Está en la página 1de 945

ACTO DE HABLA αἰών AFFORDANCE ‫מ ה‬ ָ ׁ ָ‫ נְש‬ALEMÁN ANSCHLAULICHKEIT ARGUTEZZA τέχνη ÁRABE ACTUS ‫ נֶפֶׁש‬ANALOGÍA ψυχή BEGRIFF BELLEZA богочеловечество

о BERUF BILDUNG ‫ ְב ִּרית‬CHANCE κάθαρσις CIVILTÁ CLAIM CLÁSICO CONCEPTUS CON-


CIENCIA CONTINUITET δαίμων DASEIN DE SUYO DESCRIPTION DANÉS DIABLO διαφανής DICHTUM DICTUM DIOS DOR δόξα другой εἴδωλον ENTENDEMENT ALEMÁN ENTREPRENEUR ENTSTELLUNG ESPAÑOL EPISTEMOLOGÍA ἐποχή ‫ ע ֵֶרב ַרב‬ERSCHEINUNG
ESENCIA ESTÉTICA ἐστι EVIGHED FAIR фактура FANCY FEELING FICAR FRANCÉS FUERZA GEFÜHL GEISTESWISSENSCHAFTEN GENIO GESCHICHTLICH GLÜCK GOGO GOÛT HÁ GRIEGO HAPPENING HEIMAT HERRSCHAFT HISTORIA ÁRABE HOMÓNIMO IMPLI-
CACIÓN IN SITU INDIO INGENIUM INGLÉS INTELLECTUS INTENCIÓN INTRADUCCIÓN истина ITALIANO JETZTZEIT JUDICIAL REVIEW κήρ KITSCH LAW DANÉS LEGGIADRIA LEIB LENGUA ‫ לֵב‬LEX LIBERAL LOCURA λόγος INGLÉS LUZ MACHT MANERA MATTER OF

1
FACT MELANCOLÍA MEMORIA MENSCHHEIT MERKMAL MESTIZAJE μῆτις MODERNISMO μίμησις MOMENTE мир MORAL MULTICULTURALISM MUTAZIONE народ NATURALEZA NEUZEIT NONSENSE HEBREO OBJETO оἰϰείωσις ‫ עֹולַם‬OTRO PALABRA PANHIS-
PANISMO πάθος PEOPLE PERFECTIBILIDAD φαντασία PIETAS PLACER PLUDSELIGHED πόλις PORTUGUÉS поступок правда PRINCIPIO πρᾶξις PROPOSICIÓN FRANCÉS PRUDENTIAL PULSIÓN QUALE REALIDAD RELIGIO RES RIGHT RUSO SACHVERHALT
самость ‫ شريعة‬SAUDADE SECURITAS SEHNSUCHT SEIN SEMIÓTICA SENSUS COMMUNIS SEXO SIGNO SINCATEGOREMA SORGE SPECIES SPLEEN SPREZZATURA страдание SUJET свобода LATÍN TABLEAU ‫ تلطّف‬PORTUGUÉS TATSACHE τὸ τί ἦν εἶναι ‫ּתֹורה‬ ָ
TRADUCIR TRUTH-MAKER VERDAD VERGÜENZA VERNEINUNG VIRTÚ VOLUNTAD VORHANDEN WELFARE WERT WHIG WILLKÜR WUNSCH YO

A-L
Uno de los problemas más urgentes que enfrenta el mundo occidental es el
de las lenguas. Se puede escoger una lengua dominante de la que se parta
VOCABULARIO

1
para hacer los intercambios, o bien mantener la pluralidad, dejando ma-

DE LAS FILOSOFÍAS
nifiestos el sentido y el interés de las diferencias. Este Vocabulario se ins-

VOCABULARIO DE LAS
FILOSOFÍAS OCCIDENTALES
DICCIONARIO DE LOS INTRADUCIBLES
cribe en el segundo punto de vista.
Tiene la ambición de constituir una cartografía de las diferencias filo-

OCCIDENTALES
sóficas occidentales, capitalizando el saber de los traductores. Explora la
relación entre acto de lengua y acto de pensamiento, y se apoya en esos
síntomas que son las dificultades de pasar de una lengua a otra —¿con
mind se entiende lo mismo que con Geist o que con mente? Pravda, ¿es
justicia o verdad? Y, ¿qué pasa cuando se deja mímesis por imitación? Cada DICCIONARIO DE LOS INTRADUCIBLES
entrada parte de un hecho de intraducibilidad, y procede a la compara-
ción de las redes terminológicas, cuya distorsión hace la historia y la geo-
grafía de las lenguas y de las culturas.
Es un instrumento de trabajo de un nuevo tipo, indispensable para la
comunidad científica ampliada que busca constituirse, al mismo tiempo,
en una guía del mundo filosófico occidental para los estudiantes, los maes-
Dirección
tros, los investigadores, los curiosos de su lengua y de la de los demás. BARBARA CASSIN
La presente versión en español incorpora nuevas entradas y nuevos re-
cuadros con la intención de otorgarle un carácter americano y, al mismo
tiempo, propio de nuestra lengua.
978-607-03-0936-6
grupo editorial
siglo veintiuno
siglo xxi editores, méxico
CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310 MÉXICO, DF
www.sigloxxieditores.com.mx
siglo xxi editores, argentina
GUATEMALA 4824, C1425BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA
www.sigloxxieditores.com.ar
anthropos editorial
LEPANT 241-243,08013 BARCELONA, ESPAÑA
www.anthropos-editorial.com
VOCABULARIO
DE LAS FILOSOFÍAS

OCCIDENTALES
DICCIONARIO DE LOS INTRADUCIBLES
1
dirigido por
BARBARA CASSIN

coordinación general
JAIME LABASTIDA

coordinadora del equipo de traducción


MARÍA NATALIA PRUNES

coordinadores de la adaptación al español


MARÍA NATALIA PRUNES
GUIDO HERZOVICH
B51
V6318
2018 Vocabulario de las filosofías occidentales : diccionario de los intraducibles /
dirigido por Barbara Cassin; coordinación general, Jaime Labastida; coordinadora del equipo de traducción María
Natalia Prunes. — Ciudad de México : Siglo XXI Editores, Universidad Nacional Autónoma de México : Universidad Autónoma
de Sinaloa : Universidad Anáhuac : Universidad Panamericana : Universidad Autónoma de Guadalajara, 2018.

2 volúmenes

Traducción de: Vocabulaire européen des philosophies. Dictionnaire des intraduisibles.


ISBN-13: 978-607-03-0936-6 (obra completa)
ISBN-13: 978-607-03-0937-3 (tomo uno)

1. Filosofía – Enciclopedias. 2. Filosofía – Diccionarios – Francés. 3. Filosofía – Diccionarios – Políglota. I. Cassin, Barbara, editor.
II. Labastida, Jaime, editor. III. Prunes, María Natalia, traductor.

Coordinadores de las primeras etapas de la traducción © universidad panamericana


Néstor A. Braunstein y Carina Basualdo isbn 978-607-7905-57-8 (obra completa)
isbn 978-607-7905-58-5 (tomo uno)
Comité editorial para la traducción © universidad autónoma de guadalajara
Julieta Lerman isbn 978-607-547-223-2 (obra completa)
María Natalia Prunes isbn 978-607-547-224-9 (tomo uno)
Alan Patricio Savignano
Agostina Weler
primera edición en francés, 2004
Coordinación técnica editorial © éditions du seuil / le robert
María Oscos título original: vocabulaire européen des philosophies.
dictionnaire des intraduisibles
Índices
Ana Ceballos
Agradecimientos
Corrección de pruebas Esta obra se realizó con el apoyo del Ministerio Francés
Josefina Anaya y Alejandro Reza Encargado de la Cultura, Centre National du Livre (CNL).
Asimismo recibió apoyo para la traducción del Consejo
Asistente de rastreos bibliográficos Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), mediante el
Matías Cancino proyecto C-634/2015,
y de la FUNDACIÓN TEIXIDOR
Diseño de interiores y portada
Maquetación
María Luisa Passarge

primera edición en español, 2018 César Pablo Domínguez Prieto organizó en Santiago de
DR © siglo xxi editores, s.a. de c.v. Compostela (España) un seminario titulado “Compa-
isbn 978-607-03-0936-6 (obra completa) rando os intraducibeis” dedicado al trabajo de traduc-
isbn 978-607-03-0937-3 (tomo uno) ción y adaptación del Vocabulario de intraducibles al
en coedición con mundo hispanoamericano. Tuvo lugar los días 14 y 15 de
© universidad nacional autónoma de méxico noviembre de 2016 y sirvió para darle difusión al proyec-
isbn 978-607-30-0942-3 (obra completa) to en el marco académico y para empezar a reflexionar
isbn 978-607-30-0943-0 (tomo uno) sobre los problemas de la traducción en una etapa inci-
© universidad autónoma de sinaloa piente. Como producto de ese encuentro, se encargó de
isbn 978-607-737-245-5 (obra completa) la edición y publicación del vol. 7 (2017) de “1616: Anua-
isbn 978-607-737-246-2 (tomo uno) rio de Literatura comparada” <http://revistas.usal.es/in-
© universidad anáhuac dex.php/1616_Anuario_Literatura_Comp/issue/cu-
isbn 978-607-8566-22-8 (obra completa) rrent/showToc>.
isbn 978-607-8566-23-5 (tomo uno)
Índice

Principales colaboradores de la edición francesa xv


Autores xvi
Traductores xxv
Presentación | Barbara CASSIN xxix
Agradecimientos a esta edición xxxiii
Presentación a la edición en español | Jaime LABASTIDA xxxiv
Modo de empleo xxxvii

A
ABSTRACCIÓN, ABSTRACTOS 1
RECUADRO 1Apháiresis / Entbildung / “negación abstractiva” en la teología mística | 2
ABSURDO 10
ACEDIA 11
ACONTECIMIENTO 12
ACTO 13
ACTO DE HABLA 14
RECUADRO 1 El Elogio de Helena de Gorgias: de la ortodoxia a la creación de valores | 16
RECUADRO 2 La apódeixis en Aristóteles | 17
RECUADRO 3 Speech act: ¿acto de habla / acto de lenguaje? | 26
ACTOR, PERSONAJE, COMEDIANTE 27
RECUADRO 1 Prósopon, persona: del teatro a la gramática | 29
AFFORDANCE | inglés 32
AGENCY | inglés 33
AIÓN [αἰών], KHRONOS [χρόνος] | griego 41
RECUADRO 1 El tiempo en las culturas amerindias | 44
RECUADRO 2 “Khronos” / “aión” / “kairós”: del griego antiguo al griego moderno | 46
RECUADRO 3 La definición de Boecio: “¿Qué es la eternidad?” | 48
RECUADRO 4 “Eternidad de muerte” vs. “eternidad de vida”: la experiencia bergsoniana
de la duración | 51
RECUADRO 5 El tiempo como duración en Isaac Newton | 51
ALEMÁN 53
RECUADRO 1 Heidegger y la tradición latina | 60
ALIANZA 63
ALMA, ESPÍRITU, MENTE, INGENIO 64
RECUADRO 1 “Mind”, “soul”, “spirit”, “body”: el ejemplo de Hume | 66
RECUADRO 2 La equivocidad de la expresión “filosofía del espíritu” | 68
RECUADRO 3 Los griegos de Onians: “thymós”, “alma-sangre” y “psykhé”, “alma-soplo” | 70
RECUADRO 4 Alma, “néfesh” [‫]נֶפֶׁש‬, “rúaj” [‫]רּו ַח‬,“neshamá” [‫שמָה‬
ׁ ָ ְ‫ ]נ‬en hebreo | 72
VI | ÍNDICE

RECUADRO 5 El problema de la mente y del cuerpo: “Mind-Body Problem” | 78


RECUADRO 6 La crítica de lo mental por Wittgenstein o, nuevamente, de algunas dificultades
para traducir la expresión “philosophy of mind”: “philosophy of mind” y psicología | 83
RECUADRO 7 ¿Filosofía de la mente, o filosofía del espíritu? | 86
AMAR, AMOR, AMISTAD 87
RECUADRO 1 Las dicotomías freudiana y lacaniana | 89
RECUADRO 2 Tierno, ternura, sentimental | 90
RECUADRO 3 Amor místico en san Juan de la Cruz | 91
RECUADRO 4 “Amor patológico” y “amor práctico” en Kant | 93
RECUADRO 5 La “Minne” germánica | 93
RECUADRO 6 La “verdadera” noción cristiana del amor según Nygren | 94
RECUADRO 7 “Amistat” y “amistança” | 95
RECUADRO 8 Una novela etimológica: “amare”, el seno materno; “erán”, la física del macho;
“philéin”, el carácter social del lazo | 99
ANALOGÍA 102
ANGUSTIA 105
RECUADRO 1 “Angst” y angustia en psicoanálisis | 106
ANIMAL 108
RECUADRO 1 Bare life/nuda vida (it. la nuda vita; al. das bloße Leben) | 110
ANSCHAULICHKEIT | alemán 111
APARIENCIA 112
APROPIACIÓN
ARGUTEZZA | italiano 113
RECUADRO 1 “Agudeza” y “acutezza” / “argutezza” | 114
ARTE 115
RECUADRO 1 Arte de los antiguos, arte de los modernos: las reglas del arte | 116
RECUADRO 2 Plástica, artes plásticas, bildende Künste | 122
ARTIMAÑA, ASTUCIA 124
ASPECTO 124
RECUADRO 1 La especie, la apariencia de las palabras, la apariencia de las acciones
y el punto de vista: el invento de la palabra “aspecto” para designar el aspecto | 126
RECUADRO 2 Emergencia de las categorías temporales y aspectuales en la tradición
gramatical griega. Cómo el gramático griego comprende el aspecto sin saber, o sin querer,
aislarlo del tiempo | 128
RECUADRO 3 Aristóteles y el “telos” | 130
RECUADRO 4 En los textos lingüísticos latinos: los tiempos como sistema de parentesco | 134
RECUADRO 5 Las razones de una inversión: cuando los herederos de Aristóteles lo traicionan
sin siquiera saberlo | 137
ATTUALITÀ, ATTUOSITÀ | italiano 147
RECUADRO 1 “Auto-”: “autosujeto”, “autoconcepto”, “autosíntesis”, “autoctisis”… | 154
AUFHEBEN, AUFHEBUNG | alemán 156
AUTORIDAD 162

B
BARROCO 163
BEGRIFF | alemán 166
RECUADRO 1 La captación: katálepsis y comprehensio | 168
RECUADRO 2 Sobre la teoría del concepto en G. W. F. Hegel | 170
ÍNDICE | VII

BEHAVIOUR, BEHAVIOURISM | inglés | BEHAVIOR, BEHAVIORISM | inglés americano 172


BELIEF | inglés 178
RECUADRO 1 Hume: la dupla “belief” / “assent” | 179
RECUADRO 2 Popper y el intento de separar conocimiento y creencia | 180
RECUADRO 3 Wittgenstein y Ramsey: los efectos del belief | 181
RECUADRO 4 Newman y la tipología de los “assents” | 184
RECUADRO 5 Wittgenstein y la certeza: Über Gewissheit / On certainty | 184
BELLEZA 186
RECUADRO 1 Bello y bueno: “kalós kagathós” | 187
RECUADRO 2 Lo bello como participación en la luz e interioridad: Plotino | 189
RECUADRO 3 Bellezza y vaghezza | 192
RECUADRO 4 La belleza y la gracia | 194
BERUF | alemán 199
RECUADRO 1 Sobre las ediciones de La ética protestante y el “espíritu” del capitalismo
de Weber | 203
BIEN / MAL 205
BIENESTAR 206
BILD | alemán 206
RECUADRO 1 La imagen en hebreo (dmut, tsélem [‫ ֶצלֶם‬, ‫)]דְ ּמּות‬o| 207
BILDUNG, KULTUR, ZIVILISATION | alemán 211
RECUADRO 1 Paideia, cultura, Bildung: naturaleza y cultura | 218
RECUADRO 2 Kulturgeschichte | 223
BOGOCHELOVIÉCHESTVO [богочеловечество] | ruso 224
RECUADRO 1 Las soteriologías ortodoxa y católica | 227
BRIT [‫ | ] ְב ִּרית‬hebreo 228

C
CARE | inglés 230
CARNE 231
CATARSIS, KÁTHARSIS [κάθαρσις] | griego 231
RECUADRO 1 Agnus dei qui tollis peccata mundi | 233
RECUADRO 2 De Aristóteles a Corneille, ida y vuelta | 235
CATEGORÍA 236
CERTITUD, CERTEZA 236
CHANCE / PROBABILITY | inglés 237
CHISTE 240
CIENCIAS HUMANAS 241
CIVIL RIGHTS | inglés 241
CIVILIDAD 242
CIVILIZACIÓN 242
CIVILTÀ | italiano 243
CLAIM | inglés 245
CLÁSICO / CLASICISMO / NEOCLÁSICO / NEOCLASICISMO 250
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN 252
RECUADRO 1 Gestell | 256
COMMON SENSE | inglés 263
COMPARACIÓN 266
RECUADRO 1 Para recordar: la definición aristotélica de la metáfora | 267
VIII | ÍNDICE

RECUADRO 2 La comparación de las artes | 269


COMPORTAMIENTO 272
COMUNIDAD 272
CONCEPTO 272
CONCEPTUS | latín 273
CONCETTO | italiano 276
RECUADRO 1 El “concetto”, rival estético de la “idea” | 277
RECUADRO 2 Conceptismo poético y Francisco de Quevedo | 280
CONCIENCIA 281
RECUADRO 1 El griego para “conciencia”: retroversiones | 283
RECUADRO 2 Conscientia | 284
RECUADRO 3 “Conscientia” y “Gewissen” en Lutero | 286
RECUADRO 4 “Consciousness” y “con-science”: el papel de la traducción de Coste | 291
RECUADRO 5 “Conciencia”, “conciencia de sí” y “apercepción” | 292
RECUADRO 6 Traducciones de la Fenomenología del espíritu de Hegel | 295
CONCILIARIDAD 298
CONNOTACIÓN 298
RECUADRO 1 “Denotatio / connotatio” en la lógica medieval | 300
RECUADRO 2 Connotatio en Roger Bacon | 303
CONSENSO 305
CONSERVADOR 305
CONTENIDO PROPOSICIONAL 305
CONTINUIDAD 305
CONTINUITET, CONTINUERLIGHED / CONTINUERLIGT | danés 306
RECUADRO 1 Sobre la traducción de las obras de Kierkegaard al español | 307
CORAZÓN 308
CORSO, RICORSO | italiano 308
COSA 311
CREENCIA 312
CULTURA 312

D
DAIMON [δαίμων] | griego 314
RECUADRO 1 El demonio de Sócrates | 315
DASEIN / EXISTENZ | alemán 317
RECUADRO 1 Nota sobre el latín “ex(s)istentia” y el francés “existence” | 318
DE SUYO 324
DEBER 327
RECUADRO 1 La “deuda simbólica” según Lacan | 331
DECEPCIÓN 332
DEFORMACIÓN 333
DEMONIO 333
DENEGACIÓN 333
DERECHO 333
DESCRIPTION / DEPICTION | inglés 334
RECUADRO 1 La ékphrasis: de la palabra a la palabra | 335
DESENGAÑO 337
RECUADRO 1
“Pícaro” | 338
ÍNDICE | IX

DESENVOLTURA 342
DESEO 342
DESTINO 342
DIABLO 343
RECUADRO 1 “Lucifer” | 344
RECUADRO 2 Satanás el Contradictor como “ser histórico” según Schelling | 346
DIALÉCTICA 348
DIAPHANÉS [διαφανής] | griego 349
DICHTUNG | alemán 355
RECUADRO 1 “Verum factum” y sabiduría poética en Giambattista Vico | 357
RECUADRO 2 “Dichtung” en Heidegger: poesía y pensamiento | 359
DICTUM / ENUNTIABILE | latín 360
DINÁMICA 366
DIOS 366
RECUADRO 1 El nombre de Dios en el misticismo judío | 368
DISCURSO 369
DISEGNO | italiano 369
DISPOSICIÓN 374
DOMINACIÓN 374
DOR | rumano 374
DOXA [δόξα] | griego 376
DRUGÓI [другой] | ruso 379
DUENDE 380

E
ÉIDOLON [εἴδωλον] / EIKÓN [εἰκών] / PHÁNTASMA [φάντασμα] / ÉMPHASIS [ἔμφασις] /
TYPOS [τύπος] | griego 383
RECUADRO 1 “To eikós”, o cómo lo vero-símil es la medida de lo verdadero | 384
RECUADRO 2 La imago en el psicoanálisis | 389
ELEUTHERÍA [ἐλευθερία] | griego 390
RECUADRO 1 Los dos paradigmas: “freedom” / “liberty” | 392
RECUADRO 2 Esclavo arbitrio | 398
ELLO 400
ENTENDEMENT | francés 400
RECUADRO 1 En los orígenes del “nous”: el olfato | 402
ENTREPRENEUR | francés 405
ENTSTELLUNG | alemán 410
ENUNCIADO 412
EPISTEMOLOGÍA 413
RECUADRO 1 Epistemología | 414
RECUADRO 2 Las grandes corrientes de la epistemología contemporánea | 418
RECUADRO 3 “Knowledge”, “saber” y “episteme” | 420
EPOKHÉ [ἐποχή] | griego 422
EREIGNIS | alemán 424
EREV RAV [‫ | ]ע ֵֶרב ַרב‬hebreo 426
ERLEBEN, ERLEBNIS | alemán 433
RECUADRO 1 “Vivencia”: el neologismo de Ortega y Gasset | 435
RECUADRO 2 Crítica de la vivencia en Walter Benjamin | 436
X | ÍNDICE

ERSCHEINUNG / SCHEIN / PHÄNOMEN / MANIFESTATION / OFFENBARUNG | alemán 438


ERZÄHLEN / BESCHREIBEN | alemán 446
RECUADRO 1 Narración, “diégesis”, “historia” | 448
ES, ICH, ÜBER-ICH | alemán 453
RECUADRO 1 El “je” y el “moi” de Pichon a Lacan | 455
RECUADRO 2 La fórmula: “Wo es war, soll Ich werden” | 457
ES GIBT | alemán 458
RECUADRO 1 Una construcción personal del impersonal | 459
ESENCIA, SUSTANCIA, SUBSISTENCIA, EXISTENCIA 462
RECUADRO 1 La “metafísica” de Porfirio: el ser-acto sin sujeto | 467
RECUADRO 2 “Existencia” y “subsistencia”: la estrategia estoica | 476
RECUADRO 3 La reinterpretación agustiniana de Aristóteles | 479
“ESPAÑOL” Y “CASTELLANO” 481
ESTADO 488
ESTADO DE COSAS 488
ESTADO DE DERECHO, ESTADO LEGAL 488
ESTÉTICA 494
RECUADRO 1 Ästhetik | 495
ESTI [ἐστι], EINAI [εἶναι] | griego 498
RECUADRO 1 El estatus de las distinciones aristotélicas | 501
RECUADRO 2 La acentuación de “esti” | 503
RECUADRO 3 Los “Tratados del no-ser”, o cómo el no-ser es no-ser | 507
RECUADRO 4 El “no expletivo” francés, un vestigio del “me” | 511
ESTILO 512
ESTRUCTURA, PATTERN | inglés / GESTALT | alemán 513
ETERNIDAD 517
EVIGHED | danés 518
EXIGENCIA 519
EXPERIENCIA 519
EXPERIMENT / EXPERIENCE | inglés 520
RECUADRO 1La experiencia americana y las ciencias modernas | 521

F
FACTURA 524
FAIR, FAIRNESS, EQUITY | inglés 524
FAKTURA [фактура] | ruso 527
FALSO 528
FANCY / IMAGINATION | inglés 528
FE 531
FEELING, PASSION, EMOTION, SENTIMENT, SENSATION, AFFECTION, SENSE | inglés 531
FELICIDAD 535
FENÓMENO 535
FICAR | portugués 536
FICCIÓN 538
FORMA 538
FRANCÉS 539
RECUADRO 1 El francés según Borges | 542
FUERZA, ENERGÍA 548
ÍNDICE | XI

RECUADRO 1 Dýnamis, enérgeia, enthelékheia y la definición aristotélica del movimiento | 549

G
GEFÜHL / EMPFINDUNG | alemán 557
GEGENSTAND / OBJEKT | alemán 564
RECUADRO 1 ¿Traducir el doblete en Kant? | 566
GEISTESWISSENSCHAFTEN | alemán 575
RECUADRO 1 La estructuración de un vocabulario: las antítesis de Dilthey | 576
RECUADRO 2 Geisteswissenschaften: soluciones francesas e italianas | 578
GEMÜT | alemán 580
RECUADRO 1 Gemüt en la Crítica de la razón pura | 582
GENDER | inglés 583
RECUADRO 1 Gender y Gender trouble | 585
RECUADRO 2 Epiceno | 588
GÉNERO 590
GENIO 590
GESCHICHTLICH, GESCHICHTLICHKEIT | alemán 596
GESCHLECHT | alemán 601
GLAUBE | alemán 603
GLÜCK, GLÜCKSELIGKEIT, SELIGKEIT, WOHLFAHRT | alemán 605
RECUADRO 1 De la felicidad a la apatía y a la ataraxia | 608
RECUADRO 2 Glückseligkeit en Hegel | 610
GOBIERNO 612
GOGO | vasco 613
GOÛT | francés 615
RECUADRO 1 La definición del gusto en La Rochefoucauld | 618
RECUADRO 2 La afirmación y la negación de sus sentidos | 624
GRACIA 627
GRIEGO 628
RECUADRO 1 Atenas o la homofonía del mundo | 629
RECUADRO 2 Griego, la lengua sagrada | 629
RECUADRO 3 Dimotikí y kazarévusa | 630
RECUADRO 4 Heidegger: “La lengua prefilosófica de los griegos ya era filosófica” | 632
RECUADRO 5 Las traducciones de Hegel | 636
GUT / BÖSE, WOHL / ÜBEL (WEH), GUT / SCHLECHT | alemán 640

H
HÁ, HAVER | portugués 643
HAPPENING | inglés 646
HAY, IL Y A 647
HECHO 647
HEIMAT | alemán 647
RECUADRO 1 Los “Heimatlosen” de la Gaya ciencia | 649
RECUADRO 2 “Das Unheimliche” | 650
HERRSCHAFT | alemán 651
HISTORIA 657
RECUADRO 1 La historia de los médicos | 659
XII | ÍNDICE

RECUADRO 2 La historia entre retórica y filosofía | 661


RECUADRO 3 “Historía” [ἱστορία], “mythos” [μῦθος] / “fabula”, “plasma” [πλάσμα] /
“argumentum” | 663
RECUADRO 4 “Historía”, historia, “Geschichte” | 665
RECUADRO 5 Historiografía, historia de la historia, “Historik” | 668
RECUADRO 6 Retórica de la historia y “metahistory” | 670
HISTORIA UNIVERSAL, HISTORIA GENERAL / HISTORIA MUNDIAL 671
HOMÓNIMO / SINÓNIMO 674
RECUADRO 1 La disimetría moderna homonimia / sinonimia: homónimos y homófonos | 678
RECUADRO 2 ¿Cómo traducir las definiciones de las “Categorías”? | 679
RECUADRO 3 Aristóteles, o contra la homonimia de las Ideas | 681
HUMANIDAD 688

I
IDEA 689
IDENTIDAD 689
IMAGEN 690
IMAGINACIÓN 691
IMITACIÓN 691
IMPLICACIÓN 691
RECUADRO 1 El vocabulario griego de la implicación: dispersión y sistematicidad | 695
IN SITU 698
INCONSCIENTE, INCONSCIENCIA 699
RECUADRO 1 La inconsciencia y el inconsciente como sistema | 702
INDIO 704
INGENIUM | latín 714
RECUADRO 1 Intuición, ár. “ḥads” | 715
RECUADRO 2 “Wit and / or Humour” | 717
RECUADRO 3 El “Witz” según Freud y sus traducciones | 719
INGLÉS 720
RECUADRO 1 “Lenguaje”, “lengua”, “palabra”: una distinción virtual | 721
RECUADRO 2 ¿Un “defecto” de la lengua inglesa? “Between” según Bentham | 727
INMÓVIL 731
INSTANTE 731
INSTINTO 732
INTELECTO, INTELIGIR 732
INTELLECTUS | latín 735
RECUADRO 1 Sobre la etimología de “intellectus” | 737
RECUADRO 2 “Intellectus” vs “intellegentia”, “ratio” vs “rationalitas” | 737
RECUADRO 3 Una traducción de Alejandro incorporada al original de Aristóteles | 739
RECUADRO 4 El intelecto “adquirido”: un contrasentido convertido en término técnico | 741
RECUADRO 5 El intelecto común según Temistio | 742
RECUADRO 6 Leibniz y Averroes: psicología medieval y psicología moderna | 743
INTENCIÓN 744
RECUADRO 1 “Intentio” y “ma’nā” | 753
RECUADRO 2 “Cogitative” y sus equivalentes griegos, árabes y latinos | 754
RECUADRO 3 Intenciones e imposición según Guillermo d’Ockham | 756
INTRADUCCIÓN 759
ÍNDICE | XIII

RECUADRO 1 Una intraducción: rosa para Gertrudis (1988) | 761


INTUICIÓN 763
INVENCIÓN DE AMÉRICA Y EL PROBLEMA DEL OTRO 765
ÍSTINA [истина] | ruso 767
RECUADRO 1 “Podnogótnaia”: la verdad y la práctica de la interrogación | 771
ITALIANO 771
RECUADRO 1 Maquiavelo: “Verità effettuale della cosa” y conocimiento del detalle | 775
RECUADRO 2 El “vulgar ilustre”: una lengua para la filosofía | 776
RECUADRO 3 Iluminismo | 777
RECUADRO 4 Historicismo | 781

J
JETZTZEIT | alemán 787
JUDICIAL REVIEW | inglés 788
JUSTICIA 791

K
KER [κήρ], MOIRA [μοῖρα], AISA [αἶσα], HEIMARMENE [εἱμαρμένη], ANANKE [ἀνάγκη],
PEPROMENE [πεπρωμένη], TYKHE [τύχη] | griego 793
RECUADRO 1 La doble motivación épica y trágica: determinismo y responsabilidad | 795
RECUADRO 2 “Tykhe” y “autómaton” en Aristóteles | 797
RECUADRO 3 La “Fortuna” en el Renacimiento | 798
RECUADRO 4 La “heimarmene” de los estoicos, cadena y providencia | 799
KITSCH | alemán 801
RECUADRO 1 Vanguardia y Kitsch | 802

L
LAW / RIGHT | inglés 804
RECUADRO 1 Edward Coke (1552-1664) | 808
RECUADRO 2 “Equity” | 809
LEGGIADRIA | italiano 815
LEIB, KÖRPER, FLEISCH | alemán 818
RECUADRO 1 “Lebenswelt” e “In-der-Welt-Sein”, “mundo de la vida” y “ser al mundo”
(“être-au-monde”) | 819
LENGUA, LENGUAJE, HABLA 824
RECUADRO 1 “Sprache” / “Rede”, ¿lengua / habla?: Heidegger, lector de los griegos | 829
RECUADRO 2 “Lingua” y “sermo” en el latín clásico | 835
LENGUAS Y TRADICIONES CONSTITUTIVAS DE LA FILOSOFÍA EN EUROPA 836
LEV [‫]לֵב‬, LEVAV [‫ | ] ֵלבָב‬hebreo 843
LEX, IUS | latín 844
RECUADRO 1 “Gnomon”, “metron”, “kanón” | 846
LEY 851
LIBERAL 852
LIBERAL, LIBERALISM | inglés 852
RECUADRO 1 Los controles en el mundo anglosajón | 854
RECUADRO 2 “Libertarianism” (inglés) | 856
XIV | ÍNDICE

RECUADRO 3 “Communitarianism” (inglés) | 856


LIBERTAD 858
LOCURA / DEMENCIA 859
RECUADRO 1 La nosografía contemporánea | 861
RECUADRO 2 La valorización paulina de la locura | 865
RECUADRO 3 La Schwärmerei en Freud | 867
LOGOS [λόγος] | griego 869
RECUADRO 1 Compuestos y derivados: ¿uno o dos radicales? | 870
RECUADRO 2 ¿Cómo proceden los diccionarios? | 871
RECUADRO 3 Los sentidos de “logos” en el Teeteto de Platón | 873
RECUADRO 4 La polisemia de “logos” según los gramáticos griegos | 877
RECUADRO 5 La ambigüedad del hebreo “davar”[‫]דָ ּבָר‬, palabra | 881
RECUADRO 6 Traducir un presocrático (Heráclito, fragmento 50) | 885
RECUADRO 7 Otra posible traducción del fragmento 50 | 886
RECUADRO 8 “Vernunft ist Sprache, λόγος”: los tres sentidos de “Wort” | 888
LUGAR 889
LUGAR COMÚN 889
RECUADRO 1 Retóricas del “tópos”, retóricas del “kairós” | 891
LUZ, LUCES, ILUSTRACIÓN 896
RECUADRO 1 “Phos”, “phaino”, “phemí” (luz, mostrar[se], hablar): una Grecia
ultrafenoménica | 897
RECUADRO 2 “Lichtung”, “claridad”, “iluminación”, “aligeramiento” | 898
RECUADRO 3 Haskalá | 900
Principales colaboradores de la edición francesa

Coordinación científica
Charles Baladier

Edición francesa
Thierry Marchaisse (Seuil)
Gonzague Raynaud (Le Robert)

Responsables científicos
Charles Baladier
Étienne Balibar
Marc Buhot de Launay
Barbara Cassin
Jean-François Courtine
Marc Crepon
Sandra Laugier
Alain de Libera
Jacqueline Lichtenstein
Philippe Raynaud
Irène Rosier-Catach

Corresponsales internacionales
Tullio Gregory y Marta Fattori (Lessico Intellettuale Europeo, Roma)
Manuel Reyes Mate-Rupérez (Instituto de Filosofía, Madrid)
Alan Montefiore y Catherine Audard (Forum for European Philosophy, Londres)
Kostiantín Sigov (Laboratorio Franco-Ukraniano de Investigación en Ciencias Humanas, Kiev)
Heinz Wismann (Forschungsstätte der Evangelischen Studiengemeinschaft, Heidelberg)
Autores

Abensour, Alexandre Balaudé, Jean-François


Profesor de filosofía en Douai (Francia) Presidente del comité ejecutivo de la Universidad de
ES, INCONSCIENTE, PULSIÓN, WUNSCH París X-Nanterre (Francia)
Allendesalazar, Mercedes DAIMON, PLACER
Filósofa (España, Francia) Balibar, Étienne
DESENGAÑO Profesor emérito de filosofía en la Universidad de París
Alliez, Eric X-Nanterre (Francia); cátedra distinguida de filosofía
Profesor de filosofía en el Centro de investigación de en la Universidad de Kingston, Londres; profesor
filosofía europea moderna en la Universidad de invitado de Literatura francesa y comparada en la
Kingston, Londres Universidad de Columbia (Estados Unidos)
AIÓN AGENCY, ALMA, CONCIENCIA, PRAXIS, SUJET, YO

Alunni, Charles Balibar, Françoise


Director del laboratorio de pensamiento científico de la Profesora emérita de física en la Universidad de París
Escuela Normal Superior Ulm (Francia) VII-Denis Diderot (Francia)
ATTUALITÁ FUERZA, MOMENTO, SEXO (recuadro 1)

Audard, Catherine Balza, Isabel


Catedrática y cofundadora del Foro de filosofía europea Investigadora en la Universidad de San Sebastián
en la Escuela de Economía de Londres (Gran Bretaña) (España)
CARE, FAIR, LIBERAL, PRUDENTIAL, RIGHT, UTILITY, GOGO
WELFARE Baratin, Marc
Auvray-Assayas, Clara Profesor de lenguas y literaturas antiguas en la
Profesora de lengua y literatura latinas en la Universidad de Lille III (Francia)
Universidad de Rouen (Francia) ASPECTO (recuadro 4), LENGUA (recuadro 2),
AMAR, BEGRIFF (recuadro 1), CONCIENCIA PALABRA, PROPOSICIÓN
(recuadro 2), LOCURA, LOGOS, PLACER, RELIGIO, Baschera, Marco
SPECIES, TRADUCIR Profesor de literatura francesa y comparada en la
Badiou, Alain Universidad de Zúrich (Suiza)
Cátedra de filosofía René Descartes en la Escuela de ACTOR, ESTI (recuadro 4)
Posgrado Europea; cofundador del Centro Internacional Baud, Jean-Pierre
para el Estudio de la Filosofía Francesa en la Escuela Profesor de historia del derecho en la Universidad de
Normal Superior Ulm (Francia) París X-Nanterre (Francia)
FRANCÉS LEX
Baladier, Charles Benmakhlouf, Ali
Investigador independiente; miembro de la Sociedad de Profesor de filosofía lógica y de árabe en la Universidad
Psicoanálisis Freudiano (Francia) París XII-Est Créteil Val de Marne (Francia)
AMAR, DEBER, DIABLO, DOXA, ÉIDOLON (recuadro 2), PRINCIPIO, ŠARī’A
LOCURA, INGENIUM (recuadro 3), PHANTASIA Berner, Christian
(recuadro 3), PLACER, PULSIÓN (recuadro 2), SUBLIME Profesor de filosofía alemana en la Universidad de Lille
(recuadro 3), TALENTO, YO (recuadro 3) III (Francia)
TRADUCIR
AUTORES | XVII

Beytelmann, David Büttgen, Philippe


Doctor en filosofía, ENS Lyon; profesor de Historia de las Profesor de filosofía de las religiones en la Universidad
ideas políticas, Universidad Externado de Colombia de París I-Panteón Sorbona
EXPERIMENT (recuadro 1), INDIO AMAR, AUFHEBEN, BEGRIFF, BERUF, CONCIENCIA
Binoche, Bertrand (recuadro 3), ELEUTHERÍA (recuadro 2), GLAUBE, GUT,
Profesor de filosofía en la Universidad de París I– MOMENTO, PERCEPCIÓN (recuadro 3)
Panteón Sorbona (Francia) Cadahia, Luciana
HISTORIA UNIVERSAL, PERFECTIBILIDAD Investigadora de FLACSO y profesora de Filosofía en la
Bodei, Remo Universidad Javeriana (Colombia)
Profesor de historia de la filosofía en la Universidad de MESTIZAJE
Pisa (Italia) y en la Universidad de California en Los Callejo Hernanz, María José
Ángeles (Estados Unidos) Profesora de filosofía en la Universidad Complutense de
ITALIANO Madrid (España)
Bollack, Jean DE SUYO
Profesor emérito de literatura y pensamiento griegos en Cámpora, Magdalena
la Universidad de Lille III (Francia) Profesora titular de Literatura francesa en la
MEMORIA Universidad Católica Argentina e investigadora del
Boulnois, Olivier Conicet (Argentina)
Director de estudios en la Escuela Práctica de Altos FRANCÉS (recuadro 1)
Estudios en Ciencias Religiosas (Francia) Camus, Rémi
OBJETO, RES (recuadro 3) Director en el Centro Nacional de Investigación
Bourget, Jean-Loup Científica (Laboratorio de Lingüística Formal)
Profesor de estudios cinematográficos en la Escuela (Francia); docente-investigador en el Instituto Nacional
Normal Superior Ulm (Francia) de Lenguas y Culturas Orientales
DESCRIPCIÓN, ESTRUCTURA ASPECTO

Brague, Rémi Capeillères, Fabien


Profesor de filosofía medieval y árabe en la Universidad Docente-investigador en filosofía en la Universidad de
de París I- Panteón Sorbona (Francia) y en la Caen, Baja Normandía (Francia)
Universidad Ludwig Maximilian de Múnich PRINCIPIO
(Alemania) Cassin, Barbara
ALMA (recuadro 4), BRIT, BILD (recuadro 1), DIOS, Directora de investigación en el Centro Nacional de
INGENIUM (recuadro 1), INTENCIÓN (recuadro 1), Investigación Científica (Centro Léon Robin, París IV-
LENGUAS Y TRADICIONES, LEV, LOGOS (recuadro 5), Sorbona) (Francia)
OLAM, TALATUFF, TORÁ, VERDAD, VORHANDEN ACTO DE HABLA, AMAR, ALMA (recuadro 3), BELLEZA
(recuadro 1) (recuadro 1), BILDUNG (recuadro 1), CATARSIS,
Brugère, Fabienne COMPARACIÓN (recuadro 1), CONCIENCIA (recuadro 1),
Docente-investigadora en la Universidad Michel de DESCRIPCIÓN (recuadro 1), DOXA, EIDOLON (recuadro
Montaigne-Burdeos III (Francia) 1), ELEUTHERÍA (recuadro 1), ENTENDEMENT
BELLEZA, COMMON SENSE, GOÛT, INGENIUM (recuadro 1), ESTI, FUERZA (recuadro 1), GRIEGO
(recuadro 2), MORAL SENSE, STANDARD (recuadros 1 y 4), HEIMAT (recuadro 2), HOMÓNIMO,
IMPLICACIÓN (recuadro 1), KER (recuadro 2), LENGUA,
Butler, Judith
LEX (recuadro 1), LOGOS, LUGAR COMÚN (recuadro 1),
Profesora de retórica y literatura comparada en la
LUZ (recuadro 1), MÍMESIS (recuadro 1), MOMENTO,
Universidad de California, Berkeley; Cátedra Hannah
MORAL, NATURALEZA (recuadro 1), PALABRA,
Arendt de filosofía en la Escuela de Posgrado Europea
PERDONAR, PLACER, PRAXIS, PRINCIPIO, PROPOSICIÓN,
GENDER (recuadro 1)
PUEBLO, RES (recuadro 1), SEHNSUCHT (recuadro 1),
Braunstein, Néstor A. SENTIDO, SIGNO, SIGNIFICANTE, SPECIES (recuadro 1),
Médico, psiquiatra, psicoanalista; profesor invitado por SUBLIME (recuadro 1), SUJET, THEMIS, TRADUCIR,
las universidades Autónoma de Barcelona y VERGÜENZA, VERDAD (recuadro 1), WELT (recuadros 1
Complutense de Madrid y 2), YO (recuadro 2)
SIGNIFICANTE (recuadro 3)
XVIII | AUTORES

Caussat, Pierre (recuadro 2), REALIDAD, RES, SEIN, TO TÍ EN EINAI,


Profesor de filosofía en la Universidad de París VORHANDEN
X-Nanterre (Francia) Crépon, Marc
LENGUA Director del departamento de Filosofía de la Escuela
Chateau, Dominique Normal Superior; director de investigación en el Centro
Profesor de estética y cine en la Universidad de París Nacional de Investigación Científica
I-Panteón Sorbona (Francia) BEGRIFF, GESCHLECHT, HEIMAT, MENSCHHEIT,
ARTE, TABLEAU MORAL, PUEBLO
Chevalley, Catherine Dastur, Françoise
Profesora en la Universidad François Rabelais de Tours; Profesora emérita de filosofía en la Universidad de Niza,
Centro Nacional de Investigación Científica (Centro de Sofía Antípolis (Francia)
Estudios Superiores del Renacimiento) (Francia) ERSCHEINUNG
ANSCHAULICHKEIT, EPISTEMOLOGÍA David, Pascal
Cléro, Jean-Pierre Profesor de filosofía en la Universidad de Bretaña
Profesor de filosofía en la Universidad de Rouen Occidental, Brest (Francia)
(Francia) ANGUSTIA, BILD, COMBINATORIA Y
ALMA (recuadro 1), INGLÉS, CHANCE, EXPERIMENTO, CONCEPTUALIZACIÓN (recuadro 1), DASEIN, DICHTUNG
FANCY, FEELING, MOMENTO (recuadro 3), PLACER, SENS (recuadro 2), EREIGNIS, ES GIBT, GESCHICHTLICH,
(recuadro 4), STREGTH LENGUA (recuadro 1), LEIB (recuadro 1), LUCES,
Cohen-Lévinas, Danielle NATURALEZA, PRESENTE, SCHICKSAL, SORGE,
Profesora de musicología en la Universidad de París IV- STIMMUNG, TRABAJO, WELT, WELTANSCHAUUNG
Sorbona (Francia) David-Ménard, Monique
MOMENTE, SPRECHGESANG, STIMMUNG (recuadro 2) Profesora de filosofía; directora adjunta del Centro de
Colette, Jacques Estudios del Vivir en la Universidad de París VII-Denis
Profesor emérito de la Universidad de París I-Panteón Diderot; psicoanalista (Francia)
Sorbona (Francia) LOCURA, GENDER, VERNEINUNG
CONTINUITET, EVIGHED, MOMENTO (recuadro 4), Décultot, Élisabeth
NEUZEIT (recuadro 1), PLUDSELIGHED, PRESENTE Coordinadora de investigación en el Centro Nacional de
(recuadro 2) Investigación Científica (“Países germánicos, historia,
Colot, Blandine cultura, filosofía”, Escuela Normal Superior Ulm)
Docente-investigadora de latín en la Universidad de (Francia)
Angers (Francia) DICHTUNG, ESTÉTICA (recuadro 1), MÍMESIS,
PIETAS ROMÁNTICO, STILL

Couloubaritsis, Lambros Del valle, JOSÉ


Profesor de filosofía en la Universidad Libre de Bruselas Docente-investigador en The Graduate Center CUNY,
(Bélgica); coordinador del programa de griego moderno Nueva York (EUA)
AIÓN (recuadro 2), GRIEGO, SUJET (recuadro 2) ESPAÑOL

Courcelles, Dominique de Dennes, Maryse


Directora de investigación en el Centro Nacional de Profesora de filosofía en la Universidad Michel de
Investigación Científica (Instituto de Historia del Montaigne-Burdeos III (Francia)
Pensamiento Clásico - Centro de Estudios en Retórica, ASPECTO
Filosofía e Historia de las Ideas de la Escuela Normal Depraetere, Ilse
Superior en Lyon) (Francia) Profesora de inglés en la Universidad de Lille III
AMAR (recuadro 7) (Francia)
Courtine, Jean-François ASPECTO
Profesor de filosofía en la Universidad de París IV- Depraz, Natalie
Sorbona; miembro del Instituto Universitario de Profesora de filosofía alemana y fenomenológica en la
Francia; director de los Archivos Husserl de París Universidad de Rouen (Francia)
(Centro Nacional de Investigación Científica-Escuela ANIMAL, EPOKHÉ, ERLEBEN, LEIB
Normal Superior Ulm) (Francia)
ESENCIA, OMNITUDO REALITATIS, PRINCIPIO
AUTORES | XIX

Despret, Vinciane Feld, Claudia


Docente-investigadora en filosofía en la Universidad de Investigadora independiente de Conicet (CIS-Conicet/
Lieja (Bélgica) IDES), Núcleo de Estudios sobre Memoria (Argentina)
VERGÜENZA MEMORIA COLECTIVA
Deutscher, Penelope Fichant, Michel
Profesora asociada de filosofía en la Universidad Profesor de historia de la filosofía moderna en la
Northwestern, Chicago (EUA) Universidad de París IV-Sorbona (Francia)
GENDER PERCEPCIÓN
Dimópulos, Mariana Fontana, Alessandro
Docente en traductología y crítica de la traducción en la Profesor de italiano en la Escuela Normal Superior en
Universidad de Buenos Aires (Argentina) Lyon (Francia)
ALEMÁN (recuadro 1), ERLEBEN (recuadro 2) VIRTÙ
Dip, Patricia C. Fraisse, Geneviève
Investigadora independiente de Conicet, Universidad Directora de investigación en el Centro Nacional de
Nacional de General Sarmiento (Argentina) Investigación Científica (“Los discursos de lo político en
PLUDSELIGHED (recuadro 1) Europa”) (Francia)
Dokic, Jérôme SEXO
Director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Gagnebin, Jeanne-Marie
Ciencias Sociales; miembro del Instituto Jean-Nicod Profesora titular de filosofía en la Pontificia Universidad
(Centro Nacional de Investigación Científica- Escuela Católica en São Paulo; profesora de teoría literaria en la
de Altos Estudios en Ciencias Sociales- Escuela Normal Universidad del Estado de Campinas (Brasil)
Superior Ulm) (Francia) JETZTEIT
PRINCIPIO, REPRESENTACIÓN Gaille-Nikodimov, Marie
Dubost, Jean-Pierre Filósofa; investigadora en el Centro Nacional de
Profesor de literatura general y comparada en la Investigación Científica (“Historia del pensamiento
Universidad Blaise Pascal-Clermont-Ferrand II clásico”) (Francia)
(Francia) PUEBLO (RECUADRO 1)
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN, ERZÄHLEN, Galland-Szymkowiak, Mildred
GEFÜHL Investigadora en la Universidad de Monash (Australia)
Durantaye, Leland de la SIGNO
Profesor asociado de inglés en el Claremont McKenna Gens, Jean-Claude
College Profesor de filosofía contemporánea y filosofía alemana
ANIMAL (recuadro 1) en la Universidad de Borgoña (Francia)
Escudero, Lucrecia GEISTESWISSENSCHAFTEN
Semióloga, Universidad de Lille III (Francia) Golitchenko, Tatyana
SEMIÓTICA (recuadros 1 y 2), SIGNO (recuadro 3) Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de
Espagne, Michel Kiev-Mohyla (Ucrania).
Director de investigación en el Centro Nacional de BOGOCHELOVIÉCHESTVO
Investigación Científica (“Países germánicos, historia, González, Aurelio
cultura, filosofía”, Escuela Normal Superior Ulm) Investigador de El Colegio de México; miembro de la
(Francia) Academia Mexicana de la Lengua
BILDUNG CONCETTO (recuadro 2)
Faye, Emmanuel González, Horacio
Profesor de filosofía moderna y contemporánea en la Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de São
Universidad de Rouen (Francia) Paulo (Brasil); sociólogo, docente, investigador y
INTELECTO ensayista (Argentina); exdirector de la Biblioteca
Febel, Gisela Nacional (Argentina)
Profesora de literaturas romances en la Universidad de POPULISMO
Bremen (Alemania)
NEUZEIT
XX | AUTORES

