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Pers Hisunearte
Pers Hisunearte
En 1749, tras ser sustituido como teniente de Justicia de Panaquire a instancias de la misma
Compañía Guipuzcoana, a la que convenía que se persiguiera el contrabando, lideró una
revuelta contra los abusos y el monopolio de la sociedad. Juan Francisco de León lanzó un
manifiesto exigiendo la disolución de la Guipuzcoana y, secundado por la población,
encabezó una marcha sobre Caracas, donde obtuvo el apoyo del Cabildo; el gobernador
Luis Francisco de Castellanos prometió transmitir las quejas a la metrópoli.
Pero España optó por enviar un nuevo gobernador, el marino Juan de Arriaga, quien
desembarcó con refuerzos militares en noviembre de 1749, imponiendo un arreglo
transitorio por el cual se facultaba a la Compañía Guipuzcoana para permanecer seis meses
en su sede. Juan Francisco de León se sublevó nuevamente y entró en Caracas por segunda
vez, pero hubo de ceder ante la fuerza de Arriaga.
Lucha revolucionaria
Manuel Gual (1759-1800), con su visión redentora tuvo el honor de diseñar la bandera del
movimiento emancipador, el más completo de los organizados en Venezuela, con más de
noventa personas comprometidas.
Esta paisana y heroína, Josefa Joaquina es reconocida por la historia y tradición como "La
Bordadora", al realizar con sus finas manos la enseña cuatricolor representando en los
colores amarillo, azul, rojo y blanco, a Caracas, Maracaibo, Cumaná y Guayana, provincias
a liberar; cuatro estrellas simbolizando a los blancos, negros, indios y pardos, como
también los cuatro derechos del hombre: libertad, igualdad, propiedad y seguridad.
La ejecución del movimiento estaba prevista para el mes de enero de 1798, pero una
delación de un mulato barbero cuando escuchó al comerciante Manuel Montesinos
decir "ya somos todos libres", informó el 13 de julio de 1797 a las autoridades realistas de
La Guaira; José María y Gual son alertados por Doña Isabel Gómez madre de Manuel Piar;
trasladándose rápidamente hacia Curazao para seguir a Trinidad; por sus cabezas ofrecían
las autoridades españolas seis mil pesos.
José María España sería arrastrado por las calles empedradas atado a la cola de
un caballo desde el Cuartel San Carlos hasta la Plaza Mayor donde sería ahorcado y
descuartizado a las once de la mañana del 8 de mayo de 1799 por el verdugo Agustín
Blanco; su cabeza y miembros serían colocados en La Guaira a manera de escarmiento a
futuras conspiraciones, no sin antes exclamar sus proféticas palabras:
"no pasará mucho tiempo, sin que mis cenizas sean honradas".
Muerte
Doña Josefa pasa los últimos años de su vida en La Guaira y Caracas al cuido de sus hijos,
fallece en ésta última ciudad en 1811. La bandera por ella finamente bordada es la actual
enseña del estado Vargas.
4- Ser Walter Raleigh
Aventurero y escritor inglés
En el año 1578 viaja hacia los establecimientos ingleses de América en una expedición de
piratería contra los dominios españoles.
En el año 1588 participa en la lucha contra la Armada Invencible española, que pretendía
invadir las islas Británicas. Sus exploraciones en América del Sur en su búsqueda de El
Dorado en 1595 tampoco tuvieron éxito. Por su actuación en Irlanda, donde reprimió una
rebelión en 1580 fue armado caballero. Perdió temporalmente el favor de la Reina cuando
ésta descubrió, en 1592, que se había casado en secreto con una de sus damas de honor.
En 1596 participó en una expedición contra Cádiz junto al Conde de Essex, al que mandó
ejecutar en 1601. Acusado de conspirar contra el Rey, fue declarado culpable y sentenciado
a muerte. Sin embargo, Jacobo conmutó la pena capital por la de cadena perpetua y fue
conducido a la Torre de Londres, donde estuvo encarcelado trece años. Durante su
encarcelamiento completó el primer volumen de su Historia del mundo (1614), la cual,
junto con sus otras obras le proporcionaron un lugar importante entre los intelectuales
isabelinos. En el año 1616 es liberado para dirigir una expedición a América que resultó un
desastre, en la que murió su propio hijo en la Guayana en busca de El Dorado.
