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TEMA RELEVANTE
El autor considera que, como regla general, no es necesaria la audiencia única en el proceso
de alimentos, sino que esta debe realizarse solo en casos excepcionales, como cuando se
requiere actuar medios probatorios (declaraciones de testigos o de las partes, exhibiciones,
pericias, inspecciones, etc.). De esta manera, si los medios probatorios solo son documentos,
entonces el juez debería flexibilizar los rigores procesales y prescindir de la audiencia única,
sanear el proceso y dictar la sentencia de manera inmediata.
MARCO NORMATIVO
La atención por los jueces y secretarios del Poder Judicial está regulada en el Código Procesal
Civil y también en la Ley Orgánica del Poder Judicial, donde se establecen plazos para atender
determinados actos procesales, como emitir autos en cinco días y decretos en dos, de acuerdo
con el artículo 124 del Código Procesal Civil1. Los secretarios y secretarias judiciales tienen la
obligación de dar cuenta al juez de los escritos al día siguiente de haber sido presentados,
conforme al artículo 266 de la Ley Orgánica del Poder Judicial2, pero en la realidad judicial hay
despachos judiciales donde los escritos tienen 20, 30, 100, 200 días hábiles sin ser puestos en
conocimiento del juez, y la persona interesada tiene que ir personalmente a su despacho para
pedir que se atienda su escrito, ya que la demora ha rebasado lo permitido por la norma
jurídica (mora procesal).
Como muestra de la ineficacia del Poder Judicial en el proceso de alimentos, podemos citar los
siguientes casos:
Lo mostrado es la realidad judicial, indolente, fría y perjudicial. Todo el trámite del proceso de
alimentos dura entre dos y siete años, en los que el justiciable pensó encontrar solución
acudiendo al Poder Judicial, pero no consigue ni un centavo de pensión de alimentos 3.
Entonces, la pregunta es: ¿para qué sirve el proceso judicial de alimentos?
Pero el tema se agrava con el proceso penal de omisión de asistencia familiar, que es otra
muestra de ineficacia, pues la mora procesal existente es perjudicial para los niños, y para
muestra de ello cito el Expediente penal de omisión de asistencia familiar Nº 08873-2011-0-
0905-JR-PE-01. La denuncia que presenta la fiscalía tiene fecha 15 de noviembre de 2011, el 5
de marzo del año 2013 se dicta y lee la sentencia condenatoria con reserva del fallo
condenatorio sujeto a reglas de conducta (entre ellas la de pagar la liquidación de los
devengados). Luego de catorce meses se dicta sentencia penal pero sin pago de pensión de
alimentos.
Sumando el tiempo del proceso de alimentos y el tiempo del proceso penal de omisión de
asistencia familiar trascurren larguísimos años donde se evidencia la ineficacia del proceso de
alimentos tanto en la vía civil como en la penal. Larguísimos años de sufrimiento y
sometimiento a los niños a un proceso moroso, ineficaz, donde se pisotean sus derechos.
Esta medida cautelar que el juez otorga sin que la parte demandante la haya pedido es muy
importante, porque se trata de garantizar que a niños y adolescentes no les falte la pensión de
alimentos mientras se realice el proceso, pero también es ineficaz en los casos de padres
demandados que no informan sobre sus centros laborales. El Código Procesal Civil, en su
artículo 568, solo permite liquidar pensiones devengadas luego que el proceso ha concluido 5 y,
con esta redacción, no se permite liquidar la asignación anticipada de pensiones de alimentos.
Ello le resta eficacia, pues el demandado no enfrenta consecuencias por no pagar la asignación
anticipada, pues no hay presión procesal para que cumpla con esa orden de manera inmediata.
Esta realidad significa que la medida cautelar de asignación anticipada no garantiza nada, es
un procedimiento sin efecto alguno para los casos en que los demandados no informen sobre
su centro de labores. Solo es eficaz cuando el demandado tiene un centro laboral formal donde
el empleador cumple el mandato del juez.
La redacción del artículo 566-A del Código Procesal Civil permite remitir copias certificadas del
proceso de alimentos a la fiscalía solo luego de existir sentencia firme. El propósito de la norma
es que el fiscal proceda a denunciar al demandado ante el juez penal por el delito de omisión
de asistencia familiar6 7 y este, a su vez, es una presión judicial para que el demandado cumpla
con el pago de las pensiones de alimentos acumulados y no pagados. Pero como la misma
norma establece que es necesaria una sentencia firme (confirmada por el juez de segunda
instancia o consentida por falta de apelación), antes de ello está prohibido remitir copias por
liquidaciones provenientes de la asignación anticipada.