Gorog, Jean-Jacques Judet de la Combe, Pierre


Psiquiatra; psicoanalista en la Escuela de Psicoanálisis Director de investigación en el Centro Nacional de
del Campo Lacaniano (Francia) Investigación Científica (Centro de Investigaciones
SIGNIFICANTE (recuadro 4) Interdisciplinarias sobre Alemania); director de estudios
Goyet, Francis en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales
Profesor de literatura francesa en la Universidad (Francia)
Stendhal-Grenoble III (Francia) THEMIS
ARTE (recuadro 1), COMPARACIÓN, LUGAR COMÚN Karímova, Zulfiá
Grondeux, Anne Profesora en la Universidad de Teesside
Encargada de investigación en el Centro Nacional de NAROD, STRADÁNIIE, SVIET
Investigación Científica (“Historia de las teorías Kerleroux, Françoise
lingüísticas”) (Francia) Profesora emérita de lingüística en la Universidad de
LENGUA París X-Nanterre; Centro Nacional de Investigación
Groulier, Jean-François Científica (“Modelos, dinámicas, corpus”)
Profesor de filosofía en el Instituto Nacional de ORDEN DE LAS PALABRAS
Telecomunicaciones (Francia) Klippi, Carita
ARGUTEZZA, BELLEZA, CONCETTO, GOÛT, MÍMESIS Profesora de lingüística en la Universidad de Tampere
(recuadros 8 y 9) (Finlandia)
Hamilton, John SIGNIFICANTE
Profesor de literatura comparada en la Universidad de Kretschel, Verónica
Harvard (Estados Unidos) Doctora en Filosofía por la Universidad de Buenos
SECURITAS Aires; docente de Filosofía Contemporánea en la
Hartog, François Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en ERLEBEN (recuadro 1)
Ciencias Sociales (Francia) Labarrière, Jean-Louis
HISTORIA Encargado de investigación en el Centro Nacional de
Helmreich, Christian Investigación Científica (Centro Louis Gernet)
Docente-investigador en estudios germánicos en la (Francia)
Universidad de París VIII-Saint-Denis Vincennes OIKÉIOSIS, PHANTASÍA, PHRÓNESIS
(Francia) Labastida, Jaime
GLÜCK, SEHNSUCHT Doctor en filosofía por la Universidad Nacional
Herzovich, Guido Autónoma de México; director de la Academia
Investigador del Conicet en el Instituto de Literatura Mexicana de la Lengua; miembro de El Colegio de
Hispanoamericana, Universidad de Buenos Aires Sinaloa (México)
MODERNISMO AIÓN (recuadros 1 y 5), AMAR (recuadro 3), CATARSIS
(recuadro 1), GENDER (recuadro 2), INVENCIÓN DE
Ildefonse, Frédérique AMÉRICA Y EL PROBLEMA DEL OTRO, LOGOS (recuadro
Encargada de investigación en el Centro Nacional de 7), MENSCHHEIT (recuadro 2), MESTIZAJE (recuadro 1),
Investigación Científica (“Historia de las doctrinas del NAROD (recuadro 1), PRAXIS (recuadro 5), PUEBLO
fin de la Antigüedad y de la Alta Edad Media, año (recuadro 5), RES (recuadro 5)
filológico”) (Francia)
BEGRIFF (recuadro 1), HOMONIMIA (recuadro 3), Lallot, Jean
KER (recuadro 4), LOGOS, PALABRA, PARÓNIMO Exdocente-investigador de lingüística griega en la
(recuadro 2), SIGNIFICANTE Escuela Normal Superior Ulm; Centro Nacional de
Investigación Científica (“Historia de las teorías
Imbach, Ruedi lingüísticas”) (Francia)
Profesor de historia de la filosofía medieval en la ACTOR (recuadro 1), ASPECTO (recuadro 2), LOGOS,
Universidad de París IV-Sorbona (Francia) PALABRA, SINCATEGOREMA
ITALIANO (recuadro 2)
Lambotte, Marie-Claude
Jimenez, Marc Profesora de psicopatología en la Universidad de París
Profesor de estética y ciencia del arte en la Universidad XIII (Francia)
de París I-Panteón-Sorbona (Francia) MELANCOLÍA
ESTÉTICA
AUTORES | XXI

Laugier, Sandra Malabou, Catherine


Profesora de filosofía en la Universidad de París I - Profesora de filosofía en la Universidad Kingston de
Panteón Sorbona; miembro del Instituto de Ciencias Londres y en la Escuela de Posgrado Europea
Humanísticas y Sociales del Centro Nacional de PLASTICIDAD
Investigación Científica (Francia) Malamoud, Charles
ACTO DE HABLA, AGENCY, ALMA (recuadro 6), Director de estudios para las religiones de la India en la
INGLÉS, BEGRIFF, BEHAVIOR, BELIEF, CLAIM, LOGOS, Escuela Práctica de Altos Estudios (Francia)
MATTER OF FACT, NONSENSE, PRAXIS, PROPOSICIÓN, MIR, RUSO
SENTIDO, SIGNO, TRADUCCIÓN (recuadro 4), VERDAD
Marandin, Jean-Marie
Launay, Marc de Director de investigación en el Centro Nacional de
Encargado de investigación en filosofía en el Centro Investigación Científica (“Laboratorio de lingüística
Nacional de Investigación Científica (“Países formal”), Universidad de París VII-Denis Diderot
germánicos/Transferencias culturales”, Archivos Husserl (Francia)
de París - Escuela Normal Superior Ulm) (Francia) ORDEN DE LAS PALABRAS
HERRSCHAFT, MACHT, MENSCHHEIT, MITMENSCH,
Margellos, Cécile
SECULARIZACIÓN, SOLLEN, WERT
Traductora y crítica literaria
Lefebvre, Jean-Pierre GRIEGO (recuadro 2)
Profesor de literatura alemana en la Escuela Normal
Mariani-Zini, Fosca
Superior Ulm (Francia)
Docente-investigadora en filosofía en la Universidad de
ALEMÁN, SELBST
Lille III (Francia)
Léon, Jacqueline LEGGIADRIA
Encargada de investigación en el Centro Nacional de
Marinas, José Miguel
Investigación Científica (“Historia de las teorías
Profesor de filosofía política y sociología en la
lingüísticas”), Universidad de París VII-Denis Diderot
Universidad Complutense de Madrid (España)
(Francia)
ACEDIA, SPLEEN, SUJET (recuadro 7)
PALABRA
Mateos-Díaz, Marcos
Libera, Alain de
Ensayista
Profesor de historia de la filosofía medieval en la
VERGÜENZA
Universidad de Ginebra (Suiza) y en Le Collège de
France (Francia) McCumber, John
ABSTRACCIÓN, ANALOGÍA, CONNOTACIÓN, DICTUM, Profesor de lenguas germánicas en la Universidad de
IMPLICACIÓN, INTELLECTUS, INTENCIÓN, MERKMAL, California en Los Ángeles (EUA)
PARÓNIMO, PREDICABLE, PREDICACIÓN, PROPOSICIÓN, TRABAJO (recuadro 1)
SENTIDO, SENSUS COMMUNIS, SIGNO, SUJET, McLaughlin, Kevin
SUPOSICIÓN, SINCATEGOREMA, TÉRMINO, TROPE, Decano de la Facultad y profesor de Oratoria y Letras
TRUTH-MAKER, UNIVERSALES, VERDAD, YO (recuadro 4) en la Brown University, Providence, EUA
lichtenstein, Jacqueline MEMORIA (recuadro 2)
Docente-investigadora en filosofía en la Universidad de Meirinho, Vitor
París IV-Sorbona (Francia) Profesor de lengua castellana y literatura en el sistema
ACTOR, CATARSIS, COMPARACIÓN (recuadro 2), de educación secundaria de la comunidad de Madrid
DISEGNO, MÍMESIS, SUBLIME (recuadro1) (España)
Macedo, Gustavo ESPAÑOL
Doctor en filosofía por la Universidad de Halle- Mellet, Sylvie
Wittenberg (Alemania) Directora de investigación en el Centro Nacional de
BEGRIFF (recuadro 2) Investigación Científica (“Bases, corpus y lenguaje”)
Magnavacca, Silvia (Francia)
Profesora titular de Historia de la Filosofía Medieval en ASPECTO
la Universidad de Buenos Aires e investigadora principal Michel, Christian
del Conicet (Argentina) Profesor de historia del arte en la Universidad de
TRADUCIR (recuadro 2) Lausana (Suiza)
MANERA
XXII | AUTORES

Mignot, Claude Pons, Alain


Profesor de historia del arte en la Universidad de París Docente-investigador honorario en filosofía en la
IV-Sorbona (Francia) Universidad de París X-Nanterre (Francia)
BARROCO, CLÁSICO CIVILTÀ, CORSO, DICHTUNG (recuadro 1), GENIO,
Moatti, Claudia INGENIUM, MUTAZIONE, SPREZZATURA, STATO
Profesora de práctica del derecho en la Universidad Pradelle, Dominique
de California del Sur en Los Ángeles (Estados Unidos) Docente-investigador en filosofía en la Universidad de
PUEBLO París IV-Sorbona (Francia)
Mondzain, Marie-José GEGENSTAND, SACHVERHALT
Directora de investigación en el Centro Nacional de Prost, François
Investigación Científica (“Grupo de sociología política Docente-investigador en latín en la Universidad de
y moral”) París IV-Sorbona (Francia)
OIKONOMÍA MENSCHHEIT (recuadro 1), MORAL
Montefiore, Alan Proust, Joëlle
Socio emérito de la Escuela Balliol, Oxford; presidente Directora de investigación en el Instituto Jean-Nicod del
del Foro para Filosofía Europea en la Escuela de Centro Nacional de Investigación Científica (Centro
Economía de Londres Nacional de Investigación Científica /Escuela de Altos
STAND (TO) Estudios en Ciencias Sociales/Escuela Normal Superior)
Nef, Frédéric (Francia)
Director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en AFFORDANCE, ALMA (recuadros 2 y 5),
Ciencias Sociales (Francia) EPISTEMOLOGÍA (recuadro 2), QUALE, VOLUNTAD
IMPLICACIÓN, PROPIEDAD, SEMIÓTICA, SIGNO, (recuadro 1)
SINCATEGOREMA (recuadro 1) Prunes, María Natalia
Nivat, Georges Docente-investigadora en Historia de la Lengua
Profesor emérito en la Universidad de Ginebra; Española en la Universidad de Buenos Aires
presidente de los encuentros internacionales de Ginebra (Argentina)
(Suiza) PANHISPANISMO
SOBÓRNOST’ Pucci, Pietro
Omelyantchik, Valentin Profesor de lenguas y literaturas clásicas en la
Director de investigación en el Instituto de Filosofía de Universidad de Cornell en Nueva York (EUA)
la Academia Nacional de Ciencias (Ucrania) KER, METIS
RUSO Quesne, Philippe
Osmo, Pierre Profesor de filosofía en la Escuela Normal Superior
Docente-investigador honorario en filosofía en la (Francia)
Universidad de París X-Nanterre (Francia) TATSACHE (recuadro 1)
WILLKUR Rabinovitch, Solal
Panaccio, Claude Psiquiatra y psicoanalista, miembro de la Escuela de
Profesor de filosofía en la Universidad de Quebec en Psicoanálisis Sigmund Freud (Francia)
Montreal; cátedra de investigación de Canadá en Teoría ENTSTELLUNG
del Conocimiento (Canadá) Rauzy, Jean-Baptiste
CONCEPTUS Docente-investigador en filosofía en la Universidad de
Paul, André París IV-Sorbona (Francia)
Historiador especialista en Estudios Bíblicos (Francia) TÉRMINO (recuadro 1)
TRADUCIR Raynaud, Philippe
Pigeaud, Jackie Profesor de ciencia política en la Universidad de París
Profesora emérita en la Universidad de Nantes; miembro II-Panteón Assas y en la Escuela de Altos Estudios en
senior del Instituto Universitario de Francia Ciencias Sociales (Francia)
LOCURA CIVIL RIGHTS, ELEUTHERÍA (recuadro 1), ESTADO DE
DERECHO, JUDICIAL REVIEW, LAW, LIBERAL,
MULTICULTURALISM, POLÍTICA, SOCIEDAD CIVIL,
STATE, THEMIS (recuadro 3), WHIG
AUTORES | XXIII

Reinhard, Kenneth Sesé, Bernard


Profesor asociado de literatura comparada Profesor emérito de Literatura Hispánica en la
en la Universidad de California, Los Ángeles Universidad de París X-Nanterre; miembro
(Estados Unidos) correspondiente de la Real Academia Española
PRÓJIMO (España); exdirector del Centro de Investigaciones
Rijskbaron, Albert Ibéricas e Iberoamericanas (Francia)
Profesor de lingüística griega en la Universidad de DUENDE, TALENTO
Ámsterdam (Países Bajos) Sfez, Gérard
ASPECTO, TO TÍ EN EINAI Profesor de filosofía en el Liceo La Bruyère de Versalles
Riout, Denys (Francia)
Profesor de historia del arte en la Universidad de París KER (recuadro 3)
I-Panteón Sorbona (Francia) Sierra Rubio, Miguel Ángel
FAKTURA, HAPPENING, IN SITU, KITSCH, WORK IN Psicoanalista y miembro asociado del Laboratorio
PROGRESS “Recherches en psychopathologie, nouveaux symptômes
Roesch, Sophie et lien social”, Universidad de Rennes 2 (Francia)
Docente-investigadora en latín en la Universidad ALMA (recuadro 7)
François Rabelais, Tours (Francia) Sigov, Kostiantín
LOGOS Director del Centro Europeo de Investigación en las
Romano, Claude Humanidades de la Universidad de Kiev-Mohyla
Docente-investigador de filosofía en la Universidad de (Ucrania)
París IV-Sorbona (Francia) PRAVDA
ELEUTHERÍA, VOLUNTAD Sinapi, Michèle
Rosier-Catach, Irène Filósofa
Directora de investigación en el Centro Nacional de VERDAD
Investigación Científica (“Historia de las ideas Simon, Gérard
lingüísticas”, Universidad de París VII-Denis Diderot); Profesor emérito de filosofía en la Universidad de Lille
encargada de conferencias en la Escuela Práctica de III; Centro Nacional de Investigación Científica
Altos Estudios (Francia) (“Saberes y textos”) (Francia)
ACTO DE HABLA, CONNOTACIÓN, DICTUM, ÉIDOLON, EPISTEMOLOGÍA (recuadro 3), SENTIDO
HOMÓNIMO, IMPLICACIÓN, ITALIANO (recuadro 2), (recuadro 1)
LENGUA, PALABRA, PREDICABLE (recuadro 1),
Sissa, Giulia
PREDICACIÓN (recuadro 4), PROPOSICIÓN,
Encargada de investigación en el Centro Nacional de
SENTIDO,SIGNO, SIGNIFICANTE, SUPOSICIÓN (recuadro
Investigación Científica (“Laboratorio de antropología
1), SINCATEGOREMA, TRADUCIR, VERDAD social”); profesora (clásicos y ciencia política) en la
Saint-Girons, Baldine Universidad de California en Los Ángeles (EUA)
Docente-investigadora en filosofía en la Universidad de PATHOS
París X-Nanterre (Francia)
Skura, Susana
PLACER, SUBLIME
Docente-investigadora en las carreras de Letras y
Santoro, Fernando Antropología de la Universidad de Buenos Aires y
Profesor de filosofía en la Universidad Federal de Río de coordinadora del área de investigaciones en Artes del
Janeiro; investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Espectáculo y Judeidad (Argentina)
Científico y Tecnológico (Brasil) DIOS (recuadro 1)
FICAR, HÁ, INTRADUCCIÓN, PORTUGUÉS, SAUDADE
Spinosa, Giacinta
Scarantino, Luca M. Profesora de historia de la filosofía moderna en la
Secretario general adjunto del Consejo Internacional de Universidad de Cassino (Italia)
Filosofía y Ciencias Humanas (UNESCO) (Francia) SENTIDO
GEISTESSWISSENSCHAFTEN (recuadros 1 y 2)
Spivak, Gayatri Chakravorty
Profesora de inglés y literatura comparada en la
Universidad de Columbia (EUA)
WELT (recuadro 4)
XXIV | AUTORES

Tamari, Assaf Vérin, Hélène


Investigador en el Departamento Goldstein-Goren de Encargada de investigación en el Centro Nacional de
Pensamiento Judío de la Universidad Ben Gurión en Investigación Científica (Centro Alexandre Koyré,
Neguev (Israel) MNHN – Centro Nacional de la Investigación Científica)
EREV RAV (Francia)
Thamer, Elisabete ENTREPRENEUR
Psicoanalista y académica independiente (Francia) Vernik, Esteban
ANGUSTIA (recuadro 1), CATARSIS, Profesor Asociado en la materia Sociología sistemática y
SIGNO (recuadro 6) Profesor titular de la materia de teoría sociológica
Thomas-Fogiel, Isabelle “Georg Simmel” y del seminario “La idea de nación” en
Profesora de filosofía en la Universidad de Ottawa la Universidad de Buenos Aires (Argentina)
(Canadá) BERUF (recuadro 1)
TATSACHE Voguë, Sarah de
Thouard, Denis Docente-investigadora en ciencias del lenguaje en la
Encargado de investigación en el Centro Nacional de Universidad de París X-Nanterre; miembro del Centro
Investigación Científica (“Saberes y textos”, Universidad Nacional de Investigación Científica (“Laboratorio de
de Lille III) (Francia) lingüística formal”, Universidad de París VII-Denis
ENTENDEMENT, GEMÜT, LOGOS (recuadro 8) Diderot) (Francia)
ASPECTO
Tursi, Antonio
Docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Von der Walde, Erna
Universidad Nacional de San Martín e investigador y Investigadora especializada en cultura colombiana;
codirector en proyectos de UBACYT y CONICET, con doctora en Literatura, Universidad de Essex (Gran
especialidad en lengua y pensamiento latinos romano, Bretaña)
medieval y renacentista (Argentina) MÍMESIS (recuadro 10)
TRUTH-MAKER (recuadro 2) Wallerstein, Immanuel
Tzevelekou, Maria Investigador senior en el Departamento de Sociología en
Directora de investigación en el Instituto para el la Universidad de Yale (EUA)
Procesamiento del Lenguaje y del Habla (Grecia) MOMENTO (recuadro 1)
ASPECTO Werner, Michael
Valls, Álvaro M. Director de investigación en el Centro Nacional de
Traductor de Kierkegaard, Porto Alegre (Brasil) Investigación Científica (Centro de Investigaciones
PLUDSELIGHED (recuadro 1) Interdisciplinarias sobre Alemania); director de estudios
en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales
Vasiliu, Anca
(Francia)
Encargada de investigación en el Centro Nacional de
HISTORIA
Investigación Científica (“Centro de historia de las
ciencias y filosofías árabes y medievales”) (Francia) Wolff, Francis
DIAPHANE, DOR Profesor de filosofía en la Escuela Normal Superior Ulm
(Francia)
Vasilchenko, Andri
POLIS
Investigador en el Instituto de Filosofía de la Academia
Nacional de Ciencias; profesor de filosofía en la Young, Robert J.C.
Universidad de Kiev-Mohyla; profesor de filosofía en la Profesor de inglés y literatura comparada en la
Universidad de Kiev-Mohyla (Ucrania) Universidad de Nueva York (Estados Unidos)
DRUGÓI, ÍSTINA, NAROD, POSTÚPOK, SÁMOST’, STATO (recuadro 1)
STRADÁNIIE, SVIET, SVOBODA
Traductores

Agoff, Irene: ARGUTEZZA, ATTUALITÀ, DE SUYO, Basualdo, Carina: CONTINUITET, ESTILO, PASIÓN,
DICHTUNG, DOXA, LEGGIADRIA, LEIB, MACHT, RUSO PATRIA, PAZ, PERDONAR, PODER, POLIS, POLÍTICA, QUALE,
RAZÓN, RUSO, SABIDURÍA, SACHVERHALT, SÁMOST’,
Anaya, Josefina: ABSTRACCIÓN, ABSURDO, ACEDIA, SAUDADE, SCHIKSAL, SEXO, SIGNIFICANTE, SOFISMA,
ACTO, ACTOR, AGENCY, ALEMÁN, ALIANZA, ANALOGÍA, STRADÁNIIE, TALENTO, VERGÜENZA
ANIMAL, ANSCHAULICHKEIT, APROPIACIÓN, ATTUALITÀ,
AUFHEBEN, AUTORIDAD, BARROCO, BEGRIFF, BEHAVIOUR, Botton-Burlá, Flora: EREV RAV, ŠARī’A
BELIEF, BELLEZA, BERUF, BIEN-MAL, BIENESTAR, BILD,
BILDUNG, BOGOCHELOVIÉCHESTVO, BRIT, CARE, CARNE, Cámpora, Magdalena: ERZÄHLEN, FRANCÉS, MANERA
CATARSIS, CATEGORÍA, CERTITUD, CIVIL RIGHTS,
CIVILIDAD, CIVILTÀ, CLAIM, CLÁSICO, COMBINATORIA Y Consigli, Estela: INTENCIÓN, PRINCIPIO, REALIDAD
CONCEPTUALIZACIÓN, COMMON SENSE, COMPARACIÓN,
COMUNIDAD, CONCEPTO, CONCEPTUS, CONCETTO, De Grande, Marcela: CHANCE, FEELING, FICAR, FUERZA,
CONCIENCIA, CONNOTACIÓN, CONSENSO, CONTENIDO GOÛT, INGENIUM, ITALIANO, LENGUAS Y TRADICIONES,
PROPOSICIONAL, CONTINUIDAD, CONTINUITET, CORAZÓN, PRESENTE
CORSO, COSA, CULTURA, CHANCE, DEBER, DERECHO,
DESCRIPTION, DICTUM, DICHTUNG, DISPOSICIÓN, Delgado, Ana Claudia: ACTO DE HABLA, AIÓN, ALMA,
DOMINACIÓN, DRUGÓI, ELLO, ENTREPRENEUR, EPOKHÉ, ASPECTO, CHISTE, HAY, IDEA, IDENTIDAD, IMAGEN,
ESTADO, ESTADO DE COSAS, ESTADO DE DERECHO, IMAGINACIÓN, IMITACIÓN, IMPLICACIÓN, IN SITU,
EXPERIMENT, FACTURA, FAIR, FAKTURA, FALSO, FANCY, FE, INCONSCIENTE, INGENIUM, INMÓVIL, INSTANTE,
FEELING, FELICIDAD, FICAR, FICCIÓN, FORMA, FRANCÉS, INSTINTO, INTELECTO, INTELLECTUS, INTENCIÓN,
FUERZA, GEFÜHL, GEGENSTAND, INTUICIÓN, ÍSTINA, ITALIANO, JETZTZEIT, JUDITIAL
GEISTESWISSENSCHAFTEN, GEMÜT, GENDER, GENIO, REVIEW, JUSTICIA, KER, KITSCH, LAW, LEGGIADRIA, LEIB,
GESCHICHTLICH, GESCHLECHT, GLAUBE, GLÜCK, LENGUA, LENGUAS Y TRADICIONES, LEV, LEX, LEY,
GOBIERNO, GOGO, GOÛT, GRIEGO, GUT, HÁ, HAPPENING, LIBERAL, LIBERAL, LIBERTAD, LOGOS, LUGAR, LUGAR
HECHO, HEIMAT, HERRSCHAFT, HISTORIA, HISTORIA COMÚN, LUZ, MACHT, MALESTAR, MANERA, MARCA,
UNIVERSAL, HOMÓNIMO, HUMANIDAD, INGLÉS, LOCURA, MATTER OF FACT, MELANCOLÍA, MEMORIA, MENTIRA,
OTRO, PRINCIPIO, PROPIEDAD, PROPOSICIÓN MERKMAL, METIS, MÍMESIS, MIR, MITMENSCH, MOMENTE,
MOMENTO, MORAL, MORAL SENSE, MUNDO, MUTAZIONE,
Andrade Heymann, Elsa: ACONTECIMIENTO, AMAR, NAROD, NATURALEZA, NEUZEIT, NONSENSE, OBJETO,
ANALOGÍA, ANGUSTIA, APARIENCIA, ARGUTEZZA, ARTE, OBLIGACIÓN, OBRA, OIKÉIOSIS, OIKONOMÍA, OLÁM,
DASEIN, DE SUYO, DECEPCIÓN, DEFORMACIÓN, DEMONIO, OMNITUDO, PALABRA, YO
DENEGACIÓN, DESENGAÑO, DESEO, DESTINO, DIABLO,
DIALÉCTICA, DIAPHANÉS, DIBUJO, DINÁMICA, DIOS, Díaz, Hernán: ABSTRACCIÓN, ALEMÁN, ANALOGÍA, CIVIL
DISCURSO, DISEGNO, DOR, DOXA, DUENDE, ÉIDOLON, RIGHTS, CONCIENCIA, CONNOTACIÓN, DICTUM, DOR,
ELEUTHERÍA, ENTENDEMENT, ENTSTELLUNG, ENUNCIADO, EPISTEMOLOGÍA, ES, ES GIBT, ESTADO DE DERECHO,
EPISTEMOLOGÍA, EREIGNIS, ERLEBEN, ERZÄHLEN, ES, ES GESCHICHTLICH, HISTORIA, HISTORIA UNIVERSAL,
GIBT, ESENCIA, ESTÉTICA, ESTI, ETERNIDAD, ESTI, HOMÓNIMO, IMPLICACIÓN, IN SITU, INGLÉS, LENGUA,
EVIGHED, FENÓMENO, PATHOS, PERFECTIBILIDAD, LIBERAL, LOGOS, MEMORIA, MERKMAL, MÍMESIS, OBJETO,
PERFORMANCE, PERSONA, PHANTASÍA, PHRONESIS, PIETAS OIKÉIOSIS, OIKONOMÍA, ORDEN DE LAS PALABRAS,
PLACER, PLASTICIDAD, PRAXIS, PRESENTE, PRUDENTIAL, PALABRA, PARÓNIMO, PUEBLO, PHANTASÍA, PHRÓNESIS,
PUEBLO, PULSIÓN, SER PIETAS, POLIS, PRAXIS, PREDICABLE, PREDICACIÓN,
PROPOSICIÓN, SECULARIZACIÓN, SEMIÓTICA, SENTIDO,
XXVI | TRADUCTORES

SIGNO, SIGNIFICANTE, SINCATEGOREMA, SUBLIME, Prunes, Marie-Gisèle: AFFORDANCE, BILD,


TÉRMINO, TROPE, VERNEINUNG, VIRTÙ, YO COMPARACIÓN, CONTINUITET, DIAPHANÉS, DIOS,
DISEGNO, GRIEGO, GUT, HÁ, HAPPENING, HERRSCHAFT,
Dimópulos, Mariana: SEIN KITSCH, OLÁM, PATHOS, REFERENCIA, SEIN, SELBST,
SENSUS COMMUNIS, SOLLEN, SORGE, SPECIES,
Francés, Tamara: AFFORDANCE SPRECHGESANG, SPREZZATURA, STRENGTH, TALAṭṭUF, TO
TÍ EN EINAI, TORÁ, TRUTH-MAKER, UNIVERSALES, ÚTIL,
Garibaldi, Nicolás: ANIMAL, ARTE, BEGRIFF, BERUF, UTILITY, VOCACIÓN, VOZ, WELT, WERT, WHIG, WUNSCH
BOGOCHELOVIÉCHESTVO, BRIT, CLÁSICO, DESCRIPTION,
DESENGAÑO, ENTREPRENEUR, ENTSTELLUNG, ESTÉTICA, Prunes, María Natalia: PORTUGUÉS, SELBST, SENSUS
EVIGHED, GEFÜHL, GEGENSTAND, COMMUNIS, SOLLEN, SORGE, SPECIES, SPRECHGESANG,
GEISTESWISSENSCHAFTEN, GEMÜT, KER, MENSCHHEIT, SPREZZATURA, SUFRIMIENTO, TO TÍ EN EINAI,
METIS, MIR, NAROD, PLASTICIDAD, PLUDSELIGHED, UNIVERSALES, UTILITY
POESÍA, PRAVDA, PRUDENTIAL, QUALE, QUIDIDAD,
RELIGIO, RELIGIÓN, REPRESENTACIÓN, RES, RIGHT, Rabinovich, Silvana: TORÁ
ROMÁNTICO, SEHNSUCHT, SENTIDO COMÚN,
SINCATEGOREMA, SVIET, SOBÓRNOST’, SPLEEN, Santoro, Cristina: ACEDIA, ACTO DE HABLA, ACTOR,
SUPOSICIÓN, SVOBODA, TABLEAU, TÉRMINO, VERDAD, AGENCY, ALIANZA, ALMA, COMMON SENSE, CONCEPTUS,
VOLUNTAD, WELFARE, WORK IN PROGRESS DASEIN, GLAUBE, GOGO, LEX, MITMENSCH, PORTUGUÉS,
SAUDADE, SOCIEDAD CIVIL, STILL, TATSACHE, VERGÜENZA
Gianni, Marcela: DUENDE, EPOKHÉ, EREIGNIS, GLÜCK,
JETZTZEIT, JUDITIAL REVIEW, NEUZEIT, NONSENSE, Savignano, Alan Patricio: BELIEF, BILDUNG,
OMNITUDO, PEOPLE, REPRESENTACIÓN, RES, STAND (TO), COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN, CONCETTO,
SCHIKSAL, STANDARD, TALENTO, VORHANDEN DASEIN, ERLEBEN, ERSCHEINUNG, ESTADO, GESCHLECHT,
LAW, LOCURA, MATTER OF FACT, MELANCOLÍA,
González Roux, Maya: ESENCIA MOMENTE, MOMENTO, OBJETO, PERCEPCIÓN,
PERFECTIBILIDAD, PULSIÓN, ROMÁNTICO, SACHVERHALT,
González, William: MENSCHHEIT, MULTICULTURALISM SÁMOST’, SPLEEN, STATO, SUJET, VOLUNTAD, WILLKÜR

Herzovich, Guido: BARROCO, BELLEZA, CATARSIS, Schmukler, Enrique: STATO, SUPOSICIÓN, WERT, WHIG,
ESTRUCTURA, EXPERIMENT, LUGAR COMÚN WILLKÜR, WORK IN PROGRESS, WUNSCH

La Valle, Natalia: PREOCUPACIÓN, SECULARIZACIÓN, Sverdloff, Mariano: MUTAZIONE, PLACER


SEMIÓTICA, SENTIDO, SIGNO, SOCIEDAD, STATO, WERT,
WHIG, WILLKÜR, WORK IN PROGRESS Waksman, Vera: ESTRUCTURA, SENTIR, SERENIDAD,
SILENCIOSO, SOCIEDAD CIVIL, STAND (TO), STANDARD,
Lerman, Julieta: ALMA, ANGUSTIA, ARTE, BEHAVIOUR, STATE, STILL, STIMMUNG, STRENGTH, SUBLIME, WELT,
BERUF, CARE, CIVILTÀ, DEBER, FEELING, GLÜCK, WELTANSCHAUUNG
INCONSCIENTE, INGENIUM, INTELECTO, INTELLECTUS,
LEGGIADRIA, MORAL SENSE, NATURALEZA, RES, SVIET Walker, Carlos: AUFHEBEN, MORAL, PROPIEDAD

Marquet, Antonio: VALOR, VERBO, VERDAD, Weler, Agostina: ACTO DE HABLA, AMAR, ARTIMAÑA,
VERGÜENZA, VERIFICADOR, VERNEINUNG, VIDA, VIRTÙ, CLAIM, CORSO, DRUGÓI, ELEUTHERÍA, ENTENDEMENT,
VIRTUD, VORHANDEN FAIR, FAKTURA, FANCY, HEIMAT, JETZTZEIT, LEV,
MULTICULTURALISM, PERDONAR, POLÍTICA, POSTÚPOK,
Ojea, Lucila: ATTUALITÀ, GENDER, ORDEN DE LAS PRAVDA, PRESENTE, PRINCIPIO, REALIDAD, REGLA, RELATO,
PALABRAS, PARÓNIMO, PEOPLE, PERCEPCIÓN, RELIGIO, RIGHT, SEHNSUCHT, SINCATEGOREMA,
PLUDSELIGHED, PORTUGUÉS, POSTÚPOK, PREDICABLE, SOBÓRNOST’, STRADÁNIIE, TABLEAU, TALAṭṭUF, THEMIS,
PREDICACIÓN, SEXO, TATSACHE, TROPE, TRUTH-MAKER TODO, TRABAJO, TRADUCIR, SUJET, TATSACHE, WELFARE

Percia, Violeta: AIÓN, DAIMON, ÉIDOLON, ESTI, GENIO, Wermus, Florencia: ANSCHAULICHKEIT, DIABLO, ÍSTINA,
LUZ, TRADUCIR STIMMUNG, SVOBODA, WELTANSCHAUUNG
TRADUCTORES | XXVII

Traductores DRUGÓI, ÍSTINA, MIR, POSTÚPOK, PRAVDA, RUSO,


de la edición en inglés SOBÓRNOST’, SVOBODA
Santana Goitia, Eugenia: ANIMAL (recuadro 1),
GENDER (recuadro 1), MEMORIA (recuadro 2), Granja de Castro, Dulce: SUBLIME
MOMENTO (recuadro 1), PRÓJIMO, SECURITAS, STATO
(recuadro 1) Kripper, Agustín: AFFORDANCE, ANGUSTIA (recuadro
1), ENTSTELLUNG, ES, MITMENSCH, PULSIÓN
de la edición en portugués
Leyva, Gustavo: SIGNO
De Grande, Marcela: INTRADUCCIÓN
Leyva, Paulo: ESTÉTICA
Trasliteradores
Árabe: Iria Santás Ludueña, Ezequiel: ARGUTEZZA, DASEIN (recuadro 1),
Griego: Hernán Martignone INTELECTO, INTELLECTUS, MERKMAL, NATURALEZA,
Hebreo: Susana Skura PREDICACIÓN, PRESENTE, REALIDAD, RES, SPECIES,
Ruso: Alejandro Ariel González SUPOSICIÓN, TROPE, TRUTH-MAKER
Sánscrito: Natalia Gaitán y Ariana Frantzem
Macedo Rodríguez, Gustavo: BEGRIFF
Lectores especialistas
Buis, Emiliano: THEMIS Martignone, Hernán: AIÓN, GRIEGO, KER

Massó, Jordi: CLÁSICO, SEMIÓTICA


Cámpora, Magdalena: CLÁSICO, ERZÄHLEN, FRANCÉS,
MANERA O’Reilly, Francisco: CONCEPTUS, DIOS, ELEUTHERÍA,
ESENCIA, SENSUS COMMUNIS
Castel, María: ARTE (recuadro 2), BELLEZA, CONCETTO,
KITSCH, DISEGNO, GLÜCK, GOÛT, ITALIANO, VIRTÙ, WORK Ojea, Lucila: VORHANDEN
IN PROGRESS
Ornelas, Amorhak: PUEBLO
Coirini, Damián: VORHANDEN
Pulley, Romina: BEHAVIOUR, EXPERIMENT, FEELING,
Crelier, Andrés: ARTE (recuadros 1 y 2), ATTUALITÀ, , STRENGTH
BEGRIFF, BELIEF, BELLEZA, BILD, BILDUNG, CARE, CLAIM,
CONCIENCIA, DASEIN, ENTENDEMENT, EPISTEMOLOGÍA, Rodríguez Maciel, Cristina: EPOKHÉ, PLASTICIDAD
ERSCHEINUNG, ESTADO DE DERECHO, GEFÜHL,
Romero Contreras, Arturo: OBJETO
GEGENSTAND, GEMÜT, GESCHICHTLICH, GLAUBE, GOÛT,
HERRSCHAFT, HISTORIA, LEIB, MERKMAL, NATURALEZA, Salzman, Tabea: BILDUNG
OBJETO, PERCEPCIÓN, PRAXIS, PRESENTE,
REPRESENTACIÓN, SELBST, SOLLEN, SORGE, SUBLIME, Santa Cruz, María Isabel: ANALOGÍA, ARTE, KER
SUJET, TATSACHE, WERT, WILLKÜR (recuadro 2), PATHOS, PHRÓNESIS, SPECIES, TO TÍ EN
EINAI
Dávilo, Beatriz: AGENCY, CIVIL RIGHTS, CLAIM
Sierra Rubio, Miguel: ACEDIA, ALMA, AMAR,
Dimópulos, Mariana: SEIN BEHAVIOUR, DICTUM, ESTI, ESTRUCTURA, GEGENSTAND,
LEX, LOCURA, MELANCOLÍA, REPRESENTACIÓN,
Dip, Patricia C.: CONTINUITET, EVIGHED, PLUDSELIGHED SIGNIFICANTE, SPLEEN, UNIVERSALES, UTILITY, WUNSCH

Elkin, Susana: GENDER Skura, Susana: BILD, DAIMON, DIOS, EREV RAV,
LENGUAS Y TRADICIONES, LUZ, OLÁM, PRÓJIMO
Escudero, Lucrecia: LENGUA, SEMIÓTICA, SIGNO
Spangenberg, Pilar: LOGOS, METIS, MÍMESIS
Farrell, Santiago: HÁ, MORAL
Sverdloff, Mariano: MUTAZZIONE, PLACER
Goldberg, Andrés: MACHT
Valls, Álvaro M.: EVIGHED, PLUDSELIGHED
Gómez Camarena, Carlos: ANIMAL, HEIMAT
Vernik, Esteban: BERUF
González, Alejandro Ariel: BOGOCHELOVIÉCHESTVO,
Villavicencio, Susana: MULTICULTURALISM, PUEBLO,
RIGHT, WELFARE
Presentación
Barbara Cassin

Para Étienne, sin el cual… una lengua; actualiza las redes en las que se inserta
y busca comprender cómo funciona una red en una

U
no de los problemas más urgentes que plan- lengua poniéndola en relación con las redes de otras
tea Europa y la filosofía actual es el de las lenguas.
lenguas. Podemos contemplar dos tipos de No hemos trabajado todas las palabras, ni todas
solución: elegir una lengua dominante en la que se las lenguas en relación con una palabra, ni mucho
harán los intercambios a partir de ahora —un an- menos todas las filosofías. Hemos tomado como ob-
gloamericano mundializado; o bien apostar por man- jeto los síntomas de diferencia, los “intraducibles”,
tener la pluralidad, poniendo de manifiesto, en to- entre un cierto número de lenguas europeas de hoy,
da ocasión, el sentido y el interés de las diferencias, regresando a las lenguas antiguas (griego, latín), pa-
única forma de facilitar realmente la comunicación sando por el hebreo, por el árabe, cada vez que fue
entre las lenguas y las culturas. El Vocabulario de las necesario para la inteligibilidad de estas diferencias.
filosofías occidentales. Diccionario de los intraducibles Hablar de “términos intraducibles” no implica en
se inscribe en la segunda perspectiva. Pero apunta absoluto que los términos en cuestión o las expre-
más hacia el futuro que hacia el pasado: no está vincu- siones, los giros sintácticos y gramaticales no sean
lado a una Europa retrospectiva y cosificada —¿cuál, traducidos o no puedan serlo; lo intraducible es
por cierto?—, definida por un cúmulo de herencias más bien eso que no deja de (no) traducirse.1 Esto
yuxtapuestas que reforzaría los particularismos, si- indica, empero, que su traducción a una lengua u
no a una Europa en marcha, en actividad, energeia otra es problemática, al grado de suscitar en ocasio-
más que ergon, que trabaja las distancias, las tensio- nes un neologismo o la imposición de un nuevo sen-
nes, las transferencias, las apropiaciones, los con- tido a una vieja palabra: es un indicio de que ni las
trasentidos, para fabricarse mejor. palabras ni las redes conceptuales son superponi-
El punto de partida es una reflexión sobre la difi- bles de una lengua a otra: ¿entendemos por mind lo
cultad de traducir en filosofía. Hemos querido pen- mismo que por Geist, o que esprit?, ¿pravda es justi-
sar la filosofía en lenguas, tratar las filosofías tal co- cia o verdad? y ¿qué ocurre cuando se traduce mí-
mo ellas se dicen a sí mismas y ver qué se modifica mesis por representación en vez de imitación? Cada
de este modo en nuestras maneras de filosofar. Por entrada parte, así, de un núcleo de intraducibilidad
eso no confeccionamos un enésimo Diccionario o y procede a la comparación de redes terminológi-
una enésima Enciclopedia de la filosofía, tratando cas, cuya distorsión hace la historia y la geografía de
conceptos, autores, corrientes y sistemas por sí mis- las lenguas y de las culturas. El Vocabulario de las fi-
mos, sino un Vocabulario de las filosofías occidenta- losofías occidentales es un “diccionario de términos
les, América incluida, que parte de palabras toma- intraducibles” en tanto que explicita, en su campo,
das en la diferencia conmensurable de las lenguas, los principales síntomas de diferencia de las lenguas.
cuando menos de las principales lenguas en las que La selección de las entradas es el resultado de un
se ha escrito la filosofía en Europa —después de Ba- doble trabajo de exploración, diacrónico y sincró-
bel. Desde este punto de vista, el Vocabulaire des nico. La diacronía para reflexionar sobre los pasa-
institutions indo-européennes [Vocabulario de las ins- jes, las transferencias y las bifurcaciones: del griego
tituciones indo-europeas] de Émile Benveniste es la
obra, pluralista y comparatista, que nos sirvió de mo-
delo: para encontrar el sentido de una palabra en 1
Lacan: lo real es eso que no deja de no escribirse. [E.]
XXX | PRESENTACIÓN | BARBARA CASSIN

al latín, del latín antiguo al latín escolástico, luego como toda otra lengua, es una lengua natural, es
humanista, con los momentos de interacción con la decir, una lengua de cultura, magnífica y primera en
tradición judía y la tradición árabe; de una lengua virtud de todas sus idiosincrasias. Sin embargo, pa-
antigua a una vernácula; de una lengua vernácula a ra una cierta tendencia de la “filosofía analítica” (es
otra; de una tradición, de un sistema y de un idioma verdad que en este caso ninguna precaución termi-
filosófico a otros; de un campo del saber y de una nológica será suficiente, ya que el marbete es apli-
lógica disciplinaria a otros. Hallamos así la historia cable, por la vía del linguistic turn, a aquellos mismos
de los conceptos separando los giros, las fracturas y que nos enseñan una nueva manera de interrogar el
los operadores que determinan una “época”. La sin- lenguaje, de Wittgenstein a Austin, Quine o Cavell),
cronía para constituir el estado de las cosas, eva- la filosofía versa únicamente en torno a un univer-
luando la actualidad de los panoramas filosóficos sal lógico, idéntico en todo tiempo y en todo lugar
nacionales; nos topamos con la irreducibilidad de —Aristóteles, mi colega en Oxford. Poco importa
los olvidos y las invenciones: apariciones sin equi- entonces la lengua que cobije al concepto, en todo
valente, intrusos, dobletes, casilleros vacíos, falsos caso el inglés. Esta primera motivación universa-
amigos, contrasentidos, que en una lengua son se- lista se cruza con una segunda. La tradición anglo-
ñal de la cristalización de temas y la especificación de sajona entera se ha empeñado en no usar jergas, en
una operación. Uno se pregunta entonces, frente a rechazar el lenguaje esotérico, en desinflar los glo-
las obras modernas que son a la vez causa y efecto bos de la metafísica: el inglés se presenta, en esta oca-
del estado filosófico de una determinada lengua, por sión en su singularidad de lengua, como la lengua
qué términos que ordinariamente consideramos in- del common sense y de la experiencia común, inclu-
mediatamente equivalentes no tienen ni el mismo yendo en sí la experiencia común de la lengua. El an-
sentido ni el mismo campo de aplicación: aquello de gelismo de lo racional y el militantismo del lenguaje
lo que es capaz de hacer un pensamiento en aque- ordinario se juntan para apuntalar una predominan-
llo de lo que es capaz una lengua. cia del inglés, que en el peor de los casos se traduce
Desde el principio, el marco de nuestro trabajo en la denegación del estatus de filosofía a esta filoso-
fue el espacio europeo. En realidad el Vocabulario fía continental atascada en las contingencias de la
tiene una ambición política: hacer que las lenguas de historia y de las lenguas.
Europa sean tomadas en cuenta, y no solamente des- Ni… ni… Nos desmarcamos también de la otra
de un punto de vista patrimonial, tal como se preser- postura, que lleva del genio de las lenguas, con todos
van las especies amenazadas. En este sentido, hay dos sus clichés, al “nacionalismo ontológico” (en la
posturas de las que nos desmarcamos netamente. expresión de Jean-Pierre Lefebvre). Herder nos la
La primera es la de todo en inglés o “todo a la ma- describe gráficamente en el momento en que hace
nera del inglés”, ese inglés oficial de la comunidad de la traducción, como imitación y trasplante, la
europea y de los coloquios científicos, ciertamente vocación propia de la lengua alemana: “mientras
funcional pero que prácticamente ya no es una len- en Italia la musa conversa cantando, en Francia na-
gua (los “verdaderos” ingleses son los que tienen más rra y razona con afectación, en España posee una
dificultad para entenderla). En palabras de Umber- imaginación caballeresca, en Inglaterra piensa con
to Eco, el inglés se ha impuesto hoy como “lengua agudeza y profundidad, ¿qué es lo que hace en Ale-
internacional auxiliar”; ha pasado a ocupar un sitio mania? Imita. Imitar sería entonces su naturaleza
en la serie cronológica de lenguas vehiculares (griego, […] Para este fin tenemos en nuestro poder un
latín, francés): es al mismo tiempo la lengua univer- medio admirable, nuestra lengua, que para noso-
sal de la tecnocracia cultivada y la lengua del mer- tros puede ser lo que la mano para el imitador de
cado, la necesitamos en las buenas y en las malas. arte” (J.G. Herder, “Lettres sur l’avancement de l’hu-
Sólo que la situación filosófica del inglés como len- manité”, en P. Caussat, D. Adamski y M. Crépon, La
gua única amerita un examen un poco diferente. Esta langue source de la nation, Mardaga, 1996, trad. P.
vez, el inglés se encuentra más en la línea de la carac- Caussat, p. 105). Está representada por una cierta
terística universal que fue el ideal de Leibniz. No es tradición heideggeriana de “La” lengua filosófica, es-
que la lengua inglesa pueda reducirse a un cálculo to es, la lengua más apta para hablar fielmente del
conceptual siguiendo el modelo de las matemáticas: ser, que ocupa un sitio predominante en esta histo-
PRESENTACIÓN | BARBARA CASSIN XXXI

ria, tan continental, de la filosofía de Occidente. Para empezar, multiplicidad de lenguas. Tal como
Martin Heidegger considera que el pensamiento lo recalca Wilhelm von Humboldt, “el lenguaje se
occidental no nació tanto en Grecia como en el manifiesta en la realidad únicamente como multipli-
griego, y que solamente la lengua alemana se eleva cidad” (Über die Verschiedenheiten…, en Gesammelte
al nivel del griego en la jerarquía de las lenguas que Schriften, ed. A. Leitzmann et al., Berlín, Behr, vol.
filosofan, tanto así que “la intraducibilidad deviene, VI, p. 240). Babel es una oportunidad, a condición
en última instancia, el criterio de lo verdadero” de comprender que “la pluralidad de las lenguas está
(Jean-Pierre Lefebvre, “Philosophie et philologie: lejos de reducirse a la pluralidad de designaciones de
les traductions de philosophes allemands”, en Ency- una cosa: son diferentes perspectivas de esta misma
clopædie universalis, Symposium, Les Enjeux, 1, cosa, y cuando la cosa no es el objeto de los senti-
1990, p. 170). “La lengua griega es filosófica, dicho dos externos a menudo estamos ante las mismas co-
de otro modo […] ya filosofaba por sí sola en tan- sas moldeadas por cada uno a su manera” (“Frag-
to que lengua y en tanto que configuración de len- ment de monographie sur le Basques” [1822], en P.
gua. Y lo mismo puede decirse de toda lengua au- Caussat, La langue source de la nation, op. cit., p. 433).
téntica, naturalmente en grados diversos. Tal grado Las perspectivas son constitutivas de la cosa, cada
se mide por la profundidad y la pujanza de la exis- lengua es una visión del mundo que atrapa a otro
tencia de un pueblo y de una raza que habla la len- mundo en su trama, que despliega un mundo, y el
gua y que existe en ella. Este carácter de profundi- mundo compartido es menos un punto de partida
dad y de creatividad filosófica de la lengua griega que un principio regulador. Schleiermacher ilumina
no lo volvemos a encontrar más que en nuestra len- perfectamente la tensión que existe entre un con-
gua alemana” (M. Heidegger, De l’essence de la liber- cepto, en su pretensión a la universalidad, y su ex-
té humaine. Introduction à la philosophie [1930], presión lingüística, cuando afirma que en filosofía,
trad. E. Martineau, Gallimard, 1987, pp. 57 ss.). Aun más que en ningún otro campo, “cada lengua contie-
si en cierto sentido esto es “verdad” (vocablos y gi- ne […] un sistema de conceptos que, precisamente
ros del griego y del alemán son puntos de paso porque se tocan, se unen y se complementan en la
obligados en muchos artículos del diccionario), no misma lengua, forman un todo cuyas diferentes par-
es esta verdad la que necesitamos. Nuestro trabajo tes no corresponden a ninguna de las del sistema de
no podría estar más alejado de semejante sacraliza- las otras lenguas, con excepción, y quizá ni siquiera
ción de lo intraducible, basada en la idea de una éstos, de Dios y del Ser, el primer sustantivo y el pri-
inconmensurabilidad absoluta de las lenguas y vin- mer verbo. Pues aun lo absolutamente universal, pe-
culada a la casi santidad de ciertas lenguas. A esto se a encontrarse fuera del dominio de la particula-
se debe que, en lugar de una historia de la filosofía ridad, es esclarecido y matizado por la lengua” (Des
teleológica orientada por el cálculo de ganancias y différents méthodes du traduire, trad. A. Berman,
pérdidas, no hayamos conferido un estatus privile- Seuil, col. Points Bilingues, 1999, pp. 84-85). Lo que
giado a ninguna lengua, muerta ni viva. hay que recalcar es “y quizá ni siquiera éstos”: inclu-
¿Cuál es nuestra postura frente a la del universalis- so Dios y el Ser son esclarecidos y matizados por la
mo lógico indiferente a las lenguas y a la del naciona- lengua; la singularidad lingüística absorbe por en-
lismo ontológico que considera esencial el genio de tero la universalidad de los conceptos.
las lenguas? Si tuviera que caracterizarla, me expresa- La multiplicidad no se da sólo entre las lenguas
ría al modo de Gilles Deleuze y hablaría de “desterri- sino en el interior de cada lengua. Una lengua, tal co-
torialización”. Ésta contrapone la geografía a la histo- mo nosotros la consideramos, no es un hecho de la
ria, la red semántica al concepto aislado. Partimos de naturaleza, un objeto, sino un efecto tomado de la his-
lo múltiple (los plurales lo indican: vocabulario de toria y la cultura, y que no deja de inventarse —una
las filosofías, diccionario de términos intraducibles) y vez más, energeia más que ergon. De suerte que el
ahí permanecimos: abordamos la cuestión de lo in- objeto del diccionario está constituido por las lenguas
traducible sin apuntar a la unidad, tanto si uno se en sus obras, y por las traducciones de estas obras a
ubica en el origen (lengua fuente, palabras fuente, fi- diferentes lenguas, en diferentes épocas. Las redes de
delidad al aporte ontológico) como si se ubica en el palabras y de sentido que intentamos pensar son re-
fin (lengua mesiánica, comunidad racional). des de idiomas filosóficos fechables, establecidos por
XXXII | PRESENTACIÓN | BARBARA CASSIN

autores específicos, en escritos particulares; son re- cer sin ella, menos aún establecerse; la acción inde-
des singulares y puntuales que tienen que ver con la terminada de la fuerza de pensamiento se condensa
destinación (exotérica o esotérica), en el nivel de len- en una palabra a la manera de nubecillas que apare-
gua, el estilo, la relación con la tradición (modelos, re- cen en un cielo límpido.” “Nunca se ha intentado una
ferencias, palimpsestos, rupturas, innovaciones). To- sinonimia así de las principales lenguas —agrega—,
do autor —y el filósofo es un autor— fabrica su aun cuando en muchos escritores encontremos frag-
lengua al mismo tiempo que escribe en una lengua mentos de ella; pero, si fuera abordada con ingenio,
—como dice Schleiermacher sobre la relación entre sería una obra de lo más atractiva” (trad. D. Thouard,
un autor y su lengua: “él es su órgano y ella el suyo” en Sur le caractère national des langues et autres écrits
(“L’herméneutique générale, 1809-1810”, en Her- sur le langage, Seuil, 2000, pp. 33-35). Esta “obra de
méneutique, trad. C. Berner, Cerf/PUL, 1987, p. 75). lo más atractiva” puede muy bien ser nuestro Voca-
Lo intraducible pertenece también al registro del bulario. Espero que sensibilizará a una nueva mane-
caso por caso. ra de filosofar que no piense el concepto sin la pala-
La multiplicidad es, finalmente, la de los sentidos bra, pues no hay concepto sin palabra.
de una palabra en una lengua dada. Como dice Jac- La ambición del Vocabulario es diseñar una car-
ques Lacan en L’étourdi: “Una lengua, entre otras, tografía de las diferencias filosóficas occidentales
no es sino la integral de los equívocos que su histo- capitalizando el saber de los traductores, y de estos
ria ha dejado persistir en ella” (Scilicet, 4, Seuil, traductores que nosotros mismos somos (historia-
1937, p. 4). El Vocabulario nos llevó a investigar el fe- dores, exégetas, críticos, intérpretes) en tanto que fi-
nómeno de la homonimia (la misma palabra, varias lósofos. Es un instrumento de trabajo de un nuevo
definiciones: el can, constelación celeste y animal tipo, indispensable para la comunidad científica am-
que ladra), dentro del cual la homofonía (hecho y pliada que aspira a constituirse, a la vez que en una
echo) no es más que un caso extremo y una carica- guía del Occidente filosófico para los estudiantes, los
tura moderna. Sabemos desde Aristóteles y su aná- docentes, los investigadores, los curiosos de su len-
lisis del verbo “ser” que no es tan fácil distinguir en- gua y de la de los demás. Es también una obra co-
tre homonimia y polisemia: el sentido de una lectiva de cerca de diez años. Puso en movimiento,
palabra, meaning en inglés, el sentido del tacto, sen- en torno a un equipo de responsables científicos
se, el sentido de una corriente de agua, dirección, —Charles Baladier, Étienne Balibar, Marc Buhot de
ahí se ve la huella de la polisemia del latín sensus, Launay, Jean-François Courtine, Marc Crépon, San-
traducción a su vez del griego nous (“don, ingenio, dra Laugier, Alain de Libera, Jacqueline Lichtens-
inteligencia, intención, intuición, etc.”), mucho tein, Philippe Raynaud, Irène Rosier-Catach—, a
más polisémica desde nuestro punto de vista. La va- más de 150 colaboradores, con un campo de com-
riación entre una lengua y otra sensibiliza a estas dis- petencia lingüística y filosófica de lo más variada.
torsiones y a estos flujos semánticos, ya que permi- De cualquier modo, este trabajo verdaderamente
te abordar los equívocos de los que toda lengua es colectivo (prolongado, difícil, frustrante, que hubo
portadora, su significado, su historia, su intersec- que rehacer y proseguir) nos sedujo a todos y cada
ción con los de otras lenguas. uno, nos obligó a revisar nuestros oficios y a consi-
En su introducción al Agamemnón de Esquilo, derar desde otras perspectivas lo que creíamos saber
que considera intraducible, Humboldt sugiere que en filosofía, de la filosofía. Cada uno aportó su tiem-
habría que realizar una obra que estudie la “sinoni- po sin medirlo, su energía, su saber, su capacidad de
mia de las lenguas” y tome en cuenta el hecho de que inventiva para algo que conjuga la aventura con la
cada lengua expresa el concepto con cierta diferen- amistad, y que va más allá de cualquier agradeci-
cia: “Una palabra es en tan poca medida el signo de miento.
un concepto que el concepto no puede siquiera na-
Agradecimientos a esta edición

