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EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO

Y SU ABASTECIMIENTO EN ÉPOCA ALTOIMPERIAL

por

SABINO PEREA YÉBENES


Universidad de Murcia

RESUMEN

Se estudian los documentos que hacen referencia al uso de la sal entre los soldados. Se proponen dis-
tintas utilidades: para la dieta, para la conservación de alimentos, principalmente, pero también se propo-
ne un uso terapéutico. Por otra parte, tras el análisis de inscripciones y de algunos papiros, se analiza la
importancia que la sal tenía como parte del sueldo de los soldados en época imperial. También, a través de
la epigrafía, se analiza el papel de los negotiatores salinarum y los conductores, evaluando su importancia
como proveedores y abastecedores de sal u otros alimentos para el ejército.

ABSTRACT

This paper studied the documents that refer to the use of the salt among the soldiers: for the diet, for
the food conservation, principally, but also one proposes a therapeutic use. On the other hand, after the
analysis of inscriptions and papyruses, there is analyzed the importance that the salt took as a report of the
salary of the soldiers in imperial epoch; also is analyzed the role of the negotiatores salinarum and the con-
ductores, merchants of salt and drivers (documented by the inscriptions), evaluating his importance as sup-
pliers of salt or other food for the army.

SAL PARA LOS SOLDADOS, ¿PARA QUÉ?

No son muchas las noticias que nos informan acerca del uso de la sal en la dieta del soldado
romano, aunque son suficientes, y nos permiten establecer con claridad que formaba parte del
cibus castrensis, “la ración de dieta del soldado en el campamento”, “el rancho”. La sal permane-
ció a lo largo del tiempo en la dieta militar. Y es su principal función, aunque tampoco se pue-
den descartar otros usos, de lo que voy a proponer algunos aquí.
346 SABINO PEREA YÉBENES

La dieta

Dos excelentes estudiosos del ejército romano, Roy W. Davies1 en 1971 y John Philip Roth2
en 1999, han tratado específicamente el tema de la dieta del soldado, de la que nos informan
fuentes literarias, papiros, ostraca, y la legislación romana. El conjunto de alimentos que forman
la dieta militar se conoce como cibaria (pl.) o cibus castrensis. Algunos documentos citan al ciba-
riator3, esto es, el dispensador de la ración diaria a los soldados. Cuál era el alimento principal
varía dependiendo de las zonas y de las épocas, aunque hay una dieta-tipo coincidente en líneas
generales. En la base alimentaria son los cereales4, el vino y el aceite5, con sus distintas variedades
y calidades, así como la carne. La producción y transporte de estos productos destinados al ejér-
cito constituyen verdaderos motores económicos para el imperio, y las vías de difusión y aprovi-
sionamiento están bien estudiadas a partir de la epigrafía anforaria6.
La composición de cibus castrensis, el rancho, se percibe en la siguiente tabla, no exhaustiva7,
de fuentes relativas a la dieta del soldado:

Datación Referencia Productos

151 a. C. App., Iber. 54 (§227) vino, sal, vinagre, aceite; trigo, cebada, carne de caza, venado,
liebre (oiãnou ga\r ou)k oÃntoj ou)d' a(lw½n ou)d' oÃcouj ou)d'
e)lai¿ou purou\j kaiì kriqa\j kaiì e)la/fwn kre/a polla\
kaiì lagww½n xwriìj a(lw½n e(yo/mena)

54 a. C. Plut. Crass. XIX, 6 lentejas y tortas de pan 8

162 ó 194 SB 6970 = Fink nº 78 lentejas, sal, vinagre


(nº 15)9

1
R. W. Davies, “The Roman Military Diet”, Britannia 2, 1971, 122-142, trabajo reed. en: R. W. Davies, Service in the
Roman Army, (D. Breeze, V. Maxfield, eds.), Edinburgh, 1989, cap. IX.
2
J. P. Roth, The Logistics of the Roman Army at War (264 B.C. – A.D. 235), Leiden, Boston y Köln, 1999.
3
SB 6967 (ver más adelante la nota 9).
4
Para la época republicana: A. Labisch, Frumentum conmmeatusque. Die Nahrungsmittelversorgung der Heere Caesar, Mai-
senheim, 1975; P. Erdkamp, Hunger and the Sword. Warfare and Food Supply in Roman Republican Wars (264-30 B.C.), Ams-
terdam, 1998. Estas obras se complementan, para la época imperial con las siguientes referencias fundamentales (la segunda
de las cuales recoge la toda la bibliografía anterior): J. P. Adams, Logistic of the Roman Imperial Army: Major Campaigns on the
Eastern Frontier Front in the First Three Centuries A.D., Ann Arbor, 1976; Roth, cit (n. 2).
5
J. Remesal Rodríguez, La annona militaris y la exportación del aceite bético a Germania, Madrid ,1986 (obra actualiza-
da en su edición alemana: Heerezversorgung und die wirtschafliche Beziehungen zwischen der Baetica und Germanien, Stuttgart,
1997).
6
Remesal Rodríguez, cit (n. 5) passim.
7
A lo largo de este estudio doy más referencias sobre la sal en documentos o contextos militares.
8
Plutarco nos dice que estando el ejército de Craso en Zeugma (Parthia), en su desastrosa campaña del año 54 a. C.,
recibió un mal presagio tras haber repartido la ración habitual a sus soldados, de lentejas y tortas. El reparto de estos alimen-
tos, que a decir el propio Plutarco en este paso, eran “alimentos funerarios” para los romanos, se esgrime como argumento de
mala suerte y presagio de derrota. Plut. Crass. XIX, 6: pro\j de\ tou/toij sune/pese meta\ th\n diabasin
metroume/noij ta\ e)pith/deia toiÍj stratiw¯taij prw½ton pa/ntwn doqh=nai fakou\j kaiì ma/zan, aÁ
nomi¿zousi ¸RwmaiÍoi pe/nqima kaiì proti¿qentai toiÍj nekusi¿oij.
9
SB 6967 = S. Daris, Documenti per la storia dell’essercito romano in Egitto, Milano, 1964, n. 44 = R. O. Fink, Roman
Military Records on Papyrus, Cleveland, 1971, 311, n. 78. El texto se fecha el día 29 de diciembre del 162 ó 194, según Fink,
cit (n. 9), 317; y la traducción del texto completo según este editor (p. 331), es la siguiente: “Priscus Paulus, jinete, de la turma
Herminius, a Apollos, cibariator. He recibido de tu parte por la ración de lentejas, sal y vinagre 4 denarios, 8 óbolos. Año 3,
(día) 3 (del mes) Tybi. Escribo (?)”.
EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 347

ca. 122- H.A. vita Hadr. X, 2 tocino salado, queso, agua mezclada con vinagre (cibis etiam
123 castrensibus... hoc est larido, caseo et posca)

ca. 259- H.A. Trig. Tyr. trigo, vino y tocino salado (Iam vinum, laridum, iam ceterae
260 XVIII (Balista), 6-9 species)

s. IV Veget. Epit. III, 3, trigo, vinagre, vino, sal (Frumenti vero et aceti vel vini nec non
9-10 etiam salis)10

360 Cod. Theod. VII, 4, 6 galleta o pan, tocino salado (de cerdo) o carne de oveja, vino o
(lege data. XVI kal. vinagre. (Repetita consuetudo monstravit expeditionis tempore
iun. Hierapoli Cons- buccellatum ac panem, vinum quoque atque acetum, sed et
tantio X et Iuliano c. laridum, carnem verbecinam etiam, milites nostros ita solere
III conss. (360 mai. percipere: biduo buccellatum, tertio die panem; uno die vinum,
17) = Cod. Iust. II, 37 alio die acetum; uno die laridum, biduo carnem verbecinam)11
(39)

