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En 1918 viaja como delegado estudiantil a La Paz (Bolivia) y al año siguiente a Buenos Aires
(Argentina), donde se involucra con las ideas de la Reforma Universitaria. Fue fundador de diversas
revistas de literatura, como Alma Latina. En 1919 fue parte del movimiento que propuso la Reforma
Universitaria en la de San Marcos inspirado en el "Grito de Córdoba" de 1918. Fue uno de los más
entusiastas y dinámicos jóvenes que impulsaron y fundaron el Conversatorio Universitario junto a
Jorge Guillermo Leguía, Luis Alberto Sánchez, Ricardo Vegas García, Manuel Abastos, Guillermo
Luna Cartland y Carlos Moreyra Paz Soldán, entre otros jóvenes intelectuales de la época, una
agrupación destinada a congregar a los investigadores del tema de la independencia del Perú, de
donde el nombre de Generación del Centenario con que se conoce desde entonces a los estudiosos
pertenecientes a la generación de Porras.
Diplomático de carrera, fue el fundador y primer director del Archivo de Límites de la Cancillería.
Entre 1936 y 1938 fue Ministro Plenipotenciario ante la Sociedad de las Naciones, que más tarde
evolucionaría en la Organización de las Naciones Unidas. Posteriormente se desempeñó como
Embajador en España, llegando a culminar su carrera como Ministro de Relaciones Exteriores,
cargo que ejerció entre 1958 hasta pocas semanas antes de su fallecimiento en 1960. En 1933 fue
consejero de la delegación peruana en las conferencias para el Caso de Leticia, en Río de Janeiro.
En 1934 se trasladó a España, en donde se dedicó a la investigación historiográfica en archivos y
bibliotecas, especialmente en el Archivo de Indias y el Archivo Histórico Nacional. Al año siguiente
fue nombrado delegado en el XXVI Congreso de Americanistas, en Sevilla. Como político, fue
elegido en 1956 Senador por Lima llegando a ocupar la presidencia de la Cámara Alta del
parlamento nacional. Es memorable su actuación principista y su discurso en la reunión de
cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) el 23 de agosto de 1960, en el que
rechazó la exclusión y bloqueo de Cuba contraviniendo la orden presidencial. Cuando regresó a
Lima, nadie fue a recibirlo como correspondía a su investidura de Canciller de la República, Porras
presentó su renuncia al cargo adelantándose a su destitución, ya que fue en contra de los intereses
del Gobierno de Manuel Prado Ugarteche y de su alianza con el imperialismo norteamericano.
Entre sus obras están los numerosos libros que Porras nos ha legado para la posteridad. Allí están
sus Crónicas perdidas, presuntas y olvidadas sobre la conquista del Perú, Mito, tradición e historia
INSTITUCIÓN EDUCATIVA “RAÚL PORRAS BARRENECHEA”
del Perú, Fuentes históricas peruanas, este último mereció el premio nacional otorgado a los
estudios históricos. Otra de las obras importantes de nuestro personaje es El Inca Garcilaso en
Montilla que aportó una valiosa información documental para esclarecer un extenso lapso de vida
del autor de Los Comentarios Reales.
Aun hoy hay intelectuales que fueron sus alumnos en la década de los años 50. El escritor Mario
Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique, o el historiador Pablo Macera, se cuentan entre aquellas
personalidades de la cultura y el arte peruano que todavía pueden dar testimonio de sus clases
magistrales en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la que se formó como filósofo y
donde ejerció como docente de literatura. Sin embargo, para la gran mayoría de peruanos modernos
es una persona totalmente desconocida, que perteneció a un mundo hoy muerto, el mundo del
pasado. Quizás ni siquiera lo reconozcan cuando revisan los billetes de 20 soles que a diario
intercambian para sus compras y actividades. Ni se imaginan que fue él quien escribiera la frase “el
río, el puente y la alameda”, que luego Chabuca Granda utilizó en el conocido vals “La flor de la
canela”, que se incluye en la famosa Antología de Lima.
En abril de 1958 la casa del historiador y diplomático Raúl Porras Barrenechea, fue sede de gobierno
por única vez. El Dr. Manuel Prado Ugarteche, presidente de la república, encabeza la comitiva que
visita al Dr. Raúl Porras Barrenechea, quien se encontraba mal de salud, para que juramentase al
cargo de Ministro de Relaciones Exteriores. Un acto así nunca más se volvió a repetir en la historia.
Raúl Porras es una leyenda en la historia de nuestro país, pues dijo la verdad en el parlamento y
en la ONU sobre lo que pensaba, siendo justo y correcto con sus ideales de libertad y del amor al
Perú.
Referencias: