guerra. Pero dime, porque soy simplemente curioso, ¿qué hizo
Potter para que tú lo merecieras?”

Ella lo volteó a ver. “Harry era mi amigo. Él era mi mejor amigo.”

Malfoy se burló. “¿Y?”

Hermione se volteó y respiró temblorosamente. “Nunca tuve amigos—mientras crecía. Era muy
rara, demasiado libresca. Los quería más que a nada, pero nadie nunca quería ser mi amigo.
Cuando me enteré de Hogwarts, yo pensé—pensé que todo sería diferente, que ser una bruja había
sido la razón por la que nunca había encajado. Pero—cuando llegué—aún era rara y libresca y
nadie quería nada que ver conmigo. Harry—Harry fue la primera persona que me dejó ser su
amiga. Habría hecho lo que fuera por él.” Ella dio un sollozo ahogado y se lo tragó. “Además—no
es como que hubiera algún chance para mí sin él.”

Hubo una larga pausa.

“Eso es lo más patético que he escuchado en mi vida,” Malfoy finalmente dijo, acomodando sus
túnicas. “Entonces, ¿qué? ¿Soy tu Potter de reemplazo?” Se burló. “Si alguien solo te habla, ¿no
puedes evitarlo más que aferrarse a ellos? Las prostitutas de Callejón Knockturn cuestan más que
tú.”

La mandíbula de Hermione tembló, pero Malfoy no había terminado. “Hay que ser claros, Sangre
Sucia. No te quiero. Nunca te quise. no soy tu amigo. No hay nada que me diera más felicidad que
estar terminado contigo.”

“Lo sé—” Hermione dijo en una voz baja y vacía.

“Aunque…” dijo Malfoy después de una pausa. “No puedo negar que me has mejorado
últimamente. Debo de mandarle a Stroud mi agradecimiento.”

Él recorrió su cuerpo con los ojos. Hermione respiró hondo y lo miró.

Entonces ella resopló. “¿De verdad? ¿Por eso me besaste? ¿Por la poción?”

Él se encogió de hombros y la observó en burla, con ojos fríos. “¿Qué puedo decir? Violar no es
realmente lo 'mío'. Sin embargo, tu creciente apego es fascinante y divertido de experimentar.
Nunca imaginé que serías del tipo de fantasear con que mi cuidado obligatorio de ti indicaba algún
tipo de apego. No puedo comenzar a adivinar qué tan asombrado estará el Señor Oscuro de ser
testigo de esto en unos días. La Sangre Sucia de Potter, enamorándose de su Mortífago violador.
No creí que fuera posible que hubiera un punto más bajo para ti al parecer más patética, pero
aparentemente con los Sangre Sucia siempre hay un punto más bajo.”

Él volteó para irse pero luego pausó. “Regresaré más tarde para lidiar con tus recuerdos. Por favor
no asumas que estoy muerto porque ocasionalmente tengo un mejor uso de mi tiempo que vadear
por tu pequeña y trágica vida.”

Él resopló burlonamente una última vez y salió de la habitación de Hermione.

Cuando él regresó al siguiente día, Hermione apenas se había movido. Él la miró fijamente durante
varios minutos. Ella no miró hacia arriba ni lo reconoció.

“Cama,” él finalmente demandó.

Hermione se levantó sin una palabra y se sentó en la orilla de su cama. Miró hacia el suelo. Él no
necesitaba sus ojos.

Hubo un momento de pausa antes de que forzará su camino hacia la mente de Hermione.

Él pasó la mayoría de su tiempo examinando su recuerdo de Snape. Apenas y revisó sus recuerdos
recientes. Cuando llegó al presente, salió y se fue sin una palabra.

Hermione se sentía—muerta. Si se miraba en el espejo y se daba cuenta de que era un fantasma


apenas se sorprendería.

Nada frío.

Eso era todo lo que sentía.

Se acostó en la cama y articuló disculpas hacia sus amigos por haberles fallado.

Cuando Stroud llegó seis días después, Hermione cruzó la habitación sin una sola palabra y se
sentó en la orilla de la mesa de examinación; abriendo su boca mecánicamente para el veritaserum.

“Te ves bastante gris,” dijo Stroud, su boca torciendose ligeramente mientras estudiaba a
Hermione. “¿Cómo fueron los efectos de la concepción este mes?”

“No lo sé. ¿No es por eso que estás aquí?” Hermione dijo en un tono amargo, mirando hacia su
regazo y torciendo la fábrica de sus túnicas entre sus dedos.
Stroud soltó una risa fría. “Inteligente.”

Hubo una pausa mientras Stroud lanzaba el hechizo de diagnóstico. Luego una pausa más larga.

“Estás embarazada.” El tono de Stroud era triunfante.

Las manos de Hermione se quedaron quietas.

No.

Por favor, no.

Se sentía como si hermione hubiera sido forzada abruptamente debajo del agua helada; no aire, y
presión, como si estuviera siendo aplastada en todos lados. Podía escuchar el palpitar de su
corazón subir hasta que el sonido de su corazón era casi todo lo que podía escuchar.

Stroud comenzó a hablar, pero Hermione no podía escuchar las palabras.

No podía respirar.

Stroud estaba hablando cada vez más y más fuerte. Las palabras eran redondeadas e indescifrables.
Hermione inhaló y trató de conseguir oxígeno, pero su garganta se sentía comprimida—como si
estuviera siendo estrangulada.

Su corazón estaba latiendo tan fuerte que había una aguda sensación de apuñalamiento en su
pecho.

No. Por favor, no.

Stroud estaba de pie frente a ella, mirando fijamente a el rostro de Hermione. Stroud seguía
diciendo algo, una y otra vez. El movimiento de los labios de Stroud era el mismo cada vez
mientras la sanadora se acercaba, gestionando. Hermione no podía descifrar las palabras. La
expresuin se volvía cada vez más impaciente mientras ella seguía repitiendo lo que decía. El sonido
se distorsionó en un rugido indescifrable.

Hermione no podía respirar; sus pulmones quemaban mientras trataba de hacerlo. Los bordes de la
cara de la sanadora estaban borrosos, como si sangraran en el aire circundante.

Todo se estaba volviendo cada vez más y más borroso. Había una sensación de agujas clavándose
en los brazos y manos de Hermione.

De repente Malfoy estaba frente a ella; sus manos en los hombros de Hermione.

“Cálmate.”

Su voz dura atravesó lo borroso.

“Respira.”

Hermione jadeó, respirando entrecortadamente; luego estalló en lágrimas.

No. No. No estés embarazada. Entregala a Lucius, déjalo violarla y torturarla hasta la muerte.

Cada vez que tomaba aire, sentía como si le estuvieran arrastrando un cuchillo dentro del esófago.

“Oh dios—No…” Ella sollozó las palabras una y otra vez mientras temblaba.
“Respira. Sigue respirando,” dijo Malfoy. Su expresión era fría. Apretó la mandíbula mientras la
miraba fijamente y la observaba mientras intentaba respirar.

Pasaron varios minutos hasta que dejó de simplemente arrastrar inhalaciones tartamudeantes, y
gradualmente comenzó a inhalar y exhalar alternativamente. El agarre de Malfoy lentamente se
soltó y lentamente volteó a observar a la Sanadora Stroud. Su expresión era furiosa.

“Tú sabes que ella es propensa a ataques de pánico. No soltarle información” él dijo en una voz
furiosa, aún sosteniendo a Hermione firmemente por los hombros mientras ella seguía llorando.

“Pensé que el pánico solo era causado por los espacios abiertos.” Stroud cruzó sus brazos sobre su
pecho y levantó su barbilla. “Dado que can aterrada está sobre tu padre, pensé que estaría aliviada.”

“Tal vez trata de pensar más,” Malfoy dijo de forma helada. “Estoy comenzando a sospechar que
estás traumandola intencionalmente. La amenazaste con mi padre y la dosificaste con un
afrodisíaco sin advertencia. ¿Estás tratando de causarle un colapso mental?”

La Sanadora Stroud resopló mientras hacía un diagnóstico sobre Hermione. “No estoy haciendo
nada que arriesgue a comprometer sus recuerdos; no hay necesidad de que se preocupe. He estado
bastante ansiosa por su recuperación desde que me di cuenta de que ella era la responsable de
Sussex.” Stroud observó a Hermione fríamente. “Soy curiosa sobre cómo una bruja que nunca se
graduó de Hogwarts, y sin ningún entrenamiento formal, construyó una bomba capaz de matar a
todos mis colegas sin ninguna ayuda.”

Hubo una larga pausa intercalada por los sollozos entrecortados de Hermione mientras Malfoy
miraba a Stroud.

“Ella fue una terrorists de la Resistencia entrenada a través de Europa para volverse una sanadora;
especializada en deconstruir maldiciones de Sussex; sin mencionar que que tenía una maestría en
Pociones. Si podía desarmar y neutralizar una maldición, también podía usarla. Si hubieras sido tan
curiosa, pudiste haberme preguntado,” él dijo en una fría voz. “Torturarla psicológicamente no te
dará respuestas, ya que particularmente no tiene memoria de ello. Tú programa no es una
oportunidad para cobrar venganza. Parece que has olvidado que yo no permito que los tontos la
manipulen con ella.”

“Yo no estaba—”

“Lo estabas. El Señor Oscuro la puso bajo mi cuidado. Estás conciente sobre qué tan precaria es.
He realizado un gasto y esfuerzo considerables para mantener su medio ambiente. Dado que Señor
Oscuro no puso objeciones cuando ejecuté a uno de sus marcados seguidores por interferencia, ¿de
verdad crees que se molestaría sobre ti?”

La palidez de Stroud se hizo mortal. “Mi programa—”

“Es una farsa.” Malfoy gruñó mientras lo decía. “La razón por la cuál no moriste junto con tus
'colegas' en en Sussex fue porque tu propuesta falló para calificar como lo suficientemente
científico para calificar para un laboratorio ahí. ¿Dónde están tus controles? ¿O tus estadísticas y
tus datos históricos? El espectáculo que estás tan dispuesta a ofrecer a las páginas de la sociedad
está financiado y dotado de personal para continuar fácilmente sin ti.” Los ojos de Malfoy brillaron
ferozmente mientras hablaba. “Esta es la única advertencia que ofreceré. Ya no tienes permitido
estar sola con ella. La cita de hoy ha terminado. Si tienes nuevas instrucciones sobre su cuidado,
me las darás a mí. ¡Topsy!”

El elfo doméstico apareció con un grieta. Malfoy no quitó sus ojos de Stroud.
“Escolta a Stroud al salón. Bajaré cuando termine con la situación aquí.”

Stroud resopló, pero aún seguía pálida y sus manos temblaban mientras juntaba sus archivos.
Mientras la puerta se cerraba, Malfoy se volteó para observar a Hermione. ella había dejado de
llorar y estaba tratando de respirar continuamente.

Él suspiró ligeramente y luego la levantó.

“Ven,” él dijo mientras la guíaba por la habitación hacia su cama, estudiandola cuidadosamente
antes de que alcanzar a sus túnicas y sacar un frasco de Pócima de Sueño sin Sueños.
“Considerando los eventos recientes, temo que no confío dejarte conciente y sola. Toma esto.”

Hermione extendió una mano y aceptó el frasco, pero luego lo miró con vacilación. Su respiración
seguía cortándose.

“Algunas Pociones pueden terminar en abnormalidades fetales. Yo no—recuerdl si el Sueño sin


Sueños es seguro.” ella dijo en una voz temblorosa.

“Está bien.”

Ella volteó a ver a Malfoy. ¿Cómo diablos sabría eso?

Él encontró sus ojos. “Estaba preocupado si algo como esto pasaría si alguna vez quedaras
embarazada. lo verifiqué.”

Ella continuó dudando.

“No estoy preguntando. Si te rehusas, te obligaré,” él dijo en una voz dura.

Hermione presionó sus labios y tragó fuertemente mientras su pecho seguía temblando. Destapó el
frasco con dificultad y se lo llevó a los labios. Tan pronto como tragó los contenidos, se ahogó y
estalló en lágrimas nuevamente. El frasco se deslizó de sus manos y cayó en el suelo, quebrandose.

“Oh dios…” Sollozó en sus manos cuando la poción golpeó su sistema y se apoderó de su mente
como un maremoto negro. Ella se hundió en la cama. “Oh dios…oh dios… por favor.”

Ella cerró sus párpados mientras continuó llorando. Ella apenas se había dado cuenta que sus
piernas habían sido levantadas hacia el colchón. La oscuridad se la tragaba.

“Lo siento, Granger.”

Chapter End Notes

Lo Siento, Granger (I'm sorry, Granger) por _knar.m_


Media desnuna y excitada (Half stripped and aroused) por dragonly.art
Capítulo 25
Chapter Notes

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Cuando Hermione abrió sus ojos, era tarde en la tarde. Al voltear su cabeza, encontró a Malfoy de
pie enfrente del retrato en la pared, hablándole en voz baja.

La bruja en la pintura inmediatamente se dio cuenta del movimiento de Hermione y gestionó sobre
su hombro. Él dejó de hablar y se volteó en su talón para observarla.

Él se veía cansado y singularmente sin entusiasmo por su paternidad inminente.

Hermione se sentía como si fuera a enfermarse.

Ella cerró sus ojos, se acurrucó en una bola defensiva y trató de no empezar a llorar de nuevo.
Podía escuchar el sonido de los zapatos de Malfoy mientras él cruzaba la habitación y se acercaba
a la cama.

Hubo un largo silencio y Hermione podía sentir su mirada en ella. Ella apoyó la barbilla contra su
hombro y le pidió que se alejara.

“No tienes permitido lastimarte, o hacer algo para causar un aborto o un aborto espontáneo.”

No era una oración, era una orden. Ella podía sentir el ligero calor alrededor de sus muñecas.

“Estoy seguro de que tratarás de racionalizarlo como protector en un intento de evitar las
compulsiones, pero no lo es. No tienes permitido hacer nada que termine con tu embarazo.”

Podía sentir el pinchazo de las lágrimas en el rabillo del ojo y sollozaba débilmente.

“Topsy, te monitorerará todo el tiempo ahora, para asegurar que no experimentes ninguna
desgracia como tropezar por las escaleras, o masticar un manantial de tejo. Ha cuidado de brujas
embarazadas antes, así que es muy consciente sobre lo que puedes y lo que no puedes comer o
beber. Tiene mi permiso para inmediatamente restringirte si intentas algo.”

Hermione no dijo nada. Malfoy permaneció de pie junto a su cama durante varios minutos antes de
suspirar levemente. Ella escuchó sus pasos alejándose y el click de la puerta.

Ella se quedó en su cama, y alternó entre llorar y dormir; se hizo bola, poniendo su brazos
alrededor de su estómago protectoramente.

“Lo siento. Lo siento. Lo siento mucho,” ella susurró una y otra vez “Haría lo que fuera para
salvarte de este mundo.”

Malfoy reapareció después de cuatro días.

“No puedes quedarte acostada llorando durante nueve meses,” él dijo. “Necesitas comer. Deberías
salir.”

Hermione lo ignoró y esperó a que se fuera. A menos que tuviera la intención de forzarla fuera de
la cama ella no tenía intención de moverse. Hubo un largo silencio. Ella podía sentir sus ojos en
ella.
“Tengo algo para ti,” él finalmente dijo.

Ella sintió algo pesado presionando en la colcha y abrió un ojo. Había un gran libro a su lado. La
Guía para Cuidado Efectivo en Embarazos Mágicos y Partos.

Cerró sus ojos nuevamente.

“No puedo tocar tus libros,” ella dijo, su boca retorciéndose mientras hablaba y su voz temblando
ligeramente. “Astoria los protegió de los Sangre Sucia.”

“Esto no es de la librería de la mansión.” El tono de Malfoy era levemente entretenido. “No te


quemará.”

Hubo una pausa.

“Espero que te levantes de la cama mañana.”

Después de que se fuera, Hermione abrió sus ojos de nuevo y tentativamente se acercó al libro,
presionando un dedo ligeramente en la portada. No hubo una sensación de quemarse mientras ella
entró en contacto con él.

Lo acercó a ella, presionandolo en su pecho y sosteniéndolo con fuerza.

Al día siguiente Hermione se forzó a salir de la cama y caminó hacia la ventana. El libro era
completamente nuevo; el lomo de cuero crujió levemente cuando levantó la cubierta, y las páginas
olían levemente a aceite de máquina y tinta. Tenía seis centímetros de grosor y estaba impreso en
papel scritta. Comenzó con la tabla de contenido y leyó directamente durante horas.

Era un libro médico más que una guía para el embarazo para una bruja laica. Fue amable de
Malfoy al darse cuenta de que ella preferiría eso.

Estaba inmersa en un capítulo sobre la regulación endocrina que influye en la invasión adecuada
del trofoblasto cuando Malfoy volvió a entrar en su habitación.

Ella se aferró a los bordes de su libro de manera reactiva mientras él la miraba con expresión
contemplativa.

“¿Cuándo fue la última vez que saliste?” él finalmente preguntó.

Hermione dudó y tragó saliva. “El día que fuiste a Francia. Salí.”

Los ojos de Malfoy se entrecerraron. “¿Por cuánto tiempo?”

Hermione sacó un poco la mandíbula y se sonrojó. “Menos de un minuto.”

Irritación cruzó su expresión. “¿Y antes de eso?”

Hermione se quedó en silencio y bajó los ojos.

“No has salido desde el equinoccio, ¿no es así?”

Hermione miró hacia abajo, sin pestañear, a la página frente a ella hasta que las palabras se
volvieron borrosas. Malfoy suspiró.

“Levántate,” él ordenó.
Ella se levantó, presionando su libro fuertemente contra su pecho. Él suspiró nuevamente.

“No puedes traer eso, pesa casi dos kilos y medio. No voy a dejar que lo arrastres por el estado.
Déjalo aquí.”

Hermione lo sostuvo con más fuerza. Levantó la mano derecha y se agarró las sienes como si le
doliera la cabeza.

“Nadie lo va a robar o tomar su lo dejas aquí. Si lo hacen, te compraré otro. Déjalo.” Las palabras
finales eran una orden.

Hermione lo dejó a regañadientes sobre su cama y luego fue a buscar sus botas del armario.
Mientras se estaba preparando, Malfoy estaba observando por la ventana, estudiando el horizonte.
Luego se volteó bruscamente y la miró brevemente antes de caminar hacia la puerta.

Hermione lo siguió lentamente.

Él pausó en la puerta de la veranda y la volteó a ver. “No nos acercamos al laberinto.”

La condujo a través de los jardines de rosas y luego a lo largo de uno de los carriles bordeados de
árboles frutales en flor. El estado era encantador durante la primavera. Hermione no podía negarlo,
pero la belleza se sentía agria y venenosa mientras la observaba.

Ni ella ni Malfoy hablaron hasta que la llevó a su habitación.

Mientras él se alejaba, ella logró hablar.

“Malfoy.” Su voz vaciló cuando dijo su nombre.

Él se detuvo y volteó hacia ella; su expresión era cerrada, sus ojos cautelosos.

“Malfoy,” ella dijo otra vez. Su mandíbula temblaba y ella tomó el poste de la cama. “Nunca
pediré nada de ti—”

La boca de Malfoy se torció y su mirada se volvió dura. Sintió que algo dentro de ella se rompía de
desesperación, pero se obligó a continuar.

“Puedes hacerme lo que quieras. Nunca pediré piedad de tu parte. Pero—por favor, por favor no
lastimes al bebé. Incluso—si tienes un heredero diferente aún es—es mitad tuyo. No—no—no—”

Su pecho comenzó a tartamudear mientras luchaba por respirar y no empezar a llorar. Ella se
estremeció.

“No dejes que Astoria lo lastime…”ella dijo en una voz rota. “Por favor—por favor—”

Su voz se cortó mientras comenzó a hiperventilar. Se aferró al poste de la cama mientras trataba de
respirar.

Malfoy cruzó la habitación y tomó sus hombros.

“Nadie va a lastimar a tu bebé,” él dijo, encontrando sus ojos.

Ella se alejó de él, liberando un hombro. “No—no hagas promesas que no quieres decir.”

Su expresión parpadeó y la agarró por el hombro de nuevo, pasando sus manos por sus brazos.
“Tienes mi palabra. Nadie lastimará a tu bebé. Astoria nunca lo tocará.”
Hermione se mordió el labio mientras lo miraba y luchaba por dejar de respirar demasiado. Sus
pulmones seguían teniendo espasmos sin su control. Todo su cuerpo se congeló mientras ellas
seguía arrastrando respiraciones jadeantes agudas y luego soltándolas inmediatamente.

“Nadie lo lastimará. Ahora cálmate,” él dijo firmemente. “Necesitas respirar lentamente.”

Ella se inclinó en las manos de Malfoy por un momento, descansando su cabeza contra su pecho
mientras trataba de respirar lentamente; luego se congeló y se alejó de él, recargándose en la pared

“No— te asombres conmigo,” ella dijo, su voz estaba temblando. “No quiero tus promesas o
atención para poder 'mantener' mi 'medio ambiente'” Ella sollozó ligeramente en voz baja.
“Después de todo—dejaste muy en claro que tan patética sería—para interpretar tu cuidado
mandatorio por algo—”

Envolvió sus brazos alrededor de sí misma y se deslizó hasta el suelo, temblando y presionando su
boca cerrada mientras todo su cuerpo temblaba.

“Tú—tú no necesitas preocuparte más—yo me cuidaré sola. No necesitas sacarme a caminar de


nuevo.”

Malfoy la miró inmóvil durante varios minutos, mientras ella se apretaba la boca con las manos y
trataba de calmar su respiración. La mano de Malfoy tembló levemente antes de cerrarla en un
puño, asintió bruscamente, y se fue.

Ella no lo vio de nuevo por tres semanas.

La presencia de Topsy creció constante, aunque el elfo era raramente visible. Cuando Hermione
tan solo se sentaba en su cama, el elfo inmediatamente se materializaba y preguntaba si quería
algo.

Durante esas tres semanas, Hermione desarrolló náuseas matutinas. Llegaba temprano y con una
venganza. Hermione apenas podía soportar oler tantas comidas, mucho menos probarlas o
posiblemente tragarlas.

Afortunadamente, los olores de afuera no le molestaban. Cuando ella no estaba releyendo su guía
de embarazo, tomaba largas caminatas alrededor de la mansión. Se hacía caminar al lado del
laberinto, recordandose una y otra vez que Montague estaba muerto.

Ella comenzó a tener dolores de cabeza. Era un dolor punzante que comenzó como una vaga
sensación en la parte posterior de su cráneo, pero parecía crecer ligeramente peor cada día.

Cuando no estaba caminando o leyendo, se acostaba en su cama y dormía.

Mientras su embarazo continuaba progresando, su cabeza comenzó a doler demasiado que


comenzó a apretar su mandíbula subconscientemente para tratar de lidiar con el dolor
constantemente. La luz del día empeoraba los dolores de cabeza; los días brillantes y soleados la
mantuvieron en su cama mientras intentaba no vomitar debido a una combinación de náuseas
matutinas y dolor. Dentro de días, el dolor se volvió tan severo que no podía leer.

Topsy puso cortinas oscuras y pesadas que dejaban fuera la mayoría de luz de la habitación.

Cada vez comía menos y menos. Cuando no comió ni se levantó de la cama durante dos días,
finalmente apareció Malfoy.

Ella lo escuchó entrar pero no movió su ojo de sus brazos para reconocerlo.
“Necesitas comer,” él dijo.

“¿De verdad?” ella dijo en un tono débil pero sarcástico. “No tenía idea. El libro de texto médico
nunca mencionó que la nutrición era necesaria durante el embarazo.”

Ella lo escuchó suspirar.

“Es un embarazo mágico,” ella dijo agriamente. “Incluso los Muggles sudden de náuseas
matutinas, es peor para los magos, incluso para los Sangre Sucia.”

Hubo una pausa y ella lo escuchó moverse.

“¿Hay algo que comas? ¿Qué crees que puedas comer?”

“Papas fritas de una cuchara grasienta,” ella dijo graciosamente, “o tal vez una bolsa de frituras.”

Hubo un largo silencio.

“¿De verdad?” él dijo en un tono dudoso.

Ella resopló ligeramente, e hizo que su cabeza palpitara tan dolorosamente que era como si alguien
hubiera clavado una varilla de metal a través de la base de su cráneo y en el centro de su cerebro.
Sollozó levemente. El dolor creciente y sin fin era como tener su cerebro lentamente aplastado y
hecho polvo.

“Incluso si pudiera pensar en algo que sonara comestible, dudo que lograra mantenerlo dentro,”
ella dijo con voz tensa.

Ella casi podía escucharlo tratando de pensar en algo más que decir. Se dio la vuelta y acunó la
cabeza entre sus brazos.

“Brujas han tenido hijos durante miles de años. La probabilidad estadística indica que no es
probable que muera de ello,” ella le dijo.

Hubo una pausa.

“Mi madre casi lo hizo,” él dijo. Su voz sonaba vacía.

Hermione no dijo nada más. Malfoy no se fue. Él estaba de pie a lado de su cama cuando ella cayó
dormida por el doloroso agotamiento.

La Sanadora Stroud llegó unos días después. Malfoy se asomaba detrás de ella como una sombra
omnipotente.

Cuando Stroud conjuró una mesa de examinación en el centro de la habitación, él le gruñó.


“Camina los 3 metros adicionales hacia su cama y conjura tus hechizos diagnósticos ahí,” él dijo
en una fría voz.

Stroud suspiró levemente bajo su aliento y caminó hacia donde Hermione estaba acostada.

Stroud apenas miró a Hermione mientras lanzaba un hechizo de diagnóstico complejo sobre el
estómago de Hermione. Apareció una pequeña esfera de luz amarilla pálida, casi cegadora;
pulsando tan rápido que casi estaba revoloteando. Parecía como una snitch dorada pero estaba
minimizada, un poco más grande que un guisante.

Hermione se congeló y lo observó. La luz le dio náuseas por el dolor, pero no podía despegar su
mirada. Iluminaba casi toda la habitación.

“Esa es la firma mágica de tu heredero,” Stroud le informó a Malfoy

Los ojos de Hermione se lanzaron hacia Malfoy; parecía más bien como si alguien le hubiera
golpeado en la cabeza con un bat para una bludger. Su rostro estaba pálido y parecía medio
aturdido.

“El aleteo es el latido del corazón. El tamaño corresponde al crecimiento del feto. Y el brillo indica
los niveles de magia; los cuales son excepcionales, tal y como había predecido.” Las últimas
palabras de la Sanadora Stroud eran presumidas.“Aunque el embarazo será más traumático para
ella. Niños poderosos normalmente lo son.”

Stroud miró a Hermione y le dedicó una sonrisa poco sincera.

Stroud pasó varios minutos lanzando varios hechizos en la orbe de luz y en Hermione; finalmente
lanzó uno en la cabeza de Hermione. Hermione miró hacia arriba. Las luces brillantes esparcidas
por su cerebro parecían todas iguales, excepto que había un leve tinte dorado en la luz.

La Sanadora Stroud se volteó hacia Malfoy.

“¿Ha checado sus recuerdos recientemente?”

“No lo he hecho,” él dijo. “Ya sufrió de un ictus por tener hecha legeremancia en ella cuando sus
niveles de hormonas estaban elevados. Esperaré hasta que sus náuseas matutinas y sus migrañas
pasen. La legeremancia es invasiva y traumática, sin importar la familiaridad de la firma mágica.”

La Sanadora Stroud asintió. “Es probable que las migrañas son primordialmente debido a las
fugas. Dolores de cabeza durante el embarazo no son poco comunes, pero los niveles de dolor que
el diagnóstico indica que están excediendo se considerarían normales.”

La expresión de Malfoy se tensó.

“¿Hay algo que se pueda hacer?” él preguntó.

“Prescribir pociones para aliviar dolor durante el embarazo no es recomendable. Puede resultar en
abnormalidades fetales o abortos espontáneos en las etapas tempranas del embarazo,” dijo Stroud.
“Podría usar alivio del dolor Muggle, si está tan preocupado, pero usualmente enfermedades
inducidas mágicamente requieren tratamiento mágico.”

Malfoy miró a Stroud con escepticismo. Stroud alzó la barbilla. “Si no me cree, es bienvenido a
conseguir una segunda opinión o traer una partera para corroborarlo. El sanador mental le informó
que el proceso de corrosión probablemente sería insoportable. No es como si alguien hubiera
creado alguna vez fugas mágicas individuales alrededor de cientos de sus recuerdos antes. La
corrosión mágica es tan dolorosa como suena. El nivel de magia de su heredero probablemente
acelere el proceso, pero no tenemos idea de qué tanto tiempo durará. Es posible que una vez que
sus niveles hormonales se vuelvan a equilibrar, la gravedad del dolor se alivie un poco. Pero es
igualmente probable que el proceso de corrosión permanezca así durante el embarazo. Pero es
imposible de predecir. En realidad no hay nada más que se pueda hacer. Hay pociones seguras para
mantenerla hidratada y para que no muera de hambre que se pueden administrar si puede
reprimirlas. Sin embargo, a menos que pierda una cantidad peligrosa de peso o comience a gritar de
dolor, interferir podría arriesgarla o al embarazo y haría un poco más que extender el proceso.”

La mandíbula de Malfoy se apretó. “Bien.”


Stroud se fue poco después de eso, pero Malfoy se quedó atrás, observando a Hermione.

Ella cerró sus ojos, y traté de no pensar en lo miserable que se sentía y de que podría permanecer
así durante otras treinta y cuatro semanas. Su cabeza dolía demasiado para siquiera pensar. Trató
de obligarse a dormir. El diminuto orbe de luz resplandeciente apareció revoloteando en el ojo de
su mente y se acurrucó más protectoramente alrededor de su estómago.

Sintió que la cama se movía y dedos fríos tocaron su mejilla, le cepillaron el cabello hacia atrás y
luego se apoyaron en su frente. Mordió su labio y luchó por no llorar.

Estaba tan cansada de llorar.

Trató de fingir que era alguien más. Es Harry. Es Ron. Es tu mamá, se decía a ella misma; no sé
forzó a alejarse del tacto.

Después de otra semana, comenzó a preguntarse si iba a morir por el embarazo. A pesar de la
ciencia avanzada de la curación obstétrica, la intervención mágica en el embarazo es
extremadamente limitada. Los embarazos Mágicos tendían a neutralizar o reaccionar
extremadamente mal a las influencias mágicas externas.

Hermione podía mantenerse ligeramente hidratada, Topsy la dosificaba con pociones de hidrata y
nutrición varias veces al día, pero hermione rara vez podía mantenerlos abajo durante los pocos
segundos necesarios para que su sistema los absorbiera.

No estaba segura si de verdad estaba sufriendo de hiperémesis gravídica, o si la mayoría de la


náusea y el vómito eran causados por las migrañas. Si comía algo, vomitaría inmediatamente y
luego vomitaría hasta que empezara a sollozar por el dolor adicional que le causaba en la cabeza.

Perdió casi todo su tono muscular.

Se quedaba sin fuerzas en la cama de su habitación a oscuras y deseaba morir.

Malfoy iba; seguido, ella pensó. Trajo a varios sanadores mentales que simplemente tartamudeaban
nerviosamente a su alrededor y no ofrecían ningún consejo útil. Trajo parteras y curanderos
obstétricos que arrullaron los niveles de magia de su heredero y le recetaron pociones de peor sabor
para que Hermione las vomitara.

Ella sospechaba que Malfoy iba algunas veces cuando ella estaba dormida, porque su nariz
hipersensible a menudo detectaba su olor en la habitación. Cuando él iba cuando ella estaba
despierta, ella apenas era más receptiva.

Él se sentaba en la orilla de su cama y acomodaba su cabello, y algunas veces tomaba sus muñecas
y ponía sus manos en las de él. L primera vez que lo hizo ella pensó que estaba jugando con sus
dedos, pero gradualmente se fue cuenta que estaba masajeando su mano; golpeando con la punta de
su varita en varios puntos de presión, enviando suaves vibraciones a los músculos. Luego se
doblaba y masajeaba sus dedos y palma ligeramente.

Estaba haciendo lo que hacían los sanadores para tratar los temblores del cruciatus, ella se dio
cuenta. Probablemente había memorizado la técnica debido a lo seguido que necesitaba el
tratamiento.

Ella no apartó la mano.

Se decía a sí misma que era solo porque podría hacer que su cabeza le doliera más si se movía.
Mientras el mes de mayo se acercaba, el dolor de su cabeza crecía más y más. Se volvió más
delgada hasta que las esposas podían deslizarse hasta la mitad de sus antebrazos. Topsy se puso
inquieta y comenzó a mirar a Hermione a los ojos mientras le rogaba suavemente a Hermione que
tratara de tragar más pociones o tomar un poco de té de menta o jengibre.

Malfoy comenzó a salir. Tenía que salir a ‘cazar’ y hacer otro deberes en los cuales Hermione
trataba de no pensar., pero él estaba seguido en su habitación. No le hablaba. Apenas encontraba
sus ojos, pero acomodaba su cabello, y tomaba sus manos y jugueteaba con las esposas alrededor
de sus muñecas. Aveces cuando ella abría sus ojos lo encontraba mirando a su estómago, pero
nunca trataba de tocarlo.

Tenía casi nueve semanas de embarazo cuando de repente se despertó presa del pánico.

Había algo—algo para lo que tenía que estar lista.

No podía recordarlo—

Era importante.

La cosa más importante. La cosa que no podía olvidar.

Necesitaba estar lista.

Fuera lo que fuera. Se suponía que tenía que soportarlo.

Se forzó fuera de la cama. El dolor de estar de pie la dejó jadeando. Se agarró su cabeza. Se forzó a
levantarse.

Tenía que—

Ella no podía recordar. Estaba justo en el borde.

Sus piernas temblaron por la atrofia de los músculos. Se obligó a caminar y a notener pánico

Se suponía que tenía que estar haciendo—algo.

¿Qué era?

Topsy apareció. “¿Estás necesitando algo?”

“No,” Hermione dijo en una voz temblorosa mientras destrozaba su mente y trataba de pensar. Oh
dios, ¿qué era? Su corazón comenzó a acelerarse mientras luchaba por recordar. Por pensar a través
del dolor punzante.

Habían puntos negros bailando en su visión, creciendo cada vez más y más. El dolor en su cabeza
siguió creciendo.

Malfoy de repente estaba frente a ella.¿Apareció? Ella no lo escuchó.

“¿Qué—?” él comenzó y dejó de hablar cuando la encontró de pie frente a él.

“Yo—no puedo—recordar…,” ella forzó fuera. “Se—supone que debo—sostener—”

Su voz se quebró en un chillido agudo mientras la presión en su cabeza se puso tan intensa que
pensó que iba a desmayarse. Su visión se puso borrosa. Parpadeó, tratando de ver, y cuando su vista
se aclaró, encontró que Malfoy tenía un cuchillo en su mano. Ella lo volteó a ver, sorprendida. La
expresión de Malfoy era fría y atenta mientras se lanzaba hacia ella.

Ella retrocedió, tratando instintivamente de alejarlo.

El momento antes de acuchillarla, Malfoy de repente se desvaneció.

Alastor Moody estaba de pie frente a ella. Con la cara sombría y cansado. “Una oportunidad ha
surgido. Una que podría cambiar la marea de la guerra.”

Ginny crying, “I didn’t mean to.”

Antes de que Hermione pudiera decir algo, Moody se había ido y ella se estaba cayendo.

No, no se estaba cayendo.

Malfoy la estaba sosteniendo por la garganta y estrellándola contra el suelo.

Hubo un golpe de la hoja de un cuchillo deslizándose entre sus costillas.

Estaba en medio de un campo de batalla. Todos estaban cayendo al suelo, sofocándose. Harry.
Ron. Mortífagos. Todos estaban muriendo a su alrededor y ella estaba gritando.

“¿Cuántas veces crees que puedo apuñalar antes de que la luz se vaya de tus ojos?”

Ginny llorando, "No era mi intención".

“Algo para calentar mi frío corazón.”

Un beso fuerte mientras estaba inmovilizada contra la pared.

“No te quería.”

La sensación de su muñeca, rompiéndose bajo un agarre de hierro.

“Pareces complacida al haberte prostituido con éxito. ¿Feliz de que tienes tu pieza de ajedrez en
su lugar?”

Harry estaba de pie frente a ella, pálido y furioso, su rostro cubierto de sangre seca, “Si eso es lo
poco que crees en nosotros, entonces no eres alguien cuya ayuda necesito.”

Ella estaba sentada a lado de Tonks, quien estaba observando a Hermione cautelosamente, sus
ojos tenían sospecha. “¿Cuánta gente mataste hoy, Hermione? ¿Diez? ¿Quince? ¿Siquiera lo
sabes?”

Minerva McGonagall, con una taza de té, su voz temblorosa. “No eres pecadora, este no es el
destino que merezcas. Y aún así, parece que estás determinada para intentar condenarte a ti
misma si eso significa ganar.”

Su propia voz, “Si mi alma es el precio para protegerlos—de protegerte. Ese—ese no es un precio.
Eso es una ganga.”

“Eres mía. Te juraste hacia mí,” gruñó en su oído.

Severus la observó fríamente, “ Si logras tener éxito, tienes las mismas posibilidades de salvar la
orden como destruirla.
Hermione estaba llorando, “Lo siento. Lamento haberte hecho esto.”

Finalmente, Malfoy estaba de pie sobre ella, su cara blanca, sus ojos brillando con rabia, “Te lo
he advertido. Si algo te pasa, yo personalmente eliminaré a la Orden completa. Esa no es una
amenaza. Es una promesa. Considera tu supervivencia como una necesidad para la supervivencia
de la Resistencia como la de Potter. Si tú mueres, yo personalmente asesinaré a cada uno de
ellos.”

Fue como caer mientras el pasado se liberaba, surgiendo a través de su mente y tragándola.

Chapter End Notes

Vigilancia benevolente (Benevolent Surveilance) por Cerestarsy


Hermione con su libro (Hermione with her book) por iamacult

Malfoy y Hermione (Malfoy and Hermione) por grapesodaandpuddin


Gran Juez y Subrogada (High Reeve and Surrogate) por grapesodaandpuddin
Mallfoy y Hermione en la Mansión (Malfoy and Hermione at the manor) por
charlespowers
Bosquejos (Sketches) por dralamy
Hermione por anottart
Flashback 1
Chapter Notes

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Tres años antes.
Marzo 2002. Casi seis años después de la muerte de Albus Dumbledore.

Los dientes de Hermione rechinaron de frustración mientras embotellaba pociones de antídoto.


Apenas había salido de otra junta sin punto de la Orden.

A veces se preguntaba si era la única consciente sobre que estaban perdiendo la guerra.

Mientras ponía las nuevas botellas en una repisa, se guardó unas cuantas en el bolsillo y se
apresuró a entrar en la habitación de al lado donde Madame Pomfrey estaba bulliciosa. El ala del
hospital ocupando el segundo piso de Grimmauld Place estaba inquietantemente silencioso.

Nadie en la habitación tenía una herida que se curara fácilmente.

Lee Jordan estaba acostado en una cama. Había materia cerebral aún rezumando de sus oídos, gota
a gota. Hermione había descubierto una forma de cancelar la maldición, pero el contra-encanto
estaba actuando lentamente. Solo podía esperar que el caer de las gotas parara durante la siguiente
hora. Era dudoso que su función mental se recuperara. El daño cerebral era severo e irreparable. No
estaba segura de su alcance exacto. Tendría que esperar hasta que él despertara.

Si es que despertaba.

Lo más probable es que suponiendo que no tuviera muerte cerebral completa para cuando cesara el
goteo, la Orden tendría que hacer una carrera para dejarlo en San Mungo cuando pudieran perdonar
a alguien.

George Weasley estaba sentado en una cama junto a su amigo. Estaba pálido por dolor y
desesperación. Había sido golpeado en el muslo derecho con una maldición de necrosis de acción
rápida. Para cuando pudo superar el dolor y pudo haber aparecido, la podredumbre se había
extendido hasta la cadera. No había contraataque para la necrosis. Hermione apenas había logrado
evitar sus órganos vitales ya que había tenido que cortársela. Ni siquiera había tenido un segundo
libre para detenerse y noquearlo. Sus manos aún estaban temblando, sin importar cuántos pociones
calmantes y pociones para el dolor le administrara Hermione.

Katie Bella estaba acostada en una cama en una esquina lejos. Durmiendo. Ojalá la liberaran
pronto. Algún Mortífago desagradablemente creativo había conjurado un puercoespín dentro de su
pecho. Las púas habían destrozado y destrozado los pulmones y el estómago de la niña y solo
milagrosamente no detuvieron su corazón. Casi se había ahogado con sangre antes de que
Hermione y Madam Pomfrey habían logrado desvanecer a la criatura y estabilizar a Katie. Katie
había estado ahí durante tres semanas. Aunque en su mayor parte se había recuperado, todo su
torso todavía estaba cubierto de una multitud de pequeñas cicatrices redondas. Su respiración
emitía un leve traqueteo cuando se movía.

Hermione se acercó y vertió una poción anti veneno en la garganta de Seamus Finnegan. Él había
caído en un pozo de víboras y fue mordido treinta y seis veces antes de que se las arreglara para
aparecer. Era solo por la inmunidad de los magos a lesiones de criaturas no mágicas que había
logrado regresar antes de haber muerto.

Había otra docena de cuerpos en el ala del hospital, pero Hermione no sabía los nombres de esos
luchadores de la Resistencia, y ellos estaban demasiado lastimados para decirle.

De pie en la habitación mirando por encima de los cuerpos heridos y silenciosos, Hermione se
sintió perdida.

Ella acababa de llegar de otra reunión en la que había instado a la orden a comenzar a usar
maldiciones más efectivas al pelear. Había sido rechazada. Una vez más.

Había una extraña especie de optimismo entre muchos de los miembros de la Orden de que de
alguna manera podrían ganar la Guerra sin utilizar las artes oscuras. La mayoría de los guerrilleros
de la Resistencia todavía dejaban de aturdir o petrificar cuando estaban acorralados, como si los
Mortífagos no podían cancelar esas maldiciones en unos segundos y luego aparecer en la siguiente
escaramuza para matar o mutilar horriblemente a alguien.

Habían unos pocos que habían comenzado a usar hechizos más viciosos. La mayoría de los cuales
habían recibido una maldición que casi los mató. Era un secreto muy poco guardado entre los
rangos de la Resistencia; todo el mundo hizo la vista gorda, pretendiendo que no era el caso.

Cada vez que Hermione aparecía en una junta de alto nivel de la orden, exponía el caso de por qué
todos los luchadores necesitaban aprender magia más eficaz para batirse en duelo. Cada vez que se
encontraba recibiendo miradas de incredulidad.

Aparentemente estar en el lado de “la luz” requería que peleaban completamente en contra de
probabilidades apiladas. Sin importar que sus enemigos querían matarlos a todos, y luego asesinar
y esclavizar a todos los Muggles en Europa. Aparentemente aún no era suficiente razón para matar
a Mortífagos en defensa propia.

La respuesta que obtenía cada vez era la misma. Era una sanadora, ¿no sabía cómo usar artes
oscuras eventualmente corrompían a una persona? Si los miembros de la Orden y la Resistencia
tomaron la decisión personal de usar ese tipo de hechizos, fue su decisión. La Orden nunca lo
requeriría de nadie. Nunca se la enseñaría a nadie

Además, alguien siempre le recordaría a Hermione, que apenas sabía lo que era estar fuera en el
campo de batalla enfrentando la elección sobre terminar la vida de alguien más o no. Ella siempre
estaba en Grimmauld Place actuando como una sanadora, Maestra de Pociones, y como
investigadora para la Orden. Ahí era donde la necesitaban. Necesitaba dejar a la gente
especializada en combate ser quienes tomarían las decisiones sobre las estrategias de la guerra.

Era suficiente para que Hermione quisiera gritar.

Mientras estaba de pie a lado de Lee Jordan, hirviendo, escuchó un chirrido de madera en el suelo
y se volteó para encontrar a Ojo Loco Moody entrando a la habitación. Él la observó directamente.

“Granger, una palabra,” él dijo.

Armándose de valor, se volteó para seguirlo por el pasillo. Esperaba no ser regañada una vez más
por tener la audacia de cuestionar la estrategia de guerra de la Orden. No imaginaba que Ojo Loco
Moody lo haría; él era uno de los pocos miembros de la Orden que no discrepaba.

Moody la guió hacia una habitación, y una vez que estaban dentro de ella se volteó y lanzó una
serie de complejos y poderosos hechizos de privacidad.

Una vez que terminó de mirar alrededor de la habitación cuidadosamente. Su ojo mágico estaba
girando mientras escudriñaba cada rincón. Después de un minuto volteó a ver a Hermione.

Parecía extrañamente tenso, incluso para un hombre que ladraba "Vigilancia constante," más
seguido de lo que decía otra cosa.
Él parecía incómodo.

“Estamos perdiendo la guerra,” él dijo después de un momento.

“Lo sé,” Hermione dijo con voz principal. “A veces siento que soy la única persona que está
consciente sobre eso.”

“Algunas personas—solo pueden ser llenados de optimismo,” Moody dijo lentamente. “Pero—nos
estamos quedando sin optimismo.”

Hermione solo seguía observándolo. No necesitaba que él le dijera eso. Ella sabía.

Ella era la que tenía que sujetar a las personas mientras morían en agonía por maldiciones que no
podía revertir. Quien luego tenía que entrar en una sala de interrogatorio y enumerar a los muertos
y heridos,detallando qué tan largo se esperaba que fuera la recuperación y si esas personas podrían
regresar a pelear cuando estuviera completa.

“Una oportunidad se ha presentado,” dijo Moody en una voz baja. Él estaba estudiando el rostro de
Hermione cuidadosamente. “Una que podría cambiar la marea de la guerra.”

Hermione no tenía ninguna reserva de esperanza dentro de ella para alegrarse con esas palabras.
Basada en el contexto en el que Moody le estaba hablando, sospechaba que el precio de ello era lo
suficientemente empinado como para ser cuestionable.

“Oh?”

“Como las fuerzas de Voldemort han crecido, la inteligencia de Severus se ha limitado.


Principalmente ha seguido investigando y desarrollando nuevas maldiciones con Dolohov. No le
informan sobre las estrategias de ataque.”

Hermione asintió. Había notado que durante los últimos meses. Algunos miembros de la Orden lo
habían tomado como una oportunidad para comenzar a cuestionar la lealtad de Snape una vez más.

“Tenemos una oportunidad de traer un nuevo espía. Alguien con un alto rango en el ejército de
Voldemort está dispuesto a cambiar para nosotros.”

Hermione miró a Moody con escepticismo. “¿Alguien con un alto rango quiere cambiar ahora?”

“Condicionalmente,” clarificó Moody. “El chico Malfoy. Dice que se volverá espía para vengar a
su madre. con la aseguración de perdón total y—” dudó. “Y te quiere a ti. Ahora y después de la
guerra.”

Hermione se quedó atónita. Si Moody simplemente la hubiera maldecido, no podría haber estado
más asombrada.

“Severus piensa que la oferta es legítima. Dice que Malfoy tenía algún tipo de fascinación contigo
en la escuela. No hay nada que indique que la oferta fue hecha bajo órdenes.”

Hermione apenas registró las palabras mientras se tambaleaba internamente.

No había visto a Malfoy desde la escuela.

El sexto año apenas había empezado cuando él empezó la guerra al asesinar a Dumbledore y luego
huyó. Ella escucharía sobre él ocasionalmente cuando Severus daba actualizaciones sobre la
estructura militar de Voldemort. Malfoy había estado subiendo de rangos constantemente a lo largo
de los años.

¿Por qué Malfoy cambiaría? La culpa de la guerra podría haber sido legítimamente puesta sobre
sus hombros. No había ninguna razón plausible para un cambio tan tardío en la alianza.

Tal vez el poder de Voldemort no era tan seguro como lo habían pensado. Tal vez los rangos
estaban comenzando a romperse. Parecía muy bueno para ser verdad.

¿Pero por qué quererla?

No recordaba que su rivalidad escolar fuera algo digno de mencionar en cartas. Él siempre le había
puesto atención a molestar a Harry que a ella. Ella siempre había sido más una nota a pie de
página; un insulto adicional porque ella nació de muggles. Nunca había sido en realidad el
verdadero objetivo de su crueldad.

A menos que…demandarla fuera otro tipo de venganza hacia Harry.

Tal vez él pensaba que ella y Harry estaban juntos. Bastardo.

Ella se quedó ahí de pie, pensando hasta que Moody habló de nuevo

“No hay mucho que yo no haría por la inteligencia que él pudiera ofrecer. Pero tienes que acceder.
Él quiere que estés dispuesta.”

No. No. Nunca.

Se tragó su rechazo. Sus manos se cerraron en puños hasta que pudo sentir los contornos de sus
huesos metacarpianos debajo de la piel.

“Lo haré,” ella dijo, no dejando que su voz vacilara. “Siempre que no haga nada que interfiera con
mi capacidad para ayudar a la Orden. Lo haré.”

Moody la estudió con atención.

“Deberías de pensarlo más. Puedes tener unos días. Si haces esto—no puedes decirle a nadie. No
hasta después de la guerra. No a Potter, o a Weasley, o a nadie más. Kingsley, Severus, Minerva y
yo seremos los únicos miembros de la Orden que sabemos esto.”

Hermione lo miró fijamente. Había una sensación en su pecho como si algo dentro de ella se
estuviera marchitando y muriendo, pero no se permitió atenderlo.

“No necesito más tiempo para pensar,” ella dijo rápidamente. “Me doy cuenta de lo que se me
pregunta. Mientras más pronto obtengamos la información, mejor. No voy a demorar eso para
tener tiempo de reflexionar o temer una decisión que ya tomé.”

Moody asintió. “Entonces enviaré un mensaje de que estás de acuerdo.”

Quitando las barreras de la puerta, Moody salió; dejando a Hermione sola para absorber lo que
había consentido.

No estaba segura sobre lo que sentía.

Como llorar. Ese fue su deseo más inmediato.

Se sentía como si moody hubiera dejado la carga de la guerra sobre sus hombros.
Pero también—esperanza—tal vez. En la medida en que era posible sentirse esperanzada después
de esencialmente aceptar venderse a un Mortífago como su premio de guerra.

Hermione no se había sentido esperanzada en mucho tiempo.

De alguna forma, hasta que Dumbledore murió e incluso un poco después, ella pensó que la guerra
iba a ser simple y corta. Harry había escapado a la muerte tantas veces en la escuela. Él, Ron y ella
habían vencido tantas probabilidades imposibles.

Así que, había pensado que ser inteligente, ser buena—esa amistad, y valentía, y el poder del Amor
eran lo suficiente para ganar la guerra.

Pero no lo eran.

Ser inteligente no era suficiente. La bondad en ella se estaba haciendo polvo debajo de el peso de
todas esa vidas perdidas o arruinadas sin nada que mostrar todavía. La valentía no ganaba la guerra
cuando tu enemigo tenía una multitud de métodos para removerte permanentemente de la guerra, y
tú estabas tratando de ganarles con una maldición de petrificación. El Amor aún no había vencido
al Odio de Voldemort.

Cada día que la guerra se prolongaba parecía hacer que las probabilidades se redujeran un poco
más.

Harry se estaba rompiendo bajo la presión y culpa. estaba tan delgado y agotado que ella tenía
miedo que él se rompiera cualquier día.

Siguió retirándose, más y más en sí mismo. La muerte de Dumbledore tan poco después de la
pérdida de Sirius parecía haberlo derribado de una manera que nunca se recuperó por completo.
Cada muerte y lesión entre sus amigos parecían empujarlo un poco más hacia un precipicio del que
no estaba segura de que pudiera regresar.

Harry se aferraba a la esperanza de que de alguna manera la guerra terminara de tal manera que la
vida pudiera ser normal después. Era esa creencia imposible que lo seguía llevando hacia adelante.

Él era quien insistía más rotundamente que la Orden y la Resistencia nunca usan magia oscura. Si
lo hacían, él peleaba, no habría vuelta atrás. Estarían manchados por el resto de sus vidas. No
mejores que los Mortífagos.

Así que Hermione fue forzada a ver a la Orden y a la mayoría de la Resistencia ponerse del lado de
Harry. Y luego ver a sus amigos morir en su ala del hospital. Estaban confiando en Harry. Si se
desesperaba, se rompería por completo y se rendiría.

Lo que la Orden desesperadamente era una ventaja. Un poco de información. Saber antes de que
ocurriera una redada. Dónde estaban las vulnerabilidades. Lo que fuera.

Malfoy podría darles eso.

Él había sido personalmente entrenado por su tía Bellatrix antes de que muriera a lado de su madre.
Él había escalado alto.

Ahora él había hecho una oferta a la cuál no podían negarse.

A la cuál ella no podía negarse.

Claramente él sabía, actuando como un rey exigiendo un tributo.


Porque él estaba fascinado con ella…

Ella reflexionó sobre ello.

Si Severus no lo hubiera corroborado, ella nunca hubiera creído tal cosa.

Para vengar a su madre. Por perdón. Por ella, ahora y después de la guerra. ¿Cuál era el verdadero
motivo? ¿Era alguno de ellos? ¿O había otro ángulo que estaba jugando?

Su madre había estado muerta durante más de un año, en un extraño accidente junto a Bellatrix
Lestrange cuando un Mortífago intentó evitar que Harry y Ron escapasen de la Mansión Lestrange.
No era realmente culpa de ninguno de los dos bandos que ella hubiera muerto. Si su muerte hubiera
terminado con la lealtad de Malfoy, habría sucedido entonces. No un año después. No después de
usar el vacío que su tía dejó para subir a una posición más alta de poder.

Sin embargo—querer un perdón parecía raro. A menos que hubiera probabilidades increíbles de las
cuales ella no estaba consciente, la probabilidad de que la Orden pudiera ganar parecía, en el mejor
de los casos, escasa.

Así que, ¿por ella? Tal vez la odiaba más de lo que ella sabía. O codiciado—

Ella se estremeció de repulsión, e intentó apartar el pensamiento antes de contenerse y obligarse a


detenerse y considerarlo.

Si quererla era su motivación… la oportunidad descansaba en algo más que su consentimiento.


Una vez que la tuviera una vez, o quizás varias—si solo estaba alimentado por venganza—se
cansaría de ella.

Quizás sólo era un juego para él.

Jugar espía por un poco, tener una oportunidad para ponerla de rodillas. sabiendo que se
arrodillaría hacia él si sabía que significaba salvar a Harry. Salvar a la Orden. Y luego—una vez
que tuviera lo que quería—él regresaría. La pondría a un lado y vería a todos morir.

Su garganta se contrajo, y sintió como si se fuera a enfermar. Forzó lejos su horror e ignoró la
sensación desgarradora y retorcida en la boca de su estómago.

Tenía que encontrar una forma de fascinarlo. De mantener su atención e interés.

¿Acaso sería posible?

Salió de la habitación, sintiéndose congelada, y regresó al ala del hospital. La habitación aún
seguía en silencio.

“Poppy, ¿me necesitas ahorita? ¿O hay problema si voy afuera?” ella preguntó silenciosamente.

“Por supuesto, querida. Deberías ir a descansar. Has estado de pie desde hace ya doce horas,”
Pomfrey le dijo gentilmente. “Si pasa algo, te llamaré.”

Hermione movió el brazalete en su muñeca. Llevaba un amuleto proteico que la orden usaba para
convocarla a las casas seguras donde se necesitaba con más urgencia.

Dejó el ala del hospital y subió a su habitación. No tenía nunca intención de descansar. Fue y se
cambió a ropa fresca, y luego salió a los escalones frontales y apareció lejos.

El mundo mágico no tenía lo que necesitaba.


Hizo su camino hasta el Waterstones más cercano.

Buscó por las secciones. Escogiendo libros; de la sección de filosofía, de la sección de psicología,
de la sección de relaciones, y la sección de historia hasta que tenía un brazo lleno.

La empleada que llamó al montón arqueó una ceja mientras escaneaba los títulos. Varias historias
y biografías de concubinas y mujeres espías; una gruesa guía para sexo; El Arte de la Guerra por
Sun Tzu; El arte de la sabiduría mundana de Baltasar Gracian; El príncipe de Maquiavelo.
Influencia: ciencia y práctica de Robert Cialdini; un libro sobre lenguaje corporal. Era cierto que
era una selección extraña

“Son para un ensayo de la universidad,” Hermione mintió impulsivamente, sintiendo la necesidad


de explicarse.

“Algunos de ellos también serán útiles para uso personal, creo.” La empleada le dio un guiño
descarado mientras guardaba los libros en una bolsa.

Hermione sintió como se sonrojaba, pero se forzó a reír.

“Bueno, los estoy comprando,” ella bromeó, pero las palabras sabían a arena en su boca.

“Si vuelves a venir aquí tendrás que decirme cómo este ensayo va con tu tutor. Y si alguno de estos
termina siendo útiles para actividades extracurriculares.”

Hermione asintió embarazosamente mientras pagaba y llevaba la bolsa fuera de la tienda. El rostro
de McGonagall había aparecido ante sus ojos ante las palabras de la chica. Minerva también sabía.

Pero Moody había sido el elegido para hablar con Hermione. Ella se preguntó por qué.

Se sintió un poco enferma al mirar la selección de libros que ahora poseía. Quería una taza de té.
Bueno, en realidad quería hundirse en un hoyo y morir ahí, pero el té era su segunda opción.

Encontró una tienda cercana y sacó el libro cuyo título menos la inquietaba mientras esperaba.

“Trabaja hacia tus metas—tanto indirectamente como directamente. La vida es una lucha contra la
malicia humana, en la que la sabiduría se enfrenta a la estrategia del diseño. Este último nunca
hace lo que se le indica; de hecho, pretende engañar. La fanfarria está en la luz pero la ejecución
está en la oscuridad, el propósito es siempre engañar. La intención es revelada para distraer la
atención del adversario, luego se cambia para ganar el final por lo inesperado. Pero la intuición es
sabia, cautelosa y espera detrás de su armadura. Sintiendo siempre lo contrario de lo que era sentir
y reconociendo a la vez el verdadero propósito del truco, permite que pase cada primer indicio, se
queda esperando por un segundo, e incluso un tercero. La simulación de la verdad ahora sube más
alto al pasar por alto el engaño e intenta, a través de la verdad misma, falsificarse. cambió la
jugada para poder cambiar el truco y hace que la razón parezca fantasma fundando el mayor fraude
en el mayor candor. Pero la cautela está en la guardia viendo claramente lo que se pretende,
cubriendo la oscuridad que estaba revestida de luz y reconociendo ese diseño más ingenioso que
parece más simple. De esta manera, la voluntad de Python se compara con la simplicidad de los
rayos penetrantes de Apolo.”

Hermione se mordió el labio mientras se servía una taza de té y contemplaba a Malfoy de nuevo.
Su mano viajó hasta su garganta y nerviosamente jugó con la cadena de su collar, retorciéndolo en
bucles alrededor de sus dedos.

Luego rebuscó en su bolso y usó su varita subrepticiamente para transfigurar su pluma y pergamino
en un bolígrafo y un pequeño cuaderno. El cuaderno estaba lleno de notas para cuándo su taza de
té estaba vacía.

Mientras guardaba los libros en su bolsa extendida, consideró la situación en la que se encontraba

No podía adentrarse en ello con cualquier suposición. Si lo hacía, probablemente pasaría algo por
alto.

Después de casi seis años como un Mortífago, Malfoy probablemente era un manipulador muy
hábil.

Los informes de Severus sobre lo que sucedía en el círculo íntimo de Voldemort indicaban que se
trataba de un entorno político despiadado. Voldemort era un maestro cruel, y despiadado en sus
castigos. Los Mortífagos tenían poca lealtad uno al otro. Estaban ansiosos por eliminar a los que
estaban delante de ellos si les ayudaba a asegurar sus propios lugares o acceder a un mayor poder y
protección para ellos mismos.

La oferta de Malfoy fácilmente pudiera ser una estratagema para subir más alto. Para convertirse en
un doble agente para Voldemort de la misma forma en la que Snape actuaba para la orden. Para
alimentarlos con información falsa en un punto crucial que podría conducir a su caída.

Sin embargo, Severus estaba apoyando la idea, aparentemente con la opinión de que la oferta de
Malfoy era legítima. Ella tendría que hablar con él. Quería saber exactamente qué era lo que había
notado para creerlo.

Se deslizó por un callejón y se apareció de regreso a Grimmauld Place. Mientras subía a su


habitación notó a Lavender Brown saliendo de la habitación que Ron compartía con Harry y Fred.

Ron y Lavender no estaban exactamente en una relación per se. Ron tenía alrededor de cinco chicas
que recorría en un ciclo en función de la disponibilidad después de misiones y escaramuzas. La
Guerra lo había vuelto más enojado y tenso. Estaba constantemente al límite mientras elaboraba
estrategias para incursiones y escaramuzas. Su talento para el ajedrez mágico lo había trasladado a
un talento de estrategia de guerra. Tendía a tomar cada muerte como su responsabilidad personal.
Si no se estaba cogiendo a alguien, tendía a ataques explosivos de rabia.

Todos tenían diferentes mecanismos de afrontamiento.

Neville Longbottom y Susan Bones fumaban tanto boomslang en el ático que apestaban a él
incluso después de haberles aplicado un hechizo para desterrar y refrescar el humo.

Hannah Abbott se mordió las uñas hasta que sangraran.

Charlie tenía una petaca que Hermione sospechaba que tenía un hechizo de expansión indetectable
dado que su veneno del día nunca parecía agotarse.

Harry fumaba cigarros, y habitualmente encontraba su camino a clubes clandestinos de lucha


muggle.

Hermione vaciló en el pasillo, mirando fijamente a Lavender por un momento antes de acercarse y
golpear suavemente la puerta del dormitorio.

“¡Está abierto!” Ron dijo.

Hermione se asomó y encontró a Ron poniéndose una camisa.

“¿Todo bien?” el preguntó.


“Si,” ella dijo torpemente. “Solo me estaba—preguntandome si podrías decirme sobre lo que pasó
cuando se quemó la Mansión Lestrange. Estaba haciendo una investigación de hechizos. Fue fuego
maligno, ¿no es así?”

Ron la miró con extrañeza.

“Eso fue hace mucho. Pero sí, después de que Harry y yo fuimos atrapados por esos carroñeros. Lo
golpeé en la cara con un hechizo punzante para que no lo reconocieran de inmediato. Nos llevaron
con Bellatrix, y su hermana estaba ahí también. Mandaron a Malfoy para identificar a Harry antes
de llamar a Voldemort. Pero, antes de que él llegara, Luna había recibido noticias de la orden y
ella, Moody, Tonks y Charlie se presentaron en ese Dragon y se estrellaron contra la ventana.”

Él pasó sus dedos por su pelo y Hermione notó con una punzada que tenía rayos grises en él.

“De todas formas, fue una locura después de eso. Hechizos estaban volando y Crabbe, creo, trató
de detenernos con una maldición de fuego maligno y perdió control de ello. Siempre fue un idiota.
Quemó todo el lugar en minutos. Probablemente hubiéramos sido asesinados de no ser por el
dragón de Charlie. Pero—no pudimos atrapar a Luna. Estaba muy lejos… una de las quimeras de
fuego se la tragó.” Mientras hablaba, la expresión de Ron se volvió más lejana y angustiada.

“¿Y así también fue como Bellatrix y Narcissa murieron?” Hermione preguntó casualmente.

“Si. Probablemente pudieron haber aparecido fuera de la mansión si se hubieran dado cuenta a
tiempo. Pero Crabbe estaba justo detrás de ellas cuando lo lanzó. Las golpeó primero, lo cual es
probablemente por qué perdió el control. Probablemente se asustó lo jodido que estaría por matar a
Bellatrix.”

“Probablemente,” Hermione dijo asintiendo.

“El fuego maligno no es una broma, Hermione,” Ron la estaba observando con seriedad. “Sé que
siempre dices que quieres que la Orden comience a usar hechizos más peligrosos, pero solo porque
no sea magia oscura no significa que sea menos serio. Si vas a intentar presionar para usar fuego
maligno en un campo de batalla, voy a ser el primero en cerrarte.”

Hermione apretó los labios y apretó la manija de la puerta hasta que tembló levemente. Ella aflojó
su agarre rápidamente.

“No soy idiota, Ronald. Solo necesito huevos de ashwinder para hacer pociones y estoy tratando de
decidir cuál será el mejor hechizo de fuego.” Era una mentira ridícula, pero habían pasado años
desde que Ron había hecho una poción.

“Oh. Bueno—probablemente no fuego maligno.”

Ella asintió bruscamente con la cabeza.

“Bueno, tengo más investigación que hacer entonces,” ella dijo, y salió de la habitación.

Cuando abrió la puerta de su propia habitación, Harry y Ginny se separaron de un salto, luciendo
culpables.

“Lo siento,” Hermione se disculpó. “¿Estoy interrumpiendo algo?”

“No,” dijo Harry rápidamente. “Solo estaba preguntándole a Gin por más detalles sobre esa misión
en la que ella y Dean regresaron.”
Él salió de la habitación rápidamente.

Hermione miró a Ginny. “¿Detalles de la misión?”

Ginny se sonrojó.

“So estábamos hablando. Él aún—no. Él solo—viene a hablar algunas veces.”

Harry y Ginny habían estado bailando juntos durante años. su interés era obvio, pero Harry se
rehusaba a estar en una relación. Decía que era muy peligroso. Que pintaría una cruz en la espalda
de Ginny.

Pero Ginny no había estado con nadie durante más de un año. Cómo un hoyo negro, su
disponibilidad parecía arrastrar a Harry hacia ella. No parecía poder mantenerse lejos de ella, pero
tampoco se atrevía a reconocer su interés.

“Bueno, por lo menos está hablando contigo,” Hermione murmuró.

Hermione y Harry se habían—separado. Su insistencia en el uso de la magia oscura fue vista como
una falta de confianza en él y en Dumbledore. Posiblemente incluso una traición, aunque ni Harry
ni Ron en realidad usarían esa palabra. Cada vez que decía algo sobre el tema del uso de las artes
oscuras, él apenas le hablaba durante días.

Ella alejó el pensamiento. No podía pensar en eso. Ya tenía mucho para considerar.

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell en tumblr y en instagram .

La Sanadora de la Orden (The Order's Healer) por thegirlthatreadsfantasybooks


Flashback 2
Chapter Notes

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Marzo 2002

Hermione examinó minuciosamente los libros que había comprado durante cada minuto libre que
tenía. Ella los transfiguró para que se parecieran a textos de aritmancia, runas antiguas y sanación,
y nadie ni siquiera parpadeó para encontrarla abriéndose paso a través de ellos mientras preparaba
pociones, durante los momentos tranquilos en la sala del hospital o durante las comidas.

No sabía si alguna de la información en realidad sería útil, pero estaba completamente perdida
sobre de qué otra forma se podía preparar. Los libros eran el único recurso que tenía. Así que leía,
se irritaba y se preocupaba, y se encontró a sí misma criticando a la gente a la defensiva.

“Lo siento, Fred,” dijo, haciendo una mueca cuando pasó a visitar a George. Él había tratado de
alegrar el estado de ánimo recomendándole que proporcionara una rutina de enfermera traviesa
mientras cuidaba a su hermano. Hermione, repentinamente encontrando el tema delicado, explotó y
casi lo abofeteó.

Ella miró hacia otro lado. “Solo—no he dormido mucho últimamente.”

Era una excusa patética.

Nadie estaba durmiendo mucho y no lo habían hecho en mucho tiempo.

No importaba la casa segura, siempre había un poco de personas despiertas a cualquier hora;
jugando cartas, fumando, y haciendo cualquier otra cosa para pasar las largas horas de la noche.

Harry casi siempre estaba entre los insomnes. Parecía existir en una cantidad de sueño
imposiblemente insuficiente. Ya ni siquiera estaba seguro si las pesadillas eran de Voldemort OS
su propio estrés y culpa. Cuando comenzaba a caminar hacia las paredes y se paraba y miraba
fijamente al espacio, Hermione lo arrastraba hasta el ala del hospital y lo dosificaba con poción de
Sueño sin Sueños.

Hermione tenía sus propias pesadilla, la mayoría de Harry y Ron muriendo mientras ella trataba y
fallaba de salvarlos.

Los rostros de los muertos la perseguían también.

Todas las personas con las que no había sido lo suficientemente rápida; no había sido lo
suficientemente inteligente; no había sido lo suficientemente hábil para salvarlos.

Colin Creevey aparecía seguido en sus sueños.

Colin había sido la primera persona que murió bajo el cuidado de Hermione. Fue poco después de
que Hermione tomó control del Ministerio, antes de que la Orden había sido forzada a abandonar a
Hogwarts. Madam Pomfrey había salido a comprar pociones cuando Colin llegó. Harry había
estado ahí, haciéndole compañía a Hermione durante lo que había sido una tarde callada.
Colin había sido golpeado por una maldición desolladora. No había contraataque para eso.

Hermione no pudo noquear a Colin.

La maldición lo forzaba a quedarse consciente. Stupefy. Sueño sin sueños. Incluso Filtro de
Muertos en Vida. Nada de eso funcionaba. La maldición lo cortaba a su paso y lo mantenía
consciente. Hermione trató todo en lo que podía pensar para revertirlo. Para alentarlo. Para
detenerlo. La piel seguía cortándose. Colin seguía gritando. Si ella restauraba la piel en algún lado,
se volvía a cortar. Si no reemplazaba la piel, la maldición iba más profundo. Hacia los músculos y
al tejido.

La maldición no paró hasta que llegó a sus huesos.

Colin Creevey murió rodeado de una pila de capas delgadas como una oblea de su carne y una
piscina de sangre mientras Hermione sollozaba y trataba de hacer todo en lo que pedía pensar para
salvarlo.

Había sido un esqueleto perfectamente extirpado cuando Madam Pomfrey regresó

Hermione nunca se recuperó de ello.

Ella no fumaba, no tomaba, no se metía en peleas, no tenía sexo casual. Solo trabajaba más y más
fuerte. No tenía tiempo para llorar o lamentarse. Siempre había un nuevo cuerpo traído a ella y no
tenía tiempo para dudar de sí misma.

Dormía cuando estaba demasiado cansada para soñar.

Volteó a ver a Fred. “Es solo un mal día.”

Él dio una sonrisa tensa. “Está bien, Mione, tienes derecho a tenerlos como el resto de nosotros.
Honestamente, no puedo entender como sigues haciendo esto por mi vida.”

Hermione se giró y miró alrededor de la enfermería sintiéndose impotente.

“Si yo no lo hiciera—¿quién sí?”

La orden dependía de que ella estuviera allí.

No era un sentimiento nacido de una opinión inflada. Simplemente era un hecho. En ese punto de
la guerra, Hermione estaba más especializada en sanar magia oscura y maldiciones que nadie más
en el resto de Gran Bretaña.

Cuando Voldemort tomó control del Ministerio de Magia, la Orden había sido forzada a parar de ir
a San Mungo. Cualquier miembro de la Resistencia envíado al hospital era inmediatamente
arrestado por cargos de terrorismo a y desaparecía en prisiones de Voldemort.

La toma del Ministerio había sido cuidadosamente planeada. La primera ley declarada fue el Acto
de Regristracion de los nacidos Muggles. Voldemort entendía el rol vital que la sanación tenía en
la guerra así que San Mungo fue el primer lugar purgado bajo la nueva ley. Todos los sanadores
nacidos Muggles y mestizos fueron rápidamente arrestados y les quitaron sus varitas antes de que
pudieran ir con la Orden.

Poppy Pomfrey de repente se convirtió en uno de los Sanadores con más experiencia de la
Resistencia. Hermione había sido su aprendiz y había estado bajo su cuidado y había estudiado sin
parar desde la muerte de Dumbledore. Cuando los Sanadores Europeos que eran empáticos con la
Resistencia se acercaron en secreto y ofrecieron entrenamiento, Hermione había sido la única
persona con conocimiento suficiente sobre sanación para calificar que la Orden podía gastar.

Ella había dejado a todos atrás. Se despidió y viajó en secreto a través de Europa de hospital a
hospital para aprender tanta sanación avanzada como pudiera. Regresó después de casi dos años
cuando su hospital fue dañado durante una batalla y los sanadores que habían conseguido habían
sido asesinados junto con Horace Slughorn. Severus había entrenado a Hermione en pociones hasta
que ella se fue y ella continuó sus estudios que se relacionaban con la sanación durante su
entrenamiento a través de Europa. Cuando regresó, Hermione estaba ya completamente entrenada
como una Sanadora de emergencia y como pocionista médica. Su especialidad era deconstruir
maldiciones para así poder desarrollar hechizos contrarrestantes.

El primer hechizo contrarrestante que inventó fue para la maldición desolladora.

Con la división que desarrollaba maldiciones de Voldemort constantemente usando nuevos


hechizos experimentales durante cada batalla, necesitaban a Hermione con desesperación.

Hermione entrenó a tantos miembros de la Resistencia que quisieran aprender sanación.


Desafortunadamente, la sanación mágica era un arte preciso y bastante sutil. Requería una atención
tremenda y una devoción para tener éxito. La Orden trataba de incluir al menos una persona con
habilidades de sanación de campo en cada escaramuza para poder tratar de mantener a los
luchadores con vida con el tiempo suficiente para mandarlos de nuevo a la enfermería. Pero, por la
alta demanda para desplegarlos, los sanadores de campo tenían demasiado trabajo y eran las
casualidades de la Orden mas altas.

La mayoría de los luchadores preferían pasar su tiempo libre perforando más magia defensiva en
lugar de creer que necesitarían saber algo más que primeros auxilios mágicos básicos. El obstinado
optimismo que revelaba hacía que Hermione temblara de frustración cuando se permitía pensar en
ello.

La Orden simplemente no tenía suficiente gente para utilizar bien muchos de ellos. Los fracasos en
el liderazgo se filtraron y afectaron a toda la Resistencia.

No habían estado preparados para la guerra, la muerte de Dumbledore efectivamente les había
cortado las piernas y habían estado luchando por sobrevivir desde entonces.

Malfoy había hecho eso.

El asesinato de Dumbledore los había paralizado. Los condenó.

Ahora estaba tratando de parecer un tipo de salvador retorcido, dispuesto a cerrar la herida que
había abierto.

Hermione lo odiaba. Más de lo que odiaba a alguien excepto por Voldemort. Antonin Dolohov, la
cabeza del desarrollo de maldiciones estaba cerca a un tercero.

Malfoy había empezado la guerra, causó todo el dolor y ahora ella estaba requerida a tragar su odio
y a estar—

—dispuesta.

El terror desde su conversación inicial con Moody ya la estaba devorando.

No sabía cómo dejar de odiar a Malfoy. Ella no creía que era una actriz suficientemente buena para
ser capaz de pretender que había dejado de hacerlo. El pensamiento de estar en la misma
habitación que él sin tratar de maldecirlo—de castigarlo por todo por lo que era responsable—no
estaba segura si tenía el auto control.

Hermione apretó los dientes y presionó su frente contra el cristal de una ventana mientras trataba
de pensar, tratando de forzarse a respirar y no romper algo o comenzar a llorar.

Ella no podía derrumbarse. Ella necesitaba compartimentar. Necesitaba forzar todo su odio hacia
Malfoy en una caja y guardas en algún lugar donde no sangrara ni manchara todas sus
interacciones con él. No pensaría claramente si constantemente lo estaba viendo con rabia.

Necesitaba tener una perspectiva más grande.

Utilizar su espionaje era más importante que la satisfacción a corto plazo de odiarlo.

Lo necesitaban.

Aún así otra parte de ella lo quería hacer sufrir. Ella no podía evitar que una vez que tuvieran lo
que necesitaban de él, podría hacer que pagara.

Pero—si ganaban la guerra en ese punto, la victoria se la deberían a él. Hermione había aceptado el
precio de ello. Por mucho que lo odiaba, si los salvaba a todos, sabía que se sentiría obligada a
defender su fin.

No importa lo que pretendiera hacerle.

De repente se sintió con náuseas. Estaba temblando, simultáneamente frío y caliente.

Separó su frente del cristal.

Su respiración creó un círculo de condensación en la ventana.

Después de un momento, extendió la mano con la yema del dedo y dibujó la runa thurisaz; la
fuerza de destrucción y defensa, dificultad, introspección y concentración. A su lado, dibujó su
reversión. Su merkstave: para peligro, traición, maldad, malicia, odio, tormenta y despecho.

Ella.

Malfoy.

Observó a las runas desvanecer mientras la condensación se evaporaba de vuelta al aire.

Volteó a sus libros.

Moody la encontró esa tarde. “Tenemos una hora y ubicación.”

“¿Dónde?”

“Bosque de Dean. Viernes. Ocho de la noche. Lo exploraré y te apareceré en la dirección la


primera vez.”

Hermione asintió, encontrándose con el ojo de Moody. Había una parte amarga de ella que quería
que él recordara el momento. Para llevar en su memoria cómo era ella—antes.

Él pareció dudar a fea de que su expresión se volviera dura. “Necesitas mantener su interés tanto
tiempo como puedas.”
La boca de Hermione se torció pero asintió.

“Me di cuenta de eso,” ella dijo, pasando la punta de su dedo en la orilla de su libro hasta que sintió
las páginas nítidas a punto de cortarla. “No estoy segura si pueda, pero haré lo mejor que pueda.
¿Hay alguna posibilidad de que pueda hablar con Severus antes del viernes? Le tengo unas
preguntas.”

“Lo haré,” dijo Moody. Luego se volteó y se fue.

Viernes.

A dos días.

Tan poco tiempo para prepararse.

Pero tanto tiempo para temer.

No había comido desde su primera conversación con Moody. No podía hacerlo. Cada vez que
trataba de tomar una mordida, su garganta se cerraba. Había estado viviendo de té.

Hermione cerró sus ojos y se forzó a respirar uniformemente.

Rompió el libro que sostenía cerrado y se concentró en su oclumencia.

De acuerdo a Severus, tenía un tengo para ella.

Se deslizó por sus propios recuerdos y pensamientos, clasificándolos y organizándolos. Ella reforzó
las paredes alrededor de importantes reuniones de la Orden. Los horrocruxes. Luego empujado
lejos todos los recuerdos sobre los que no quería pensar.

Habían demasiados recuerdos de gente muriendo dentro de su mente.

Los empujó al fondo de su mente y trató de aplastarlos para que no pudiera escuchar los gritos
moribundos de los que estaban llenos.

Filtró su odio hacia Malfoy y lo guardó con cuidado en un rincón donde no pudiera distraerla ni
abrumarla.

Practicar oclumencia era lo más cercano a paz mental que podía encontrar.

Era parte de lo que la hacía una sanadora con talento. Ella podría cerrar su simpatía y empatía y
simplemente concentrarse en el proceso y procedimiento de curación.

Parecía que era un rasgo común entre los sanadores.

Algún día, cuando la guerra terminara, quizás Hermione Podría hacer un estudio sobre el número
de oclumens naturales en el campo de la curación.

Sospechaba que la mayoría de los sanadores tenían al menos un poco de propensión subconsciente
hacia eso. La oclumencia no se enseñaba muy a menudo, la mayoría de las personas no se daban
cuenta cuando la usaban. Hermione no lo hizo.

Durante mucho tiempo, solo había pensado que era fría. Mientras los años de la guerra pasaban, su
tendencia creciente a apagar sus emociones y simplemente ser racional era fuerte en contraste al
impulso emocional de Ron y Harry.
Ella no era insensible—ella sentía cosas. Pero las emociones eran suplementarias. No decidían
cosas para ella.

Siempre era primero la cabeza, seguida del corazón.

Había empezado después de la muerte de Colin. No podía ser como Harry. Esa muerte se convirtió
en un momento definitivo para cada uno de ellos.

Después de observar a Hermione trazar de salvar a Colin, Harry se convenció por completo de la
maldad pura de la magia oscura. Se sintió impulsado por lo que sentía que era correcto; como creía
que las cosas que se suponían que tenían que ser.

Para Hermione, lo opuesto había ocurrido. Se dio cuenta de la ventaja imposible que los
Mortífagos tenían sobre la Orden. Fue su despertar para el precio del fracaso. Se convenció de que
casi cualquier medio podría estar justificado para detener a Voldemort. El costo de optar por
adscribirse a una moral idílica y perder fue demasiado elevado. Era simplemente la conclusión
lógica. Mientras más durará la guerra, más gente buena e inocente sufrirían y morirían.

Esa diferencia en la conclusión creó un cisma entre ella y Harry.

La magia oscura había sido responsable de robarle a sus padres, Sirius, Dumbledore, Colin…
Todos le habían sido arrebatados por las artes oscuras. Que la solución de Hermione fuera pelear
como con igual era impensable para Harry.

Harry era determinado; no iban a ser asesinos. La Orden no iba a ser así. El amor había vencido a
la maldición asesina antes. Podría vencer a Voldemort.

Los miembros cínicos y pragmáticos de la Orden fueron casi gritados por todos los demás. Incluso
mientras la guerra se volvía peor, la convicción se afianzó más firmemente con cada nueva vida
perdida.

Los creyentes en la Luz no podían abandonar su posición porque los forzaría a admitir que todas
las muertes habían sido para nada. Que le habían pedido a la gente morir por un ideal que
finalmente falló.

En lugar de enfrentar una verdad tan amarga, se convencieron cada vez más de que los sacrificios y
las pérdidas de alguna manera se estaban volviendo tan tremendos que tenían que valer la pena.
Que el equilibrio de la balanza entre el bien y el mal pronto se inclinaría a favor de ellos, porque—
simplemente debía.

Hacía que Hermione saliera de las juntas de la Orden lista para llorar con frustración. Incluso
recurrió a escribir una presentación que explicara la falacia de los costos hundidos, la escalada
irracional del compromiso y la teoría de la autojustificación. Cuando trató de explicar psicología
muggle fue dejado de lado, y cuando trató de empujarlo, ella fue tratada como su fuera algún tipo
de monstruo cobarde; tratando de usar psicología para legitimar asesinato.

Una vez pasó trece horas en la enfermería reconstruyendo minuciosamente los pulmones del
profesor Flitwick. Cuando fue llamada para una junta de la Orden inmediatamente después fue
exhausta, y abordó el tema de la magia oscura con renovada furia. Un Ron igualmente enojado y
exhausto le había informado con enojo que estaba siendo una perra y ni siquiera parecía entender
el sentido de la Orden.

Varios miembros de la Orden asintieron. Harry no lo había hecho, pero se rehusó a verla, le había
dado una palmada en el hombro a Ron mientras se iba de la junta.
Ella lloró después de eso.

Severus la había encontrado en un clóset de servicio, teniendo un colapso emocional. Después de


alternar entre insultarla levemente e insultar groseramente al resto de la Orden durante varios
minutos, él logró que ella recuperará su postura.

Halagos a modo de moderación.

La siguiente vez que él estuvo en una junta de la Orden le había dado un libro de oclumencia. No
había tenido tiempo de entrenarla, pero Hermione no había necesitado entrenamiento. La simple
lectura de los conceptos le permitió internalizar la técnica.

Severus le había dicho que lo había sospechado. Ella era una oclumens natural. Era parte del por
qué era talentosa en la sanación y en las pociones. Tenía la capacidad de compartimentar
completamente cuando lo necesitaba.

Después de cinco años de guerra, Hermione sintió como si toda su vida se hubiera convertido
gradualmente en varias pequeñas cajas. Su relación eternamente tensa con Ron y Harry fue
cuidadosamente enterrada en una esquina donde no pudiera sentirla. La mayoría de sus relaciones
se sentían puestas a un lado. En el centro de sí misma, en el enorme espacio que su amistad con
Harry y Ron había ocupado durante mucho tiempo, ahora había una caverna que se mantuvo
diligentemente ocupada con el trabajo.

Después de unos minutos, abrió sus ojos y continuó leyendo. Solo tenía dos días para prepararse.

Minerva McGonagall llegó inesperadamente a Grimmauld Place la tarde siguiente, mientras el


turno de Hermione en el hospital terminaba. La ex directora de Hogwarts raramente dejaba
Escocia. Después de que Hogwarts fuera cerrada, McGonagall había asumido la tutela de todos los
magos y brujas menores de edad que habían quedado huérfanos o cuyos padres estaban luchando
en la guerra. Había regresado a la mansión de su padre en Caithness y después de abusar de los
hechizos de expansión en un grado absurdo, lo hizo lo suficientemente grande como para albergar
a más de cien niños.

Ella consideraba a cualquiera sin padres como si estuviera bajo su cargo. Con los padres de
Hermione olvidados y ocultos en Australia, significaba que Minerva consideraba a Hermione bajo
su paraguas igual.

Fueron por té a Londres muggle.

Cuando se sentaron, ella observó silenciosamente a Hermione durante un largo tiempo.

“Tenía la esperanza de que te rehusaras,” Minerva dijo al fin.

“¿De verdad creíste que no lo haría?” Hermione preguntó, su voz firme cuando terminó de servir el
té.

“No,” Minerva dijo con rigidez. “Mis esperanzas y creencias han sido cosas separadas desde hace
algún tiempo. Por eso dije que era inconcebible.”

“La Orden necesita esto.”

Hubo un silencio mientras cada mujer se estudiaba una a la otra. La tensión entre ellas vibraba;
como el sollozo de un arco de violín tirado descuidadamente a través de las cuerdas. Agudo.
Doliente. Sentido profundamente.
Después de un minuto, Minerva habló nuevamente.

“Tú fuiste una de los mejores estudiantes a los que tuve el privilegio de enseñar. Tu implacabilidad
en Hogwarts siempre fue algo que admiré—”

Minerva pausó.

“¿Pero—?” Presionó Hermione, preparándose para la dura crítica que esperaba al otro lado del
cumplido.

“Pero—” Minerva volvió a poner su taza de té en su platillo con un clic seco, “la forma en la que
has cargado esa tendencia hacia la guerra me ha preocupado. A veces me pregunto dónde está la
línea para ti. Si es que tienes una.”

Una vez—tal reprensión hubiera hecho que Hermione se sonrojara y se reconsiderara a sí misma.
Ahora ni siquiera parapadeaba.

“Tiempos desesperados llaman a medidas desesperadas,” ella dijo. “Para enfermedades extremas,
métodos de cura extremos, en cuanto a la restricción, son los más adecuados.”

La expresión de Minerva se endureció, sus labios se tensaron.

“¿Y qué hay de 'primero sin daño'? ¿O crees que el juramento no aplica cuando el daño es hacia ti
misma?”

“Hipócrates nunca lo dijo.” Hermione tomó un sorbo de té con más despreocupación de la que
sentía. “Primum non nocere. Fue acuñado en el siglo diecisiete. El latín lo delata. Además—no
estoy haciendo estoy como una sanadora.”

“Que Moody te esté pidiendo esto lo hace tan depravado como la mente que lo concibió.” El
acento escocés de Minerva se hizo evidente por la emoción que transmitía su voz. “Había pensado
que habrían límites. ¿Cuándo se vuelve demasiado elevado el precio de ganar? Esta es una guerra
que ya tiene el peso de la sangre de niños. ¿Ahora también los estamos vendiendo?

Hermione suspiró. “Ya no soy una niña, Minerva. Esta es una decisión que estoy tomando. Nadie
me está forzando.”

“Cualquiera que te conoce sabría que aceptarías. Draco Malfoy sabía sin ninguna duda de lo que
dirías cuando la pregunta te fuera hecha.¿De verdad crees que para alguien con tu naturaleza sería
una pregunta con opciones?”

“No más que convertirme en sanadora o cualquier otra cosa que haya hecho en ese entonces.”
Hermione de repente se sentía drenada. “Tomar decisiones difíciles—alguien tiene que hacerlo.
Alguien tiene que sufrir. Yo estoy dispuesta a hacerlo. Puedo soportarlo. ¿Por qué tratar de
forzarlo en alguien que no?”

“Eres tan parecida a Alastor,” Minerva dijo en un tono agrio. Parecía haber lágrimas en las
comisuras de sus ojos. “Cuando él me dijo, yo le dije que no. Dije, nunca. Hay líneas que no
pueden cruzarse porque una vez que preguntamos esas cosas, no somos mejores. Y luego me dijo
que no me lo decía para consultar. La decisión ya había sido tomada por él mismo y por Kingsley.
Simplemente me lo estaba diciendo para que alguien que se preocupara por ti estuviera al tanto—
en caso de lo que Draco Malfoy te haga—”

La voz de Minerva se quebró abruptamente.


Hermione se sintió abrumada por una oleada de afecto, pero se obligó a no reaccionar. No vacilar.

“Él mató a Albus,” Minerva dijo después de un momento, las palabras temblaron con emoción.

“Lo sé. No lo he olvidado.”

“Él apenas tenía dieciséis en ese entonces. Mató a uno de los magos más grandes de nuestro tiempo
a sangre fría en un pasillo lleno de estudiantes de primer año. Incluso Tom Riddle estaba más cerca
a los diecisiete cuando comenzó a asesinar, y comenzó con una chica de la escuela, en un baño
secreto. ¿Qué clase de persona crees que Draco Malfoy es ahora? Seis años después.”

“Él es nuestro mejor chance para voltear esta guerra. Necesitamos esto, Minerva. Ves a los
huérfanos, pero yo veo los cuerpos. No podemos permitir tirar a la basura estas oportunidades
ahora. No voy a rechazar algo que pueda darle a la Orden ni siquiera una fracción de una mejor
oportunidad de ganar. Ninguna persona importa más que toda la guerra.”

“Harías lo que fuera para terminar esta guerra.”

“Lo haría.”

“James Potter dolía decir que la guerra es un infierno. Solía estar de acuerdo con él. Pero ahora—
pienso que estaba equivocado. La guerra es peor que el infierno. No eres ninguna pecadora; este no
es el destino que te mereces. Y aún así, parece que estás determinada a condenarte a ti misma si
eso significa ganar.”

“La Guerra es Guerra. El Infierno es Infierno. Y de los dos, la guerra es mucho peor.” Hermione
citó y luego sonrió con tristeza. “Mi padre solía decir eso. Venía de un show de televisión muggle.”

Hermione dudó por un momento antes de agregar. “Estás bien. Estoy dispuesta a hacer lo que sea
para ganar esta guerra. No sé si estoy haciendo lo que correcto. Estoy segura que muchas personas
dirán que no. Sé que no habrá vuelta atrás de esto—no para Harry ni para Ron, incluso si nos
compra una victoria al final. Pero—salvarlos vale la pena para mí. Siempre he estado preparada
para pagar el precio por las distancias que estoy dispuesta a correr. Nunca he sido ciega hacia las
consecuencias.”

Minerva no respondió. Ella tomó un sorbo de su té, y miró fijamente a Hermione como si esperara
nunca volverla a ver.

Hermione la miró a los ojos y se preguntó si sería verdad.

Chapter End Notes

Lo sé, no Draco aún. Viene en camino.

Las citaciones son de Hipócrates y M.A.S.H.

LLa Oclumancia de Hermione (Hermione's Occlumency) por sparetimedoodler.


Flashback 3
Chapter Notes

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Moody envió un mensaje de que Severus estaría en La Hilandera a última hora de la tarde del
viernes. Hermione se alistó, esperó que fuera una conversación más fácil que la que tuvo con
Minerva.

Ella y Severus habían entablado una especie de amistad durante la guerra. Había sido iniciado por
Hermione cuando apareció en su puerta después de la muerte de Dumbledore, preguntándole si
podía entrenarla en hacer pociones. A lo largo de los años, a medida que las relaciones de
Hermione con otros miembros de la Orden se volvieron tensas, llegaron a disfrutar de la amargura
mutua de la compañía del otro.

No era que fueran muy cercanos.

Ninguno de ellos tenía tiempo para ser amigos con nadie.

Simplemente demostraron su respeto mutuo con pequeños gestos. Severus al no insultar


viciosamente a Hermione durante juntas de la Orden de la misma forma en la que insultaba a todos
los demás, y Hermione cerrando las continuas sospechas de Harry y otros sobre si Severus estaba
realmente del lado de la Orden, ya que no estaban ganando.

Cuando Hermione llegó a la casa de Severus, encontró la puerta entreabierta para ella, y Severus
preparando pociones en la cocina. La sala llena de vapor era un asalto sensorial. El hacer pociones
le había dado a Hermione el hábito de identificar olores compulsivamente. El aire estaba denso con
los aromas combinados de hierbas y tinturas guisadas. Casi podía oler en el aire milenrama aguda y
dulce, el olor a humedad de las flores de diente de león secas, el amargor mineral de las raíces
molidas. El sabor de la magia se difundía a través de los aromas y se adhería a su piel y cabello.

“¿Algo nuevo?” preguntó después de verlo acurrucarse sobre el caldero durante varios minutos.

Claramente,” respondió en un tono sarcástico mientras agregaba una gota de veneno de


Acromántula.

La poción eructó una nube de vapor amarillento y Severus dio un paso atrás para evitarlo con un
leve siseo de irritación.

Hermione miró los ingredientes dispuestos.

“¿Hay una nueva maldición?”

“Así es. Dolohov se ha superado a sí mismo esta vez. Fácil de lanzar y altamente eficaz.
Contrarrestarlo es simple pero el daño es inmediato. Comenzarán a usarla en el campo pronto.”

“¿Qué tipo?”

Ácido contagioso hirviente.

Hermione presionó sus labios, y respiró hondo. Tenía que hacer mucha investigación para poder
prepararse. Los hechizos ácidos rara vez habían aparecido durante las batallas en el pasado, pero
los efectos eran muy devastadores y difíciles de sanar.
Severus añadió cuatro gotas de rocío de luna y luego se volvió para mirarla.

“Tienes veinte minutos,” él dijo, barriendo delante de ella hacia la sala de estar. Se demoró un
momento más para estudiar la poción hirviendo lentamente antes de voltearse para seguirlo.

“Escuché que te estás sacrificando por la causa,” dijo arrastrando las palabras desde un sillón antes
de que ella se sentara.

“Moody dijo que pensabas que era una oferta legítima,” ella dijo uniformemente.

“Es verdad,” dijo.

Él no ofreció té.

“¿Por qué?” ella preguntó. No había punto en ser tímida. Quería después directas. Después de
tantos años de guerra, se había dado cuenta de que Severus contestaba preguntas cortas mejor que
ninguna otra.

“Draco Malfoy no le sirve a nadie,” él contestó.

Hermione esperó.

“Por supuesto, técnicamente le sirve al Señor de las Tinieblas,” él dijo, haciendo un gesto de
desdén con la mano, “Pero por necesidad, no por lealtad. Su motivación es personal en naturaleza.
Cualquiera que sea el motivo, él ha decidido que la Orden puede ayudarlo a lograrlo mejor De lo
que el Señor Oscuro puede.”

Severus pausó y luego agregó, “Él no será leal hacia la Orden pero será un espía excelente ya que
es un Mortífago.”

“¿Vale la pena si no podemos confiar en él?” Hermione preguntó.

“En este punto no creo que la Orden tenga otra opción. ¿Tú sí?”

Hermione negó con la cabeza y se agarró a los brazos de la silla.

“Y—creo que calculó mal algo cuando hizo su oferta,” Severus agregó.

“¿Cómo?”

“Preguntar por ti. Creo que fue un error de su parte,” Severus dijo mirándola especulativamente.

Hermione parpadeó. “¿Por qué?”

“Como le mencioné a Moody, observé que Draco tenía algún tipo de fascinación contigo en la
escuela. No lo malinterpretes; no estoy diciendo que haya sido algo con significado, mucho menos
serio. Sin embargo, eras alguien quién él notaba. Tal vez puedas usar ese hecho para tu ventaja. No
creo que se dé cuenta de eso.”

“Él demandó poseerme. Creo que se da cuenta,” señaló Hermione.

“Si solo quisiera un cuerpo para follar o poseer, podía conseguir prácticamente cualquiera que
quisiera con poco esfuerzo. Apenas eres Helena de Troya, e incluso si lo fueras, no te ha visto en
casi seis años. Y ciertamente no lo eras en ese entonces. Dudo que siquiera sepa cómo te ves
actualmente. En la lista de rencores que probablemente guarda ahora, dudo que tú rivalidad
académica aún califique,” Snape replicó. “Tú no eres el motivo de su cambio de alianza.”
Las palabras de Severus sumergieron a Hermione en un estado de alivio y desesperación
simultáneo. No quería la atención de Draco Malfoy—pero la necesitaba. De repente se sintió
tentada a llorar por la pura imposibilidad de la misión que tenía.

“Por lo tanto,” continuó Snape, “su decisión al agregarte en sus demandas es una abertura. Si
decides tomarla. Tú—podrías hacerlo leal.”

“¿Al hacer qué? ¿Seducirlo?” Preguntó Hermione con escepticismo.

“Al mantener su interés,” dijo Snape, poniendo los ojos en blanco como si ella fuera densa. “Eres
una bruja lo suficientemente inteligente. Sé interesante para él. Encuentra el camino hacia su mente
para que comience a querer lo que no puede simplemente exigirte. Seguramente no vas a
mantenerlo con tus artimañas femeninas.”

Snape resopló mientras lo decía.

“Los hombres como Draco Malfoy son ambiciosos, lo que hace que se aburran rápidamente de
cualquier cosa que les sea fácil de obtener. Sexo promabkemente es una de las cosas más fáciles
que él pueda conseguir; incluso sexo contigo—dados los términos que puso. Tendrás que ser más
que eso, y tendrás que hacer que lo vea.”

Hermione asintió ligeramente con la seguridad que no sentía cuando Snape agregó, “él tendrá una
ventaja considerable de poder sobre ti. Sin embargo, el hecho de que mantengas su atención
significa que aún puedes tener una mano que valga la pena jugar. Después de casi seis años,
cuando tú o la oportunidad de demandar lo que fuera, tú fuiste lo que se le ocurrió pedir. Tendrás
que utilizar ese conocimiento con cuidado si deseas igualar las cosas o hacerlo leal.”

“Malfoy no es estupido. Lo esperará.”

“Lo hará.”

“¿Pero crees que puedo manejarlo?”

“¿Estás tratando de pescar cumplidos, Señorita Granger?” Severus dijo fríamente. “En este punto
de la guerra, creo que casi todo vale la pena intentar. Es muy poco probable que tenga alguna
posibilidad de tener éxito. Has aceptado venderte a cambio de información a un mago
increíblemente peligroso que ha obtenido la mayor parte de su poder gracias a su propia y
considerable inteligencia. Un mago que sus motivos actuales son un misterio; incluso para aquellos
que lo conocen de toda su vida. Es excepcionalmente aislado y voluble, incluso para los estándares
de un Mortífago. No llegó a donde está por ser golpeado fácilmente o por tener debilidades
predecibles.”

Hubo una larga pausa. Parecía que Snape no tenía más información que ofrecer.

Hermione se puso de pie, sintiéndose recientemente desmoralizada.

Se estaba vendiendo a sí misma en una apuesta con múltiples puntos de fracaso. Probablemente
sería inútil.

Iba a hacerlo de todas formas.

Ella dudó, una pregunta elevándose en sus labios la cuál tenía casi miedo de preguntar.

“¿Él—,” ella tartamudeó. “¿Qué tan—cruel lo conoces de ser?”


Snape la miró con sus inescrutables ojos negros.

“No lo he conocido muy bien desde tu quinto año. Sin embargo, aunque fuera un matón, nunca lo
consideré ser sádico.”

Hermione asintió bruscamente, sintiéndose mareada cuando se dio la vuelta para irse.

“Te deseo suerte, Señorita Granger. Eres una mejor amiga de la que Harry Potter alguna vez
merecerá.”

La voz de Severus tenía un rastro de arrepentimiento. Hermione pausó y levantó su mano a su


garganta, trazando su pulgar a lo largo de su clavícula por un momento antes de retorcer la cadena
de su collar entre sus dedos.

“No solo estoy haciendo esto por Harry,” ella dijo. Severus resopló y ella lo miró a la defensiva.
“Hay todo un mundo ahí fuera que ni siquiera sabe que están confiando en nosotros. Además, si
perdemos, ¿qué posible oportunidad crees que tendré?”

Él asintió ligeramente estando de acuerdo. Ella salió de la Hilandera sin otra palabra.

Cuando Hermione regresó a Grimmauld Place, fue al baño y observó su reflejo.

Estaba delgada y se veía cansada. Su piel estaba pálida por la falta de luz solar. Sus rasgos eran
más nítidos que en la escuela; un poco más delicados. Sus pómulos salientes la hacían lucir más
elegante. Sus ojos—bueno, ella siempre pensó que eran su mejor atributo—largos y oscuros, pero
con fuego suficiente que no la hacían parecer demasiado ingenua. Su cabello seguía siendo su cruz
para soportar. Todavía tupido, pero era lo suficientemente largo hoy en día como para que el peso
lo mantuviera un poco bajo. Lo mantenía trenzado y inmovilizado hacia atrás para mantenerlo
fuera de su cara cuando hacía pociones o estaba sanando.

Se quitó la ropa y se metió en la ducha. El agua caliente cayendo por su piel se sentía como
seguridad. No quería dejarla, pero después de frotarse de la cabeza a los pies, se obligó a cerrar el
grifo y salir.

Se lanzó un hechizo de afeitado rápido en las piernas y debajo de los brazos y se secó con una
toalla.

Limpiando el vapor del espejo, evaluó críticamente su cuerpo en el reflejo.

Tendría que esperar que el interés subconsciente de Malfoy estuviera principalmente en su mente
porque ciertamente no era Helena de Troya. El estrés se había comido sus curvas. Era huesuda y de
miembros delgados. No era particularmente defectuosa en ninguna parte, pero generalmente
carecía de suavidad en los lugares donde a los hombres normalmente les gusta sostener.

En lo que respecta al atractivo sexual general, seguramente era mediana. Simplemente no era una
cualidad en la cual nunca había pensado o no había tenido tiempo de cultivar en ella misma.
Reflexionando sobre cómo se encontraba sexualmente—simplemente no parecía tener una
importancia apremiante.

No se le había ocurrido que la guerra iba a requerir que se ofreciera a ella misma—¿como amante?
¿Prostituta? ¿Premio de guerra?—a un Mortífago.

No se molestó en preocuparse por su ropa interior o ropa mientras se vestía. No tenía sentido tratar
de fingir tener artimañas o atributos que ella no tenía. Sin duda lo haría mal. Intentar adoptar un
ángulo adicional podría hacer que ella excediera sus limitaciones y revelara su mano.
Mientras se preparaba para irse, se miró en el espejo y tocó la cadena alrededor de su cuello,
dudando antes de sacarla de bajo su blusa y observó al amuleto que colgaba de ella. El colgante de
Aset. Un trono diminuto descansaba sobre una piedra escarlata profunda, un disco solar, encajado
entre dos cuernos. Se le había dado a Hermione cuando estudió sanación brevemente en Egipto,
antes de regresar a Europa para estudiar en Austria.

Se lo quitó y lo puso debajo de una bolsa escondida bajo su cama.

Si moría, Severus probablemente sabría lo que era.

La ubicación que Malfoy había proveído era en el pueblo de Whitecroft. Moody la apareció ahí, y
después de observar cuidadosamente durante un minuto con su ojo mágico, se desvaneció con otro
crujido.

Se sentía visceralmente abandonada que su piel le dolía, Hermione caminó por el camino de grava
de la dirección, observando alrededor de un estacionamiento vacío.

Inconcebible. O bien, un punto medio antes de que la dirigieran a la ubicación real.

Después de observar nerviosamente, tragó saliva fuertemente y se quedó sin más opción que
esperar.

Había un tocón a un lado del camino. Se sentó. Después de otro minuto, sacó un libro,
manteniendo sus oídos alertas a cualquier sonido.

Había leído seis páginas cuando un sonido a su izquierda la hizo voltear rápidamente. La luz de
una puerta flotante en el estacionamiento vacío apareció de repente, y con ella una choza en ruinas
comenzó a sangrar a la vista.

Draco Malfoy estaba de pie en la puerta.

Ella no lo había visto en más de cinco años.

Guardó el libro en su bolsa y caminó hacia adelante; el pulso de su garganta incrementaba con cada
paso que daba.

Había crecido más alto y más ancho. La altivez de sus días escolares se había desvanecido,
reemplazada por una fría sensación de poder. Seguridad mortal.

Incluso después de que ella ascendiera los escalones, él se inclinaba sobre ella. Él era casi igual de
alto que Ron, pero él se sentía más alto. La altura de Ron siempre se contradecía por su
voluminosidad y torpeza. Malfoy poseía cada centímetro de su estatura, como si fuera un
testamento adicional a su superioridad mientras bajaba su nariz hacia ella.

Su rostro había perdido cualquier rastro de juventud. Era cruelmente hermoso. Sus afilados rasgos
aristocráticos se plasmaron en una expresión dura e inflexible. Sus ojos eran como cuchillos. Su
cabello seguía igual de pálido, rubio blanco, peinado a un lado descuidadamente.

Se apoyó con indiferencia contra el marco de la puerta. Solo dejó espacio suficiente para que ella
pudiera entrar, tan largo que rozó ligeramente con sus túnicas. Captó un fuerte olor a cedro en la
tela mientras ella pasaba.

Él se sentía peligroso. Ella podía sentir la mancha de magia oscura a su alrededor.

Acercarse a él era como caminar hacia un lobo un dragón. Su cuerpo entero se sentía al borde
mientras se acercaba. Ella luchó con un miedo que se sentía como si estuvieran cortando su camino
hacia su espalda.

Una sensación de crueldad se apoderó de él.

Él había asesinado a Dumbledore a la edad de dieciséis,

Si la cuchilla de un asesino fuera un hombre, tomaría la forma de Draco Malfo.

Ella lo observó. Ingiriendolo.

Hermoso y condenado. Un ángel caído. O tal vez un ángel de la muerte.

Tales clichés, y aún así lo capturaban de una forma. Si era complicado o conflictivo, él no lo
mostraba; él sólo parecía cruel, duro, y hermoso.

“Malfoy, entiendo que quieres ayudar a la Orden,” ella dijo después de entrar a la cabaña y él
cerró la puerta detrás de ella. Ella peleó contra el impulso a de saltar o voltear fuertemente cuando
escuchó el clic.

Ella estaba sola en una casa con Draco Malfoy, a quien había aceptado venderse en un intercambio
por información.

La Poción Calmante que había tomado inmediatamente después de irse con Moody estaba lejos de
ser suficiente calma para el terror nauseante arrastrándose dentro de ella. Lo sentía en todas partes;
en su espalda, en su estómago, sus manos, y cerrándose alrededor de su garganta como si de verdad
la estuviera estrangulando.

Enderezó sus hombros y se forzó a observar la habitación lentamente.

El edificio parecía estar formado de una habitación larga y vacía. Apenas habían muebles visibles.
Dos sillas. Una mesa. Nada más.

No cama.

“¿Entiendes los términos?” él dijo fríamente cuando ella lo volteó a ver nuevamente.

“Un perdón. Y yo. A cambio de información.”

“Ahora y después de la Guerra.” Sus ojos brillaron con una mezcla de crueldad y satisfacción
mientra lo decía.

Hermione no se encogió de hombros.

“Sí. Soy tuya desde ahora. Moody dice que hará de Bonder si requieres un Juramento
Inquebrantable,” ella dijo, tratando de mantener cualquier amargura en su tono.

Él luego sonrió ligeramente.

“Eso no será necesario. Confiaré en que esa nobleza Gryffindor que tienes si lo juras ahora.”

“Lo juro. Soy tuya. Tienes mi palabra,” ella dijo sin nada de tiempo para dudarse a sí misma.

Ella deseó poder sentirse triunfante de que él se estaba yendo. Pero—si ganaban la Guerra en este
punto sería gracias a él. Se lo debería. Todos lo harían.
“Hasta que ganemos, no puedes hacer nada para interferir con mi habilidad para contribuir a la
Orden,” ella le recordó firmemente.

“Ah sí. Tengo que asegurarme de mantenerte con vida hasta que esto acabe. Él sonrió mientras la
volteaba a ver.

“Quiero que lo jures,” ella dijo en una voz tensa.

Sus ojos brillaron mientrasponía una mano frente a su corazón. “Lo juro,” él dijo en un tono de
burla, “no interferiré con tus contribuciones hacia la Orden.”

Luego hizo tsk con la boca. “No puede ser, tienes sospechas sobre mí, ¿no es así? Preocupada de
que todo esto es solo una táctica de mi parte para obtener una parte de ti antes de que la guerra
termine y tú mueras,” él especuló. “No te preocupes. Como muestra de mi sinceridad, no te tocaré
—aún. Después de todo, he esperado todo este tiempo para conseguirte como mi premio, puedo
restrenarme un rato más.”

Él le sonrió como un lobo.

“Mientras tanto, te dejaré correr de vuelta con tu preciosa Orden con mi información, y me
sostendré con tu encantadora compañía.”

Si Malfoy estaba tratando de poner nerviosa a Hermione, estaba haciendo un excelente trabajo.

Como si la idea de aceptar cualquier cosa horrible que quisiera hacerle a ella no fuera lo
suficientemente mala, tener que seguir temiéndolo casi se sentía peor.

Ella apretó los dientes y se obligó a respirar. Deslizó una mano detrás de su espalda y la cerró en
un puño fuertemente, luego se forzó a abrir sus dedos lentamente. Preparándose a sí misma.
Aclarando su mente. Esto era mejor, ella razonó. Mientras él se tardara más en actuar, ella tendría
más tiempo para asegurar su lealtad; para encontrar una forma de tenerlo a sus pies antes de que se
aburriera de ella.

Ella asintió cortamente.

“Está bien. Eso es—generoso de tu parte.”

Él puso una mano sobre su corazón.

“No tienes idea de cuanta felicidad me provoca escuchar que digas eso,” él dijo con falso júbilo.

Los ojos de Hermione se entrecerraron. No podía entenderlo. Su verdadero motivo se le estaba


escapando completamente. Ella odiaba cuanta desventaja tenía.

“Pero sabes…” dijo Malfoy pareciendo contemplativo de repente. “Quizás, deberías de darme algo
—“

Hermione observó.

“—para calentar mi frío corazón,” dijo mirando lascivamente. “Un recuerdo para mantenerme
motivado.”

“¿Qué quieres? Ella preguntó en una voz rígida. Comenzó a calcular mentalmente las opciones
probables. Tal vez la haría desnudarse. O chuparlo—nunca lo había hecho antes, seguramente sería
terrible. O venirse en su cara. O tal vez quería que se quedara ahí de pie y dejarla maldecirla. O
simplemente darle un revés en la cara en retribución por el tercer año.

“No suenas muy entusiasmada,” dijo Malfoy. “Estoy ofendido, de verdad.”

Hermione trató de contenerse para no mirarlo.

“¿Quisieras besarme o solo que me quede aquí de pie y deje que me maldigas?” preguntó en el
tono más recatado que pudo.

Malfoy dio una risa ladrando. “Por dios, Granger. Estás desesperada.”

“Estoy aquí. Asumí que eso era obvio.”

“Tan verdadero,” él dijo asintiendo. “Bueno, hoy estoy fuera de duelos. Hay que ver si esa boca
tuya es capaz de hacer algo más que hablar.”

Hermione pensó que podría vomitar, y la repulsión debió mostrarse en su rostro. Malfoy sonrió con
crueldad.

“Bésame,” él dijo clarificando. “Como una demonstración de tu sinceridad.”

Él le sonrió, y no se movió. Sólo se quedó ahí, esperando a que ella se acercara a él.

El cuerpo entero de Hermione se sentía drenado con horror frío con el pensamiento de acercarse y
tocarlo. De tenerlo a él tocándola con esas manos frías, pálidas y asesinas de él.

De presionar su boca contra la de él

Estar de pie cerca de él sin tener su varita apuntando a su corazón se sentía tan vulnerable como
exponer su garganta a un lobo.

Ella dudó. “¿Cómo quieres que te bese?” preguntó.

“Sorpréndeme,” él dijo, encogiéndose de hombros.

Sorprenderlo. Bueno, eso era una abertura, una oportunidad la cual ella tenía que capitalizar. Ella
lo analizó rápidamente.

Él la estaba incitando. La conversación entera parecía ser intencionalmente tratar de hacer que se
enojara con él. Para verla retorcerse bajo el poder que tenía sobre ella. Este beso probablemente
tenía la intención de sellar su animosidad.

Él esperaba que ella fuera resistente y orgullosa, incapaz de suprimir su odio; para poder engañarla
para que alimentara su propio castigo y mantenerla distraída con sus emociones.

No podía darle eso.

Ella se armó de valor. Ella no perdería.

Se acercó a él, estudiando su rostro cuidadosamente.

Nunca había estado tan cerca de él antes. Para alguien tan "entusiasta" para ella, él no lo parecía.
Sus irises estaban contraídas. Sus ojos mayormente grises. Él parecía—sorprendido.

La espiral de miedo en su columna se sintió como una aguja clavada en su espalda. Su corazón
estaba latiendo tan fuerte que se sentía como si se estaba magullando contra sus costillas.
Deslizó sus brazos alrededor del cuello de Malfoy y lo jaló hacia abajo hacia ella. Él sonrió y lo
permitió.

Cuando sus labios estaban casi tocándose, ella pausó, medio esperando encontrar un cuchillo
enterrado hasta la empuñadura en su estómago.

Hubo un breve momento de quietud entre ellos—respirando lentamente. Lo suficientemente cerca


para que el aire se volviera un fantasma en la cara del otro. El aliento de Malfoy olía a enebro,
picante y afilado como una hoja perenne recién cortada. Ella estudió la mortalidad y la frialdad de
sus ojos. Se preguntó qué veía él mientras miraba de vuelta.

Los asesinos aún son hombres se dijo a sí misma.

Luego le dio un beso lento y dulce.

Se imaginó cómo lo haría con alguien a quien le tenía afecto. Deslizando sus manos hacia su
cabello mientras hacía el beso más profundo. Ella jugueteó con sus labios con la lengua y murmuró
levemente contra su boca. Él sabía a ginebra.

Claramente no era lo que él había esperado. Aparentemente las sorpresas no eran realmente lo
suyo. Se quedó inmóvil en visible asombro en el momento en que sus labios se encontraron
suavemente, y después de un momento se separó de ella.

Ahora sus ojos estaban más oscuros.

Hermione no estaba segura de si estaba complacida o preocupada por ese detalle.

Su ritmo cardíaco se alentó de alguna manera.

Su sorpresa se había desvanecido, y de repente parecía estar considerándola más seriamente.

“No peleas mucho, ¿o sí?” él preguntó de repente.

“No. La mayoría de mi trabajo es fuera de redadas,” ella admitió, no permitiéndose detallar lo que
hacía. Ella tenía que obtener información, no entregarla.

“¿Sabes oclumancia?”

“Si. Moody me entrenó,” mintió. “No he tenido mucha práctica, pero él dijo que era bastante buena
en eso.”

“Bueno, ese es un alivio. Sería un problema si alguna vez te recogieran y encontraran los detalles
de este arreglo en tu mente,” él dijo con la expresión más seria que ella había visto hasta el
momento en su rostro.

Luego se burló. “Espero que no te moleste si checo por mí mismo qué tan buena eres.”

Esa fue toda la advertencia que dio antes de entrar abruptamente en su mente.

Los escudos de Hermione ya estaban puestos, y la fuerza con la que los empujó fue suficiente para
hacer que su cabeza resonara como si hubiera golpeado un gong en su interior. Siguió empujando
con fuerza contra sus paredes, una y otra vez, hasta que ella jadeó de dolor mientras lo mantenía
fuera. Luego él pausó y ella casi se tambaleó.

“Eres sorprendente buena en ello,” él dijo, pareciendo como si de verdad estuviera sorprendido.
El cumplido la atrapó fuera de guardia. Abruptamente, él entró nuevamente a su mente. La carta de
respiro había sido una multa. No estaba lo suficientemente preparada para un nuevo ataque. él
encontró un punto débil, y rasgó a través de él con la velocidad de una flecha.

Ella trató de empujarlo nuevamente hacia afuera, pero él rápidamente se metió tan profundo en sus
recuerdos que ella no podía. Apenas podía alentarlo.

Luego abruptamente, sin siquiera pausar para buscar algo en su mente, se salió inmediatamente.

Casi se cayó pero se atrapó a ella misma, presionando su frente mientras jadeaba por el dolor.

“Es un truco común,” él dijo casualmente, sin parecer que el asalto en su mente hubiera requerido
algún esfuerzo de su parte. “Después de un ataque intenso, cuando un oclumens cree que está listo,
se relajan ligeramente. Es la oportunidad intensa para entrar.”

Hermione aún seguía buscando aire y no podía contestar, así que él continuó. “Si alguna vez estás
bajo una interrogación por un legeremens verdaderamente talentoso, nunca los mantendrás fuera
con la pura fuerza de tus paredes mentales. Si fueras una miembro menor de la Resistencia,
probablemente te matarían en vez de hacer el esfuerzo de entrar. Pero eres una miembro de la
Orden. Si alguna vez pusieran sus manos sobre ti, probablemente te traerías ante mí, o a Severus, o
incluso al mismo Señor Oscuro. Me temo que tendrás que trabajar más en tus habilidades de
oclumancia.”

“¿Cómo?” Su voz sonaba rasposa. No sabía que era posible que un ataque mental fuera tan
poderoso. No hay duda del por qué Harry había odiado sus sesiones con Snape. Su mente estaba en
agonía.

“El truco es dejarlos entrar,” Malfoy le informó.

“¿Qué?

“Pon un poco de esfuerzo, pero eventualmente pretende renunciar. Una vez que están dentro, dales
recuerdos falsos o distraelos al guiarlos hacia algo de menor importancia. Nunca mantendrás al
Señor Oscuro fuera de tu mente, pero si él cree que eres débil, asumirá su victoria. Tendrás que
entregar algo de suficiente valor para que parezca legítimo. Sin embargo, es una forma de mantener
las cosas que importan más escondidas.”

El cerebro de Hermione se agitó mientras lo consideraba. Por supuesto, tenía que haber más que
muros mentales. No había forma de que Severus hubiera engañado al Señor Oscuro durante tantos
años simplemente negándose a permitirle acceder a su mente.

“Pasa tiempo pensando en ello. Si estoy buscando información sobre Potter o Weasley o la Orden,
¿a qué puedes renunciar que parecerá el mayor secreto que tienes? La legeremancia es como
prender en fuego la casa de alguien. Las mentes huyen instintivamente para proteger lo que es más
importante ocultar. Tú tienes que entrenarte para hacer lo opuesto. Apresúrate hacia lo que no
importa. Practica recordar esos recuerdos en tu mente como si los estuvieras escondiendo. Intentaré
de nuevo la siguiente semana.”

Hermione asintió. Odiaba el pensamiento de que él estuviera en su mente de nuevo, pero su


razonamiento era bueno. Sería una habilidad invaluable.

Malfoy se acercó a su bolsillo y le aventó algo. Ella lo atrapó reflexivamente.

Ella observó a la palma de su mano. Era—bueno, parecía un anillo de bodas, si es que los anillos
de boda fueran negros.
Ella observó a Malfoy sorprendida.

“Tu encanto proteico de quinto año me inspiró.” Él sonrió, y levantó su mano derecha señalando
un anillo de ónix igual en ella. “Quemará brevemente si necesito que nos veamos. Doble vez si es
urgente. Te recomiendo venir rápido si te quema doble vez. Si quieres llamarme, los escudos de
aquí me harán saber cuando llegues. Pero de otra forma nos tenemos que mantener en nuestro
horario. ¿Hay una hora en la que puedas salir sin llamar la atención?”

Hermione deslizó su anillo en su dedo índice de su mano izquierda. Era un anillo simple,
ligeramente geométrico. No era brillante y tampoco llamaba la atención. Ella sospechaba que tenía
un encantamiento desilusionador en él.

“Salgo temprano por la mañana los martes por ingredientes para pociones. Podría agregar media
hora extra sin que nadie lo notara. ¿Siete y media funcionaría?

Él asintió.

“Si no puedo venir por alguna razón, regresa a la misma hora en la tarde,” él le dijo a ella.

“¿Qué si no puedo venir?” Hermione preguntó.

Sus ojos se entrecerraron.

Él estaba tratando de determinar qué era lo que ella hacía para la Orden. Bueno, ella no estaba
interesada en voluntariar la información.

“Esperaré cinco minutos y asumiré que no vendrás.”

“Bien,” ella estuvo de acuerdo rotundamente.

Él sonrió, y con un movimiento de su varita conjuró un rollo de pergamino el cual le entregó a


Hermione.

“Mi primera entrega,” dijo arrastrando las palabras, mirándola de nuevo.

Ella lo tomó de sus manos y lo desenrolló parcialmente, observando varios mapas y planos de
construcciones.

“Confío en que Moody no lo usará todo de una sola vez,” él dijo.

“Tu servicio será uno de los secretos con mayor protección de la Orden. Serás inútil una vez que te
descubran. No lo arriesgaremos.”

“Bien,” él dijo en una fría voz. “Te veré el martes entonces. Practica tu oclumancia.”

Se desvaneció con un crujido.

Chapter End Notes

Esperando en la cabaña (Waiting at the shack) por artemisia_flora


Flashback 4
Chapter Notes

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Abril 2002

La siguiente vez que llegó a la cabaña, apenas había entrado por la puerta antes de que Malfoy
apareciera abruptamente, casi encima de ella.

Él la agarró firmemente, y la empujó contra la pared mientras sus labios chocaban.

Hermione apenas tuvo tiempo para pensar o reaccionar. Sus ojos se abrieron en sorpresa mientras
lo hacían, los ojos de Malfoy encontraron los de ellas y él abruptamente invadió su mente.

Ella estaba demasiado sorprendida, sus muros de oclumancia se habían caído. La distracción
horripilante de su cuerpo presionado contra el de ella hacía difícil el poder concentrarse sólo en la
sensación de su mente abriendo paso a través de su conciencia.

Él revisó a través de sus recuerdos recientes; preparando una poción de invisibilidad para el anillo
que él le había dado, llevando a Lee Jordan y dejarlo en San Mungo. Él encontró un recuerdo de su
junta previa.

Ella podía sentirlo experimentarlo, incluso cuando estaba tan enfocada en sus labios alejándose de
los de ella y comenzando a besar su mandíbula mientras sus manos se deslizaban bajo su cuerpo.

Él comenzó a moverse hacia el recuerdo de su conversación con Snape. No. Ela no quería que él
viera esa. Aunque tenía confianza en que él sabría lo que ella estaba tratando de hacer, ella no
quería que tuviera la confirmación de ello.

Se forzó a no sacar el recuerdo o a esconderlo. En su lugar, se aferró a la primera cosa en la que


pudo pensar y la sacó con fuerza hacia sus recuerdos recientes. Malfoy debía de haber sabido que
era una distracción, pero aún así fue tras ella. Después de mantenerlo lejos de él durante unos
segundos, ella lo dejó atraparlo.

Malfoy de tercer año frente a ella, gruñendo.

“¿Alguna vez has visto algo así de patético?” dijo Malfoy. “¡Y se supone que es nuestro maestro!”

Harry y Ron se movieron hacia él, enojados, pero Hermione fue la más rápida—¡SMACK!

Ella abofeteó a Malfoy en la cara con toda la fuerza que pudo conseguir. Su mano se sentía
inflamada por la fuerza, y la piel pálida de Malfoy inmediatamente se volvió escarlata donde ella lo
había golpeado. Él se tambaleó, la observaba con una mezcla de dolor y sorpresa.

“No te atrevas a llamar a Hagrid patético, asqueroso—malvado—” ella dijo.

Malfoy abruptamente se salió de su mente y se alejó, temblando.

Hermione lo observó, esperando que estuviera furioso de que ella lo había engañado con ese
recuerdo. Luego después de un momento se dio cuenta de que estaba riendo.

“Eso se sentía más aterrador.


“Bien hecho,” él dijo, aún riendo después de un minuto. “Esperaba que te tardaras más hasta que
fueras capaz de hacerlo.”

Hermione estaba acorralada contra la pared, tratando de recuperarse de su ataque mental y físico
combinado. Una migraña estaba creciendo lentamente dentro de ella.

“¿Esa es la forma en la que normalmente enseñas oclumancia?” ella dijo después de un momento.

Los labios de Malfoy se torcieron ligeramente.

“Solo contigo,” él dijo con una ligera sonrisa. “No puedo dejar que dudes de mi sinceridad, ¿o si?
Necesitaba algo para atraparte con la guardia abajo. Así que—” él se encogió de hombros “Dos
gnomos, un rodillazo. Estoy seguro de que no esperas que guarde mis manos para mí.”

Hermione luchó para no gritarle.

“¿Debería usar medias la próxima vez?” ella preguntó, su voz cáustica.

Sus ojos parecían oscurecerse.

“Hmm. No. Me gustas así. Ser sucia y estar embarrada en ropa enlodada te queda. E intento
saborearte. No necesitas usarlas—aún”

Hermione sintió un escalofrío recorrerla, de miedo, pero también por la tensión entre ellos, una
tensión de animosidad y cálculo llenó el aire.

Él se acercó a ella y tomó su mano izquierda, levantándola mientras deslizaba su pulgar a través del
anillo que reapareció en su varita cuando él volteó a verlo.

“¿Cómo funciona esto?”

“La poción está basada en principios Mágicos similares a los de Fidelius,” ella dijo, deslizando su
mano libre. “Solo es visible si sabes cómo buscarlo. De otra forma es indetectable. Solo tú y yo
podemos verlo.”

Malfoy arqueó una ceja con aprobación.

“Creo que no he escuchado sobre esa poción.”

“Es nueva,” ella dijo rígidamente.

“¿Tuya?”

Hermione asintió a regañadientes. “No es tan útil. Solo funciona en metales.”

“Interesante,” él murmuró, acercándose.

Cada vez que él se acercaba, ella sentía una renovada conciencia de lo peligroso que era. La magia
oscura salía de él en olas; se aferraba a su ropa y cabello y casi irradiaba de su piel. Era como si
usara un abrigo de oscuridad y rabia que él simplemente estaba manteniendo cerca alrededor de
ella.

Había demasiada oscuridad. Todas las muertes sobre las que él era responsable.

Él estaba empapado en ellas.


“Hay que intentarlo de nuevo. Y ver cuánto tiempo logras mantenerte.” Sus labios formaron una
breve sonrisa. “No te besaré—esta vez.”

Él entró a su mente nuevamente. Ella lo dejó fuera de sus muros durante un minuto mientras
organizaba su mente y recuerdos. Luego pretendió que los muros se habían rendido.

No estaba segura si en realidad era buena en ello, o si él solo estaba teniendo la decencia de
restringirse a sí mismo de hurgar en todos sus recuerdos. Él le permitió fuertes atentados al
distraerlo para tener éxito. Después de que ella tuviera éxito una docena de veces, él se salió.

Hermione sentía como si su cabeza fuera a abrirse completamente; como si el dolor fuera una
forma de presión que amenazaba con romper su cráneo. El dolor era agonizante. Sus ojos se
estaban llenando de lágrimas, y ella mordió su labio para evitar llorar.

“Toma esto,” él ordenó, deslizando un frasco para aliviar dolor en su mano. “De otra forma podrías
desmayarte cuando trates de aparecer. No lo recomendaría.”

Ella lo tragó, bastante segura de que él no iba a envenenarla.

“¿Eso te pasó?” ella preguntó cuando el dolor comenzó a bajar para que ella pudiera hablar
nuevamente y su visión ya no estaba llena de puntos oscuros

“Más de una vez,” Malfoy dijo rápidamente. “Mi entrenamiento fue—riguroso.”

Ella asintió. Aún parecía difícil de creer que aún era el mismo matón de la escuela que había
conocido.

Frialdad y dureza estaban construidos alrededor de él como los muros de un castillo. Toda esa
rabia apenas reprimida.

El niño que recibía cajas de dulces y había comprado un lugar en el equipo de quidditch, quien
había llorado y se había quejado sobre un brazo rasguñado, se había ido. Todo lo suave e indolente
y mimado sobre él fue tallado fuera por la guerra. Él no había comprado su camino a través de los
rangos de Voldemort con galeones. Él había pagado con sangre.

Todo era demasiado duro y exacto. Su sonrisa burlona y lasciva, y los caprichos de su cortesía se
sentían como un acto. Como una máscara que estaba usando para ocultar lo frío que era.

Si ella quería tener éxito, necesitaba poder pasar su máscara, su frialdad y su rabia. Él podría tener
la intención de usarla solo como una forma de alivio del estrés vengativo o divertido, pero aún
estaba determinado a convertirse en más.

Ella necesitaba mantener su confianza hasta que pudiera entender su motivación—hasta que
encontrara una vulnerabilidad sobre la cual ella se pudiera deslizar.

Nadie era hielo puro. Ni siquiera Malfoy.

Había algo sobre él. En sus ojos. Algo que parecía fuego escondido en lo profundo. Ella necesitaba
encontrar una forma de llegar a él y luego convertirlo en algo que pudiera utilizar.

Él esperaba que ella lo odiara y tratara de manipularlo con bondad y simpatía. Ella tendría que ser
astuta sobre ello. Más astuta que él.

“¿Fue después de quinto año?


La miró un tanto bruscamente.

“Sí,” él dijo en un tono rígido.

“¿Tu tía?”

“Hmm,” él tarareó en confirmación.

Ambos se estaban observando el uno al otro.

“No fue la única cosa que aprendiste ese verano,” ella dijo.

“¿Necesitas una confesión sobre algo, Granger? ¿Debería decirte todo lo que he hecho?” Él se
acercó así que él se elevaba sobre ella, y gruñó en su rostro.

Ella se forzó a no encogerse o hacerse hacia atrás. Ella observó sus ojos.

“¿Tú quieres?”

Hubo un ligero brillo de sorpresa en su expresión. Él parecía sorprendido por la pregunta.

Él estaba solo. Ella lo sospechaba ya, pero ahora se sentía segura. Madre muerta, padre demente.
Estaba en un rango alto de Voldemort y estaban notoriamente llenos de puñaladas en la espalda. Si
él tuviera arrepentimientos, nunca le había dicho a nadie.

“No,” él dijo, con la voz grave mientras se alejaba de ella.

Ella no lo presionó. Si el pensaba que ella estaba presionandolo, él se cerraría como una almeja.
Ella no necesitaba saber. Solo necesitaba que él se diera cuenta que si quisiera decirle a alguien—

—quería decirle a ella.

Eso la haría emocionalmente de valor para él. Sería un gancho. Una abertura.

La haría interesante.

“¿Quisieras ir de nuevo?” ella preguntó después de un momento.

Él observó sus ojos, ojos plateados. “Cuando fui entrenado, ella tenía a alguien hacerme crucio
mientras ella trataba de entrar a mi mente.Eso es probablemente lo que te pasará si alguna vez te
atrapan.”

Él no le dio tiempo para reaccionar a la información antes de que abriera su camino hacia adentro.
Cuando él se detuvo, no esperó a que ella recuperara su aliento antes de soltar un nuevo pergamino
a su lado y desvanecer.

Esa semana Hermione fue de vuelta a Waterstones. Compró libros sobre los efectos psicológicos de
la soledad. Libros sobre huérfanos. Búsquedas sobre la información de niños soldados.

Ella no dudó mientras subrayaba secciones en sus vulnerabilidades; las formas en las que eran
propensos a ser aprovechados y manipulados.

En un cuaderno en el que colocó una maldición de seguridad bastante desagradable, comenzó a


dibujar un boceto psicológico de Draco Malfoy. Lo que había notado sobre él. Preguntas y teorías
que tenía.
Su centro—su motivación—seguían siendo un blanco misterioso. Pero ella sentía como si
estuviera comenzando a tener un sentido de sus bordes.

El martes siguiente, él no comenzó al forzar sus atenciones hacia ella. Se había propuesto a
provocarla de otras formas.

No se restringió de ninguna forma cuando invadió su mente por otra ronda de entrenamiento de
oclumancia. Se metió en la parte de atrás y luego deambulaba por los recuerdos que encontraba.
Obligándola a revivir algunas de las muertes en las que ella había hecho todo lo posible por no
pensar. Luego, por bastante accidente, él se encontró con el recuerdo inmediatamente siguiendo de
su conversación con Snape. Ella se encogió de hombros cuando él se acercó, y él inmediatamente
saltó.

Él la observó examinar sus expresiones faciales críticamente antes de entrar a la regadera. Y


cuando salió y evaluó su cuerpo desnudo en el espejo, él se detuvo y observó, siguiendo su
hallazgo de fallas mentales. Podía sentir su diversión condescendiente cuando la acogió. Ella se
retorció de vergüenza y él también lo sintió.

Él se quedó en el recuerdo mucho más tiempo de lo que había durado y luego salió completamente
de su mente.

“Bueno,” él dijo, pareciendo como si fuera a comenzar a reírse. “Esa ciertamente es una forma de
distraer a un legeremens.”

Ella lo observó. Estuvo tentada de patearlo en la ingle y luego tratar de sacarle los dientes.

“¿Complacido con tu adquisición?” Su tono era corrosivo.

Él se rió ligeramente bajo su aliento. “Eres bastante escuálida. Si me hubieras enviado el recuerdo
de antemano, podría haber pedido a alguien más,” él dijo mientras daba un paso hacia atrás para
verla en persona.

“Una pena para ambos entonces,” ella dijo, su boca torciéndose mientras cruzaba sus brazos
defensivamente.

“Quizás… pero nuevamente, si no te hubiera conseguido, nunca hubiera tenido la oportunidad de


encontrar un cerebro organizado como un archivador.” Su voz era ligera y casual, pero sus ojos de
mercurio se endurecieron abruptamente. Inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado. “Moody no te
entrenó. Eres una oclumens natural.”

Hermione asintió con resignación. Había asumido que se daría cuenta eventualmente. Cuando
había inventado la mentira, no había esperado que él pasara tanto tiempo pinchando alrededor de
su cabeza.

“¿Autodidacta, entonces?”

“Tenía un libro,” ella dijo rígidamente.

Él soltó una carcajada. “Por supuesto.”

Él la estaba observando con una expresión la cual ella no podía descifrar. Como si la estuviera
reevaluando. El darse cuenta parecía estar haciendo que él reevaluara algo sobre ella.

Hermione no quería que él reevaluar. Si lo hacía, probablemente podría cambiar su estrategia. Le


gustaba la forma actual en la que no estaba teniendo sexo con él.
“¿Qué?” ella dijo impaciente, esperando a romper su tren de pensamientos. Perió funcionar, la
expresión cerrada de sus ojos se calmó ligeramente.

“Nada,” él la despidió. “Solo es que nunca había encontrado a uno antes.”

Él sonrió.

Ella lo observó con sus propios ojos entrecerrados.

“Tú también eres uno,” ella dijo con terror creciente. Ella estaba tratando de esquivar las defensas
de alguien que también podía cerrar y aislar sus emociones y deseos.

Hizo una reverencia de burla.

“¿Cuáles son las probabilidades?” él reflexionó con un leve encogimiento de hombros.

Hubo un largo silencio.

Ambos estaban reevaluando.

“¿Entonces aún me enseñarás oclumancia?” ella preguntó al fin.

“Si…” él dijo lentamente. “Sería un descuido hacerlo solo a medias. Serás capaz de aprender más
rápido de lo que había esperado.”

“Ya.” Ella asintió y se abrazó a ella misma

Él se acercó a ella. El corazón de Hermione tembló.

El movimiento le recordó sobre un animal observando su presa. Lento, sútil, gradual y luego de
repente—demasiado cerca.

Ella observó a su rostro para que no se enfocara en la fisicalidad de Malfoy, en qué tan fácil podría
romperla con sus puras manos.

Sus dedos se acercaron y tocaron su barbilla ligeramente, moviendo su cabeza hacia atrás para que
su garganta se sintiera desnuda.

“Estás tan lleno de sorpresas,” él dijo, su mirada viajando por su rostro antes de enfocarse en sus
ojos.

Hermione puso sus ojos en blanco ligeramente.

“¿Le dices eso a cada chica?” ella dijo sarcásticamente en un tono dulce.

Ella no se molestó con los muros exteriores mientras él se hundía en su conciencia. Era el proceso
de tenerlas violadas eso hacía que le doliera más la cabeza. Ya se sentía razonablemente segura de
su capacidad para fingir que se rompían fácilmente.

Él no hizo la invasión dolorosa. Lo cual le sorprendió. Ella había asumido que la legeremancia era
igual de dolorosa. En su lugar, se sentía como si su mente fuera un pensador en el cual él
simplemente se estaba dejando caer. La conciencia de Hermione y de Malfoy se fusionaron.

Él parecía estar tomando su estado mental natural.

Sin el dolor del ataque de legeremancia, Hermione fue capaz de ser más matizada e intencional en
su estrategia. Revolvió sus recuerdos con falso descuido, atrayendo su atención y luego deslizando
algunos hacia los rincones más lejanos de su mente.

Era—como aprender a bailar. O tal vez aprender artes marciales. Todo el movimiento fue hecho
lentamente. Sin fuerza.

Él le dio tiempo para aprender la técnica. Sentir lo que era hacerlo de forma propia. Ir sobre las
formas. Perforando una y otra vez hasta que pudiera hacerlo instintivamente, sin necesidad de
pensar.

Por fin se retiró y miró su muñeca. “Nos hemos pasado de tiempo.”

“Oh,” ella dijo en voz baja, aún mentalmente preocupada por la técnica la cual había tratado de
tener bien.

Él la observó hasta que ella se acomodó y lo volteó a ver.

“¿Tienes más información esta semana?”

“No en realidad. Hay más vampiros que van a llegar este mes desde Rumania. Aún no hay detalles
específicos.”

“Si—” Hermione dudó.

Él le arqueó una ceja, observándola hacia abajo y esperando.

“Si—necesitáramos algo. ¿Serías capaz de conseguirlo para nosotros?” ella preguntó.

“Dependería de lo que fuera.”

“Un libro.”

Él se rió.

“Se llama Secretos de el Arte más Oscuro. He tratado de todo para encontrarlo. Pero los recursos
de la Orden son limitados.”

“Veré lo que puedo hacer.” Él suspiró con irritación.

“Ten cuidado,” se encontró a ella misma diciendo.

Él parecía sorprendido.

“No quieres que Voldemort sepa que lo estás buscando.”

“¿Qué tan importante es este libro?” él preguntó con sus ojos entrecerrados.

“No lo sé. Puede que no sea nada. O puede ser muy importante. Pero— no arruines tu cobertura por
él.”

Él puso sus ojos en blanco.

“Como si lo fuera a hacer,” él murmuró antes de voltear a verla con fuerza. “Deberías de irte. Estoy
seguro de que Potter estará buscándote.”

Hermione tomó su bolso de ingredientes para pociones y salió de la cabaña.


Malfoy la estaba mirando fijamente, contemplativamente mientras ella cerraba la puerta y aparecía
lejos.

Cuando regresó a Grimmauld Place, estaba pensativa mientras ponía los ingredientes en botellas y
los preparaba.

Malfoy no era lo que ella había esperado.

Él era mucho menos cruel de lo que ella había anticipado. Ella seguía esperando que su malicia
cortara repentinamente su fachada. Pero no era menos malicioso de lo que pensaba, o quería algo
más complejo y matizado de sus interacciones con él. Y se sentía casi segura de que él no tenía
ninguna inclinación particular para lastimarla.

Ella no podía descifrar lo que él quería.

Severus había estado en lo correcto. Malfoy ya estaba probando ser un excelente espía. Toda la
información que le había dado a Moody había sido de alta calidad y útil. La Orden había saqueado
una prisión y había sacado a más de cincuenta personas con éxito.

Sin embargo, su motivo aún seguía siendo un misterio.

No podía entender qué era lo que posiblemente él pudiera conseguir de espiar. Con su lugar en el
el ejército de Voldemort, seguramente cosecharía grandes recompensas con la desaparición de la
Orden.

Si la Orden ganaba, incluso con el perdón indudablemente se convertiría en un paria en el mundo


mágico por el resto de su vida. Los espías y traidores ganaban poco respeto, sin importar qué tan
vital fueran sus contribuciones.

Además—Lucius Malfoy era un seguidor devoto de Voldemort. Culpaba la muerte de Narcissa en


Harry y Ron, y dirigía la mayoría de su energía en vengarse de ellos. Mientras Draco pudiera no
compartir ese sentimiento—ponerse en desacuerdo con su padre se sentía dudoso. Se había
modelado tan cuidadosamente como su padre cuando regresó a la escuela, y estaba indignado por
el encarcelamiento de su padre en Azkaban al final del quinto año.

Hermione puso una bandeja llena de Díctamo y lanzó un hechizo para calentar desde la punta de su
varita. Masajeando sus sienes ligeramente con su otra mano mientras observaba a las hojas secarse.

Malfoy no estaba interesado en ella; no físicamente. Al menos no más de lo que un hombre tendía
a estar interesado en una mujer random. Ella estudió la fisiología de la atracción sexual y él no
mostraba casi ninguno de los signos, incluso después de pasar varios minutos mirando fijamente a
su reflexión desnuda.

Ella se sonrojó. La experiencia se clasificó inequívocamente como el momento más embarazoso de


su vida.

¿Así que sobre qué era todo eso? ¿Por qué besar y agarrar? Si era todo para provocarla y hacerla
enojar, la pregunta por qué aún seguía.

¿Por qué quería provocarla? ¿Qué impulsaba las diversas tácticas que estaba empleando?

Inicialmente, él había esperado que ella estuviera llena de odio hacia él que no podría retenerlo.
Luego, cuando él la había besado agresivamente para romper sus escudos de oclumancia, él
parecía pensar que podía usarlo para dejarla demasiado consumida por las emociones para pensar
con claridad. La forma en que la había evaluado en el espejo también tenía la clara intención de
herir.

Él quería que ella lo odiara.

Pero cuando se dio cuenta de que era una oclumens, aparentemente había decidido cambiar de
tácticas de nuevo. Finalmente se había dado cuenta por qué no podía provocarla fácilmente, y se
había adaptado una vez más.

¿Pero adaptarse para qué? ¿Cuál era el punto?

Ella no podía entenderlo.

Hermione puso todas las hojas secas de díctamo dentro de una maja grande, y comenzó a molerlas
hasta convertirlas en polvo.

“¿Mione?” Charlie mostró su cabeza dentro de su clóset de municiones para pociones.

“¿Si?”

“Snape vino antes para buscarte.”

“Oh. ¿Dijo por qué?

“Tenía una nueva receta para ti, creo. Se la dio a Poppy. Para sanar una nueva maldición que ayudó
a crear.”

La expresión de Charlie estaba llena de ira. La mayoría de los miembros de la Orden culpaban a
Severus por cada maldición desarrollada en la división de maldiciones de Voldemort. Habían
pensado que si Severus de verdad estuviera de lado de la Orden, encontraría una forma de sabotear
todo.

Hermione puso sus ojos en blanco.

“Sabes que si él no estuviera aquí, perderíamos docenas de más personas antes de que pudiéramos
descifrar los contra hechizos. Su información es vital para darme más tiempo para prepararme.”

“Sí, ¿y cuánta de nuestra gente crees que ha matado para conseguir esa información? Esa es nuestra
gente la que están usando para experimentar y puedan hacer los hechizos. Está asesinando gente,
pero está bien ‘porque nos está mandando inteligencia para los contra hechizos’. ¿De verdad
funciona de esa forma?”

Hermione se quedó quieta de su díctamo moliéndose.

“Es un espía, Charlie. Esas son el tipo de cosas que tienen que hacer para mantener su disfraz. Si lo
arruinara solo para salvar un grupo de prisioneros o tratara de sabotear el lugar, Voldemort solo
crearía uno nuevo y perderíamos la inteligencia. La pérdida nunca valdría la pena a largo plazo.”

“Eso dices,” dijo Charlie, sus labios delgados y sus ojos duros, se volteó y se fue caminando.

Hermione aplanó el díctamo durante varios minutos más antes de ponerlo en una jarra.

Severus debió de haber creado una poción para sanar la maldición ácida. Ella había esperado que
fuera diferente a la que había estado trabajando cuando pasó por la Hilandera.

No tenía veneno de acromántula. Se requería una identificación emitida por el ministerio para
comprar a los boticarios. Tendría que encontrar una fuente del mercado negro; probablemente
costaría cientos de galeones. La Orden estaba baja en recursos.

Los Goblins habían tomado una posición neutra en la guerra, pero mientras Gringotts se quedaba
abierto para la Orden, entrar al banco por dinero sin ser arrestado era un desafío. Sin mencionar
que haber nacido como Muggle era una ofensa de encarcelamiento.

La mayoría de los miembros de la Resistencia eran desempleados, ya fuera por sangre o por
asociación.

Era afortunado que Harry tuviera una bóveda grande, porque probablemente se hubieran muerto de
hambre de no ser por ello.

Si la poción requería veneno de acromántula—bueno, ojalá Severus fuera capaz de darle algunas
gotas. Si no, dudaba que la Orden presupuestaría para que ella comprara cualquiera a menos que la
maldición se usara constantemente.

Cruzó sus dedos y fue a buscar a Poppy.

El ala del hospital estaba llena nuevamente.

El rescate en la prisión había tenido éxito, pero muchos de los prisioneros tenían lesiones de tortura
o estaban desnutridos. Hubo una pelea de fuego durante el escape, y algunas maldiciones brutales
habían sido usadas.

Aquellos con lesiones menores habían sido enviados a otras casas seguras, pero Grimmauld Place
se quedaba con las lesiones más complejas y difíciles para que Hermione y Poppy pudieran
curarlas.Poppy estaba sobre la cama de Rolanda Hooch. Una pequeña incisión en la tráquea de
Hooch seguía apareciendo y creciendo lentamente a pesar de todos sus esfuerzos por curarla. Quien
estaba de servicio en la sala del hospital tenía que mantener un temporizador de dos minutos
funcionando en un ciclo constante para monitorearlo.

“¿Algún cambio?” preguntó Hermione, acercándose y examinando la lesión a un lado de Poppy.

“Oh, Hermione, estás de vuelta,” Poppy dijo en una voz triste. “Severus vino y la observó. Él dijo
que no es una de las nuevas de Voldemort. Así que—seguramente es una maldición mal lanzada.”

Hermione suspiró aliviada antes de que una fuerte ola de culpa la golpeara. Si era una maldición
mal lanzada, era poco probable que volvieran a encontrarla. Pero también significaba que serían
incapaces de curar a Rolanda. Hermione había tratado sin éxito deconstruir la lesión con hechizo
de análisis, tratando de desentrañarla. La estructura estaba tan destrozada e inconsistente que era
imposible de neutralizar.

“¿Cuánto tiempo más crees que los hechizos para sanar funcionen?” Pomfrey preguntó en silencio,
observando con tristeza a su colega de mucho tiempo.

Hermione mentalmente calculó el tiempo que había pasado desde que Madam Hooch había sido
traída. Era una pieza oscura de conocimiento pero eventualmente los hechizos sanadores dejaban
de funcionar después de ser usados en una gran frecuencia. Incluso la magia no podía forzar a un
cuerpo a repararse a sí mismo lejos de un cierto punto.

“Si seguimos sanando cada dos minutos, los hechizos probablemente seguirán funcionando por
veinte horas más,” Hermione le dijo gentilmente.

Poppy asintió y acomodó las sábanas gentilmente alrededor del cuerpo de Rolanda.
“Severus dejó una nueva receta para ti,” le dijo a Hermione. “Dijo que deberías de tener un frasco
listo.”

Poppy alcanzó su bolsillo y sacó un pequeño rollo de pergamino y un frasco.

Hermione levantó el frasco hacia la luz.

Dos gotas de veneno de Acromántula. Probablemente alía más de cincuenta galeones.

No podía cometer ningún error. Deslizó el frasco en su bolsillo y desenrolló la receta para ver qué
era lo que necesitaba hacer.

Tenía todos los ingredientes. Excepto Descurainia sophia, la cual tenía que conseguir bajo la luna
llena. Calculó el siguiente ciclo lunar. Tenía que esperar una semana antes de tener todo lo que
necesitaba para hacer un lote.

Si la maldición era tan seria como Severus lo había indicado, tenía que esperar a que no hubieran
escaramuzas antes de la luna llena. Lo que probablemente era una idea delirante.

Al final de la receta, Severus había incluido el contra hechizo para la maldición ácida en su
escritura puntiaguda. Ella lo revisó. Era simple, como él lo había dicho.

Hermione copió el contra hechizo en una fresca hoja de pergamino. Una lesión involucrando ácido
necesitaría ser contrarrestado inmediatamente. Esperar varios segundos para llamar a un sanador o
aparecer podría agregar días a la recuperación. El contra hechizo era lo suficientemente simple;
todos los miembros de la resistencia podrían aprenderlo.

Ella anotó una breve nota de explicación, y con un movimiento de su varita dobló la nota en un
avión de papel y lo mandó volando a través de la casa para encontrar a Harry.

“¿Serías capaz de tomar tu turno temprano?” preguntó Poppy.

Hermione miró hacia arriba y se dio cuenta de que Poppy estaba gris de dolor.

“Por supuesto,” Hermione dijo rápidamente.

“Quiero escribirle a Filius, Pomona, y Minerva. Probablemente quieran venir a despedirse,” dijo
Poppy, sus hombros cayendo. “Las notas que he hecho están todas en el libro de registro, y apenas
sellé la incisión. Así que puedes empezar la cuenta de los dos minutos ahora.”

Hermione observó a Poppy pomfrey mientras caminaba con pasos lentos y pesados fuera del ala
del hospital.

Hermione caminó y observó el cuaderno de registros. No habían sorpresas en él. Ella caminó
calladamente de cama a cama, Todos aún seguían dormidos, y estaban dosificados con Filtro de
Muertos en Vida. Era un método de mantenerlos con vida mientras preparaba ciertas pociones de
elaboración lenta para curarlos. Hizo un diagnóstico de precaución en cada cuerpo y repasó una
lista de control mental de las pociones que necesitaba atender. Necesitaba mandar las primeras
dosis de la poción matalobos a todos los Licántropos en la Orden.

Era un día callado en el ala del hospital. Además de lanzar repetitivamente el hechizo sanatorio en
Madame Hooch, la mayoría de las demás lesiones simplemente requerían supervisión cuidadosa y
tiempo.

Hermione se sentó y especuló sobre cómo podría ser Malfoy durante su siguiente junta.
El hecho de que era un oclumens natural era—problemático, para decirlo en los términos más
suaves.

Significaba que su control era profundo. Tratar de encontrar su camino y hacerlo leal sería casi
imposible si era capaz de aventar y contener cualquier efecto que ella tuviera sobre él.

Si quería tener alguna oportunidad de tener éxito, tendría que ser lenta e insidiosa. Para poder
hundirse tan profundo en su Psique que él no pudiera arrastrarla o filtrarla fuera. Encontrar una
manera hasta su corazón. El único lugar que ninguna cantidad de oclumancia podía bloquear o
secuestrar.

Ella tembló ligeramente.

Ella nunca se había sentido cruel antes. Fría. Sin sentimientos. La habían llamado así y creía que
podían ser ciertas. Pero cruel era una línea que ella siempre había considerado encima de. Pero, lo
que estaba contemplando era posiblemente una de las cosas más crueles sobre las que podía
concebir.

Ella aplastó la vacilación.

Él fue quien la había demandado.

Ahora y después de la guerra.

Ella estaba en su derecho de asegurarse de que él pagara el precio completo por sus demandas. Si
no la quería, no debería haber preguntado.

Se armó de valor y sacó un libro de su bolso.

Chapter End Notes

Niño con una caja de dulces (Boy With a Box of Sweets) _knar.m_
Flashback 5
Chapter Notes

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Abril 2002

El martes siguiente, Malfoy se comportó muy parecido a como se había comportado la semana
pasada.

Él le enseñó oclumancia, la dejó practicar las formas y técnicas. Él no hizo que doliera. Apenas le
dirigió la palabra. Solo la tocó una vez, para mover su cabeza hacia atrás para que pudieran hacer
contacto visual. Y luego—cuando estaba en su mente—ella aún podía sentir su mano descansando
en su cuello, su pulgar contra su garganta.

Él no necesitaba tocarla. Ella lo sabía. Él podía performar legeremancia desde metros lejos de ella.

No hizo palanca. No metió la cabeza en recuerdos en los que ella abiertamente no quería que él
entrara. Simplemente la dejó usar su presencia como una especie de muñeco de práctica para
aprender maniobras mentales evasivas.

Cuando él salió, ella lo observó con curiosidad.

“¿Dónde aprendiste eso? Asumo que tu tía no usaba esa técnica.”

“No lo hacía.” Sus dientes se enseñaron levemente mientras lo decía. “Lo leí en un libro. La
Mansión Malfoy tiene una gran librería. No funcionaría con la mayoría de las personas, solo con
otro oclumante natural. Incluso si alguien pueda potencialmente aprender oclumancia o
legeremancia hasta algún punto, siempre es dolorosa, o tan sútil que apenas pueden sentirlo cuando
pasa.”

Él la miró y agregó con una sonrisa. “Podrías decir que estoy experimentado contigo.”

Hermione puso sus ojos en blanco.

“¿El libro también requería contacto físico?” ella dijo en una voz dulce, señalando su mano con los
ojos.

Ella inmediatamente se arrepintió de decirlo.

Su mano se tensó ligeramente, lo suficiente para cambiar de descansar a sostener. Sus ojos se
oscurecieron mientras su irises se expandían.

“No. Eso—eso solo porque puedo.”

Él sonrió mientras la acercaba y movía su cabeza para besarla.

Era un beso frío. Sus labios presionados contra los de ella no querían o eran apasionados.

Simplemente era un recordatorio.

De que podía.

Que estaba siendo restringido. Que, si él quisiera, él podía demandar lo que fuera que deseara de
ella y ella ya había aceptado a dárselo.

Hermione no respondió el beso. Solo dejó que sus fríos labios encontraran los de ella hasta que él
se alejara de nuevo.

“¿Tienes alguna información esta semana?” ella preguntó mientras su manos se deslizaba lejos de
ella y él daba un paso hacia atrás.

Él sacó un pergamino de sus túnicas y se lo entregó.

“Análisis de hechizos e información de contra hechizos de la división de desarrollo de maldiciones


de Voldemort,” él dijo. “Hay un nuevo set que se está enseñando por el momento.”

Hermione abrió el pergamino y observó la información enlistada. Severus ya le había dado a la


Orden todos los detalles sobre las maldiciones, pero Malfoy no podía saber eso. Que se la había
ocurrido era una señal de que tan útil y proactivo podía ser capaz de ser. Si perdían a Severus,
Malfoy era capaz de proveer ambos tipos de inteligencia.

Un excelente espía.

“Esta es información invaluable,” ella dijo, guardandola cuidadosamente en su bolso.

Él se encogió de hombros.

“No, de verdad. Esto salvará vidas. Ni siquiera se me ocurrió preguntar por eso. Lo que hiciste—ni
siquiera sé cómo agradecerte lo suficiente.”

Malfoy se veía vagamente incómodo con la gratitud.

“Como sea. Era una pieza obvia de información para proveer. Las tasas de mortalidad en tu
Resistencia se están volviendo notables.

Hermione sintió toda la sangre de su rostro drenarse, y él la miró fijamente. “¿Cuánto tiempo más
crees que puedan seguir luchando?”

La garganta de Hermione se cerró. “Cuanto tiempo deba de durar, o hasta que no quede nadie. No
hay plan B, Malfoy. Para nosotros no existe rendirnos.”

Él asintió. “Es bueno saberlo.”

Luego pausó como si estuviera abruptamente recordando algo. “¿Hay una casa segura que
involucra a muchos niños por Caithness?”

Hermione palideció. “¿Por—por qué preguntas?”

Su rostro se volvió duro. “Se ha notado. Es probable que alguien sea enviado para investigar al
final de la semana. No dejes que encuentren nada.”

Hermione asintió fuertemente. “Tengo que irme,” ella dijo, apresurandose hacia la puerta.

Ella convocó un patronus corpóreo a través de pura fuerza de voluntad. Se habían convertido en un
problema para ella desde que le quitó la memoria a sus padres. Le había tomado varios años
recuperar la habilidad, y nunca recuperaron la luminiscencia plateada que tenían durante su quinto
año.

“Encuentra a Minerva McGonagall,” ella dijo. “Dile que se prepare para evacuar.”
Mientras su nutria se alejaba corriendo, lanzó otra. La criatura lustrosa y translúcida se paró sobre
sus patas traseras y la miró fijamente.

“Ve a buscar a Kingsley Schacklebolt. Dile que necesitamos una nueva casa para Caithness.”

Luego apareció para buscar a Moody.

El proceso de evacuar niños era demasiado lento y arduo. Todos ellos eran incapaces de aparecer
ellos mismos, lo que significaba que todos los miembros de la Resistencia que estaban disponibles
y eran fáciles de contactar, tenían que ser movilizados para llevarlos por escobas, repetidas
apariciones de lado a lado, o en los lomos de los thestrals. Crear trasladores consumían demasiado
tiempo. Ninguna de las casas seguras podían arriesgar a tener una conexión flu.

La ubicación remota había sido una decisión estratégica. La esperanza era que Voldemort pasara
desapercibido a pesar de la presencia de muchos niños extraños en un pueblo tan pequeño. En
retrospectiva, era pura suerte que habían tenido éxito durante tanto tiempo. Había pocas opciones
para tratar de realojar a tantos niños en tal rango de edades.

No tenían casa segura de repuesto para tantos. Los niños tenían que ser divididos a través de
docenas de casas seguras. Transportarlos en pequeños grupos a otras partes del Reino Unido y
luego reubicarlos, expandir habitaciones y transfigurar nuevas camas.

Hermione hizo tres viajes. Después de regresar del último, se recargó contra una pared con
agotamiento. Había aparecido a varios niños pequeños hasta Irlanda del Norte. Ellos habían
vomitado, y gritado, y llorado con cada aparición progresiva. Ella había sido forzada a parar y
consolarlos hasta que aguantaran lo suficiente para que ella pudiera aparecer con seguridad de
nuevo sin desgarrar a nadie.

Minerva apareció y paró frente a Hermione, su expresión conflictiva.

“¿Tu información?” Minerva preguntó silenciosamente.

Hermione asintió, “Moody's le dirá a cualquiera que le pregunte que se enteró mientras interrogaba
a un carroñeros.”

Minerva asintió fuertemente de reconocimiento y presionó sus labios, observando a Hermione


durante varios segundos.

“Eres una chica buena; espero que eso nunca se haya dudado por nadie. ¿Estás—bien?”

“Él no me ha hecho nada.” Fue todo el consuelo que Hermione pudo dar.

Algo se desenrolló en la expresión de Minerva. Ella asintió bruscamente y luego se alejó para
ayudar a derribar las barreras y encoger los muebles.

Hermione vio la hora. Había luna llena esa noche y ella necesitaba Descurainia sophia.

Ella se levantó y caminó fuera de la casa hasta que llegó al borde de las barreras contra las
apariciones. Luego comenzó una serie de saltos de vuelta a Londres.

Ella se detuvo en un gran campo en el cual a menudo comenzaba a buscar ingredientes cerca del
Bosque de Dean. Sosteniendo su varita fuera, lanzó un hechizo para señalar y lo siguió en busca de
la planta de malezas.

La luz brillante de la luna arrojaba sombras nítidas al mar de hierba. Los árboles agrupados más
cercanos se levantaron como una cortina negra contra el brillante cielo nocturno. MIentras
Hermione se deslizó por una pequeña pendiente, una ráfaga de viento se movió a través del campo,
agitando la hierba de modo que susurró suavemente. Cuando el sonido deslizante y cambiante se
desvaneció, un aullido bajo emergió de los árboles a favor del viento de Hermione.

Ella se congeló.

Un hombre lobo.

Ella nunca había estado cerca de hombres lobos en el área antes. Había estado tan cansada y
distraída que ni siquiera había pensado en tomar precauciones.

Otro aullido emergió. Más lejos. A su derecha.

Y otro aullido.

Había una manada de hombres lobo en el Bosque de Dean.

Casi había aparecido lejos pero pausó, dudando. Necesitaba Descurainia sophia. Si no la conseguía
esa noche, no sería capaz de conseguir nada hasta el siguiente mes. Tenía que hacer la poción.
Severus no ofrecería consejos o se tomaría el tiempo de inventar pociones a menos que fueran
urgentes.

Se apresuró bajo la colina en la dirección en la que el hechizo localizador estaba indicando.

Otro aullido. Más cerca.

Sacó el cuchillo plateado de su bolsillo y comenzó a cortar secciones de Descurainia sophia tan
rápido como pudo sin afectar la potencia. No había suficiente.

Volvió a lanzar el hechizo localizador y corrió en la dirección que su varita le indicaba. Mientras lo
hacía, miró hacia arriba para ver la sombra alargada y aguda de un hombre lobo que bajaba
tranquilamente por la pendiente hacia ella.

Ella patinó y casi se cayó cuando llegó a un lugar con varios Descurainia sophia y los cortó en
segundos.

El hombre lobo estaba a menos de cuatro metros de ella y agachándose en una estocada cuando
finalmente giró sobre sus talones y se apareció al lugar más cercano en el que podía pensar.

Hermione reapareció en los escalones de la cabaña inconcebible de Malfoy. Mientras buscaba aire,
se deslizó hacia el escalón más alto y se sentó jadeando mientras trataba de recuperar su aliento.

Se recargó contra la puerta y cerró sus ojos mientras su corazón seguía latiendo con fuerza
violentamente.

Estaba terriblemente fuera de forma. No podía creer qué tan rápido se había cansado de correr. Su
esófago quemaba, y había un dolor fuerte y apuñalante a través de sus pulmones cada vez que ella
inhalaba.

Aparte de caminar por el campo en busca de ingredientes para pociones, Hermione no participó en
ninguna actividad físicamente extenuante. Después de que la había sacado de las peleas, no había
tenido tiempo para ejercitarse o practicar o siquiera preocuparse sobre su apariencia física.

Merlín, era inútil. Si alguna vez se encontraba de nuevo en el campo, probablemente sería cortada
en segundos.

Su respiración se había calmado, pero ella se quedó en el lugar por otro minuto mientras trataba de
que su ritmo cardíaco se alentara.

La puerta detrás de ella inmediatamente se abrió, y ella cayó dentro de la cabaña.

Su cabeza golpeó contra la madera y estrellas brillaban ante sus ojos mientras descubría que
Malfoy la estaba mirando fijamente, furioso.

“¿Qué mierda, Granger? ¿Qué estás haciendo?”

“¿Malfoy?” ella dijo, observándolo en confusión. “¿Qué estás haciendo aquí?”

“¿Qué estoy haciendo aquí?” Él gruñó. “Activaste los escudos. Asumí que me necesitabas para
algo.”

“Oh,” dijo Hermione, calor cubriendo sus mejillas. “No me había dado cuenta que el monitor de
los escudos se extendía más lejos de la habitación. No quería molestarte.”

Ella giró y se levantó.

Malfoy la miró desde arriba hacia abajo.

“¿Qué estabas haciendo?”

“Necesitaba Descurainia sophia cosechada bajo la luna llena,” ella dijo, dándose cuenta que aún
estaba jadeando ligeramente. “Y había hombres lobo. No podía esperar hasta el siguiente mes. Así
que tuve que correr y tratar de conseguirla mientras seguía. Pero yo ya no tengo muy buena
condición. Me dejó sin aliento Este era el lugar más cercano al que podía aparecer. Así que estaba
tratando de recuperar mi aliento.”

“¿Dónde estabas buscando la Descurainia sophia?” Su tono tenía un toque.

Ella señaló sobre su hombro. “Hay un campo cerca de aquí, en el Bosque de Dean. Es uno de los
lugares a los que usualmente voy a buscar ingredientes para pociones.”

“Usualmente—”

Hubo una pausa.

“Vagas por el campo de noche. ¿Buscando ingredientes?” Su expresión se había congelado.

“Si.” Hermione asintió, mirándolo. “Mencioné esto.”

“No… dijiste que estabas consiguiendo ingredientes para pociones. Asumí que a lo que te referías
era que tenías un proveedor.” Su expresión se estaba volviendo dura y sus ojos acusadores como si
ella le hubiera mentido.

Hermione lo observó con incredulidad. “Soy una terrorista. Cuesta una pequeña fortuna comprar
ingredientes para pociones del mercado negro. No voy a gastar mi presupuesto cuando puedo
tenerlo gratis y con mejor calidad al hacer el trabajo yo misma.”

“¿Así que estás paseando por el campo de la mágica Gran Bretaña, por la noche, para recolectar
ingredientes para pociones? ¿Sola?”
“Obviamente,” dijo Hermione, inhalando. “Por eso nos vemos los martes por la mañana después de
que termino.”

Hubo un largo silencio.

“No puedes,” Él anunció en un tono de finalidad. “Te detendrás. Te quedarás dentro de cualquier
triste y pequeña casa segura en la que te quedas para sanar, y no saldrás a buscar ingredientes de
nuevo.”

Hermione lo observó indignada durante varios segundos, sorprendida. “¡Ciertamente no lo haré!


No controlarás lo que hago.”

Su expresión se endureció, un brillo de depredador apareciendo en sus ojos. “Sí puedo, en realidad.
¿Lo has olvidado? Yo soy tu dueño. Si te digo que te sientes en esta habitación y que mires a la
pared hasta la semana siguiente, tú diste tu palabra de que lo harías.”

Hermione sintió que la rabia la recorría. “No, no lo haría. Porque tú diste tu palabra a que no
interferirías con mi trabajo con la Orden. Buscar ingredientes es parte de mi trabajo. No es
negociable. Si quieres controlar todo lo que hago, entonces tendrás que esperar hasta que gane. Tú
también diste tu palabra.”

Malfoy estaba de pie, observándola, sus ojos estaban calculando. Luego él abruptamente cambió el
tema. “¿Así que escapaste de los hombres lobo?”

Ella se sonrojó.

“No. Me refiero a que—ellos no estaban tan cerca hasta el final. Solo corrí tal vez noventa metros
a lo mucho.”

“¿Y aún estás jadeando por eso?” él dijo con escepticismo.

“Yo—yo en realidad no hago trabajo de campo además de buscar ingredientes. No hay mucha
necesidad de trabajar en mi resistencia, ella dijo, levantándose a la defensiva.

La boca de Malfoy se abrió de repente; la cerró de golpe y dejó caer una mano sobre sus ojos
durante varios segundos como si tratara de recomponerse. Luego alejó su mano y la observó.

“¿Cuándo exactamente fue la última vez que alguien te entrenó? Asumo que practicas duelos
básicos, dado que eres tan importante que ya no te dejarán pelear. Seguramente, desde que te
dejaron salir, sola, a mitad de la noche; tu defensa debe ser insuperable.”

Hermione bajó los ojos y jugueteó con la correa de su bolso. “Estoy muy ocupada. Parte de la
razón por la que me sacaron de combate fue porque hay muchas otras cosas más para las que me
necesitan.”

“¿Cuánto tiempo ha pasado, Granger?” Su voz era dura.

Ella observó a través de la habitación. El estúpido lugar ni si quiera tenía nada para que ella
pudiera pretender que estaba observando. Ella se enfocó en un nudo en la madera del suelo.

“Probablemente—alrededor de dos años y medio,” ella dijo en voz baja.

Dejó caer la cara en su mano y se quedó en silencio, como si ni siquiera pudiera soportar mirarla.

Hermione puso sus ojos en blanco.


“Bueno, me iré entonces,” ella dijo al fin con voz quebradiza. “Perdón por molestarte. No volverá
a pasar.”

“Te voy a entrenar,” Malfoy dijo abruptamente, acomodando sus túnicas y volteando a verla.

“¿Qué?” Ella lo observó en confusión.

“Te voy a entrenar,” él dijo lentamente. “Ya que aparentemente intentar que te detengas no es una
opción. No perderé mi tiempo tratando con un nuevo contacto en la Orden porque no eres lo
suficientemente inteligente como para permanecer en condiciones de lucha. Dada la forma en la
que ellos pelean, Estoy seguro de que cualquier otra persona que tenga sería una mierda con la
oclumancia y es probable que eventualmente sea atrapado en una escaramuza.”

Bueno, el instinto de autoconservación de Slytherin de Malfoy seguía siendo fuerte. Hermione


suspiró con irritación.

“En verdad no es necesario. No pelearé. Rara vez hay problemas cuando estoy buscando
ingredientes. No necesitas preocuparte sobre qué te molestará perder tu preciado premio de
guerra.”

“¿De verdad?” dijo, su voz aireada mientras caminaba hacia ella. “¿No quieres? Porque pronto
terminarás de aprender oclumancia. Creo que preferirías ocupar tu tiempo con la práctica de duelo
en lugar de algunas de las otras actividades en las que podría exigirte que participes.”

Hermione lo fulminó con la mirada.

Ella dudaba que él tuviera alguna intención de seguir adelante con su amenaza apenas velada dado
que no había mostrado ninguna inclinación particular. Si quisiera enseñarle a pelear, no había daño
en ello. Ella ciertamente lo preferiría. Necesitaba seguir pasando tiempo con él. Ella no sería capaz
de tener éxito en su misión si no estaban pasando tiempo el uno con el otro.

“Bien,”ella dijo, su expresión se torció en una leve irrisión.

“Te ves tan amarga,” su expresión era feroz por la burla. “Pensarías que solo te exigí que me
follaras en lugar de no hacerlo. ¿Decepcionada?”

“Solo en tus sueños,” ella dijo, lanzándole una mirada.

“Cada noche.”

Ella puso sus ojos en blanco.

“¿Compras toda tu compañía?” ella dijo, su voz dulce y su expresión condescendiente. Él ni


siquiera parpadeó.

“Disfruto del profesionalismo,” él dijo suavemente, mirando al techo como si estuviera recitando
un mantra. “Líneas claras. No drama. No estoy obligado a pretender que me importa.”

Él gruñó en la última palabra, como si el cuidado fuera el concepto más ofensivo conocido por el
hombre.

“Por supuesto. Muy tú.”

“Bastante,” él estuvo de acuerdo con una ligera sonrisa.

Hubo un silencio. Hermione quería decirle que él era vil, pero estaba segura de que él ya lo sabía.
Ella se sentía cansada y la hacía sentir querer ser cruel.

“¿Les hablas y lloras, les dices sobre qué tan triste y solitaria es tu vida? ¿O solo las doblas sin una
palabra?” ella preguntó, su voz cantarina con la burla.

Sus ojos brillaron.

“¿Quieres que te enseñe?” Su voz era fuerte y fría como una astilla de hielo.

El casi encuentro de Hermione con los hombres lobo hizo que la adrenalina todavía la atravesara.
Ella estaba acostumbrada al gran estrés del ala del hospital, pero siempre era la vida de alguien
más. Se sentía exaltada por la emoción de su contacto cercano con la muerte. De repente entendió a
Harry. Sentía que podía hacer lo que fuera.

Un pensamiento repentino vino a ella ante la amenaza de Malfoy.

Ella lo observó, levantando su barbilla.

“No lo harás.”

Sus ojos se volvieron crueles, pero antes de que él pudiera contestar ella continuó. “Sería
demasiado real para ti. Haciéndolo con alguien que conoces. Alguien a quién verías de nuevo.
Arruinaría esas líneas claras.”

“¿Me estás probando, Granger?” Su voz era grave.

Ella lo observó.

“Supongo que sí,” ella dijo fríamente, pero su corazón estaba comenzando a latir con fuerza al
darse cuenta de lo que había hecho.

Él se acercó, sus ojos duros, hasta que su rostro estaba a centímetros de el de ella.

“Desnúdate.”

Hermione no vaciló y él tampoco, así que se acercó lentamente hasta que ella retrocedió
arrastrando los pies. Él se cernió sobre ella. Sus ojos brillaron.

“Te está matando, ¿no es así?” Preguntándote. Esperabas que te hiciera esto desde el principio. Así
que esperar—tratar de adivinar cuándo se me pueda ocurrir—eso te molesta más que el
pensamiento de en realidad tener que follarme.”

Él gruñó. “Bueno—tienes mi atención. Desnúdate.”

Hermione lo miró fijamente, sintiendo a su rostro calentándose mientras el resto de su cuerpo se


volvía increíblemente frío.

“Ni siquiera me quieres. ¿Por qué me incluiste en tus demandas? ¿Cuál es el punto?” ella preguntó.
Su voz estaba enojada y confundida.

Él sonrió. “Estás en lo correcto. No te quiero.”

No debería doler escucharlo decirlo, pero de alguna manera lo hacía. Especialmente con con la
burla vengativa en su expresión mientras la miraba fijamente.

“Sin embargo, poseerte nunca se va a volver algo viejo. ‘Ahora y después de la guerra.’ No puedo
esperar a ver qué tan amarga te puedo hacer con esas palabras. Así que, desnúdate.” Su voz se
agravó. “¿O quieres que yo lo haga por ti?”

Las manos de Hermione fueron hacia el cuello de su camisa y la tomó defensivamente, Ella estaba
aterrada y enfurecida hasta el punto en el que ella pensaba que iba a empezar a llorar. Él sí la
poseía. Ella había estado de acuerdo con ello. Su mandíbula temblaba y sus manos comenzaron a
temblar.

“El poder te llega, ¿no es así?” Su voz temblaba de rabia cuando se obligó a desabrochar el botón
superior de su camisa. “Lastimar a alguien que no puede—o no—peleará de vuelta. Usando lo que
a la gente le importa para torturarlas y enjaularlas, y forzarlas a hacer cosas. Eres igual que
Voldemort.”

La malicia en la expresión de Malfoy abruptamente desvaneció y se palideció. El freno a su rabia


desapareció de repente y la oscuridad y la magia se derramaron de él en oleadas, llenándose y
retorciéndose por el aire.

La furia helada que apareció en su expresión era tambaleante. Sus ojos se volvieron negros, sus
labios se curvaron en un gruñido, y él seguía volviéndose cada vez más y más pálido mientras la
miraba fijamente.

Los ojos de Hermione se abrieron de terror y se encogió, preparándose.

Se levantó una ola de furia a su alrededor.

“¡Salte!” él estalló.

Ella lo miró fijamente, sin moverse. Como un animal petrificado por miedo.

Él gruñó de rabia. De repente, la puerta de la cabaña se abrió de golpe con tanta violencia que las
bisagras se partieron y cayó al suelo.

“¡SALTE!” él rugió.

Hermione no necesitaba más invitación. Ella se apresuró hacia la puerta y apareció el segundo en
el que sintió que estaba libre de los escudos.

Cuando pasó por la puerta de Grimmauld Place, colapsó en el suelo del vestíbulo, temblando con
terror.

Estúpida. Estúpida. Estúpida. Se reprendió a sí misma, tratando de obligarse a respirar. Ella sentía
que estaba teniendo un ataque de pánico.

No podía entender qué la había impulsado a intentar provocarlo. Si no fuera a medianoche, se


habría golpeado la cabeza contra el suelo con frustración por su idiotez.

Después de todas las innumerables veces que había regañado a Harry, advirtiéndole sobre las
consecuencias de su estúpida búsqueda de emociones; ella podría haberle ganado.

Ella era una idiota.

Ella presionó su mano sobre su corazón palpitante y dejó a su cabeza caer sobre la curva de su
codo. Ella lloró calladamente.

Draco Dormiens Nunquam Titillandus.


Excepto que no le había hecho cosquillas a un dragón dormido. Sus acciones parecían haber estado
más en el ámbito de bailar el vals y golpearlo en la cabeza con un bate batidor.

Ellos necesitaban a Malfoy. Lo necesitaban desesperadamente, y un poco de adrenalina la hacía


perder la cabeza.

Él tenía razón, ella no podía soportar el pavor. La anticipación constante. Agotándose a sí misma
preguntándose qué era lo que quería. Qué era lo que él tenía intencionado hacerle. Constantemente
queriendo que el otro zapato cayera. La estaba comiendo viva.

Si él fuera a lastimarla o a follarla, ella solo quería saber y que lo hiciera.

Ir con él cada semana, sin la certeza de lo que él pudiera hacer después—

La estaba rompiendo en pedazos.

Se mordió el labio mientras se recargaba contra la puerta. Trató de no estallar en lágrimas mientras
su ráfaga de norepinefrina perdía su control sobre ella, y ella se encontraba fuertemente en el suelo.
Estaba inundada de horror y desesperación.

Ella hundió su cara en sus manos y sollozó calladamente.

Su ansiedad probablemente le había costado la guerra a la Orden. O por lo menos vidas


incontables.

Tenía que encontrar una forma de repararlo.

Se envolvió entre sus propios brazos, trató de calmarse y pensar.

Respira. Respira. Respira.

Cuando su pecho finalmente dejó de temblar, se levantó y limpió las lágrimas.

Abrió su camino hacia su clóset de suplementos para pociones, almacenó su descurainia sophia y
pasó varios minutos tratando de organizar sus pensamientos y forzando a sus manos dejar de
temblar.

Fue hacia su habitación.

La puerta estaba entreabierta. Lo cual era extraño, porque ella y Ginny eran generalmente
fastidiosas sobre mantener su puerta cerrada y con llave. Grimmauld Place no era extensamente
accesible para la Resistencia, pero aveces había individuos meticulosos con poco respeto hacia la
privacidad o posesiones personales.

Hermione revisó y luego saltó en sorpresa.

Ginny y Harry estaban medio desnudos y, si no lo estaban haciendo ya, parecían estar a segundos
de follar.

Hermione rápidamente lanzó un hechizo de privacidad en la puerta y se apresuró a irse. En el


rellano de los escalones se detuvo y dudó. Las habitaciones de Grimmauld Place estaban llenas en
el momento. Un número de los niños mayores de Caithness habían sido traídos ahí.

La sala de abajo estaba ocupada por todos los insomnes. No quedaban muchos lugares para dormir.

Ella estaba tan cansada. Su ataque de llanto la dejó sintiéndose internamente vacía.
Se arrastró hasta un asiento junto a la ventana y trató de quedarse dormida, pero su mente no se
tranquilizó. Ella siguió repitiendo su conversación con Malfoy. Preocupada por la poción que
necesitaba preparar. Reviviendo el momento en el que toda la rabia salió de Malfoy y le rugió.

No la había lastimado.

Había tenido cada oportunidad y más que suficiente furia, pero él se había restringido y la había
despedido en su lugar.

Un Mortífago asesino con algún tipo de código moral. Un oxímoron si alguna vez hubo uno.

Tenía que estar conectado con su motivo para ayudar a la Orden.

¿Qué era lo que quería?

La agravaba profundamente que no pudiera entenderlo.

Después de dar vueltas en el asiento de la ventana durante media hora, se sentó con un suspiro. No
quería intentar hacer la poción de Severus hasta que hubiera descansado. Trepó y fue al piso más
alto de la casa. Había una habitación de práctica ahí.

Ella observó y la encontró vacía.

Hizo su camino hacia la mitad de la habitación y, sacando su varita, comenzó a hacer algunas de
las poses de duelo.

Cuando regresó de su entrenamiento de sanación a través de Europa, solo participó en dos


escaramuzas pequeñas antes de que la Orden decidiera sacarla permanentemente de combate.
Después de los años se había vuelto oxidada, mucho menos proficiente en duelo que alguien de su
edad en el grupo. El resto de ED era rápido y lanzaban hechizos poderosos, esquivando mientras
mantenían excelente precisión incluso desde la distancia.

La sanación era sútil. Casi siempre requería restringirse. Trabajo de cerca con atención hacia
detalles diminutos.

Intentar batirse en duelo de nuevo fue un cambio tan radical en la técnica que había sido horrible.

Ron y Harry dedicaron bastante tiempo a tratar de ayudarla a ponerse al día, pero antes de que
pudiera hacerlo, Kingsley aconsejó sacarla por completo del combate. Nadie hizo ni un murmullo
de desacuerdo.

Hermione entendía la razón, pero años después, la decisión aún dolía. Sentía que había fallado de
alguna forma y estaba siendo desviada—lejos de todos los demás.

El ED original se había convertido en una unidad de combate muy unida de la cual no era
miembro.

Hermione se mordió el labio y lanzó un protego tan poderosamente como pudo. El escudo floreció
frente a ella.

Suspiró aliviada mientras retiraba el hechizo. Al menos todavía podía manejar eso.

Lanzó una serie de maldiciones a los muñecos al otro lado de la habitación. La mitad de ellos
golpeados en sus objetivos. Ninguno de ellos precisamente.

Ella se sonrojó y volvió a intentarlo. De alguna manera era peor la segunda vez.
Hermione se reprendió a sí misma. Estaba de pie con rigidez. No en un campo de batalla. No
mientras tenía algún hechizo dirigido hacia ella.

Era mierda.

En el improbable caso de que Malfoy la entrenara, la haría pedazos por lo inepta que se había
vuelto.

Encuadró sus hombros y lo intentó de nuevo.

Lanzó algunos hechizos más complejos.

Bueno, podía lograr eso.

No era una falta de proficiencia cuando se trataba de magia de combate. Simplemente era terrible
en el aspecto actual de combate.

Eso era una consolación.

Bueno, en realidad no.

Ella siguió hasta que estaba tan cansada que sus manos estaban temblando del agotamiento. Luego
se tiró en una de las colchonetas de entrenamiento y se quedó dormida.

“Hermione, ¿maldita sea? ¿Por qué estás aquí?”

Hermione entrecerró los ojos a la mañana siguiente y encontró a Ron de pie junto a ella, escoltado
por Ginny, Neville, Dean, Seamus , Lavender, Parvati, Padma, Fred y Angelina.

Se sentó con un gruñido y talló sus ojos.

“Mi cama fue ocupada en la reubicación aleatoria,” ella mintió, mirando a Ginny. “Vine aquí para
dormir.”

“Oh,” dijo Ron. “Bueno, vamos a estar practicando una formación de ataque antes de que Neville y
Seamus tengan que salir a esa misión de reconocimiento. Así que—necesitamos la habitación.”

Hermione asintió y se levantó.

“¿Puedo ver?” se encontró a sí misma preguntando.

Ron frunció el ceño y la miró fijamente.

“Por supuesto. Supongo. Si tienes tiempo de ello. Solo—mantén un escudo arriba. Muchas
maldiciones serán lanzadas.”

Hermione se quedó en una esquina y observó a Ron mostrar la estrategia. No podía seguir todos
los términos que usaban. No era terminología de combate tradicional, más bien una especie de
taquigrafía que había evolucionado entre los luchadores a lo largo del tiempo. Su propio idioma.

Mientras caminaban por la habitación, lanzó un escudo alrededor de ella misma. Ron activó un
escudo de la habitación con un hechizo, y luego todos comenzaron a lanzar una serie de
maldiciones hacia las paredes.

Los hechizos rebotaban de un lado a otro a través de la habitación. Rápido la habitación estaba
llena de magia voladora.
Hermione observaba a los miembros de ED mientras comenzaban a correr a través de la formación
de ataque. Todos sus hechizos eran precisos. Sus escudos poderosos. Ninguno de ellos fue cortado
por los hechizos voladores. Era instintivo para ellos. Sabían cuando sus escudos necesitaban ser
renovados. Sabían como todos los demás peleaban; quien los cubriría. Peleaban de cerca y
lanzaban no verbalmente.

Sus habilidades de combate eran vastamente superiores a las de ella. Le tomaría un milagro para
ponerse al día.

Ella los observó correr a través de la formación doble vez antes de voltearse y salir de la
habitación de práctica.

Ella fue hacia su clóset de suplementos para pociones, juntó los ingredientes y se preparó para
comenzar a fabricar.

El martes siguiente ella apareció en Whitecroft y se acercó a la ubicación de la cabaña lentamente.

Ella se preguntó si Malfoy estaba ahí. Ella rezó que así fuera.

No tenía idea de cómo arreglar las cosas si él se rehusaba a aparecer. Ella solo podía esperar que lo
que fuera que le estaba causando que fuera un espía fuera suficiente motivación para que sus
acciones no lo disuadieran.

Si él no estuviera ahí, ella esperaría.

Si él estuviera ahí—ella esperó que él solo la castigara y lo dejara ir, en vez de forzarla a
continuamente temerle.

La puerta había sido reparada. Ella se forzó a abrir la puerta.

Vacío.

Después de esperar durante un minuto, caminó hacia la silla cerca de la mesa. Su estómago estaba
retorciéndose a sí mismo en terror, y ella trató de distraerse a sí misma al recitar fórmulas de
Aritmancia mientras se sentaba ahí.

Ella solo necesitaba dejar de pensar sobre lo que podría pasar después.

De repente hubo un fuerte crujido y ella se levantó y se volteó rápidamente mientras Malfoy
aparecía. Él estaba de pie mirándola fijamente, su expresión era indescifrable.

Hermione no dijo nada. Ella solo lo observó. Ella estaba aliviada de que no estaba temblando.

Se forzó a ella misma a encontrar su mirada. Esa sensación como una aguja de terror comenzó a
pasar por su espalda. De repente se sentía fría. Ella podía sentir el cabello en la parte de atrás de su
cuello ponerse en punta mientras ella se preparaba.

Ella podía ver a su mandíbula tensarse mientras alejaba su mirada de ella.

Aparentemente él no tenía la intención de hablar primero.

Ella respiró profundamente. Ella lo necesitaba. Claramente aún estaba furioso con ella pero ella
necesitaba arreglarlo. Costara lo que costara.

“Lo siento,” ella dijo desesperadamente. “Perdí mi cabeza y crucé una línea. Lo siento. Lo que sea
que tenga que hacer para arreglarlo —haré lo que quieras. Sólo déjame arreglar esto.”
Chapter End Notes

Porque puedo (Because I can) por _knar.m_


Flashback 6

Abril 2002

Draco la miró fuertemente, algo que ella no podía leer a través de su expresión brillante.

“Está bien,” él dijo en una voz dura. “Cuando dije que te quería dispuesta, eso significaba que
tenías permitido decir no. Aunque tal vez trata de decirlo en vez de provocarme a propósito.”

Hermione lo observó en shock.

Presionó su mano en un puño y la presionó contra su frente como si tuviera un dolor de cabeza.

“¿Quieres continuar con oclumancia?” él preguntó.

Hermione se movió ligeramente pero no contestó. Se sentía derrotada. La conversación no había—


ella no—

¿A qué se refería?

¿Era posible que fuera una finta, para poder atraparla con la guardia baja?

Si ella tenía permitido decir cosas, él ciertamente no se había molestado en comunicarle eso a ella.
De hecho, él había fuertemente implicado lo opuesto. Aunque—él no había hecho mucho más que
solo provocarla.

Así que—

Ella lo miró con recelo.

Algo que le había dicho esa noche había accidentalmente tocado un nervio. Profundamente.

¿Qué era lo que había dicho?

Ese poder lo sacó. Lastimar a alguien que no podía—o que no—pelearía de vuelta. Usar lo que le
importaba a las personas para torturarlas y enjaularlas y forzarlas a hacer cosas. Que era igual que
Voldemort…

Que era igual a Voldemort

Probablemente era eso. Probablemente se consideraba mejor que su Maestro. Tal vez él pensaba
que si ayudaba a la Orden eliminar a Voldemort dejaría un vacío de poder que él podría llenar.

El pensamiento de ello hizo que sus intestinos se torcieran.

¿En verdad era eso? ¿Estaba jugando a ambos lados el uno contra el otro, pensando que podría
tomar el poder después?

Tal vez tenía objeciones al reino de terror de Voldemort; los ataques usados para culpar a la Orden
y toda la tortura y experimentos. Malfoy probablemente imaginaba que gobernaría en un modal
gentil donde las mujeres estaban aparentemente "dispuestas" y las ejecuciones eran ceremoniales.

Aún así—parecía que había estado mucho más que ofendido. Su furia—la rabia que cargaba era
seguramente mayor que el puro ego o ambición.
Su expresión cautelosa pareció molestarlo. Siseó levemente y sus dientes brillaron.

“Basta decir, no voy a lastimarte,” él estableció. “Así que deja de verme como si esperas que te
lance una maldición en la espalda.”

Las palabras hicieron que Hermione se encogiera de hombros. Si no estuviera tan desesperada para
asegurar que él siguiera estudiando para ellos, ella hubiera gruñido y preguntado por qué no había
hecho tal tolerancia hacia Dumbledore. Él pareció ver la réplica en su expresión y su mandíbula se
contrajo.

Ella mordió su lengua y observó incómoda a través de la cabaña. “Sí quiero terminar de aprender
oclumancia.”

“Está bien.”

Su tono era entrecortado y parecía haber encajado en su ira. Su rostro se suavizó en esa máscara
fría e indolente una vez más. Pero sus ojos plateados continuaban estudiándola. Ella casi podía
sentir su mirada contra su piel.

Él se movió hacia ella.

Él se sentía simultáneamente igual, aún así diferente. Como si él estuviera yendo por las mismas
mociones, pero más conscientemente de lo que lo había hecho en el pasado. Había un elemento
sútil de exceso de precisión.

Él movió la cabeza de Hermione hacia atrás con la punta de sus dedos. Cuando ella miró hacia
arriba hacia lo profundo de sus ojos, ella podía ver una amargura que pensó que no había estado ahí
antes.

Él se hundió sin dolor dentro de su mente.

Fue lo mismo durante las siguientes dos semanas. Más oclumancia y un Malfoy más reservado. La
conversación seguía rígida, aunque la inteligencia que él proveía para seguir generosamente y
seguía seguro.

Hermione se reprendía internamente cada semana mientras él desaparecía después de intercambiar


menos de una docena de palabras con ella.

Su dibujo psicológico de él se había estancado. Cada semana, ella agregaba más preguntas sin
respuestas. La lista de motivos potenciales rankeadas desde lo magnánimo a lo monstruoso

Ella podía decir que ella estaba casi lista con su entrenamiento de oclumancia. Las invasiones de
Malfoy hacia su mente estaban volviéndose agonizantemente dolorosas y agresivas mientras él
probaba sus habilidades.

Ella estaba tentada a preguntar si él aún tenía la intención de entrenarla para duelos, pero tenía
miedo de presentar el tema.

Ella estaba comenzando a sentirse desesperada.

Cuando ella llegaba a la cabaña caminó lentamente, tratando de presentar una nueva forma de
romper con la molestia. Tenía que haber algo para poder llegar hacia él. Algunas debilidades que
pudiera encontrar para entrar.

Malfoy apareció frente a ella con un crujido abrupto, y pareció hacer una mueca de dolor mientras
se enderezaba.

Hermione había visto esa expresión sutil con la suficiente frecuencia como para identificarla de
inmediato, sin importar cuán cuidadosamente ocultara. Sin siquiera detenerse a pensar, sacó su
varita y le lanzó un rápido diagnóstico.

Antes de que pudiera voltear a ver los resultados, Malfoy se inclinó hacia adelante, tiró su varita
lejos, y la presionó contra la pared.

“¿Qué estás haciendo?” él gruñó.

Claro. Probablemente no estaba acostumbrado a dejar que las personas lanzaran magia en su
dirección.

Ella encontró sus ojos con precisión. “Estás lastimado.”

Él apartó las manos de ella y dio un paso atrás.

“No es nada,” él dijo. “Iré a que me lo chequen después.”

Los ojos de Hermione cayeron en los colores y detalles rodeando su varita, tendidos en el suelo a
algunos metros, leyendo las partes más obvias.

“Tienes varias costillas fracturadas, una concusión, y moretones internos. Me tomará diez minutos
arreglarlo. Y—” ella le dio una mirada mordaz, “aparecer dolerá incluso más la siguiente vez. Si
dejas las fracturas y lo sigues haciendo, tus costillas probablemente se rompan completamente.
Podrías pinchar un pulmón. Si hay fragmentos, las costillas tendrían que ser removidas y tienen
que volver a crecer.”

Él la miró fijamente durante varios segundos antes de poner sus ojos en blanco. “Bien.”

Ella se arrodilló y tomó su varita. “Desnúdate—de la cintura hacia arriba.”

Él se quedó quieto durante un momento.

“Pensé que esa era mi línea,” él finalmente dijo mientras se movía y rígidamente desabotonaba su
túnica, dejándola en una alberca de cúmulo sin ningún cuidado en el suelo. “Si tanto me querías,
solo necesitabas preguntar.”

La miró lascivamente de una manera abiertamente falsa.

Todos tenían métodos para soportar el dolor. Harry se ponía muy callado, mientras que Ron se
convertía en lo que Fred y George habían llamado “como una perra.” Seamus y Charlie decían
groserías en un volumen y fuerza que tenían que ser silenciados.

El dolor volvía a Malfoy más sarcástico de lo que ya era.

Por lo menos significaba que le estaba hablando de nuevo.

Hermione puso los ojos en blanco. “Si. Nada me da las fuerzas de seguir como ver un abdomen
lleno de moretones morados y verdes.”

“Siempre supe que eras una perra sádica.”

El comentario capturó a Hermione tan desprevenida que comenzó a reírse.


Malfoy parecía estar sorprendido por el éxito mientras comenzaba a desabotonar su camisa e
incómodamente tratando de quitársela.

También tenía una lesión en el hombro.

Ella extendió la mano lentamente como si se acercara a un animal defensivo. Él no se encogió de


hombros, así que ella se obligó a quitarle la camisa gentilmente y a observar el daño.

He appeared to have been flung, extremely violently, into—something.

Él parecía haber sido lanzado, extremadamente violentamente, hacia—algo.

Su hombro había sido dislocado, pero él probablemente lo había puesto de vuelta en su lugar. Su
lado completo derecho estaba cubierto de moretones. Era notable que su brazo no estaba
destrozado.

“¿Qué pasó?” ella preguntó con sincera curiosidad.

“Nueva manada de hombres lobo,” él respondió rápidamente. “Habían problemas de liderazgo.”

“Así que, ¿qué? ¿Peleaste con el hombre lobo alpha?” ella preguntó escépticamente mientras
comenzaba a reparar sus costillas.

“Bueno, él tenía estrictamente prohibido morder o rasguñar, y yo no tenía permitido matarlo. Pero
—cuando tienes bestias con una jerarquía de manada y tú tratas de ganarles sin golpearlos para que
se sometan primero, solo estás esperando una insurrección,” Malfoy explicó como si esas cosas
fueran conocimiento general.

“¿Todo esto es por ganar o por perder?” ella preguntó mientras reparaba la fractura en la otra
costilla.

Él la fulminó con la mirada. “Ganar, obviamente. No hubiera aparecido a ningún lado si hubiera
perdido. Maldito animal ni siquiera pensó en usar su varita. Se vuelven bestias una vez que
comienzan a correr en manadas.”

Él puso los ojos en blanco mientras lo decía y luego agregó, “Ahora soy aparentemente el alpha de
una manada de hombres lobo. Se agrega a mi encanto natural, creo.”

“El alpha seguramente trató de matarte,” Hermione señaló.

Malfoy resopló. “Es bienvenido a intentarlo. Me tomará menos de un minuto derribarlo una vez
que tenga permitido matarlo.” Él se burló.

Hermione no respondió. Con un hechizo no verbal, convocó su bolsa y sacó el kit de emergencia
que siempre llevaba con ella.

“Siéntate y toma esto,” ella instruyó mientras le entregaba una poción. “Se ocupará de la concusión
que tienes.”

Mientras él la estaba tomando, ella frotó sus manos para calentarlas y luego hundió sus dedos en
una pequeña jarra de pomada.

Ella lo miró pensativa por un momento antes de poner suavemente su mano sobre su hombro
desnudo.

Él casi saltó fuera de su piel.


“Relájate,” ella dijo, sintiendo los músculos en sus hombros volviéndose tensos debajo de sus
dedos. “No se absorberá bien si estás tenso.”

Malfoy no se relajó para nada.

Ella puso los ojos en blanco.

Ella movió sus dedos ligeramente sobre su hombro, esparciendo la pomada y dejando que él se
acostumbrara al contacto. Los músculos en su hombro se encogieron y dolían ligeramente. Le
recordaba a Hermione acariciar a un caballo asustadizo.

De todos los contextos en los que había imaginado a Malfoy eventualmente medio desnudo en su
presencia, curarlo sorprendentemente no era uno de ellos. Pero—ella podría usar esto para arreglar
cosas y continuar trabajando en su estrategia inicial.

Él estaba seguramente solo. Él parecía estar inquieto por el contacto físico que no fuera ni violento
o sexual.

Ella supuso que no era sorprendente. ¿Quién estaba que era amable con él? Según su relato, su
brutal entrenamiento con Bellatrix no había sido impedido por nadie, ni siquiera por su madre. El
pensamiento la hizo temblar ligeramente.

Hacerle crucio a un niño de dieciséis años para enseñarle oclumancia y luego dejarlo desmayarse
por eso.

Ella podía usar ese vacío. Esa soledad. La necesidad de confort estaba escrita en el psique humano.
Podía ser que Malfoy ni siquiera estuviera lo suficientemente consciente de la ausencia para
ponerse a la defensiva. Si ella despertaba esa necesidad—

—ella estaría dentro.

El contacto físico no sexual era algo con lo que ella estaba cómoda. Tocar cuerpos. Ser calmante y
reconfortante. Era, se dio cuenta, una ventaja inesperada que tenía sobre Malfoy. A él le gustaban
las líneas claras. Ella las difuminaría y luego se deslizaría por los huecos.

Ella se inclinó hacia adelante, sólo ligeramente, para que su boca estuviera cerca de su oído. Su piel
olía ligeramente a sal, junto con un sutiles matices mordaces de musgo de roble y el intenso aroma
verde del papiro.

“Esto dolerá un poco,” ella dijo suavemente.

Luego comenzó a amasar el músculo para forzar la pasta curativa profundamente en el tejido y
restaurar los tendones estirados. Si no lograba asimilarlo por completo, el daño podría volverse
permanente y Malfoy podría volverse propenso a dislocarse el hombro.

“Mierda,” él gruñó. “Eres una perra.”

Sus manos se detuvieron por un momento antes de continuar.

“La afirmación se ha hecho antes,” señaló en voz baja.

La respuesta pareció atrapar a Malfoy con la guardia ligeramente baja. Él se calmó y apretó la
mandíbula mientras ella continuaba. En un minuto ella terminó, pero continuó masajeando su
hombro. Gentilmente. En una forma eso era—estrictamente hablando—no necesariamente
médicamente.
Después de un minuto extra, ella pausó con sus manos descansando ligeramente en su hombro.

“Necesito terminar con tus costillas ahora. Es más fácil si te acuestas.”

Él suspiró y se acostó en el suelo. Ella le metió la capa detrás de la cabeza y se dio la vuelta para
quedar sentada a su lado.

Él la estaba observando con intensa sospecha.

Ella se ocupó de su equipo de curación, y sacó un gran frasco de suero. Después de un rápido
hechizo para limpiar la pomada de sus manos, ella vertió un líquido viscoso en la palma de su
mano. Lo esparció a lo largo de su brazo, costado y pecho en mociones circulares. Ella tomó nota
de dónde se desvanecía más rápido y agregó una capa adicional de suero.

Con su mano libre lanzó un nuevo hechizo de diagnóstico. Él también tenía una contusión en el
riñón. Ella suspiró ligeramente.

“Tienes un riñón magullado. No tengo la poción para eso conmigo, así que tendrás que ver a un
sanador para ello. No es severo, pero dolerá por algunos días si no te haces cargo.”

Los moretones en su pecho se estaban desvaneciendo lentamente bajo sus dedos. Mientras lo
hacían, las mociones circulares que estaba dibujando se volvieron gradualmente más lentas
mientras lo observaba.

Él era—bastante atractivo. Físicamente.

Debía tener una propensión genética hacia la grasa corporal baja porque todos los músculos de su
torso y brazos se destacaban con una definición cruda. Todo su cuerpo era duro y angular, sin
ninguna pista de suavidad. No era un fisicoculturista, pero él estaba—en forma.

La mayoría de los hombres tenían al menos una capa de grasa cubriendo su carne antes de
encontrarse con el músculo. A pesar de lo fuerte que eran los chicos Weasley, su definición
muscular era generalmente de alguna forma ligera bajo su piel. Harry tenía una propensidad eterna
hacia ser delgado, a pesar de su condición física.

No era sorprendente, ella supuso. Lucius Malfoy estaba bien construido y lejos de ser corpulento,
mientras que Narcissa había sido tan delgada como un listón.

Ella estudió a Malfoy pensativamente.

“¿Miras lascivamente a tus pacientes, o yo soy especial?” Malfoy abruptamente arrastró las
palabras.

Ella miró fijamente y se sonrojó.

“No lo estaba haciendo,” ella dijo defensivamente. “Solo me estaba preguntando acerca de tu
proporción de grasa corporal.”

“Por supuesto que sí,” Malfoy dijo resoplando.

Ella alejó sus manos.

“Estás listo,” ella le dijo en voz baja.

Él se sentó y rotó su hombro mientras estudiaba su trabajo de reparación en sus costillas. Luego se
puso su camisa de vuelta, y la abotonó rápidamente.
Hermione volteó la mirada y comenzó a empacar su kit de curación.

“Así que—¿cómo vence una persona a un hombre lobo sin matarlo?” ella preguntó.

“Un Bombarda Maxima con la punta de la varita contra el ojo parece hacer el truco,” Malfoy dijo
casualmente mientras levantaba su capa y se ponía de pie. “Pero necesitas dejarlos acercarse. Lo
cual obviamente no fue completamente como lo planeado.”

Ella lo miró fijamente.

“¿Explotaste su ojo?”

“Hubiera matado a un mago, pero los hombres lobo nunca saben cuándo morir.”

“Él más seguramente iba a tratar de matarte,” Hermione le dijo seriamente.

“Estoy contando con ello,” él dijo salvajemente.

Ella puso los ojos en blanco y se puso de pie.

“Así que. Más hombres lobo. ¿Alguna otra información?”

He wandlessly conjured a scroll.

Él conjuró un pergamino sin la necesidad de su varita.

“Algunas nuevas maldiciones no letales que tu Orden podría dignarse usar sin impugnar sus
preciadas conciencias. Detalles de una nueva prisión en Cornwall. También, el Señor Oscuro está
considerando convertir su nombre en un tabú. Es posible que desees advertir a todos sus luchadores
imprudentes contra tirarlo como una demostración de su coraje de Gryffindor.

Hermione lo aceptó y él se volteó para irse.

“Gracias por el parche, Granger.”

Él desvaneció.

Hermione miró alrededor de la cabaña por un momento antes de deslizar el pergamino en su bolso.

Había sanado a Draco Malfoy.

Había sanado a muchas personas, pero de alguna forma sanarlo se sentía diferente.

Durante unos minutos él no se había sentido como un Mortífago. Él simplemente había sido una
persona que estaba en dolor.

Una persona.

Ella no estaba acostumbrada a pensar en él de esa manera.

Se sentía más seguro hacerlo impersonal. Un concepto en su mente.

Mortífago. Asesino. Espía. Objetivo. Herramienta.

Así era como prefería categorizarlo.

No como una persona lesionada. No como alguien que se contrajera por costillas fracturadas. No
como alguien desacostumbrado al contacto físico que se encogían reflexivamente. No como
alguien—atractivo.

La interacción había parecido sellar la incomodidad; para salvar el espacio que se había formado.
Pero también había eliminado la "otredad" que ella había podido aplicarle; como su enemigo, el
asesino de Albus Dumbledore. La perspectiva que le había habilitado poder pensar sin encogerse
sobre potencialmente manipularlo hasta su tumba.

Pensar en él como una persona lo convertía en menos mounstro en su mente.

Ella no se iba a permitir hacer eso. Eso despertó a la Hermione de Hogwarts, la niña de catorce
años que había tejido sombreros y había comenzado una Plataforma Élfica de Defensa de los
Derechos Obreros. Esa adolescente recta estaría horrorizada por cómo su yo futuro racionalizaba la
necesidad estratégica de deshumanizar intelectualmente a Draco Malfoy.

Las manos de Hermione temblaron ligeramente mientras ella guardaba el pensamiento al fondo de
su mente.

Y—él había llegado con ella tan pronto como ella había llegado. A pesar de sus lesiones. Él había
ido.

Ella se preguntaba si eso significaba algo.

Hermione regresó a Grimmauld Place e inmediatamente subió a su habitación. Antes de entrar,


miró subrepticiamente alrededor de la puerta para asegurarse de que la habitación estuviera vacía.

Harry y Ginny “no” estaban juntos. Ginny había buscado a Hermione varias semanas antes para
asegurarle ese detalle. Simplemente había sido una aventura. En el calor del momento.

Aparentemente había mucho calor, dado que Hermione casi había entrado con ellos una docena de
veces desde entonces.

Hermione, junto con todos los demás en Grimmauld, estaba fingiendo ignorancia sobre la
dramática mejora en el estado de ánimo de Harry. Pasaba a través de la casa como un ciervo feliz.

Hermione sacó la libreta de debajo de su cama y murmuró los contra hechizos para las medidas de
seguridad que le había puesto.

Pasó las páginas cuidadosamente. Observando todo lo que había escrito, tomando nota de cómo sus
opiniones y teorías habían evolucionado y dispersado. Mordisqueó la punta de su pluma mientras
subrayaba un comentario que había hecho semanas antes.

Solo. Aislado.

Estaba volviéndose más convencida de que era un pilar central en él. Madre muerta. Padre loco.
Amigos ambiciosos todos devotos a su propia preservación.

Lo que fuera que estaba llevando a Malfoy a alejarse de Voldemort y arrojar a su grupo con la
Orden probablemente era un secreto para todos.

No había lugar para honestidad y amistad mientras servía bajo la regla de un megalómano que era
el legeremens más poderoso en el mundo mágico.

Hermione estaba casi segura de que nadie en el lado de Voldemort sabía que Malfoy era un espía.
Posiblemente él no podía arriesgarlo.
Hermione podría ser un depósito seguro para sus secretos. Si lograba que confiara en ella. Si su
oclumancia fuera lo suficientemente buena, él sería capaz de racionarlo para él mismo. Ella
volvería sus fuerzas en debilidades las cuales se podría enfocar.

Asomó la cabeza debajo de la cama en busca de un libro de psicología al que quisiera hacer
referencia. Mientras miraba a los libros apilados, ella se congeló—

Habían sido movidos.

La diferencia era ligera, pero ella estaba segura. Alguien había estado revisando bajo su cama. Ella
lanzó un hechizo de detección que regresó en blanco.

Volvió a mirar a su libreta. Lanzó una serie de hechizos analíticos en ella, buscando alguna
manipulación. No habían signos.

Ella miró bajo la cama nuevamente, y luego a través de la habitación.

Kreacher.

El maldito elfo raramente hacía más que enfurruñar e insultar a las personas, pero ocasionalmente
hacía una media limpieza.

La habitación sí pareció ser desempolvada. La cama de Ginny que normalmente no estaba hecha se
había acomodado de alguna forma.

Hermione se relajó ligeramente, pero lanzó algunos hechizos extra en sus libros y un escudo que le
notificaría si alguien alguna vez molestaba los libros de nuevo. También le agregó un hechizo de
auto-destrucción a la libreta si es que alguna vez era tocada por alguien.

Mientras se estaba levantando para irse, Ginny entró.

“Estás de vuelta temprano,” dijo Ginny.

Hermione miró a su reloj. Lo estaba. Sus encuentros con Malfoy regularmente se excedían la media
hora establecida. Era la primera vez que había llegado antes de las 8:30. Normalmente Hermione
tenía que apresurarse a acomodar los ingredientes de pociones antes de su turno de 9:30 en el ala
del hospital.

“Día de suerte,” dijo Hermione.

“Si,” dijo Ginny, pareciendo ligeramente incómoda. “Um. Quería—preguntarte sobre algo.”

Hermione esperó.

Ginny acomodó ligeramente su cabello. Ella lo mantenía corto justo a lo largo de su barbilla desde
que una cola de caballo larga había sido tomada durante una batalla, y casi había sido asesinada
por una Arpía.

“Yo—bueno—tú, obviamente sabes sobre mí y Harry,” dijo Ginny.

Hermione asintió ligeramente.

“Si. Bueno. La cosa es, quiero tener cuidado. He usado el hechizo. Pero—hay algo sobre los
Prewett; no son como otras familias mágicas. Solo quedan embarazadas de alguna manera. Ron y
yo fuimos accidentes después de que llegaron los gemelos. Así que—me estaba preguntando si me
podrías hacer una poción anticonceptiva. Si tienes el tiempo. Siempre fui una basura en pociones.
Si no puedes—está bien. Le puedo preguntar a Padma. Sé que estás terriblemente ocupada. Yo solo
—no quería que pensaras que no te quería preguntar.”

“Por supuesto. Haré pociones esta noche de todas formas. Será una cosa fácil de incluir. ¿Tienes
una preferencia sobre el sabor? Las más efectivas no saben muy bien.”

“No importa lo que sepa si funciona,” Ginny dijo valientemente.

“Bueno, ya tengo algunos frascos de una variedad. Te los puedo dar, si quieres.”

“¿De verdad?” Ginny parpadeó y observó a Hermione sospechosamente. “¿Estás—?”

Hermione podía ver a Ginny repasando una lista de posibles hombres en la vida de Hermione.

“No estás—con Snape, ¿o sí?” Ginny se ahogó de repente.

Hermione quedó boquiabierta.

“Dios—¡No!” ella dijo, farfullando y agitando las manos como si estuviera tratando de protegerse
de algo. “¡Soy una sanadora! Tengo muchas cosas a la mano. ¡Dios lo prohíba! Qué—por qué
siquiera—”

Ginny parecía un poco avergonzada.

“Él sólo es la única persona con la que siempre parece que hablas durante mucho tiempo. Además
de Fred, que está con Angelina. Sólo terminas peleando con todos los demás. Y no en la forma
caliente, molesta y ansiosa de sexo después.”

“Eso no significa que estoy follando con él,” Hermione murmuró, siento como si su rostro fuera a
estallar en llamas. “Él es un colega. Hablo con él sobre pociones.”

“Sólo pareces sola,” dijo Ginny, mirando a Hermione durante un largo rato.

Hermione suspiró ligeramente y observó a Ginny.

“Ya no hablas con nadie,” dijo Ginny. “Siempre solías estar con Ron y Harry. Pero incluso antes de
que te fueras para convertirte en sanadora, parecías cada vez más y más sola. Yo pensé—tal vez
tenías a alguien. Claro, Snape hubiera sido una extraña opción por muchas razones—pero, es una
guerra. Es demasiado para que alguien la pase sola.”

“El follar catártico es cosa de Ron. No mía,” Hermione dijo rígidamente. “Además, no es como si
estuviera peleando.”

Ginny la miró pensativamente por un momento, antes de decir, “creo que estar en el hospital es
peor que en el campo de batalla.”

Hermione alejó la mirada. A Veces se preguntaba si en realidad era así, pero nunca había sido una
pregunta que pudiera preguntarle a alguien.

Ginny continuó, “lo pienso cada vez que estoy aquí. En el campo—todo es tan enfocado. Incluso
cuando alguien se lesiona. Solo los apareces y regresas. Ganas algunas. Pierdes otras. Algunas
veces te golpean. Golpeas de vuelta. Tienes días para recuperarte si es malo, o si tu compañero de
duelo muere. Pero en el hospital, cada batalla parece que pierdes. Siempre termino más traumada
después de estar aquí que cuando estoy peleando.

Hermione estaba callada.


“Nunca te tomas un tiempo de descanso,” Ginny agregó. “Nunca te pueden excusar lo suficiente
para que puedas estar de luto. Sé por Harry y Ron que aún estás insistiendo con lo de las Artes
Oscuras cuando vas a juntas de la Orden. No estoy de acuerdo—pero lo entiendo. Me doy cuenta
que ves la guerra en un ángulo diferente al nuestro. Probablemente el peor. Así que— solo estoy
diciendo, si tuvieras a alguien, estaría muy feliz por ti. Incluso si fuera Snape.”

Hermione puso los ojos en blanco.

“Probablemente deberías dejar de hablar ahora si aún quieres esa poción anticonceptiva,”
Hermione le dijo mientras la miraba ferozmente.

Ginny cerró su boca automáticamente. Hermione tomó su bolsa de la cama.

“Vamos. Están en mi clóset de ingredientes para pociones,” dijo Hermione, saliendo de la


habitación.

Los frascos estaban puestos en la repisa más alta en una caja pequeña. Hermione sacó una docena y
las puso en una pequeña bolsa para Ginny.

“Una por día. Es mejor si las tomas a la misma hora cada día. Haré otra ronda esta semana y te
daré suplemento para un mes.”

“Gracias, Hermione.”

Ginny se alejó y Hermione puso la caja nuevamente en la repisa más alta.

Había mentido. Anticonceptiva no era una poción que tenía a la mano. Había sido un suplemento
personal el cual había estado tomando como una precaución desde el día después de que Moody se
le había acercado sobre Malfoy.

La semana siguiente Malfoy estaba en la cabaña cuando Hermione llegó. Cuando abrió la puerta,
él la observó con una expresión de leve irritación.

Ella lo miró confundida.

“¿Llegué tarde?” ella preguntó, mirando a su reloj.

“No,” él dijo, su tono rígido.

Ella cerró la puerta de forma incómoda y esperó.

“Creo que ya terminamos con la oclumancia,” él dijo después de un minuto.

“Está bien.”

Ella comenzó a abrir su boca para preguntarle si tenía la intención de entrenarla en duelos, pero
luego cerró la boca nuevamente y esperó. Algo en su estado de ánimos la desconcertaba
ligeramente.

“Comenzaremos con duelo básico para que pueda ver que tan mala eres en ello,” él anunció.

Hermione puso los ojos en blanco.

“Bien,” ella dijo. “¿Cuáles son las reglas?”

“Ninguna para ti. Haz lo que quieras,” él dijo. “Me restringiré a las maldiciones de picadura.
Quiero ver cuanto puedes durar.”

Hermione se sonrojó.

“Solo te diré ahora que estaré horrible,” ella dijo.

“Si. Estoy esperando eso.”

Ella lo miró, puso su bolso en el suelo cerca de la puerta y le puso un escudo protector a su
alrededor, Luego se volteó para verlo cara a cara.

Él se movió a través de la habitación y se recargó perezosamente en la pared.

“Está bien.”

Él buscó en su túnica y sacó su varita. Ella movió su cabeza hacia un lado.

“Esa no es tu varita de la escuela, ¿o sí?” ella preguntó.

Él miró hacia abajo y la giró entre sus dedos.

“No,” él admitió. “Mi pelo de unicornio no soportaba las Artes Oscuras muy bien así que tuve que
cambiarla. Aún madera de Espino, pero menos flexible, con una fibra de corazón de dragón.
También es unos centímetros más larga.”

Él levantó sus cejas sugestivamente mientras dijo la última línea.

Hermione puso la información lejos para futuros análisis. Ella pensó que había un libro sobre teoría
de varitas en Grimmauld Place en la librería Black.

Se puso en posición de duelo.

Malfoy se acomodó y se puso en la misma posición con una floritura.

Hermione había estado tratando de practicar combate cuando encontraba el tiempo de colarse en la
habitación de práctica. Le lanzó una maldición no verbal y él la detuvo fácilmente con un escudo
mientras le lanzaba una serie de maldiciones picantes.

Ella lanzó su propio escudo rápidamente y se quedó en su lugar con un hechizo fianto duri.

Malfoy lanzó un arroyo sin fin de maldiciones y sin cuidado evitó cualquier hechizo que ella le
mandaba sin siquiera moverse.

A pesar del poco impacto del hechizo que él estaba usando, la velocidad con la que lanzaba
maldiciones estaba gastando el escudo de Hermione.

Antes de que pudiera volver a lanzar su escudo, él le lanzó una baja maldición a sus pies. Ella gritó
ligeramente al ser golpeada en el tobillo.

Fue rápidamente cuesta abajo desde ahí. Ella saltó hacia atrás sin pensarlo, y se dejó abrir. Él
inmediatamente la golpeó con cinco maldiciones adicionales.

“¡Está bien!” ella gritó. “Ganaste. ¡Para!”

“Así no es como funciona, Granger,” él arrastró las palabras mientras seguía lanzando maldiciones
no verbales hacia ella. “En el campo de batalla ganas o pierdes. O sales corriendo.”
Hermione físicamente esquivó sus hechizos y finalmente logró volver a lanzar su hechizo. Ella
estaba parada cautelosamente en un solo pie. A su lado, donde la había golpeado repetidamente, se
estaba hinchando e inflamando.

Ella enojada ligeramente le lanzó una maldición ligeramente a él. No nada mortal pero más serio
que una maldición punzante.

Malfoy las esquivó y arqueó una ceja.

“El gatito tiene garras,” él dijo con una burla de maravilla.

“Oh, guárdatelo,” ella gruñó mientras lanzaba una serie de hechizos no verbales en su dirección.

“No puede ser, Granger, tu tino es horrible,” le dijo mientras todavía la ametrallaba con hechizos
punzantes. “Ni siquiera me estoy moviendo y no logras golpearme.”

“Estoy consciente.”

“Ya no hay duda de por qué te sacaron de combate.”

“¡Cállate!”

“Golpeé un nervio, ¿no es así?” él dijo secamente. Sus ojos grises estaban brillando y ella se dio
cuenta de que la estaba castigando por algo. Lo que fuera que lo estuviera irritando cuando ella
llegó, él se estaba desquitando con ella por eso.

Imbécil pasivo agresivo.

Él ni siquiera estaba tratando. Él ya sabía que era una basura. Él solo lo estaba haciendo para su
propio entretenimiento.

Ella lanzó sus maldiciones lejos y volvió a lanzar su escudo. Ya se estaba cansando de la
combinación de esquivar y de lanzar.

Tomó su varita con más fuerza y continuó hasta que él golpeó su mano de varita con tantas
maldiciones que ya no podía seguir agarrandola.

Su varita cayó al suelo. En vez de tratar de esquivar, ella se quedó ahí mientras él la golpeaba en el
torso y sus piernas con docenas más de maldiciones.

Luego él finalmente se detuvo y ella lo miró fijamente.

“¿Te sientes mejor ahora?” ella preguntó.

Él sonrió y guardó su varita.

“He querido maldecirte durante años,” él dijo con un brillo de satisfacción en sus ojos.

“Ya te dije que podías,” dijo con voz de madera mientras comenzaba a catalogar mentalmente
todas las partes de su cuerpo en las que había sido golpeada.

“No es mi culpa que seas tan patética en defensa.”

“No. Eso es mi culpa,” ella dijo silenciosamente, levantando su mano y encogiéndose ligeramente
mientras trataba de mover sus dedos.
El hechizo punzante no era permanente en su daño, pero tampoco podía ser invertido
mágicamente. Con la cantidad y concentración que Malfoy había usado, le tomaría más de un día
para que todo el dolor de las ronchas se desvaneciera. Ella estaba segura de que él había escogido
esa maldición por eso.

“Para que conste,” ella dijo, tratando de evitar que su voz temblara. “Esto califica como
interferencia con mi trabajo. Así tal vez trata de usar una maldición reversible, o trata de
mantenerla siempre en otro lugar.”

Malfoy no dijo nada.

“Así que—” ella preguntó después de un minuto. “¿Puedo saber por qué?”

“Cuando es para maldecirte, Granger, tu sola existencia es suficiente razón.”

Ella presionó sus labios, y tragó saliva fuertemente. Una sensación de dolor se esparció a través de
su nariz y mejillas y ella la parpadeó lejos.

“¿Tienes información para esta semana?”

“No.”

“Está bien. Bueno, me iré yendo entonces,” ella dijo, arrodillados rígidamente para levantar su
varita con su mano izquierda. Luego ella caminó y puso su bolso en su hombro, encogiéndose
ligeramente cuando el listón cayó en varias de las ronchas.

Malfoy no dijo ni una palabra cuando ella caminó fuera.

Ella se quedó de pie fuera de la cabaña, sintiéndose perdida. No por la crueldad de Malfoy, pero
sobre lo que se suponía que tenía que hacer. No podía ir a Grimmauld Place para que alguien
notara que había sido maldecida. No tendría explicación para ello.

Caminó con cautela hacia el muñón y se sentó en el borde.

Con un suspiro, quitó su bolso de su hombro y comenzó a sacar sacos y botellas. Ella tendría que
tirar todos los materiales de pociones por los que había preguntado. Requerían almacenamiento
cuidadoso para mantener su eficacia mágica. No sería capaz de hacer los hechizos necesarios con
su mano con la que sostenía su varita en su condición actual.

Ella tristemente tiró los tentáculos de murtlap en el suelo. Tendría que atrapar y a matr a otro. Y las
alas de hada. Luego tiró el resto hasta que no tenía nada más que un bulto de ortigas.

Con una mueca, los agarró y los apretó contra ambos tobillos y en ambas manos y muñecas.
Luego, acarició ligeramente su rostro con el bulto también. Dejó caer las ortigas al suelo y observó
cómo la multitud de pequeñas ronchas le formaban ampollas en la piel y oscurecían todos los
maleficios que su ropa no ocultaba.

Con un suspiro, se levantó, y sosteniendo su varita ligeramente, apareció de vuelta en Grimmauld


Place.

“¿Hermione? ¿Qué te pasó?” Angelina le preguntó con los ojos abiertos mientras pasaba por la
puerta.

“Me tropecé y caí en un bulto de ortigas,” Hermione mintió.


“No puede ser.” Angelina miró al rostro de Hermione hasta que comenzó a sonrojarse ligeramente.
“¿Hay algo que puedas hacer al respecto?”

“Desafortunadamente no. No hay muchos hechizos para picaduras de ortigas. Deberían de


desvanecerse en un día. Pero no pude encontrar ingredientes muy bien. Así que voy a tener que ir
mañana de nuevo.”

“Que mal. Tu pobre cara.”

Hermione se encogió de hombros ligeramente, “mis manos están peor. Tengo que decirle a
Pomfrey. No estoy segura de cuánta ayuda voy a ser hoy en el hospital.”

Por las maldiciones de Malfoy, Hermione se encontraba inesperadamente con un día libre. No era
como que pudiera hacer mucho para disfrutarlo sin ser capaz de usar sus manos. Ni siquiera podía
doblar sus dedos lo suficiente para tomar una página de un libro y pasarla.

No podía recordar la última vez en la que había tenido un tiempo libre. Cada vez que podía alejarse
de la sanación, solía usarlo para hacer más pociones de las más complejas, o volver a llenar sus
ingredientes de pociones.

Ella se sentó y miró fuera de la ventana en el ático, observando a los muggles que pasaban.

Se preguntaba qué era lo que había provocado a Malfoy.

Se preguntaba si tal vez ser maldecida por él podría ser un buen signo. Eso significa que estaba
llegando a él, así que él se estaba retractando defensivamente. Sanarlo la semana pasada había sido
un cambio en su interacción; él probablemente veía maldecirla como una forma de ponerla de
vuelta en su lugar.

Él era tan vengativo.

El entrenamiento de oclumancia había dolido mucho más, pero había sido constructivo. El dolor
había tenido un punto. Había pociones para lidiar con las migrañas.

Maldecirla solo había sido su rencor.

Era una forma basura de evaluar sus habilidades de lucha, porque una vez que la había golpeado
con las maldiciones, ella no sería capaz de empezar de nuevo durante otra semana más. Si el quería
evaluar su puntería o su duración, podría haberla inmovilizado, petrificado o aturdido
repetidamente.

No había usado ninguna maldición seria o permanente, probablemente porque rasgaba ese código
moral por el cual estaba tan preocupado. Su ‘línea ética’. No le gustaba pensar sobre él mismo
como alguien sádico o vengativo. Probablemente se decía a sí mismo que le estaba dando una
oportunidad de deporte. Que ella merecía cada vez que fue golpeada porque ella debió de haber
evitado los hechizos.

No quería pensar sobre sí misma como alguien cruel.

Él probablemente pensaba que era mejor que eso.

Hermione miró sus manos.

En la gran escala de dolor y crueldad, las maldiciones punzantes apenas estaban registradas. Pero
emocionalmente, encontraba que la experiencia la había devastado más de lo que estaba preparada
para admitir.

Ella presionó sus ojos en la curva de su brazo mientras trataba de no llorar.

Las lágrimas salieron de todas formas.


Flashback 7

La semana siguiente, Hermione se despertó aún más temprano para ir en busca de ingredientes de
pociones. Tomó frascos y charolas, y preparó completamente los ingredientes de las pociones antes
de guardarlo en su bolso. No podía darse el lujo de tirar su suplemento semanal de nuevo.

Cuando apareció de vuelta en la cabaña, tomó varias respiraciones profundas, tratando de armarse
de valor antes de abrir la puerta. Había concluido que había una buena y decente posibilidad de que
Malfoy repetiría el mismo método de combate.

El brillo cruel y de satisfacción en sus ojos la semana anterior cuando había escondido su varita la
hizo esperarlo.

La habitación estaba vacía cuando ella llegó.

Puso su bolso en una esquina y le puso protección. Luego se quedó de pie esperando. Sus dedos
seguían golpeando su pierna nerviosamente. Casi se sentía débil.

Ella odiaba esperar. Odiaba que la dejaran temer las cosas. Su mente siempre comenzaba a correr
con escenarios salvajes de lo que podría pasar. Usualmente su imaginación era peor que la realidad.

Pero Malfoy tenía un talento inusual para engañarla.

Él estaba casi cinco minutos tarde.

No estaba segura si se suponía si tenía que seguir esperando. Él había dicho que solo esperaría
cinco minutos para ella, pero nunca dijo nada sobre cuánto tiempo ella se suponía que tenía que
esperarlo. Ella no pensaba que él iba a abandonar a la Orden solo porque finalmente la había
maldecido.

Casi se sentía mal por la ansiedad. No podía—

Ella no iba a sólo quedarse ahí sentada a esperar a que él se desquitara con ella de nuevo.

Ella se volteó abruptamente y le quitó las protecciones a su bolso y la colgó sobre su hombro. Ella
estaba saliendo por la puerta cuando él apareció en la habitación con un crujido.

Ella se detuvo y miró fijamente. La mera vista de él le daba una sensación de hundimiento. Sintió
como si tuviera algo alojado en la garganta y apenas podía tragar.

Él la miró fijamente. Él no se veía irritado. Él parecía—incómodo.

“Llegué tarde,” él dijo.

Ella asintió y regresó de vuelta a la cabaña, cerrando la puerta. Hubo una pausa.

“¿Lo mismo esta semana?” ella preguntó silenciosamente, ella dijo alejando la mirada de él.

“No.” Él dijo tan abruptamente que ella volteó a verlo rígidamente.

Él suspiró y pasó sus dedos por su cabello. Era el mayor gesto de incomodidad que ella había visto
por su parte.

“Yo—crucé la línea,” él dijo, lo cual no era una disculpa. “No te volveré a hacer eso.”
“Está bien,” ella estuvo de acuerdo automáticamente, no creyéndole para nada. Ella estaba segura
de que si se les daba suficiente tiempo, él encontraría una nueva acción vengativa que pudiera
racionalizar.

Él la miró fijamente durante varios segundos. Hermione sospechaba que ella aún tenía una ligera
expresión lesionada en su rostro. Por alguna razón, sin importar cuanta oclumancia ella usar, aún
no era capaz de eliminarla completamente.

Él abrió su boca como si quisiera decir algo más, pero luego se tragó las palabras.

“¿Qué?” ella preguntó agriamente. Armándose de valor para lo que fuera que iba a hacer después
era la peor parte.

“Yo—dije que no te iba a lastimar,” él dijo en una voz baja. “Y luego lo hice. Lo siento.”

Ella lo miró con confusión. Él era una montaña de contradicciones.

“Siempre esperé que lo hicieras.”

Sus ojos brillaron con irritación. Ah, claramente había ofendido su código moral de nuevo.

“Y aún así estás aquí,”él dijo.

“Si.” Ella se encogió de hombros y encontró su mirada. “Porque si la Orden pierde esta guerra, voy
a morir. Y Harry, y Ron, y Ginny, y todos a los que conozco. Así que—ser lastimada por ti no
importa en realidad.”

“No, supongo que no,” él estuvo de acuerdo, su expresión fría.

“Si vas a hacerlo de nuevo, sólo hazlo. No lo hagas una farsa al tenerme intentando evitarlo,” ella
dijo rígidamente. “Sólo acéptalo.”

La boca de Malfoy se torció ligeramente. Su furia de repente rosó un poco más cerca de la
superficie. Hermione se armó de valor.

Él de repente se calmó.

“Lo primero en lo que tenemos que trabajar es tu puntería,” él dijo,cambiando el tema.

“Está bien.”

Él sacó su varita y conjuró un maniquí de práctica. Con la punta de su varita marcó una X en el
centro y lo lanzó a través de la habitación.

“Usa los hechizos que quieras. Sólo haz diez. Quiero ver tu tasa de precisión,” él le instruyó.

Ella puso su bolso abajo y luego se puso en posición a su lado, sintiéndose profundamente
consciente de su proximidad.

El objetivo estaba alrededor de 4 metros de distancia.

Ella apuntó a la X y lanzó un hechizo, una maldición petrificante, varias maldiciones punzantes y
un hechizo inmovilizador. Lo golpeó ocho de diez veces pero solo cuatro fueron directamente a la
X.

Ella se detuvo y se armó de valor para el criticismo mordaz de Malfoy. Él estaba callado, lo que se
sentía mucho peor.

“Haces mayormente hechizos de cerca, ¿no es así?” él preguntó al fin.

“Si,” Hermione dijo rígidamente.

“Eso pensé,” él dijo y asintió pensativamente. “Tu técnica de hechizos está bien pero eres tan
precisa que le prestas atención innecesaria a controlar la punta de tu varita y luego te olvidas en
enfocarte a donde estás apuntando. Las maldiciones no requieren control motor tan preciso; la
mayoría de ellas no tienen movimientos de varita complicados. Tu exceso de atención te está
haciendo un flaco favor en combate.”

“Oh…”

“Por el lado positivo, eso es bastante fácil de arreglar. Es mucho más difícil entrenar a un lanzador
débil. Trata con una maldición con un movimiento de varita complicado y recuerda de controlar la
punta de tu varita mientras estás terminando.”

Hermione buscó en su mente una maldición con un movimiento complicado. Malfoy estaba en lo
correcto, la mayoría de las maldiciones son simples. Apuñalar, acuchillar, rara vez había más en
ellas que eso. No se había dado cuenta qué tan opuesto era a la técnica al detalle que la sanación
usaba.

Un hechizo se le ocurrió.

Tomando una respiración profunda, ella sacó el movimiento y se aseguró de que la punta de su
varita estuviera sobre la X cuando las últimas palabras del encantamiento se deslizaron por sus
labios.

Una luz escarlata se esparció por la habitación y cayó directamente la X. Inmediatamente, un


pequeño chorro de alquitrán negro caliente explotó desde el lugar donde el hechizo había hecho
contacto. Si hubiera sido una persona de verdad, el chorro seguiría reproduciéndose a sí mismo,
pero en un maniquí de práctica cesó rápidamente.

Malfoy rió entre dientes. “Por Merlín, Granger, ¿tu Orden aprueba las maldiciones que conoces?”

“No,” Hermione dijo en una voz agria. No había punto en mentir. Los Mortífagos posiblemente no
podían ignorar que la Resistencia usaba casi exclusivamente hechizos no letales.

“Me imagino que no. Dime, Granger, ¿estás dispuesta a matar a alguien?” Malfoy la estaba
observando intensamente mientras preguntaba.

Ella volteó a verlo, encontrando sus ojos. Él solo estaba a centímetros lejos de ella. Su expresión le
recordaba el momento antes de que lo había besado. Con intención. Sorprendido.

“No quiero ser cruel. Pero—si es entre ellos o yo, o para proteger a alguien que me importa, lo
haría.”

Él siguió observándola durante otro momento, antes de sonreír ligeramente. La fría mortalidad de
sus ojos brilló, y Hermione de repente se dio cuenta de que tan cerca estaban.

“Imagino que lo haría,” él dijo silenciosamente, luego se volteó para ver al objetivo nuevamente.
“Diez hechizos más. Veamos si tu puntería mejora ahora que entiendes por qué estás fallando.”

Hermione lanzó otra serie de maldiciones simples a través de la habitación y golpeó al maniquí de
práctica cada vez, seis veces directamente sobre la X.

“Continúa,” Malfoy le instruyó.

Ella siguió lanzando pero se distrajo cuando él se movió detrás de ella, y ella ya no podía verlo.

“Sigue lanzando,“ su voz estaba directamente detrás de ella.

Hermione se armó de valor y trató de seguir lanzando, pero los nervios de no ser capaz de verlo
cuando aún podía sentir que él estaba cerca la ponían al borde. Los hechizos se ampliaron.

Malfoy reapareció a su otro lado.

“Sigue lanzando,” él dijo nuevamente.

Ella continuó y su puntería mejoró de nuevo.

“Estás muy plantada,” él finalmente dijo mirando a sus pies.

Ella miró hacia abajo.

“¿Qué es eso?” él dijo, moviendo su cabeza hacia un lado y mirando sarcástico, “¿una pose de
esgrima?”

Hermione se sonrojó y movió los pies.

“Al estar en combate en un combate de batalla, particularmente uno sin escudos de aparición, en
realidad no hay mucho avance. Puedes estar donde malditamente quieras tanto tiempo mientras te
dé una vista clara de todos los demás. Lo importante es ser capaz de moverte rápido. Un ataque
puede llegar de cualquier dirección—a menos que tengas a un compañero de combate quien te esté
cubriendo. Tienes que estar listo para moverte.”

Él lanzó un hechizo a través de la habitación hacia el maniquí de práctica.

“Quédate con hechizos no letales por ahora,” él dijo, “Rebotarán directamente de regreso a donde
fueron lanzados.”

Hermione lanzó más lentamente mientras trataba de mantenerse en las bolas en sus pies y moverse
más lejos rápidamente tan pronto como los hechizos salían de su varita. Ella quedó bastante absorta
en eso y medio se le olvidó que Malfoy estaba caminando en círculos detrás de ella, observando su
técnica.

“Merlín, Granger, estás demasiado tensa,” Malfoy murmuró directamente detrás de ella. Ella se
congeló y saltó tan violentamente que se movió de vuelta al camino de un stupefy que estaba
volando de vuelta a través de la habitación.

Rennervate.

Ella despertó para encontrar a Malfoy arrodillado a su lado con una expresión de simultánea
sorpresa y agravación.

“Tensa—como dije,” él reiteró.

Ella se sentó, agitando la cabeza para aclararlo. Ella no tenía moretones—lo que implicaba que no
había caído al suelo. Malfoy posiblemente la había atrapado. El pensamiento de Malfoy
sosteniéndola mientras ella estaba inconsciente era aterrador. Ella se preguntó cuánto tiempo había
pasado.

Él se levantó y le ofreció su mano. Ella la aceptó incómodamente y se levantó.

“De nuevo,” él instruyó, “y trata de no maldecirte cuando hablo.”

Ella puso los ojos en blanco y continuó.

Cuando su paso logró aumentar de glacial a perezoso, Malfoy decidió que era suficiente progreso
para el día.

“Practica, si puedes,” el dijo.

“Lo he hecho,” ella dijo en voz baja. “Era incluso peor hace algunas semanas. Si lo crees.”

Malfoy se restringió en indicarle si lo hacía o no. Él solo la observó pensativamente.

“Eres demasiado escuálida,” él dijo.

Hermione cruzó los brazos defensivamente.

“Ahora hay mucho más en la lucha que solo la técnica de duelo. Particularmente si nos
concentramos primeramente en mantenerte con vida mientras vas a pasear en el campo. Eres más
propensa a encontrarte con una Arpía u hombres lobo en lugar de un grupo de Mortífagos.”

“Bueno, siempre hay aparición,” ella le recordó.

“No, no la hay,” él dijo rápidamente, “Como la población de criaturas oscuras sigue creciendo aquí
en Inglaterra gracias a la guerra, hay escudos de anti-aparición siendo puestos en enormes franjas
del campo. Si está en algún lugar donde es probable que encuentres ingredientes mágicos, es
probable que las arpías, los vampiros o alguien más quiera vivir ahí. Hay una muy buena
probabilidad de que estés paseando algún día y descubras que no puedas aparecer lejos.”

Hermione sintió como se palidecía.

“¿Sabes dónde?” ella preguntó.

“Algunos de ellos. No estoy a cargo de ello, y dado que nadie más deambula regularmente solo por
bosques peligrosos antes del amanecer, la mayoría de las personas no lo considera como
información relevante. Así que ten cuidado. Estoy asumiendo que no vas a detenerte.”

“No puedo.”

Él la observó y asintió resignadamente. Sacó un pergamino y se lo entregó.

“Se me ocurrirá algún tipo de régimen de ejercicios que no te quitará mucho de tu valioso tiempo y
no llamará la atención.”

“Bien,” ella estuvo de acuerdo, sin ansias de cierta cosa.

Malfoy de repente parecía ligeramente incómodo nuevamente.

“¿Hay otra cosa?” ella preguntó.

Con un movimiento de su varita, un largo libro cubierto de piel negra apareció. Se lo entregó a ella.
Ella lo aceptó tentativamente.

Secretos de las Artes Más Oscuras.

“Lo encontraste,” ella dijo en voz baja.

“Ojalá sea útil,” él dijo. Luego se desvaneció.

Hermione guardó el libro en su bolso y se apuró de vuelta a Grimmauld Place.

Estaba eufórica de que Malfoy lo hubiera encontrado. Había sido el único libro conocido sobre
horrocruxes del cual había tenido alguna referencia. Slughorn había dicho que Hogwarts solía
tener una copia, pero él solo había admitido tales detalles después de que la escuela había sido
cerrada y tomada por Voldemort.

Escondiendo todos los ingredientes de sus pociones preparadas en su armario, se apresuró hacia la
librería de Grimmauld Place para comenzar a leer.

Hermione había estado lejos entrenando como sanadora cuando la revelación de que Voldemort
tenía horrocruxes había sido hecha. Horace Slughorn admitió que Tom Ryddle lo había
cuestionado sobre el tema, y Severus había revelado que Dumbledore había sido mortalmente
lesionado por un anillo de la Casa Gaunt.

Gradualmente la Orden concluyó que Voldemort había creado de alguna forma más de un
horrocrux, aunque cómo los había hecho era un misterio porque nadie sabía cómo los objetos
oscuros funcionaban.

Era, estaban casi seguros, que esa razón por la que Voldemort había sido capaz de revivirse
después de tratar de matar a Harry cuando era bebé. El diario de Tom Ryddle que casi había
matado a Ginny había sido uno. El Anillo Gaunt.

Pero no estaban seguros si habían más que eso, o qué eran los objetos, o dónde podían
encontrarlos.

Habían creado una línea del tiempo de la vida de Voldemort después de su graduación de
Hogwarts, tratando de adivinar si habían otros puntos en los que Voldemort hubiera podido crear
más.

Ella leyó a través de la sección de los horrocruxes que el nuevo libro tenía. Detallaba exactamente
cómo crearlo. Un asesinato era requerido para desgarrar el alma, y luego una decantación para
remover la pieza de el alma y unirla a otro objeto. No había mención en crear más de uno.
Hermione se preguntaba si los contenedores del alma tenían que ser inanimados o si podían ser
potencialmente contenedores vivos, considerando el extraño lazo que Voldemort tenía con su
serpiente Nagini.

Resumió toda la información en un pergamino y luego lo guardó cuidadosamente en un portafolios


con protección. Lo deslizó a lado del escritorio y lo dejó para que Moody lo levantara. Trataban de
mantener juntas actuales limitadas para difundir sospecha. No había ninguna razón en particular
para que Moody se viera con la sanadora de la Orden cada semana.

Mientras caminaba a su habitación evaluó su interacción con Malfoy ese día.

Él le había pedido disculpas. Había sido bastante sorprendente.

Ella sacó su libreta de debajo de su cama y consideró.


La semana pasada había hecho una página donde detallaba sus mejores adivinanzas sobre el
código moral de Malfoy. Releyó los comentarios que había hecho la semana pasada.

Mejor que Voldemort. Engreído sobre sus morales. Cree en elegir. Racionaliza la crueldad. No
cree que sea vengativo.

Agregó una nota, “considera su palabra de alguna manera obligatoria. Trata de compensar cuando
cree que ha roto sus reglas.”

El libro sobre los horrocruxes probablemente había sido su forma de tratar de comprar su perdón.
Ella se preguntó si él lo había tenido durante un tiempo o solo se había tomado la molestia de
intentar de obtenerlo porque se sentía culpable de haberla maldecido tantas veces.

Ella agregó, “piensa que el perdón puede ser comprado.” Esa era una pieza muy útil de
información.

Luego cerró la libreta y la puso de vuelta bajo su cama, poniendo nuevamente los escudos.

Se acostó en su cama y observó el techo. Se sentía agotada. Solo había tenido algunas horas de
sueño antes de levantarse a las cuatro de la mañana para ir a recoger ingredientes de pociones.

Ya se le había acabado la poción de Severus para la maldición ácida. Ya no tenía más veneno de
acromántula para hacer más.

La maldición era horrible y tenía recuperación lenta. El daño que implicaba era inmediato y difícil
de revertir. La poción que Severus había inventado era un analgésico que ayudaba a neutralizar el
ácido y detenerlo de continuar a corroer el cuerpo una vez que la maldición era cancelada.

Severus había estado en lo correcto sobre lo fácil que era usada. Un escudo fuerte podía detenerla,
pero se había vuelto la lesión más frecuente con la que trataban en el hospital. No importaba dónde
había sido golpeado el cuerpo, el recuperamiento era lento.

Hermione había preparado todos los demás ungüentos analgésicos y alcalinizantes que se le
ocurrían, pero su eficacia palidecía en comparación con la poción que contenía el veneno de
acromántula.

Se estaba volviendo tan desesperada que estaba considerando tratar de cazar una acromantula. Ella
sabía que Voldemort tenía su servicio junto con el resto de los demás seres oscuros.

Sus ojos de repente se abrieron.

Quizás Malfoy sería capaz de conseguir un poco, si aún sentía que le debía un poco, probablemente
estaría de acuerdo con eso.

La siguiente semana su puntería había mejorado considerablemente. Ella había estado practicando
con el hechizo de protección hacia los maniquís de práctica en Grimmauld Place y se había vuelto
más hábil para moverse mientras lanzaba. Malfoy parecía vagamente satisfecho.

Él criticó más su forma, y acechaba alrededor de ella escudriñando su técnica de una manera que
encontraba inquietante. Cuando había terminado, él le entregó un pergamino de cosas que tenía
que hacer para ponerse en forma. Lagartijas y saltos y abdominales y algo llamado un burpee lo
cual Hermione vagamente recordaba que su prima le había enseñado. Había media docena de cosas
más que también estaban incluidas.

“Tu puntería ha mejorado lo suficiente; Es más importante aumentar tu resistencia en algún lugar
razonable. Cuando tengas tiempo, haz repeticiones de estos,” él dijo, gestionando al pergamino.

Hermione hizo una leve mueca pero la metió en su bolso sin decir una palabra.

“¿Alguna información?” ella preguntó, volteandolo a ver.

Su expresión se volvió rígida y su boca se torció como si estuviera dudando.

“El Señor Oscuro saldrá del país la siguiente semana en secreto. Lo que significa que la respuesta
de la actividad de la Orden será de alguna forma retrasada. Si la Orden ha estado esperando por
una abertura, puede que sea la grieta que han estado buscando. No sugeriría que tomaran el
Ministerio de nuevo, pero si la Orden fuera a tomar múltiples prisiones simultáneamente, la
respuesta sería—menos cohesiva.”

“Le diré a Moody,” ella dijo. Luego lo miró fijamente y comenzó a abrir su boca.

Él arqueó una ceja y esperó.

Casi le preguntaba sobre el veneno de acromántula, pero perdió los nervios.

“Me iré entonces,” ella dijo, bajando la mirada.

Él apareció antes de que ella saliera por la puerta.


Flashback 8
Chapter Notes

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Mayo 2002

Las noticias sobre la ausencia de Voldemort era la oportunidad que Moody y Kingsley habían
estado esperando.

Habían estado compartiendo lentamente los planos, las rotaciones de la prisión y otra información
que Malfoy le había estado proporcionando a la Orden. Elaborando planes. Esperando golpear.

Estaban listos.

Charlie, Harry y Ron habían estado pidiendo un ataque de este tipo durante meses.

Por fin, todo se alineó.

Había sido el ataque coordinado más grande que la Resistencia había hecho. Casi cada luchador
que tenían había sido traído. Habían localizado a varias de las prisiones más largas y protegidas,
así como la división de desarrollo de maldiciones.

Hermione estaba tan estresada de estar conduciendo eso, casi tuvo un colapso nervioso.
Abastecimiento del hospital. Haciendo montones de todas las pociones de sanación cruciales.
Tratando de estar preparada para lo que sea.

Había una duda aterradora, muy en el fondo, que probablemente ella había enviado a la Resistencia
a su fin. Que posiblemente era una trampa elaborada desde hace mucho tiempo, puesta por
Voldemort y Malfoy.

Ella siguió repitiendo la duda momentánea de Malfoy, preguntandose si había sido un signo de
traición o no.

Todos los demás se habían ido y Hermione, Poppy y un puñado de otros sanadores esperaron
nerviosamente en Grimmauld Place. Esperando escuchar lo que fuera.

Hermione casi hizo un agujero en el piso del vestíbulo con el paso hasta que los cuerpos
comenzaron a entrar.

Era una inundación de gente muriendo y lesionada

Su ropa y sus manos estaban bañadas en sangre, la casa entera se convirtió en un hospital para
poder acomodar a todos.

Apenas lo creyó cuando fue informada horas después de que había sido un éxito espectacular.

La Orden liberó a varios cientos de prisioneros y redujo las cárceles y la división de maldición a
escombros mientras huían.

Con el consejo de Severus, la Orden allanó los laboratorios de la división maldición y trajo una
gran cantidad de ingredientes de pociones raras e increíblemente valiosos que Hermione no había
podido conseguir durante años; incluyendo una jarra entera de veneno de Acromántula. Hermione
casi lloró cuando Padma Patil se lo entregó.
La condición de los sobrevivientes que habían sido traídos de la división de maldiciones era
horrible. Estaban tan horriblemente torturados y maldecidos que la mayoría estaban locos. Sus
cuerpos destruidos y devastados no parecían tener reparación. No había recuperación para la
mayoría de ellos, ella solo podía calmar su dolor y esperar que murieran rápidamente.

La animosidad hacia Severus entre los miembros más jóvenes de la Orden y la Resistencia
conscientes de su papel en la división de maldiciones se disparó de manera explosiva. Moody tuvo
que excluir a Severus de las juntas de la Orden para poder mantener la paz.

Para los luchadores sin lesiones, el ataque coordinado fue logrado en menos de un día. Pero para
Hermione y para todos los demás con siquiera una pizca de entrenamiento de sanación, solo era el
principio.

Fueron hechos harapientos tratando de atender la inundación de personas horriblemente heridas y


desnutridas que fueron arrojadas abruptamente a su cuidado, además de todas las heridas sufridas
durante el ataque.

Movieron las lesiones básicas fuera de Grimmauld Place tan rápido como era posible, para liberar
camas para las maldiciones complejas y lesiones que requerían el cuidado especializado de
Hermione.

Pasaron semanas antes de que Hermione pudiera tomarse un tiempo para poder buscar ingredientes
o relacionarse con alguien. Malfoy la había, durante ese tiempo, llamado urgentemente dos veces
para entregarle notas que había dejado, advirtiendo sobre los inminentes contra hechizos.
Voldemort había estado furioso por el golpe y devolvió el golpe a la Resistencia con fuerza. El
Valle de Godric fue quemado hasta los cimientos, la sección mágica y la sección muggle.
Voldemort ató y colgó los huesos de Lily y James Potter de una horca para que la Orden los
encontrara cuando llegara.

Voldemort esparció ataques feroces por la Inglaterra muggle; inundando a Hermione con una
avalancha de muggles malditos que tuvo que estabilizar antes de que la Orden les borrara la
memoria y los entregara para que se recuperaran en hospitales muggles.

Hermione tuvo un turno de veinticuatro horas en el hospital con cuatro horas para dormir hasta que
su magia se agotara hacia el final de la tercera semana.

Poppy la había arrastrado fuera del ala del hospital y le dijo a Moody que si no quería que
Hermione muriera o que su magia se agotara permanentemente, entonces él y Kingsley tendrían
que encontrar sanadores que la suplieran.

Hermione sospechaba que Kingsley había tomado a varios sanadores de San Mungo que estaban
como rehenes para los dos días mientras ella se estaba recuperando. Poppy se rehusó a encontrar su
mirada o a contestar la pregunta cuando Hermione preguntó quién la había suplido.

Después de casi un mes, las cosas finalmente se calmaron ligeramente.

Hermione se había quedado sin la mayoría de los ingredientes de las pociones recolectadas
localmente. En la exuberancia de finales de junio, pudo reabastecer la mayoría de sus suministros
rápidamente antes de ir a reunirse con Malfoy. Apenas había tenido tiempo de pensar en él durante
las últimas semanas.

Él apareció en el momento en el que ella pasó por la puerta. Mientras lo hacía, su expresión se
torció y se tambaleó ligeramente.
Ellos se miraron el uno al otro.

“Te ves horrible,” él finalmente dijo.

“Gracias,” ella dijo mordazmente.

“¿Qué pasó?” él preguntó.

“La Resistencia no tiene a ningún otro sanador con mi especialidad,” ella dijo con una voz cansada.

Ella lo miró fijamente.

“Tú también te ves bastante mal,” ella dijo, observandolo cuidadosamente. Era una subestimación
extrema.

Él volteó hacia abajo para verse a sí mismo. Su rostro estaba tenso y demacrado, como si hubiera
perdido una cantidad dramática de peso. Sus rasgos estaban retorcidos y agudos. Su piel era gris y
parecía papel. Parecía como si no hubiera dormido desde la última vez que Hermione lo había
visto.

“Podrás haber notado que el Señor Oscuro estaba bastante molesto por los ataques,” él dijo en una
voz blanda.

Hermione sintió que se palidecía, y su pecho le dolía como si hubiera sido golpeada. Ni siquiera
había pensado—había tenido la información y había corrido con ella. Se había preocupado sobre la
posibilidad de su traición, pero no había pausado para pensar sobre la legitimidad significaba que
Malfoy podría pagar al habérsela entregado.

“¿Qué pasó?” ella demandó, sacando su varita y acercándose a él.

“Está bien,” él dijo con una voz cortada.

“¿Qué fue lo que te hizo?”

“Vete a la mierda, Granger,” Malfoy dijo, haciendo una mueca. Sus dedos espasmeron ligeramente
mientras se alejaba de ella.

Hermione lo ignoró y lanzó un hechizo de diagnóstico. Él no se movió.

El diagnóstico indicaba que le había lanzando crucio extensivamente. Probablemente justo hasta el
límite, dado que aún estaba mostrando los después de los efectos semanas después. O tal vez había
pasado repetidamente.

Había algo más en el diagnóstico. Lanzó un hechizo de diagnóstico más oscuro para tratar de
identificar lo que era.

“¿Qué—le pasó a tu espalda?” ella demandó, resultando difícil mantener su voz firme mientras
trataba de leer la información que su hechizo estaba revelando. Era una combinación borrosa de
Magia Oscura y veneno; no estaba segura de cómo interpretarlo.

El rostro de Malfoy se tensó ligeramente.

“La maldición cruciatus es un excelente castigo para el fracaso,” él dijo en un tono ligero, “pero
usarlo demás arriesga comprometer la mente. A veces un recordatorio diferente y permanente es
considerado adicionalmente necesario.”
“Quítate la playera,” Hermione demandó. Necesitaba ver lo que se había hecho no sería capaz de
leer los resultados del diagnóstico. El daño indicaba que era una combinación de una lesión
extensiva, nada parecido a lo que se había encontrado antes.

“Déjalo, Granger,” él dijo en una voz firme. “Tu Orden acaba de obtener lo que quería.” Él resopló
ligeramente. “Solo espero que hubiera valido la pena y tu grupo no solo haya sacado a un montón
de lisiados inútiles.”

“Déjame ver,” ella presionó. “Sólo déjame ver.”

“No pretendas que te importa,” él dijo fríamente. “¿De verdad vas a actuar sorprendida? ¿Esperas
que te crea que de alguna manera no anticipaste esto? Después de todo, ¿no estabas esperando que
muriera una vez que tuvieras todo lo que pudieras obtener de mí?

La amargura en su voz era tan aria que Hermione casi podía saborearla. Se retorcía a través de la
habitación y Hermione podía sentir su resentimiento. Su soledad.

“No. Yo—lo siento. Yo no—” ella se acercó a él.

Él había estado en dolor durante semanas por la oportunidad que les había dado. Con su rango en
el ejército de Voldemort, la culpa seguramente había caído en él incluso si él no había sido un
sospechoso de hacerlo.

Ella ni siquiera había pausado para darse cuenta. No le había agradecido. Él solo—se había
deslizado fuera de su mente. No se le había ocurrido qué tan extensivamente él podría pagar por
ello.

“Lo siento,” ella dijo, acercándose a él, sintiendo ligero horror y culpa. “Me atrapé demasiado en el
trabajo—no estaba pensando.”

Ella desabotonó su capa y gentilmente la quitó de sus hombros. Él se encogió de hombros y


observó el techo, pareciendo resignado.

Ella lentamente desabotonó sus túnicas y camisa y luego, caminó detrás de él, tan ligeramente
como podía, quitó la ropa de sus hombros.

Ella jadeó.

Habían docenas de runas talladas en cada uno de sus hombros. Profundas. Directamente hacia
abajo. Cortadas hasta los huesos.

La Magia Oscura colgando de ellas era repugnantemente palpable. Solo estar cerca de ellas hacía
que el cuerpo de Hermione comenzara a sudar frío.

Hermione había leído sobre hechiceros que usaban rituales rúnicos oscuros para atar a sus
sirvientes. La brutal ceremonia se había vuelto ilegal desde hace más de mil años.

Malfoy había estado consciente mientras la sangre y magia era invocada en su piel; mientras cada
línea era cortada en él.

Los cortes de cada runa aún estaban frescos, como si no pudieran sanar, incluso aunque claramente
tuvieran semanas. Le recordaba sobre lesiones de lobos. La Magia Oscura se había vuelto
visiblemente septicémica.

Ella levantó su mano pero se restringió a tocarlo. “¿Qué fue lo que hizo? Draco, ¿cómo te hizo
esto?”

“Cuchilla forjada por Goblins, fusionada con el veneno de Nagini. Me dijeron que puede que sanen
eventualmente,” él dijo en una voz de madera. “No hay nada que puedas hacer. Ahora que has
satisfizo tu curiosidad, deberíamos regresar a lo nuestro.”

Él trató de voltear su cabeza pero Hermione dio un paso a su alrededor, lanzando varios hechizos de
diagnóstico oscuros diferentes e inspeccionándolos. Su magia estaba estable de nuevo, aunque la
privación del sueño hacía que su cabeza se sintiera ligera y vacía.

Habían zarcillos negros debajo de su piel ppr la mezcla del veneno y la Magia Oscura. Ella podía
ver el veneno en sus venas, a la mitad de su espalda, en sus hombros y alrededor de sus costillas
como una enredadera venenosa. Arrastrándose en él y hundiéndose en el centro de su magia.

Ella invocó su bolso.

“Lo siento mucho. Yo—no puedo sanar esto. Pero creo que puedo contenerlo. Por favor déjame
intentarlo.”

Malfoy la miró por encima del hombro, pero no intentó alejarse de ella de nuevo.

Hermione lanzó un hechizo complejo y luego, tan gentil como pudo, trazó la punta de su varita
lentamente por uno de los zarcillos largos y negros. Comenzando en su costilla más baja, ella
gradualmente forzó el veneno de vuelta a las incisiones y luego extrajo el diminuto hilo de la runa
desde la que se había extendido. Mientras sacaba el veneno y lo contenía en un frasco vacío, tuvo
que cortar la conexión entre el hilo y el tejido con un tirón brusco.

Malfoy casi cayó en sus rodillas mientras gritaba. Casi era una escofina gutural e insonora, de
alguien íntimamente familiarizado con la tortura.

“¿Qué estás haciendo?” él medio gruñó y medio gimió. “¿De alguna manera esto no es ya una
cantidad suficiente de dolor para ti?”

Hermione puso una mano en su brazo, tratando de mantenerlo firme. “Lo siento. No estoy tratando
de lastimarte. Tengo que sacar todo el exceso de Magia Oscura. Es veneno. Si dejas que se asiente,
tu cuerpo y tu magia tratarán de asimilarlo. Y—cuando tienes magia oscura a un nivel celular como
ese—no hay vuelta atrás. Sólo comienza a comerte desde adentro. La magia como esa es por qué tu
Señor Oscuro se ve de la forma en la que se ve. Y—con la cantidad de runas—tendrás algunos
años como mucho. Ya sea tu cuerpo o tu mente, la Magia Oscura requiere un precio.”

“Estoy consciente de cómo funciona la Magia Oscura,” él siseó, sus manos estaban cerradas en un
puño y él estaba temblando ligeramente.

“Entonces por favor, por favor déjame tratar de arreglar esto.”

Draco bajó la cabeza ligeramente y resopló levemente como si se estuviera riendo. Hermione lo
estudió por un momento. Él no dijo nada más.

Sacó dos hilos más. En el tercero Draco colapsó en sus rodillas. Estaba mortalmente pálido y su
piel se sentía pálida y fría al tocarla.

Ella puso una mano tan gentilmente como pudo en la parte de adelante de su hombro. Ella podía
sentir el arco de su clavícula bajo sus dedos, y ver el latido loco y dolorido de su pulso debajo de
su mandíbula.
“¿Quieres que te aturda?” ella preguntó en voz baja. “Puedo hacerlo más rápido de esa manera. No
cambiará la eficacia. Pero tienes que confiar en mí.”

Malfoy se quedó quieto. Aparentemente considerando.

“Adelante,” él dijo después de un minuto. “Ya eres más que capaz de hacer que me maten cada vez
que tengas ganas.”

Ella lo sostuvo contra sí misma, su cabeza presionada contra su diafragma.

“Stupefy,” ella dijo suavemente y lo atrapó mientras su peso muerto caía sobre ella. Con un
hechizo alivianador practicado, lo bajó suavemente al suelo y apoyó su cabeza en su capa.

Hermione trabajó rápidamente. Había hecho ya el trabajo de hechizos una vez antes de haber
entrenado en un hospital en Albania. Había sido una sola runa autoinfligida en un aspirante a mago
oscuro que no había entendido la Magia Oscura que estaba tratando de invocar hasta que el
envenenamiento casi lo matara.

Con Malfoy inconsciente, la culpa de Hermione fue capaz de golpearla completamente.

Debió de haberse dado cuenta. Debió de haber llegado antes para checarlo. Tenía miedo de que
fuera demasiado tarde. Las runas se habían asentado. Profundamente.

Sacó toda la magia oscura hasta que tenía ocho frascos llenos de la mezcla de la maldición y
veneno. Tendría que incinerarlos en fuego mágico.

Ella colocó cuidadosamente un encantamiento de contención alrededor de todas las runas en cada
hombro. Era un hechizo que Severus le había enseñado; él lo había usado para contener la
maldición en la mano de Dumbledore. Dado que la maldición estaba en la espalda de Malfoy, ella
no estaba segura si tendría algún efecto, pero lo intentó de todas formas.

Las lesiones de Malfoy no tenían la intención de matarlo inmediatamente; en su lugar, tenían la


intención de doler, y corroer su magia. Una sentencia de muerte gradual. La magia oscura como los
rituales de sangre rúnica era profunda y antigua.

Ella leyó el juramento.

No era un juramento rúnico típico. Voldemort, en su vanidad, no había usado un voto tradicional
de lealtad y honestidad. Más bien parecía hecho a la medida de la falla específica. Las runas harían
que Malfoy no vacilara, a que fuera astuto, infalible, despiadado e inflexible; impulsado al éxito.

Hermione no estaba segura qué tan efectivos eran juramentos de sangre rúnicos; pero sospechaba
que el exceso de seguridad de Voldemort en la Magia Oscura había salvado la vida de Malfoy. Si
Malfoy se hubiera visto obligado a tener un juramento de lealtad y honestidad grabado en sus
huesos, probablemente se hubiera visto obligado a admitir su traición. En su lugar, Voldemort
había accidentalmente usado magia antigua para estimular el impulso de Malfoy por hacer lo que
quisiera.

El exceso de crueldad era horripilante. No era como una lesión de campo de batalla; rápidamente
hecha, pero lenta para recuperarse. El ritual seguramente había tomado horas de Draco estando
atado y estando consciente para ello. La precisión y uniformidad de los cortes. La firme invocación
de las Artes Oscuras. El tiempo tomado para limpiar la sangre antes de hacer la siguiente incisión.
Manejar la punta de la cuchilla hasta los huesos era innecesario; había sido sólamente por el dolor
adicional. Era un juramento de la piel; no había nada que requería ser escrito en sus huesos.
También le habían hecho crucio, ya fuera antes o después de que el ritual hubiera sido realizado,
posiblemente en ambos puntos.

Ella sintió que iba a vomitar solo al pensar en eso.

Hermione sacó su Esencia de Díctamo. Sólo tenía ya algunos frascos.

Sacó sus tentáculos de murtlap y los aplastó junto con diez gotas de Esencia de Díctamo en una
pomada la cual gentilmente presionó en los cortes de las runas. No podía sanar las incisiones pero
podía calmar el dolor y reducir la potencia del veneno para que pudieran recuperarse más rápido.
Luego lanzó un escudo protector en la espalda de Malfoy para sellar todo sin vendaje.

Ella pasó sus dedos ligeramente sobre sus brazos, sintiendo los nudos rígidos en sus músculos por
el cruciatus. Parecía que al menos había ido a un poco de terapia para eso.

Voldemort claramente no quería dañar a Malfoy hasta el punto de arruinarlo completamente, pero
él no había tenido remordimiento de conciencia sobre torturar a Malfoy todo el camino hasta el
límite.

Malfoy era un arma para Voldemort. La decisión de tallar runas en él hacía a Draco más mortal.
Afilaron su filo, pero también lo convirtieron en una herramienta a corto plazo.

El uso pesado de Magia Oscura estaba erosionando el curso de muchos años. Había una razón por
la que los magos oscuros no tenían la tendencia de llegar a los cien años. Se volvían loco, o se
deterioraban físicamente. Con la cantidad que la Magia Oscura había estado emanando de las
runas antes de que Hermione las tratara, Malfoy tendría suerte de vivir una década; posiblemente
solo algunos meses antes de que su mente comenzara a correrse. Ya tendía a llegar empapado de
Magia Oscura.

La mano de Hermione llegó hasta su propio cuello, y torció la cadena de su collar entre sus dedos
mientras lo miraba fijamente.

Jaló su mano derecha hacia la de ella. Sus dedos largos hacían ver los suyos como los de un enano.
Estaban los familiares callos por volar y combatir en la palma de su mano y sus dedos.

Ella masajeó ligeramente su mano. Los dedos tuvieron espasmos ligeros al tocarlos, incluso si él
debía de haber estado insensato. Ella golpeó con la punta de su varita sobre su mano en los varios
puntos de presión, mandando ligeras vibraciones hacia los músculos cercanos para ayudar a liberar
la tensión.

Cuando sus dedos se abrieron, ella comenzó a doblarlos, frotarlos y masajearlos hasta que pudieron
abrirse y cerrarse por completo sin contraerse espasmódicamente. Espasmos como esos podrían ser
la vida o muerte en un duelo, interferir con el movimiento de la varita o la puntería de una persona.

Mientras ella trabajaba movió su cabeza hacia un lado y estudió su rostro. Inconsciente, sus
características relajadas de la expresión dura y cerrada que normalmente usaba. Se veía triste.

Ella se sentía tan triste que dolía. También se sentía como una idiota. Debió de haberse dado
cuenta. Él pudo haber sido asesinado.

A diferencia de ella, él debió de haber sabido que sería castigado por el ataque que él había
habilitado. Su dudar—

El pudo haberse preparado. Pudo haber sido una trampa. Él sabía exactamente sobre qué prisiones
tenían información.
¿Cómo había dicho su consejo?

“La respuesta a la actividad de la Orden será ligeramente retrasada. Si la Orden ha estado


esperando por una abertura, puede que sea la grieta que han estado buscando… si la Orden
decidiera atacar múltiples prisiones simultáneamente, la respuesta sería—menos cohesiva.”

Él les había dado su primera victoria masiva en años. Él se las había entregado, y luego pagó por
ello. Era su respuesta la que fue retrasada y menos cohesiva.

Lo que fuera que había pensado que podía obtener al ayudar a la Orden, claramente lo quería más
que nada.

Ella se movió hacia el otro lado de su cuerpo y lanzó un hechizo rennervate gradual en él. Eso
reduciría el aturdimiento y la probabilidad de que le doliera la cabeza cuando recuperara el
conocimiento.

Mientras él estaba despertando, ella comenzó a golpear su varita a través de su otra mano y luego
la masageaba. El instante en el que él se volvió consciente, ella pudo sentir la tensión irradiar a
través de su cuerpo. Él se congeló instantáneamente.

Había sido, sospechaba, un tremendo acto de fe para él dejarla aturdirlo. Confiar en alguien no era
natural para él. Ella siguió persuadiendo a sus dedos para que se complacieran mientras él giraba la
cabeza. Ella podía sentir sus ojos en ella pero siguió trabajando y no miró hacia arriba.

“No hay necesidad,” él dijo después de algunos minutos. “Tengo una sesión con un sanador más
tarde hoy .”

“Si es el mismo que no le ha hecho nada a tu espalda, recomendaría que se lo dieran como alimento
a un calamar gigante,” ella dijo firmemente.

Él levantó su cabeza y miró a sus hombros con una mueca de dolor.

“¿Qué hiciste?”

“Después de que saqué el exceso de magia y veneno, puse un encantamiento de contención sobre
las runas. No puedo revertirlas, pero ojalá pueda mantener la Magia Oscura contenida en las runas
en vez de que se hunda en tu alma. Las llené de murtlap y dittany para que ayudara a calmar el
dolor. Estoy asumiendo que ya tomaste pociones para aliviar el dolor.” Él asintió levemente.
Hermione pasó sus dedos arriba y abajo de su mano con cuidado, sintiendo los callos familiares de
la varita a lo largo de sus dedos, buscando cualquier rastro de temblores y murmurando hechizos
en voz baja mientras se inclinaba y los masajeaba. “Ojalá sane las incisiones un poco más rápido.
No hay nada que pueda hacer respecto a las cicatrices, o el ritual maldito que contienen. Lo
lamento—debí de haber regresado antes. Si lo hubiera hecho—tal vez hubiera removido los huesos
y hacerlos volver a crecer antes de que se hubiera asentado. Ahora, incluso si los reemplazo y te
corto, el juramento resurgirá…”

“No importa,” él dijo, apartando su mano de ella abruptamente y levantándose. Tendría que ser
agonizante moverse pero él no hizo ni un solo sonido. Pero él estaba más pálido y tambaleaba
ligeramente una vez que estaba de pie. “Como mencionaste, estabas bastante ocupada. No parece
que hayas estado en la orilla del mar tomando el sol y evitando a voluntad a tu Mortífago de
mascota. Sanarme nunca había sido la intención de tu trabajo.”

Aparentemente se estaba sintiendo un poco mejor, dado que su sarcasmo había resurgido.

“Debí de haber venido,” ella repitió. “Necesita ser monitoreado. Y la pomada, debería de
cambiarse diariamente para un mejor efecto—”

“Que desafortunado.”

“Puedo venir,” ella dijo. “Sólo tomará algunos minutos. Si puedes tomarte el tiempo en la mañana
o en la tarde. Vendré.”

Él la miró fijamente.

“¿De verdad? ¿Tienes tiempo para eso?”él preguntó sarcásticamente.

“Haré tiempo.”

Él parecía estar considerando algo durante varios minutos. “Bien. Ocho en punto en la tarde.
Vendré si te apareces. Si no puedes, no importa.”

“Estaré aquí.”

Ella le ayudó a deslizar su camisa por sobre sus hombros y la abotonó. Ella pausó a medio camino.

“Lo lamento mucho, Draco,” ella dijo.

Él la miró y arqueó una ceja.

“Si hubiera sabido que un poco de sanación te volvería tan familiar conmigo, nunca te dejaría
hacerlo.”

Ella volteó a verlo mientras terminaba de abotonar.

“¿No quieres que te llame Draco? Es que parece extraño que aún nos dirijamos por apellidos
durante tanto tiempo. Asumiendo que ninguno de nosotros muera en la guerra y no te cansas de mí,
estoy asumiendo que estaremos juntos durante un largo rato.”

Él puso los ojos en blanco dudosamente.

“Llámame como quieras, Granger. No voy a cambiar nada.”

Típico.

Ella sospechaba que los apellidos eran solo otra forma para mantener la distancia. Por eso se le
había ocurrido que tal vez debería comenzar a referirse a él como Draco.

Comportamiento afectado por la distancia subconsciente. Si quería acercarse a él, ella tendría que
moverse primero y no podía dejar que sus propias actitudes subconscientes la contuviera.

“¿Alguna información esta semana?”

Él asintió ligeramente, la comisura de su boca se torció ligeramente. “La nueva división de


desarrollo de maldiciones estará en Sussex. Está cotizada para ser considerablemente más grande.
Están expandiendo los laboratorios a más que maldiciones. Es una instalación de búsqueda, usando
prisioneros.”

Hermione pasó saliva. “Por supuesto.”

“Hogwarts se está volviendo una prisión. Ya tiene suficientes protecciones; reemplazará las
prisiones perdidas. Actualmente la están purgando de cualquier magia que se considere poco
cooperativa.”

Algo dentro de Hermione se retorció con las noticias. Cuando Hogwarts había sido abandonada,
ellos habían tratado de tomar lo que podían, pero los elfos domésticos y retratos habían estado
atados a la escuela; los dejaron atrás. Su boca se torció levemente.

“Estoy segura de que la escuela lo peleará,” ella dijo.

“Sin duda. La elección fue hecha porque el Señor Oscuro tiene la esperanza de que las noticias
enfurecerán a Potter. Y—tiene la intención de ser un insulto final hacia Dumbledore.”

Los ojos de Hermione viajaron hasta su rostro y luego rápidamente los alejó mientras decía el
nombre del Director. Ella forzó a que su expresión no cambiara.

“Me aseguraré de que Harry esté preparado para ello y no haga nada tonto.”

Él asintió levemente.

“Te veré mañana entonces,” ella dijo y volteó a verlo nuevamente. “Ten cuidado—Draco, Lo
siento mucho.”

La comisura de su boca se torció ligeramente por un momento, luego presionó su boca en una firme
línea y su expresión se tensó; armándose de valor a sí mismo antes de aparecer.

Chapter End Notes

Las Runas de Draco (Draco's runes) por bookloverdream


Flashback 9
Chapter Notes

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Junio 2002

La noche siguiente, Hermione se deslizó fuera de Grimmauld Place después de la cena,


reclamando la necesidad de más leche del mercado cruzando la calle.

Cuando llegó a la cabaña, se quedó de pie incómoda, preguntándose si Draco aparecería. Ella
sospechaba que él no estaba esperando que ella lo lograra.

Él llegó con un crujido repentino, haciendo una mueca.

Ella miró fijamente. En el pasado, él siempre había estado completamente vestido; camisa, túnicas
y una capa para una buena medida. Mientras ella lo había desnudado hasta la cintura dos veces, en
ambas ocasiones habían sido mayormente profesionales y lo había vestido inmediatamente
después.

Él solo estaba usando pantalones y una camisa de botones. Todo de negro. La falta de capas
enfatizaba qué tan alto y ágil él era. Él parecía una pantera; negro, frío y predatorio.

Prácticamente hablando, era lógico y eficiente. Pocas capas para remover. Menos peso
presionando contra su espalda lesionada. Aún así se sentía extrañamente íntimo.

Conjuró una silla sin su varita, y la movió hacia atrás mientras comenzaba a desabotonar su camisa.

Él siseó y jadeó bajo su aliento mientras movía sus hombros hacia abajo para quitársela.

“¿Está doliendo un poco menos?” ella dijo, dudando ligeramente mientras recargaba una mano en
su brazo. Su piel aún estaba antinaturalmente fría. Tocarlo enviaba un escalofrío de miedo bajo su
espalda mientras él se encogía ligeramente y sus músculos temblaban bajo sus dedos.

“Ligeramente,” él dijo, después de un latido.

Con un movimiento de si varita, cuidadosamente quitó y removió el murtlap y el Díctamo, y luego


administró un hechizo limpiador muy gentil sobre todos los cortes.

Draco se sacudió y dejó caer la cabeza contra el respaldo de la silla.

“¡Mierda, Granger!” él gruñó, sus nudillos blancos de dónde estaba agarrando la silla.

“Está hecho ahora,” ella dijo después de otro momento. “Lo siento. Tenía que. La gente mágica
puede ser inmune a la mayoría de las infecciones, pero no se sabe para qué se usó ese cuchillo. O
exactamente qué propiedades tienen el veneno de Nagini; puede neutralizar tu inmunidad natural.”

“Un poco de advertencia para la próxima vez, por favor,” él dijo, su voz temblando ligeramente.

“Lo siento. La mayoría de las personas prefieren no saber. Armarse de valor para ello puede
hacerlo peor.”

“Yo preferiría saber.”


Ella observó las runas. Una fría sensación de hundimiento se apoderó de ella. Los zarcillos de
magia oscura ya estaban comenzando a salir de las runas nuevamente. Había estado demasiado
tarde. Las runas seguirían envenenandolo.

Recargó una mano dudosamente sobre el brazo de Draco. “Esto—esto va a doler de nuevo.
¿Quieres—que te aturda?”

Él volteó a verla, y estudió su rostro. Algo en sus ojos brilló por un momento, y su expresión se
endureció.

“¿Hay algún punto?” él dijo.

Hermione se encogió de hombros y bajó la mirada. “Déjame intentarlo,” ella dijo silenciosamente.

Draco la miró fijamente por otro minuto antes de resoplar ligeramente y sacudió la cabeza con
incredulidad mientras miraba hacia otro lado.

“Bien. Un intento más,” dijo con voz resignada antes de recargar su cabeza en el respaldo de la
silla.

Hermione lo aturdió nuevamente

Solo le tomó unos minutos remover todos los rastros de magia oscura. Luego lanzó varios hechizos
de diagnóstico, tratando de romper las capas del ritual y tratando de encontrar algo que pudiera
deconstruir y anularlo.

El ritual se había sentado.

Estaba demasiado tarde.

Trazó sus dedos por su espalda mientras se preguntaba qué hacer.

Él tenía que saber. Ella estaba casi segura que él sabía que las runas iban a matarlo eventualmente.

Una sentencia gradual de muerte por ayudar a la Orden. Lo que fuera que quería al ayudarlos no
podía ser una ambición de largo plazo. Con el precio que había pagado, ella dudaba que él tenía
planeado usurpar a Voldemort. Si lo hacía, sería un reinado corto.

La Orden lo necesitaba. La primera guerra mágica había durado once años. Cuando le dijo a
Moody lo que le habían hecho a Draco y dijo que se había ofrecido a sanarlo él le dijo que hiciera
lo que pudiera.

Si Hermione no podía encontrar una forma de parar la erosión, tendrían extrema suerte si Draco
durara demasiado. Si lo hacía, apenas sería confiable en ese punto.

Hermione se estiró y pasó una punta de su dedo por la cadena alrededor de su cuello durante varios
minutos antes de jalar el amuleto por debajo de su blusa.

Ella observó al disco solar. Luego desabrochó la cadena y deslizó el amuleto. Ella presionó la
punta de su varita contra él e invertió la serie de hechizos protectores y escudos que cargaba antes
de ponerlo en el suelo. Pisoteó con fuerza el amuleto y sintió que se rompía bajo su talón. Cuando
removió su pie, una piedra pequeña y blanca yacía entre el cristal rojo aplastado y el metal
retorcido.

Ella no la tocó. Con un movimiento de su varita levitó la piedra para que volara por los aires. Ella
podía sentir la magia emanar de ella. Hacía que el aire vibrara. Se acercó e inclinó a Draco de
nuevo en sus brazos, tratando de no poner presión en sus runas.

Luego hizo que la piedra flotara y la bajó al lado izquierdo de su pecho, contra su piel desnuda.

Comenzó a brillar cada vez más y más fuerte, hasta que tenía que entrecerrar los ojos. Luego
observó como la luz lentamente se hundía en su piel y se desvanecía.
Hermione miró fijamente, preguntándose si algo más pasaría; si habría algunos efectos notables
inmediatos. No había una abundancia de información para saber si el proceso había funcionado.

Lanzó un diagnóstico y lo inspeccionó, Draco estab deprivado de sueño y viviendo en una alta
dosis de aliviantes de dolor de calidad; tenía daño muscular por el cruciatus, y las runas aún eran
una intangible, concentración destrozada de heridas y veneno y maldición ritual. El hechizo de
diagnóstico no indicaba nada más. Lo que era normal—ella pensó—que así era como tenía que
funcionar.

Después de un minuto, cuando nada más ocurrió, ella cuidadosamente inclinó a Draco hacia
adelante en la silla nuevamente.

Volvió a aplicar la pomada que había hecho, presionando tan ligeramente como podía antes de
reemplazar el hechizo contenedor y todos los hechizos protectores.

Luego deslizó los restos del amuleto en su bolsillo y le hizo rennervate a Draco.

Él levantó su cabeza fuertemente y se puso de pie. Hermione gentilmente puso su camisa en sus
hombros. Él la observó mientras ella abotonaba su camisa y luego acomodaba la tela antes de
voltear a verlo. Él tenía una expresión cansada en su rostro mientras la observaba.

Ella impulsivamente se estiró y tocó su mejilla. Ella sintió su mandíbula tensarse ligeramente bajo
su mano mientras estudiaba su expresión. Ella pensó que su piel se sentía un poco menos fría.

Sus ojos brillaron, y la comisura de su boca tuvo un espasmo, pero no quitó su mano.

“Me tengo que ir,” ella dijo, “te veré mañana en la noche.”

Draco no dijo nada mientras ella se iba de la cabaña y aparecía.

La noche siguiente, no había veneno o magia oscura sangrando fuera de las runas. Hermione no
dijo nada mientras de forma callada removía la pomada, limpió las incisiones, reemplazó la
pomada y luego cuidadosamente volvió a lanzar los hechizos.

Draco estaba más callado cada noche. Él se tensaba y jadeaba ligeramente de dolor mientras
Hermione limpiaba las heridas, pero él raramente decía algo a menos que Hermione le hiciera
alguna pregunta.

“¿No va a ser sospechoso—que alguien te esté sanando?” ella abruptamente preguntó después de
varios días.

Draco se congeló por un momento y luego se rió ligeramente. “¿Apenas se te ocurrió eso?”

Hermione se sonrojó. “No es usualmente una preocupación.”

Él sacudió su cabeza. “No hay órdenes que me impidan tratarlos. Si de alguna forma lo logras,
duramente será la primera vez que he tenido éxito en algo contra probabilidades improbables.” Sus
labios se torcieron levemente. “Así que por todos los medios, continúa pinchandolas con tu varita.”

Hermione continuó sin otra palabra.

Ella descubrió, para su ligera ofensa, qué tan raro alguien notaba sus idas y venidas. Ni siquiera
tenía que ofrecer ninguna excusa al salir de Grimmauld Place cada noche.

Harry, Ron y Ginny se habían ido a investigar una pista sobre los horrocruxes. Hermione se había
dado cuenta que varios artefactos de los fundadores de Hogwarts se habían perdido durante la vida
de Voldemort, así que la Orden asignó a Harry para que los cazara. Hermione sospechaba que
Kingsley y Moody tenían poca esperanza en que Harry encontraría algo; ella pensó que solo era
una forma de mantener a Harry de insistir a que peleara en cada escaramuza.

Con la inteligencia que Draco proveía, Moody y Kingsley habían comenzado a aprobar ataques
más riesgosos y ambiciosos. Las decisiones eran en parte por las oportunidades que Draco había
proporcionado a la Orden, pero principalmente porque la situación era lo suficientemente terrible
para ya fuera comenzar a tomar riesgos con largas probabilidades o admitiendo que no podían
ganar la guerra.

A pesar del éxito del ataque de la Orden, también los había retrasado severamente.

Tenían cientos de nuevos luchadores para alimentar y albergar, y al mismo tiempo, sus recursos en
Europa se estaban agotando a medida que el control de Voldemort se hacía más fuerte. La
Resistencia Francesa le había pasado menos desvanecerse. Habían recibido la palabra de que
Hagrid y Olympe Maxime habían sido capturados y ejecutados cortamente después del ataque de
la prisión. Toda la Europa Oriental estaba firmemente bajo el control de los Mortífagos, mientras
que los países de Europa del Norte estaban tan ocupados con mantener a raya a las fuerzas
invasoras de Voldemort que tenían poco apoyo que pudieran ofrecer.

La Orden se estaba quedando sin dinero. Se estaba quedando sin recursos. Tratar de alimentar a un
ejército con cámaras personales y donaciones secretas. Era difícil que los luchadores de la
Resistencia pudieran mantener trabajos en el mundo muggle.

Hermione casi había vaciado su propia cuenta de banco al pagar personalmente por ingredientes de
pociones mientras la Orden fue forzada repetidamente a recortar su presupuesto incluso cuando la
necesidad de pociones sanadoras incrementaban rápidamente.

Aún no estaban muriendo de hambre. Pero Hermione comenzaba a sospechar sobre cómo Kingsley
estaba logrando tal cosa.

Aveces dudaba que vencer a Voldemort siquiera sería suficiente. Si él moría, con el control que los
Mortífagos tenían actualmente, había una gran probabilidad de que alguien solo llegara y lo
reemplazara.

Su mente siempre iba inmediatamente a Malfoy cuando ese pensamiento ocurría.

Ella aún necesitaba ver de verdad la demostración de sus habilidades, pero basado en todo lo que la
Orden sabía de él, él era considerado uno de los candidatos probables a tomar control en el evento
de la derrota de Voldemort.

Moody y Kingsley estaban casi seguros de que era el verdadero motivo de Draco al espiar para la
Orden.

De acuerdo a Severus, la Marca Tenebrosa tenía varios elementos en ella. Le permitía a Voldemort
invocar a sus seguidores hacia él, donde sea que estuvieran. También le permitía localizar a sus
seguidores; ellos no podían correr. Y finalmente, la Marca Tenebrosa prevenía a los portadores de
atacar a su maestro. Incluso si Malfoy pensaba que tenía la habilidad de matar a Voldemort, no
podía ejercer magia contra él, no letalmente. Draco necesitaría a alguien más para que lanzara el
golpe mortal.

Hermione aveces pensaba que convertirse en el siguiente Señor Oscuro era de verdad el verdadero
motivo de Draco, pero—después de las runas, ella cuestionaba esa conclusión. Había algo más
enojado y más amargado en él que la ambición. La mortalidad y fría furia se sentía más como
desesperación que orgullo.

Cuando ella le dijo a Moody que Draco no había demandado un Juramento Inquebrantable de ella,
el brillo en el ojo de Moody la hizo sentir que él tenía la intención de usarla para matar a Draco en
cierto punto.

Ella trató de no pensar en ello.

Ella no podía pensar en matarlo.

Ella no podía soportar estar detrás de él noche tras noche, tratando de sanar las runas talladas en él
y pensar en matarlo cuando dejara de ser útil. Tal frialdad excedía incluso su capacidad para la
estrategia.

Sus dedos temblaron ligeramente mientras ella volvía a lanzar los hechizos protectores sobre los
cortes. Había intentado usar las vendas pero el veneno había reaccionado.

“Bueno. He terminado,” ella dijo silenciosamente mientras ponía su camisa sobre sus ojos
ligeramente.

Cuando ella se fue, ella no apareció inmediatamente de vuelta en Grimmauld Place. En su lugar,
caminó por el camino y hacia Whitecroft.

La lesión de Draco estaba carcomiendo su desapego. Le estaba causando salir de su misión.

Mortífago. Asesino. Espía. Objetivo. Herramienta.

Se repitió a sí misma la lista una y otra vez. Pero su convicción y resolución sonaban vacías.

Encontró un arroyo, y vio al agua moviéndose brillando bajo la luz de la luna mientras trataba de
forzarse a despegarse. Guardó sus manos en sus bolsillos, y luego siseó y sacó su mano derecha.
Encontró que su dedo índice estaba sangrando ligeramente. Una pieza de su amuleto había cortado
su piel. Se había olvidado de ello.

Sacó el resto de los fragmentos de su bolsillo y los arrojó al arroyo, antes de curar el rasguño.

Él asesinó a Dumbledore, se recordó a sí misma. Él probablemente sólo estaba tratando de


convertirse en el siguiente Señor Tenebroso.

Mortífago. Asesino. Espía. Objetivo. Herramienta.

Pero luego pensaría en su acusación: que ella sabía lo que le pasaría. Que ella solo estaba
pretendiendo importarle que él estaba herido. Que ella estaba probablemente esperando que él
muriera una vez que ya no fuera útil. La amargura y resignación en su tono la perseguía.

Quizás él esperaba que ella lo traicionaría algún día.

El pensamiento hizo que algo dentro de Hermione se desgarrara de alguna forma, como si
estuviera mutilando sus órganos internos.

¿Por qué no la había hecho tomar un Juramento?

¿Qué era lo que quería? El misterio a su alrededor arrastraba su mente hacia él. Obsesionandose
sobre cada detalle. Tratando de comprender qué motivaba todas las inconsistencias de su
comportamiento.
El tira y afloja que ejercía sobre su relación se sentía como una marea. Su arrogancia y soledad. A
él no le gustaba ella, a pesar de la “fascinación” que lo había impulsado a exigirla. Él a veces
parecía desear no tener nada que ver con ella.

Pero él estaba demasiado aislado. Él no podía lograr empujarla completamente cuando ella le dio
oportunidades para rendirse.

Era lo que Severus había dicho. Ella había sido un cálculo mal hecho de su parte. Incluso aunque él
parecía sospechar de su manipulación, su atracción era inevitable y aparentemente irresistible.

Draco no era el único que estaba cayendo en una trampa obvia.

Ella sabía que él la estaba usando. Usando a la Orden. Ella sabía que él era manipulador, cruel,
peligroso, y responsable por las muertes de personas incontables. Pero mientras ella trataba de
descifrarlo, él se volvía cada vez más trágico y aterradoramente humano.

Ella presionó sus manos sobre sus ojos y respiró profundamente mientras trataba de alejar su
simpatía.

Ella sentía que si pudiera saber cuál era su verdadero motivo, ella sería capaz de agravar la
simpatía, arrancarlo de dondequiera que había comenzado a crecer dentro de ella.

Ella no se sentía culpable al manipularlo pero no estaba segura de tener la determinación de poder
eventualmente matarlo.

A veces se preguntaba agriamente si Moody y Kingsley la consideraban como si tuviera algún


límite. Hacerla una prostituta, luego convertirla en asesina. ¿Ellos solo asumían que ella querría?

A veces se sentía como si la estuvieran llevando hasta el Infierno y observando mientras ella
pasaba las puertas. Se preguntaba qué tan satisfechos estaban de tener una herramienta que sufriría
en cualquier forma que ellos lo necesitaran.

Moody era su comerciante. Él se encargaba de ella. Cualquier rastro de duda que hubiera tenido
cuando le preguntó por primera vez que se entregara a Malfoy, se había ido lejos. Ella era útil. Un
peón excelente para la Orden. La llave para la pieza que querían en realidad.

Malfoy.

Comparada con el valor de Draco, Hermione era una pérdida aceptable.

Si Harry y Voldemort eran los Reyes en cada lado del tablero, entonces Malfoy era la Reina de
Voldemort. Ganarlo valía la pena sacrificar casi todas las demás piezas en el tablero. Él no tenía
restricciones y era mortal Crucial.

Tenía sentido. Estratégicamente, ella veía la lógica. Entendía la necesidad.

Pero en un nivel personal, dolía tan profundamente que apenas podía respirar.

Se odiaba a sí misma.

Odiaba a Moody. Odiaba a Kingsley.

Ellos tomarían, y tomarían, y ella se quedaría sin nada más que cenizas cuando la guerra terminara.

Pero ellos no estaban tomando en realidad. Ella se estaba ofreciendo. No era como si requirieran
algo de ella que no estaba dispuesta a entregar.
Para Harry y Ron, se recordó a sí misma. Valdría la pena.

Pero algo dentro de ella se sentía como si la guerra la estuviera corroyendo. Ella estaba
torciendose. Reacomodándose a sí misma en una criatura que se sentía como todo lo que odiaba.

La oscuridad llega hasta tu alma, eso era lo que Harry siempre decía.

No importa lo irredimible que pensaba que era Draco por matar a Dumbledore. Si ella vendía a
Draco en algún punto del futuro, ella se imaginaba que estaría en un nivel mucho más abajo del
Infierno de lo que él estaría.

Pero ella aún lo haría.

Minerva había estado en lo correcto. Hermione estaba completamente dispuesta a dañarse a sí


misma si eso significaba que ganarían la guerra.

Ella se deslizó por la orilla del arroyo, juntó varias piedras y comenzó a apilarlas.

Su madre había viajado demasiado antes de casarse, y le había dicho a Hermione cómo en Corea la
gente apilaba las piedras, cada una representando deseos y plegarias.

Las madres harían torres altas con plegarias para sus hijos.

Hermione había construido torres en su jardín cuando era niña, haciendo muchas plegarias por
amigos. Plegarias de corazón que quedaban sin responder durante años hasta que llegó a Hogwarts.

Hermione colocó grandes piedras fundamentales para Harry y Ron.

Déjenlos vivir, ella rezó. Déjalos sobrevivir a esta guerra. No me dejen perderlos.

Luego puso una piedra para Ginny. Fred. George. Charlie. Bill. Molly y Arthur.

Percy había muerto durante la toma del Ministerio.

Déjenlos vivir, ella murmuró.

Agregó piedras para Remus y Tonks, Neville, Poppy, Severus y Minerva y los huérfanos de
Caithness. Tenía miedo de ser muy egoísta si incluía a todos en la Orden y en la Resistencia. La
torre era de cierta forma inestable.

Recogió una última piedra y dudó.

Si la torre se caía los deseos no se volverían realidad.

Ella miró a la piedra final en sus manos, trazando sus dedos a través de ella ligeramente. Era fría
pero la mordida rápidamente desvanecía mientras seguía dudando, volteandola una y otra vez en
sus manos. Extendiéndolas, luego haciéndolas hacia atrás y sosteniéndola durante más tiempo.

Tal vez no debería ponerla

Tal vez era egoísta.

Casi la puso de vuelta en el arroyo.

Si hay alguna forma, no me hagan responsable por la muerte de Draco, ella rezó.
La torre tembló pero no se cayó. Suspiró fuertemente por el alivio y casi lloró.

Lavó sus manos en el arroyo y luego observó la torre que había construido.

Era un ritual tonto y supersticioso. No significaba nada.

Pero ella había entregado casi todo para la guerra, y ya tenía que ser suficiente. La superstición se
sentía como todo lo que le quedaba.

Lanzó un hechizo para repeler a los muggles lejos de las piedras y apareció.

Ella siguió sanando a Draco, noche tras noche. El veneno combinado con la magia de las runas
hacían a la lesión una de las más crueles con las que ella se había encontrado. Sin importar lo que
hiciera, se quedaba fresca. Él debería de estar en un hospital o descansando en cama, no
apareciendo y espiando y haciendo lo que fuera que Voldemort lo tenía haciendo.
Ella revisó viejos libros de texto de curación, y se quedaba despierta en la noche preparando
pociones que esperaba que ayudaran a sanar o al menos calmar un poco más el dolor, pero nada de
lo que intentaba funcionaba. El veneno de Nagini era esencialmente un agente neutralizante contra
cualquier tipo de curación, Mágica o no mágica.

Debería de haberse quitado eventualmente. Cuando Arthur había sido mordido por Nagini en el
ministerio, el veneno se había desvanecido después de unos días de poción de reposición de
sangre. Pero la magia rúnica interactuaba con el veneno, y mantenía al veneno asilado en las
incisiones. Hermione no podía simplemente desvanecerlo del sistema de Draco.

Llenar los cortes de Escencia de Díctamo y Murtlap y mantener la infección acorralada era todo lo
que Hermione podía hacer hasta que el veneno se desvaneciera por sí mismo.

Draco finalmente le habló primero después de varias semanas.

“Ten cuidado cuando busques ingredientes,” él dijo abruptamente mientras ella le estaba quitando
la camisa.

Ella pausó.

“Lo he tenido. Mando hechizos de detección cada vez que aparezco en cualquier lado para
asegurarme de que no haya escudos anti-aparición cerca. Y toda mi ropa tiene escudos.”

“El Señor Oscuro quiere aplastar a la Orden en este año. Se está volviendo confiado sobre su
control en el resto de Europa. Él está concentrando sus tropas y trayendo nuevos recursos.”

Hermione sintió que se volvía fría.

“En otras noticias,” él agregó, “Me han entregado una mantícora. No tengo la menor idea de lo que
esperan que haga con ella.”

La forma casual en la que lo había anunciado hacía parecer que le habían entregado un spaniel no
deseado y no una de las criaturas oscuras más mortales, semi-sensibles en el mundo mágico.

“¿Te dieron una mantícora?” ella repitió. Tenía que forzar las palabras fuera, su pecho se sentía
como si estuviera siendo aplastado.

“Me han dicho que solo está media crecida. McNair me informó que fue llevada a mi mansión,” él
dijo con una expresión agravada mientras cerraba su camisa.

“¿Tienes permitido matarla?” ella dijo, observando su piel pálida desvanecerse debajo de la tela
negra.

“Bueno—dudo que esa sea la intención, pero no venía con instrucciones.”

“La sangre de la mantícora es impermeable a la mayoría de la magia. Probablemente podrías crear


armas muy útiles con ella.”

Él volteó a verla. “¿Cómo cuales?”

Hermione dudó, y luego se acercó para terminar de abotonar su camisa y acomodar el cuello.
Estaban parados tan cerca que sus cuerpos estaban casi tocándose. Ella podía oler el cedro en su
ropa, y ella cautelosamente reposó una mano en su pecho sobre su corazón, sintiendo su latido bajo
sus dedos. Ella mordió su labio por un momento antes de voltear a verlo. Su boca se torció
ligeramente en ligera sorpresa mientras volteaba a verla, sus ojos se oscurecieron mientras ella lo
miraba fijamente.

“He leído que cuchillos forjados por goblins o puntas de flechas fusionados con veneno de
mantícora podrían cortar hechizos de protección,” ella dijo lentamente. “Ropa empapada de la
sangre podría ser impermeable a casi toda la magia. Como ropa de escudo, pero la magia nunca se
acabaría.”

Los ojos de Draco se entrecerraron “¿Y qué?” él preguntó, observándola cuidadosamente. “¿Crees
que mataría mi regalo del Señor Oscuro y luego lo usaría para hacer objetos encantados para la
Orden?”
“No,” ella dijo, deslizando su mano lejos y mirando hacia abajo. “Incluso si quisieras, no sería
capaz de proveer ninguna explicación de cómo los obtuve. Y la mayoría de los miembros no los
usarían de todas formas. Las mantícoras son criaturas oscuras después de todo.” Su tono era
amargo en las últimas palabras. Inhaló fuertemente. “La mayoría de los luchadores en la
Resistencia serían asesinados si se encuentran con una mantícora en el campo de batalla.
Probablemente solo hay cien que sabrían cómo y son capaces de, matar a una. Así que—si pudieras
inventar una excusa para desecharla antes de que tu maestro decida soltarla, sería preferible.”

Ella se acercó incluso más y tocó la parte de atrás de su mano nerviosamente.

Ella rogaría, haría lo que fuera para convencerlo.

Él quitó su mano rápidamente de su contacto, y por un momento ella se armó de valor para su
irritación. Pero luego él tomó su barbilla e inclinó su cabeza hacia atrás hasta que sus ojos se
encontraran. Él estudió su expresión por un momento mientras ella lo observaba.

Él se inclinó hacia ella hasta que ella pensó que la iba a besar. “Siempre eres tan pragmática.” Ella
sintió las palabras rozar contra sus labios.

Luego él soltó su barbilla abruptamente y se alejó de ella. Los ojos de Malfoy estaban brillando
mientras notaba su confusión.

“No mueras, Granger. Puede que te extrañe,” Draco dijo, sonriendo, antes de desvanecerse con un
crujido.

Chapter End Notes

Ilustraciones por avendell en instagram y tumblr


Las runas de Draco (Draco's runes) por _knar.m_
Flashback 10

Julio 2002

Hermione se sentía paranoica el martes siguiente cuando estaba en búsqueda de ingredientes, pero
el viaje pasó de nuevo sin ningún accidente. Esa mañana, cuando llegó a la cabaña, Draco ya estaba
ahí esperando.

“Así que, combate,” él dijo, girando su varita en su mano derecha mientras ella caminaba por la
puerta.

Hermione se congeló y palideció ligeramente.

Ella se armó de valor—recordandose repetidamente que Draco probablemente le haría algo


increíblemente desagradable tan pronto como ella comenzara sentirse mejor. Aparentemente era su
método de defecto para mantener la distancia entre ellos.

Ella lo había curado considerablemente más de su castigo que después de su pelea con un hombre
lobo. Si él consideraba que ella se había extralimitado recientemente en la forma en que lo había
estado tocando—si el espacio entre ellos de verdad se había reducido—ella se había recordado a sí
misma que eventualmente él podría hacer algo horriblemente cruel para agrandarlo nuevamente.

Ella lo había sabido—

Pero caminar hacia ello aún se sentía como ser destripada.

Ella bajó sus ojos, y forzó a que su expresión no cambiara.

“Bien,” ella dijo. Ella dejó caer su bolsa por la puerta y la protegió.

La expresión de Malfoy era fría y calculando mientras la observaba desde a través de la habitación.

“Quiero ver si ya esquivas y evades mejor, pero no quiero hacerte rennervate cada minuto—”

Hermione se encogió ligeramente.

“Solo no golpees mis manos,” ella lo interrumpió, “no puedo trabajar—si golpeas mis manos de
nuevo.”

Sus ojos se entrecerraron con molestia.

“Vete a la mierda, Granger, no tengo la intención de maldecirte,” él respondió. Movió su varita


fuertemente hacia ella y ella se sentía—líquida.

Ella miró hacia abajo y encontró una larga gota de agua esparcida en la parte de atrás de su mano.

“Me doy cuenta de que me consideras un monstruo total,” él dijo, “pero sí hago un hábito general
de mantener mi palabra. Asumo que el agua no te va a ofender.”

Hermione aún estaba observando su mano sorprendida. Finalmente ella lo miró y se sonrojó.

“Lo siento,” ella murmuró.

“Bien.” Su expresión era rígida. “Así que—lo que más me interesa es ver cómo te mueves. Sin
embargo, trata de hacer que una maldición caiga en mí, si es que puedes.”

Entró en una postura de duelo muy poco comprometida, y esperó a que ella hiciera lo mismo.

Ella dijo, y luego inclinó levemente la cabeza en una reverencia antes de enviarle una maldición de
pierna de gelatina hacia él. Él la bloqueó con un simple movimiento de su varita.

Él lanzó una docena de gotas de agua en su dirección y ella las bloqueó fácilmente con un escudo
no verbal.

Ella lanzó una serie de aturdidores y él las bloqueó sin moverse.

“¿Por qué estás tan preocupado por cómo me muevo cuando tu nunca lo haces?” ella preguntó
mientras mandaba varios bloqueadores de pierna y maldiciones de pierna de gelatina hacia sus
pies.

“No estoy combatiendo,” él dijo, lanzándole una ligera sonrisa mientras bloqueaba sus hechizos y
la golpeó con varias gotas de agua. “Tu escudo no es comprensivo. Deja de mantener y evitar, o
asegurate de que sea de curp completo.”

Ella se sonrojó y esquivó físicamente las siguientes veinte gotas de agua mientras disparaba varios
hechizos leves en su dirección.

“Ni siquiera estás tratando de golpearme,” él dijo, frunciendo el ceño. “Sí te das cuenta de que
básicamente hago combate para vivir. Peleo hombre lobo, tu Orden, Mortífagos… especialmente
últimamente, todos en los rangos del Señor Tenebroso piensan que mi lesión es una invitación
abierta para robar mi lugar.”

Hermione casi se tropezó y lo observó con horror.

“¿Qué?” ella dijo con un jadeo de horror. Si fuera Harry o Ron lo estaría golpeando en la cabeza.

Él le lanzó una gota de agua directamente en medio de sus ojos.

“¡Enfócate!” él ladró, antes de poner su mano en su ceja aparentando desesperación pero aún
bloqueando la maldición en la pierna que ella lanzó. “Eres irremediable. Merlín. Por eso es por lo
que están perdiendo.”

“Soy una sanadora,” ella explotó defensivamente. “Si querías que tratara de maldecirte mejor,
deberías de haber hablado de qué tanto disfrutabas matar kneazles bebés.”

“Cada noche antes de ir a dormir,” dijo inexpresivo mientras llenaba el aire con gotas de agua. El
suelo estaba llenándose de charcos.

¿De verdad estás diciendo que has estado combatiendo?” Hermione demandó. Ella trató de dejar
de maldecirlo y simplemente estaba observandolo indignada mientras ella tiraba a un lado toda el
agua que él estaba enviando hacia ella.

Draco puso los ojos en blanco.

“Debo recordarte, soy un Mortífago,” él dijo. “Estoy perdido en cómo te sorprende.”

“¡Estás lesionado! Asumí que había algunos principios básicos de la decencia humana incluso
entre los Mortífagos.” Ella estaba agitada.

“Bueno, estarías mal. A pesar de sus orígenes Muggle, el Señor Oscuro es un fuerte creyente en
promover la supervivencia del mejor. De ahí su aspiración de subyugar a todos los muggles. Si mi
—castigo—me deja vulnerable al derrocamiento, entonces aparentemente lo merezco.”

“Así que—¿qué? ¿Ellos pueden atacarte cuando quieren hacerlo?” Ella preguntó enojada,
Continuando para protegerse de la tormenta que él estaba dirigiendo hacia ella. El suelo entero
estaba cubierto de agua.

“Por supuesto que no,” él dijo, sus labios torciéndose condescendientemente, “pelear
constantemente debilita la cohesión militar. Hay un tiempo designado cada semana ante el Señor
Oscuro, en el que en cierto punto los desafíos son permitidos. Y generalmente hay restricciones en
matar, o hacer algo que dañe permanentemente nuestra—utilidad.”

“Eso es vil.”

“El hombre civilizado es un salvaje con más experiencia y más sabio,” dijo Draco.

Hermione lo miró en confusión.

“¿Cómo es que conoces a Darwin y Thoreau?”

“Oh, ya sabes. Conócete a ti mismo. Conoced a tu enemigo. Y ganarás cien batallas sin perder,” él
dijo con una ligera sonrisa. “Nosotros los Mortífagos salvajes sí sabemos cómo leer. A el Señor
Oscuro no le importa lo que haga mientras le entrego victorias.”

Él suspiró abruptamente y dejó de lanzarle agua.

“En verdad no vas a siquiera tratar de maldecirme, ¿o sí?” él preguntó con irritación, mientras
eliminaba la alberca de agua en la que ambos estaban de pie.

Hermione se sonrojó ligeramente.

“He pasado demasiado tiempo tratando de sanarte. No quiero hacer que te caigas,” ella admitió con
disgusto.

“Maldita idiota,” él dijo mirándla. “¿Esperas que los Mortífagos extiendan la misma cortesía hacia
ti? Si estás lesionada en el suelo, maldecirte adicionalmente sería divertido.”

“Creo que está generalmente entendido que sería un Mortífago bastante inútil,” ella estalló.

“Obviamente. Pero esperaría que fueras lo suficientemente pragmática para combatir


competentemente.”

“Puedo ser pragmática. Cuando se llega a la línea, yo no evito. Pero—no puedo tratar de lesionarte
ahora.”

Ella mordió su labio y alejó su mirada de él.

“Tú—” ella empezó, “tú has salvado a cientos de personas ahora. Hay una probabilidad de que
nadie sepa nunca. Y tú fuiste castigado por ello. Así que—no voy a tratar de lesionarte. No cuando
ya estás lesionado.”

Ella se quedó de pie ahí incómoda. Él suspiró y la observó. Había una fría calculación en su
expresión mientras la observaba. Después un largo silencio.

“¿Sabías que,” Draco dijo en un tono aireado después de un minuto, “yo estuve ahí cuando la
familia Creevey fue arrastrada fuera de esconderse?”
Hermione no pudo haber estado más aturdida si él solo llegaba y le ataba las manos. Ella lo miró
fijamente mientras él continuaba.

“Dos magos nacidos muggles de la misma familia. Toda una anomalía. Eran considerados de gran
prioridad. El Señor Tenebroso quería sus muertes espectaculares.”

“Tú—” Hermione se ahogó. Las palabras murieron en su garganta, tragadas por el horror creciente.

“Debiste haber escuchado cómo gritaron los Muggles. La Querida Tía Bella le tenía bastante
afecto al cruciatus. ¿Recuerdas cómo hizo que los Longbottom se volvieran locos? Ella consideró a
los Creevey su mejor ejecución. Los niños trataron de correr. Muy buenos corredores. Lo
suficientemente inteligentes para saber que no podían salvar a sus padres.”

Hermione sintió como si hubiera sido golpeada. Repetidamente. Ella trató de respirar, pero sus
pulmones no funcionaban. Su garganta se sentía como si se estuviera cerrando.

Draco continuó con una voz despiadada. “Por supuesto que tu Orden llegó eventualmente, pero fue
bastante tarde. El padre se mordió su lengua y se ahogó con la sangre. Bella le cortó la matriz a la
madre, solo en el caso de que la madre siguiera lo suficientemente cuerda para entender por lo que
estaba siendo castigada. Mientras estaban esparciendo sus órganos por el lugar, yo fui mandado
perseguir a los niños. Ponerlos en el campo a kilómetros de otra granja fue todo un descuido para
dos magos que no podían aparecer. Después el más pequeño cayó en un hoyo y se rompió la
pierna. Comenzó a arrastrarse por el pasto. Un objetivo fácil para la maldición asesina. La segunda
persona a la que golpeé en la espalda con ella.”

La muñeca de Hermione se movió hacia adelante sin pensarlo mientras le lanzaba una maldición a
él. Rozó la mejilla de Malfoy. Él no se movió mientras la sangre salía del corte fino de la navaja y
bajaba por su rostro. Él se acercó a ella.

“Sabes…” él dijo suavemente, “la maldición asesina. Toma algo en ti. No es algo que cualquiera
puede estar lanzando. No repetidamente. Colin pudo haber seguido corriendo. Si lo hubiera hecho,
probablemente seguiría vivo el día de hoy. Pero se detuvo. Por su hermano muerto se detuvo,
corrió de vuelta, trató de arrastrar el cuerpo junto con él.”

“¿Tú—” Hermione dijo, sintiendo como si fuera a morir por el horror creciendo recientemente
dentro de ella. “¿Tú—”

Malfoy arqueó una ceja y le sonrió fríamente.

“¿Quieres saber si yo soy el responsable de esa pesadilla en tu cabeza?”

Hermione sintió que si abría su boca nuevamente, podría vomitar. Su varita estaba temblando en
sus dedos, y se sintió dividida entre el deseo de gritar y sollozar. Ella nunca se había sentido capaz
de hacerle crucio a alguien, pero mientras Malfoy se acercaba a ella, sus fríos ojos brillando, ella
estaba segura que lo sentiría.

“No,” él dijo suavemente y Hermione lo miró ligeramente. “Ese fue Dolohov. Él la acababa de
inventar. Él fue específicamente con la esperanza de probarla ese día. Pero es difícil de lanzar. Es
inútil a larga distancia. Tienes que estar a 30 centímetros de distancia del objetivo. Si tan solo
Colin hubiera corrido—él no hubiera sido golpeado con ella.”

Hermione movió sus manos hacia su boca y se tiró al suelo con un sollozo ahogado.

Malfoy se arrodilló, forzó su barbilla hacia arriba y miró fríamente sus ojos.
“Así es como se ve el sentimiento Gryffindor. Todas esas ideas nobles de no dejar a nadie atrás, ni
siquiera a los muertos; de no usar las Artes Oscuras; de no golpear a nadie porque ya están en el
suelo; de intentar atribuir heroísmo a la gente—cuando sientes en creer en algo de ello, recuerdo
cómo y por qué murió Colin frente a ti. No tienes idea de cuántos miembros de tu Resistencia que
pelean he matado porque creían la mentira de que el bien tiene una ventaja en la guerra.”

Él soltó su cara y se levantó.

“Si no quieres aprender a pelear ahora, vas a morir. El hecho de que aún no has sido asesinada
mientras has estado fuera en búsqueda de ingredientes ha sido por la pura benevolencia del
Destino. Estoy seguro de que eres bastante pragmática para seguir confiando en tal cosa. Si tienen
cualquier tipo de sentido, espero algo de verdadera resolución de ti la semana que viene.”

Él dejó caer un rollo de pergamino a su lado y apareció.

Hermione se quedó temblando en el suelo húmedo de la cabaña por un largo rato.

Nadie hablaba sobre Colin.

Por una combinación de consideración hacia Hermione y Harr, el tema era asiduamente evitado.
Cualquier cosa que lo mencionara, aunque fuera vagamente, se trataba con la máxima delicadeza.

Después de que pasó, Hermione había escondido el recuerdo en el fondo de su mente y lo había
cubierto como a una herida. Malfoy lo había encontrado mientras le enseñaba oclumancia.

Tenerlo arrastrando y usando el trauma para reprenderla fue un golpe tan asombroso que sintió
como si estuviera sufriendo un shock físico por eso.

Habían muy pocas cosas que aún se sentían sagradas para Hermione.

No su cuerpo.

No su alma.

Pero la muerte de Colin—siempre había sido una agonía tan privada. La había alejado de sus
amigos. La había llevado a través de europa y de vuelta. La había llevado todo el camino hasta la
cabaña donde estaba ahora. Todo el camino hacia Malfoy, que lo había usado para menospreciar
las últimas partes de sí misma que aún quedaban.

Ella presionó las palmas de sus manos en sus ojos hasta que dolían. Tratando de volver a centrarse
a ella misma.

Llegó tarde a su turno del hospital cuando finalmente logró levantarse del suelo y se dirigió a
Grimmauld Place.

Se sentía como si estuviera flotando a lo largo del día. Extrañamente desprendida. Como si hubiera
cristal entre su mente y el resto del mundo.

Hermione pasó por las mociones de sanar y después una larga tarde de preparar pociones.

La Orden necesitaba una larga dosis de Filtro de Muertos en Vida. Era su método para lidiar con
los prisioneros. No los mataban y tampoco tenían ni las prisiones ni las personas suficientes para
ser usadas como guardias. Así que los Mortífagos eran mantenidos en un lugar imposible de trazar
en animación suspendida. Bill Weasley y su esposa Fleur estaban a cargo de ellos, usando sus
habilidades como ex Rompemaldiciones para tejer elaborados encantamientos y muros con el fin
de dar cabida al considerable número de prisioneros que la Orden había acumulado a lo largo de
los años.

Mientras estaba sentada esperando dos minutos y medio para que la poción se asentara, miró a su
reloj. Casi eran las ocho en punto.

Ella suspiró y hundió su rostro en sus manos. Ella no quería volver a ver a Malfoy. Si lo hacía,
probablemente lo golpearía en su cruel rostro.

Él de todas formas probablemente estaba esperando que ella no volviera a aparecer.

Su varita sonó para indicar que el tiempo había pasado, y echó el último pedazo de raíz de
Valeriana.

La poción se volvió de un rosa pálido.

Ella lo protegió y lo dejó cuidadosamente a un lado.

Ella levantó su frasco de sabia y lo esparció en sus manos. Ya casi se le había acabado la Esencia
de Díctamo. Ella había usado la mayoría para tratar las runas de Malfoy. Ella trató de no calcular
en cuántas lesiones más pudo haber tratado si no lo hubiera estado usando en Draco; trataba de no
cuantificar su valor en contra de las vidas de otros. A cuantos había salvado, cuántos había
asesinado, cuántas vidas valía o no su inteligencia.

Él había matado a Dumbledore. El número de muertes por las que era responsable, ya que ese
único acto era suficiente para condenarlo. Nunca reequilibraría la balanza, sin importar a cuántas
personas salvara.

A menos que los ayudara a ganar. Si ganaran, probablemente sería suficiente.

Ella sonrió agriamente hacia ella misma.

Draco Malfoy era exactamente la misma persona que había sido la noche anterior. La única
diferencia era que su conocimiento de él creció ligeramente.

Ella no podía entenderlo.

¿Por qué enojarse tanto y ser tan monstruoso porque ella no quería lastimarlo cuando él ya estaba
gravemente herido? El era tan irrazonablemente enojado y amargo. Se sentía como si hubiera
quebrado el frágil paso entre ellos.

Pero provocarla con la muerte de Colin era bajo, incluso para sus estándares de él.

Quizás él en realidad estaba preocupado de que ella iba a morir.

Ella resopló. Si así lo era, probablemente era sólo porque él no quería arriesgar a tener a un no
oclumens como su contacto.

Antes de que ella pudiera pensar más, ella deslizó la sabia en su bolsillo y después se dirigió hacia
la cabaña. Ella estaba cuatro minutos temprano.

Estar ahí se sentía agotador.

Ella se sentó en una silla y sacó una foto de su bolsillo. Era de ella, Ron y Harry en el Gran Salón,
todos a la mitad de su comida, mirando hacia arriba, ligeramente molestos por ser fotografiados.
Colin la había tomado.
Ella siempre la miraba cuando se sentía deprimida.

Ella la puso de vuelta en su bolsillo y después se recargó en la mesa y hundió su cabeza en sus
brazos.

Quizás se dosificaría con poción de Sueño sin Sueño cuando regresara. Ella podía sentir las
pesadillas en la parte de atrás de su mente. Solo esperando una oportunidad para abrirse camino
hasta la superficie de su conciencia.

Ella ya había tomado la poción ocho veces ese mes. Aún seguía teniendo pesadillas por todas las
víctimas de la división de desarrollo de maldiciones que fueron llevadas a ella.

Ella trató. Trató tan fuerte de salvarlos.

No había nada que pudo haber hecho. Casi cada uno de ellos había muerto. Aquellos que no, los
había sacrificado; para ahorrarles la agonía sin fin que habían sido atrapados mágicamente.

Si tomaba la Poción de Sueño sin Sueños, estaría rompiendo las reglas que ella le había puesto a
todos los demás. Salvo lesión, nadie estaba permitido tener más de ocho frascos en un mes.

No era que nadie lo iba a saber. Hermione era quien estaba a cargo de regular las pociones. La
resistencia estaba demasiado descubierta para permitirse la redundancia de tener un supervisor
sobre ella. Incluso si trataban de hacerlo, a menos que la persona tuviera una Maestría en pociones,
había poca probabilidad de que pudieran detener a Hermione de hacer astutamente lo que le plazca.

Pero era una pendiente resbaladiza abusar de las reglas. Nueve veces al mes. Sería tan fácil
racionar diez después de eso. Después once.

Hasta que dejara de funcionar.

Hasta que quisiera algo más fuerte.

Severus le había advertido. La cantidad de formas en la que un Maestro de Pociones podía abusar
de sus habilidades eran infinitas.

Quizás cuando llegara a casa iría a algún lugar a drogarse con Neville, o ver si Charlie compartiría
su suministro de firewhiskey.

Pero en realidad no quería drogarse. Y no tenía permitido estarlo, incluso si quisiera. Siempre
estaba en turno en caso de una emergencia.

Ella podría emborracharse. Ella siempre tenía una una poción de sobriedad cuidadosamente
almacenada en sus tiendas. Pero apenas se llevaba con Charlie cuando estaba sobria.

Hermione se sentía desesperada por tener a alguien con quien hablar.

Casi cada interacción con Malfoy se sentía como un golpe emocional, y ella tendría que alejarse de
ellos y actuar como si nunca hubieran pasado.

Ella vivía en una casa llena de gente y se sentía completamente aislada.

Hubo un ligero crujido de aparición. Ella miró hacia arriba para encontrar que Malfoy había
llegado. Mirándose frío e indolente como siempre.

Ella quería llorar y gritar. O maldecirlo horriblemente y solo dejarlo ahí.


Se lo tragó y se levantó.

Él desabotonó su camisa y se sentó en una silla. Ella no dijo ni una sola palabra mientras quitaba la
tela de sus hombros y comenzaba a trabajar.

“Voy a usar el hechizo limpiador ahora,” ella dijo en una voz mecánica. Ella contó hasta tres y
después lo lanzó.

Luego volvió a aplicar rápidamente el ungüento. El díctamo había hecho progreso al neutralizar el
veneno. Los cortes parecían casi listos para comenzar a sanar. Ella probablemente sería capaz de
cerrarlos durante la siguiente semana. El proceso llevaría varias horas para hacerlo correctamente y
asegurar que el tejido de las cicatrices no estuviera tenso o no se jalaría cuando él moviera sus
hombros.

Ella no quería hablar con él pero se forzó a abrir su boca.

“Si tienes tiempo en los siguientes cuatro a siete días, puedo cerrar las incisiones. Probablemente
tomará tres horas. Después de ocho de la noche y antes de las cinco de la mañana son los mejores
tiempos para mí. Tengo turnos en el hospital y otras cosas importantes durante el día.”

Él no dijo nada.

Ella volvió a lanzar los hechizos protectivos y dejó caer su camisa sobre sus hombros. Después ella
se volteó y salió de la cabaña sin una sola palabra.

La tarde del verano era fresca. Ella tembló ligeramente mientras caminaba por el camino. Ella lo
había decidido. Iba a ponerse bien y realmente destrozada.

Ella se detuvo fuera de un bar y dudó. Ella era una borracha habladora. Ella no podía ir a un bar
muggle y comenzar a llorar por todos los que habían muerto. Incluso si lograba decir que era una
doctora en un ala de casualidades, era una mentirosa terriblemente conversacional.

Ella continuó hasta que encontró un mercado y se compró una botella de oporto. A sus padres
siempre les gustaba tomar oporto por las tardes cuando estaban de vacaciones.

Ella la llevó hasta el muelle donde estaba su plegaria, y después observó sorprendida. Había cañas
creciendo a lo largo de las orillas que no recordaba haber estado allí antes, y el área se sentía un
poco más cálida. Mágica. Ella lanzó varios hechizos más repelentes de muggles y un hechizo de
privacidad sobre el área y luego abrió la botella y comenzó a beber.

Ella recordó a alguien diciéndole que una persona podía emborracharse más rápido usando un
popote. Ella no sabía si era verdad, pero conjuró uno largo y comenzó a sorber. Ella calculó que
tenía varias horas antes de que alguien se le ocurriera buscarla. Más que el tiempo suficiente para
emborracharse, llorar bajo un puente, y después ponerse sobria antes de regresar.

Ella no había comido nada para cenar; el alcohol golpeó rápidamente.

Estaba acurrucada en una bola entre los juncos y sollozaba en poco tiempo.

Ella odiaba a Malfoy. Cómo se atrevía él a demandarla, y aislarla, y hablarle sobre la familia
Creevey. Ella esperaba que ella fuera quien lo matara.

Ella se puso de pie y tomó la última piedra de su torre, y la aventó de vuelta al arroyo.

Ella lo hizo sin cuidado. La torre entera tembló ligeramente y después cayó en el agua. Ella jadeó
con horror y trató de volver a construirla.

El apilamiento de rocas requería manos más finas y firmes de las que poseía actualmente. Después
de varios intentos se rindió, se sentó en el medio del arroyo y comenzó a llorar y a temblar.

No se había sentido tan patética en tanto tiempo y ni siquiera le importaba. Ella debió de haber
comprado dos botellas de oporto.

“¿Qué mierda estás haciendo, Granger?”


Flashback 11

Julio 2002

Hermione volteó hacia arriba y encontró a Malfoy mirándola desde el camino. Ella estaba
demasiado cansada y enojada para siquiera sentirse avergonzada por ser encontrada borracha y
llorando en un arroyo.

“Lárgate, Malfoy,” ella dijo, golpeando el agua con su mano para que se disparara en su dirección.

“¿Estás borracha?” él preguntó.

“No, idiota, estoy sentada en un arroyo completamente sobria,” ella dijo poniendo los ojos en
blanco. “Vete. No quiero hablar contigo. No quiero ver tu asquerosa cara. Si pudiera borrar tu
existencia de mi mente sin arriesgar a la Orden, lo haría en un santiamén.”

Ella comenzó a llorar nuevamente.

“Maldita sea,” él dijo, mirándola con la misma expresión de irritación que él había tenido cuando
le contó sobre la manticora que no quería de la cual ahora era dueño.

“Granger, no puedes quedarte llorando en un arroyo,” él finalmente dijo.

“De hecho sí puedo,” ella dijo. “Aparte de ti, no hay nadie más a quien ver. Ya le puse protección
al área. Nadie de los muggles vendrá cerca ni podrá verme. He planeado mi colapso emocional
cuidadosamente y lo estás arruinando. Así que—lárgate.”

Su cabeza se sentía demasiado pesada, y la dejó caer en sus rodillas. Se estaba volviendo
demasiado frío en el arroyo, pero ella estaba determinada a no moverse hasta que Malfoy se fuera.

Hubo un ruido sordo, y luego un fuerte agarre se cerró de repente alrededor de su brazo, y se
encontró siendo arrastrada fuera del agua.

“¡Déjame!”

Ella golpeó a Malfoy en el brazo y lo pateó en las espinillas mientras trataba de liberarse.

“Déjame. Tú y Voldemort han arruinado mi vida. ¿No se me permite siquiera sentirme triste de vez
en cuando por eso?”

“Granger, ¡idiota!”

Malfoy la arrastró hasta sus brazos y apareció. Ellos reaparecieron en la cabaña.

Ella miró a través de la habitación, aferrándose a él buscando balance.

“¿Por qué estamos aquí?” ella demandó, su voz estaba temblando mientras se alejó y trató de
levantarse. “Odio este lugar. Una de las familias más ricas de toda Europa, y me haces venir a
verte en esta miserable casa. Como si no estuviera ya lo suficientemente consciente del desdén que
todos ustedes tienen hacia nosotros los Sangre Sucia. Dios, ¿por qué no solo compraste un
prostíbulo o una mina de sal y me hiciste visitarte ahí?”

“Te dije que había un tabú y tú usaste el nombre del Señor Tenebroso,” Malfoy gruñó. “Por eso es
que no puedes ir a emborracharte en un maldito arroyo sin importar cuantos hechizos repelentes de
muggles lances.”

Hermione parpadeó y lo miró.

“Te odio,” ella finalmente dijo.

“El sentimiento es decididamente mutuo,” él dijo, mirándola con una expresión de desdén.

Ella se dejó caer al suelo.

“Te odio demasiado,” ella dijo. “Ya estaba completamente sola—y después tú me demandaste y lo
hiciste mucho peor. Por lo menos antes—cuando a alguien le importaba lo suficiente para
preguntarme cómo estaba podía decir la verdad. Pero ahora—ni siquiera puedo hacer eso. Y ahora
—incluso si ganamos no tendré nada por lo que esperar. Todos los demás serán libres y yo seguiré
siendo propiedad tuya. Sólo estaré sola para siempre—”

Enterró la cara entre las manos y volvió a llorar.

“Harry y Ron nunca me van a perdonar,” ella dijo, y su cuerpo entero se congeló con la fuerza de
sus sollozos. “Incluso si esto gana la guerra—ellos nunca me perdonarán.”

Su llanto disminuyó ligeramente después de varios minutos.

“Realmente no tengo claro por qué esperas que me importe.” Malfoy la miró con una expresión
indiferente.

Ella lo miró. “Me trajiste aquí sabiendo que estaba borracha. Si no querías escuchar sobre ello,
pudiste haberme dejado sola en la manera que repetidamente te pedía que lo hicieras. No veo por
qué no solo te fuiste a la mierda.”

Él arqueó una ceja.

“Exingir e insultarme todo en un día.Pareciera ser que finalmente llegué a ti. Me preguntaba qué
era lo que tomaría para que te rindieras con tus dulces caricias y me dijeras cómo te sentías en
realidad.” Su expresión era burlona.

“¡Cállate!” ella gruñó antes de dejar caer su cabeza en sus rodillas y abrazarse a sí misma.

“Pero en serio—apenas estamos rascando la superficie, ¿no es así? Tal vez debí de haber
escuchado a todos a los que he matado,” él dijo, caminando lentamente hacia ella con una sonrisa
maliciosa. “Fueron varios muggles al principio, prácticas antes de que fuera de vuelta a la escuela.
La Tía Bella dijo que era necesario acostumbrarse a matar antes de hacerlo con alguien que de
verdad conocía. Después Dumbledore. Y más muggles. ¿Sabías que incluso fui asignado a
encontrar a tus padres? Los debiste de haber escondido tú misma porque no hubo ni un solo rastro
que se pudiera encontrar. Ningún detalle suelto o despedidas secretas como muchas de esas otras
familias de nacidos Muggles. Aunque, esa ignorancia no salvó a tus vecinos. Bella estaba
destrozada por lo minuciosa que fuiste.”

Hermione lo estaba mirando con horror.

“Después los Creevey. Y después los Finch-Fletchley. Y mi tía Andrómeda y su esposo Ted. Eso
fue algo bastante personal para Bella, tener a un nacido Muggle casarse con la familia Black fue
una mancha grande. Se quedó como uno de sus más sinceros remordimientos el nunca poder haber
matado a Nymphadora, especialmente después de que se corrió la voz de que se había casado con
un hombre lobo. Luego después de eso—bueno, los muertos tienden a sangrar juntos después de un
tiempo pero creo que eso era más para los Muggles…”

Hermione podía sentir la cálida confusión de su intoxicación desapareciendo de ella mientras


Malfoy seguía hablando. Enlistando nombre tras nombre familiar. El brillo en sus ojos plateados y
el frío set de su expresión en su rostro mientras continuaba en su voz desdeñosa.

“Sabes, Malfoy,” ella dijo silenciosamente después de un minuto, “pasas demasiado tiempo
asegurándote de que yo tengo un exceso de buenas razones para odiarte. Es extraño.”

Él pausó, y ella volteó a mirarlo.

“No es como funcionan los humanos,” ella dijo. “Nuestros cerebros están cableados para
racionalizar las cosas, para que nuestra culpa no nos coma. Ponemos excusas. Culpamos.
Encontramos una explicación para nosotros que nos ayude a dormir. A la gente no le gusta pensar
de uno mismo como un villano. Están matando para protegerse a ellos mismos, o a sus familias, o a
su dinero, o su forma de vida. Incluso tu Maestro, él no cree que él es el villano. Él solo cree que es
mejor que todos los demás. Él cree que debe gobernar sobre todo. Cuando mata y tortura a
Muggles—está bien porque no son realmente personas. Cuando talló runas en tu espalda durante
horas—estaba bien, te lo merecías porque le fallaste. En su mente él no es un villano, es un dios.
Pero tú—tú sí crees que eres un villano. Tú piensas que mereces ser odiado.” Ella movió su cabeza
hacia el costado mientras lo estudiaba. “Constantemente me pregunto por qué es así?”

El rostro de Malfoy se volvió cada vez más frío y cerrado mientras ella estaba hablando.

“Te ahorraré el esfuerzo,” ella dijo, y su boca se curvó hacia arriba en una esquina. “Te odio. No
requiero que hagas nada más para convencerme. Te odio. Más que a nadie más aparte de tu
Maestro. Te odio. Te considero en parte responsable de todas las personas que han muerto hasta
ahora en esta guerra y de todas las personas que morirán. No necesitas convencerme que eres un
monstruo, ya lo sé. Sanarte cuando estás lesionado no es por mi corazón sangrante. Y no maldecirte
cuando estás severamente lesionado no es sentimiento. Es simplemente el último pedazo de
decencia que me queda. Todo el resto de bien ya ha sido destrozado por ti. Así que—a pesar de lo
que causes en mi cara, no te dejaré tenerlo. Ahora—vete a la mierda.”

Dios mío, se sintió bien finalmente haber sacado eso de su pecho. Probablemente se arrepentiría de
haberlo dicho todo más tarde, pero en ese momento solo sintió alivio.

Malfoy sonrió ligeramente. “Bueno saberlo.”

Hermione se acostó de nuevo en el suelo y miró el techo.

Después de varios minutos de silencio estaba claro que él no se iba a ir. Ella se rindió en tratar de
alejarlo. Ella estaba abrumada por su deseo para hablar. Se sentó en el suelo.

“¿Cómo eres cuando estás borracho?” ella dijo, volteando su cabeza para verlo. Él estaba de pie a
su lado mirándola donde estaba sentada por sus pies.

Él parecía sorprendido por la pregunta. “Más callado. Y enojado.”

Ella resopló. “Por supuesto. El cielo no permita que seas algo interesante.”

“Yo no te imaginé como una borracha quejumbrosa.” Él arqueó una ceja y conjuró una silla, la
cual la puso al lado de ella. Se le ocurrió que él probablemente no podía recargarse en nada. Ella se
preguntó cuánto le debió de haber dolido sacarla del arroyo y después aparecer cuando se estaba
quejando y tratando de pelear con él.
“No siempre lo he sido,” ella dijo silenciosamente. “Habladora, siempre. Pero el alcohol me vuelve
emocional. Yo solía ser una borracha feliz. Yo era solo—ridícula. Fui a una fiesta donde el ponche
tenía alcohol y yo me emborraché demasiado. Harry tuvo que silenciarme mientras él y Ron
estaban arrastrándome por los pasillos. Estaba riendo incontrolablemente. Carcajadas solo—
rebotando por las paredes. Filch casi nos atrapó.”

“¿Cuándo fue eso?” él preguntó.

“Mi cumpleaños. Cumplí diecisiete. Fue—fue el día antes de que mataras a Dumbledore.” Su
mandíbula tembló ligeramente, y ella miró a sus dedos mientras trazaba un nudo en el suelo. “Se
supone que debí haber estado en el pasillo al siguiente día. Deber de prefecto, para ayudar a los de
primer año. Pero tenía demasiada resaca. Dormí tarde, Constantemente me he preguntado—si
hubiera hecho una diferencia…”

“No la hubiera hecho,” él dijo.

“Siempre he llorado desde entonces. Siempre. No es que me emborrache seguido. Tiendo a decir
cosas que hacen enojar a la gente.”

“Siempre haces eso,” él dijo, dándole una mirada.

“Digo más cosas que hacen enojar a la gente,” ella corrigió. “De todas formas—hoy era
emborracharme o drogarme abusando pociones.”

“¿Y el arroyo?”

“No tengo otro lugar al que ir. No puedo ir a un bar. O emborracharme a lado de nadie en la
Orden. No es como que Moody sea un hombro donde llorar.”

“¿Potter y Weasley?”

“Como no saben sobre ti—¿cómo podría explicar algo?” Ella no iba a mencionar que ambos se
habían ido sin ella en busca de horrocruxes.

“No puedo creer que no pudiste haberme dejado sola,” ella dijo. “¿Por qué estabas ahí?”

“Tenía la sensación de que ibas a hacer algo estúpido. Llámalo un sexto sentido.”

Ella puso los ojos en blanco. “No veo por qué te importaría. Tu secreto moriría conmigo. Estoy
segura de que encontrarías una forma de conseguir lo que sea que quieras sin mí.”

“Estoy seguro de que Moody mandaría a alguien para reemplazarte lo cual sería más irritante,” él
dijo con una mueca ligera. “Piensa en ello como un favor adicional hacia tu Orden. Estoy
manteniendo a su sanadora y Maestra de Pociones con vida.”

Ella resopló. Ella estaba comenzando a sentirse increíblemente somnolienta. El pensamiento de


dormir la hacía pensar en Colin. Lágrimas se acomodaron en sus ojos. Ella cubrió su rostro con sus
manos y sollozó.

“¿Ahora qué?” Malfoy dijo mientras sus sollozos disminuían. Él sonaba aburrido, pero cuando ella
lo miró, él apartó la mirada. Él la había estado observando.

“Voy a soñar sobre Colin esta noche,” ella dijo tristemente, dejando caer su cabeza en sus rodillas.

“Estabas delirando cuando dijiste que podrías matar a quien fuera. Ni siquiera puedes soportar que
mueran a mano de alguien más,” él dijo, sacudiendo la cabeza con desdén.

Hermione se puso rígida y miró a Malfoy.

“No creo que haya algo particularmente horrible sobre morir. Sé que es la guerra. La gente
muere,” ella dijo. “Lo que me importa es la forma. No tienes idea, Malfoy, lo que es tener a alguien
morir mientras estás haciendo todo en tu poder para salvarlo. Él murió lentamente, gritando todo el
tiempo, y yo estaba tratando de salvarlo. Eso es lo que me persigue. Todas esas muertes en mi
mente… esas son el tipo que son. Por eso me persiguen. Estaban en mis manos—yo estaba
tratando de salvarlos—y fallé—”

Ella se ahogó ligeramente y su voz se quebró en las palabras finales.

Malfoy la miró y parecía considerado por primera vez.

“¿Por qué Colin importa demasiado? No eran cercanos. ¿Por qué es que esa muerte es la única que
aún queda de importancia para ti? Has visto peores muertes desde entonces.”

Ella dudó. Ella nunca había hablado sobre eso con nadie. No en verdad. No durante años.

“Su muerte fue el principio del fin de todo,” ella dijo, mirando hacia abajo y notando un hilo
enganchado en su camisa. Tiró impulsivamente de él y observó cómo la tela de punto se apretaba y
se amontonaba hasta que el hilo se rompió de repente y apareció un agujero. Ella lo reparó con un
movimiento de su varita. “Él fue la primera persona que murió completamente bajo mi cuidado.
Harry vio cuando ocurrió. Y después de eso—me di cuenta de lo que la Orden estaba haciendo no
era suficiente. Que la defensa no era suficiente. Y comencé a decirlo. Pero Harry no estaba de
acuerdo. Para él—morir es la peor cosa. Es irse. Así que, de alguna forma matar es malvado.
Defensa propia. Matar por piedad. Cualquier tipo. Ese—desacuerdo—nos mandó a diferentes
direcciones de la guerra. Nada fue igual después de eso. Por eso terminé siendo sanadora mientras
todos los demás fueron enviados al campo de batalla.”

“De alguna forma irónico.”

“Una persona usando las Artes Oscuras en el campo de batalla no es lo suficiente para hacer una
diferencia. Y si hubiera sido insubordinada y hubiera intentado reclutar personas en mi
pensamiento—probablemente hubiera separado a la Orden.”

“Si estuvieras peleando de nuevo, ¿cómo matarías?”

“Rápido. Hay hechizos para detener corazones. Maldiciones que sofocan. Maldiciones que cortan
la garganta. Haría cosas rápidas como esas. Probablemente incluso usaría la maldición asesina si lo
tuviera en mí—pero Harry nunca lo perdonaría.”

“¿Cómo es que Potter planea vencer al Señor Tenebroso?”

“Es—hay una profecía. Harry cree que la profecía es la respuesta.” ella dijo vagamente. Ella no
estaba segura si el Poder del Amor era una verdadera estrategia de la Orden, pero Malfoy
realmente no tenía que saber los detalles.”

“Fantástico. Todos estamos poniendo nuestras vidas en manos del niño que no matará y una
profecía. Estamos condenados.”

“Dumbledore venció a Grindelwald sin matarlo,” Hermione dijo.

Malfoy no se veía impresionado.


“¿Dónde estudiaste curación?” él le preguntó. Ella lo miró con sorpresa.

“Primero en Francia,” ella dijo, “pero la guerra cruzó el canal rápidamente y era más seguro para
mí si me transfería en vez de ser encontrada ahí. Así que fui a Albania; su Departamento de Magia
Vieja tenía los mejores fundamentos para sanar Magia Oscura. Estuve ahí por un rato. Ahí fue
donde aprendí el tratamiento que usé en tus runas. Tienes suerte—probablemente soy una de los
últimos sanadores que quedan que conocen el tratamiento desde que el hospital fue destruido.
Después Dinamarca, para análisis de hechizos y deconstrucción. Después de eso fui a Egipto; su
hospital era el más especializado en ruptura de maldición, pero la situación era—inestable, así que
fui transferida a Austria en unas semanas. Estuve en Austria hasta que la Orden me trajo de
regreso.”

“Mucha gente pensó que habías muerto o huiste,” Malfoy dijo, estudiándola con ojos cubiertos.
“Hasta que el Señor Oscuro quería saber por qué la Resistencia estaba sobreviviendo después de
que su hospital fuera arrasado, y Severus mencionó que la pequeña amiga Sangre Sucia de Potter
había sido llamada de su viaje en el extranjero, curandera y maestra de pociones para arrancar.
Causó un ligero revuelo entre los rangos superiores.”

Ella lo miró fijamente. Así que él había sabido lo que era ella cuando hizo sus demandas. Ella se
preguntó si eso había jugado algún papel en su decisión.

La conversación se estancó. Después de unos minutos más, Hermione se puso de pie.

“Estoy lo suficientemente sobria para aparecer ahora,” ella dijo.

“No vas a ir a emborracharte a otro lugar, ¿o sí?” él preguntó, mirándola con sospecha.

Ella negó con la cabeza.

“No. Has matado completamente a mi borrachera. Y ya lloré lo suficiente.”

Él parecía ligeramente aliviado. “No te astilles,” él arrastró las palabras después de que ella pasara
por la puerta.

Hermione no lo hizo. Cuando regresó Grimmauld Place y fue hacia su cabinete de pociones y se
tomó una poción de sobriedad. El dolor de cabeza y las náuseas rápidamente cayeron sobre ella
con toda la sutileza de un mazo.

Dejó caer la cabeza sobre la encimera y se quejó.

Confiar en que Draco Malfoy ni siquiera le permitirá emborracharse en paz. Maldito bastardo.

Ella había esperado que la sobriedad la llenara de horror, pero se sintió sorprendentemente
impenitente por finalmente arremeter contra él. Ciertamente no pareció haberlo sorprendido o
molestarlo. Él lo había estado esperando.

Ella se sentía completamente perdida sobre cómo interpretar o procesar todo lo que había ocurrido.

Buscó a tientas en el armario un frasco de alivio para el dolor de cabeza y lo bebió, tratando de
concentrarse.

Draco se veía a sí mismo como un villano.

Eso era una realización importante. Posiblemente la más importante que había tenido hasta ahora
sobre él. La inconsistencia que estaba en su corazón.
Ella regresó su mente, repitiendo todo lo que él había dicho ese día. Ahora que había sacado toda
su furia hacia él, su mente se sentía de repente completamente clara.

“Después el más pequeño cayó en hoyo y se rompió la pierna. Él comenzó a arrastrarse por el
pasto. Un objetivo bastante fácil para la maldición asesina. La segunda persona a la que golpeé en
la espalda con ella. Sabes… la maldición asesina. Toma algo fuera de ti. No es solo algo que
puedas estar lanzando. No repetidamente. Colin pudo haber seguido corriendo. Si lo hubiera hecho,
probablemente seguiría vivo el día de hoy. Pero se detuvo. Por su hermano muerto se detuvo,
corrió de vuelta, y trató de arrastrar el cuerpo junto con él.”

Hermione se congeló.

Él pudo haber matado a Dennis Creevey de innumerables formas más crueles y lentas que la
maldición asesina. Con una pierna rota, Dennis no corría riesgo de fuga. Habría sido el señuelo
perfecto para hacer retroceder a Colin. Pero—en lugar de simplemente pararse sobre el herido
Dennis y atrapar a los dos chicos—Draco lo mató, humanamente. Posiblemente con la esperanza
de que un hermano muerto alejaría a Colin y salvara su vida.

Hermione se sintió lista para caerse ante la doble comprensión que la golpeó.

Malfoy había estado tratando de salvar a Colin.

Pero, posiblemente de mayor importancia para Hermione, Malfoy no consideraba ese detalle como
redentor.

Él había estado seguro de que ella se volvería completamente llena de odio hacia él una vez que
supiera que él había estado involucrado de cualquier manera. La admisión involuntaria de que
había estado tratando de dejar escapar a los chicos no era una forma de intentar excusarse. Ella
sospechaba que él ni siquiera lo registraba como tal.

Malfoy se consideraba a él mismo como un villano por lo que había hecho. Lo que implicaba que
él no había querido hacerlo. Lo que implicaba que su deseo de ayudar a la Orden pudiera ser
sincera y no meramente un medio para algún otro fin.

Hermione tamborileó pensativamente con los dedos sobre el escritorio, reevaluando una vez más
todo lo que creía saber de Draco Malfoy.
Flashback 12

Agosto 2002

“Encuentra la “palanca” de cada persona, su punto débil. El arte de mover la voluntad de las
personas involucra más habilidad que determinación. Debes saber como entrar en otra persona…
Primero haz crecer su carácter y después toca su punto débil.”

Hermione se quedó despierta la mitad de la noche reanalizando a Draco. Ella rayó su libreta
completa y comenzó una nueva.

Se sentía como si estuviera rebosante de nuevas teorías sobre él. No estaba segura si alguna de
ellas estuvieran basadas en la realidad o meramente llegaban a ella por su deprivación de sueño,
pero ella se sentía como si hubiera golpeado algo. Como si estuviera abriendo una bóveda muggle
y finalmente escuchara el primer golpe en su lugar. Una cálida sensación de elación la hizo sonreír
mientras preparaba pociones ese día.

Su corazón casi se sentía ligero.

Esto podría funcionar. Ella podría ganar. Ella podía traerlo hasta sus pies. Sellar su lealtad.

No se había dado cuenta de cuánto la había convencido la creencia de que él era simplemente un
monstruo con un código moral de que nunca podría tener éxito. Ella había tenido la certeza de que
eventualmente él se voltearía y la mataría junto con todos los demás; se había atrincherado. A
pesar de su gran dependencia de la oclumancia, la convicción se había desangrado en cómo
pensaba y lo trataba como un todo.

A pesar del juego que ellos jugaban. Él la había besado y le enseñó oclumancia. Él le había dicho
que ella podía decir que no. Y ella lo sanó y siguió sus instrucciones sobre el combate y el
ejercicio. Debajo del aprendizaje y las sutilezas parciales, siempre se sintió como si fueran dos
víboras esperando que la otra finalmente atacara.

Ahora ella estaba reconsiderando.

Él no era un monstruo. No completamente. Él estaba tratando de arreglar algo. Había cierto tipo de
compensaciones que él estaba tratando de hacer. No por matar a Dumbledore o a alguien más, pero
por algo.

Él sabía que había caído. En algún lugar del camino algo había pasado que él estaba dispuesto a
sufrir, incluso morir por ello. Algo que estaba tratando de arreglar. Él no era un espía por
ambición. Él no solo estaba jugando con la Orden y los Mortífagos en contra del otro para poder
llegar a la cima. Él estaba tratando de arreglar algo.

No la guerra. No los asesinatos. Pero había algo que estaba tratando de arreglar.

Su evaluación inicial había sido correcta. Draco Malfoy no era completamente de hielo. Debajo de
la muerte, furia y oscuridad había más de él. Ella podía usarlo.

Hermione dudaba que él le dijera qué era lo que lo mantenía. Él claramente estaba determinado a
no revelarlo. Jugar un huego de desvíos hasta que su cabeza girara. Pero ella podía ser paciente.
Ahora que había descifrado que espiar era algún tipo de penitencia por—algo. Si ella se rehusaba a
odiarlo ahora; si ella seguía siendo amable y reconfortante e interesante y astuta hacia él. Ella
podría encontrar un camino dentro.
Ella podía ganar.

Mientras la tarde pasaba y ella se preparaba para ir a arreglar su espalda, ella se tomó un momento
para prepararse.

Ella tendría que empezar de nuevo.

Había algo entre ellos que—que le costaba permitirse pensar demasiado. Una tensión entre ellos
que probablemente ella había destruido con su arrebato.

Ella tendría que comenzar a cultivarlo de nuevo cuidadosamente.

Ella tendría que ser sútil.

Sútil como veneno.

Hermione cerró sus ojos y pasó por sus recuerdos; aventando sus sentimientos más fuertes y
dejándolos a un lado.

Reprimiendo su júbilo, su burbujeante sentido de confianza interior; sofocándolos hasta que estuvo
lúcida. Centrada.

Ella apareció en la cabaña un minuto antes de las ocho.

Cuando Malfoy apareció, ella lo miró por un momento antes de bajar su mirada, mordiendo su
labio y jugando torpemente inquieta con sus cutículas.

“Lo siento…” ella murmuró. “Tenías razón. Fui descuidada anoche. No volverá a pasar.”

Ella miró hacia arriba para ver si Malfoy estaba siquiera remotamente convencido de su disculpa.

“Bien,” él dijo, mirando a través de la habitación. “No soy tu cuidador. No estoy interesado en
tener que monitorearte para poder mantenerte con vida.”

“No volverá a pasar,” ella volvió a decir.

Él la miró por un momento y después apartó la mirada, conjurando una silla de através de la
habitación, sentándose y apoyando sus hombros en el respaldo mientras desabotonaba su camisa.
Hermione la removió de sus hombros y revisó las runas.

Ella puso sus dedos ligeramente en su hombro mientras se acercaba para poder ver mejor. Malfoy
no se encogió cuando ella lo tocó. Aunque sí se tensó, ligeramente.

“¿Tienes tiempo en el que quieras que cierre las incisiones?” ella preguntó con voz baja mientras
usaba sus dedos y varita para desvanecer la pomada e inspeccionaba los bordes de los cortes.

Aún se veían insoportablemente dolorosos. No estaba segura de cómo era que Malfoy estaba
siquiera funcionando, mucho menos apareciendo, mucho menos combatiendo. Cada vez que veía
las heridas la hacían temblar.

Él no dijo nada.

Ella puso su mano en su columna. “Voy a usar el hechizo limpiador ahora.”

Ella sintió a Malfoy tensarse bajo su mano y vio sus nudillos ponerse ligeramente blancos. Ella
contó hasta tres y lo lanzó.
El cuerpo entero de Malfoy tembló ligeramente.

“Lo siento,” ella dijo. “Si hubiera otra forma de que reparara esto más rápido o al menos calmar el
dolor, lo haría.”

“Estoy consciente,” él dijo en una voz tensa.

Ella aplicó la pomada de la forma más ligera que podía.

“¿El lunes funcionaría?” ella preguntó, moviendo las puntas de sus dedos a través de sus hombros
desnudos tratando de soltar la tensión que irradiaba a través de él. “Puedo saltarme la cena si
necesitas que venga más temprano.”

“Lunes,” él dijo después de una pausa. “A las ocho está bien.”

“Está bien.”

Ella volvió a lanzar los hechizos protectores. Después ella volvió a estudiar las runas, pasando sus
dedos cerca de ellas. Ella apenas podía sentir la magia en ellas. Ya se había sentado; convertido en
una parte de él.

Apenas podía sentir Magia Oscura a su alrededor. Ya no más. No durante semanas.

“¿Tú—sientes las runas?” ella preguntó. ¿Puedes sentir si te están afectando?”

Él parecía estar considerando.

“Sí,” él dijo después de un momento, acomodándose. “Ellas no contrarrestan mi propio


comportamiento, pero es como si nuevos elementos fueran escritos. Es más fácil ser implacable.
De alguna forma es más difícil disuadirme de impulsos. No era como que tuviera mucho
distrayéndome antes, pero ahora todo se siente con incluso menos consecuencias.”

Hermione leyó el juramento nuevamente.

“¿Sabías que cuando él las estaba cortando qué runas estaba escogiendo?” ella preguntó.

“Yo las escogí,” él dijo, poniéndose su camisa y abotonándola de nuevo.

Hermione lo miró pasmada.

“Fue mi penitencia. Ya tuve que denigrarme. Si yo las elegía era capaz de asegurar que él no iba a
insertar nada problemático. Por eso es que hay tantas. No quería dejar ningún espacio para
promesas adicionales. Él tenía que estar convencido de mi remordimiento,” él dijo mientras se
levantaba. Sus ojos le recordaron a Hermione una tormenta.

“Aunque,” él dijo, su labio se curvó levemente, la furia en sus ojos volviéndose obvia, “Él falló en
mencionar que tardarían demasiado en sanar después del hecho. En retrospectiva, debí de haber
anticipado que sería castigo adicional.”

“Cuando las cierre,, tomará un rato para asegurar que el tejido de la cicatriz no restrinja tu
movimiento. Tendrás que estar despierto para decirme. Querrás—traer algo para beber.”

Los ojos de Malfoy se entrecerraron y él observó a Hermione durante varios segundos.

“No voy a beber a lado tuyo, Granger.”


Ella se encogió de hombros.

“Es solo una sugerencia. Traeré algo solo en caso de que cambies de opinión. Pero imagino que el
alcohol que puedo comprar es más barato de lo que podrás apreciar.”

Él resopló.

“Lo mantendré en mente.”

Él se desvaneció sin una sola palabra más.

La noche siguiente él estaba de un humor irritable, y Hermione se restringió de hablarle mientras lo


trataba. Sin embargo, ella notó que él había comenzado a relajarse ligeramente cuando lo tocaba.
Ella dudaba que él siquiera fuera consciente de ello.

Hermione, por su parte, se dio cuenta de que se había vuelto más cómoda con él. Con la mancha de
Magia Oscura ya no colgando de él, su miedo instintivo había desvanecido. Ella ya no dudaba
tanto al tocarlo, no experimentaba ningún cosquilleo de pavor en su columna vertebral. Ya no se
tensaba, preparándose para que él pudiera arremeter.

Él se sentía familiar.

El sábado, un hechizo tranquilizador finalmente se pegó a las incisiones cuando lo lanzó y Draco se
estremeció significativamente menos cuando lanzó el hechizo limpiador.

“El veneno finalmente se fue,” ella le dijo con alivio. Ella conjuró su bolso y lo revisó buscando
una poción analgesica que ella había desarrollado. Ella sacó algunos trapos y, después de aplicar
un hechizo de barrera en su mano para que no se entumecieron, vertió el analgesico hasta que el
trapo estuviera empapado.

“Esto se sentirá frío y picará durante un momento, pero después entumecerá las incisiones,” ella
dijo. “Voy a comenzar en la parte de arriba de tu hombro izquierdo.”

Ella puso sus dedos justamente encima de la primera runa por un segundo antes de que pusiera el
trapo gentilmente sobre su hombro y lo presionara contras las incisiones debajo. Él tembló.

Ella puso un temporizador para el hombro izquierdo y se volteó para atender el derecho.

“Ya no deberían de doler ahora pero aún son heridas abiertas en tu espalda,” ella dijo. “No hagas
nada estúpido como meterte en una pelea con un hombre lobo solo porque ya no sientes un dolor
agonizante.”

“¿Tú cancelarás mi pelea con mi hombre lobo el jueves?” preguntó con voz sarcástica.

Hermione puso los ojos en blanco.

“Recomiendo que le des por lo menos tres días de descanso al tejido de cicatrices antes de ponerte
a pelear con hombres lobo.”

El rió ligeramente.

La conversación se detuvo después de eso, pero la tarde terminó en una nota sorprendentemente
cordial.

Hermione estaba de un humor algo alegre cuando se apareció de regreso a Grimmauld Place.
Mientras aparecía en los escalones, su brazalete se volvió rojo caliente de repente.
Ella abrió la puerta y lo encontró en caos. Había sangre esparcida en el suelo.

“Hermione,” Neville gritó. “Es Ginny.”

Hermione subió las escaleras tan rápido como podía, evitando la sangre tirada en el suelo.

Harry, Ron y todos los demás Weasley residentes estaban ahí. Pomfrey y Padma estaban
abalanzándose sobre la cama donde Ginny estaba acostada.

“¿Qué pasó?” ella demandó, tirando su bolso y corriendo hacia Ginny. Ella estaba inconsciente y
tenía un corte largo e irregular a lo largo de su cara. Sangre estaba saliendo de él.

“Maldición de necrosis la golpeó en la mejilla,” dijo Pomfrey entre hechizos. “La cortaron tan
rápido como pudieron, pero nunca tuvimos a alguien que regresara después de ser golpeados en la
cabeza.”

“¡Padma! ¡Poción de reposición de sangre!” Hermione gritó mientras lanzaba sus propios hechizos.
Daño cerebral no era una de las especialidades de Hermione. Normalmente cuando las maldiciones
llegaban al cerebro estaban lejos de ser sanadas.

Lanzó los hechizos de exploración cerebral más complejos que conocía y los estudió.

“No llegó a su cerebro,” ella suspiró con alivio. Después volvió a lanzar otro diagnóstico sobre la
cabeza de Ginny. Los cortes apresurados y desiguales dificultaron la lectura de otros detalles. Ella
no podía ver ningún indicador obvio de la necrosis restante, pero Hermione no confiaba en que el
Destino fuera amable. Le arrebató su varita a Pomfrey sin siquiera preguntar, murmuró un hechizo
y comenzó a usar la segunda varita con la punta ahondada en las capas de diagnóstico, buscando
cualquier rastro restante de putrefacción debajo del tejido dañado que estaba leyendo por todo el
proceso de eliminación.

Hay...

“Hay necrosis en sus huesos cigomáticos y frontales. Tengo que removerlos ahora,” dijo
Hermione. “¡Todos sálganse!”

Hubo protestas que ignoró mientras lanzaba más hechizos para detener la sangre, tratando de ver
exactamente dónde la maldición todavía estaba devorando a Ginny.

“Dale un gota de Filtro de Muertos en Vida,” le ordenó a Padma quien acababa de vertir una
poción de reposición de sangre por la garganta de Ginny. “Alentará el recuperamiento pero no
podemos arriesgar que se mueva.”

Hermione apretó los dientes y oró mientras invocaba pociones del gabinete y comenzaba a lanzar
una serie de intrincados hechizos y protecciones sobre la cabeza de Ginny. Muchos de los cuales
nunca había usado antes o solo una vez.

Tratar de mover cualquier sección del cráneo era horrendamente riesgoso en cualquier situación,
pero incluso peor cuando se trataba de lograr rápidamente. Iba a exponer los senos nasales, Ginny
perdería su cavidad del ojo entera, y parte de su lóbulo frontal quedaría expuesto hasta que los
huesos crecieran de vuelta.

Mirando a los puntos negros en el cráneo expuesto de Ginny que ahora estaban creciendo antes sus
ojos, Hermione lanzó un hechizo removedor de pelo y después expansión una poción espesa y
morada muy cuidadosamente por las orillas del corte y después a través de la cabeza y rostro de
Ginny. Cuando estaba cuidadosamente esparcida y extendida uniformemente, Hermione lanzó un
hechizo de asiento. La poción se volvió dura como un caparazón. Un exoesqueleto.

Hermione tomó un respiro para calmarse y eliminó cada sección del cráneo de Ginny.

La poción de exoesqueleto sostenía externamente las áreas que ya no tenían estructura ósea
sosteniendolas. Hermione volvió a lanzar el diagnóstico y checó repetidamente y exhaustivamente.
La necrosis se había ido. Los huesos habían sido removidos antes de que la maldición llegara al
cerebro de Ginny.

Hermione colapsó ligeramente y se sintió tentada a sollozar con alivio. Había estado tan cerca.
Demasiado cerca. Más cerca de lo que le diría a nadie.

Ella estabilizó sus manos y administró Crecehuesos. Añadió varios hechizos de monitorización y
varios hechizos de protección más alrededor del cerebro expuesto de Ginny. Después puso un
temporizador.

Con la interferencia del Filtro de Muertos en Vida el rebrote de huesos tomaría diez horas. Ella no
podría comenzar a reparar el corte hasta que los huesos terminaran de rebrotar completamente el
tejido reparado no tendría nada sobre qué formarse. Ginny llevaría una cicatriz de aspecto cruel
durante el resto de su vida, pero ella viviría. Quien fuera que haya cortado la necrosis lo había
hecho lo suficientemente rápido para salvarla.

Hermione tomó la mano de Ginny en la suya y la agarró gentilmente. Ella estaba cubierta de
sangre. Hermione lanzó hechizos limpiadores a través del cuerpo de Ginny y la cambió a batas de
hospital con unos pocos movimientos de su varita. Después Hermione lanzó hechizos de
diagnóstico sobre el resto de Ginny para asegurar que ella no estaba lesionada en ningún otro lado.

Tenía un rasguño en la pantorrilla y moretones en un brazo. Hermione los arregló en unos minutos.

Hermione se puso de pie y levantó las dos varitas a su lado.

“Lo siento,” ella dijo, entregando a Poppy su varita de regreso. Tomar la varita de una persona sin
su permiso era terriblemente ofensivo.

Poppy escondió su varita con una expresión temblorosa.

“Ya había hecho cuatro diagnósticos antes de que llegaras y ninguno de ellos mostraba la necrosis
aún en los huesos. Nunca antes había visto un diagnóstico diseccionado de forma composicional.
Me alegro de que no hayas perdido el tiempo pidiendo permiso.”

“Leí sobre él en un libro de teoría de sanación. Los diagnósticos para el cerebro son difíciles. Hay
demasiada actividad que la magia recoge. Son difíciles para que incluso los especialistas los lean
rápido. Solo fue suerte que haya funcionado.”

Hermione suspiró y quería sentarse. Ahora que la crisis había pasado, ella era capaz de sentir su
corazón latiendo fuertemente y a sus manos temblando.

“Debería dejar que todos sepan que ella está bien,” ella dijo temblorosamente.

Harry y Ron y casi todos en Grimmauld Place estaban esperando fuera de las puertas del ala del
hospital.

“Ella está bien,” dijo Hermione mientras abría la puerta. “Ella estará bien.”

Harry sollozó ligeramente y se dejó caer contra la pared.


“Oh, gracias a Merlín,” Charlie murmuró.

Ron talló sus ojos y Hermione vio sangre en sus manos y encima de toda su ropa. Ella se acercó a
él y lanzó un hechizo sútil diagnóstico mientras lo hacía. Él no estaba lesionado. Toda la sangre
era de Ginny.

“¿Tú removiste la necrosis?” Ella le preguntó a Ron.

Él asintió y sus pálidos ojos azules se inundaron brevemente con lágrimas. Su cuerpo entero estaba
temblando como si estuviera apunto de entrar en shock.

“Tú la salvaste, Ron,” ella dijo, tirando de él en un abrazo. “Tú le compraste tiempo suficiente para
traerla de regreso. Si no lo hubieras hecho, probablemente hubiera sido demasiado tarde, o ella
pudo haber perdido su ojo. Tendrá una cicatriz, pero va a estar bien.”

“Oh por Merlín,” Ron colapsó ligeramente en los brazos de Hermione. “Lucius se presentó.
Aparecimos pero cuando aterrizamos nos dimos cuenta de que Ginny había sido golpeada. Cuando
la ví—”

Él arrastró su mano por sus ojos y una mancha de sangre estaba en su piel pálida. Sus manos
estaban temblando incontrolablemente.

“Todo en lo que podía pensar fue cuando Papá regresó. Y después George. Y ahora Gin—y yo—
ella me miró y yo sabía que tenía que intentarlo. Fue—fue peor que nada—”

Ron sollozó y hundió su cabeza en el hombro de Hermione. Ella puso sus brazos alrededor de él
con fuerza.

“Solo seguía tratando de decirme que iba a s-salvarla,” él murmuró en su hombro. “Mamá—le
prometí a mamá que la mantendría a salvo—le dije que nunca dejaría que nada le pasara a Gin.”

“Sí la salvaste,” Hermione le dijo en el oído. “Hiciste exactamente lo que necesitabas hacer.”

“Voy a matar a los Malfoy,” él murmuró en su oído. “Lucius y Malfoy, los voy a matar a los dos.
No me importa si tengo que esperar hasta después de la guerra para hacerlo. Esa familia merece
morir.”

Hermione no dejó que los círculos que frotaba en los hombros de Ron flaquearan. Ella
simplemente lo abrazó con más fuerza.

El juramento de matar a los Malfoy era un refrán común creciente entre los Weasley; la primordial
excepción de su firme oposición a matar. Había comenzado después de la muerte de Dumbledore,
pero creció más frecuentemente después de que Bill regresara de una misión arrastrando a su padre
llorando con él. Lucius Malfoy había hecho un punto de identificarse a sí mismo inmediatamente
después de maldecir a Arthur con algún hechizo oscuro que había resultado en darle a Arthur la
capacidad mental de un niño pequeño.

Hermione había revisado cada manual de sanación y libro oscuro sobre maldiciones sobre los
cuales podía tener sus manos encima pero nunca lograba descubrir cuál era la maldición o cuál
usar para revertir o disminuir los efectos.

En algunas formas, Hermione pensaba con culpa, era peor que si Arthur hubiera muerto. Lo que
probablemente era la intención de Lucius. Arthur Weasley se había ido, excepto que no. Su
persona amistosa, curiosa y cariñosa se mantuvo atrapada en el cuerpo de un hombre de edad
media y la mente de un niño. Él necesitaba ser observado constantemente. Solo le importaría a
unas pocas personas, y era propenso a tener explosiones de magia accidental y convulsiones
menores cuando estaba molesto. Su pérdida efectiva fue un doble revés asombroso para la Orden.
Molly tuvo que dar un paso atrás casi completamente para poder cuidar a su esposo a tiempo
completo. Lo había llevado a una de las casas seguras de hospicio. Cuando George fue capaz de
salir del ala del hospital de Grimmauld Place, él se unió a su madre para ayudarla a cuidar a su
padre.

“Eres un buen hermano,” Hermione le murmuró a Ron.

Cuando su temblor finalmente se calmó, ella se apartó un poco para hacer la pregunta que tenía en
la mente.

“Ron, ¿puedes decirme qué usaste para remover la necrosis? ¿Fue un hechizo o un cuchillo?

“Un cuchillo. Uno de los que estaban en la bóveda de Harry,” él dijo.

“¿Puedo verlo?” ella preguntó.

“Seguro,” dijo Ron, de alguna forma confundido. Miró a su alrededor luciendo todavía un poco
aturdido. “Creo que está abajo. Neville tiene nuestras cosas.”

Hermione dio un paso hacia atrás y asomó la cabeza en la sala del hospital.

“Poppy, ¿puedes revisar si Harry o Ron tienen lesiones? ¿Y administrar Filtro de Muertos en Vida?
Doble para Ron. Necesito checar algo.”

Hermione fue hacia abajo. Neville y Hannah Abbott estaban trapeando el suelo con magia.

“Nev, ¿puedes enseñarme la mochila de Ron?”

Asintió con la cabeza hacia la esquina.

“Es la que tiene sangre en ella. No la he limpiado aún.”

Hermione caminó y comenzó a revisarla cuidadosamente. El contenido había sido arrojado al azar.
Había sangre secándose sobre todo. Metida en un bolsillo exterior, vio el mango de un cuchillo.

Ella lo sacó cuidadosamente. Estaba forjado por goblins, como lo había sospechado.

Ella lo llevó hasta la cocina y lo lavó para quitarle la sangre. Después sacó un pedazo crudo de
pollo del contenedor de estasis y pasó la cuchilla entera del cuchillo ligeramente a través de la
carne. El borde mágicamente afilado se cortó sin esfuerzo. Después Hermione puso el cuchillo a un
lado cuidadosamente y miró el pollo.

Un minuto pasó. Después dos. Hermione se preguntó si se había equivocado. Después, una
pequeña mancha de oscuridad apareció en el pollo. Hermione lo miró fijamente y observó cómo se
volvía lentamente cada vez más grande.

Hermione lanzó un hechizo de estasis, pero no tuvo ningún efecto en la podredumbre que se
extendía constantemente por la carne.

Ella lanzó un hechizo de barrera en la hoja del cuchillo, y varios hechizos protectores. Después lo
envolvió en varias toallas y puso un hechizo repelente en todo. Después lo puso en un cajón que
cerró con llave, le puso varias trampas con varias maldiciones aturdidoras y una alarma.

Volteó y fue de regreso al ala del hospital.


Harry estaba sentado a lado de Ginny, sosteniendo su mano. Sus ojos eran enormes y devastados y
su rostro estaba pálido. Estaba mordiendo su labio nerviosamente. Cuando Hermione puso su mano
ligeramente sobre su hombro, él se congeló y la miró fijamente.

Él sonrió levemente. Una sonrisa de hospital. Un rictus. La tenue, pálida tensión en el rostro que
los donantes hacían con la intención de parecer alentadoras o incondicionales, pero que siempre se
veía fracturada.

Cuando Ginny despertara ella traería la misma expresión mientras le aseguraba a todos que estaba
bien; que no le importaba la cicatriz; que de verdad estaba bien.

Hermione sonrió tristemente hacia Harry y conjuró una silla para unirse a él.

“Ella no debió de haber ido,” Harry dijo después de un minuto.

“La Orden decidió cuál sería la mejor unidad, ella no estaba ahí por ustedes dos,” dijo Hermione.
“El resentimiento de Lucius no tiene nada que ver con que si tú y Ginny están juntos.”

“Voy a tener que decirles que ya no nos pongan juntos,” dijo Harry, levantando la vista de la mano
de Ginny para mirar a lo lejos.

Su expresión estaba aturdida y sus brillantes ojos esmeralda no parecían ver la sala del hospital.
Hermione reconoció la expresión. Él estaba de vuelta en la misión, reviviendola una y otra vez,
para reprenderse a sí mismo por lo que había salido mal.

“Todo fue mi culpa,” él dijo. Su voz era pequeña, temblando ligeramente. “Debía haber puesto las
protecciones antes. La misión era demasiado fácil. Sin objetivo. Era como un viaje con ella y Ron.
Como si estuviéramos acampando por diversión. Bajé mi guardia.”

Hermione no dijo nada. Era una confesión. Estaba tan aturdido y afligido que tenía cosas que tenía
que decir. Solo necesitaba verbalizarlo. Él no le podía decir a Ron. Se sentía demasiado culpable
para dirigirlo a Ginny a su lado.

Hermione había escuchado demasiadas confesiones de aquellos en vigilia junto a la cama en la sala
del hospital. A veces se sentía como un cura.

“Después de que escapamos—cuando lo ví en su cara—me congelé,” él dijo después de varios


momentos de silencio. “Cuando ví que había sido golpeada. Yo no—Ella comenzó a llorar. Y Ron
la aturdió. Y yo solo estaba de pie ahí mientras estaba cortando su cara. Apenas salí de ella lo
suficiente como para aparecernos de vuelta. Ron había hecho casi todo. Al igual que con Coli. Yo
solo me quedé ahí parado.”

“Nadie pudo haber salvado a Colin,” Hermione dijo silenciosamente.

“¡Puede haber ayudado a salvar a Ginny!” Harry estalló, repentinamente furioso. “¿Qué si hubiera
muerto? ¿Y yo solo me hubiera quedado ahí parado? La mujer a la que amo—la hermana de mi
mejor amigo. Solo me quedé ahí y observé cómo su cara se pudría.”

Él soltó la mano de Ginny y se subió las gafas y se frotó los ojos.

“¿Qué si moría? ¿ se volvía como Arthur? ¿Porque yo fui descuidado y no puse las protecciones?”
La voz de Harry estaba temblando y sus manos estaban cerradas en puños. Hermione podía sentir
la magia emanando alrededor de él mientras su culpa y emociones seguían creciendo.

Hermione conjuró una jarra de Poción Calmante y transfiguró un trozo de apósito de algodón en
una taza que ella llenó. Ella lo sostuvo y esperó un momento en cual se lo entregó a Harry. Si se lo
entregaba antes, sería lanzado a la pared.

“Nadie responde perfectamente cada vez,” ella dijo.

“No puede volver a pasar,” dijo Harry firmemente. “No voy a arriesgarlo.”

Hermione no dijo nada, y después de un minuto Harry se desplomó contra ella. Ella deslizó la taza
de la Poción Calmante en su mano. Después descansó su cabeza encima de la de él.

“Estará bien,” ella dijo. “Lo prometo. Está bien.”

Harry asintió, y Hermione se dio un momento para solo estar con él. Su mejor amigo.

La mayor parte de los días se sentía como si vivieran en mundos separados.

El niño que la había salvado del troll. Para quien había hecho una poción de multijugos. Con quien
había viajado en el tiempo para poder salvar a su padrino. El amigo a quien le había enseñado en
hechizo accio. Con quien había creado el ejército de Dumbledore.

Él había seguido como un Héroe, pero de alguna manera el camino de Hermione se había dividido
del de él.

Él iba hacia ella como sanadora, pero raramente como amiga.

Ella pasó sus dedos por su caótico cabello.

“Ginny está enamorada de ti, sabes,” ella dijo. “No la empujes. No le hagas eso. No te hagas eso.
Los dos ya están en peligro por esta guerra. No deberías renunciar a la felicidad que tienes. No
dejes que Tom te quite eso.”

Harry no dijo nada, pero él se tomó la Poción Calmante mientras seguía mirando a Ginny.

“¿Puede oírme?” Él preguntó después de varios minutos, su voz triste y con esperanza.

“No, lo siento. La puse en estasis hasta que sus huesos crezcan de nuevo y pueda arreglar la herida.
Sería peligroso para ella que se mueva cuando su cerebro está expuesto. Estará despierta mañana.”

Se sentaron juntos en silencio durante varios minutos hasta que un bulldog plateado llegó corriendo
a la sala del hospital.

“Potter, Granger, informe de la misión en cinco minutos,” gruñó la voz de Moody antes de que el
patronus se desvaneciera.

Harry suspiró y se puso de pie.

“Supongo que te veré ahí,” él dijo, apretando de Ginny una última vez.

Hermione lo observó caminar y después volteó hacia Ginny. Lanzó algunos diagnósticos para
confirmar que todo estaba estable y volviendo a crecer de la forma en la que se suponía. Después
fue hacia abajo y tomó el cuchillo fuera del cajón antes de ir a el comedor donde se tomaban las
juntas de la Orden.

Remus y Tonks ya estaban ahí, y le sonrieron a Hermione cuando entró a la habitación y encontró
su asiento. Bill entró unos minutos después. Él y Fleur alternaban la asistencia a juntas para que
uno de ellos siempre estuviera monitoreando la prisión. Charlie siguió, aún viéndose tan pálido
como lo había estado cuando Hermione había anunciado que Ginny estaría bien. Neville entró
después, seguido de Amelia Bones. Después Ron y Harry. Kingsley Shacklebolt y Alastor Moody
entraron detrás de ellos.

Era menos de un cierto de la Orden actual. Solo un puñado de miembros estaban informados sobre
los horrocruxes. La Orden había aprendido a través de la experiencia dura, el peligro de dejar que
muchos sepan demasiado cuando su oponente era un legilimens consumado. Molly y Minerva
raramente atendían cualquier reunión, aunque técnicamente todavía estaban en un nivel de
inteligencia lo suficientemente alto como para recibir toda la información. Severus solo atendía
reuniones de alto nivel programadas con advertencias más avanzadas.

“Harry, Ron. Queremos un reporte completo sobre tu cacería de horrocruxes,” Kingsley dijo sin
ningún preámbulo.

“No hay nada que reportar,” dijo Harry firmemente. “Fuimos hasta Albania y no pudimos
encontrar nada. No vimos a nadie o tuvimos ningún problema hasta que Lucius se presentó.”

“¿Cómo los encontró Lucius?” Moody preguntó, su ojo girando entre Harry y Ron ligeramente.

“No lo sé,” dijo Harry,”apenas habíamos empezado a armar el campamento. Las protecciones aún
no estaban puestas, pero habíamos estado ahí menos de quince minutos.”

“¿Dónde estaban?”

“Algún lugar entre Francia o Bélgica, creo. Algún bosque. Estábamos planeando en aparecer el
resto del viaje mañana.”

Hubo varios segundos de silencio.

“¿Tienen algo más que reportar?” Kingsley preguntó.

Harry y Ron se miraron el uno al otro y negaron con sus cabezas.

Las expresiones de todos se endurecieron en decepción.

Hermione respiró profundamente y se aseguró a ella misma. Había una probabilidad de que ella
solo estaba siendo pesimista, pero dado su récord en las juntas de la Orden, ella no se estaba
sintiendo particularmente con esperanzas de la reacción acerca de lo que estaba a punto de
anunciar.

“Yo tengo algo que reportar,” ella dijo silenciosamente.


Flashback 13

Agosto 2002

Todos voltearon a ver fijamente a Hermione.

Ella puso el cuchillo en la mesa y lanzó un hechizo rápido para desenvolverlo.

“La misión no fue exactamente inútil. Creo que he descubierto cómo podemos destruir los
horrocruxes, asumiendo que podemos encontrarlos. He estado estudiando cómo las armas forjadas
por goblins pueden absorber lo que sea que las haga más poderosas. No estaba segura cómo
funcionaba la absorción exactamente; si involucraba un hechizo o no. Pero cuando estaba sanando
a Ginny, noté que los puntos donde la necrosis aún se estaba esparciendo tenía ligeras mellas en el
hueso. Me dio una idea, así que después, fui y encontré el cuchillo que fue usado para remover la
maldición.”

Ella levantó el cuchillo cuidadosamente.

“Este cuchillo forjado por goblins ahora tiene la maldición de necrosis en su hoja. Lo confirmé en
la cocina y puedo demostrarlo si alguien necesita verlo. Cuando la maldición fue cortada de Ginny,
la cuchilla debió haber tocado la necrosis en algún punto y absorbió la magia. Así que cuando tocó
los huesos del cráneo de Ginny, se esparció a nuevas ubicaciones.”

Ron palideció y se veía listo para estar enfermo. Hermione lo miró con una mirada apologética.

“Ginny va a estar bien. Y nadie pudo haber sabido que eso pasaría. Un cuchillo forjado por
Goblins fue una opción lógica porque cortaría mejor que un cuchillo no mágico,” ella le dijo
firmemente.

“Pero me dio una idea,” ella continuó, “sobre cómo podríamos ser capaces de destruir los
horrocruxes. Sabemos que son peligrosos y difíciles de destruir porque incluso Dumbledore se
maldijo de manera terminal destruyendo uno. Harry destruyó el diario con el colmillo de un
basilisco, pero no podemos tener acceso a ellos a menos que podamos entrar a Hogwarts y bajar a
la Cámara de los Secretos. Pero tenemos la espada de Gryffindor, y creo que podría ser capaz de
destruir los horrocruxes si la usáramos.”

La habitación estaba viendo a Hermione fijamente.

“Está forjada por goblins,” ella señaló, “y Harry la usó para matar al basilisco. Así que, eso
significa que debería de estar fusionada con el veneno del basilisco.”

Ella miró alrededor de la habitación tratando de descifrar su reacciones. Moody y Kingsley se


veían pensativos. Ron aún se veía pálido.

“Podría ser verdad,” Remus dijo lentamente, frotándose la barbilla pensativamente. “Lo que dijiste
sobre los materiales forjados por goblins es ciertamente preciso.”

“¿Sabemos dónde está la espada de Gryffindor?” preguntó Bill.

“Creo que Minerva la tiene,” dijo Neville. “Creo que la ví cuando estaba ayudando con el jardín en
Caithness.”

“Le preguntaremos a Severus sobre el veneno,” dijo Moody. “Él sabrá si alguien lo sabe.”
Los rostros de Harry y Charlie se amargaron visiblemente por la mención de Snape.

“Puedo encontrarme con él.” Hermione ofreció. “De todas formas necesito discutir unos detalles
sobre pociones y maldiciones.”

“Está bien. Reportate después. No nos juntaremos hasta la siguiente semana,” Moody dijo
asintiendo.

“Deberíamos de hacer algo con ese cuchillo,” dijo Remus. “No será seguro, alguien podrá
tomarlo.”

Hermione lo empujó al centro de la mesa.

“Tiene algunas protecciones en él, pero no estoy segura en qué tan bien se adhieran.”

“Yo me encargaré de eso,” dijo Moody, invocándolo hacia él mismo. “Le enviaré la palabra a
Severus.”

Moody se volteó y salió.

Cuando Hermione regresó al ala del hospital después de una tarde cena, Harry estaba sentado al
lado de Ginny nuevamente. Todas las luces bailando alrededor del cuerpo de Ginny eran normales,
tonos tranquilizadores, pero Hermione pausó para hacer un diagnóstico para asegurarse de que todo
siguiera bien.

“No debiste haber hecho eso,” dijo Harry, mientras ella seguía concentrada en el diagnóstico.

“¿A qué te refieres?” ella preguntó, pausando a medio hechizo para mirarlo. Su respiración se
atascó levemente en su pecho y su agarre en su varita se apretó.

“Usar la lesión de Ginny de esa forma.” La voz de Harry era dura y firme. “Lo hiciste sonar que de
alguna manera era bueno que se hubiera herido.”

Hermione suspiró, y luchó la necesidad de poner los ojos en blanco.

“No quería que fuera así,” ella dijo. “Sabes que odio cuando alguien sale herido.”

“Debiste haber esperado. Pudiste haberlo mencionado en la siguiente junta cuando Ron no se
estuviera sintiendo tan terrible. ¿Siquiera lo consolaste porque te importa, o solo porque querías
saber dónde estaba el cuchillo?”

Las manos de Hermione cayeron a sus costados y sus ojos se entrecerraron con irritación hacia
Harry floreció con ofensa.

“Quería asegurarme de que no se hubiera cortado a él mismo con él. Quería asegurarme de que
nadie más lo encontrara y se lastimara con él,” ella dijo con una voz de acero.

Harry suspiró y la miró fijamente.

“Pero eso es en lo que estabas pensando. Cuando Ginny estaba lastimada y tú la estabas sanando, lo
que tú estabas pensando era ‘Oh mira, mellas en su cráneo. Me pregunto si esta información será
útil para destruir horrocruxes.’ Tu compañera de cuarto estaba acostada ahí mientras la curabas, y
eso era en lo que estabas pensando. Uno de tus mejores amigos estaba llorando en tus brazos
porque tuvo que cortarle la cara a su hermana pequeña, y todo en lo que estabas pensando era ese
puto cuchillo.”
Hermione apretó su mano izquierda en un puño tan fuerte que podía sentir sus uñas mordiéndose la
palma y la forma de sus huesos metacarpianos bajo las yemas de sus dedos.

“Soy capaz de pensar múltiples cosas a la vez, Harry.” Su tono era frío. “¿O quisieras que la
misión hubiera sido completamente inútil? ¿Que Ginny se hubiera lesionado y no significara
nada?”

“No lo trates así, Hermione. No trates a la gente como si no fueran nada más que una ecuación
para ti.”

Harry se levantó abruptamente y la miró enojado.

Hermione se encogió ligeramente. Ella no podía entender el razonamiento emocional que Harry
estaba teniendo. Era agotadora tratando de descubrir de dónde venía. Consumía recursos mentales
que no podía permitirse darle.

“O todo esto pasa por una razón o no,” ella dijo con furia fría. “Puedes tenerlo de ambas formas. Si
todo esto se supone que debe de tener significado entonces no puedes ofenderte cuando lo señalo y
me acuses de ser cruel.”

Harry palideció levemente y pasó una mano por su cabello frustradamente. Él la miró fijamente
con sus ojos brillando antes de voltearse, sus labios se curvaron ligeramente.

“La forma en la que tratas a la gente… a veces, siento que ya no te conozco,” él dijo.

“Quizás no,” ella dijo en un tono recortado, mirando a su varita, terminando el diagnóstico de
Ginny.

“Debiste haber esperado, no debiste de haber hablado sobre el cuchillo esta noche. No es como
que tengamos un horrocrux. Pudiste haber esperado,” él dijo como si fuera la conclusión fnal de su
conversación.

Hermione apretó sus labios ligeramente y respiró profundamente antes de responder.

“La guerra no nos va a esperar para que nos lamentemos, lamento que no estés de acuerdo con mi
decisión. No quería lastimar a nadie.”

Harry alejó su mirada de ella.

Hermione entró a la siguiente habitación y se recargó en la pared, sintiéndose de alguna forma


congelada.

Sus manos estaban temblando ligeramente. Su estómago se sentía como si hubiera sido torcido
viciosamente. Ella lamentó haber comido.

Respiró hondo varias veces por la nariz y presionó las palmas de las manos con fuerza contra la
pared mientras trataba de refrescarse.

Sacudió la cabeza y trató de no pensar en lo que Harry había dicho.

Después de otro minuto ella se acomodó y miró su reloj para checar la hora. Los huesos de Ginny
aún le faltaban horas para que volvieran a crecer.

Hermione reflexionó sobre el procedimiento. Debió de haber hecho que Padma la viera
interpretarla.
Después de que Malfoy la demandara, Moody y Kingsley habían decidido sacar a uno de de los
sanadores de campos y entrenarlo para que ayudaran con los turnos del hospital. Padma fue la
mejor sanadora de campo que pudieron encontrar y tenía buena mano en pociones; ella fue elegida
para ser aprendiz de tanto Hermione como de Poppy.

Cuando Kingsley le había informado a Hermione que Padma estaba siendo asignada al hospital, él
lo enmarcó como ayuda para Hermione porque estaba demasiado delgada. Pero Hermione había
sido demasiado delgada durante años. Ella sabía por qué habían reasignado a Padma. Ellos
necesitaban la redundancia porque la función de Hermione como sanadora se había vuelto
secundaria con su estatus como posesión de Malfoy.

Padma era su reemplazo.

Ahora, con todos los prisioneros que la Orden había liberado recientemente, podrían darse el lujo
de renunciar a algunos luchadores más para especializarse en curación. Poppy estaba a cargo de
entrenar a cincuenta nuevos sanadores de campo. Padma estaba lentamente tomando los turnos
asignados de Hermione y todas las pociones básicas con el objetivo de que Hermione solo
estuviera de guardia en caso de emergencias y hacer pociones avanzadas; liberándola para su
investigación y trabajo con Malfoy.

Cuando Hermione le había informado a Moody sobre la intención de Malfoy para entrenarla,
Moody le recordó que tenía que hacer todo lo que Malfoy requería.

Hermione se había sentido ligeramente enferma mientras aceptaba.

No era como si no estuviera de acuerdo. Solo era—difícil algunas veces. En el fondo, ella quería
que Moody aún se viera en conflicto; que mostrara remordimiento sobre hacia dónde la estaba
guiando.

Ella quería que a alguien le importara. Que objetara por ella. Para que no se sintiera como una
prostituta mientras lo hacía.

No era racional en realidad. Estratégicamente ella sabía que Moody estaba en lo correcto. Incluso si
él no le ordenara que hiciera todo lo que Draco quisiera, ella aún tenía la intención.

Ese era el convenio.

Pero a veces ella aún deseaba que alguien tratara de decir no por ella. Para que Hermione pudiera
reasegurar que la sensación enferma y desgarradora dentro de ella era razonable. Que en verdad
era tan horrible como se sentía ser vendida a un Mortífago a cambio de información. Porque,
mientras Malfoy no estaba abusando de Hermione en general o estaba obligándola a tener sexo con
él, si lo estuviera, Moody le seguiría dando las mismas instrucciones.

Después de todo, todos habían esperado que Draco la violara en el momento en el que la
mandaron.

De alguna forma Hermione no había estado preparada para cuán devastadoramente solitario sería
procesar todo sola. Cómo su misión solitaria se la comería lentamente por dentro. Como un
sumidero dentro de su pecho.

Por supuesto, ella podría ir con Minerva. A Minerva le importaría. Ella objetaría en nombre de
Hermione. Pero sería egoísta por parte de Hermione acudir a ella en busca de consuelo. Solo haría
que su ex directora se entristeciera más. Hermione no iba a detenerse. Ella no iba a ser disuadida.
Incluso si por algún milagro Moody y Kingsley lo hicieran.
Ella solo quería dejar de sentirse sola. Tener a alguien que le dijera que lo que estaba haciendo
tenía un objetivo. Que estaba bien que doliera.

Era tonto. Emocional. Querer que otra gente fuera emocionalmente torturada en su nombre. Ella
trató de aplastarlo. Pero siguió creciendo en ella.

Ella siempre había sido demasiado desesperada por afirmación verbal. Tener a alguien que le dijera
que ella era astuta, para asegurarse de su valor con calificaciones y elogios.

Ella mordió su labio. Nadie la elogiaría jamás por lo que estaba haciendo.

Si la mayoría de los miembros de la Resistencia aprendieran, probablemente la acusarían de


corromper el esfuerzo bélico.

La guerra entre el Bien y el Mal se ganaba por la negativa del Bien a comprometerse. No al usar
Magia Oscura. No al vender a una sanadora a un Mortífago por información.

Moody y Kingsley siguieron el juego al permitir que la política de la Resistencia contra el Arte
Oscuro permaneciera en su lugar de acuerdo con los deseos de los Weasley y Harry. El rostro
público de la Resistencia aún era el Bien y la Luz.

Hermione se preguntaba solo cuántas cosas Moody y Kingsley habían hecho sin que la Orden se
enterara. Cosas en las que Hermione también había sido cómplice. Por ejemplo, cómo Kingsley
interceptó a algunos de los secuestradores y mortífagos a los que ocasionalmente se llamaba a
Hermione para que los curara antes de ser interrogados. Cómo Bill y Fleur mantenían a los
prisioneros de la Orden. Cómo a veces eran interrogados los prisioneros. De donde venían los
suplementos.

Habían demasiados detalles de logística que el resto de la Orden parecía nunca preguntar. En gran
parte, nunca preguntaban de dónde venía toda la nueva información. Cóme, después de tantos
meses y años de intel decreciente, de repente tenían mucha mejor información sobre las prisiones
de los Mortífagos, ataques inminentes en la Gran Bretaña Muggle, y ataques en contra de la Orden.
Cómo habían sabido que tenían que evacuar Caithness o que Voldemort iba a viajar.

Todos parecían ansiosos por ignorar detalles como ese.

Lo único que no podían ignorar era Severus como un espía; incluso después de cinco años, ellos
aún lo odiaban. Había un argumento recurrente presentado por Charlie o Ron o Harry para que
Severus se saliera.

Hermione suspiró y fue a buscar a Padma. Incluso si pudiera dormir, iba a ser una larga noche.

A última hora de la mañana siguiente, colocó los encantamientos finales en los hechizos de
curación que usó para reparar la cara de Ginny y luego le administró un frasco de poción
herbovitalizante.

La habitación en el ala del hospital estaba actualmente vacía. Hermione había sacado a todos
después de las furiosas objeciones de Harry y Ron.

El cuerpo de Ginny se quedó quieto por un momento y luego se agitó gradualmente. Abrió un ojo y
miró a su alrededor con sueño.

“Ngghhh,” Ginny gruñó, se volteó y hundió cabeza en su almohada.

Después de otro momento ella levantó su cabeza y miró a su alrededor. Su mano inmediatamente se
movió para tocar su cuero cabelludo calvo y después se movió hacia su rostro. Ella sintió la gran
cicatriz que ahora estaba ahí.

“¿Qué pasó?” Ginny preguntó. Su voz sonaba seca.

Hermione le entregó un vaso de agua.

“Lucius Malfoy te golpeó con una maldición de necrosis en tu mejilla,” Hermione dijo tan
gentilmente como pudo. “Ron te salvó al cortarla antes de que llegara a tu cerebro.”

Los dedos de Ginny pasaron por lo largo de la cicatriz. Empezaba cerca de su línea de pelo. El
borde superior de la herida comenzaba en la parte superior de la frente y llegaba hasta la
mandíbula. Era larga y cruel al mirarla, y provocó que ciertas manchas en su cara se dividieran y
fruncieran ligeramente.

Ginny se sentó lentamente y puso sus manos en su regazo. Mirándolas mientras las apretó en puños
y luego las abrió. Estuvo callada por un minuto.

“¿Puedo tener un espejo?” Ginny finalmente preguntó.

Hermione tenía un espejo listo para Ginny, pero pausó antes de entregárselo.

“Se desvanecerá. En unos meses, con tratamiento, se desvanecerá a plata.”

El labio inferior de Ginny tembló, y presionó su boca en una línea. Ella sostuvo su mano fuera del
espejo.

“¿Quieres que me vaya mientras ves? ¿O que me quede contigo?” Hermione preguntó.

Ginny dudó. “Quédate…” ella finalmente dijo.

Hermione le entregó el espejo y no dijo nada mientras Ginny respiraba profundamente y después
lo volteó para revisar su cara.

Hubo un largo silencio.

Ginny observó, volviéndose pálida, volteando su cabeza lentamente para tomar la complejidad de
ello. Sus dedos rozaron lentamente, trazando sobre ello, como si no pudiera creer que fuera su
rostro lo que estaba viendo reflejado.

Después de unos segundos, Ginny presionó sus labios juntos y movió su cabeza mientras sus ojos
se llenaban de lágrimas. Ella miró durante un momento más, pasando sus dedos por la cicatriz antes
de empujar el espejo.

Después Ginny respiró profundamente por su nariz como si estuviera tratando de no llorar. Sus
labios se torcieron ligeramente mientras seguía presionandolos más fuerte mientras se movía en la
cama

Ginny siguió respirando fuerte y rápidamente por la nariz. Su cabeza se alzó bruscamente con cada
uno.

Finalmente sus hombros cayeron.

“Oh por Merlín, ¡soy tan superficial!” ella dijo con un ligero sollozo. “Estoy viva pero estoy
llorando porque tengo una cicatriz.”
Hermione sintió a su propia mandíbula temblar mientras ponía una mano en el hombro de Ginny.

“Las cicatrices son difíciles…” dijo Hermione, y su voz se desvaneció mientras se endurecía en su
garganta. “Todo lo que cambia cómo nos vemos es difícil. Puedes estar triste por ello. Tienes
permitido molestarte. No necesitas fingir que está bien.”

“Lo sé,” dijo Ginny con una voz grave. “Solo quiero estar. Quiero estar bien con ello. No quiero
que me importe. O verlo como un cambio en mí. Pero—siento que una parte de mí ha muerto.
Como si de alguna forma estuviera arruinada. Y eso se siente tan superficial y egoísta. George
perdió toda su pierna y yo estoy llorando porque tengo un corte en la cara.”

Las lágrimas brotaron de los ojos de Ginny y ella se las limpió con la parte posterior de sus manos.

Hermione esperó durante varios minutos y cuando la respiración y temblores de Ginny finalmente
comenzaron a disminuir ligeramente, ella se estiró y tomó la mano de Ginny.

“Harry y Ron están esperando afuera,” dijo Hermione. “Pero puedes tomarte tanto tiempo como
quieras antes de ver a alguien.”

Ginny se sacudió.

“¿Han—,” Ginny tartamudeó y se movió incómodamente. “¿Harry ya la vio?”

Hermione asintió.

“Harry ha estado contigo todo el tiempo. Lo obligué a irse. Pensé—que tal vez quisieras algún
tiempo.”

Ginny asintió.

“Tal vez cinco minutos más,” dijo Ginny después de un momento.

Hermione se sentó en la orilla de la cama de Ginny.

“Aún eres de las chicas más lindas que conozco,” Hermione le dijo.

Ginny resopló. “Cállate. Dirías eso incluso si Ron hubiera cortado mi nariz.”

Hermione puso los ojos en blanco. “No lo haría. El enrojecimiento se desvanecerá. Si me dejas
tratarla regularmente. Y usar unas pociones. Se volverá más elástica así no la sentirás. Y se
desvanecerá demasiado. Pero si quieres, puedo ayudarte a esconderla.”

“Está bien. Siempre quise ser impresionante cuando era pequeña. ¿Puedes imaginarte que tan
aterradora me veré ahora en el campo de batalla? Toda calva y con esa cosa loca en mi cara,”
Ginny bromeó débilmente. La sonrisa congelada de hospital se formó en su rostro por un momento.
Entonces el humor forzado se desvaneció de su expresión y se veía casi como una niña.

“Extraño a mamá,” Ginny dijo en una pequeña voz.

Incluso cuando sus hijos estaban lesionados, Molly raramente podía ir a verlos.

Hermione abrazó a Ginny y Ginny sollozó en su hombro.

“¿Quieres ir ahí hoy?” dijo Hermione.

“No. Solo se sentirá horrible,” dijo Ginny, negando con la cabeza. “La iré a ver cuando se haya
desvanecido un poco. ¿Tienes una poción para volver a crecer el cabello?”

“Lo siento. No a la mano. Hice que Padma comenzara a preparar un poco.Estará lista en la
siguiente hora.”

“Bueno, ese es un alivio. Al menos no tendré que quedarme calva y fea para siempre.”

Hermione negó con la cabeza y abrazó a Ginny nuevamente. Ginny siempre tendía a decir terribles
chistes sobre ella cuando estaba en el hospital.

Cuando Hermione se fue, Ginny estaba completamente acomodada en las atenciones de Harry y
sus hermanos y bajo la atenta mirada de Poppy y Padma.

Moody envió un mensaje de que Severus estaría en casa a las dos en punto, así que Hermione se
apareció allí unos minutos antes y luego se acercó a la Hilandera con cuidado. Cómo un lugar
podía ser tan lúgubre incluso en verano nunca dejó de desconcertar a Hermione. Era como si la
personalidad de Severus fuera contagiosa.

La puerta estaba cerrada. Hermione golpeó la puerta silenciosamente y después esperó. Como ya
no era profesor, incluso la cortesía más básica de Severus se había desvanecido por completo.
Ocasionalmente dejaba a los miembros de la Orden esperando en su puerta durante una hora. Fred
y George habían intentado una vez entrar y regresaron a Grimmauld Place luciendo furúnculos en
todo el cuerpo.

Hermione esperó dos minutos antes de sacar un libro y resignarse.

Había leído dos capítulos de su libro de psicología antes de que la puerta se abriera abruptamente.
Ella se puso de pie rápidamente y siguió las túnicas onduladas que ya estaban desapareciendo por
la esquina hacia la sala de estar.

Severus ya estaba sentado en uno de sus dolorosamente incómodos sillones cuando llegó
Hermione. Ella se sentó en el borde de otra silla y lo miró.

“Una daga forjada por goblins con la infusión de veneno de basilisco. ¿Sería suficiente para
destruir un horrocrux?” ella preguntó, de manera similar, optar por omitir las cortesías básicas de la
charla trivial.

Severus parpadeó, sus ojos color ónix siempre inescrutables. Ella casi podía ver los muros de
oclumancia detrás de ellos.

“La espada de Gryffindor,” él dijo después de un momento.

Hermione asintió.

“Creo que lo haría,” él dijo lentamente, juntando sus dedos y mirando pensativo. “Aunque no
estaremos seguros a menos que encontremos un horrocrux.”

Hermione asintió con un ligero suspiro. Los labios de Severus se curvaron ligeramente y resopló
levemente.

“En tiempos como estos… me pregunto cuánto manipuló Albus los eventos en el paso de los
años,” él dijo.

Hermione lo miró con sorpresa. “¿Crees que el segundo año fue intencional?”
Él la despidió con un movimiento de muñeca.

“Con Albus, es imposible de saber. Pero es misteriosamente conveniente que tengamos tal arma
dentro de nuestro alcance,” dijo Severus, después su expresión se volvió dura. “Él siempre estuvo
bastante seguro sobre sus habilidades en la manipulación. Quizás si hubiera sido menos opaco, no
estaríamos perdiendo la guerra.”

“¿A qué te refieres?”

Severus la miró.

“Estás consciente de su lesión por el anillo era terminal. Había estado preparando pociones para
mantener la maldición en la orilla, pero la muerte era inevitable desde el momento en el que lo
puso en su mano. Él planeó su fin para el fin del sexto año. Él incluso pidió que yo lo matara, en
vez de dejarlo a los estragos finales de la maldición. Él también sospechó antes de que el ciclo
comenzara que Draco había sido asignado a matarlo también.”

Hermione lo miró en shock.

“Albus estaba tan confiado que tenía todo a la mano que no tomó las precauciones suficientes,”
Severus continuó, “no puedo imaginar que se habría olvidado de mencionar los horrocruxes
después de haber sido maldecido por uno. Probablemente tenía la intención de informar a Potter a
través de una serie de vagas pistas. Sabía mucho más sobre los primeros años del Señor Oscuro que
nadie, pero nunca se dignó confiar esas cosas a los demás.”

La expresión de Severus se volvió amarga y lejana mientras se quedaba callado.“¿Él sabía que
Draco iba a matarlo?” Hermione preguntó, derribada por la revelación.

“Sabía. Sospechaba,” Severeus dijo asintiendo ligeramente. “Era difícil de diferenciar cuando se
trataba de Albus, pero sí, lo estaba anticipando. Desafortunadamente para todos sus planes, Draco
actuó más rápida y decisivamente de lo que Albus había anticipado. Tú creerías que un magi tan
viejo hubiera sido más meticuloso, pero claramente no. Su exceso de seguridad fue en detrimento
de todos los que le sobrevivieron.”

Severus miró a Hermione.

“¿Qué te hizo de repente pensar en la espada de Gryffindor?” él preguntó, su tono


sospechosamente casual.

Hermione encontró sus ojos.

“Una lesión que me encontré me dio la idea,” dijo Hermione.

“Así es,” dijo Severus con una expresión de mal humor.

Hermione lo miró fijamente. “Tú sabes del castigo de Draco.”

“Por supuesto. Yo tuve la maravillosa tarea de ordeñar a Nagini por el veneno. Alastor mencionó
que lo habías estado curando. Estaba sorprendido al escucharlo.”

“No era como si él pudiera esconder la lesión. ¿Te diste cuenta de lo severa que es? Tom tenía la
intención de envenenar su magia con ello. Para cuando me enteré—” Hermione se quedó callada
por un momento. “Desearía que me hubieras informado, así hubiera podido empezar antes.”

Severus estaba en silencio y evaluando mientras estudiaba a Hermione.


“Lo estás usando,” él finalmente dijo.

Hermione se sonrojó levemente y lo miró a los ojos.

“Sí,” ella dijo. “Parecía algo lógico qué hacer. Tenías razón, él está aislado. Casi saltó de su piel la
primera vez que puse mis manos sobre él para curarlo.

“Si tú hubieras sido entrenada por Bellatrix Lestrange durante años, tú probablemente también te
encogerías cuando te tocaran,” Severus dijo fríamente.

Hermione pausó para considerar. “¿Qué sabes sobre su entrenamiento? Él dijo cosas que—yo no
entiendo. La crueldad usada parece excesiva. Incluso por los estándares de los Mortífagos.”

La boca de Severus se curvó. “Él fue inicialmente reclutado como castigo hacia el fracaso de
Lucius. Consecuentemente, creo que el Señor Tenebroso le dio a Bella bastante libertad para elegir
los métodos de entrenamiento. Ella sospechaba de mi lealtad, así que fue un proceso el cual fue
consultado conmigo. Sé que a pesar de la brutalidad, Draco era determinado. Lo tomó y siguió
regresando, incluso cuando ya no era necesario. Él estaba determinado a subir de rango. Él fue la
persona más joven en recibir la Marca. Ser el nivel más bajo no le sienta bien a los Malfoy.”

“¿Había alguien particularmente cercano a él en el pasado? ¿Alguien que haya muerto? ¿Alguien
que le importaba? Su motivo—se siente como expiación por algo, a veces.”

Severus juntó los dedos y los presionó contra sus labios pensativamente.

“No que yo haya observado. Al menos no entre sus compañeros,” él dijo después de un minuto.

Hermione suspiró.

“¿Qué hay sobre su madre? Él la mencionó al principio, cuando hizo la oferta.”

“Narcissa se volvió solitaria después del arresto de Lucius. Rara vez la veía, y cuando apareció
estaba bastante retraída. Si alguna vez tuvo objeciones, nunca la escuché hacerlas.”

“Ella parecía adorar de vuelta en Hogwarts,” dijo Hermione, moviendo su cabeza hacia el costado
mientras trataba de recordar detalles sobre Narcissa Malfoy. “Pero solo era por Correo de
Lechuzas. No parece que ella interviniera en su nombre durante su entrenamiento.”

“El encarcelamiento de Lucius pareció haber tenido un profundo efecto en ella. Muy parecido a la
forma en la que su muerte lo afectó a él.”

Hermione tembló ligeramente tan solo al pensar en Lucius.

“Así que Draco quedó a un lado de ambos,” ella concluyó, sintiendo lástima por él. Ella reprimió
la lástima y cambió de tema. “Lucius casi mató a Ginny anoche. Aún no sabemos cómo los
siguió.”

“Hay hechizos genéricos de rastreamiento,” dijo Severus pensativamente. “Son Magia


extremadamente Oscura, y toman bastante peaje. Sin embargo, no subestimar la determinación de
Lucius.”

“¿Y hay alguna forma de evadirlos?”

“Le enviaré un libro a Moody. No creo que los Weasley sean receptivos a ningún ritual protector
recomendado por mí—o por ti, por ese asunto.”
La boca de Hermione se apretó y miró hacia otro lado, sintiéndose herida por la justa evaluación.
Su defensa de la magia oscura y su defensa de Severus le había costado mucha credibilidad entre
sus amigos.

Se tragó el dolor y cambió el tema abruptamente.

“Finalmente neutralicé el veneno en las runas. Voy a cerrar las incisiones mañana en la noche.
¿Tienes alguna sugerencia?”

Severus resopló. “Estoy seguro de que tu tratamiento planeado será el mejor que él puede esperar.”

Hermione miró fijamente a Severus y sintió como si algo le estuviera faltando.

“Está bien,” ella dijo, poniéndose de pie.

“Dime, ¿qué piensas de Draco ahora?”

Hermione pausó y miró de vuelta a Severus. Sus ojos estaban entrecerrados. Casi sospechosos. Los
labios de Hermione se crisparon para moverse antes de sentirse lista para hablar, y los apretó por
un momento mientras ordenaba sus pensamientos. Se puso un rizo suelto detrás de la oreja.

“Él está solo. Y enojado sobre algo. Creo que quiere ser mejor de lo que es. Tenías razón en que
hay algo en mí que lo atrae. Él trata de no hacerlo, pero no parece evitarlo cada vez que tiene la
oportunidad.”

Severus la estudió, y Hermione se preguntó qué la traicionaba en su expresión.

“No lo interpretes como lealtad,” él dijo después de un momento.

“No lo hago,” ella dijo, jugando con el dobladillo de su blusa. “Me doy cuenta de que aún no tiene
significado. No es ningún tipo de apalancamiento. Pero tengo esperanzas de que si tengo cuidado,
eventualmente podré ser capaz de usarlo. Emocionalmente—él es vulnerable. No hay nadie en
quien pueda confiar. No creo que tenga a alguien que siquiera le importe un poco. Creo que
conmigo, no será capaz de detenerse a sí mismo de sentir como si me necesitara. Él mencionó que
es por las runas, cuando quiere las cosas ahora—es difícil de disuadir. Creo—que puedo ser capaz
de usar eso eventualmente.”

La boca de Severus se torció, la sospecha se desvaneció de sus ojos pero su expresión se tensó. “En
ese caso, si logras tener éxito, tienes las mismas probabilidades de destruir la Orden como de
salvarla. Espero que ya te hayas dado cuenta de lo peligroso que es. Si reemplazaste cualquiera que
sea su ambición actual de esa manera—”

Severus pausó por un momento. “Si el Señor Tenebroso no pudo desatarlo, no aconsejaría que te
engañaras pensando que puedes dominarlo.”

Hermione se sacudió levemente y miró fijamente a la fría chimenea, tensándose hasta que sus
piernas temblaron mientras luchaba por no romperse. La ira la atravesó como una explosión.

“Me dijiste que lo hiciera leal. Tú fuiste quien recomendó que explotara su interés,” ella dijo en un
tono fijo. “Ahora me estás llamando delusional y me acusas de poner a la Orden en riesgo.”

“Dije que mantuvieras su interés. Tú estás tratando que dependa de ti,” dijo Severus, su tono de
repente frío. “La diferencia es profunda. En algunos aspectos, los Malfoy son más parecidos a un
dragón que a un mago. Ellos no comparten. Son obsesivos con lo que consideran suyo. ¿Sabes qué
era lo que Lucius necesitaba? Narcissa, si tienes éxito en lo que estás intentando, él nunca te dejará
ir. Y no estará contento en ser secundario a nadie o nada en tu respecto.”

El corazón de Hermione se estremeció levemente. Ella podía sentir el frío terror deslizarse hacia
abajo desde la nuca y sangrar a través de sus músculos trapecios. Ella cuadró los hombros y miró a
Severus a los ojos. Ella respiró hondo.

“Él ya es mi dueño,” ella dijo con una voz amarga. “‘Ahora y después de la guerra.’ Esos fueron
los términos. Salvo su muerte, ¿cuándo exactamente se pretendió que me dejara ir? Necesitamos la
inteligencia. No puedo mantenerlo con esfuerzo a medias. Fue todo para mí desde el momento en
que todos acordaron venderme a él. ¿De verdad creíste que iba a regresar de ello?”

Sus hombros temblaron levemente. “No sé cómo mantener su interés sin conectar con él. Es la
única vulnerabilidad que tiene. Si crees que eso es demasiado riesgo deberías de hablar con Moody
porque yo—no—veo—otra—forma.”

Su voz estaba temblando y se quebró repetidamente mientras forzó las últimas palabras. Ella
respiró fuertemente entre dientes mientras trataba de calmarse.

“Él es un oclumens natural. Y uno mucho mejor que yo. No hay opción a medias en las cartas,”
ella agregó.

Severus parecía sorprendido.

“Eso sí cambia las cosas,” él dijo después de un momento.

“Ahora comprendes mi dificultad,” ella dijo, mirando hacia el suelo. “No hay una opción de hacer
algo y después echarme para atrás. Si crees que estoy tomando la decisión incorrecta deberías de
decirle a Moody ahora.”

Él no dijo nada.

“Me iré mejor entonces.”

Mientras salía de la Hilandera, ella se sentía mareada e inestable. Estaba demasiado caliente y
cerrada. Ella necesitaba espacio para respirar. Ella cerró sus ojos y apareció al arroyo de
Whitecroft.

Saltó por la orilla y se sentó en una gran roca entre los tupidos juncos, se quitó los zapatos y
hundió los dedos de los pies en el agua fría. La aguda sensación del agua se sintió como claridad.

Ella no sabía por qué seguía terminando ahí. Suponía que era el único lugar donde sentía que era el
único lugar donde sentía que no estaba ocultando nada.

Ella miró fijamente al agua, repitiendo la advertencia de Severus. Ella se sentía perdida. Toda su
esperanza de los principios de la semana se sentía como si hubiera muerto en algún lugar dentro de
ella y comenzara a decaer. Ella presionó sus manos contra sus ojos y trató de respirar normalmente.

Ella no podía vacilar ahora. Si Severus tenía alguna alternativa u objeción, él podía hablarlas con
Moody. Ella no podía cambiar sus tácticas ahora que finalmente había encontrado una que
funcionaba.

Ella miró hacia su torre de plegarias caída.

Ella se sentía tan… enojada.


Enojada con el mundo entero hasta que sentía que se destrozaría por él.

Ella estaba enojada con Severus por acusarla de poner en riesgo la Orden, con Moody y Kingsley,
por decidir que se volviera una prostituta, sabiendo que sentiría que no tendría opción; con Harry y
con los Weasley, por rehusarse a usar Magia Oscura y traer a la guerra al punto donde Hermione
sentía que ya no se podía rehusar; con sus padres, por ser indefensos y necesitar que ella los
protegiera y renunciara a ellos; e incluso con Minerva, por estar tan angustiada por Hermione que
Hermione sintió que tenía que proteger a Minerva del propio dolor de Hermione.

Hermione siempre había pensado que podía hacer lo que fuera por sus amigos. Lo que fuera para
protegerlos.

De alguna manera, todas las cosas que había hecho la habían dejado completamente sola hasta que
sintió como si se estuviera muriendo de un corazón roto.

Debería de haber un límite. Un punto en el que por lo menos dejaba de doler.

Pero nunca parecía detenerse. Solo seguía creciendo y cuando alguien rompió la fachada de la
forma en la que Harry y Severus lo habían hecho...

Ella ya no sabía cómo repararse a sí misma, y nadie más parecía estar inclinado para siquiera notar
que se estaba rompiendo.

Ella se permitió llorar durante cinco minutos más antes de usar su oclumancia para meter las
emociones distrayéndola en un rincón de su mente. El llanto la hizo sentir mareada y le dolieron las
sienes. Sacó una poción analgésica de su bolso y se la bebió.

Cerró sus ojos y se forzó a dejar de pensar en otras personas.

El sol de la tarde se había filtrado en la piedra y se sentía tibio bajo sus manos. El olor del agua del
arroyo, el lodo, y el olor verde y mordaz de las cañas llenaba el aire. Después de varios minutos,
ella cerró sus ojos e inclinó la cabeza hacia atrás para empaparse de los rayos. Ella no podía
recordar cuándo había sido la última vez que había sentido los cálidos rayos de sol en su rostro. La
luz del sol siempre era fría, a pesar de su belleza.

Todo en su vida era frío.

Después de unos minutos, ella se despertó. Sacó los pies del agua eliminó las gotas antes de
regresar a Grimmauld Place.
Flashback 14

Agosto 2002

Esa noche, ella y Malfoy estaban sometidos. Él no se inmutó cuando ella lanzó el hechizo
limpiador y se quedó en silencio mientras ella aplicaba el analgésico y luego el ungüento.

“¿La chica Weasley sobrevivió?” él preguntó abruptamente mientras se ponía de pie.

Hermione lo miró sorprendida. Ella trató de adivinar por qué estaba preguntando. ¿Lucius quería
una confirmación?

Él no se había puesto su playera nuevamente, y estaba parado tan cerca de ella que casi podía
sentir el calor de su cuerpo mientras la miraba. Sus ojos eran como una tormenta, y cuando ella se
quedó callada, su expresión brilló levemente.

“Asumo que lo hizo entonces,” él dijo, alejándose y poniéndose su playera.

Hermione parpadeó. “Lo hizo. Aunque no por una falta de esfuerzo por parte de tu padre,” ella dijo
con un tono amargo.

La expresión de Draco se endureció ligeramente.

“Espero que no me consideres responsable por las acciones de mi padre. Seguramente he cometido
bastantes pecados por mi parte,” él dijo en una voz tensa mientras rápidamente abotonaba su
camisa.

“Sólo no sé por qué estás preguntando,” ella dijo. Se sentía demasiado drenada para siquiera tener
la conversación.

“Te puede sorprender, Granger, pero no tengo ningún deseo en particular en ver a tus amigos
muertos.”

Hermione no dijo nada. No tenía idea de qué tipo de respuesta hacer hacia ese comentario.

“Mi padre—” él comenzó y después dudó; su rostro se volvió una oscura máscara. “Olvídalo.”

Hermione se desplomó internamente. Necesitaba tener esta conversación con él. Ella extendió la
mano y agarró su muñeca. Él se quedó quieto y miró hacia ella, su expresión se cerró.

“Lo siento. La pregunta me tomó desprevenida. No te culpo por lo que hace tu padre. Es solo—”
su voz se quebró levemente y su agarre en su muñeca se apretó. “Sé que nunca sentiste nada más
que desprecio por los Weasley—pero lo que les está haciendo es horrible.”

Malfoy estaba callado.

“Lo siento,” él dijo. “Dudo que me creas, pero yo no—no hay ninguna forma de razonar con su
venganza.”

“¿No estás de acuerdo con él?” Hermione preguntó, estudiando su rostro cautelosamente.

Él uso su otra mano para tomar la de ella y soltar su muñeca. “Si los culpara por la muerte de mi
madre, no hubiera preguntado por la chica Weasley.”
“Gracias por preguntar,” ella dijo, mirando a través de la habitación incómodamente. “Ha de ser
difícil para ti. Sé que admirabas a tu padre.”

Draco se notaba bastante incómodo con la dirección en la que se había ido la conversación.

“Claro. Bueno—hasta luego, Granger,” él dijo y apareció sin una palabra más.

Hermione se quedó ahí durante unos minutos más, repitiendo la conversación antes de irse de
vuelta a Grimmauld Place.

Cuando llegó ahí, encontró su habitación ocupada por Harry y Ginny. Se movió nerviosamente en
el pasillo y luego comenzó a subir hacia los pisos más altos de la casa. Al pasar por una de las
habitaciones más pequeñas, vio un mechón de cabello rojo inclinado sobre una mesa de mapas.
Hizo una pausa y llamó suavemente a la puerta.

“Hola, Mione,” dijo Ron distraídamente mientras movía las piezas a través de los mapas y después
rascaba su cabeza con la punta de su varita. Su expresión era tensa.

“¿Tienes un minuto?” ella preguntó.

“Claro.” Él guardó su varita en su bolsillo trasero y la miró. “Solo estaba revisando lo que ha
pasado desde que me fui. Muchas redadas mientras estábamos fuera, debiste haber estado
ocupada.”

Le estaba dirigiendo una mirada penetrante. Hermione bajó los ojos.

“Estoy segura de que ves la estrategia,” ella dijo silenciosamente.

“Kingsley está usando los horrocruxes para mantener a Harry fuera del campo,” él dijo.

Hermione asintió levemente. “Entiendes por qué, ¿o no?”

La expresión de Ron se endureció mientras asentía.

“No sirve de nada arriesgarlo en una escaramuza cuando lo necesitamos para el golpe final. Si. Lo
entiendo. Eso no significa que me guste. Y algunos de estos—” él sacó unos pergaminos y los
miró. “Son casi misiones suicidas. No me había dado cuenta de qué tan seguro había estado
jugando Kingsley por Harry. Viendo lo que hará cuando nos vayamos por unas semanas—”

Él dejó de hablar mientras miraba con enojo los reportes. “¿Cuáles fueron exactamente las tasas de
víctimas mientras estábamos fuera?”

Hermione abrió su boca para contestar, y él la interrumpió.

“No necesito que me digas. Puedo ver los números aquí. Maldita sea, malditamente increíble. Si
Kingsley estuviera aquí, lo golpearía.”

Su rostro se estaba volviendo escarlata con furia.

“Ron, ya no podemos seguir jugándola seguro,” dijo Hermione, se le hizo un nudo en el estómago
al pensar en todas las personas cuyos ojos había cerrado durante las últimas semanas, la nueva casa
de seguridad del hospicio en la que había ayudado a Bill. “No creo que te des cuenta de lo
agotados que están nuestros recursos. ¿Cuántos años crees que la bóveda de Harry pueda alimentar
al ejército? La sala del hospital funciona con humo. Europa está bajo el control de Tom. La única
opción que tenemos es tomar riesgos. Y no podemos arriesgar a Harry.”
Ron estaba callado. Hermione podía ver los músculos de su mandíbula trabajar mientras apretaba y
soltaba.

“Necesitamos encontrar los horrocruxes,” él finalmente dijo. Hermione dejó salir un respiro que
había estado guardando nerviosamente y asintió.

“Así es,” ella dijo. “Tom y Harry son los alfileres. Ideológicamente, los mortífagos son demasiado
diversos. Es el poder de Tom que mantiene al ejército cohesivo. Si podemos matarlo,
permanentemente, debería haber suficientes luchas internas para darle a la Resistencia la ventaja.”

“Supongo que esa es una ventaja de las ilusiones de Tom sobre la inmortalidad, él no se está
molestando en crear un sucesor,” Ron dijo mientras revisaba otro reporte de misión. Hermione
podía ver su firma al final, verificando a los lesionados, calculando las pérdidas en orden, números
impersonales. “Aunque no dudo que los Malfoy pensarán que son los siguientes en la línea ahora
que Bellatrix está muerta. Malditos psicópatas.”

“Necesitas convencer a Harry que los horrocruxes son su mayor prioridad,” ella dijo, mirando
fijamente a Ron. “Especialmente ahora, después de Ginny. Estoy preocupada de que quiera solo
ignorarlos.”

La expresión de Ron se volvió dura.

“Si,” él dijo silenciosamente.

Hermione se acercó dudosamente.

“Ron, espero que lo que dije anoche en la junta no te haya hecho sentir como si hubiera sido tu
culpa. Salvaste a Ginny. No creí que fuera apropiado retener la información pero no tenía la
intención de lastimarte al mencionarlo.”

“Está bien,” él dijo, su expresión rígida. “Tomaste la decisión correcta.”

“Lo siento—”

“No. No quiero hablar sobre eso,” él dijo con una voz temblorosa que terminó con la discusión.”

Los ojos de Hermione recorrieron su rostro, reconociendo la tensión en sus ojos, el escarlata
inclinaba sus orejas mientras su rostro se ponía tan pálido que sus pecas sobresalían como gotas de
sangre en su rostro.

Si ella empujaba, él explotaría.

Hermione sintió a su corazón hundirse.

“Claro. Bueno, te dejaré con tu revisión,” ella dijo volteando para irse.

Ella subió por unas escaleras lentamente.

El número de temas que evitaba con Harry y Ron para no pelear con ellos lentamente había creado
un abismo.

Tratar de enfocarse. Quedarse en misión. Todos los problemas personales y discusiones que
guardaba para otro día. Asumiendo que la guerra terminara y tendrían una oportunidad de lidiar
con todo sin tener que comprometer su enfoque y sin arriesgar la vida de alguien.

Pero la guerra se había extendido años.


Ahora apenas y se hablaban el uno al otro. Había demasiado resentimiento sin ser discutido.
Tantas cosas que habían esperado demasiado para decir. Cada desacuerdo era sobre mil cosas más
que el mismo problema actual.

La idea de que alguna vez pudieran volver atrás y arreglarlo se sentía imposible.

Tal vez había una oportunidad antes de Malfoy. Pero ahora—

Hermione se sentía casi segura de que había pasado esa línea que nunca le permitiría regresar.
Hacia ellos, la magnitud de la traición agravaría las cosas permanentemente.

Tan solo pensar en eso hacía que le costara respirar.

Ella se encontraba en la habitación de práctica. Se acercó, metió los pies debajo de un armario que
se usaba para guardar el equipo y comenzó a hacer abdominales hasta que sus músculos se
sintieran como si hubieran sido inyectados con ácido.

Había descubierto que el régimen de ejercicio de Draco era una excelente manera de canalizar su
estrés, frustración y dolor. Ella no tenía la intención de decirle, pero deseaba haber comenzado a
hacer ejercicio años antes. Los síntomas físicos del estrés no podían ser reprimidos con
oclumancia. Canalizarlo todo en ejercicio fue un medio excelente para quemarlo.

El aumento de endorfinas posterior era una ventaja adicional.

Después de hacer tantas repeticiones de abdominales, que apenas podía levantarse del suelo, ella
rodó y comenzó a hacer lagartijas. Era una basura haciéndolas. Ella estaba determinada a trabajar
hasta que pudiera hacer tantas tan seguido como Draco le había instruido.

Estaba resbaladiza por el sudor y se sentía como si hubiera sido golpeada por una gelatina de jalea
de cuerpo entero cuando terminó todas las diversas repeticiones. Ella solo estaba haciendo un
cuarto de la cantidad, pero finalmente había logrado hacer todos los ejercicios diferentes.

Bajó las escaleras a trompicones y se quedó dormida en el asiento de la ventana.

Cuando despertó a la mañana siguiente, su cuerpo entero estaba protestando. Cada parte de su
cabeza dolía. Bajó corriendo las escaleras hasta un baño y se dio una larga ducha antes de que
nadie más se levantara.

Esa noche hizo una revisión mental de lo que necesitaba para el procedimiento de Draco. Compró
una botella barata de tequila en caso de que él decidiera que quería algo. Ella dudaba que él alguna
vez hubiera probado el alcohol muggle, y había decidido que merecía sufrir si optaba por ignorar
su consejo sobre traer el suyo.

Mientras estaba empacando diferentes pociones, sintió que alguien traspasaba las barreras de su
armario de pociones y se volteó para encontrar a Harry parado torpemente detrás de ella.

“Hermione,” él dijo, solo encontrando sus ojos por un momento antes de bajar su mirada.

“¿Sí?” ella dijo cuidadosamente, guardando unos frascos más en los bolsillos de su bolso.

“Yo—” él comenzó y luego se estancó.

Ella miró su reloj. Tenía que ver a Draco en siete minutos.

“¿Ginny te mandó?” Dijo ella con un tono débil en su voz. Incluso antes de que Ginny y Harry
comenzaran a follar, Ginny había hecho su labor forzar a Hermione y a Harry tratar de arreglarse
después de que pelearan.

“Si,” él dijo incómodamente, guardando sus manos en sus bolsillos. La mandíbula de Hermione se
tensó.

“Bueno, puedes decirle que hablamos. Está bien. Sin resentimientos. Estoy segura de que estás
cansado y cuidas de tu mejor amiga,” dijo Hermione con un tono desdeñoso, mirando nuevamente
a su reloj.

Harry no dijo nada, y Hermione comenzó a caminar a un lado de él para irse. Él tomó su brazo.

“Hermione,” él dijo firmemente. “Lo siento. Y no solo porque Gin me mandó. Crucé una línea.
Estaba enojado por lo molesto que estaba Ron, y lo saqué contigo. Cuestioné cómo trataste a Ginny
y a Ron, incluso cuando sé que tu mayor prioridad siempre son tus pacientes. Siento eso.”

Hermione pausó y miró fijamente a Harry, su expresión era cerrada.

Era una disculpa por insultarla y dudar de ella como Sanadora. No era una disculpa hacia ella.

Él estudió su rostro durante varios segundos.

“Tu eres—una de mis mejores amigas,” él agregó.

Hermione sintió algo dentro de ella desvanecerse. Como si estuviera cargando una flama en su
corazón y se había desvanecido abruptamente y la dejó en oscuridad.

Las palabras eran—segundos pensamientos. Algo para decir porque lo había dicho antes. Porque
era algo que se suponía que tenía que decirle.

Ella sintió su mandíbula temblar.

Ella lo miró fijamente. Algo se mostró en su rostro porque Harry dio un paso hacia adelante
abruptamente y la abrazó fuertemente.

Ella se aferró a él por un minuto.

“Lo siento. En verdad lo siento,” él dijo hundido en su cabello, su voz distorsionada.

Ella trató de componerse. No tenía ni el tiempo ni la capacidad para emociones en ese momento.

Ella cerró las manos en un puño y se congeló por un momento mientras lo abrazaba de vuelta,
antes de forzar sus muros mentales en su lugar. No había lugar para Harry dentro de ellos.

“Solo estoy cansada. Estuvo bien de tu parte cuidar de Ron. Tenías razón, no estaba pensando en él
cuando lo mencioné.” Ella se empujó fuera de los hombros de Harry. “Eres un buen amigo para
él.”

Harry la observó cuidadosamente.

“¿Soy un buen amigo para ti?” él preguntó.

Hermione encontró sus ojos.

“El mejor,” ella dijo con una voz firme. “Siempre mi mejor amigo.”
El rostro de Harry se volvió relajado.

“Ginny dice que quiere mostrar su rostro en un bar Muggle, así que algunos de nosotros vamos a
salir esta noche. Pomfrey dice que no tienes ningún turno esta noche. ¿Quieres venir?”

El corazón de Hermione se elevó por un latido y luego se hundió.

“No puedo,” ella dijo. “Le prometí a una de las casas de hospicio que iría hoy a checar el
inventario. Ya voy tarde.”

“Oh… Está bien. Solo quería preguntar,” dijo Harry.

“Diviértete.”

“Harry asintió. “Le iré hacer saber a Ginny.”

Ella asintió y lo miró alejarse. Cuando él se había ido, ella cerró la puerta de su clóset de pociones
y se quedó de pie por un minuto tratando de calmar todo.

Inhaló y exhaló varias veces por su nariz y después pateó la base de la mesa hasta que el dolor en
los dedos de su pie se volvió intenso.

No podía llorar. Tenía que hacer un procedimiento complejo de curación. No había espacio en su
cabeza para emociones. No tenía tiempo para llorar sobre Harry.

Ella presionó sus labios en una firme línea y trató de volver a concentrarse.

Después de un minuto logró enterrar el maelstrom. Guardándolo en el fondo de su mente. Ella


esperó hasta que su respiración estuviera normal. Después salió de Grimmauld Place, sonriendo y
saludando a todos mientras se dirigía hacia Londres.

Ella estaba cuatro minutos tarde cuando llegó a la cabaña. Draco apareció un minuto después.

Él la miró fijamente.

“Casi pensé que me ibas a dejar plantado,” él dijo irónicamente.

“Alguien quería hablar. No tenía ninguna excusa para irme,” ella dijo mientras conjuraba una
pequeña mesa y comenzó a sacar suplementos de su bolso.

Malfoy la observó trabajar en silencio por un minuto.

“Eres un hospital andante,” él dijo.

“Tengo que serlo.”

Ella acomodó todo en el orden que lo necesitaría y después conjuró una de las sillas.

“Será más fácil para ti probar la destreza en una silla que en una mesa médica,” ella dijo. “Deberías
quitarte la camisa completamente.”

Él comenzó a desabotonarla mientras Hermione acomodaba sus suplementos y los ojeaba


cuidadosamente una última vez.

“Hay dos formas de sanar incisiones tan profundas como las tuyas,” ella dijo, mirándolo. “Sin
dolor, pero las cicatrices de los músculos pueden resultar en limitaciones a largo plazo para la
movilidad de sus hombros. O dolorosamente, para poder asegurar que las cicatrices no se junten en
formas que interfieran con tu destreza. Asumí que escogerías la última.”

Él asintió. Observándola cuidadosamente.

“Puedo usar hechizos para calmar el dolor en las incisiones que no estoy sanando, pero no puedo
usar ninguna poción que reduzca tus sensaciones o no serás capaz de decirme si el tejido de cicatriz
se está formando correctamente. Esto va a doler.”

“Estoy consciente,” él dijo con una voz firme.

Hermione sacó el tequila y lo puso en la mesa. “El alcohol ayuda. Asumiendo que no te
emborraches totalmente, ayudará a que el dolor sea soportable sin que reduzca la sensación en tus
hombros hasta un grado que interfiera con la curación. Este es un alcohol Muggle llamado tequila.
Fue demasiado barato. No tengo un gran presupuesto para alcohol.”

Ella sacó un Filtro de Paz. “Una doble dosis de Filtro de Paz también ayuda. Estar tenso no
ayudará.”

Le entregó a Draco el gran frasco de Filtro de Paz y lo miró tomarlo.

“¿Listo?” ella dijo. No se había sentido tan nerviosa por un procedimiento de sanación en un largo
rato.

Él se recargó en la silla y ella comenzó.

Ella cuidadosamente creció una sección de tejido cicatricial y luego lo hizo rotar completamente,
extender y estirar su hombro. Tiró. Ella lanzó un hechizo para relajar el tejido pero aún así tiró.
Ella tenía que cortar parte de él y regenerarlo.

Pedazo por pedazo.

Sangre estaba saliendo de las otras runas mientras en movimiento las agitaba continuamente.

Había puesto el tejido cicatricial de cuatro runas antes de que Draco finalmente cayera y sin una
varita conjurara una botella de whisky de fuego antiguo.

Ella no dijo nada, pausando mientras él removía el corcho con sus dientes y luego lo tragaba
durante varios segundos. Después él lo puso firmemente a lado de la botella de tequila y volvió a
recargar su cabeza en el respaldo de la silla.

“Mierda. Mierda. Mierda,” él murmuró.

“Lo siento,” ella dijo incómodamente, poniendo su mano ligeramente en su hombro mientras
comenzaba a trabajar nuevamente.

“Ahórratelo, Granger,” él gruñó. Su rostro estaba pálido, y estaba apretando en respaldo de la silla
hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

Él tomó entre cada runa después de eso.

Para cuando ella había comenzado a trabajar en su hombro, él se estaba volviendo ligeramente
‘feliz’ y estaba entrando a las primeras etapas de la borrachera.

“Maldita sea,” él se quejó en voz baja. “Siempre supe que eras una completa perra. No tienes que
mostrarme.”
Hermione presionó sus labios firmemente, dividida entre la ofensa, la diversión y la simpatía.

“La perra que te cura,” ella dijo.

Él se rió.

“Aparentemente.”

Él no volvió a hablar excepto para responder las preguntas sobre el tejido cicatricial hasta que ella
terminó. Ella limpió toda la sangre de su espalda.

Ella aplicó varios analgésicos y una capa final de una poción cremosa para ayudar al nuevo tejido a
asentarse propiamente. Las cicatrices estaban fuertemente rojas.

Ella miró su reloj. Eran más de la medianoche. Había tomado más de lo que había pensado.

“Muy bien,” ella dijo. “Ya terminé.”

Malfoy suspiró con alivio y tomó lo que quedaba de whisky de fuego antes de poner la segunda
botella vacía en la mesa a lado de la primera.

Estuvo rígido por varios segundos como si estuviera recuperando. Después movió su cabeza hacia
el costado y miró el tequila.

“¿Qué es esto?” él dijo tomándolo por el cuello e inspeccionándolo.

Él casi no mostraba signos de borrachera. Sus palabras no se corrían y sus manos se quedaban
firmes. Hermione nunca había visto a nadie tomar tanto alcohol y quedarse tan externamente
inafectado.

Era aterrador que tan controlado era.

“No lo bebas. Fue demasiado barato. Acabas de tomar alcohol antiguo con un valor de cientos de
galeones. No lo termines con eso.”

Él no estaba inclinado a escuchar. Lo destapó, lo olió y después tomó un pequeño trago. Él lo


escupió inmediatamente en el suelo.

“¡Que mierda! Esto es barniz. ¿Ahora me estás envenenando, Granger?”

“Estaba pensando en él como un castigo si elegías no creerme y no traías el tuyo propio,”


Hermione dijo irónicamente. “Me han dicho que sabe mejor si se consume con sal y una rodaja de
limón.”

“¿Dicho?”

“No tomo demasiado, especialmente no en el mundo Muggle,” Hermione le recordó.

“Ni siquiera sabes lo que compraste.” Su boca aún estaba torcida como si no pudiera quitarse el
sabor de la boca.

“Solo fui por lo barato con mayor contenido de alcohol,” ella dijo.

“No debería de estar sorprendido. Tu idea de emborracharte es tomar en un puerto y pretender que
eres un troll debajo de un puente,” él dijo, riendo ligeramente.
Hermione hizo una expresión agria mientras terminaba de empacar sus suplementos para sanar.
Rebuscó en su bolso y maldijo por dentro. Había olvidado traer una poción de sobriedad. Ella la
tenía en su lista mental, pero se le olvidó cuando Harry apareció.

“Bueno, estoy lista. ¿Estás seguro para aparecer?” ella preguntó mirándolo cuidadosamente. Ella
no pensaba que él posiblemente lo estuviera.

Él parecía estar considerando la pregunta durante varios segundos. Moviendo su cabeza hacia los
lados y arqueando una ceja.

“No creo que sea médicamente recomendable,” él finalmente dijo.

Ella suspiró con alivio. No tenía idea de lo que haría si él tratara de insistir en que estaba sobrio.
Ella se preguntó si sería capaz de aturdirlo si él no se lo permitiera.

“Bueno. Entonces, ¿quieres que conjure una cama para ti? Soy bastante buena en ellas.” ella
preguntó.

“¿Ansiosa por irte?” él dijo, poniéndose de pie y penetrándola con la mirada. Él no parecía
borracho en lo absoluto. “¿Tienes a alguien esperándote?”

La pregunta la tomó desprevenida. Ella parpadeó y pensó en todos los demás en el bar sin ella.

“No,” ella dijo negando con la cabeza.

“Yo tampoco,” él anunció. Después con un movimiento no verbal y sin varita de su mano, otra
botella de Reservado de Ogden apareció. “Bebamos.”

Ella lo observó. No había anticipado que la noche fuera en esa dirección.

Él tenía que estar ridículamente borracho. Con la cantidad de whisky de fuego que había bebido, él
debería de estar insensato.

“No creo que eso sea muy buena idea,” ella dijo, deslizándose hacia la puerta.

“Vamos, Granger,” dijo en tono engatusador y caminó hacia adelante, acercándose a ella, con
botella en mano. Él aún seguía sin camisa. “La solitaria sanadora de la Orden. Trata de beber en
otro lugar que no sea un arroyo.”

Hermione golpeó contra la pared mientras se alejaba de él. Él se inclinó sobre ella y ella inclinó la
cabeza hacia atrás para mantener el contacto visual. Él le sonrió.

“Deberías sentirte privilegiada. Raramente tomo. con alguien. Nunca me emborracho a lado de
nadie. Es una idea terrible. Oclumancia de mala calidad. Reflejos más lentos. Terrible idea.”

“Tú lo dijiste,” Hermione señaló, deslizando su espalda por detrás de su espalda y tratando de
encontrar la perilla de la puerta.

“¿En verdad…?” él parpadeó. “¿Lo ves? De alguna forma—cuando se trata sobre ti—” él suspiró y
apoyó su frente en la parte de arriba de la cabeza de Hermione. Ella se quedó congelada con
asombro.

Su mano vacía se levantó y acarició ligeramente la mejilla de Hermione. Deslizando su pulgar en


su pómulo. La respiración de Hermione se atoró en su garganta.

“Inspiras a terribles decisiones. Algo sobre ti. No lo puedo entender.” Él movió la cabeza y se
inclinó hacia atrás sólo lo suficiente para mirarla. “¿Qué te hace tan especial?”

Hermione encontró la perilla de la puerta y la giró, tratando de abrir la puerta. No se movía. ella
miró hacia abajo y encontró la punta del zapato de Draco entroncada en ella.

Ella lo miró y él sonrió.

“Vamos, Granger. ¿Dónde está tu coraje de Gryffindor?” él dijo, su voz grave, proveniente del
fondo de su garganta que sonaba profunda. “Toma un trago conmigo. Incluso te llamaré
Hermione.”

Le dieron escalofríos al escuchar su nombre saliendo de sus labios. La manera cortante y directa en
la que solía hablar había desaparecido. Era terriblemente juguetón. Como un kneazle con un gnomo
en sus garras.

Ella intentó con la puerta nuevamente. Él parecía estar acercándose. Apenas había espacio entre
ellos. Ella podía sentir el calor de su pecho desnudo en su rostro. Sus ojos estaban entrecerrados
pero brillaban mientras la miraba.

El ritmo cardíaco de Hermione comenzó a crecer continuamente. Ella estaba a punto de pedirle que
la dejara ir. De decirle que la estaba espantando.

Ella abrió su boca para decirlo. Después se detuvo.

Ella debería quedarse.

Draco Malfoy se estaba entregando a ella en una bandeja de borrachez.

Si ella estaba esperando una entrada, este era el momento. La oportunidad nunca se repetiría.
Incluso si él admitiera que era un error. Que era un riesgo.

Quedarse era un riesgo para ella, una esquina de su mente susurró. Ella negó ligeramente y lo
ignoró.

Ella tenía que quedarse.

Trató de no ser abierta sobre su cambio de opinión.

“No tengo miedo,” ella dijo, extendiendo su mandíbula y alejando su mano de la perilla.

Él sonrió. “¿De verdad?”

“De verdad,” ella dijo dando un paso minúsculo hacia él. Apenas había espacio para moverse.

Ella tomó la botella de Ogden de su mano y la observó. Era una etiqueta de reserva de ochenta
años. Le quitó el corcho y la olfateó.

Ella no tenía mucho aguante, pero dudaba que podría pretender tomar. Draco lo notaría.

Y ella necesitaba el coraje. No tenía idea de lo que un Draco Malfoy con bajas inhibiciones podría
hacer. El pensamiento la hizo sentir fría con horror.

Ella encontró su mirada sorprendida y tomó un trago.

Uno de ellos estaba en una bandeja. La pregunta meramente era quién.


Flashback 15
Chapter Notes

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Agosto 2002

El whisky de fuego quemó fuertemente en su garganta, e instantáneamente el fuerte latido de su


corazón se calmó ligeramente. El caluroso sentimiento de coraje se extendió en su pecho.

Ella movió la botella hacia Draco, y él se la arrebató de su mano y también tomó un trago. Sus
ojos estaban fijados en ella hasta que bajó la botella. Después miró alrededor de la habitación vacía
en la que estaban. Sacando su varita de una funda atada a su brazo derecho, la movió y conjuró un
sofá de dos plazas.

Hermione lo miró.

“No puedo estar moviéndome entre un sofá cada vez que pasemos la botella,” él dijo. Después
agregó con un tono burlón, “puedo conjurar una cabina de confesión si requieres una barrera.”

Sus ojos estaban burlándose. Él aún seguía sin camisa.

“O podrías haber conjurado algunas sillas,” ella dijo, mirándolo con una mirada puntiaguda. Ella se
sentó en el pequeño sillón y esperó a que él hiciera lo mismo.

Él se reclinó, descansando su mano en el respaldo del sofá detrás del hombro de Hermione y se
acercó a ella, deslizando la botella en su mano.

“Tu turno. Tienes mucho qué ponerte al día,” él dijo en una voz baja antes de sentarse a su lado. Él
estaba más cerca de lo que necesitaba estar.

Hermione tomó otro sorbo, y él la observó. Cuando trató de dárselo de vuelta, él se negó e indicó
que ella continuara.

“Lo lamentarás cuando esté llorando contigo,” ella dijo, sospechando una vez más de lo borracho
que estaba. Ella ya podía sentirla golpeándola. Había jugado con la cena y eso había sido horas
antes. Una cálida y entorpecedora sensación estaba creciendo en ella.

“No lloraste demasiado,” él dijo, inclinándose hacia atrás con cautela. Después, descubriendo que
no dolía, se hundió en el respaldo del sofá con un fuerte suspiro. “No tenía idea de lo mucho que
extrañaba recargarme en algo.”

“Ten cuidado durante los siguientes días,” Hermione dijo entre tragos. “Si eres descuidado
mientras se asientan, la piel puede desgarrarse y tendré que volver a hacer partes. Si quieres—
puedo seguir viniendo. Si las sigo tratando unos días más, no serás capaz de sentirlas. Por lo menos
—el aspecto físico de ellas.”

Él sonrió y negó con la cabeza como si no pudiera creerlo.

“¿Hay alguien por quien no te sientas responsable?” él preguntó.

Hermione no contestó la pregunta y tomó otro trago de whisky de fuego. Lágrimas de repente
aparecieron en las orillas de sus ojos.
“Todos mis amigos salieron a beber esta noche. Me invitaron, pero no pude ir,” ella dijo
abruptamente.

Él estuvo callado por un momento.

“Lo siento. Pudimos haber reprogramado,” él dijo.

Hermione resopló.

“Claro. Solo te dejaría con laceraciones en la espalda un día más para poder ir a beber. No es como
si pudiera beber con ellos de todas formas. Seguramente me pelearía con Harry y Ron.”

Ella estalló en llanto , lloró durante varios minutos. Mientras estaba llorando, Draco le arrebató la
botella de sus dedos y comenzó a drenarla. Cuando los sollozos finalmente se calmaron, él se rió.

“Sabes,” él dijo, “si alguna vez quisiera interrogarte, me saltaría la torture y la legeremancia y solo
haría que bebieras una botella de whisky de fuego.”

Hermione comenzó a reír a través de las lágrimas.

“Oh dios, tienes razón,” ella dijo resoplando y secándose los ojos.

Él le entregó la botella de vuelta y ella bebió durante varios minutos en silencio.

“Gracias, Granger,” él dijo silenciosamente después de un rato.

La comisura de sus labios se curvó en una pequeña sonrisa. “Pensé que habías dicho que si bebía
contigo me llamarías Hermione.”

“Hermione,” él dijo. Ella lo miró. Sus ojos estaban encapuchados; él la estaba observando con
atención.

“¿Si?”

Él no dijo nada; solo continuó observándola hasta que comenzó a sonrojarse. Se distraía
mirándolo cuando no tenía puesta la camisa. Sus ojos seguían bajando, después constantemente y
luego se detendría a sí misma y miraría hacia arriba y descubriría que él todavía la estaba mirando.

“Creí que habías dicho que te enojabas más cuando te emborrachabas,” ella finalmente dijo
nerviosa.

“Normalmente lo soy,” él dijo. “La última vez que me emborraché, me encerré y destrocé la
habitación.”

“No pareces estar borracho,” ella dijo. Ella estaba comenzando a sentirse demasiado borracha. Su
cabeza se sentía pesada, y tenía el gran deseo de reír y llorar al mismo tiempo mientras se enrollaba
en el sofá.

“No soy una persona relajada.”

“Lo he notado. Y me regañas” ella dijo severamente. Ella sintió a su rostro hacer una expresión
más exagerada de la cual tenía intención.

Él se rió ligeramente. “Mi tensión no interfiere con mi combate. Apuesto a que incluso ahora te
vencería en un duelo.”
“Probablemente lo harías,” Hermione dijo con un suspiro. “Aunque he estado haciendo ejercicio.
Pensé que lo odiaría, pero en realidad es agradable.”

Él sonrió, su sonrisa era floja y quebrada. Hermione se sonrojó.

“Deberías ponerte una camisa,” ella finalmente dijo, su voz saltando. “Debes tener frío.”

De repente, su mano estaba en la de él, y él la había presionado contra su pecho. Ella jadeó
ligeramente con sorpresa y sintió su ritmo cardiaco incrementar rápidamente.

“¿Me siento frío?” él preguntó en una voz baja. Él se levantó y de repente estaban demasiado,
demasiado cerca. Tan cerca que Hermione podía sentir su respiración contra su cuello. Sintió
escalofríos por su espalda.

“N-no,” ella susurró, mirando a sus dedos a través de su pecho- Ella había pasado horas tocándolo
mientras trataba sus runas, pero estar frente a frente hacía que el contacto físico de repente intímo.
Ella podía sentir la ligera sensación de su latir bajo su dedo índice. Sin pensarlo, ella acarició su
piel ligeramente.

Él inhaló fuertemente, y ella sintió el temblor de ello bajo su mano. Su mano aún estaba sobre la
de ella, pero él ya no la estaba poniendo en su lugar. Ella pasó su pulgar a través de su pectoral y
sintió su escalofrío debajo de sus dedos.

Hermione sentía como si apenas estuviera respirando; que si fuera a inhalar o exhalar demasiado
fuerte, algo en el aire explotaría.

El momento—la tensión entre ellos—se sentía como las alas de una mariposa. Delicada.
Impresionantemente frágil.

Ella lo miró. Su rostro estaba a centímetros del de ella. Los ojos de Malfoy oscuros mientras
estudiaba su rostro.

Era sorprendentemente guapo.

Ella casi no se dejaba notarlo. Pero de alguna manera, borracha y sintiendo el latir de su corazón
bajo sus dedos, ella lo notó. La frialdad de su persona se había desvanecido; su piel era cálida, y su
respiración contra la de ella era cálida, y él era hermoso al mirarlo.

Ella no podía recordar cuándo había dejado de tenerle miedo.

“Tengo que admitir,” él dijo en voz baja como si fuera una confesión, “si alguien me hubiera dicho
que te convertirías en alguien tan encantador, nunca me hubiera acercado a ti. Estaba bastante
ciego cuando te vi por primera vez.”

Ella lo observó en confusión.

“Eres como una rosa en un cementerio,” él dijo, sus labios se curvaron en una agria sonrisa. “Me
pregunto en lo que pudiste haberte convertido sin la guerra.”

“Nunca he pensado en ello,” ella dijo.

“No me sorprende,” él dijo, voz calmada. Su mano se estiró y tomó un rizo que se había soldado
de sus trenzas. “¿Tu cabello sigue igual?”

Ella resopló. “Si. La mayoría.”


“Es como si fuera tú,” él dijo, girando el rizo en sus dedos para que se enrollara alrededor de la
punta de su dedo. “Atado en su lugar, pero sigue siendo el mismo debajo.”

Hermione lo observó por un momento, y después lágrimas se formaron en sus ojos. Los ojos de
Malfoy se abrieron.

“Oh dios, Granger,” él dijo precipitadamente, “no llores de nuevo.”

“Lo siento,” ella dijo, moviendo su mano hacia arriba para eliminar las lágrimas. Ella se sentía fría.

Cuando lo miró de nuevo, su expresión era pensativa.

Ella nunca lo había visto tan expresivo antes. Todo se había sentido como una máscara hasta ese
entonces. Con los más breves destellos de algo real apareciendo de vez en cuando.

Mientras se sentaban ahí, ella casi pensó que estaba viendo al verdadero él.

Y él se veía—

Triste.

Solo.

Quizás incluso con el corazón roto.

“Te dije que lloraría si me emborrachabas,” ella dijo.

“Lo sé. No me molesta. Solo no quiero ser la razón esta noche,” él dijo, apartando la mirada de ella
y alejando su mano de su cabello.

Ella tomó otro trago de whisky de fuego y después le ofreció. Había ya menos de un cuarto de la
botella.

Él la tomó y miró a través de la habitación. Su expresión se volvió amarga. El aire a su alrededor se


volvió repentinamente frío.

Hermione reconoció el cambio. Era como cuando ella lloraba. Algo le había ocurrido a él. Lo
había golpeado. El alcohol había debilitado los muros de su oclumancia y no podía detenerse a sí
mismo de sentirlo.

Callado. Silencioso. Igual que como había dicho.

Sin pensarlo, ella se estiró y tomó la mano más cercana a ella. Su mano izquierda.

Él la miró. Ella volteó sus manos y pasó sus pulgares por la palma. Aplanando. Ella aún podía
sentir los ligeros tremores del cruciatus en ella.

“¿Cuándo te volviste ambidiestro?” ella preguntó.

Él encontró sus ojos, y ella podía ver su sorpresa.

“¿Cuándo lo adivinaste?” él preguntó después de un momento.

“Tu pistolera está en tu brazo derecho, pero siempre usaste tu mano derecha cuando combatiste
conmigo,” ella dijo. “Y tienes la misma cantidad de callos por la varita en ambas manos. Lo noté el
primer día que trabajé en las runas.”
“Inteligente,” él dijo.

Hermione sonrió. “¿Apenas te das cuenta?”

Él resopló. “Humilde también,” él agregó.

Ella sacó su varita y murmuró los hechizos mientras pasaba la punta a través de su mano. Tratando
de eliminar los residuos de los tremores.

“No tienes que seguir sanandome, Granger,” él dijo después de un momento. Ella sintió como se
enrojecía bajo su mirada.

“Hermione,” ella dijo, recordandole nuevamente. “Te veías triste. No sabía si querrías un abrazo
mío. Así que pensé en esto. Pensé que sanarte, por lo menos, sería algo que quisieras.”

Él estaba callado, y ella continuó masajeando su mano. Pasando sus dedos por y en contra de los de
él. Tenía dedos largos y afilados.

“¿Y si quisiera otra cosa?” él dijo. Su voz estaba callada pero había una gran cualidad en la
pregunta.

Las manos de Hermione se congelaron, y ella volteó a mirarlo. Se sentía como si el oxígeno de la
habitación se hubiera desvanecido repentinamente. Su corazón se triplicó y su pecho de repente se
sentía vacío.

“¿Qué quieres?” ella preguntó cautelosamente. Ella estudió su rostro. Sus ojos eran oscuros, pero
su expresión era relajada. Curiosa. Su cabello había caído en su frente, suavizando sus
características angulares. Él se veía joven.

“¿Te soltarías el pelo? Quiero verlo,” él dijo.

Ella parpadeó. “¿En serio?” ella preguntó, observandolo con incredulidad.

Él solo asintió levemente.

Ella lentamente se acercó y removió los pasadores. Las trenzas cayeron y ella les quitó las ligas y
comenzó a pasar sus dedos lentamente por ellas para deshacerlas. Cuando llegó a la base de su
cabeza, pasó sus dedos nuevamente y dejó caer sus manos en su regazo.

“Ahí. Mi melena.”

Él la miró fijamente durante varios segundos en silencio. “No había notado que fuera tan largo.”
“El peso lo hace más manejable,” ella dijo, mirando alrededor; no estaba segura de a dónde mirar.
Ella juntó los pasadores en sus manos y los guardó en el bolsillo del pantalón. La punta de un largo
rizo le rozó la muñeca y se sobresaltó un poco.

Ya no estaba acostumbrada a tener el pelo suelto. Ella normalmente solo lo desenredaba lo


suficiente para bañarse y después lo amarraba antes de que estuviera seco. Casi se sentía
Victoriana, como si tener el pelo suelto fuera revelador y algo altamente íntimo sobre ella.
Draco se acercó a ella y entrelazó sus dedos en su largo cabello a la altura de su sien. Su expresión
aún era curiosa. Se estremeció y se quedó sin aliento cuando sintió que él deslizaba los dedos hasta
su cintura.

“Es más suave de lo que esperaba,” él dijo. Sus ojos estaban fascinados. Ella nunca había tenido a
alguien con interés en su cabello. La interacción entera estaba más lejos de su zona de confort, y
ella no tenía idea de lo que se suponía que tenía que decir o hacer.

Ella lo miró y notó que los ojos de Malfoy se habían vuelto de alguna manera aturdidos. Él estaba
bastante, bastante borracho.

De repente su rostro estaba incluso más cerca. A solo centímetros del de ella. Su mano se deslizó
hasta su cuello y se entrelazó en los rizos de la base de su cráneo. Era tan—

Vulnerable.

Íntimo.

Sensual.

Él ya ni siquiera estaba observando su cabello. Sus ojos estaban en su rostro. En su boca.

Estaban tan cerca.

“Si no quieres que te bese, deberías decirlo ahora,” él dijo.

Sintió el aliento de cada palabra contra sus labios.

Todo se sentía irreal. Como un sueño. Borroso y lleno de sensaciones.

Ella podía sentir el peso de su vida cayendo sobre ella; aplastandola hasta que apenas pudiera
respirar por ello. Hasta que apenas pudiera respirar por la soledad.

Pero también podía sentir la mano de Draco en su cabello. Él era más gentil de lo que ella había
pensado que pudiera ser. Cálido al tacto. Hermoso. Tan cerca que podía sentirlo respirar.

La miraba como si la viera.

Él estaba preguntando.

Si ella no hubiera hablado con Harry esa tarde. Si no hubiera estado tan borracha. Si no estuviera
tan sola. Si la revelación de la tarde no hubiera sido que Draco en realidad era agradable cuando
estaba borracho, ella probablemente hubiera hecho algo diferente.

Pero no lo hizo.

Ella lo besó.

Un beso real.

El sabor del whisky de fuego estaba en los labios de ambos.

Tan pronto como su boca tocó la de él, Draco tomó el control. Como si le hubiera brotado algo
suelto. Su mano en su cabello se apretó, y la acercó hacia él, poniéndola en su regazo.

Ella puso sus manos encima de sus hombros mientras él profundizaba el beso. Él utilizó su agarre
en su cabello para mover su cuello hacia atrás y deslizó su otra mano por su garganta. Él deslizó
sus dedos por la piel de Hermione; a través de su clavícula y hombros y el hundimiento de su
garganta como si estuviera tomando medida de ella.

Ella pasó su mano por su mandíbula y luego su cabello. Mientras su palma le rozaba el pómulo,
apretó la cara contra él por un momento.

Estaba tan hambriento de contacto.

Él trazó a lo largo de su cuerpo y ella se inclinó hacia el contacto como un gato. No se había dado
cuenta de cuánto deseaba que la tocaran.

Ella también estaba hambrienta de eso.

Él deslizó una mano por el borde de su blusa, acariciando la piel de su abdomen antes de deslizarla
lentamente debajo de su ropa y poner su mano a través de su pequeña espalda. Sosteniéndola en
contra de su estómago para que así ella tuviera que arquearse hacia atrás para seguir besándolo.

Los besos no tenían prisa. Eran curiosos. Él utilizó su agarre en su cabello para controlar el paso
mientras la besaba lentamente. Rozando ligeramente su boca contra la de ella para que ella se
estremeciera antes de que él la mordiera suavemente. Después la punta de su lengua tocó su labio
inferior. Ella jadeó, y cuando su boca se abrió, él profundizó el beso, deslizando su lengua contra la
de ella.

Él sabía a whisky de fuego y pecados.

Ella pasó sus manos a través de sus hombros, sintiéndolo. Duro y pálido como mármol, pero
cálido. Él era tan cálido al tocarlo. Ella entrelazó sus dedos en su cabello y lo jaló levemente,
arqueandose contra él mientras él masajeaba su espalda y ella temblaba. Una tensión estaba
comenzando a formarse dentro de ella.

Ella nunca—

Una voz en el fondo de su mente cruelmente le recordó que no se suponía que ella quisiera nada de
eso. Ella se sacudió levemente como si el pensamiento la hubiera golpeado físicamente.

Draco usó su agarre en su cabello para mover su cabeza hacia atrás y exponer su cuello. Dejando
sus labios y besando su mandíbula y la base de su garganta hasta que ella gimió y se aferró a él.

Ella lo quería.

Ella no sabía cómo no quererlo.

Ella tomó su rostro en sus manos y guió su boca hacia sus labios nuevamente. Aplastando sus
labios contra los de él con fiereza, lo rodeó con sus brazos. Tratando de sentirlo todo.

Sus pechos estaban presionados con el del otro, y ella no estaba segura si estaba sintiendo su latido
o el de él. Quizás tenían el mismo ritmo.

Ella estaba tan cansada de estar sola.

Estaba tan cansada de ser reducida a sus funciones. Sanadora. Investigadora de las Artes Oscuras.
Maestra de Pociones. Enlace. Herramienta. Prostituta.

Como si se hubiera convertido en esas cosas porque quería.


Quería llorar pero no podía. Solo besó a Draco con más fuerza y él se encontraba con el mismo
fuego.

Las manos de Draco subieron, palmeando sus pechos a través de su sostén. Él pasó su pulgar
ligeramente encima de la parte de arriba de ellos para que ella temblara y se arqueara.

Ella podía sentirlo respirar mientras él se alejaba de sus labios y comenzaba a trazar besos en su
mandíbula, rasgando sus dientes ligeramente contra el hueso curvo.

Él deslizó una mano debajo de su sostén y pasó su pulgar por su pezón. Ella lo sintió como un
guijarro bajo su toque y se encontró sufriendo por él. Ella se mordió el labio y frunció el ceño
suavemente mientras lo hacía de nuevo. Ella se aferraba a sus hombros.

Él movió su sostén hacia arriba y apretó su pecho desnudo. Su boca estaba caliente en la coyuntura
de su cuello y hombro, y lo sintió chupar ligeramente su piel.

La mano de Hermione se deslizó sobre su hombro, sintiendo la leve sensación de sus cicatrices.
Ella las acarició levemente. Pasó sus dedos de su otra mano por su pecho, sintiendo todas las
subidas y bajadas de sus músculos. Memorizando cómo se sentía. Él se presionó a sí mismo contra
su mano.

Él gimió contra su cuello. Placer, no dolor. La vibración del sonido inundó su pecho, más caliente
que la quemadura del whisky de fuego.

Ella jadeó mientras él continuaba acariciando sus pechos y besando y chupando a lo largo de su
hombro.

Ella no sabía que pudiera sentir tantas cosas al mismo tiempo. Que todas las sensaciones se
arremolinaron y se fusionaron en su cuerpo, convirtiéndose en algo que se sentía más grande que
ella.

Se sintió inundada de sensaciones y emociones.

Ella no sabía que sus manos y su aliento, sus labios y su lengua, su duro cuerpo contra el de ella, la
brisa de su cabello contra su piel la afectaría emocionalmente.

No tenía idea de que escucharlo y sentirlo reaccionar a su toque y su cuerpo podría afectarla más
que nada.

No había sabido que fuera así.

Nadie le había dicho. Nadie le había advertido.

Ella no había sabido que podía afectarlo. No había esperado que a él le hubiera gustado
físicamente. Él nunca había parecido inclinado.

Flaca. Así la había llamado después de verla desnuda, que hubiera deseado haber preguntado por
otra persona.

Ella se estremeció.

Se le ocurrió otro pensamiento no deseado.

Ella podría ser cualquiera. Él solo estaba solo, él quería que alguien lo tocara.

Se le formó un nudo en la garganta y no pudo tragarlo. Sus manos se quedaron quietas y luchó por
respirar sin llorar.

Draco lo notó. Él levantó su cabeza de su hombro y observó la expresión de Hermione. Después


sonrió agriamente, alejó sus manos, acomodando su ropa mientras la quitaba de su regazo.

“Deberías de irte ahora,” él dijo.

Su voz era fría. Dura. Recortada y al punto una vez más.

Su máscara había vuelto a colocarse pulcramente en su lugar.

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr y en


instagram

Uno de ellos estaba en una bandeja (One of them was on a platter) por _knar.m_
Como una rosa en un cementerio (Like a rose in a graveyard) por fleureia
Flashback 16

Agosto 2002

Hermione presionó sus labios juntos mientras observaba a Draco, respirando agitadamente.

“Estoy demasiado borracha. No puedo aparecer,” ella dijo. “Te dije, lloro. No puedo evitarlo. No
sé como aguantarlo todo cuando estoy borracha.”

Ella puso su manos sobre su boca y luchó por no estallar en llanto. Las lágrimas salieron de sus
ojos y se deslizaron sobre sus dedos.

Draco suspiró.

“¿Ahora por qué estás llorando?” él preguntó cuando ella seguía ahogando las lágrimas.

“Porque estoy sola y te estoy besando y tú en realidad no crees que soy atractiva,” ella admitió con
lágrimas.

Draco la miró por un momento y después movió su cabeza hacia atrás y miró al cielo durante un
minuto entero.

“¿Por qué crees que te estaba besando?” él finalmente preguntó con una voz firme.

La comisura de la boca de Hermione se crispó y apartó la mirada.

“Porque estoy aquí,” ella dijo silenciosamente.

“¿Por qué me estabas besando?” él preguntó, apartando la mirada del techo para mirarla a ella.

Hermione estudió un nudo en una tabla del piso y torció un rizo en sus manos.

“Porque me tratas como si fuera yo. Mis amigos me tratan como a un colega,” ella dijo en un tono
amargo, “Harry y yo nos peleamos, y después él se disculpó por insultarme profesionalmente.
Como si eso fuera la parte que me lastimó. De alguna forma—tú haces que recuerde que debajo de
todo en lo que me he convertido en esta guerra, la persona que era antes aún existe.”

Ella mordió su labio y trató de no volver a llorar. Tomó la botella del suelo donde había sido
abandonada en algún momento y tragó más del whisky de fuego restante. Quedaba menos de dos
centímetros, y tenía la persistente esperanza de que si lo terminaba todo, la llevaría a un punto de
embriaguez más allá de los sentimientos.

Malfoy apartó la mirada de ella, y luego se echó hacia atrás y se tapó los ojos con el brazo. Cuando
ella había terminado la botella de Ogden, ella volteó a verlo. Su brazo había caído; estaba dormido.

Ella lo miró fijamente durante un largo rato, estudiando sus características en formas en las que ella
no se lo había permitido en el pasado. Después, gradualmente, notó que sus párpados se estaban
cerrando. Ella debería—ella no podía pensar del todo, pero debería hacer algo. ¿Levantarse? ¿O
quizás conjurar un catre en algún lado? Su vista se oscureció. Se quedó dormida aún mirándolo.

No sabía quién de ellos se había movido, pero cuando se movieron a la mañana siguiente, estaban
medio entrelazados entre sí. De alguna forma ninguno de ellos se había caído del pequeño sofá. Se
habían desplomado y se habían abrazado el uno al otro. Si la cabeza de Hermione no se hubiera
sentido a punto de romperse, habría intentado retirarse rápidamente, pero en cambio se quedó
atrapada debajo de Draco en un estado de horror aturdido.

Su expresión mostró un horror similar y casi pánico cuando pasó de estar dormido a despertarse
abruptamente. Trató de sacar su brazo de debajo de ella, y se tambalearon precariamente en el
borde del sofá.

“Si me haces caer de este sofá, voy a vomitar en ti,” Hermione le dijo inmediatamente. Se quedó
quieto y se miraron el uno al otro.

“¿Entonces alguna ingeniosa solución, sabelotodo?” él finalmente preguntó.

“Dame un minuto,” Hermione dijo, volviéndose de un color escarlata y cerrando sus ojos mientras
trataba de pensar en una solución. Ella estaba decididamente ignorando a Draco que yacía encima
de ella. Draco, quien no traía playera. El aire en la habitación era frío, pero su piel era cálida, y su
respiración chocando contra su mejilla era caliente. Todo su cuerpo estaba duro y apretado
cómodamente contra ella; su brazo debajo de su espalda haciendo que ella se arqueara hacia él.
Había algo distinto y creciente presionado en su muslo cerca de su cadera y después de un
momento de desconcierto, sintió que se movía levemente—¡oh dios!