El ejército romano se nutría de una dieta12 basada en:


a) grano, trigo, frumentum13; y derivados: galleta y pan14;
b) carne y tocino de cerdo salada (laridum)15;
c) carne fresca, eventualmente: caza16 o carne sacrificial17;
10
Sobre la importancia de tener sal durante los asedios, Veget, Epit. IV, 11.
11
Cfr. Sobre la regulación del tocino para los soldados: Cod. Teod. VII, 4,2: Imp. Constantius a. ad Taurum. Cum mili-
tibus per Africam constitutis laridum vel recens forsitan caro deinceps erogabitur, ungulas orisque tantummodo summitatem praeci-
di amputarique praecipimus, ne porcina integra separetur, sed erogationi proficiat annonariae. Dat. VIII id. april. Arbitione et
Lolliano conss. (355 apr. 6).
Sobre la regulación del aprovisionamiento de vino al ejército: Cod. Teod. VII, 4,25: Idem aa. Eutychiano praefecto praeto-
rio. Quoniam clementia nostra poscenti epifanis ordini consensit, ut novembri mense novellum vinum militi praeberetur, propterea
quod veteris dispendiosa videtur erogatio, illustris auctoritas tua per omnes provincias cunctis numeris ac militibus a novembri mense
de novello vino annonam dari disponat. Dat. X kal. iun. Constantinopoli Honorio a. IIII et Eutychiano V. conss. (398 mai. 23).
12
Para las proporciones de cada alimento, remito a Roth, cit (n. 2), 43.
13
El consumo de cereales para el consumo del ejército movía a un gran aparato logístico. Pensemos que una legión con-
sume al año 2.032.000 kilos de trigo; y que los caballos de un ala consumen 635.000 kilos al año. (Davies, cit. (n. 1, 2), 52
y 187 ss.; Roth, cit. (n. 2), 18-24). Un soldado consume al día aproximadamente entre 1 y 1, 5 kilos de alimentos. El 85-
90% de esa dieta lo constituye el grano, consumido principalmente en pan o bizcocho (Roth, cit. (n. 2), 43).
14
Un ostracon de Egipto (de época de Tiberio, 15-36 d. C.) se refiere a la sal que se añadía a la masa de la cocción del
pan militar. C. E. P. Adams, “Supplying the Roman Army: O.Petr. 245”, ZPE 109, 1995, 119-124, citado en p. 124, n. 30).
O.Petr. = “Ostraca in Prof. W.M. Flinders Petrie’s Collection at University College, London”, J. G. Tait (ed.), Greek Ostraca
in the Bodleian Library at Oxford and Various Other Collections, London, 1930, n. 245: Ga/ioj ¹Iou/lioj LongiÍnoj {lon-
geinou} stratiw¯t( hjŸspei¿rh(jŸ | Ni¿grou Kame?rhsianh=j Filosta/twi | Panh=toj d?i?a ( Ÿ
\ Ka/storoj
E
¹ pwnu/xou x?a?i( r ¿ einŸ| eÃ?x?w? para\ sou= {pa?r esou} e)n A ¹ po/llw(nojŸ U ¸ dreu/ma ( tiŸ puro?[u=] | dh?mo?s?io¿ u go/mon
eÀna g( i¿netaiŸ g(om / ojŸ p ( urou=Ÿ a
( r) ta/baiŸ | l?og / ?o?u? Mesorh\i a)po\ go/mwn tria/- | konta pe/nte hÀmisu {hmu-
sou} tri¿tou. | (eÃtoujŸ! Tiberi¿ou Kai¿saroj Seba?s?t?ou e)pagome/nwn.
15
Roth, cit. (n. 2), 29-30.
16
App. Iber. 54. Para más casos, Roth, cit (n. 2), 30.
17
El P.Dura 54 (el Feriale Duranum) prescribe en el calendario militar la celebración de muchos sacrificios a lo largo del
año, sacrificios de ganado bovino, cuya carne fresca era consumida por los soldados tras la ceremonia. Entre enero y septiem-
bre hay 27 ceremonias sacrificiales: 3 Enero (varias reses mayores, toros o terneras); 7 Enero (varias reses mayores, toros o ter-
neras); 24 (un buey), 28 enero (un buey); 4 febrero (un buey); 1 marzo (un buey); 7 marzo (dos bueyes); 13 marzo (varios
bueyes); 14 marzo (un buey); 4 abril (un buey); 9 abril (un buey); 11 abril (un buey); 21 abril (un buey); 26 abril (un buey);
12 mayo (un buey); 26 junio (un buey); 10 julio (un buey); 12 julio (un buey); 23 julio (sacrificio indeterminado; papiro
corrupto aquí); 1 agosto (dos bueyes); 5 agosto (una ternera), 14-30 agosto (varias reses); 31 agosto (un buey); 18 septiem-
bre (dos bueyes); 23 septiembre (un buey). Por tanto este aporte de carne fresca, de forma casi regular, era importante en la
dieta de la unidad auxiliar romana de Dura Europos, la cohors XX Palmyrenorum. Sobre este importante documento: R. O.
Fink, A. S. Hoey & F. W. Snyder, “The Feriale Duranum”, Yale Classical Studies 7, 1940, 1-222; A. D. Nock, “The Roman
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d) vegetales: principalmente lentejas (lentes) y habas (fabae)18;


e) queso (caseus)19;
f ) sal20;
g) vinagre (vino agrio) (acetum);
h) aceite de oliva21 (oleum);
i) agua, vino (vinum) o cerveza22.

La sal se utilizaría no sólo como condimento23, para realzar el sabor de las comidas24, sino
también como conservante, para hacer más duraderos el pescado o la carne maceradas (salgama,
salsamentum), y en especial al laridum (pata o paletilla de cerdo, veteada de carne y tocino, con-
venientemente salado y secado), que un soldado llevaba en una larga marcha durante muchos días
en su saco de provisiones. Según Flavio Josefo un soldado “en marcha” debía proveerse de alimen-
tos para, al menos, tres días25. Los romanos sabían –como saben también los estrategas de los
modernos ejércitos– que la administración de una pequeña cantidad de sal (estimada en unos 5
gramos al día) hace retener el agua ingerida, y sudar menos, en días de calor extremo26.
Resulta interesante el hecho de que Vegecio, en su “manual” Sobre el arte de la guerra roma-
na cite expressis verbis la sal entre los productos imprescindibles de que debía proveerse un ejérci-
to en armas, en el que la alimentación es fundamental. Así, en Epit. rei mil. III, 3, 9-10 leemos:
Hieme lignorum et pabuli, aestate aquarum vitanda est difficultas. Frumenti vero et aceti vel vini nec
non etiam salis omni tempore necessitas declinanda.27

“En invierno hay que evitar la carestía de madera y forraje, y en verano la de agua. Pero las nece-
sidades de trigo, de vino agrio y no menos la de sal hay que tenerlas cubiertas en todo momento”.28
Vista la enumeración de productos alimenticios citados por Vegecio, cabe pensar que la fuen-
te, o una de las posibles fuentes “antiguas” consultadas por el epitomista sea Apiano, en cuya Ibé-
rica, 54 (§227), también se indica la necesidad del consumo de sal para los soldados. El relato se
sitúa en las guerras mantenidas por Roma, y su general Lúculo, en el noroeste hispano. El ejérci-
to de Lúculo marchó con su ejército hasta Intercatia (actual Villalpando, en la provincia de Zamo-
ra), donde se había reunido unos 20000 mil soldados de infantería y 2000 jinetes que habían

Army and the Roman Religious Year”, Harvard Theol. Rev. 45, 1952, 187-252; R. O. Fink, Roman Military Records on Papy-
rus, nº 117; S. Perea Yébenes, Entre Occidente y Oriente. Temas de Historia romana: aspectos religiosos, Madrid, 2001, cap. 17,
titulado “Heliogábalo, Severo Alejandro y la fiesta de Vesta en el Calendario militar de Dura Europos”, anexo Feriale Dura-
num, edición y traducción (pp. 361-366).
También cabe recordar otros textos en que se dice que se repartió entre los soldados la carne del sacrifico. Cito dos
momentos tan significativos como los prolegómenos de la batalla de Filipos, en octubre del año 42 a.C. (Plut. Brut. 39, 1),
y la toma de Jerusalén en el verano del año 70 (Fl. Jos. Bell. Iud. VII, 16-17).
18
Roth, cit. (n. 2), 33-34.
19
Roth, cit. (n. 2), 34.
20
Roth, cit. (n. 2), 40-41. En el presenta trabajo damos más referencias documentales.
21
Roth, cit. (n. 2), 35.
22
Roth, cit. (n. 2), 35-40.
23
Condimentum, como aditivo de las comidas, particularmente destinados a abrir el apetito.
24
Sobre lo cual nos informa ampliamente, en general, Plinio el Viejo, N.H. XXXI, 87-88.
25
Fl.Jos. Bell. Iud. III, 95.
26
Roth, cit. (n. 2), 40-41.
27
Edidit C. Lang, Flavii Vegetii Renati Epitoma rei militaris, Leipzig, Teubner, 1885; 1885=repr. anast. 1967.
28
Traducción de A. R. Menéndez Argüín, Flavio Vegecio Renato: El arte de la guerra romana, Madrid, 2005.
EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 349

