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TEMA 2

La Naturaleza Pecaminosa del Hombre

La naturaleza pecaminosa es ese aspecto en el hombre que lo


hace ser rebelde contra Dios. Cuando hablamos de la
naturaleza de pecado, nos referimos al hecho de que tenemos
una inclinación natural a pecar. Teniendo la opción de hacer la
voluntad de Dios, o la nuestra, vamos a elegir naturalmente
hacer lo nuestro.
La prueba de la naturaleza de pecado abunda. Nadie tiene que
enseñar a un niño a mentir o a ser egoísta; más bien, hacemos
todo lo posible para enseñarle a decir la verdad y a poner a los
demás en primer lugar. La conducta pecaminosa viene de
manera natural. Las noticias están llenas de ejemplos trágicos
de cómo la humanidad actúa de manera equivocada. Donde
quiera que se encuentren las personas, siempre van a haber problemas. Charles Spurgeon dijo,

La Biblia explica la razón del problema. La humanidad es pecaminosa, no solo en la teoría o en


la práctica, sino por naturaleza. El pecado es parte de la fibra de nuestro ser. La Biblia habla de
en Romanos 8:3. Es nuestra que produce la lista de
pecados en Colosenses 3:5.

La naturaleza de pecado es universal en la humanidad. Todos nosotros tenemos una naturaleza


pecaminosa, y afecta a cada parte de nuestro ser. Esta es la doctrina de la depravación total, y es
bíblica. Todos nosotros nos hemos descarriado (Isaías 53:6) más yo soy
(Romanos 7:14). Pablo en su
(Romanos 7:25). Salomón coincide con esto: hombre
(Eclesiastés 7:20). El apóstol Juan quizás lo
pone sin rodeos:
(1 Juan 1:8). Incluso los niños tienen una naturaleza pecaminosa.
David se lamenta por el hecho de que él había nacido con pecado y el cual ya estaba obrando
dentro de él: (Salmo
51:5). En otro lugar, David afirma,
(Salmo 58:3).
¿De dónde vino la naturaleza de pecado? La Biblia dice que Dios creó al hombre bueno y sin
naturaleza pecaminosa: l hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
(Génesis 1:27). Sin embargo, Génesis 3 registra la desobediencia de Adán y
Eva. Por esa sola acción, el pecado entró en la naturaleza de ellos. Inmediatamente fueron
afectados con una clase de vergüenza e incapacidad, y se escondieron de la presencia de Dios
(Génesis 3:8). Cuando tuvieron hijos, la imagen y semejanza de Adam fue traspasada a su
descendencia (Génesis 5:3). La naturaleza de pecado pronto se manifestó en la genealogía: Caín,
el primer hijo de Adán y Eva, se convirtió en el primer asesino (Génesis 4:8).
De generación en generación, la naturaleza de pecado se pasó a toda la humanidad:
como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó
(Romanos 5:12).
Este versículo también presenta la verdad inquietante que la naturaleza de pecado conduce
inexorablemente a la muerte (Romanos 6:23, Efesios 2:1).
Otras consecuencias de la naturaleza de pecado son la enemistad hacia Dios y la ignorancia de su
verdad. Pablo dice,
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden
agra (Romanos 8:7-8). Además,
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
(1 Corintios 2:14).
Sólo hay una persona en la historia del mundo que no tuvo una naturaleza de pecado: Jesucristo.
Su nacimiento virginal le permitió entrar en nuestro mundo mientras pasaba por alto la maldición
transmitida de Adán. Jesús vivió una vida sin pecado de absoluta perfección. Él era el
(Hechos 3:14), que (2 Corintios 5:21).
Esto permitió que Jesús fuera sacrificado en la cruz como nuestro perfecto sustituto,
(1 Pedro 1:19).
Juan Calvino lo pone en perspectiva:

Es a través de Cristo que nacemos de nuevo.


(Juan 3:6). Cuando nacemos de Adán, heredamos su
naturaleza de pecado; pero cuando nacemos de nuevo en Cristo, heredamos una nueva
naturaleza:
(2 Corintios 5:17).
No perdemos nuestra naturaleza de pecado cuando recibimos a Cristo. La Biblia dice que el
pecado permanece en nosotros y que una lucha con esa vieja naturaleza continuará mientras
estemos en este mundo. Pablo lamentó su propia lucha personal en Romanos 7:15-25. Pero
tenemos la ayuda divina en la batalla.

El Espíritu de Dios hace morada en cada creyente y nos da el poder que necesitamos para vencer
la influencia de la naturaleza pecaminosa en nosotros.
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es
(1 Juan 3:9). El plan final de Dios para nosotros es la santificación total cuando
veamos a Cristo (1 Tesalonicenses 3:13; 1 Juan 3:2).
A través de su obra acabada en la cruz, Jesús satisface la ira de Dios contra el pecado y proporciona
a los creyentes la victoria sobre la naturaleza pecaminosa:
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
(1 Pedro 2:24). En su resurrección, Jesús ofrece la vida a todos aquellos
atados por la carne corrupta. Aquellos que han nacido de nuevo ahora tiene este mandato:
también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
(Romanos 6:11).

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