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Historia
Aunque el emperador haya sido un símbolo de continuidad
con el pasado, el grado de poder ejercido por el emperador de
Japón ha variado considerablemente a lo largo de la historia
japonesa.
Origen
Una multitud con banderas saluda al
Se considera que los más antiguos emperadores registrados en emperador Akihito en el Palacio Imperial
Kojiki y Nihonshoki, como el emperador Jimmu, no tienen en su cumpleaños.
credibilidad histórica. El primer monarca ahora en lista como
emperador que es generalmente reconocido por los
historiadores como existente históricamente fue el emperador
Ojin, pero el tiempo de su reinado es impreciso
(presumiblemente fue el siglo IV d. C. tardío y/o en el
comienzo del siglo V d. C.). Estos dos libros declaran que la
casa imperial mantuvo un linaje continuo, aunque hoy algunos
historiadores creen que muchos emperadores antiguos que se
decía eran descendientes del emperador Ōjin no tenían una Emperador Go-Daigo
conexión genealógica con su predecesor. Sin embargo, la
genealogía que inicia en el siglo v tardío, desde el Emperador
Kimmei, puede ser considerada como fiable, lo que quiere decir que la dinastía ha continuado por lo menos
unos 1500 años.
Por su parte, el título imperial no fue formalmente establecido como Tenno hasta el siglo vii, tras las
Reforma Taika. Previos gobernantes eran llamados Sumera no mikoto u Ō-kimi. El carácter 天皇(Tenno),
basado en el chino 天帝 (Tiandí, de igual significado), fue retroactivamente aplicado a todos los
gobernantes de siglos anteriores.1
Los emperadores enclaustrados han entrado en conflicto con sus correspondientes emperadores oficiales de
vez en cuando. Un ejemplo notable es la rebelión Hogen de 1156, en la que el exemperador Sutoku trató de
arrebatar el poder al emperador Go-Shirakawa (en ejercicio). Otros ejemplos, como la rebelión del
emperador Go-Toba en 1221 contra el Shogunato Kamakura, o la Restauración Kenmu en 1336 bajo el
emperador Go-Daigo, muestran claramente la lucha de poder que ha tenido lugar entre la Casa Imperial y
los gobiernos militares en Japón.
Asuntos territoriales
La Restauración Meiji
La Restauración Meiji fue, de hecho, una especie de revolución, con los dominios de Satsuma y Choshu
uniéndose para derribar al Shogunado Tokugawa. El padre del emperador Meiji, el emperador Komei,
comenzó a hacer valer su poder político luego que las naves del comodoro Matthew Perry visitan Edo. Para
principios de 1860, la relación entre la Corte Imperial y el shogunado había cambiado drásticamente.
Irónicamente, Komei levantó la voz contra el shogunado dado
que él y otros nobles estaban molestos ante la ineficacia del
Shogunado en expulsar a los intrusos bárbaros. Dominios
insatisfechos y rōnin comenzaron a reunirse bajo el lema
“sonno, joi,” o “respeta al emperador, expulsa a los bárbaros.”
Satsuma y Choshu usaron este alboroto para moverse contra el
enemigo histórico, y obtuvieron una importante victoria militar
en las afueras de Kioto contra las fuerzas Tokugawa. En 1868
se declara la “restauración” imperial, y el shogunado fue
despojado de sus poderes. En los próximos años se verá un
significativo desorden y descontento, además de esporádicas La primera llegada del emperador Meiji a
rebeliones. Edo (1868)
El artículo 1.º define al emperador como el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo.
El artículo 3.º requiere la aprobación del Gabinete para todos los actos del emperador en
materia de Estado.
El artículo 4.º establece específicamente que el emperador no debe tener poderes
relacionados con el gobierno.
El artículo 6.º da al emperador el poder para nombrar al primer ministro y al juez jefe de la
Suprema Corte, luego de la ratificación de la Dieta y del Gabinete respectivamente.
El artículo 7.º da al emperador el poder para tomar así varias funciones ministeriales típicas
de un jefe de Estado, sujeto al aviso y aprobación del Gabinete.