Su esposa enterró el cuerpo pero hizo embalsamar su cabeza, conservándola en una bolsa
de piel roja que mantuvo a su lado los restantes veintinueve años de su vida. Su hijo,
Carew, que cuidó la reliquia hasta que murió en 1666, fue enterrado junto a la cabeza
embalsamada de su padre.
Estudió latín, filosofía, literatura y gramática. Periodista más combativo y fogoso, ponía tal
pasión en cada frase, que hacía temblar al enemigo cuando fustigaba y esclarecía a aquella
persona que alababa. Desde las tribunas del diario que fundó, El Heraldo, ataca a cuantos se
desvían de las ideas civilistas.
El título de Mesenianas está tomado de las elegías que sobre Mesania, una región de
Grecia, escribieron el abate francés Barthélemy y el poeta, también francés, Casimir
Delavigne. Las elegías que integran la obra tratan de muy diversos temas, pero todas tienen
en común la preocupación por lo venezolano, la exaltación de los valores patrios y el culto
a los héroes; además, todas muestran la profunda tristeza con que el autor fue testigo de los
conflictos que, en los últimos años de su vida, desgarraban a su patria. Juan Vicente
González, el hombre que habla atacado tan furiosamente a sus enemigos en sus escritos, el
apasionado periodista que utilizaba los peores insultos, narra con ternura y gran elevación
poética la muerte de Andrés Bello o escribe, con semejantes características, la oración
fúnebre de otro gran venezolano: el polifacético Fermín Toro.
fue una declaración hecha por el general Simón Bolívar el 15 de junio de 1813 en la ciudad
venezolana de Trujillo durante el desarrollo de la Campaña Admirable. La declaración
Este decreto significaba que los españoles y canarios que no participasen activamente
en favor de la independencia venezolana se les darían la muerte, mientras que a los que
lo hicieran "se les invita a vivir entre nosotros pacíficamente." Por otro lado, los
americanos serían perdonados, incluso si cooperaban con las autoridades españolas.
Además, añadía el objetivo de comprometer de forma irreversible a los individuos con
la revolución.
Bolívar escribió los detalles al Congreso de Nueva Granada. En consecuencia, entre 1815 y
1817 fueron implicados y sentenciados a muerte varios ciudadanos distinguidos de Nueva
Granada, cabecillas de la revolución, siendo ajusticiados a manos del ejército
pacificador venido con el general Pablo Morillo. La Declaración duró hasta el 26 de
noviembre de 1820, cuando el general español Pablo Morillo se reunió con el general
de Francisco de Miranda.
Hombre de una amplia cultura, José María España conoció tempranamente la filosofía
política de la Ilustración y se empapó del ideario liberal surgido de la Revolución Francesa.
En 1793 fue nombrado Teniente Justicia Mayor de la población costera de Macuto, cargo
que le permitió dejar en libertad a los españoles Manuel Cortés, Juan Bautista Picornell y
los hermanos Lax, que habían sido deportados desde España a Venezuela por sus ideas
revolucionarias y se hallaban presos en las bóvedas de La Guaira.
José María España y otro coterráneo suyo, Manuel Gual, conspiraron con los citados reos
para organizar un movimiento revolucionario, conocido posteriormente en la historiografía
como la «conspiración de Gual y España». Este movimiento, de gran repercusión en La
Guaira, Caracas y otras poblaciones del país, ha sido considerado como uno de los más
importantes proyectos independentistas de la América colonial, tanto por el número de
participantes como por las revolucionarias propuestas que allí se formularon; se hicieron
circular textos y documentos que contenían la declaración de los derechos del hombre y del
ciudadano, así como máximas republicanas y un discurso dirigido a los americanos, todo lo
cual tendría una considerable influencia en el movimiento emancipador de Hispanoamérica.
