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Narrato Lo Gay Lengua Je Audiovisual
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Lauro Zavala
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NARRATOLOGÍA Y LENGUAJE
AUDIOVISUAL
LAURO ZAVALA
ÍNDICE
Presentación
Elementos de narratología
Análisis cinematográfico
Minificciones audiovisuales
Glosarios
Presentación
ELEMENTOS DE NARRATOLOGÍA
7
Análisis Narratológico
Estudio de los elementos narrativos de una película de ficción, ya sea en términos
estructurales y actanciales o en términos de su proceso de enunciación narrativa. Algunos
elementos fundamentales de todo análisis narratológico en el cine son el punto de vista
y los actantes. Una de las áreas más importantes y menos estudiadas del análisis
narratológico es la teoría del final, es decir, de las estrategias terminativas del relato
cinematográfico, que a su vez están ligadas al inicio narrativo. Los elementos
8
narratológicos fundamentales del cine han sido estudiados por Seymour Chatman, 1978;
Edward Branigan, 1984; André Gaudreault & Francois Jost, 1990.
Análisis Estructural
La idea y el término (estructural) surgen con los estudios sobre los mitos publicados por
Claude Lévi-Strauss en 1958. Este tipo de análisis parte del supuesto de que toda
narración, a pesar de su aparente caos interno, tiene una estructura precisa y siempre igual
a sí misma. Cuando esto ocurre nos encontramos ante una narración de carácter clásico.
En este supuesto se apoya la llamada Gran Sintagmática elaborada por Christian Metz en
1971, y una serie de análisis específicos (muchos de los cuales empezaron estudiando
películas de Alfred Hitchcock: Raymond Bellour, 1967; Peter Wollen, 1969, Stephen
Heath, 1981).
Análisis Mitológico
Diversos mitos son vehiculados por el cine y la literatura (como ideología). Su estudio
estructural se sustenta en la morfología narrativa (Vladimir Propp, 1928). En el terreno
antropológico se ha encontrado una secuencia narrativa común a los mitos fundamentales
de todas las culturas (Joseph Campbell, 1948), que también aparece en el cine clásico
(Christian Vogler, 1991, 1998) y especialmente en el de aventuras (Antonio Sánchez-
Escalanilla, 2002). En el caso de algunos géneros clásicos, como el western, es posible
establecer una correspondencia entre la estructura narrativa del mito y la estructura
ideológica de la sociedad que lo reconoce inconscientemente (Will Wright, 1975).
Análisis Formalista
El formalismo surgió en 1915 en el Círculo Lingüístico de Moscú, cuyos integrantes
publicaron el volumen colectivo Poética del cine en 1927. A fines de los años 60 el
formalismo ruso fue traducido al inglés y francés, y estudiado por Nöel Burch. En
los años 80 se inició lo que se conoce como Neoformalismo Cinematográfico, de
naturaleza cognitivista, en los trabajos de David Bordwell, Kristine Thompson, Noël
Carroll, Santos Zunzunegui. El supuesto fundamental consiste en señalar que cada
objeto de análisis (por ejemplo, cada película) merece el diseño de un método
específico. Sus conceptos básicos son Elemento Dominante; Microanálisis; Historia
vs Discurso. Su objetivo último es conocer los estilos cinematográficos (a partir de
la composición visual, la edición, el montaje, la profundidad de campo, etc.)
Análisis de la Sutura
El empleo de este término (sutura) en el análisis cinematográfico surgió a partir de la
extrapolación de una metáfora lacaniana, registrada por Jacques-Alain Miller en 1966,
con un alcance extremadamente limitado, pues se refería a algunos planos de algunas
películas de Fritz Lang y Robert Bresson, en los cuales el espectador podría imaginar
un contracampo ausente (Oudart, 1969). Sin embargo, el término ha sido retomado para
integrarse a una teoría de la enunciación audiovisual en general y de la mirada en
particular (Stephen Heath, 1977, 1981; Kaja Silverman, 1986). Es posible reconocer
varios tipos de sutura efectuados por el espectador de cine para explicar, por ejemplo, los
mecanismos de la metaparodia genérica, la hiperviolencia estilizada o los juegos con el
tiempo en la SF (nexos causales como retorno de lo reprimido; criaturas de deseo vs
criaturas de impulso; lecturas sintomáticas, etc.)
Análisis Estilístico
Existen dos tendencias en el estudio del estilo cinematográfico. David Bordwell (On
the History of Film Style, Harvard University, 2000) señala la existencia de regularidades
colectivas en la historia del cine, y las reconoce como estilos específicos (film noir,
realismo poético francés, neorrealismo italiano, comedia ranchera mexicano, etc.). Por su
parte, Noël Burch (La praxis del cine, 1969) señala la existencia de rupturas frente a estas
regularidades, y a esos rasgos individuales los llama precisamente el estilo
cinematográfico. A partir de ambas concepciones es posible estudiar cada película
particular, y reconocer, por ejemplo, lo específico de las distintas versiones
cinematográficas de una misma historia (Hamlet).
Análisis Metaficcional
La metaficción cinematográfica, como en el caso de la metaficción literaria, abarca
muy diversos mecanismos de autorreferencialidad. En todos los casos se trata de
11
Análisis Intertextual
El concepto de intertextualidad es utilizado para referirse a la relación que existe, desde
la perspectiva del espectador, entre dos o más textos (en este caso, entre películas, y entre
una película y cualquier otro código). La intertextualidad contemporánea reconoce la
función de las competencias, la memoria y el contexto de lectura del espectador como
elementos que determinan estas asociaciones. Todo está relacionado con todo, al menos
desde la perspectiva de las alusiones, parodias, pastiches, homenajes, huellas, etc. La
intertextualidad moderna es la que se establece entre una película y otra, mientras que la
intertextualidad posmoderna es la que se establece entre una película y una tradicióin
genérica o estilística.
Análisis Ideológico
La ideología es un sistema de representaciones de naturaleza interpretativa que juega un
papel histórico y político preciso, es considerada como universal y natural, y constituye
un lenguaje (Jacques Aumont, 2000). En el cine la ideología está presente en la
producción, los contenidos, las formas y la técnica. La producción cinematográfica está
sustentada en una ideología de la creación, de la cual se deriva la noción del cine de
autor, utilizada por la crítica periodística. Los contenidos de cada película clásica se
estructuran según la lógica de los modelos genéricos y los esquemas narrativos, que a su
vez se sustentan en la noción del final epifánico, donde todas las contradicciones se
resuelven. Bertolt Brecht opuso a esta tradición su noción de narrativa épica. Las formas
12
Análisis Semiótico
Es necesario distinguir los métodos de análisis semiológico, de naturaleza binaria,
derivados de la lingüística estructural de Ferdinand de Saussure (Christian Metz, Roland
Barthes, Pier Paolo Pasolini, Giorgio Bettetini, Umberto Eco), y los métodos de análisis
semiótico, de naturaleza ternaria, derivados de la pragmática de Charles S. Peirce (Peter
Wollen, Stephen Heath, Yuri Lotman, Gilles Deleuze). En este caso, la naturaleza de
cada película puede ser estudiada a partir de la distinción entre su dimensión indicial,
icónica o simbólica (Roy Armes) o a partir del empleo de estrategias deductivas,
inductivas y abductivas por parte del espectador. Esto último permite establecer una
posible semiótica del inicio cinematográfico, a partir de los mecanismos de suspenso,
sorpresa e intriga de predestinación (L. Zavala, 2003)
Análisis Deconstructivo
En la tradición de análisis cinematográfico y literario se ha considerado que cada método
particular es más adecuado al trabajar con un determinado texto, y que por lo tanto no es
conveniente utilizar un mismo método para analizar todas las películas. En cambio, la
decosntrucción señala que cada método limita los alcances de una lectura, y que sólo se
encuentra aquello que se está buscando (Derrida). Para acceder a la especificidad de un
texto y no acceder a él con objetivos predeterminados, la estrategia deconstructiva
propone reconocer las anomalías, las reversiones y las asimetrías de la película,
utilizando estrategias de carácter irónico. La deconstrucción del análisis a partir de la
teoría de autor puede ser considerada como una poética de la producción, y la
deconstrucción del análisis temático puede ser considerada como una poética de la
semiosis (Brunnette & Willis, 1989; Elsaesser & Buckland, 2002).
El suspenso es, sin duda, una de las estrategias retóricas más persistentes y ubicuas en la
historia de la narrativa. En este trabajo pretendo mostrar la pertinencia de la teoría del cuento
para el estudio del lenguaje cinematográfico contemporáneo, y en particular la pertinencia de las
estrategias del suspenso que están presentes en el cuento clásico para entender el poder de
seducción de gran parte del cine surgido a partir de la década pasada.
Estas notas parten del supuesto de que en nuestros días la forma narrativa con mayor
poder de seducción es el cine. Y el cine, a su vez, debe ese poder a haber incorporado los
elementos estructurales que definen al cuento corto, y muy especialmente los recursos del
suspenso narrativo.
De lo anterior se deriva una observación con efectos prácticos: toda buena adaptación de
una novela al cine consiste en reducir aquélla a la lógica y a las proporciones del cuento clásico,
y en ser infiel a la naturaleza literaria de la narración original, de modo que responda a las
propiedades del lenguaje cinematográfico.
Al iniciar estas notas con estas afirmaciones tomo como punto de partida el recurso
narrativo llamado intriga de predestinación, que consiste en ofrecer desde sus primeras líneas la
conclusión a la que se dirige el texto, en este caso de manera explícita.1
Las similitudes entre el cine y el cuento son de dos tipos: formales y estructurales. Las
formales son las más evidentes: están contenidas en lo que Poe, creador del cuento moderno y
del cuento policiaco, llamó la unidad de impresión.2 Las similitudes estructurales están centradas
precisamente en el suspenso narrativo.
1
“La intriga de predestinación consiste en dar, en los primeros minutos de la película, lo esencial de la intriga
y su resolución, o al menos la resolución esperada”. J.Aumont et al.: Estética del cine. Barcelona, Paidós,
1983, 125.
2
Edgar Allan Poe: “Filosofía de la composición”, en Ensayos y críticas. Madrid, Alianza Editorial, 1973,
trad. Julio
Cortázar, 67.
15
La unidad de impresión, que, por cierto, el cuento y el cine comparten con la poesía, está
ligada a la extensión que debe tener el texto. Esta extensión, decía Poe, debe ser tal que el relato
pueda ser leído en una sentada y en un lapso menor a las dos horas. Ello significa, para el cuento,
una extensión de no más de 15 000 palabras, y para el cine, de aproximadamente una hora y
media de proyección.
Por supuesto, esta convención exige una gran economía de los recursos narrativos, y la
relativa ausencia de digresiones, propias de la novela, lo mismo en el contenido que en
elementos formales como el estilo y el ritmo textual.
Pero la similitud más importante entre el cuento corto y el cine clásico es estructural, y
consiste en el empleo de las estrategias del suspenso narrativo. Al utilizar este término me refiero
no solamente al sentido literal que tiene en la narrativa policiaca, sino además y en general, al
sentido que tiene en la teoría narrativa contemporánea.
3
J. A. Cuddon: A Dictionary of Literary Terms. London, New York, Penguin, 1973, 663.
4
Joseph T. Shipley: Dictionary of World Literary Terms. Boston, The Writer, Inc., 1970, 321.
16
encontrarse en un final sorpresivo pero coherente con el resto del relato, y que lleve al lector a
tener la sensación de que este final era inevitable desde la perspectiva de las opciones posibles.5
Estos tres elementos --la revelación epifánica, el final sorpresivo y la inevitabilidad en
retrospectiva-- están determinados por las reglas del suspenso narrativo.
Como puede observarse, estos elementos no son exclusivos, aunque sí imprescindibles,
para el relato policiaco, que no es otra cosa que una narración estructurada según el principio de
un tipo particular de suspenso: el suspenso estructurado alrededor de la búsqueda (epistémica) de
una verdad: el verdadero culpable del crimen.
Todos sabemos que la narrativa policiaca es, entre todas las formas de empleo del
suspenso narrativo, la más persistente y la que ha dado sus mejores resultados precisamente en el
cine y en el cuento corto. En este punto de confluencia de estos tres intereses (suspenso, cuento y
cine), podríamos preguntarnos ¿en qué consiste su fuerza de atracción? Tal vez todos lo
sabemos, aunque sea de manera intuitiva.
En primer lugar, el tema central de todo relato policiaco es la muerte, lo cual es una
preocupación vital para todos, y en segundo lugar (y esto es tal vez lo más importante) el lector
no juega para ganar, sino para perder. Ambos elementos se integran en una experiencia de
lectura muy específica. Al estar de por medio la forma por excelencia del suspenso, el lector
termina por preservar su optimismo en la vida cotidiana, relativamente alejada del mundo
azaroso y agudamente conflictivo del relato policiaco, y a la vez conserva la sensación de que
existe una instancia (narrativa) capaz de ofrecer una respuesta satisfactoria a las preguntas más
difíciles, es decir, que siempre existe la posibilidad de responder a enigmas que tienen en el
fondo un enorme peso moral.6
Esto es así, independientemente de que la historia sea una variante de la tradición
norteamericana, donde la explicación del misterio se ofrece al final; o que se trate de un relato-
5
Rust Hills: Writing in General and the Short Story in Particular. An Informal Textbook. Boston, Houghton
Mifflin, 1977. Cf. esp. “Epiphany as a Literary Term”, “Inevitability in Retrospect” y “Ending”.
6
Esta tesis está expuesta de manera convincente por Judith Schoenberg en “Agatha Christie: el ¿quién fue? o
la malignidad del azar” en Texto Crítico 4 (1976), Universidad Veracruzana, 78-88.
17
enigma, propio de la tradición británica, donde el detective busca las claves a partir de las
evidencias mostradas en la acción inicial.7
Y bien, a partir de estas estrategias narrativas propias del relato policiaco, podemos
definir en general los elementos comunes a la narrativa clásica, y en particular los elementos
comunes al cine y al cuento corto. Para ello, es necesario recurrir a los códigos temporales e
irreversibles de toda narración (según la propuesta de Roland Barthes en su estudio sobre el
realismo decimonónico): el código de las acciones, que debe seguir una lógica secuencial, en la
que se habrá de restaurar un orden alterado al iniciarse el relato, y el código hermenéutico, que
debe seguir una lógica epistémica, es decir, la lógica de la búsqueda y el develamiento de una
verdad oculta para el lector, y que consiste en distinguir los términos (formales) a partir de los
cuales “se centra, se plantea, se formula, luego se retrasa y finalmente se descifra un enigma”.8
Por supuesto, lo que define a una narración es la existencia de una serie de acciones; pero
lo que hace de esta secuencia una aventura estética es, en gran medida, el juego con los enigmas
del relato. Al estudiar el cine clásico y el cuento corto podemos reconocer las estrategias clásicas
del suspenso: son las estrategias del misterio, el conflicto y la tensión.9
En el suspenso producido como resultado del misterio, el lector o espectador sabe que
hay un secreto, aunque ignora la solución que puede tener. En este caso, el narrador compite con
el lector, y debe sorprenderlo. Ello atrae la curiosidad de este último, y se resuelve por medio de
la explicación del narrador o del personaje que cumple el papel del investigador en la historia.
Este suspenso es propio del relato policiaco, que es la narrativa epistémica por excelencia.
En el suspenso definido por el conflicto se evoca la incertidumbre del lector o espectador
acerca de las acciones de los personajes, y se resuelve por medio de las decisiones tomadas por
ellos mismos. De estas decisiones, suspendidas por el narrador hasta el final, con el fin de
7
Juan José Millás: “Introducción a la novela policiaca” en E. A. Poe: El escarabajo de oro y otros cuentos.
México, Red Editorial Iberoamericana, 1988, 9-31.
8
Roland Barthes: “Los cinco códigos” en S/Z. México, Siglo XXI Editores, 1980 (1970), 14-15. El código
hermenéutico consiste en distinguir los términos (formales) a partir de los cuales “se centra, se plantea, se
formula, luego se retrasa y finalmente se descifra un enigma”. Op. cit., 14.
9
Rust Hills: “Technique of Suspense”, op. cit., 37-43.
18
mantener la atención del lector, depende la estructura básica del relato, y es el elemento
fundamental que toda adaptación de la literatura policiaca al cine debe respetar para ser fiel a
este elemento de seducción del texto literario.
Finalmente, en el suspenso definido por la tensión narrativa se provoca la anticipación del
lector, la cual se resuelve por el cumplimiento de las expectativas. En este último caso, el lector o
espectador es un cómplice moral del protagonista, y conoce una verdad que los demás personajes
ignoran. Es decir, aquí el lector conoce el qué de las acciones, y el suspenso consiste en conocer
el cómo, cuándo y por qué va a ocurrir lo anunciado. Ciertamente, esta forma de suspenso es la
más compleja, y es también la que exige la mayor colaboración entre el narrador y el lector o
espectador. De hecho, éste es el suspenso que caracteriza al cine de Hitchcock, que a su vez tiene
como antecedente directo, en su variante aún más irónica, al Edipo de Sófocles.
A propósito del cine de Hitchcock, el semiólogo inglés Peter Wollen distingue entre
suspenso (cuando el espectador conoce el secreto pero el personaje no), misterio (cuando el
espectador no conoce el secreto pero sabe que hay un secreto) y sorpresa (cuando el espectador
no sabe que hay un secreto hasta que súbitamente es revelado).10
Ahora bien, si toda historia suele utilizar estas estrategias de suspenso, las diferencias
entre un relato y otro consisten en la manera de dosificar las formas de “frenado” de la solución
del enigma original. Las formas de suspender esta solución son los bloqueos, los engaños, los
equívocos y la presentación diferida de las respuestas.
De hecho, todo texto contiene uno o varios enigmas que es posible descifrar. Y mientras
el código de acciones acelera el desarrollo de la historia, el código hermenéutico dispone
revueltas, detenciones y desviaciones entre la pregunta y la respuesta, es decir, reticencias
(morfemas dilatorios), que son, entre otros, los siguientes: el engaño (especie de desvío
deliberado de la verdad), el equívoco (mezcla de verdad y engaño), la respuesta suspendida
(detención afásica de la revelación) y el bloqueo (constatación de la insolubilidad).11
10
Peter Wollen: “The Hermeneutic Code”, en Semiotic Counter-Strategies. Readings and Writings. London,
Verso, 1982, 10-48.
11
Cf. R. Barthes, op. cit., 62.
19
Todo cuento, lo mismo que toda película, es el espacio idóneo para el ejercicio del
suspenso, pues, como señala Ricardo Piglia, siempre cuenta dos historias: una explícita y
aparente, y otra oculta, que es la que “realmente” cuenta.12 Cada cuento y cada película parece
contar una historia para, al final, sorprendernos con otra cuyo sentido quedó suspendido desde la
formulación del enigma inicial, que debe ser resuelto al responder a la pregunta: “¿Qué ocurrió?”
A la relación que se establece entre la historia aparente y la historia profunda la llamamos
“género”, y al tratamiento que reciben los temas de estas historias, “estilo”. Las diferencias en el
empleo de las estrategias de suspenso determinan las diferencias que encontramos entre Poe y
Borges, entre Conan Doyle y Chesterton, y entre Fritz Lang y John Huston o entre Hitchcock y
Brian de Palma.
La espera, entonces, como condición fundadora de la verdad, define al relato como un
“rito iniciático erizado de dificultades”,13 lo mismo en cine que en literatura. Esta espera define
la paradoja de toda narración, que consiste en que la transmisión de información que da al
narrador la autoridad para narrar hace que éste pierda finalmente esta misma autoridad al
concluir la narración, es decir, al haber agotado su información.14
Hasta aquí he observado el suspenso en la narrativa clásica, es decir, en el cuento corto,
cuyas reglas fueron explicitadas y practicadas por Poe y en el cine conocido en la literatura
especializada como “cine clásico”, es decir, el cine de géneros cuyas convenciones cristalizaron
alrededor de la década de 1940. Pero en el cine y en la narrativa contemporáneos, el suspenso se
desplaza al juego entre la autoridad narrativa (basada en la duplicidad del narrador, que termina
por sustituir la apariencia por una realidad, descubriendo el sentido de un enigma) y la autoridad
narratorial (basada en la autorreferencialidad narrativa, centrada en las estrategias mismas de
seducción, es decir, en exhibir ante el lector las reglas del juego entre cubrir y descubrir el
enigma que da origen al relato). En otras palabras, en la narrativa contemporánea toda narración
cuenta una historia (en la voz narrativa), pero también se cuenta a sí misma (en la voz
12
Ricardo Piglia: “El jugador de Chéjov. Tesis sobre el cuento”. Texto incluido en el libro colectivo
Techniques narratives dans le conte hispanoaméricain. Paris, CRICCAL, La Sorbonne, 1987.
13
Roland Barthes, op. cit., 62.
14
Ross Chambers: “Narratorial Authority and The Purloined Letter” en Story and Situation. Narrative
Seduction and the Power of Fiction. Minneapolis, University of Minnesota Press, 1984, 50-72.
20
A partir de lo expuesto hasta aquí podría formularse una hipótesis de trabajo: si el género
policiaco se inició en el cuento debido a su propia econom¡a de recursos y a la proximidad del
relato breve con las fuentes del suspenso,16 las estrategias narrativas propias de este género serán
el punto de partida para el desarrollo de los géneros narrativos del cine clásico, y no sólo para el
cine policiaco.
Por otra parte, en el cine contemporáneo (surgido a partir de la década de 1980) seguimos
aprendiendo a ver y a reconocer, en el espejo imaginario de la pantalla, los fragmentos de nuestra
identidad cultural, en particular aquellos que provienen de las referencias y alusiones a películas
que hemos visto, y a los textos que hemos leído, a las situaciones que hemos imaginado y, en fin,
a los deseos que cotidianamente nos impulsan a actuar.17
La interdiscursividad de la cultura contemporánea y, en particular, la relación irónica,
retrospectiva y autorreferencial de las convenciones de distintos géneros (como el policiaco) y de
distintos estilos (como el noir)18 llevan al espectador a ser un observador de sí mismo y de sus
formas de reconocimiento de los códigos morales y estéticos que estos cuentos y estas películas
ponen en juego.
15
Ross Chambers, op. cit., 52-53.
16
Este argumento se encuentra expuesto por G. K. Chesterton en sus artículos y conferencias sobre el relato
policiaco. Por su parte, Margarita Pinto en “La novela policiaca y su futuro” cita un artículo de Joan Leita, sin
ofrecer la fuente, en el que se concluye con la siguiente afirmación: “Sería bueno volver a los orígenes. La
narración policiaca breve, original y trepidante es la mejor fórmula para no agotar definitivamenbte el género
(...). Para seguir existiendo, la trama policiaca ha de abandonar la novela para brillar en la narración corta.
Poco texto, pero bueno” (Sábado de Unomásuno, 13 de mayo de 1989). Cf. J. L. Borges: “El cuento policial”
en Borges oral. Barcelona, Bruguera, 1983, 69-88.
17
Nöel Carrol: “The Future of Allusion: Hollywood in the Seventies (and Beyond)”, October 20 (1983), 51-
81.
18
La distinción entre el género policiaco y el estilo noir (con su carga expresionista) ha sido desarrollado por
Paul Schrader en su ya clásico texto “El cine negro”, reproducido en Primer Plano 1 (1981), Cineteca
Nacional, 43-53.
21
En los últimos a¤os hemos podido observar el resurgimiento del cine policiaco, y su
persistencia lo convierte en el género seminal de las estrategias de intertextualidad del cine
contemporáneo. ¿Cuáles son algunas de las estrategias que adopta esta lógica de la alusión?
Entre otras, podrían ser mencionadas las siguientes: adaptaciones recientes a clásicos de las
tragedias hard-boiled (como El cartero siempre llama dos veces o Muerto al llegar), pastiches
cuya circularidad es violentamente interminable (como Hombre muerto no paga o Cuerpos
ardientes), condensaciones de los temas y el tono de denuncia política y moral del cine negro de
fines de la década de 1940 (como Barrio chino, de Polansky, o Los intocables, de Brian de
Palma), palimpsestos deliberadamente parciales de novelas enigmáticas (como El nombre de la
rosa), desplazamientos de la televisión al cine y de los dibujos animados a la presencia de
actores frente a la cámara, en el ambiente noir de fines de la década de 1930 (como Roger
Rabbit), fusiones de elementos del film noir y la ciencia ficción en una búsqueda metafísica de la
identidad (como Blade Runner), y reconversiones de espacios éticos y estéticos
convencionalmente excluyentes entre sí (como Blue Velvet o Lost Highway).
Estas adaptaciones, condensaciones, pastiches, palimpsestos, desplazamientos, fusiones y
reconversiones de diversas tradiciones genéricas y estilísticas del cine clásico obligan a redefinir
y relativizar el concepto mismo de “género”.
Podría parecer entonces que después del cine de autor y del cine de géneros nos
encontramos ahora ante un cine de la alusión y del fragmento, donde la parodia es emblemática
de la mayor originalidad a la que podríamos aspirar, en este espacio definido por una
intertextualidad creciente.
19
Además de los trabajos de Umberto Eco (“La innovación en el serial” en De los espejos y otros ensayos.
Barcelona, Lumen, 1988, 134-156) y Thomas A. Sebeok “Entrar a la textualidad: Ecos del extraterrestre”, en
Discurso 7 (1985), UNAM, 83-90), podría mencionarse el caso paradigmático de En Busca del Arca Perdida
(S. Spielberg, 1983), que, según Omar Calabrese, ha sido construida con más de 350 remisiones a otras obras
cinematográficas y de otra naturaleza. Cf. O. Calabrese: La era neobarroca. Madrid, Cátedra, 1989, 188.
22
En este trabajo se señala el alcance teórico que tiene el concepto de punto de vista (POV),
también conocido como focalización, en la práctica del análisis cinematográfico, para lo cual se
presenta una breve cartografía de las principales teorías. En este breve recorrido se comentan
algunas secuencias canónicas en las que se puede observar la complejidad y el valor estratégico
que tiene el punto de vista, lo mismo en el cine clásico (A. Hitchcock, F. Lang, J. Mankiewicz)
que en el cine moderno (M. Antonioni, F. Fellini, J. Renoir). En la parte medular del trabajo se
propone un modelo general en el que se integran las categorías comunes a todas estas teorías,
precisando las funciones (tecnológicas, discursivas e ideológicas) que cumple el punto de vista
en todos los casos.
El trabajo se cierra con el análisis una secuencia del cine clásico en la que se puede
observar cómo se construye el espectador implícito en la creación sucesiva de misterio, sorpresa
y suspenso narrativo, como estrategias de seducción narrativa que se apoyan en las modulaciones
del punto de vista.
Aunque el sujeto del relato audiovisual ha sido de interés para filósofos, psicoanalistas e
historiadores del cine, en todos los casos las propuestas para su estudio han tenido dos
características comunes:
1) Estas propuestas conceptuales tienen un origen casuístico e inferencial, lo cual
significa que se derivan del examen cuidadoso de casos concretos, es decir, de secuencias
cinematográficas. Por esta razón, los estudios sobre el punto de vista tienen una gran utilidad
didáctica.
2) La segunda característica común es que, a pesar del origen disciplinario de cada
propuesta, el marco conceptual utilizado es, inevitablemente, de naturaleza semiótica (o
semiológica), y termina integrándose a la narratología cinematográfica.
En síntesis, las teorías del punto de vista cinematográfico ocupan un lugar estratégico
para el análisis de secuencias cinematográficas, y tienen una indudable utilidad didáctica.
24
Aquí llamo teorías del punto de vista cinematográfico a las formulaciones conceptuales
que permiten reconocer algún recurso específico del lenguaje cinematográfico (relacionado con
el sujeto de la enunciación) que, una vez estudiado en alguna secuencia del corpus canónico de la
historia del cine, puede ser generalizado al estudio de prácticamente cualquier película donde se
presente un elemento similar.20 Estas secuencias provienen, originalmente, del estudio de
películas de directores como Fritz Lang, Jean Renoir, Afred Hitchcock, Orson Welles, Yasujiro
Ozu, Jean-Luc Godard, Ingmar Bergman, Akira Kurosawa y muchos otros directores del canon
cinematográfico internacional.
La razón que permite hablar sobre teorías a pesar de que se trata de sólo un componente
del lenguaje cinematográfico es doble: por una parte, el punto de vista es un elemento estratégico
que aglutina prácticamente todo el sistema de enunciación fílmica, y por otra parte, la expresión
punto de vista tiene al menos cinco muy distintas acepciones, pues se refiere simultáneamente al
carácter técnico, semiótico, estético, moral e ideológico de la enunciación cinematográfica.
El punto de partida de todas las teorías del punto de vista es el emplazamiento de la
cámara y la construcción de la focalización narrativa, es decir, de la respuesta a la pregunta:
¿Quién narra?
En esta discusión está en juego el problema de la identificación cinematográfica primaria
del espectador, de naturaleza inconsciente (es decir, con el punto de vista de la cámara) y la
identificación cinematográfica secundaria (es decir, con los personajes y el resto del universo
profílmico).
Esta discusión es relevante no sólo en relación con los formatos tradicionales del discurso
cinematográfico (como el largometraje de ficción, el documental y la animación), sino también
en las formas de minificción audiovisual (del tráiler al videoclip y las campañas políticas y
publicitarias, los créditos y las secuencias autónomas), así como en las manifestaciones
audiovisuales emergentes en los diversos formatos digitales.
El concepto mismo del punto de vista cinematográfico pone en juego al menos cinco
mecanismos que se ponen en marcha de manera simultánea: 1) el emplazamiento de la cámara
como origen de la enunciación, 2) los mecanismos de la focalización narrativa, 3) la distancia
20
Una útil revisión de las teorías del punto de vista cinematográfico se puede encontrar en el trabajo de María del
Rosario Neira Piñeiro: “El punto de vista en el relato fílmico”, incluido en su Introducción al discurso narrativo
fílmico. Madrid, Arco Libros, 2003, 243-298. Sin embargo, yo incluyo aquí algunos autores que estaautora dejó de
lado.
25
En el caso del relato controlado por una voz en off y por las otras intervenciones de la
banda sonora, los planos de la instancia narrativa original se multiplican, como lo ha mostrado
Edward Branigan en su reciente estudio metateórico sobre las innumerables funciones que se han
reconocido a la cámara en todas las teorías de la enunciación fílmica, a partir del concepto de los
juegos del lenguaje del último Wittgenstein.21
Entre los trabajos más conocidos sobre el punto de vista cinematográfico es necesario
señalar la importancia de los modelos de Noël Burch (el enmarcamiento del campo y el fuera de
campo),22 Yuri Lotman (el nacimiento de la perspectiva moderna),23 Edward Branigan (la
construcción de la subjetividad narrativa),24 George M. Wilson (los límites de la omnisciencia
21
Edward Branigan: Projecting a Camera. Language-Games in Film Theory. New York, Taylor & Francis,
2007.
22
Noël Burch: Praxis del cine. Madrid, Fundamentos, 1970.
23
Yuri Lotman: Estética y semiótica del cine. Barcelona, Gustavo Gili, 1979 (1973). Especialmente el
capítulo dedicado a la estética del cine moderno.
24
Edward Branigan: Point of View in the Cinema. A Theory of Narration and Subjectivity in Classical
Cinema. Amsterdam, Mouton Publishers, 1984.
26
cinematográfica),25 Francois Jost (la focalización con los recursos del sonido),26 André
Gaudreault (las categorías de Gérard Genette en el relato fílmico),27 Avrom Fleishman (la voz
narrativa),28 Pierre Beylot (la construcción de la mirada y de la escucha),29 Francisco Gómez
Tarín (la narración como construcción de la elipsis),30 Joël Magny (la multiplicación de los
posibles puntos de vista)31 y David Bordwell (las inferencias del crítico frente a la instancia de
enunciación fílmica, estudiadas en la recepción crítica de Psicosis).32
Veamos brevemente los conceptos centrales en algunas de estas teorías del punto de vista
cinematográfico.
Para Noël Burch (1970), el espacio cinematográfico está formado por dos terrenos: el
cuadro y el fuera de cuadro. A su vez, el fuera de cuadro está formado por seis segmentos: los
cuatro bordes que se expanden más allá de lo que vemos en pantalla (arriba, abajo, derecha e
izquierda), así como lo que está detrás de la cámara y lo que está detrás del horizonte frente a
nosotros, y que se hace evidente cuando alguien sale detrás de una puerta, da vuelta a una
esquina o se esconde detrás de una columna (N. Burch 1970, 26).
A estos segmentos, Joël Magny (Magny 2001, 31) propone añadir algo que ya
mencionaba Burch, que es el caso en que un personaje o un objeto cubre totalmente la pantalla al
acercarse o alejarse de ella. Si observamos Intriga internacional (North by Northwest), podemos
observar un caso extremo de perspectiva omnisciente en un picado total cuando Roger Thornhill
sale escapando del edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York, después de la confusión por
el aparente asesinato de un hombre (A. Hitchcock, 1959).