A diferencia de otros monarcas constitucionales, el emperador del Japón no tiene poderes reservados.
Aunque el emperador actualmente lleva a cabo muchos de los roles de un soberano ceremonial como jefe
de Estado, ha habido una persistente controversia sobre si el emperador es de hecho un verdadero monarca
en un sentido político o meramente un pretendiente, ostentando dicho cargo en una república constitucional
parlamentaria. En una monarquía tradicional, el poder político deviene de la soberanía monárquica, cuya
prerrogativa real es luego ejercida al capricho de los legisladores electos, de la forma establecida en la
convención constitucional. Sin embargo, si no hay prerrogativa real, entonces la soberanía debe descansar
en el pueblo, tal como lo establece el artículo 1.º de la Constitución de Japón. Por lo tanto, el emperador es
simplemente un actor político dentro de un gobierno que realmente no adhiere al sistema de Westminster
donde la posición de “jefe de Estado” requiere de una persona con soberanía o con mandato popular para
asumir tal oficio. Los esfuerzos en los años 1950 de los políticos conservadores en enmendar la
constitución para nombrar explícitamente al emperador como jefe de Estado fueron rechazados. A pesar de
todo, el emperador lleva a cabo todas las funciones diplomáticas asociadas normalmente al jefe de Estado y
así es reconocido por los poderes extranjeros.
Tratamiento y nombre
El tratamiento de los emperadores de Japón es a menudo problemático, debido a las diferencias lingüísticas
y culturales entre Japón y el mundo occidental. Mientras los japoneses llaman “{nombre} tennō” (para los
anteriores) o Kinjou Heika ( 今上陛下 ) para el actual, los académicos hispano y angloparlantes han usado
distintas variantes, como “emperador {nombre}” y, menos comúnmente, “{nombre} tennō”. Lo que a
menudo no es comprendido, sin embargo, es que los emperadores son llamados póstumamente “{nombre}
tennō”, y así la palabra tennō, o “emperador”, forma parte de su propio nombre. Esto es particularmente
malentendido desde el Emperador Meiji en adelante, dado que el nombre póstumo que se da a los
emperadores ahora es el mismo que el de la época que ellos presidieron, mientras que antes el reinado de un
emperador podía contener una sucesión de eras. Términos tales como “Emperador Meiji” deben ser
entendidos en inglés como “el emperador del período Meiji”, que no es siempre lo que se entiende en
japonés.
Tradicionalmente, los japoneses consideran de mala educación el llamar a un noble por su nombre propio.
Esta costumbre está en retirada, pero aún es observada ante la familia imperial. Tennō se agrega de forma
póstuma (como prefijo), pero no al emperador reinante. Al contrario, los emperadores pasados son llamado
por sus nombres póstumos, tales como el Emperador Jimmu, Emperador Kammu, Emperador Meiji. Desde
la Era Meiji, los nombres de era son también usados como nombres póstumos. El emperador reinante es
casi siempre referido como Tennō Heika ( 天皇陛下 , que literalmente significa “Su Majestad el
今上陛下
Emperador”) o de forma más solemne como Kinjō Heika ( ). Por otra parte, en lenguaje coloquial
siempre se le refiere como Heika, Okami o To-gin san (To-gin es sinónimo de Kinjō). El emperador actual
no es llamado por el nombre de la era, el que se el egregará luego como nombre póstumo.
Hoy en día esta costumbre es menos considerada. En español, los recientes emperadores han sido llamados
por sus nombres personales, de acuerdo con los usos occidentales. Como bien se explicó, en japonés esto
suena ofensivo y, en cierto modo, blasfemo.
Por ejemplo, el emperador que reinó hasta 1989 era usualmente llamado Hirohito en español, pero luego de
su muerte fue rebautizado como Shōwa Tennō y es llamado de esa forma en japonés. Sin embargo, durante
su reinado, nunca se le llamó Hirohito o Shōwa Tennō en japonés. Más bien, se hacía referencia a él
simplemente como Tennō Heika (que significa “Su Majestad el Emperador”).
En el caso de las abdicaciones imperiales, el exemperador toma el título de Daijō Tennō o Jōkō (emperador
emérito, según la definición oficial de la Agencia para la Casa Imperial), quien mantiene el tratamiento de
Majestad Imperial junto a su consorte. En el caso de los nombres de eras, se termina la era del emperador
abdicante y se inicia el del emperador en ejercicio, en el caso de Akihito, la era Heisei terminó a la
medianoche del 1 de mayo de 2019 y dio paso a la actual era, Reiwa, bajo la cual gobierna su hijo, el actual
emperador Naruhito.
El gobernante de Japón era conocido como ヤマト大王 大君 / (yamato ōkimi, Gran Rey de Yamato), 倭王 /
倭国王 治天下大王
(waō/wakokuō, Rey de Wa, usado externamente), o (amenoshita shiroshimesu ōkimi
o sumera no mikoto, Gran Rey que gobierna todo bajo el cielo, de uso interno) en las fuentes chinas y
japonesas anterior al siglo vii. El uso más antiguo documentado de la palabra tennō es en una tablilla de
madera, o mokkan, que fue desenterrada en Asuka-mura en la prefectura de Nara en 1998 y fechada en la
era del Emperador Tenji y la Emperatriz Jitō. La introducción del término se dio en medio del proceso de
Sinización de Japón, y es considerado por muchos como un intento de los gobernantes japoneses de
igualarse con los Emperadores Chinos. Notablemente, Tianhuang ( 天皇 ), el equivalente chino de tennō,
estaba entre los títulos adoptados por Emperador Gaozong de la China Tang del mismo período, a pesar de
que no se sabe si los dos surgieron independientemente o si uno fue influenciado por el otro.
Tradiciones matrimoniales
De las ocho mujeres tennō (emperatriz reinante) de Japón, ninguna se casó ni dio a luz luego de ascender al
trono. Algunas de ellas, siendo viudas, habían tenido hijos antes de su reinado. En la sucesión, los hijos de
la emperatriz eran preferidos a los de las consortes secundarias. Así, era significativo qué familias tenían
oportunidades preferenciales de proveer esposas jefe a los príncipes imperiales, esto es, dar futuras
emperatrices.
Aparentemente la más antigua tradición de matrimonios oficiales en la
dinastía imperial eran aquellos entre miembros de la dinastía, incluso
entre medios hermanos o entre tío y sobrina. Dichos matrimonios eran
arreglados para preservar mejor la sangre imperial o estaban destinados
a producir hijos como modo de reconciliación entre dos ramas de una
dinastía. Las hijas de las consortes permanecían como concubinas,
hasta que el emperador Shōmu —en lo que se reportó como la primera
elevación de este tipo— ascendió a su consorte Fujiwara a esposa jefa.
Los monarcas japoneses han sido, así como muchos otros en otras
partes, dependientes de las alianzas con jefes poderosos y con otros
monarcas. Muchas de dichas alianzas eran selladas con matrimonios.
La específica característica en Japón era el hecho que esos matrimonios
pronto se incorporaron como elementos de tradición que controlaban
los matrimonios de las generaciones venideras, aunque la alianza
original haya perdido su significado real. Un patrón repetido ha sido un La actual emperatriz Masako
yerno imperial bajo la influencia de su poderoso suegro no imperial.
Desde los siglos VII y VIII, los emperadores solían tomar a las mujeres del Clan Fujiwara como sus más
altas esposas – las más probables madres de los futuros monarcas. Esto era encubierto como una tradición
matrimonial entre los herederos de dos kamis, dioses Shinto: los descendientes de Amaterasu con los
descendientes de la familia kami de los Fujiwara. (Originalmente, los Fujiwara eran descendientes de una
nobleza relativamente menor, así su kami es difícilmente reconocible en la mitología japonesa.) El producir
niños imperiales, herederos de una nación, descendiente por ambas ramas de dos kamis, era considerado
deseable – o al menos así parecía a los Señores Fujiwara, que así recibían preferencia en el mercado de los
matrimonios imperiales. La realidad tras esos matrimonios era la alianza entre un príncipe imperial y un
Señor Fujiwara, su suegro o abuelo, este último con sus recursos apoyando el ascenso del príncipe al trono
y más a menudo controlando el gobierno. Estos arreglos crearon la tradición de los regentes (Sessho y
Kampaku), cuyo puesto podía ser utilizado solo por un señor sekke Fujiwara.
Anteriormente los emperadores se casaban con mujeres de familias del clan gobernante Soga, y con
mujeres de la misma familia imperial, ya sea con primas en variados grados y a menudo con sus hermanas
(medias hermanas). Muchos miembros de la familia imperial de los siglos VI y VII eran hijos de parejas de
medios hermanos. Estos matrimonios usualmente eran aparatos de alianza o sucesión: los señores Soga se
aseguraban de mantener dominado a un príncipe, para ser puesto como títere en el trono; o un príncipe se
aseguraba la combinación de dos descendientes imperiales, para fortalecer su propia pretensión al trono y la
de sus hijos. Estos matrimonios también eran una manera de sellar una reconciliación entre dos ramas de la
familia imperial.
Luego de un par de siglos, los emperadores ya no pudieron desposar a ninguna mujer fuera de esas familias
como primera esposa, sin importar el poder o la riqueza que ese matrimonio pudiese traer. Rara vez un
príncipe sin una madre proveniente de estas familias era autorizado para ascender al trono. La primitiva
necesidad y conveniencia dieron paso a una estricta tradición que no hacía sino dar a determinadas mujeres
el carácter de posibles novias, porque estas familias habían producido posibles esposas por siglos. La
tradición se hizo más fuerte que la misma ley.
Las mujeres Fujiwara eran a menudo emperatrices, y las concubinas provenían de familias nobles menos
importantes. En el último milenio, los hijos de un varón de la familia imperial con una mujer Fujiwara eran
preferidos en la sucesión.
Las cinco familias Fujiwara, Ichijo, Kuji, Nijo, Konoe y Takatsukasa, fueron la fuente principal de novias
imperiales desde los siglos VIII a XIX, incluso más comúnmente que las mismas hijas del clan imperial.
Así, las mujeres Fujiwara, por lo común eran las emperatrices y madres de los emperadores.
La fuente aceptable de esposas imperiales, novias para el emperador y el príncipe heredero, fueron incluso
reglamentadas en las leyes de la casa imperiales durante la era Meiji (1889), que establecían que las hijas de
Sekke (las cinco ramas principales de la familia Fujiwara) y las hijas del mismo clan imperial eran
primariamente novias aceptables.
Luego de que esa ley fue abolida a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y el cambio en la
constitución de Japón en 1947, el anterior emperador Akihito fue el primer príncipe heredero en más de mil
años en tener una emperatriz no elegida del círculo aceptable, actuación seguida por el actual emperador
Naruhito.
Sucesión
La primogenitura patrilineal estricta es, no obstante, directamente contradictoria con muchas antiguas
tradiciones japonesas sobre la sucesión imperial.
- Las mujeres podían suceder (pero existían niños que no les eran propios y cuyo padre tampoco era
patrilineal de la casa imperial, así no hay precedente de que un hijo de una mujer imperial con un hombre
no imperial fuera autorizado para suceder, así como tampoco lo hay prohibiéndolo a los hijos de las
emperatrices). Sin embargo, la accesión femenina era claramente mucho más rara que la de los hombres.
- La adopción era posible y una forma muy utilizada para incrementar el número de herederos capaces de
suceder (sin embargo, el niño adoptado debe ser hijo de otro miembro patrilineal de la casa imperial.
- La abdicación era común, y de hecho se dio mucho más que la muerte en el trono. En aquellos días, el
principal papel del emperador era ser una especie de sacerdote (o dios), que contenía muchísimos y
repetitivos rituales, que se juzgaba que, tras un servicio de alrededor de diez años, el susodicho merecía un
retiro digno como un honorable exemperador.