Ella no estaba pensando en ello. No había notado nada. Solo estaba pensando en su resaca y en
cómo desenredarse de Draco sin que ninguno de ellos vomitara en la otra persona.

Draco estaba encima de ella con todo su peso, pero su brazo más cercano a la orilla del sofá estaba
envuelto alrededor de la cintura de Hermione, hasta arriba de su codo. Cuando él trató de moverlo
por debajo de ella, su peso combinado arriesgaba desestabilizarlos hasta el punto de derribarlos a
ambos del sofá.

Si él pudiera mover las piernas del sofá primero, entonces podría arrodillarse en el suelo y
liberarse fácilmente. Pero el proceso, sospechaba Hermione, resultaría en una gran fricción al nivel
de la cintura.

“Creo que si muevo mi pierna izquierda—” Draco comenzó a decir.

“¡No!” Hermione dijo rápidamente, sintiendo cómo su cara se enrojecía más.

“¡Mierda! Granger, no grites,” él dijo con enojo, encogiéndose.

“Solo—déjame pensar,” dijo Hermione, deseando amargamente haberse quedado dormida en el


suelo.

“Jodidamente increíble,” él murmuró bajo su aliento.

La irritación se encendió dentro de su pecho junto con su vergüenza por su situación actual.

“No me culpes. Yo quería irme a casa anoche. Tú fuiste quien bloqueó la puerta y demandó que
tomara contigo,” Hermione dijo en un tono agudo.

“Estaba borracho. Por tu sugerencia como una supuesta profesional médica, debo agregar.” Su
expresión era desdeñosa.

“Me disculpo por recomendar una fuente de alivio de dolor mientras te sanaba,” dijo Hermione,
observandolo. “Si mi ayuda es una gran inconveniencia para ti, siempre puedes ir a otro lugar.”

“Ya tengo la intención,” él dijo fríamente.


La respiración de Hermione se quedó sin aliento con un dolor agudo, se puso rígida y luego se
retorció bruscamente debajo de él. Él perdió el equilibrio y se derrumbó, y ella se incorporó
rápidamente para evitar que se la llevara.

Él se golpeó la cabeza con un crujido resonante en la madera del piso.

“Eres una maldita perra,” él dijo mientras tomaba su cara.

Hermione se burló de él mientras se levantaba.

“Si, creo que eso ya está bien establecido para ahora,” ella dijo, presionando sus labios en una
firme mientras levantaba su bolso y abría la puerta.

“Si tienes alguna información útil, deja un pergamino. Lo recogeré después,” ella dijo, saliendo y
apareciendo antes de que él pudiera decir algo en respuesta.

En el momento en el que apareció de vuelta en la calle del Número 13 de Grimmauld Place, ella
procedió a caminar y vomitar en un arbusto. Después desvaneció la suciedad y limpió su boca,
buscó en su bolso y sacó un frasco de poción de alivio de resaca que había recordado empacar para
Draco la noche anterior.

Ella tragó la poción y su boca se torció ligeramente mientras se quedaba en la calle vacía y trataba
de no llorar mientras revisaba la noche anterior desde una perspectiva de sobriedad.

Había besado a Draco Malfoy. Más que besarlo. Lo besuqueó. A voluntad.

Ella nunca había besado a nadie más que a Viktor Krum durante su cuarto año.

Pero eso no era lo que le molestaba.

Mientras estaba de pie en la calle vacía, torciendo el listón de su bolso, temía que había
comprometido su misión. Draco se había entregado a sí mismo a ella. Él había preguntado por su
compañía, y él había querido besarla. Ella lo había arruinado al estar borracha y siendo vulnerable
e insegura.

Ella no estaba segura si tener sexo con él sería el movimiento correcto, pero ella no había
descarrilado su sesión de besuqueo con ningún cálculo o estrategia de su parte. Ella se había
resistido y él lo había visto.

A voluntad. Él había sido específico en eso. En el momento en el que ella dudó, él la había
empujado hacia atrás más allá de sus muros.

Ella ni siquiera había estado pensando en su misión. Él había tocado su cabello y le había dicho
que era encantadora. Él había parecido triste para ella, y eso la había hecho querer besarlo.

Si el alcohol no la hubiera vuelto tan insegura, probablemente hubiera tenido sexo con él. Ella no
había sabido que ser tocada por alguien pudiera ser así de significante. Que escucharlo gemir y
reaccionar a su toque afectaría algo tan profundo dentro de ella.

Teoreticamente ella entendía el sexo y las relaciones romanticas. Pero hablando prácticamente y
personalmente, se encontró tan más allá de su profundidad que sintió como si la hubieran arrojado
a un abismo marino profundo.

Nunca había habido ni tiempo ni oportunidad para ningún tipo de relación. No cuando había estado
entrenando en el extranjero. No cuando regresó. La mayoría de gente de su edad ni siquiera tenían
la oportunidad de llegar a ella cuando estaba trabajando en investigaciones o pociones, y las visitas
estaban cuidadosamente reguladas en el hospital. Para cuando la mayoría de los pacientes se habían
recuperado lo suficiente para reconocerla, eran transferidos fuera de su hospital a una sala de
convalecientes o a una casa de hospicio.

Simplemente nunca había habido tiempo.

Ella observaba a Ron y su ciclo de parejas y asumió que el sexo no era personal. Solo algo
reconfortante y físico. Que era tan fácil estar con alguien y después alejarse y que no importara si
seguían a encontrar a alguien más al siguiente día.

Ella había pensado que si el paso alguna vez fuera dado con Malfoy, ella podría ser capaz de ser
indiferente. Que no tendría que ser personal si tan solo fuera simplemente lo suficiente racional.
Acostarse y pensar en Inglaterra. Mujeres habían hecho eso durante cientos de años.

Había estado equivocada.

Besar a Draco y ser tocada por él se había sentido como la cosa más personal que le había pasado a
ella. Había despertado un anhelo en algún lugar profundo de ella; mientras estaba sola en la calle,
se encontró deseando volver a experimentarlo.

Se había sentido sagrado. No había sido algo estratégico o impersonal. Había sido ella extendiendo
la mano y besando a alguien que estaba interesado en ella. Quien se había sentido afín en la
soledad. Alguien quien entendía el mundo oscuro en el cual ella había descendido. Quien no estaba
enojada con ella por querer ganar la guerra a cualquier costo.

Ella quería que significara tanto para él como a ella. El conocimiento de que probablemente no,
fracturó algo dentro de ella. Él probablemente era como Ron. Probablemente solo era algo físico.

El hecho de que no era—no podía—ser así para ella se sentía cruelmente injusto. El hecho de que
ella aún lo deseaba era lo que peor se sentía.

Ella se sentía vacía. Se sentía física y emocionalmente traicionada por ella misma.

No quería volver a estar cerca de Draco. Sentía que verlo dolería cada vez.

Mortífago. Asesino. Espía. Objetivo. Herramienta.

Pero aún así quería que la tocara. Que entrelazara sus dedos en su cabello, deslizara sus manos a lo
largo de su cuerpo, y sentirlo jadear contra sus labios mientras lo besaba de vuelta.

Nunca antes había querido algo así, y no sabía cómo ignorarlo ahora que existía. No sabía cómo
hacer que se detuviera. No era un anhelo en su mente que pudiera ocluir.

Estaba en algún lugar más profundo.

Pero no importaba. No importaba si no quería volverlo a ver. No importaba cómo se sentía. Nunca
había importado cómo se sentía. Las instrucciones seguían igual; mantén su interés, vuelvelo leal.

Se tragó el regusto amargo de la poción y su vómito y regresó a Grimmauld Place.

“¡Maldita sea, Hermione!” dijo Ron cuando ella entró por la puerta.

Él estaba sentado en la habitación con los insomniacos.

Ella lo observó, confundida.


“¿Qué le pasó a tu cabello?” él preguntó.

Ella se estiró y lo encontró todo enredado a su alrededor.

“Brambles,” ella mintió.

“Parece que perdiste una pelea con un kneazle,” Ron dijo con un tono burlón.

Hermione asintió.

“Había olvidado que era así,” Ron agregó después de mirarla por otro minuto. “Es lindo, la forma
en la que lo traes trenzado ahora.”

Hermione le sonrió débilmente y sintió su mandíbula temblar ligeramente.

“Si. Es mejor cuando lo tengo atrás,” ella dijo. “Ahora apenas y sé que hacer cuando está así.”

Ella no quería hablar con nadie. No quería hablar especialmente sobre su cabello.

Se apresuró a subir las escaleras hasta un baño y se dio una ducha. Ella se frotó violentamente,
tratando de lavar cualquier recuerdo físico de las manos de Draco. El agua estaba hirviendo y no se
atrevió a cerrarla. Cuando terminó de lavarse, continuó parada allí mientras pasaban los minutos;
perdiendo el tiempo que no tenía.

No estaba llorando, se decía a ella misma. Solo era la brisa del baño. Solo era agua en su rostro

Apenas se secó el cabello con una toalla antes de trenzarlo rápidamente en dos trenzas francesas
tensas que enroscó en la nuca. Limpio. No se veía ni un rizo suelto.

Estaba haciendo un inventario de pociones cuando Kingsley la encontró.

“Granger, te necesitan en El Refugio,” él dijo.

Hermione se quedó quieta por un momento antes de voltear y dibujar una runa en en un cofre muy
anodino tirado en el suelo. Se abrió inmediatamente, y ella sacó una pequeña bolsa de cuero.
Levantó la solapa y realizó un rápido inventario visual.

“Estoy lista,” ella dijo, tratando de sofocar los rápidos latidos de su corazón y la fría sensación de
nudo en su estómago.

Kingsley la guió a través de Grimmauld Place y después aparecieron a partir de la puerta principal.

No volvieron a aparecer en El Refugio. Hermione sabía que no lo harían.

Aparecieron en la entrada de una cueva angosta. Kingsley se acercó y tocó una gran roca junto a la
entrada de la cueva.

El piso a los pies de Hermione giró y una escalera descendiendo hacia el suelo apareció. Ella la
miró durante un momento, presionando sus labios antes de comenzar a bajar.

Al final de las escaleras estaba Gabrielle Delacour, luciendo etéreamente hermosa.

“‘Ermione, ¡he atgapado a otgo!” ella anunció triunfante. “‘Él no está magcado pego cgeo que es
impogtante pogque está siendo muy difícil.”

Gabrielle había sido una recluta reciente a la Resistencia de Gran Bretaña. Una de los pocos
miembros de la Resistencia Francesa que había escapado a otras partes de Europa cuando
Voldemort finalmente tomó control de Francia. Todos los amigos y compañeros de clase de
Gabrielle habían muerto. Había llegado sedienta de venganza.

En lugar de incorporarla formalmente a la Resistencia británica o a la Orden, Kingsley había


incluido a Gabrielle en su equipo de reconocimiento secreto; un equipo que incluso la mayoría de
los miembros de la Orden ignoraban en gran medida.

Los reclutas de Kingsley estaban esparcidos en Europa juntando inteligencia. La mayoría eran
agentes libres. Kingsley les dejó instrucciones vagas y un gran margen de maniobra con respecto a
los medios que debían utilizar para extraer la información. Mientras que la información fuera
buena él no hacía ningún movimiento para entrometerse o cuestionar sus métodos.

Se suponía que debían traer de vuelta a sus objetivos para que fueran encarcelados. Se llamaba a
Hermione para curarlos antes de que se pusieran en animación suspendida.

Gabrielle era excepcionalmente talentosa al reunir información. Usaba su encanto veela y atrapaba
a sus objetivos en algún lugar donde pudiera interrogarlos como quisiera. También tendía a traer
mucha más información que prisioneros.

Hermione sospechaba que mataba a la mayoría de sus objetivos cuando terminaba con ellos. Había
un frío triunfo en los ojos de la francesa que hablaba del dolor tanto dado como recibido. La
hermosa y joven mujer siempre usaba mangas largas y se cubría cuidadosamente desde el cuello
para abajo.

Cuando Gabrielle sí llevaba a alguien de vuelta, significaba que no había sido capaz de quebrarlos.
En cuyo caso, se resignaba a dejarlos a los métodos tradicionales de interrogatorio de Kingsley y
Moody: legeremancia, veritaserum y presión psicológica.

Cuando Kingsley llevaba a Hermione a la playa, ella nunca estaba segura de lo que le estaba
esperando.

Ella se armó de valor.

Abrió la puerta y encontró a un hombre joven atado a una silla. Pequeños charcos de sangre
estaban en el suelo debajo de él.

Hermione respiró profundamente, puso su bolsa de cuero en la mesa y la abrió, sacando


suplementos y acomodandolos cuidadosamente en la mesa. Cuando tenía todo en su lugar, ella se
acercó y lanzó un diagnóstico.

Nada grave. Nada que pudiera matarlo. Demasiadas pequeñas lesiones en áreas con una larga
cantidad de nervios. Estaban concentradas en sus manos y—Hermione tragó saliva—genitales.

Él estaba consciente pero ignoraba a Hermione, lo cual era normal.

El trabajo de Hermione era curarlo antes de que Kingsley lo interrogara. No era tanto una cortesía
como un tornillo adicional para enroscar mientras el prisionero se preocupaba por lo que estaba por
venir.

De vez en cuando, el miedo era suficiente para que se quebraran mientras ella trabajaba y
comenzaban a ofrecer su información a Hermione.

La primera vez que trajeron a Hermione y descubrió que la Orden permitía tácitamente la tortura,
se enfureció. Había una diferencia, una profunda diferencia, entre usar las Artes Oscuras en
defensa propia y torturar a alguien. Aceptar curar a esos prisioneros significaba que lo estaba
permitiendo.

Kingsley no se inmutó ante su conciencia. No había nadie más con autorización dentro de la Orden
que tuviera las habilidades para hacerlo. Si Hermione no los curaba, los prisioneros quedarían en
cualquier condición en la que se encontraran cuando él los dosificaba con Filtro de Muertos en
Vida, dejándolos mutilados en animación suspendida.

Ella había tratado repetidamente de disuadir a Kingsley de darle a sus reclutas tanta libertad. Ella
ofreció preparar más veritaserum. Él la miró fijamente y respondió que los miembros de
reconocimiento no querían veritaserum, querían venganza. Al reclutarlos, él simplemente los
estaba calmando tan eficientemente como podía. La Orden necesitaba espías que estuvieran de
acuerdo con hacer lo que fuera que se necesitara; no podían mandar gente que se arrepintiera en un
momento crucial.

Él le recordó que necesitaban la información y que lo que le pasaba a los miembros de la


Resistencia atrapados por Mortífagos era peor. Como si le tuvieran que recordar a Hermione; ella
era quien había sanado a lo que quedaba de esos prisioneros.

Pero ella se sentía como un monstruo cada vez que era llamada para sanar a alguien atrapado por el
equipo de exploración, preguntándose si estaba permitiendo a las futuras víctimas cooperando.

Incluso si eran Mortífagos, quererlos muertos en el campo de batalla era diferente a dejarlos ser
torturados.

“Voy a reparar tus manos primero,” ella le dijo suavemente al hombre.

Ella se arrodilló a un lado de él y después puso su mano ligeramente debajo de su mano izquierda y
la levantó a la luz.

Con un rápido hechizo, hizo un aerosol con una poción analgésica y guió la niebla alrededor de los
dedos y el pulgar. Se habían clavado agujas debajo de los lechos ungueales en repetidas ocasiones.

Cuando la piel había absorbido la poción, ella tomó ligeramente la mano entre las suyas y
comenzó a realizar los hechizos para reparar el daño tisular.

Ella había trabajado en tres dedos cuando él habló.

“Yo te conozco,” él dijo, levantando su cabeza.

Ella miró hacia arriba. Parecía vagamente familiar. Sólidamente construido. Cabello oscuro con
barba incipiente. Tenía los brazos y las manos peludos.

“Eres la perra Sangre Sucia de Potter,” él dijo.

Hermione arqueó una ceja y continuó trabajando en el dedo siguiente.

“Definitivamente creciste,” él le dijo con burla. “Nunca hubiera creído que una cabeza rizada como
tú hubiera terminado mirándose así.”

Hermione lo ignoró.

“Granger, ¿no es así? Tendré que decirle a todos que te ví. Creímos que estabas muerta.”

Se inclinó hacia adelante hasta que su rostro estaba inquietantemente cerca del de Hermione.
“Voy a decirte un secreto, Sangre Sucia,” él murmuró. “Vas a perder esta guerra. Y cuando lo
hagas, voy a matar a la perra rubia ahí fuera tan lento que me lo va a rogar.”

Hermione continuó ignorándolo mientras cerraba las finas laceraciones que habían sido cortadas en
sus palmas.

Ella terminó con su primera mano y después comenzó con la segunda. Temía la idea de terminar,
pero al final ya no le quedaba trabajo por hacer en sus manos y ya no podía evitarlo.

“Necesito que te recargues en la silla si quieres que cure lo que le pasó a tus genitales,” ella se
forzó a decir firmemente.

Su cuerpo entero se sentía frío. Su estómago se torció tan dolorosamente que se preguntó si alguna
vez sería capaz de volver a comer.

Se reclinó en la silla en la que estaba inmovilizado y abrió las rodillas. Su expresión era burlona,
como si él fuera el que estaba en el poder.

Ella quería aturdirlo.

Se suponía que tenía que dejarlos conscientes cuando los sanaba. Era parte de la psicología que
Kingsley usaba.

Movió su varita para realizar un hechizo desabotonador, después se acercó y abrió sus pantalones.

Gabrielle había utilizado algún tipo de hoja fina para grabar palabras en el eje de su pene.
Hermione no podía leer el francés a través de las incisiones irregulares y la sangre. Tuvo un breve
momento de gratitud porque no eran runas.

Después se puso a trabajar.

Estaba determinada a no tocarlo lo cual hizo que el trabajo de la varita fuera más elaborado.
Desvaneció la sangre y lanzó un ligero hechizo limpiador.

El hombre joven gimió de dolor por primera vez. Luego extrajo la esencia de murtlap de un frasco
y lo aplicó mágicamente. Era menos preciso y gentil, pero Hermione se negó a preocuparse.

Hermione murmuró los encantamientos curativos necesarios y emitió un segundo diagnóstico.


Tenía mucho alcohol en su sistema. Probablemente era parte de cómo Gabrielle se había acercado.
Hermione sacó una poción de sobriedad y se la vertió en la garganta. Él reconoció la poción porque
no luchó como ella esperaba.

Luego dio un paso atrás y lo evaluó.

Él la miró mientras ella metía la mano en su bolso, sacaba una poción para aliviar la resaca y se la
ofrecía.

Después de tragarlo, se burló de ella.

“¿Arreglándome para la segunda ronda?” él adivinó. “Y yo aquí pensando que todos ustedes tenían
corazones sangrantes con una política de no matar.”

Hermione le dio una leve sonrisa que había aprendido de Malfoy.

“No vamos a matarte.”


Después se volteó y salió. Mientras cerraba la puerta detrás de ella, se quedó quieta por un
momento colectándose a sí misma.

Se sentía como una maldita perra.

Le había mentido a Malfoy la primera vez que estuvo borracha; no le quedaba ni una pizca de
decencia. La guerra los había destrozado.

La única cosa que le quedaba era su determinación de salvar a Ron y a Harry. De ganar la guerra.

Ella treparía por cuerpos torturados, se vendería a ella misma, y rompería el corazón de Draco
Malfoy si era requerido lograrlo.

Cuando sus amigos estén seguros, ella se quedaría de pie silenciosamente a lado de Kingsley y
Moody, y se tragaría su condena sin un solo murmuro.
Flashback 17

Agosto 2002

Hermione se sentó en una roca en la playa mientras esperaba a que Kingsley la llamara para
administrar el Filtro de Muertos en Vida. Mientras estaba sentada, siguió revisando la noche
anterior una y otra vez, buscando algo que no pudo haber visto.

Tras una revisión más detallada de la noche, había concluido que Draco se sentía atraído por ella en
algún nivel. Después de todo, él la había llamado encantadora, comparado con una rosa en un
cementerio, y afirmó que había sido sorprendido. Ella resopló ligeramente y se preguntó si él
hubiera admitido tal cosa si no hubiera estado en su tercera botella de whisky de fuego.

Carecía de intimidad en su vida. Ya sea que ella cumpliera o no con sus estándares generales de
atractivo físico, él era emocionalmente vulnerable a ella.

Ella también determinó que era probablemente lo mejor que no hubieran tenido sexo.

Su actual interés era como una llama encendida; demasiado combustible y la sofocaría. Ahora que
parecía innegable que ella tenía su atención, tendría que moverse con cautela. La clave estaría en
cultivarlo cuidadosamente hasta convertirlo en algo incontrolable para él; algo que no podía evitar
desear más que cualquier otra cosa.

Tomaría tiempo.

Draco era paciente. Estaba dispuesto a mentir, manipular, asesinar y trepar tan lejos como fuera
necesario para conseguir lo que quería. La venganza—expiación, o lo que fuera que su alianza con
la Orden estaba basado—algo que estaba dispuesto a esperar para obtener; él sufriría y se
sacrificaría tanto como tardara.

Tratar de dirigir su ambición y su naturaleza insidiosamente obsesiva hacia ella era un riesgo
aterrador. Como ha dicho Severus, era tan probable que ella destruyera la Orden como a salvarla.

Ella podía sentir como entraba en pánico al pensarlo. Su pecho se apretó, y se sentía como si la
brisa del océano estuviera robando su aliento. Dejó caer su cabeza entre sus rodillas y se forzó a
inhalar lentamente.

Ella podía hacerlo. Ella podía hacerlo porque tenía que hacerlo. Porque no había otra forma de
ganar la guerra.

Tan solo la noción de ser capaz de controlarlo se había sentido delusional y teorética hasta ese
entonces.

La idea de que podía comprar la guerra con su—intimidad emocional había parecido
fundamentalmente absurda hasta que se sintió sumergida en la profunda corriente subterránea de la
atención desenfrenada de Malfoy.

Él era tan controlado, incluso borracho. Incluso cuando la había besado. Él no se había apresurado
o había estado demasiado ansioso. Su pasión no había sido explosiva. Era un fuego ardiente; del
tipo que crecía en secreto, como un fuego de tierra en lo profundo de la tierra, extendiéndose y
esperando antes de levantarse, destruyendo el mundo de arriba. Ella sospechaba que él ardía por las
cosas más profundamente de lo que él mismo sabía.
Ella expuso su campaña cuidadosamente en su mente.

Él sería más cuidadoso la siguiente vez que la viera. Él probablemente trataría de forzarla lejos y
recrearía la distancia. Quizás eso funcionaría para la ventaja de Hermione.

Después de todo, no había mayor tentación que el fruto prohibido. Mientras más pensaba en ella;
en ser cuidadoso a su alrededor, en sobre cómo no debería tenerla, más lo consumiría. Él la querría
más.

El hecho de que ella lo quería de vuelta...

Hermione tragó y se mordió nerviosamente la uña del pulgar.

Ella usaría eso también. Si la tensión era real en ambos lados, sería más difícil para él resistirse. De
todas formas ella no sabía cómo fingirlo. No tenía experiencia. La sensación de nostalgia que
sentía se incluiría en su repertorio.

Sonrió amargamente hacia ella misma.

Ella prostituiría su alma para ganar la guerra. Usar sus sentimientos como moneda sería incluso
más fácil.

Debería de...

De alguna forma racionalizar las cosas no hacía que dejaran de doler.

El sonido agudo de las rocas crujiendo llamó su atención. Se volteó y encontró a Bill acercándose.

“Kingsley me mandó a buscarte; ya terminó,” dijo Bill.

Hermione lo observó. La guerra había envejecido al más grande de los hermanos Weasley. El
alegre y fresco Rompemaldiciones se había convertido en un hombre de aspecto duro y pensativo.

Bill había sido quien estaba en misión con Arthur cuando Arthur había sido maldecido. La culpa
había sofocado algo en él. Él era frío, confiable y mecánico en su trabajo, y su trabajo era todo lo
que hacía. A veces Hermione consultaba con él sobre investigación de maldiciones. Nunca había
charla; ni chistes, o comentarios despreocupados. Incluso Severus era más platicador.

Hermione se levantó y lo siguió. Mientras caminaban por la arena, Bill abruptamente se detuvo y la
miró.

Hermione esperó.

“Gabrielle—” Bill comenzó y después dudó. “Fleur está preocupada.”

Hermione no dijo nada. Ella no tenía idea de lo que podía decir sobre la chica.

“¿Qué está haciendo exactamente?” Bill preguntó.

“Intercepta mensajes que Tom envía a otras partes de Europa,” Hermione dijo cuidadosamente.

“Lo sé. ¿Pero cómo?”

“No me ha dicho,” dijo Hermine. “Deberías preguntarle a ella o a Kingsley.”

“Creo que se los está cogiendo,” Bill dijo abruptamente. Todo su rostro parecía tallado en piedra.
“Creo que coge con ellos y luego cuando están dormidos los ata y los tortura.”

Hermione presionó sus labios y no dijo nada.

“No lo sé,” Hermione finalmente dijo después de una larga pausa. “Solo curo a los objetivos que
son traídos. No se me informa sobre los métodos.”

Bill presionó su mandíbula visiblemente. “¿Demasiada sanación?”

Hermione se movió y rascó su nariz.

“Nada permanente,” ella dijo silenciosamente.

Él se quedó callado por un momento antes de voltear para continuar. Hermione lo siguió de vuelta a
la escalera en la playa.

El prisionero aún estaba bajo una gran influencia de veritaserum cuando ella entró a la habitación.
Estaba desplomado en la silla con la cabeza inclinada hacia un lado.

Hermione se acercó y lanzó un diagnóstico hacia él.

“Nosotros vamos a ganar—vamos a ganar. Ustedes van a morir. Todos ustedes van a morir…” él
estaba murmurando bajo su aliento.

Hermione examinó el diagnóstico y encontró que Kingsley había administrado algún tipo de
alucinógeno junto con la poción de verdad. Miró fijamente el escritorio donde Kingsley estaba
escribiendo notas.

“La reacción química de esas pociones pueden causar manía permanente y comportamiento
obsesivo,” ella dijo con reprensión. “Debiste haberlo consultado conmigo.”

Kingsley volteó a verla.

“Lo consulté con otro Maestro de Pociones,” él dijo tranquilamente. “La interrogación no es tu
especialidad. Este sabía oclumancia. Necesitaba medidas adicionales.”

Hermione mordió su lengua y volteó hacia el prisionero. Su cerebro mostraba signos de extrema
inflamación. Ella maldijo bajo su aliento y rebuscó en su bolso en busca de algo que pudiera
neutralizar los efectos. Era una reacción inusual; sin su clóset de suministro completo de pociones
tenía opciones limitadas para evitarlo.

Una tintura de baba de aguijón de billywig destilada combinada con una gota de jarabe de eléboro
tendría un efecto refrescante en el cerebro, concluyó. Los amalgamó rápidamente en un vial y
luego inclinó la cabeza del prisionero hacia atrás para administrarlo.

Sus ojos estaban puestos en blanco, y cuando ella puso el frasco en sus labios, él cerró
inmediatamente los ojos y la boca.

“Vamos,” Hermione dijo gentilmente. “Esto ayudará a tu cabeza.”

Él abrió un ojo para verla por un momento antes de abrir los dos. Ella observó mientras sus pupilas
se dilataban repentinamente, y su mirada se posó en ella intensamente.

“Yo te recuerdo,” él dijo, “eres la perra de Potter.”

“Necesitas tomar esto o arriesgarías tener daño cerebral,” dijo Hermione, imperturbada.
Abrió los labios y bebió la tintura y luego siseó y sacudió levemente la cabeza. Hermione
reformuló un diagnóstico y observó cómo la inflamación se desvanecía rápidamente.

Ella volvió a mirarlo a la cara y vio que sus pupilas se habían contraído en pequeños puntos en el
centro de su iris. Su mirada todavía estaba fija en Hermione de una manera que rápidamente se
volvió desconcertante.

“¿Cómo te sientes?” ella preguntó.

“Frío… mi cerebro se siente frío. Mi cerebro está frío, pero al tenerte como vista me calienta todo
lo demás,” él dijo en un tono vago.

De repente se lanzó hacia adelante, y sus dientes se cerraron en el aire cuando Hermione dio un
paso atrás rápidamente. Él rió.

“¿Qué te crees que eres? ¿Un hombre lobo?” ella dijo firmemente. La pregunta era retórica; las
lecturas de los diagnósticos mostrarían licantropía.

Él se rió disimuladamente. Su expresión todavía estaba aturdida por el veritaserum, pero sus ojos
permanecieron fijos en Hermione.

“No soy un hombre lobo. Pero voy a recordarte,” él dijo. “Cuando pierdas esta guerra, voy a
recordarte. Voy a matar a esa perra rubia, pero creo que le preguntaré al Señor Tenebroso si puedo
tenerte. Él quizás quiera mantenerte con vida. Yo te mantendré con vida.”

Sus ojos recorrieron a Hermione y ella se estremeció. Estaba empezando a arrepentirse de haber
curado la inflamación del cerebro. Algo en la forma rápida en que había contrarrestado los
alucinógenos parecía haber bloqueado la tendencia obsesiva que le preocupaba directamente sobre
sí misma.

“¡Eso es suficiente, Montague!” Kingsley dijo firmemente, poniéndose de pie y acercándose.

Hermione observó, finalmente reconociendo al prisionero. Él había estado algunos años arriba de
ella en Hogwarts. Graham Montague.

“Tenemos todo lo que necesitamos de él,” dijo Kingsley, juntando varios rollos de pergamino.
“Puedes ponerlo debajo.”

Hermione asintió y aturdió a Montague. Sus ojos aún estaban enfocados en ella mientras su cabeza
caía hacia atrás.

Cuando terminó de prepararlo para la estasis, se consoló pensando que incluso si la Orden perdía
la guerra, era poco probable que la cueva fuera descubierta. Ella nunca lo volvería a ver.

Cuando el Filtro de Muertos en Vida fue administrado. Hermione le entregó Montague a Bill y se
dirigió de vuelta a Grimmauld Place.

Draco no había dejado ningún rollo de información cuando Hermione regresó a la cabaña esa tarde.
Se quedó ahí durante varios minutos, preguntandose si aparecería para que le checara las
cicatrices.

Después de diez minutos de espera, se fue.

No estaba segura de lo que significaba. Era posible que no hubiera habido ninguna inteligencia
nueva, pero no podía calmar el miedo de que era retribución por la mañana. Trató de no dejar que
la estresara y se aseguró a sí misma que si él tuviera algo urgente, él lo hubiera mencionado antes.

Ya no necesitar curar a Draco cada noche hizo que su progreso se sintiera estancado. Se encontraba
pensando en él a menudo. No estratégicamente. Se preguntaba cómo estaba, si las cicatrices lo
irritaban.

Siguió reevaluando y volviendo a analizar su sesión de besuqueo y sus secuelas hasta que sintió
como si estuviera un poco loca.

La inconclusión de eso le rechinaba la mente. Le resultaba difícil concentrarse o dormir esa


semana.

Se había rendido en usar su habitación para dormir. Harry y Ginny la usaban regularmente durante
la noche entera. Harry dormía cuando estaba con Ginny. Él en realidad podía dormir
tranquilamente. El efecto era dramático. Su estado de ánimo se había estabilizado en forma que no
lo había hecho en años pasados, y Hermione raramente lo encontraba sentado en la habitación en la
noche. El estrés que lo ha estado erosionando durante años pareció aliviarse por primera vez desde
la muerte de Dumbledore.

Hermione empezó a dormir en cualquier cama vacía que pudiera encontrar o en las salas de
entrenamiento. Siguió ejercitándose y construyendo su resistencia obedientemente.

El martes siguiente estaba tan estresada que tomó una Poción Calmante antes de que apareciera a
la cabaña. No tenía idea de lo que Draco podría hacer.

Cuando llegó a la cabaña, ella rebotó sobre las puntas de sus pies mientras esperaba. Entonces se
dio cuenta de que había un pergamino sobre la mesa.

Ella lo miró por un momento antes de levantarlo y desenrollarlo. Ataques para la semana
proveniente. Contra hechizos.

Nada dirigido hacia Hermione

—no era que ella esperaba que le dejara una nota personal.

Ella suspiró ligeramente y se fue.

No lo vió durante el mes completo de Agosto.

Ella se preocupaba por eso. El silencio intencional entre ellos la carcomía. Siguió revisando lo que
había sucedido, cuestionando sus conclusiones y sacando otras nuevas. Quizás lo había arruinado
todo. O tal vez la estaba evitando porque tenía miedo de cómo ella lo tentaba.

Ella siguió vacilando. ¿Era una señal buena o mala?

La peor parte era que lo extrañaba. Odiaba admitirlo hacia ella misma, pero se sentía forzada a
tomarlo en cuenta. Tratar su lesión se había convertido en un aspecto de su día a día. Interactuar
con él se había convertido en un aspecto significante en su vida. Tener que terminarlo tan
abruptamente hizo que sintiera bastante la ausencia. No tenía a tanta gente que veía regularmente.

Ella siguió reviviendo sus interacciones pasadas. Seguía reevaluandolo a él y a su comportamiento.


Ella se estaba obsesionando pero no sabía qué más hacer. Lo necesitaba para la Orden.

Tenía que obsesionarse con él. Era su trabajo.


Aunque no necesitaba extrañarlo, se dijo a ella misma firmemente. Ese era un fallo personal.

Septiembre pasó y él simplemente seguía dejando pergaminos sin aparecer.

Hermione comenzó a sentirse fracturada.

No sabía lo que se suponía que tenía que hacer.

Era inteligente de parte de Draco, por su puesto. Si ella estuviera en sus zapatos, probablemente
sería lo que haría. Pero no resolvía el problema de lo que se suponía que Hermione tenía que hacer
al respecto.

Siguió buscando ingredientes y visitando la cabaña con una esperanza cada vez más menguante.

Como él le había advertido, franjas cada vez más grandes de la campiña de Inglaterra tenían
barreras anti-apariciones caídas sobre ellas. Durante semanas, Hermione trató de evitar las áreas y
buscar ingredientes en otro lugar, pero eventualmente las franjas se tragaron las áreas en las que
tenía que buscar. Trató de encontrar nuevos lugares, pero no podía obtener cantidades suficientes
de ciertos ingredientes cruciales.

Cuando su díctamo se terminó, ella se rindió y fue hacia un bosque protegido. Ella lanzó todos los
hechizos de detección que conocía y se mantuvo alerta.

Estaba recolectando su tercer y gran lecho de díctamo cuando el bosque se volvió anormalmente
silencioso. Inmediatamente guardó su suministro y se volteó bruscamente, lanzando nuevos
hechizos de detección en todas direcciones. Nada.

Confió en sus instintos. Estaba a unos treinta metros del borde de la zona anti-apariciones. Se
dirigió hacia él con calma, tratando de no traicionar su preocupación. Tenía su cuchillo de plata en
una mano y su varita en la otra mientras hacía su camino cuidadosamente por el helecho.

Ellos esperaron a que estuviera lo suficientemente cerca al fin de la franja para que sintiera
esperanza.

Dientes afilados como navajas se hundieron de repente en la parte posterior de su pierna derecha.
Ella gritó levemente y se dio la vuelta para encontrar que un gytrash había emergido de la
oscuridad y le había cortado la pantorrilla.

“¡Lumos!” ella dijo rápidamente. El perro fantasmal rápidamente le soltó la pierna y volvió a
hundirse en la oscuridad del bosque. Hermione no se detuvo para revisar la herida. Levantó su
varita y buscó más criaturas. Los gytrash tendían a correr en manadas.

Tampoco eran típicamente agresivos hacia adultos humanos.

Mientras giraba con cautela, algo cayó abruptamente sobre ella desde un árbol en lo alto. Apenas
tuvo tiempo de mirar hacia arriba y ver la piel pálida y los colmillos alargados de un vampiro antes
de que la derribara. El vampiro cerró la mano alrededor de la muñeca de su varita y la inmovilizó
contra el suelo mientras hundía los colmillos en su hombro.

Hermione ni siquiera pensó. Ella arremetió y enterró la hoja de su cuchillo de cosecha de plata en
la sien del vampiro, liberándose. Se puso de pie de un salto y pasó corriendo junto a las barreras
anti-apariciones.

Reapareció y casi colapsó en medio del arroyo en Whitecroft.


No era un lugar ideal para aparecer. Miró a su alrededor aturdida y se preguntó por qué demonios
había sido el primer lugar en el que había pensado. Ella estaba sangrando profusamente. Los
colmillos de un vampiro inyectaban veneno anticoagulante en la sangre al primer contacto, y
Hermione había rasgado su hombro mientras se liberaba. Su hombro entero se llenaba cada vez con
más sangre mientras estaba de pie, tratando de recuperar sus rumbos.

Ella miró su pierna. También estaba sangrando demasiado ahí.

No tenía la energía para aparecer de nuevo.

Un auto pasó y Hermione se escondió incómodamente bajo el puente hasta que pasó. Ella tenía las
cosas que necesitaba para sanarse a ella misma, pero no le apetecía mucho hacerlo en la oscuridad
debajo de un puente.

Ella checó la hora. Era más de una hora antes de lo que se suponía que debía presentarse para
recoger las misivas de Draco. Ella suspiró. Conociéndolo, probablemente lo había dejado la noche
anterior de todos modos.

Lanzó un hechizo desilusionante sobre sí misma y luego presionó con fuerza contra su hombro
para frenar el sangrado mientras cojeaba hacia la choza.

Como lo había adivinado, el pergamino ya estaba en la mesa cuando abrió la puerta. Puso los ojos
en blanco y lo guardó en su bolso con su mano menos manchada de sangre.

Hermione se sentó fuertemente en una silla y lanzó un diagnóstico. Había sangrado demasiado.
Comenzaría a sentirse mareada si no lo reprimía rápidamente. Sacó un vendaje de su equipo de
emergencia y usó un hechizo para envolverlo firmemente alrededor de su pantorrilla. Sanaría el
Gytrash después de arreglar su hombro.

Arqueó el cuello y trató de ver los cortes. El movimiento torció la herida; siseó y conjuró un
espejo. El vampiro le había mordido la unión del cuello y el hombro. Cuando se soltó, los
colmillos habían cortado laceraciones largas y profundas hasta la clavícula, sin apenas perder la
vena yugular y la arteria carótida.

Hermione cortó su blusa y lanzó un hechizo limpiador. Usando el espejo y trabajando torpemente
al revés, aplastó y golpeó hojas frescas de díctamo en sus dedos y luego las metió en los cortes. El
díctamo mo era muy efectivo fresco, especialmente entero, pero no tenía un mortero a la mano.
Mordía varias hojas mientras trabajaba.

Sosteniendo firmemente su camiseta abrochada contra los cortes con una mano, se puso a trabajar
mezclando una infusión que podría funcionar como un coagulante. No podía preparar una poción,
pero tenía esencia de milenrama y murtlap. Los combinó con algunos movimientos de varita
practicados y se la tragó rápidamente. Después de un minuto, la hemorragia en su hombro
comenzó a disminuir.

Estaba cubierta de sangre, y había un charco de tamaño decente de ella acumulado en el piso
debajo de ella. Lo ignoró. Limpiaría la cabaña cuando terminara.

Usó el espejo para comenzar a arrancar las hojas de los cortes, luego volvió a lanzar un hechizo
limpiador en el área y reevaluó la herida. La ventaja de las mordeduras de vampiros era que se
curaban fácilmente sin dejar cicatrices.

Comenzó cerca de las clavículas donde la laceración era más superficial y comenzó a murmurar el
hechizo para unir la piel nuevamente.
Había llegado a la mitad de su hombro cuando Draco se apareció abruptamente en la habitación.

Él pareció palidecer un poco cuando la vio, y Hermione se sonrojó e inmediatamente deseó no


haberse cortado la camisa. Luego resopló, porque estaba cubierta de sangre; a menos que Draco
tuviera un fetiche extraño, probablemente no estaba prestando atención a la ropa que ella usaba o
no.

“¿Qué pasó?” él dijo después de mirarla fijamente durante varios segundos.

“Estaba buscando ingredientes,” dijo Hermione, volviendo a enfocarse en el espejo y resumiendo


su curación. “Lo siento, limpiaré el suelo antes de irme.”

“¿Estás bien?” él preguntó.

Hermione rió. Se había acercado mucho más a la muerte de lo que lo había hecho en mucho tiempo
y estaba un poco débil por la pérdida de sangre y que le hicieran una pregunta así mientras
chorreaba sangre en el piso de su edificio en ruinas era extrañamente hilarante para ella.

“Bueno, no,” ella dijo. “Pero no es nada que no pueda arreglar.”

Draco se volvió visiblemente enojado.

“Te dije que tuvieras cuidado,” él finalmente dijo.

“Lo he tenido,” dijo Hermione, su diversión desapareciendo repentinamente. Él fue quien le había
dicho que le enseñaría a defenderse y luego se negó a poner los ojos en ella una vez que ella
terminó de curarlo. “Pero como sabes, hay salas anti-apariciones en toda Inglaterra. Me quedé sin
díctamo. Es un suministro fundamental para nosotros. Lancé hechizos de detección y traté de irme
tan pronto como sentí algo. Pero como tú mismo notaste, fue la benevolencia del Destino que estoy
viva en este momento.” Su voz se volvió amarga, "Mi suerte se iba a acabar".

“¿Por qué no comprarlo como una persona normal?” él preguntó como si ella fuera tonta.

“Porque,” dijo Hermione, su voz tensa con un tono agudo y ligeramente burlón, “soy una terrorista
conocida. Quizás lo has olvidado. Y—” le dió hipo “—ya no—tengo más—dinero.”

Él se quedó callado y solo estaba de pie mientras lo observó durante un minuto,

“¿Qué pasó?” él volvió a preguntar.

“Estaba buscando comida en Hampshire. El bosque se quedó en silencio, así que lancé hechizos de
detección, pero no apareció nada. Aunque decidí irme de todos modos. Estaba casi fuera cuando
me mordió un Gytrash, luego, cuando lo estaba expulsando, un vampiro me atacó. Lo maté y
aparecí. No sé por qué vine a Whitecroft. No quise hacerlo. Pero perdí demasiada sangre para
volver a aparecer y no lo hice, utilicé toda mi Esencia de Díctamo. Y sin las hojas de Díctamo
tampoco puedo hacer una poción de reposición de sangre. Así que tuve que venir aquí para
arreglarlo manualmente.”

La voz de Hermione estaba temblando mientras terminaba de hablar, y estaba al borde de lágrimas.
Mientras relataba lo que había pasado, abruptamente comenzó a dejar de ser raído y comenzó a ser
traumático, horrible y demasiado cerca.

Comenzó a hiperventilar al pensar en lo cerca que había estado de morir sola en un bosque. Nadie
habría sabido siquiera dónde buscarla, y para el momento en el que lo pensaran, ya estaría muerta.
Cerró la boca con fuerza e hipo varias veces mientras trataba de respirar de manera uniforme.

“Creo que estoy entrando en shock,” ella dijo.

Su voz sonaba extrañamente pequeña e infantil. Ella tragó saliva.

Quería llorar, pero se rehusaba a permitírselo. Ya había llorado frente a Malfoy varias veces. No
quería que él pensara que ella era alguien que lloraba todo el tiempo.

Ella estaba tan enojada que él estaba ahí. De todas las veces que había decidido aparecerse, había
tenido que ser esa vez. Ella deseaba que hubiera deseado aparecer en otro lugar.

“No estoy muriendo. La Orden no está en crisis. Así que puedes irte. Limpiaré antes de que me
vaya, ni siquiera sabrás que estuve aquí,” ella dijo.

No era la cosa estratégico que decir, pero ella no quería verlo. Él la había besado y llamado una
perra. La dejó pasar semanas curándolo y solo le agradeció cuando estaba borracho y luego le dijo
que tenía la intención de ir a otro curandero en cuanto volviera a estar sobrio.

Él la interrumpió.

Él había hecho que ella lo extrañara como una idiota cuando él probablemente él habia ido y
follado a tantas prostitutas con grandes pechos y curvas como su corazón lo deseara.

Ella lo odiaba. Y no quería que la viera cuando estaba cubierta de sangre, histérica y traumada.

¿Por qué no podía dejarla sola cuando ella quería que lo hiciera?

Después de un minuto ella volteó a sanar su hombro frente al espejo nuevamente. Él seguía parado
y observándola.

En pocos minutos se cerraron los cortes y solo quedaron cicatrices débiles. Se desvanecerían una
vez que tuviera un poco de tintura de díctamo para aplicar.

Conjuró a la otra silla, levantó el pie y comenzó a desenredar su pierna. Luego se cortó los jeans
por la rodilla y los dejó caer junto a los restos de su camisa en el charco de sangre.

Revisó la mordida de Gytrash. Era difícil ver todos los pinchazos en la parte posterior de su
pantorrilla. Movió sus caderas para tener una mejor vista. Dos cortes largos y varios pinchazos.
Lanzó un hechizo limpiador sobre el área y eliminó la sangre. Ninguno de ellos era bastante
profundo. No creía que fuera a dejar alguna cicatriz.

Lo hizo todo reparado en poco tiempo.

La habitación parecía estar rotando lentamente. Se recargó y cerró sus ojos por un minuto. Después
los volvió a abrir y lanzó un nuevo diagnóstico sobre ella. Había perdido un poco más de medio
litro de sangre, lo que debería haber estado en un rango aceptable de pérdida, pero tenía un peso lo
suficientemente bajo como para superar el 15% de su volumen de sangre.

Parpadeó al ver el diagnóstico varios segundos y conjuró un vaso de agua. Sus labios estaban
temblando ligeramente.

Rebuscó en su bolso tratando de ver si tenía algo de comida y encontró una barra de muesli que no
recordaba. Ella tragó el agua y se puso a comer, ignorando obstinadamente la continua presencia de
Draco. Él todavía estaba parado y mirándola.
Cuando terminó su tercer vaso de agua y cada migaja de muesli, ella lo volteó a ver con irritación.

“Voy a estar aquí por un rato antes de ser capaz de aparecer,” ella dijo mientras lo miraba.

“¿Por qué no puedes aparecer?” él preguntó.

Ella lo miró fijamente por un momento y luego hizo un gesto hacia el suelo.

“Pérdida de sangre. Tuve que caminar hasta aquí desde el puente. Probablemente hay un rastro.
Como lo mencioné, se me había acabado el díctamo, así que no tengo una poción que reponga
sangre a la mano en mi equipo de emergencia. Así que tendré que esperar hasta que me sienta lo
suficientemente estable para aparecer. Si me levanto ahora, probablemente me desmaye.”

Draco parecía palidecer de rabia. Su mandíbula seguía apretándose y soltándose como lo hacía
Ron cuando estaba a punto de explotar. Siguió mirándola como si estuviera resentido por su mera
existencia.

Claramente se las había arreglado para superar por completo cualquier interés pasajero que hubiera
tenido en ella. Ella había estado suspirando, y aparentemente él había pasado las últimas seis
semanas recordando que la odiaba, que siempre la había odiado y que su existencia Sangre Sucia
en el mundo era una ofensa para él.

Él era un oclumens mucho mejor que ella.

Tendría que admitir ante Moody que se había equivocado y arruinado su tarea.

Su labio tembló, y ella alejó la mirada y comenzó a limpiar la sangre del suelo con facilidad. Las
manchas no se quitaban de su blusa así que la desvaneció en vez de tratar de repararla.

Ella volteó y descubrió que Malfoy había desaparecido sin un solo ruido. Su boca se torció. No
sabía que él pudiera aparecer silenciosamente.

Se sintió aliviada y devastada al mismo tiempo de que él se hubiera ido. Sacudió la cabeza
bruscamente y solo se permitió sollozar una vez, muy suavemente, antes de volverse a limpiar el
piso.

Mientras ella hurgaba en su bolso en busca de algo para transfigurarlo en una camisa, él reapareció
abruptamente.

"Poción para reponer sangre", dijo con voz fría mientras le entregaba un frasco.

Ella lo miró fijamente. Reconoció la letra puntiaguda de Severus en la etiqueta. Lo destapó y se


tragó el contenido.

La habitación inmediatamente dejó de moverse, y sus labios dejaron de temblar.

“Gracias,” ella dijo. Transfiguró una pieza de tela en una blusa blanca y, después de ponerla
alrededor de su hombro, brazo y torso, la puso sobre su cabeza. Después juntó todos sus objetos de
vuelta en su kit y se puso de pie para irse.

“¿Lo ves?” ella dijo señalando el piso. “Nunca estuve aquí.”

No dijo una palabra cuando ella salió por la puerta.


Flashback 18

Septiembre 2002

Cuando Hermione regresó a la cabaña la semana siguiente, no había ningún pergamino en la mesa.

Tampoco había ni mesa ni sillas. Los pocos muebles que habían estado ahí antes se habían ido.

Se le cayó el estómago y sintió que la perilla de la puerta traqueteaba en su mano.

Siguió observando, esperando que apareciera un pergamino. Miró el resto de la habitación. Quizás
había pasado algo por alto.

Los muebles se habían ido.

Entró lentamente a la habitación y miró a su alrededor.no

Quizás solo estaba ocupado. Quizás lo mencionaría en la tarde, ella pensó nerviosamente.

Pero los muebles se habían ido.

Quizás se había lesionado o lo habían asesinado. Ni siquiera se le había ocurrido hasta ese
entonces; él podría morir y ella ni siquiera lo sabría. Él solo desaparecería y ella nunca lo volvería a
ver.

Seguramente Severus le haría saber si Draco muriera...

Además, los muebles se habían ido.

Se quedó de pie en medio de la habitación, preguntándose qué hacer.

Seguramente él no terminaría su acuerdo con la Orden solo porque ella había sangrado en sus
muebles de segunda mano. Había tenido la espalda tallada en cintas para ser un espía. Dejar un
rastro de sangre en su casa segura, no podría posiblemente ser su límite.

Quizás solo había quemado los muebles.

Se dio la vuelta una última vez y luego se dirigió hacia la puerta. Volvería por la noche. Si no
había nada para la semana siguiente, se dejaría llevar por el pánico. No iba a dejarse llevar por el
pánico todavía. Podría haber otra explicación.

Estaba a medio camino de la puerta cuando escuchó un pop. Se volteó y encontró a Malfoy de pie
en el centro de la habitación.

Ella lo miró con los ojos muy abiertos e insegura. La miró de arriba abajo, como si esperara que
volviera a resultar herida.

“Deberíamos de resumir el entrenamiento,” él dijo después de un momento.

Hermione no dijo nada. Se sintió dividida entre el deseo de reír o llorar. La comisura de sus labios
tembló, y ella trató de tragar un gran nudo en su garganta. Su mano tembló ligeramente mientras
luchaba por retener todas las cosas furiosas que quería decir.

He estado aquí cada semana. Tú fuiste quien dejó de venir. Yo ni siquiera quería beber esa noche.
Tú hiciste que me quedara y después me castigaste por ello. ¿Por qué te importa? ¿Por qué estás
aquí? ¿Por qué estás espiando para nosotros? ¿Por qué no puedes tener sentido para que deje de
preguntarme si puedes ser redimible o no? Yo estuve aquí. Yo estuve aquí y tú fuiste quien nunca
regresó.

Ella no dijo nada. Solo se quedó en la entrada.

Quería voltearse e irse. Para ir y tratar de entender por qué le importaba.

Le importaba. Se sentía traicionada.

Le había dado terribles advertencias, le había ordenado que hiciera ejercicio, que practicara
combate y que tuviera cuidado. Él la había vuelto paranoica y estresada cada vez que salía en busca
de ingredientes para pociones hasta que apenas pudiera respirar cuando estaba fuera; hasta que
apenas pudiera comer la noche anterior porque la comida sabía a cenizas, y su estómago se volvía
un gran nudo tan fuerte de ansiedad que no la podía forzar hacia abajo.

Él había hecho que ella se diera cuenta de lo mucho que no quería morir.

Ella no quería morir.

Él le había dicho que la entrenaría, la ridiculizó por no ser lo suficientemente despiadada y luego—
la abandonó.

Él no abandonó a la Orden.

Sólo la abandonó a ella.

Lo cual hubiera estado bien. Hubiera estado bien con ella. Siempre se había suponido que era
sobre la Orden. Pero había dolido. Cada semana en la que él no se había presentado se había
sentido como ser abandonada nuevamente.

¿Por qué ella era tan fácil de dejar atrás?

Su pecho tartamudeaba y le dolían los pómulos por el esfuerzo que le costaba no llorar.

Ella no hizo nada; no dijo nada. Solo lo miró fijamente con los ojos bien abiertos y siguió tragando
hasta que dejó de sentir que iba a estallar en llanto.

“Está bien,” ella dijo. “¿Hoy? ¿O solo es un aviso para la siguiente semana?”

“Hoy,” él dijo. “A menos que tengas otros compromisos esta mañana.”

Ella no tenía otros compromisos. Tenía tiempo. Con Padma lentamente tomando cada vez más y
más del trabajo de Hermione, Hermione rara vez tenía otros compromisos. A menos que Kingsley
la necesitara, o hubiera una lesión más seria, ella estaba casi completamente a la disposición de
Malfoy.

Ella sospechaba que él sabía eso.

Ella era una Sanadora de las Artes Oscuras. Tenía una Maestría en Pociones. Ella había dejado
atrás y finalmente renunció a todos sus amigos para convertirse en esas cosas; para convertirse en
un activo en el esfuerzo de guerra.

Pero la contribución que la Orden más necesitaba de ella era que se moldeara a sí misma en una
mujer fatal capaz de manipular emocionalmente a Draco Malfoy para que dependiera de ella; para
intentar aprovechar su falta de intimidad hasta que ella lo poseyera.

A veces la volvía tan furiosa que pensaba que podría morir de ello.

Todo era la culpa de Malfoy. Él la había pedido. Él le había hecho eso a ambos, pero ella era quien
actualmente estaba pagando por ello.

Había momentos en los que lo resentía demasiado, que sentía como si su corazón latiría hasta
volverse polvo en su pecho.

Dió un paso dentro de la cabaña y cerró la puerta.

“Cuando escapaste del vampiro, ¿cómo lo hiciste?” él preguntó después de un momento.

"Tenía el brazo de mi varita inmovilizado, así que lo apuñalé en la sien con mi cuchillo de plata
para cosechar", dijo encogiéndose de hombros, tratando de no mirarlo.

Dolía—verlo.

Él asintió, sus ojos nunca apartándose de ella. “¿Normalmente tienes un cuchillo contigo?”

“Bueno, es para recolectar, así que sí, normalmente está en mi bolso.”

“Deberías usarlo. Mantienes tu varita en una funda en tu brazo, ¿no es así?” Bajó la mirada y
recorrió su cuerpo de arriba abajo como si la estuviera catalogando.

“Bueno, a veces,” ella dijo, cruzando los brazos frente a su pecho, incómoda debajo de la atención.
“Casi mide treinta centímetros. Mis antebrazos no son tan largos. Usarla restringe el movimiento
de mis brazos. Ya sea que pierda la movilidad de mi muñeca o no pueda doblar mi codo.”

Sacó su varita del bolsillo de su chamarra y la puso a un lado de su antebrazo para demostrar.

Draco frunció el ceño y apretó la mandíbula.

“Eso es problemático. ¿Dónde la guardas?”

“Si tengo una chamarra la guardo en un bolsillo interno. Si no, entonces la guardo en mi bolso o en
un bolsillo.”

“Eso no es lo suficientemente rápido. Si te atacan no serás capaz de sacarla a tiempo. Por lo menos
deberías de tener un cuchillo. ¿Tu ropa ahora está protegida, no es así?”

“Lo está,” Hermione dijo inmediatamente. “Todo lo que uso cuando estoy recolectando tiene
hechizos protectivos en ellos.”

George y otros en las casas de seguridad del hospicio que todavía tenían las manos lo
suficientemente firmes como para hacer hechizos pasaban la mayor parte del tiempo tejiendo
hechizos de escudo en la ropa de repuesto para los guerreros de la Resistencia.

“¿Prefieres capas o chamarras?” él preguntó después de un momento, su tono casi


sospechosamente casual.

Los ojos de Hermione se entrecerraron.

“Las capas se mezclan más en el mundo mágico. Una chamarra en una mujer tiende a señalar que
es nacida Muggle,” ella dijo.
“Muy bien, entonces,” él dijo, moviendo su carita de su mano, pero después cambiándola a su
mano derecha. “Veamos si mejoraste desde la vez pasada.”

Hermione puso su bolso en el suelo y le puso escudos antes de ponerse en pose de combate.

Había mejorado dramáticamente desde la última vez que habían practicado cuando él estaba
lesionado. Ella había ejercitado hasta el punto en el que su estamina estaba decente, y Moody y
Kingsley la habían ejercitado varias veces.

También estaba lo suficientemente enojada que quería maldecir a Draco.

Él en realidad se había movido para evitar varias de las maldiciones y ella bloqueó la mayoría del
agua que él le lanzaba. Finalmente él se detuvo.

“Has mejorado,” él dijo.

“No quiero morir,” ella dijo encogiéndose de hombros. Su voz sólo estaba ligeramente amarga.

“Bien,” él dijo asintiendo. Él guardó su varita y buscó algo entre sus túnicas. Sacó un pergamino y
después un gran frasco que Hermione inmediatamente reconoció que estaba lleno de Esencia de
Díctamo.

Ella jadeó y extendió las manos sin pensar. La esencia de Díctamo requería cantidades tan grandes
de hojas de Díctamo que era raro que tuviera algo de eso. Habían recibido un suministro cuando la
Orden había asaltado la división maldiciones, pero ella había usado la mayor parte para curar
prisioneros. Lo que quedaba lo había usado para neutralizar el veneno en sus runas.

Ella no había sido capaz de comprar o producir más producto después de eso. Una sola gota
requería un celemín de hojas. Ella usualmente convertía su Díctamo en polvo o tinturas en su lugar

“No vayas a Hampshire de nuevo,” él dijo. “Hay cientos de vampiros ahí. Tuviste suerte de haber
sobrevivido.”

Ella aceptó el frasco dudosa.

“¿Esto va a exponerte?” ella preguntó, pasando sus manos sobre el vaso con nostalgia. “Esto es una
cantidad sospechosa. Un individuo no podría usar tanto en toda su vida.”

Él sonrió con desdén. “Soy un general en los ejércitos del Señor Oscuro, puedo pedir lo que quiera.
Aquellos que lo cuestionan tienden a perder la lengua.”

Hermione palideció y Draco puso los ojos en blanco.

“Estoy bromeando, Granger. Nunca le he cortado la lengua a nadie. Basta decir que no voy a hacer
nada que ponga en peligro mi tapadera solo por tu culpa.” Se burló de ella mientras empujaba el
rollo de información en sus manos.

“Continúa practicando.” Él se desvaneció sin un solo ruido.

Hermione observó el espacio vacío durante varios minutos antes de irse.

Cuando regresó a Grimmauld, dividió subrepticiamente la Esencia de Díctamo en docenas de


pequeños frascos y los escondió con cuidado. La mayoría de los miembros de la Orden eran
demasiado ignorantes acerca de las pociones para darse cuenta o preguntarse si Hermione de
repente tenía un suministro interminable de ellas, pero Padma lo sabría. Habían estado tratando de
inventar formas de estirar su escaso suministro de Díctamo durante semanas.

Malfoy era callado y hosco cuando la entrenaba. Él ignoraba sus preguntas y solo hablaba para
regañarla enojado cuando ella hacía algo mal.

Ella casi hubiera pensado que él la odiaba, excepto que cada vez que ella entraba por la puerta él
aparecía instantaneamente y parecía como si se estuviera armando de valor para encontrarla
lesionada; sus ojos pasaban de su cabeza hasta sus pies como si se estuviera asegurando a sí
mismo.

Las sesiones de combate se volvían cada vez más y más largas.

Hermione pretendía no darse cuenta.

Varias semanas después, Draco sacó una capa protegida. Ella la miró cuidadosamente.

“Toda mi ropa ya está protegida.” Sostuvo su capa frente a sí misma y descubrió que tenía el
tamaño perfecto para su altura.

“Esta está protegida con sangre de mantícora.”

Ella lo miró fijamente. “¿Eso significa que la mataste?”

“No. Es sorprendentemente difícil crear una buena excusa para matarlas. Pero parece que la mía es
extremadamente letárgica, McNair no puede entender por qué,” él dijo con una sonrisa.

“La estás desangrando,” dijo Hermione, mirando nuevamente a la capa.

Él asintió. “No les va bien en climas fríos. Quizás llegue a un final desafortunado este invierno. Si
tengo suerte, madurará lo suficiente como para producir veneno antes de sucumbir al frío.”

“Espero que no la estés torturando,” dijo Hermione mirándolo. “Es sensible. E incluso si no lo
fuera, cada ser viviente debería ser tratado humanamente.”

“No la estoy torturando. Aunque describirla como sensible solo porque puede hablar es muy
generoso,” dijo Draco con una leve mueca de desprecio. “Todo lo que hace es canturrear sobre
cómo quiere comerme vivo.”

“Si me mantuvieras prisionera y me agotaras mis habilidades mágicas, canturrearía de manera


similar,” dijo Hermione.

Draco se rió sin alegría.

“Gracias, por la capa,” dijo Hermione después de observarla cuidadosamente. Estaba


hermosamente hecha. Tenía amuletos reguladores de temperatura tejidos en ella para que pudiera
usarla todo el año y estaba forrada con docenas de bolsillos expandidos indetectables para que ella
pudiera guardar cosas dentro. El dobladillo estaba encantado para que no se tropezara. Incluso sin
la protección de sangre de manticora, la capa tenía que valer una pequeña fortuna en artesanía.

“Consideralo mi agradecimiento por curar mi espalda,” él dijo sin mirarla.

Ella volteó a verlo y él miró determinadamente la ventana. “¿Están—” ella dudó. “¿El tejido
cicatricial quedó bien? Yo—tú—tú nunca viniste—cuando vine a revisarlas.”

“Están bien,” él dijo con una voz rígida. “Físicamente, apenas puedo sentirla. No tenía necesidad
de más atención.”
Su mandíbula se estaba apretando. Hermione lo miró por un momento antes de mover su mirada
nuevamente en la capa.

“Bueno, eso es bueno,” ella dijo. “Yo—nunca había hecho un procedimiento así antes. Estaba
preocupada—”

“¡No lo estés! No necesito la preocupación de alguien como tú.”

Hermione lo miró con los ojos muy abiertos. Él apretó las manos en puños mientras la miraba.

“Solo me refería—” ella comenzó.

“Sólo aléjate, Granger,” él dijo con una voz firme. Sacó un pergamino de sus túnicas y lo dejó caer
al suelo antes de desvanecerse.

Hermione tomó el pergamino pensativa, tocándose la barbilla después de guardar todo en su bolso.

Se fue de la cabaña y caminó hacia el arroyo profunda en pensamiento.

¿Qué había dicho él sobre la influencia de las runas?

“No contrademandan mi propio comportamiento, pero es como si nuevos elementos hubieran sido
escritos. Es más fácil ser despiadado. De alguna manera es más difícil disuadir de los impulsos. No
era como que tuviera mucho distrayendome antes, pero ahora, todo lo demás se siente incluso con
menos consecuencias.”

Ella tenía el juramento rúnico memorizado, había pasado tantas tardes mirándolo. Sin vacilar,
astuto, infalible, despiadado e inflexible; impulsado al éxito...

Pero no se dijo en qué estaba impulsado a tener éxito; dejado a su discreción.

Él la quería.

Ella estaba casi segura de eso. Él estaba actualmente siendo manejado por su determinación a
alejarla y su deseo de tenerla.

Por eso era que había estado tan furioso de que ella estuviera lesionada.

No podía disuadirse hasta el punto de no importarle si ella moría, pero estaba decidido a no ceder a
quererla y comprometerse a sí mismo. Los Malfoy eran posesivos como dragones, había dicho
Severus.

Él sabía lo que ella estaba haciendo; por lo que había sido envíada a hacer. Ella podía verlo en la
forma resentida en la que la miraba. Había furia viciosa en sus ojos que no solía estar ahí antes.

Pero se había visto acorralado al darse cuenta de que probablemente ella moriría si él no la
entrenaba. El ataque del vampiro había tenido muy buena suerte. Si hubiera intentado escenificarlo,
no podría haber salido mejor.

Si ella lo mantenía cerca de ella, solo era cuestión de tiempo antes de que él finalmente se
deslizara; él la querría demasiado como para seguir restringiendo. Las runas lo asegurarían.

Cuando eso pasara...

Hermione suspiró.
Cuando eso pasara ella sería su dueña.

A menos que él estuviera tan desesperado para liberarse de su obsesión que la mataría.

En algunos momentos, cuando sintió sus ojos fijos en ella mientras se batían en duelo, se sintió
como un lanzamiento de moneda entre los dos. Como si estuviera sopesando constantemente las
opciones.

Por más segura que se había vuelto en su atención, no estaba lo suficientemente segura como para
decir si sobreviviría. Había tanto sobre Draco Malfoy que ella no sabía ni entendía. Cuando ella lo
miraba, sólo podía preguntarse si él era el tipo de persona que destruía las cosas que amaba.

Lo que fuera que él quisiera—su motivo para espiar—él ya había matado a incontables personas
tratando de obtenerlo. Si él pensaba que ella estaba en el camino… ella seguiría.

Sin vacilar, astuto, infalible, despiadado e inflexible; impulsado al éxito….

Hermione giró la correa de su bolso mientras pensaba.

Ella necesitaba priorizar el entrenamiento de Padma durante cualquier tiempo libre que tuviera.

Padma tenía una aptitud decente para la sanación, se mantenía calmada bajo presión y tenía una
buena memoria para memorizar todos los hechizos y variaciones. Ella sí tenía un problema con la
precisión que se necesitaba en ciertos trabajos de sanación con varita, y tendía a confiar en la
memorización de memoria en lugar de abrazar la creatividad necesaria para inventar contra-
maldiciones. Pero Hermione esperaba que, con la ayuda de Poppy, Padma sería capaz de
reemplazar a Hermione completamente.

Hermione había comenzado a llevar a Padma en busca de ingredientes con ella. Alguien más
necesitaba saber cómo conseguir los ingredientes locales; con el invierno acercándose necesitaban
llenarse. Pero Hermione tenía cuidado de no dejar que Draco supiera que tenía una compañera de
búsqueda. Si él se enteraba, probablemente dejaría de entrenarla.

Ella buscaba ingredientes con Padma los jueves por la mañana. Los martes seguía yendo sola, pero
con más cautela.

Hermione necesitaba tener todo en su lugar antes de intentar avanzar más con Draco.

Observó cómo el agua se deslizaba por debajo del puente y se preguntó si se estaba estancando.

Ella no quería morir.

Las últimas semanas se había estado encontrando a sí misma pensando en morir tanto como
pensaba en Draco.

Después de sentir a los colmillos del vampiro hundirse en su hombro, se enfrentó abruptamente al
hecho de que en el nivel primario tenía una determinación absoluta de no morir. No se había dado
cuenta de lo abrumador que era el viaje.

Racionalmente siempre había visto morir como algo que podría enfrentar. Por una buena razón,
ella moriría con gusto.

Pero en el instante en el que sintió las manos horrorosas pegándola al suelo y dientes hundiéndose
en su carne, el instinto de pelear para liberarse y matar lo que fuera que se pusiera en el camino se
había tragado su mente. Ella no se había dado cuenta de cómo su instinto de supervivencia
reemplazaría todo.

Ella no se había dado cuenta de lo mucho que no quería morir.

Pero si llegaba al punto de ella y Draco, ella probablemente moriría. Él la podría matar tan
fácilmente. Otro cadáver para su recuento de cadáveres. Probablemente sangraría junto con el resto
de sus muertos después de un tiempo.

Ella sonrió amargamente hacia ella misma mientras pensaba en el contraste entre ellos.

El recuento de cadáveres de Hermione era una representación de sus fracasos. Todos los que no
había salvado.

El recuento de cadáveres de Draco era una ilustración de su éxito. Todo lo que él era y por qué era
de valor para Voldemort y para la Orden.

Su relación—fuera lo que fuera y a donde quiera que se dirigiera—se sentía como una forma cruel
de ironía. Era como si fueran lo opuesto uno del otro.

Yin y yang. Daban vueltas inexorablemente.

De alguna manera la guerra los había atado juntos.

Ella apareció de vuelta a Grimmauld Place y fue a buscar a Kingsley.

Generalmente ella solo hablaba con Moody, pero Alastor estaba en Irlanda entrenando a nuevos
reclutas con Remus y Tonks.

Kingsley estaba en la habitación de guerra, observando el mapa en la pared. Hermione sabía que él
estaba consciente de su presencia, pero no le puso atención inmediatamente.

“Kingsley,” dijo Hermione mientras cerraba la puerta cuidadosamente, “¿podría tener una
palabra?”

Se giró con un giro brusco, su túnica revoloteando a su alrededor y lanzó varias barreras de
privacidad en la habitación antes de hablar.

“Granger,” él dijo, “¿nueva información?”

Hermione desabrochó su bolso y le entregó el pergamino. Kingsley lo desplegó y lo miró por un


minuto antes de esconderlo dentro de su túnica y mirar a Hermione de nuevo.

“¿Necesitas hablar conmigo sobre algo, Granger?”

Hermione lo observó por un momento. Desde que Draco la había demandado, Kingsley había
dejado de usar su primer nombre. Ella lo había notado. Él se refería a Harry y Ron y a la mayoría
de los miembros de la Orden por sus primeros nombres, pero él siempre usaba su apellido para
dirigirse a ella. Para impersonalizarla para él mismo, había concluido.

“Creo que Severus ha hablado contigo y con Moody, acerca de sus preocupaciones respecto a
Malfoy,” ella dijo.

Kingsley asintió, su expresión sin traicionar nada. “Si, hemos hablado.”

Hermione asintió. “La forma en la que están yendo las cosas… estoy comenzando a sospechar que
hay por lo menos una probabilidad de que Malfoy pueda matarme.”
Kingsley la miró directamente y se enderezó la túnica. "¿Estás pidiendo que te saquemos,
Granger?"

Hermione miró hacia otro lado y miró fijamente una pintura de naturaleza muerta en la pared. “No.
Necesitamos la información. Probablemente ya estaríamos muertos de no ser por Malfoy. Yo solo
—quiero saber qué debería priorizar mientras estoy entrenando a Padma para reemplazarme. Ella
no tiene dos años como yo los tuve, y aún hay demasiada curación básica que debe aprender antes
de que pueda enseñarle curación avanzada de las Artes Oscuras. Y hay pociones y búsqueda de
ingredientes. Sólo no estoy segura—no está tan impulsada como yo lo estaba. Sé que quiere
quedarse en el campo con Parvati. Así que necesito saber lo que tú y Moody clasifican como altas
prioridades.”

Kingsley se quedó callado por un minuto.

“Hablaré con Alastor y le echaré un vistazo a los reportes del hospital. Quizás haga una lista de las
áreas en las que no tenemos redundancia. Tendré una respuesta la semana siguiente.”

“Está bien,” dijo Hermione asintiendo. Su voz sonaba rígida y mecánica.

“Granger. Dime, ¿cuál exactamente es la estrategia que estás tratando de usar?”

Hermione volteó a ver nuevamente a Kingsley y se sentía cansada.

“Él me quiere. Es obsesivo y me quiere. Pero sabe lo que estoy haciendo. Lo puedo decir, por la
forma en que me mira, que lo sabe. Aún no sé cuáles son sus objetivos a largo plazo. Él nunca dice
nada que lo delate. Si lo sigo acercando, y resulta que interfiero con su ambición original,
probablemente termine matándome. Pero, si no me mata—de acuerdo a Severus los Malfoy
tienden a ser obsesivos y posesivos. No creo que abandone a la Orden en ese punto. La voluntad
parece fundamental y él sabe que la mía depende de la supervivencia de la Orden.”

Después se encogió de hombros. “O podría equivocarme y él traiciona a la Orden, que es lo que


teme Severus. Honestamente no lo sé. Esto no es—no sé cómo usar a personas así.”

Kingsley estaba callado.

“Si se está volviendo obsesivo contigo—es más de lo que había esperado,” él dijo, mirando a la
mesa, descansando sus dedos en la orilla y golpeándola ligeramente pensativamente.

Hermione sintió como si debió de haber sentido algún tipo de reacción a sus palabras; ofensa o
satisfacción o—algo. Pero no sentía nada. Era como si su corazón se estuviera compactando
lentamente dentro de su pecho, volviéndose cada día más duro y pequeño.

“Yo no—” ella comenzó y después pausó y presionó sus labios. Giró la cabeza ligeramente cuando
sintió que la tensión en su cuello comenzaba a irradiarse por sus hombros. “No le estoy mintiendo,
Kingsley. No estoy siendo insincera. La conexión emocional entre nosotros es real.”

Los dedos de Kingsley se detuvieron y la estudió con los ojos ligeramente entrecerrados. “Espero
que no te estés comprometiendo con él, Granger. La Orden depende de que permanezcas en la
misión.”

Hermione asintió rígidamente. “Mi lealtad siempre será primero hacia la Orden.”

La expresión de Kingsley no se calmó. “Harry—sabes que solo puedo mantenerlo lejos de las
peores peleas si sé cuáles van a ser.”
Hermione se encogió. “Lo sé. Estoy haciendo todo lo que puedo, Kingsley. Estoy haciendo lo que
mejor, mejor puedo. No estoy—nunca haría nada que arriesgaría a Harry.”

“Mantenlo así entonces,” dijo Kingsley, volteando de vuelta al mapa en la pared.

Hermione miró fijamente su espalda por varios momentos antes de volverse y descansar su mano
en el pomo de la puerta; mientras lo agarraba, se rió en voz baja.

“¿Algo más que quieras decir, Granger?” La voz de Kingsley tenía un ligero tono.

Hermione miró por su hombro. Su espalda aún estaba hacia ella.

“Sólo me estaba dando cuenta,” ella dijo en voz baja. “Si tengo éxito—me usarás para controlar a
Malfoy de la misma forma en la que eres capaz de usar a Harry para controlarme. Casi—casi hace
que me sienta mal por él.

Kingsley estuvo callado por un momento. “Bueno, él se lo merece considerablemente más que tú.”
Flashback 19
Chapter Notes

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Octubre 2002

La siguiente vez que Hermione llegó a la cabaña, Draco apareció visiblemente molesto y cargando
un gramófono.

Ella lo miró cuidadosamente. “Creo que me falta algo.”

“Quédate segura, Granger, si tuviera una mejor solución la hubiera usado.” Él conjuró una mesa y
puso el gramófono en ella. Movió su varita y la música comenzó a sonar.

“¿Esto—” Hermione se ahogó ligeramente y lo miró incrédula. “¿Estás esperando a que bailemos?”

“Vals.” Él se volteó para observarla. “Te mueves como un pingüino cuando combates.”

Hermione sintió a sus mejillas calentarse.

“Yo claramente no,” dijo rápidamente.

“He pasado considerablemente más tiempo observándote combatir más de lo que tú, y créeme, lo
haces.” Sus labios se curvaron burlonamente. “Eres lenta e incómoda y la única razón por la que no
te golpeo más es porque no estoy apuntando intencionalmente.”

Hermione se tragó una respuesta.

“¿Así que crees que la solución es bailando vals?” ella dijo rígidamente.

“Así es. La tía Bella es una de las mejores bailarinas con las que tuve la desfortuna de ser pareja.
Combatía con igual fluidez. Sé que puedes bailar. Solo necesitamos mover el movimiento en
combate.”

Hermione pensó en ello por un momento, y después asintió mientras ponía su bolso a un lado.
“Está bien.”

Draco caminó hacia ella con la expresión de alguien que preferiría ser golpeado en la cara en vez
de hacer lo que estaba a punto de hacer.

Él levantó su mano izquierda para que ella la tomara. Luego apretó la mandíbula rígidamente y
deslizó su mano derecha debajo de su brazo, colocándola debajo de su omóplato antes de acercarla
más hasta que sólo hubiera unos pocos centímetros entre ellos. Hermione sentía como si apenas
respiraba.

Ella lo miró a la cara mientras descansaba su mano izquierda en la parte superior de su brazo cerca
de su hombro.

Se quedaron en posición, sin moverse, solo mirándose el uno al otro. Ella podía ver la tensión en
su mandíbula y en la dura línea de su boca cuando casi, pero no del todo, se burlaba de ella. Ella
también podía ver sus ojos, mientras los encontraba con los de ella, podía ver a sus irises dilatarse
hasta que él abruptamente levantó su barbilla y miró a través de la habitación.
Sintió sus dedos estremecerse contra su espalda antes de que él los detuviera.

“Así que.” Su voz era dura mientras miraba lejos. “El baile que mejor representa la velocidad y la
fluidez que quiero que desarrolles es el Vals Vienés. Es un paso extremadamente fácil de aprender,
si la mujer responde y es capaz de seguir el ejemplo de otra persona. Dado que ninguna de esas
cosas son cualidades que nadie nunca te aplicaría, me he resignado a que va a tomar una cantidad
considerable de tiempo antes de que logres hacer con tal apariencia de gracia.”

Él le sonrió condescendientemente.

Hermione sintió a su indignación y determinación creciendo en su pecho y se puso ligeramente


rígida antes de que se le ocurriera: Draco claramente no quería estar ‘sosteniéndola’ en sus brazos;
él estaba tratando de provocarla en que se esforzara y terminar sus “clases de baile” tan pronto
como fuera posible.

Ella le sonrió ligeramente.

“Lo haré lo mejor que pueda,” ella dijo, acercándose levemente y “casi” pisando su pie.

“Entonces por favor no me pises.” Él dijo con disgusto. “Preferiría no ir a un sanador porque tu
torpeza termine fracturandome un hueso.”

“Lo sanaré por ti,” ella dijo con dulzura burlona.

Él se burló de ella de nuevo y de repente comenzó a moverse. Hermione trató de seguirlo pero sus
rodillas chocaron. Ella gritó y él maldijo.

“Da alguna advertencia antes de empezar a moverte,” ella dijo con una voz rígida mientras su
rodilla derecha pulsaba.

“Trata de seguir mi ritmo,” él dijo rápidamente. “Esto es para combate. Nadie te va a dar ‘alguna
advertencia’ antes de que te maldijeron. Debes de tener el instinto de sólo moverte.”

La mandíbula de Hermione se apretó y ella resopló.

“Bien.”

“Comenzaremos de nuevo.”

Hermione no tenía que pretender ser torpe cuando bailaba con Draco. La velocidad con la que
esperaba que ella bailara casi podía romperle el cuello. Él no era paciente. De hecho, parecía estar
determinado a hacerlo tan desagradable como él pudiera; probablemente para motivarla.

Sus pies estaban pulsando, y ella estaba demasiado segura que las botas de piel de dragón de Draco
estaban reforzadas con acero en los dedos porque accidentalmente la pateó en la espinilla y ella
pensó que pudo haber fracturado algo.

Ella se tiró al piso con un pequeño grito y abrazó su pierna.

“Eres el peor instructor de baile del planeta,” gruñó y se subió los pantalones de un tirón para
encontrar un moretón púrpura que ya florecía en su espinilla.

“¿Cómo podré vivir?” él dijo, sin siquiera mirarla. “Mi ambición secreta está destruida.”
“¿Estás tratando de romperme la pierna? ¿Por qué estás usando botas de combate?” ella dijo con un
tono furioso.
Malfoy la volteó a ver y logró ver su pierna. Su expresión vaciló por una fracción de segundo antes
de recuperar su máscara de indiferencia. “No esperaba que fueras así de torpe,” él dijo.

“Eres un completo bastardo,” dijo Hermione mientras llamaba a su bolso y buscaba su equipo de
sanación.

“Y aún así tu preciosa Orden ya estaría muerta de no ser por mí.” Draco la miró con desprecio.
“Para ahora soy tan salvador como San Potter lo será, y yo soy tu dueño, así que tienes muy poco
espacio para quejarte.”

Hermione sintió cómo palidecía mientras sentía furia pasar por su pecho. Ella lo odiaba. Lo odiaba.
Lo odiaba y aún lo quería, y eso hacía que lo odiara incluso más.

Pero probablemente lo odiaba más porque tenía razón sobre la Orden. La guerra en Gran Bretaña
estaba en un punto muerto en la actualidad, después de años de pérdidas lentas de su lado. La
Orden seguía estando, comparativamente hablando, muy en desventaja, pero Voldemort había
tenido cada vez menos victorias desde que Malfoy había comenzado a espiar. La ayuda de Draco
había equilibrado la balanza de la guerra, y él lo sabía.

Él tenía a la Orden en la palma de su mano.

Era la forma más tenue de supervivencia posible porque no tenían idea de si algún día podría
dejarlo ir.

“Estoy tratando,” ella dijo con una voz temblorosa mientras esparcía una pomada para el moretón
en su piel. “Si me hubieras dado alguna advertencia, hubiera comprado un libro y hubiera
practicado los pasos antes de que viniera. No es como si no lo estuviera intentando
intencionalmente. No los sé. Podrías tratar de comunicarte un poco más.”

La miró durante varios momentos antes de apartar la mirada. “Bien, ahora lo sabes. Así que
practica.”

Desapareció con un crujido enojado.

Hermione se quedó atrás. Se quitó los zapatos para poder buscar fracturas en sus dedos y quejarse
de lo increíblemente gilipollas que era Draco. Ella suspiró y hundió su cabeza en sus manos.

La peor parte era que ella en verdad no lo culpaba. Si alguien le estuviera haciendo a Hermione lo
mismo que le estaba haciendo a Draco, y aparentemente teniendo éxito, sería difícil presionar para
no resentir y querría lastimarlos también. Era algo viciosamente cruel para hacerle a alguien.

Especialmente a él.

Todo lo que había aprendido sobre él la hacía sentir más culpable al respecto.

Se tragó su culpa. Draco Malfoy era un arma de doble filo, tan preparado para acabar con la Orden
como para ayudarla. A menos que lo liberara, él era una amenaza.

No era como que ella lo estuviera disfrutando. Seguramente él también debería saberlo.

Ella no estaba mintiendo. No estaba siendo insincera. Por eso era que estaba funcionando. Hacer
que él supiera su motivo no negaba la conexión genuina que de alguna manera habían forjado. Por
eso era que era tan horrible. Era real, pero lo estaba convirtiendo en un arma.

Salió de la cabaña y apareció a una tienda de libros para encontrar un libro que explicaba cómo
bailar el vals Vienés.

La semana siguiente Draco estaba igualmente de malhumorado, pero tuvo la cortesía de usar
diferentes zapatos. Cuando Hermione llegó, se sentó en frente de él y prosiguió a transfigurar sus
tenis en un par de tacones bajos.

“¿También planeas usar tacones cuando estés en combate?” él preguntó, arqueando una ceja
mientras la miraba. Sus labios se curvaron de forma condescendiente.

“El libro decía que se supone que tengo que estar de puntillas. Es más fácil acostumbrarme al paso
y la fluidez si mis pies ya están en la posición correcta. Me cambiaré de vuelta a tenis nuevamente
una vez que creas que tenga una apariencia de gracia,” ella dijo, levantando su barbilla.

“Necesitas mejores zapatos. Esas cosas Muggles que usas son inútiles,” él dijo con desprecio.

Hermione se sonrojó. La mayor parte de su ropa provenía de contenedores de donaciones muggles.


Era difícil encontrar buenos zapatos de su talla. Ella había estado manteniendo su par actual con
reparos.

Draco Rico Gilipollas Malfoy probablemente ni siquiera sabía cuánto costaba un par de botas de
piel de dragón.

“Funcionan,” ella dijo con rigidez. “Eso es todo lo que me importa.”

Ella se puso de pie.

“Si no te importa, si empiezas más lento y después vas acelerando, creo que seré capaz de seguir
mejor,” ella dijo.

Draco puso los ojos en blanco. “Bien.”

Él ni siquiera la miró mientras extendía su mano y ella entró en ellas y en posición. Ella estaba lista
cuando él dio un paso hacia adelante sin una advertencia. Ella echó el pie derecho hacia atrás e
hizo un paso corto y rápido mientras se dejaba girar sobre un pie y él luego dio un paso largo hacia
atrás y ella lo siguió con el pie izquierdo.

Era, como él había dicho, técnicamente un paso extremadamente fácil. La dificultad era la
velocidad y confiar en la dirección de Draco; forzándola a relajarse lo suficiente para seguirlo
instintivamente en vez de reactivamente.

Seguirlo no era difícil en teoría; claramente le habían enseñado a bailar. Tenía un porte y un marco
excelentes y se movía con la fluidez de un gato. Desafortunadamente, él también era un gilipollas
que estaba intencionalmente tratando de hacer que bailar con él fuera tan desagradable como fuera
posible, mientras ella se estaba tratando de adaptar a un nuevo paso que requería que rotaran en
círculos en la dirección de las manecillas del reloj y moviéndose en contra de las manecillas del
reloj alrededor de la habitación.

Le pisó los dedos de los pies ocho veces en veinte minutos, y Hermione pensó que varias de las
veces habían sido intencionales.

“¡Maldita sea, Draco!” Hermione lo golpeó fuertemente en la espinilla después de que aplastara su
pie derecho de una manera bastante dolorosa. “Pasaríamos considerablemente menos veces si tan
solo me dieras la oportunidad de acostumbrarme al paso. Tomará más tiempo si me rompes el
pie.”
“¿Hay algo que sepas hacer en vez de quejarte?” él dijo con desprecio mientras ella se agachaba
para observar la lesión.

“No lo sé. ¿Lo hay?” ella dijo fríamente, poniéndose de pie y cuadrando sus hombros. Ella
encontró sus ojos mientras levantaba sus brazos en posición de vals antes de que él pudiera hacerlo.

Su expresión parpadeó y se detuvo momentáneamente. Ella le sonrió burlonamente, y su expresión


se volvió brevemente asesina cuando la atrajo a sus brazos y contra su pecho. Ella lo miró a él.

“A menos que haya una razón por la que no puedas, quizás podríamos tratar de bailar Vals Vienés
normalmente,” ella dijo en un tono uniforme pero ligeramente punzante. “Después de todo, esto fue
tu idea. Cuanto antes domine la fluidez, antes podremos volver a maldecirnos mutuamente.

“Una consumación devotamente deseable”, él dijo con una expresión fría.

Él se movía más lentamente. Hermione en realidad no era una bailarina horrible, solo
extremadamente fuera de práctica y en los brazos de alguien físicamente distrayente y
personalmente malévolo.

Después de una hora ella era capaz de seguirlo a toda velocidad sin que ninguno de ellos lesionara
al otro.

Finalmente él se detuvo.

"Suficientemente bueno. Empieza a pensar en cómo usar la fluidez al batirse en duelo,” él dijo,
apartándose el pelo de la cara y frotándose la frente.

“Claro. Solo bailaré alrededor en habitaciones de práctica, estoy segura de que nadie notará,”
Hermione dijo mordazmente entre jadeos. Ella estaba sudando y podía sentir su blusa pegándose a
su espalda entre sus hombros. Cabellos estaban pegados contra su cuello.

Malfoy se veía tan fresco como un pepino. Él probablemente tenía encantamientos reguladores de
temperatura en toda su ropa. Aunque aún parecía estar sudando ligeramete.

Hermione tiró de su camisa para que dejara de pegarse a su torso y lanzó un hechizo refrescante
antes de conjurar una taza y un poco de agua.

“Es tu vida,” él dijo con frialdad, después sacó un pergamino. “El Señor Tenebroso se está
volviendo frustrado con todos los rescates. Tiene a Sussex trabajando en algo para prevenirlo. No
tengo tanto acceso para ese edificio, pero la Orden debería de estar comenzando a prepararse para
la eventualidad de que no serán capaces de salvar a gente por más tiempo.”

Hermione tragó saliva.

“No sabía que Dolohov tenía tantos talentos,” ella finalmente dijo.

“No los tiene,” dijo Draco conjurando su propio vaso de agua. “Ahora que la mayoría de Europa
está a la mano, el Señor Tenebroso es capaz de traer un buen número de científicos ambiciosos con
pocas líneas éticas. Sabes que Sussex se está expandiendo a más de desarrollo de maldiciones. Es
increíble el avance mágico-científico que se puede lograr cuando los científicos pueden hacer lo
que quieran con sus sujetos de prueba.”

Hermione sintió como si algo dentro de ella hubiera colapsado y dejado un vacío. “Ya veo…
supongo que eso no es ni siquiera un poco sorprendente. Cosas similares pasaron durante la
Segunda Guerra Mundial muggle.”
Draco asintió y parecía cansado. Más que cansado; era como si su alma estuviera brillando a través
de sus ojos plateados, y él casi era transparente por dentro.

“¿Cómo sabes sobre la Segunda Guerra Mundial?”

Sus ojos brillaron como diamantes. “Como ya lo había mencionado antes, puedo leer. ¿Por qué no
lo habría estudiado? Obviamente es el libro de jugadas de donde el Señor Oscuro saca todo. La
propaganda corre paralela. Las mismas tácticas. Él aprendió sobre los errores de Hitler; no está
gastando ningún recurso en Rusia, y está teniendo cuidado de evitar provocar directamente a
MACUSA durante el mayor tiempo posible. Aunque, no sé qué es lo que piensan hacer si él trata
de eliminar el Estatuto Internacional de Secreto.”

Hermione asintió. “Hemos tratado de pedir ayuda, pero aparentemente genocidio no es una razón
suficiente para intervenir. Otros países necesitan resolver sus propios problemas, sabes; MACUSA
no es los aurores del mundo. Ni siquiera aceptarán refugiados. No sin al menos unos años para
examinarlos. Incluso a los niños. Aparentemente es demasiado riesgo traer el Extremismo de
Europa hasta su suelo, y no tenemos ningún registro legal de la mayoría de los más jóvenes…”

Su voz se desvió. Ella volteó a verlo seriamente. “¿Crees que podemos ganar, Draco?”

Quería escuchar la respuesta de él más de lo que quería escucharla de cualquier otra persona. Ron,
Harry, Fred, incluso Kingsley o Moody… todos mentirían, o preferirían tomar una vista optimista
de las cosas. Pero Draco Malfoy no mentiría al respecto. Por alguna razón se sentía segura de ello.
Él le diría lo que en verdad pensaba que era posible.

Él suspiró y se recargó contra la pared. “¿Importa lo que pienso?”

“Vivo entre idealistas, pero todo lo que veo son más y más cadáveres. Quiero escucharlo de alguien
que en verdad sabe cómo es ahí fuera y no cree que el optimismo mejora de alguna manera las
probabilidades.”

“Sabes muy bien que creo que tu Orden es en gran parte estúpida. Su expresión era amarga.
“Aunque he notado que Shacklebolt y Moody en verdad toman la opción estratégica cuando
pueden salirse con la suya.”

Le dio a Hermione una mirada mordaz, que ella le devolvió sin pestañear.

“No veo cómo ganarán con la continua política en contra de usar las Artes Oscuras. Pero entonces,
Potter es un idiota que sigue con vida. Él tiene el talento más innatural para la sobrevivencia que
jamás haya visto; poder también, si él en verdad estuviera dispuesto a usarlo. Si todo llega a un
duelo entre el Señor Oscuro y Potter, le daría a la Orden una probabilidad en cuatro, en la base de
la continua e improbable suerte de Potter. Pero si la guerra es sobre más que eso—” se frotó la
frente. “las probabilidades son considerablemente más largas. Para ponerlo levemente.”

“¿Entonces por qué ayudarnos?”

Él arqueó una ceja, y su expresión se volvió reservada y burlona. “¿No crees que vales la pena?”

“Ah sí, tu rosa en un cementerio.” Ella alejó la mirada, resoplando ligeramente, y acomodó su ropa.
“¿Te pusiste esas runas por mí?”

Sus ojos brillaron por un momento y después él negó con la cabeza.

“¿Entonces por qué?” ella preguntó mientras lo estudiaba.


Él la miró fijamente y su expresión vaciló. Él se veía amargo. Lesionado. Sus ojos estuvieron
calculando durante varios segundos mientras la miraba, luego su expresión se cerró de nuevo.

“No importa.”

Hermione comenzó a abrir su boca. Ella quería discutir, señalar que sí importaba; que si dejaba de
ser enigmático, ella no se vería obligada a manipularlo. Pero ella no podía decir eso, y él ya lo
sabía. Cualquiera que fuera su motivo, él no confiaba en la Orden para usarlo en su contra.

Ambos sabían que la Orden lo haría.

“Supongo que no.” Ella suspiró y se sentó para poder transfigurar sus zapatos.

Ella estaba preparada para irse pero volteó a ver a Draco cuando ella estaba en la puerta. Él estaba
recargado contra la pared, sus ojos se apartaron de ella cuando ella se volteó.

“No mueras, Draco.”

Él la miró fijamente por un momento antes de sonreír.

“Solo porque tú lo pediste, Granger.” Su tono estaba lleno de sarcasmo.

Él aún se estaba recargando contra la pared cuando ella cerró la puerta detrás de ella.

Sus martes llegaron a estar compuestos por la extraña combinación de baile y duelo. Draco la
ejercitaba con determinación hasta que ella pudo esquivar y moverse con fluidez de la manera que
él quería. Él tenía razón; bailar y batirse en duelo involucraba un tipo similar de habilidad reactiva
y Hermione lo aprendió rápidamente.

La puso un poco nerviosa cuando se dio cuenta de que sus movimientos y técnicas de hecho se
estaban volviendo una reminiscencia de los de Bellatrix.

Ella casi hubiera pensado que se estaba volviendo decente, pero Malfoy nunca usaba su mano
izquierda. Ella se preguntaba cómo combatía él cuando en verdad lo intentaba.

Él a veces llegaba con lesiones notables pero fríamente se rehusaba a dejar que ella las sanara.

La cantidad de tiempo que pasaban juntos crecía cada vez más y más. La práctica de duelo
desarrolló descansos cada media hora para refrescarse y rehidratarse. Hermione trataba de hablar
con él, pero él casi siempre la ignoraba, y cuando sí contestaba sus preguntas, parecía estar
mintiendo.

De vez en cuando, a Hermione la llamaban abruptamente después de una escaramuza, pero los
Mortífagos no eran propensos a los ataques matutinos.

La tensión de la guerra se sentía interminable, como si el frágil equilibrio se rompería en cualquier


momento. La tensión entre Hermione y Draco se sintió similar.

Para diciembre ella sentía como si el aire entre ellos vibraba cuando estaban juntos. Enojado.
Resentido. Desesperado.

Había algo desconcertante desarrollándose de él; como si estuviera erosionando ligeramente del
estrés. Ella no estaba segura si simplemente era el estrés de la guerra o si ella estaba contribuyendo
a ello.

Un día él llegó luciendo pálido, con sangre derramándose de su mano izquierda. Él casi le había
arrancado la cabeza a mordidas la última vez que trató de curarlo, así que Hermione trató de
ignorarlo. Cuando falló en dejar de sangrar después de media hora, giró alrededor de él mientras
esquivaba una maldición y le lanzó un diagnóstico hacia él. Ella lo miró durante menos de un
segundo.

“¡Idiota!” Se vio obligada a retirarse por el suelo y lanzarse en un salto mortal para evitar la rápida
y furiosa sucesión de aturdidores que él envió tras ella. “No puedes ignorar las mordidas de un
vampiro.”

Ella disparó media docena de maleficios a sus pies y mientras él los evitaba, levantó su varita y
logró atraparlo en la frente con un aturdidor.

Él cayó y ella miró fijamente sorprendida, medio esperando que se sentara de repente. Ella estaba
sorprendida de que en verdad había logrado golpearlo. Entonces se le ocurrió que el éxito
probablemente tenía más que ver con la pérdida de sangre de él que con sus talentos de duelo.
Rápidamente le echó otro diagnóstico.

Él tenía una pérdida desconcertante de sangre. Había sido mordido en algún lugar sobre su brazo,
tenía sangrado interno y una lesión abierta a su costado.

Ella conjuró una cama y lo levitó hacia ella. Ella solo dudó por un momento antes de que se sentara
en la orilla a un lado de él. Incluso inconsciente, Draco se veía tenso. Ella se estiró tentativamente
y tocó su mejilla. Después masó la punta de su dedo entre sus ojos, tratando de desvanecer el estrés
de su expresión.

Ella lanzó un hechizo para desabotonar sus túnicas y su camisa y después, con un hechizo de
levitación parcial practicado, lo levantó de modo que él se inclinara contra ella y le quitó toda la
ropa de los hombros y los brazos. Su cabeza cayó en su hombro y ella no pudo evitarlo más que
notar las cicatrices de las runas. Se habían convertido en cicatrices plateadas a lo largo de sus
hombros. Ella pasó sus dedos por ellas y sintió la magia; fría e implacable. Talladas en su ser. La
magia temblaba ligeramente bajo su toque.

Su piel estaba preocupantemente fría.

Ella lo acomodó de nuevo en la cama y lo miró. Le habían mordido el bíceps, dos pinchazos
profundos que se curaron fácilmente. El problema más serio era su torso, que estaba moteado con
profundos hematomas que Hermione sospechaba que eran de un hechizo Confringo a corta
distancia, posiblemente de una escaramuza con la Orden que había ocurrido la noche anterior.
Tenía una herida en el costado que parecía tener varios días, pero había comenzado a sangrar de
nuevo debido a la mordedura del vampiro.

Ella conjuró su bolso y sacó su equipo. Ella vertió varias pociones en su garganta y luego se
dispuso a reparar la herida en su costado.

Él era un idiota, y ella se sintió fría con preocupación al darse cuenta que él no se estaba
atendiendo sus lesiones. En el pasado, él había estado en una excelente condición física cuando ella
lo había curado.

Él tenía numerosas cicatrices en sus brazos y torso que no habían estado ahí antes. Ella podía
saberlo al estudiarlo y que él solo las había ignorado y dejar que sanaran solas en vez de ir con un
sanador.

Quizás había despedido a su sanador anterior después de no haber ofrecido alivianamiento para las
runas. Incluso si la magia era oscura, ningún sanador calificado pudo haber sido tan ignorante
como pretender que no habían más opciones a menos que hubiera sido deliberadamente negligente.

Él había dicho que tenía un nuevo sanador. Cuando ella se ofrecía a sanarlo él insistía que él tenía a
alguien que se ocuparía de ello.

Él estaba siendo intencionalmente descuidado.

Quizás lo estaba haciendo para castigarse a él mismo. Si ella lo estaba haciendo vacilar de su—
expiación, o lo que fuera que fuera. Hermione mordió su labio. Quizás él estaba descuidando
intencionalmente su bienestar físico para poder concentrarse. O—posiblemente, él estaba tratando
de probar su límites.

Ella trató de no enfocarse en esa posibilidad.

Ella sacó una pomada para moretones y la esparció a través de su torso y después murmuró
hechizos sobre sus cicatrices para ayudarlas a sanar y desvanecerse de alguna manera.

Ella lanzó otro diagnóstico y lo estudió cuidadosamente para asegurarse de que no había pasado
por alto ninguna lesión.

Una vez que estaba segura de que ya no había nada más que atender ella tomó su mano, entrelazó
sus dedos con los de él y presionó la parte de atrás de su mano contra su mejilla. Esperando a que
su piel comenzara a calentarse mientras la poción de reposición de sangre tomaba efecto.

Ella le apartó el pelo de la cara y lo miró fijamente, trazando sus rasgos con los ojos y viendo
cómo el color volvía lentamente.

Cuando él estaba indudablemente caliente, ella retiró las manos, lanzó un encantamiento de
limpieza en su ropa y lo volvió a vestir. Su túnica tenía un toque de Magia Oscura, como si se
hubiera tejido en la tela.

Vaciló sobre si debería quedarse donde estaba o cruzar la habitación antes de volver a ponerlo
consciente

Ella se quedó.

Ella apenas había terminado de decir el hechizo antes de que él se levantara, la tomara por el
cuello, y la empujara contra el colchón antes de que ella pudiera siquiera gritar por sorpresa. Su
mano se quedó en su cuello, y ella podía sentir a varios de sus pasadores enterrándose en su cráneo
mientras él la mantenía inmóvil. Los ojos de Malfoy estaban desorientados, pero su expresión era
furiosa. Sus rostros estaban a pocos centímetros de distancia.

Ella vio su expresión ondular cuando la reconoció y se dio cuenta de que estaba a punto de
estrangularla. Su agarre se aflojó de inmediato.

“¿Qué mierda, Granger?” Él miró alrededor de ellos y se notaba más confundido al darse cuenta
que estaban juntos en la cama.

Ella lo miró fijamente, su corazón latía fuertemente. Ni siquiera se le había ocurrido que él pudiera
atacarla de esa manera. “Estabas lastimado.”

Las manos de él se alejaron de su cuello y su expresión se volvió furiosa. “Casi te maté. Tú


entrometida—”

Ella lo interrumpió. “Es posible que de alguna manera no lo sepas, a pesar del hecho que te he
dicho específicamente, pero el veneno de un vampiro es un anticoagulante. Tuviste algún daño
interno menor por la escaramuza de anoche. Te estaba desangrando hasta la muerte por dentro y
por fuera.”

“Lo habría tenido cuidado a su debido tiempo,” él dijo, pero sus ojos no encontraron los de ella;
estaban más abajo, en su cuello. Las manos de Malfoy se extendieron y ella sintió a su pulgar
deslizarse a lo largo de su garganta.

Ella se estremeció levemente y sintió un hormigueo en la piel cuando sus dedos recorrieron su
cuello. “¿De verdad? ¿Y quién exactamente iba a sanarte? Porque debo decir, basado en las nuevas
cicatrices llenando tu cuerpo, creo que el nuevo sanador que sigues mencionando es un fraude.”

Su mano se detuvo. “¿Me quitaste la ropa?”

“Solo tu camisa. No te veas tan sorprendido, soy una sanadora, Draco. No es como si fuera la
primera vez que te he visto sin camisa.”

Sus ojos brillaron de rabia. “No me sanes sin mi permiso.” Su voz era un gruñido bajo.

Su furia era manifiesta, pero la intimidación de la misma se arruinó por el hecho de que
simultáneamente estaba girando su cabeza suavemente, verificando si la había lastimado en
absoluto.

Hermione sintió la comisura de sus labios arquearse ligeramente mientras los observaba. Él estaba
inclinado sobre ella, sus dedos presionando su mandíbula mientras él seguía moviendo su cabeza
de lado a lado y pasando sus pulgares ligeramente a través de su piel.

El corazón de ella estaba latiendo más fuerte que cuando él la había empujado abruptamente.

“Trata de no estar muriendo en mi presencia y yo no sentiré que tenga que hacerlo. No quiero que
me entrenes cuando estés lesionado. Ya lo sabes.” Su mano subió y se cerró alrededor de su
muñeca para calmarlo. Sus ojos se movieron rápidamente hacia arriba y se encontraron con los
suyos, y ella lo estudió con seriedad. “Consigue un sanador, Draco. Uno bueno. Ponlo en retenedor
y llámalo cuando te lesiones. Por favor. Por favor consigue un sanador.”

Él simplemente la miró fijamente, y ella sintió como si su corazón se detuviera por la intensidad.
Su pulso latía bajo sus dedos y vio cómo sus pupilas se expandían lentamente, tragando el iris
plateado. El calor de su piel sangraba dentro de ella y podía sentir su aliento contra su rostro.

Su rostro se acercó infinitesimalmente. Su corazón latía con tanta fuerza que se preguntó si él
podría oírlo. Se quedó sin aliento y sus dedos se apretaron alrededor de su muñeca. Todo estaba
caliente y estaban tan cerca. Él estaba tan cerca.

Él hundió su rostro, hasta que sus labios casi estaban tocándose. Después él rió.

Él retiró su mano de la de ella y se sentó. Su expresión era fría como el hielo y se burló de ella.

“¿En verdad creíste que te besaría?”

Hermione lo miró fijamente.

Él inclinó la cabeza hacia atrás y se rió amargamente. “Sabes, me sorprende que alguien como tú
haya logrado mantener una amistad con Potter y Weasley durante tanto tiempo.”

Hermione se encogió. “¿Alguien como yo?”


Él la miró y arqueó una ceja, su expresión era impasible, pero ella podía ver el resentimiento en sus
ojos. “Alguien sin líneas que no cruzarán. Con la rectitud de Potter y Weasley, hubiera esperado
que terminara con las cosas para ti a estas alturas.”

Hermione lo observó y su boca tembló. Ella presionó sus labios con fuerza. Él sonrió y ladeó la
cabeza ligeramente. “¿Qué? ¿Creíste que me estaba refiriendo a tu sangre?”

Ella bajó los ojos. Sí, ella iría con eso. No vendría nada bueno admitir que tenía razón; su crueldad
esencialmente había terminado con su amistad con Harry y Ron.

Ella se asentó y se estiró hacia atrás para ajustar los pasadores sosteniendo sus trenzas. “Tú fuiste
la primera persona que me llamó Sangre Sucia.”

Draco negó con la cabeza con ligera incredulidad. “Seguramente por lo menos sabes que esta
guerra no es sobre la pureza de la sangre.”

Sé que no lo es.” Ella levantó la barbilla. “Pero la mayor parte del Mundo Mágico no parece
haberlo notado.”

Él se enderezó la túnica y se encogió de hombros. Su máscara se volvió a colocar en su lugar; su


expresión era indolente y aristocrática. Hermione lo miró fijamente, tratando de absorber la
profunda contradicción que era Draco Malfoy. Asesino. Espía de la Orden. Heredero de Sangre
Pura. Aficionado a la historia y la filosofía muggle. General de Mortífagos.

Mientras más sabía sobre él, menos lo entendía.

Él se inclinó contra la cabecera de la cama y la miró. “La guerra requiere extremos fáciles.
Alteridad. Cuando digo que mi nombre es Malfoy, yo inmediatamente me contextualizo entre la
historia. El apellido Malfoy tiene casi mil años de historia rastreable en Inglaterra. La gente sabe
quiénes son mis padres, mis abuelos, y mis bisabuelos. Tenemos libros de historia enteros y
pasillos de retratos sensibles para cargar y mantener el legado. Pero tú—la historia de tu familia es
tan enturbiada como un arroyo. Nadie sabe quienes son tus padres, o qué tipo de enfermedades
genéticas puedas cargar contigo o cuál puede o no ser tu potencial mágico.”

Inclinó la cabeza hacia un lado y la recorrió con la mirada de la cabeza a los pies como si estuviera
evaluando un caballo.

“Es fácil tener sospecha sobre la gente sobre la cual no sabes nada. Cuando algo es preocupante es
fácil de odiar. Nacidos de muggles con ropa extraña, y electricidad, y rumores sobre tus armas
extrañas. Tus padres son la razón por la cual el Mundo Mágico ha sido forzado a vivir en la
sombra de la secrecidad durante cientos de años. Sin embargo en el momento en el que un Muggle
muestra una ligera muestra de habilidad mágica, se nos espera recibirlos a nuestro mundo para que
puedan violar nuestras tradiciones y robar nuestros trabajos.”

Hermione resopló y se giró para que estuvieran más cerca el uno del otro una vez más. Los ojos de
Draco se abrieron por un momento antes de sofocar su sorpresa. Hermione cerró el espacio entre
ellos y lo miró fijamente.

“¿Por eso era que me odiabas en la escuela, Draco, porque iba a robar tu trabajo?”

Chapter End Notes


Illustrations por Avendell, fsíganle en tumblr e instagram
Flashback 20

Diciembre 2002

Draco arqueó una ceja mientras encontraba sus ojos.

“Robaste mi rango de la clase, lo cual era peor. Me habían enseñado en casa, preparado toda mi
vida para Hogwarts. Mi padre tenía mi vida planeada para mí; primero en mi clase, prefecto,
capitán de Quidditch, Premio Anual, internado en el Ministerio de Magia, y eventualmente
miembro del Wizengamot y después Ministro de Magias. La carrera de ministerio que perdió
gracias a su participación en la primera Guerra Mágica; se suponía que yo haría todo eso. Pero
entonces, en el primer año de escuela una niña Sangre Sucia inferior logró exceder mis
calificaciones en cada clase.”

Él se estiró y puso su mano en la garganta de Hermione. El aliento de Hermione se detuvo


levemente y él apretó su agarre, solo lo suficiente para acercar su rostro al de él.

Los ojos de Draco brillaron, y su tono casi era ligero, como si la estuviera retando a encogerse.
“Tengo que admitirlo, en verdad esperaba que murieras durante el segundo año cuando se abrió la
Cámara de los Secretos. Sí me gané mi lugar en el equipo de Quidditch de Slytherin antes de que
mi padre comprará escobas para el equipo, pero gracias a tu pequeño comentario la escuela entera
asumió que mi padre había comprado mi lugar.” Mientras hablaba, él deslizaba su pulgar por su
mandíbula y después a su garganta, y después la empujaba para forzar su cabeza hacia atrás.

Él estaba tratando de forzarla a encogerse. Hermione seguía encontrando sus ojos. se estaban
oscureciendo.

La habitación se sentía más cálida.

Él siguió hablando.

“Era fácil creer que los Muggles y sus engendros eran responsables por los problemas en el mundo.
Ciertamente se sentía de esa forma para mí en mi vida. Entre el mestizo Potter, cuya vida era un
torrente interminable de estupidez y favoritismo, y tú, y luego los Weasley empobrecidos siendo el
ejemplo A por lo que les sucede a los traidores de sangre. No había ninguna razón para no creer
que el mundo Mágico pudiera ser un mejor lugar sin ti y sin tu calaña.”

“No había notado que pensabas tanto en mí,” dijo Hermione.

Ella podía sentir lentamente calor irradiando de su cuerpo extendiéndose hacia afuera de su mano,
pero también entre sus hombros, a través de su piel y desplegándose en algún lugar de la parte
inferior de su abdomen. Ella se estremeció levemente mientras seguía mirándolo a los ojos.

Su boca se torció. “Mi odio hacia ti palidecia en comparación con mi rivalidad con Potter. Tú eras
irritante. A pesar de tus calificaciones al menos eras fea, socialmente rechazada y obviamente
insegura.” Sus labios se curvaron en una ligera sonrisa. “Apalearme académicamente no hubiera
importado si no hubieras sido amiga de Potter. Él te arrastró hacia el reflector y te necesitaba lo
suficiente que no podía negarlo. Si Potter no hubiera importado, tú tampoco lo hubieras hecho.”

Hermione sintió algo caer en su estómago repentinamente, volviendo a pensar en su sospecha


inicial que había tenido; que demandarla era un tipo de venganza o represalia contra Harry. Casi se
había olvidado de ese miedo.
Él sonrió y se inclinó hacia adelante para que estuviera casi recargándose sobre ella mientras
continuaba agarrándola por la garganta y mirándola fijamente a los ojos. Sus cuerpos casi estaban
tocándose, y ella sintió una conciencia renovada de que tan grande era él, cuánto podría lastimarla
si él quisiera. Que estaba tratando de entrar en una bóveda sellada y que no sabía si había algo más
que rabia en el otro lado.

Pero no importaba, porque eso era lo que suponía que tenía que hacer.

Se quedó sin aliento y tembló levemente. Los ojos de Draco se oscurecieron.

Él se acercó incluso más. El corazón de Hermione estaba latiendo tan fuerte que dolía.

Es un acto, se dijo a ella misma. Cuando estaba borracho, no la lastimó. Estaba tratando de
espantarla.

Su aliento era cálido en su rostro, y su voz era tan baja que casi estaba susurrando. El timbre le
atravesó los nervios.

“Al Señor Tenebroso en realidad no le importa la pureza de la sangre, o sus seguidores, o que la
magia sea poderosa. Ustedes los nacidos de muggles solo son lo suficientemente comunes para
parecer una amenaza. Le da una excusa al Señor Oscuro de acumular poder e incentiva a los seres
oscuros a unirse a su causa. De esa manera hizo que la mayor parte de Europa del Este se aliara.
Rumania fue primero, y el resto cayeron en fila. Hay miles de criaturas oscuras desesperadas por
ver el Estatuto de Secredad caer y la prohibición de varitas terminada. La mayoría de las Familias
de Sangre Pura están descontentas por la forma en la que los magos son envíados a las sombras
para la comodidad de los Muggles. Hay suficiente resentimiento—si no es para reclutarlos para la
causa—es para animarlos a ignorar lo que está pasando.”

Draco sonrió levemente mientras se acercaba incluso más. “El Señor Tenebroso quiere poder. No
tiene preferencia sobre a quién aplasta para obtenerlo. Muggles y nacidos de Muggles—” ella casi
podía sentir sus labios contra los de ella, “—tú… solo fuiste fácil.”

Hermione apenas podía respirar. Su cuerpo entero estaba tenso; en el precipicio de algo que se
sentía como miedo. Su corazón estaba latiendo rápidamente. Todo a su alrededor estaba borroso.

Quería salir corriendo; se sentía asustada y vulnerable. Ella entendía la anatomía y fisiología
humana, pero su cuerpo estaba haciendo cosas con las que no estaba familiarizada. Se suponía que
su fisiología no debería de ser confusa. Necesitaba espacio para averiguarlo.

Pero—ella no quería irse; nunca había sentido algo así antes. El contacto físico que era
reconfortante, eso lo entendía. Pero esto no era reconfortante. La mano de Draco alrededor de su
cuello no era reconfortante. Era aterrador—y emocionante.

“Un medio para un fin,” ella se forzó a decir. “Solo somos un medio para un fin.”

Él la empujó ligeramente. “Precisamente.”

Ella lo estudió. Sus ojos eran negros, y los huecos de sus mejillas estaban levemente enrojecidos.
Deslizó el pulgar lentamente a lo largo de la curva de su mandíbula. Ella se humedeció los labios.

“¿Entonces matarnos ya resolvió tus problemas?” ella preguntó.

Su mano se detuvo. La miró durante varios segundos. Entonces sus ojos brillaron y sonrió.

"Bueno, ciertamente no eres una amenaza para mi trabajo ahora, ¿verdad?" Mientras lo decía, su
mano libre se deslizó firmemente entre sus piernas.

Sus ojos eran fríos y estaban fijados sobre los de ella. Sus dedos se retorcieron y presionaron
conscientemente en el vértice de sus muslos. Se sintió como si la hubiera electrocutado. La
sensación se disparó a través de sus nervios.

Ella jadeó.

Mientras lo hacía, todo se derrumbó sobre ella con una sensación de frío horror.

Hermione se alejó de él.

Las manos de Draco se alejaron inmediatamente de ella y él observó con una expresión indiferente
mientras ella se alejaba cada vez más hasta que estaba en la otra orilla de la cama.

Ella estaba temblando ligeramente. Ella aún podía sentirlo tocándola; deslizando sus manos entre
sus piernas mientras la miraba a los ojos y le recordaba que él la había convertido en su propiedad.
No porque la quería. Simplemente porque podía. Porque le había divertido hacerlo cuando hizo su
oferta. Porque él tenía poder, y ella era un peón.

Ahora podía verla intentar prostituirse con él, y cualquier otra cosa que pudiera concebir, con la
esperanza de convertirse en una posesión de la que al menos no estaría dispuesto a separarse. No
tenía que degradarla más. Podía sentarse y ver cómo se lo hacía ella misma.

Ella sintió sus pómulos vacíos. Sintió que podría vomitar.

Sus manos siguieron temblando sin importar qué tanto trataba de no moverlas. Mordió su labio
inferior e inhaló fuertemente.

Cuando dejó de temblar visiblemente, se forzó a sí misma a hablar. “¿Tienes—alguna información


esta semana?”

Era casi gracioso haber preguntado eso en ese entonces. Aunque—ese siempre había sido el
propósito de la pregunta. Ya se había acostumbrado.

De repente dolió de nuevo, y el momento fue casi divertido de una manera repugnante. Ella no
estaba segura si el humor podría ser categorizado como ironía o humor negro. Solo sabía que era
algo amargo, algo doloroso en qué pensar. Pero de alguna manera era cruelmente divertido.

Draco sonrió y sacó un rollo de pergamino. Había llevado su punto a casa; como si la hubiera
apuñalado y luego roto la empuñadura para que se quedara. Que no reiteró el insulto demostró que
lo sabía.

Su mano tembló ligeramente mientras aceptaba el pergamino y se ponía de pie.

Se fue sin una sola palabra más.

Faltaba solo una semana hasta Navidad.

Cuando regresó a Grimmauld Place, fue y tomó una Poción Calmante. Se quedó de pie en su clóset
de suplementos esperando a que sus manos dejaran de temblar.

Cuando sus manos estaban quietas nuevamente, observó la pequeña habitación con nostalgia. Ella
acomodó una pequeña canasta llena de lo que parecían ser libros de bolsillo de cuero. Los regalos
de Navidad que había planeado ese año eran bastante tristes. Había hecho equipos de emergencia
para curar. De nuevo. Ella los hacía cada año. Lo básico, todos llenos y encogidos para poder ser
cargados con facilidad.

Hermione no tenía dinero para comprar libros para sus amigos los cuales nunca leerían, ni el
tiempo para tejer gorros o bufandas para ellos. Así que les daba pociones y esperaba que los usaran
en vez de aparecer de vuelta con lesiones de remedio fácil. Las mujeres lo hacían; pedían poder
rellenarlo. Neville, Fred, Dean Thomas y Michael Corner también usaban los suyos
ocasionalmente.

Pero Hermione no creía que Harry y Ron hubieran abierto el suyo por lo menos una vez. Cada vez
que les daba nuevos kits, ellos devolvían tímidamente los viejos intactos. Ellos siempre ignoraban
las lesiones o aparecían de vuelta llenos de pánico por ellas. En ese aspecto, Ginny había sido una
excelente compañera para Harry y Ron; los dos tendían a regresar en mejor condición cuando
Ginny iba en misiones con ellos.

Hermione tragó saliva, sacó los frascos de los estantes y comenzó a armar un kit adicional.

Ella tenía un trabajo. Cómo se sentía en un día en particular no importaba.

Nunca importaba.

La semana siguiente, cuando Draco se apareció en la cabaña, él y Hermione se detuvieron y se


miraron el uno al otro.

“Tengo un regalo de Navidad para ti,” ella dijo después de un minuto. “Bueno, en verdad no lo es.
Pero supongo que contextualmente lo es.”

Ella sacó el pequeño estuche de cuero y extendió el brazo para dárselo.

“Es—es un equipo para sanar de emergencias. Se lo doy a todos mis amigos.”

Draco arqueó una ceja y ella suspiró ligeramente mientras él se lo quitaba de sus manos; como si
aceptar fuera un favor para ella.

“Si no vas a ir con un sanador, por lo menos deberías de llevar esto contigo.” Ella estaba hablando
rápido, tratando de decirlo todo antes de que él la interrumpiera y se lo aventara a la cara. “Si me
dejas enseñarte algunos hechizos, serás capaz de sanar la mayoría de las lesiones básicas por ti
mismo.”

Él abrió la caja y observó sus contenidos. “Te das cuenta que puedo comprar la mayoría de esto.”

La boca de Hermione tembló. Ella no esperaba que él fuera agradecido; se había preparado para
que él ni siquiera lo aceptara.

“Entonces puedes rellenar fácilmente lo que uses.” Hermione se forzó a acercarse y pasó su dedo,
señalando a los distintos frascos.

“Todos están marcados. Hay una poción para concusiones; cualquier tipo de golpe en la cabeza y
debes utilizar un diagnóstico para comprobarlo. Esencia de Murtlap para pequeños cortes en la piel
o pequeños moretones. La crema de moretones es para hematomas más profundos y serios. La
Esencia de Díctamo es una carta de triunfo para la mayoría de las lesiones. A menos que sea una
lesión maldecida, el Díctamo puede ayudar con las lesiones externas más severas, mordeduras de
hombre lobo, desparticiones. A menos que sea una lesión en los ojos o cerebro, en ese caso
necesitarás llamar a un especialista. Ni siquiera pienses en aparecer o en cualquier otro tipo de
transporte de desplazamiento si te lesionas los ojos o tienes algún tipo de herida que pinche el
cráneo. La presión ocasionaría daño irreversible. Este antiveneno contrarrestará las mordeduras o
picaduras venenosas, a menos que sea una bestia de clase XXXX o superior. El antídoto de aquí
contrarrestará las propiedades anticoagulantes de una mordida de vampiro.

Draco resopló levemente.

Hermione continuó obstinadamente. “Poción Calmante. Poción de reposición de sangre. Esto de


aquí es para daño de órganos internos, contusiones renales y similares . Te enseñaré un
diagnóstico para checar cosas así. Y este, es un analgésico para la maldición de hervor ácido.
Asumo que conoces el contrahechizo. El analgésico la neutralizará completamente y corta el dolor.
Aún necesitarás que te quiten todos los huesos con cuidado y luego vuelvan a crecer. Pero reducirá
el tiempo de recuperación por varios días y la probabilidad de daño de nervios bajará. Y una barra
de chocolate, para los dementores. Cuando saques los objetos de la caja se pondrán de su tamaño
real. Los encogí para que el kit no fuera tan difícil de cargar.”

Hermione no mencionó que había extendido el equipo de Draco mucho más allá de los básicos que
le daba a todos los demás. En el caso de sus amigos podía contar en que regresarían si tenían
alguna lesión. Esa no era una asunción que haría con Draco. Si él ya no iba a confiar en los
sanadores, al menos lo equiparía lo suficiente para poder lidiar con más lesiones por sí mismo.

Draco cerró la caja repentinamente. Hermione lo miró seriamente. “Solo—mantenlo contigo.


Déjame enseñarte un diagnóstico, para que así puedas saber si estás tratando con algo serio.”

“Sé cómo hacer un hechizo de diagnóstico, Granger.” Su expresión era ligeramente ofendida.

“Probablemente no el que te quiero enseñar. Es un poco inusual. Más oscuro. Mejor para lesiones
de guerra. Los básicos son hechizos de hogar, para diagnosticar fiebres o infecciones y lesiones
diarias. La mayoría de libros médicos enseñan un diagnóstico general con la asunción de que el
sanador pueda reducir su enfoque progresivamente. Pero si estás usando un diagnóstico,
probablemente va a ser después de una escaramuza o un combate. Así que puedes enfocarte en
detectar maldiciones y lesiones físicas, no hay necesidad de buscar viruela de dragón o checar si
hay alguna transfiguración parcial.

Ella demostró el diagnóstico al usarlo en ella.

“¿Ves? El hechizo es simple. Lo que es complejo es leerlo, pero solo nos enfocaremos en lo básico.
Los colores y posiciones son indicativos. No estoy maldecida ni lesionada así que la lectura es
bastante aburrida. La forma en la que muevo mi varita puede traer varias áreas a una lectura
enfocada. Todo es un cielo azul saludable. Si comienza a tornarse turquesa, eso indica un nivel
peligroso de pérdida de sangre, o caída en la temperatura del cuerpo. Si es azul real, eso es fiebre.
Se lee de la cabeza hacia abajo. Mientras más claro el color, menos grave es la lesión. Si es negro,
incluso el más ligero rasgo de negro, probablemente sea una herida mortal. El rojo indica una
lesión externa. El morado es para lesiones internas. Si hay morado en tu cabeza, eso indica una
concusión; si es en tu torso eso significa que deberías tomar la poción para daño interno. Verde
lima indicaría una maldición menor pero viridiano significa maldición; llegar a hechizar daño o
llama a tu sanador. El amarillo es para veneno. Los huesos fracturados se verán en un naranja
pálido, los que estén rotos o fuera de lugar serán más de un color como calabaza. Si es una
fractura, deberías sanarlo tú solo. Es un hechizo fácil, te lo enseño.”

Malfoy cooperaba a regañadientes e incluso parecía un poco intrigado a veces. Hermione resolvió
con determinación tanto entrenamiento como pensó que podría salirse con la suya y consiguió que
él demostrara que podía hacerlo todo él mismo.

Tenía un don para eso. Ella había pensado que probablemente lo tendría. Un oclumante natural con
un enfoque afilado tallado en él; la precisión le vendría naturalmente.

Ella sospechaba que él sabía un poco de la teoría de curación. Casi le preguntó por qué, pero su
cooperación se sentía altamente condicional. Sofocó su curiosidad y siguió recitando consejos para
curarse.

“De todas formas, esos son los básicos,” ella dijo al fin.

Él miró su reloj. “Te das cuenta de que has estado hablando por casi dos horas seguidas.”

Hermione se sonrojó. “Aún es muy básico.”

Hubo una pausa, y Hermione se dió cuenta que se había movido tan cerca de Draco que sus
hombros estaban rozando. Ella podía oler el aroma de musgo de roble que se aferraba a su piel.
Ella volteó a verlo y sus ojos se encontraron.

Por un momento todo entre ellos dejó de ser tan tenso y resentido; como si la guerra se hubiera
desvanecido por un momento, y solo estaban ellos. Ella casi le sonrió. Porque él podía ser amable
con ella cuando quería serlo, y ella estaba demasiado cansada ese día.

Ella trató de no pensar en qué tan patética la volvía eso.

Entonces Draco presionó sus labios en una firme línea, y ella vió como se apretaba su mandíbula.
Sus ojos brillaron y ella los observó afilarse; como la mirada de un pájaro de presa, comenzaron a
volverse crueles.

Ella dió un paso hacia atrás y bajó la mirada. “Feliz Navidad, Draco.”

La miró contemplativamente. Su expresión era ilegible. Sintió que su frecuencia cardíaca


aumentaba. Nunca estuvo muy segura de lo que podría hacer.

Trató de no dejar que sus dedos se movieran.

Él rodó la mandíbula. Hermione se sintió fría y casi vacía por dentro mientras se preparaba.

“Tengo algo para ti,” él dijo, metiendo la mano en su túnica.

Él sacó algo que estaba enrollado en hule y se lo ofreció. Ella lo aceptó y desenrolló la tela
lentamente para revelar su contenido. Dentro había un juego de hermosas y mortales dagas,
enfundadas en delicadas fundas de malla.

“Deberían de ser lo suficientemente pequeñas para tener una atada alrededor de tu antebrazo. Las
fundas son de seda de acromántula empapada en sangre de mantícora; cambiarán de tamaño para
usted y no restringirán su movimiento en absoluto. Deberías usar la otra en tu pantorrilla.” Él se
notaba visiblemente incómodo mientras decía la información. Sus ojos estaban evitando a
Hermione, pero seguían regresando la mirada mientras ella estudiaba las dagas.

“¿Son de plata forjada por Goblins?” ella preguntó después de un minuto.

“Si. De hecho están bañadas en veneno de mantícora.”

Ella volteó a verlo inmediatamente. “¿Eso significa—”

“Murió. Trágicamente.” La comisura de sus labios se arqueó ligeramente hacia arriba. “Las
inclemencias del tiempo, sospecho. Archivé todo el papeleo y ayer entregué el cadáver a McNair.”
“Pero no antes de que tomaras un poco de veneno,” Hermione dijo, sacando una de las dagas de la
funda y observar al filo afilado, capaz de cortar a través de casi todo. La cuchilla se deslizaría por
un hechizo de protección o muros protectivos como si nada estuviera ahí.

“No mucho, o hubiera sido sospechoso. Pero lo suficiente para un puñado de armas y un frasco
extra para un día lluvioso.”

Hermione comenzó a llevar los números mentalmente en el regalo de Draco. Dos cuchillos de plata
forjada por Goblins; por lo menos cien galeones cada uno. Veneno de Mantícora; otros ciento y
tantos ahí. Fundas de seda de acromántula; otros cientos de galeones.

El regalo de Navidad de Draco para ella valía una pequeña fortuna. Ella ni siquiera estaba segura si
él lo sabía o no.

Hermione era obsesiva sobre su presupuesto y sus recursos. Tenía que serlo. Cortaba cada esquina
y guardaba cada gota de poción y Knut que podía. Había un rincón de su mente que intentaba sin
cesar pensar en nuevas formas de ahorrar o concebir recursos sin explotar.

Le asombraba, la forma casual en la que Draco podía entregarle una capa escudada y encantada o
un set de cuchillos que colectivamente valían más que su presupuesto anual de hospital y pociones
para toda la Resistencia.

Ella los vendería. Por lo menos uno, posiblemente ambos. En el mercado negro probablemente
podría obtener una ganancia decente, lo suficiente para comprar más veneno de acromántula o
Esencia de Díctamo, o para rellenar algunos suministros de los otros hospitales. O quizás sería
mejor entregárselos a Moody o Kingsley; obtendrían un buen uso de cuchillos como esos. Podría
usar las dagas para negociar un aumento presupuestario permanente.

“Gracias,” ella dijo, enfundiendo la hoja que sostenía y metiendo todo en su bolso.

“Para que conste, no tienes permitido venderlos o dárselos a alguien más.”

Las manos de Hermione se quedaron quietas y sus ojos se lanzaron con culpabilidad hacia el rostro
de Draco. Sus ojos estaban fijos en los de ella, y la plata en ellos brillaba.

“¿Está claro, Granger?” Su tono era hielo.

Ella asintió de mala gana.

“Esperaré que los uses cada vez que busques ingredientes. Yo los buscaré.”

Ella se tensó y tragó saliva con irritación. “Bien.”

Su expresión se suavizó ligeramente. “Bueno, esto ha sido maravilloso. Ni siquiera puedo recordar
cuántas veces he deseado poder pasar la Nochebuena recibiendo un sermón sobre cómo leer un
encantamiento diagnóstico.” Él sonrió con poca sinceridad. Hermione no dijo nada. Hubo una
pausa y luego agregó: “De acuerdo a tu solicitud, aquí hay una advertencia. Voy a empezar a
enseñarte combate cuerpo a cuerpo a partir de la semana que viene.”

Después metió la mano en su túnica y sacó un rollo de pergamino. “Mi última entrega para
Moody.” Mientras ella lo aceptaba, él le sonrió. “Tengo que decir, terminaste costándome bastante,
Granger.”

Él se desvaneció sin un sonido.


El día de Navidad, Hermione tuvo el turno en el hospital de la mañana. Angelina había sido
maldecida durante una redada en el Londres Muggle la noche anterior; había sido golpeada en la
rodilla con la maldición del ácido, y mientras estaba en el suelo, un Mortífago había agregado una
maldición adicional de destrucción de órganos internos. Fred había logrado tomarla y llevarla de
vuelta a Hermione antes de que Angelina muriera en sus brazos.

El trabajo final de reparación era demasiado complejo para Padma o Poppy.

Hermione estaba sentada silenciosamente en el ala del hospital y lentamente reconstruía el tejido y
los tendones en la rodilla de Angelina. “Muy bien, necesito que la dobles, y veas si el tejido se
formó correctamente. Volver a crecer huesos para lesiones como esta no siempre sale
correctamente.”

Angelina mordió su labio. Su piel estaba gris del dolor, pero movió su rodilla como se le fue
requerido.

“Ugggghh.” Ella jadeó ligeramente y se detuvo. “Por dentro. Duele por dentro—como si estuviera
rechinando.”

Hermione lanzó un diagnóstico y lo estudió. Debido a la urgencia de salvar a los órganos de


Angelina, la maldición ácida había pasado por alto durante varios minutos antes de lanzar el contra
hechizo. Había destruido la mayoría de los huesos en la rodilla de Angelina y dejó huecos enormes
de tejido perdido. Era difícil de reparar cuando había tan poco tejido original del cual construir.
Hermione inicialmente había temido que tendría que amputarla, pero había lo suficiente intacto
después del recrecimiento óseo para que pudiera curarse.”

“Ya ví el problema. Voy a aturdirte. No necesitas estar despierta para esta parte.”

Angelina asintió y cerró sus ojos.

Tomó casi cuatro horas antes de que Hermione despertara a Angelina.

“Muy bien, trata de moverla de nuevo.”

Angelina levantó su pierna y la dobló ligeramente. “Eso está mejor. Punza un poco.” Su color se
veía mucho más saludable.

“Tendrás que permanecer fuera de ella por lo menos durante un mes, pero creo que podrás caminar
sobre ella. Dolerá, especialmente en los días fríos. Puede que cojees un poco. Siempre lo sentirás.
Pero aún puedes luchar, si quieres.”

“No voy a dejar la pelea,” Angelina dijo firmemente.

Hermione asintió, no estaba sorprendida. Comenzó a aplicar una poción en la piel nueva de
Angelina. Mientras Hermione trabajaba, se dió cuenta de la mirada intensa de Angelina hacia ella.
Hermione volteó a verla y encontró su mirada. “¿Qué?”

Angelina movió la cabeza, aún estudiando a Hermione. “A veces trato de recordarte antes de la
guerra, y ya no puedo ver más a esa persona.”

La mandíbula de Hermione se tensó. Ella trató de restringir su abogacía por las Artes Oscuras en
las juntas de la Orden, pero su posición se había vuelto conocida en mayor parte de la Resistencia
con el paso del tiempo. Los miembros de el ED regularmente se encargaban de evangelizar a
Hermione sobre el poder del Bien y el mal de las Artes Oscuras.
Por la expresión del rostro de Angelina se dio cuenta de que estaba a punto de ser sometida a un
nuevo sermón.

Obligó a su voz a quedarse quieta. “¿Quién creías que era entonces?”

“No lo sé. Ruidosa, positiva. Bastante abrasiva, para ser honesta. Cuando organizaste el ED, eras
un poco despiadada, pero había una especie de rectitud honesta en ello. Ahora, cuando no estás en
modo sanador, pareces despiadada. Estás tan callada la mayor parte del tiempo, pero hay esta rabia
a tu alrededor que a veces siento. Como si la guerra te hubiera convertido en otra persona. Siento
que lo dejaste.”

La comisura de la boca de Hermione se crispó y sintió que sus ojos se estrechaban. “La guerra es
un crisol. ¿Crees que alguno de nosotros saldrá al otro lado igual que como estábamos?”

Angelina volteó a ver a su rodilla y se encogió de hombros. “Cargaré cicatrices por dentro y por
fuera, pero en el fondo, siempre voy a ser la misma persona.” Angelina volvió a ver a Hermione.
“Pero no sé si eres igual y yo solo nunca lo ví, o si en realidad has cambiado tanto. Siento que te
dejaste ir.”

Las manos de Hermione se quedaron quietas. “¿Dejar ir?”

Angelina se movió y se notaba incómoda. “Supongo que estoy preocupada por ti. Fred dijo, cuando
fue la última vez que fue a visitar a George, que parecía que algo te había pasado. Como si los
últimos pedazos de la vieja tú solo—desaparecieron un día. Y te he estado observando
últimamente, todo lo que veo es esto—ni siquiera sé lo que es. A veces creo que es furia. Otras
veces desesperación. Pero es como si estuvieras perdida en ella.”

La boca de Hermione se sentía seca y tragaba saliva repetidamente, ganando tiempo volviendo a
tapar los viales. Agarró el vaso con tanta fuerza que las manos le temblaban levemente.

“Esta guerra me ha tragado, Angelina,” finalmente dijo lentamente.

Antes de que pudiera decir algo más, Hermione se encontró abruptamente empujada hacia adelante
con un mechón de pelo en la boca mientras Angelina la abrazaba con fuerza.

“Oh, Hermione. No te dejes comenzar a pensar de esa manera. Tienes que ser capaz de visualizar
la victoria. Siéntela. Pelea por ella. Vete a ti misma al otro lado de la guerra. Si dejas ir a esa
esperanza, vas a terminar en algún lugar oscuro. La Luz siempre le gana a la Oscuridad. Pero
tienes que creerlo.”

Hermione sintió algo dentro de ella endurecerse. Se alejó de Angelina, negando con la cabeza, su
boca curvándose. “Eso no es suficiente para ganar una guerra. No voy a apostar en esta guerra con
mi capacidad o con la de alguien más de creer en la victoria.”

“Aún quieres que usemos las Artes Oscuras, ¿no es así?” Angelina miró fijamente a Hermione con
la expresión de un padre decepcionado.

Hermione luchó por no poner los ojos en blanco mientras asentía.

Angelina dejó caer los hombros ligeramente. “Si nos perdemos a nosotros mismo para ganar, ¿en
verdad es ganar? ¿Si nos envenenamos a nosotros mismos para obtenerlo y nos convertimos en los
monstruos con los que estamos peleando?”
Hermione apretó la mandíbula mientras peleaba por no sacudir a Angelina. “¿Exactamente qué
crees que pase si perdemos?”

“Moriremos.” Angelina se encogió de hombros levemente.

Hermione de repente entendió por qué Draco odiaba tanto a los Gryffindor de forma tan intensa.
No pudo evitar resoplar.

“¿De verdad crees que solo moriremos? Angelina, no van a cerrar Sussex cuando ganen la guerra.
Somos ganado. Tú no viste a los prisioneros que trajeron de la anterior división de maldiciones.
Ellos estaban—” la voz de Hermione se detuvo. “Se estaban disolviendo, pudriendo, desollados y
seguían con vida, habían cosas retorciéndose dentro de ellos—” su voz se quebró. “Los que aún
podían hablar me suplicaban que los matara.”

Hermione siseó entre dientes. La sofocante sensación de frustración aumentó cuando se vio
obligada a enfrentar, una vez más, el perpetuo optimismo de los guerrilleros de la Resistencia. El
estrés y la desesperación dentro de ella se sentían tóxicos, como el ácido erosionándola lentamente
a nivel celular. “Si perdemos—nos juntarán a todos y usarán a los guerreros de la Resistencia como
ratas de laboratorio o lo que quieran hasta que nos acabemos. La guerra no está supuesta para
terminar con la Resistencia. Se supone que los Mortífagos tendrán que conquistar la Europa
Muggle después. Esa es la visión. El trato. Todas las Criaturas Oscuras se aliaron con Tom porque
él les prometió eso. No sé si está lo suficientemente loco para creer que pueda hacerlo, pero ese es
su enfoque. Y por lo menos pretenderá hacerlo.”

Hermione sintió que podría comenzar a hiperventilar con solo pensarlo. Su pecho tartamudeaba y
se sacudía y seguía respirando brevemente y rápidamente.

“Pero, Hermione,” Angelina puso su mano sobre la de Hermione, “estamos ganando.”

Hermione se congeló y parpadeó lentamente mientras miraba a Angelina incrédula. Casi se rió pero
después notó con horror que Angelina estaba completamente seria. “Estamos—¿qué?”

“Ganando.” La mandíbula de Angelina sobresalió y su expresión se puso a la defensiva. “Lo


estamos haciendo. Piensa en todas las redadas de prisiones. Sacamos a cientos de personas desde la
primavera. Hemos contraatacado cientos de ataques este año. Mantenernos fieles a la Luz está
recompensando. La guerra nos está favoreciendo ahora. Pronto el mundo mágico comenzará a
darse cuenta de eso. Así es como funciona la esperanza. Necesita una chispa.”

Hermione sintió como si la hubieran golpeado con fuerza en la cabeza; como si estuviera
levemente conmocionada y eso explicara el mundo surrealista en el que se encontraba
abruptamente. Miró sin decir palabra a Angelina, quien le dio a Hermione una sonrisa alentadora.
“No estás ahí fuera, así que probablemente no lo veas. Sé que las cosas estuvieron oscuras por un
tiempo, pero siempre está más oscuro antes del amanecer, y estoy bastante segura de que ahora
estamos en el amanecer.”

Hermione tragó saliva mientras luchaba contra la tentación de gritar. Podía escuchar la sangre
latiendo en sus oídos y una migraña que se manifestaba rápidamente.

No estaban ganando.

Estaban sobreviviendo. La Resistencia estaba balanceada en el filo de un cuchillo bajo el control


de DRaco. Usando la inteligencia que Gabrielle Delacour obtenía usando su cuerpo para desgarrar
Mortífagos. Lo estaban usando para mantener la Resistencia mientras la Orden luchaba en vano
por encontrar Horrocruxes que pudieran estar en cualquier parte de Europa.
No estaban ganando. No estaban ni cerca de ganar.

Angelina la estaba observando con esperanza.

“Sí…” Hermione se escuchó decir a ella misma. “Yo—supongo que tienes razón. No estoy allá
afuera, así que no lo veo. No—me había dado cuenta de que estábamos—ganando.”

Angelina asintió y abrazó a Hermione nuevamente. “El problema es que estás demasiado aislada.
Pomfrey sale y pasa su tiempo con los profesores de Hogwarts, y Padma tiene a Parvati para
mantenerla cuerda. Pero tú raramente sales de esta casa excepto cuando sales por ingredientes para
pociones. Sé que Harry y Ron no están aquí tanto, pero tienes otros amigos. Necesitas amigos.
Cuando todo se siente perdido—eso es lo que te va a cargar y ayudará a aguantar. El resto de
nosotros, hablamos sobre esto. Sé que eres bastante inteligente, Hermione, pero cuando se trata de
cosas como el Bien y el Mal, no puedes esperar obtener las respuestas de un libro. Es algo que
tienes que sentir. Como volar—bueno, me doy cuenta de que ese es un mal ejemplo para usar
contigo—pero, tienes que ser capaz de creer que te atrapará. Todo es parte del viaje, caer hasta el
fondo para que puedas subir. El Bien toma sacrificios. Espero, una vez que termine la guerra, que
seas capaz de ver eso. Así es como funciona la Luz y la Oscuridad.”

“Por supuesto.” Dijo Hermione con voz apagada, evitando los ojos de Angelina. “Supongo que me
he perdido demasiado en mi propio mundo.”

“Está bien. No necesitas sentirte mal al respecto. Le puede pasar a cualquiera. Yo estuve en un
lugar bastante oscuro después de que George y Katie se lesionaran. Es un lugar fácil al cual ir
durante una guerra. Pero después Harry tuvo una charla con todos en el ED. Habló sobre cómo
Dumbledore venció a Grindelwald. Y habló sobre la Orden durante la Primera Guerra Mundial
Mágica, sobre qué tan malas eran las cosas. Todos pensaban que Tom iba a ganar en ese entonces;
el Ministerio estaba usando Imperdonables, pero la Orden se mantuvo. Había muerte y traición,
pero el Amor y la Luz siempre brilló más fuerte en esos momentos. Por eso es que siempre ganan.
Tenemos que confiar en ellos. Después de que Harry dijera todo eso, creo que incluso fue en el
mismo mes, tuvimos nuestra primera redada de prisión con éxito.”

Hermione se puso de pie bruscamente. Se sentía como si no pudiera respirar. Necesitaba aire. Frío.
Necesitaba un trago calmante. “Necesito algo de mi armario de suministros. Regresaré en unos
minutos.”

Hermione se dirigió aturdida hacia su armario de suministros.

Tropezó por el pasillo y empujó la puerta para cerrarla detrás de ella mientras descorchaba
temblorosamente un frasco y bebía una dosis de Poción Calmante. Cuando la poción hizo efecto,
Hermione soltó un grito ahogado y rompió a llorar.

Se quedó ahí sollozando durante varios minutos antes de recargarse en la encimera. Enterró su
rostro en sus brazos y trató de llegar a un acuerdo con la conversación que acababa de tener.

No se había dado cuenta—ni siquiera se le había ocurrido como el cambio en la guerra se vería
ante los ojos de la Resistencia. Por su puesto. Por supuesto, para ellos nada había cambiado. Todos
pensaban que, al mantener sus convicciones sobre el Bien y el Mal, la guerra simplemente había
pasado de la inevitabilidad inherente.

Ellos no tenían idea de que los Mortífagos estaban siendo torturados por información, o que
Hermione se había vendido a ella misma a Draco para poder ganar la mayoría de ella.

Hermione, sin saberlo, había probado sus mitos y en el proceso se convirtió en Cassandra dando
advertencias desatendidas a las puertas de Troya.

Hermione soltó un jadeo y trató de respirar lentamente por la nariz mientras luchaba por pensar.

Tenía que avanzar con Draco.

Padma era—aceptable para hacer pociones y curar. Kingsley había revisado todas las notas de
Hermione y de alguna manera reclutó a un curandero de respaldo. Se preguntó cuánto tiempo había
estado reteniendo esa pieza.

Había compilado todas sus notas sobre las contra-maldiciones que había desarrollado a lo largo de
los años y las instrucciones que explicaban las técnicas de análisis de maldiciones.

Moody parecía cada vez más frustrado por la falta de progreso que informaba semana tras semana.
Había habido un cambio en su comportamiento reciente y en el de Kingsley cuando les informó
sobre Draco, un nuevo escepticismo, como si no estuviera cumpliendo con las expectativas.

Ahora lo entendía. Necesitaban a Draco bajo control

La información de Draco aún era excelente, pero él había puesto los términos desde el principio.
Era un balance de poder en el cual no querían confiar y querían cambiar.

Lo querían encadenado.

Hermione estaba estancada.


Flashback 21

Navidad 2002

Los Weasley pasaban su Navidad en El Refugio. Cuando Padma llegó a tomar el turno del
hospital, Hermione se cambió de ropa y apareció para unirse a ellos.

Se quedó parada fuera en la nieve durante varios minutos mientras trataba de prepararse. La
conversación con Angelina la había dejado fuera de control, y se sentía como si buscara una
sensación de control.

Miró fijamente a la puerta principal y ensayó menatalmente el día. La Navidad sería silenciosa;
muy lejos de las vacaciones pasadas. Cada año todos estaban cada vez más y más callados y
borrachos. El año anterior, Arthur se había abrumado por el número de personas e hizo un
berrinche hasta que Molly se vió forzada a irse con él.

Hermione podía pasar por las mociones. Sonreir. Cantar villancicos. Checar en Arthur y George.
Respiró profundamente y abrió la puerta.

“¡Oigan! ¡Hermione está aquí!” Fred gritó cuando ella entró.

Todos voltearon y descendieron sobre ella. Todos estaban sorprendentemente de buen humor,
alegres y animados. Le pusieron una jarra de wassail en las manos antes de cruzar la habitación.

Todos estaban usando suéteres navideños de parte de Molly

Hermione colocó subrepticiamente viales de poción para la resaca a lo largo de la repisa de la


chimenea.

Bill estaba sentado en una esquina, callado entre el ruido. Fleur estaba sentada en el brazo de su
silla, pasando sus dedos por el cabello de Bill.

Harry y Ginny estaban aplastados en un sofá individual, susurrándose el uno al otro. Harry y Ron
habían regresado de otra caza de horrores unos días antes.

“Hermione querida, que felicidad que hayas venido. Esto es para ti,” Molly presionó un regalo,
envuelto en papel de pañuelo, en las manos de Hermione.

Hermione se sentó en una otomana y la abrió. Un suéter verde con una H en el medio.

“Gracias, Molly,” ella dijo. “Esto es hermoso.”

“¡Mamá! ¿Por qué estás poniendo a Hermione en verde Slytherin?” dijo Ron acercándose.

Molly lo golpeó, trayendo una expresión de ofensa. “¡Ronald! Es verde esmeralda y es un color
encantador para su color de piel. Me recordó a los ojos de Harry.”

“Se ve como verde Slytherin para mí.” Ron hizo una mueca mientras Hermione lo ponía sobre su
cabeza. “Agh. Me da pesadillas de tan solo verlo.”

La relación de Hermione y Molly era algo tensa. Cuando Arthur fue maldecido por primera vez,
había muchas esperanzas de que Hermione y Bill pudieran, en colaboración, revertirlo o romperlo.
Molly había sido efusiva en su apreciación de todos los esfuerzos de Hermione. Sin embargo, a
medida que pasaba el tiempo y la esperanza disminuía, Molly se alejó. No era culpa, per se. Era
simplemente doloroso. Hermione representaba una profunda esperanza que había fallado.

Sus interacciones aún eran cálidas, pero las mantenían limitadas.

Hermione sabía por relatos de segunda mano que Molly tenía vehementes objeciones a su defensa
de las Artes Oscuras, pero no era una conversación que hubieran tenido juntas.

Hermione no estaba segura de si Molly había elegido el color en función del tono de piel o si era
una forma de reproche. Realmente no valía la pena pensar en ello. Estaba tan cansada de discutir
inútilmente sobre eso.

Ella dejó a Ron y a Molly peleando y se fue a buscar a Arthur.

El Señor Weasley estaba sentado en el piso en una esquina, revisando un libro con solapa.
Hermione lo miró con atención y lanzó un hechizo de diagnóstico en su cerebro. Arthur Weasley
como un adulto aún seguía enjaulado en algún lugar. La maldición que Lucius había usado no
había vuelto loco a Arthur no había borrado su memoria. La magia había suspendido la mente de
Arthur en un punto específico de su niñez. El resto de Arthur aún seguía dentro, esperando a salir;
Hermione podía verlo en el diagnóstico. Pero no sabía cómo romper la magia sin causar daño
cerebral real y severo.

Las partes perdidas del cerebro de Arthur se estaban deteriorando lentamente. Su actividad cerebral
se reducía gradualmente a medida que las conexiones neuronales en desuso se extinguían.

No había nada que Hermione pudiera hacer al respecto.

“Arthur,” Hermione se arrodilló a un lado de él. “Tengo un regalo de Navidad para ti.”

Él levantó la mirada de su libro con esperanza. Cada vez que sus ojos se encontraban ella sentía una
punzada en el pecho y un deseo abrumador de ofrecer disculpas que él no podía entender.
Perdóname. Perdóname por no poder sacarte. Perdóname por no poder arreglar esto.

“No iba a comprar regalos para nadie este año, pero ví esto en una tienda y supe que debía
comprarlo para ti.” Hermione metió la mano en su bolsillo y sacó el regalo. “Se llama patito de
hule. Puede flotar en el agua. Puedes tenerlo en tus baños. O ponerlo en el lavabo.”

Arthur se lo arrebató de la mano y se levantó repentinamente. Hermione tomó su varita. La había


golpeado a través de una habitación por él en varias ocasiones cuando estaba sobreexcitado o
enfadado.

“¡Bill! Bill, haz esto.” Su voz era adulta, pero sus palabras y el tono insistente eran igual al de un
niño. Movió el pato sobre su cabeza. “¡En el lavabo!”

Bill adoptó la falsa expresión de alegría que siempre tenía cuando estaba con su padre y se inclinó
hacia adelante. “¿Qué tienes ahí?”

Arthur se lo llevó y empujó el juguete en la cara de Bill hasta que casi le pincha el ojo. Hermione
hizo una mueca.

“¡Un pato! En el lavabo.”

“Muy bien, ¿quieres ver como flota?” Bill se puso de pie. Arthur se volteó y prosiguió a
apresurarse por el pasillo hacia el baño. “¡Sin correr, Arthur!”
Hermione se dirigió hacia el exterior de la casa y encontró a Fred y George afuera en los jardines.
George estaba intentando pararse de manos con las muletas. Cuando Hermione abrió la puerta,
perdió el equilibrio y cayó de bruces en un montón de nieve.

“¡George!” Hermione fue y lo sacó, sacudiéndole la nieve golpeándolo. “Si vas a hacer cosas como
esta, al menos mantente sobrio.”

“Perdón, Mamá.” George dijo burlonamente mientras dejaba que ella lo pusiera de pie y se
preocupara por él mientras Fred levantaba las muletas.

Hermione le giró los ojos, y él la besó completamente en los labios.

Ella lo miró sorprendida.

“Feliz Navidad, Herms. Una linda chica merece un beso navideño. Fred se lo prometió a Angelina,
así que yo saqué la pajilla corta y tenía que besar a la mujer que salvó mi vida.” Él puso una mano
sobre su pecho y sonrió hermosamente.

Hermione negó con la cabeza. “Eres horrible. ¿Qué si ese hubiera sido mi primer beso?”

George puso una expresión de elaborada desesperación. “¿No lo fue? ¿Has estado besando a otros
pacientes tuyos antes que a mí?”

Hermione sintió las puntas de sus orejas calentarse y apartó la mirada. “En realidad mi primer beso
fue con Viktor.”

“Has roto mi corazón.” George se tambaleó hacia atrás de manera exagerada con sus muletas. "Es
porque no soy lo suficientemente hosco, ¿no? O tal vez solo te gustan los buscadores.”

Hermione negó con la cabeza y trató de no pensar en Buscadores o en mala educación. “Voy a
regresar adentro. Si vas a arriesgar tu cuello después de todo lo que he hecho curándote, al menos
hazlo cuando no estoy mirando.”

Ella fue de vuelta hacia adentro y se sentó en el sofá de la esquina, observando las festividades con
un sentido de desconcierto.

Charlie estaba molestando a Harry y a Ginny, él movió la cabeza hacia atrás y rió. Hermione no
podía recordar la última vez que había escuchado a Charlie reír. O a Ron o a Harry.

Todos estaban felices. Más felices de lo que los había visto en años.

Mientras Hermione observaba, un sentimiento creciente de terror llegó hacia ella.

La alegría que rebosaba dentro de la cabaña era más que alegría navideña y alcohol. La casa estaba
a reventar, casi vibrando con una sensación de esperanza.

Hermione no lo hubiera entendido de no ser por su conversación con Angelina.

No era solo la Resistencia. Los miembros de la Orden también creían que estaban camino a ganar
la guerra.

Mientras Hermione estaba sentada en la esquina absorbiéndolo, se sintió como si estuviera


atrapada en un encanto de ensueño mientras el mundo a su alrededor se volvía cenizas.

La Orden ya nunca cambiaría sus tácticas; nunca estarían de acuerdo en usar las Artes Oscuras.
Ella había hecho eso.
Si Draco alguna vez los traicionara, o lograba la expiación que buscaba y terminaba su servicio, la
Resistencia comenzaría a caer libremente y no habría nada para atraparlos.

Si la Orden alguna vez se enterara de Draco, en cualquier contexto… probablemente destruiría a la


organización completa. La confianza en Moody y Kingsley quedaría destrozada.

Hermione se sentía enferma. Quería irse.

Se quedó sentada en la esquina como una estatua.

Harry llegó y se dejó caer en el sofá junto a ella. Ellos observaron la habitación. Ginny estaba con
Arthur. Ron, Fred y George parecían estar a la mitad de algún tipo de broma. Molly se movía de un
lado a otro, preparando comida y Charlie la estaba ayudando.

“Esto—es todo lo que siempre quise,” Harry dijo después de un minuto. “Esto es lo que hace que
siga adelante. Todos los días.”

Hermione estaba callada.

“¿Estás pensando en tu familia?” Harry la estudió cuidadosamente. Hermione asintió levemente.


Harry puso un brazo a su alrededor de su hombro y la acercó. “Algún día tus papás también estarán
con nosotros.”

Hermione observó cómo Molly pausó para darle un beso a Arthur en la frente y admirar su pato.

“Ellos—ellos no lo estarán; nunca regresarán de Australia,” ella dijo silenciosamente. Harry la


miró con confusión. Los ojos de Hermione bajaron a su regazo. “El olvido extenso solo tiene una
cierta ventana de reversión. De lo contrario, existe un alto riesgo de daño cerebral agudo. Si iba a
revertir el encantamiento de la memoria, tenía que hacerlo antes de la Navidad del año pasado;
antes de la marca de cinco años.”

Hubo un largo silencio.

“Nunca me dijiste eso.” La voz de Harry estaba devastada.

Hermione jugó con la manga de su suéter y no quiso voltear a verlo. “Era más fácil en solo trabajar
que en pensar en ello. Sabía el riesgo cuando decidí esconderlos.”

“Lo siento.” Harry apretó su mano. “Lo siento mucho, Hermione.”

“Está bien. He llegado a términos con el hecho de que proteger a gente pueda significar perderlos.”

“Bueno, no a mí. Tú siempre serás mi familia.

Antes de que Hermione pudiera decir algo, Molly se acercó, sosteniendo una cámara y arrastrando
a Ron con ella. “Tomemos una foto de ustedes tres. Hermione, muévete un poco, querida, para que
Ron pueda sentarse a tu lado. Muy bien. Abrazados el uno al otro. Harry, trata de alisar tu cabello.
Oh no importa. Sonrían…”

Hermione no pudo sonreír del todo. Las comisuras de su boca se curvaron levemente cuando los
pesados brazos de Ron y Harry se envolvieron alrededor de sus hombros. Hubo un destello
cegador.

“Eso será encantador. No hemos tomado ni una foto de ustedes tres juntos en años.” Molly se fue
para tomar una foto de Bill y Fleur.
Ron resopló mientras veía a su madre posar a Fleur y luego tiró de uno de los rizos de Hermione
que se había soltado de sus trenzas. “Un cabello fuera de lugar; supongo que, después de todo, no
eres una Slytherin.”

Hermione sonrió levemente. “Seguramente por eso el Sombrero Seleccionador me dejó en


Gryffindor. Probablemente sea la misma razón por la que Harry no haya sido enviado ahí.”

Ella y Ron miraron el cabello enmarañado de Harry. Parecía como si lo hubieran electrocutado y
trató de ocultarlo con pomada. La mitad parecía haber sido peinado en algún momento, pero el
resto se asomaba y señalaba en varias direcciones.

“¿Qué le hiciste?” dijo Hermione, negando su cabeza con incredulidad.

Harry se enrojeció. “Lo peiné. Y después Ginny y yo—em, nos besamos.”

Ron hizo un sonido de arqueada. “Se besaron.” Él resopló. “Esa es mi hermanita. Tan solo pensar
en ustedes dos hace que quiera sacarme los ojos.”

“Confía en mí, yo he querido hacerlo,” Hermione murmuró. “Te lo juro, ninguno de los dos saben
privacidad básica o hechizos de sello.”

Harry se veía horrorizado.

“Ronald,” Molly dijo a través de la habitación. “¡Quiero tomar una foto con todos los hermanos!
Ven para acá. Ponte de pie junto a Ginny.”

Hermione y Harry observaron a Ron moverse y posar para la foto familiar. Hermione sintió como
si su pecho estuviera siendo aplastado.

Harry miró a Hermione y ella notó que su expresión cambiaba ligeramente antes de hablar.
“Cuando esto acabe, espero que las cosas vuelvan a ser como lo solían ser.”

Él la miró fijamente, y sus ojos eran jóvenes y viejos al mismo tiempo. Una vida entera de
recuerdos eran evocados por esos ojos. El corazón de Hermione se atascó en su garganta mientras
lo miraba.

Ella comenzó a abrir su boca para decir que ella también lo deseaba. Porque así era. Ella haría lo
que fuera para de alguna manera volver a emerger del otro lado de la guerra y aún tener algo.

Pero antes de que ella pudiera decirlo, Harry tomó su mano y la apretó. “Tú eres mi familia. Y yo
siempre seré la tuya. Sé que hemos peleado mucho últimamente. Pero sé que todo lo que siempre
has querido hacer es porque estabas tratando de protegernos. Solo no puedo soportar el
pensamiento de ver lo que la Magia Oscura te haría. No sé cómo pelear esta guerra sin ti, y Ron, y
la familia Weasley estando ahí para mí al otro lado de ella. Deseo haberte podido decir esto antes,
pero quiero arreglar las cosas entre nosotros ahora. Tú siempre me has cuidado mejor que nadie.
Quiero que lo sepas.”

Los ojos de Hermione se llenaron de lágrimas y su cuerpo se quedó quieto.

Harry, no tienes idea de todo lo que estaría dispuesta a hacer por ti.

Ella abrió su boca y después la cerró, tragándose lo que quería decir.

“Aún no hemos ganado, Harry,” ella dijo con una voz firme
“Lo sé. Sé que aún nos falta un largo camino por recorrer, pero no quiero esperar para decir esto.”
Harry respiró profundamente. “No me he fijado en ti, y lo siento. He estado tan preocupado por
todos los que van al campo, nunca me puse a pensar en cómo era para ti. Ginny y yo estábamos
hablando, y ella mencionó lo horrible que era en tu ala del hospital; que lo que tú ves es lo peor de
cada batalla, una y otra vez, y en verdad lo siento mucho, nunca me dí cuenta—cuando Ron y yo
peleábamos en el pasado, él siempre tenía su familia y yo siempre te tuve a ti, pero con esta pelea
por las Artes Oscuras, él y yo siempre estamos tan enfocados en la Resistencia que no pensamos
en ti. Los tres siempre fuimos más fuertes juntos. Quiero que volvamos a ser de esa manera. ¿Qué
dices?”

Hermione miró a Harry y vaciló.

Su amigo. Su mejor amigo. Su primer amigo. Ella haría lo que fuera por él. Lo que fuera para
protegerlo.

Lo que sea.

Incluso renunciar a él.

Ya tomaste tu decisión. Si tratas de tener esto, solo lo lastimarás más cuando se entere de lo que
has hecho. Solo te lastimarás más si te dejas creer que es real.

Ella tragó saliva y lentamente alejó su mano. Era como chocar en cámara lenta. Saberlo y hacerlo
de todas formas.

“No creo que aún sepa cómo ser tu amiga, Harry.” Su voz era baja y firme.

Harry la miró fijamente, con los ojos muy abiertos y aturdido. “¿Qué quieres decir?”

Hermione miró abajo hacia sus manos. Una sensación fría y creciente se esparció en ella. “No—no
hemos sido amigos en años, Harry,” dijo ella con total naturalidad. “¿Cuándo exactamente fue la
última vez que me trataste como tu amiga? ¿Cuándo has entrado al hospital cuando no era para
visitar a alguien más?”

“Yo—“

“Me convertí en sanadora para tratar de protegerte y me abandonaste por ello.”

“Yo—no lo hice. Hermione, admito que pude haberlo hecho mejor pero no es como si Ron y yo
estuviéramos pasando un buen rato sin ti.”

“Por—su puesto.” Hermione no podía respirar. Ella seguía hablando con la voz cruel y despiadada
que había aprendido de Draco. “No has tenido tiempo. Obviamente los miembros del ED toman
precedencia; por el bien de la cohesión de la unidad. Si no hubieras estado tan ocupado, estoy
segura de que todo hubiera sido diferente. Habrías podido ofrecer algún tipo de reconocimiento a lo
largo de los años. Pero ya que no tenías tiempo, no tenías más opción más que darle una palmada
en el hombro a Ron después de que me llamara una perra en frente de la Orden entera. Después de
todo, él es tu compañero de combate.” Su tono era ácido.

“Estabas diciendo que deberíamos usar la Maldición Asesina.” La voz de Harry era amarga e
incrédula.

Hermione soltó una ligera carcajada. “Aún quiero que la uses.”

Hubo un silencio de asombro. Toda la habitación se había quedado en silencio. Harry se quedó sin
palabras durante un minuto completo. “¿Todavía?”

Hermione asintió levemente.

Harry negó con la cabeza lentamente como si no pudiera creerlo.

“Soy alguien realista, Harry. Quiero que esta guerra termine. No quiero que la Orden piense que
ganó y vuelvan a empezar todo desde el principio en catorce años, de la forma que pasó la vez
pasada.” Su tono era duro. Cansado.

Ella sabía exactamente dónde cortar.

Su corazón le dolía, su pecho también. Se sentía como si algo se estuviera quemando dentro de su
cavidad abdominal. Si Harry siguiera sosteniendo su mano, él sentiría que ella estaba temblando.

“¿Tienes alguna idea de lo que la Magia Oscura le hace a una persona?” La voz de Harry estaba
furiosa.

Hermione mantuvo su expresión fría. “Por supuesto que lo sé; soy una sanadora. Es parte de mi
especialidad. Y te lo estoy diciendo, vale la pena el costo. No te estoy diciendo que hagas Rituales
Oscuros o bebas sangre de unicornio, solo estoy diciendo que mates a la gente que trata de matarte.
¿De verdad crees que de alguna manera solo puedas ponerlo en una prisión? ¿En verdad crees que
puedes vencerlo con un Expeliarmus? ¿Estás dispuesto a apostar tu vida en ello? ¿La de Ron? ¿La
de Ginny? ¿La Resistencia entera? Vale la pena matarlo y a sus seguidores. ¿De alguna manera no
los odias lo suficiente todavía para lograr eso?”

“No lo creo. Porque nunca valdrá la pena,” Harry estalló. “No ganaremos de esa manera. No puedo
pelear de esa forma. Cuando peleo estoy pensando en la gente a la que amo. Cómo los estoy
protegiendo y cómo quiero volverlos a ver. ¿Cuál es el punto de todo eso, si ganar solo significa
verte a ti y a todos los demás morir en su lugar? Cada batalla es una prueba. No ceder ante el odio
es una decisión. La lección de la primera guerra es que el Amor triunfa cuando la gente cree en él.
Tenemos que escoger entre lo que es fácil y lo que es correcto. Si nos equivocamos nunca lo
venceremos.

“¿Me estás acusando de querer las opciones más fáciles?” Hermione estaba legítimamente
aturdida.

“Quieres usar las Artes Oscuras porque serían más ‘efectivas’. Sí, diría que claramente es la opción
de lo fácil en vez de lo correcto.” Harry estaba pálido, sus manos puestas en puños hasta que sus
nudillos se veían blancos. “La pelea entre el Bien y el Mal es una prueba. No solo la has
reprobado, Hermione, estás tratando de llevar a toda la Resistencia contigo. Pensé que era porque
pasabas tanto tiempo con Snape. Pero ahora me doy cuenta, eres tú. Tú en realidad lo crees.”

Hermione ya no tenía que pretender estar furiosa o amarga. Ella resopló en el rostro de Harry. “Por
supuesto que creo en eso. Piensa en Colin, Harry. Piensa en como Colin murió frente a ti y después
multiplícalo. Multiplícalo para incluir las muertes de cada batalla y redada en los últimos TRES
AÑOS. Eso—” ella gesticuló bruscamente a su alrededor, “—ha sido mi vida desde el momento en
el que regresé de entrenar. Así es como están muriendo tus amigos.”

“No necesitas decírmelo, Hermione.” La voz de Harry estaba temblando, y él se acercó hacia ella,
sus dientes mostrándose. “Ellos eran mis amigos. Yo los entrené. Peleé con ellos. Los cargué de
vuelta. Moriría por ellos. Hubiera hecho casi lo que fuera para salvarlos. Pero cuando se trata de
Magia Clara y Oscura, importa. Nunca vale la pena ceder ante las Artes Oscuras, no importa lo que
creas que obtendrás de ella. La Orden se va a quedar en la Luz.”
Algo dentro de Hermione estalló. “No eres la Luz si dejas que la gente se sacrifique para poder
mantener tus manos y alma limpia.” Ella dijo con desprecio.

Harry se volvió pálido.

“¿Cómo te atreves?” él finalmente dijo con una voz que vibraba con furia. “¿Cómo te atreves,
maldita sea? Yo nunca he—yo nunca—le pediría a alguien morir por mí. Todo lo que siempre
quise fue que la gente dejara de morir por mí. Yo no quiero ser el Elegido. Yo no quiero esta puta
guerra. Todo lo que siempre quise fue una familia. Las personas en esta habitación son todo lo que
tengo. Mis padres están muertos. Se sacrificaron creyendo en el Amor sobre el Odio, ¿y tú estás
diciendo eso? ¿Que estaban equivocados? ¿Que si hubieran sido tan inteligentes como tú aún los
tendría? Mi padrino está muerto. Al menos tus padres están vivos en algún lado. Yo ni siquiera
tengo eso de consolación. Moriría para ganar esta guerra con una sonrisa en mi cara. Pelearé tanto
tiempo dure. Pero no dejaré que la gente envenene sus almas. No les diré que vayan ahí. No les
pondré ese tipo de ejemplo para la resistencia.”

Él miró a Hermione y ella podía sentir las olas de furia irradiando de él. Eso le recordaba, de una
forma horrible, a Draco.

“Ron estaba en lo correcto,” Harry agregó después de un momento. La furia en su tono se había ido
de repente, él sonaba más cercano a devastado. “Eres una perra. En verdad no entiendes el punto de
la Orden.”

“Proteger el Mundo Mágico y el Muggle de Tom Riddle y sus Mortífagos,” Hermione dijo
silenciosamente. “Ese es el propósito de la Orden del Fénix.”

Ella se levantó y miró abajo hacia Harry; memorizándolo con sus ojos por un momento antes de
que apartara la mirada. “Pero supongo que tienes razón, soy una perra. No creo que sirva de algo
negarlo en este punto.” Ella soltó una ligera carcajada. “Parece ser la única cosa que todos me
dicen constantemente. Espero que tengas razón sobre la guerra, Harry. En verdad espero que lo que
estás haciendo sea suficiente.”

Hermione se volteó y caminó fuera de El Refugio.

Ella caminó por el jardín y hacia las montañas. Ella siguió caminando. Su corazón estaba latiendo
tan fuerte que dolía. La sangre latiendo en sus oídos era tan fuerte que apenas podía escuchar el
viento; aunque sentía el frío cortando sus mejillas.

Finalmente se detuvo y miró alrededor al interminable blanco que la rodeaba. Era una hermosa
Navidad. Hermione no podía recordar la última vez que había nevado el día de Navidad.

Sus manos se sentían entumecidas por el frío. Ella quería quedarse ahí. Quedarse ahí y congelarse.
No podría sentirse peor de lo que ya se sentía.

Ella no quería pensar en que tan mal se sentía en ese momento. Cuánto le dolía la cabeza. Y su
corazón. Se sentía como un abismo en su pecho. Como si alguien le hubiera cortado el esternón y
le hubiera arrancado el hueso con un retractor, como lo hacían los muggles con la cirugía cardíaca.
Estaba desgarrada y simplemente—dolía. Agonía fría como el invierno en su interior.

Si ella miraba hacia abajo, habría sangre en la nieve.

“¡Hermione!” La voz de Ginny cortó el viento.

Hermione volteó.
“Hermione…” Ginny caminó con dificultad por la nieve hacia ella. “¿Qué pasa? ¿Qué estás
haciendo?”

Hermione miró con tristeza a Ginny. “¿Haciendo?”

“Hiciste eso a propósito—pude verlo—para que Harry se enojara y te dejara ir. ¿Por qué? Él y Ron
son todo lo que tienes. Ellos pueden olvidar eso la mitad del tiempo, pero yo lo sé. ¿Qué estás
haciendo? ¿A qué le tienes miedo? Incluso antes de que Harry fuera contigo. Estabas sentada en el
sofá con una mirada que parecía que estabas atendiendo a nuestros funerales. ¿Qué pasa?”

Hermione la miró en silencio igual que Ginny; temblando en verde Slytherin.

Ginny se acercó y le lanzó un hechizo calentador.

“Yo—” la voz de Hermione comenzó y después falló durante varios segundos.

“Ya no puedo seguir haciendo esto, Ginny. No puedo fingir que las cosas estarán bien. Si ganamos
mañana en la mañana, no voy a cambiar de parecer al decir que pudimos haber hecho mejor. Las
Artes Oscuras podrían acortar la guerra y salvar guerreros de la Resistencia. Si Harry espera que
esté de pie junto a él sonriendo cuando esto termine, él debería tener esa ilusión destrozada ahora.”

Ginny miró fijamente a Hermione. Sus pestañas tenían cristales de hielo atrapados en ellas,
brillando a la luz. Su cabello estaba siendo arrastrado hacia atrás por el viento, dejando al
descubierto la cicatriz que recorría su rostro; los meses la habían desvanecido un poco, pero el frío
la hacía parecer más cruda contra su piel pálida. La desfiguración hizo que la belleza de Ginny
fuera más sorprendente. El contraste de elementos la hizo sorprendente. Un tipo trágico de
hipnotización.

“Tú—tú no esperas estar con nosotros,” Ginny dijo lentamente, sus ojos estaban abiertos y sobrios.
“Después de la guerra.”

“Me he entregado a esta guerra, Ginny. Cuando acabe—no habrá nada más de mí.”Ginny negó con
la cabeza y se acercó a Hermione. “No digas eso—Hermione—”

“Ginny, si me ofrecen otro discurso vacío de coraje, podría explotar.” La voz de Hermione era
plana. Ella inhaló fuertemente, después exhaló y observó a la condensación desvanecerse en el
cielo. “Yo no—no tengo la energía para fingir para todos ustedes. Estoy demasiado cansada.”

Ginny abrió su boca para contestar, pero Hermione apareció.

Fue de vuelta a Grimmauld Place y se escondió en la librería.

Ella se sentía congelada el siguiente día mientras trabajaba. No quería hablar con nadie. Sentía
como si su corazón se hubiera roto. Podía ocluir los aspectos mentales, pero ella no se había dado
cuenta de cuánto podría doler físicamente.

Moody la encontró trabajando con pociones.

“Granger, Severus quiere verte esta noche.”

Hermione se volteó a mirar a Moody con una expresión cautelosa. “¿Por qué?”

“Para discutir tu progreso.”

Hermione entrecerró los ojos. “Pensé que lo mantenías informado.”


La expresión de Moody no cambió. “Él tiene preguntas que quien contestadas.”

Hermione sintió una leve sensación de hundimiento en el estómago. “¿A qué hora?”

“A las siete.”

“Muy bien, estaré ahí entonces.” Ella volteó hacia su caldera. Ella no quería voltear a ver a Moody
mientras permanecía de pie evaluándola durante varios segundos antes de voltearse para irse.
Flashback 22

Diciembre 2002

La casa en La Hilandera estaba llena de pociones burbujeantes.

Hermione dio la vuelta a la habitación lentamente y se detuvo sorprendida cuando notó un caldero
brillando en la esquina. Ella dio un paso y vió al humo en espiral levantándose de la superficie.
Ella lo olfateó subrepticiamente—picante, aroma terroso de musgo de roble, matices ahumados de
cedro y pergamino—no. Lo olió nuevamente. Papiro.

Se sentía como recibir un diagnóstico que esperaba pero aún esperaba que fuera incorrecto. Su
estómago cayó fuertemente. Se alejó abruptamente y observó los calderos a su alrededor. Había
una sensación dolorosa dentro de su pecho que trató de ignorar.

“Esta es una gran variedad de pociones de amor que estás preparando,” ella dijo, mirando hacia
donde Severus estaba agachado sobre un caldero hirviendo.

“Un nuevo proyecto para el Señor Tenebroso. Ha desarrollado un repentino interés al tratar de
usarlo como arma,” dijo Severus, acercándose al líquido turbio y luminescente sobre el que estaba
trabajando.

Hermione sintió cómo su sangre se volvía fría. “¿Esa es una posibilidad?”

Severus se encogió de hombros con una leve sonrisa. “Ando escéptico y desmotivado, así que
probablemente no. Creo que fue más una idea pasajera que cualquier otra cosa en la que tenga un
interés sincero. Estoy redactando un informe completo para presentarlo en caso de que pregunte al
respecto. Y lo hago en mi casa en lugar de en el laboratorio para asegurarme de que nadie ofrezca
ideas innovadoras.”

Hermione observó la habitación. Habían diez variedades de pociones de amor y algunos


afrodisíacos que ella reconocía, al igual que otras quince que parecían experimentales.

“¿Qué constituiría una poción de amor como arma?”

“Algo de poder excepcional que no requiere doble dosis. Creo que él piensa usarla en él en
interrogaciones.”

“Eso es—obsceno,” Hermione dijo finalmente.

“Así es. Afortunadamente, o quizás desafortunadamente, él tiene otros asuntos que él ve como más
urgentes en los cuales se debe enfocar Sussex.”

Hermione se quedó quieta, viendo a Severus aplastar los huevos de Ashwinder durante varios
minutos en silencio.

“Draco dice que Sussex está tratando de desarrollar una forma para prevenir más rescates.”

Hubo una pausa antes de que Severus volteara y la mirara pensativamente.

“No sabía que él estaba consciente de eso.”

Hermione arqueó una ceja. “Un espía excelente. ¿No fue eso lo que dijiste?”
“Eso parecería,” Severus murmuró, volteandose de vuelta hacia su mortero y maja. “¿Ya sabes por
qué está espiando?”

Hermione bajó la mirada hacia sus zapatos. “No,” ella admitió. “Él dice cosas que parecen verdad,
pero no puedo descifrar el motivo detrás de ellas.”

Hubo una pausa, llena del sonido de un líquido hirviente y una piedra.

“¿Sabes que está subiendo de rango?” Dijo Severus, volteando hacia su caldero y vertiendo los
cascarones de ashwinder en polvo en el líquido en una figura de ocho sobre la superficie.

Hermione estuvo callada durante varios segundos. “No había escuchado eso.”

“Se lo mencioné a Kingsley hace algunas semanas. Subiendo más alto. Consolidando poder. No
pretendo saber todo lo que hacen juntos durante sus—reuniones semanales… pero a veces me
pregunto si siquiera recuerdas que cuando no está contigo, él pasa su tiempo matando gente.”

La respiración de Hermione se atascó en su garganta mientras Severus continuaba en un tono


inquietantemente conversacional. “Rara vez he visto a alguien que haya usado Magia Oscura tan
despiadadamente como lo ha hecho recientemente. El Señor Oscuro está emocionado por la
herramienta excepcional en la que se ha convertido. Aquellos que cometen el error de meterse en el
camino de Draco tienen un hábito de morir sospechosamente bajo los usos ingeniosos de hechizos
de la ‘Resistencia’. Hace algunas semanas, uno de los Mortífagos con la Marca, Gibbon, fue
encontrado con sus extremidades despellejadas y arrancadas. Ayudé a analizar el cuerpo; había una
red excepcional de Magia Oscura utilizada para obligar a Gibbon a permanecer con vida durante
casi un día antes de que finalmente muriera.”

Hermione se congeló y negó su cabeza con fuerza. “Eso no—Draco no—tú mismo dijiste que pel
no es un sádico.”

Severus la miró por el rabillo del ojo. “¿Creíste que no ser alguien sádico significaba que él nunca
había torturado a alguien hasta la muerte?” Su expresión era de desprecio. “Estoy seguro de que
leíste sus runas. ¿Qué tipo de cosas crees que hace sin piedad y sin fallar?”

Hermione se puso rígida hasta que su cuerpo se estremeció y su mandíbula se contrajo. “Tú
también matas gente y nunca he cuestionado tu lealtad por eso, Severus.”

Él resopló ligeramente y sus labios se curvaron. “Solo tengo una lealtad; al propósito de la Orden.
Los horrores que estoy obligado a cometer, los cometo por necesidad. ¿Tú crees que disfruto sentir
a mi alma desgarrarse lentamente y envenenarme? ¿Todo esto mientras ser ridiculizado y dudado
por aquellos que nunca estarían dispuestos a hacer un sacrificio similar?” Él negó con la cabeza
levemente. “Sin embargo, eso es irrelevante. Gibbon no era una necesidad. Él no era importante.
No era poderoso. No había nada estratégico o de interés de la Orden para matarlo. Ciertamente
nada para dejarlo sin extremidades mientras se mantenía con vida en el proceso.”

Hermione seguía negando la cabeza con firmeza. “Pudo haber sido alguien más. No sabes si fue
Draco.”

Severus se congeló y volteó lentamente para ver a Hermione. “Fue Draco. Sé que fue Draco. La
razón por la que sé es porque cuando estaba analizando el trabajo de hechizo me encontré con la
firma de un encantamiento interesante. Uno que yo inventé personalmente. Un encantamiento de
contención que solo le he enseñado a una persona. A ti. Tú lo estabas usando para tratar sus runas,
¿no es así?”
Toda la habitación se tambaleó ante la visión de Hermione, y se agarró al borde de la mesa para
evitar caerse.

Severus la miró con expresión amenazadora. “He sido un espía durante casi tanto tiempo como el
que has estado viva, Señorita Granger. Ahora deja de defenderlo y escucha.”

Hermione se quedó quieta.

Severus presionó sus labios mientras la estudiaba. “Se ha vuelto pícaro. Si alguna vez fue leal,
ciertamente no lo es ahora. Lo que sea que esté en el proceso de hacer, no es solamente para
ayudar a la Orden. Él es uno de los Generales más poderosos en el ejército ahora. únicamente
responde ante el Señor Oscuro. Tiene su propia red de informantes en todo el ejército, y ha
utilizado esa información para hacer que la Orden dependa en gran medida de él; probablemente
para evitar que lo traicionemos.”

Hermione sintió como si no pudiera respirar. Las puntas de sus dedos estaban cosquilleando
ligeramente. Ella asintió temblorosamente.

“Creo saber por qué mató a Gibbon,” Severus añadió después de un momento. “Él lo cubrió e hizo
parecer el proceso como una tortura, pero una vez que noté el encantamiento, había varias pistas
que hacían que lo que estaba intentando hacer fuera obvio. Draco está tratando una forma de
remover su Marca Tenebrosa sin morir por ello.”

“¿Morir?”

“Si la marca fuera posible quitarla o quitarla cortándole el brazo, Igor Karkaroff estaría vivo hoy.
Han habido algunos que trataron de correr o convertirse en renegados durante las dos guerras y
descubrieron por detrimento lo que pasa. La Marca es una conexión entre el Señor Tenebroso y sus
sirvientes; dañarla resulta en una lesión maldita. La persona se desangra hasta la muerte, sin parar.
No hay hechizos o pociones para prevenirlo. Aún así parece que Draco está determinado a
encontrar una manera, si es que puede.”

Un detalle horroroso le llegó a Hermione. “Él era zurdo. Pero ahora es ambidiestro.”

Severus arqueó una ceja pensativamente. “Eso sería la cosa lógica por hacer, para un hombre con
la intención de cortar su propio brazo eventualmente. ¿Sabes cuánto tiempo ha estado así?”

“Durante el tiempo que he ido con él. Raramente lo he visto usar su mano izquierda.” Había una
sensación quemante en la boca de su estómago.

Severus se notaba pensativo. “Así que entonces ha estado planeando esto durante años.”

Hermione estaba tambaleándose; tratando de reevaluar todo lo que pensaba que sabía. Draco estaba
jugando un juego largo. Ella era simplemente una onda en él, o una herramienta. Ella ni siquiera lo
sabía.

Severus la miró fijamente, su expresión más tensa de lo que Hermione jamás había visto. “Sería
bastante mortal para todos los involucrados si alguna vez se quitaran las esposas de su
servidumbre.”

Hermione asintió. Sin la Marca Tenebrosa restringiendo a Draco, ya no sería necesario para él
apaciguar a la Orden y mantener su tapadera. Si estaba compitiendo por el poder, sacar su marca
era el siguiente paso.

Especialmente desde que Hermione había admitido que Harry no tenía la intención de matar a
Voldemort.

Severus suspiró levemente y de repente parecía viejo mientras miraba a Hermione. “Tengo que
admitir, esperaba que el ataque de Junio fuera el principio del fin para él. Con el castigo al que
está sometido, asumí que él estaría en tiempo prestado.” Él la miró cuidadosamente. “Eso no lo era,
supongo, debe ser atribuido a tu cuidado excepcional.”

Hubo una pausa. Por un momento sintió como si el mundo se hubiera congelado a su alrededor,
luego se hizo añicos.

“Tú sabías que él tomaría la caída por el ataque en Junio,” Hermione dijo lentamente, mirando a
Severus fijamente con los ojos completamente abiertos. “Tú, Kingsley y Moody. Por eso
estuvieron dispuestos a hacer el ataque tan elaborado y utilizar tanta inteligencia. No estaban
preocupados por exponerlo. Ustedes esperaban que fuera asesinado por ello.”

Severus no dijo nada.

“¿Por qué—por qué no me dijiste?” ella dijo finalmente. Su voz temblaba ligeramente con furia.

“No pensamos que deberías saber.” Severus se encogió de hombros. Hermione se sentía tan furiosa
que pensó que podría incinerar la habitación a su alrededor. “Esperábamos que te dieras cuenta
eventualmente. Cuando se volvió claro que no te habías dado cuenta—que habías formado algún
tipo de lazo, o te sentías obligada a él—concluímos que sería recomendable que lo curaras, dado
que querías hacerlo. Pensamos que fue lo menos que pudimos haber hecho, después de lo que se te
había pedido.”

“Esperaban que fallara. Que él ya tendría mucho tiempo ido para el momento en el que llegué ahí.”

Severus sacó un frasco de alas de hada de una repisa. Hermione no podía respirar. Cada sonido
parecía repentinamente cien veces más ruidoso. Las burbujas de las pociones. Su propio silencio,
jadeos horrorizados. Ella podía escuchar el latido de su corazón creciente.

“Puedes imaginar nuestras sorpresa al encontrar que en su lugar él es incluso más peligroso que
antes. Nuestro espía de lealtad dudosa. Así que dime, ¿qué le hiciste a Draco Malfoy?”

Hermione presionó sus labios durante varios segundos.

“¿Por eso es que me mandó Moody? ¿Para que pudieras preguntarme eso?” ella preguntó
finalmente.

Severus no dijo nada.

Hermione alejó la mirada y ella se movió nerviosamente en el dobladillo de su manga. “Tú


ayudaste a envenenarlo, justo hasta su alma. Magia rúnica es corrosiva, siempre; no se desgasta. Si
hubiera llegado ahí antes—si hubieras mencionado lo que había pasado—hubiera sido capaz de
tratarlo menos drásticamente. Pero para el momento en el que me enteré, no tenía esas opciones.
Mi tarea era mantenerlo durante tanto tiempo como fuera posible. Cuando hablé con Moody, él me
dejó hacer lo que fuera que pudiera hacer, Si tú no querías que lo curara, debiste haberme dicho.”

“¿Y qué, precisamente, fue lo que hiciste?”

Hermione tragó saliva fuertemente. “Salvé su alma.”

“¿Qué. Fue. Lo. Que. Hiciste?” Severus dijo lentamente.


Hermione se quedó callada y luego se estiró y jugueteó con la cadena vacía alrededor de su cuello.

“Cuando—cuando estaba estudiando en Egipto—antes de irme—el jefe del hospital me dio un


Corazón de Isis. Pensó que probablemente lo usaría para Harry.”

Hubo un silencio ensordecedor cuando Severus se congeló en medio del movimiento sobre su
caldero.

“No lo hiciste,” él dijo, su voz casi vibraba con incredulidad. “¿Sabes el valor? Si lo hubieras
vendido, pudiste haber alimentado a la Resistencia durante una década. Lo más cercano a una
Piedra Filosofal y tú la usaste en Draco Malfoy?”

Hermione no parpadeó. “Tomé una decisión calculada. No pude haberla puesta en el mercado
negro. ¿Te imaginas si Tom pusiera sus manos en una? En menos de cuatro meses, Draco salvó a
cientos de personas. Cientos. Y a cientos más, al menos se salvó de una muerte horrible. Él salvó a
Caithness, y no había nada estratégico en ello. Él no es un monstruo.” Su voz se volvió amarga.
“Tú ayudaste a envenenarlo, y ni siquiera me diste una oportunidad de tratar de salvarlo. Los
rescates no fueron suficientes. No era suficiente para darnos una victoria. Estábamos muriendo por
centímetros hasta que él llegó.”

La furia de Severus se sentía casi explosiva. Sus facciones cetrinas palidecieron aún más y sus ojos
brillaban. “Te tomó por una tonta, y más hábilmente de lo que hubiera creído posible. Un orfanato
y un puñado de runas en su espalda y tú ya estabas convencida que el Corazón de Isis valía la pena
entregarle. Eres más estúpida que Harry Potter.” Él le dijo con desprecio.

Hermione se encogió. “Aún no se ha cortado el brazo.”

“¿Crees que te informará antes de que lo haga? Él es mortal. No es leal a nadie y tú le has dado el
poder para que pueda convertirse en un mago Oscuro capaz de reducir al Señor Tenebroso en
oscuridad.”

“Hay más en él,” dijo Hermione levantando la barbilla cuando se encontró con los ojos de Severus.
“No es como que él supiera que la tenía cuando él me lo pidió. O planeó su castigo. Tú debiste
haberlo visto, Severus; él sabía que iba a morir por ellas. Estaba resignado a ello.”

“¿Estás segura? ¿Nunca se te ocurrió que él pudo haberte estado manipulando todo este tiempo?
Después de todo, ¿qué es lo que él está obteniendo de ti? No estás durmiendo con él. Él te está
enseñando a combatir; te enseño oclumancia. ¿Qué beneficio le estás dando?”

Hermione palideció ligeramente, pero permaneció obstinada. “Está solo. No tiene a nadie. Soy la
cosa más cercana a incomodidad que tiene. Yo no soy quien sigue extendiendo nuestras sesiones
de práctica. Él sabe que me estoy convirtiendo en una vulnerabilidad para él, y aún así no puede
evitarlo. Así es como funcionan las runas.”

“Te has quedado sin tiempo,” dijo Severus, su expresión desdeñosa. “Tienes hasta el fin del
siguiente mes para demostrar que tienes algún tipo de control sobre él. Si no puedes, le entregarás
los recuerdos más incriminatorios que tienes sobre él a Kingsley.”

Hermione miró fijamente a Severus, aturdida.

“No pueden exponerlo.” Su voz estaba temblando. “Lo necesitamos. La Resistencia cree que
estamos ganando y es gracias a él. Harry cree que estamos ganando. Si perdemos la inteligencia, la
Orden no será capaz de recuperarse.”

Severus no se inmutó. “Afortunadamente para la Resistencia, Draco se ha vuelto una pieza bastante
crucial entre el ejército del Señor Tenebroso. Su muerte desestabilizará las cosas drásticamente.”

“No puedes—hacerle eso.”

“¿Por qué? ¿Porque es tu—? ¿Qué dirías que eres para él?”

Hermione tragó saliva amargamente y se rehusó a contestar la pregunta. “Él será torturado hasta la
muerte de la forma más horrible posible, y lo sabes. Las víctimas de la división de maldiciones
tendrían suerte en comparación con lo que le harán a Draco. Tú—no puedes—”

Severus volteó y la miró fría y fijamente. “¿Te estás rehusando a las órdenes, Señorita Granger?
¿Escogiendo a Draco Malfoy sobre el Sr. Potter y la Orden?”

Hermione se congeló y pareció que el tiempo se detuvo mientras luchaba por respirar. Ella estaba
colapsando hacia adentro. No quedaba nada dentro de ella.

“No.” Su voz estaba vencida. “No. Soy leal a la Orden.”

Severus se volteó. “Si él no hubiera tenido demasiada confianza, él pudo haberse protegido de un
Juramento de tu parte. El ego siempre es la caída de un Mago Oscuro.” Se burló levemente
mientras removía la poción.

Hermione negó con la cabeza.

“Adelante. Ya eres más que capaz de matarme cuando se te dé la gana.”

“Estás equivocado. No fue un descuido basado en el ego. Él es conocido. Ha sabido todo este
tiempo que mis recuerdos podrían hacer que lo maten. Sabía que la Orden le tendió una trampa en
junio, aunque yo era demasiado ingenua para hacerlo. Hay algo más en esto, y nosotros no
podemos verlo,” ella dijo, apretando sus manos en puños hasta que sintió a sus uñas cortando sus
palmas.

Severus volteó a verla, parecía triste. “Estás comprometida por él. Tu opinión en el tema ya no es
confiable.”

Hermione se quejó. “¡No lo está! Moody dijo que debería hacer lo que pudiera para curar a Draco.
Seguí mis órdenes y lo sané.” Ella inhaló profundamente. “Draco quiere que me mantenga con
vida. Mi vida es, por cualquier razón, importante para él. Cualquier otra cosa que esté haciendo, mi
bienestar se ha convertido en una obsesión para él y él lo reciente. Está furioso al respecto la
mayoría del tiempo porque está interfiriendo con cualquier plan inicial que tenía, pero no puede
evitarlo. Sabe que está llegando a un punto de inflexión. Puedo hacerlo. Solo dame más tiempo.
Por favor—”

Severus no estaba conmovido. “Se te ha dado tiempo. Tienes hasta el fin del siguiente mes.”

Hermione sentía como si estuviera muriendo. Sus pulmones estaban encogiendo, atrofiándose
dentro de ella. “Estás poniendo su muerte en mis hombros, Severus.”

“Tú hiciste este lecho tú misma. Yo hice todo lo que pude para darte una salida hace seis meses,”
dijo Severus apartando la mirada de ella.

Hermione jadeó de una manera ahogada.

Severus pausó y añadió en una voz más gentil. “Si y cuando Kingsley y Moody expongan a Draco,
te daremos una hora para que le puedas advertir; una oportunidad para una salida más humana, si
es que deseas ofrecerle una.”

Hermione cerró sus manos en puños y observó a Severus. “Si crees que eso cuenta como
consolación, no me conoces muy bien.” Su voz estaba temblando.

Severus no dio ninguna respuesta.

Un sollozo subió a su garganta, ahogándola mientras trataba de forzarlo. Respiró hondo y se volvió
para huir de La Hilandera.

Tan pronto como pasó los escudos de Severus, apareció.

Ella reapareció en Whitecroft. Ella siempre terminaba ahí. Se quedó de pie en el camino y miró
dudosamente hacia el camino hacia la cabaña que lentamente comenzaba a aparecer.

Ella fue y miró la puerta. Era jueves. No había razón para que estuviera ahí en un jueves. Sería
sospechoso e ilógico. Draco probablemente estaría furioso si ella activara sus escudos en un jueves
sin ninguna razón.

Ella empujó la puerta.

Draco apareció antes de que ella entrara a la habitación.

La miró de arriba abajo con cuidado, y ella lo miró fijamente. Se había sentido como si hubiera
estado muriendo de hambre hasta que lo vio.

“¿Qué estás haciendo aquí? él finalmente preguntó.

Ella parpadeó.

“Yo—” ella falló por una excusa. “La escaramuza en Nochebuena. Estaba—preocupada.”

Él arqueó una ceja. “Eso fue hace dos días, Granger.”

“No pude salir. Perdimos muchos guerreros,” ella dijo. “Tuve que quedarme en el hospital.”

“Así que viniste en tu primera oportunidad.” Él la estaba observando con una expresión dudosa.

Hermione asintió levemente y caminó hacia él. Ella lo miró, estudiándolo, tratando de encontrar
una señal de algo en él. Lo que fuera. Ella solo quería saber lo que era. “¿Estás bien, Draco?”

“Granger…” Su tono era una advertencia. “¿Qué pasa?”

“Nada…” Sus ojos bajaron hasta sus manos. Él la había tocado con esas manos. Había pasado sus
dedos por su cabello y a través de su piel. Él había envuelto su mano alrededor de su garganta y la
había excitado.

Había desmembrado a un Mortífago con esas panos, matado a docenas y docenas—posiblemente


cientos—gente que ella conocía, asesinado a Dumbledore.

Él era ambidiestro, porque había tenido la intención durante años de cortar su propio brazo para así
poder convertirse en un agente libre. Alguien que no necesitaría a la Orden pelear con Voldemort
por él.

Ella alejó su mirada de sus manos.


“Yo solo… quería saber si estabas bien,” ella dijo, mirando hacia sus zapatos.

Él dio un paso más cerca, y ella lo volteó a ver inmediatamente. Sus ojos eran fríos. Ella comenzó a
alejarse, pero ella tomó su muñeca derecha con su mano izquierda y la jaló firmemente hacia él y
después la llevó hasta la pared donde estaba atrapada contra él.

“¿Desde cuándo te has preocupado por mí?” él dijo como burla. Sus ojos eran firmes y y brillaban
como plata.

“No lo sé,” Hermione se sentía tentada al llorar al admitirlo. Él resopló.

“¿Y ahora—? ¿De repente no pudiste evitarlo?”

“Solo quería verte.”

Su boca se contrajo. “¿Por qué?”

“Porque tengo miedo de que algún día yo vendré y tú no—” su voz se quebró ligeramente, y ella
giró su muñeca capturada lo suficiente como para envolver sus dedos alrededor de su muñeca.

Sus ojos brillaron. Su mano seguía envuelta alrededor de su muñeca, y su rostro estaba a
centímetros del de ella.

Él la estudió por un momento, y su expresión vaciló; algo indescifrable en ella mientras lo miraba.

Él respiró hondo y soltó una carcajada. “¿Entonces este es un adiós, Granger?”

Su agarre se apretó. “¡No!”

Se quedó sin aliento. Ella lo miró fijamente y agarró su túnica con la otra mano mientras trataba de
respirar. Ella dejó caer la cabeza y la apoyó contra su pecho. Olía a musgo de roble y cedro.

Ella se quedó quieta. “Yo solo—quería verte.”

Sintió que su mano derecha se posaba sobre su hombro, y el calor se hundió lentamente en sus
huesos mientras su pulgar recorría suavemente su clavícula. Ella siguió agarrando su otra muñeca.

“No—mueras, Draco.”

“¿Qué pasa, Granger?”

“Nada. Yo solo—pasé demasiado tiempo haciendo tu kit de sanación. Sería demasiado ingrato de
tu parte si mueres ahora. Así que—no lo hagas.”

Él rió de una manera vacía, y su agarre en su hombro se apretó. Después ella sintió su frente caer
contra la suya por un pequeño momento antes de alejarse.

“Solo porque tú lo pediste,” él dijo. El filo del sarcasmo parecía débil. Sonaba casi amargado.

Ella apretó su agarre en su muñeca. Ella quería—

Quería—

No importaba. No importaba lo que ella quería. Nunca importaba.

Por Harry. Por Ron. Valdría la pena.


Ella se había prometido esas palabras miles de veces, pero de repente sonaban vacías.

Draco no era inocente, pero no merecía el castigo que Voldemort le pondría por su traición. Aliviar
su conciencia y sacrificarlo sería una forma insignificante de reparación.

Ella sería una heroína entonces, se dio cuenta amargamente. Se exoneraría del mundo y se
condenaría a sí misma en privado. Ella nunca se perdonaría a ella misma. Sería imperdonable. La
culpa la comería viva.

Ella siseó entre dientes y trató de pensar.

“¿Qué pasa, Granger?” Draco preguntó nuevamente cuando ella había estado callada durante un
minuto.

“Nada. Solo fue una Navidad inesperadamente mala,” ella dijo con una voz firme.

Él resopló y torció su mano para liberarse. Alejándose, la estudió. Él suspiró profundamente.

“Activa las barreras para emergencias,” él dijo. “No porque estás preocupada o tienes un mal día.
Arriesgarás mi cubierta, y me veré forzado a tratar de adivinar si vale la pena el riesgo o responder
inmediatamente.”

Hermione se sintió pálida. Si Kingsley y Moody deciden exponer a Draco, te daremos una hora
para advertirle.

“Lo siento. No volveré a llamarte a menos que sea urgente,” dijo Hermione. Él parecía escéptico.
“Lo juro,” ella dijo de forma forzada. “Si alguna vez las vuelvo a activar, será legítimo.”

Él asintió. “Has dado tu palabra, confío en que la mantendrás.”

Ella asintió levemente en respuesta, y él se desvaneció sin un solo sonido.

Hermione se quedó en la cabaña, mirando hacia el lugar del cual había desaparecido.
Preguntándose qué hacer.
Flashback 23
Chapter Notes

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Diciembre 2002

La siguiente vez que Hermione llegó a la cabaña, Draco apareció solo usando pantalones y una
playera. Ella se detuvo y lo miró con sorpresa.

Él arqueó una ceja y miró hacia abajo hacia sí mismo. “No tenía ganas de tenerte enredada en mis
túnicas,” él dijo arrastrando las palabras sugestivamente.

Él la miró por un momento con los ojos entrecerrados antes de gestionar que se acercara.

“Dado que no estás entrenando necesariamente para escaramuzas, necesitamos expandir tus
habilidades de combate,” él comenzó a decir. “Los vampiros o arpías no tendrán varitas, pero
tienen experiencia cuando se trata de atacar a algún mago. Van por ataques de cerca que son más
difíciles al resistirse. La mayoría de los magos estudian defensa contra ellos asumiendo distancia,
pero una arpía inteligente te tendrá en brazos tan rápido como sea posible. Saben que los hechizos
de combate son difíciles de hacer si estás en un rango cercano. Los hombres lobo podrán tener
varitas, pero la mayoría de los que andan en manadas prefieren el combate físico. Tú eres—
pequeña.” Hermione resopló y Draco la miró levemente. “Vas a estar en desventaja en cualquier
pelea. Necesitas defenderte creativamente.”

“Muy bien.” Hermione asintió.

Los ojos de Draco brillaron, él se cernió sobre ella. “Ahora, supón que soy un vampiro. Tendré
como objetivo el costado de tu cuello. No tienes un compañero de combate para cubrirte. Mientras
estás peleando con un gytrash, yo me acerco.” Él se acercó hasta que sus cuerpos se estaban
tocando. “¿Qué harías ahora?”

Hermione movió su varita hacia arriba, pero Draco estaba demasiado cerca como para que ella
pudiera hacer el movimiento para la mayoría de hechizos defensivos. Antes de que se pudiera
alejar y lanzar, la mano de Draco salió y detuvo su muñeca fuertemente. La varita de Hermione
voló de sus dedos y cayó al suelo. Ella volteó para lanzarse hacia ella, pero la mano de Draco se
apretó en su muñeca, y él la jaló de vuelta.

“Sin varita también. Tu movimiento, Granger.” Él comenzó a acercarse hacia su cuello como si
tuviera la intención de morderlo.

Su mano izquierda se disparó para empujarlo lejos, pero su otra mano se cerró alrededor de su
muñeca izquierda. Trató de soltar sus brazos, pero su agarre era implacable.

“Un consejo,” Draco dijo conversacionalmente mientras ella seguía tratando de liberarse. “No
dejes tus muñecas abiertas. Una vez que te tengo por las muñecas, tengo una ventaja considerable;
para mí es mucho más fácil mantener este agarre que para ti escapar. Lo mismo va para tus pies.
Ten cuidado al patear sobre encima de la rodilla. Si te toman por el tobillo, estarás en el piso en
segundos. Pisotear o golpear con la rodilla es mucho mejor que patear. Pisotear utiliza tu peso. Pisa
fuerte y ve por los pies, los tobillos o el costado de las rodillas. Deshabilitar a tu oponente es la
clave. Una rodilla en la ingle funciona en todo: magos, vampiros, hombres lobo—incluso las arpías
lo odian.”
Hermione trató de golpear a Draco con la rodilla, pero él utilizó el agarre en sus muñecas para
alejarla y pisarla fácilmente.

“Ves, una vez que tus brazos están atrapados, tus opciones son limitadas, y las mías son casi sin fin
dependiendo de lo que quiera hacerte después.”

Su sermón se estaba volviendo molesto. Hermione le pisoteó el pie y le dio una patada en la
espinilla. Él siseó débilmente.

“Mejor. Pero si fuera un vampiro ya estarías drenada para este momento. Claramente careces de
aptitud para pelear sucio.”

Él la soltó abruptamente, y Hermione se alejó y lo volteó a ver. Él la miraba seriamente.

“Granger, si fueras atacada, te superarían en número. Incluso si no eres superada, hablando


físicamente, nunca serás igual de fuerte que la mayoría de las criaturas Oscuras son por naturaleza.
Harán lo que sea que se necesite para matarte. La lucha se apilará en tu contra en todos los aspectos
posibles. Haz lo que puedas para poder escapar.”

Hermione asintió levemente.

“Pelea con inteligencia,” él dijo fríamente. “Ser tortuosa. Cuando tu oponente sea más fuerte que
tú, es crucial usarlo en su contra. Nunca serás más fuerte que un hombre lobo, pero se pierden en el
deseo de sangre y atacan de forma predecible. Si usas ese conocimiento, probablemente serás capaz
de sobrevivirlo. También,” él la miró fijamente, “saca tus golpes; esta es una pelea de práctica.”

Él le regresó su varita y la atacó nuevamente. Y de nuevo, y de nuevo. Él era despiadado, y


molestamente conversacional. Él la había desarmado sin siquiera usar un hechizo, y luego
proceder a hacerla tropezar, o girar un brazo detrás de su espalda y obligarla a una posición
indefensa, mientras arrastraba las palabras implacablemente diciendo que lo podría haber hecho
mejor.

Hermione se irritó cada vez más con él, lo que él notó y le parecía divertido.

“Soy una arpía,” él anunció con una sonrisa antes de atacarla por la veinteava vez. Hermione le
lanzó una serie de aturdidores mientras trataba de alejarse de su alcance, pero él los esquivaba
rápidamente y se acercaba. Ella trató de agacharse para escapar, pero él la tomó por el tobillo. Ella
se dio la vuelta y trató de hechizarlo, pero él le arrebató la varita de la mano y la arrojó a una
esquina, y luego procedió a sentarse en sus caderas. “Probablemente debería de cortarte y abrirte y
comenzar a comer tus órganos en ese punto,” él dijo casualmente, deslizando una mano por su
estómago. “Eres peor en esto de lo que eras bailando, y eras una bailarina horrible.”

“Nunca he hecho este tipo de pelea antes,” dijo Hermione amotinada mientras trataba de liberarse.
“¿Tienes idea de cuántos tipos de combates mano a mano hay? Revisé docenas de libros, pero no
tenía idea de qué tipo de pelea tenía que aprender.” Ella lo miró y añadió, “podría apuñalar con uno
de mis cuchillos ahora.”

Él la miró pensativamente y después asintió. “Deberíamos usar cuchillos de prueba. Traeré un


equipo.

Hermione lo estudió con desconcierto. "¿Por qué estás de tan buen humor hoy?"

Meses de soportar su fría rabia, y de repente se estaba alegre y conversador sin razón aparente.

Él la miró por un momento y después sonrió. “Joie de vivre, supongo. O quizás solo estoy
inesperadamente afectuoso por estar sentado sobre ti.”

Hermione lo miró dudosamente y se preguntó si estaba drogado.

Él se levantó y le ofreció una mano. Ella parpadeó en sorpresa y la aceptó. Después lo estudió.

Él estaba extrañamente feliz—al límite de apariencia cariñosa. Hermione no lo estaba. Ella se


sentía al límite de colapsar con tan solo mirarlo.

Un mes. Ella tenía un mes. Un mes para tratar de encontrar una forma de controlarlo.

Controlarlo. Incluso si pudiera, ella no tenía de cómo podría posiblemente mostrarlo.

“Después de todo, ¿qué es exactamente lo que está obteniendo al tenerte? No estás durmiendo con
él. Él te está enseñando a combatir, te enseñó oclumancia. ¿Qué beneficio le estás proveyendo?”

“¿Qué dirías que eres para él?”

Hermione sentía como si fuera a tener un ataque de pánico. Ella miró a Draco fijamente con
desesperación.

“No tengas miedo de usar tus codos,” él dijo. “Cuando te defiendes de los ataques a corta
distancia, los puñetazos no tendrán mucha fuerza. Los codos son duros e ideales para ataques
cercanos. Mejor que algo tan ineficaz como abofetear.”

“Una bofetada funcionó bastante bien contigo,” Hermione respondió.”

Draco resopló ligeramente. “Si estás atacando a alguien de trece años, adelante, dale una
cachetada.”

Hermione frunció el ceño.

“De nuevo,” él dijo después de que ella recuperara su aliento.

Se abalanzó sobre ella. En lugar de intentar huir, se movió hacia él y luego se hizo a un lado en el
último minuto. Él giró y se volvió hacia atrás, pero ella ya lo había golpeado con un hechizo
punzante y le había agarrado el tobillo con un bloqueador de piernas. Estaba demasiado cerca para
más hechizos. Ella trató de alejarse de un salto, pero él la agarró del brazo, tiró su varita y la
arrastró al suelo con él.

Hermione pateó, rasguñó y gruñó mientras trataba de liberarse, pero él pesaba por lo menos veinte
kilos más que ella. Ella trató de torcerse para liberarse, pero en un minuto ya estaba completamente
inmovilizada debajo de él.

“Si fuera un hombre lobo, ya te hubiera arrancado el cuello,” él dijo con voz baja. Su boca estaba
cerca de la base de su cuello, y Hermione se dio cuenta de repente de que la longitud de su cuerpo
estaba presionada contra el de ella. Su aliento rozaba la piel sensible en la unión de su cuello y
hombro. Sus piernas estaban entre las de ella, y mientras ella seguía tratando de liberarse, seguía
moviendo sus caderas contra las de él.

De repente se apartó de ella y se puso de pie con la mirada furiosa. Su mandíbula se rodó
levemente y sus ojos estaban negros.

"Si alguna vez estás peleando con un hombre lobo, no recomendaría hacerlo de esa manera", dijo
con voz tensa mientras sacaba su varita y se quitaba el maleficio del bloqueo de la pierna en su
tobillo.

“¿Cómo debería hacerlo?”

“Usa tu cabeza para romper su nariz, y cuando suelte tus muñecas. sácale los ojos,” él dijo
rígidamente. “Ve por las rodillas, la ingle, ojos, tobillos. Como ya lo he mencionado antes, estás
tratando de deshabilitar a tu asaltante.”

“Bien.” Ella se levantó del suelo y lo miró fijamente.

“De nuevo,” él dijo. La atacó nuevamente.

Para el momento en el que Hermione había aparecido, ella estaba cubierta de moretones. Draco la
había tirado una y otra vez mientras la sermoneaba sobre los métodos preferidos de ataque en
arpías, hombres lobo y vampiros.

Ella se escondió en el baño cuando regresó a Grimmauld Place, y frotó Esencia de Murtlap en todo
su cuerpo. Estudió defensa personal. Revisó todas sus notas sobre Draco.

No sabía qué hacer. No sabía cómo controlarlo. No sabía cómo probar que podía hacerlo.

No sabía lo que él quería. A ella. De alguna manera—por alguna razón—él la quería. Pero ella
interfería en cualquier otra cosa que él quería.

Ella revisó sus recuerdos exhaustivamente; volteándolos, organizándolos, tratando de encontrar


algo que desenredar.

Se acostaba en la cama por la noche y se preguntaba si estaba arriesgando el esfuerzo de la guerra.


Quizás ella estaba comprometida. No era confiable. Quizás Severus tenía razón y Draco estaba
mejor muerto. Tal vez si él fuera una figura tan centralizada en el ejército de Voldemort, matarlo y
dejar un vacío de poder sería el uso más efectivo para él.

Pero ella no podía reconciliarlo. Ella se negaba a creerlo.

Se acurrucó en una bola apretada y sintió como si fuera a morir por la sensación de desesperación
que sentía.

Cada semana sucesiva cuando Draco la entrenaba, ella se distraía. Hacía los movimientos, pero no
se comprometía, y Draco se dio cuenta.

“¿Tiene sentido entrenarte si ni siquiera estás poniendo atención?” él preguntó, su expresión era
irritada.

La boca de Hermione se torció, y las orillas de sus ojos dolían. Ella apartó la mirada de él. “Es solo
que ya no le veo sentido.”

Él la miró fijamente durante varios segundos, se veía levemente horrorizado. “Creí que no querías
morir,” él finalmente dijo.

“Si soy atacada por una manada de hombres lobo, dudo que sobreviva. Si lo hago, estaría en tantas
piezas que dudo que siquiera importaría,” ella dijo silenciosamente.

Él se movió hacia atrás y la miró como si estuviera reevaluando algo. “¿Qué ocurre?”

“Estoy cansada,” ella dijo, mirando hacia el suelo. “Estoy cansada de esta guerra. Estoy cansado
de tratar de salvar a la gente y verla morir de todas formas, o salvarlos y verlos morir después. Me
siento como Sísifo, atrapada en un ciclo por eternidad. No sé cómo salir, y tampoco sé cómo
seguir.”

Draco se quedó callado por un momento. “¿Qué pasó con hacer todo para Potter y Weasley?” Su
tono era ligeramente desdeñoso.

“El precio sigue creciendo. No sé si puedo seguir pagándolo.”

La expresión de Draco se tensó. “Supongo que incluso los mártires tienen límites.”

Hermione sonrió de manera apática. “O por lo menos días malos.”

Miró a Draco, estudiando su expresión reservada, parecida a una máscara y la forma en que la
miraba.

Ríndete. Ríndete. Ella le pedía. Ella podía verlo en sus ojos, él estaba tan cerca.

Pero él se rehusaba a cruzar la línea. A concederlo. Cada vez que intentaba llamarlo a través de él,
su malicia afloraba.

Él era más cruel cuando era vulnerable.

Quizás si Hermione fuera más obstinada, podría encontrar una manera de superar el dolor, pero él
parecía saber siempre dónde cortar para lastimarla más.

Lo que fuera que lo estuviera conteniendo—ella no sabía cómo cortarlo.

Sus dedos se curvaron y casi se acercó a él antes de retroceder. Respiró hondo y se obligó a
reprimir su desesperación y concentrarse en la situación que tenía entre manos.

“Muy bien. Ya terminé de quejarme,” ella dijo acomodándose.

Ella recogió su varita del suelo y se puso en posición. Él la observó pensativamente por un
momento antes de abalanzarse hacia ella repentinamente.

Ella se hizo a un lado y lo empujó a su lado, pero él se contuvo y se giró hacia atrás. Su mano
agarró su muñeca y la obligó a soltar su varita. Ella empujó su codo en sus costillas, se liberó y se
lanzó a por su varita.

Ella agarró su varita mientras se ponía de pie de un salto y logró golpearlo varias veces antes de
que él se acercara de nuevo. La agarró del brazo y volvió a arrancarle la varita de la mano. Ella
intentó enganchar su pie detrás de su tobillo, pero él se echó hacia atrás y lo esquivó mientras le
torcía el brazo detrás de ella. Lo soltó con una estocada rápida y sintió un destello de triunfo antes
de darse cuenta de que él la dejaría ir. Usando la fuerza de su escape, la giró, la agarró por el
tobillo con su propio pie y la tiró al suelo.

Hermione se giró, tratando de liberarse, pero él tenía sus muñecas entrelazadas.

Siseando levemente con frustración, se quedó quieta mientras él se arrodillaba sobre ella.

“Sigues tratando de ganar siendo rápida en vez de ser astuta,” él se quejó.

Él soltó sus muñecas y se levantó.

“De nuevo.”
Hermione se estaba cansando, pero aún lograba durar más tiempo. Ella lo derribó dos veces, pero
no pudo sobrevivir a él. Mientras trataba de inmovilizarla, ella giró hacia un lado usando su
impulso y rodaron por el suelo.

Él aún terminó por encima de su cabeza al final.

Ella casi maldijo con frustración.

“Mejor,” él dijo jadeando.

Su rostro estaba a menos de dos centímetros del de ella, y él la estaba observando. Sus manos
estaban envueltas alrededor de sus muñecas sobre la cabeza de Hermione.

Ella podía sentir el latido de su corazón.

Era 21 de enero. La siguiente semana sería la última vez, tendría que entregarle sus recuerdos a
Kingsley.

Draco, quien se preocupaba por ella más que nadie. Quien usaba el tiempo que posiblemente no
tenía tratando de entrenarla y mantenerla con vida. Porque él solo quería que viviera.

Desde que él le había dicho que podía decir que no, él en realidad nunca le había pedido nada.
Mientras él la observaba, su expresión era cerrada, pero sus ojos eran intensos; como si la
estuviera memorizando. Entonces su expresión cambió, un destello de amargura familiar.

Y ella lo supo.

Él estaba esperando a que ella lo traicionara. Sabía que ella lo haría. Que siempre escogería a la
Orden primero.

Eso era lo que siempre lo restringía.

Él lo había anticipado desde el principio, antes de que la posibilidad se le hubiera ocurrido a ella. Y
él la había entrenado de todas formas.

Ella no podía entenderlo. ¿Cuál era el punto de todo eso si él esperaba ser asesinado por la Orden?
¿Por ella?

Ella lo miró fijamente. No necesitaba un libro que le dijera qué era la expresión en su rostro. Ella
podía sentirlo, era un calor en su abdomen, una sensación de agarre en el pecho y un zumbido en
las venas. La intensidad con la que la estudiaba. Sus dedos estaban envueltos alrededor de sus
muñecas, y su pulgar se deslizó subconscientemente a través de su brazo mientras la observaba.

Él se acercó. Ella mantuvo la respiración. Después la expresión de Draco se endureció. Él alejó sus
manos y comenzó a levantarse.

Las manos de Hermione se estiraron, y tomó su camisa, lo jaló y presionó sus labios contra los
suyos.

No era un beso lento y dulce. No era un beso causado por alcohol o inseguridad.

Era llevado por furia, desesperación y deseo tan caliente que amenazaba con quemarla hasta el
olvido.

Posiblemente era un beso de despedida.


Si y cuando Moody decidan exponer a Draco, te daremos una hora para advertirle.

Draco se congeló cuando sus labios tocaron los suyos, y ella pensó que él quizás la empujaría. Ella
sintió su mano en su hombro y se armó de valor mientras profundizaba el beso y apretaba su agarre
en su ropa.

Él vaciló

Fue como si algo se rompiera dentro de él. Como una presa estallando, y de repente Hermione se
estaba ahogando en él.

Él envolvió sus brazos alrededor de ella y la besó salvajemente.

Su calor era como fuego salvaje.

La tensión, la espera. Meses de espera a que él hiciera algún movimiento en ella. Después de que le
dijeran que era por eso que la enviaron, un homenaje de doncella por sus servicios.

Pero había sido una artimaña de su parte. Tocarla, besarla, "quererla". Una finta para ocultar sus
verdaderas intenciones y motivos. Exigirla había sido la misma forma de desvío que él le había
enseñado a usar en oclumancia.

Una mentira—

Hasta que de repente no lo era.

Ella se había cambiado a sí misma en su estimación. Manipuló su camino para ocupar el mismo
lugar que él había fingido que ella ocupaba.

Ella deslizó sus dedos por los hombros de Draco. Una de las manos de Draco tomó su cabello,
tirando las trenzas, mientras su otra mano viajaba hacia abajo y abría su blusa, quitando su sostén
del camino. Palmeó sus pechos con la fuerza suficiente para hacerla sisear contra su boca.

Ella lo besó profundamente mientras sus dedos se deslizaban por su cabello junto con los tendones
de su cuello. Ella pasó sus uñas a través de sus hombros.

A pesar de lo frío que él actuaba, su nombre era apto; él era un dragón. Él mantenía muros de hielo
alrededor de sí mismo, pero había fuego en su corazón.

Arrebataron la ropa uno del otro. Su camisa perdió varios botones mientras ella la destrozaba
abierta y después mordió en su hombro. Sintiéndolo, marcándolo. Su cuerpo era familiar para ella.
Ella ya había memorizado su contorno.

Él pasó sus manos a través de su cuerpo, a través de las curvas de las cuales se había reído y
llamado flacas. Él besó sus pechos y enredó sus dedos en sus trenzas, jalando su cabello hasta que
ella se quejaba y movía su cabeza hacia atrás.

Su boca estaba en la unión de su cuello y hombro, y la besó y mordió a lo largo de su clavícula


hasta que llegó a un punto donde ella gimió guturalmente y se arqueó contra él.

Fue rápido. Violento. No era romance entre ellos, sino la colisión de dos fuerzas opuestas.

Él separó sus piernas y se hundió en ella con solo un fuerte empuje. Después él pausó y la besó
antes de comenzar a moverse.

Hermione ahogó un lloro de dolor y se forzó a no quedarse quieta o alejarse.


Dolía.

Ella sabía que podía hacerlo, si no se hacía lentamente. Pero el dolor aún la atrapó desprevenida.
La repentinidad de ello.

Quizás él había asumido que hubieron otros antes de él.

Ella estaba contenta de que doliera. Se estaba prostituyendo para la guerra. Ella había seducido a
Draco después de que él hiciera abundantemente claro que esa era una línea que no quería cruzada.
Ella lo había manipulado porque quería algo de él.

Le debería doler físicamente hacerlo, de la misma manera que le dolía mentalmente.

Era mucho más grande que su cuerpo prácticamente la envolvía. Sus manos estaban enredadas en
su cabello con tanta fuerza que apenas podía mover la cabeza cuando la miraba a los ojos y se
movía dentro de ella.

La mandíbula de Draco estaba tensa. Su expresión ocultaba la forma en que casi siempre lo era.
Esa línea dura y plana de su boca.

Pero sus ojos… la intensidad en ellos mientras la miraba era aguda. En esa expresión, ella podía
decir—

Él era suyo.

La realización rompió su corazón de alguna manera.

Se forzó a sí misma a no mostrar señales de incomodidad. Ella movió sus caderas para encontrar
las de él y apretó a su alrededor mientras ella arrastraba sus uñas por su espalda. Ella bloqueó sus
pies debajo de sus caderas para empujarlo más adentro.

Él siseó y dejó caer la cabeza contra su hombro mientras empujaba profundamente dentro de ella.
El ángulo de su movimiento, la intensidad entre ellos no era solo de él—ella gimió y jadeó cerca
de su oído.

Su paso vaciló levemente y levantó la cabeza. Él deslizó sus manos fuera de su cabello, tomó sus
manos y entrelazó sus dedos. Él la besó. Besos desgarradores que hicieron que le doliera el pecho
cuando se los devolvió.

Él cambió su ritmo. Más lento. El ángulo era diferente, la manera en la que sus pelvis se
encontraban mientras él se empujaba hacia ella, y Hermione se dio cuenta con alarma de que le
estaba quitando el sentido de control. Arrastrándola hacia arriba hacia el fuego, no sabía cómo
escapar o cómo frenar.

Draco la estaba besando. Caliente. Amoratado. Casi besos de castigo, mientras él tomaba sus
manos y seguía empujándose hacia ella. El dolor se había convertido en un latido más débil en
medio del fuego de la sensación que se abría paso a través de sus nervios.

Varias más, fuertes y profundas caricias, luego las caderas de Draco se sacudieron, y soltó un
profundo gemido y dejó caer su cabeza junto a la de ella. Su aliento se arrastró por su piel mientras
jadeaba cerca de su oído y besaba su hombro.

Hermione seguía acostada debajo de él. De repente se dio cuenta de la madera áspera mordiendo su
piel. Que la habitación estaba fría.
La única cosa en la que podía pensar era de qué tan aliviada estaba de no haberse venido.

Draco se quedó presionada contra ella y aún dentro de ella durante varios segundos y después se
tensó y alejó abruptamente. Su expresión era extraña, y ni siquiera se atrevió a mirarla mientras
levantaba su ropa del suelo. Se puso sus pantalones.

Hermione se sentó lentamente, observándolo cuidadosamente. Él se estaba volviendo cada vez más
y más pálido mientras se vestía. Su expresión era incrédula y horrorizada al mismo tiempo.

“Mierda—” él dijo bajo su aliento, pasando una mano por su cabello.

Él parecía extrañamente devastado.

Se tapó la boca con la mano y la miró a los ojos. Fuera lo que fuese lo que le estaba ocurriendo,
parecía estar provocándole un ataque de pánico.

Tragó visiblemente, cerró los ojos y se puso la camisa. Luego abrió los ojos. Parecía haberse
calmado. Respiró hondo y se volteó hacia ella. Su expresión estaba tensa.

Mientras la miraba, sus ojos se posaron en sus piernas y palideció.

“¿Eras virgen?” Su voz era rasposa.

Hermione miró hacia abajo. Había sangre en sus muslos.

“Si,” ella dijo. “Cuando diste tus términos por primera vez, asumí que así era como me querías.”

Malfoy parecía que estaba a punto de vomitar. Su mandíbula se tensó mientras solo seguía
mirándola fijamente.

“Yo—” su voz le falló.

“Yo—hubiera sido más gentil—si hubiera sabido,” él dijo finalmente.

Hermione juntó sus rodillas para esconderlo y acercó sus piernas a su cuerpo. “En realidad no
quería que lo fueras.”

Él presionó sus labios. Se notaba extrañamente perdido.

No podía entender cómo se sumaba. Por qué ceder y follarla era de alguna manera un golpe
decisivo.

Tal vez fue. Después de besarla cuando ambos estaban borrachos, había trazado una línea clara.
Uno que había sido frenéticamente asiduo en mantener.

Si hubiera esperado que ella lo matara al final, puede que la idea de cruzarlo le resultara
insoportable.

Pero no explicaba todo lo demás que había hecho. Si esperaba que ella lo vendiera, ¿por qué
escalar? ¿Por qué intentar eliminar la Marca Oscura?

Tenía que estar relacionado con las runas. Si lo habían desgarrado, y claramente lo habían
desgarrado, entonces podría haber inclinado la balanza. Quizás ya no podía cambiar el curso.
Estaba establecido. Obsesivo. Posesivo. Ella lo tenía; posiblemente para siempre,si ella era lo
suficientemente astuta para usarlo.
Había algo irónico sobre seducir a alguien con la esperanza de que de alguna manera salvaría su
vida. Su boca se arqueó ligeramente.

Ella agarró su rodilla; sus manos estaban temblando ligeramente.

Había obtenido lo que quería. Se lamentaría por el costo más tarde, cuando tuviera espacio para
ello. Ella cerró de golpe sus paredes de oclumancia en su lugar. No iba a pensar en nada más que
en la situación inmediata.

Ella lo tenía. Por cualquier razón, ella lo tenía. Ahora tenía que encontrar una manera de sacarle
ventaja.

Él notó su expresión.

“Pareces complacida,” él dijo con una voz amarga, sus labios curvándose, “de haberte prostituido.
¿Feliz por saber que tienes tu pieza de ajedrez en su lugar?”

Ella no se encogió ante el insulto. Cerró sus manos lentamente en puños y después se forzó a
abrirlos. “Ese era mi trabajo,” ella dijo silenciosamente. No tenía ningún punto tratar de negarlo.
“Debiste haber sabido que esa era mi misión.”

“Por supuesto,” él dijo con un tono vacío, alejando la mirada de ella. Sus brazos colgaban flácidos
y como si de repente no supiera qué hacer consigo mismo. “Yo solo—nunca creí que en verdad
tendrías éxito. Yo no te quería—cuando te demandé—yo en realidad no te quería.”

“Lo sé.” Ella apartó la mirada. “Me di cuenta de que todo al principio era un acto.” Su piel le dolía
por el frío. La cabaña nunca había sido calentada, pero nunca se había dado cuenta de qué tan fría
era hasta ese entonces.

Él rió de forma ahogada bajo su aliento mientras volteaba a verla nuevamente. “Por supuesto.”

Hubo una pausa. Hermione comenzó a ponerse su ropa. Draco apartó la mirada.

“No iba a traicionar a tu Orden,” él finalmente dijo con una voz muerta. “Nunca iba a hacerlo. Ya
estaban perdiendo cuando llegué, y probablemente aún lo hagan ahora. Pero—a mí en realidad
nunca me importó. No me cambié por eso. Quería avenger a mi madre. Estaba perfectamente
dispuesto a morir en el proceso.” Él miró hacia el suelo. “Desafortunadamente, para el momento en
el que tuve una oportunidad para ofrecer mis servicios, ella había estado muerta durante demasiado
tiempo. No era una explicación ‘plausible’.”

La amargura en su rostro no estaba adulterada. Rodó la mandíbula y miró al techo, inclinando la


cabeza hacia atrás. “No sabía que había un límite de tiempo para el duelo.”

Draco la miró, y su expresión se volvió viciosa y desdeñosa. Sus ojos estaban brillando. “Ya que
no había una razón plausible, tenía que inventar algo que aparentemente querría de la Orden. Así
que—un perdón. Pero sabía que eso difícilmente podría ser creíble. Sabía que necesitaría un
contacto; escoger a una mujer y actuar como si tuviera algún tipo de interés parecía una solución
pragmática. Una manera de actuar en la narrativa de un Mortífago.” Él sonrió levemente. “Pero la
mayoría de las brujas en la Resistencia implicaban demasiado riesgo; impetuoso y en el campo con
tanta frecuencia que había una buena posibilidad de que los atraparan en una escaramuza, y a mí
me descubrieran o me pasara por los contactos constantemente.”

Él tragó saliva y su boca se torció. “Entonces me acordé de ti. Durante años pensé que habías
muerto, pero Snape reportó que eras la sanadora de la Orden. Cuando te me ocurriste, pensé que
había encontrado la solución perfecta. Te quedabas en casas seguras; no había tanto riesgo de que
te atraparan o fueras asesinada, y eras lo suficientemente pragmática que te unirías si pensabas que
estabas pensando a tus amigos. Parecía la solución perfecta. Cuando dije que mis términos eran tú
y un perdón, inmediatamente se lo creyeron. Aparente la línea ‘ahora y después de la guerra’ fue lo
suficientemente absurda para que ustedes lo encontraran creíble.”

Él se burló. “Como si hubiera traicionado al Señor Tenebroso por una oportunidad para tenerte,” él
dijo, poniendo los ojos en blanco. “Sabía que te enviarían con instrucciones para tratar de hacer
que me enamorara de ti, para asegurar mis servicios y asegurarme de que no me cansaría de ti ni
cambiaría de opinión. Pero—me dí cuenta, habías sido una perra en la escuela, y me odiabas tanto
por matar a Dumbledore, estaba seguro de que no lo lograrías. Honestamente pensé que sería
divertido tratar de intentarlo.”

Él miró hacia el suelo.

“Pero lo hiciste—me superaste en maniobras,” dijo. “O tal vez estaba demasiado cansado y
afligido como para seguir alejándote. Poco importa. Ganaste.”

Él se recargó contra la pared y cerró sus ojos.

Hermione lo estudió con escepticismo mientras se ponía el resto de la ropa. Ella no estaba segura
de qué ángulo estaba tratando de jugar con esta—¿concesión? ¿Confesión?

La parte sobre ella era lo suficientemente creíble. Encajaba con todo sobre lo que había anotado
sobre él. Pero dudaba de su afirmación de que su madre fuera su verdadero ímpetu. Había
considerado la posibilidad innumerables veces y la había descartado.

“¿De verdad? ¿Cambiaste de bando porque tu madre murió?” Ella resopló ruidosamente con
incredulidad mientras se ponía de pie. “Su muerte difícilmente fue culpa de tu maestro. ¿Y qué?
¿Antes de eso escalaste sus rangos por accidente? En realidad no lo notaste durante cinco años y
después oh—golly, ¿qué? El aniversario de su muerte pasó, y te pusiste tan melancólico que no
pudiste evitar comunicarte con nosotros?”

Ella lo estaba provocando. Estaba segura de que lo cabrearía. Tal vez—si ella lo incitaba lo
suficiente, él diría la verdad por una vez.

Sus ojos se abrieron inmediatamente, y se volvió pálido con furia. “Jódete, Granger.”

Hermione se encogió. La piel en su espalda y hombros se sentía rasgada y cruda en puntos, y su


abdomen bajo dolía levemente. Ella podía sentir su semen asentándose en la tela de sus calzones, y
había una sensación punzante en medio de sus piernas. Ella tragó y se forzó a ignorarlo.