Descubiertos por una delación, José María España, junto con otros implicados, escapó a las
Antillas (1797), donde entró de nuevo en contacto con Manuel Gual. Luego viajó a
Barcelona, y en 1799 regresó secretamente a La Guaira y se ocultó en su hogar, desde
donde intentó organizar una sublevación de los esclavos negros de su propia hacienda de
cacao de Naiguatá.
Tras ser denunciado por uno de sus esclavos, José María España fue descubierto y hecho
prisionero. Se le trasladó a Caracas, donde fue juzgado y condenado a muerte por el delito
de sedición. La sentencia disponía que se le cortara la cabeza y que su cuerpo fuera
descuartizado; que la primera, encerrada en una jaula de hierro, fuera exhibida en La
Guaira, y el resto de su cuerpo en otros lugares. Así se hizo.
José María Vargas fue elegido presidente en las primeras elecciones (1835), pero la presión
militar (la llamada Revolución de las Reformas, liderada por Mariño) lo obligó a abandonar
el país. Sofocada la rebelión, reasumió el poder, pero terminó por presentar la dimisión en
1836. Posteriormente fue consejero del gobierno (1847-1851) y director de Instrucción
Pública en el gabinete de José Tadeo Monagas. Sus discrepancias con la política de
Monagas le llevaron a exiliarse a Estados Unidos en 1853.
La presidencia de José María Vargas
En las elecciones de 1834, que acabarían dando la presidencia a José María Vargas, se
perfilaron cinco candidatos, tres de ellos militares, los generales Carlos Soublette
(propuesto por José Antonio Páez), Santiago Nariño y Bartolomé Salom, y dos
civiles, Diego Bautista Urbaneja y el propio Vargas. El doctor José María Vargas contaba
con el apoyo de diversos sectores civiles (universitarios, agricultores y propietarios) que
querían aprovecharse de la división existente entre los militares para aupar una alternativa
civilista. Los seguidores de Mariño se oponían violentamente a esta candidatura y
reclamaban el derecho exclusivo que tenían los militares para gobernar el país.
Pese a esta tenaz oposición, Vargas resultó elegido, y en febrero de 1835 sustituyó a José
Antonio Páez, quien le entregó el poder. Vargas inició su mandato actuando como si
tuviese una base estable y tratando de perfeccionar el gobierno dotándolo de un cuerpo
legal adecuado. Creía contar con sólidos apoyos, pero muy pronto constataría que la
realidad era otra. Los militares que se habían opuesto a su candidatura comenzaron a
conspirar y urdieron la llamada Revolución de las Reformas (julio de 1835), al frente de la
cual estaban los militares Santiago Mariño, Pedro Briceño Méndez y Pedro Carujo. Este
movimiento logró derrocar al doctor Vargas, que fue expulsado del país junto con el
vicepresidente, el doctor Andrés Narvarte.
José Antonio Páez, a quien el depuesto gobernante había nombrado jefe del ejército
constitucional, desdeñó la oferta de mando que le hizo Mariño y abandonó su retiro
bucólico para defender al presidente constitucional. Reunió a sus múltiples partidarios
armados, debeló la insurrección y devolvió el poder al legítimo presidente. El militarismo
recalcitrante, basado en el ejército permanente, nada pudo contra el carisma del caudillo
Páez, quien apoyado por las elites civiles y por las milicias urbanas y rurales acabó con la
Revolución de las Reformas.
A Vargas le sucedió el vicepresidente Andrés Narvarte hasta enero de 1837. En esta fecha
había sido electo como nuevo vicepresidente el general Carlos Soublette, pero, al hallarse
ausente en Europa, se encargó del poder el general José María Carreño, vicepresidente del
Consejo de Gobierno, hasta que finalmente, en el mes de mayo, Soublette se posesionó
como vicepresidente encargado de la presidencia.
El espacio comprende las bóvedas del Baluarte de La Guaira, fortificación militar cuyos
vestigios serían descubiertos durante los movimientos de tierra realizados en el proceso de
renovación de la plaza Francisco de Miranda. Es la única edificación militar en el país que
se encontraba enterrada.
Los diablos veneran al Santísimo Sacramento del Altar; durante esos maravillosos dos días
las grandiosas calles de Naiguatá son adornadas y llenas de magia con los numerosos
colores que revisten al danzante cuerpo completo, los cuales corresponden a la vestimenta y
la llamativa máscara de cada integrante de los diablos, además de danzar en compañía de la
hechizante y rítmica percusión que emite la caja o tambor, acorde con las campanas que
penden de sus cinturas mientras caminan los alrededores de la localidad después de haber
culminado sus ritos o ceremonias frente al celestial templo. Todo el trayecto lo ejecutan
bailando al ritmo de la caja.
Fue un venezolano excéntrico que vivió a mediados del siglo veinte, durante los
tiempos del General Gómez en aquella Caracas provinciana con decadentes aires
parisinos que le dejara Guzmán Blanco. El duque, de nombre Vito Modesto Franklin,
decía ser descendiente de Venus (la diosa, claro), y que era poseedor de una línea
matemática de la elegancia que empezaba por su hermosísimo ombligo. Nunca
sabremos si hablaba en serio o no, si fue un gran mamador de gallo o un loco exquisito.
Eso sí, tuvo la amistad de los grandes humoristas de aquel entonces, entre los que se
encuentran Job Pim y Leoncio Martínez. Por supuesto, alguien con tal ego (real o
ficticio), tuvo a bien escribir sus memorias. Yo las copié, a mano, del único ejemplar
que se encuentra en la sala de Libros Raros en la Biblioteca Nacional. Como no soy
mala gente, deseo compartirlas con ustedes. Se las paso. Las voy a ir transcribiendo
poco a poco, junto con una que otra información de interés que complete la información
No se sabe con exactitud ni el lugar ni la fecha de su nacimiento, aunque parece que fue
sobre 1605, no disponemos de documento alguno en la actualidad que confirme esa
aseveración. En cuanto a su lugar de nacimiento, hay toda una serie de conjeturas. Algunos
tratadistas hablan de Sevilla, pues sus primeros datos aparecen en esta localidad, sin
embargo, el no haberse declarado nunca como "natural de Sevilla" sino como "residente en
Sevilla", nos hace pensar que no era sevillano. Lo mismo se podría decir de una posible
vinculación gaditana, nunca hizo referencia a Cádiz como su patria, utilizando asimismo la
fórmula del "residente en". Otros hablan de su procedencia extremeña, castellana e incluso
en algunos lugares aparece el dato de haber nacido en Villarreal. Si examinamos su obra,
especialmente las primeras de la etapa sevillana, podemos encontrar un cierto aire
granadino en su estilo y, por extensión, ciertas analogías con la escultura practicada en las
zonas murciana y levantina, aunque esa influencia la pudo adquirir de Martínez Montañés y
de Francisco de Ocampo.
Hasta 1624 no aparecen datos biográficos fidedignos, cuando lo encontramos como oficial
en el taller de Francisco de Ocampo, del cual Pimentel sí que tiene evidentes influencias en
su obra postrera. Poco después se independiza, ya que interviene junto a otros artistas en el
Coro de San Pedro en 1627, por aquel entonces vivía en la collación sevillana de San
Miguel. Es este dato de 1627 el que nos hace pensar que Pimentel hubo de nacer
entre 1600 y 1605.
En el año 1639 y a pesar de haber estado casado, nuestro artista toma los hábitos de la
Orden Tercera de San Francisco, en la cual profesó en 1644, llegando a ocupar en ella
cargos de responsabilidad, como el de Ministro de la Orden.
Como curiosidad anotar que hizo obras para el Carnaval de Cádiz en 1658. Hizo testamento
en 1669, y murió en Cádiz el 2 de marzo de 1676.