C
on regocijo acojo el resultado de esta labor te. “Occidental” aparece (y hay que tomarlo de la
de apropiación de la lengua española que, manera menos “occidental” posible, es decir, la me-
desde la publicación de esta obra en francés, nos heideggeriana…) con la intención de indicar la
Jaime Labastida decidió emprender en complici- extensión y por ende los límites de las lenguas con-
dad con Martine Heissat (Seuil). Los filósofos tienen sideradas.
todo el tiempo del mundo, y felizmente algunos El que esta obra sea el fruto de un trabajo realiza-
editores también son filósofos… do esencialmente por mexicanos y argentinos y el
Mis primeros agradecimientos son, pues, para que se publique en México es para mí de la mayor
Jaime Labastida, para María Oscos, para el extraor- importancia: Souleymane Bachir Diagne, uno de los
dinario equipo de Siglo XXI y, naturalmente, para autores de las nuevas entradas para el Dictionary de
todos y cada uno de los traductores-reinventores, Emily Apter, y que ha emprendido una traducción
cuyo fecundo trabajo es considerable. al wolof, lo califica de “primer diccionario poscolo-
En su presentación, Jaime Labastida subraya el nial”. Mi amiga Carina Basualdo, cuya memoria evo-
conjunto de transformaciones propias de esta edi- co aquí con gran emoción, hablaba incluso de un
ción. La primera transformación, no obstante, es diccionario “décolonial”… Cada lengua no es ella
menos visible dado que, con mi plena aquiescencia, misma más que porque es —como decía Jacques
cierra un nudo de armonización con mi propia pre- Derrida— “más que una”, por sí misma y en rela-
sentación: el título. No es ya Vocabulario europeo de ción con las demás, por dentro y por fuera.
las filosofías, sino Vocabulario de las filosofías occi- Quisiera cerrar este reconocimiento con un deseo:
dentales –América incluida. Se inscribe aquí el cam- que todas estas traducciones-reinvenciones —hoy
bio de punto de vista: ¡ya no se contempla a Europa por hoy hay más de una docena realizadas o en cur-
desde Europa! Y tampoco desde la América anglo- so— se comuniquen entre sí en el seno de un mismo
hablante (Dictionary of the Untranslatables, publi- portal numérico colaborativo, donde las diferencias
cado en Princeton) ni desde la lusófona (el primer y los enriquecimientos compartidos sembraran la
volumen de un Dicionário dos Intraduzíveis está en comprensión del significado de “filosofar en len-
la imprenta en Brasil), sino desde la lengua española, guas”.
cargada de toda su historia, inicialmente más litera-
ria que filosófica, y hablada en más de un continen- BARBARA CASSIN, agosto de 2018
Presentación de la edición en español
Jaime Labastida

E
l Vocabulario de las filosofías occidentales. decisivo de la lengua española es que pone en con-
Diccionario de los intraducibles, que el lector tacto a sus hablantes con el universo. Posee rasgos
tiene en sus manos, es el producto de un lar- propios, sin sombra de duda, pero se puede decir que
go y sostenido esfuerzo que se inició hace ya más de carece de centro o, como lo dijera Nicolás de Cusa,
ocho años. Si la versión original francesa fue el fruto es una esfera de radio infinito que tiene su centro en
de un trabajo que se prolongó por más de un dece- cualquier punto y su circunferencia en ninguno. El
nio, la adaptación a la lengua española ha consumido 92% de los hablantes del español vive en América y
un tiempo semejante, a lo largo de tres etapas. La cada día crece más su número absoluto.
primera de ellas fue coordinada por Néstor Brauns- Uno de los rasgos propios del español es el doble-
tein; la segunda la coordinó Carina Basualdo; la ter- te ser y estar, que comparte con el portugués. Ser in-
cera fue coordinada por Natalia Prunes: esta última dica permanencia; estar, en cambio, transitoriedad;
realizó un trabajo ejemplar y llevó hasta sus últimas no es lo mismo “ser enfermo” que “estar enfermo”: ser
consecuencias la tarea que se impuso. Un número enfermo denota el carácter crónico de la enfermedad,
amplio de lingüistas y traductores se encargó de la pero estar enfermo quiere decir que la enfermedad es
misma. De todos ellos damos cuenta en el lugar co- pasajera. Un refrán lo pone en relieve; se dice ni son
rrespondiente. ¿Por qué fue tan largo y tan arduo todos los que están ni están todos los que son: “ni son
este trabajo? Porque no se trató sólo de una tarea de aptos para el cargo de director de orquesta todos los
traducción sino de una labor de adaptación. En este que aparecen en la lista ni están en ella todos los que
sentido, cabe señalar que la versión española recoge deberían aparecer”. Otro doblete es propio del espa-
entradas de otras versiones, posteriores a la france- ñol: los verbos haber y tener. Uno, haber, además de
sa (de la inglesa, la portuguesa, la hebrea y la árabe); indicar propiedad, se usa como auxiliar: “has llegado”,
incluye una gran porción de entradas léxicas nue- “he leído”. Si indica propiedad, se conjuga siempre
vas, recuadros y adaptaciones originales. en forma impersonal: “hubo guerras”, “hay manza-
Cada lengua posee carácter propio. Aun aquellas nas”, “habrá epidemias”.
lenguas que pertenecen a una misma familia lingüís- Por su sola dinámica, los dialectos americanos del
tica y poseen raíces comunes (las lenguas indoeuro- español cobraron rasgos diferenciales a lo largo de los
peas, pongamos por caso), se diferencian en varios tres siglos del dominio peninsular. La morfología y el
de sus frutos. El español tiene rasgos que lo unen al léxico de estos dialectos adquirieron matices que los
mismo tiempo que lo separan de sus lenguas herma- separaron de la metrópolis, fundamentalmente a par-
nas, las lenguas romances. En tanto que organismo tir del siglo XVIII. Las lenguas de los pueblos origi-
vivo, el español ha adquirido caracteres que lo indivi- nales le incorporaron muchas voces. Algunas de estas
dualizan en cada país de la América hispana. Si en su voces permanecen vivas desde aquel primer contac-
inicio, el castellano tuvo como centro natural la pe- to con los pueblos del Caribe: canoa, hamaca, bohío,
nínsula ibérica, hoy es una lengua que se habla en cacique, huracán o maíz; luego, palabras del náhuatl
cuatro continentes y le pertenece a veintitrés nacio- y el quechua fueron adoptadas por las lenguas occi-
nes. Al cruzar el Atlántico, el castellano se volvió una dentales y se han hecho trasnacionales: tomate, agua-
lengua universal: fue la lingua franca en la que se en- cate, cancha, guano… Pero lo que debe destacarse, en
tendieron vascos, catalanes, gallegos y castellanos: el caso de múltiples lenguas amerindias, es que, por
se volvió español, la lingua franca que comunica a los un lado, carezcan del verbo ser; por otro, que denoten
diversos pueblos amerindios entre sí. Un aspecto que todas las cosas del universo poseen vida. Por
PRESENTACIÓN | JAIME LABASTIDA XXXV

consecuencia, le hablan a los seres que en la tradición y sus territorios ultramarinos no conocieron ni la
occidental se consideran inertes, como si fueran otros Modernidad ni la Ilustración. En la mitad del siglo
sujetos. Rigoberta Menchú recuerda que su padre, al XIX, la filosofía se dictaba y se escribía en latín en los
cortar las plantas de maíz, les habla en lengua maya y territorios lingüísticos hispánicos. Empero, el pri-
les pide perdón por el acto de matarlas. En náhuatl, mer texto de filosofía propiamente dicho, escrito en
eclipse de Sol se dice Tonatiuh qualo, literalmente, Sol lengua española, se produjo en la Nueva España, en
(es) comido. En lengua yoreme, que se habla en el nor- 1690, bajo el imperio de los Habsburgo: fue la Libra
te de México, al eclipse de Sol se le dice tä muukila, Astronomica y Philosophica de Carlos de Sigüenza y
literalmente, Sol muerto. En español, la voz eclipse Góngora: pero una golondrina no hizo el verano. La
indica que el Sol “desaparece”; en las lenguas ame- filosofía dominante era la escolástica y se enseñaba
rindias, por el contrario, el Sol es devorado o muere, y escribía en latín. Incluso los iniciadores de la gue-
así sea por sólo unos momentos (su muerte es de rra por la independencia de Nueva España, los sa-
orden mítico, como lo revela Ernst Cassirer en su cerdotes Miguel Hidalgo y José María Morelos, re-
Filosofía de las formas simbólicas, al examinar el pen- dactaron en latín sus tesis Sobre la mejor manera de
samiento mítico de coras y huicholes, según las in- enseñar la filosofía escolástica. Los jesuitas expulsos,
vestigaciones de Konrad Theodor Preuss). aun el más ilustre de todos ellos, Francisco Xavier
Ahora bien, la lengua española, que produjo gran- Clavijero, dictaba sus clases de physica en latín y pre-
des escritores en el Siglo de Oro (poetas, narradores, tendía demostrar, sólo con argumentos lógicos, que
dramaturgos), carece de filósofos de ese mismo ni- la Tierra se hallaba, fija, en el centro del universo, tal
vel. ¿Por qué? ¿A qué se debe ese fenómeno peculiar? como lo decían las Sagradas Escrituras.
El desarrollo del pensamiento en los países de lengua Tal vez por esta razón, José Gaos publicó en el año
española tiene un rasgo propio. Tanto en la penín- de 1941 una Antología del pensamiento en lengua es-
sula ibérica cuanto en los países que hoy forman la pañola. No se atrevió a llamarla filosofía y, en efecto,
América hispana, convivieron dos circuitos lingüís- en ella mezcló pensadores (aquellos que unían pen-
ticos que, al tiempo que se tocaban, se repelían: el samiento y acción, como Simón Bolívar) y filósofos
circuito de los hombres cultos, formado por religio- (José Ortega y Gasset, gran innovador de la filosofía
sos que ocupaban las cátedras universitarias, dispo- en lengua española, acaso uno de los primeros filó-
nían de las imprentas y se expresaban (oralmente y sofos profesionales en nuestra lengua). Se advierte
por escrito) en latín. Por otro lado, el circuito de quie- que pensamiento es palabra menos comprometedo-
nes hablaban y escribían en español: dramaturgos, ra que filosofía. Todos los hombres piensan, pero no
poetas, narradores, cronistas… La ciencia y la filo- todos hacen filosofía. Hay un pensamiento mítico,
sofía se dictaban en latín, en un círculo cerrado; en tal vez propio de los pueblos amerindios no sólo
cambio, la literatura (teatro, poesía, crónica) se es- cuando se dio su fatal encuentro con los europeos;
cribía en español. Lo mismo sucedía en Europa, has- también ahora, en muchos de los pueblos amerin-
ta el Renacimiento y la Edad Moderna. El circuito dios que guardan su lengua y sus costumbres. Tam-
latino, culto, sufrió sus primeras grietas cuando gran- bién hay pensamiento espontáneo; pero la filosofía
des pensadores escribieron en lengua vulgar. El va- exige método y rigor determinados. Pensar, en espa-
lor lingüístico de la Reforma consistió en poner al ñol y en las lenguas romances, viene del verbo lati-
alcance del pueblo la Biblia en alemán: la lectura de no pendo, -is: es necesario sopesar las palabras en la
la Biblia obligó a que, para leerla, hubiera maestros lengua, en el órgano de la fonación, para poder pen-
de lectura hasta en cada aldea. La diferencia entre Ale- sar. Filosofía es palabra intraducible; todas las len-
mania y los países católicos fue total. guas en las que se hace filosofía la llaman con esta
Bacon, Galileo y Descartes enderezaron sus tex- palabra, como si careciera de historia. ¿Qué es, pues,
tos hacia los dos circuitos y escribieron lo mismo en filosofar? ¿Amor a la sabiduría? No, mejor aún, es
latín que en lenguas vulgares. Los filósofos ingleses duda, crítica, insatisfacción con lo que se sabe, crea-
acentuaron más ese propósito y, a partir de Locke, ción, innovación: más bien, es el amor de investi-
escribieron en inglés. España, por el contrario, fue el gar, el amor por lo que todavía no se sabe.
centro de gravedad de la Contrarreforma. El hecho Las primeras cátedras de filosofía, dictadas en es-
no es gratuito, acarrea graves consecuencias. España pañol en las universidades peninsulares y americanas,
XXXVI | PRESENTACIÓN | JAIME LABASTIDA

sólo se desarrollaron en el inicio del siglo XX. En el francesa a las necesidades actuales del español, se-
caso de México, al fundarse la Universidad Nacional rá sin duda un instrumento indispensable para
(1910), se le incorpora la Escuela de Altos Estudios que se desarrolle, con ímpetu, una filosofía audaz
en la que se abren cátedras filosóficas dictadas en es- y moderna en lengua española. Barbara Cassin nos
pañol. Antes, la filosofía positivista se dictaba en el ha entregado una herramienta hermosa, precisa y
nivel preparatorio. Cabe decir, por lo tanto, que la llena de rigor, que persigue el mismo objetivo que
filosofía en lengua española es relativamente recien- el Vocabulaire des institutions indo-européennes, de
te en nuestras tierras. aquel enorme lingüista que respondió al nombre
Este libro fundamental, que adapta la versión de Émile Benveniste.
Modo de empleo

L
a obra, de alrededor de 9 millones de carac- 2) Algunas entradas más generales, una especie de
teres, compara en unas 400 entradas más de metaentradas, examinan el funcionamiento de algu-
4 000 palabras, expresiones, giros, en una na lengua en conjunto a partir de una característica
quincena de lenguas occidentales y americanas (las determinante: por ejemplo, la diferencia ser/estar
principales: hebreo, griego, árabe, latín, alemán, in- en el español filosófico (entrada Español) o la di-
glés, vasco, español, francés, italiano, noruego, por- glosia en ruso (Ruso). Algunas examinan un gran
tugués, ruso, sueco, ucraniano). problema, como el orden de las palabras (Orden de
El diccionario presenta tres tipos de entradas, ti- las palabras) o la forma de hablar del tiempo y
pográficamente diferenciadas. del aspecto (Aspecto), sumergido en las diferentes
lenguas.
1) Algunas entradas parten de una sola palabra en Generalmente las entradas más largas son el fru-
una sola lengua, palabra “intraducible” reveladora to de una colaboración, y los “recuadros” (firmados
de una constelación dada en el tiempo o en el espa- cuando no pertenecen al autor del artículo) consti-
cio, como por ejemplo Leggiadria, que expresa en tuyen luces de reflectores tanto sobre un texto, sus
primer lugar la gracia de las mujeres en el Renaci- traducciones, una terminología, una tradición.
miento italiano y evoca en nosotros la sonrisa de la
Gioconda, o Mir, que designa en ruso la paz, el mun- 3) Por último, las entradas direccionales, no firma-
do y la comunidad rural. das, se incluyen como guía de lectura. Orientan ha-
Otras presentan una o varias redes con la finali- cia las entradas pertinentes en lenguas extranjeras
dad de desprender sus singularidades: por ejemplo, (Mundo y Paz dan acceso al ruso Mir; Malestar
en Política se trata de lo político, de la política, de a las formas singulares de designar el disfunciona-
politics y de policy; Estructura procede a una miento alma-cuerpo y su implicación existencial:
comparación con pattern y Gestalt; y en Sentido se Acedia, Desengaño, Dor, Melancolía, Saudade,
tratan todos los sentidos de sens, desde su madeja Sehnsucht, Sorge). Proponen también una sínte-
latina (el unificador sensus, que traduce el griego sis de las dificultades y de las diferencias (Nada,
nous, literalmente “olfato, intuición”, pero que tam- Tiempo). Cuando se remite a ellas, como correlatos,
bién remite al significado de una palabra o de un dentro de otras entradas o en los índices, se distin-
texto) hasta el embrollo germano-inglés derivado guen con cursivas.
de Sinn, Bedeutung, meaning, sense, complicado
gracias a las traducciones francesas dénotation o Dos tipos de índice complementan este dicciona-
référence. Las palabras en diversas lenguas que fi- rio. Por una parte, un índice clásico de nombres y de
guran por debajo del lema de entrada no pretenden autores citados, y otro de traductores de las obras
ser su traducción, ni buena ni mala: son los equiva- mencionadas.
lentes, las aproximaciones, los análogos que se tra-
tan efectivamente en el artículo.
XXXVIII | MODO DE EMPLEO

Apoyo electrónico

El proyecto ECHO (European Cultural Heritage On- miten implicar de forma razonada la diversidad de
line), iniciado por el Instituto Max Planck de Berlín, Occidente. Se puede consultar un prototipo centra-
aspira a que el “legado cultural europeo” sea accesi- do en el vocabulario de la imagen, realizado bajo la di-
ble en la web y a reducir la brecha existente entre las rección de Laurent Catach, en la siguiente dirección:
humanidades y las tecnologías de punta. El Vocabu- http://robert.bvdep.com/public/vep/accueil.html.
lario constituye uno de los estudios de caso que per-
A
ABSTRACCIÓN, abstractos nónimos de universals, cuya extensión incluye los objetos
matemáticos (números, clases, conjuntos), las figuras geo-
alemán Abstraktion, Entbildung métricas, las proposiciones, las propiedades y las relacio-
francés abstraction, abstraits
nes. Si bien para una cierta tendencia de la historiografía
griego apháiresis [ἀφαίρεσις]
anglófona las Ideas o Formas de Platón son la primera
inglés abstraction; abstracta, abstract entities
latín abstractio, ablatio, absolutio, abnegatio; aparición de entidades “abstractas” reales no espacio-tem-
separata, abstracta porales, solicitadas o participadas por objetos espacio-
temporales, sería más exacto reservar este término a la
categoría, epokhé, esencia, ficción, imaginación,
ontología “aristotélica”, distinguiendo, como se hacía en la
intellectus, intención, nada, negación,
realidad, res, sein, sujet, universales Edad Media, entidades separadas (separata) y entidades
abstractas (abstracta).
Si bien el significado del término abstracción no representa
ningún problema en lógica formal, donde se denomina I. Epagogé y apháiresis, los dos modelos de
abstracción a la operación que permite formar, con ayuda abstracción según Aristóteles
de un “abstractor”, una expresión llamada “abstracta” a Hay dos modelos de abstracción en el aristotelismo.
partir de otra que contiene una o más variables libres, el El primero es el de la “inducción abstractiva (epa-
campo semántico del término es más difícil de registrar en gogé [ἐπαγωγή])”, descrita por Aristóteles de la si-
filosofía y en teoría del conocimiento. Cuando en L’art de guiente manera:
penser (I, VIII, p. 742) Condillac denuncia “el abuso de las
nociones abstractas realizadas” y, “para evitar este incon- …de lo que llamamos percepción sensible se produ-
veniente”, pide remontarse a “la generación de todas nues- ce lo que llamamos memoria, y la repetición frecuen-
tras nociones abstractas”, “medio que fue ignorado por los te de actos de memoria desarrolla la experiencia, pues
filósofos”, “que intentaron suplirlo con definiciones”, apun- un número de recuerdos o actos de memoria consti-
ta a algo diferente de Aristóteles cuando éste evoca, con el tuye una única experiencia. A partir de la experiencia,
a su vez —es decir, a partir del universal estabiliza-
nombre de “entes abstractos” o de “cosas que existen en
do ahora en su totalidad en el alma, el uno aparte de
abstracto [τ ἐξ ἀφαιρέσεως]”, las formas que capta la
los muchos, que es una identidad singular dentro de
ciencia matemática “haciendo abstracción de su materia todos—, se origina el arte del artesano y el conoci-
de inherencia” (cf. R. Bodéüs, p. 225, n. 4), o las que capta miento del hombre de ciencia: el arte en la esfera de
el Pseudo Dionisio Areopagita cuando invita a elevarse por la producción y la ciencia en la esfera del ser.
medio del pensamiento a lo Sobresencial, “por la apháiresis Analítica posterior, II, 19, p. 415.
[ἀφαίρεσις] de todos los entes”.
Cuando se habla de “abstracción” es, pues, necesario El segundo modelo es el de la abstracción matemá-
distinguir con claridad el problema de la generación de tica (principalmente geométrica), que consiste no en
ideas abstractas, en tanto que toca al problema de los uni- “reunir (epagein [ἐπάγειν])” elementos semejantes
versales, el de la existencia o la no existencia de objetos para agruparlos bajo una misma noción, sino en “des-
generales y el de la práctica de la negación abstractiva en pojar (aphaireisthai [ἀφαιρεῖσθαι])” la imagen o la
la diversidad de los campos, lógico, epistemológico, teoló- representación de una cosa de sus rasgos individua-
gico, donde se ejerce. Esta amplia paleta del término abs- lizantes (esencialmente materiales).
tracción se refleja claramente en el uso inglés moderno de El conflicto entre estos dos modelos es un dato
los términos abstracta y abstract entities, más o menos si- estructural, una pesada tendencia del aristotelismo
2 | ABSTRACCIÓN

cuyos efectos se dejaron sentir a todo lo largo de la donde Aristóteles explica cómo el intelecto “conci-
Edad Media. Los filósofos nunca dejaron de oscilar be las abstracciones”:
entre apropiarse de las semejanzas (base del “resem-
blance nominalism”) y la neutralización de los rasgos Los llamados “objetos abstractos” (ta en aphairesei le-
singularizantes no pertinentes para el tipo, y algunos gómena [τ ἐν ἀφαιρέσει λεγόμενα]) uno los intelige
buscaron un término medio entre ambas improba- tal como si alguien inteligiera en acto lo chato (simón
bles formaciones. [σιμόν]), no en cuanto chato, sino separadamente (ou
• VÉASE EL RECUADRO 1 kekhorismenos [ο κεχωρισμένως ) en cuanto cóncavo
(koilon [κοῖλον]), o sea, si uno lo inteligiera sin la car-
ne en la que se da (energeia [ἐνεργεί ]) lo cóncavo (aneu
II. La teoría peripatética de la apháiresis y sus
tes sarkós an enoei en he to koilon [ νευ τ ς σαρκ ς ν
prolongaciones medievales: el “abstraccionismo” ἐνόει ἐν τ κοῖλον]). Es así también como uno inte-
lige los objetos matemáticos como si existieran se-
A. La clasificación de las ciencias paradamente, aunque no existen separadamente (ou
En el tratado De caelo (III, 1, 299a 15-17), el término kekhorismena hos kekhorismena [ο κεχωρισμένα ς
abstracción es utilizado por Aristóteles en oposición κεχωρισμένα]), cuando los intelige.
al de adición, para distinguir los “objetos matemá- Aristóteles, Acerca del alma, p. 160.
ticos” (ta ex aphairéseos [τ ἐξ ἀφαιρέσεως], literal-
mente, “proveniente de una sustracción”) de los “ob- En la traducción latina de Michel Scot del Gran co-
jetos físicos” (ta ek prosthéseos [τ ἐκ προσθέσεως], mentario sobre De anima, realizado por Averroes,
literalmente “proveniente de una adición”). Sin em- las expresiones utilizadas en De anima (III, 4, 429b
bargo, es sólo en De anima (III, 7, 431b 12-16) 18-22 y III, 7, 431b 12-16) se traducen respectiva-

Recuadro 1 › Apháiresis / Entbildung / “negación abstractiva” en la teología mística


bild ¿Cómo se puede ver la belleza del alma ne sola”. Robert Grosseteste: a) “per om-
buena? Vuélvete hacia ti mismo y mira; y si nium entium ablationem”; b) “et ipsam in
El término apháiresis [ἀφαίρεσις] tiene un aún no te ves a ti mismo bello, haz como el se ipsa ablatione sola”. El pasaje a la lengua
escultor de una estatua que acabará siendo
uso místico, o cuando menos espiritual, en vernácula da ocasión a algunas fórmulas
bella: él quita una parte, raspa otra, alisa
el neoplatonismo. Lo encontramos en el notables. En Meister Eckhart, el latín abla-
otra, limpia aquí y allá, hasta que hace apa-
Pseudo Dionisio Areopagita (Teología mís- recer un rostro bello en la estatua. Como él, tio se convierte en el alemán alto-medieval
tica, 2, 1025B), quien define el instrumen- tú también quita todo lo superfluo, endere- Entbildung. No es tanto una traducción –
to del conocimiento incognoscente (la “doc- za todo cuanto es tortuoso, limpia todo lo ablatio no “quiere decir” Entbildung– como
ta ignorancia” de Nicolás de Cusa): oscuro y hazlo brillar, y no ceses de esculpir una trasposición de la problemática de la
tu propia estatua hasta que se ilumine en ti apháiresis en un contexto nuevo, el de la
Pues, en verdad, esto es ver y conocer y el divino esplendor de la virtud. imagen y de la “forma”, por mediación del
cantar sobresencialmente, en un himno, término ablatio y de sus sinónimos latinos.
lo Sobresencial, por medio de la nega- Si la traducción de apháiresis por “nega- Despojarse de todas las imágenes, desnu-
ción abstractiva de todos los entes (pan- ción abstractiva” puede parecer ambigua, dar el alma mediante la ascesis “negativa”,
ton ton onton aphairéseos [πάντων τ ν el latín medieval ofrece al menos cuatro traspasar el lenguaje y los ídolos mentales,
ντων ἀφαιρέσεως]), al igual que aque- términos: ablatio, abstractio, absolutio y todo ello converge en el término Ent-bil-
llos que desprenden de un bloque de abnegatio, que corresponden al sentido del dung, a tal punto desconcertante para los
mármol la estatua que ya estaba latente término griego (ablación, supresión, sus- inquisidores que cuando Eckhart es proce-
en él, quitan todo lo que impide, disimu- tracción, abstracción, negación). En las sado será una perífrasis, “imagine denuda-
lándola, la visión pura de la forma oculta, versiones latinas de la Teología mística, ri”, la que lo perderá.
y hacen que aparezca así, por sí sola, la ablatio es el término que se utiliza como
belleza escondida, simplemente supri- traducción de a) “panton ton onton aphai- Bibliografía
miendo (kai autó eph’ heautóu te aphai- réseos” y b) “kai autó eph’ heautóu te aphai- Plotino, Enéadas I, Buenos Aires, Colihue,
resei mone [κα α τ ἐφ αυτοῦ τ resei mone”. Hilduin: a) “per omnium exis- 2007, trad. María Isabel Santa Cruz y María
ἀφαιρέσει μόν ]). tencium ablacionem”; b) “et hoc in sui Inés Crespo.
Trad. en J. Vanneste, p. 233. ipsius ablacione sola”. Juan Escoto Erígena: Vanneste Jan, Le mystère de Dieu. Essai sur la
a) “per omnium existentium ablationem”; structure rationnelle de la doctrine mystique
b) “et ipsam in seipsa ablatione sola”. Juan du pseudo-Denys l’Aréopagite, Bruselas,
El ejemplo de la “estatua interior” también Desclée de Brouwer, “Museum Lessianum,
lo registra Plotino (Enéadas, I, 6, 9), en el Sarraceno: a) “per omnium exsistentium
section philosophique”, 1959.
mismo contexto: ablationem”; b) “et ipsam in se ipsa ablatio-
ABSTRACCIÓN |3

mente por “las cosas que existen en la máthesis” y ción de las tres disciplinas: física, matemática, me-
“las cosas que se dicen negativamente”. Averroes ob- tafísica.
serva que por “cosas que se dicen negativamente”
Aristóteles “entiende las cosas matemáticas”, donde Las cosas […] de las que trata la filosofía especulati-
negación significa “la separación con respecto a la va o bien están ligadas (conjuncte) al movimiento y
materia”. Siendo “negación”, junto con “separa- a la materia según el ser y el conocimiento, o bien es-
ción”, “ablación”, “supresión”, “sustracción” y “abs- tán ligadas según el ser pero no según el conocimien-
tracción”, uno de los sentidos posibles del griego to, o bien están completamente (omnino) separadas.
Si son consideradas de la primera forma, entonces te-
apháiresis, la exégesis de Averroes muestra que re-
nemos la filosofía natural; si de la segunda forma,
conoce una especie de ecuación: entes dichos nega- tenemos la matemática; si de la tercera forma, tene-
tivamente = entes separados de la materia = entes mos la metafísica. Y por eso no hay más que tres cien-
matemáticos, como característica del pensamiento cias especulativas de las cosas.
de Aristóteles. Traducido de Philosophica disciplina, pp. 261, 73-78;
No obstante, los entes matemáticos no son los úni- también traducido por
cos entes abstractos. Es también el caso de los uni- C. Lafleur, “Scientia et ars…”, p. 48, n. 7.
versales, especialmente del género, de la especie y de
la diferencia. ¿Cómo distinguir, desde el punto de vis- Cualquiera que sea la clasificación adoptada, se des-
ta de la abstracción, entes matemáticos y universales? prende un hecho: la metafísica trata sobre entes “se-
Este problema ocupó a los comentaristas e intér- parados” (las sustancias separadas o Inteligencias, el
pretes de Aristóteles desde la Antigüedad hasta la Dios, “Pensamiento del Pensamiento”, incluso los in-
Edad Media. telectos llamados “poiéticos”, o “actuantes”, e “híli-
Tal como son definidas en Metafísica, VI, 1, 1026a cos”, o “posibles”, por la tradición); la matemática,
10-16, las ciencias teoréticas pueden repartirse de sobre entes “abstractos”. ¿Dónde ubicar los universa-
manera combinatoria, según si tratan sobre los en- les en semejante dispositivo? La respuesta está dada,
tes “móviles” / “inmóviles”, por un lado, o “separa- de manera trascendente, por Alejandro de Afrodi-
dos” / “no separados” de la materia, por el otro. sia, quien formula una doctrina que se convertirá en
vulgata peripatética y que los intérpretes modernos
Por otra parte, si existe alguna realidad eterna, in- designan con el término de “abstraccionismo”.
móvil y capaz de existir separada, es evidente que el
conocerla corresponderá a una ciencia teórica: no, B. El abstraccionismo
desde luego, a la física (pues la física se ocupa de cier- El punto de partida del “abstraccionismo” es una te-
tas realidades móviles), ni tampoco a las matemáti- sis (extrapolada de De anima, III, 7, 431b 12-16) que
cas, sino a otra que es anterior a ambas. En efecto, la
estipula que la abstracción es una operación mental
física trata de realidades que no son capaces de exis-
que consiste en concebir como separadas de la ma-
tir separadas (akhórista [ἀχώριστα]) y tampoco son
inmóviles; las matemáticas, en algunas de sus ramas, teria cosas que sin embargo no están separadas de la
de realidades que son inmóviles pero no capaces, po- materia. Dos textos de Alejandro de Afrodisia, Perí
siblemente, de existencia separada, sino inherentes en psykhés [ ερ υχ ς] (De anima liber cum mantissa,
la materia (hos en hyle [ ς ἐν λ ]); la [ciencia] pri- pp. 85, 11-25) y Quaestiones naturales et morales
mera, por su parte, de realidades que son capaces de (1.25, pp. 39, 9-17; tr. ing. pp. 82-83), ofrecen de ello
existencia separada e inmóviles (khoristá kai akíne- una elaboración precisa, en el marco de una oposi-
ta [χωριστ κα ἀκίνητα]). ción entre “Formas incorpóreas de suyo inmateria-
Aristóteles, Metafísica, p. 256. les” (para Alejandro, el Intelecto separado, Primer
Motor Inmóvil) y “formas involucradas en una ma-
En el siglo XIII, una introducción anónima a la filo- teria”. Las formas involucradas en una materia, al no
sofía, Philosophica disciplina, presenta la misma tri- ser “de suyo” inteligibles, se vuelven inteligibles por
partición de metafísica, matemática y física, en un el hecho de que un intelecto “las hace inteligibles al
orden de “separación” creciente, determinado por separarlas de la materia gracias al pensamiento, apre-
el “valor ontológico” de sus objetos. El orden adop- hendiéndolas como si existieran por sí solas”. La tesis
tado, que se convirtió en la norma, es la jerarquiza- de Alejandro no versa prima facie sobre los objetos
4 | ABSTRACCIÓN

matemáticos, sino sobre todas las clases de formas En este caso, en efecto, el concepto que resulta de
llamadas “materiales” (es decir, involucradas en una semejante composición es “falso”. Es lo que ocurre,
materia). Es una generalización de la teoría de De ani- por ejemplo, cuando con la imaginación unimos un
ma, III, 7 fuera del contexto de las matemáticas o, más hombre y un caballo y producimos un centauro
bien, de la geometría. Esta generalización, el “abs- (ejemplo tradicional de phantasía [φαντασία] entre
traccionismo”, se vuelve posible no solamente por el los comentaristas griegos).
hecho de que los inteligibles geométricos forman
parte de los inteligibles abstractos en general, sino Si enim quis componat atque conjungat intellectu id
también por el hecho mismo de que la mayoría del quod natura jungi non patiatur, illud falsum esse nu-
tiempo los inteligibles geométricos funcionan como llus ignorat: ut si quis equum atque hominem jungat
ejemplos de los inteligibles abstractos. imaginatione, atque effigiet Centaurum.
Tratándose del modo de ser de los universales abs- [Si, en efecto, combinamos o unimos por medio del
tractos, el teorema principal del “abstraccionismo” pensamiento aquello cuya naturaleza no podría so-
es enunciado por Alejandro de la siguiente manera: portar la unión, nadie ignora que esto es falso: por
“El universal [que está] en todos [los particulares] ejemplo, si unimos un caballo y un hombre por me-
dio de la imaginación, obtendremos un Centauro
no existe de la misma forma en que es concebido”.
(esto es, algo falso, que no existe).]
El universal tiene dos modos de ser: uno en las co-
PG, t. 64, col. 84C1-5.
sas, otro en tanto es concebido. Esta bipartición co-
rresponde a la distinción que impondrá la escolás- Sin embargo, no todo concepto de una cosa “con-
tica entre universal in re y universal post rem, que cebida de manera diferente de como está dispues-
parece requerir una diferencia entre “ser [o estar]” y ta” es un concepto falso. Es necesario, pues, distin-
“existir”, cuya significación y alcance deben ser pre- guir el concepto falso y el concepto derivado de las
cisados todavía por la historia, y que el propio Ale- cosas por abstracción. El concepto falso, como el
jandro expresa generalmente diciendo que los uni- del centauro, no proviene de una cosa concebida de
versales tienen “ser” (einai [εἶναι]) en el pensamiento manera diferente de como está dispuesta. No es, en
e hypóstasis [ πόστασις] (Quaestiones naturales et mo- términos rigurosos, un concepto derivado. Por el
rales, p. 59, 7-8; In Aristotelis Topicorum libros octo contrario, al ser resultado de la unión mental de
commentaria, II, 2, p. 335) o hýparxis [ παρξις] (De aquello que “no puede” existir unido en la natura-
anima liber cum mantissa, p. 90) en los particulares leza, podemos y debemos decir de él que no se de-
(véase Sujet y Esencia). riva de ninguna “cosa”. En el caso del concepto de-
En los albores de la Edad Media es Boecio, el tra- rivado de las cosas por abstracción, estamos en
ductor y comentarista latino de Aristóteles, el que cambio ante un concepto derivado que proviene de
formula la segunda tesis de base del abstraccionis- una “división” o de una “abstracción” operada sobre
mo, explicando que “los conceptos derivados de las una cosa auténticamente existente. La abstracción
cosas no concebidas tal cual están dispuestas no boeciana es entonces, así como en Alejandro, una
necesariamente son vacíos y falsos” (PG, t. 64, col. separación o disociación relativa a “incorpóreos”
84B11-14). El problema que aquí se asume es el que (término estoico, característico del peripatetismo
los aristotélicos del siglo XIII plasmarán en el afo- sincrético de Alejandro): es el acto que el pensa-
rismo escolar: “No hay mentira en la abstracción” miento efectúa cuando, “al recibir los incorpóreos
(Abstrahentium non est mendacium). La oposición mezclados con el cuerpo, los desune para mirarlos
en cuyo horizonte trabaja la tesis de Boecio es la opo- y contemplarlos en sí mismos” (Boecio, id.).
sición neoplatónica de los conceptos auténticos
(que tienen una realidad de base) y los conceptos C. La atención discriminatoria: intentio / attentio
vacíos o falsos. Así pues, los caminos de la abstrac- En el siglo XII Abelardo introduce el tema que será
ción y la ficción se cruzan siguiendo un esquema central en las teorías empiristas y nominalistas mo-
de argumentación que seguirá su curso hasta la dernas de la abstracción: la atención (intentio, at-
época moderna. Para Boecio hay “opinión falsa” si tentio).
y solamente si “se combinan con el pensamiento” En la teoría abelardiana de la abstracción el papel
cosas que no pueden existir “naturalmente unidas”. de la atención es determinado a partir de los datos de
ABSTRACCIÓN |5

la ontología hilemorfista heredada de Aristóteles, Por- de la abstracción-inducción, en favor de un acto de


firio y Boecio. Materia y forma no existen nunca en formación o producción de lo general “a partir de
estado separado: siempre están “mezcladas” una con una sola muestra”. La tesis, registrada en Averroes,
otra. Sin embargo, el espíritu, o más bien la razón, consiste en caracterizar la abstracción como “neu-
puede considerarlas de tres maneras. Efectivamen- tralización” de un determinado conjunto de rasgos
te, la razón puede “considerar la materia en sí”, o no pertinentes y “focalización” en el único rasgo
“prestar atención solamente a la forma”, o “conce- “pertinente” que garantiza la percepción de una “co-
birlas ambas como unidas”. Los dos primeros tipos especificidad” entre individuos del mismo “tipo”.
de intelección se hacen “por abstracción” y el últi- En esta teoría, lo inteligible no se deduce de la per-
mo “por unión”. cepción de semejanzas entre imágenes; es el pro-
En la pluma de Abelardo, la tesis “abstraccionis- ducto del “despojamiento” de una imagen singular.
ta” de Boecio es enunciada de la siguiente manera: No obtengo el concepto de hombre abstrayéndolo
la intelección por abstracción no es vacía. Se pre- de una pluralidad de imágenes de hombres sin-
sentan dos nuevos argumentos: 1) este tipo de inte- gulares, sino sacando de una imagen singular todo
lección no atribuye a una cosa propiedades que no aquello que la hace singular. La teoría de Averroes
sean las suyas; 2) se limita a hacer abstracción de al- es prolongada por todos los autores que conciben
gunas de ellas. la abstracción como posible “sobre una sola mues-
tra”. Una de sus mayores dificultades es la oscuri-
Las intelecciones por abstracción tal vez parecen fal- dad del análisis de los respectivos papeles de la sen-
sas o vanas porque perciben la cosa de manera dife- sación, de la imaginación, de la facultad “cogitativa”
rente de como subsiste […] Pero no es así. Si alguien (véase el RECUADRO 2, “Cogitativo”, en Intención)
concibe una cosa de manera diferente de como es, y del intelecto (posible y actuante) en el proceso de
de modo tal que la considera según una naturaleza “despojamiento” de la “intención” sensible.
o una propiedad que no posee, esta intelección es
Tal como lo describe Abelardo, el acto abstracti-
ciertamente vana. Pero esto no es lo que ocurre en la
vo es más simple y menos problemático que en la
abstracción.
Traducido de Abelardo, Logica,
psicología averroísta. Por una vez, el filósofo de Le
Super Porphyrium, pp. 25, 15-22. Pallet está más cerca de las intuiciones empíricas
comunes. Su primera observación es que si yo con-
Abstraer tiene entonces, aquí, el sentido de “hacer abs- sidero a tal o cual hombre individual como sustan-
tracción de, dejar a un lado”, el sentido de “no tomar cia o como cuerpo, sin considerarlo al mismo tiem-
en cuenta”, corroborado por el lenguaje ordinario. po animal, hombre o gramático, mi intelección no
Esta acepción común de un acto, descrito en otro si- abarca más que las características que están en su
tio en términos de extracción de los “incorpóreos” naturaleza. Sin embargo, y ésta es la segunda obser-
de la materia con la que están empeñados, hace que vación, en tales casos mi intelección no abarca to-
las descripciones abelardianas del acto de abstrac- das las características presentes “en”: se aparta de
ción parezcan anunciar las de un Stuart Mill. algunas de ellas para hacerse presente “para”. La
Al modelo de la extracción, que funda la presen- abstracción abelardiana es, pues, el producto de un
tación de la abstracción como inducción abstracti- movimiento de “focalización de la atención”, don-
va, sustracción de semejanzas o recuperación de de “dirigir la atención” a esta o aquella propiedad
imágenes, alimentado en secreto por la lectura de de una naturaleza implica que “la atención se apar-
los pasajes canónicos de la Metafísica y de los Se- ta” de las demás. Este movimiento de la atención
gundos analíticos, se opone, entonces, en Abelardo, carece de significación ontológica:
un modelo de la atención discriminatoria, presente
desde su origen en la tradición peripatética, pero la Cuando digo que mi atención abarca una naturaleza
mayor parte del tiempo suplantado por el primer solamente (tantum) en la medida en que posee tal ca-
modelo. Es evidente que el modelo de la atención racterística, [la restricción marcada por] solamente se
ha jugado un papel en ciertas formulaciones no “in- refiere a mi atención, no a la manera de subsistir [de
ductivistas” de filósofos medievales, comentaristas esta naturaleza].
Abelardo, id., p. 25.
de Aristóteles, que abogan, en oposición a la tesis
6 | ABSTRACCIÓN

Si la palabra “solamente” se refiriera a la manera de to all of them, whatever differences we may observe in
ser, mi intelección sería vacía. Pero no es el caso: la the degrees of their quantity and quality, and whate-
manera en que se efectúa mi intelección no implica ver other differences may appear among them. After
que esta o aquella naturaleza “posea solamente” es- we have acquired a custom of this kind, the hearing of
that name revives the idea of one of these objects, and
ta o aquella cualidad; significa que yo la “considero
makes the imagination conceive it with all its particu-
solamente” en tanto que posee esa cualidad. lar circumstances and proportions. But as the same
En cierto sentido, es verdad entonces cuando de- word is suppos’d to have been frequently applied to
cimos con Boecio que, en la intelección abstractiva, other individuals, that are different in many respects
una cosa es concebida de una cierta manera diferen- from that idea, which is immediately present to the
te de como es, i.e., no en el sentido en que sería con- mind; the word not being able to revive the idea of all
cebida con un estatus diferente, es decir, una estruc- these individuals, but only touches the soul […] and
tura diferente de la suya, sino en el sentido en que su revives that custom, which we have acquir’d by sur-
modo de intelección es diferente de su modo de sub- veying them. […] The word raises up an individual
sistencia. Ahora bien, la intelección tiene que ver idea, along with a certain custom; and that custom
con mi operación. Es así necesario distinguir 1) el he- produces any other individual one, for which we may
have occasion. But as the production of all the ideas, to
cho de ser considerada “separadamente” y el de ser
which the name may be apply’d, is in most cases im-
considerada “separada” y 2) el hecho de ser “conside- possible, we abridge that work by a more partial con-
rada” separadamente y el de “existir” separadamente. sideration, and find but few inconveniences to arise in
our reasoning from that abridgment.
III. La crítica empirista moderna de la abstracción
[Cuando hemos encontrado semejanza entre varios
objetos —como nos ocurre frecuentemente— apli-
A. El “triángulo general” de Locke camos el mismo nombre a todos ellos, con indepen-
El problema del origen de las “ideas” o “nociones abs- dencia de las diferencias que podamos observar en
tractas” es uno de los lugares de expresión privilegia- los grados de su cantidad y cualidad y en cuales-
dos del nominalismo llamado “de semejanza” (“re- quiera otras diferencias que puedan aparecer entre
semblance nominalism”), basado en la elaboración de ellos. Después de haber adquirido una costumbre tal,
la supuesta relación entre uso de “nombres” y capta- la audición de ese nombre nos hace revivir la idea de
ción de “semejanzas”. Locke elabora la formulación uno de esos objetos, y lleva a la imaginación a con-
estándar del resemblance nominalism en una pági- cebirlo con todas sus circunstancias y proporciones
peculiares. Pero como se supone que la misma pala-
na muchas veces comentada del Essay concerning
bra ha sido frecuentemente aplicada a otros indivi-
human understanding: duos, que difieren en muchos aspectos de la idea pre-
sente a la mente, al no ser la palabra capaz de revivir
But yet I think we may say, the sorting of them under la idea de todos esos individuos se limita a tocar el
names is the workmanship of the understanding, tak- alma […], haciendo así revivir la costumbre que ha-
ing occasion, from the similitude it observes amongst bíamos adquirido al examinarlos. […] La palabra
them, to make abstract general ideas. despierta una idea individual, a la vez que una cier-
[Sin embargo, yo creo que podemos decir que su cla- ta costumbre, y tal costumbre produce cualquier otra
sificación bajo ciertos nombres es obra del entendi- idea individual que podamos tener ocasión de em-
miento, motivado por la similitud que observa existe plear. Pero como en la mayor parte de los casos es
entre las cosas, de donde hace ideas generales abs- imposible producir todas las ideas a que pueda apli-
tractas.] carse el nombre, limitamos ese trabajo por medio
J. Locke, Ensayo sobre el entendimiento de una consideración parcial; por lo demás, apenas
humano, III, 3, p. 405. si encontramos que a causa de tal limitación surja
algún inconveniente.]
David Hume agrega a esta descripción la idea de una D. Hume, Tratado de la naturaleza humana,
función “abreviativa” del nombre con relación a la I, I, cap. 7, pp. 110-111.
pluralidad de las ideas individuales:
Podemos así hablar de una tesis común Locke-Hu-
When we have found a resemblance among several me en cuanto al origen empírico de las ideas genera-
objects, that often occur to us, we apply the same name les abstractas. Ambos filósofos divergen en cambio
ABSTRACCIÓN |7

en cuanto al segundo problema: el estatus de los “ob- B. Unión, separación / poder de representación:
jetos generales”. Efectivamente, sabemos que en el Berkeley y Stuart Mill
Ensayo sobre el entendimiento humano Locke evoca En la introducción de Principios del conocimiento
una “idea general de triángulo” que supuestamente humano, Berkeley traslada el problema a un campo
presenta dos propiedades, incompatibles en aparien- estrictamente empírico, aparentando preguntarse
cia: la idea general de triángulo no debe ser ni obli- si “podemos llegar a tener una idea que correspon-
cuángulo, ni rectángulo, ni equilátero, ni isósceles, da a la descripción de la idea general de triángulo,
ni escaleno; la idea general de triángulo debe ser a que no es oblicuángulo, ni rectángulo, ni equiláte-
la vez 1) todo eso y 2) nada de eso. ro, ni isósceles, ni escaleno, sino todo eso a la vez y
nada de eso”. Responde que nadie se forma ni pue-
For example, does it not require some pains and skill de “formarse una idea de triángulo que no sea ni
to form the general Idea of a Triangle (which is yet equilátero, ni escaleno, ni isósceles” (Œuvres, I, §
none of the most abstract, comprehensive, and diffi- 15, pp. 304-305), y que de cualquier modo resulta
cult), for it must be neither Oblique not Rectangle, imposible formarse una idea general abstracta del
neither Equilateral, Equicrural, nor Scalenon; but all triángulo a partir de elementos incompatibles (§
and none of these at once.
16). No existe ni puede existir una idea general de
[Tomemos, por ejemplo, la idea general de un Triángu- triángulo constituida por la conjunción “ni obli-
lo; aunque no sea la más abstracta, ni la más extensa, cuángulo ni rectángulo ni equilátero ni isósceles ni
ni la más difícil de formar, no cabe duda que se ne-
escaleno”, pues la conjunción “oblicuángulo + rec-
cesita cierto esfuerzo y cierta habilidad para repre-
sentársela, pues no debe ser oblicuo, ni rectángulo, ni
tángulo + equilátero + isósceles + escaleno” es una
equilátero, ni isósceles, ni escaleno, sino todo eso a la “idea inconsistente”.
vez y ninguno de estos triángulos en particular.] Para sustentar su tesis, Berkeley saca a relucir, en
J. Locke, Ensayo sobre el entendimiento el proceso incorrectamente descrito por Locke como
humano, IV, VII, § 9, p. 597. uno que “desemboca en la formación de una idea
general abstracta”, un recurso completamente dife-
Locke no sostiene la existencia de semejante objeto. rente: la atención. No hay que confundir “formarse
Al contrario, observa que, así caracterizado, un una idea general abstracta” y poner la atención en al-
triángulo general “es algo imperfecto que no puede guna cualidad de una figura en particular en detri-
existir (it is something imperfect, that cannot exist)”, mento de otra; producir un monstruo teórico com-
y agrega que es “una idea en la que se encuentran binando las propiedades de objetos diferentes, cuando
reunidas ciertas partes de varias ideas diferentes e ninguno podría poseer todas juntas, y aislar o hacer
incompatibles (an Idea wherein some parts of seve- a un lado algunas de las propiedades que efectiva-
ral different and inconsistent Ideas are put together)”. mente posee.
(Cabe observar que en la traducción francesa de
Coste se omite este pasaje.) Objeto imperfecto en un And here it must be acknowledged that a man may
caso, contradictorio en otro, el triángulo general consider a figure merely as triangular, without attend-
abstracto de Locke “no aspira a la existencia”, según ing to the particular qualities of the angles, or rela-
una expresión que encontramos tanto en Leibniz tions of the sides. So far he may abstract, but this will
(“ad existentiam pretendere”, en francés “prétension”) never prove that he can frame an abstract, general, in-
consistent idea of a triangle. In like manner we may
como en Bolzano (“Anspruch auf Wirklichkeit ma-
consider Peter so far forth as man, or so far forth as an-
chen”, en Paradoxien des Unendlichen, § 13, p. 13; imal, without framing the forementioned abstract idea,
trad. fr. p. 71). El “triángulo general de Locke”, sin either of man or of animal, inasmuch as all that is
embargo, se convirtió en una especie de referencia perceived is not considered.
filosófica obligada para todos los teóricos de la abs- [Es necesario reconocer aquí que se puede conside-
tracción, concentrando en él las críticas más diver- rar una figura únicamente como triangular, sin
sas, desde Berkeley y Hume hasta Husserl. prestar atención a las características particulares de
los ángulos, ni a las relaciones de los lados. En esta
medida uno puede abstraer. Pero eso no probará
nunca que se pueda formar, a partir de elementos
8 | ABSTRACCIÓN

incompatibles, la idea general abstracta del triángu- que no podrían existir separadamente unas de las
lo. De igual forma, podemos considerar a Pedro en otras” (ibid., § 10; trad. fr. p. 304).
tanto hombre, o en tanto ser animado, sin formar la Stuart Mill retoma, mutatis mutandis, la misma
mencionada idea abstracta de hombre o de ser ani- teoría de la atención. En An examination of Sir W. Ha-
mado, en la medida en que uno no tiene presente
milton’s philosophy, Mill explica que la abstracción
todo lo que percibe.]
Traducido de Principles of human knowledge, § 16.
no es un acto de pensamiento que consista en “sepa-
rar ciertos atributos” que supuestamente compo-
En otras palabras, Berkeley admite la existencia de una nen un objeto, para concebirlos “separados de todo
“facultad de imaginar o de representarse (a faculty otro” objeto, sino un acto que, partiendo de que estos
of imagining, or representing to myself) las ideas de atributos se conciben como “partes de un agregado
cosas particulares” que fueron percibidas con ante- más grande”, “fija la atención en ellos, en detrimento
rioridad, “de combinarlas y dividirlas de diversas ma- de los otros” con los que están combinados. Hamil-
neras (variously compounding and dividing them)”. ton (Lectures on metaphysics and logic, pp. 132-133)
También afirma: “Puedo imaginar (imagine) un hom- define el proceso de atención como antitético y com-
bre con dos cabezas, o la parte superior de un cuerpo plementario de la abstracción:
humano unida a un cuerpo de caballo. Puedo repre-
sentarme la mano, el ojo, la nariz, cada uno por sí …an act of volition, called Attention, concentrates con-
mismo, abstracto y separado del resto del cuerpo”. sciousness on the qualities thus recognised as similar,
Sin embargo, todo lo que imagino debe “tener una and that concentration, by attention, on them, involves
forma (shape) y un color particular […] La idea de an abstraction of consciousness from these which have
hombre que me formo (that I frame to myself) debe been recognised and thrown aside as dissimilar; for the
power of consciousness is limited, and it is clear or vivid
ser la de un blanco, de un negro o de un moreno, de
precisely in proportion to the simplicity or oneness of
un hombre erguido o decrépito, de un hombre gran- the object.
de, pequeño o mediano. De ninguna manera puedo
[…un acto de la voluntad llamado atención focaliza
representarme la idea abstracta (I cannot by any
la conciencia en las cualidades reconocidas como se-
effort of thought conceive the abstract idea)” de hom- mejantes; la focalización en estas cualidades, gracias
bre (ibid., § 10). a la atención, conlleva una abstracción de la con-
Los términos unión y separación remiten a los orí- ciencia que le permite dejar de lado las que han sido
genes mismos de la noción de abstracción, elaborada reconocidas como desemejantes; de hecho, la capa-
en la Edad Media, de Boecio a Abelardo, siguiendo cidad de la conciencia es limitada, y no es clara ni ví-
los pasos de Aristóteles y de Alejandro de Afrodisia. vida más que en la proporción exacta de la simplici-
De hecho, el rechazo de Berkeley a la abstracción lo- dad y de la unicidad de su objeto.]
ckeana sigue siendo inmanente a la esfera de lo que
podríamos llamar el “abstraccionismo” peripatético, Mill prefiere hablar de “ideas complejas de objetos
de manera que, paradójicamente, y evidentemente en lo concreto (complex ideas of objects in the con-
sin saberlo, el autor de los Principles opone a la abs- crete)”, más que de “conceptos generales”. Por ello la
tracción según Locke una versión débil de la teoría abstracción consiste, para él, en “poner atención ex-
de Boecio y de sus sucesores medievales. clusivamente en ciertas partes de la idea concreta”.
Reconociéndose “capaz de abstraer en un cierto La crítica humeana de Locke sigue con pocas di-
sentido”, Berkeley distingue dos clases de abstrac- ferencias la misma línea argumentativa de Berkeley.
ción: la abstracción auténtica y la seudoabstracción Sin embargo, el autor del Treatise no le atribuye al del
(aquella que, según él, preside en Locke la formación Essay el conjunto de la posición juzgada absurda por
de ideas generales abstractas). Hay abstracción au- todos los adversarios del “triángulo general”. Según
téntica “cuando considero ciertas partes o caracte- Hume, Locke no sostiene que sea posible formar la
rísticas particulares separadas de otras, si, a pesar de idea de un objeto constituido por la conjunción de
estar unidas a un objeto, pueden existir de todos mo- propiedades cuantitativas o cualitativas exclusivas
dos efectivamente de manera independiente”. Hay unas de otras y que las representen a todas, sino que,
seudoabstracción cuando pretendo “abstraer una de como tal cosa es imposible, y que no obstante exis-
la otra o representarme separadamente cualidades ten ideas generales abstractas, hay que admitir la se-
ABSTRACCIÓN |9

gunda parte de la tesis: la posibilidad de formar la idea en el nominalismo de estilo ockhamiano: el papel de
de un objeto despojado de todas sus características o, los términos generales del lenguaje como instrumen-
más bien, una idea de objeto que no represente nin- tos de evocación de los contenidos particulares plas-
guna de sus propiedades cuantitativas ni cualitativas. mados por una asociación duradera, y “removiliza-
bles” en la persona del vocablo conectado:
The abstract idea of a man represents men of all sizes
and all qualities; which ’tis concluded it cannot do, but …’tis certain that we form the idea of individuals,
either by representing at once all possible sizes and all whenever we use any general term; that we seldom or
possible qualities, or by representing no particular one never can exhaust these individuals; and that those,
at all. Now it having been esteemed absurd to defend which remain, are only represented by means of that
the former proposition, as implying an infinite capac- habit, by which we recall them, whenever any present
ity in the mind, it has been commonly infer’d in fa- occasion requires it. This then is the nature of our ab-
vour of the latter: and our abstract ideas have been stract ideas and general terms; and ‘tis after this man-
suppos’d to represent no particular degree either of ner we account for the […] paradox, that some ideas
quantity or quality. are particular in their nature, but general in their re-
[La idea abstracta de un hombre representa a hom- presentation. A particular idea becomes general by be-
bres de todos los tamaños y cualidades, lo que lleva ing annex’d to a general term; that is, to a term, which
a la conclusión de que esa idea no puede hacer tal from a customary conjunction has a relation to many
cosa más que representando simultáneamente todos other particular ideas, and readily recalls them in the
los tamaños y cualidades posibles, o no representan- imagination.
do ninguno en absoluto. Ahora bien, como se ha vis- […] es cierto que nosotros nos formamos la idea de
to que es absurdo defender la primera proposición, individuos siempre que empleamos un término ge-
en cuanto que implica una capacidad infinita de la neral; que raramente, o nunca, podemos agotar el
mente, se ha inferido corrientemente la validez de la número de esos individuos, y que los que quedan
segunda, suponiendo que nuestras ideas abstractas están representados solamente por medio del hábi-
no representan grado particular alguno, ni de canti- to por el que los rememoramos cuando la ocasión
dad ni de cualidad.] lo requiere. Ésta es, pues, la naturaleza de nuestras
Hume, Tratado de la naturaleza humana, ideas abstractas y de los términos generales; y de es-
I, I, cap. 7, p. 107. ta forma es como resolvemos la paradoja anterior de
que algunas ideas son particulares en su naturaleza,
Hume contrapone a esta ficción que, si bien es im- pero generales en su representación. Una idea parti-
posible “concebir una cantidad o una cualidad cua- cular se convierte en general al ser unida a un térmi-
lesquiera sin formarse una noción precisa de sus no general; esto es, a un término que por una con-
grados”, el espíritu es capaz de “formar una noción junción debida a la costumbre guarda relación con
de todos los grados posibles de cantidad y de calidad muchas otras ideas particulares y las hace fácilmen-
a la vez, de una manera que, por imperfecta que sea, te presentes a la imaginación.]
pueda servir sin embargo a todos los objetivos de la Ibid., cap. 7, pp. 112-113.
reflexión y de la conversación”. La primera seudoexi- Alain de LIBERA
gencia de la idea general abstracta queda así satisfe-
cha, en un terreno diferente del de la abstracción
lockeana, mientras que, por una especie de efecto de Bibliografía principal
espejo o de inversión, la segunda es abandonada. Abelardo, Logica, Super Porphyrium, ed. B. Geyer, Münster,
Aschendorff, 1973.
Hume aprovecha la ocasión de esta puntualización Alejandro de Afrodisia, De anima liber cum mantissa, ed. I.
para aclarar el problema de la génesis de las ideas Bruns, Berlín, Reimer, 1887.
llamadas generales: explicar cómo una idea parti- —, Quaestiones naturales et morales, ed. I. Bruns, Berlín, Reimer,
cular en su naturaleza se vuelve general en su poder 1892; trad. ing. R. Sharples, Londres, Duckworth, 1992.
—, In Aristotelis Topicorum libros octo commentaria, ed. M. Wa-
de representación. Éste es el sitio de la costumbre, llies, Berlín, Walter De Gruyter, 1962.
aquí designada con el nombre latino de habitus, por Anónimo, Philosophica disciplina, ed. C. Lafleur, en C. Lafleur,
medio del cual la tesis humeana restablece la cone- Quatre introductions à la philosophie au xiiie siècle, París,
xión a la vez con la tesis medieval del “conocimiento Vrin, 1988.
Aristóteles, Analítica posterior, en Obras, trad. J. Samaranch, Ma-
habitual (notitia habitualis)” y con su fundamento, drid, Aguilar, 1964.
10 | ABSURDO

—, Acerca del alma, trad. Marcelo Boeri, Buenos Aires, Colihue, I. Absurdo y razón
2010. Lo absurdo es contrario a la razón, como facultad (véase
—, Metafísica, trad. Tomás Calvo Martínez, Madrid, Gredos,
2000.
Razón, y en especial Logos y Locura). Pero, más allá de
Berkeley George, Principles of Human Knowledge [1710-1734], esta definición general, lo absurdo designa una manifesta-
Oxford, Oxford UP, 1996; Principes de la connaissance hu- ción efectiva de la falta de razón; por lo tanto, para definirlo
maine, trad. M. Philipps, en Œuvres, ed. G. Brykman, t. 1, Pa- es necesario especificar criterios de lo racional, ya sea en
rís, PUF, “Épiméthée”, 1985; ed. esp. Principios del conoci-
miento humano, Buenos Aires, Aguilar, 1957.
cuanto a las exigencias lógicas (por ejemplo, el razonamien-
Bodéüs R., en Aristóteles, De l’âme, trad. fr., París, Flamma- to “por el absurdo” y la “reducción al absurdo” se basan en
rion, “GF”, 1993. la no contradicción, véase Principio), o en cuanto a los va-
Bolzano, Bernard, Paradoxien des Unendlichen, ed. B. van Root- lores prácticos (véase Praxis, Prudencia y en especial
selar, Hamburgo, Feliz Meiner, 1975; trad. fr. H. Sinaceur,
Paradoxes de l’infini, París, Seuil, 1993. Phrónesis). Lo absurdo no es entonces lo simplemente fal-
Condillac Étienne Bonnot de, Traité de l’art de penser [1796], so (véase Verdad, Falso), ni la falta de buen sentido (véase
París, Vrin, 1981; ed. esp. La lógica o los primeros elementos Sentido común), sino que designa una sordera radical en
del arte de pensar, Caracas, Academia Nacional de Historia,
relación con los hechos (véase Matter of fact, Sachver-
1959.
Hamilton William, Lectures on Metaphysics and Logic, 4 vols., halt, Verificador).
Edimburgo-Londres, W. Blackwood, 1861-1866; reimpr.
Stuttgart, Bad Cannstatt, F. Frommann, 1969-1970, t. 3. II. Absurdo y sentido
Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740], ed.
Más allá de la cuestión lógica de la contradicción se presen-
L.A. Selby-Bigge, Oxford, Clarendon Press, 1978; Traité de
la nature humaine, trad. P. Baranger y P. Saltel, París, ta la de las reglas del lenguaje y de los criterios del sentido
Flammarion, “GF”, 1995; ed. esp. Tratado de la naturaleza hu- (véase Sentido, Homónimo, Significante/significa-
mana, Buenos Aires, Paidós, 1974. do). La posesión o donación de sentido depende en particu-
Lafleur C., “Scientia et ars dans les introductions à la philosophie
lar de una sintaxis; las frases aparentemente correctas pue-
des maîtres ès arts de l’université de Paris au XIIIe siècle”,
Miscellanea Mediaevalia, 22, 1994. den carecer de sentido (unsinnig, a diferencia de sinnlos,
Locke John, An Essay Concerning Human Understanding, ed., in- véase Nonsense). Es el caso de los enunciados de la meta-
trod., ap. crítico y glosario P.H. Nidditch, Oxford, Clarendon física, según algunos filósofos (Wittgenstein, Carnap) que
Press, 1975; Essai sur l’entendement humain, trad. P. Coste,
París, Vrin, “Bibliothèque des Textes Philosophiques”, 1972;
hacen un uso crítico del sinsentido: desechar las proposi-
ed. esp. Ensayo sobre el entendimiento humano, México, Fondo ciones o frases que no dicen nada (véase Proposición).
de Cultura Económica, 1956.
Mill John Stuart, An Examination of Sir W. Hamilton’s Philoso- III. Absurdo y existencia
phy, Londres, Longmans, 1889.
Lo absurdo, como sensación de la falta de sentido, es tam-
Bibliografía de consulta bién una vivencia vacía (véase Erleben): definida por Ca-
cag: Commentaria in Aristotelem Graeca, 23 vols., ed. Preussi- mus como “misterio y extrañeza del mundo”; forma parte
sche Akademie der Wissenschaften, Berlín, Walter de
del vocabulario francés del existencialismo, que exploramos
Gruyter, 1882-1909.
pg: Migne, Jacques-Paul (ed.), Patrologiae cursus completus, se- en su fuente alemana (véase Dasein). Es un afecto ontoló-
ries graeca [Patrologie grecque], 1857-. gico ampliamente descrito por Schelling, Kierkegaard, Freud,
Heidegger (véase Angustia y, de modo más general, Ma-
lestar), ligado a la “facticidad” (véase el recuadro 1: Fak-
tum, Faktisch, Faktizität, en Tatsache).
absurdo De manera puntual y positiva, los tres componentes de
Lo absurdo es lo disonante, lo que no se entiende o no se oye lo absurdo, lógico, lingüístico y existencial, forman parte del
(cf. lat. surdus) y se define como un desacuerdo: con el en- chiste: el nonsense remite a una forma específica de humor,
tendimiento o la razón, con los sentidos, incluido el sentido que se designa con wit en inglés y Witz en alemán (véase
de la vida. El término da así acceso a tres redes principales: Chiste, Nonsense).
lógica, lingüística y psicológica. Nos referiremos primero al
nonsense inglés, en el que intervienen estas tres redes, por- belief, nada
que obliga a pensar la dimensión positiva de esta disonan-
cia: véase Nonsense.
ACEDIA | 11

ACEDIA mo es que la falta de cuidado, akédeia, puede con-


vertirse en una virtud de tipo reflexivo?
francés tristesse, acédie La doble acepción transitiva (interés por el pró-
griego akédeia [ἀκήδεια], akedía [ἀκηδία]
jimo) y reflexiva (interés en sí mismo) persiste en
latín taedium
los sentidos de acedia en español. El primer movi-
malestar [melancolía, spleen], y dasein, miento hacia la ética de la intimidad está determi-
desengaño, oikéiosis, sorge, vergüenza nado por la reflexión de la filosofía práctica sobre la
finitud de la vida humana. El acontecimiento que
Por intermediación del latín monástico acedia, “hastío, in- representa la muerte produce una tristeza aparente-
diferencia” (Casiano, De institutis coenobiorum, X, 2, 3, PL, mente sin consuelo. La reacción moral ante situacio-
t. 49, col. 363-369), el rico concepto griego de akédeia nes en las que a uno le da por temer esta finitud se
[ἀκήδεια], privativo formado a partir de kedos [κ δος], presenta activa y críticamente en la ética de las Con-
“turbación”, portador del doble valor de falta de cuidado (ne- solaciones desarrollada por Séneca. La gracia y la
gligencia) y de falta de interés (por lasitud o por serenidad), pureza pueden atemperar la pena (“Marcum blan-
se impone en la lengua española de tal manera que forja, me- dissimum puerum, ad cujus conspectum nulla potest
diante tres variantes fonéticas de un mismo vocablo —ace- durare tristitia [Marcus, el niño más gentil, en cuya
dia, acidia, accidia–, un concepto que compete a la vez al presencia no puede perdurar ninguna tristeza]”,
registro comunitario y al registro moral. El término griego Consolación a Helvia, XVIII, 4). Pero es sobre todo el
pertenece originalmente a los rituales sociales; en el latín fi- esfuerzo de la razón y el estudio el que puede vencer
losófico, a partir de Séneca, se refiere a la virtud moral de la la tristeza: “liberalia studia: illa sanabunt vulnus
intimidad pero su uso contemporáneo lo devuelve a una di- tuum, illa omnem tristitiam tibi evellent [los estudios
mensión colectiva. liberales: estos curarán tu herida, ellos arrancarán de
raíz tu tristeza]” (ibid., XVII, 3). Esta perspectiva del
El griego akédeia [ἀκήδεια] tiene que ver simultánea- control interno es fundadora de un estilo arraigado
mente con el registro de las obligaciones para con el en la cultura del sur de Europa: la aceptación sobria
prójimo y con la autoestima: esta amplitud de sen- de la muerte y, de modo más general, de la finitud.
tido determina las variaciones ulteriores. En el plano La acidia se concibe como poseedora de un do-
social, el sustantivo kedos [κ δος], “cuidado, interés”, ble sentido: psicológico y teológico. Para empezar,
se especializa desde Homero en dos usos particula- es una pasión del animus y pertenece por lo tanto a
res: el duelo, los honores que se le rinden a un muer- una de las cuatro clases de tristeza, siendo las otras
to, y la unión, el parentesco por matrimonio o por tres la pigritia, la “pereza”, la tristitia, la “tristeza”
alianza; la kedeia [κηδεία] (adj. kédeios [κήδειος]) es propiamente dicha, y el taedium, el “tedio”. En el mo-
la atención que se le debe dar a los muertos, así co- naquismo cristiano de los siglos IV y V, sobre todo
mo la solicitud y los cuidados para con los aliados, en Casiano y en los Padres del Desierto orientales,
característica de esta relación de alianza distinta de la la acedia es una de las siete u ocho tentaciones a las
de sangre, que contribuye también a la philía [φιλία], que los monjes se enfrentan en un momento dado.
al buen vivir de la ciudad (Aristóteles, Política, III, 9, Usualmente mencionada entre la tristeza y la vana-
1280b 36; véase Amar y Polis); ho kedemón [ κη gloria, en una lista que se convertirá en la de los “sie-
δεμών] se dice de todos aquellos que protegen, por te pecados capitales”, se caracteriza por un hastío
ejemplo de los dioses tutelares (Jenofonte, Cirope- pronunciado por la vida espiritual y el ideal eremí-
dia, III, 3, 21). Akedés [ἀκηδής] califica en sentido ac- tico, un desaliento y un tedio profundos que con-
tivo, de manera positiva, a aquel que está exento de ducen a un estado de letargo o al abandono de la
preocupación y de temor (Hesíodo, Teogonía, v. 489, vida monástica. Se la designará con la expresión
a propósito de Zeus “invencible e impasible”), pero “demonio del mediodía”, derivada del versículo 6 del
también, negativamente, a la sirvienta o al hombre Salmo 90. Tomás de Aquino contrapone la acedia
negligente (Homero, Odisea, XVII, 319; Platón, Le- al gozo inherente en la virtud de la caridad, y hace de
yes, 913c); en sentido pasivo, designa a aquel que ella un pecado específico en tanto que tristeza relati-
descuidamos (Odisea, XX, 130) o que abandonamos va a los bienes espirituales (Suma teológica, IIa, IIae,
sin sepultura (como Héctor, Ilíada, XXIV, 554). ¿Có- c. 35). Fray Luis de Granada retomará esta idea (Escri-
12 | ACONTECIMIENTO

tos espirituales, cap. 13) al clasificar la acedia entre ciencia de la pérdida o de la aflicción colectiva re-
los siete pecados capitales. Si acedia es el equivalen- sultante de las grandes sacudidas de la moderniza-
te de los términos más usuales de tedio (taedium) y ción (Das Passagen-Werk).
de pereza (pigritia), ello se debe a que es el resulta- A partir del periodo de entreguerras la recepción
do de un exceso de dispersión o de conversación sociológica de la acedia se orienta en una doble di-
ociosa, así como de la tristeza y del descuido (incu- rección: la primera se remite a las causas económicas
ria) que derivan de la dificultad para alcanzar los de la aflicción contemporánea y sus consiguientes
bienes espirituales. Desolación (desolatio) sería así formas de rebelión (Deleito y Piñuela) y la otra a la
un término cercano de acedia, empleado a menudo delectación estética posmoderna (Eugenio d’Ors)
en la literatura espiritual o mística —de Juan de la con nociones tales como el “tedio opulento”.
Cruz a Ignacio de Loyola— y que subsiste en el vo- José Miguel MARINAS
cabulario de los sentimientos morales.
El sentido laico que el término ha tomado en el Bibliografía
español moderno puede hacer que la acidia o ace- Benjamin Walter, Das Passagen-Werk, en Gesammelte Schriften,
t. 5, ed. R. Tiedemann, Frankfurt, Suhrkamp, 1982.
dia sea el resultado de una situación de crisis y de Cervantes Miguel de, Don Quijote de la Mancha, ed. Francisco
conflicto social. Juan de Mariana, en su Historia de Rico, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003.
España (libro 5, cap. 14), vincula el sentido corrien- De Granada Luis, Escritos espirituales, en Obras completas, t. 3,
te de acedia (a partir del adjetivo acedo, del latín cap. 13, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1988.
De Mariana Juan, Historia de España, Zaragoza, Ebro, 1964.
acidus, “agrio, ácido”) al despojo y la precariedad que Deleito y Piñuela José, El sentimiento de tristeza en la literatu-
padecen los pobres. La oposición acedia/amor apa- ra contemporánea, Barcelona, Minerva, 1917.
rece con frecuencia entre los escritores del Siglo de D’Ors Eugenio, Oceanografía del tedio, Barcelona, Calpe, 1920.
Oro, sobre todo en Cervantes: Villaespesa Francisco, Tristitiae rerum, Madrid, Imp. Arroyave,
1906.

Mírala si se pone ahora sobre el uno, ahora sobre el


otro pie, si te repite la respuesta que te diere dos o
tres veces, si la muda de blanda en áspera, de aceda
en amorosa. acontecimiento
Don Quijote de la Mancha, 2, 10. Acontecimiento, evento, del latín evenire, “venir de fuera,
tener un resultado, llegar, vencer, producirse” (de allí even-
Entre los moralistas españoles de nuestro tiempo, tus, “salida, éxito”, y eventum, sobre todo en plural eventa
Miguel de Unamuno y Pío Baroja parecen ser los “acontecimientos, accidentes”), designa un hecho o un fe-
últimos en utilizar la noción de acedia de esta ma- nómeno por el hecho de que hace ruptura, que marca.
nera, clasificándola al mismo tiempo entre aquellas
que expresan sentimientos colectivos de aflicción o I. Acontecimiento y ser
de declinación espiritual: la falta de cuidado de uno Es generalmente el término conservado para traducir el ale-
mismo se presenta ahora como un fenómeno de la mán Ereignis, que Heidegger enlaza a la apropiación (Ereig-
sociedad y la cultura que no se atreven a confrontar- nung, véase Propiedad) y a la mostración (Eräugnis):
se a las exigencias de la transformación de la iden- véase Ereignis y cf. Apropiación. Véase también Es gibt,
tidad moderna. Esta situación de crisis hace de la “Gestell” en Combinatoria y conceptualización (ii),
acedia un equivalente de la rutina, la consecuencia Geschichtlich, y el recuadro 1: Faktum, Faktisch, Fakti-
de una tradición recibida acríticamente, incapaz de zität, en Tatsache; cf. Vorhanden.
poner en marcha nuevos recursos personales y co- Por lo general, la ontología del acontecimiento conserva
lectivos. La “tristeza de las cosas”, expresión del sen- su relación con el accidente, por diferencia con el ser; véa-
timiento de lo efímero, es una fórmula que, aun se Chance, Destino, Esencia, Ser, Sujet.
cuando se remonta a fines del romanticismo con Sobre este “acontecimiento” que representa la encar-
Francisco Villaespesa, incorpora una dimensión es- nación, véase Bogocheloviéchestvo, Logos (iii, B); Oi-
tética. Se trata de la naturalización o pérdida del “au- konomía.
ra” evocada por Walter Benjamin, que la toma del
spleen baudelaireano, de la fenomenología de la con-
ACTO | 13

II. Acontecimiento, temporalidad y obra de arte Sobre la manera en que el vocabulario latino de la actua-
Sobre la temporalidad del acontecimiento, véase Aspecto, lidad se ve así traspuesto en el registro de la efectividad, véa-
Momento (ii, “Kairós”), Historia, Instante, Jetztzeit. se Realidad (con el estudio del doblete Realität/Wirklich-
Sobre la puesta en discurso del acontecimiento, véase keit) y, para la red italiana, Attualità-attuosità; cf. Res.
Erzählen, Historia; cf. Relato. 3) Por otra parte, la dýnamis significa a la vez la “potencia-
Con más precisión, en su relación con la obra de arte, lidad”, como “no todavía” del acto, y la “potencia”, como “po-
véase Happening, In situ. der” que resulta de él: sobre esta diferencia que el latín da
por medio de dos términos, potentia y potestas, véase Diná-
mica y Poder [Macht-gewalt; cf. Herrschaft].
4) La potencia puede devenir así no la falta del acto sino su
acto cualidad eminente, y la marca de lo humano, lo que hace del
Acto viene del lat. actum, participio pasado pasivo sustan- acto una obra. En el dominio estético, véase Happening,
tivado de agere, que significa “empujar delante de sí”, co- Work in progress (cf. Obra, I, 1). En cuanto al “acto falli-
mo el gr. agein [ γειν] (cf. agón [ἀγών], la lucha, el proce- do”, cuyo éxito consiste precisamente en que es fallido,
so); el verbo latino se diferencia, por una parte, de ducere, véase Ingenium (recuadro 3, “El Witz…”), cf. Inconscien-
“ir a la cabeza de” (como el gr. arkhein [ ρχειν], cf. Prin- te, Chiste [Nonsense].
cipio) y, por otra, de facere, “hacer”, en cuanto implica una
duración, una actividad y una realización más que una ac- II. Ética: acción y pasión
ción determinada e instantánea (por ejemplo, agere aeta- 1) La distinción de la acción y la pasión es, desde las escue-
tem, vitam, “pasar el tiempo, la vida”). Actus, el hecho de las de filosofía de la Antigüedad que privilegian el primer tér-
moverse, acción o resultado de la acción, es un doblete de mino aun cuando a veces lo interpreten de modo diferente
actio (misma etimología), pero la dualidad permite es- (se puede ser “activo” sobre sí mismo en la forma de la tran-
pecializaciones significativas: actus designa la acción de quilidad del alma), una de las matrices del pensamiento éti-
una obra de teatro (lo que Aristóteles designa con prattein co: véase Pathos, Pasión, y cf. Amar, Sabiduría. El surgi-
[πράττειν], o prágmata [πράγματα] o su subdivisión en miento del vocabulario de la voluntad como facultad volitiva
“actos”, mientras que actio es jurídico y retórico (acción en confirma la misma problemática: véase Voluntad, Will-
justicia, acción oratoria, alegato). Actor es así a la vez el kür, y Libertad (con el recuadro 2, “Serf arbiter”, en Eleu-
personaje en una obra de teatro y el que lo encarna: véase thería).
Actor; cf. Mímesis, Pasión. 2) En praxis y virtù se encontrará la exploración de las prin-
El vocabulario del acto está atrapado en tres grandes pa- cipales redes que hacen prevalecer la acción extendiendo
res de oposiciones en constante interferencia: ontológica, el acto moral a la historicidad y a lo político.
ética y pragmática. El ruso postúpok [ осту ок] designa el acto ético reali-
zado por la persona (líchnost’ [личност ], véase Ruso), y se
I. Ontología: potencia y acto caracteriza por la responsabilidad y el compromiso; véase
1) La distinción potentia-actus se utiliza para traducir la dis- Postúpok.
tinción aristotélica de la dýnamis [δύναμις] y de la enérgeia Por último, el neologismo fichteano Tathandlung, irreduc-
[ἐνέργεια]. Actus traduce los dos términos de la diferencia- tible a un Akt, más allá de los paradigmas simples del Tun,
ción griega ergon [ἔργον] y enérgeia, que resulta muy difícil del Handeln y del Wirken (hacer, actuar, obrar), así como
de expresar en francés o en español sin emplear dos radica- más allá del Faktum (hecho) kantiano, redobla la acción de
les, “obra” para ergon (de *werg-, como ing. work o al. Wir- enunciar a través del cumplimiento de lo enunciado, según
kung) y “acto” para enérgeia: para el griego, véase Fuerza la ecuación yo = yo (véase Tatsache-tathandlung), y abre
(recuadro 1, “Dýnamis, enérgeia…”), Praxis (recuadro 1, la puerta a la pragmática.
“Metafísica de la praxis”), Esencia, Ser, Obra.
2) Sobre la gradación ontológica entre la potencia y el ac- III. Pragmática: hablar y actuar
to, véase, además de la definición aristotélica del movi- 1) Los desarrollos contemporáneos, en especial en la filosofía
miento (recuadro 1 en Fuerza): Esencia, Esti, Ser, Pro- analítica, llevan a la reorganización de campos y disciplinas
piedad; cf. To tí en einai y Dinámica, gradación que en torno a una problemática de la acción que debe mucho de
culmina en la concepción del dios como “acto puro”, véase su eficacia a la polisemia del término agency en inglés: véa-
Intellectus, y cf. Dios. se Agency; véase también Affordance. El dominio del pen-
14 | ACTO DE HABLA

samiento y del lenguaje es su condición de posibilidad y su de los enunciados sacramentales como enunciados “opera-
elemento; véase Acto de habla; cf. Intención, Sentido, tivos”, que “hacen aquello que significan”.
Verdad.
2) Sobre la forma en que un idioma filosófico desarrolla ten- I. “Epídeixis”, performance y performatividad
dencialmente su propia pragmática, se puede acudir al ejem- del logos
plo del italiano que, incluso cuando traduce el idealismo ale-
mán, preserva o renueva una temática de la verdad efectiva A. La “epídeixis”, prestación y elogio
(effetuale) de la cosa que remite más bien a la eventuali- Epídeixis [ἐπίδειξις] es la palabra por medio de la
dad que a la historicidad universal o a la performatividad cual la tradición, desde los diálogos platónicos has-
del discurso: véase Attualità-attuosità. ta las Vidas de los sofistas de Filóstrato, caracteriza la
discursividad sofística. El término es consagrado por
alma, dasein, hecho Platón (por ejemplo, Hipias mayor, 282c, 286a; Hi-
pias menor, 363c) para designar el discurso adopta-
do por Pródico, Hipias, Gorgias, en oposición al
diálogo heurístico establecido por medio de pre-
ACTO DE HABLA guntas y respuestas, en la búsqueda de la verdad so-
bre el objeto, y que es consciente de las dificultades
alemán Vollziehung del otro, característica de la dialéctica socrática. Es
francés acte de langage
griego epídeixis [ἐπίδειξις] un discurso largo y continuo cuyos efectos están tan
inglés speech act, performance calculados, incluso cuando es fruto de la improvi-
latín actus exercitus sación, que su autor sólo puede repetirlo idéntico
acto, actor, agency, inglés, dichtung, (Gorgias, 447c 2-3). Como señalará Aristóteles, el
intención, logos, nonsense, praxis, proposición, estilo epidíctico es graphikotate [γραφικωτάτη], “el
sachverhalt, sentido, sofisma, verdad más apropiado para la escritura”, pues “su efectua-
ción justa es una lectura” (Retórica, III, 12, 1414a 18
La noción de acto de habla (speech act) es inseparable de la ss.). La mejor traducción sería entonces “prestación”,
obra de J. L. Austin y de su invención de lo performativo (per- “conferencia”, incluso lectura, en el sentido anglo-
formativa, abreviación de “performative utterance”). La aten- sajón del término, puesto que el sofista, a menudo
ción brindada a una categoría de enunciados que destituye proveniente de Sicilia o de la Gran Grecia, hace gi-
la dualidad verdadero/falso (true/false: fetish, como dice ras por el extranjero —es decir, por las grandes ciu-
Austin) en provecho de una problemática del éxito y del dades griegas, Atenas y Esparta.
fracaso (felicity/infelicity) dibuja un nuevo campo en el cual Con Aristóteles (Retórica, I, 3), la epídeixis se par-
el lenguaje, la acción y la intención constituyen un sistema, ticulariza y se codifica en un sistema estricto de opo-
e inventa un nuevo vocabulario que en ocasiones se presta sición: el género epidíctico, o “elogio”, es uno de los
a contrasentidos. tres grandes géneros en los que se clasifican todos
Esta invención ligada al “linguistic turn (giro lingüístico)”, los discursos. El discurso “deliberativo” (symbouleu-
aun cuando sea muy contemporánea, conduce a reconside- tikón [συμ ουλευτικόν]) se dirige a la asamblea pa-
rar los movimientos o los momentos que, en las tradiciones ra aconsejarle o desaconsejarle algo concerniente al
griega y latina, se dedicaron al lenguaje en tanto que actúa porvenir; el discurso “judicial” (dikanikón [δικανι
y no en tanto que expresa. El problema por resolver no es κόν]) se dirige al tribunal, para acusar o defender, y
tanto entonces, como en el mundo anglosajón, aquel de concierne al pasado. El epidíctico, elogio y condena,
los enunciados éticos sino, en torno a la epídeixis [ἐπίδειξις] no se dirige, dice Aristóteles, ni al ciudadano ni al
sofística, el de la eficacia retórica, de la cultura como dife- juez, sino al espectador (theorós [θεωρός]); no con-
rente a la naturaleza y de la creación de lo político; luego, cierne ni al futuro ni al pasado, sino al presente, y es
en la Edad Media, por un lado con la noción de “actus exer- solamente “siguiendo el presente” (katá ta hypár-
citus”, la actualización de un nivel de completud lingüística khonta [κατ τ πάρχοντα], 1358b 18) que se puede
en el cual interviene el acto de habla y ya no simplemente la argumentar sobre el pasado o el futuro; no se trata
combinación de los elementos del discurso, y, por otro lado, ni de una decisión ni de un veredicto, sino simple-
la identificación de una propiedad absolutamente notable mente de la dýnamis [δύναμις], (“fuerza”, “poder”,
ACTO DE HABLA | 15

“talento”) del orador mismo, sobre lo que el espec- retórica, en lugar de “hablar de”, se ocupa de “hablar
tador debe pronunciarse (1358b 6). Finalmente, en a”, y definirla según Platón como práctica o rutina,
lugar de referir todo a lo útil y a lo nocivo, como el “una obra de persuasión” (peithóus demiourgós
consejo, o a lo justo y a lo injusto, como el alegato, [πειθοῦς δημιουργός], Gorgias, 453a), ni tampoco, se-
el elogio tiene como único objetivo “lo bello y lo gún Aristóteles, quien le otorga un estatus de arte y
vergonzoso (to kalón kai to aiskhrón [τ καλ ν κα de ciencia, como el “poder de hacer cada vez la teo-
τ αἰσχρόν])”, 1358b 28 —donde se entiende el lazo ría de aquello que conviene para persuadir” (perí hé-
entre estética y ética (véase el RECUADRO 1, “Bello y kaston tou theoresai to endekhómenon pithanón [πε
bueno”, en Belleza). ρ καστον τοῦ θεωρ σαι τ ἐνδεχόμενον πιθανόν],
Con el fin de comprender mejor la relación entre Retórica, I, 1355b 25). Es necesario reconsiderar el es-
los dos sentidos de prestación y de elogio, podría- tatus ontológico de la persuasión o, como dice Jean-
mos retornar a la etimología. La deixis [δεῖξις], de François Lyotard, “extender la idea de seducción”:
déiknymi [δείκνυμι], “mostrar”, es el acto de desig- “No es sólo el destinatario quien está seducido por el
nar sin palabra, con el índice extendido (véase dike, destinador. El destinador, el referente, el sentido, no
en Themis). Epídeixis significa el arte de “mostrar” sufren menos que el destinatario la seducción ejer-
(déiknymi) “delante” (epí [ἐπί]): epí indica ante todo cida” (La diferencia, trad. A. Bixio, § 148, p. 104). Se
que es necesario estar en presencia de un público, comprenderá que allí se aprecia una característica
los “espectadores” de Aristóteles. Debido a ello, por de los griegos y una singularidad de su tradición
otra parte, se puede realizar una epídeixis sin hablar; discursiva anulada por la gran corriente de la filo-
así, Tales, el héroe fundador de la filosofía (arkhegós sofía platónico-aristotélica.
[ἀρχηγός], Metafísica, A, 3, 983b 20), funda también Esta fuerza del lenguaje es explícita en el modelo
la crematística: al acaparar los lagares antes de una co- mismo del elogio, el más antiguo que nos ha llegado,
secha de aceitunas especialmente abundante, mues- el Elogio de Helena de Gorgias. La fuerza epidíctica
tra a todos, vengándose así de la risa de la sirvienta se revela allí plenamente: Helena es la más culpable
tracia, que el filósofo puede cuando quiere obtener un de las mujeres puesto que sometió a toda Grecia a
beneficio económico de su ciencia meteorológica, y fuego y a sangre; no obstante, Gorgias nos convence
de esta manera hace una epídeixis heautóu sophías de que Helena es pura inocencia. El suplemento de
[ἐπίδειξις αυτοῦ σοφίας] —muestra, prueba, ostenta- deixis que es la epídeixis consigue convertir el obje-
ción de su sabiduría, o más bien de su competencia to en su contrario: el fenómeno se vuelve el efecto
(Política, 1259a 9-19; es sin duda el único caso no re- de la omnipotencia del logos [λόγος]. De esta forma,
tórico en la obra aristotélica). La epídeixis es así la oca- Gorgias produce la teoría misma de su práctica: “la
sión de mostrar aquello que sabe hacerse, aprove- palabra es un déspota enorme” (logos dynastes megas
chando los momentos propicios que sólo el presente estín [λογος δυνάστης μέγας ἐστίν], que con el más pe-
puede ofrecer (véase Momento, II, “Kairós”). La epí- queño y más imperceptible de los cuerpos da el últi-
deixis retórica es también la ocasión de una demos- mo toque a los actos más divinos (theiótata erga apo-
tración de esta clase. El orador epidíctico utiliza aque- teléi [θειότατα ἔργα ἀποτελεῖ])” (82 B11, 8 DK, véase
llo que exhibe como ejemplo o paradigma: al hacer Logos). El modelo inverso de Sobre la interpretación
su elogio, lo “sobre-estima” y muestra “aún más” (epí) de Aristóteles (que establece en contra de la sofística
gracias a este; simultáneamente muestra aquello que el régimen “normal” de nuestra discursividad, véase
sabe hacer a propósito de un objeto cualquiera (He- Signo) se ve establecido de facto: no son los fenóme-
lena o Palamedes, Atenas o Roma, el caballo o la mos- nos sino el discurso el que hace padecer al alma o,
ca). Se muestra a sí mismo y a su talento “en más”, como dice Gorgias, “bajo el efecto de los discursos el
“por encima de todo” (epí). El elogio constituye así alma experimenta una pasión que le es propia [idion
la prestación retórica por excelencia —una perfor- ti páthema dia ton logon épathen he psukhê [ἴδιόν τι
mance (hazaña) en el sentido deportivo del término. πάθημα δι τ ν λόγων ἔπαθεν υχή]” (ibid., 9). Ya
que, en lugar de tener que decir adecuadamente el
B. La performatividad de la “epídeixis” fenómeno y transmitirlo, el discurso, de manera com-
Pero la epídeixis obliga entonces a repensar el esta- pletamente autónoma, lo produce: “no es el discur-
tus mismo de la retórica. No basta con decir que la so el que indica el afuera, sino el afuera el que viene
16 | ACTO DE HABLA

a revelar el discurso [oukh ho logos tou ektós parasta- C. “Apódeixis” y “epídeixis”, el lenguaje que
tikós estín, allá to ektós tou logou menytikón gínetai muestra y el lenguaje que opera
[ο χ λόγος τοῦ ἐκτός παραστατικός ἐστιν, ἀλλ τ La epídeixis difiere de la apódeixis [ἀπόδειξις] de ma-
ἐκτ ς τοῦ λόγου μηνυτικ ν γίνηται]”, Sobre el no ser, nera esencial. Apo-deixis es mostrar “a partir de”
82 B3, 85 DK). Gorgias, en su “juego” re-creador de aquello que es mostrado, yendo al fondo del objeto
una Helena en adelante inocente vuelve explícito el por mostrar, sacando al objeto del objeto mismo:
hecho de que con la epídeixis no se trata de pasar, co- demostración lógica, matemática, pero también, an-
mo en la ontología, del ser al decir del ser, sino más te todo, filosófica, incluyendo la filosofía primera.
bien, en modo logológico, del decir a su efecto. Allí Con lo apodíctico, se trata de decir ya sea aquello
es donde la prestación-performance se reúne con la que es, aquello que está allí, aquello que se mani-
performatividad en el sentido de eficacia y de crea- fiesta, o hacerlo aparecer, revelarlo, hacerlo visible a
ción discursivas —para retomar la expresión de Aus- través del medio discursivo. Heidegger insiste con
tin en How to do things with words, la discursividad toda razón en la secuencia de los apo-aristotélicos:
retórico-sofística cuyo emblema es la epídeixis, es el lo apo-díctico (lo “de- mostrativo”) tiene por fun-
arte de “hacer cosas con palabras”. damento lo apo-fántico (lo “de-clarativo”), que en
• VÉASE EL RECUADRO 1 Aristóteles designa la esencia misma del lenguaje.