Para Yuri Lotman (1976), la modernidad cinematográfica se construye al adoptar desde
la enunciación audiovisual una perspectiva autorreferencial, es decir, al asumir sobre la imagen
25
George M. Wilson: Narration in Light. Studies in Cinematic Point of View. Baltimore, The Johns Hopkins
University Press, 1988.
26
Francois Jost: El ojo-cámara. Entre film y novela. Buenos Aires, Catálogos, 2002 (1987).
27
André Gaudreault y Francois Jost: El relato cinematográfico. Cine y narratología. Barcelona, Paidós, 1995
(1990).
28
Avrom Fleishman: Narrated Films. Storytelling Situations in Cinema History. Baltimore, The Johns
Hopkins University Press, 1992.
29
Pierre Beylot: Le récit audiovisuel. París, Armand Colin, 2005.
30
Francisco Gómez Tarín: Discursos de la ausencia. Elipsis y fuera de campo en el texto fílmico. Filmoteca
de Valencia, 2006.
31
Joël Magny: Le point de vue. De la visión du cinéaste au regard du spectateur. París, Cahiers du Cinéma,
2001.
32
David Bordwell: El significado del filme. Inferencia y retórica en la interpretación cinematográfica.
Barcelona, Paidós, 1995 (1989).
27
Por su parte, el empleo del sonido en la construcción del punto de vista puede involucrar
elementos como el gradiente de transparencia (el grado de naturalización del sonido
extradiegético, por ejemplo) y el gradiente de participación (cuando se trata de una voz en off de
un narrador o personaje).
29
En todos los casos, el análisis del punto de vista debe partir del estudio de las secuencias
concretas. Veamos ahora cómo se pone en práctica el punto de vista narrativo e ideológico en un
caso específico. Se trata de una conocida secuencia de Intriga internacional (North by
Northwest, 1959), de Alfred Hitchcock.
En la secuencia en la que Roger Thornhill visita el edificio de las Naciones Unidas, en la
calle 47 de Nueva York, casi al inicio de Intriga internacional (Alfred Hitchcock, 1959),
podemos reconocer al menos una docena de puntos de vista que contribuyen, sucesivamente, a la
construcción de los mecanismos de misterio, sorpresa y suspenso, en el lapso de 4 minutos
(3’52”). Esta construcción se apoya en la existencia de un NOM (Narrador Omnisciente), que
alternativamente sabe ya sea lo mismo que el personaje y el espectador (misterio), o bien sabe
más que el espectador (sorpresa) o sabe más que el personaje (suspenso):
De acuerdo con el modelo narratológico de Peter Wollen, derivado del análisis de esta
película (1989),34 se pueden distinguir estos tres tipos de organización narrativa, donde N =
Narrador, E = Espectador, P = Personaje, C = Saber, --C = No Saber.
Misterio = (Nc E-c Pc) = El espectador sabe que hay un secreto, pero no
sabe cuál es este secreto (y uno de los personajes sí lo sabe)
33
Wayne Booth: Las compañías que elegimos. Una ética de la ficción. México, Fondo de Cultura
Económica, 2005 (1988).
34
Peter Wollen: “The Hermeneutic Code” en Readings and Writings. Semiotic Counter-Strategies. London,
Verso Editions and NLB, 1982, 47-48.
30
POV # 1. Roger Thornhill baja del taxi. Escala convencional (establishing shot).
(PV NC) Narrador Clásico = Plano Descriptivo (Focalización Externa)
POV # 2. Roger camina dentro del edificio. Se ve a Roger perdido en un espacio
desconocido para él, perdido en medio de un enigma (PV NOM PGG) = Narrador
Omnisciente (Focalización Cero)
POV # 3. Roger espera ser atendido. Paneo a la derecha para descubrir al
Asesino. El espectador sabe más que el personaje, pero no sabe qué va a ocurrir. PV
NOM PG = Narrador Omnisciente Escala 1 (Intriga de Predestinación)
POV # 4. Paneo a la derecha para descubrir al asesino. El espectador sabe más
que el personaje, pero no sabe qué va a ocurrir. PV IP (Intriga de
Predestinación). Plano General Escala 1
POV # 5. Roger saluda a Townsend, y duda de la identidad de éste (PV PCM)
Personaje en el centro de un Misterio (Focalización Interna)
POV # 6. Townsend se pregunta por qué Roger (un desconocido con el nombre de
Kaplan) hace tantas preguntas. Para él, el hecho de que Kaplan (un desconocido) le haga
tantas preguntas personales es un misterio (misterio para el personaje que podría
tener respuesta a las preguntas del protagonista). Aunque Townsend puede resolver el
misterio de Kaplan, cuando Roger hace preguntas cada vez más personales (acerca de su
Esposa, que está muerta), Townsend detiene el interrogatorio y pide una explicación. En
31
POV # 15. Primera plana del periódico (PV P) Público que lee los diarios
POV # 16. Discusión en una oficina de la CIA (PV A) Aliados
32
35
Roland Barthes: S/Z. México, 1980 (1970).
36
Entre los estudios más recientes sobre esta película estadounidense de 1959 sobresalen los realizados en
Francia y España en el año 2008, como los de Stephane du Messnildot; Jean-Jacques Marimbert (coord.);
Basilio Casanova. (Ver la bibliografía de este trabajo).
37
Sobre el clima previo y posterior al estreno de esta película, véase el estudio de Dudley Andrew, en Mists of
Regret. Culture and Sensibility in Classic French Film. Princeton, Princeton University Press, 1995.
38
Esta sucesión de perspectivas críticas acerca del punto de vista en este paneo se reconstruye en el artículo
de Karla Oeler, “Renoir and Murder” en Cinema Journal 48, No. 2, Invierno 2009, 26-48.
33
en 2009 la investigadora Karla Oeler concluye que la discusión sobre este paneo es un elemento
central en la historia de la teoría del cine.
En la historia misma de los debates derivados de este paneo se puede reconstruir la
evolución de la teoría misma del punto de vista, que ha pasado de tener un lugar marginal a
sostener la tesis de que un movimiento de cámara no es una decisión técnica, sino un
compromiso moral.
Otras secuencias importantes en la historia del cine forman parte de la historia del punto
de vista cinematográfico, y de las estrategias que propician, de manera consciente o inconsciente,
la respuesta ética y estética de sus espectadores. El punto de vista es mucho más que el
emplazamiento de la cámara, y puede ser considerado como un elemento crucial en la
construcción de la experiencia del espectador de cine.
Conclusiones
En el terreno de la teoría del cine se puede concluir que el punto de vista es un elemento
estratégico en el estudio del lenguaje cinematográfico, y todas las teorías del cine han
desarrollado una reflexión sistemática sobre su importancia. Por su parte, las teorías dedicadas al
estudio específico del punto de vista se han aproximado a él desde cinco perspectivas:
Tecnología, Estética, Semiótica, Ideología y Ética. Por eso los modelos metateóricos (Branigan,
Andrew, Elsaesser, Trifonova) estudian la evolución de las discusiones acerca del punto de vista.
En el terreno de la tecnología cinematográfica, las tecnologías digitales amplían las
posibilidades tecnológicas del punto de vista, y facilitan su examen por parte del espectador, que
así se aproxima al concepto original del proceso de creación.
En el terreno de la historia del cine, el análisis del punto de vista en las
secuencias más importantes de la historia del cine permite seguir las discusiones de las teorías
del cine y de los correspondientes métodos de análisis cinematográfico.
En el terreno del análisis estético de películas, aunque se han propuesto numerosas
tipologías del punto de vista (similares a las que existen en la teoría literaria), todas ellas se
derivan del corpus elegido, y por lo tanto tienen un carácter inferencial y casuístico. En todos los
casos, la complejidad de los procesos que están en juego en los mecanismos de posicionamiento
34
Bibliografía Citada
ANDREW, Dudley: Mists of Regret. Culture and Sensibility in Classic French Film.
Princeton University Press, 1995.
BARTHES, Roland: S/Z. México, Siglo XXI Editores, 1980 (1970).
BEYLOT, Pierre: Le récit audiovisuel. París, Armand Colin, 2005.
BOOTH, Wayne: Las compañías que elegimos. Una ética de la ficción. México,
Fondo de Cultura Económica, 2005 (1988).
BORDWELL, David: el significado del filme. Inferencia y retórica en la
interpretación cinematográfica. Barcelona, Paidós, 1995 (1989).
BRANIGAN, Edward: Point of View in the Cinema. A Theory of Narration and
Subjectivity in Classical Cinema. Amsterdam, Mouton Publishers, 1984
----------: Projecting a Camera. Language-Games in Film Theory. New York,
Taylor & Francis, 2007.
BURCH, Noël: Praxis del cine. Madrid, Fundamentos, 1970.
CASANOVA VARELA, Basilio: Leyendo a Hitchcock. Análisis textual de North by
Northwest. Valladolid, Castilla Ediciones, 2008.
DU MESNILDOT, Stéphane: La mort aux trousses. Un divertissement sophistiqué.
París, Cahiers du Cinéma, 2008.
FLEISHMAN, Avrom: Narrated Films. Storytelling Situations in Cinema History.
Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 1992
GAUDREAULT, André y Francois Jost: El relato cinematográfico. Cine y
narratología. Barcelona, Paidós, 1995 (1990).
GÓMEZ TARÍN, Francisco Javier: Discursos de la ausencia. Elipsis y fuera de
35
Filmografía Comentada
ANÁLISIS CINEMATOGRÁFICO
37
---------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------
45
---------------------------------------------------------------------------------
Cuadro 1
Cine en video
---------------------------------------------------------------------------------
46
---------------------------------------------------------------------------------
Cuadro 2
---------------------------------------------------------------------------------
Cuadro 3
Meta-Narrativas (modernas)
Ficción sobre ficción (metaficción)
Ruptura de las convenciones (experimentación)
Sonido > Imagen (experiencia sensorial)
Imagen > Narración (sinestesia)
---------------------------------------------------------------------------------
Cuadro 4
Elementos generales
Cine Clásico (1915-1945): nacional, melodrama, palacios del cine (picture palaces),
cine como espectáculo, productores autónomos
Cine Moderno (1945-1975): federal, neorrealismo, salas de proyección y tv, cine
como discurso, auteur
Cine Posmoderno (1975-2000): nomádico, pastiche, festivales y videocasetera, cine
como oralidad, coproducciones
Estructura narrativa
Narrativa Clásica (epifánica): confrontación, revelación, catarsis (una verdad
resuelve todos los enigmas)
Narrativa Moderna (atmósferas): neutralización de resolución, fragmentación,
asincronía, planos-secuencia, expresionismo (final abierto: los enigmas no se
resuelven)
Narrativa Posmoderna (itinerancia entre epifanías y géneros híbridos) (epifanías
textuales o intertextuales)
Efectos en el espectador
Efecto de Realidad (cine clásico): transparencia de convenciones, didactismo,
espectacularidad, arquetipos (efecto de reconocimiento, anagnórisis
explícita), dramatismo
Efecto de Extrañamiento (cine moderno): ruptura del efecto de realidad,
distanciamiento brechtiano, compasión
Efecto de Virtualidad (cine posmoderno): reconocimiento de alusiones apócrifas,
simulacros metaficcionales (ironización de las fronteras entre ficción
narrativa y ficción cotidiana)
---------------------------------------------------------------------------------
48
común una perspectiva constructivista y nominalista, según la cual el productor último de sentido
en todo texto cultural es el lector, y no exclusivamente el autor originario.
El acto mismo de escribir es sólo concebible a partir de la práctica de la lectura. La
consecuencia casi inevitable del acto de leer (textos impresos o imágenes audiovisuales) es el
acto de escribir. Es desde esta perspectiva como puede pensarse que la estrategia idónea para
hacer cine es ver cine.
Una buena teoría permite que el conocimiento pueda ser transmitido de manera
imaginativa y placentera. En el caso del cine ocurre que lo que cada estudiante está aprendiendo
ya lo sabía de antemano, si bien de manera asistemática. Y un elemento esencial del aprendizaje
consiste en un proceso nominativo. Dar nombres precisos a elementos que siempre hemos sabido
reconocer y que hemos hecho entrañablemente nuestros, equivale a bautizar los elementos
propios de nuestro universo personal.
Un buen modelo de enseñanza propicia que el estudiante tome conciencia de las
habilidades que ya había puesto en práctica de manera espontánea.
Una teoría siempre es útil para el proceso de reconocimiento analítico de la experiencia
estética, pues consiste en la presencia simultánea de varios elementos: 1) una sistematización de
la reflexión; 2) la creación de modelos explicativos; 3) el diseño de estrategias de análisis; 4) la
intersubjetivación de estructuras objetivas, y 5) en síntesis, el producto de la generosidad
intelectual de quien ejerce el privilegio de jugar con ella.
Estos supuestos están ligados al proyecto constructivista de raíz kantiana, y es por ello
que aquí ocupa un lugar especial el acto nominativo. Como punto de partida es posible señalar
algunos de sus principios específicos. Todo acto nominal tiene como objetivo hacer inteligible al
objeto, y lo hace a través de varias estrategias, entre las que cabe destacar las siguientes
(especialmente pertinentes en lo relativo al título de una película y al título de su respectivo
análisis): anclaje de uno o varios subtextos y de uno o varios elementos externos al texto
(Principio del doble anclaje); generación del horizonte de las interpretaciones posibles (Principio
de abducción nominativa); establecimiento de un marco de lectura específico (Principio del
50
durante el resto del trimestre de dos reportes de clase, una reseña bibliográfica, un
reconocimiento por escrito, un análisis intertextual, el proyecto de investigación y el trabajo
final.
De esta manera el análisis es una actividad placentera, gratificante, sistemática y apoyada
en la experiencia de cada estudiante como espectador de cine experimentado, acostumbrado a
hablar sobre películas.
Las ideas subyacentes a esta forma de trabajo son las siguientes. En primer lugar, la
película es un catalizador de procesos de revelación del espectador. Las epifanías que están en
juego están enraizadas en su propio horizonte simbólico (racional y articulado en palabras) e
imaginario (intuitivo y ligado a las imágenes). Por esta razón, la pantalla hace las veces de un
espejo ante el cual el espectador se asoma durante el lapso de escritura de su análisis.
Por otra parte, el objetivo de todo ejercicio de análisis (lo mismo el de carácter colectivo,
en el cual participa todo el grupo en el salón de clases, que el de carácter individual, en el
momento de la escritura) es hacer conscientes los elementos de construcción del sentido
generados por el espectador durante y después de haber visto la película.
La pregunta por el gusto personal en este proceso de reflexión y socialización está
implícita en el análisis. Aquí me refiero a la pregunta que se formula espontáneamente al salir de
la sala de proyección: “¿Te gustó la película?” En este contexto, el objetivo del análisis es
reconocer los argumentos (relativamente objetivos) que apoyan un determinado juicio de valor
(que siempre es necesariamente subjetivo).
La pregunta por la trama (¿de qué trata la película?) pasa a un segundo plano, pues en el
cine el lenguaje cinematográfico determina (más aún que en otros medios) la respuesta del
espectador frente al contenido. En otras palabras, lo específicamente cinematográfico
(organizado alrededor del emplazamiento de la cámara y los recursos estructurales articulados en
la lógica del guión) construye de antemano la visión que el espectador puede tener sobre el tema,
y a su vez este mismo espectador reconstruye esta perspectiva (o se distrae durante la
proyección) desde su proceso de sutura personal (R. Stam 1992, 169).
52
Durante el análisis en clase todas las intervenciones de los estudiantes son valiosas, pues
el objetivo del ejercicio colectivo es mostrar la riqueza de cada categoría. Por esta razón la guía
debe ser utilizada como un mapa para realizar un recorrido inédito en cada sesión de trabajo, y la
clase consiste en trazar un itinerario particular del grupo, en el cual cada estudiante podrá
inscribir la lógica de su propio itinerario personal. Es por ello que la guía no debe ser convertida
en una especie de cuestionario exhaustivo, sino en un ayudamemoria que contribuye a desatar los
mecanismos para la creación de los paseos inferenciales particulares de cada experiencia de
análisis (U. Eco 1981, 166).
--- Sistema de referencias que permite reconocer a cada categoría como un campo de
investigación que podrá ser desarrollado por el autor o por el lector de la guía durante el proyecto
de investigación final (trimestral).
En síntesis, la guía de análisis puede ser utilizada como un mapa conceptual que puede
cumplir las funciones de orientar al usuario en el mar de las referencias bibliográficas, de los
conceptos teóricos, de las posibilidades de investigación y de las categorías de análisis. La
brújula que permite orientarse en este océano inferencial es de naturaleza estrictamente estética.
Las principales estrategias de trabajo a lo largo del módulo son las siguientes. Por parte
del docente: explicación de las categorías de análisis ejemplificada con películas concretas como
referencia inmediata. Por parte de los estudiantes: ejercicios individuales de análisis por escrito;
reportes individuales de clase (incluyendo la elaboración de un glosario); reseña de un libro
relacionado con la investigación final del trimestre; elaboración del trabajo final como
exploración personal de un ámbito de la comunicación contemporánea, en el que se explora
lúdicamente la combinación posible de categorías de la guía o el empleo de categorías estudiadas
en el libro reseñado. Por último, todos participan en la entrega de un sumario del trabajo final
que cada quien entrega a los demás integrantes del grupo, así como una copia del trabajo
completo al equipo que participará directamente en su réplica.
La evaluación de los trabajos elaborados por los estudiantes es consistente con el
presupuesto de que toda interpretación es válida siempre que sea coherente con su contexto de
pertinencia. El objetivo general del análisis es hacer consciente y documentar este contexto
(ideológico) de pertinencia.
Por lo tanto, la evaluación de cada interpretación distingue: a) la validez relativa de todo
juicio de apreciación; b) la pertinencia de los argumentos ofrecidos para apoyar ese juicio, así
como c) la asimilación de los conceptos básicos del lenguaje cinematográfico y de la teoría de la
comunicación, y en general d) la presentación, la claridad argumentativa, la calidad de la
redacción y la oportunidad de la entrega.
El perfil ideológico, estético y conceptual de los ejercicios también suele ser contextual
en relación con el clima de trabajo de cada grupo, por lo que primero es necesario para el
docente leer todos los trabajos, y sólo entonces ---una vez determinados los criterios de
evaluación pertinentes a ese grupo, en cuanto a profundidad y extensión de los análisis— evaluar
cada trabajo particular.
55
La escritura del análisis es un ejercicio personal, por lo que debe ser disfrutable aunque la
película no haya sido disfrutada igualmente.
El ejercicio pone en juego todo lo que la persona sabe (sobre comunicación, diseño,
ciencias sociales y humanidades), todo lo que la persona ha experimentado, y muy especialmente
lo que está en su imaginación y en su memoria.
Durante la escritura, la pantalla es como un espejo donde se proyecta, se reconoce
y se recrea la propia identidad a través del ejercicio de la sensibilidad.
Escribir sobre cine exige establecer diversos compromisos de carácter estético e
ideológico, tomar partido y argumentar los juicios de valor.
La escritura y la reescritura del análisis presuponen correr el riesgo de apostar la propia
identidad. Esto es así en la medida en que quien escribe un análisis ha decidido poner en juego
los agenciamientos de su deseo a través de los mecanismos de identificación con el punto de
vista de la cámara, con el resto de la instancia narrativa y con parte de lo que la cámara muestra
(personajes y situaciones).
Lo que se apuesta (la propia sensibilidad, la experiencia y la memoria, es decir, la
identidad como visión del mundo) está determinado por un lapso de tiempo (alrededor de dos
horas de proyección) y por la atención que se dedica a la película.
El espectador espera obtener, como en toda apuesta, algo valioso a cambio de su tiempo y
su atención, aunque también puede llegar a sentir que la experiencia significó una pérdida. Como
en toda apuesta, lo que el espectador llega a ganar puede tener un valor que no es proporcional al
tiempo dedicado a ver la película. En otras palabras, la experiencia
de recepción cinematográfica puede llegar a enriquecer su imaginación a tal grado que se
incorpore en su memoria y modifique algún aspecto de su visión del mundo. En ese momento el
espectador suele exclamar: “!Qué buena película!”
En este modelo se presupone que las ciencias de la comunicación son todas las ciencias
sociales y las humanidades, integradas y relativizadas al estudiar los procesos de construcción
del sentido (B. Fay 1996).
56
Entre las posibles respuestas a esta pregunta habría que incluir la posibilidad de lograr, a
largo plazo, una situación profesional para la investigación y la docencia cinematográfica similar
a aquella de la que goza, por ejemplo, el estudio de la literatura. Esto es, un campo profesional en
el que llegeun a existir múltiples libros de texto, profesores especializados en la materia, registro
y aceptación institucional de proyectos de investigación, publicación y distribución de revistas
académicas sobre cine, existencia de institutos de investigación universitaria sobre cine, acervos
en video completos y asequibles, paquetes didácticos (videos subtitulados acompañados de
58
Bibliografía
Bordwell, David: Making Meaning. Inference and Rhetoric in the Interpretation of Cinema.
Harvard University Press, 1989. Hay traducción al español: El significado del filme.
Inferencia y retórica en la interpretación cinematográfica. Barcelona, Paidós, 1995.
Traducción de Josetxo Cerdán y Eduardo Iriarte.
Bracher, Mark: Carta enviada a la revista profesional PMLA (Publications of the Modern
Language Association). Número dedicado a la Interdisciplinariedad. Sección de
Perspectivas desde Campos Particulares (298-311). New York, MLA (Modern Language
Association), Marzo 1996, 271-311
Breakwell, Ian & Paul Hammond, eds.: Seeing in the Dark. A Compendium of
Cinemagoing. London, Serpent’s Tail, 1990.
Corrigan, Timothy: A Short Guide to Writing About Film. New York, Harper Collins, 1994.
Eco, Umberto: “Los paseos inferenciales” en Lector in fabula. Barcelona, Lumen, 1981
(1989), 166-168. Traducción de Ricardo Pochtar.
Fay, Brian: A Philosophy of Social Sciences. Oxford, Blackwell, 1996.
Grant, Barry Keith, ed.: Film Study in the Undergraduate Curriculum, NY, MLA, 1983
59
La Escuela Rusa
Esta tradición se inició con el formalismo ruso y los análisis de secuencias realizados por
Eisenstein, Kuleshov, Pudovkin, Vertov y otros cineastas y teóricos del montaje. En esta
tradición se inicia el interés por dos componentes que habrán de dominar gran parte de la
reflexión inicial sobre cine: la estructura narrativa (en particular la distinción entre historia y
discurso (sujet y fábula) y los efectos que produce el montaje en el espectador de cine.
La primera de estas líneas se desarrolló paralelamente a los estudios sobre la narrativa
literaria, si bien algunos de los conceptos de reflexión narratológica sobre los textos literarios
parecen haberse derivado del análisis cinematográfico (como lo que se llegó a llamar el inicio
narrativo (de plano general a primer plano) y el inicio descriptivo (de primer plano a primer
plano), lo cual tiene su equivalente en la narrativa decimonónica europea.
Y sin embargo, a pesar de la importancia histórica del formalismo ruso en la reflexión
sobre la narrativa cinematográfica, el prestigio que tuvo la producción cinematográfica de Sergei
Eisenstein, especialmente en la década de 1920, parece haber tenido un efecto multiplicador en la
historia del mismo análisis cinematográfico. Jacques Aumont y Michel Marie sostienen, en su
Análisis del film, que el primer análisis de secuencia propiamente dicho fue realizado por
61
La Escuela Continental
Esta escuela de análisis cinematográfico, dominada por los analistas franceses a partir de
los trabajos de André Bazin y continuados por la tradición semiológica de Christian Metz, la
línea narratológica (Francois Jost y el canadiense André Gaudreault) y estructuralista (Raymond
Bellour), siempre ha mostrado una notable raíz filosófica y una tendencia a establecer
paralelismos con los métodos del análisis literario.
62
La Escuela Anglosajona
Esta tradición ha estado dominada casi exclusivamente por los trabajos producidos en
Inglaterra y Estados Unidos. Es de carácter casuístico (especialmente en la serie producida por el
British Film Institute de Clásicos Modernos); empirista (como en los estudios de análisis
estadístico y tecnológico en relación con la historia del cine, de Barry Salt, David Bordwell,
Janet Staiger, etc.); didáctico (evidente en la notable tradición de manuales universitarios para el
análisis (Scott, Dick, Barsam, Gianetti, Prince, Bordwell-Thompson, etc.), y de nivel medio (es
decir, no excesivamente abstracto ni útil sólo para un caso particular, como en el llamado
Análisis Neoformalista de Kristin Thompson o en la compilación coordinada por Geiger en
2008).
Aquí se han desarrollado dos tendencias dominantes: las estrategias didácticas y las
aproximaciones interdisciplinarias. Veamos un grupo de 25 textos centrales en esta tradición de
análisis cinematográfico, donde se pueden observar los cuatro rasgos señalados arriba.
Un buen punto de partida es el muy ameno trabajo de V. F. Perkins de 1972, Film as
Film. Understanding and Judging Movies (traducción al español en 1976), cuya influencia no ha
dejado de ser evidente hasta el día de hoy. En 1974, Peter Harcourt estudia Six European
Directors (sin traducción), marcando la línea de estudios monográficos. En 1975, el sociólogo
Will Wright, en Sixguns and Society. A Structural Study of the Western (también sin traducción)
integra, como lo había propuesto casi el mismo año Pierre Sorlin en Francia, integrar la
morfología y las preguntas sociológicas. El resultado es un memorable estudio del western donde
65
En 1997, Martin Scorsese editó su documental A Personal Journey with Martin Scorsese
through American Movies (película y libro traducidos en 2001). Y en 1997, el mismo David
Bordwell publica otro trabajo muy original: On the History of Film Style, donde pone en práctica
su propuesta del análisis de nivel medio (ni puramente filosófico ni puramente casuístico).
En 2000, Martin Barker publica sus trabajos reunidos en From Antz to Titanic.
Reinventing Film Analysis, y en 2002, Buckland & Elsaesser publican en Oxford su muy
didáctico y ambicioso Studying Contemporary American Film: A Guide to Movie Analysis,
donde sistematizan y contrastan diversas estrategias metodológicas para el análisis.
En 2003, Stephen Prince publica Classical Film Violence, tal vez el libro más influyente
en la larguísima tradición de estudios empíricos y reflexiones teóricas sobre la representación de
la violencia en el cine. Y en 2005, Geiger & Rutsky editan Film Analysis: A Norton Reader,
donde se integran las aproximaciones textuales y contextuales para cada película. En 2009,
Richard Brown coordina el voluemn sobre Terminator and Philosophy en la extensa serie sobre
Filosofía y Cultura Popular. Y en 2009, John Sanders presenta en Londres The Film Genre Book,
que estudia los géneros clásicos de la tradición anglosajona, proponiendo una película canónica
para cada género en cada década del siglo XX.
Las disciplinas que se aproximan al análisis cinematográfico con fines instrumentales
son, entre muchas otras: Derecho / Filosofía / Estudios Literarios / Psicoanálisis / Diseño Urbano
/ Arquitectura/ Sociología de la Educación / Estudios de Género / Historiografía / Ética /
Retórica.
El género bibliográfico característico (y prácticamente exlcuivo) de esta escuela es el
libro de texto universitario para el análisis cinematográfico, cuyas características distintivas son
las siguientes: Formato grande / DVD didáctico / Estudios de casos / Ilustraciones en cada
página / Instructivo para el docente / Sitio en la red / Diversidad de perspectivas sobre dada tema
/ Glosarios ejemplificados / Filmografías anotadas / Bibliografías comentadas / Actualizaciones
frecuentes
Si fuera necesario definir esta escuela con un solo término, éste podría ser: pragmática.
Incluso las reflexiones filosóficas tienden a enfatizar la dimensión ética por sobre la puramente
estética, pues hay una tendencia a desarrollar estrategias didácticas, aplicables a situaciones
concretas.
67
La Escuela Alemana
Esta escuela de análisis no tiene un desarrollo tan espectacular como las tres anteriores,
pero es evidente su propia lógica en la asombrosa serie de 100 análisis coordinada por Werner
Faulstich & Helmut Korte para celebrar el centenario del cine (en 1995), en los que se puede
observar cómo en cada uno de los análisis los autores han propuesto otros tantos métodos de
découpage. Es decir que en esta serie se presentan 100 métodos distintos para analizar 100
películas. Este notable hecho es suficiente para pensar en la existencia de una escuela, cuya
lógica consiste en proponer un método distinto para cada película y cada objetivo de cada
análisis particular. Lo que no es poco.
Otros trabajos de la Escuela Alemana son los manuales de iniciación al análisis
cinematográfico elaborados por separado por los coordinadores de este volumen. En el volumen
de Helmut Korte, Einführung in die Systematische Filmanalyse (2000) se proponen esquemas
muy precisos en los que se grafican distintas características formales y de contenido.
Así, en este volumen se grafican elementos distintivos de cada película analizada, como
por ejemplo los lapsos dedicados a cada personaje; las locaciones en las que transcurre la
historia; la duración de la música de cada uno de los compositores que participan en la misma
película; la duración y la distribución de los registros de la banda sonora (música, diálogos y
sonido ambiental), etc.
En esta tendencia encontramos trabajos como los de Thomas Kuchenbuch, Filmanalyse.
Theorien. Methoden. Kritik (2005), el de Alice Bienk, Film Sprache. Einführung i die
Interaktive Filmanalyse (2008) y el de Michaela Krützen, Dramaturgien des Films. Das etwas
andere Hollywood (2010). En cada uno de ellos se presentan distintos tipos de gráficas que son
muy útiles y permiten visualizar de manera clara e inmediata determinadas características
distintivas de la película estudiada.
El trabajo de Alice Bienk, que es un manual de carácter didáctico y de fácil acceso (lo
cual requiere un profundo trabajo de elaboración), está acompañado por un DVD que contiene
secuencias que son utilizadas en el interior del libro para ejemplificar conceptos específicos.
Se trata, entonces, de una tendencia (nórdica) a graficar y establecer duraciones relativas
y proporciones distribucionales en la película como totalidad. Es una tendencia de análisis que se
apoya, como herramienta de trabajo, en el empleo de recursos de naturaleza cuantitativa que
reciben una interpretación cualitativa.
68
La Escuela Mediterránea
En esta escuela, desarrollada especialmente en Italia y España, hay una tendencia a
integrar y balancear las virtudes de las otras escuelas, ya sea en términos de una multiplicación
de aproximaciones sucesivas al análisis (lo cual a su vez propicia un trabajo comparativo, como
en la serie dirigida por Javier Marzal Felici y Francisco Javier Gómez Tarín en la editorial Naus
Llibres, en Valencia) o en términos de una explicitación didáctica de los procedimientos
necesarios en todo análisis, a la manera de un recetario de posibilidades metodológicas (como lo
proponen Francesco Casetti y Federico di Chio en Cómo analizar una película).
La aportación central de esta Escuela es la integración de diversas tradiciones y la
tendencia al método comparativo. Veamos algunos materiales del canon mediterráneo.
En 1990, Francesco Casetti y Federico di Chio publican el merecidamente canónico
“recetario” Cómo analizar un film. Al año siguiente, con el seudónimo de Ramón Carmona
aparece Cómo se comenta un texto fílmico, sin duda un manual útil para estudiar el cine clásico.
En 1993, Javier García Jiménez publica un trabajo similar, su Narrativa audiovisual. En 1995,
Javier González Requena publicó una compilación universitaria: El análisis cinematográfico. Y
en 1996, Mario Onaindia tomó The Apartment, de Billy Wilder, para proponer El guión clásico
de Hollywood.
En 1996, Santos Zunzunegui propone su Microanálisis fílmico, cuyo título establece ya
un programa de trabajo. Y en 1996: Vicente Sánchez-Biosca publica El montaje
cinematográfico, de carácter más pedagógico que teórico. En 1997, Luis M. Santos presenta El
cine como experiencia estética (a propósito de Vértigo, de Alfred Hitchcock). Y en 1998 se
inicia la serie Paidós Películas (formada por un total de 25 volúmenes).
A su vez, en el año 2000 se inicia la serie Guías para Ver y Analizar Películas, que en el
año 2012 tiene un total de 50 títulos. En 2001, Rafael Gómez Alonso publicó su Estética
audiovisual. Y en 2006, Francisco Javier Gómez Tarín propone un modelo teórico original:
Discursos de la ausencia, sobre la elipsis como elemento central del discurso audiovisual. En
2007, Javier Marzal Felici publica Cómo se lee una fotografía, que es paralelo al sitio en la red
derivado de este trabajo.
De acuerdo con Javier Marzal Felici, un análisis debe contener los siguientes elementos:
Ficha técnica / Découpage cronometrado con la descripción plano por plano / Comentario sobre
69
Conclusión
La propuesta de considerar la existencia de estas tradiciones académicas en el análisis de
secuencias es puramente asintótico, es decir, que sólo se presenta como un mapa para
cartografiar ciertas tendencias generales. En el contexto latinoamericano, donde la tradición más
fuerte durante el siglo XX fue el trabajo de interpretación historiográfica y política (incluso
fuertemente militante) no se ha llegado a producir una escuela que sea reproducida en otras
regiones del mundo.
Conviene cerrar este rápido paseo por estas escuelas de análisis recordando los criterios
que señalan Casetti y Di Chio para la validación de un análisis: Coherencia Interna, Fidelidad
Empírica y Relevancia Gnoseológica. Y si además, se cuenta con otros ingredientes, como
Profundidad, Extensión, Economía y Elegancia, mejor aún.
Tal vez en la región latinoamericana se ha adoptado la filosofía del análisis que
caracteriza a la Escuela Mediterránea, expresada claramente en la sección final del libro de
Casetti y Di Chio. Ahí se afirma que cada analista es como un cocinero que debe elegir los
ingredientes metodológicos más adecuados para elaborar su receta individual, de acuerdo con su
experiencia, sus intereses y sus objetivos.
Así, una preceptiva aproximativa deja el espacio suficiente para hacer de cada análisis un
trabajo creativo, producto de la imaginación intelectual, a la vez disciplinado y como
consecuencia de un compromiso ético y estético.
Bibliografía General
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70
---------- & M. Marie: Análisis del film. Barcelona, Paidós, 1990 (ed. or., 1988)
---------- et al.: Estética del cine. Espacio fílmico, montaje, narración, lenguaje. Barcelona,
Paidós. Nueva edición revisada y ampliada, 1996
Baiz Quevedo, Frank: Análisis del film y de la construcción dramatúrgica. Caracas,
Litterae Editores, 1997
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1993 (ed. or., 1991), 223-240
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Bienk, Alice: Filmsprache. Einführung i die Interaktive Filmanalyse. Marburg, Schüren Verlag,
2010. Incluye DVD
Bordwell, David, Janet Staiger, Kristin Thompson: El cine clásico de Hollywood. Estilo
cinematográfico y modo de producción hasta 1960. Barcelona, Paidós, 1997 (ed. or.,
1985)
---------- & Kristin Thompson: El arte cinematográfico. Una introducción. Barcelona,
Paidós, 1995 (ed. or., 1993)
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análisis de películas. Barcelona, Gedisa, 1999
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Casetti, Francesco: El espectador de cine. Madrid, Cátedra, 1989 (ed. or., 1986)
---------- & Federico Di Chio: Cómo analizar un film. Barcelona, Paidós, 1991
Chion, Michel: Cómo se escribe un guión. Madrid, Cátedra, 1989
Chion, Michel: La audiovisión. Introducción a un análisis conjunto de la imagen y el
sonido. Barcelona, Paidós, 1993 (ed. or., 1990)
----------: La música en el cine. Barcelona, Paidós, 1997 (1985)
Colón Perales, Carlos; Fernando Infante del Rosal; Manuel Lombardo Ortega: Historia y
teoría de la música en el cine. Presencias afectivas. Sevilla, Ediciones Alfar, 1997
Connor, Steven: Cultura postmoderna. Introducción a las teorías de la contemporaneidad.
Madrid, Akal, 1996 (ed. or., 1989)
De Lauretis, Teresa: Alicia ya no. Feminismo, semiótica, cine. Madrid, Cátedra, 1992
71
Truffaut, Francois: El cine según Hitchcock. Madrid, Alianza Editorial, 1974 (ed. or., 1966)
Vanoye, Francis: Guiones modelo y modelos de guión. Argumentos clásicos y modernos en
el cine. Barcelona, Paidós, 1996 (ed. or., 1991)
Vanoye, Francis & Anne Goliot-Lété: Principios de análisis cinematográfico. Madrid,
Adaba Editores, 2008 (ed. or., 1992)
Vilches, Lorenzo: La lectura de la imagen. Prensa, cine, televisión. Barcelona, Paidós,
1983
Villain, Dominique: El montaje. Madrid, Cátedra, 1996
----------: El encuadre cinematográfico. Barcelona, Paidós, 1997 (ed. or., 1992)
74
En las páginas que siguen propongo establecer los elementos distintivos que caracterizan
al cuento clásico, el cuento moderno y el cuento posmoderno.
Con el fin de mostrar las diferencias sustanciales en la escritura de estos tipos de cuentos,
que han nutrido la historia de la narrativa durante los últimos 150 años, señalaré las
características en la construcción de cinco elementos sustantivos de todo cuento literario: tiempo,
espacio, personajes, instancia narrativa y final.
Esta propuesta se inscribe en la discusión acerca de las diferencias más generales entre la
cultura clásica, moderna y posmoderna en el caso del cuento, la novela, la música, la
arquitectura, la socialidad, la estructura familiar y otros elementos de la producción simbólica.
Empezaré por hacer un par de señalamientos fundamentales. En primer lugar, este
modelo general para el estudio del cuento pretende ofrecer un sistema de ficciones teóricas
coherente y sistemático, de tal manera que pueda ser empleado como apoyo para la
interpretación de aquellos textos literarios a los que llamamos cuento.
En segundo lugar, no existen textos a los que podamos llamar necesariamente
posmodernos sino tan sólo lecturas posmodernas de textos en los que coexisten simultáneamente
elementos de naturaleza clásica (es decir, característicos del cuento más convencional) y
elementos de naturaleza moderna, partiendo del supuesto de que estos últimos se definen por
oposición a los clásicos.
A lo largo del siglo XX ha sido una convención firmemente establecida considerar que el
nacimiento del cuento literario, en oposición al cuento de tradición oral, coincide con la escritura
de las narraciones cortas de Edgar Allan Poe hacia mediados del siglo XIX.
Por su parte, el cuento de tradición oral es muy anterior al nacimiento de la novela
moderna, pues ésta coincide, en lengua española, con la escritura del Quijote, mientras que el
impulso por contar historias personales o de interés colectivo, generalmente de naturaleza
ejemplar o mítica, se hunde en las raíces de la memoria colectiva.
76
42
Esta característica ha sido desarrollada por diversos autores. Para una reflexión sobre la materia
puede estudiarse, entre muchos otros, el trabajo de Nancy M. Kason: Borges y la
posmodernidad. Un juego de espejos desplazantes. México, UNAM, Colección El Ensayo
Iberoamericano, 1994
43
Robert Coover: “Ficciones de hipertexto: escritura y combinatoria” en La Jornada Semanal, nueva
época, núm. 131, 15 de diciembre de 1991, 18-21. Traducción del inglés al español por Juan
Gabriel López Guix. Reproducido en Poéticas de la brevedad (L. Zavala, ed.) (Vol. 3 de la
serie Teorías del cuento). México, UNAM, 1995, 33-45
78
de escritura como relectura irónica es posible jugar, incluso de manera colectiva y anónima
(como ocurre en las narraciones de tradición oral), con los fragmentos de las convenciones de la
escritura existente hasta el momento.
Así, todo nos lleva siempre de regreso a los orígenes, si bien (respectivamente) de manera
alternativamente literal, distanciada, irónica o fragmentaria, es decir, desde la perspectiva de la
escritura clásica, moderna, posmoderna o hipertextual.
Y es que en los orígenes se encuentra anunciado, por cierto, el programa narrativo que
aún no termina de agotarse. Ya en Poe encontramos desarrollados numerosos subgéneros del
cuento clásico, como el policiaco, el humorístico, el satírico, el fantástico, el de horror y el
alegórico. Pero además, muchos de sus cuentos tienen elementos narrativos igualmente
modernos, especialmente en el empleo del tiempo y en el final abierto.
Tal vez aquí habría que señalar que una gran parte del cuento mexicano de la primera
mitad del siglo XX tiene una naturaleza clásica. Es a partir de la publicación de Confabulario
(1952) de Juan José Arreola, El llano en llamas (1953) de Juan Rulfo, Los días enmascarados
(1954) de Carlos Fuentes y ¿Aguila o sol? (1955) de Octavio Paz cuando se inicia una tradición
propiamente moderna en el cuento mexicano. A estos textos se les empezó a llamar relatos para
distinguirlos de los cuentos clásicos.
Es a partir de la segunda mitad de la década de 1960 cuando un grupo considerable de
escritores reaccionan irónicamente ante la situación del país, del resto del mundo y de su propia
tradición literaria, adoptando casi generacionalmente un tono lúdico y carnavalesco. En
particular tan sólo entre 1967 y 1971 se publicaron colecciones individuales de cuento tan
importantes para la creación de esta tradición irreverente como La ley de Herodes (1967) de
Jorge Ibargüengoitia, La oveja negra (1967) de Augusto Monterroso, Inventando que sueño
(1968) de José Agustín, Hacia el fin del mundo (1969) de René Avilés Fabila, Infundios
ejemplares (1969) de Sergio Golwarz, Album de familia (1971) de Rosario Castellanos y El
principio del placer (1971) de José Emilio Pacheco.
De esta manera se empezó a producir una escritura genéricamente híbrida, narrativamente
fragmentaria, estructuralmente itinerante y de brevedad extrema. Y se inició también un proceso
79
de multiplicación de las voces narrativas, con la presencia de escritores del interior del país, así
como un proceso de erotización de la narrativa, con la presencia de una mayor proporción de
voces femeninas. Éstos son algunos síntomas del clima mestizo, fronterizo y posmoderno que la
narrativa mexicana ha exportado a otras regiones del mundo.
Mostraré a continuación los rasgos distintivos del cuento clásico, moderno y posmoderno
en general, señalando su especificidad en lo relativo a cinco elementos fundamentales de toda
narrativa: la construcción del tiempo, la resemantización del espacio, la definición de los
personajes, la organización de la instancia narrativa y la naturaleza de la conclusión, así como la
estructura narrativa general.
Siguiendo la poética borgesiana,44 que establece que en todo cuento se cuentan dos
historias (tal como ha sido retomado por Ricardo Piglia),45 diremos que en el cuento clásico la
segunda historia se mantiene recesiva a lo largo del cuento, y se hace explícita al final, como una
epifanía sorpresiva y concluyente.
44
Jorge Luis Borges: “Prólogo a Los nombre de la muerte (1964) de María Esther Vázquez”, en
Prólogos, con un prólogo de prólogos. Buenos Aires, Torres Agüeiro Editor, 1975, 167-
169. Reproducido en la compilación Teorías de los cuentistas (L. Zavala, ed.). (Vol. 1 de la
serie Teorías del cuento). México, UNAM, 1993, 39-40: “Ya que el lector de nuestro
tiempo es también un crítico, un hombre que conoce, y prevé, los artificios literarios, el
cuento deberá constar de dos argumentos; uno, falso, que vagamente se indica, y otro, el
auténtico, que se mantendrá secreto hasta el fin”.
45
Ricardo Piglia: “Tesis sobre el cuento” (1987) en Formas breves. Buenos Aires, Temas Grupo
Editorial, 1999, 89-100. Texto presentado originalmente con el título “El jugador de
Chéjov” en el libro colectivo Techniques narratives et représentatin du monde dans le
Conte latino-américain, París, La Sorbonne, CRICCAL, Centre des Recherches Interuniversitaires
sur les Champs Culturels en Amérique Latine), 1987, 127-130. reproducido en la compilación
Teorías de los cuentistas (L. Zavala, ed.). (Vol. 1 de la
serie Teorías del cuento). México, UNAM, 1993, 55-59
80
Pero lo interesante de este modelo es que la tensión entre estas dos historias mantiene el
suspenso, de tal manera que aunque el lector conoce de antemano la regla genérica que sostiene
la historia, sin embargo ignora las vicisitudes que esta regla genérica habrá de sufrir en cada
historia particular. Este recurso explica en parte una de las diferencias fundamentales entre el
cuento literario y el cuento de tradición oral o las fábulas moralizantes. Si bien cada cuento
clásico (o cada película hollywoodense) respeta las reglas genéricas que lo sostienen, lo que
mantiene la atención del lector son las vicisitudes que ocurren a la historia recesiva en su
búsqueda de un centro discursivo.
El tiempo está estructurado como una sucesión de acontecimientos organizados en un
orden secuencial, del inicio lógico a la sensación de inevitabilidad en retrospectiva,46 es decir, a
la convicción del lector de que el final era algo inevitable.
El espacio es descrito de manera verosímil, es decir, respondiendo a las necesidades del
género específico, y a este conjunto de convenciones tradicionalmente se le ha asignado el
nombre de efecto de realidad, propio de la narrativa realista.47
Los personajes son convencionales, generalmente construidos desde el exterior, a la
manera de un arquetipo, es decir, como la metonimia de un tipo genérico establecido por una
ideología particular.48
El narrador es confiable (no hay contradicciones en su narrativa) y es omnisciente (sabe
todo lo que el lector requiere saber para seguir el orden de la historia). Su objetivo es ofrecer una
representación de la realidad.
46
Rust Hills. “The Inevitability in Retrospect” en Writing in General and the Short Story in
Particular. Boston, Houghton Mifflin Company, 1977, 1987, 24-25: “…when you’ve
finished the story and look back, the action shoyld seem inevitable”
47
Roland Barthes: “El efecto de realidad” (1968) en El susurro del lenguaje. Más allá de la
palabra y la escritura. Barcelona, Paidós, 1987, 179-187. Originalmente traducido como
“El efecto de lo real” en G.Lukacs, T.W.Adorno, R.Jakobson, E.Fisher: Polémica sobre
realismo. Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1969, 139-155
48
Esta caracterización recibe el nombre de Personaje Plano (Flat Character) en el ensayo de E. M.
Forster, Aspects of the Novel, Cambridge, 1927. Edición de bolsillo en Penguin Books,
1974, 73-77: “One great advantage of flat characters is that they are easily recognized
whenever they come in”, 74
81
El final consiste en la revelación explícita de una verdad narrativa, ya sea la identidad del
criminal o cualquier otra verdad personal, alegórica o de otra naturaleza. El final, entonces, es
epifánico, de tal manera que la historia está organizada con el fin de revelar una verdad en sus
últimas líneas.49
Estas son algunas reglas genéricas del cuento clásico, cuya intención es responsabilidad
del autor, el cual se ajusta a una tradición genérica ya establecida de antemano, a la cual los
lectores reconocen.
Así, el cuento clásico es circular (porque tiene una verdad única y central), epifánico
(porque está organizado alrededor de una sorpresa final), secuencial (porque está estructurado de
principio a fin), paratáctico (porque a cada fragmento le debe seguir el subsecuente y ningún
otro) y realista (porque está sostenido por un conjunto de convenciones genéricas). El objetivo
último de esta clase de narración es la representación de una realidad narrativa.
Siguiendo el modelo borgesiano que sostiene que en todo cuento se cuentan dos historias,
diremos que en el cuento moderno, también llamado relato para distinguirlo de aquél, la primera
historia que se cuenta puede ser convencional, pero la segunda puede adoptar un carácter
alegórico, o bien puede consistir en un género distinto al narrativo, o simplemente no surgir
nunca a la superficie del texto (al menos no de manera explícita en el final del relato).
Así ocurre, por ejemplo, en los cuentos anti-dramáticos de Chéjov (“La dama del
perrito”), en los cuentos de Sherlock Holmes (de Sir Arthur Conan Doyle) o en las Historias del
49
Esta idea es desarrollada por Rust Hills en: “Epiphany as a Literary Term” en Rust Hills: Writing
in General and the Short Story in Particular. Boston, Houghton Mifflin, 1977, 19-23. Tal
vez el estudio más completo del final narrativo se encuentra en el trabajo de Marco Kunz:
El final de la novela. Madrid, Gredos, 1997. Sin embargo, el final en el cuento tiene más
similitudes con el final en la narrativa cinematográfica, como se muestra en el trabajo de
Richard Neupert: The End. Narration and Closure in the Cinema. Detroit, Wayne State
Universitty, 1995. El estudio más específico sobre el final en el cuento es, sin duda, el de
John Gerlach: Toward the End. Closure and Structure in the American Short Story. The
University of Alabama Press, 1989
82
Padre Brown (de Chesterton), con excepción del final, que debe ser epifánico, pero a partir del
principio de argumentación abductiva.
Y ésta es también la naturaleza de gran parte de los cuentos intimistas, cuyo palimpsesto
suele ser una alegoría implícita, apenas sugerida en la conclusión.
El tiempo está reorganizado a partir de la perspectiva subjetiva del narrador o del
protagonista, por lo cual el diálogo interior adquiere mayor peso que lo que ocurre en el mundo
fenoménico. A esta estrategia se le ha llamado espacialización del tiempo,50 pues se el tiempo
narrativo se reorganiza y se presenta con la lógica simultánea del espacio y no con la lógica
secuencial del tiempo lineal
El espacio es presentado desde la perspectiva distorsionada del narrador o protagonista,
el cual dirige su atención a ciertos elementos específicos del mundo exterior. Son descripciones
anti-realistas, es decir, opuestas a la tradición clásica.
Los personajes son poco convencionales, pues están construidos desde el interior de sus
conflictos personales. Las situaciones adquieren un carácter metafórico, como una alegoría de la
visión del mundo del protagonista o de la voz narrativa.
El narrador suele llegar a adoptar distintos niveles narrativos, todos ellos en
contradicción entre sí. La escritura del relato es resultado de las dudas acerca de una única forma
de mirar las cosas para representar la realidad. Se trata de la anti-representación. El objetivo
consiste en reconocer la existencia de más de una verdad surgida a partir de la historia. Es ésta
una lógica arbórea (ramificada como los brazos de un árbol). La voz narrativa puede ser poco
confiable, contradictoria o, con mayor frecuencia, simplemente irónica.51
50
Jeffrey R. Smitten & Ann Daghistany, eds.: Spatial Form in Narrative. Ithaca and London,
Cornell University Press, 1981. Es conveniente recordar qiue este concepto fue propuesto
por Joseph Frank en su artículo de 1945, “Spatial Form in Modern Literature”, Seewanee
Review, 53, 221-240
51
El estudio más completo de estas estrategias narrativas se encuentra en el conocido trabajo de
Wayne Booth, especialmente en el capítulo “La narración como exposición: Narradores
dramatizados fidedignos e informales” en La retórica de la ficción. Barcelona, Bosch, 1978
(1961), 201-229
83
El final es abierto pues no concluye con una epifanía, o bien las epifanías existen de
manera sucesiva e implícita a lo largo del relato, lo cual obliga al lector a releer irónicamente el
texto.52
Todos estos elementos forman parte de una tradición de ruptura con los cánones clásicos,
y por lo tanto se integran a una tradición anti-realista.53 La intención de estos textos es un
cuestionamiento de las formas convencionales de representación de la realidad, y por ello cada
texto es irrepetible en la medida en que se apoya en la experimentación y el juego.
El cuento moderno, entonces, tiene una estructura arbórea (porque admite muchas
posibles interpretaciones), se apoya en la espacialización del tiempo (porque trata al tiempo con
la simultaneidad subjetiva que tiene el espacio), tiene una estructura hipotáctica (cada fragmento
del texto puede ser autónomo), tiene epifanías implícitas o sucesivas (en lugar de una epifanía
sorpresiva al final) y es anti-realista (adopta una distancia crítica ante las convenciones
genéricas).
Retomando el modelo general de las dos historias, en el caso de los cuentos posmodernos
suele haber una yuxtaposición y una errancia de dos o más reglas del discurso, sean éstas
literarias o extraliterarias. Así, por ejemplo, para sólo hablar de las reglas genéricas clásicas,
algunos cuentos de Borges contienen reflexiones filosóficas de naturaleza alegórica, sus propios
cuentos policiacos tienen un trasfondo político y a la vez metafísico, y algunos otros relatos
tienen la estructura de una reseña biográfica o bibliográfica, sin por ello dejar de ser parodias de
géneros más tradicionales, como la parábola bíblica o la subliteratura dramática.
52
Como demuestra Vladimir Nabokov en su análisis de “La dama del perrito” de Antón Chéjov,
cuento paradigmático de la tradición narrativa moderna, “No hay una moraleja ni un
mensaje particulares” (386). Cf. su Curso de literatura rusa. Barcelona, Bruguera, 1984 (1981),
378-387
53
Christopher Nash: World-Games. The Tradition of Anti-Realist Revolt. New York, Methuen, 1987.
Publicado recientemenmte con el título Postmodern Fiction (Routledge, 1998)
84
54
Esta paradoja fue propuesta por Jean Baudrillard y ha sido incorporada a la bibliografía crítica
sobre la narrativa de Borges y del cuento de Ricardo Piglia sobre Roberto Arlt: “El
momento crucial se da en la transición desde unos signos que disimulan algo a unos signos
que disimulan que no hay nada”. Cultura y simulacro. Barcelona, Kairós, 1978, 14
55
Esta interpretación es discutida en el contexto jurídico en J. M. Balkan Postmodern Jurisprudence.
An Introduction. New York, Routledge, 1994
85
56
La alusión a Joyce es pertinente, pues algunos capítulos de Ulysses (como cuentos autónomos)
tienen una naturaleza moderna, y otros son claramente posmodernos. Cf. Kevin J. H.
Dettmar: The Illicit Joyce of Postmodernism. Reading Against the Grain. Madison, The
University of Wisconsin, 1996
86
57
George P. Landow: Hypertext. The Convergence of Contemporary Critical Theory and
Technology. Baltimore and London, The Johns Hopkins University Press, 1994. Hay
traducción al español (Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la
tecnología, Barcelona, Paidós, 1995)
58
Umberto Eco: “Los paseos inferenciales” en Lector in fabula. Barcelona, Lumen, 1981 (1979),
166-168
59
Ilana Snyder: Hypertext. The Electronic Labyrinth. Melbourne University Press, 1996
87
literatura, y en particular como una humilde contribución a la discusión sobre los elementos
estructurales y las estrategias narrativas del cuento en el salón de clases.
88
60
L. Zavala: Manual de análisis narrativo. México, Trillas, 2007; Elementos del discurso cinematográfico. México,
UAM Xochimilco, 2005; Antimanual del museólogo. Hacia una museografía de la vida cotidiana. México, UAM /
Casa Juan Pablos / INAH, en prensa.
89
serie narrativa de tres o cuatro imágenes sucesivas) sobre los otros formatos, ya sean la viñeta
(que generalmente ocupa una página completa), el episodio (formado por una serie de viñetas),
el cuaderno (que contiene varios episodios, y cuya extensión oscila entre 24 y 32 páginas), el
libro (que recibe el nombre de novela gráfica) o la serie (formada por una sucesión de
cualquiera de los formatos anteriores).
A continuación presento una descripción general de cada uno de los componentes de la
narrativa gráfica, desde la perspectiva del modelo paradigmático, es decir, a partir de la
distinción entre narrativa clásica, moderna y posmoderna.
plenamente en relación con las que la anteceden y/o la suceden. Ésta es la marca distintiva de DC
Comics, la editorial donde nacieron y se han difundido los superhéroes más famosos en todo el
mundo durante más de medio siglo.
En la puesta en escena de la narrativa clásica, los personajes de la historieta determinan
la función dramática que cumple el espacio. En otras palabras, el espacio acompaña (es decir,
ilustra, refuerza, revela y confirma) al personaje y su correspondiente valor dramático. Esta
relación entre personaje y espacio dramático es similar a la que existe en la narrativa audiovisual,
como es el caso del cine hollywoodense y del cine mexicano (ambos en la década de 1940), así
como el cine de Alfred Hitchcock o el cine musical, policiaco, fantástico y de ciencia ficción de
ese periodo. Estas convenciones narrativas pueden observarse, por ejemplo, en la clásica serie
francesa de Tintin, tal vez la más difundida en el contexto europeo.
El trazo en la narrativa gráfica de carácter clásico tiende a ser metonímico, es decir,
convencional y detallado, precisamente al estilo de Marvel Comics, la tradicional competencia de
DC Comics. Es un trazo representacional y realista, como en la mayor parte de las series de
narrativa gráfica producidas entre 1930 y 1960 (pensemos, por ejemplo, en Chanoc, Dick Tracy
o Batman).
El color, por su parte, cumple una función didáctica en relación con el trazo. Es decir, el
color acompaña (ilustra, refuerza, revela y confirma) al trazo. Esta relación entre trazo y color (o
entre trazo y textura, cuando la imagen es monocromática) es similar a la que se encuentra en el
cine clásico entre imagen y sonido, y se puede observar en las historietas de naturaleza erótica,
como la tradicional Dirty Comics o, más recientemente, la curiosa serie de Tijuana Bibles.
La narrativa clásica es causal, de tal manera que primero se muestra la causa de una
acción e inmediatamente después la correspondiente consecuencia lógica. Al ser causal, esta
narrativa es también cronológicamente secuencial y contenida (en el sentido de que una historia
contiene, después del inicio, el correspondiente desarrollo y final). Cuando la secuencialidad está
al servicio de un protagonista heroico, entonces, por definición, la estructura narrativa es
mitológica, y por lo tanto, contiene las doce unidades narrativas señaladas por Joseph
Campbell.61
Cuando la secuencia narrativa es lo suficientemente extensa, tiende a incorporar la
61
J. Campbell: El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. México, Fondo de Cultura Económica, 1959 (1949);
C. Vogler: El viaje del escritor. Las estructuras míticas para escritores, guionistas, dramaturgos y novelistas.
Barcelona, Ma Non Tropo, 2002 (1998).
91
estructura del Paradigma Levitz,62 que consiste en la superposición de dos o más subtramas en
un mismo episodio, de tal manera que al concluir cada una de ellas queda en suspenso la
conclusión de las otras. En otras palabras esta estrategia de suspenso estructural permite aplazar
la conclusión de las subtramas hasta el cuaderno siguiente. Aunque esta estrategia de suspenso
surgió en las series de historietas de superhéroes en la década de 1940, se incorporó en la década
siguiente a la estructura de las series televisivas, y forma parte de la organización narrativa de los
géneros canónicos.
En el caso de las tiras, debido a su extrema brevedad y a su naturaleza elíptica, la
secuencia autocontenida suele asumir variantes no necesariamente narrativas. Uno de los casos
más distintivos (y divertidos) es el de Rube Goldberg, que en la década de 1920 parodió la
efervescencia de patentes que surgió en los Estados Unidos, creando toda clase de inventos
extraños para apoyar la realización de actividades tan cotidianas como cerrar una ventana, pelar
una nuez o cazar un ratón.63
Las modalidades genéricas de naturaleza clásica son las señaladas por la preceptiva
aristotélica: trágico-heroica, melodramático-moralizante y cómico-satírica. A la primera
pertenecen los superhéroes; a la segunda pertenecen los materiales eróticos; a la tercera
pertenecen las series sobre la vida cotidiana, como Lorenzo y Pepita. Un caso paradigmático
donde se presentan las tres modalidades de manera regular es la serie mexicana de La Familia
Burrón, creada por Germán Vargas y admirada por el escritor Sergio Pitol.64
La ideología de la historieta clásica se sostiene en el presupuesto de una causalidad
implícita, que naturalmente lleva a una organización teleológica del relato, es decir, a una
historia donde todo tiene una causa explicable. Estas causas evidentes son, por ejemplo, las
contingencias que llevan al protagonista a la tragedia, y que suelen estar personificadas en un
enemigo específico. Es fácil reconocer esta ideología en las novelas gráficas de aventuras, como
los textos ilustrados por Breccia o la serie de viajes de Corto Maltese ilustrados por el también
62
D. O’Neil: “The Levitz Paradigm” en The DC Comics Guide to Writing Comics. New York, Watson Guptill, 2001,
100-103.
63
Sus trabajos han sido recopilados en varias ocasiones. Véase, por ejemplo, el trabajo anotado de Maynard Frank
Wolfe: Rube Goldberg Inventions. New York, Simon and Schuster, 2000.
64
Sergio Pitol: “Borola contra el mundo” en El arte de la fuga. México, Era, 1996, 238-243.
92
65
Este principio es reconocible incluso en los trabajos donde otros dibujantes retoman a este personaje, que tiene
aventuras en un contexto diferente al original, como es el caso de The Secret Venice of Corto Maltese. Fantastic
and Hidden Itineraries, de Guido Fuga y Lele Vianello. Rome, Lizard Edition, 2005 (1997).
66
Por ejemplo, el trabajo panorámico de Rius: La vida de cuadritos. Guía incompleta de la historieta. México,
Grijalbo, 1983. O bien, las guías para aprender idiomas, como la exitosa revista Mangajin, recopilada en
Mangajin’s Basic Japanese through Comics. New York, Weatherhill, 1998. También es el estilo característico de las
93
Por último, debe señalarse que no es infrecuente encontrar novelas gráficas de formato
clásico con contenidos poco convencionales, como en el notable caso de Art Spiegelman, que en
Maus presenta las memorias de un ratón judío en los campos de concentración nazis, y que
obtuvo el prestigioso premio Pulitzer. Así también, a principios de la década de 1980 en México
la Secretaría de Educación Pública produjo una serie de historietas sobre algunos pasajes de la
historia del país, si bien con una visión histórica extremadamente convencional.
Como ocurre con los cuentos de Poe y de Quiroga, y con las películas de Hitchcock y de
Fritz Lang, las características de la narrativa clásica garantizan la continuidad de las
convenciones formales del lenguaje narrativo. La vigencia del estilo clásico se puede observar
tan sólo en la reciente publicación de dos novelas gráficas que son, en realidad, la adaptación al
formato gráfico de las respectivas novelas literarias. Se trata de El capitán Alatriste, de Arturo
Pérez-Reverte (Barcelona, Libros de Bolsillo, 2006) y Ciudad de cristal, de Paul Auster
(Barcelona, Anagrama, 2005, con una introducción de Art Spiegelman).
más de 100 adaptaciones de obras literarias de valor universal, como Don Quijote o Romeo y Julieta, publicadas
desde fines de los años 90 por la serie Classics Illustrated, dirigida en los Estados Unidos a lectores
preuniversitarios y acompañadas con varias páginas de notas para su estudio.
94
ser filosófico, alegórico o reflexivo. O bien, son historietas que establecen formas de
intertextualidad irónica, es decir, paródica, en relación con las convenciones del paradigma
clásico.
Veamos algunos ejemplos. El caso más importante de estilización expresionista es el
todavía sorprendente trabajo de Will Eisner en su serie The Spirit, creada en 1941. La
sofisticación formal y conceptual de esta serie, que pertenece al tradicional género policiaco,
tiene como continuador, en el siglo XXI, a Frank Miller, en su serie Sin City, creada exactamente
50 años después de la serie de Eisner, en 1991.67
En el año 2005 hemos podido ver la extrapolación del estilo hiperbólico de Sin City en la
versión cinematográfica de Robert Rodríguez, cuyo mejor momento se encuentra en la viñeta
inicial, que funciona como epígrafe estilístico, casi totalmente independiente del resto de la
película.
Otros ejemplos de estilización expresionista se encuentran en el trabajo de adaptación de
los cuentos fantásticos de Ray Bradbury, los cuentos de terror de Edgar Allan Poe, y las novelas
góticas de Lovecraft, Kafka y Mary Shelley. Estas adaptaciones al lenguaje gráfico de escritores
poco convencionales tiene una larga tradición en Estados Unidos y en algunos países europeos, y
aunque nunca llegan a tener gran difusión masiva, han creado un público fiel.68
La estilización metafórica tiene lectores fieles, que acompañan al personaje aun más allá
de las expectativas de sus creadores.
Éste es el caso de los personajes creados por Charles M. Schulz y, en el contexto
hispanoamericano, la notable Mafalda. Cada una de las tiras de Schulz contiene un subtexto
parabólico, en ocasiones explícitamente bíblico.69
Aquí conviene detenerse un momento a comentar la existencia de dos tipos de tiras
cómicas de naturaleza moderna:
67
Recientemente se publicó la larga entrevista de Frank Miller a Will Eisner, moderada por Charles Brownstein:
Eisner / Miller. Barcelona, Norma Editorial, 2006, 350 p.
68
Véase, por ejemplo, la serie de 10 volúmenes en pasta dura y guardapolvo (es decir, en edición para
coleccionistas especializados) de las Ray Bradbury Chronicles (New York, Byron Preiss). O la espléndida edición de
Frankenstein en SM Ediciones, de Barcelona. El mismo Will Eisner, paradigma de la experimentación gráfica,
elaboró su famosa guía inicial en el más puro estilo de la narrativa clásica, debido a sus innegables virtudes
pedagógicas: La narrativa gráfica. Barcelona, Norma Editores, 1998.
69
En la década de 1960 se publicó el interesante volumen The Gospel according to Peanuts, que es el antecedente
de lo que a principios del siglo XXI se ha publicado con el título The Gospel according to The Simpsons, de Mark
Pinsky (WJK Books, 2006).
95
70
September 11th, 2001. Artists Respond. New York, Dark Horse Comics, 2002.
96
contexto dramático de los personajes) y del inicio descriptivo (que se concentra en un detalle
descontextualizado de cualquier referente dramático o narrativo). Es decir, se trata de un inicio
simultáneamente clásico y moderno, que permite que cada lector asuma a partir de ahí sus
estrategias de lectura. En la estética posmoderna es el lector quien construye el sentido último de
una trama que es sólo un simulacro narrativo. Éste es el caso de la serie Baby Blues, donde se
parodian hasta la exasperación las dificultades de tener un bebé en casa.
Por otra parte, el diseño de la historieta posmoderna es itinerante, es decir, tiende a
alternar secuencias hipotácticas (con una causalidad evidente) con otras secuencias paratácticas
(es decir, ajenas al principio de organización aristotélica). De esta manera, cada una de las
imágenes, cada una de las viñetas y cada una de las unidades narrativas puede estar ligada a la
siguiente, o bien puede tener una autonomía total en relación con las demás. Su pertenencia o no
a una lógica causal depende de las estrategias de interpretación de cada lector en cada lectura o
relectura del texto. La historieta posmoderna produce a su lector implícito durante el proceso de
lectura, en lugar de adaptarse a las necesidades de un lector ya preexistente en una u otra
tradición estética (convencional o vanguardista). Pensemos, por ejemplo, en la estilización
gráfica que distingue a la serie Sin City o el trabajo metaficcional del español Sergio García,
claramente influido por Escher.
En la puesta en escena, el espacio físico y los personajes suelen ser independientes uno
del otro, de tal manera que alternan las funciones de fondo y forma, de acuerdo con un ritmo que
puede ser interrumpido en cualquier momento (ya sea por el diseño de la página o por la
actividad misma del lector, al seleccionar un fragmento u otro de este diseño). Éste es el caso del
brasileño Ziraldo, cuyos trabajos circulan poco fuera de Brasil y España. Entre sus más logradas
novelas gráficas para niños se encuentra Una maestra macanuda y, en el terreno totalmente
metaficcional, el espléndido trabajo en colaboración con Carlos Montemayor, en El niño de los
cuadritos (1992), publicado en México por los Libros del Rincón de la Secretaría de Educación
Pública.
El trazo posmoderno tiende a ser autónomo en relación con el color y con las otras
viñetas de la misma narración, o bien adopta una relación irónica con el mismo color (o con la
textura de la imagen). Pensemos en los trabajos del estadounidense Chris Ware o del francés
Moëbius, quien durante muchos años colaboró en Heavy Metal y cuyo trabajo sirvió como punto
100
71
En México no se conoce el trabajo lúdico experimental de Chris Ware, que está documentado, por ejemplo, en el
libro de Sergio García Sánchez: Sinfonía gráfica (Barcelona, Grenalt, 2000, 141). Y también destaca el trabajo del
mismo Sergio García, con clara influencia de Escher.
72
Exercises de style de Raymond Queneau es una referencia inevitable para todo escritor experimental, traducido
al español en la editorial Cátedra por Fernando González Ferrer (cuya nota introductoria se extiende casi 50
páginas). Matt Madden ha hecho un homenaje al principio de la repetición, que es el más característico de la
estética fractal.
101
mismo ocurre con el trazo en relación con el color: la posible complementariedad que puede
existir entre ellos es responsabilidad exclusiva de cada lector, así como el sentido moral de la
acción dramática (cuando ésta existe). En la narrativa architextual, la visión del mundo está
apoyada en la paradoja y la incertidumbre. Y el final propone (y en ocasiones tematiza) un
simulacro de epifanía.
La narrativa gráfica posmoderna es la más distintiva de los últimos 25 años. Dialoga
naturalmente con el lenguaje del cine y de los videojuegos, y tiene el ritmo del videoclip. Es
marcadamente lúdica sin tomarse demasiado en serio, coincidiendo con las nuevas generaciones
de lectores que toman cada vez más en serio al lenguaje gráfico. Es sintomático de un
escepticismo que se asume lúdicamente, y tal vez ahí radica su mayor virtud estética y su mayor
vulnerabilidad ética.
Estas notas son una invitación para seguir explorando las posibilidades formales e
ideológicas de la narrativa gráfica contemporánea.
-------------------------------------------------------------------------------------------
Narrativa Clásica Narrativa Moderna Posmoderna
---------------------------- -------------------------- --------------------
Representacional Expresionista
Chanoc Spy vs. Spy
-------------------------------------------------------------------------------------------
103
Bibliografía citada
gracias a las formas de experimentación de directores con una perspectiva individual, a la que
podríamos llamar su propio idiolecto cinematográfico.
En síntesis, el cine clásico siempre es igual a sí mismo, mientras que el cine moderno
siempre es distinto de sí mismo.
cada uno de los diez componentes estudiados. En otras palabras, la utilidad de establecer la
distinción entre estos componentes consiste en mostrar que no existen películas que sean
clásicas, modernas o posmodernas (ni mucho menos directores de un tipo u otro), sino que es
necesario examinar cada uno de estos componentes en cada momento de cada película, y de
acuerdo con la lectura de cada espectador.
Los ejemplos de películas que se indican a continuación, entonces, son sólo indiciales, no
son tipológicos. Los he incluido con fines heurísticos, y porque la lectura de cada uno de estos
componentes desde la perspectiva señalada está documentada en la historia del análisis
cinematográfico. De hecho, cada una de estas películas forma parte del canon y ha merecido al
menos un libro dedicado a su estudio sistemático.
--------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------
Examinemos a continuación el perfil de cada una de estas formas de cine a partir de las
características de cada uno de los componentes semióticos que lo constituyen.
El cine clásico es el cine espectacular por antonomasia, es decir, el cine que convierte
cualquier experiencia humana en un espectáculo narrativo audiovisual sometido a las
convenciones establecidas por la tradición cinematográfica, en la cual se han incorporado los
elementos de diversas tradiciones artísticas producidas y probadas con anterioridad al
surgimiento del cine.
Para considerar la presencia simultánea de prácticamente todos los componentes del cine
clásico podríamos pensar, en términos muy generales, en películas como M el maldito (Fritz
Lang, 1932), Sucedió una noche (Frank Capra,, 1934) y Psicosis (Alfred Hitchcock, 1962).
El inicio en el cine clásico corresponde a lo que los formalistas rusos llamaron narración,
es decir, el paso de un plano general a un plano de detalle. Esta convención proviene
directamente de la novela decimonónica, que es el género narrativo más complejo hasta la
segunda mitad del siglo XIX. Este inicio cumple la función de anunciar, de manera implícita, la
conclusión de la narración, cumpliendo así lo que Roland Barthes ha llamado intriga de
predestinación, la cual a su vez puede ser explícita o alegórica.
La composición de las imágenes cumple una función representacional, es decir, es
consecuencia del supuesto de que la narración es la representación de una realidad pre-existente,
y que esta representación es fiel a la naturaleza de esa realidad (Linda Hutcheon: The Politics of
Postmodernism). Por eso mismo, la composición visual es estable (horizontal, omnisciente,
selectiva y desde la perspectiva de un espectador adulto). Responde de manera puntual a lo que
Rudolf Arnheim ha llamado, al referirse a la pintura renacentista, El poder del centro.
El sonido cumple una función didáctica, de tal manera que acompaña a la imagen y
refuerza, intensifica y corrobora su sentido evidente, en ocasiones anunciando algún sentido que
el personaje ignora en ese momento, pero que está definido por las reglas del género al que
pertenece la historia. En otras palabras, el uso del sonido crea consonancias simultáneas o
resonancias diferidas con el sentido que tienen las imágenes visuales.
109
La sucesión de imágenes es causal, es decir, sigue una lógica en la que a toda causa le
sigue un efecto único y necesario. En ese sentido, la edición es metonímica, es decir, el sentido
de cada imagen se confirma al establecer la relación que ocupa con las demás, y sigue un orden
hipotáctico, es decir, un orden que no puede ser fragmentado o suspendido, pues de este orden
sucesivo depende la consistencia unitaria de la narración.
La puesta en escena está sometida a las necesidades dramáticas de la narración, de tal
manera que el espacio acompaña al personaje. Esta preeminencia del personaje sobre la puesta
en escena otorga unidad dramática a cada secuencia, y propone una lógica fácilmente
reconocible por el espectador, al reproducir las convenciones de los arquetipos del héroe, su
antagonista y los demás personajes.
La estructura narrativa está organizada secuencialmente, de tal manera que la historia y el
discurso coinciden puntualmente. Y esta secuencia corresponde, en la mayor parte de los casos, a
las doce unidades estructurales de la narrativa mítica, precisamente en la secuencia estudiada por
la antropología cultural: presentación del mundo ordinario, llamado a la aventura, aparición del
sabio anciano, presentación del mundo especial, adiestramiento del candidato, las primeras
heridas, visita al oráculo, descenso a los infiernos, desaparición del sabio anciano, salida de los
infiernos, prueba suprema, y regreso al hogar.
Las fórmulas genéricas, especialmente aquellas que adquirieron una estructura más
elaborada y estable a partir de la década de 1940 en el cine norteamericano, tienen preeminencia
sobre la naturaleza de cada personaje, de tal manera que cada uno de los personajes cumple una
función precisa en la lógica del género al que pertenece la película.
Los mecanismos de intertextualidad, inevitables en toda forma de arte surgida a partir del
siglo XX, son utilizados aquí de manera implícita, a menos que el tema de la historia sea
precisamente la puesta en escena de una producción cinematográfica.
El final narrativo es epifánico, es decir, es totalmente concluyente y relativamente
sorpresivo para el espectador, de acuerdo con la estructura propia del cuento clásico. Esta
estructura consiste en la presencia simultánea de dos historias, una de las cuales es evidente y la
otra está oculta. La revelación del sentido se encuentra en la historia implícita, que se hará
explícita al final de la película. A esta revelación de la verdad narrativa la llamamos epifanía, y
su presencia se apoya en el principio de inevitabilidad en retrospectiva, de tal manera que, al
resolver todos los enigmas, parece inevitable y necesario.
110
El cine moderno es lo opuesto del cine clásico. Cada película moderna surge de la visión
particular de un artista individual, y su naturaleza consiste en la ruptura con la tradición anterior,
111
así sea la tradición de ruptura del mismo cine moderno. Por definición, no puede haber ninguna
regla para la creación de una película moderna, aunque pueden reconocerse algunas formas de
ruptura que llegan a coincidir en algún momento de la historia del cine (como el Neorrealismo
Italiano en la década de 1940, la Nueva Ola Francesa en la década de 1960, el Nuevo Cine
Alemán en la década de 1970 o el Nuevo Cine Mexicano a principios del siglo XXI).
Evidentemente, el cine moderno se define por su novedad contextual, la cual termina siendo
necesariamente contingente.
Algunas películas donde están presentes casi todos los componentes que llamamos
modernos podemos considerar Ciudadano Kane (Orson Welles, 1942), El perro andaluz (Luis
Buñuel, 1927) y Mullholland Dr. (David Lynch, 1998).
El inicio en el cine moderno tiende a corresponder a lo que los formalistas rusos llamaron
un inicio descriptivo, que es definido por ellos como el inicio en un plano muy cerrado para
después pasar a un plano más abierto. Este inicio puede ser desconcertante y confuso para
el espectador, lo cual intensifica la sensación de estar entrando a un espacio caótico en el cual no
existe necesariamente un orden secuencial. Este inicio, en consecuencia, carece totalmente de
intriga de predestinación, por lo que no necesariamente tiene relación con el final.
Los recursos visuales del cine moderno, en la historia del cine, han sido una
neutralización de la instancia editorial con el empleo sistemático del plano-secuencia, el
incremento de la polisemia visual al emplear una gran profundidad de campo, y el empleo de
técnicas expresionistas, surrealistas o cualquier otra forma de ruptura de las convenciones
objetivistas del cine tradicional.
El sonido cumple una función asincrónica o sinestésica, es decir, precede a la imagen o
tiene total autonomía frente a ella. Así ocurre, por ejemplo, en secuencias que son editadas para
coincidir con la duración de un formato musical previo. También ocurre cuando la imagen no
corresponde deliberadamente con la banda sonora o cuando hay otras formas de asincronía, todo
lo cual neutraliza el posible sentido dramático de la imagen. En otras palabras, el uso del sonido
tiene la intención de crear disonacias simultáneas o resonancias sinestésicas en relación con las
imágenes visuales. Este empleo, alejado de la función didáctica que cumple el sonido en el cine
clásico, puede ser considerado como un uso dialéctico (resonacias) o dialógico (disonancias) del
sonido en relación con la imagen.
112
moral de los personajes, una indeterminación del sentido último del relato, y una relativización
del valor representacional de la película.
En síntesis, el cine moderno tiene un inicio descriptivo con ausencia de intriga de
predestinación, la edición y la composición de las imágenes son expresionistas, el sonido es
asincrónico o sinestésico, la puesta en escena tiene más importancia que el personaje, la
organización estructural es anti-narrativa, la visión del director tiene preeminencia sobre las
convenciones genéricas, los recursos intertextuales juegan con textos individuales y se
manifiestan en forma de metaficción o parodia, y el final es abierto. Todo ello es consistente con
una ideología de la indeterminación, que relativiza el valor representacional del arte.
El cine moderno, al tener una naturaleza irrepetible y autosuficiente, es resultado de una
visión individual. Cada película moderna está dirigida sólo a un determinado tipo de espectador
o a ningún espectador en particular. El lector implícito es aquel que está dispuesto a conocer la
propuesta específica del director, y espera la presencia de propuestas alejadas de la tradición
genérica o incluso cultural. En ese sentido es que toda película moderna forma parte de un
proyecto artístico de naturaleza anti-espectacular.
El cine moderno puede ser explicado a partir de la filosofía empirista propuesta por Karl
Popper, para quien el lenguaje es una ventana que permite ver realidades que, de otra manera, no
podrían ser conocidas. El cine es así un instrumento semiótico para el conocimiento de diversas
dimensiones de la realidad que no son evidentes en la experiencia cotidiana.
El cine posmoderno surge de una integración de los elementos tradicionales del cine
clásico y algunos componentes específicos provenientes del proyecto moderno.
Algunas películas en las que es posible reconocer prácticamente todos los componentes
del cine posmoderno podrían ser Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001), Blade Runner (Ridley Scott,
1982) y Danzón (María Novaro, 1982).
El inicio en el cine posmoderno consiste en una superposición de estrategias de carácter
narrativo (de plano general a primer plano) y estrategias de carácter descriptivo (de primer plano
a plano general). Esta simultaneidad o sucesión de estrategias puede depender precisamente de la
perspectiva de interpretación que adopte el espectador al observar este inicio en relación con el
114
resto de la película. Por ello mismo, una película puede ser considerada como posmoderna
cuando su inicio contiene un simulacro de intriga de predestinación.
La imagen en el cine posmoderno tiene autonomía referencial, es decir, no pretende
representar una realidad exterior ni tampoco una realidad subjetiva (o no solamente), sino
construir una realidad que sólo existe en el contexto de la película misma. Esto es evidente al
emplear ciertos recursos de realidad virtual, pero también puede lograrse simplemente
manipulando las imágenes con el fin de hacer evidente su naturaleza cinematográfica.
El sonido en el cine posmoderno cumple una función itinerante, es decir, puede ser
alternativamente didáctica, asincrónica o sinestésica. Esta simultaneidad de registros propicia
que la película pueda ser disfrutada por muy distintos tipos de espectadores, cada uno con
expectativas y experiencias estéticas radicalmente distintas entre sí.
La edición es itinerante, es decir, puede alternar o simular estrategias causales o
expresionistas, de tal manera que puede adoptar parcialmente una lógica secuencial para
inmediatamente después configurar una lógica expresionista.
La puesta en escena puede ser llamada fractal, lo cual significa que es autónoma frente al
personaje y no está sometida a la naturaleza de éste, con el cual establece un diálogo en el que
adquiere una importancia similar a la suya, definida por el concepto global de la película.
La estructura narrativa está organizada como un sistema de simulacros de narrativa y
metanarrativa, de tal manera que cada secuencia tiene no sólo un sentido literal, sino que también
puede ser leída como una reflexión acerca de la película misma.
La lógica genérica tiene una naturaleza itinerante, y por lo tanto es lúdica y fragmentaria,
lo cual significa que alterna fragmentos simultáneos o alternativos de diversos géneros y estilos.
La naturaleza intertextual adopta estrategias como metalepsis y metaparodia, es decir,
parodias simultáneas a más de un género o estilo (como en el caso de Shreck), y yuxtaposición
de niveles narrativos (La amante del teniente francés, La rosa púrpura de El cairo, Fiebre
latina). Además, se adoptan estrategias de citación, alusión o referencia a reglas genéricas (lo
que se conoce como architextualidad).
El final suele contener un simulacro de epifanía, por lo que puede ser considerado como
virtual. Esto significa que, como ocurre en el resto de los componentes, el sentido del final
depende del contexto de cada interpretación proyectada por cada espectador particular.
115
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Estrategias del cine posmoderno
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Simultaneidad e Incertidumbre
Itinerancia e indeterminación
Al final de este recorrido podemos recordar que cada película es distinta a todas las
demás, incluso cuando pretende asimilar y reproducir las convenciones de la tradición genérica a
la que pertenece. Estas diferencias no sólo dependen del texto, sino también del contexto de cada
lectura hecha por cada espectador en cada proyección. Pero además, cada uno de los
componentes puede pertenecer a distintos regímenes semióticos en distintos momentos de una
misma película. Esa diversidad es uno de los factores que nos llevan a ver la película siguiente,
con la seguridad de que será una experiencia distinta de cualquier experiencia anterior. La
película es distinta, pero también nosotros somos distintos al momento de verla por primera
ocasión o al verla de nuevo.
De acuerdo con la lógica de la recepción, sabemos que no existen películas clásicas,
modernas ni posmodernas, sino tan sólo lecturas contextuales de películas, en las que se
reconocen determinados componentes de acuerdo con el contrato simbólico de lectura y las
negociaciones que cada espectador realiza antes, durante y después de ver cada película. Ese
proceso es siempre distinto de sí mismo, y este hecho nos recuerda que el cine, como fenómeno
semiótico, es inevitablemente moderno.
Bibliografía
Armes, Roy: Panorama histórico del cine (Film and Reality). Barcelona, Fundamentos, 1976
(1974)
Bordwell, David: “El estilo clásico de Hollywood, 1917-1960” (3-96) y David Bordwell y
Janet Steiger: “Implicaciones históricas del cine clásico de Hollywood” (411-432)
en David Bordwell, Janet Steiger y Kristin Thompson: El cine clásico de Hollywood.
Estilo cinematográfico y modo de producción hasta 1960. Barcelona, Paidós, 1997 (1985), 547
p.
Bordwell, David: “From Stylistic History to The matic Criticism” en On the History of Film
Style. Cambridge University Press, 1997, 75-82
Caparrós Lera, José María: Historia del cine europeo. De Lumière a Lars von Trier.
Madrid, Libros de Cine, RIALP, 2003
118
La metaficción puede ser considerada como algo más que un recurso audiovisual. Puede
ser entendida como aquello que distingue a la modernidad narrativa. Su estudio ha desafiado
todas las teorías cinematográficas, llegando a afirmarse que es imposible teorizar sobre ella, pues
cada texto metaficcional subvierte la idea misma del cine (L. Hutcheon 1980). Sin embargo, esta
afirmación no tiene sustento, pues las estrategias de metaficcionalización son muy precisas y
pueden ser objeto de un análisis formal.
En este trabajo propongo un modelo para reconocer 50 estrategias metaficcionales en
cine, a partir del reconocimiento de cuatro mecanismos retóricos específicos (S. Lauzen 1987):
hiperbolización, minimización, transformación y tematización, aplicados a cada uno de los diez
elementos narrativos del discurso cinematográfico, es decir: título, inicio, imagen, sonido,
edición, puesta en escena, género, estilo, intertexto y final.
La metaficción puede ser considerada como una forma de intertextualidad, que es sin
duda la estrategia productiva que define los procesos semióticos de la cultura contemporánea. A
partir de esta consideración, en el modelo propuesto señalo una distinción precisa entre la
metaficción moderna (pretextual, apoyada en la relación con textos individuales) y la
metaficción posmoderna (architextual, apoyada en la relación con reglas de género). Esta
distinción se deriva de la distinción entre la intertextualidad moderna y la posmoderna (P.
Pavlicic 2008).
En esta presentación del modelo de análisis señalo algunos ejemplos específicos
pertenecientes al canon del cine producido en Europa, Estados Unidos e Hispanoamérica a lo
largo del siglo XX.
Los estudios sobre metaficción son muy recientes. El término metaficción fue propuesto
por el escritor norteamericano Philip Glass en un ensayo publicado en 1962, es decir, hace
apenas poco más de 50 años (M. Currie 2006). Y aunque este término y su estudio fueron
retomados y difundidos por diversos narratólogos en los siguientes años, la importancia de la
metaficción empezó a ser reconocida de manera más sistemática a partir de la publicación del
trabajo inicial de la canadiense Linda Hutcheon, The Metafictional Paradox, en 1980.
Sin embargo, la metaficción tiene antecedentes tan importantes en la tradición novelística
como Jacques le fataliste (1796) del escritor francés Denis Diderot; Tristram Shandy (1759-
1767) del escritor irlandés Laurence Sterne, y At Swim-Two-Birds (1939) del también irlandés
Flann O’Brien, entre muchísimas otras novelas de los últimos cuatro siglos.
En los estudios cinematográficos, la referencia obligada sobre metaficción es el estudio
de Robert Stam, Reflexivity in Film and Literature. From Don Quixote to Jean-Luc Godard
(1992), donde el autor señala la conveniencia de utilizar categorías de la crítica dialógica
(derivada del pensador ruso Mijaíl Bajtín) y el concepto de extrañamiento (originado en el
formalismo ruso y desarrollado por el dramaturgo alemán Bertolt Brecht) para estudiar la
metaficción en películas de directores como Federico Fellini, Alfred Hitchcock y Woody Allen,
entre muchos otros. Poco después, Christopher Ames, en Movies about Movies (1997) señala la
importancia de las películas que tematizan el hecho de hacer, escuchar, ver y recordar cine, en
casos tan conocidos como Sunset Boulevard (1950), Cantando bajo la lluvia (1952), Nace una
estrella (1954) y La rosa púrpura del Cairo (1985).
Todavía está por ser escrita una Enciclopedia de la metaficción, donde se podrá estudiar
una tradición de ruptura en cientos de cuentos, novelas, minificciones y películas.
En esta tradición, la creación de una narratología deconstructiva pondrá en evidencia cómo lo
que está en juego en la metaficción es un mayor énfasis en los procesos de recepción y creación,
más que en las formas y las estructuras de la narración, es decir, un énfasis en los procesos de
construcción de sentido más que en las estructuras internas de la significación textual. Pero el
primer paso para llegar a esta propuesta consiste en reconocer los mecanismos textuales que se
construyen en el interior de la metaficción, desde una perspectiva formalista.
En el modelo que presento a continuación es evidente que los mecanismos de
actualización metaficcional (que complementan los mecanismos de tematización del acto de
122
con un doppelgänger (en el cine negro clásico), o pueden dirigir la palabra directamente al
espectador, como una forma de metalepsis brechtiana (Sin aliento, Jean-Luc Godard, 1960;
Orlando, Sally Potter, 1992; Zoot Suit, Luis Valdez, 1981).
Los recursos intertextuales también pueden ser objeto de las estrategias metaficcionales,
si recordamos que la metaficción es una forma de intertextualidad (y, a su vez, la intertextualidad
puede ser entendida como una forma de metaficción). Por ejemplo, alguna secuencia de cine
neobarroco puede estar anclada simultáneamente en varis códigos audiovisuales, como el cine
documental en blanco y negro, las series de televisión para la familia, el sitcom norteamericano y
el video casero (como en la secuencia I Love Mallory de Natural Born Killers, Oliver Stone,
1994). En otros casos podemos encontrar una minimización de la misma naturaleza intertextual
al presentar una cita cinematográfica, es decir, al incorporar un fragmento de la película que los
personajes están viendo en la historia (como en la secuencia climática de Algo para recordar,
que es vista por varios personajes en una secuencia melodramática de la comedia romántica
Sleepless in Seattle, Nora Ephron, 1993). Uno de los casos más conocidos de intertextualidad
subversiva es la extrapolación de una historia canónica en un contexto ajeno al original, como
ocurre con frecuencia en las numerosas adaptaciones de las obras de William Shakespeare al cine
(por ejemplo, en Trono de sangre, Akira Kurosawa, 1957). Por su parte, el mismo intertexto
puede ser tematizado por la instancia narrativa, como en gran parte del cine de vanguardia (como
ocurre en Prenom: Carmen, Jean-Luc Godard, 1983).
Por último, detengámonos un momento en el final narrativo, que siempre conviene
estudiar en su relación con el incipit. En algunos casos, la historia presentada es objeto de finales
alternativos (Zoot Suit). En otros casos, la trama puede resistirse a tener ningún final (Mundos
paralelos, Petr Václav, 1993). También es posible que en la película haya al menos un final
simulado, que engaña a un espectador distraído (Brazil, Terry Gilliam, 1985). O el final puede
ser el tema del final mismo de la historia (Pleasantville, Gary Ross, 1998).
126
------------------------------------------------------------------------------------
Tipología de estrategias metaficcionales en cine
------------------------------------------------------------------------------------
Hiperbolización Minimización Subversión Tematización
------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------
Hiperbolización Minimización Subversión Tematización
------------------------------------------------------------------------------------
Comentario final
La importancia de la metaficción es cada día más evidente, y rebasa el estudio de la
narrativa cinematográfica. Encontramos tematizada o puesta en evidencia la frontera
convencional entre la ficción y la realidad inmediata del lector o espectador en la escritura de las
ciencias sociales (historia, etnografía o psicoanálisis), en el periodismo cotidiano (en prensa,
radio, televisión o internet), en las industrias culturales (publicidad televisiva, música popular,
videoclips) y, por supuesto, en las estrategias reflexivas de la docencia universitaria.
Ya en las postrimerías del siglo XX se hablaba de un meta-pop para hacer referencia a la
autorreferencialidad en la cultura urbana (M. Dunne 1992). Hoy en día podemos hablar de una
128
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Václav, Petr (1993): Mundos paralelos (Paralelní svety).
Valdez Luis (1981) : Zoot Suit.
Wachowski, Andy / Lana (1999): Matrix.
130
pero con escaso o nulo desarrollo en la región hispanoamericana. En este trabajo se presenta un
cine, es necesario empezar por definir a la Estética del Cine como el conjunto de estrategias
de esta definición, la Estética de la Violencia (en el cine) puede ser definida como el conjunto de
modelo presentado en este trabajo se articulan estos componentes, y se propone la función que
Conviene iniciar esta discusión señalando una diferencia crucial en los estudios sobre el
tradición continental, que son las que han dominado los estudios de la teoría y la historia del
cine, se puede señalar que la segunda de estas tradiciones (la continental) está dominada por las
ciencias sociales, la semiótica y la narratología, desde cuyo prisma se estudian los problemas de
Aquí es necesario señalar que esta ha sido la tradición que ha tenido más peso en
Hispanoamérica, por influencia de las traducciones hechas en España a partir de los estudios
realizados en Italia, Alemania y Francia. Por esta razón de carácter editorial, esta tendencia no
tiene el mismo peso en los estudios sobre cine que se realizan en Brasil.
Por su parte, la tradición de los estudios anglosajones muestra una vocación hacia el
estructurado a partir del estudio de casos. En esta tradición se enfatiza la articulación entre la
ética y la estética, así como la dimensión política implícita en las formas de representación.
estudiar la correlación entre la duración del acto violento sobre la pantalla y su gradación (que
73
puede oscilar entre un simple golpe y la muerte). Con ello se logra articular el grado de
violencia y las estrategias estilísticas de representación del acto físico. A esta correlación este
ficción:
(a) la violencia funcional, propia del cine de géneros (del melodrama familiarista a la
ciencia ficción), donde existe una justificación narrativa para su presencia, es decir, donde la
73
Stephen Prince, Classical Film Violence: Designing and Regulating Brutality in Hollywood Cinema. 1930 – 1968,
Rutgers State University, Nueva Jersey, 2003, p. 4.
132
violencia responde a una lógica causal; este tipo de violencia fue el dominante desde la
posguerra hasta mediados de los años sesenta, y se distingue por una baja amplitud estilística;
(b) la ultraviolencia espectacular, característica del cine de autor, como una forma de
violencia en el cine de ficción; este tipo de violencia se inicia en los años 60, y tiene una alta
amplitud estilística;
(c) la hiperviolencia irónica, específica del cine posmoderno, como un rasgo estilístico de
carácter autorreferencial, dominante en los primeros años del nuevo siglo, con una amplitud
estilística variable.
Peckinpah, A. Penn), a pesar de contar con una fuerte intención caucional y una tendencia a la
moralización. Por su parte, la construcción estética del cine posmoderno genera diversas
paradojas de carácter ético, pues en una misma película se utilizan estrategias radicalmente
diversas entre sí, lo cual produce respuestas muy diversas y hasta contradictorias en sus
En el llamado cine clásico domina lo que puede ser denominado como una Poética de la
aparece en la pantalla. Esta tradición coincide, por cierto, con la tradición del teatro antiguo, ya
sea griego, chino o japonés, así como con el teatro brechtiano. En lugar de presentar
narrativización propias del cine clásico, como la funcionalidad narrativa (toda violencia cumple
una función en la estructura narrativa); una justificación causal (la violencia como castigo
moral); una lógica agonística (de tal manera que hay un enfrentamiento del bien contra el mal) y
cinematográfico).76
estéticas, que incluyen recursos como el desplazamiento espacial (es decir, la presencia de la
recibida por los objetos en lugar de ser recibida por el cuerpo) y un cierre de secuencia seguido
por un paréntesis emocional (lo cual ofrece al espectador un momento para recuperarse de la
secuencia violenta).
74
El término ha sido propuesto por S. Prince, op cit., p. 9.
75
Francisco Javier Gómez Tarín, El análisis de textos audiovisuales. Significación y Sentido. Shangri-la Ediciones,
Valencia, 2010, p. 146.
76
James Kendrick, Film Violence. History, Ideology, Genre. Wallflower, Londres, 2009.
134
caso de la secuencia inicial de M (Fritz Lang, 1932), donde la pequeña Elsie sale de la escuela y
es secuestrada por un asesino serial; la secuencia de Double Indemnity (Billy Wilder, 1944),
Hitchcock, 1954), donde la pareja de novios descubre la existencia del cuerpo descuartizado de
la esposa del vecino al cual observan desde su ventana; o la secuencia inicial de Kiss Me Deadly
(Robert Aldrich, 1955), donde un conductor anónimo, después de coquetear con una atractiva
desconocida a la que encuentra deambulando a media noche por la carretera, descubre con
incredulidad cómo ella ha sido torturada hasta la muerte por conocer el secreto de la bomba
atómica. En todos estos casos, el acto violento (que lleva a la muerte) es eliminado de la pantalla,
melodrama clásico ofrece numerosos ejemplos de esta poética de la sustitución. Tan solo es
necesario mencionar casos paradigmáticos como el incendio trágico en Nosotros los pobres
(Emilio Fernández, 1944), o las noticias que llegan desde el exterior en uno de los edificios de
Tlatelolco durante la fatídica noche del 2 de octubre de 1968 en Rojo amanecer (Jorge Fons,
1989).
mecanismos para invisibilizar lo que es visible, de tal manera que se construye una
135
representación de la violencia que invita al lector o espectador a imaginar aquello que ya conoce,
lo cual parece intensificar su valor dramático, como ocurre en el melodrama mexicano de los
años 40, en el cine policiaco de enigma o en las narraciones sobre la patología social
los actos violentos en pantalla, acompañada por una ambigüedad moral que se deriva de
trata de contrarrestar a la violencia con más violencia. Véase, por ejemplo, el reciente cine
En esta tradición, la violencia explícita aparece inicialmente como una ruptura del orden
social, seguida poco después por otra oleada de violencia, justificada por ser una posible forma
de restablecimiento del orden social. Este circuito irresoluble está acompañado por una
multiplicación del número de cámaras disponibles para filmar una misma escena, adopción de la
perspectiva de los agentes de la violencia y creación de un tema musical que rebasa la historia
El mismo Stephen Prince señala algunos rasgos específicos de este tipo de cine, como la
gratuidad de los actos violentos (en oposición a la necesariedad característica del estilo clásico)
y una metaforización del campo de batalla (que puede ser el ámbito urbano de los gángsters, el
Entre las secuencias canónicas que son características de este tipo de cine se encuentran,
por supuesto, la famosa secuencia de Psycho (Alfred Hitchcock, 1960), donde se comete el
crimen en la regadera;78 la secuencia inicial de Yojimbo (Akira Kurosawa, 1961), donde vemos a
un perro callejero paseando con un muñón en el hocico; la secuencia final de Bonnie and Clyde
(Arthur Penn, 1967), donde la pareja de ladrones muere en una emboscada de la policía rural; la
secuencia de los créditos iniciales en The Wild Bunch (Sam Peckinpah, 1969), donde vemos a un
grupo de niños torturar a un escorpión devorado por un grupo de hormigas gigantes; la secuencia
de Straw Dogs (Sam Peckinpah, 1971), donde presenciamos una violación múltiple a la esposa
Estas formas de violencia explícita están acompañadas por ciertos rasgos estilísticos
opuestos radicalmente a la tradición del cine clásico. Mencionemos, entre otros, una ausencia de
paréntesis emocional (para el espectador); una ausencia de código moral (autarquía ética); una
filosofía según la cual el fin justifica los medios (en oposición al sentido de justicia de los
77
S. Price, Op cit.
78
Véase Philip Skerry, Psycho in the Shower. The History of Cinema’s Most Famous Scene. Continuum, Nueva York,
2009.
137
géneros clásicos); una legitimación a través del humor, y una purificación de la violencia a
través de la tecnología.79
presenta en el cine de géneros, que así resultan vehículos idóneos para proponer problemas de
carácter moral, sino también en el cine documental y en la literatura testimonial. Lo que está en
juego en estos casos es visibilizar lo invisible, produciendo diversas formas de denuncia. Aquí la
violencia es gráfica, es decir, explícita, y está presentada con un exceso de significante, por lo
El resultado puede adoptar la forma de una espectacularización (Bonnie and Clyde, The
Wild Bunch) o el estupor (Canoa, El castillo de la pureza). Estos extremos llegan a propiciar, en
diversas estrategias en las que hay una notable diversidad de la amplitud estilística. Al respecto
dramático. En este caso se puede hablar de Alta Amplitud Estilística, caracterizada por un
prolongado tiempo en pantalla de la violencia física y un alto grado de explicitación, así como el
79
J. Kendrick, op. cit., p. 98.
138
empleo de los recursos propios del cine moderno (cámara lenta, multiplicación de las cámaras y
los otros recursos señalados en el apartado anterior). Este es el terreno de subgéneros del terror
b) Hiperviolencia como recurso artístico. En este caso coexiste una estabilidad moral con
los recursos del cine clásico y del cine moderno, precisamente como una forma característica de
la estética posmoderna. Aquí encontramos el cine de directores tan prestigiosos como Quentin
dirigida al espectador, como una forma de refuncionalizar irónicamente las estrategias propias
del cine clásico, precisamente al emplear una Baja Amplitud Estilística. Esta parece ser la
tendencia más reciente (y la más reconocida por la crítica internacional), como en el caso de No
Country for Old Men (Ethan y Joel Coen, 2007) o Funny Games (Michale Haneke, 1997 y
2007).80
En todos los casos se trata de diversas estrategias de hiperbolización irónica en las que la
esta forma de violencia se encuentran en Dressed to Kill (Brian de Palma, 1980), donde somos
2 (James Cameron, 1991), donde se elimina al enemigo al derretirlo en el mismo horno donde se
fundirá el protector supremo del niño protagonista; en la secuencia inicial de Natural Born
Killers (Oliver Stone, 1994), donde los despreocupados parroquianos que toman una cerveza en
el bar que está a un lado de la carretera son descuartizados al ritmo de una vieja rockola; en Kill
80
Antonio Reyes Castañeda, Los diferentes usos de la hiperviolencia: ética y estética en el cine violento
contemporáneo. Tesis de Comunicación Social. Asesor: Lauro Zavala, UAM Xochimilco, 2009.
139
Bill (Quentin Tarantino, 2004), donde la cabeza de un líder de los asesinos a sueldo rebota sobre
la mesa al ser cercenada por la nueva líder oriental, y en Amores perros (Alejandro González
Iñárritu, 2000), donde el choque automovilístico toma al espectador por sorpresa, al emplear los
Es en este contexto donde encontramos una explosión del horror extremo y la presencia
de un compromiso social en los superhéroes del mainstream (Spider Man 2001, 2004, 2007;
neutraliza la intensidad física al disminuir la amplitud estilística. Véase, por ejemplo, el batazo
que recibe el soldado alemán en la escena de guerra de Inglorious Basterds (Quentin Tarantino,
2009).
En el cine posmoderno coexisten las estrategias propias del cine clásico y del moderno, es
decir, presentar una realidad ficcional y representar una realidad histórica; visibilizar e
memoria social y ofrecer una mirada nueva. De ahí que en este cine la amplitud estilística sea
variable.
Basterds; El infierno) o bien, producir un distanciamiento crítico frente a la violencia (La vida es
bella; Zoot Suit), mostrándola como un fenómeno digno de ser estudiado, entendido y, sobre
todo, mirado.
140
sentido de muchas de estas secuencias. Aquí conviene distinguir entre el empleo de música
didáctica (de carácter genérico) y música irónica (de carácter lúdico) al acompañar las secuencias
Así tenemos que Reservoir Dogs o Inglorious Basterds, que pertenecen al cine
hiperviolento, hacen un uso irónico de la música, a diferencia de Pulp Fiction, donde se emplea
como fondo de carácter didáctico. Por su parte, en The Wild Bunch la música es igualmente
irónica para apoyar secuencias de naturaleza ultraviolenta, mientras que en Psycho y Straw Dogs
ultraviolencia.
Uno de los casos en los que el empleo irónico de la música es más contundente es la
vals de Richard Strauss acompaña la acción y marca el ritmo de lo que se ha llamado la violencia
coreográfica. Este tipo de coreografía será retomada, por ejemplo, en Kill Bill 2 (Quentin
Tarantino, 2004) y otras películas igualmente hiperviolentas de los años 90, como Doberman
acompañadas por una música que cumple una función didáctica o por una música que cumple
The Wild
Bunch Psycho
Inglorious
Basterds
Pulp Fiction
Reservoir
Dogs
Conclusiones
el cine de ficción se puede llegar a algunas conclusiones de interés para la teoría, la historia y la
representación de la violencia en el cine de ficción, que permean todas las formas canónicas e
estética de la violencia.
142
Por otra parte, la posibilidad de adoptar una tipología en las estrategias paradigmáticas de
banda sonora.
Referencias bibliográficas
Filmografía
El objetivo de estas notas es presentar una tipología de las estrategias de traducción que
determinan el sentido y condicionan el disfrute mismo de una narración audiovisual, ya sea de
ficción, publicitaria, experimental o de animación.
Aunque al pensar en una traducción intersemiótica sabemos que se trata del pasaje de la
literatura al cine, sin embargo existen otros procesos de traducción que son igualmente cruciales
para determinar la significación y, en general, para determinar los procesos de la fruición fílmica.
En términos generales, al estudiar los procesos de la traducción es posible considerar
cuatro terrenos específicos:
Estas diferencias saltan a la vista cuando se observa el hecho de que las opciones que
ofrece el menú digital de los discos compactos de películas para niños (por ejemplo, Los
increíbles) incluyen cuatro tipos de doblaje: español neutro, español de España, español de
Argentina y español de México.
Para un mexicano, la existencia de estas opciones es completamente razonable y muy
necesaria, pues difícilmente podría escuchar un doblaje hecho en España o en Argentina, y
ciertamente disfruta mucho (al menos en comparación con los otros) el doblaje hecho en español
de México.
El mercado de las películas para niños es uno de los sectores más importantes,
considerando que inevitablemente todas ellas serán escuchadas, en ocasiones con gran
frecuencia, por un número considerable de adultos, y que un porcentaje considerable de éstos
están acostumbrados a escuchar las películas extranjeras en su idioma original, acompañadas por
subtítulos.
Tal vez aquí podría añadirse que en muchos casos podría ser necesario contar con
subtítulos en español para poder entender los diálogos de películas producidas en Cuba, en
algunas regiones de España o en países con una cadencia muy específica, como el caso de
Uruguay o Puerto Rico.
Los problemas de la traducción intralingüística no se limitan a los contenidos del
subtitulado o del doblaje de una lengua extranjera, sino que también atañen, al igual que en la
traducción interlingüística, al contexto cultural de las culturas que están siendo puestas en
contacto. Sin embargo, aquí es muy importante tener en cuenta la importancia crucial del
lenguaje de llegada, pues es éste el que determina la recepción de los espectadores.
El segundo tipo de traducción que está en juego en el cine, desde sus orígenes en Europa
y en el resto del mundo, es la necesidad de traducir los títulos, los diálogos y, en el caso de su
reproducción casera, la traducción de los textos impresos que se encuentran en el estuche que
contiene a la película.
En este terreno sería posible crear una antología de traducciones de títulos que resultan
casi inverosímiles por su extrañeza en relación con el título original. Así, por ejemplo, la película
146
de Sydney Pollack, They Shoot Horses, Don’t They?, fue traducido en España como ¡Danzad,
malditos, danzad!
Por supuesto, es mucho menos riesgosa la traducción de títulos como los de la trilogía de
Krysztof Kieszlowski, formada por Azul, Blanco y Rojo. En realidad, la parquedad de estos
títulos contiene una enorme carga simbólica que hacen de estos títulos un ejemplo de polisemia y
elegancia.
Por otra parte, tal vez todos hemos visto cómo algunos diálogos memorables son
destrozados en tan sólo una o dos líneas de subtítulos afásicos. Y algunos de estos casos pueden
llegar a producir efectos cuya observación es memorable.
Sin embargo, es necesario recordar que la traducción de los diálogos no sólo compete al
contenido de los textos, sino que está integrada por tres códigos simultáneos: un código textual
(y sus respectivas dimensiones sociolingüística, psicolingüística, alusiones histórico-culturales y
modismos recientes); un código visual (que incluye las dimensiones proxémica, quinésica, la
existencia de carteles informativos y publicitarios, y la iconografía del entorno) y un código
acústico (compuesto por la prosodia lingüística, las canciones interpretadas por los actores, la
música, las voces de fondo y los sonidos del ambiente).
En el estudio de Miguel Ángel Bernal Merino se menciona el caso de una frase dicha por
Milhouse en la serie Los Simpson con lo que se supone que es un acento mexicano.
Otro caso mucho más conocido es el de Terminador 2, donde el protagonista dice: “Hasta
la vista, baby” cuando va a eliminar a su enemigo. Y curiosamente, en España se tradujo como
“Sayonara, baby”. Aunque también se podría haber traducido como “Au revoir, baby”, “Ci
vediamo, baby” o “Auf wiedersehen, baby”, al menos en México tiene más sentido conservar la
expresión original: “Hasta la vista, baby”. Y hubiera sido absurdo traducirlo como “Ahí nos
vemos, baby” o algo similar.
Sin duda, la forma de traducción más relevante para la historia del arte cinematográfico
consiste en la traducción intersemiótica de la literatura al cine, ya que más de la mitad de todos
los largometrajes de ficción han tenido su origen en un texto literario, ya sea de naturaleza
teatral, o bien de carácter narrativo, es decir, una novela o un cuento.
Pero la literatura y el mismo cine no son las únicas fuentes para la narrativa
cinematográfica, ya que una gran parte de las narraciones de carácter más convencional están
ligadas a las estructuras narrativas del universo mítico. Esto último puede observarse al estudiar
las características formales estudiadas por el morfólogo Vladimir Propp y, más adelante, por el
antropólogo Joseph Campbell.
Aquí conviene recordar que un momento crucial para el surgimiento de los estudios
culturales ocurrió en 1976, cuando el sociólogo norteamericano Will Wright estudió la
estructura narrativa del western canónico, precisamente constituido por las películas aceptadas
por un público mayoritario.
Este corpus de westerns tienen una estructura narrativa consistentemente similar entre
ellas, hasta que con la muerte de John F. Kennedy en 1963, este género del héroe solitario y
vencedor desaparece para dar lugar al western crepuscular, los chili-western y los espagueti-
western, los westerns donde el protagonista es un grupo (Butch Cassidy & the Sundance Kid o
The Wild Bunch, Sam Peckinpah) hasta desaparecer en su forma original (dando lugar a las
versiones estructuralmente similares y a las re-versiones genéricas).
Así pues, podemos distinguir tres tipos de fuentes para la intersemiosis cinematográfica:
Las fuentes para literarias pueden adoptar una estructura narrativa mítica o más
próxima a la irrepetibilidad literaria. Pero es el terreno de las adaptaciones de textos literarios el
terreno donde hay mayor polémica y un mayor terreno para la investigación sistemática,
precisamente porque su propia naturaleza consiste en estar siempre al margen de las estructuras
narrativas fijas (en oposición a la naturaleza relativamente estática de la narrativa mítica).
Por todo lo anterior, podemos ahora dirigir nuestra atención a estudiar las estrategias para
el estudio de la adaptación de textos literarios al cine. Y la primera pregunta podría ser de
carácter estructural: ¿existen componentes comunes a ambos lenguajes (literario y
cinematográfico) y componentes irreductibles entre sí, es decir, de carácter inconmensurable?
Para responder a esta pregunta conviene seguir varios pasos, de naturaleza
epistemológica, metodológica, analítica y pragmática, a saber:
Glosemática Narrativa
SUSTANCIA
(Medio)
EXPRESIÓN
(Discurso)
FORMA
(Estructura)
NARRACIÓN
FORMA
(Componentes)
CONTENIDO
(Historia)
SUSTANCIA
(Ideología)
Conclusión
Tal vez la mejor estrategia para analizar la especificidad de cada traducción lingüística o
semiótica (al menos en le contexto del lenguaje cinematográfico) consiste en reconocer que cada
caso es distinto a todos los demás, y es esa misma diferencia lo que merece la pena de ser
estudiado.
Y si cada caso es distinto a todos los demás, los modelos de naturaleza teórica (como el
modelo para una glosemática narrativa o para reconocer los paradigmas estéticos en el perfil de
los componentes narrativos) son herramientas conjeturales y asintóticas, es decir, aproximativas,
que señalan sólo un marco general en el interior del cual cada análisis debe someter sus
herramientas para dejarlas al servicio de la especificidad del sentido planteado en cada caso.
Es en esta diversidad, después de todo, donde se encuentra la fuerza estética y el enorme
atractivo de la experiencia cinematográfica.
----------------------------------------------------------------------
Apéndice:
Formas de Traducción en el Cine (ejemplos)
Español de España
Español de Argentina
Español de México
Español neutro
Remakes
Retakes
Alusiones
Parodias
Metaparodias
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de Adolfo Castañón. México, Fondo de Cultura Económica, 1980 (1975)
154
ANÁLISIS DE CASOS
155
Al evocar y glosar por medio de palabras un material de carácter audiovisual, este trabajo
tiene una naturaleza ecfrástica. Por esa razón resulta necesario iniciar este recuento ofreciendo
una sinopsis del relato. Estamos en la ciudad de Los Ángeles en el año 2016. Aunque la película
fue filmada en 1982, podemos observar cómo la atmósfera urbana es siniestramente similar a la
que se respira en los grandes centros urbanos veinte años después. Por ello, nos encontramos
ante una historia más próxima a una estética de lo probable que a una estética de lo posible, pues
se trata, básicamente, de una alegoría hiperbólica de los rasgos más ominosos de la
contaminación urbana de fines del siglo XX (y principios del siglo XXI).
Esta contaminación extrema ha llevado a colonizar el planeta Marte, mientras la
compañía Tyrell ha producido, para el servicio de sus propietarios, unos seres de aspecto humano
pero carentes de sentimientos, conocidos como Nexus. Sin embargo, Tyrell también produjo una
edición limitada de Nexus 6, los cuales, al tener recuerdos personales (implantados) son capaces
de experimentar pulsiones y sentimientos específicos, como el odio (Leon), el deseo sexual
(Pris), la determinación (Roy Beatty), la envidia (Zhora) o la posibilidad de dar y recibir placer
(Rachel).
La misión de Rick Deckard, el blade runner, consiste en eliminar a los seis replicantes
que escaparon de las colonias y que, al querer sobrevivir a toda costa, se han vuelto perligrosos.
Sin embargo, mientras en los archivos que el detective Bryant le muestra a Deckard solo
aparecen los cinco replicantes mencionados, su misión consiste en eliminar a los seis que han
escapado. Esta película está estructurada alrededor de un enigma: ¿cuál es la identidad del sexto
replicante?
Diez años después del estreno original de la película se ofreció la clave para resolver este
enigma, pues se dio a conocer una nueva versión, conocida como the director’s cut (la versión
del director), que consiste exactamente en la misma película original pero sin la explicación en
off del protagonista y (a cambio de ello) el añadido de una escena nueva con una duración de
siete segundos donde aparece trotando un unicornio que es soñado por el mismo Deckard.
156
Esta imagen, sumada al hecho de que el policía Gaff (que sigue los pasos de Deckard y lo
mantiene bajo constante vigilancia) le deja sobre el suelo de su departamento la figura de papel
de un unicornio, permite reconstruir el rompecabezas, y descubrir que la policía conoce el
contenido de sus sueños, es decir, que éstos también le han sido implantados. Así, el enigma
queda resuelto: Deckard también es un replicante. Pero su misión concluye con la muerte de Roy
Batty, por lo que se le permite escapar con Rachel… mientras Deckard y ella sigan vivos.
más absoluta soledad, en esta película los replicantes son capaces de manifestar,
respectivamente, altruismo, erotismo, violencia y un compromiso amoroso con su pareja.
También hay numerosas alusiones y referencias explícitas a diversos textos bíblicos,
especialmente en relación con Adán y Eva, Matusalén, el Hijo Pródigo, la Crucifixión, la
Epifanía y el Apocalipsis. Así, por ejemplo, en la escena de la muerte de Roy Batty podemos
reconocer elementos como un clavo en la palma de su mano, la paloma que vuela al cielo en el
instante de su muerte, la súbita iluminación en chiaroscuro de una zona del cielo, y unas lejanas
campanadas en la banda sonora.
El mito de Adán y Eva es evidente cuando Deckard visita el antro donde trabaja Zhora, y
se escucha en off, durante su espectáculo, que ella participa en una rutina acerca del reto de
dominar o ser dominado por la serpiente mítica, que en este contexto es una serpiente artificial.
Por su parte, J. F. Sebastián padece del Síndrome de Matusalén, que consiste en sufrir decrepitud
acelerada, pues aunque tiene sólo 23 años, parece tener 75. Por último, el Apocalipsis es citado
textualmente cuando los replicantes Roy y Leon visitan en su laboratorio al diseñador genético
de ojos, anunciándole una muerte próxima en caso de que no coopere con ellos.
Además, Blade Runner está construida a partir de alusiones interdiscursivas de carácter
anacrónico, es decir, como hibridación genológica y pastiche posmoderno de diversos
discursos semióticos. Aquí se pueden mencionar referencias a la pintura inglesa, la arquitectura
norteamericana decimonónica, la historieta de los años 30, el cine negro de los años 40, la novela
de ciencia ficción de los años 50 y 60, la cultura popular de los años 70, y los ámbitos urbanos de
los años 80.
Veamos esto último con un poco de detalle. La presencia de la pintura inglesa del siglo
XVIII es evidente en la alusión a los grabados de William Hogarth sobre la vida callejera de
Londres. La presencia de la arquitectura de fines del siglo XIX y principios del siglo XX está
presente en la casa de J. F. Sebastian, que es el clásico edificio Bradbury, construido en 1893; en
el departamento de Deckard, que es la residencia Ennis Brown diseñada por Frank Lloyd Wright
en 1923, y en el despacho del Capitán Bryant, que es la estación Union, de Los Ángeles,
construida en 1931-1939. La presencia de la historieta de los años 30’s es evidente durante la
primera entrevista que tiene Deckard con Rachel, donde el vestuario y el peinado de ella son
marcadamente estilizados, mientras la cortina baja frente al enorme ventanal como si fuera un
párpado. La presencia del film noir de los años 40’s es evidente en la presencia del detective
158
Blade Runner es producto de un pastiche intergenérico, donde cada uno del géneros
aludidos es subvertido en el momento en el que es fusionado con los otros.
Veamos, por ejemplo, cómo es el tratamiento de los personajes femeninos, en Blade
Runner hay una reformulación irónica del mito de la femme fatal (propio del film noir), pues
aquí la mujer (replicante) es simplemente humana y contradictoria. Al mismo tiempo, en esta
historia también hay una reversión paradójica de los finales utópicos o distópicos de la ciencia
ficción, pues aquí los protagonistas huyen de la ley para disfrutar de su relación de pareja. Pero
esta relación, al igual que sus propias vidas, tiene fecha de caducidad.
Cada detalle parece haber sido cuidado hasta el extremo. Así, por ejemplo, el juego de
ajedrez que se encuentra en la casa de Tyrell tiene connotaciones alegóricas, pues las piezas
tienen forma de búhos, gárgolas, vampiros y otras criaturas estilizadas, como parte de un
bestiario mítico. Es sobre este tablero donde el hijo vence al padre, como una encarnación del
Hijo Pródigo.
Pero el caso de hibridación más importante está precisamente en la estructura narrativa.
En Blade Runner hay tres planos genéricos: ciencia ficción (creación de replicantes); policiaco
(el blade runner persigue a los replicantes); y romántico (es una historia de amor y heroísmo). Al
final de la secuencia romántica entre Rachel y Deckard los tres géneros se fusionan, y a su vez
sus respectivas convenciones se subvierten. En particular, cuando él le dice a ella: “¡Dime que
me quieres!”, esta secuencia:
a) Pertenece al género romántico. Pero en lugar de que él diga: “¡Te quiero!”, le dice a
ella: “Dime que me quieres”, como una forma de lograr que ella se atreva a actuar como un ser
159
humano y no como una replicante; eso recuerda que para los replicantes que conocen las
condiciones que sustentan su memoria (como implantes que, sin embargo, producen una
identidad emocional dramática debido a que tienen fecha de caducidad), más difícil que asumir
las consecuencias de su ira, envidia o lujuria, son los riesgos de asumir que también son capaces
de amar. Con este beso, la historia deja de ser policiaca o ciencia ficción, y se convierte en una
alegoría del coraje necesario para amar, precisamente en condiciones de riesgo mortal.
b) Pertenece al género policiaco. Pero en lugar de que el perseguidor mate a su víctima,
se enamora de ella; en consecuencia, después de la muerte natural de Roy Beatty, el cuarto
replicante, en una secuencia con numerosas connotaciones religiosas, Deckard y Rachel serán
prófugos de la ley. En ese sentido, la historia se convierte en una alegoría acerca de la relatividad
de los sistemas axiológicos: bien y mal son contextuales, y pueden ser relativizados en
condiciones imprevisibles para el sujeto en un contexto donde los cyborgs pueden confundirse
con los humanos.
c) Pertenece a la ciencia ficción. Pero en lugar de que el hombre se vea amenazado por la
tecnología, se humaniza gracias a ella, y también gracias a ella es capaz de enamorarse de quien
se supone que es su enemigo mortal. Blade Runner es una historia de ciencia ficción aditiva, es
decir, donde se presenta un mundo similar al que llamamos real, pero con un elemento añadido
(en este caso, la existencia de un grupo de replicantes). Pero esta dimensión aditiva tiene como
función construir una alegoría paradójica acerca de la condición humana, donde la identidad
depende de la memoria personal, independientemente de que ésta sea apócrifa.
Esta secuencia es la más dramática de la película, y es también la única donde la cámara
parece perder el control frío y distante que mantiene en el resto de la historia. En la medida en
que aumenta la tensión entre los géneros narrativos, la música también acelera su ritmo. Y la
iluminación, fuertemente expresionista, nos recuerda que estamos ante una historia donde se
equilibran los elementos expresionistas, románticos y dramáticos del cine policiaco y a la vez
fantástico.
más convencional es la que se presenta durante las persecuciones, don de las notas agudas de un
piano eléctrico recuerdan las convenciones del cine fantástico y de ciencia ficción, caracterizado
por una tensión narrativa que se agudiza en las confrontaciones entre personajes convencionales
y excepcionales. La omnipresencia de los vehículos japoneses en el cielo contaminado, con sus
voces metálicas de carácter publicitario, es uno de los elementos propios del expresionismo de la
dimensión romántica de esta película, sumadas a las sirenas constantes, propias del film noir. En
medio de estos elementos, las campanadas que escuchamos después de la muerte de Roy
adquieren una connotación poética (“Mis ojos han visto cosas que ningún humano ha visto”).
Otros elementos pueden incrementar, por momentos, la tensión dramática, como el sonido de los
huevos hirviendo en el agua (en el departamento de J. F. Sebastián), con lo cual se crea un
suspenso que anuncia una amenaza de venganza. En general, la música de la película tiene
connotaciones propias del cine de aventuras, donde las lejanas trompetas no dejan de aparecer
entre los sonidos de sintetizador electrónico.
¿Qué significa todo ello en relación con la naturaleza de los personajes centrales de esta
historia? Si los replicantes son humanos facsímiles, también es cierto que la memoria de Rachel
es implantada pero real. Esta memoria es real al ser un fragmento de la memoria de la sobrina de
Tyrell, y es real al producir efectos humanos en la conducta de Rachel. En cambio, la memoria
de Deckard tal vez es implantada, y tal vez es apócrifa, a menos que él se comprometa con esta
memoria y sus consecuencias, como parece ocurrir en la huida final.
La hibridación de los replicantes (facsimilares) con memoria humana (original) plantea
varios enigmas de orden moral. Si consideramos que la naturaleza de la memoria determina la
naturaleza del replicante, tanto en el caso de Rachel como en el de Deckard se trataría de
replicantes apócrifos, lo cual es paradójico. ¿Son facsímiles apócrifos, es decir, son individuos
por derecho propio, con su propia e irrepetible individualidad, en su constitución (filogenética) y
en su experiencia (ontogenética)? Es decir, al asumir su memoria como propia, ¿se han vuelto
replicantes sólo en apariencia, pues en el fondo son humanos con fecha de caducidad?
De ser así, entonces, podemos concluir que son simulacros posmodernos, pues son
facsímiles aparentes, falsos falsos, copias de un original que –aunque ellos tengan memorias
implantadas—necesariamente es inexistente, y que probablemente fueron creados a partir de la
información fractal proveniente de un banco genético producido ad hoc.
161
En síntesis, Blade Runner es una versión actualizada del mito del Gólem y su naturaleza
herética, así como una reflexión sobre la hibridación cultural y cinematográfica sobre los riesgos
morales de las nuevas tecnologías. Pero es sobre todo una reflexión sobre el lugar fundamental
de la memoria en la experiencia humana. Ésta es la razón por la cual la película misma hace un
empleo discrecional de los arquetipos de la memoria icónica y textual del espectador.
La relación intertextual más radical que existe en una narración fantástica es la que se
establece en su interior con aquello que llamamos realidad, en la medida en que esta última es,
necesariamente, una construcción discursiva mediada por diversos elementos de significación
cultural.
Así, Blade Runner es un ejemplo, en la narrativa fantástica contemporánea, de lo que se
ha llamado intertextualidad del lector (o intertextualidad del espectador), y cuyos alcances
se encuentran en la apuesta que hace el espectador de su propia memoria cinematográfica,
literaria e intertextual.
Se puede concluir, siguiendo la lógica de la película, que hay al menos dos formas de
jugar con la información. La primera de ellas es necesaria para sobrevivir, pues consiste en el
empleo de la información que hace posible la comprensión del mundo y su transformación. La
segunda, en cambio, es más riesgosa y compleja, pues consiste en recordar aquello que nos
parece relevante y olvidar el resto, lo cual no sólo es necesario para vivir, sino que nutre,
precisamente, nuestra capacidad de soñar.
Bibliografía
Bukatman, Scott: Blade Runner. BFI Modern Classics. London, British Film Institute,
1997
Campos, Juan: Blade Runner. Cine negro futurista. Valencia, Midons, 1998
Davis, Mike: Más allá de Blade Runner. Control urbano: la ecología del miedo. Barcelona,
Virus, 2001
Dick, Philip K.: Blade Runner. Do Androids Dream of Electric Sheep. New York,
Ballantine Books, 1968. (Hay traducción al español: ¿Sueñan los androides con
162
Introducción
Citizen Kane es considerada como el paradigma del cine moderno. Es el referente
imprescindible de la tradición de ruptura en el cine occidental. De manera similar a lo que
podemos observar en Don Quijote (en relación con la historia de novela occidental), en Citizen
Kane se utilizan los recursos narrativos de la tradición clásica a partir de un sistema de
estrategias que habrán de definir la estética de la modernidad.
Las estrategias de modernidad en Citizen Kane pueden ser agrupadas en cuatro áreas:
Polifonía (como multiplicación de los puntos de vista, a partir de una estética de la
fragmentación); Heteroglosia (como multiplicación de modalidades genéricas); Dominante
Metafórica (como sistema de traducciones y estética del exceso) y Metaficción (como conciencia
de las convenciones de la representación). Al concluir la historia tenemos una resolución
epifánica en el plano del metarrelato.
En Citizen Kane hay una modernidad formal que se manifiesta en la multiplicación de
modalidades genéricas y en la fragmentación narrativa, estructurada en términos de heteroglosia
y polifonía, a partir de una estructura a la que podemos considerar como modular. Veamos, en
primer lugar, a qué tradiciones genéricas corresponde cada una de las secuencias de la película.
La película está organizada en una serie de once unidades narrativas, y en cada una de
ellas se exploran las posibilidades genéricas de diversas estrategias de construcción dramática,
tales como comedia, tragedia, melodrama y documental. Pero en todos los casos, el empleo de
las convenciones genéricas tiene una intención irónica, en contraposición con la tradición clásica.
Si nos detenemos en cada una de las unidades narrativas podemos reconocer la tradición
genérica con la que se establece una notable tensión estructural.
(4) En la primera aparición de Susan Alexander hay una atmósfera de noir estilizado (noche
lluviosa, mujer con aspecto inocente pero experimentada, etc.). Esta secuencia
funciona como Intriga de Predestinación Irónica, pues nunca se resolverá el enigma.
(8) La segunda visita a Susan Alexander corresponde a una tragedia noir. Recuenta el fracaso
personal de Kane, quien nunca logró entender a su segunda esposa. Aquí conviene
destacar la toma subjetiva de Kane viéndola desparecer en la obscuridad del pasillo. El primer
encuentro de ambos tiene un tono noir: calle mojada de noche como intriga de
predestinación de la relación de pareja.
(9) La secuencia del Mayordomo corresponde al drama. Aquí Kane se presenta como un
personaje excéntrico, enigmático, infinitamente solitario.
(10) Las reflexiones finales del periodista, Thompson, corresponden a una metaficción
limitada, pues es entonces cuando se reflexiona sobre los límites del conocimiento
que se puede tener acerca de otra persona.
(11) La secuencia Final es una metaficción epifánica, pues ahí se ofrece la revelación de la
solución al enigma, mostrada por la cámara omnisciente. Rosebud es el nombre del
trineo que simboliza la infancia perdida. Esta secuencia final concluye con una toma
que regresa al punto de partida (“No hay paso”), lo cual en este momento significa
que todo conocimiento personal es siempre parcial.
Como se puede observar, en cada una de las secuencias se puede hablar de la traducción
de algunos de los rasgos más característicos de la estética expresionista al terreno de los géneros
clásicos del cine norteamericano. Es una traducción en la que se integran, simultáneamente,
elementos del teatro expresionista, la pintura europea, el radio teatro experimental y la literatura
intimista.
A lo largo de la película, la imagen visual cumple su función como una traducción del
principio de yuxtaposición de planos sonoros (del teatro radiofónico) al lenguaje visual, de tal
manera que encontramos simultaneidad de planos visuales gracias a la composición triangular
(horizontal), en planos-secuencia con gran profundidad de campo.
La Metáfora central (de carácter visual) se encuentra en el hecho de que Kane impone su
voluntad en relaciones de poder, pero queda cada vez más solo: Kane pasa de recibir órdenes
(cuando era niño) a dar órdenes (como adulto) a ser un espectador impasible de su propia
tragedia (fracasa como personaje público, pierde a sus amigos, Susan lo abandona, etc.).
Este sentido es más dramático cuando la imagen de Kane se repite al infinito frente al
espejo. Esta imagen es una Metáfora del hecho de que Kane termina sus días absolutamente solo.
la sombra que proyecta el voluminoso cuerpo de Kane, como si esta sombra fuera la Metáfora de
la necesidad que ella tiene de salir de su dominio absoluto.
En la película hay al menos cinco elipsis cronológicas: la crónica del deterioro del primer
matrimonio (16 años en 160 segundos); la transición en un solo plano del transcurso de la
infancia a la edad adulta (16 años en una misma oración: “Feliz navidad… y feliz año nuevo”);
las estaciones del año que transcurren mientras Susan arma numerosos rompecabezas enormes;
Kane adquiere en un lapso de 6 años a los reporteros de la competencia (y logra que pasen del
Chronicle al Inquirer); la primera plana del diario publica la foto donde Kane se encontraba con
Susan. En todos estos casos, el montaje es empleado como Metáfora de un transcurso del tiempo
que revela elementos que originalmente sólo estaban insinuados, y que así funcionan como
intriga de predestinación.
La súbita aparición de la guacamaya al inicio del flash back del mayordomo funciona
como Metáfora del hecho de que la servidumbre de Kane lo consideraba un personaje
extremadamente excéntrico, impredecible y de trato difícil.
168
Por otra parte, se puede observar la existencia de una Estructura Triangular en la puesta
en escena de los momentos de decisión moral más importantes en la vida de Kane. El modelo
que troquela esta estructura se encuentra en el momento en que su madre dice: “Hice sus maletas
hace una semana”. Al pronunciar estas palabras, ella domina la composición visual, mientras al
fondo están su esposo y el abogado. Esta imagen es una Metáfora del poder que ejerce quien
toma las decisiones finales, cueste lo que cueste. En este caso, el precio es terriblemente trágico.
política; (b) cuando decide terminar de escribir la crítica de ópera que empezó a escribir Leland,
y (c) cuando interrumpe la clase de canto del signor Battisti para decidir que Susan hará una
carrera en la ópera a pesar de que no tiene aptitudes para ello. En todos estos casos podemos
reconocer una Metáfora de la necesidad que tiene Kane de contrarrestar los efectos que tuvo
aquella decisión de su madre sobre su propia identidad, y tomar el lugar que ella tuvo por encima
del sentido común.
Por su parte, Bernstein rompe la economía del relato clásico al contar una historia
totalmente gratuita, es decir, un recuerdo personal sin ninguna relación con la historia de Kane.
Se trata de una pausa intimista con suave dolly-in y el reflejo de su imagen sobre la superficie del
escritorio (el recuerdo de una mujer cruzando una vía del tren). Esta imagen es una Metáfora de
que Bernstein es un personaje más redondo para el espectador que los otros, y de que la película
no tiene la economía narrativa del cuento, sino la complejidad de la novela. La película se apoya
en una estética del exceso.
3. La modernidad metaficcional
recurso proveniente del teatro autorreferencial, iniciando asío lo que Robert Stam ha llamado el
cine brechtiano.
La cámara es empleada como una especie de metanarrador, en particular cuando ignora
las numerosas puertas que se cierran frente a ella (y frente a nosotros). Y termina revelando al
espectador una verdad íntima de Kane que ningún personaje es capaz de descubrir. Pero regresa
al lugar de la prohibición.
La fotografía es empleada para producir diversos efectos de metalepsis, como cuando
Kane observa detrás de un cristal la fotografía donde aparecen los mejores reporteros del país,
como un niño frente al mostrador de una dulcería. Y seis años después contrata a esos mismos
reporteros para su propio diario, mostrándonos la imagen del momento en el que se toma la
fotografía para la primera plana del Inquirer.
Conclusión
La modernidad de Citizen Kane radica en la conciencia de las convenciones de la
representación transparente del cine clásico, las cuales son traducidas, distorsionadas,
reelaboradas, ironizadas y puestas en evidencia.
La película está construida como una red de traducciones sucesivas: del
expresionismo pictórico, teatral y del cine mudo al cine sonoro moderno; del empleo de las
yuxtaposiciones sonoras del melodrama radiofónico a su empleo expresionista en cine, y del
universo chantajista del periodismo amarillo a la crónica biográfica del film noir.
Esta red de traducciones, a su vez, sostiene un sistema de metáforas construidas con el
empleo de la imagen, el sonido, el montaje, la puesta en escena y la narración.
La multiplicación de los puntos de vista posibles contribuye a construir un biopic
como rompecabezas interminable y como metáfora de la naturaleza enigmática de toda vida
humana. La suma de modalidades genéricas desestabiliza el sistema tradicional de la
transparencia genérica que define al cine clásico. Esta estética de la fragmentación coexiste con
una estética del exceso. Y de esa manera se construyen diversas estrategias metaficcionales.
Estos recursos contribuyen a construir la tesis central de Citizen Kane: Nadie se puede
llegar a conocer como nos pueden conocer los otros. Y nadie puede tener todas las piezas para
conocer la verdad última sobre nuestra identidad. Esta perspectiva (metaficcional), como la de la
171
cámara en Citizen Kane, nos revelaría la posible clave de nuestra identidad, siempre en
permanente construcción más allá de nuestro conocimiento.
Bibliografía
Hemerografía
Filmografía
Introducción
La pregunta inicial de estas notas ha sido formulada desde el nacimiento del cine, y ha
recibido numerosas respuestas. ¿Cuál es la estructura narrativa común a las diversas variantes de
una misma historia? En lo que sigue propongo una respuesta apoyada en la teoría del cuento
literario, estableciendo la utilidad del análisis morfológico y del título original en relación con la
secuencia inicial y la secuencia final de cada versión cinematográfica.
La hipótesis de partida consiste en sostener que tanto el texto literario como las versiones
cinematográficas comparten una serie de componentes morfológicos, y que las variantes
específicas de cada versión cinematográfica son interpretaciones del programa narrativo
contenido en el título compartido, especialmente cuando éste tiene una naturaleza metafórica.
Lo anterior podría aplicarse, entonces, a las versiones cinematográficas de obras con
títulos alegóricos, como es el caso de Cumbres borrascosas, La dama de las camelias, Un
tranvía llamado deseo o El señor de las moscas. A continuación presento un estudio de las cinco
versiones de El cartero siempre llama dos veces.
1. De la literatura al cine
Aquí sostengo que aunque se utiliza de manera coloquial el término adaptación para
referirse al paso de la literatura al cine, este término es equívoco para dar cuenta del proceso que
está en juego en este proceso.
Esto es así porque el término adaptación presupone una superioridad estética del texto
literario sobre el cinematográfico, y donde la anterioridad cronológica es tomada como índice de
calidad estética (como si el material literario fuera invariablemente reducido a la naturaleza
audiovisual del cine, cuando ocurre que se pasa a un lenguaje mucho más complejo que el
literario).
En cambio, si en lugar de adaptación hablamos de traducción, este término presupone la
necesidad de considerar no la equivalencia o la similitud entre el cine y la literatura, sino la
necesidad de reconocer la especificidad del lenguaje de partida (en este caso, la literatura) y del
lenguaje de llegada (en este caso, el cine).
174
En el caso que aquí nos ocupa estamos ante el estudio de la traducción intersemiótica, y
con ello dejamos de lado el concepto de fidelidad al original, que aquí resulta irrelevante para
apreciar la especificidad de cada versión, y de los elementos comunes a cada una e las versiones
cinematográficas derivadas de un mismo texto literario.
El concepto central que será utilizado aquí es la intriga de predestinación, propuesto por
Roland Barthes en 1970 al estudiar la narrativa decimonónica clásica en las novelas de Balzac.
Podemos definir a la intriga de predestinación como el anuncio del final narrativo contenido en
los primeros minutos de un largometraje de ficción narrativa.
Podemos encontrar la intriga de predestinación en el caso del cine clásico, es decir, el
cine con final epifánico, entendido como aquel en el que se ofrece la revelación de una verdad
narrativa que resuelve los enigmas planteados a lo largo del relato. Éste es el caso de la
comedia romántica, el western, el noir, el musical, el fantático y muchos otros, siempre que se
trate de una variante precisamente clásica.
Por otra parte, cuando aquí hablamos de una secuencia inicial, no necesariamente debe
ser la primera de la película, sino aquella que efectivamente contiene el programa narrativo de la
película como totalidad.
En El cartero siempre llama dos veces, tanto la novela de James M. Cain (1934) como la
primera versión norteamericana (la de Tay Garnet, 1946) es de carácter completamente clásico, y
eso explica por qué su programa narrativo se encuentra en la primera página (en la novela) o en
la primera secuencia (en las películas). En cambio, en Ossesione, que es la versión neorrealista
de Luchino Visconti elaborada en 1942, la secuencia clave es la tercera, es decir, no la que
corresponde a la llegada el desempleado al restaurante, sino la que ocurre poco después, cuando
este personaje y la esposa del dueño ya han hecho el amor, y conversan acerca del destino (en la
tercera secuencia de la película). Por su parte, en la segunda versión norteamericana, de Bob
Rafelson (1982) la secuencia clave está a la mitad de la historia, cuando el personaje se escapa
para perder su dinero en el juego, mientras que en la versión húngara (György Fehér, 1998) la
secuencia clave es la penúltima de la película, cuando estos personajes se encuentra frente a la
tumba del esposo, y se muestra su relación con el destino.
final (que confirma la intriga de predestinación). De esta manera se puede identificar cuál es la
variante genérica que distingue a cada versión en cine y literatura.
H2 Novela: Nick ama a Cora más allá de la muerte (escribe su historia para
explicarle a ella que su muerte fue accidental)
Género: Amor trágico
Cartero (llama dos veces): Amor (w-)
Oportunidad para que Nick pruebe su amor a Cora
H2 Garnett: Él y ella transgreden las leyes humanas pero la ley divina los castiga
Género: Juicio
Cartero (llama dos veces): Ley
179
H2 Rafelson: Él y ella juegan con el destino pero el destino les prepara la última
jugada Género: Aventuras (apostar al destino)
Cartero (llama dos veces): Destino
Oportunidad para cambiar el destino
En cada uno de los casos se puede establecer el sentido alegórico que tiene el título. Es
decir, el sentido que tiene la doble oportunidad que tienen los protagonistas de cometer el crimen
planeado, y la doble oportunidad de iniciar una vida amorosa en común, a pesar de haber
cometido este crimen pasional. Veamos cada una de las cinco versiones
En la novela (1934) de Michael Caine encontramos un relato de amor trágico escrito en
primera persona, donde el cartero (que llama dos veces) representa la oportunidad que tiene
Nick (al escribir su historia, dirigiéndose a Cora, ya muerta) para mostrar su amor más allá de la
propia muerte. Este relato termina cundo él escucha los pasos de sus verdugos, pues ha sido
condenado a la silla eléctrica, acusado de haber cometido homicidio en contra de la misma Cora.
En la versión de Luchino Visconti (Italia, 1942), en blanco y negro, encontramos una
tragedia romántica noir en la que ambos personajes se transforman en sus propios
doppelgängers. En este caso, el cartero (que llama dos veces) parece ser la oportunidad de los
protagonistas (Gino y Giovanna) para acceder a la a redención social, lo cual tiene una inevitable
connotación neorrealista… pero cuya posibilidad se pierde con la muerte.
En la versión de Tay Garnett (Estados Unidos, 1946, protagonizada por Lana Turner y
John Garfield) encontramos una parábola de la ley y su transgresión. Ya sea la ley humana
(personificada por el juez de distrito) o la ley divina (personificada por el sacerdote que pide una
confesión antes de casar a la pareja). En esta ocasión, el cartero (que llama dos veces) es la
oportunidad para la cumplir la ley (humana) o la Ley (divina), cosa que los protagonistas no
180
cumplen en ninguno de los casos… y aunque escapan a la ley humana, terminan por recibir el
castigo divino.
En la versión de Bob Rafelson (Estados Unidos, 1981, protagonizada por Jack Nicholson
y Jessica lange, en una interpretación memorable), encontramos una parábola sobre el destino, es
decir, sobre la posibilidad de jugar con las cartas que los personajes reciben del destino,
apostando siempre más allá de sus posibilidades reales. El mismo Nick es aquí un jugador
empedernido, que apuesta (y pierde) los ahorros que Cora le confía para escapar, y para así poder
casarse sin necesidad de cometer homicidio. El cartero (que llama dos veces) es el destino, al
que loe protagonistas tratan de cambiar a través de diversas apuestas… y frente al cual pierden
todo lo que tienen, incluyendo sus propias vidas y la de su futuro hijo.
En la versión de György Fehér (1998) encontramos, sorpresivamente, una cruda parábola
de la moral cristiana, pues Nick y Cora se arrepienten antes de morir. En este contexto, el cartero
(que llama dos veces) es la posibilidad de acceder a la redención moral... y que sí se logra,
aunque sea de manera poco ortodoxa.
Conclusión
Es conocido el hecho de que un sociólogo del cine como Pierre Sorlin haya realizado un
detenido análisis estructural de la versión italiana de El cartero siempre llama dos veces, y este
análisis se inicia con el reconocimiento de los nudos (puntos de cambio narrativo) y las catálisis
(secciones entre un nudo y otro) en la estructura narrativa (comunes a la novela y la película).
Si bien el análisis morfológico y el análisis estructural surgieron del estudio de los mitos
y otras formas de comunicación oral, es decir, narraciones con una estructura inmutable,
precisamente estas herramientas son útiles para estudiar series de películas con estructuras
similares (como el western clásico, las historias de Harry Potter o la saga de Bourne), también
son útiles para el estudio de las constantes estructurales en las diversas adaptaciones que tienen
como punto de partida un mismo texto literario.
El modelo de análisis presentado en este trabajo, derivado del análisis morfológico y el
análisis de la relación entre inicio y final, puede ser útil para precisar las diferencias ideológicas
y genológicas entre las distintas versiones cinematográficas.
181
(1934) James M. Caine: El cartero llama dos veces (The Postman Always Rings Twice).
Barcelona, Origen - Planeta, 1984 (EUA, 1934). Trad. Federico López Cruz
(1942) Luchino Visconti: Ossessione, Italia
(1946) Tay Garnett: The Postman Always Rings Twice, EUA
(1981) Bob Rafelson: The Postman Always Rings Twice, EUA
(1998) György Fehér: Pasión (Szenvedély), Hungría
Bibliografía secundaria
MINIFICCIONES AUDIOVISUALES
183
1981 (Estados Unidos): Publicación del artículo de Dolores M. Koch, “El micro- relato en
México: Torri, Arreola y Monterroso” (Hispamérica, núm. 30), que prefigura el
desarrollo de su tesis doctoral. Hoy en día contamos con más de 100 artículos
184
81
Véase la bibliografía incluida al final del libro de Lauro Zavala: La minificción bajo el microscopio. México,
Dirección de Literatura, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, 231-251.
186
Narrativa Gráfica: Tiras de historieta de 2 a 5 viñetas cada una, así como las historietas
con una extensión de 1 página impresa.
Narrativa Musical: Letra y melodía del canto popular, lo cual incluye innumerables
géneros específicos, como bolero, tango, ranchera, cante jondo, copla, balada y muchos
otros.
Narrativa Audiovisual: Los géneros con duración mínima (menos de 30 segundos)
coexisten con otros de duración relativamente mayor (digamos, menos de 3 minutos). Los
primeros incluyen: animación experimental, publicidad televisiva, spots políticos,
créditos iniciales, y cortos, teasers o trailers que anuncian el estreno de un largometraje de
ficción o documental (y que ahora están accesibles en el DVD que contiene la película).
De estos géneros, sin duda el más estudiado ha sido la publicidad televisiva. Y sin
embargo, la mayor parte de las aproximaciones han sido desde la perspectiva de la semiótica y
de la retórica. Está por ser explorada su naturaleza minificcional y su naturaleza serial.
La propuesta que hago aquí para el estudio de estos materiales de carácter extraliterario
(gráfico, musical o audiovisual), que a pesar de su interés han sido relativamente poco
estudiados, consiste en utilizar las herramientas de la teoría, la historia y el análisis de la
minificción literaria. Algo similar ocurrió al iniciarse los estudios en teoría cinematográfica, pues
éstos se nutrieron originalmente de la tradición en los estudios sobre artes plásticas, lenguaje
dramático y escenográfico, fotografía, literatura y música, hasta lograr la autonomía de los
estudios sobre la edición (gracias a la cual se integran los demás códigos que están presentes en
el cine).
187
Aquí tal vez conviene recordar algunas de las características específicas que distinguen a
todas las formas de la minificción (y que la distinguen del minicuento). Estas características son
las siguientes: inicio anafórico, temporalidad elíptica, espacio metonímico, perspectiva irónica,
personajes alusivos, hibridación genérica, intertextualidad implícita, ideología lúdica o lírica,
final catafórico y serialidad fractal.82
De entre todas estas características conviene destacar dos de ellas, que comparte con las
formas de minificción extraliteraria, y que tienen una función estratégica en la estética de la
brevedad moderna y posmoderna: el sentido catafórico del final, y su naturaleza serial.
En cuanto al sentido catafórico del final, se trata del hecho de que aunque el final del
texto cierra la historia, sin embargo abre el texto a más de una interpretación posible. Aunque
sabemos que en la relación entre inicio y final está contenido el programa textual, a todo final
catafórico parece corresponder un inicio anafórico, que presupone la familiaridad del lector con
elementos previos a este inicio textual. El inicio anafórico más frecuente es el inicio in medias
res, es decir, cuando la acción narrativa ya está avanzada. Pero la naturaleza catafórica del final
es más compleja: el final es catafórico siempre que invita al lector a releer irónicamente el texto.
Y en cuanto a la naturaleza serial de la minificción, ésta consiste en la existencia de un
efecto acumulativo que se produce en el lector (espectador / visitante) al leer más de un texto o al
leer un texto que establece un ritmo interno específico, gracias a la repetición anafórica.
Una minificción, a diferencia de un minicuento, forma parte de una serie de
minificciones, pues la estética posmoderna juega simultáneamente con el concepto de totalidad
(propio de la tradición clásica) y con el concepto de fragmentación (específico de la
modernidad). En otras palabras, una minificción puede ser leída como un texto autónomo, que
contiene las reglas que permiten su interpretación, y también puede ser leída como parte de una
serie a la que pertenece, que es la que contiene las reglas que permiten su interpretación.
En esta naturaleza simultáneamente autónoma y serial está el núcleo de la escritura breve
como un género textual con reglas propias. Una minificción contiene rasgos fractales que
comparte con los otros textos de la serie. En cambio, un minicuento no necesariamente comparte
rasgos estilísticos con otros textos de la serie a la que pertenece.
Así, por ejemplo, en la escritura de Juan José Arreola encontramos minificciones
82
Estos componentes se derivan del modelo general para el análisis de la narrativa literaria contenido en el
Manual de análisis narrativo. México, Trillas, 2006.
188
posmodernas en las décadas de 1950 y 1960, como las series de la llamada novela La feria
(1962) y en los textos de artesanía verbal de su poético Bestiario (1959), donde encontramos
juegos literarios (fractales) a partir de las reglas de un género textual inaugurado con la escritura
de esos textos. Por otra parte, encontramos formas de modernidad y experimentación en los
palíndromos aislados de algunos poetas, o en el volumen Leérere (1989) de Dante Medina,
donde en cada texto se crean reglas sintácticas irrepetibles.
En lo que sigue propongo un modelo para el estudio de todas las formas de minificción,
el cual consiste en el reconocimiento de sus componentes metafóricos y metonímicos,
respectivamente.
En el segundo ejemplo, el texto grabado sobre una lápida encontrada por el mexicano
Óscar de la Borbolla en sus paseos por los cementerios, condensa las estrategias del género. Dice
él mismo:
El mejor minicuento que he leído está en una lápida del Panteón Jardín: consta de una
sola palabra que resume la vida de varios personajes, que muestra la pasión, los
disgustos, los desgarramientos, la traición, los celos, la decepción, la rabia. Sobre una
sobria piedra negra puede leerse esta hondísima historia: “Desgraciada”. 83
83
Fragmento de “Minibiografía del minicuento”, de Óscar de la Borbolla, texto incluido en Relatos vertiginosos.
Antología de cuentos mínimos, editado por L. Zavala. México, Alfaguara Juvenil, 2000, 21-24.
190
Estamos, sin duda, ante la metonimización extrema de las pasiones que seguramente
consumieron a la mujer enterrada y a su pareja, en una relación que aquí se condensa,
precisamente en el acto vengativo de quien sobrevivió y grabó esta palabra final. Pero también
esta sola palabra cumple las funciones de una metáfora semántica de naturaleza eufemística, es
decir, como sinonimia de una serie de posibles expletivos que aquí son sustituidos por un
término relativamente elegante.
En este segundo ejemplo, también la metonimia está asociada a la narración, pero la
metáfora está asociada a la sinonimia.
Nuestro tercer ejemplo es el texto núm. 21 de la serie de 250 que componen la serie La
sueñera, de la escritora argentina Ana María Shua:
Estas dudas se van despejando hasta que sabemos que nos encontramos en un
territorio familiar: primero un bosque y después un lobo. Al armar estos fragmentos en una
totalidad, reconocemos el universo imaginario de La caperucita roja. Estos fragmentos son
metonímicos, son piezas de un rompecabezas que debemos armar antes de llegar a la frase final.
Y la frase final nos sorprende al funcionar como una metáfora de lo no dicho. Lo no dicho es la
envidia que tiene La Caperucita porque es la Abuela la que está disfrutando estar en la cama con
84
Texto núm. 21 de la serie de 250 contenidos en La sueñera, de Ana María Shua, publicado en Alfaguara, 1984 en
Buenos Aires. Reproducido en Relatos vertiginosos, op. cit., 64.
191
el Lobo. El tono poco inocente de la frase final nos aproxima a una forma de soft porn, a la
literatura sicalíptica para adultos poco inocentes (literariamente hablando). Es una metáfora
producida por un sobreentendido, es decir, por la sutileza irónica del understatement, de lo
implícito, de lo no dicho.
En este caso, las primeras tres frases del texto funcionan como metonimias del universo
infantil, mientras que la frase final es una metáfora del universo adulto.
Pasemos ahora a nuestro cuarto y último ejemplo. El texto “Dicen” del escritor Felipe
Garrido:
Dicen que lo mira a uno con negros ojos de deseo. Que es morena, de labios
gruesos, color de sangre. Que lleva el cabello suelto hasta la cintura.
Dicen que uno tropieza con ella en la noche, en los andenes del metro, en
alguna estación casi vacía. Que al pasar se vuelve apenas para mirar de soslayo.
Que deja en el aire un perfume de prímulas. Que viste blusas de colores vivos y
pantalones ajustados; que calza zapatos de tacón alto.
Dicen que camina echando al frente los muslos, con la cabeza erguida. Que
quiebra la cintura como si fuera bailando.
Dicen que uno debería estar prevenido, porque no hace mucho ruido al
caminar. Que, sin embargo, lo habitual es sucumbir. Seguirla a la calle. Subir
tras ella las escaleras.
Dicen que afuera camina más despacio. Que se detiene en algún rincón oscuro.
Que no hace falta cruzar palabra. Que no pregunta nada. Que no explica nada.
Dicen que la metamorfosis es dolorosa e instantánea. Que por eso en algunas
estaciones del metro hay tantos y tantos perros vagando, con la mirada triste,
todavía no acostumbrados a su nueva condición. 85
85
Felipe Garrido: La Musa y el Garabato. México, Fondo de Cultura Económica, 1992. Texto incluido en Relatos
vertiginosos, op. cit., 91.
192
cinco referencias literarias: el ritmo incantatorio de una palabra con la que se inicia cada párrafo,
como en “A Circe” de Julio Torri; el ritmo igualmente anafórico en la historia de “Homero”
contada por Mariano Silva y Aceves; las historias fantásticas que llevan a un final melancólico
en algunos cuentos de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar; la autoridad anónima de la voz
popular en la poesía de Ramón López Velarde y Jaime Sabines, y el se dice también melancólico
en los relatos de Juan Rulfo.
Además, esta historia es, en el fondo, una versión estilizada y recontextualizada del
arquetipo dramático de la femme fatal: sus encantos son irresistibles, y lleva a sus víctimas a una
muerte real o imaginaria.
En este último texto, la metonimia está formada por alusiones intertextuales, y la
metáfora es lo que le da sentido a la totalidad.
Como hemos visto en estos cuatro casos, en la minificción literaria las dimensiones
metafórica y metonímica siempre están presentes, y se implican entre ellas. Los mecanismos
metonímicos están ligados al sentido narrativo del texto, a su intención comunicativa, mientras
que en los mecanismos metafóricos reconocemos la dimensión poética o alegórica del texto,
aquello que lo hace propiamente literario.
Veamos ahora cómo operan estos mecanismos en la minificción audiovisual.
86
Esta minificción de animación en plastilina se encuentra en el DVD que acompaña al libro compilado por Anima
Mundi y Julius Wiederman, Animation Now! Koln, Taschen, 2004.
193
mismo de este corto se conjunta un retrato de Leonardo da Vinci con uno de Marcel Duchamp.
En este corto cada uno de los retratos se distorsiona hasta metamorfosearse en el siguiente
retrato, sin ningún orden lógico o cronológico. Esta transformación es de carácter metonímico, al
establecerse una relación arbitraria de contigüidad entre un retrato y el siguiente de la serie.
Así, hay una metonimización de periodos y estilos artísticos, que son asociados sin
ninguna lógica que no sea la que decide la directora al crear una serie arbitraria de metamorfosis
sucesivas. Y al mismo tiempo, podemos observar una metaforización de los rasgos estilísticos de
cada artista, que está representado por la imagen más comúnmente asociada con su trabajo (El
grito de Edvard Munch; Olympia de Edouard Manet; autorretratos de Amadeo Modigliani y
Vicent van Gogh, y por supuesto, Mona Lisa de Leonardo da Vinci, y Desnudo descendiendo
una escalera de Marcel Duchamp, entre otros).
Este juego de simultánea metaforización y metonimización de las imágenes se utiliza de
una manera lúdica en el corto publicitario de la compañía Trattoria para la cerveza brasileña
Antarctica.87 El corto, con duración de 30 segundos, tiene el título 50 maneras de beber una
cerveza, y en él observamos cómo un hombre sentado frente a la mesa de un bar empieza a beber
una cerveza. Después del primer sorbo, este hombre se transforma en algo distinto, gracias a la
animación. Y al continuar bebiendo hasta terminar la botella de cerveza, observamos una serie de
transformaciones sucesivas en 12 diversos estilos característicos del arte moderno del siglo XX.
El corto está formado por 4 fases diferenciadas: una Fase de Reconocimiento (al dar el
primer sorbo y manifestar con un gesto de admiración la sorpresa que le causa el sabor de la
cerveza); una Fase de Confirmación (al voltear la cabeza a ambos lados, en un deseo de
compartir su sorpresa con los otros); una Fase de Consumación (cuando la promesa contenida en
el primer sorbo se confirma al beber el resto de la botella), y una Fase de Satisfacción (al
manifestar la satisfacción con una mirada apreciativa hacia la bebida y con otros gestos de
carácter epifánico y terminativo).
Esta sensación de plenitud gustativa (que rebasa la mera experiencia física y adquiere
connotaciones metafóricas) puede manifestarse con una amplia gama de posibilidades gestuales,
que van de una sonrisa discreta al eructo estruendoso. La secuencia narrativa que acaba de ser
descrita es un modelo natural para el orden de una narración canónica, pues se inicia con un
87
También este material está disponible en el DVD del libro Animation Now!, op. cit., 2004.
194
El Prólogo nos muestra la transformación catafórica inicial del bebedor, que consiste en
una primera animación de colores diversos, a la vez borrosos y vibrantes. Veamos ahora cuáles
son las doce transformaciones sucesivas de la imagen del bebedor que transcurren en los
siguientes 15 segundos:
1. Infantil. Después de beber el primer sorbo, cuando el bebedor decide consumir toda la
cerveza, su imagen se transforma en una animación que parece estar dibujada con lápices
de colores, los cuales parecen connotar una felicidad inocente, bautismal.
195
Esta última imagen puede ser considerada como un Final Flotante, en la medida en que
concluye la secuencia pero no concluye la minificción.88 La minificción, entonces, concluye en
los últimos 5 segundos, es decir, con el Epílogo que se añade inmediatamente después de la
secuencia metafórica, y a la que podemos considerar como un Final Enfático, que cierra de
manera definitiva la minificción.
88
La idea del final flotante es propuesta por Guillermo Samperio en Después apareció una nave. Recetas para
nuevos cuentistas. México, Alfaguara, 2002, 109. Este final “… se basa en sobreentendidos…”, como en “La vida no
es muy seria en sus cosas” de Juan Rulfo.
197
europeo: Otto e Mezzo (1963) de Federico Fellini, y Dogville (2003) de Lars von Trier. 89
El trailer con el que se anunció Ocho y medio consiste en una serie de fotografías
solarizadas en blanco y negro y alto contraste de la actriz principal (Claudia Cardinale),
acompañadas de algunos juicios de valor de los críticos italianos, así como la presentación de los
créditos en blanco y negro, y una serie de frases aplicables a cualquier otra historia, es decir,
fragmentos sin ningún referente específico.
Se trata, entonces, de un trailer en el que hay un total alejamiento de cualquier sentido
narrativo, y donde la metaforización funciona como suspensión de la secuencia sintagmática de
la película.
Por otra parte, en el caso de la película Dogville encontramos un caso extraño. El director
es danés, pero la película (escrita y filmada totalmente en Dinamarca) trata sobre una comunidad
aislada de ciudadanos norteamericanos, y en ella todos los actores son norteamericanos. Tal vez
esto explique el hecho de que existen dos distintos trailers: uno distribuido en Japón y otro
distribuido en el resto del mundo. El primero contiene fragmentos de la película (que es
marcadamente metaficcional y brechtiana), mientras que el trailer internacional no contiene
ninguna alusión al contenido de la película. Se trata de imágenes en un recuadro pequeño, donde
algunos actores fueron grabados en el momento de acudir a un espacio donde podrían hablar
acerca de la filmación. Pero en lugar de hablar sobre el rodaje, hacen comentarios sobre el hecho
de que el foco está apagado. Así pues, se trata de otra forma de alejamiento extremo de cualquier
alusión al contenido y a la forma de la película… lo cual alude indirectamente al sentido último
de una película radicalmente experimental y a la vez radicalmente espectacular.
89
Federico Fellini: 8 ½ (Italia, 1963). Trailer incluido en la edición del DVD en The Criterion Collection (Estados
Unidos, 2001); Lars von Trier: Dogville (Dinamarca, 2003).
198
En primer lugar, conviene señalar la doble función semiótica que cumple el trailer, tanto
estética (es decir, autónoma en relación con la película a la que alude) como transitiva (es decir,
de carácter estrictamente comercial). Paradójicamente, la función transitiva del trailer depende
del efecto estético que produzca en el espectador.
En ambos casos el trailer puede ser considerado como un género deíctico, a la manera de
un doble anclaje barthesiano. El trailer funciona como anclaje externo cuando es experimentado
antes de haber visto la película (al apelar a competencias del espectador que son externas al
film). A su vez, el trailer funciona como anclaje interno después de que el espectador ha visto la
película (al apelar a su experiencia de fruición).
En términos generales, la diversidad de estrategias formales del trailer se desliza sobre un
eje deíctico, definido por el gradiente de transitividad. En otras palabras, a mayor transitividad
(es decir, cuando se aproxima a lo que se podría llamar una saturación deíctica), el trailer tiene
una mayor carga metonímica (lo cual significa que está formado por elementos formales y
narrativos que pertenecen a la película anunciada). En el extremo de saturación deíctica, el
espectador experimenta la sensación de que el trailer ofrece una experiencia estética más
satisfactoria que la película misma. La tradición metonímica es característica del trailer
americano, y de las formas más comerciales de los géneros clásicos (como el cine de acción, las
historias románticas y la comedia). En el otro extremo del eje deíctico, la tradición metafórica es
característica del cine europeo y oriental, donde sólo se presentan elementos externos a la
película.
El segundo eje sobre el que se desliza la diversidad de propuestas del trailer es
precisamente el eje definido por el gradiente de narratividad. En un extremo se encuentra el
respeto absoluto a la secuencialidad causal (es decir, lógica y cronológica) de la historia. Y en el
otro extremo se encuentra la total autonomía del fragmento. En el primer caso hablamos de una
tendencia a la hipotaxis aristotélica, y en el segundo, a la parataxis experimental, que caracteriza
al cine de las vanguardias históricas y al cine oriental, donde las imágenes y su poder evocativo,
los silencios y las rupturas sintagmáticas tienen mayor importancia que el contenido narrativo.
Este eje (gradiente de narratividad) permite precisar la existencia de tres regímenes de
verosimilitud: (a) un régimen de la totalidad (trailer clásico, como el de Barry Lyndon, que
sintetiza el concepto narrativo integral de la película); (b) un régimen del fragmento (trailer
moderno, como los casos de Dogville o de Citizen Kane o de Otto e Mezzo, que son
200
Conclusión
Una de las consecuencias del surgimiento de la minificción en lengua española puede ser
la construcción de modelos de teoría y análisis de alcance general (es decir, aplicables más allá
de la literatura escrita en español, y que al ofrecer un sistema conceptual riguroso y exhaustivo
merezca ser traducido a otras lenguas.
Estas propuestas de teoría literaria original (derivada del estudio de la minificción)
pueden tener una utilidad que no está reducida al estudio de la minificción, sino que a partir de
ahí se puede aplicar al estudio más preciso de los géneros literarios con los que la minificción
dialoga por su propia naturaleza textual. Y también pueden ser utilizados productivamente para
el estudio de los terrenos más importantes de la expresión artística y de la producción simbólica
en la vida cotidiana, como parte de la cultura contemporánea.
Ars brevis, vita longa.
201
El horizonte conceptual que utilizo como punto partida para esta argumentación es el
concepto de ficción. En lengua inglesa, el término fiction se utiliza como equivalente de
narración. Pero en la filosofía constructivista, ficción es sinónimo de una Verdad Contextual, es
decir, cualquier Verdad Humana. De tal manera que lo ficcional (verdadero) es lo opuesto a lo
ficticio (falso), y la verdad ficcional depende del contexto que la hace posible. Desde esta
perspectiva, lo que determina la naturaleza ficcional en un texto literario o un material
audiovisual no es su contenido narrativo, sino el hecho de que contiene una verdad ficcional, es
decir, una verdad ética y estética de interés para sus lectores y espectadores.90
El horizonte genérico del que parto aquí es el de la Minificción Literaria, cuya naturaleza
es claramente distinta del cuento, y cuyo contenido no es necesariamente narrativo. La
minificción es un género caracterizado por su naturaleza genéricamente híbrida, marcadamente
intertextual y con un alto grado de ironía, además de contar con un uso intensivo de la elipsis.
Estos rasgos determinan que estos textos tengan una extensión extremadamente breve, la cual es,
en términos muy generales, menor a una página impresa.91
90
Para una discusión técnica sobre este concepto en el terreno de la teoría literaria, véase el estudio de M.
Riffaterre (1990). También conviene recordar el revelador título del volumen colectivo de M. A. González et al.,
Verdad ficcional no es un oxímoron. Sobre las relaciones peligrosas entre filosofía y literatura (2010).
91
Para tener una visión panorámica de este campo de estudio en constante crecimiento es recomendable explorar
sitios como www.ficcionminima (dedicado a la creación y la difusión del género) o www.redmini (dedicado a la
teoría y el análisis). El VII Congreso Internacional de Minificción tuvo lugar en Berlín en noviembre de 2012, y el VIII
será a fines de 2014 en la ciudad de Kentucky. El primero tuvo lugar en 1998 en la Ciudad de México, y las actas de
203
este Primer congreso están disponibles en línea, en los primeros dos números de la revista El Cuento en Red.
Estudios sobre la Ficción Breve (http://cuentoenred.xoc.uam.mx).
92
Éste es el empleo que hace, por ejemplo, David Lagmanovich en El microrrelato. Teoría e historia (2006)
93
Un desarrollo más sistemático de este principio genológico se encuentra, por ejemplo, en el trabajo de L. Zavala,
La minificción bajo el microscopio (2006).
94
Julio Torri: Ensayos y poemas (1916), volumen incluido en la recopilación de Serge Zaïtzeff, Obras (2012); Juan
José Arreola: Bestiario (1959), volumen incluido en la recopilación titulada Obras (2002).
95
Julio Cortázar: sección “Manual de instrucciones” en el volumen Historias de cronopios y de famas (1962); Jorge
Luis Borges: sección “Museo” en el volumen El hacedor (1960).
96
Minificciones de éstos y otros escritores latinoamericanos se pueden encontrar, por ejemplo, en la antología de
L. Zavala, Relatos vertiginosos (2000), distribuida en la región iberoamericana a partir del año 2008. En este
volumen se reúnen textos breves de carácter narrativo, y muchos otros de naturaleza minificcional.
97
Esta idea fue propuesta por primera ocasión por Jorge Luis Borges en el prólogo a un libro de cuentos, y ha sido
retomada, entre otros, por Ricardo Piglia. Véanse los textos de estos escritores (y otros 120 cuentistas) acerca de la
naturaleza del cuento literario en la serie Teorías del cuento compiladas por L. Zavala (1993 en adelante).
204
98
Para una discusión sobre el final epifánico en el cuento clásico, véase el desarrollo de Rust Hills (1987).
99
Estas características están señaladas en el trabajo de L. Zavala sobre teoría del cuento (2008) y sobre teoría del
cine (2010).
205
100
La teoría de la secuencia está implícita en la práctica del análisis de secuencias y en la selección de secuencias
canónicas. Entre los estudios sobre el canon de secuencias, véanse el trabajo de R. Clarke (2009) y el muy
documentado estudio de R. D. McCracken (1999).
101
La teoría del cortometraje todavía está por ser elaborada. Hay numerosos estudios sobre la producción del
cortometraje, pero el primer estudio sistemático sobre el género es el trabajo de A. Meier (2013).
206
102
Véase la abundante literatura sobre el empleo de secuencias cinematográficas en la enseñanza del lenguaje
cinematográfico, como el reciente trabajo de R. Ryan (2012) en los Estados Unidos o el de L. Jullier (2012) en
Francia.
103
Estos géneros están poco estudiados. Por ello, en el caso del videoclip sigue siendo una referencia
imprescindible el trabajo de E. A. Kaplan (1987). Más recientemente, las secuencias de créditos y los tráilers
empiezan a ser estudiados de manera sistemática, como se puede observar en los estudios de A. Tylski (2008), L.
Zavala (2008b) y otros.
207
Al igual que ocurre con la minificción literaria, el cortometraje tiene rasgos estructurales
específicos, que lo distinguen claramente del largometraje. El inicio del cortometraje tiende a ser
anafórico, de tal manera que lo más importante de la historia implícita ya ocurrió antes de
empezar el cortometraje. Y por lo tanto, el final tiende a ser catafórico, lo cual significa que la
experiencia más importante del espectador frente al cortometraje está por ocurrir al terminar la
proyección, o bien está diferido a una o varias proyecciones sucesivas del mismo.
Las imágenes en un cortometraje tienden a tener un sentido alegórico, metafórico,
implícito, incluso intertextual.105 Y el sonido que acompaña a la imagen refuerza esta naturaleza
polisémica, semánticamente ambigua o narrativamente indeterminada de la imagen. El sonido,
que puede ser directo, musical o verbal, parece anclar la polisemia de las imágenes, pero en
realidad propicia una multiplicación de esta misma polisemia de la imagen.
104
Un caso espectacular en el empleo de este recurso es el desarrollado por el grupo musical argentino Les
Luthiers, cuyos numerosos juegos de palabras son estudiados por C. Núñez Cortés (2007) a partir del trabajo
enciclopédico de M. Serra (2000; 2002), y que ha sido registrado en numerosos videos.
105
Sobre la intertextualidad en el cortometraje, véase el interesante estudio de G. Landeros (2003), donde se
señala la similitud en numerosos encuadres del cortometraje mexicano de animación en plastilina Sin sostén con el
mediometraje de Federico Fellini, La tentación de Antonio.
208
Es por ello que el cortometraje tiende al empleo del plano-secuencia, que tiene una
naturaleza narrativamente más indeterminada que la secuencia construida por el corte directo. En
un cortometraje clásico, la utilización del corte directo es directamente proporcional al gradiente
narrativo. Un cortometraje clásico utiliza el corte directo y tiende al montaje rápido. Un
cortometraje moderno utiliza el plano-secuencia y tiende a construir un sistema de implícitos con
un ritmo pausado, semánticamente indeterminados. En un cortometraje moderno, entonces, la
utilización del montaje a través del corte directo es inversamente proporcional al gradiente
narrativo. Un cortometraje posmoderno utiliza el corte directo o el plano-secuencia como
simulacros de narrativa o lirismo, respectivamente, y el ritmo del montaje puede ser variable.
En los cortometrajes posmodernos, los rápidos cortes de un montaje dinámico producen
la sensación de estar presenciando una secuencia progresiva, aunque se trate de una sucesión
alegórica. Por otra parte, el plano-secuencia produce la sensación de una total ausencia de
narración, pero el sentido narrativo de ese plano es un sentido implícito que es construido,
reconstruido o simplemente intuido por el espectador.
En un nanometraje moderno puede haber un único plano-secuencia con duración menor a
un minuto, donde parece que no hay historia. Pero la historia es intensa y compleja, y está
implícita en el plano único, tal vez intuida en un lento zoom back.
En un cortometraje posmoderno, el montaje rápido lleva a pensar que no hay una
secuencia progresiva, pero se trata de una experiencia secuencial de carácter sensorial. En un
cortometraje posmoderno, el montaje (que aquí es un simulacro de secuencia progresiva) ofrece
una experiencia audiovisual para el disfrute de los sentidos. Y en un cortometraje posmoderno
construido con un único plano-secuencia (que aquí es un simulacro de ausencia de progresión y
causalidad narrativa) ofrece una historia intensa y compleja de manera implícita.
En síntesis, la estética del cortometraje y la nanoficción corresponden a la ética y la
estética de la minificción literaria, lo cual permite distinguir entre cortometraje y nanoficción
clásica, moderna y posmoderna, y sus correspondientes rasgos formales y estructurales (inicio,
imagen, sonido, montaje, puesta en escena, género, intertextualidad y final).
La puesta en escena del cortometraje clásico es narrativamente funcional. La puesta en
escena del cortometraje moderno es alegórica o metafórica. La puesta en escena del cortometraje
posmoderno es paradójica o variable.
209
(cambio de identidad)
Eimbcke Campaña Moral Contraejemplo 1 min
106
Este modelo puede encontrarse, por ejemplo, al final del trabajo de L. Zavala (2005) sobre el análisis de
secuencias.
107
La teoría del framing o enmarcamiento es muy pertinente para el estudio del cuadro y el fuera de cuadro en el
lenguaje cinematográfico. Véanse, entre otros, los trabajos de F. J. Gómez Tarín (2006) sobre el fuera de campo, y
el estudio de A. Chihui (2010) sobre el spot político en la polémica campaña presidencial de México en el año 2006.
214
(como hipérbole o caricatura, donde A se convierte en @); epifora (como comparación explícita,
donde A es como B); metonimia (como desplazamiento por una idea asociada, donde a Ab
corresponde b); objetivo correlativo (como principio de equivalencia, donde O está en lugar de
ABC); paralelismo (establecido entre series, donde a la serie (A / pqr) tiene su correspondencia
en la serie (B / pqr); ruptura (como disrupción de regla, donde la serie ABCD cambia por
AbCD) sinécdoque (como la parte en lugar del todo, donde A está en lugar de ABC), y
sustitución (como identidad implicada, donde A es sustituida por B).111
Cada uno de estos modelos puede ser útil para responder distintas preguntas sobre la
operación de cualquier secuencia audiovisual, y son particularmente pertinentes en el estudio del
cortometraje y el nanometraje.
Conclusiones
111
Antes de estudiar el lenguaje audiovisual y proponer una tipología metafórica ad hoc, T. Whittock (1990)
estudió el sistema de metáforas en la danza, lo cual lo alejó de la retórica literaria y lo aproximó al lenguaje
audiovisual.
216
En consecuencia, la teoría del cortometraje (que todavía está por ser elaborada) puede ser
utilizada para el estudio del nanometraje. Y a su vez, puede ser utilizada como una teoría de la
secuencia cinematográfica, de tal manera que se puede convertir en la parte medular del análisis
semiótico del cine.
Bibliografía
Filmografía
American Pastime (2 min). Dir.: Desmond Nakano, EUA, 2007. Secuencia sobre el
encuentro musical entre la joven maestra norteamericana de piano tradicional y el
saxofonista japonés de jazz
Notting Hill (2 min). Dir.: Roger Michell, GB, 1999. Plano-secuencia musical de estructura
especular sobre el transcurso de un año completo durante el cual el protagonista extraña a
su ex pareja
In My Country (3 min). Dir.: John Boorman, GB, Irlanda, Sudáfrica, 2004. Secuencia que
muestra el careo entre un niño víctima del apartheid y el adulto blanco que ejecutó a sus
padres
American Splendor (2 min). Dir.: Shari Springer Berman y Robert Pulcini, EUA, 2003.
Plano-secuencia (What’s in a Name?) en el que se fusionan recursos de animación y
monólogo para ofrecer una reflexión sobre el lenguaje y la identidad
Sin City (3 min). Dir.: Frank Miller y Robert Rodríguez, EUA, 2005. Secuencia previa al
inicio de los créditos, en la que se condensan los elementos del film post-noir
Le crime de Monsieur Lange (1 min). Dir.: Jean Renoir, Francia, 1936. Plano-secuencia
donde se puede observar la función de un paneo circular (en 360º) como instrumento para
involucrar moralmente al espectador
219
La Pantera Rosa
La Pantera Rosa es una serie de animación televisiva que se inició en el año 1964, y se
mantuvo en el aire ininterrumpidamente hasta 1981. Durante ese periodo se produjeron 247
capítulos con duración aproximada de 7 minutos cada uno. Este personaje animado surgió como
parte de los créditos para el largometraje de ficción del mismo nombre. En ese largometraje,
dirigido por Blake Edwards y protagonizado por Peter Sellers, un detective privado trata de
recuperar un enorme diamante llamado precisamente La Pantera Rosa, debido a su color y a la
fisura que tiene en su interior, la cual recuerda a una pantera. Después del largometraje inicial se
han producido otros nueve con los mismos personajes, incluyendo la versión con Steve Martin
del año 2005.
En cuanto a la animación, ésta se estrenó el 18 de diciembre de 1964 con el capítulo The
Pink Phink, que inmediatamente obtuvo el Óscar al Mejor Corto de Animación del año. Ese
mismo año se produjo un segundo corto, y durante el año siguiente se produjeron otros trece
cortometrajes. A partir de ese momento, el ritmo de producción se mantuvo en los años
siguientes: 21 episodios en 1966; 23 en 1967; 28 en 1968; 26 en 1969; 18 en 1970; 22 en 1971;
11 en 1972; 15 en 1973; 20 en 1974; 20 en 1975; 8 en 1976; 1 en 1977; 4 en 1978; 12 en 1979;
12 en 1980, y 4 en 1981.
En el lapso comprendido entre 1964 y 1981 se produjeron un total de 247 capítulos de la
serie, a partir de una idea gráfica de Friz Freleng y su equipo de animación. Debe notarse que
algunos de estos capítulos están protagonizados por los personajes que acompañan a La Pantera,
como El Inspector o La Hormiga y el Oso Hormiguero. El tema musical de la serie fue
compuesto por Henry Mancini, pero cada capítulo es musicalizado de manera distinta, a partir
del tema establecido.
Como se sabe, cada capítulo de la serie basa su originalidad en el hecho de que La
Pantera defiende el color rosa como una cuestión de principio, y lo hace sin pronunciar ninguna
palabra, a pesar de ser un personaje completamente humanizado.
221
El capítulo que aquí se analiza fue transmitido originalmente el 8 de enero de 1969 con el
título de Pink-A-Rella, que podría ser traducido como Rosa-Ni-Cienta, aludiendo a la conocida
historia de La Cenicienta. En este capítulo, la Pantera Rosa adquiere los poderes mágicos de la
Bruja, y después de utilizarlos para lograr que la Muchacha de la historia encuentrre a su
Príncipe, termina por utilizarlos para encontrar ella misma su pareja.
En lo que sigue propongo cinco distintas aproximaciones analíticas al cortometraje:
análisis estructural, análisis de la parodia, análisis de la ironía, análisis de personajes y análisis
mitológico.
Análisis estructural
Toda aproximación estructural a una narración breve debe partir del estudio de la
estructura narrativa del cuento corto. De acuerdo con las propuestas de Ricardo Piglia, derivadas
de las observaciones de Jorge Luis Borges, esta estructura se organiza a partir de dos historias: la
historia aparente (H1) aparece a lo largo del relato, y la historia profunda (H2) surge al final del
relato.
En Rosa-Ni-Cienta se presentan dos historias simultáneas: la historia de la Bruja con la
Pantera Rosa, y la historia de la Cenicienta con Pelvis Presley.
Si observamos el orden de las secuencias narrativas, podremos inferir que la estructura
del capítulo consiste en pasar de la historia de la Bruja (H1) a la historia de la Cenicienta (H2).
Sin embargo, una mirada más detenida a la estructura narrativa revela que la historia principal es
la de la Cenicienta, pues ésta es la que determina la conclusión de ambas historias (la de la
Muchacha y la de la Bruja). Así, lo que parece ser algo sucesivo (dos historias) se revela como
simultáneo (se trata de una misma historia). La teoría clásica del cuento sostiene que un cuento
clásico siempre cuenta dos historias, y la segunda historia aparece como revelación final, como
una epifanía para el lector. En esta lógica, en todo cuento (o en toda película clásica) existe una
Historia Anfitrión (H1) y una Historia Huésped (H2). Veamos el siguiente esquema:
Análisis de la Parodia
La parodia es un juego irónico en el que hay una imitación de rasgos formales o
temáticos de una historia anterior o la imitación irónica de reglas genéricas reconocibles por el
espectador. En otras palabras, una historia paródica consiste en la versión irónica de una historia
anterior (en el caso de la parodia moderna) o una versión irónica de diversos componentes
genéricos (en el caso de la parodia posmoderna).
Así, la distinción entre parodia moderna y posmoderna depende de que los componentes
narrativos a los que se alude de manera irónica correspondan a un texto específico o a
determinadas reglas architextuales (genológicas).
En el caso de este cortometraje, la historia que vemos en Rosa-Ni-Cienta tiene una
dimensión paródica, al jugar con los elementos de una historia clásica (La Cenicienta). La
historia original a la que se alude en este cortometraje es al parecer el relato más universal (en
términos interculturales) de cuantos han sido creados por la imaginación humana. La Cenicienta
es un Relato Clásico (C) al que podemos referirnos como el relato de la protagonista (Cenicienta)
y las respectivas Brujas (la madrastra y las hermanastras).
Este cortometraje, al extrapolar los componentes narrativos reconocibles de la historia
original, constituye una Parodia Moderna (M) en la medida en que la historia principal (H1) es
una extrapolación del relato clásico al contexto de la Pantera Rosa (H2). Y simultáneamente,
también puede ser leído como una Metaparodia, pues se alude simultáneamente a otras
secuencias específicas del canon de la animación, como el duelo de Madame Mim con El Mago
Merlín en La espada en la piedra (en la secuencia final del duelo de magia entre la Bruja y la
Pantera).
Sin embargo, las lecturas posibles no se detienen allí, sino que también podemos leer este
episodio como una Metaparodia Posmoderna (PM), al observar que la historia secundaria (H2) es
aquella donde la Bruja es una especie de Cenicienta que se revela como Princesa a la Pantera.
Desde esta perspectiva es conveniente considerar una de las definiciones operativas de
metaparodia (es decir, una parodia donde simultáneamente hay alusiones silépticas a otras
historias). En este caso encontramos una inversión de la convención, es decir, el hecho de que
sea La Bruja la que se convierte en recpetora de la magia blanca, en lugar de ser la donadora de
magia negra. El juego con las convenciones genéricas es irónico, y ocurre al establecer alusiones
simultáneas a otros textos específicos de la tradición genérica (de la animación contemporánea
224
Análisis de la Ironía
Esta serie animada es de naturaleza completamente irónica, de tal manera que se simulan
las trisas de los espectadores después de dada acción narrativa. En lo que sigue propongo
estudiar la presencia de cada una de las siete principales estrategias de la ironía, y precisamente
en cada una de las unidades narrativas de este episodio una de estas estrategias irónicas es la
dominante. Por otra parte, podemos definir cada capítulo como la unidad narrativa donde hay
una pareja de personajes que son los que llevan adelante la acción narrativa.
Este episodio está formado por siete capítulos, y en cada uno de ellos hay una forma de
ironía dominante. Los capítulos se suceden en una secuencia cíclica: BP (Bruja - Pantera); PC
(Pantera - Cenicienta); CE (Cenicienta - Elvis), de tal manera que se suceden en el mismo orden.
Llamaré BP1 al primer capítulo donde se encuentran la Bruja y la Pantera; BP2 al segundo
episodio donde vuelven a protagonizarlo ambos, y así sucesivamente.
Análisis de Personajes
De acuerdo con el modelo para el análisis de la ironía propuesto por Jonathan Tittler en
su estudio sobre La ironía en la novela hispanoamericana, existen dos tipos de ironía narrativa:
interelemental e intraelemental. En todos los casos es necesario reconocer la existencia de cuatro
elementos presentes en toda narración, a saber: autor, narrador, personaje y lector. De acuerdo
con Tittler, la ironía intraelemental consiste en una escisión que existe en el interior de alguno de
estos elementos, mientras que la ironía interelemental es la que se produce en la oposición entre
un elemento y otro.
En el cortometraje estudiado, la ironía intraelemental se presenta al inicio, pues al
conocer a la Bruja cuando está borracha, los espectadores no podemos conocer su verdadera
identidad. En otras palabras, sólo conocemos su identidad externa, es decir, su apariencia física
(piel verde, nariz grande, escoba voladora y sombrero de punta), así como un objeto atribuido (la
varita mágica). Como espectadores, ignoramos cuál es su esencia identitaria (interna).
Por otra parte, launa forma clara de ironía interelemental se presenta cuando la Pantera
226
asume el rol de hada madrina, pues en ese momento un personaje asume el rol implícito de
narrador, es decir, la instancia que determina el sentido general del relato como totalidad.
Análisis Mitológico
Todos los elementos estudiados hasta aquí en este cortometraje se condensan en la
interpretación de la estructura mitológica subyacente a este episodio. Para seguir esta
argumentación esa necesario empezar por distinguir cuál es la estructura de la lógica narrativa
clásica:
Este esquema narrativo de carácter clásico significa que lo que se narra en este esquema
es cómo las funciones narrativas convencionales (Fx, Fy) que corresponden a los personajes
centrales (a, b) se intercambian al llegar al momento de la epifanía narrativa. En la historia
original de la Cenicienta, que es un relato propicio para el análisis morfológico, este intercambio
estructural de roles se produce en los siguientes términos (donde las Brujas son la madrastra y las
hermanastras):
En esta estructura narrativa, la epifanía del final revela que el carácter moralmente
superior (la nobleza de sentimientos) que caracterizan a la Cenicenta es la razón por la que el
227
Príncipe se enamora de ella, y ésa es la razón por la que nos parece lógico y verosímil que ella
ascienda a la clase alta (la familia real), pues esa clase social corresponde a su nivel de
comportamiento moral (exactamente lo opuesto a las Brujas).
En lo que sigue utilizo una interpretación libre de la propuesta que hace Claude Lévi-
Strauss en su Antropología estructural (1958), donde el autor explica que la lógica del
pensamiento mítico se manifiesta en la siguiente estructura lógica:
Esto significa que, en este caso, el relato parte de una oposición convencional entre la
acción de hacer magia negra (atribución de la Bruja) y la acción de hacer magia blanca
(atribución de la Pantera). Esta oposición de agentes narrativos se establece en los primeros tres
capítulos del episodio. En todos los casos, la magia negra está asociada a lo natural (lo crudo),
228
mientras que la magia blanca está asociada a lo cultural (lo cocido). En los siguientes tres
capítulos del episodio se establece una ruptura del orden anterior, de tal manera que lo natural
irrumpe en lo cultural. En este caso se trata del momento en el que la Pantera (b) deja de hacer
magia blanca (Fy), y utiliza la magia negra (Fx) para transformar a la Bruja. Esta transformación
ya no es de carácter causal, sino de carácter mitológico. Esto es así porque la Bruja deja de ser
agente (a) de la magia negra (Fx), y se convierte en su objeto (a-1).
Esta transfromación es evidentemente irónica, pues lo que antes era materia de una
oposición irreductible (Bruja y Magia Negra vs Pantera y Magia Blanca) termina por convertirse
en algo que pertenece a una lógica distinta (Pantera Macho atraído por Pantera Hembra). Esto
último, de acuerdo con el mapa estructural, rebasa las convenciones culturales (como la
convención de considerrar como equivalentes las oposiciones Bueno - Malo y Blanco - Negro).
Y esta oposición mitológica permite recuperar una oposición natural (en este caso, la oposición
Masculino - Femenino), la cual es, a fin de cuentas, la oposición binaria de la cual depende la
existencia de la vida.
Conclusiones
La aplicación de diversos modelos de análisis para la interpretación de un episodio de la
serie La Pantera Rosa ha permitido mostrar, en un caso específico, la riqueza formal y de
contenido del lenguaje audiovisual puesto en evidencia a través de las herramientas del análisis
(en este caso, a partir de la teoría del cuento, la teoría del humor y la ironía, la teoría de los
géneros y la teoría estructural de los mitos).
Además, a través de este ejercicio de análisis se ha podido mostrar también la utilidad de
utilizar diversas herramientas de análisis a objetos distintos de aquellos para los cuales fueron
diseñadas originalmente, como una construcción de condensación metodológica.
Por último, este ejercicio es un ejemplo de las posibilidades pedagógicas que tiene el
empleo del cortometraje en el terreno del análisis del lenguaje audiovisual.
Referencias bibliográficas
Aumont, Jacques & Michel Marie: Dictionnaire théorique et critique du film. París,
Nathan, 2003
229
Beck, Jerry: Pink Panther. The Ultimate Guide to the Coolest Cat in Town! New York, DK
Publishing, 2005
Hutcheon, Linda: A Theory of the Parody. The Teachings of Twentieth-Century Art Forms.
New York and London, Methuen, 1985
Lévi-Strauss, Claude: “La estructura de los mitos” en Antropología estructural. Barcelona,
Paidós, 1987 (1958, 1974), 229-252
Pavlicic, Pavao: “La intertextualidad moderna y la posmoderna” en Criterios. Traducción
del croata por Desiderio Navarro. México, Casa de las Américas / Universidad Autónoma
Metropolitana, Xochimilco, 1993, 165-186
Piglia, Ricardo: “Tesis sobre el cuento” (1987), en Teorías de los cuentistas. Compilación
de Lauro Zavala. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993, 55-60
Tittler, Jonathan: La ironía en la novela hispanoamericana. Madrid, Pliego, 1987
Zavala, Lauro: Manual de análisis narrativo. México, Trillas, 2007
------------: Cómo estudiar el cuento. México, Trillas, 2009
230
Análisis de la
Narrativa Literaria
1. Título
¿Qué sugiere el título?
Sintaxis: Organización gramatical
Polisemia: Diversas interpretaciones posibles del título
Anclaje externo: Umbral con el universo exterior al texto
¿Cómo se relaciona con el resto del cuento?
Anclaje interno: Alusión a elementos del relato
2. Inicio
¿Cuál es la función del inicio?
Extensión y funciones narrativas
¿Existe relación entre el inicio y el final?
Intriga de predestinación: Anuncio del final
3. Narrador
¿Desde qué perspectiva (temporal, espacial, ideológica) se narra?
Sintaxis: Persona y tiempo gramatical
Distancia: Grado de omnisciencia y participación
Perspectiva: Interna o externa a la acción
Focalización: Qué se menciona, qué se omite
Tono: Intimista, irónico, épico, nostálgico, etc.
4. Personajes
¿Quiénes son los personajes?
Personajes planos: Arquetipos y estereotipos
Protagonista: Personaje focalizador de la atención
Conflicto interior: Contradicción entre pensamientos y acciones
Conflicto exterior: Oposición entre personajes
Dimensión psicológica: Evolución moral del protagonista
Doppelgänger: Doble del protagonista
5. Lenguaje
¿Cómo es el lenguaje del cuento?
Convencionalidad: Lenguaje tradicional o experimental
232
6. Espacio
¿Dónde transcurre la historia?
Determinación: Grado de precisión del espacio físico
¿Qué importancia tienen el espacio y los objetos?
Espacio referencial: Dimensión ideológica del cronotopo
Desplazamientos: Significación en el desarrollo narrativo
Objetos: Descripción y efecto de realidad
7. Tiempo
¿Cuándo ocurre lo narrado?
Tiempo referencial: Dimensión histórica del cronotopo
¿Cuál es la secuencia de los hechos narrados? (Historia)
Tiempo secuencial: Verosimilitud causal, lógica y cronológica
¿Cómo es narrada la historia? (Discurso)
Tiempo diegético (Relación entre Historia y Discurso): Duración, Frecuencia, Orden
(prolepsis, analepsis, elipsis, anáfora, catáfora)
¿Qué otros tiempos definen al cuento?
Tiempo gramatical: Voz narrativa
Tiempo psicológico: Interno de los personajes (espacialización del tiempo)
Tiempo de la escritura: Cuentos sobre el cuento
Tiempo de la lectura: Ritmo y densidad textual
8. Género
¿Cuál es el género al que pertenece el texto?
Estructuras convencionales: Fantástico, policiaco, erótico, etc.
Modalidades: Trágica, Melodramático-Moralizante, Irónica
9. Intertextualidad
¿Qué relaciones intertextuales existen en el texto?
Estrategias: Citación, alusión, pastiche, parodia, simulacro, etc.
Intercodicidad: Música, pintura, teatro, arquitectura, etc.
Híbridos: Liminalidad (poema en prosa, recreación documental, etc.)
¿Hay subtextos?
Temas: Sentido alegórico, metafórico, mítico, irónico, etc.
10. Final
¿El final es epifánico?
Cuento Clásico: Final Epifánico
Cuento Moderno: Final Abierto
Cuento Posmoderno: Final Paradójico (Simulacro: A la vez epifánico y abierto)
233
Análisis Fotográfico
--------------------------------------------------
Referencias generales
Autor, fecha, nacionalidad, fuente
Perspectiva interpretativa
Formalista / Estilística / Técnica / Intencionalista
Comparativa / Arquetípica / Psicoanalítica
Marxista / Semiótica / Biográfica / Feminista
Contextos
Interno (objetual, medial, formal)
Externo (situacional) / Original (artístico)
Evaluación
Criterios: Realismo / Expresionismo / Formalismo / Instrumentalismo
Otros criterios: Originalidad / Composición / Técnica
--------------------------------------------------
a) Iluminación
Intensidad / Dirección / Naturaleza
Textura (sensibilidad de película y lente, apertura de la lente)
b) Encuadre
Emplazamiento: proporciones / perspectiva / angulación
Líneas: posición / dirección / longitud / implícitas o explícitas
Formas: verosimilitud / abstracción / retórica
Límites: extensión / claridad
c) Dinamismo visual
Ritmo / distorsión / dominante / velocidad / contrastes
-------------------------------------------
234
Análisis de la
Narrativa Arquitectónica
1. Condiciones de lectura
¿En qué condiciones realizo mi visita?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Horizonte de experiencia individual
Condiciones personales de la elección / Memoria museográfica personal
Interpretación de la imagen publicitaria
Naturaleza de la visita: incidental, reincidental, sistemática
Horizonte de expectativas individuales y canónicas
Prestigio y mercado simbólico / Comentarios impresos y orales
2. Título
¿Qué me sugiere el título?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Componentes sintácticos y retóricos
Anclaje externo / Anclaje interno / Polisemia / Punctum
3. Umbral
¿Cómo es el umbral?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Acceso (condiciones de admisión / presencia humana)
Relación con el exterior y con el resto del espacio museográfico
Diseño gráfico y arquitectónico (capacidad de seducción)
235
4. Espacio
¿Cómo es el espacio físico (desde mi perspectiva)?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Naturaleza de la construcción y ubicación física (connotaciones)
Relación entre la construcción de soporte y la exhibición actual
Condiciones físicas (modernidad / valor estético y cultural / limpieza, etc.)
Elementos logísticos (estacionamiento, cafetería, biblioteca, servicios, etc.)
5. Diseño
¿Cómo es el diseño (en mi experiencia de visita)?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Diseño en general (distribución de objetos, imágenes, iluminación, color, textos)
Posibilidades de interacción (con lo exhibido / con otros visitantes)
Espectacularidad / Diversidad / Secuencialidad, aleatoriedad, fragmentación
Diseño espacial (lógica co-textual: efectos de sentido)
Diseños impresos (cedularios, logísticos y otros) (ubicación, tipografía, extensión)
Diseños sonoros (especificidad / naturaleza / pertinencia)
Diseños audiovisuales y digitales (naturaleza, frecuencia, alcances)
Diseño de ambientaciones (sorpresividad, verosimilitud, fidelidad)
6. Recorrido
¿Cómo ha sido el recorrido durante mi visita?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Narrativa personal (puntos de atracción, rechazo, indiferencia) (interrupciones, etc.)
Grado de participación e interacción (con objetos, imágenes, proyecciones, etc.)
Comentarios simultáneos al recorrido (propios y ajenos)
7. Discursos de Apoyo
¿Cómo son los discursos de apoyo?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Servicios educativos (guías, salas de lectura, talleres): grado de especialización
Difusión (carteles, libros, spots, folletos): función, diseño, acceso
8. Estética e ideología
¿Cuál es la naturaleza estética e ideológica del espacio (desde mi perspectiva)?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Jerarquización (elementos ubicados en el umbral, en el centro, con mejor o mayor
iluminación, publicidad, espectacularidad, espacio, explicación o prestigio)
236
9. Salida
¿Cómo es el final de mi recorrido?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Epifanía (revelación final de un sentido implícito o inesperado)
10. Conclusión
¿Cuál es el compromiso estético e ideológico del espacio (a partir de mi experiencia)?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Relación con expectativas iniciales (técnicas, estéticas, ideológicas)
Elegir un elemento de la experiencia como respuesta a la pregunta:
¿Qué te pareció la visita?
237
238
-------------------------------------------------
Planteamiento
1) Problema original
2) Solución gráfica
Descripción micropragmática
Análisis micropragmático
Macropragmática
Presupuesto: La ilustración lúdica no sólo cumple una función didáctica en relación con
el texto, sino también una función estética e ideológica en relación con el lector
I. Dimensión estética
a) Relaciones sintagmáticas
b) Relaciones paradigmátcas
b) Diseño tipográfico
(relación formal entre tipografía e imagen)
Análisis Intertextual
Tradición textual
b) Metaficción actualizada
¿Se juega con los códigos del texto?
Elementos que pueden ser útiles para responder a la pregunta:
Yuxtaposición de planos referenciales (metalepsis):
Ejemplos: autor o director que se enamora de la protagonista;
personaje que sale de la página o actor que sale de la pantalla de
proyección; lector o espectador que se convierte en personaje de
la narración, etc.
Experimentación retórica con elementos formales en el texto o en serie
de textos: Distorsión, iteración, alteración, hiperbolización, minimización,
eliminación de reglas de género, código, soporte o formato
Evolución de la estructura ternaria (en textos narrativos):
transformación, en el transcurso del relato, de los roles implícitos
de director, actor y espectador de la acción
Conclusión
GLOSARIOS
244
fílmico (de ver y saber qué va a ocurrir a continuaci¢n), y ambos se integran al placer de
ver cine. Éste incluye las expectativas previas y las estrategias de apropiación y ecreación
de la experiencia fílmica (S.Zizek, N.Braunstein).
Hermenéutica: Las estrategias de interpretación de la experiencia fílmica incluyen el
comentario informal, la crónica, la crítica, el análisis, la teoría y la docencia universitaria.
Toda estrategia hermenéutica comporta una dimensión ética y estética, y está ligada a
mecanismos de deseo y poder (F.Kermode, D.Bordwell).
Horizonte de Expectativas: Para la estética de la recepción cinematográfica, el horizonte de
expectativas está conformado por los elementos de orden social que el espectador
potencial experimenta en relación con la película, antes de haberla visto: comentarios,
críticas, prestigio simbólico de la sala de proyección, etc. (H.R.Jauss).
Horizonte de Experiencia: Todo aquello que el espectador potencial experimenta en el terreno
individual antes de haber visto la película, y que determina su experiencia de verla:
memoria cinematográfica personal, estado de ánimo, inconsciente fílmico, etc.
Icónico: Plano denotativo de las imágenes. Definido por la Intentio Operis. Se complementa con
el plano diegético, correspondiente a la ficción narrativa (S.Chatman).
Iconográfico: Plano contextual de las imágenes. Definido por la dimensión ideológica, cultural,
del discurso cinematográfico (S.Panofsky).
Iconológico: Plano connotativo de las imágenes. Definido por la Intentio Lectoris y el contexto
diegético del relato fílmico (U.Eco).
Identificación Primaria: Identificación del espectador con el punto de vista de la cámara. Es
psicológicamente más determinante y menos consciente que la Identificación Secundaria
(S.Zunzunegui).
Identificación Secundaria: Identificación del espectador con lo que la cámara muestra, es decir,
en el cine de ficción, con los personajes, sus funciones, apariencia o ideología
(J.Aumont).
Intentio Lectoris: Para Umberto Eco hay tres intenciones o intentia en la interpretación estética:
intentio auctoris (hiperbolizada por la teoría de autor y la crítica periodística), intentio
operis (aislada en los estudios formalistas y estructurales) e intentio lectoris. Esta última
es el objeto de la hermenéutica, la fenomenología, la dialógica, la estética de la recepción
y las teorías del cine contemporáneo (U.Eco).
248
Intercodicidad: El cine y el video han rebasado las estrategias de intertextualidad propias de los
otros lenguajes artísticos, al articular diversos códigos extracinematográficos en un
discurso intercódico. La intercodicidad propicia la sincresis, el dialogismo y la
heteroglosia (C.Metz, M.Bajtín, G.S.Morson).
Intertextualidad: Presencia de signos fílmicos provenientes de otras películas en una película
cualquiera. Entre las principales estrategias de intertextualidad fílmica se encuentran las
siguientes: citación, alusión, parodia, pastiche, collage, remake, retake, revival, secuelas,
precuelas, metaficción, metalepsis y toda clase de subtextos, paratextos y palimpsestos
(R.Stam, J.Kristeva).
Intriga de Predestinación: Elementos audiovisuales presentes al inicio de algunas películas del
cine clásico, que permiten prever la conclusión del relato aun antes de que se inicie
narrativamente. La Intriga de Predestinación puede ser explícita, implícita o alusiva
(R.Barthes, J.Aumont).
Mercado Simbólico: Contexto social en el cual una película, una sala de proyección, un
subgénero o cualquier otro producto cultural adquiere un determinado prestigio ante una
determinada comunidad interpretativa (P.Bourdieu, S.Fish).
Metaficción: Narrativa auto-referencial. La metaficción pone en evidencia las convenciones que
sostienen la construcción de toda ficción, y en esa medida, de todo producto cultural. La
metaficción fílmica es característica del cine moderno, y se intensifica en el cine
contemporáneo (R.Stam).
Modalidades Genéricas: De acuerdo con la tradición narratológica clásica (a la que responde el
cine realista), las modalidades que puede adoptar toda narrativa son la trágico-heroica, la
melodramática-moralizante y la cómico-irónica.
Mujer en Peligro: Arquetipo de la narrativa clásica, en la que está en juego una visión
tradicional de las relaciones entre los géneros sexuales (A.Kuhn).
Neobarroco: La estética del neobarroco es característica de la cultura contemporánea, y muy
especialmente del cine posmoderno. La estética neobarroca pone en juego estrategias de
significación que permiten integrar elementos clásicos y modernos. Entre estas estrategias
se encuentran los Laberintos, los Excesos, las Asimetrías, los Fractales y las Series
(O.Calabrese).
249
Sutura: Relación del espectador con su propio discurso, a través de la articulación de las
relaciones imaginarias de una imagen con la siguiente. Gracias a la sutura, el espectador
es el gozne capaz de articular el sentido entre dos planos (S.Heath, K.Silverman).
Teoría de Autor: Teoría de la crítica cinematográfica propuesta por los colaboradores de
Cahiers du Cinéma en la década de 1950, en la que se considera que todo el sentido de
una película depende de las intenciones y la trayectoria profesional del director. A pesar
de ser una teoría fundamentalista y teleológica, sigue siendo la más utilizada por la crítica
periodística (D.Westlake).
Teoría del Cine: Actividad profesional cuyo fin es reflexionar de manera sistemática sobre la
naturaleza de la comunicación cinematográfica. Entre las principales corrientes en la
actual teoría del cine están las siguientes: marxista, psicoanalítica, fenomenológica,
desconstructiva, dialógica, feminista, narratológica, sociológica, historiográfica y teoría
de la recepción fílmica.
Verosimilitud: Estrategias de representación de la realidad a partir de las convenciones de la
narrativa del cine clásico (C.Metz).
251
La ironía es un concepto resbaladizo, y el mismo empleo del término puede variar de una
lengua a otra o incluso de un lector a otro.
Este breve glosario (43 entradas) no pretende resolver estas dificultades. Al contrario, con
su elaboración espero generar mayor interés por la discusión sobre un concepto tan ubicuo en la
teoría y la crítica literaria.
Aquí he tomado en consideración la naturaleza irresoluble de la ironía. Por eso mismo he
incorporado algunas de las definiciones producidas durante las últimas décadas a partir del
surgimiento de nuevas formas de la paradoja, dentro y fuera de la literatura, y de nuevas formas
de aproximarse a ella.
Para dar cuenta de la diversidad de aproximaciones que el estudio de la ironía ha
generado, aquí incluyo conceptos provenientes de muy distintas tradiciones analíticas: teoría de
los actos de habla (Holdcroft); lingüística de la enunciación (Kerbrat-Orecchioni); formalismo
norteamericano (Booth); estructuralismo (Culler); postestructuralismo (Barthes); crítica dialógica
(Bajtín); semántica (Raskin); pragmática (Suleiman); filosofía moral (Portilla); retórica
(Beristáin); lingüística textual (Kaufer); filosofía política (Lefebvre); semiótica (Finlay); estética
(Hutcheon) y estética de la recepión (Jauss).
He seleccionado únicamente aquellos términos que pueden ser utilizados en el análisis de
cualquier forma de ironía literaria, y cada uno de estos términos constituye una propuesta para
construir el concepto de ironía literaria desde una perspectiva teórica particular.
Referencias bibliográficas
Finlay, Marike: The Romantic Irony of Semiotics. Friedrich Schlegel and the Crisis of
Representation. Berlin, New York Amsterdam, Mouton de Gruyter, 1988
Frye, Northrop: “The Mythos of Winter: Irony and Satire”, The Anatomy of Criticism.
Princeton, Princeton University Press, 1973 (1967)
García-García, José Manuel: “Teoría: Humoroclastologías” en La inmaculada concepción
del humor. Teoría, antología y crítica del humor literario mexicano. Chihuahua,
Ediciones del Azar, 1995, 17-35
Glicksberg, Charles: The Ironic Vision in Modern Literature. La Haya, Martins Nijhoff,
1969
Heller, Louis: “Puns, ironies (plural), and other type-4 patterns” en Poetics Today 4:3,
1983, 437-449
Holdcroft, David: “Irony as a trope, and irony as discourse” en Poetics Today 4:3, 1983,
493-511
Hutcheon, Linda: A Theory of Parody. The Teachings of Twentieth Century Art Forms.
New York, Methuen, 1985
-------: Splitting Images. Contemporary Canadian Ironies. Toronto, Oxford University
Press, 1991, 5-8
-------: Irony's Edge. The Theory and Politics of Irony. London, New York, 1995
Jankelevitch, Wladimir: La ironía. Madrid, Taurus, 1986 (1964)
Jauss, Hans Robert: “Levels of identification of hero and audience” en New Literary
History 5, 1974, 283-317
Kaufer, David: “Irony, interpretive form, and the theory of meaning” en Poetics Today 4:3,
1983, 451-464
Kerbrat-Orecchioni, Katherine: “L'ironie comme trope” en Poétique 41, 1980, 108-127
Lefebvre, Henri: “Sobre la ironía, la mayéutica y la historia” en Introducción a la
modernidad. Madrid, Tecnos, 1971, 15-52
Lang, Candace D.: Irony / Humor. Critical Paradigms. Baltimore, The Johns Hopkins
University Press, 1988
Muecke, D. C.: Irony and the Ironic. London, New York, Methuen, 1970
Portilla, Jorge: Fenomenología del relajo. México, SEP, 1984 (1966), 64-87
Roster, Peter: La ironía como método de análisis literario: la poesía de Salvador Novo.
258
Alegoría Artística. Narración en la que una actividad creativa (pintura, escultura, cine,
fotografía, traducción) es propuesta como alegoría de la escritura literaria. Estrategia
de autorreflexividad narrativa
Alegoría de la Escritura. Ficción cuyo tema (implícito o explícito) es la relación entre
autor y texto. Algunos autores la llaman metaficción autorreflexiva
Alegoría de la Lectura. Ficción cuyo tema es la relación entre autor y lector. Algunos
autores la llaman metaficción autoconsciente (Raymond Federman)
Autor de la Ficción. Creador de la voz narrativa
Autor Ficcional. Personaje que escribe
Construcción en Abismo. Narración en cuyo interior se menciona el mismo texto
narrativo donde se hace esta mención
Creación Ficcional. Estrategia por medio de la cual un personaje, al contar una historia se
enfrenta a los problemas de la creación a los que se enfrenta el autor implícito
Deixis Alegórica. Empleo alegórico de los pronombres. Por ejemplo, las etapas
surrealista, existencialista, utópica y desencantada en los cuentos de Julio Cortázar
(cf. Doris Sommer)
Detalle Narrativo. Autonomía relativa de un capítulo o sección en un texto narrativo. Aun
cuando pertenece a una totalidad, el detalle puede adquirir sentido sin necesitar una
260
Diderot
Metaliteratura. Escritura acerca de la literatura. Ejemplos: teoría, crítica y análisis de
textos literarios
Metaparodia. Parodia de una parodia
Mini-récit. Término utilizado por algunos autores para referirse a cada uno de los motivos
narrativos, es decir, a cada unidad narrativa dentro de la secuencia cronológica. En
los textos metaficcionales, el lugar de los motivos puede estar ocupado por lexias en
las que no hay ninguna acción específica, como es el caso de viñetas, cartas,
fragmentos de flujo de conciencia del narrador, etc.
Mise-en-Abîme. Construcción en abismo. El primero en emplear la expresión fue André
Gide, aludiendo a la heráldica y en relación con su propia novela Los mondederos
Falsos. Narración en la que se menciona la misma narración
Narrador Intrusivo. Voz narrativa que no participa directamente en los acontecimientos
narrados, pero que hace constantes comentarios acerca del carácter de los personajes
y de las consecuencias que tienen sobre ellos las decisiones que toma el autor
Narrativa Realista. Narrativa construida a partir de las convenciones que permiten la
suspensión de incredulidad por parte del lector
Regresión Infinita. Caso específico de construcción en abismo, en la cual la narración que
está contenida en el interior de otra y que la reproduce exactamente, a su vez contiene en
su interior una réplica de sí misma, y así hasta el infinito
Role-Playing. Juego en el cual un personaje se asume como producto de una ficción, y se
dirige al lector o al autor ficcional y hace comentarios acerca de su identidad y su
destino ficcionales
264
Falsos falsos. Término propuesto para hacer referencia a falsificaciones detectadas a partir
267
de las fechas, como en el caso de Dalí, que sufrió del mal de Parkinson en sus últimos
años (Roque, 30).
Genética textual. Condiciones para la producción textual (ej.: escritura epistolar acerca del
proceso de creación, borradores, etc.).
Glosa. Tipo de paráfrasis de una obra o de un estilo, en ocasiones paródica o carnavalesca
(Interiores de Woody Allen es una glosa del cine de Ingmar Bergman) (Del Conde).
Gradiente intertextual. Grado de complejidad intertextual de un texto, reconocible por la
presencia de determinados indicadores textuales: presuposiciones lógicas, semánticas,
existenciales o pragmáticas, anomalías textuales y atribuciones genéricas o individuales
(del texto a un determinado contexto) (Nycz).
Gramatología. Teoría de la escritura como citación. En lugar de signos, huellas; en lugar
de textos, intertextos (Ulmer).
Hibridación. Superposición de reglas genológicas o architextuales en un discurso o un
texto determinado.
Homenaje. Toda obra de arte es a la vez un homenaje y una crítica a las obras de arte que
han existido anteriormente (Robert Motherwell, cit. en Del Conde).
Huella. En la teoría desconstructivista, posmoderna, lo que queda de los pre-textos después
de las operaciones del injerto y la mímica (Derrida).
Influencia. Todo el arte imita al arte. Especialmente a partir del manierismo. La pintura
barroca proviene del grabado, así como gran parte de la aquitectura colonial. Tamayo
proviene de Picasso y del arte prehispánico (Del Conde). Ver Angustia de las Influencias.
Intentio lectoris. Intención del lector, que a su vez considera las posibles intenciones
reconocibles en el texto y las huellas de la intención autoral (Eco).
Intercodicidad. Superposición de códigos diversos en un enunciado específico.
Intercontextualidad. Naturaleza contextual de la intertextualidad. Superposición de
contextos de interpretación provocada por la presencia de fragmentos textuales
pertenecientes a distintos textos o discursos.
Interdiscursividad. Superposición de reglas discursivas diversas en un enunciado
específico.
Intermimotextos. Textos en los que hay imitación deliberada de rasgos semánticos o
estilísticos de textos anteriores: parodia, pastiche, adaptación, falsificación,
268
La cena de Emaús, obra del falsificador de Vermeer, Hans Van Meegeren, en donde el
rostro de Jesús fue inspirado en una fotografía de Greta Garbo (Weinberg, 19).
Plagio. Acto de apropiación a partir de una copia firmada por el autor apócrifo. En el
contexto posmoderno, donde se relativizan los conceptos de causa-efecto, originalidad y
autoría, el concepto legal de plagio está sujeto al contexto de interpretación.
Plagio apócrifo. Iteración literal acompañada de una interpretación diferente a la del
contexto de enunciación original (ej.: Pierre Menard como autor del Quijote). En la
jurisprudencia posmoderna, el plagio apócrifo puede crear derechos de autor a quien
lo realiza (Douzinas, Balkan).
Polifonía. Presencia de varias voces (perspectivas, visiones) en un determinado contexto
(Bajtín).
Poscrítica. Crítica surgida en la posmodernidad, de naturaleza moderna, centrada en la
representación (interpretativa) de las relaciones entre arte y realidad (Ulmer).
Posmodernidad. Integración del pasado. Su lógica es sintagmática (bajo el principio de
combinación), metonímica, analógica, continua. Sus condiciones de posibilidad son
la simultaneidad paradójica y metaparadójica, las alusiones apócrifas, el reciclaje
textual y las relaciones fractales.
Precuela. Narración producida con posterioridad a otra, en la que que se relata un
fragmento cronológicamente anterior a lo narrado en aquélla.
Préstamo. En el contexto del arte, este término se refiere a la apropiación de detalles
específicos de otra obra. Sin embargo, virtualmente todo préstamo es a perpetuidad, pues
rarísimamente puede devolverse. Ejemplo: Tierra dormida de Diego Rivera, en
Chapingo, a partir de fotografías de Edward Weston (Del Conde).
Pre-texto. Texto de origen.
Pseudocita. Su reconocimiento depende de la competencia citacional del lector.
Reglas genológicas. Convenciones de los géneros discursivos (ej.: cuento policiaco,
manual para reparar automóviles, instrucciones en una clase de aeróbicos).
Remake. Iteración estructural de un texto narrativo, generalmente cinematográfico, con
frecuencia a partir de un texto literario. Nuevas versiones en las que se respeta la
estructura narrativa original.
Repetición originaria. Aquella que produce diferencias (Ulmer).
272
Cada uno de los términos del Glosario debe contener tres partes: (1) el término a definir;
(2) una glosa personal de la definición canónica; (3) un ejemplo en el que se utilice el concepto,
a partir del acervo construido con la experiencia personal del alumno.
Los términos podrán ser tomados de los textos programados para su discusión en clase, y
la elaboración de estos glosarios será considerada como reporte de lectura.
A continuación se presenta un par de ejemplos para la elaboración de cada uno del
Glosario de Términos para el Análisis.
2. Formalismo. Las teorías del cine se han desarrollado a partir de dos grandes tendencias: el
realismo y el formalismo. El realismo presupone que lo que registran la cámara y el equipo de
sonido tiene un referente real, empírico, aunque se trate del cine de ficción. En cambio, el
formalismo sostiene que el cine construye una realidad autónoma a partir de los recursos del
lenguaje cinematográfico. Por lo tanto, el estudio del lenguaje cinematográfico se apoya en
principios formalistas.
Ejemplo: El montaje ruso se apoya en la combinación de principios como Nachschlag
(causa y efecto) y Vorschlag (similitudes formales) para establecer relaciones entre una imagen y
la siguiente. En la secuencia de las escalinatas de Odessa, de El acorazado Potemkin (Sergei
Eisenstein, URSS, 1925), se utiliza un principio formalista, que consiste en incorporar
elementos (formales) del cubismo pictórico (el principio de simultaneidad y el principio de
yuxtaposición) para yuxtaponer momentos de la acción que corresponden a acontecimientos
simultáneos, de tal manera que una acción que dura 1 minuto en la vida real se fragmenta
dramáticamente en 12 minutos sobre la pantalla. Este principio formalista se conserva en el
retake de esta secuencia, que se rodó en las escalinatas de la estación de trenes de Chicago, en
Los intocables (Brian de Palma, EU, 1987).
276
Glosario Inicial
Conceptos para el Análisis de Secuencias
----------------------------------------
Glosario (continuación)
GLOSARIO
para el Análisis Cinematográfico
Cine Clásico
Cine Moderno
Cine Posmoderno
Cine Brechtiano
Neo-Noir (1959-1981)
BIBLIOGRAFÍA
EN ESPAÑOL
282
A continuación se ofrece una guía bibliográfica acerca de dos grandes áreas en los
Estudios Cinematográficos: la investigación sobre Teoría del Cine (93 títulos publicados en
inglés y en español) y sobre Análisis Cinematográfico (65 títulos publicados exclusivamente en
español). A su vez, la primera sección está dividida en varios apartados: antologías y estudios
panorámicos; semiótica del cine; otras teorías generales; cine y sociedad; cine y narrativa;
psicología, psicoanálisis y feminismo; y el cine y su espectador. En todos los casos he incluido
exclusivamente títulos de libros.
En lo que sigue propongo entender como teoría del cine a toda reflexión general acerca
de la especificidad del discurso cinematográfico, mientras el análisis cinematográfico consiste
en el diseño de un modelo (o su aplicación) para el examen sistemático de uno o varios
fragmentos de una película particular. Es necesario señalar que ninguna de estas bibliografías
pretende ser exhaustiva.
Las diferentes teorías cinematográficas están más relacionadas con otras teorías (en
particular las filosóficas, científicas, artísticas y literarias) que con el análisis y el disfrute de las
películas mismas. Esta bibliografía, entonces, tiene interés especial para los filósofos, y
especialmente para los epistemólogos.
En este terreno hay tres aproximaciones generales. En primer lugar encontramos los
estudios del cine a partir de los intereses de una disciplina humanística (especialmente la historia,
pero también la sociología, el psicoanálisis, la filosofía, la ética, etc.). En segundo lugar
encontramos los estudios acerca de lo específicamente cinematográfico (como el caso de los
estudios sobre la estética cinematográfica, es decir, sobre la experiencia particular de cada
individuo al ver una película en un contexto histórico específico). Y por último, las
aproximaciones sobre las teorías del cine (modelos metateóricos que proponen agrupar los
modelos teóricos a partir de lógicas taxonómicas y tipológicas).
283
Si durante estos primeros 110 años el cine, como todas las formas culturales, ha
evolucionado de estrategias clásicas a la subsecuente ruptura de las vanguardias modernas, para
más adelante reconocer las posibilidades de la fragmentación y la recomposición del cine de la
alusión, en la evolución de las teorías del cine también es posible observar estas etapas. El
paradigma clásico de las teorías del cine es aquel en el que se buscaba la especificidad de lo
fílmico (como al pensarlo como una “redención de la realidad física”, como lo llamó Kracauer).
La modernidad de la teoría cinematográfica está marcada por las discusiones producidas por la
semiótica del cine, precisamente en el momento en el que surgían las nuevas olas
cinematográficas y culturales. Aquí es inevitable señalar la aparición de las propuestas de
Christian Metz hacia fines de los años sesenta, en pleno auge de la ola estructuralista en Europa y
los Estados Unidos, y como una exploración semiótica próxima a la lingüística jakobsoniana y al
psicoanálisis lacaniano.
La virtualidad posmoderna en las teorías del cine está marcada por una multiplicación de
los paradigmas, cada uno de los cuales está fragmentado en numerosas propuestas, tendencias y
objetos de estudio. Tan sólo los estudios de recepción cinematográfica tienen una espectro lo
suficientemente amplio para abarcar la propuesta inclasificable de Gilles Deleuze (a medio
camino entre la filosofía del instante de Bergson y la semiótica conjetural de Peirce), la
narratología de los géneros clásicos en recomposición permanente, y los rigurosos modelos
apoyados en la ecología de la mente o una fenomenología atravesada por la teoría de la metáfora
de Paul Ricoeur (en Dudley Andrew), entre muchos otros.
Habría que señalar el lugar fundamental que en todos estos modelos teóricos tienen los
estudios sobre el P.V. (punto de vista narrativo e ideológico producido por la posición de la
cámara) y sobre las estructuras narrativas, que en el cine clásico siguen estando ligadas a
estructuras míticas subyacentes.
Durante la última década del primer siglo del cine se desarrollaron con gran fuerza tres
grandes tendencias teóricas: el cognitivismo de David Bordwell, el feminismo de corte
psicoanalítico (con el concepto lacaniano de sutura ocupando una posición central) y las
estrategias de análisis posmoderno. El interés común a estas propuestas teóricas es, sin duda, la
experiencia estética de los espectadores de cine. Y los estudios de recepción cinematográfica
están a su vez ligados a los estudios de recepción en otros campos de la producción simbólica,
284
como la literatura, la música, el diseño urbano, los museos... y la arquitectura de las salas de
proyección.
Por supuesto, las fronteras de la teoría cinematográfica están en el estudio de las nuevas
tecnologías audiovisuales, si bien éstas, desde el video casero hasta los sistemas DVD y la
simulación de realidad virtual plantean problemas teóricos específicos, no necesariamente
compartidos por la teoría cinematográfica.
* * *
Esta bibliografía es sólo una guía inicial para avanzar en esta atractiva jungla de modelos,
taxonomías y tipologías de origen filosófico. Algunos de estos materiales, sin embargo, están
más próximos a las estrategias de análisis que a sus fuentes filosóficas originales. Entre los
mapas para aventurarse en estos terrenos, me atrevo a sugerir el estudio sobre las tendencias
teóricas de Francesco Casetti, quien propone pensar en tres grandes tendencias teóricas, a las que
él llama, respectivamente, teorías ontológicas (sobre la realidad, lo imaginario y el lenguaje),
metodológicas (sociológicas, psicológicas, semióticas, psicoanalíticas) y de campo sobre la
ideología, la representación, la identidad de género y sobre el cine como testigo de la historia).
Lo que sigue es un registro general de algunas aproximaciones a las principales teorías
del cine, como feminismo, psicoanálisis, semiótica, recepción (cognitivismo, fenomenología,
intertextualidad, neoformalismo, audiovisión, hermenéutica, desconstrucción), narratología,
retórica y genología (teoría de los géneros narrativos). Otros meta-modelos, como el de Dudley
Andrew o el glosario de Robert Stam y su equipo, proponen identificar conceptos estratégicos,
tales como representación, identificación e interpretación. Y otros más, como Warren Buckley,
proponen distinguir entre las estéticas formalistas y las realistas, y a partir de ahí repensar
términos comunes, como estructura, autor, género y recepción.
Aquí registro 96 títulos (52 en inglés, 44 en español). Algunos de estos títulos también
podrían ser incorporados a la bibliografía sobre Análisis Cinematográfico, pues proponen un
modelo o ejercicios de análisis: Bordwell (narratología), Gaudreault, Lotman, Stam.
Los lectores tendrán la última palabra cuando se hayan apagado las luces en la sala de
proyección y, más tarde, cuando ellos mismos enciendan la luz en la sala de lectura, y así
continúen su propio proceso de teorización.
285
Cine y sociedad
Allen, Robert C. & Douglas Gomery: Teoría y práctica de la historia del cine. Barcelona,
Paidós, 1995 (1985)
Denzin, Norman K.: Images of Postmodern Society. Social Theory and Contemporary
Cinema. Bristol, Sage, 1991
Kracauer, Sigfried: De Caligari a Hitler. Historia psicológica del cine alemán. Buenos
Aires, Nueva Visión, 1964 (1947)
Lebel, Jean-Patrick: Cine e ideología. Buenos Aires, Granica, 1973
Monaco, Paul: Ribbons in Time. Movies and Society since 1945. Bloomington, Indiana
University Press, 1987
Nichols, Bill: Ideology and the Image. Social Representation in the Cinema and Other
Media. Bloomington, Indiana University Press, 1981
----------: La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental.
Barcelona, Paidós, 1997 (1991)
Rozado, Alejandro: Cine y realidad social en México. Guadalajara, Universidad de
Guadalajara, 1991.
Vogel, Amos: Film as a Subversive Art. New York, Random House, 1974
Zimmer, Christian: Cine y política. Salamanca, Sígueme, 1975 (1974)
Cine y narrativa
Ames, Christopher: Movies about Movies. Hollywood Reflected. The University Press of
289
Kentucky, 1997
Bordwell, David: La narración en el cine de ficción. Barcelona, Paidós, 1996 (1985)
Branigan, Edward: Point of View in the Cinema. A Theory of Narration and Subjectivity in
Classical Film. Berlin, Mouton, 1984
----------: Narrative Comprhension and Narrative Film. New York & London, Routledge,
1992
Brunette, Peter & David Wills: Screen / Play. Derrida and Film Theory. Princeton
University Press, 1989
Chatman, Seymour: Historia y discurso. La estructura narrativa en la novela y el cine.
Madrid, Taurus, 1990 (1978)
Gaudreault, André & Francois Just: El relato cinematográfico. Cine y narratología.
Barcelona, Paidós, 1995 (1990)
Gottesman, Ronald, ed.: Parody. New York, número especial de la revista Quarterly
Review of Film and Video, 12:1-2, 1990
Horton, Andrew & Stuart McDougal, eds.: Play It Again, Sam. Retakes on Remakes.
Berkeley, University of California, 1998
Neupert, Richard: The End. Narration and Closure in the Cinema. Detroit, Wayne State
University Press, 1995
Stam, Robert: Reflexivity in Film and Literature. From Don Quixote to Jean-Luc Godard.
New York, Columbia University Press, 1992 (1985)
Vogler, Christopher: The Writer’s Journey. Mythic Structure for Storytellers &
Screenwriters. Studio City, California, Michael Wiese Productions, 1992
Wright, Will: Sixguns and Society. A Structural Study of the Western. Berkeley, University
of California, 1975
Carson, Diane, Linda Dittmar & Janice Welsh, eds.: Multiple Voices in Feminist Film
Criticism. The University of Minnesota Press, 1994
Doane, Mary Ann: The Desire to Desire. The Woman’s Film of the 1940’s. Bloomington,
Indiana University Press, 1987
290
Freeland, Cynthia & Thomas Wartenberg, eds.: Philosophy and Film. New York &
London, Routledge, 1995
Gabbard, Krin & Glen O. Gabbard: Psychiatry and Cinema. The University of Chicago
Press, 1999
Kuhn, Annette. Cine de mujeres. Feminismo y cine. Madrid, Cátedra, 1991
---------- & Susannah Radstone eds.: The Women’s Companion to International Film.
London, Virago Press, 1990
Millán, Márgara: Derivas de un cine en femenino. México, PUEG, UNAM / Miguel Porrúa
Turanzas, 1999
Münsterberg, Hugo: The Film: A Psychological Study. New York, Dover, 1970
Rosenstadt, Nina: The Moral of the Story. An Introduction to Questions of Ethics and
Human Nature. Mountain View, California, Mayfield Publishing Company, 1994
Silverman, Kaja: The Accoustic Mirror. The Female Voice in Psychoanalysis and Cinema.
Bloomington, Indiana University Press, 1988
Zizek, Slavoj: Looking Awry. An Introduction to Jacques Lacan through Popular Culture.
Massachusetts Institute of Technology Press, 1991
----------, ed.: The Fright of Real Tears: The Uses and Misuses of Lacan in Film Theory.
Bloomington, Indiana University Press, 2001
Cine y espectador
Allen, Richard: Projecting Illusion. Film Spectatorship and the Impression of Reality.
Cambridge University Press, 1995
Anderson, Joseph D.: The Reality of Illusion. An Ecological Approach to Cognitive Film
Theory. Carbondale, Southern Illinois University Press, 1997
Breakwell, Ian & Paul Hammond, eds.: Seeing in the Dark. A Compendium of
Cinemagoing. London, The Sepent’s Tail, 1990
Buckland, Warren: The Film Spectator. From Sign to Mind. Amsterdam University Press,
1995
Casetti, Francesco: El film y su espectador. Madrid, Cátedra, 1989 (1986)
Mayne, Judith: Cinema and Spectatorship. New York & London, Routledge, 1993
291
Kirihara, Donald, ed.: The Reception of Films. Ohio University. Número especial de la
revista Wide Angle. A Film Quarterly of Theory, Criticism, and Practice, 8:1, 1986
Williams, Linda; ed.: Viewing Positions. Ways of Seeing Film. New Brunswick, Rutgers
University Press, 1995
***
Por otra parte, los títulos incluidos en esta bibliografía pueden ser utilizados según el
interés particular de cada espectador. A continuación señalo las principales áreas del análisis
cinematográfico y los conceptos desarrollados de manera sistemática en los textos incluidos en
esta bibliografía.
Estética del cine clásico: Estilos, géneros y modo de producción (Bordwell-Thompson,
Bordwell-Staiger-Thompson, Heredero, Mitry, Schrader). Teoría de la imagen: Retórica visual:
códigos y estrategias (Aumont 1996; Aumont & Marie 1990; Zunzunegui 1989, Grupo M,
Villain 1997). Análisis de imagen y sonido: Teoría de la audiovisión (Chion 1993; 1997,
Aumont et al 1996; Colón et al.; Lack). Teoría del montaje: Transparencia, distanciamiento
(Villain 1996, Reisz, Durand, Sánchez, Sánchez-Briosca). Puesta en escena: Reflexividad,
proxémica, distanciamiento, verosimilitud (Pavis 2000, Mandoki). Guión cinematográfico:
Modelos, recursos, elementos (Onaindia, Vanoye, Chion 1989). Narrativa cinematográfica:
Códigos estructurales, retórica dilatoria, frase hermenéutica (García Jiménez, Gaudreault,
Barthes, Bordwell 1996). Géneros cinematográficos: Orígenes, convenciones, ideología,
hibridación (Altman, Schrader, Oroz).
Estética del cine moderno: Rupturas del canon clásico, antecedentes, contextos
(Monterde, Lotman). Estética posmoderna: Nuevas tecnologías, estrategias neobarrocas, ironía
posmoderna (Calabrese, Jameson, Vallejo, Molina Foix, Harvey, Connor, Fuentes, Luján,
Rubert, Weinrichter). Sociología y antropología del cine: Cine mexicano: Formación
discursiva, contextos de enunciación y de interpretación, mercados simbólicos (García Canclini
et al, Monsiváis, Rozado, Allen-Gomery, Oroz). Estética de la recepción: Intriga de
predestinación, horizonte de expectativas, intentio lectoris, estrategias de interpretación, teoría de
la imagen (Casetti 1989, Palacio, Aumont 1992, Bordwell 1995). Psicoanálisis y cine: Sutura,
elipsis, identificación, erótica de la mirada, construcción de género, omisiones, palimpsestos
(Aumont 1996, De Lauretis, Zizek). Análisis de la intertextualidad: Alusión, citación, parodia,
metaficción; relación con otros lenguages: literatura, animación, documental, historieta, video,
televisión; intertextualidad posmoderna; subtextos y arqueología textual (Eco, Nycz, Pavlicic,
Stam et al.).
La fecha entre paréntesis que sigue al año de publicación corresponde a la fecha de
aparición del texto en su idioma original.
293