escapado de la matanza de Cauca unos días antes. Lúculo se mostró hostil hacia ellos, a pesar del
deseo de los indígenas hispanos de dialogar. Asedió la ciudad de Intercatia, cavando trincheras e
incitándoles a la lucha. Los adversarios no les respondían más que con eventuales lanzamientos
de proyectiles. Al llegar la noche los romanos se atemorizaron sobremanera porque los jinetes bár-
baros corrían por los alrededores del campamento lanzado gritos y provocando alborotos, por lo
cual
“… un extraño temor invadió a los romanos. A ello se añadía el cansancio por la falta de sueño a
causa de la guardia y la falta de costumbre de la comida del país. No tenían vino, sal, vinagre, ni aceite
y, al comer trigo, cebada, gran cantidad de carne de venado y de liebre cocida y sin sal, enfermaban del
vientre y muchos incluso morían. Finalmente cuando estuvo completado el muro de asalto y, golpe-
ando las murallas de los enemigos, consiguieron echar abajo una parte, penetraron a la carrera en la
ciudad”.29
Apiano se refiere a la falta de alimentos “habituales” en la dieta del soldado romano, motivo
por el que debían echar mano de los alimentos silvestres de los bárbaros hispanos, la carne de
venado y de liebre en particular, en la que era abundante el país30. Y añade el detalle interesante
de que la falta de ingesta de sal con estos alimentos hacía enfermar a los soldados de disentería.
Estas dos fechas (153 a.C. en el texto de Apiano, y el texto de Vegecio, del siglo IV-V d.C.) Nos
proporciona un amplio espectro temporal en el uso de la sal en el ejército.
Todo ejército que prevee un largo asedio debía hacer acopio de una cantidad grande, suficien-
te, de sal. Así lo leemos en el relato cesariano del Bellum Civile, donde se cuentan los movimien-
tos del legado de César, Curión, que estaba en el norte de África, asediando Utica, partidaria de
los seguidores de Pompeyo Magno. A los pocos días se vio obligado a levantar el campamento, y
marchó a otro, al “campamento Cornelio”(así llamado porque fue levantado en época de la
Segunda Guerra Púnica por el procónsul P. Cornelio Escipión), situado a media docena de kiló-
metros al este de la ciudad. Enseguida hizo transportar allí madera y provisiones de trigo. Las
razones, estratégicas, nos las proporciona el relato cesariano: “El campamento era muy apropia-
do para sostener una guerra, por sus condiciones naturales, por las obras de fortificación efectua-
das en el lugar, por la proximidad del mar y por la abundancia de agua y de sal, de la que se había
reunido una gran cantidad que se había traído de las salinas próximas”31.
La importancia de sal para la supervivencia de los asediados tiene otro ejemplo en el año 43
a.C. en el asedio del ejército de Marco Antonio a la ciudad de Mutina. Frontino32 recuerda la
“estratagema” del cesariano Aulo Hircio consistente en colocar jarros de sal y pellejos (de vino o
29
Traducción de A. Sancho Royo, Apiano: Historia romana, I, Madrid, Gredos, 1980. Cfr. J .S. Richardson, Appian.
Wars of the Romans in Iberia, Warminster, 2000, 60-61 para edición y traducción del fragmento citado; y p. 154 para un breve
comentario. El texto griego dice: oÀqen o( fo/boj hÅn toiÍj ¸Rwmai¿oij poiki¿loj. eÃkamnon de\ kaiì tv= fulakv= di’
a)grupni¿an kaiì a)h/qeian trofw½n e)pixwri¿wn: oiãnou ga\r ou)k oÃntoj ou)d’ a(lw½n ou)d’ oÃcouj ou)d’ e)lai¿ou
purou\j kaiì kriqa\j kaiì e)la/fwn kre/a polla\ kaiì lagww½n xwriìj a(lw½n e(yo/mena sitou/menoi
katerrh/gnunto ta\j gaste/raj, kaiì polloiì kaiì a)pw¯llunto, me/xri pote\ to\ xw½ma h)ge/rqh kaiì ta\ tei¿xh
tw½n polemi¿wn tu/ptontej mhxanaiÍj me/roj me/n ti kate/balon kaiì e)se/dramon e)j th\n po/lin: (Edidit P.
Viereck & A.G. Roos, E. Gabba, Appiani historia Romana, vol. 1. Leipzig:, Teubner, 1939, repr. 1962).
30
A algunos de estos productos se refiere también Estrabón (Geogr., III, 3, 7): carne de cabra, cerveza, vino, mantequi-
lla y aceite de oliva.
31
Castra erant ad bellum ducendum aptissima natura loci et munitione et maris propinquitate et aquae et salis copia, cuius
magna vis iam ex proximis erat salinis eo congesta (Caes. B.Civ. II, 37, 5). Sobre este episodio bélico ver también: Livio, per.
110, 6; Cass. Dio XLI 41, 4.
32
Front. Strat. III, 14, 3: Hirtius Mutinensibus obsessis ab Antonio salem, quo maxime indigebant, cupis conditum per
amnem Scultennam intromisit.
350 SABINO PEREA YÉBENES

vinagre) en la corriente del río Scultena que penetraba en la ciudad, proporcionando así a los
sitiados alimentos/elementos básicos para la supervivencia.
J.P. Roth33 recuerda un episodio bélico significativo en relación con la importancia que tenía
la sal durante un largo asedio. Los hechos se sitúan en el año 35 a.C. durante las guerras de Octa-
viano (Augusto) en Panonia. Apiano cuenta las dificultades con que se encontró Augusto en la
zona de los Alpes, donde varios pueblos, que controlaban los angostos pasos montañosos, lucha-
ban por su independencia. El general romano Veto “cayó sobre ellos por sorpresa, ocupando los
pasos, valiéndose de estratagemas, y los sitió durante dos años, de modo que, faltos de sal, produc-
to que usaban en abundancia (oiá de\ a(lw½n a)pori¿#, wÒn ei¹si ma/lista e)n xrei¿#, frou-
ra\j e)de/canto), acabaron por aceptar guarniciones. Sin embargo, nada más retirarse Veto, las
expulsaron y, tras apoderarse de nuevo del control de los pasos montañosos, se burlaban repeti-
damente de las tropas que Augusto había enviado contra ellos y que fueron incapaces de realizar
alguna acción importante. Por lo cual, Augusto, que tenía la tención puesta en la guerra contra
Antonio, pactó con ellos dejarlos independientes y sin castigo por lo que habían hecho a Veto.
Pero éstos no se fiaron del pacto y, después de haber hecho gran acopio de sal (aÀlaj pollou\j
e)sw¯reuon), realizaron incursiones en territorio romano hasta que Mesala Corvino, enviado
contra ellos, los redujo por hambre”34 .
Colofón de estos episodios es el texto de Vegecio, que en su compendio sobre el arte de la
guerra resume así la importancia de la sal durante el asedio y la forma de proveerse de ella:
“Si la ciudad estuviera junto al mar y faltase sal, se vierte en canales y otros recipientes abiertos
agua marina, que debido al calor del sol se endurece en sal. Pero si el enemigo lo impide desde el mar,
como suele suceder, a veces se recoge y se lava con agua dulce la arena, que movida por el viento ha
estado en contacto con el mar, de forma que una vez secada al sol se convierte finalmente en sal…”
(Veget. Epit. IV, 11)35

Remedio terapéutico

Los beneficios de la sal en la medicina están bien contrastados, en los tiempos antiguos y ahora.
Es especialmente eficaz contra algunas enfermedades de la piel, siendo un excelente cicatrizante y des-
infectante, amortigua (o incluso cura) las mordeduras de las serpientes36, de las escolopendras y escor-
piones; hace desaparecer las verrugas (por su carácter corrosivo y astringente) y otras irritaciones cutá-
neas, fortalece las encías y blanquea los dientes, es buena en emplasto para los dolores de tendones,
para la gota y la hidropesía. En estas cataplasmas la sal era mezclada, en distinta proporción, con otras
sustancias, como el aceite, la grasa animal, la miel, la harina, el vino y el vinagre. Se decía que la sal
absorbía el sudor y el calor de la fiebre y que mitigaba el flujo flemático. También es buena para las
afecciones oculares, bien humedecida o disuelta en agua y aplicada como colirio, etc37. La sal de His-
33
Roth, cit. (n. 2), 41.
34
App. Illir. 17.
35
Maritima sit ciuitas et sales defuerint, liquor ex mari sumptus per alueos aliaque patula uasa diffunditur, qui calore solis
duratur in salem. Quod si hostis ab unda prohibeat, nam hoc accidit, harenas, quas excitatum uento mare superfuderat, aliquando
colligunt et dulci aqua eluunt, quae sole siccata nihilominus mutatur in sales.
36
La eficacia de sal para curar las mordeduras de las serpientes está documentada en Plin. N.H. XXXI, 98. Celso (V, 27,
5) prescribe también remedios, cremas o emplastos, a base de sal y miel, nepta cum sale contrita melle adiecto. Parecida receta
da Dioscórides V, 109, 4: sal, con orégano, miel y hierba hisopo.
37
Plin. N.H. XXXI, 98-105, con descripción detallada de todos los usos terapéuticos de la sal, sola o mezclada con otros
productos alimenticios, que también llevaban los soldados como la harina y el vino.
EL USO DE lA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 351

pania, era, a decir de Plinio el Viejo, la mejor para el uso médic038 , y elemento importante, según
Vegecio, en los colirios aplicados a las enfermedades oculares de los animales39 . Su consumo entre los
soldados previene la disentería (diarrea e infecciones intestinales)40. La sal es, por tanto, una panacea
médica, un recurso médico de primera mano para los soldados.
Observemos que las fuentes mencionan la sal siempre junto a otros dos productos primarios
que llevaba el soldado: el vinagre y el aceite. La mezcla de dos, o tres, de estos elementos se usan
en medicina. Plinio aporta una buena cantidad de remedios con esta mixtura41 .
Cabe añadir una aplicación interesante de la sal, que mezclada con vino (otro alimento bási-
co del soldado), "expulsa las distintas clases de tenias sin perjudicar", emollit et alvum vino mixto
innoxie et taeniarum genera in vino potus (Plin. N.H. XXXI, 103), Y por extensión limpia el vien-
tre de parásitos42 . Todos estas aplicaciones medicinales de la sal valen para el soldado.
También se emplea la sal en medicina veterinaria contra la sarna de los carneros y bueyes43 . Mez-
clada o añadida a los alimentos hace que los animales den una leche más sabrosa44 • Vegecio se
refiere a las muchos propiedades curativas de la sal en la medicina veterinaria, refiriendose a varie-
dades de sal de distintas procedencias y propiedades45 , así como de la salmuera46 .

Complemento en especie de la paga

Como afirma J.-M. Carrié, "para el Alto Imperio había que tener en cuenta algunas gratifi-
caciones menores, de las que las fuentes literarias hablan poco, pero que unas con otras acababan
de redondear la soldada: asignaciones para la sal (salgamum), para los clavos de las sandalias (cla-
varium) y para las comidas rituales (epulum) en las que el calendario militar era pródigo"47. Esta

38 Plin. NH. XXXI, 100.


39 Vegeto Mulomed. III, 27, 5; N, 22, l.
40 App., Iber. 54 (§227).
41 "La sal mezclada con vinagre, cura las mordeduras de las escolopendras". Contra scolopendras ex aeeto potus (Plin. NH
XXXI, 98). "Contra la picadura del escorpión, mezclada con una cuarta parte de semilla de lino y aceite o vinagre". Adver-
sus scorpionem ictus cum quarta parte lini seminis et oleo vel aeeto (Plin. NH XXXI, 98). "La sal, mezclada con aceite y vina-
gre esuena para remediar la inflamación de las anginas". Ad anginas hoc amplio cum oleo et aeeto (Plin. NH. XXXI, 101). "La
sal empapada con aceite o con saliva se pone sobre las quemaduras, e impide que salgan ampollas". Ambustis ex oleo inponitu
aut commanducatus pusulasque reprimit (Plin. NH XXXI, 103). "La sal, mezclada con vinagre e hisopo cura el herpes zóster
y las úlceras serpiginosas". Ignibus vero sacris, ulceribus quae serpant, ex aeeto aut hysopo (Plin. NH. XXXI, 103). "La sal alivia
los picores de los que sufren de ictericia frotándola con aceite y vinagre, hasta que suden junto al fuego". Contra pruritos quos
sentiunt, ex oleo et aceto infricatusiuvat (Plin. NH. XXXI, 103). "Una crema hecha a base de sal y aceite, alivia la fatiga". Fati-
gatos ex oleo (Plin. NH. XXXI, 103). "Muchos médicos tratan a los hidrópicos con sal, y les aplican ungüentos con aceite
cuando la fiebre es muy alta". Multi et hydropicos sale curavere fervoresque fibrium cum oleo perunxere (Plin. NH. XXXI, 104).
"La sal se aplica a las úlceras que crecen o se pudren, y a las mordeduras de cocodrilo, con vendas mojadas en vinagre, resta-
ñando antes las heridas con ella". Ulcerum excrescentibus vel putrescentibus imposuere, cocodrilum morsibus ex aeeto in linteolis
ita ut battuerentur ante his ulcera (Plin. NH. XXXI, 104). "La mezcla de sal y aceite, bebida, contrarresta el efecto del opio".
Bibitur et contra opium ex aeeto mulso (Plin. NH XXXI, 104). "La sal es buena contra el dolor de muelas aplicada en fomen-
tos con vinagre". Dentium dolori cum aeeto fotus (Plin. NH. XXXI, 104). Ver también: Plin. lun., Ep. 35,20; 111,9-10; 102,
18-20; 28, 4-7. Cels., V, 6, 1. Dioscórides, De mato med., V,125. Orib. Eupor. 1,45; 123; 11, 65. Orib. Collect. Med. xv, 27,
1. Marcell. De medicam. 12,21. Isid. Orig. XVI, 2,6. Sobre los beneficios "médicos" de la sal en el ejército romano, ver: A
Labisch, Frumentum Commeatusque, 39-40; Davies, cit. (n. 1, 1), 124 (=Davies, cit. (n. 1,2), 189).
42 Ver también Theod. Prisco Log. 100; Orib. Collec. Med. VIII, 28, 48
43 Plin. NH. XXXI, 105: "La sarna de las ovejas y las vacas se cura frotándolas con sal, o dándosela a lamer; y se escupe
sal en los ojos de los animales de carga".
44 Virgo Georg. III, 394-397; Plin. NH. XXXI, 88.
45 Vegeto Mulomed. 1, 20, 1; 11, 22, 4, 6-7, 9; 54,4; 70,2; 111, 12,3; 27, 5-7; N, 22, 1; 11, 13.
46 Vegeto Mulomed. 1, 56, 14; 11,15, 2; 70, 3; N, 24, 2.
47 Carrie, J.-M., "El soldado", A Giardina (ed.), El hombre romano, Madrid, 1991, 145.
352 SABINO PEREA YÉBENES

práctica la atestiguan los papiros y las tablillas, que son documentos de la vida cotidiana, que nos
han llegado escritos de primera mano (es decir ¡originales!). Son en muchos casos simples recibos,
u órdenes del servicio diario, o cartas, que interesan a la vida privada y profesionales de simples
soldados pero que para nosotros son verdaderos tesoros de información, pues nos aportan datos
imposibles de conseguir por otras fuentes.
Unas tablillas del fuerte de Vindolanda nos indican la práctica de deducciones del dinero de
la soldada a cambio de contrapartidas de alimentos. En aquellos lugares donde el soldado no podía
proveerse de alimentos extras era la propia administración militar la que se los proporcionaba, aho-
rrándose así el desembolso de dinero (que era, lógicamente, deducido de su nómina). De estas
deducciones y entregas se llevaba en el campamento una contabilidad exhaustiva. Tales alimentos
extraordinarios eran lo que se le entregaban al soldado para los banquetes de tipo religioso que se
celebraban en el campamento ad Saturnalia. La tablilla nº 5 de Vindolanda es un documento
excepcional en este sentido pues nos informa sobre los alimentos que, previa deducción de dine-
ro, se le habían entregado a un soldado para la comida del Saturnalicium k(astrense). En la tablilla
(Fig. 1), datable en el año 199 d. C., se lee48:
condimen[torum]
capream
salis
porcellum
pernam
frumen[ti]
cervin[am]

Fig. 1. Tablilla de Vindolanda.

La costumbre no cayó en desuso como se comprueba en dos fragmentos del papiro 2 de


Panópolis, datado en el año 300 d.C., de la Biblioteca Chester Beatty de Dublín, donde se indi-
ca respectivamente en dos amplios fragmentos49 la nota contable de entrega de una medida de sal
y aceite por mes y hombre.

48
Sigo en este punto a Davies, cit. (n, 1, 1), 190-191, y 285 notas 27-28 para los descuentos alimenticios en concepto de
saturnalicium en otros documentos, como son las cartas de los soldados (por ejemplo, CLA 7, 9, y 17; añadir PSI 683 y 797).
49
T.C. Skeat, Papyri from Panopolis in the Chester Beatty Library, Dublin, 1964, líneas 246-249: aÃllhj
komisq(ei¿shjŸ di?a\ t?ou= e)ggegr(amme/nouŸ, FamenwÜq Au)rh/lioj ¹Isi¿dwroj e)pi¿tropoj th=j katwte/rw
Qhbai¿doj ¹A[polin]a?ri¿% s + trath?g%½ Panopol(i¿touŸ xai¿(reinŸ. toiÍj u(po\ Proklhi+ano\n praipo/siton
EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 353

Otros documentos nos han dejado información sobre la petición de alimentos, y la necesidad
de incluir sal en la dieta. Así lo vemos en unas cartas de soldados, escritas sobre ostraca, encontra-
dos en Wâdi Fawâkir, en Egipto, en el camino que conduce desde Coptos al Mar Rojo. Son cartas
“no oficiales” de soldados auxiliares que se intercambian a título informativo unos con otros. El dos-
sier epistolar que nos interesa ahora es el que mantuvieron dos soldados, Rústico Bárbaro y Pompe-
yo50. El primero escribe a Pompeyo, que presumiblemente está en otro destacamento, para que le
proporcione algunos alimentos para un banquete que está preparando para un día festivo. Manda
la carta por intermediarios, y por el mismo u otro espera no sólo la respuesta sino también ya algu-
nos productos. En una segunda misiva Rústico insiste a Pompeyo para que le envíe rápidamente
más verduras frescas si no quiere perder su amistad (la amistad de quien se considera bastante más
que un compañero de armas, pues se dirige a él como “su hermano gemelo, de la misma carne y
sangre”), y le indica que ya ha recibido varios manojos de berzas y un queso, que aún guarda envuel-
to en una tela dentro de una caja que le hizo llegar Arrio, un soldado de caballería. La caja tenía ade-
más un pastel y un denario [aquí el texto está borrado]. Y añade: “Por favor, mándame un matium
de sal, y sin retraso, porque quiero cocer pan”. En una tercera carta de Rústico a Serapias, un cono-
cido de Pompeyo, aquél acusa recibo de la sal y de otros productos hortícolas (remolachas), solici-
tando (¿al campamento base?) otros productos más selectos para el banquete religioso que está pre-
parando. Pide 6 cotylae de aceite (de oliva presumiblemente), y aceite ricino. Y le indica al mensajero
que, como buen amigo, tengo cuidado al apuntar las cifras de la cuenta que hay que saldar. Parece
que el total de la compra sumaba unos 15 denarios que Rústico está dispuesto a entregar a Serapias.
Por tanto, conocemos de primera mano, uno de los usos de la sal, como ingrediente del pan.
R. W. Davies ha calculado que la deducción del sueldo de los soldados legionarios para coste-
arse el banquete religioso y la comida durante los siete días que dura la festividad: 20 dracmas51 en
concepto de Saturnalicium k(astrense). Es un apunte contable que aparece muy frecuentemente en
la documentación papirácea. Esos datos permiten establecer una proporción interesante: esos 20
dracmas aportados o consumidos en una semana de fiesta equivale a un cuarto del total de deduc-
ciones por comida por un periodo de cuatro meses, o dicho de otra manera: en esa semana espe-
cial se consume lo de todo un mes normal. Cabe suponer por tanto que se consumía en abundan-

stratiw¯taij ou)icillati¿wnoj l?[e]g?ew½noj tri¿thj Dioklhtianh=j diakeime/noij e)n Soh/nv fro/ntison


parametrh=sai [ei¹j sal]gamou= lo/gon mhnw½n tessa/rwn a)po\ kalendw½n Septembri¿wn ei¹j th\n pro\ mia=j
kale?n?dw½n ¹Iano?[u]ari¿wn th=j eu)tuxest?a/thj kaiì u(patei¿aj tw½n despotw½n h(mw½n Dioklhtianou= [kaiì
Mac]imianou= Sebastw½n e)lai¿ou +me\n li¿traj o)ktakisxili¿aj {oktakisxeilias} diakosi¿aj?
o)gdoh/konta a(lw½n de\ ce/staj i¹talikou\j o)ktakisxili¿ouj {o[ktakisx]e?i?l?i?ous} diako?s?i¿o?uj?
o)gdoh/?k?o?n?t?a dia\ ¸W?ri¿wnoj signife/rou t?ou= +ei¹j tou=to a)postale/ntoj, kaiì aÃpoxa de/casqai par’ au)to?u=?
e)piì tv= p?[arametrh/se]i gra/mmata e)p’ e)me\ de\ a)nenegkeiÍn. e)rr?[w½sqai u(ma=j] e?uÃ?xomai polloiÍj
xro/noij?. ... e
( tà oujŸ ... e ( tà oujŸ ... e
( tà oujŸ, Mexeiìr...
Líneas 285-289: Au)rh/lioj ¹Isi¿dwroj e)pi¿tropoj th=?j katwte/rw Qhbai¿doj ¹Apolinari¿% strathg[%½
Panopo]l?i¿?t?o?u? xai¿(reinŸ. t?oiÍj u(po\ Ti¿twna praipo/siton stratiw¯taij lagxiari¿oij ou)icillati¿wnoj
legew½noj Traianh=j diakeime/noij e)n Ptolemai¿di [fro/ntison] p?a?r?a?s?xeiÍn ei¹j salgamou= lo/gon mhnw½n
du/o a)po\ kalendw½n Noembri¿wn ei¹j th\n pro\ mia=j kalendw½n ¹Ianouari¿wn th=j eu)tuxesta/thj ... kai ...
[u(patei¿aj] t?w½?n? despotw½n h(mw½n Diokl[h]tianou= kaiì Macimianou= Sebastw½n e)lai¿ou me\n li¿traj
trisxili¿aj pentakosi¿aj e)nenh/konta eÁc o/naj, a(l?[w½n de\ ce/sta]j? i¹?talik?ou\j trisxili¿ouj {trisxei-
lious} pentakosi¿ouj e)nenh/konta? eÁc di ¹Anoubi¿wnoj (e(katonta/rxouŸ soupernoumerari¿ou {soupernou-
merariw} kaiì Sarapi¿wnoj shmeiafo/rou {shmiaforou} +tw½n ei¹j [tou=to a)po]stale/ntw?n?, kaiì aÃpoxa
de/casqai p?ar’ au)tw½n e)piì tv= para?[d]o/?sei? gra/mmata, e)p’ e)me\ de\ a)nenegkeiÍn. e)rrw½sqai¿ se euÃxomai
polloiÍj xro/noij. ... e ( tà oujŸ kaiì .[... e ( tà oujŸ kaiì ... e
( tà oujŸ], F?a?m?enwÜq ...
50
O. Guéraud, “Ostraca grecs et latins de l’wâdi Fawâkir”, Bulletin de l’Institut français d’Archéologie Orientale 41, 1942,
141-196, n. 1-5 = R. Cavenaille, Corpus Papyrorum Latinarum, Wiesbaden, 1958, 303-307.
51
Davies, cit. (n. 1, 1), 202 y notas 94-95.
354 SABINO PEREA YÉBENES

cia y productos de mayor calidad52: además de las verduras frescas, que eran muy apreciadas, como
se observa en el dossier epistolar citado antes, también se consumirían en mayor cantidad carne de
cerdo, cordero, y cabra, animales que criaban los campesinos de los enclaves próximos.

EL APROVISIONAMIENTO. LOS NEGOTIATORES SALARIARUM, MILITARES Y CIVILES

El aprovisionamiento de sal seguía los cauces o canales de aprovisionamiento (“supply lines”)


de los otros alimentos principales en la dieta del soldado (grano, carne, vino). J.-P. Roth53 ha
demostrado que, en tiempos de guerra, las provisiones se colectan o requisan al tiempo que los
ejércitos van avanzando54, y que es en época de paz, o en aquellos periodos en los que el ejército
o una gran unidad permanece estable, cuando se establece un operativo logístico fijo55. Esto suce-
día también, como es lógico, en el invierno, estación en la que los soldados permanecían en sus
cuarteles56. Estamos bastante bien informados por las fuentes de los sistemas de bases tácticas57 y
de la construcción de almacenes58. Las operaciones de traslado de alimentos se hacía de la forma
más efectiva posible, por tierra59, o por vía acuática (marítima o fluvial). El transporte por mar
era importantísimo para el abastecimiento del ejército60 en todos sus aspectos, maquinaria, equi-
pos, hombres y alimentos, incluida la sal61. Esto tiene sentido en un Imperio romano cuyas pro-
vincias están bañadas casi todas por el Mediterráneo. Como parece lógico, la navegación con pro-
visiones no se hacía en el invierno, con el mal tiempo. Vegecio dice que el peligro mengua entre
el 10 de marzo y el 22 de noviembre, aunque lo verdaderamente aconsejable es navegar el Medi-
terráneo entre el 27 de mayo y el 14 de septiembre62. El aprovisionamiento de las regiones mon-
tañosas63, o las provincias interiores, por esas mismas circunstancias, entrañaba mayor dificultad.
Así, para surtir de alimentos o equipos militares a los ejércitos de Panonia, Nórico, Retia y Ger-
52
Para otros cálculos sobre sueldo y distribución de comida en la guarnición de la cohors XX Palmyrenorum en Dura
Europos, ver Davies, cit. (n. 1, 1), 202 y notas 97 y 98.
53
Roth, cit. (n. 2), 156-177.
54
Roth, cit. (n. 2), 279-328; J. Remesal Rodríguez, “Military Supply during Wartime” (citado arriba en nota 1), passim.
55
En ambos casos era muy importante el aparato administrativo logístico-administrativo militar. La administración cen-
tral disponía a tal fin la prefectura de la annona, con un buen número de funcionarios (y de funciones específicas) bastante
bien conocidas. En general sobre el tema: J.-M. Carrié, “Les distributions alimentaires dans les cités de l’Empire romain tar-
dif ”, MEFR 87, 1975, 1051-1053; H.P. D’Escurac, La préfecture de l’Annone, service administratif impérial d’Auguste à Cons-
tantin, Roma, 1976, 206 ss.; L. De Salvo, Economia privata e pubblici servizi nell’Impero romano. I ‘corpora naviculariorum’,
Messina, 1992.
56
Roth, cit. (n. 2), 177-180.
57
Roth, cit (n. 2), 181-184.
58
Roth, cit. (n. 2), 185-189.
59
Con reatas de animales (caballos, asnos, mulas, y camellos en las zonas semidesérticas y desérticas del norte de África
o Arabia), o caravanas de carros (Roth, cit. (n. 2), 198-214).
60
Polib, VIII, 34,3; Livio XXVI, 39, 19; XXVII, 1-3; XXXII, 14,7; XXXVII, 14,3; XLI, 1,3; XLII, 48, 10; XLIV, 7, 10
; 13, 11; 29, 3; Caes. BCiv. III, 47; [Caes.] Bell. Alex. XLIII; Onasand. Strat, VI, 14; Plut. Pomp. XI, 2; Jos. Bell. Iud., III,
416-417; Tac. Ann. XIII, 53; Cass. Dio LII, 25, 7; App. Hann. VI, 34; Pun. VI, 37; XIV, 9; BCiv. II, 8, 49, 54; IV, 11, 86;
V, 11, 98.
61
D. van Berchem, “L’Annone militaire dans l’Empire romain au IIIe siècle”, MSAF 10, 1933, 117-202; J. Rougé,
Recherches sur l’organisation du commerce maritime en Méditerranée, Paris, 1966, 79 y 254; Id., “Les ports romains de Médite-
rranée” La navigation dans l’Antiquité, Les Dossiers d’Archéologie 29, 1978, 16-17; G. Chic, “Rutas comerciales de las ánforas
olearias hispanas en el occidente romano”, Habis 12, 1981, 224; L. De Salvo, “Pubblico e privato in età severiana: il caso del
trasporto dell’olio betico e l’epigrafia anforaria”, Navires et commerces de la Mediterranée antique. Hommages à Jean Rougé;
Cahiers d’Histoire 33, 1988, 336-339. Roth, cit. (n. 2), 189 y nota 253.
62
Veget. Epit. IV, 40.
63
Ver el caso concreto contado por Apiano, BCiv. IV, 12, 100.
EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 355

mania Inferior, se utilizaba la vía fluvial de los grandes ríos, el Danubio y el Rin para Europa; del
mismo modo que el Nilo en Egipto era usado como la arteria principal para conducir los pro-
ductos egipcios hasta los puertos mediterráneos que habían de poner rumbo al puerto de Ostia y
proveer desde allí a Roma64.
En la Historia Augusta se habla de las medidas tomadas por el “emperador tirano” Balista
(hacia 259-260) de regular el tráfico interprovincial de alimentos necesarios para el ejército, pro-
visiones para los hombres y forraje para los caballos.
“... guarda los caballos allí donde hay forraje, y consigue el aprovisionamiento de los soldados en
lugares donde hay trigo, sin obligar al habitante de la provincia ni al propietario de tierra a dar trigo
cuando ellos carecen de él ni apacentar caballos donde es imposible hacerlo. No hay mejor aprovisio-
namiento que solicitar en cada lugar aquello que se produce, de ese modo no se grava al Estado con
los gastos de transporte y otros desembolsos. Galacia tiene abundancia de trigo, Tracia tiene sus gra-
neros repletos y el Ilírico rebosa en su producción; es en esos lugares donde debe acampar la infante-
ría, aunque en Tracia también puede invernar la caballería sin perjuicio de los provinciales, pues de sus
campos se recoge gran cantidad de heno. Y el vino, el tocino y los otros alimentos (Iam vinum, lari-
dum, iam ceterae species) deben ser proporcionados por aquellas regiones en las que tales productos se
dan en abundancia. Todos estos son consejos de Balista, quien ordenó que cada provincia suministra-
se sólo un producto, aquel que tuviese excedente, y que el ejército se apartase de ella”. (H.A. Trig. Tyr.
XVIII (Balista), 6-9).

LOS NEGOTIATORES SALARII Y LOS CONDUCTORES

Entre el mundo civil y el militar se mueven una serie de asociaciones (éstas indudablemente
civiles y de razón económica) que articulan el negocio de la sal en la provincias romanas. Serían
estas mismas corporaciones las que aportarían al ejército la cantidad requerida de alimentos y de
sal. Algunos de estas asociaciones de proveedores de alimentos las conocemos por las inscripcio-
nes. Aluden a dos tipo de comerciantes o corporaciones de comerciantes: los negotiatores salarii y
los conductores.

Los Negotiatores

Conocemos a los mercaderes de sal por inscripciones de Fregenae y de Ostia. Son textos muy
parecidos, ambos de época severiana, donde se honra a la Domus Augusta y al Genio saccariorum
salarior(um)/totius urbis camp(i) sal(inarum) Rom(anarum)65. Este collegium tendría el monopolio
del comercio y reparto de sal en Roma y su entorno. Aproximadamente un siglo más tarde de las