Recuadro 1 › El Elogio de Helena de Gorgias: de la ortodoxia a la creación de valores


descripción, lugar común, mundo Las palabras mayores que todavía hoy de- Gorgias —“yo”, simplemente— es el reta-
finen para nosotros a la Grecia poética y fi- dor del consenso que reúne, “en una sola
La epídeixis es tan espectacular porque losófica están todas ahí, repartidas bajo dos voz y en una sola alma” (homóphonos kai
transforma, es decir, determina, el mundo valores, positivo y negativo, el kosmos [κόσ homópsykhos [ μόφωνος κα μό υχος ),
produciendo nuevos objetos y nuevos valo- μος] y la akosmía [ἀκοσμία], el orden y el a todos los poetas con sus oyentes, y hasta
res. El arte entero consiste en apoyarse en desorden, la belleza bien estructurada, el el testimonio depositado en el lenguaje mis-
valores admitidos para proponer unos nue- ornamento, el adorno, y su ausencia, su mo mediante la eponimia del nombre de
vos: el Elogio de Helena (82 B 11 DK) nos puesta en jaque por el caos. El oyente-es- Helena, constantemente subrayada desde
sorprende, desde sus primeras frases, con pectador es llevado al punto en que las pa- Esquilo (helenas, hélandros, heléptolis [ λέ
este paso de la comunión a la invención, de labras adquieren su sentido, existen juntas νας, λανδρος, λέπτολις], perdedora de
la liturgia al “happening”: como sistema convencional de sentido. El navíos, perdedora de hombres, perdedora
sentimiento de verdad echa raíces en esta de ciudad, Agamenón 687-690) hasta Ron-
Primer vector, la ortodoxia: comunión que constituye la creación conti- sard (“Su nombre griego se deriva de rap-
nua de los valores necesarios para la exis- tar, matar, saquear, apoderarse”, Sonnets
1) El orden, para la ciudad, es el valor de
tencia misma del vínculo social. Estamos pour Hélene, II, 9). El orador reintroduce el
sus habitantes; para un cuerpo, la belleza;
para un alma, la sabiduría; para una ac- aquí en el centro de la ortodoxia más efi- orden en el kosmos, el logismón [λογισμόν],
ción, la virtud; para un pensamiento, la caz, más performativa, porque es también en el logos, y demostrará que Helena está
verdad. Las cualidades contrarias a éstas la más económica: la práctica común de la en el extremo de los objetos loables, y no,
implican desorden. En un hombre, en una lengua. como se hace desde Homero, es decir, des-
mujer, en un pensamiento, en una ac- de siempre, en el extremo de los objetos
ción, en una ciudad, es preciso honrar Segundo vector, en las frases que aparecen censurables. El elogio se sostiene así en el
con alabanzas lo que sea digno de ala- inmediatamente a continuación: la hetero- consenso implicado en las primeras frases
banzas, y cubrir de censuras lo que sea
doxia. para recrear un nuevo consenso y, por así
censurable; pues tan erróneo e inexacto
decir, contrasensual, en las segundas. Aho-
es censurar lo loable como loar lo censu- 2) Es obligación de un mismo hombre pro-
rable. ra bien, sabemos que es ahí donde efectiva-
clamar la verdad y refutar a los que censu-
mente ocurrió: Gorgias lanzó al mundo una
όσμος πόλει μ ν ε ανδρία, σώματι δ ran a Helena, mujer que reúne en una so-
κάλλος, υχ ι δ σοφία, πράγματι δ la voz y en una sola alma la opinión de la nueva Helena que, pasando por Isócrates y
ἀρετή, λόγωι δ ἀλήθεια τ δ ἐναντία tradición poética y el significado de un Eurípides hasta Hofmannsthal, Offenbach,
τούτων ἀκοσμία νδρα δ κα γυναῖκα nombre que lleva consigo el recuerdo de Claudel y Giraudoux, es inocente y digna
κα λόγον κα ἔργον κα πόλιν κα πρ desgracias. Yo quiero, dando lógica al dis- de alabanza.
γμα χρ τ μ ν ξιον ἐπαίνου ἐπαίνωι curso (egó de bóulomai logismón tiná tou El Elogio de Helena esclarece así dos ras-
τιμ ν, τ ι δ ἀναξίωι μ μον ἐπιτιθέναι logou dous), liberarla de toda acusación y gos del elogio en general.
ἴση γ ρ μαρτία κα ἀμαθία μέμφεσθαί poner término a la ignorancia, demostran- Primer rasgo: todo elogio, que se mueve
τε τ ἐπαινετ κα ἐπαινεῖν τ μωμητά do que sus censores se equivocan y des-
en la doxa, que manipula lo endoxal y el lu-
cubriendo la verdad.
gar común, es, sin embargo, ya sea virtual-
ACTO DE HABLA | 17

mente o como aquí en acto, paradójico. És- tricto las palabras son irresistibles. Esta vez, dado por el orador que está jugando con el
te es el plan del Elogio de Helena, codificado cabe citar el pasaje completo: consenso. “Apelando a la opinión”, partien-
en norma por los manuales de retórica, y do de trivialidades, de objetos acordados,
que lleva a esta contradicción: se hace el 8] Si fue convencida y engañada su alma juega al logos para darles una existencia un
elogio de su linaje, de su belleza, de sus cua- por el discurso, no es difícil en este caso poco diferente, para producirlos como otros,
defenderla y liberarla de toda acusación:
lidades, se relata lo que ha hecho o más para producir otros. O también: hay un mo-
la palabra es un déspota enorme que, con
bien, como se trata de una mujer, de lo que mento en todo elogio en que el lenguaje
un diminuto y muy invisible cuerpo, reali-
ha padecido: Helena no es culpable, porque za los actos más divinos, puesto que tiene puede más que el objeto, momento en que
ella no tiene nada que ver; son los decretos el poder de poner fin al miedo, de apartar el lenguaje se vuelve instigador de objeto,
de los dioses, la violencia de los hombres, la el dolor, de infundir alegría, de acrecen- momento en que se abre la descripción, el
fuerza de los discursos, lo que la obligaron, tar la compasión. 9] Y es necesario que yo lugar común. Es el momento de la creación
como si desarrollar la culpabilidad fuese su- lo demuestre ante los que me escuchan y, entre otras cosas, de la creación de valo-
ficiente para producir la inocencia. apelando también a la opinión común. res. Es también el momento de convergen-
Segundo rasgo específico, cuyo vínculo cia entre crítica de la ontología e institu-
con el primero se comprende: todo elogio A continuación, Gorgias analiza los efectos ción de lo político.
es al mismo tiempo un elogio del logos, es en las diferentes regiones de discurso y las
decir, a fin de cuentas, un elogio del elogio. causas profundas, ancladas en la tempora- Bibliografía
El Elogio de Helena de Gorgias es, una vez lidad humana, de la tiranía discursiva. De Cassin Barbara, Voir Hélène en toute femme,
más, la primera y la suprema ilustración de tal modo, juega el juego del elogio (emón París, Les Empêcheurs de Penser en Rond,
esto. Al fin y al cabo, es de la fuerza misma de paignion [ἐμ ν δ παίγνιον], “mi jugue- Institut d’Édition Sanofi-Synthélabo/Seuil,
te”, como crudamente dicen las palabras fi- 2000.
del logos de la que depende la inocencia de
nales del Elogio de Helena), el juego de este Gorgias de Leontini, “Elogio de Helena”, en
Helena; seducida por las palabras de Paris. Fragmentos y testimonios, trad. J. Barrio Gu-
Helena no es culpable, pues en sentido es- espectáculo a la vez codificado e inventivo
tiérrez, Buenos Aires, Aguilar, 1980.

Recuadro 2 › La apódeixis en Aristóteles


erscheinung deducción, proveen así el esquema de la así a la unión con el objeto principal de la re-
ciencia filosófica, en la perennidad de su tórica: la clasificación de las pruebas, pisteis
La apódeixis [ἀπόδειξις] se encuentra en tradición, hasta el movimiento mismo de la [πίστεις]. Recordemos que la gran división
dos lugares del corpus aristotélico: en los fenomenología hegeliana que, al igual que tiene lugar entre pruebas “extra técnicas”,
Analíticos y en el seno de la Retórica. ella, atrae al contingente hacia lo necesario que vienen de afuera, como por ejemplo los
La apódeixis y la ciencia apodíctica cons- y extrae la verdad universal de lo singular. testimonios y que basta con saber “utili-
tituyen asimismo el objeto de los Analíti- Pero, la apódeixis no es solamente un pro- zar”, y pruebas “técnicas”, las pruebas que
cos, como atestiguan las primeras líneas del cedimiento de transformación del fenómeno aporta el método retórico o el propio orador,
tratado (Primeros analíticos, I, 1, 24a 11). en objeto de ciencia, sino que es también una y que es necesario “descubrir” (I, 2, 1355b
A diferencia del silogismo dialéctico, que técnica de adhesión y, la verdad sea dicha, 35-39). Estas últimas son a su vez de tres
parte de ideas admitidas (véase Doxa), ope- el núcleo mismo de la retórica aristotélica. clases: han de buscarse ya sea en el carác-
rando así con premisas probables, y del en- La retórica tiene para sí tres objetos: las ter del orador (diríamos que del lado del
timema retórico, que nunca es más que una partes del discurso y su orden, las pruebas emisor), en las disposiciones del oyente (del
abreviación de silogismo retórico, el ámbi- y sus fuentes y el estilo propiamente dicho. lado del receptor) o, por último, en el pro-
to de la apódeixis es la verdad: parte de pre- En cuanto a las partes del discurso, Aristó- pio logos (o sea, el mensaje), “por el hecho
misas verdaderas, evidentes o ya demos- teles se opone al ridículo de las divisiones de que demuestra o parece demostrar”
tradas, y “muestra la causa y el porqué” que proliferan, para conservar dos y sólo (1356a 4). La apódeixis corresponde en-
(Segundos analíticos, I, 24, 85b 23-24). En dos: “es necesario decir la cosa en cuestión, tonces a la prueba por excelencia, la que
efecto, no podría haber una ciencia de lo así como demostrarla (eipéin […] kai tout’ constituye el cuerpo mismo del logos en
singular sensible como tal, como tampoco apodeixai [εἰπεῖν […] κα τοῦτ ἀποδεῖ tanto que retórica.
una definición (Metafísica, Z, 15, 1039b 28). ξαι )” (III, 13, 1414a 321-32). La primera “El arte imita a la naturaleza y lleva a
Pero la apódeixis, siguiendo a la inducción parte, correspondiente al “problema” dia- buen fin aquello que la naturaleza está in-
(epagogé [ἐπαγωγή] cf. Segundos analíti- léctico (problema [πρό λημα], “lo que se capacitada para llevar a su culminación”
cos, 18, 81a 40-b2), es justamente el pro- lanza hacia delante”, 36), Aristóteles pro- (Física, II, 8, 199a 17 ss.). La demostración
cedimiento que hace que se conozca el sin- pone nombrarla próthesis [πρόθεσις], “pro- científica y el sistema de demostración re-
gular en tanto que universal, y permite por posición”; la segunda es la apódeixis propia- tórica imitan a la naturaleza y la perfeccio-
ejemplo deducir, dado que Sócrates es un mente dicha, que propone llamar también nan en el sentido de que ayudan a que el
hombre, que Sócrates es mortal (ibid., en pistis [πίστις], un término que designa in- fenómeno se manifieste, más allá de su
particular 86a 5-10; cf. 11, 77a 5-9). La de- disolublemente, del lado subjetivo, la fe, la aprehensión inmediata, como verdadero,
mostración aristotélica y su procedimiento creencia, la adhesión, y del lado objetivo, la universal, persuasivo: ayudan a compren-
de escalada analítica, sensación, inducción, prueba, la confirmación. El análisis conduce derlo y a creer en él.
18 | ACTO DE HABLA

Para Aristóteles, tal como lo subraya Heidegger, re- más adelante), en el marco de una teoría de la com-
mitiendo en particular a los capítulos 1 al 6 de Sobre pletud sintático-semántica gramatical que no reposa
la interpretación, “decir, legein, es apopháinesthai, tan sólo en criterios formales (gramaticalidad), sino
“hacer ver” (pháinesthai) desde aquello mismo so- también en el hecho de tomar en cuenta la intención
bre lo cual se discurre (apó)”; “En el discurso (apó- de significar del locutor. Por otra parte, y este punto
phansis), siempre y cuando sea auténtico, lo que se también es interesante en relación con el pensamien-
dice se extrae de eso mismo de lo que se habla”; por to contemporáneo, permite integrar la dimensión
eso, “fenomenología significará entonces […] apo- emotiva del lenguaje de manera novedosa, puesto
pháinesthai ta phainómena: hacer ver desde sí mis- que en la Edad Media no converge nunca con aque-
mo aquello que se muestra, y hacerlo ver tal como llo que se pudo decir al respecto en la tradición re-
se muestra desde sí mismo” (Ser y tiempo, p. 57). tórica. Resulta interesante que la misma noción per-
• VÉASE EL RECUADRO 2 mita analizar a la vez los enunciados que no son
Por oposición a la apódeixis que define, con el asertivos sino performativos y caracterizar las ex-
régimen del discurso aristotélico, la relación “natu- presiones que sirven para realizar operaciones lógi-
ral” entre palabra y cosa, se puede comprender la cas o lingüísticas (la cuantificación, la ostensión, la
fuerza filosóficamente perturbadora de la epídeixis. deixis, etc.), y aquellas que, como las interjecciones
Se oponen no solamente dos modalidades discur- o los modos verbales, son utilizadas para expresar
sivas sino, incluso, dos modelos de mundo: un mo- estados mentales no conceptuales, o afectos, como
delo físico donde lo que se hace es determinar los el dolor, la esperanza, el deseo, etcétera.
principios de la naturaleza con demostraciones con-
formes a su despliegue, con la verdad como devela- A. “Actus exercitus” y actos de habla
miento y correspondencia (véase Verdad); y un mo- El contexto de la introducción de la distinción entre
delo cultural y político, en el que se trata de llevar a actus exercitus y actus significatus fue constituido por
la práctica, en cada ocasión, valores comunes que las discusiones sobre la completud de los enunciados
permitan la creación continua de un consenso que en las gramáticas del siglo XIII o, con mayor preci-
constituye la identidad total de la ciudad, de la polis. sión, en los comentarios sobre las Institutiones de
Prisciano. Prisciano dice (Institutiones grammaticae,
II. “Actus exercitus”/“Actus significatus” XVII, 10) que un adverbio, bene, puede tener el va-
La expresión latina actus exercitus (acto ejercido) se lor de un enunciado completo si se entiende como
introduce en la terminología latina medieval en opo- “adjunto” ya sea a un acto anteriormente efectuado,
sición a actus significatus (acto significado) en el si- ya sea a un enunciado precedentemente proferido.
glo XIII, de forma simultánea en gramática y en ló- Algunos autores glosarán este paso diciendo que el
gica. En ambos casos, la distinción permite oponer adverbio puede ser referido, ya sea a un “acto ejer-
en el lenguaje las expresiones simples o complejas cido” (por ejemplo, cuando se dice “bien” al ver a un
que significan cosas y aquellas que permiten efec- maestro pegarle a un alumno, el adverbio sería el
tuar algo por medio del lenguaje. En gramática, la determinante del acto ejercido), ya sea un acto sig-
cuestión inicial es la de la completud, dado que cier- nificado por un verbo. Pero se encuentra, por otra
tos enunciados pueden ser gramaticalmente incom- parte, y a partir del mismo ejemplo, una utilización
pletos, y en particular no llevar verbo, expresión del mucho más interesante comparable a la noción mo-
acto, por el hecho de no significar el acto sino ejer- derna de acto de habla. En la situación mencionada,
cerlo. En lógica, la reflexión recae sobre los cuanti- se observa que el adverbio no sólo determina un ac-
ficadores y otros términos lógicos que no tienen un to no expresado, lo cual querría decir simplemente
significado, es decir, que no remiten a una cosa o que hay elipsis, pudiendo el enunciado elíptico ser
a un concepto, sino que tienen una función en el reconstruido en un enunciado completo (juzgo que
enunciado “actuando” sobre los términos plenos. golpeas bien, está bien lo que haces, etc.), sino que él
La noción de actus exercitus permite entonces ana- mismo puede tener valor de ejercicio de un acto,
lizar, al igual que las teorías modernas de los actos puesto que su enunciación equivale a alentar a quien
de habla, los enunciados que sirven para actuar (con- lo efectúa para continuar. Se puede apreciar que es-
tar, bendecir, etc., en los ejemplos que se presentan tas dos acepciones de la expresión actus exercitus son
ACTO DE HABLA | 19

bastante diferentes. A partir de la segunda se pue- tribución. Esto equivaldría a una repetición inútil
den analizar numerosos enunciados considerados (nugatio) y no sería comprensible”: repetición in-
completos incluso sin verbo: no necesitan un verbo útil, puesto que el mismo acto sería a la vez signifi-
explícito que sea la expresión de un acto significa- cado y ejercido.
do (actus significatus), porque constituyen un “acto 2) Una distinción importante, muy próxima a la
ejercido” (actus exercitus): son entonces llamados que hacen los modernos, es introducida para di-
“completos según el acto ejercido”. Entre ellos en- ferenciar entre lo que convendría llamar actos de
contramos, a modo de ejemplo, enunciados litúrgi- habla convencionales y no convencionales. En el pri-
cos tales como “En el nombre del padre, del hijo y mer caso, los actos “ejercidos” son posibles en ra-
del Espíritu Santo”, por medio del cual, dice un gra- zón de las propiedades sintáctico-semánticas de las
mático anónimo, “yo ejerzo la bendición”: por eso expresiones (ex vi sermonis); es el caso especialmen-
el acto, que es ejercido, no tiene que ser significado. te de las expresiones vocativas (¡Eh! para llamar),
de las demostrativas (ecce! [he aquí] para mostrar),
Hay dos tipos de enunciados: aquel por medio del cual de las interjecciones (¡Maldición! para deplorar al-
enunciamos algo de otra cosa, como Sócrates corre, y go). En el segundo caso, el acto es ejercido por me-
que requiere de un verbo para estar completo. Hay dio de una expresión dada, únicamente porque el
otro tipo de enunciado por medio del cual se ejerce locutor (proferens) tiene la intención de utilizarla
algo (per quam aliquid exercetur), como cuando se di- para ello, sin que esté particularmente destinada a
ce “Uno, dos y tres” [enunciado, como se dice en otra
ocupar esta función. Un ejemplo común y particu-
parte, que no sirve para significar el acto de contar,
larmente significativo es el de la expresión: Aqua!
sino que permite realizarlo]; este enunciado no ne-
cesita un verbo explícito, y se vuelve completo en el Este sustantivo por sí solo no puede ser considera-
acto ejercido: no se necesita decir “contamos uno”. do como un enunciado completo si no es porque
Gosvinus de Marbasio, Tractatus de constructione alguien, en una situación particular en la cual se de-
clara un incendio, decide utilizarlo para pedir que
La persona que cuenta no tiene la intención de enun- se vaya a buscar agua. La noción de intención de
ciar algo sobre los números, ni de designarse en tanto significar del locutor (intentio proferentis) es aquí
que ella misma cuenta, sino solamente la de actuar esencial: no sólo tal enunciado, aun si no es canó-
contando, dice otro autor a propósito del mismo nico (puesto que no implica sujeto y verbo), es en-
ejemplo. teramente aceptable, completo e interpretable, sino
Los gramáticos se aplican a proporcionar una to- sobre todo mucho más adecuado para la expresión
pología de los diferentes actos ejercidos distinguien- de sentido pretendido (intellectus intentus), puesto
do en ellos sus propiedades formales. Sólo retendre- que, por su forma misma, manifiesta la urgencia de
mos dos puntos: la situación y la emoción, o el pánico del locutor.
Algunos autores califican a estos enunciados de
1) En primer lugar, los enunciados que están “com- “enclíticos”, tal vez porque, al igual que las partícu-
pletos según el acto ejercido” no son enunciados las del mismo nombre que no son autónomas, sino
elípticos: estos últimos son incompletos en el plano que necesitan estar ligadas a una palabra principal,
formal, pero lo que falta puede ser siempre expre- tales enunciados no pueden existir sino pronuncia-
sado vocalmente (así, si a la pregunta “¿Cuál es el bien dos e interpretados en una situación particular. Es-
supremo en la vida?” se responde “La honestidad”, ta teoría del actus exercitus se desarrolló principal-
esta última expresión es un enunciado completo en mente entre los gramáticos que acordaban un lugar
el cual, por anáfora, se puede restituir aquello que esencial a la noción de intención de significar, en el
falta); no es el caso cuando hay un acto ejercido, análisis de las propiedades formales de los enuncia-
como lo establece muy claramente la regla: “ningu- dos. Para los modistas (segunda mitad del siglo XIII),
na palabra que ejerce un acto cualquiera se cons- quienes se niegan a tener en cuenta al locutor o la
truye con él, en efecto ecce (he aquí) no está cons- situación para llegar a un sistema de descripción
truida con el acto de demostración, ni la conjunción que sea universal y por lo tanto científico, la noción
copulativa o disyuntiva con el acto de coordinación de actus exercitus sólo es mantenida en el caso del
o de disyunción, ni omnis (todo) con el acto de dis- vocativo, que es “término del acto ejercido” (por
20 | ACTO DE HABLA

ejemplo, “¡Oh, Enriqueta!”: el sustantivo es el tér- Las operaciones lógicas son “actos de la razón” que
mino del acto vocativo efectuado por la interjec- corresponden a afectos: por ejemplo, si tomo dos ex-
ción), por oposición al acusativo que es “término presiones sencillas que no concuerdan la una con la
del acto significado” (por ejemplo, “veo un libro”: otra, me veo afectado por su desacuerdo y la palabra
el sustantivo es el término del acto de ver). no me sirve para expresarlo (ejemplo, “esta mesa no
es cuadrada”). Existen otros afectos, provocados por
B. “Actus exercitus” y operaciones lógicas eventos tristes o agradables, que son igualmente
Esta misma idea según la cual ciertos constituyentes transmitidos por medio de expresiones que signifi-
del lenguaje no significan algo, sino que hacen algo, can “bajo el modo del afecto”. Así, un evento desa-
la volvemos a encontrar en lógica en el análisis de los gradable que produce dolor puede ser significado
operadores lógicos o de los signos de función. De la ya sea a modo de concepto (“sufro”), ya sea a modo de
misma manera que se dice que el adverbio ecce sir- afecto puro (“¡Ay!”), o bien de un modo intermedio,
ve para ejercer la deixis, se puede decir que non sirve que es el de la interjección (los autores divergen de
para ejercer la negación, u omnis la distribución, y manera interesante sobre el punto de saber si las in-
no que significan estas operaciones (lo que harían los terjecciones significan un concepto a modo de afec-
verbos o nombres correspondientes, respectivamen- to, o un afecto a modo de concepto; esta última posi-
te negatio, negare o distributio, distribuere). Los lógi- ción se apoya en su naturaleza convencional y variable
cos que sostienen este análisis pueden así distinguir en cada lengua, que las distingue de las exclamacio-
de manera neta entre dos tipos de expresiones, las ex- nes, mientras que la primera parece derivarse de su
presiones categoremáticas, que son signos de cosas, y forma imperfecta, especialmente en cuanto a su pro-
las expresiones sincategoremáticas, que son signos de nunciación, que admite variaciones individuales).
operaciones mentales, a diferencia de otras corrien- Las relaciones entre esta “significación a modo de
tes que, buscando atribuir un tipo de significación a afecto” y las expresiones que permiten ejercer un acto
estas últimas, al decir por ejemplo que significan “re- son complejas y diversamente teorizadas: la cuestión
laciones entre cosas”, oscurecen la distinción (véase en particular es saber si estos actos de lenguaje con-
Sincategorema). ciernen, en tanto que “actos”, a la facultad sensitiva
Cabe comparar la distinción entre actus exercitus (que maneja las emociones, la voluntad y por ende
y actus significatus con otra distinción, utilizada por la acción), o por el contrario a la facultad racional, en
los gramáticos y los lógicos, entre las expresiones que tanto que realizados por medio del “lenguaje”.
significan bajo el modo del afecto (per modum affec- La distinción entre “acto significado” y “acto ejer-
tus) y aquellas que lo hacen bajo el modo del con- cido” toma, además, en lógica, un valor un tanto di-
cepto (per modum conceptus) (véase Conceptus). La ferente pero emparentado. Así, para Ockham la có-
tradición parisina de la lógica medieval tiende a de- pula es el signo de un acto del espíritu, acto que
cir que las operaciones lógicas son “ejercidas” por consiste en predicar el concepto de sujeto del con-
los términos tales como non u omnis, mientras que cepto de predicado. El verbo “predicar”, u otros ver-
la tradición oxoniana se opone a esta manera de ver, bos de la misma naturaleza (verificar, etc.), sirve pa-
insistiendo en la idea de que es el locutor quien ejer- ra “significar” el acto que es “ejercido” por la cópula.
ce estas operaciones en tanto que “agente principal”, En “homo est animal”, la predicación es un actus
siendo estos signos sólo “instrumentos” de los actos: exercitus y concierne a individuos denotados por el
sujeto y el predicado (tomado en suposición perso-
[…] de la misma manera en que el hombre o el alma nal), mientras que en “animal praedicatur de homi-
es el agente principal en la operación de negación (est ne” la predicación es un actus significatus, y concier-
principale agens in operatione negando) y la palabra ne a conceptos (al estar los términos tomados en
“no” el instrumento, de la misma manera en que aquel suposición simple). Ockham recurre a esta distin-
que golpea es el agente principal del acto de golpear, ción para explicitar el verdadero sentido de proposi-
y el palo el instrumento; de la misma manera el hom-
ciones ambiguas o filosóficamente problemáticas.
bre o el alma es el agente principal en la distribución
Proposiciones cuyos términos parecen remitir a uni-
del sujeto, y “todo” el instrumento.
Roger Bacon, Summa de sophismatibus
versales (ejemplo, homo est risibilis, “el hombre es ca-
et distinctionibus, pp. 153-154. paz de reír”) son reformuladas como predicaciones
ACTO DE HABLA | 21

de orden superior, que pueden ser entonces puestas mo la del bautismo, pero la forma asertiva de “Esto
en relación con la o las predicaciones “ejercidas” es mi cuerpo”), reflexionando sobre el papel relati-
correspondientes cuyos términos no denotan sino vo que juegan, para conferirles este carácter operati-
individuos (véase Predicación y Universales). vo, la decisión de aquel que instauró dichas fórmu-
La distinción actus significatus/actus exercitus fue las, la intención de aquel que las pronuncia (el
igualmente utilizada en el análisis de paradojas de sacerdote) y de aquel que las recibe. La forma aserti-
autorreferencia, en especial la del mentiroso. En una va de la fórmula eucarística suscita discusiones sobre
proposición tal como “yo digo lo falso” (ego dico fal- la diferencia en el valor de verdad entre los enuncia-
sum) existe una tensión entre aquello que es “signi- dos cognitivos y operativos. Los primeros, como bien
ficado” y aquello que es “ejercido”, debido a que el lo dice Tomás de Aquino, son verdaderos por con-
contenido asertivo de la acción está determinado por frontación con un estado de cosas que existe desde
el atributo “falso” al mismo tiempo que la acción es antes, a diferencia de los segundos, los cuales, por el
efectivamente realizada al enunciar la proposición. hecho de ser pronunciados, crean ese estado de co-
sas. Duns Escoto, en contra de la tradición del siglo
III. Actos de habla y teología sacramental XIII, se negará a pensar que la fórmula eucarística
En la Edad Media las reflexiones sobre los actos de tenga necesidad de ser verdadera para ser operativa,
habla se desarrollaron especialmente en el campo de a fin de sostener que debe primero actuar antes que,
la teología sacramental. La definición misma de sa- habiendo sido transformado el pan en cuerpo de Cris-
cramento, “el sacramento hace aquello que signifi- to, sea entonces verdadera… La distinción entre
ca (sacramentum id efficit quod significat/figurat)”, es “significado” y “ejercido”, utilizada para describir
particularmente explícita. El sacramento es un sig- ya sea los actos efectuados por medio del lenguaje, ya
no que tiene un valor doble: “cognitivo” y “operati- sea las operaciones lingüísticas o lógicas como la
vo” o “factivo”, ya que significa la gracia y a la vez la cuantificación, es utilizada en este contexto y apli-
confiere. Por el hecho de que se compone de una ma- cada a la deixis, aquella que realiza el pronombre
teria (por ejemplo, el agua para el bautismo) y una sujeto hoc (esto) en la fórmula de la consagración
forma (la fórmula: “yo te bautizo”, etc.), hay quienes eucarística, “esto es mi cuerpo (hoc est corpus
se han interrogado sobre aquello que, en la fórmu- meum)”. Las discusiones son en efecto numerosas
la, le permite ser eficaz —interrogaciones que no sobre la interpretación del deíctico: según algunos,
son independientes de aquellas realizadas a propó- se trata de un discurso restituido, el sacerdote no ha-
sito de las fórmulas mágicas. La operatividad de las ce más que repetir las palabras de Cristo, y la deixis
fórmulas sacramentales fue bien percibida por los (demonstratio) es llamada ut concepta o ut significa-
teólogos medievales como dependiente de un con- ta, mientras que, según otros, el sacerdote muestra
junto de factores intrínsecamente ligados: la fór- efectivamente el pan al pronunciar la fórmula (con
mula misma (reflexiones sobre sus componentes, dificultades para comprender cómo puede entonces
los modos verbales, los marcadores enunciativos), la proposición ser verdadera puesto que es falso que
su significado y su institución, el locutor (discusiones “este pan sea el cuerpo de Cristo”), y la deixis es de-
sobre el papel del sacerdote, que enuncia la fórmula, nominada ut exercita.
agente con respecto al otorgamiento del sacramento, Hay otros campos en la teología medieval en los
pero no con respecto a su efecto), la intención de que se elaboran reflexiones sobre los actos de habla,
significar del sacerdote y de quienes reciben el sacra- pero la teología sacramental tiene de particular que
mento, la situación (otros elementos del rito sacra- en ella los análisis revisten una forma eminentemen-
mental). Estas reflexiones llevaron a una clara per- te técnica, a partir de instrumentos proporcionados
cepción de la distinción entre los enunciados de por la lógica y la gramática de la época. En diferentes
constatación, llamados “cognitivos” (cognitiva, sig- contextos, se reconoce a ciertos enunciados las pro-
nifictiva), y los enunciados “operativos” (factiva, ope- piedades de permitir actuar en el mundo, transformar-
rativa). Se llegó a la pregunta por las características lo, incluso crearlo (“Fiat lux”), o mejor aún actuar
de estos últimos, al observar que no eran necesaria- sobre otros (por ejemplo, las oraciones, los enuncia-
mente diferentes en su forma (se advierte la impor- dos de alabanza, la pronunciación de votos, los in-
tancia de la primera persona en ciertas fórmulas, co- sultos, etc.). Las reflexiones sobre la promesa y el ju-
22 | ACTO DE HABLA

ramento son particularmente interesantes: a partir glosajona contemporánea. La dicotomía hecho/va-


de la idea de “obligación”, de origen jurídico, se per- lor, mundo/moral que determina el sinsentido de las
cibe bien la diferencia entre, por ejemplo, una pro- proposiciones éticas es un elemento central de la pri-
mesa y un enunciado ordinario. Duns Escoto insis- mera filosofía analítica. Esto es lo que define el primer
te en la distinción entre los “juramentos asertorios” linguistic turn: giro “del lenguaje” aquí, más bien que
que obligan a quien los enuncia a “decir la verdad” “lingüístico”, puesto que se trata de determinar (por
y los “juramentos promisorios” que los obligan a medio de los límites del sentido, the bounds of sen-
“hacer que la verdad sea”, es decir, a actuar para que se, para retomar el célebre título de Strawson) los lí-
se realice aquello que enuncian. En el caso de las mites del lenguaje y así trazar los de la filosofía.
promesas y los juramentos, al igual que en el de las La ética y el valor están excluidos del dominio de
fórmulas sacramentales, las opiniones divergen en los hechos y por ello del dominio del lenguaje —del
torno a saber si la operatividad de tales enunciados lenguaje provisto de sentido, por lo tanto, verifica-
y su valor de obligación se deben más a la intención ble. Sólo un segundo giro —o inversión, turn— ya
del locutor o al contenido convencional de las ex- no de lenguaje, sino lingüístico, podía reintroducir
presiones efectivamente pronunciadas, una distin- las cuestiones de valor en las cuestiones de lengua-
ción que corresponde bien a la que hacen los mo- je y reabrir el campo del lenguaje. El primer giro no
dernos entre “speaker’s meaning” y “conventional cambió nada, en efecto, del criterio aristotélico de
meaning”. Se ve que la dimensión moral del acto de verdad: las frases son verdaderas o falsas (conformes
habla pasa aquí a primer plano, como lo atestiguan a la realidad de las cosas o negándola) o bien sinsen-
por otra parte los tratados sobre los “pecados de tidos (fuera-del-lenguaje). El sentido es inseparable
lengua” (véase Verdad, IV). entonces de la verdad tomada en el sentido clásico de
“correspondencia”. La filosofía debe solamente acla-
IV. “Speech acts”, “Perform” rar el lenguaje ordinario eliminando los sinsentidos
Para comprender bien la novedad que constituye el (enunciados metafísicos, normativos, semántica-
speech act es necesario ubicarlo en su contexto: la in- mente desviados, paradójicos) que puede suscitar su
vención de este nuevo vocabulario permite dar cuen- uso no controlado. Ahora bien, la filosofía analítica,
ta de fenómenos lingüísticos inadvertidos y cues- a partir de 1920, ha tratado de “legitimar” progresi-
tionar de manera definitiva el modelo proposicional. vamente el sinsentido, primero conservando el
marco del primer análisis, luego simplemente ha-
A. Giro de lenguaje / Giro lingüístico ciéndolo explotar: es el “segundo análisis”, el del se-
La problemática contemporánea de los actos de habla gundo giro, el lingüístico.
tiene curiosamente su origen en la distinción entre
sentido y sinsentido, constitutiva del paradigma de la B. La invención de los actos de habla
filosofía analítica y cuestionada por Austin (véase Ogden y Richards, en un libro publicado en 1923,
Nonsense). La filosofía analítica, en un primer tiem- The Meaning of Meaning, constituyen una primera
po, excluyó ciertos juicios (tales como los juicios mo- etapa en dirección del segundo giro. Proponen una
rales) del campo del lenguaje. Ya sea que se tomen “teoría emotiva (emotive theory) de la ética”, reto-
los criterios del Tractatus logico-philosophicus (la pro- mada especialmente por Ayer: el concepto de “bien”,
posición como estado de cosas) o aquellos, derivados, si se considera que no es la suma de sus determina-
de Schlick y de Carnap (el significado empírico), el ciones empíricas o de los diversos usos de la pala-
enunciado ético o normativo está desprovisto de sig- bra, es “único y no desmenuzable”. El uso específi-
nificado y, por lo tanto, no dice nada. Las proposicio- camente ético de la palabra “bien” sería entonces
nes éticas, por ejemplo, son sinsentidos dice Witt- “puramente emotivo” (p. 125), es decir, que no re-
genstein en el Tractatus (6.42, 6.421-2), en la medida mite a ningún dato empírico, expresando tan sólo
en que no se pueden obtener descripciones factuales nuestra actitud emotiva hacia el objeto que llama-
de los enunciados de valor (6.41). Por ende, la ética mos “bueno”. Esta teoría, a pesar de ser vaga, pre-
está fuera del mundo —aquello que Wittgenstein lla- senta un doble interés: permite revelar dos funcio-
ma su carácter trascendental, en una derivación del nes rivales en el lenguaje, la función simbólica (p.
término kantiano muy afortunado en la filosofía an- 149) y la función emotiva. La función simbólica es
ACTO DE HABLA | 23

descriptiva (statement), la función emotiva es “el generales y descriptivos. Son entonces enunciados
uso de las palabras para expresar y suscitar (express, que también son actos, y no sólo enunciados que
induce) sentimientos o actitudes”. El lenguaje ya no describen algo —ni un estado de cosas empírico, ni
es considerado solamente en su dimensión cogniti- una toma de posición “emotiva” o psicológica so-
va, sino con respecto a aquello que “quiere decir” bre un estado de cosas. El descubrimiento más des-
(meaning): Ogden y Richards juegan explícitamen- tacado de Austin consiste en que los actos de habla
te con los múltiples usos de meaning: significado forman parte del lenguaje e incluso representan la
lingüístico, “querer decir”, intención del discurso esencia misma del lenguaje. La teoría de Austin no
(véase Sentido, V, B, 2). se contenta con invertir (como lo hicieron Ogden y
Ogden y Richards, debido a la teoría emotivista, Richards) el gesto de demarcación del empirismo
también llamada no cognitivista, permanecieron en lógico, trazando la frontera entre lo decible y lo no
realidad cercanos al proyecto positivista cuyas divi- decible, entre el sentido y el sinsentido: lo radicali-
siones reiteraron (cognitivo/metafísico). Hay simili- za extendiendo el campo del lenguaje y redefinien-
tudes entre su teoría y la descripción de Carnap del do entonces lo que se entiende por “lenguaje”.
Lebensgefühl en “La superación de la metafísica”, en Recordemos el punto de partida de la definición
donde afirma que el metafísico es un músico o un de los enunciados performativos, en la primera con-
poeta desprovisto de talento artístico (pp. 176-177). ferencia de Cómo hacer cosas con palabras. Austin
Ciertamente, como dice Récanati, “con la teoría emo- dice partir de una observación banal, pero a la cual
tiva de la ética el campo de lo no cognitivo vuelve a no se ha acordado todavía atención de manera es-
encontrar toda la dignidad que había perdido” (Aus- pecífica. “Durante mucho tiempo, los filósofos han
tin, Quand dire c’est faire, posfacio, p. 193). Pero siem- supuesto que el papel de un enunciado (statement)
pre con la condición de estar excluido del lenguaje sólo puede ser ‘describir’ un estado de cosas, o ‘enun-
(puesto que es no discursivo). Quedaba otra posibi- ciar’ algún hecho, con verdad o falsedad.” Luego,
lidad, la de ampliar las fronteras del lenguaje, de ma- prosigue, han mostrado (no sin algo de dogmatis-
nera tal que se haga del lenguaje mismo un acto. mo, que Austin deplora) que muchas afirmaciones
En esta perspectiva se debe situar la invención aus- eran sinsentidos o seudoenunciados. Sugiere que
tiniana de los performativos. Los primeros textos se podría, por otra parte, clasificar de manera más
de Austin versan sobre el significado (meaning) o, sutil los diversos tipos de sinsentidos (es práctica-
mejor dicho, sobre la manera adecuada de plantear mente lo que hace Carnap en “La superación de la
la cuestión del significado. La pregunta “¿cuál es el metafísica mediante el análisis lógico del lengua-
significado de una palabra? (what is the meaning of a je”). Pero sería necesario “preguntarse, en una se-
word?)” fue planteada por Wittgenstein desde las pri- gunda etapa”, si aquello que se ha tomado por sin-
meras palabras del Blue book. El significado de un sentido podía ser de alguna manera un enunciado
enunciado según Wittgenstein es su uso (“meaning (statement) y ser entonces reintegrado al análisis
is use”); pero Austin va a desarrollar esta idea hasta el del lenguaje.
final. Al estar el uso del lenguaje —como toda acti- Se observa que, en la época moderna, sólo con
vidad humana institucionalizada— fundado en re- Austin se produce en definitiva una ruptura con el
glas, al ser pues de esencia normativa, el lenguaje esquema aristotélico del lenguaje como apofántico,
mismo en todas sus funciones va a encontrarse in- es decir, que tiene como tarea central describir el
vestido por aquello que en un primer análisis era mundo tal como es; por lo tanto, también con el mo-
del orden del sinsentido. delo de la afirmación como descripción y con el
Austin es el creador de la teoría de los actos de concepto de verdad asociado a éste. Puede haber
habla, incluso si speech act es una expresión de Sear- no sólo enunciación sino enunciado (algo se dice)
le. Para comprender su perspectiva, es necesario se- sin que se describa un estado de cosas, y —tal es el
ñalar por ejemplo que los juicios morales son actos principal descubrimiento de la filosofía del lengua-
de habla: “no está bien mentir”, “hace frío” (a aquel je ordinario, y el núcleo de la teoría de los perfor-
que deja la ventana abierta) son cada uno, por una mativos— sin que por ello se hayan transpuesto los
razón u otra, actos de censura, es decir, actos mora- límites del lenguaje y del dominio de lo verdadero.
les, aun cuando tienen la apariencia de enunciados Entonces, no solamente se cuestiona el esquema de
24 | ACTO DE HABLA

la descripción, sino también el del significado y el bien transformarlo, ampliarlo a fin de poder apli-
de la proposición: la idea misma de semántica. carlo a los nuevos tipos de expresión descubiertos:
Sin embargo, Husserl, en el final de la sexta In-
vestigación lógica, había tenido ya la intuición del Esta doctrina es totalmente distinta de la que han sos-
problema: tenido los pragmatistas, para quienes verdadero es lo
que da buenos resultados, etc. La verdad o falsedad
la cuestión aparentemente insignificante, pero, si se de un enunciado no depende únicamente del signi-
mira de cerca, tan importante como difícil, de saber ficado de las palabras, sino también del tipo de actos
si las formas gramaticales conocidas que el lenguaje ha que, al emitirlas, estamos realizando y de las circuns-
forjado para los deseos, las preguntas, las intenciones tancias en que lo realizamos.
volitivas —generalmente hablando para actos que no Cómo hacer cosas con palabras, p. 192.
pertenecen a la clase de los actos objetivantes— de-
ben ser consideradas como juicios sobre estos actos
“Falso no es un término necesariamente reservado
(objektivierende Akten), o bien si también éstos, y no
sólo los actos objetivantes, pueden a su vez cumplir la sólo para los enunciados (used of statements only)”,
función de actos “expresados” (ausgedrückte Akten). dice Austin al final de su primera conferencia. Y en
Investigaciones lógicas, vol. II, VI. su duodécima y última conferencia precisa el estatus
de estos actos ilocucionarios, de los cuales “enun-
En efecto, una frase como “¡Que el cielo nos ayu- ciar” (state) forma parte:
de!” o “Francisco debería cuidarse” (ejemplos da-
dos por Husserl), al no ser ni verdaderas ni falsas, Quisiera sugerir, en particular, las siguientes conclu-
no deberían ser siquiera una afirmación pues, dice, siones:
citando a Bolzano, no enuncian nada sobre aquello
de lo cual hablan, “pero no es menos cierto que a) El acto lingüístico total en la situación lingüística
enuncian algo”. total (the total speech act in the total speech situation)
constituye el único fenómeno real que, en última ins-
Husserl resalta aquí la dificultad filosófica propia
tancia, estamos tratando de elucidar.
de la idea misma de acto de habla: enunciados tales b) Enunciar (stating), describir, etc., sólo son dos
como las preguntas, las expresiones de deseo o las nombres, entre muchos otros que designan actos ilo-
órdenes —y las censuras—, al no poder ser ya ca- cucionarios (illocutionary acts); ellos no ocupan una
lificados de verdaderos o falsos, requieren de otra posición única.
calificación, lo que obliga a abandonar la verdad por c) En particular, ellos no ocupan una posición
la veracidad (o veridicidad, Wahrhaftigkeit) si se quie- única en cuanto a estar relacionados con los hechos
re que estos enunciados formen parte del lenguaje. según una única manera con arreglo a la cual serían
Ahora bien, a esto es lo que apunta una teoría del verdaderos o falsos. […] “verdad” o “falsedad” no
“acto” lingüístico. son nombres de relaciones, cualidades o lo que sea,
sino que apuntan a una dimensión de apreciación
(assessment).
C. Performatividad y aprobación
Ibid., pp. 196-197.
Pero ¿cómo puede ser un acto verdadero o falso?
Austin propone remplazar la pareja V/F por la pa-
reja felicity/infelicity (felicidad/desgracia, éxito/fra- En suma, se cuestiona el lenguaje en su conjunto: si
caso): un performativo (por ejemplo, una prome- hay, tal como lo demuestra Austin en el conjunto
sa) es desafortunado, fallido, si es realizado en las de sus conferencias, actos lingüísticos, el lenguaje
condiciones inadecuadas que Austin describe y cla- no es ya tan sólo descriptivo (“objetivante”, para re-
sifica (por ejemplo, si no tengo la intención de tomar la expresión de Husserl), sino que es acción:
cumplir mi promesa, o no tengo autoridad para “por el hecho de decir, o al decir algo (by saying, in
realizar el acto). Claro está, una de las ideas de Aus- saying), hacemos algo” (Cómo hacer cosas con pala-
tin es destruir aquello que él llama “1) el fetiche bras, p. 47). Pero entonces la verdad no es ya ade-
verdad-falsedad y 2) el fetiche valor-hecho (true- cuación (de la descripción al estado de cosas), tam-
false fetish/fact-value fetish)”. Pero destruirlos no bién es acto, y aprobación (approval). Esto es lo que
implica abandonar el concepto de verdad, sino más Austin entiende cuando remplaza, parodiando jui-
ACTO DE HABLA | 25

ciosamente a los lógicos, la verdad por la “satisfac- cer un sólido moralista erguido frente a una genera-
ción (satisfaction)” (cf. Quine: “La verdad es el caso ción de teóricos superficiales […] Sin embargo,
límite de la satisfacción.” Véase, por ejemplo, Philo- nuestro moralista proporciona una escapatoria a
sophy of Logic, cap. 3). La aprobación y la censura ya Hipólito, al bígamo una excusa para su “sí, tomo a
esta mujer por esposa”, al corredor de apuestas clan-
no son, pues, actos de lenguaje “con implicaciones
destino una defensa para su “yo apuesto”. La preci-
morales” entre otros, representan y resumen la di- sión y la moral están ambas en favor de la expresión
mensión normativa o ética del lenguaje. El uso mis- común según la cual la palabra empeñada nos obliga
mo del lenguaje y su aprendizaje están basados en la (Our word is our bond).
censura (el rechazo de aquello que digo por inade- Cómo hacer cosas con palabras, p. 50.
cuado) y la aprobación (la aceptación de lo que digo
porque satisface las normas de la comunidad lin- A pesar de la prevención de Austin, la interpreta-
güística). Eso quería decir Wittgenstein al definir en ción intencionalista de los actos de habla ha tenido
las Investigaciones filosóficas el aprendizaje del len- mucho éxito. Su fecundidad está ligada a la genera-
guaje como búsqueda de la aprobación de los ma- lización de la teoría de los actos de habla y al paso
yores: “Das Lehren der Sprache ist hier kein Erklären, efectuado por Searle del enunciado performativo
sondern ein Abrichten [El aprendizaje de la lengua no [performative utterance] al acto de habla [speech
es una explicación, sino un adiestramiento]” (§ 5). act] que podemos decidir traducir, reforzando así
la generalización de Searle, por acto de lenguaje en
D. Performative [utterance], intention, speech act lugar de acto de habla.
Se podría estar tentado de decir que un performati- • VÉASE EL RECUADRO 3
vo, una promesa, por ejemplo, expresa una intención
que sería definible o explicable fuera del campo del E. Perform, performance
lenguaje —lo que se ha llamado, siguiendo a Grice o a La invención de Austin de los performativos puso en
Searle, acto de comunicación [communicative act]— evidencia ciertas características del verbo perform,
como si realizar un acto de habla fuese en definitiva que no tiene equivalente en español ni en francés.
expresar una intención. El propio Austin se mostró Los rasgos característicos y filosóficamente intere-
precavido contra toda interpretación “intencionalis- santes de los performativos son en efecto insepara-
ta” de su teoría de los actos de discurso, pues para él bles de este verbo, el cual, dice Austin, es “el verbo
una interpretación de ese tipo sería no sólo errónea, generalmente asociado al sustantivo acción” (véase la
sino simplemente inmoral. Decir que el performati- expresión perform an action, p. 6). El enunciado per-
vo expresa una intención es reducirlo a algo descrip- formativo es utilizado no para describir una acción
tivo y, por ende, perder todo el trabajo de Austin; pe- sino para efectuarla. El verbo perform indica, al igual
ro significa también el fin de toda moral: porque si que do, un hacer. Pero este hacer es inseparable de
al prometer, por ejemplo, describo mi intención, mi la acción misma, es “función” de la acción, no una
promesa no me compromete a nada (es apenas una de sus consecuencias (como lo sería, por ejemplo,
descripción errónea de una acción interior). causar tristeza en alguien al hacer tal cosa). En este
sentido, perform se asocia más a la noción de acto que
De aquí hay un solo paso a creer, o dar por sentado, a la de acción (de lo cual la terminología de Austin
que en muchas circunstancias la expresión externa es da cuenta) y está particularmente adaptado al acto de
una descripción, verdadera o falsa, del acaecimiento habla. La diferencia entre perform y “effectuer (efec-
del acto interno (inward performance). La expresión tuar)” o “accomplir (realizar)”, sus traducciones co-
clásica de esta idea puede hallarse en el Hipólito (v. rrientes, reside en la pareja perform/performance, al
612) cuando Hipólito dice:
ser la performance el acto mismo considerado desde
Mi lengua lo juró, pero no lo juró mi corazón (o mi
el triple punto de vista: 1) de su desarrollo tempo-
mente u otro protagonista oculto) […] Es interesan-
te observar en este ejemplo cómo el exceso de pro- ral (cf. el progresivo the performing of an action), 2) de
fundidad, o más bien de solemnidad, allana el camino su realización, de su completud (cf. el alemán voll-
a los irresponsables. Porque quien dice “¡prometer ziehen que traduce a menudo perform), 3) de su éxi-
no es meramente cuestión de pronunciar palabras, to: si los performativos austinianos pueden ser afor-
se trata de un acto interno y espiritual!” puede pare- tunados o desafortunados (happy, felicious) es debido
26 | ACTO DE HABLA

Recuadro 3 › Speech act: ¿acto de habla / acto de lenguaje?