“Eres un Mortífago,” ella dijo fríamente, cruzando sus brazos mientras lo observaba. “¿Esperas que
olvide lo que has hecho? ¿Que me imagine que alcanzaste un rango tan alto debido a esa
encantadora personalidad tuya? Mataste a Dumbledore. Asesinaste a mis amigos. Torturas a gente
hasta la muerte. ¿Y qué? ¿Tú crees que suplicando por tu madre cambia eso? No se trata de tener
una fecha de vencimiento para el duelo. Si esperas que creamos que le echas la culpa a tu maestro,
quizás no deberías haber pasado un año más apoyándolo antes de decidirte a venir a nuestro lado.
Después de que comenzaste esta guerra. Después de haber escogido en convertirte en Mortífago.”

Él la miró fijamente, su rostro se torció por furia mientras se estiraba y rompía la manga cubriendo
su brazo izquierdo. Exponiendo el tatuaje negro y espantozo de ahí.

“¿Siquiera sabes por qué tengo esto? él preguntó, sus dientes mostrándose mientras la miraba con
desprecio. “¿Alguna vez te detuviste a pensar por qué?”
Él se puso de pie y caminó a través de la habitación hacia ella. “Después de que tú y mis amigos
mandaran a mi padre a Azkabán, el Señor Tenebroso fue a mi casa.” Los ojos de Hermione se
abrieron mientras él continuaba. “Ni siquiera había llegado de la escuela. Cuando llegué, él estaba
esperándome. Tenía a mi madre en una jaula, en nuestro salón. La había estado torturando durante
casi dos semanas.”

Su respiración era irregular y desigual. “¿Tú crees que es una elección cuando el Señor Tenebroso
te dice que tomes su marca? Tú te vendiste para salvar a la gente que te importa. Bueno, yo
también. ¿Esperabas que fallara intencionalmente como Mortífago cuando yo ni siquiera era quien
sufriría por ello? Matar a Dumbledore y subir los rangos era la única manera de sacarla.”

Hermione sintió cómo palidecía. “No lo sabía.”

Su mandíbula estaba temblando mientras la miraba con desprecio. “Después de que ella muriera,
estaba siendo observado. El Señor Tenebroso no es un tonto, él sabía que vacilaría después de
perderla. Tuve que volver a ganarme su confianza antes de arriesgarme a hacer algo. No soy uno de
tus amigos. Quería que mi traición importara, él no podría esperarla. Si me hubiera puesto en
contacto con la Orden el próximo fin de semana, ¿de verdad crees que habría habido alguna duda
sobre quién era el espía? Me tomó tiempo acercarme lo suficiente para saber realmente algo
importante.”

Él se dio la vuelta y su voz se volvió ronca. “Ella—ella nunca se recuperó. Los temblores—nunca
pararon, no demasiado después de tanto cruciatus. Ni siquiera sé qué más le hizo—antes de que
llegara—” su voz se rompió. Se apartó el pelo de la cara y parecía estar luchando por respirar.
“Todo el verano—no pude… no podía decirle más que lo sentía.”

Draco se volteó y se recargó contra una pared como si estuviera a punto de caer. “Él la mantuvo en
la jaula durante meses, ella seguía ahí cuando regresé a la escuela. Después de que maté a
Dumbledore, la dejó salir. Pero entonces se quedó y vivió en la mansión con nosotros. Ella apenas
podía soportarlo. Se desmoronaba con cualquier sonido y solo se quedaba en el suelo con ataques
de pánico.”

Él estaba respirando tan rápido que sus manos estaban temblando, y él siguió hablando, las
palabras solo se derramaban de él. “Mi madre—ella—ella nunca fue muy fuerte. Casi murió
cuando estuvo embarazada de mí y nunca se recuperó. Ella—siempre estuvo frágil después de eso.
Mi padre siempre dijo que teníamos que cuidarla. Él me hizo jurar, una y otra vez mientras crecía,
que siempre cuidaría de ella. Cuando el Señor Tenebroso por fin salió de la mansión—yo traté de
alejarla; llevarla a donde él nunca más podría encontrarla o lastimarla de nuevo. Pero ella no se iría
—no iría a ningún lado sin mí.”

Él presionó sus palmas contra sus ojos. “Estaba tratando de cuidarla. Estaba tratando de mantenerla
a salvo. Estaba tratando de encontrar una manera de escapar—y entonces—fue quemada hasta la
muerte en la Mansión Lestrange—”

Su voz se quebró y se deslizó por la pared, estremeciéndose.

Hermione sintió algo en su corazón retorcerse.

Él siempre había sido ferozmente protectivo con su madre, incluso en la escuela. Cuando alguien
insultaba a su padre él podría enojarse, pero la más ligera insinuación hacia su madre lo volvía
vicioso.

La impactante transformación de matón de la escuela a asesino capaz de matar a Albus


Dumbledore de repente tenía sentido. Voldemort lo había arrojado a un crisol con la opción de
sacar un arma o perder a la única persona que le importaba; una persona de la que se sentía
intensamente responsable. Cuidar de Narcissa Malfoy había forjado su letalidad; esa fría capacidad
de calcular y superar los límites.

“Lo siento mucho, Draco,” ella dijo, sintiéndose mareada por el shock.

“No quiero tu falsa simpatía, Granger,” él dijo, pero su voz estaba temblando.
Él probablemente nunca le había dicho a nadie lo que había pasado. Severus no lo sabía. Sus
amigos no pudieron haberlo sabido. Él lo había estado cargando durante años, tratando de
redimirse de la mejor manera en la que podía. Entonces Hermione había llegado y lo manipuló
lenta e implacablemente para que se preocupara por otra persona—para que le importara ella.

No es de extrañar que se hubiera sentido desolado al darse cuenta.

“No estoy mintiendo,” ella dijo. “Lo siento. En verdad siento mucho lo que le pasó. Y—siento
mucho haberte hecho esto.” Ella se acercó a él.

Él se veía tan solo.

Ella puso una mano vacilante en su brazo, medio esperando que él la arrojara a través de la
habitación con rabia. Pero después de un momento de vacilación, él dejó caer la cabeza sobre su
hombro.

Ella lo tomó en sus brazos; se puso rígido por un momento y luego la agarró por los hombros y
sollozó. Ella nunca esperó verlo llorar.

“No puedo—no puedo,” él seguía repitiendo las palabras mientras temblaba.

Hermione no sabía qué hacer. Ella pasó sus dedos por su cabello y por su nuca mientras él repetía
las palabras una y otra vez.

“No puedo—no puedo volver a hacer esto—” él jadeó. “No me puede importar alguien de nuevo.
No puedo—no puedo soportarlo.”

Hermione apoyó una mano en su mejilla y sintió sus lágrimas deslizarse por su piel y por su
muñeca.

“Lo siento. Lo siento. Lo siento demasiado, Draco.” Ella dijo las palabras una y otra vez. Ella se
estaba disculpando por todo.

Por primera vez, Draco era completamente humano con ella. Se había deslizado a través de sus
paredes y había quitado sus capas defensivas de malicia y crueldad, hasta que llegó al centro de él,
y allí descubrió que tenía el corazón roto.

Ella podía usar eso.

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en instagram y tumblr


"No me puede importar alguien de nuevo.” (“I can't care for someone again) por
_knar.m_
Flashback 24
Chapter Notes

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Marzo 2003

Cuando ella despertó en la mañana, se dio cuenta de que en verdad estaba en un hotel con Draco.
Fue tan sorprendente que pensó que quizás seguía alucinando.

Ella miró alrededor de la habitación, tratando de asimilar las cosas. Ella no estaba soñando; ella en
verdad estaba en una suite de hotel Muggle con Draco. Una suite que él aparentemente ocupaba
mientras usaba una sudadera de Oxford.

Si ella aún estuviera haciendo un bosquejo psicológico de él, la revelación hubiera requerido que
ella volviera a empezar una nueva libreta. ¿Por qué estaba él ahí? ¿Era algo que él hacía
regularmente? ¿Por qué diablos estaría pasando la noche en el mundo Muggle?

Ella volteó la cabeza para mirarlo.

Él estaba dormido, envuelto posesivamente alrededor de ella como si estuviera evitando que fuera
robada. Su cuerpo era tan cálido contra el de ella que casi era mordaz.

Mientras ella lo miraba con asombro, los eventos completos de la noche anterior regresaron a ella.

Ella se estremeció.

No debió haber ido.

No debió haber ido, y no debió haberse quedado.

Había sido un error.

Él era como un dragón. La manera celosa en la que atesoraba las cosas que le importaban—no
había moderación en ella. Él era posesivo y mortal. Él la sostenía en sus brazos como si fuera suya.

La tentación de ceder a ella, de dejar que él la tuviera y lo amara por ello—la aterrorizaba.

Su necesidad de amar a las personas y su deseo desesperado de que la amaran de regreso—lo había
encerrado. Accedió a su lugar a la frialdad de la lógica, realismo y decisiones estratégicas para el
bien de la guerra. Ella lo había enterrado en un hoyo el cual no podría sentir. No lo extrañaría.

Pero Draco lo había arrastrado desde el pozo en el que lo había escondido, lo descubrió y se puso a
tratar de abrir el candado. Ella casi podía sentir sus dedos girando el dial, escuchando el sonido de
cada seguro. Esperando una entrada.

Su propio dolor y soledad, su atención y constancia inquebrantable, y esa manera en la que la


miraba, la manera en la que la tocaba; se estaba deslizando por sus defensas y se estaba enrollando
alrededor de su corazón tan seguro como ella se había enrollado alrededor de él.

Ella trató de salir de la cama antes de que él despertara, pero sus ojos se abrieron inmediatamente
en el momento en el que ella se movió. Su agarre en ella se apretó, y él la jaló hacia él por un
momento antes de que su expresión vacilara y la dejara ir.
Ella se quedó quieta y lo miró.

El sentimiento de terror que él le había inspirado hace un año se había desvanecido


completamente. El peligro de él—seguía ahí, expresando con un alivio aún más agudo ahora que
había visto cuán despiadadamente podía matar. Pero a pesar de darse cuenta de qué tan despiadado
podía ser, la hacía sentir menos asustada de él.

Ahora ella sabía cuánto se estaba restringiendo. A pesar de las alturas a las que se había elevado
dentro del ejército de Voldemort, se estaba conteniendo. Eliminando un escuadrón entero de
Mortífagos apenas había requerido esfuerzo. Él había llegado y mató a casi cien personas en unos
minutos.

Ella estudió su rostro, él la observó de vuelta. Su expresión estaba cerrada. Lo que fuera que
estuviera sintiendo estaba cuidadosamente camuflajeado. Pero sus ojos—

La manera en la que la miraba era suficiente para detener su corazón.

“No debía haber venido,” ella finalmente dijo.

Él no se veía dolido o sorprendido por las palabras.

“Necesitabas a alguien. Yo solo estaba disponible. No necesitas preocuparte, no va a complicarte


las cosas,” él dijo apartando la mirada de ella, sus dedos jugando levemente con su muñeca. “No
esperaba que cambiara algo.”

La respiración de Hermione se trabó y ella tragó saliva nerviosamente.

Ella no podía decirle que eso no era a lo que se refería. Él no solo era alguien. Él era—para ella él
era—

Ese fue el error de ello.

Debió haberse mostrado en su rostro porque mientras la estudiaba, sus ojos de repente brillaron con
algo que parecía triunfo. Antes de que ella pudiera alejarse o retirarse, él la acercó a él y sus labios
descendieron en los de ella.

En el momento en el que su boca estaba contra la de ella, todos sus miedos, culpa y resolución se
perdieron en ella.

Todo lo que podía pensar era en como quería estar ahí, y ser tocada por él. Él era como fuego. No
estaba al acecho, ya se había abierto camino a fuego.

Él había visto las grietas en sus defensas, de la misma manera despiadada en la que había entrado
por sus muros de oclumancia, él estaba abriendo su camino hacia su corazón.

La arrastró debajo de él. Quemándola con sus labios mientras sus manos vagaban por su cuerpo.
Ella se aferró a él y le devolvió el beso con fiereza.

Esto no era como la noche anterior.

No era un consuelo.

Estaba reclamando.

Su boca estaba caliente contra sus manos, junto con su mandíbula, su garganta y sobre sus
hombros. Ella enredó sus dedos en su cabello y lo sostuvo como si estuviera tratando de no llorar
por qué tan desesperadamente lo quería y qué tan agradecida estaba de que él no la iba a forzar a
preguntar.

Sus manos posesivas pasaron por todo su cuerpo, acercándola cada vez más y más hasta que ella
estaba presionada contra él. Luego se alineó y se hundió dentro de ella con un fuerte empujón.

Mientras se movía dentro de ella, él memorizó su cuerpo bajo sus manos y la besó hasta que ella
estaba jadeando por aliento. Él se movió profundamente dentro de ella.

Su agarre en ella—su toque—ella nunca lo olvidaría.

Él era exacto. Determinado demostrar lo que eran para ella. Asegurar que ella no podía negar lo
que la hacía sentir.

Él la hizo deshacerse debajo de sus manos, debajo de su cuerpo, dos veces antes de que la dejara ir.
Cuando entró en ella, su control se escapó dejando su expresión abierta por un momento. No había
ningún corazón roto en su rostro ahora, era posesión—

—y triunfo.

“Eres mía. Te juraste a mí,” él le dijo a su oído, mientras él se deslizaba fuera de ella y la arrastraba
firmemente contra él. “Ahora. Y después de la guerra. Lo prometiste. Voy a cuidar de ti. No voy a
dejar que nadie te lastime. No tienes que estar sola. Porque eres mía.”

Ella debería irse.

Pero se había perdido a ella misma ahí. Ella estaba atrapada en el peligroso abrazo de Draco
Malfoy, y se sentía como su hogar.

Ella durmió en sus brazos, casi muerta para el mundo. Ella no podía recordar cuándo fue la última
vez que había dormido por más de cuatro horas seguidas sin una Poción de Sueño sin Sueños. Se
despertó brevemente ante la sensación de su mano deslizándose por su hombro. Ella miró hacia
arriba y lo encontró estudiándola. Ella se arqueó con su toque y presionó un beso contra su corazón
antes de volver a quedarse dormida.

Cuando despertó la siguiente vez, casi era la tarde. Draco estaba sentado a su lado, jugando con sus
dedos.

“¿Cómo estás aquí?” ella preguntó, observándolo con sorpresa.

Él arqueó una ceja. “Esta es mi suite.”

Ella puso los ojos en blanco. “¿Cómo estás en el mundo Muggle? ¿Y cómo eres capaz de pasar un
día entero en la cama conmigo? ¿No eres un general?”

Él enredó una mano en su cabello y presionó su boca contra la de él, rodándose encima de ella y
besándola durante varios minutos antes de alejar su cabeza y observarla. “Usualmente estoy en el
mundo Muggle cuando no estoy trabajando. A menos que use polijugos, no hay—lo que soy, y lo
que he hecho—” él alejó la mirada, “—todos saben quien soy. Así que—cuando no estoy de
servicio, vengo al mundo Muggle. Nadie me conoce. Si alguien requiere mi presencia, el mismo
Señor Tenebroso me puede conjurar o puede enviar a alguien a la Mansión. Sé si alguien trata de
entrar.”

“¿No vives en tu mansión?” ella preguntó. Su mano se deslizó posesivamente por su cuello, y ella
sintió su pulgar pasar por su clavícula.
“No. No a menos que se me requiera que sea el anfitrión de algo. Yo—” él retiró su mano y se
sentó abruptamente. “—es—es—” su cabeza cayó por un segundo y él inhaló profundamente.
“Todo está manchando ahí. Cada vez que estoy ahí, escucho a mi madre—gritando. Es como si la
casa estuviera embrujada. La jaula en la que estuvo; fue construida en el suelo del salón usando
magia de las líneas ley del estado. No la puedo quitar.”

La amargura en su tono le recordaba a Hermione qué tan privado era su duelo. Qué tan
cuidadosamente lo había llevado. Completamente solo. Año tras año.

“Lo siento mucho,” ella dijo, poniendo su mano en su mejilla y tomando mechones de su cabello
en las puntas de sus dedos. Él dejó caer a su cabeza contra su palma y cerró sus ojos por un
momento.”

“De todos modos,” —su voz era tensa e incómoda— “levantaría preguntas si fuera visto viviendo
en otro lado. De alguna manera, terminé viviendo en el mundo Muggle.” Él soltó una risa
ligeramente incrédula. “Deambulé tratando de averiguar cómo funciona todo aquí. El conserje es
útil; no importa qué tan idiotas sean las preguntas que haga o qué tan bizarra sea el pedido, ellos
encuentran una manera de hacerlo. Y nunca hacen preguntas, sin importar cuánto sangre en sus
toallas.”

“¿Qué hotel es este?” ella preguntó, sentándose y mirando alrededor de la habitación.

“Ah. ¿Qué día es del mes?” él dijo meditabundo. “Última semana de marzo—este es el Savoy.”

Hermione se echó un poco hacia atrás para mirarlo. “¿Tienes varios hoteles en los que te alojas?”

“Demasiada actividad mágica eventualmente podría llamar la atención, incluso con todas las
barreras. Así que hago un ciclo entre unos pocos con una ecuación de aleatorización aritmántica. El
personal está ligeramente Confundido; nada detectable, solo lo suficiente si alguien les preguntara
mi descripción física, todos ofrecerían algo diferente.” Él encogió los hombros.

Hermione parpadeó y trató de no pensar en qué tanto dinero Draco estaba gastando al tener
múltiples suites de hotel constantemente a su disposición. Gilipollas rico.

“Así que vives en suites elegantes de hoteles Muggles cuando no estás siendo un General en la
Guerra Mágica,” ella dijo, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

“Sabías que he estudiado historia Muggle; ¿dónde creías que lo hice? Soy bastante bueno al
encajar.” Su tono goteaba con aristocrática presunción mientras lo decía, y Hermione dudaba que
hubiera algún lugar en el mundo en el que pudiera describirse como un integrante.

Él apartó la mirada de ella nuevamente, torciendo su brazo izquierdo para esconder la Marca
Oscura. “Parecía sensible hacer las cosas temporalmente, y era algo que podía hacer cuando tenía
tiempo libre.”

Hermione estaba callada. Por supuesto, él había pasado casi un año esperando el día en el que ella
lo vendería. Temporal. Sin compromisos. Era sensible.

Apoyó la cabeza en su hombro y lo rodeó con los brazos. Podía sentir las cicatrices de sus runas
bajo sus dedos.

“¿Cuándo—cuándo te diste cuenta de que no sabía que se suponía que debías morir en junio?”

Él rió levemente. “Cuando lo dijiste. Creí que cuando señalé que debiste haber anticipado mi
castigo que te darías cuenta de que Moody y Shacklebolt me habían tendido una trampa. Pero no lo
hiciste. Entonces asumí que al día siguiente se te había explicado. Pero aparentemente no. Así que
concluí que Moody y Shacklebolt habían decidido que mi supervivencia era útil en ese entonces.
Estaba claro, basado en cómo te comportabas, no te habrían informado de ese detalle hasta que
decidieron hacer el movimiento. Lo cual hacía que te volvieras sorprendente y agonizante estar a tu
lado. A veces solo quería decirte, pero—supongo que disfrutaba la manera en la que querías
salvarme.”

Hermione presionó sus labios y dejó descansar su frente contra la de él. “A veces sí me
preguntaba, al principio, si ese era el plan. Pero asumí que estaba a años de distancia. Traté de no
pensar en eso. Y eventualmente se me olvidó. Después de que te curé de las runas y tú dejaste de ir
—dejé de pensar en eso entonces. Estaba tan preocupada al preguntarme si alguna vez te volvería a
ver.”

Draco estaba callado.

“Cuando llegué el jueves después de Navidad—apenas me había enterado. Que ese había sido el
plan.”

Draco asintió levemente. “Eso pensé.”

Él volteó su cabeza lentamente y la miró. “Ya que estamos hablando, he querido preguntar, ¿qué
me hiciste?”

Hermione se congeló culpablemente.

La esquina de su boca se torció mientras continuaba estudiándola.

Granger, tuve esas runas durante un mes antes de que pusieras tu varita en ellas. Fui con varios
sanadores para aliviar el dolor. Aparte de la oscuridad general de tratar la magia rúnica, cualquier
cosa que hicieras violaba las leyes fundamentales de la magia. Así que—tengo mis dudas, pero
apreciaría si me lo dijeras.”

Hermione se quedó callada por un minuto, pasando sus dedos por las cicatrices, su otra mano aún
entrelazada con la de él.

“En Egipto, Isis es la diosa de la curación,” ella finalmente dijo con una voz baja. “Algunos dicen
que ella tiene el poder sobre el mismo Destino. En la mitología Egipcia, cuando muere una
persona, el corazón se pesa y solo aquellos que son virtuosos son permitidos en el más allá. Se dice
que Isis le regaló a los sanadores Egipcios una valija con piedras capaces de purificar el corazón.
Las piedras se llaman el Corazón de Isis. De acuerdo a los mitos, alguien que fue corroído de
corazón por la oscuridad se le podía entregar una oportunidad de redención si sus acciones habían
nacido de buena intención.” Ella tragó saliva. “Lo que las piedras hacen es absorber la Magia
Oscura; purifican su veneno.”

“Tú tienes una.”

Hermione estudió las sábanas de la cama. “El Director del hospital me confió una. Estaba
destinada a Harry. Él pensó que si Harry derrotaba a Ya Sabes Quién, él la necesitaría. Que Harry
merecería ser purificado para tener una oportunidad en la vida que quiere después. Pero Harry
nunca—nunca usará Magia Oscura. Para él, la oposición a su uso se basa en una forma de
principio. No es porque tenga miedo de morir o ser lesionado por ella. Él no la usa porque no
quiere que nadie más la use. Las runas—te estaban envenenando. Tú sabías que te estaban
envenenando. Llegué tan tarde que ni siquiera pude alentarla. Tú salvaste a cientos de personas y te
necesitábamos. Así que usé la piedra para sanarte. Ahí fue—cuando la Orden se enteró de lo que
había hecho—por—por eso fue que fui considerada comprometida.”

Ella se alejó abruptamente, jalando sus rodillas hasta su pecho y jalando la sábana firmemente a su
alrededor.

Comprometida. No fidedigna.

Sentada desnuda en la cama de Draco Malfoy.

Si Moody y Kingsley supieran dónde estaba a su propia voluntad—que ella había ido con él—
¿haría alguna diferencia? ¿O siempre había operado bajo la asumpción de que ella terminaría ahí?

Ella miró hacia abajo hacia todas las cicatrices en su muñeca. Aún estaban frescas y tenían color
rosa; si ella las trataba se desvanecerían más.

Draco rompió el silencio después de un minuto. “Así que—¿exactamente cómo funciona un


Corazón de Isis?”

Hermione lo miró. Él permaneció inexpresivo mientras la estudiaba. Volvió a bajar los ojos a las
manos.

“No está muy bien entendido. En algunos aspectos son alquímicamente similares a la Piedra
Filosofal. Pero—el hospital Egipcio no publica el hecho de que las piedras siquiera son reales. No
permiten investigación. No hay mucha información verificada.”

“¿Cómo funciona?”

“Eso—bueno”—ella se movió incómodamente— “para cantidades menores de Magia Oscura,


proximidad temporal es suficiente. Pero,” ella miró hacia abajo, “las runas son permanentes. Cada
una de ellas es como una maldición Oscura, jalando constantemente a tu magia. Tú—tú escogiste
demasiadas—para poder curarte, yo—está—está dentro de tu corazón. La puse ahí cuando estabas
inconsciente,” Hermione miró nerviosamente hacia su dirección.”

Las cejas de Draco se arquearon firmemente hacia arriba. “¿Pusiste una piedra en mi corazón—
cuando estaba inconsciente?”

“Una piedra mágica,” dijo Hermione, levantando su barbilla, “para salvarte de ser envenenado
hasta la muerte.”

“Pusiste una piedra dentro de mi corazón sin pedir permiso.” Él la observó, sus ojos plateados
abiertos con sorpresa. “¿Siquiera se puede remover?”

Hermione se sonrojó. “No—en realidad. No podría decirte, aún no sabía si estabas planeando en
convertirte en el siguiente Señor Tenebroso en ese momento. No podría preguntarte si querías
volverte inmune a la Magia Oscura.”

Él resopló y se hundió contra las almohadas. “No soy inmune a ella. Hubiera notado si el cruciatus
hubiera dejado de funcionar.”

“No inmune a ser maldecido. Eres inmune a los efectos de usarla. Las runas aún te afectan de la
manera en la que se intendía. Solo no pueden envenenarte. Eres inmune a la corrosión y a la
contaminación. Es como—un ritual constante de purificación puesto dentro de tu magia.”

Draco estaba callado.


Ella lo estudió y dudosamente se estiró hacia él, tocando su pecho sobre su corazón. “¿Puedes
saberlo? No sé cómo es—para ti. Nada se muestra en los hechizos diagnósticos. Pero lo notaste,
¿no es así? Que las cosas eran diferentes.”

Él asintió lentamente, su expresión estaba cerrada. “Es como—ser cortado abierto y no sangrar. Tú
sabes mejor que yo qué pasa cuando la Magia Oscura se canaliza. Se vuelve simultáneamente más
fácil y más difícil usar las Artes Oscuras. No hay la desgarradora sensación de que estoy sacando
algo más poderoso. Incluso la sensación de rebanar se embota. Sospecho que—eventualmente—no
la sentiré para nada.” Él apartó la mirada.

“Lo siento,” dijo Hermione, alejando su mano y apartando la mirada. Ella presionó sus dedos
contra su esternón. Ella sintió como si hubiera un peso frío dentro de su pecho, como la sensación
de tocar un cadáver. Había una sensación fresca y visceral de contaminación dentro de ella. Pero se
sentía—apropiada. Había ciertas cosas que se suponía que debían doler. Que necesitaban costar
algo.

Cuando desgarras tu alma, se supone que debes sentirlo.

Ella miró a Draco; él estaba mirando a través de la ventana, su expresión cerrada. El silencio era
pesado. Ella seguía esperando a que él la mirara de vuelta. Él no lo hizo.

Hermione tragó saliva y apartó la mirada. Su piel se sentía fría y ella se preguntaba si había una
señal de que debía irse.

“Siento no haber preguntado,” ella finalmente dijo, moviéndose hacia la orilla de la cama. Su ropa
estaba—en algún lugar.

Ella sintió una mano cerrarse alrededor de su muñeca.

“Por dios, Granger, tus amigos te han jodido completamente. No estoy enojado contigo.” Él la jaló
de vuelta a través de la cama. Su expresión era dura mientras la arrastraba de vuelta hacia él. “E
incluso si lo estuviera, lo superaría. Pero—no me dijiste lo que habías hecho. Pensé que estaba
muriendo. Luego pensé que me estaba volviendo loco. No se me ocurrió hasta diciembre que me
habías sanado permanentemente. No era algo que había anticipado. Aún estoy tratando de
asimilarlo. ¿De verdad caminas por la vida esperando que todos los que salvas te castiguen por
ello?”

Hermione se estremeció. “Es más fácil anticiparlo que ser atrapada por sorpresa.”

“No lo asumas conmigo.” Su expresión era tan dura como el mármol.

Hermione soltó una risa defensiva tensa y se apartó de él con una brusca sacudida. “¿Por qué no?
Lo haces mejor que nadie.”

Su boca se torció mientras ella lo observaba. “Después de todos, la primera vez que te sané,
regresaste la siguiente semana y me maldeciste una y otra vez hasta que parecía que había sido
azotada. Cuando no quise maldecirte cuando estabas lesionado, me lanzaste la muerte de Colin
Creevey a la cara. Después de que me besaste cuando estabas borracho, te fuiste y no te ví durante
casi dos meses. Después de que te curé en diciembre, me tomaste por la garganta y me miraste
fijamente a los ojos mientras me recordabas que me habías vuelto una prostituta—solo porque
podías. Después—” su voz se quebró, y su cabeza bajó mientras se alejaba de él “—después de que
fui y le dije a la Orden que no soportabas verme por haberte jurado a mí era peor que ser un
Mortífago. Eso fue hace cuatro días. ¿Por qué no debería asumir que finalmente no decidirás
castigarme por esto también? Siempre lo haces.”
Ella se sentó en la orilla de la cama con su espalda hacia él y sollozó levemente. “No soy ciega
hacia los fracasos de mis amigos. Pero no tienes espacio para afirmar que tu trato hacia mí ha sido
superior de alguna manera. Tú—todos ustedes son iguales.”

Draco estaba callado.

“Lo siento,” él finalmente dijo.

Hermione soltó una risa baja y triste. “Sí, también todos se disculpan en algún punto. Harry—
Harry estaba demasiado apologético ayer después de que fui de vuelta a la casa de hospicio. Hasta
que recordó que usé Magia Oscura; después estaba enojado porque no había salvado a Ron de
alguna otra manera. Estoy segura de que él se disculpará de nuevo la siguiente semana.”

Draco inhaló profundamente. “Lo siento.”

Hermione solo miró al suelo sin responder.

“Nunca te esperé—a nadie como tú,” Draco dijo después de un minuto. “Sabía lo que estabas
haciendo, pero me miraste a los ojos y lo hiciste de todas formas. Cuando sentía que funcionaría,
hacía lo que fuera para detenerte. Desde el momento en el que entraste a mi casa segura, esperaba
que tú fueras la que eventualmente me vendiera; esperaba que tú lo supieras. Pero en su lugar
actuabas como si yo fuera redimible. Actuaste como si fuera a ser mi dueño por el resto de tu vida,
y estabas decidido a vivir con eso si salvabas tu Orden. No me di cuenta de que no te lo dirían.

Hermione mordió su labio. “Creo que ellos no debieron haber pensado que haría mi parte lo
suficientemente bien—si sabía.”

Ella tragó saliva, su boca se torcía mientras trataba de controlar la abrumadora sensación de dolor y
traición que sentía hacia todos los que más había hecho por proteger.

“Pensé que habría un punto en el que si era lo suficientemente cruel, te tendrías. Asumí que
tendrías un límite. Pensé que una vez que lo encontrara, tú—tú dejarías de cegarme
emocionalmente.” Él suspiró levemente. “Pasé bastante tiempo asumiendo que tú serías quien me
mataría al final. No quería el dolor adicional de preocuparte que tuviste. Estaba tratando de
lastimarte. Pero lo siento.”

Hermione miró por la ventana hacia el Támesis debajo.

“Somos un par jodido,” ella dijo, la esquina de su boca levantándose. “No puedo creer que terminó
así. Yo quería matarte la primera vez que te ví. Asumí que me violarías o por lo menos me
forzarías a tener sexo contigo y te entretenerías al lastimarme, y después algún día, podría matarte.
Esperaba hacerlo. Pero siempre se sentía como si estuvieras mostrándome una máscara; alguien
que pensabas que sería fácil de odiar para mí. Al principio pensaba que éramos lo opuesto uno del
otro. Ahora—” ella miró hacia pel y extendió su mano, “—creo que somos mayormente iguales.”

Los ojos de Draco estaban oscuros mientras entrelazaba sus dedos con los de ella y la jalaba
lentamente hacia él; hasta que ella estaba en sus brazos, sus cuerpos se presionaron con el del otro.
Él la besó. Él la besó, y ella lo besó.

La vida no era fría.

Él alejó su cabeza y le besó la frente, deslizando sus manos por su hombros y rozando su cuello de
una manera que se había vuelto familiar. Él la besó entre los ojos. “Tú eres una mejor persona que
yo.”
Ella levantó su mano para tomar su mandíbula en su palma. Ella sentía como si no pudiera
posiblemente tocarlo lo suficiente.

“Nunca tuve que ir tan lejos. Como tú lo dijiste, aún tengo el espacio para ser ingenua. Incluso
aunque sabía algo de lo que estaba pasando, no se me ocurrió qué tan lejos iría la Orden. Sabía que
Kingsley era manipulativo, que usa los impulsos de las personas para obtener lo que quiere. Pero—
yo no soy una estratega; no sé cómo pensar de la gente a largo plazo. Incluso cuando lo intento,”
—ella descansó una mano sobre el hombro de Draco— “no sé cómo mantenerme desprendida de
ello.”

Él volteó su cabeza hacia la suya. “Tú mantienes a la gente con vida. Tú los ves y tratas de
mantener a todos con vida. Eso es considerablemente más difícil que calcular todas las maneras en
las que puedes usarlos o matarlos. Imagino que te cuesta más también.”

La esquina de su boca se curvó con tristeza, y ella miró hacia abajo. Draco descansó su frente
contra la de ella, y ella cerró sus ojos. Se sentía como si sus almas se estuvieran tocando.

Ella volteó su cabeza hasta que su nariz rozó con la de ella, y ella levantó su barbilla para que sus
labios se encontraran.

Ella quería pasar el resto de su vida perdida en ese momento.

Ella se alejó de mala gana. “Tengo que irme. Estoy segura de que la Orden está esperando una
explicación.”

Draco no la dejó ir. “Deberías comer.”

“Tengo que irme,” dijo Hermione, negando con la cabeza.

Sus dedos tuvieron un espasmo y su agarre se apretó. “Toma un baño. Te pediré algo. ¿Alguna
preferencia?”

“Draco,” ella tomó su muñeca y firmemente quitó su mano de ella. “No puedes hacer que me
quede aquí. Tengo que irme.”

Su expresión brilló brevemente. Solo lo suficiente para revelar un destello de posesividad y algo
voraz y desesperado que ella no podía descifrar. Después todo se desvaneció mientras él alejaba
sus manos y la dejaba levantarse.

La expresión de Draco era fría y cerrada, pero sus ojos quemaban.

Hermione se estiró y tocó su rostro, moviendo su cabeza hacia atrás. Ella presionó un beso en su
frente.

“Tomaré tu palabra con ese baño.” Ella jaló una sábana de la cama y la envolvió alrededor de ella
mientras recogía su ropa del suelo. Ella podía sentir la mirada de Draco mientras cruzaba por la
habitación.

El baño tenía una enorme bañera con patas que Hermione observó con nostalgia antes de entrar en
la regadera. El inconfundible olor de sexo colgaba a su alrededor, y ella aún tenía trazos de sangre
sobre ella del día anterior. No toda era de ella. Ella podía sentirla en su cabello mientras comenzó
a lavarlo.

Ella se talló a sí misma rápidamente de pies a cabeza antes de salir y secarse. Ella se miró al
espejo. El baño estaba brillante, casi crudamente iluminado. Diseñado para que las mujeres que
usan maquillaje meticulosamente y pudieran ser capaces de inspeccionar cada uno de sus poros.
Hermione se miró en el espejo, agarrando la toalla a su alrededor.

La pobre iluminación de Grimmauld Place era mucho más amable con ella. Ella apenas reconoció
a la persona en la reflexión.

Mientras se estaba observando, Draco llegó y se quedó de pie por la puerta. Él se puso pantalones.

“Tú estás bien, yo parezco un cadáver,” ella dijo después de un momento.

Los hoyos en las mejillas de Draco se sonrojaron y sus ojos cayeron al suelo. “Deberías comer
más.”

Ella se encogió de hombros. “Es estrés. No es como que no me alimenten. Comeré de nuevo
cuando pueda volver a dormir.” Ella volteó a verlo con un ojo crítico. “Tú tampoco estás
mostrando exactamente un cuerpo sano.”

Él miró hacia abajo hacia él mismo y después de nuevo a ella, arqueando una ceja. “¿Quién crees
que causa mi estrés? Es una pesadilla preocuparse por ti.”

Ella alejó la mirada, su garganta cerrándose levemente mientras ella comenzó a revisar su ropa.
“Yo—en realidad tengo una pareja para buscar ingredientes ahora.”

“La Patil que perdió su pie. A la que entrenaste.”

Hermione levantó la mirada y lo observó a través del espejo. ¿Cómo lo sabes?”

Él encontró sus ojos fríamente. “Presto atención a todos los reportes respecto a los sanadores de la
Orden. Eres notablemente invisible, pero Patil es una cara familiar en la Resistencia. Amigable. Y
bastante habladora. Pequeños detalles aquí y allá. Tienen sentido.” Él no mostraba ni una
expresión. “Soy un legeremens. Normalmente soy quien saca esa información.”

La garganta de Hermione se cerró. “¿Entonces por qué me entrenaste? ¿Si lo sabías?”

Él sonrió levemente y movió su cabeza hacia un lado. “¿Cuándo empezó eso, a mediados de
octubre? También aún ibas sola, para mantener tu secreto. Quería que vivieras. Después de que
muriera, quería que siguieras con vida. Pude simplemente haber demandado que tuvieras un
compañero. No hubiera sido no razonable, dados mis términos. Pero Shacklebolt o Moody no
cumplirán mis términos una vez que me haya ido.” Su tono se volvió vicioso. “Como tú misma lo
dijiste; si te vendieron una vez, ¿qué los detendría de hacerlo otra vez? Quién sabe; quizás la
segunda vez lo hubieran anunciado.”

Hubo una sensación desgarradora en el estómago de Hermione y ella apartó la mirada. “Ellos no—
ellos no son monstruos. Ellos tienen muy pocas opciones. Tienen que trabajar con lo que tienen.
Ellos son los que mantienen a la Resistencia con vida. Son sus elecciones calculadas las que nos
han llevado así de lejos. No pueden darme prioridad sobre todos los demás. No quiero que lo
hagan.”

“No me importa la Resistencia,” él dijo con desprecio.

“Bueno, a mí sí.” Hermione no vaciló. Ella encontró sus ojos mientras lo dijo. “Me importan todos
ellos. Siempre me importarán.”

“Ellos ni siquiera saben quién eres.” Su tono era venenoso. “Eres una figura sin rostro en su juego.
Ellos aman a sus enfermeras, a los sanadores de hospicio, a Pomfrey, a Patil. Los que se ciernen
una vez que están fuera de peligro. Ellos ni siquiera saben que tú fuiste quien los ha salvado una y
otra vez. O todo lo demás que has hecho.”

Hermione se encogió de hombros y se puso su ropa. Ella no estaba acostumbrada a estar desnuda,
no a lado de nadie. Una vez que su blusa y sus pantalones estaban puestos, ella comenzó a trenzar
su cabello con facilidad practicada.

Draco seguía de pie en el marco de la puerta. Ella casi podía sentir el resentimiento irradiando de
él mientras la observaba prepararse para irse.

“No hice nada de lo que he hecho porque esperaba ser vista heroicamente.” Ella resopló. “Yo no
requiero laureles. Cuando esta guerra termine—” ella alejó la mirada mientras tomaba nuevas
secciones de cabello y los acomodaba en trenzas, “—si la Orden gana…” Ella pasó saliva. “Si
ganamos, hay una gran probabilidad de que eventualmente Kingsley, Moody y yo podríamos ser
condenados por crímenes de guerra.”

Ella encontró los ojos de Draco en la reflexión del espejo. “Nunca seré un héroe. Sabía eso cuando
decidí entrenar como sanadora. Esa nunca ha sido la razón para ninguna de mis decisiones.”

Ella terminó una trenza y comenzó con la otra.

“¿Potter vale tanto para ti?”

La esquina de su boca se arqueó. “Es más que eso. Harry es mi mejor amigo, pero la guerra es
mayor que Harry o que nadie más.”

Sus manos se quedaron quietas y ella se quedó callada por un momento.

“Yo quiero—” ella comenzó y después pausó e inhaló brevemente. “Quiero a la siguiente bruja
nacida muggle con estrellas en los ojos que venga a un mundo que le dé la bienvenida. Un mundo
en el cual tenga que estar constantemente volviéndose a ganar su derecho de estar ahí y no sea
tratada como si existir sea robar algo de alguien más. Donde ella pueda crecer y graduarse. Obtener
cualquier trabajo que quiera, que se case y tenga hijos, y que se vuelva vieja a lado de alguien. Yo
no tuve—” su voz se quebró brevemente. “Yo—no tendré nada de esas cosas. Quiero hacer el
mundo en el que yo quería vivir.”

Chapter End Notes

En paz (At peace) por saekaku


Juntos (Together) por heidiM
Se sentía como si sus almas se estuvieran tocando (It felt as though their souls were
touching) por jaxx in a box.
Flashback 25

Febrero 2003

Grimmauld Place estaba callado y sombrío.

Una de las mayores casas de hospicio se había visto afectada. Era hogar de varias figuras
significantes de la Resistencia, miembros del ED y de la Orden. Aún no estaban seguros sobre lo
que había pasado. Un patronus de Alicia Spinnet se había aparecido en Grimmauld Place a mitad
de la noche. Para el momento en el que la Orden pudo movilizar una respuesta, lo que fuera que
había pasado ya habían terminado mayormente.

No había sido un ataque de Mortífagos. Fueron mayormente arpías y hombres lobo. La casa se
había llenado de ellos. De acuerdo a Ginny, literalmente habían arpías arrastrándose, más de cien.
A muchos de los sobrevivientes que habían sido llevados al hospital les faltaban muchos órganos
internos para que fueran curados.

Alicia Spinner, Dedalus Diggle, Septima Vector y alrededor de treinta personas más habían
muerto.

Había destrozado abruptamente los altos espíritus que habían estado manteniendo a flote a la
Resistencia. En el proceso de tratar de recuperar sobrevivientes, Kingsley y varios miembros más
de la Orden y la Resistencia usaron Magia Oscura para poder forzar su camino hacia la casa.

Había resultado en una discusión explosiva y Kingsley después de eso. La casa entera estaba de
punta.

La semana siguiente, cuando Hermione regresó a la cabaña sola, entró incierta sobre lo que podría
pasar después. La habitación estaba vacía. Se quedó de pie esperando nerviosamente.

Draco apareció un minuto después.

Se quedaron mirándose mutuamente durante varios minutos. Él pasó sus ojos sobre ella,
catalogando su apariencia de una forma en la que era habitual en ese punto.

Ella no sabía qué decir. No sabía lo que iba a pasar.

“Hoy traje cuchillos de práctica,” dijo Draco como si las dos semanas pasadas no hubieran pasado.

“Oh.”

Él los sacó de su túnica. Uno de los cuchillos era pequeño, del mismo tamaño que los del par que
le había dado en Navidad. El segundo era más largo.

Él presionó la cuchilla contra su mano demostrativamente. “Tienen escudos en la punta y en la


cuchilla, no pueden cortar la piel. Aunque pueden dejar moretones.”

Él le aventó el cuchillo más pequeño.

“Los cuchillos se están volviendo comunes en el campo. Las arpías normalmente los llevan. Los
Mortífagos están comenzando a ir con la moda. Son un buen apoyo si pierdes tu varita.”

Hermione examinó el cuchillo, pasando su dedo por el borde que parecía afilado como una navaja
pero que se sentía más como el mango de un cuchillo.

“Es difícil ganar en una pelea de cuchillos. Incluso si la sobrevives.”

“Estoy consciente,” Hermione dijo rígidamente. Ella trataba lesiones de cuchillo con una creciente
regularidad durante el último año. Tan lejos como iban las lesiones no mágicas, los cuchillos eran
las peores. Órganos internos mutilados, pérdida de sangre severa, pulmones perforados,
hemorragias. Como maldiciones de corte severas, pero siempre más rasgadas y difíciles de cerrar.

“Imagino que lo estás.” Él no había encontrado sus ojos. Ni una sola vez. Desde el momento en el
que hizo el Juramento, sus ojos se alejaron de los de ella. “Comenzaremos con desviar ataques .
Luego te enseñaré cómo atacar con el tuyo. Usa maldiciones no verbales para tratar de detenerme.
Tu meta es hacerme caer antes de que haga contacto o esquivar si llego al rango.”

Él caminó hacia ella. “Para poder evitar un ataque de cuchillos, debes usar el peso y monumentum
de tu oponente en contra de ellos. Si está atacando, esquiva y trata de desarmarlo.”

Él demostró varias técnicas en cámara lenta; mostrándole a Hermione cómo tomar su muñeca,
guiarla de forma segura lejos de su cuerpo y después tratar de torcer el cuchillo para liberarlo.

“¿Dónde aprendiste todo esto?” ella preguntó después de que él le demostrara un décimo método
sobre cómo desarmar a alguien el cual involucraba romper su brazo.

Sus manos se quedaron quietas. “Bellatriz. Entrené con ella durante más de cuatro años. Le tenía
cariño a los cuchillos.”

“¿Sabía sobre tu madre?”

Él se alejó de ella y su expresión era tensa. “Lo sabía. Ella siempre fue leal al Señor Tenebroso,
pero le importaba su hermana lo suficiente como para querer verme tener éxito, en vez de fallar
como se esperaba.”

“¿T-tu padre sabía?” Ella no pudo detenerse al hacer esa pregunta.

Draco tragó saliva. “No.” Él alejó la mirada. “Mi padre—él—él era demasiado protector sobre mi
madre. Si lo hubiera sabido—”

Draco se quedó callado por un momento. “La Oclumancia no es un talento que él tenga. No en el
nivel en el que lo hubiera necesitado. Hubiera sido vengativo, y eso nos hubiera maldecido a
todos.”

Los músculos en su mandíbula se ondularon. “Mi madre insistió en que le ocultáramos su


condición. Había una poción prescrita por un sanador mental Danés; enmascaraba la mayoría de
sus síntomas. Prevenía que tuviera ataques de pánico cuando se le requería hacer apariciones. Ella
la tomaba cuando mi padre visitaba. El Señor Tenebroso mantenía a mi padre mayormente en
Francia y Bélgica después de su liberación. Él había asumido que ella era fría y distante porque lo
culpaba porque yo tomé la Marca Tenebrosa.”

“¿Después de la Mansión Lestrange?”

“Bueno, supongo que pude haberle dicho en ese entonces.” La esquina de sus labios se torció.
“Pero pensé que podría hacer más para vengarla si hubiera tenido más tiempo. No me di cuenta de
cómo tomaría las noticias.” Él sonrió de forma amarga mientras miraba a sus años. “Estoy seguro
de que la Orden desea que lo hubiera hecho.”
Hermione parpadeó mientras trataba de imaginar en qué estado podría estar la Orden con Arthur,
Molly y George todavía luchando; pero sin Draco, sin rescates, sin inteligencia sobre qué batallas
podrían ganar, sin advertencias antes de ser atacados. Giró el cuchillo en sus manos.

“Los Weasley son mi familia, pero probablemente hubiéramos perdido para este momento—tú no
eras crucial en el ejército en ese entonces. Tu muerte y la de tu padre no hubieran sido suficiente
para afectar el resultado de la guerra. Probablemente estarían muertos.”

Él resopló ligeramente y continuó a evitar sus ojos.

“Draco…” ella dijo tentativamente, comenzando a acercarse a él. Él se alejó inmediatamente.

“Deberíamos continuar entrenando,” él dijo con una fría voz. “Dado que ahora has visto de primera
mano la devastación causada por las arpías.”

Hermione tragó saliva. “Aún no sabemos cómo entraron. No tenemos ni una idea. ¿Sabes algo al
respecto?”

“Las arpías no están en mi jurisdicción. No escuché hasta después, o hubiera tratado de dar alguna
advertencia.” Él vaciló. “Es posible que alguien en Sussex esté tratando de encontrar una manera de
evitar el Encantamiento Fidelio usando Magia de Criaturas Oscuras. Si sospechaban de alguna
ubicación de casa de hospicio, puede haber sido un experimento desafortunadamente exitoso. Hay
cientos de programas en Sussex; las ramas no colaboran seguido. No tengo contactos en todas
ellas. Deberían volver a escudar sus casas de hospicio y mover las que puedan.”

“Eso hacemos.”

“Bien,” él dijo mientras giraba el cuchillo entre sus dedos. “Sigamos entrenando.”

Él la hizo practicar las formas y prácticas una y otra vez.

“Muy bien, veamos qué puedes lograr con un verdadero ataque,” él dijo después de una hora de
práctica lenta. Él se alejó de ella.

Hizo girar el cuchillo en su mano derecha de la misma manera que hizo girar su varita mientras
cruzaba la habitación y se colocaba en posición. Su expresión era fría e intensa mientras la miraba.

Luego, sin advertencia, él se abalanzó.

Hermione lo esquivó y lanzó maldiciones leves mientras elevaba su ataque inicial. Él era rápido y
despiadado. Él giró a su alrededor y acercó el cuchillo hacia su garganta antes de que ella pudiera
registrar que tenía que dejar de maldecirlo y tratar de esquivar.

Ambos se quedaron quietos. Sus ojos se encontraron por un momento, era como si el tiempo se
hubiera detenido. Su rostro solo estaba a centímetros del de ella, y Hermione se olvidó de cómo
respirar.

Su expresión se volvió dura, y él se alejó abruptamente de ella.

“De nuevo. La sincronización lo es todo. Aún no estás dispuesta a moverte.” Su tono era casi
vicioso. Él se paseó a través de la habitación y la atacó nuevamente.

Después de una hora, él se detuvo.

“Muy bien. Eso es suficiente por hoy,” él dijo, caminando para alejarse de ella. Él se acercó a su
túnica y sacó un pergamino.

Hermione mordió su labio, caminó hacia su bolso y sacó un sobre. Ella lo tomó nerviosamente en
sus manos mientras volteaba para verlo.

“Moody dijo que te diera esto,” ella dijo, mirando hacia el piso. Parecía haber sido cuidadosamente
tallado.

Ella miró hacia arriba para ver su expresión brillar.

“Por supuesto, mis órdenes para la semana.” Su boca se torció brevemente mientras se lo
arrebataba de las manos.

Ella aceptó el pergamino en sus manos y luego se dijo vacilante. “Draco…”

“Ya vete a casa, Granger. Tengo trabajo que hacer.” Su tono era frío. Él se volteó y abrió el sobre.

Hermione se quedó ahí por otro minuto, estudiando su espalda. Él no la miró de vuelta. Él
desapareció sin un solo sonido.

La semana siguiente, él aún no la miraba a los ojos. Él apenas le hablaba. Él la entrenaba por
exactamente dos horas a la semana, le entregaba sus reportes de inteligencia, tomaba sus órdenes
de Moody y se iba.

Pero estaba vivo; ella podía verlo y saber que estaba con vida.

Sin embargo, estar con vida no parecía ser algo que le importara. Él solo se veía cansado. La furia
a su alrededor se sentía sofocada. Él parecía estar existiendo por mera obligación.

Después de tres semanas, ella lo tomó por la muñeca mientras él aceptaba el sobre en su mano.
“Draco, por favor—mírame,” ella dijo, su voz suplicante.

Él soltó su mano y la miró. Su rostro y ojos eran fríos. “¿Todo esto no es suficiente para ti,
Granger? ¿Hay algo más que quieres?”

“No. Yo solo—lo siento.”

Él se burló. “Quizás algún día cuando tenga el tiempo pueda hacerte una lista sobre todas las cosas
que una disculpa no arregla.”

Las manos de Hermione cayeron. “Draco, yo—”

Él se había ido.

Ella regresó a Grimmauld Place. Su pecho se sentía vació.

Todo se sentía vacío.

Ella quería deshacerse de sus libros, sus diarios, todo relacionado con Draco. Se sentía vengativo y
cruel al tener una libreta con viñetas ordenadas.

~ Manos sensibles - tratamiento de cruciatus es contexto útil para contacto físico.

~ Hombros y cuello

~ Cicatrices - demasiado sensibles


~ Mandíbula baja cerca de las orejas

~ Pómulos

Al igual que notas para ella misma.

~ Interés en cabello definitivo

~ Soltar trenzas después de buscar ingredientes, soltar algunos rizos

~ Las muñecas son de fácil contacto - encuentra contexto para levantar mangas

~ Le gusta el cuello/garganta. ¿Trato posesivo?

~ Utiliza blusas de botones con algunos botones sueltos, o de cuellos en v. Tomar prestada la blusa
azul de Ginny.

Todos los libros de fisiología. Los libros sobre trauma emocional. O desórdenes de apego. Sobre
lenguaje corporal y señales físicas involuntarias. Ella quería quemarlo todo.

Ella fue hacia arriba su cuarto compartido con Ginny. Harry estaba actualmente en una misión en
Escocia. La Orden estaba tratando de encontrar una manera de entrar a Hogwarts. Era el único
lugar del cual estaban casi seguros en el que se podía encontrar un horrocrux, pero el castillo era
impenetrable- Los Mortífagos eran minuciosos cuando la prisión se puso.

Hogsmeade casi había sido arrasado en los primeros años de la guerra. No había túnel de Casa de
los gritos o túnel a través de la joroba en Gunhilda de Gorsemoor. La Orden seguía tratando de
encontrar una manera de pasar los escudos sin éxito. Era la tercera misión de Harry ahí. Harry,
Ron, Terry Boot y Zacharias Smith habían sido enviados.

Harry no le había hablado a Hermione desde Navidad.

Ella lanzó los hechizos para desbloquear los hechizos en su habitación y la abrió. Mientras ella
entraba, escuchó un rápido jadeo.

Ginny estaba acurrucada junto a su cama jadeando silenciosamente. Ella volteó rápidamente
cuando Hermione entró a la habitación. La expresión de Ginny mientras volteaba y miraba a
Hermione era ansiosa; su pecho estaba temblando fuertemente mientras jadeaba rápidamente por
sus boca abierta. Incluso su cabello rojo estaba mojado por lágrimas.

“Ginny,” dijo Hermione. “Ginny, ¿qué pasa? ¿Qué pasó?”

“No lo sé—” Ginny forzó las palabras fuera y comenzó a llorar más fuerte.

Hermione se arrodilló a lado de su amiga y la abrazó.

“Oh dios, Hermione—” Ginny jadeó. “No sé cómo—”

Ginny se interrumpió mientras luchaba por respirar. Unos sonidos de hipo ahogado emergieron de
lo profundo de su garganta mientras luchaba contra sus espasmos pulmonares.

“Está bien. Respira.Necesitas respirar. Dime qué pasa y te ayudo,” Hermione prometió mientras
pasaba sus manos arriba y abajo por los hombros de Ginny. “Solo respira. En una cuenta de cuatro.
Espera. Luego sacalo por tu nariz hasta la cuenta de seis. Nos quedaremos con eso. Yo respiraré
contigo. ¿Está bien? Vamos, respira conmigo. Te tengo.”
Ginny solo lloró más fuerte.

“Está bien,” Hermione seguía diciendo mientras comenzaba a respirar profundamente como
demostración hacia Ginny. Ella tenía a Ginny en sus brazos fuertemente para que pudiera sentir al
pecho de Hermione expandirse y contraerse lentamente como una señal subconsciente.

Ginny siguió llorando durante varios minutos más antes de que sus jadeos se alentaron y su
respiración comenzó a copiar lentamente la de Hermione.

“¿Quieres decirme lo que pasa, o prefieres que vaya por alguien más?” Hermione preguntó cuando
estaba segura de que Ginny ya no estaba hiperventilando.

“No—no puedes—” Ginny tomó la blusa de Hermione fuertemente para detenerla. “¡Oh dios! Yo
no—”

Ginny comenzó a llorar nuevamente en el hombro de Hermione.

“Yo no quería—” Ginny sollozó, “no quería. No sé qué hacer.”

“¿Ginny, qué pasa?” Hermione se estaba volviendo fría con temor. ¿Qué posiblemente pudo haber
pasado para hacer llorar tanto a Ginny?

Ginny se quedó callada durante varios segundos. Después inhaló profundamente y lo mantuvo por
un momento. “Estoy embarazada.”

Ginny estalló en llanto nuevamente.

Hermione se alejó y miró a Ginny con horror. Ella sintió como si la hubieran golpeado
violentamente en el pecho.

“¿Cómo? ¿L-la poción anticonceptiva no funcionó?” Hermione se sentía al borde de un ataque de


pánico propio. Oh dios.

Si la poción anticonceptiva había fallado—

Si Hermione estaba embarazada—tendría que abortar. Ella no podía estar embarazada durante una
guerra. No valía la pena el riesgo. Un embarazo causaría que su magia se desestabilizara. Ella
regularmente usaba ciertos hechizos en contra de maldiciones que estaban en los tonos más oscuros
de gris. Era acumulativo, y la exposición podría resultar en anormalidades fetales. Ya pudo haberlo
hecho—si es que estaba embarazada. Ahora que Padma ya la había reemplazado en su mayoría,
desarrollar contra hechizos era una de las cosas más vitales que Hermione hacía en el hospital.

Si Draco se enteraba de que ella lo había seducido cuando era fértil, él probablemente creería que
lo había hecho a propósito. Él—él—

Él la odiaría para siempre.

Incluso más de lo que ya lo hacía.

Las puntas de los dedos de Hermione comenzaron a hacer cosquillas como si hubieran agujas
molestándolos.

La expresión de Ginny se arrugó. Se quedó mirando la expresión congelada de Hermione mientras


se secaba las lágrimas con el dorso de las manos. "No—no lo hice, solo lo estaba tomando cuando
Harry estaba aquí. Por el sabor, ya sabes. Pero el mes pasado, cuando estaba en Irlanda y él y Ron
aparecieron en la casa segura, no tenía la poción conmigo. Pensé, fue solo una vez, el encanto
debería ser suficiente ".

Ginny se puso rígida y hundió su rostro en sus manos.

Hermione casi colapsó con alivio. No había nada malo con sus pociones anticonceptivas.

Hermione alejó la línea del pensamiento, y puso rápidamente sus escudos de oclumancia,
forzándose a enfocarse en Ginny. Ella abrazó a Ginny de una manera tranquilizadora y presionó un
beso en su cabello.

“Está bien. Solo me tomará unos días conseguir los ingredientes para hacer un abortivo.”

“No puedo,” Ginny dijo de forma ahogada y comenzó a llorar nuevamente.

Las manos de Hermione sobre los hombros de Ginny se apretaron mientras la observaba. Ella
inhaló rápidamente. “Quieres quedártelo.”

Ginny asintió, sollozando levemente. “Tengo que—sobre lo único que habla Harry es tener una
familia. Cómo después de la guerra vamos a tener hijos. Niños llamados, James, Sirius o Colin, o
niñas llamadas Lily y Luna. Eso—eso es—todo lo que sueña. Si tengo un aborto— rompería su
corazón. Él diría que está bien, pero estaría devastado. Para él significaría que no creí que él
ganaría. Y yo no puedo ocultar eso como un secreto durante toda mi vida. Saber que tendría él
corazón si él lo supiera y solo pretendería.”

Hermione asintió lenta y levemente y alejó la mirada. “Muy bien.” Tragó saliva. “Probablemente
puedas quedarte aquí hasta que Harry regrese de su misión actual Y después podemos moverte a
alguna de las casas seguras de hospicio. Vas a querer estar con tu mamá, ¿no es así?”

Ginny negó con la cabeza firmemente, removiendo las lágrimas de su rostro. “No. Necesito
ocultarlo. Nadie puede saber. Ni mamá, ni Harry, nadie.”

Hermione miró fijamente a Ginny, sorprendida.

Ginny miró hacia abajo y su pecho tembló. Harry—a Harry no le está yendo muy bien ahora.
Todos se han estado emocionando porque estamos llegando a un fin, que estamos en el juicio final.
Y él está feliz—él cree que podría ser real pero—también lo está rompiendo. Todo está
apoyándose en él pero—él no sabe cómo ganar. Cómo se supone que debe de funcionar. Él tiene
miedo de que si alguien se da cuenta de ello, la Resistencia completa podría colapsar. Ha
comenzado a tener pesadillas de nuevo. Incluso conmigo. No creo que sepa cómo funcionar sin
Ron. Nosotros somos todo lo que lo está manteniendo a flote. Si se entera que estoy embarazada—
tengo miedo de que ese estrés termine rompiéndolo completamente. No es como que necesite más
motivación para terminar todo esto. Creer que tiene a un niño dependiendo de él—probablemente
haría todo peor.”

Hermione tragó fuertemente, tratando de medir si habría algún valor en tratar de disuadir a Ginny.
Ella estudió el rostro de Ginny. La obstinada línea fija de su boca y mandíbula y el fuego decidido
en sus ojos.

Hermione suspiró de forma cansada. “¿Qué quieres hacer?”

“No lo sé. Tal vez podría pretender que me enfermé con algo y esconderme en una de las casas de
hospicio.”

Hermione arqueó sus cejas dudosamente, pero después de un momento ella mvió su cabeza
pensativamente hacia un lado. “Creo que podría hacer eso. Pero—Ginny, vas a tener que estar
aislada. Podrían ser meses. ¿Qué pasa si tienes al bebé y la guerra sigue? ¿También se lo vas a
ocultar a Harry en ese entonces?”

Ginny negó con la cabeza. “No. Si la guerra dura demasiado, le diré todo. Pero si estoy
embarazada, Harry solo se preocupará. Estar embarazada no es lo mismo que tener un bebé de
verdad. Si me haces parecer enferma con algo contagioso pero curable, él estará molesto pero
estará bien. Él confía en ti. Si le dices que tomará algunos meses sanar pero estaré bien, él te
creerá- Él sabe que no le mientes, incluso cuando quiere que lo hagas.”

Los ojos de Hermione cayeron, y ella torció el dobladillo de su blusa con sus dedos. Ginny tomó su
mano.

“Me ayudarás, Hermione. Me ayudarás a proteger a Harry, ¿no es así?”

Hermione asintió lentamente. Su cuerpo entero se sentía de plomo. “Te voy a ayudar. Voy a
necesitar algunos días para averiguar cómo hacer esto.”

“Gracias, Hermione.” A Ginny se le acumularon las lágrimas nuevamente. “Dios, fui tan
cuidadosa. Nunca quise que pasara esto.”

Hermione la abrazó rígidamente y dejó que Ginny llorara en su hombro durante varios minutos
más. Ella trazó círculos de forma despistada en la espalda de Ginny mientras hacía una lista
mental. “Averiguaremos algo. Sé que no estabas tratando de embarazarte.”

Ginny asintió contra el cuello de Hermione. “Gracias. Lo digo en serio, Hermione. Eres la única
persona a la que puedo confiarle esto.” Ella se sentó y frotó su rostro. “Dios, estas hormonas y todo
apesta. Ni siquiera sé cuándo lloré así. Creo que solo voy a tener que esconderme aquí. Pasé por la
cocina antes y casi vomité en el pasillo.”

Hermione asintió mientras catalogaba mentalmente las enfermedades de largo plazo. “Está bien.
Necesito hacer una investigación.” Ella se puso de pie. “Sólo quédate aquí. Hazme saber si
necesitas algo.”

Hermione salió de la habitación, caminó por el pasillo hasta llegar al baño. Ella cerró la puerta
cuidadosamente detrás de ella y mirando hacia su estómago, lanzó un encantamiento de detección
de embarazo. Sus manos estaban temblando ligeramente.

Negativo.

Ella cerró sus ojos y colapsó contra la puerta con alivio.

Ella se quedó ahí durante otro minuto hasta que sus manos dejaron de temblar, después se apresuró
fuera del baño hacia la librería.

Hermione pasó casi dos días seguidos preparando pociones experimentales y practicando hechizos
de glamour y tratando de asegurarse de que cada detalle fuera perfecto. Ella recolectó un puñado de
pociones y fue hacia el baño. Ella se tomó un pequeño frasco y vió cómo la poción hacía efecto.

Tomó algunos minutos. Después una sensación similar a una leve forma de multijugos cosquilleo a
través de su piel y se observó a sí misma cambiar. Su piel estalló en grupos apretados de pústulas
púrpuras de aspecto doloroso en todo su cuerpo. Hizo una mueca y se examinó a sí misma desde
todos los ángulos. Fue una transformación horriblemente convincente. Presionó y pinchó varias de
las pústulas y no sintió nada. El glamour suspendido era indoloro.
Ella tomó el antídoto y sintió a su piel cosquillear nuevamente mientras observaba a su piel
aclararse.

Ella recolectó sus pociones y fue hacia su habitación.

Ginny estaba sentada en su cama, ojeando una revista.Hermione se sentó y Ginny levantó la
mirada, sus ojos estaban abiertos y curiosos.

Hermione jugueteó con la bolsa en sus manos. “He desarrollado una poción que imita los síntomas
externos de la enfermedad de spattergroit.”

El rostro de Ginny se torció. “¿De verdad? ¿Tiene que ser eso?”

Hermione puso los ojos en blanco. “Es la mejor opción que se me pudo ocurrir que cumple con
todos tus requerimientos. Es contagiosa; es conocida por tomar hasta un año para recuperarse, así
que puedes quedarte escondida por tanto tiempo sea necesario. Se ve convincente; si no te ves
terriblemente enferma, la gente puede estar escéptica. Especialmente desde que tus hermanos
fueron quienes inventaron los Surtidos Saltaclases. Nadie va a creer que estás fingiendo esto. Y
posiblemente más importante, no es letal. Harry no va a tener que preocuparse porque
probablemente mueras de esto. Ya que no es una transformación física completa—solo es un
glamour externo—fui capaz de hacer la poción con sangre de dragón, lo que significa que cada
dosis durará semanas. No tendrás que dosificarte constantemente para mantenerla.”

Ginny asintió.

Hermione jugueteó con el listón de su bolsa. “Spattergroit es altamente contagiosa. Si alguien en la


Resistencia la contrajera, serían puestos inmediatamente en cuarentena para prevenir arriesgar a la
Resistencia entera. Incluso aunque no sea letal. Voy—voy a tener que informarle a Kingsley sobre
la verdadera situación para poder ponerte en cuarentena.”

Ginny inmediatamente abrió su boca para objetivar, pero Hermione levantó su mano para
silenciarla.

“Si no le decimos, él no aprobará que me tengas como tu cuidadora. Te lo prometo, si lo explico, él


no se sentirá obligado a decirle a Harry. Pero necesita saber para poder mantener la mentira. Y—de
esa manera si alguien de tu familia demanda verte—él tiene más poder de declinación que yo.
Moody también lo respaldará. Necesitamos a Kingsley.”

Ginny asintió de mala gana.

Hermione sacó un libro con un capítulo marcado el cual le entregó a Ginny. “Los primeros
síntomas de Spattergroit son picazón y garganta seca. Todos con los que interactúes serán puestos
en cuarentena por algunos días. Así que evita a Poppy y a Padma,” la boca de Hermione se torció
ligeramente, “si hay alguien que creas que necesite descansar algunos días, deberías verlos.”

La esquina de la boca de Ginny se levantó ligeramente. Sus ojos se volvieron brumosos.

Hermione se puso de pie. “Necesito ir a hablar con Kingsley. Voy a darte una dosis antes de que
vayas a dormir. Para que así ‘despiertes’ con eso.”

La "enfermedad" de Ginny arrojó a Grimmauld al caos. La habitación de Hermione y Ginny fue


colocada bajo una montaña de salas de cuarentena y contención. Solo Hermione podía entrar a la
habitación sin encender una casa llena de alarmas.

Kingsley y Hermione coordinaban detalles tanto como fuera posible. Una vez que el diagnóstico
fue dado, Hermione y un puñado de otros ocupantes de Grimmauld Place también fueron puestos
en una cuarentena de tres días de precaución en otra habitación.

Padma fue envíada en búsqueda de ingredientes y llevó a Parvati con ella. Las chicas cayeron en
una trampa de arpías. Ellas pelearon su camino fuera, pero Parvati terminó con laceraciones en su
espalda y el pie derecho de Padma casi fue mordido completamente. Hermione consultó con Poppy
a través de los escudos de cuarenta, pero no había nada que se pudiera hacer para restaurar el pie
de Padma.

Una vez que todos estaban puestos bajo cuarentena temporal habían sido aclarados, Kingsley puso
a Hermione a cargo de monitorear la condición de Ginny. Ella visitaba a Ginny cada cuatro días. El
resto del tiempo, Ginny tenía que mantenerse en aislamiento. Nadie podía entrar a su habitación.
Dobby se hizo responsable de cuidar de Ginny día a día y de entregarle sus comidas.

Cuando Molly Weasley se recuperó de su indignación hacia Kingsley por no permitirle ver a su
hija, fue efusiva en su agradecimiento a Hermione por lo meticulosamente que Hermione había
planeado el cuidado de Ginny.

Investigar la partería a escondidas se incluyó en la interminable lista de cosas que Hermione hacía
en secreto cuando no estaba en la sala del hospital cubriendo a Padma.

La Resistencia estaba demasiado ocupada para que la noticia de la enfermedad de Ginny causara
ondas por mucho tiempo. Una vez que el pánico inicial de que la enfermedad pudiera propagarse se
calmó, las cosas volvieron a una tenue sensación de normalidad. Hermione solo tuvo que temer las
reacciones de Ron y Harry cuando regresaran de Escocia.

Su vida entera se sentía tensa sin un sentimiento de alivio. Ella se sentía desgastada; estirada hasta
que casi era transparente.

Ella se preocupaba cada día por Draco, pero verlo solo era un diferente tipo de agonía. Él se veía
demacrado y en el borde. Él apenas la miraba; apenas le hablaba. Él la entrenaba. Él entregaba su
información. Él aceptaba sus órdenes de Moody. Él se iba.

Cuando ella trataba de hablar con él, él solo se volvía más frío.

Después de varias semanas más, él pausó y la miró nuevamente en vez de solo irse. “Dile a Moody
que te alimente. Pareces un cadáver.”

Él se desvaneció antes de que Hermione pudiera decir algo.

Cuando regresó a Grimmauld Place, Angelina levantó la vista de una partida de Ajedrez Mágico
con Katie, con expresión sobria. “Harry, Ron y Terry han vuelto. La Orden está informando ahora.
Nadie les ha hablado de Ginny aún.#

Hermione asintió y fue hacia el comedor.

“El castillo tiene demasiados escudos que incluso son difíciles de encontrar,” Harry estaba diciendo
con una voz baja y de mala gana cuando Hermione abrió la puerta. Él estaba esparcido en su silla.
Sus ojos tenían unas sombras muy oscuras por debajo que parecían moretones. “Pasamos por las
ruinas de Hogsmeade tratando de encontrar algunos de los viejos túneles. Tratamos de excavar el
túnel de Honeydukes, pero colapsó. Así que tuvimos la idea de acercarnos por el Lago Negro. Pero
cuando entramos, inferi comenzaron a salir y—ahí fue cuando Zacharias…”

“No fue culpa de Harry. El lago fue mi idea,” Ron dijo tan pronto como la voz de Harry se
desvaneció. “Cuando él trató de ir por Zacharias, yo lo detuve.”
Ron tenía una expresión levemente aturdida, como si estuviera en estado de shock. Harry se negó a
mirar a Ron.

“Esa fue la decisión correcta, Ron. Los inferi en el agua son casi imposibles de pelear ya que no
pueden quemarse,” dijo Remus, recargando una mano sobre el hombro de Ron.

“Esa no es razón suficiente para dejar que Zacharias se ahogara,” Harry dijo con una voz amarga,
su expresión estaba torcida con frustración. Él sostenía una pluma maltratada y constantemente
arrancaba las púas de cada lado mientras la giraba una y otra vez entre sus dedos. “Pudimos haber
hecho algo si Ron no hubiera desperdiciado el tiempo restringiéndome y dejar que Terry fuera
solo.”

“Mantenerte con vida es el trabajo de Ron, Harry,” dijo Kingsley. “Esas son sus órdenes: si es
beligerante al respecto, lo reasignaré y me haré cargo de su protección personalmente. ¿Tiene
objeciones a su compañero, Harry?”

Harry observó a Kingsley, aplastando la pluma en su mano. “No.”

“Bien. ¿Algo más que reportar?”

Harry estaba callado.

“Salimos después de perder a Zacharias,# Ron dijo con un tono apagado, su cuerpo entero parecía
blando. “La mayor parte de la misión la pasamos revisando y luego viendo túneles.”

Kingsley asintió lentamente. “Llegar a Hogwarts es vital para llevar a esta guerra a un fin. Tendrán
algunos días para recuperarse, y entonces enviaremos a un equipo más grande.”

“Quisiera ser voluntario para la siguiente misión,” dijo Remus, dando unos pasos hacia adelante.
“No habrá luna llena. Estoy familiarizado con el Bosque Prohibido; tengo algunas ideas que
pueden valer la pena explorar.”

“Yo también,” Tonks asintió.

“Muy bien. Harry, Ron, Remus, y Tonks de la Orden. Moody y yo revisaremos las listas y
elegiremos a otros dos equipos.”

Harry asintió y miró distraídamente hacia el suelo. “Muy bien. ¿Algo más?”

“Si…” Kingsley dijo lentamente.

Hermione se encogió por dentro. Harry miró fijamente a Kingsley. “¿Qué pasa?”

“Mientras estaban fuera, Ginny Weasley contrato Spattergroit—”

“¿Está bien? Necesito verla,” Harry se puso de pie saltando, sus ojos abiertos y con pánico.

“La han puesto en cuarentena,” Kingsley dijo antes de que Harry pudiera correr hacia el hospital.
“Spattergroit no es letal, pero es altamente contagioso; un brote pudo haver tenido un efecto
devastador en la Orden. No se le tiene permitido hasta que se mejore.

Harry tragó y tomó con fuerza el respaldo de su silla. “¿Bien? ¿Cuánto tiempo tarda? ¿Un par de
semanas?”

La habitación se volvió para mirar a Hermione junto a la puerta. La expresión de Harry se volvió
cautelosa cuando la miró a los ojos.
“Spattergroit puede ser una enfermedad a largo plazo. Normalmente toma meses, pero puede durar
hasta un año antes de que los elementos contagiosos finalmente se desvanezcan. Es imposible decir
cuánto tiempo estará en cuarentena,” dijo Hermione en voz baja.

“¿Meses? ¿Un año?” Harry parecía listo para caer de espaldas. “Tú, no puedes aislarla por tanto
tiempo. Eso es una tortura. Debe haber una forma de visitarla. Algún tipo de pociones. O
hechizos.”

“Granger, como nuestra profesional médica más calificada, es la única autorizada a visitarla para
monitorear su condición. Dobby entrega sus comidas, ya que los elfos domésticos son inmunes a
las enfermedades y no se sabe que las transmiten. Puede enviar cartas y mensajes con ellos. Son los
únicos permitidos en la habitación. Si intenta ponerse en contacto con Ginny, potencialmente
pondrá en peligro todo el esfuerzo de guerra. Harry, solo diré esto una vez. Si intenta violar la
cuarentena, la trasladarán a un lugar no revelado hasta que se recupere. Si tiene preguntas, llévalas
a Granger. Reunión terminada.”

Todos los demás salieron. Después de unos minutos, Hermione estaba sola y de pie con Harry.

“Ella—ella estará bien, ¿no es así?” Harry dijo una vez que la habitación estuvo vacía. “¿Tiene
dolor?”

“Con el tiempo estará bien,” dijo Hermione, moviendo nerviosamente sus manos detrás de su
espalda. “Ella no tiene ningún dolor. Está tomando pociones reconstituyentes y pasa mucho tiempo
durmiendo. La recuperación de Spattergroit depende en gran medida de una buena salud, estoy
haciendo todo lo posible para asegurarme de que esté cómoda y feliz.”

“Okay.! Harry asintió repetidamente. “Eso— eso es bueno. ¿Sabes cómo lo consiguió?”

Hermione negó con la cabeza. “Es fúngico. Nadie más lo ha contagiado. Puede que haya sido
simplemente mala suerte.”

Harry asintió y se acercó, su expresión se hizo más seria. “¿Puedo verla? ¿Sólo una vez? Solo por
un minuto. Solo quiero asegurarme de que ella sepa que la amo ".

La comisura de la boca de Hermione se crispó cuando negó con la cabeza. “Lo siento, Harry, está
en cuarentena. No hay "solo por un minuto". Nadie puede entrar.”

Los ojos de Harry se agrandaron. “Seré cuidadoso. Todo lo que tenga que hacer, seguiré todas tus
instrucciones. Sólo una vez.” Su voz era suplicante y cómplice.

Ella conocía muy bien esa voz.

Hermione le sonrió con tristeza mientras doblaba sus manos en puños apretados detrás de su
espalda. “Lo siento, Harry. No puedo romper las reglas. Ni siquiera para ti.”
Flashback 26
Chapter Notes

Advertencia: este capítulo contiene un episodio de autolesión.

Marzo 2003

El embarazo de Ginny fue tan suave como se pudo haber esperado. Ella estaba drenada físicamente
por el peaje que tomaba de su Magia, pero a pesar de dormir la mayor parte del día y rehusarse a la
comida que Hermione había enviado, los síntomas de su embarazo eran relativamente menores.
Después de escuchar la casi muerte de Narcissa Malfoy durante el embarazo, Hermione estaba
paranoica sobre qué tipo de embarazo mágico podría ser. Pero Ginny parecía controlar el embarazo
fácilmente.

“Es una cosa de Prewett; embarazada fácilmente, embarazos fáciles,” dijo Ginny cuando Hermione
preguntó.

“Eso es suertudo, odiaría dejarte sola como ahora si estuvieras tan enferma como los libros dicen
que se puede poner una bruja al embarazarse,” dijo Hermione, estudiando el luminoso y amarillo
orbe flotando sobre el estómago de Ginny. “El bebé tiene una buena firma mágica; parece
saludable. Pero no tengo mucha práctica con este tipo de hechizos.”

Hermione pasó a una página diferente en la Guía para Cuidado del Embarazo Mágico y
Nacimiento Efectiva y practicó un encantamiento para revistar placenta previa.

“¿Has escuchado algo sobre Harry y Ron?” Ginny preguntó después de unos minutos de Hermione
manipulando hechizos de diagnóstico.

Hermione asintió y canceló todos los diagnósticos colgando alrededor de Ginny. “Están otra vez en
Hogwarts. No han enviado ningún mensaje.”

“Harry envía su ciervo en la noche. Creo que debe hacerlo cuando está en vigilancia. Llegó a mi
habitación anoche,” Ginny presionó sus labios y parecía estar al borde de lágrimas.

Hermione apretó su mano.

“Me siento tan mal mintiéndole,” dijo Ginny, jalando las puntas de su cabello. “Y que también te
estoy haciendo mentir. Lo siento. Debí haber sido más cuidadosa.”

“Está bien. No tienes que preocuparte por mí.” Hermione se encogió de hombros con cansancio
mientras encogía el libro y lo metía en una bolsa.

Ginny se inclinó hacia adelante y tomó la muñeca izquierda de Hermione. “Bueno, no tienes
mucho que hacer aquí. Y creo que necesitas a alguien que se preocupe por ti. Estás tan delgada.”
Ginny pasó el pulgar por el cúbito de Hermione como para demostrar cómo sobresalían los huesos.
Hermione tiró de su muñeca para liberarla y se bajó las mangas. “Parece que ni siquiera duermes.
Parece que estás hecha de papel. ¿No tienes a alguien?”

Hermione alejó la mirada. “Bueno, George se ha ofrecido,” ella dijo con una sonrisa torcida. “Pero
no creo que en realidad lo dijera en serio.”

Ginny la pinchó. “Sé seria. No puedes sobrevivir esta guerra sola. Nadie puede soportarlo.
Sobrevivimos juntos.” Ginny miró a Hermione cuidadosamente. “Digo, tal vez estabas bien antes.
Pero—tú—tú ya no pareces estar sobrellevándolo. Desde Navidad, no creo que te haya visto
dormir. ¿No tienes a nadie?”

Hermione arrugó la nariz con disgusto. “Creo que ya he mencionado que follar catártico no es lo
mío.” Ella se burló mientras negaba con la cabeza. “Agregar un compañero de sexo difícilmente va
a mejorar mis habilidades de afrontamiento.”

Ginny puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. “No estoy diciendo que consigas un
compañero para follar. Ni siquiera tienes a alguien con quien hablar o quien te dé un abrazo
después de un mal día. Cuando alguien trata de acercarse a ti, tú los alejas, de la forma en la que lo
hiciste con Harry en Navidad. No entiendo por qué no dejas que nadie comparta la carga. Conozco
esa mirada en tus ojos; es la misma que Harry tiene cuando la guerra lo está aplastando. Pero Harry
sabe que tiene a Ron sin importar lo que pase, y a mí, a ti, a la familia, al ED, a Remus y Tonks, a
la Orden, e incluso a sus estúpidas peleas Muggle cuando se vuelve demasiado pesado. Él tiene
todo eso para caer o cuando necesita bajar por un pequeño tiempo. Tú también necesitas hacer
eso.”

Hermione miró hacia sus uñas y jugueteó con las cutículas por un minuto. “¿Qué carga tengo que
alguien estuviera dispuesto a compartir conmigo?” Su voz era amarga.

Ella volteó y miró por la ventana durante un minuto antes de mirar nuevamente a sus manos. “Es
peor, Ginny, el pensar que alguien está para ti y después enterarse que no están ahí cuando más lo
necesitas. No puedo—no puedo tomar ese riesgo. No sería capaz de soportarlo.”

Ginny resopló de forma frustrada y tocó una de las pústulas con glamour en la muñeca. “Harry y
Ron se enojan contigo porque les importas. No puedes asumir que la gente te va a defraudar y
después nunca darle una oportunidad a nadie. ¿Qué si están ahí y tú nunca confiaste en ellos lo
suficiente para darte cuenta?”

Hermione torció su varita entre sus manos. “¿Qué si no lo están? ¿Cuando en verdad necesite que
lo estén?”

Hubo una pausa, y Ginny suspiró tristemente.

Hermione cerró sus ojos por un momento antes de volverlos a abrir. “Esta manera se ha convertido
en un hábito para mí, Ginny. No sé cómo hacerlo diferente.”

“¿Qué hay de mí?” dijo Ginny con una pequeña sonrisa.

Hermione la miró. “¿Tú?”

“¿Por qué no puedes hablar conmigo? ¿Ves? Hemos sido amigas por años. Hemos sido compañeras
de cuarto durante casi cuatro años. Pero nunca ni siquiera has considerado que yo sea alguien con
quien puedas hablar. Incluso antes de que me volviera un miembro de la Orden, Harry y yo aún
éramos capaces de hablar de cosas. Él podía decirme lo suficiente. Tú puedes hablar conmigo.
Puedes confiar en mí. No juzgaré. Estoy confiando en ti. Estoy aquí para ti. Si necesitas a alguien,
puedes hablar conmigo sobre lo que sea.”

Hermione miró a Hermione de manera culposa. “Ginny… yo—no es cuestión de que no confíe en
ti. Yo—solo—yo no—”
La expresión de Ginny cayó. “Olvídalo. No estoy tratando de obligarte. Solo quería que supieras
que tienes a alguien con quien hablar. Si alguna vez quisieras. Incluso si no esté de acuerdo
contigo, no voy a dejar de ser tu amiga.”

“Gracias, Ginny,” dijo Hermione apartando la mirada. “En verdad lo aprecio. Si pudiera—yo
hablaría si pudiera. Pero ni siquiera sé por dónde comenzar. Y—” ella miró a su reloj, “tengo que
irme. El turno de Padma va a empezar pronto, y aún estoy ayudando a que lo sobrepase.”

“Okay,” Ginny suspiró. “Te dejaré ir entonces. ¿Padma está bien?”

“Tan bien como se puede esperar. Aún se está adaptando al prostético; se vuelve doloroso y ella se
cansa fácilmente—el trabajo de encantamientos no es tan bueno como podría ser. Flitwick y yo aún
estamos tratando de reparar el balance.

Hermione recolectó sus libros y pociones y los echó todos en una bolsa antes de salir de la
habitación de Ginny; haciendo un espectáculo de cómo removía todo tipo de escudos protectores
de su cuerpo y aplicando encantamientos de limpieza antes de ir a cambiar su ropa.

En su camino hacia el hospital, ella se detuvo y se recargó contra la pared durante unos minutos.
Ella presionó sus palmas contra el tapiz tratando de detener a sus manos temblorosas.

Ella no había sido capaz de dormir seguido durante más de una hora o dos desde Navidad. Ella
tomaba una poción de Sueño sin Sueños una vez a la semana en la noche de los lunes, para que sus
manos no temblaran durante su entrenamiento con Draco.

Todos los demás se reunían en la sala de estar en las noches en las que no podían dormir, pero
Hermione se sentía incapaz de soportar estar ahí. Ella estancaba las conversaciones; la gente
trataba de subirle el ánimo y de incluirla. Ella estaba demasiado cansada como para fingir.

La mayoría de las noches, cuando la casa estaba callada, ella se sentaba sola en la cocina de
Grimmauld Place, tratando de encontrar algo que hacer para llenar el frío de las horas vacías hasta
el amanecer.

Ella alejó las manos de la pared y fue a tomar su turno.

Hermione estaba en las escaleras con Padma, ayudándola a practicar subir las escaleras sin un
bastón, cuando la puerta de Grimmauld Place se abrió de repente.

“¡No! ¡Suéltenme! ¡Suéltenme!” Harry estaba gritando y tratando de soltarse de los brazos de
Remus mientras Remus lo arrastraba por la puerta. “Mierda. ¡DÉJENME IR! ¡¡No podemos
dejarlos!!”

Harry golpeó a Remus en la cara mientras trataba de soltarse.

“¡Alguien atúrdalo!” Remus gritó mientras mantenía a Harry en el suelo evitando que se pudiera
liberar.

“Dios, no. Mierda. ¡Dejaron a Ron! ¡SUÉLTENME! ¡¡¡NO PUEDEN HACER QUE LO DEJE
AHÍ!!!”

Hermione sacó su varita y golpeó a Harry en el costado de la cabeza con un aturdidor. Harry se
desplomó inerte.

“¡No lo despierten a menos que esté atado!” Remus dijo de repente, volteandose, saliendo
rápidamente por la puerta y apareciendo antes de que alguien pudiera hacer preguntas.
Hermione dejó a Padma en las escaleras y se apresuró hacia el inerte cuerpo de Harry. Ella lanzó
un diagnóstico, revisándolo cuidadosamente. Él estaba cubierto de tierra, tenía una concusión y
varias costillas fracturadas; varias uñas se habían rasgado y él estaba cargando lesiones de
maldiciones.

“Alguien mándele un patronus a Kingsley y a Moody,” Hermione dijo con una firme voz mientras
contrarrestaba las maldiciones. Ella levitó a Harry del suelo y lo llevó hacia el hospital.

No tomó demasiado en reparar las lesiones de Harry. Después ella vertió varias pociones
fortalecedoras por su garganta.

Ella se cernió sobre él, limpiándole la cara y observando cómo el color volvía lentamente a sus
rasgos. Ella le apartó el pelo áspero de la cara y le pasó la punta de un dedo por la cicatriz.

“Oh Harry, Harry, Harry,” ella murmuró bajo su aliento y presionó su frente contra la de él. “Por
favor, Remus, trae a Ron de vuelta.”

Ella se quedó junto a Harry hasta que Neville apareció, acompañado por Charlie quien estaba
cargando a una Tonks inconsciente. Padma llegó detrás de ellos. El brazo de varita de Neville
estaba roto en múltiples ángulos horripilantes.

“¿Qué sucedió?” Hermione preguntó mientras Padma levitaba a Tonks en una cama.

“Mierda si lo sé,” dijo Neville. Él estaba tan pálido que su piel casi era translúcida. Hermione hizo
un diagnóstico; él había sido golpeado en el brazo con la maldición ácida y también mostraba
rasgos de que le hubieran hecho crucio. “Ellos debieron haber esperado que eventualmente
podríamos usar los túneles. Activamos una alarma o algo. De repente había más de una docena de
Mortífagos ahí. Había muros anti apariciones; ni siquiera pensamos en checar al cavar. Los
detuvimos y Remus hizo un agujero en el techo del túnel y sacó a Harry primero. Nosotros
tratamos de seguir. Ron fue golpeado con algo. Anthony y yo estábamos tratando de sacarlo pero
ellos golpearon mi brazo de varita con la maldición ácida. Anthony la contrarrestó, usó leviosa y
me sacó del túnel. Idiota, bajó su guardia. Ví como la maldición asesina lo golpeó. No sé cómo
salió Tonks. Nadie más—salió. Cuando Remus regresó, él solo nos hizo aparecer.”

“¿Así que—Ron está vivo?” La voz de Hermione tembló mientras removía los huesos de su brazo.
Neville estaba tan aturdido que ni siquiera reaccionó.

“No lo sé—”

“Le escribimos a mamá,” dijo Charlie con una voz de madera. “Para averiguar qué dice el reloj.”

La manecilla de Ron en el reloj de la familia Weasley leía firmemente Peligro Mortal.

Hermione fue personalmente y se quedó de pie mirándolo fijamente junto a Molly Weasley, quien
había hecho vigilia ahí. Hermione se sentía medio asustada de que si volteaba probablemente se
movería a “Perdido” junto a la de Percy.

Le tomó media hora antes de que pudiera forzarse a alejar la mirada.

“Molly, hay una reunión en una hora, sobre qué hacer. Yo—puedo quedarme con Arthur, si quieres
ir,” Hermione finalmente dijo, apoyando una mano ligeramente en el hombro de la Señora
Weasley.

Molly no alejó la mirada del reloj. Ella negó con la cabeza. “No. Tengo que quedarme aquí,
querida. Los chicos estarán ahí. Yo tengo que quedarme aquí.”
Hermione alejó su mano. “Te haré un poco de té antes de irme.”

La junta fue agitada.

“No vamos a tratar de lograr ninguna misión suicida al tratar de entrar a Hogwarts,” Kingsley dijo
tan pronto como la interrogación fue completada. Él estaba absolutamente calmado a pesar de la
tensión vibrando por el aire. “Entrar en la escuela ya era una misión de máxima prioridad y lo
sigue siendo. Dada nuestra incapacidad para acceder a la escuela, no podemos planificar de
inmediato un rescate para encontrar un solo prisionero dentro del castillo. Hasta que tengamos
mejor información, un intento de rescate está descartado.”

Charlie golpeó la mesa enojado, y la junta descendió a gritos durante varios minutos.

“No podemos dejarlo ahí. Es un miembro de la Orden. Probablemente lo están torturando. ¿Qué si
Lucius Malfoy pone sus manos en él?” El pecho de Harry estaba temblando con pánico y furia a
pesar del Filtro de Paz y los sedativos que Hermione le había dado antes de que aprobara su
reanimación.

“No hay nada que pueda hacerse hasta que tengamos mejor inteligencia,” dijo Kingsley sin ser
conmovido. Él siempre estaba rigurosamente calmado durante las juntas. Sus ojos viajaron a través
de la habitación antes de detenerse en Harry. “Mientras tú te recuperas, Moody ya está dirigiendo
una nueva misión en Hogwarts. Estamos completamente conscientes de la urgencia de la situación,
Harry.”

“No necesito recuperarme,” Harry espetó, sus dientes se mostraban. “Necesito que me ayudes a
traer a Ron de vuelta. Tiene que haber algo que podamos hacer. Tenemos prisioneros, podríamos
hacer un intercambio.

Kingsley inhaló profundamente y negó con la cabeza. “Si la orden intentara abrir un canal de
negociación, le alertaríamos el valor de su prisionero. Estás en duelo; hasta que se te asigne un
nuevo compañero, se te prohibe ir a más misiones.”

Harry se puso de pie y salió de la junta sin una palabra más.

“Mantengan un ojo en Harry,” dijo Kingsley. “Remus, Fred, Charlie, no lo pierdan de vista.”

Mientras la habitación se limpiaba, Kingsley permanecía al final de la mesa. Hermione se puso de


pie para irse.

“Granger, una palabra antes de que te vayas,” dijo Kingsley.

Ella se detuvo y se dio la vuelta. Kingsley lanzó un hechizo de privacidad a su alrededor. Ella puso
sus manos en puños detrás de su espalda.”

“Necesitas hablar con Malfoy. Quiero saber todo sobre Hogwarts, de inmediato.”

Hermione miró a Kingsley con la guardia en alto. “¿Ahora?”

“Tan pronto como puedas, espera ahí hasta que hables con él. Dile que es crítico. Deja en claro que
esto es una prioridad principal para la Orden.”

Ella asintió y comenzó a voltearse antes de detenerse. “¿Debería decirle por qué? ¿Que estamos
tratando de traer a Ron de vuelta?”

Kingsley asintió lentamente mientras la observaba. Su expresión estaba cerrada pero su mirada
mientras la estudiaba era meticulosa. Ella normalmente se preguntaba qué conclusiones estaba
ideando.

“Sí. Si tiene una oportunidad de traer a Ron de vuelta, eso sería preferible a las pérdidas que
sufriremos en Hogwarts. Dudo que ellos sean lo suficientemente tontos para matarlo; las tendencias
de Harry son bastante conocidas. Hasta que tengamos a Ron de vuelta, Harry es inútil. No hay
soluciones que no sean un riesgo para la Orden. Perder a Ron sería fácilmente una pérdida crítica
para nosotros.”

La boca de Hermione se torció con la implicación no tácita. Valía la pena sacrificar a Draco para
recuperar a Ron. Por supuesto. Por eso fue que se le concedió permiso desde un principio. Ella
sabía que ese cálculo era correcto. Porque la guerra era más grande que nadie.

Pero—pero—

Ella tragó saliva. “Muy bien. Le diré,” ella dijo con una voz muerta.

Después de un momento, ella agregó “Te das cuenta de que Harry va a tratar de realizar un rescate
por su parte.”

La esquina de la boca de Kingsley se torció. “Por eso fue que asigné a Remus, Fred y Charlie. Si
me pusiera en su detalle, él trataría de ir solo. Es menos probable que los deje a ellos atrás. Tengo
esperanzas de que Remus pueda hacerlo razonar antes de que haga algo estúpido. A menos que lo
pongamos en estasis en algún lado donde los Weasley no tengan acceso, no creo que haya alguna
manera de detenerlo.

Hermione comenzó a hablar y después vaciló. Kingsley arqueó una ceja.

La mandíbula de Hermione se tensó. “Ginny. ¿Deberíamos decirle sobre Ginny? Probablemente lo


calme un poco.”

Ella observó a Kingsley calcular la pregunta. Se había dado cuenta de unos años después de la
guerra que Kingsley Shacklebolt había sido un Slytherin.

“Aún no. Si no podemos recuperar a Ron en una semana, lo usaremos,” Kingsley dijo finalmente.
“No quiero ninguna información llegar a ellos. Si tenemos suerte, se ocuparán tratando de reunir su
propia inteligencia hasta que Moody y yo podamos encontrar una solución.”

“Muy bien.”

Hermione salió de la habitación y salió directamente de Grimmauld Place.

La habitación en la cabaña era fría. Ella envolvió sus brazos firmemente a su alrededor mientras
esperaba a que Draco apareciera.

Él llegó en menos de cinco minutos.

Él estudió su rostro. “Asumo que esto es sobre lo que pasó en Hogsmeade.”

Hermione asintió firmemente. “Tienen a Ron.”

La expresión de Draco brilló. “¿Es Ron? Solo había escuchado que era un Weasley.”

“Es Ron. Nosotros—lo necesitamos de vuelta. Es vital. Necesitamos recuperarlo.”

La expresión de Draco se volvió fría. “Atacar Hogwarts sería un suicidio. El lugar es una
fortaleza.”

“Necesitamos recuperarlo,” Hermione dijo sin vacilar. “No es negociable. Me dijeron que te dijera
que es crítico.” Los ojos de Draco brillaron levemente. “Ron es crucial para la Orden. Kingsley
quiere todo lo que puedas proveer sobre la prisión de Hogwarts.”

Draco inhaló cortamente y levantó su cabeza. “Consideralo hecho.”

“Gracias,” dijo Hermione, tratando de encontrar sus ojos por un momento. ¿Qué pasaría si él
moría? ¿Qué si esta era la última vez que lo iba a ver?”

Él no la miró. “Te llamaré cuando tenga algo.”

“Gracias, Draco.”

Él siseó con irritación. Su mandíbula se tensó. “Preferiría que dejaras de llamarme así.”

Hermione sintió su estómago caer. “Draco, cuando te besé—”

La expresión de Draco se volvió viciosa. “¿De verdad? ¿Tenemos el tiempo para discutir esto
ahora?”

Hermione tragó saliva fuertemente pero no pudo detenerse a sí misma. “¿Hay algún punto en el
que me volverás a hablar? ¿Siquiera volverás a mirarme alguna vez?” Su voz era suplicante.

Draco levantó la mirada firmemente, y un cruel brillo entró a sus ojos mientras se enfocaban
directamente en Hermione. Fue como un puñetazo en el estómago que de repente volviera a centrar
su atención en ella.

“¿Quieres que te mire, Granger?” dijo Draco, su tono era ligero—casi engatusado—pero tenía un
borde helado con él. Caminó hacia adelante y se acercó a ella. “Bien. Estoy mirando. Es
encantador, debo decir, ver toda la culpa en tus ojos.”

Él se burló de ella.

“Sabes, solía pensar que las circunstancias de mis servidumbre hacia el Señor Tenebroso era una
esclavitud tan cruel como alguien podría cocevirlo. Pero lo admito, se palidece de alguna manera
junto a ti.”

Hermione lo observó y no podía respirar.

“Supongo que nadie se da cuenta de que tan ligero es un par de esposas hasta que tiene dos,” él
dijo, estudiando su expresión mientras su tono se volvía meditabundo. “Al menos antes podía usar
como consolación que no era mi culpa; que aceptarlo era simplemente lo mejor que podía hacer
para mantener a mi madre a salvo. Es diferente cuando no tengo a nadie a quien culpar más que a
mí.”

Su mano se estiró y descansó en el cuello de Hermione. “Después de todo, yo sí te escogí. Tú


estabas tan determinada a hacer lo que se necesitara, pero siempre serás una Gryffindor de corazón.
Envidiaba el hecho de que aún tenías ese espacio para ser ingenua; para darme crédito de bondad, y
fallar en darte cuenta que Moody y Shacklebolt me habían puesto una trampa desde el principio.
Cuando suplicaste por una oportunidad para sanarme, yo cedí. Cuando me tocaste, yo no te
empujé. Pensé, ¿cuál es el daño? Todo termina pronto. La vida ha sido fría durante demasiado
tiempo.”
Hermione tembló ligeramente.

Él se estiró y las puntas de sus dedos pasaron ligeramente sobre su mejilla. Hermione cerró sus ojos
e inhaló fuertemente. Él estaba tan cerca que ella podía oler el musgo de roble y la juncia del
papiro que se aferraba a su piel.

“Para el momento en el que me dí cuenta que había calculado mal, tú ya habías forzado tu entrada.
Tú eras tan obvia, y solo lo hacía peor. El hecho de que me dejabas hacerte lo que fuera si
significaba salvar a los mismos amigos que dejaron que te vendieras; que nada que yo hiciera te
ahuyentara. Al menos cuando yo me vendí y tomé la marca, mi madre se postró a ella misma y
suplicó que ella fuera la que la tomara en mi lugar. Supongo, en algunos aspectos, tengo más suerte
que tú.”

Hermione sollozó levemente.

“Luego, después de que casi murieras en Hampshire, pensé, por lo menos puedo mantenerla con
vida. Ella merece tener a alguien a quien le importe lo suficiente para mantenerla con vida. Pensé
que eventualmente te rendirías. Pero por supuesto, tú harías lo que fuera para salvar a la gente por
la que te sientes responsable. Por supuesto que convertirías a tu propia culpa en un arma para poder
usar la mía.” Él rió de una manera profunda y amarga. “Estoy seguro de que hay algo poético en
todo esto, pero ahora todo lo que siento es un nuevo par de esposas.”

Su mano vaciló por un momento antes de alejarla y alejarse él de ella.

“Así que perdóname si no me gusta mirarte, Todavía me estoy ajustando a todas las formas en que
las nuevas se irritan.”

Él se volteó y apareció silenciosamente.

Hermione se hundió en el piso y puso su cabeza en sus rodillas mientras luchaba por respirar.

Ella regresó silenciosamente a Grimmauld Place y encontró que su armario de pociones había sido
saqueado. Ella revisó el inventarió y encontró que varias dosis de poción multijugos y dos frascos
enteros de veritaserum habían sido robados. No se habían tocado ninguno de los compartimentos
ocultos.

Padma fingió ignorancia cuando Hermione le preguntó al respecto. “Estaba en otro piso. Para
cuando bajé las escaleras, quien lo hizo ya se había ido,” Padma dijo encogiéndose de hombros.

“No puedo imaginar para qué alguien necesita ochenta dosis de veritaserum,” Hermione dijo en un
tono firme. “Deberás volver a calcular el racionamiento hasta que finalice el próximo lote el mes
que viene. Quizás la próxima vez que olvides activar las alarmas cuando se rompan las barreras,
asegúrate de que los ladrones comprendan cómo funciona la dosis de veritaserum.”

Padma se enrojeció y cojeó al irse.

Hermione se dispuso a volver a colocar las protecciones en el armario y luego fue a ver a los
ocupantes en la sala del hospital.

Tener turnos regulares en el hospital mientras Padma se recuperaba fue un alivio. Algo que hacer.
Algo en lo que concentrarse. Algo que estaba bien; eso no se sumaba a la intrincada red de engaños
por la que pasaba la mayor parte del tiempo estrangulada.

Era lo único que hizo Hermione que no la hizo querer mutilarse en penitencia después.
No es que importara si estaba arrepentida o no. No es que a nadie le importara.

Cuando se sentaba sola en la cocina por la noche, podía hacer lo que quisiera.

Una línea la primera vez. Había visto cómo la sangre brotaba y se convertía lentamente en una gota
que se deslizaba por su piel hacia la mesa.

Ella movía su varita y la sangre se desvanecía. Otro movimiento y el corte también se había ido.

La noche siguiente habían más. La horas pasaban, noche tras fría noche mientras ella cortaba y
cortaba. Tantas laceraciones como una navaja de afeitar como quisiera. Ella podría curarlos a todas
sin ni siquiera una cicatriz.

Ella era buena en eso. Arreglar heridas eternas. Era un talento excepcional suyo. Era algo que hacer
en la noche.

Cuando salió de una visita con Ginny, encontró a Harry parado afuera de la puerta.

Él parecía tener fiebre. Su piel era pálida, pero sus ojos estaban brillando con fuerza.

“¿Ella está bien?” él preguntó antes de que Hermione pudiera terminar de cerrar la puerta.

“Ella está bien. Aún no hay ningún cambio,” dijo Hermione antes de que la expresión de Harry
pudiera volverse de esperanza. Ella removió todos los escudos protectores y lanzó hechizos
limpiadores en ella rápidamente.

Él asintió rápidamente. “¿Ya sabe sobre Ron?”

“Le dije. Le dije que le haría saber tan pronto como lo recuperáramos.” Ella puso su mano sobre el
brazo de Harry. “Vamos a recuperarlo, Harry.”

“Lo sé, sé que lo haremos,” dijo Harry, después miró firmemente a su alrededor como si
sospechara que alguien los estuviera escuchando. “¿Puedes—puedes venir conmigo?”

Hermione lo miró de manera preocupada. “¿Qué pasa, Harry?”

Harry se encogió de hombros con un falso descuido. “Solo necesito a un sanador, y tú eres la
mejor.”

El corazón de Hermione se detuvo. “¿Qué has hecho, Harry? ¿Tú—torturaste a alguien?”

La cabeza de Harry se levantó y él la miró fijamente, horrorizado. “¿Qué? No. ¿Por qué pensarías
eso?”

Hermione jadeó levemente por el alivio y cerró sus ojos brevemente. “Alguien irrumpió en mi
armario de pociones y robó casi todo nuestro suministro de veritaserum para el mes. No sé qué
otras cosas podrías estar haciendo.”

Harry la miró y puso sus manos en sus bolsillos. “Simplemente fuimos y conseguimos algunos
carroñeros. Ninguno de ellos conoce la oclusión. Veritaserum funciona.”

“¿Entonces para qué me necesitas?”

“Te diré una vez que lleguemos ahí,” Harry le tomó la muñeca y puso su capa de invisibilidad
sobre sus cabezas. Él los sacó de Grimmauld Place y apareció.
Ellos reaparecieron en un lote vacío. Harry se estiró y tomó algo invisible que flotaba en el aire. Se
escuchó el chirrido de una puerta vieja y Harry dio un paso adelante, todavía sosteniendo a
Hermione por la muñeca. Mientras ella lo seguía, una pequeña cabaña comenzó a aparecer,
rodeada por un largo jardín y un estanque sobre el cual Harry y ella estaban a lado.

“¿Dónde estamos?” Hermione miró alrededor.

“Era la casa de los Toks,” dijo Harry. “Remus y Tonks le volvieron a poner escudos para que
Remus pudiera tener un lugar seguro para transformarse.”

Hermione observó incrédula. “¿Tonks regresa a la casa donde sus padres fueron asesinados?”

Harry miró hacia el edificio y sus ojos crecieron con anhelo. “Es la casa de su infancia. Ella se casó
en la sala de estar. Ella dice que tenía que regresar. Es todo lo que le queda de sus padres. Si la casa
de mis padres en el Valle de Godric siguiera de pie, también iría ahí.”

Él se quedó de pie mirando fijamente a la cabaña por un minuto antes de moverse. “Vamos.”

Harry abrió el camino a lo largo de un sinuoso camino de grava hasta la puerta principal. La
entrada se abría a la sala de estar con un comedor más allá. Charlie, Fred, Remus y Tonks estaban
todos de pie alrededor de una mesa. Miraron hacia arriba cuando Harry entró. Hermione lo siguió a
la habitación.

“Tengo un sanador,” Harry anunció mientras entraba.

Todos miraron con incredulidad.

“¿Hermione?” Fred dijo con un tono incrédulo. “Pensé que ibas a conseguir a un sanador de
campo.”

“No saben lo suficiente,” Harry dijo rotundamente mientras caminaba hacia la mesa. Hermione se
quedó atrás. “Han pasado tres días; no sabemos qué tipo de lesiones pueda tener. Hermione puede
curar lo que sea.”

“¿Y la última vez que estuvo en una misión fue cuándo?” dijo Charlie, arqueando una ceja
mientras la observaba.

Harry miró hacia Hermione.

“Tres años y medio,” Hermione dijo, evitando la mirada de todos.

“No podemos llevarla,” dijo Fred cruzándose de brazos. “La Orden la necesita. No se puede
reemplazarla como sanadora, y no tiene experiencia en el campo.”

“Lo que la Orden necesita es dejar de perder gente, o no habrá nadie para que ella pueda curar.”
Harry dijo con un tono furioso.

“Padma. Padma es buena con la sanación, y ella está acostumbrada a estar en el campo.” Dijo
Remus, estudiando a Harry en vez de a Hermione.

Harry negó con la cabeza. “Padma solo tiene un pie. Ella probablemente esté lista para misiones
con un prostético en unos meses, pero no está lista ahora. Pomfrey está en sus sesentas y se marea
en las escaleras. Necesito a alguien que pueda moverse rápido. Hermione no necesita estar
acostumbrada a pelear
“¿Qué están planeando? Los cinco de ustedes no pueden posiblemente entrar a Hogwarts para un
rescate,” dijo Hermione, agarrando su varita.

“Ron no está en Hogwarts,” dijo Harry con total naturalidad, mostrando un rollo de pergamino.
“Salimos y atrapamos a unos carroñeros. Lo que dicen es que lo movieron más cerca de Londres
para una interrogación. Hay una prisión más pequeña en Cambridge.”

“¿Cerca de Cambridge?” Hermione preguntó. No había prisiones conocidas cerca de Cambridge.


Draco lo hubiera mencionado. “¿Y consiguieron esto de los carroñeros?”

“Obtenemos mucha información de los carroñeros. La mayoría de los planos de la prisiones que
usamos para nuestros rescates vienen de los carroñeros, sabes,” Harry dijo asintiendo, mirando
hacia abajo en el contorno aproximado de un edificio.

Hermione se estremeció y sintió frío. Moody había atribuido la mayor parte de la inteligencia de
Draco a los planos de la prisión como si fueran de carroñeros. Se acercó y miró el plano durante un
minuto antes de volver a mirar hacia arriba.

“Harry—esto podría ser una trampa,” ella dijo tan gentilmente como podía.

“Sí. Cualquiera de nuestra inteligencia podría ser una trampa. Pero ha sido bastante buena hasta
ahora. No voy a dudar si el tiempo podría significar tener a Ron de vuelta. Tenemos que ir hoy.
Mañana es la luna llena,” Harry dijo con una voz firme.

Hermione miró hacia Charlie, Fred, Remus y Tonks.

“Es tan bueno como otra cosa que hemos obtenido,” dijo Remus lanzándole una pequeña sonrisa.
“La Orden necesita a Ron de vuelta. Los Mortífagos probablemente esperan que nos retrasemos y
después usarán una fuerza más grande; si llegamos antes de que nos esperen, habrán menos
muertes.”

Hermione se quedó de pie, vacilando. Si exponía a Draco frente a todos en la habitación, no había
garantía de que eso siquiera los detendría. Solo destrozaría a la Orden.

“¿Vendrás, Hermione, a ayudarme a traer a Ron de vuelta?” Harry se volteó y la estaba estudiando
seriamente.

“Harry—” ella comenzó en una voz suplicante

“No sé qué es lo que han podido hacerle después de tantos días,” Harry la interrumpió, su voz era
grave. Tenía un temblor subyacente en ella. “Él podría estar—bastante, bastante herido. Por eso
necesito que tú vengas. Eres la mejor. Eres la mejor sanadora. Si él está demasiado herido,
probablemente no seremos capaces de poderlo sacar sin ti. Pero yo voy a ir—tengo que ir a
sacarlo.”

“Hasta que tengamos a Ron de vuelta, Harry es inútil. No hay soluciones que no sean un riesgo
para la Orden. Perder a Ron fácilmente sería una pérdida crítica para nosotros.”

Hermione tragó. “Por supuesto. Por supuesto que iré.”

Harry suspiró con alivio y le hizo una mueca. “Bien. Ven a ver el plan.”

El plan no era lo mejor de la Orden. La estrategia siempre había sido la fortaleza de Ron y todos
podían sentir su ausencia y la necesidad por él mientras todos miraban al plano ante ellos.
El trabajo de Hermione era quedarse cabeza abajo y dejar que todos los demás lidiaran con algún
guardia y peleas. Se suponía que ella debía curar a Ron tan rápido como fuera posible una vez que
lo encontraran en caso de que tuvieran que luchar por su camino fuera. Si había una pelea de fuego,
ella tenía que sacar a Ron. Una vez que lo tuviera listo, todos los demás se retirarían.

Hermione miró hacia el plano. Era una trampa. El diseño era demasiado obvio, demasiado
detallado para que un carroñero lo supiera. Se mordió el labio mientras consideraba qué hacer.

“Muy bien. Todos pónganse listos. Nos iremos en quince minutos.” Dijo Harry.

Hermione se movió nerviosamente. “Necesito conseguir mi equipo. No me diste la oportunidad de


traer mis suministros.”

Harry volteó a mirarla fijamente, sus ojos verdes se entrecerraron. “¿Estás tratando de esconderte
para contactar a Kingsley para que pueda detenernos?”

La esquina de la boca de Hermione se torció. “No. No lo haré.”

“¿Lo prometes?”

“Lo prometo, solo iré a recoger mi equipo a Grimmauld Place y me iré. No le diré a nadie de la
Orden o la Resistencia.”

Harry asintió lentamente. “Bien. Ve rápido. Si no regresas en quince minutos tendremos que irnos
sin ti.”

Hermione se apresuró fuera de la casa de campo y apareció a la cabaña.

Ella esperó durante diez minutos. Ella se sentía fría por el horror.

Moody estaba en Escocia. Kingsley estaba fuera recogiendo reportes de exploración.

Si ella enviaba un patronus, no tendría nada más que decir más que Harry estaba entrando a una
trampa en algún lugar cerca de Cambridge. No era suficiente información para que Kingsley
pudiera actuar a tiempo.

Si Draco sabía algo, él podría decirle algo concreto, ella probablemente podría ser capaz de usarlo
para disuadir a Harry.

Se mordió las uñas y se retorció el cuello de la camisa.

Finalmente ella tragó fuertemente. Draco no iba a llegar. Habían pasado casi diez minutos.

Se le había acabado el tiempo.

Ella conjuró un pedazo de papel y escribió una nota para él con los detalles relevantes. Ubicación.
Estrategia. Sus sospechas. Así que si él llegaba, él por lo menos sabría por qué lo había llamado.

Usó un hechizo pegajoso para colocarlo en el centro del piso donde era imposible fallar y se
dirigió a Grimmauld Place.

Ella se apresuró por las escaleras hacia su armario y sacó su equipo de sanación. Era casi idéntico
al que le había dado a Draco pero con algunas pociones más especializadas, vendajes y férulas.
Ella lo encogió y lo guardó en su bolsillo, después levantando una madera del suelo y sacó sus
cuchillos; atando uno a su brazo izquierdo debajo de su blusa y después el otro a su pantorrilla
debajo de su pantalón. Ella comenzó a estirarse por su capa pero se detuvo. Demasiado obvio.
Podría generar preguntas.

Ella se puso de pie y se apresuró hacia la puerta.

Harry y todos los demás estaban de pie frente a la casa de campo de los Tonks cuando ella
apareció.

“¿Qué pasa, Hermione? Creímos que te habías separado,” dijo Tonks.

Hermione negó con la cabeza. “No. Solo tenía que asegurarme de que tenía todo. Normalmente no
curo fuera del hospital.”

Tonks asintió. “Muy bien. Agárrate. Voy a aparecer a todos ya que yo hice la exploración.”

Hermione tomó el brazo de Tonks, y él grupo se desvaneció con una sensación aplastante y
reapareció en el bosque. Una casa larga y abandonada estaba en un claro cercano.

“Hay una barrera anti-apariciones en la mitad del campo. Una vez que tengas a Ron, Hermione,
sácalo de las barreras y llévalo de regreso a la cabaña. De esa manera podemos asegurarnos de que
no sea etiquetado o rastreado antes de ir a una de las casas seguras,” dijo Harry en voz baja.

“Está bien,” dijo Hermione, asintiendo con la cabeza mientras miraba el edificio. Su corazón latía
tan fuerte que dolía. Jugueteó con su varita y palpó a través de su camisa para asegurarse de que su
cuchillo todavía estaba allí.

Harry, Remus, Fred y Charlie comenzaron a construir un intrincado hechizo de detección mientras
Hermione y Tonks vigilaban.

Lanzaron la red de magia de sus varitas, y lentamente se alejó del bosque, apenas visible a menos
que estuviera siendo buscada. Flotó a través del campo hacia la casa, brillando levemente en
diferentes puntos para indicar las distintas barreras. A medida que avanzaba gradualmente por el
edificio, hubo pequeños destellos de luz roja…

“Dos en la puerta,” dijo Harry.

“Cuatro arriba,” Fred agregó.

“Más de diez en el sótano,” dijo Charlie. “Apuesto que ahí es donde tienen a Ron.”

“Vamos rápido,” dijo Harry. Su varita estaba dentro de su puño, y sus ojos estaban brillando
mientras observaba al edificio. Él estaba rebotando sobre las puntas de sus pies. “Con las barreras
de detección ahí, tenemos diez minutos máximo antes de que los refuerzos aparezcan. Hermione,
todo lo que tienes que hacer es sacar a Ron.”
Flashback 27
Chapter Notes

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Marzo 2003

Es una trampa. Es una trampa. Es una trampa.

Era la única cosa en la que Hermione podía pensar cuando Harry desvaneció bajo su capa de
invisibilidad para partir por el campo hacia la casa.

Ellos observaron a la puerta abrirse, y hubo silenciosos destellos de trabajo de hechizos antes de
que la cabeza de Harry apareciera, y les hizo señas para que siguieran adelante.

Se dirigieron hacia la casa muy desilusionados.

Hermione observó las ondas de Fred y Charlie moverse silenciosamente por las escaleras mientras
Harry señalaba hacia una puerta que conducía al sótano.

Ella podía sentir a Tonks detrás de ellas mientras descendían las estrechas escaleras y escuchaban
hechizos ahogados y cuerpos cayéndose mientras Harry y Remus llegaban abajo. Ellos habían
estado en la casa durante menos de un minuto.

Herdmione escuchó a una puerta abrirse.

“Despejado,” la voz sin cuerpo de Harry llamó suavemente.

Ellos trabajaron en el pasillo del sótano, forzando las puertas para que abrieran. El silencio se
sentía mortal… se rompía solo por el más leve movimiento de sus pies. Su corazón estaba latiendo
en sus oídos, más fuerte que el sonido de Harry entrando a habitación tras habitación.

Estaban a medio pasillo cuando la puerta del lejos final se abrió. Docenas de hechizos salieron
disparados. Hermione se movió para esquivar cruciatus viajando por el pasillo. Varias maldiciones
rebotaron en las paredes; el aire estaba lleno de magia.

Todo era simultáneamente más lento y más rápido. Hermione se enfocó en mantener su escudo y
moverse tan rápidamente como fuera posible. Mientras se alejaba de una maldición ácida que la
habría atrapado en la cara, el verde mortal de una maldición asesina corrió hacia ella.

“Necesitas tener el instinto de solo moverte.”

Ella se arrojó al suelo, se puso de pie al otro lado del pasillo y procedió a ametrallar los aturdidores
en la habitación al final del pasillo.

Nada letal. Si Ron estaba ahí, podría golpearlo.

Finalmente los hechizos se detuvieron. Hubo una pausa.

“¡Está aquí!” gritó Harry.

Hermione se acercó rápidamente hacia la habitación, removiendo su desilución. Harry estaba


rompiendo las cadenas de las que colgaba Ron desde el techo de la habitación. Habían ocho
Mortífagos inconscientes en el suelo.
Ron había sido golpeado. Su rostro estaba tan hinchado que era casi irreconocible. Él claramente
estaba gritando, pero ningún sonido emergía. Sus muñecas tenían cortes profundos donde las trabas
se habían hundido en su piel de donde había estado colgando. Harry cortó las cadenas, y Hermione
y Tonks atraparon a Ron antes de que cayera.

“Finite Incantatem.” Hermione movió su varita sobre el rostro de Ron mientras sacaba su equipo
curativo.

“¡Harry, maldito idiota!” Ron explotó tan pronto como ya no estaba silenciado. “¡Sal de aquí! ¿Por
qué carajos trajiste a Hermione?”

Demasiado fácil. Había sido demasiado fácil. Las palabras se repetían en la mente de Hermione
mientras comenzaba a curar a Ron. Ella trabajó tan rápido como podía; no todo, solo lo suficiente,
lo suficiente para poder sacarlo de la casa y que pudiera pelear si fuera necesario.

“Verifica si es él,” dijo Remus.

“Es él,” dijo Harry.

“Verifícalo,” dijo Remus.

“¿Cómo logró Quirrell escapar a Fluffy?”

“Con una maldita harpa.” Ron trató de empujar a Hermione y ponerse de pie. “Tenemos que salir
de aquí.”

“Tómate esto,” Hermione lo obligó a tomar una poción para contrarrestar el daño de sus órganos
internos por su garganta, seguida de una reconstituyente y luego una poción fortalecedora.

“Necesitamos irnos ahora,” Ron dijo mientras Hermione aplicaba pomada para moretones en su
rostro para reducir la hinchazón para que él pudiera ver.

“Déjame reparar tu mano de varita,” ella dijo, empujando hacia atrás el grillete que todavía rodeaba
su muñeca para que goteara Esencia de Díctamo en la profunda laceración que cortaba hasta el
hueso. Reparó las fracturas lo más rápido que pudo.

Mientras ella estaba haciendo los hechizos, el anillo en su mano de repente comenzó a quemar.
Ella jadeó de manera ahogada mientras seguía trabajando. La sensación apenas se había
desvanecido cuando comenzó a quemar nuevamente.

“Ya es suficiente,” Ron alejó su mano de Hermione contrayéndose de dolor. “Tenemos que salir.
¿Me trajeron una varita?”

Harry sacó una, y Ron la agarró sin fuerzas y se puso de pie. Se levantó hasta la mitad y luego se
hundió de nuevo en el suelo.

Hermione jaló su brazo. “Estás conmigo,” ella dijo. “Mi trabajo es sacarte de aquí.”

“Maldita idiota, ¿por qué carajos dejaste que Harry te arrastrara a esto?” Ron se hundió contra ella
y ella lo ayudó a cruzar el pasillo.

“Tú mantienes a Harry con vida,” Hermione dijo silenciosamente, “y tú eres mi mejor amigo. Por
supuesto que vine.”

Ella lo llevó por las escaleras mientras su anillo quemaba de nuevo. Y de nuevo. Y de nuevo.
Fred y Charlie estaban al final de las escaleras, esperándolos.

“Nueve minutos, tenemos que irnos.” La voz de Charlie prácticamente estaba vibrando por la
tensión.

Charlie, Harry y Fred salieron primero, seguidos de Hermione y Ron, con Remus y Tonks
cubriendo la parte trasera.

Los ojos de Hermione se enfocaron en la orilla de la barrera anti-apariciones.

“Las barreras terminan en veinte metros, solo tenemos que llegar al centro del campo,” ella le dijo
a Ron. Su voz estaba temblando pero trató de sonar segura.

Ellos estaban a siete metros lejos de la casa cuando el aire se rompió con sonidos crujientes. El
campo fuera de la barrera anti-apariciones se había llenado de Mortífagos.

Hermione se congeló. Probablemente había cien Mortífagos, y ellos inmediatamente avanzaron a


través de la barrera, bloqueando el escape, un muro de maldiciones dirigiéndose a ellos.

Si ella trataba de voltearse y correr con Ron, serían derribados. El borde más cercano de las
barreras anti-apariciones era a través de los Mortífagos.

La poción fortalecedora había hecho efecto para Ron, y ya no se apoyaba demasiado en Hermione.
La varita de repuesto que le habían traído todavía estaba ligeramente caída en su mano.

“Quédate aquí, Hermione,” él dijo mientras se acomodaba y se movía a su lugar junto a Harry.

La Orden no tenía nada más que luchadores excelentes. La velocidad y precisión con la que todos
peleaban eran extraordinarias. Considerando las altas probabilidades, era increíble que no todos
murieron inmediatamente. La disparidad en la potencia de fuego era tremenda.

Tonks y Fred eran los únicos que estaban usando hechizos verdaderamente peligrosos mientras
peleaban.

La ‘estrategia’ para el escape se había disuelto rápidamente. Ron no estaba nada cerca de
Hermione.

Los Mortífagos que los estaban atacando no parecían particularmente talentosos; había una notable
falta de finura y coordinación en su ataque. Sin embargo, la diferencia de números era asombrosa.
Había más de diez Mortífagos para cada uno de ellos.

Hermione steadied herself behind the shield she had cast.

Lanzó un hechizo cortante a varias gargantas. Pequeños cortes. Sencillo. Permanente.

Su tino se había vuelto preciso.

Tres Mortífagos cayeron, uno tras otro.

Ella intentó algunos más, pero otros Mortífagos tuvieron el sentido de mantener sus escudos
puestos.

Ella deslizó encantamientos de corte bajo hacia sus pies. Muchos de los escudos de los Mortífagos
no eran completos.

Habían más gritos mientras más Mortífagos caían, sus tendones de Aquiles habían sido cortados,
tirando su varitas mientras caían.

Hermione siguió el hechizo cortante con hechizos más letales para asegurarse de que todos se
quedaran abajo.

El hechizo protector de Hermione estaba comenzando a desgastarse por el número de hechizos que
lo habían golpeado. Se zambulló y giró rápidamente hacia un lado mientras evitaba una maldición
asesina. Lo sintió arder en el aire cerca de su mejilla cuando casi la rozó. Volvió a armar su escudo
mientras luchaba por moverse hacia el límite de las barreras anti-apariciones.

Ella buscó a Harry y a Ron y a los demás, pero los Moertífagos estaban demasiado cerca.

Todos estaban esparcidos.

Hermione se volvió bruscamente para evitar una maldición desconocida. Mientras lo hacía, algo le
golpeó la muñeca izquierda. El dolor fue punzante.

Tropezó hacia atrás, miró hacia abajo y descubrió que la habían golpeado donde su camisa
blindada se había subido a su muñeca. Pústulas profundas y crueles brotaban de su brazo. La
maldición ácida. Si estallaban, escupían su ácido y se esparcían.

Era tan agonizante que era difícil decir el contra hechizo. Ella estuvo forzada a detenerse y
moverse o caer para evitar nuevas maldiciones.

En el tercer intento, ella logró que el contrahechizo se mantuviera. Las pústulas disminuyeron, pero
el dolor aún era indescriptible.

Ella cayó hacia atrás, jadeando temblorosamente, tratando de encontrar un lugar con más defensa.

Estaba tan abierto. Nada en qué esconderse más que cuerpos.

No pudo evitar calcular su lesión, como un ticker corriendo en el fondo de su mente. No era letal
pero era severa. Tendría una cicatriz, pero no tenía el riesgo de perder su mano. Los lugares donde
el ácido se había comido los huesos de su muñeca nunca se recuperarían hasta que los removiera y
los volviera a crecer. Ella debería de tener cuidado para no caer sobre ella; los huesos estaban
llenos de hoyos y altamente frágiles.

Lanzó un poderoso confringo para hacer retroceder a los mortífagos que se acercaban a ella.
¿Dónde estaban los demás?

Remus y Tonks estaban peleando espalda contra espalda. Sosteniendo la suya pero a casi diez
metros de distancia, inmovilizados contra la pared de la casa.

Harry era el más cercano a ella, luchando furiosamente contra docenas de Mortífagos. Sus lentes
parecían estar rotos, y parecía que una maldición cortante lo había golpeado en la frente. Había
sangre cayendo por la mitad de su cara.

Fred, Charlie y Ron estaban luchando por su camino hacia él.

Hermione apartó los ojos cuando el destello de un cuchillo captó el rabillo del ojo.

Ella lo esquivó instintivamente y agarró la muñeca de su atacante, usando su impulso para


continuar y enterrar el cuchillo en el estómago de otro Mortífago que se acercaba.

El portador gruñó de rabia y se giró para atacarla de nuevo.


El combate cercano con varitas fue difícil, tratar de hacer el movimiento correcto cuando apenas
tenía espacio para mover la muñeca.

Simple.

Mortal.

Con el movimiento más pequeño, lanzó hacia arriba. Un pequeño hilo escarlata floreció debajo de
la mandíbula del Mortífago antes de que su cabeza cayera. La sangre brotó por el rostro de
Hermione.

Estaba en sus ojos, y ella podía saborearla mientras escuchaba el cuchillo caer al suelo.

Hermione limpió la sangre de su rostro, escupiendo y observando mientras un Mortífago gigante y


sin máscara tomó a Ron y hundió sus dientes en el hombro de Ron.

Harry, Fred y Charlie todos lanzaron aturdidores, pero solo rebotaron en el Mortífago. Hombre
lobo.

Ron estaba gritando con agonía mientras trataba de liberarse. El hombre lobo levantó su cabeza,
rasgando el hombro de Ron.

La luna llena estaba a solo un día de distancia. El trabajo de hechizos requerido para derribar a un
hombre lobo en ese punto sería considerable. Por lo menos siete aturdidores más.

Demasiado tiempo para Ron.

Hechizos para derribar a un hombre lobo; Hermione trató de pensar en uno.

Ella buscó profundamente dentro de su magia y siseó, “Carbonescere.”

Algo dentro de ella se torció.

La maldición negra salió de su varita. Era como una nube de humo que viajó a través del campo y
explotó alrededor del Mortífago. El hombre lobo se congeló por un momento y después colapsó y
se volvió polvo. Ron cayó al suelo.

Mientras Hermione observaba, todo dentro de ella se volvió frío y oscuro.

Ella se tambaleó y tomó su pecho.

Cuando el mundo volvió a aparecer, notó que algo se movía hacia ella. Ella se volvió y saltó hacia
atrás.

Se sentía como ser golpeada violentamente en las costillas.

Hermione jadeó, tratando de inhalar miró hacia abajo. Había un cuchillo clavado hasta la
empuñadura en el lado derecho de su pecho. Si se hubiera vuelto una fracción de segundo después,
podría haber entrado en su corazón, pero—mientras lo estudiaba con sorpresa—ella pensó que
probablemente había errado algo inmediatamente vital.

Su mente de sanadora no podía apagarse.

Su varita se había deslizado de sus dedos, y sus manos se lanzaron hacia abajo para acercarse a los
del Mortífago que todavía lo sostenía. Deteniendolo antes de que él pudiera tratar de torcerlo o
sacarlo y apuñalarla nuevamente.
Ella sintió los huesos en su mano izquierda quebrarse mientras tomaba sus manos en las de ella con
fuerza y—sin permitir detenerse a pensar cuánto podría doler moverse con un cuchillo aún dentro
de ella—llevó su rodilla viciosamente entre las piernas de él.

Cayó al suelo y se aflojó el agarre de la empuñadura. Hermione se alejó a trompicones, jadeando


entrecortadamente.

¿Dónde había caído su varita? Había sangre en sus ojos. Ella sacudió la cabeza, tratando de aclarar
su visión.

Ella miró hacia abajo a su pecho nuevamente. Su pulmón derecho estaba perforado, y ella
sospechaba que su hígado había sido mellado. Desde el ángulo en el que lo estaba viendo, era
difícil saberlo.

Ella vió su varita. Ella trató de estirarse para agarrarla sin doblar su torso. Mientras sus dedos se
acercaban al mango, ella sintió a alguien hundir sus dedos en su cabello trenzado y arrastrarla
sobre sus pies hasta que quede colgando en el aire, con los dedos de los pies apenas tocando el
suelo.

“Te recuerdo, Sangre Sucia,” Rabastan Lestrange se rió mientras se quitaba su máscara de
Mortífago. Sus ojos viajaron hacia abajo y él notó el cuchillo aún hundido en su pecho. “Mira eso.
Alguien ya empezó contigo.”

Ella trató de maldecirlo, pero él empujó su varita. Ella la escuchó caer al suelo.

Su cuchillo, ella trató de estirarse por él.

“¿Cuántas veces crees que pueda apuñalarte antes de que la luz se vaya de tus ojos?” él preguntó
antes de que sacara el cuchillo de su pecho.

Hermione soltó un grito ahogado mientras trataba de detenerlo. El lado derecho de su cuerpo de
repente estaba resbaladizo con la sangre deslizándose por su torso. Rabastan arrastró la cuchilla
por su pecho hasta que presionó sobre su corazón.

Hermione trató de soltar su cabeza mientras intentaba sacar su cuchillo sin llamar su atención.

Él presionó la punta y golpeó el hueso. Movió la hoja hasta que encontró un espacio entre sus
costillas. Los ojos de Hermione se agrandaron mientras lo miraba.

“¿Aquí? ¿O debería empezar más abajo?” Su voz era burlona. Él no estaba preocupado por la pelea
sucediendo a su alrededor.

Hermione no sabía si debía estirarse por su cuchillo o hacer que se detuviera al apuñalarla en el
corazón.

¿Siquiera había un punto en tomar una decisión? Ella podía sentirse a sí misma desangrarse hasta
la muerte.

Él comenzó a empujarlo lentamente.

Mientras la punta del cuchillo comenzaba a cortar su piel, Rabastan se quedó quieto. Su agarre en
el cabello de Hermione se aflojó, y su expresión se volvió floja mientras se caía muerto a sus pies.
Hermione colapsó con él y se detuvo con una mano.

Detrás de Rabastan, un poco más allá del punto de anti-apariciones, un Mortífago enmascarado
estaba de pie solo en el campo.

Varios Mortífagos casi se congelaron y voltearon con sorpresa cuando Rabastan cayó.

Ellos estuvieron muertos antes de que pudieran levantar sus varitas.

Hermione solo observó. Ella sospechaba que su pulmón perforado estaba colapsando. Ella
presionó su mano contra la herida para evitar que tuviera hemorragia y para prevenir que el aire se
filtrara en la cavidad de su pecho.

Observó sin comprender cómo el Mortífago que acababa de aparecer comenzaba a cruzar el
campo.

Era Draco.

Ella nunca lo había visto pelear, no en realidad. Pero el estilo aún era familiar.

Él era tan mortal como se lo había imaginado.

La influencia del entrenamiento de Bellatrix Lestrange había sido obvia. La fluidez del
movimiento. La estela de cuerpos que dejaba detrás de él mientras caminaba por el campo. El
estilo impredecible de Bellatrix había sido definido por su sadismo—su demencia.

El estilo de Draco era eficacia brutal

Él no estaba interesado en mutilar o causar dolor. Él no quería prisioneros. Él mató a todos.

Él no mostraba ninguna duda mientras cortaba a través de los Mortífagos llenos de pánico a su
alrededor. Las formas en las que podía concebir la rapidez para matar gente eran aterradoras. Era
completamente un juego de números. Mínimo esfuerzo, alta devolución.

Era imposible que él hubiera peleado con completo potencial antes. Si un Mortífago alguna vez
hubiera peleado de esa manera antes, todos sabrían acerca de ello.

Él lanzó un hechizo al suelo que convertía el radio rodeándolo en líquido. Quince Mortífagos
inmediatamente se desvanecieron debajo de la superficie. Gritando. Él lo canceló, y los dejó atrás
para ser sofocados por la tierra a su alrededor.

Él lanzó maldición tras maldición, la mayoría de ellas eran no verbales. Los Mortífagos cayeron
continuamente.

Conjuró una bandada de docenas de colibríes plateados. Varios Mortífagos vacilaron, visiblemente
confundidos. Draco movió su varita hacia adelante, y los pequeños pájaros volaron por el aire
como una lluvia de balas, enterrándose en las gargantas y el pecho de cualquiera que estuviera
cerca sin un poderoso escudo. Llamó a los pájaros, chorreando sangre, y los disparó de nuevo.
Él estaba a unos metros de distancia de Hermione.

Él se estiró y la tomó por su muñeca izquierda. Ella gritó de manera baja mientras sentía a sus
huesos dañados fracturarse dentro de su agarre. Él sacó algo de su túnica. Manteniéndolo alto sobre
su cabeza, lo activó.

Era como si el aire y sonido del área se hubiera ido repentinamente. Mortalmente silencioso.
Todos a su alrededor cayeron, jadeando y llevando sus manos a sus gargantas.

Hermione estaba gritando por dolor y pánico. Ella sintió a su muñeca romperse mientras trataba de
liberarse. Los Mortífagos estaban jadeando por aire mientras se sofocaba.
“¡Harry! Harry ¡Ron! Para. ¡Para! ¡No puedes matar a todos! ¡Draco, detente!” ella estaba gritando.
Sus rostros estaban volviendo azules.

La lucha estaba llegando a un fin. Los cuerpos dejaron de moverse.

“¡Draco, detente!” Renovó sus esfuerzos por liberarse y sintió que los huesos de su mano se
destrozaban. “¡Para!”

“Idiota,” él gruñó bajo su máscara, soltando su muñeca. “Espera aquí.”

Él arrojó el artefacto oscuro al suelo. Chirrió y se retorció hasta convertirse en un montón de


chatarra. Se acercó a Harry, Ron, Fred, Charlie, Remus y Tonks. Realizó un hechizo de
reanimación en cada uno de ellos seguido de un “obliviate” murmurado antes de levitar los cuerpos
inconscientes detrás de él mientras se volteaba. Convocó la varita de Hermione del suelo y la
arrastró por el brazo.

Era difícil respirar.

Moverse era agonizante. Su muñeca izquierda se sentía como si le hubieran hecho crucio. Sangre
estaba cayendo por su costado.

Se volvía cada vez más y más difícil de respirar mientras Draco la arrastraba por el campo.

Ella necesitaba sellar la perforación. Tan pronto como pudiera encontrar a alguien—alguien que
pudiera realizar los hechizos para que evitara que se desangrara. Quien pudiera remover el aire de
la cavidad de su pecho.

Si ella pudiera aparecer. Si pudiera aparecería a Grimmauld Place.

Si pudiera.

Ella se tambaleó. Su cabeza se estaba volviendo ligera, y era difícil pensar claro. Ella trató de
respirar pero se sentía como si no pudiera.

Draco dejó a todos justo afuera de las barreras de anti-apariciones. Ella se movió hacia sus cuerpos.
Ella no sabía cuál hechizo de resucitación había usado Draco. Antes de que ella pudiera dar un
paso, el agarre de Draco se apretó y él apareció junto con ella.

Ellos aparecieron en la cabaña.

Él inmediatamente la soltó y se quitó su máscara y sus guantes. Ella cayó contra la pared.

“Tú—no puedes dejarlos ahí,” ella dijo.

“Despertarán en menos de un minuto,” él dijo, su rostro se torcía con furia.

Arrodillandose en el suelo, él usó la punta de su varita para dibujar una serie de runas en el suelo.
Las runas brillaron por un momento, una puerta apareció. Abriéndola rápidamente, él se estiró y
sacó lo que parecían ser suplementos de curación que parecían valer lo que un hospital entero.

Draco volteó a verla. Su rostro estaba blanco con furia.

“¿Puedes durar lo suficiente para que te consiga un sanador?” él preguntó, su voz estaba
temblando.

Ella negó con la cabeza.


“Tendrás que decirme cómo hacerlo. Nunca he usado hechizos de sanación complejos,” él dijo
sacando suministros.

Se levantó de la pared y dio un pequeño gesto hacia su lado derecho con la muñeca rota.

“Mi hígado. Es—de donde está saliendo la sangre. Creo. Hay aire en la cavidad de mi pecho. Está
colapsando contra mi hombro.”

Él conjuró una camilla y la ayudó a acostarse en ella.

Ella tomó una poción de reposición de sangre antes de que lo hiciera realizar un diagnóstico, para
que ella pudiera confirmar las lesiones de dónde había pensado.

Él tenía todas las pociones necesarias para ayudar a estabilizarla y evitar que estuviera en shock.

Tenía la mano firme. Él le cortó la ropa y realizó los hechizos para detener el sangrado y reparar
los vasos sanguíneos y los conductos biliares en su hígado cuando comenzó a sanar, siguiendo sus
instrucciones cuidadosamente. Luego le entregó otro frasco de poción reabastecedora de sangre.

El hechizo para extraer el aire colapsando su pulmón fue complicado. Tuvo problemas para
mostrarle el movimiento de la varita. Sus manos todavía temblaban a pesar del alivio del dolor que
había tomado.

“Es más sutil que eso,” ella trató de explicar. “Solo el más leve temblor lateral de la punta, o tirarás
con demasiada fuerza y dañarás el tejido.”

Haciendo una mueca, ella puso ambas manos alrededor de la de él y lentamente movió su mano
izquierda en el movimiento necesario mientras decía el encantamiento al compás de cada
movimiento.

Él lo hizo correctamente en el tercer intento.

“Y luego después de reparar el tejido del pulmón es—es solo un hechizo regular de sanación para
arreglar el músculo diafragmático y cerrar la incisión,” ella indicó cuando finalmente pudo respirar
de nuevo.

Ella se dejó caer para recuperarse mientras él le limpiaba la sangre. Tenía costras en la cara, en las
pestañas.

“¿Qué estabas haciendo ahí?” él preguntó con una voz baja y temblorosa mientras ella volteaba y
transfiguraba un pedazo de tela en una blusa y comenzó a ponerla sobre su cabeza.

“Harry me pidió ir,” ella dijo encogiéndose de hombros ligeramente. “Te lo dije, necesitamos a
Ron.”

“No tienes experiencia en combate,” él dijo. Él estaba pálido y sus manos estaban temblando
ligeramente mientras la ayudaba a poner la blusa sobre su cabeza. “¿Por qué te están volviendo a
sacar sin siquiera darte un compañero?”

Hermione no lo miró. Ella tragó saliva y deslizó su mano por la manga. “Ellos necesitaban a un
sanador. Nuestra otra sanadora perdió su pie buscando ingredientes. Fui elegida porque podía
caminar más rápido.

Él inhaló firmemente.
“Tú sabías que era una trampa,” él dijo. “Lo sabías. Pero fuiste de todas formas. La emboscada de
prisión de Rabastan. Nadie en realidad pensó que la Orden sería lo suficientemente idiota para
creerse eso. Era un simulacro de entrenamiento para los novatos.”

“Harry iba a ir.”

“¿Y?”

“Harry es el punto de esta guerra. Si él muere, se termina. Yo siempre lo seguiré. Estratégicamente,


yo soy una pérdida que podemos permitirnos. Harry no lo es. Si mejoro sus probabilidades de
alguna manera, vale la pena,” ella respondió con una voz firme mientras giraba con cautela y
levantaba su muñeca rota para deslizarla por la manga.

“No estabas salvando a Potter. Estabas salvando a Weasley.”

El hombro de Hermione tuvo un espasmo. “Ros es crítico. Harry—necesita a Ron. Si algo le pasa a
Ron, lo rompería. Él necesita a Ron para querer ganar.”

“¿Qué hay de ti? ¿Potter no te necesita?” dijo Draco. Sus ojos brillaban con furia.

Hermione apartó la mirada. “No como necesita a Ron. Yo—no soy así para él.

Ella tragó el nudo en su garganta.

“Los Weasley—” ella comenzó, y después dió un suspiro corto. “Ellos son su familia. Ellos son
todo lo que él quiere. Para ganar, él tiene que ser capaz de verse con ellos después. Eso—es lo que
lo mueve. Si lo pierde—él dejará de pensar que lo obtendrá—no seguirá. Él no será capaz de
hacerlo.”

“Pensé que eras parte del Trío. ¿Potter no se desesperará si te pierde?”

“No,” ella dijo apartando la mirada. “Él estaría de duelo, estaría enojado. Pero yo—yo no soy
emocionalmente vital. Nunca fui muy buena en—” sus labios tuvieron un espasmo, “—Ron
conecta con Harry emocionalmente. Harry se guía por sus emociones.”

“Así que—¿qué? ¿Potter te arrastra a una pelea en la cual no tienes experiencia tratando de
sobrevivir porque eres lo suficientemente reemplazable?”

“Ron va primero. Harry siempre cuidará de él primero. Él no piensa claramente cuando la gente
que ve como familia está en peligro. Él no se da cuenta de que está poniendo en riesgo a otros,”
ella dijo levantando su barbilla. “Él siempre ha sido así.”

Draco la miró fijamente. “¿Entonces quién cuida de ti, Granger, si Potter no lo hace?”

Ella parpadeó.

“No necesito que nadie cuide de mí,” ella dijo rígidamente, pero su voz tembló. “No fue un
accidente, Draco. Yo decidí reducir el valor de mi muerte.”

La expresión de Draco se endureció. “Te permitiste volverte reemplazable para Potter.”

“Mientras más debilidades tenga Harry, más vulnerable es la Resistencia entera.”

Ella no había pensado que Draco pudiera verse más enojado de lo que ya lo hacía, pero
repentinamente se veía listo para explotar.
“Cuando creo que no puedo odiar más a Potter, él encuentra alguna manera de demostrarme lo
contrario,” él dijo sacando varias pociones más y entregándoselas a ella.

Ella trató de quitar los corchos con una mano pero no pudo lograrlo. Ella estaba bastante segura de
que si tenía que mover su muñeca izquierda de nuevo, se desmayaría.

“¿Qué le pasó a tu mano izquierda?” él preguntó abruptamente, arrebatando un frasco y


destapándolo por ella.

“Tú—la rompiste.”

Él pareció volverse más pálido.

“Ya estaba lesionada,” ella dijo para clarificar, “me golpearon con una maldición ácida. Para el
momento en el que logré contrarrestarla, los huesos ya estaban casi deshechos. Tú solo la
agarraste.”

“Debiste haberme dicho.”

Él se estiró entre su túnica y sacó el kit que ella le había dado para Navidad. Él sacó el analgésico
de su ranura, empapó un paño y lo envolvió alrededor de su muñeca y mano.

Hermione casi jadeó con alivio cuando el ardor se redujo.

“¿Necesitas que remueva los huesos?” él preguntó después de un momento mientras la observaba
acunar su muñeca en su pecho.

Ella volteó a verlo. “¿Podrías? Yo—iba hacerlo yo sola, cuando tuviera la oportunidad.”

Remover huesos con precisión, especialmente fragmentos, era un proceso doloroso. A menos que
quisiera volver a crecer su brazo completo, iba a ser una prueba lenta en la que sería difícil
permanecer concentrado y firme en todo momento. Ella había planeado lidiar con eso después de
volver a ver a Ron.

“Conozco los hechizos. ¿Quieres que te aturda?” él preguntó.

“N-no. Debería quedarme despierta, a menos que ya sepas todos los nombres de los huesos de la
mano y muñeca.

“No,” él dijo alejando la mirada, su boca estaba presionada en una firme línea.

Desenvolviendo su mano nuevamente, ella realizó un hechizo diagnóstico sobre ella y revisó el
daño. Además de los hoyos profundos que el ácido había hecho en su carne, habían cuatro huesos
que habían sido aplastados y otros seis con niveles variados de corrosión, incluyendo su cubito.
Ella tendría que quitarle el hueso a la mitad de su antebrazo.

Ella miró su antebrazo fijamente durante varios minutos antes de inhalar profundamente y alejar la
mirada.

“El quinto metacarpiano primero. Quinque metacarpus.”

“Quinque metacarpus ossios dispersimus.”

El dolor agudo y punzante cuando el hueso en la mano de Hermione desapareció abruptamente casi
la hizo gritar. Dejó caer la cabeza contra el hombro de Draco y se estremeció.
El dolor sin la oleada de adrenalina de la batalla era más difícil de manejar.

“Después el ganchoso. Os hamatum.” Ella tembló contra su hombro, tratando de armarse de valor.

Ella estaba llorando contra su túnica para el momento en el que él había removido todos los
fragmentos de huesos. La mitad de su antebrazo y la mayor parte de su palma estaban en gran parte
deshuesadas y estaban encharcadas en su regazo.

Draco sacó una botella de crecehuesos. Ella lo amordazó y luego hizo una mueca cuando la
sensación punzante, como una aguja, de los huesos que volvían a crecer envolvió su brazo.

Él vertió Escencia de Díctamo a través de su brazo completo para reparar los hoyos de tejido
corroído. Ella estuvo tentada a gritarle.

“¡No!” Ella trató de arrebatarle el frasco. “Es un desperdicio. Puedo sanarlos con hechizos cuando
los huesos vuelvan a crecer.”

Él la miró. “Cállate.”

Ella se quedó en silencio mientras él mojaba su brazo por segunda vez y luego rebuscó en más
materiales de sus suministros y ensambló un cabestrillo mágico con sorprendente eficiencia.

“¿Por qué tienes todo esto?” ella preguntó, echándole un vistazo a todos los suministros mientras él
ataba el cabestrillo alrededor de su mano y por encima de su hombro, para que los hombros
pudieran crecer derechos.”

“Lo obtuve para ti,” él dijo. Ella lo miró con sorpresa. “Después de Hampshire, estaba preocupado
de que te aparecieras lesionada de nuevo. Pensé que si tenía todo lo que pudieras ocupar a la mano,
me preocuparía menos.”

Él corazón de Hermione dentro de su pecho dolía mientras él le ayudaba a poner el listón del
cabestrillo sobre su cabeza.

“Pero—esto es demasiado. Esta es prácticamente la lista de inventario completa de una sala de


emergencias.”

Él arqueó una ceja. “No sabía qué tipo de cosas eran cruciales para la curación de víctimas en ese
momento. Lo investigué. Después tuve una larga lección sobre curar lesiones comunes de batalla
como regalo de Navidad el año pasado. Me ayudó a completarlo con todo lo que me había faltado.”

Hermione se sonrojó.

“Podrías convertirte en un sanador,” ella le dijo. “Tienes un talento natural para ello.”

La esquina de su boca se torció levemente. “Eso es una de las cosas más irónicas que alguien jamás
me haya dicho,” él dijo.

La conversación se detuvo.

“Tengo que regresar. Ron está lesionado. Y Harry también,” ella dijo con una voz suave mientras
se movía para levantarse.

Draco se puso de pie, sus ojos se volvían fríos. “Nunca vuelvas a ir a una misión.”

“Eso no lo decides tú,” ella dijo encontrando sus ojos.


Él palideció y su mandíbula tembló. “Recuérdale a Moody que si la Orden quiere mi continua
asistencia, te mantendrán con vida.”

Hermione se quedó quieta y su boca se torció mientras apartaba la mirada de él. “Estás haciendo
esto por tu madre, Draco.”

Él la giró firmemente por los hombros y la miró fijamente.

“Ella está muerta,” él dijo. “Tú no lo estás. Mi lealtad era hacia aquellos menos responsables por
su sufrimiento. Sin embargo, si la Orden ha decidido que eres una muerte que se puede costear y te
envía a ser mutilada como forraje de batalla, no seré noble. No tengo ningún reparo en exigir una
doble venganza. Haré pagar a Potter si hace que te maten.”

Hermione se congeló.

Esto era peligroso.

Ella no había tomado en cuenta este riesgo. Ella sabía que la lealtad de Draco no estaba basada en
ideologías; era puramente un sentido de lealtad personal. Él odiaba a Harry, él solo odiaba a
Voldemort más. La confesión emocional y descuidada de Hermione acababa de darle motivos para
vacilar. Él era posesivo. Ella era suya. Harry la había puesto en peligro.

Ella debió haber sentido pánico. Ella debió haber sido fría. Ella debió haberle recordado sobre su
Juramento. Recordarle que ella siempre escogería primero a la Orden hasta que ganaran. Si él la
quería, él tendría que esperar.

Fue lo que debió haber hecho.

Ella lo miró fijamente, y sus hombros temblaron. Ella estaba tan cansada. La vida había sido fría
durante demasiado tiempo.

Sus dedos temblaron. Casi se estiró hacia él.

Luego, lentamente cerró la mano en un puño y la deslizó detrás de su espalda. “No—no hagas esto,
Draco.” Su voz se quebró.

“Tú no eres reemplazable,” él dijo con una voz baja y desesperada. “No puedes empujar y alejar a
todos para que se sientan cómodos al usarte y dejarte morir.”

La mano de Hermione estaba temblando, y su garganta se sentía como si hubiera una piedra
alojada dentro. Ella bajó la cabeza e inhaló profundamente.

Ron está herido. Y Harry.

Ella se armó de valor y trató de liberarse.

“Esto es una guerra. No es una especie de autocondena trágica ser prescindible. Es una
responsabilidad estratégica no serlo. Pensé que te habrías dado cuenta de que era mi caso. Un
sanador no va a ganar la guerra; por eso es que estaba disponible como intercambio. Incluso tengo
un reemplazo en el hospital ahora—por ti. Tuve que entrenarla.” Ella rió de manera amarga. “Tú
me hiciste esto. Tú me hiciste tan reemplazable como lo soy.” Ella ahogó un sollozo. “Y tú
tampoco me querías.”

Se estremeció y su agarre se aflojó.


“Tengo que irme ahora.” Su voz tembló mientras se alejaba.

Draco la tokmó por el brazo derecho y la jaló.

“No eres reemplazable,” él dijo. Sus manos estaban temblando mientras la agarraba. “No estás
requerida a hacer tu propia muerte conveniente. Tienes permitido ser importante para la gente. La
razón por la que tomé ese maldito Juramento fue para mantenerte con vida. Para mantenerte a
salvo.”

Ella trató de alejarse de él, pero él no la dejaba ir. Ella se retorció, tratando de soltarse. Ella tenía
que irse, porque él seguía mirándola con desesperación escrita a lo largo de su rostro, y la estaba
rompiendo por dentro.

Ella sollozó y—antes de que tuviera tiempo para pensar—torció los dedos de su mano derecha en
su túnica, lo acercó a ella y lo besó.
Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr y en instagram


La caminata de Mortífago (The Death Eater Catwalk) por klawdee890
La caminata de Mortífago (The Death Eater Catwalk) por bookloverdream
Gran Juez (High Reeve) por keerthi_draws.
Flashback 28
Chapter Notes

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Marzo 2003

Draco acunó su rostro entre sus manos mientras le devolvía el beso, acercándola con cuidado sin
lastimar su brazo izquierdo. Ella estaba medio llorando mientras lo besaba.

Ella pasó sus dedos por su cuello y jaló la curva de su mandíbula para acercarlo. Tratando de
memorizar cada detalle de él; el olor al bosque y a rollos de papiro, su pulso bajo la punta de sus
dedos, sus labios presionados contra los de ella, su sabor.

Ella se había ganado esto. Ella presionó su mejilla contra su mano mientras sus labios acariciaban
los suyos.

Después de varios minutos, ella se alejó.

“Tengo que irme,” ella dijo.

Él no trató de detenerla, pero se estiró hacia ella antes de detenerse. Él la miró fijamente e inhaló
profundamente entre dientes.

“Regresa. Regresa conmigo—si alguna vez necesitas algo,” él finalmente preguntó, regresando su
mano.

Hermione lo miró fijamente y quería decir que lo haría. Se forzó a sí misma a tragarse las palabras.

“Tengo que irme,” ella repitió, forzándose a alejarse.

Él se quedó quieto, observándola irse.

Ella respiró para calmarse y apareció de vuelta a la casa Tonks.

Ella tocó rápidamente la puerta. Se abrió. Fred estaba en la puerta, observándola sospechosamente.

“¿Cuáles son los nombres de tus padres?”

“Wendell y Mónica Wilkins, viven en Australia,” ella contestó mirándolo a los ojos firmemente.

Se desplomó aliviado y la arrastró a sus brazos. Ella fue aplastada contra su pecho cuando la
empujó hacia adentro.

“Buen Merlín, creímos que te habíamos perdido. No estabas ahí cuando despertamos.”

“Yo—estaba sangrando. No podía esperar. Tenía que encontrar a alguien que pudiera arreglarlo,”
ella dijo de una manera vaga como explicación.

Fred sacudió la cabeza, su expresión desconcertada. “No lo entiendo; un minuto estábamos


peleando, y entonces de repente despertamos, aventados hasta fuera de las barreras. Mi cuerpo
entero se siente como si hubiera sido aplastado por un erumpent. Todos los Mortífagos estaban
muertos. Tú te habías ido. Harry y Ron se espantaron y querían comenzar una búsqueda.”
“Alguien debió haber tratado de usar una maldición oscura que falló,” dijo Hermione, sacando su
equipo y entregándole a Fred una poción restaurativa y un frasco de aliviante de dolor.

“Esa es nuestra mejor suposición,” dijo Fred, tomándose las pociones con una mueca.
“Jodidamente afortunado. No puedo creer cuántos de ellos había allá. Ron ha estado mordiendo a
Harry sin parar desde que llegamos.”

Él miró seriamente a Hermione.

“Su hombro está bastante mal.”

Hermione asintió con una mueca. “Lo ví pasar.”

Él la miró durante un largo rato. “Esa fue tu maldición la que lo salvó, ¿no es así?”

Ella asintió levemente. “Así de cerca a una luna llena, no habían demasiadas opciones.”

“Bueno. No escucharás ninguna queja de mi parte. Después de lo que le pasó a George, yo digo
que matemos a los bastardos. Harry está un poco angustiado por ella. Pero él fue un verdadero
idiota al preguntarte que entraras a algo así en tu primera vez de vuelta al campo. Estoy contento
de que no te mataron; no me importa lo que costó para que lo lograras.” Él puso una mano sobre su
hombro.

Ella asintió. “He estado abogando por maldiciones letales durante años. Si alguien estuvo
sorprendido de que las usara, no han estado poniendo atención.”

“Ron está ahí. Estoy hecho polvo.” Fred abrió una puerta.

Ron estaba sentado en una cama. Su hombro había sido mal vendado. Cómo demasiados miembros
de la Orden podían haber estado peleando durante tantos años sin saber hacer sanación de
emergencia básica aún le molestaba a Hermione.

“¡Mione! Estás viva.” Ron trató de salir de la cama y se veía al borde de lágrimas mientras la veía.

“Lo siento,” ella dijo mientras se apresuraba y lo ponía de vuelta firmemente en la cama antes de
remover las vendas con un movimiento de su varita. “Debí haber llegado antes.”

Harry tomó su hombro, la jaló y la abrazó durante un minuto. “Lo siento demasiado. Yo creí que te
habían atrapado. Busqué por los cuerpos, y no estabas ahí. Lo siento mucho, mucho. Nunca creí
que habrían demasiados.”

Hermione se alejó. “Tengo que tratar a Ron, Harry.” Su voz era apretada mientras se liberaba.

El hombro de Ron estaba destrozado.El hombre lobo no transformado había mordido


profundamente el músculo de su hombro, desgarrando enormes franjas de carne. El daño era grave.

Alguien, presumiblemente Remus, parecía haber arrojado un recipiente completo de plata en polvo
y Díctamo sobre la herida.

“¿A dónde fuiste?” Harry preguntó. “Buscamos en todas partes por ti.”

“Me lastimé,” ella dijo, tratando de mantener su voz baja. Ella limpió la sangre, polvo seco y
hierbas para revisar la extensión de la lesión. “Me estaba desangrando y necesitaba a alguien con
experiencia médica.”

Ella le entregó a Ron un frasco de poción para aliviar el dolor. En el momento en el que la tragó,
ella realizó un hechizo limpiador en el área. Él dió un jadeo agónico.

Las bocas eran horriblemente sucias, especialmente una perteneciente a un hombre lobo con
impulsos caníbales.

“¿Quién?” Harry preguntó.

“Un tercer partido con quien Moody me puso en contacto,” ella dijo sin levantar la mirada.

“Bastardos,” Ron murmuró, contrayéndose de dolor mientras Hermione aplastó Poción Matalobos
en una cataplasma y la esparció hasta los desgarres más profundos en su hombro. “Cualquiera que
se mantenga neutro en esta guerra es un cobarde. ¿Ellos qué creen que pasará si perdemos? Yo no
confiaría en ellos.”

“No todos están hechos para pelear, Ron,” ella dijo silenciosamente, sintiéndose obligada a
defender al sanador ficticio.

“Lo sé. Le he estado recordando a Harry.” Ron le echó una mirada a Harry la cual Harry devolvió
obstinadamente.

“Todos salimos, ¿no es así?” Harry respondió, sentándose en una silla a lado de la cama.
“Probablemente no lo hubiéramos hecho si Hermione no te hubiera arreglado antes de salir.”

“La Orden necesita más a Hermione como una sanadora que lo que tú la necesitas para tu idea de
rescate suicida,” Ron dijo entre dientes. “Moody y Kingsley dirán lo mismo tan pronto como se
enteren de lo que hiciste.”

Hermione removió la Poción Matalobos y usó la punta de su varita para quitar el veneno que había
sido removido. Después ella aplicó otra capa gruesa de plata en polvo y díctamo a través de la
herida y se puso a envolverla.

Su brazo estaba temblando por agotamiento mientras trataba de envolver la gasa firmemente con
una mano.

Después de fallar en su quinto intento, dio un paso atrás y rebuscó en busca de una corriente fuerte
que luchó por desabrochar con una mano. Finalmente, sacó el corcho con los dientes, lo escupió
sobre la mesa y bebió la poción.

El temblor en su mano se calmó.

“Harry…” ella dijo en voz baja. “Necesito que me eches una mano. No puedo lograr vestir a Ron
con solo una. Necesito que mantengas la tensión mientras lo envuelvo para mantener el díctamo en
su lugar.

Harry se puso de pie y se acercó.

“¿Qué le pasó a tu brazo?” Él se estiró y tocó el yeso tentativamente.

“Solo una maldición.” Ella se encogió de hombros. “Tuve que remover los huesos. Están
volviendo a crecer ahora.”

Harry hizo una mueca. “Lo siento.”

“Está bien. No era una amenaza de vida,” ella dijo. “Solo toma un tiempo volver a tener todo en su
lugar. Ahora, mantén esto aquí mientras envuelvo. Y después, cuando le dé la vuelta, necesito que
lo detengas aquí también. No queremos demasiada tensión, solo la suficiente para mantenerlo
cubierto y todo en su lugar.”

Cuando el hombro de Ron estaba propiamente vendado. Hermione comenzó a trabajar en todas las
lesiones restantes de su encarcelamiento. Ella no podía descifrar cómo quitar la cadena de su
muñeca derecha, así que trabajó alrededor de ella. Cuando terminó, puso su mano ligeramente
sobre su brazo.”

“No va a sanar,” ella le dijo a Ron sobriamente, asintiendo hacia su hombro.

Él estaba pálido, sus pecas resaltaban fuertemente. “Lo sé, Remus me dijo.”

“Así de cerca a la luna llena, lo vas a sentir cada mes.”

Él asintió firmemente.

“Remus pudo haberlo mencionado; necesitaremos que te aísles mañana en la noche. Hasta que
sepamos qué tan gravemente va a afectarte durante la luna llena. Esto—esto va a cambiarte. Vas a
tener que ser cuidadoso. Cuando estés enojado, no necesariamente te darás cuenta de qué tan fuerte
y agresivo serás propenso hasta que hagas algo realmente peligroso. Tú—tú podrías asesinar a
alguien accidentalmente.”

“Él no lo hará,” Harry dijo defensivamente.

La mandíbula de Hermione se tensó. “Ron no es la primera persona a la que he tratado por


mordeduras, Harry. No va a ser su culpa, pero si decidimos ser descuidados, él podría lastimar a
alguien. Mordidas así de cerca a la luna llena tienen consecuencias. Cuando el lobo no puede
emerger con la luna, tiende a quedarse bajo la superficie, esperando oportunidades para salir. Ron
es potencialmente peligroso, y necesitamos estar preparados para eso.”

“Bueno, quizás debiste haberlo sacado como lo habíamos planeado.” Harry cruzó los brazos y
levantó la barbilla.

Hermione se estremeció, y la habitación nadó levemente cuando sintió que la sangre se le escapaba
de la cabeza.

“¡Harry, cállate!” Ron se volvió escarlata por la furia. “¡Fue tu maldito plan estúpido! Hermione no
debió haber estado ahí. ¿Cómo carajos se suponía que tenía que haberme sacado?”

Harry estaba preparándose para una pelea. Hermione pudo verlo en su rostro. Siempre estaba
enojado después de que alguien resultaba herido. Y ahora, con Ginny fuera, no tenía a nadie para
consolarlo o distraerlo.

Estaba arremetiendo con culpa. Porque nunca había sabido cómo lidiar con lo que sentía.
Sangrando hasta morir por el dolor de todo lo que no podía evitar sentir.

“Hice todo lo que pude para proteger a Ron.”

“Sí, ví tu idea para protegerlo. ¿Qué fue esa maldición que usaste?” Harry preguntó.

Ella encontró sus ojos. “La encontré investigando. Es uno de los pocos hechizos que puede matar a
un hombre lobo lo suficientemente rápido para detenerlos, además de una Imperdonable.”

“Era Oscura,” dijo Harry, sus ojos verdes brillaron. “Probablemente uno de los hechizos más
oscuros que he visto.”
“Pensé que Ron valía la pena.” Si ella hubiera tenido la magia para usar, ella hubiera maldecido a
Harry a través de la habitación.”

“Pudimos haberlo derribado con aturdidores,” dijo Harry.

“¿De verdad? ¿Estabas dispuesto a apostar la vida de Ron eso? ¿Después de todo el riesgo para
salvarlo?” Su voz estaba temblando con furia. “Conocía las consecuencias. Las acepté. La usé.”

“¿Así que qué? ¿De repente eres una experta en el campo de batalla? ¿Desgarrar tu alma en vez de
creer que podemos ganar con la magia de la Luz?” El dolor y miedo en los ojos de Harry eran
visibles a través de su enojo. “Se mete en tu alma, Hermione. Magia Oscura. La oscuridad se
quedará en ti después de la guerra. Nunca se va. Está dentro de ti. En tu magia.”

Él la tomó de los hombros, y ella podía sentir sus manos temblando. Él parecía estar listo para
llorar.

“No me importa.” Hermione se liberó de Harry y empujó su mandíbula hacia arriba. “Quiero
ganar. No me importa cómo se termina viendo mi alma.” Después ella resopló. “Estabas más que
dispuesto a arriesgar mi vida; no veo cómo es que mi alma es de alguna manera más importante.”

Harry dió un paso firme hacia atrás y estaba callado mientras la miraba fijamente.

“Bueno,” él finalmente dijo, “sí eso es lo poco que crees en nosotros, entonces no eres alguien cuya
ayuda necesito. Créeme, no volveré a preguntar nunca.” Él se volteó y salió de la habitación.

Ron observó a Hermione mientras ella se recargaba contra la pared. Su expresión era triste y
resignada.

“No entiendo por qué haces esto,” él dijo después de un momento. “¿Aún crees que solo
ganaremos si usamos las Artes Oscuras?”

El brazo de Hermione palpitaba por el crecimiento de los huesos y estaba luchando contra las
lágrimas.

“No somos el lado tratando de matar a todos. Considerando el número de personas a las que
estamos protegiendo, hay muy pocos aspectos que no consideraría que valdrían la pena,” ella dijo,
parpadeando tan rápido para que sus ojos dejaran de arder.

“Tú sabes que Harry no puede,” Ron dijo seriamente. “Si él piensa que va tener que volverse
Oscuro para ganar, destrozará todo por lo que está luchando. Él quiere ser normal después de esto.
Él no tendrá eso si se vuelve Oscuro.”

“Lo sé. Solo quiero que deje de ponerse en el camino de todos los demás.”

Ron la observó silenciosamente durante varios minutos. “Tú crees que todos los demás deberían
de. Yo, tú, el resto del ED y la Orden.”

“Estoy en el hospital, Ron,” ella dijo, demasiado cansada para gestionar o incluso moverse
mientras hablaba. “Ganas una batalla o la pierdes, todo lo que veo es el precio. A veces parece que
tú y Harr no se dan cuenta de que tan pocas vidas podemos permitirnos perder. Esta guerra es más
grande que Harry y su familia regresando a lo normal después. ¿Qué crees que le pasará a la
Resistencia si perdemos? ¿Qué hay del mundo muggle? Harry no tiene a nadie en el mundo
muggle a quien le importe. Tú ni siquiera conoces a nadie de ahí. Pero mis padres están ahí fuera.
Mis compañeros de la primaria. Mis abuelos y primos. Si mi alma es el precio para protegerlos—
de protegerlos a ustedes, eso—eso no es un precio. Es una ganga.”
Ella se enderezó, sintiendo como si estuviera apunto de caer.

“Tengo que ir a checar a todos los demás,” ella dijo, saliendo de la habitación.

Mayormente eran heridas simples. Cuando peleaban con Mortífagos, las heridas tendían a ser o
letales o menores.

Charlie casi solo tenía moretones y lo habían rozado con una maldición que hacía que no dejara de
sangrar. Él había tomado dos Pociones Repocisionadoras de Sangre esperando a que ella llegara.
Fred tenía una contusión y hemorragia interna que Hermione reparó en poco tiempo.

La muñeca de Tonks estaba gravemente esguinzada. Le tomó unos minutos a Hermione realizar el
hechizo y aplicar una poción.

“Que bueno que sigas aquí,” dijo Tonks, mirando a Hermione con una expresión seria. El cabello
de Tonks estaba oscuro y lacio; habían algunas canas en él.

Hermione sonrió débilmente mientras masajeaba la poción en la piel de Tonks para reducir la
hinchazón.

“¿Quién te entrenó?” Tonks bajó su voz y se inclinó hacia adelante.

Hermione se quedó quieta por un momento breve antes de que continuara masajeando la muñeca
de Tonks.

“Estuve en toda Europa entrenando.”

“No te hagas la tonta conmigo; eso no era sobre lo que estaba hablando. Recuerdo como solías
pelear,” dijo Tonks, mirando a Hermione. “Ahora eres completamente diferente. Fuiste mortal. Y a
pesar de tu inexperiencia en el campo en realidad, era obvio que sabes mucho más de lo que
posiblemente deberías. Alguien peligroso te entrenó.”

Hermione no dijo nada.

“¿A cuánta gente mataste hoy, Hermione? ¿Diez? ¿Quince? ¿Siquiera lo sabes?”

La mandíbula de Hermione comenzó a temblar, y ella juntó sus dientes para detenerla.

“¿Has matado a alguien antes? No lo has hecho. Lo recordaría. Hoy fue la primera vez, y ni
siquiera has tenido tiempo para pensar en eso, ¿no es así?”

Hermione se estremeció.

“¿En qué te has metido?” Tonks le preguntó, estirándose y poniendo una mano sobre la de
Hermione.

Hubo una pausa.

“Se suponía que solo iba a ser por precaución. No esperaba usarlo tan de repente,” Hermione
finalmente logró decir.

“¿Quién? ¿A quién conoces que sea así de mortal? Moody me entrenó, así que sé que no es su
estilo. O el de Amelia Bones. O el de Shacklebolt.”

“No tengo el permiso para compartir la información. Moody está consciente. Puedes verificarlo
con él.”
Tonks parpadeó y observó a Hermione durante varios segundos.

“Esa maldición, para salvar a Ron. Había escuchado de ella—fuiste profundo hacia las Artes
Oscuras con eso. Asegúrate de que no estés sola; a quien sea que tengas para ir, probablemente
deberías de enviarle un mensaje.”

Hermione asintió distraídamente. El dolor en su brazo se estaba volviendo una distracción.


Internamente, ella estaba comenzando a sentirse usada; un síntoma que había empujando más allá
de lo que una poción fortificante pudiera alcanzar.

“¿Remus está bien?” Hermione preguntó. Ella aún no lo había examinado a él o a Harry, pero ella
sabía que Tonks revisaría a Remus tan pronto como regresaran.

“Sip. Lo revisé cuidadosamente. Tú sabes qué tan rápido él puede sanar de casi lo que sea. Él fue a
reportarle a Kingsley que recuperamos a Ron.

“Muy bien.” Hermione asintió, costándole trabajo levantarse.

“Hermione,” Tonks la atrapó mientras ella se tambaleaba. “¿Qué te pasó?”“No es nada. Estoy bien.
Solo no estoy acostumbrada a estar en el campo. No estoy tan

“Desapareciste cuando el resto de nosotros estábamos inconscientes,” los ojos de Tonks estaban
entrecerrados y después se abrieron. “¿Tú lanzaste la maldición que mató a todos?”

“No,” Hermione se sentó rápidamente, negando con la cabeza. “No sé lo que fue eso.”

“¿Pero sabes cómo pasó, no es así? Tu maestro—fue por ti.” Tonks se notaba repentinamente
tensa. “¿Qué tan lesionada estás? ¿A quién tienes en tus bolsillos con ese tipo de poder?”

Hermione buscó una explicación que satisfaciera a la ex-aurora.

“Habla con Moody. Si él te da permiso, te diré todo lo que quieras saber.”

“¿Desde cuándo eres tan clasificada?” dijo Tonks, sus ojos abiertos con asombro.

“Sabes que tampoco puedo decirte eso,” dijo Hermione, alejando su brazo.

“Bien,” dijo Tonks. “Entonces dime qué tanto estás lesionada. Asumo que eso no es clasificado.”

Hermione no podía pensar en ninguna razón para mentir.

“Me apuñalaron. En el pulmón. También magulló mi hígado. Está reparado ahora.”

“¡Mierda! Eso no significa que deberías estar de pie. Tú sabes mejor que yo que solo porque las
lesiones muggles pueden ser arregladas no significa que no te dañan mucho físicamente. Deberías
estar en una cama, y nosotros deberíamos estar yendo contigo,” Tonks siseó.

“Si le dijera a alguien, levantaría preguntas que no puedo contestar,” Hermione dijo firmemente.
“Estará bien. Solo necesito dormir demasiado una vez que termine. Solo necesito ver a Harry.
Después descansaré.”

“Bueno,” Tonks se hizo hacia atrás y la dejó ir, pero sus ojos aún sospechaban y se veían
preocupados.

Tan pronto como Hermione salió de la habitación, ella se recargó contra la pared. Ella trató de
juntar cualquier reserva que tuviera antes de ir a encontrar a Harry.”
Él estaba en el techo, observando el estanque debajo mientras fumaba. Había docenas de colillas
de cigarro esparcidas a su alrededor.

Él la notó, pero no hizo ningún movimiento para acercarse a ella.

Ella escaló por fuera de la ventana incómodamente con solo un brazo para ayudarla. Ella casi
perdió su balance, pero se mantuvo determinadamente. Si ella se caía del techo en su actual
condición, podría morir. Ella se acomodó e hizo su camino hacia Harry, tratando de no mirar hacia
abajo.

"¿Qué nos pasó, Hermione?" él preguntó cuando ella se acercó.

“Una guerra," dijo en voz baja, extendiendo la mano y volteando el rostro de Harry hacia ella.
Tenía un corte en la cabeza. Su piel pálida estaba ligeramente roja gracias a la sangre que se había
lavado. Su expresión era triste, cansada y enojada.

"¿Quién cambió? ¿Fuiste tú o yo?" él preguntó mientras ella pasaba sus dedos por su pelo y lo
empujaba hacia un lado para que pudiera cerrar la herida.

"Yo," ella dijo, evitando su mirada.

"¿Por qué? ¿Crees que no seré capaz de hacerlo? él dijo. “¿Estás tratando de prepararte para que
fracase?"

Ella le lanzó un hechizo de diagnóstico. Él tenía las costillas fracturadas y moretones en el


abdomen. Ella lo empujó hacia atrás para que pudiera acostarse y así pudiera empezar a sanarlo.

"Yo pienso que tú puedes hacerlo. Pero– la profecía, es como lanzar una moneda. Después de que
Dumbledore murió–," ella vaciló levemente.

"La muerte es solo un hechizo lejos de todos nosotros," ella dijo después de un momento. "No
puedo solo sentarme, esperando llegar a las probabilidades cincuenta y cincuenta y asumir que
sabré la respuesta. No cuando hay tanta gente dependiendo de nosotros. Lo que tú tienes, la manera
en la que amas a la gente, es pura, es poderosa. Pero– ¿cuántas veces ya has matado a Tom?
Cuando eras bebé, por tu mamá. En primer y segundo año. Pero él sigue aquí. Aún sigue peleando
contra ti. No quiero asumir que lo que sea es suficiente."

"No crees que el Bien tan solo puede ganar," dijo Harry. El reproche en su voz era pesado.

"Todos los que han ganado han dicho que eran los buenos, pero ellos fueron quien escribieron la
historia. No he visto nada que indique que en realidad fue la superioridad moral lo que marcó la
diferencia." ella dijo mientras murmuraba hechizos para reparar las fracturas.

"Aunque estás hablando de la historia de Muggles, la Magia es diferente. El mundo mágico es


diferente," dijo Harry, alcanzando la mano de su varita justo cuando la movió para curar la
siguiente costilla. Cerró su mano en un puño y luego la dejó ir.

Hermione negó con la cabeza minuciosamente y la expresión de Harry se volvió amarga. Él miró
hacia el cielo. Hermione conjuró un hechizo de barrera sobre su mano y luego comenzó a esparcir
una pasta para moretones sobre el estómago y las costillas de Harry con pequeños movimientos
circulares.

“Tú solías ser diferente,” dijo Harry, “Tú solías buscar los derechos de los demás más que yo.
¿Qué le pasó a P.E.D.D.O? Esa chica nunca habría dicho que la magia oscura valía la pena. ¿Qué
pasó?”
“Esa chica murió en una sala de hospital tratando de salvar a Colin Creevey.”

“Yo también estuve ahí cuando Colin murió, Hermione. Y yo no cambié.”

“Yo siempre estuve dispuesta a hacer lo que fuera que se necesitara, Harry. Todas estas aventuras
nuestras en la escuela. Una vez que estaba dentro, estaba dentro. Tal vez nunca notaste que tan
lejos podría llegar por ti.”

“No para mí.” Dijo Harry, negando con la cabeza. “No puedes decirte a ti misma que estás
haciendo esto por mí. Yo nunca pediría esto de ti.”

“Lo sé,” ella dijo apartando la mirada. “Esto no es para ti. Es para todos los demás. Tú tienes que
hacer lo que necesitas para ganar. Yo también.”

“Te estás alejando a ti misma,” Harry dijo con una firme voz mientras se acomodaba. “Quizás
piensas que yo no lo veo, pero no es así. Solo no entiendo por qué. Eras como mi hermana. Pero
ahora—es como si cada vez hay una grieta en nuestra amistad, tú vas y le pones una cuña en ella.
No lo entiendo—¿por qué estás haciendo eso?”

Él sonaba al borde de las lágrimas. Sus ojos estaban tan dolidos y enojados mientras la observaba.
Ella se sintió vacilar.

Si ella lo admitía ahora, quizás arreglaría las cosas. Tal vez aún había una oportunidad. El espacio
que Ginny había llenado y cubierto—él se estaba dando cuenta, sintiendo que tan lejos Hermione
se había movido.

Su primer amigo. Su mejor amigo. Él se estaba acercando a ella. Si ella se acercaba de vuelta—

Ella lo observó tristemente. “Esas grietas siempre estuvieron ahí, Harry. La persona que soy, ella
siempre estuvo ahí. La guerra solo está haciendo que la veas.”

El rostro de Harry se cerró.

“Muy bien, entonces.” Él se puso de pie y regresó a la casa.

Hermione se quedó sentada durante varios minutos, tratando de juntar la energía para escalar a
través del techo.

Ella encontró una silla y se sentó en ella, tan cansada que incluso el dolor punzante de su brazo no
podía detenerla del sueño.

Cuando se despertó repentinamente horas después, ella se sentía helada. Estaba congelándose,
hasta el punto en el que sus dientes estaban temblando. Había sido temprano en la tarde cuando ella
se había quedado dormida, pero la casa se había vuelto oscura y callada.

Ella tembló por el frío, tomó su varita, y realizó un hechizo calentador en ella. No le proporcionó
ningún alivio de la frialdad que sentía.

Ella se sentía—observada. Como si hubiera algo profundo en la oscuridad observándola.

En la base de su columna vertebral, y escalando lentamente como zarcillos helados, era un


sentimiento de dolor tedioso. Como si ella estuviera siendo infectada con algo que estaba tratando
de entumecerla mientras crecía por su sistema.

Su mano estaba temblando mientras realizaba un diagnóstico en ella misma. Debió haber pasado
por alto una maldición.

No había nada.

La sensación fría y dolorosa se sentía como si se estuviera esparciendo. Creciendo por su cuerpo
hacia su esternón y a través de su pecho hasta que respirar se sentía doloroso.

Fue aterrador y espantoso, pero también hubo una especie de atracción hacia la rendición. Dolor
por alivio. Como sentarse en la cocina, cortando líneas hasta que duele más que todo lo demás.

Dolor como liberación. Como el sabor de la sangre.

Ella se levantó de repente.

Eran los efectos del después de la Magia Oscura que ella había usado. Tendencias autodestructivas.
Alucinaciones.

Ahora que se ponía a pensar en ella, las sensaciones eran familiares.

Tonks había estado en lo correcto. Ella debería estar con alguien. Alguien que pudiera ayudarla a
mantenerse.

Ella se tambaleó bajo las escaleras. Era la mitad de la noche. Ella hizo su camino hacia la
habitación en la que Charlie había estado. Apenas se llevaban bien, pero él la dejó tomar su mano.
Ella estaba tan fría. Él podía hablarle a ella y mantenerla enfocada—

Vacía.

Ella checó la habitación de Fred. Vacía.

Ella continuó.

Ron estaba dormido. Gimiendo de dolor. Ella vertió una Poción de Sueño sin Sueños en su
garganta. Mientras ella lo observaba asentarse, ella sacó una poción para ayudar a resetear los
ligamentos y tendones en su mano y se la tomó.

Harry estaba dormido en la silla junto a Ron. Harry no había dormido desde la captura de Ron.
Remus tenía la luna llena la noche siguiente; Tonks estaría con él.

Ella deambuló de vuelta a la habitación y se preguntó qué hacer.

La frialdad tragandola era tan dolorosa que dolía incluso respirar. Ella vaciló casi se dejó hundirse
en ella.

“Regresa a mí—si alguna vez necesitas algo.”

Ella se forzó fuera por la puerta principal y apareció a Whitecroft.

Ella caminó hacia la puerta y sus dedos tomaron la perilla, entonces se congeló. Las luces se
habían ido.

Por su puesto—él no estaría ahí. Era solo un punto de encuentro. Él no vivía ahí. Habían pasado
horas desde que ella se había ido. Él probablemente estaba dormido. En algún lugar con una cama.

O podría estar ocupado.


Se suponía que ella no debía llamarlo a menos que fuera una emergencia. Ella prometió que no lo
haría. Le había dado su palabra.

Ella no podía llamarlo porque tuvo un mal día.

Ella arriesgaría su cobertura—lo comprometería—pondría en riesgo a la Orden.

Ella alejó su mano y se volteó.

Si ella pudiera aparecer de nuevo—siempre había alguien despierto en Grimmauld Place. Ella
tomó su varita y cerró sus ojos.

Se sintió como si algo hubiera tomado control de su cabeza. Sus rodillas se doblaron. Todo se
desvaneció.

Cuando el mundo había nadado lentamente hacia su enfoque, ella se dió cuenta de que estaba
acostada en su espalda. Ella miró hacia el cielo. Las estrellas brillaban a lo lejos, opacadas por la
luna. Frías.

El día había sido demasiado largo.

Su piel estaba hormigueando. Doliendo. Como si algo estuviera dentro de ella. En su magia. Ella
quería cortarlo y sacarlo. Si tan solo pudiera encontrar el lugar. Ella lo sacaría con uno de sus
cuchillos—para que se detuviera—para que dejara de moverse dentro de ella.

Ella hundió sus dedos en su pecho y lo jaló.

¿Granger—qué te hiciste?”

Ella se volvió consciente de que estaba siendo levantada del suelo. Manos calientes envolviendo su
cuerpo, alejando el frío. Ella tenía demasiado frío. Se hundió en el calor.

Ella estaba delirante, porque Draco estaba ahí, vestido con ropa Muggle. Ella nunca lo había visto
en nada más que túnicas negras.

Ella se presionó a ella misma contra él, y él se sentía como un horno, alejando el frío que se movía
y creciente dentro de ella.

“Maté a personas hoy,” ella dijo, hundiendo su rostro en su playera. Incluso vestido como un
muggle, él extrañamente seguía oliendo igual. “Nunca había matado a alguien antes. Pero ni
siquiera mantuve la cuenta de a cuántas personas maté hoy.”

Sus brazos se apretaron a lo largo de la espalda de Hermione.

“Tonks dijo—la magia oscura que usé hoy, debería estar sola. Pero—no había nadie con quien
podía ir. Todos los demás ya tienen a alguien—alguien con quien ir después—”

“Pero tú no.”

Ella asintió.

“¿Qué hechizo usaste?” Draco estaba preguntando. “¿Qué Magia Oscura?”

“Carbonicé a un hombre lobo. Estaba mordiendo a Ron. El día antes de la luna llena, los
aturdidores tomarían demasiado tiempo.”
Ella estaba teniendo la primera alucinación de su vida. Probablemente estaba muriendo. Draco
estaba tan caliente como un horno y estaba usando una sudadera gris que decía Oxford y—¿jeans?

Casi era chistoso lo ridículo que era. Ella quería reírse mientras lo tomaba.

“Con razón estás fría,” él murmuró.

Ella sintió el pop de la aparición, y, mirando aturdidamente alrededor, se encontró a ella misma en
una lujosa suite de un hotel Muggle.

Ella estaba sorprendida. Por supuesto, alucinar como una regla no tenía ningún sentido. Pero esto
solo era bizarro. Ella miró a Draco.

“¿Crees que esto es lo que quiere mi subconsciente?” ella preguntó. “¿Estar contigo en el mundo
Muggle?”

Su expresión era indescifrable.

“¿Qué quieres?”

Lágrimas se acumularon en sus ojos mientras lo observaba.

“No quiero estar siempre sola,” ella se atragantó. “Quiero amar a alguien sin sentir que si lo saben,
los terminará lastimando. Harry fue mi primer amigo. Siempre quise amigos—pero siempre era
demasiado rara, demasiado libresca y demasiado torpe. Siempre estaba sola. Nadie quería ser mi
verdadero amigo. Harry fue la primera persona que me dejó ser su amiga. Pensé que siempre
seríamos amigos. Pero ahora—tengo que alejarlo para protegerlo. Y a Ron. Y a mis—mis padres.
Y ahora—no hay nadie. Tengo que amar a todos desde la distancia. Y estoy tan sola—” ella
sollozó en su mano.

“¿Qué le pasó a tus padres?”

Su boca se torció. “Les borré la memoria después de que mataras a Dumbledore. Todos sus
recuerdos sobre mí. Los borré todos para que nunca existiera. Los envié lejos. Pensé, si la guerra
era corta, sería capaz de recuperarlos. Pero no puedes revertir un obliviate después de cinco años.”

El calor del cuerpo de Draco se sentía como si se estuviera hundiendo hasta su centro. Una de sus
manos estaba en su cuello, y ella se recargó contra ella.

“No tienes que estar sola, Granger,” él dijo.

Ella quería creerle, pero su mente no se quedaba callada para ceder. Nunca estaba callada. Siempre
habían realizaciones, culpa y consecuencias que ella no podía ignorar—que ella no podía saber.
Incluso delirante, habían cosas demasiado peligrosas para ceder.

Ella trató de empujarlo, pero era como tratar de empujar a una pared.

“¿Por qué?¿Por ti?” ella dijo de manera amarga. “No puedo—no puedo dejar que me importes. Si
dejo que me importes, no seré capaz de usarte. Y tú eres la única esperanza que tengo de mantener
a todos con vida. Así que no puedo.”

“Entonces úsame,” él dijo. Él comenzó a besarla pero ella se alejó.

“No. No puedo. Yo no—yo no quiero hacerte eso. Tú no mereces—puedo cuidarme a mí misma.”


Ella trató de soltarse, pero él no la dejaba.
“No tienes que empujarme para protegerme,” él dijo con una voz firme y familiar. “Puedo
soportarlo. Puedes dejar de estar sola. Yo no lo tomaré como otra cosa. Yo sé que solo quieres a
alguien para estar con esa persona. No tomaré el significado como algo más que eso.”

Ella seguía alejándose.

“Yo también estoy solo, Granger,” él dijo.

Ella se quedó quieta, sus manos tomando compulsivamente la tela de su playera.

“Yo—ella comenzó.”

Ella se tragó sus objeciones. Sus manos capturaron su rostro mientras su boca se presionaba contra
la de ella. Ella se aferró a él y lo besó de vuelta.

Entonces él alejó su boca de la de ella y besó su frente. Él la dejó en la cama.

“Solo descansa,” él dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama. “No iré a ningún lado. Haz lo
que quieras para quedarte en tierra.”

Él se recargó contra la cabecera de la cama y tomó su mano.

Hermione se recargó contra su pecho y apretó su mano, acercando su brazo hacia su pecho y
bajando la cabeza. Ella descansó su mejilla contra la parte de atrás de su mano. Ella se enfocó en
respirar. En el calor contra el frío. En la sensación de sus dedos entrelazados con los de ella. En la
barbilla de Draco descansando sobre su cabeza.

Sus ojos se cerraron y se enfocaron en él. Ella podía escuchar el latido de su corazón.

Él estaba vivo. Estaba vivo. Ella lo había mantenido con vida.

Ella presionó sus labios contra sus dedos y sintió como su agarre se apretaba.

Ella levantó su cabeza y lo observó.

Él la miró de vuelta y no se movió cuando ella dejó ir su mano para poder estirarse y tocar su
rostro. Ella se acercó y rozó sus labios contra su mejilla. Ella presionó sus labios en su frente.
Entonces, después de una pausa, ella lo besó en los labios.

Él era fuego al tocar.

Ella no sabía si alguna vez volvería a tener una oportunidad con él. Si esto era todo lo que obtenía.

Ella lo besó lentamente. Ella envolvió su brazo alrededor de su cuello y lo acercó a ella, hasta que
sus brazos se deslizaron alrededor de ella, y sus labios comenzaron a moverse contra los de ellas.

Ella no sabía si lo que estaba haciendo era aferrarse o dejarlo ir.

Ella deslizó sus dedos en su cabello.

Las manos de él se deslizaron detrás de su cabeza y retiró los pasadores de sus trenzas. Él la ayudó
a quitarse el yeso. Ella estudió los huesos que acababan de crecer y todas las cicatrices a través de
su muñeca. Él pasó sus dedos por su cabello hasta que ella tembló y lo miró.

Sus besos eran lentos. No eran agitados o apresurados o culpables. Solo estaban desesperados,
porque de alguna manera él siempre la volvía desesperada.
Él lo besó de la manera en la que ella quería. De la manera en la que ella se había permitido
secretamente desear que podía.

Ella podría tener eso. Una vez.

Él acunó su rostro en sus manos. Ella sollozó levemente contra sus labios.

“Esto—así es como quería que fuera,” ella admitió. “Contigo. Quería que fuera así contigo.”

Él se quedó quieto, y ella sintió sus lágrimas caer por sus dedos. “Lo siento. Lamento que no fuera
así,” él dijo, acercándola, sus pulgares rozando sus pómulos.

¿Él siempre había sido así de cálido? Ella a veces se preguntaba qué tanto sobre sus recuerdos de
besarlo aquella noche después de que lo había sanado había sido real. O si había estado tan
borracha que había inventado partes para reemplazar los momentos en los que todo se sentía
demasiado vacío o sin dulzura.

“Está bien,” ella dijo, presionando su cabeza contra su hombro.

“No lo está. Déjame darte esto ahora.”

Él acercó sus labios a los suyos y la besó. Lento y decidido.

Como una estrella, él brillaba y era frío a lo lejos, pero cuando el espacio se acercaba, su calor era
infinito.

Él la besó profundamente mientras sus manos se deslizaban a lo largo de su cuerpo. Sus dedos
pasaron por su columna vertebral, y por sus hombros, rozando su piel. Él le quitó su blusa y la besó
por sus clavículas. Sus manos se sentían como su hogar mientras deslizaba sus dedos en su cabello,
acercó su rostro y presionó sus labios contra la base del cuello de Hermione.

Ella jaló su playera hasta que él se la quitó. Entonces volvió a llevar su boca de vuelta a la de ella y
lo besó nuevamente. Sus dedos siguieron la curva de su mandíbula, los tendones de su cuello, y por
sus hombros. Él estaba más delgado, y él tenía demasiadas cicatrices nuevas que casi se sentía no
familiar.

Él besó cada centímetro de ella. Él le quitó su bra y deslizó sus palmas por sus pechos. Él besó
abajo hacia su esternón hasta que su cabeza cayó hacia atrás y ella estaba jadeando. El calor de su
toque se sentía como si se hubiera encendido dentro de ella. Ella se encontró a ella misma
atrapando fuego hasta que le dolió.

La miró sin vacilar, como si memorizara cada reacción para que siempre lo supiera.

No era demasiado rápido o demasiado para que ella estuviera lista. Él fue tan lento como ella
quería que lo hiciera.

Cuando él se empujó lentamente dentro de ella, sus ojos estaban fijados en su rostro. “¿Esto es
bueno para ti?”

Ella jadeó levemente y asintió. Porque lo era. Sin dolor. Solo era bueno.

“Estoy es bueno,” ella dijo, agarrándolo de los hombros. Ella podía sentir las cicatrices de sus
runas bajo sus dedos.

Los antebrazos de Draco estaban alrededor de la cabeza de Hermione como si fueran un marco, y
sus dedos estaban enredados en su cabello. Cuando él comenzó a moverse, él presionó su frente
contra la de ella.

Cuando él la besó, se sentía como el principio de algo que podría ser eterno.

Al principio, fue tan gradual que casi se le olvidó que había más que ello. Pudo haberse quedado
como eso, y hubiera sido suficiente. La medida y la calidez, y la sensación de su piel contra la de
ella. Ella respiró contra su hombro; él olía a musgo de roble con matices de cedro y juncos de
papiro. Debajo de eso estaba el olor y el sabor a su sudor.

Su asociación con las camas era como último recurso; donde todo estaba frío y vacío, y esperaba
que cualquier pesadilla que viniera no fuera tan terrible que lamentaría haberse acostado en
absoluto.

No había ningún frío ahí. El mundo entero había dejado de existir más lejos de Draco y su cuerpo
presionado y dentro de ella. Él sabía cómo deslizar sus manos a lo largo de su piel para que ella
estuviera jadeando, besarla para que ella enrollara sus piernas firmemente alrededor de su cintura, y
moverse dentro de ella tan lento que al principio ni siquiera notara la tensión enrollándose dentro
de ella.

Pero por supuesto que había más, y Draco estaba buscándolo. Toda su atención meticulosa cuando
su respiración se atoraba, y qué ángulo la hacía moverse en respuesta. Observar sus ojos, entrelazar
sus dedos con los della y notar cuando su agarre se apretaba.

Él la besó y la besó. Lentamente, el paso, y la fricción y el contacto crecieron y se volvieron en


algo más que confortante.

Pero cuando ella deslizó su mano entre sus piernas, ella se estremeció. Ella no estaba segura si
podría hacer esa parte.

Era demasiado—

La última vez en la que él había puesto su mano ahí—

“Ya no eres ninguna amenaza para mi trabajo, ¿no es así?”

Ella soltó un sollozo ahogado y volteó la cabeza. Él se quedó quieto, retiró la mano y acunó su
rostro, besándola.

“Tienes esta parte. Esto es tuyo,” él dijo.

“Yo solo—no sé cómo hacer nada de esto. La manera en la que los libros explican solo no es lo
mismo,” ella dijo, bajando su barbilla y hablando rápidamente. “Y la última vez, cuando me
tocaste ahí—nadie nunca lo había hecho antes y cuando lo hiciste tú dijiste—” su voz se quebró.
“Yo siempre—pienso en eso ahora. Que yo soy—que yo soy—que yo—”

“Lo siento,” él dijo, y su mano entrelazada con la de ella se apretó. “Lo siento. Lo siento
demasiado. He arruinado esto demasiado para ti. Déjame darte esto. Déjame enseñarte cómo se
supone que tiene que ser.”

Ella dudó por un momento antes de que asintiera de manera cautelosa.

Él hundió su rostro para que su boca estuviera cerca de la oreja de Hermione. “Cierra tus ojos.” Su
aliento susurró contra su piel.
Hermione cerró los ojos, y él la besó.

Sin ser capaz de ver, todo se sentía más enfocado en la sensación. La manera en la que su cuerpo
estaba presionado contra el de ella. Su olor. Incluso el movimiento del aire.

Cuando ella sintió que sus labios rozaban contra el punto del pulso en su cuello, ella gimió. Su
mano acunó su pecho y arrastró su pulgar hasta su pezón mientras comenzaba a moverse
nuevamente dentro de ella. Él era lento pero implacable, hasta que ella estaba jadeando y
arqueando sus caderas para encontrar las de él.

Él la besó mientras deslizaba su mano entre sus cuerpos nuevamente. Su lengua se deslizó contra la
de ella mientras él profundizaba el beso, y sus dedos encontraban el nudo sensible de nervios entre
sus piernas. Ella jadeó de manera entrecortada contra sus labios mientras ella sentía a su cuerpo
entero tensarse debajo y alrededor de él.

Era como si la estuvieran apretando en algún lugar del interior. Ella podía sentir a su corazón
latiendo con fuerza en su pecho. Su respiración se volvía cada vez más y más corta, y sus músculos
se volvían más tensos. Había fuego dentro de sus nervios. Cada vez que Draco se movía dentro de
ella, o rozaba sus labios contra su piel, o molestaba ligeramente su centro, ella sentía como si él
estuviera trinqueteando una tensión dentro de ella, nudo por nudo, hasta que ella estaba en el borde
de quebrarse debajo de él

Pero no podía—

Si ella se rompía, nunca habría nadie que recogiera las piezas.

Ella se quedó suspendida en el mismo borde. “No puedo—” ella finalmente dijo.

“Hermione,” los labios de Draco rozaron contra su mejilla. “Puedes tener esto. Tienes permitido
sentir cosas buenas. No estés sola. Ten esto—ten esto conmigo.”

Él le levantó la pierna con el brazo; se profundizó y cambió el ángulo, atrayendo la tensión dentro
de ella más arriba, y aplastó sus cuerpos juntos y la besó.

Sus ojos se abrieron de repente. Ella lo miró a los ojos mientras todo su mundo se hacía añicos de
repente en fragmentos de plata.

“Oh dios—” ella sollozó las palabras. Sus uñas se hundieron en su espalda. “Oh—oh—oh dios…”

Sus insondables ojos grises la miraron y observaron como ella se arqueaba y su expresión se
contraía cuando se deshacía debajo de él.

Cuando empezó a jadear y a tratar de recuperar el aliento, su velocidad aumentó. Luego, cuando
llegó, su máscara se deslizó. Cuando la miró a los ojos, por un momento antes de hundir la cara en
su hombro, ella vio la angustia en él cuando la miró.

Se apartó de ella y los cubrió con la colcha. La besó en la sien. Ella se volvió para mirarlo y se
acercó más hasta que estuvo presionada contra su pecho.

Podía sentir lo agotada que estaba, sentir el borde de frío que se había plantado en su magia donde
la había abierto. Se estremeció y se acercó más a Draco. Ella lo miró. Él la estaba mirando,
inexpresivo.

Ella se estiró y pasó un dedo a lo largo de su pómulo. “Creo que casi te he memorizado.
Especialmente tus ojos.”
La esquina de su boca se torció, y él pasó sus dedos sobre las cicatrices en su muñeca izquierda.
“También memoricé los tuyos.” Él suspiró. “Debí haberlo sabido—el momento en el que miré a
tus ojos, debía haber sabido que nunca ganaría en contra de ti.”

Ella sonrió levemente y cerró sus ojos. Ella presionó su rostro contra su pecho y sintió el latido de
su corazón. “Siempre pensé que mis ojos eran mi mejor característica.”

“Una de ellas,” él dijo silenciosamente.

Ella se quedó dormida, aún jalando el fuego de él.

Chapter End Notes

"Yo también estoy solo, Granger" ("I'm alone too, Granger.") por ceresartsy.
Draco en una sudadera de Oxford (Draco in an Oxford Hoodie) por chestercompany.
Draco encontrando a Hermione (Draco finding Hermione) por keeferonies-art.
Draco con sudadera de Oxford (Oxford Hoodie Draco) por keerthi_draws.
Draco con sudadera de Oxford (Oxford Hoodie Draco) por fleureia.
Flashback 29
Chapter Notes

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Marzo 2003

Cuando ella despertó en la mañana, se dio cuenta de que en verdad estaba en un hotel con Draco.
Fue tan sorprendente que pensó que quizás seguía alucinando.

Ella miró alrededor de la habitación, tratando de asimilar las cosas. Ella no estaba soñando; ella en
verdad estaba en una suite de hotel Muggle con Draco. Una suite que él aparentemente ocupaba
mientras usaba una sudadera de Oxford.

Si ella aún estuviera haciendo un bosquejo psicológico de él, la revelación hubiera requerido que
ella volviera a empezar una nueva libreta. ¿Por qué estaba él ahí? ¿Era algo que él hacía
regularmente? ¿Por qué diablos estaría pasando la noche en el mundo Muggle?

Ella volteó la cabeza para mirarlo.

Él estaba dormido, envuelto posesivamente alrededor de ella como si estuviera evitando que fuera
robada. Su cuerpo era tan cálido contra el de ella que casi era mordaz.

Mientras ella lo miraba con asombro, los eventos completos de la noche anterior regresaron a ella.

Ella se estremeció.

No debió haber ido.

No debió haber ido, y no debió haberse quedado.

Había sido un error.

Él era como un dragón. La manera celosa en la que atesoraba las cosas que le importaban—no
había moderación en ella. Él era posesivo y mortal. Él la sostenía en sus brazos como si fuera suya.

La tentación de ceder a ella, de dejar que él la tuviera y lo amara por ello—la aterrorizaba.

Su necesidad de amar a las personas y su deseo desesperado de que la amaran de regreso—lo había
encerrado. Accedió a su lugar a la frialdad de la lógica, realismo y decisiones estratégicas para el
bien de la guerra. Ella lo había enterrado en un hoyo el cual no podría sentir. No lo extrañaría.

Pero Draco lo había arrastrado desde el pozo en el que lo había escondido, lo descubrió y se puso a
tratar de abrir el candado. Ella casi podía sentir sus dedos girando el dial, escuchando el sonido de
cada seguro. Esperando una entrada.

Su propio dolor y soledad, su atención y constancia inquebrantable, y esa manera en la que la


miraba, la manera en la que la tocaba; se estaba deslizando por sus defensas y se estaba enrollando
alrededor de su corazón tan seguro como ella se había enrollado alrededor de él.

Ella trató de salir de la cama antes de que él despertara, pero sus ojos se abrieron inmediatamente
en el momento en el que ella se movió. Su agarre en ella se apretó, y él la jaló hacia él por un
momento antes de que su expresión vacilara y la dejara ir.
Ella se quedó quieta y lo miró.

El sentimiento de terror que él le había inspirado hace un año se había desvanecido


completamente. El peligro de él—seguía ahí, expresando con un alivio aún más agudo ahora que
había visto cuán despiadadamente podía matar. Pero a pesar de darse cuenta de qué tan despiadado
podía ser, la hacía sentir menos asustada de él.

Ahora ella sabía cuánto se estaba restringiendo. A pesar de las alturas a las que se había elevado
dentro del ejército de Voldemort, se estaba conteniendo. Eliminando un escuadrón entero de
Mortífagos apenas había requerido esfuerzo. Él había llegado y mató a casi cien personas en unos
minutos.

Ella estudió su rostro, él la observó de vuelta. Su expresión estaba cerrada. Lo que fuera que
estuviera sintiendo estaba cuidadosamente camuflajeado. Pero sus ojos—

La manera en la que la miraba era suficiente para detener su corazón.

“No debía haber venido,” ella finalmente dijo.

Él no se veía dolido o sorprendido por las palabras.

“Necesitabas a alguien. Yo solo estaba disponible. No necesitas preocuparte, no va a complicarte


las cosas,” él dijo apartando la mirada de ella, sus dedos jugando levemente con su muñeca. “No
esperaba que cambiara algo.”

La respiración de Hermione se trabó y ella tragó saliva nerviosamente.

Ella no podía decirle que eso no era a lo que se refería. Él no solo era alguien. Él era—para ella él
era—

Ese fue el error de ello.

Debió haberse mostrado en su rostro porque mientras la estudiaba, sus ojos de repente brillaron con
algo que parecía triunfo. Antes de que ella pudiera alejarse o retirarse, él la acercó a él y sus labios
descendieron en los de ella.

En el momento en el que su boca estaba contra la de ella, todos sus miedos, culpa y resolución se
perdieron en ella.

Todo lo que podía pensar era en como quería estar ahí, y ser tocada por él. Él era como fuego. No
estaba al acecho, ya se había abierto camino a fuego.

Él había visto las grietas en sus defensas, de la misma manera despiadada en la que había entrado
por sus muros de oclumancia, él estaba abriendo su camino hacia su corazón.

La arrastró debajo de él. Quemándola con sus labios mientras sus manos vagaban por su cuerpo.
Ella se aferró a él y le devolvió el beso con fiereza.

Esto no era como la noche anterior.

No era un consuelo.

Estaba reclamando.

Su boca estaba caliente contra sus manos, junto con su mandíbula, su garganta y sobre sus
hombros. Ella enredó sus dedos en su cabello y lo sostuvo como si estuviera tratando de no llorar
por qué tan desesperadamente lo quería y qué tan agradecida estaba de que él no la iba a forzar a
preguntar.

Sus manos posesivas pasaron por todo su cuerpo, acercándola cada vez más y más hasta que ella
estaba presionada contra él. Luego se alineó y se hundió dentro de ella con un fuerte empujón.

Mientras se movía dentro de ella, él memorizó su cuerpo bajo sus manos y la besó hasta que ella
estaba jadeando por aliento. Él se movió profundamente dentro de ella.

Su agarre en ella—su toque—ella nunca lo olvidaría.

Él era exacto. Determinado demostrar lo que eran para ella. Asegurar que ella no podía negar lo
que la hacía sentir.

Él la hizo deshacerse debajo de sus manos, debajo de su cuerpo, dos veces antes de que la dejara ir.
Cuando entró en ella, su control se escapó dejando su expresión abierta por un momento. No había
ningún corazón roto en su rostro ahora, era posesión—

—y triunfo.

“Eres mía. Te juraste a mí,” él le dijo a su oído, mientras él se deslizaba fuera de ella y la arrastraba
firmemente contra él. “Ahora. Y después de la guerra. Lo prometiste. Voy a cuidar de ti. No voy a
dejar que nadie te lastime. No tienes que estar sola. Porque eres mía.”

Ella debería irse.

Pero se había perdido a ella misma ahí. Ella estaba atrapada en el peligroso abrazo de Draco
Malfoy, y se sentía como su hogar.

Ella durmió en sus brazos, casi muerta para el mundo. Ella no podía recordar cuándo fue la última
vez que había dormido por más de cuatro horas seguidas sin una Poción de Sueño sin Sueños. Se
despertó brevemente ante la sensación de su mano deslizándose por su hombro. Ella miró hacia
arriba y lo encontró estudiándola. Ella se arqueó con su toque y presionó un beso contra su corazón
antes de volver a quedarse dormida.

Cuando despertó la siguiente vez, casi era la tarde. Draco estaba sentado a su lado, jugando con sus
dedos.

“¿Cómo estás aquí?” ella preguntó, observándolo con sorpresa.

Él arqueó una ceja. “Esta es mi suite.”

Ella puso los ojos en blanco. “¿Cómo estás en el mundo Muggle? ¿Y cómo eres capaz de pasar un
día entero en la cama conmigo? ¿No eres un general?”

Él enredó una mano en su cabello y presionó su boca contra la de él, rodándose encima de ella y
besándola durante varios minutos antes de alejar su cabeza y observarla. “Usualmente estoy en el
mundo Muggle cuando no estoy trabajando. A menos que use polijugos, no hay—lo que soy, y lo
que he hecho—” él alejó la mirada, “—todos saben quien soy. Así que—cuando no estoy de
servicio, vengo al mundo Muggle. Nadie me conoce. Si alguien requiere mi presencia, el mismo
Señor Tenebroso me puede conjurar o puede enviar a alguien a la Mansión. Sé si alguien trata de
entrar.”

“¿No vives en tu mansión?” ella preguntó. Su mano se deslizó posesivamente por su cuello, y ella
sintió su pulgar pasar por su clavícula.
“No. No a menos que se me requiera que sea el anfitrión de algo. Yo—” él retiró su mano y se
sentó abruptamente. “—es—es—” su cabeza cayó por un segundo y él inhaló profundamente.
“Todo está manchando ahí. Cada vez que estoy ahí, escucho a mi madre—gritando. Es como si la
casa estuviera embrujada. La jaula en la que estuvo; fue construida en el suelo del salón usando
magia de las líneas ley del estado. No la puedo quitar.”

La amargura en su tono le recordaba a Hermione qué tan privado era su duelo. Qué tan
cuidadosamente lo había llevado. Completamente solo. Año tras año.

“Lo siento mucho,” ella dijo, poniendo su mano en su mejilla y tomando mechones de su cabello
en las puntas de sus dedos. Él dejó caer a su cabeza contra su palma y cerró sus ojos por un
momento.”

“De todos modos,” —su voz era tensa e incómoda— “levantaría preguntas si fuera visto viviendo
en otro lado. De alguna manera, terminé viviendo en el mundo Muggle.” Él soltó una risa
ligeramente incrédula. “Deambulé tratando de averiguar cómo funciona todo aquí. El conserje es
útil; no importa qué tan idiotas sean las preguntas que haga o qué tan bizarra sea el pedido, ellos
encuentran una manera de hacerlo. Y nunca hacen preguntas, sin importar cuánto sangre en sus
toallas.”

“¿Qué hotel es este?” ella preguntó, sentándose y mirando alrededor de la habitación.

“Ah. ¿Qué día es del mes?” él dijo meditabundo. “Última semana de marzo—este es el Savoy.”

Hermione se echó un poco hacia atrás para mirarlo. “¿Tienes varios hoteles en los que te alojas?”

“Demasiada actividad mágica eventualmente podría llamar la atención, incluso con todas las
barreras. Así que hago un ciclo entre unos pocos con una ecuación de aleatorización aritmántica. El
personal está ligeramente Confundido; nada detectable, solo lo suficiente si alguien les preguntara
mi descripción física, todos ofrecerían algo diferente.” Él encogió los hombros.

Hermione parpadeó y trató de no pensar en qué tanto dinero Draco estaba gastando al tener
múltiples suites de hotel constantemente a su disposición. Gilipollas rico.

“Así que vives en suites elegantes de hoteles Muggles cuando no estás siendo un General en la
Guerra Mágica,” ella dijo, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

“Sabías que he estudiado historia Muggle; ¿dónde creías que lo hice? Soy bastante bueno al
encajar.” Su tono goteaba con aristocrática presunción mientras lo decía, y Hermione dudaba que
hubiera algún lugar en el mundo en el que pudiera describirse como un integrante.

Él apartó la mirada de ella nuevamente, torciendo su brazo izquierdo para esconder la Marca
Oscura. “Parecía sensible hacer las cosas temporalmente, y era algo que podía hacer cuando tenía
tiempo libre.”

Hermione estaba callada. Por supuesto, él había pasado casi un año esperando el día en el que ella
lo vendería. Temporal. Sin compromisos. Era sensible.

Apoyó la cabeza en su hombro y lo rodeó con los brazos. Podía sentir las cicatrices de sus runas
bajo sus dedos.

“¿Cuándo—cuándo te diste cuenta de que no sabía que se suponía que debías morir en junio?”

Él rió levemente. “Cuando lo dijiste. Creí que cuando señalé que debiste haber anticipado mi
castigo que te darías cuenta de que Moody y Shacklebolt me habían tendido una trampa. Pero no lo
hiciste. Entonces asumí que al día siguiente se te había explicado. Pero aparentemente no. Así que
concluí que Moody y Shacklebolt habían decidido que mi supervivencia era útil en ese entonces.
Estaba claro, basado en cómo te comportabas, no te habrían informado de ese detalle hasta que
decidieron hacer el movimiento. Lo cual hacía que te volvieras sorprendente y agonizante estar a tu
lado. A veces solo quería decirte, pero—supongo que disfrutaba la manera en la que querías
salvarme.”

Hermione presionó sus labios y dejó descansar su frente contra la de él. “A veces sí me
preguntaba, al principio, si ese era el plan. Pero asumí que estaba a años de distancia. Traté de no
pensar en eso. Y eventualmente se me olvidó. Después de que te curé de las runas y tú dejaste de ir
—dejé de pensar en eso entonces. Estaba tan preocupada al preguntarme si alguna vez te volvería a
ver.”

Draco estaba callado.

“Cuando llegué el jueves después de Navidad—apenas me había enterado. Que ese había sido el
plan.”

Draco asintió levemente. “Eso pensé.”

Él volteó su cabeza lentamente y la miró. “Ya que estamos hablando, he querido preguntar, ¿qué
me hiciste?”

Hermione se congeló culpablemente.

La esquina de su boca se torció mientras continuaba estudiándola.

Granger, tuve esas runas durante un mes antes de que pusieras tu varita en ellas. Fui con varios
sanadores para aliviar el dolor. Aparte de la oscuridad general de tratar la magia rúnica, cualquier
cosa que hicieras violaba las leyes fundamentales de la magia. Así que—tengo mis dudas, pero
apreciaría si me lo dijeras.”

Hermione se quedó callada por un minuto, pasando sus dedos por las cicatrices, su otra mano aún
entrelazada con la de él.

“En Egipto, Isis es la diosa de la curación,” ella finalmente dijo con una voz baja. “Algunos dicen
que ella tiene el poder sobre el mismo Destino. En la mitología Egipcia, cuando muere una
persona, el corazón se pesa y solo aquellos que son virtuosos son permitidos en el más allá. Se dice
que Isis le regaló a los sanadores Egipcios una valija con piedras capaces de purificar el corazón.
Las piedras se llaman el Corazón de Isis. De acuerdo a los mitos, alguien que fue corroído de
corazón por la oscuridad se le podía entregar una oportunidad de redención si sus acciones habían
nacido de buena intención.” Ella tragó saliva. “Lo que las piedras hacen es absorber la Magia
Oscura; purifican su veneno.”

“Tú tienes una.”

Hermione estudió las sábanas de la cama. “El Director del hospital me confió una. Estaba
destinada a Harry. Él pensó que si Harry derrotaba a Ya Sabes Quién, él la necesitaría. Que Harry
merecería ser purificado para tener una oportunidad en la vida que quiere después. Pero Harry
nunca—nunca usará Magia Oscura. Para él, la oposición a su uso se basa en una forma de
principio. No es porque tenga miedo de morir o ser lesionado por ella. Él no la usa porque no
quiere que nadie más la use. Las runas—te estaban envenenando. Tú sabías que te estaban
envenenando. Llegué tan tarde que ni siquiera pude alentarla. Tú salvaste a cientos de personas y te
necesitábamos. Así que usé la piedra para sanarte. Ahí fue—cuando la Orden se enteró de lo que
había hecho—por—por eso fue que fui considerada comprometida.”

Ella se alejó abruptamente, jalando sus rodillas hasta su pecho y jalando la sábana firmemente a su
alrededor.

Comprometida. No fidedigna.

Sentada desnuda en la cama de Draco Malfoy.

Si Moody y Kingsley supieran dónde estaba a su propia voluntad—que ella había ido con él—
¿haría alguna diferencia? ¿O siempre había operado bajo la asumpción de que ella terminaría ahí?

Ella miró hacia abajo hacia todas las cicatrices en su muñeca. Aún estaban frescas y tenían color
rosa; si ella las trataba se desvanecerían más.

Draco rompió el silencio después de un minuto. “Así que—¿exactamente cómo funciona un


Corazón de Isis?”

Hermione lo miró. Él permaneció inexpresivo mientras la estudiaba. Volvió a bajar los ojos a las
manos.

“No está muy bien entendido. En algunos aspectos son alquímicamente similares a la Piedra
Filosofal. Pero—el hospital Egipcio no publica el hecho de que las piedras siquiera son reales. No
permiten investigación. No hay mucha información verificada.”

“¿Cómo funciona?”

“Eso—bueno”—ella se movió incómodamente— “para cantidades menores de Magia Oscura,


proximidad temporal es suficiente. Pero,” ella miró hacia abajo, “las runas son permanentes. Cada
una de ellas es como una maldición Oscura, jalando constantemente a tu magia. Tú—tú escogiste
demasiadas—para poder curarte, yo—está—está dentro de tu corazón. La puse ahí cuando estabas
inconsciente,” Hermione miró nerviosamente hacia su dirección.”

Las cejas de Draco se arquearon firmemente hacia arriba. “¿Pusiste una piedra en mi corazón—
cuando estaba inconsciente?”

“Una piedra mágica,” dijo Hermione, levantando su barbilla, “para salvarte de ser envenenado
hasta la muerte.”

“Pusiste una piedra dentro de mi corazón sin pedir permiso.” Él la observó, sus ojos plateados
abiertos con sorpresa. “¿Siquiera se puede remover?”

Hermione se sonrojó. “No—en realidad. No podría decirte, aún no sabía si estabas planeando en
convertirte en el siguiente Señor Tenebroso en ese momento. No podría preguntarte si querías
volverte inmune a la Magia Oscura.”

Él resopló y se hundió contra las almohadas. “No soy inmune a ella. Hubiera notado si el cruciatus
hubiera dejado de funcionar.”

“No inmune a ser maldecido. Eres inmune a los efectos de usarla. Las runas aún te afectan de la
manera en la que se intendía. Solo no pueden envenenarte. Eres inmune a la corrosión y a la
contaminación. Es como—un ritual constante de purificación puesto dentro de tu magia.”

Draco estaba callado.


Ella lo estudió y dudosamente se estiró hacia él, tocando su pecho sobre su corazón. “¿Puedes
saberlo? No sé cómo es—para ti. Nada se muestra en los hechizos diagnósticos. Pero lo notaste,
¿no es así? Que las cosas eran diferentes.”

Él asintió lentamente, su expresión estaba cerrada. “Es como—ser cortado abierto y no sangrar. Tú
sabes mejor que yo qué pasa cuando la Magia Oscura se canaliza. Se vuelve simultáneamente más
fácil y más difícil usar las Artes Oscuras. No hay la desgarradora sensación de que estoy sacando
algo más poderoso. Incluso la sensación de rebanar se embota. Sospecho que—eventualmente—no
la sentiré para nada.” Él apartó la mirada.

“Lo siento,” dijo Hermione, alejando su mano y apartando la mirada. Ella presionó sus dedos
contra su esternón. Ella sintió como si hubiera un peso frío dentro de su pecho, como la sensación
de tocar un cadáver. Había una sensación fresca y visceral de contaminación dentro de ella. Pero se
sentía—apropiada. Había ciertas cosas que se suponía que debían doler. Que necesitaban costar
algo.

Cuando desgarras tu alma, se supone que debes sentirlo.

Ella miró a Draco; él estaba mirando a través de la ventana, su expresión cerrada. El silencio era
pesado. Ella seguía esperando a que él la mirara de vuelta. Él no lo hizo.

Hermione tragó saliva y apartó la mirada. Su piel se sentía fría y ella se preguntaba si había una
señal de que debía irse.

“Siento no haber preguntado,” ella finalmente dijo, moviéndose hacia la orilla de la cama. Su ropa
estaba—en algún lugar.

Ella sintió una mano cerrarse alrededor de su muñeca.

“Por dios, Granger, tus amigos te han jodido completamente. No estoy enojado contigo.” Él la jaló
de vuelta a través de la cama. Su expresión era dura mientras la arrastraba de vuelta hacia él. “E
incluso si lo estuviera, lo superaría. Pero—no me dijiste lo que habías hecho. Pensé que estaba
muriendo. Luego pensé que me estaba volviendo loco. No se me ocurrió hasta diciembre que me
habías sanado permanentemente. No era algo que había anticipado. Aún estoy tratando de
asimilarlo. ¿De verdad caminas por la vida esperando que todos los que salvas te castiguen por
ello?”

Hermione se estremeció. “Es más fácil anticiparlo que ser atrapada por sorpresa.”

“No lo asumas conmigo.” Su expresión era tan dura como el mármol.

Hermione soltó una risa defensiva tensa y se apartó de él con una brusca sacudida. “¿Por qué no?
Lo haces mejor que nadie.”

Su boca se torció mientras ella lo observaba. “Después de todos, la primera vez que te sané,
regresaste la siguiente semana y me maldeciste una y otra vez hasta que parecía que había sido
azotada. Cuando no quise maldecirte cuando estabas lesionado, me lanzaste la muerte de Colin
Creevey a la cara. Después de que me besaste cuando estabas borracho, te fuiste y no te ví durante
casi dos meses. Después de que te curé en diciembre, me tomaste por la garganta y me miraste
fijamente a los ojos mientras me recordabas que me habías vuelto una prostituta—solo porque
podías. Después—” su voz se quebró, y su cabeza bajó mientras se alejaba de él “—después de que
fui y le dije a la Orden que no soportabas verme por haberte jurado a mí era peor que ser un
Mortífago. Eso fue hace cuatro días. ¿Por qué no debería asumir que finalmente no decidirás
castigarme por esto también? Siempre lo haces.”
Ella se sentó en la orilla de la cama con su espalda hacia él y sollozó levemente. “No soy ciega
hacia los fracasos de mis amigos. Pero no tienes espacio para afirmar que tu trato hacia mí ha sido
superior de alguna manera. Tú—todos ustedes son iguales.”

Draco estaba callado.

“Lo siento,” él finalmente dijo.

Hermione soltó una risa baja y triste. “Sí, también todos se disculpan en algún punto. Harry—
Harry estaba demasiado apologético ayer después de que fui de vuelta a la casa de hospicio. Hasta
que recordó que usé Magia Oscura; después estaba enojado porque no había salvado a Ron de
alguna otra manera. Estoy segura de que él se disculpará de nuevo la siguiente semana.”

Draco inhaló profundamente. “Lo siento.”

Hermione solo miró al suelo sin responder.

“Nunca te esperé—a nadie como tú,” Draco dijo después de un minuto. “Sabía lo que estabas
haciendo, pero me miraste a los ojos y lo hiciste de todas formas. Cuando sentía que funcionaría,
hacía lo que fuera para detenerte. Desde el momento en el que entraste a mi casa segura, esperaba
que tú fueras la que eventualmente me vendiera; esperaba que tú lo supieras. Pero en su lugar
actuabas como si yo fuera redimible. Actuaste como si fuera a ser mi dueño por el resto de tu vida,
y estabas decidido a vivir con eso si salvabas tu Orden. No me di cuenta de que no te lo dirían.

Hermione mordió su labio. “Creo que ellos no debieron haber pensado que haría mi parte lo
suficientemente bien—si sabía.”

Ella tragó saliva, su boca se torcía mientras trataba de controlar la abrumadora sensación de dolor y
traición que sentía hacia todos los que más había hecho por proteger.

“Pensé que habría un punto en el que si era lo suficientemente cruel, te tendrías. Asumí que
tendrías un límite. Pensé que una vez que lo encontrara, tú—tú dejarías de cegarme
emocionalmente.” Él suspiró levemente. “Pasé bastante tiempo asumiendo que tú serías quien me
mataría al final. No quería el dolor adicional de preocuparte que tuviste. Estaba tratando de
lastimarte. Pero lo siento.”

Hermione miró por la ventana hacia el Támesis debajo.

“Somos un par jodido,” ella dijo, la esquina de su boca levantándose. “No puedo creer que terminó
así. Yo quería matarte la primera vez que te ví. Asumí que me violarías o por lo menos me
forzarías a tener sexo contigo y te entretenerías al lastimarme, y después algún día, podría matarte.
Esperaba hacerlo. Pero siempre se sentía como si estuvieras mostrándome una máscara; alguien
que pensabas que sería fácil de odiar para mí. Al principio pensaba que éramos lo opuesto uno del
otro. Ahora—” ella miró hacia pel y extendió su mano, “—creo que somos mayormente iguales.”

Los ojos de Draco estaban oscuros mientras entrelazaba sus dedos con los de ella y la jalaba
lentamente hacia él; hasta que ella estaba en sus brazos, sus cuerpos se presionaron con el del otro.
Él la besó. Él la besó, y ella lo besó.

La vida no era fría.

Él alejó su cabeza y le besó la frente, deslizando sus manos por su hombros y rozando su cuello de
una manera que se había vuelto familiar. Él la besó entre los ojos. “Tú eres una mejor persona que
yo.”
Ella levantó su mano para tomar su mandíbula en su palma. Ella sentía como si no pudiera
posiblemente tocarlo lo suficiente.

“Nunca tuve que ir tan lejos. Como tú lo dijiste, aún tengo el espacio para ser ingenua. Incluso
aunque sabía algo de lo que estaba pasando, no se me ocurrió qué tan lejos iría la Orden. Sabía que
Kingsley era manipulativo, que usa los impulsos de las personas para obtener lo que quiere. Pero—
yo no soy una estratega; no sé cómo pensar de la gente a largo plazo. Incluso cuando lo intento,”
—ella descansó una mano sobre el hombro de Draco— “no sé cómo mantenerme desprendida de
ello.”

Él volteó su cabeza hacia la suya. “Tú mantienes a la gente con vida. Tú los ves y tratas de
mantener a todos con vida. Eso es considerablemente más difícil que calcular todas las maneras en
las que puedes usarlos o matarlos. Imagino que te cuesta más también.”

La esquina de su boca se curvó con tristeza, y ella miró hacia abajo. Draco descansó su frente
contra la de ella, y ella cerró sus ojos. Se sentía como si sus almas se estuvieran tocando.

Ella volteó su cabeza hasta que su nariz rozó con la de ella, y ella levantó su barbilla para que sus
labios se encontraran.

Ella quería pasar el resto de su vida perdida en ese momento.

Ella se alejó de mala gana. “Tengo que irme. Estoy segura de que la Orden está esperando una
explicación.”

Draco no la dejó ir. “Deberías comer.”

“Tengo que irme,” dijo Hermione, negando con la cabeza.

Sus dedos tuvieron un espasmo y su agarre se apretó. “Toma un baño. Te pediré algo. ¿Alguna
preferencia?”

“Draco,” ella tomó su muñeca y firmemente quitó su mano de ella. “No puedes hacer que me
quede aquí. Tengo que irme.”

Su expresión brilló brevemente. Solo lo suficiente para revelar un destello de posesividad y algo
voraz y desesperado que ella no podía descifrar. Después todo se desvaneció mientras él alejaba
sus manos y la dejaba levantarse.

La expresión de Draco era fría y cerrada, pero sus ojos quemaban.

Hermione se estiró y tocó su rostro, moviendo su cabeza hacia atrás. Ella presionó un beso en su
frente.

“Tomaré tu palabra con ese baño.” Ella jaló una sábana de la cama y la envolvió alrededor de ella
mientras recogía su ropa del suelo. Ella podía sentir la mirada de Draco mientras cruzaba por la
habitación.

El baño tenía una enorme bañera con patas que Hermione observó con nostalgia antes de entrar en
la regadera. El inconfundible olor de sexo colgaba a su alrededor, y ella aún tenía trazos de sangre
sobre ella del día anterior. No toda era de ella. Ella podía sentirla en su cabello mientras comenzó
a lavarlo.

Ella se talló a sí misma rápidamente de pies a cabeza antes de salir y secarse. Ella se miró al
espejo. El baño estaba brillante, casi crudamente iluminado. Diseñado para que las mujeres que
usan maquillaje meticulosamente y pudieran ser capaces de inspeccionar cada uno de sus poros.
Hermione se miró en el espejo, agarrando la toalla a su alrededor.

La pobre iluminación de Grimmauld Place era mucho más amable con ella. Ella apenas reconoció
a la persona en la reflexión.

Mientras se estaba observando, Draco llegó y se quedó de pie por la puerta. Él se puso pantalones.

“Tú estás bien, yo parezco un cadáver,” ella dijo después de un momento.

Los hoyos en las mejillas de Draco se sonrojaron y sus ojos cayeron al suelo. “Deberías comer
más.”

Ella se encogió de hombros. “Es estrés. No es como que no me alimenten. Comeré de nuevo
cuando pueda volver a dormir.” Ella volteó a verlo con un ojo crítico. “Tú tampoco estás
mostrando exactamente un cuerpo sano.”

Él miró hacia abajo hacia él mismo y después de nuevo a ella, arqueando una ceja. “¿Quién crees
que causa mi estrés? Es una pesadilla preocuparse por ti.”

Ella alejó la mirada, su garganta cerrándose levemente mientras ella comenzó a revisar su ropa.
“Yo—en realidad tengo una pareja para buscar ingredientes ahora.”

“La Patil que perdió su pie. A la que entrenaste.”

Hermione levantó la mirada y lo observó a través del espejo. ¿Cómo lo sabes?”

Él encontró sus ojos fríamente. “Presto atención a todos los reportes respecto a los sanadores de la
Orden. Eres notablemente invisible, pero Patil es una cara familiar en la Resistencia. Amigable. Y
bastante habladora. Pequeños detalles aquí y allá. Tienen sentido.” Él no mostraba ni una
expresión. “Soy un legeremens. Normalmente soy quien saca esa información.”

La garganta de Hermione se cerró. “¿Entonces por qué me entrenaste? ¿Si lo sabías?”

Él sonrió levemente y movió su cabeza hacia un lado. “¿Cuándo empezó eso, a mediados de
octubre? También aún ibas sola, para mantener tu secreto. Quería que vivieras. Después de que
muriera, quería que siguieras con vida. Pude simplemente haber demandado que tuvieras un
compañero. No hubiera sido no razonable, dados mis términos. Pero Shacklebolt o Moody no
cumplirán mis términos una vez que me haya ido.” Su tono se volvió vicioso. “Como tú misma lo
dijiste; si te vendieron una vez, ¿qué los detendría de hacerlo otra vez? Quién sabe; quizás la
segunda vez lo hubieran anunciado.”

Hubo una sensación desgarradora en el estómago de Hermione y ella apartó la mirada. “Ellos no—
ellos no son monstruos. Ellos tienen muy pocas opciones. Tienen que trabajar con lo que tienen.
Ellos son los que mantienen a la Resistencia con vida. Son sus elecciones calculadas las que nos
han llevado así de lejos. No pueden darme prioridad sobre todos los demás. No quiero que lo
hagan.”

“No me importa la Resistencia,” él dijo con desprecio.

“Bueno, a mí sí.” Hermione no vaciló. Ella encontró sus ojos mientras lo dijo. “Me importan todos
ellos. Siempre me importarán.”

“Ellos ni siquiera saben quién eres.” Su tono era venenoso. “Eres una figura sin rostro en su juego.
Ellos aman a sus enfermeras, a los sanadores de hospicio, a Pomfrey, a Patil. Los que se ciernen
una vez que están fuera de peligro. Ellos ni siquiera saben que tú fuiste quien los ha salvado una y
otra vez. O todo lo demás que has hecho.”

Hermione se encogió de hombros y se puso su ropa. Ella no estaba acostumbrada a estar desnuda,
no a lado de nadie. Una vez que su blusa y sus pantalones estaban puestos, ella comenzó a trenzar
su cabello con facilidad practicada.

Draco seguía de pie en el marco de la puerta. Ella casi podía sentir el resentimiento irradiando de
él mientras la observaba prepararse para irse.

“No hice nada de lo que he hecho porque esperaba ser vista heroicamente.” Ella resopló. “Yo no
requiero laureles. Cuando esta guerra termine—” ella alejó la mirada mientras tomaba nuevas
secciones de cabello y los acomodaba en trenzas, “—si la Orden gana…” Ella pasó saliva. “Si
ganamos, hay una gran probabilidad de que eventualmente Kingsley, Moody y yo podríamos ser
condenados por crímenes de guerra.”

Ella encontró los ojos de Draco en la reflexión del espejo. “Nunca seré un héroe. Sabía eso cuando
decidí entrenar como sanadora. Esa nunca ha sido la razón para ninguna de mis decisiones.”

Ella terminó una trenza y comenzó con la otra.

“¿Potter vale tanto para ti?”

La esquina de su boca se arqueó. “Es más que eso. Harry es mi mejor amigo, pero la guerra es
mayor que Harry o que nadie más.”

Sus manos se quedaron quietas y ella se quedó callada por un momento.

“Yo quiero—” ella comenzó y después pausó e inhaló brevemente. “Quiero a la siguiente bruja
nacida muggle con estrellas en los ojos que venga a un mundo que le dé la bienvenida. Un mundo
en el cual tenga que estar constantemente volviéndose a ganar su derecho de estar ahí y no sea
tratada como si existir sea robar algo de alguien más. Donde ella pueda crecer y graduarse. Obtener
cualquier trabajo que quiera, que se case y tenga hijos, y que se vuelva vieja a lado de alguien. Yo
no tuve—” su voz se quebró brevemente. “Yo—no tendré nada de esas cosas. Quiero hacer el
mundo en el que yo quería vivir.”