- La primogenitura no era usada – al contrario, en la época temprana, la casa imperial practicó un sistema
parecido a la rotación. Muy a menudo un hermano (o hermana) sucedía al más viejo incluso en caso de que
su predecesor dejara descendencia. El “turno” de la siguiente generación venía luego de varios individuos
de la generación anterior. La rotación era común entre dos o más ramas de la casa imperial, así primos más
o menos distantes se sucedían entre ellos. El Emperador Go-Saga incluso decretó la alternación entre los
herederos de sus dos hijos, cuyo sistema continuó por un par de siglos (llevando a una lucha inducida por
los shogunes entre dos ramas, los emperadores “del norte” y “del sur”). Hacia el fin de esto, los alternantes
eran primos muy lejanos contados en grados de descendencia masculina (pero siempre hubo matrimonios
entre miembros de la casa imperial, así que la relación sería más cercana si se contasen los grados
femeninos). Durante los últimos 500 años, sin embargo, debido probablemente a la influencia del
confucianismo, la sucesión por parte de los hijos –no siempre, aunque más comúnmente, el hijo de más
edad que sobrevivía al emperador- ha sido la norma.
Históricamente, la sucesión al Trono del Crisantemo japonés ha pasado siempre por línea masculina el
linaje imperial. Generalmente han sido hombres, aunque de los más de cien monarcas masculinos ha habido
seis mujeres como emperatrices en ocho ocasiones.
Hace unos mil años, comenzó la tradición de que el emperador debe ascender al poder relativamente joven.
Un dinasta que ha pasado la infancia se considera apta y lo suficientemente crecido. El alcanzar la edad de
mayoría legal no era un requisito. Así, una multitud de emperadores han ascendido desde pequeños,
jovencitos de 6 a 8 años de edad. Las labores ceremoniales eran juzgadas posibles de ser realizadas por un
niño. Un reino de alrededor de diez años era reputado un servicio suficiente. Ser un niño aparentemente era
un buen atributo, para soportar deberes tediosos y para tolerar la subyugación de los poderes políticos, así
como a veces para esconder a los verdaderos miembros poderosos de la dinastía imperial. Casi todas las
emperatrices japonesas y docenas de emperadores abdicaron, y vivieron el resto de sus vidas en el retiro,
y/o ejerciendo influencia tras los velos. Muchos emperadores abdicaron y pasaron a su retiro cuando aún
eran adolescentes. Estas tradiciones se aprecian en el folclore, teatro y literatura japoneses, así como en
otras formas de arte, donde el emperador es usualmente descrito o representado como un adolescente.
Antes de la Restauración Meiji, Japón tuvo ocho tennō, o emperatrices reinantes, todas hijas por línea de
padre de la Casa Imperial. Ninguna de ellas ascendió como esposa o viuda de un emperador. Las hijas y
nietas imperiales, sin embargo, usualmente ascendían al trono como una suerte de “medida de intervalo” –
si un hombre apto no estaba disponible o algunas ramas imperiales estaban en conflicto, por lo que se
necesitaba un compromiso. Casi todas las emperatrices japonesas y docenas de emperadores abdicaron –
muchas emperatrices una vez que un menor apto alcanzaba la edad de ascender. Tres emperatrices, la
emperatriz Suiko, la emperatriz Kōgyoku (también llamada emperatriz Saimei) y la emperatriz Jitō, eran
viudas de emperadores fallecidos y princesas de sangre imperial por derecho propio. Una, la emperatriz
Genmei, era la viuda de un príncipe de la corona y princesa de sangre imperial. Las otras cuatro, la
emperatriz Genshō, la emperatriz Kōken (también llamada emperatriz Shōtoku), la emperatriz Meishō y la
emperatriz Go-Sakuramachi, eran hijas solteras de emperadores anteriores. Ninguna de estas emperatrices
se casaron o tuvieron hijos luego de ascender al trono.