Contrariamente a Austin, al referirse a la dis- langage [hablar una lengua es realizar ac- específica? Es verdad que a menudo existe
tinción saussuriana entre lengua y habla, tos de lenguaje]”, eclipsa la relación eviden- la tendencia en francés a traducir linguistic
Searle insiste sobre la idea de que los speech te speaking/speech, y transfiere el paralelo por “linguistique”, cuando la traducción exac-
acts competen con pleno derecho a la len- a language (langue) y speech (langage). Pa- ta sería más bien “langagier [de lenguaje]”
gua. ra Ducrot, speech acts habría podido tradu- (véase más arriba “linguistic turn (giro lin-
cirse también por “actes de langue (actos de güístico)”. Por otra parte, en varias ocasio-
An adequate study of speech acts is a stu- lengua)”, pero solamente el ridículo —di- nes a lo largo de su libro Searle insiste en su
dy of langue [en francés en el original]. ce— impidió la elección de dicha traducción. “teoría del lenguaje (theory of language)”,
[Un estudio adecuado de los actos de No obstante, podría resultar aventurado res- asociada artificialmente por la traducción a
lenguaje es un estudio de la lengua.] paldarse en Saussure para introducir la pala- los “speech acts”; es verdad que su teoría
Speech acts, p. 17. bra “langage”, incluso entendida como len- del lenguaje es una teoría de los “speech
gua, en un contexto que gira alrededor de acts”, pero el libro está ahí para demostrar-
Aquí, “lengua” está en francés en el texto
“language” en un sentido no necesariamen- lo, y la traducción por “actes de langage”
[langue], y en consecuencia es considerada
te saussureano. funciona como una petición de principio
por Searle como un intraducible. Es notable
Es evidente que la traducción “actes de (“begs the question” —diría Hume).
que Searle retome aquí la distinción saus-
langage” se justifica, en parte, con la teoría Esta traducción, justificada en teoría, es
sureana para desarrollar la teoría de Austin;
de Searle, que amplía el “acto de lenguaje” inadecuada en la práctica y forzada en el
sin embargo, no resulta menos notable que
para abarcar la afirmación, la referencia y la cuerpo del texto. Sin embargo, como lo de-
los traductores franceses de Speech acts se
predicación: “Los speech acts son actos ta- muestra la generalización en la lingüística y
apoyen en esta distinción para justificar su
les como hacer enunciados, dar órdenes, la filosofía del lenguaje en Francia, es la va-
traducción de speech acts por “actes de lan-
plantear preguntas, hacer promesas, y así lidez teórica la que prevalecerá aquí en re-
gage [actos de lenguaje]” (especialmente
sucesivamente, y de manera más abstrac- lación con la expresión “actes de langage”,
en la introducción de Ducrot a la edición
ta, actos tales como referir y predicar (re- ciertamente mejor asimilable por la tradi-
francesa de la obra), mucho antes incluso
ferring, predicating)” (p. 26). ción francesa. Pero, dicha evidencia ¿no es-
del pasaje donde Searle menciona a Saussu-
Pero ¿por qué elegir de entrada dicha tá basada acaso en un malentendido?
re. No obstante, cabe expresar dudas ante
traducción, cuando Searle, en el mismo pa-
la traducción de algunos pasajes; como és- Bibliografía
saje, habla de “actos lingüísticos (linguistic
te, donde Searle dice: “Speaking a language Searle John, Speech Acts, Londres, Cambrid-
acts)”, que en la traducción parecen haber
is performing speech acts.” La traducción: ge University Press, 1969; Les actes de lan-
sido curiosamente diferenciados de los “ac- gage: Essai de philosophy du langage, trad.
“Parler une langue, c’est réaliser des actes de
tos de lenguaje (speech acts)”, categoría más Hélène Pauchard, París, Hermann, 1972.

a la referencia a este aspecto de toda performance. Es- Austin John L., Philosophical Papers, Oxford-Nueva York, Cla-
ta triple dimensión, que también se obtiene en una rendon Press, 1962.
—, How to do Things with Words, Oxford-Nueva York, Claren-
combinación un poco diferente en la palabra achie- don Press, 1962; Cómo hacer cosas con palabras, trad. G. R. Ca-
vement, hace que algunas veces la palabra sea particu- rrió y E. A. Rabossi, Buenos Aires, Paidós, 1990.
larmente difícil de traducir, como en este fragmento —, “Du positivisme logique à la philosophie du langage ordinaire:
conclusivo de S. Cavell, en “An audience for philo- naissance de la pragmatique”, posfacio a Quand dire c’est
faire, París, reed. “Points-Seuil”, 1991.
sophy”: “Allí está el público de la filosofía; pero allí Bacon Roger, Summa de sophismatibus et distinctionibus, ed.
también está, mientras dure, su performance [There Steele, Oxford, Clarendon Press, 1937.
is the audience of philosophy; but there also, while it Carnap Rudolf, “La superación de la metafísica mediante el aná-
lasts, is its performance]” (Must we mean what we say?, lisis lógico del lenguaje” en A. J. Ayer (comp.), El positivismo
lógico, trad. L. Aldama, U. Frisch, C. N. Molina, F. M. Torner, R.
p. XXIX). Performance es concebido a la vez como ac- Ruiz Harrel, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Econó-
tividad, duración, realización y buen éxito. mica, 1993.
Barbara CASSIN (I) Cassin Barbara, L’effet sophistique, París, Gallimard, 1995.
Cavell Stanley, Must we mean what we say?, Cambridge UP, 1969.
Sandra LAUGIER (III)
Heidegger Martin, Ser y tiempo, trad. J. E. Rivera Cruchaga,
Irène ROSIER-CATACH (II) Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1997.
Husserl Edmund, Investigaciones lógicas, vol. II, trad. M. García
Bibliografía Morente y J. Gaos, y González Pola, Alianza, Madrid, 1999.
Ashworth Elisabeth J., “Aquinas on Significant Utterance: Kennedy George A., The Art of Persuasion in Greece (A History
In terjection, Blasphemy, Prayer”, en S. Macdonald y E. of Rhetoric, I), Princeton UP, 1963.
Stump (eds.), Aquinas’s Moral Theory, Cornell University Lyotard, Jean-François, La diferencia, trad. Alberto Bixio, Bar-
Press, 1999. celona, Gedisa, 2009.
ACTOR | 27

Marbasio, Gosvinus de, Tractatus de constructione, Nimega, Ed. güedad y la evolución de la palabra actor se deben, en efec-
Rosier-Catach, 1998. to, a que el término hereda una doble filiación teatral y re-
Nuchelmans Gabriel, “Ockham on performed and signified pre-
tórica: en escena, el actor es aquel que se desliza bajo una
dication”, en E.P. Bos et al. (eds.), Ockham and Ockhamists,
Nimega, Artistarium, 1987. máscara portavoz (prósopon [πρόσωπον], persona) y asu-
—, “The distinction ‘actus exercitus’/‘actus significatus’ in Me- me así el carácter del personaje que representa —en este
dieval semantics”, en N. Kretzmann (ed.), Meaning and In- sentido, su acción es una pasión, está habitado por un ca-
ference in Medieval Philosophy, Kluwer, 1988.
Ogden C.K. e I.A. Richards, The Meaning of Meaning, Londres,
rácter. Pero el actor es también un orador cuya actio, gestual
Routledge and Kegan, 1923. y vocal, es un arte valorizado: actúa su texto y su persona-
Pernot Laurent, La rhétorique de l’éloge dans le monde grécoro- je, que sin él no tendrían ninguna eficacia. Es, pues, un actor
main, Institut d’Études Augustiniennes, 2 vols., 1993. en el sentido actuante del término, coautor del efecto pro-
Quine Willard van Orman, Philosophy of logic, Cambridge (Mass.),
Harvard UP, 1970. ducido.
Récanati François, La transparence et l’énonciation, París, Seuil,
1978. I. “Actio” e “hypókrisis”
Rorty Richard (ed.), The Linguistic Turn, University of Chica-
El latín dispone de varios términos para designar al
go Press, 1967, nueva ed. 1992.
Rosier Irène, La parole comme acte, París, Vrin, 1994. intérprete de teatro: histrio, actor, comoedus, tragoe-
—, “La distinction entre actus exercitus et actus significatus dans dus, etc. Histrio implica ya todos los valores peyora-
les sophismes grammaticaux du ms. Bibl. nat. lat. 16618 et tivos de la palabra histrión. Se contrapone al actor:
autres textes apparentés”, en S. Read (ed.), Sophisms in Me-
dieval logic and grammar, Dordrecht, Kluwer, 1993.
el actor de teatro iniciado en la elevada disciplina
Searle John, Speech Acts, Londres, Cambridge UP, 1969; Actos retórica y que puede servir de modelo al orador. Lo
de habla; ensayo de filosofía del lenguaje, trad. L. Valdés Vi- vemos en la estima que Cicerón tiene por el actor
llanueva, Madrid, Cátedra, 1994. Roscio, para quien compuso un alegato. Estos cru-
ces entre el arte oratorio y el arte dramático “refor-
mado” según la retórica estaban implicados por la
identidad de los términos que el latín aplica al teatro
ACTOR, personaje, comediante y al pretorio. Actio designa el arte del actor, del ora-
dor y la acusación en los tribunales; actor designa al
alemán Schauplatz, Schauspieler, Akteur, Person
actor ennoblecido por su iniciación en la retórica y
francés acteur, personnage, comédien
griego prósopon [πρόσωπον], hypokrités [ ποκριτής]
al acusador en los tribunales; agere se aplica tanto a
inglés actor, thespian, comedian un juicio (“agere causam”) como a un papel teatral
italiano attore, comico, maschera (“agere fabulam”) o a una función social asumida con
latín persona, actor, histrio responsabilidad y vigor.
La actio, en el sentido retórico del término, tiene
acto, mímesis, pathos, persona, praxis, sujet que ver con lo que podemos llamar la elocuencia cor-
poral. Cicerón la define de la siguiente manera en
En el siglo xvii, en francés la palabra acteur se refiere toda- El orador: “Est enim actio quasi corporis quaedam elo-
vía tanto al personaje que actúa, y cuyas “acciones repre- quentia, cum constet e voce atque motu [Es la acción
senta” la obra de teatro (en conformidad con la mímesis una cierta elocuencia del cuerpo, como que consta
práxeon [μίμησις πράξεων] de la Poética de Aristóteles), de voz y de movimiento]” (De oratore, XVII, 55). A
como a la persona que lo encarna y a la que llamamos “ac- pesar de que no es más que una de las cinco partes
tor”. Se diferencia entonces de comédien [comediante], que de la retórica (las otras cuatro son la invención, la
designa al que se sube a las tablas y encarna al personaje. disposición, la elocución y la memoria), Cicerón le
En Italia, apenas en el siglo xviii y por la probable influencia otorga el primer sitio entre los medios de persua-
de la evolución del francés, la palabra attore, que hasta ese sión: “Actio, inquam, in dicendo una dominatur. Si-
momento había significado exclusivamente aquel que ac- ne hac summus orator esse in numero nullo potest
túa, adquiere el sentido de actor de teatro, mientras que la [Es la acción, sí, la acción, la que en el arte oratorio
palabra personaggio se impone para designar lo que llama- juega el papel verdaderamente preponderante. Sin
mos personaje. Todos estos cambios de sentido se inscriben ella el más grande orador puede no contar]” (De
en un campo semántico, que es el de la lengua latina, tal oratore, III, LVI, 213). Efectivamente, es mediante la
como se constituyó en el ámbito de la retórica. La ambi- acción como el orador logra conmover a su audito-
28 | ACTOR

rio, actuar sobre él y, por ende, ganar su adhesión. De donde se observa cierta vacilación entre los au-
El papel atribuido a la actio oratoria es, pues, indi- tores latinos respecto al término susceptible de tra-
sociable del lugar que la retórica ciceroniana con- ducir más adecuadamente esta forma de elocuen-
cede a movere, es decir, a la emoción, a la pasión. Al cia propia de la actio retórica. Pronuntiatio, observa
cuerpo patético del orador responde el cuerpo con- Quintiliano, equivale a la actio para la mayoría de
movido del auditor. En este sentido, el orador tiene las personas, pero la primera palabra parece refe-
mucho que aprender de los actores, tal como reco- rirse a la voz (voce), la segunda al gesto (gestu), da-
noce Cicerón al hablar de Roscio. Pero el orador no do que Cicerón define la acción a veces como “una
sólo es actor, también es auctor. Autor de su discur- forma de lenguaje” (quasi sermonem), y otras como
so, no es un simple imitador que se limita a repro- “una suerte de elocuencia del cuerpo” (eloquentiam
ducir gestos y entonaciones. Su actio sólo es eficaz quandam corporis). Sin embargo, distingue en ella
porque es la expresión de una pasión cuyos efectos dos elementos que son los mismos que los de la
es el primero en sentir. acción oratoria (pronuntiationis): la voz y el gesto
En esta concepción de la actio retórica se recono- (vocem atque motum) [Institutio oratoria, XI, 3 (1)].
ce la influencia de Aristóteles. Tal como la define Ci- Podemos, pues, utilizar los dos términos indistinta-
cerón, la actio corresponde a lo que Aristóteles llama mente. Pero, a partir del De oratore, Cicerón emplea
hypókrisis [υπόκρισις], el arte del actor trágico (hy- sobre todo actio, preferencia que refleja el lugar que
pókrisis, de hypo-krínomai [ ποκρίνομαι], “respon- otorga a las formas visibles, y por ende silenciosas, de
der”, designa en primer lugar la respuesta, la réplica la elocuencia corporal en las técnicas de persuasión.
en una obra de teatro, y luego, la declamación y la Reelaborada a partir de otra concepción de la du-
simulación): pla acción/pasión debida a Descartes, la problemá-
tica de la acción retórica tendrá un papel fundamen-
La acción (representación oratoria) (auté, sc. he hy- tal en el siglo XVII en la teoría del arte. La palabra
pókrisis) estriba en la voz: en cómo debe usarse para “acción” sigue siendo usada por los teóricos del arte
cada pasión —o sea, cuándo fuerte y cuándo baja y en un sentido técnico, retórico, es decir, en el senti-
mesurada—; en cómo (hay que servirse) de las en- do de actio corporal, como en la conferencia de Le
tonaciones —es decir, agudas algunas veces, graves Brun sobre la expresión de las pasiones:
y mesuradas otras—; y en qué ritmos (conviene em-
plear) para cada caso […] e igual que en éstos [los cer-
Dado que es verdad que la mayoría de las pasiones
támenes], los actores consiguen ahora más que los
del alma produce acciones corporales, es necesario
poetas, así también ocurre en los debates en la ciu-
que sepamos, pues, cuáles son las acciones del cuer-
dad, debido a los vicios de las formas de gobierno.
po que expresan las pasiones, y qué es una acción.
Retórica, III, 1, 1403b 26-35 [trad. mod.].
Le Brun, “Conferencia del 7 de abril de 1668”
Pero esta definición sólo se refiere a las formas de ex- • VÉASE EL RECUADRO 1
presividad vocal y no gestual, cuya importancia, por
lo demás, reconoce Aristóteles, incluso en los poetas: II. El actor: personaje y comediante
En el siglo XVII el actor es, en primer lugar (según
Al construir los argumentos, y completarlos por me- la etimología: actor derivado de agere), el que actúa,
dio de la dicción, es preciso que el poeta se ponga la aquel que participa en una acción dramática. Es,
escena frente a sus ojos lo más que pueda (pro om- pues, en pocas palabras, el “personaje dramático”.
maton [πρ μμάτων], imaginándola del modo más En este sentido, las palabras actor y personaje, usa-
vivo […] También es preciso que el poeta, en la me- das casi indistintamente, aparecen encabezando la
dida de lo posible, elabore una forma acabada recu-
lista de personajes, al principio de toda obra de tea-
rriendo a los gestos (tois skhémasin [τοῖς σχήμασιν])
tro, aunque con una clara preferencia por la pala-
de sus personajes: ya que, dados los mismos talentos
naturales, los poetas más persuasivos son aquellos bra actor. Frente al actor imaginario, al personaje,
que experimentan las pasiones, y aquel que es preso concebido por el autor, el comediante es aquel que
del desasosiego representa el desasosiego de la ma- sube a las tablas y cuyo oficio consiste en represen-
nera más veraz. tar la comedia, en el sentido muy amplio de “obra
Poética, 1455a 22-32 [trad. mod.]. de teatro compuesta siguiendo las reglas del Arte”
ACTOR | 29

(Furetière; Dictionnaire universel) que el siglo XVII de la renovatio studii del siglo XVII, así como del re-
daba a esta palabra. descubrimiento de la Institutio oratoria de Quinti-
Es sorprendente constatar que es precisamente liano y del culto rendido a Cicerón. La pujante red
en el siglo XVII cuando aparece la palabra acteur en de colegios de la Compañía de Jesús, que basa su ac-
francés —aunque raramente— como sinónimo de tividad pedagógica en una versión cristianizada de
comédien. La palabra comédien se relaciona exclusi- la Institutio oratoria y del Ratio studiorum, forma un
vamente con la profesión de representar en escena, público avezado en las disciplinas retóricas. Deseo-
mientras que la palabra acteur hace referencia tan- sos de alcanzar la estima de los cursos y de las aca-
to al personaje que actúa como a la persona que lo demias, los comediantes del siglo XVII se esfuerzan
encarna. Corneille emplea indistintamente las pa- por distinguirse de los histriones haciendo hincapié
labras actor o personaje para hablar de los persona- en su perfecto dominio de la oratoria.
jes de sus obras, y François Hédelin, abad d’Aubig- El comédien francés del siglo XVII, y sobre todo el
nac, en su libro La pratique du theâtre titula uno de intérprete de tragedias, se halla en una situación bas-
los capítulos: “Des personnages ou Acteurs, et ce tante parecida a la del orador: como no dispone de
que le Poète doit y observer [“De los personajes o máscara, debe contar exclusivamente con la magia
Actores, y lo que el Poeta debe observar en ellos”] evocadora de las figuras verbales para defender su
(p. 251). papel. Por eso la expresión gestual se regía por usos
El arte del actor, del dramaturgo y la literatura tea- de orden etológico, siguiendo los estudios de los ca-
tral en general recibieron un considerable impulso racteres y de su expresión corporal. Además, entre

Recuadro 1 › Prósopon, persona: del teatro a la gramática


yo (recuadro 1), sujet matical están pensando en la situación de in- cap. 13, p. 51, 3 Uhlig = Lallot, p. 57, 18) el
(recuadro 5) terlocución, característica del texto teatral, accidente verbal del prósopon se define co-
que hace entrar en el juego la alternancia mo sigue:
Prósopon [πρόσωπον], etimológicamente “yo-tú”: es en el cara a cara de las personas
“lo que está frente a la mirada”, designa o los personajes donde echa raíces la cate- Hay tres personas: primera, segunda, ter-
desde Homero el “rostro”, humano en par- goría de la “persona” (véase “Sujeto, cosa, cera. La primera es aquella de la que pro-
cede el enunciado; la segunda, aquella a
ticular y luego, por metáfora, la “fachada” persona”, recuadro 5, en Sujet).
quien se dirige; la tercera, aquella acerca
de un edificio y, por sinécdoque, la “perso- A diferencia de lo que observamos, por de la cual habla.
na” entera que porta un rostro. Otra exten- ejemplo, en términos como “tiempo” (khro-
[ ρόσωπα τρία, πρ τον, δεύτερον, τρί
sión semántica notable es la de “máscara” nos [χρόνος]), “caso” (ptosis [πτ σις]), en
τον πρ τον μεν ἀφ ο λόγος, δεύτε
de teatro (Aristóteles, Poética, 5, 1449a 36), los textos gramaticales propiamente dichos ρον δ πρ ς ν λόγος, τρίτον δ περ
que a su vez implica la acepción “persona- no tenemos pruebas anteriores de próso- ο λόγος.]
je” de un drama (las didascalias alejandri- pon para hacer referencia a la “persona” co-
nas de las obras dramáticas regularmente mo categoría lingüística. En cambio, desde Esta definición mínima presenta claramen-
incluían la lista de prósopa tou drámatos los textos gramaticales más antiguos y des- te, distinguiéndolos por su posición en el in-
[πρόσωπα τοῦ δράματος]), y luego de un pués de manera perfectamente estable pró- tercambio, a los dos protagonistas de la
relato. Su equivalente latino, persona, remi- sopon es adoptado para describir a la vez a interlocución e introduce sin particular pre-
te a su vez a la máscara que hace resonar los protagonistas de la interlocución y las caución una tercera posición, caracterizada
(personare) la voz, en vez de designar al marcas, tanto pronominales como verbales, como constitutiva del tema del enunciado.
personaje, la personalidad y la persona gra- de su inscripción en el material lingüístico. El paralelismo de las tres definiciones —una
matical (Varrón). En realidad, la principal dificultad con la simple relativa para cada “persona”— disi-
Del sentido del compuesto prosopopo- que se encontraban los gramáticos en rela- mula la disimetría entre las (verdaderas)
iéin [προσωπο ποιεῖν], “componer en dis- ción con la noción de prósopon parece ha- personas 1-2, por una parte, y la 3, que, co-
curso directo”, es decir, haciendo hablar a ber sido articular bien entre sí la referencia mo subraya Benveniste (Problèmes de lin-
los propios personajes (es la mímesis [μί a personas reales ocupando posiciones di- guistique générale, p. 228) puede muy bien
μησις] en sentido platónico), se despren- ferenciadas en el intercambio lingüístico no ser una “persona” stricto sensu.
de claramente que la acepción dramática (emisor, receptor, otro) y la referencia a la Esta definición, que sin duda fue canó-
de prósopon tuvo particular peso en la his- persona como marca gramatical. Esta difi- nica durante varios siglos, fue retomada en
toria de la palabra. En todo caso, es casi se- cultad se trasluce sobre todo en una quere- parte por Apolonio Díscolo, quien la com-
guro que cuando los gramáticos adoptan lla de definición. En la Tekhne atribuida a pleta de la siguiente manera (tomo la for-
prósopon para designar a la “persona” gra- Dionisio de Tracia (Grammatici Graeci 1.1, mulación de Choeroboscos [Gr. Gr. 4.2, p.
30 | ACTOR

10, 27], testimonio bizantino del maestro enunciación-enunciado es explícita: hay pri- τ γ ρ μετειληφότα πρόσωπα τοῦ
alejandrino): mera persona cuando el enunciado habla πράγματος εἰς πρόσωπα ἀνεμερίσθη,
del enunciador-fuente, segunda cuando ha- περιπατ , περιπατεῖς, περιπατεῖ
… la primera persona es aquella de quien
procede el enunciado que habla de mí, bla del receptor y tercera cuando habla de
otro (o de otra cosa). Es comprensible que, en un grupo de per-
que soy el hablante, la segunda, aquella a
quien se dirige el enunciado que habla del A pesar del progreso innegable que re- sonas —entidades extra lingüísticas— que
propio destinatario, la tercera, aquella de presenta la revisión realizada por Apolonio, caminan, todo enunciado relativo a caminar
quien habla el enunciado y que no es ni el no deja de cernirse una ambigüedad sobre suscitará la aparición de desinencias verba-
hablante ni el destinatario… el designatum de prósopon: ¿se está hablan- les distribuyendo a los caminantes entre las
πρ τον μ ν ἀφ ο λόγος περ ἐμοῦ do de entidades extra lingüísticas, “perso- tres personas gramaticales: ésta es la alqui-
τοῦ προσφωνοῦντος, δεύτερον δ πρ ς nas” dialogantes o no, o bien de entidades mia del prósopon apoloniano.
ν λόγος περ α τοῦ τοῦ προσφωνο Jean Lallot
lingüísticas, accidentes del verbo doblega-
υμένου, τρίτον δ περ ο λόγος μή
do y paradigma pronominal (pronombres Bibliografía
τε προσφωνοῦντος μήτε προσφωνου
μένου
personales)? Por lo visto se trata más bien Benveniste Émile, Problèmes de linguistique
de las primeras, lo que no deja de asombrar générale, París, Gallimard, 1966, cap. 18,
La disposición apoloniana aporta precisio- en la pluma de un gramático que se jacta de “Structure des relations de personne dans
nes útiles: a) cada “persona”, incluidas las corregir a otro. En realidad no cabe duda le verbe”, pp. 225-236 (reimpreso de Bu-
dos primeras, puede ser el tema del enun- de que, todavía en Apolonio, la ambigüedad lletin de la Société de Linguistique de Paris,
43, 1946).
ciado; b) la tercera se define negativamen- que señalo sigue estando vinculada al tér-
——, Problemas de lingüística general, trad. J.
te como no siendo ni la primera ni la segunda mino prósopon. La prueba está en el texto
Almela, México, Siglo XXI, 1999.
(cosa que implícitamente abre la posibili- siguiente, tomado de su Sintaxis (III, § 59, Grammatici Graeci [citado Gr. Gr.], ed. Hilgard-
dad de que no sea una “persona” más que Gr. Gr. II 2, p. 325, 5-7): Schneider-Uhlig-Lentz, Leipzig, Teubner,
en sentido amplio, por ejemplo un objeto, 1878- 1902; reimp. Hildesheim, Olms, 1965
… las personas que participan del acto [de
en la medida en que no necesita tener ca- caminar] se distribuyeron en personas: Lallot Jean, La Grammaire de Denys le Thra-
pacidad de interlocutor); c) la imbricación yo camino, tú caminas, él/ella camina. ce, París, cnrs, 1998.

1630 y 1660 la depuración ascética de la escena trá- ritable Saint Genest, de Jean Rotrou (representada en
gica coincidió con la extraordinaria expansión del 1645), obra escrita en la tradición del teatro en el tea-
interés por las cuestiones de elocuencia y de retóri- tro. La obra pone en escena a un actor pagano, Ge-
ca. La escena se convierte en la puesta a prueba de nest, que representa en una obra el papel de un már-
los poderes del verbo retórico abandonado a sus tir cristiano, Adrián. En la escena donde representa
puras fuerzas. La actio del intérprete es casi tan im- la conversión de Adrián el actor se convierte de sú-
portante como la fuerza y el poder de las figuras ver- bito en el personaje que actúa. “El Cielo […] me ha
bales que el dramaturgo preparó para él en su texto. hecho su Actor”, dice; aquí actor tiene el doble sen-
Esta insistencia en la actio revela la idea de una po- tido de alguien que actúa en favor de una idea o de
tencia inmanente en el texto que se inscribe en la par- una creencia religiosa y el actor que actúa en el esce-
te del personaje, y que solamente un excelente in- nario del gran teatro del mundo. Tocado por la gra-
térprete será capaz de hacer pasar esta potencia al acto. cia, el actor abandona su papel para expresarse en
Pero si bien por un lado la parte escrita del perso- nombre propio: “Ya no es Adrián el que habla, es Ge-
naje contiene una potencia que pide ser actualiza- nest el que se expresa; / Este juego ya no es un jue-
da, por el otro al comediante se le pide que exhiba go sino una verdad / […] / Donde yo mismo [soy]
en escena ese pasaje entre las palabras escritas y su el objeto y el Actor de mí mismo. / […] / Profeso
cuerpo. Ambos, personaje y comediante, son conse- una Ley…” (v. 1324-1330). El actor se convierte en
cuentemente actores en el sentido pleno del térmi- autor de su propio texto en el momento mismo en
no. El uno actúa sobre el otro. Así, la unidad ficticia que lo mueve otro texto y habla en nombre de otro
del personaje representado por el actor en el escena- autor, el autor divino. Jugando con la estructura re-
rio está siempre escindida por el recurso al texto in- flexiva del teatro en el teatro, Rotrou supo represen-
visible, y el actor, con su presencia corporal, enun- tar en esta obra la indecisión que caracteriza a toda
cia y actúa el texto de otro que está ausente —de un relación entre el actor y su personaje, así como los
autor que creó el personaje. considerables desafíos que de ella se desprenden y
Esta diferencia incierta e inquietante que existe que llegarán al extremo de implicar, como persona-
entre el actor y el personaje está en el centro del Vé- je ausente, al autor supremo.
ACTOR | 31

III. La “inventio” de los comediantes italianos: jo mercader veneciano, etc.). Distinguían dos aspec-
“attore”, “comico”, “maschera” tos en el personaje, uno que cambiaba con cada co-
Todavía a principios del siglo XVII attore indicaba a media y otro que era invariable y al que se le daba el
aquel que hace, que actúa. El Vocabolario degli acca- nombre de le maschere. El uso de medias máscaras
demici della Crusca (1612) da facitore como sinóni- de cuero subrayaba el aspecto fijo de los personajes.
mo de attore, con una referencia, por una parte, a De este modo, determinaban la forma de vestirse, de
Dios como attore della beatitudine (autor, origen de hablar, de gesticular, etc., mas no el carácter, que va-
la beatitud) y por la otra al acusador, a aquel que de- riaba con cada representación, según las diversas
fiende una causa, significado que se usa hoy toda- acciones y con el concurso de los demás actores. El
vía en el italiano moderno. secreto de las “máscaras” de la “commedia all’im-
Una de las razones por las que el italiano de los provviso” estaba en un equilibrio sutil y diferente en
siglos XVI y XVII no había actualizado el significado cada ocasión entre la indeterminación del carácter
contenido en la palabra latina actor para designar al de un personaje y la rígida predeterminación de to-
actor de teatro se debe a la existencia, a partir de me- dos los demás elementos. El actor se convierte así
diados del siglo XVI, de compañías de comediantes en el autor de un texto que se crea en el momento
profesionales que redactan sus propios textos y cuya mismo de la representación para desvanecerse inme-
formación está vinculada al nacimiento de la com- diatamente después. Su juego consiste en una acción
media dell’arte. Estos comediantes habían dejado verbal, semejante a la del orador, en la que lo que se
así el restringido campo de la actio para adiestrarse dice está sujeto a reglas estrictas y a la vez es comple-
también en el de la inventio. Y efectivamente, el tér- tamente incierto. Es comprensible que Molière y Sha-
mino il comico, cuyo primer sentido indica una re- kespeare hayan mostrado tanto interés en la técnica
lación con la comedia, incluye el aspecto productor de los comediantes capaces de combinar los elemen-
de textos teatrales. Estos comediantes practicaban en tos repetitivos de los personajes con una gran versa-
su trabajo la dispositio, la elocutio y la memoria, reco- tilidad de formas.
rriendo así el espectro entero del proceso de crea- Sin embargo, muy pronto este crisol donde se fun-
ción retórica. Además, eran capaces de representar den el actor y el autor tiende a convertirse en una
en escena cualquier género teatral de la época. Es lo forma vacía. Es entonces cuando surge una nueva
que los distinguía de los histriones, a los que se da- concepción del comediante como attore, es decir, co-
ba el nombre de buffoni, mimi, istrioni y comedianti. mo alguien cuyo oficio consiste en representar un
Varios textos teóricos escritos por actores profesio- texto dado por anticipado. Es así como Carlo Goldo-
nales, como Le bravure del capitano Spavento, de Fran- ni, en su prefacio a la primera compilación de sus
cesco Andreini (1607), o La supplica, de Niccolò Bar- comedias, de 1750, reprocha a los “mercenari comi-
bieri (1634), insisten en esta diferencia en un esfuerzo ci nostri”, es decir, a los comediantes profesionales
por ennoblecer la profesión de comediante y por pre- de las compañías italianas, alterar y desfigurar los
sentarla bajo una luz positiva en tanto que conoce- textos “recitandole all’improvviso” (Commedie, p. 66).
dor de las reglas de la retórica. Goldoni es uno de los primeros en hablar de attore
Las presiones del mercado teatral no permitían a marcando una nítida diferencia con los comici. En
estos actores profesionales representar por mucho sus comedias reintroduce la psicología particular de
tiempo la misma obra en el mismo sitio. Por consi- los personajes aboliendo el carácter fijo de las mas-
guiente, se veían obligados a producir nuevas formas chere. La reforma teatral emprendida por Goldoni da
de espectáculos. Es lo que a la sazón se llamaba ac- una orientación literaria y “autoral” al teatro italia-
tuar all’improvviso o bien a soggetto. Esta técnica los no; después el actor reaparece para encarnar y ac-
distinguía claramente de otras compañías europeas. tualizar el texto escrito por un autor.
Los comediantes italianos tenían la costumbre de es- Desde entonces la palabra attore designa al come-
cudriñar y desmembrar los tratados de retórica o diante en general; reservándose la expresión “il comi-
los textos literarios para extraer parti, esto es, pape- co” para los actores que representan papeles cómicos.
les, y luego introducirlos en una especie de recopila- De todos modos, se le ha quedado hasta nuestros
ción personal que tenía todo comediante sobre un días el aspecto productor del que escribe un texto
solo tipo de personaje (primo amoroso, criado, vie- teatral cómico. Cabe observar que este sentido se ha
32 | AFFORDANCE

conservado en el inglés comedian, que designa a un la historia se seculariza y donde el proceso tempo-
tipo particular de actores-autores cómicos que se ral se paraliza en una imagen espacial.
producen solos en el escenario; actor designa a los En cuanto al personaje teatral, desde los inicios
actores de teatro y de cine, pero son muchos los ac- del siglo XVI se le da el nombre de die Person, “die
tors que reivindican la tradición del comedian, como spielende Person”. Según Grimm, este uso se debe a
por ejemplo Woody Allen. las traducciones del término persona —la másca-
ra— que aparece en las comedias latinas. Así, pues,
IV. “Schauplatz”, “Schauspieler”, “Akteur”, “Person” el alemán no distingue entre la persona real y la
A diferencia del francés o del italiano, el alemán, con persona ficticia.
la palabra Schauspieler, acentúa la idea del que crea Marco BASCHERA
y muestra un juego, una ilusión teatral. La palabra se Jacqueline LICHTENSTEIN (I)
usó en alemán desde el siglo XVI. En el XVII se de-
signaba al actor también como “die darstellende Per- Bibliografía principal
son”: la persona representante. A partir de la prime- XVIIe siècle. La Rhétorique du Geste et de la Voix, núm. especial
132, 1981.
ra mitad del siglo XVIII, al igual que en italiano y por Aristóteles, Poética, trad. T. Martínez Manzano y L. Rodrí-
influencia de la lengua francesa, se usaron las pala- guez Duplá, Madrid, Gredos, 2011.
bras der Akteur, die Aktrice. Este apelativo sustituía ——, Retórica, trad. Q. Racionero, Madrid, Gredos, 1999.
el término der Komödiant, que había adquirido el sen- Aubignac François Hédelin, abad de, La pratique du theâtre
(1657), ed. Hans-Jörg Neuschäfe, Darmstadt, Wilhelm Fink,
tido peyorativo de aquel que simula. Pero este uso 1971.
de la palabra Akteur se perdió en el alemán moder- Benjamin Walter, Ursprung des deutschen Trauerspiels, en Gesam-
no, donde todavía designa a la persona que está a la melte Schriften, t. 1, Frankfurt, Suhrkamp, 1974.
cabeza de una acción política. Cicerón Marco Tulio, El orador, trad. E. Sánchez Salor, Madrid,
Alianza Editorial, 1991.
La palabra Schauspieler se impuso definitiva- Fumaroli Marc, “Le statut du personnage dans la tragédie clas-
mente desde principios del siglo XIX. Se deriva de sique”, Revue de l’Histoire du Théâtre, julio-sept., París, La
Schauspiel, utilizada desde fines del siglo XV en el Société d’Histoire du Théâtre, 1972.
——, L’âge de l’éloquence, Ginebra, Droz, 1980.
sentido general de juegos presentados ante un pú-
Goldoni Carlo, Commedie, ed. N. Magnini, Unione Tipografica-
blico, pero también en el sentido más restringido de Editrice Torinese, 1971.
representación teatral. Schauspiel se relaciona con la Le Brun Charles, Conferencia del 7 de abril de 1668, en Alain
palabra Schauplatz, que traduce el término griego Mérot, Les conférences de la Académie Royale de Peinture et
de Sculpture au xviie siècle, ÉNSB-A, 1996.
théatron, que designa el sitio público donde los es- Lichtenstein Jacqueline, La couleur éloquente, París, Flamma-
pectadores se reúnen para asistir a un espectáculo. rion, 1991.
En los siglos XVI y XVII Schauplatz designa un es- Souiller Didier y Philippe Baron, L’acteur et son métier, Dijon,
trado levantado y destinado a actividades jurídicas, Éditions Universitaires de Dijon, 1997.
Taviani Fernandino, Il segreto de la Commedia dell’Arte. La me-
a juegos o a ceremonias. Desde el siglo XVII esta pa- moria delle compagnie italiane del xvi, xvii e xviii secolo, Flo-
labra tiene también el sentido de escena teatral. De rencia, La Casa Usher, 1982.
tal manera, leemos al principio de Leo Armenius, de
Bibliografía de consulta
Andreas Gryphius (1646): “Der Schauplatz ist Cons- Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
tantinopel” (la escena tiene lugar en Constantino- 1854, repr., Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984.
pla). En la misma época se dice también Schaubüh-
ne para designar una construcción en madera que
sostiene un andamio o un estrado montado para un
espectáculo. Pero a partir del siglo XVIII sólo se ha- AFFORDANCE | inglés
bla de Bühne. En la historia sagrada Schauplatz sig-
alemán Affordanz
nifica el Calvario, y su sentido escatológico remite al español disponibilidad (de un recurso), aprovechamiento
lugar terrestre donde se revelará el fin del mundo. (de una situación)
Walter Benjamin consagró unas páginas célebres a
este último significado en Ursprung des deutschen disposición, y acto, animal, behaviour,
Traurspiels (El origen del drama barroco alemán). conciencia, leib (recuadro 1, lebenswelt),
percepción, representación, vorhanden
El Schauplatz del barroco es el sitio, para él, donde
AGENCY | 33

La palabra affordance es un neologismo propuesto por Ja- AGENCY | inglés


mes J. Gibson para dar cuenta de la manera en la que cada
español acción, agente, agencia, actuar
organismo percibe su entorno.
acto, y acto de habla, actor, alma, inglés,
La psicología ecológica (Gibson, The Ecological fuerza, intención, libertad, pathos, praxis, sujet
Approach to Visual Perception) y la teoría del cono-
cimiento (Noë, Experience and the Active Mind), La palabra agency aparece en la historia del idioma inglés en
derivada de aquélla, cuestionan la concepción repre- el siglo xvii. Introducida en filosofía en el siglo xviii, tiene al
sentacionalista. Según esta última, el sujeto que per- principio un uso clásicamente aristotélico, que opone ac-
cibe debe formar representaciones mentales, puesto ción y pasión, agente y paciente. La agency puede designar
que sólo tiene acceso a datos sensoriales fragmen- ya sea la acción (en sentido físico), ya sea aquello que cali-
tarios y cambiantes. La teoría ecológica, por el con- fica la acción (en oposición a aquello que la soporta), ya sea
trario, sostiene que lo que perciben los hombres y lo que califica al agente (en oposición al paciente). Gracias al
los animales son affordances, es decir, posibilidades trabajo de las diferentes expresiones en la lengua inglesa,
de actuar, que existen objetivamente en el mundo, agency va a resumir las dificultades para definir la acción y,
independientemente de que sean percibidas. La per- en la época contemporánea, permite pensar el actuar, ya no
cepción de affordances utiliza la información pro- tanto como categoría opuesta a la pasión sino como “dis-
vista por los sistemas perceptivos, en virtud de su posición” para la acción, una disposición que quiebra la opo-
resonancia privilegiada con un entorno determina- sición activo/pasivo. En la agency, el propio agente ya no es
do. La acción cumple un papel decisivo en la per- sólo actor/autor de la acción, sino que se encuentra den-
cepción, dado que el movimiento permite extraer tro de un sistema de relaciones que desplaza el lugar y la
constantes perceptivas del flujo óptico que genera. autoridad de la acción, y modifica (incluso confunde defi-
La palabra inglesa affordance plantea un difícil nitivamente, sobre todo en los usos en teoría económica)
problema al traductor. En efecto, to afford, en in- la definición de la acción. De esta manera, en sus usos con-
glés, tiene un doble sentido: disponer de un recur- temporáneos, agency es el punto donde se borran los dua-
so suficiente y estar en condiciones de actuar sin lismos acción/pasión, agente/paciente, pero también don-
correr riesgos. Gibson propone una definición que de se define el sujeto/agente de manera novedosa.
comprende ambos significados: “los affordances del La traducción, hoy normal, de agency por “actuar” (que
entorno son los que proporciona a los animales, los permite la especificidad del infinitivo, pero que introduce
que les ofrece o les provee, para bien o para mal” un carácter unilateralmente activo) o incluso por “poten-
(Gibson, The Theory of Affordances). No se la pue- cia para actuar” (que refuerza aún más la tonalidad clásica
de, pues, traducir como “recursos”, puesto que al correlacionar implícitamente la agency-potencia con una
affordances abarca tanto las metas de la acción co- acción-acto) sigue ciega frente a esta evolución de su uso,
mo los obstáculos o los peligros vinculados a una y permanece unida a una visión clásica de la acción y del
situación determinada. El uso actual predominan- agente. En muchos casos, el inglés agent se traduciría más
te prefiere conservar el neologismo transpuesto al naturalmente por “sujeto”, que es más adecuado que sub-
español o al francés. ject. Sin embargo, se observará que la palabra agencia en
Joëlle PROUST español traduce apropiadamente agency cuando designa, en
un uso derivado, una entidad o institución dotada de un po-
Bibliografía principal der para actuar. Este uso institucional (Agencia Nacional del
Gibson James J., The Theory of Affordances, en R.E. Shaw y J. Empleo, Central Intelligence Agency, etc.) es revelador, es-
Bransford (dir.), Perceiving, Acting and Knowing: Toward an
ta vez en ambas lenguas, de una complejidad del modo de
Ecological Psychology, Nueva York, Wiley, 1977, pp. 67-82.
——, The Ecological Approach to Visual Perception, Boston, acción, ya que la agencia (o el agente) es lo que actúa, pe-
Houghton Mifflin, 1979. ro para otro.
Noë Alva, Experience and the Active Mind, Synthese, 129, 1, 2001, Agency, vocablo ampliamente utilizado hoy en la filoso-
pp. 41-60.
fía analítica anglosajona, y sobre todo en el ámbito nortea-
Bibliografía de consulta mericano, es probablemente un “intraducible” en el senti-
Gregory Richard L. (dir.), The Oxford Companion to the Mind, do estricto y primario del término, es decir que es imposible
Oxford-Nueva York, Oxford UP, 1987. que le corresponda un único y mismo término en las tra-
34 | AGENCY

ducciones en español o en francés de los textos donde fi- ro, más adelante, es necesario recurrir nuevamente
gura. Esta dificultad tiene que ver con las propiedades sin- a una glosa que explicita la toma de posición implí-
tácticas de la lengua inglesa que han sido sistemáticamente cita en el uso del término agency: “the bounds of the
explotadas en la constitución de una “semántica de la ac- self must be antecedently given […] in order to assu-
ción”: su examen y el examen de las soluciones más o me- re the agency of the subject, its capacity to choose its
nos satisfactorias propuestas por los traductores y los co- ends” (p. 157), “les limites du moi doivent être don-
mentadores pueden de este modo dirigir nuestra atención nées au préalable […] pour garantir que le sujet soit
hacia una singularidad propia de la forma en que una tradi- bien un agent et qu’il ait la capacité de choisir ses fins
ción “nominalista” —que se remonta por lo menos a Hu- [los límites del ‘yo’ pueden parecernos una restric-
me, e ilustrada hoy por los trabajos poswittgensteinia- ción impropia sobre la agencia en el sentido de que
nos— aborda el campo de la “subjetividad”. Como suele el ‘yo’ no puede participar en su constitución; de he-
ocurrir, la existencia de “vías” alternativas en la filosofía cho se trata de un requisito previo de la agencia]”
moderna resulta indisociable de la interacción entre el con- (p. 197). Sin embargo, inmediatamente después Spitz
cepto y la lengua. se ve obligado a cambiar completamente de para-
digma: “les limites du moi peuvent sans doute nous
I. Ejemplos de la polisemia de “agency” apparaître comme des restrictions indues de notre pou-
La obra de Michael J. Sandel, Liberalism and the Li- voir d’action […] mais ces limites sont en fait la con-
mits of Justice, traducida al francés por Jean-Fabien dition même de l’action [los límites del yo pueden
Spitz, nos permite introducirnos en la dificultad. San- sin duda parecernos restricciones indebidas de nues-
del dedica una parte importante de su libro a dis- tro poder de acción […] pero estos límites son en
cutir lo que él llama en inglés dos “teorías” morales, realidad la condición misma de la acción]” (ibid.)
tal como fueron desarrolladas sobre todo por John corresponde a “while the bounds of the self may seem
Rawls: “certain theories of community and agency at an undue restriction on agency […] they are in fact a
the foundation of justice” (p. 134), que Spitz traduce prerequisite of agency” (ibid.). Las mismas fluctua-
(¿o glosa?) por “certaines théories de la communau- ciones se observan en todo el análisis.
té et de la qualité d’agent au fondement même de la En esta transferencia del concepto contemporá-
théorie de la justice [ciertas teorías de la comunidad neo de agency a la lengua francesa es necesario que
y de la agencia en la base de la justicia]”. Un poco más demos particular importancia a los términos elegi-
adelante, Sandel desarrolla su análisis: “We need dos por Paul Ricœur, que regresó varias veces sobre
therefore assess Rawl’s theory of the good, and in par- esta cuestión en un diálogo con la “semántica” de los
ticular his accounts of community and agency, not autores analíticos. Inicialmente Ricœur conservó el
only for their plausibility…”, y esta vez, Spitz simpli- término agency en su lengua original en los ensayos
fica: “Il nous faut donc évaluer la théorie rawlsienne que figuran en el volumen colectivo La sémantique
du bien, et en particulier son analyse des notions de de l’action:
communauté et d’agent, non seulement pour appré-
cier leur plausibilité… [Es necesario por lo tanto eva- Richard Taylor, dans son œuvre récente, Action and
luar la teoría del bien de Rawls, y en especial sus Purpose (Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1966), a
concepciones de comunidad y de agente, no sólo développé toutes les implications de cette crise de l’idée
con respecto a su plausibilidad general]”. El subtí- de causalité lorsqu’elle est rapportée à l’agent et à son
tulo “Agency and the role of reflexion” se traduce por agency. L’agency de l’agent implique un certain nom-
bre de traits diamétralement opposées à ceux que la
“La qualité d’agent et le rôle de la réflexion [La facul-
notion moderne de cause a conquis…
tad de agencia y el papel de la reflexión”], expresión
una vez más simplificada al usar sólo “agente”, lo que [Richard Taylor, en su libro reciente, Action and pur-
pose (Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1966), desa-
permite la reducción de una hendíadis (“For Rawls,
rrolló todas las implicaciones de esta crisis de la idea
the account of agency and ends falls under the con- de causalidad al referirse al agente y a su agency. La
ception of good”: “Pour Rawls, l’analyse de l’agent et agency del agente implica cierta cantidad de rasgos
de ses fins est du ressort de la conception du bien [Pa- diametralmente opuestos a los que la noción mo-
ra Rawls, la concepción de la agencia y los fines se derna de causa ha conquistado…].
encuentra bajo el concepto del bien” (p. 193)]. Pe- La sémantique de l’action, p. 96.
AGENCY | 35

Luego de lo cual Ricœur pasa de inmediato a la ex- El Oxford English Dictionary sólo da cuenta de un uso
presión aparentemente sustituible: “la causalidad del anterior, de 1658, y éste claramente no es filosófico.
agente”, cuyas características específicas analiza. En Luego, provee una cita de Jonathan Edwards que data
cambio, en sus obras posteriores, y sobre todo en de 1762, pese a que Berkeley, Hume y Price ya habían
Soi-même comme un autre [Sí mismo como otro] utilizado el término. En 1731, Edmund Law, refirién-
dose a Clarke, había descrito así la palabra: “com-
(que incluye un extenso estudio sobre Davidson en
prende en general el poder de iniciar tanto el pensa-
el “Tercer estudio: una semántica de la acción sin miento como el movimiento” (King, Essay, p. 156n).
agente”), propone explícitamente traducir agency por The Invention of Autonomy, 1998, n. p. 313.
“puissance d’agir [potencia para actuar]” (p. 66, n. 22).
Pero comenta: “cabría esperar, bajo ese título, un aná- En el pensamiento inglés clásico, agency designa una
lisis del poder-hacer del agente. No lo es, en absolu- propiedad general e indefinida del actuar, fuerte-
to; se trata sólo del carácter distintivo de las acciones mente ligada a la causalidad y a la eficacia: agency
propiamente dichas (deeds and doings), respecto a es, pues, la fuerza que actúa, la causa efectiva de la
los acontecimientos que no son más que simples acción (cf. el alemán Wirkung, diferente de Hand-
ocurrencias, cuando parece faltar el carácter inten- lung, acción). En Hobbes, por ejemplo, la concep-
cionado (ibid.). Las traducciones o no traducciones ción de la agency es clásicamente aristotélica, como
de Ricœur son entonces siempre al mismo tiempo lo muestra la perfecta simetría agent/patient [agen-
tomas de posición en torno al fondo de la cuestión te/paciente], que estructura el conjunto de su re-
de las relaciones entre “semántica de la acción” y “fi- flexión sobre la acción:
losofía de la ‘subjetividad’”, donde los usos de agency
aparecen como su indicador. As when one body by putting forward another body
La lectura del ensayo más reciente de Vincent Des- generates motion in it, it is called the AGENT; and the
combes sobre “la acción” nos aporta una contraprue- body in which motion is so generated, is called the PA-
ba interesante. Descombes no sólo conoce perfecta- TIENT; so fire that warms the hand is the agent, and
mente a los autores analíticos cuyas premisas comunes the hand, which is warmed, is the patient.
analiza (el permiso uniformemente decretado a la [Cuando un cuerpo al empujar otro cuerpo genera
psicología de la “voluntad” en pro del análisis de fra- movimiento en él, se lo denomina el agente; y al
ses que expresan la relación del sujeto con su ac- cuerpo en el que se engendra el movimiento se lo
denomina el paciente; así el fuego que calienta la
ción) y las divergencias (punto de vista “estructural”
mano es el agente, y la mano, que es calentada, es el
contra punto de vista “causal”), sino que escribe en paciente.]
una “reminiscencia” manifiesta de expresiones de Elements of Philosophy, cap. 9, p. 120.
lengua inglesa. Por ello, resulta tentador tratar de res-
tituir detrás de algunas de sus variadas formulacio- La agency es, pues, aquello que caracteriza la acción
nes la presencia de un término como agency (que él y a su autor, y se refiere a la causa real y efectiva de la
no menciona nunca) o la posibilidad de retraducirlas acción. Por ejemplo, Dios puede ser fuente de la agen-
con este término. Pero no siempre se tiene la certeza cy de un agente, aunque este último aparezca como
de que ése sea el caso, y la agency es aquí remarca- autor de la acción.
blemente traducida y absorbida dentro de una visión
global de la historia de la reflexión sobre la acción. […] the agency of external objects is only from God;
therefore all actions, even of free and voluntary agents,
II. La agency como principio de acción are necessary.
Agency tiene, sin embargo, su propia historia. En [la acción de los objetos exteriores sólo viene de Dios;
The Invention of Autonomy, J.B. Schneewind apunta y por lo tanto, todas las acciones, incluso las de los
que la primera aparición del término agency en su agentes libres y voluntarios, son necesarias.]
sentido filosófico moderno se halla en las Lectures The Questions concerning Liberty, Necessity,
and Chance, clearly stated and debated between
(1, X) de Samuel Clarke. Lo que el autor de Lectu- Dr. Bramhall, Bishop of Derry, and Thomas Hobbes
res llama “power of agency of free choice” es la capa- of Malmesbury, ibid., núm. 24, p. 330.
cidad que cada cual tiene de actuar según su cono-
cimiento de las ideas eternas. Schneewind añade:
36 | AGENCY

Aquí aparece una distinción interesante entre el au- they frequently search for the qualities in which this
tor (author, sujeto de la voluntad y de la responsa- agency consists.
bilidad) y la agency, causa eficaz de la acción. [Pero los filósofos, que hacen abstracción de los
Está claro que estos usos clásicos de agency son efectos de la costumbre (…) en vez de (…) concluir
tributarios de un dualismo acción/pasión y de una que no tenemos idea alguna de poder o actividad
lectura causal de la acción (que identifica acción con que esté separada de la mente y pertenezca a las cau-
la eficacia física). Hume, que niega la posibilidad del sas, en vez de sacar esta conclusión, repito, se pre-
guntan frecuentemente por las cualidades de esta
conocimiento de toda conexión causal en la acción,
actividad.]
afirma así netamente la sinonimia de la agency y de
Libro I, parte IV: “Del escepticismo y otros
la fuerza o eficacia, y en su escepticismo mismo iden- sistemas de filosofía”, Sección III: “La
tifica agency y causalidad. filosofía antigua”, Tomo I, pp. 363-364.]