Chapter End Notes

En paz (At peace) por saekaku.


Juntos (Together) por heidiM.
Se sentía como si sus almas se estuvieran tocando (It felt as though their souls were
touching) por jaxx in a box.
Flashback 30
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Marzo 2003

Hermione apareció a Grimmauld Place. Su pulsera de amuletos proteicos no le había ardido en


todo el día; asumió que eso significaba que no la necesitaban con urgencia en ningún lugar.

“¡Viva la heroína conquistadora!” Angelina gritó mientras Hermione se apresuraba para pasar a
través de la sala de estar. Hermione pausó incómodamente mientras Angelina se levantaba saltando
de su asiento, y Angelina, Katie, Parvati, Susa, Neville, Dean y Seamus se juntaban a su alrededor,
dándole una palmada a Hermione en el hombro con admiración.

“No puedo creer que fuiste a una misión de nuevo.”

“Casi le di una cachetada a Fred cuando me enteré que se fue sin mí.”

“Jodidamente increíble el que lograran traer a Ron de vuelta.”

“Moody y Kingsley están furiosos,” dijo Neville, mirándola seriamente. “Kingsley pasó diez
minutos gritándole a Remus cuando vino a reportar sobre la misión.”

Hermione asintió, encogiéndose por dentro. “Tengo que ir a reportarme. ¿Dónde está?”

“Habitación de guerra.”

Hermione asintió. “Bueno. Gracias a todos. Fue—” ella buscó algo positivo que pudiera decir,
“bastante emocionante estar en el campo nuevamente. Solo estoy contenta de que trajimos a Ron
de vuelta.”

Kingsley estaba de pie frente a una mesa cubierta de pergaminos. Hermione se detuvo en la puerta
y esperó a que él levantara la mirada.

“¿Entonces estás de vuelta?”

“Estoy de vuelta. Necesitaba un tiempo de recuperación?”

“¿Por fin tendré una versión de los eventos que no incluya a una trampa mortal en la cual todos
menos las víctimas con el propósito murieron de alguna manera?” Kingsley levantó la mirada, y
Hermione podía ver la furia en su expresión. Él levantó su mano y realizó un hechizo de privacidad
sobre la habitación.

Hermione dió un paso hacia adentro y cerró la puerta detrás de ella, recargándose contra el marco.
“No pude enviar un mensaje. No sabía la ubicación o nada más en concreto. Harry no me dijo por
qué me estaba sacando de Grimmauld Place hasta que estábamos en la casa de los Tonks. Creo que
sospechaba que yo podría advertirte. Solo se me dieron quince minutos para conseguir mi equipo
de sanación. Tú no estabas. Moody tampoco. No había nadie más a quién advertirle más que a
alguien que también querría ir.”

“Fuiste con Malfoy.” Kingsley caminó alrededor de la mesa mientras la observaba.

“La información que Harry tenía había venido de Carroñeros. Traté de advertirle que era una
trampa, pero él iba a ir. Consideré revelar a Malfoy, pero no pensé que los detendría. Pensé que si
podía contactar a Dra-Malfoy, él podría ser capaz de ofrecer nueva información que yo pudiera
llevarle a Harry y a Remus. Pensé que si eran informes contradictorios, podría salvar tiempo. Pero
Malfoy no llegó cuando yo estaba ahí. Le dejé una nota con toda la información que tenía.”

“Fue una trampa.”

Hermione asintió ligeramente. “Aparentemente ni siquiera esperaban que cayéramos en ella.”

“¿Y luego?”

“Nos superaban en número. No creo que muchos de los Mortífagos tuvieran experiencia en el
combate. Draco dijo que la mayoría eran aprendices. Pero había un hombre lobo, y los números era
absurdos.”

Hermione miró hacia abajo y suspiró levemente antes de levantar la mirada nuevamente. “Rabastan
Lestrange está muerto. La trampa fue su idea. Malfoy apareció unos minutos después de que Ron
fuera mutilado.

La expresión de Moody no mostraba ninguna sorpresa. “¿Cómo mató a todos?”

“Él mató por lo menos a un tercio de ellos en combate. Después él—él tenía un tipo de maldición
aspiradora contenida en un artefacto. Él caminó a través del campo y la activó una vez que tenía un
agarre sobre mí. La maldición no afectaba al que la realizaba, y la protección se extendió hacia mí
a través del contacto. Él sofocó a todos, revivió y le hizo obliviate a Harry y a los demás, y después
los dejó fuera de las barreras. Él no me dejó quedarme para checar a nadie.”

“¿A ti qué te pasó?” Kingsley la estaba estudiando cuidadosamente; sus ojos aterrizaron en su
muñeca con cicatrices.

Hermione bajó su manga. “Nada que no pudiera ser sanado. Usé la maldición Carbonescere para
matar al hombre lobo. Cuando estaba lidiando con las reacciones iniciales en mi magia, alguien me
apuñaló.” Ella apartó la mirada y presionó sus labios por un momento. “Harry no esperaba que
fuera una trampa, así que no se me asignó ninguna pareja. Creo que pensó que Ron estaría
conmigo, pero—bueno, Ron es el compañero de Harry. Tan pronto como los Mortífagos
aparecieron, todos se pusieron con sus compañeros por default, así que yo estaba peleando sola.”
Dolor cortó su tono mientras lo decía, y ella miró hacia sus pies. “Lo cual creo que fue lo mejor. De
todas formas Draco nunca me entrenó para pelear con un compañero.”

Aún había sangre en sus zapatos. Ella inhaló profundamente. “Draco—Malfoy dijo que le dijera a
Moody que su ayuda es condicional sobre mi sobrevivencia.”

“Ya estoy consciente de eso.” La voz de Kingsley era firme. “Nunca volverás a ir a otra misión; no
me importa si alguien te pide que vayas a salvar a Harry. No buscarás ingredientes. No saldrás de
las casas de hospicio a menos que sea para hacer tu enlace. Tu trabajo, Granger, es mantenerte con
vida y mantener a Malfoy en línea.”

Hermione respiró hondo y sintió una rabia rebelde que le quemaba el pecho. Ella lo miró durante
varios segundos antes de forzar sus paredes de oclumancia en su lugar y tragar todo lo que quería
escupirle.

Ella giró la mandíbula y apartó la mirada. “Tonks está haciendo preguntas sobre mi desaparición y
entrenamiento. Le dije que hablara con Moody.”

“Yo me encargaré de eso.” Kingsley acomodó su túnica.


Hermione asintió levemente con resignación y se agarró al marco de la puerta, sintiendo la veta de
la madera bajo sus dedos. “Ron fue gravemente mutilado. Necesita estar aislado esta noche.”

“Estamos lidiando con una situación más grande. Él fue etiquetado. Hay un rastro en su muñeca
derecha que no podemos remover.”

La piel de Hermione le picó, y hubo una sensación de caída en su estómago. “¿La cadena? Es la
cadena en él, ¿no es así? Traté de removerla cuando lo estaba curando. ¿Eso—tú crees que eso es lo
que Sussex ha estado desarrollando?”

“Parece probable. Eso explica porque lo tenían ahí en vez de llevar a Harry aun edificio vacío. Es
afortunado que supiéramos que había una probabilidad de ello, y Remus al menos tuvo el sentido
común de no traer a Ron a Grimmauld Place. Alastor está monitoreando la situación. Parece que
los Mortífagos saben la ubicación aproximada de la casa de los Tonks por ello. Hasta que podamos
quitarle el rastro, tendremos que estar comprometiendo nuestras casas de hospicio. Si de alguna
manera están usando seres oscuros para pasar por Fidelius, estamos con tiempo prestado.”

Hermione tragó fuertemente. “¿Has contactado a Severus? ¿Quién ha hecho análisis en la cadena?
Yo no—ayer. Debí haberlo hecho. Fue descuidado de mi parte. Puedo regresar.”

Kingsley negó con la cabeza firmemente. “No irás cerca de esa casa de nuevo. Severus está de
turno en los laboratorios. Estará aquí en una hora para una reunión de la Orden.”

“Muy bien. ¿Necesitas algo más?”

Kingsley miró de vuelta a la mesa. “No. Puedes darle un reporte completo a Alastor después.”

Hermione se volteó para irse. Estaba a mitad de la puerta cuando Kingsley habló.

“Granger.”

Ella se volteó y encontró a Kingsley mirándola fijamente.

“¿Estás bien?”

Ella se encogió de hombros. “Estoy bien.”

“Me alegro de escuchar eso. Nunca hubiera perdonado a Harry si hacía que te mataran para salvar
a Ron.”

Hermione sonrió amargamente, y su agarre en la perilla de la puerta se apretó. “Draco es vital, lo


sé. Tendré más cuidado.”

La expresión de Kingsley cambió. “No me refiero a eso. Cuando Remus reportó que habían
pensado que habías sido capturada—” Kingsley inhaló profundamente y alejó la mirada de ella.
“Yo habría llorado tu muerte; más de lo que hubiera llorado por la de alguien más en la Orden.”

Hermione movió su cabeza hacia un lado y no le creyó. La esquina de su boca se arqueó


ligeramente, y ella levantó su cabeza. “¿De verdad lo harías?” Ella resopló, negando con la cabeza.
“¿Entonces es por eso que me llamas Granger? ¿Porque soy tan importante para ti?”

Kingsley le sonrió tristemente. “Te digo Granger para recordarme a mí mismo que soy responsable
por más gente que simplemente por las que me agradan.” Él suspiró y miró abajo hacia la mesa por
un momento antes de levantar la mirada y observarla. “Hubiera sido un privilegio ser tu amigo en
otra vida, Hermione Granger.”
Hermione lo estudió por varios segundos. “Quizás—en otra vida pudimos haber sido amigos. Pero
—no creo que alguna vez te perdone en esta.”

Kingsley asintió lentamente y apartó la mirada de ella. “En caso de que la oportunidad no llegue
para decirlo después, lo lamento—por todo lo que he pedido de ti.”

Hermione se quedó callada por varios segundos antes de suspirar levemente. “Si no hubieras
preguntado, yo me hubiera ofrecido.” Ella se encogió de hombros. “Tú nunca me obligaste. Yo soy
culpable por mis decisiones.”

Ella salió de la habitación y caminó por el pasillo.

Severus llevó un reporte sobre la cadena unas horas después. Era un nuevo prototipo. Requería una
Marca Tenebrosa para ser removida. Habían diseños más complejos desarrollándose.

Hubo un largo silencio a la revelación.

“Bueno, eso no es—podría ser peor,” Charlie dijo después de un minuto. “Snape la puede quitar
entonces. O alguno de nuestros prisioneros. Unos de ellos tienen la Marca, ¿no es así?”

“Puedo remover la de Ron Weasley, pero cuando lo haga, Sussex lo sabrá, y la siguiente cadena
que hagan podrá requerir un mecanismo más elaborado.” Severus le dijo con desprecio
desdeñosamente a Charlie.

“¿Tienes una mejor idea?” Charlie levantó su barbilla y observó a Severus.

“Le quitaremos el rastro a Ron.” Dijo Kingsley, descansando sus dedos en la orilla de la mesa y
golpeteando pensativamente. “Sin embargo, hasta que tengamos mejor información sobre las
cadenas, no habrán más rescates. No podemos permitirnos perder más casas seguras.”

“Bueno, ¿Snape no debería de saberlo? ¿Ya que trabaja ahí? Pensé que esa era la razón entera por
la que lo manteníamos.”

“No dirijo el laboratorio completo.” El tono de Severus era vicioso. “Trabajo en la división de
pociones y maldiciones. No soy quien realiza los experimentos en criaturas oscuras o desarrolla
cadenas rastreadoras. Hay limitaciones sobre qué tanta información puedo proveer sin
advertencias.” Sus ojos cayeron brevemente en Hermione. “Tendré mejor información la semana
siguiente.”

“Llevaremos un equipo a la cabaña de los Tonks y le quitaremos la cadena a Ron.” Kingsley


enrolló el pergamino de información que Severus había llevado y se lo entregó a Hermione y a
Fleur para que lo observaran. “De acuerdo con Alastor, los Mortífagos sólo tienen una vaga idea de
dónde está la cabaña en este punto. Llevaremos un grupo de veinte y nos dividiremos en equipos
más pequeños. Fred y Charlie nos llevarán a Severus y a mí a través del encantamiento Fidelio para
remover el rastreo. Todos los demás actuarán como señuelos. Es probable que tengamos que pelear
por nuestra salida. Iremos con poción Multijugos. Eso causará confusión sobre a quién atacar. Le
mandaré un mensaje a Potter y a Moody para que nos esperen. Granger, ten las dosis de Multijugos
listas.”

“Necesitaré las identidades y un límite de tiempo,” dijo Hermione mientras se ponía de pie.

“Una dosis de dos horas.” Kingsley pausó pensativamente por un momento antes de añadir. “Usa el
cabello de Harry. Ellos lo esperarán allá. No esperarán que haya veinticuatro de él. La confusión
nos comprará tiempo. Tenemos que aislar a Remus y a Ron una vez que regresen a Grimmauld
Place. Fleur, prepara dos habitaciones en el sótano.”
Hermione asintió levemente y se dirigió a su clóset de pociones, dejando al resto de la Orden
diseñando estrategias y debatiendo sobre la logística restante de la misión.

Hermione alistó las pociones y observó a una habitación entera convertirse en su mejor amigo
antes de desilusionarse ellos mismos y salir de Grimmauld Place.

La espera era lo peor. Hermione se quedó de pie en el vestíbulo y observó el viaje de las
manecillas del reloj cruzando lentamente su rostro.

Ella odiaba esperar.

Kingsley y Moody, Harry, Ron, Severus y la mayoría de los Weasley y la Orden. Todos ellos
estaban en la cabaña de los Tonks. Hermione se había quedado atrás. Quizás Draco estaba ahí,
atrapado entre mantener su cobertura y preservar a la Orden.

Todo podría estar pasando.

Mientras creía, ella nunca hubiera pensado que ella sería el tipo de persona que estaría de acuerdo
al quedarse atrás cuando otros estaban peleando. Gryffindor. Ella pensó que la valentía siempre la
pondría en las líneas de ataque.

El pragmatismo le había robado todo brillo de heroísmo.

Ella presionó su mano contra la ventana y observó la calle poco iluminada. La luna llena saldría en
media hora.

El reloj siguió midiendo el implacable paso del tiempo.

Se preparó con oclumancia. Reunió todos sus recuerdos recientes, los ordenó cuidadosamente y
luego los apartó hasta que su mente estuvo clara.

Los Mortífagos esperando en la cabaña de los Tonks no eran aprendices. Fred atravesó la puerta a
trompicones con la mano presionada a un lado de la cabeza. Una maldición le había cortado la
oreja. Moody regresó con un brazo y un hombro tan horriblemente mutilado que Hermione había
temido inicialmente que lo perdería. Remus estaba en el proceso de transformarse cuando Tonks
atravesó la puerta y lo arrastró hasta el sótano.

Dos Harrys entraron por la puerta unos minutos después. Uno estaba gimiendo de dolor y
recargándose fuertemente sobre el otro.

“Vamos, Ron. Estamos aquí. Alguien, ¡tráigale una poción para el dolor!” dijo el verdadero Harry,
cayéndose a medias mientras arrastraba al Harry que era Ron hacia el vestíbulo.

Hermione cayó a lado de ellos y sacó su varita. Ron estaba hirviendo y sólo lúcido a medias. La
combinación de licantropía latente y la luna llena lo tenía con una agonía retorciendólo.

“¡¡Mierda!! Maldita sea.” Ron estaba sollozando mientras se arqueaba hacia atrás hasta que parecía
que su espalda se quebraría. “Hagan que se detenga. ¡Haz que se detenga!”

Él hundió sus uñas en su hombro, desgarrándose a él mismo. Harry luchó para mantener los brazos
de Ron quietos y prevenir que se mutilara solo.

El cuerpo, los brazos y piernas de Ron se seguían ondulando mientras el efecto de la poción
multijugos se quitaba. Incluso cuando sus características habían reaparecido, los huesos tronándose
y su cuerpo ondulándose no se calmó. Los huesos en sus brazos y hombros seguían rompiéndose y
estirándose y de nuevo poniéndose en su lugar. Sus dedos estaban hechos garras, y él las rasgó por
la dura madera del suelo, gritando, arrancándoselas. Gruñendo en agonía mientras su cuerpo
luchaba contra la transformación parcial.

Harry y Hermione le lanzaron aturdidores a su cabeza. Ron apenas se inmutó. Se giró y golpeó la
garganta de Hermione, pero ella lanzó un escudo un momento antes de que él golpeara.

“¡Atúrdanlo! ¡Todos atúrdanlo!”

Hermione se movió hacia atrás tan rápido como pudo mientras Ron se torcía, se tambaleaba y se
estiraba nuevamente.

Tomaron diez aturdidores para hacer que se desmayara.

Hermione se sentó en medio del piso, jadeando, mientras Neville, Seamus y varios de los demás
tomaban el cuerpo inconsciente de Ron hacia él sótano.

Harry estaba en el suelo a su lado, agarrando su mano con tanta fuerza que ella pensó que sus
huesos podrían romperse.

“No lo sabía. No sabía que sería así.” Harry sonaba perdido.

Hermione miró hacia abajo hacia sus manos. “No puedo sacarlo. El lobo no puede salirse.” Ella
miró a la sangre y coágulos en el suelo. “Quizás tendremos que discutir el que Remus en realidad
tenga que morderlo.”

Ellos seguían sentados juntos en el suelo cuando Kingsley entró por la puerta, luciendo cansado.

“Perdimos por lo menos a tres,” dijo Kingsley. “No sabremos quién hasta que todos se reporten de
vuelta.”

Sturgis Podmore, Susan Bones y otros cinco miembros de la Resistencia habían fallado en regresar
a Grimmauld Place. Se les dio por muertos.

Era más fácil esperar por sus muertes a que temer que habían sido capturados.

Hermione se había cruzado con Tonks después de la junta de la Orden. Sus ojos se encontraron y
Hermione estudió su expresión. La preocupación y sospecha que había sido visible el día anterior
se había desvanecido.

Moody o Kingsley le habían borrado la memoria antes de irse de la cabaña.

Hermione se recostó en la cama esa noche, observando el techo. Kingsley había llevado un
pergamino clasificado sobre análisis de la cadena removida de Ron. Ellos no podrían llevar la
cadena de vuelta sin traer el rastro.

Hermione había realizado un estudio preliminar de la magia. Era un trabajo de hechizo sólido. La
cadena estaba hecha de tungsteno, fuerte pero conductor de magia. El detalle de hechizo sobre
cómo la cadena reconocía al que realizaba el hechizo como portador de la Marca Tenebrosa estaba
basado en una fórmula aritmántica e ingeniosa fórmula y una técnica de trabajo de hechizo
diferente a cualquiera que Hermione se había encontrado antes.

Ella revisó la información una y otra vez en su mente y no sabía qué hacer. La información que
tenía ya era parcialmente obsoleta. La siguiente cadena sería actualizada. Más difícil o incluso
imposible que la Orden la removiera.
Incluso si encontrara una falla para explorar, la Orden no necesariamente le tomaría la ventaja.
Tendrían que decidir si quedarse con la información hasta un punto vital, o usarla inmediatamente.
Cualquier defecto que exploraran resultaría en que Sussex rediseñara las cadenas de nuevo.

Era como el código Enigma; si la Orden lograba romper a través de los encantamientos, solo
resultaría en que los Mortífagos la perfeccionaran más rápidamente.

Ella se giró hacia su costado y se preguntó si las cadenas se hubieran inventado si Draco no
hubiera habilitado el que la Orden lograra tantas entradas a las prisiones; si la Orden no hubiera
hecho un ataque tan elaborado en Junio y destruyera la división original de maldiciones.

“¿Fue inevitable? ¿O ellos lo habían causado? Si no lo hubieran hecho, ¿habría otra manera para
que la Resistencia hubiera durado tanto? ¿O la guerra ya habría terminado?”

Ella no lo sabía.

Ella sólo podía preguntarse.

Su cama se sentía más fría de lo que se había sentido antes.

Ella durmió durante dos horas antes de que ya no pudiera más. Ella bajó a la cocina de Grimmauld
Place e hizo té.

Ella observó los pergaminos de análisis de nuevo y después miró por la ventana a la luna llena.
Luminosa, plata fría. A ella le encantaba la luna cuando era niña. La evolución mensual y belleza
sutil siempre le había fascinado. Desde que conoció a Remus en su tercer año, la luna se había
vuelto trágica y ominosa. Era una belleza en un heraldo de dolor.

Ron comenzaría a odiar a la luna.

Ella envolvió sus manos alrededor de su taza y sintió el calor hundiéndose en sus manos.

Ella se sentía fría. Por fuera. Por dentro. Se sentía fría.

Ahora ella siempre se sentía fría. Siempre había un rastro de frío en ella.

Ella recostó su cabeza en la mesa y trazó las marcas de la madera de la mesa bajo las puntas de sus
dedos. Ella extrañaba a Draco. Quería tocarlo. Quería hundirse a ella misma en sus brazos y
olvidarse de su vida entera.

La guerra la había devorado hasta que sintió como si solo quedaran los más pequeños jirones.
Como si sus garras se hubieran hundido en su pecho, y ella no podía hacer nada más que
desgarrarse para salir y podría rasgar sus pulmones y esperar a sobrevivir. Con Draco, ella se sentía
con vida. Como si estuviera respirando después de años olvidando cómo hacer algo más que
sobrevivir.

Ella tomó la taza con más fuerza hasta que el calor comenzó a desvanecerse.

Ella ni siquiera sabía cómo contactarlo. No a menos que fuera por parte de la Orden. Ella le había
dado su palabra.

Ella giró el anillo alrededor de su dedo.

Ella se preguntó si él había estado en la cabaña de los Tonks. Si él se había lesionado o había
lastimado a alguien.
Ella se encogió ligeramente de hombros e hizo una nota mental. Él había usado una poción
analgésica en su muñeca. Incluso si él pudiera reemplazarla con algo más, era poco probable que
Severus hubiera compartido esa poción con el ejército de Mortífagos. Ella tendría que llevar un
frasco de repuesto cuando lo viera de nuevo.

Ella también necesitaba más descurainia sophia. Ella comenzó a catalogar lugares de donde sería
capaz de encontrarla. Luego pausó, su corazón se hundía.

No podía salir más en búsqueda de ingredientes.

Hermione mordió su labio y miró abajo hacia sus manos. Buscar ingredientes había sido de ella.
Había sido aterrador y peligroso, pero había sido de ella. Una oportunidad de escapar de
Grimmauld Place por unas horas; para sentir el viento en su rostro y el frío de la mañana en sus
manos; para notar a las estaciones emerger lentamente.

Ella miró con nostalgia por la ventana de Grimmauld Place.

Ella sentía como un pájaro al que le había cortado sus alas lentamente cada vez más y más cortas
hasta que casi habían desaparecido.

Ella suspiró y apartó la mirada de la ventana. Ella observó el pergamino nuevamente, haciendo
notas sobre recursos potenciales que podría buscar.

El martes siguiente ella fue a la cabaña sin antes buscar ingredientes antes de por primera vez. Ella
se sentía nerviosa y observó a la puerta. No estaba segura—

Siempre era imposible predecir qué haría Draco después.

Su mandíbula tembló y sus dedos se alejaron un poco de la perilla de la puerta. Ella alejó su mano,
cerrándola en un puño y forzándose a sí misma a inhalar profundamente.

Este era su trabajo, ella se recordó a sí misma. No importaba lo que pasaba de una semana a la
otra. Nunca importaba. Aún era su trabajo.

Ella tragó y presionó sus labios ligeramente mientras se estiraba y abría la puerta.

Draco apareció tan pronto como ella entró.

Él apareció dentro, casi encima de ella, la agarró firmemente, y la empujó hacia la pared mientras
sus labios chocaban contra los de ella. Ella podía sentir su hambre; en sus manos mientras las
pasaba a lo largo de su cuerpo; en su respiración mientras jadeaba entrecortadamente contra su
boca.

Los ojos de Hermione se abrieron con sorpresa mientras ella estaba aplastada contra él. Sus dedos
tomaron su túnica. Sus ojos se cerraron, y ella lo besó de vuelta.

Su mano se levantó y capturó su mandíbula, solo debajo de su oreja. Sus dedos se enredaron en la
base de su cuello, arqueando su cabeza hacia atrás mientras la besaba con más profundidad.

Ella se aferró a él, y él la acercó más, envolviendo su brazo alrededor de su cintura. El mundo
entero se cayó a su alrededor. Hermione lo besó vorazmente. Ella quería vertirse a ella misma en
él.

Él la levantó y ella envolvió sus piernas alrededor de su cadera. Los dedos de Draco se enredaron
en su cabello y ella sintió sus dientes contra sus labios y lengua.
Era como caerse. Él la tenía puesta contra la pared. Ella apenas sabía donde ella terminaba y él
iniciaba. Sus pulmones estaban atrapando fuego pero ella no alejaba su boca de la de él.

Después ella en realidad estaba cayendo. La pared detrás de ella se había desvanecido, y ella estaba
en un colchón en algún lugar con dosel. Ella apenas sintió la aparición.

Ella solo alejó su boca de la de Draco por un momento para mirar alrededor antes de chocar sus
labios juntos una vez más. Él le arrancó su blusa, y ella le abrió los pantalones.

Rápido. Firme. Ella estaba lista para él. Ella le pasó las uñas por la espalda mientras él se hundía
en ella.

No había espacio en su mente para nada más. Tocarlo. Moverse contra él. Sentirlo. El mundo se
había reducido a sí mismo a un solo punto; Draco, sus manos y ojos, el latir de su corazón. Ella
envolvió sus brazos alrededor de él mientras lo besaba, y lo besaba, y lo besaba.

Después se quedaron entrelazados por varios minutos, sus frentes presionados juntas mientras
jadeaban.

Él la besó entre los ojos, y su palma rozó contra su rostro. Entonces él se alejó y pasó sus manos
por su cuerpo, observando sus brazos y torso cuidadosamente. Ella levantó su cabeza para ver qué
estaba haciendo.

“No estabas en la batalla de la cabaña, ¿o sí? No creí que ninguno de los Potter ahí peleaban de la
manera en la que tú lo haces, pero es imposible estar seguro.” Él pasó sus dedos por su oreja y
después bajó por su hombro.

Hermione se echó hacia atrás y negó con la cabeza, mirándolo también, pasando la mano por su
torso. No tenía heridas visibles.

“No estuve ahí. Fue una incursión adecuada; Kingsley no me llevaría.” Su mandíbula tembló
ligeramente, y ella apartó la mirada. “No tendrás que preocuparte. Yo no—” las palabras se
torcieron ligeramente en su boca. “Ya no tengo permitido salir de las casas seguras, aparte de hacer
enlaces. Así que no tendrás que preocuparte.”

Draco suspiró audiblemente con alivio y se hundió contra ella, besándola levemente en la frente.

Hermione cerró sus ojos y presionó sus labios.

“¿Qué pasa?”

Ella miró hacia arriba y encontró a Draco observándola, su expresión cerrada.

La esquina de su boca se curvó. “Me gustaba salir a buscar ingredientes. Era—la única cosa
soportable que tengo que hacer a veces.” Sus ojos bajaron, y ella entrelazó sus dedos con los de él.
Ella observó su mano en la de ella. “Mi vida solo sigue volviéndose más pequeña y oscura.”

Hubo una pausa.

“Lo siento.”

Ella se encogió debajo de él. “No es como que tú lo hubieras ordenado. Tú dijiste que me
mantuviera con vida; Kingsley es quien decidió que eso significaba que no tenía permitido salir por
ingredientes o salir de las casas seguras. Lo entiendo. Él es responsable por todo el esfuerzo de
guerra. No voy a pedirle que lo estructure alrededor de mis sentimientos personales. Yo solo—”
ella pausó. “Aún estoy acostumbrándome.”

“No me dí cuenta de que era importante para ti.”

Ella cerró su boca por un momento, dudando. “Algunos días—era lo más cercano que aún tenía a
la libertad.”

Ella sintió a su cuerpo entero congelarse.

“Solo—solo hasta que la guerra termine,” él dijo en un tono que era mitad súplica y mitad
juramento.

Hermione resopló. “¿Solo hasta ese entonces? ¿Eso cuándo será?” Ella le sonrió amargamente.
“¿Qué fin de la guerra crees que irá bien de alguna manera para cualquiera de nosotros? Si la
Orden gana de alguna manera, estoy segura de que la Confederación Internacional estará
repentinamente ansiosa por estar involucrada. Presidirán todos los juicios. Ya te lo dije, gran parte
de mi actividad no ha sido autorizada en gran medida, y se supone que la Orden es democrática.
Cuando todo salga—” ella apartó la mirada “—no pintará una imagen muy bonita.” Ella levantó
sus cejas y suspiró levemente. “Si tengo suerte, solo me quitarán mi varita por unos años. Hay
ciertas cosas—”

Su pecho se apretó mientras pensaba en la pequeña habitación dentro de la cueva en la playa. La


sangre. Manos y pies desollados. En el curso de un año, Gabrielle se había vuelto más cruel y más
creativa. Las lesiones ahora eran raramente reversibles, y Kingsley no la frenaba porque la Orden
necesitaba la información.

El nombre de Hermione estaba a lado del de Kingsley en cada reporte de los prisioneros. Su
caligrafía cataloga cuidadosamente en términos clínicos precisos las heridas que había curado, la
condición exacta de cada prisionero cuando los había colocado en estasis.

Estuve ahí. Sabía. Fui cómplice.

Ella tragó saliva. “No soy tan buena persona como tú crees que soy. Yo—podría terminar muy
fácilmente en Azkabán.”

Draco estaba callado por un momento mientras la observaba. Sus dedos temblaron y se apretaron
alrededor de ella. “Corre. Di la palabra y te sacaré. No tienes que quedarte aquí.”

Una parte cobarde de sí misma se levantó y se desplegó ante sus palabras. Fuera. Libre. Lejos de la
guerra.

Ella no sabía qué tanto lo quería hasta que lo escuchó como ofrenda por alguien que lo decía en
serio.

La idea de vivir sin la guerra—ella quería.

“Sabes que no lo haré,” ella dijo, mirando a sus ojos.

Su expresión era amarga y sus ojos brillaron, mostrando resignación cansada. Él asintió. “La oferta
sigue en pie. Di la palabra, te sacaré.”

Ella lo estudió. “¿Qué hay de ti?”

Él rió de manera amarga. “Si pudiera correr, me hubiera desvanecido mientras mi madre seguía
con vida.”
Hermione asintió lentamente. Él nunca estaría ahí si tuviera la opción. “Por supuesto. ¿Te irías
ahora, si pudieras?”

Él la observó, sus ojos eran de plata fundida e inquebrantables. “Contigo, lo haría.”

“Entonces—nos iremos juntos. Después de la guerra.” Ella presionó su mano contra su esternón y
sintió a su corazón latir contra ella. “Cuando la guerra termine. Nos iremos a un lugar donde nadie
nos conozca. Nosotros—desapareceremos. Cuando termine.”

Los ojos de Draco brillaron por un momento antes de que encontrara su mirada y sonriera
ligeramente. “Por supuesto, Granger.”

Él estaba mintiendo.

Ambos estaban mintiendo.

Era un cuento de hadas el pensar que podrían escapar juntos. Que las cosas terminarían lo
suficientemente pulcras para eso.

Ella apretó su mano con más fuerza y encontró sus ojos hasta que la ilusión se desvaneció.

“Había un rastro en Ron,” ella dijo después de un minuto. “De Sussex. ¿Serías capaz de
conseguirnos más información sobre cómo funcionan? ¿Y en qué otros prototipos están
trabajando?”

“Veré qué puedo hacer.” Su tono era firme. Él se alejó y movió su cuello para que tronara.

Hermione lo miró fijamente. Él era imposiblemente elegante pero demasiado delgado. Casi
desvaído. Su piel era pálida como mármol. En la tenue luz de la mañana, él pudo haber sido una
figura en una pintura. Sus cicatrices hacían la escena macabra.

Ella no podía verlo sin ver la guerra. Estaba tallada en él.

Ella se sentó y acomodó los pasadores en su cabello.

“Odio tu cabello de esa manera,” él dijo abruptamente.

Hermione volteó a verlo y arqueó una ceja. “Podría cortarlo en su lugar.”

Su expresión se volvió ofendida. Ella le sonrió irónicamente y se encogió de hombros. “Tengo que
mantenerlo en su lugar cuando trabajo. Siempre estoy de llamada. Tiene más sentido mantenerlo
así.”

Él alejó la mirada por varios minutos. “Quiero verte más.”

La esquina de su boca se curvó. “Está bien. ¿Tienes un horario?”

Él se volteó para mirarla, y ella podía ver el hambre en sus ojos. Posesivos. Voraz.

Él la alejaría de la guerra y la escondería en el instante en el que ella se lo permitiera. Ella podía


ver el conflicto en sus ojos. La imagen de Draco restringiéndose a pel mismo mientras la
observaba y medía sus opciones era familiar.

Querer. Querer. Querer. Ella lo sentía como su palpitar.

Si no podía esconderla, la atesoraría para él tanto como pudiera.


Ella se había enamorado de un dragón.

“También siempre he estado en llamada para ti. Tengo un turno de seis horas en el hospital cada
tarde, pero el resto de mi trabajo es flexible. Puedes llamarme, y yo vendré tan pronto como
pueda.”

Te llamaré entonces, cuando pueda. Si el anillo se activa una vez, no está relacionado con la
Orden.”

Draco recogió su capa del suelo y sacó un pergamino.

“¿Hay nuevas órdenes esta semana?” él preguntó mientras se lo entregaba. Su boca se torció
decisivamente mientras hacía la pregunta. “¿Además de la información sobre el rastro?”

Ella negó con la cabeza. “Es la prioridad principal.”

Mientras ella se estiró y tomó el pergamino, él lo jaló, acercándola a él. Él cerró una mano
alrededor de su muñeca.

Ella sintió al pergamino deslizarse en sus dedos mientras su otra mano subía a su garganta, y él la
besó.

Él la besó y ella lo besó.

Chapter End Notes

Buscar ingredientas había sido de ella (Foraging had been hers) por meriyart.
Luces fuera (Lights out love) por ecagart.
Flashback 31
Chapter Notes

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Abril 2003

Draco la llamaba. Seguido.

A veces, sus deberes en el ejército de Voldemort terminaban en la tarde noche, pero la mayoría de
veces la llamaba temprano en la mañana. Hermione trabajaba en su gabinete de pociones o
investigaba hasta que su anillo ardía. Entonces ella se salía de Grimmauld Place y aparecía a
Whitecroft.

Ella apenas daba un paso a través de la puerta antes de que Draco apareciera, la agarrara y los
apareciera a otro lugar. Siempre a un hotel. Raramente era el mismo, incluso al de la noche
anterior.

Él la besaba, acunando su rostro en sus manos, y se sentía como si la estuviera tomando.

Después él se alejaba lo suficiente para observarla.

“¿Estás bien? ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?” Él pasaba sus manos sobre ella mientras la
revisaba.

Cada vez la misma pregunta, como si no lo creyera hasta que lo hubiera verificado personalmente.

Ella no había esperado que él fuera tan obsesivamente preocupado. Ella había observado su
llegada inmediata en Whitecroft a lo largo de los meses; la manera cuidadosa en la que pasaba sus
ojos sobre ella después de que había sido atacada en Hampshire. Ella no había considerado qué tan
profundo el miedo lo cortaba.

Ella se sentía relajándose bajo su toque mientras sus dedos recorrían sus brazos, sus manos y su
columna vertebral.

“Estoy bien, Draco. No necesitas preocuparte.”

Las palabras nunca parecían tener algún efecto. Él movía su cabeza arriba hacia la de él y la miraba
a los ojos como si esperara encontrar algo en ellos.

Ella lo miraba y con calma lo dejaba asegurarse.

Lo que fuera que le hubiera pasado a su madre, Narcissa nunca le había dicho por completo; ya
fuera porque no podía, o era un intento de cuidarlo. Mantenerlo probablemente había sido la peor
opción.

Draco era como ella. Él se obsesionaba sobre lo que no sabía más que nada.

Ella encontraba sus ojos. “Draco, estoy bien. No me ha pasado nada.”

Cuando él estaba seguro de que ella en verdad no estaba lesionada, era como si una tensión dentro
de él finalmente se quebraba. Él la recogía en sus brazos, suspirando con alivio mientras
descansaba su cabeza en la de ella.
Tú le hiciste esto a él, ella se recordaba a sí misma, y ella envolvía sus brazos firmemente
alrededor de él. Tú adivinaste dónde era vulnerable y tú lo explotaste.

Ella pasaba sus propios dedos sobre él, tratando de detectar alguna lesión en él antes de que él la
besara nuevamente.

“Draco, déjame curarte.”

Ella nunca había sanado y nunca sanaría a alguien más de la manera en la que curaba a Draco: en
sus brazos, presionada contra su cuerpo. Ella deslizaba sus manos a través de él y presionaba besos
de boca abierta en sus hombros, manos, y rostro mientras murmuraba hechizos. Ella lo revisaba
meticulosamente hasta que él le arrebataba su varita de sus manos y la lanzaba a través de la
habitación. Después la empujaba a la cama y la tomaba lentamente.

Casi siempre era delirantemente lento. Él la miraba a los ojos hasta que ella casi sentía a sus
mentes tocándose.
Otras veces, él llegaba empapado de Magia Oscura. Se pegaba a su piel y a su topa. Cuando él
estaba así, él siempre estaba más desesperado. Más duro. Más rápido. Tratando de perderse en algo
que él pudiera sentir.

Contra una pared. O solo en el piso del cuarto de hotel en el que estaban.

Sus besos sabían a hielo y a pecado, y Hermione los bebía hasta que estaba jadeando.

“Eres mía. Eres mía.” Él repetía las palabras una y otra vez como un mantra. “Dilo. Di que eres
mía.”

“Soy tuya, Draco,” ella prometía contra sus labios o mirándolo a sus ojos.

Él entrelazaba sus dedos con los de ella y juntaba sus frentes, y a veces su cuerpo entero temblaba.
Ella envolvía sus brazos alrededor de él y presionaba besos en su cabello.

“Lo prometo, Draco. Siempre voy a ser tuya.”

Había un terror posesivo en sus ojos cuando la observaba—en la manera en la que la tocaba—
como si él siempre esperaba que fuera la última vez que la viera.

En los días en los que no la llamaba, ella caminaba por Grimmauld Place sintiéndose como si no
pudiera respirar hasta que su anillo ardiera.

Luego era ella la que demandaba desesperadamente saber si él estaba bien.

“No mueras, Draco.”

Eso era siempre lo último que le decía.

El momento antes de que él apareciera, mientras estaba de pie con su túnica de Mortífago, ella lo
decía en vez de adiós. Ella tomaba su barbilla en su mano y lo miraba fijamente a los ojos. “Ten
cuidado. No mueras.”

Él inclinaba su cabeza hacia adelante y besaba su mano mientras sus ojos fríos y grises se fijaban
en los de ella. “Eres mía. Siempre vendré por ti.”

Él siempre lo hacía.
Cada día se sentía como si las probabilidades se estaban elevando cada vez más. Más empinadas.
Ella no estaba segura de qué tan lejos las runas y su propia determinación lo derribarían antes de
que llegara a un punto de improbabilidad absoluta y todo se derrumbara.

Ella podía sentirlo.

Él era una cuchilla afilada andante.

Cuando él dormía, ella observaba su rostro y lo alentaba a que sobreviviera la guerra.

Ellos se escaparían cuando terminara. Muy lejos. Tan lejos que nunca nadie los encontraría. Ella se
prometía a ella misma que encontraría una manera. Ella le prometió a él: que habría un después.

Había momentos en los que ellos casi se olvidaban de la guerra a su alrededor. Comiendo desayuno
ordenados por servicio a la habitación. Discutiendo si la comida proveniente de una cuchara
grasosa estaba constituida como comida verdadera. Aprovechando las bañeras irrazonablemente
grandes que las suites de sus hoteles siempre tenían. Besándolo.

Ella podría pasar una década besándolo; sintiendo la ardiente reverencia en la forma en que la
tocaba.

El momento en el que sus labios se tocaban, él juntaba su cuerpo contra el suyo. Sus manos se
deslizaban por su cuello hasta su nuca, enredando sus dedos en su cabello mientras él profundizaba
el beso. Él acunaba su mejilla en la palma de su mano y luego la deslizaba a lo largo de su cuerpo.

Después, cuando ella estaba jadeando por aliento, él separaba su boca y comenzaba a besarle el
cuello. Chupando su punto de pulso mientras le quitaba la ropa. Ella apenas notaba a su ropa
deslizándose y cayendo al suelo mientras él la desnudaba y exploraba su piel desnuda. Mientras
ella desabotonaba su camisa y deslizaba sus manos por su cuerpo.

Giraba el broche de su sostén y luego se lo quitaba antes de que sus manos subieran para palmear
sus pechos y se burlaran de ella hasta que ella estaba gimiendo. Su boca se deslizaba a lo largo de la
unión de su cuello y hombro mientras besaba y pellizcaba su camino a través de su piel.

“Perfecta.” “Hermoso.” “Mía.” Mía.” Él respiraba las palabras contra su cuerpo mientras la
desnudaba para sí mismo. Mientras se empujaba dentro de ella. Cuando la apretaba contra sí
mismo. Mientras ella se deshacía en sus brazos o debajo de su boca. Cuando entrelazaba sus dedos,
ella sentía que su agarre se apretaba mientras él se venía.

“Voy a cuidar de ti. Lo juro, Hermione, siempre voy a cuidar de ti.” Él murmuraba las palabras
contra su piel o en su cabello en una voz tan baja que ella apenas podía escucharlo.

Una noche a principios de mayo, cuando ella estaba envuelta entre sus brazos y medio dormida,
ella lo escuchó ripitiéndolo; como si fuera una promesa que se estuviera haciendo a él mismo una y
otra vez. Como si no pudiera dejar de decirlo.

Ella levantó su cabeza y sostuvo su rostro entre sus manos para que pudiera mirarlo a los ojos.

“Draco, estoy bien. No me va a pasar nada.”

Él simplemente la miró con la misma expresión de amarga resignación que usaba mientras la
entrenaba. Se estaba preparando, esperando lo que consideraba inevitable.

La guerra estaba torcida alrededor de ellos como un nido de espinas del cual no podían escapar.
Él se hundió y apoyó la cabeza contra su pecho, envolviendo sus brazos alrededor de ella mientras
ella enredaba sus dedos en su cabello.

Ella aún podía sentirlo repitiendo las palabras.

Ella vaciló durante varios minutos antes de hablar.

“Cuéntame sobre tu madre, Draco. Dime algo que no pudieras decirle a nadie.”

Él se quedó quieto y estaba callado. Ella deslizó sus dedos sobre sus hombros y trazó las cicatrices
de las runas. “Usar Oclumancia solo es ocultarlo. Puedes decirme, te ayudaré a sobrellevarlo.
Cuéntame sobre tu madre.”

Él no habló ni se movió durante demasiado tiempo que se preguntó si se había quedado dormido.
Después él movió su cabeza solo lo suficiente para que pudiera ver su perfil. Su expresión estaba
cuidadosamente cerrada, pero ella podía verlo considerando.

“Nunca había visto a alguien ser torturado antes,” él dijo por fin. “Ella fue—la primera persona
que ví ser torturada por primera vez. Él—” Hermione sintió a su barbilla temblar mientras dudaba,
“—él había experimentado con ella y había dejado—a algunos otros Mortífagos contribuir con
ideas de qué le podía hacer. Para castigar a los Malfoy.”

Mientras él hablaba, sus ojos se abrieron gradualmente y su expresión se desenmascaró. Él miró a


través de la habitación, sus ojos lejos.

Hermione observó, y ella podía verlo, apenas dieciséis y de vuelta en casa para las vacaciones.

En casa. Caminando sin saberlo a una pesadilla de la cual nunca escaparía.

“Pensé—” su voz era repentinamente más joven. Infantil. “Por un rato, pensé que si mataba a
Dumbledore lo suficientemente pronto ella se recuperaría de alguna manera. Que podía arreglarlo
—si tenía éxito. Pero—ella era una sombra de ella misma cuando regresé de la escuela. Creo—ella
trató de aguantar durante el verano, cuando estaba siendo entrenado. Pero cuando me iba, ella se
rompía—”

Él estuvo callado por un momento.

Él comenzó a hablar de nuevo, pero después cerró la boca. Sus labios temblaron como si estuviera
decidiendo y después descartando lo que iba a decir después.

“No fue ni siquiera un mes. No me fui ni siquiera un mes,” él dijo finalmente.

Hermione entrelazó sus dedos en su cabello. Él cerró sus ojos y bajó su barbilla.“Se suponía que
todo era reversible, para motivarme, nada que pudiera mutilarla físicamente. Pero él destrozó su
mente. Usar legeremancia como tortuea es su técnica favorita. Ella tuvo convulsiones, la mayoría
eran pequeñas, pero ocasionalmente eran severas. Especialmente después. Ella solo—se consumió
dentro de esa jaula. Cuando se sobresaltaba, cerraba los ojos y comenzaba a mecerse y a hacer
estos gemidos dentro de su boca. Ella no se detenía durante horas, y yo no podía—no siempre
podía quedarme con ella—porque tenía que entrenar.”

Él no miraba a Hermione mientras hablaba. Él seguía mirando a través de la habitación. Su voz era
baja y temblorosa.

“El día que maté a Dumbledore, el Señor Tenebroso demandó que cenáramos con él. Para celebrar
—él dijo que estábamos celebrando mi éxito. Ella había sido liberada solo por unas horas y ella
quería jugar a la anfitriona. Sus temblores eran tan severos que apenas podía sostener los cubiertos.
Su tenedor seguía chocando contra el plato, y luego lo tiraba y le daba pánico cuando trataba de
levantarlo. Aparentemente el sonido era distractor. Así que el Señor Tenebroso tomó un cuchillo
de carne, se lo enterró en su mano izquierda y sobre la mesa. Después la dejó ahí, sangrando, hasta
que se retiró. Yo estaba sentado enfrente de ella, y ella solo me miró todo el tiempo, negando con
la cabeza advirtiéndome que no hiciera nada.”

Él agarró la mano de Hermione. “Yo no pude—hacer nada. Traté de protegerla. La mantenía en las
habitaciones lo más posible. Llevaba sanadores para ayudarla a recuperarse. Los sanadores
mentales no pudieron hacer ni una maldita cosa. Debí haberla tratado antes. Eso era lo que todos
me decían. Que debía haberla tratado antes.”

Hermione apretó su mano y deslizó sus dedos por sus runas. Sin vacilar, astuto, infalible,
despiadado e inflexible; impulsado al éxito.

Para vengar a su madre. En penitencia por todas las formas en las que le había fallado.
“Lo siento mucho, Draco.”

Él estaba callado. Él cerró sus ojos e inhaló profundamente.

“Luego—” su voz se cortó. Él trató de nuevo. “Luego—” la boca de Draco se torció, y él se quedó
callado durante varios segundos.

“Luego—ella apenas había comenzado a recuperarse un poco, y yo vacilé con los Finch-
Fletchleys. Había una niña pequeña; todavía no parecía estar en la escuela primaria. Imperdonables
—no puedes hacer trampa con esas. Tienes que sentirlo. Tienes que decirlo en serio. Se me ordenó
usar el cruciatus y yo no pude—no pude hacerlo funcionar. Ella era—tan pequeña.”
Él tragó saliva. “Bellatrix me maldijo y a la niña antes de dejar que Fenrir Greyback la tuviera en
su lugar. A él—le gustaban los niños. Cuando mi fracaso fue reportado, el Señor Tenebroso lo
tomó como una señal de que no estaba lo suficientemente comprometido o motivado. Él hizo que
sacaran a mi madre para que pudiera demostrar cómo realizar el cruciatus correctamente.”

Hubo un largo silencio.

“Ella—apenas había comenzado a mejorarse cuando eso pasó.”

Hermione sospechó que su mano tendría moretones donde sus dedos estaban entrelazados.

“A Bellatriz sí le importaba su hermana, de alguna manera. Ella nunca hablaba del Señor
Tenebroso, pero ella trataba de evitar que yo fallara. El verano antes de que llegara a la escuela, y
cuando se dio cuenta de que mis castigos serían pagados por mi madre, ella puso todo su empeño
en llevarme a un punto en el que rara vez pasaba. Le pedí que me enseñara todo lo que había
aprendido del Señor Tenebroso, y eso hizo.”

Su voz había cambiado. Se volvía más familiar mientras la historia avanzaba por su vida. Rastros
de un tono firme comenzaban a emerger.

Traté de todo para alejar a mi madre. Para sacarla. Pero no podía escapar con ella. Tenía todo
preparado—pero no podía convencerla para que se fuera sin mí. Consideré tratar de hacerle
imperio, para hacer que se fuera. Pero la conocía. Si terminaba noqueado o moría, el momento en
el que cayera, ella vendría a buscarme. Y yo no pude encerrarla en un lugar en el que no pudiera.
Yo no—yo no quería ser alguien que la encerrara. No quería que se sintiera atrapada de nuevo.”

Su voz se volvió muerta. “Cuando ella murió—yo llegué a encontrar la Mansión Lestrange en
ruinas. No sabía lo que había pasado hasta que fui llamado. Apenas se mencionaba que ella había
estado ahí—que contaba por cualquier cosa el que hubiera muerto. La varita de Dumbledore se
partió a la mitad. Tenía que ver algo con Bellatrix de alguna manera. La varita era lo único que
importaba. Él mató a cada Mortífago que sobrevivió para reportarse. Yo estaba ahí, rodeado por
los cadáveres, tratando de no comenzar a gritar.”

Él se quedó callado y no dijo nada más por un largo rato.

Hermione se movió por debajo de él y se sentó. Había una sensación sorda y desgarradora en su
pecho mientras lo miraba.

Sus ojos estaban cubiertos mientras la observaba.

Ella lo tocó levemente en la mejilla. “Draco—no soy tu madre.”

Él se estremeció y comenzó a abrir su boca, pero ella continuó sin dejarlo interrumpir. “Moody y
Kingsley no van a lastimarte si fallas tu objetivo. Ellos no van a torturarme o ponerme en riesgo
para castigarte. No soy un rehén. Estoy en esta guerra porque decido estarlo. No soy frágil. No voy
a romperme. Por favor,” ella rozó su pulgar en el arco de su mejilla, “cree eso sobre mí.”

“Déjame sacarte. Por favor, Hermione. Lo juro por dios, no afectará mi ayuda hacia la Orden.
Déjame sacarte.”

Ella negó con la cabeza. “No puedo irme. Soy leal a la Orden. No voy a escapar mientras todos los
demás están peleando. Peleamos esta guerra juntos. Déjame ayudarte. No tienes que hacer todo
solo.”

Sus ojos brillaron, y ella vió la desesperación y resignación en ellos. Desgarró algo en ella.
“Draco, no puedes pedirme que escape de la guerra.”

Su labio se curvó y él resopló. “¿Por qué? ¿ No ya has hecho suficiente por ellos? Ellos te
vendieron. ¿Qué si yo—” su voz se cortó. Él apartó la mirada de ella. “La misma oferta de alguien
que lo decía en serio. Tú aún hubieras—y si yo no te hubiera entrenado, Potter aún te hubiera
dejado sola en ese campo.”

Ella pasó su pulgar a lo largo de su piel. Allí estaba la más mínima y tenue línea de una cicatriz,
desde donde ella lo había hechizado. “Yo estuve de acuerdo con ello, Draco, con todo. Nadie me
obligó. No podemos escoger cuando hemos hecho suficiente para poder dejar a los demás atrás
para lidiar con las consecuencias. Así no es como funciona una guerra.”

Él apretó la mandíbula y la volteó a ver amargamente.

A él no le importaba. A él no le importaba si nadie sobrevivía la guerra más que ella. Todos


podrían morir y a él no le importaría.

Él había realizado un Juramento Inquebrantable. Incluso si pudiera remover su Marca Tenebrosa,


no podía escapar, no mientras la guerra continuara. Él se había atrapado en el corazón de ella.

Hermione soltó un suspiro triste y dejó caer la cabeza, hundiendo el rostro en su hombro. Él la
rodeó con sus brazos con fuerza.

Ella estaba casi dormida cuando escuchó el leve susurro de su voz comenzando una vez más. “Voy
a cuidar de ti. Lo juro, siempre voy a cuidar de ti.”

Los rescates se detuvieron. Kingsley los puso en espera hasta que se supiera más sobre el rastro de
Sussex. Los primeros prototipos de las cadenas se estaban distribuyendo en todas las cárceles.

La Resistencia fue conducida casi por completo a la clandestinidad y al mundo muggle. Había
tantos seres oscuros y Carroñeros que era difícil moverse.

Kingsley comenzó a confiar incluso más en su equipo de exploración y en usar a Draco dentro del
ejército de Voldemort. Mala información. Sabotage. Como si el ejército de Mortífagos fuera una
máquina para deconstruir. Los sobre con órdenes seguían creciendo cada vez que Hermione los
entregaba.

Draco raramente mencionaba lo que hacía, pero ella podía notar que estaba al borde de explotar por
la presión. Él se volvía más y más desesperado continuamente cada vez que la veía.

Eso la quemaba. Verlo erosionando debajo de todo lo que se suponía que se le esperaba mantener y
producir para ambos lados.

Casi toda la presión sobre Hermione de la Orden se había desvanecido. Ella era un collar alrededor
del cuello de Draco; Kingsley y Moody no tenían nada más urgente que pedirle que lo mantuviera.

Ella simplemente tenía que vivir con ello.

Ella se sentía como un animal enjaulado dentro de Grimmauld Place. Ella viaja de casa segura en
casa segura solo para un cambio de ambiente.

Cuando ella no estaba cuidando a Ginny, ella vertía su energía en investigar y experimentar con
magia. Ella investigó más profundamente sobre la Magia Oscura de lo que lo había hecho en el
pasado. Quizás la Orden no lo usaría, pero Draco podría.
Ella trató de encontrar una manera para escapar de las cadenas. Draco llevaba pergaminos de
análisis para ella regularmente, y ella los estudiaba minuciosamente, tratando de encontrar un error,
algo que explotar. Eran ingeniosos. Eran una obra de arte.

Ellos horrorizaban a Hermione con su rápida evolución.

Como adición a los rastros irremovibles, Sussex comenzó a experimentar con cadenas para
suprimir magia. Tungsteno incrustado con hierro. Tungsteno puesto con cobre o aluminio. Cadenas
con materiales de corazones de varitas.

Ella apenas dormía a menos que estuviera con Draco. El resto del tiempo, ella solo se quedaba con
frío terror con el pensamiento de que le pasaría a cualquiera que terminara capturado. La Orden
podría no ser capaz de salvar a ninguno de ellos.

Ya habían comenzado a darle a los Mortífagos las cadenas para que las llevaran y atraparan más
fácilmente a miembros de la Resistencia. Una vez cerradas, una cadena no podía ser abierta sin que
dos portadores de la Marca Tenebrosa realizaran un encantamiento variante de Morsmordre.

Dean Thomas apareció en Grimmauld Place un día después de la captura. Su mano de varita estaba
gravemente dañada. Él había robado un cuchillo y se había cortado la mano en la muñeca para
poder escapar.

Una semana después, Severus envió de que las Cadenas iban a ser removidas de Sussex para poder
expandir la producción. Ahora vendrían en pares.

Draco le había llevado a Hermione un par de los prototipos una tarde y la observó analizarlas.

Casi parecían brazaletes.

Hermione construyó una elaborada red de magia analítica a su alrededor, diseccionando todos los
componentes; la alquimia, los hechizos, la aritmancia, las runas engastadas en el núcleo de hierro.

Ella pasó horas tratando de encontrar un error, hasta que se quedó dormida a mitad de ello y
despertó cuando Draco la cargaba hacia la cama.

“No puedo—no hay una manera de esquivarlas.” Su cerebro se sentía nublado por el agotamiento.
Ella casi estaba temblando por la frustración. “Tiene que haber algo. Usar imperio no funcionará,
se muestra en la firma de hechizo y cancela el encantamiento. Pensé, solo cortarlas, pero el núcleo
está hechizado para explotar. Yo solo no—quizás tengo que verlo desde un ángulo diferente. Toda
mi alquimia me la enseñé yo misma. Quizás no he investigado lo suficiente.”

Ella comenzó a alejarse de él y trató de regresar a las pilas de libros que ella había llevado. Draco
la detuvo. Él deslizó una mano alrededor de su cintura y envolvió la otra alrededor de sus hombros.

“No puedes salvar a todos, Granger.”

Ella se quedó quieta y miró con desesperación alrededor de la habitación.

“No sé cómo vamos a ganar esta guerra,” ella dijo finalmente.

Draco estaba callado. No había nada que ella pudiera decir que no fuera una mentira.

Ella levantó su mano y tomó su brazo por debajo de sus hombros.

“No sé cómo salvar a nadie. Todo lo que hago solo lo quita para que mueran de una peor manera.
Desearía—desearía que nunca me hubiera convertido en sanadora.”

Ella nunca lo había admitido con nadie antes. Que ella lo odiaba.

Ella le había dicho sobre los horrocruxes. Se suponía que no debía haberlo. Aún no le habían dado
el permiso. Ella le había dicho de todas formas. Todo lo que ella sabía, acerca de su creación y
destrucción, y todas las ideas de la Orden sobre lo que podrían ser. Acerca de los objetos perdidos
de los fundadores.

“Creemos que podría haber uno en Hogwarts,” ella dijo cuando le había enseñado toda su
investigación. “Pero no sé cuántos él podría tener. No podrían ser más de cinco, ¿o sí? Partir su
alma así—es veneno para el cuerpo, Lo comerá de adentro hacia afuera. Su forma actual es la
mejor restauración que pudo lograr con una poción regenerativa. Debió haberlo regresado a su
mejor forma física, pero su alma está tan deteriorada que hacer un tipo de cuerpo fue lo más que
pudo hacer. Así que debe de haber un límite en los horrocruxes. No creo que pueda seguir
haciéndolos. Si podemos destruir a todos los horrocruxes, él se volverá lo suficientemente inestable
que incluso si nadie lo mata, él solo terminará existiendo. Pero no sabemos dónde podrían estar.
Hay tan poca información sobre su pasado.

“¿Le dio uno a mi padre durante la primera guerra mágica?”

“Cuando la Cámara de los Secretos fue abierta durante nuestro segundo año, fue causado por el
fragmento de alma que poesía Ginny Weasley. Tu padre puso el horrocrux entre sus libros en un
intento de quitarle el crédito a Arthur Weasley.”

“Si fueron hechos durante la primera guerra mágica y él confiaba en uno de sus seguidores—lo
investigaré. Debiste haberme dicho antes.”

“Ni siquiera debería estar diciéndotelo ahora.” Ella puso su mano sobre su corazón. “No estaba
tratando de agregar nada más. Yo solo—no tengo a nadie con quien hablar. Me ayuda a pensar si
lo puedo decir en voz alta.”

Él resopló. “Si termina esto, vale la pena. ¿Qué está haciendo la Orden? Todo lo que Moody y
Shacklebolt me asignan sólo está comprando tiempo.” Su voz estaba vibrando con furia.

“Draco…”

Él no dijo nada más, pero su furia era palpable.

Él no confiaba ni en Kingsley o en Moody o en la Orden. Él estaba aterrado de que si él moría,


podrían venderla de nuevo para sobrevivir.

Y ella no podía prometerle que no lo haría. Ella haría lo que fuera para ganar la guerra. Él sabía
eso. Ella sospechaba que el miedo lo guiaba más que nada.

Él envolvió sus brazos alrededor de ella, y ella podía sentirlo en sus manos, en la manera en la que
la tocaba.

Ella puso su cabeza en su pecho y escuchó a su corazón.

“Deberías tener una armadura de cuerpo completo,” ella dijo. “Estaba investigando. Piel de
Ironbelly Ucraniano. Es ligera, bastante resistente a la magia, y casi impenetrable a ataques físicos.
Si la usas debajo de tus túnicas, nadie sabrá que está ahí. Podría salvar tu vida algún día.”

Él no dijo nada. Seguía observando a su investigación sobre los horrocruxes.


A veces ellos no se iban de la cabaña en Whitecroft inmediatamente. Él llegaba con tantas lesiones
que entraba en shock. Otras veces, ella sentía los tremores del cruciatus en sus manos.

Ella lo curaba y después ponía su cabeza en su regazo mientras él se estabilizaba. Ella trataba los
tremores en sus brazos y manos mientras él flotaba en la orilla del conocimiento. Ella le
murmuraba disculpas bajo su aliento mientras pasaba la punta de su varita a través de sus manos,
doblando, frotando y masajeando sus dedos hasta que dejaran de temblar.

Lo estás matando. Lo estás matando. Esto es por ti.

Ella se permitía llorar sobre él cuando él no estaba consciente para verlo. Ella tomaba sus manos
en las de ella y trataba de arreglarlo.

“Lo siento. Lo siento. Lo siento.” Ella lo decía una y otra vez.

Ella limpiaba sus ojos y desvanecía las lágrimas antes de que lo despertara. Ella sentía a la tensión
llegar a su cuerpo mientras volvía a ganar conciencia y después lo sentía respirar cuando miraba
hacia arriba y la veía.

Él los aparecía a un hotel y dormía con sus brazos envueltos posesivamente alrededor de ella.

Cuando incluso la presencia de Draco era insuficiente para callar a sus demonios, ella estudiaba su
rostro y escuchaba el latir de su corazón, prometiéndole silenciosamente, “voy a cuidar de ti. Lo
juro, siempre voy a cuidar de ti.”
Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr y en instagram.

Ilustraciones adicionales:
La forma en la que curaba a Draco (The way she healed Draco por ectoheart.
"Siempre voy a cuidar de ti" ("I'm always going to take care of you por jaxx in a box.
Intimidad (Intimacy) por tescreativecorner.
"Siempre vendré por ti." ("I'll always come for you) por samadiw.
"No mueras." ("Don't die.") por samadiw.
Durmiendo juntos (Sleeping together) por roselovesfanfic.
No mueras Draco (Don't die Draco) por peremeart.
Flashback 32
Chapter Notes

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Mayo 2003

Era casi el fin de mayo cuando los Mortífagos hicieron un ataque en un pueblo Muggle en Surrey.
Era una trampa. Ellos ni siquiera se molestaron en cubrir el hecho de que estaban atrayendo a la
Resistencia.

No había necesidad. La Resistencia iría de todas formas.

Hermione observó a la Orden partir para unirse a la pelea y trabajó con Padama para transferir el
ala del hospital al vestíbulo y a expandir las paredes de la sala de estar. Llamaron a varios
miembros de la Resistencia que funcionaban como sanadores y enfermeros en las casas de
hospicio.

Poppy Pomfrey había contraído Gripe de Gato Negro y estaba bajo cuarentena. Una enfermedad
que causaba mala suerte crónica era una de las cosas que la Orden menos podía soportar quedarse
con la Resistencia.

El reloj avanzaba inexorablemente mientras Hermione caminaba lentamente, organizando su mente


cuidadosa y meticulosamente. Ella juntó todos sus recuerdos sobre Draco, guardándolos en los
espacios más profundos de su conciencia donde guardaba los recuerdos sobre sus padres.

Ella no podía pensar en Draco. Ella no podía preocuparse en si él estaba peleando. Si Kingsley o
Moody lo hubieran obligado a hacer algo que lo ponía en peligro extremo para poder darle una
ligera ventaja a la Resistencia.

Ella tenía que trabajar. Pensar en ello no cambiaría nada.

Ella lo tapó todo.

Seamus apareció en la puerta cargando a una mujer no familiar y a Michael Corner en sus brazos.

“Vampiro,” él dijo, asintiendo hacia la mujer. “No sé de él.”

Él los dejó y rápidamente apareció de nuevo.

El vestíbulo comenzó a llenarse de cuerpos. Muggles, luchadores de la Resistencia; todos estaban


siendo llevados a Hermione y Padma.

Hermione vertió Poción Reemplazadora de Sangre y el antídoto para la mordida en la garganta de


la mujer antes de tratar de diagnosticar rápidamente lo que le había pasado a Michael. Un hechizo
de diagnóstico indicaba que sus órganos se estaban apagando, pero ella no podía averiguar por qué.
Ella comenzó a realizar una red analítica en la firma de la maldición para tratar de identificarla.

Crack.

Kingsley apareció, cargando a Tonks. Tonks estaba gritando a todo pulmón; sus ojos estaban en
blanco.

Hermione realizó un hechizo de estasis en Michael con la esperanza de comprar tiempo y se


apresuró.

Los brazos de Tonks habían sido maldecidos; la piel se estaba deslizando mientras su cuerpo se
despellejaba a sí mismo. Hermione canceló la maldición y realizó un hechizo para calmar el dolor
antes de poner un frasco de Poción Crecimiento de la Piel contra los labios de Tonks.

Sangre y un líquido negro y ácido cayó en la manga de Hermione. Ella miró firmemente.

“Estás maldecido,” ella dijo, observando una mancha creciente esparcirse en el hombro izquierdo
de Kingsley a través de sus túnicas.

“Tengo que sacar a Potter,” él dijo, volteando para irse.

Ella tomó su brazo. “Está cerca de tu corazón. Déjame curarte.”

Él removió su mano. “No hay tiempo. Prepárate, traeremos más en tu camino.”

Hubo un crujido cuando apareció Parvati, cargada con cuatro cuerpos.

“Llévalos con Padma,” dijo Hermione, persiguiendo a Kingsley mientras salía de Grimmauld
Place. “Déjame curarte, Kingsley.”

Ella extendió la mano para agarrarlo antes de que llegara al borde de las barreras protectoras.
Mientras sus dedos se cerraban alrededor de la tela de su túnica, él apareció. Ambos aparecieron en
el campo de batalla. Era una plaza de la ciudad, brumosa con polvo, sangre, y residuo mágico.

Habían cuerpos por todas partes. Los Mortífago estaban lanzando maldiciones a los miembros de
la Resistencia que estaban tratando de llevarse a los lesionados. Dementores estaban flotando
encima. Besando a cualquiera que se cruzara.

Hermione miró alrededor con terror.

“¡Regresa a Grimmauld Place! Tu trabajo es quedarte en las casas seguras, Granger.” Kingsley le
gruñó; su expresión furiosa cuando se dio cuenta de que ella estaba de pie a su lado. Él lanzó un
hechizo protector alrededor de ellos.

Hubo un grito de furia que Hermione reconoció como perteneciente a Ron.

“Regresa a la casa segura, Granger,” Kingsley dijo sobre su hombro mientras se movía hacia el
sonido.

Hermione se preparó para aparecer pero, justo antes de que se desvaneciera, sus ojos cayeron en un
joven acostado en el suelo. Su abdomen estaba completamente abierto, rasgado por una arpía o un
hombre lobo.

Ella se arrodilló y revisó su pulso. Demasiado tarde; él ya estaba muerto. Había una varita en su
mano. Un luchador de la Resistencia. No podía tener catorce.

Una bruja a su lado tenía una maldición de necrosis escalando por su pierna. Ella parecía haberse
desmayado por el dolor. Había otro cuerpo encima de la bruja; un hombre joven que se había caído
a través de ella. Hermione lo giró para ver si él también seguía con vida.

Instantáneamente él se inclinó hacia adelante. Hermione sintió colmillos hundirse en su hombro


mientras él la jalaba hacia el suelo. Hermione lanzó una maldición oscura sin detenerse a pensar.

El vampiro se desmoronó.
Hermione se puso de pie, levitando a la bruja lesionada hacia sus brazos. Ella miró alrededor en
búsqueda de alguien cerca del rango.

Un hombre a un metro de distancia parecía haber sido atacado por un dementor. Hermione se
movió hacia él para revisar si había sido Besado por completo. Su alma aún seguía intacta, pero él
tenía hipotermia y necesitaba chocolate.

Una fría sensación se acercó a ella. Ella miró firmemente hacia arriba para encontrar a varios
dementores acercándose.

Hermione respiró profundamente y lanzó un patronus. Un destello de luz salió de su varita pero su
patronus falló en corporalizarse.

Mientras su patronus alejaba a los dementores, ella puso el brazo del mago sobre su hombro
mientras se preparaba para aparecer.

Se hundió bajo el peso y lanzó un hechizo de alivio rápido. Mientras lo hacía, hubo varias
apariciones. Hermione agarró los cuerpos con más fuerza mientras miraba hacia arriba.

Cuatro Mortífagos enmascarados habían aparecido a menos de cinco metros de distancia. Uno de
ellos estaba frente a ella. Él movió instantáneamente sus manos hacia adelante.

Los ojos de Hermione se abrieron y ella puso su mente en Grimmauld Place. Destino.
Determinación. Deliberación.

Ella sintió la maldición chocar con su pecho mientras se desvanecía.

Ella reapareció en la calle fuera de Grimmauld Place, dejando caer al mago y a la bruja y cayendo
hacia adelante con un jadeo agonizante.

Era vagamente consciente de que estaba jurando y alguien la agarraba y la arrastraba escaleras
arriba hacia Grimmauld Place. La voltearon y miró a los rostros de Padma y varios de los guardias
de la Resistencia a cargo de la seguridad de Grimmauld Place durante las escaramuzas. Hermione
se estremeció y trató de no sollozar.

“¿Qué hechizo? ¿Qué hechizo?” Los ojos de Padma estaban abiertos y con pánico mientras estaba
encima de Hermione. Su varita estaba temblando en sus manos.

Hermione gestionó sin palabras hacia su pecho. Padma desgarró la blusa de Hermione y jadeó.

La maldición ácida había golpeado a Hermione directamente en su esternón. Había sido lanzada
con poder. Los puntos de ebullición ya estaban quemando profundamente sus huesos y a través de
su pecho hasta su clavícula.

Padma realizó rápidamente el contra hechizo. Hermione estaba en el suelo y trató de no sollozar
mientras que Padma conjuraba pociones a través de la habitación.

Ella se estaba quemando. La agonía de ser maldecida en la muñeca no era nada comparado con
esto. Estaba en el centro de ella. Ella apenas estaba consciente de algo más que el dolor corrosivo
en su centro. Ella no podía descifrar los sonidos. Ella no podía sentir el resto de su cuerpo. Todo lo
que podía sentir era que se estaba quemando. Dentro de su pecho. En sus huesos. En su piel. Como
si hubiera ácido en su garganta.

Seguramente alguien la aturdiría. Ella estaba al borde de suplicar.


Ella cerró sus ojos con fuerza y esperó que todo se detuviera.

“Hermione.”

“Hermione.” La voz de Padma rompió la confusión de la agonía.

Hermione se forzó a sí misma a abrir los ojos y mirar a Padma.

“No puedo quitarte tus huesos ahora,” dijo Padma. Su voz estaba temblando mientras vertía los
analgésicos sobre el pecho de Hermione. “Hay demasiada gente muriendo—y te necesito. Hay
demasiadas maldiciones aquí que no sé cómo analizar. Además de las pociones para el dolor y
analgésicos, ¿qué debería darte?”

Hermione observó a Padma con terror puro durante varios segundos, tratando de encontrarle
sentido a las palabras.

Ella cerró sus ojos y trató de respirar superficialmente antes de que se forzara a contestar. Todo
estaba quemando. Incluso con la poción analgésica, el ardor no se estaba deteniendo. Si ella no se
hubiera sentido segura de que gritar dolería más, ella hubiera gritado hasta que su voz se acabara.

Ella tragó repetidamente antes de que se forzara a ella misma a hablar. “Fortalecedora. Una gota de
Felix Felicis. Y un Filtro de Paz,” ella dijo con una voz tan baja que pudo lograr. Ella podía sentir
las vibraciones de sus cuerdas vocales en todos los hoyos de carne quemada.

Padma cuidadosamente vertió las pociones en la boca de Hermione y masajeó ligeramente el


analgésico en la piel antes de echar pequeñas gotas de Escencia de Díctamo en cada uno de los
hervores. Hermione se quedó en el suelo durante varios minutos, esperando el momento en el que
las pociones hicieran efecto, con la esperanza de que de alguna manera se volvieran de alguna
forma soportables.

Ella podía sentir el daño en sus huesos. Se acercaba a sus pulmones mientras ella luchaba por
respirar. Ella se forzó a sí misma a levantarse y movió su varita temblorosamente para reparar su
blusa mientras caminaba a través del vestíbulo.

Ella estaba muriendo.

Se sentía como si se estuviera muriendo.

Ella se forzó a sí misma a separarse mentalmente del dolor y ponerse a trabajar, inmediatamente
moviéndose a las lesiones más difíciles mientras Padma y los otros sanadores se encargaban de
todo lo demás.

Cada momento era doloroso. Respirar era agonizante. Hermione no podía ni siquiera mover su
brazo sin sentir cada daño en su pecho. Ella mordió su labio y se forzó a no llorar; si su pecho
palpitaba de llanto, tenía miedo de que se desmayaría.

Sus pulmones seguían agitándola con la necesidad de toser. Su esófago se contraía, y su pecho se
movía ligeramente mientras peleaba contra ellos. Si ella tosía, probablemente fracturaría su
esternón.

Ella casi realizaba un diagnóstico, pero ella no sabía si podía soportar saber cuando daño en los
huesos estaba ignorando.

Se bebió una poción para suprimir la tos y se obligó a respirar superficialmente.


Recuperarse sería lento. Solo repararlo tomaría horas.

Se volteó lentamente, contemplando la aparentemente interminable cantidad de camillas de


hospital que la rodeaban.

Habían demasiadas lesiones. Destripamientos de arpías y mordidas de vampiros. Magulladuras de


hombres lobo. Docenas de maldiciones que Hermione nunca había visto antes. Sussex era una
cámara de la muerte, eliminando lentamente a la Resistencia. Ella reconoció algunas de ellas como
maldiciones de las cuales Severus y Draco le habían advertido y le habían dado contra hechizos.
Cortaduras profundas que no se cerraban; hervores que no parecían serios que de repente se
inflamaban y explotaban, causando que los individuos tuvieran hemorragias. Ella conjuró
escorpiones, víboras, e incluso una langosta fuera de estómagos y pechos.

El aire apestaba a órganos internos, sangre y Magia Oscura.

Ella curó y curó, y los cuerpos que le llevaban nunca parecían terminar. Ella pensó que había visto
a Harry y a Ron llegar, pero ellos se habían ido antes de que ella pudiera apartar la mirada del
Muggle al que estaba sanando.

Mientras ella realizaba un hechizo complicado para reparar un intestino grueso triturado, ella se
volvió gradualmente consciente de que alguien estaba de pie detrás de ella.

Ella miró y encontró a Kreacher observándola.

“¿La Sangre Sucia de Potter está bien?”

Ella lo miró confundida pero ella respondió mientras se movía hacia la siguiente lesión
contrayéndose de dolor, tomándose otra poción para suprimir la tos mientras lo hacía.

“La Sangre Sucia de Potter está lastimada.” Kreacher dijo en un tono que era tan concluyente como
burlón.

“Kreacher, sal de aquí,” dijo Padma, sus ojos entrecerrados y furiosos. “Necesito a alguien con
sanación básica aquí.

“¿Qué tan lastimada está la Sangre Sucia de Potter?”

“¿Qué tal si te maldigo con ácido en el pecho también y puedes ver?” Padma dijo rápidamente,
quitándolo de su camino mientras se apresuraba de vuelta.

Kreacher retrocedió y miró fijamente a Hermione por otro minuto mientras deconstruía una firma
de maldición desconocida en una bruja cuyos huesos se estaban disolviendo lentamente dentro de
ella.

Cuando Hermione miró nuevamente, Kreacher había desaparecido.

Cuando la bruja terminó, Hermione se tropezó y tomó otra dosis de alivio del dolor, un
fortalecedor y un trago de paz mientras trataba de obligar a sus manos a dejar de temblar.

Sus pulmones estaban comenzando a temblar. Ella aún se tomó otra poción para suprimir la tos y
trató de no pensar en eso. Padma no había indicado nada sobre la lesión que fuera amenazante para
la vida.

Ella se volteó tratando de ver a dónde necesitaba ir después. La mayoría de las lesiones más
complejas ya habían sido tratadas. Ella fue a unirse a Padma en la curación de las maldiciones de
nivel medio.

“¿Quieres que te revise ahora?” Padma preguntó, tocando dudosamente la muñeca de Hermione.

Hermione pausó por un momento, considerando, después negó con la cabeza. “¿Sabes por qué
nuestra sanadora de repuesto no está aquí? La llamamos hace dos horas.”

El rostro de Padma se volvió tenso. “No lo sé. Ya envié cinco patronus más. No he escuchado nada
de vuelta.”

Hermione movió su varita y curó una maldición que expulsaba las entrañas. Se sintió casi
entumecida más allá del dolor abrasador en su pecho.

“Entonces—” ella dijo lentamente “—deberíamos esperar un poco más. Hasta que sepamos que
nadie más será traído. Kingsley—Kingsley nunca regresó. Debería esperar—en caso de que lo
haga. Él fue maldecido.”

“Deberías dejar de moverte,” dijo Padma. “Hay más que suficientes senadores aquí; podemos
lograr todo el tratamiento que queda. Ve a descansar en lo que esperas a Kingsley. Puedo aturdirse
si quieres.”

“Es más soportable si tengo algo más en qué concentrarme. Solo—dame algo que no requiera
mover mis brazos.”

“¿Por qué no cortas las heridas? Todos los de allá tuvieron maldiciones removidas. Ese solo es un
movimiento de muñeca.” El rostro de Padma estaba gris con preocupación y culpa mientras
observaba a Hermione.

Hermione asintió y se volteó para irse.

Ella estaba comenzando a sospechar que su lesión estaba más lejos de las habilidades de Padma.
Ella podía sentir que el daño del pulmón y del esófago requerirían magia curativa avanzada y
posiblemente dos sanadores para coordinar el hechizo.

Con Pomfrey enferma—sin su sanador de San Mungo para hacer una aparición—Hermione era la
única persona que lo sabía todo.

Hermione necesitaría permanecer consciente mientras Padma removía el esternón y las costillas de
Hermione, y reparaba sus pulmones y garganta para poder instruir cómo hacerlo. Solo el
pensamiento tenía a Hermione al borde de echarse abajo.

Ella probablemente se desmayaría del dolor y tendría que despertarla—

Repetidamente.

Sus manos comenzaron a temblar violentamente. Ella cerró sus ojos y trató de respirar. Su pecho
tembló y ella jadeó levemente con dolor.

Ella necesitaba asegurarse de que todos los demás con lesiones serias estuvieran curados para que
Padma pudiera sanarla de manera ininterrumpida. Sería peor si Padma tuviera que tomar
descansos. Quizás si Kingsley regresara, él sería capaz de conseguir un sanador.

Hermione abrió sus ojos y parpadeó de manera aturdida. Kreacher había aparecido una vez más y
estaba de pie en frente de ella.
“La Sangre Sucia de Potter sigue trabajando,” él dijo, mirándola de arriba hacia abajo.

Hermione comenzó a moverse alrededor de él. Mientras lo pasaba, ella sintió su mano huesuda
estirarse y tomar su muñeca. Ella miró hacia abajo en sorpresa mientras sentía a ella misma
desvanecerse.

El apretón de la aparición en sus huesos dañados fue alucinantemente. Ella los sintió fracturándose
mientras ella reaparecía. Ella sollozó con agonía y los huesos se juntaron. El sollozo hizo que su
pecho se expandiera y contrajera abruptamente, resultando en un dolor agudo y abrasador mientras
algo tronaba dentro de su pecho. Ella gritó

Cayó hacia adelante y se sintió atrapada por los hombros.

Todo dolía, y dolía, y dolía. Dolor cegador y cegador. Ella apenas estaba consciente de todo lo
demás. Cada vez que sollozaba, ella sintió a los huesos juntarse y romperse nuevamente dentro de
su pecho. Ella seguía tratando y fallando en detenerse.

“Desmaius.”

Cuando ella despertó de nuevo, se encontró a ella misma inmóvil. Mirando alrededor ferozmente,
ella encontró a Draco mirándola, pálido y con los ojos bien abiertos.

Ella lo miró fijamente.

“Tú…” Ella sintió su mandíbula apretarse con furia y tuvo que forzar las palabras fuera. “¿Qué
hiciste?”

“Estabas lesionada. ¿Qué crees que hice?” Su voz estaba vibrando con intensidad.

Hermione trató de mirar hacia abajo y encontró que no podía mover su cuello. Ella estaba
paralizada. Ella movió sus ojos abajo hacia su pecho. Estaba envuelto en vendas y un molde de
exoesqueleto que cargaba sus pulmones mientras su esternón y costillas crecían nuevamente. Ella
podía sentir el malestar agudo y como aguja de Crecehuesos. Habían pasado horas desde que había
sido noqueada debido al rebrote que podía sentir.

“Iba a ser tratada.” La sensación de no tener costillas de arriba, esternón o clavículas era
horripilante. Ella no podía mover sus brazos, torso o cuello. Sus dedos apenas lograban moverse.
“Estaba esperando a Kingsley.”

“Casi moriste.” La voz de Draco estaba temblando. “Estabas muriendo.”

“Él pudo haber regresado. Él podía estar ahí ahora—” ella jadeó y trató de hacer que su cabeza se
moviera. “Él fue maldecido. Tengo que regresar.”

“Shacklebolt está muerto.”

Sus ojos se movieron hacia arriba y ella lo observó, horrorizada.

“¿Cómo lo sabes? ¿Qué sabes?” Ella dijo con una voz que temblaba con indignación.

“Yo lo maté.” No había ni un solo rastro de remordimiento en su rostro u ojos.

Hermione lo miró fijamente.

“Tú—¿tú qué?”
La sensación de hundimiento en su interior la hizo sentir como si un pozo sin fondo se hubiera
abierto en su estómago, y estuviera siendo arrastrada hacia adentro. Colapsando sobre sí misma.

De alguna manera ella se había olvidado. Que él había matado a Dumbledore; que él era un
Mortífago; que ella lo había visto matar a docenas de personas al mismo tiempo sin mostrar una
pizca de remordimiento; que sus homicidios era la razón por la que era un espía valioso para ellos;
que ellos les había llevado información valuable y vital porque él seguía llevando redadas y
ataques exitosos para Voldemort.

Ella lo sabía todo. Pero ella también lo había olvidado.

Él había matado a Kingsley. Él probablemente había estado complacido de haberlo hecho. Ella
sabía cuánto odiaba a Moody y a Kingsley.

“No debiste haberme traído aquí,” ella finalmente dijo.

“Estarías muerta si no lo hubiera hecho. Te mordió un vampiro y tomaste una poción para suprimir
la tos. ¿Siquiera sabías que te estabas ahogando en sangre? Tenías minutos de vida cuando
llegaste. Dos sanadores apenas fueron suficientes para salvarte.”

Hermione parpadeó. Ella se había olvidado acerca de la mordida de vampiro—había pasado


demasiado rápido. ¿Cómo es que Padma no lo había visto? ¿Acaso ella no había realizado un
hechizo de diagnóstico lo suficientemente avanzado para detectarlo?

Ella hizo la pregunta hacia un lado.

“No lo sabía. Había una habitación llena de gente muriendo. Yo estaba en la fila al igual que el
resto de ellos. Pomfrey estaba enferma Nuestra sanadora de repuesto no llegó. Me necesitaban.
Una vez que alguien comenzara a sanarme, yo ya no hubiera sido capaz de moverme, sin que
importara qué tipo de lesiones avanzadas llegaran. Tomó horas, ¿no es así? ¿Reparar todo? No
había nadie disponible para hacerlo. ¿Tienes idea de cuántas personas murieron hoy? ¿Cuántas
fueron maldecidas que nunca se recuperarán? Solo porque no te importen no significa que no
importan.”

“¡Eres mía!” Draco juntó sus dientes con furia. “Me volteé y te ví ser maldecida mientras
desaparecías, y yo ni siquiera sabía si seguías con vida. Tú dijiste que no saldrías de las casas
segura. Me dijiste que estarías segura. Estabas en medio de una masacre. Después—descubrí que
estabas con vida pero no te estabas atendiendo.”

Él estaba tan enojado que se veía listo para explotar. Ella podía sentir la furia emanando de él.

“Incluso pensé que me estaba yendo por la borda al hacerte secuestrar fuera de la casa segura.
Debía haberlo sabido—debía haberlo sabido, maldita sea, tú maldita Gryffindor idiota. Solo te
habrías dejado morir.”

“Esta es una guerra, Draco. La gente muere.” Hermione dijo con una voz firme. “Dado tu número
personal de muertes, debes saberlo mejor que nadie. Si supieras algo sobre mí, sabrías que yo no
voy a poner primero mi sobrevivencia sobre la de nadie más.”

Draco la observó durante varios segundos. Él estaba respirando a través de sus dientes, sus manos
estaban cerradas en puños.

“Bueno, deberías.” Él era repentinamente frío como el hielo. “Te lo he advertido. Si algo te ocurre,
yo personalmente arrasaré con la Orden entera. Esto no es una amenaza. Es una promesa.
Considera tu supervivencia como una necesidad para la supervivencia de la Resistencia como la de
Potter. Si tú mueres, yo mataré a cada uno de ellos. Dado que el riesgo de sus vidas es
aparentemente la única manera de que valores la tuya.”

Hermione lo observó en un estado de shock que lentamente se volvió furia.

“¿Cómo te atreves? ¿Cómo te atreves?”

Si hubiera podido moverse, lo habría maldecido, lo habría apuñalado, habría intentado golpearlo
con sus propias manos.

Quería llorar cuando se dio cuenta de lo que significaba su amenaza.

Él era demasiado peligroso.

Demasiado riesgo para la Orden.

Cuando ella le informara a Moody, probablemente él decidiría que no tenían más remedio que
matar a Draco.

Ya sea que Moody usara sus recuerdos o los de ella, el resultado sería el mismo.

Las lágrimas brotaron y corrieron por las esquinas de sus ojos. Ella los cerró para no tener que
mirar a Draco.

El silencio colgó entre ellos durante un minuto antes de que ella lo escuchara suspirar fuertemente.
Ella sintió a la cama moverse y sus dedos tocaron su rostro, alejando un cabello que estaba en su
mejilla.

Estás pensando en que me vas a matar, ¿no es así?” él dijo. “Que ahora soy una carga demasiado
pesada. Si vas con Moody, él lo ordenará.”

Su mano se arrastró hacia abajo y se posó ligeramente sobre su pecho sobre el lugar donde su
esternón estaba volviendo a crecer. El calor se filtró gradualmente a través del yeso hasta su piel.
Hizo que ella se quedara sin aliento.

“Y lo harás. ¿No es así?”

Hermione abrió sus ojos y lo observó. Él estaba sentado en la orilla de la cama, observándola. La
furia se había desvanecido de sus ojos.

“No me estás dejando ninguna opción,” ella dijo con una voz temblorosa. “Sabes—sabes que no
escogeré sobre todos los demás.”

Él la estudió. “Tú nunca te perdonarás.”

Su mandíbula tembló. “No. No lo haré—” su voz se quebró. “Pero—no sería la primera cosa
imperdonable que he hecho. Ya soy una prostituta.” Su mano descansando contra ella tuvo un
espasmo. “Convertirme en una asesina solo sería una línea extra en los libros de historia.”

“Si lo hicieras, ¿qué harías entonces?”

“Estoy segura de que puedes imaginarlo.” Ella quería voltear su cabeza, pero, sin sus huesos, sus
músculos no podían funcionar.

Él retiró la mano. Su repentina ausencia tiró de algo dentro de ella. Ella luchó por no sollozar.
Ella odiaba esta guerra.

Ella había pensado que podría hacer lo que fuera. Ella pensó que no habría límites en sobre lo que
estaría dispuesta a hacer para salvar a Harry—para salvar a todos. Que ella sería capaz de soportar
las consecuencias el tiempo suficiente para llegar al final.

Aparentemente Draco se había vuelto su límite.

Ella ya no sabía cómo soportar la guerra por sí misma. El pensamiento de ver la luz desvanecer de
sus ojos...

Un gemido irregular se escapó de su garganta.

Repentinamente, Draco estaba sobre ella, sosteniéndola en un abrazo tanto como pudo sin
lastimarla. Su rostro solo estaba a una respiración del de ella.

“Solo vive, Hermione.” Su voz estaba temblando. “Eso es todo lo que te estoy pidiendo que hagas
por mí.”

Hermione sollozó levemente. “No puedo prometer eso. Tú sabes que no puedo prometer eso. Y no
puedo arriesgar lo que harías si yo muriera.”

Él la besó. Sus manos acunaban su rostro, y sus dedos se enredaban en su cabello. Ella sollozó
contra sus labios.

“Lo siento…” ella seguía diciendo una y otra vez mientras lo besaba. “Lamento haberte hecho
esto.”

Sus labios aún seguían contra los de ella cuando él de repente se puso rígido y siseó.

Él se alejó, tomando su brazo izquierdo hasta que los nudillos de su mano derecha estuvieran
blancos. “Mierda.”

Él se levantó y la observó. “Me están llamando.”

Ella podía ver el cálculo en sus ojos. Él apretó la mandíbula y parecía vacilar. Una expresión de
resignación desesperada brilló en sus ojos.

“No puedo tardarme. Tengo que irme. ¡Topsy!”

Un elfo doméstico apareció en la habitación. Hermione se sorprendió ligeramente y miró alrededor,


dándose cuenta de que no estaba en un cuarto de hotel.

“¿Estoy—en la Mansión Malfoy?” Su voz tembló con incredulidad.

Draco asintió levemente, su expresión era frágil. “Tuve que traerte aquí. No puedo llamar
sanadores a Londres Muggle.” Draco tomó una pila de túnicas. Hermione las reconoció como su
uniforme de Mortífago. Él se las puso rápidamente. “No esperaba dejarte aquí sola.”

Él se inclinó hacia ella, y sus dedos apenas rozaron su muñeca. “Lo juro, los escudos no dejarán
que nadie entre al estado. Estarás segura. Regresaré.”

Sus pupilas estaban dilatadas mientras la observaba. Ella reconoció el terror en sus ojos.

“Regresaré. Nadie puede entrar aquí. Estarás a salvo hasta que regrese,” él dijo nuevamente.
“Topsy, cuida de Granger.”
Draco se puso la máscara y la miró por una fracción de segundo más antes de que se desvaneciera
de la habitación.

Hermione observó el lugar del cual él había desaparecido, tratando de absorber el hecho de que
ella estaba acostada paralizada, sola, en la Mansión Malfoy.

Hermione miró hacia el techo y escuchó al elfo doméstico, Topsy, moverse a lado de ella.
Hermione presionó sus labios durante varios segundos, tratando de decidir dónde comenzar.

“¿Kreacher viene aquí seguido?” Hermione finalmente preguntó, volteando sus ojos para mirar a
Topsy.

Topsy observó a Hermione de vuelta con sus ojos enormes y asintió. “Kreacher está viniendo
muchos meses para ver al amo. Kreacher sirve a La Noble Casa de los Black. El amo es el último
Black.”

“Ya veo.” Hermione estaba hirviendo internamente. “¿Qué es lo que hace Kreacher cuando viene a
ver a Draco?”

“Él le está diciendo al amo de Granger y de la Orden del Fénix. Y Kreacher está manteniendo los
lugares de tumbas de la Señora Malfoy y la Señora Lestrange. Así es como el amo está
encontrando que Kreacher sirve a la Casa de los Black aún.”

Hermione miró de nuevo al techo y lamió sus labios. “¿Durante cuánto tiempo Draco ha sabido
eso?”

“Topsy no lo sabe. Topsy cree que tal vez por un año.”

Hermione presionó sus labios mientras revisaba su línea del tiempo sobre sus interacciones con
Draco. “¿Qué tipo de cosas Kreacher le dice a Draco sobre mí y sobre la Orden del Fénix?”

Topsy se movió y sus ojos cayeron al suelo. “Topsy no lo sabe. El amo casi solo le habla a
Kreacher solo.”

Hermione tensó su mandíbula. “¿Qué tan seguido viene Draco aquí?”

“Él no está viniendo aquí mucho. Topsy y los elfos hace su mejor esfuerzo, pero él no le está
gustando estar aquí. Solo está viniendo aquí para ver Mortífagos y visitar la tumba de la Señora
Malfoy.”

Hubo un silencio mientras Hermione batallaba en decidir qué preguntar después.

“¿Tú—tú sabes lo que le pasó a los sanadores que Draco trajo para curarme?”

Topsy estaba callada.

“¿Los mató?”

“Topsy no lo sabe.”

Hermione jadeó rápidamente y se quedó callada durante varios minutos.”

“¿La señorita Granger quiere algo?” Topsy se acercó y observó a Hermione. “Topsy puede traer
comida, o té, o caldos, o lo que la señorita necesite.”

“No. No necesito nada más que mis huesos terminen de crecer para que pueda moverme.”
Hermione quería explotar con rabia. Ella iba a matar a Kreacher.

¿Cómo había sido que la Orden había pasado por alto una vulnerabilidad tan horrible? Si Kreacher
estaba dispuesto a secuestrarla fuera de Grimmauld Place por las órdenes de Draco, ¿para qué otra
cosa pudo haberlo ocupado Draco?

Ella se quedó ahí mientras su mente se movía. Logró mover sus dedos ligeramente y experimentó
con qué tanto podía mover.

Draco regresó después de una hora. Su aparición fue silenciosa, pero Hermione lo vió
inmediatamente.

Ella podía mover su cabeza un poco. Ella lo estudió, buscando alguna señal de que pudiera estar
lesionado. Su expresión estaba tensa, pero no había nada que indicara que él había sido lesionado o
le hubieran realizado crucio.

Se observaron el uno al otro en silencio.

“¿Qué le pasó a los sanadores que trajiste aquí?” Hermione finalmente dijo. Su voz era fría como
el hielo.

Los ojos de Draco brillaron brevemente. “Les borré la memoria.”

“¿De verdad?”

“Dos sanadores muertos levantarían sospechas,” Draco dijo encogiéndose de hombros.

“Así que los hubieras matado, ¿pero no lo hiciste porque decidiste que no valían la
inconveniencia?”

Los ojos de Draco brillaron. “Sí, Granger, por conveniencia que, como sabes, tengo en abundancia
en mi vida con mis dos amos mutuamente excluyentes.”

Hermione sintió la culpa atorarse en su garganta. “Yo solo—no quiero que mates gente por mí.”

Draco rió y parecía divertido mientras la observaba. “¿Qué es exactamente lo que crees que hago
con mi tiempo? Mato personas. Le ordeno a otras personas que maten personas. Entreno a gente
para que mate a gente. Saboteo y socavo a la gente para que se maten, y lo hago todo por ti. Cada
palabra. Cada hechizo. Por ti.”

Hermione se estremeció y soltó un grito ahogado como si la hubieran golpeado.

La expresión viciosa de Draco se desvaneció inmediatamente. “Granger, yo no—”

Hermione movió su cabeza ligeramente y tensó su mandíbula. “No. No trates de retirarlo. Es


verdad. Lo que dijiste es completamente verdadero. Todo lo que haces también está en mi cabeza.
Cada hechizo.” Su voz tembló y se desvaneció.

“No.” Él se sentó en la orilla de la cama y levantó su mano. “No lo cargues. No es tuyo. Deja de
cargar esta maldita guerra en tus hombros.”

“Aunque sí lo es. Yo te hice esto.” Ella apretó su mano. “Alguien debe arrepentirse de todo. Tú no
tienes el tiempo ni el espacio para vacilar. Tiene más sentido que yo lo cargue. Quizás si lo hago—
tú te detendrás algún día.”

Draco se quedó quieto y su boca tuvo un espasmo. En lugar de responder, él sacó su varita y realizó
el hechizo de diagnóstico que ella le había enseñado. Ambos lo estudiaron. Aún quedaban por lo
menos dos horas más de crecimiento.

Hermione miró hacia arriba y lo observó.

“Me voy a deshacer de Kreacher cuando regrese. Asumiendo que Moody aún no lo ha matado. Te
lo puedes quedar, pero nunca más va a poner un pie dentro de Grimmauld Place.”

La mandíbula de Draco se tensó, y él alejó la mirada de ella sin una palabra.

“¿Durante cuánto tiempo lo has estado usando para espiar a la Orden?”

“Lo encontré limpiando la tumba de mi madre en abril del año pasado.”

“Abril,” Hermione repitió. Después sus ojos se abrieron más. “¿Por eso me maldeciste? ¿Porque
leíste mis notas?”

Draco no dijo nada como respuesta.

“Pensé que lo habías hecho porque te había curado,” ella dijo después de un minuto.

“Lo sé.”

Su garganta se cerró. “Cada vez que te curé después de eso, pensé—pensé que podrías lastimarme
de nuevo.”

“Lo sé.” Su voz estaba vacía.

Hubo un largo silencio. Hermione presionó sus labios e inhaló lentamente, sintiendo como si se
fuera a ahogar en su duelo.

“No sé qué hacer, no solo puedo ignorar una amenaza la Orden.”

Draco suspiró y miró hacia abajo. “Solo estaba enojado.”

Hermione suspiró y levantó su barbilla. “Siempre estás enojado. No puedes hacer amenazas como
esa. Especialmente tú no. Fue un accidente. Estaba tratando de curar a Kingsley, y él apareció.
Pensé que llevaría a algunos de los lesionados conmigo. Mis manos estaban llenas cuando me
maldijeron.”

“Aún estabas trabajando.” Su voz estaba cuidadosamente controlada. Ella podía escuchar la
corriente inferior de rabia fría aún en ella.

“Quería hacerlo,” ella dijo firmemente. “Padma no sabía los trabajos de hechizos para curarme.
Ella y Pomfrey pudieron haberlo hecho juntas, pero Pomfrey estaba enferma esta semana. Nuestra
otra sanadora de emergencia nunca llegó. Creo que a Padma le dio pánico; no creo que haya usado
un hechizo de diagnóstico avanzado para verificar la lesión. Pude haberle pedido que me aturdiera,
pero quería seguir trabajando, y si ella lo hubiera hecho—bueno, pude haber muerto. Aunque, con
suerte, me habría puesto barreras de vigilancia. Voy a tener bastante que decir sobre la práctica de
curación cuando regrese. Fueron demasiados factores. No puedes reducir situaciones complejas en
un simple juego de balística. No puedes retener a la Resistencia como rehén para controlarme.”

Draco suspiró profundamente y miró a través de la habitación durante un minuto antes de hablar.
“Si mueres, Granger, he terminado. No seguiré esto. Estoy cansado.”

Hermione torció su muñeca lo suficiente para agarrar su mano. “Draco, no—”


Él bajó la mirada hacia ella. Su expresión estaba cerrada, pero ella podía ver toda la guerra en sus
ojos. “Lo digo en serio. No los mataré—pero habré terminado. Tú eres mis términos de servicio. El
contrato es un vacío si mueres.”

Ella negó con la cabeza. “Hay una vida para ti del otro lado de la guerra; no—no reduzcas tu
mundo en mí.”

Él arqueó una ceja y su labio superior se curvó. “El tuyo no parece más grande. ¿O hay planes de
posguerra que te has olvidado de mencionar?”

Hermione tragó saliva y apartó la mirada. “Haz como digo, no como hago yo.”

Draco rió levemente y ambos quedaron en silencio tan vacío como el futuro.

“Tú—podrías convertirte en sanador,” ella dijo después de un minuto.

Una sonrisa medio apareció en la esquina de su boca. “No había considerado eso.”

Hermione sonrió levemente. “Deberías hacerlo. Si estuvieras en algún otro lugar, podrías ser un
muy buen sanador—aunque tu comportamiento con un enfermo podría mejorar.”

“Sería lago para balancear ese deseo de muerte mío,” él dijo sin voltear a mirarla.

Su agarre en la mano de Draco se apretó. “Lo siento. No debí haber dicho eso. No es tu culpa.”

Sus ojos brillaron y se alejaron. “Quizás una vez. Pienso que es mío ahora.”

Hermione sintió a su estómago retorcerse. “Eres mucho más de lo que esta guerra te ha hecho.” Su
voz tembló ligeramente.

Él aún no la miraba.

“Lo eres,” ella dijo estudiando su rostro cuidadosamente. “Igual que yo. Hay más de nosotros—es
solo—solo esperamos salir.” Hermione pasó sus dedos junto a los de él. “Algún día—algún día—
dejaremos todo esto atrás. Los dos—creo que podríamos hacerlo.”

Sus dedos entrelazados con los de ella se apretaron solo un poco.

Ella no sabía qué más decir.Ella sintió a sus ojos caer.

Draco rozó una mano contra su mejilla. “Duerme. Aún tienes algunas horas antes de que puedas
moverte. Una vez que los huesos hayan vuelto a crecer, hay reconstituyentes que se supone que
debo darte. No irás a ningún lado por al menos doce horas más. Recibí instrucciones precisas para
asegurar que sabré si tratas de irte o de aparecer.”

Hermione puso los ojos en blanco. “Doce horas es excesivo.”

“Es apenas lo mínimo, como bien ya sabes.”

La boca de Hermione tuvo un espasmo y Draco resopló. “Eres una mentirosa manipulativa. No
esperes que te crea.”

Los ojos de Hermione se cerraron, y ella apretó más su mano repentinamente. “No—me dejes sola
en esta casa.”

“No lo haré.”
Chapter End Notes

"Mataré a cada uno de ellos." ("I will kill every last one of them.") por knar.m_
"Arrasa a la Orden." ("Raze the Order.") por enselius.
Flashback 33
Chapter Notes

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Mayo 2003

Cuando Hermione despertó, Draco seguía a su lado. Tenía una gran pila de libros con los que
estaba haciendo referencias cruzadas. Hermione parpadeó y entrecerró sus ojos para leer los títulos
y encontró que estaba investigando las leyes de regulaciones y herencia de Gringotts.

“¿Qué estás haciendo?” ella preguntó después de un minuto.

Sus ojos se levantaron de la página en la que estaba.

“Rodolphus Lestrange fue encontrado colgado decorativamente en un número de piezas mientras


viajaba por Bulgaria.”

Hermione tragó saliva. Gabrielle. Tenía sus huellas encima de todo. Los métodos de Gabrielle se
habían vuelto despiadados y extremos en los últimos meses.

“Fue la razón de mis llamadas,” dijo Draco mientras cerraba el libro con fuerza. “El Señor
Tenebroso está indignado por la audacia del asesinato y—curiosamente suficiente—intensamente
preocupado por quién tendrá acceso a la cámara de los Lestrange.”

Hermione se quedó quieta, y sus ojos se abrieron más. “¿Tú crees—”

Él asintió levemente. “Los Lestrange serían una opción obvia para confiar con un horrocrux. Si mi
padre fue escogido, Bellatrix y su esposo eran igualmente probables. Familias antiguas con
reliquias y excelente seguridad. Bellatrix transfirió su herencia como una Black a la bóveda de los
Lestrange. Además de la hija de Andrómeda, quien es actualmente una criminal buscada, yo soy el
último con sangre Black. Ya no hay más Lestranges a menos que un bastardo aparezca de la
carpintería. Creo que por sangre y tecnicidad, puedo ser capaz de entrar a la bóveda.”

La mente de Hermione se aceleró. “Soborna a los Goblins. Son altamente posesivos respecto a lo
que sea que haya sido hecho por goblins. Si aceptas darles alguna de las reliquias de los Black o de
los Lestrange que sean hechas por goblins, cubrirán el hecho de que alguna vez hayas estado ahí.
Así fue como entramos a unas de las bóvedas.”

Los ojos de Draco brillaron. “Útil.”

Él movió su varita y conjuró varios frascos de a través de la habitación. “¿Puedes moverte?”

Hermione levantó su brazo y movió su barbilla hacia abajo para mirar su pecho. En algún punto
mientras ella estuvo dormida, Draco desvaneció el yeso exoesquelético. Las sábanas estaban
encima de sus clavículas que apenas habían crecido. Sus dedos agarraron la tela, pero ella dudó y lo
volteó a ver. “¿Es malo?”

Él se encogió de hombros, pero sus ojos estaban fijados en su rostro. “Es menor.”

Hermione tensó su mandíbula ligeramente mientras ella levantaba la sábana y observaba su rostro.

Se veía como si una bomba diminuta hubiera explotado en su esternón. Las cicatrices estaban
concentradas en el mero centro de su pecho y después salpicadas en cicatrices más pequeñas hacia
sus hombres y en las partes altas de sus pechos.

Ella podía sentir los ojos de Draco sobre ella aunque él no se movía. Ella parpadeó con fuerza
mientras lo estudiaba.

Ella tragó saliva lentamente.

Las cicatrices eran bastante pequeñas considerando la lesión. Ella apenas había sido desfigurada.
No dejaría consecuencias de por vida. Con el tiempo, se desvanecería. Ella sabía que podía tratarlo
para que se desvaneciera.

Ella tenía suerte. Unas cuantas cicatrices no eran nada comparado con las lesiones que otras
personas en la Resistencia cargarían de por vida.

Estaba bien. Ella solo usaría blusas con un cuello alto.

Ella tragó saliva nuevamente y miró a Draco, quien aún seguía observándola cuidadosamente. Ella
forzó una sonrisa. “¿Cuán—cuántos frascos de Díctamo usaste en mí para lograr esto?” Ella dejó
caer la sábana y presionó sus manos contra ella.

Draco volteó sus ojos. “Aún no tantos como tú has usado en mí.”

Ella sonrió de manera torcida. “Tus cicatrices son más bonitas que las mías.”

Él resopló audiblemente. “Tuve una mejor sanadora.”

Hermione rió levemente, pero se atoró en sus pulmones. Ella trató de respirar pero en su lugar tosió
violentamente hasta que escupió varios coágulos de sangre en su mano.

Draco estaba inmediatamente a su lado. Él deslizó su mano detrás de su cabeza, y ahí había un
frasco en sus labios. “Esto es para limpiar tus pulmones.”

La reacción instintiva de Hermione era alejarse e inspeccionar la poción para poder verificarla,
pero ella confiaba en que Draco era lo suficientemente paranoico por ambos. Ella abrió su boca y
se la tomó. La sensación de asfixia en sus pulmones se desvaneció.

Draco murmuró un hechizo y ella sintió la sangre en su mano desaparecer.

Draco conjuró varias pociones más. Hermione las miró y catalogó cada una mentalmente. Aliviante
de dolor. Fortalecedores. Pociones para tejido del pulmón. Pociones para ayudar a los tendones y
ligamentos unirse con los nuevos. Algunos eran de alguna manera redundantes. Draco fue
exhaustiva y obsesivamente minucioso.

Ella se tomó cada poción sin un solo murmuro, arqueando en varias.

Él besó su frente. “¿Tienes hambre?”

Ella resopló. “No después de ocho pociones. Aunque apreciaría un poco de agua. ¿Tienes mi
varita? Creo—que la tenía cuando me aparecí, ¿no es así? No puedo—recordar del todo.”

Draco sacó su varita de su varita y la puso en su mano. Ella podía sentir la duda en sus dedos.

“Lo siento. No me dí cuenta de que desaparición causaría que tus huesos se destrozaran.”

Hermione se encogió con el recuerdo. Ella miró hacia abajo y se forzó a encogerse de hombros.
“Presión. Por eso te dije que no puedes usar transporte de reemplazo con lesiones en el cerebro o
en los ojos. Puede ser similar con huesos dañados.”

“Lo siento.”

Hermione miró hacia arriba y le sonrió ligeramente. “No es tu culpa. Fue demasiada mala suerte.”

Él se quedó quieto, y su expresión se congeló antes de resoplar bajo su aliento. “No sólo fue mala
suerte. ¿Acaso la Orden se da cuenta de lo predecible que se ha vuelto? Las pérdidas de ayer fueron
casi de solo un lado. Fue un éxito increíble. Será repetido.”

Había una furia amarga en su voz.

Hermione se quedó quieta y presionó sus labios, vacilando por un momento. “Fue tuyo, ¿no es así?
El ataque. Tú lo planeaste.”

Draco se tensó y hubo una pausa. Él apartó la mirada de ella, y ella vió a su mandíbula tensarse.

“Tengo que mantener mi posición para poder hacer todo lo requerido. El Señor Tenebroso sabe que
ahora hay espías en el ejército. Tiene muy en cuenta el que la Orden se ha infiltrado de alguna
manera. Shacklebolt se la jugó de más. Sussex y varias ramas del ejército están siendo embargadas.
Hay docenas de medidas de contra-espionaje puestas; manteniendo mi rango es la única manera de
mantenerme informado de ellos.

Ella deslizó una mano contra su pierna. “No te estoy echando la culpa. Solo no me había dado
cuenta.”

Hubo un largo silencio.

“No tenía otra opción más que matar a Shacklebolt,” Draco dijo finalmente. “Él fue maldecido,
como tú bien sabías. Weasley hizo todo un alboroto porque una chica se murió. Shacklebolt sacó a
Potter y a Weasley, pero él estaba terminado.” Hubo una pausa. “Captura e interrogación hubieran
sido peor.”

Hermione asintió levemente sin mirar hacia arriba.

Los Mortífagos hubieran sabido el valor de Kingsley Shacklebolt. Ellos hubieran hecho todo lo que
estuviera en su poder para sacar cada pedazo de información que él poseía.

Hubiera sido una muerte lenta y horrorosa.

Pudo haber arriesgado a la Orden. Pudo haber arriesgado a la Resistencia completa.

Hubiera arriesgado a Draco.

“¿Fue rápido?”

“Fue rápido.”

No había nada más que decir.

Ella ignoró el peso en su pecho y movió su varita, realizando un diagnóstico en ella misma.

Los huesos habían crecido nuevamente, pero el tejido de sus pulmones, sus tendones y ligamentos
aún eran delicados. Aparecer no sería aconsejado durante varias horas más.
Ella miró a Draco. “¿Necesitas trabajar? Puedo ayudarte a investigar la ley de herencia.”

“Ya encontré lo que necesito.”

Hermione miró alrededor de la habitación. Era estéril. Casi vacía. La cama, un armario, un
escritorio y una silla.

“¿Esta es una habitación de huéspedes?”

La boca de Draco se torció en una breve mueca. “No. Es mía. No vengo aquí seguido.”

Hermione miró alrededor con más cuidado.

Era tan impersonal como sus cuartos de hotel; ella pensó que nunca lo había visto con algo que ella
pudiera clasificar como una posesión personal. “Hubiera pensado que tu habitación sería verde y
plateada.”

Draco soltó una risa que sonó vacía.

Ella tomó su mano, entrelazando sus dedos. “Lo siento, Draco, que tuvieras que venir aquí por mí.”

Sus dedos se tensaron, tomando los de ella de manera reconfortante. “Hubiera venido aquí por los
libros.”

Hermione se iluminó, y sus ojos se abrieron más mientras lo miraba. “¿Puedo—puedo ver tu
biblioteca?”

Los ojos de Draco brillaron y él rió. “Me había preguntado cuánto te tardarías en preguntar.”

Las mejillas de Hermione se calentaron, y ella dejó caer su mirada. “Es solo que—no he tenido
acceso a muchos libros mágicos desde que regresé de estudiar en el extranjero. Trajimos unos de
Hogwarts, y la biblioteca de los Black es buena. Ya he leído la mayoría—ya no hay un lugar en el
que pueda conseguir libros fácilmente.”

“Te mostraré la biblioteca, Granger.”

Ella se vistió y Draco tomó su mano. Ellos pausaron brevemente en la puerta. Draco inhaló
fuertemente, como si se estuviera armando de valor antes de abrir la puerta.

Ellos entraron en un pasillo largo y oscuro. Mientras caminaban por él, varios de los retratos
murmuraron. Draco se quedó quieto y después se volteó y miró fijamente al ancestro de
características estrechas y pálido observándolos.

“Una palabra en contra de ella, y los quemaré hasta que sean cenizas. Pasa la advertencia.” La voz
de Draco era mortalmente calmada.

El ancestro se volvió verde y asintió antes de salir del retrato.

La biblioteca era enorme. Pasillos y estantes de libros con una escalera de espiral que llevaba a una
segundo piso con pasillos que guiaban a más estantes.

“Draco…” Hermione sintió como si hubieran estrellas en sus ojos mientras la observaba. “Esto es
—”

Ella dudó. Él odiaba la casa. Estar ahí con ella debía sentirse como una pesadilla.
“Es una biblioteca agradable,” ella dijo finalmente.

Draco rió levemente. “Tienes permitido el que te guste la biblioteca, Hermione. No tiene que no
gustarte la mansión por mí.”

Ella dio un paso hacia un estante y sus ojos recorrieron los lomos de los libros. Sus dedos se
acercaron a la distancia de un aliento de los tomos encuadernados en cuero antes de que ella se
contuviera. “¿Puedo tocarlos?”

“Por supuesto. No te mostraría libros que no pudieras tocar.

Ella encogió los hombros. “Algunas librerías están malditas en contra de los nacidos de Muggles.”

Draco se recargó contra un estante. “No creo que los Malfoy alguna vez se hubieran imaginado que
alguien nacido de Muggles fuera invitado al estado.” Él le sonrió de manera torcida. “¿Qué quieres
ver?”

Hermione miró alrededor con esperanzas antes de que hablara. “Teorías del alma, si tienes alguna.
Normalmente son una subsección en teoría mágica. No tengo mucho tiempo.”

La expresión de Draco parpadeó cuando se volteó y la condujo por los pasillos.

Ella perdió la noción del tiempo hundiéndose en los libros. Habían tantos libros de los cuales
nunca había escuchado o nunca había visto. Ella leyó rápidamente un libro y luego otro hasta que
sus ojos le ardían, y ella tenía que mover su cabeza para remover la tortícolis. Mientras miraba
hacia arriba, ella encontró a Draco observándola.

Sus ojos eran oscuros mientras la observaba. Su piel le picaba, y un escalofrío recorrió su espalda
mientras bajaba un libro y encontraba los ojos de Draco.

Él se movía como el agua mientras se acercaba a ella. Él la besó y ella se lo bebió. Él deslizó sus
brazos alrededor de su cintura y ella alejó su boca solo lo suficiente para hablar.

“Tenemos que tener cuidado. Todo sigue un poco frágil.”

Él asintió y la besó nuevamente.

Él era cuidadoso. Lento y gentil. Él la tocó como si fuera cristal en sus manos.

Cuando él le quitó su blusa y la miró, ella se encogió, y sus manos se levantaron para cubrir su
esternón.

“Se desvanecerán,” ella dijo rápidamente.

De repente ella comprendió completamente el llanto de Ginny respecto a su cicatriz. La lesión en


su pecho parecía mucho más prominente que las cicatrices en su muñeca. Ella no podía esconderla;
no podía esconderla bajo las sábanas, o detrás de su espalda, o a un costado para que las cicatrices
no fueran visiblemente constantes.

Ella no pensaba que afectaría cómo Draco la tratara—pero quizás lo haría. La cicatriz estaba tan
presente. Puesta justo en su centro. Quizás, después de un tiempo, ser revisado constantemente por
la vista de ellas haría que las cosas cambiaran; eventualmente, él querría algo que no tuviera la
guerra tan abiertamente quemada. Algún día, si se terminaba, él podría querer algo que no fuera un
recordatorio tan constante del pasado.
El pensamiento la cortó como una daga. Ella mordió su labio y presionó sus manos con más
firmeza contra su esternón.

“Las trataré—para que se desvanezcan más.” Ella tragó saliva, y sus dedos se movieron de tal
manera que trató de cubrirlas y hacer que estuvieran menos—ahí.

Draco se quedó quieto por un momento, después tomó sus manos y las apartó. Él miró hacia abajo,
sus ojos plateados la estudiaban intensamente hasta que ella pudo sentir el latido de su corazón en
sus mejillas y orejas bajando a su cuello lentamente.

“¿Tú ves mis cicatrices de esa manera? Cuando me ves, ¿son todo lo que puedes ver?” Él preguntó.

Hermione se encogió. “No.”

“Yo tampoco te veo de esa manera. Eres mía.” Él soltó su mano y su mano izquierda pasó
ligeramente por su cuello y clavícula y después abajo hacia su esternón donde las cicatrices estaban
más concentradas. “Lo eres. No importa que te pase. Tú aún serás mía.”Su cabeza se inclinó
lentamente hacia ella, y él capturó sus labios en los de él mientras decía la última palabra.

Ella torció su mano para liberarla y enredó sus dedos en la túnica de Draco, acercándolo. Ella lo
besó y se aferró a él con tanta fuerza que sus manos temblaron.

Cuando ella pasó sus dedos a lo largo de su cuerpo y sintió las cicatrices a lo largo de su torso y en
sus hombros, su corazón le dolió, y ella las besó. Ella deseó que se fueran por el bien de él, pero
nunca se le había ocurrido que no le gustarían por las suyas.

Él era suyo. Ella no lo amaba porque quería cambiarlo por algo más fácil. Él era suyo.

Él se empujó dentro de ella, y ella sostuvo su rostro en sus manos y casi habló.

Te amo.

Estaba en su lengua, pero ella dudó y se tragó las palabras.

Había una parte de ella que sentía que de alguna manera ella los condenaría si lo decía. Si se
dejaban cosas importantes sin decir, entonces quizás el mañana llegaría.

Ella lo besó en su lugar.

Te amo. Ella le dijo en la manera en la que presionaba sus labios contra los de él, en la manera en
la que su lengua se deslizaba contra el punto de pulso debajo de su mandíbula; con la manera
desesperada en la que enredaba sus dedos en su cabello, y los patrones que trazaba en sus hombros.

Te amo.

Te amo.

Te amo.

Ella le dijo en la manera que se dejaba llevar a ella misma y se sostenía a él en su lugar. Te amo.
Siempre te amaré.

Eventualmente era tiempo de irse. No habían excusas para quedarse más tiempo. La Orden había
lidiado con un daño severo, y Hermione tenía que ir a enfrentarlo.

Ella miró a la biblioteca una última vez antes de voltear para irse.
“Te traeré de nuevo. Cada vez que quieras,” Draco dijo mientras salían por las puertas.

Ella pausó y le sonrió levemente. “No, no necesitas hacerlo.”

Ellos caminaron de vuelta al vestíbulo por el que habían pasado mientras caminaban hacia la
biblioteca. Era una habitación vacía e inmaculada, pero fría y oscura para estar cerca del verano.
Hermione miró alrededor.

“¿Siempre es así de frío?”

Draco miró hacia arriba. “Creo que solía ser más cálido. Recuerdo que era más cálido. Las líneas
ley están corroídas ahora. Afectan a la casa. Hay cosas que podría hacer para reducirlo”—él
encogió sus hombros—”siempre han habido mejores cosas que hacer.”

Él deslizó una mano alrededor de la cintura de Hermione y la apareció a Whitecroft.

Hermione dio un paso hacia atrás y apretó el agarre en su varita. Antes de que pudiera aparecer, la
mano de Draco se movió y capturó su muñeca.

Él movió la mano de Hermione hacia atrás. “Hermione, por favor—” su voz se quebró mientras la
apretaba más y dudaba. Ella lo miró a los ojos.

Ella sabía lo que él le quería preguntar.

Él tragó saliva. “No te vuelvas a lesionar. No—”

Ella se puso de puntillas y lo interrumpió con sus labios. Él sostuvo sus hombros y ella podía sentir
su tentación pata aparecer; para llevársela lejos y suplicarle que se quedara ahí.

Ella sostuvo su rostro en sus manos y le dio un beso lentos antes de presionar su rostro contra el de
él para que sus mejillas se sonrojaran.

“Ten cuidado, Draco,” ella murmuró contra la esquina de su boca. “Ten cuidado. No mueras.”

Los dedos de Draco alrededor de la cintura de Hermione se apretaron y casi temblaron. Después él
suspiró y la soltó.

Ella lo besó nuevamente y se forzó a ella misma a dar un paso atrás. Sus ojos estaban fijados en los
del otro mientras ella se desvanecía.

Grimmauld Place estaba tenso cuando Hermione entró. Había una sensación palpable de
desesperación en la casa. Ella se quedó en el vestíbulo durante varios segundos, absorbiéndola.
Ahora que ya no era una interferencia corriente con la furia asesina de Draco, ella tenía espacio
para darse cuenta de su propia furia.

Ella se dirigió hacia el ala del hospital, su mandíbula se tensó mientras iba a buscar a Padma.

Padma estalló en llanto al verla. “Sigues con vida. Me di la vuelta y tú te habías desvanecido.”

Padma se apresuró y comenzó a realizar diagnósticos en Hermione.

Hermione alejó a Padma. “Estoy bien. Ya me he recuperado. Si aún siguiera en peligro, no estaría
de pie aquí. No es como que lo supieras, ya que aparentemente olvidaste usar un hechizo de
diagnóstico decente ayer. ¿De verdad diagnosticaste con la vista?”

Padma se quedó quieta y palideció. “¿No lo hice? No. Espera—primero usé el—” su voz se cortó
mientras sus ojos se abrían con terror. “Tienes razón. Lo siento. Estoy tan acostumbrada a que tú
hagas los hechizos avanzados cuando estoy contigo. Hice uno básico—después—después debí
haber entrado en pánico.”

Hermione la observó y después negó la cabeza con incredulidad. “Tenía veneno de vampiro en mi
sistema, Padma, y desafortunadamente no estaba en el estado de conciencia para saberlo. Eso es
algo tan fácil de arreglar si tan solo hubieras usado un mejor diagnóstico. Si no me hubieran
llevado a ser curada, probablemente me hubiera muerto en medio del vestíbulo.”

El rostro de Padma hizo una mueca. “No tengo ninguna excusa. Lo siento.”

“Decir lo siento no trae de vuelta a un cadáver,” dijo Hermione, su voz temblaba mientras trataba
de controlar lo venenosamente enfurecida que se sentía. Su cuello y mandíbula estaban tensos,
retorciéndose con el esfuerzo de mantener su postura neutral. “Hay cosas que deberían de ser
rutina. Alguien está lesionado, tú realizas un diagnóstico avanzado y te aseguras de saber la
extensividad de la lesión. No les preguntas que te digan lo que pasó. Fuiste una sanadora de campo
durante años; ni siquiera puedo creer que estoy teniendo esta conversación contigo.”

“Lo sé. Lo sé. Lo siento mucho.” Padma comenzó a llorar con más fuerza.

La lengua de Hermione se torció con toda la frustración que quería vertir sobre Padma. Ella se
sentía tan enojada que podía sentir su magia crepitando en las yemas de sus dedos.

Ella deslizó sus manos detrás de su espalda y las cerró lentamente en puños mientras se forzaba a
tragarse su furia.

Hermione inhaló fuertemente y apartó la mirada de Padma. “¿Dónde está Alastor?”

Padma sollozó y talló sus ojos. “En el cuarto de guerra. Apenas se ha ido desde que la Orden tuvo
su informe. Ayer perdimos a Shacklebolt. Harry dice que Draco Malfoy lo mató.”

Hermione se quedó quieta. “¿Harry vió a Kingsley morir?”

Padma asintió, su cansancio era visible a través de su rostro. “Demasiada—demasiada gente murió
ayer. Tengo la mayoría de los registros contabilizados para ti. Ron es un desastre. También
mataron a Lavender. Habían sido cercanos, sabes. Desde que él fue magullado, ellos habían sido
muy serios. Cuando él la vió morir, se descontroló. Harry trató de alejarlo, pero—Ron estaba—
aparentemente él mató al Mortífago que mató a Lavender, y él rompió el brazo de varita de Harry
cuando Harry trató de detenerlo. Kingsley los sacó a ambos, pero mientras Harry estaba llevando a
Ron fuera de las barreras anti apariciones, él miró de vuelta. Él dijo que vió a Malfoy frente a
Kingsley, y él sabía que era Malfoy porque Malfoy se quitó su máscara y sonrió antes de usar la
Maldición Asesina.”

Hermione tragó saliva y sintió a sus piernas amenazando con rendirse. El ala del hospital giró a su
alrededor lentamente.

Padma la tocó en el brazo. “Lo siento, debí haberte dicho con más delicadeza. Sé que ustedes dos
eran cercanos.”

Hermione parpadeó y se sintió aturdida. “¿Qué?”

“Shacklebolt. Eran amigos, ¿no es así? Parecían juntarse muy a menudo.”

“Oh—nosotros—nosotros—,” ella tragó saliva. “Era mayormente logística del hospital.”


¿Qué podría ser acerca de su relación con Kingsley?

Había un vacío en su pecho donde sus emociones sobre su muerte deberían de estar. Fue un golpe,
un golpe terrible para la Orden perderlo; ella había tenido admiración sincera hacia sus habilidades
como estratega, por su capacidad de tomar decisiones imposibles. Aún así las cosas que él había
hecho—las cosas sobre las que la había vuelto cómplice—su tolerancia tácita a la tortura, su
desprecio por sus consejos como sanadora, su explotación de Draco. Había sido un titiritero, quien
encontraba hilos que pudiera manipular y haría a la Orden bailar de acuerdo. Él los había
mantenido con vida con mero ingenio, pero Hermione se encontró a ella misma suspirando con
alivio al ser libre de él.

Ella no sabía qué sentir respecto a su muerte.

“No creo que Kingsley considerara a nadie como su amigo,” ella dijo finalmente, alejando la
mirada de Padma.”

“Bueno, Ron está muy destrozado sobre todo. Sobre Lavender y después todo lo demás encima.”

Hermione asintió distraídamente. Ella no había sabido que Ron y Lavender se habían vuelto serios.
Ella había estado tan preocupada con su investigación y pociones experimentales, preocupándose
por Draco, cuidando a Ginny; ella apenas había puesto atención a algunas de las relaciones en
Grimmauld Place. No le había parecido importante. Ella no tenía el tiempo o la energía para que
las relaciones de todos fueran importantes para ella.

Kingsley estaba muerto. Perdido en una batalla en la que la Orden nunca debió haberse metido.

La guerra estaba llegando al límite y la Orden no tenía nada que mostrar después de seis años.
Todo lo que habían estado haciendo durante el último año era sobrevivir. Sin la hábil manipulación
de Kingsley controlando a Harry y la Resistencia, no sabía cómo iban a hacer ni siquiera eso.

Draco iría después.

Ella podía sentirlo escrito en el futuro.

Había estado en sus ojos mientras él la había observado aparecer.

Padma estaba recitando la lista de muertos, las heridas—Hermione solo escuchaba a medias el
informe.

“Necesito hablar con Moody. Asegurate de que todo esté escrito; verificaré los reportes después.”

Moody estaba sentado detrás de una pila de papeleo. Su expresión se endureció cuando vio a
Hermione. Él realizó una docena de hechizos de privacidad antes de que hablara.

“Estás viva. He estado hundido en reportes, Patil dijo que te habías lesionado y después te habías
perdido, y ese maldito elfo llegó, enviado para “informarme” que habías sido removida de tu
protección. ¿Cuánto tiempo lo ha estado usando Malfoy?”

Hermione tragó saliva e inhaló profundamente. “Desde el abril pasado. Eso fue lo que me dijo.”

La boca de Moody se retorció. Él era el hombre más paranóico que ella había conocido. Descubrir
que Grimmauld Place había tenido un espía latente en la residencia inmediatamente después de
perder a Kingsley debió haber sido un shock.

“Pensé que estaba unido con Potter.”


Hermione miró hacia el piso. “La magia de los elfos domésticos es complicada. No la he
investigado extensivamente—la mayoría de los libros solo tienen cómo explotarla. Los elfos
domésticos sacan de la acumulación natural de la maga. Cuando familias antiguas tienen un estado
que toca las líneas ley y usa barreras de sangre, se unen a la magia. Se vuelven altamente en
sintonía con la firma.”

Su garganta se apretó mientras ella pensaba sobre los elfos que se habían quedado en Hogwarts.
McGonagall les había ofrecido romper el vínculo ritual que tenían con el castillo; Hermione les
había suplicado a todos que se fueran cuando la escuela fue evacuada. Unos habían estado de
acuerdo, pero otros se habían negado. Hogwarts y la magia de ahí era su hogar.

Ella no sabía si ellos seguían con vida dentro de la prisión de Hogwarts, o si los Mortífagos los
habían matado a todos cuando la escuela fue purgada de ‘magia no cooperativa’-

Ella sofocó el pensamiento. “Mi teoría es que lo que sea que Sirius haya hecho para forzar la
herencia de que Grimmauld Place fuera a Harry dividió las uniones de Kreacher. Kreacher está
unido a Grimmauld Place como un lugar de familia, pero también está unido a la firma mágica de
la familia de los Black. Lucius le entregó el título y la mansión a Draco después de la muerte de
Narcissa. Si Draco se asignara la propiedad a sí mismo con protecciones de sangre, entonces
Kreacher pertenece tanto a la Mansión Malfoy como pertenece a Grimmauld Place; posiblemente
más, ya que Harry nunca ha usado barreras de sangre en Grimmauld Place para fortalecer las
uniones. Era inevitable que la firma Black en Grimmauld Place se desvaneciera, Krecher sería
atraído a otro lugar donde pudiera encontrarla nuevamente. Las instrucciones que Draco le daba
tendrían más influencia que las órdenes de Harry.”

“Quiero que se vaya.”

“Iba a sugerirlo. Su vínculo con Harry es tan débil que creo que puedo romperlo yo misma. Él
perderá el vínculo y conexión con Grimmauld Place.”

“¿Qué le pasará entonces?” El ojo de Moody estaba girando sospechosamente.

“Sus uniones serán únicamente con la Mansión Malfoy.”

Moody parecía estar considerando. Finalmente él aclaró su garganta. “Bien. Que se vaya esta
noche, o yo seré quien lidiará con eso.”

Los hombros de Hermione se tensaron mientras asentía firmemente. “Tengo algo más que reportar.
Rodolphus Lestrange fue asesinado en Bulgaria. Draco fue conjurado al respecto. Debido a la
reacción de Tom con las noticias, Draco sospecha que podría haber un horrocrux en la bóveda de
los Lestrange.”

Moody comenzó, observándola con firmeza. “¿Le dijiste a Malfoy sobre los horrocruxes?” Su voz
era un gruñido.

Hermione encontró sus ojos con calma. “Lo hice.”

“No lo tenías permitido.”

Ella giró la mandíbula. “Él ha hecho un juramento, Moody. No va a traicionar a la Orden. Hemos
sabido acerca de los horrocruxes durante cinco años, y hemos fallado en encontrar siquiera uno.
Draco es más efectivo que nadie”—su voz se agudizó,—”y lo sabes, porque tu lista de demandas
hacia él se ha vuelto más larga cada semana.”

Moody se puso de pie. “Cuida tu tono, Granger.”


Hermione no cuidó su tono. Su voz se volvió más grave y vibraba con intensidad mientras
encontraba sus ojos. “Lo has sobreutilizado. Si yo fuera una sanadora de menos calibre, él hubiera
muerto diez veces en los últimos dos meses; te he dicho esto, le dije a Kingsley esto, y ambos lo
ignoraron. El hecho de que él tratará de hacer lo que sea que tú le pidas no significa que puedes
seguir demandándolo hasta que no quede nada de él para explotar. Tom sabe que tenemos espías en
su ejército. Sería un milagro si no lo hubiera notado hasta ahora. Él está probando la lealtad de los
Mortífagos. Kingsley empujó demasiado lejos, y ayer fue la consecuencia de ello.”

Ella se inclinó sobre la mesa hacia Moody. “Perdimos a Kingsley porque él permitió que la Orden
entrara a una trampa por el bien de la solidaridad. Yo dije que la Resistencia no debía haber ido.”
Ella se sentía tan enojada que su pecho le dolía, como si su esternón fuera a fracturarse de nuevo.
“Dije que no debíamos haber ido, me dijeron que poner a la Resistencia primero era lo mismo que
decir ‘magos primero’ y eso solo estaba a un pequeño paso de ‘sangre pura primero,’ y después me
recordaron que todas las vidas humanas valen lo mismo y valen la pena ser salvadas; como si yo
no fuera quien estaba tratando de salvarlas.” Ella trató de respirar a través de su furia y tragó saliva
de manera amarga. “Bueno, ellos saben que entraremos a trampas mortales por principio ahora,
¿así que cuántas vidas que valen la pena crees que el heroísmo de ayer nos costarán a la larga?”

Ella puso sus barreras de oclumancia más firmemente en su lugar y suspiró.

Ella tomó la orilla de la mesa, y su boca se torció mientras encontraba la mirada de Moody. “Ya
terminé de cuidar mi tono.”

Ella se enderezó y miró alrededor de la habitación. “Soy la única persona que tienes en Grimmauld
Place. He sido un soldado de infantería obediente. He realizado lo irrazonable para la Orden, y no
entiendo lo que tenemos que mostrar por ello.” Su boca se retorció, y su pecho se apretó. “No
estamos más cerca de ganar de lo que estábamos hace un año. He seguido reglas sin una sola
palabra de queja. Lo aceptaría si fuera solo yo—porque en este punto, ¿qué bien haría detenerme?
O si creyera que eventualmente ganaríamos la guerra por ello. Pero no creo en eso. Ni siquiera
pienso que tú creas eso.”

Ella encontró la mirada de Moody y sonrió levemente. “Si tienes a algún otro aliado que quede en
la Orden, por todos los medios, muéstrame.”

Moody no dijo nada.

Ella exhaló fuertemente. “Draco y yo trataremos de encontrar el horrocrux. Necesito acceso a la


espada de Gryffindor. Yo puedo—” su garganta se apretó, y ella bajó su mirada hacia el escritorio,
“—ayudar a coordinar y administrar el equipo de exploración, ya que todos están acostumbrados a
mí, y puedo encargarme de la distribución de comida a las casas de hospicio; puede hacerse junto
con la distribución de pociones de la cual ya soy responsable.” Ella estudió los archivos entre ellos.
“Hazme saber qué más necesitas.”

“Me dijeron que poner a la Resistencia primero era lo mismo que decir ‘magos primero’ y eso solo
estaba a un pequeño paso de ‘sangre pura primero,’ y después me recordaron que todas las vidas
humanas valen lo mismo y valen la pena ser salvadas,” es un extracto parafraseado del Capítulo 22
de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte.
Chapter End Notes

“Me dijeron que poner a la Resistencia primero era lo mismo que decir ‘magos
primero’ y eso solo estaba a un pequeño paso de ‘sangre pura primero,’ y después me
recordaron que todas las vidas humanas valen lo mismo y valen la pena ser salvadas,”
es un extracto parafraseado del Capítulo 22 de Harry Potter y las Reliquias de la
Muerte.
Flashback 34
Chapter Notes

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Junio 2003

Draco le llevó la Copa de Hufflepuff a Hermione en menos de una semana.

Ella la reconoció inmediatamente de las fotos que había estado investigando. “La encontraste.”

Él miró hacia abajo hacia el cáliz adornado en su mano. “Lo hubiera tenido ayer, pero estoy
pasando por los canales legales del acceso de la bóveda también. Será transferido a mi nombre
dentro del siguiente mes una vez que el papeleo que confirme la muerte de Rodolphus se haya
terminado. Tradicionalmente el proceso tomaría meses, pero está siendo acelerado por la
preocupación de que la hija de Andrómeda trate de reclamarlo.”

Hermione lo estudió cuidadosamente. “¿Hay algún registro de que estuviste ahí?”

Él sonrió de manera delgada y cerrada. “Ninguno.”

La garganta de Hermione se apretó. Ella no miró a Draco mientras tragaba saliva y asentía
firmemente.

No podían tener ninguna rienda suelta—pero cada muerte se sentía como un nudo adicional
alrededor de su cuello. Ella alejó ese pensamiento.

Ella abrió su bolso y sacó la espada de Gryffindor.

Draco arqueó una ceja y la estudió. “¿Normalmente cargas una espada?”

Hermione miró hacia la espada en sus manos. “La conseguí la semana pasada. Sabía que sería
eficiente. Pensé que debería venir preparada.”

Los ojos de Draco brillaron. “¿Cómo hacemos esto?”

Hermione mordió su labio inferior. “No estoy segura. Probablemente deberíamos realizar un
hechizo de barrera, para tratar de contener algún posible contraataque. Después, supongo que lo
apuñalo.” Ella le sonrió levemente. “Nunca he apuñalado una copa.”

“Yo lo haré.” Él extendió su mano para tomar la espada.

Hermione negó con la cabeza y dió un paso hacia atrás, acercando la espada a ella. “No. Necesito
hacerlo. Hay muy poca información de horrocruxes en los libros. Necesito analizar y observar
cuando sea destruido.”

La expresión de Draco se volvió firme, y él se acercó a ella; sus ojos eran como pedernales. “No,
no necesitas. Tú dijiste que Dumbledore fue maldecido tratando de destruir el anillo. Dámela,
Granger.”

Hermione agarró el mango con más fuerza y levantó su barbilla mientras él se acercaba a ella.

“Dumbledore fue maldecido porque, por alguna razón, él se puso el anillo. Yo no voy a usarlo, voy
a analizarlo y después apuñalarlo. Harry apuñaló a el diario sin ningún problema.”
La mano de Draco se cerró alrededor de la de ella. “Tú eres la sanadora. Si eso trata de matarnos,
tienes una mayor probabilidad de salvarme a mí que yo de salvarte a ti.”

Ella no aflojó su agarre. Ella lo miró con firmeza. “También me especializo en analizar y
deconstruir Magia Oscura.”

Él la volteó a ver, su expresión era una máscara. El corazón de Hermione comenzó a latir con
fuerza y ella apretó su agarre en la espalda, esperando a medias que él se la arrebatara de sus
manos.

“Draco, déjame hacer mi trabajo.”

Su expresión vaciló, y él dejó ir su mano. “Dime qué hacer si algo sale mal.”

Hermione desabrochó el brazalete en su muñeca y se lo entregó.

“Este dije de aquí,” ella señaló una pequeña caldera, “si lo activas, le envía mi ubicación a
Severus.”

La expresión de Draco brilló y su boca se torció en contemplación. “Snape es un doble agente.


Pensé que la Orden había dejado de confiar en él hace años.”

“Él es un triple agente. Reducir su nivel de autorización oficial dentro de la Orden es una mentira.
Tiene la misma autorización que yo. Él ha sabido sobre ti desde el principio. Él es quien convenció
a Moody y a Kingsley de que tu oferta era probablemente legítima.”

La expresión de Draco era de descreencia.

Hermione suspiró levemente. “No tienes que confiar en él, pero si estoy muriendo y no estoy
consciente para curarme sola, él probablemente sería la única persona que podría hacer algo. Él es
quien contuvo la maldición en Dumbledore.

La expresión de Draco era amotinada, y él se rehusaba a tocar el brazalete que ella le estaba
ofreciendo.

La esquina de su boca se torció, y ella bajó su mano. “Tú preguntaste qué hacer, y yo te estoy
diciendo. Si algo sale mal, él es a quien debes llamar. Si decides usarlo o no es tu decisión.”

La mandíbula de Draco se apretó, y él le arrebató el brazalete de sus dedos.

Ella puso una barrera a su alrededor y construyó una red de magia analítica alrededor de la Copa.
Los horrocruxes eran un gran tabú que no había ningún registro sobre la magia siendo alguna vez
analizada. Hermione entendía los fundamentos, basados en teoría, pero en realidad tratar con una
pieza suspendida de un alma destrozada era un nivel de Magia Oscura con el que nunca había
tenido un encuentro de ninguna manera.

Ella ignoró el trabajo de hechizo realizado por Helga Hufflepuff cuando la Copa fue creada y se
enfocó en la Magia Oscura. La Copa estaba sorprendentemente desprotegida. Voldemort debió
haber asumido que la bóveda de los Lestrange debía haber tenido suficientes medidas de seguridad.

El fragmento del alma se había entrelazado a sí mismo con la otra magia de la Copa. Venenoso y
malévolo, parecía sentir que estaba siendo molestada. Hermione trabajó rápidamente; si ella tenía
suficiente información sobre la firma mágica de Voldemort, ellos podrían ser capaces de encontrar
otros horrocruxes.
Sus ojos se movieron hacia Draco. Él estaba quieto como una estatua mientras la observaba, como
si no estuviera respirando.

Ella anotó todo en un pergamino y levantó la espada de Gryffindor. Era una espada perfectamente
balanceada, pero se sentía pesada a comparación de un cuchillo. Ella inhaló profundamente y
dirigió la espada hacia el centro de la Copa, partiéndola a la mitad.

Hubo un inquietante momento de quietud. Hermione tomó su varita.

El aire cambió y se movió a su alrededor.

Hubo un largo grito, y el fragmento del alma se levantó de la Copa como un fantasma negro con
ojos escarlatas. Por un momento parecía estar a punto de atacar. Pareció detectar a Hermione y se
movió bruscamente hacia ella. Luego vaciló y se disolvió en el aire.

Nada.

Hermione jadeó levemente y se levantó apretando su varita con fuerza, su pecho se movía
irregularmente mientras ella trataba de respirar.

Ella realizó un rápido hechizo para confiar que el fragmento se había ido.

“Está hecho,” ella finalmente dijo, moviendo su varita y removiendo todas las barreras a su
alrededor. “Eso—no fue tan malo. Pensé que podría ser peor que eso.”

Ella miró hacia arriba y encontró a Draco que estaba solo a centímetros de distancia de ella. Él la
arrastró hasta sus brazos y la sostuvo hasta que ella estaba aplastada contra su pecho. “Nunca—por
favor, nunca más.”

Ella quería decir que no, pero él estaba tan tenso que casi estaba temblando. Ella se encontró a sí
misma asintiendo lentamente y diciendo, “está bien. No lo haré.”

Harry era como un cordero perdido en Grimmauld Place. A Ron lo habían puesto de licencia. Él
fue a quedarse con su madre, mientras estaba en duelo por Lavender y trataba de aceptar la culpa
que sentía sobre la muerte de Kingsley.

Hermione encontraba a Harry de pie indiferentemente cerca de la puerta de Ginny más


comúnmente de lo que no.

Hermione abrió la puerta después de una visita con Ginny y lo encontró parado con la mirada en
blanco frente a la puerta. Él tenía un ojo morado y el labio cortado, y sus nudillos estaban tan
abiertos que aún había sangre deslizándose por sus dedos y cayendo hacia el suelo.

Los ojos de Harry brillaron y él pareció regresar a él mismo cuando vió a Hermione. “¿Ella está
bien? ¿Está mejorando? ¿Tú crees que ella—crees que pueda verla pronto?”

Hermione lo observó, sus estómago cayendo fuertemente al verlo. Harry era preocupantemente
frágil. Ella había tratado de convencer a Ginny varias veces de que dijera la verdad y le dijera a
Harry que estaba embarazada, pero Ginny era reacia en decirle que haría las cosas peores.
Hermione había hablado con Moody; para su decepción, él se había puesto del lado de Ginny.
Harry no estaba en condición de aguantar ningún estrés adicional, y la Orden no podía soportar la
caída de confianza si la verdad salía a la luz en un punto tan crítico. Las cosas eran demasiado
precarias.

Hermione se tragó su culpa mientras realizaba toda su protección pantomimada y hechizos de


esterilización sobre ella.

Ginny tenía un bulto que estaba comenzando a requerir hechizos de precaución, solo para engañar
a Dobby, con quien Harry hablaba regularmente.

El bebé era un varón. Ginny ya se refería a él como James.

“Ella sigue igual, Harry. Lo siento.”

La expresión de Harry cayó. Él asintió de manera apática y comenzó a voltear para irse.

Él estaba mortalmente pálido, y el ojo que no estaba morado y amarillo estaba hundido.

Ella se estiró para detenerlo y tocó su rostro ligeramente. “¿Estás peleando de nuevo? ¿Cuándo fue
la última vez que dormiste?”

Él se alejó. “Hace—hace algunos días. Durante unas horas.”

Ella realizó un diagnóstico en él; él tenía varias fracturas en sus manos y en la cavidad del ojo, y su
torso estaba cubierto de moretones.

Ella lo tomó gentilmente del brazo y lo guió lentamente por el pasillo hasta el ala del hospital.
“¿Son pesadillas de nuevo? Puedo enseñarte nuevas técnicas de oclumancia, puede ayudar. Vamos,
déjame arreglarte y darte Poción de Sueño sin Sueños.”

Harry rió de una manera corta e histérica. “Quisiera que fueran pesadillas.”

Hermione pausó y lo miró. “¿A qué te refieres?”

Él rostro de Harry se torció. “No son pesadillas, Hermione. No han sido pesadillas en años. Es él.
Cuando estoy dormido, es él. Torturo a gente y después la mato, y siento cómo se siente él cuando
lo hace. Ni siquiera tengo que estar dormido para que pase, solo es peor cuando lo estoy.” Harry
estaba temblando por cansancio. “La última vez que me quedé dormida, él estaba probando nuevas
maldiciones y después él se tomó una copa de sangre de unicornio, y cuando desperté, podía
saborearla. Yo no—no he sido capaz de comer—”

“Harry, no me dijiste que las cosas se habían puesto tan mal. Debiste haberme dicho.”

Él se torció. “¿Qué—estamos hablando de nuevo?” Su expresión estaba lastimada mientras la


observaba.

La mano de Hermione cayó a un lado, y ella volteó a verlo. “Dime qué pasa.”

Él negó con la cabeza, sus ojos estaban confundidos. “No es tan malo cuando tengo algo en qué
enfocarme. Cuando estoy en una misión—cuando estoy con Ron y Gin—cuando estoy recordando
por qué estoy haciendo todo esto, puedo mantenerlo fuera. Pero—es como si hubiera un lugar en
mi mente que es como una puerta abierta, y a veces paso por ahí cuando estoy distraído. Cuando
despierto—no siempre recuerdo como quién estoy despertando.”

Hermione sacó varias pociones restaurativas rápidamente. “Toma estas. No me importa qué tan
mal sepan, estás malnutrido.”

Harry amordazó a dos y luego los vomitó a las dos nuevamente. Hermione desvaneció el desastre y
sacó un calmante de estómago y se lo entregó con más suavidad.

“Trata con este. Si no has comido en varios días, puede ayudar. Tómalo lentamente.”
“Hermione—,” él dijo entre tragos mientras ella murmuraba hechizos y esparcía pomada alrededor
de su rostro. “Creo que hay algo malo conmigo.”

Los dedos de Hermione tuvieron espasmos, y ella negó con la cabeza firmemente. “Harry—en
verdad creo que practicar oclumancia podría ayudar con esto. Yo puedo ayudarte. He leído varios
libros ya, creo que puedo hacerlo más gentilmente que lo hizo Severus; quizás podría ir mejor.”

Ella realizó otro hechizo más complejo en él. Él estaba bajo de peso. Estaba crónicamente
deprivado de sueño. Estaba preocupantemente frágil. Él estaba vibrando con magia en la manera en
la que lo había hecho desde que lo había hecho. Su marca mágica era borrosa e indistinta. Era de la
manera en la que Harry lo era; como siempre lo había sido, Pomfrey le había dicho eso cuando
Hermione preguntó durante sus primeros años de entrenamiento.

Harry presionó su mano contra su cicatriz y alejó la mirada. “La oclumancia no ayuda.”

Hermione suspiró de manera frustrada. “Sé que separar tus emociones puede ser difícil al principio,
pero creo, que si lo intentas, podría—”

“Lo vuelve peor,” Harry dijo con una voz firme. “Cada vez que lo intento, lo vuelve incluso peor.”

Hermione tragó saliva y se volteó para conjurar más pociones restaurativas, su mandíbula se tensó.
Ella entregó los frascos sin una sola palabra. Harry logró mantenerlos.

Ella sacó un frasco de Poción se Sueño sin Sueños sin siquiera mirarlo. “Bueno, por lo menos
podemos coincidir en que dormir sin molestias ayudará.”

Él asintió levemente y se tomó la poción.

Con todas las restaurativas en su sistema, le tomó más tiempo hacer efecto a la poción. Él se sentó
por un minuto antes de que su cabeza se moviera y la dejara caer en el hombro de Hermione.

Hermione dudó, y después envolvió sus brazos alrededor de él, y lo abrazó fuertemente. “Estoy
segura de que dormirás mejor después de que duermas.”

“Extraño a Gin.”

La garganta de Hermione se apretó, y ella descansó su cabeza sobre la de él. “Lo sé. Lo siento.”

Harry sollozó levemente bajo su aliento. “Cuando estaba con ella, por un rato todo parecía que era
más fácil.”

Las manos de Hermione temblaron. “Lo siento, Harry.”

Ella lo sostuvo mientras él se iba. Después lo metió cuidadosamente dentro de una sábana y fue a
hablar con Alastor.

“Fleur estaba en la habitación de guerra cuando Hermione llegó a la puerta.

“No he escuchado acegca de Gabrielle tan seguido últimamente. Ella siempge ha enviado cagtas
paga que no me pgeocupaga. Un pequeño chiste o fgase paga que supiega que estaba bien. Pego
casi no ha habido nada. Tienes que teneg alguna manega de contactagla. Ella es mi hegmana
pequeña. Soy guesponsable de ella.”

La boca de Moody tembló y su ojo giró rápidamente. “Tu hermana siempre ha trabajado en sus
propios términos. Veré que puedo hacer.”
Fleur asintió firmemente. “Gacias. Bill y yo hemos geemplazado todas las baguegas en las casas
de hospicio una vez más, y estamos guenovando las baguegas en la cueva. Sin embargo, hay
límites en lo mucho que podemos haceg. Estamos casi al límite de la capacidad. Necesitamos una
segund ubicación o las cantidades mágicas podgán comprgometeg la seguguidad.”

Moody suspiró levemente y asintió, su ojo se movía sospechosamente hacia abajo. Él parecía haber
crecido una década en las dos semanas desde la muerte de Kingsley. “Tendré a un equipo que
comience a buscar nuevas ubicaciones. Necesitaremos nuevas barreras para ello. Tú y Bill tendrán
que entrenarlos.”

Fleur asintió nuevamente y después se fue.

Hermione estudió el rostro de Fleur mientras pasaban una al lado de la otra. Fleur era una figura
encantadora etérea entre un ejército que era crecientemente gris y desesperado, pero la mancha de
la guerra era visible en sus ojos. Fleur y Bill se reflejaban el uno al otro en su silenciosa culpa.

Los padres de Fleur habían sido muertes tempranas cuando la guerra llegó a Francia. Gabrielle
había sobrevivido al estar en la escuela en vez de en casa, pero eventualmente la guerra también
había arrasado con Beauxbatons. Pocos miembros de la Resistencia Francesa sobrevivieron.
Hermione sospechó que el atractivo veela de Gabrielle fue lo que la había salvado. La forma en la
que Gabrielle seguía usándolo como arma parecía como una forma de restitución de culpa y
venganza.

Los métodos de Gabrielle se habían vuelto más viciosos y vengativos con el paso del tiempo.
Extravagantes. Al límite descuidado. Hermione había comenzado a tomar una poción calmante
antes de dirigirse a la playa en Cornwall.

Hermione no estaba segura de qué tanta actividad de Gabrielle estaba Fleur consciente de, pero ella
imaginaba que Fleur sabía lo suficiente y sospechaba más de la hermana pequeña que siempre
estaba ansiosa por su siguiente misión.

Los ojos de Gabrielle eran más fríos y viejos que incluso los de Draco.

Hermione observó a Moody en silencio durante varios segundos después de que Fleur se fuera. Él
suspiró levemente y comenzó a realizar hechizos de privacidad.

“Estoy preocupada por Harry,” Hermione dijo cuando Moody se sentó. “Él parece que está al
borde de un precipicio. Necesitamos entrar a Hogwarts.”

“Estamos tratando de. Remus tiene un equipo ahí ahora.”

“Creo—,” ella vaciló y cruzó sus brazos. “He estado—investigando algunas cosas últimamente.
Creo que he encontrado una manera de derribar las barreras alrededor del castillo. He estado
analizando los reportes que se han traído. Hay—una bomba—una bomba que creo que puedo
hacer. Puede ser puesta debajo de un estasis temporal. Podemos hacer que Draco o Severus la
pongan sin arriesgar su encubierta. Puedo retrasar la detonación hasta tres días.”

Moody la observó. “¿Tú crees?”

La garganta de Hermione se apretó, pero ella levantó su barbilla. “Bueno, nunca he hecho una
antes. Cuando mencioné la idea hace algunos años, me dijeron que no era ético,
independientemente de cuán dirigida podría ser la explosión en la ubicación de un Mortífago. La
Orden decidió que solo usaríamos explosivos en edificios vacíos. Sin embargo, este no tendría
mucho daño colateral. La explosión estaría dirigida hacia la magia rodeando el castillo. Así que—
si es puesta con cuidado, la Orden no debería de encontrarlo no ético esta vez.”

“¿Qué materiales requeriría?”

Ella podía ver a Moody calculando un presupuesto para su propuesta.

Ella tragó saliva. “Yo—ya los tengo.”

La expresión de Moody se puso tensa. Su ojo giró y se enfocó en ella. “Entonces esto es idea de
Malfoy. ¿Te está ofreciendo materiales?”

Hermione empujó su barbilla hacia arriba. “No. Esta es exclusivamente mi investigación. Tengo
los materiales porque la Resistencia los trajo el año pasado cuando el laboratorio de división de
maldiciones fue asaltado. Había una gran cantidad de materiales que se trajeron que—” su boca se
torció. “No son usados en formas tradicionales para hacer pociones. Tengo más de todo lo que
necesito.”

Moody la miró. “Nunca lo reportaste.”

Ella arqueó las cejas. “Estaba ocupada en ese tiempo; todo lo que podía hacer era guardarlos hasta
que tuviera tiempo de catalogarlos. No fue hasta julio que supe exactamente qué estaba
manejando.” Ella se encogió de hombros. “Mis suministros nunca habían sido un inventario del
cual tenía que reportar.”

El rostro de Alastor se torció con irritación, pero él parecía estar considerando seriamente la
propuesta.

Él pasó su pulgar por el mango de su varita. “Usar una bomba para entrar a Hogwarts resultaría en
una batalla total.”

“Lo sé.” Su pecho se sentía constreñido y ella tuvo que forzarse a ella misma a respirar. “Estaba
pensando, si se juega como un rescate, podríamos usar un ataque mayor como una distracción
mientras un grupo más pequeño entraba al castillo. La escuela aún debería de reconocer a Minerva;
podría cooperar con nosotros.”

Moody asintió levemente, mirándose profundamente en pensamiento.

Hermione se fue sin una sola palabra.

Sola en su clóset de pociones, ella se recargó y descansó su cabeza en la encimera. Sus manos
estaban temblando por estrés y cansancio. Voldemort se sentía como una marea a punto de llegar.
La roca a la que la Resistencia se había azotado se estaba desmoronando debajo de ellos.

Sin importar lo que ella hiciera, nunca era suficiente para poder ponerlos adelante.

Draco había estado en el extranjero durante casi una semana, inspeccionando a los gobiernos de
marioneta que Voldemort había puesto alrededor de Europa. Era una asignatura que Voldemort
tendía a poner por capricho.

Rodolphus Lestrange había estado en esa misión cuando había sido interceptado por Gabrielle.

Draco dejó una nota en la cabaña para explicar su ausencia. Había sido asignado tan abruptamente
que una nota fue todo lo que pudo hacer.

Desde el día que ella la había leído, Hermione había tenido pesadillas de llegar a la playa en
Cornwall y descubrir a Draco sentado en esa pequeña habitación en la cueva. Pesadillas de que él
no regresara en lo más mínimo y recibiera una carta de Severus diciendo que había sido encontrado
mutilado en alguna ciudad extraña.

Ella nunca había pensado en siquiera advertirle sobre Gabrielle.

Cuando su anillo ardió nuevamente por primera vez en días, ella salió corriendo de Grimmauld
Place para aparecer y se apresuró para pasar por la puerta de la cabaña.

Él ya estaba de pie en medio de la habitación, aún usando su túnica de Mortífago.

“Estás de vuelta,” ella dijo, tan aliviada que sentía que sus rodillas podrían rendirse. Él estaba ahí,
él seguía con vida, él parecía no estar lesionado.

Ella se acercó a él. Sus manos estaban temblando mientras tomaba su túnica y tocaba su rostro.

“¿Estás bien?” él preguntó.

Ella asintió levemente mientras descansaba su cabeza sobre el pecho de Draco.

“¿Qué pasa?”

Ella cerró sus ojos durante varios segundos y escuchó a su corazón, solo sintiéndolo: con vida.

“Nada. Solo estoy demasiado cansada. Siento como si se me hubiera olvidado respirar hasta
ahora.”

Él se quedó quieto por un momento antes de suspirar levemente. Sus manos vacilaron antes de que
las pusiera en los hombros de Hermione.

El estómago de Hermione cayó, y ella abrió sus ojos. “¿Qué pasa?”

Draco estaba callado. Sus dedos tuvieron espasmos. “Mi padre—está siendo llamado a Inglaterra.”

El corazón de Hermione se detuvo mientras volteaba a verlo.

La expresión de Draco estaba cerrada. Resignada. “Él esperará mi compañía cuando ambos no
estemos trabajando.”

“Oh.”

Ella no sabía qué otra cosa podía decir. Ella lo observó, y él apartó la mirada de ella, pero sus
manos se quedaron en sus hombros.

Ella buscó las palabras. “Por supuesto, deberías pasar tiempo con tu padre.”

Él rió.

“Apenas. Mi padre, él—” Draco vaciló y su mirada cayó al suelo. Había un rastro de juventud en
su voz. “—bueno, él me culpaba por la frágil salud de mi madre.” Su expresión estaba cerrada,
pero sus ojos brillaron. “Él siempre decía que siempre esperó que yo fuera un heredero excepcional
para compensar por—casi matarla.”

“Draco—”

Él se alejó ligeramente y aclaró su garganta, su tono se volvía cerrado nuevamente. “Cabe decir,
tendré poca disponibilidad—para quien sea—en el futuro pronto. Podré tardar más en completar
tareas. Si puedes informarle a Moody, espero que lo tome en cuenta.”

No disponible. No para la Orden. No para ella.

Ella se sentía tan cansada que apenas podía mantenerse de pie, pero ella asintió y se levantó. “Por
supuesto. No te preocupes. Lo siento. Entonces estarás de vuelta en la mansión, ¿no es así?”

Él asintió levemente.

Ella tomó sus manos y pasó sus dedos a través de ellas, buscando algún tremor. Ella necesitaba
asegurarse de que estaba bien. Si ella no sabía cuando lo vería de nuevo, ella tenía que saber que
estaba bien. “¿Cuándo llegará?”

“Mañana o pasado mañana. Me enteré cuando me reporté de vuelta.” Su voz era aburrida.

La boca de Hermione se torció y ella se enfocó en sus manos. “Lo siento. Quizás—no será durante
demasiado tiempo.”

“Es posible. A él no le gusta mucho quedarse en Inglaterra.”

Él inhaló, y su mandíbula se tensó mientras él la observaba revisar sus dedos nuevamente, una y
otra vez. “Sospecho que algo va a llegar. Dile a Moody. Me mencionaron que el Señor Tenebroso
ha ido a Sussex personalmente en el tiempo que yo estuve lejos. Lo que sea que está haciendo, no
está confiando en nadie personalmente, excepto quizás en Dolohov. Podría—estar relacionado con
el regreso inesperado de mi padre.”

Hermione asintió. “Le diré a Moody. Creo que—la Orden se está preparando para hacer un
movimiento en Hogwarts.”

“Sería un alivio si hicieran algo. Las cosas han estado sospechosamente silenciosas últimamente.”
Había una cuestión sin decirse en su tono.

Hermione evitó sus ojos. “Perder a Kingsley fue un golpe. Ha afectado la moral.” Ella seguía
mirando a sus manos.

“Las cosas han estado sospechosamente silenciosas para mí también. ¿Hay preocupaciones sobre
mi moral?” El tono de Draco era ligero pero con un filo escondido en él.

Hermione levantó la mirada. “No. No le he dicho a Moody sobre tu amenaza, si eso es lo que estás
preguntando.”

Los ojos de Draco brillaron.

La esquina de su boca se torció y ella dejó ir su mano y dió un paso hacia atrás.

“Después de que murió Kingsley, le dije a Moody que él y Kingsley te habían estado utilizando
demás solo para comprar más tiempo con cualquier estrategia más amplia, y que ya no iba a
quedarme de pie y seguir observando.” Ella se encogió de hombros. “Soy más crucial ahora—sin
Kingsley, Moody necesita mi apoyo para mantener todos los aspectos clasificados dentro de la
Orden.” Ella le sonrió levemente. “Puedo protegerte ahora.”

Draco presionó sus labios en una línea firme y plana, y su expresión se volvió fría y cerrada.

“No quiero que te estés insertando dentro para protegerme, Granger.” Su tono era como el hielo.
Ella se puso rígida y hubo un fuerte apuñalamiento de dolor que la atravesó. “¿Por qué no? ¿La
protección es exclusivamente tu derecho? ¿Se supone que yo solo debo de quedarme callada en las
casas de hospicio mientras tú estás en la guerra por mí?” Ella levantó la barbilla. “No estoy yendo
a escaramuzas. Sigo cuidadosamente encerra—”

Draco tuvo un espasmo antes de que ella pudiera detenerse.

Ella bajó su cabeza e inhaló firmemente, cerrando su mano en un puño mientras alejaba la mirada
de él. “Lo siento. Eso—no me refería a eso. No lo veo de esa manera.”

Mentira.

Ella suspiró y apartó la mirada de él. “No estoy saliendo de las casas de hospicio. Solo estoy
coordinando más de los detalles clasificados dentro de la Orden, lo que significa que tengo más
voz ahora de la que tenía. Eso es todo. No me estoy—poniendo en peligro.”

Ella dejó de hablar y observó a Draco. Su expresión estaba oculta.

El aire colgaba a su alrededor; como si hubiera fantasmas rodeándolos. Ambos estaban empapados
de muerte.

La guerra era como un abismo que quería todo y nunca estaba satisfecho. Siempre había algo más
requerido. Otra vida. Una medida adicional de sangre. Se mejor. Más inteligente. Más despiadado.
Más rápido. Más ambicioso. Acepta una segunda porción de dolor.

Nunca era suficiente.

Hermione había ido a Eleos y Panacea. Se había postrado postrada a los pies de Atenea. Ella había
construido torres de oración. Ella había sacrificado casi cada pieza de ella misma que tenía para
ofrecer.

Nunca era suficiente.

Draco había entrado directamente al altar de Ares.

Nunca era suficiente.

Nada nunca era suficiente. La guerra siempre quería más.

‘Si miras al abismo, el abismo te mira de vuelta.’

¿Qué entregarás? ¿Qué entregarás para ganar?

Hermione tragó saliva. “Draco—¿qué esperas que haga?”

Él suspiró de una manera que sonó como un siseo. “No te quiero en esta maldita guerra.” La furia
en su voz era cruda. “Todo lo que hago es preocuparme en qué te pasará si no logro realizar todos
mis requerimientos.”

Ella inhaló firmemente y dió un paso hacia él, estirándose para tomar su mano. “La Orden no es
como los Mortífagos. Draco—”

Su expresión se volvió viciosa antes de que ella pudiera tocarlo.

“Estoy consciente de la diferencia.” Él dijo entre dientes. “¿Te imaginas que es de alguna manera
mejor saber que tú solo te ofreces como voluntario?”
Hermione dió un paso hacia atrás y lo observó, sus hombros eran rígidos. “No soy una posesión
que puedas poner en algún otro lugar, Draco. He pasado años entrenando para poder contribuir a la
Resistencia. No puedes pedir que me detenga o que me vaya porque te preocupa. Tú estuviste de
acuerdo—tú juraste que tú no interferirías con mi ayuda hacia la Orden. Tampoco puedes intentar
convertirme en pasivo con la culpa.”

Él la observó. “No tienes idea de lo que pasaría si te atraparan. Si—”

“Sí lo sé,” ella dijo rápidamente, interrumpiendolo. Su garganta se sentía apretada, y su pecho se
sentía comprimido hasta que apenas podía respirar. “¿Qué crees que hago con todo mi tiempo?
Curo a la gente que ustedes los Mortífagos no logran matar. Eso es casi todo lo que he hecho
durante años. Curé a las víctimas de la última división de maldiciones hasta que murieron. Y todas
murieron.” Ella trató de pasar saliva. “Cada—uno—de ellos—murió. Estoy tan consciente de los
riesgos que a veces creo que me volveré loca por saberlos. No te atrevas—no te atrevas a tratarme
como alguien ingenuo. Sé tanto como tú. ¿Por qué crees que me esfuerzo tanto?” Su voz se quebró
ligeramente.

La expresión de Draco se mantuvo fría.

Hermione se volteó. Ella se sentía tan drenada que quería hundirse en una esquina para que no
tuviera que seguir de pie. Ella había estado tan preocupada porque él regresara a Inglaterra. Había
alcanzado su límite. Ella podía sentir a los muros de oclumancia temblando; como una presa, su
cansancio amenazaba con romperla.

Estás perdiendo. Estás perdiendo. No has salvado a nadie. Draco. Harry. Ron. Ginny. La Orden.
La Resistencia.

Quieres demasiado.

Sus hombros temblaron. Ella quería ir de vuelta a su clóset de pociones y encontrar algo que
hiciera que la guerra dejara de sentirse como miles de cortes.

Ella presionó sus labios y su mandíbula tembló. “Creo que necesito irme. Estoy demasiado cansada
para tener esta pelea esta noche.”

Ella solo quería desvanecerse. Ella estaba tan cansada de suplicarle que no muriera. Ella tragó
saliva. Incluso su saliva sabía amarga. “Le informaré a Moody sobre tu padre. ¿Necesitas que te
cure de algo?”

La mano de Draco se estiró de la nada y él la agarró de la muñeca. “No. No te vayas. No sé cuándo


seré capaz de llamarte de nuevo.”

Ella vaciló. “Draco—estoy demasiado cansada—no quiero pelear.”

Él la acercó a él. “Sólo quédate conmigo. Sólo quédate.”

Ella asintió levemente y dejó caer su cabeza contra su pecho. Él deslizó un brazo alrededor de su
cintura y apareció. Ellos volvieron a aparecer en su suite en el Savoy.

Él la acostó en la cama y le quitó sus zapatos. Él se sentó en la orilla de la cama, pasando sus dedos
por su brazo hasta que ella estaba medio dormida.

Él se puso de pie. “Tengo que bañarme y comer. Estaré de vuelta.”

Hermione se estiró y tomó su mano. “Temía que murieras en el extranjero, y todo lo que tendría
fuera tu nota.” Su voz era grave. “Siempre estás en peligro, y nunca puedo pedirte que te
detengas.”

Él pasó su pulgar por la parte de atrás de su mano. “Lo haría si pudiera. Lo sabes. Me escaparía
contigo y nunca miraría atrás.”

“Lo sé—” Su voz tembló. Ella estaba demasiado cansada para mantener sus emociones a flote. Ella
sollozó levemente. “No mueras, Draco. No puedes dejarme atrás.”

Él se hundió en la cama a su lado y no se fue hasta que ella dejó de llorar y se quedó dormida.

Cuando la cama se movió, ella se despertó para encontrarlo al otro lado de la cama, su cabello
estaba ligeramente húmedo. Habían pasado horas desde que habían llegado; más sueño del que
había tenido desde que él se había ido.

Ella se movió a través de la cama y hasta sus brazos, descansando su frente contra su pecho
desnudo, pasando sus dedos por su torso hasta que él atrapó su mano y después la enrolló debajo de
él. Él estudió sus ojos pero no se movió de nuevo hasta que ella levantó su cabeza y lo besó.

La mano de Draco estaba en su garganta, su pulgar se deslizaba hacia arriba para acunar su
mandíbula mientras su lengua jugaba con la de ella. Gradual. Comprometiéndolo con la memoria.
Ella nunca pensó que podría conocer a una persona con una intimidad tan lenta. Ella entrelazó sus
dedos en su cabello y cerró sus ojos, enfocándose en la sensación de él.

Ella sabía cómo él presionaba sus labios contra el punto del pulso en su cuello, las maneras en las
que él empujaba su cuerpo debajo del de él. La sensación de sus manos en sus muslos y sus dientes
pasando a través de su piel.

Cuando él se movió dentro de ella, sus manos estaban enrolladas alrededor de sus muñecas. Ella se
arqueó y encontró su cadera. Ella sintió su aliento susurrando contra su piel.

“Mía. Eres mía,” él dijo mientras la besaba en la mandíbula.

“Siempre.”

Chapter End Notes

“Quien lucha contra monstruos debe asegurarse de que en el proceso no se convierta


en un monstruo. Y si miras el tiempo suficiente en un abismo, el abismo te mirará de
vuelta.” Friedrich Nietzsche.
Flashback 35
Chapter Notes

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Junio 2003

Hermione terminó la bomba en dos semanas. El producto final era un ovoide de plata con un ligero
brillo luminiscente, ligeramente más pequeño que una bola de cristal, y era helada al tocarla.

El momento de la construcción había sido preciso. Cuando estaba terminada, ella envió
inmediatamente una carta a Severus. Él iba a visitar Hogwarts esa tarde, para seleccionar nuevos
prisioneros que usar en Sussex.

“Solo es visible para aquellos que saben buscarla,” ella dijo, entregándola cuidadosamente. “Está
programada para activarse exactamente al medio día del primero de julio. Hay algunos hechizos
protectores donde pude arriesgarlos, pero—no la tires.”

Severus la había estado observando cuidadosamente hasta su advertencia.

Él miró hacia arriba y la miró con desprecio. “Gracias, Señorita Granger, sin tu advertencia nunca
se me hubiera ocurrido tener cuidado con una bomba.”

Hermione no parpadeó. “¿Preferirías que no mencionara que es delicada?” Ella arqueó sus cejas.
“Está diseñada para atacar a la magia que nos mantiene fuera de Hogwarts, así que mientras más
arriba la puedas poner, mejor. La Torre de Astronomía sería lo ideal. Tiene un poco de poder de
combustión, pero está diseñada principalmente para romper las barreras, mientras más abajo esté la
detonación, tendrá menor impacto. Por lo menos—bueno, está basada completamente en
aritmancia—en realidad no pude probarla.”

“Estoy abrumado por la confianza,” dijo Severus, mirándola de nuevo.

Hermione estaba tan nerviosa que su pecho se sentía fracturado. Últimamente era una constante, un
dolor rechinante hasta que apenas pudiera respirar.

“No estaba consciente de que habías agregado ‘creadora de bombas’ a tu repertorio,” Severus dijo
después de un minuto.

Hermione se quitó un pesado delantal de piel de dragón y guantes y se miró las manos, haciendo
una mueca de dolor. Su piel estaba salpicada de quemaduras y varias yemas de los dedos estaban
verdes y marchitas; tendría que cortar el tejido restante y volver a crecerlo. La ropa protectora y las
barreras tenían un efecto limitado cuando se trabajaba con materiales elegidos específicamente por
su capacidad para destruir la protección.

Ella frotó sus dedos juntos y observó mientras la piel se quebraba y se caía, dejando a los huesos
expuestos en sus lugares.Ella hizo una mueca y envolvió cuidadosamente sus manos con vendas
fusionadas con escencia de Díctamo. “Comencé después de que escuchamos acerca del hospital
albanés—solo la teoría. No comprendía los reportes, y me sentía culpable de que quizás era en
parte mi culpa el que fue un objetivo. Pensé que por lo menos debería saber qué les había pasado a
todos ahí. Entonces—después de las escaramuzas en los laboratorios de la división de maldiciones
—tenía todo, pero no valía la pena proponer el que la Orden usara una bomba.”

Ella se encogió de hombros y comenzó a empacar sus materiales cuidadosamente en cajas


acojinadas y contenedores mientras Severus observaba.
Había una granja abandonada en el campo que la Orden había seleccionado para que Hermione
pudiera trabajar. Inicialmente, solo habían hecho objeciones a medias cuando la idea de usar una
bomba fue propuesta, pero al final la Orden había estado de acuerdo. Nadie tenía una mejor idea,
después de medio año y docenas de muertes por los intentos, había una sensación cruda de
desesperación en todos.

Hermione colocó con cautela un frasco, todavía medio lleno de líquido plateado brillante, en una
caja protegida y la selló con varios hechizos protectores. “Cuando Bill trajo sus análisis de las
barreras en Hogwarts el mes pasado, me dí cuenta de que había una posibilidad de combinar
trabajo con hechizos y aritmancia con el uso tradicional de pociones y alquimia para explosivos.
Estaba volviendo a leer la colaboración de Dumbledore con Flamel sobre los usos de sangre de
dragón y tuve la idea de que reaccionaría con nitrato de plata disuelto en sangre de unicornio lo
suficientemente poderosa para disolver las barreras. El obstáculo principal era encontrar una
manera de suspenderla en algo que pudiera penetrar y adherirse a la magia, así que usé veneno de
mantícora para emulsionarla. La detonación tiene principalmente la intención de crear un radio de
explosión lo suficientemente grande como para desestabilizar y colapsar las barreras cuando el
solvente lo golpee. Realicé los cálculos docenas de veces antes de que le llevara la propuesta a
Moody; estoy casi segura de que calculé todo correctamente.”

Se sorprendió a sí misma divagando y se detuvo, mirando a Severus.

Mientras él la estudiaba, sus ojos brillaron. Después su boca se apretó, y él miró nuevamente a la
bomba entre ellos. “¿Las pociones y la curación son carreras de tiempo de guerra tan tediosas que
debes inventarte un campo de la magia completamente nuevo para poder ocuparte?”

Hermione sintió sus mejillas cálidas. Sus ojos cayeron mientras la esquina de su boca se arqueó.
“Pensé que parecía una manera lógica de combinar las ramas.”

“Lo harías,” Severus resopló ligeramente. “Si esto explota prematuramente, espero que recuerdes
todas las ocasiones en las que contesté tus preguntas sin cesar con el recordatorio de que si algo
puede ser imaginado por ti, no significa que debería de intentarse.”

Él suspiró. “Siempre fuiste una estudiante insufrible a la que le enseñé.” Hubo un pausa mientras
observaba la bomba nuevamente. “Esto es precisamente por qué.”

Hermione movió su cabeza para esconder una sonrisa.

Esa noche apareció a Whitecroft y esperó casi media hora antes de que Draco apareciera.

Ella apenas había visto a Draco desde que él había regresado de su viaje. Él llevaba el reporte
ocasional y renovaba advertencias de que era probable que Voldemort se estuviera preparando para
su último ataque. Más Mortífagos que meramente Lucius estaban siendo llamados a Inglaterra.

Ella había decidido, desde el principio, sin mencionar su ocupación más reciente dentro de la
Orden.

Cuando él apareció en la cabaña, él estaba vestido con su túnica formal, y su expresión estaba
tensa. Era como si él hubiera esperado a encontrarla sangrando hasta la muerte en el suelo.

Alivio se mostró en su rostro mientras la observaba. “No puedo quedarme a menos que sea una
emergencia. Estoy en una cena. ¿Qué pasa?”

Ella quería estirarse y tocarlo, pero ella se resistió. Sus dedos aún no habían sanado completamente;
ella los había ocultado mágica y cuidadosamente para esconder las cicatrices.
“Me enviaron para que te avisara que la Resistencia atacará Hogwarts en dos días. Comenzará
precisamente al medio día.”

Su mandíbula se tensó. “Asumo que no estarás allí.”

Hermione asintió. “Estaré en el hospital.”

Sus ojos se entrecerraron mientras siguió estudiándola. “¿La Orden encontró una manera de pasar
las barreras?”

Hermione no reaccionó. “Sí. Las barreras ya se tomaron en cuenta.”

“¿Qué necesitas que yo haga?”

Ella humedeció sus labios y cerró su mano izquierda en un puño firme. “Harry estará ahí.
Queremos una confrontación final, pero antes de que podamos hacer eso, necesitamos matar a
Nagini. Harry dice que está seguro de que ella es un horrocrux. Ya sea que logres que la lleven o
encuentres una manera de matarla cuando ella se quede atrás.”

Los ojos de Draco brillaron. “Si el Señor Tenebroso aparece, ella estará ahí.”

“Bien.” Hermione asintió firmemente. “Eso es todo lo que necesitamos.”

Ella se volteó para irse, pero Draco se acercó y tomó su brazo. Sus ojos eran oscuros mientras se
acercaba a ella. “Regresa. Esta noche.”

Ella negó con la cabeza firmemente. “Dijiste que no podíamos, Draco. Este no es el tiempo para
tomar riesgos.”

Ella trató de alejarse, pero la otra mano de Draco tomó su cintura, y él la cerró hasta la puerta. Él
parecía haber olvidado que él era quien no podía quedarse.

“Quiero verte.” Él deslizó su mano por su brazo y hasta su mandíbula, levantando su rostro hacia el
de él.

La respiración de Hermione se atrapó y ella tuvo un escalofrío.

Ella era fría. Ella era tan fría, y él era cálido.

Podría ser la última vez.

Ella vaciló. “Está bien. Vendré. Pero tú tienes que irte ahora.”

Él la dejó ir. “Te llamaré.”

Ella asintió, y él se desvaneció sin un solo sonido.

Ella fue de vuelta a Grimmauld Place y terminó de curar cuidadosamente sus manos hasta que las
cicatrices eran casi indetectables. Las huellas dactilares en su mano derecha se habían desvanecido,
pero a menos que las mirara bajo cierta luz, apenas se notaba.

Ella pasó sus dedos por su esternón. Con tratamiento, las cicatrices en su pecho se habían
desvanecido para que la lesión pareciera una menor magulladura. Sus pechos internos habían sido
picados con quemaduras de ácido todo el camino hasta el tejido mamario, el cual había logrado
reparar de alguna manera. Las cicatrices, sin embargo, eran permanentes. Lo mejor que pudo hacer
fue tratarlas para que el tejido de la cicatriz fuera elástico y agregó hechizos cumulativos para que
la lesión se desvaneciera y se volviera más incolora y tuviera un aspecto menos doloroso.

Eran las tres de la mañana cuando su anillo ardió.

Draco apareció en el instante en el que ella dió un paso dentro de la cabaña y los apareció. Ella se
encontró a sí misma aplastada contra una pared mientras sus labios encontraban los de ella, y él la
besaba vorazmente.

Ella lo agarró firmemente, pasando sus manos por sus hombros, desesperada por poder sentirlo. Sus
puntas de los dedos estaban sobre sensibles por toda la piel nueva que había crecido.

Ella soltó un gemido bajo contra sus labios cuando sus manos se deslizaron por su garganta para
acunar su mandíbula, y él se echó hacia atrás para estudiarla, sus ojos penetrantes captando cada
detalle de su rostro.

Algún día tendré que amarlo en un momento que no sea robado, se prometió a ella misma.

“¿Estás bien? ¿Has estado bien?” él preguntó estudiándola.

“Sí. Estoy bien. Estoy bien. ¿Tú estás bien? ¿Te has lastimado?” Ella sostuvo sus manos en las de
ella.

Draco dejó caer su frente contra la de ella. Ellos se quedaron así durante un minuto antes de que él
se soltara de las manos y levantara el rostro de Hermione para estudiar sus ojos nuevamente. Ella
sabía que se veía cansada, y más delgada, y gris por quedarse dentro con tan poca luz del sol. Ella
le sonrió levemente mientras encontraba su mirada.

“Debí haberte llamado antes.” Sus dedos estaban pasando por sus mejillas como si él esperara que
ella se destrozara en sus manos.

Ella negó con la cabeza.

“El riesgo no hubiera valido la pena. No deberíamos de estar haciendo esto ahora. No debí haber
venido,” ella dijo mientras su agarre en la túnica de Draco se apretó. Ella acercó la boca de Draco
hacia la suya. Mientras él la besaba, él la alejó de la pared y la guió de espaldas hacia la cama.

El sonido estable del reloj en la pared se sentía como una cuenta regresiva.

Ella normalmente desabotonaba la ropa de Draco, o la jalaba hasta que los botones se rendían, pero
en su lugar sacó su varita y murmuró un hechizo que había usado miles de veces en el hospital. La
ropa de Draco se movió y cayó de él. Ella repitió el hechizo en su propia ropa.

“Eficiente,” él dijo bajo su aliento mientras su mano se deslizaba por la espalda desnuda de
Hermione.

Ella jadeó agitadamente mientras su piel se presionaba contra la de ella. “No quiero perder el
tiempo.”

Ella pasó sus dedos por el cuello de Draco y hasta sus hombros. Ella estaba tan desesperada que
podía sentir a su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho mientras él arqueaba su cuerpo
contra su pecho y la besaba a través de sus pechos y hacia su estómago mientras la empujaba de
vuelta a la cama.

Ella se estiró hacia él, jalándolo de los hombros. “Por favor, Draco—no tenemos tiempo para ir
despacio. No puedo regresar mañana.”
Él levantó su boca de su cadera y ella pasó sus dedos por su mandíbula, sintiendo el ligero rastrojo
bajo la punta de sus dedos. Ella lo jaló nuevamente hacia su cuerpo y pasó sus dedos ligeramente
sobre su nuca mientras lo besaba, separando sus piernas y envolviéndolas alrededor de su cintura.

Ella no cerró sus ojos. Ella los mantuvo abiertos y lo estudió, memorizando todo en su rostro. Ella
observó la manera en la que sus ojos brillaban y cambiaban de color cuando las pupilas se
dilatabam, plateados, grises, mercurio, diamante y hielo. Ella quería comprometerse al recuerdo de
la manera en la que él se sentía bajo sus manos; los tendones en su cuello y la curvatura de sus
huesos; el sabor de su piel y el olor a musgo de roble, papir y cedro en su piel cuando ella hundía
su rostro en su hombro.

Él entrelazó sus dedos mientras se empujaba dentro de ella. Su expresión era de una adoración y
hambre posesiva y mordaz que ella podía sentir en su alma.

Ella lo besó. Ella cerró sus ojos mientras lo besaba.

No dejes que esto sea la última vez. No dejes que esto sea la última vez. Ella se dijo a sí misma
una y otra vez mientras entrelazaba sus brazos alrededor de su cuello.

Después de eso, Draco la había puesto contra su pecho, su cabeza descansaba encima de la de ella,
sus dedos dibujaban runas y patrones a través de la piel de Hermione.

Voy a cuidar de ti. Siempre voy a cuidar de ti. Voy a cuidar de ti. Voy a cuidar de ti.

Las palabras eran silenciosas, pero ella podía escucharlas en el movimiento del aire, y podía sentir
el rápido y ligero movimiento de su mandíbula mientras él las murmuraba. Una y otra vez, hasta
que su garganta se sentía densa.

Ella cerró sus ojos durante varios minutos antes de que se sentara y observara intensamente a
Draco.

Mientras él la observaba, sus ojos de mercurio estaban guardados. Ella lo estudió, memorizando;
este aspecto de él era solo suyo.

Ella entrelazó sus dedos con los suyos y pasó sus puntas de los dedos sobre sensibles sobre sus
nudillos. Su boca se torció y ella vaciló.

“Draco,” ella dijo finalmente, “hay una posibilidad—esperamos, que la guerra termine en
Hogwarts. Nosotros no—no estamos seguros de cuánto duraremos si no lo hace.”

Los dedos de Draco se torcieron.

“Si no lo hace—” ella rió y sollozó a medias, “—bueno, solo seguiremos intentando entonces,
supongo. Pero—si lo hace. Si esto es el principio del fin de la guerra, tú—” ella mordió su labio y
vaciló, “—tu ayuda hacia la Orden habrá terminado y si te quedas y tratas de mantener tu cobertura
para ayudarnos, podrás arriesgar a vilar el segundo juramento que hiciste. Así que—con todo eso
dicho, si Harry logra vencer a Ya-Sabes-Quién el martes, tú tendrás que irte,”—ella levantó la
mirada de sus manos para encontrar sus ojos—“tendrás que escapar.”

La expresión de Draco no hizo nada más que temblar.

Hermione miró hacia abajo y jugó con el anillo en su mano. “Yo—habrá cosas para las que se me
necesitarán, así que yo no podría—no podré ser capaz de ir contigo—si ganamos. Pero tú deberías
irte de todas formas.”
Draco resopló. “No me voy a ir sin ti, Granger, yo—”

La garganta de Hermione se apretó. Ella presionó sus dedos contra los labios de Draco y encontró
sus ojos. “Tendrás que escapar. Si te atrapan—quizás no seré capaz de protegerte. Si te ponen bajo
juicio, incluso con Moody y conmigo testificando a tu favor, podrías ser besado o ejecutado. Si él
muere—tan pronto como él muera—vete. Por fin serás libre. Será tu vida, Draco.”

Él se sentó, con su expresión desdeñosa. “Nunca te voy a dejar atrás.”

El estómago de Hermione cayó y ella negó con la cabeza mirando hacia abajo. “He estado
pensando en esto durante ya un tiempo. Draco, tengo que quedarme. Mi trabajo empieza después
de las batallas. Al final—las cosas podrían volverse sucias. Los Mortífagos están desesperados. Tú
serás una alta prioridad que atrapar, y yo no sé si sería capaz de protegerte—habrán—habrán
demasiadas cosas que saldrán.”

Él se inclinó hacia adelante y agarró su mano. “Eres mía. Ahora y después de la guerra. Tu
juramento, lo juraste.”

“Lo soy.” Ella miró hacia arriba y lo miró a los ojos. “Te prometí siempre y lo decía en serio.
Siempre, siempre, tanto como viva. Pero—” su pecho se apretó, y su mandíbula tembló, “—no
estaré lista para irme cuando tú lo necesites. No quiero arriesgarme a que te atrapen porque estás
esperándome.”

Los ojos de Draco se entrecerraron. “¿Qué tanto esperas que esté esperando?”

Los ojos de Hermione cayeron. “No lo sé. Por eso es que quiero que te vayas sin mí.”

“Tienes una idea, estoy seguro.”

Ella negó con la cabeza. “No sé qué tan rápido se moverán las cosas. Podría ser que tenga una
oportunidad de irme una vez que el hospital se calme. Pero—si tenemos prisioneros y víctimas de
Sussex, yo seré responsable de cuidar de ellos—la última vez—el año pasado, fueron varios meses.
Los juicios podrían empezar para ese entonces—y entonces—no podré ser capaz de—de irme. No
quiero preocuparme en que tratarás venir por mí y te atraparán.”

“Te estás refiriendo a tu juicio; por tus crímenes alegados de guerra.” Su tono era acusador.

Hermione apartó la mirada. “Estoy segura de que no será durante mucho. Una vez que sea libre—
iré a un lugar donde podrás encontrarme. Esto—será bueno para ti—para que tengas algo de
tiempo para encontrarte a ti mismo por tu cuenta.”

“¿Por eso veniste esta noche? ¿Porque querías decirme esto?” Había un acento burlón en su tono.

Él tomó su mano y la jaló hacia él hasta que sus rostros estaban casi tocándose y él deslizó una
mano por su cuello.

“Eres mía. Mía. Lo juraste. Tu puta Orden te vendió a mí para comprarse más tiempo. Si alguien
trata de ponerte en una celda para hacerse heróicos, los mataré.”

Él no esperó a que ella contestara; él la besó como si estuviera tratando de ponerle una marca con
sus labios. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo besó de vuelta.

Cuando las manecillas del reloj apuntaron a las cinco en punto, ella se alejó. “Tengo que irme.
Tengo más trabajo.”
Ella se volvió a vestir rápidamente y tomó su varita para aparecer. Después ella vaciló y se acercó a
Draco.

“Ten cuidado, Draco. Y solo—toma en cuenta lo que dije, si tienes la oportunidad—”

La expresión de Draco era tan dura que él pudo haber sido tallado de mármol. “Te veré después de
la batalla.”

Los dedos de Hermione se torcieron. “Por favor, ten cuidado, Draco.”

No mueras. Las palabras sin decir colgaban en el aire.

Ella pasó saliva y apareció.

Grimmauld Place casi estaba vibrando con actividad nerviosa. Habían docenas de líderes de la
Resistencia en la habitación de guerra de los cuales Hermione ni siquiera sabía su nombre,
encontrándose con Moody y el resto de la Orden. El ataque estaba siendo planeado como un
rescate y como una confrontación final.

Hermione estaba en el área del hospital trabajando en preparaciones con Poppy, Padma y los
demás sanadores y enfermeros de campo que tenía la Resistencia.

A mitad de la tarde, el patronus Setter Irlandés de Bill llegó saltando a Grimmauld Place en
búsqueda de Moody. Alastor se fue, dejando a Remus y a Tonks dirigiendo las juntas durante una
hora.

Hermione fue a visitar a Ginny. No era parte del itinerario, pero ella no sabía cuánto tiempo tendría
durante los siguientes días.

Ella le entregó a Ginny una contra poción para el glamour de spattergroit y movió su varita para
remover los hechizos adicionales de glamour sobre el estómago de Ginny.

“¿Cómo estás?” ella preguntó, sentándose mientras la piel de Ginny se limpiaba, y su estómago se
hinchaba lentamente en un bulto en lo bajo de su pelvis.

“Demasiado aburrida, especialmente cuando puedo escuchar a todos apresurandose allá afuera
preparándose para mañana,” dijo Ginny. Su rostro era pensativo y tenía remordimiento, pero sus
ojos eran brillantes. “¿De verdad crees que podría ser la batalla final?”

Hermione torció un hombro y apartó la mirada. “Si no lo es, no sé qué vamos a hacer.”

“Aquí, está despierto. Puedes sentirlo pateando.” Ginny tomó la mano de Hermione y la presionó
contra su estómago, justo arriba del hueso de su cadera. Hubo un pausa, después Hermione sintió
un ligero movimiento bajo la palma de su mano.

“¿Sentiste eso?” dijo Ginny.

“Sí, lo sentí.” Hubo otro movimiento y después nada durante varios minutos.

“Probablemente se fue a dormir,” dijo Ginny haciendo una mueca. “Deberías sentirlo en la noche,
creo que hace volteretas.”

“Me pregunto de dónde sacará sus genes causantes de insomnio,” dijo Hermione con una voz seca
mientras pasaba sus dedos por el estómago de Ginny.

“¿Puedes imaginarlo en Hogwarts algún día después de que todo esto termine?” Los ojos de Ginny
estaban brillando.

Hermione encontró la mirada de Ginny y logró hacer una pequeña sonrisa mientras alejaba su
mano. “Siento lástima por los profesores.”

Hermione movió su varita y puso todos los diagnósticos.

Ginny puso su mano sobre la muñeca de Hermione. “No necesitas hacerlo. He estado practicando
y puedo hacer casi todos los chequeos. Solo—habla conmigo. ¿Cómo está Harry? ¿Ron está bien?
¿Has visto a mamá últimamente? Tengo todas estas cartas de ellos, pero siempre solo es media
historia.”

“Harry está—” Hermione dudó y apartó su varita. “Bueno, él está mejor por el momento. Padma y
yo lo hemos tenido en el área del hospital durante las últimas semanas, para subir su peso y para
monitorear su sueño. Así que, él—él parece un poco mejor, creo. Aún tiene demasiadas pesadillas,
he estado tratando de que practique oclumancia, pero no me escucha al respecto. Con el ataque
pronto, finalmente ha dejado de escaparse y de meterse a peleas. Pero lo está compensando al
fumar más.” Hermione suspiró levemente. “Ha estado demasiado callado últimamente, incluso con
Ron.”

Hermione jugó con sus uñas. “Ron—Ron está aguantando. Él sabe que Harry estopa dependiendo
de él, pero aún tiene el corazón roto respecto a Lavender, y él aún cree que la muerte de Kingsley
es su culpa. Pero él está—está aguantando.”

“¿Crees que va a funcionar mañana?”

Hermione se sentía como si hubiera una fosa de ácido en su estómago. “Bueno—los números de
Aritmancia son buenos. Flitwick y Minerva revisaron mi teoría, y hasta ahora no hemos escuchado
nada que indique que explotó prematuramente. Su corazón estaba latiendo violentamente dentro de
su pecho, y ella continuó hablando cada vez más y más rápido. “Si no se apaga, la mayoría de la
Resistencia va a estar esperando ahí y—”

“No me refería a tu parte. Me refería a que si tú crees que la Orden podrá ganar mañana.”

Hermione pasó saliva, su boca estaba seca. “Vamos a tratar.” Ella miró hacia la puerta. “Ginny, de
verdad no puedo quedarme. Se supone que debo de tomar una Poción de Sueño sin Sueños y tener
unas horas de descanso antes de mañana. Aún tengo miles de cosas que hacer.”

“Oh claro. Por supuesto,” dijo Ginny. “No te mantendré.”

Hermione sacó los frascos de la poción para restaurar el glamour del spattergroit y observó
cuidadosamente para asegurarse de que hicieran efecto correctamente.

“Te haré saber cómo van, tan pronto como nosotros sepamos,” dijo Hermione, mirando hacia la
puerta.

“Dile a Harry que lo amo. Dile que creo en él,” la voz de Ginny tembló.

Hermione se volteó y le sonrió levemente. “Lo haré.”

Eran las primeras horas de la mañana cuando grupos de la Resistencia comenzaron a dirigirse a
Escocia. Hermione fue a revisar tres veces los inventarios de pociones. Padma ya había revisado el
inventario, pero había pociones de las que Padma no sabía de las cuales Hermione quería contar.
Ella estaba a la mitad de su cuenta cuando sintió sus barreras personales ser traspasadas.
Ella cerró rápidamente un compartimento y estaba contando nuevamente frascos de Crecehuesos
cuando Harry apareció en la puerta.

Ella pausó y se volteó a verlo.

Harry raramente iba a verla antes de irse. Él se había ido en misiones sin una sola palabra, como si
dejar las cosas sin terminar significaba que seguramente continuarían una vez que él regresara. O
que pasara para decir rápidamente, “ya voy a salir. Te veo en dos semanas.”

Nunca había ninguna mención de riesgo. Eran como las vacaciones de verano en la escuela. Solo
una breve despedida. La reunión siempre era vista como inevitable.

Él se veía diferente. Su estancia en el área del hospital había hecho que sus características se
llenaran y sus ojos parecían menos apagados. Su color de piel era pálido pero no tan gris.

Había en él una tristeza pensativa. El niño delgado con ropa de gran tamaño con lentes rotos, que
compró un carrito de bocadillos para su amigo. Él se sentía magullado. No físicamente, pero
emocionalmente; como si hubiera sido golpeado en el piso.

Hermione lo estudió en silencio durante varios segundos.

“¿Qué pasa, Harry?”

Su voz era suave, cautelosa. Una voz que había aprendido en el hospital.

La esquina de la boca de Harry se torció, y él movió su cabeza hacia un lado. “Creo que esto será
todo.”

Hermione le sonrió levemente. “Eso espero. Espero que tengamos razón respecto a esto.”

“Yo—,” Harry comenzó a hablar y después se quedó callado. Él jugueteó con la perilla de la
puerta. “Voy—voy a tratar de matarlo. No le he dicho a nadie más. Pero sigo pensando en la
profecía. Si es real, tengo que matarlo. No creo que pueda volver a pelear esta guerra.”

Hermione se acercó a él y tomó su mano, entrelazando sus dedos y mirándolo a los ojos.

“Creo en ti, Harry. Te lo dije cuando tenías once que eras un mago increíble. Nunca he dejado de
creer en eso.”

Harry le sonrió levemente, pero se desvaneció con la misma rapidez con la que apareció. Él la
observó, y parecía casi como un fantasma. Como si los dedos de Hermione de repente se caerían a
través de la mano de Harry.

“Hermione, creo que hoy voy a morir.”

Hermione lo observó. Ella nunca lo había escuchado decir algo como eso antes. Sin importar la
batalla, sin importar la lesión, sin importar las posibilidades; Harry siempre había creído que
llegarían hasta el siguiente día.

“¡No!” Su voz sonó como un látigo. “No. La Orden entera y la mayoría de la Resistencia estarán
allí—”

“Hermione—” Harry la interrumpió con una firme voz. Él suspiró y miró hacia sus manos. “Puedo
sentirlo. Pensé—por un tiempo pensé que sería más—” su hombro tuvo un espasmo y él presionó
sus labios, “—que ganar sería solo el principio. Pero—yo—creo que tienes razón. Siempre tienes
la razón. La guerra—es todo lo que siempre habrá para mí.”

Hermione sentía como si hubiera sido golpeada. Ella apretó su mano con más fuerza. “Así no es a
como me refiero, Harry. Nunca me refería a esa manera. No puedes ir hoy a Hogwarts con esa
mentalidad. Esto funcionará. Lo juro—las ecuaciones fueron perfectas—yo las revisé cientos de
veces. Podemos ganar. Puedes hacer esto. Ginny te está esperando—”

“Hermione, detente.” Harry la interrumpió. “Necesito decir todo esto antes de irme.”

Él inhaló profundamente. “Lamento que me haya tomado demasiado tiempo en creerte. Quería que
estuvieras equivocada en todo. No me dí cuenta de que tan enojado estaba contigo solo porque
quería que estuvieras equivocada. Yo solo—no tengo el tiempo para recompensarte.”

Él estaba hablando cada vez más y más rápido como si se le estuviera acabando el tiempo. Como si
él pudiera ver los minutos restantes de su vida, y había pocos.

“Sé que no debería de estar aquí pidiéndote nada pero—pero—quería pedirte que cuidaras de
Ginny por mí. En caso de que muera.” Su agarre en la mano de Hermione se apretó más. “No sé
qué es lo que va a pasar hoy. Quiero saber que alguien cuidará de ella. No puede cuidar de ella
misma si está enferma, pero sé que tú—tú—tú harás lo que se necesite para mantenerla a salvo.
Quiero saber que estará bien, sin importar lo que pase. Sé que si está contigo, lo estará.”

“Harry—tú regresarás.”

Irritación se mostró rápidamente en los ojos de Harry, pero antes de que pudiera hablar, hubo un
ruido detrás de la puerta.

Hermione levantó la mirada para encontrar a Ron mostrando su rostro por la puerta. “Harry,
tenemos que irnos. Todos están esperando abajo.”

“Claro. Ya voy.” Harry la soltó y se alejó. Él miró a Hermione una última vez y se despidió antes
de dirigirse hacia abajo. Hermione lo observó hasta que su rostro se desvaneció de su vista.

Ron vaciló hasta que Hermione volteó a verlo. “¿Está bien?”

Los ojos de Hermione cayeron. “Él quería que le prometiera que cuidaría de Ginny, en caso de que
muera hoy. Ron, cuídalo.”

La expresión de Ron se puso tensa, pero él no parecía sorprendido. “Lo haré. A donde quiera que
vaya Harry, nunca estaré tan lejos como a unos pasos de él.”

Hermione abrió su boca antes de que supiera qué decir. “Ron. Ten cuidado, Ron.” Ella se acercó a
él. “Tráelo de vuelta.”

Él sonrió de manera torcida que no llegó a sus ojos.

Él había crecido tanto por la guerra. Su rostro estrecho estaba demacrado. Sus pómulos sobresalían,
y sus características estaban alineadas. Las rayas grises en su cabello se habían vuelto más gruesas.
Él se veía mucho más grande que de veintidós. La muerte de Lavender había extinguido una de la
luz dentro de él.

Hermione ni siquiera había sabido. No había notado la relación hasta que se había ido.

Sus ojos pálidos y azules tenían acero en ellos. “Lo traigo de vuelta en cada misión. Es mi trabajo.”
Él miró hacia las escaleras, y Hermione podía notar que su mente estaba en el día que seguía. “Ten
cuidado, Mione. Esta podría golpear el hospital con fuerza.”

Ella asintió.

“Bien. Bueno, ahora me están esperando a mí.” Ron puso su mano sobre el hombro de Hermione
por un momento y se volteó para irse.

Hermione se quedó de pie sola en el clóset de pociones, tratando de recordar cuando habían dejado
de abrazarse al decirse adiós.

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr y en instagram.

"No dejes que esto sea la última vez." ("Don't let this be the last time") por gabrielle.
Un momento que no sea robado (A moment that isn't stolen) por dragonlyart.
Flashback 36
Chapter Notes

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Julio 2003

Las horas del primero de julio pasaron rápidamente. Hermione y los otros sanadores estaban en el
vestíbulo, observando el reloj. Esperando. Había poca conversación.

Hermione estaba por la ventana, dibujando runas en el cristal, cuidadosamente ocultando cada
pensamiento de Draco con oclumancia. Terror estaba torcido dentro de ella como una enredadera
invasiva. Sus ojos seguían moviéndose hacia el reloj. Ya casi era medio día. Sus manos
comenzaron a temblar ligeramente. Ella agarró el marco de la ventana mientras seguía observando
el reloj.

Seamus había prometido enviar un patronus.

Cuando el reloj llegó al medio día. Hermione se puso de pie, demasiado asustada para siquiera
respirar mientras observaba los minutos pasar.

No hubo nada.

Tú lo hiciste mal. Tú cometiste un error. Tú calculaste mal. Todos ellos confiaron en ti y tú


calculaste mal algo.

Ella siguió mirando a las manecillas hasta que la habitación comenzó a verse borrosa. Las puntas
de sus dedos y sus brazos comenzaron a hormiguear mientras seguía observando silenciosamente al
reloj. Su corazón latía de la manera más violenta que había una fuerte sensación de apuñalamiento
en su pecho.

Un zorro blanco y luminoso irrumpió repentinamente en el vestíbulo. “¡Funcionó! ¡Exactamente al


medio día! La maldita cosa explotó en la torre de Astronomía y se derrumbó hacia abajo.”

Hermione se quedó de pie sin moverse hasta que el zorro se desvaneció, después ella jadeó y sus
rodillas se rindieron. Ella se quedó en el piso, sollozando. Su pecho se sentía como si se estuviera
fracturando. Ella presionó sus manos contra su esternón y trató de respirar, sus pulmones se movían
dolorosamente.

Funcionó. Ella movió su cabeza y presionó su mandíbula contra su hombro mientras seguía
luchando con obligarse a ella misma a respirar. Había ardor en toda su garganta y pulmones. La
bomba había funcionado. Ella estaba temblando con alivio. Habían voces, pero ella no podía
reconocerlas.

Ella presionó sus manos sobre su boca y trató de dejar se llorar. Cálmate. Cálmate. Estás de
servicio. Ella hundió su rostro en la curva de su brazo y sollozó con alivio hasta que su cabeza
comenzó a punzar.

Una cálida mano se envolvió alrededor de su codo y la ayudó a levantarse.

“Vamos, cariño,” dijo Poppy, rodeando un brazo alrededor de los hombros de Hermione mientras
ella seguía sollozando contra la palma de su mano. “Vamos por una taza de té. Padma llamará si
alguien llega.”
Poppy guió a Hermione por el pasillo hacia la cocina y la sentó en la mesa. Hermione limpió sus
lágrimas de su rostro y cerró sus ojos, obligándose a inhalar a la cuenta de cuatro y después a
exhalar a la cuenta de seis hasta que su pecho dejara de tener espasmos. Su esternón le dolía. Ella
presionó su mano contra su pecho hasta que sintió el ritmo de su corazón desacelerarse.

La cocina estaba extrañamente silenciosa. Ella abrió sus ojos y se encontró a ella misma rodeada
de docenas de proyecciones de diagnósticos. Poppy estaba de pie a su lado, su expresión era tensa
mientras la examinaba y manipulaba los hechizos que había realizado sobre Hermione.

El estómago de Hermione cayó con tanta fuerza que sus manos se cerraron, tensión ardiendo por su
espalda como si hubiera sido electrocutada. Ella movió su propia varita, removiendo todo lo que
Poppy había realizado con un movimiento desgarrador.

“Pensé que habías dicho té, Poppy. ¿Acaso la definición ha cambiado?” Su garganta estaba tensa y
ácido se derramaba de las palabras.

Poppy miró a Hermione, su expresión sin disculpas. “Tú podrás ser un prodigio de la sanación,
pero yo he sido una sanadora por más décadas que tú. Tú—deberías de estar tomando varias
pociones por tu ansiedad.”

Hermione tensó la mandíbula, después tragó saliva y bajó la mirada. “No puedo. Interfieren con mi
oclumancia.”

Poppy suspiró. “La oclumancia es una venda en la maldición bombarda. No estás arreglando nada
al disociar, lo estás ocultando. Y—” su tono se volvió agudo— “se está volviendo exacerbado por
tu uso de las Artes Oscuras.”

Hermione inhaló y miró hacia arriba rápidamente.

Poppy la miró a los ojos con firmeza. “No soy tonta. He sospechado por bastante tiempo qué tipo
de hechizos has estado usando para deconstruir y detener algunas de esas maldiciones con tanta
rapidez. Tú—tú—”

La voz de Poppy se cortó y ella presionó sus labios durante varios segundos, su boca temblaba.
Ella inhaló profundamente. “La Magia Oscura es acumulativa. Mente o cuerpo, requiere un precio.
No he dicho nada hasta ahora porque sé que comprendes el peaje mejor que yo.” Ella puso una
mano tentativamente sobre el hombro de Hermione. “Debes saber que estás llegando a un punto
donde el daño se está volviendo irreversible.”

La boca de Hermione se torció y ella apartó la mirada, notando los hechizos de privacidad que
habían sido puestos sobre la habitación.

“Lo sé.”

Ella miró hacia sus manos. “Yo—no era—no solía—” Ella se quedó callada y su mano rosó
inconscientemente su cuello, jugueteando con la cadena de ahí. Ella negó con la cabeza. “Olvídalo.
No importa.”

Ella miró a Poppy con una sonrisa pálida. “Me detendré cuando la guerra termine. Me detendré. Lo
prometo. Y también veré a un sanador mental.”

Poppy suspiró con tristeza y asintió, trazando pequeños círculos en la espalda de Hermione.
“Todos ustedes niños deberían ver a un sanador mental. Especialmente tú y Harry. Quisiera haber
molestado más a Albus en que Harry fuera enviado a San Mungo.”
Hermione parpadeó y arqueó las cejas. “¿A qué te refieres?”

“Oh.” Poppy suspiró nuevamente y su cansancio se volvió visible en su rostro. “Durante el primer
año de Harry, después de esa desafortunada situación con el Profesor Quirrell, cuando examiné a
Harry por primera vez, me preocupé por su marca de magia. Era irregular, casi como si tuviera
dos.”

“¿Dos?” Hermione repitió, una sensación de frío se arrastró lentamente sangrando sobre ella, como
si hubiera hielo deslizándose por sus venas.

“Sí. Nunca antes había visto algo como eso. Fui con Albus. Él dijo que debía ser por la Maldición
Asesina todos esos años atrás, que debe haberse roto un pequeño trozo de la signatura de Harry. Es
una lástima que nadie pensara en que lo examinaran cuando era bebé antes de que fuera dejado con
sus familiares. Albus miró los diagnósticos él mismo y dijo que no había nada de qué preocuparse.
Cuando insistí, él dijo que era probable que Harry fuera examinado extensiva y traumáticamente en
San Mungo por investigadores que quisieran utilizarlo para estudiar la Maldición Asesina. Albus
dijo que pensaba que el problema se resolvería por sí solo eventualmente. Parecía que así fue, a lo
largo de los años, las signaturas parecían haberse unido nuevamente.”

Poppy movió su cabeza hacia el costado pensativamente. “Pero—con todos los dolores de cabeza
de los que sufre, me pregunto si quizás no pasó correctamente.”

Hermione sintió como si hubiera sido golpeada. .

“¿Habían dos signaturas mágicas? ¿No una signatura de maldición residual y una signatura
mágica?” Hermione dijo firmemente.

“Mágica,” Poppy dijo mientras asentía y ponía una silla a lado de Hermione. Ella se sentó
suspirando. “Traté de encontrar un registro de un fenómeno similar en la historia de la sanación,
pero no hay nada parecido que pudiera encontrar. Pero entonces, Harry es la única persona que ha
sobrevivido a la Maldición Asesina.”

Las manos de Hermione comenzaron a temblar. “Tú dijiste—te pregunté por la signatura mágica
de Harry hace años. Tú dijiste que estaba bien. Que era normal para Harry.”

Poppy puso su mano gentilmente sobre el hombro de Hermione nuevamente. “No quería que te
preocuparas. Para el momento en el que preguntaste, ya se habían unido casi completamente.”

La boca de Hermione se torció, y le costó encontrar las palabras para preguntar la pregunta
siguiente. “¿Así que era la misma signatura? ¿La pieza más pequeña era idéntica?”

“No exactamente. Debido a la separación, Albus dijo que se desarrolló únicamente—”

Hermione se puso de pie de manera tan abrupta que la silla se halló hacia atrás, traqueteando en el
suelo. “Así no es como funciona. Las signaturas mágicas se basan en el alma, no se—desarrollan
de manera distinta. Tengo que irme.”

Ella abandonó la cocina y se apresuró por las escaleras para tomar su capa y su bolso y después
salió corriendo por la puerta de Grimmauld Place antes de que alguien pudiera detenerla.

Ella apareció con un fuerte crack y volvió a aparecer en el lugar designado en el Bosque Prohibido
que la Orden había elegido para acercarse a Hogwarts.

El castillo estaba a la distancia. Incluso desde donde ella estaba de pie, ella podía oler la Magia
Oscura en el aire, combinada con el sabor metálico de la explosión. Ella comenzó a caminar hacia
el castillo tan rápido como podía.

“¿Granger?” Un miembro de la Resistencia de hombros anchos apareció a lado de un árbol, un


hechizo de ilusión se desvanecía.

Ella volteó a verlo rápidamente. Ella lo reconoció vagamente pero no lo suficiente para saber su
nombre.

“¿Qué estás haciendo aquí, Granger?”

“Necesito ver a Harry.” Ella lo observó, agarrando su varita con tanta fuerza que ella podía sentir a
la madera mordiendo los huesos en su mano. Su cuerpo entero se sentía frío. “Vine porque necesito
ver a Harry.”

El hombre se veía desconcertado. “Está en el castillo. Todos se movieron dentro. No hay nadie
afuera más que exploradores para cuidar el perímetro.”

Hermione pasó saliva fuertemente y asintió. “Entonces iré al castillo.”

Ellos caminaron hasta la orilla del Bosque Prohibido. Ella podía ver a la Torre de Astronomía, con
humo y dañada por la explosión. Ellos se detuvieron cerca de varias tiendas sin ilusiones.

“Hermione, ¿qué estás haciendo aquí?” Angelina salió de una tienda.

“Necesito ver a Harry.”

“¿Ahora? ¿Esto no puede esperar hasta la noche?”

Hermione resopló. “Si pudiera esperar no hubiera aparecido 800 kilómetros.”

“Está bien. Bueno. Enviaré una carta. Quédate aquí en el campamento. Enviaremos a algunas
personas para hacerle llegar el mensaje a Harry.”

Hermione tragó saliva y se rehusó a esperar. Había una sensación de ardor en la boca de su
estómago.

Se sintieron como horas. Hermione se unió a los sanadores de campo en la tienda, curando a los
luchadores lesionados y determinando quien tenía que ser enviado a Grimmauld Place.

Ella tuvo arrebatos de reportes sobre cómo iban las cosas más cercanas al castillo. Después de que
la bomba estallara, las barreras habían colapsado completamente. La Resistencia se había movido
rápidamente. El ataque había tomado a la prisión completamente con la guardia abajo. Más allá de
las barreras, la seguridad era sorprendentemente floja. Los guardias habían caído.

La Resistencia tenía actualmente al Salón de la Entrada y al Gran Salón. estaban tratando de


fortalecer su punto de apoyo antes del inevitable contraataque.

Había una energía nerviosa sobre qué tan bien había ido el ataque hasta ahora. Harry y el equipo se
habían metido a Hogwarts durante el ataque inicial aún no habían aparecido.

El aire dentro de la tienda se sentía sofocante, lleno con el olor a sangre, Magia Oscura residual y
pociones. El sabor salado y de cobre de la sangre combinado con magia gastada le quemaba la
nariz.

Hermione trabajó silenciosamente, sus ojos se movían frecuentemente hacia la entrada de la tienda,
buscando a Harry.
Finalmente la solapa de la tienda se movió y Harry entró, seguido de Ron y Fred. El corazón de
Hermione saltó hasta su garganta cuando vió el rostro pálido de Harry.

Debiste haberlo sabido. Él es tú mejor amigo, debiste haberte dado cuenta.

“Hermione, ¿qué pasa?”

Hermione se movió rápidamente a través de la tienda hacia Harry. Tan pronto como él estuvo a su
alcance, sus dedos agarraron la tela de su playera.

“Recibimos un mensaje de que estabas aquí cuando nos habíamos reunido a la fuerza principal en
el castillo. Harry estaba cubierto de polvo y mugre. Él se talló el rostro y dejó una mancha de hollín
a través de su frente. “¿Qué estás haciendo aquí? ¿Le pasó algo a Ginny?”

“No.” Hermione negó la cabeza firmemente. “No. Ginny está bien. Ella está en Grimmauld Place.
Ven conmigo, hay una tienda más pequeña de este lado.”

Harry suspiró con alivio de manera visible y la siguió. Su estado de ánimo pensativo se había
desvanecido. Sus ojos estaban claros. Tenía un aire de intensa concentración en él, de la misma
manera que la había tenido cuando jugaba Quidditch.

“Lo encontramos. El que estaba en Hogwarts. Estaba en la Sala de Menesteres. Era la Diadema de
Rowena Ravenclaw. Ron la cortó a la mitad con la Espada de Gryffindor. Así que—ahora solo es
la serpiente. Neville y—”

Hermione lo movió hacia una tienda pequeña y bloqueó a Ron y a Fred de que los siguieran.
“Necesito checar algo en privado,” ella dijo. “Sólo tomará unos minutos.”

Ron volteó a verla, sus cejas estaban arqueadas. “Hermione, esto en verdad no es—se supone que
Harry debe de estar—”

El estómago de Hermione se retorció dolorosamente mientras observaba el rostro preocupado de


Ron. “Necesito unos minutos. Esto es importante,” ella dijo.

Ron la estudió y asintió lentamente. “Bueno. Estaremos afuera entonces.”

La garganta de Hermione se sentía gruesa mientras ella asentía levemente. “Gracias.”

Ella protegió la entrada, se volteó y encontró a Harry con un rostro de duda.

Ella inhaló temblorosamente. “Harry, necesito que te sientes y me dejes revisar algo. Sé que parece
un mal momento, pero necesito que confíes en mí.”

Ella lo empujó en una silla y puso sus dedos gentilmente contra su sien, tratando de quitar la mugre
embarrada a través de su rostro. Mientras ella estudiaba su rostro, había una sensación dolorosa a
través de sus pómulos, y sus dedos temblaron ligeramente.

Ella se obligó a poner sus barreras de Oclumancia en su lugar y alejó su mano. Sus dedos estaban
firmes y su atención era quirúrgicamente precisa mientras realizaba una proyección diagnóstica
compleja sobre él. Después comenzó a murmurar encantamientos bajo su aliento, creando una red
analítica de magia alrededor de él.

Ella dió un paso hacia atrás y estudió su signatura mágica cuidadosamente. Si hubieron dos
signaturas separadas en el pasado, ya no lo estaban. Se habían unido casi completamente. Ella trató
de separarlas cuidadosamente, tratando de descifrar qué partes iban en dónde, pero estaban
conjuntas y entrelazadas.

Harry la estaba observando. “Hermione, ¿qué estás haciendo?”

Hermione lo ignoró, observando cuidadosamente la variación en las proyecciones mientras ella


realizaba un hechizo sobre él. No tuvo ningún efecto. Ella trató varios más.

Ella estudió la magia que había entrelazado alrededor de él. Había una pesada y dolorosa sensación
en su pecho. Ella parpadeó y miró a Harry a los ojos, estirándose y poniendo una mano sobre su
hombro.

“Harry—necesito tocar tu cicatriz.”

“No, no lo hagas.” Harry se movió hacia atrás.

El agarre de Hermione en su hombro se apretó hasta que ella podía sentir sus huesos debajo de su
chamarra. Él siempre había sido demasiado delgado. “Harry, tengo que hacer esto. Lo siento, sé
que es doloroso. Sabes que no estaría aquí si no fuera urgente.”

Harry vaciló y tragó saliva mientras volteaba a verla. “Bien. Puedes hacerlo. Pero dime por qué.”

Hermione vaciló y sus labios se torcieron. “Déjame checar esto primero—después te diré qué es lo
que estoy haciendo.”

Los ojos de Harry revisaron el rostro de Hermione durante un momento antes de que él asintiera
levemente.

Hermione murmuró un hechizo y presionó la punta de su varita contra la cicatriz de rayo cortando
a través de su frente. El instante en el que su varita tocó la piel, Harry gritó entres dientes, su
cabeza se movió hacia atrás violentamente mientras casi colapsaba. La signatura mágica
proyectada frente a él se estremeció repentinamente y algunas partes de ella se tornaron lentamente
de color rojo sangre, resaltando con total relieve qué partes de la signatura eran extrañas. Había
zarcillos rojos retorciéndose y apretando donde estaban entrelazados y unidos con la signatura
mágica más grande.

Era idéntica a la signatura mágica en la Copa de Hufflepuff.

Hermione alejó su varita con un leve jadeo. “Oh dios.”

“¿Qué es eso? ¡Hermione! ¿Qué—es eso?” Harry estaba observando la proyección frente a él, su
rostro estaba mortalmente pálido.

Hermione sintió como si estuviera siendo molida hasta ser polvo por dentro. Ella abrió su boca,
pero ningún sonido emergió de su garganta.

Ella se obligó a tragar saliva y trató nuevamente. “Es—es un fragmento de alma, Harry. Hay—hay
un pedazo del alma de Tom dentro de ti.”

La mandíbula de Harry se volvió floja y él se volvió gris mientras él seguía observando la


proyección frente a él.

Hermione pasó saliva, y su mandíbula tembló. Ella torció su varita entre sus manos con dedos
temblorosos. “El—el alma se desgarra cuando se usa la Maldición Asesina. Por la manera en la que
la maldición falló cuando eras un bebé, una pieza debió haberse dañado. Normalmente sería puesta
dentro de un objeto—pero si solo fue dejada ahí—debió haberse unido a la única cosa viviente ahí
y trató de integrarse a ti.”

El pecho de Hermione se sentía tan apretado que apenas podía respirar. “Lo siento mucho. Debí
haberme dado cuenta antes. Debí—si me hubiera dado cuenta—lo siento demasiado, Harry.”

Harry se sentó como si estuviera congelado mientras miraba su signatura mágica y el fragmento de
alma parásita que lo rodeaba y atravesaba. La lengua de Hermione estaba cuajada en su boca, como
si estuviera a punto de enfermarse.

Ella trató de pensar en algo, lo que fuera. Tenía que haber alguna manera de sacarla, de removerla
sin matar a Harry.

Draco podría tener un libro en su biblioteca que ella podría usar. La Resistencia caería y se iría de
Hogwarts. Ella tenía que sacar a Harry y tenía que comprarse tiempo para investigar; podría haber
algo que ella pudiera hacer. Ella solo tenía que alejar a Harry. Después podría ir con Draco.

“Por supuesto.” Harry rió levemente que alejó a Hermione de sus pensamientos. “Por supuesto—
así es como es. ‘Ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva.’ Lo debí haber adivinado.” Él
hizo un sonido, y Hermine no estaba segura si era otra risa o un sollozo. Él se puso de pie,
eliminando las proyecciones a su alrededor con un movimiento de su propia varita. Después ella
levantó su mano y presionó su palma contra su cicatriz.

“Todo este tiempo—pensé que yo era el Elegido porque Tom y yo éramos similares. Mestizos,
huérfanos, núcleos de varitas hermanos, hablamos pársel…” Su voz se desvaneció y él rió
levemente. “Todo este tiempo—pensé que lo vencería al rechazar la Magia Oscura y siempre
escogiendo la luz—incluso cuando sentía que me estaba volviendo loco por eso. Pensé que de eso
era de lo que se trataba. Que era algo como eso.” Harry hizo un sonido. “Por supuesto que no lo
era.”

Hubo un silencio como un corazón detenido.

Después hubo un grito de agonía en la distancia que desgarró el aire.

“¡Harry! Tenemos que irnos,” Ron gritó a través de la abertura de la tienda

Harry levantó la mirada rápidamente, pero sus ojos estaban demasiado lejos como si él estuviera en
un sueño. Él miró a Hermione y solo parecía estar consciente a medias de ella. “Cuidarás a Ginny,
¿no es así? Y dile a Ron, después, que él era el mejor compañero que un hombre pudiera pedir.”

Él comenzó a caminar hacia la puerta y Hermione se dió cuenta con un terror helado de la
intención que Harry tenía. Ella se abalanzó frente a él, agarrando sus brazos con fuerza y
obligándolo a detenerse.

“No, Harry. No. Puedo arreglar esto. Tenemos al horrocrux en Hogwarts. Ceremos de nuevo.
Dame un poco de tiempo, y encontraré una manera de removerlo. Estoy segura de que hay una
manera. Haré una manera. Harry—Harry.” Ella trató de obligarlo a que la mirara a los ojos. “No
vas a morir hoy.”

Harry se estiró y tocó su rostro con la punta de sus dedos. Él la estudió como si la estuviera
memorizando. Como si no la hubiera visto en años y esperaba nunca volver a verla.

“Eres una buena amiga, Hermione. Siempre has creído en mí. Incluso más que yo mismo algunas
veces.”

Ella tuvo un espasmo al momento en el que él la tocó. “Le enviaremos un mensaje a Moody y
haremos que todos se vayan antes de que lleguen más Mortífagos. Harry—tienes que dejarme tratar
de encontrar una manera de removerlo.”

Harry negó con la cabeza y sonrió de manera melancólica. “Él está en mi cabeza, Hermione. La
conexión que tenemos, está en mi cerebro. No hay ninguna manera segura de revertir Magia
Oscura a largo plazo en el cerebro. Eso es lo que dijiste después de que trataras de curar a Arthur.”

Los dedos de Hermione tuvieron espasmos.

“Encontraré una manera. La inventaré si tengo que hacerlo,” la voz de Hermione tembló con
intensidad. “Tienes que dejarme intentarlo.”

Hermione tomó su muñeca y quitó firmemente sus manos de encima. “Hermione—te lo dije esta
mañana, hoy es el día. Así es como tiene que ser. Ninguno puede vivir, ninguno sobrevivirá. Así es
como siempre se suponía que tenía que ser.”

“No, no lo es. Podemos seguir peleando. Podemos retirarnos—”

Él la miró fijamente, su rostro era serio. “Gente murió hoy, Hermione. Han estado muriendo
durante años, peleando por mí, protegiéndome, viniendo aquí para que yo pudiera entrar a
Hogwarts. Toda mi vida—gente ha muerto tratando de protegerme. No puedo dejar que nadie más
muera por mí—no cuando sé que tengo el poder para detener todo esto. Esta guerra no puede durar
más tiempo. Tiene que terminar. Esto—es lo que se supone que tengo que hacer.”

Él miró hacia el suelo, y la resolución en su rostro se fracturó de alguna manera. “Cuidarás de


Ginny, ¿no es así? Y dile—dile que ella será en lo que estaré pensando—hasta el final.”

Él comenzó a moverse a lado de ella, pero Hermione lo agarró nuevamente. Su garganta se cerró,
como si su desesperación la estuviera estrangulando.”

“Harry—Harry—Ginny está embarazada.”

Harry se quedó quieto como si ella lo hubiera petrificado. Después él se volteó y la observó, su
expresión era incomprensible.

Hermione sollozó levemente. Su corazón estaba latiendo con tanta fuerza que se sentía como si
estuviera formando moretones dentro de su pecho. “Ella se dió cuenta de que estaba embarazada en
Febrero, y ella me pidió que lo ocultara porque temía que sería demasiado para que tú te
preocuparas. Pero está embarazada. Es un niño. Nacerá en octubre. Así que tú—no puedes morir—
porque tienes que conocer a tu hijo. Por favor, por favor, ven conmigo—” su voz se quebró.

Harry negó con la cabeza lentamente. “No—no me hagas esto, Hermione. No digas algo como eso
para tratar de detenerme.”

Habían lágrimas frías escapando de los ojos de Hermione y su voz temblaba con intensidad. “No te
estoy mintiendo, Harry. Lo juro por mi magia. Ella lleva casi seis meses embarazada. Desde que
descubrió el sexo, lo ha llamado James.”

Harry palideció e hizo un sonido de dolor desde la profundidad de su garganta.

El rostro de Hermione se torció mientras trataba de no llorar. Ella lo agarró con más fuerza. “Por
favor—Harry. Vamos a buscar a Alastor y hagamos que todos se retiren.”

Harry comenzó a temblar. Ella podía verlo vacilar.


“Por favor, Harry.”

El ruido, los gritos fuera se estaban volviendo más ruidosos. Ella escuchó a Ron gritar nuevamente.
Harry tuvo un espasmo y miró hacia la abertura de la tienda.

Él dejó caer su cabeza por un momento e inhaló profundamente.

“Prométeme que los cuidarás por mí.”

Hermione sintió algo dentro de ella temblar y morir. Sus manos cayeron, cayendo flojas a sus
costados. Los dedos de Harry se estiraron; él tomó su mano derecha y la apretó.

Los ojos de Harry estaban desesperados. “Prométemelo, Hermione. Promételo.”

“Lo prometo.” Las palabras se sentían como si hubieran sido arrancadas de su corazón y
arrastradas hasta su garganta. Se sentían como la sangre de sus labios. “Siempre cuidaré de ellos,
tanto como viva.”

Su agarre en su mano se apretó y su cuerpo se hundió con alivio. Después él la dejó ir y dió un
paso hacia atrás. “Gracias. Gracias por todo lo que hiciste por mí.”

Él se estiró hacia su bolsillo, sacó su Capa de Invisibilidad y desapareció.

Hermione estaba de pie de manera aturdida mirando fijamente al punto del que él se había
desvanecido. Ella apenas se sentía capaz de pensar. Era como si su vida entera se hubiera caído
delante de ella.

Ella se obligó a moverse y tambaleó hasta la entrada de la tienda.

“Hermione, ¿dónde está Harry?” Ron preguntó después de ver la tienda vacía.

“Se fue—,” su voz estaba quebrada, carraspeando. Ella tomó las canvas de la tienda hasta que sus
nudillos se veían blancos. “Lo siento. Traté de detenerlo. Se puso su capa y desapareció.”

“¿Qué hicis—? Mierda. Olvídalo. Sal de aquí, hay más Mortífagos de los que pensábamos que
tenían.” Ron estaba observando alrededor hacia la batalla que se estaba acercando a ellos. “Yo
encontraré a Harry. Tú sal de aquí.”

Antes de que Hermione pudiera decir algo, Ron y Fred habían comenzado a correr hacia el castillo.

Hermione se quedó en la entrada de a tienda, observando como si estuviera atrapada dentro de una
pesadilla a la orilla de un campo de batalla.

Habían hechizos volando en cada dirección. El aire era pesado con el olor a humo, maldiciones
gastadas, sangre y piel quemándose. Una cacofonía de gritos y los hechizos que se gritaban. Los
refuerzos de Mortífagos estaban llegando desde Hogsmeade, una enorme fuerza barriendo y
rodeando a la Resistencia contra las paredes de Hogwarts.

Una bruja a diez metros de Hermione fue golpeada por una maldición morada y cayó. Mientras su
cabeza golpeaba el piso, su cabeza se volteó hacia Hermione, cara floja, los ojos en blanco. La
mano de Hermione tuvo un espasmo. Ella reconoció a la mujer. Ella la había curado, había salvado
su vida, hace un poco más de un mes, después de la batalla en Surrey.

El Mortfífago que había matado a la bruja se volteó para avanzar, su rostro estaba desenmascarado.
Mientras Hermione observaba su rostro, la sangre en sus venas se congeló.
Ella lo reconoció.

Ella lo había visto antes. Él había sido capturado, meses atrás, durante uno de los rescates de
prisión de la Orden. Él era uno de los innumerables Mortífagos que había preparado para estasis y
le había administrado Filtro de Muertos en Vida. Él había sido entregado a Fleur y a Bill para ser
puesto en la prisión de la Orden.

Los ojos de Hermione se movieron a través del campo de batalla nuevamente; cinco años de
prisioneros, fueron removidos de estasis y enviados a la batalla. Por eso es que habían más
Mortfagos de los que la Orden había esperado.

¿Cómo habían encontrado la prisión? Ellos nunca debieron de haber sido capaces de haberla
encontrado.

Hubo una explosión tan violenta que el piso tembló. Docenas de luchadores de la Resistencia
salieron volando hacia atrás por unas llamas crecientes que carecían sacadas del infierno. El aire se
volvió denso, putrefacto y sulfúrico mientras una serpiente enorme de fuego se arrastraba por el
campo, obligando a la Resistencia a ir hacia atrás.

Voldemort estaba a lado de ella, seguido por un grupo de Mortífagos enmascarados y sin máscaras,
su serpiente Nagini estaba envuelta en sus hombros.

“Harry Potter, ven a enfrentarme.”

La voz de Voldemort era aguda y fría, como el filo de una navaja arrastrada por la espalda. Estaba
amplificada, así que Hermione podía escuchar el borde sibilante de su pronunciación como si él
estuviera a lado de ella, hablándole directamente al oído.

“Ríndete, o castigaré a cada hombre, mujer y niño lo suficientemente tonto como para seguirte y
protegerte.”

Harry no apareció ni dió un paso hacia adelante.

Hermione nunca había visto a Voldemort en persona antes. Ella había escuchado innumerables
descripciones, pero esta era la primera vez que lo veía.

Él era delgado y terriblemente pálido; sus ojos eran rojos como la sangre y casi brillaban.

Docenas de luchadores se apresuraron a avanzar abruptamente para atacar. Voldemort movió su


varita, y ellos salieron volando violentamente. El grupo de Mortífagos detrás de él se movió hacia
adelante, pero Voldemort los detuvo con un gesto.

“Su amado Elegido los ha traído aquí y los ha abandonado,” dijo Voldemort.

La Resistencia seguía volviendo a avanzar y se seguía viendo obligada hacia atrás. Alastor estaba
entre ellos. Él estaba peleando salvajemente, seguido de Remus y Tonks. Minerva estaba en un
duelo con alguien cerca de ellos; ella había dejado a sus huérfanos para ayudar a que Harry se
infiltrara a Hogwarts y encontrara el horrocrux. Muchos miembros del ED estaban en un cargo
nuevo. Parvati. Seamus. Angelina seguía avanzando y peleando a pesar de su cojeo. Igual Neville.
Él evitó varios hechizos hasta que logró acercarse notablemente a Voldemort.

Después de varios ataques por la Resistencia, Voldemort parecía haberse aburrido de esperar a
Harry. Lanzó a la mayor parte de la Resistencia hacia atrás, pero atrapó a Neville en un aprieto
corporal y se acercó, estudiando el rostro de Neville.
“Acercándote sin siquiera una varita en tu mano. La enfermedad de la Resistencia en el mundo
mágico. Nangini, disfruta a este.”

Él extendió su brazo y Nagini lo usó para deslizarse hacia abajo desde sus hombros hasta el suelo.
Voldemort se volteó y dirigió a su serpiente de fuego maligno para avanzar hacia la Resistencia.
Nagini se echó hacia atrás para atacar, pero mientras lo hacía, Neville de repente se liberó de la
magia que lo retenía. Su mano salió disparada. Como Voldemort lo había dicho, él no estaba
sosteniendo una varita. El corazón de Hermione se detuvo mientras que la espada de Gryffindor
brillaba por los aires y dañaba la cabeza de Nagini.

La serpiente cayó, y una ola de magia oscura salió y se disipó en el aire.

Voldemort gritó de una manera furiosa que estalló en el aire con tanta violencia que Hermione
podía sentir la presión contra sus tímpanos. Él levantó su varita para maldecir a Neville, pero antes
de que un hechizo saliera de sus labios, Harry apareció, parado de manera protectiva frente a
Neville.

“Aquí estoy, Tom,” dijo Harry. Su voz era casi demasiado baja para escuchar a comparación de la
amplificación de Voldemort.

El campo entero se quedó quieto.

Harry y Voldemort estaban de pie uno frente al otro en la base de la Torre de Astronomía.

Voldemort parecía sorprendido al encontrar repentinamente a Harry ante él. Él lo observó durante
varios segundos en silencio sin moverse.

“Harry Potter,” él finalmente susurró. “El Niño Que Vivió.”

Nadie de la Resistencia se movió. Los Mortífagos no se movieron. Estaban esperando. La guerra


entera se redujo a un momento.

La varita de Harry colgaba de entre sus dedos. No estaba levantada. No estaba preparada para un
duelo. Él estaba simplemente de pie, esperando. Enfrentándose a la muerte con una expresión de
dolor y resignación.

Voldemort parecía desconcertado. Él movió su cabeza hacia un lado y miró a Harry durante varios
segundos antes de extender su varita.

Hermione observó a su boca moverse.

Un destello de luz verde.

La maldición golpeó a Harry, y una reacción de poder rebotó y golpeó a Voldemort, haciéndolo
volar hacia atrás.

Harry cayó al suelo.

Hermione sintió como si su corazón hubiera dejado de latir. Ella no gritó, pero ella podía sentir un
sollozo ahogado en su pecho y su garganta, como una criatura en agonía, tratando de liberarse.

Se sentía como si ella también estuviera muriendo.

Harry. Por favor. Tú eres el niño que vivió.

El ejército entero estaba demasiado sorprendido para siquiera hacer un sonido.


Voldemort se puso de pie, casi temblando, pero Harry seguía donde había caído.

“Mi Lord.” Lucius Malfoy y varios Mortífagos desenmascarados se habían reunido alrededor de
Voldemort.

“No requiero asisssstencia.” Voldemort se alejó de las manos extendidas hacia él. “¿El niño está
muerto?”

Ron, Fred y muchos otros estaban acercándose a Harry, pero antes de que pudieran estar cerca de
él, Voldemort realizó un hechizo, y el cuerpo de Harry se movió violentamente por el pasto hacia
ellos.

“Permítame, mi Lord,” dijo Lucius, inclinándose hacia Voldemort antes de acercarse al cuerpo de
Harry.

Lucius era delgado, incluso desde la distancia. Era como si su piel estuviera envuelta firmemente
alrededor de sus huesos. Su cabello rubio era más largo a diferencia de cuando Herminio había
luchado contra él en el Ministerio hace muchos años atrás. Él aún se movía con una gracia casi
reminiscente a la de Draco, pero había un borde de imprevisibilidad unida a la manera en la que se
movía. Una sed de sangre aristocratica.

Él se arrodilló a lado de Harry y lentamente deslizó una mano por la garganta de Harry.

La mano de Lucius se alejó, y él se puso de pie como si hubiera sido quemado.

“Está vivo.”

Cuando las palabras fueron pronunciadas, Harry se movió repentinamente, su varita moviéndose
rápidamente.

Voldemort fue más rápido y ya había apuntado para golpear.

“Avada Kedavra.”

La maldición golpeó a Harry en el pecho y sus ojos verdes se quedaron en blanco.

Voldemort no había terminado. Su rostro estaba lleno de furia.

“Avada Kedavra.” La maldición golpeó el cuerpo de Harry nuevamente.

Hubo gritos ahora. La Resistencia gritaba el nombre de Harry, una y otra vez. Hermione sollozó
levemente, arrancada de lo profundo de su pecho, agarrándose a la lona de la tienda para no caer
con desesperación al suelo.

“¡Harry!” Ron casi se abalanzó hacia Harry.

Una maldición escarlata fue dirigida desde los Mortífagos y golpeó a Ron. Él voló por los aires y
se golpeó contra la Torre de Astronomía con un crujido doloroso que Hermione pudo escuchar a
través del campo.

Otros luchadores de la Resistencia también se estaban moviendo hacia Harry, como si no supieran
qué hacer más que acercarse a su cuerpo.

Corran. Hermione quería gritarlo, suplicarlo, abogarlo. Dejen a los muertos atrás.

Corran.
“¡Avada Kedavra!” Voldemort le lanzó otra maldición asesina a Harry.

Hermione comenzó a escapar pero se encogió mientras escuchó otro “¡Avada Kedavra!”

Ella volteó a ver una última vez y observó a Voldemort acercarse, realizando la Maldición Asesina
en Harry una sexta vez. La mano derecha de Voldemort estaba extendida, su varita estaba colgando
de entre las puntas de sus dedos, pero su mano izquierda estaba presionada ligeramente contra el
centro de su pecho.

El gesto era extrañamente humano. Como si estuviera lesionado pero trataba de esconderlo.

Aún quedaba un horrocrux. El plan de Harry habría funcionado, debió haber funcionado, pero aún
quedaba un horrocrux.

Los ojos de Hermione se movieron a través del campo de batalla. Las peleas se habían reanudado,
pero la Resistencia había perdido. Estaban demasiado sorprendidos y desesperados mientras
trataban de defenderse a sí mismos.

La mano de Hermione se torció hacia adelante. Después apretó la mandíbula y puso sus muros de
oclumancia en su lugar.

No puedes salvarlos. Alguien tiene que encontrar el último horrocrux. Ella se volteó y se apresuró
hacia el punto de aparición.

Tan pronto como se alejó de las tiendas de campaña desilusionadas, fue vista. Varios hechizos
pasaron junto a ella mientras se dirigía hacia la línea de árboles.

Una maldición rozó su hombro, pero su capa la bloqueó. Ella se apresuró hacia el bosque. Mientras
llegaba a la marca anti apariciones, un Mortífago apareció repentinamente, bloqueando su camino
y agarrándola del brazo.

Hermione se torció y se liberó clavando su codo en su diafragma y lanzándose más allá del punto
de desaparición.

Ella se estaba desvaneciendo mientras se sintió aplastada debajo de un cuerpo.

Ella volvió a aparecer y se ahogó mientras sus pulmones se llenaban de agua. Ella estaba boca
abajo frente al agua. Sus pulmones ardían mientras trataba de liberarse. Habían piedras
clavándosele mientras el Mortífago la mantenía firme bajo el agua. Ella levantó su cabeza,
ahogándose y jadeando. El agua y la sangre llenando sus oídos. Una mano tomó su cabello y la
empujó de vuelta al agua. Sus manos se movieron en el agua y ella agarró una piedra y torció su
cuerpo para golpear la cabeza del Mortífago antes de que él la ahogara.

Ella logró golpearlo una vez más antes de que la piedra se le arrebatara de su agarre.

Un momento después todo se volvió negro.

Chapter End Notes

Este capítulo contiene varias líneas y extractos parafraseados de Harry Potter y las
Reliquias de la Muerte, Capítulos 33, 34 y 36
También, Manacled tiene ahora un Grupo de Facebook.
Flashback 37
Chapter Notes

Dos notas (autora): Primero, respecto a hacer un resumen de los primero veinticinco
capítulos antes de que los capítulos presentes terminen, he decidido hacer uno. Sin
embargo, para evitar interrumpir la historia de una manera que no sea natural, hay un
documento de google externo que se encuentra aquí. Sin embargo, los lectores que han
releído dicen que la recontextualización de los flashbacks hace que el leer la historia
tenga una experiencia completamente diferente.

Segundo: Manacled ahora tiene un grupo de Facebook discutiendo teorías. Es un


grupo cerrado llamado Granians and Paper Cranes.

See the end of the chapter for more notes

Julio 2003

Ella se despertó repentinamente y se encontró a ella misma acostada en una cama hecha
recientemente, con Draco acercándose a ella.

Ella se alejó y después se quedó quieta y miró a su alrededor, dándose cuenta de que estaba en la
casa de hospicio de Draco en Whitecroft. Ella miró a Draco y todos los recuerdos llegaron a ella.
Ella inhaló profundamente y sintió como si estuviera siendo aplastada hasta la muerte. “¿Qué—
qué pasó?”

La boca de Draco se torció mientras él se acomodaba y la volteaba a ver. Su expresión era una
máscara, pero ella podía ver la furia atrapada en sus ojos.

“A pesar de”—la palabra parecía una mordida— “tus promesas hacia mí ayer, estabas en
Hogwarts. Cuando lo descubrí, traté de agarrarte, y tú procediste a aparecer en un arroyo. Tuve que
aturdirte; pensé que te ahogarías a propósito antes de que te dieras cuenta que era yo.”

Se sentó con cautela, todavía un poco adolorida y aturdida. Ella negó con la cabeza, tratando de
despejarse del aturdimiento que le quedaba. “Estabas enmascarado; no te reconocí.”

Ella miró hacia abajo. Su ropa estaba seca. Sus pulmones se sentían limpios, como si hubiera
pasado bastante tiempo desde que había sido aturdida. Ella miró a su reloj, y sintió cómo su
estómago cayó con fuerza. Habían pasado horas. Ya casi era de noche.

“¿Cuánto tiempo me dejaste aquí inconsciente?” Su voz era incrédula mientras volteaba a ver a
Draco.

La expresión de Draco era fría. “No estaba disponible para aparecer contigo. Una vez que saqué el
agua de tus pulmones y sabía que estabas a salvo, tuve que regresar para terminar mi trabajo.”

Hermione apartó la mirada.

Harry.

Ron
Casi todos habían estado en Hogwarts. Además de Severus, ella podría ser el último miembro
activo de la Orden.

Ella presionó sus labios por un minuto, componiéndose antes de levantar la mirada. “No entiendo.
¿Qué pasó? ¿Cómo encontraron nuestra prisión?”

Él apartó la mirada, sus manos estaban cerradas en puños. Ella casi podía sentir la furia ardiente
alrededor de él.

“No conozco los detalles o cómo ocurrió precisamente. Te lo dije, el Señor Tenebroso tiene
sospechas ahora. Apenas confía en alguien, y le entrega diferente información a cada general en un
intento de identificar de dónde está saliendo la información. Se me informó de diez planes de
ataque diferentes, y ninguno de ellos era legítimo. Sé que estuvo en Sussex anoche, trabajando solo
de acuerdo a los reportes que tenía. Para cuando me enteré que teníamos su prisión, la Resistencia
ya estaba en Hogwarts. No había manera de envíar un mensaje.”

Hermione se sentó en la orilla de la cama mientras lo absorbía. Ella se sentía demasiado aturdida y
devastada para siquiera pensar claramente.

Draco estaba hirviendo. Sus manos se seguían abriendo y cerrando como si estuviera reprimiendo
las ganas de romper algo.

Él se quedó de pie a lado de ella durante otro momento y después comenzó a caminar a través de la
habitación como si fuera un animal enjaulado. “¿Pensé que se suponía que esto sería el golpe final
de la Orden? ¿Acaso Potter pensó que dejar que el Señor Tenebroso lo matara haría que de alguna
manera ganaría la guerra? ¿O solo decidió rendirse?”

Hermione tuvo un espasmo.

“Harry era un horrocrux,” ella dijo en voz baja.

Draco se quedó quieto y la volteó a ver firmemente. Ella bajó la mirada y iró a su regazo. Sus jeans
estaban rasgados de ambas rodillas.

Ella pasó saliva y movió sus pies hacia atrás. “Yo no lo sabía—hasta hoy. Solo me di cuenta hasta
después de que la batalla había comenzado. Había una profecía hecha hace veinte años, ‘uno debe
morir por la mano del otro o ninguno podrá vivir mientras el otro sobreviva.” Harry pensó que si
todos los demás horrocruxes eran destruidos, que hacer que el Señor Tenebroso lo matara, causaría
que ambos murieran.”

La vista de la expresión de Harry volviéndose blanca pasó ante sus ojos. Su garganta se contrajo y
su cuerpo entero tembló. Sus pómulos y su pecho dolía. Sentía como si estuviera al borde de
romperse en pedazos.

Ella era cristal, a solo un respiro de quebrarse.

Ella agarró la orilla de la cama y observó cómo sus nudillos se volvían blancos. “Nos faltó uno.
Hay otro horrocrux. Pensé—pensé que los habíamos encontrado todos—pero estaba equivocada.”

Hubo un dolor apuñalando en su nuca mientras ella pasaba saliva. “Tenemos que encontrarlo.”

“La Resistencia ha perdido,” Draco dijo en una voz firme. “La guerra terminó.”

Hermione se movió repentinamente con las palabras de Draco, y hubo un ola de calor que la
atravesó.
“Lo sé. No necesitas decirmelo. ¡Ya sé que perdimos!” Su voz estaba entrecortada.

Ella inhaló profundamente y la quemó en los pulmones. Ella presionó sus labios y presionó sus
manos contra sus ojos mientras exhalaba y trataba de controlarse a sí misma.

“No estoy diciendo que la guerra no ha terminado.” Su voz seguía temblando ligeramente. “Estoy
diciendo que tenemos que encontrar el horrocrux. Tenemos que encontrarlo. Si podemos destruirlo,
él morirá—quizás no inmediatamente, pero si pierde todos sus horrocruxes, él morirá.” Ella siguió
hablando cada vez más y más rápido. “Los Mortífagos no comparten metas con los Seres Oscuros,
el régimen se desbordará sin él. No es como que alguna vez creará un sucesor. Nosotros solo—
tenemos que encontrarlo.”

Había una sensación de fractura física que la atravesaba mientras estaba sentada allí. Sentía como
si su corazón se hubiera roto, pero todavía estaba demasiado conmocionada para sentirlo.

Ella dejó caer su cabeza y presionó su mandíbula contra su hombro. “La Resistencia—se ha
perdido. Lo sé. Pero tal vez hay algunas celdas que estuvieron menos involucradas con la Orden,
pero la mayor parte de nuestra fuerza capaz estaba hoy en Hogwarts. Pocas personas podrán
escapar, pero de no ser así, Severus y yo somos los únicos miembros activos de la Orden. Nosotros
—” ella se sentía como si estuviera siendo aplastada hasta convertirse en polvo. El peso de todo era
demasiado. “Hasta que encontremos el horrocrux restante, no podemos tratar de rescatar a nadie.
Ellos serán rastreados, no podemos arriesgarnos a que ni tú ni Severus los traten de liberar. El
horrocrux tiene que ser la prioridad. Esa es la única manera para que nosotros hagamos que esto en
verdad termine y los salvemos.”

“No hay un nosotros. Tú te vas a ir de Inglaterra.”

Hermione volteó a ver a Draco.

Sus ojos seguían ardiendo con furia, pero su expresión se había asentado. “Yo lo encontraré. Tú te
irás. Ya no hay Orden para mantenerte. Potter está muerto.”

Ella se encogió de hombros.

Él pausó por un momento y parecía estar midiendo lo que iba a decir después, “Weasley estará
muerto dentro de esta semana. No hay ninguna razón para que te quedes. No puedes mantenerte
activa; será más fácil trabajar para mí si el Señor Tenebroso asume una victoria. Si él piensa que la
Orden aún es una amenaza, hará que la búsqueda de los horrocruxes restantes sea más difícil.”

Hermione torció su boca. “Bien,” ella dijo finalmente. “Puedo colaborar inicialmente a distancia.”

Los ojos de Draco brillaron por el momento más breve, y ella sabía que su intención era hacer el
acuerdo permanente. Él haría lo que fuera dentro de su poder para prevenir que ella nunca
regresara a Inglaterra si él pensaba que eso era riesgoso.

Ella pasó saliva y lo miró fijamente.

“Me iré con una condición.”

Ella vió a Draco tensarse y calcular.

“Ginny Weasley, ella tiene que venir conmigo.”

“No.” Su expresión era fría. “Tú dijiste que no rescates.”


“No es un rescate. Ella está en una casa de hospicio. Solo Ginny. Yo no—” ella vaciló, y su
garganta se cerró levemente. “No te pediré que salves a nadie más. Pero tengo que llevar a Ginny
conmigo. No me iré sin ella. Ella solo está en una casa de hospicio. Puedo ir yo por ella.”

La mandíbula de Draco se tensó, y había algo indescifrable en su expresión.

Hermione insistió. “Tengo que enviar un mensaje a las casas de hospicio, asegurarme de que sepan
que la Orden está comprometida y decirles que tienen que salir de ahí. Después le diré a Ginny, y
nos—nos iremos.”

Ella se puso de pie. Ella estaba recargándose con tanta fuerza en sus muros de oclumancia que casi
sentía como si hubiera sido removida de su cuerpo. Físicamente, ella estaba destrozada por el dolor
del duelo. Había un dolor en su pecho como si su esternón se hubiera fracturado. Un dolor
fantasmal que siempre parecía ocurrir cuando ella estaba estresada.

Pero ella estaba logrando ocluir los aspectos mentales de alguna manera.

Draco se movió mientras ella extendía su varita para realizar un patronus.

Ella movió su varita en la moción familiar y dijo las palabras.

Nada.

Ella pasó saliva con fuerza y puso sus muros de oclumancia con más firmeza, inhalando
profundamente antes de que intentara nuevamente.

“Expecto Patronum.” Ella lo dijo con firmeza.

Nada.

Ni siquiera una chispa de luz plateada.

Ella miró a su propia varita.

Harry le había enseñado cómo realizar un patronus. Su nutria.

Mientras ella estaba parada ahí, se dió cuenta de que probablemente nunca la vería nuevamente. Su
garganta dolía por el esfuerzo para no llorar.

Harry estaba muerto. Él estaba muerto. No había nada que ella pudiera hacer para traerlo de vuelta.
Incluso en el mundo mágico, traer a los muertos de vuelta no era nada más que un cuento de hadas.

Cada recuerdo feliz que ella tenía estaba manchado, se había vuelto cenizas. Su pasado era una
extensión sin fin de pérdidas. Su niñez, con padres con nuevas vidas y nuevos nombres y sin
ningún recuerdo de una de la que habían estado orgullosos.

Todos sus años en Hogwarts estaban definidos por una guerra que ahora había perdido; por gente
que había perdido.

Ella agarró su varita hasta que sus nudillos se volvieron blancos, y lentamente la bajó, pasando
saliva con fuerza.

No pienses en eso. Pasa el día. Ella tenía que ir por Ginny. Ella le había prometido a Harry que
siempre cuidaría de Ginny.

Eso era todo en lo que podía enfocarse.


“Tengo que ir a las casas de hospicio personalmente,” ella dijo finalmente después de esforzarse
por hacer que su voz funcionara. “Mi patronus parece ya no funcionar.”

“No.”

Ella levantó la mirada, su mandíbula tensa. “Tengo que advertirles, Draco. No voy a huir sin
advertirles. Tengo que ir por Ginny. Nada de eso es negociable.”

Los ojos de Draco brillaron. Él miró hacia abajo y suspiró con fuerza, como si estuviera
decepcionado por algo.

“Granger…” él dijo después de dudar por un momento. “Los Mortífagos tienen tu prisión. También
tienen todas las casas seguras de la Orden.”

La habitación se tambaleó debajo de los pies de Hermione. Ella se tambaleó hacia atrás y casi se
cayó. “¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste?”

Ella comenzó a caminar hacia la puerta y Draco la tomó por el brazo y la jaló de vuelta. Cuando
ella trató de soltarse, él la inmovilizó contra la puerta, su expresión estaba furiosa. “Esto—por esto
era que no te lo iba a decir. Idiota, te lanzarás hacia una trampa.”

Ella lo miró fijamente, y una sensación de hundimiento frío se apoderó de ella. Sus dedos se
enrollaron alrededor de las muñecas de Draco mientras lo observaba, incrédula. “Me interceptaste y
me trajiste aquí para que no pudiera regresa.”

La expresión de Draco era firme. “Ese no era el ejército entero de Voldemort en Hogwarts. Él ha
estado concentrando las tropas aquí durante el último mes. Una vez que los reportes respecto al
ataque en Hogwarts llegaron, estaba claro que tus casas seguras serían vulnerables. ¿A dónde crees
que el resto del ejército fue enviado?”

Hermione sintió devastación correr por ella, como si estuviera sangrando hasta la muerte por ella.
“Me mantuviste aquí, inconsciente, durante horas.” Su voz era cruda con dolor y traición. “Pude
haberlos sacado si me hubieras dado la oportunidad.”

La expresión de Draco era fría y sin disculpas. “No pudiste haberlos salvado. Hubieras muerto o
hubieras sido capturada junto con todos los demás.

“Bueno, ahora no lo sabremos, ¿o sí? Ya que nunca me diste una oportunidad—” Su voz se quebró.

La boca de Draco se torció, y él apartó la mirada. Su mano estaba ligeramente sobre el hombro de
Hermione. “Solo tuve tiempo para sacarte. Dejé mi puesto cuando me di cuenta de que estabas en
Hogwarts, no tenía tiempo suficiente para hacer nada más.”

La mandíbula de Hermione seguía temblando, y su pecho temblaba con fuerza mientras ella trataba
de respirar y no llorar. “Iba a ir por Ginny. Tengo que ir por ella, eso no es negociable. No me iré
sin ella. Ella estaba en una de las casas seguras más protegidas. Quizás todavía no han entrado a
esa.”

Draco seguía sin moverse.

“No me iré sin Ginny.” Su voz era firme y ella lo miró a los ojos. “No puedes obligarme a irme sin
ella.”

Los ojos de Draco brillaron y sus dedos sobre su hombro tuvieron un espasmo. “Bien. Nos
ilusionaremos y revisaremos.”
Hermione pasó saliva y asintió.

Ella se agarraba de Draco con fuerza mientras aparecía junto con él a la calle de Grimmauld Place.

Ellos fueron golpeados inmediatamente por el sonido de sirenas a todo volumen. El aire estaba
lleno de la mezcla de Magia Oscura y el olor a quemado. Habían vehículos Muggles para
emergencias llenando las calles, sus luces brillaban.

El Número Doce de Grimmauld Place estaba en ruinas. La parte delantera de la casa estaba partida
a la mitad, como si hubiera sido bombardeada o separada. Las casas adyacentes de cada lado
estaban dañadas y habían paramédicos sacando y cargando los cuerpos. Ya habían docenas de
cuerpos alineados en la calle; pedres, los luchadores de la Resistencia que se habían quedado a
hacer guardia en Grimmauld Place, varias enfermeras y sanadores que habían estado en el
vestíbulo junto con y cuando Hermione se había ido.

Parte de la magia sobre la casa aún se mantenía, los socorristas Muggles se dirigirían hacia el
número doce, luego se detendrían y se alejarían, como si estuvieran al tanto de la casa, pero los
hechizos repelentes Muggles les impidieran acercarse.

Antes de que Draco pudiera detenerla o aparecerse lejos. Hermione se echó a correr, agachándose
por la cinta de precaución y corriendo hacia la puerta. Los escalones estaban quebrados y
desiguales, y ella se tambaleó mientras caminaba por ellos.

Ella escuchó a Draco maldecir mientras la perseguía.

Ella movió su varita, el hechizo destrozó lo que restaba de la puerta y lo lanzó hacia el vestíbulo.
Hubo un golpe sordo y el sonido de un cuerpo al caer. Varias maldiciones mortales salieron
disparadas desde adentro. Hermione se dejó caer y rodó hacia un lado.

“¡Morsmordre!” Ella escuchó a Draco decir y ella observó como la Marca Tenebrosa se deslizaba
por la puerta abierta y llenaba el vestíbulo.

Él se quitó su ilusión y entró a Grimmauld Place. Hermione se quedó quieta por la puerta. Habían
docenas de cuerpos en el piso; todos los lesionados que habían sido enviados de Hogwarts a
Grimmauld Place.

“Le pido perdón, señor, pensamos que eran miembros de la Orden,” un hombre larguirucho y de
rostro cruel se desplegó desde las sombras al ver a Draco.

“Me dí cuenta,” Draco dijo las palabras como una mordida; su expresión era furia fría. Él se volteó
para revisar Grimmauld Place. “Quiero un reporte del edificio.”

El hombre se rascó su cabeza con la punta de su varita. “Tenemos algunas docenas que escaparon
de Hogwarts. Los enviamos a todos de vuelta.” Su boca se torció en una sonrisa cruel y satisfecha.
Varios Mortífagos más aparecieron, emergiendo de las demás habitaciones en la casa. “Una vez
que los corredores dejen de llegar, haremos un inventario del edificio.”

Él pateó un catre del hospital y un cuerpo sin vida cayó al suelo. “Cuando terminamos con los de
afuera, no había nada más que los sanadores y los casi muertos. Terminamos con los moribundos y
enviamos a los prisioneros con el Guardián.” Él puso su pie sobre el cuerpo y lo balanceó.

Draco se quedó sin una expresión.

“Hay una habitación de guerra que encontramos arriba después de haber revisado el edificio.” El
hombro hizo un gesto con su pulgar. “Protecciones extra, costó un poco de trabajo poder entrar.”
“Muéstrame,” dijo Draco.

Ellos comenzaron a subir las escaleras y estaban a mitad del camino cuando Draco giró
repentinamente, su varita brillando. Hubo docenas de hechizos rápidos y los hombres a su
alrededor se congelaron antes de caer muertos. Draco miró hacia la puerta, y Hermione entró,
pasando a través de los cuerpos, tratando de no dejar que viera ninguno de ellos.

Había una figura diminuta desplomada al pie de las escaleras; los ojos azules enormes de Dobby
miraban hacia donde él había caído. Hermione apartó la mirada. Las escaleras se movían mientras
ella las subía rápidamente, pasando a Draco, dirigiéndose hacia el cuarto de Ginny.

La puerta se abrió de golpe y el cuerpo de Padma cayó, boca abajo, al otro lado de la puerta. Un
charco de líquido negro se filtraba de lo que quedaba de ella. El pie de Hermione tembló cuando
pasó por encima del cuerpo de Padma y miró fijamente la habitación vacía.

“Debieron haberla llevado a Hogwarts,” su voz estaba temblando. “Te—tendremos que sacarla de
Hogwarts.”

Se oyó un gorgoteo detrás de ella. Hermione se giró bruscamente, con la varita desenvainada y vio
a Padma moverse.

“¿Mione?” Padma se movió y levantó su cabeza a medias.

Hermione miró con horror y quitó su ilusión. La maldición con la que Padma había sido golpeada
la estaba disolviendo. Era casi imposible que siguiera con vida.

“Padma,” la voz de Hermione estaba rota, ahogada mientras realizaba un diagnóstico rápidamente.
Los órganos restantes de Padma se estaban apagando; la maldición estaba a minutos de su corazón.

“Mione. Se llevaron—a Ginny—a Sussex,” dijo Padma. Su voz estaba ligeramente ahogada y ella
tosió, el líquido negro saliendo de su boca y bajaba a su barbilla. “Ginny. Dijeron—enferma—buen
sujeto.”

Hermione sintió como su garganta se cerraba mientras un terror violento y enfermizo se apoderaba
de ella.

Padma tosió nuevamente, y más líquido ácido salió de su boca. Hermione la observó; su corazón se
sentía como plomo en su pecho.

“Padma—lo siento mucho—” la voz de Hermione se rompió. “No puedo—no puedo curar esto.”

La boca de Padma se torció. “Lo sé. ¿Parvati está—?” Ella se ahogó y tosió.

“Lo siento, no sé dónde está Parvati.” Hermione le tocó a Padma gentilmente la frente, quitando un
mechón de cabello de sus ojos. “Lo siento. Te traeré una poción. Lo haré rápido.”

Hermione comenzó a moverse hacia su cabinete de pociones.

“No te molestes.” Draco avanzó desde donde había estado parado.

La expresión de Draco era una de confusión y terror lento mientras Draco se arrodillaba a su lado.
Antes de que Hermione pudiera moverse, él puso la punta de su varita contra la frente de Padma.

“Avada Kedavra.” Él dijo en voz baja, como si estuviera recitando el encantamiento en vez de
realizarlo.
Hubo un destello de luz verde. La expresión de Padma se volvió vacía, y ella se quedó quieta en la
alberca de sus restos.

Draco se puso de pie y miró a Hermione, su expresión fría.

Hermione se quedó quieta por un momento. “La Imperdonable tiene que ser significante.

“Nunca me importó la Resistencia más allá de que eran útiles e importantes para ti.” Su voz era
indiferente. “Era más rápido que una poción.”

Ella presionó sus labios y asintió levemente mientras se arrodillaba y cerraba los ojos de Padma
gentilmente.

Ella alejó su mano del rostro de Padma, poniéndose de pie y caminando hacia su cabinete de
pociones.

Ginny estaba en Sussex por los encantamientos de spattergroit.

Ella se sentía aturdida con terror.

El armario había sido allanado y registrado. Los depósitos de pociones eran un montón destrozado
y humeante en el suelo.

Sacó su varita y comenzó a hacer tapping con hechizos a lo largo de las paredes hasta que todos los
compartimentos cuidadosamente ocultos se abrieron. Sacó todo y lo metió en una vieja bolsa de
cuentas en la que le había puesto un hechizo de expansión.

“Granger, nos vamos.” Draco había aparecido en la puerta.

“Tengo que tener todo esto,” ella dijo firmemente. Ella juntó todas las pociones que había
escondido. Todos los materiales que había dejado de la bomba. Los puso todos en la bolsa hasta
que no quedara nada. Ella sacó sus cuchillos del compartimento en el suelo.

“Nos vamos ahora,” él dijo con su mano cerrándose alrededor del brazo de Hermione. “Weasley se
ha ido. La Resistencia se ha ido.”

Él la llevó hacia abajo por las escaleras y hacia la puerta de Grimmauld Place, su varita fuera. Él
los ilusionó a ambos y aparecieron tan pronto como estaba a salvo de las protecciones restantes.

Ellos volvieron a aparecer en la cabaña.

“Tengo que ir por Ginny,” Hermione dijo en el momento en el que llegaron. Ella cayó en sus
rodillas y comenzó a revisar todo lo que había llevado.

“Está en Sussex.”

“Lo sé. Tengo que ir por ella.” Su pecho se movió y ella luchó por evitar que su voz temblara. “Oh,
dios—” Las palabras fueron un leve sollozo, y sus manos estaban temblando mientras luchaba por
quedarse calmada. “Tenemos que ir ahora. Tú—tú puedes usarme—llévame como prisionera, y
una vez que estemos dentro, podemos tratar de encontrarla. O—yo puedo crear una distracción y tú
puedes ir por ella.”

Los ojos de Draco eran hielo. “Está en Sussex. Los sujetos no salen de ese edificio con vida.”

Hermione negó con la cabeza. “Voy a ir por ella. Si no me vas a ayudar, iré yo sola.” La expresión
de Draco se volvió asesina y él caminó hacia ella. “Sería suicida. Tú dijiste que sin rescates. El
horrocrux tiene que ser la prioridad. Si ella está tan enferma que se la llevaron directamente a
Sussex en vez de procesarla primero en Hogwarts, no vale la pena salvarla.”

Hermione pasó saliva. “Ginny está embarazada.”

Draco se quedó quieto.

“No está enferma, está embarazada, y yo se lo escondí a la Orden con hechizos porque—porque es
el bebé de Harry.” Ella estaba comenzando a temblar. “Si ella está en Sussex—los hechizos que
usé—no engañarán a un diagnóstico. Ellos se darán cuenta—y—y—” su pecho comenzó a tener
espasmos mientras trataba de respirar. “Hay cosas que Vold—que el Señor Tenebroso podría hacer
con el bebé de Harry. Draco—tengo que ir por ella.”

Draco se puso pálido y se alejó de ella. Hermione se estiró hacia él.

“Él—él podría usar al bebé para hacer otra poción de regeneración,” dijo Hermione. “Podría—
podría darle otros diez años. Le prometí a Harry que cuidaría de Ginny y de su bebé. Fue—fue lo
último que le dije.”

Draco se quedó quieto como si ella lo hubiera petrificado.

“Por favor, Draco.”

Él no volteaba a verla.

“Draco, tengo que traer a Ginny de vuelta.” Ella pasó saliva y se obligó a inhalar profundamente.
“Yo nunca—volveré a pedirte nada después de esto. Pero—tengo que ir por Ginny.”

Ella trató de tocarlo, pero él se encogió al contacto.

“Granger—” su voz era fría.

Cuidaré de ellos, mientras viva.

Lo que sea.

“Me iré de la guerra,” ella dijo, con su voz desesperada. “Detendré—todo. Si sacas a Ginny por mí,
haré lo que tú quieras, lo juro. Me iré. Nunca regresaré. Lo que sea que tú quieras—lo que sea que
me pidas—si sacas a Ginny por mí.”

Ellatocó la parte de atrás de su mano, rogándole silenciosamente que la mirara.

Ella se encontró con silencio.

Ella casi podía sentir a Draco miediéndolo, evaluando su oferta.

“¿Lo harás?” él dijo finalmente, volteando a verla, sus ojos intensos.

Ella encontró su mirada y asintió levemente. “Lo haré.”

Él la estudió, y sus ojos se entrecerraron, calculando. “¿Esos son tus términos? La chica Weasley,
¿y te irás?”

“Me iré. Lo juro.”

Los ojos de Draco brillaron, triunfo y algo—algo más.


Él miró a través de la habitación y asintió levemente. “Muy bien. Si esos son tus términos, iré por
ella por ti.”

Hermione jadeó levemente mientras alivió se apoderaba de ella. Su pecho tembló, pero se obligó a
componerse. “Gracias. Gracias—Draco.”

La esquina de la boca de Draco se torció.

Hermione se puso derecha y lo estudió. “¿Qué necesitas que haga?”

Él la miró y su expresión se torció decisivamente. “Quédate aquí.”

Ella bajó su barbilla y arqueó las cejas mientras lo observaba. “¿Estás seguro? Traje algunas
cosas”—ella hizo un gesto hacia la bolsa— “podría—”

“Llamará menos la atención si entro solo,” él dijo, interrumpiéndola. “Si quieres que la saque,
tendrás que quedarte aquí y me dejarás trabajar sin sucumbir tu desesperada necesidad de insertarte
en todo.” Su tono era frío y cada palabra era firme.

Él caminó hacia la esquina de la habitación y trazó una serie de runas en la pared. Él deslizó sus
dedos a través del revestimiento de madera hasta que hubo un click. Él jaló y la pared se movió,
revelando una gran selección de armas y artefactos oscuros.

Él sacó varios elementos de la pared y los puso en su túnica antes de voltear a verla nuevamente, su
expresión fría.

“Estaré de vuelta en una hora. Quédate aquí.”

Eso fue todo lo que dijo antes de desvanecerse.

Hermione esperó. Ella organizó los contenidos de su bolso. Revisó los suministros de sanación de
Draco.

Ella ignoró el peso en su pecho. Si ella le prestaba atención, la aplastaría hasta la muerte.

Ella no se mantuvo preocupada, sospechaba que su culpa se la comería viva.

Ella estaba dejando a todos atrás. A la Orden, a los Weasley, al ED, a la Resistencia. Ella estaba
dejándolos a todos atrás.

“¿En verdad crees que solo moriremos? Angelina, no van a cerrar Sussex cuando ellos ganen la
guerra. Seríamos ganado. Tú no viste a los prisioneros que trajeron de la última división de
maldiciones. Ellos estaban—se estaban disolviendo, pudriendo, pelando y seguían con vida, habían
cosas arrastrándose dentro de ellos—Los que aún podían hablar me suplicaban que los matara.”

Ella los estaba dejando para eso. Los suertudos podrían morir bajo interrogación, pero Sussex sería
el destino de todos los demás.

Su estómago se torció, y ella presionó sus manos sobre su boca mientras trataba de no entrar en
pánico o vomitar.

Ella no podía pensar en ello. No podía. Draco no podría arriesgar su máscara al tratar de salvarlos.

Él y Severus eran cruciales para encontrar el horrocrux restante. Tratar de sacar a quien fuera de
Hogwarts pondría en riesgo la única esperanza de la Orden de en verdad vencer a Voldemort.
Una vez que Ginny estuviera lejos y a salvo, el horrocrux tendría que ser la prioridad.

Sus manos temblaron, ella revisó los suministros de Draco hasta que encontró una Poción
Calmante.

El aire se movió, sin hacer un solo sonido, y Draco apareció en el centro de la habitación, con el
cuerpo de Ginny en sus brazos.

Los hechizos sobre la piel y estómago de Ginny se habían ido.

Hermione se apresuró a cruzar la habitación, alejando a Ginny de Draco y realizando una docena
de diagnósticos sobre ella mientras se arrodillaba en el suelo, agarrándola firmemente de los
brazos.

No había ningún rastro puesto en las muñecas de Ginny.

“¿Qué pasó? ¿La aturdiste? ¿Dónde estaba cuando la encontraste?”

“Estaba en un laboratorio. Apenas le habían removido los hechizos cuando llegué. Lo contuve.” La
voz de Draco estaba calmada. Firme.

Hermione realizó un diagnóstico sobre el estómago de Ginny y observó a la luz grande y


parpadeante con alivio. La expresión inconsciente de Ginny era terror congelado. Había sido
dosificada con un tipo de estasis temporal. Hermione realizó varios hechizos más para asegurarse
de que no le hubieran hecho nada.”

“Una vez que hayas confirmado que no está lesionada, necesitamos irnos. Tomarán algunas horas
para llevarte hasta la casa segura y asegurar que todo esté arreglado.”

Hermione estaba examinando sus diagnósticos ansiosamente, pero lentamente sangró en su


subconsciente que había algo desconcertante en el tono de Draco.

Hermione volteó a verlo.

Había una larga quemadura a lo largo de su mandíbula, y estaba mirando a Hermione con una
expresión que era a la vez nostálgica y hambrienta.

La manera en la que Harry la había mirado.

Hubo una sensación de caída en su pecho mientras se daba cuenta de ello.

“¿Qué pasa?” Ella puso el cuerpo inconsciente de Ginny en el suelo y se puso de pie, acercándose
a él mientras realizaba un diagnóstico. “¿Qué pasó?”

La esquina de la boca de Draco se torció, y después se curvó a una ligera sonrisa mientras ella se
acercaba más y pasaba sus dedos ligeramente por su mandíbula.

Él miró hacia el suelo por un momento antes de levantar la mirada y mirarla a los ojos. “Eché a
perder mi cobertura al sacar a la chica Weasley para ti.”

Ella se quedó sin moverse, y su varita se deslizó por sus dedos y cayó al suelo. “¿Qué?”

Ella trató nuevamente. “¿Tú—tú qué?”

Ella lo miró a los ojos, segura de que no lo estaba entendiendo correctamente. Pero estaba en sus
ojos.
Él se estaba despidiendo de ella. Él iba a morir.

Ella negó con la cabeza lentamente. “No.”

Fue como ese momento en Cambridge cuando él había activado el artefacto, y todo el oxígeno se
había desvanecido. Sin aire. Sin sonido. Solo silencio.

El espacio silencioso entre latidos alentandose, hasta el momento en el que el latido no comenzaba
nuevamente.

Era ese sonido. El espacio negativo. El sonido de la nada.

“No,” ella dijo nuevamente

“No había ninguna otra manera.”

“No.” Su corazón comenzó a latir de nuevo. Más y más rápido.

“Te lo dije, existen amplias medidas de contraespionaje. Hay registros de que estuve ahí, que entré
a los laboratorios con un acceso altamente controlado. Apenas pude quemar el edificio y luchar por
mi salida cargando a una inconsciente y embarazada. Mañana—cuando el guardia en puesto
cambie a un nuevo turno, el laboratorio será encontrado. Los registros mostrarán que yo fui el
único que salió con vida.”

Ella negó con la cabeza. “No.”

“Debemos irnos ahora.”

“No. Draco—podemos regresar.” Ella se volteó hacia su bolsa. “Debe haber una manera para
destruir los registros—yo puedo—”

Él la agarró de ambos brazos y la jaló, su expresión era firme. “Tú hiciste el trato, Granger. Yo
realicé lo que pediste.”

Hermione emitió un sonido bajo y doloroso en la parte posterior de su garganta cuando él la acercó
más, mirándola a los ojos.

Sus ojos eran intentos mientras las observaba, como si la estuviera memorizando porque era la
última vez que la iba a ver. También había algún tipo de triunfo vicioso en ellos.

“Lo que sea que yo quisiera, si iba y traía a la chica Weasley por ti; esos eran tus términos.”

Su estómago cayó hasta que no había nada más que un abismo dentro de ella. Su pecho dolía como
si Draco se hubiera estirado y le hubiera arrancado el corazón.

No. Él no podía morir.

Habían puntos negros comenzando a aparecer en su visión mientras lo observaba.

No. Ella no lo dejaría.

“Draco…”

Había una furia fría bajando por su garganta. No había sido un accidente. Él lo había sabido. El
cálculo en sus ojos en el momento en el que ella había hecho su oferta. Él había sabido, y él la
había tomado. Él lo había hecho para poder obtener lo que quería, sin darle una oportunidad de
darle una mejor opción.

Nunca hagas un trato con el diablo, su precio siempre será más de lo que puedes pagar.

Ella se quedó callada e incapaz de respirar mientras lo absorbía.

Draco se quedó estudiándola durante varios momentos más antes de que su boca se curvara en una
pequeña sonrisa. Su mano se levantó y sus nudillos rozaron la mejilla de Hermione mientras seguía
observándola.

“La pasamos bien, Granger, pero nunca íbamos a durar.” La esquina de su boca se torció, y ella
sintió como acomodaba un rizo detrás de su oreja antes de que su mano fuera pasar levemente por
la base de su cuello. “Tú lo sabías.”

“Draco, por favor déjame—” ella comenzó, con su voz temblando. Ella trató de alejarse, pero él
agarró su brazo.

La expresión de Draco se endureció de nuevo. “Lo que yo quisiera. Era tu trato.”

Los pulmones de Hermione estaban comenzando a arder. “Draco—Draco—no—no me hagas


esto.”

“Eran tus términos, Granger. Yo los cumplí. Es hora de irse. Tú juraste que te irías.”

Ella trató de alejarse de él, pero no podía respirar. Draco estaba comenzando a moverse frente a sus
ojos. Sus bordes estaban volviéndose borrosos. Él estaba hablando, pero las palabras se estaban
volviendo curvas y difíciles de descifrar.

Ella trató de alejarse de nuevo, pero él la estaba agarrando con demasiada fuerza.

Sus manos y brazos estaban comenzando a picar dolorosamente como si hubieran agujas
hundiéndose en su piel.

Draco la acercó y la expresión puesta y determinada de su rostro estaba comenzando a cambiar a


angustia.

“Granger—respira.” Sus bordes se estaban volviendo negros. Sus ojos se estaban volviendo tensos
y preocupados. Él la sacudió ligeramente. “Hermione—no—vamos—respira—Hermione.”

Ella no podía respirar.

Ella iba a perderlo.

Sus dedos agarraron la tela de su túnica mientras pasaba saliva y trataba de hablar.”

“Draco—” su voz estaba rota, “—no me hagas esto.”

La devastación se la tragó como una ola, y Draco se desvaneció en la oscuridad.

Cuando ella volvió a ganar consciencia, Draco estaba sobre ella nuevamente. Ella lo observó.
Estaba el sabor de algo amargo y herbario en su boca. Su cuerpo entero se sentía entumecido y su
cerebro inactivo.

Ella parpadeó, tratando de pensar. Todo llegó a ella nuevamente con violencia casi ansiosa.

Ella se había desmayado por shock y falta de oxígeno.


Ella pasó saliva y su lengua cosquilleaba. Él la había dosificado con un sedativo mientras ella
estaba inconsciente, para que ella fuera dócil y cooperativa.

Ella lo observó mientras trataba de encontrar las palabras.

“Nunca te voy a perdonar por esto,” ella dijo finalmente. Las palabras estaban vagamente
distorsionadas, dándole a la oración un tono irregular, como si su mano no cooperara con ella.

Draco no se inmutó, su mano pasó levemente por su mejilla. “Tú estarás viva y lejos de la guerra.
Esos—siempre fueron mis términos.”

Hermione presionó sus labios durante varios segundos mientras trataba de pensar a través de la
poción nublativa en su mente. Lo que sea que él le había dado, había sido una dosis bastante
grande que ella estaba sorprendida de que había sido capaz de haber vuelto a ganar consciencia. El
hecho de que él la había dosificado cuando estaba desmayada significaba que la poción se había
activado completamente antes de que ella estuviera consciente para pelear contra ella.

Había una furia helada irradiando de ella que no podía atrapar.

Se obligó a sí misma a pensar lentamente.

La fanfarria está en la luz, pero la ejecución está en la oscuridad.

Era teóricamente posible para un occlumens volverse inmunes a cualquier poción que alterara la
mente, aunque era preferible si estuvieran conscientes en el momento de ser dosificados. Era
probable que Draco supiera ese dato y se la había dado intencionalmente cuando ella estaba
inconsciente por ello.

Veritaserum, sedativos, Pociones de Amor, un occlumens potencialmente podría ponerles un muro


si su mente ya estuviera lo suficientemente compartimentalizada. Hermione miró a Draco mientras
tomaba laboriosamente los efectos que él le había dado y la puso como muro alrededor de los
eventos del día.

Su mente era repentinamente clara.

Ella lo estudió, calculando.

Ella podía ver toda la emoción detrás de sus ojos cuidadosamente guardados.

“Si me obligas a irme, y después mueres, quizás nunca encontraremos el horrocrux,” ella dijo, aún
usando el tono lento del sedativo.

Los ojos de Draco brillaron y su expresión se volvió fría. “Si la Orden hubiera querido ganar,
debieron haber tomado mejores decisiones. Si el Señor Tenebroso los mata a todos, quizás
finalmente se den cuenta de las consecuencias de su ideología. Hice todo lo que se me pidió, pero
no puedo salvar a un ejército que nunca estará dispuesto a pagar el precio que demanda la victoria.
Estoy harto de verte tratar de pagarlo por ellos.”

Hermione se sentó lentamente en la cama.

Draco dio un paso hacia atrás y ofreció su mano. “Nos vamos ahora.”

“No.”

Sus ojos se entrecerraron. “Granger, diste tu palabra.”


Hermione tensó su mandíbula. “Lo sé. Me iré—por tus demandas, pero tengo que hablar con
Severus primero. Él será el único que quede que puede encontrar el horrocrux, hay—
investigaciones que quiero compartir con él.”

“No.” La palabra fue un gruñido.

Hermione lo observó, su expresión muerte pero determinada. “Sabes que siempre escogeré a la
Orden primero.”

Él se encogió. Su boca estaba presionada en una firme línea y su mirada bajo mientras exhalaba
levemente y miraba hacia el suelo. Ella vió como su cuello se contraía y las esquinas de su boca se
torcían mientras pasaba saliva, sus ojos plateados apartando la mirada de ella.

Hermione continuó hablando. Lentamente. Obstinadamente. “Si me obligas a irme sin hablar con
Severus, calificaría como una violación de tu Juramento Inquebrantable para ayudar a la Orden.
Podrías colapsar y morir antes de que lleguemos ahí.”

Draco la miró firmemente y ella lo miró a los ojos fríamente y continuó. “Y—la última cosa que
harás será traicionarme. Si me dejas hacer esto, quizás algún día seré capaz de perdonarte.”

Él la observó y ella no parpadeó hasta que él vaciló.

“Bien.” Su voz era amarga, y él apartó la mirada de ella nuevamente.

Ella asintió nuevamente y se puso de pie, acercándose por su varita y tocando dos veces el hechizo
en su muñeca.

Mientras esperaban, ella cruzó la habitación para volver a examinar a Ginny.

“Deberías llevarte a Ginny primero,” ella dijo después de varios minutos. “La estasis en la que está
va a durar algunas horas más. No tengo los materiales para hacer la poción para contrarrestarla, y
será difícil si ella despierta y yo tenga que explicarle todo antes de que nos vayamos.
Especialmente cuando estoy drogada de esta manera.”

Draco resopló levemente desde el fondo de su garganta. “¿Esperas que te deje aquí con Snape?”

Hermione se encogió de hombros. “Está embarazada, y cuando despierte va a descubrir que Harry
está muerto y que su familia entera está perdida. No tendré mucho tiempo para decirte adiós si la
estoy intentando calmar.”

Afuera se oyó un crujido ahogado. Draco se volteó para abrir la puerta.

Hermione se preguntó si ella podía moverse lo suficientemente rápido para aturdirlo. Ella se movió
y él volteó a verla inmediatamente.

Severus pasó por la puerta y miró de un lado a otro entre ellos. Su boca se curvó en desprecio, pero
ella vió una ligera inundación de alivio en sus ojos.

“Por supuesto, debí de haberme dado cuenta que de alguna manera tú la tenías cuando no fue
llevada a Hogwarts.”

Hermione deslizó sus manos detrás de su espalda y las cerró en puños dolorosamente firmes.
“¿Entonces tienen a todos?”

Severus asintió levemente. “Gabrielle Delacour fue atrapada en secreto hace una semana. Ellos la
usaron para llegar a Fleur.”

Hermione negó con la cabeza lentamente. “Fleur nunca—”

Todas las casas seguras.

Fleur había conocido a todas. Ella las había protegido y mantenido.

Hermione negó con la cabeza nuevamente. “Ella no era la guardiana del secreto. Eso no pudo
haber sido suficiente.”

La boca de Severus se torció con desprecio. “Con el ingenio sin fin de Sussex, lo imposible se
vuelve posible. Pareciera algo relacionado con la manera en la que las Veelas acanalan la magia.
Han estado durante meses perfeccionando poder romper el Fidelio.”

Ella se preguntaba si él también estaba cargando igual desesperación detrás de sus muros de
oclumancia.

Severus observó a Hermione, su expresión era cautelosa. “¿Qué sucedió en Hogwarts?”

Hermione bajó la mirada. “Harry era un horrocrux. Lo descubrí hoy, después de que el ataque ya
hubiera comenzado. Cuando lo confirmé, traté de convencer a Harry de dejar caer a la Resistencia,
pero él pensó que si todos los horrocruxes eran destruidos y dejar que el Señor Tenebroso lo
matara, terminaría la profecía y los mataría a ambos.”

La expresión de Severus cambió. “¿Cómo llegaste a darte cuenta de eso?”

“Poppy me dijo que notó irregularidades en su signatura durante su primer año, pero Dumbledore
las ignoró.” Ella miró a Severus. “¿Lo sabías?”

Su boca se curvó. “No lo sabía. No me hubiera molestado en enseñarle oclumancia si hubiera


sabido que tenía un horrocrux en su cabeza.”

Hermione asintió levemente. “Bueno, apenas importa ahora. Está muerto, y no funcionó. Nos faltó
un horrocrux y tenemos que encontrarlo.” Su mandíbula espasmeó y su voz tembló. “Draco
estropeó su cobertura al sacar a Ginny de Sussex. Él espera que tenga menos de doce horas antes
de que el Señor Tenebroso descubra su traición.”

Severus miró fijamente a Draco, quién lo miró con una expresión indiferente.

Hermione pasó saliva. “Acordé en irme de Inglaterra y llevarme a Ginny a salvo. Severus, tú
tendrás que ser quien encuentre y destruya el último horrocrux. Mi investigación se perdió en
Grimmauld Place, pero puedo explicar todo antes de irme.”

La expresión de Severus ni siquiera cambió. “Por supuesto, ¿y qué estará haciendo Draco?”

Hermione se preparó. “Él va a llevar a Ginny a la casa segura primero y arreglará todo mientras yo
te entrego mi investigación. Después él me va a llevar y regresará.”

Severus resopló audiblemente y miró hacia Draco. “¿De verdad? ¿Ese es su plan? ¿Y esperan que
yo siga órdenes?”

Draco lo observó, su boca se curvaba viciosamente. “No me importa lo que tú hagas. Granger se
va.”

Severus arqueó una ceja y miró nuevamente a Hermione. “¿De verdad?”


La esquina de la boca de Hermione se curvó hacia abajo. “Sí. Le dí mi palabra de que me iría.”

Severus se quedó callado durante demasiado tiempo que su corazón comenzó a latir con fuerza en
su pecho.

Él puso los ojos en blanco. “Muy bien, dado que parece que yo soy el único que recuerda el
propósito de la Orden.”

Hermione conjuró una mesa y después buscó por su bolso pergamino y tinta. Ella comenzó a
escribir y después miró a Draco.”

“Deberías de llevarte a Ginny ahora. Así estaré para cuando ella despierte. Asumo que no es un
viaje rápido a donde sea que nos vayas a esconder.”

Draco la estaba mirando fijamente, sus ojos calculando. “No confío en ti, Granger. Confío en
Snape incluso menos.”

El corazón de Hermione se detuvo, pero solo parpadeó lentamente. “Muy bien. Quédate entonces.”

Ella miró nuevamente hacia el pergamino y siguió escribiendo. Hubo un largo silencio.

“Quiero un Juramento Inquebrantable,” Draco dijo abruptamente.

Los dedos de Hermione tuvieron un espasmo antes de que volteara a verlo. “¿De mí?”

Draco gruñó. “No. No de ti. De Snape. Quiero su palabra en que no interferirá en llevarte a ningún
lado.”

Hermione miró hacia Severus, con su corazón latiendo fuertemente en su pecho. “Muy bien.
¿Quieres que yo sea testigo?”

“Ambos son unos tontos,” dijo Severus poniéndose de pie.

“¿Lo harías?” Los ojos de Draco estaban entrecerrados.

Hermione miró a Hermione de reojo y después resopló. “Por supuesto, haré un Juramento
Inquebrantable,” él realizó un movimiento desdeñoso de su varita, “dado que es la única manera
para poder hacer algo.”

Fue hecho en minutos.

Draco no miró a Severus mientras realizaba el juramento, sus ojos estaban fijados en Hermione.

Después Draco se puso de pie, sus ojos aún en Hermione.

“Estaré de vuelta en unas horas.”

Él levantó a Ginny. Justo antes de irse, la boca de Hermione se abrió.

Para decir—

Para decir—

“Muy bien. Te estaré esperando,” ella dijo volteandose hacia la mesa donde había estado
escribiendo y recogió la pluma nuevamente.
Ella no levantó la mirada mientras él aparecía silenciosamente.

En el momento en el que se desvaneció, ella dejó caer la pluma y levantó la mirada, mirando al
lugar del que había desaparecido. Estaba esperando a medias que apareciera de nuevo.

No lo hizo.

Sus dedos tocaron la mesa durante unos segundos y después se volteó y caminó a lado de Severus,
levantando su bolso del suelo y usando su varita para trazar runas en el piso. La puerta escondida
brilló y apareció. Ella se arrodilló y comenzó a sacar suplementos.

Severus estaba callado mientras ella comenzaba a vaciar varios frascos de cristal y después
transformándolos en una multitud de delicadas esferas de cristal.

Ella sacó un caldero de su bolso y conjuró una flama intensa debajo de él antes de volcar un barril
entero de plata en polvo de los suministros de Draco.

“Nunca imaginé que Draco sería tan fácilmente engañado.”

La mandíbula de Hermione se crispó mientras sacaba una botella de resina.

“Él ha querido sacarme de la guerra más que nada.” Ella estuvo callada por un momento antes de
añadir, “te lo dije antes, mi vida es importante para él. Y—a pesar de sí mismo, no quiere que lo
odie. Supongo que podrías decir que ahora tiene debilidades predecibles.”

Ella presionó sus labios y su garganta se apretó. “Nunca le he roto mi palabra, él confía en que la
mantenga.”

“Él nunca confiará en ti de nuevo cuando descubra que le mentiste.”

Hermione no levantó la mirada de su trabajo. “No. Supongo que no lo hará.”

“¿Vas a decirme lo que estás planeando? ¿Te vas para matar al Señor Oscuro tú sola?”

La esquina de su boca se curvó hacia abajo mientras negaba con la cabeza. “Voy a hacer estallar a
Sussex.”

Hubo un largo silencio. “¿En serio?”

Hermione se encogió de hombros. “Es teóricamente posible y no tengo una abundancia de


opciones en este momento.”

“¿Vas a matar a todos en ese edificio para salvar a Draco?”

Hermione comenzó a dejar caer resina en docenas de las esferas. Sus manos estaban firmes, su
enfoque era como el filo de un cuchillo.

“Necesito que Draco viva. No puedo—necesito que viva.” Ella pasó saliva y levantó su barbilla.
“Además, casi no hay nadie a quién salvar en ese edificio. Traté de salvar a las víctimas de la
última división de maldiciones y no pude. Todos murieron.” Ella sacó una caja llena de más de
cien frascos de veneno altamente concentrado. En aerosol, una gota era suficiente para matar a una
habitación. “Puedo hacerlo rápido para todos allá. Eso—fue lo mejor que pude hacer la vez
pasada.”

Ella midió varias gotas en cada una de las esferas.


“Si hago estallar a Sussex, puedo salvar a Draco, salvar a las víctimas de lo que fuera que les podría
pasar, y—puedo matar a los científicos trabajando ahí. Quizás incluso Dolohov estará ahí. Tom
probablemente no construirá un laboratorio completamente nuevo ahora que Harry está muerto. Él
no tendrá suficientes científicos para contratar a esa escala, incluso si quisiera. Lo que significa que
no podrá enviar a cada prisionero de Hogwarts ahí. Estoy segura de que se le ocurrirá algo más—
pero por lo menos no será capaz de torturarlos hasta la muerte para poder seguir con su causa.”

Severus estuvo callado durante varios minutos.”

“Así que—ese es mi plan. Deberías de irte,” dijo Hermione sin levantar la mirada. “Nunca he
hecho este tipo de bombas antes. Podría hacer que este edificio explote.”

“Estoy seguro de que será una muerte mucho más rápida a comparación de lo que Draco haría si
regresa y encuentra su casa segura destruida. ¿Entonces esta es una misión suicida para ti, o
planeas en regresar?”

Hermione selló varias esferas y las puso en esferas más grandes. “Tengo que regresar. Por Draco.”

“Si no regresas, él seguramente tratará de matarme.”

Irritación apareció en la parte de atrás de su mente, y su agarre en un vial de huevos de cangrejo de


fuego triturados se hizo más fuerte. “Estoy segura de que se te ocurrirá algo, Severus. Has sido un
espía durante casi el tiempo que yo he estado viva.”

Hubo otro largo silencio.

“Si no regresas, ¿qué esperas que él hará?”

Hermione se quedó quieta y sus muros de oclumancia se movieron levemente. “Voy a regresar. Le
dije a Draco que estaría aquí esperándolo.”

Severus no dijo nada más. Él solo se quedó observándola en silencio desaprobador.

Ella hizo docenas de bombas, cada una sin ser más grande que una snitch y guardó cada una plata
antes de sumergirlas en una poción de invisibilidad y guardarlas dentro de los incontables bolsillos
de su capa.

Después ella se puso de pie, levantó el papel sobre la mesa y lo dobló a la mitad, comenzando a
ponerlo dentro de su bolso antes de dudar y poniéndolo nuevamente. Ella sacó sus cuchillos y los
deslizó dentro de un bolsillo vacío de su capa.

Ella miró hacia el desastre de materiales de bombas esparcidos en el suelo. “No toques nada.
Limpiaré cuando regrese. Ya me voy.”

Severus la miró de arriba hacia abajo cuidadosamente. Sus ojos de onyx inescrutables. “¿Cómo
piensas llegar allá?”

El corazón de Hermione estaba latiendo violentamente en su pecho a pesar del sedante, pero ella
levantó su barbilla, su boca torciéndose en la esquina. “Me llevaste a Ashdown una vez para buscar
ingredientes. Solía ir ahí cada semana hasta que las barreras me lo impidieron.”

Severus la miró fijamente durante otro momento y extendió su mano. “Dámelas. Yo lo haré.”

Los ojos de Hermione se abrieron. Ella vaciló por un momento antes de tomar la tela de su capa y
negó con la cabeza. “Le prometí a Draco que me iría y que no regresaría. Si esto no funciona y
Draco—” su voz se cortó brevemente. Ella estudió el suelo. “Tiene que quedar alguien para
encontrar el horrocrux. Además—estas”—ella hizo un gesto hacia su capa— “No tenía mucho. No
están muy bien hechas. Yo tengo que activarlas.”

Los ojos de Severus se entrecerraron. Ella encuadró sus hombros y comenzó a caminar hacia la
puerta. Mientras ella abría la puerta, sus dedos se torcieron y ella miró por su hombro. Severus
estaba de pie y observándola.

“Severus—” ella comenzó y su voz vaciló. Ella apartó la mirada, pasó saliva y comenzó
nuevamente. “Severus, si no regreso, dile a Draco—Dile a Draco que yo—”

Ella dejó caer su cabeza y ella pasó rápidamente las pintas de sus dedos por sus mejillas. Ella
aclaró su garganta y negó con la cabeza. “Olvídalo. Imagino que lo sabe.”

Ella apretó su mandíbula mientras abría la puerta, salía y aparecía.

Chapter End Notes

El Juramento Inquebrantable de Severus (Severus' Unbreakable Vow) por by


saharok_illustration.
Flashback 38
Chapter Notes

Nota de la autora: Este es el capítulo final de los flashbacks. Un enlace para el


resumen de los primeros veinticinco capítulos de Manacled se pueden encontrar aquí.

See the end of the chapter for more notes

Julio 2003

El laboratorio de Sussex era un enorme edificio negro que parecía que había sido tirado a la mitad
del Bosque de Ashdown. Las barreras de aparición se extendían varios cientos de metros.
Hermione se acercó muy desilusionada, dando un gran rodeo a los otros edificios más pequeños
dispersos a su alrededor. El laboratorio opacaba todo. El aire estaba tan torcido y corroído de
Magia Oscura que era difícil de respirar. Habían dementores patrullando alrededor.

Desde el ángulo en el que lo estaba viendo, el edificio le recordaba a Hermione a las imágenes de
Azkabán. Ella había visto los planos del diseño de Sussex y lo había visto desde la distancia, pero
era la primera vez que se acercaba.

Era un edificio imponente en forma de V, sin punto de entrada visible. Solo había un puñado de
ventanas en los pisos más altos. Ella sabía por los planos que la única entrada era por un punto de
aparición asegurado dentro del edificio y la única salida era un punto separado de aparición en un
piso diferente.

Si ella hubiera estado más calmada y menos golpeada por el duelo, ella se hubiera dado cuenta de
que no había ninguna manera de que Draco sacara a Ginny tan rápido sin comprometerse.

Ambos cometieron errores gracias a la desesperación.

Ella miró a su alrededor. Era tarde y nublado para el verano. Estaba comenzando a volverse
oscuro; las criaturas oscuras emergerían pronto.

Hermione se acercó hasta que llegó a la capa final de las barreras protectoras. Eran del mismo tipo
impenetrable que había estado en Hogwarts. El pasto y las plantas se habían vuelto cenizas en el
perímetro.

Hermione extendió su mano y la magia se quebró, brillando en visibilidad a su proximidad.

Ella sacó un cuchillo de su capa y, arrodillándose, pinchó las barreras cerca del suelo. El veneno de
mantícora en la plata se deslizó a través como si la magia no existiera. Hermione sacó una de las
docenas de bombas que había llevado, la golpeó ligeramente con la punta de su varita y la empujó
por la abertura, teniendo cuidado en no dejar que ni la barrera ni el cuchillo tuvieran contacto con
el pequeño orbe. Si ella explotaba una bomba accidentalmente, los Mortígafos la estarían
recogiendo en pedazos a través de un radio de veinte metros.

Ella trató de no pensar en ello.

Ella empujó cinco de las bombas a través de la abertura de la barrera y, con un movimiento de su
varita, hizo levitar las bombas hacia el edificio, dejando tres esparcidas alrededor de la base y
enviando dos a flotar alrededor de cinco metros por los miros. Ella alejó el cuchillo y la abertura en
la barrera se cerró instantáneamente.

Ella avanzó rápidamente otros tres metros y repitió los pasos hasta que había avanzado todo el
camino del muro este del edificio y sus bolsillos estaban vacíos. Basada en cada reporte que
Severus y Draco habían llevado sobre Sussex, el lado este del edificio era donde la división de
desarrollo de maldiciones y donde la mayoría de las investigaciones usando sujetos de prueba
humanos estaban localizados. El lado oeste del edificio era más tecnológico, donde las cadenas e
investigaciones sobre romper el Fidelio habían estado basadas.

Ella se alejó lo más que pudo, mirando el borde de las protecciones de desaparición y tratando de
calcular qué tan lejos tendría que correr. Con un movimiento rápido, se lanzó un hechizo de cabeza
de burbuja sobre sí misma.

Ella cerró sus ojos e inhaló lentamente antes de abrirlos y extender la mano de su varita.

Voy a cuidar de ti. Siempre voy a cuidar de ti.

Ella movió su varita firmemente hacia arriba y después cortó hacia abajo.

Hubo una fracción de segundo en silencio. Entonces hubo un estruendo, como si las partículas en
el aire estuvieran vibrando.

El sonido la golpeó como una pared, y sus huesos vibraron. Las protecciones sobre Sussex
aparecieron a la vista cuando una rápida serie de explosiones descendieron por el lateral del
laboratorio. El aire se quebró en una explosión ensordecedora. La explosión se estrelló contra las
protecciones y luego rebotó en la base del laboratorio de Sussex. Una nube de polvo y veneno
mortal llenó el aire y el lado este entero del edificio se tambaleó y después cayó, volteandose hacia
atrás y cayendo en el lado oeste del edificio.

El suelo tembló con tanto poder que Hermione salió volando. Su cabeza golpeó el suelo y el dolor
causó que sus muros de oclumancia temblaran. La sensación de aturdimiento y drogadicción se
filtró en su conciencia mientras se ponía de pie. Ella negó con la cabeza, parpadeando y tratando de
aclarar su mente. Había un zumbido agudo y doloroso en sus oídos que silenciaba todos los demás
sonidos. Miró hacia atrás en el laboratorio antes de salir disparada hacia el punto anti-aparición.

Ella había avanzado quince metros cuando una desesperación helada se apoderó de ella.

Ella se tambaleó y balbuceó.

Harry había muerto.

Todo el dolor la golpeó abruptamente como una ola de la marea.

Harry. Padma. Dobby. Todos.

Todos.

Todo lo que había hecho. Nada de eso importaba.

Todo había sido inútil.

Los ojos e blanco de Harry mientras era golpeado con la Maldición Asesina tras Maldición
Asesina.
Ron gritando. Arrojándose a su mejor amigo desesperadamente.

“¿Parvati está—?”

Los gritos de Colin mientras estaba en la cama del hospital.

No tenía punto.

“La pasamos bien, Granger, pero nunca íbamos a durar.”

Ella se quedó en el brezo y tembló.

Una ola de muerte llegó por ella.

Todos iban a morir.

Ella se hundió en el piso. Tenía demasiado frío, y todo dolía.

Ella presionó su mano contra su pecho y trató de respirar.

“Debes saber, estás llegando al punto en el que el daño se está volviendo irreversible.”

Todos los recuerdos de los que trató de esconderse. Todos los gritos y la muerte. El olor putrefacto
y espeluznante de gangrena y putrefacción. Piel quemandose. Intestinos, insectos y sangre
envenenada. Manos con garras acercándose ciegamente hacia ella— “Ayuda.” “Mátame.” “Por
favor.” “Haz que pare.”

Su cuerpo entero dolía por el frío, como si hubiera escarcha esparciéndose por sus dedos.

Ella quería morir.

Draco.

“Eres mía. Siempre vendré por ti.”

Ella se quedó quieta. Le había dicho que lo estaría esperando.

Si ella no regresaba, él regresaría para encontrar un desastre de explosivos ensamblados


apresuradamente y su nota arrugada en la mesa. Te amo. Te amo. Te amo.

Ella se forzó a levantar la cabeza y se dio cuenta que habían dementores llenando el cielo y
acercándose a ella.

Ella agarró su varita y trató de levantarse. Ella no podía realizar un patronus. Tenía que correr.

Ella se tambaleó y cayó nuevamente, temblando violentamente.

Los Dementores que descendían estaban tan cerca de ella que bloqueaban toda la luz. .

Ella se levantó nuevamente, buscando en su mente por algo que usar. Algo que no estuviera
envenenado por la guerra.

“Voy a cuidar de ti. No voy a dejar que nadie te lastime. No tienes que estar sola. Porque eres
mía.”

No era feliz. No estaba segura de lo que era. Pero era suyo, una promesa que Draco le había hecho.
Ella tenía que regresar a él. Él era suyo. Ella se lo había ganado. Ella le había prometido que
estaría ahí esperándolo.

Ella no podía morir. No podía dejarlo atrás. Él se arrastraría hasta el infierno para traerla de vuelta.

Su piel la estaba quemando por el frío agonizante. Ella se levantó y apuntó su varita hacia los
dementores acercándose a ella.

“¡Expecto Patronum!” Ella derramó cada gota de emoción que tenía en el hechizo.

Una luz blanca explotó de su varita, creciendo cada vez más y más hasta que su patronus se
corporizó completamente.

No era su nutria.

No era una mancha.

Hermione miró hacia arriba cuando un Opaleye de las Antípodas de tamaño completo emergió de
su varita. Llenó el cielo. Echó la cabeza hacia atrás, rugiendo y desplegando enormes alas. Abrió la
boca y de él brotaron llamas blancas.

Los dementores se regresaron hacia el cielo, pero el dragón los voló hacia ellos persiguiendolos,
haciendo que los Dementores fueran cada vez más y más alto hasta que retrocedieron y volaron
hacia el campo.
Hermione se puso de pie y los observó acercarse hasta que levantó su varita.

Los Dementores podrían no morir, pero seguramente podían quemarse.

La maldición de fuego maligno, un infierno de llamas fundidas brotó de su varita, retorciéndose y


retorciéndose mientras se transformaba y se corporizaba en docenas de quimeras mientras los
Dementores volaban hacia abajo, huyendo de su patronus. Mientras los dementores se acercaban al
suelo, Hermione dirigió su varita hacia la barrera de arriba y el fuego maligno rugió,
transformándose en un muro de llamas.

El cielo entero estaba lleno de Dementores gritando y ardiendo siendo hechos llamas y comidos
mientras el fuego maligno se movía y cambiaba a un enorme dragón brillante.

Hermione miró solo por un momento antes de que terminara el hechizo y se volteó para correr
mientras los Dementores en llamas caían gritando desde el cielo brillante.

Ella avanzó diez metros cuando algo la tiró al suelo. Ella pateó para liberarse y gruñó una
maldición antes de que el vampiro lograra morderla. Colapsó al suelo mientras ella se levantaba.

Ella ya se había levantado a medias cuando una arpía apareció repentinamente en su rostro.
Hermione se levantó hacia su costado, lanzando una maldición destripadora mientras lo hacía. El
campo se estaba llenando de criaturas oscuras. Un ejército de ellas había descendido sobre ella
mientras ella había tratado de escapar de los Dementores.

Ella pausó hasta que estaban cerca y después golpeó su varita en el suelo, haciendo liquida la tierra
a su alrededor y observó como arpías, vampiros y hombres lobo eran tragados por ella. Antes de
que ellos pudieran nadar a la superficie, ella canceló la maldición y se aventó hacia las orillas de
las barreras nuevamente.Alguien la golpeó por detrás. Ella salió volando y se retorció, rodando,
agarrándose a sí misma y luego encontrando sus pies, usando el último impulso para ayudarla a
recuperar el equilibrio. Ella lanzó una bombarda máxima sin siquiera mirar a quién estaba
atacando.

Un hombre lobo jóven miró hacia abajo y se encontró a él mismo con su estómago abierto. Él cayó
al suelo. Con su licantropía, probablemente lograría sobrevivir. Ella lanzó varias maldiciones que
cortaban hacia las gargantas de las arpías y de los hombres lobo que se habían acercado demasiado.

Ella se estaba volteando para correr nuevamente—

“¡Expelliarmus!”

Su varita salió volando mientras la fuerza del hechizo la lanzó hacia atrás. Ella aterrizó con fuerza
y su cabeza golpeó una piedra. Su visión se movió y puntos negros aparecieron frente a sus ojos
mientras se ponía de pie aún aturdida y miraba en la dirección en la que se había ido su varita.

Graham Montague estaba de pie a cinco metros de distancia, observándola. Con su varita en mano.

“Hoy es mi día, diré. Siento como si fuera ayer que te vi,” él dijo, sonriendo. Su expresión era de
regodeo e intensamente desconcertante. “No esperaba encontrarte así de rápido.”

Él hizo un gesto hacia las ruinas del laboratorio humeando y a los Dementores en llamas aún
cayendo del cielo. “¿Lograste todo esto tú sola?”

Hermione no se movió; sus ojos estaban fijados en su varita.

“Mierda. Apuesto que obtendré mi Marca por traerte.” Él la miró y después hizo una mueca
mientras tomaba su varita en ambas manos y la partía a la mitad.

Hermione miró con horror.

Sin una varita, no podía aparecer.

“Vamos,” Montague apuntó su varita hacia ella y la acercó hacia él. Los seres oscuros se estaban
poniendo alrededor de él. “No hagas esto más difícil para ti. Ven aquí, Sangre Sucia.”

Los ojos de Hermione viajaron por el campo mientras ella trataba de calcular qué hacer.

Se desplomó, curvando los hombros sumisamente hacia adentro mientras sacaba un cuchillo del
bolsillo interior de su capa.

Ella caminó dudosamente hacia Montague y a todos los seres oscuros detrás de él. Un hombre lobo
se acercó y comenzó a agarrar su brazo.

Hermione golpeó.

Su cuchillo brilló. Ella cortó la mano y destripó al hombre lobo.

Ella había curado suficientes lesiones de arpías para saber exactamente qué tipo de lesiones hechas
por cuchillos no podían ser sanadas.

Ella cayó mientras una maldición llegaba dirigida hacia ella, esperando que llegara a Montague. Él
era la persona más cercana con una varita en su mano.

Una arpía saltó hacia su garganta y Hermione giró y enterró su cuchillo en su garganta, antes de
apresurarse hacia Montague nuevamente.

Los ojos de Montague se abrieron con miedo y él trató de maldecirla. Él era un duelista mucho más
lento que Draco. Descuidado e impreciso. Ella se movió con la primera maldición. Y la segunda.
Una maldición morada tomó su capa y la agarró del estómago. Ella siguió moviéndose hacia él
hasta que él cayó hacia atrás, tropezando mientras trataba de alejarse de ella.
Moviendo el cuchillo en su mano, ella se lo lanzó a él, apuntando al centro de su pecho.

Él puso un escudo, pero la cuchilla mágica se deslizó a través de él y se hundió en la empuñadura


en su hombro izquierdo. Ella apenas falló al corazón.

Hermione sacó su segundo cuchillo.

La expresión de Montague se volvió horrorizada.

“¡Avada Kedavra!” Él trató de lanzar la maldición, pero solo aparecieron chispas.

“¡Avada Kedavra!”

Nada.

“¡Crucio!”

La maldición roja no la alcanzó. Él la lanzó nuevamente.

Mientras ella enterraba su cuchillo entre sus costillas, él le apuntó a su cuello con su varita.

“¡Crucio!”

Su agarre en su cuchillo se aflojó y ella lo dejó caer al suelo, gritando. Sus manos tuvieron
espasmos y ella se retorció. La agonía jalaba a cada nervio. Su garganta estaba siendo desgarrada.
Sus nervios destrozados y desollados. El sabor a sangre llenaba su boca. Dolor. Nada más que
absoluto dolor.

Finalmente, se detuvo.

Hermione se obligó a abrir los ojos y observó cómo Montague caía en sus rodillas, sangrando
fuertemente de su costado y su hombro. Él parecía estar al borde de desmayarse. Su varita estaba
colgando sueltamente de sus dedos.

Hermione sollozó y jadeó entre dientes mientras trataba de girar temblorosamente.

Ve por su varita. Ve por su varita.

Sus músculos tuvieron espasmos y se contrajeron mientras se levantaba.

“Maldita perra… ¡Desmaius! ”

Ella se despertó escuchando gritos.

Estaba en el suelo, y sus músculos espasmearon y se sentían extremadamente jalados mientras se


forzaba a levantarse. Ella estaba en una jaula grande llena de más de una docena de personas,
incluyendo algunas que reconocía vagamente.

Era el anochecer, y la única iluminación era la luz de una antorcha, de un naranja brillante. Ella
podía oler sangre y Magia Oscura. Los gritos seguían y seguían. También había risa. Cruel,
burlona, carcajadas histéricas.

Ella miró a su alrededor y se dió cuenta de que estaba en Hogwarts. Habían docenas de enormes
jaulas llenas de gente esparcidas en el campo de Hogwarts alrededor de la base de la Torre de
Astronomía. Los gritos provenían de la torre.
Ella levantó la mirada.

Colgados a cinco metros estaba Molly Weasley gritando, sollozando y retorciéndose desde donde
colgaba de sus muñecas. Arthur gritaba en Agonía a su lado. Una maldición lo estaba cortando,
pedazo por pedazo.

“¡Por favor! ¡Él no! ¡Lastímenme a mí! ¡¡Él no entiende!! ¡Por favor no lo hagan esto a él!” La voz
de Molly estaba rota mientras suplicaba.

Habían pedazos de carne colgando de las cadenas alrededor de Molly. Hermione pudo ver en la
poca luz.

Brazos dañados.

Un torso.

La cabeza de George.

Su garganta se contrajo y ella se volteó y vomitó con tanta violencia que había un dolor desgarrante
en su espalda mientras su cuerpo convulsionaba.

Ella miró nuevamente mientras limpiaba su boca.

Bill, Charlie, Fred, y George estaban todos muertos, en pedazos que colgaban de las cadenas. Ron
seguía con vida. Apenas con vida. Tonks estaba muerta, sus órganos colgaban de su cuerpo. Remus
estaba colgado a su lado, tan mutilado que él seguramente también estaba muerto.

Por encima de los Weasley, Remus y Tonks, había otra figura. Un cadáver esquelético.

Los dedos de Hermione tuvieron un espasmo mientras agarraba las barras.

“¿Es—ese es Harry?” ella logró decir.

“Sí,” una chica cerca dijo de manera apagada. Hermione pensó que su nombre podría ser Mafalda.
“Cuando Ya Sabes Quién dejó de usar las Maldiciones Asesinas, él usó un hechizo, y Harry
comenzó a pudrirse. Él lo puso allá arriba—para que todos viéramos cómo ocurría. Y a todos sus
amigos cercanos también. Los han estado torturando ya durante horas.”

Los gritos de Arthur se estaban volviendo más leves.

“¡¡Por favor!! No lo lastimen. Arthur. Arthur.” Molly seguía sollozando y suplicando mientras
trataba de acercarse a él.

Los dedos de Hermione se torcieron, y ella bajó su barbilla y apartó su mirada de la torre.

Su capa ya no estaba, su collar, su brazalete. La habían desvestido y la habían vuelto a vestir en un


vestido gris y delgado; incluso sus pasadores y ligas para el cabello habían sido removidos. El
anillo de Draco aún brillaba en su mano.

“¡Malfoy!”

La sangre en sus venas se volvió fría y ella se quedó quieta y volteó. Había multitudes y tiendas de
campaña esparcidas entre las jaulas. Mortífagos, guardias y funcionarios del Ministerio se
mezclaban y bebían. Un Mortífago se adelantó y lanzó una maldición a los cuerpos que colgaban
de la Torre de Astronomía. Hubo risas de borrachos y rebuznos.
Unos cuantos hombres miraban lascivamente dentro de las jaulas.

“Eres dulce. Quizás el Señor Oscuro te entregará a mí como un favor,” un Mortífago estaba
diciendo mientras trataba de agarrar a un prisionero a través de las barras.”

“¡Malfoy!”

Hermione buscó a Draco. Ella vió a Lucius acercarse en su lugar.

“Pensamos que tú y los demás podrían perderse de la celebración,” dijo una voz ronca.

Hermione se acurrucó contra el suelo y desvió la mirada cuando Lucius se acercó. Aún le
zumbaban los oídos por la explosión. Contuvo la respiración y se esforzó por escuchar.

“El Señor Tenebroso requería mi presencia,” dijo Lucius, su voz era un acento desconcertante y
acariciador “Hubo—una situación inesperada.”

Hermione sintió a su garganta cerrarse.

La otra voz se volvió más baja. “¿Sussex?”

“Así es,” Lucius dijo silenciosamente. “El Señor Oscuro quiere mantenerlo en silencio. Solo a sus
más confiables.”

Hermione exhaló con alivio. No era Draco.

“¿Es cierto entonces? ¿Todos?” La voz ronca era persistente.

“¿No acabo de decir que se mantiene en silencio? ¿Quieres saber lo que el Señor Tenebroso no
quiere que se sepa?” Había una cualidad cantarina dentro de la suavidad de la voz de Lucius.
“¿Cuando está preocupado sobre espías de nuestro medio? Odiaría que él supiera que te
escucharon curioseando. Todavía me estremezco al pensar en lo que le pasó al pobre Rookwood la
semana pasada.”

“Yo no—yo solo me refería a—pregunta cortés era todo lo que quería decir con ella. ¡Mira! Tengo
algo para ti. Habían varios que querían terminarlo, pero yo dije que tú te merecías los honores.
Mira, él sigue con vida.”

Hermione levantó la mirada y vió a Lucius y al otro Mortífago mirando hacia la Torre de
Astronomía.

Arthur ya no se movía, y los gritos de Molly se habían vuelto sollozos silenciosos.

“Algunos de ellos siguen con vida.” La voz ronca del Mortífago le lanzó una maldición a Remus, y
el cuerpo de Remus se movió y después se quedó inmóvil nuevamente. “Ese no muere. Sin
importar lo que le lancemos. Ya le volvieron a crecer sus órganos dos veces.” Él se rió. “Después
está la mamá. Grita más por su engendro que cuando le haces crucio. Pero guardé lo mejor para ti.
El mejor amigo de Potter, el que siempre estaba con él. Me aseguré de que nadie lo matara.”

“Que considerado eres, Mulciber.” Lucius canturreó las palabras mientras estudiaba a los Weasley
en lo alto.

Su rostro se volvió tenso y pensativo. Sus rasgos eran casi esqueléticos, la piel tirante sobre su
cráneo, y los huecos de sus mejillas y cuencas de los ojos estaban hundidos, agujeros casi negros
en la oscuridad y la luz parpadeante de las antorchas. “Esperaba tener más tiempo para saborear la
experiencia—pero el Señor Tenebroso los quiere muertos para el final del día.” La voz de Lucius
era anhelante. “He dedicado algunos pensamientos a cómo debo hacerlo.”

Una maldición amarilla enfermiza salió disparada de la varita de Lucius y golpeó a Ron en un lado
de la cabeza. El cuerpo de Ron comenzó a sacudirse y sus ojos se abrieron como platos, como si se
estuviera asfixiando.

“No—” la palabra había salido a medias de los labios de Hermione antes de arrepentirse.

Los ojos grises de Lucius estaban brillando mientras miraba a los cuerpos colgados.

Hice un juramento en la tumba de Narcissa que mataría a todos los traidores de sangre en este país.
Sabía que Potter le pertenecía al Señor Tenebroso, pero esperaba ser yo quien mandara al resto de
la ‘familia’ de Potter tras él.”

Lucius agitó su mano, pero el movimiento fue espasmódico, como si fuera un tic que tuviera. Su
expresión se endureció mientras miraba a Ron y, con un movimiento de su varita, terminó con la
maldición que lo asfixiaba. Ron jadeó entrecortadamente. Su pecho agitado. Sus ojos se apagaron.

Lucius movió su varita en espirales flojos y habló lentamente. “Quemarse es una muerte
particularmente dolorosa. Los Muggles solían quemar a las brujas. Las quemaban hasta que no
hubiera nada más que recuperar. Todo lo que tengo de mi esposa es una tumba vacía. No quedó
nada más de ella. Aunque busqué—muchas veces.” Su mano se movió nuevamente.

“Es adecuado, creo, que conozcas el dolor que ella tuvo.” Él levantó su varita. “Esto es por mi
esposa.”

Una maldición verde voló y golpeó a Ron en su pie. Humo comenzó a aparecer, y Ron echó su
cabeza hacia atrás mientras gritaba y se esparcía por su pierna.

El cuerpo de Hermione tembló; su garganta se contrajo mientras trataba de no vomitar. Ella


conocía la maldición. Convertía la sangre en plomo fundido dentro del cuerpo. Era una maldición
lenta. Ella se presionó contra la esquina de la jaula mientras trataba de no sollozar.

Lucius echó su cabeza hacia atrás y se rió.

Molly se movió y se despertó. “Por favor. ¡No! No a mi hijo. ¡Por favor no lastimes a mi hijo!”

Hermione cerró sus ojos con fuerza y cubrió sus ojos, pero ella no podía bloquear los gritos de Ron
y de Molly. O la risa de Lucius.

Los gritos se fueron volviendo gradualmente más silenciosos cuando algo cálido y empalagoso
encontró la nariz de Hermione. Sus ojos se abrieron inmediatamente para encontrar el rostro de
Dolores Umbridge a centímetros del suyo, estudiando a Hermione con una alegría viciosa a través
de las barras de la jaula.

Umbridge tenía un flanco de varios guardias.

“Creo reconocer esa carita engañosa.” Umbridge le hizo un gesto a un guardia. “Tú, ábrela y
agárrala.”

Se oyó el chirrido de la puerta de la jaula, y una mano dura agarró el brazo de Hermione y la
arrastró fuera. Los dedos se enredaron en su cabello mientras su cabeza era tirada cruelmente hacia
atrás.
Umbridge soltó otra pequeña carcajada, y se dibujó en el rostro de Hermione, cálida y azucarada
como si hubiera estado comiendo dulces solo un momento antes.

“Sí eres tú. Reconocería esa sucia cara tuya en cualquier lado. No te he olvidado.” Los ojos de
Umbridge estaban brillando. Ella hizo un gesto sobre su hombro. “Toma nora. La quiero
transferida a Sussex, en el siguiente grupo que pidan, la primera en la lista, para Dolohov
personalmente.” Ella se acercó a Hermione y su voz era casi un susurro. “Él siempre está buscando
nuevos juguetes que romper.”

Uno de los guardias tosió ligeramente. Umbridge lo volteó a ver firmemente.

“Guardián, Sussex está—están diciendo que está fuera de comisión permanentemente—debido a—


al accidente ahí. Y Dolohov está—muerto.”

Hermione sintió una oleada de triunfo a través de su terror cuando el rostro de Umbridge cayó.

Ella esperaba que Dolohov muriera. La única persona que odiaba más que a Antonin Dolohov era
Voldemort.

“¿Está confirmado entonces?” La voz de Umbridge era firme.

El guardia asintió de mala gana.

Umbridge suspiró y se miraba decepcionada. “Lástima.”

Ella puso su varita contra el esternón de Hermione. “ Crucio. ”

Hermione gritó y sus piernas se rindieron. La mano en su cabello la sostuvo en su lugar. Su cuerpo
estaba bañado en agonía hasta que sus músculos comenzaron a tener espasmos tan violentos que
pensó que sus tendones se romperían. Ella gritó hasta que su garganta estaba cruda y su voz se
desvaneció en sollozos; ella colgaba en su lugar mientras su cuerpo se movía y tenía espasmos
violentos.

El hechizo no se detuvo.

Hermione podía sentir su cerebro gateando para escaparse; para liberarse de la agonía. Solo
quiebrate. Solo destrózate.

No. No podía.

“No soy frágil. No voy a quebrarme. Por favor piensa eso sobre mí.”

Ella colgaba en su lugar, temblando en agonía.

El hechizo finalmente se detuvo. Hermione cayó con fuerza en el piso, sus músculos seguían
contrayéndose. Ella sentía como si hubiera sido rota en pedazos. Sollozos quejumbrosos venían de
lo bajo de su pecho espasmódico.

Ella se obligó a abrir los ojos y levantó la mirada. Ella podía ver la Torre de Astronomía sobre el
hombro de Umbridge; Molly estaba muriendo.

Umbridge estudió a Hermione en el suelo y de nuevo hizo un gesto sobre su hombro. “Quiero a
esta, una vez que su magia sea suprimida. Imagino que requerirá mi interrogación completa. Ponla
dentro de nuevo.”

Umbridge rió y comenzó a voltearse para irse.


Thorfinn Rowle pausó mientras pasaba por ahí. “No puede tener a esa, Guardiana.” Su voz era
borrosa y él hizo un gesto hacia donde Hermione estaba acostada en el suelo. “Yo ayudé a traerla
de Sussex después de que la atraparon. El Señor Tenebroso la quiere intacta en caso de que decida
interrogarla él mismo. Está en el papeleo de transferencia.”

A través de la agonía y el shock en el que estaba yendo su cuerpo por la tortura, Hermione sintió
como su sangre se volvía fría.

La expresión de Umbridge cayó. “Pero mueren tan rápido cuando él lo hace.”

Rowle se enderezó y entrecerró sus ojos. “¿Me está dudando, Guardiana? Puedo llamar al Señor
Tenebroso aquí, si es que duda del papeleo.”

Umbridge pasó saliva y su barbilla se movió mientras ella negaba con la cabeza rápidamente. “No.
No, yo nunca desobedecería al Señor Oscuro. Si él la quiere intacta, ella, por supuesto, se quedará
intacta. Esto—” ella hizo un gesto hacia Hermione, “—solo fueron unos minutos por su—rebeldía.
Nunca cuestionaría órdenes de alguien tan importante como usted. Mi decepción se aprovechó de
lo mejor de mí.” Su voz se volvió tontamente dulce. “Después de todo, usted—es uno de los más
confiables para el Señor Tenebroso.”

Rowle se enderezó, y su pecho de barril se levantó. Él miró a Hermione y la empujó con su bota.
“Dudo que ella importe. Él tiene docenas más importantes—terroristas a los que planea interrogar
—si ella termina siendo olvidada—” Él se encogió de hombros. “A nadie le importará lo que hagas
con ella en ese entonces.”

Él soltó una carcajada y continuó su camino.

Umbridge miró de vuelta a Hermione en silencio durante varios momentos. “Cuando su magia sea
suprimida, yo me encargaré de eso personalmente. Queremos asegurarnos de seguir nuestras
órdenes al pie de la letra y que ella se mantenga intacta .”

Hermione fue levantada del suelo y aventada con fuerza de nuevo a la jaula.

Ella se enrolló firmemente en el suelo mientras su cuerpo seguía con espasmos y contrayéndose,
pero ella apenas lo notaba, estaba congelada con terror.

Voldemort la había marcado para su interrogación personal. El simple pensamiento la había


golpeado con más pánico de lo que fuera que Umbridge quisiera hacer con ella.

Su mente estaba llena de recuerdos de Draco.

Era casi un número imposible de recuerdos para tratar de ocluirlos y enviarlos a una dirección
diferente.

Si alguna vez estás bajo interrogación por un legilimens verdaderamente bueno, nunca los
mantendrás fuera con la mera fuerza de tus muros mentales. Si fueras un miembro menor de la
Resistencia, probablemente te matarían en vez de hacer el esfuerzo de entrar. Pero eres un
miembro de la Orden. La Chica de Oro de Potter.

…Si no te hubiera obtenido, nunca hubiera tenido la oportunidad de encontrar una mente
organizada como un archivador.

Ella presionó sus dedos con espasmos contra su boca y se empujó contra la esquina de la jaula
mientras trataba de no entrar en pánico.
“¿Estás bien? Ella sostuvo esa maldición en ti durante—ni siquiera sé cuánto tiempo fue.” Un
chico en la jaula se acercó poniendo una mano sobre el hombro de Hermione.

“Estoy bien. No me molestes,” Hermione dijo con una voz firme pero temblorosa mientras se
alejaba del toque. “Necesito pensar.”

Ella inhaló profundamente, usando su oclumancia para obligar a su atención a alejarse del dolor
espasmódico de su cuerpo.

Voldemort se daría cuenta que ella era una occlumens. Él se daría cuenta y después dejaría su
mente en pedazos.

Él encontraría a Draco.

Incluso si su muerte bajo interrogación fuera rápida, el castigo de Draco por su traición no lo sería.

Sería una muerte mucho peor de la cual lo había tratado de salvar al bombardear a Sussex.

Si Voldemort encontraba su relación, él probablemente usaría a Hermione como medio para


castigar a Draco. Eso era lo que había hecho con Narcissa. Él había usado lo que Draco le
importaba para torturarlo.

A Draco siempre le había dado más miedo de lo que le podría pasar a ella en vez de lo que
Voldemort le haría a él.

Ella tenía que esconderlo. Enterrar sus recuerdos tan profundo que nunca serían encontrados.

Una mente organizada como un archivador…

Reunió todos sus recuerdos cuidadosa, meticulosamente examinados y ordenados de Draco, Ginny
y los horrocruxes, y los empujó tan atrás en su mente como pudo; los colocó en los confines de su
memoria; más lejos de sus padres, más lejos de los recuerdos más tempranos que poseía. Ella los
empujó lo más lejos que podía dentro de su conciencia como fuera posible.

Después—ella dudó y pasó saliva nerviosamente, ella pasó su lengua para humedecer sus labios.
Ella cerró sus ojos con fuerza y un aliento tembloroso salió de sus labios mientras movía su mente
nuevamente, derribando los muros que ella había construido en el curso de la guerra.

Su vida compartimentada cuidadosamente. Todos sus recuerdos y emociones separados. Su dolor y


devastación sobre sus relaciones perdidas con Harry y Ron. Su resentimiento amargo y venenoso
hacia la Orden. Todas las cosas que había alejado e ignorado para mantenerse enfocada, para
mantenerse en misión. Las cosas que había escondido y rehusado a pensar en un esfuerzo para
mantenerse cuerda mientras seguía trabajando.

La muerte de Colin. Colin. La primera muerte. La manera en la que él gritaba mientras su piel era
arrancada de su cuerpo, de su rostro, sus ojos. Hasta que dejó de gritar, y Hermione se quedó ahí,
demasiado devastada y golpeada por dolor para apartar la mirada, mientras él se volvía un
esqueleto. Capa por capa.

Todas las víctimas de la primera división de maldiciones las cuales había pasado meses tratando de
curar y salvar. Murieron. Todos murieron. Y murieron. Y murieron. Siempre morían. Ella trataba
de salvarlos, pero al final siempre morían.

Harry había muerto. Ron. Los Weasley.


Su vida era un cementerio.

Ella lo empujó todo al frente de su mente.

Cuando Voldemort llegara, todo lo que encontraría sería un número de muerte sin din de la guerra,
año tras año. Una voz sin ser escuchada en el hospital Solo una sanadora. Todas las juntas de la
Orden en las que había pesado por hechizos letales y le habían negado. Ella no era una luchadora.
Solo una sanadora. ¿Qué sabía ella?

Sussex se vería como su venganza.

Ella estaba perdida en sus pensamientos cuando la puerta de la jaula rechinó, y la arrastraron con
fuerza fuera de ella nuevamente. Metal frío se envolvió alrededor de cada una de sus muñecas, y
ella fue jalada hacia el castillo. Todos los que colgaban de la Torre de Astronomía estaban muertos
menos Remus.

Hubo un destello de luz verde venenosa. Mientras Hermione miraba, ella vió como la Maldición
Asesina volaba por los aires. Remus finalmente se quedó sin mover. El último de los
Merdodeadores.

Ella fue arrastrada por los pasillos, solo estaba lúcida a medias a través del revoltijo de trauma en
su mente y el dolor físico restante de todo el cruciatus. Los pasillos estaban vacíos y desnudos.
Había una serie de grandes puertas de hierro que el guardia tuvo que detener y abrir mientras la
arrastraba más y más hacia las entrañas del castillo. Por los calabozos, después de los salones de
clase, después de la pared que cubría la sala común de Slytherin, a través de una puerta pesada
hacia un pasillo que no era familiar.

Umbridge estaba de pie por una puerta. Ella sonrió de manera sacarina mientras miraba a
Hermione.

“Aquí es donde ponemos a nuestros prisioneros problemáticos hasta que son transferidos a Sussex.
Sin las barreras del castillo, no podemos tener demasiado cuidado con una prisionera guardada
para la interrogación exclusiva del Señor Tenebroso. Estoy segura de que te irá bastante bien aquí
hasta que él piense en llamarte.”

Hermione fue puesta en una habitación pequeña, apenas iluminada por la luz de la antorcha fuera
de la celda. Muros de piedra. Paja en una esquina. Una bacinica en la otra.

Ella se volteó mientras la puerta se estaba cerrando, entonces se cerró de repente, y Umbridge
entró, como si estuviera volviendo a considerar algo.

Sus ojos vieron a Hermione de arriba hacia abajo.

“Debemos obedecer las órdenes del Señor Tenebroso, ¿no es así?” ella dijo con una voz reflexiva
mientras le hacía un gesto a Hermione con su varita. “Intacta. Eso es muy importante. No te
queremos dejar aquí abajo balbuceando como lunática, hablando sola como una asquerosa salvaje.
Hay que mantenerte—bastante callada.” La punta de su varita se hundió detrás de la hendidura de
la mandíbula de Hermione, forzando su cabeza hacia arriba. “Silencio.”

Umbridge soltó una risilla, y su aliento de azúcar rozó el rostro de Hermione.

“Lo entenderás pronto.”

Después Umbridge se volteó y salió de la celda. La puerta se cerró con un fuerte ruido sordo, y en
cuestión de segundos, incluso la luz de la antorcha fuera de la celda se había ido.
Hermione estaba en oscuridad y silencio.

Ella sintió su camino cuidadosamente hacia la esquina con ayuda de la paja y se puso en posición
fetal. Sus músculos estaban ardiendo y teniendo espasmos dolorosos. Era helado en los calabozos,
y su ropa era delgada.

Ella continuó parpadeando, y mirando hacia la oscuridad, esperando que si esperaba lo suficiente,
eventualmente sería capaz de ver algo.

No había nada, nada más que oscuridad.

Eventualmente ella bajó la cabeza y regresó a su oclumancia.

Excepto que—no podía—

Ella trató de nuevo pero sus recuerdos—

Moverse a través de su mente era laborioso. Como si estuviera mentalmente agobiada y apenas
pudiera arrastrarse por su mente con oclumancia.

Ella se congeló con terror. Sus dedos espasmódicos fueron a sus muñecas, sintiendo el metal
envuelto alrededor de ellas mientras trataba de respirar con calma.

Nunca se le había ocurrido—con su magia suprimida perdería su habilidad para usar oclumancia.
Su mente estaba bloqueada en el estado exacto en el momento en que las cadenas fueron envueltas
alrededor de sus muñecas. Un mar de traumas en el frente de su mente, y Draco tan lejos que
apenas podía tener un recuerdo claro de él.

Ella presionó sus manos contra su boca y se obligó a respirar.

Ella inhaló lentamente. Hasta la cuenta de cuatro.

Exhaló por la boca. A la cuenta de seis.

Adentro y afuera.

Una y ora vez.

Ella se obligó a sí misma a pensar cuidadosamente. Esto era para lo mejor. Voldemort la llevaría a
interrogación y encontraría un enredo caótico de recuerdos. Si ella tenía cuidado en no pensar en
Draco, Voldemort podría no ser capaz de encontrarlo.

Ella envolvió sus manos alrededor de sus hombros, temblando por el frío. Ella solo—no podía
pensar en Draco. No en lo absoluto. Ella no podía permitirse eso.

Aguantar. Eso era en lo que tenía que enfocarse. En aguantar.

Su anillo ardió dolorosa y repentinamente.

Hermione jadeó levemente y agarró su mano. Su anillo ardió una y otra y otra vez. Después el
ardor se detuvo.

Hermione torció el anillo alrededor de su dedo. Draco podría llegar por ella, antes de que
Voldemort la llamara para interrogación. Ella tenía que estar lista.

Él siempre iba por ella.


Ella no podía dejarse consumir.

“Aguanta. Aguanta, Hermione,” ella articuló las palabras una y otra vez.

Ella no sabía si eran meras horas o un día después cuando su anillo ardió nuevamente. Ella estaba
en tanto dolor que apenas lo sentía. Su cuerpo estaba gritando por el daño del músculo por el
cruciatus y el frío y el hambre. Ella apenas podía moverse.

A pesar de que si tuviera los ojos abiertos o cerrados, todo lo que podía ver era la muerte. Harry
muriendo ante sus ojos. Una y otra vez. Los gritos de Ron mientras moría. Colin. Molly y Arthur.
El hospital. Estaban al frente de su mente, y no había nada más en qué pensar.

No había comida. Tampoco había agua.

Ella pensaba que había pasado un día, pero no tenía manera de asegurarse. No había ningún sonido
afuera. Ni siquiera un goteo monótono. Solo había silencio y oscuridad sin fin.

Quizás Umbridge tenía planeado dejarla morir de hambre.

Su anillo ardió nuevamente horas después, ella presionó su mano contra su pecho. Varias horas
después olió comida repentinamente y se arrastró a medias por el suelo. Ella encontró un plato con
pan y un tipo de carne y una gran cubeta de agua.

Sus músculos seguían teniendo tantos espasmos que casi tiró la cubeta mientras tomaba agua.

Después de eso, la comida aparecía. Aleatoria. Nunca parecía haber una cantidad fija de tiempo
entre ellas. A veces se sentía como días. A veces parecía que solo habían pasado algunas horas.

Después de lo que ella pensó que había sido una semana, su cuerpo dejó de arder y de tener
espasmos. Ella se obligó a levantarse y a explorar cada centímetro de la celda con la punta de sus
dedos. La puerta estaba cerrada con magia; no había ninguna cerradura que abrir incluso si tuviera
algo más que paja y una bacinica. Ella olfateó el aire a través de las barras de la puerta con la
esperanza de que indicara algo. El aire era viejo, húmedo, frío. Sin vida.

Ella había esperado que si checaba lo suficientemente con cuidado, ella encontraría una piedra
suelta en la pared, algún compartimento secreto escondiendo un clavo, o una cuchara, o incluso un
poco de cuerda. Aparentemente la celda nunca había contenido a prisioneros problemáticos por
mucho tiempo. No habían rasguños para marcar el tiempo. Ninguna piedra suelta. Nada.

Nada más que oscuridad.

Su anillo seguía ardiendo. Cada vez ella jadeaba con alivio y comenzaba a llorar por la
confirmación que Draco seguía con vida en algún lugar.

Después ella se aguantaba firmemente. No podía pensar en ello. Ella no se podía permitir pensar en
Draco. Si Voldemort llegaba a ella primero, ella no podía tenerlo en su mente cuando ella no podía
ocluirlo. Ella usó los más pequeños pedazos de magia y empujó sus recuerdos de él más lejos.
Como si ella fuera una ostra, enterrando cada recuerdo debajo de cada pequeña capa de oclumancia
que ella podía tener sin activar la supresión de magia.

Su anillo seguía ardiendo, cada día, con una intensidad casi mordaz. La vez número cincuenta que
ardió, ella apretó la mandíbula y se lo quitó, escondiéndolo cuidadosamente en la esquina. Antes de
que tres comidas aparecieran ella hizo su camino por la celda y se lo puso nuevamente, aterrorizada
de que si no lo usaba, desaparecería de alguna manera.
No ardió después de eso. Ella no sabía si significaba que de alguna manera Draco había sabido que
ella se lo había quitado.

O si él había muerto.

Se acurrucó en un rincón de la celda, sintiendo la textura áspera de las piedras en la oscuridad, y


trató de no pensar.

Ella recitó recetas de pociones en su cabeza. Técnicas de Transfiguración. Revisó runas. Canciones
infantiles. Sus dedos se movían mientras ella hacía mimica de movimientos de varita, articulaba los
encantamientos. Ella contó de reversa desde mil sustrayendo los números primos.

Ella masajeó sus músculos dañados hasta que cediera y comenzó a trabajar con el régimen de
ejercicio que había memorizado. Lagartijas, sentadillas, burpees. Ella descubrió que podía anclar
sus pies en las barras de la puerta y hacer abdominales mientras colgaba de arriba hacia abajo. Ella
se enseñó a pararse de manos.

Ayudaba a apagar su mente. Contar. Empujarse a nuevos límites físicos. Cuando sus brazos y
piernas se volvían gelatina, ella se dejaba caer en una esquina y caía en un sueño profundo.

Era la única manera de hacer que la guerra terminara de repetirse frente a sus ojos.

Aguanta, Hermione, ella seguía recordándose cuando tenía demasiado frío y con el corazón tan
roto que no quería seguir. Todo lo que estaba en su mente era la muerte. Todos gritando.

A veces presionaba ambas manos contra los muros, movía su cabeza hacia atrás y se preparaba
para golpear su cabeza contra la pared con la esperanza de hacer que todo terminara.

Pero ella siempre se aguantaba y después se alejaba.

“Aguanta. Prometiste que no te quebrarías.”

Ella no siempre podía recordar por qué.

Cuando sí recordaba, ella alejaba el pensamiento y se obligaba a hacer algo más. Calcular la
medida cúbica en pies de la celda. Más lagartijas. ¿Podría contar de reversa desde mil hasta el cero
antes de que su siguiente comida apareciera si sustraía el doble cada vez? ¿Dos mil? Ella seguía
hasta que estaba tan cansada para seguir pensando y entonces se acurrucaba en una esquina y
pasaba sus dedos por la pared.

Los muros eran lo único que ella sabía que siempre podría encontrar en la oscuridad.

“Alguien vendrá por ti. Alguien siempre viene por ti.”

Nadie iba.

Todos estaban muertos. Ella los había visto morir. Nadie iba a regresar por ella.

Los muros de la celda eran todo lo que ella tenía.

Todo lo demás era oscuridad.

Chapter End Notes


Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr e instagram.

Ilustraciones adicionales:
El patronus de Hermione (Hermione's patronus) por favnia.
Un cielo de dementores en llamas (A sky of burning dementors) por frumpologist.
El patronus de Hermione (Hermione's patronues) por grapesodaandpuddin.
Escapando de Sussex (Fleeing Sussex) por winchesterchola.
Todo lo demás era oscuridad (Everything else was darkness) por minxchester.
Bombardeando Sussex (Bombing Sussex) por saharok_illustration.
El patronus de Hermione (Hermione's patronus) por jjupiter.

Draco por Flyora.


Portada de Manacled (Manacled's cover) por nadiapolyakova.
Draco y Hermione por thelastlynx.
"No tienes que estar sola, porque eres mía." ("You don't have to be alone, because you
are mine.") por te al latte.
Draco y Hermione por flyora.
Draco y Hermione Pasado y Presente (Draco and Hermione Past and Present.) por
jjupiter.

Flashbacks gifs por ectoheart.


Draco Malfoy gifs por ectoheart.
Hermione Granger gifs por ectoheart.
Capítulo 64
Chapter Notes

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Junio 2005

Estar consciente nuevamente era como golpearse en el suelo después de una caída interminable.

La cabeza de Hermione estaba punzando; un dolor agonizante y sangrante, como si su mente se le


hubiera sido arrancada y cortada en pedazos. Ella trató de levantarse de donde estaba acostada,
pero su cuerpo no podía moverse correctamente. Los movimientos se atoraban y sus manos
temblaban.

Ella apenas podía ver. Ella trató de levantarse, pero su brazo tembló y no podía cargar su peso. Ella
trató de respirar. Su corazón estaba acelerado, un fuerte tamborileo en su pecho.

Ella se estiró temblorosamente en la oscuridad tratando de encontrar sus cosas.

Algo tocó su hombro. Ella gritó y se volteó.

Draco estaba de pie a su lado, su cabello pálido era visible en la oscuridad. Ella se alejó, pero
después se quedó quieta y lo miró fijamente. Su corazón estaba en su garganta. Ella lo estudió con
los ojos abiertos.

Él era más viejo.

Su rostro era el mismo, pero sus ojos habían envejecido, como si hubieran pasado décadas desde la
última vez que lo había visto. Su expresión estaba cerrada, pero su mirada era familiar e intensa
mientras estaba de pie a lado de su cama.

“Sigues vivo,” ella dijo. Su garganta estaba seca y su voz se quebraba con alivio. “Pensé que
habías muerto.”

Ella comenzó a estirarse instintivamente hacia él. Él estaba vivo. Él seguía con vida. Ella lo había
mantenido con vida.

Los ojos de Draco se abrieron.

“Ginny. Ella fue el primer cuerpo que llevaron de regreso.”

La mano de Hermione se congeló.

Todo la golpeó. Esposada. Encarcelada en la mansión Malfoy para que la embarazaran.

Él era el Gran Juez.

Terror creció dentro de ella. Su sangre se volvió fría como el hielo. Ella sentía que había sido
golpeada con tanta brutalidad que moriría por ello.

Ella jadeó de manera entrecortada y alejó su mano rápidamente. Su mandíbula tembló, y se alejó
de él con manos temblorosas hasta que llegó al otro lado de la cama. Ella se deslizó del colchón y
se arrodilló en el suelo, mirándolo a través de la cama mientras luchaba por respirar. Tratando de
reconciliar todo.
Era Draco. Él seguía con vida.

Pero él la había lastimado. Él la había violado. Le había dicho que no la quería; que no podía
esperar para matarla.

Ella se sentía como un animal lesionado en la carretera, desconcertada, muriendo y tratando


inútilmente de encontrar una manera de escapar y de esconderse. Ella quería una esquina oscura en
la cual podía acurrucarse y en donde las cosas dejarían de doler.

¿Qué pasó?

Mientras ella trataba de pensar, un dolor agonizante se enredó en su cabeza de manera tan abrupta
que su visión desapareció. Un gemido angustiado se escapó de entre sus dientes. Ella hundió su
cabeza en sus manos mientras trataba de mantenerse consciente y trataba de recordar a través del
dolor cegador en su cabeza.

“Seamos claros, Sangre Sucia. No te quiero. Nunca te quise. No soy tu amigo. No hay nada que
me traerá más felicidad que terminar contigo.”

Él había matado a Ginny.

Él había matado a todos.

Ella levantó la mirada y comenzó a respirar cada vez más y más rápido mientras lo observaba,
tratando de entender.

“¿Aún eres virgen, Sangre Sucia? ¿Siquiera eso es algo que recuerdes?”

La sensación de sus faldas siendo levantadas, exponiéndola mientras ella se quedaba doblada frente
a una mesa, agarrándola, tratando de no temblar ni hacer un sonido.

Él la había arrastrado frente a Voldemort y la había mantenido en su lugar mientras su mente se


rompía en pedazos y después la había dejado en el suelo en una alberca de sangre de unicornio
pudriéndose.

Hermione siguió observándolo. Había un dolor desgarrador en su pecho—en su corazón—como si


hubiera una cuchilla cortándola mientras ella trataba de respirar. Su pecho se contrajo rápidamente
y un sollozo roto y jadeante salió de ella mientras todas las lagunas e inconsistencias se fusionaron
en una sola narración horrible.

Su corazón seguía latiendo más y más rápido. Hermione presionó sus manos sobre su boca y cerró
sus ojos con fuerza. Sus sollozos cortaban el silencio. Ella seguía temblando mientras trataba de
pensar.

“Voy a cuidar de ti. Siempre voy a cuidar de ti.”

El dolor en su cabeza se estaba volviendo cegador, como si el pasado y el presente se estuvieran


uniendo y desgarrando el uno al otro.

Ella agarró su cabeza. Su mente se sentía como si estuviera en llamas, su cráneo abierto, la presión
en su cabeza se intensificaba cada vez más y más hasta que la dejó caer y gritó.

Ella gritó hasta que estaba jadeando y apretando sus dientes para evitar hiperventilar. Ella miró
nuevamente a través de la cama.
Draco se había ido.

Ella se hundió en el suelo, presionando una mano contra su pecho. Quizás él ni siquiera había
estado ahí. Ella pudo haberlo alucinado.

Quizás pudo haber alucinado todo.

Quizás él estaba muerto, y ella seguía en su celda soñando sobre él.

Ella estaba alucinando que lo había encontrado de alguna manera en la oscuridad.

No. Era real. Estaba segura de que todo era real. Porque era peor de lo que ella pudiera haber
soñado.

Seamos claros, Sangre Sucia. No te quiero. Nunca te quise.

Ella no podía entender. Partes tenían sentido, pero otras partes—

Una mano la tomó del hombro y ella saltó violentamente. Draco había caminado alrededor de la
cama y estaba arrodillado a lado de ella.

Él la estudió, y sus ojos brillaron mientras su expresión se tensaba. “Estás recordando ahora, ¿no es
así?”

Ella asintió levemente y su mano se estiró y tomó la muñeca de Draco. Él en verdad estaba ahí.
Ella podía sentir sus huesos bajo la punta de sus dedos.

“Grang—”

Hermione hundió su rostro en el edredón de la cama y sollozó con alivio. El dolor en su cabeza era
tan severo que sentía como si su cráneo se estuviera fracturando. Ella apretó los dientes mientras
trataba de no gritar nuevamente.

“Oh dios—” ella se obligó a decir las palabras. Su cuerpo entero estaba temblando.

Un pensamiento la golpeó y ella se quedó quieta, su agarre se apretó.

“El horrocrux—el último que Umbridge estaba usando—¿ese fuiste—ese fuiste tú?”

Hubo un silencio. “Así es.”

Sus labios temblaron y ella cerró los ojos. “¿Ese fue—ese era el último?”

“Lo era.”

Ella asintió, y su mano vacía tuvo un espasmo; ella agarró la tela de sus túnicas y trató de verle
sentido a todo.

Si él estaba ahí, él no estaba muerto.

Pero—si él no estaba muerto, eso significaba que él nunca había ido por ella.

Ella esperó. Y esperó. Y esperó.

Y él nunca llegó.

“No te quiero. Nunca te quise.”


Ginny.

Su agarre en su muñeca se soltó, y su mano cayó al suelo mientras la devastación ahogaba su


alivio.

“¿Por qué mataste a Ginny—?” Su voz se quebró.

“Ginny está viva.”

Ella se volteó y lo observó. “Hannah vió su cuerpo. Todos en Hogwarts lo vieron. Vold—
Voldemort dijo que tú la mataste. Tú—tú me dijiste que tú la mataste.”

“Ginny está viva.” Él la miró a los ojos. “Ella estaba embarazada, ¿recuerdas? Su hijo nació el 20
de octubre de 2003. Me dijeron que fue un recién nacido bastante difícil. Ella lo nombró James
Sirius Potter. Tú eres su madrina.”

Hermione sollozó levemente y Draco continuó.

“Él ya tiene un año y medio. Vas a conocerlo pronto. Están esperándote. Tú le prometiste a Potter
que cuidarías de ellos. Tienes que aguantar y mejorarte para que puedas irte.”

Su corazón se elevó, un destello de esperanza en la oscuridad y el frío.

“Eres consciente de lo precaria que es. He hecho un gasto y un esfuerzo considerables para
mantener su entorno”.

Ella dejó caer su cabeza, su boca torciéndose mientras ella temblaba y apartaba la mirada. “No te
creo.”

Él no respondió.

“No comprendo—” Ella cerró los ojos con fuerza nuevamente mientras trataba de enfocarse a
través del dolor. “No entiendo qué pasó. No puedo recordar con claridad.” Ella abrió los ojos y lo
estudió en la oscuridad. “Pero—te recuerdo a ti.”

Era Draco. Él estaba tan cerca. Él la estaba mirando de la manera en la que solía mirarla.

Ella quería agarrarlo y hundirse en sus brazos, contra su pecho, sentir el latido de su corazón.

Sus manos tuvieron un espasmo.

No podía.

Él había matado a todos. Él los había asesinado o ejecutado a todos. Ella se sintió derrumbándose
debajo del terror renovado y devastación por ello.

“La expresión de Draco vaciló, y su boca se torció antes de que hablara. “¿Qué—es lo que
recuerdas sobre mí?”

“Tú—” ella estudió su rostro. Él parecía familiar pero al mismo tiempo no lo parecía, como tallada
a semejanza de la persona que había conocido.

Sus dedos tuvieron espasmos mientras ella luchaba con la necesidad de acercarse y por lo menos
tocarlo. Sólo para saber si aún se sentía familiar bajo la punta de sus dedos.

Él estaba vivo. Ella había estado tan segura que él había muerto, que él debía haber muerto. Pero él
no estaba muerto; ella podía ver su pulso en la base de su garganta.

“Tú espiabas para la Orden. Cuando te lesionabas, yo te curaba. Tú—” ella pasó saliva y miró
hacia sus muñecas y su ropa color escarlata mientras trataba de recordar con claridad, “—tú solías
llamarme—y—”

Hubo un dolor apuñalante en su cabeza, y ella jadeó con agonía y se dejó caer.

Ella parpadeó, tratando de recordar lo que había estado diciendo. Su lengua se sentía dormida y no
se movía correctamente, como si hubiera sido entumecida.

Ella se movió y trató de mover su mandíbula, pero tuvo espasmos tan violentos que sus dientes
hacían un sonido de cacareo. Su brazo y pierna se rindieron y ella comenzó a caer hacia su
costado.

Draco la atrapó.

“¿Dra—?” Su pecho tuvo un espasmo mientras ella trataba de respirar y él la puso firmemente
contra su pecho.

Él no le dijo nada. En su lugar, agarró su mandíbula, abrió su boca y rápidamente vertió una poción
en su boca antes de poner su mano encima de su boca y nariz.

Ella trató de alejarse. Entrando en pánico. Ella no sabía lo que estaba pasando. Sus pulmones se
sentían como si fueran a explotar mientras ella trataba de respirar. Su cuerpo seguía moviéndose
por su propia cuenta. Su lengua entumecida no podía saborear la poción que él había puesto en su
boca.

Se suponía que ella no podía tomar cosas que no sabía qué eran.

“Granger,” su voz era calmada y estaba cerca de su oído. “Necesitas pasarlo. Estás teniendo un
ictus. La poción lo detendrá, pero se tarda en tener efecto si no te lo pasas.”

La garganta de Hermione se contrajo repetidamente y brazo su poso espasmódico, pero Draco se


rehusó a soltar su agarre. Después de varios intentos, ella logró obligarse a pasar.

Su cuerpo entero se quedó quieto como si no tuviera huesos.

El agarre de Draco se relajó y la cabeza de Hermione se movió hacia abajo y descansó contra el
pecho de Draco. Ella lo sintió suspirar, y su mano acarició su cabello. Él pasó su pulgar contra su
mejilla mientras su otro brazo cargaba su cuerpo. Sus manos eran cálidas. Él aún seguía oliendo
igual, e hizo que ella quisiera comenzar a llorar.

Después de un momento, él se movió y la levantó. Ella podía sentir sus huesos, saliendo de su piel
mientras él la levantaba y la ponía en la cama.

Su boca no podía trabajar. Ella lo observó, tratando de analizar cada detalle.

Él deslizó una mano debajo de su cabeza y la estudió cuidadosamente.

De cerca, a pesar de la poca luz, ella podía ver que él estaba visiblemente exhausto. Su piel era
pálida al punto de ser gris. Su boca y sus ojos estaban tensos.

Sus pupilas estaban firmemente contraídas, y su mirada seguía moviéndose como si estuviera
tratando de asegurarse que no estaba dejando pasar nada por alto. Su expresión estaba
cuidadosamente cerrada.

“Estuviste inconsciente durante casi una semana,” él dijo después de un minuto. “Tuviste un ictus
y perdiste la conciencia. Los sanadores no estaban seguros—si despertarías. Ictus—” ella notó
como su garganta se contrajo mientras pasaba saliva y dejaba de mirarla a los ojos, “no son no
comunes cuando se trata de daño neurológico causado por actividad mágica concentrada. Tú
tuviste—varios mientras estabas inconsciente, pero afortunadamente ninguno te causó daño
permanente—o a tu bebé.”

Hermione dejó de respirar, sus ojos se abrieron.

El bebé. Ella se había olvidado de que estaba embarazada.

Ella estaba embarazada de su heredero. Para el programa de crianza. Para obligar a que sus
recuerdos regresaran.

Había algo que ella no estaba viendo, pero el dolor aún nublaba todo. Ella trató de pensar, pero
acercarse a sus recuerdos era desgarrador.

Ella no podía recordar—

Su pecho comenzó a tener espasmos.

“No comprendo,” ella se obligó a decir. “¿Qué pasó? ¿Por qué—por qué—”

Ella trató de respirar y realizó un sonido jadeante en el fondo de su garganta. Su pecho comenzó a
moverse cada vez más y más rápido.

Los dedos de Draco debajo de su cabeza se apretaron en su cabello. Su expresión estaba abierta
mientras la observaba, su rostro solo estaba a centímetros del de ella.

“Grang—Hermione, necesitas respirar lentamente. Hiperventilar mientras estás embarazada puede


aumentar el riesgo de que tengas otro ictus.” Sus ojos eran suplicantes. “Por favor, respira,
Granger.”

Hermione sollozó levemente y asintió.

Inhala, hasta la cuenta de cuatro.

Exhala, lentamente hasta la cuenta de seis.

Ella estudió su rostro. Sintió una desesperación voraz mientras lo miraba, pero también sentía un
dolor creciente. No sabía cómo reconciliar a la persona que conocía con la persona por la que
había pasado seis meses encarcelada.

Mientras su respiración se alentaba, lágrimas comenzaron a deslizarse por sus sienes.

La mirada de Draco se apartó de su rostro, y él alejó su mano mientras se acomodaba.

Él la volteó a ver, dudando, su mano se cerró en un puño a su costado. “Lo siento. Severus y yo
pensamos que te sacaríamos antes de febrero. No pensé que estarías aquí tanto tiempo.”

Ella mordió su labio y trató de pensar en lo qué le iba a preguntar. ¿Qué pasó? ¿Por qué no
llegaste? ¿Por qué me lastimaste? ¿Por qué me violaste?

¿Por qué te convertiste en el Gran Juez?


“¿Por qué—” ella sollozó ligeramente. ¿Por qué mataste a todos?”

Sus ojos brillaron y su mandíbula tuvo un espasmo mientras él se enderezaba y apartaba la mirada
de ella. “Estaba tratando de encontrarte.”

Su corazón se detuvo con una combinación de terror y alivio.

“¿Tú—me buscaste?” Su voz estaba temblando.

Él volteó a verla. “Por supuesto que te busqué. Te busqué por todas partes. ¿Creíste que te dejé
ahí?”

Ella parpadeó y trató de recordar claramente, estirándose al fondo de su mente y agarrando los
recuerdos que podía sentir ahí.

“Cuando nunca llegaste, pensé que quizás—” mientras ella pasaba por su recolección, el dolor se
volvió repentinamente más fuerte y su visión vaciló. Ella mordió su labio y trató de no desmayarse.

“Pensé que debías haber muerto.” Sus ojos ardían y su voz tembló y se desvaneció.

Ella levantó su mano y miró a la esposa envuelta alrededor de su muñeca. “Yo—perdí mi


oclumancia cuando mi magia fue suprimida. Ellos dijeron que Voldemort iba a interrogarme. Tenía
miedo de que si pensaba en ti—que él podría encontrarte en mi mente. Estaba tratando de
protegerte. Pero—” su voz se volvió más pequeña, “—a veces pensaba que si aguantaba, tú
llegarías eventualmente. Después, cuando no lo hiciste, pensé que debiste haber muerto.”

Draco parecía como si ella lo hubiera destripado. Su mano se crispó y se acercó a ella.

“¿Te apetece una salida, sangre sucia?... El Señor Oscuro está ansioso por verte.” Él la agarró
por el brazo antes de que pudiera retroceder.

El terror visceral del recuerdo se la tragó. Se le cortó el aliento en la garganta y se tensó cuando él
se acercó.

La mano de Draco se cerró y cayó a su costado mientras apartaba la mirada. “Te busqué tan pronto
como regresé y no te encontré. La Guardián—Umbridge no te registró como una prisionera en
Hogwarts. No habían registros de ti más que el papeleo de transferencia cuando fuiste capturada.
Severus y yo presentamos solicitudes para tratar de encontrarte, pero cada vez que lo hacíamos, nos
decían que no habían registros con ese nombre o número. Tú sólo te desvaneciste. Todos en la
celebración estaban borrachos o conmocionados, habían muy pocos recuerdos de que tú estuvieras
ahí. Me ofrecí como voluntario para encontrar a todos los que faltaban con la esperanza de que me
diera una oportunidad de encontrarte.” Los músculos en su mandíbula se tensaron. “Tuve que
traerlos a todos de vuelta. Si fallaba, el trabajo sería reasignado.”

Él miró al techo; su expresión estirada.

“Intenté de todo para encontrarte. Busqué las prisiones. Fui a todos los bloques de celdas existentes
en Hogwarts. Revisé cada expediente de prisioneros. Realicé un hechizo de rastreo genético.
Encontró a tus tíos y primos. Lo seguí hasta Australia y encontré a tus padres donde los habías
escondido.”

Hermione se estremeció y lo miró con los ojos muy abiertos.

Draco miró hacia abajo y sus labios se cerraron cuando vió su expresión. “Todos están bien. No los
lastimé.”
Su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia un costado y su mandíbula se tensaba mientras
pasaba saliva. “Incluso traté de escudriñarte varias veces, pero—” él movió su mano
despectivamente, “nada. No se me ocurrió que era porque estabas encarcelada sin luz ni sonido.
Asumí que donde quiera que estuvieras era completamente indetectable. Viajé por toda Europa.
Mortífagos y aliados con ciertas—reputaciones. Había pasado algunas veces antes. Cuando no
pude encontrarte en ningún lado, asumí que eso era lo que te había pasado. Pensé que por eso era
que te habías desvanecido.”

Él apartó la mirada nuevamente. “Severus y yo hicimos todo lo que pudimos pensar, pero te
criamos como una persona de interés para el mismísimo Señor Oscuro. Pensé que mientras el
Señor Tenebroso estuviera preocupado con su obsesión por la inmortalidad, tendría una mejor
oportunidad de encontrarte y escapar. Después, cuando se habló de usar a las prisioneras como
subrogadas para un programa de crianza, Montague fue con el Señor Tenebroso y propuso que tú
fueras el rostro del programa de repoblación, carnada para cualquier aliado restante de la
Resistencia, y una burla final a Potter todo en uno. Él te había estado buscando desde que obtuvo su
marca, y yo—lo dejé; pensé que en algún punto, él encontraría algo que yo estaba pasando por alto.
Sin embargo, tú seguías sin existir en el sistema de la prisión. No fue hasta que el Señor Tenebroso
te demandó personalmente que Umbridge admitió que te tuvo todo ese tiempo.”

Hermione no sabía qué había para decir.

“Yo—” Draco comenzó a hablar nuevamente. Su mandíbula tembló visiblemente y después se


tensó y él no dijo nada más.

Hubo un largo silencio.

“¿Por qué no asumiste que estaba muerta?” Hermione finalmente logró preguntar.

La esquina de su boca tuvo un espasmo y Draco levantó su mano derecha para que ella la pudiera
ver. El anillo de ónix se mostraba ligeramente en la pobre luz.

Hermione observó durante varios segundos antes de mirar con confusión a sus propias manos. No
había nada ahí, pero ella tuvo un sentimiento de certeza que de alguna manera algo debía estarlo.
Mientras ella observaba, su dedo índice de su mano izquierda se distorsionó y brilló, el anillo negro
se volvió repentinamente visible.

La garganta de Hermione se sentía cerrada y ella pasó saliva varias veces antes de que pudiera
hablar. “Yo—había olvidado que estaba ahí.”

“Después de que fuiste maldecida y casi moriste al ir a Surrey, agregué un monitor de signatura de
vida a tu anillo. Quería agregar un rastro, pero son detectables, y pudo haber sido interceptado.
Pensé, que con un hechizo básico, al menos sabría si morías. Así que—sabía que estabas con
vida.” Él dejó caer su mano. “Aunque sí se detuvo en un momento, inmediatamente después de
que mandé una señal. Pensé que había causado que quien fuera que te tuviera lo hubiera notado.
Cuando se volvió a activar varios días después, no pensé que podía arriesgarlo al enviar la señal
nuevamente. No estaba seguro si eras tú la que lo seguía usando, pero pensé que significaba que
podrías seguir con vida. Así que seguí buscando.”

Él apartó la mirada, y el movimiento movió la mirada de Hermione del anillo en su mano.

Él miró hacia abajo, como un arma que había sido afilada en exceso. Había un exceso de precisión
mortal en él que ella pudo ver de repente.

Los dedos de Draco tuvieron espasmos y él cerró su mano. “Te hubiera sacado antes, pero Severus
ya estaba en Rumania cuando fuiste transferida a la Mansión. Se suponía que solo iban a ser tres
meses, pero el Señor Tenebroso sigue extendiendo la asignación allá. Siempre y cuando te trajeran
para que el Señor Oscuro examinara tus recuerdos—habían—yo no podía hacer nada que pudiera
indicar—lo que fuera.”

El estómago de Hermione cayó como si la cama se hubiera desvanecido bajo de ella. Por supuesto.
Voldemort había observado todo. Todas sus interacciones con Draco. Había sido abierta y
sádicamente curioso en sus brutales exámenes bimensuales de su mente.

Draco había estado actuando para Voldemort a través de los ojos de Hermione.

La realización se sintió como si su tenue control sobre la realidad se invirtiera abruptamente, y ella
estaba en caída libre.

¿Fue real entonces? ¿Algo de eso? Nada de eso.

Ella trató de pensar, pero aún era difícil enfocarse a través del dolor en su mente. Ella apenas podía
mantener los ojos abiertos. Estaba exhausta y demasiado hambrienta. No podía recordar la última
vez que había comido. Su cabeza dolía con tanta presión intensa que ella esperaba encontrar sangre
saliendo de sus ojos y nariz.

Ella quería cerrar sus ojos, pero tenía demasiado miedo que si perdía la conciencia, todo se iría y
ella se olvidaría. El pasado se desvanecería en oscuridad, Draco se desvanecería y cuando
despertara, sería Malfoy nuevamente.

Pero nunca hubieron dos personas. Solo había sido una. Draco estaba enterrado en algún lugar
debajo de todas las capas de frialdad.

Ella no sabía lo que se suponía que pasaría. Ella no sabía nada de lo que eso significaba. Incluso si
él estuviera actuando, no todos los demás lo estaban haciendo. Todas las historias sobre él en El
Profeta, y de las otras mujeres en el programa de crianza antes de que Hermione fuera enviada a la
Mansión Malfoy.

“Hannah dijo que tú colgaste el cuerpo de Ginny en el Gran Salón—”

“No era Ginny.” Su voz era firme. “Cuando no pude encontrarte en Hogwarts—inicialmente pensé
que debió haber ocurrido un error y no eras tú quien fue atrapada y transferida. Te busqué en los
escombros de Sussex.” Él miró hacia abajo. “Había una bruja que sobrevivió a la ecplosión. Ella
había avanzado más allá de las barreras y hacia el Bosque de Ashdown, una de los únicos
sobrevivientes. Ella casi murió con la experimentación y la explosión. Pero ella tenía el cabello
rojo. Cuando llevé el cuerpo de vuelta a Hogwarts, los prisioneros asumieron que era Ginny con
Spattergroit. Nadie la había visto en meses, asumieron que la desfiguración se debía a la
enfermedad.”

Su corazón se saltó un latido, y ella casi tenía miedo de respirar. “McGonagall…Nev—”

La expresión de Draco se tensó, su mandíbula tuvo un espasmo y después se tensó. “No pude
esconderlos, incluso si Severus hubiera estado de acuerdo en entretener la idea. Después de lo que
los Crouch habían hecho para sacar a Barty Jr de Azkabán, el Señor Tenebroso requirió que cada
cuerpo fuera examinado exhaustivamente por interferencia. Todos fueron verificados.” Él apartó la
mirada. “Lo hice rápido para ellos.”

Una sensación de desesperación se apoderó de ella. Ella se puso en posición fetal sobre su costado.
Ella podía sentir cómo se desvanecía con cansancio doloroso.
“Ve a dormir, te diré lo que quieras saber mañana.”

Ella se obligó a mantener los ojos abiertos.

“¿Pero qué si me olvido de nuevo?” Su voz era pequeña—infantil y casi temblorosa con miedo.

Él no dijo nada. Ella quería acercarse a él y volver a asegurarse que él en verdad estaba ahí. Real.
Cálido. Palpable.

Su mano tuvo un espasmo, pero la poción la había dejado casi paralizada.

“¿Vol—volverás a ser igual que como eras si te olvido?”

“Mientras estés embarazada, estás a salvo. No importa si recuerdas, Severus y yo te sacaremos.”

“¿Entonces qué?”

Draco no dijo nada. La habitación parecía más oscura. Ella apenas podía ver la silueta de Draco.

“¿Después qué pasa?” ella logró decir.

“Después irás a cuidar de Ginny de la misma manera en la que le prometiste a Potter que lo harías.”

Esa no era la pregunta que ella había hecho, pero no tenía la fuerza para preguntar de nuevo.

Cuando ella despertó nuevamente, Draco se había ido.

El dolor en su cabeza se había calmado de alguna manera. Topsy apareció con sopa y pociones, las
cuales le rogó a Hermione que se tomara.

Hermione tomó una poción nutricional maloliente y se mantuvo rígida mientras su cuerpo
convulsionaba y trataba de regresarla.

Cuando su garganta dejó de contraerse, ella observó a Topsy.

“Te conocía.” Se sentía como si un clavo estuviera siendo clavado en la base de su cráneo. Ella se
estremeció. “Te ví antes—¿no es así?”

Topsy asintió tentativamente. “El Maestro está diciendo que no debería estar forzando los
recuerdos.”

Hermione acomodó su barbilla en su hombro. Su ausencia la arrastraba. “¿Cuándo regresa?”

“Él ha estado estando en esta habitación desde usted ha tenido el primer ictus. Él está teniendo
muchas cosas que está necesitando hacer ahora.”

Hermione pasó saliva y sus dedos tuvieron espasmos repetidamente. Ella podía sentir a su pecho
apretándose. ¿Qué si él no regresaba? ¿Qué si él moría? ¿Qué haría si él moría?

Ella podía sentir sus manos temblando. Ella cerró sus ojos con fuerza tratando de enfocarse en otra
cosa.

“¿Se atrasó con sus ejecuciones?” ella se forzó a preguntar en una voz seca.

La pregunta era sarcástica, pero Topsy asintió seriamente.

Hermione exhaló lentamente y se puso en posición fetal.


Topsy se desvaneció unos segundos después.

Hermione pasó el día repitiendo los últimos seis meses. Tomando nota de todos los detalles que no
había visto. Los rasgos familiares que había olvidado sobre Draco.

Él la había conocido. Él la había conocido cuando ella llegó. Cuando ella había estado planeando
en matarlo. Cuando él la había violado.

No era sorprendente que no quería que ella lo viera cuando pasaba.

Ella estaba embarazada, de su heredero. Su bebé.

Su bebé.

Él la había violado y ahora ella estaba embarazada.

Cuando ella pensaba en eso, su estómago se retorcía y su garganta se contraía y ella vomitó
violentamente a lado de la cama.

Ella se dejó caer y cubrió su rostro con sus manos mientras trataba de no llorar o hiperventilar.
Topsy apareció para desvanecer el desastre y le dió a Hermione un vaso de agua.

Hermione trató de dejar de pensar en ello. Ella trató de solo enfocarse en Draco y no pensar en el
hecho que había sido violada, que estaba embarazada, que Draco no se refería al bebé como si
fuera de él y ella no sabía lo que eso significaba.

Él no estaba ahí para preguntar, incluso si ella pensaba que podía aguantar la conversación.

Ella solo trató de no pensar en ello.

En su lugar ella trató de desenredar a Draco. Ella sabía que lo conocía, como si hubiera sido
marcado en ella. Pero no podía recordar recuerdos concretos, era más un sentimiento general de
conocerlo. Instintivamente, ella lo conocía. Ella recordaba cómo se veía, las maneras en las que él
se movía, cómo se restringía a sí mismo, como los colores en sus ojos traicionaban a sus emociones
escondidas cuidadosamente.”

Cuando ella trató de acercarse más al pasado, antes de su encarcelamiento, causaba que un dolor
agonizante comenzara a sangrar a través de la base de su cráneo hasta que ella temía que se
causaría otro ictus si continuaba.

Ella no podía pensar en ello.

Ella simplemente tenía que aceptar que estaba ahí.

Ella estaba en la cama, tratando de reconciliarse con la versión de Hermione que se había
desvanecido en la oscuridad de Hogwarts.

Alguien que había peleado. Alguien arrasaba con medio laboratorio. Quien había quemado
dementores y apuñalado a Graham Montague con un juego de cuchillos envenenado.

Alguien de quien Draco había estado enamorado. De quien hubiera caminado hasta el fin del
mundo para proteger.

Ella no sabía si esa persona seguía existiendo. Si él esperaba que esa versión de ella regresara junto
con sus recuerdos.
Ella sentía como si Hermione hubiera muerto junto con el resto de la Orden del Fénix.

Todo lo que quedaba era una sombra.

Era tarde en la noche y no había luna cuando el aire en su habitación cambió. Ella se volteó y miró
cuidadosamente hacia la oscuridad, después de un momento, Draco apareció. Él estaba usando su
uniforme de Mortífago. Ella podía sentir la magia oscura casi derramándose de él. La vista y la
sensación hicieron que su pecho se apretara.

Su expresión era intensa. Y fría.

“¿Estás enojado conmigo sobre algo?” ella preguntó después de varios minutos.

Él se quedó quieto por un momento y después parpadeó. “No.”

Él movió su varita y un candelabro de la pared emitió una tenue luz amarilla. Él movió su cabeza
hacia un lado hasta que su cuello tronó fuertemente y después se quitó su túnica exterior y la
colocó en el respaldo de la silla. La armadura puesta en su torso brillaba en la luz.

Hermione lo estudió, tratando de descifrar qué era lo que era diferente sobre él. “Parece que estás
enojado conmigo. Siente que sé que lo estás, pero—no puedo recordar por qué.”

Él apartó la mirada de ella, mirando a través de la habitación. “Ya no importa. Está en el pasado.”

Su voz era familiar. Firme.

“Si el pasado no importa, ¿por qué me buscaste?”

Él volteó a verla nuevamente. “¿Recuerdas por qué fuiste capturada?”

Ella asintió. “Hice estallar Sussex.”

“¿Recuerdas por qué?”

Ella arqueó las cejas y trató de pensar en la respuesta sin tratar de acercarse a sus recuerdos
ocluidos. “Fue por ti, ¿no es así?”

Él asintió levemente.

Ella cerró sus ojos. “Cuando dormías, solía prometerte que cuidaría de ti. Que siempre cuidaría de
ti.”

Él rió levemente; parecía más una burla. “De hecho, eso era lo que yo decía.”

La esquina de su boca se torció hacia arriba, pero el centro de su pecho dolía. “Siempre te lo decía
de vuelta. Quizás tú solo no lo sabías.”

Ella quería acercarse a él, pero cuando abrió los ojos, él se había alejado de ella. Estaba
observando el retrato a través de la habitación.

Él no dijo nada como respuesta.

“¿Cuál es el plan?” ella preguntó finalmente. “¿Cuál es la estrategia detrás de todo esto? ¿Puedes
decirme ahora que estoy—” su lengua se torció mientras se obligaba a decir la palabra siguiente,
“—embarazada?”
Draco se encogió de hombros y miró alrededor de la habitación. “Es el plan de Severus. Cuando el
Señor Tenebroso se dió cuenta que tenía ya pocos horrocruxes después de la Batalla Final, él le
entregó una gran cantidad de maniobras políticas a Severus. Ha estado socavando y
desestabilizando el régimen desde que cayó la Orden. La situación en todo el continente es
precaria. La mala salud del Señor Tenebroso ha causado que no cumpla la mayoría de sus promesas
y compromisos que hizo durante la guerra a seres oscuros y a países aliados. Él apenas está
aguantando. MACUSA ha comenzado a presionar a la Confederación Internacional, están
señalando su intención de intervenir si las cosas en Europa continúan deteriorándose. Ya está
arreglado ahora—el régimen colapsará pronto, y cuando lo haga, la Confederación Internacional
intervendrá para restaurar el orden.”

“¿Han encontrado una manera de vencer a Voldemort?”

Su boca se curvó en una leve sonrisa. Sus ojos eran plateados y pálidos mientras la observaba y
asentía. “Lo hicimos. Estamos esperando por el momento ideal. Probablemente será después del
segundo aniversario de la Batalla de Hogwarts.”

Había una sensación de certeza en su voz. Hermione sintió que se animaba, mientras trataba de
calcular exactamente cómo podrían hacerlo, revisando todo lo que había leído en los periódicos,
tratando de adivinar.

“¿Qué—”

“Estarás fuera de Europa antes de que comience,” él dijo con una voz firme, interumpiéndola. “Tú
solo necesitas estar lo suficientemente bien para viajar. Así que—come. Eso sería más de ayuda
que otra cosa.”

Ella tembló internamente con decepción, pero una vez que él se fue, ella arqueó sus cejas y miró
hacia la oscuridad, tratando de poner todo junto; volteando a Draco una y otra vez en su mente.

Al día siguiente el dolor era peor; ella no podía soportar tener ninguna luz en la habitación. Ella no
podía mantener nada dentro. Draco se había ido de nuevo. Ella trató de estar calmada, pero cuando
Topsy no le decía cuando regresaría o lo que estaba haciendo, ella comenzaba a entrar en pánico.

Si él nunca regresaba, ella nunca podría volver a hablarle. Nunca lo tocaría. Habían cosas que
necesitaba decirle, solo que aún no estaba segura de cómo decírselas. ¿Qué si él moría? ¿Qué si se
lesionaba y ella no podía sanarlo porque ya no tenía magia?

Ella siguió hiperventilando y tuvo varios ictus pequeños. Topsy aparecía instantáneamente cada vez
con una poción en la mano.

Después del sexto ictus, Hermione estaba en demasiado dolor más como para hacer nada más que
quedarse acostada, apenas consciente de lo que pasaba más que el dolor agonizante en su cabeza.
Ella se quedó acostada en su costado mientras las horas pasaban lentamente y ella esperaba que
perdiera la conciencia para que no tuviera que sentir nada.

El colchón se hundió y una mano fría apartó los rizos pegados a su piel febril y le colocó un
mechón de pelo detrás de la oreja.

Un minuto después su mano derecha fue levantada y unos dedos largos se entrelazaron con los de
ella. Ella sintió el pulgar de Draco pasar por sus nudillos y deslizarse hacia el anillo que ella seguía
usando.

La mandíbula de Hermione tembló, y sus ojos ardían aún cuando estaban cerrados. Ella apretó su
mano con la de ella con tanta fuerza como pudo.

Él no decía nada, pero él se quedaba mientras ella estaba consciente. Cuando ella despertaba
nuevamente, él seguía ahí, sentado en la habitación oscurecida, tomándola de la mano.

Sus tenían espasmos ocasionalmente.

Durante los siguientes días, el dolor en su cabeza disminuyó gradualmente; lo suficiente para poder
manejarse. Ella comenzó a comer, a sentarse en la cama, a ver su Guía de Embarazo y a leer El
Profeta.

Mientras el dolor se desvanecía, su memoria mejoraba. El espacio general seguía siendo vago e
indistinto, pero ciertos momentos volvían repentinamente a ella con una claridad sorprendente,
como si los estuviera reviviendo.

“No eres reemplazable. No se te requiere que hagas tu muerte conveniente. Tienes permitido ser
importante para las personas. La razón por la que hice ese maldito Juramento fue para mantenerte
con vida. Para mantenerte a salvo.”

Mientras ella se recuperaba, Draco se alejaba. Al principio ella pensó que lo estaba imaginando.
Mientras sus recuerdos de él mejoraban, ella pensaba que quizás era simplemente el contraste de su
pasado que lo hacía parecer más distante. Pero mientras los días pasaban, ella se dió cuenta con un
dolor en el pecho, que él se estaba alejando cada vez más y más.

Cuando ella había estado casi catatónica por el dolor, él se sentaba junto a ella, acariciando su
cabello y tomando sus manos, tratando de sanar los espasmos en sus dedos. Pero mientras ella
comenzaba a estar más despierta y comenzaba a hablarle más, él la tocaba menos. Él se alejaba
más de la cama hasta que la observaba desde la orilla. Él estaba de pie a lado de la ventana.

Él juntaba sus manos detrás de la espalda cuando ella le hablaba. Él respondía de manera corta
cuando ella le hacía preguntas.

Él aún seguía ahí, pero cada vez más y más lejos. Cuando ella levantaba la mirada y lo encontraba
viéndola, él apartaba la mirada, con su expresión resignada. Y amarga.

Ella no sabía dónde comenzar.

Ella trató de recordar cómo había sido antes.Ella lo había memorizado, pero no a ella. ¿Hablaba
diferente antes? Ella no podía recordar cómo había sido esa persona.

Ella hablaba mucho. La gente siempre le había dicho que hablaba demasiado.

Ella no podía pensar en nada que decir que pensaba que pudiera hablar. ¿Sobre qué pudiera hablar
de lo que fuera?

¿Se suponía que tenía que decirle qué tipos habían florecido en el estado? ¿O sobre cómo construir
una torre de cartas? ¿O preguntarle si sabía cómo hacer una grulla de papel porque ya no podía
recordarlo?

Todo era trivial.

Todo lo que importaba se sentía demasiado devastador para poner en palabras. Ella temía que si
comenzaba, se hiperventilaría y tendría un ictus. Y si Draco pensaba que la molestaba, quizás no
iría a verla y ella estaría sola de nuevo.
Ella había pensado que en su celda había aguantado, pero en la fría luz del día, había descubierto
que no había sido así.

Ella se había roto.

Solo quedaban piezas de ella.

Ella estaba sentada en la cama y lo observaba nerviosamente mientras él estaba por la ventana
observando el laberinto.

Ella seguía abriendo sus labios para hablar y después dudó. Ella miró hacia sus manos e intentó
nuevamente.

“¿Cómo—has estado?” ella preguntó.

Era una pregunta estúpida. Ella se enrojeció y se arrepintió en el momento en el que la dijo.

Él ni siquiera volteó a verla. “Estoy bien.”

Ella pasó saliva y sintió como si su corazón se estuviera rompiendo. Enderezó la sábana plana y
cepilló varias arrugas de la colcha.

Él estaba parado demasiado lejos y ella no sabía qué decirle.

“Así que…” ella dijo finalmente, “estás casado ahora.”

Sus hombros se pusieron rígidos, pero él no respondió durante varios segundos. Cuando él volteó y
la vió, su expresión era una máscara.

“Dos años este octubre.”

Ella trató de verlo a los ojos, pero después de solo un momento ella bajó la mirada hacia su regazo.
Ella sentía como si hubiera un abismo en su pecho.

Ella no pensaba que hubiera habido algún tipo de compromiso de su parte. Lo que fuera que
habían sido nunca había sido, eso podía recordarlo.

No era como si ella hubiera pensado que él se casaría con ella.

Pero él estaba casado, y se sentía significativo para ella incluso si no podía decir por qué. ¿Por qué,
a la luz de todo lo demás, se sentía que importaba?

Él tuvo que violarla treinta veces. Ella era su prisionera. Ella estaba embarazada de su heredero.
Pero ella estaba en la cama obsesionandose sobre el hecho de que estaba casado, porque todo lo
demás se sentía imposible para siquiera poder tratar de asimilarlo.

Él se había casado tres meses después de la Batalla Final.

Él tenía una esposa.

Delicada, bonita, infiel, inestable Astoria.

“Se me ordenó casarme. Si no hubiera sido Astoria, hubiera sido alguien más.” Él dijo con una voz
pedante.

Era un hecho.
“Se me ordenó casarme con ella, así que me casé con ella.”

Hermione mordió la parte interior de su labio y asintió, aún mirando hacia su regazo.

Un matrimonio arreglado por Voldemort para el esfuerzo de repoblación posguerra. Para hacer un
espectáculo hacia los Mortífagos y distraer a Voldemort de su salud desvaneciente.

Ella entendía el contexto.

Ella no sabía qué decir al respecto. Ella no sabía qué decir sobre nada. Ella quería que el pasado se
desvaneciera para que pudiera acercarse a Draco sin sentir que su corazón estuviera siendo
magullado.

Ella quería tocarlo. Besarlo. Sentir sus manos acariciándola. Recordar qué se sentía ser querida y
cálida. Saber si él aún susurraría “mía” contra su piel.

Pero ella se sentía destrozada. Ella no era la persona que él solía besar. Ella temía que si él la
tocaba y no era lo mismo, envenenaría todos los recuerdos pasados, y después no habría nada a qué
aferrarse.

Él tampoco era el mismo. Sus ojos estaban llenos de culpa y furia amarga.

Él estaba enojado con ella.

Él lo escondía, pero ella podía sentirlo en la base de su estómago. Él no se sentía como si quisiera
perdonarla por lo que fuera que había sido.

Después de un minuto ella levantó la mirada. “¿Le hiciste algo para dejarla estéril?”

Una sonrisa cruel se formó en la orilla de su boca. “Lo hubiera hecho, pero no tuve que. Los
Greengrass fallaron en revelar que cargan una maldición en la sangre. Requeriría bastante esfuerzo
el que ella pudiera concebir, y la mansión tuvo unos efectos secundarios desafortunados. No se le
ocurrió a ella que algunas habitaciones están cerradas por una razón, o que ella debía restaurar las
barreras existentes después de que desnudara la mansión para redecorar.” Después la expresión de
desprecio se desvaneció, su expresión se volvió reservada, y él apartó la mirada de ella. “Nunca
creí que iría tan lejos como para atacarte.”

Hermione miró a sus muñecas. El cobre de las esposas aún era tan brillante como cuando había
sido puesto por primera vez alrededor de sus muñecas. Propiedad del Gran Juez.

Ella volteó el metal para que las palabras gravadas ya no fueran visibles y después levantó la
mirada nuevamente. “¿Tú serás quien me lleve con Ginny?”

Él negó con la cabeza. “Severus. Hay restricciones con mi habilidad para viajar actualmente. El
sentimentalismo difícilmente es una razón para poner en peligro una casa segura. Él te llevará—o
en realidad tú lo llevarás contigo— para asegurar que no viole los términos de su Juramento
Inquebrantable.”

Hermione arqueó las cejas. “¿Su Juramento Inquebrantable?”

Los ojos de Draco brillaron y su boca se quedó en una firme línea.

“Al final de la guerra, él hizo uno conmigo, jurando que no interferiría con mi protección hacia ti o
te llevaría a algún lugar en el que estarías en riesgo. Se suponía que aseguraría que tú saldrías de
Europa de manera segura, pero terminó sin importar. Fuiste por tu cuenta y te capturaron de todas
formas.” Él apartó la mirada. “El viaje debería de ser seguro, pero es mejor hacer planes de
contingencia cuando es posible.”

Ella torció la tela de la sábana que estaba entre sus dedos. “¿Te veré después?”

Draco arqueó una ceja y su boca se curvó lentamente en una sonrisa felina. “Ginny no se preocupa
particularmente por mí.”

Hermione solo siguió estudiándolo.

Él se encogió de hombros. “Depende en cómo irán las cosas. Con suerte yo tampoco estaré en
Europa durante mucho después de eso.”

“Oh.”

Hablar con él era agotador. Se sentía como si hubiera detalles incontables de los cuales debía de
tomar nota, cosas que ella debería entender, que él le estaba diciendo, pero ella ya no sabía cómo
interpretarlas correctamente.

Se supone que debemos escapar juntos. Tú lo prometiste.

“¿Tú vendrás—eventualmente?” Su voz tenía esperanza.

Si tenían tiempo, ellos podrían recoger las piezas. Ella podría encontrarlo debajo de la máscara del
Gran Juez. Quizás, lentamente, ella podría encontrar una manera de convertirse en Hermione una
vez más. Para él, ella trataría de encontrar a esa persona de nuevo.

Entonces tal vez dejaría de pararse tan lejos.

Sus ojos plateados brillaron por un momento, y la comisura de su boca se levantó; la sombra de
una sonrisa. “Si es lo que quieres.”

Se sentía como una mentira.

Un poco más de una semana después de que ganara la conciencia nuevamente, ella se levantó de la
cama y fue lentamente por el pasillo para tomar una ducha. Topsy y el retrato siguieron sus pasos
todo el camino. Hermione se sentó en el piso de la regadera, su cabeza sobre sus rodillas mientras
el agua corría sobre ella. Sus manos y piernas estaban temblando con cansancio. Cuando ella salió
de la ducha, ella solo envolvió una toalla alrededor suyo y después colapsó en la cama de la
habitación contigua.

Cuando ella despertó, Draco estaba sentado en una silla cerca, leyendo. Ella lo observó durante
varios minutos antes de que él levantara la mirada y notara que estaba despierta.

Su expresión estuvo abierta por un instante mientras se miraban a los ojos, y ella podía ver la
calidez de ellos. Después se destrozó.

Él cerró el libro y se desvaneció. “¿Quieres cambiar de cuartos?”

Ella envolvió la toalla con más firmeza. “Solo estaba muy cansada para caminar de regreso.”

Él la miró por un momento. “Puedes cambiar de habitación. Solo necesitaré unos días para poner
las barreras aquí.”

“Astoria podría notarlo.”


Su boca se curvó. “Ella ya no tiene permitido estar en este ala de la casa. Incluso si lo tuviera, está
en Francia durante el siguiente mes, comprando un nuevo guardarropas.

Escuchar que Astoria no estaba al acecho en la mansión desató una tensión ansiosa en la boca del
estómago de Hermione.

Ella miró hacia el dosel de arriba. “No hay necesidad.”

Por el rabillo del ojo vio que Draco se movía y su expresión se endurecía.

Había algo que le estaba tratando de comunicar, pero ella estaba demasiado cansada para adivinar
lo que era. Su cabeza dolía demasiado, y su cuerpo entero estaba en dolor por el esfuerzo de
caminar por el pasillo.

Ella vió alrededor de la habitación y vió el retrato. La bruja rubia que estaba en el marco estaba
recogiendo flores en un jardín de estilo Impresionista.

“¿Esa es tu madre?”

El retrato se quedó quieto y levantó la mirada.

“¿Por qué preguntas?” La voz de Draco era sospechosamente casual.

Hermione se encogió de hombros. “Tienes su boca. Es diferente a las características de los Malfoy
que tu padre y la mayoría de los retratos tienen.”

“Ella hizo que la pintaran para que le hiciera compañía a mi padre cuando se fue de Hogwarts. Él
se graduó un año antes que ella,” dijo Draco, mirando a través de la habitación y hacia el retrato.
“Debido a las circunstancias de su muerte, ninguno de los retratos de después despertaron.”

Él apartó la mirada. “Deberías dormir en tu habitación. Es más seguro allá.” Él pareció dudar por
un momento. “¿Puedes caminar?”

Hermione lo observó, preguntándose qué haría si decía que no. ¿La levitaría? ¿La cargaría?

¿Le diría que durmiera en el piso?

Ella parpadeó. No. Eso era antes; cuando llegó por primera vez.

“Puedo caminar.” Ella se levantó y se dió cuenta que se había olvidado de traer túnicas nuevas y
solo tenía una toalla. Ella la agarró con fuerza y evitó mirar a Draco mientras se levantaba de la
cama.

Cuando miró por encima, descubrió que él estaba mirando fijamente hacia otro lado y sosteniendo
su capa hacia ella. Miró por un momento antes de tomarla y ponérsela sobre los hombros.

La toalla cayó al suelo, pero ella no trató de levantarla. Los elfos domésticos la desvanecerían del
suelo con tanta facilidad como a la cama. Si ella se arrodillaba, temía que su atrofia muscular
resultara en que ella se quedara ahí.

Ella caminó hacia la puerta sin mirar a Draco, con la tela arrastrándose en el piso de madera. Draco
solo estaba unos pasos detrás de ella, podía sentirlo, pero sus pasos eran silenciosos, y ese hecho la
ponía con los pelos de punta.

“¿Qué tipos de protecciones tienes en mi cuarto?”


Ella podía sentir la manera en la que Draco se quedaba frío con la pregunta.

“Solo algunas.”

Mentira.

“Tienes bastantes barreras en esta habitación, Malfoy.”

Ella recordó cómo él había estado fuera de su habitación inmediatamente después de la fiesta de
Año Nuevo y la envió a la cama.

“Con todas las barreras que Malfoy agregó a tu nuevo ala en la mansión, temía que nunca te vería
de nuevo.”

La explosión necesaria para que Astoria pudiera pasar por la puerta.

Su prisa por llevarla de vuelta a su habitación después de que ella intentara tirarse por el balcón.
Cómo había insistido en ir a su habitación cuando era fértil.

Siempre era un alivio intenso cuando ella regresaba. Ella siempre había sido capaz de quedarse
calmada y con la cabeza limpia en su habitación, hasta que había quedado embarazada y su
ansiedad finalmente excedía con cualquier encantamiento que él hubiera usado.

“He hecho un gasto y un esfuerzo considerables para mantener su entorno.”

Él probablemente había sido honesto con Stroud.

Ella trató de caminar rápidamente. Solo eran cuatro puertas por el pasillo hasta su habitación, pero
sentía como si sus piernas estuvieran al borde de rendirse mientras pasaba por la segunda puerta.
Ella se tambaleó.

Draco la atrapó instantáneamente de su codo izquierdo y ella se quedó quieta. Su estómago cayó
con tanta fuerza que ella jadeó y sintió su pecho contraerse hasta que no podía respirar. Ella se
acercó desesperadamente a la pared hasta que sus dedos la rozaron. Ella presionó su cuerpo
firmemente contra ella y luchó por inhalar.

La mano de Draco se alejó como si se hubiera quemado y el corazón de Hermione se destrozó. De


repente sintió la cruda y cruel realidad de todo, y fue como si la aplastaran hasta la muerte.

“Yo solo—,” su voz tembló y después se quebró. “No sé cómo hacer esto. No sé cómo estar bien
con lo que pasó. No sé cómo tratar de asimilarlo.” Sus hombros estaban temblando y ella presionó
su frente contra la pared.

“No sé cómo se supone que arreglemos esto. Draco, ¿por qué nos pasó esto a nosotros? ¿Cómo es
que alguna vez estará bien?” Su voz estaba temblando, y ella sollozó levemente y después estalló
en llanto, deslizándose por la pared hasta el suelo.

“No sé cómo hacer esto.” Ella siguió diciendo una y otra vez mientras se presionaba contra la
pared y lloraba.

Chapter End Notes


Draco por thegirlthatreadsfantasybooks.
Posada de Presente y Pasado (Past and Present Cover) por artofmiha.
¿Por qué nos pasó esto? ("Why did this happened to us?") por elivrayn.
Capítulo 65
Chapter Notes

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Junio 2005

Ella presionó sus manos sobre su boca mientras seguía llorando y llorando.

Draco no la tocó. Cuando sus sollozos finalmente se alentaron, ella se sentó y recargó contra la
pared, con sus hombros aún temblando.

Ella lo escuchó inhalar lentamente.

“No necesitas hacer nada. No estoy esperando nada de ti,” él finalmente dijo con una voz
silenciosa. “No me acercaré de nuevo. Espera aquí, llamaré a Topsy.”

Él se movió y se volteó, pero la mano de Hermione se estiró y agarró la tela de su túnica. “No. No,
no te vayas.”

Su mano tembló, pero ella no lo soltó.

“No te vayas. No quiero que te vayas.”

Él se quedó a lado de ella mientras ella enredaba sus dedos en la tela y seguía recargada contra la
pared.

Le costó media hora antes de que pudiera ponerse de pie y caminar el resto del camino hacia su
habitación. Ella pausó en la puerta, con su pecho aún espasmódico.

“¿Cuántas barreras?”

Él se quedó callado durante varios segundos.

“Ahora, alrededor de ochenta.”

Ella caminó por la habitación y se dejó caer en la cama, hundiendo su rostro en la tela de su capa.
Olía a él. Cedro, musgo de roble y papiro.

Él puso la sábana por encima del hombro de Hermione. Ella agarró la mano de Draco y la apretó.
Su piel era tan cálida como ella la recordaba. Ella puso la mano de Draco contra su propia
mandíbula, con sus ojos firmemente cerrados y la apretó durante varios minutos.

Ella lo dejó ir lentamente. “Tienes que venir a verme para que sepa que estás bien. De lo contrario
—me preocuparé.”

Al día siguiente, Topsy llevó una poción fortificante.

Hermione caminó lentamente por su habitación y después hacia el pasillo, pasando sus dedos por la
pared.

Su cabeza le dolía menos de lo que había dolido en un mes, y sus recuerdos de Draco se estaban
volviendo más claros. Aún se sentían lejanos, como si los estuviera viendo a través de un
telescopio en la parte trasera de su mente. Los espacios en su recolección se cerraban lentamente.
Ella recordó el Juramento Inquebrantable de Severus y cómo ella había sido capaz de engañar a
Draco para que se fuera durante el tiempo suficiente que ella necesitaba para ir a Sussex.

Estaba cada vez más claro por qué había estado tan paranoico acerca de inspeccionar todos sus
recuerdos y asegurarse con detalles exhaustivos de que sabía exactamente qué planes tenía. Ella lo
había engañado una vez; como Severus había dicho, Draco nunca planearía confiar en ella
nuevamente.

La realización se sintió como un peso adicional en su pecho.

Él no estaba usando legeremancia en ella, pero aún revisaba su mente usando las esposas. Él la
mantenía bajo supervisión constante.

Él aún le estaba mintiendo.

Ella lo había sospechado durante días, pero ahora era capaz de pensar correctamente, estaba
segura. Ella pensó que era parcialmente para mantenerla calmada y la otra parte para controlarla.

Ella reflexionó sobre ello, tratando de sentir los agujeros en la nueva narrativa cuidadosamente
elaborada que él había comenzado a alimentarle desde que recuperó la conciencia. ¿Dónde estaban
los huecos? ¿Cuáles eran las inconsistencias?

Se sentó en el último escalón del rellano de la escalera, perdida en sus pensamientos.

Ella escuchó pasos, pasos intencionalmente audibles, y miró hacia arriba mientras Draco se
acercaba. Su expresión estaba cuidadosamente cerrada.

Ella lo observó. Él estaba en túnicas de mago, todas negras. Desde que ella llegó a la mansión
nunca lo había visto en otra cosa que no fuera negro. Él se veía como si esperara que le tomaran
una foto.

Desde que su identidad se había revelado y anunciado como el Gran Juez, los periódicos se habían
vuelto rabiosos en su curiosidad y cobertura de él. El protegido de Voldemort. Él aparecía en el
Ministerio, en recaudaciones de fondos, en el extranjero…

Él estaba viajando frecuentemente. Viajes cortos, usualmente menos de un día, con una gran
escolta.

Draco se paró en el rellano, mirándola. Ella se había envuelto la capa de él alrededor de sus
hombros antes de aventurarse en el pasillo, y los ojos de Draco parpadearon cuando lo notó. Él la
miró fijamente durante varios segundos como si la estuviera rememorando.

Ella lo estudió de la misma manera, tratando de comprender la nueva versión de él.

“Pensé que estabas fuera,” ella dijo cuando el silencio se volvió opresivo.

“Mis planes hasta la tarde se cancelaron.” Él la estaba estudiando cuidadosamente, sus ojos
moviéndose hacia sus manos y pies. “¿Tienes fuerza suficiente para caminar? Quería enseñarte
algo.”

Hermione pasó saliva. “¿Qué tan lejos está?”

“El lado más cercano del ala principal.”

Hermione vació y después se puso de pie, le picó la curiosidad. “Creo que puedo caminar hasta
allá.”

Él se mantuvo a una distancia consciente de ella mientras caminaban lentamente por la mansión.
Sólo debió haber sido una caminata de diez minutos, pero le tomó más de media hora. Él hizo un
trabajo convincente al caminar a una velocidad glacial y no dijo nada cuando ella tuvo que pausar
en el camino y se hundió por la pared cuando los pasillos crecían y se volvían más largos.

Ella lo estudió todo el camino, notando los bordes, la precisión. Él era cuidadosamente exigente en
una medida que no había sido antes.

Eran sus runas, ella se dió cuenta con un lento terror. Ellas se lo habían tragado. Lo habían
sepultado y reducido hasta que no había nada que interfiriera con ellas.

Sin vacilar, astuto, infalible, despiadado e inflexible; impulsado a triunfar.

Él había pasado dieciséis meses tratando de encontrarla. Él la había cazado a través de Europa, todo
el camino hasta Australia. Él había usado rastros genéticos, repetidamente, a pesar de que tuvieran
suficiente Magia Oscura para matar a magos ocasionalmente.

Él había sabido que ella estaba en alguna parte. Él se había permitido desaparecer en el proceso.

Ella y Draco pararon frente a unas puertas familiares. Una puerta que siempre había estado cerrada
para Hermione durante el tiempo que había estado en la mansión.

Hubo una sensación de aleteo en su pecho cuando reconoció dónde estaban.

Su garganta se apretó y ella miró hacia abajo, mordiendo su labio. “Ya no puedo tocar tus libros;
están hechizados,” ella dijo.

“Hice que los elfos restauraran todos.”

Hermione levantó la mirada rápidamente.

Él estaba mirando a las puertas. “Tenía la intención de traerte antes, pero estaban en cama.”

“Astoria—”

“Yo lidiaré con ella si, y cuando, regrese. Puedes venir aquí tanto como quieras o puedes llevarte
los libros a tu habitación o algún otro lado si prefieres. Los elfos los transportarán.”

Él abrió la puerta para la biblioteca y dió un paso hacia atrás para dejarla entrar.

Hermione se asomó al interior, dando un paso vacilante hacia adelante hasta que estuvo de pie en
la puerta, y respiró lenta y profundamente mientras tomaba aire. Era lo mismo. La misma
biblioteca que había visitado dos años atrás, llena de libros que ella ansiaba leer.

Ella había estado demasiado aburrida durante demasiado tiempo, y aquí estaba, y podía tocarlos,
leerlos—

Ella dió un paso hacia adelante con ansias—

Hacia la habitación cavernosa.

Se le erizó el vello de la nuca, lo que hizo que mirara hacia arriba. El techo estaba envuelto en
oscuridad. Estaba tan alto que no podía distinguirlo. Mientras trataba de verlo, se le hizo un nudo
en la garganta y le temblaron los dedos.
Ella se sentía como si se estuviera encogiendo. La habitación era enorme, el techo, las paredes y
los estantes volviéndose más y más altos…

Ella era pequeña, y la habitación era demasiado grande. Ella estaba embarazada. No era capaz de
usar magia y no tenía permitido defenderse. Ella no podía entrar en pánico, o podría lastimar al
bebé.

Su pecho se contrajo dolorosamente como si ligas de hierro estuvieran alrededor de sus costillas y
la estuvieran aplastando.

Ella inhaló lentamente por la nariz.

Solo era una biblioteca. Ella había estado ahí antes con Draco. Topsy estaría cerca.

“Tengo que irme ahora.” La voz de Draco cortó sus pensamientos.

Él la había estado observando por la puerta durante varios minutos.

Él miró a través de la biblioteca. “No tienes que preocuparte. Le volví a poner barreras a la
habitación, y el lugar no dejará que nadie más entre cuando yo no esté.”

Hermione vaciló por un momento más y después se alejó de la puerta.

“Quizás—podemos regresar después.”

Draco la observó, sus ojos estaban revisándola rápidamente. Hermione se estiró y puso sus dedos
sobre la pared, sintiendo el tapiz mientras humedecía sus labios nerviosamente.

Ella movió su cabeza hacia el costado con un movimiento rápido. “El—el techo es demasiado alto.
Me había olvidado—que el techo estaba demasiado alto. No había notado eso—antes.” Ella miró
hacia sus zapatos y sus dedos temblaron, causando que sus uñas rasgaran audiblemente la pared.
“Yo podría—yo no—”

Sus palabras se atancaron mientras trataba de articularlo.

Los ojos de Draco brillaron y su mano se acercó a ella. “Hermione—”

Su garganta y pecho se contrajeron, y ella tuvo espasmos, acercándose más a la pared.

La mano de Draco cayó.

Hermione presionó su hombro derecho contra la pared y después cruzó su mano izquierda para
también ponerla sobre la pared, dejando caer su barbilla.

“Sé que tener miedo porque una habitación tiene un techo alto es ilógico,” su voz estaba
temblando. “Estoy tratando. Lo sé. Lo sé—estoy tratando—estoy tratando—pero—”

Draco se alejó. El estómago de Hermione cayó y sus dedos temblaron contra la pared nuevamente.

Demasiado lejos.

Demasiado cerca.

Demasiado lejos.

Draco miró abajo hacia el suelo cerca de sus pies. “No se te requiere que hagas algo que tú no
quieras. Me debí haber dado cuenta que el techo podría ser un problema. Cuando regrese, podemos
acomodar una habitación más pequeña con los libros que quieras. Si hay libros o temas que quieras
hoy, los elfos te los pueden llevar; tantos como quieras. Te acompañaré de regreso.”

Sus piernas estaban temblando con cansancio. “No. Deberías irte. Me estoy cansando. Llegarás
tarde si me acompañas todo el camino.”

Él exhaló, asintiendo levemente. “Claro.”

Él comenzó a voltearse.

Hermione lo agarró y después alejó su mano. “Draco—”

Él se detuvo y volteó a verla nuevamente. Ella pasó saliva y logró sonreír ligeramente.

“Ten cuidado, Draco. No mueras.”

Él se quedó quieto.

Hubo una pausa mientras ambos se miraban el uno al otro.

Después la comisura de su boca hizo una sonrisa fantasma. “Claro.”

Él la observó durante un momento más y después se desvaneció silenciosamente.”

Hermione se puso de pie, sus dedos trazaban la leve textura del tapiz en el pasillo. Ella se sentía tan
cansada que estuvo tentada a deslizarse por la pared y acostarse en el piso.

Ella inhaló profundamente y se puso derecha antes de caminar lentamente por el camino al Ala
Norte, revisando todo en su mente.

Era pasado el anochecer. Hermione estaba sentada en su silla, mirando por la ventana y estudiando
el laberinto, cuando sintió el aire cambiar. Ella se volteó y encontró a Draco parado junto a la
puerta.

“No pediste ningún libro.” Él la estaba estudiando cuidadosamente.

Ella negó con la cabeza. “He estado pensando.”

Ella vió como sus ojos brillaron y su expresión se volvía más reservada.

“Cuando pienso sobre eso, hay cosas que no tienen sentido para mí.”

“No todos tenemos tu brillante intelecto.” El tono de Draco era ligero. Él no se había movido de la
puerta. Hermione estudió el espacio entre ellos y mordió su labio mientras dudaba.

“Hoy, no dijiste que siempre vendrías por mí. Solías decir eso cuando te ibas. Cuando—” ella miró
hacia abajo y enredó la tela de su capa firmemente alrededor de sus dedos para que no tuvieran
espasmos visibles. Ella arqueó sus cejas, tratando de recordar un recuerdo claro de ello, pero no
pudo. Un dolor sangrante comenzó a esparcirse en la base de su cabeza. Ella se rindió y miró
nuevamente a Draco. “Creo—creo que recuerdo eso. Cuando tenías que irte, prometías que
vendrías por mí. ¿No es—así?”

Draco se quedó quieto por un microsegundo. Después parpadeó, y su boca se torció en una sonrisa
amarga mientras apartaba la mirada. “Bueno—pensé que era una promesa sin sentido en este
punto.”
La voz de Hermione se trabó y su mano comenzó a moverse hacia él. “Buscaste en todas partes.
Eso no fue tu culpa.”

Soltó una carcajada breve y ladradora y dio un paso atrás como si lo hubieran golpeado. El sonido
abrupto hizo que Hermione se sobresaltara.

Él la observó por un momento, y después sus cejas se arquearon hacia arriba.

“Claro,” él dijo lentamente. “En todas partes. Busqué en todas partes.” Su mandíbula se tensó
como si estuviera sintiendo el filo de la palabra dentro de su boca. “Excepto el único lugar que
importaba—donde estabas—pero en todas partes, claramente. Supongo que merezco crédito por mi
esfuerzo si nada más.”

Había algo cruelmente familiar en la intensidad despiadada con la que hablaba.

“Pobre pequeña sanadora, sin nadie a quien cuidar. Nadie quien te necesite, o te quiera.”

Ella no podía recordar cuándo lo había dicho. ¿Era un recuerdo de la guerra? No, después—en la
mansión.

Draco soltó otra carcajada y la sacó de su ensoñación.

Ella lo observó.

Su expresión estaba torcida. “—no era mi culpa?” él estaba diciendo. Las palabras estaban tan
cortadas que era como si estuviera mordiendo el fin de cada una de ellas. “¿Así es como debería de
pensar sobre todo? ¿Que nada es nunca mi culpa? No mi madre. No Dumbledore—o en realidad
nadie a quien he matado. Si lo racionalizo lo suficiente, no tenía opción de nada de eso, ¿o sí? ¿Qué
hay sobre ti? ¿Lo que te pasó tampoco es mi culpa? ¿Debería culparte a ti en su lugar? ¿O al Señor
Tenebroso? ¿O quizás al mundo en general?”

Él estaba respirando entre dientes, las palabras se derramaban de él.

Luego pareció contenerse abruptamente. Cerró la boca de golpe y se quedó mirándola durante
varios segundos.

“Si Potter no hubiera importado, tú tampoco lo hubieras hecho.”

Hermione parpadeó para evitar el recuerdo, su corazón estaba en su garganta cuando trató de pasar
saliva.

Draco se burló y puso una mano sobre su pecho. “¿Abrazar el victimismo eterno de alguna manera
me haría sentir mejor?”

Su voz, debajo de su tono cáustico de sarcasmo, estaba vibrando con furia suprimida.

Hermione seguía mirando hacia su regazo, respirando lentamente entre dientes. Sus dedos seguían
tratando de tener espasmos nerviosamente. Su cuerpo entero estaba tenso mientras trataba de
mantenerse enfocada.

Habían tantas cosas de las cuales estaba tratando de no pensar o entrar en pánico al respecto, era
como tratar de mantener su rostro encima de la superficie antes de que se ahogara en el pantano de
su mente.

Sus recuerdos no regresaban con ningún tipo de orden establecido. Ella tenía cientos de recuerdos
de Draco, pero ella no podía decir a qué secuencia se suponía que debían de ir. Eran manchas
distantes y después destellos de claridad; cosas que ella sabía pero que no podía unir a nada que
fuera cohesivo.

Instintivamente, ella se sentía segura de que había algo más ocurriendo y que Draco se lo estaba
ocultando; algo que él no quería que ella supiera. Si tan solo lo conociera mejor—si tan solo
pudiera recordarlo con mayor claridad—ella sabría lo que era, pero ella no podía verlo lo
suficientemente claro.

“Ese no es mi punto. Aún no—estoy tratando de hablar de eso,” ella dijo finalmente después de
pasar varios segundos tratando de enfocarse. “La parte que no comprendo es si ahora todos los de
la Orden están muertos, y tú no puedes matar a Voldemort, ¿cómo exactamente lo vas a vencer y
causes que el régimen colapse? Eso no tiene sentido para mí.”

Ella levantó la mirada. “No estás planeando en que yo lo mate, ¿o sí?”

Draco la observó y ni siquiera dignificó la pregunta con una respuesta.

Hermione asintió y miró hacia abajo. “Si tú y Severus removieran mis esposas, Voldemort lo
sabría. Incluso si no supiera que Severus fue quien te ayudó, tú eres responsable de mí. Si escapo,
la culpa recaerá sobre ti. No hay manera de que yo me vaya de Europa sin que Voldemort se dé
cuenta que tú lo traicionaste.”

Draco no dijo nada.

Hermione volteó a verlo, una sensación fría apoderándose de ella mientras que las piezas de
información que había recolectado en el paso de los meses finalmente llegaban a su lugar. “Ese es
el plan. Voldemort depende de ti. Tú eres el eje, lo que está estabilizando el régimen. Por eso es
que te expusiste como el Gran Juez, para que no pudiera tratar de reemplazarte con alguien más.”
Su boca se sentía seca, y ella masó saliva, sus dedos enrollando la tela de su capa entre ellos.
“Entonces, ¿has—has encontrado una manera de remover tu Marca Tenebrosa?”

Draco se quedó inmóvil por la mierta mientras su boca se curvaba en una sonrisa. “Por supuesto.
Una vez que tus esposas sean removidas, seré capaz de removerla.”

Él le recordó sobre la Fiesta de Año Nuevo. Cada movimiento era perfectamente practicado. A
pesar de lo mucho que lo había odiado, aún lo había observado; notado los detalles que cuyos
significados la habían eluido. Ahora, fusionados con su conocimiento pasado sobre él, ella podía
ver los destellos de Draco por debajo. La persona a la que ella había conocido, enterrada debajo de
sus runas. Él casi se había desvanecido, pero aún quedaban rastros de él

Ella movió su cabeza a un costado. “¿Cómo?”

Él se encogió de hombros. “Severus descubrió algo. Él trabajó con Dolohov durante años.”

Hubo una pausa antinaturalmente larga.

“Estás mintiendo,” ella dijo finalmente.

Él movió su cabeza hacia el costado y la estudió. Su intensidad burlona llegando a la superficie


repentinamente. “¿De verdad? ¿Crees que aún me conoces lo suficiente para saberlo?”

Devensivo. Él siempre era más cruel cuando estaba vulnerable.

La esquina de la boca de Hermione se levantó con tristeza. “Sí.” Su corazón se sentía como plomo
en su pecho. “Solías ser más honesto—conmigo.”

La boca se torció con una sonrisa salvaje. “Sí, lo era.”

Hermione trató de respirar y se encontró ahogándose en un dolor crudo. Había un mar alrededor de
ella y Draco estaba de pie a cinco metros de distancia.

Su corazón estaba latiendo cada vez más y más rápido. Ella inhaló lentamente y lo miró a los ojos.

La fanfarria está en la luz, pero la ejecución está en la oscuridad.

"You're lying to me. You aren't going to remove your mark. You're not even intending to try.
You're planning to die. You exposed yourself as High Reeve so that when Voldemort kills you for
letting me escape, the regime will destabilise and collapse."

“Me estás mintiendo. No vas a remover tu Marca Tenebrosa. Ni siquiera tienes la intención de
intentarlo. Estás planeando en morir. Te expusiste como el Gran Juez para que cuando Voldemort
te mate por dejarme escapar, el régimen se desestabilizará y colapsará.”

Draco estuvo de pie observándola por un momento antes de que sus labios se curvaran en una
sonrisa tan amarga como el veneno. Él suspiró, y la máscara cayó.

“Había esperado que la biblioteca te preocupara por lo menos durante una semana.” Él se veía
decepcionado y cansado.

Hermione esperó a que dijera algo más, pero no lo hizo.

“¿Ese es tu plan?” Su voz estaba temblando con incredulidad. “Dos años y tu plan aún es
esconderme en algún lugar, que te maten como traidor, ¿y pensar que yo—yo esté bien con eso?”

Draco estuvo callado durante varios segundos, después rió levemente. Ella sintió la risa en sus
huesos.

“¿También tienes una mejor solución esta vez?” Su tono era helante. “Después de todo, no todos
los terrores que he imaginado han ocurrido aún. Perderte y pasar dieciséis meses tratando de
encontrarte y fallar. Encontrarte torturada y rota. Mantenerte como prisionera en esta casa.
Violarte.” Su voz se estaba volviendo cruda con dolor y furia. “Tener que sostenerte con mis
manos, y sentirte en mi cabeza cuando tu mente estaba destrozada. Encontrar a alguien violándote
en mi jardín—”

“No lo hizo,” Hermione dijo rápidamente, su pecho contrayéndose. “No lo hizo. Llegaste a
tiempo.”

Los ojos de Draco se llenaron de alivio, pero su boca se afiló en una sonrisa afilada como una
navaja. “Bueno, está eso.”

Soltó una breve carcajada y miró hacia el suelo. “¿Dónde estaba? Ah sí. Encontrarte con tu ojo casi
de fuera porque mi esposa había tenido la intención de dejarte ciega. Encontrarte apaleándote
contra una ventana. Observar cómo te pudrías porque te había embarazado. llegar para verte
colapsar y luego aprender que el daño de tu oclumancia y la magia fetal era tan severa que era
posible que nunca despertaras—que pude haberte matado.”

Él se había tornado blanco. Sus labios se afinaron cuando su boca se torció y luego se curvó en una
mueca. “¿Eso no es suficiente? Hay, sin duda, profundidades aún inexploradas en la miseria
potencial entre nosotros. ¿Deberíamos esforzarnos por lograrlo todo?”
Él soltó un fuerte suspiro y su expresión se cerró de nuevo. “Si removiera tus esposas en vez de
llevarte a un lugar segura, podría poner una varita en tu mano y aparecerte, embarazada, hacia el
Salón del Señor Tenebroso. Han pasado dos años desde que usaste magia, apenas puedes subir las
escaleras y sigues sin comer siquiera un poco, pero olvídate de todo eso. Seguramente pelear por el
bien mayor cuenta para algo en este punto.”

Hermione se estremeció.

La expresión de Draco pudo haber sido tallada de mármol. “Si te llevara allí, habría una pequeña
posibilidad de que si yo te estuviera protegiendo, o Severus y yo lo estuviéramos haciendo, podrías
ser capaz de matar al Señor Tenebroso antes de que convocara a otros Mortífagos. En tal caso,
todos moriríamos inmediatamente porque el monstruo paranóico tiene el castillo maldito maldito
para que colapse después de su muerte; uno de sus innumerables mecanismos de seguridad.”

Él movió su cabeza hacia atrás. “O, más probable, fallaríamos en matarlo, porque ya he tratado
docenas de veces, y no importa a quien envíe o qué método usen, los intentos siempre fallan. En
tal caso tendría la opción de matarte yo mismo u observarte mientras te capturan nuevamente y
pondrían esposas alrededor de nuestras muñecas. ¿Supones que nos mataría rápidamente?”

Hermione negó con la cabeza, su garganta estaba demasiado apretada para hablar.

“No.” Los ojos de Draco eran hielo aunque su expresión seguía cuidadosamente contenida. “Él lo
haría durar. Lo he visto hacerlo—cuando tiene un ejemplo que hacer de alguien. Él lo ha alargado
durante semanas en ocasiones. Lleva sanadores para mantenerlos con vida hasta que termina.”

Ella podría ver el terror en sus ojos. Él apartó la mirada hacia el retrato de Narcissa. Sus ojos no se
quedaron; su mirada siguió moviéndose.

Él miró casi de manera vacía a la pared. “Él te mataría primero. Tendría nuestra historia para ese
entonces; estoy seguro de que usaría mi mente como referencia. He tenido más de dos años para
imaginar todas las cosas que podrían pasarte. Todas las cosas que pensé que te habían estado
pasando.” Su voz estaba casi muerta. “Estoy segura de que haría un punto al realizarlas todas.”

Las esquinas de la habitación se estaban volviendo borrosas. Hermione trató de pasar saliva, pero
su garganta no funcionaba.

Él suspiró levemente y puso su mano contra el marco de la puerta. “Esto no es una nueva
oportunidad para que tú y tu obstinación de Gryffindor traten de salvar a todos.” Él suspiró.
“Créeme, escaparía contigo si pudiera. Siempre lo habría hecho—” Su voz se desvaneció por un
momento.

“Eso nunca fue una opción, ¿o lo fue? ‘Ayudar a la Orden a derrotar al Señor Tenebroso lo mejor
que pueda.’ Moody no incluyó una fecha de expiración o alguna exención en eso.” Él sonrió de
manera amarga antes de que la sonrisa se volviera fría de nuevo. “El Señor Tenebroso está con
tiempo prestado. Él no tiene esperanza de vivir unos años. El Mundo Mágico está suficientemente
desilusionado con su ideología y reinado, particularmente ahora con el espectáculo que ha hecho
del programa de repoblación. Cuando las cosas se desestabilicen, el régimen caerá, y la
Confederación Internacional intervendrá y reclamará el crédito como usualmente lo hacen.” Una
pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras la miraba. “En algunos años, quizás podrás tener el
mundo que querías. Eso—puedo tratar de darte.”

“¡No!” Ella lo dijo forzosamente.

Los ojos de Draco eran plata y brillaban mientras la observaba. “Tú siempre dijiste que no podrías
escogerme por encima de todos los demás. Estoy encadenado a un barco que se hunde. No puedes
esperar que te lleve conmigo.”

“¡Estaba mintiendo—!” Sus manos estaban temblando y se sostenía tan rígidamente que había
comenzado a mecerse mientras trataba de respirar y no comenzar a llorar. “No iba a—Draco—”

Ella dejó caer su cabeza hacia abajo y presionó su mano contra su esternón mientras se obligaba a
inhalar, jadeando entrecortadamente. El aire quemaba sus pulmones y ella siguió jadeando una y
otra y otra vez, más y más rápido.

La firme expresión de Draco cayó y él cruzó la habitación.

Él se arrodilló frente a ella. De manera dudosa, como si se estuviera acercando a un animal


asustadizo, extendió la mano y apoyó suavemente sus manos sobre sus hombros.

“Granger, respira. Respira. Tienes que respirar.” Su expresión era abierta y suplicante.

Ella sollozó levemente y dejó caer su cabeza hasta que sus frentes se tocaban.

“Respira, por favor respira.” Él le seguía diciendo. El calor de sus manos se hundió en la ropa y
piel de Hermione mientras ella cerraba los ojos y se obligaba a respirar lentamente hasta que su
pecho dejara de tener espasmos.

“Draco—tiene que haber otra manera.” Ella se estiró, con manos temblorosas, y tocó su rostro.
“Necesito que vivas. Eres mío. Dijimos que escaparíamos juntos. ¿Recuerdas? A algún lado donde
nadie nos encontraría.”

La expresión de Draco se congeló y él miró hacia abajo, parpadeando repetidamente, antes de reír
de manera vacía bajo su aliento. Sus manos se deslizaron de sus hombros y él movió su cabeza
para que pudiera verla a los ojos. “Trataría de hacer todo lo que me pidieras si pudiera.”

La forma melancólica en que lo dijo la hirió profundamente.

“Entonces por favor—” Ella pasó la punta de sus dedos por sus pómulos y capturó la curva de su
mandíbula. Su rostro estaba a sólo una respiración del de ella. “Draco—tiene que haber otra
manera. Podemos encontrarla. Yo puedo—ahora que recuerdo—te ayudaré.”

La voz de Hermione era baja y temblorosa. “Lo sé—no soy la que solía ser, pero tú lo prometiste—
te necesito. Necesito que vivas. Incluso en Hogwarts—cuando pensaba que debías estar muerto—
seguía aguantando porque nunca me iría sin ti. Nunca te dejaré atrás. Tienes que encontrar otra
manera.”

Él exhaló levemente y la acercó, presionando sus labios contras su frente. “Granger—Granger, este
ha sido el plan desde que el Señor Tenebroso te asignó a mí.”

Hermione observó y observó con horror mientras él continuaba.

“Si te hubiera encontrado, quizás hubiera logrado hacer algo más, pero una vez que fuiste persona
de interés para el Señor Tenebroso y te quiso asignada a Severus o a mí, no había ningún medio
para sacarte que no implicara comprometer a uno de nosotros. Severus no podía llevarte a Rumania
sin violar los términos de su Juramento. Tenía que ser yo.”

"No..."

Él pasó sus pulgares por las mejillas de Hermione. “No puedo matar al Señor Tenebroso; Severus y
yo hemos tratado. No puedo escapar contigo, incluso si removiera mi marca. Esto es derrotar al
Señor Oscuro lo mejor que puedo. Te sacará. Estarás a salvo después de esto.”

Hermione agarró sus manos. “No quiero estar a salvo. Quiero que estés vivo. Haz un nuevo plan.”

Él suspiró y miró a los ojos. “Lo que fuera que yo quisiera si salvaba a Ginny. Granger, tú lo
prometiste. Quiero que vivas, deja este mundo atrás y vive. Eso es lo que siempre quise para ti. Tú
tienes promesas que mantener. Tienes que cuidar de Ginny. Le juraste a Potter que lo harías.”

“Prometí cuidar de ti primero. Siempre. Te prometí siempre,” ella dijo ferozmente. Su voz estaba
temblando y ella no podía dejar de llorar. Ella podía sentir sus lágrimas juntándose contra los
dedos de Draco. “Nunca me ibas a decir, ¿no es así? Tú dijiste febrero. Ibas a mandarme lejos y yo
ni siquiera te habría recordado. No lo hubiera sabido hasta que fuera demasiado tarde—Y la
semana pasada, dijiste que te vería de nuevo.”

La esquina de la boca de Draco se torció. “Se supone que debo mantenerte calmada, y no confío en
ti, ni siquiera sin magia.” Su voz se tensó. “La última vez que fui honesto contigo, tú desapareciste
y nunca regresaste.”

Ella se encogió y su respiración se detuvo de nuevo. “Traté de regresar,” ella obligó a las palabras
a salir. “Traté—traté de—traté—”

El agarre de Draco se apretó. “Respira. Respira. No tienes que decirme, lo sé. Leí el reporte.
Arrasaste con la mitad de Sussex y mataste a casi todos dentro de las barreras. Eliminaste a casi
toda la población de Dementores en Gran Bretaña. Mataste quince hombres lobo, veinte vampiros
y media docena de arpías. Después de que perdiste tu varita, mataste a otro hombre lobo, arpía y
apuñalaste a Montague dos veces antes de que lograra aturdirte. Sé que lo intentaste.”

“Entonces—tú también tienes que intentarlo.”

“Granger, lo he intentado. Esto es lo mejor que puedo hacer.” Él suspiró. “Tenemos una gran
despedida frente a nosotros ahora—no quiero pelear contigo.”

Ella negó con la cabeza. “Déjame tratar de encontrar otra manera. Puedo—investigar. Quizás
puedo encontrar una manera de quitarte tu Marca Tenebrosa. Por favor—déjame intentarlo.”

Draco pausó durante varios segundos y la miró fijamente. Después de un momento, él asintió
resignadamente. “Te daré lo que sea que quieras para investigar bajo dos condiciones: Una, si tus
ataques de pánico incrementan por ello, te detendrás, y dos, cuando Severus llegue, sin importar
que tan cerca creas que estés de encontrar algo, te detendrás y te irás sin que me hagas obligarte.
No tratarás de engañarme o manipularme, dirás adiós y te irás.”

Él la miró fijamente, sus ojos intensos mientras hablaba. “¿De acuerdo?”

Hermione presionó sus labios y pasó saliva. “Lo prometo,” ella dijo finalmente.

Ella extendió la mano y sus dedos trazaron suavemente a lo largo de su rostro. Observó cómo sus
ojos cambiaban de azogue a gris antes de que él mirara hacia abajo, presionando su mandíbula
contra su mano.

“Ya no me mientas más, Draco.” Su voz era suplicante mientras lo acercaba más y lo presionaba
contra su frente, tomándolo dentro, sintiéndolo cerca de ella nuevamente. “Por favor no me
mientas.”

Él soltó otra risa vacía. “No lo haré.”


Chapter End Notes

No Mueras, Draco (Don't Die Draco) por samadiw_draws.


Éls e dejó desaparecer (He let himself disappear) por driareel.
Capítulo 66
Chapter Notes

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Junio 2005

Draco se puso de pie, alejando su mano y dando pasos hacia atrás hasta que estuvo a casi dos
metros de distancia. Completamente fuera del alcance del brazo.

Él pareció inseguro repentinamente, como si ya no supiera cómo interactuar con ella. Sus manos a
sus costados se abrían y cerraban mientras vacilaba y apartaba la mirada de ella.

El duelo y el dolor se habían asentado nuevamente, arrasando como una ola. Dolía verlo, dolía
quererlo, dolía ansiarlo como si fuera oxígeno, pero no sabía cómo reconciliarían todo lo que
existía entre ellos ahora

“Deberías dormir,” él dijo después de un momento, mirando hacia abajo y acomodando su túnica.
“Mañana te traeré los libros que quieras.”

Hermione lo observó, dudando e inhalando rápidamente.

“¿Quieres quedarte?” Ella forzó la pregunta antes de que pudiera reconsiderarla.

Draco la miró fijamente con su expresión en blanco, y el corazón de Hermione comenzó a latir
fuerte y dolorosamente en su pecho.

Sus ojos se desenfocaron y después se aclararon.

“No quieres que lo haga,” él dijo después de estudiarla durante un segundo más, con su boca
torciéndose. “No trates de forzarte a algo porque te sientes obligada de alguna manera.”

Él se volteó y se dirigió hacia la puerta.

“No,” ella dijo, poniéndose de pie, su voz era aguda. “No te vayas.”

Él se quedó quieto.

Ella pasó saliva, su garganta se cerraba. “Quiero que te quedes. En verdad. Es solo que—a veces—
a veces—” Ella repitió las palabras mientras trataba de explicar. “Mis recuerdos no están en el
orden correcto—no siempre puedo recordar—” Ella pasó saliva. “Quédate. Quiero que lo hagas. No
quiero estar sola.”

Ella se acercó cuidadosamente hacia él. “¿Lo harás?”

Sus dedos estaban temblando mientras pasaban por la palma de la mano de Draco. Estaba medio
preparada para que él pudiera retroceder o empujarla. Ella pasó saliva y se acercó más, estudiando
su rostro. Su expresión era una máscara.

Ella miró hacia abajo y entrelazó sus dedos con los de él. Ella apenas estaba respirando, y su mano
comenzó a temblar visiblemente.

Esto estaría bien. Solo respira y estará bien.


Obediente

Callada.

Sin resistencia.

Ella cerró los ojos e inhaló rápida y cortamente. El sonido llenó sus oídos.

“Hermione,” la voz de Draco hizo que abriera los ojos rápidamente y miró hacia arriba. Él la
estaba observando con una expresión cerrada. “No hagas esto.”

Él tomó su muñeca cuidadosamente y liberó su mano de la de ella, sus dedos se tensaron por un
momento. “Te vendré a ver mañana.”

“No.” Ella tomó su mano nuevamente. “No. No te vayas. No quiero que te vayas. Yo solo—yo
solo—” su mandíbula tembló demasiado que le costó hablar. “Yo no—” ella pasó y levantó la
mirada para verlo. “Solo quiero tomar tu mano. No quiero—no puedo decir que no si tú—por las
—”

Los ojos de Draco brillaron y la mano que Hermione sostenía tuvo un espasmo.

Ella miró abajo hacia sus manos, su agarre se apretó. “Sólo quédate,” ella dijo, inhalando
profundamente. “Quiero saber que no estás—en otra parte.”

Él corazón de Hermione se aceleraba hasta que la sangre sonaba en sus orejas, pero ella se
enderezó y se obligó a caminar hacia la cama.

Se le cruzó por la mente que quizás debió haber accedido a una habitación diferente. Entonces no
sería la misma cama.

Ella se enderezó, alejando el pensamiento. Aún sería una cama. Aún estaría acostada sobre ella y
confiaría en que él no la lastimaría.

Ella confiaba en él. Sabía que confiaba en él. Siempre.

Ella se acostó en la orilla de la cama y se acurrucó de su lado, mirándolo fijamente. Él se sentó


lentamente del otro lado y parecía estar tan incómodo que parecía estar al borde de aparecer fuera
de la habitación. Ella se acercó a él.

Los dedos de Draco tuvieron un espasmo antes de que extendiera su mano y entrelazaran sus
dedos.

Él se recargó contra la cabecera. Él no parecía tener ninguna intención de dormir. Ella lo estudió,
pasando sus ojos por su rostro, tratando de memorizarlo nuevamente.

Cuanto más claramente lo recordaba, más abiertamente podía ver las formas en que había
cambiado. Parecía agotado, visiblemente molido hasta el punto que se mostraba en sus rasgos.

Sus dedos tuvieron un espasmo en su mano.


Él tenía espasmos que no se sentían como típicos daños musculares por el cruciatus. Se sentían
psicosomáticos, la consecuencia a largo plazo del cruciatus. La tortura había sido usada demás en
él que los efectos se haían vuelto permanentes.

Voldemort lo había castigado repetidamente por su fracaso al cuidar al último miembro de la


Orden; la persona responsable por destruir el guardapelos que Umbridge había usado.

La garganta de Hermione se cerró y agarró la mano de Draco con más fuerza. “Tú—” su voz se
detuvo. “Tú destruiste el horrocrux de la manera en la que lo hiciste porque esperabas que obligara
a que Voldemort llamara a Severus en Febrero. ¿No es así?”

Él la miró fijamente y después apartó la mirada, asintiendo ligeramente.

Hubo una sensación de vacío en el pecho de Hermione mientras recordaba todas las veces que
había notado que él había sido torturado. Todas esas veces que se dijo que no le importara, que él
se lo merecía.

Diariamente, durante un mes.

“Lo siento mucho, Draco,” ella dijo.

Él se puso rígido como si las palabras lo hubieran golpeado y casi soltó su mano.

“No te disculpes conmigo. No tienes que disculparte por nada.” Él dijo las palabras rápidamente
como si estuviera al borde de decirlas con desprecio.

Hermione lo observó en silencio hasta que él apartó la mirada de ella.

“Estás enojado conmigo, ¿no es así?” ella finalmente preguntó.

Draco miró a través de la habitación, su expresión era indescifrable. “Eso no significa que tengas
razón para disculparte conmigo.”

Hermione lo estudió. “¿Por qué no?”

“Porque—” él parpadeó, “—yo tengo que disculparme primero, y yo—” él miró hacia el dosel
sobre la cama. “y yo—”

“Draco...”

“Maldita sea, Granger,” su voz estaba entrecortada y él pasó una mano por su cabello. “No tienes
idea de qué tanto esperaba que nunca recordaras una vez que llegaras aquí. Lo que no haría para
regresar y hacerlo correctamente. Si no te hubiera dicho que había estropeado mi cobertura—si
hubiera mentido y no hubiera tratado de decir adiós, nada de esto te hubiera pasado.”

La garganta de Hermione se apretó. “Me hubiera matado si me enviavas lejos y me hubiera


enterado después que habías muerto porque te pedí salvar a Ginny. Nunca lo habría superado.
Nunca. Lo haría todo de nuevo,” ella dijo. “Cada segundo. Lo haría todo de nuevo para salvarte.”

Hubo un largo silencio.

Draco la observó, una mezcla de furia y de shock se mostró en su rostro. “No tenías que salvarme,”
él dijo cuando finalmente parecía capaz de hablar. “Solo nos pusiste en el infierno durante dos
años.”

Era como ser golpeado.


Ella sintió cómo palidecía mientras la sangre bajaba de su cabeza. Su cuerpo entero se curvó hacia
adentro.

El agarre de Draco en ella se apretó, su expresión fue instantáneamente de arrepentimiento. “Espera


—yo—”

Ella bajó su cabeza y trató de respirar. “Traté de regresar.” Su voz tembló. “En verdad traté.”

“Lo sé. No me refería—”

Ella apartó la mirada. “No debiste haber asumido que estaba dispuesta a perderte. ¿Creíste que no
sentía las cosas tanto como tú? ¿Que me importaba menos porque tenía otras obligaciones? No
debiste haber pensado que me importaba menos, hice todo lo que pude para mantenerte a salvo. No
sabes todas las cosas que hice para mantenerte a salvo.”

“Yo solo—”

“Prometía—cada vez que preguntabas, te prometía que era tuya para siempre. No hay excepciones
o fechas de expiración en para siempre.”

Un dolor aplastante en su cabeza la despertó a la mañana siguiente. Sus dedos seguían entrelazados
con los de Draco en el centro de la cama. Él estaba dormido, pero su rostro estaba tenso.

Encontrarlo con ella en la cama era familiar. No había ningún recuerdo que le causara conflicto al
verlo dormir.

Cuando él estaba cerca, se sentía como deslizarse al pasado. Era tan natural e instintivo como
respirar el tocarlo, estar cerca de él. Ella sentía como si no pudiera estar lo suficientemente cerca
de él.

Eran principalmente las distancias intermedias en las que se encontraba abruptamente de vuelta en
un momento en el que él se cernía sobre ella y se abría paso en su mente; cuando él se acercaba a
ella y la agarraba por el brazo mientras la aparecía; cuando decía algo tan cruel que la tomaba por
sorpresa.

Pero cuando él estaba cerca, él era Draco. Él era suyo.

Él había sido vulnerable con ella. Él la había amado, incluso cuando él nunca esperó nada más de
ellos que estar condenados. Él la amó de igual manera.

Ella tenía frío y quería acercarse, pero temía que él podría despertar si ella se movía. Ella se quedó
donde estaba y lo miró.

“Voy a cuidar de ti,” ella articuló las palabras silenciosamente. “Voy a encontrar una manera de
cuidar de ti.”

Ella sintió el instante en el que él despertó. La tensión se disparó por todo su cuerpo tan pronto
como estuvo consciente. Sus ojos se abrieron rápidamente y la miró fijamente.

Sus ojos se entrecerraron inmediatamente. “¿Estás bien?”

Ella levantó sus hombros. “Mi cabeza. Siempre es peor después de un buen día.”

Él soltó su mano y le tocó la frente. “Tienes fiebre de nuevo.”

Ella no hizo de mover su cabeza


“¿Puedes comer?”

El estómago de Hermione se retorció al pensamiento. “Quizás después.”

Draco arqueó las cejas y parecía estar visiblemente preocupado. “Se me requiere estar en Bélgica
hoy. Regresaré mañana. Quédate en cama.”

Él se puso de pie, aún estudiándola.

Hermione se movió y levantó la cabeza. “Dijiste que me darías libros.”

Hubo un destello de irritación en sus ojos. “Mañana.”

“No. Dijiste que hoy. Aún puedo leer.” Ella trató de sentarse. “Si no solo me quedaré aquí
preocupada.”

Él suspiró entre dientes. “Bien. Deja de levantarte. Haré que Topsy te traiga libros, plumas y
pergaminos después de que hayas comido.”

Hermione se acostó nuevamente y cruzó sus brazos frente a ella en un intento de calentarse más.

Ella pasó saliva. “Sólo—necesito los libros. No puedo tocar plumas, así que—no hay mucha
necesidad de un pergamino.”

La mandíbula de Draco se tensó. “Claro,” él dijo mientras le daba la vuelta a la cama. “Entonces
solo los libros.”

Él conjuró otra sábana y la puso sobre ella. “Dile a Topsy si necesitas algo. Regresaré mañana.”

“Ten cuidado, Draco. No—no—” su voz se desvaneció y se quedó callada.

“Tienes que regresar,” ella dijo finalmente.

“Lo haré.”

Una vez que él se había ido, Hermione se desplomó más lánguidamente en la cama. Ella sentía
como si su cráneo se iba a abrir.

Ella sentía náuseas miserables, pero Draco había dicho que Topsy no le llevaría libros hasta que
comiera. Ella no sabía si contaría si vomitaba todo.

Al medio día había logrado mantener una poción y una pequeña taza de consomé. Topsy le llevó
una pila de libros y un fólder de páginas escritas a mano que Hermione reconoció como la escritura
de Draco; todas sus notas de sus intentos para remover la Marca Tenebrosa.

Topsy le ayudó a Hermione con almohadas para que pudiera ponerse de costado y leer.

Hermione trató de revisar las notas clínicamente y no pensar en el hecho que Draco había estado
experimentado con sujetos no dispuestos que habían muerto en el proceso.

Todos eran Mortífagos y varios habían ayudado a torturar a Narcissa.

Draco se había extendido. Su investigación y análisis habían sido comprensivas. Él debió haberse
enseñado una cantidad considerable de biología mágica y teoría de curación en adición con su
investigación de maldiciones.
Él lo había intentado nueve veces. El doble desde que la guerra había terminado.

Hermione sabía por su investigación que Voldemort había sido un estudiante brillante en
Hogwarts. Cuando creó la Marca Tenebrosa, había invertido una gran cantidad de tiempo y
esfuerzo para convertirla en un collar inescapable para poner alrededor del cuello de sus
seguidores. No era particularmente elaborada; era simple, directa y letal.

En la parte trasera del fólder había un conjunto de notas con una escritura puntiaguda y afilada.
Severus, ella notó, también había analizado la marca.

Hermione leyó las notas dos veces y después se puso en posición fetal, agarrando su cabeza,
tratando de pensar y tratando de analizar.

Ella siguió apretando su mandíbula mientras seguía tratando de lidiar con el dolor. Se desmayó
eventualmente.

Cuando ella se despertó nuevamente, Draco estaba sentado en la orilla de la cama. Él tenía su guía
de embarazo abierta, revisando las páginas. Ella lo observó por un momento.

“Estás de vuelta,” ella dijo.

Él cerró el libro inmediatamente y la volteó a ver.

Su dolor de cabeza se había disminuido hasta algo menos debilitador. Ella se sentó cuidadosamente
y levantó el fólder. “Leí tus notas, pero los libros aún no. Tengo algunos títulos que podrían ser
útiles.”

“Muy bien.” Su boca se torció mientras la observaba.

Ella alisó las hojas y arregló la esquina de una que había sido doblada. “Parte de la maldición
interfiere con la coagulación de la sangre. Es una maldición tipo hemofilia que puede tener efectos
secundarios en el largo plazo. Necesitaré crear una poción; una variación de lo que se usa para las
mordidas de vampiro. Requerirá dosis constantes, pero una vez que Voldemort muera, quizás no
tengas que seguir tomándola.”

Ella mordió su labio. “No abordaría el problema inmediato de cerrar la herida. Probaste todos los
métodos normales, incluso los viejos muggles como cauterizar y—alquitrán, pero, apenas
comencé. Encontraré algo.”

Draco asintió y apartó la mirada.

La conversación se había estancado dolorosamente. Draco no quería hablar acerca de sus intentos
con ningún mayor detalle más que los de las notas. Él estaba distraído y seguía mirando hacia el
reloj. Su expresión estaba apropiadamente comprometida, pero sus ojos estaban planos mientras
ella mencionaba las teorías que quería explorar.

Ella notó, mientras lo observaba, que él la estaba complaciendo. Las notas y los libros eran para
apaciguarla. Eran la biblioteca. Algo para preocuparla mientras él seguía con sus propios planes.

Ella dejó de hablar y sólo miró hacia su regazo. Hubo una larga pausa, y él se puso de pie.

“Haré que te envien los libros que mencionaste hoy más tarde.”

Mientras él se iba, se detuvo repentinamente y volteó.


Él se quedó observándola, y su boca se movió ligeramente varias veces antes de hablar.

“Granger—tú no—” Él se detuvo y ella notó cómo su mano se cerraba en un puño a su costado
antes de que desapareciera detrás de su espalda.Él presionó sus labios y parpadeó antes de mirar
detrás de ella.

“Nunca asumí que te quedarías con un embarazo.” Él casi no tenía expresión mientras hablaba,
pero su manzana de Adán se mostró brevemente. “Puedo enviar una poción contigo para que
puedas—resolverlo una vez que esté fuera de Europa. Sólo dime—” Él se detuvo, miró hacia abajo
con su mandíbula tensa. “No, olvida eso, no hay necesidad. Yo la enviaré. No hay razón para que
me digas lo que escojas.”

Él se volteó antes de que ella pudiera hablar.

Hermione se quedó acostada en cama, pasando sus dedos por su abdomen bajo. Si ella buscaba,
podía sentir el pequeño pero firme hinchamiento inicial de su útero justo por encima de su pelvis.

No se le había ocurrido a ella tener un aborto si escapaba, o que sería la suposición por la que
Draco estaría operando.

Ella hubiera saltado de la ventana o se hubiera envenenado para prevenir que un bebé naciera en la
Mansión Malfoy y quedara bajo el cuidado de Astoria, pero no se le había ocurrido abortar si
escapaba.

Era un bebé. Para Hermione, había sido un bebé desde el momento en el que Stroud había
anunciado que Hermione estaba embarazada.

No un feto. No un heredero. Era un bebé, y uno del cual ya se sentía intensamente protectora de.
Cuando ella había visto la luz brillante del latir de su corazón, se había sentido como si su corazón
le hubiera sido arrebatado.

Pero Draco estaba asumiendo que no se lo quedaría una vez que tuviera la opción.

Él la había violado. Ella estaba embarazada. Él esperaba que ella querría un aborto tan pronto
como fuera libre.

Él estaba asumiendo que él se quedaría atrás para morir, y ella se iría y trataría de olvidar todo lo
que había pasado al eliminarlo.

Topsy llegó con una pila de libros en la tarde, varios de ellos siendo nuevos.

“¿Draco está aquí?” Hermione preguntó mientras volteaba uno de los libros.

“Él está acaba de regresar.”

“¿Puedes decirle que lo quiero ver?”

Topsy hizo una reverencia y desapareció.

Hermione fue hacia el retrato en la pared.

Narcissa Malfoy miró fijamente a Hermione.

Hermione sólo había visto a Narcissa una vez, en la Copa Mundial de Quidditch hace más de una
década atrás. Narcissa tenía dieciséis en la pintura, la misma edad que Draco había tenido cuando
recibió la Marca Tenebrosa.”
“Quiero salvar a tu hijo,” dijo Hermione. “Pero no sé cómo.”

Narcissa no dijo nada. Ella sólo se quedó sentada en su silla, estudiando a Hermione en silencio.
Eventualmente, Hermione se rindió y se volteó.

Ella estaba revisando los libros que Topsy le había llevado cuando la puerta se abrió.

Draco estaba en la entrada.

Hermione cerró el libro. Su garganta se apretó. Él siempre estaba parado demasiado lejos y cada
centímetro en el espacio se sentía pesado.

“El retrato de tu madre no me quiere hablar,” ella dijo.

Draco volteó a ver. El retrato se puso de pie, mirando a Draco por un momento antes de voltearse y
desaparecer del marco.

“No eres tú. No habla con nadie más que conmigo. Mi padre ha pasado horas rogándole que
siquiera lo mire. El cuadro solía estar en el salón del Ala Sur. El retrato vió todo lo que le pasó a mi
madre. Dejó de hablar durante bastante tiempo después. Cuando mi madre fue liberada, ella se
llevó el retrato a sus habitaciones.” Sus ojos eran indescifrables. “Ella solía ponerse frente a él
durante horas, tocando la mano del retrato sobre el lienzo, como si estuvieran tratando de llegar
una a la otra.”

Hermione miró fijamente al marco vacío.

La influencia de Voldemort era como veneno en la Familia Malfoy. Era como si se hubiera unido
no solo a los brazos de Draco y Lucius, sino también en la tela de su legacía. Él había destruido a
Narcissa y corroído su hogar. Incluso el retrato, una sombra del recuerdo de Narcissa, estaba
callado y con cicatrices.

Draco volteó a ver a Hermione. “Ella pidió observarte. Ella quería asegurarse de que estuvieras
bien mientras estuvieras aquí.”

Hermione forzó una sonrisa pálida antes de mirar hacia abajo, dudando durante varios segundos.

Sus manos se movieron hacia su estómago mientras levantaba la mirada. “Quería hablar contigo
sobre lo que dijiste antes, antes de que te fueras.”

La expresión de Draco se cerró instantáneamente, y su mirada se afiló como una daga.

El pecho de Hermione se tensó. De repente, Draco se cernía sobre ella, con la misma expresión fría
en su rostro.

“¿Quieres que te mire, Granger? Bien. Te estoy viendo. Es encantador, debo decir, ver toda la
culpa en tus ojos. Sabes, solía pensar que las circunstancias de mi servidumbre al Señor Oscuro
eran una esclavitud tan cruel como cualquiera podría concebir. Pero debo admitirlo, de alguna
manera se queda débil a tu lado.”

Su corazón se detuvo y ella parpadeó repetidamente tratando de volver a enfocarse en el presente.

“¿Puedes acercarte?” Su boca se sentía seca. “Es más fácil hablar contigo cuando no estás tan
lejos.”

Él se acercó y el corazón de Hermione se aceleraba con cada paso.


La expresión de Draco estaba guardada.

Ella mordió su labio. Levantó la mirada cuando él estaba a medio metro de distancia.

Si ella lo tocaba, él no parecería tan frío.

Él no parecía que quisiera que ella lo tocara.

Ella se obligó a no vacilar al respecto, levantando su barbilla y mirándolo a los ojos. “No me había
dado cuenta que tú esperabas que terminara con el embarazo si escapaba. Entiendo por qué
pensarías que yo podría—antes, pero yo no. No lo haría.”

La expresión de Draco no cambió. Sus ojos ni siquiera brillaron con una ligera reacción. “Podrás
cambiar de opinión una vez que seas libre.”

Hermione negó con la cabeza. “No lo haré.”

Sus ojos seguían sin expresión, pero ella podía ver la tensión en sus esquinas. Él se enderezó para
que estuviera encima de ella y ella sentía como si estuviera siendo estrangulada.

Su labio se curvó mientras que sus dientes se vieron. “No hay razón para que me hagas
compromisos respecto a lo que harás cuando seas libre. Haz lo que quieras.”

Hermione tensó su mandíbula. “Lo haré. Y por eso es que no la usaré. Quiero que sepas que no lo
haré. Siempre me arrepentiría. Siempre—siempre me preguntaría si el bebé que hubiéramos
tenido, hubiera tenido tus ojos. Cada invierno me preguntaría qué edad tendría y qué estaría
haciendo. Trataría de adivinar qué tipo de varita hubiera obtenido y qué temas le hubieran gustado,
y si hubiera sido un oclumens natural como tú y yo.” Ella estaba hablando rápidamente porque su
garganta se estaba cerrando, sus pómulos estaban comenzando a doler. “Me preguntaría si le
gustaría leer. Si hubiera tenido el cabello como el mío. Si tú—si tú mueres—querría contarle todo
sobre ti. Todo sobre ti. Yo—yo nunca he podido decirle a nadie sobre ti.” Su pecho tuvo un
espasmo. “La gente debería saber cómo eres.”

Draco resopló desde lo profundo de su garganta y miró hacia el techo. “¿Cómo soy? ¿Cómo
exactamente crees que soy?” Él rió levemente. “Tienes una oportunidad de una nueva vida. No
arrastres mi recuerdo contigo.”

Hermione negó con la cabeza.

Él volteó a verla, su mirada era firme. “¿Quieres caminar por tu vida con un bastardo de un
Mortífago encadenado a ti?” El mundo entero sabe que estás aquí y lo que te hice en esta casa. Fue
publicado extensivamente, como podrás recordar. No importa qué color de ojos tenga, o qué edad
tenga, será el hijo de un asesino, concebido porque yo—te violé mientras eras mi prisionera y
todos sabrán eso. Todos.”

El pecho de Draco tuvo un espasmo mientras hablaba y apartaba la mirada de ella. “Déjalo todo
atrás, Granger.” Él inhaló. “Ten hijos con alguien más algún día.”

Hermione lo observó. “¿Eso es lo que crees que voy a hacer? Escapar y esconderme, ¿y fingir que
fuiste un monstruo del que tuve suerte de poder escapar?”

Él volteó a verla, su expresión era indescifrable. “No sería una mentira.”

Hermione lo miró a los ojos y vió la resignación vacía en ellos.


“Te odio. Te hago en parte responsable de cada persona que ha muerto hasta ahora en esta
guerra y de cada persona que morirá. No necesitas convencerme que eres un monstruo, ya lo sé.”

Su garganta se cerró tanto que le era difícil poder pasar saliva mientras se acercaba a él. “Draco, no
eres un monstruo. No tuviste ninguna opción. ¿Creíste que aún te odiaría una vez que recordara?”
Ella se acercó y puso el rostro de Draco en sus manos. “Incluso antes de que recordara, eras lo
único que se sentía seguro.”

Ella lo miró a los ojos. “Dejé una nota. ¿Recibiste mi nota? Te amo.

Él se estremeció como si hubiera sido golpeado, y ella sintió su mandíbula temblar en sus manos.
Él comenzó a negar con la cabeza, y ella lo detuvo, acercándolo más.

“Te amo,” ella lo dijo con más firmeza, su voz temblaba con intensidad. “Te amo. Siempre te
amaré. Siempre. Hasta que no quede nada de mí.”

Ella se puso de puntillas, levantando su barbilla, y lo besó.

Él se quedó quieto mientras sus labios se tocaban.

“Te amo. Te amo. Te amo.” Ella dijo las palabras contra su boca. Sus dedos se deslizaron por su
mandíbula mientras sus labios seguían moviéndose contra los de él.

Él aún no se movía. Ella se presionó más contra él.

Después él tembló. Su mano se levantó para tomar el rostro de Hermione y la acercó más a él. Sus
dedos estaban enredados en el cabello de Hermione mientras sus palmas acunaban sus mejillas. Su
boca estaba temblando. Él la besó y la besó.

Él la besó como si se estuviera muriendo de hambre, como si se estuviera estado ahogando. Su


lengua, sus dientes y sus labios se presionaron contra los de ella. Su boca rozó la de él y lo
mordisqueó. Su lengua se movió contra su labio interior y se deslizó contra la de ella. Era como si
se estuviera tratando de verter en ella o consumirla.

Sus dedos se deslizaron a lo largo de las conchas de sus orejas y sus pulgares acariciaron los arcos
de sus pómulos. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello mientras se encontraba con cada
movimiento de sus labios. Él jadeó de manera irregular contra su boca, y ella lo sintió
estremecerse. La besó hasta que ella pudo sentir la desesperación en su sangre.

Después él se alejó, descansando su frente contra la de ella. Sus manos estaban temblando mientras
la sostenía.

“Lo siento—lo siento—lo siento mucho. Perdóname por todo lo que te hice,” él dijo, su voz era
ronca y estaba rota. “Te amo. Te fuiste, y nunca te lo había dicho.”

Ella le pedía que se quedara cada noche.

Ellos nunca hacían nada más que besarse. Las manos de Draco raramente se movían debajo de sus
hombros cuando la besaba.

Ella se envolvía en sus brazos y se quedaba dormida al escucharlo respirar.

Durante el día él se iba a “trabajar”, y ella hacía investigaciones, le daba a Topsy listas cada vez
más y más largas de los libros que quería. Rompe maldiciones. Artes Oscuras. Maldiciones letales.
Enciclopedias de pociones e índices de ingredientes. Análisis de maldiciones. Libros de texto
Muggles.

Ella esperaba que, si la maldición se terminaba, ella sería capaz de cortar la marca. Pero después de
realizar cuatro diferentes simulaciones mentales del procedimiento, concluyó que era imposible. La
maldición en la marca no era dérmica, era como sus runas, incluso si cortaba todo el tejido
muscular en su antebrazo y removía y volvía a crecer sus huesos, suponiendo que pudiera mantener
su mano en estasis lo suficientemente completa como para preservar el tejido y los nervios hasta
por veinticuatro horas, la Marca Tenebrosa solo volvería a crecer juntos con huesos, músculo y
piel.

Draco estimaba que tendrían algunas horas como máximo una vez que sus esposas fueran
removidas. Era posible que Voldemort se enterara inmediatamente; él estaba intensamente
interesado en Hermione.

Si Hermione fuera a tratar que Draco escapara con ella, no habría tiempo para un procedimiento de
curación elaborado. Tendría que removerla rápidamente.

Él tendría que cortar su brazo izquierdo, justo debajo del codo.

El pensamiento dejaba un nudo doloroso en la boca de su estómago mientras ella pedía por más
fuentes de técnicas de amputación. Ella ni siquiera estaba segura si la amputación tendría éxito. La
herida estaba maldecida para que no sanara; emparejado con hemorragia mágicamente acelerada,
el resultado era rápidamente letal.

No era como la mortalidad gradual de la maldición que Dumbledore había recibido en su mano. El
daño se rehusaba a ser contenido o alentado, mágicamente o de otra manera. Torniquetes. Escencia
de Díctamo. Cauterización. Hechizos de curación. Severus y Draco habían intentado sin éxito
detener el sangrado.

Era como si la maldición estuviera determinada a evacuar forzosamente toda la sangre del cuerpo.

Ella seguía reduciendo y reduciendo las opciones. Cada día se sentía como un tornillo apretándose
más.

Sus dolores de cabeza habían dejado de ser debilitadores, pero estaban siendo reemplazados con
ansiedad. La fecha en la pared se sentía como un toque de difuntos diario. Ella investigaba hasta
que no podía ver para leer. Era la única manera en la que sabía cómo ser útil.

Sentirse útil era todo lo que estaba haciendo. Ella sabía que Draco la estaba haciendo sentir como
si estuviera contribuyendo. Él la estaba dejando intentar, para que ella sintiera que había hecho
algo. Era solo una salida, como hacer abdominales en su habitación o investigar la mansión de
desván a calabozos con la esperanza de encontrar un arma. Era algo que ella podía hacer. Algo con
lo que se podía preocupar.

Cuando Draco estaba con ella, él la trataba como si todo fuera una despedida. Él la miraba como si
estuviera diciendo adiós. Él la tocaba como si estuviera diciendo adiós. Él envolvía sus brazos
alrededor de sus hombros y ponía su cabeza encima de la de ella, y ella podía sentirlo.

Una mañana ella regresó de una ducha y encontró que todos sus libros se habían ido. Topsy estaba
de pie a lado de la cama.

“La Sanadora está viniendo este día, el Señor dice que los libros se necesitan estar lejos.”

Hermione asintió de manera resignada y caminó y miró fuera de la ventana. Era verano, exuberante
y hermoso. No había estado afuera en más de un mes.
Se sentía como demasiado esfuerzo; ir todo el camino hacia afuera, tratando de quedarse calmada
debajo del cielo claro. Sería un desperdicio de tiempo y energía que podría pasar tratando de
encontrar una manera de remover la marca de Draco.

Hubo un suave crujido, ella miró por encima del hombro y descubrió que había aparecido Draco.

“Stroud llegará pronto.”

Hermione asintió. “Topsy lo mencionó.”

Él se acercó y se puso de pie a lado de ella observando la ventana.

“¿Cuándo fue la última vez que saliste?”

Ella seguía observando el laberinto. Ella se estiró y puso su dedo sobre la ventana. “No lo
recuerdo. A principios de mayo.”

“Deberías.”

Sus dedos se deslizaron lejos del cristal y cayeron a su costado. “Está demasiado abierto. No
quiero.”

Draco estaba callado.

“El aire fresco sería bueno para ti. Podría ayudarte a comer más.”

Hermione miró hacia abajo. “No tengo tiempo.”

“Lee allá abajo, siéntate a lado de una ventana abierta. Siempre solías ir afuera.”

Su mandíbula amenazó con temblar. Ella la tensó y se encogió de hombros. “Bueno—” su voz era
cuidadosa, “era diferente en ese entonces.”

“No estoy hablando de años atrás. Solías salir al estado. Solías salir de esta habitación. Ahora
apenas haces eso.”

Ella se encogió de hombros y siguió mirando por la ventana. “No tenía más qué hacer.”

Él suspiró profundamente. “Granger—¿por qué no quieres salir?”

Hermione estuvo callada por un momento. Ella puso la punta de su dedo contra el cristal y dibujó a
Kenaz para conocimiento, creatividad e inspiración. Ella nunca había imaginado cuánto podría
extrañar escribir, como había dado por hecha la habilidad de poner sus pensamientos para
organizar y después regresar. Extrañaba escribir casi tanto como extrañaba leer. Ella se encontraba
seguidamente dibujando en las ventanas tratando de procesar todo lo que entraba a su mente.

A lado de Kenaz dibujó a Sowilo, para éxito e integridad, y a Dagaz para descubrimiento, el poder
de cambiar, y esperanza.

Después suspiró y dibujó a Isa por encima de todas ellas y golpeteó antes de mirar hacia abajo.
“Me siento más segura—más calmada—en esta habitación. Aún hay mucho que estoy procesando,
y me—me afecta más cuando estoy en otras partes de la casa.” Ella pasó saliva y su hombro tuvo
un espasmo. “Podría entrar en pánico y entonces no me dejarás investigar más.”

Draco se quedó quieto. “Granger—” su voz se desvaneció brevemente. “No—no te quedes en una
jaula por mí.”
Hermione lo volteó a ver rápidamente. “No lo hago. Yo sólo—no me quiero arriesgar. Hay cosas
más importantes que ir afuera.”

Draco comenzó a contestar, pero se detuvo, su expresión se volvió fría. “Stroud está aquí.”

Hermione sintió su estómago hundirse. “Muy bien.”

Él se fue para llevar a Stroued y Hermione se sentó en la orilla de la cama, tratando de alentar el
latido de su corazón.

La puerta se abrió y la sanadora entró, Draco estaba a solo unos pasos detrás de ella, su máscara de
indiferencia había sido puesta completamente en su lugar.

“Estás consciente esta vez,” dijo Stroued, mirando a Hermione mientras conjuraba una mesa en el
centro de la mesa.

El estómago de Hermione se torció mientras se ponía de pie y se acercaba lentamente, sentándose


en la orilla antes de ser ordenada.

Ella y Draco habían discutido la eventualidad de la llegada de Stroued, pero estar preparada para
eso no hizo que su corazón latiera con menos fuerza en su pecho.

Stroud movió su varita y realizó varios diagnósticos. “Bueno, ya no estás comatosa o estás al borde
de morir de hambre. Hubiera visitado antes para este examen, pero el Gran Juez temía que
estuvieras demasiado delicada. Entrarás en el segundo trimestre esta semana.”

Stroud miró a Hermione con un ojo crítico. “Te ves bastante enferma. Aún deberías de estar
saliendo por lo menos una hora. No quieres que tu hijo esté en desventaja al dañar tu salud.”

El pecho de Hermione se apretó y sus dedos se movieron de manera protectiva a su estómago.

Stroud movió su varita y el orbe brillante apareció. Más grande, alrededor del tamaño del puño de
Hermione.

La luz rápida y aleteante llenó la habitación como una estrella. Hermione lo miró fijamente y se
olvidó de respirar.

Stroud inspeccionó el orbe y realizó varios hechizos antes de anotar en su archivo. “Aún es
saludable. No parece que el coma o los ictus hayan causado ningún daño de desarrollo.”

Stroud realizó otro diagnóstico y mientras se presentaba, su rostro cayó.

“Mujer. Que lástima.”

Chapter End Notes

Beso (Kiss) por enselius.


'Lo siento' ('I'm sorry') por incendiosketches.
¿Te llegó mi nota? (Did you get my note?) por minxchester.
"¡Lo siento!" ("I'm sorry!") por senshiantares.
"Te amo" ("I love you") por ceresartsy.
"Te amo" ("I love you") por dralamy.
Como si estuviera diciendo adiós (Like he was saying goodbye) por bookloverdream.
Capítulo 67
Chapter Notes

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Hermione sintió como si su corazón estuviera en su garganta.

Era una niña. Una niña pequeña.

Hizo el embarazo tan real que era desconcertante.

Stroud inspeccionó más el diagnóstico y suspiró. “Bueno, no era lo que esperábamos.”

Ella desvaneció la lectura con un movimiento de su varita.

“Es desafortunado, ha pasado que varias subrogadas tengan abortos inesperados después de
enterarse que tendrán niñas.” Sus ojos se movieron de Hermione hacia Draco. “Por supuesto que
eso no será una preocupación aquí, dado que el embarazo es principalmente un mecanismo para
recuperar su memoria. En su caso, Gran Juez, siempre hay una subrogada siguiente—para el
verdadero heredero.”

Hermione sintió como su sangre se enfriaba. Su garganta se apretó, y apartó la mirada de Draco,
sus ojos se movieron directamente a Draco.

Él estaba observando al orbe brillante como si no pudiera apartar la mirada, pero su postura cambió
ligeramente.

Hermione deseó poder tocarlo, sostener su mano. Se sentía más como un momento que deberían de
estar compartiendo. Ella estaba embarazada de una niña pero se sentía como si toda la reacción que
podía mostrar era quedarse sentada en silencio, mirar hacia abajo y preguntarse cómo hubiera sido
bajo diferentes circunstancias.

Draco apenas reconocía el embarazo más allá de cómo afectaba la salud de Hermione. A pesar de
su repetida insistencia de que no tendría un aborto, él se rehusaba a tratarlo como algo que tuviera
con él. Era el embarazo de ella, el bebé de ella. Cuando ella trataba de hablar al respecto, él se
volvía terco y si ella insistía, él se disculpaba y se iba.

Él parpadeó, los músculos en su mandíbula se tensaron como si hubiera notado y movió sus ojos,
dirigiéndolos hacia la ventana.

Hermione regresó la mirada mientras Stroud continuaba realizando hechizos y haciendo notas.

Stroud realizó otro hechizo y una proyección del cerebro de Hermione apareció.

Los recuerdos de Hermione estaban brillando en color amarillo del mismo tono que el orbe. Todas
las pequeñas luces brillantes esparcidas por su cerebro habían cambiado de color y algunas
parecían haberse fracturado. Había astillas de luz corriendo a lo largo de lo que parecían ser las
vías neuronales.

“Que interesante,” dijo Stroud mientras observaba. “¿Qué dijeron los sanadores mentales cuando
vieron el desarrollo?”