El viejo esquema procesal donde los antiguos jueces acatan al pie de la letra las reglas del
Código Procesal Civil sin tener en cuenta el derecho fundamental involucrado, ya ha perdido
vigencia. Una regla como la contenida en el artículo 203 del Código Procesal Civil permite al
juez eliminar un proceso porque la parte demandante y demandado no han asistido a la
audiencia de pruebas8. Esta regla también es aplicada a los procesos sumarísimos y a los
procesos únicos, y ello porque en tales procesos también ocurre la actuación de medios
probatorios y tiene una etapa de pruebas. Al juez antiguo no le interesaba tener en
consideración el derecho fundamental a los alimentos que está siendo discutido en el proceso
judicial, donde más del 90 % de los demandantes son niños y adolescentes sin alimentos en
busca de justicia.
Hay casos emblemáticos, como el de un trabajador demandado por alimentos que, pese a ser
emplazado, no contesta la demanda ni asiste a la audiencia única. Por su parte, la madre de
los niños demandantes tampoco asiste a la audiencia única debido a que su abogado de oficio
no le comunicó tal hecho. Ahora bien, esto origina que el juez aplique el artículo 203 del Código
Procesal Civil y dé por concluido el proceso de alimentos. Si esta resolución no es impugnada,
entonces el demandado solicitará que se declare consentida la resolución que concluyó el
proceso y que se deje sin efecto la asignación anticipada de alimentos. Además, solicitará la
devolución de las retenciones, pues como ya no existe proceso principal de alimentos que sea
garantizado por la medida cautelar, esta carecerá de efecto.
Pero esto es pura lógica, es formalismo puro. ¿Habrá allí un acto de justicia? Lo retenido tendrá
que retornar con el demandado. En este caso se ha producido un gran problema porque un
deudor alimentario fue demandado pero, por el hecho de que la mamá de los niños no asistió a
la audiencia única, el juez tiene que exigir a los niños que devuelvan el dinero retenido.
Como vemos, se ha llegado esta situación de perjuicio a menores de edad por la absurda y
equívoca aplicación de la regla del artículo 203 del Código Procesal Civil. Esta forma de
proceder es por la existencia de una regla procesal que prescinde del Derecho material y a la
que no le interesa el derecho fundamental a los alimentos. Que el juez acoja el pedido del
demandado para que los niños devuelvan el dinero ya consumido en sus alimentos, ¿es un
acto de justicia o, más bien, de lo contrario? La única respuesta es que una orden así no es
una decisión de justicia. Existe un gran barranco jurídico creado por los legisladores, ya que no
hay un puente entre la montaña del Derecho material y la otra montaña formal que es el
proceso judicial. El artículo 203 del Código Procesal Civil quiebra y rompe toda posibilidad de
puente entre esas dos montañas. Felizmente, el Tribunal Constitucional ha prohibido su
aplicación en desfavor de los niños y adolescentes, porque perjudica su derecho fundamental a
los alimentos según la STC Exp. Nº 04058-2012-PA/TC.
Este gran perjuicio se produce también porque se aplica al pie de la letra los artículos 170 y
171 del Código de los Niños y Adolescentes (Ley Nº 27337):
Contestada la demanda o transcurrido el término para su contestación, el Juez fijará una fecha
inaplazable para la audiencia. Esta debe realizarse, bajo responsabilidad, dentro de los diez
días siguientes de recibida la demanda, con intervención del Fiscal. En los procesos de
violencia familiar no hay audiencia de conciliación”.
Esta regla procesal obliga al juez convocar a la audiencia única. No hay juez en el Perú que
haya eludido esta regla procesal de citar a las partes para la audiencia única, salvo el autor de
este trabajo9.
Convocar a la audiencia única es perjudicial por la lentitud del Poder Judicial, como ya se ha
demostrado líneas arriba y como son los casos del Exp. Nº 01446-2014-0-0905-JP-FC-02, en
el que la demanda fue interpuesta el 6 de marzo de 2014, pero la audiencia única recién se
realizó el 29 de abril de 2015 (es decir, transcurrió un año, un mes y 23 días para que se dicte
la primera sentencia), del Exp. Nº 06080-2014-0-0905-JP-FC-02, en el que la demanda se
presentó el 5 de setiembre de 2014 y la audiencia programó para el 29 de abril de 2015 (es
decir, se resolvió la demanda dictando sentencia luego de siete meses), y del Exp. Nº 05967-
2013-0-0905-JP-FC-02, en el que la audiencia se programó para el 15 de enero de 2014, pero
se reprogramó varias veces y, finalmente, nunca se realizó, todo por respetar el formalismo de
la audiencia mientras que los niños esperan por justicia. ¿Cuál es más importante en la balanza
de la justicia y la razón humana, declarar el derecho fundamental de los niños a los alimentos,
o llevar a cabo la audiencia? La respuesta de los procesalistas es la de defender el proceso y la
audiencia como esencial para legitimar la declaración de un derecho, para estas personas el
proceso y la audiencia son imperativos, ese es el dogma 10. Toda decisión de un juez debe
provenir de un proceso, pero no siempre de una audiencia. Hay procesos con audiencias, como
los hay sin audiencias.
La citada doctrinaria es correcta porque todo el tema de la audiencia, las tachas y las
excepciones son puro formalismo, porque una parte procesal como la demandada, que ha
reconocido a sus hijos por sentido común, sabe y comprende que sus hijos necesitan
alimentos, sin embargo, para no pagar la pensión se escuda en el formalismo abstracto para
alargar la declaración del derecho de sus hijos, pero la razón y sentido de justicia prefieren
darle más importancia a esta. Por ello, no se debería postergar la declaración del derecho a los
alimentos solo por cumplir con la programación de la audiencia única que pide el artículo 170 y
171 del Código de los Niños y Adolescentes.
Hay casos de rebeldía en los que el demandado, pese a ser notificado, no contesta la
demanda, no ofrece ningún medio probatorio ni se apersona al proceso, y la parte demandante
solo ofrece como medios probatorios documentos (acta de nacimiento de los menores,
constancias de estudio y algunas boletas de venta por gastos en comestibles). Pero el Código
de los Niños y Adolescentes ordena al juez convocar a la audiencia única, ¿para actuar en la
audiencia única solo papeles es que se convoca la audiencia única? ¿Se justifica, en estos
casos, convocar a la audiencia única? Esto es lo que hacen los jueces antiguos, quienes hacen
un culto exagerado al proceso y lo endiosan, pues para ellos las reglas procesales son
intocables y se acatan y cumplen sin críticas, no les importa que los demandantes sean niños.
A pesar de que el código no ha regulado el tema de la rebeldía del demandado, los jueces
antiguos declaran rebelde al demandado y convocan a la audiencia única para dentro de dos o
tres meses, pero ocurren casos en los que el cargo de notificación de la parte demandada no
retorna o la notificación fue devuelta por que no ubican el domicilio, lo que frustra la audiencia
única y obliga su reprogramación. ¿Cuál es la importancia de la audiencia única? Es una
reunión donde está presente el señor o señora juez, la persona demandante y el demandado, y
donde se busca fijar la pensión de alimentos de manera conciliada o, en su defecto, el juez la
fija dictando una sentencia.
Las reglas procesales para personas adultas en los procesos de conocimiento y abreviado, en
los que las pretensiones son patrimoniales y no de derechos fundamentales, una vez declarada
la rebeldía, el juez tiene que dictar la sentencia sin convocar a la audiencia. Del mismo modo,
en el proceso de alimentos, si los medios probatorios de la parte demandante y de la parte
demandada son solo documentos ya no se convoca audiencia y el juez tiene que dictar la
sentencia. Estas reglas procesales para adultos son más expeditivas, ¿Qué razón poderosa
hay para obligar a menores demandantes esperar a la audiencia única para recién allí dictar la
sentencia, si el demandado es rebelde y si todos los medios probatorios en el proceso son
documentales?
Ante la omisión del legislador sobre la rebeldía en el código, el juez moderno tiene que aplicar
las reglas del artículo 460 del Código Procesal Civil al proceso único de alimentos por
aplicación supletoria:
Pero además dicha regla procesal es más beneficiosa y más expeditiva que las reglas del
artículo 170 y 171 de Código de los Niños y Adolescentes, todo juez tiene que preferir aplicar
las normas que favorezcan a los niños y adolescentes, con las que se atienda mejor el
reconocimiento de sus derechos y para que estos sean vigentes y existenciales para las
autoridades y particulares, porque los niños y adolescentes tienen un interés o derecho
superior a los adultos.
Sin embargo, existen legisladores y jueces dogmáticos que hacen culto a la letra escrita,
exegéticos, que piensan que el proceso es más importante que el Derecho material, y para
dichos jueces no puede haber sentencia sin audiencia, como si el proceso civil fuera un
proceso oral, ¿Cómo son las audiencias únicas de alimentos? En la mayoría de procesos de
alimentos (98 %) no hay tachas ni excepciones. Ante el juez, las partes se echan la culpa, riñen
y discuten, no concilian y la labor del juez se frustra, se redacta un acta y dicta la sentencia,
pero para dictar esta no es necesario realizar la audiencia. Al ser los alimentos un tema de
derecho a la vida, no se necesita audiencia para que el juez fije la pensión respectiva, sino solo
que la parte demandada haya sido notificada con la demanda de alimentos. Tan fundamental
es el derecho a los alimentos que su proceso judicial también tiene que ser visto así, por lo que
debe ser expeditivo, rápido e inmediato. Y ello significa sacrificar la audiencia única y
desterrarla, porque hacerla significa, en los hechos, postergar la declaración de derechos de
niños y adolescentes.
Otro tema es la conciliación que se promueve como forma de solucionar temas de alimentos y
que propone el artículo 171 del Código de los Niños y Adolescentes:
“Artículo 171.- Actuación
Iniciada la audiencia se pueden promover tachas, excepciones o defensas previas que serán
absueltas por el demandante. Seguidamente, se actuarán los medios probatorios. No se
admitirá reconvención. Concluida su actuación, si el Juez encuentra infundadas las
excepciones o defensas previas, declarará saneado el proceso y seguidamente invocará a
las partes a resolver la situación del niño o adolescente conciliatoriamente (…)” (el
énfasis es agregado).
El proceso judicial es un conjunto de actos regulados realizados por el juez, las partes
procesales y terceros para dar solución a un conflicto de derechos o incertidumbres jurídicas. El
proceso judicial es un ritual público impuesto por el Estado para legitimar la decisión de los
jueces al resolver los conflictos jurídicos al cual es llamado por las partes. La decisión de un
juez vale y se acata si previamente se ha emitido dentro de un proceso judicial, este es el gran
mensaje del legislador como orden público. Pero hay que entender también que el proceso
judicial siempre es un vehículo donde se transporta el derecho preestatal. El proceso es el
instrumento social para legalizar la decisión de los jueces, que solo son válidas si existió
proceso judicial. Hay algunos procesos judiciales en los que el juez no necesita realizar la
audiencia y otros en los que sí pero, en caso de niños y adolescentes que tienen un interés
superior, ¿también tienen que someterse a un proceso judicial con audiencia?
Los doctrinarios del Derecho Procesal han comprendido y entendido que el proceso es siempre
un instrumento al servicio del Derecho Material: “Todas las características y las normas de que
se ha hablado en la parte precedente encuentran –es conveniente repetirlo– su fundamento en
el hecho de que el Derecho Procesal es un derecho instrumental; un instrumento que
debe adecuarse a la particular naturaleza del objeto (el derecho sustancial) respecto del cual
debe operar”14 (el énfasis es agregado). Es como la bicicleta o el automóvil, que le sirven al ser
humano, primero es este y después aquellos. Jamás el instrumento tendrá prioridad sobre el
ser humano, jamás el proceso judicial tendrá prioridad sobre el Derecho material. Podemos
sacrificar el instrumento cuando es perjudicial para el ser humano, un vehículo que emana
gases tóxicos al interior, donde están sentados el chofer y sus pasajeros es dañino para la vida
del ser humano, y el vehículo debe ser desechado. Del mismo modo, si el instrumento procesal
resulta perjudicial para el pleno ejercicio del Derecho material, entonces tiene que ser dejado
de lado para que reine e ilumine con toda su luz el derecho fundamental a los alimentos.
En la STC Exp. Nº 06648-2005-PA/TC ocurrió que se inició proceso de amparo por un tema de
pensiones contra la Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador que denegaba pensión
de jubilación al demandante. En primera instancia, se emite la Resolución Nº 1 que calificó la
demanda de improcedente argumentando que existe otra vía procesal igualmente satisfactoria
para reclamar lo demandado (la vía contenciosa administrativa). Presentado el recurso de
apelación, este se notifica al demandado y, en segunda instancia, la Sala Civil confirma la
improcedencia. Se presenta recurso de agravio constitucional y el Tribunal Constitucional,
como hace en otros procesos cuando va a resolver sobre la improcedencia de una demanda,
debía declarar la nulidad de la Resolución Nº 1 (que declaró improcedente la demanda de
amparo) y ordenar al juez recalificar la demanda, conforme al artículo 20 del Código Procesal
Constitucional15. Ello en razón de que estamos recién en etapa de presentación y calificación
de la demanda que, al no haberse admitido a trámite, aún no se notifica al demandado. Es
decir, la etapa del proceso es postulatoria, no estaba para dictarse sentencia porque aún no se
admitía a trámite la demanda y, además el recurso de agravio constitucional no se interpuso
contra una sentencia denegatoria pero, contra toda lógica y sentido común y contra el texto de
la norma indicada, al resolver el recurso de agravio, el Tribunal Constitucional dicta sentencia
para el caso concreto, sin esperar que la parte demandada presente su escrito de contestación,
argumentos de defensa ni medios probatorios, sin esperar que el demandado haga uso de su
derecho a deducir excepciones, tachas, etc. Entonces, es un caso en el que el demandado no
tuvo ninguna participación antes de la sentencia que emite el Tribunal Constitucional, pues no
conocía el texto de la demanda porque no se le notificó al no estar admitida a trámite.
