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Para trabajar la vía fonológica podemos dividir los ejercicios en tres tipos:
Con este tipo de ejercicios trabajamos la discriminación de los diferentes sonidos presentando éstos de forma
auditiva. Se puede realizar tanto con letras, con sílabas como con palabras.
Dar un golpe en la mesa/un salto/una vuelta (la consigna que se quiera) cada vez que oiga
determinado sonido.
Decir una secuencia de sonidos (pueden ser letras o sílabas). El niño o niña deberá ir a un lugar de la
sala determinado y volver repitiendo la secuencia de sonidos en el mismo orden que se le ha dicho.
Decir un sonido modelo determinado. Se le dicen varias palabras y debe indicar en cuál de ellas se
encuentra el sonido.
Juego de palabras encadenadas: Decir nuevas palabras a partir de la última letra o sílaba de las
palabras dichas anteriormente.
Cuando hablamos de conciencia fonológica y/o fonémica hacemos referencia a la habilidad para manipular
los diferentes sonidos del habla. Es importante dedicar unos minutos de la sesión a entrenar este tipo de
ejercicios. Algunos ejemplos para trabajarla pueden ser:
Dictado de sonidos en el que el niño o niña deba averiguar qué palabra se está diciendo.
Clasificar objetos en cajas según el número de sílabas que tienen los nombres de dichos objetos.
Ordenar palabras una por una porque hay letras que se han movido de sitio.
Tras la discriminación auditiva, viene el reconocimiento y la asociación del sonido que han escuchado con sus
grafemas (letras) correspondientes. Algunos ejemplos pueden ser:
Presentar una imagen y elegir la sílaba que suena en dicha imagen (de elección entre varias que
tengan sonidos parecidos o que el niño/niña confunda).
Colocar diferentes sonidos en el suelo formando un círculo. Cada vez que suene el sonido debe
buscarlo rápidamente y saltar encima de él.
Pegar en la pared los diferentes sonidos que se quieren trabajar. El niño se encontrará en otro lugar
de la sala. Se le gritará el sonido y deberá venir corriendo para buscar y tocar el sonido
correspondiente.
Decir una secuencia de sonidos (pueden ser letras o sílabas). El niño o niña deberá ir a un lugar de la
sala, volver repitiendo la secuencia y reconocer, entre varias parecidas, la secuencia que ha estado
repitiendo.
Presentar una serie de sonidos que se estén trabajando. Decir uno y pedir que lo repita y lo señale.
Después añadir otro. El niño deberá repetir y señalar el primero y el segundo. Después decimos la
misma secuencia añadiendo un tercero. Y así sucesivamente hasta el número de sonidos que
determinemos.
Presentar una imagen junto con tres palabras escritas visualmente parecidas y que elija la correcta.
Descubrir mediante el tacto la palabra que se va formando letra por letra (con variantes: tocando
letras imantadas, escribiéndolas en la mano o en la espalda).
Presentar una serie de palabras. Elegir una de ellas. El niño o niña deberá verla durante unos
segundos. Después cerrará los ojos y el logopeda la esconderá entre el resto de palabras. Cuando
abra los ojos debe encontrarla lo más rápidamente posible. Se puede ir aumentando de forma
progresiva la complejidad (poner más palabras, determinar los segundos que tiene para encontrarlas,
etc).
Por supuesto, hay miles de ejercicios que se pueden combinar y trabajar varias cosas a la vez, pero he
querido dividirlos para poder organizarlos de forma sencilla y fácil.
No debemos olvidar que los niños y niñas con dislexia tienen especial dificultad en tareas relacionadas con la
lectoescritura y por tanto, estas tareas les van a resultar complicadas e incluso muchas veces pesadas.
Así que poneos un momento en su lugar: pensad en algo que se os de mal y que no os guste. Pensad que
viene alguien y os dice: tenéis que mejorar en esto porque se te da mal. Es lo que solemos hacer y a veces, sin
explicar el por qué.
Cambiemos el planteamiento: Coged lo que mejor se les da, lo que más fácil les resulte, sus puntos fuertes y
emplearlos para realizar la intervención. Convertid las actividades en juegos y en retos que deben superar y
trabajarlas desde diferentes perspectivas: desde la música, desde el movimiento, desde las matemáticas…
Personalizad los ejercicios y explicar en todo momento el por qué se hacen. Puede ayudarles a comprender
por qué una logopeda trabaja con ellos y por qué es importante entrenar en aquello que más les cuesta.
Querré dedicar en alguna entrada más tiempo a este tema, a los puntos fuertes y a las inteligencias múltiples.