I begin with observing that the terms of efficacy, agency, III. La “agency” como descentramiento de la acción
power, force, energy, necessity, connection, and pro- El pensamiento contemporáneo de la agency cues-
ductive quality, are all nearly synonymous, and there- tiona la posibilidad de pensar la acción en términos
fore it is an absurdity to employ any of them in defin- generales de causalidad y de efecto, o de acción/re-
ing the rest. acción. Es inseparable de una antropologización,
[Comienzo por observar que los términos eficiencia, como lo demuestra el uso frecuente de la expresión
acción, poder, fuerza, energía, necesidad, conexión Human Agency en la filosofía contemporánea de
y cualidad productiva son aproximadamente sinó- lengua inglesa (filosofía de la acción y filosofía mo-
nimos, por lo que es absurdo emplear uno de ellos
ral, principalmente): la agency sería lo que caracte-
para definir a los demás.]
riza, entre los acontecimientos del mundo, lo que
Upon the whole, we may conclude that it is impossi- es del orden de la acción humana. Davidson plan-
ble, in any one instance, to shew the principle in which teó el problema con toda claridad en sus ensayos ya
the force and agency of a cause is placed. clásicos sobre la acción, y más específicamente en
[En suma, podemos concluir que es imposible dar un su gran artículo “Agency” (traducido por P. Engel:
solo ejemplo en que pueda mostrarse el principio en “L’agir” [El actuar], donde Engel traduce alterna-
que se encuentra la fuerza y actividad de una causa.] tivamente agency por “agir” [actuar] y “action” [ac-
Hume, Tratado de la naturaleza ción]).
humana, 1a. parte, § 3.

En Hume, la agency causal es objeto de escepticismo What events in the life of a person reveal agency; what
en la misma medida en que lo es la conexión cau- are his deeds and his doings in contrast to mere hap-
sal: el error común de los filósofos sería creer que penings in his history: what is the mark that distin-
está en las cosas y no en el espíritu (mind, véase Al- guishes his actions?
ma), y de buscar ahí su naturaleza primaria. Hume [¿Qué sucesos en la vida de una persona revelan ac-
y el empirismo británico permiten así una primera tuación; cuáles son sus actos y sus obras, a diferen-
inscripción de la acción en la antropología —ello cia de meros aconteceres en su historia; cuál es la
muestra que se trata de conexiones mentales y no marca que distingue sus acciones?”]
Davidson, “De la acción”, p. 63.
físicas ni metafísicas. El término agency está marca-
do por la antropologización de la acción. Ello no
impide que Hume establezca un lazo íntimo entre La agency es una cualidad de los acontecimientos
agency y causalidad, lo que marcará de forma dura- que los convierte en acciones, pero no es forzosa-
dera las teorías de la acción hasta la época contem- mente su causa material (aunque Davidson acaba
poránea. definiendo a la acción en términos causales para,
fundamentalmente, identificarla con el aconteci-
But philosophers, who abstract from the effects of cus- miento). La dificultad de una definición general de
tom […], instead of concluding that we have no idea of la agency es precisamente la dificultad para clasifi-
power or agency, separate from the mind and belonging car los acontecimientos específicos bajo la catego-
to causes; I say, instead of drawing this conclusion, ría: acción.
AGENCY | 37

Philosophers often seem to think that there must be excusas, “A plea for excuses”, fuente esencial de la
some simple grammatical litmus of agency, but none reflexión contemporánea sobre la acción y el actuar
has been discovered. I drugged the sentry, I contracted (Davidson se remite a él frecuentemente en “Agen-
malaria, I danced, I swooned, Jones was kicked by me, cy”, por ejemplo), Austin pone en tela de juicio exac-
Smith was outlived by me: this is a series of examples tamente el punto enunciado supra por Hume: la idea
designed to show that a person named as subject in
de una característica o de una definición general de
sentences in the active or as object in sentences in the
la acción. El objeto de su artículo, y de la problemá-
passive, may or may not be the agent of the event re-
corded. tica de las excusas, es en primer lugar las profundas
diferencias entre los modos de la acción. Al contra-
[Con frecuencia los filósofos parecen pensar que de-
be de haber algún indicador gramatical simple de
rio de los términos en lengua francesa y española
actuación, pero no se ha descubierto ninguno. Yo utilizados como equivalentes (agir, puissance, agent/
drogué al centinela; yo contraje la malaria; yo bailé; actuar, potencia, agente), el recurso constante a agen-
yo me desmayé; yo pateé a Ramírez; yo viví más que cy entre los pensadores de lengua inglesa no busca
Pérez; ésta es una serie de ejemplos que intentan mos- borrar estas diferencias, sino marcar su irreducti-
trar que una persona nombrada como sujeto en ora- bilidad.
ciones activas (sea el verbo transitivo o no) o como Austin insiste a la vez en las diferencias entre ac-
objeto en oraciones pasivas puede ser o puede no ser ciones (“Is to sneeze to do an action?”, “¿Estornudar
el agente del suceso registrado.] es hacer una acción?”) y en lo que verdaderamente
Ibid., p. 64.
significa “hacer algo” (doing something). Según Aus-
tin, no sabemos lo que es una acción, y los filósofos
Una manera de definir la acción y la agency sería que reflexionan sobre la cuestión en términos gene-
entonces introducir el concepto de intención (véa- rales se dejan atrapar por el “mito del verbo”, según
se Intención), tal como lo hizo toda una línea de el cual hay alguna “cosa”, “realizando una acción”,
pensamiento sobre la acción en lengua inglesa (Ans- que hace que aparezcan las características esencia-
combe, Geach, Kenny), y definir la agency en térmi- les de aquello que se clasifica bajo el sustituto “rea-
nos estructurales, por medio de la intencionalidad. lizar una acción”.
En Davidson la cuestión de la agency se desvanece Entonces, ¿para qué las excusas? Austin preten-
en provecho de una reflexión sobre la causalidad de invertir el procedimiento filosófico clásico, que
de las acciones y sobre la articulación de lo mental plantea primero la acción y después examina sus
con lo físico. El debate entre estas dos grandes co- justificaciones o causas. En realidad, son las excusas
rrientes de pensamiento sobre la acción, tal como —lo que decimos cuando descubrimos que actua-
observa Descombes, gira así en torno a la realidad mos mal (con torpeza, inadecuadamente, etc.)—
ontológica de la acción: ¿se define la acción por un las que permiten empezar a clasificar lo que reuni-
movimiento corporal describible como gesto in- mos bajo el vocablo general, la “dummy” action. Las
tencional producido por un estado mental o físico excusas pueden ayudar a definir la agency: ¿qué tie-
del agente (concepción causal), o por el cambio nen en común una acción lograda y una acción fra-
ocasionado intencionalmente en el paciente por casada, una acción realizada intencionalmente, de-
el agente en el interior de una estructura narrativa liberadamente, a propósito, etc., y la misma realizada
(concepción causativa o estructural)? Pero más allá (como dicen las excusas) no intencionalmente, no
de este interesante debate, o más acá, la pregunta a propósito, etc.? Para Austin la existencia de las ex-
sigue vigente: ¿hay una definición o un criterio de cusas es esencial en la naturaleza de la acción huma-
la agency? Esta pregunta no es solamente sobre la na —no se presentan como si dijéramos después del
naturaleza de la acción, sino sobre su sujeto: la va- hecho, sino que están implicadas en él. La variedad
riedad de acciones y de modos de agency es quizá el de excusas evidencia la imposibilidad de definir de
elemento más sorprendente de la lengua inglesa manera general la agency si no es en el detalle y la
(véase Inglés), inseparable de una concepción es- diversidad de nuestros modos de responsabilidad y
pecífica de la subjetividad. de explicación.
Este punto fue particularmente bien estudiado Las excusas nos enseñan, en cierto sentido, qué
por Austin: en su maravilloso texto dedicado a las es una acción. La acción es precisamente aquello de
38 | AGENCY

lo que nos podemos excusar, aquello que no hace- plo que no usamos cualquier excusa para cualquier
mos exactamente. Consúltese en este sentido el tex- acción. Podemos excusarnos por encender un ciga-
to poco conocido de Austin Three ways of spilling rrillo “por la fuerza de la costumbre”, pero un asesi-
ink y la conclusión de su artículo Pretending, que no no puede excusarse por asesinar “por la fuerza de
inscribe en un proyecto más general de descripción la costumbre”. En fin, para cada excusa, dice Austin,
del fracaso de las acciones y del modo de actuar de hay un límite para los actos para los cuales será acep-
estos fallos: tada: “las normas de lo inaceptable” son una cues-
tión íntimamente ligada a la naturaleza de la agency.
In the long-term project of classifying and clarifying De la misma manera en que no existe una excusa
all the possible ways of not exactly doing things, which universal, no hay una acción tipo, y la agency no es
has to be carried through if we are ever to understand en absoluto una calificación general de la acción, si-
properly what doing a thing is […] no más bien la marca de su no-definición y de su des-
[En el proyecto de largo plazo de clasificar y esclare- centramiento.
cer todas las formas y variedades posibles de no exac- El interés de la reflexión de Austin es que excluye
tamente hacer cosas, que ha de ser llevado a cabo para de todos modos —al igual que la de Wittgenstein
entender alguna vez apropiadamente lo que es hacer en sus escritos sobre la filosofía de la psicología—
cosas.]
la solución demasiado fácil que consistiría en defi-
Ensayos filosóficos, p. 247.
nir a la acción y, por ende, y con mayor razón, a la
La existencia de las excusas muestra, además de la agency (humana) mediante la presencia de una vo-
multiplicidad y la “humanidad” de la agency, su pasi- luntad metafísica o subjetiva, o de un “artista tras
vidad, como si en cierta manera la excusa quisiera bambalinas”. La problemática de “A plea for excu-
decir siempre: yo no soy el agente. Como dice Stan- ses” consiste en decir no solamente que no soy el
ley Cavell a propósito de Austin: dueño de mis acciones, sino, al mismo tiempo, que
no soy el autor o el sujeto. Agency formaría enton-
Excuses are as essentially implicated in Austin’s view ces un par interesante con performance, otro intra-
of human actions as slips and overdetermination are ducible. La dualidad del éxito y el fracaso, definida
in Freud’s. What does it betoken about human actions por Austin a propósito de estas acciones muy parti-
that the reticulated constellation of predicates of ex- culares, ni activas ni pasivas, que son los speech acts,
cuse is made for them —that they can be done unin- quizá define mejor la acción y la agency que las ca-
tentionally, unwillingly, involuntarily, […] and so
tegorías aristotélicas a las que se recurre para eluci-
on? It betokens, we might say, the all but unending
dar y traducir agency.
vulnerability of human action, its openness to the in-
dependence of the world and the preoccupation of the La agency descompone el par activo/pasivo, y
mind. también el par causa/efecto. El pasivo, cuyo papel
[Las excusas están tan esencialmente implicadas en
es mucho más importante en inglés que en francés
la concepción de la acción humana en Austin como y en español, ocupa así un sitio decisivo en el traba-
el lapsus y la sobredeterminación en Freud. ¿Qué jo de definición de la acción con el concepto de
revela de las acciones humanas el hecho de que esta agency. El enunciado pasivo en inglés no siempre es
constelación de predicados de excusa esté hecha pa- una inversión del activo, y no describe un “sopor-
ra ellas — que puedan realizarse de manera no in- tar”, como lo demostraba supra la observación de
tencional, sin querer, involuntariamente, sin pensar, Davidson: en el pasivo inglés presenciamos a veces
por inadvertencia, por falta de atención, por negli- la pura y simple desaparición del agente, convir-
gencia, por influencia, por lástima, por error, por tiéndose así el pasivo en la forma privilegiada de
accidente, etc.? Podríamos decir que revela la vulne- exposición de una acción (véase Inglés). Esta des-
rabilidad sin fin de la acción humana, su apertura a
aparición del agente generaliza el fenómeno de dia-
la independencia del mundo y a la preocupación de
la mente.]
tesis recesiva (pérdida del actuante), de la que Des-
A Pitch of Philosophy, p. 87.
combes hace hoy amplio uso en su reflexión sobre
la acción, siguiendo a Wittgenstein y Anscombe (cf.
Vemos que la temática de la excusa complica, y no Descombes, “L’action”, pp. 143-146).
simplifica, la de la agency. Austin constata por ejem-
AGENCY | 39

IV. Usos específicos El principal tiene por función adicional prescribir


reglas y de tal manera controlar la acción del agen-
A. Agency en derecho y en economía te. El interés de este modelo es que la agency no so-
El vocabulario de la agency en el campo del derecho lamente es la acción del agente, sino una función
y de la economía permite la descripción de los mo- de esta miniorganización.
dos de acción que de alguna manera son “por pro-
curación”, realizados por alguien en lugar de algún En general la acción del agente sólo es imperfecta-
otro. No es “la acción sin sujeto” que Ricœur repro- mente observable. En efecto, el resultado observado
cha a Davidson haber instituido (al identificar la ac- por el principal es el producto aunado de una ac-
ción y el acontecimiento), sino, más radicalmente, ción que sólo conoce el agente y de un azar.
una acción cuyo sujeto no está donde uno piensa, Trad. de J.J. Laffont, Économie de
l’incertain et de l’information, p. 189.
no en el agente.
Así es como cabe describir la relación principal/
agent en la teoría de la agency económica en el mer- La ambigüedad de la palabra agent es perfectamente
cado. Uno de los medios más comúnmente em- legible: agent tiene tanto un sentido pasivo como uno
pleados hoy para pensar la organización económi- activo (cf. el uso en español y en francés de “agente
ca es la relación entre un principal y un agente (cf. del gobierno”, “agente secreto”, “nuestro agente en
por ejemplo Kenneth Arrow, “Agency and the Mar- Hong Kong”). Puede haber varios agentes para un
ket”). Efectivamente, la más simple de las organiza- principal. Dos ejemplos dados por Arrow en los que
ciones es la que pone en juego a dos partes, por la relación principal/agente sacude las relaciones es-
ejemplo, un empresario y un obrero, un propieta- tablecidas activo/pasivo: la relación médico/pa-
rio y un granjero, un abogado y su cliente. El prin- ciente, donde el paciente es principal y el doctor el
cipal (o mandante) delega al mandatario (agente) agente (debido al conocimiento superior del doctor),
una acción, más o menos observable. Es esta posi- y el caso de las culpas (o daños), por ejemplo, en
ble no-observación la que está en el centro de la caso de accidente:
teoría de la agency.
One individual takes an action which results in da-
The common element is the presence of two individuals. mage to another, for example, one automobile hitting
One (the agent) is to choose an action among a num- another. Although it may seem an odd use of langua-
ber of alternative possibilities. The action affects the ge, one has to consider the damager as the agent and
welfare of the other, the principal, as well as that of the the one damaged as the principal.
agent’s self. [Un individuo realiza una acción que tiene como re-
[El elemento común es la presencia de dos indivi- sultado un daño a otro, por ejemplo, un automóvil
duos. Uno (el agente) elige una acción entre cierto que choca contra otro. Aunque parezca un uso curio-
número de posibilidades. La acción afecta el bienes- so del lenguaje, el causante del daño es el agente y el
tar del otro, el principal, así como el del agente.] dañado el principal.]
“Agency and market”, p. 1183. Arrow, op. cit., p. 1184.

Si el uso es curioso (odd) es porque en el caso normal


Tenemos entonces el ejemplo de una acción que de la agency el agente está controlado por el princi-
tiene efecto sobre por lo menos dos personas, el pal y depende de él.
agente y el principal, pero cuyo agente no es el au-
tor más que de forma incierta. La agency es insepa- B. Agency en Peirce
rable de esta cuota de incertidumbre (uncertainty). En C.S. Peirce se observa la existencia de dos senti-
dos de agency, interesantes dadas sus diferencias: el
The outcome is affected but not completely determi- primero clásicamente vinculado a la idea de causa
ned by the agent’s action. (cuando escribe: “any cause or agency”). El segundo,
[El resultado se ve afectado, pero no enteramente de- más singular, designa las instancias particulares en
terminado por la acción del agente.] el seno de una pluralidad de facultades, uso carac-
Ibid., p. 1183. terizado por la posibilidad del plural agencies:
40 | AGENCY

I wish philosophy to be a strict science, passionless and Bibliografía


severely fair. I know very well that science is not the Arrow Kenneth y Michael Intriligator (eds.), “Agency and
whole of life, but I believe in the division of labor the Market”, en Handbook of Mathematical Economics, vol.
3, Ámsterdam, Elsevier, 1986.
among intellectual agencies.
Austin John Langshaw, “A Plea for Excuses”, Philosophical pa-
[Deseo que la filosofía sea una ciencia rigurosa, sin pers, Oxford, Clarendon Press, 1962.
pasión y severamente justa. Sé perfectamente que la ——, “Fingir”, en Ensayos filosóficos, trad. Alfonso García Suá-
ciencia no lo es todo en la vida, pero creo en la divi- rez, Madrid, Ediciones de la Revista de Occidente, 1975.
Barnes Jonathan, Aristotle, Oxford, UP, “Past Masters”, 1982.
sión del trabajo entre agencias intelectuales.]
——, Aristóteles, trad. Marta Sansigre Vidal, Madrid, Cátedra Edi-
Collected Papers, vol. 5, 5.536-537. ciones, Colección Teorema, 1998.
Cavell Stanley, A Pitch of Philosophy, Cambridge (Mass.), Har-
vard UP, 1994.
C. El sentido político Cohen Tom, “Political thrillers: Hitchcock, de Man, and Secret
Además de la importancia del término en el pragma- Agency in ‘The aesthetic state’”, en Tom Cohen et al., Ma-
tismo, agency ha adquirido en el inglés norteame- terial Events. Paul de Man and the Afterlife of Theory, Uni-
versity of Minnesota Press, 2001.
ricano un sentido político concreto, cumpliendo la
Davidson Donald, Essays on Actions and Events, Oxford, Cla-
función de agente, y asimismo un establecimiento rendon Press, 1980; Actions et événements, trad. P. Engel,
o una institución que tiene el poder de actuar en París, puf, 1993.
nombre de alguien (“an establishment for the pur- ——, “De la acción”, en Ensayos sobre acciones y sucesos, Barce-
lona, Crítica, 1995.
pose of doing business for another”, cf. Oxford Dictio- Descombes Vincent, “L’action”, en D. Kambouchner (dir.), No-
nary). En los siglos XVIII y XIX aparece un sentido tions de philosophie II, París, Gallimard, Folio-Essais, 1995.
inesperado en el contexto de la conquista del terri- Hobbes Thomas, Complete English Works, Londres, Moles-
torio norteamericano y de la instauración de auto- worth Edition, 1869.
Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740],
ridades locales, que designa su jurisdicción sobre Oxford, ed. Selby-Bigge, 1978.
los indios: la agency designa el poder político, el lu- ——, Tratado de la naturaleza humana, trad., ed. y notas de Fé-
gar efectivo (office) de este poder y, por extensión, lix Duque, Madrid, Ediciones Orbis, 1985.
el territorio indio sometido a jurisdicción. Laffont Jean-Jacques, Économie de l’incertain et de l’informa-
tion, Economica, 1991.
Este uso, que traslada la agency de la fuente del po- Peirce Charles Sanders, Collected Papers, ed. C. Hartshorne y P.
der y de la acción a su campo de aplicación, muestra Weiss, Cambridge (Mass.), Harvard UP, 1931-1935.
claramente la tendencia, en los usos políticos de agen- Ricœur Paul, “Le discours de l’action”, en D. Tiffeneau (dir.),
cy, a concretar y a encarnar (embody) el poder en su La sémantique de l’action, París, CNRS, 1977.
——, El discurso de la acción, trad. Pilar Calvo, Madrid, Cátedra,
objeto de ejercicio, tendencia que encontramos en el 1981.
único uso francés de agence. Hay aquí una corrobo- ——, Educación y política. De la historia personal a la comunión
ración de que se borra la frontera activo/pasivo en la de libertades (s/tr.), Buenos Aires, Docencia,1984.
——, Hermenéutica y acción, trads. Mauricio Prelooker y otros,
definición de la agency, y del poder, que ciertamente
Buenos Aires, Docencia, 1985.
tiene consecuencias para la definición del sujeto/agen- ——, Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato
te político. También aquí aparece la ambivalencia del histórico, trad. Agustín Neira, México, Siglo XXI Editores,
término —central en inglés— de agent (por oposi- 1995.
——, Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido,
ción a acteur y actor, que suele preferirse en francés y trad. Graciela Monges Nicolau, México, Siglo XXI Editores,
en español, y que es más claramente activo). 1995.
En todo caso, vemos que es imposible poner en ——, Tiempo y narración III. El tiempo narrado, trad. Agustín
correspondencia, también en forma muy global, el Neira, México, Siglo XXI Editores, 1996.
——, Del texto a la acción. Ensayos de hermenéutica I, trad. Pablo
conjunto inglés action/agency/agent y el conjunto Corona, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000.
francés action/agir/acteur o el conjunto español ——, Soi-même comme un autre, París, Seuil, 1990; Sí mismo co-
acción/actuar/actor (así como el conjunto alemán mo otro, trad. A. Neira, México, Siglo XXI Editores, 1996.
Handlung/Wirkung/Kraft), hecho tanto más sorpren- Sandel Michael J., Liberalism and the Limits of Justice [1982],
Cambridge, UP, 1998; Le libéralisme et les limites de la justi-
dente cuanto que estos conjuntos han definido en ce trad. J.-F. Spitz, París, Seuil, 1999;
la filosofía contemporánea tal como se escribe en ——, El liberalismo y los límites de la justicia, trad. María Luz Me-
estas lenguas, la naturaleza y el campo de la acción lon, México, Gedisa, 2000.
subjetiva y colectiva. Schneewind J.B., The Invention of Autonomy, Cambridge, UP,
1998.
Étienne BALIBAR y Sandra LAUGIER
AIÓN | 41

AIÓN [αἰών], khronos [χρόνος] | griego I. “Aión”: del fluido vital a la vida eterna

alemán Ewigkeit / Zeit A. “Stuff of life” y duración de una existencia


español fluido vital, tiempo de la vida, vida, edad, época,
siglo, duración, generación, eternidad / tiempo, En Homero, el aión [αἰών] es ante todo un fluido vi-
eón tal, “el dulce aión que fluye” (Ilíada, XXII, 58; Odi-
francés fluide vital, durée de vie, vie, âge, durée, sea, V, 160 ss.): lágrimas, sudor y, más tarde, líquido
génération, éternité / temps
latín aevum, aeternitas, perpetuitas, aeviternitas, cerebro-espinal, esperma, todo aquello que hace a la
sempiternitas / tempus vida y a la fuerza, que se funde en el llanto y desapa-
rece en cuanto lo abandone el aliento y la vida (“psy-
eternidad, tiempo, y bogocheloviéchestvo,
dasein, dios, erleben, evighed, historia, historia
khé te kai aión” [ υχή τε κα αἰών]”, Ilíada, XVI, 453)
universal, leib, momento, mundo, presente —stuff of life, “materia de la vida”, en palabras de R.
B. Onians (en Origins of European Thought). La sig-
Si khronos [χρόνος], simbolizado por Kronos [ ρόνος], el nificación temporal del aión, “duración de vida”,
dios que devora a sus hijos, presenta todos los caracteres “existencia”, se afirma en Píndaro (Píticas, VIII, 97)
del “tiempo”; aión [αἰών], en cambio, es un término sin y, en particular, en los trágicos con la alianza moira
equivalente moderno. En efecto, en los poemas homéricos [μοῖρα]-aión que indica la “parte de vida” asignada
designa el fluido vital, es decir, la duración de la vida y el a cada uno, “voy a habitar otra vida, y otro destino”
destino de un hombre, la intensidad de una parte del tiem- (Eurípides, Ifigenia en Áulide, v. 1507-1508; véase
po. Sin embargo, en el Timeo, cuando Platón relaciona el Ker). Tal es, sin duda, el sentido con el cual juega
aión con la vida divina y no ya con la parte humana, hace Heráclito cuando define el aión como “un niño que
intervenir el sentido de “eternidad”, que Aristóteles retiene juega, buscando dificultar los movimientos de otro”
también para su primer motor inmóvil y según el cual Plo- (B 52 DK: aión pais estí paizon, pesseuon [αἰ ν παῖς
tino concibe la manera de existir del Ser. Khronos se vuelve ἐστι παί ων, πεσσεύων], según su traducción al espa-
la “imagen móvil” del aión y, en las lecturas neoplatónicas, ñol, aunque la versión francesa se ha traducido por
su “hijo”. “un enfant qui enfante, qui joue ses pions” [“un niño
Así pues, la oposición griega aión / khronos no encierra, que da a luz/alumbra, que juega sus fichas”]: Bo-
en principio, ninguna de las oposiciones que nos resultan llack y Wismann (Héraclite ou la séparation, pp. 182-
familiares, ni aquella entre duración subjetiva y tiempo ob- 185) proponen leer en la iteración del sustantivo pais
jetivo, ni aquella entre eternidad y tiempo. Antes bien, re- [παῖς] (niño) y del verbo paizo [παί ω] (cuyo senti-
mite a dos modelos de tiempo: el del kosmos [κόσμος] físi- do corriente es “jugar como un niño”) el tiempo de
co y matematizable, del cual proviene khronos, el tiempo una “generación”, aquella que es necesaria para que
cósmico, ligado al movimiento cíclico de los astros y a la es- un niño se vuelva padre y juegue su propia partida
fera de los fijos, que Aristóteles definirá como sucesión de (según la comprensión del pasaje como un niño no
instantes (“ahora”, nyn [νῦν]) y número del movimiento; y sólo que juega sino también que “engendra” o “da a
el de la vida y la duración, lineal, con un principio y un fin. luz”). En ese sentido, el aión es una limitación o una
Aión, transliterado al latín como aevum, es adoptado y delimitación de khronos [χρόνος], el “tiempo” en ge-
adaptado por la teología cristiana. Para Tomás de Aquino, neral: es “el khronos de una vida particular” (A.-J.
por ejemplo, “con todo rigor, aevum y aeternitas no difieren Festuguière, “Le sens philosophique du mot AIÔN”,
más que ánthropos y homo”. Pero en el transcurso del siglo p. 271). De esa manera, aión es, según la expresión de
xiii, aevum se separa de aeternitas para designar un inter- Eurípides, “hijo de Khronos” (“Aión te Khronou pais
mediario entre tiempo y eternidad, garante del “orden y [ ἰών τε ρόνου παῖς]”, Los Heráclidas, v. 900).
[de] la conexión de las cosas”, capaz de caracterizar las
realidades “eviternas” que, como los ángeles, tienen un co- B. El “aión” divino: ¿en el tiempo o fuera del tiempo?
mienzo pero no un fin (aeternitas ex parte post).
Aión para el léxico filosófico griego y aevum para la ter- 1. ¿El tiempo (“khronos”), imagen móvil
minología escolástica son dos de los términos más caracte- de la eternidad (“aión”)?
rísticos de la sutileza del vocabulario de la temporalidad, en Cuando la duración de vida que designa el aión no
función de la pluralidad, difícil de comprender actualmente es ya la de un mortal sino la de un dios, los límites
para nosotros, de sus registros. se desplazan: así es como se llegaría, según Festu-
42 | AIÓN

gière, al sentido de “eternidad”. Esto vale tanto para tada) o coextensiva al tiempo (ilimitada), a un aión
los dioses de Homero, “sempiternos”, así traduce E. que es en sentido propio “eternidad”, fuera del tiem-
Crespo la expresión “theói aién eontes [θεο αἰ ν po, de lo cual constituye un modelo —incluso, Pro-
ἐόντες]”, Ilíada, I, 290), como para Sphairos [ φαῖρος] clo llegará a decir que el aión es el “padre de khro-
de Empédocles, cuya “vida indecible” (“áspetos aión nos” (cf. In Platonis Rem Publicam commentarii, ed.
[ σπετος αἰών]”, B 16 DK = 118 Bollack) se extiende Kroll, II, pp. 17, 10; Elementos de teología, prop. 52).
en el pasado y el futuro (“era ya, es y será”). Podrá constatarse que, en un gesto rigurosamen-
Pero con el Timeo de Platón se profundiza una te antiplatónico, Marco Aurelio invertirá término por
nueva distinción conceptual entre ese tipo de dura- término la relación entre aión y khronos. El tiempo
ción ilimitada, que se extiende a lo largo del tiempo, infinito en sus dos extremidades, abstracto e ilimi-
y una “eternidad” fuera del tiempo, incluso genera- tado, que corresponde al vacío en su incorporalidad
dora del tiempo. “Eternidad” es, en efecto, la traduc- siempre próxima al no-ser, toma el nombre de aión
ción recibida para el aión del modelo divino en el (“ápeiron aionos [ πειρον αἰ νος ”, IV, 3, 7); mientras
cual se inspira el demiurgo para crear el mundo. El que el tiempo limitado del presente, siempre deter-
dios es un “ser viviente eterno” (“zoon aídion on [ ον minado por el acto que la extensión (diástema [διάστ
ἀίδιον ν]” 37d 1) del cual sólo puede decirse, exac- ημα]) fija, responde a una aproximación “materia-
tamente como del Ser según Parménides (VIII, 5), lista” de khronos —tanto en el nivel del tiempo
que “es”, pero no que “era” o que “será” (Timeo, 37e vivido como en lo que concierne al periodo cósmi-
6-8). El tiempo, khronos, es el nombre de una in- co así arrancado de la irrealidad del aión (cf. Arius
vención suplementaria del demiurgo para volver el Didyme, Epitome, 26; SVF, II, 509; y el comentario
mundo que acaba de crear más semejante todavía de V. Goldshmidt, Le système stoïcien et l’idée de
al dios eterno: es, según aquella famosa expresión, temps, pp. 39-41; véase también G. Deleuze, Lógica
“una cierta imagen móvil de la eternidad” (“eikó […] del sentido, en particular 10a y 23a series, pp. 80 y
kinetón tiná aionos [εἰκ […] κινητόν τινα αἰ νος]”, 172-175; y el recuadro 2, “Lo incorpóreo estoico”,
37d 5; pero véase R. Brague, el pasaje “Pour en finir en Significante).
avec ‘le temps, image mobile de l’éternité’” [“Para
terminar con ‘el tiempo imagen móvil de la eterni- 2. El tiempo (“khronos”): ¿número del movimiento
dad’”, pp. 11-71], donde esta imagen móvil corres- según lo anterior y lo posterior?
ponde al “cielo” y no al tiempo). Aristóteles convalida mediante la etimología la ex-
En lugar de permanecer en la unidad como el dios, tensión del sentido de aión como duración de vida,
el tiempo “imita la eternidad y gira según el núme- de los mortales a dios (Acerca de cielo, I, 9, 279a 23-
ro (“kat’ arithmón kykloumenou [κατ ἀριθμ ν κυκλο 26): “Y por cierto que este nombre [aión] fue divi-
υμένου]”, Timeo, 38a 7-8, y comprende divisiones o namente articulado por los antiguos”. De hecho, es
partes en devenir (días, noches, meses, estaciones) a el término mismo el que incita el pasaje de la dura-
las cuales se aplican el “era” y el “será”. ción de la vida de cada individuo a la duración de
De esta manera, con Platón se mantiene, por un la vida del cielo entero —más precisamente: del “lí-
lado, el lazo entre vida y aión: el término aionios [αἰ mite que abarca el tiempo de la vida de cada uno”
ώνιος], adjetivo probablemente creado por Platón a al “límite de todo el cielo, y el que abarca todo el
instancias del tradicional aídios [ἀίδιος], se aplica tiempo y toda [su] infinitud” (to ton panta khronon
tanto al ser viviente eterno que es el dios-modelo kai ten apeirían periekhon telos [τ τ ν πάντα χρόνον
(“aionios”, 37d 4; cf. “diaionías [διαιωνίας]”, 38b 8), κα τ ν ἀπειρίαν περιέχον τέλος]; sobre to telos [τ
como al tiempo-imagen (“aionion”, 37d 8) vincula- τέλος], “el fin”, “el límite”, véase Principio, 1, A). Así,
do a esos vivientes que son el mundo y el cielo —se la vida del cielo es llamada aión “que ha tomado di-
comprende, sin embargo, que no resulte tan simple cha denominación del hecho de existir aiéi, siem-
traducir dicho término en todos los casos como “eter- pre (apó tou aéi einai ten eponymían eilephós [ἀπ
no” pues, aplicado al tiempo, significa literalmente τοῦ ἀε εἶναι τ ν ἐπωνυμίαν εἰληφώς]), inmortal y di-
“que presenta todos los caracteres de aión”. Por otra vina (athánatos kai theios [ἀθάνατος κα θεῖος])”. Es-
parte, y simultáneamente, se pasa de un aión hijo de to vale también, en la Metafísica, para el dios mis-
khronos, duración de vida incluida en el tiempo (limi- mo, primer motor inmóvil: dado que el acto o la
AIÓN | 43

puesta en acto del entendimiento (he nou enérgeia [ο χρονικόν]”: cf. Enéadas, I, 5, 7; II, 7, 2), la cual está
[ νοῦ ἐνέργεια]) es vida, y el primer motor inmóvil justificadamente fundada en Platón, ofrece el pun-
es esta puesta en acto, “Afirmamos, por lo tanto, to de partida de una tradición que intenta sostener
que Dios es un viviente eterno nobilísimo, de suer- la distinción de los adjetivos aionios y aídios para
te que Dios tiene vida y duración continua y eterna marcar la diferencia entre “eterno” y “perpetuo” (Enéa-
(zoé kai aión synekhés kai aídios [ ω κα αἰ ν das, II, 7, 3). La tradición neoplatónica introduce
συνεχ ς κα ἀίδιος]); pues Dios es esto” (Metafísica, así —junto al tiempo-khronos y a diferencia de la eter-
XII, 7, 1072b 28-30). nidad-aión, derivada sin embargo de esta última—
Aristóteles confirma también la ruptura entre aión una perpetuidad en devenir a la cual tardíamente se-
y khronos, aión para el mundo de lo alto, khronos pa- rá asignado el término de aidiotes [ἀιδιότης]. De este
ra la pluralidad en movimiento del mundo sublu- modo, por su parte, Damascio llama “tiempo inte-
nar: “las cosas que son siempre (ta aéi onta) [τ ἀε gral (ho sympas khronos [ σύμπας χρόνος]”) al “tiem-
ντα], en tanto que son siempre, no son en el tiem- po que fluye siempre”; de ahí que, según Simplicio,
po (ouk estin en khrono [ο κ ἔστιν ἐν χρόν ])” (Física, “como ese intermediario proviene a la vez del tiempo
V, 12, 221b 4-5. En efecto, el tiempo-khronos respon- y de la eternidad, algunos filósofos lo llamaron khro-
de al padecer y no al acto: hace envejecer, consume, nos y otros aión” (Simplicio, Corollarium de tempore,
hace olvidar; de ahí que esté indisolublemente liga- ed. Diels, pp. 776, 10-12, y 779; traducido del fran-
do a la generación y el devenir, “es, por sí mismo, cés). Proclo distingue además entre un sentido eterno
más bien causa de destrucción, ya que es el núme- y un sentido temporal de aidiotes (Elementatio
ro del movimiento, y el movimiento hace salir de sí theologica, prop. 55), calcado de la doble interpre-
a lo que existe (arithmós gar kinéseos, he de kínesis tación de aéi: to khronikón [τ χρονικόν] y to aionion
exístesi to hyparkhon [ἀριθμ ς γ ρ κινήσεως, δ κίν [τ αἰώνιον] (In Timaeum, I, p. 239, 2-3, y III, p. 3, 9).
ησις ἐξίστησι τ πάρχον])” (221b 2-4). Esta frase, a Comprendiendo la “vida de la eternidad” en
la vez aritmética y existencial, amerita un análisis de- tanto que “vida infinita” sin pasado ni futuro —vi-
tenido. Remite, por una parte, a la definición mate- da del ser presente a la vez entera, uniendo en la vi-
mática del tiempo: en la Física de Aristóteles, el tiem- da atemporal (ákhronos [ χρονος]) del nous [νοῦς]
po es definitivamente matematizable en tanto que es los caracteres del Viviente perfecto del Timeo con
definitivamente espacializado, ligado al movimien- los del ser total o lo que es totalmente en el Sofista
to, él mismo ligado al lugar —es “número del movi- (“pantelós on [παντελ ς ν]”, 248e 8), Plotino esta-
miento según el antes y el después” (219b 1-2). Re- blece el tiempo en el alma como “imagen móvil de
mite, por otra parte, a la existencia (exístesi la eternidad” (Enéadas, III, 7, 11). Una imagen sin
[ἐξίστησι], de ex-ístemi [ἐξ ίστημι], “desplazar, po- semejanza respecto de una presencia divina que
ner fuera de sí”, véase Dasein y Esencia) del sujeto ilumina con su vida inmanente la relación recípro-
(to hyparkhon [τ πάρχον], de hyp-arkhein [ π ca del “ser” y del “siempre” (bajo la identidad de to
άρχειν], “regir por sobre otros, existir de antemano, on [τ ν] y to aéi on [τ ἀε ν], cf. ibid., III, 7, 6), del
comenzar, presentarse, estar a disposición, ser”, aión y de lo Inteligible, que concibe la Inteligencia
véase Sujet), a la manera en la que el tiempo actúa como un dios (ibid., V, 8, 3) cuya beatitud es eterna
sobre los seres que son en el tiempo y, en particular, porque ella es la naturaleza misma de la eternidad
en nosotros, los hombres, que sabemos contabilizar- (“ho ontos aión [ ντως αἰών]”, ibid., V, 1, 4). De ahí
lo (“¿existiría o no el tiempo si no existiese el al- que con toda justeza puede la eternidad llamarse
ma?”, 223a 22-23). dios, “puesto que se revela y se presenta a sí misma
Aión y khronos ya no pueden, a partir de ahora, tal cual es” (ibid., III, 7, 5), en consonancia con la
adecuarse a un mismo tratamiento. apelación “caldaica” del dios Aión como autopha-
• VÉASE EL RECUADRO 1 nés [α τοφανής] que pierde aquí toda significación
cosmológica.
C. Del neoplatonismo a la apropiación cristiana: Ahora bien, “es esta noción intemporal, ‘verti-
“aidiotes” y la polisemia perdurable de “aión” cal’, remitida a las nociones de vida, de presencia y
La interpretación plotiniana del “siempre (aéi [ἀεί])” de divinidad, la que será más tarde adoptada [y
como rigurosamente no temporal (“ou khronikón adaptada] por la teología cristiana, a través de san
44 | AIÓN

Recuadro 1 › El tiempo en las culturas amerindias


No existe en las antiguas lenguas amerin- que el tiempo se registra bajo la forma del vez. Es la imagen de un ciclo agrícola: las
dias, según los indicios de que se dispone, movimiento solar en el curso del día y en el plantas gimen de dolor porque no pueden
ninguna palabra que indique, de manera es- ciclo anual de las estaciones, como lo ha salir del vientre de la madre. Finalmente,
pecífica, lo que designa el tiempo en las len- mostrado Humboldt al examinar el zodiaco las cuatro parejas, advocaciones del viento,
guas indoeuropeas. El Vocabulario (1571) mexicano: el Sol recorre diversos espacios entran desde el centro del agua y levantan
de Alonso de Molina, el más antiguo de que o “casas” en la bóveda celeste; en varios el cielo, como agora está, dice el códice His-
se tenga noticia para la lengua náhuatl, re- códices mesoamericanos, este movimiento toria de los mexicanos por sus pinturas. Para
gistra como equivalente de la voz española del Sol se dibuja mediante los pies de un que el cielo se sostenga y no caiga otra vez
tiempo la palabra cauitl, pero esta voz no hombre cuando camina. Las casas reciben sobre la Tierra, son colocados cuatro árbo-
es retomada a la inversa, o sea, no se co- nombres de animales, de ahí que el zodiaco les míticos. A partir de ese momento hay un
rresponde con una voz del náhuatl al espa- náhuatl, regido por el movimiento solar, in- camino para que el Sol pueda andar. Estos
ñol. Molina recoge varias voces que tienen dique que se trata del calendario de un cuatro momentos reciben nombres que in-
la palabra española tiempo, más en el sen- pueblo agrícola. Humboldt dice que los pue- dican intentos frustrados del acto de la se-
tido de momento o de clima; por ejemplo, blos nómadas se rigen por las fases de la paración: atonatiuh (Sol de agua), tlaltona-
tiempo de cosecha o tiempo sereno. Luna. tiuh (Sol de tierra), ehecatltonatiuh (Sol de
Por su parte, el clásico Diccionario de la En todo caso, habrá que retrotraerse al viento) y tletonatiuh (Sol de fuego). La quin-
lengua náhuatl o mexicana, de Rémi Siméon momento inicial del nacimiento del centro ta edad se llama Nahui Ollin: en ella el Sol,
(1885), tampoco registra palabra que indi- ceremonial y del pueblo que narra el suce- al fin, pudo caminar (por lo tanto, el maíz
que lo que aión (αἰών) designa en la lengua so, es decir, al proceso que separa el cielo estuvo en condiciones de germinar).
griega, menos aún el sentido de flujo conti- de la Tierra. Esos momentos son cruciales Este tiempo original se reproduce todos
nuo ni eternidad. En lengua maya, la pala- para entender el sentido original de un tiem- los días. Huitzilopochtli, el Sol, por la maña-
bra que más se aproxima a la voz española po que da vida al conjunto del cosmos. Ese na sale de las fauces del monstruo de la Tie-
tiempo es k’in que indica también sol y día proceso se halla registrado en el mito ná- rra (Cipactli), sostenida por las aguas pri-
(Alfredo Barrera, Diccionario maya-espa- huatl de los Cinco Soles: cielo y Tierra se ha- mordiales (mejor dicho, la Tierra se halla
ñol). Los días mismos, en la lengua y la cul- llan, en el tiempo original, antes del tiempo envuelta por el agua lo mismo por debajo
tura maya, se designan con nombres que profano, enlazados y unidos por el agua; es que por encima de ella) y comete un acto
indican su carácter divino: tienen los rasgos necesario separarlos. Son dos personas. Co- de crueldad extrema: degüella a la Luna (Co-
de un ser humano divinizado que los “carga”. habitan y procrean hijos que, sin embargo, yolxauhqui) y mata a sus hermanos, los as-
Cabe señalar que la palabra náhuatl ollin no pueden ver la luz. Estos hijos son cuatro tros. Por la tarde, los astros realizan la ac-
indica el movimiento del Sol y de los astros parejas que se sitúan en las cuatro porcio- ción contraria: matan al Sol que se hunde
en la bóveda celeste; es el nombre que se le nes en que se divide la superficie terrestre en el agua primigenia. Estas muertes son
da a la quinta etapa en la que se fracturan (tlaltipac): cada una de las parejas intenta muertes míticas, que reproducen el movi-
el cielo y la Tierra (Nahui ollin, Cuatro Mo- separar la Tierra, que es una mujer, del cie- miento diario del astro solar, y que se repi-
vimiento). Todo lo anterior parece mostrar lo, que es un varón y éste cae una y otra ten, de manera mítica, cada día, cada año,

Agustín, Boecio, Buenaventura…” (E. Leibovich, ración de vida de cada individuo; 2) un periodo de
“L’aiôn et le temps dans le fragment B 52 d’Héra- mil años; 3) la duración total del tiempo y del mun-
clite”, Alter, 2, 1994, p. 99). do; 4) la vida futura después de la resurrección; 5)
Sin embargo, desde un punto de vista lexicográ- cada una de las siete épocas que constituyen la his-
fico, la polisemia del término aión permanece pre- toria de este mundo, a las que debería agregarse
sente en toda la patrística griega a través de la ver- una octava, que comenzará después del Juicio final;
sión de la Septuaginta (“generación”: Sabiduría 14: 6) finalmente, según una definición tomada de
6; “largo periodo”: Salmo 143 [142]:3; “eternidad”: Gregorio de Nacianceno (Orationes, 38, 8, en PG, t.
Eclesiastés 12:5…) y del Nuevo Testamento (“épo- 36 col. 320), el aión no es tiempo ni parte del tiem-
ca” en general: Efesios 2:7; “época presente”, en el po, sino aquello que “se extiende” (diástema) con
sentido de este mundo: Mateo 13:39 —en general las realidades eternas, representando para estas úl-
con una connotación fuertemente peyorativa: 1 Ti- timas lo que el tiempo representa para las realida-
moteo 6:17—; “la eternidad”, en el sentido sobre des temporales (Juan Damasceno, Expositio fidei
todo extensivo de “para siempre”, “por los siglos de [De fide orthodoxa], 15 [II, 1] ed. Kotter, p. 43-44;
los siglos”: Juan 12:34 y Gálatas 1:5). Tras referirse la traducción latina no utiliza aión para aevum, si-
a esta polisemia, Juan Damasceno enumera no me- no para saeculum [translatio Burgundii, c. 15, ed.
nos de seis acepciones de la palabra aión: 1) la du- Buytaert, pp. 66-68]). En el capítulo décimo de Los
AIÓN | 45

cada ciclo de 52 años. Los traduce a len- a diferencia de la concepción común del Edmonson Munro S., Sistemas calendáricos
guaje visual el conjunto arquitectónico de pensamiento occidental, se encuentra ante mesoamericanos. El libro del año solar, trad.
las pirámides que forman el centro ceremo- los ojos: se puede ver porque ya sucedió. El Pablo García Cisneros, México, unam,
nial que concede la necesaria identidad al futuro, en cambio, está en la nunca y es im- 1995.
Humboldt Alexander von, “Lámina 23, Relie-
pueblo que las eleva. Así, las pirámides re- posible verlo.
ve en basalto, que representa el Calendario
gistran de manera visual el movimiento El tiempo, en las lenguas y las culturas Mexicano”, en Vistas de las cordilleras y mo-
anual del Sol por solsticios y equinoccios: el amerindias clásicas, posee carácter concre- numentos de los pueblos indígenas de Amé-
tiempo se puede ver. El centro ceremonial to, cualitativo: se despliega ante los ojos; rica, trad. Jaime Labastida, México, Siglo
funciona como si fuera un gnomon o un por esa causa es posible que sea visualiza- XXI Editores, 1995 (2a. edición, 2016).
enorme reloj astronómico que hace visible do: el Sol es como una persona que camina: Garcilaso de la Vega Inca, Comentarios rea-
el tiempo. sube en el meridiano a lo alto de la pirámi- les de los incas, edición de Ángel Rosenblat,
El calendario solar que así se registra es de ceremonial y luego desciende hasta su Emecé Editores, Buenos Aires, 1943.
de una exactitud asombrosa. Desde luego, base, para ser devorado por la Tierra. Son Labastida Jaime, “El mito de los Cinco Soles”,
en Cuerpo, territorio, mito, México, Siglo
corresponde al año trópico, tal como se visiones propias de un pensamiento mítico.
XXI Editores, 2000.
produce en el Hemisferio Norte. Fue utili- Nos hallamos en el polo opuesto a la con- ——, “Lengua y mundo en la obra de Phelipe
zado por más de cien grupos étnicos ha- cepción newtoniana y kantiana del tiempo Guaman Poma de Ayala”, en El universo del
blantes de diferentes lenguas; mantuvo su y el espacio puros. español, el español del universo, México,
vigencia durante más de dos mil quinientos Jaime Labastida Academia Mexicana de la Lengua, 2014.
años, desde la época incierta de los Olme- León-Portilla Miguel, La filosofía náhuatl es-
cas y desde Cuicuilco (el año de 739 a. C.) Bibliografía tudiada en sus fuentes. unam, México,
hasta el día de la caída de México-Tenoch- Anónimo (atribuido a fray Andrés de Olmos), 1959.
titlan, en 1521. Desarrollaba, como se ha “Historia de los mexicanos por sus pintu- ——, Tiempo y realidad en el pensamiento ma-
ras”, en Pomar y Zurita, Nueva colección de ya, México, unam, 1968.
dicho, una imagen precisa, visual, del movi-
documentos para la historia de México, edi- López-Austin Alfredo, Tlalocan y Tamoan-
miento del Sol por las casillas celestes, co- chan, México, fce, 1994.
ción de Salvador Chávez Hayhoe, México,
mo los signos del zodiaco heleno. 1941. Molina Fray Alonso de, Vocabulario en lengua
El centro ceremonial de la cultura inca, Ayala Phelipe Guaman Poma de, Nueva Coró- castellana y mexicana y mexicana y caste-
Cuzco, situado en el Hemisferio Sur, tam- nica i buen gobierno, edición crítica de John llana, en Casa de Antonio de Spinosa, Mé-
bién poseía marcadores solares, según di- V. Murra y Rolena Adorno, México, Siglo xico, 1571 (edición facsimilar, México, Po-
ce el Inca Garcilaso. Lo reproduce, en su XXI Editores, 1980. rrúa, 1992).
Mapamundi de las Indias, Guaman Poma de Barrera Vázquez Alfredo, Diccionario ma- Siméon Rémi, Diccionario de la lengua náhuatl
Ayala. Algo semejante al rasgo visual del ya-español y español-maya, Mérida, Edicio- o mexicana (1a. edición, París, 1885), trad.
nes Cordemex, 1980. Josefina Oliva de Coll, México, Siglo XXI
tiempo lo indica una de las figuras del pan-
Broda Johanna, Stanislaw Iwaniszewski y Lu- Editores, 1977.
teón quechua, la diosa Umiña, que posee Thompson J. Eric S. Grandeza y decadencia de
crecia Maupomé, Arqueoastronomía y et-
dos rostros: uno mira hacia el frente; el otro noastronomía en Mesoamérica, México, los mayas, traducción de Lauro José Zavala,
hacia la nuca. Lo asombroso es que cuanto unam, 1991. México, fce, 1959.
ha sucedido y pertenece al tiempo pasado,

nombres divinos, Pseudo Dionisio constatará con aión será traducido tanto por aevum (translatio Sa-
pesar que la Escritura “no siempre considera eter- raceni; Dionysiaca, I, pp. 492-493) como por saecu-
nas [aionios] las cosas total y absolutamente increa- lum (translatio Grossateste; ibid.), se nos concederá
das y realmente eternas, y tampoco las cosas que no que la claridad léxica a la que Pseudo Dionisio as-
sufren corrupción, muerte, cambio o cosas por el piraba estaba aún lejos de ser alcanzada.
estilo”. Ahora bien, “no se pueden considerar sim- • VÉASE EL RECUADRO 2
plemente coeternas (‘synaídia [συνα δια]’) con
Dios, que es anterior a la eternidad (‘pro aionon III. Una multiplicidad de eternidades: “aevum”,
[πρ αἰώνων]’), las cosas llamadas eternas (‘aionia “aeternitas”, “sempiternitas”, “perpetuitas”
[αἰώνια]’), sino que ateniéndonos estrictamente a A primera vista, nada más simple que relacionar,
las sacratísimas Escrituras debemos tomar las pala- como hicieron los propios medievales, la forma lati-
bras ‘eterno’ y ‘temporal’ en el sentido que ellas en- na aevum con la trasliteración del griego aión, y di-
tienden, y considerarlas como cosas intermedias de ferenciar así la “eternidad” del tiempo-movimiento
las que son absolutamente y de las que tienen ori- (khronos). Según Tomás de Aquino, “en rigor, ae-
gen a cuantas por una parte participan del aión, vum y aeternitas no difieren más que anthropos y
por otra del khronos” (Pseudo Dionisio Areopagita, homo” (Exposición sobre el “Libro de las causas”, pr.
Los nombres divinos, X, 937C- 940a). Sabiendo que 2, lect. 2).
46 | AIÓN