Esta forma de proceder del Tribunal Constitucional no es arbitraria, si bien ha triturado el texto
del artículo 53 del Código Procesal Constitucional 16 porque no ha dado cumplimiento al rito del
proceso previsto, ya que está por encima, y es más importante que realizar el proceso, el
derecho fundamental a la pensión de jubilación, en tanto es uno de los contenidos del derecho
a la vida y es de naturaleza alimentaria, por lo que requiere de una atención inmediata, pronta y
célere cuando es indiscutible y cumple con los requisitos para que le sea otorgado el derecho a
percibir pensión de jubilación. No podemos estar esperando en notificar la demanda para que
el demandado lo conozca y, una vez notificado, este presente su contestación con tachas y
excepciones buscando alargar el trámite del proceso pero, mientras tanto, la vulneración del
derecho a la vida puede tornarse en irreparable. Del mismo modo, no podemos postergar la
declaración del derecho de niños y adolescentes a sus alimentos dando preferencia y
condicionando a la realización de la audiencia única.
X. CUIDADO CON LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
1. Caso analizado
El hecho judicial es que en un proceso de alimentos, que se tramita ante un juzgado de paz
letrado, una madre de familia demanda alimentos para su hija y el demandado contesta la
demanda. Se había convocado la audiencia única, pero a esta no asiste la madre demandante
y la juez aplica el artículo 203 del Código Procesal Civil para declarar la conclusión del proceso
por inasistencia de las partes. Esta decisión es apelada pero en segunda instancia se confirma
la resolución de conclusión del proceso por inasistencia, por lo que se recurre mediante el
proceso de amparo para nulificar dicha decisión judicial.
El Tribunal Constitucional fija como doctrina jurisprudencial el texto del artículo 170 del Código
de los Niños y Adolescentes, el cual que ordena a todos los jueces convocar a la audiencia
única:
“[L]os procesos de alimentos se tramitan según lo establecido por el Código de los Niños y
Adolescentes, mediante el proceso único, en el que está prevista la realización de la audiencia
única (tachas excepciones, defensas previas, medios de pruebas, saneamiento procesal
conciliación y sentencia) (…)”.
Pero discrepo de esa lectura. Como se logra leer de la propia sentencia, lo que hace el Tribunal
Constitucional es copiar el texto de la ley, no hace un análisis de la realidad de su aplicación en
cada despacho judicial. El Tribunal Constitucional no ha investigado la realidad del cómo está
funcionando la audiencia única que, como ya se dijo, significa postergar la declaración del
derecho del niño a sus alimentos, pues se programa dos meses o más después de contestada
la demanda, a pesar que los medios probatorios de la parte demandante y de la parte
demandada son solo documentos y no hay nada que actuar en la audiencia. Solo sirve para
que el juez y las partes se miren las caras y donde las partes discuten otra vez ante el juez sus
problemas familiares, sin lograr una conciliación.
Con el cuadro de arriba queda demostrado que el legislador ha creado un proceso de alimentos
perturbador, engorroso y desordenado. Los procesos patrimoniales, en los que no se ventilan
derechos fundamentales, son más ordenados, ágiles y rápidos que el proceso de alimentos. En
el proceso patrimonial se declaran derechos más rápido que en el proceso de alimentos, y ello
porque, ante la existencia de medios probatorios documentales, el proceso queda en estado de
dictar sentencia y, si se declara la rebeldía, inmediatamente se expide sentencia.
Pero en el proceso de alimentos, donde los demandantes son niños y adolescentes, cuando
todos los medios probatorios son documentos, el juez tiene que convocar a la audiencia porque
así lo manda el artículo 170 del Código de los Niños y Adolescentes y porque el Tribunal
Constitucional, en la STC Exp. Nº 04058-2012-PA/TC, no ha concluido que, a pesar de existir
los artículos 460 y 468 del Código Procesal Civil, se debe convocar a la audiencia única.
Entonces, el límite de la doctrina que establece el Tribunal Constitucional es aplicable a
procesos de alimentos donde no se hace una interpretación sistemática, recurriendo a los
artículos 460 y 468 del Código Procesal Civil.
No obstante, en los procesos de alimentos donde sí se aplica los artículos 460 y 468 del
Código Procesal Civil entonces ya no se aplica la doctrina del Tribunal Constitucional porque el
análisis es diferente al realizado por el Colegiado. La gran pregunta es: ¿cuál es la razón
poderosa para que el derecho fundamental a los alimentos requiera de audiencia cuando todos
los medios probatorios son documentos? La respuesta que tiene el propio Código de los Niños
y Adolescentes está en su artículo 171: “[Y], seguidamente, invocará a las partes a resolver la
situación del niño o adolescente conciliatoriamente”. Es decir, se promueve la conciliación
como un mecanismo procesal para resolver el tema de alimentos.
Está demostrado que las conciliaciones son insignificantes en el Poder Judicial con la muestra
del Segundo Juzgado de Paz Letrado de Carabayllo y como así ocurre en el resto de
despachos judiciales. Entonces, el porcentaje de procesos que se resuelven tras conciliaciones
es mínimo, mientras que la mayor parte de los procesos de alimentos se resuelven mediante el
dictado de la sentencia, en la que el juez, con su autoridad, fija la pensión de alimentos. Si las
conciliaciones judiciales fueran la mayor parte de los procesos judiciales, existiría necesidad de
hacer la audiencia única.
La realidad en el Poder Judicial sobre el tema de alimentos es que las conciliaciones son
mínimas y de porcentaje insignificante. Además, en los procesos de conocimiento, abreviados y
sumarísimos, también las conciliaciones fueron insignificantes y, por ello, ahora en estos
procesos ya no hay una audiencia de conciliación, incluso en la audiencia única del proceso
sumarísimo. Esta es la corriente moderna y ágil de los procesos judiciales, pero sucede lo
contrario en el proceso de alimentos, en el que se mantiene la vetusta y enmohecida
conciliación que es perjudicial para este y posterga la declaración del derecho a los alimentos.
Si el niño ya sufre antes de acudir al Poder Judicial por el abandono de su padre, una vez que
recurre a este mediante el proceso de alimentos, el niño sigue sufriendo porque no encuentra
un proceso ágil, moderno, eficaz y de atención pronta e inmediata. Esta realidad no puede
permanecer vigente, ni puede ser posible que existan jueces indolentes al dolor de niños y
adolescentes, que prefieran darle vida al rito procesal abstracto de la audiencia única como
mecanismo para dictar sentencia. Esta es una decisión antigua, no moderna, pues no es
adecuado tratar temas de derechos fundamentales –como el derecho a los alimentos– y
responder con un proceso de alimentos viejo, engorroso y desordenado. Lo que corresponde
es flexibilizar los rigores procesales para no aplicar los artículos 170 y 171 del Código de los
Niños y Adolescentes para que, una vez declarada la rebeldía del demandado, el juez de
alimentos dicte la sentencia, y cuando el demandado ha contestado la demanda y los medios
probatorios de la demanda y del demandado son documentales, el juez ya no necesite
convocar a la audiencia e inmediatamente dicta la sentencia declarando el derecho a los
alimentos. Hacer esto es adecuar el proceso al derecho fundamental a los alimentos ya que,
“en la eventualidad de un conflicto frente al presunto interés del adulto sobre el del niño,
prevalece el de este último; y es que parte de su esencia radica en la necesidad de defensa de
los derechos de quien no puede ejercerlos a plenitud por sí mismo y de quien, por la etapa de
desarrollo en que se encuentra, no puede oponer resistencia o responder ante un agravio a sus
derechos. Es en este sentido que el análisis de una controversia constitucional de los derechos
del niño debe realizarse a la luz del interés superior del niño y del adolescente (…)”20.
“En dicho contexto, conviene subrayar que el principio del interés superior del niño, comprende,
entre otras cosas, una actuación tuitiva por parte de los operadores jurisdiccionales, a quienes
corresponde la adecuación y flexibilización de las normas y la interpretación que de ellas se
realice, a fin de lograr la aplicación más favorable con el fin de dar solución a la controversia
reclamada, siendo de especial importancia este principio toda vez que se trata niños, niñas y
adolescentes, que tiene especial cuidado y prelación de sus intereses frente al Estado”21 (el
énfasis es agregado).
Conforme al alto tribunal el preferente interés superior del niño y adolescente es un principio
constitucional que permite entender y comprender que el derecho fundamental del niño y
adolescente es un derecho superior que está por encima de otros derechos de adultos.
El derecho fundamental del niño y adolescente tiene que atenderse permitiendo lograr que se
goce de este. Para ello no se debe aplicar de manera exegética el texto normativo, sino que
tiene que interpretarse este para lograr atender al niño y adolescente en su pretensión. Si el
texto normativo es rígido, el juez tiene que darle una interpretación lo más óptima posible y en
favor de los niños y adolescentes. Por ello, si ninguna de las partes asiste a la audiencia única,
es perjudicial y desconoce el derecho del niño si se resuelve dando por concluido el proceso, si
bien el artículo 203 del Código Procesal Civil se aplica también al proceso único, pero los niños
y adolescente tienen un derecho superior y privilegiado. Por ello no se le aplica dicho texto del
artículo 203 del Código Procesal Civil y lo que se hace es volver a convocar a la audiencia
única, aunque esta decisión de volver a convocar a la audiencia única es una decisión antigua,
vieja, tradicional, no es moderna, porque mediante ella se está postergando la declaración del
derecho del niño y adolescente. En su lugar, se tiene que prescindir de la audiencia única.
Hay que dejar de lado y enterrar el dogma de la necesidad de convocar a la audiencia única
para todos los procesos de alimentos, y en su lugar establecer como regla general que la
audiencia única no es necesaria, solo para casos excepcionales cuando se necesiten actuar
medios probatorios como son declaraciones de testigos, declaraciones de parte, exhibiciones,
pericias, inspecciones, etc.
Así, constatada la rebeldía del demandado o que los medios probatorios y de la parte
demandante son solo documentales, entonces el juez debe flexibilizar los rigores procesales
para prescindir de la audiencia única, sanear el proceso y dictar la sentencia de manera
inmediata. Este es la respuesta a los dogmáticos de la audiencia única en el proceso de
alimentos. No es más importante la audiencia única, sino el derecho fundamental de los niños y
adolescentes a los alimentos, podemos prescindir de la audiencia única y resolver fijando la
pensión de alimentos sin necesidad de la audiencia única, hacer esto es atender el sagrado
derecho fundamental a los alimentos. Claro, hay procesos de incremento de la pensión o de
exoneración, en los que ya existe una pensión de alimentos fijada, y en los que la audiencia
única puede ser aplicable porque ya está garantizada la pensión de alimentos.
Los padres son los primeros llamados por la Constitución para darles alimentos a sus hijos y
cuando no lo hacen, se arma todo el proceso judicial moroso y perjudicial que ya hemos
analizado. El demandado que tenga ingresos económicos es el obligado principal a garantizar
que en la casa no falte los comestibles, y otros bienes como son la vivienda, la ropa, la salud, la
educación, la recreación, etc., como está ya definido en el artículo 92 del Código de los Niños y
Adolescentes:
Lo anterior es concordante con la regulación que hace el artículo 472 del Código Civil, que
establece que “[s]e entiende por alimentos lo que es indispensable para el sustento, habitación,
vestido, educación, instrucción y capacitación para el trabajo, asistencia médica y psicológica y
recreación, según la situación y posibilidades de la familia. También los gastos del embarazo
de la madre desde la concepción hasta la etapa de postparto”. Esta norma solo recoge la
conducta de la naturaleza humana y, por sentido común, señala que todo lo necesario para los
niños y adolescentes es alimentos, no solo bienes comestibles, sino un universo de bienes,
servicios, comodidades que permitan al niño y adolescente una vida digna. “Lo que el
constituyente nos dice con su inclusión en el texto constitucional es que la vida a la que se
refiere el artículo 15 no es una pura realidad biológica, sino que es la vida de los individuos en
sociedad, que tiene como presupuesto la dignidad humana y la igualdad (…). La vida que se
protege constitucionalmente es, por tanto, la vida humanamente digna, la vida en cuanto
soporte para el ejercicio de todos los demás derechos fundamentales” 23. “En suma, [aunque]
patrimonial sea el objeto de la prestación, la obligación se encuentra conexionada con la
defensa de la vida del acreedor y el desarrollo de su personalidad”24.
CONCLUSIÓN
Luego de haber estudiado lo que ocurre en las audiencias únicas y de constatar que el trabajo
judicial en los procesos de alimentos resulta perjudicial a los derechos fundamentales de niños
y adolescentes (que son la población más vulnerable de nuestra sociedad), y tras comprobar
que las conciliaciones y las tachas y excepciones son insignificantes, solo podemos responder
aplicando la flexibilización de los rigores procesales y prescindiendo de la audiencia única en
los procesos de alimentos para casos en los que el demandado sea declarado rebelde, cuando
todos los medios probatorios son documentales. Así, el juez solo debe convocar a audiencia
única cuando haya necesidad de actuar pericias, declaraciones de partes, declaraciones
testimoniales, exhibiciones o cuando se presenten tachas y excepciones al contestar la
demanda.
____________________________________________
* Juez titular del Segundo Juzgado de Paz Letrado de Carabayllo de la Corte Superior de
Justicia de Lima Norte. Egresado de la Maestría en Derecho Civil y Comercial de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
1 Código Procesal Civil, artículo 124.- Plazos máximos para expedir resoluciones
En primera instancia, los decretos se expiden a los dos días de presentado el escrito que los
motiva y los autos dentro de cinco días hábiles computados desde la fecha en que el proceso
se encuentra expedito para ser resuelto, salvo disposición distinta de este Código. Las
sentencias se expedirán dentro del plazo máximo previsto en cada vía procedimental contados
desde la notificación de la resolución que declara al proceso expedito para ser resuelto. En
segunda instancia, los plazos se sujetarán a lo dispuesto en este Código. Los plazos en la
Corte Suprema se sujetan a lo dispuesto en este Código sobre el recurso de casación. El
retardo en la expedición de las resoluciones será sancionado disciplinariamente por el superior
jerárquico, sin perjuicio de las responsabilidades adicionales a las que hubiera lugar.
(…) 5. Dar cuenta al juez de los recursos y escritos a más tardar dentro del día siguiente de su
recepción, bajo responsabilidad”.
3 De allí surge otro tema: ¿cuánto dinero ha gastado la madre en esos larguísimos años del
proceso de alimentos? ¿No es mejor que todo ese dinero lo hubiera gastado en los alimentos
de sus hijos?
“(…) En los casos de hijos menores con indubitable relación familiar, el Juez deberá otorgar
medida de asignación anticipada, actuando de oficio (…)”.
“Concluido el proceso, sobre la base de la propuesta que formulen las partes, el secretario de
Juzgado practicará la liquidación de las pensiones devengadas y de los intereses computados
a partir del día siguiente de la notificación de la demanda (…)”.
Si el obligado, luego de haber sido notificado para la ejecución de sentencia firme, no cumple
con el pago de los alimentos, el Juez, a pedido de parte y previo requerimiento a la parte
demandada bajo apercibimiento expreso, remitirá copia certificada de la liquidación de las
pensiones devengadas y de las resoluciones respectivas al Fiscal Provincial Penal de Turno, a
fin de que proceda con arreglo a sus atribuciones.
7 Pero en la práctica fiscal, los fiscales exigen para proceder hacer la denuncia que antes se
haya notificado al demandado con el requerimiento de pago además del domicilio procesal en
su domicilio real.
La fecha fijada para la audiencia es inaplazable y se realizará en el local del juzgado. A ella
deberán concurrir personalmente las partes, los terceros legitimados y el representante del
Ministerio Público, en su caso. Las personas jurídicas y los incapaces comparecerán a través
de sus representantes legales. Las partes y terceros legitimados pueden concurrir con sus
abogados. Salvo disposición distinta de este Código, solo si prueba un hecho grave o
justificado que impida su presencia, el Juez autorizará a una parte a actuar mediante
representante. Si a la audiencia concurre una de las partes, esta se realizará solo con ella. Si
no concurren ambas partes, el Juez dará por concluido el proceso.
9 En el Segundo Juzgado de Paz Letrado de Carabayllo, considerando el derecho fundamental
a los alimentos como contenido del derecho a la vida, se ha prescindido de las audiencias
únicas, luego de constatar la rebeldía de la parte demandada y que todos los medios
probatorios son documentales, en los Expedientes Nºs 04220-2015-0-0905-JP-FC-02, 04580-
2015-0-0905-JP-FC-02, 03375-2015-0-0905-JP-FC-02, 03506-2015-0-0905-JP-FC-02, 00717-
2015-0-0905-JP-FC-02, 01172-2015-0-0905-JP-FC-02, 01822-2015-0-0905-JP-FC-02, 02730-
2015-0-0905-JP-FC-02, 02224-2015-0-0905-JP-FC-02, 03212-2015-0-0905-JP-FC-02, y se
sigue aplicando a todos los procesos de fijación de alimentos.
11 COUTURE, Eduardo J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. 4ª edición, BdeF, Buenos
Aires, 2005, p. 127.
16 “En la resolución que admite la demanda, el juez concederá al demandado el plazo de cinco
días para que conteste. Dentro de cinco días de contestada la demanda, o de vencido el plazo
para hacerlo, el juez expedirá sentencia, salvo que se haya formulado solicitud de informe oral,
en cuyo caso el plazo se computará a partir de la fecha de su realización. Si se presentan
excepciones, defensas previas o pedidos de nulidad del auto admisorio, el Juez dará traslado al
demandante por el plazo de dos días. Con la absolución o vencido el plazo para hacerlo,
quedan los autos expeditos para ser sentenciados”.
Expedido el auto de saneamiento procesal, las partes dentro del tercer día de notificadas
propondrán al Juez por escrito los puntos controvertidos. Vencido este plazo con o sin la
propuesta de las partes el Juez procederá a fijar los puntos controvertidos y la declaración de
admisión o rechazo, según sea el caso, de los medios probatorios ofrecidos.
Solo cuando la actuación de los medios probatorios admitidos lo requiera, el Juez señalará día
y hora para la realización de la Audiencia de Pruebas. La decisión por la que se ordena la
realización de esta audiencia o se prescinde de ella es impugnable sin efecto suspensivo y con
la calidad de diferida. Al prescindir de esta Audiencia el Juez procederá al juzgamiento
anticipado, sin perjuicio del derecho de las partes a solicitar la realización de informe oral”.
23 PÉREZ ROYO, Javier. Curso de Derecho Constitucional. 13ª edición, Ediciones Jurídicas y
Sociales, Madrid, 2012, pp. 241 y 242.
24 DÍEZ-PICAZO, Luis y GULLÓN, Antonio. Sistema de Derecho Civil. Vol. IV, 7ª edición,
Tecnos, Madrid, 1997, p 49.