64
Cf. J. Schwartz, “Le Nil et le ravitaillement de Rome”, BIFAO 47, 1948, 179-200.
65
CIL XI, 7725. Fregenae (Etruria / Regio VII): Dedicantibus / Sallustio Saturnino / et Orfito procc(uratoribus) / Augg(usto-
rum) nn(ostrorum) // Pro salute Impp(eratorum) P(ubli) Severi et Antonini / Augg(ustorum) et Getae nobilissimi Caes(aris) et Iuliae
Aug(ustae) / m(atri) Augg(ustorum) et castr(orum) Genio saccariorum salarior(um) / totius urbis camp(i) sal(inarum) Rom(ana-
rum) Restitutianus Corne/lianus de XVI ab aer(ario) et ark(arius) sal(inarum) Romanarum cum / Ingenua filia donum dedit.
CIL XIV, 4285 = ILS 6178. Ostia (Latium et Campania / Regio I): Pro salute Impp(eratorum) Severi et Antonini /
Augg(ustorum) et [[Ge]]tae nobilissimi Caesaris et Iuliae Aug(ustae) / m(atris) Augg(ustorum) et castr(orum) Genio saccariorum
salarior(um) / totius urbis camp(i) sal(inarum) Rom(anarum) Restitutianus Corne/lianus de XVI a<<b>> aerario et ark(arius)
sal(inarum) Rom<<anarum>> cum / Ingenua filia donum dedit // Dedicantibus / Sallustio Saturnino / et Orfito procc(uratoribus)
Augg(ustorum) nn(ostrorum).
356 SABINO PEREA YÉBENES

inscripciones citadas esta asociación profesional todavía está en activo, como demuestra una sen-
cilla pero significativa dedicación a Constantino66.
Por otra parte, en Ganventa - Colijnsplaat (Germania inferior) tenemos tres inscripciones casi
idénticas, dedicadas todas ellas a la Dea Nahalenia por tres negotiatores salarii67. Eran indudable-
mente mercaderes que se movían como pez en el agua en la zona “limitar”, atendiendo las nece-
sidades tanto de militares como de civiles. Como acertadamente indica Henar Gallego en un
estudio reciente68, “el comercio en la región danubiana alcanzó una importancia excepcional en
el ámbito del Imperio, ya que esta zona era atravesada por rutas hacia el Báltico, el Mar Negro y
Rusia, e Italia, y también tenía gran interés el comercio con los pueblos fronterizos. Es por ello
que, aunque el río Danubio era un referente básico en la idea romana de frontera, el limes danu-
biano constituía en realidad una unidad administrativa compleja en la que la circulación resulta-
ba primordial, y que controlaba tanto los movimientos de poblaciones como las actividades
comerciales, fiscales y aduaneras trasfronterizas, papel que conservó incluso en época bajoimpe-
rial69. .... A esta actividad diplomática, comercial, fiscal y aduanera se unió una creciente eferves-
cencia bélica en este área del limes desde el reinado de Marco Aurelio y durante todo el s.III d.C.”.
Estas son, efectivamente, las que enmarcan temporalmente las inscripciones que aquí estamos
manejando.

Los conductores

El profesor Lajos Balla estudió en su momento70 la organización y la importancia económi-


ca que tenía para la Dacia la explotación de las minas de sal y de hierro (salinae et ferrariae) a pro-
pósito del estudio de un conjunto significativo de inscripciones encontradas en esa provincia. El
fenómeno en Dacia se documenta a partir de la época severiana, momento en que estos produc-
tos, como sucede con otras materias primas y en otras partes del Imperio, pasan a depender direc-
tamente de la administración central, del emperador, quien pone administradores, procuratores71,
documentados por las inscripciones. Al menos en cuatro lugares distintos de Dacia se han encon-
trado inscripciones alusivas a los conductores salinarum72, es decir negociantes surgidos de las cla-

66
CIL VI, 1152 (p 4330) = AE 2000, 43. Roma: Divo / Constantino / Augusto / corpus / salariorum / posuerunt.
67
AE 1973, 362: Deae / Nehaleniae / M(arcus) Exgingius / Agricola / cives Trever / negotiator / salarius / c(oloniae) C(lau-
diae) A(rae) A(grippinensium) v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito). AE 1973, 364: Deae Nehale/niae sacrum / C(aius) Iul(ius) Flo-
ren/tinus Agripp(inensis) / negotiator / salarius pro s/e et sui[s v(otum)] s(olvit) l(ibens) m(erito). AE 1973, 378: Deae /
Nehalenni(ae) / Q(uintus) Cornelius / Superstis / negotiator / salarius / v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito).
68
Gallego Franco, H., “Intérpretes militares”, 34-35.
69
M. G. Fulford, “Roman and Barbarian: the economy of Roman frontiers systems”, J. C. Barret, A. P. Fitzpatrick &
L. MacInnes, Barbarians and Romans in Northwest Europe, BAR, S471, 1989, 81-95; J. P. Martin, Les provinces romaines d’Eu-
rope Centrale et Occidentale, Paris, 1990, 43-46.
70
L. Balla, “Contribution á l’histoire de l’extraction du sel et de fer dans les mines de la Dacie romaine”, trabajo de 1979
reeditado posteriormente en: L. Balla, Studia Dacica. Collected Papers (Ed. by E. Szabó), Debrecen (Hungarian Polis Studies
5), 2000, 135-143.
71
Desde época de Augusto son los procuratores los funcionarios estatales que se ocupan de las provisiones militares, como
dice Estrabón, Geogr. III, 4, 20: “Son los procuradores imperiales, hombres de rango ecuestre, quienes distribuyen a los sol-
dados los víveres necesarios”.
72
AE 1967, 388; L. Balla, op.cit. p. 137: Domnesti (Dacia): [I(ovi)] O(ptimo) M(aximo) et T(errae) M(atri) / [p]ro sal(ute)
T(iti) Ael(i) / Mari fl(aminis) col(oniae) / conduc(toris) pas(cui) / et salina(rum) At/ticus act(or) eius / v(otum) s(olvit) l(ibens)
m(erito).
CIL III 1363; L. Balla, op.cit. p. 137: Micia (Dacia): Silvano do/mestico / P. Ael(io) Eupho/rus pro / salute P. Ael(io) / Mari
con/ductoris pascui et sa/linar/um) I.V.V.
EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 357

ses altas de las ciudades que, agrupados en collegia, posiblemente monopolizaban el comercio de
sal en la provincia. Estos mercaderes aparecen con el nombre de conductores. En los textos dáci-
cos antes mencionados no se indica que puedan ser militares, pero cabe recordar que los provee-
dores del ejército también llevan ese nombre genérico de conductores73. En tal sentido me permi-
to recordar algunos textos epigráficos, procedentes de distintas (y distantes) partes del Imperio
romano, donde los conductores (proveedores del ejército) son militares o están, indudablemente,
relacionados con ellos.
Así, en una inscripción de Esmirna (en la antigua provincia romana de Asia; actual Turquía),
vemos que los soldados conductores del fuerte de la legión XI Claudia (milites conductores kastelli
legionis XI Claudiae) hacen una dedicación a Júpiter y a Juno Regina por la salud de los empera-
dores Septimio Severo, Caracalla y Geta74, y Julia Doma como “madre del campamento”. La
curatela del monumento también está vigilada por un militar de rango, un primus pilus, y otros
principales de la legión75.
En el también importante enclave militar de Alba Iulia /Apulum (en Dacia), encontramos una
inscripción a Mithra realizada por dos conductores armamentarii, al parecer civiles, pero cuya rela-
ción comercial con el ejército parece evidente76.
En Celeia (Noricum) tenemos noticia de un conductor publici portorii que era (o había sido) tam-
bién tribuno de la Legión XX Valeria Victrix77. En el mismo lugar hay una inscripción más explíci-
ta, donde los tribuni et conductores publicorum in Raetia consistentes honran al procurador de las pro-
vincias de Bélgica y Germania, Tito Vario Clemente, un funcionario imperial que había sido un
curtido hombre de armas según su carrera ecuestre expresada en dicha inscripción (pues sirvió como
oficial de topas auxiliares de britanos, panonios, entre otros, y fue enviado a Hispania y Mauretania
Tingitana)78. El hecho de que la inscripción de Celeia esté hecha en su honor por los conductores del
aparato de provisión del Estado, así como su fuerte vinculación militar, nos está indicando que, con
toda probabilidad, una de las misiones de este procurador era el aprovisionamiento del ejército.
El mismo sentido tiene una inscripción honoraria de Capidava (Moesia inferior), del siglo II,
en la que vemos desarrollada la carrera de Tito Julio Saturnino, habiendo alcanzado la prefectu-

CIL III 1209; L. Balla, op.cit. p. 137: Alba Iulia / Apulum (Dacia): P(ublio) Ael(io) P(ubli) fil(io) Pap(iria) / Strenuo eq(uo)
/ p(ublico) sacerd(oti) arae / Aug(usti) auguri et / IIviral(i) col(oniae) / Sarm(izegetusae) augur(i) / col(oniae) Apul(ensis) dec(urio-
ni) / col(oniae) Drob(etensis) pat/ron(o) collegior(um) / fabr(um) cento/nar(iorum) et naut/ar(um) conduc(tori) pas/cui salinar(um)
/ et commer/cior(um) Rufinus / eius.
AE 1937, 141; L. Balla, op.cit. p. 137: Sinpaul (Dacia): Soli Inv/icto pro / salute{m} / C(ai) Iuli Valen/tini c(onductoris)
salinar(um) / Iulius Omucio / libertus actor / posuit.
73
Davies, cit. (n. 1, 2), 52.
74
Nomen eius erasum damnatio memoriae causae.
75
AE 1995, 1512: I(ovi) O(ptimo) M(aximo)] / et Iuno(ni) R[eg(inae)] / pro salu(te) dd(ominorum) / nn(ostrorum)
Impp(eratorum) Augg(ustorum) / et [[Geta(e)]] Caesar(is) / et Iuliae matri(s) kas(trorum) / suc(!) cura Non(i) Felicis / v(iri) o(ptimi)
p(rimi) p(ili) praepo(siti) vex(illatio) / Aulutre(nensis) mil(itum) con/ducto(rum) kastelli / leg(ionis) XI Cl(audiae) Fl(avius) Sabi-
nian(us) / tess(erarius) Val(erius) Silvanus et Val(erius) / Castus Mucatr(a)l(is) Dolei / Aur(elius) Senpro(nius) et Aur(elius) Tarsa
leg(ionis) I Ita(licae) [I]ul(ius) Vitalis Iul(ius) Firmus // ]us Sosus ex v(oto).
76
CIL III, 1121 (p. 1390): S(oli) I(nvicto) M(ithrae) Turranius Marcellinus / et Ant(onius) Senecio Iunior conductores arma-
ment(arii) / ex voto posuerunt.
77
CIL III, 5184: I(ovi) O(ptimo) M(aximo) / C(aius) Calcin[ius] / Tertian[us] / cond(uctor) p(ublici) p(ortorii) tr[ib(unus)
mil(itum)] / leg(ionis) XX V(aleriae) V(ictricis) c[um] / Petronia Terti[a] / uxore [pro] / se et fili(i)s vot(um) [solv(it)].
78
CIL III, 5214 = CIL V, *1097: [T(ito) Vario Clementi] / [proc(uratori) Aug(usti) prov(inciarum) B]el[gicae German(iae)]
/ [utriusq(ue) praef(ecto) alae Britannicae] miliar(iae) [praef(ecto)] / [alae II Pann(oniorum) praef(ecto) auxiliario]rum ex
Hispa[nia] / missorum mo[... in Maur(etaniam) T]ingitan(am) trib(uno) [mil(itum)] / leg(ionis) XXX U(lpiae) v(ictricis)
pr[aef(ecto) coh(ortis) II] Gallorum [Maced(onicae)] / tribun[i ... et conductores] public[orum(?)] / in R[aetia consistentes(?)] .Sobre
la carrera de este personaje: Devijver, H., Prosopographia Militiarum Equestrium, vol. II, Leuven 1977, V-52.
358 SABINO PEREA YÉBENES

ra vehiculorum tras el ejercicio de varias militiae equestres y habiendo sido conductor del portorium
publicum [I]llyr(ici) utriusq(ue) et / Ripae Thracicae79.
Por otra parte, un texto de Aquincum (Budapest), enclave militar de importancia capital en
el Danubio, es un voto a la Diosa Siria y a la diosa Baltis por la salud del emperador, realizado
por un conductor elegido por el ordo k(anabarum)80. Interesa resaltar en ese último texto el hecho
de que se realice en voto por la salud del emperador (pues sin duda Gayo Julio Sextino era un
funcionario imperial y así quería proclamarlo) así como la circunstancia de que sea elegido por el
“senado local” de las canabae surgidas en el entorno del campamento de Aquincum.

CONCLUSIONES

La sal, un alimento que es a priori complementario de la dieta y poco importante, se revela,


en el ámbito militar, como fundamental en la alimentación. Esas noticias se rastrean bien a par-
tir de los papiros y ostraca que nos hablan de la vida cotidiana del soldado. Las propiedades natu-
rales físico-químicas de este producto proporcionaba al soldado remedios de urgencia para su
salud o para la curación de heridas en el combate. La gran capacidad de absorción de líquidos que
tiene la sal (y en consecuencia haciendo que el soldado no sufra deshidratación en las largas mar-
chas) le convertía en un producto necesario. Las fuentes insisten también en la importancia de la
sal (y de su ineludible y necesario aprovisionamiento) durante los asedios prolongados.
Con todo, en época imperial el volumen de consumo de sal en el ejército, y, consecuente-
mente, su aprovisionamiento desde las salinas costeras o desde las minas de sal en el interior, no
eran tan importante como para crear un organismo oficial específico, ni nombrar a un procura-
dor imperial para tal fin. Bastó con asignar la dirección del aprovisionamiento a soldados con
mucha experiencia en el ejército (ex centuriones o evocati pretorianos), bien curtidos en los nego-
cios de las fronteras; o bien se asignaba la labor a negotiatores profesionales, agrupados en collegia,
que en calidad de subcontratados y mediante pactos comerciales con los jefes militares cuidaban
de que el aprovisionamiento de sal, y de otros alimentos, se realizara correctamente. Eran, por
tanto, los oficiales del ejército, principalmente tribunos o evocati, los que actuaban como jefes de
la intendencia fuera del campamento, eran ellos los que, en contacto con las prefecturas o sub-
prefecturas annonarias provinciales, contrataban las materias primas necesarias para la alimenta-
ción de los soldados. Estos oficiales se desplazaban, con pequeños grupos armados a sus órdenes,
a las zonas de provisión y requisa –aldeas, pagos, burgos, predios, etc.– donde contactaban con
los negotiatores mayoristas y con los conductores. Con los primeros los militares tenían poca rela-
ción (el acto de contratación, y poco más); con los segundos, los conductores o caravaneros, debía
haber un vínculo más estrecho puesto que las reatas eran con toda probabilidad escoltadas por los
soldados hasta su punto de destino. Esto se deduce claramente de las inscripciones. En realidad
las caravanas de abastecimiento, formadas por elementos civiles y militares, pueden considerarse

79
AE 1940, 101: T(itus) Iul(ius) T(iti) fil(ius) Fab(ia) Sat[ur]/ninus praef(ectus) veh(i)/cul(orum) trib(unus) mil(itum)
leg(ionis) I Ital(icae) p[r]/aef(ectus) coh(ortis) I Cl(audiae) equitatae / scriba tribunic(ius) ap/paritor Imp(eratoris) Caes(aris) Ti/ti
Aelii Hadriani / [A]ntonini Aug(usti) Pii / [p(atris) p(atriae)] cond(uctor) Illyrici / [u]triusqu(e) et Ripae / Thracicae. La prefectu-
ra vehiculorum se fecha entre 161-169. Sobre la carrera de este caballero, Devijver, H., Prosopographia, vol. I, 1976, I-120.
80
AE 1982, 00803. Budapest / Aquincum (Pannonia Inferior): Deae Syri[ae] / et [Balti de]/ae pro sa/lu[te Aug(usti)] /
C(aius) Iul(ius) Sextinus con/ductor ex decr(eto) ordin(is) / k(anabarum)(!) secund(um) conduct(ionem) arcum / cum ianuis tegu[l]a
tectum / inpendi(i)s suis fecit mag(istris) / Iul(io) Viatore et Belli[c]io Firmino / l(ocus) p(ublice) d(atus) d(ecreto) d(ecurionum).
EL USO DE LA SAL EN EL EJÉRCITO ROMANO Y SU ABASTECIMIENTO 359

cordones umbilicales que conectan los campamentos con las ciuitates y colonias, estableciendo
vínculos personales y comerciales entre los centros de consumo (los cuarteles) y las áreas produc-
tivas periféricas. Este sistema funcionaba bien, y no hay pruebas, en el sentido contrario, de que
fuesen los soldados quienes explotaran directamente las minas de sal. Para la intendencia del ejér-
cito era más fácil un sistema de contratos y traslado de alimentos hasta el campamento que esta-
blecer dentro un cuerpo especializado militar que realizase regularmente expediciones para el
aprovisionamiento directo de sal u otros alimentos necesarios en la dieta básica del soldado81.

81
Consideración aparte merece la importancia de la carne de caza para el consumo de los soldados. Tal acopio de carne
era excepcional, y puntual, dependiendo de los recursos cinegéticos de la zona, y de las necesidades alimenticias de la tropa.

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