Draco apartó la mirada de la ventana y observó la proyección. Sus fosas nasales se inflaron como
si hubiera olido algo asqueroso. “Que tenía que mantenerse calmada si alguna vez despertaba y
prevenir que tuviera más icus para evitar daño cerebral permanente y la pérdida de memoria.” Él
dijo con desprecio a Stroud. “Deberías estar agradecida de que tu método forzado de recuperación
no la mató. No puedo imaginar que el Señor Tenebroso hubiera tomado bien las noticias.”

Stroud parecía estar nerviosa. “Dije, cuando lo propuse, que era teórico,” Stroud dijo, su voz era
rígida. “Le dejé bastante en claro al Señor Tenebroso. ¿Ha mostrado señales de haber recuperado
más recuerdos?”

“No,” dijo Draco, su boca se curvaba mientras ojeó a Hermione con ironía, después se enfocó en
Stroud, con una mirada intensa. “La única diferencia perceptible en su comportamiento desde el
embarazo es que es más inestable y apenas puede salir de su habitación.”

Stroud suspiró y prosiguió a observar la proyección. “Es una lástima que no podamos dosificarla
con veritaserum. ¿Cuánto tiempo dijo el sanador mental que no debíamos usar magia en su
cerebro?”

“Mientras los niveles mágicos permanezcan críticamente elevados, se debe evitar cualquier cosa
que interrumpa el cerebro mágicamente, con la excepción de los anticonvulsivos. Él estimó que
podía intentar con mi legeremancia a principios del tercer trimestre, asumiendo que sus niveles de
estrés disminuyan al punto en el que su ansiedad sea un causante de sus ictus.” Los ojos de Draco
se nublaron, y se veía impasible. Su mano estaba cerca de su varita.

Stroud presionó sus labios. “Esa es una espera desafortunadamente larga. ¿Le informó usted que
los recuerdos eran urgentes?”

Draco movió su mano de manera despectiva. “Has visto los reportes; basado en el análisis del
sanador mental, mientras más crucial sea la información, más protegida está. Intentar extraerla de
manera prematura podría resultar en recuperar nada más que la información que no sea esencial.
Los recuerdos no son discretos; se superponen asociativamente. Los recuerdos que el Señor
Tenebroso ansia más no serán los primeros recuerdos que se recuperen, si no los últimos.”

Stroud hurgó la proyección del cerebro de Hermione una vez más antes de desvanecerla. “Bueno,
ahora que está llegando al fin del primer trimestre, debería estar comiendo y recuperándose
físicamente. Podrá no ser una preocupación para usted, dado que el bebé no será el heredero, pero
niveles elevados de cortisol pueden afectar a un bebé. Con las restricciones que las subrogadas
tienen en su comportamiento, el estrés se puede manifestar en maneras inusuales si no se atiende.
Hacer ejercicio es una manera crucial de calmarlo. Debería ordenarle que haga ejercicio tan pronto
como parezca estar lo suficientemente estable para lograrlo.”

Draco hizo un breve e indiferente asentimiento de reconocimiento.

Él acompañó a Stroud fuera unos minutos después. Hermione caminó y presionó su oreja contra la
puerta. Ella podía escuchar la voz de Stroud alejarse por el pasillo.

“Si no quiere quedarse con la niña, el laboratorio se la llevará inmediatamente después del parto.
El Señor Tenebroso entiende que no todos quieren la obligación de múltiples. Las que tengan buen
potencial serán criadas para contribuir a la siguiente fase del programa, y las demás serán sujetos
de laboratorio útiles. Todavía se sabe muy poco sobre el desarrollo mágico temprano…”

La lengua de Hermione se cuajó en su boca, y su estómago se retorció tan violentamente que casi
vomitó en medio del piso. Ella caminó temblorosamente y se sentó en el borde de su cama.

Draco nunca dejaría que eso pasara. Él nunca dejaría que eso le pasara a ella, a su bebé. Pero eso no
salvaría a las demás subrogadas o a sus bebés.

Ella cerró sus ojos.

Ella esperaba que Draco regresara rápidamente para que pudiera pedir sus libros de vuelta. De otra
manera, no había nada más que hacer que preocuparse y preocuparse y preocuparse.

Era imposible hacer algo más que preocuparse y después preocuparse por el hecho de que estaba
preocupada.

El cortisol elevado podría lesionar al bebé.

Debía quedarse calmada, de otra forma podría tener un ictus.

Entonces Draco no la dejaría realizar su investigación.

Entonces—

Ella trató de no pensar en ello.

Revisó mentalmente hechizos de curación y desarrolló pociones teóricas para contrarrestar la


hemofilia y detener hemorragias.

Había pasado casi una hora hasta que Draco apareció nuevamente. Tan pronto como lo vió, su
mente regresó inmediatamente a la cita.

Iba a ser una niña.

Ahora que conocía el género, ella podía verla con más claridad. Antes, había sido más abstracto,
un bebé. Ahora era una niña. Una niña.

Habían retratos de los niños Malfoy en la mansión, siempre rubios y con los ojos grises… y
hombres.

La línea de los Malfoy era predominantemente—completamente hombres.

Hermione no podía pensar en ningún retrato con alguna descendiente Malfoy. Un heredero, y
ocasionalmente un repuesto.

Hermione no sabía si había una anomalía genética o, más probable, un proceso de selección;
quizás los Malfoy no se quedaban tradicionalmente con los embarazos femeninos.

Draco se detuvo a medio metro de distancia de ella y se quedó de pie. Él parecía solo estar presente
a medias, como si su mente estuviera en otro lugar. Las manos de Hermione estaban sobre su
estómago, y ella lo observó cuidadosamente.

“Así que—es una niña,” ella dijo.

Su expresión se cerró instantáneamente y asintió levemente.

La boca de Hermione se torció. “No sabía que los Malfoy tenían niñas.”

“No,” él dijo encogiéndose de hombros.

Hermione sintió como si hubiera una piedra atorada en su garganta. “¿Te moles—te molesta
entonces? ¿Que no es un niño?”
Draco parpadeó y pareció despertarse repentinamente de donde había estado su mente.

“¿Qué? No.” Él la observó. “Él género nunca me ha importado.”

La sensación en su garganta fue reemplazada por un peso en su pecho. Hermione asintió. “Está
bien. Solo me preguntaba.”

Draco la miró. “Es un encantamiento con la línea de sangre con la intención de mantener el estado
intacto. Los Malfoy requieren un vínculo en el matrimonio para producir un heredero con una
bruja.”

“Oh,” fue todo lo que pudo lograr decir. Después de varios segundos agregó, “Stroud no lo sabe.”

Él negó con la cabeza, miró hacia abajo y parecía estar estudiando el brillo de sus zapatos. "Nunca
pareció digno de mencionar, dado que la necesidad de un heredero hizo que mis esfuerzos
parecieran serios".

Hermione apartó la mirada.

Cásate. Ten hijos. Vuélvete viejo con alguien.

Había habido un punto en el que se había resignado al hecho de que nunca tendría nada de esas
cosas. Ella se decía que habrían cosas más importantes con las que podía consolarse; Harry y Ron
aún seguirían con vida, Voldemort sería vencido, el mundo sería mejor. Ese conocimiento sería
suficiente para llenar el vacío.

Pero Harry y Ron no estaban vivos. Voldemort no había sido vencido. El mundo se sentía tan roto
que no sabía cómo sería mejor.

Ahora sentía la pérdida de las cosas simples.

“¿Puedo tener mis libros antes de que te vayas?” ella preguntó, volteando a verlo nuevamente.

“Haré que Topsy los traiga.”

Ella miró hacia sus zapatos. “Trataré de salir a caminar de nuevo. Strpoud tenía razón, es
importante para el bebé, así que debería hacerlo.”

Ella levantó la mirada y sonrió levemente.

Draco la miró fijamente y eventualmente su sonrisa se desvaneció. Ella apartó la mirada hacia la
ventana. Estaba tan—abierto. Sus dedos tuvieron un espasmo y los deslizó detrás de su espalda.

“Iré contigo,” él dijo. “No tienes que ir sola.”

Él extendió su mano y ella la tomó.

Ellos salieron y caminaron lentamente a lado de los árboles de frutas, sus dedos estaban
entrelazados. Las flores se habían marchitado y habían sido reemplazadas por hojas; su camino
estaba cubierto por las ramas arqueadas.

“Solía trepar estos árboles cuando era niño,” Draco dijo abruptamente.

Hermione lo miró con sorpresa. Él siempre había estado callado durante las caminatas. No era
familiar el que él hiciera conversación.
Él miró hacia abajo, su expresión lejana. “Me decían que no los trepara, pero cuando terminaba con
mis lecciones del día, venía y lo intentaba.”

Él miró un manzano nudoso cerca de ellos. “Me quedé atorado en ese árbol. Me parecía enorme en
esos tiempos. Topsy trató de bajarme, pero yo no la dejaba. Me senté en esa rama, gritándole a mi
madre durante una hora antes de que regresara a casa de Callejón Diagon.”

Hermione estudió la rama que estaba a unos metros del suelo, y su boca mostró una leve sonrisa.

Draco se volteó. “Si vamos por este camino y cortamos a través del campo, hay un estanque en el
que solía atrapar ranas. Normalmente hay patos y garzas allá. Me regalaron una red para mi quinto
cumpleaños y yo solía tratar de atrapar lo que fuera que encontrara. Eran para mi zoológico. Solía
decir que iba a ser un magizoologista cuando creciera. Tenía muy puesta la idea de que un día
viajaría a África en una expedición. Mi padre estaba horrorizado.”

Draco no mostraba expresión mientras hablaba. Hermione sentía como un malestar crecía dentro
de ella.

“Yo era el terror de las hadas y de los gnomos,” él agregó después de otro minuto. “Una vez me
mordió un gnomo, tratando de enterrarlo. Había sangre por todos lados.” Él rió de manera vacía.
“Mi madre temía que terminara con una cicatriz.”

Él comenzó a caminar nueva y lentamente por el camino, aún sosteniendo la mano de Hermione.

“Siempre me gustó volar. A pesar de las objeciones de mi madre, mi padre me regaló una escoba
de juguete cuando tenía dos años. Theodore Nott y yo solíamos competir a través de todo el estado.
Casi me rompí el brazo al chocar con la mansión cuando tenía ocho.”

Él estuvo callado hasta que llegaron al fin de los árboles. “Topsy irá contigo. Ella ha cuidado ya a
varios bebés. Ella casi me crió durante mis primeros años cuando mi madre no estaba bien. Ella
también ayudó a Ginny con James.” Él volteó a ver a Hermione. “Ya está arreglado—su propiedad
pasará a ser tuya. Ella es un buen elfo. Ella sabrá cualquier historia que quieras saber sobre mí.”

Hermione dejó de caminar al darse cuenta de lo que él estaba haciendo.

Él estaba tratando de darle lo que ella quería. Para él, reconocer que tendría un hijo significaba
reconocer que no lo conocería.

Él le estaba contando historias para que pudiera contarle a su hija sobre cómo había sido antes de
la escuela, antes de la guerra.

Él estaba haciendo arreglos.

Él miró a través del campo. “La magia en el estado se quedará dormida a menos que mi padre
produzca un nuevo heredero,” él dijo un momento después. “Asumiendo que no lo haga, la
mansión reconocerá y aceptará a un descendiente—si ella quiere reclamarlo. Hay documentos que
haré que te lleves, para que hagas una reclamación del estado por si quieres que sea legitimado.
Pero no hay razón para que tú regreses, hay bóvedas a tu nombre y otros bienes que he transferido
para que sean más fácil de liquidar.”

Los ojos de Hermione comenzaron a temblar.

Draco la observó. Sus ojos eran de un gris tormentoso y atentos mientras estudiaba su rostro. “Te
he traído demasiado lejos. Estás cansada. Iremos de regreso.”
Hermione aún no se movía. Su cuello se sentía pesado y sus piernas amenazaban con traicionarla.
Ella tenía miles de cosas que quería decir y se sentía perdida en sobre cómo comunicar cualquiera
de ellas.

Él se acercó a ella. “¿Puedes caminar de regreso?”

Ella logró negar con la cabeza infinitesimalmente.

Él se acercó más, moviéndose lentamente observando su reacción. Él deslizó su brazo izquierdo


alrededor de su cintura y la cargó en sus brazos, cargándola de vuelta a la mansión.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y hundió su rostro en su pecho mientras comenzaba
a llorar. Ella lloró en sus brazos todo el camino hasta su habitación.

Esa noche, la cabeza de Hermione descansaba sobre el pecho de Draco mientras estaba acostada en
la cama y observaba cómo se movía el reloj. Draco tenía una mano sobre su cabeza, entrelazada en
su cabello, mientras que su otra mano trazaba patrones a lo largo de su brazo por su túnica.

Ella se sentó y volteó a verlo. Él la volteó a ver, su expresión estaba cubierta. Ella se estiró,
poniendo su mano en su pecho, se inclinó y lo besó. Ella cerró sus ojos y memorizó la sensación de
sus labios encontrándose, como sus narices rozaban contra la del otro, el leve rastrojo a lo largo de
su mandíbula bajo sus dedos mientras presionaba su mano contra su rostro

Ella profundizó el beso, perdiéndose en la sensación de él. Podía oler el fuerte mordisco del aceite
de madera de cedro en su ropa y el musgo de roble y el papiro en su piel. La mano de Draco
acarició el cuello de Hermione y ella se estremeció contra él, presionándose más cerca y enredando
sus dedos en su cabello.

Los besos eran lentos y profundos y demasiado familiares. Ella sabía eso. Ese calor en su
abdomen, la sensación de atrapamiento en su pecho, y el latido en sus venas. Era lo más íntimo y
atesorado que ella había conocido. Ella la había escondido en donde no podía ser tomada, la había
enterrado hasta que lo perdió dentro de su propia mente.

Ella lo quería de regreso.

La mano de Hermione presionada contra el pecho de Draco comenzó a deslizarse, bajando por su
torso. Draco tomó su mano y la detuvo. Cuando ella trató de liberarse, él dejó de besarla.

“¿Qué estás haciendo?”

Hermione se sentó y volteó a verlo, inhalando profundamente. “Quiero tratar de tener sexo
contigo.”

Ella observó sus ojos mientras lo decía.

Sus irises se oscurecieron y sus córneas resplandecieron, pero su expresión se volvió firme y
cerrada. “No. Eso no va pasar.”

Hermione miró hacia donde estaba su mano sobre la de ella. “No quiero que la última vez que tuve
sexo contigo cuando estabas—” su boca se torció, “cuando fue—forzado.”

Draco estuvo callado por un momento.

“No.”
Los dedos de Hermione tuvieron un espasmo, y alejó su mano de donde él la había detenido,
asintiendo levemente. “Está bien.”

Ella se acostó y puso su mano sobre el hombro de Draco, presionando su rostro contra el calor que
su cuerpo irradiaba a través de su camisa.

Ellos no dijeron nada durante varios minutos.

“¿Por qué?” él preguntó finalmente.

“Te lo dije.”

“Siempre tienes más razones de una.”

Ella estuvo callada y se presionó con más fuerza contra su costado.

“No pueod recordar cómo se sentía tener sexo antes,” ella dijo fnalmente. “Sé que estábamos
juntos, pero está demasiado lejos, como algo en la distancia de la cual no puedo ver los detalles.
Cuando trato de recordar—yo solo—solo recuerdo cómo era aquí, cuando tenías que hacerlo cada
mes. Así que pensé—” ella pausó y estuvo callada durante varios minutos.

Habían tantas cosas que podrían ir mal. No sería de la misma manera en la que había sido en el
pasado, sería teñido y afectado por todo lo que pasó. Ella podría entrar en pánico una vez que
llegaran a cierto punto, ella era incapaz de acobardarse o pedirle que fuera más lento o detenerse.
Ella podría tener un ictus.

Podría destruir el frágil refugio seguro que encontraron el uno en el otro, la sensación de seguridad
que ella encontró en él.

Podría envenenar el pasado.

Ella se acercó aún más a él. “Olvídalo.”

Draco no dijo nada.

Ella se quedó dormida escuchando el latido de su corazón.

Sin embargo, después de esa conversación, la forma en la que la besaba era diferente. Las manos
de Draco se movían más. Sus besos no eran solo una adoración abrasadora, sino algo más.

Algo más hambriento.

Algo que ella podía sentir en su sangre.

Cuando él regresó después de haberse ido durante dos días, su toque se sentía como fuego. Sus
manos se enredaban en su cabello, ella movió la mano izquierda de Draco hacia abajo, hacia su
cuello y hacia la base de su garganta y después en el resto de su cuerpo. Ella lo sintió inhalar tan
profundamente entre sus dientes que el aire se movía contra su piel.

Ella gimió temblorosamente.

“Dime que me detenga,” él dijo, su boca estaba caliente contra su cuello. “Dime que me detenga.”

Ella agarró su túnica y lo acercó a ella. “No te detengas,” ella dijo, “no quiero que te detengas.”

Los dientes de Draco pasaron por su piel mientras la tomaba del cuello. Ella levantó la mano de
Draco hacia los botones de su vestido y él comenzó a desabotonarlos. Sus dedos pasaron por la piel
desnuda de Hermione, y él la besó con la boca abierta en los hombros.

Esto era bueno.

Esto era familiar.

Él solía tocarla de esta manera. Ella podía recordar esto.

Él la besó en el esternón hasta que Hermione inclinó su cabeza hacia atrás y estaba jadeando. Las
manos de Draco se movieron de sus hombros a su espalda.

Hermione pasaba sus manos por la curva de la mandíbula de Draco, y hacia sus hombros, tratando
de tocarlo todo. La sensación de tocarlo estaba enterrada dentro de ella—una sensación inactiva y
física de familiaridad que hacía que su corazón se acelerara mientras despertaba.

Ella acercó su boca hacia la de él y lo besó con más profundidad.

“Te amo,” ella dijo contra sus labios. “Te amo. Desearía habértelo dicho miles de veces.”

Ella comenzó a desabotonar la camisa de Draco y a quitársela, pasando sus manos contra su piel.

“Dime que pare, y me detendré,” él dijo contra sus labios.

“No te detengas.”

Su corazón estaba latiendo fuertemente contra su pecho, y ella cerró sus ojos y se enfocó en la
sensación. El peso, la calidez, y la sensación de su piel contra la de él. Ella inhaló contra su
hombro y pasó sus dedos sobre las cicatrices en su espalda.

“Cierra tus ojos.”

Sintió que su ropa se deslizaba y un calor en espiral se extendía a través de ella.

La mano de Draco pasó por el pecho de Hermione. Se sentía diferente. Altamente sensible, como
si su toque hiciera que electricidad pasara por su cuerpo. Ella no creyó que alguna vez se había
sentido así. Ella tembló al contacto y jadeó levemente. Él pasó su pulgar por su pezón, y su cuerpo
entero tembló.

Ella sintió su boca en su pecho derecho.

Dientes.

Ella se puso rígida. Como si hubiera sido hundida en agua helada, y de repente el calor se había
ido.

Ella no podía—
Rocas afiladas, frías y pequeñas.

Ella quería que se detuviera.

Ella trató de respirar, pero sus pulmones se rehusaban a expandirse. Solo respira, y todo se
desvanecería.

Su garganta se cerró. Sus dedos tuvieron espasmos contra los hombros de Draco.

Ella no podía respirar. Los recuerdos estaban llegando a ella de manera apresurada.

“Solo cierra tus ojos.”

Mejor que Lucius. Mejor que Lucius.

Ella solo quería que se detuviera.

Ella trató de parpadear para alejar todo, pero no se iría.

“Para,” ella se obligó a decir la palabra.

Draco se quedó quieto instantáneamente y comenzó a alejarse. Ella sollozó levemente y envolvió
sus brazos alrededor de los hombros de Draco, hundiendo su rostro en su cuello mientras trataba de
respirar y trataba que su corazón dejara de latir con tanta fuerza contra su pecho.

Deja de temblar. Deja de temblar.

Draco estaba sentado inmóvil, sin tocarla. Ella ni siquiera podía sentirlo respirar.

Ella inhaló varias veces lentamente y levantó su cabeza de manera temblorosa para verlo.

“Yo solo—” su pecho tembló. “Fue demasiado para un momento. Creo—que estaré mejor ahora
que sé que puedo decir alto. Estuvo bien.” Sus dedos sobre él se apretaron. “Estaba bien—hasta
que después ya no.”

Ella pasó saliva con fuerza.

Draco asintió. Sus pupilas se contrajeron hasta que sus ojos parecían hielo. Su expresión estaba
tensa y alejada mientras la observaba.

Él parecía algo que ella podía quebrar en sus manos.

Si ella arruinaba esto, podría estar destruyendo la última cosa buena que él tenía.

Ella deslizó su mano por su mandíbula y sintió su pulso en la hendidura detrás del hueso mientras
presionaba su frente contra la de él.

Ella no iba a llorar, se dijo a sí misma. No iba a llorar.

Solo necesitaban más tiempo.

Ella fue hacia la biblioteca. Lo había evitado, pero los elfos tenían limitaciones en su habilidad
para referenciar de manera cruzada para ella cuando ella no conocía las posibles fuentes que
podrían haber ahí.

Topsy estaba a lado de Hermione mientras esperaba en la puerta, vacilando y tratando de no mirar
hacia arriba.

“Quiero empezar en la sección de Artes Oscuras,” ella dijo.

“¿Qué partes?”

“Todo. Quiero ver los nombres de los libros.”

Hermione mantuvo sus ojos enfocados en el suelo o en los estantes mientras caminaba por la
biblioteca. Enfócate en los libros. Enfócate en las palabras.

Ella tenía que salvar a Draco. No importaba si no podía ver el techo. Solo tenía que respirar.

A veces repetirse el recordatorio le funcionaba.

Otras veces no.

Ella despertó, aturdida, en su habitación y cada músculo en su cuerpo le ardía. Draco estaba
sentado a su lado, sosteniendo su mano.

Ella lo observó sorprendida, tratando de recordar cómo había llegado ahí.

“Tuviste un ictus en la biblioteca,” él dijo, sin ninguna expresión. “Tuviste un ataque de pánico,
Topsy no podía calmarte y tuviste un ictus. Uno grave, incluso con la interferencia de la poción
contra convulsiones. Estaba en Austria.”

Hermione no dijo nada. Su garganta le dolía como si hubiera gritado demasiado.

Draco miró hacia la ventana por un momento y después suspiró. Él comenzó a masajear el centro d
ela mano de Hermione sin siquiera mirarla, pasando su varita por los puntos de presión hasta que
los músculos se relajaron y sus dedos se desplegaron. “No puedes tenerlo todo, Granger. Hay un
punto en el que tienes que darte cuenta que no vas a tener todo lo que quieres, y tienes que elegir y
dejar que sea suficiente para ti.”

Las manos de Draco dejaron de moverse y solo miró a la ventana durante un minuto. Él pasó saliva
lentamente y volteó a verla. “El sanador mental dijo que si tienes otro ictus como ese, podrías
causar un daño cerebral irreversible y es probable que podrías tener un aborto.”

Hermione presionó sus manos y alejó su mano, poniéndola alrededor de su estómago.

“No puedo dejarte atrás,” ella dijo.

Ella sintió la cama moverse, y Draco removió su cabello de su rostro, poniéndolo detrás de su oreja
mientras se inclinaba hacia ella.
Él suspiró levemente mientras sus manos se deslizaban desde su cabello hasta su hombro. “Tendrás
otras personas a las que cuidar. Le prometiste a Potter que cuidarías de Ginny y de James. Tienes
un bebé que te necesita, y lo sabes.”

Hermione presionó su mano sobre su estómago y sollozó levemente. “No quiero elegir.” Su voz
estaba ronca y le dolía hablar. “Siempre tengo que elegir, y nunca puedo elegirte a ti. Estoy
demasiado cansada de no poder elegirte.”

Él apretó su hombro antes de que deslizara su mano hacia la de ella, y comenzó a masajear para
eliminar los nudos rígidos en ella. “No estás escogiendo. Tú prometiste—lo que yo quisiera, tú
prometiste eso. No—no te rompas tratando de salvarme. Quiero eso más que nada más. Escapa de
este mundo jodido. Déjame sacarte, Granger. Házme saber que estás a salvo, lejos de todo esto.
Dile a nuestra hija que las salvé a las dos. Eso—es lo que quiero.”

Ella se levantó torpemente; sus brazos no cooperaban, pero se obligó a levantarse y tomó la mano
de Draco con fuerza. “Draco—estoy demasiado cerca. Dame más tiempo, y encontraré una manera
de remover tu marca. Estoy segura de que hay una manera. Por favor—no me obligues a dejar de
intentar.”

Draco se recargó en la cabecera y la miró fijamente. Sus ojos brillaron. “Nunca he conocido a
nadie mantener sus promesas tan mal como tú. Tú eres—lo más probable—la peor persona
manteniendo promesas.”

La garganta de Hermione se apretó, pero ella levantó su barbilla y miró a Draco a los ojos. “Guardo
las que importan.”

Draco arqueó una ceja. “No. Lo que haces es hacer promesas conflictivas y después escoges
mantener las que te ayuden a obtener lo que quieras. He dedicado algo de reflexión a tu
metodología—” su voz era ligera. Después la ligereza se desvaneció y él apartó la mirada. “Por eso
es que nunca pareces guardar ninguna de las promesas que me importan a mí.”

Hermione miró hacia abajo. “Draco—”

“Hermione.”

Ella volteó a verlo. Él aún usaba su nombre con rareza.

Él la observó, su expresión era sería y cansada. “Te importa este bebé. Ella era todo lo que te
importaba antes de que tus recuerdos regresaran. En lo único que solías pensar era en ella, cada
minuto del día. Ahora—estás tan preocupada en tratar de salvarme, que te estás permitiendo
olvidar que ella te necesita, que ella depende de ti. Yo no la puedo proteger de ti. Ponerte en
peligro para tratar de salvarme es ponerla a ella en riesgo.”

La mandíbula de Hermione tembló y ella bajó la mirada. “Estoy demasiado cerca, Draco. Solo me
falta una pieza.

Draco suspiró fuertemente. “Granger, si tienes un aborto, el Señor Tenebroso hará que te lleve para
examinar tu mente.” Su voz era firme y hablaba con los hechos, y ella se estremeció al escuchar las
palabras. “Tú prometiste—si te estresaba, prometiste que te tendrías. ¿Cuántos ataques de pánico
has tenido desde que comenzaste a ir a la biblioteca por tu cuenta?”

Ella apretó sus dientes, tensando así su mandíbula. “Es tan estúpido. Es tan estúpido que no se irá.
Estoy demasiado cerca—estoy casi segura que puedo descifrarlo, pero mientras más me esfuerce
en poner las piezas en su lugar, peor se pone. Pero estoy demasiado cerca—¿qué si espero y no lo
descifro hasta que sea demasiado tarde?” Su pecho comenzó a contraerse y ella presionó su mano
contra su esternón.

Draco la tomó de los hombros, su expresión era dura. “Déjalo ir.” Sus dientes se mostraban
mientras hablaba. “Yo nunca fui alguien a quien se suponía que debías salvar.”

Hermione negó con la cabeza. “¿Qué se supone que haga si me haces parar?”

Draco curvó sus labios como si quisiera gruñirle. Ella no parpadeó. Draco quitó las manos de sus
hombros y exhaló rendido.

“Bien,” él dijo con voz resignada. “Puedes seguir investigando en tu habitación. Pero si quieres ir a
la biblioteca, tendrás que esperar e irás conmigo. Haré que Topsy te detenga si tratas de ir sola.
¿Entendido?”

Hermione asintió levemente.

Ella se quedaba en su habitación la mayor parte del tiempo. Cuando él tenía tiempo, Draco la
llevaba fuera para caminar y después a la biblioteca, se paraba a lado de ella y observaba mientras
ella pasaba horas navegando. Él realizaba hechizos analíticos en su brazo para que ella estudiara y
anotaba cosas para ella.

Ella estaba frente a las puertas de la biblioteca esperando a que Draco regresara cuando escuchó
dos crujidos sucesivos de aparición en el vestíbulo al final del pasillo.

El estómago de Hermione cayó inmediatamente.

Nadie podía ser capaz de entrar al estado a menos que Draco lo permitiera. Si Draco llevara a
alguien sin ninguna advertencia, lo más probable era que fuera Severus, lo que significaba que se
le había acabado el tiempo. O que Draco había muerto, y que las protecciones del estado habían
colapsado.

Su corazón estaba en su garganta mientras se escondía entre las sombras y trataba de escuchar.

“Ha habido una disminución notable en tu rendimiento últimamente. El Señor Tenebroso desea
transferir la tarea a alguien con métodos menos convencionales.” El acento espeluznante de Lucius
Malfoy flotó por el pasillo.

La sangre de Hermione se volvió fría.

“Un asunto menos que atender. Apenas me falta atención actualmente.” Ella escuchó a Draco decir
con una fría voz.

Las voces llenaban y rebotaban del pasillo al vestíbulo en la casa fría y vacía. Ella podía escuchar
cada palabra con claridad.

“Así es. Parece que no puedo levantar un periódico sin encontrar tu rostro esparcido en él. Mi hijo,
el infame Gran Juez.”

Draco no contestó.

“Debo admitirlo, tenía aspiraciones en que mi heredero lograra ligeramente más que una reputación
siendo un asesino en masa. Es una pena que no pudieras mantener tu anonimato. Eres más un perro
de caza que un protegido.” Hermione podía escuchar el desdén en el tono de Lucius.
Hermione comenzó a moverse lentamente por el pasillo, manteniendo sus dedos presionados contra
la pared.

“Por qué, padre, pensé que había heredado mi gran talento para asesinar de tu parte. Yo soy,
después de todo, el humilde sirviente del Señor Tenebroso, como mi padre y su padre antes de él.”
La voz de Draco era sarcástica, pero Hermione podía escuchar la tensión escondida en su tono, la
reserva.

“Hay un arte en las contribuciones que mi padre y yo hicimos. Usar Maldiciones Imperdonables es
meramente derramar un exceso de emociones. Se supone que la agonía debe de ser una forma de
arte. No hay ningún trabajo en el servicio que le provees al Señor Tenebroso. Te has permitido ser
usado como un arma despuntada. De todas las habilidades que pudiste haber cultivado… tus
elecciones me parecen—decepcionantes.”

Había un pasaje escondido en la pared cercana. Si Hermione tan solo pudiera alcanzarlo ella podría
esconderse. Esperar hasta que Draco llegara por ella.

“También hay menos sangre en mi ropa,” ella escuchó a Draco decir con un leve desdén.

“¿Tú crees que el Señor Tenebroso alcanzó la grandeza simplemente por la cantidad de
Maldiciones Asesinas que podía realizar? ¿Tú crees que tal habilidad lanzó a Gellert Grindelwald a
la infamia? La grandeza es más que mero poder. Requiere impulso, astucia y una visión
inspiradora. Eres un tonto al pensar que tu fama como verdugo te da un verdadero significado. No
tienes seguidores. Nadie te es leal. El miedo no es suficiente; el Señor Tenebroso aprendió esa
dolorosa lección durante la Primera Guerra Mágica. La clave para su éxito fue su habilidad de
expandir su visión cuando regresó al poder. Un verdugo es poco más que un pie de página. El
Señor Tenebroso te dio la oportunidad de apresar al último miembro de la Orden. Te hubiera
inmortalizado en la historia, pero después de cuatro meses—”

La tablera del piso debajo de Hermione rechinó y Lucius dejó de hablar. Hermione se quedó
quieta, sentía su corazón en su garganta.

“¿Hay alguien aquí, Draco?”

Chapter End Notes

Draco y Hemrione por abrilas.


Capítulo 68
Chapter Notes

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Hermione miró con los ojos abiertos mientras la silueta de Lucius llenaba la entrada del pasillo.

Sus ojos se movieron a través de las paredes y se posaron donde Hermione estaba escondida. Él la
observó durante un momento antes de acercarse lentamente. Draco apareció a lado de su padre.

No arruines tu cobertura. No arruines tu cobertura, Draco. Hermione repitió el pensamiento en su


cabeza como un mantra mientras Lucius se acercaba a ella.

Lucius se sentía como un dragón en piel humana. Él caminaba por el pasillo hacia Hermione con
un ritmo indirecto y sinuoso, como una serpiente; como si la estuviera retando a que corriera.

Sus ojos eran brillantes y reflejaban luz mientras se acercaba.

“¿Te acuerdas del programa de repoblación? Se me requiere mantener una subrogada. ¿No
mencioné mi paternidad inminente?” La expresión de Draco era fría pero intensa mientras miraba a
Hermione. Él movió su cabeza ligeramente, como si le estuviera advirtiendo que no se moviera.

“Aahh sí. La Sangre Sucia sobre la que habló el Profeta. Me había olvidado de que estaba aquí.” Él
estaba a sólo centímetros de distancia de Hermione mientras la miraba. La Magia Oscura colgaba
de él como una capa y causaba que su estómago se retorciera mientras sudaba frío. Ella se presionó
con más fuerza contra la pared.

Lucius empujó su cabeza hacia atrás con su varita hasta que sus ojos se encontraron. Sus pupilas
estaban muy abiertas; solo había un fragmento de plata rodeándolos. “Un pequeño ratón atrapado
en el nido de una serpiente.”

Hermione sintió como su túnica se movía mientras la mano de Lucius se deslizaba ligeramente a
través de su cuerpo. “¿Disfrutas de ella, Draco? ¿Te atrae la vulgaridad? Imagino que después de
tantos años de estar prohibido, debe haber una novedad en explorar la suciedad de una Sangre
Sucia. Eso explicaría por qué tu esposa ha estado vagando tan lejos de su cama de matrimonio. ¿Tu
pequeño juguete te hace ansiar cosas que una esposa sangre sucia tendría mejor causa para
complacer?”

La voz de Lucius se convirtió en un ronroneo depredador mientras se acercaba a Hermione. Olía a


cardamomo y cuero, pero estaba enmascarado bajo el fétido olor cobrizo de la sangre vieja. La
lengua de Hermione se cuajó y su garganta se contrajo mientras intentaba pasar saliva.kkk

“Veamos qué bienes tienes para mantener a mi hijo en Inglaterra mientras su esposa se entretiene
en Francia.”

No arruines tu cobertura. No arruines tu cobertura.

Ella sintió los botones de su busto desabotonarse. Ella tembló imperceptiblemente, y un pequeño
gemido casi escapó de sus labios, pero lo guardó. Sus ojos se movieron detrás de Draco, tratando de
advertirle.

Él estaba de pie quieto detrás de su padre, sus ojos ardían con furia.
No—no—no—

La mano de Lucius se acercó a su cuello y él rió levemente. La risa no fue corta. La risa siguió y
siguió en vez de detenerse. Cada vez que parecía que podría detenerse, él seguía con su sonido
leve, despiadado y sin vida. Sus dedos aún seguían alrededor de su cuello como si fuera a
romperlo, y ella sentía cada vibración.

“Por qué, Draco…” él finalmente dijo, volteando a ver. “Está apegada a ti.”

La expresión de Draco instantáneamente se volvió en una leve sonrisa mientras encontraba la


mirada de Lucius. “Sí, así es.”

Pasó a Lucius, agarró el brazo de Hermione y la sacó con firmeza del agarre de su padre.

Draco la miró rápidamente antes de voltear a ver a su padre nuevamente. “La tortura pasada la dejó
inestable y le causó una pérdida de memoria bastante extensa. El Señor Tenebroso tiene un interés
particular en la información que cree que ella posee. Él quiere mantenerla aquí en la mansión a
salvo hasta que pueda extraerla.” Él sonrió ligeramente. “Solo pasaron unos meses y se ha vuelto
bastante apegada a su captor. Soy todo lo que tiene en el mundo.” Él volteó a ver intensamente a
Hermione y sonrió. “¿No es así, Sangre Sucia?”

Hermione no necesitó fingir la manera en la que su mandíbula temblaba o la velocidad


rápidamente creciente a la que su pecho comenzaba a contraerse cuando asintió levemente. Su
mano estaba temblando mientras se levantaba y ella cerró su vestido.

Draco volteó a verla. Su boca se torció con despreció. “Cálmate y respira. Mi padre no va a gastar
su tiempo en voltear a ver a alguien como a ti.”

Lucius estaba observando con ávido asombro. Ella se obligó a recordarlo mientras miraba a los
ojos viciosos de Draco y sintió como temblaba por dentro.

“Ella normalmente se queda en su habitación, solo sale a su caminata diaria. Debió haber estado
buscándome para haber caminado tan lejos.” Los labios de Draco se curvaron.

La expresión de Draco se volvió fría mientras miraba a su padre. “El Señor Tenebroso no quiere
que nadie—la moleste—a pesar de lo intrigante que pueda ser. Hay reglas estrictas en cuanto a las
subrogadas. Mantenerla y recuperar los recuerdos que perdió se considera primordial. Tendrás que
perdonarme; tengo que llevarla a su habitación para asegurarme de que no tenga un colapso mental
en alguna parte del camino.”

Draco comenzó a llevar a Hermione por el pasillo pero después pausó y volteó a ver a Lucius. “Tu
parte de la mansión ha sido mantenida. Creo que Astoria la volvió a decorar en el año pasado. Ven,
Sangre Sucia.”

Él arrastró a Hermione con fuerza por el pasillo, moviéndose de manera tan rápida que ella apenas
podía caminar mientras trataba de mantener su vestido cerrado y trataba de respirar.

Ella volteó a ver y miró a Lucius observándolos mientras se iba, tenía una expresión indescifrable
en su rostro.

Tan pronto como llegaron al Ala Norte, Draco se detuvo y la envolvió firmemente entre sus
brazos.

“Perdón. Pérdoname.” Él levantó la cara de Hermione para que pudiera verla. Su mano era cálida
contra su piel mientras estudiaba su rostro, moviendo su cabello del camino de sus ojos. “Él llegó
sin ninguna advertencia. ¿Estás bien? Lo siento mucho.”

“Estoy bien—estoy bien—” Hermione se obligó a decir mientras su pecho seguía temblando y ella
trataba de no comenzar a llorar. “Solo temía que él hiciera algo y arruinaras tu cobertura.”

La mano de Draco se deslizó de manera posesiva hacia la base de su cabeza, y la acercó a él. “Él
no se acercará a ti. Lo mataré si alguna vez te vuelve a tocar. Le diré al Señor Tenebroso que
explotó, y que no tuve opción.”

Hermione hundió su rostro en la túnica de Draco y cerró sus ojos con fuerza. Ella había estado tan
bien. Se había quedado calmada, no había entrado en pánico durante días, pero ahora sentía como
si sus piernas habían sido golpeadas con fuerza.

Draco suspiró fuerte y de manera enojada. “De todas las veces que el Señor Tenebroso pudo
haberlo llamado.”

Hermione pasó saliva y levantó la mirada. “Está aquí para rastrear a la persona responsable por
destruir el horrocrux, ¿no es así? El último miembro de la Orden. Eso fue lo que dijo.”

Draco estuvo callado durante varios segundos mientras la miraba a los ojos.

“Así es,” él finalmente dijo, su mandíbula se tensó ligeramente. Él se estiró levemente y volvió a
abotonar su vestido. “El Señor Tenebroso se ha decepcionado por mi fracaso al no encontrar a la
persona responsable. Ha llamado a mi padre a Inglaterra para volver a asignar la tarea.”

La garganta de Hermione se secó. “¿Qué—qué significa eso?”

La esquina de su boca se curvó, y él levantó sus dedos y los rozó por su mejilla. “No imagino que
encuentre a alguien antes de que te vayas. Ya casi no importará después de eso. Te quedarás en tu
habitación; no será por mucho.”

Hermione se estremeció mientras negaba con la cabeza. “Tengo que buscar unas cosas en la
biblioteca. Te estaba esperando porque tenía una idea—”

“Hermione.” Él la interrumpió con una firme voz y su mano se alejó. “Mi padre estará viviendo en
la mansión en el futuro previsible. Apenas es una coincidencia el que haya sido llamado ahora que
el Señor Tenebroso ya no puede usar tus recuerdos. Te acompañaré en tus caminatas, puedo decir
que es algo médicamente necesario. Sin embargo, mi padre es inestable e impredecible. Él no es
confiable ni se espera que siga las órdenes del Señor Tenebroso cuando se mete una idea en su
cabeza. Todo lo que él vea, el Señor Tenebroso lo verá.”

Hermione pasó saliva y trató de hablar.

Draco suspiró y dejó caer sus hombros. “Lo siento. Lo siento en verdad. Te traeré libros. Sé que
eso no es lo que quieres. Si pudiera hacer algo mejor, lo haría.”

Él miró hacia el pasillo por un momento. “Te llevaré a tu habitación. Después debería irme. No
puedo parecer estar pasando ya más tiempo contigo.”

El corazón de Hermione se sentía como plomo mientras lo seguía por el pasillo y observaba
mientras él inspeccionaba y probaba las barreras en su habitación durante varios minutos antes de
irse.

La presencia de Lucius en la mansión se sentía como veneno en el aire. Narcissa estaba pálida y
asustadiza en su retrato, pero continuó su constante vigilia sobre Hermione. Topsy apareció en la
tarde, sus manos estaban cubiertas de quemaduras y su frente estaba morada por moretos, la piel se
abría en varios lugares.

“¿Qué pasó?” Hermione preguntó, horrorizada mientras tomaba las manos pequeñas y arrugadas, y
observaba el daño.

Topsy alejó sus manos y las escondió detrás de su espalda. “El Señor Lucius no le está gustando la
decoración nueva de la Ala Sur. Está ordenando a todos los elfos ser castigados,” dijo Topsy sin
mirarla a los ojos.

“Pero—él ya no es tu señor. Ahora Draco es el el Lord del estado.”

Topsy miró a Hermione con sus enormes ojos. “Elfos está atados a la magia. El Señor Lucius aún
es Malfoy.”

Hermione exhaló. “Pero Draco lo sustituye. Si Draco dice que no, la ley más alta de un elfo
doméstico es la oferta de su amo, no deberías tener que castigarte si Draco dice que no. ¿Por qué
no les dijo que no?”

Topsy se movió y frotó un pie contra su pierna. “Los elfos domésticos no deben hacer nada que
haga que el Maestro Lucius piense que al Maestro Draco no le gusta ser un Mortífago. El Maestro
Draco siempre debe ser un hijo muy leal al Maestro Lucius, a quien le gusta mucho ser un
Mortífago. Eso es lo más importante.”

“¿Qué fue lo que te hizo?” dijo Hermione, moviendo las manos de Topsy hacia ella. Estaban llenas
de ampollas.

“Topsy tenía que planchar sus manos por un minuto cada una y golpearse diez veces con una
cubeta,” un hombro huesudo de Topsy tuvo un espasmo. “Topsy está bien. El amo Lucius nunca le
gustan los elfos, Topsy está acostumbrada de años atrás.”

La garganta de Hermione se sentía seca y sus ojos le ardían mientras pasaba saliva.

“Desearía poder curarte.” Su boca se torció. “Solía ser una sanadora—cuando tenía magia. ¿Tienes
pociones? Tengo un poco de esencia de murtlap. No es mucho, pero aliviará las quemaduras y
ayudará con los moretones.”

Topsy palmó gentilmente la mejilla de Hermione. “Los elfos están teniendo pociones, pero si las
estamos usando muy pronto, el Amo Lucius quiere castigarnos otra vez.”

Draco estaba visiblemente tenso y pálido cuando llegó a su habitación esa noche. Él caminó
rápidamente a través de la habitación, sostuvo el rostro de Hermione en sus manos y estudió sus
ojos de la manera en la que solía hacerlo durante la guerra.

“Le dejé en claro que estás embarazada y que el Señor Tenebroso lo está usando como un
mecanismo para recuperar tus recuerdos,” él dijo después de un minuto. “No imagino que dudaría
en lastimarte a pesar de las reglas respecto a las subrogadas, pero espero que el interés específico
del Señor Tenebroso en el embarazo sea suficiente.”

Hermione movió su mano hacia la mejilla de Draco. Él estaba preocupantemente frío al tocarlo.
“¿Qué hiciste, Draco?”

Él quitó la mano de Hermione. “Añadí algunas barreras más. Quiero saber si trata de tener acceso
al Ala Norte. Levantaría sospecha si lo dejara fuera por completo, pero puedo alentarlo lo
suficiente para llegar aquí primero.”
“Usaste magia de sangre, ¿no es así? Parece que estás a punto de desmayarte.” Lo jaló hacia la
cama. “Siéntate. ¡Topsy! Necesito una Poción de Reposición de Sangre. Estoy segura de que
tienes.” Ella presionó su dedo contra el pulso de Draco. “Y una poción fortalecedora.”

Ella sacó su varita de su funda en su brazo y la deslizó en su mano. “Haz un diagnóstico para mí.
Necesito saber cuánta sangre usaste.”

Él movió su varita y ella estudió los resultados cuidadosamente. Cuando Topsy volvió a aparecer,
Hermione le pidió varias pociones restaurativas.

Ella lo observó cuidadosamente mientras él se tomaba las pociones y el color regresaba lentamente
a él. Ella presionó su mano contra su mejilla y sintió como el calor regresaba su piel mientras
presionaba sus labios contra su frente. “No saldré de mi habitación sin ti. No necesitas
preocuparte.”

Él dejó caer sus hombros con cansancio y asintió levemente.

Draco llegó después del almuerzo para su caminata diaria. Mientras estaban en la puerta de su
habitación, ella miró la mano de Draco. “Supongo que ya no deberíamos tocarnos. Solo caminar,
como solíamos hacerlo el invierno pasado.”

Él asintió, su expresión estaba tensa.

Ellos caminaron por el jardín de rosas. Apenas estaban comenzando a florecer.

Mientras caminaban por el costado de la mansión, ambos se quedaron quietos. Había un largo
rastro de sangre, llevando hacia las puertas de hierro del estado; la grava blanca estaba empapada
de ella.

Lucius estaba de pie frente a la puerta principal de la mansión con un centauro a sus pies.

El centauro había sido golpeado en el torso con la maldición de necrosis; la putrefacción se estaba
esparciendo lentamente por el estómago. Los tendones en cada pierna habían sido dañados
brutalmente. El centauro estaba gimiendo silenciosamente y seguía tratando de levantarse, su piel
estaba gris por la pérdida de sangre. El centauro trató de ponerse de pie y colapsó con fuerza con
un gemido de dolor.

Lucius estaba vestido de cuero y estaba empapado de sangre. Su cabello pálido estaba manchado
de sangre. “Ah, Draco… esperaba que estuvieras aquí. Deja a tu Sangre Sucia. Si pudieras cambiar
las barreras para permitirme dejar a mis captivos directamente hacia mi ala, sería útil. Entonces no
me vería obligado a arrastrarlos por todo el estado.”

“¿Estás armando un zoológico, padre?” Draco estaba observando la escena con una expresión
cuidadosamente cerrada.

Lucius resopló. “Esta bestia vino del Bosque Prohibido. Estoy seguro de que sabe de dónde vino
esa flecha, o si no lo sabe, puede decirme quien sí.”

El pecho de Hermione se contrajo dolorosamente mientras Lucius continuaba,


“Desafortunadamente son criaturas que no cooperan, espero que el proceso requerirá—
persuasión.”

Draco suspiró y arqueó una ceja. “Hay prisiones en donde podrías hacer interrogaciones. Evita que
la grava se manche de sangre.”
“Ah sí,” dijo Lucius, moviendo su varita en círculos perezosos. Su voz se volvió vagamente
cantada. “Las prisiones. Las prisiones llenas de guardias y Mortífagos ambiciosos, ansiosos por ver
a nuestra familia derrocada. Esas prisiones. Quizás si fueras más cuidadoso, ya habrías apresado a
nuestra presa ¿Por qué usar una prisión cuando tengo mi propio ala redecorado de la mansión? No.
La mansión quedará bien. Ha pasado demasiado desde que he estado en casa. Ahora, Draco, quizás
podrías ser bueno para transportar mi proyecto el resto del camino. A menos que prefieras que lo
arrastre también por los pasillos.”

Hubo una pausa mientras Draco estaba de pie entre Hermione y su padre.

“Topsy,” Draco llamó, su voz era firme.

Topsy apareció ante Draco. Sus moretones había cambiado a verde y amarillo.

“Lleva a la Sangre Sucia de vuelta a su habitación y ve que se quede ahí.” Draco desabotonó los
puños de sus mangas y los enrolló hacia arriba. “Tengo cosas más importantes que atender.”

Topsy asintió y tomó la mano de Hermione, alejándola rápidamente. Hermione volteó a ver y
observó a Draco caminar hacia su padre, su varita colgaba de la punta de sus dedos.

Hermione había estado en su habitación durante sólo media hora cuando los gritos comenzaron.

Incluso desde el otro lado de la mansión, el sonido era audible. Una agonía inhumana reverberaba
por la casa como si emergiera de las paredes.

Narcissa sobresaltó violentamente, poniéndose de pie, su rostro se volvió gris mientras jadeaba con
terror.

Fue el primer sonido que Hermione había escuchado de parte del retrato.

“Es—es un centauro,” dijo Hermione. “Lucius lo atrapó.”

Narcissa observó a Hermione por un momento y después volvió a sentarse en su silla, reposando
sus manos sobre su regazo.

Los gritos siguieron y siguieron.

Hermione apartó la mirada y trató de pasar saliva, pero su saliva era amarga. Sus manos estaban
temblando mientras trataba de pasar la página de su libro. Las palabras se hundían en sus ojos.

Ella se preguntaba si era la maldición de despellejar. La manera en la que los gritos seguían y
seguían le recordaban a Colin.

El libro se deslizó de sus manos y cayó al piso. Ella apenas lo notó.

Ella deseó poder tener su oclumancia. O por lo menos la habilidad de poder acomodar su mente
para que todas las muertes no se quedaran hasta el frente.

Ella presionó sus manos sobre sus ojos y trató de aclarar su mente.

Toda la sangre. Habría demasiada sangre. Y piel. Y músculos. Eventualmente órganos. Capa tras
capa. Hasta los huesos.

Ella quería ir a acurrucarse en la esquina de la habitación. Para esconderse del sonido y del
conocimiento de lo que estaba pasando y que ella no podía hacer nada al respecto.
Si ella trataba de hacer algo, trataba de ir y suplicarle a Draco que se detuviera, lo pondría en
riesgo, a ella, a su hija, a Severus, a Ginny, a James.

Ella miró a través de la habitación hacia la esquina, tratando de no escuchar los gritos que no se
detenían.

Mientras lo hacía, volteó la mirada hacia el retrato. La expresión de Narcissa seguía


estremeciéndose, como si estuviera tratando de no llorar mientras se sentaba estoicamente en su
silla.

Hermione se detuvo y vaciló por un momento antes de acercarse al retrato.

Hermione extendió su mano. Sus dedos tenían espasmos mientras reposaban sobre el lienzo.
Narcissa volteó a ver a Hermione y su expresión estaba rígida. Ella arrugó su nariz y su labio se
curvó defensivamente mientras se alejaba en su silla.

Hermione esperó.

Los ojos azules de Narcissa brillaron y su mano se torció mientras su mandíbula temblaba. Ella se
movió al borde de su silla y extendió su mano hasta que sus dedos pintados reposaban sobre el
lienzo debajo de Hermione.

Hermione se quedó de pie junto al retrato hasta que los gritos se detuvieron.

Una vez que la mansión se quedó callada, la mano de Hermione se alejó del marco y ella se alejó.
Su estómago se sentía tan torcido que era como si estuviera siendo estrangulada por dentro. Ella
caminó hacia su cama de manera aturdida y se quedó a lado de ella por varios minutos. Ella aún
podía escuchar los gritos, como si estuvieran tatuados en sus oídos.

Se acurrucó con fuerza en la esquina entre la cama y la pared y miró fijamente al suelo.

Ella parpadeó y encontró a Draco arrodillado frente a ella. Su expresión era vacilante y
preocupada, sus cejas estaban arqueadas mientras la estudiaba, su boca era una firme línea.

Él estaba usando ropa diferente y ella podía notar que él se había bañado. Su cabello estaba
cepillado hacia atrás y aún estaba húmedo.

Ella lo observó en silencio. Ella no sabía qué decir.

Su expresión se volvía más y más alejada mientras la miraba a los ojos.

Él no se acercó a ella. Él no habló. Simplemente se miraron a los ojos y sintieron el peso de todo.

Él parecía estar esperando a que ella iniciara algo, que se acercara a él o que apartara la mirada.

“¿Dijo algo que pudiera incriminarte?” Hermione finalmente preguntó.

Los ojos de Draco brillaron y ella observó cómo se aclaraban sus nudillos. “No. Ya cubrí mis
rastros.”

La boca de Hermione se torció, y ella asintió levemente.

“Todo lo que haces también está en mi mente. Cada hechizo.”

“Es tarde. ¿Comerás esta noche?” Draco preguntó estudiándola.


Hermione volteó a ver al reloj. Había sido casi la tarde cuando Draco la había llevado fuera, ahora
eran casi las siete.

Había perdido el día entero. No había hecho ningún avance en su investigación. Ni siquiera había
hecho una lluvia de ideas. Solo se quedó con un frío horror frente a un retrato y escuchó mientras
un centauro era torturado hasta la muerte.

Ella nunca lograba hacer algo. Ni antes de que su memoria regresara. Ni después. Era una sombra
de la persona que había sido antes. Como el retrato de Narcissa que calgaba en la pared, ella solo
era una sombra rasgada de alguien a quien Draco había amado.

Su mandíbula tembló.

“Hermione…”

Ella volteó a ver a Draco.

Su expresión estaba devastada mientras la observaba. Él comenzó a acercarse a ella pero después
se detuvo y alejó su mano. “¿Comerás?”

Ella presionó sus manos y negó con la cabeza. Los ojos de Draco brillaron, pero no parecía estar
sorprendido.

Él se quedó de pie, con la mirada apartada de ella. “Te enviaré una Poción de Sueño sin Sueños. Mi
padre espera ir conmigo a cenar hoy. Hazle saber a Topsy si necesitas algo.”

Eso fue todo lo que dijo antes de irse.

Ella debería investigar más. Es lo que debería hacer.

No se movió.

Topsy apareció con un frasco de Poción de Sueño sin Sueños la cual puso a lado de Hermione sin
decir una palabra.

Hermione aún estaba sentada en la orilla de la cama cuando el reloj al final del pasillo sonó a la
media noche y Draco apareció silenciosamente en la habitación.

“Sigues despierta.”

“Quería saber cuando regresaras.” Ella se puso de pie.

Ella se acercó y hundió su rostro en su túnica. Apenas faltaba un poco más de una semana hasta el
aniversario de la Batalla de Hogwarts.

Él puso su mano de manera tentativa sobre su cabeza.

Ella volteó a verlo, observando cómo sus ojos plateados brillaban en la tenue luz.

Ella se obligó a sonreír. “Ven a la cama. Está fría sin ti.”

“Se supone que Severus llegará en los siguientes seis días,” Draco dijo mientras caminaban por el
laberinto.

Hermione sintió cómo su estómago cayó. “Oh.”


Ella no sabía qué decir. Caminó a ciegas hasta que llegó a un callejón sin salida y luego se quedó
mirando la pared de tejo, pasando saliva y tratando de pensar en algo que decir.

Ella finalmente se volteó y miró a Draco, estaba de pie detrás de ella.

“¿Puedo ir a la biblioteca una vez más? Solo una vez. Quiero ver una vez más.”

Draco la observó por un momento y después asintió. “Mi padre se fue por el día. Te llevaré.”

Ella sintió los ojos de Draco sobre ella mientras pasaba de pasillo en pasillo, como si fuera un peso
para su mirada.

Ella volteó a verlo mientras sacaba del estante una enciclopedia de fórmulas de aritmancia del siglo
XXV, y sus dedos temblaron contra el lomo del libro mientras observaba su expresión.

Anhelante.

Para él, ella les estaba robando tiempo. Si no encontraba nada, nada habría servido. Todo ese
tiempo que pudo haber tenido con él.

La mandíbula de Hermione tembló. Bajó la mirada y mordió su labio mientras sacaba la


enciclopedia junto con otros cuatro libros y los agregaba a una pila.

“Estos también.”

“Encontré lo que faltaba para remover tu Marca Tenebrosa,” Hermione dijo cuando Draco entró a
su habitación después del almuerzo al día siguiente. Ella estaba sentada en la orilla de la cama, no
tenía nada en las manos y su comida ni siquiera había sido tocada.

Él se detuvo en la puerta. “¿Oh?”

La boca de Hermione se torció y ella miró hacia sus manos.

“Lo descubrí con aritmancia. Incluso hice que Topsy anotara todos los números por mí—para
asegurarme que lo había calculado correctamente.” Su voz estaba vacía. Ella miró hacia abajo, y su
mandíbula tembló antes de que se obligara a ver a Draco. “Lágrimas de Fénix. Sería capaz de
removerla si tuviera un frasco de lágrimas de Fénix.”

Ella pudo haber dicho mejor que necesitaba la luna.

Draco se quedó observándola por un minuto antes de que parpadeara.

Los Fénix raramente lloraban. Cuando lo hacían, siempre era por una lesión, no ponían sus
lágrimas dentro de un frasco para ser preservadas o usadas en una poción. Tratar de comprar
lágrimas de Fénix costaría una fortuna, y era probable que el vendedor las rebajara con sangre de
unicornio. Podría costar años encontrar a un vendedor con lágrimas de Fénix verdaderas.

Ella pasó saliva y enrolló la tela de su túnica entre sus dedos. “Quizás—si comienzo de nuevo,
pueda encontrar algo. Puedo haberlo visto desde un mal ángulo…”

Ella tuvo un espasmo y su hombro se movió.

“O—una bomba. Podría construir una bomba—como las que usé en Sussex.” Ella mordió su labio
inferior. “Creo—que recuerdo la mayoría. Si me traes un análisis de las barreras en el castillo de
Voldemort, podría ser capaz de diseñar una bomba para ellas. Podríamos hacer que todo explote.”
La expresión de Draco estaba cerrada, pero su mirada era furiosamente paciente mientras caminaba
hacia ella. “¿Puedes construir una bomba sin magia?”

Hermione pasó saliva y su boca se torció. “N-no… Pero—podría decirte cómo—”

“¿Puedes usar los materiales de manera segura estando embarazada?”

Su mandíbula tembló y se dio cuenta de que esto era una idea que él ya había considerado y
descartado en un punto previo.

“No. Pero podrías poner escudos alrededor de mí, pondría los efectos en silencio y puedo enseñarte
las técnicas antes. Podemos trabajar juntos—”

Draco tomó la mano derecha de Hermione y la presionó contra su mano izquierda. Su dedo pulgar
e índice tuvieron un leve espasmo. La mano entera de Hermione tuvo un espasmo como reacción.

“¿Quién de las dos tiene las manos lo suficientemente firmes para construir una bomba?”

Hermione alejó su mano, y la cerró en un puño tan firme que ella podía sentir sus huesos
metacarpianos debajo de la punta de sus dedos. Ella podía sentir cómo la sangre se drenaba de su
cabeza y sentía que podría caerse de la cama.

Ella presionó su otra mano firmemente contra el colchón para mantenerse quieta. “Tal vez puedo
—”

“Hermione, estoy cansado.”

Ella volteó a verlo y lo vió en sus ojos.

La guerra se lo había comido; restaba ya tan poco de él. Los fantasmas en sus ojos, la guerra, eran
casi todo lo que había.

Los otros Mortífagos se habían retirado de la guerra después de la Batalla de Hogwarts, pero Draco
no había tenido la capacidad, nunca había podido tener eso lujo. Él había continuado, porque no
podía encontrarla, porque había hecho un juramento para vencer a Voldemort.

Lo mejor de él para vencer a Voldemort.

Lo mejor de él.

Siempre lo mejor de él.

Día tras día.

Él solo quería un punto final hacia el cual mirar.

“Draco… yo—”

Él tomó sus manos y pasó su pulgar sobre su anillo. “Me gustaría decirte adiós antes de que te
vayas.”

Se le hizo un nudo en la garganta mientras lo miraba fijamente. Su mandíbula temblaba


visiblemente, y él nadaba en sus ojos cuando ella asintió lentamente y hundió la cara en su pecho.
Él envolvió sus brazos alrededor de sus hombros y suspiró.

Ella envolvió sus brazos alrededor de él, pero su mente estaba acelerada.
El minuto en el que él se fue, ella resumió con su investigación. Ella pidió más libros a los elfos.
Cuando él regresó en la tarde-noche, ella los había guardado todos. Ella no lo mencionó. Sabía que
él sabía de todas formas.

Ella lo besó. Lo empujó hacia la cama y deslizó su pierna hacia arriba hasta que estaba sobre su
regazo, sus dedos pasaban por su cabello mientras juntaban sus labios.

Ella le quitó su túnica de sus hombros y desabotonó su camisa, pasando sus dedos por su clavícula
y siguiéndola con sus labios. Sus manos se deslizaban por sus brazos. Ella guió las manos de Draco
hasta su cintura y movió su boca nuevamente hacia la de ella.

Sus manos la agarraron. Su pulgar estaba presionado contra su costilla más baja, y él hizo que se
arqueara contra su pecho. Su otra mano se levantó y la envolvió contra su cuello, acercándola
imposiblemente y moviendo la cabeza de Hermione hacia atrás mientras profundizaba el beso.

Ella comenzó a desabotonar su vestido. Sus manos estaban temblando y sus dedos enredaban los
botones. Él se acercó y trató de cerrar sus manos sobre las de ella. Ella las liberó.

“Quiero esto,” ella dijo con una voz tensa y temblorosa. “Quiero esto.” Quiero esto en nuestros
términos antes de que me vaya.” Su voz tembló. “Esto era nuestro...”

Ella pasó saliva y parpadeó con fuerza antes de mirarlo a sus ojos plateados. “Era nuestro.”

Sus hombros tuvieron un espasmo y su vestido se deslizó y cayó en su cintura. Ella envolvió sus
brazos alrededor de su cuello, acercándose y besándolo nuevamente.

Se quedó a horcajadas sobre él mientras avanzaban, mientras las cosas se calentaban y el mundo a
su alrededor se volvía borroso. No había nada más que Draco, sus manos y sus ojos, el latir de su
corazón. Ella volvió a explorar su cuerpo. Él era diferente, él se sentía dañado en sus manos. Tenía
cicatrices que ella no reconocía, y sus dedos a veces tenían espasmos cuando la acercaba y pasaba
sus manos por su piel.

Ella se recostó contra la longitud de su cuerpo, saboreando su calor mientras su mano trazaba la
curva de su columna. Él mordisqueó a lo largo de su hombro hasta que ella emitió un gemido bajo
y su cuerpo se estremeció contra el de él. Lo besó en la garganta ya lo largo de la clavícula y tomó
nota de cómo reaccionó, la forma en que se tensaba y se quedaba sin aliento, la forma en que sus
dedos se enredaban en su cabello y se deslizaban posesivamente por su cuello.

Mía. Ella podía sentirlo en su toque, pero él no lo decía.

Mía.

Los ojos de Draco no eran como los de un lobo. Eran los de un dragón, mortales y posesivos. Él la
observaba como si fuera todo lo que importara en el mundo. Hacía que la sangre de Hermione
hirviera.

Sus muslos sujetaron sus caderas mientras se sentaba a horcajadas sobre él y se movía. Ella lo miró
a los ojos. Su corazón latía con fuerza en su pecho y su pulso se aceleraba, y sabía que él podía
sentirlo.

Ella movió las manos de Draco hacia sus caderas mientras ella bajaba lentamente. Los ojos de
Draco se volvieron negros, y su mandíbula se tensó mienytas siseaba levemente entre dientes, pero
no la apresuró mientras se ajustaba a la sensación y después movía sus caderas hacia adelante.

Era familiar, de una buena y mala manera.


Sobre la mesa, ella trataba de no prestar atención, no en cómo se sentía, cómo la tocaba por dentro,
la sensación del movimiento Ella había alejado su mente y se enfocaba en como la mesa debajo de
ella le lastimaba su cadera, en el reloj, en la textura de madera debajo de la punta de sus dedos. En
poesía. En pociones. En cualquier otra cosa.

Siempre había sido algo en lo que quería tener tan poca experiencia posible.

Ahora quería notar cómo era. Estaban conectados. Él estaba dentro y debajo de ella. Sus manos
guiaban su cadera mientras se movía junto a él.

Era agradable. Se había sentido así cuando habían tenido sexo, ella estaba segura.

El calor de su toque era como un incendio. No era demasiado rápido o demasiado para ella. Él iba
tan lento como ella lo necesitara.

Solía ser lento. Ella recordaba eso. Lento e íntimo mientras él susurraba contra su piel. La ardiente
reverencia de su toque cuando solía hacerle el amor.

Eso era lo que había sido. Hacer el amor.

Eso era lo que habían tenido.

Los ojos de Hermione ardían y ella dejó caer su cabeza hacia adelante mientras sus hombros
temblaban.

“Te amo.” Ella tomó la mano de Draco con tanta fuerza que dolía. “Quise mi vida entera mostrarte
que te amo.”

Chapter End Notes

"Hermione, estoy cansado." ("Hermione, I'm tired.") por bookloverdream.


Estirándose hacia el retrato (Reching for the portrait) por bookloverdream.
La guerra se lo había comido (The war had eaten him.) por
thegirlthatreadsfantasybooks.
Manos lo suficientemente firmes para construir una bomba (Hands steady enough to
build a bomb) por ellefair.
Capítulo 69

Junio 2005

Severus viene. Severus viene.

Hermione sentía como si se estuviera volviendo de plomo. Había un dolor constante en su pecho, y
una piedra parecía haberse atorado en su garganta; la sentía cada vez que pasaba saliva.

Una sensación palpable de terror y desesperación se esparcía alrededor y a través de ella. Como si
se estuviera ahogando con la marea creciente; el agua había llegado a su rostro, se deslizaba
lentamente a través de su piel, elevándose cada minuto que pasaba. Ella estaba atorada en su lugar
y no podía hacer nada más que quedarse sentada y sentir como la jalaba.

Ella quería su oclumancia de vuelta.

Ahora que ella recordaba haberla tenido, sentía su pérdida. Muerte y mutilación, a todos a los que
había visto morir, justo en el frente de su mente. No siempre había sido de esa manera. Solía haber
espacio por la agonía emocional, pero ya no más.

Pronto Draco sería una persona más que moriría porque ella no lo pudo salvarlo.

Ella no pensó en la cantidad de oclumancia que tendría que ocupar para que el dolor se
desvaneciera.

Si ella pudiera ocluir tan solo un poco, ella pensaba que podría ser capaz de decir todo lo que
necesitaba decir, preguntarle a Draco lo que quería saber. En su lugar, cada vez que trataba de
abarcar el tema, su voz se quebraba, sus hombros comenzaban a temblar y comenzaba a llorar e
hiperventilar.

Draco la dejaba llorar estoicamente y luego la envolvía con sus brazos y la calmaba cuando
comenzaba a respirar demasiado.

Ella se alejaba enfadada.

Ella quería gritarle a Draco. Deja de aceptar esto. Deja de resignarte. Estás rompiendo mi
corazón. Deja de actuar como si estuviera bien. No está bien. Nunca va a estar bien. Deja de ser
resignado.

Era fácil estar enojada con él—por lo menos ella seguía intentando. Él solo seguía con ello.

Ella finalmente se quebró y se enfureció con él hasta que tuvo un ataque de pánico. Sus planes eran
estúpidos y egoístas. No era justo que él fuera a morir, y ella se quedara con viva con todo. Si él le
hubiera dejado ayudarlo a rescatar a Ginny, probablemente nada de esto hubiera pasado. Él
debió haberlos dejado trabajar juntos. Si él no hubiera sido tan controlador y no hubiera tratado
de hacer todo por su cuenta—todo podría haber sido diferente.

Él solo se quedaba ahí de pie sin hablar mientras ella lo sacaba todo. Hasta que ella comenzaba a
hiperventilar y colapsaba en el suelo con sus brazos envueltos de manera protectora alrededor de su
estómago. Él la silenciaba y trazaba círculos en su espalda mientras ella lloraba y trataba de
alejarlo.

No me hagas esto, Draco. No hagas esto. No—no—no—”


Después de eso, él era llamado, y ella se quedaba para enfurecerse y obsesionarse y darse cuenta
que él lo estaba haciendo a propósito.

Él podía leer sus pensamientos. Él sabía la manera en la que su mente se movía. Antes del ataque
de Montague, él había logrado fastidiarla y había hecho que lo odiara. Él le había dado un objetivo,
algo en qué enfocarse; una manera de sacar su estrés. Si ella estaba enojada con él, era menos auto
destructora. Su furia ahogaba su culpa.

Entonces irse sería más fácil para ella.

Ella no quería ser controlada.

Ella se tragó su furia después de eso. Ella no quería gastar el tiempo que tenía estando enojada.

Pero cuando estaba sola, quería gritar y romper todo lo que estuviera a su paso. Las esposas la
prevenían físicamente de hacer nada más que llorar. Ella estaba ardiendo con furia, devastación y
culpa sin ninguna capacidad de canalizarlo. Ella se sentía como si la estuviera envenenando por
dentro, como si las emociones estuvieran corrompiendo la sangre en sus venas.

Siguió obsesivamente revisando todas las pilas de libros que cubrían el suelo de más de la mitad de
su habitación. Si los leyera suficientes veces, tal vez tendría un gran avance, tal vez podría ver algo
que había pasado por alto antes.

Cuando Draco visitaba, ella trataba de ignorar el hecho de que se iba a ir.

Él tenía una cantidad inusual de disponibilidad previa al aniversario de la Batalla de Hogwarts.


Lucius era responsable por “cazar”, y las ejecuciones se habían puesto en pausa hasta la
celebración del aniversario.

Draco era capaz de pasar la mayoría de su tiempo con ella.

Ella se desmoronaba en él. Quería cada detalle de él.

Ellos hicieron el amor varias veces. Después de la primera vez, era más fácil. Ella tenía confianza
en que podía hacerlo, que podía detenerse si necesitaba hacerlo. Ella podía comunicarle
físicamente que le costaba hablar sin terminar llorando.

Ella se aferraba a él y deseaba nunca dejarlo ir.

Él la sostenía en sus brazos y la besaba a lo largo de su cuerpo. Él la tocaba y enredaba sus dedos
en su cabello. Él pasaba por su cuello y hombros como si estuviera midiendo y memorizando la
manera en la que ella cabía en sus manos. Se empujaba hacia ella y la miraba a los ojos,
observando la manera en la que brillaban y cambiaban de color cuando las pupilas se dilataban.

Mía. Mía. Mía. Ella lo sentía como un latido.

Mía.

Para tener y mantener…

Ella acercaba sus labios desesperadamente contra los de ella, envolviendo sus brazos alrededor de
sus hombros, enredando sus dedos en su cabello, absorbiendo la sensación de estar con él, él ritmo
de sus latidos con los de ella.

Para el bien y para el mal…


En la salud y en la enfermedad…

Ella pasaba sus dedos por sus runas, sintiendo la magia implacable que residía ahí. Ella besaba
cada una de sus cicatrices, y él besaba las de ellas. Entrelazaban sus manos, rozaban sus narices y
se susurraban el uno al otro.

Tomaban cada momento lentamente. Apenas tenían tiempo restante; no querían desperdiciarlo al
apresurarse.

Después, Hermione se quedaba envuelta en sus brazos, su espalda contra el pecho de Draco.

Así es como se siente el hogar.

Ella tomó la mano izquierda de Draco y la presionó en el bulto en su pelvis inferior.

“Es ella,” ella dijo. “Yo—” su garganta se apretó, “—probablemente sea capaz de sentirla moverse
a partir del mes próximo. El libro dice que se siente como revoloteos al principio.”

Los dedos de Draco tuvieron un espasmo en su mano y presionó un beso sobre su hombro desnudo.

Ella miró hacia abajo, estudiando su mano debajo de la de ella mientras se extendía a lo largo de su
estómago. “Se llama vivificación—cuando sientes a un bebé moverse por primera vez.”

Después del almuerzo, Draco la condujo más allá de los setos que se extendían a lo largo del Ala
Sur de la mansión, Hermione se detuvo sorprendida. Había un establo de caballos con alas en el
estado Malfoy.

Ella se quedó de pie sin saber qué decir frente a las puertas y los observó a todos; Abraxans
enormes, Granians y Aethonans. Todos observaban a ella y a Draco a través de los establos con
barras. Ellos pisotearon sus cascos y sacudieron sus cabezas, relinchando mientras Hermione se
aventuraba hacia adelante.

Ella se acercó, y un delicado Granian agitó sus alas cenizas y metió la nariz entre los barrotes,
acariciando la palma de la mano de Hermione.

“No sabía que tenías caballos,” ella dijo mientras acariciaba su hocico y rascaba sus orejas. “Pensé
que había explorado la mayoría del estado cerca de la mansión. No sé cómo no noté los establos.”

Draco estaba inusualmente callado. Ella volteó a verlo. Él tenía una expresión indescifrable en su
rostro mientras la estudiaba.

Él movió su cabeza y pareció dudar durante varios segundos. “Sí sabías acerca de ellos.” Su mirada
cayó. “Solías venir aquí a diario durante el invierno. Te detuviste a finales de febrero.”

Hermione observó a Draci, sus dedos acariciaban el cuello del Franiano. El caballo casi la tiró
mientras olfateaba su túnica.

Se dio la vuelta y se rascó el remolino en la frente mientras intentaba asimilar la revelación en su


mente.

Ella abrió su boca, pero ninguna palabra salió. Ella pasó saliva y aclaró su garganta varias veces.

“Oh,” ella logró decir finalmente en una voz baja después de quedarse de pie y acariciar la melena
del Granian para que se quedara firme. La nariz y ojos de Hermione ardían por el polvo y el
empalagoso sabor a heno.
Después de un minuto asintió. “Tiene sentido.”

Ella asintió nuevamente y aclaró su garganta. “Creo que perdí algunos recuerdos—creo que
durante mi primer ictus.” Siguió mimando al caballo sin mirar hacia Draco. “Es—es tan interesante
cómo funciona la memoria. Probablemente a muchas cosas de las que no sé que no me acuerdo…
Es—” le costó pensar en qué decir después. “Debe ser muy raro observarlo.”

“No creo que fue tu ictus,” Draco dijo por detrás de ella. “Es algo que hace el Señor Tenebroso.
Supongamos que podría ser una técnica de legeremancia. Él destroza los recuerdos. Ha hablado
sobre el método en el pasado. Pequeñas piezas de cosas; él las toma y las destroza. Él—disfruta
sentir la angustia mental que las víctimas experimentan cuando pierden los recuerdos.”

Hubo una pausa.

“Venir aquí solía hacerte feliz, así que te arrebató eso.”

Draco conjuró varias manzana de un bote cercano y cortó un pedazo, entregándoselo a Hermione.
Hermione lo puso en la palma de su mano y lo sostuvo hacia adelante. El hocico del Granian rozó y
le hizo cosquillas en la piel mientras resoplaba y comía.

“¿Habían otras cosas?” ella preguntó. “¿Otras cosas que no recuerdo haber olvidado?”

“Tenías un recuerdo sobre tu padre. Él te dijo que doblaras mil grúas para tener un deseo. Eso era
todo lo que yo sabía.”

Hermione se quedó quieta, sintiéndose fría mientras los absorbía. “Me preguntaba—por qué hacía
eso.”

Varios caballos más sacaron sus cabezas a través de los barrotes de sus establos y las sacudieron
arriba y abajo hasta que Hermione se movió de un caballo a otro, acariciando sus narices mientras
los sobornaba para que se quedaran quietos con rebanadas de manzana.

Ella podía sentir a Draco observándola, y eso hacía que un nudo se formara en su estómago
mientras trataba de calcular por qué la había llevado ahí.

“Así que—¿por qué necesito saber acerca de los caballos?” ella preguntó mientras rascaba las
orejas de un Abraxan que tenía la cabeza del tamaño de la de un elefante.Draco le entregó otra
rebanada de manzana antes de responder.

“Con recursos suficientes, los trasladores y las apariciones dejan firmas rastreables. Aparecer y las
escobas no van lo suficientemente lejos, lo suficientemente rápido. Los Granians vuelan mucho
más rápido que cualquier otra criatura mágica. Volarás a caballo desde la Mansión hasta
Dinamarca. Hay una casa segura ahí con un traslador internacional; te llevará con Ginny.”

Hermione asintió nuevamente, alejándose de los caballos y caminando a lado de Draco sin decir
una palabra. Por supuesto, solo era un paso más encaminando a su escape. Parecía que todo lo que
él hacía era solo una fase adicional en su proceso de despedida.

Se estaban dirigiendo de vuelta a la mansión cuando Draco se puso rígido y se quedó quieto, su
expresión tenía una mezcla de incredulidad y de furia. Hermione volteó a verlo nerviosamente.

Lucius—

“Astoria acaba de aparecer en el vestíbulo,” él dijo.


Una fría sensación se apoderó de Hermione. Comparada con Lucius, Astoria era una menor
inconveniencia, pero la combinación de ambos era un mal momento.

Draco resopló y miró hacia el cielo. “¿Por qué nunca nada sale mal a medias?”

Él se quedó de pie varios segundos con sus ojos sin enfocar. Cuando se aclararon, él resopló
enojado. “Ahora hay otra persona con la que tengo que lidiar.”

Su mano izquierda se desvió hacia la funda de su varita mientras caminaba hacia la mansión, la
grava crujía ruidosamente bajo sus zapatos.

Hermione lo siguió, y una sensación de que se hundía llegó a ella mientras se le ocurría que era
probable que Draco había estado esperando matar a Lucius desde que su padre había regresado, y
ahora Astoria también estaba en esa lista.

En el caso de Astoria, no era sorprendente. Pero Draco había protegido a su padre durante los años,
Hermione estaba segura de ello. Habría sido mucho más fácil para Draco haber orquestado la
muerte de Lucius en algún momento que dar cuenta de la constante imprevisibilidad de su padre.

Draco pausó en los jardines de rosas y tenía una expresión de desprecio. “Se dirige hacia la
veranda para vernos.”

Él giró su cuello para que tronara, enderezándose mientras su expresión se convertía en una de
perversidad indolente. Paseó alrededor de la esquina de la mansión, Hermione lo siguió unos pasos
serviles detrás de él. Astoria los estaba esperando, con las manos en las caderas.

La esquina de la boca de Astoria se curvó hacia arriba mientras miraba abajo hacia Draco y
Hermione. Ella levantó un delgado hombro. “¿Cómo adiviné que los encontraría a ustedes dos
juntos aquí fuera?”

“Me imagino que le preguntaste a un elfo,” Draco dijo mientras ascendía los escalones y la
observaba fríamente. “Pensé que estabas pasando el verano en Francia, Astoria. ¿Te desterraron?”

Los labios de Astoria se curvaron y sus dientes estuvieron brevemente desnudos mientras levantaba
su barbilla. “Estoy aquí por la celebración. Tú serás el invitado de honor. ¿Te das cuenta de cuánta
gente hablará si tu esposa no atiende contigo?”

Draco arqueó sus cejas con escepticismo y Astoria volteó a ver a Hermione.

“¿Qué? ¿Ibas a llevarla a ella? ¿La ibas a sentar en tu regazo y toquetearla públicamente de la
misma manera en la que Amycus lo hace con la suya?” Ella volteó los ojos. “No. Eso es
difícilmente tu estilo. No puedes mantenerla debajo de una montaña de barreras si está fuera en el
público.”

Astoria sacudió la cabeza. “No se me requiere conseguir permiso para regresar a mi propia casa.
Estoy aquí para aparecer a lado de mi amado esposo. La gente está comenzando a hablar.”

La expresión de Astoria estaba comenzando a parecer como si se hubiera pellizcado, y sus labios se
presionaron brevemente mientras observaba de manera resentida a Draco. “No es como que tú
pongas atención, pero sí hablan bastante de ti.” Su voz era sacarina. “Me encuentro incapaz de
hacer algo más que responder las preguntas sin fin cuando salgo. Todo lo que quieren saber es
cuando me visitarás.” Ella rió como si un cristal se estuviera rompiendo. “Adrian bromeó en una
fiesta que te has estado quedando aquí en Inglaterra porque tu lado paternal está comenzando a
salir, y después toda la habitación se rió porque todos saben que lo único que sabes hacer es matar
cosas.”
La boca de Draco se curvó en la esquina. “Bueno—estaré ocupado la mayor parte del tiempo.
Pasarás la mayoría del evento con mi padre. No creo que ustedes dos se conozcan.”

La frágil expresión de Astoria se onduló cuando un destello de incertidumbre apareció en su rostro.


“¿De verdad? ¿Lucius? ¿Está de vuelta en Inglaterra?”

Después su expresión se volvió aguda y ella miró con despreció a Hermione. “¿Es por ella?”

Draco siguió la mirada de su esposa y observó a Hermione con ojos endurecidos. “No. El Señor
Tenebroso lo ha llamado para que asuma algunos de mis deberes ahora que mi nuevo estatus tiene
tantas demandas sobre mi tiempo.”

La boca de Draco se torció en una sonrisa burlona. “Él es un poco excéntrico ahora, mi padre, pero
los dos comparten ciertos intereses; quizás le agrades.” Él se encogió de hombros y volteó a ver a
Astoria antes de llamar a Hermione para que subiera los escalones con un rápido movimiento de su
mano. “Quítate del camino, Astoria, si es que te es posible.”

Él comenzó a caminar hacia la puerta y Hermione lo siguió, tratando de no tener contacto visual
con Astoria.

Mientras Hermione pasaba, Astoria habló con una leve voz “Él va a matarte.”

Hermione se quedó quieta brevemente y Astoria continuó. “¿No lo sabías? Estás muerta—tan
pronto como ese bebé salga de ti. El Señor Tenebroso quiere tu cadáver. Espero que él haga algo
asqueroso con él.”

“Astoria, ¿acaso no dije algo hace unos meses sobre hablarle a la Sangre Sucia?” Draco dijo con
desprecio desde el marco de la puerta.

Astoria palideció y dió un paso hacia atrás.

“Sangre Sucia,” la voz de Draco era filosa como un cuchillo. “Ven antes de que te arrastre.”

Hermione continuó caminando hacia Draco, sintiendo los ojos de Astoria en su espalda.

Cuando llegaron dentro de su habitación, Hermione inhaló profundamente y se volteó, envolviendo


sus brazos firmemente alrededor de ella. “Dime todo el plan. Necesito saber—necesito que me
digas el plan completo.”

Draco cerró la puerta firmemente y se quedó de pie frente a ella. Sus ojos estaban calculando
mientras la observaba. Después de un momento él miró hacia abajo y acomodó sus mangas.

“Asumiendo que Severus no llegue tarde, te irás antes de la celebración del aniversario.
Desestabilizará las cosas más rápidamente si fallo en aparecer durante el evento. Tiene la intención
de ser una muestra de fuerza; el Señor Oscuro estará en apuros para excusar mi ausencia.” Él
movió su mano despectivamente. “Pero—eso no tiene que ver con el punto. Una vez que ya no
tengas us esposas, tú y Severus volarán inmediatamente a Dinamarca. Él sabe la ubicación de la
casa segura. Cuando hayas usado el transportador, él regresará. Si las cosas salen de acuerdo al
plan, su desaparición no será notada y se quedará en su lugar tanto como pueda.”

Hermione tembló. “¿Qué hay sobre ti?” Ella sentía como si estuviera siendo aplastada hasta la
muerte. “Después de irme—¿exactamente qué te pasará a ti?”

Su boca estaba curvada con una leve sonrisa. “Me estaré asegurando de que Severus ha
desaparecido durante medio día. Haré la apariencia de haber intentado huir contigo, y dejaré que se
encuentre otro Mortífago, que se supondrá que es la parte secundaria involucrada.” Él suspiró. “Se
suponía que sería Montague, dado que se conoce su fascinación contigo. Pero ahora hay otras
opciones que tengo en mente.” Él se encogió de hombros. “De todas formas es un detalle menor.”

“¿Qué pasará contigo?” Hermione dijo nuevamente.

Él la miró a los ojos con seriedad. “No seré capturado, si eso es lo que te está preocupando. Tengo
demasiada información para arriesgar una interrogación.”

Él miró hacia abajo y parecía estar inspeccionando el aceite de la punta de sus zapatos. “No te
preocupes. Será rápido.” Él la miró con una leve sonrisa. “Soy bastante bueno en hacerlo rápido.”

Hermione torció su boca, se volteó y caminó hacia la ventana-

Ella pensó que se le habían acabado las lágrimas durante su encarcelamiento debajo de Hogwarts,
pero ahora se encontraba constantemente aguantándolas.

Ella podía sentirlo caminar hacia ella hasta que su túnica rozó con la de ella. Ella presionó su mano
contra la ventana y observó desesperadamente el estado.

Era una jaula. El cielo grande y las colinas gigantes eran solo una ilusión de libertada. En todo el
tiempo en el que lo había conocido y sido su prisionera, él había estado más encadenado de lo que
ella lo estaba.

“No quiero que mueras, Draco.”

La mano derecha de Draco se deslizó alrededor de la cintura de Hermione y la puso sobre su


abdomen bajo. Ella presionó sus labios, pero su mandíbula aún temblaba.

“Draco—” su boca se torció, y sus pómulos le dolían y se sentían vacíos. Había una temblorosa
sensación de desesperación en su pecho. Dejó caer su frente contra el frío cristal. “No—no—no
quiero que mueras…”

“Lo sé.”

Él deslizó su otro brazo alrededor de sus hombros y ella presionó su mejilla contra su mano.

Ella tomó la mano sobre su abdomen, y se quedaron en silencio hasta que él suspiró y se enderezó.
“Tengo que irme. Con Astoria aquí también—no vale la pena el riesgo adicional.”

Hermione miró hacia el suelo y asintió. Su garganta se cerraba con culpa. Ellos tenían menos de un
mes y ella lo había pasado investigando. Ahora—el poco tiempo que les quedaba se había cortado.

Él alejó sus manos y ella lo sintió alejarse.

Él aún llegó esa noche. Después de que las luces en la mansión se habían apagado, él apareció en
su habitación.

“Bueno, mi padre y Astoria ya se conocieron.” Él tensó su mandíbula mientras se quitaba su túnica


formal y exterior. “A él le agrada incluso menos de lo que esperaba. Supongo que sería más
desafortunado si parecieran agradarse, pero el antagonismo durante la cena fue tedioso en cuestión
de segundos.

La esquina de su boca se curvó hacia arriba por un momento antes de que su expresión se cerrara
nuevamente.
“¿Puedes estar aquí?” ella preguntó después de un momento.

Él asintió. “Sabré si se acercan a mi puerta. Es más probable que sea mi padre queriendo compañía
para tomar en vez de Astoria esperando a compartir mi cama.” Él se sentó en la orilla del colchón.

El pecho de Hermione se apretó y miró abajo hacia sus manos. El regreso de Astoria a la mansión
ponía cierta énfasis en la presencia de Draco a lado de Hermione en la cama.

Él estaba casado. Tenía una esposa.

Aún así él estaba en la cama de Hermione porque ella era—su amante.

O esclava sexual. Esa era la función prevista, como una subrogada y esclava sexual.

Eliminando su encarcelamiento, ella aún era categóricamente su amante.

Ella levantó la mirada para encontrar a Draco estudiándola y se obligó a sonreír. “No, supongo que
no lo haría.”

Ellos durmieron frente a frente. Él la sostuvo casi aplastándola contra su pecho y ella podía sentir
el latido de su corazón contra su mejilla.

Él se sentó a mitad de la noche.

“Mi padre está deambulando por la mansión,” fue todo lo que dijo antes de aparecer sin un solo
sonido.

Él no volvió a aparecer hasta después del almuerzo para “pasear” a Hermione. Él estaba
visiblemente tenso y no hizo ningún esfuerzo en conversar mientras caminaban por los jardines.
Había una sensación adicional de pavor asentada en la parte inferior de su estómago mientras
caminaban entre las rosas en flor. Él seguía escaneando sus alrededores y ojeando la mansión,
como si esperara que una explosión emanara en cualquier momento.

“¡Draco!” La voz aguda de Astoria cortó el aire.

La esquina de la boca de Draco se levantó brevemente mientras se volteaba para ver a su esposa
acercándose.

Astoria tenía la cara pálida, pero los huecos en sus mejillas estaban manchados de rojo. Ella
irrumpió a través de las camas del jardín. Estaba impecablemente ataviada con túnicas de color
verde pálido salpicadas de detalles escarlata. A medida de que se acercaba, Hermione notó que sus
zapatos también tenían rojo escarlata sobre ellos.

“Draco—Draco—esto es—¡inaceptable!” Astoria parecía estar al borde de lágrimas y le hacían


falta las palabras. “Intolerable. Obsceno. Yo ni siquiera—”

Cuando ella estaba a unos metros de distancia. Hermione se dio cuenta que las túnicas de Astoria
no estaban detalladas con rojo, estaban manchadas.

Como si hubiera entrado a una alberca de sangre.

“¿Qué pasa, Astoria?” Draco preguntó con desprecio.

Astoria se quedó de pie frente a Draco durante varios segundos, pasando saliva visiblemente. Ella
miró a su túnica y de nuevo a él.
“Tu padre tiene que irse. No puede quedarse aquí.” Ella dijo. “Él—él—él—”

Ella hizo un gesto hacia sí misma. “El vestíbulo entero está cubierto de sangre. Habían cosas
colgando del candelabro—intestinos, creo. Están los retratos y en todas las orquídeas que traje
desde Francia, ¡y mi ropa nueva! La habitación entera está arruinada. Se suponía que la Señora
Thicknesse vendría a tomar el té con sus hijas y otras mujeres más para planear la celebración—
ahora voy a tener que cancelar porque la mayoría de la casa está llena de sangre, y Bobbin dice que
hay cadáveres apilados por la entrada. Haz que se vaya.”

Hermione apenas había estado en las otras alas de la mansión desde la llegada de Lucius; ella no
tenía idea si lo que Astoria decía era verdad o si estaba exagerando.

Hermione estaba segura de que Draco había agregado barreras a su habitación el día en el que
Lucius había llevado al centauro. Ella ya no podía escuchar sonidos a través de la puerta o de las
ventanas. Había visto marcas de arrastre manchadas de sangre afuera ocasionalmente cuando ella y
Draco caminaban, pero una vez dentro de las paredes de su habitación, casi no se daba cuenta del
mundo exterior.

Draco suspiró y acomodó su túnica. “Astoria, es tradicional que él viva en el estado. Tiene un ala
privada de la mansión.”

Astoria levantó sus manos. “¡No está usando su ala! Está usando las puertas principales y la
entrada principal. Hay sangre por toda la grava. Hice que los elfos la reemplazaran toda esta
mañana, y ya está cubierta de nuevo. La mansión parece un matadero.”

Draco asintió, su expresión era impasiva. “Estoy consciente de la condición de la mansión. Hay
razones por las que no te pedí que regresaras para la celebración. Si insistes en atender, hay otras
propiedades en Inglaterra que puedes ocupar durante los siguientes días.”

Astoria miró fijamente a Draco, sus ojos abiertos e incrédulos. “¿Sabes cuánta gente hablará si
recibo invitados en otro lugar que no sea la Mansión Malfoy?”

Draco arqueó una ceja y la miró a los ojos fríamente. “Yo no te pedí que vinieras, Astoria. Él está
en Inglaterra bajo las órdenes del Señor Tenebroso. Tú estás aquí por capricho. ¿Esperas que
difiera en tus preferencias?”

Astoria comenzó a responder, pero antes de que pudiera hablar—

“Qué está haciendo la familia junta en un lugar. Que alegría.” Lucius parecía haberse
materializado de la nada.

Astoria se encogió hacia Draco, quien se alejó de ella para colocarse entre la línea de visión de su
padre y Hermione. El movimiento fue ligero, como si él se estuviera moviendo simplemente para
poder ver a Sirius, pero Hermione estaba casi oculta después de que él cambiara su postura

“Padre, Astoria está espantada por la condición del vestíbulo.”

“¿De verdad?” Lucius arrulló la palabra como si le estuviera hablando a un niño pequeño. “Pensé
que era una mejora considerable sobre el minimalismo estéril al que parece tan partidaria.”

Astoria era visible a la derecha de Draco y Hermione la vio palidecer. Sus manos se movieron
defensivamente hacia su estómago y luego se detuvieron cuando las cerró en puños a sus costados.

“Quiero que se vaya,” ella dijo en una firme voz. Sus aretes estaban temblando, pero ella levantó su
barbilla. “Quiero que se vaya del estado.”
Lucius arqueó una ceja y miró a Astoria. “Muy bien. ¿Quieres desterrarme de mi propio estado?”

“No es su estado, es de Draco. Es mío. Yo soy la Mujer de la Mansión, y usted es un huésped que
abusó de su bienvenida.”

“¿Tú eres mujer de esta mansión?” Lucius dijo con una voz baja. “Mi esposa era la Mujer de la
Mansión Malfoy; no estoy seguro de que la magia pueda tolerar un reemplazo tan inadecuado.”

Astoria se sonrojó, los hoyos en sus pómulos se mancharon de rojo mientras sus dientes se
mostraban con enojo. “No importa lo que usted piense. El Señor Tenebroso me escogió. Draco se
casó conmigo. Yo soy la Mujer de la Mansión Malfoy. Usted no es quién para decidir. He hecho
todo lo que se me ha ordenado. He vivido, sola, en esta horrible casa, cumplí con cada rol que era
esperado de mí, hice todo lo que se me ordenó, nunca me quejé—incluso cuando me tomaron por
hecho, me pusieron a un lado y después fui ignorada” —Astoria parecía estar al borde de las
lágrimas— “aún seguí con mi rol sin una palabra de queja porque—”

“Te gusta dejarte llevar, ¿no es así?” Lucius dijo con desprecio a Astoria. “Quizás te prestaríamos
más atención si fueras más callada. No he escuchado ni un sonido por parte de la Sangre Sucia
desde que llegué.”

La mano de Draco se movió infinitesimalmente hacia Hermione.

“¡Salga de este estado!” Astoria casi gritó. “Salga. ¡Salga! Sal—”

Una línea escarlata fina como una navaja floreció repentinamente sobre la piel pálida del cuello de
Astoria.

Hermione observó, con los ojos muy abiertos por el horror. Una especie de sonido jadeante y
burbujeante surgió de la garganta de Astoria cuando su cabeza cayó de sus hombros y su cuerpo se
hundió en el suelo.

Lucius miró el cadáver fresco a sus pies y sus cejas se arquearon con aprobación. "Estás mucho
más tranquila ahora", dijo, inclinándose y ladeando la cabeza hacia la cara de Astoria donde yacía
en la grava blanca. Su expresión se había vuelto inerte y en blanco.

Lucius movió un dedo hacia ella. "Quédate así y, con el tiempo, tal vez mi opinión sobre ti
mejore".

Hermione miró alrededor de Draco en estado de shock.

Lucius se enderezó, suspirando e inclinando la cabeza hacia atrás a la luz del sol. “La propiedad ya
se siente mejor. Mi padre solía decir que no hay nada como la sangre fresca para fertilizar las
rosas”.

“Mataste a mi esposa, Padre,” dijo Draco. Ella no podía ver su rostro, pero su voz era incrédula.

“Estoy consciente.” Lucius resopló y volteó a ver a Draco desde la esquina de su ojo. “No te
molestes en tratar de convencerme que la extrañarás. No tenía gusto y no era discreta. Ahora
puedes ser capaz de casarte con una mujer capaz de producir un heredero. ¿Te conté sobre la
encantadora joven bruja que conocí en Bulgaria el invierno pasado? Sangre Pura. Solo tiene
dieciséis, pero será mayor de edad una vez que tu periodo obligatorio de duelo haya terminado.
Entonces ya no estaremos obligados a ensuciar nuestra línea haciendo que los sangre sucia desfilen
por la mansión como una fila de prostitutas.”

Los dedos de Draco tuvieron un espasmo, y sus hombros se pusieron rígidos. “Te das cuenta de que
necesitaría permiso para volverme a casar.”

“Así es. Algo que se obtiene con más facilidad cuando no tienes una esposa y una subrogada a la
mano. En seis meses, cuando el Señor Tenebroso obtenga la información que desea y la Sangre
Sucia esté muerta, las cosas serán diferentes. Alguien tiene que preocuparse por el futuro, dado que
tú te rehúsas a hacerlo.”

Draco negó con la cabeza y pasó una mano por su cabello. “No puedes esperar que esto vaya sing
castigo. El Señor Tenebroso requiere qué el apruebe personalmente asesinar a cualquier miembro
de los Sagrados Veintiocho antes de su ejecución.”

La sangre de Astoria se estaba esparciendo en el suelo hacia los zapatos de Draco. Él movió su
varita y la desvaneció.

Lucius movió su varita entre sus dedos. “Dudo que el Señor Tenebroso se moleste por la pérdida de
una bruja infértil, a pesar de su linaje. Tu valor y el mío siguen considerablemente mayor al de
ella. Una vez que él escuche cómo ella habló sin cesar, espero que saldré sin tanto castigo.”

Lucius se arrodilló y levantó la cabeza de Astoria del suelo antes de tomar el brazo de su cadáver.

“No te preocupes. Le aseguraré al Señor Tenebroso que estás bajo un gran duelo por mi
impulsividad. Puedes esperar de otra manera, pero te recomendaría que esperes mi regreso durante
la siguiente hora. Si aún sigues siendo mi hijo obediente, quizás serás tan amable y tendrás una
poción para el dolor lista para mí.”

Sin decir otra palabra, Lucius apareció, llevándose a Astoria con él.

Draco se quedó de pie observando la grava manchada de sangre durante varios segundos antes de
voltear a ver a Hermione. Su expresión estaba enmascarada.

Hermione lo miró fijamente durante varios segundos, estudiando sus ojos.Su pecho estaba
comenzando a doler. Ella inhaló profundamente antes de hablar. “Tú planeaste eso.

Él no reaccionó durante un momento, después curvó la esquina de su boca hacia arriba. “Que
astuta.”

Hermione no le sonrió de vuelta.

Después de un momento, sus ojos brillaron, su expresión se endureció mientras apartaba la mirada.
“¿Qué esperabas, Granger? No puedes estar posiblemente sorprendida.” Él resopló, y sus fosas
nasales se expandieron. “Ella te atacó. Trató de sacarte los ojos.”

Su garganta le dolía y ella se estremeció mientras recordaba la sensación de la varita de Astoria


hundiéndose en la cuenca de su ojo y su gran terror mientras pensaba que quedaría ciega. “No me
he olvidado.”

Draco rió levemente. “La hubiera matado antes, pero desvió la sospecha de tener una esposa bonita
en la mansión. Vivir aquí solo contigo durante tantos meses podría haber atraído la atención. Esa
fue la única razón por la que la dejé vivir.”

“Odio cuando matas a gente por mí,”ella dijo, girando bruscamente en la grava para que se
hundiera bajo sus pies. Ella miró hacia el piso manchado de sangre, su boca se torció. “Lo odio.
Siempre lo he odiado. Hay mucho más en ti, pero a veces siento que todo lo que hago es sacar lo
peor de ti. Nunca irías tan lejos de no ser por mí. Tú no serías así. Yo te hice esto.”
Draco se quedó callado durante varios segundos y suspiró. “Tienes razón. No creo que lo haría.”

Hermione presionó su mano contra su esternón. Su cabeza se sentía ligera y vacía, y su pecho le
dolía como si hubiera sido golpeada, como si sus huesos estuvieran rotos y los pedazos la
estuvieran cortando lentamente hasta la muerte.

“Solía tener tantos sueños para nosotros,” ella dijo, su voz era firme. “Cuando me preocupaba por
ti, cuando hacía cosas que no quería hacer, cuando la guerra se sentía tan dura que pensaba que
finalmente me derrumbaría, me decía a mí misma: algún día vas a escapar con él. Irás a algún
lugar callado. No pedirás demasiado, sólo tú y él y eso será suficiente. Eso es lo que solía decirme,
quería ver lo que serías lejos de la guerra. Pensé—quizás lo averiguaremos juntos. Quienes
podríamos ser sin la guerra.”

Ella sonrió de manera amarga. “Supongo que al final, solo soy como Harry y Ron, espero que el
universo ceda eventualmente un poco. Pensé que nos habíamos ganado el uno al otro. Pensé que
ambos habíamos sufrido lo suficiente que por fin nos tendríamos el uno al otro.”

Draco estaba callado.

Ella miró hacia la mansión. “Quiero ir a mi habitación ahora. Apenas tengo tiempo restante, no lo
quiero pasar en este jardín de rosas observando la sangre de tu esposa.”

Ella comenzó a caminar hacia la casa y se quedó quieta, su garganta se cerraba cuando se dio
cuenta que ya no podía ver más a Draco. Ella se volteó con fuerza y se quedó de pie, observándolo
durante varios segundos mientras su pecho se movía.

Ella se sentía vacía. Ella se había desmoronado toda y ahora todo lo que le quedaba era un
cascarón.

“¿Cómo se supone que voy a hacer esto sin ti?” Su voz estaba temblando. Ella levantó sus manos y
después los dejó caer sin fuerzas a sus costados. “Ni siquiera puedo salir por mi cuenta. ¿Cuál es el
punto en hacerme escapar? Podría tener un ictus si tengo que irme sin ti.”

La expresión de Draco estaba guardada, pero sus ojos brillaron y su boca se tensó. “Tendrás tu
oclumancia de vuelta, eso debería ayudar.”

Hermione lo miró fijamente.

Él apartó la mirada. “Tendré Poción de Sueño sin Sueños para que te lleves, si es necesario.
Severus está consciente de tu agorafobia, y él ha planeado de acuerdo a eso. Compartirán un
caballo. Él es alguien en quien confiabas.”

Hermione exhaló de manera enojada. “¿Por qué estás resignado a morir? Incluso en el principio,
cuando hiciste tu promesa a la Orden, tú siempre estuviste planeando morir como si no le fuera
importar a nadie. ¿Por qué sigues siendo así? Ahora—” su voz se quebró, “—cuando sí importas.”

Draco suspiró y su boca se torció brevemente cuando la miró a los ojos. Apretó la mandíbula y
miró hacia otro lado, sus labios temblando. “Yo no tenía a nadie, Granger. Después de que mi
madre murió, no tenía a nadie. Mi vida se hizo añicos cuando regresé a casa después del quinto
año. Todo lo que hice después de eso fue tratar de no perder las piezas restantes que tenía. Una vez
que ella murió—no importaba. La venganza fue todo lo que pude hacer para compensarlo, y no le
importó a nadie—”

Él miró hacia abajo.


“No hasta que tú llegaste.” Él sonaba casi amargo. Él la miró a los ojos y caminó por la grava
manchada de sangre hacia ella. “No quería hacer planes para después de la guerra. Potter nunca iba
a ganar, siempre supe eso. Enamorarme de ti no cambió eso—sólo—sólo—” él exhaló y miró
hacia abajo, su voz se volvió más silenciosa. “Solo hizo que el que lo supiera fuera peor.”

Su garganta se hundió mientras tragaba y la miraba fijamente, y su boca se curvó en una sonrisa
melancólica. “Me—me encantaba cómo creías en el futuro, incluso cuando no esperabas que
llegarías a ser parte de él. Cómo insistías en que de alguna manera desafiaríamos lo inevitable.
Ustedes los Gryffindors son tan idealistas, nunca entendí el atractivo de esto hasta ti. Extendió la
mano y atrapó un rizo con los dedos. “La forma en que pensaste que siempre estaríamos juntos, y
hablaste de huir casi hasta el final. Habría hecho cualquier cosa para darte lo que querías, pero—"
soltó una breve carcajada y sacudió la cabeza mientras apartaba la mano de ella. “No sé cómo
hacerlo. No es por falta de intentos, Granger. Me he quedado sin ideas."

Hermione respiró hondo. El calor del verano había mezclado el aroma cobrizo de la sangre con el
aroma dulce como la miel de las rosas en flor. Cuando el olor la golpeó, su lengua se cuajó y una
ola de nauseabunda desesperación subió por su garganta. Presionó el dorso de su mano contra su
nariz y se dio la vuelta.

“Quiero regresar adentro,” ella dijo después de obligar a que las ganas de vomitar se fueran.

Draco tomó su mano y ella dejó que lo guiara de vuelta a la mansión.

Poco después de que llegaran a su habitación, Draco fue llamado. Él conjuró su túnica de
Mortífago y se desvaneció sin un sonido. Él no regresó durante horas.

Algo estaba mal.

Hermione llamó a Topsy, quien apareció y le informó que Lucius tampoco había regresado.
Hermione se paseaba por su habitación revisando las posibilidades: Voldemort estaba molesto por
la muerte de Astoria, Voldemort había usado la legilimancia en Lucius y notó que algo había
traicionado a Draco, algo más había salido mal y Hermione estaba demasiado ajena para adivinar.

Ella se quedó de pie junto a la puerta, pero no tenía punto de salir.

No había nada que pudiera hacer. Siguió esperando.

Ella estaba de pie junto a la ventana cuando tuvo un cosquilleo en su nuca. Ella volteó.

Draco estaba a mitad de la habitación, quitándose su máscara.

Él tenía una expresión indescifrable sobre su rostro, como si estuviera en shock y devastado.

Su cabello, su piel, y sus ojos resaltaban fuertemente en la oscura habitación haciéndolo parecer
casi luminoso. Él la observó durante varios segundos.

“El Señor Tenebroso acaba de recibir la noticia—Rumania ha dañado su alianza con el Señor
Tenebroso. Depusieron al gobierno y mataron a los emisarios del Señor Tenebroso—incluyendo a
Severus.”
Capítulo 70
Chapter Notes

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Draco apartó la mirada y negó con la cabeza. “¿Cuál es el punto de la legeremancia si no la usas
para evitar que alguien te mate?” Él resopló, el sonido fue duro y enojado desde el fondo de su
garganta. “Él sobrevivió como espía durante dos Guerras Mágicas sólo para ser asesinado por un
aquelarre de vampiros.”

Hermione podía sentir la furia helada comenzando a emanar de él.

Ella pasó saliva. Las noticias se sentían como una concusión. Después de días temiéndole a la
llegada de Severus, de considerarlo como una conclusión inevitable, su repentina ausencia se sintió
como un cambio sísmico Todo había sido aventado al aire, y no había manera de saber cómo
pudiera aterrizar.

“¿Está confirmado que haya muerto? Pudo haber escapado.”

Draco volteó a verla y asintió levemente. “Está confirmado. Enviaron los cuerpos de vuelta con un
mensaje: ‘La sangre de los sirvientes del Señor Tenebroso alimentarán a la revolución.’ Su cuerpo
estaba drenado. Yo confirmé personalmente que era él.”

Draco exhaló con fuerza y comenzó a quitarse sus túnicas de Mortífago. “Se espera que el resto de
Europa Oriental siga durante los siguientes días. Es—” Draco resopló, “—es el colapso que
habíamos anticipado, solo habíamos esperado que esperaran hasta julio. Severus decía que tenía
todo bajo control.” Él dijo con desprecio. “Maldito idiota.”

Las últimas palabras las dijo con desprecio a medias.

Hermione pasó saliva y se obligó a respirar. Su estómago se sentía como si tuviera un peso dentro
de él tan doloroso que quería inclinarse y vomitar. Ella iba a morir. Ella, el bebé y Draco iban a
morir.

Severus había sido la pieza vital. Él había sido su última esperanza. Ella había pensado que quizás
él encontraría una manera de salvar a Draco. Ella le había dicho antes de ir a Sussex que ella
necesitaba que Draco muriera. Él debió haber sabido que ella no se iría en silencio mientras Draco
se quedaba para suicidarse. Ella había ensayado un discurso suplicándole, “Te lo dije, necesito a
Draco. Haré lo que sea. Lo que sea que se necesite. Lo que sea que quieras. Por favor ayúdame. Por
favor ayúdame. Si lo pierdo, moriré por el corazón roto. Haré lo que me pidas si me ayudas a
salvarlo.”

Ella se había colgado de la idea de que Severus podría tener ideas que ella y Draco no habían
considerado.

Sin él, ella sintió el más pequeño rayo de esperanza desvanecerse repentinamente. Era comom si
un hoyo negro se hubiera abierto bajo sus pies, tragándose no solo su esperanza desesperada por la
sobrevivencia de Draco, pero la de ella y la de su bebé.

Draco parecía estar al borde del colapso. Él respiró con fuerza entre dientes y pasó una mano por su
cabello antes de patear su túnica por la habitación.

La mano de Hermione tuvo un espasmo mientras se acercaba a él. Sentía como si estuviera a punto
de desmayarse.

Ella se acercó a él y tocó su brazo ligeramente. Él volteó a verla y se veía demasiado cansado.

“Está—está bien, Draco,” ella dijo mirándolo a los ojos. Su voz amenazaba con temblar, pero se
obligó a quedarse firme. “Está bien,” ella volvió a decir.

No te hagas nada más.

Su pecho tuvo un espasmo y sus manos agarraron con fuerza la manga de Draco. “Hiciste todo lo
que pudiste. Más de lo que alguien debió haberte pedido.”

Preferiría morir en tus brazos.

Draco volteó a verla por un momento antes de que sus ojos se entrecerraran. “Aún así te irás.”

Hermione lo miró incrédula.

Él se estiró y las puntas de sus dedos rozaron la mejilla de Hermione. “Aún puedo sacarte. Severus
era la opción más segura, pero hay otras opciones. No quería que pensaras que ya no podías
escapar.”

Hermione aún estaba agarrando su manga con fuerza. Él puso su mano sobre la de ella. “No será
igual de limpio. Es más largo, y será un viaje más difícil para ti,” la expresión de Draco estaba
preocupada, “especialmente embarazada. Ginny regresará a Inglaterra y te llevará con ella.”

Antes de que Hermione pudiera reaccionar, él gritó “¡Topsy!”

Topsy apareció instantáneamente en la habitación.

“Topsy, Severus está muerto.” Él dijo con naturalidad. La furia se había ido. Él era frío e intenso,
de vuelta en la misión.

Una opción se había eliminado. Él se había movido a la siguiente. Sin vacilar. Inquebrantable.
Impulsado a tener éxito.

Severus había sido un mecanismo para obtener lo que él había querido.

“Granger se irá de Europa por la ruta que Kreacher y yo establecimos durante esta primavera. Tú y
Kreacher se irán esta noche a la casa segura de Ginny. Cuando lleguen, tú cuidarás de James
mientras Kreacher trae a Ginny de vuelta. Todo lo que necesitarás para el viaje está en la casa
segura de Whitecroft. Mandaré un mensaje, para que ella te esté esperando.”

Topsy volteó a ver a Draco y cruzó los brazos obstinadamente. “Si Topsy se va, ¿quién estará
cuidando de la Señorita?”

Draco consideró por un momento. “Bobbin. Bobbin cuidará de ella mientras tú estás con James.”

Topsy negó con la cabeza. “La Señorita ni siquiera está conociendo a Bobbin, ella sólo está
conociendo a Topsy. Bobbin conoce a los bebés, Bobbin no está sabiendo nada de brujas
embarazadas. Topsy se quedará.”

Draco soltó un largo suspiro de sufrimiento mientras miraba a Topsy, cuya barbilla estaba apenas
un poco más alta que sus rodillas. “Bobbin podría cuidar a James en el corto plazo, pero si el
escape no sale como lo planeado, tú lo estarás cuidando en un posible futuro. Bobbin no es capaz
de eso.”
Topsy comenzó a abrir su boca, pero Draco arqueó una ceja y continuó. “Estoy consciente de que
no es lo ideal, pero Ginny confía en ti con James. No puedo permitir que se resista o se retrase
porque mandé a un elfo que no conoce.”

“Pero—”

La expresión de Draco se volvió helada. “Topsy, no te llamé para consultarlo contigo. Irás a cuidar
de James. Es una orden. Si todo va bien, verás a Granger en un mes. Ahora vete.”

Topsy se quedó de pie por un momento mientras volteaba a ver a Draco, después parpadeó y sus
ojos enormes se llenaron de lágrimas. “¿Y Topsy cuándo volverá a ver al Amo Draco?”

Draco volteó a verla por un momento, y su garganta se hundió mientras presionaba sus labios en
una línea plana. “No hagas esto, Topsy. Este siempre ha sido el plan.”

Topsy negó con la cabeza y azotó un pie diminuto.

“Usted no estás ni siquiera diciendo adiós. Usted sólo estás mandando a Topsy lejos.” una lágrima
enorme se deslizó por la nariz de Topsy y cayó al suelo. “Topsy iba a quedarse hasta el final. Usted
lo prometió.”

Draco volteó a verla, sus ojos brillaron por un momento antes de que se volvieran como pedernal y
su expresión se endureciera. “Ya no es una opción, tienes una orden de tu amo.”

Topsy no se movió. Ella seguía mirando fijamente a Draco, y varias lágrimas más cayeron al suelo.

Topsy, vete ahora.” Su voz era fría y firme, y Hermione sintió la magia en el aire.

Los ojos de Topsy se abrieron con horror, mientras se acercaba a él. “¡No! Por favor. Amo Draco
—”

Ella se desvaneció antes de haber terminado de hablar.

Draco miró fijamente al espacio vacío por un momento antes de voltear. Él suspiró y de repente
parecía tan exhausto que Hermione pensó que podría caerse hacia atrás.

Ella estaba perdida. La expresión de Topsy de horror desesperado se sintió grabada en sus ojos.

“Debiste haberle dejado decir adiós,” ella finalmente dijo.

Draco asintió. “No sé cómo.”

Él suspiró y tensó su mandíbula. “Puedes decirle que lo siento cuando la veas de nuevo.”

Él pareció clasificar el tema como terminado.

Hermione sintió una creciente especie de rabia histérica. “Ella ayudó a criarte. Si pensó que iba a
estar contigo hasta el fin, por lo menos debiste haberle dado la oportunidad de decir adiós. No
puedes—no puedes usar a la gente como si sólo fueran herramientas para obtener lo que quieres y
obligarlos alejarse si sus emociones no te son convenientes.”

Draco volteó a verla firmemente, la irritación se estaba volviendo visible en sus ojos plateados.
“Toda mi vida está compuesta de consecuencias emocionales”. Parecía salvaje. “A veces—no
tengo la capacidad para manejar más.”

Hermione presionó sus labios pero se torcieron. “¿Eso es lo que me vas a hacer a mí también—
cuando sea mi turno de irme?”

Los ojos de Draco brillaron. "No. Aunque sería apropiado. Nunca fuimos muy dados a las
despedidas, según recuerdo.”

Ella miró hacia abajo y jugueteó con sus manos. “Debiste haberle permitido decir adiós. Unos
minutos más no hubieran hecho daño. Ahora ella va a sentir—”

“¡Estoy consciente de cómo se siente perder a alguien sin decir adiós, Granger!” Sus nudillos
estaban blancos y su mandíbula estaba tensa mientras decía las palabras con desprecio.

Era como ser pateado en el estómago. Ella sintió cómo palidecía.

Los ojos de Draco ardían mientras la observaba con toda su rabia amarga. Después parpadeó y las
emociones se desvanecieron detrás de sus muros de oclumancia.

“Perdón. Lo siento. Sólo—dile que lo siento,” él dijo con voz rápida.

Hermione pasó saliva de manera amarga mientras asentía. Ella miró hacia sus manos, tratando de
pensar en otra sobre la cual hablar.

“No sabía que estabas en contacto con Ginny,” ella finalmente dijo.

Draco se encogió de hombros y parecía aliviado por el cambio de tema. “No mucho. Solía visitarla
en algunas ocasiones, más que nada para asegurarme de que no había tratado de escapar.” Él
arqueó una ceja. “Trató de cortarme en cuello con un cuchillo para carne cuando le dije que la
Orden había perdido.” Él volteó a ver a Hermione. “Sorprendentemente, fue bastante difícil hacerle
creer que la estaba manteniendo en una casa de hospicio para su protección.”

Hermione apartó la mirada. No había considerado qué tan tensa debió haber sido la situación para
Draco al ser quien le informaba a Ginny que la guerra se había perdido y que su familia enterada
había sido asesinada. O cómo había logrado convencer a Ginny que él era de fiar.

“Una vez que el Señor Tenebroso ya no me permitió salir de Inglaterra sin permiso, usábamos un
pergamino con un hechizo proteico para comunicarnos ocasionalmente. Topsy estaba con ella,
ayudando a cuidar de James hasta que fuiste asignada a mí. Ginny estaba consciente de que te
habían encontrado y que el plan era que te unieras a ella. Le enviaba actualizaciones de vez en
cuando sobre tu pérdida de memoria y en qué condición te encontrabas, para que supiera qué
esperar. Así que… ella—sabe que te has embarazado.”

Draco miró hacia abajo y acomodó las mancuernillas de su camisa.

Hermione lo estudió por un momento. “¿Qué?”

Draco levantó la mirada y su expresión se cerró. “Bueno, ella fue informada del contexto en el que
te enviaban aquí a la mansión, desafortunadamente ella—ella asumió que yo tenía más habilidad
para subvertir instrucciones y protegerte que yo. Sólo se dió cuenta de que ese no era el caso
cuando le envié un mensaje diciendo que estabas embarazada.” Su mandíbula se tensó. “Basta
decir que la tolerancia a regañadientes que había desarrollado hasta ese momento se ha ido para
siempre.”

Él aclaró su garganta. “No había anticipado que el Señor Tenebroso se enterara de ti cuando estaba
tratando de sacarte de Europa. Aparte de la casa segura de Dinamarca, la mayoría de las rutas de
escape puestas no eran factibles. Usé a Kreacher para establecer una ruta de translator secundaria
que Ginny pudiera usar, pero no se había terminado hasta finales de abril.” Él movió su cabeza
hacia un lado. “Los aviones Muggles fueron una idea que tuve, pero el Primer Ministro Muggle ha
estado colaborando de manera cercana con el Ministerio. Usar poción Multijugos y que pareciera
Muggle era una opción, pero no una vez que estuvieras embarazada, y habrían variables que no
sería capaz de controlar en el Mundo Muggle…”

De repente pareció darse cuenta de que estaba divagando y se interrumpió. “Así que—los
trasladores fueron lo mejor que pude hacer.”

Hermione lo miró fijamente.

“Tengo que decir que terminaste siendo bastante cara, Granger.”

Había una razón por la que los trasladores internacionales eran restringidos. El desplazamiento del
traslador intercontinental podría arrojar a un mago al espacio exterior si se calculara
incorrectamente.Se necesitaba una experiencia elaborada y especializada para la creación de
trasladores intercontinentales, en la medida en que la mayoría eran patrocinados y propiedad del
gobierno para que fueran asequibles.

Hermione lo sabía porque la Orden había perseguido la idea de obtener un traslador para Australia
o Canadá para poder evacuar a los niños y refugiados. Comprado legalmente, hubiera usado un
octavo de la bóveda de Harry. En el mercado negro, el precio hubiera sido fácilmente el doble o
triple.

“No será tan imposible de rastrear como la ruta con Severus—” Draco estaba diciendo. Él había
tomado su mano y uno de sus dedos se había deslizado entre su muñeca interna y tuvo un espasmo
al tocar la esposa de ahí, “—deberías usar el tiempo extra para ganar más peso y subir tu aguante.”

Ella arqueó su ceja mientras volteaba a verlo. “¿Cómo removerás las esposas sin Severus?”

Draco rió brevemente. “Removerlas nunca fue un verdadero obstáculo. La dificultad siempre ha
sido sacarte de manera segura de Europa inmediatamente después. Hay bastantes Mortífagos que
harían lo que fuera que se les ordena una vez que encuentras el punto de presión correcto.”

Hermione asintió. “¿Cuánto tiempo será—hasta que Ginny venga?”

Draco frunció el ceño y luego levantó una ceja mientras calculaba. “Los elfos tendrán que aparecer
a la casa segura en una serie de saltos ya que no pueden usar trasladores. Toma más de una semana
aparecer a la casa segura. Kreacher llevará a Ginny de vuelta y le enseñará la ruta. Es una serie de
trasladores escondidos en vez de unos. El margen de error es menor cuando la distancia es
reducida. Probablemente llegará en tres semanas, dependiendo de qué tan bien le va en el viaje de
traslador.”

Más tiempo, susurró el corazón desesperado y codicioso de Hermione, pero en el instante en que se
le ocurrió, la culpa la golpeó.

Ahora que ya no lo temía principalmente, la realidad de la muerte de Severus la estaba invadiendo


lentamente.

Severus, su mentor. Su colega. Una de las pocas personas a las que había considerado que en
verdad la conocía. Él había estado encadenado a la guerra incluso durante más tiempo que
Hermione y Draco. Normalmente se había preguntado cuál había sido la razón para que cambiara
su alianza.

Lo que fuera que había sido, el secreto moría con él.


Draco caminó y se dejó caer en una silla.

“¿Tú—conocías bien a Severus?” ella preguntó.

Él volteó a verla. Sus ojos eran un gris frío, pero una ligera sonrisa se mostró en la esquina de su
boca. “No. No le caía bien.”

Hermione miró hacia abajo. “Lo siento.”

“Cuando no me estaba dando órdenes, pasaba la mayoría de su tiempo diciéndome que no me


merecía a alguien como tú que se preocupara por mí; que tú tenías el valor de diez yo.” Él arqueó
una ceja. “Cuando Severus no era quien lo decía, era Ginny; aunque ella decía un número más
alto.”

La disponibilidad de Draco terminó abruptamente con la muerte de Severus. Lo llamaron de nuevo


menos de una hora después. Hermione no lo vio hasta que llegó brevemente la tarde siguiente para
presentarle a Hermione el reemplazo de Topsy.

Bobbi era un elfo más joven. Hermione no estaba segura de qué edad tenían los elfos, pero Topsy
era fácilmente más grande que Kreacher, y Bobbin parecía alrededor de la edad que Dobby había
tenido. Mientras Hermione la estudiaba, se dio cuenta que ya la había visto antes. Bobbin era el
elfo que Astoria había enviado cuando Hermione había llegado por primera vez a la mansión.

Bobbin hizo una leve reverencia. “Bobbin hará su mejor.”

“Dile a Bobbin lo que quieras. Está consciente de las restricciones que tienes.” La mente de Draco
estaba claramente en otro lugar. Él se fue sin decir una palabra.

Hermione no volvió a ver a Draco durante más de un día.

Ella se obligó a comer aunque hacía que sus náuseas por estrés fueran peores.

Comenzó a ejercitarse de nuevo.

Un viaje más largo y difícil. Múltiples trasladores mientras estaba embarazada.

La guía de embarazo había incluido una larga sección explicando los riesgos de transporte de
desplazamiento durante el embarazo. Los trasladores eran preferibles a comparación de la
aparición, pero cualquiera de las dos maneras tendía a poner a las brujas demasiado enfermas y
podía causar contracciones o labor prematuro. Una poción para asentar el estómago y una dosis de
una Poción Calmante antes eran recomendadas fuertemente si el uso de un traslador era necesario.

Hermione no tenía idea de cómo lograría usar trasladores. En el peor de los casos, usar trasladores
repetidamente podría hacer que entrara en labor de manera prematura.

Si perdía al bebé en el proceso de escapar sin Draco, pensaba que probablemente moriría.

Podría causar una diferencia si fuera menos frágil físicamente.

Ella comenzó con desplantes y abdominales básicos. Ella no podía levantarse del suelo para hacer
una lagartija, pero se obligó a hacer repeticiones regulares de todo lo que podía hacer.

Tres semanas. Tenía tres semanas para que se le ocurriera algo mejor que el nuevo plan de Draco.

Ella sólo necesitaba removerle su Marca Tenebrosa. Si pudiera removerla, habría métodos
numerosos de escape disponibles para ellos.
Si mataran a Voldemort, la Marca Tenebrosa se desvanecería. Potencialmente, también sería el
único mecanismo existente para quitar las esposas. Las esposas necesitaban las Marcas Tenebrosas
para activar el mecanismo de liberación; sin Mortífagos marcados, todos los esposados podrían
esperar años antes de que se inventara una forma de anular o recrear la Marca Tenebrosa de
Voldemort.

Aunque podría salvar a Draco. Sin embargo, Hermione no tenía idea de cómo hablar sobre eso.
Draco se rehusaba a discutir ideas que la pusieran en riesgo o que corrieran el riesgo de arruinar su
cobertura antes de que sus esposas fueran removidas.

Ella ni siquiera sabía dónde estaba el castillo de Voldemort.

Si tan solo pudiera remover la marca de Draco.

La celebración del aniversario llegó y la mansión estaba callada. Hermione pasó el día leyendo,
mordiendo sus uñas y haciendo repeticiones de ejercicios cuando se sentía tan ansiosa que pensaba
que comenzaría a entrar en pánico. Draco se había ido la tarde previa y no había regresado; eso era
todo lo que Bobbin sabía.

Lucius había regresado a la mansión, aparentemente no peor por haber asesinado a Astoria.

Hermione lo supo porque temprano en la mañana lo vio de pie en el camino fuera de su ventana,
mirando hacia el ala norte.

Se había agachado rápidamente fuera de la vista.

El día del aniversario pasó sin ningún evento para Hermione. Su habitación se sentía
claustrofóbica, como si se fuera a sofocar mientras esperaba ahí.

Era la mitad de la noche cuando Draco apareció abruptamente en la habitación a lado de su puerta.

Él caminó por la habitación y casi colapsó encima de ella mientras envolvía sus brazos alrededor
de su cintura y dejó caer su cabeza en su hombro.

La espalda de Hermione se dobló ligeramente mientras lo sostenía. La magia oscura gastada que
colgaba de él fue casi suficiente para hacerla vomitar.

“¿Estás bien? ¿Qué pasa? ¿Pasó algo?” ella preguntó, su voz era rápida mientras pasaba sus dedos
sobre él tratando de encontrar una lesión.

“Sstoybien.” Su voz estaba distorsionada en su túnica. “Sólo estoy cansado.”

Él levantó su cabeza y se enderezó mientras la observaba. “Fue un largo día.”

“Siéntate.” Ella lo jaló hacia la cama, y él se sentó en la orilla. Ella lo estudió. Él se veía rápido.
“¿Qué pasó?”

Él volteó a verla, su expresión estaba drenada pero había alguna sensación de triunfo frío en sus
ojos. “El Señor Tenebroso no tomó las noticias respecto a Rumania de buena manera y se
sobrecargó ayer. Él falló en aparecer en la celebración de hoy.” Draco movió su cabeza hacia el
costado, y la esquina de su boca se torció en una sonrisa. “Hay sangre en el agua. Si alguien tiene
duda de que sea débil—lo confirmó todo ahora. Él está viendo al final—incluso él lo sabe.”

Hermione lo estudió. La luz en su habitación estaba leve pero él parecía ligeramente pálido, como
si se hubiera drenado de color. “¿Pero—?”
Él se encogió de hombros. “Bueno—yo soy su sucesor supuesto. Tuve que llenar ambos roles en su
ausencia.” El triunfo en su expresión se desvaneció hacia el cansancio. “Fueron algunas
Maldiciones Asesinas más de las que esperaba.”

Él parecía joven. Un destello de vulnerabilidad juvenil apareció por un momento. “No lo sé—”

Él dejó de hablar y se quedó quieto durante varios segundos.

“Estaré bien. Sólo estoy cansado,” él dijo finalmente.

Hermione enredó sus dedos en el cabello. “Oh, Draco.”

Ella a veces se preguntaba si habría algún punto eventualmente en el que el Corazón de Isis
terminaría fallando. Seguramente no podría funcionar indefinidamente. Ya estaba absorbiendo la
magia negra que debió haber salido de las runas de Draco, eso combinado con todo lo demás que
Draco hacía regularmente—

Hermione eliminó el pensamiento. Él tenía un destino mucho más inmediato para escapar antes de
que ella necesitara preocuparse por la corrosión de Magia Oscura que lo mataría.

Ella pasó la punta de sus dedos por su mejilla. La piel de Draco estaba helada. Bajo la luz de la
luna, con sus ojos pálidos, piel y ojos, él parecía un fantasma al que ella se estaba aferrando.

Ella no tenía magia. No tenía hechizos o curación para ofrecer.

“Ve a dormir. Deberías dormir,” ella dijo. “Te sentirás mejor si puedes descansar.”

Él asintió y se dejó caer.

Ella pasó sus dedos por su cabello, torciéndolo entre sus dedos y observando cómo se deslizaba.
Ella recorrió sus nudillos y después frotó sus manos contra las suyas, tratando de impartir calor de
donde sea que se le había escapado. Sus manos tuvieron un espasmo de vez en cuando él se movía
en su sueño.

Él tenía dedos demasiado largos. En otra vida, él pudo haber sido un sanador o un músico. Él
hubiera tenido las manos perfectas para ello.

Sólo otra cosa que Voldemort había arruinado.

Ella se sentó a su lado observándolo dormir, sintiendo como se volvía lentamente más cálido.

Él se despertó abruptamente, separando sus dedos de los de ella y agarrando su brazo izquierdo con
fuerza mientras se levantaba. Él la besó en la frente y se fue sin decir una palabra.

Hermione no lo volvió a ver hasta dos días después. Ella leyó la recapitulación del Profeta de la
celebración del aniversario. Como era de esperar, la ausencia de Voldemort apenas se mencionó y
se justificó en gran medida. Se dedicó más tiempo a la ausencia de Astoria.

Draco había matado a setenta y cinco prisioneros en el curso del día. Discursos y espectáculos y
luego fue llamado a matar a los traidores y a los resistentes. Había ocurrido en tres sets.
Veinticinco prisioneros alineados para que él los ejecutara. Otra vez. Y otra vez.

Era una cantidad increíble de maldiciones asesinas.

La revolución en Rumania fue descartada como un levantamiento local menor, sin relación alguna
con el régimen de Voldemort.
Hermione leyó el periódico detalladamente dos veces y después siguió con sus libros, de vuelta a
sus repeticiones de ejercicios. Mientras se estaba obligando a hacer una cantidad inaguantable de
abdominales en el piso, refinó y perfeccionó la teoría de la poción hasta que no tuviera defectos.

En otra vida, si se hubiera convertido en una investigadora, inventar la teoría hubiera sido un éxitos
distinguible. Como los doce usos de la sangre de dragón, incluso si cuatro estuvieran basadas
completamente en la teoría, la comprensión más profunda de la teoría mágica habría sido notable
por derecho propio.

Pero a Hermione no le interesaba una poción teórica. Ella necesitaba una verdadera con
ingredientes que en verdad pudiera obtener.

Ella no tenía de cómo obtener lágrimas de fénix.

Fawkes se había desvanecido después del funeral de Dumbledore en Hogwarts y nunca volvió a ser
visto. Los fénix ni siquiera eran nativos de Europa.

Los únicos fénix domesticados de los que se conocía en el último siglo eran Fawkes y Sparky, la
mascota del equipo de Quidditch de Nueva Zelanda. La domesticación había sido más común hace
algunos cientos de años, pero cualquiera que fuera el arte de ganarse la lealtad de un fénix, se había
perdido en la historia.

Yacía en medio del suelo, jadeando y pensando mientras recuperaba el aliento. Su abdomen y
piernas ardían.

Si Draco trataba de escapar con ella, serían rastreados. Voldemort podría encontrarlo por la Marca
Tenebroso. Serían cazados de refugio en refugio, y él viaje se volvería cada vez más y más difícil
para ella mientras el embarazo avanzara. Asumiendo que no tuviera un eborto espontáneo por el
estrés de vivir escapando, después habría un bebé con el que tratarían de escapar.

No había ningún lugar al que pudieran escapar. Habían pocos países Mágicos lo suficientemente
poderosos para disuadir la persecución de Voldemort que no arrestara inmediatamente a Draco.
Draco podría tener un collar, pero era uno de los Magos Oscuros más peligrosos en la historia, y
ese hecho se había enfatizado fuertemente en los últimos meses.

Era como Lucius lo había dicho. Draco era el perro de caza de Voldemort. Él podría utilizar a
Draco mejor si no tuviera tanto miedo de que Draco lo usurpara.

“¿Por qué ya no puedes viajar solo? ¿Por qué tú lo tienes restringido y los demás no?” ella le había
preguntado a Draco durante uno de los días antes de que Severus fuera asesinado.

Él suspiró y apartó la mirada. “El Señor Tenebroso comenzó a recibir reportes de que estaba
visitando de manera privada los hogares de Mortífagos y aliados poderosos. Él asumió que estaba
tratando de conseguir apoyo para deponerlo. Irme de Inglaterra sin permiso express será traición,
sin excepciones.”

“Viajé por toda Europa. Mortífagos y aliados con cierta—reputación…”

La garganta de Hermione se apretó. “Fue porque me estabas buscando.”

Él solo asintió.

Sus intentos para aferrarse el uno al otro había enterrado su esperanza para escapar en un lugar tan
profundo que ella a veces se preguntaba si estaba imaginando su existencia.
No. Ella podía salvarlo, estaba segura de que había una manera de hacerlo, solo necesitaba
descubrir cuál era. Ella nunca había sido una muy buena jugadora de ajedrez. Incluso cuando tenía
oclumancia, nunca había sido capaz de alejarse al usar a la gente. Ahí era donde ella y Draco se
diferenciaban.

Si quería salvar a Draco, tenía que ser más despiadada. Tan despiadada como él lo era.

Ella volvió a hundirse en sus pensamientos, caminando en círculos lentos y patrones geométricos
alrededor de su habitación, hasta que sentía como una sensación casi indescriptible ocurriendo en
su abdomen bajo. De alguna forma, no era una sensación en realidad, sino un sentimiento de que
algo había ocurrido.

Movimiento.

Ella se quedó quieta y miró hacia su estómago. Había el comienzo de un pequeño oleaje entre la
prominencia de los huesos de la cadera.

Ella a veces se olvidaba de que estaba embarazada. El hecho se sentía demasiado abrumador para
procesar en la luz de todas las demás preocupaciones inmediatas que tenía. Cuando se enfocaba en
el futuro inmediato, un embarazo se sentía más como un diagnóstico médico que atender que un
bebé.

Ella nunca había planeado tener hijos. Cuando estaba en la escuela, ser madre había sido una meta
eventual tan lejos del presente que apenas contemplaba la idea. Hijos, algún día; después de que se
graduara, y tuviera un empleo, y encontrara a alguien a quien considerara como una pareja.

Después la guerra llegó, y tener hijos se sentía como algo casi criminal para Hermione.

Ginny había visto a James como una promesa y un rayo de esperanza, pero para Hermione, un hijo
en una guerra era alguien vulnerable; alguien completamente indefenso para protegerse a sí mismo
del dolor incalculable que existía. No valía la pena el riesgo.

Casarse. Tener hijos.

Ella había dejado de esperar tener alguna de esas cosas años atrás cuando seguía usando Magia
Oscura secretamente cada vez más y más. Ella había sofocado fríamente la idea cuando dio su
palabra de ser el premio de guerra voluntario de un Mortífago. Era un poco más que una fantasía
para el momento en el que se había convertido en cómplice de crímenes de guerra y eventualmente
se había voluntariado para coordinar y dirigirlos.

Ella lo había dicho en serio cuando le había dicho a Draco acerca del mundo que quería pero nunca
había esperado ser parte de él.

Ella no tenía ninguna idea de cómo ser una madre. Ninguna de las decisiones que había tomado en
su vida había entretenido la idea de tener hijos. No estaba segura si querer tener un hijo era solo su
egoísmo desesperado acercándose.

“Pobre sanadora sin nadie a quien pueda cuidar. Nadie que te necesite o que te quiera. No puedes
soportar estar sola. No sabes cómo funcionar. Necesitas a alguien a quien amar; harías lo que
fuera por las personas que dejan que las ames.”

Su mandíbula temblaba mientras miraba hacia abajo.

Quizás Draco había estado en lo correcto. Quizás así era como era ella. Siempre se había atado
obstinadamente a aquellos que pensaba que la necesitaban. Quizás ella solo quería quedarse con el
bebé para que no estuviera sola.

Presionó sus dedos contra su abdomen y se quedó de pie sin moverse durante varios segundos
hasta que sintió otro movimiento; rápido como el latido de un corazón y después se había ido
nuevamente.

“Cuidaré de ti,” ella susurró. “Haré todo lo que pueda para ser una buena mamá. Hay una poción
que puedo hacer cuando seas mayor. Entonces—entonces podré salir contigo a veces. No estarás
atrapada conmigo. Cuando crezcas y quieras irte, te dejaré ir, lo prometo.”

La perilla de la puerta se movió abruptamente y después ya no más. Hermione se estremeció con


violencia y después se puso de pie, presionando sus manos contra su pecho mientras su corazón
latía con fuerza, hacia la puerta.

Nada más pasó.

Ella esperó y esperó, pero su mundo se había quedado callado nuevamente.

Ella caminó por la habitación de puntillas y presionó su oreja contra la puerta.

Silencio.

Ella no podía escuchar el más leve sonido a través de la puerta, pero sabía que Draco la había
protegido.

Alguien podría estar gritando del otro lado, y ella no lo sabría. La puerta no volvió a moverse
mientras presionaba sus manos contra la madera y trataba de escuchar.

Podía ser Lucius.

Era posible que él no estaba dispuesto a esperar seis meses para que Draco volviera a matarse y
esperara que matara a la ‘zorra Sangre Sucia’, podría acelerar el proceso.

Hermione se alejó nerviosamente de la puerta pero después dudó. La manera en la que la puerta
había temblado, era casi como si alguien se hubiera caído contra ella.

Mordió su labio y dió un paso hacia atrás, presionando su oreja más cerca de la línea entre la puerta
y el marco.

No debería.

No debería.

Draco le diría que no lo hiciera.

Su mano se envolvió lentamente alrededor de la perilla, y la giró tan silenciosamente como pudo,
abriendo la puerta. Miró hacia afuera y su corazón se detuvo.

Draco estaba acostado boca abajo en el piso. Ella abrió la puerta con fuerza, miró rápidamente por
el pasillo y se arrodilló, arrastrándolo a su habitación. Ella pateó la puerta para que se cerrara
mientras lo giraba hacia su espalda y presionaba sus dedos contra su pulso.

Él estaba inconsciente.

Él estaba helado. Estaba entrando en shock. Su túnica brillaba y olía a putrefacción. Había
manchas plateadas oscurecidas en su rostro. Todavía estaba respirando. Ella revisó sus ojos y
encontró las pupilas dilatadas de manera desigual.

Ella pasó sus manos por sus hombros y tocó su rostro gentilmente. “¿Draco? Draco… ¿qué te
pasó?”

Ella comenzó a murmurar hechizos bajo su aliento. Ardía por tener su magia de vuelta. Las esposas
alrededor de sus muñecas se pusieron calientes mientras ella se enojaba por su impotencia,
arrodillándose a lado de él, tratando de adivinar lo que se le había hecho. Ella pasó sus dedos por
sus brazos y manos y sintió los nudos rígidos y estirones causados por el cruciatus. Ella podía
sentir su corazón acelerándose en su pecho.

“¡Bobbin!” ella llamó.

El elfo apareció en la habitación y chilló de horror cuando sus ojos cayeron en Draco.

“¿Quién es el sanador de Draco?” Hermione preguntó. El elfo miró confundida a Hermione. “¿A
quién llama cuando regresa herido?”

Bobbin miró hacia sus manos. “Bobbin no lo está sabiendo. Bobbin está casi siempre siendo en la
cocinas y limpiando. El Maestro no está llamando a Bobbin cuando se lastima. Solo Topsy o
Kreacher.”

Hermione miró hacia abajo frustrada y después inhaló profundamente antes de volver a mirar hacia
arriba. “¿Sabes donde guarda sus suplementos médicos? ¿Pociones curativas y todo eso?”

Bobbin asintió con fuerza.

“Bien,” Hermione dijo con voz firme. “Tráeme pociones para aliviar el dolor. Cada variedad que
tengas. Y cualquier otro suplemento médico al que tengas acceso. Tráelos todos aquí para que sepa
con qué tengo que trabajar.

Bobbin desvaneció con un crujido fuerte y Draco se estremeció.

Hermione volteó a verlo.

Él estaba mirándola aturdido, sus ojos estaban desenfocados, sin señales de identificación.

“¿Draco?”

Él parpadeó. “¿Granger?”

Parecía completamente desconcertado.

“Draco—” ella lo tocó gentilmente en la mejilla y mantuvo su voz firme. Calmada. “¿Qué fue lo
que te hizo? ¿Durante cuánto tiempo te hizo crucio?”

Él arqueó las cejas y trató de enfocar. “¿Dónde estamos?”

Él siguió parpadeando como si estuviera tratando de ver en la oscuridad.

La garganta de Hermione se apretó. “Estamos—estamos en mi habitación. Creo que debiste haber


aparecido y te desmayaste justo afuera de mi habitación.”

Su expresión se torció. Sus pupilas estaban dilatadas. Él negó con la cabeza y un quejido leve se
escapó de sus labios. “No era mi intención venir aquí.”
Los ojos de Hermione comenzaron a arder, y ella pasó la punta de sus dedos por la frente de Draco.

“Lo sé—” Su voz se detuvo ligeramente.

Draco tuvo un espasmo al escuchar, y sus cejas se arquearon más. “¿Estás bien? Yo no puedo—
¿estás respirando?”

Él se estiró a ciegas hacia la dirección de la voz de Hermione, y su mano rozó su mejilla.

Hermione tomó su mano y presionó su cara contra la mano de Draco, besándola. “Estoy bien. Soy
una sanadora, ¿recuerdas? No es la primera vez que has colapsado en mis brazos.”

Ella aclaró su garganta y se obligó a hablar con firmeza. “Ahora, necesito que contestes mis
preguntas. Draco, ¿qué hizo? Dime, ¿qué fue lo que te hizo?”

Draco estuvo callado por un momento y después suspiró. “Él dice que yo tengo la culpa por
esparcir la insurgencia—si fuera más competente, la estaría conteniendo. Él decidió que era
momento en el que debía ofrecer mi prueba de lealtad. Unas horas de legeremancia, después—se le
ocurrió que soy un occlumens.” Él resopló. “Tuvo—a alguien que me hiciera crucio mientras
checaba nuevamente.”

Él pasó saliva. “Afortunadamente, él estaba cansado para ese entonces. No duró tanto la segunda
vez.” Una sonrisa retorcida apareció en sus labios. “Como recompensa por probar mi lealtad
continua, tengo el resto de la semana libre, así que—por lo menos está eso.”

Su intento por hacerlo sonar afirmante y sarcástico lo hacía peor.

Las manos de Hermione comenzaron a temblar mientras trataba de eliminar una sensación de
histeria. Sólo respira. Sólo respira. No puedes entrar en pánico ahora, se lastimará más si cree que
estás teniendo un ictus.

Draco entrecerró los ojos y movió su cabeza, como si estuviera tratando de mirar alrededor de la
habitación. “Aún no es de noche, ¿o sí? No creo que pueda ver.” Él presionó su mano contra sus
ojos. “Eso es nuevo.”

Hermione comenzó a revisar la túnica de Draco, quemando las puntas de sus dedos mientras seguía
sacando armas cubiertas en las docenas de bolsillos de su túnica. Finalmente su mano se cerró
alrededor de una caja familiar de cuero, y la sacó.

Ella abrió el kit de curación y sacó rápidamente el frasco de la Poción Calmante. Le quitó el
corcho con sus dientes, poniendo la cabeza de Draco en su regazo mientras ponía el frasco sobre
sus labios.

“Poción Calmante. Alentará el ritmo de tu corazón y calmará la manera en la que tus músculos
tienen espasmos.”

Ella esperó, pasando sus dedos por su cabello y hablándole para que se mantuviera calmado y
lúcido. Ella sintió a la poción hacer efecto mientras su cuerpo se relajaba sobre su regazo.

Ella levantó el brazo derecho de Draco y sacó su varita, moviendo el mango hacia su mano
izquierda y sosteniéndola en su lugar para que sus dedos con espasmos no la dejaran caer.

“Draco,” ella mantuvo su voz cuidadosamente firme. “Necesito que realices un diagnóstico por mí.
¿Puedes intentarlo? Ayudaré con el movimiento de la varita, pero tiene que ser tu magia.”
El diagnóstico estaba dirigido hacia su cerebro y su sistema nervioso, tomaron seis intentos antes
de que el hechizo durara.

Ella lo estudió en silencio durante varios minutos. “La legeremancia tensó tus nervios ópticos, por
eso es que tus ojos no están funcionando. No es permanente. Solo necesitas descansar para que se
cure. Tu—tu daño en los nervios por la tortura es—” su mandíbula tembló y pasó saliva. “Él en
verdad no debería seguir torurándote.”

Draco resopló y trató de responder, pero su cuerpo entero se estremeció. Él no hizo ningún sonido
pero presionó sus labios con tanta fuerza que se pusieron blancos.

Hubo un crujido y Bobbin apareció, rodeado de pociones y suplementos médicos.

Hermione miró al elfo. “¿Puedes levitarlo a la cama por mí? Es muy pesado para que yo lo cargue.
Y quítale su ropa, su túnica está asquerosa.”

“Bobbin puede.” El elfo tronó los dedos e hizo flotar a Draco cuidadosamente hacia la cama.

Hermione se acercó y comenzó a revisar todos los suplementos. Todos estaban marcados, muchos
en la letra fuerte y puntiaguda que sabía que era de Severus.

Ella seleccionó cuatro pociones y caminó de vuelta a Draco. Bobbin le había quitado su ropa,
limpiado el rostro de Draco y tapado.

Hermione se acercó a él, estudiando sus ojos y tomando nota de todos los síntomas físicos que
podía detectar. Él estaba horriblemente pálido, y su pecho seguía temblando mientras trataba de
respirar en una manera que no fuera dolorosa. Ella puso una mano sobre su frente.

“Debiste haber tenido una poción para aliviar el dolor contigo,” ella dijo después de un momento.
“Tú fuiste quien me dijo que no apareciera después de legeremancia sin haber tomado una poción
para el dolor primero. Tú siempre tenías una para mí.”

La comisura de su boca se torció.

Ella miró hacia abajo y destapó uno de los frascos que ella había traído, presionándolo en su mano.
Él se lo tomó con una mueca.

Ella le entregó la siguiente poción. “Debía haber incluido una en tu kit de sanación. Se me acabó el
espacio. Debí haber puesto una poción para el dolor en vez de Escencia de Murtlap.”

Draco parpadeó y ella podía notar que él estaba tratando de obligar a sus ojos enfocarse en ella
mientras le entregaba la tercera poción.

Ella levantó su mano vacía y la presionó contra su mejilla. “Ya sabes cómo me veo, descansa tus
ojos. Tu cabeza dolerá menos si los tienes cerrados.”

Él los entrecerró de manera obstinada, tratando de ver su rostro por un momento más antes de
obedecer.

Ella lo observó mientras unas de las líneas de tensión alrededor de sus ojos y boca se desvanecieron
lentamente y su respiración se calmó gradualmente.

Cuando ella estuvo segura de que las pociones habían hecho efecto, continuó. “¿Quién es tu
sanador? ¿Quién te trata después de que él te tortura? Necesitas llamarle. No vas a ser capaz de
moverte durante semanas sin algún tratamiento.”
El rostro de Draco se mantuvo neutral, pero sus dedos tuvieron un espasmo. Hermione sintió a su
pecho apretarse después de que él fallara en contestar durante varios segundos.

“Draco—”

“Yo lidio con eso solo a menos que sea de vida o muerte,” él dijo finalmente, las palabras fueron
tan bajas que casi las dijo bajo su aliento. Él no abrió sus ojos. “Severus solía ayudar
ocasionalmente—cuando era algo que yo no sabía cómo tratar—pero de otra manera—es mi
trabajo.”

Hermione lo observó con horror. Draco abrió un ojo y lo entrecerró observándola antes de resoplar.

Él arqueó una ceja y cerró sus ojos nuevamente, su expresión se endureció. “Podrás recordar que
una vez pusiste una piedra rara en mi corazón. Puede que no se muestre en los diagnósticos, pero
tengo que evitar a los sanadores tanto como pueda. Si el Señor Tenebroso comenzara a recibir
reportes repetidos que estoy físicamente impecable a pesar de haber tenido Runas Oscuras
grabadas en mi espalda durante tres años, él tendría más que algunas preguntas. Probablemente
terminaría con el corazón de fuera. Cuando es algo que amenaza con mi vida, llamo a un sanador y
les borro la memoria después, pero la mitad de sanadores en Inglaterra estarían podridos en este
punto si llamara y le borrara la memoria a uno cada vez que me hicieran crucio.”

Hermione sintió como si la hubiera desollado. “Yo no—no me dí cuenta.”

“Está bien. Granger.” Él no abrió sus ojos pero aún así movió su mano para calmarla. La esquina
de su boca se levantó. “Me han dicho ya varias veces que tengo un talento natural para la
sanación.”

Su mandíbula seguía temblando, y ella apretó los dientes por un momento antes de que pusiera la
varita de Draco en sus dedos. “¿Puedes—puedes hacer el hechizo por mí entonces?”

Él murmuró los hechizos mientras ella guaba sus dedos, golpeteando por los puntos de presión de
su mano derecha y su antebrazo. Sus dedos tuvieron espasmos repetidamente mientras ella lo
ayudaba a mandar leves vibraciones a los músculos con tirones, calmando la tensión.

Sus dedos finalmente se abrieron después de varios minutos y ella puso su varita hacia un lado.
Ella levantó el brazo derecho de Draco y comenzó a tratar de arreglar el daño. Sus dedos
comenzaron a acalambrarse, y ella lo ignoró y siguió trabajando hasta que la mano de Draco dejó
de tener espasmos y a quedarse quieta.

Ella levantó la última poción que había llevado y vertió una pequeña cantidad en la palma de su
mano. Comenzando por la yema del pulgar, comenzó a frotarlo suavemente, bajando hasta la
muñeca y el antebrazo y luego hasta los hombros. La poción era cálida e hizo que su piel
hormigueara mientras la masajeaba en la piel de Draco, tratando de reparar todos los nudos rígidos
y los músculos desgarrados.

Cuando ella levantó la mirada después de terminar con ambos brazos, Draco estaba dormido, sus
cejas estaban arqueadas firmemente.

Ella lo estudió por varios segundos antes de estirarse y pasar la punta de su dedo ligeramente entre
sus ojos, tratando de desvanecer la poción.

Sin Draco para realizar los hechizos, tratar de masajear los nudos y los tremores tomó más tiempo.
Ella siguió de todas formas.

Sin él despierto, ella podía llorar seguramente mientras trabajaba.


Él durmió durante casi cuarenta y ocho horas. Hermione se quedó con él la mayoría del tiempo. La
expresión de Draco se relajaba cuando ella estaba en la cama a su lado, hablándole silenciosamente
sobre lo que fuera que le llegara a la menta, pasando sus dedos por su cabello y trabajando en su
daño muscular. Ella casi agotó todo su suministro de pociones de embrocación.

Cuando se volvía demasiado inquieta para sentarse a su lado, caminaba tranquilamente. Miró por la
ventana a la mañana siguiente y vio a Lucius caminando a lo largo del ala norte como si estuviera
tratando de medirlo en pasos. Levantó la vista y sus ojos se encontraron.

La sangre de Hermione se puso fría. Ella lo miró a los ojos sólo por un momento antes de
desaparecer de su vista.

Cada vez que Draco despertaba, Hermione revisaba sus ojos y hacía que él realizara hechizos
básicos de curación para ella. Siguió dormitando hasta que Bobbin llegó para informar que Lucius
estaba en la puerta de Draco y amenazaba con derribarla si no veía a Draco.

Draco se obligó a levantarse. “¿Cuánto tiempo he estado aquí? Solo me dieron tres días libres.
Bobbin, tráeme un conjunto completo de túnicas.”

Hermione trató de detenerlo. “Draco, espera. Tus ojos aún no se han recuperado. Aún tienes medio
día. Necesitas descansar tanto como sea posible.”

Puso los ojos en blanco y se puso rígido cuando Bobbin apareció con un montón de túnicas. “Para
eso guardo el alivio del dolor”.

Se vistió y se dirigió hacia todas las pociones que había traído Bobbin. Entrecerró los ojos mientras
los sostenía a unos centímetros de su cara, tratando de leer las etiquetas. Bebió cinco de ellos en
rápida sucesión, ignorando las objeciones de Hermione de que ciertos tipos de analgésicos no
deberían combinarse.

Rodó los ojos. “Estoy bien versado en el alivio del dolor. Casi puedo garantizar que no será lo que
me mate.”

Parpadeó repetidamente y sacudió la cabeza.

Hermione se dio cuenta de que todavía no podía ver con seguridad. “Ten cuidado, Draco.”

Él sonrió brevemente cuando la miró a los ojos. "Estaré bien."

Todavía captó la expresión tensa y firme en su rostro la fracción de segundo antes de que
apareciera.

Bobbin llegó unas horas después y se llevó todos los suplementos médicos. El Amo Draco estaba
bien, ella dijo evitando los ojos de Hermione, solo quería el inventario de las pociones que
Hermione había usado.

Hermione se quedó sola para ocuparse en su jaula, preocupándose y preguntándose qué era lo que
estaba pasando fuera de la puerta de su habitación.

Chapter End Notes

Hermione embarazada (Hermione pregnant) por thegirlthatreadsfantasybooks.


Capítulo 71

Julio 2005

Bobbin llevó avena para desayunar a la mañana siguiente. Hermione no tenía ganas de comer e
ignoró la bandeja mientras caminaba por la habitación.

Draco no había regresado desde que se había ido a ver a su padre. Ella estaba cansada de esperar.
Ella no sólo iba a sentarse de manera impotente en su habitación esperando a que Ginny llegara y a
que Draco muriera.

Ella caminó hacia la puerta y la abrió rápida y fuertemente.

“¡No!” Una voz aguda gritó.

Hermione sintió que casi se le salía el alma y volteó para encontrar a Narcissa de pie y que parecía
estar al borde de tratar de salir de su marco.

Hermione miró con los ojos muy abiertos a través de la habitación a Narcissa, su mano contra su
pecho. Su corazón se sentía como si hubiera saltado a su boca.

Narcissa le devolvió la mirada.

“No puedes salir. Draco no está en el estado.” Su voz era firme y autoritaria.

Hermione había pensado que sonaría más rota de alguna manera. Ella inhaló profundamente y miró
a Narcissa de manera desconfiada.

Narcissa asintió levemente. “La magia del estado lo sabe.”

Hermione cerró la puerta lentamente y caminó hacia el retrato. Ella estudió a Narcissa, tomando
nota de las características que Draco había heredado. La misma boca. Los mismos gestos. En la
escuela, ella había pensado que Draco era igual a su padre, pero ahora veía cómo Narcissa aparecía
en las características de Draco Malfoy.

“Quiero salvar a tu hijo,” dijo Hermione.

La boca de Narcissa se apretó levemente y arqueó una ceja. “No puedes. Si en verdad pensaras que
podrías hacerlo, no estarías caminando por la habitación como un nundu enjaulado.”

Hermione no parpadeó. “Draco morirá si no hago algo.”

La expresión de Narcissa se fracturó brevemente y después se volvió suave y apartó la mirada.


“Hay cosas peores que la muerte.” Acomodó la empuñadura de su manga. “No sabes cómo era mi
hijo cuando estabas perdida. No tienes idea.”

Era extraño ver a una adolescente referirse a un hombre casi una década mayor que ella como su
hijo.

“Yo lo salvé.”

“No hubieras tenido que hacerlo si te hubieras ido antes en la manera en la que te suplicó que lo
hicieras. Habían otras personas que te importaban más que hacer lo que él te pedía,” dijo Narcissa,
su voz era fría.
Hermione notó que Narcissa era demasiado jóven. Los retratos no evolucionaban o maduraban, se
quedaban de la manera en la que eran. El hecho de que el retrato de Narcissa mostrara signos de
algún trauma mostraba cuán profundo había sido. Fundamentalmente, ella aún era Narcissa Black,
con dieciséis años y llena de arrogancia romántica.

“¿Por qué Narcissa no escapó cuando Draco se lo pidió? ¿Por Lucius?”

El retrato de Narcissa se puso rígido. “No. Lucius es… él—él…” su máscara se desvaneció. “Él me
—la amaba—más que a nada. Ella quería irse—después del torneo de los tres magos—pero Lucius
juró que Draco no tendría que tomar la marca. Cuando él fue arrestado, ella estaba segura de que el
Señor Tenebroso iría por Draco. Ella iba a llevárselo una vez que él llegara a casa de la escuela.
Pero… el Señor Tenebroso llegó primero. Entonces… entonces—después—”

“Ella se quedó para mantenerlo con vida,” dijo Hermione. “Draco hubiera dejado de intentarlo una
vez que supiera que ella estaba a salvo. Él hubiera estado muerto en semanas.”

Narcissa apartó la mirada, pero asintió levemente.

Hermione se acercó. “Quiero salvar a Draco. Si le dijeras a Lucius—si él lo supiera—”

“Eso está fuera de cuestión.” Narcissa dijo con voz firme.

Hermione miró con sorpresa a los ojos brillantes y furiosos de Narcissa. Se dio cuenta lentamente
que ese retrato de Narcissa amaba a Lucius mucho más de lo que amaba a Draco.

La Narcissa en el retrato no era una madre. Era una bruja adolescente comprometida con un mago
que la adoraba. Podría llamar a Draco su hijo y cuidar de Hermione, pero fundamentalmente, ella
siempre escogería a Lucius primero. Dejaría morir a Draco si eso protegiera a Lucius del
conocimiento de lo que había pasado.

Hermione dejó caer sus hombros. “Narcissa…”

“Ella no quería que él se enterara. No sabes por lo que tuvo que pasar para asegurar que él no se
enterara. ¿Pensabas que la abstinencia de la poción era difícil después de tres dosis? Ella la tomó
más de una docena de veces—sólo para poder verlo.” La voz de Narcissa estaba temblando con
una intensidad enojada. “Draco solía suplicarle que no lo hiciera.”

Hermione se acercó más. Sus dedos estaban a solo un aliento de distancia del lienzo. “Si ella se
hubiera ido para proteger a Draco, ella le hubiera dicho que tratara de salvar a Draco.”

La expresión de Narcissa era fría mientras estaba sentada en su silla. “¿Cómo el hecho de que
Lucius lo supiera cambiaría algo?”

Hermione miró hacia abajo. “No lo sé. Sólo creo que él—”

“Si intervenes y las cosas salen mal, todo por lo que Draco tuvo que pasar para protegerte será para
nada. Hay peores cosas que morir. Cualquiera en esta familia puede decirte eso.”

Ella se rehusó a hablar más con Hermione.

Hermione se había volteado de mala gana y caminó hacia su bandeja de desayuno. El hechizo de
calentamiento había desaparecido y la avena estaba fría y poco apetecible.

Hermione consideró saltarse el desayuno, pero necesitaba ganar su peso de nuevo. Ella no iba a
generar músculo si se saltaba sus comidas.
Ella suspiró y sin mucho entusiasmo tomó la pequeña jarra de crema y la vertió en el tazón,
alcanzando la cuchara.

Mientras sus dedos tomaban el mango de la cuchara, sintió una fuerte sacudida detrás de su
ombligo.

Era como ser invertido y empujado a través de un tubo. La habitación desapareció y ella reapareció
en el aire, cayendo hacia adelante y golpeándose la cabeza contra el suelo mientras su estómago se
revolvía.

Ella casi vomitó, mientras agarraba protectoramente su abdomen fuertemente contraído con una
mano y trataba de orientarse. Ella jadeó irregularmente varias veces mientras respiraba. Todo se
estaba moviendo y su frente le dolía donde se había golpeado.

Ella se obligó a levantarse temblorosamente.

Lucius estaba sentado a varios metros de distancia, recargado en una silla alta, con una taza de té
en la mano.

“Ah. Ahí estás.”

Hermione lo miró con horror en blanco mientras observaba el resto de su entorno. Lucius la había
transportado a través de la mansión hasta el salón del ala sur.

Él puso su taza sobre su platillo y se sentó hacia adelante, observándola.

“Tengo unas preguntas para ti, Sangre Sucia.”

Ella se movió hacia atrás y su mano se pegó ligeramente al piso. Ella la liberó y después se dio
cuenta de que el piso estaba pegajoso.

El piso estaba empapado de sangre secándose.

La cuchara que la había llevado estaba en el suelo a unos metros de distancia. Su corazón se
detuvo. Su mano se estiró y trató de agarrarla.

Se desvaneció justo antes de que sus dedos llegaran a ella.

“¿Tratas de irte tan pronto? ¿Después de todo el esfuerzo de traerte hasta aquí? Me ofendes, Sangre
Sucia,” Lucius arrastró las palabras, moviendo su varita entre sus dedos.

Ella lo miró fijamente, obligándose a respirar regularmente. Solo necesitaba mantenerse calmada y
comprar tiempo hasta que Draco llegara.

Draco, tu madre me tiene. Ala Sur. Ella enfocó su mente en el pensamiento.

“¿Sabías,” Lucius se quitó los puños de la camisa de las manos, “que eres intrigantemente difícil de
tener acceso? Debo felicitar a mi hijo por mi ingenuidad. Desde mi regreso, el Ala Norte de la
mansión se ha vuelto desconcertante. Entro a los pasillos y me encuentro caminando en círculos y
olvidando qué puertas llevan a dónde. Antes de que me recupere, he vuelto al ala principal o he
recordado algo que tenía intención de hacer pero lo olvidé. O Draco parece requerir mi ayuda con
algo.”

Hermione humedeció sus labios nerviosamente y no contestó.

“¿Has notado el fenómeno?” Lucius preguntó, su voz era cantarina. Él estaba jugando con el
mango de su varita.

“No salgo de mi habitación—por mi cuenta,” ella dijo, evitando mirarlo a los ojos. Había una
sensación de dolor en su espalda baja y un dolor agudo en su abdomen bajo. Su garganta se había
apretado y sus hombros casi habían tenido un espasmo mientras se sentaba rígidamente, tratando de
ignorarlo.

“No. No parece que lo hagas.” Él labio de Lucius se curvó. “Entonces estoy seguro de que no has
de saber que mi hijo estuvo—” Lucius parpadeó. “Él se lesionó hace algunos días.”

Hermione no hizo nada más que respirar.

Lucius movió su cabeza hacia el costado y arqueó una ceja. “Te he estado investigando
recientemente. La pequeña sanadora que fue atrapada explotando Sussex.”

Hermione se estremeció y sintió que se encogía internamente mientras Lucius continuaba, “estuve
en Sussex después de que fue destruído. Vi los cuerpos removidos de los escombros. El veneno
usado para asegurar que cualquiera que escapara del radio de la explosión fue una invención
fascinante. Si se come, mata sin dolor en cuestión de segundos, pero inhalado es más lento… y más
desordenado.”

Hermione pasó saliva.

Lucius notó su reacción y movió su cabeza hacia el costado. “¿Qué clase de sanador puede
construir una bomba capaz de matar a casi mil personas en cuestión de minutos?”

Él se inclinó hacia adelante en su silla, arrastrando sus ojos sobre ella de manera tan lenta que ella
casi podía sentir su mirada sobre su piel. “¿Tengo la intención de creer que una pequeña sanadora
de sangre sucia, tan insignificante que apenas hay registros con su nombre incluido, fue la única
responsable de uno de los ataques más devastadores que sufrió el Señor Tenebroso?”

Hermione no dijo nada, forzando a que su expresión se mantuviera neutral mientras procesaba la
revelación. Habían cientos, posiblemente miles de registros de la Orden con su nombre en ellos. De
la cueva en la plaza. En Grimmauld Place. Ella había gestionado el equipo de reconocimiento y la
prisión de la Orden después de la muerte de Kingsley. Los registros clasificados de la Orden
habían reflejado eso.

A menos que de alguna manera se habían ido.

Lucius se recostó, resoplando y sacándola de su ensimismamiento. “No fuiste tú. Fuiste un señuelo.
Un peón de sacrificio para proteger al último miembro de la Orden.”

Ella parpadeó.

Ella había asumido que curar a Draco había sido lo que había levantado su sospecha. En su lugar él
la había llevado con una teoría conspiratoria mal dirigida. Ella lo observó, tratando de calcular su
curso de acción.

Los ojos de Lucius se entrecerraron mientras la miraba fijamente. “Conoces la identidad del último
miembro de la Orden, el responsable por estallar Sussex y por asesinar a la Guardián en febrero.”
Él se acercó a ella nuevamente, con sus ojos plateados brillando.

Hermione evitó su mirada. “No lo recuerdo. No recuerdo nada sobre un último miembro de la
Orden.”
“Ah sí…” Lucius hizo un chasquido desconcertante. “Esos recuerdos que perdiste que te hacen tan
importante ahora.”

Hermione miró subrepticiamente hacia la puerta.

“Mi hijo está resignado a esperar hasta que tus recuerdos puedan ser extraídos de manera segura.
Él no quiere que nada le pase a su pequeña Sangre Sucia a menos que los sanadores mentales lo
aprueben.” Lucius suspiró y se volvió a hundir en su silla, su labio se curvaba. “Él es jóven e
ingenuo. Él ha tenido éxito durante una guerra y ahora piensa que teniendo cuidado y siguiendo
órdenes es un camino al éxito dependiente. Yo serví durante ambas guerras. La victoria se puede
arrebatar en cualquier punto. El triunfo se vuelve cenizas en un instante. Un error o un cálculo mal
hecho y todo se desvanece…” su voz se desvaneció y se quedó sentado moviendo su varita entre
sus dedos con su mente ausente.

Hubo un largo silencio.

Hermione comenzó a estimar qué tan rápido podía llegar a la puerta si necesitaba salir corriendo.

“¿Estás esperando a alguien?” La voz de Lucius estuvo repentinamente cerca. Cuando ella regresó
la mirada, él se había movido de su silla y estaba solo a centímetros de ella. Su mirada era burlona.
“¿Quizás, a mi hijo?”

Él se arrodilló a lado de ella. “¿Esperas a que Draco aparezca y te salve?” Él sonrió y miró
alrededor de ellos. “Esta habitación es única. Hay una cantidad inusual de magia juntada aquí que
afecta las líneas ley del estado. No puedes aparecer aquí, y dada la tarea inconveniente de tener
acceso a ti, pensé que podía regresarle el favor a mi hijo.”

Su mano se levantó y tomó su barbilla ligeramente con la punta de sus dedos. “Debería odiar verlo
ser castigado por tener que causarte daño.”

La garganta de Hermione se cerró y ella se estremeció mientras él se acercaba.

Su agarre se apretó. “No querrías eso, ¿o sí? Creo que le tienes cariño. Él te saca a pasear al estado
y tú lo esperas como una pequeña mascota obediente. Puede que te disfrute menos si me piden que
te corte la información. Eras una sanadora; ¿sabes cuántos nervios tiene cada una de la punta de tus
dedos? Dime ahora quién es el último miembro de la Orden y no te haré daño.”

“No lo sé.” Hermione trató de liberar su rostro, pero Lucius hundió sus dedos debajo de su
mandíbula, agarrando el hueso con fuerza. “No lo sé. Yo—aún no lo recuerdo.”

Él se acercó más hasta que sus rostros estaban casi tocándose. Sus ojos estaban brillando y él se
burló con saña como si le estuviera enseñando los dientes. “No te creo.”

Hermione comenzó a temblar incontrolablemente.

“No soy un tonto. Había un espía entre los Mortífagos en el año previo a la derrota de la
Resistencia. Incluso el Señor Tenebroso sospechaba que uno de sus sirvientes más leales lo había
traicionado. Él es la pieza que aún no se toma en cuenta. Las huellas están esparcidas a través de la
guerra. Los precisos ataques inusuales en nuestras prisiones. Las masacres y actos de sabotaje que
no eran para nada característicos de la Orden del Fénix. Esa personas destruyó Sussex y
desapareció después de la Batalla Final solo para volver a emerger unos meses después de que tú lo
hiciste.” Él movió la cabeza de Hermione hacia atrás con tanta fuerza que era difícil respirar. Tu
conformidad puede haber adormecido a mi hijo con una falsa sensación de seguridad, pero a mí no
me has engañado. Tú no estás rota—tú sólo estás esperando.”
Él la empujó hacia atrás, y su cabeza se estrelló contra el suelo de piedra cuando la inmovilizó
contra el suelo debajo de él.

“Esta es tu última oportunidad, Sangre Sucia. Si deseas salir de esta habitación intacta, dime quién
es el espía.” El rostro de Lucius estaba a centímetros del de ella, y ella podía sentir el calor de su
aliento esparcido por su rostro y podía oler el aroma tánico de té.

“No lo sé. No lo recuerdo.” Su voz estaba temblando mientras trataba de evitar su mirada. El latido
de su corazón estaba elevándose con un firme terror. No entres en pánico. No entres en pánico.
Respira. “Malfoy trató de sacar los recuerdos. También el Señor Tenebroso. No sé quién es.

Ella mordió su labio mientras trataba de no tener un ataque de pánico mientras Lucius se
arrodillaba sobre ella.

La mano de Lucius recorrió su cuerpo, y ella no pudo reprimir el escalofrío de repulsión cuando se
detuvo sobre el pequeño bulto sobre su abdomen bajo. Los dedos de Lucius se movieron como si
la estuviera acariciando. “¿No se supone que este embarazo tuyo cambiará eso? Por eso es que
estás aquí como el juguete de mi hijo. Escuché sobre tu coma. Seguramente ahora ya recuerdas
algo.”

“Yo no—yo no.”

Él la agarró del cuello. “No te creo, Sangre Sucia. Por qué no vemos.” Él sostuvo su mandíbula
firme y la miró a los ojos.

Ella cerró sus ojos con fuerza. “¡No! Por favor no—por favor no. Magia invasiva—aborto no
deseado—” ella se atoró con las palabras.

Lucius se rió mientras el agarre en su cuello se apretaba. “¿Esperas que me importe una hija
ilegítima de una puta Sangre Sucia? ¿Creíste que mi hijo tiene la intención de quedárselo?”

Hermione negó la cabeza con fuerza, tratando de alejar su mano. “El Señor Tenebroso—la magia
invasiva podría causarle daño a los recuerdos—matarte. Draco mató a Montague por eso—Sólo—”

Lucius le sonrió. “Pareces estar preocupada sospechosamente por mi longevidad.”

Él agarró su mandíbula y obligó a que moviera su rostro cerca del de él.

“Abre tus ojos, Sangre Sucia, o te cortaré tus párpados.”

El corazón de Hermione latía tan rápido que se había convertido en una dolorosa sensación
punzante en su pecho.

Serás obediente.

Sintió que se aflojaba cuando sus ojos se abrieron.

No lastimarás a nadie.

Sus uñas se clavaron en la muñeca de Lucius y se soltaron. Lucius sonrió cuando sus ojos grises se
encontraron con los de ella.

Harás de todo para producir hijos sanos.

Ella se quedó quieta.


Todo.

Todo para producir hijos sanos.

Ella haría todo. Ella podía hacer todo.

Ella se enfocó en el pensamiento y golpeó su frente contra el rostro de Lucius. Ella sintió cómo su
nariz se rompió mientras se alejaba, pateándolo salvajemente mientras se liberaba y se apresuraba
en llegar a la puerta.

Dedos huesudos se envolvieron alrededor de su tobillo y la jalaron, tirándola al suelo y


arrastrándola por el piso. Ella trató de patear para liberarse mientras Lucius la arrastraba debajo de
su cuerpo. Ella clavó su codo en su plexo solar mientras intentaba salirse de su agarre.

Ella rasguñó su rostro, tratando de rasguñarle los ojos. Su agarre se aflojó mientras se alejaba para
evitar sus uñas. Ella se alejó y le clavó el talón en la garganta antes de lanzarse de nuevo hacia la
puerta. Llega a la puerta. Llega a la puerta.

Ella chocó contra la madera firme y agarró la perilla. Ella trató de girarla, pero no podía. Un dolor
agudo se esparció por su mano hacia su brazo mientras seguía tratando de hacerla girar. Finalmente
gritó con agonía y alejó su mano. Se miró los dedos y encontró la carne quemada y chamuscada
hasta los huesos. La perilla estaba al rojo vivo.

Lucius se rió. Con la misma risa desconcertante y sin fin que había hecho mientras observaba a
Ron morir.

Las vibraciones de la misma se movieron a través de sus venas como el hielo. Se volvió lentamente
para encontrarlo de pie al otro lado de la habitación, sonriendo mientras la sangre le corría por la
cara, le llenaba la boca y se filtraba alrededor de sus dientes.

Él levantó una mano pálida hacia su cuello y tosió. “Disfruté eso. ¿Creíste que ibas a escapar,
pequeño ratón?” Él rió levemente. “Morirás en esta casa. Igual que muchos miembros de la Orden
antes que tú. No hay nadie más que te salve.”

Hermione se quedó de pie mirándolo fijamente. Las quemaduras en su mano estaban punzando
dolorosamente con cada latir de su rápido corazón.

Mientras estaba de pie junto a la puerta, una lenta sensación de hundimiento se apoderó de ella.

Draco no llegaría a tiempo.

Él no lo haría. Habían usado toda su suerte sobreviviendo tanto tiempo como lo habían hecho.

Lucius no era Astoria. Secuestrar a Hermione de su habitación había sido premeditado y planeado
específicamente para frustrar a Draco.

Ella se quedó estudiando a Lucius hasta que él movió su varita hacia ella. Hermione sintió a su
magia tomarla y acercarla. Cuando ella se acercó a él, él dió un paso hacia un lado y ella se golpeó
contra las barras de la jaula en el centro de la habitación.

Una barra atrapó su frente, y su visión se puso borrosa por el impacto. Se desplomó y sacudió la
cabeza, tratando de despejarse mientras luchaba por pensar.

Sintió un aleteo en el abdomen y se le hizo un nudo en la garganta mientras le temblaban los


hombros. Ella presionó su mano herida protectoramente sobre su abdomen. “Por favor, Lucius—
no quieres hacer esto.”

Los dedos de Lucius se hundieron en sus hombros mientras la volteaba para que lo viera. Su rostro
estaba cubierto de sangre y habían gubias en su frente donde ella casi le había arrancado los ojos.

¿Podría correr de nuevo? ¿Tenía algún punto intentarlo?

Sus piernas se rindieron abruptamente y se deslizó por las barras hacia el suelo.

“No hagas esto, Lucius,” ella dijo. “No quieres saber.”

Lucius se arrodilló y movió la cabeza de Hermione hacia atrás. Ella miró sus ojos fríos y plateados.

Eran iguales a los de Draco. Ella nunca había notado eso antes.

Lucius arqueó una ceja. “Se me ha ordenado que encuentre al último miembro de la Orden, y lo
haré. Esta no es una tarea en la que tengo permitido fallar.”

Hermione miró a Lucius aturdida, había puntos que acribillaban su visión y un detalle que se sentía
fuera de su alcance. Una llave. Estudió su rostro, buscando a Draco en él. Sus ojos eran tan
similares; tenían la misma desesperación en ellos.

Lucius se veía desesperado.

Hermione abrió más sus ojos.

Voldemort aspiraba a la inmortalidad. Él no tenía ninguna intención de tener un sucesor. A él sólo


le importaba el poder mientras él lo controlara.

Él dejaría que el Mundo Mágico se quemara hasta las cenizas en vez de dejar que alguien más
gobernara.

“Él va a matar a Draco si fallas, ¿no es así?” Ella sintió que sus dedos se estremecían casi
imperceptiblemente. “La lesión de la semana pasada—no fue una prueba, fue tu castigo. ¿Fuiste tú
quién tuvo que hacerle crucio?”

Los ojos de Lucius brillaron antes de volverse fríos.

Cuando Hermione lo vió, ella movió su cabeza hacia atrás y se rió de manera ahogada. Por
supuesto, debió haber sabido que tendrían la misma manera de mostrar las cosas.

Ella sostuvo su mirada y se inclinó hacia delante.

“Yo soy el último miembro de la Orden. El último,” ella dijo después de un momento. “Todos los
demás han muerto. Yo soy todo lo que queda.”

Sus ojos se entrecerraron.

“Yo sí hice estallar Sussex.” Ella continuó mirándolo a sus fríos ojos. “Harry—Harry estaba
muerto. Todos estaban muertos o habían sido capturados, no había nadie que me detuviera. Yo
creé la alquimia y diseñé las dos bombas de la Orden. El veneno que encontraste tan interesante,
yo también lo inventé. Sangre de thestral. Acónito. Veneno de áspid. Arsénico. Pez globo. Raíces
de cicuta de agua. Piel de tritón. Era mía.”

Ella inhaló profundamente. “Aunque tienes razón—había un espía entre los Mortífagos durante el
último año de la guerra. Yo lo manejaba.”
Hubo un destello de triunfo en los ojos de Lucius. Hermione quería escupirle.

“Pero no salvarás a Draco al encontrarlo.” Ella estudió su rostro ensangrentado y escuchó su risa
mientras Ron moría gritando. Ella se acercó, el tono de su voz disminuyó hasta un susurro. “El
espía que asesinó a Umbridge y destruyó el pendiente es tu hijo.”

La expresión de Lucius se quedó en blanco por un momento antes de torcerse en una burla
enfurecida. Él la tomó del cuello, la movió hacia adelante, e hizo que chocara contra las barras de
la jaula.

“Mi hijo nunca se volvería un aliado de la Orden.”

Hermione se ahogó pero no dejó de mirarlo a los ojos.

“Él—odia a Voldemort,” ella logró decir. “Él—siempre lo ha—odiado. ¿Por qué crees que hay una
jaula en tu salón? Voldemort mantuvo a tu esposa ahí.”

Lucius se movió como si lo hubiera golpeado. “¡Estás mintiendo!”

El agarre en su cuello se apretó, y Hermione jadeó mientras trataba de respirar. Sus dedos estaban
presionados brutalmente en su esófago, y la piel de su rostro se volvió tensa por la presión.

“Voldemort—la torturó—en esta habitación. Por eso es que Draco obtuvo la marca y mató a—
Dumbledore…” ella apenas podía decir las palabras. Ella arañó su mano, tratando de liberarse. Sus
pulmones comenzaron a tener espasmos y ardor.

“¿Esperas que te crea?” Él la soltó y ella jadeó desesperadamente por aire, arrastrándola hasta sus
pulmones ardientes mientras colapsaba contra la jaula.

Su varita golpeó peligrosamente cerca de su cara, y él gruñó. “ ¡Legeremens!”

Lucius no era un legeremante. Su magia para invadir mentes era débil. Era como si le desgarraran
la mente bruscamente con un palo desafilado. Si ella hubiera tenido magia, él nunca habría podido
penetrar en su mente.

Ella no tenía magia.

Él forzó su entrada.

No había precisión. Él simplemente aplastó su conciencia debajo de la suya mientras cavaba su


entrada.

Él no se enfocó en recuerdos individuales, solo abría su camino a través de ellos hasta que chocaba
con uno.

Draco…

Sus dedos recorriendo su columna mientras besaba sus hombros y cuello. Su otra mano enredada
en su cabello, sosteniéndola cerca de modo que su piel desnuda se apretaba abrasadoramente contra
la de ella.

“Teamo.” “Te amo.” “Voy a cuidar de ti.” Él murmuró las palabras contra su piel.

Hermione trató de alejar el recuerdo pero no podía conjurar magia. Ella podía sentir a sus esposas
comenzando a arder alrededor de sus muñecas.
Draco presionó su espalda contra la cabecera, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura
mientras él se empujaba dentro de ella. La devastadora adoración en su rostro inequívoca
mientras la besaba. Ella enredaba sus dedos en su cabello y lo besaba de vuelta mientras sus
caderas se tocaban.

Ella podía sentir la furia horrorizada de Lucius.

Ella no sabía cómo mostrarle los recuerdos correctos. Ni siquiera estaba del todo segura de dónde
estaban. Aplastaría su mente en pedazos mucho antes de encontrarlos por su cuenta.

Ella estaba observando el rostro de Draco. “Encontré lo que faltaba para remover tu Marca
Tenebrosa.”

“Oh.”

“Lágrimas de Fénix. Podría removerla si tuviera un frasco de lágrimas de Fénix.”

Ella se obligó a enfocarse a través del dolor. Narcissa. Ella tenía que enseñarle lo que le había
ocurrido a Narcissa.

Narcissa. Narcissa.

El retrato de Narcissa comenzó a dejar de verse borroso. “Ella no quería que él se enterara. No
sabes por lo que tuvo que pasar para asegurar que él no se enterara. ¿Pensabas que la abstinencia
de la poción era difícil después de tres dosis? Ella la tomó más de una docena de veces—sólo para
poder verlo.” La voz de Narcissa estaba temblando con una intensidad enojada. “Draco solía
suplicarle que no lo hiciera.”

Lucius dejó de brutalizar su camino a través de su mente y pareció congelado durante varios
segundos.

Hermione aprovechó el breve respiro para buscar en sus recuerdos los correctos. Había un dolor
punzante en la parte posterior de su cabeza como si un bisturí se estuviera hundiendo lentamente
en la base de su cráneo.

Narcissa. Narcissa. Ella necesitaba recuerdos de Draco hablando sobre Narcissa.

El rostro furioso de Draco apareció, y él la observó.

“Después de que tú y tus amigos enviaron a mi padre a Azkabán, el Señor Tenebroso fue a mi
casa. Yo aún ni siquiera regresaba de la escuela. Cuando llegué, él me estaba esperando. Él tenía
a mi madre en una jaula, en nuestro salón. Él la había estado torturando durante casi dos
semanas.”

Lucius se estremeció. Ella podía sentir cómo crecía su terror.

“Ella—ella nunca se recuperó. Los tremores—nunca se detuvieron, no después de tanto cruciatus.


Ni siquiera sé qué más le hizo—antes de que yo llegara—,” su voz se quebró. Él removió su
cabello de su rostro y parecía que le estaba costando respirar. “Todo el verano—yo no pude… no
pude hacer nada más que decirle que lo sentía.”

Draco estaba respirando tan rápido que sus manos estaban temblando y él continuó hablando, las
palabras sólo salían de él. “Mi madre—ella—ella nunca fue muy fuerte. Ella casi murió cuando
estuvo embarazada de mí, y nunca se recuperó de eso. Ella—siempre estuvo frágil después de eso.
Mi padre siempre dijo que teníamos que cuidar de ella. Él me hizo jurar una y otra vez cuando
crecía, que siempre cuidaría de ella. Cuando el Señor Tenebroso finalmente se fue de la mansión
—yo traté de hacerla escapar; a algún lugar donde no pudiera encontrarla o lastimarla de nuevo.
Pero ella no se iba—no se iba a ningún lado sin mí.”

Él presionó sus manos contra sus ojos. “Estaba tratando de cuidar de ella. Estaba tratando de
mantenerla a salvo. Estaba tratando de encontrar una manera de escapar—y después—murió
quemada en la Mansión Lestrange—”

Lucius vaciló por un momento. Hermione pensó que quizás él se saldría de su mente.

Él buscó más profundo en sus recuerdos enterrados.

Su mente estaba retrocediendo. Podía sentir un dolor agonizante y fracturante que comenzaba a
irradiarse desde la parte posterior de su cabeza.

Habían gritos rodeándola.

Su voz. Sonaba más jóven de lo que ella recordaba. “¿T-tu padre sabía?”

Draco pasó saliva. “No.” Él apartó la mirada. “Mi padre—él—él siempre fue muy protector con
mi madre. Si él lo hubiera sabido—”

Él estuvo callado por un momento. “La Oclumancia no es un talento que él tenga. No en el nivel
en que la hubiera necesitado. Él hubiera sido vengativo, nos hubiera condenado a todos. Mi madre
insistió en que le escondiéramos su condición. Había una poción recetada por un sanador mental
danés; enmascaraba la mayoría de sus síntomas. Prevenía que entrara en pánico cuando se le
requería hacer apariciones. Ella la tomaba cuando mi padre visitaba. El Señor Tenebroso
mantenía a mi padre mayormente en Francia y Bélgica cuando salió. Él asumió que ella era fría y
distante porque lo culpaba porque yo había tomado la marca.”

El recuerdo cambió.

Ella y Draco estaban juntos en la cama, los brazos de Draco estaban envueltos posesivamente
alrededor de ella mientras ella descansaba sobre su pecho.

“Voy a cuidar de ti. Te lo juro, Hermione. Siempre voy a cuidar de ti.”

“Cuéntame sobre tu madre, Draco,” ella dijo mientras pasaba sus dedos por las runas de su
espalda. “Dime todo lo que nunca podrías decirle a nadie.”

...

“Nunca había visto a nadie ser torturado,” él dijo sin voltear a verla. “Ella fue—la primera
persona que ví ser torturada. Él—” Hermione sintió cómo se tensó su mandíbula mientras dudaba,
“—él experimentó en ella y dejó que—algunos otros Mortífagos contribuyeran con ideas sobre
qué hacerle. Para castigar a los Malfoy.”

Lucius siguió empujando cada vez más y más profundo en su mente. Los recuerdos comenzaron a
volverse sombríos como si se estuvieran derritiendo, quebrándose y desvaneciéndose.

Los gritos continuaron. Una y otra vez.

Hermione sintió que se estaba yendo.

Todo tembló, y el peso de la mente de Lucius dentro de la de ella se desvaneció repentinamente.


Había una sensación hormigueante en sus brazos y su pierna derecha.

Ella se sentó sin moverse contra la jaula, jadeando mientras se obligaba a quedarse consciente. La
habitación giró lentamente. El aire era denso y brumoso con polvo y humo.

Lucius ya no estaba. Hermione miró hacia abajo confundida. Habían pequeñas espinas de
escombros enterradas en sus brazos. Un pitido cascado y agudo llenó sus oídos y no parecía
detenerse. Ella entrecerró los ojos y tosió cuando trató de respirar.

Ella trató de ponerse de pie, pero la habitación se tambaleó y se volvió roja mientras ella se
inclinaba hacia adelante. Ella se volvió a recargar, un jadeo ahogado se formó en su garganta
mientras trataba de pensar.

Ella necesitaba…

¿Qué era?

Necesitaba…

El salón.

Ella necesitaba salir del salón. Ve a la puerta. Ve a la puerta.

¿Dónde estaba la puerta?

Miró a su alrededor desconcertada. Hubo destellos de luz que no pudo distinguir claramente. La
pared donde debería haber estado la puerta ya no estaba. Había un agujero cavernoso en su lugar,
como si la pared hubiera sido desgarrada.

Tenía que pasar por ahí antes de que Lucius regresara. Intentó levantarse temblorosamente. La
cabeza le latía tan dolorosamente que la habitación se estremeció y casi se desmaya. Su pierna no
se movía. Miró hacia abajo y se dio cuenta de que había un trozo de madera enterrado en su
pantorrilla.

La habitación se estaba distorsionando frente a ella. Había ruido, pero ella no podía descifrar qué
era por el pitido. Las luces seguían parpadeando. Ella parpadeó y trató de levantar la mirada para
ver qué era, pero todo estaba borroso y se volvía más oscuro. Ella se volvió a recargar.

Se levantaría en un momento.

Sólo necesitaba respirar bien. Si su cabeza se aclarara un poco, sería más fácil moverse.

Se estiró y tocó su rostro con manos temblorosas. Sus dedos terminaron manchados de sangre…

Las barras detrás de ella temblaron abruptamente y la espantaron.

Unas manos la tomaron de los hombros y la levantaron del lugar donde estaba descansando.

Rubio.

Ella trató de alejarse. “Por favor—no— No—”

Ella estaba acostada sobre su espalda y piel pálida y cabello llenaron su visión.

“Dios—Hermione—lo siento mucho. Espera. Tienes que aguantar.


La voz se alargaba y estaba distorsionada.

Ella entrecerró los ojos. “¿Draco?”

Él estaba tan pálido que pensó que podría ser un fantasma.

“Viniste…” ella se estiró y lo tocó. Él en verdad estaba ahí. “Supongo que siempre lo haces—”

Él estaba inclinado sobre ella, murmurando rápidamente hechizos de sanación.

“Lo siento. No puedo darte calmantes para el dolor,” él dijo. Su voz estaba temblando. “Aguanta
por mí. Estás a salvo ahora. Te sacaré de aquí. Lo siento—mucho.”

Ella sintió que él sacó el pedazo de madera de su pierna. El dolor se esparció como el fuego y ella
gritó de manera entrecortada.

La inesperada agonía adicional aclaró su mente, atravesando el dolor aturdido. Lucius la había
secuestrado y forzado su entrada en su mente. Dio un grito ahogado y su pecho comenzó a tener
espasmos.

Oh dios. Oh dios. Oh dios, Draco. Él usó legeremancia y un traslador. ¿La bebé está bien? ¿La
lastimó?”

Draco estaba realizando varios hechizos en su mano lesionada y ella cerró su mano alrededor de su
varita y la movió hacia su estómago.

“Checa a la bebé,” ella dijo con su voz temblorosa. “Creo que debió haberla lastimado.”

Ella no podía respirar mientras Draco dudaba y después realizaba el hechizo. La luz brillante y
dorada llenó la habitación mientras el orbe apareció, aún moviéndose con firmeza.

Hermione lo miró fijamente durante varios segundos antes de estallar en lágrimas. Se obligó a
sentarse. La habitación comenzó a dar vueltas, pero ella se obligó a concentrarse, agarrando la
camisa de Draco con fuerza y mirándolo a los ojos.

“Él lo sabe—lo siento. Tu padre lo sabe. Le dije lo que le pasó a tu madre.” Ella tuvo que acercarse
para poder ver los detalles de su rostro.

Draco se quedó quieto y parpadeó.

“Está bien. No importa,” él dijo después de un momento. Su cabello rozó con el de ella y él besó
su frente. Él deslizó una mano detrás de su cintura y debajo de sus piernas y la levantó. “Te llevaré
de vuelta a tu habitación y terminaré de sanarte. Después lidiaré con todo aquí.”

Él se puso de pie. Ella podía sentir que él estaba temblando. Él estaba demasiado pálido; podría
estar sangrando de algún lado. Ella no estaba segura. Ella miró por la habitación de manera
aturdida. El suelo estaba cubierto de escombros, y la pared entera de donde había estado la puerta
ya no estaba.

Lucius estaba inmóvil en la jaula del centro de la habitación. Sus muñecas estaban atadas a las
barras en los opuestos de la jaula.

Para prevenir que tocara su Marca Tenebrosa.

Había sangre haciendo un charco en el suelo por una lesión a su costado.


Draco notó lo que ella estaba observando. “Fue la manera más rápida de lidiar con él.”

Lucius se movió y su cabeza se inclinó hacia atrás mientras miraba a Draco y Hermione. Su cabello
había caído sobre su rostro, pero sus ojos brillaban de rabia.

“¿Por qué no me dijiste lo que le ocurrió a tu madre?” él preguntó con desprecio.

Hermione sintió a los dedos de Draco tener un espasmo contra su columna. Él exhaló. “¿Qué
hubieras hecho que no la hubiera matado antes?”

Lucius se movió, las cadenas de metal chocaron contra las barras. Él movió su cabeza para que
pudiera ver de manera más clara. “Debiste haberme dicho. ¡Ella era mía!”

Draco observó fríamente a su padre. “Sí. Lo era. Y te ocupaste de que todos lo supieran, ¿no es
así? Incluso el Señor Tenebroso. Nunca la dejaste ir. No cuando ella suplicó que escapáramos
después de mi cuarto año. Tú la amaste justo hasta la tumba.”

Lucius palideció a través de la sangre que oscurecía su rostro.

Draco rió de manera amarga. “Siempre me molestó que pensabas que el Señor Tenebroso me
hubiera usado a mí como castigo para ti cuando la tenía a ella. Supongo que nunca fuiste tan
creativo como el Señor Tenebroso.”

Lucius no dijo nada durante un tiempo, después movió su cabeza hacia el costado. “¿Qué estás
haciendo ahora? ¿La Sangre Sucia abre sus piernas para calmarte y para que te imagines que la
estés salvando a ella en su lugar?”

Draco no dijo nada.

Lucius se inclinó hacia adelante. “No lo sobrevivirás. Si ella escapa, el Señor Tenebroso te verá
como responsable.”

Draco resopló. “No imagino que hay muchas circunstancias en las que sobrevivo los siguientes
meses incluso si ella se queda.”

Los ojos de Lucius se entrecerraron. “Lo sabías.”

Draco asintió con una fría sonrisa. “La información es mi especialidad, Padre.”

Él estaba calmado por fuera, pero Hermione podía sentir a su cuerpo entero temblando.

Lucius se movió hacia adelante y estudió a Draco como si lo estuviera volviendo a evaluar. Sus
ojos estaban ardiendo. “¿Y qué piensas hacer conmigo?”

“¿Qué crees? Rompiste y casi comprometiste mi tarea. En el proceso de recuperar la sangre sucia,
tuve que matarte. Tengo recuerdos que lo corroboran.”

Lucius asintió, no parecía estar sorprendido. “Quiero ver a Narcissa.”

Draco dudó y después asintió. “Imagino que hablará contigo ahora. Haré que los elfos traigan su
retrato. Tienes hasta que regrese.”

Lucius estaba callado.

Draco se volteó hacia la puerta. Hermione puso su frente contra su hombro mientras él abría paso
entre los escombros. Su cabeza se movió hacia atrás.
“Sólo un poco más, Granger. Quédate consciente por mí.”

Hubo otro dolor agudo en la parte inferior de su abdomen y ella agarró su túnica.

Estaban ya casi fuera del salón cuando Lucius volvió a hablar.

“¿Qué harías si me ofrezco a salvarte, Draco?”

Draco apenas reaccionó y siguió caminando sin responder. Hermione levantó su cabeza y miró
sobre su hombro hacia Lucius.

La cabeza de Lucius estaba hacia atrás y él miró a través de la habitación hacia ella, sus ojos
estaban brillando.

“Lágrimas de Fénix, ¿no es así?” Sus labios se separaron en un rictus, revelando sus dientes
manchados de sangre. “¿Cuántas necesitas?”
Capítulo 72
Chapter Notes

Una advertencia para los lectores: Este capítulo contiene una escena que contiene
procedimiento médico y gore. Se incluyeron asteriscos para indicar el principio y el fin
de la sección.

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Draco siguió sin detenerse, pero Hermione apretó su brazo y trató de bajarse. Ella observó a
Lucius, tenía su corazón en la garganta.

Draco pausó. “Granger, no.”

“Draco—si tiene lágrimas de Fénix…” Ella lo obligó a bajarla, agarrando su brazo con fuerza para
poder mantenerse derecha mientras miraba fijamente a Lucius.

La sangre se estaba secando y endureciendo sobre su rostro. Ella tuvo que entrecerrar los ojos para
poder verlo con claridad en la habitación.

“Necesitaría quince lágrimas,” ella dijo.

Lucius movió su cabeza hacia el costado, parecía pensativo. “¿Cuántas lágrimas serían en medio
frasco?”

Hermione pasó saliva, su corazón se detuvo con una decepción tan aguda que era físicamente
dolorosa. “Depende si es un frasco estándar. Un frasco moderno sólo tiene alrededor de doce
gotas.”

Lucius arqueó las cejas. “¿Qué si fuera un frasco más viejo, del siglo XV?”

Hermione jadeó levemente y se tambaleó ligeramente. “Eran más grandes en ese entonces. ¿Tú—
en verdad tienes lágrimas de Fénix?”

Lucius sonrió cruelmente. “¿Qué harías? ¿Qué me darías si las tuviera?”

Draco resopló. “No pierdas tu tiempo con él, Granger. La única razón por la que siquiera le
importa es porque no he producido un heredero.”

Él la levantó y se alejó rápidamente.

Hermione puso su cabeza sobre el hombro de Draco mientras la cargaba alrededor de la casa. Su
cabeza se sentía fracturada, pero se obligó a enfocarse a través del dolor.

Cuando pasaron por la puerta de su habitación, él llamó. “¡Bobbin!”

El nombre lo dijo con desprecio.

Bobbin apareció instantáneamente y comenzó a denigrarse en el suelo. “¡Amo Draco! Amo Draco,
Bobbin en verdad lo está sintiendo mucho. Bobbin no está sabiendo cómo el Amo Lucius está
llevando a la Señorita de su habitación.”

“Fue la cuchara en la charola del desayuno. Era un traslador,” dijo Hermione. Había una sensación
de arrastre en la parte posterior de su cabeza como si estuviera cayendo hacia atrás.

Bobbin lloró por desesperación y comenzó a golpear su cabeza en el suelo repetidamente. El


sonido hizo que Hermione se estremeciera.

“Deja de lastimarte.” La voz de Draco era fría como el hielo. “Tráeme todos los suplementos de
curación, y envía a dos elfos para que transporten el retrato de mi madre al salón del Ala Sur.
Después lárgate de mi vista.”

Él pausó frente al retrato en la habitación de Hermione. “Padre desea verte, Madre. Si quieres
hablar con él, esta es tu última oportunidad.”

Él volteó antes de que el retrato pudiera contestar y cargó a Hermione hacia su cama.

Parecía que sólo había pasado un momento, pero ella estaba repentinamente en la cama con ropa
limpia y con los suplementos médicos esparcidos a un lado de ella. Draco estaba mojando varios
trapos con Escencia de Díctamo y los envolvía alrededor de su mano y pierna antes de levantar la
mirada.

El horror estaba escrito en su rostro. Sus ojos parpadearon y su expresión se cerró en el instante en
que sus ojos se encontraron.

“Lo siento… temía que la explosión pudiera matarte, o hubiera llegado antes. Lo siento mucho.”

Hermione negó con la cabeza, tratando de aclararla y mantenerse enfocada. “Draco… puede que
tenga lágrimas de Fénix.”

Su expresión se tensó brevemente. “Granger, no.”

Él movió su varita, pero sus dedos tuvieron un espasmo repentino a medio hechizo. La varita emitió
una llama azul que se apagó después de un momento. Su expresión se onduló y apretó la
mandíbula mientras movía cuidadosamente su varita nuevamente y realizaba un diagnóstico en su
cerebro.

La proyección de su cerebro apareció. Las luces rotas que brillaban intensamente en su cerebro
todavía estaban allí, pero varias luces habían perdido el brillo dorado y se habían vuelto rojas como
la sangre. Diminutos hilos de color escarlata, como rayos fractales, se ramificaron a través de
secciones de su cerebro.

Draco se puso gris cuando lo vió. “Necesito—necesito llamar a un sanador mental.”

Él se puso de pie para irse, pero Hermione tomó su muñeca y lo jaló de vuelta. “No. Draco, espera
—tu padre dijo que tiene lágrimas de Fénix. Tienes que averiguar qué es lo que quiere a cambio de
ellas.”

Draco liberó su muñeca, su expresión era firme. “Granger—no tiene sentido averiguarlo.”

Hermione lo observó incrédula. “¿Qué—a qué te refieres con que no tiene sentido? Podría quitarte
tu marca.” Su pecho se movió y ella volvió a tomar su mano. “Tienes que averiguarlo—tienes que
preguntar—Por favor, Draco—, por favor—”

Sus pulmones comenzaron a tener espasmos mientras suplicaba.


Él la observó durante varios segundos y suspiró, sentándose en la orilla de su cama. Él envolvió
sus brazos alrededor de ella hasta que su respiración se calmó.

Él se enderezó y miró a sus manos.

“Granger—” él pausó por un momento. “Soy un duelista arruinado ahora”

Hermione observó sus dedos mientras el dedo índice tenía espasmos y el pulgar se movía
abruptamente. Él cerró sus manos en puños. “Hace una semana pudo haber sido diferente. Pero
ahora—” él levantó su mano derecha. El dedo anular seguía con espasmos. “Ahora no. La única
razón por la que gané contra mi padre fue porque hoy no quería matarme en realidad.”

“Draco—”

Él la interrumpió con una voz firme. “No puedo vencer al Señor Tenebroso por ti, Granger. Sé que
quieres salvar a todos, pero yo no puedo matarlo—incluso si me quitaras la marca. Si voy y lo
intento, fallaré, y probablemente me tomen vivo.” Él seguía sin mirarla. “Si me interrogan—” él
miró hacia abajo, y ella pudo ver la tensión rígida en su mandíbula hombros, “—incluso si me
borras la memoria antes de que me vaya, él se enteraría eventualmente sobre ti, Ginny y James, y
él se aproximaría a la ubicación de la casa segura. Yo—” su boca se torció, “Yo—”

“Draco—” Su voz se atoró y tembló mientras tomaba su cara en sus manos y la volteaba para que
la mirara a los ojos. “Draco, no voy a remover tu marca para que puedas morir en una pelea con
Voldemort. Voy a cuidar de ti. Voy a salvarte.”

Sus brazos estaban temblando, pero ella no lo soltó. “Puedo salvarte si me lo permites. Déjame
quitarte tu marca y escapar. Escapa conmigo de la manera en la que dijimos que lo haríamos.”

Él la observó por un momento, y la esquina de su boca se curvó. “Hice un Juramento


Inquebrantable, Granger. No hay—”

“Sé acerca de tu Juramento. Tú lo hiciste conmigo.” Ella lo interrumpió, mirando intensamente a


sus ojos plateados, agarrando su mano con tanta fuerza que casi podía sentir la magia entre ellos.
“Draco Malfoy, has hecho lo mejor que puedes para ayudar a la Orden del Fénix para derrotar a
Voldemort. Yo soy el último miembro de la Orden. Considero tu Juramento Inquebrantable
completo en exceso.”

Ella acercó su rostro hasta que pudiera presionar su frente contra la de él. “Has hecho más de lo
que nadie debería pedir de ti. Déjame salvarte ahora. Por favor, toma el riesgo de creer que puedo.”

Draco se quedó sin moverse durante varios segundos. Ella podía sentirlo vacilar.

Entonces él asintió levemente.

Lucius estaba arrodillado en la jaula, inclinándose hacia adelante tanto como podía físicamente
hacia el retrato frente a él.

Su expresión mientras lo observaba era como si estuviera muriendo de hambre. Posesivo. Voraz

Él estaba llorando. Hermione podía ver cómo temblaba su cuerpo entero.

Él levantó la mirada y vió que ella y Draco estaban en la puerta. Él se alejó instantáneamente, su
expresión se cerró.

La habitación se había aclarado y la mayoría del escombro y de la sangre había estado.


Hermione caminó lentamente por la habitación hasta que estuvo a solo poca distancia de la jaula.
Su cabeza aún dolía demasiado que sentía como si su cráneo estuviera fracturado. Ella había
tomado varias pociones fortalecedoras para poder caminar, pero su visión aún seguía ligeramente
borrosa.

Draco había querido llamar a un sanador, pero ella se había rehusado. Si su escape iba a funcionar,
el ataque de Lucius debía ser contenido.

La boca de Lucius se curvó en una sonrisa asquerosa mientras los observaba. “Vaya, vaya, es mi
hijo, que viene desde el más allá, acompañado de la puta Sangre Sucia que lo sedujo.”

“¡Lucius!” La voz de Narcissa era aguda.

Él se estremeció visiblemente, como si hubiera sido golpeado. Emociones se mostraron


rápidamente por su rostro. Shock. Culpa. Remordimiento.

Él miró de vuelta al retrato.

“Cissa…”

Narcissa había perdido su previa apariencia de compostura. Ella se veía destrozada.

“Ella es todo lo que tiene,” dijo Narcissa.

La expresión de Lucius se agrió con desaprobación apenas disimulada, pero asintió a regañadientes
antes de volver a mirar hacia arriba.

La boca de Hermione tuvo un espasmo y ella se acercó, estudiándolo. Él estaba cubierto de


cortadas por las astillas de madera, su mejilla se había cortado y estaba saliendo sangre hasta su
mandíbula y garganta. La lesión en su costado había dejado de sangrar. Él estaba lesionado y
considerablemente en más dolor de lo que estaba mostrando, pero nada que fuera
preocupantemente letal.

Ella se alejó nuevamente. “¿Cómo tienes lágrimas de Fénix?”

Lucius la observó y arqueó una ceja. “La Familia Malfoy ha estado en Inglaterra durante casi mil
años. Se nos entregó un frasco en el siglo XV a cambio de—ciertos servicios prestados. Sólo se usa
para preservar la línea familiar. Se ha entregado de padre a hijo cuando un nuevo heredero nace.”

“¿De verdad?” La voz de Draco era fría y escéptica. “Tienes un frasco de lágrimas de Fénix que
nunca se te ocurrió mencionar, sin ningún rastro?”

La expresión de Lucius se volvió elevada. “Sólo se usa para preservar la línea. ¿Tú tienes un
heredero, Draco? No. No lo tienes.” Su tono era vicioso y lleno de burla. “El frasco está guardado
en un cofre que contiene la sangre de cada generación. Si tú tuvieras un heredero, su sangre sería
añadida en su nacimiento, y a partir de ese momento en adelante, a menos que tú murieras, sólo tú,
su padre, podría abrir el cofre. Cuando él tuviera un hijo, el cofre pasaría a ser de su posesión.”

Draco miró hacia el retrato. “¿Tú—sabías sobre esto, madre?”

Narcissa negó con la cabeza y los hombros de Draco cayeron como si hubiera estado preparado
para su respuesta. Tragó saliva y asintió bruscamente. “¿Dónde está? ¿En una bóveda adicional en
Gringotts?”

“Debería estar en mi habitación en el momento,” Lucius dijo con una voz blanda. Él se recargó
lánguidamente en la jaula.

Draco parpadeó. “¿Ha habido un frasco de lágrimas de Fénix en el estado todo este tiempo?”

“No,” dijo Lucius volteando los ojos, “es para preservar la línea familiar. Lo guardo conmigo.”

Draco observó a Lucius durante varios segundos. “¿Qué quieres por él? ¿Qué esperas a cambio?”

Lucius soltó una risa baja e interminable hasta que Hermione quiso golpearlo. Inclinó la cabeza en
un ángulo antinatural para que su cabello cayera lejos de sus ojos. “¿Por qué, Draco, por qué crees
que requeriría sobornar para salvar a mi propio hijo?”

Draco resopló.

Algo brilló brevemente en los ojos de Lucius, y él se enderezó. “Te salvaré, Draco, porque eres mi
hijo y heredero, sin pedir nada a cambio de ti.

Los ojos de Lucius se desviaron de su hijo.

“¿Qué quieres de mí?” Hermione preguntó.

Lucius arqueó una ceja. “Diez minutos. A solas.”

“Por supuesto que no,” Draco dijo con una fría voz.

Lucius puso los ojos en blanco y movió una mano encadenada. “¿Qué posible beneficio obtendría
al dañarla en este punto?”

“¿Qué beneficio has obtenido alguna vez?” Draco se veía feroz mientras miraba a su padre con
desprecio. “No voy a dejarla sola contigo. Preferiría morir.”

Lucius se estremció.

Hermione puso su mano sobre el brazo de Draco. “Estaré bien, Draco.”

Ella no lo creía por completo, pero ya no le preocupaba. Estaba lista para arriesgarlo todo si
significaba que obtuviera lágrimas de Fénix.

“Granger—”

Ella deslizó su mano en la de él y lo miró a los ojos. “Sólo diez minutos.”

Draco no se movió. No vaciló.

Ella apretó su mano. “Por favor, Draco. Me dijiste que me dejarías salvarte.”

Él la estudió, su expresión estaba guardada. Sus ojos plateados eran como espejos al punto en el
que se podía ver a ella misma en ellos. Sus ojos y lo rojo de su ropa. Ella estaba más pálida de lo
que había notado.

“Por favor, Draco.”

Él asintió de mala gana. “Estaré en la puerta.”

Antes de que se fuera, caminó hacia su padre y comenzó a revisar su túnica, confiscando varias
armas y una variedad de objetos que Hermione no podía identificar.
Lucius tenía tres varitas adicionales escondidas en su ropa, una lata que contenía fibra de corazón
de dragón, y un conjunto completo de instrumentos de tortura encogidos al tamaño de un libro de
bolsillo. Draco realizó varios hechizos de detección y parecía encontrar algo nuevo con cada uno de
ellos.

“Ni siquiera tengo uso de mis manos. No veo cómo o por qué esperas que la asesine.” Lucius dijo
con un tono malhumorado mientras Draco extraía la última varita.

Draco simplemente escondió todo en sus propios bolsillos sin decir palabra con una mueca y luego
lanzó un hechizo tergeo descuidado sobre Lucius mientras se enderezaba.

Lucius siseó cuando la sangre fue bruscamente limpiada de su rostro.

Draco miró a su padre por un momento. “Diez minutos. Incendiaré el retrato de madre frente a ti si
intentas siquiera tocar a Hermione.”

Furia helada brilló en los ojos de Lucius mientras Draco se alejaba.

Hermione y Lucius se miraron el uno al otro.

Él no dijo nada; sólo la estudió. Sus ojos plateados eran intensos como si estuviera midiendo y
pesando quién era ella.

Después de un minuto, ella habló. “Si esperas que prometa que lo deje y desaparezca una vez que
él esté lejos y a salvo, la respuesta es no.”

Él parpadeó y se inclinó hacia adelante. “¿Qué intentas hacer con mi hijo?”

Ella lo observó. “Salvarlo.”

Los ojos de Lucius se entrecerraron. “¿Después qué?”

Un hombro de Hermione tuvo un espasmo. “Después—vivimos. No hay planes después de eso.


Todo lo demás es polvo. Lo que queda de nosotros es todo lo que hay.”

Él resopló. El sonido tembló en sus pulmones y él tosió, volviendo sus labios rojos. “Ustedes son
tontos si creen que pueden escapar y desaparecer. El Señor Tenebroso nunca lo dejará ir. Serán
perseguidos. A menos que él tenga poder que pueda mantener, ninguno de ustedes sobrevivirá. Si
quieres quedarte a salvo y que te cuiden, tendrás que renunciar a tu idea romántica. Hay una
familia en Bul—”

“Draco hizo un Juramento Inquebrantable con la Orden para nunca reclamar el poder de
Voldemort o convertirse en Señor Tenebroso.”

Lucius se quedó en un silencio atónito durante varios segundos.

“Él. Hizo. ¿Qué?” Su voz era mortal.

La boca de Hermione amenazó con tener un espasmo, pero ella se obligó a seguirlo observándolo
impasible. “La Orden temía que Draco nos estuviera usando para continuar con su ambición. Para
probar su lealtad, él juró hacer lo mejor para vencer a Voldemort y después del vencimiento del
Señor Tenebroso, él nunca tomaría el poder para convertirse en Señor Tenebroso.”

Ella se arrodilló para que su rostro estuviera cerca del de Lucius. “Estás en lo correcto, él sí planea
salvarme. Desde el momento en el que llegué, todo lo que ha hecho ha sido para protegerme y con
el propósito de llevarme a algún lugar seguro antes de que cometa suicidio, para que nunca nadie
pueda encontrarme. Ese es su plan. Esa es su idea de cuidar de mí. Pero yo quiero salvarlo. Yo
también le hice promesas. Haría lo que sea para salvarlo.”

La expresión de Lucius se volvió burlona. “Excepto renunciar a él.”

Ella miró hacia abajo por un momento antes de mirarlo a los ojos. “Excepto eso.” Su garganta se
apretó mientras pasaba saliva. “Yo—soy más egoísta que él.”

“¿Y cómo te imaginas salvándolo?” Lucius preguntó con una voz fría. “¿Me enviarás a mí a
asesinar al Señor Tenebroso para vengar a mi esposa y salvar a mi heredero?”

Lo dijo burlonamente, pero sus ojos brillaban.

Hermione lo observó de manera calmada. “No. Hay demasiado margen de error. Incluso si
pudieras, asesinar a Voldemort no protegería a Draco de todos los que lo quieren muerto. Después
de que me ayudes a remover la Marca Tenebrosa de Draco, necesito que te mates.”

Lucius soltó una risa que sonaba húmeda. “Me preguntaba cuándo saldrían tus verdaderos colores.
Quizás tú sí estallaste Sussex.” Él movió su cabeza hacia atrás. “¿Por qué debo considerar dejar a
mi hijo en tus manos por el resto de su vida como algo mejor que su muerte?”

Él la estaba provocando. Él quería que ella suplicara, ella podía verlo en sus ojos.

La puta Sangre Sucia que sedujo a su hijo, eso era como él la veía. Una insignificante fuente de
consuelo a la que Draco se había apegado mientras estaba de duelo por su madre. En otra vida, en
un conjunto de circunstancias ligeramente diferentes, Draco con mucho gusto habría caminado
sobre su cadáver.

Su garganta se apretó y ella se obligó a continuar respirando.

La única manera de mantener a Draco con vida era convenciendo a Lucius de aceptar sus términos
de buena gana.

Ella haría que Lucius aceptara.

Ella salvaría a Draco.

Ella miró hacia el retrato. “Él se parece a Narcissa, ¿no lo crees? Al principio no lo veía, pero
ahora no puedo verla sin notarlo. Debió haber sido difícil cuando ella estuvo enferma y después de
su muerte, siempre verla.” Ella volvió a ver a Lucius nuevamente. “Pero—todo se está
desvaneciendo ahora, ¿no es así? Él no era quién solía ser. La guerra le ha quitado todo sobre él. Y
ahora Voldemort lo está destruyendo a propósito.”

La boca de Lucius se puso en una firme línea.

Hermione sostuvo su mirada y dejó que su desesperación se reflejara en su rostro. Mirar a Lucius
era como rozar la salvación con la punta de los dedos, pero descubrir que no estaba lo
suficientemente cerca como para tomarla por completo. Su corazón se sentía como un pájaro
revoloteando enjaulado dentro de su pecho, golpeándose hasta morir mientras luchaba por escapar.

Los labios de Hermione tuvieron un espasmo. “Voldemort lo matará. Incluso si Draco no fuera un
espía, incluso si él fuera el Mortífago más leal que hubiese existido, Voldemort aún lo torturaría y
lo mataría eventualmente, sólo para asegurarse de que no hubiera nada que lo sobrepasara. Las
lágrimas de Fénix no invertirá una Maldición Asesina. No invierten el daño cerebral y de los
nervios por el cruciatus.”

Ella tocó las barras de la jaula con las puntas de sus dedos. “Estoy segura de que te diste cuenta
que él se volvió un espía para vengar a Narcissa. Él sabía que probablemente no ganaría. Él estaba
seguro de que sería asesinado por eso, pero lo hizo de todas formas. Era su penitencia—porque él
siempre había prometido cuidar de ella. Él nunca—” su voz se fracturó, “—él nunca ha esperado
tener una vida fuera de esta guerra. No cuando estaba tratando de proteger a Narcissa y ahora
tampoco conmigo. Él siempre ha asumido que será la última cosa que haga.”

Hermione se movió hacia adelante. “He tratado de todo para encontrar una manera de salvarlo. He
tenido demasiadas ideas pero nunca he tenido las piezas que necesitaba para hacerlas funcionar. Si
en verdad tienes lágrimas de Fénix, puedo salvar su vida, pero sólo si me ayudas. Si salvarlo es
suficiente para ti.”

Ella envolvió sus dedos alrededor de la barra. “No puedo prometer dejarlo porque ya le di mi
palabra de que nunca lo haré. Pero puedo prometer esto: una vez que sea libre, si alguna vez quiere
dejarme—lo dejaré ir.”

Lucius se acercó hasta que sus rostros estaban a sólo centímetros de distancia. Sus ojos plateados
eran crueles y ardientes. “Júralo por tu magia.”

Su boca tuvo un espasmo y sus dedos tuvieron un espasmo donde había estado agarrando el frío
acero.

Ella no se dió tiempo para dudarlo. “Lo juro por mi magia. Si Draco quiere dejarme, lo dejaré ir.
Tienes mi palabra.”

Lucius la observó un momento más y después suspiró y se inclinó hacia atrás. “El cofre está en mi
armario. Mi varita abrirá la puerta. Yo lo abriré una vez que lo traigan y puedes ver si hay lágrimas
suficientes.”

Él miró nuevamente al retrato y pareció olvidarse Hermione completamente.

Ella estudió la adoración desesperada y muerta de hambre en su rostro antes de ponerse de pie
lentamente. No era sorprendente que Draco nunca hubiera pensado que su padre tenía espacio para
importarle alguien más que no fuera su madre.

Ella caminó sin firmeza por la habitación. Todo le dolía. Incluso el latido de su corazón era
doloroso. La habitación era tan innaturalmente fría.

Draco la observó acercarse desde el marco de la puerta. Sus ojos estaban preocupados. Ella le
sonrió levemente.

“Él dice que puedes usar su varita para abrir la puerta de su armario,” ella dijo. “El cofre está ahí,
él dijo que él lo abriría.”

Draco la alejó del salón. “Te voy a llevar de vuelta a tu habitación.”

Hermione apenas asintió antes de que él ya la estuviera cargando de nuevo.

“Puedo caminar,” ella dijo, tratando de bajarse, “aún te estás recuperando.”

“Tú deberías estar en la cama,” Draco dijo con una fría voz.

Hermione estaba demasiado cansada para discutir. Ella hundió su rostro en su túnica y se durmió a
medias mientras él la cargaba por la mansión. Ella debería estar maniática con la adrenalina, pero
en vez de eso estaba cansada. Estaba demasiado cansada.

“Él sí te ama,” ella dijo mientras se acercaban a su habitación. “Sólo no creo que sepa cómo verte
sin ver a tu madre.”

“Lo sé.” Él la puso sobre la cama. “Descansa, Granger. Si regreso y estás leyendo, llamaré a un
sanador mental, no me importa cuál es tu plan.”

Ella asintió de manera cooperativa. Su cabeza le estaba doliendo demasiado que no sabía si en
verdad era capaz de leer. Sentía que podría desmayarse. “Si hay lágrimas, los elfos tienen una lista
de los ingredientes para pociones que necesito y todos los suplementos. Los necesito todos, de la
mejor calidad posible. Tu inventario médico entero necesita volver a llenarse. Dile a Ginny que no
venga y corta las barreras de sangre que tengas en el estado. Tienen que romperse o—”

“Lo explicaste antes, Granger. Deja de hablar y descansa.”

Ella se puso en posición fetal.

Él puso la sábana sobre el hombro de Hermione y ella tomó la mano de Draco; apretándola con
desesperación. “Draco—tienes que ayudarme para que esto funcione. No creo que—” su voz se
detuvo y ella dudó. “¿Lo prometes?”

Draco estuvo callado por un momento. “Me encargaré de todo.”

Era ya la tarde cuando Draco la despertó. Había media docena de diagnósticos conjurados
alrededor de ella que él estaba estudiando.

Su mano y su pierna habían sanado completamente y la bebé seguía siendo una brillante luz
dorada. La luz hizo que le doliera la cabeza.

“Necesito llamar a un sanador mental,” dijo Draco cuando ella se sentó haciendo muecas.

Hermione negó con la cabeza. “No. No vale la pena tomar el riesgo. Estoy bien. Sólo es dolor de
cabeza. No estoy teniendo un ictus. Está bien, probablemente los recuerdos ahora están—un poco
turbios. No es como si un sanador pudiera ser capaz de hacer algo al respecto. El daño ya está
hecho.”

La expresión de Draco se endureció.

Ella volteó a verlo con su corazón latiendo rápidamente en su pecho. “¿Lo tienes? ¿En verdad son
lágrimas de Fénix?”

Draco sacó un frasco de líquido plateado de su túnica y se lo entregó.

“Hay un hechizo analítico, para confirmar que en verdad son lágrimas,” ella dijo, su voz era
apretada y nerviosa mientras lo volteaba en su mano. “Puede que no funcionen. Si en verdad son
tan viejas. No hay ninguna investigación sobre cómo preservarlas durante más de unos años.”

Draco realizó el hechizo.

La visión de Hermione se volvió doble, pero ella entrecerró los ojos y lo estudió cuidadosamente.

Era un frasco de lágrimas puras. La lectura era perfecta; la eficiencia aún era exacta. Habían sido
preservadas perfectamente.

Eran suficientes. Ella lo sabía sólo al ver el tamaño irregular del frasco que habían por lo menos
quince lágrimas.

Ella observó el frasco en sus manos durante varios segundos, tratando de absorber la realidad de lo
que estaba sosteniendo. Su estómago estaba dando vueltas y ella sentía que no tenía aliento.

Ella podía hacerlo. Draco iba a vivir.

Ella iba a salvarlo.

“Necesitaremos hacer todo en el salón,” ella dijo finalmente. “Ya hay tanta magia ahí que las
nuevas signaturas de hechizos se perderán. ¿Todo está listo? ¿Contactaste a Ginny?”

Draco asintió lentamente. “Ella sabe lo que vamos a intentar. Los elfos tienen todo listo. Mi—mi
madre tiene la intención de quedarse. Ella no quiere dejar a mi padre.”

Hermione estudió su rostro antes de ponerse de pie y acercarse a él. La habitación dió vueltas.
Draco la atrapó del hombro.

Ella se agarró de su túnica hasta que logró tener equilibrio nuevamente. Ella inhaló profundamente
antes de obligarse a sonreír. “Nunca comí mi desayuno. Debería tomar unas pociones.”

Su estómago se rebeló, pero ella se obligó a no vomitar la poción fortalecedora y una poción
nutricional el tiempo suficiente para que su cuerpo las absorbiera. Su cabeza dejó de sentirse
quebrada y vacía.

Ella se puso de pie nuevamente y caminó lentamente por la habitación. Su pantorrilla seguía
adolorida, pero su mano había sanado por completo. Ella dobló y estiró sus dedos para revisar la
destreza. Una Poción Calmante le ayudaría a controlar los tremores una vez que comenzara a
trabajar con hechizos.

Su visión dejó de ser doble lentamente.

Mientras las luces no fueran demasiado brillantes, ella estaría bien.

Draco se puso de pie observándola. Su expresión era cerrada, pero sus ojos eran pensativos y
preocupados. “Granger, tú—”

“Vamos a hacer esto, Draco,” ella dijo interrumpiéndolo. “Si fuera yo, ¿siquiera sería una
pregunta?”

Él negó con la cabeza de mala gana.

“Puedo hacer esto. Estaré bien. Una vez que escape, me puedo recuperar durante tanto tiempo
como lo necesite. Después de salvarte.”

Ella caminó hacia la puerta y pasó sin siquiera dudarlo.

Lucius aún estaba en la jaula en el salón.

El estómago de Hermione dió vueltas mientras entraba a la habitación por tercera vez en ese día.

“Bobbin,” dijo Draco, su tono aún era vicioso.


El elfo apareció en la entrada del salón.

“Trae todo aquí, y prepara al caballo.”

Hermione mordió nerviosamente su labio. “Una vez que ya no tenga mis esposas, ¿cuánto tiempo
crees que tendremos seguro hasta que lo noten?”

“Dudo que tengan más de media hora,” dijo Lucius.

Hermione asintió. “Eso fue más o menos lo que pensé. Así que, veinte minutos para remover la
Marca Tenebrosa y después unos minutos extra para irnos. Podría—podría tomar más de veinte
minutos, pero ese es el mejor tiempo que he obtenido en práctica. Necesitamos hacer tanto como
sea posible antes de que me quite las esposas. Tendremos que realizar la poción de antemano.”

Ella miró a Lucius. “Para que esto pueda funcionar, todos tienen que creer que Draco ha muerto,
que todos morimos. ¿Puedes hacer eso?”

Él la miró fijamente. “Claro. Asumiendo que tenga mi varita de vuelta.”

Ella asintió y se volteó. Los elfos habían traído una larga mesa que se extendía casi del tamaño de
toda la habitación. En una mitad, habían suplementos para pociones esparcidos. Del otro lado;
suplementos de sanación: vendas, docenas de frascos de Poción para Reposición de Sangre,
Escencia de Díctamo alivio del dolor increíblemente caro para los ojos y varios carretes de seda de
acromántula. Hermione lo acomodó todo cuidadosamente.

Había una mesa más pequeña cerca con una pila de varitas y un bolso.

El corazón de Hermione saltó.

Su bolso. Ella se estiró y lo abrió. Aún estaba lleno con toda su alquimia y suplementos de
pociones, al igual que un conjunto completo de pociones y suplementos.

“Lo guardaste,” ella dijo mientras sus dedos pasaban por la tela.

“Fue útil,” Draco dijo con una voz seca. Él la miró intensamente mientras ella inspeccionaba el
contenido.

Había un conjunto de ropa de viaje, con pantalones de montar con botones para que se acomodara a
su estómago. Draco conjuró un biombo y ella casi se arrancó su ropa de subrogada, dejándola en
una pila en el sueño mientras se ponía la otra ropa. Había un abrigo acolchado de gambesón al lado
de su capa, y sus botas colgadas sobre el respaldo de una silla, junto con un par de guantes de cuero
mantecosos. La pesada capa negra de Draco colgaba a su lado.

Ella se amarró sus botas y volteó a ver a Draco. “¿Tienes todo? ¿Estás listo?”

Él asintió y ella se puso de pie.

“No vas a estar en ningún estado para poder guiar a un caballo. No hasta que algunas de las
pociones bajen su efecto. ¿A dónde debería llevar al caballo hasta que estés lúcido?”

La expresión de Draco se volvió más tensa de lo que ya estaba. “Sabe el camino. Sólo dile que
vaya a casa. Su pareja está en la casa segura. No volará a ningún otro lugar.

Hermione asintió y sus dedos tuvieron espasmos nerviosos. No había montado un caballo desde
que voló con un Thestral al Ministerio de Magia en su quinto año escolar.
Ella se armó de valor, se rehusó a tener un ataque de pánico.

Ella volteó nuevamente hacia la mesa y puso el caldero plateado en ella. “Necesito que realices los
hechizos por mí, Draco.”

Su corazón estaba acelerado, pero hacer una poción se sentía tan natural como respirar.

Ella comenzó con aceite blanco de cedro, calentándolo gentilmente mientras agregaba raíces de
valeriana aplastadas. Cuando comenzó el aroma, ella vertió aguamiel lentamente por los costados
del caldero hasta que estaba casi lleno a la mitad.

“Necesito la flama más intensa que puedas conjurar ahora,” ella le dijo a Draco mientras volteaba a
inspeccionar las hojas de Díctamo que los elfos habían picado y puesto en estasis.

Ella utilizó una cuchara para mover las hojas picadas y verificó que cada pieza fuera
quirúrgicamente precisa y uniforme.

El caldero estaba hirviendo casi de manera violenta mientras la base se reducía a jarabe.

Se puso a moler la ortiga seca y la milenrama hasta convertirlas en un polvo fino. Sus oídos
zumbaban levemente, parpadeó y sacudió la cabeza mientras se enfocaba en el mortero y la maja
en sus manos.

Ella aplastó media docena de alas de hada en otro mortero hasta que brillaron como polvo plateado
y tamizó todo el polvo junto.

Sumergió una varilla agitadora de cobre en la poción, y cuando la retiró, contó hasta tres antes de
que una gota espesa se acumulara y cayera de nuevo en el caldero.

“Pónla a temperatura ambiente tan rápido como puedas,” ella dijo con voz firme.

En el instante en el que la superficie del líquido se quedó quieta, ella vertió los polvos por la
superficie en una lenta figura de ocho. Cuenta hasta diez. Ella puso treinta pétalos de rosa en la
superficie sobre el polvo que estaba comenzando a cristalizarse. Draco removió el estasis y ella
agregó una capa uniforme de Díctamo encima.

La poción se quedó sin mover durante varios segundos antes de que la superficie entera se volviera
translúcida. Hermione agregó geranio aplastado inmediatamente y revolvió rápidamente con un
rodillo para revolver de ceniza, dejando caer tentáculos de murtlap en cada cuarta rotación. La
poción se volvió de un color azul brillante.

“Pon fuego lento. Apenas y se tiene que mover.”

Ella usó un cuentagotas para medir cuidadosamente las lágrimas. Quince. Exactamente quince.
Quedaban dos gotas más en el frasco.

Ella comenzó a bajar más el fuego. Se veía impecable. Exactamente de la manera en la que
debería.

Sus manos temblaron ligeramente.

“Draco, necesito una Poción Calmante.”

Él se la entregó sin decir una palabra. Ella se la tomó de un solo trago. Sus manos dejaron de
temblar.
Ella agregó las lágrimas. Incluso con la Poción Calmante, sentía su corazón en su garganta.

Cuando la última lágrima fue agregada, ella se quedó sin moverse mientras observaba. Las
lágrimas plateadas se deslizaron debajo de la superficie, eran luminosas, como si fueran estrellas
que caían. Lentamente se tornaron color rojo sangre. El color se esparció por el resto de la poción y
se quedó.

“Frasco grande.”

Un cucharón de plata, espolvoreado con cuerno de unicornio en polvo, transfirió la poción a un


frasco.

Hermione lo tapó y suspiró lentamente. "Eso es todo."

“¿Eso remueve la Marca Tenebrosa?” Lucius dijo, observando curiosamente a la poción en sus
manos.

Ella volteó a verlo y su estómago se torció. “No. Esto detiene a la maldición para que no lo mate
después de que le corte el brazo.”

Lucius la observó sin expresión alguna antes de que su expresión se volviera asesina.

“¿Pretendes mutilar a mi hijo?” Se abalanzó contra los barrotes de la jaula mientras se burlaba de
ella. “Reclamabas ser una sanadora ingeniosa y, ¿cortar su brazo es lo mejor que puedes hacer?”

El corazón de Hermione estaba latiendo fuerte y dolorosamente en su pecho mientras agarraba el


frasco y lo observaba. Una ráfaga de calor estalló en la boca de su estómago. “Puedes haber notado
que no tengo magia en este momento. Han pasado dos años desde la última vez que realicé un
hechizo, y en el momento en el que mis esposas sean removidas, estoy en contra del tiempo.
Tendré veinte minutos para realizar un procedimiento que debería de tomar una hora con un equipo
quirúrgico. Ni siquiera tendré mi propia varita.”

Sus manos comenzaron a temblar con violencia. Ella puso la poción en la mesa. “Si tuviera una
mejor idea, la estaría intentando. ¿Tú crees—que quiero cortarle el brazo—?” Su voz estaba
vibrando.

Ella quería gritarle.

Ella se volteó y presionó sus manos contra su esternón, tratando de respirar.

Ella nunca había realizado una amputación en alguien que no tuviera las extremidades
completamente destruídas más allá de la esperanza. Las lágrimas de Fénix habían sido una pieza
faltante imposible. Ella había estado tan aliviada de tenerlas que no había procesado
completamente la realidad de que estaba a punto de cortarle el brazo a Draco.