El artículo 2.º de la Constitución Meiji de 1889 (la Constitución del Imperio del Japón) estatuía, “El Trono
Imperial debe ser sucedido por los descendientes imperiales varones, de acuerdo con las providencias de la
ley de la casa imperial.” La ley de la casa imperial de 1889 fijó la sucesión en los descendientes varones de
la línea imperial, y excluyó específicamente a las mujeres descendientes de la sucesión. En el evento que no
hubiese varones en la línea principal, el trono pasaría a la línea colateral más cercana, nuevamente en línea
masculina. Si la emperatriz no fuese capaz de dar a luz a un heredero, el emperador podía tomar una
concubina, y el hijo que ella tuviera sería reconocido como heredero al trono. Esta ley, promulgada el
mismo día que la Constitución Meiji, gozaba de igual estatus con aquella.
El artículo 2.º de la Constitución de Japón, promulgada en 1947 bajo la influencia de la ocupación
estadounidense y aún con fuerza, provee que “El Trono Imperial será dinástico y sucedido de acuerdo con
la ley de la casa imperial aprobada por la Dieta.” La ley de la casa imperial de 16 de enero de 1947,
promulgada por la 92.ª sesión de la Dieta imperial, retuvo la exclusión de las dinastas mujeres contenida en
la ley de 1889. El gobierno del primer ministro Yoshida Shigeru remendó rápidamente la legislación para
dar a la ley de la casa imperial concordancia con la Constitución de Japón escrita por los estadounidenses,
que entró en efecto en mayo de 1947. En un esfuerzo por controlar el tamaño de la familia imperial, la ley
establece que solo los legítimos descendientes varones en la línea de sucesión masculina pueden ser
dinastas; que los príncipes y princesas imperiales pierden su estatus de miembros de la familia imperial si se
casan fuera de ésta; y que el emperador y otros miembros de la familia imperial no pueden adoptar hijos.
También evitó que otras ramas que no descendiesen de Taisho accedieran a ser príncipes imperiales.
Estado actual
Hay una potencial crisis sucesoria dado que no han nacido niños
varones en la familia imperial desde el Príncipe Akishino en 1965.
Luego del nacimiento de la Princesa Aiko, ha habido cierto debate
público sobre la enmienda a la Ley de la Casa Imperial para permitir a
las mujeres suceder en el trono. En enero de 2005, el primer ministro
Jun'ichirō Koizumi designó a un panel especial compuesto de
Los Reagan y el Emperador
magistrados, catedráticos e intelectuales en orden a estudiar cambios en
Hirohito en Tokio, 1983.
la Ley de la Casa Imperial y para hacer recomendaciones al gobierno.
Funciones
El emperador es símbolo del Estado japonés y de unidad colectiva, el trono imperial es dinástico, y la
sucesión de acuerdo con la Ley de la Casa Imperial debe ser aprobada por la Dieta; tiene funciones de
consejo y aprobación en cuestiones de Estado y el gabinete es responsable ante él, delega el cumplimiento
de sus actos en cuestiones de Estado tal como sea previsto por ley, lleva adelante solamente los actos en
cuestiones de Estado y no tiene poderes relativos al Gobierno, asimismo, la Casa Imperial no debe recibir
nada sin permiso previo de la Dieta, toda propiedad de la misma corresponde al Estado y los gastos son
determinados por la Dieta.
Véase también
Lista de Emperadores de Japón
Historia de Japón
Referencias
1. Kamstra, Jacques H. (1967). Encounter Or Syncretism: The Initial Growth of Japanese
Buddhism (https://books.google.com/books?id=NRsVAAAAIAAJ&pg=PA66). Brill. p. 66.
2. «Religion-in-Japan. Geschichte: Staatsshinto» (https://web.archive.org/web/2018110718545
8/https://www.univie.ac.at/rel_jap/an/Geschichte:Staatsshinto) (en alemán). Universität Wien.
1 de diciembre de 2014. Archivado desde el original (http://www.univie.ac.at/rel_jap/an/Gesc
hichte:Staatsshinto) el 7 de noviembre de 2018. Consultado el 13 de diciembre de 2014.
Enlaces externos
Lista de Emperadores (http://www.friesian.com/sangoku.htm#japan) (en inglés).
The official Imperial Household Agency Website (https://web.archive.org/web/20161120104
322/http://www.kunaicho.go.jp/eindex.html)
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