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Plegarias Sórdidas
P O E S Í A
Prólogo:
Juan Esteban Londoño
Epílogo:
Lucas Magnin
.;.
Independently
Poetry
3
PLEGARIAS SÓRDIDAS. POESÍA
© Samuel Lagunas & Luis Cruz-Villalobos, 2018
© Idependently, 2020
Poetry Section | Numen Collection
Santiago de Chile
La fuente de los trabajos de este libro está indicada al final de cada poema o
sección, salvo los textos inéditos.
ISBN-13: 979-8602371758
4
PRÓLOGO
5
6
Toda oración honesta es insolente. La plegaria
horada una grieta en el absurdo. Dios no siempre
responde, pero escucha. Su piel está curtida con
escupas de los intercesores.
7
literatura latino-americana con Ernesto Cardenal.
Según esta aproximación estética, hay poesía en
cada aspecto de la experiencia humana. Es una
creación que priviligia los lugares cotidianos, los
nombres propios, las cifras y los dichos popula-
res. El exteriorismo es el canto impuro.
8
por la reverencia que pueda expresar una oración,
cuando la vida nos sorprende sin un libro de
plegarias a la mano. En aquel instante, el poema
es una bomba aventada en el estómago de Dios.
9
10
ORACIONES DE ÍCABOD
Luis Cruz-Villalobos
11
“Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria
de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios”.
1 Samuel 4:21, RV60
12
ORACIÓN 1
Amén
Soy cal
Que no tiene nombre
Que su nefasto paso lo ha hecho derribado
Derribable de por vida
Oro
Clamo angustiado
Pido pan
Y nadie escucha
13
El amén maldito soy
El soy sin ser
El así-será perdido
El pobre de pobres
El desprovisto de las notas de la dicha
El que agotó el alfabeto de la pena
Y lo repitió setecientas veces de memoria
14
ORACIÓN 2
Ave Mar
Sálvame
Lleno eres de agua
Y profundidades
De arenas y algas
Que no me alimentan
Salve
Mar nuestro de cada noche
Santificado sea tu cielo
Reflejado en tu abismo
Dame la sal
Sobre la llaga
Dame la sal tuya de cada muerte
Y que venga tu reinado marino
15
Tu acuático gobierno
Que no tendrá fin ni comienzo
Perdónanos
Mar nuestro de cada sombra
Los pecados
Que cometimos contra tu luz
Y contra tus tinieblas
Así como nosotros
Solo con levedad condenamos
A los que nos denigran
Así perdónanos
Y más
Amén?
16
ORACIÓN 3
De rodillas
Con las alas rotas
No tengo qué hacer en esta tierra
De rodillas camino
Como pidiendo perdón por vivir
Como pidiendo amor para andar
17
Busco pozos claros
Que me den aguas puras
Y solo encuentro charcos que me venden
Su sangre enlodada
Pido y no recibo
Busco y no hallo
Llamo y nadie me abre
Soy el esplendor
De la indiferencia de todos los cielos.
18
ORACIÓN 4
19
Gracias por las imprecisas revelaciones
Que no se aclaran
20
ORACIÓN 5
21
Alabada sea la pasión renombrada virtud
Porque sin ella nada del absurdo total
Se habría resistido a su denuncia.
22
ORACIÓN 6
23
Podemos pedir una limosna
Para sostener los templos numinosos
Que han sabido ocultar el silencio
24
ORACIÓN 7
Mío dios
Mío dios
Por qué me has desahuciado
Por qué no vienes a mi llamado
No te apareces
Ni envías siquiera un heraldo
Nada queda de mí
Soy un guarapo digno de conmiseración
Pero a ti
Nada
25
Solo vez cómo florece mi piel
Cómo se me caen los ojos de vergüenza
Aquí
Desnudo como bebé recién nacido
En medio de sucia pobreza
Y a ti
Nada
Qué quieres de mí
Sino no me hablas
Ni me das señales de vida
26
Qué esperas de mí
Si solo soy el fruto de un vientre
Que brotó en medio del barrial
Qué quieres de mí
Mío dios
Mío dios
Qué quieres
Y cómo esperas que lo sepa
Si no soy profeta ni vidente
A lo más un charlatán que soñó contemplarte
Una noche
Como ángel de luz
Que hablaba de un amor infinito
Del cual no he visto ni su más leve estela
Aquí en mi noche
Palpable
E infinita.
27
ORACIÓN 8
Adónde iré
La ciudad sin-dios
Es nocturna
El neón la ilumina a toda hora
Y oculta su verdadero silencio
Allí iré
Esa será mi morada por los siglos
La ciudad sin-dios
28
Es robusta
Rascaciélica
Es de espejos y humos
Es de parques y bicicletas
De fuentes y monumentos
También de bestias y sobresaltos
La ciudad sin-dios
Me sabrá besar en la boca y en la sien
Me sabrá dar un norte y un sur
Un aquí y un ahora
Me venderá a buen precio nuevas memorias
Nuevos futuros muy ciertos
Me anudará las peguntas
Y me zurcirá las esperas
No me dejará tiempo para contemplar con desdén
No me abrirá puertas para la honda nostalgia
Seré feliz
Como la más hermosa y sin igual maquinaria
Repleta de colores y luces
Repleta de saberes y nombres
Ya no me lamentaré al despertar
El no saber por qué estoy aquí
29
Abierto a una vida tan incierta e imprecisa
Simplemente viviré
Allí
En la ciudad sin-dios
Feliz
Como un muerto.
30
ORACIÓN 9
Apremia la soledad
La náusea y la desdicha
A este que soy
Pobre sin nombre
A este que no pidió nacer ni morir
Pero sin embargo debe
Apremia
La voz silente
Y el deambular cansado
Pero nadie responde
Desde lo alto
O desde lo bajo
31
Diminuto
Ínfimo
Pero total
E insoportable.
32
ORACIÓN 10
Para mí
Dormido adán
Eva de luto
Sinuoso adán
Eva sin paz
33
El misterio se me revela como pregunta
Como imprescindible anhelo de más
Y eso ya es luz
Eso ya es tenue surgir de las sombras
Esperanza en flor
Flor de vida
Aunque sin pétalos.
34
PLEGARIAS TERRESTES
Samuel Lagunas
35
36
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
37
Todos tenemos la boca llena de lodo
y la carne descompuesta.
Un poema es
una rama rota
que supo la respuesta.
38
No hay amor en la muerte.
Hay prisa
por esconder el cuerpo de tu Hijo
por meter su cabeza en una tina
de agua helada
por arrancarle las uñas
los dientes
y los dedos.
39
vociferante necio muy parecido
a un berrinche a un mal
sueño lleno de monstruos
y timbres chirriantes.
40
IMPRECACIONES
No necesariamente
en este orden, Señor,
pero que sus lenguas
pierdan centímetros cada vez que espetan
un castigo, un plan
imperialista.
Mal de Parkinson,
cáncer, cólera
o lupus, que contraigan
una enfermedad que los acorrale
41
en un lecho de langostas, que coarte
sus miembros, dé paso
a las llagas y la comezón
en sus venas.
42
ORACIÓN DE GRATITUD
POR DONALD TRUMP
43
y de la mujer que no es de ningún prójimo.
Amén.
44
TEMOR Y TEMBLOR
Por eso
uso la computadora.
45
POSIBILIDADES EN LA TEÓSFERA
porque si yo te amo y tú me
amas tal vez no todo esté perdido
Raúl Zurita
46
fofo, grotesco, rojo.
Despertaba llorando y mi abuelo comenzaba
a orar a Dios. Él siempre fue así,
un hombre de fe y de palabras. Yo lo quise,
cuánto lo quise, pero ya no
lo recuerdo. En ocasiones me dan tantas ganas de
conversar con él sobre la teología de Karl Barth
o la ética de Bonhoeffer —cuentan que era
muy inteligente.
47
es tuyo, el mundo
es tuyo.
48
TODAVÍA MAÑANA
cuando el eco
del estallido
ya sea nada
y no haya
palabra más
para decirte
no haya riña
en las sinapsis
y el lacrimoso
valle
se haya evaporado
49
estaremos solos
la piel
en su esplendor
y afuera
la opulencia la
plenitud
ahora calmo
ahora
inmóvil
y mirándonos
las frentes las
renovadas mejillas
sosegados a la sombra
de una enramada
llena de palomas
50
incorporados también
a una mesa omnipotente
anclados a la necesidad
de estar solamente
estar-para-la-vida
no sé si al margen
no sé
si con la cabeza vacía
aunque sí
con los párpados
secos
en ese tramo
de largas listas
habrán acallado
los tumultos
51
del fuego
el silencio
lleno
de tambores
de música de arpas
aunque sin la presencia de Vollenweider
o de Alan Stivell
desnudos seguramente
habitantes del
recuperado paraíso
viéndonos
sin melancolía ni
exterminio
alegres
como una manada
de optimistas empedernidos
un hato de locos
en la boca de los
muertos
52
sin volver
a salir de casa
dueños de
un amor implacable
segurísimos
de que a eso
habrá venido
el hombre al mundo
a la existencia
sin la necesidad
de la cópula
al centelleante ocio
hondo y suficiente
como un agujero en el espacio
53
al ocio cincelado
como si se tratara
de un trabajo artístico
amaneceremos vidrios
con los cabellos azules
a causa del fulgor de la nieve
puntuados de risa de
exacerbada risa
sin la inquietud
de buscar otra pregunta
vencedores
de lo efímero
todavía
(siempre)
rebaño
54
tan vasto
como las estrellas
como las
partículas de roca
en la arena
descubriendo
los usos (poéticos y definitivos)
de las cosas.
55
PLEGARIA MÍSTICA
1
Volvamos al desierto, Señor,
al lugar donde,
se supone,
comenzamos. Yo te escuchaba
y tú
me respondías; embadurnabas
con aceite mi cabello, lavabas mis pies.
Preparábamos un becerro
acompañado de leche,
tú bebías, yo
te contemplaba.
No aparecía la noche,
temía invadir nuestro concierto.
Por toda la vega
trazábamos los pasos
56
con ese calzado infinito que compraste.
Mi alma decía: quiero;
mi cuerpo pedía: dame.
2
A pesar de mí
no te canses, Señor,
que tu beso no se
desinflame,
que no mengüe
tu ardor
de consumirme
y en ti,
después del tiempo,
levantarme.
3
Tú no faltas, Señor,
a pesar de que pronunciamos tu nombre
equivocado.
¿Cual, mi Dios,
es el exacto? Ninguno te sostiene.
57
Cierro los ojos
y el mundo en ti,
en tu cruz sanguinolenta,
conjuga su canto arrepentido
y en esta
desalojada gruta
imprime su rendición,
todos sus barrancos
los allana.
4
¿Nada se puede hacer?
Todo queda por delante, Señor,
con tus manos en mis manos,
tu boca en esta boca renovada,
escribo
y cuando lo pienso un poco
me doy cuenta:
apenas comienzo a hervir,
tus palabras
aún
pasan de largo.
58
5
Peregrino
por la casa. De nuevo el pacto.
Tomo un becerro,
lo disecciono por en medio.
Ahuyento las moscas
y el moho.
La sensación de plenitud llega
cuando pasas
y me he ido.
Un paraguas se abre.
Afuera llueve,
siempre llueves.
6
Cerca
te distingo, te toco,
allí me muestras
aquello que pretendo.
El polvo se sosiega
y cada parte de mi cuerpo
se interna en tu costado.
Astillas de luz: el alma duele
59
cuando destruyes
mi triunfo.
7
Con la noche cayendo
en nuestros ojos, con el polvo
del desierto en otras huellas,
en este mar de nada,
más allá de la totalidad
nos encontramos. Irrumpes
como una mano que atraviesa
la ventana. Señor, estoy listo.
Envío
60
JOVEN QUE ESPERA A DIOS
ENTRE LAS LLAMAS
Ya no sé si queda la esperanza
de que las nubes sean la casa definitiva
de los muertos (los vivos eternamente).
Ya no sé (aunque digan las encuestas que Dios existe)
cuánto se preocupa por este hedor,
61
esta masacre de bocas avinagradas,
de clavos hirviendo que perforan nuestra carne.
62
ORACIÓN PARA ACABAR CON EL EXILIO
63
Eran ya demasiados huesos
para llevarlos en mis hombros,
demasiada sangre también
para mezclarla con mi sangre,
el olor a pólvora quemada
no es un aroma que puedas llevar en la boca toda
la vida.
Y aquí está,
antes de que se deshaga por completo
te lo entrego,
no como se dan las llaves de una casa
sino como un cuerpo abre sus entrañas
para abrazar a otro.
Es ahora tuyo
y tú, mío,
y yo, nuestro.
64
GESTOS HUMANOS
Luis Cruz-Villalobos
65
Dedicado a los que ignoran
el nombre develado de Dios
66
A TUS ALTAS Y PROFUNDAS LEJANÍAS
Desde lejos
En tiempo y espacio
Muy lejos
67
—históricamente inusual—
Nos acaricias
Así como nosotros lo hacemos
Día tras día
Con nuestros hijos
Aun siendo padres y madres pequeños
68
Y ANHELAN LLEGAR A TU APARTADA
PRESENCIA
Apartado estás
Oh Arcano nuestro
Pero sí sabemos que eres bendito
Apartado eres
Y algo te amamos
Pues debes saber
Que es difícil amar
A uno que se oculta
Eres apartado
Tímido
Callado
Oh Arcano nuestro
69
Qué misántropo te presentas
Y nosotros te amamos
A pesar de tu silencio
O de tus cantos
Muchas veces
Indescifrables
70
MARÍAS HAY MILLONES EN ESTE PLANETA
71
Sí
Tú
Gran Arcano
Infinito
Inconcebible
Ahí estabas
En María
Y ella es aún hoy
Nuestro gesto
De amor a Ti
De acogida
Y no lo olvides
Oh Infinito y Eterno
No lo olvides
No olvides a esa madre
Que es también mujer
Hija de los hombres
72
No lo olvides
Marías hay millones en este planeta.
73
QUE NOS DEVORAN LA VIDA COMO PAN
74
Tú eres nuestra casa materna
Cómo te atreves a pedirnos amor
Si nos dejas solos casi eternamente
75
HACE CIENTOS DE MILES DE AÑOS
Esta flama
Esta débil llama
Que has encendido en nuestros pechos
Tan frágil la hiciste
Tan pobre
Pero no hace más que anhelar
Alejarse a tus alturas
A tu cima infinita
Nuestros espíritus
Tan teñidos y manoseados
Por nuestras almas azules
Y por nuestros rojos cuerpos
No hacen más que clamar
Por la resurrección
Y Tú
76
No haces más que tardarte
No haces más que no venir
77
¡SÁLVANOS!
¡Sálvanos!
Nada más
Escucha
Es nuestro gesto oceánico
Nuestro canto y clamor planetario
Escucha
Atento
Éste es nuestro grito
Nuestro desespero infernal
Desgarro insondable
78
Arcano
Profundo
Altísimo
¡Sálvanos!
79
YA TE PERTENECE POR LOS SIGLOS DE
LOS SIGLOS
80
Te ofrecemos nuestros parlamentos
Nuestros congresos y sus luces
Sus heroicos honorarios
Y su miserable amor por el pueblo
81
LLÁMANOS
Llámanos
Mientras lloramos
O mientras dormimos
Allí
En el lecho de la muerte
En el lecho de la vida
En el del vital placer
Y en el de la pesadilla inefable
Allí
Por piedad
Llámanos
Desde tu silenciosa presencia
Llámanos
82
Nosotros te donaremos nuestras lágrimas
Como la ofrenda más alta y sublime
Pues el llorar ha sido nuestro esmerado oficio
Como tú bien lo sabes y siempre lo has visto
Ven
Amado
Ven
Y llámanos de cerca
Pues podemos no oírte
Llámanos al oído
Pues podemos confundirnos
Y mirar a otro lado
Y seguir a otra voz
Por caminos que nos alejan
De tu abrazo
Llámanos
En nuestro llanto
En nuestro llanto sideral
Cósmico
Boreal incluso
Allí
Llámanos.
83
PERO QUE UN DÍA NO LEJANO
TENDREMOS QUE CUMPLIR
84
Y por eso te pedimos que tengas paciencia
Pues día a día vamos camino a Tarsis
Día a día subimos a ese barco
Aunque Tú nos enviaste al desierto
Con una misión que no nos importa
Que despreciamos de lo más hondo
Pero que un día no lejano tendremos que cumplir.
85
NOSOTROS ESTAMOS PERDIDOS SIN TI
Y si lo sabes
Por qué te disfrazas tantas veces
De inexistente
86
Pero Tú pareces no saberlo
Y nos dejas a cargo de nuestras decisiones
De nuestros pasos delante de tus ojos
Sabiendo que erramos día y noche
Nosotros estamos perdidos sin Ti
87
Y NUESTRO
Somos noche
Somos putrefacción que llega a tus narices
Hijos y nietos de tinieblas
Y no lo podemos ocultar
88
Conciente y visible
Te miramos en la penumbra
Como estrella que palpita lejana
Y parece prometernos que un día será
Nuestro pleno sol cercano
Tibio
Vivificante
Y nuestro.
89
TAL COMO SOMOS EN NUESTRA
MISERIA DESOLADA
Recuérdanos
Te pedimos
Recuérdanos
No te quedes sumido
En la plenitud de tus salones áureos
Recuérdanos
90
A los que te olvidaron
Recuerda a los que ya no tienen fe en nadie
A los que se les olvidó el Padrenuestro
A los que repiten necios mantras de redención
Recuerda a los cancerosos
A los que tienen los rostros destrozados
A los que tienen el corazón hecho añicos
Recuerda a los que besan a cualquiera en la boca
A los que se dejan violar por unos billetes
A los que escriben poesía inútil
Recuerda a quienes están goberando para su
propio bien
A los que son gobernados para su propio mal
A la gran mayoría que sustenta a la gran minoría
A la ínfima minoría que es dueña de casi todo
Recuerda a la madre que se muere
A los hijos que se mueren
A los nietos que se mueren
Recuerda
91
POR LA ETERNIDAD
Un abrazo
Nada más te pedimos
Sabemos que cabemos
En tu regazo amplio
Sabemos que hay lugar para todos
Incluso para quienes no han llegado al vivir
Incluso para todos los que ya se han marchado
Un abrazo
Arcano
Para conocerte de verdad
Para oler tu piel
Tus blancos ropajes
Y reconocer ese aroma
Que es el mismo de la almohada tibia
Que alguna noche nos acarició la infancia
92
Un abrazo
Y nos basta
Un abrazo
Y será suficiente
Pero un abrazo
Por la eternidad.
93
HASTA HOY
94
DONDE YA JAMÁS TE LLAMAREMOS
ARCANO
Volvemos a casa
No me digas que no es así
Volvemos a casa
Todos
De la mano
En una multitud incontable
Como nación multicolor
Nueva
Y eterna
Ya vamos
No desesperes
Ya estamos por llegar
No llores nuestra ausencia
95
Incluso tu mansión
Ya logra verse en el horizonte
Déjame decirles a mis hermanos
Incluso a aquellos
Que me llaman enemigo
Déjame decirles que ya estamos por llegar
Que la casa está preparada
Que el banquete está listo
Que hay lugar para todos todos
Que ninguno quedará afuera
Y que los soberbios después de una noche
Bajo las duras y frías estrellas
Entrarán renovados a la luz
Allí vamos
Nadie nos detiene
No me digas que no es así
Por favor
Dime si quieres
Que en realidad eres Tú quien viene
Sí
Eres Tú quien se acerca
96
Y traes tu mansión contigo
Y nuevo cielo y nueva tierra
Donde ya jamás te llamaremos Arcano.
97
98
EPÍLOGO
99
100
Los poemas de Plegarias sórdidas acarrean la
desolación de las verdades intolerables: «estalló la
guerra», «el cáncer se ha extendido», «lo nuestro no
funciona». Hay poco idealismo en estos versos
desgarradores y sobrios; nos encontramos, por el
contrario, con gestos confusos, con frentes
impasibles como un terrón de mármol, con grito
contenido y socarrón. Son poemas escritos a la
sombra del Salmo 22: «¿por qué me has
abandonado?», se preguntan Luis y Samuel. Es el
intelecto el que pregunta, ciertamente, pero es el
alma la que siente el abandono de Dios. Ante el cielo
callado, pareciera que las únicas opciones son la
resignación, la derrota abrumadora, el desdén, el
cínico pesimismo, la angustia desoladora ante el
mundo del Espíritu.
101
cierta confianza, pero al que le enrostran su silencio:
«no haces más que tardarte / no haces más que no venir» (p.
57). Es que solo duele lo que se espera, nadie se
desilusiona por aquello que no existe o en lo que no
cree; nada puede defraudar a los que nada esperan.
La ausencia de Dios duele porque se siente el hueco,
sus huellas son como «astillas de luz» (p. 45). La
presencia divina es una realidad omnipresente que
acecha la experiencia de estos poetas. Es imposible
escapar de su mirada y de su sombra; sin embargo,
como en el mito de Tántalo, esa presencia
omnipresente se esfuma cada vez que el alma
sedienta busca el agua.
102
definidas sobre Dios, sobre la forma de conocerlo o
nombrarlo, sobre cómo deben ser sus seguidores o
dónde encontrar las respuestas. El diálogo con lo
divino es una pulseada, y del inmenso legado del
cristianismo, los poetas vuelven una y otra vez a
recuperar la oración como esencia de ese diálogo.
Pero la oración no es repetición cansina: es una
batalla, una lucha honesta, como la de Jacob con el
ángel: «no te dejaré hasta que me bendigas».
103
ni amigo, ni redentor. Dios es silencio, incógnita,
«misterio, es el apartado / Tímido / Callado / Oh Arcano
nuestro» (p. 53). La actitud del poeta parece ser la
resignada aceptación de su doble cualidad: es
creyente y es incrédulo. El primer poema del libro
empieza con la última palabra de las oraciones
cristiana: amén, que así sea, pero esa aparente
conformidad es también queja indómita, por la que
se ve a sí mismo como «el así-será perdido» (p. 14). Para
encontrar herramientas en su búsqueda, se aferra al
camino trazado por otras oraciones litúrgicas (el
Padre Nuestro, el Ave María) pero ninguna parece
romper el techo; Dios se le aparece como
inalcanzable, y para llenar el hueco de su ausencia
llega en ocasiones a explorar las posibilidades del
panteísmo. Pero ningún hallazgo resuelve el dilema,
ningún sustituto puede llenar el vacío dejado por
Dios. La “Oración 8” es la que mejor aborda este
conflicto; habla con emotividad de una ciudad sin
Dios, y es una urbe llena de promesas: «Me sabrá besar
en la boca y en la sien / Me sabrá dar un norte y un sur / Un
aquí y un ahora / Me venderá a buen precio nuevas memorias /
Nuevos futuros muy ciertos» (p. 24). Sin embargo,
habitar esa ciudad sin Dios es convertirse en
104
máquinas, es la deshumanización, es contentamien-
to pero como el de un muerto. Vivir es, para el poeta,
la angustiante búsqueda de sentido; la alternativa a
esta angustia es la máquina, el olvido, el cinismo, la
indiferencia, la muerte. Al final, termina alargando
un poco más la esperanza. La ciudad sin Dios no es
para él una alternativa. Dos imágenes lo mantienen
confiado a pesar de todo. La primera se encuentra en
el pasado y es la encarnación de Jesucristo: «Sabemos
que viniste una noche / Y que optaste por cada uno de nosotros
/ Que te quedaste tres décadas […] Es por eso que no te he
maldecido / Es por eso que sigo cantándote con amor» (p.
69). La segunda se encuentra en el futuro y es la
esperanza que vence a la muerte: «nuevo cielo y nueva
tierra / Donde ya jamás te llamaremos Arcano».
105
de esto son los poemas “Oración de gratitud por
Donald Trump” y “Temor y temblor” (que muestra
un latente deseo de llegar a ser inmune a la intrusión
de lo divino en la existencia).
106
Estos poetas sedientos no saben cantar una fe
bucólica o idealizada. Sus poemas pueden ser
devastadores, casi ininteligibles, para los ojos de
algunos creyentes que encuentran el dolor como algo
irreconciliable con una experiencia de fe, que (por
buenas intenciones, ingenuidad o tozudez) niegan
que la devoción implique caminar por el desierto.
Luis y Samuel nos recuerdan que a Dios se lo conoce
realmente en el medio de la arena, que sin desierto
no hay Sinaí ni bautismo. Lo que queda después de
la sed, en aquellos que no se rindieron ante los
becerros de oro ni ante los juegos mentales de la
serpiente, es el deseo inextinguible de ver nacer a
Dios una vez más: una natividad permanente en los
corazones, una aparición gloriosa en la montaña, una
teofanía. En los vestigios de la fe solo queda «un poco
de ternura diminuta / Desde la cual puedo elevar una
alabanza a los cielos» (p. 20), un «imprescindible anhelo de
más» (p. 27) y eso, contra todos los emblemas
triunfalistas, ya es luz.
107
derrotar a la resignación infinita; Kierkegaard llamó
a esa victoria “el caballero de la fe”. Es en el arrojo
donde se encuentra la fe: allí donde se invoca la
palabra de Dios contra todo pronóstico, contra todo
consejo interno y externo, contra toda voz que,
como la esposa de Job, recomienda «maldice a tu
Dios y muérete». Lo único que puede hacer el
caballero de la fe es seguir invocando, seguir
mirando al cielo, seguir recitando oraciones aunque
parezcan solo plegarias sórdidas. «Nuestro gesto
verdadero / insuperable / que podemos ofrecerte es este /
¡sálvanos!» (p. 58).
Lucas Magnin
Córdoba, Argentina, 2018
108
INDICE
5 PRÓLOGO
11 ORACIONES DE ÍCABOD
13 Oración 1
15 Oración 2
17 Oración 3
19 Oración 4
21 Oración 5
23 Oración 6
25 Oración 7
28 Oración 8
31 Oración 9
33 Oración 10
35 PLEGARIAS TERRESTRES
37 Declaración de principios
41 Imprecaciones
43 Oración de gratitud por Donald Trump
45 Temor y temblor
46 Posibilidades en la teósfera
49 Todavía mañana
56 Plegaria mística
109
61 Joven que espera a Dios entre las llamas
63 Oración para acabar con el exilio
65 GESTOS HUMANOS
67 A tus altas y profundas alturas
69 Y anhelan llegar a tu apartada presencia
71 Marías hay millones en este planeta
74 Que nos devoran la vida como pan
76 Hace cientos de miles de años
78 ¡Sálvanos!
80 Ya te pertenece por los siglos de los siglos
82 Llámanos
84 Pero que un día no lejano tendremos…
86 Nosotros estamos perdidos sin Ti
88 Y nuestro
90 Tal como somos en nuestra miseria desolada
92 Por la eternidad
94 Hasta hoy
95 Donde jamás te llamaremos arcano
99 EPÍLOGO
110
La versión impresa de este libro está
disponible en:
111
112
113
Samuel Lagunas, poeta y crítico de cine
mexicano, especialista en estudios
latinoamericanos y teología.
Luis eleva sus plegarias según la estructura de los Salmos. En sus poemas,
encontramos paralelis-mos sinonímicos y complementarios. Luis se apropia con
creatividad de motivos sapienciales y literarios que aparecen en la inmensa
biblioteca hebrea, a la cual llamamos Biblia, para desnudar las búsquedas de una
época amenazada por el olvido.
Estos dos escritores latinoamericanos cantan desde las entrañas una salmodia
disruptiva. Buscan reescribir el lenguaje de la piedra e interpelar a un Dios, cuyo
lugar de revelación es la pregunta. Intentan traer su palabra a nuestro reino, el de
los escombros. Y crean un escenario donde llaman al Misterio a responder, al
menos con su silencio. Aunque Dios no siempre responde. Dios escapa. Su silencio
es su Palabra. Su Palabra es oída en la pregunta.
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