Ella sentía que estaba a punto de vomitar.

Ella podía escuchar vagamente a Draco diciéndole algo a su padre.

Su garganta se estaba cerrando.

Ella se tambaleó por la habitación hasta la pared y se presionó contra ella mientras trataba de
respirar. Ella ahogó un sollozo, ahogándolo con sus manos y se puso de pie temblando.

Ella sintió unos dedos pasar ligeramente por su hombro y se estremeció mientras la culpa casi la
destrozaba.

“Lo siento demasiado, Draco. Lo siento. Lo siento. Lo siento mucho, mucho.” Su voz estaba tan
rota mientras volteaba para verlo. “Juro que si hubiera otra manera lo suficientemente rápida, la
haría. Lo siento demasiado—”

Su voz se cortó mientras sollozaba. “Tienes unas manos demasiado lindas. Siempre pensé que—
tenías manos muy bonitas—”

Draco sostuvo su rostro en sus manos y ella tomó sus muñecas con fuerza mientras lloraba durante
varios minutos. Él envolvió sus brazos alrededor de sus hombros y ella sollozó y trató de
memorizarlo.

“Granger, siempre asumí que si escapaba, perdería mi mano,” él dijo en voz baja, dejando caer su
cabeza contra la de ella y poniendo un rizo detrás de su oreja. “Si pudiera haberlo hecho, me la
hubiera cortado yo años atrás.”

Ella pasó un sollozo y asintió. “Lo sé.

Ella limpió sus lágrimas, inhalando profundamente.

Ella se obligó a no ver a Lucius mientras ella caminaba y revisaba los suplementos médicos,
minuciosamente puestos en el orden en que los necesitaba. Ella revisó el procedimiento en su
mente, verificando que tenía todo lo que necesitaría.

Sus esposas la estaban quemando alrededor de sus muñecas.

“Estoy lista.” Ella volteó para ver a Draco y a Lucius, extendiendo sus manos.

El rostro de Draco no tenía expresión alguna, pero sus ojos eran plata fundida. Él metió la mano a
su túnica y sacó la varita de Lucius.”

Él la extendió lentamente hacia su padre, su expresión se volvió peligrosa. “Si tú—”

“Si la lastimo, indudablemente blasfemarás la memoria de tu madre, me torturarás horriblemente y


todos moriremos terriblemente. Lo sé, Draco,” dijo Lucius, arrebatándole su varita. “¿No deberías
estar más enfocado en tu propio bienestar y tu mutilación inminente? ¿No pudiste haberte
enamorado de una sanadora más competente?”

Draco solo lo vió con desprecio antes de voltear a ver a Hermione. Él tomó sus manos gentilmente
y presionó sus muñecas internas.

“Sostén así las esposas,” él dijo.

Mientras ella estudiaba sus dedos alrededor de sus muñecas, sus ojos le ardieron, pero ella
parpadeó para eliminar las lágrimas.

Draco volteó a verla. “¿Lista?”

Ella asintió sin decir nada.

Draco y Lucius se miraron el uno al otro y extendieron sus varitas.

“Morsmordre.”

Las Marcas Tenebrosas se deslizaron de sus varitas, pero en vez de viajar hacia arriba, la niebla
verde se puso alrededor de las esposas de Hermione y desapareció debajo del cobre. Hubo una
breve pausa.

Un clic silencioso y las esposas se soltaron y cayeron al suelo.

Hermione dio un grito ahogado y casi se cae cuando su magia de repente volvió rugiendo hacia
ella.

Era como si cada célula de su cuerpo estuviera brillando y las compulsiones se liberaran de su
conciencia.

Ella se sentía drogada. No se había dado cuenta cómo se había adaptado a la falta de magia hasta
que regresó como una ola.

Había una sensación de euforia. Tenía magia. Ella podía realizar, realizar y realizar hechizos. Ella
doblaría el mundo como ella quisiera. Crear y formar, disolver y destruir, y… salvar a Draco

Se concentró a través de la euforia que corría por sus venas.

Recurrió a su magia, y no se desvaneció, ni se desvaneció, ni se volvió contra ella. Lo tiró hacia


adentro, lo atrajo hacia su mente y golpeó sus paredes de oclumencia en su lugar. Bloqueando todo.

Fría. Clara como el agua.

Ella levantó una de las varitas y la movió. Era como forzar algo a que pasara por un canal
bloqueado. La varita dio algunas chispas poco entusiastas. Probó la siguiente, tratando de encontrar
una que se sintiera bien. Una varita que respondiera y estuviera en sintonía con ella.

Nada. Nada. Muy poco.

Sus hombros se pusieron cada vez más y más tensos mientras comenzaba a quedarse sin opciones.
Draco incluso le entregó la varita de Lucius para que lo intentara. Su estómago comenzó a
retorcerse con miedo.

Ella comenzó a levantar la última varita y después dudó, volteando a ver a Draco. “Esta era tu vieja
varita de la escuela.”

“Lo era. Espino y pelo de unicornio. No se cambian hacia las Artes Oscuras.”

Mientras sus dedos se deslizaban por el mango, ella sintió su varita girar, calentando la punta de
sus dedos. Ella la levantó y la movió en el aire.

La habitación se llenó de luces.

Sentía un escozor en los dedos por experimentar; arrojar algo superfluo o transfigurar unos viales
sobre la mesa. Ella ignoró la tentación.

Ya había perdido tres minutos encontrando una varita.

Ella conjuró un reloj de arena de veinte minutos y lo volteó, comenzando su cuenta regresiva.

“Acuéstate en la mesa,” ella le instruyó a Draco con una firme voz. Ella movió la varita y conjuró
varios frascos para ella. Sintió una sacudida en todo su cuerpo y se obligó a ignorarla.

“Toma todos estos. Después voy a aturdirte.”


“No,” Draco dijo con una firme voz mientras se tomaba la fila de pociones.

Hermione no lo vió mientras conjuraba las vendas y cortaba la manga entera de su camisa. “Draco,
no quiero que me veas cortar tu brazo.”

“Dudo que pueda ser posiblemente más traumático que no haya experimentado ya,” el dijo entre
dientes. “No te atrevas a aturdirme, Granger.”

Ella volteó a verlo por un momento y después se dió cuenta de que casi estaba gris y sus ojos
estaban ardiendo con determinación. Y estaban aterrados.

Nueve intentos.

Él había visto a nueve Mortífagos morir mientras trataba de remover sus Marcas Tenebrosas. Si él
lo aturdía y las cosas salían mal, él no despertaría, sólo moriría. Esto sería el adiós.

Ella presionó sus labios y conjuró una poción adicional. “Bien. Toma esto, entonces.”

Mientras las pociones se activaban, ella tomó su mano izquierda y usó la punta de la varita para
trazar varias luces brillantes por su piel alrededor de la circunferencia de su antebrazo, tratando de
salvar la mayor parte de su brazo como pudiera mientras aún evitaba cuidadosamente la Marca
Tenebrosa quemada en su piel. Después anestesió su brazo del hombro para abajo.

“¿Estás segura de que no hay otra manera de remover su marca?” La voz viciosa y condescendiente
de Lucius interrumpió su concentración. “¿Cuánta investigación en realidad—”

Draco silenció a su padre con un firme movimiento de su varita, que aún estaba en su mano
derecha.

Hermione estaba realizando hechizos de una manera más rápida que nunca lo había hecho. Ella
conocía su salud y sus signos vitales íntimamente. Ella conjuró más de una docena de diagnósticos
y hechizos monitores alrededor de él. Su pulso estaba elevado, pero aún así disminuía mientras las
pociones hacían efecto.

Uno de los diagnósticos se volvió azul, indicando que las pociones se habían integrado
completamente. Ella puso la mano izquierda de Draco sobre sus labios, apretándola y
presionándola contra sus labios una vez antes de mirarlo a los ojos.

“Te amo. Te amo,” ella susurró. “Esto funcionará, lo juro.”

Luego le sujetó el brazo a la mesa y lo inmovilizó.

*****

Ella comenzó con el proceso de ligar internamente y luego cauterizar las venas y arterias de su
antebrazo. Cuantos menos lugares pudiera sangrar cuando ella empezara a cortarse, menor sería el
riesgo. La maldición fue diseñada para obligarlo a morir desangrado; cualquier oportunidad de
pérdida de sangre aumentaba el riesgo, incluso con las lágrimas de Phoenix.

Cuando el diagnóstico mostró que el movimiento de la sangre en su antebrazo se había detenido


completamente, ella inhaló lentamente y pasó la varita por una de las líneas que había dibujado por
la piel.

Draco se movió involuntariamente mientras ella ligaba y cauterizaba los nervios en su brazo. Ella
no se permitió levantar la mirada.

Ella puso la varita en un ángulo agudo en diagonal y comenzó a cortar por su piel y músculo hasta
el hueso.

Ella registró vagamente el sonido de Narcissa sollozando. Continuó trabajando.

Draco jadeó de manera entrecortada y de repente había sangre por todas partes, las venas y arterias
cauterizadas comenzaron a abrirse de manera forzada. Los hechizos diagnósticos comenzaron a
brillar y a tornarse en matices de advertencia. El latido de Draco se elevó drásticamente.

Ella realizó un poderoso hechizo de estasis en su brazo y tomó la poción de lágrimas de Fénix.

Ella movió la cabeza de Draco hacia arriba y vertió los contenidos por su boca, realizando un
hechizo para prevenir que su cuerpo lo regurgitara. Ella podía sentirlo temblar a través de la
inmovilización.

Ella lo miró a los ojos mientras su varita giraba rápidamente entre sus dedos y realizaba hechizo
tras hechizo sobre él.

“Sigue así. Quédate conmigo. Voy a salvarte. Confía en mí. No vas a morir.”

Sus ojos estaban fijados en su rostro mientras ella realizaba hechizos en su corazón para estabilizar
y alentarlo hasta que la poción hacía efecto.

Ella tocó su mejilla mientras estudiaba los diagnósticos. “Tú, nuestro bebé y yo. Todos vamos a ser
libres. Voy a salvarte. Nos iremos tan lejos que nadie nunca nos encontrará. Sólo tienes que
aguantar.”

Los diagnósticos se estabilizaron y ella lo dosificó inmediatamente con un frasco de poción para
reponer sangre.

Hermione no tenía tiempo para siquiera registrar su alivio. Ella comenzó a cauterizar nuevamente
todas las venas y arterias fracturadas tan rápido como podía.

“Draco, no veas,” dijo con una voz tan tensa como la cuerda de un arco. Ella no tenía tiempo para
verificar que él lo había hecho.

Ella volteó, murmuró un hechizo y cortó su radio y cubito.

Su brazo había sido removido.

Su mano tembló ligeramente y ella contrarrestó el hechizo adhesivo, alejando clínicamente la


extremidad amputada, cubriéndola con un paño

Ella podía sentir cómo se le acababa el tiempo.

Alisó los huesos, perforó varios agujeros diminutos y luego lavó toda el área con Esencia de
Díctamo antes de convocar un carrete de seda de acromántula y suturar rápidamente los tendones a
los huesos. Ella había visualizado, practicado y revisado el proceso mil veces en su habitación, el
orden preciso de cada movimiento. Una vez que ella había completado la miodesis, ella comenzó a
suturar con la varita capa tras capa rápida de puntos. Fueron más rápidas de realizar y más
indulgentes que el hechizo que había usado en sus runas. Sus dedos tuvieron espasmos y no tenía
tiempo de arreglar los puntos torcidos.

Se le estaba acabando el tiempo.

Punto tras punto, capa tras capa hasta que el tejido fascial se encontraba acomodado.

*****

"Férula", dijo ella, pasando su varita a lo largo de su piel. Vendajes envueltos firmemente alrededor
de su brazo casi hasta el hombro.

“Listo,” ella dijo, alejándose y dándose un momento para respirar de manera entrecortada. Habían
gotas de perspiración en su rostro. Ella seguía jadeando con alivio mientras contrarrestraba la
inmovilización en Draco. Él apenas estaba consciente. Ella comenzó a inspeccionar
cuidadosamente los diagnósticos y los hechizos monitores rodeándolo mientras la arena en el reloj
se acababa.

Él estaba estable, aunque drenado física y mágicamente. Aún habían rastros de la maldición, pero
los aspectos más mortales habían sido contrarrestados. Ella le dió una poción que servía para
contrarrestar la antitoxina de un vampiro y mejoraba el recuento de plaquetas en la sangre.

Lucius golpeó sus cadenas fuertemente contra las barras de la jaula. Hermione volteó rápidamente
y contrarrestó el hechizo silenciador que Draco usó en él.

“Espero que hayas terminado. Se te ha terminado el tiempo. Me están llamando,” él dijo con una
firme voz.

El estómago de Hermione cayó y ella asintió. Ella se puso su abrigo, capa y guantes, y con un
movimiento de su varita, realizó un hechizo sobre Draco para volverlo más ligero. Ella envolvió su
túnica y capa firmemente alrededor de él, murmurando hechizos calentadores, y le puso un guante
de piel de dragón en su mano restante antes de tomar su brazo derecho, y ponerlo encima de su
hombro para ayudarlo a ponerse de pie.

Ella levantó la varita de Lucius de la mesa en la que estaba y la sostuvo hacia él. “¿Puedes
hacerlo? ¿Lo harás?”

Él la miró con desprecio mientras le arrebataba su varita de su mano. “Sal de mi casa, Sangre
Sucia.”

Hermione movió todos los suministros y varitas adicionales a su bolso y se lo colgó del hombro,
girando y medio cargando a Draco por la habitación hacia la puerta.

“Draco…” Lucius habló cuando ya casi salían de la habitación.

Hermione vaciló sobre si hacer una pausa o continuar. Draco se estremeció.

Ella pasó saliva y se detuvo, volteándolo de nuevo.

Lucius miraba al otro lado de la habitación con la misma expresión hambrienta que había usado al
mirar a Narcissa.

“Padre. Madre,” Draco dijo, su voz era baja y forzada.


Lucius puso una mano sobre las barras de la jaula. “Estaba orgulloso de ti.”

Draco estuvo callado por un momento.

“Claro…” él dijo, la palabra fue un poco más que un susurro.

Narcissa miró fijamente a Hermione. “Sálvalo.”

Hermione asintió. “Sí.”

Lucius miró a Draco por un momento más antes de que sus ojos se dirigieran hacia Hermione.
“Sácalo.”

Hermione apretó su agarre en Draco y caminó rápidamente fuera de las puertas del Ala Sur.

Bobbin y otros elfos más estaban de pie afuera, sosteniendo las riendas del Granian. Estaba
ensillado y pateando la grava con impaciencia, haciendo cabriolas mientras esperaba en las
puertas.

Los elfos ayudaron a Draco a subir a la silla y Hermione se montó detrás de él.

“Saca a todos los elfos de la mansión. No dejes que ninguno de los Mortífagos los encuentre. No le
digas a nadie nunca lo que pasó.”

Bobbin asintió.

Hermione tomó las riendas e inhaló profundamente antes de tronar sus muñecas y patear.

“Llévanos a casa!” Ella gritó.

El Granian avanzó como un caballo de carreras al salir de la puerta. Sus músculos de vuelo se
tensaron mientras galopaba por la distancia de la mansión y saltaba poderosamente, con sus alas
extendiéndose. Las plumas grises ahumadas golpeaban con seguridad contra el viento, y estaban en
el aire. El Granian voló en círculos, llevándolos más y más alto a medida que ganaba altitud. El
viento silbaba a su alrededor mientras atravesaban las protecciones del estado.

Hubo un rugido por debajo que hizo que el aire temblara.

Hermione volteó a ver por encima de su hombro mientras el techo de la Mansión Malfoy estallaba
en llamas. Un enorme dragón de fuego maligno se levantaba, gritando con una rabia desgarradora
mientras destrozaba el edificio.

Chapter End Notes

Escapemos (Let's un away) por minxchester.


"Sálvalo" ("Save him") por Jaxx in a box.
Capítulo 73
Chapter Notes

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El aire era frío y el viento constante mientras el Granian volaba a velocidad a través de Europa y
por el Mar Norte.

El caballo se movía imposiblemente rápido por el aire, más rápido que un Thestral, más rápido que
Hermione pensó que era posible que un animal se moviera.

Ella agarró a Draco con fuerza hasta que le dolieron las manos. “No mueras, Draco. Aguanta.”

Ella siguió susurrando hechizos diagnósticos y verificando que la maldición no había


evolucionado, que no había acumulación de fluido, asegurándose de que el ritmo de su corazón se
mantuviera firme.

Iban tan rápido y tan alto que el suelo se veía borroso. Ella se rehusaba a mirar. No podía vacilar.

“No mueras, Draco,” ella dijo una y otra vez mientras hundía su rostro contra la espalda de Draco.

Su cabeza estaba punzando.

El caballo siguió volando, sin cesar.

Hora tras hora.

La sensación de caída libre hizo que el estómago de Hermione se retorciera mientras el Granian
bajaba rápidamente. Sus alas estaban extendidas a lo largo, cargándolo hacia el suelo en largos
saltos mientras bajaba a la velocidad.

Hermione levantó su cabeza y miró de manera aturdida. Era de noche, y sólo la luna creciente
iluminaba el cielo.

El caballo aterrizó en un campo abierto.

Ella apretó la mano de Draco mientras el Granian galopaba hasta detenerse. “Draco… Draco,
hemos aterrizado. No sé cómo encontrar la casa segura.”

Ella lo movió gentilmente hasta que lo sintió reaccionar. “Draco. Creo que estamos aquí.”

Él levantó su cabeza lentamente.

“Nix...”

Hubo un crujido y un diminuto y seguramente viejo elfo doméstico apareció.

“Amo Draco, Nix no lo esperaba,” dijo el elfo. Su voz era chirriante con edad.

Draco lo miró y finalmente asintió lentamente. “Toma al caballo.”

Hermione dejó que las riendas se deslizaran de sus dedos. Ella comenzó a moverse para bajar, pero
su pierna en el estribo no la sostenía. Ella comenzó a caerse del caballo.

Draco cambió abruptamente de apenas lúcido a despierto. Su mano derecha se estiró y la tomó de
la capa.

“Nix!”

Hermione sintió cómo fue atrapada mágicamente y la mano de Draco la soltó. Ella fue levitada
gentilmente hacia el suelo y se acostó en el pasto, demasiado exhausta para moverse. Miró hacia el
cielo. Las estrellas eran brillantes y estaban parpadeando a lo lejos.

Un momento después Draco movió su pierna hacia la silla de montar y se bajó del Granian,
dejándose caer con fuerza a lado del caballo. Él acarició su cuello por un momento antes de voltear
y arrodillarse a lado de Hermione. Él estaba tan pálido como la luz de la luna, y su expresión
estaba aturdida pero preocupada mientras la observaba. Él se quitó el guante con sus dientes y
presionó su mano contra la mejilla de Hermione.

Ella se obligó a sonreírle. “Lo hicimos, Draco.”

La esquina de su boca se levantó y su mano se deslizó hacia abajo para tomar la de ella. Ella se
puso de pie lenta e inestablemente, y se recargaron el uno en el otro mientras caminaban hacia
adelante. Draco se detuvo y extendió su mano. Hubo un chasquido y un rayo de luz pálida de vela
apareció cuando una puerta se abrió.

Ellos ni siquiera se molestaron en quitarse sus capas; sólo colapsaron en la cama y durmieron.
Hermione apretaba la mano de Draco entre las dos de ella. La barbilla de Draco rozaba contra su
frente y ella hundió su rostro contra su pecho, inhalándolo.

Era casi la tarde al siguiente día cuando ella despertó. Su dolor de cabeza aún era un dolor
acuchillante y constante en la parte trasera de su mente. Ella parpadeó para no pensar en él,
mirando cuidadosamente alrededor.

Estaban en una pequeña cabaña con armazón en A. Olía a madera en bruto y estaba casi sin
amueblar. Una estufa. La cama y una mesita. Una llave de latón brillante colgaba de un gancho en
la pared. Había cortinas de encaje con ojales colgando de las ventanas, y la luz del sol caía a
raudales sobre ellas donde yacían acurrucados juntas en la cama.

No había una mansión fría y estéril. No había sensación progresiva de magia oscura en las paredes
y el suelo. Sin esposas. Sin compulsiones.

Estaban a salvo. Libres. Muy lejos de la guerra.

Ella estudió a Draco, y sintió su corazón en su garganta mientras absorbía todo.

Era demasiado bueno para ser verdad. Tenía que serlo. Las cosas en su vida nunca eran así de
bonitas.

Ella alejó una mano de Draco para poder buscar la varita de unicornio en el forro de su capa.
Mientras sus dedos se envolvieron alrededor de ella, Draco se movió y ella volteó a ver para
encontrarlo mirándola fijamente.

Ella agarró la varita fuertemente mientras lo miraba.

Su pulso estaba acelerándose y ella casi podía escuchar la sangre rugiendo en sus oídos. Se sentía
como si el movimiento o sonido incorrecto podría hacer que todo se destrozara. La calidez y la
seguridad se desvanecerían y ella estaría nuevamente sola como una sombra en la oscura y fría
mansión o tragada por la oscuridad debajo de Hogwarts.
“Siento que esto se va a destruir de alguna manera,” ella dijo finalmente, estirándose y pasando sus
dedos por el cabello de Draco, tratando de hacerse creer que él en verdad estaba ahí. Que la
calidez, la luz y la sensación de seguridad eran reales.

Él asintió lentamente. Mientras lo estudiaba, ella podía ver la tensión alrededor de sus ojos y la
forma en la que se tensaba su mandíbula.

Ella se estiró y desabrochó su capa, quitándola gentilmente de su hombro izquierdo para que
pudiera ver su brazo vendado. “Te está doliendo, ¿no es así?”

Él negó con la cabeza. “Está bien.”

Su garganta se apretó. Ella se sentó rápidamente y el mundo alumbrado por el sol llenó su visión
mientras parpadeaba rápidamente, sacando la varita de unicornio de su capa. “No mientas, no
puedo cuidarte correctamente si estás mintiendo.”

Ella ignoró su dolor de cabeza y se quitó su capa y abrigo para que pudiera mover sus brazos con
más facilidad.

Había una bandeja de comida en la mesita a lado de ellos. Draco se sentó y pinchó una salchicha
quemada con un tenedor y comenzó a mordisquearla mientras Hermione realizaba rápidamente
hechizos de diagnóstico sobre él. Ella revisó su corazón y otros signos vitales. Ella examinó las
lecturas de su sangre. Realizó un diagnóstico complejo en su brazo izquierdo e inspeccionó
cuidadosamente cada vena, arteria y nervio mayor. Ella pasó varios minutos desviando el fluido
acumulado.

Ella se estiró y agarró el listón de su bolso, arrastrándolo antes de que recordara que podía usar
hechizos para conjurar. Ella revisó su contenido hasta que encontró todas las pociones que
necesitaba.

Ella la abrió y sostuvo una poción hacia él. “Este es un antiveneno que contrarresta el
adelgazamiento de la sangre. Espero que no sea un efecto a largo plazo, pero en caso, deberías
tomar esto cada doce horas.” Mientras él lo tomaba, ella miró por la ventana, observando el campo
vacío.

Su cabeza estaba punzando, y su estómago estaba comenzando a torcerse y a volverse un nudo


hasta que pensó que iba a vomitar. Ella apartó su mirada de la ventana y sacó un cabestrillo de su
bolso. Ella lo puso en su regazo y aplicó cuidadosamente una variedad de hechizos para
acolchonarlo antes de voltear a ver a Draco quien se había rendido con la salchicha.

Ella deslizó su capa y túnica de sus hombros y lo ayudó a ponerse el cabestrillo, acomodándolo de
manera segura contra su torso.

“Voy a hacerte un protésico,” ella dijo con voz iluminada mientras abrochaba uno de los broches.
“Ya tengo algunas ideas Hice un poco de investigación antes. Ya que es tu brazo y mano, pensé—
que podía ser con núcleo de varita en el ante brazo—podrías realizar magia sin tu varita con él, si
es que puedo descifrarlo.”

Ella sacó rápidamente varios frascos para el alivio de dolor y abrió una para Draco. Mientras él se
la tomaba, ella miró por la ventana nuevamente.

“Deberías comer,” él dijo. “Una de las salchichas no está completamente quemada. También hay
—chícharos, creo.”

Hermione negó con la cabeza sin apartar la mirada de la ventana. “No tengo mucha hambre.”
Ella tomó un frasco vacío de él y abrió la siguiente poción para entregarle antes de mirar por la
ventana nuevamente. Había prados de hierba silvestre salpicados de flores silvestres hasta donde
alcanzaba la vista. El mango de la varita era suave y cálido bajo las yemas de sus dedos.

Ella la agarró con fuerza hasta que la madera se sentía fuertemente en los huesos de su mano.

“Granger, ¿estás bien?”

Ella volteó rápidamente. “Claro. Estoy bien. Sólo no tengo hambre.”

Ella volteó nuevamente hacia la ventana, moviéndose a los pies de la cama y empujando las
cortinas a un lado para poder ver su entorno con más claridad.

Hubo un largo y pesado silencio que ella ignoró hasta que sintió que podría romperse debajo de él.
Se giró y encontró a Draco mirándola fijamente.

Ella humedeció sus labios y acercó su varita. “¿Qué—qué tipo de protección tiene esta casa
segura? Yo no he—no he combatido desde que fui capturada—yo debería—” su pecho estaba
comenzando a apretarse dolorosamente. “Debí haber practicado. No lo pensé—”

Ella inhaló de manera entrecortada y volvió a apartar la mirada. Su visión estaba comenzando a
girar y su corazón estaba latiendo fuerte y dolorosamente contra sus costillas.

Ella necesitaba quedarse calmada. Ocluír todo y enfocarse. Tenía un trabajo. Cómo se sentía no
importaba. Tenía un trabajo.

“Granger,” Draco se estiró y puso su mano sobre su varita, “la casa segura es segura, y ahí hay un
transportador ahí en la pared.” Él hizo un gesto hacia la llave de latón. “Si la tocamos, viajaremos
la mitad del mundo. No tienes que preocuparte.”

Su garganta se apretó y su corazón comenzó a acelerarse. “¿Qué si alguien nos encuentra, Draco?
¿Qué si no funcionó y ya te están buscando, pero nosotros no lo sabemos? Prometí que cuidaría de
ti. Estás lesionado—ya estabas lastimado cuando te corté el brazo—” su voz se fracturó y agarró su
varita con más fuerza. “¿Qué si alguien nos encuentra? Va a destruirse. Siempre se—destruye.”

Ella comenzó a respirar rápidamente y presionó su mano contra su esternón, aún agarrando la
varita con fuerza.

Ella no podía entrar en pánico.

No podía entrar en pánico. Ella necesitaba—habían barreras protectoras que podía añadir. Ella no
podía usar Magia Oscura, podría lastimar al bebé.

Pero si alguien llegaba y ella tenía que escoger—

Sus pulmones comenzaron a arder.

“Hermione—Hermione, tienes que respirar.” Draco se había movido de la cama y estaba a su lado,
jalando firmemente su varita de su mano. Que le quitaran la varita la hizo sentir histérica. Ella la
agarró con fuerza.

“¡No—no me la quites!” Ella sintió como si estuviera siendo estrangulada.

Él la puso en la mesa donde aún estaba a su alcance y presionó su mano contra el rostro de
Hermione, moviéndola para que lo viera. Él la acercó gentilmente hasta que su frente estuviera
presionada contra la de él mientras ella seguía jadeando y tratando de respirar.

“Vamos, has llegado tan lejos, no entres en pánico. Protegerme no es tu trabajo. La casa segura
tiene hechizos protectores y no estaremos aquí por mucho. No soy un duelista del todo abismal con
mi mano derecha.”

Ella se obligó a respirar profundamente.

Él presionó sus labios contra su frente. “Así es. Sólo respira. Tú nos trajiste aquí. Prometiste que te
detendrías y recuperarías una vez que escapáramos, ¿recuerdas? Yo no soy quien está ignorando
una lesión en el cerebro. Ya hiciste tu parte.”

Ella tomó su muñeca con una mano temblorosa. “Draco—algo saldrá mal. Siempre sale mal.
Siempre es cuando estamos tan cerca que sale mal.”

“Lo sé,” él dijo enredando su mano en el cabello de Hermione, acercándola, “pero no todo está
sobre tus hombros. Confié en ti y nos trajiste aquí. Es tu turno de confiar en mí. Estamos a salvo
aquí, Hermione. Tienes permitido sentirte a salvo ahora.”

Ella negó con la cabeza. Su esternón se sentía como si se estuviera fracturando. “No puedo. No
creo saber cómo hacerlo.”

Su piel estaba dolorosamente fría, y su cuerpo entero comenzó a temblar incontrolablemente.

Draco suspiró y la acercó. “Aquí no hay barreras como las que tenía en tu habitación.
Probablemente estás acostumbrada a que estén ahí para sentirte segura ahora.”

Ella se quedó sentada sin moverse por un momento absorbiéndolo antes de hacer un sonido
ahogado mientras estallaba en llanto. Era como una presa rompiéndose. Una vez que comenzó, no
pudo detenerse, ella siguió llorando, llorando y llorando sobre el hombro de Draco. Ella sintió
como si estuviera en duelo por su vida entera.

Él no trató de hacer que se detuviera, él solo la dejó llorar hasta que los sollozos se calmaron
lentamente y ella se dejó caer contra él, sintiéndose vacía. Era como si hubiera arrancado sus
emociones de la raíz y todo lo que quedaba era un cascarón. Su pecho seguía temblando mientras
se inclinaba en él. Su cabeza se sentía ligera, pero punzaba como si hubiera un gongo dentro de
ella, vibrando y resonando dolorosamente a través de su cráneo.

Cuando ella estaba respirando de manera uniforme nuevamente, Draco metió una mano en su
bolsillo y sacó una Poción de Sueño sin Sueño. “Es tu turno de descansar, Granger. Tómala.”

Ella se alejó, negando con la cabeza mientras volteaba a ver nuevamente por la ventana, sus dedos
acercándose a su varita. “Draco, si algo sale mal—”

Su expresión era de granito frío. “Yo lidiaré con eso. Ve a dormir.”

“Pero si—

“Granger, si fuera yo, hubieras vertido la poción en mis garganta sin siquiera preguntar.”

Su boca tuvo un espasmo mientras tomaba el frasco.. Ella miró una última vez hacia la semana
mientras tomaba el corcho y se la tomaba.

Su corazón aún seguía latiendo con fuerza, pero ella podía sentir la mano de Draco, cálida y en su
hombro mientras ella se dejaba caer. Todo se desvanecía.
“Ella despertó en la mitad de la noche. Draco estaba de pier hacia la ventana. La luz de la luna
brillaba en el cabezazo de Barney, su cabello atrapaba la luz de la luna. Él estaba mirando por la
ventana, hacia el campo, con su varita tambaleando entre sus dedos.

Ella se sentó y él volteó para verla.

Ella miró atrás de él, estirándose por su varita. “¿Está todo—?”

“Todo está bien.” Él se alejó de la ventana, pausando por un momento para encontrar un bolsillo
para su varita al que pudiera tener acceso. Él la deslizó dentro de un bolsillo interno y pasó su
mano por su túnica como si estuviera limpiando algo antes de encongerlo torpemente de sus
hombros. Él se sentó en la orilla de la cama a lado de ella.

Su cabeza se sentía pesada, pero el dolor se había movido a un lugar más profundo en su mente. Él
se inclinó hacia la cabecera. Ella puso su cabeza sobre el pecho de Draco, escuchando el latido de
su corazón y sintiendo cómo sus dedos trazaban patrones y runas protectoras sobre el brazo de
Hermione.

Cuando ella abrió sus ojos a la mañana siguiente, el mundo era dorado. La luz del solo estaba
pasando por la ventana, calentando la cama. Draco estaba dormido a su lado. Su dolor de cabeza
había disminuido bastante. Ella giró y se estiró, deslizando sus manos por las sábanas, y hundió su
rostro en una almohada, sintiendo el calor y el sonido de los pájaros afuera como un lujo.

Ella era libre. Estaba en un lugar con rayos de sol y con alguien que no la lastimaría. Ella mantuvo
sus ojos cerrados y trató de ahogarse en ese sentimiento.

Ella se acostó boca abajo solo por un momento antes de que su vejiga fuera empujada bruscamente
desde adentro por un pie indignado.

Ella se acostó sobre su costado, observando a Draco.

Su cabello había caído sobre su rostro. Era como si ella estuviera en un sueño.

Ella se estiró tentativamente y usó la punta de sus dedos para tomar el mechón de cabello plateado
y quitarlo del camino. Ella quería memorizarlo nuevamente. En la luz dorada, él ya no se veía más
como algo sacado de una guerra. Sus características eran más suaves cuando su expresión estaba
relajada. Ella pasó su mirada por el arco de sus pómulos, sus labios, las precisas líneas de su
mandíbula, y su cuello pálido desapareciendo en las sombras de su ropa.

Él podría ser una obra de arte.

Ella quería aguantar la respiración y hacer que el momento durara para siempre.

Ella deslizó sus dedos por la oreja de Draco para quitar el cabello. Sus ojos se abrieron, grises
como una tormenta. Ella observó cómo la luz los llenaba mientras la observaba.

La manera en la que la observaba hizo que el resto del mundo se desvaneciera. La mirada de Draco
era tan posesiva y voraz como ella se sentía.

Ella se acercó y lo besó. Sus labios se movieron contra los de ella y su mano se deslizó hacia su
cuello.

Después de un minuto, ella se alejó con nostalgia. “Necesito revisar tu brazo.”

Él suspiró pero se sentó sin quejarse cuando ella comenzó a realizar hechizos, verificando que todo
seguía sanando correctamente. Ella volvió a ponerle vendas a su brazo mientras terminaba. Cuando
ella estaba poniéndole su cabestrillo, la punta de sus dedos rozaron la piel pálida de su cuello.
Vaciló.

Ella volteó a verlo y notó que sus ojos estaban oscuros e intensos mientras la observaba. Él se
estiró lentamente con su mano y entrelazó sus dedos gentilmente en su cabello. La respiración de
Hermione se entrecortó y su pulsó aceleró.

Su toque era de seguridad. Hogar.

“Te amo,” él dijo después de un momento.

Los labios de Hermione se curvaron lentamente en una sonrisa. “También te amo.”

Él pasó sus dedos lentamente por su cabello. “Nunca imaginé que te diría eso sin una Marca
Tenebrosa impregnada en mí.”

La mandíbula de Hermione tembló.

Ella levantó su mano hacia el rostro de Draco, pasando la punta de sus dedos ligeramente por su
mandíbula, sintiendo el leve temblor bajo ellas. “El universo finalmente nos dio algo.”

Él rió levemente, y sus dedos se enredaron en su cabello posesivamente.

Ella se acercó más y se inclinó hacia adelante hasta que sus labios apenas se tocaban. “Te amo.
Mientras exista algo mínimo de mí, yo te amaré. Siempre,” ella susurró contra su boca.

Él cerró el espacio infinitesimal entre ellos.

Ella cerró sus ojos y envolvió sus brazos alrededor de su cuello, profundizando el beso. La mano
de Draco soltó su cabello y agarró su cadera, acercándola hasta que sus cuerpos estaban
presionados el uno al otro.

Mío. Mío. Mío. Ella se sentía voraz por él. Quería atesorarlo dentro de su corazón y enterrarlo allí.
El tiempo siempre se les acababa. Las cosas siempre se desmoronaban, y lo que habían tomado era
todo lo que tenían. Ellos habían sobrevivido de momentos que robaron durante la guerra.

Ella sentía como si se hubiera muerto de hambre queriéndolo.

Ella no iba a soltarlo.

Ella no iba a dejar que las cosas se desmoronaran esta vez. Su corazón comenzó a latir
dolorosamente. No puedo perderlo. No puedo perderlo.

Su garganta y pecho comenzaron a apretarse. Ella cerró sus ojos con fuerza y empujó su terror
hacia atrás, tan lejos como podía, tratando de ponerle barreras alrededor antes de que se la tragara
por completo.

Ella no iba a entrar en pánico. Ella se obligó a respirar, un jadeo ahogado contra sus labios.

Ella pasó sus dedos por el cuello de Draco y agarró sus hombros con fuerza mientras se obligaba a
ocluir todo y seguir besándolo. Después alejó sus labios para que pudiera observarlo. Su mano bajo
para agarrar la de él.

“Voy a cuidar de ti.” Ella sostuvo su mano con más fuerza y la presionó contra su pecho. “Soy
tuya, durante tanto tiempo como me quieras.”
La mano de Draco se deslizó hacia arriba para acunar su rostro. Él la observó, con sus ojos
plateados e intensos. “Siempre. Siempre y cuando viva.”

Ella se vertió en él hasta que ya no había espacio en su mente para nada más. Ella lo besó
nuevamente hasta que se quedó sin aliento.

Ella podía besarlo sin que significara una despedida, sin preguntarse si lo volvería a ver. Ella podía
estar con él sólo porque podía, porque él era de ella.

“Te amo,” ella siguió diciendo contra sus labios. “Te amo. Siempre te amaré.”

Ella podía decirlo tantas veces como quisiera. Todos los días durante el resto de su vida. Ella podía
decirlo una y otra vez.

Ella sollozó levemente contra sus labios.

Draco se alejó, estudiándola, su expresión tensa.

Ella apretó sus hombros con más fuerza mientras lo miraba a los ojos. “Estoy feliz. No creí que
volvería a ser feliz en mi vida, pero creo que así es como se siente ser feliz. Sobrevivimos, Draco.
Te salvé. No creí que lo haríamos, pero sobrevivimos.”

La boca de Draco se curvó en una leve sonrisa.

Hicieron el amor. Lentamente. Usando todo el tiempo que tenían.

Hermione se sentó a horcajadas sobre él, marcando el ritmo, observándolo. El sol brillaba afuera, y
podía sentirlo en su piel mientras miraba hacia abajo y entrelazaba sus dedos, inclinando sus
caderas contra las de él. Podía ver la luz atrapada en su cabello. Sus ojos brillaban como plata
fundida.

Su mundo era cálido.

Se volvía más cálido cuando él se levantaba, jalando su cadera para juntarla a la de él mientras la
besaba. Su mano puesta en su espalda, agarrándola. Ella podía sentir el ardor de él en su alma. Ella
envolvió sus brazos alrededor de sus hombros, pasando sus dedos por sus runas mientras se movían
juntos.

“Deberíamos tomar el transportador pronto,” él dijo cuando estaban acostados juntos después en la
cama. “Estoy seguro de que la comida de Nix califica como un peligro para la salud. Apenas me
doy cuenta que los hechizos básicos para cocinar son algo que nunca me molesté en aprender.”

Hermione miró por encima y sus ojos se posaron en varias rebanadas de pan tostado quemadas,
generosamente untadas con mermelada. Draco recogió la rebanada menos quemada y se la ofreció.

“Él es un elfo de establo. No creo que haya cocinado en su vida.”

Hermione mordisqueó vacilante una esquina y descubrió que la tostada era pan de centeno con
alcaravea que chocaba intensamente con la mermelada de fresa.

Ella se ahogó y Draco la miró como si se estuviera disculpando.

Él miró alrededor de la habitación. “Esta sólo es una casa segura temporal. No hice nada más que
ponerle barreras.” Él volteó a verla. “¿Puedes viajar por traslador?”

El estómago de Hermione cayó y sus manos se movieron de manera protectora hacia su estómago.
Los ojos de Draco las siguieron.

“No lo sé.” Ella miró hacia el bulto en su estómago, pasando sus manos nerviosamente por él. “La
última vez—no tomé una Poción calmante antes de hacerlo. No lo esperaba. Fue—fue difícil de
manejar.”

La expresión de Draco se tensó, y algo indescifrable brilló en sus ojos.

Ella se obligó a sonreír. “Pero si hacemos las cosas correctamente—si estoy preparada para esto, y
es sólo una vez—creo que estaré bien.”

Él estuvo callado por varios segundos. “No tenemos que irnos. Podríamos quedarnos aquí. Le haré
saber a Ginny que no puedes viajar de manera segura.”

Ella miró hacia su estómago nuevamente. “Aunque no es muy seguro aquí, ¿o sí? Seguimos en
Europa. Dinamarca tiene un tratado con Voldemort; los términos del armisticio requieren que
entreguen a los fugitivos. Incluso si no lo hicieran, nunca te protegerían.” Ella inhaló
profundamente y miró hacia arriba. “Estaré bien. Quizás—solo un día más, entonces nos iremos.”

La expresión de Draco se había cerrado; él miró el estómago de Hermione por un momento antes
de asentir.

Ella se puso de pie y tomó una ducha. Ella aún tenía polvo en su cabello por la explosión en la
mansión, y sus rizos estaban demasiado enredados. Ella pasó diez minutos desenredándolos a
mano antes de recordar que tenía una varita nuevamente. Ella lo secó y lo trenzó. Para el momento
en el que estaba amarrándolo, su dolor de cabeza había regresado. Perforó la parte posterior de su
cráneo hasta que apenas pudo mantenerse en pie. Ella se puso su blusa y su ropa interior, se tomó
una poción de nutrición y después se acostó en posición fetal en la cama, volviendo a quedarse
dormida.

Cuando despertó a la mañana siguiente, había un diagnóstico de su cerebro sobre su cabeza. Draco
estaba observándolo con una expresión tensa mientras manipulaba la lectura.

Se sentía como ser hundida en agua fría. La calidez se desvaneció y ella se quedó sin moverse por
un momento, mirando todos los fractales escarlatas, como hilos, que se ramifican a través de su
cerebro. Ella se estiró y movió su varita. El diagnóstico desapareció.

Ella miró hacia la ventana.

Hubo un largo silencio.

“Hermione, ¿qué ocurrió? ¿Qué fue lo que te hizo? ¿Vas a decirme?”

Ella estuvo callada durante varios minutos, pasó saliva con fuerza antes de hablar finalmente.

“No estoy completamente segura. Él no sabía cómo usar legeremancia, así que él sólo—aplastó
cosas que estaban en el camino. Incluso ahora que tengo mi oclumancia de regreso—hay ciertos
puntos en mis recuerdos que yo no puedo—no puedo alcanzarlos más. Se—siente como un edificio
que tiene partes que colapsaron. Siento que si me acerco o lo molesto—más se podría venir abajo.”

Ella presionó sus labios. “Algunas de las cosas que comencé a recordar nuevamente—no sé si aún
las recordaré después de un rato. Cada vez que despierto, siento que se han desvanecido. Los
detalles están desapareciendo.”

Los dedos de Draco rozaron levemente su mejilla. “¿Qué—” su voz estaba tensa, “¿qué es lo que
no recuerdas? ¿Qué se está desvaneciendo?”

Hermione estuvo callada. “Todas las veces en las que me contaste sobre tu madre. Ahora hay
espacios en esos recuerdos.”

Draco suspiró con alivio. “Está bien. Está bien. No necesitas recordar eso.”

Hermione sólo miró por la ventana y volvió a pasar saliva. “No está bien. Esos eran importantes.
Eran importantes para mí, que me dijiste, que comprendí lo que te pasó. Temo que mi memoria se
desmoronará algún día. Como si hubiera grietas por todas partes ahora, y algún día algo lo
empujará mal, y todo se romperá. ¿Qué si te olvido de nuevo?” Ella no podía ocultar su pánico
creciente. “Todo ese tiempo en la mansión, sentía como si mi corazón hubiera sido arrancado de
mi pecho. Estabas justo ahí—y yo no sabía que te estaba buscando.”

La calidez y la tranquilidad de la cabaña se sintió repentinamente burlona. Como si todo hubiera


sido un sueño y ella se estuviera aferrando a él.

Él volteó la cabeza de Hermione para mirarla a los ojos. “No sería lo mismo.”

Ella asintió, pero su boca se torció. “Lo sé. Eso lo sé racionalmente. Yo sólo—” bajó la mirada
mientras su voz comenzaba a temblar. “No sé cómo creerlo. Tan rápido como comienzo a pensar,
mi corazón empieza a acelerarse, y no puedo respirar. Incluso cuando trato de ocluir, es como si mi
cuerpo no dejara de entrar en pánico. Debería estar aliviada, pero solo estoy igual de aterrada de
que te perderé como lo estaba en la mansión. Siento que aún sigo aguantando con la punta de mis
dedos. Cada segundo se siente solo a momentos de distancia para que todo se desplome y se
convierta en una pesadilla otra vez.”

Ella inhaló de manera entrecortada y se puso de pie, presionando su mano contra su esternón
mientras se obligaba a respirar lentamente. Ella miró hacia sus muñecas. “Yo—yo pensé que todo
estaría arreglado una vez que ya no tuviera mis esposas y que escapáramos. Pensé que estaría mejor
—de la manera en la que solía estarlo…”

Su voz se desvaneció.

“Debes saber que estás llegando al punto en el que el daño se está volviendo irreversible.”

Ella se quedó sin moverse mientras lo recordaba.

Siempre había sido una ilusión para ella pensar que sus esposas eran la llave para todo. Que alguna
versión previa de Hermione Granger estaba esperando, lista para salir en el momento en el que su
magia fuera desbloqueada y su oclumancia regresara.

La comprensión se sintió como estirar la mano y tocar la superficie de un lago, ver el reflejo
dorado iluminado por el sol distorsionarse y desaparecer, revelando toda la oscuridad que aún
acechaba debajo. Eso mostraba lo que realmente había allí.

La oscuridad se mete en tu alma.

Mente o cuerpo. La Magia Oscura exige un precio.

Ella sabía que pagaría por todo eventualmente.

Draco tomó su mano, pasando su pulgar por sus muñecas desnudas. “Todo es nuevo. Dale tiempo.”

Ella lo miró fijamente y asintió levemente. Mientras lo estudiaba, ella se dio cuenta que había una
tensión dolorosa en su rostro.

Empujó la pesadez en su pecho lejos de su conciencia, tapándolo, y se sentó, alcanzando su varita.

Ella abrió su bolso y se estiró por una de las pociones para el dolor. Su mano se congeló al darse
cuenta que su inventario de pociones se veía mal. Ella contó los frascos y se dió cuenta de que le
faltaba media docena de Poción de Reabastecimiento de Sangre. Miró durante varios segundos
antes de invocar la túnica de Draco de donde estaba colgada al pie de la cama y enterrar su rostro
en ella.

Olían a Magia Oscura.

Mientras ella se quedó absorbiéndola, se dio cuenta de que ella se había sentido dramáticamente
más calmada desde que él la había dosificado con Poción de Sueño sin Sueños.

Ella volteó a ver a Draco, furia crecía en ella como una explosión. “No debiste usar magia de
sangre. Tu sangre es delgada ahora. Podrías desangrarte hasta la muerte si no tienes cuidado. No
hay razón para que agregues tantos encantamientos a una casa segura a la que ni siquiera nos
quedaremos tanto tiempo. Fue estúpido.”

Draco solo la observó mientras ella comenzó a realizar hechizos en él.

“Te ayudó a sentirte mejor.”

Ella lo miró enojada. “Lesionarte y ponerte en riesgo para que yo me sienta mejor no me hace
sentir mejor.”

Él no dijo nada más mientras ella revisaba por completo y lo dosificaba con varias pociones. Ella le
removió las vendas en su brazo para poder cambiarlas y revisar cómo estaba sanando su brazo. La
piel se estaba juntando correctamente, y ella la masajeó gentilmente con Esencia de Díctamo.

Ella tomó su mano y comenzó a tratar sus tremores durante varios minutos en silencio.

“No te lastimes por mí, Draco,” ella dijo finalmente con una voz rígida. “Deja de lastimarte. Estoy
tan cansada de que esa sea la forma en la que nos cuidamos el uno al otro. No tienes idea de lo
mucho que odio cuando te lastimas por mí. Tú odias cuando yo me lastimo. Es lo mismo para mí
que para ti.”

Él aún no dijo nada. Él tampoco se notaba penitente.

Mientras ella seguía trabajando en su mano, una bandeja con más comida inedible apareció.
Ambos tomaron pociones nutricionales en su lugar. Ya se le estaban acabando a Hermione.

Ella hizo un inventario cuidadoso de todo lo que le quedaba, calculando mentalmente cuántos días
más podían quedarse si eso elegían.

“Podía hacer más si queremos quedarnos más tiempo,” ella dijo volteando a ver a Draco.

“Lo que tú quieras.” Él le sonrió, pero él se vistió y se puso su capa mientras ella estaba haciendo
el inventario. Mientras ella lo observaba, ella notó que sus ojos se movieron hacia la ventana
sutilmente.

“Deberíamos irnos.” Ella puso su bolso en su hombro y puso el resto de sus pertenencias en él.
“Estoy segura—estoy segura de que estará bien. Sólo será una vez.”
Ella sacó un frasco de una poción calmante y lo observó durante varios segundos antes de tomarla.
Ella entrelazó sus dedos firmemente con los de Draco e inhaló profundamente, obligándose a ocluir
la ansiedad que se apoderaba de ella como una ola antes de que la poción se activara.

Ella apretó la mano de Draco, pasando su pulgar por sus nudillos y deteniéndose en el anillo que él
usaba. Ella volteó a verlo y sonrió de manera tentativa antes de estirarse, tomando la llave de latón
que colgaba en la pared.

Hubo un fuerte tirón detrás de su ombligo. Fue arrebatada, tirando de Draco con ella.

Ella trató de mantenerse de pie mientras aterrizaban, pero se tambaleó hacia adelante y tropezó,
dando arcasas. Ella soltó la mano de Draco y presionó la palma de su mano contra su estómago
mientras se contraía.

“Oh dios,” ella se quejó mientras se levantaba y trataba de respirar.

Ella sintió la mano de Draco en su espalda mientras ella cerraba los ojos y se obligaba a inhalar
lentamente. Lentamente. La rigidez en su abdomen se desvaneció gradualmente.

Ella podía oler tierra y helecho.

Ella abrió sus ojos y se dió cuenta de que estaban arrodillados en un bosque. “¿Ya llegamos?”

Hubo un sonido de deslizamiento y un crujido cuando la madera golpeó la madera. Hermione miró
por encima del hombro. Había una gran casa de madera detrás de ellos.

Ginny estaba en la puerta, observándolos, agarrando una varita con fuerza.

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr y en instagram.

Ilustraciones adicionales:
- Escape en el graniano (Escape on the granian) por kassiesketches.
Capítulo 74
Chapter Notes

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“¡Hermione!” Ginny jadeó cuando dijo el nombre, y tropezó varios escalones, arrastrando a
Hermione hacia sus brazos y abrazándola con fuerza. “Oh por dios. Oh por dios. Hermione.”

Las manos de Ginny estaban pasando por Hermione, tocando su rostro y hombros como si no
pudiera creer que Hermione era real.

Hermione casi se sentía incrédula mientras observaba a Ginny.

Ginny se veía igual. Como si los dos últimos años la hubieran olvidado. Su cabello rojo
resplandeciente, sus ojos y sonrisa familiar se ponían debajo de lágrimas mientras se arrodillaba,
sollozando y abrazando a Hermione. La cicatriz aún seguía en el costado de su rostro.

Hermione comenzó a llorar mientras levantaba sus manos y tomaba los hombros de Ginny. “Ginny
—Oh Ginny.”

Las dos se arrodillaron, aferrándose una a la otra y sollozando durante varios minutos.

Ginny se sentó, limpiando sus lágrimas mientras estudiaba a Hermione. “Pensé que nunca volvería
a ver a nadie. Mírate. Oh dios, estás tan delgada.”

Los ojos de Ginny estudiaron el cuerpo de Hermione, deteniéndose en su estómago y se quedó


quieta por un momento.

El feliz alivio se desvaneció del rostro de Ginny. Parecía como si la hubieran destripado. Ella
sostuvo los hombros de Hermione y miró hacia abajo. “Oh, oh dios, lo siento tanto. De verdad, lo
siento—demasiado.”

Ginny levantó la cabeza rápidamente y observó a Draco con un odio sin esconderlo. “Aléjate de
ella. No tienes ningún derecho de tocarla—”

Ella se lanzó hacia Draco como si tuviera la intención de estrangularlo.

Hermione logró tomar los hombros de Ginny para detenerla. “Ginny.”

“¡Suéltame!” Ginny trató de soltar las manos de Hermione. “¡Él dijo que le importabas! Él seguía
viniendo aquí, diciendo que todo era para ti, y después”—la voz de Ginny estaba temblando con
una furia devastada—“¡él te violó hasta que quedaste embarazada!”

La garganta de Hermione se cerró y ella se puso de manera protectiva frente a Draco. “Ginny—él
no tenía opción. No lo lastimes.”

Ginny miró más allá de Hermione a Draco pero dejó de embestir. Levantó la mano y agarró la
muñeca de Hermione.

Hermione escuchó a Draco suspirar. “Está bien, Granger. Ve adentro y descansa. Yo necesito
revisar las barreras.”

Ella lo sintió levantarse. Antes de que Hermione pudiera ponerse de pie, Ginny se puso de pie
rápidamente y abofeteó firmemente a Draco. Draco no se movió y Ginny volvió a abofetearlo.
“Deberías estar muerto,” Ginny dijo con frialdad. “No mereces respirar cerca de ella. Nada de lo
que hagas compensará lo que has hecho.”

“¡Ginny, detente!” Hermione se obligó a ponerse de pie. “Cállate. Cállate. Yo soy quien lo salvó.
Yo lo traje aquí. Él nunca pidió o esperó sobrevivir. Si quieres enojarte con alguien respecto a eso,
debería ser yo.”

Ella apretó la muñeca de Draco y se puso de pie protectivamente cerca de él. “Déjalo en paz. Lo
digo en serio. Si alguna vez vuelves a ponerle una mano encima—”

La expresión de Ginny se desgarró mientras levantaba sus manos en rendición. “Bien,” ella dijo
con voz forzada, su expresión comenzaba a ser fría mientras observaba a Hermione y a Draco.

Hermione observó a Ginny por un momento más antes de voltear a ver a Draco.

Su expresión estaba cerrada. Había una huella de mano escarlata en cada una de sus mejillas.
Hermione acercó su varita y murmuró un hechizo para curarlos y acarició junto con su pómulo
mientras las marcas desvanecían lentamente.

“Está bien, Granger,” él dijo. “Deberías ir dentro.”

Hermione se acercó más a él. “Iré contigo. Puedes—mostrarme dónde están.”

Él negó con la cabeza. “Necesito aparecer. Ve adentro. Deberías ver la casa,” su boca se curvó en
una ligera sonrisa. “Pienso que te gustará. Estaré de vuelta en media hora.”

Hermione asintió de mala gana pero no lo soltó.

"Vamos." Draco la sacó de los helechos en los que habían aterrizado y la llevó a un sendero
empedrado.

Estaban en un bosque. Habían árboles demasiado altos en el camino, y la casa era un edificio
grande, elegante y de estilo arquitectónico asiático cubierto de ventanas enrejadas

Ascendieron varios escalones de piedra hacia la casa. Había una terraza de madera sin barandilla a
varios pies sobre el suelo que parecía envolver toda la casa. Mientras caminaban por la veranda,
Ginny pasó delante de Draco y Hermione y deslizó una puerta de madera enrejada para abrirla. El
piso era de madera pulida y lisa, y entraron a un pasillo estrecho. Había luz brillando a través de
los pasillos.

Hermione entró, pero Draco se detuvo en la puerta y sacó su varita, inspeccionando y revisando
varias barreras puestas a un lado de las paredes del edificio. Después de varios minutos, él movió
su varita y volteó a ver a Hermione y a Ginny, quienes lo estaban observando en silencio.

“Weasley, está cansada. Mantenla calmada, asegúrate de que descanse. Regresaré en media hroa.
“Sus ojos se fijaron en Hermione. “¿Estarás bien con Ginny?”

Hermione sonrió nerviosamente y asintió.

Él la observó durante un momento más y se desvaneció sin un solo ruido.

Hermione estudió el espacio vacío durante varios segundos a yes de voltear a ver a Ginny con
duda.

La reunión se sintió más teñida de dolor de lo que esperaba. Por supuesto que no sería simple, pero
de alguna manera no había esperado que fuera tan inmediatamente complicada. No había pensado
en que se sentiría obligada a poner bajo legeremancia algo tan intensamente personal como su
relación con Draco.

“No debiste haberlo golpeado.”

Ginny la observó, había resignación y decepción escrita a lo largo de su rostro. “Podrías tener algo
mucho mejor que él, Hermione.”

Hermione resopló, su estómago se retorció. “La verdad no me importa lo que pienses. Él salvó tu
vida. Yo nunca sería capaz de salvarte por mi cuenta.”

Hermione podía ver una docena de objeciones en la expresión de Ginny, pero ella suspiró y cerró
sus ojos.

“Claro.” Ginny cerró la puerta. “Si eso es lo que quieres, no diré nada más. Yo solo—Hermione—”
su voz se detuvo, y después dudó por un momento. “No importa.”

Hubo un largo e incómodo silencio.

Hermione miró arriba y abajo por el pasillo. “¿Dónde estamos?”

Ginny miró alrededor de ella. “Estamos en la cima de la casa. O—¿te refieres a dónde está la
casa?” Ella se encogió de hombros y puso su cabello detrás de su oreja. “En realidad no lo sé.
Malfoy dice que estamos en algún lugar en el Este de Asia, pero eso podría ser una total mentira.
Estamos en una isla—en algún lugar. Toma alrededor de medio día cruzarla. Nunca me he ido. Ni
siquiera estoy segura de cómo salir de aquí. Los elfos van por suplementos cada cierto tiempo, pero
no toman órdenes de mi parte.”

La luz que provenía a través de la paredes se movió y Hermione notó que podía ver las sombras de
los árboles a través de las paredes. Ella se estiró y tocó una pared enrejada y se dió cuenta de que
las rejas estaban puestas con papel.

“Toma algún tiempo acostumbrarse,” Ginny dijo mientras observaba a Hermione. “La mayoría de
las paredes se deslizan, así que puedes abrir la casa y habitaciones para que esté abierta, o
seccionarlas. Malfoy—dijo que no te gusta que esté demasiado abierto, así que hice que los elfos
cerraran todas las puertas.”

Ginny deslizó un segundo juego de puertas de madera que estaban frente a las puertas por las que
habían entrado. Revelaba una habitación con una gran ventana circular que tenía vista hacia la
cima de los árboles y el océano a lo lejos.

Los muebles le recordaban a Hermione a la Mansión Malfoy, sillas Victorianas altas.

Hermione deslizó su mano lentamente hacia su bolsillo y tomó su varita con fuerza mientras
miraba por la ventana.

Ella se obligó a tomar algunos pasos dudosos hacia adelante y después se detuvo, tratando de
absorberlo. Estaba segura de que el edificio ya estaba encantado para ser tranquilizante o Draco no
se hubiera ido tan rápido. Aún así, ella quería que Draco estuviera ahí, a su lado, donde ella supiera
que él estaba a salvo.

Nunca iban a regresar.

Él nunca iba a regresar.


Ella cerró sus ojos con fuerza y se afirmó ello.

Si ella pudiera verlo, ella se sentiría más convencida de ello. Se sentiría más segura de que no era
un hermoso sueño que se convertiría en polvo en el momento en el que se dejara verdaderamente
creerlo.

Ella debería estar con Draco. Él podría estar magia de sangre de nuevo. Ella no sabía si él tenía una
Poción para la Reposición de Sangre con él.

En su lugar estaba con Ginny, cuyos ojos cafés estaban en conflicto y tristes mientras observaba a
Hermione estar de pie frente a la puerta.

Hermione presionó sus labios y se obligó a enfocarse nuevamente, tratando de pensar en algo que
decir. “¿Dónde está James? Es—James, ¿cierto?”

Ginny sonrió de manera dudosa. “Sí. James. Está tomando una siesta. Duerme algunas horas cada
tarde. Te llevaría para que lo vieras, pero es una pesadilla cuando se trata de dormir y si despierta,
sería una pésima introducción.” Ginny se estiró lentamente y tocó el brazo de Hermione. “Vamos a
tu habitación. Estás demasiado delgada. Deberías comer algo y después acostarte.”

Hermione asintió lentamente y apartó la mirada del mar abierto.

“La casa se desparrama.” Ginny deslizó su mano hacia la de Hermione y la apretó. “No es mágica
además de la protección, así que no tienes que preocuparte en que los pasillos se acomoden a ellos
mismos o algo por el estilo. Aunque hay una enorme red de magia protectora aquí. Pensé que
Grimmauld Place tenía demasiadas barreras, pero este lugar deja a Grimmauld Place hecho polvo
mientras hablamos de paranoia. Malfoy está absolutamente loco al respecto. Cada vez que venía,
pasaba por lo menos una hora agregando más barreras.”

La casa estaba colocada contra una gran colina boscosa. El traslador los había dejado cerca de la
cima de la colina, y el resto de la casa fluía en una vaga forma de U, hacia abajo sobre rocas y
alrededor de los árboles, como si hubiera sido encajada allí como una pieza de rompecabezas

No era un edificio, sino docenas que estaban unidas por los techos y puentes que conectaban a la
veranda de cada edificio. Había un enorme y largo jardín en el centro.

Ginny apuntaba a cosas en el camino.

“Ese es mi jardín de vegetales por ahí,” dijo Ginny, “tiene la mejor luz de sol. Solía tener rosas,
pero me estaba muriendo de aburrimiento y los elfos las movieron para que yo pudiera tener algo
que hacer. “Yo—en realidad me he convertido en una buena cocinera, como mamá. Arry solía
cocinar también. Él a veces me llevaba el desayuno, sabes…” La voz de Ginny se desvaneció y se
quedó de pie encima de una escalera de puente lunar que daba a un estanque con grandes peces koi
nadando en él. “Dios—daría lo que fuera para tener una foto.”

Ella miró hacia Hermione mientras sonreía ligeramente. “Es tan raro tener a alguien con quien
hablar que no sea un elfo. De todas formas, tus habitaciones están todas aquí, de este lado de la
casa, y James y yo estamos cruzando el jardín, en esas habitaciones.” Ginny apuntó hacia la
izquierda. Ella deslizó dos puertas y dió un paso hacia atrás.

Abría hacia una habitación de tamaño parecido a la habitación de Hermione de la mansión. Estaba
llena hasta el techo con paredes llenas de libros. Un sillón orejero estaba en una esquina, y un
escritorio de secretaria estaba en otra. Habían miles de libros. Los estantes estaban todos llenos a
pesar del uso obvio de encantamientos expansivos, y habían cajas y pilas de más libros cubriendo
la mayor parte del suelo.

Hermione caminó por la puerta y giró, absorbiendo todo.

“Malfoy trajo todo esto,” Ginny dijo por detrás de ella. “Supongo que eso es probablemente
obvio.”

Habían puertas en tres de las paredes. Hermione abrió una y echó un vistazo para encontrar un
laboratorio de alquimia y pociones, lleno de calderos, jarras y jarras de materiales, y canastas para
buscar ingredientes que colgaban de ganchos a lo lejos. Sus dedos tuvieron un espasmo contra la
puerta de madera y su garganta se cerró mientras la deslizaba para cerrarla.

“Él visitaba, verificaba que James y yo no estuviéramos muertos, agregaba barreras y después
pasaba la mayor parte de su tiempo aquí. Él venía demasiado—al principio, pero después menos
mientras pasaba el tiempo. A veces traía cosas de las más raras, siempre se excusaba diciendo que
necesitarías cosas para mantenerte ocupada. Las cosas para jardinería en realidad también eran
para ti. Espero que no te moleste que las haya robado.”

Hermione negó con la cabeza mientras abría otra de las puertas y encontraba una sala con más
estantes llenos de libros.

Habían cortinas en las ventanas. Hermione retiró una lentamente y estaba aliviada de no encontrar
otra vista al mar. La ventana daba hacia un conjunto de bambú.

Hermione observó por un momento antes de volver a poner la cortina.

Había otra gran puerta en el otro lado de la sala. La pared y puerta estaban pintadas con un bosque
cubierto de niebla.

Hermione abrió la puerta y encontró una alcoba. La habitación estaba oscura, con cortinas
colgando de la mayoría de las puertas. Había un pequeño tocador y un espejo. Hermione miró su
reflejo y descubrió que parecía un venado asustado.

Demasiado delgada.

Aún usando la misma ropa que había usado cuando cortó el brazo de Draco y escapó.

Ella había estado tan desesperada de desgarrar su uniforme de subrogada, pero mientras se miraba
en el reflejo, sintió un deseo parecido de quemar esa ropa. Debía haber ropa fresca ahí. Algo más
que usar. Algo que no estuviera cubierto por una pesadilla.

Ella miró hacia el tocador y después miró hacia Ginny.

La expresión de Ginny aún seguía tensa, sus dedos se movían estaban jugueteando con las puntas
de su cabello. Ella miró alrededor de las habitaciones, parecía que se sentía incómoda estando en
ellas. “No sabía si querrías estar aquí, o conmigo y con James. No necesitas estar aquí en lo
absoluto. Sólo quería asegurarme de que tendrás espacio y privacidad si lo deseas. Yo—” La voz
de Ginny se desvaneció, e inhaló profundamente. “Estoy tan feliz de que finalmente estés aquí.”

Hermione asintió lentamente. Miró alrededor de la habitación. “No. Esto es agradable. Aún estoy
—acostumbrándome a las cosas. Ha pasado demasiado tiempo desde que—” pasó saliva y pasó sus
dedos por la sábana de la cama, “creo que un poco de espacio será lo mejor.”

Ginny asintió, pero sus ojos se llenaron de dolor. “Aunque irás y estarás con nosotros a veces—¿o
no? James nunca ha visto a otros humanos más que a mí y a Malfoy. Le he contado demasiadas
historias sobre Harry y Ron—”

“Por supuesto. Sólo me refiero a que—” Hermione notó que se quedó sin palabras sobre cómo
explicarle a Ginny. “Nada de esto se siente real aún—” su pecho se apretó. “Fue una gran apuesta.
Aún no sabemos si funcionó por completo.”

Ella sintió su varita. Quince minutos más y Draco estaría de vuelta.

Ginny movió su cabeza hacia el costado. “¿Me estaba preguntando sobre eso? ¿Cómo se supone
que funciona exactamente? Malfoy dijo que estaban intentando escapar cortando su Marca
Tenebrosa y usando a Lucius. Pero—Malfoy regresará eventualmente, porque hizo un juramento
inquebrantable para vencer a Voldemort, ¿cierto?”

Hermione se tensó de manera tan rígida que pensó que su espalda se quebraría. “No. No puede
regresar. Él nunca va a regresar. Él va a quedarse aquí ahora, conmigo.” Hermione dijo con una
firme voz.

La expresión de Ginny se volvió consternada por un segundo antes de enmascararla.

La garganta de Hermione se apretó mientras observaba fríamente a Ginny. “Su juramento fue para
dar lo mejor de sí para ayudar a la Orden para vencer a Voldemort. Ya hizo su mejor esfuerzo.
Voldemort lo torturó demasiado que apenas y puede combatir. No hay—no hay nada más que
pueda hacer.”

Ella apretó el respaldo de una silla hasta que sus nudillos se pusieron blancos. “Ha dado lo mejor
de sí,” ella dijo nuevamente. “Lo ha hecho. Ha hecho todo lo que pudo. Alguna otra cosa—” su
garganta se detuvo. “Ha completado su Juramento. Así que—lo que hicimos fue fingir su muerte.
Después de que le quité la Marca Tenebrosa a Draco, Lucius quemó la mansión con fuego
maligno. Esperamos que todos asumieran que Draco y yo primos en el incendio. Europa está
inestable. Si todos piensan que el Gran Juez murió, la Confederación Intencional quizás decida
finalmente intervenir.”

Hubo un breve silencio.

“Pero… Voldemort no estará muerto,” Ginny dijo levemente. Gentilmente. Como si le estuviera
dando las noticias a Hermione.

Hermione sintió calor encenderse en la boca de su estómago. Quería explotar.

“No.” La voz de Hermione estaba tan cerrada que estaba vibrando. “Pero no necesita ser matado—
vencido debería ser suficiente. Él puede orir por su propia cuenta. O alguien más puede hacer algo
para cambiar.” Ella inhaló profundamente de manera entrecortada y se obligó a continuar. “Si
Draco fuera capaz de matarlo antes de que la Confederación Internacional interviniera, las Marcas
Tenebrosas desaparecerían. Ninguno de los miembros de la Resistencia que son subrogadas o
encarceladas podrían ser capaces de quitarse sus esposas a menos de que encuentren una manera de
forjar la signatura mágica de Voldemort.”

Había una sensación ardiente pasando por sus músculos trapecios. Ella deslizó una mano en su
bolsillo y apretó su varita. La vieja varita de Draco.

“Draco no está bajo ninguna condición o posición para hacer más. Ha hecho lo mejor que pudo. Es
el turno de alguien más para hacer algo. Perder al Gran Juez es uno de los golpes más perjudiciales
que Voldemort pudiera tomar. Si la Confederación Internacional piensa que Draco es una amenaza,
podrían demorar la intervención. Parecer haber muerto es lo mejor que puede hacer.”
“¿Y eso—funciona para el Juramento?”

Hermione asintió con fuerza, y sus dedos tuvieron un espasmo alrededor de su varita. “Creo que lo
hace. Yo creé el Juramento con él. Está definido por mi intención, y siempre había tenido la
intención de salvarlo, así que debería ser suficiente. Y si no funcionara—” su voz se detuvo
mientras su corazón comenzaba a latir con fuerza. “Si no lo hiciera—yo—yo—”

Su voz se detuvo mientras su pecho se contraía de manera tan dolorosa que se sentía como si su
esternón estuviera siendo partido a la mitad. Sus ojos se abrieron más.

Su mandíbula comenzó a temblar. “Yo—”

Su voz se desvaneció.

Inhaló de manera vacía.

“Yo…”

Ginny la miró desconcertada y luego la comprensión horrorizada apareció en su rostro. Ella cruzó
rápidamente la habitación y tocó a Hermione en el hombro. “¿Hermione? Hermione, oh dios. Esa
fue una pregunta estúpida para preguntar. Vamos, respira. No debí haber preguntado. Por favor
respira, ¿Qué hago? ¿Qué ayuda? Tengo una Poción de Paz.”

No entres en pánico.

No entres en pánico.

Hermione le negó a Ginny con la cabeza y se obligó a seguir respirando.

Ginny la guió hacia una silla y envolvió sus brazos firmemente alrededor de los hombros de
Hermione. “Estás a salvo aquí. Estás a salvo. No necesitas entrar en pánico. ¿Puedes usar
oclumancia? Tienes magia ahora, ¿la oclumancia ayuda?”

Hermione asintió y trató de guardar su pánico en la parte de atrás de su mente, pero era como tratar
de agarrar docenas de anguilas mientras todas se deslizaban a otras partes de su mente.

Ella cerró sus ojos con fuerza y aumentó su enfoque hacia un solo punto.

Respira. Respira. Respira.

No tengas un ictus. No puedes tener un ictus.

“Llama a Draco,” ella logró decir mientras se obligaba a inhalar de manera dolorosa.

“¿Cómo debería—oh claro. ¡Expecto Patronum!”

Hermione abrió sus ojos brevemente para ver aparecer la yegua plateada de Ginny.

“Ve a buscar a Malfoy. Dile que Hermione está teniendo un ataque de pánico.”

La yegua corrió y Ginny volteó hacia Hermione.

“Oh Hermione, estás bien. Has sido demasiado valiente. Lograste todo el camino hasta aquí. Estás
a salvo ahora. Estoy segura de que todo funcionó. Nadie va a regresar. Tú y Malfoy están a salvo
aquí. Lograste llegar aquí. Estás a salvo. Sólo tienes que respirar.”
Hermione siguió obligándose a respirar, jadeando de manera entrecortada hasta que de repente su
rostro estaba hundido en tela que olía al bosque.

Ella se aferró a Draco y sintió su mano pasar por su cabello hasta su espalda.

“Hermione—vamos, respira por mí,” él dijo gentilmente mientras la acercaba a su pecho y la


sostenía gentilmente. Después su tono se afiló como un cuchillo. “¿Qué hiciste? Te dije que la
mantuvieras calmada.”

“Lo siento—no sabía—”

Hermione enredó sus dedos en la túnica de Draco y levantó su cabeza, acercándolo y mirándolo a
los ojos. “Draco—Draco—si no funcionó—si aún no eres libre de nuestro Juramento
Inquebrantable—yo—yo prometí—”

“Si no funciona,” él la interrumpió, “estaré contigo hasta el final. Que es todo lo que siempre
quise.”

Ella negó con la cabeza violentamente y sostuvo el rostro de Draco. “No—No. Aún podría
salvarte. Podría ir—”

“No irás a ninguna parte. Has terminado,” él dijo y sus ojos se volvieron de acero. “Te quedarás
aquí y cuidarás de nuestras hija como dijiste que lo harás. Ese fue tu trato de hace dos años. Salvé a
Ginny por ti, y tú me diste tu palabra de que te tendrías. Lo que fuera que yo quisiera. Prometiste
que te irías y nunca regresarías. Tomaste un extremadamente largo desvío, pero ahora estoy
tomando esa promesa.”

Ella negó con la cabeza nuevamente. “Draco—”

Ella suspiró con fuerza y su expresión cambió de implacable a suplicante. Él presionó su mano
contra la mandíbula de Hermione. “No es tu trabajo seguir rompiéndote en pedazos para salvar a
todos. ¿Te has visto, Granger? Apenas y queda algo de ti.” Sus ojos estaban extremadamente
abiertos mientras la observaba intensamente. “Vivir no vale la pena para mí si tú eres quien paga el
precio por ello.”

Su boca se torció. “Pero—te necesito, Draco—no puedo—” su voz estaba temblando.

Él presionó su frente contra la de ella, su mano acunaba su cuello. “Y yo te necesito a ti.”

Ella sollozó de manera entrecortada y envolvió sus brazos alrededor de su cuello.

“Si no funcionó, se nos ocurrirá otra cosa,” él dijo con voz baja, su boca estaba cerca del oído de
Hermione. “Pero tú no, bajo ninguna circunstancia, irás en otra misión suicida tratando de
salvarme. Vamos, respira lentamente. No estoy muerto, estoy justo a lado de ti. Estás a salvo.”

Hermione jadeó de manera temblorosa. “¿Qué si algo salió mal? ¿Qué haremos?”

Él pasó su pulgar por su mejilla. “Lo averiguaremos.”

“No puedes morir. No mueras, Draco.” Ella siguió diciéndolo una y otra vez bajo su aliento.

“¿Necesitas que haga algo?” Ginny estaba a lado de ellos. “Lo siento. No sabía que la molestaría.”

“Necesita comer. Apenas ha comido en días. Eso sería útil.” La voz de Draco era helada.

“Oh dios, ella no dijo—iré por comida ahora.”


Hubo un sonido de deslizamiento y un firme click mientras Ginny se iba.

Hermione se sentó, sosteniendo a Draco firmemente durante varios minutos más mientras su
corazón comenzaba a latir lentamente. “Lo siento. Estaba bien, y después—”

“Está bien.” Él acarició su cabello. “De todas formas ya estaba regresando. Debí haberme quedado.
Pensé que tú y Ginny se llevarían mejor sin mí aquí.”

Hermione sonrió levemente. “Ha pasado demasiado tiempo desde que vi a alguien que conocía. Me
olvidé—de todo lo que hay.”

Draco suspiró profundamente y sus dedos tuvieron un espasmo. “No tienes que verla. Puede
quedarse en su propia parte de la casa.”

“No.” Ella negó con la cabeza y se enderezó para poder verlo. “Quiero verla. Yo sólo—pensé que
sería más simple. Supongo que nada nunca es simple para nosotros. Ella solo tenía curiosidad
acerca de cómo escapamos y hablar al respecto me hizo pensar en cómo aún podría salir mal. Me
sentí abrumada—pero seguí respirando, normalmente no puedo. Esta vez me obligué a seguir
respirando hasta que regresaste. No fue su culpa. Ella no sabía que preguntarme me molestaría. Ni
siquiera yo sabía.” Las puntas de sus dedos rozaron su mejilla. “Ella no debió haberte golpeado;
por eso es por lo que estoy molesta.”

Él resopló. “Ella llegó a mí con un cuchillo la primera vez que llegué a revisar cómo estaba.
Abofetearme no es nada.” Hubo una pausa y un ligero brillo en sus ojos. “Parece que recuerdo
como tú me abofeteaste una vez. “

Hermione lo observó por un momento y después la esquina de su boca se curvó hacia arriba
mientras calor se acercaba a sus mejillas.

Ella apartó la mirada, mirando a través de la habitación. “Ella dijo que tú decoraste estas
habitaciones.”

Él asintió.

“Son encantadoras.”

Él hizo una mueca. “Se ha llenado demasiado. Me dejé llevar comprando libros.”

Ella sonrió y lo miró de reojo. “Por eso es que son encantadoras.”

Él rió. Ella pensó que podría haber sido la primera risa genuina que había escuchado de él.

Sólo duró un momento.

Hermione sintió que las comisuras de sus ojos se arrugaban mientras lo miraba. “Y me hiciste un
laboratorio.”

La esquina de su boca se curvó hacia arriba mientras arqueaba una ceja. “Bueno, te estoy retirando
de la sanación. Pensé que era momento de que persiguieras una rama de la magia que te gusta.”

La sonrisa que estaba en su boca se desvaneció y miró hacia su regazo. “No—no odio la sanación.
Sólo fue—traumática—por la guerra. La ciencia de ello era lo que me interesaba.”

Él la observó, su mirada estaba escéptica. “¿La sanación alguna vez fue una carrera que
consideraste antes de que te dieras cuenta de que la resistencia necesitaba sanadores?”
“Bueno,” ella jugueteó con la tela de su blusa, “sólo habían algunas opciones disponibles para
cualquiera.”

“Y por completa coincidencia terminaste en la que nadie más quería.” Su voz era cáustica.

Una larga charola de comida apareció, con platos llenos de vegetales, bistec, pastel de riñón, puré
de papa y empanadas de manzana.

Comida de confort.

Draco hizo un sonido de desaliento mientras miraba la comida. “Weasley sigue interfiriendo en la
cocina.”

Hermione lo ignoró y le sirvió a ambos platos llenos de más comida que cualquiera de los dos
podría comer.

Draco siguió murmurando bajo su aliento mientras Hermione se llenaba. Ella no podía recordar
cuándo había comido tanto. Todo tenía un sabor tan familiar. Comida que había comido mientras
crecía. Cenas en la Madriguera durante los veranos antes de que la escuela comenzara.

El parecido casi la hizo llorar.

A pesar de todas las quejas de Draco acerca de desperdiciar a elfos domésticos entrenados en
cocina gourmet francesa, Draco no se saltó la comida. Él volteó a verla una vez que ella finalmente
comenzó a comer más lento. “Deberías acostarte una vez que termines de comer.”

Hermione negó con la cabeza. “No. Quiero conocer a James.”

“Puedes conocerlo mañana. No va a ir a ninguna parte.”

“Quiero conocerlo hoy. Se suponía que yo cuidaría de él, pero ya casi tiene dos y nunca lo he
conocido.”

Draco la observó mientras ella lo miraba a los ojos y se obligaba obstinadamente a una cucharada
llena de empanada de manzana. Él suspiró irritado. “Bien. Le llamaré a un elfo y haré que le diga a
Ginny que lo traiga.”

Hermione asintió y bajó su plato. “¿Hay otra ropa aquí para mí? ¿O—sólo trajiste libros?”

Sus ojos se entrecerraron y la comisura de su boca tuvo un espasmo. “Hay ropa. No estoy seguro
de cuánta se acomoda para el embarazo. Si nada te queda. Ginny tiene alguna.”

Hermione asintió y fue a explorar el clóset. Había una gran cantidad de ropa, de igual manera que
parecía haber cantidades irracionales de cualquier otra cosa. Los cajones del clóset parecían no
tener fin mientras ella los abría.

Habían algunas túnicas, pero la mayoría de la ropa era Muggle. Hermione revisó hasta que
encontró una sudadera y pantalón que le quedaban sin la necesidad de hechizos de ajuste.

James tenía cabello castaño con rojizo oscuro en las puntas y ojos bastante verdes.

Aparte de su cabello, él se veía exactamente igual a Harry. Hermione lo observó como si


estuvieran aplastando su corazón.

Sus ojos verdes esmeralda la estudiaban sospechosamente mientras se aferraba a Ginny.


Los mismos ojos. La misma boca. Harry. Era Harra una vez más.

“James, esta es tu madrina, Tía Hermione. Recuerdas, ¿te conté sobre ella? Ella era la mejor amiga
de tu papá en la escuela. Ella ama los libros, igual que tú, pero no las escobas.” Ginny dijo
suavemente en su oído, acariciándolo afeccionadamente con su nariz. “Y ese es Malfoy con ella. Lo
conociste cuando estabas gateando. Recuerda, esta es su casa en la que estamos. Él es el que envía
a los elfos para que nos vean.”

James se acercó más a Ginny, hundiendo su rostro en el cuello de su mamá y observando a Draco y
Hermione tímidamente.

“Hola, James,” dijo Hermione una vez que encontró su voz. “Te conocí un poco antes de que
hubieras nacido. Estoy muy contenta de por fin conocerte.”

James resopló y cubrió su rostro con una mano.

“Nunca ha visto a un humano en persona aparte de mí y a Malfoy,” dijo Ginny, recargando su


cabeza contra la de James. “Pero—si la forma en la que es con los elfos significa algo, una vez que
se le quite la timidez, nunca te dejará sola. James, ¿puedes decir ‘Tía Hermione’?”

“No.” La voz de James era aguda y obstinada.

“¿Quieres decir hola?”

“No.”

Ginny suspiró y picó sus costillas. “Grosero.”

James hundió su rostro de manera más determinada en el hombro de Ginny y rió.

“Está bien,” dijo Hermione, sintiéndose abrumada con tan sólo observarlo. “Él se parece
demasiado a Harry.”

Ginny asintió con una firme sonrisa y presionó un beso en el cabello de James. “En verdad que lo
hace. Me deja atónita a veces. Él hace caras a veces y sólo me golpean como una bludger, y por un
momento me olvido de que lo estoy observando porque—es Harry. Y después es James otra vez.”
Ella rió. “Cuando nació, él tenía ojos y cabello café, y después su suave cabello de bebé cayó y
salió este desastre de cabello rojo y sus ojos se volvieron verdes. No se me ocurrió que podría tener
cabello rojo. Pero la mamá de Harry también lo tenía, así que supongo que había suficiente gen de
cabello rojo en la sopa para volverlo pelirrojo.”

James levantó su cabeza abruptamente y observó a Hermione. “Main-y.” La señaló. “Main-y.”

“Hermione, Ginny dijo lentamente, enfatizando las consonantes.

James negó con la cabeza. “Main-y.”

“Yo tampoco podía decirlo cuando era pequeña,” dijo Hermione con una sonrisa.

“Es bastante buen niño,” Ginny lo cambió a la otra cadera. “No duerme mucho, y tuvimos un
cólico al principio. Pero ahora es bastante feliz. Aunque, desde que comenzó a caminar, ha sido
mucho más travieso. Agarra todo lo que pueda alcanzar—”

Hermione asintió automáticamente mientras seguía observando a James.

Ella no estaba segura de cómo interactuar con un bebé. Ella estaba tan acostumbrada a pensar de
ellos en lo abstracto. Finalmente conocer a uno que hablaba y tenía opiniones sobre cosas hacía
sentir a Hermione a la deriva.

Ella no podía recordar cuándo había sido la última vez en la que había visto o cargado a un niño.
Probablemente había sido cuando había ayudado a transportar huérfanos durante la guerra.

El mundo en el que Ginny existía se sentía repentinamente extraterrestre.

Hermione había olvidado qué tan expresiva podía ser la gente. Que ella no necesitaba leer
primordialmente a la gente por la manera en la que sus ojos brillaban y en lo que no decían.

Bebés, cólico, marcas de crecimientos. Si ella y Draco verdaderamente eran libres, ese sería el tipo
de mundo en el que formarían parte.

Si había funcionado.

Si estaban a salvo.

Si Draco era libre.

El pecho de Hermione se apretó y ella asintió nuevamente a lo que fuera que Ginny estuviera
diciendo.

Su cabeza estaba comenzando a punzar.

“Ginny, Granger necesita descansar ahora,” la voz de Draco la distrajo repentinamente.

Hermione parpadeó.

La expresión de Ginny se congeló y luego cayó. “Perdón. Me dejé llevar.” Ella se obligó a sonreír
nuevamente. “De todas formas James necesita almorzar. Descansa. Los elfos llevarán más comida.
Si tú—si necesitas algo, estamos aquí.”

Los ojos y boca de Ginny estaban tensos mientras cambiaba a James su otra cadera y volteaba,
regresando a su ala de la casa colgante.

Hermione observó cómo se iban. “Ella está tan sola, Draco. Pudiste haberla dejado decirme más
sobre James.”

“Necesitas descansar. Tienes años para conocerlo.”

Hermione quería discutir, pero ella sí se sentía lista para quedarse dormida de pie.

Ella se acostó en la cama y cerró los ojos.

Draco se sentó a su lado, sosteniendo su mano de la misma manera en la que lo había hecho
durante sus náuseas matutinas, con su pulgar pasando por sus nudillos.

Ella estaba comenzando a quedarse dormida cuando sintió cómo su mano era puesta sobre la
cama. El colchón se movió.

Ella observó entre pestañas mientras él la miraba por un momento más y lentamente volteaba,
recargando su mano contra la pared como si estuviera sintiendo algo dentro de ella.

Él sacó su varita y comenzó a murmurar hechizos.


Hermione lo observó mientras él agregaba encantamiento tras encantamiento a la habitación.
Algunos eran simples, hechizos inofensivos y otros eran encantaciones mágicas elaboradas. Ella se
estremeció cuando él sacó un cuchillo de su túnica y sostuvo el mango entre sus dientes mientras
cortaba su mano y usaba la sangre para dibujar runas en las paredes. Los símbolos brillaban
mientras él seguía agregando más y más hasta que finalmente se desvanecían en la pared y
desaparecían.”

Él sacó un frasco de la Poción para Reponer Sangre y se lo tomó antes de sacar otro frasco de
Esencia de Díctamo el cual usó para cerrar la herida. Él observó a su mano cubierta de sangre y la
limpió en su túnica antes de limpiar su ropa.

Él puso su mano contra la pared nuevamente.

Sus hombros cayeron por un momento antes de enderezarlos y dirigirse hacia la puerta.

“Draco?”

Él se quedó quieto y lentamente volteó hacia ella. Su expresión estaba cerrada.

Ella lo estudió durante varios segundos, su corazón se sentía como de plomo. “¿Estamos a salvo
aquí, Draco?”

“Sí,” él dijo inmediatamente.

Ella se sentó y la expresión de Draco se tensó

“¿De verdad?”

Él se quedó de pie frente a la puerta, con su varita en mano. “Es seguro aquí. Tienes mi palabra.”

Ella asintió. “Si tú lo dices, te creo.”

Él asintió de igual manera.

Ella humedeció sus labios. “¿Entonces necesitas seguir añadiendo barreras? Si estamos a salvo.”

Él se quedó observándola, aparentemente inseguro de cómo responder.

Ella sonrió levemente mientras una sensación punzante de aflicción se tragó su pecho. “Se supone
que podemos descansar ahora. No se supone que tú sigas—portándote como soldado como si
siguiéramos encadenados a la guerra.”

Él seguía de pie junto a la puerta.

Ella lo estudió tristemente mientras se dio cuenta de la diferencia entre ellos; él nunca había soñado
sobre lo que haría o cómo sería después de la guerra. A diferencia de ella, él tenía pocas
expectativas por las cuales decepcionarse.

Él tampoco tenía idea de qué hacer aparte de continuar con lo que siempre había hecho.

Ella se estiró hacia él. “Quédate conmigo. Se supone que esta es la parte en la que logramos
descansar.”

Él siguió de pie junto a la puerta, sus ojos se movían hacia la siguiente habitación.

“Si hay algo que necesitas hacer, te esperaré.”


Ella vió cómo su mano tuvo un espasmo antes de que apretara su varita en un puño. Sus ojos eran
repentinamente jóvenes e inseguros.

Él no tenía idea de cómo hacer algo más que ser un soldado.

Él miró hacia la habitación siguiente de nuevo.

Ella se estiró hacia él. “Quédate aquí, Draco. Se supone que tú también tienes que descansar.”

Él asintió lentamente pero no se movió de donde estaba junto a la puerta. Hermione se puso de pie
y se acercó. Ella lo miró a los ojos mientras deslizaba su varita fuera de la mano de Draco,
poniéndola en el tocador. Ella le quitó su túnica y pasó sus manos por su camisa y pantalones,
encontrando la multitud de bolsillos escondidos, sacando varitas extra y armas.

Ella no estaba segura si él había traído pertenencias además de armas.

Él hizo una mueca mientras ella removía todo y lo apilaba en el tocador.

Ella pausó y lo miró a los ojos. “Estamos a salvo, ¿cierto?”

Él pasó saliva y asintió lentamente.

Ella tomó su mano. “Enconces suéltalo.”

Ella lo observó mientras se acostaban frente a frente en su cama. Los ojos de Draco seguían
moviéndose entre ella y sus armas que ella le había quitado.

“¿Qué querías ser—antes de que fueras obligado a convertirte en Mortífago? ¿Qué hubieras hecho
si la guerra no hubiera ocurrido?”

Él la miró sin expresión alguna. “Era el heredero Malfoy. Si no me hubiera convertido en


Mortífago, sólo hubiera sido el heredero Malfoy. Mi padre tenía aspiraciones políticas para mí—
hubiera sido un político.”

“Oh… Bueno, ¿cuál era tu materia favorita en la escuela?”

De alguna manera, ella nunca le había hecho esa pregunta antes, y no estaba segura de que pudiera
adivinar la respuesta. Lo único que sabían acerca uno del otro fue durante las facetas que habían
sido pulidas por la guerra.

Él estuvo callado durante varios segundos y parecía estar tratando de recordar. “Me gustaba
Encantamientos.”

La comisura de la boca de Hermione se curvó hacia arriba. “Debí haber adivinado eso. Recuerdo
que eras bueno en ellos. Podrías tomarla de nuevo. La alquimia usa encantamientos de manera
pesada. Quizás podríamos trabajar en proyectos algún día.”

La comisura de la boca de Draco tuvo un espasmo. “Quizás.”

Él se veía cansado. Hermione se acercó a él y él enredó su mano en su cabello, acercándola más.

“¿Estamos seguros aquí?” ella preguntó nuevamente, pasando sus dedos por su camisa. “¿No estás
—no sólo estás diciendo que lo estamos para que me quede calmada, ¿o sí?”

Draco se alejó y la miró “Estamos seguros, Hermione.”


Una sensación de presión en su pecho se desvaneció. “Muy bien entonces.”

Ella inhaló profundamente y cerró sus ojos.

Cuando ella despertó horas después, él también estaba dormido. Era como si nueve años de
agotación finalmente se lo hubieran tragado.

Él durmió durante días, casi insensato. Hermione podía quitarle la venda a su brazo y curarlo y él
ni siquiera tenía espasmos.

Ella durmió con él durante la primera semana. Ella no había pensado que estaba lo suficientemente
cansada para dormir por días consecutivos, pero como si una tensión despiadada que ni siquiera
había registrado finalmente se calmó por primera vez, y dormir era más refrescante de lo que había
sido en su vida entera.

Sus dolores de cabeza se desvanecieron lentamente la mayor parte del tiempo. Ella encontró un
poco de pergamino y pluma y anotó cuidadosamente acerca de sus recuerdos desvanecientes y
cuando los revisaba varios días después, muchos de los detalles eran extraños.

Pero su mente se sentía como si hubiera encontrado un tipo de equilibrio precario.

Draco continuó durmiendo de manera estable durante la siguiente semana. Él se levantaba


brevemente para comer, revisar las barreras y después colapsar de vuelta a la cama, agarrando con
fuerza a Hermione. A veces ella se preocupaba de que él debía estar enfermo para dormir
demasiado. Ella lo checaba con diagnósticos para asegurarse.

Él no dormía si ella se iba.

Ella trataba de deslizarse silenciosamente hacia la habitación contigua para explorar los estantes de
libros, pero él aparecía en la puerta dentro de dos minutos, con varita en mano. Ella tomaba varios
libros de los estantes y regresaba a la cama.

“Puedo levantarme ahora,” él dijo, aún de pie frente a la puerta.

“No. Debería seguir descansando,” ella dijo acostándose. “Sólo quería leer un poco.”

Él se quedó dormido nuevamente en cuestión de minutos. Ella entrelazó sus dedos mientras leía.

Él había estado durmiendo durante nueve días cuando hubo un ligero golpeteo en la puerta.

Ginny deslizó la puerta para abrirla ligeramente y echó un vistazo a la habitación. “James está
tomando su siesta. ¿Puedo pasar?”

Hermione cerró el libro y asintió. Ellas se habían estado mandando notas con los elfos, pero ella no
había visto a Ginny durante más de unos minutos desde el día en el que habían llegado.

Ginny caminó por las habitaciones cuidadosamente hacia la habitación y después pausó, mirando a
Draco durante varios segundos antes de apartar la mirada y conjurar una pequeña silla.

Ellas se sentaron observando una a la otra durante varios minutos. Había una ligera confusión en
los ojos de Ginny mientras estudiaba a Hermione. Hermione tomó la mano de Draco mientras
esperaba a que Ginny dijera algo.

Ginny observó a sus manos y después apartó la mirada, moviéndose incómodamente. “Yo no—yo
no me imaginé qué tan intensos serían ustedes el uno con el otro. Digo, sabía que Malfoy era
intenso, pero supongo que no esperaba que tú—que no sólo era Malfoy—que ustedes dos son—de
esa manera.”

Hermione podía ver la preocupación en los ojos de Ginny. Ella no dijo nada.

Ginny tenía una varita en su mano, y seguía pasándola de una mano a la otra. Cuando se dio cuenta
de que estaba jugando con su varita, se detuvo y miró a sus manos por un momento. “Sabes, él no
me dió una varita durante el primer año.”

Hermione no sabía qué decir. Ella pasó sus dedos por la portada del libro.

“Probablemente fue lo mejor,” dijo Ginny, con su boca torciéndose ligeramente. “De todas formas
traté de asesinarlo una docena de veces. La última cosa que recordaba era ser drogada con algo en
una mesa de laboratorio y después desperté aquí, sola. La primera vez que vino, él me dijo que
todos estaban muertos menos tú, y yo le lancé un cuchillo para carne. Después me dijo lo que tú
habías estado haciendo durante la guerra—que tú—” La expresión de Ginny se torció levemente,
“habías estado con él—yo no le creí para nada. Digo—había pensado que pudo haber habido
alguien con quien estabas, pero no—Malfoy. Pero cuando él dijo cómo había pasado—sí sonaba
como tú…” la voz de Ginny se desvaneció.

Ella miró hacia abajo y aclaró su garganta. “Pero era Malfoy. Él mató a Dumbledore. Su papá—”
su mano rozó su cicatriz en su mejilla. “Los Malfoy siempre han odiado a los nacidos de Muggles.
Y después Malfoy seguía insistiendo en que te traería aquí, pero no lo hacía. Así que, asumí que
era un truco. Pensé que Voldemort estaba tratando de hacerle algo a James una vez que había
nacido.”

“Lo siento,” fue todo lo que Hermione pudo decir.

Ginny se movió. “Yo—traté de suicidarme. Me acerqué mucho algunas veces.” Ella evitó los ojos
de Hermione y jugueteó con las puntas de su cabello. “Malfoy llegaba cada ciertos días al
principio, traía ropa y suplementos, y después aparecía con todos los libros y cosas de aquí—
diciendo que necesitarías algo qué hacer una vez que te encontrara.”

Los dedos de Hermione entrelazados con los de Draco, tuvieron un espasmo.

Ginny miró a sus manos nuevamente antes de volver a ver hacia su varita. “El día en el que dí a
luz, yo—casi ahogué a James. Tenía tanto miedo de que Malfoy aparecería y se lo llevaría a
Voldemort. Él llegó unas horas después con traje de boda. Él estaba tan aliviado de que yo seguía
con vida. Creo que fue la primera vez en la que ví una verdadera emoción en su rostro.
Aparentemente él había estado seguro de que yo iba a morir durante el nacimiento—no era que en
realidad le importáramos, era más como si James y yo fuéramos prioridades en su lista de qué
hacer. Pero—él estaba menos—controlado ese día. Yo estaba demasiado enojada con él. Le
pregunté si había llegado tarde porque se había casado contigo, dado que supuestamente le
importabas demasiado.”

Ginny inhaló rápidamente. “No creo que a él le importara un carajo lo que yo pudiera decir sobre
él. Yo decía casi de todo en ese punto. Pero cuando le pregunté si se había casado contigo, él se
puso pálido y dijo que no, que fue alguien más. Él no vino tan seguido después de eso.”

Ginny observó a Draco. “Era como observar a alguien morir de hambre. Él traía cosas que
obviamente se suponía que eran para ti, pero él se detuvo—no sé cómo describirlo. Él ya no
actuaba como si estuvieras bien una vez que llegaras. Ahí fue cuando comenzó a obsesionarse
tanto con las barreras.
Hermione miró hacia abajo, su estómago se ponía en un nudo.

“La última vez que lo ví fue el verano pasado. Él dijo, que todos los viajes que había realizado,
había hecho sospechar a Voldemort y ya no se le tendría permitido irse de Inglaterra. Él dijo, que si
te encontraba, Snape te traería aquí y me recordó que tú eras la única razón por la que yo seguía
viva, y después me amenazó si no juraba en que te cuidaría. Ahí fue cuando me dio una varita. No
lo volví a ver hasta que los dos llegaron aquí la semana pasada.”

Ginny miró hacia abajo y retorció su varita entre sus manos. “Una vez que tuve una varita de
nuevo. Hice una Red Mágica Inalámbrica de la manera en la que Fred y George solían hacerla, y
comencé a obtener el periódico. Llegas semanas después, pero finalmente comencé a enterarme de
lo que está pasando. Yo—sabía que tenía que ser malo, pero—yo nunca pensé—” Gunny hizo una
mueca, como si no pudiera mirar a Hermione a los ojos. “Lo siento demasiado. De verdad lo siento
muchísimo.”

Hermione no estaba segura de por qué Ginny se estaba disculpando. Ella miró el libro en su regazo.
“No fue tu culpa. Sólo habías sido parte de la Orden por unos meses antes de que te embarazaras.
No es como que pudieras cambiar algo.”

Ginny mordió su labio y miró hacia abajo. “Sabía que veías la guerra de diferente manera a la que
Harry y Ron la veían, pero—no me dí cuenta de qué tan diferente hasta que me enteré de lo que
habías hecho. No creo que nadie se había dado cuenta de que lo veías tan diferente que estarías
dispuesta a—a—”

Hermione sólo observó a Ginny, sintiéndose demasiado cansada para tener la conversación
repentinamente. “Nunca le pediría a alguien hacer algo que yo no estuviera dispuesta a hacer
primero. Pensé que todos ustedes sabrían eso sobre mí.”

Ginny palideció, su piel se puso tan fuertemente blanca que hizo que su cicatriz destacara
violentamente contra sus características. “Lo sé. Eso lo sé. Es sólo que—creía en Harry. Creía en lo
que hacía sobre la guerra sobre el poder del amor. En los campos de batalla, veías lo peor de la
gente, pero también veías lo mejor. Pensé que tú no lograbas ver eso desde el ala del hospital, pero
estabas en lo correcto—siempre estabas en lo correcto, y eso debió habertelo hecho peor que a
nadie—porque te quedaste con nosotros todo el tiempo sabiéndolo.”

El pecho de Hermione se apretó, era como si Ginny hubiera tocado una agonía que ella había
olvidado que aún cargaba. Ella presionó sus labios y apretó la mano de Draco.

Habían lágrimas silenciosas deslizándose por el rostro de Ginny. “Lamento que no quise creerte.
Nunca debiste haber hecho lo que hiciste,”

Hermione comenzó a responder, pero Ginny continuó. “No quiero que sientas que necesitas
perdonar algo. Lo que pasó—todo lo que pasó—no necesitas estar bien con eso. No deberías
hacerte quedar bien con eso. Mereces estar enojada. No—no sientas que necesitas superar algo. No
quiero que te sientas atrapada por el resto de tu vida porque la gente te obligó a hacer promesas de
ello.”

Hemione se quedó quieta mientras jalaba la mano de Draco más cerca a ella.

Los ojos de Ginny miraron hacia abajo y su boca se tensó mientras lo miraba. “No sólo me refiero
a Malfoy. Sé que le prometiste a Harry que cuidarías de James y de mí. Quiero que sepas que no
tienes que hacerlo. Has hecho más de lo que alguien debería pedirte en la vida. Tú estabas en lo
correcto, es tiempo de que alguien más haga algo. Ya no debería de ser tú. Te mereces tomar
verdaderas decisiones. Eso es lo que es ser libre. Así que no—no pases el resto de tu vida
encadenada por viejas promesas. Hacia nadie. Ni hacia Harry o hacia mí—o hacia Malfoy.”

Ginny se puso de pie rápidamente. “Sólo necesitaba decir todo eso. Necesitaba decirlo por lo
menos una vez. Tú—” Ginny observó a Hermione, sus ojos llenos de dolor mientras miraba la
hinchazón en el estómago de Hermione. “Estoy tan contenta de que escapaste. Mereces ser libre
ahora. Verdaderamente libre. No tanto como otras personas te lo permitan.”

Los dedos de Ginny se movieron hacia su rostro y acarició rápidamente su mejilla mientras salía de
la habitación.

Hermione miró hacia la mano de Draco entrelazada con la de ella por un momento antes de mirar
su rostro. “Puedes ya dejar de fingir estar dormido.”

Los ojos plateados de Draco se abrieron y él la observó. Su expresión estaba reservada.

La comisura de la boca de Hermione se curvó hacia arriba mientras lo notaba. “No pasé por todo el
problema de salvarte por una vieja promesa si es lo que te estás preguntando. Después de todo, ¿no
fuiste tú quien dijo que hago promesas conflictivas solo para hacer lo que yo quiera?”

“Grang—”

“Dijimos siempre, ¿no es así?” ella dijo con una voz ronca. “Siempre. Si no quieres más esa
promesa, te la daré.”

Ella sostuvo su mano con más fuerza. “Cada día. Te escojo a ti.”

Ella se giró para mirarlo más de cerca, entrelazando sus dedos y pasando las puntas de sus dedos
por las crestas de sus nudillos. Sus dedos se detuvieron en el anillo de ónix y lo miró fijamente,
recordando su pasado.

Dolor cegador y devoción ardiente en partes iguales.

“Estoy segura de que habrá días buenos y malos para nosotros,” ella dijo después de un minuto.
“Prob—probablemente hay demasiado para nosotros ponerlo en el pasado. Pero si eliges quedarte
conmigo, y yo elijo quedarme contigo—cada día—pienso que somos lo suficientemente fuertes
para hacerlo un día a la vez.” Ella lo miró a los ojos. “¿No lo crees?”

Él la estudió cuidadosamente por un momento y asintió.

Al día siguiente, el desayuno apareció con una copia de hace dos semanas de El Profeta en la
bandeja. La portada tenía una foto de las ruinas de la Mansión Malfoy.

Hermione lo quitó de la bandeja y lo observó, con su corazón latiendo fuertemente.

“Gran Juez Asesinado en Accidente de Fuego Maligno.”

Ella lo desdobló con manos temblorosas, para poder leer el resumen debajo del doblez.

“Draco Malfoy asesinado por padre en un impactante caso de suicidio-asesinato en la Mansión


Malfoy.”

Ella miró a Draco, jadeando con alivio. “Funcionó, Draco. Eres libre.”
Chapter End Notes

Draco y Hermione por animusdiscidium.


Abrazo (Hug) por istillloveyou3000.
Abrazar (Embrace) por kalycoris.
Hermione y el Gran Juez. (Hermione and the Hight Reeve) por nessi.books.
Draco y Hermione por youokwk.
Después de flashbacks gifset (Post-Flashback gifset) por ectoheart.
Ginny por thegirlthatreadsfantasybooks.
Epílogo 1
Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Gran Juez Asesinado en Accidente de Fuego Maligno

Draco Malfoy asesinado por su padre en sorprendente caso de suicidio-asesinato en la Mansión


Mallfoy.

Se sospecha que Draco Malfoy, una figura prominente en el gobierno del Señor Tenebroso, y su
padre, un viudo, hayan muerto en un incendio del hogar.

Los Aurores siguen investigando el caso. El anuncio oficial del Departamento de Seguridad
Mágica es que la causa del fuego se mantiene desconocida, pero los oficiales hablando fuera del
registro han confirmado que el fuego posee todas las señales de haber sido fuego maligno y
que fue puesto y sostenido intencionalmente.

Las fotos de las ruinas de la Mansión Malfoy son casi idénticas a las ruinas de la Mansión
Lestrange por el incendio varios años atrás. “Todos sabían que Lucius estaba obsesionado con ese
fuego,” dice una fuente anónima, “él obtuvo todos los registros y volvió a visitar las ruinas
Lestrange docenas de veces. Es casi innegable que el fuego fue una recreación. Es tan trágico:
nunca superó la muerte de Narcissa.”

Amigos cercanos a la familia dicen que Lucius abandonó la mayoría de sus obligaciones después
de la muerte de su esposa, entregando el título y el estado a Draco, quien tenía veinte años en ese
tiempo. Lucius apenas ha regresado a Inglaterra durante los años siguientes, pero durante su
visita más reciente, su comportamiento había sido notablemente errático. Los Aurores hablando
fuera del registro confirman que ahora Lucius es sospechoso en varios casos de personas
desaparecidas, incluyendo a Astoria Malfoy, quien desapareció menos de veinticuatro horas
después de regresar de unas vacaciones de verano en Francia.

Habían rumores persistentes de la tensión entre padre e hijo. Aunque exteriormente cordiales,
rara vez se les veía juntos, y Lucius no regresó de su puesto en el extranjero para la boda de Draco
en 2003.

Se espera que el título y la responsabilidad del Gran Juez sean transferidos a otro Mortífago
durante la siguiente semana. Hay varios generales bajo consideración. Sin embargo, hasta el
momento de imprenta, no hay ningún anuncio oficial del Señor Tenebroso respecto a un
sucesor o acerca de las muerte de Draco y Lucius.

La pérdida de una línea familiar tan antigua y distinguida como la Familia Malfoy es un golpe
devastador para el mundo mágico. Draco era el último tanto la familia Malfoy como de la familia
Black. Una sanadora del Programa de Repoblación ha confirmado que la subrogada de Draco
Malfoy también murió en el incendio. Estaba embarazada de cuatro meses con un heredero
Malfoy.

Después de dos semanas durmiendo, Draco y Hermione finalmente emergieron. Draco


inmediatamente fue a revisar todas las barreras en la isla. Después de que regresó, él le dió a
Hermione un tour completo de la casa. Ella apretó su mano cuando fueron a los jardines.
Ellas caminaron alrededor de una esquina y encontraron a Ginny observando a James tratando de
escalar una pagoda. Ella sonrió levemente cuando los vió

“Dios, están despiertos. No estaba segura de cuándo terminarían de hibernar.” Ella miró a Draco.
“Hay alguien que ha estado esperando para verte. ¡Topsy!”

Hubo un pop inmediato cuando Topsy se materializó. Ella se puso de pie observando a Draco por
un momento, sus manos entrelazadas y sus enormes ojos brillaban. Después caminó hacia adelante
y pateó a Draco.

“¡Topsy está demasiado enojada con usted!” ella dijo mientras su pie chocaba con su espinilla.
“Topsy nunca ha estado tan enojada en su vida.”

Ella envolvió sus brazos alrededor de la pierna de Draco y comenzó a sollozar. “Envió a Topsy
lejos sin despedirse. ¡Topsy pensó que estaría muerto!”

Ella hundió su rostro en la ropa de Draco y lloró durante varios minutos hasta que Draco se estiró
incómodamente y acarició su cabeza.

Ginny lo observó. “Cuando llegó y descubrió que los dos estaban aquí, ella se rehusó a creerlo
hasta que fue a ver por ella misma, y después lloró por el resto del día. No puedo creer que la hayas
enviado así aquí.”

Cuando Topsy finalmente soltó a Draco, ella fue a recoger a James y lo cargó, aún llorando.

Hermione, Draco y Ginny se quedaron mirándose unos a otros en un silencio incómodo.

Ginny jugueteó con las puntas de su cabello y después movió su cabeza levemente mientras se
enderezaba. “Creo que deberíamos planear la cena todos juntos la mayoría de los días. No tiene
que ser cada día de la semana, pero creo que debería ser la mayoría. El resto del tiempo, podemos
tener—nuestra privacidad, pero deberíamos cenar juntos.”

Ella estudió las reacciones de Draco y Hermione. Draco no dijo nada.

“La cena estaría bien,” dijo Hermione. “Esa es una buena idea.”

La expresión de Ginny se inundió con alivio. “Bien.” Ella dijo. “Excelente. Em. Le diré a los elfos
y los veré en la cena entonces.”

Ginny se volteó y se apresuró hacia adentro.

Hermione la vio alejarse y se dio cuenta tarde de que Ginny probablemente se detendría y
regresaría si la llamaba. Abrió la boca, pero Ginny ya había desaparecido por la puerta.

Hermione y Draco se quedaron en el jardín durante varios minutos en silencio. Ella no sabía qué se
suponía que tenían que hacer.

Se sentía irreal. Habían escapado de una realidad, caído en otra y solo se quedaron ahí para
encontrar su camino.

No se sentía como un sueño. Era real. Ella podía oler la sal en el aire, escuchar a las hojas moverse
con el viento y al agua caer. Ella podía oler alcanfor y agujas de pino. La mano de Draco era cálida
y estaba entrelazada con la de ella.

Y aún así había una ligera paranoia que no podía quitarse de encima. Tenía que haber algo
acechando, algo esperando, algo que iba a salir mal. La ruina inevitable estaba sobre sus cabezas
como la espada de Damocles.

La isla se sentía como si hubiera sido construida en una hoja de hielo delgada. Si Hermione pisaba
mal o se olvidaba del cuidado por un momento, se quebraría, y ella caería al negro y frío mundo del
cual apenas había escapado, arrastrando a Draco y a todos los demás junto con ella.

Cada paso. Cada respiro.

Con cuidado. Tener demasiado cuidado.

Siempre pierdes las cosas a las que amas. Siempre.

Su mandíbula comenzó a temblar. Ella quería regresar; se sentía más a salvo dentro. ¿Dónde estaba
su varita?

“Nunca hice planes para nada de esto,” dijo Draco. “Estar aquí.”

Hermione volteó a verlo, sorprendida por su sueño. Él estaba mirando hacia el océano como si
estuviera teniendo dificultad para creer que estaba ahí.

Él encontraba todo difícil de creer al igual que ella. El mundo nunca era amable con ellos.

Sin embargo, cuando él volteó a verla, ella se dio cuenta de que había habido una tensión en él que
estaba ausente en él desde la primera vez que ella podía recordar. Él aún estaba al borde; él seguía
cargando dos varitas y varios cuchillos y un artefacto oscuro, pero había una ausencia de un cierto
arriostramiento al que Hermione se había acostumbrado. Él ya no se sostenía como si estuviera
esperando constantemente ser golpeado con algo inesperado.

Era la expresión que solía usar cuando se conocieron en Whitecroft; cuando ella podía saber el
momento en el que él se aparecía a la habitación que él se preparaba mentalmente para verla
lesionada. Desde que ella había llegado a la mansión, ella se dio cuenta de que, él siempre se había
visto de esa manera. Ahora, por la primera vez, se había desvanecido.

Por lo menos el hielo delgado era algo en lo que ponerse de pie.

“¿Qué quieres que haga ahora?” él preguntó.

Ella parpadeó. “Lo que tú quieras. Ahora puedes hacer lo que tú quieras.”

Él miró a su alrededor. “No creo recordar cómo hacer eso.”

Hermione sonrió levemente. “Yo tampoco.” Ella miró a su alrededor y apretó la mano de Draco
con más fuerza. “Descubriremos cómo es juntos. No tenemos que apresurarnos. Tenemos el resto
de nuestras vidas para averiguarlo.”

Una vez que no estaba preocupada por despertar a Draco, Hermione se puso a trabajar en su
laboratorio. Le tomó una semana construir un prostético básico para él. La amputación había
sanado perfectamente, pero su sangre se quedaba permanentemente delgada a menos que él
estuviera tomando una poción regularmente para eso.

Él se sentaba en la orilla de la mesa de laboratorio mientras ella ponía cuidadosamente la base del
prostético en su antebrazo.

“El primer prostético no es mucho,” ella dijo mientras murmuraba los hechizos. “Soló conectará
con los nervios mayores, así que sólo tendrás una leve sensación del movimiento y toques. No
serás capaz de hacer nada que requiera movimientos precisos, pero ayudará a mantener las
estructuras neurales mientras hago algo mejor. Si esperas demasiado, es difícil recuperar el rango
completo de movimiento con un prostético ya que no lo puedes sentir de manera tan clara.

Ella deslizó el brazo de metal en la base. Hubo un ligero clic mientras las dos piezas se juntaban.
Ella puso su varita por los dedos de metal y hubo un movimiento de zumbidos mientras tenían un
espasmo. Ella pasó varios minutos revisando que todo estaba conectado perfectamente. Draco
tendía a afirmar que todo estaba bien hasta que se desmayó.

Ella volteó a ver a Draco con una expresión nerviosa. “Esto va a doler demasiado, pero solo por
una fracción de segundo y solo esta vez. A menos que rompas la base del prostético, no tendré que
hacer esto nunca más. Estoy conectando los nervios. Si no lo hago cuando puedes sentir, la
conexión no se integra tan bien.”

Él apretó su mandíbula. “Sólo hazlo.”

“Amalgamare.”

Draco gritó entre dientes mientras los nervios en su brazo se unían junto con los nervios mágicos
en el prostético. Un escalofrío recorrió su cuerpo entero, incluyendo el prostético. Los dedos de
metal tuvieron un espasmo con un sonido audible de clic.

“Perdón. Lo siento.”

Él negó firmemente con la cabeza y levantó su brazo para observarlo. “Está bien.”

Ella puso su mano contra el frío metal. “¿Puedes sentir mi toque?”

Draco se quedó callado por un minuto. “Sé que hay contacto, es una vaga sensación de presión,
pero sin ninguna sensación de textura o temperatura o qué tanto me estás tocando.”

Hermione pasó su mano desde el antebrazo hasta los dedos. “Eso es todo lo que podrás sentir con
esto.” Ella lo miró seriamente. “Tendrás que tener cuidado. Ya que no lo puedes sentir, no siempre
sabrás cuánta presión estás usando. Habrá una tentación para sobre compensar la falta de
sensibilidad al hacer cosas con más fuerza para poder sentirlas. Hice que la mano se pudiera
romper para que si te pasas de cierta fuerza, los mecanismo internos sean lo que se rompa y no—
algo más.”

La expresión de Draco se tensó, y él la miró fijamente.

Ella comenzó a pasar su varita y dedos por el prostético, revisando el trabajo de hechizos. Draco
trató de alejar su brazo de ella.

Ella cerró su mano alrededor de la muñeca para dejarla inmóvil, y él la jaló con más fuerza. Ella
levantó la mirada y lo miró a los ojos. Su mirada era de preocupación.

Ella levantó su varita. “Draco, no vas a lastimarme. Mira.”

Ella picó un panel en la muñeca interior y lo abrió, revelando los mecanismos dentro. “¿Ves dónde
se conectan los tendones ahí? Las piezas conectando a cada uno están hechas con la intención de
romperse. Si trataras de usar la presión suficiente para romper un hueso, esta pieza se rompería.
Podrías abollar una pieza de fruta, pero no podrás ser capaz de romper una varita a la mitad. Si
estos se rompen, la parte de la mano a los que están conectados, se quedarán inmóviles.” Ella cerró
el panel nuevamente. “No me lastimarás. Sólo quería explicarte por qué probablemente te
romperás demasiado al principio. Es una parte del diseño. Tomará tiempo averiguar cómo saber
cuando estás usando la cantidad correcta de fuerza. Igual te enseñaré cómo arreglarlo tú mismo.
Todo es parte del proceso.”

Ella pasó varios minutos realizando hechizos y probándolo antes de que diera un paso hacia atrás.
“¿Puedes juntar tu pulgar y tu dedo índice?”

Draco miró la mano durante varios segundos. Sus ojos se entrecerraron cuando la mano se quedó
quieta. Después de un minuto, el pulgar tuvo un espasmo.

Él se veía frustrado. “Sé que estoy conectado a él, pero no sé cómo hacer que haga algo.”

“Está bien. Toma tiempo acostumbrarse. Sólo tendrás que practicar. Cierra tus ojos y dime si
puedes saber cuál dedo estoy tocando.”

Tenían demasiado tiempo.

Exploraron la isla. Draco le enseñó los senderos y caminos viejos que crecían a lo largo del bosque.
Fueron a la playa rocosa y Hermione se quedó a la orilla del agua y miró hacia al vasto océano
mirando tan lejos como podía.

Se sentía como si fueran las únicas personas en la tierra. Escondidos en un mundo lejos de la
guerra.

Hermione fue en busca de ingredientes. Draco había comprado libros acerca de la vegetación
mágica y comestible sobre el área en algún punto. La isla estaba en algún lugar por la costa de
Japón, y a veces, Ginny y James iban con ella mientras ella caminaba por el bosque y los jardines
juntando ingredientes para crear su propio clóset de suplementos.

Dormían. Se iban a la cama temprano y dormían hasta tarde, a veces ni siquiera salían de la cama
hasta después de medio día.

Se sentaban en el jardín y Hermione nunca sabía qué decir. Tenían tanto tiempo que nunca se sentía
segura de cuándo era el momento correcto para decir algo.

A veces ella sólo quería existir pretendiendo que su vida solo había comenzado unos días antes de
que habían llegado a la isla. Ella no quería recordar el pasado. Estaba tan cansada de vivir su vida
en una cuenta regresiva eterna.

Había tanto tiempo que Hermione no sabía qué hacer con él.

Eventualmente se comenzó a sentir irreal y con una especie de inducción de ansiedad. Una fría
sensación de terror comenzaba a crearse en la boca del estómago de Hermione cuando ella trataba
de relajarse durante demasiado tiempo. Era peor cuando Draco estaba lejos, que era dos veces al
día cuando se iba a revisar las barreras de la isla.

Ella visitaba a Ginny y a James durante media hora por su cuenta pero cuando sus visitas se
extendían hasta casi la hora completa, ella comenzaba a sentirse tensa con inconformidad.

Las horas vacías se sentían como todos los días venenosos y fútiles en la Mansión Malfoy.

Ella no podía apagar su mente. James se parecía demasiado a Harry, pero cuando no lo hacía, era
un bebé, y Hermione pasaba sus manos nerviosamente sobre su estómago mientras lo observaba
interactuar con Ginny.
James habló constantemente. Él trataba el estado de ánimo de Ginny como una piedra de toque
mientras la copiaba. Ginny se volvió una madre instintivamente. Ella tenía una inmediata
sensación de lo que James necesitaba y parecía hablar con fluidez que salían rápidamente de su
boca.

Hermione estaba sentada en la veranda de la casa observando mientras James paseaba en una
pequeña escoba que flotaba a medio metro sobre el piso.

Ginny miró a Hermione y notó la expresión en su rostro. “Topsy, ¿podrías llevar a James a la
playa?”

Ginny se sentó a lado de Hermione y, después de vacilar por un momento, se estiró y tocó
ligeramente la mano de Hermione que Hermione había puesto inconscientemente sobre su
estómago.

Ginny no dijo nada, no hizo preguntas.

Hermione había notado que Ginny hacía preguntas muy rara vez cuando Draco no estaba presente.

“No sé cómo ser una madre, Ginny.” Dijo Hermione después de varios segundos.

La boca de Ginny se curvó hacia arriba y rió levemente. “Has sido la ‘madre’ de prácticamente
cada persona con la que te has hecho amiga. Harry y Ron hubieran muerto en su primer año de no
haber sido por ti.”

Hermione pasó saliva. “Eso no es lo mismo. Ni siquiera sé cómo interactuar con James. Puedo
leerle un libro, pero no sé cómo decir cuando está triste o entender lo que está diciendo. No puedo
saber cuando está cansado. No sé cómo leer a los niños. ¿Qué pasa si no lo puedo averiguar?”

“Bueno, no empiezan como niños de dos años. Llegas a conocerlos. Al principio sólo quieren
dormir, comer y ser abrazados. Si no es nada de esas cosas, probablemente sea que tengas que
cambiar un pañal. Llegas a niños de dos años un día a la vez. No te preocupes, yo estaré aquí. Y
Topsy sabe todo acerca de bebés. Probablemente podría criar un orfanato por su cuenta.”

Ella se inclinó ligeramente hacia atrás. “Cuando James nació, no quería soltarlo de mis brazos, pero
no sabía nada acerca de bebés más lo que había leído. Nunca conocí a ningún bebé mientras crecía.
Cuidar a un niño sonaba fácil cuando leía el capítulo en el libro, pero cuando lo intenté, James
estaba estremeciéndose y llorando. No podía averiguar cómo hacer que se calmara, y estaba tan
preocupada de que lo rompería si lo sujetaba demasiado fuerte. Comencé a llorar, y James seguía
gritando más fuerte. Topsy había estado aquí durante un mes, pero yo no confiaba en ninguno de
los elfos de Malfoy. Estaba al borde de ponerme histérica antes de que me convenciera de
ayudarme a cuidar a James. Tú no vas a estar sola.”

Hermione observó a Ginny por un momento. “Lo siento. No me puedo imaginar lo que debió haber
sido estar aquí sola durante tanto tiempo.”

Ginny rió levemente y apartó la mirada. “Creo que fue mucho mejor que estar en cualquier lugar
que tú o alguien más haya estado todo ese tiempo. No tengo lugar para quejarme.”

“Aún así.”

Ginny asintió, y su expresión se llenó de dolor mientras miraba a través del jardín. “A veces—
pienso acerca de todo el tiempo que pasé ocultando el embarazo, y se siente como un hoyo en mi
pecho en el cual caeré algún día. A veces deseo que hubiera muerto con ellos. Se siente tan mal
estar viva cuando nadie más lo está.”
“No digas eso,” dijo Hermione. Su voz era fuerte y firme. “No deberías de pensar así. A Harry le
importaba más que estuvieras con vida que cualquier otra cosa.”

Ginny miró hacia abajo. “Lo sé. Lo sé—no estoy—sólo se siente así a veces, ¿sabes? Que sólo
estoy viva porque hice algo egoísta y le mentí a todos. Mi mamá hubiera estado emocionada. Ella
siempre dijo que sería la mejor abuela del mundo. Ella ni siquiera lo supo.”

“Si alguien hubiera sabido acerca de tu embarazo, Voldemort te hubiera buscado. Draco no hubiera
sido capaz de hacer pasar el cuerpo de alguien más como el tuyo. Tú y James están vivos porque
fue escondido.”

Ginny aún se veía golpeada por la culpa, pero asintió lentamente.

“Harry dijo—” Hermione dudó y sintió una ola de culpa por no haberle dicho a Ginny antes.
“Antes de que me hiciera prometerle que los cuidaría a ambos—me pidió que te dijera que estaría
pensando en ti hasta el fin.”

Ginny estuvo callada durante varios segundos antes de que su boca se curvara en una firme y
pensativa sonrisa. “Estoy muy contenta de que le hayas dicho acerca de James. Me alegra saber que
por lo menos haya sabido eso.”

Hermione se estiró y tomó la mano de Ginny. Se sentaron en silencio durante varios minutos,
compartiendo el peso de lo que había perdido.

Hermione se hundía en el laboratorio cuando no podía soportar el exceso de tiempo. Si estaba


siendo productiva, se sentía capaz de respirar. Era agradable poder ser creativa sin sentir que el
tiempo que estaba pasando ahí era una cuenta regresiva para la vida de alguien más

Había cosas incontables que podía hacer. Draco había llevado libros y suplementos suficientes para
mantenerla ocupada durante años.

Draco, sin embargo, flotaba.

Él revisaba las barreras obsesivamente. Él leía. Practicaba usar su mano prostética. Le tomó dos
semanas dejar de romper los mecanismo internos, pero en el proceso descubrió cómo hacer más
cosas con ella de las que Hermione había esperado. Después se sentaba en el laboratorio y
observaba a Hermione trabajar durante horas sin fin.

Él no quería nada que ver con Ginny o James a menos que Hermione lo obligara.

Hermione lo dejaba en paz al respecto. Si él no hacía nada más por el resto de su vida, él tenía todo
el derecho de hacerlo. A ella le gustaba tenerlo cerca. Si ella no lo podía ver, se quedaba como un
nudo en el fondo de su cabeza, y no se podía enfocar durante mucho tiempo antes de ir a buscarlo y
asegurarse de que estaba bien.

Cuando él estaba ahí, ella podía relajarse y enfocarse.

Ella levantaba la mirada de una poción o de estar trabajando en su nuevo prostético y lo encontraba
sólo observándola con una expresión desenmascarada de posesividad que la hacía tener escalofríos
y se sentía como fuego en sus venas.

Ella se había dado cuenta de que él había silenciado la tendencia en la mansión. Había sido
enterrada debajo de todo lo demás. Ahogada por la misma convicción de que ella nunca lo
perdonaría, de que él moriría.
Pero mientras las semanas se convertían en meses, la posesividad de Draco regresaba. Era adictiva,
llegar a saborear algo que nunca había tenido más que fragmentos de.

Ella dejaba de hacer lo que estaba haciendo y se ahogaba en él. Besándolo, quitándole su ropa y
sosteniéndolo en sus brazos, sintiéndolo con vida. Ambos estaban con vida. Habían sobrevivido, y
se tenían el uno al otro. Él deslizaba sus manos por el cuello de Hermione, besando su esternón y lo
escuchaba susurrar “mía” contra su piel.

“Soy tuya, Draco. Siempre seré tuya,” ella le decía, de la misma manera en la que solía decírselo.

Pero había ondas en los bordes de su conciencia. A veces, cuando apartaba la mirada de Draco,
Hermione encontraba la expresión tensa de Ginny mientras los observaba.

Hermione se rehusaba a notarlo.

La única cosa externa que le interesaba a Draco era llevar la cuenta de las noticias sobre Europa.
Los elfos llevaban una torre de periódicos cada semana: Europeos, Asiáticos, Norte y
Sudamericanos, Oceánicos. Cualquier periódico del Mundo Mágico que estuviera traducido al
Inglés, los elfos tenían las órdenes de comprar y regresar. Leyendo colectivamente, era posible
tener una vaga idea de los eventos actuales.

Era la extensión de los intereses de Draco.

Hermione estaba sentada en el centro del universo de Draco y, ahora que estaba a salvo, su
atención sin límites no tenía nada más con qué obsesionarse. Todo menos Hermione era superfluo.

Ella pensó que sería una fase. Ella había pensado que una vez que tuvieran más tiempo, dejaría que
su enfoque se ampliara, pero gradualmente comenzó a sospechar que probablemente no sería el
caso. Él no tenía ninguna inclinación o intención de tomar interés en cualquier otra cosa. Ginny,
James, alquimia; todo era solo para complacerla.

Incluso su bebé, en ciertos aspectos. Él tomaba interés en el embarazo porque era de Hermione,
porque a ella le importaba; pero cuando él no le estaba recordando que “su hija” necesitaba que
Hermione respirara o que Hermione necesitaba cuidarse por “su hija”, su preocupación parecía no
existir. Quizás simplemente palidecía con el contraste de la brillante intensidad que Hermione
recibía.

Se veía exacerbado por su preocupación por su lesión cerebral. Hermione regularmente se


despertaba para encontrar un diagnóstico colgando sobre su cabeza, Draco mirándolo con una
expresión tensa.

Ella empujaba la mano de Draco. “No. No hay nada que podamos hacer.”

El daño era como fisuras crecientes en su memoria; el rojo combinado con las luces doradas aún se
esparcían alrededor de la mente de Hermione. Durante el curso del primer mes, la luz dorada
comenzó a cristalizarse alrededor de las fisuras rojas de una manera en la que era parecida a la
forma en la que la propia magia de Hermione había enterrado sus recuerdos. Ni Draco ni Hermione
estaban seguros de por qué estaba pasando o qué era lo que significaba.

En septiembre, Hermione se dio cuenta de que no podía acceder a sus recuerdos, ni siquiera cuando
lo intentaba. En vez de ser algo precario a lo que sentía que no se podía acercar, se encontraba
completamente incapaz de entrar a ellos, como si hubiera sido bloqueada una vez más de acceder a
los rincones de su propia mente.

Ella recordó que la madre de Draco había sido torturada y que él se había convertido en un
Mortífago para protegerla, pero no podía recordar cómo lo había aprendido. El conocimiento
general estaba tan profundamente integrado en su percepción de Draco que lo recordaba sin
siquiera tener los recuerdos.

Ella no estaba segura de que estaría completamente consciente de los recuerdos que le faltaban
excepto que no podía recordar el nombre de la madre de Draco. Era desconcertantemente
arbitrario. Ella sabía acerca de su madre, pero constantemente se quedaba completamente en blanco
sobre cuál había sido su nombre de una manera que la hacía consciente de su pérdida de memoria.

Hermione sabía que ella lo había sabido. Ella lo encontraba escrito en pedazos de pergamino y
entre las hojas de los libros que estaba leyendo y en los cajones de su vestidor. ‘La madre de Draco
se llamaba Narcissa,’ en la letra de Hermione. Pero una vez que dejaba de pensar en ello
continuamente, el detalle se alejaba nuevamente. En donde fuera que su mente tenía guardado ese
conocimiento, ella era incapaz de tener acceso a él. Una conversación con Ginny o unas horas en
su laboratorio y desaparecía hasta que se encontraba con otro pedazo de pergamino recordándole
“La madre de Draco se llamaba Narcissa.”

Durante varias semanas ella hacía un diario que revisaba y en el que llenaba con más información
cada hora. Descubrió que una vez que la información no estaba activamente en la parte frontal de
su mente, desaparecía a lugares de su mente a los que no podía alcanzar. El resto de sus recuerdos
de la guerra estaban regresando con una claridad creciente, pero cualquier cosa relacionada con la
madre de Draco se mantenía vago.

Ella sabía que Draco sabía que ella nunca se acordaba del nombre de su madre. Cuando él le
contaba algo de su niñez, él siempre especificaba “Mi madre, Narcissa,” de una manera en la que
era obviamente habitual.

La pérdida de memoria parecía contener y restringir la información de su madre. Cualquier otra


cosa estaba precariamente intacta.

Ella y Draco armaron juntos un libro incluyendo los detalles de todas las cosas que no recordaba
para que ella pudiera revisarlas. Casi no tenía sentido porque sólo pasaban horas antes de que
dejara de recordarlas nuevamente. Ella podía recordar que iba a olvidar cosas, pero no sabía lo que
eran. Sin embargo, le calmaba saber que podía encontrar la información cuando la necesitaba.

Ella trataba de no pensar en ello en su mayor parte. Habían bastantes cosas que podía hacer que no
requerían recordar esos recuerdos en particular. Ella tenía a Draco. Él estaba con vida y él no lo
estaría si ella aún tuviera todos su recuerdos.

Ella hubiera renunciado a más que algunos recuerdos para comprar su vida.

Eso no consolaba a Draco.

Ellos estaban acostados en la cama y ella estaba tratando de encontrar un lugar donde él pudiera
sentir a la bebé patear.

Ella presionó la mano de Draco contra su estómago, y hubo un ligero movimiento repentino contra
sus dedos.

Ella lo miró a los ojos. “¿Sentiste eso?”

Él asintió. Ella guió la mano de Draco cerca de sus costillas. “Su cabeza está aquí ahora, y sus pies
están por mi pelvis, pateandome la vejiga toda la noche.”

La esquina de la boca de Draco tuvo un espasmo, pero después su pulgar rozó por la angosta
cicatriz entre sus costillas, y su atención cambió de la bebé a ella.

Ella envolvió sus dedos alrededor de su mano.

“Draco—” su voz estaba nerviosa y su garganta se tensaba mientras hablaba.

Él volteó a verla instantáneamente. Sus ojos plateados eran intensos, llenos de la misma adoración
desesperada y posesiva que había visto en los ojos de Lucius. Ella pasó saliva. “Draco, ella te tiene
que importar.”

Él la miró sin expresión.

El corazón de Hermione latía fuertemente en su pecho. “No—no puedes ser igual que tu padre.”

La expresión de Draco se cerró en un instante, y ella apretó su mano con más fuerza. “Tiene que
importarte,” ella dijo. “La forma en la que eres, tienes que decidir que te importa porque si no, no
lo harás y ella lo sabrá.”

Los ojos de Draco brillaron con algo indescifrable.

Ella se sentó y seguía mirándolo a los ojos. “Ella tiene que ser alguien que decidas que te importa.
Alguien que te importa. Yo no—” su garganta se cerró. “No sé cómo—cómo seré en el futuro. Si
algo sale mal—tienes que ser quien la ame por mí—” su voz se quebró ligeramente “—de la forma
en la que yo la hubiera amado. Ella tiene que ser importante para ti.”

Draco se había puesto pálido, pero asintió lentamente. “Está bien,” él dijo.

“Prométemelo.”

“Lo prometo.”

Ella asintió. “Está bien.”

Después de meses de revoluciones ocurriendo en países controlados por Mortífagos, la


Confederación Internacional anunció su intención de “intervenir” en la situación Europea en
octubre de 2005. La inestabilidad de Europa amenazó el estatuto de secrecía y puso en riesgo la
comunidad mágica por todo el mundo.

Voldemort apenas tenía las tropas para intentar siquiera un señuelo de resistencia. El ejército de
Mortífagos siempre había confiado fuertemente en el apoyo de los Seres Oscuros, y con las
alianzas de Voldemort por los suelos, él apenas tenía un ejército que montar. Incluso los
Mortífagos no tenían confianza en su habilidad para ganar otra guerra. El Ministro Thicknesse
daba discursos débiles sobre la Soberanía Inglesa, pero a pesar de la propaganda de El Profeta, el
mundo mágico estaba cansado de la guerra y ya no le tenía miedo a Voldemort.

Había demasiado descontento y muy pocos Mortífagos. Sin Draco como el Gran Juez, no había
nadie más que pudiera inspirar el mismo terror.

La Confederación Internacional llegó a Dinamarca a finales de octubre y bajó desde Europa del
Norte en una curva hacia Gran Bretaña.

Ver al Frente de Liberación de la Confederación Internacional aplastar efectivamente al régimen de


Voldemort tenía todo el sentimiento de reivindicación, pero también había un sentimiento
profundo de traición al ver cómo hubieran sido diferentes las cosas si la Confederación
Internacional hubiera estado dispuesta a ayudar a la Resistencia durante la guerra.

Una nauseabunda sensación de dolor y rabia brotaba del pecho de Hermione cada vez que pensaba
en ello. No habría necesidad de un Frente de Liberación si MACUSA y la Confederación
Internacional no hubieran dejado que la Resistencia fuera aniquilada, encarcelada y violada durante
varios años.

Harry y Ron y todos los demás hubieran estado con vida entonces.

Cada vez que recibían los periódicos, leerlos era una inundación de alivio y de dolor venenoso.

Hermione pasaba la mayoría de su tiempo creando un mejor prostético para Draco. Era como
construir varios rompecabezas de mil piezas. Ella tenía que hacer todos los componentes por su
cuenta y ponerlos juntos de una manera en la que no interfiriera con los otros elementos.

Ella lo terminó en noviembre. Draco lo estudió mientras ella le quitaba el prostético de metal y
después ponía el nuevo prostético en su lugar. Draco siseó y después se estremeció mientras todos
los nervios se conectaban al nuevo prostético.

“¿Cómo lo—?”

Ella pasó sus dedos por el prostético de porcelana, una sonrisa se mostró en su boca. “¿Entonces lo
puedes sentir?”

Él asintió. Él abrió y cerró sus dedos. Había un zumbido de metal casi imperceptible en el interior.

Hermione sostuvo el prostético en sus manos, pasando sus pulgares por la palma y observando
cómo los dedos tenían espasmos en respuesta. “¿Ves los remolinos? La porcelana está entrelazada
con hilos de plata. Un aspecto sensorial en el revestimiento de metal habría tenido problemas con
la varianza e interferido con los otros componentes, pero al usar hilos de plata, podía unirlos a
través del revestimiento externo de la mano y el brazo como nervios de verdad. Están
concentrados en los dedos—” ella movió sus dedos hasta la punta de los dedos de Draco y él los
dobló precisamente para tomar los de ella “—así que deberías ser capaz de sentir la mayoría de las
cosas ahora.” Los mecanismos internos de esto son más fuertes que los anteriores. Mi plan es
mejorarlos cada semana más o menos mientras tú te adaptas.”

“Astuta. Aunque,” él levantó un lápiz y lo giró entre sus dedos antes de rotar su muñeca y observar
cómo se movía la mano, “pudiste haberme dado una mano de plata. Hubiera sido más rápido.”

Hermione lo observó de manera incrédula. “¿De verdad crees que iba a darte una mano que
lentamente chupara tu fuerza de vida? Ya tienes suficiente Magia Oscura constantemente puesta
sobre tus runas, no necesitas una mano de plata haciendo lo mismo. Incluso si hubiera sido más
rápido, son increíblemente desconfiables, las he investigado, hay casos en los que han estrangulado
—”

Draco rió bajo su aliento, y Hermione se detuvo y lo observó durante un momento antes de voltear
los ojos.

“Tienes un increíble sentido del humor.” Ella puso su varita contra la punta de dedo de porcelana
dándole un pequeño choque eléctrico.

Él se quejó con sorpresa y acunó su nueva mano contra su pecho.

Hermione no miró severamente mientras sacaba varias herramientas y después sacaba una pluma.
“Ahora, hay que revisarla seriamente, intenta un hechizo.”

Draco se estiró por su varita, pero Hermione lo detuvo con una astuta sonrisa.

“No. No con tu varita, solo así.” Ella extendió su brazo izquierdo demostrando, señalando con su
dedo índice haciendo mímica del movimiento de Wingardium Leviosa.”

Draco la observó con sorpresa y miró hacia el prostético. “Dijiste el mes pasado que no
funcionaría.”

Ella sonrió y puso un cabello detrás de su oreja. “Lo dije. Después lo descifré. Aunque, nadie
nunca ha construído una varita en un prostético antes, así que tendremos que revisarlo
regularmente para asegurarnos de que los componentes están aislados de manera segura. Inténtalo.
No funcionó muy bien para mí, pero usé una de tus varitas, así que era difícil saberlo.”

Él extendió su mano izquierda hacia la mesa. “Wingardium Leviosa.”

La pluma se levantó de la mesa y flotó fácilmente por el aire.

Draco miró hacia la mano nuevamente y después hacia Hermione, sus ojos brillando. “Eso es—
¿Cómo lograste que esto funcionara?”

La garganta de Hermione se cerró ligeramente y ella miró hacia su conjunto de destornilladores


acomodados. “Oh—bueno, en realidad usé mi investigación al deconstruir las esposas.”

Ella volteó a ver a Draco y descubrió que él se había quedado quieto como si se hubiera congelado.

Ella aclaró su garganta. “Sussex tenía mucha alquimia realmente excepcional e investigación del
núcleo de la varita, la manera en la que desnudaban y canalizaban a la magia, así que—” levantó su
barbilla y lo miró a los ojos, “tomé los fundamentos de lo que ellos desarrollaron y lo usé para
hacer algo que no era tan horrible.”

Él siguió observándola durante varios segundos y después volteó a ver al prostético.

Hermione volteó a ver a sus muñecas desnudas. “Las peores cosas siempre son creadas durante las
guerras; es de la misma manera que en el mundo Muggle. Nunca hay ninguna manera de volver a
ponerlos dentro de la caja de Pandora una vez que salen. En unos años, estoy segura—que cada
gobierno Mágico en el mundo usará esposas para suprimir la magia de los prisioneros. Pensé que
debería usarse para crear algo que también ayuda a la gente.” Ella le sonrió levemente y levantó su
varita. “Quizás algún día podría enviar algunos de los diseños a algún hospital en alguna parte.
Asumiendo que no todos los que fueron magullados durante la guerra fueron asesinados durante el
encarcelamiento, hay mucha gente que se podría beneficiar por mejores prostéticos mágicos.”

Ella volteó a ver a Draco de nuevo y él seguía de pie donde se había congelado. Él después caminó
hacia ella y sostuvo su rostro de manera dudosa entre sus manos, levantándolo y acunándolo en sus
palmas de la manera en la que solía hacerlo. Él pasó sus pulgares ligeramente por el arco de sus
pómulos; uno era más frío al tocarlo que el otro. Ella tuvo un escalofrío.

Él presionó sus labios contra su frente. “Eres mejor que cualquiera,” él dijo silenciosamente, las
palabras rozaron contra su piel. “Este mundo no te merece en lo más mínimo.”
Nevó en Diciembre. Era hermoso. Ponía una manta blanca en su mundo y Hermione se sentaba a
lado de Draco y ellos escuchaban el sonido de su caída.

Hermione sentía como si fuera tan grande como la casa y los ocho meses de embarazo la hacían
tener ganas de hibernar, pero Draco la sacaba de la cama y la obligaba a salir de todas formas.

“Está frío. Caminar hace que me duelan los pies y la espalda,” ella dijo quejándose mientras él
enredaba bufandas alrededor de ella.

“Yo te cargaré.”

Ella resopló. “Claro que no, te romperás la espalda. Peso lo mismo que un erumpent.”

“Reforzaré mi mano para que no se rompa,” él dijo con una sonrisa.

Hermione jadeó de manera indignada y sus ojos se abrieron más. “Eres terrible.”

“Me dijiste que te hiciera salir todos los días incluso cuando no quisieras.”

Hermione resopló y se puso su capa, “no esperaba que eso significara que interrumpirías mi siesta.”

“Traté de esperar, pero era sin fin.”

Hermione inhaló y lo dejó atarle las botas.

Ellos caminaron cuidadosamente por los caminos limpios. El cielo, los árboles y el piso estaban
brillando blanco con la recién caída nieve.”

“Ya casi es Navidad,” ella dijo. Su aliento subió como una nube mientras hablaba.

Draco asintió.

“No sabía que estaría así de cansada de estar embarazada, pero es difícil imaginar que tendremos
un bebé pronto.” Ella volteó a ver a Draco. “Va a ser diferente una vez que haya tres de nosotros.”
Draco volvió a asentir brevemente. Hermione apretó su mano. “Ojalá no heredará nuestra necedad
combinada.”

Draco resopló. “Si fuera alguien que apuesta, diría que las posibilidades están fuertemente en
nuestra contra.”

Hermione sonrió. “Probablemente.”

Él bebé fue verdaderamente necio.

La fecha de parto de Hermione llegó y se fue sin nada más que una contracción de Braxton Hicks.
Hermione pasó de hibernar a subir determinadamente todas las escaleras en la casa y escalar los
caminos más empinados de la isla con la esperanza de que hiciera que algo ocurriera. Lo que sea.

Estaba embarazada durante casi ya cuarenta y un semanas y segura de que no lograría estar
embarazada durante otro día cuando finalmente tuvo otra contracción. Después otra. Llegaron
durante intervalos irregulares durante dos días antes de ocurrir gradualmente cada ocho a diez
minutos y quedándose ahí.

Topsy se quedaba ahí, balanceándose con entusiasmo sobre los dedos de los pies mientras miraba a
Hermione con conocimiento. Ginny entregó a James a un elfo doméstico y sirvió té a todos.
Hermione trató de leer y no tener esperanzas de que las contracciones fueran a dejar de estar
separadas por ocho minutos. Eran lo suficientemente intensas como para que no pudiera ignorarlas.

Draco parecía estar listo para morir de estrés crónico. Él se tensaba cada vez que Hermione se
movía o inhalaba profundamente cuando tenía una contracción. Sus ojos nunca la dejaban.

Hermione y Ginny realizaban diagnósticos cada hora para ver si había cambiado en algo para
descubrir que de alguna manera, aún no lo hacía.

Finalmente, Hermione se puso de pie con un suspiro de desesperación. Ginny y Draco se


levantaron rápidamente.

Ella tomó su capa y se puso sus botas antes de realizar un hechizo para atarlas. “Voy a tomar otra
caminata. Si eso no funciona—” ella volteó a ver a Draco pero no mencionó las otras opciones que
estaba considerando.

Ginny asintió y su boca se retorció. “Iré a ver cómo está James. Puedes enviarme un mensaje
cuando me necesiten de vuelta.”

Draco abrió su boca pero después la cerró sin hacer un sonido.

Ella le dio a Hermione su brazo y la llevó por tantas escaleras como ella quería.

Ella se puso de pie en la punta de un puente, apretando la mano de Draco mientras trataba de
suprimir un gemido y respirar por la contracción.

Granger—podría ir por una partera.”

“Absolutamente no,” Hermione dijo entre dientes mientras se volteaba. “Ginny y yo podemos
lograrlo. No quiero que te arriesgues—y no quiero que traigas a alguien y después matarlo después
de hacerlo para poder cubrir tus huellas.”

Draco se quedó callado.


Hermine suspiró levemente. “No haremos eso de nuevo. Estamos a salvo. Estamos aquí. No te
atrevas.”

“Odio esto.”

“Lo sé.”

“Duele.”

“Sí.”

“Estoy cansada. He estado pujando durante horas.”

“Lo sé.”

“Deja de estar de acuerdo conmigo.”

Draco se quedó callado durante un largo rato después de eso.

Hermione no estaba segura de que estuviera rompiendo la mano de Draco o él estaba rompiendo la
de ella.

Ginny estaba entre las piernas de Hermione a lado de Topsy. “Hermione, ¿estás segura de que no
quieres un espejo para que puedas ver?”

“No.” Hemrione dijo firmemente mientras respiraba profundamente antes de que otra contracción
se apoderara de ella. Ella se inclinó hacia adelante con un quejido.

“Buen trabajo. La cabeza salió. Una más para que salgan los hombros.” Ginny volteó a ver a
Draco. “¿Quieres atraparla?”

Draco solo observó a Ginny hasta que ella volteó a ver entre las piernas de Hermione nuevamente.

Hermione apretó su mordida y cerró sus ojos con fuerza. Enfocaba su cuerpo y mente enteros en
sacar a la bebé.

“Muy bien. Muy bien. ¡Sí! Ya salieron los hombros, solo respires ahora. No empujes.”

Hubo un gemido maullando y de repente un bulto mojado y retorciéndose fue depositado sobre el
pecho desnudo de Hermione.

Hermione jadeó levemente mientras el rostro diminuto y arrugado de su hija se ponía contra su
esternón. La cabeza de la bebé estaba pintada de rizos oscuros mojados.

Su agotamiento fue olvidado inmediatamente. Las manos de Hermione estaban temblando mientras
envolvía sus brazos alrededor del cuerpo manchado de vérnix de la bebé y ponía sus dedos sobre
su cabeza. La bebé volteó a ver hacia el rostro de Hermione, con su boca retorciéndose y vibrando
mientras un llanto salía fuertemente de su boca.

Hermione se sentía sin aliento. Ginny y Topsy estaban hablando, pero Hermione no les ponía
atención. La bebé movió sus pequeñas cejas y abrió sus ojos brevemente.

Eran tan brillantes como plata en un rayo en una tormenta.

Hermione sollozó y la sostuvo con más fuerza. “Draco—tiene tus ojos.”


Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr y en instagram.

Ilustraciones adicionales:
- Observando a Hermione leer (Watching Hermione read) por keerthi_draws.
- Libres, lejos de la guerra por thegirlthatreadsfantasybooks.
Epílogo 2
Chapter Notes

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Hermione estaba sentada en la cama, contando los dedos de su hija, observando las uñas diminutas
y pasando sus dedos por su perfil. La bebé había sido pesada, revisada por todas partes con
hechizos diagnósticos y después Topsy la vistió expertamente. El cabello enmarañado estaba
comenzando a secarse y estaba comenzando a pararse en pequeños mechones.

“Creo que va a terminar con mi cabello, pobrecita. Aunque igual se volverá rubio a los cinco
meses,” dijo Hermione. Ella levantó la mirada, sonriendo, y descubrió que Draco estaba de pie
cerca de la pared, pareciendo que estaba al borde de desaparecer de la habitación.

Hermione se quedó quieta y lo observó confundida. Él había estado a su lado durante el parto hasta
que le entregaron a la bebé. Ella no estaba segura cuándo se había alejado.

Ginny y Topsy salieron de la habitación.

Hermione registró vagamente el sonido de la puerta cerrándose mientras estudiaba a Draco. Él se


había puesto pálido y su expresión estaba más devastada que nada. Sus dedos seguían teniendo
espasmos.

“Draco… ven a verla.”

Él pasó saliva. “Granger—”

“Es tu hija.”

Sus manos tuvieron un espasmo y ella solo podía ver como su mandíbula se tensaba.

“Lo sé.” Sus dientes se mostraron mientras hablaba entre ellos. “Recuerdo cómo pasaba.”

La sonrisa en el rostro de Hermione se desvaneció y ella sobresaltó, acercándose a la bebé. Era


como ser golpeada o ser aventada al agua helada.

La felicidad se evaporó como si hubiera sido una ilusión. Un sueño en el cual se había escondido
dentro.

Ella pasó saliva y miró hacia la bebé en sus brazos. El silencio en la habitación era demasiado
pesado, ella se sentía como si se estuviera aplastando debajo de él.

Habían ciertas heridas que nunca se desvanecían completamente. Que probablemente nunca lo
harían.

“Creo que debería irme,” Draco dijo finalmente.

“Ven aquí.” ella dijo con una firme voz, volteando a verlo nuevamente.

Él se veía desesperado mientras la observaba y estaba tan pálido que parecía que su corazón había
sido arrancado de su pecho y se estaba desangrando frente a ella. Él no estaba haciendo ningún
movimiento para acercarse.

“Draco, ven aquí,” ella dijo nuevamente.


Él dudó por un momento antes de moverse hacia adelante lentamente. Ella liberó su brazo
izquierdo y tomó su mano, acercándolo hasta que estaba sentado en la cama a lado de ella.

Hermione inhaló profundamente mientras trataba de determinar qué hacer. Ella había pensado que
él se había acostumbrado a la idea de la bebé, que en su mayoría se había logrado reconciliar con lo
que había pasado antes de que sus recuerdos regresaran.

Él no había querido violarla. Él nunca lo hubiera querido hacer si hubiera habido otra manera de
salvarla. Él nunca había esperado que ella lo perdonara por ello.

Quizás aún no lo hacía.

Ella tomó su mano con más fuerza. Él no parecía querer tener ningún tipo de proximidad física a
Hermione o a su hija.

La boca de Hermione estaba seca. “Tú—tú prometiste que ella te importaría. Si tú—si tú—” su
mandíbula comenzó a temblar. “Si la ibas a dejar después de que habría nacido—me debiste haber
dicho. Esto era un nuevo comienzo. Los tres juntos. ¿Recuerdas? Lo dejamos todo atrás—todo—
para que pudiéramos estar juntos. Ni siquiera la has mirado.”

Ella movió la cara de la bebé para mostrarle mejor su cabeza, pero Draco se quedó quieto y apartó
la mirada. Era como ser cortada, el rechazo era físicamente doloroso.

“Mira,” su voz era firme. “ Tienes que mirarla.”

Draco miró hacia abajo sin ganas.

“Sólo es una bebé. No va a lastimarte y tú no la vas a lastimar. Sólo mírala.”

La cabeza de Draco se sacudió bruscamente hacia arriba y soltó una risa corta y entrecortada
mientras trataba de liberar su mano. Hermione se negó a dejarlo ir. Su expresión era tensa, como si
quisiera estar en cualquier lugar, en cualquier otro lugar de la tierra excepto donde estaba él.

“Granger—” él dijo en una voz tan firme que estaba temblando, “lo único que hago es matar
cosas.”

Hermione lo observó y después tomó su mano con más fuerza.

“No,” ella dijo con fuerza. “Eso es una mentira. Tú me salvaste. Salvaste a Ginny y a James.
Pudiste haber sido un sanador. Puedes ser un buen padre, lo sé. Puede—puede que nunca sea
natural para ninguno de los dos, pero ambos daremos lo mejor. Tú—”

“Hermione—” él suspiró fuertemente como si hubiera sido pateado. Su voz era cruda y él seguía
sin observarla.

“Granger..” él trató de soltar su mano nuevamente. “Granger, yo he—he matado a niños antes. El
último—infante que toqué, usé la Maldición Asesina en él después de haber ejecutado a su madre.”

Hermione se quedó quieta, observando su rostro.

En algún punto ella había sabido que era probable que él había matado niños, pero había disociado
del conocimiento. Lo había ignorado.

Magos y Muggles. Amigos y extraños. Hombres y mujeres… y niños.

Ella lo había sabido todo, pero también lo había olvidado.


Después ella recordó el tono flemático de Stroud cuando le había ofrecido a Draco deshacerse de
una hija: “Las que tengan buen potencial serán criadas para contribuir en la fase del siguiente
programa, y las demás serán buenos sujetos de laboratorio. Aún se sabe muy poco acerca de el
desarrollo temprano mágico…”

Ella pasó saliva, tratando de encontrar su voz. “No tenías opción. No la tenías. No tenías ninguna
opción.” Ella volteó a ver a su hija. “Ahora estamos comenzando de nuevo. Ella va a crecer lejos
de la guerra, y—nosotros vamos a dejarlo todo atrás. Vamos a cuidar de ella y mantenerla a salvo.
Los dos. Los dos vamos a cuidar de ella.”

Hermione se volteó hacia Draco para que la bebé estuviera en sus brazos entre ellos. Los ojos
plateados de su hija voltearon a verlos. Su cabello se había secado en una aureola de rizos marrones
alrededor de su cabeza. Su cara estaba rosada y todavía se veía ligeramente aplastada. Sus dos
manos no habían sido envueltas y estaban cerca de su cara. Estaba chupando agresivamente los
nudillos de su mano derecha.

Ella era la cosa más encantadora que Hermione jamás había visto.

“Vela, Draco. Es nuestra. Es toda nuestra. No vas a lastimarla.”

Él observó a su hija durante varios segundos.

Cuando él se movió, Hermione podía notar que él había dejado de respirar. Sus dedos tuvieron un
espasmo mientras comenzaba a estirarse. Él dudó y apenas rozó la mano de la bebé como si
esperara que su toque la envenenara o rompiera. La diminuta mano se cerró reflexivamente
alrededor de su dedo, agarrándolo con fuerza.

Draco no se movió.

Hermione lo observó y reconoció la expresión en sus ojos mientras observaba a la pequeña persona
que se estaba aferrando tenazmente a él.

Posesiva y adorante.

Aurore Rose Malfoy era, de acuerdo a Ginny, la bebé más fácil que había visto nacer. En
apariencia, ella era casi una réplica perfecta de Hermione, excepto por sus sorprendentes ojos
plateados y la boca de Draco.

Ella dormía hermosamente y raramente lloraba. Ella podía estar acostada durante horas en los
brazos de su padre, descansando sobre su pecho mientras él observaba a Hermione trabajar en el
laboratorio. Aurore miraba con ojos de lechuza las imágenes de las enciclopedias de herbología y
se sentaba muy seria mientras se rascaba las encías en los dedos protésicos de su padre.

Ella era una bebé callada que era igual de seria que sus padres, pero sus ojos tenían fuego.

Hermione solía cargarla en un rebozo, puesta contra su pecho, donde podía envolver sus brazos
ligera y protectoramente alrededor del cuerpo diminuto de Aurore cuando se sentía nerviosa porque
el bosque estaba demasiado callado o el cielo era demasiado amplio.

Una vez que Aurore podía sentarse, ella pasaba la mitad del día sentada en los hombros de Draco,
montándolo mientras él revisaba los muros cerca de la casa.
Draco le hablaba más a Aurora de lo que hablaba con nadie, incluso que con Hermione.

Él le hacía monólogos sobre lo que fuera, sobre los árboles, y los muebles, todas las tiendas en
donde había comprado libros para Hermione, sobre cómo sería el clima, y todo lo que los colores y
movimientos de los hechizos analíticos significaban. Aurore lo escuchaba con atención y se
enojaba cuando él se distraía o se quedaba callado durante mucho tiempo.

A pesar de la oposición filosófica de Hermione a que durmiera con ellos, Aurore dormía en medio
de la cama entre Draco y Hermione. No era porque Aurore necesitara a sus padres para poder
dormir, sino porque ellos la necesitaban. Hermione se quedaba dormida regularmente en el suelo a
lado de la cuna de Aurore. Draco se levantaba docenas de veces en la noche para volver a
asegurarse de que Aurore seguía respirando.

Aurore apenas tocó el suelo durante el primer año de su vida. Cuando Hermione o Draco la
dejaban, Ropsy aparecía instantáneamente y se la llevaba, o Ginny se la llevaba para que jugara
con James.

Aurore se sentaba con Hermione, metiendo plumas para escribir en su boca y descubriendo qué
tipo de sonidos podía hacer si golpeaba la colección de calderos de Hermione con rodillos de
madera.

Cuando aprendió a caminar, seguía a las personas como una pequeña sombra, observando a Ginny
en la cocina y los jardines, a Hermione en su laboratorio, y a Draco en su ruta diaria revisando las
barreras. Ella solo necesitaba que le dijeran las reglas una vez y después la seguía a la perfección.

Ella hubiera sido casi angelical, de no ser por la influencia de James Potter.

De James, Aurore aprendió a correr alrededor de la casa en una escoba de juguete a una velocidad
tan rápida que dejaba a Draco pálido; a como trepar las montañas y árboles; a raspar sus rodillas y
rasgar su ropa; y a hacer sopas y pasteles de lodo en el arroyo. Ella también aprendió a luchar, para
el eterno disgusto de Draco.

Hermione se despertaba normalmente a mitad de la noche para encontrar un rostro diminuto y


serio, observándola intensamente, tan cerca que sus narices casi se tocaban. Hubiera sido casi
aterrador si no hubiera sido una ocurrencia regular desde que Aurore había sido movida a su propia
cama.

“Mami, ¿puedo abrazarte?”

Aurore siempre le preguntaba a Hermione porque la única regla que Draco había logrado poner era
que Aurore ya no tenía permitido dormir con ellos más.

“No despiertes a tu padre,” susurraba Hermione, moviéndose hacia el pecho de Draco para hacer
más espacio.

Aurore se trepaba a la cama, acurrucados firmemente en los brazos de Hermione, sus manos
descansando en el cuello de Hermione. Ella estaba dormida de nuevo en segundos.

Hermione rozaba sus narices y cerraba sus ojos.

“Hay reglas, Granger,” Draco murmuró sobre su cabello.

Hermione movió su cabeza hacia adelante. “Pensé que esa era mi línea,” ella dijo. “Además, no
quería despertarte.”

“Desperté desde el momento en el que la puerta se abrió.” El tono de Draco estaba descontento.
“Mientras ella sepa que vas a decir que sí, ella va a seguir viniendo cada noche.”
Hermione abrazó a Aurore con más fuerza. “No va a querer abrazarme por siempre.”

Draco se movió y deslizó una mano alrededor de la cadera de Hermione. “Has estado diciendo eso
durante más de un año ya.”

Hermione hundió su nariz en el cabello de Aurore. Olía a musgo y corteza de árbol. “Bueno, ha
sido verdad todo el tiempo. Crecerá algún día. Nunca sabré cuándo será la última vez que
pregunte.”

Draco suspiró. Su mano se deslizó posesivamente alrededor de la cintura de Hermione,


sosteniéndola con tanta firmeza como ella estaba sosteniendo a Aurore.

La vida en la isla era idílica, como sacada de un cuento de hadas. Gradualmente, duró lo suficiente
como para que Hermione comenzara a confiar en ella tentativamente. La única interrupción en su
mundo oculto era la llegada regular de las noticias, que Draco, Hermione y Ginny leían por la
noche cuando James y Aurore estaban en la cama.

Los ataques de pánico de Hermione comenzaron a volverse cosa del pasado lentamente.

Cuando Aurore dejó la leche materna, Draco y Hermione glamourizaban sus apariencias y salían
de la isla con mucha precaución para poder llevar a Hermione a un sanador mental para descubrir
qué le había sucedido a su cerebro.

De acuerdo al sanador mental, había demasiada actividad mágica anómala en la mente de


Hermione que era difícil determinar todo lo que había ocurrido. La estructura de recuerdos estaba
mantenida tan precariamente que había poco que podía hacerse. El sanador recomendó fuertemente
que viviera en un ambiente con poco estrés y con tan poca interferencia mágica en su cerebro como
fuera posible por el resto de su vida. Había algunas pociones leves que podía tomar para su
ansiedad, pero había demasiadas fuentes con conflicto de Magia presentes para que pudiera haber
soluciones fáciles. El daño había sido exacerbado por su uso constante de Magia Oscura antes de
su lesión.

Draco estuvo callado durante un largo rato durante su viaje de regreso.

“El Corazón de Isis generalmente funciona por proximidad, ¿no es así?” él finalmente preguntó.

Hermione estaba observando a través de la ventana del tren, y ella cerró sus ojos. Esta era una
conversación que había esperado nunca tener con él, esperando que fuera un detalle que él no
había notado.

Después de un minuto, asintió lentamente. “Sí. Para cantidades menores de Magia Oscura, la
proximidad temporal es suficiente.”

“¿Y para cantidades más grandes? Digamos—realizar hechizos repetidamente para analizar y
deconstruir Magia Oscura. E incluso realizando las maldiciones uno mismo para determinar un
método de reversión, ¿cuánta Magia Oscura sería esa, en tu experta opinión?” Su voz era
engañosamente casual.

Hermione se movió, cruzando sus piernas mientras seguía mirando por la ventana. “Dependería.”

Hubo una fuerte pausa, y Hermione miró hacia abajo, ajustando la tela de su blusa para que se
quedara recta. Ella podía sentir la mirada de Draco en ella.

Ella aclaró su garganta. “Se acumularía rápidamente si un individuo estuviera requerido a hacerlo
frecuentemente porque habían demasiadas maldiciones que requerían análisis y no tenían el tiempo
o recursos para realizar rituales de purificación normales.”

Ella podía ver a Draco asentir desde su visión periférica.

“¿Dónde guardabas el Corazón de Isis antes de que lo usaras en mí?”

La garganta de Hermione se tensó. “A veces debajo de mi cama, pero—usualmente la tenía


alrededor de mi cuello. Estaba—” ella pasó saliva, “estaba escondido dentro de un amuleto
protector que solía usar.”

“¿Qué le pasó al amuleto?”

“Bueno,” ella tuvo un espasmo en el hombro, “tuve que romperlo, para poder tener acceso al
corazón. Así que deseché las piezas después.”

Draco se quedó callado durante varios minutos.

“Desearía que me hubieras dicho,” él dijo finalmente.

Hermione sonrió levemente. “Ninguno de los dos éramos buenos en pedir ayuda. No creo que
ninguno de los dos tomó decisiones con la expectativa de que sobreviviríamos a la guerra lo
suficiente para lamentarlas.”

Hermione volteó a verlo. Él estaba observando el compartimento del tren. Era la expresión que
usaba cuando estaba repitiendo el pasado, tratando de pensar en lo que pudo haber hecho diferente.

Ella se estiró y tomó su mano, entrelazando sus dedos. “Si pudiera cambiar el pasado, te salvaría
cada vez.”

Su expresión no se iluminó o cambió. Ella descansó en su hombro y cerró sus ojos. “Hay que
amarnos para siempre, Draco.”

Ella sintió un beso en su frente. “Muy bien.”


Hermione rompió una jarra de poción cuando un grito desgarrador atravesó la casa, seguido de
otro.
Toda la guerra se abalanzó sobre ella como una inundación ante el espeluznante sonido. Cogió su
varita y un cuchillo cercano y corrió por la casa, casi chocando con Draco y Ginny cuando todos
irrumpieron en la habitación, con las varitas en la mano, y encontró a Aurore con James
inmovilizado debajo de ella mientras lo golpeaba en la cabeza con un libro de tapa dura mientras
gritaba con rabia incandescente.

Las piernas de Hermione casi se rindieron con shock y alivio mientras bajaba el cuchillo y lo ponía
en un estante, tambaleándose por la habitación. Su pecho tuvo espasmos mientras trataba de
respirar.

Aurore golpeó a James en la cabeza una última vez mientras Hermione la arrastraba lejos y la
ponía en una esquina mientras Ginny levantaba James llorando y lo abrazaba.

“¿Qué. Pasó?” La voz de Draco era mortal.

“¡Él lo rompió!” Aurore estaba gritando. Su rostro estaba pálido por la furia. “¡Él rompió mi libro
nuevo!”

Hermione y Draco se quedaron quietos y se miraron el uno al otro, con los ojos abiertos por
incredulidad. Draco estaba tan pálido como Aurore, y sus dedos tenían esposos alrededor de su
varita.

“¡Sólo estaba tratando de ver! ¡Aurore no me quería dejar ver!” James gritó a través de la
habitación entre sus lágrimas, mientras Ginny estaba tratando de buscarle moretones. “Le dije que
compartiera, ¡y no me hacía caso!”

Aurore volvió a gritar con furia. “¡Era mío!” Ella volteó y se resguardó en los brazos de Hermione.
“Maaamááááá, rompió mi libro. ¡Mi libro nuevo! ¡Rompió la página con los ca-ca-caballos!”

Hermione la abrazó y se obligó a dejar de temblar por el terror.

Ella abrazó a Aurore con más fuerza, hundiendo su rostro en sus rizos enredados, mientras ella
trataba de respirar con calma.

“Lo sé. Lo sé.” Ella acarició la cabeza de Aurore sobre su cabello rizado y grueso. “Pero no le
pegamos a las personas, no con nuestras manos o con un libro.”

“¡Él rompió mi libro!” La furia de Aurore se había transformado en desesperación, y ella irrumpió
en llanto.

“¡SÓLO QUERÍA VERLO!” James gritó a través de la habitación.

“¡Era mío!”

“¡Aurore!” dijo Hermione, su voz era más firme mientras salía del shock. “¡No pegamos! No tienes
permitido golpear; conoces esa regla. ¿Qué es más importante, la gente o las cosas?”

Los ojos grises de Aurore se abrieron. Ella bajó su cabeza y estudió sus pies. “Las personas,” ella
dijo con una voz de mala gana.

“Sí. Las personas.” Hermione se obligó a respirar profundamente. “Las personas siempre son más
importantes. Un libro se puede arreglar o cambiar, pero las personas no se pueden cambiar. No las
podemos tener de regreso una vez que las perdemos. Nunca las lastimamos. Si algo nos molesta,
usamos nuestras palabras, no nuestros cuerpos. Estoy—muy, muy decepcionada ahorita.
La cara de Aurore se arrugó, echó la cabeza hacia atrás y gritó.

Hermione levantó a Aurore y la abrazó mientras cruzaba la habitación para ver a James.

El rostro de James estaba hundido en el hombro de Ginny.

“¿Está bien?”

Ginny asintió. “Ni siquiera un moretón. Creo que está más en shock porque fue Aurore quien
perdió el control.”

Hermione suspiró con alivio. “Yo estoy en shock.”

Ginny rió nerviosamente, pero sus ojos se veían tan tensos como Hermione se sentía aún. “Bueno,
me alegro de que no soy la única con un hijo travieso. Estaba comenzando a preocuparme de que
era mi maternidad.”

Hermione se rió rígidamente y con alivio y negó la cabeza. “Creo que es tiempo de una siesta y
después una seria conversación. Aurore, ¿quieres pedirle perdón a James por haberlo golpeado?”

Aurore levantó ligeramente la mirada. “Era mi libro,” ella dijo con una voz temblorosa.

Hermione se encogió de hombros. “Bueno. Tendremos que pedir disculpas después. Lo siento
mucho, James.”

El rostro de James seguía hundido en el hombro de Ginny, y él no respondió.

Cuando Aurore estaba durmiendo en su habitación, Hermione volteó y colapsó en los brazos de
Draco.

“Pensé que alguien nos había encontrado,” ella dijo, con la voz temblorosa. “Cuando escuché su
grito, pensé—pensé qué había sido maldecida. Pensé que cuando cruzara esa puerta la iba a
encontrar muriendo.”

Draco la sostuvo firmemente, y sus manos seguían con espasmos. Ella lo sintió asentir y él puso su
cabeza contra la de ella.

“No me dí cuenta de cómo seguía esperando,” ella dijo después del silencio durante varios
minutos. “Todo sigue ahí. Tomé un cuchillo. No me detuve para pensar, sólo tomé un cuchillo y
corrí.”

El Frente de Liberación había llegado a Gran Bretaña unos días antes del cumpleaños de James,
pero tomó casi un año para que el último bastión de Voldemort fuera derribado. Thicknesse y la
mayoría de los Ministros oficiales fueron arrestados, junto con todos los Mortífagos con la marca.
A cambio de una sentencia indulgente, varios Mortífagos cooperaron al remover las esposas de los
prisioneros liberados en Hogwarts y todas las subrogadas en el Programa de Repoblación.

Voldemort nunca ni siquiera se apareció. Él se escondió en su castillo, y después de docenas de


intentos de atacarlo, el Frente de Liberación lo dejó ahí. Estaba bajo demasiada seguridad y la
esperanza era que él sólo moriría; con su fuerte eventualmente convirtiéndose en su sarcófago.
Como Grindelwald, los periódicos dijeron repetidamente, como para ponerle fin a todo el tema.

Algunos juicios y convicciones ocurrieron rápidamente. El régimen de Mortífagos tenía registros


detallados documentando sus atrocidades. De acuerdo a El Fantasma de Nueva York “ después de
la muerte de Antonin Dolohov en la Explosión del Laboratorio de Sussex, el Mortífago Severus
Snape tuvo una gran influencia en los registros y estructura entre el régimen de los Mortífagos. La
causa de la explosión nunca fue oficialmente confirmada, y la mayoría de los registros del
laboratorio fueron destruidos. De acuerdo a Snape, el accidente, que asesinó a cientos de las
mentes más preciadas de Europa, pudo haber prevenido una supervisión cohesiva. En las
secuelas, prisiones y laboratorios fueron requeridos de mantener registros detallados en una
ubicación externa, con meticulosos detalles y firmas de cualquiera informado, creando un rastro
transparente enlistando a cualquiera involucrado y haciéndolo innegable a quien era responsable
en cada rama. Snape fue asesinado en un golpe de estado en Rumania en el verano de 2005 y
nunca se dió cuenta de que sus requerimientos exactos después de la guerra construyeron casos
legales contra cientos de sus colegas y compañeros Mortífagos. ”

Otros aspectos del régimen eran más desordenados y horribles y, a medida que surgían, comenzó
el giro político.

La Confederación Internacional no podía negar el conocimiento del Programa de Repoblación,


pero decían tener completa ignorancia respecto a las circunstancias. El Jefe Supremo dio un
discurso insistiendo que la Confederación Internacional había sido informada que la participación
como una subrogada era voluntaria, y que si hubieran sabido que los prisioneros estaban siendo
usados como ratas de laboratorio, violados y embarazadas a la fuerza, hubieran intervenido años
antes.

La Sanadora Stroud había huído de Europa y desaparecido mucho antes de que los juicios del
Programa de Repoblación comenzaran.

Hermione tenía que tomar pociones para la ansiedad para poder leer acerca de todo sin
hiperventilar. Había sabido que había sido horrible, pero leer los testimonios en los juicios que
comenzaban era tan devastador que sentía que podría romperse bajo la culpa. Todas las subrogadas
sobrevivientes fueron llevadas a testificar. Hannah Abbott era una sombra, encogiéndose de miedo
delante los testigos y escondiendo el lado izquierdo de su rostro cuando le habían hecho preguntas
sobre las compulsiones y lo que le habían hecho.

Debido a la baja virilidad de la mayoría de los Mortífagos, muchas subrogadas habían sido
fuertemente dosificadas con pociones de fertilidad, lo que resultó en nacimientos múltiples. Parvati
Patil fue llevada a la corte con un embarazo avanzado y tenía dos hijos, que apenas caminaban y se
aferraban a sus túnicas.

Cuando las subrogadas concebían fetos que mostraban poco potencial mágico, los embarazos eran
abortados y después los intentos inmediatamente resumían con más pociones de fertilidad
dañantes, tratando de controlar los resultados. Muchas de las subrogadas habían terminado
infértiles con daño interno severo. Aquellas que se mantenían fértiles, les daban seis semanas
después del parto antes de regresar al programa para otro bebé. Angelina Johnson tenía una manta
vacía y andrajosa que sostenía en sus brazos y se rehusaba a soltar.

Para la indignación de Hermione, la Confederación Internacional tenía conflictos acerca de lo que


tenía que hacerse. Se estaban realizando esfuerzos para reestructurar el Ministerio de Magia en
algo más democrático, lo que dejaría menos espacio para que alguien como Voldemort se deslizara
detrás de escenas y comenzara controlarlo, pero a pesar de su horror acerca de los testimonios de
los juicios, la sociedad Mágica Inglesa estaba demasiado unida a su “aristocracia” de sangre pura.

Voldemort ni siquiera había sido un sangre pura, dijo una editorial. Hubiera sido una parodia ver a
las familias de Inglaterra pagar el precio. Lo importante era que las cosas se estabilizaran en la
corte, hacer reparaciones necesarias y seguir adelante.
Hermione encontró que su boca se curvaba en un gruñido, y dejó el periódico para forzarse
conscientemente a respirar.

Los niños y los embarazos del programa de repoblación, todos estaban relacionados a unas de las
familias más antiguas de Inglaterra, la mayoría de los quienes tenían padres sirviendo varias
cadenas perpetuas. ¿Quién criaría a los niños? ¿Qué debería hacerse con las subrogadas? Los
editoriales opinaban al respecto sin fin.

Algunas de las mujeres no querían nada que ver con los niños que se habían sido obligadas a llevar,
unas querían abortors, mientras otras eran ferozmente protectoras acerca de sus embarazos y se
rehusaban a dejar que sus hijos fueran separados de sus brazos. Después de casi tres años de vivir
con compulsiones, muchas de las subrogadas los habían internalizado de manera tan profunda que
fluctuaron entre la sumisión compulsiva y la rebeldía viciosa.

Las cortes empezaron a fallar a favor de las familias Mágicas, quienes parecían muy interesados en
ver su linaje mantenido y sus herederos mantenidos de acuerdo a lo que era. Sus abogados decían
que las subrogadas eran demasiado inestables; hubiera estado en el mejor interés de todos remover
a los niños, proveer alguna compensación monetaria a las subrogadas y dejar que todos “siguieran
adelante”.

“Voy a regresar,” Ginny dijo abruptamente después de leer el periódico más reciente sobre los
juicios del Programa de Repoblación. “He estado pensando sobre ello durante ya varios meses, y
creo que debo hacerlo.”

Hermione y Draco estaban callados.

Ginny miró hacia abajo, hacia el periódico en sus manos, sus nudillos estaban blancos. “Están
tratando de borrarlo todo. Juicios y el dinero, y llevándose a los niños, y entregándolos a las
familias antiguas con exactamente la misma ideología que empezó la guerra. Actúan como si una
vez que todo esté declarado, todo estará mejor. Arrasarán y enterrarán todo y se pintarán a ellos
mismos como los salvadores de Inglaterra, y dejarán que todo lo que pasó y que todos los que
murieron desaparezcan. No les importan los sobrevivientes. Ni siquiera están hablando sobre las
personas que murieron. Es como si estuvieran tratando de lidiar con todo tan rápido como puedan
para que puedan fingir que nunca pasó y que no son colaboradores.”

Ginny suspiró enojada y volteó a ver a Hermione. “Voy a matarlo. Voy a matar a Voldemort. Él no
merece morir por su cuenta en algún castillo. Después de que ese bastardo esté muerto, voy a
asegurarme de que nadie nunca olvide a las personas que murieron luchando.” Ella pasó saliva, su
rostro estaba gris. “Así que necesito que cuiden de James para que pueda regresar.”

Hermione sintió cómo se le erizaba la piel.

“Y—” Ginny dudó e inhaló inestablemente, “necesito que ambos me ayuden a prepararme. Esa
bomba que hiciste para Hogwarts. Necesito saber cómo hacerla. Necesito practicar combate. Han
pasado años desde que peleé. Voy a ir—voy a tratar de irme después del quinto cumpleaños de
James.” Los ojos de Ginny estaban comenzando a llenarse de lágrimas. “De esa manera tengo un
tiempo para despedirme, en caso—en caso de que no regrese.”

“Ginny...”

“Tengo que hacer esto,” Ginny dijo firmemente. “Siempre le cuento a James sobre cómo su papá y
toda su familia fueron héroes que siempre lucharon para proteger a la gente. No puedo seguir
mirándolo a los ojos que son iguales a los de Harry, diciendo eso, y seguir sin hacer nada pero vivir
en esta isla por el resto de mi vida. James no puede vivir en esta isla por el resto de su vida. Él tiene
que ir a la escuela en Hogwarts y ver el mundo que su padre murió para proteger—” la voz de
Ginny se detuvo y limpió sus lágrimas. “Aún no he hecho mi parte. Esta es mi parte. He estado
pensando en ello desde que el Frente de Liberación llegó a Inglaterra, pero no puedo seguir
diciéndome que debo dejar que la Confederación Internacional lo maneje. Pero lo están haciendo
todo mal. No puedo sentarme y leer sobre ello más.”

Hermione se estiró, tratando de tomar la mano de Ginny. “Ginny. Ginny, si haces esto, podrías
morir. No—no dejes a James como huérfano.”

Ginny observó a Hermione. “No creo que pueda seguir viviendo conmigo misma si no lo hago,”
ella dijo con voz firme. Su rostro se torció. “Tú te sientes culpable por estar aquí, y tú te vendiste
para tratar de ganar la guerra. Estuviste encarcelada en un hoyo en algún lugar de Hogwarts
mientras yo estaba aquí jugando al jardín; tú fuiste violada y casi moriste más veces de las que yo
probablemente sepa mientras yo estaba enseñándome a hacer pasteles; y tú te sientes culpable de
que estás aquí, incluso cuando un sanador mental dijo que si regresabas, podría matarte.” Ginny
miró hacia abajo y pasó saliva. “Quedarme por James es sólo una excusa para mí, sé que estará a
salvo aquí contigo.”

Hermione asintió.

Hermione compiló a regañadientes toda su investigación sobre la fabricación de bombas. Había


tenido tiempo de perfeccionarlo. Había refinado el análisis y la técnica como un rompecabezas
mental. No había planeado compartirlo nunca, o usarlo de nuevo.

Draco le enseñó a Ginny a combatir. Él la estaba entrenando con más mala gana de lo que había
entrenado a Hermione, y él era mucho más exacto. Hermione no se había dado cuenta de cuánto
tiempo y consideración Draco había pasado en hacer estrategia y determinando la mejor manera de
matar a Voldemor. Hermione los observaba entrenar y se dió cuenta con horror que si sus tremores
psicosomáticos aún no se manifestaban bajo severo estrés, él probablemente hubiera regresado y
hubiera tratado de matar a Voldemort después de que Hermione creara su segundo prostético.

Hermione le enseñó a Ginny todas las técnicas básicas que se involucraban al diseñar una bomba.
Draco le entregaba a Hermione tanta información a Hermione que pudiera recordar sobre cómo
funcionaban los encantamientos en el castillo.

Ginny lo observó todo y después a Hermione. “Deberías poner tu nombre en esto. Será obvio que a
mí no se me ocurrió. Incluso si quieres que la gente piense que moriste, deberías obtener crédito
por inventarlo.”

Hermione sonrió levemente y miró hacia abajo. “No quiero hacerlo, Ginny. No quiero que nadie
comience a buscarme. Si preguntan, diles que era información de la Orden que tomaste cuando
escapaste y no sabes quién la desarrolló.”

Para el cumpleaños de James, Ginny hizo un viaje a la ciudad junto con Draco y James.
Regresaron con un cachorro de patas largas llamado Canuto.

“Tengo que irme de viaje, pero tienes que quedarte aquí y ayudar al tío Draco a mantener la isla a
salvo,” Ginny le dijo a James. “Canuto te ayudará a ser valiente como un Gryffindor, ¿no es así?”

James asintió seriamente.

Los ojos de Ginny estaban brillando con lágrimas. “Voy a escribirte—todos los días. Los elfos
traerán bultos de cartas mías, y la Tía Hermione te las leerá todas, y quizás te ayude a escribirme
algunas cartas. Tendrás que obedecer a la Tía Hermione y al Tío Draco, ¿está bien? Y cuida mucho
de Aurore—ella es tu mejor amiga. Tienen que mantenerse unidos. ¿Está bien? Eso es lo que hacen
los mejores amigos.”

Ginny partió en noviembre de 2008, dejando a Hermione y a Draco criando a dos niños.

La ausencia de Ginny tuvo un efecto sollozante profundo sobre James. A pesar de los esfuerzos de
encubrir las sombras de la guerra de James y Aurore, los niños tenían un sentido innegable de
conciencia sobre el mundo precario y anómalo en el que vivían.

Después de que Ginny se fue, James se volvió más serio. Él seguía a Draco alrededor de la casa
cuando Draco revisaba las barreras. Aurore se volvió la traviesa.

Draco agregó una habitación extra a su ala de la casa para que James no estuviera solo en otra
parte de la casa.

Hermione arropó a James la primera noche después de la partida de Ginny, con Canuto en la cama
a su lado. “Draco y yo estamos al final del pasillo.”

James estaba sentado en la cama, sus brazos estaban envueltos firmemente alrededor de Canuto.
“Soy un Gryffindor como Mamá y Papá, así que soy valiente,” dijo James con una voz temblorosa.

Hubo una sensación de apuñalamiento en el corazón de Hermione. Ella envolvió sus brazos
alrededor de James, besando su frente a través de su cabello rojo alborotado.

“Yo también era una Gryffindor, sabes,” ella dijo. “Nosotros los Gryffindor necesitamos muchos
abrazos para ser valientes, así que nos tendremos que dar todos los abrazos de Gryffindor hasta que
llegue tu mamá. Si necesitas más, estoy al final del pasillo.”

Hermione despertó a mitad de la noche cuando Aurore no apareció, pidiendo abrazos.

Draco se sentó cuando Hermione lo hizo. Buscaron en la habitación de Aurore y la encontraron


vacía. Ellos deslizaron la puerta de la habitación de James y encontraron a ambos niños abrazados
con Canuto entre ellos.

Draco observó con ojos entrecerrados durante varios minutos antes de acercarse y llevarse a
Aurore de vuelta a su habitación.

A la mañana siguiente, Aurore estaba nuevamente en la habitación de James.

Lord Voldemort murió en enero de 2009, una semana después del tercer cumpleaños de Aurore.

De acuerdo a los periódicos, su castillo había sido invadido por un equipo élite de aurores de
MACUSA acompañados de Ginny Weasley, la última miembro de la Orden del Fénix. Ellos
usaron un nuevo tipo de magia avanzada para romper las barreras. Luego, el castillo fue
minuciosamente deconstruido para sacar a Voldemort de su escondite y sacar su cuerpo en
descomposición a la luz del día.

La mayoría de los aurores fueron asesinados en el proceso, y Ginny casi murió. El auror que dirigía
el ataque ordenó que todos retrocedieran, pero Ginny se rehusó. Ella entró y lanzó su primera y
última Maldición Asesina.

Los periódicos alrededor del mundo mostraban una fotografía de Ginny Weasley saliendo de los
escombros del castillo, su rostro estaba sucio y manchado de sangre. La cicatriz brutal en su rostro
era la primera cosa que la fotografía mostraba. Ella movía su cabeza hacia atrás, su expresión tenía
una mezcla de agotamiento y de triunfo helado mientras aparecía, arrastrando el cadáver de
Voldemort tras ella.
Nadie negaba el heroísmo de Ginny, a pesar de las preguntas de dónde se había estado escondiendo
durante estos últimos años. Ginny no habló para nada, ella había sido separada por una enfermedad
y una Familia Mágica la había escondido. Ella había regresado cuando se dió cuenta de que el
Frente de Liberación no tenía la intención de asesinar a Voldemort. Ella no quería ser tratada como
una heroína; sólo quería que su familia y amigos fueran recordados.

Los esfuerzos de reconstrucción lentamente cambiaron de las líneas usadas sobre “seguir adelante”
a recordar a los caídos; la Resistencia, los miembros de la Orden, las subrogadas. Ginny Weasley
estaba inmóvil en su solidaridad con las subrogadas. A ella no le importaban cuántas familias
Mágicas habían ni cuáles eran sus tradiciones. Los ideales de familias Mágicas antiguas que no se
podían molestar en hablar en contra de las atrocidades cometidas frente a ellas habían permitido la
guerra. Ellos no merecían criar a otra generación con la misma ideología que resultó en la Guerra
Mágica.

Las cortes decidieron tentativamente entregarles la custodia a las madres que la querían. Los títulos
y estados de las familias fueron arrebatados de los padres, y le entregaron el control de los estados
a las subrogadas hasta que los hijos fueran mayores de edad. Las subrogadas que no querían
custodia de los niños, les entregaron “compensación” y los niños fueron puestos en orfanatos,
específicamente para criarlos para eventualmente tomar el lugar de sus familias.

Se había hablado de arrasar Hogwarts y construir una nueva escuela de magia, pero Ginny se negó
a oír hablar de ello. Había sido el primer hogar de Harry Potter y el lugar de nacimiento del
Ejército de Dumbledore. Hogwarts sería reconstruido; tendría clases que enseñarían lo que había
pasado para que las atrocidades de la Guerra Mágica nunca pasarían de nuevo y nunca se olvidaran.

Cuando habían susurros sobre la maldición sobre la posición de DCAO de Hogwarts, Ginny
anunció su intención de volverse la profesora.

En la isla, la vida se adaptó a la ausencia de Ginny. James y Aurore se volvieron intensamente


unidos el uno al otro hasta el punto en el que Draco y Hermione se miraban preocupados cuando lo
observaban.

“Ella no va soportarlo,” Hermione dijo mientras observaba a Aurore y a James caminando por la
playa. Canuto estaba corriendo por la costa, ladrando fuertemente a las gaviotas. “Ella es
demasiado posesiva. No sé si sea mejor o peor prepararla para ello.”

Draco asintió lentamente. Su mano estaba agarrando a la de Hermione, pero sus ojos estaban
observando intensamente a Aurore mientras corría por la arena para perseguir a James, arrastrando
un gran pedazo de quelpo tras ella.

Ginny regresó después del sexto cumpleaños de James. La reunión estuvo llena de felicidad. Ella
había llevado fotos viejas que habían sido recuperadas, fotos de Harry, Ron y Hermione en la
escuela.

James estaba demasiado feliz de ver a su madre, pero Ginny no estaba ahí para quedarse. Ella iba a
llevarse a James de vuelta a Inglaterra. Iban a vivir en la villa de Hogsmeade que había sido
reconstruida y ayudar con la reconstrucción antes de que Hogwarts abriera de nuevo el año
entrante.

“Regresa conmigo, Hermione,” dijo Ginny mientras Draco estaba revisando las barreras. “Deberías
regresar. Todo lo que estoy diciendo y haciendo son todas tus ideas. Yo solo las estoy repitiendo.
Serías mejor en esto que yo. Todas las maneras en las que solías querer cambiar el mundo mágico
—podrías hacer la mayoría de ellas si regresaras. La gente debería saber que tú eres la razón por la
que fue siquiera posible matar a Voldemort.”
El pecho de Hermione se apretó, pero se obligó a reír levemente. “Creo que tú y Draco tuvieron
algo que ver también. ¿Cómo exactamente funcionaría eso? ¿Me llevaría a Aurore conmigo y la
dejaría ahí mientras trato de limpiar el nombre de Draco, o sólo los dejaría a ambos atrás?”

La expresión de Ginny se volvió rígida y apartó la mirada. “No puedes limpiar su nombre. Sé que
piensas que él es un héroe trágico, pero así no es cómo todos los demás lo verán, incluso si
explicas por qué hizo lo que hizo. He trabajado con aurores y abogados. He visto los registros.
Hermione, ¿sabes a cuánta gente ha matado? Las listas son demasiado largas—”

“Lo sé,” Hermione la interrumpió.

Ginny cruzó sus brazos firmemente. “Él es como Voldemort cuando éramos niños. La gente
susurra cuando hablan sobre el Gran Juez. Nadie ni siquiera dice Malfoy si pueden evitarlo. Su
firma está en todos los registros de juicios. No es como que Voldemort haya firmado algo. Por la
manera en la que se muestran los registros del régimen, uno pensaría que él era quien estaba en
realidad en el poder después de la guerra. Todo lo que pasaba, él por lo menos estaba informado.”

El estómago de Hermione se torció, pero su mandíbula se puso tensa. “Es difícil desestabilizar un
régimen sin estar informado,” ella dijo con voz firme.

Ginny suspiró de manera resignada y volvió a apartar la mirada.

Hermione volteó a verla desde la esquina de su ojo. “No voy a dejarlo, Ginny. No hay ninguna
versión de mí sobreviviendo la guerra sin Draco. Creer en la otra persona es la única razón por la
que ambos sobrevivimos. Estoy demasiado cansada para reconstruir el mundo mágico basado en
una mentira sobre cómo logré sobrevivirlo.”

Ginny observó a Hermione, y sus labios tuvieron un espasmo como si estuviera debatiendo algo.

“Hermione—” Ella inhaló profundamente y se puso derecha. “Hermione, sé que dije que no diría
nada más, pero tengo que decir todo esto por lo menos una vez antes de que me vaya y te deje
aquí.” Ella pasó saliva con fuerza. Su cicatriz se había enrojecido y resaltaba fuertemente de la
manera en la que siempre lo hacía cuando estaba molesta. “Tú eres toda la familia que me queda
aparte de James. Eres más importante para mí que nadie más en el mundo. Te debo mi vida y te
amo, y Harry y Ron te amaban; así que tengo que decir esto una vez. Sé que amas a Draco. Yo
solo—no creo que te des cuenta de que tan inhumanamente frío es con cualquiera que no seas tú y
Aurore. El resto del mundo podría arder, y a él apenas le importaría. No es como si hubiera sido un
hechizo simple para asesinar a todas esas personas. Tienes que intencionar la Maldición Asesina
—”

“Sé cómo es, Ginny.” Hermione la interrumpió. “Es la razón por la que tú y yo estamos vivas.”

Se mostró frustración en el rostro de Ginny, y ella comenzó a abrir su boca nuevamente. Hermione
la observó.

“¿En qué pensaste—cuándo usaste la Maldición Asesina en Voldemort?” Hermione preguntó.

La boca de Ginny se cerró y se quedó quieta mientras observaba a Hermione, los ojos abiertos.
Después presionó sus labios hasta que su expresión se torció y se llenó de angustia.

“Oh dios. Fue Harry,” ella dijo finalmente, su voz temblaba con alivio, sus nudillos se volvieron
blancos mientras cerraba sus manos en puños temblorosos. “Estaba pensando en todo lo que le hizo
a Harry.”

Hermione asintió, no estaba sorprendida.


Ella miró hacia el anillo de ónix en su mano durante varios segundos antes de que hablara. “El
amor no es tan puro o hermoso como a la gente le gusta creer. A veces hay oscuridad en él. Draco
y yo vamos mano a mano. Yo hice que sea como es. Sabía lo que significaban sus runas cuando lo
salvé. Si él es un monstruo, entonces yo soy su creadora. ¿Cuál crees que era la fuente de toda su
furia?”

Cuando Aurore notó que Ginny iba a llevarse a James, ella inicialmente no comprendía y luego,
cuando se preparaban para irse, estaba histérica. “¡Es mío! ¡Es mío! ¡Él es mi mejor amigo! ¡No te
lo puedes llevar!”

Ella no quería ser consolada por Draco o por Hermione. Ella se aferraba a James y se rehusaba a
soltarlo. James estaba en un doloroso conflicto por irse, aunque no soltaba la mano de Ginny por
ningún momento.

“Ella puede venir con nosotros,” él dijo, “yo cuidaré de ella.”

“No. No. Aurore tiene que quedarse aquí conmigo y su padre hasta que sea mayor,” dijo Hermione
mientras trataba que Aurore soltara a James.

“¡Yo también quiero ir!” Aurore dijo mientras Hermione soltaba sus dedos de la túnica de James.
“Quiero vivir en Inglaterra también. ¿Por qué no podemos ir?”

“Lo siento, Aurore, no puedo.”

“¿Por qué?” Aurore colapsó en el suelo y trató de gatear hacia James antes de que Hermione
pudiera levantarla.

Hermione la levantó del suelo y la sostuvo con fuerza. “No es seguro para que nosotros vayamos.
Por eso vivimos en esta isla en vez de en la ciudad con las tiendas, ¿recuerdas? Mamá tendría
dolores de cabeza allá y los sanadores le dijeron a Mamá que no fuera a lugares que le dieran
dolores de cabeza.

“Pero James es mi mejor amigo. Nos quedamos juntos. Se supone que eso hacen los mejores
amigos,” Aurore sollozó en el hombro de Hermione.

Draco se quedó observando, mirándose completamente perdido; sus dedos tenían espasmos.

James soltó la mano de Ginny y fue hacia Aurore.

“Rory, tienes que quedarte con tu mamá y papá. No es seguro en Inglaterra.”

“Yo puedo ir. También soy una Gryffindor,” Aurore dijo con una voz temblorosa.

Draco se encogió.

“Sí,” dijo James lentamente y su expresión se llenó de dolor. “Pero no puedes venir porque tienes
que cuidar a Canuto. No es seguro allá para un cachorro. Él no viene cuando le decimos y ladra
demasiado.”

Aurore levantó la cabeza del hombro de Hermione. “¿De verdad?” ella dijo con una voz
temblorosa.

“Sí.” James asintió seriamente. “No es seguro para un cachorro. Tienes que cuidar de él. Al tío
Draco no le agrada y la tía Miney no sale mucho. Él necesita que lo pasees todos los días, así que
tú tienes que hacerlo.” James estaba agarrando la correa de Canuto con fuerza. “Aunque sigue
siendo mi perro.”

Aurore asintió lentamente y James le dió la correa de Canuto.

Después de que Ginny y James usaron el transportador, Aurore se sentó en la veranda, abrazando a
Canuto y llorando.
Cuatro años después.

Aurore corría en el laboratorio y se ponía en el regazo de Hermione, tenía un pedazo de papel entre
sus dedos.

“Mami. Mami mira. Papá me llevó al mercado, y ahí había una señora—ella tenía estos en listones
y me regaló uno.” Aurore desdobló sus dedos y en la palma de su mano había una pequeña grulla
de papel arrugada.

Hermione jadeó levemente y su corazón se contrajo mientras la observaba.

“Oh, Aurore, es encantadora.”

“Dijo que si hago mil, tengo un deseo.” Aurore observó la grulla con sus ojos plateados
encendidos, luego la luz se desvaneció cuando ella se desinfló. “Pero—los deseos son solo
imaginarios.”

“¿Qué desearías?” Hermione preguntó, aunque estaba segura de que ya sabía la respuesta.

Aurore miró a Hermione dudosa. “Desearía que fuéramos a Inglaterra.”

Hermione presionó sus labios y sonrió. “Eso sería divertido, ¿no es así?”

Aurore asintió y miró a la grulla que estaba sosteniendo.

Ella perdió la mayor parte de su alegría después de que James se fue. Draco y Hermione habían
tratado de regresar la chispa. Draco la llevaba a la ciudad para visitar parques y mercados,
Hermione incluso iba con ellos en ocasión. Aurore no quería ser amiga de otros niños.

Habían demasiados obstáculos. En el mundo Muggle, ella tenía que tener cuidado en hacer
referencias sobre la magia. En el mundo mágico, Draco y Hermione le habían advertido
cuidadosamente que no le podía decir a nadie los nombres de sus padres, dónde vivían o mencionar
cómo Draco y Hermione habían alterado sus apariencias.

Las reglas estresaban a Aurore. Como resultado, ella no jugaba. Se quedaba quieta a la distancia,
observando a otros niños jugando con una expresión de deseo pero declinando todas las
invitaciones para participar, incluso cuando Draco y Hermione le rogaban para que lo hiciera.
Después de cuatro años, James seguía siendo el único amigo del que hablaba.

“Mamá… ¿cuando crezca puedo ir a Hogwarts?”

El estómago de Hermione se torció, y parpadeó entre el dolor de cabeza que ya había estado
tratando de ignorar. “¿Pensé que ibas a ir a la escuela en Nueva Zelanda? Para que tu padre y yo
podamos visitarte y puedas regresar en las vacaciones.”

“¿No pueden visitarme en Hogwarts?”


La mandíbula de Hermione se tensó mientras pensaba en la Torre de Astronomía con los cuerpos
de los Weasley colgando bajo el cadáver de Harry; sobre el corredor por el cual había sido
arrastrada antes de que la habían encerrado; sobre estar sentada en el Gran Salón mientras estaba
siendo entrenada para ser una subrogada.

“Yo tendría—probablemente tendría dolores de cabeza si te visitara en Hogwarts. Unas—cosas


demasiado tristes me pasaron ahí a mí, y pensaría en todas ellas si estuviera allá.”

Aurore se quedó callada. “Creo que Nueva Zelanda tiene una buena escuela,” ella dijo después de
un minuto, levantando la grulla y acomodando gentilmente unas de las arrugas.

Hermione podía escuchar el deseo en su voz. Ella se estiró y enderezó las alas y acomodó al pájaro
de origami para que se pusiera de pie. “¿Sabías que? Hice mil grullas una vez.”

Aurore volteó a verla. “¿Tuviste tu deseo?”

Hermione asintió y sonrió levemente. “Creo que sí.”

“¿Qué pediste?”

“Bueno—” la garganta de Hermione se apretó y ella se estiró para acomodar los rizos de Aurore.
“No recuerdo exactamente cómo era mi deseo, pero creo que te pedí a ti. Creo—que deseé estar en
un lugar con la gente que amo; donde ya no estaría sola. Hubo un rato en el que estuve demasiado
sola. Y ahora siempre te tengo a ti y a tu padre. Así que tengo mi deseo.”

Los ojos de Aurore se iluminaron. “¿Me puedes enseñar como hacer una grulla?”

Hermione se quedó quieta por un momento, su corazón se detuvo dolorosamente. “No. Lo siento,
ya no puedo recordar cómo hacerlas. Traté de recordar de nuevo, pero siempre se me olvida.”

“¿Por qué?”

Hermione presionó sus labios y pasó saliva. “Bueno cuando estaba embarazada de ti, me lastimé mi
cabeza. Me lastimé por dentro. Pudo haber sido una lesión muy muy mala. Lo suficientemente
mala que no podría ser capaz de recordar muchas cosas. Por mucho tiempo, pensamos que
eventualmente comenzaría a olvidar más y más cosas. Pero—” una sonrisa se curvó en los labios
de Hermione. “Incluso cuando ni siquiera habías nacido, usaste tu magia y la envolviste en las
partes de mi cerebro que dolían para que no olvidara más cosas. Pero las partes de mi mente que
estaban envueltas en tu magia; ya no puedo llegar a ellas. Están encerradas fuertemente para que no
puedan romperse. Eso significa que si me dices ciertas cosas o trato de aprenderlas, las olvido de
nuevo.”

“¿Mi magia te curó?” Los ojos de Aurore estaban abiertos.

Hermione asintió. “Sí. Se llama magi-microquimerismo fetal materno. Así es como lo llaman los
sanadores. Es muy, muy raro. Mientras tenga cuidado y no haga cosas que me hagan respirar
rápido o me den dolores de cabeza, los sanadores creen que seguiré recordando la mayoría de las
cosas hasta que crezcas y tengas tus hijos.”

“Quizás puedas tener otro bebé para arreglar tu cerebro si empiezas a olvidar.”

Hermione sonrió levemente. “Los sanadores dijeron que no más bebés para mí. Sólo tú.”

Draco apareció en la puerta con su cabello aún café y sus características suavizadas con hechizos.
Hermione se tensó cuando lo vió.
“Mamá me estaba diciendo cómo mi magia arregló su cerebro,” dijo Aurore.

Los ojos plateados de Draco brillaron y asintió brevemente.

Hermione besó la frente de Aurore. “Cariño, ¿puedes ir a preguntarle a topsy qué hay para cenar?
Tu padre y yo necesitamos hablar.”

Aurore levantó su grulla y se desvaneció. Mientras los pasos se desvanecían en la distancia, la


sonrisa en el rostro de Hermione se desvaneció.

Draco la observó y levantó una ceja. “¿Qué pasa?”

Hermione pasó saliva y su garganta se sentía como si tuviera una piedra en ella. Ella buscó entre
una pila de papeles y sacó un periódico Mágico.

“Criminal de Guerra Encontrada Ahogada.”

Los ojos de Draco brillaron por una fracción de segundo mientras lo leía.

“Encontraron a Stroud ahogada en la costa de Brasil,” dijo Hermione con voz baja. Sus dedos
tuvieron un espasmo contra el periódico. “Fue encontrada en una morgue Muggle. La causa oficial
de muerte es un ataque al corazón mientras nadaba.”

Hubo un breve silencio.

“Lástima que alguien no la mató,” Draco dijo fríamente mientras movía su mano prostética y
murmuraba “finite” para poder quitar los glamoures en su cabello y rostro.

“Alguien lo hizo,” dijo Hermione en una voz que era casi un siseo.

Draco solo observó a Hermione sin expresión alguna.

“No. No te atrevas a mentirme.” Su corazón estaba comenzando a latir dolorosamente en su pecho.

Draco miró hacia abajo y suspiró levemente. En una fracción de segundo, su filo volvió a emerger
como una cuchilla.

La versión de él mismo que él usaba de manera tan perfecta en la isla cuando Aurore pudiera verlo,
la suavidad, las pequeñas sonrisas y los pequeños monólogos. Todo se desvaneció como si fuera
un disfraz que usaba. La personalidad perfecta y sin fallas del padre que quería ser.

Ahora era real de nuevo. Tan frío y filoso como una cuchilla de acero.

Hermione lo miró fijamente, sintiendo como si hubiera un abismo dentro de ella. “Dijimos que
habíamos terminado.”

“No,” él dijo, cruzando sus brazos y arqueando una ceja. “Tú dijiste que habíamos terminado, y yo
no discutí contigo.”

La mandíbula de Hermione tembló y ella miró hacia abajo. “Pudiste haber sido atrapado. Si te
hubieran atrapado, pudiste haber sido asesinado.”

Su cabeza estaba palpitando, y su esternón dolía como si él la hubiera partido a la mitad.

“Soy bastante difícil de matar. Considerablemente más difícil de matar que una sanadora de
mediana edad.” Sus ojos eran hielo.
“¿Qué hiciste?” Ella lo miró a los ojos. “¿Cruciatus hasta que se ahogara?”

La comisura de su boca tuvo un espasmo mientras apartaba la mirada. “Astuta como siempre.”

Hermione no dijo nada más. Seguía mirándolo fijamente, esperando que él volteara a verlo.

“Ella merecía morir,” él finalmente dijo, mirando fijamente hacia la ventana. “Tuviste que haber
sabido que iba a matarla en el momento en el que los reportes llegaron de que había escapado.
Sabías que la encontraría.”

Hermione trató de pasar saliva. Sus hombros estaban temblando mientras trataba de quedarse
derecha. “Me mentiste. Me mentiste. Ocultaste lo que estabas haciendo. Dijiste que visitarías
Canadá para lidiar con una transferencia financiera. Ahora—cada vez que te vayas, me voy a estar
preguntando lo que verdaderamente estás haciendo, y voy a preocuparme de que nunca regresarás
—” Su voz se quebró.

La expresión de Draco cambió y él se acercó a ella.

Hermione se quedó firme para evitar su tacto, presionando su mano contra su esternón. “¿Esto no
es suficiente para ti? ¿Tener una vida es tan insatisfactorio que la venganza vale todo ese riesgo?”
Sus ojos estaban en llamas. “En unos años, vamos a tener que decirle a Aurore. Ella va a ir a la
escuela y va a aprender sobre la guerra en sus clases, incapaz de decir nada. Van a hablar sobre ti.
Van a decirle todas las cosas que hiciste.”

La mandíbula de Draco se tensó.

Hermione inhaló de manera entrecortada. “Va a destrozar su mundo entero—incluso si lo escucha


de ti primero. No podemos tener todas las cosas que queremos en esta vida, Draco. Tú eres quien
me dijo eso. Tú dijiste, había un punto en el que tenía que darme cuenta de que no iba a obtener
todo lo que quisiera, y que tenía que escoger algo y dejar que fuera suficiente. Te escogí a ti.
Siempre. Siempre te escogí.”

Sus pulmones comenzaron a tener espasmos tan violentos que causó un leve gemido en su
garganta. Ella presionó sus manos contra su boca. Draco se encogió y trató de volverse a acercar.

Hermione lo observó. “Si esto ya no es lo que quieres escoger, me deber por lo menos decirme
primero.”

“Granger, no fue así,” él dijo, su voz tensa mientras se acercaba a ella lentamente.

Ella dió un paso hacia atrás. “¿De verdad? ¿Solo te cruzaste con ella cuando estabas a un
continente lejos de donde dijiste que estarías? La has estado buscando todo este tiempo, ¿no es
así?”

Él asintió a regañadientes, pero sus ojos seguían sin disculparse. “Ella merecía morir después de lo
que te hizo. No podía dejarla una vez que supe dónde se estaba escondiendo.”

La boca de Hermione se torció y ella apartó la mirada. “Entonces no debiste haber buscado.
Debiste haberlo dejado.” Ella sollozó levemente. “La peor parte es—estoy tan contenta de que esté
muerta. Estoy contenta de que sufrió. Sólo no quería que fueras tú—¿por qué siempre eres tú?”

Draco dió dos pasos rápidos y la tomó del brazo antes de que ella se pudiera alejar.

Hermione dudó por un momento antes de hundirse en sus brazos. “La odiaba. La odiaba
demasiado. La odiaba.”
“Lo sé,” él dijo, acunando su rostro entre sus manos y presionando sus frentes mientras ella trataba
de respirar. “Lo sé.”

Ella sollozó levemente.

“Lo juro, he terminado. Por favor respira.” Él la sostuvo firmemente en sus brazos. “No habrá
nadie más.

Diez años después.

Hermione estaba de pie en la Estación Central de Wellington observando las flamas verdes de una
chimenea desaparecer.

“Ahora solo somos nosotros dos,” ella dijo con una voz pensativa.

Draco estaba callado mientras estaba de pie junto a ella. Su mano se deslizó alrededor de su
cintura, cálida y posesiva.

Ella puso su cabeza contra su rostro. “Te das cuenta de por qué se va, ¿no es así?”

Hubo una pausa antes de que Draco suspirara con dolor. “Sí…”

Una sonrisa apareció en el rostro de Hermione. “Supongo que era casi inevitable.”

Ella volteó a ver a Draco, quien seguía observando la chimenea; una expresión con una mezcla de
amargura y resignación presente en su rostro. Él miró hacia abajo y la miró a los ojos.

Su rostro estaba escondido detrás de los glamoures, pero sus ojos siempre eran los mismos. No
importaba cuanto los estudiara, siempre parecía haber matices en la forma en que cambiaba el
color que aún tenía que descubrir. Él sentía las cosas de manera tan intensa pero en privado. Eran
parecidos en ese aspecto.

Mientras él volteaba a verla, sus ojos eran como plata fundida.

El mundo a su alrededor se desvanecía.

El latido de Hermione se aceleró. “¿Qué hacemos ahora?”

La esquina de la boca de Draco se curvó en una sonrisa que sólo había sido para ella. “Lo que tú
quieras, por todo el tiempo que quieras.

Chapter End Notes

Ilustraciones por Avendell, síganla en tumblr e instagram.

Iulstraciones adicionales:
- Aurore en los hombros de Draco (Aurore on Draco's shoulder) por dragonly art.
- Draco y Aurore por iam_rosetta_.
- Draco y Aurore por animusdiscidium.
- Ginny por bookloverdream.
- Draco y Aurore por flyora.
- Draco y Aurore leyendo por flyora.
- Posesivo por klawdee.
- Hermione y Aurore por abrilas.
- Draco conociendo a Aurore/a> por keeferonies-art. - Draco y Aurore por abrilas

- Ginny matando a Voldemort gifset por ectoheart.


- La vida en la isla gifset por ectoheart.
Epílogo 3
Chapter Notes

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Agosto 2024

Una chimenea de la Red Flu del Ministerio Británico de Magia tomaba vida de repente, y una
joven mujer aparecía dentro de ella, con una pequeña maleta en la mano. Sus ojos grandes y
plateados eran grandes mientras las flamas se desvanecían, y ella salió de la chimenea, observando
el alto Atrio del Ministerio antes de mirar a la multitud de magos y brujas moviéndose.

“¡Aurore!” llamó una voz.

Varias personas voltearon a ver a Ginny Weasley corriendo por la habitación junto con su hijo,
James Potter, unos cuantos pasos detrás de ella. Ginny aplastó a la joven mujer con un abrazo que
duró varios minutos antes de dar un paso hacia atrás y estudiar a Aurore.

“Mírate. ¡Mírate! Han pasado demasiados años. Temía que no iba a reconocerte, pero te pareces
demasiado a tu madre,” dijo Ginny, que parecía estar al borde de las lágrimas.

Aurore sonrió. “Sí,” ella dijo con una voz a la que apenas se le notaba el acento de Nueva Zelanda,
“Padre siempre dice eso.”

Ginny negó con la cabeza de manera incrédula. “Sigo sin creer que te hayan dejado venir. Estoy
segura de que te quedarías en Nueva Zelanda o quizás terminarías en Australia. Tu mamá escribió
que tenías ofertas por todos lados después de lo bien que te fue en todos los exámenes—”

Las mejillas de Aurore se enrojecieron y ella miró incómodamente hacia sus zapatos.

Ginny rió. “No te sonrojes. Todos sabíamos que eras brillante. Pero aquí estás en Inglaterra,
después de todos estos años.”

Aurore sonrió de una manera que no era nada parecida a su madre. “Bueno, ellos siempre supieron
que quería visitar, pero descubrir que había aplicado y obtenido una oferta de Gringotts fue una
sorpresa para ellos.”

Ginny se estiró hacia atrás y tomó a James, acercándolo a la conversación. Aurore y James se
miraron a los ojos por un momento antes de apartar la mirada.

“Aún me hubiera gustado que hubieras ido a Hogwarts como James. Traté de convencer a tu mamá
de dejarte, pero Nueva Zelanda era tan lejos como los dos de tus papás considerarían dejarte ir
cuando tenías once. Sé que ustedes dos se escriben seguido, pero tus cualidades estudiosas
realmente fallaron en pegarse interconinentalmente. Estoy segura de que recuerdas que James
apenas pudo con los TIMOs que necesitaba convertirse en auror. Casi morí de vergüenza.
Profesora de DCAO y mi propio hijo apenas obtuvo una A.”

James se puso completamente rojo y una mano pasó incómodamente por su cabello salvaje.
“¡Mamá! Me puse serio para mis calificaciones en los ÉXTASIS. No puedes seguir mencionando
algo de hace cuatro años.”

Ginny resopló de manera indignada. “Lo mencionaré tanto como quiera. No podía ver a nadie a los
ojos en la sala de maestros durante el primer mes de tu sexto año.”
James parecía que quería que la tierra se lo tragara.

Ginny rió, pareciendo inconsciente de los magos y brujas escuchando su conversación alrededor de
ellos en el Atrio. “Bueno, quizás puedas ayudarlo un poco ahora que estás en Inglaterra. Él es
como Harry lo era una vez más—siempre tiene que ser el héroe, incluso en las simulaciones de
entrenamiento.” Los ojos de Ginny se volvieron cristalinos antes de que parpadeara y riera
nuevamente. “Él podría necesitar un amigo que sea nivelado y pragmático en vez de otro
Gryffindor como yo. Siempre me divido en etre el orgullo y un howler.”

Los pómulos de las mejillas de James estaban rojos. Aurore sonrió levemente y asintió con la
cabeza.

Una bruja mayor que estaba cerca, aclaró su garganta. Ginny volteó.

“Ginny, no te he visto desde el memorial del mes pasado. ¿Cómo estás, querida?”

Ginny sonrió con una sonrisa ya practicada. “Señora Tutley, estoy bien—disfrutando del verano
antes de que comience el verano. Estamos esperando un primer año más grande este septiembre y
James está terminando su segundo año de entrenamiento para convertirse en auror.”

La señora Tutley asintió, pareciendo desinteresada por la respuesta de Ginny mientras estudiaba a
Aurore como si fuera un espectáculo. “Que lindo. ¿Quién es tu nueva amiga?”

Ginny volteó a ver. “Oh… Ella es Aurore Black. James y yo conocimos a su familia cuando
estuvimos en el extranjero. Ella acaba de obtener un trabajo en Gringotts, así que estará
quedándose con nosotros hasta que se acomode.”

“¿Aurore Black?” Los ojos de la Señora Tutley se abrieron y observó con más cuidado a Aurore.
“¿Relacionada con la Ancestral Casa de los Black?”

“Emigraron durante la Primera Guerra.” Dijo Ginny levemente.

Los ojos de la Señora Tutley se entrecerraron y ella susurró, “¿Regulus?”

La ceja de Ginny se torció y sonrió sin comprometerse. “Me gustaría poder hablar, pero de verdad
tenemos que irnos. Aurore solo tiene unos días antes de su primer día de trabajo, y le prometí que
le daría un tour por el Callejón Diagon en cuanto llegara. James, sé un caballero y toma la bolsa de
Aurore.”

Habían demasiadas miradas con curiosidad que seguían al grupo hacia los elevadores. Mientras las
puertas se cerraban, los susurros comenzaron.

Ginny Weasley siempre había sido intensamente privada en las entrevistas sobre quién la había
escondido y protegido a James después de la muerte de Harry Potter. La llegada de una amiga de la
familia de Oceanía volvió locos a los periódicos. Una Black. Por supuesto. Harry Potter había sido
el ahijado de un Black. En retrospectiva, era obvio que una rama de la vieja y solitaria familia
habría estado dispuesta a extender la protección al hijo de Harry Potter, incluso si no hubieran
estado dispuestos a unirse a la guerra en sí. Ahora que la agitación de la reconstrucción estaba
llegando a su fin, no era de extrañar que apareciera un heredero para reclamar el asiento familiar
que languidecía.

Hubo varias lechuzas enviadas a la escuela de brujería y hechicería de Nueva Zelanda, haciendo
preguntas casuales sobre un recién graduado.

Aurore aparentemente no se daba cuenta de la atención mientras caminaba por el Callejón Diagon.
Ginny Weasley estaba actuando como una alegre guía turística mientras James cerraba la marcha,
alternando entre mirar a su amigo de la infancia y lanzar sonrisas descaradas a cualquiera que
sorprendiera mirando abiertamente.

Ginny estaba señalando un nuevo restaurante cuando una mujer de mediana edad chocó contra
Aurore y después se quedó inmóvil, estirándose y agarrando el brazo de Aurore con fuerza.
“¡Herm—!”

Aurore volteó a ver la extraña.

La mujer se interrumpió, alejando su mano y presionándola contra su pecho por un momento. Ella
tenía varios dedos prostéticos de porcelana. “No. No, por supuesto que no. Lo siento. No lo eres.
Por un momento me recordaste a alguien que conocía.”

Ginny volteó y un destello de algo se mostró en sus ojos.

“Angelina,” ella dijo con una leve voz después de dudar por un momento, “ella es Aurore Black,
viví con su familia después de la muerte de Harry, cuando estaba embarazada de James.”

Angelina observó a Aurore por un momento más antes de mirar a Ginny, sus hombros cayeron.

Ella miró a Aurore nuevamente. “Oh. Mucho gusto en conocerte,” su voz era pensativa. “Espero
que no te haya espantado al agarrarte así. Sólo estaba en shock. Ella se parece un poco a Hermione,
¿no lo crees?”

La expresión de Aurore estaba en blanco; ella volteó a ver a Ginny.

Ginny observó a Aurore como si estuviera tratando de ver a qué se estaba refiriendo Angelina.
“Oh, sí. Creo que es su boca, ¿quizás?” Ginny miró a Angelina y después a Aurore con una
expresión seria. “Hermione granger. Ella era una amiga nuestra de la escuela. Murió en 2005,
durante el encarcelamiento después de la guerra, antes de la Liberación.”

“Oh,” Aurore dijo antes de ver a Angelina. “Siento su pérdida.”

Angelina observó a Aurore por un momento más antes de asentir y alejarse.

Ginny los guió hasta Flourish y Blotts. “Esta,” ella dijo en voz baja, “era la tienda favorita de tu
mamá.”

“Por supuesto,” dijo Aurore, sus ojos brillaban.

La librería estaba callada. La ola de regreso a clases aún no estaba en todo su esplendor, y los
compradores estaban callados y observaban en silencio.

Había una gran exhibición de grandes libros en la entrada.

Una Comprensiva Historia de la Segunda Guerra Mágica por Orpheus Bagshot.

Aurore pausó, observando los libros por un momento antes de estirarse y tomar una copia.

“Apenas salió esta semana,” dijo un trabajador que estaba cerca, observando el libro en sus manos.

“Pensé que lo era, no reconocí el título.” Aurore abrió el libro para observar el índice de capítulos.

“Oh. No eres de por aquí, ¿o sí? No eres ni de Sudáfrica o de Australia. ¿Eres de Nueva Zelanda?”
Dijo el trabajador, observando a Aurore con gran interés.
“Fui a la escuela allá,” Aurore dijo con un tono vago mientras pasaba sus dedos por los títulos de
los capítulos. Su dedo índice pausó brevemente en el camino.

“Bueno, si quieres una historia sobre la guerra, este es—definitivamente, el mejor que hay. Lo reí
en una sentada, no dormí. Era un completo desastre aquí en el trabajo al día siguiente, pero valió la
pena. Orpheus es brillante con las palabras—está relacionado con Bathilda Bagshot quien escribió
Historia de la Magia e Historia de Hogwarts.”

Aurore arqueó una ceja y asintió. El trabajador pareció tomarlo como una señal de coraje y se
acercó. “Él pasó más de diez años en él. Obtuvo permiso especial de parte del Ministerio para tener
acceso a todos los registros de la guerra, incluso transcritos de la guerra que aún no eran públicos.
Son cosas impactantes. No recomendaría leer algunas secciones si no tienes estómago fuerte. Pero
—si quieres saber lo que pasó. Este es el libro que te lo dirá. Todo está ahí. Todo lo que la gente
debería saber.”

“¿Lo sabes?” Aurore preguntó.

El empleado parecía inseguro.

“¿Sabes todo lo que la gente debería saber sobre la guerra?” Aurore dijo clarificando.

El empleado parecía estar incómodo. “Bueno—para mí es difícil no hacerlo. Nací en 2005, uno de
—esa generación. Los juicios duraron años mientras trataban de descifrar qué hacer con todos
nosotros.”

“Lo siento.”

El joven aclaró su garganta. “De todas formas. Leer eso—ayuda a ponerlo todo en perspectiva.”

Aurore miró hacia el libro en sus manos. “Lo revisaré. Crecí fuera de Europa, pero escuchamos
historias. No puedes no escuchar las historias.”

El trabajador asintió.
Aurore puso el libro bajo su brazo y caminó por la librería. Una vez que encontró un pasillo vacío,
abrió el libro rápidamente en su índice y pasó su dedo por él hasta que encontró el título que
quería. Página 186.

Pasó las páginas.

“Draco Malfoy, conocido por el mundo como el Gran Juez, es el más infame asesino en masa de
toda la historia Mágica. La persona más joven en unirse a los rangos de Lord Valdemoro, sólo
tenía dieciséis años cuando asesinó al celebrado Brujo Albus Dumbledore. Malfoy dedicó
su vida a subir de rango entre el ejército de Mortífagos. No solo fue el Mortífago más joven en
iniciar, sino también fue a convertirse en el individuo más joven en conseguir el rango de General
durante la guerra.

Él poseía lo que era ampliamente conocido como una capacidad innatural para las Artes
Oscuras. Hay un debate entre los escolares sobre qué medios pudo haber usado para obtenerla.

En adición al asesinato de Albus Dumbledore, añgunas de sus accione smás notables fueron la
Masacre de Surrey que llevó hasta la muerte de Kingsley Shacklebolt, el líder de la Orden del
Fénix en ese tiempo, y la captura coordinada de todas las casas de hospicio de la Orden
durante la Batalla de Hogwarts. Mientras muchos Mortífagos se retiraron después de la guerra, el
ascenso de Malfoy apenas estaba comenzando. Él se envolvió fuertemente en la captura e
interrogación de todos los miembros restantes de la Resistencia, usando lo que se convirtió en su
maldición característica para matarlos en lugar de permitir su encarcelamiento. Su uso agresivo
de la Maldición Asesina fue clave para lograr su estatus como el Gran Juez y eventual
conocimiento como el sucesor de Lord Voldemort.

Es la creencia de muchos que si Draco Malfoy no hubiera sido asesinado en el incendio de la


Mansión Malfoy, el régimen de Mortífagos pudo haber durado décadas más. La salud de Lord
Voldemort era tan precaria en ese tiempo que muchos pensaban que le entregaría en control a
Malfoy antes de fin de año.

El erudito en artes oscuras Eustace Sederis escribió en su libro Malfoy: Una Biografía del Gran
Juez de Europa: ‘Draco Malfoy era un monstruo en la piel de un hombre. Él pudo no haberse
parecido a Lord Voldemort en su apariencia, pero su legado hubiera sido idéntico. Para realizar
tantas Maldiciones Asesinas, una persona debe ser completamente apática y virtualmente sin
alma.’

Principio de vida.

Draco Malfoy fue el hijo único de…”

Hubo un sonido detrás de Aurore y ella inmediatamente cerró el libro y se volteó. James estaba de
pie al principio del pasillo, con una leve mueca en su rostro.

Ella lo estudió por un momento antes de sonreír.

James Potter nunca había sido tan flaco como su padre, y dos años de entrenamiento de auror le
había ensanchado los hombros. Tenía el principio de una barba rojiza oscura a lo largo de su
mandíbula, y su cabello se erizaba de manera pícara, lo suficiente como para colgar sobre sus ojos.

“Hey,” él dijo. Él seguía cargando su maleta.

Una sonrisa jugaba en la comisura de la boca de Aurore, y arqueó una ceja aristocrática, sus ojos
grises lo miraron con frialdad. "Hey, tú."

Apoyó la mano en un estante sobre la cabeza de Aurore para que se cerniera sobre ella ligeramente.
Los ojos de Aurore brillaron.

Él la miró. “¿Ya te estás escondiendo de Mamá?”

La sonrisa se desvaneció y Aurore miró hacia abajo. “No. Sólo tenía curiosidad sobre el nuevo
libro. Pensé en buscar la sección sobre el Gran Juez.”

La mueca presente en los ojos de James se desvaneció. “No lo hagas. Nunca dirán cómo fue.”

Aurore se encogió de hombros. “Lo sé. De cierta manera—siento que necesito saber lo que todos
dicen de todas formas, pero siempre dicen lo mismo. Citaba esa línea de Sederis, sobre el Gran
Juez y que no tenía alma.”

Ella volvió a encogerse de hombros que era casi convincentemente indiferente mientras levantaba
la mirada. “¿Cuánta probabilidad crees que haya de que Mamá siquiera esté en el índice?”

James puso su mano sobre su muñeca. “No lo hagas.”

Aurore no escuchó. Ella se volteó, poniendo el libro en la orilla del librero mientras lo abría para
revisar el índice, pasando su dedo por él hasta que se detuvo bajo un nombre.
Ella suspiró levemente. “Mira…”

Ella pasó rápidamente las páginas del libro y finalmente se detuvo en una página con una foto
sobre Harry Potter. Había una fotografía que se movía con texto debajo de ella.

Aurore y James observaron la fotografía.

Harry Potter, Hermione Granger, y Ron Weaslet estaban sentados juntos en un sillón. Todos se
veían desvanecidos y cansados.

Los brazos de Harry y Ron estaban alrededor de los hombros de Hermione mientras volteaban sus
cabezas para observar a la cámara y sonreían a medias, sus ojos estaban felices.

Hermione estaba sentada en el centro, tan dolorosamente delgada que sus clavículas se veían a
través del suéter verde que usaba. Su cabello estaba amarrado en dos trenzas que estaban atadas a
un nudo en la base de su cabeza. Su rostro tenía grandes ojos devastados y ella agarraba a ambos
chicos a su lado con fuerza.

Justo antes de que la foto se repitiera, las esquinas de su boca se levantaban y formaban una sonrisa
triste y forzada.

Aurore la estudió durante varios minutos en silencio antes de estirarse y tocar gentilmente la
fotografía. “Nunca había visto una foto de ella de la guerra. Tu mamá envió unas de la escuela,
pero no había ninguna después de su cuarto año.”

James no dijo nada, pero cuando Aurore seguía observando la foto sin moverse, él puso una mano
dudosamente sobre su hombro. Ella levantó la mirada y lo miró a los ojos antes de sonreír
tristemente, pareciéndose a la chica en la fotografía.

Ella miró hacia abajo nuevamente y sus dedos pasaron por la descripción de la fotografía como si
quisiera borrarla.

“Algún día… algún día alguien debería poner bien los registros,” ella dijo levemente.

James aclaró su garganta y se movió. “Sabes que Mamá se ofreció a hacerlo. Ella quería decir lo
que les había pasado, solo ponerlo al fuego. Tu mamá y papá, no quieren que lo haga.”

Auroe asintió lentamente, sus ojos aún anclados a la foto mientras se reproducía una y otra vez. “Sé
que no. Lo entiendo. Si viviera todo lo que ellos vivieron—sólo desearía dejarlo todo atrás. No hay
ningún punto en tratar de explicar algo como eso; nadie nunca va a siquiera esperar.”

“Pero”—la voz de Aurore tembló ligeramente—“ella no merece ser olvidada de esta manera. Ella
no debería ser una descripción de fotografía. Esto no debería de ser la única entrada que siquiera
tiene. Ella merece su propio maldito libro.” Su voz se quebró. “Y Papá no merece ser comparado
con Voldemort ni ser tratado como algún tipo de psicópata sin alma que quería ver con todo eso—”
ella presionó las palmas de sus manos contra sus ojos e inhaló profundamente. “Perdón. Siempre
creo que puedo soportar todo esto—y después me siento tan—enojada que siento que voy a
vomitar.”

Ella suspiró y parpadeó rápidamente. Después de un minuto, ella exhaló profundamente y le sonrió
a James. “Por lo menos te tengo a ti, y a la Tía Ginny. Mamá dice que siempre puedo hablar con
ella o con Papá, pero—” su boca se torció, “—ella en realidad no se acuerda de todo. Tiene que
tomar pociones antes de, y si empiezo a llorar, le cuesta trabajo respirar y aprieta la mano de Papá
hasta que se pone pálida. Y Papá siempre parece que preferiría ser asesinado, y como si esperara
que nunca le hablaría de nuevo.”
Sus nudillos se estaban poniendo blancos cuando agarró el libro y finalmente lo dejó. “No sé qué
haría sin ti y la tía Ginny; sin poder escribirte de todo. Era tan solitario en la escuela, ya sabes,
tener que dar todas las respuestas incorrectas porque podría perder a mis padres si daba las
correctas. Y siempre sintiendo que no importa cuán cerca esté de alguien, nunca me conocerán
realmente ni a ninguna de las cosas que realmente me importan. Eres la única persona que me
conoce.”

James le sonrió, sus ojos verdes brillantes y serios. "Siempre me tendrás".

Aurore asintió y después de un momento le devolvió la sonrisa lentamente.

Hubo una pausa mientras se miraban el uno al otro, como si acabaran de darse cuenta de que
estaban solos en un pasillo vacío.

La respiración de Aurore se contuvo levemente, y un leve rubor apareció en sus mejillas. Los ojos
de James se oscurecieron, y se movió hacia adelante, acercándose, y comenzó a alcanzarla.

El timbre de la puerta sonó con fuerza. James se enderezó, echó la mano hacia atrás y se la pasó
por el pelo varias veces mientras se aclaraba la garganta y miraba a su alrededor. “Sabes, Mamá
probablemente va a aparecer en cualquier momento si no regresamos. Pero—eh, deberíamos hablar
más—sobre—” Su rostro se estaba volviendo espectacularmente rojo. “Ya sabes—si quieres.”

Aurore se quedó inmóvil por un momento. “Claro. Deberíamos.” Ella asintió repetidamente y pasó
frente a él por el pasillo.

Ellos se apresuraron al frente de la librería, dejando el libro de historia detrás, aún abierto con la
fotografía. La descripción decía:

“El Trío de Hogwarts, Navidad 2002. Harry Potter con amigos Ron Weasley, (Vea: Weasley, Ron,
capítulo 7) y la bruja nacida de Muggles, Hermione Granger. Granger partió de Inglaterra al
principio de la Segunda Guerra Mágica para estudiar sanación en el extranjero. Ella sobrevivió a
la guerra pero murió durante el encarcelamiento mientras fue una subrogada en el Programa de
Rebroblación. Ella no era un miembro activo de la Orden del Fénix y no peleó.”
Chapter End Notes

Ilustraciones adicionales:
- Y no peleó. (And did not fight.) por todays.wizard.
- Aurore por val.art98.
- Aurore por lithelies.

One-shots (historias cortas) Adicionales del Universo de Manacled (Idioma Inglés):


- James/Aurore one-shot “Forever Is Composed Of Nows
- Draco & Aurore scene
- Hermione/Draco Post-Epilogue scene
- Hermione/Severus prompted “deleted flashback”

De la autora: Las reseñas me dan vida. De verdad.


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- Paylist en Spotify de Manacled.
- Compilación de fanart de Manacled.
Las ilustraciones de Manacled fueron creadas y regaladas por Avendell, síganla en
tumblr y en instagram.
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