Recuadro 2 › “Khronos” / “aión” / “kairós”: del griego antiguo al griego moderno


jetztzeit, momento de vida que dura siempre, es decir en la miento en un momento en el que E. Mou-
eternidad, explicaría esta pérdida semánti- tsopoulos inaugura en Grecia una filosofía
La fundación con Aristóteles de una ciencia ca. Sin embargo, el griego moderno con- del tiempo propicio (kairología). No obs-
física donde se instaura una teoría científi- serva aún rastros del pasado. tante, paradójicamente, mientras que en la
ca del tiempo (khronos) hizo olvidar que, En efecto, en la actualidad eonas [αιώ Antigüedad el tiempo oportuno era sobre
junto con esta tentativa y antes que ella, νας] significa “siglo”, es decir un tiempo de todo pensado con relación a lo singular, al
los griegos tenían la percepción de un vida determinado, incluso cuando, en cier- tiempo del Uno, este retorno al pasado se
tiempo menos estable: expresado en parti- tas expresiones, pueda significar también lleva a cabo en un contexto ontológico,
cular por los términos aión, que mucho an- “eternidad” (p. ej., “hace una eternidad que dando inicio a una nueva reapropiación, o
tes de significar “eternidad” significa en su te espero”). Son los derivados eonios [αιώ un nuevo ocultamiento.
origen “tiempo de vida”, y kairós [καιρός], νιος], eoniótita [αιωνιότητα], los que hacen Lambros Couloubaritsis
que significa “momento oportuno”, “tiem- posible este último sentido. Sin embargo,
po propicio”. Esta riqueza semántica apa- nada subsiste del sentido originario, ma- Bibliografía
Aristóteles, Physique, trad. A. Stevens, París,
rece oculta en el griego moderno, en bene- nifiestamente intraducible, si no es me-
Vrin, 1999; Física, trad. G. de Echandía, Ma-
ficio de la noción de khronos. En el célebre diante una larga perífrasis. En cuanto a kai- drid, Gredos, 1995.
fragmento 52 de Heráclito (aión pais estí rós, si bien significa principalmente tiempo Couloubaritsis Lambros, La “Physique”
paizon, pesseuon; paidós he basileie [αἰ ν atmosférico y meteorológico, aún conserva d’Aristote, Bruselas, Ousia, 1980, 2a. ed.,
παῖς ἐστι παί ων, πεσσεύων παιδ ς α en ciertas expresiones su sentido origina- 1997.
σιληίη]), para la traducción de aión la ma- rio, como cuando se dice: “es tiempo [και —— “La notion d’ ‘aiôn’ chez Héraclite”, en
yoría de las traducciones, incluida la del Dic- ρός] de tomar grandes decisiones”, o inclu- K. Boudouris (ed.), Ionian Philosophy, Ate-
tionnaire de la philosophie présocratique de so, “cada cosa a su tiempo (kathe pragma nas, Société Internationale de Philosophie,
la Academia de Atenas, optan por “tiempo” ston kairó tou [κάθε πράγμα στον καιρό 1989, pp. 104-113.
Couloubaritsis Lambros y Jean-Jacques Wu-
en el sentido de khronos. La traducción al- του])”. El derivado efkería [ευκαιρία] con-
nenburger (eds.), Figures du temps, Estras-
ternativa, que considera un tiempo de vi- serva el sentido de oportunidad, de tiempo burgo, Éd. de l’université de Strasbourg,
da, es ella misma reducida a la idea de “du- favorable. Más aún, kairós toma en ocasio- 1997.
ración de una vida” (duration of life), que nes el sentido de “lapso de tiempo” y de Trédé Monique, Kairos, l’ À-propos et l’Occa-
oblitera el sentido originario. La absorción “tiempo de vida”, reservado antiguamente sion. Le Mot et la Notion d’Homère à la fin du
del tiempo de vida en la idea de un tiempo a aión. Es interesante pensar este desplaza- IVe siècle av. J.-C., París, Klincksieck, 1992.

El problema de traducción surge en el momen- A. “Aeternitas” / “aevum”: la eternidad de Dios y la


to en que el léxico escolástico distingue de manera de los ángeles (Agustín de Hipona)
rigurosa —si bien tardíamente— aevum y aeterni- El aevum no designa, en efecto, la eternidad emi-
tas. En el transcurso del siglo XIII, aevum se aparta nentemente simple indistinguible de la esencia de
de aeternitas para designar un estado intermedio Dios, sino una eternidad “cualificada”, “participada”
entre tiempo y eternidad, para caracterizar ciertas (aeternitas participata), que mide la duración de aque-
realidades, llamadas “eviternas”, que tienen un co- llos entes cuyo ser no es variable y sucesivo (tales co-
mienzo pero no un fin (aeternitas ex parte post). mo los cuerpos celestes y las sustancias separadas:
Sin embargo, en razón misma del principio de ángeles o almas racionales) sin alcanzar, sin embar-
correspondencia entre las medidas de duración y la go, la inmutabilidad en un sentido pleno y absoluto:
esencia de los seres, esta diferenciación puramente ya sea porque reintroduce un cierto tipo de variabi-
extensiva es cuestionada. Dado que la eternidad no lidad al nivel de las operaciones que tienen lugar en
es solamente de manera negativa un tiempo sin lí- él, o porque se revela como potencialmente defecti-
mite (desde el punto de vista de su “continuidad”, ble. De manera que el aevum significa una eterni-
perpetuitas), o una eternidad de duración (que será dad “angélica” que no puede ser nombrada de ese
“siempre”, sempiternitas): es, en primer lugar, posi- modo sino en tanto que participa de la eternidad
tivamente, una permanencia y una presencia en sí, divina sin ser coeterna con Dios.
atemporal e intensiva (tota simul), inconmensurable Agustín (354-430) distingue, en Cuestiones (c.
como Dios mismo. De ahí la inestabilidad esencial de 72: “Los tiempos eternos” [De diversis quaestioni-
esta figura intermediaria, que debe integrar un as- bus; c. 72: “De temporibus aeternis”]), dos formas
pecto temporal para distinguirse de la eternidad atem- de eternidad: la primera sólo concierne a Dios por
poral, sin no obstante confundirse con el tiempo. su inmutabilidad absoluta; la segunda coincide con
AIÓN | 47

la totalidad de los tiempos. Es en este último senti- (sempiternitas) y un “siempre” eterno (aeternitas)
do en el que los ángeles pueden ser llamados “eter- habían sido ya fijadas en De Trinitate, donde Boe-
nos” ya que han existido en todos los tiempos, sin cio se interroga sobre la praedicatio in divinis, es de-
por ello ser coeternos con Dios, dado que su inmu- cir acerca de cuál debe ser la conversión que afecta
tabilidad está más allá de todo tiempo. Así pues, en las categorías en su aplicación a Dios:
relación con el tiempo creado, susceptible de cam-
bio (tempus mutabile), esta eternidad derivada que Pero cuanto se dice de Dios “siempre es”, se denota
es el aevum se presenta como una forma “estable” una sola cosa: algo así como si Él hubiera estado en
(illud stabile). todo pasado, está de alguna forma en todo presente
En las Confesiones (XI, 16), Agustín se interroga y hubiera de estar en todo futuro, lo que, según los
sobre la manera en que Dios puede “preceder el filósofos, se puede decir del cielo y de los demás
cuerpos inmortales. Pero no así de Dios. Él “es siem-
tiempo” o, aún más, “todos los tiempos”: “Tampo-
pre” (semper), porque “siempre” es, en Él, tiempo
co Tú precedes en tiempo a los tiempos: de otro presente. Pero existe mucha diferencia entre el pre-
modo no precederías a todos los tiempos. Pero pre- sente, el “ahora” (nunc) de nuestras cosas, y el pre-
cedes a todos los tiempos pasados por la superiori- sente de las cosas divinas: nuestro “ahora” produce,
dad de tu siempre presente eternidad, y superas a por decirlo así, un tiempo corriente y la sempiterni-
todos los futuros porque ellos son futuros y cuando dad (nostrum “nunc” quasi currents tempus gacit et
hayan llegado ya serán pasados. Tú, por el contra- sempiternitatem); el “ahora” divino, que es perma-
rio, eres precisamente el mismo, y tus años no habrán nente, inmóvil y consistente, produce la eternidad
de faltar. Tus años ni van ni vienen, mientras que los (“nunc” permanens neque movens sese atque consis-
nuestros van y vienen para que puedan venir todos. tens aeternitatem facit). Si se añade “siempre” a nues-
Tus años están parados, todos a la vez, porque son tro “ahora”, se hará del “ahora” un curso perenne e
inagotable y, por eso, perpetuo, que es en lo que con-
estáticos y los que se van son desplazados por los
siste la sempiternidad.
que vienen, porque no pasan: estos nuestros en cam- De Trinitate, IV, 28-32; Cómo la Trinidad
bio, serán todos cuando ya no sean todos. Tus años es un solo Dios y no tres dioses, IV, 59-63,
son un solo día, y tu día no es un cada día sino un en Cinco Opúsculos Teológicos (Opúscula Sacra).
hoy, porque tu día de hoy no cede a un mañana ni,
claro está, viene después de un ayer. Tu día de hoy Boecio fija así, de manera prácticamente definitiva,
es eternidad” (p. 559). la distinción entre una concepción intensiva de la
El aevum es pues una aeternitas ex parte post, ae- eternidad comprendida en la plenitud de su presen-
ternitas creata o aeternitas diminuta, tal como vol- cia intemporal (plenitudinem totam pariter […] to-
verán a postular, en el siglo XIII, Buenaventura o Ja- tam pariter praesentiam), en la presencia inmutable
cobo de Viterbo. de un solo instante, y una concepción extensiva de
la perpetuidad que reenvía a la infinidad de un
B. “Aeternitas” / “sempiternitas”: la eternidad de tiempo/de los tiempos “mundanos”, que no po-
Dios y la del universo (Boecio) drían de ninguna manera ser coeternos con Dios.
La otra distinción cardinal que atraviesa toda la Pues el carácter interminable (interminabilis) de la
Edad Media latina es la que introduce Boecio (470- eternidad, interpretado etimológicamente por los
524) entre la eternidad propiamente dicha (aeter- escritores medievales como extra terminos o sine
nitas) y la sempiternidad (sempiternitas): la eterni- termino, no es sino la forma negativa (e incluso
dad entendida como “la posesión tan completa mundana) de la simplicidad y de la perfección que
como perfecta de una vida ilimitada” (interminabi- son las condiciones positivas de su inmovilidad y
lis vitae tota simul et perfecta possessio, en La conso- de su simultaneidad (uni-totalidad). Pero la defini-
lación de la filosofía, V, pr. 6, 4; p. 313) se opone a la ción citada de la eternidad implica aún más que su
sempiternitas, eternidad del universo, sometida al ser atemporal o intemporal: la eternidad de Dios es
tiempo, aun cuando no conoce ni principio ni fin. una forma de vida, de una vida de pensamiento,
• VÉASE EL RECUADRO 3 pensamiento que comprende instantáneamente to-
Las principales distinciones entre un “ahora” tem- do lo que puede ser comprendido, por oposición al
poral y un “ahora” eterno, un “siempre” temporal tiempo, condición de vida de los espíritus débiles,
48 | AIÓN

Recuadro 3 › La definición de Boecio: “¿Qué es la eternidad?”

“La eternidad consiste en la posesión tan dura ese momento rápido y fugaz. Por lo y posee en una sola vez la completa totali-
completa como perfecta de una vida inter- tanto, aquello que está sometido a la ley dad de la plenitud de una vida sin límites
minable [interminabilis vitae tota simul et del tiempo, incluso, como afirma Aristó- [interminabilis vitae plenitudinem totam
perfecta posessio], definición que se aclara teles a propósito del mundo, en el caso de pariter comprehendit atque complectitur],
mejor comparándola con los seres que exis- que no haya tenido nunca comienzo y ja- aquel a quien no le falta nada del futuro ni
ten en el tiempo. En efecto, todo aquello más deje de ser y la duración de su vida se le ha escapado nada del pasado es consi-
que vive en el tiempo se encuentra en el pre- coincida con la infinidad del tiempo, no reú- derado con razón eterno; y es inevitable
sente, vive del pasado y va hacia el futuro ne aún las condiciones necesarias para que que este ser, totalmente dueño de sí mis-
[id praesens a praeteritis in futura procedit], con justicia se le pueda considerar eterno. mo, esté siempre presente para sí mismo y
y ningún ser situado en el tiempo puede En efecto, no aprehende y no abarca por tenga como presente el infinito transcurrir
abrazar simultáneamente toda la duración completo y simultáneamente todo el espa- del tiempo [necesse est et sui compos praes-
de su existencia [totum vitae suae spatium cio de su vida, aunque ésta sea infinita [non ens sibi semper adsistere et infinitatem mo-
pariter procedit]; al contrario, es evidente enim totum simul infinitae licet vitae spa- bilis temporis habere praesentem].”
que no está en situación de alcanzar aún el tium comprehendit atque complecticur], por- Boecio, La consolación de la
mañana cuando ya ha perdido el ayer; y en que el futuro no lo posee aún y el pasado ya filosofía, v, 6, p. 313.
una vida día a día no se vive más que lo que no lo posee. Por lo tanto, el que aprehende

que no pueden pensar las cosas más que una des- aevi et aevum est imago aeternitatis)”. La noción de
pués de la otra. Dios vive en un eterno presente, que aevum, así separada de la eternidad, y al recibir una
es el modelo del presente ordinario (cf. J. Maren- significación autónoma, intermediaria entre el tiem-
bon, Boethius, pp. 134-138). po y la eternidad, se halla perfectamente caracteriza-
da por Nicolás de Estrasburgo (hacia 1320): “Medio
C. El difícil lugar del “aevum” entre eternidad y modo se habentibus oportet dare mensuram mediam
tiempo inter aeternitatem simplicem et tempus. Haec autem
Bajo la influencia del neoplatonismo y particular- non potest esse alia quam aevum [es importante dar
mente del Liber de causis, el término aevum que a la eternidad, cuyo estatus es intermedio, una me-
hasta el siglo XIII había sido empleado en el sentido dida intermedia entre la simple eternidad y el tiem-
de aeternitas o de aetas perpetua, designa ahora esta po. Éste no puede ser otro que el aevum]” (De tem-
duración intermedia entre el tiempo y la eternidad, pore, 215 va; trad. del francés).
post aeternitatem et supra tempus, según la fórmula Sin embargo, esta clasificación tripartita tropie-
de Tomás de Aquino en su comentario al Liber de za con múltiples e insuperables dificultades y no lo-
causis: gra imponerse. En primera instancia, el hecho de
que las realidades medidas por el aevum sean hete-
Omne esse superius aut est superius aeternitate et an- rogéneas entre sí (los ángeles, las almas racionales, el
te ipsam, aut est cum aeternitate, aut est post aeterni- cielo y a veces incluso la materia primera…) pare-
tatem et supra tempus. ce sugerir la imposibilidad de una medida única.
[Todo ser superior, o es superior a la eternidad y an- Ahora bien, siendo la unidad marca de perfección,
terior a la misma, o es con la eternidad, o es poste- ¿es concebible que el tiempo esté dotado de unidad
rior a la eternidad y superior al tiempo.] mientras que el aevum sea por el contrario múlti-
Liber de causis, II, 19. ple? ¿Basta plantear que el aevum debe ser tenido por
único en virtud de su causa y su participación en la
Esta tripartición corresponde respectivamente a la eternidad para descartar toda deriva subjetiva hacia
Causa primera, la Inteligencia y el Alma, y es retoma- un tiempo angélico que súbitamente corre el riesgo
da, con modificaciones, por los escritores medieva- de ser considerado como “quid ad placitum” (cf. T.
les. Alberto Magno (1200-1280), por su parte, en su Suarez-Nani, Tempo ed essere nell’autunno del me-
comentario a la fórmula Deus est temporis et aevi cau- dioevo, pp. 33-35)?
sa (“Dios es la causa del tiempo y del aevum”), ex- Junto a la cuestión de la unicidad del aevum, el
plica que: “el tiempo es la imagen del aevum y el ae- problema de su simplicidad y de su indivisibilidad
vum es la imagen de la eternidad (tempus est imago es el más debatido en la literatura escolástica a lo lar-
AIÓN | 49

go de los siglos XIII y XIV. Se comprende fácilmen- lidades celestes y el mundo sublunar. Modelo que
te la razón: si el aevum fuera absolutamente simple alcanza una gran difusión fuera de la escuela esco-
e indivisible, su naturaleza ya no se distinguiría de tista.
la eternidad; si el aevum estuviera, al contrario, do-
tado de extensión y compuesto de partes, sería una E. En el filo de la navaja ockhamiana: “Aevum nihil
cantidad sucesiva al igual que el tiempo. Así, como est”, el “aevum” no es nada
sucedía con el problema de la unicidad, la necesidad En el seno de la tradición nominalista, Guillermo de
de superar esta cesura atraviesa las escuelas francis- Ockham (1285/1290-1347/1349) hace valer la im-
canas y dominicanas para dar forma a la tempora- posibilidad de concebir la posibilidad de la aniqui-
lidad del ser eviterno. lación de un ángel después de la creación, o el ma-
yor tiempo de vida de un ángel con relación a otro,
D. La ruptura escotista: de extensión del “aevum” sin referencia a una sucesión “coexistente”. La dura-
a existencia permanente ción angélica, como toda duración, atañe a la única
En la escuela escotista, la noción de aevum sufre una medida capaz de ajustarse a ella, a saber, el tiempo
transformación fundamental, determinada por las ordinario de la sucesión: “el tiempo es la medida de la
dificultades del análisis aristotélico del tiempo aso- duración de los ángeles, así como la medida del mo-
ciado al movimiento (y entre ellos, principalmente vimiento (tempus est mensura durationis angelorum,
al movimiento del cielo), para dar cuenta del ser de sicut est mensura motus)” (Guillermo de Ockham,
las sustancias. Si el aevum es medida del ser perma- In II Sent. [Reportatio], q. 8 y q. 11; Tractatus de suc-
nente potencialmente corruptible, ¿no es a él a quien cessivis, ed. Boehner, p. 96; trad. del francés).
corresponde dar cuenta de todas las formas de per- Así, el aevum pasa de manera definitiva de una
manencia, tanto sustanciales como accidentales, en posición intermedia inestable, ya no a la eternidad
tanto unas y otras dependen, de una manera inva- (aunque fuese como eternidad “segunda”), sino al
riable y uniforme, de una causa única —a saber, tiempo común homogéneo, que, como el “tiempo
Dios— (Juan Duns Escoto, In II Sent. [Ordinatio], propiamente dicho (tempus propriissime dictum)”
dist. 2, p. 1, q. 4)? Porque el movimiento es el que es o el “tiempo común (tempus commune)”, ya no re-
medido por el tiempo —y no algo que preexiste y mite al movimiento del primer motor inmóvil co-
lo recibe. Apoyándose en este argumento, Duns Es- mo su causa (ratio causalitatis) en tanto que causa
coto (1266-1308) hace del aevum la medida de la de todos los otros movimientos, sino en virtud de
existencia permanente como tal, sin reconocer ya, este carácter de uniformidad que le pertenece “ac-
desde ese punto de vista, ninguna diferencia entre cidentalmente (accidit)” (Guillermo de Ockham,
una piedra y un ángel: “dico quod existentia angeli Quaestiones super libros physicorum, q. XLV; cf. P.
mensuratur aevo; et etiam existentia lapidis et omnis Duhem, Le système du monde, t. VII, pp. 379-392).
existentia quae uniformiter manet, dum manet, men- De manera que la duración tiene sólo dos tipos de
suratur aevo” (In II Sent. [Lectura], dist. 2, p. 1, q. 3). medida: el tiempo-reloj concebido para las realida-
Así desligado de toda referencia esencial a las sus- des creadas; y la eternidad, sólo para la esencia divi-
tancias separadas y a los cuerpos celestes, el aevum na —aun cuando la duración divina, como duración
va a ser definido de manera funcional como la me- infinita, no puede ser “representada” sin coexistir con
dida de la uniformidad de las cosas permanentes en la duración que nosotros concebimos.
general, en su dependencia respecto de la “causa pri- Sólo Descartes sabrá sacar provecho de este últi-
mera”, que es la única capaz de preservarlas en el ser mo argumento para el motus cogitationis, el movi-
(In II Sent. [Ordinatio], dist. 3, p. 1, q. 4). Este nue- miento del pensamiento, donde se fija la primacía
vo modelo de aevum —que coincide con el debili- del ego en su persistencia; sin embargo, desde una
tamiento del paradigma cosmológico aristotélico perspectiva más amplia, es toda la física nueva la que
al punto de dar legitimidad a la idea de un tiempo inviste una concepción del tiempo que pone fin a la
potencial del cual el movimiento del cielo, en su re- necesidad del aevum en cuanto principio de conver-
conocida uniformidad, no es sino el representante tibilidad entre (diferencia de) ser y (diferencia de)
actual— obliga a reconsiderar el principio de hete- duración, luego de haber investido y ampliado to-
rogeneidad ontológica y de jerarquía entre las rea- das las virtualidades antiaristotélicas.
50 | AIÓN

III. Las paradojas del tiempo y de la eternidad de la “temporalización de la eternidad”, en Spinoza.


La Ética presenta, en efecto, el rechazo más neto de
A. “Tiempo”, “duración”, “eternidad” en la Edad la explicación de la eternidad “por la duración o el
moderna tiempo, aunque se conciba que la duración carece
Liberado del paradigma cosmológico aristotélico y de principio y de fin [per durationem, aut tempus
la idea de una pluralidad arbitraria de tiempos pu- explicari non potest, tametsi duratio principio, et fine
ramente “subjetivos” (ad placitum…), el tiempo es carere concipiatur]” (Ética, I, explicación de la def. 8).
definido en la Edad Moderna a partir de una repre- La eternidad, que debe entenderse como: “la existen-
sentación funcional objetiva y una forma universal. cia misma, en cuanto se concibe que se sigue nece-
La crítica cartesiana a “la opinión de la escolástica” se sariamente de la sola definición de una cosa eterna
inscribe en ese movimiento de unificación concep- [Per aeternitatem intelligo ipsam existentiam quate-
tual; si la duración no es más que “una forma que nus ex sola rei aeternae definitione necessario sequi
tenemos de considerar esta cosa en tanto que con- concepitur]” (Ética, I, def. 8), es pensada allí según
tinúa siendo” (Los principios de la filosofía, I, 55, p. 56 el modelo de las verdades eternas cuya forma ejem-
[AT, VIII-I, 26, 12-15]: “putemus durationem rei cu- plar está dada por las verdades matemáticas (en tan-
jusque esse tantum modum, sub quo concepimus rem to valen ab aeterno et in aeterno), mientras que la
istam, quatenus esse perseverat”) y el tiempo no es si- duración es identificada con “la continuación inde-
no “una forma de pensar (modus cogitandi)” la du- finida de la existencia” (Ética, II, def. 5: “Duratio est
ración cuando queremos medirla (Los principios de indefinita existendi continuatio”), “porque no se pue-
la filosofía, I, 57), de ahí que debamos atribuir la de determinar por la misma naturaleza de la cosa
misma duración a las cosas que se mueven y a las existente” (según la explicación de la def. 5). Sin em-
cosas que no se mueven, pues “distingo el antes y el bargo, que la duración pueda ser dividida en partes
después de la duración de cualquier cosa por me- cuando es medida por ese “modo de pensar” que es
dio del antes y el después de la duración sucesiva el tiempo, según un movimiento de abstracción que
que percibo en mi pensamiento, con el que coexis- fija “a voluntad” (ad libitum) la referencia universal
ten las otras cosas [prius enim et posterius duratio- de todas las duraciones (Spinoza, Epistolario, Carta
nis cuiscunque mihi innotescit per prius et posterius XII; G. IV, 61 y 55) y que permite, a cambio, insertar-
durationis successivae, quam in cogitatione mea, cui las en un sistema de leyes de la naturaleza, no im-
res aliae coexistunt, deprehendo]” (Carta a Arnauld, plica en ninguna forma que una —“afección” de co-
29 de julio de 1648, en Meditaciones metafísicas y sas (= duratio)— pueda ser reducida a la otra —ser
otros textos, p. 210 [AT, V, 223, 17-19]). Respecto a de la imaginación (= tempus). Ya que si la fuerza
la eternidad misma, ella será tota simul “en cuanto por la cual una cosa persevera en la existencia (co-
que a la naturaleza de Dios nunca se le puede aña- natus) no es otra que la potencia de Dios que se ex-
dir ni quitar nada”, sin embargo ella “no es al mis- presa a sí misma bajo una forma finita y determina-
mo tiempo y de una vez en cuanto existe al mismo da, la duración de una cosa podrá ser aprehendida
tiempo que el mundo; en efecto, puesto que pode- sub specie aeternitatis concibiéndola en tanto que du-
mos distinguir en ella partes después de la creación ra, “por la esencia misma de Dios” (Ética, V, prop.
del mundo, ¿por qué no podríamos hacerlo tam- 30, dem.). En virtud de esta inmanencia de la po-
bién antes de ella, puesto que la duración es la mis- tencia divina puede decirse de la duración que “flu-
ma? [Sed non est simul et semel, quatenus simul exis- ye (fluit) de las cosas eternas”, según la expresión de
tit, nam cum passimus in ea distinguere partes jam la Carta XII (G. IV, 56).
post mundi creationem, quidni illud etiam possemus • VÉASE LOS RECUADROS 4 Y 5
facere ante eam, cum aedem duration sit]” (Conver-
sación con Burman, en Descartes, p. 422 [AT, V, 149]. B. “Ewigkeit” y éxtasis del tiempo: Schelling
La crítica cartesiana permite comprender por qué No es sino hasta el periodo poskantiano, con el de-
el concepto de aevum desaparece de las especulacio- sarrollo de las filosofías especulativas de la historia
nes filosóficas durante la modernidad y no figura, a y, en particular, la tentativa de Schelling de estable-
pesar de los esfuerzos de los comentadores para im- cer una “genealogía del tiempo”, cuando las nocio-
plantarlo, allí donde se creyó que resurgía a causa nes de aión y aevum van a ser retomadas, en un
AIÓN | 51

Recuadro 4 › “Eternidad de muerte” vs. “eternidad de vida”: la experiencia bergsoniana de la duración


A partir de Spinoza, específicamente de la duración se hallaría como las vibraciones en y de la religión (1932) Bergson se aboca a
irreductibilidad de la duración respecto del la luz y que sería la concreción de toda du- mostrar que la Duración no se llama Vida,
tiempo-medible, y de una cierta “eterniza- ración” (H. Bergson, “Introducción a la me- sin que aparezca un movimiento tendiente
ción” inmanente a esta duración, es como tafísica” [1903], recogido en La pensée et le a liberar al “hombre del plan(o) o del nivel
debe comprenderse la duración (durée) en mouvant [1934]; trad. esp. p. 210). Berg- que le es propio, para hacer de él un crea-
Bergson. Más allá de las divisiones ontológi- son concibe la duración psicológica sólo en dor adecuado a todo el movimiento de la
cas del aevum, la experiencia bergsoniana tanto que apertura sobre una duración on- creación” (G. Deleuze, El bergsonismo; p.
de la duración recupera el vitalismo del aión. tológica cuya condición de realidad reside 118). Con ello, evidentemente, Bergson
Bergson opone a “la eternidad concep- en que el Todo no es nunca “dado”, como pretende entregarnos la primera y última
tual, que es una eternidad de muerte” (la diferenciado, sino “élan vital”, como movi- razón por la cual “nunca recae la medición
eternidad inmutable, inmóvil), una “eter- miento de la diferenciación y ser de la dura- del tiempo sobre la duración en cuanto du-
nidad de vida”, “eternidad viva y por consi- ción. En continuidad con La evolución crea- ración” (El pensamiento y lo moviente, pp.
guiente inestable todavía, donde nuestra dora (1907), en Las dos fuentes de la moral 11-13).

Recuadro 5 › El tiempo como duración en Isaac Newton


Tras de establecer en qué consiste la fuerza tos; se han vuelto verdaderos, matemáticos, el espacio, que en Newton poseen carácter
centrípeta y señalar que considera esa fuer- puros. objetivo, en Kant resultan formas puras (rei-
za de manera matemática y no física (VIII La traducción inglesa de Principia Ma- nen Formen), representaciones a priori, la
definición de Philosophia Naturalis Princi- thematica no ofrece problema alguno. Los condición necesaria de la intuición y la posi-
pia Mathematica), Newton opone dos con- equivalentes de los términos latinos son bilidad de los fenómenos. Son la base de la
ceptos de tiempo. En el Escolio, dice que el prístinos: fluit se traduce por flows; tempus, estética trascendental, se hallan en la estruc-
tiempo absoluto, verdadero y matemático (o por time; spatium por space; absolutum por tura misma del sujeto trascendental como
sea, tempus absolutum, verum et mathema- absolute, verum por true; desde luego, ma- la condición pura y a priori de la percepción
ticum) no guarda relación con nada exterior thematicum por mathematical. La traduc- sensible. No importa que el tiempo fluya o
(a sí mismo), fluye (fluit) de manera unifor- ción se hizo en vida de Newton y él mismo que se cuele; nada, que los objetos se hallen
me y recibe el nombre de duración (dura- la aprobó. En cambio, la traducción fran- en el espacio. Kant establece las dos imáge-
tio). En cambio, el tiempo relativo, aparen- cesa, hecha por la Marquesa de Châtelet nes puras y abstractas del tiempo y el espa-
te y vulgar se mide en horas, días o meses. (revisada por Voltaire) presenta una va- cio newtonianos como la forma pura, sin re-
El tiempo verdadero es concebido co- riante del mayor interés. En ella, el verbo lación alguna con la materia de la intuición
mo una abstracción en estado puro. Es sólo fluir se traduce al francés por couler. En es- sensible. Kant no se entiende sin Newton.
cuantitativo, o sea, matemático y nada tiene pañol, se dice que el tiempo fluye, pasa, co- Jaime Labastida
que ver con lo físico (lo exterior a sí mismo). rre. Pero sucede que el verbo francés couler
Los términos que utiliza Newton pertene- viene del latín colare, que en español dio el Bibliografía
cen al latín de los siglos xvii y xviii; denotan verbo colar (filtrar a través de un cedazo). Kant Immanuel, Crítica de la razón pura, edi-
la purga más completa del concepto de Que el tiempo fluya sin relación con nada ción bilingüe de Mario Caimi, México, fce-
tiempo. Igual sucede con el espacio abso- que le sea externo lo vuelve un continuo unam-uam, 2009.
Koyré Alexander, “L’hypothèse et l’expérience
luto (spatium absolutum): permanece in- puro. Couler, en cambio, indica la acción de
chez Newton”, en Études newtoniennes,
móvil, sin relación con nada exterior: los colar, tamizar, filtrar: algo se sedimenta en París, Gallimard, 1968.
objetos están en el espacio, que los guarda el proceso: algo del tiempo pasa, mientras Newton Isaac, Philosophia Naturalis Principia
dentro de sí. El tiempo y el espacio absolu- que otra cosa permanece. El tiempo filtra, Mathematica, 3a. edición, corregida y
tos son, se podría decir, las condiciones de cuela los objetos: la imagen que ofrece el aumentada, Londres, Guil. and John Innys,
posibilidad racional en las que se apoya el verbo francés no posee la pureza de flujo 1727.
edificio entero de los Principia Mathemati- en latín, inglés o español. ¿Qué sucede en la ——, Principes mathématiques de la Philoso-
ca. En rigor, son hipótesis que carecen de lengua alemana? phie Naturelle, trad. marquesa de Chastellet,
toda comprobación, a pesar de que Newton La imagen pura del tiempo y el espacio, Chez Desaint et Saillant, París, 1756 (edi-
ción facsimilar, París, Librairie Blanchard,
haya dicho que no finge hipótesis, según lo como es formulada por Newton, la retoma
1966).
ha establecido Alexandre Koyré. Newton Kant en la Estética trascendental (Critik der Mathematical Principles of Natural Philosophy,
ha escindido de modo violento tiempo y reinen Vernunft). La traducción alemana traducción Andrew Motte, revisada por Flo-
espacio: no dice qué vínculo guardan entre de tiempo es Zeit; la de espacio, Raum. Em- rian Cajori, Chicago, Britannica Great
sí; tampoco tienen ya relación con los obje- pero, las imágenes abstractas del tiempo y Books, 1952.
52 | AIÓN

campo doctrinal completamente diferente: “Eterni- rios (2º), Libro XL, ed. bilingüe, P. de Luis, M. Capelo, T. Ma-
dad” (Ewigkeit), “de toda eternidad” (von Ewigkeit) drid, J. Oroz Reta (comisión responsable), Madrid, Bibliote-
ca de Autores C∫ristianos, 1995.
—ellas mismas rearticuladas a las diferentes figuras Ancona Costa Cristina d’, “Esse quod est supra eternitatem”.
del tiempo: el “ahora”, pero también el instante o el La cause première, l’être et l’éternité dans le Liber de causis
relámpago de la decisión (Jetzt, Augenblick, Blitz), et dans ses sources”, Revue des Sciences Philosophiques et
el “tiempo de la vida” (Lebenszeit), el tiempo o la Théologiques, núm. 76, 1992, pp. 41-62.
Anónimo, Liber de causis, II, 19, ed. Rafael Aguilar Ruiz, Bilbao,
edad-del-mundo (Weltalter). Es Schelling quien lle- Servicio Editorial, Universidad del País Vasco, 2001.
vó más lejos el proyecto de alcanzar una “historia su- Aristóteles, Acerca del cielo. Meteorológicos, introd., trad. y
perior” en la cual un Dios propiamente “histórico” notas M. Candel, Madrid, Gredos, 1996.
y “vivo” se temporaliza según un tiempo “interno” ——, Metafísica, introd., trad. y notas V. García Yebra, ed. trilin-
güe, Madrid, Gredos, 1998.
(innere Zeit) y “orgánico” (el organismo de los tiem- ——, Física, trad. y notas G. de Echandía, Madrid, Gredos, 1995.
pos), disociando en él los “tiempos” y las “edades”. Benveniste Émile, “Expression indo-européenne de l’éternité”,
El intento de examinar, en un nuevo contexto, la Bulletin de la Société de Linguistique Française, núm. 38,
cuestión agustiniana del “comienzo” (“¿Qué es co- 1937, pp. 103-112.
——, “Latin tempus”, Mélanges de philologie, de littérature et
menzar? ¿Cómo hacer un comienzo?”) conduce a d’histoire anciennes offerts à E. Ernout, París, Klincksieck,
Schelling a inscribir en Dios mismo (“Dios en de- 1940, pp. 11-16.
venir y Dios por venir”) el principio de temporali- Bergson Henri, Œuvres, París, Éd. du centenaire, puf, 1959.
zación, esto es, la “separación decisoria” (Scheidung) ——, El pensamiento y lo moviente [1934; 1959], trad. H. Gar-
cía, Madrid, Espasa-Calpe, 1976.
en la cual se engendra el presente que se escinde y Boecio, Traités théologiques, trad. A. Tisserand, París, Flam-
se libera del pasado para abrirse a un futuro: “Aque- marion, “GF”, 2000; Cinco Opúsculos Teológicos (Opuscula
llo que en el tiempo es propiamente temporal es el Sacra), trad. J. Picasso Muñoz, Lima, Pontificia Universidad
por venir” (Aphorismes sur la philosophie de la na- Católica del Perú, Fondo Editorial, 2002.
——, La consolación de la filosofía, V, 6, trad. L. Pérez Gómez,
ture, § CCXIV; p. 109; trad. del francés). De ahí que Madrid, Akal, 1997.
la eternidad haya podido tener un nuevo rostro co- Bollack Jean, Empédocle, 4 vols., París, Minuit, 1965-1969.
mo “hija del tiempo”: “la eternidad no es por ella ——, Jean y Heinz Wismann, Héraclite ou la Séparation, París,
misma, sino sólo a través del tiempo; el tiempo Minuit, 1972.
Brague Rémi, “Pour en finir avec ‘le temps, image mobile de
precede a la eternidad de acuerdo con su actuali- l’éternité’”, en Du temps chez Platon et Aristote, París, puf,
dad” (Urfassungen, ed. Schröder, p. 73; Las edades 1982, pp. 11-71.
del mundo, 2002). Courtine Jean-François, “Histoire supérieure et système des
Sea cual fuere la considerable diferencia de con- temps”, en Extase de la raison. Essais sur Schelling, París, Ga-
lilée, 1990, pp. 237-259.
ceptualización, es posible percibir todavía bajo Ewig- ——, “Temporalité et révélation”, en J.-F. Courtine y J.-F. Mar-
keit, cuya etimología deriva directamente de aión y quet, Le dernier Schelling. Raison et positivité, París, Vrin,
de aevum (tal como establece para Lebenszeit el dic- 1990, pp. 9-30.
cionario Kluge), la pregnancia del sentido homérico Degani Enzo, Aiôn da Omero ad Aristotele, Padua, Cedam, 1961.
Deleuze Gilles, Logique du sens, París, Minuit, 1969; Lógica del
de aión como “vida”, fuerza y duración de la vida. sentido, trad. Miguel Morey, Barcelona, Paidós, 1989.
Éric ALLIEZ ——, Le bergsonisme, París, puf, 1966; El bergsonismo, trad. Luis
Ferrero Carracedo, Madrid, Edición Cátedra, 1987.
bibliografía principal Derrida Jacques, “Ousia et grammê. Note sur une note de Sein
Alliez Éric, Les temps capitaux, París, Cerf, t. 1, 1991, t. 2.1, und Zeit”, en L’Endurance de la pensée, París, Plon, 1968, pp.
1999. 220-266.
Agustín de Hipona, La Cité de Dieu, Livres XI-XIV, en Œuvres Descartes René, Descartes, introd. C. Flórez Miguel, Madrid,
de saint Augustin, introd. general y notas G. Bardy, trad. G. Gredos, 2011.
Combès, BA, t. 35, París, Desclée de Brouwer, 1959; La ciu- ——, Cartas del autor a quien tradujo Los principios de la filoso-
dad de Dios, trad. y notas R. M. Suárez, Madrid, Gredos, XI- fía, trad. y notas N. Ooms, México, Universidad Nacional
II-XV, 2012. Autónoma de México, 1987.
——, Confesiones, trad. A. Encuentra Ortega, Madrid, Gredos, ——, Correspondencia con Arnauld, en Meditaciones metafísicas
2010. y otros textos, trad. y notas E. López y M. Graña, Madrid,
——, De diversis quaestionibus (cap. 72: “De temporibus aeter- Gredos, 1997.
nis”), en Œuvres de saint Augustin, trad. G. Bardy, J.-A. Pec- Duhem Pierre, Le système du monde, t. 7, La Physique parisien-
kaert, J. Bouted, BA, t. 10, París, Desclée de Brouwer, 1952; ne au xive siècle, París, Hermann, 1956.
ed. esp. T. C. Madrid, Cuestiones (cap. 72: “Los tiempos Eurípides, Ifigenia en Áulide, en Tragedias, iii, trad., introd. y
eternos”), en Obras completas de San Agustín, Escritos va- notas C. García Gual, Madrid, Gredos, 2000.
ALEMÁN | 53

Festugière André Jean, “Le sens philosophique du mot aiôn”, Bibliografía de consulta
La Parola del Passato, XI, 1949, pp. 172-189; reed. en Études DK: Diels Hermann y Kranz Walther, Die Fragmente Der Vor-
de philosophie grecque, París, Vrin, 1971. sokratiker, 3 vols., Berlín, Weidmann, 5a. ed., 1934-1937.
Galpérine Marie-Claire, “Le temps intégral selon Damascius”, Kluge Friedrich, Etymologisches Wörterbuch Der Deutschen
Les Études Philosophiques, núm. 3, 1980, pp. 325-341. Sprache [1883], Berlín, W. De Gruyter, 22a. ed., 1989.
Goldschmidt Victor, Le Système stoïcien et l’Idée de temps, Pa- Onians Richard Broxton, The Origins of European Thought
rís, Vrin, 1969. about the Body, the Mind, the Soul, the World, Time and Fa-
——, Temps physique et Temps tragique chez Aristote, París, te, Cambridge UP, 1951, 3a. ed., 1988, cap. vi, “The Stuff of
Vrin, 1982. Life”, pp. 200-209.
Heráclito, Fragmentos, en Los filósofos presocráticos, trad., in- PG: Migne Jacques-Paul (ed.), Patrologiae Cursus Completus,
trod. y notas C. Eggers Lan y V. E. Juliá, Madrid, Gredos, Series Graeca [Patrologie Grecque], 1857.
2008. PL: Migne Jacques-Paul (ed.), Patrologiae Cursus Completus,
Hoffmann Philippe, “Jamblique exégète du pythagoricien Ar- Series Latina [Patrologie Latine], 1844.
chytas: trois originalités d’une doctrine du temps”, Les Étu- SVF: Arnim Johannes Von, Stoicorum Veterum Fragmenta, Leip-
des Philosophiques, núm. 3, 1980, pp. 307-323. zig, 1903-1905, reed., 4 vols., Stuttgart, Teubner, 1964;
Jaquet Chantal, “Sub specie aeternitatis”, en Étude de l’origine Stoici Antichi: Tutti I Frammenti, trad. y ed. bilingüe R. Radi-
des concepts de temps, durée et éternité chez Spinoza, París, ce, Milán, Rusconi, 1998.
Kimé, 1997.
Marenbon John, Boethius, Oxford, Oxford UP, 2003.
Margel Serge, Le Tombeau du Dieu artisan, París, Minuit, 1995.
O’Brien Denis, “Temps et éternité dans la philosophie grec-
que”, en Mythes et Représentations du temps, Actes du collo-
que cnrs, D. Tiffenau (dir.), París, Ed. del cnrs, 1985, pp.
ALEMÁN
59-85. Sintaxis y semántica en el alemán filosófico
Owen G.E.L., “Aiôn and aiônios”, en The Journal of Theological moderno: Hegel y Kant
Studies, núm. 37, 1936, pp. 265-283 [aiôn] y pp. 390-404
[aiônios]. aufheben, combinatoria, y conceptualización,
Platón, Timée, Critias, trad. L. Brisson, 5a. ed. corr. y actualiza- dasein, erscheinung, logos, orden de las
da, París, Flammarion, “GF”, 2001; Diálogos IV, Filebo, Ti- palabras, sein
meo, Critias, trad., introd. y notas M. A. Durán y F. Lisi, Gre-
dos, Madrid, 1997. La historia particular del alemán filosófico, su aparición tar-
Plotino, Ennéades, t. 3, ed. y trad. É. Bréhier, París, Les Belles
Lettres, “CUF”, 1925; Enéadas, trad. J. Igal, Madrid, Gredos, día y la persistencia del modelo latino explican en gran par-
I-II, 1982, III-IV, 1985, V-VI, 1998. te las vicisitudes de su traducción. Entre estas circunstan-
Porro Pasquale, Forme e modelli di durata nel pensiero medie- cias, en primer lugar aparece el fetichismo que envuelve a
vale. L’Aevum, il tempo discreto, la categoria “Quando”, Lo-
sustantivos con reputación de “intraducibles” (y de hecho
vaina, Presses universitaires de Louvain, 1996.
Proclo de Atenas, Elementos de teología. Sobre la providencia, no traducidos: Dasein, Aufhebung, etc.) en detrimento de
el destino y el mal, ed. y trad. J. M. García Valverde, Madrid, los efectos de sintaxis y de contexto. El alemán de Hegel,
Ed. Trotta, 2017. tachado de ilegible desde el principio, concentra la dificul-
Pseudo Dionisio Areopagita, Los nombres divinos, en Obras
tad. Frente a las arquitecturas regulares de la prosa kantia-
completas, trad. H. Cid Blanco, Madrid, Biblioteca de Auto-
res Cristianos, 2002. na, Hegel reivindica la diferencia de una sintaxis que se ca-
Schelling Friedrich Wilhelm Joseph, Aphorismes sur la philoso- racteriza a la vez por su economía, por su exceso en cuanto
phie de la nature, trad. J.-F. Courtine y E. Martineau, Œuvres al léxico y por un arte de eslabonamientos desconcertan-
métaphysiques, París, Gallimard, 1980.
tes para el traductor en virtud misma del trabajo de lo ne-
——, Les âges du monde, trad. P. David, París, puf, 1992; Las
edades del mundo. Textos de 1811 a 1815, ed. y trad. J. Na- gativo que se opera en ella constantemente. El estudio de-
varro Pérez, prólogo P. David, Madrid, Akal, 2002. tallado de textos en los que la recuperación del lenguaje
Sorabji Richard, Time, Creation and the Continuum, Londres, ordinario se asocia a un riguroso esfuerzo de conceptuali-
Duckworth, 1983.
zación muestra que hay aquí una entrada importante al
Spinoza Baruch, Ética demostrada según el orden geométrico,
ed. y trad. Atilano Domínguez, Madrid, Trotta, [2000] 2009. universo hegeliano. Al mismo tiempo, la singularidad y la
——, Epistolario, trad. O. Cohen, introd. D. Tatian, Buenos Aires, flexibilidad de la sintaxis hegeliana repercuten en una ter-
Colihue, 2007. minología filosófica que obliga al traductor a arbitrajes di-
Suarez-Nani Tiziana, Tempo ed essere nell’autunno del medie-
fíciles para ajustarse a su movimiento.
vo. Il De tempore di Nicolas de Strasburgo ed il senso del tem-
po agli inizi del xiv secolo, Ámsterdam, B.R. Grüner, 1989.
Tomás de Aquino, Exposición sobre el “Libro de las causas”, in- I. Fantasmas semánticos y energía sintáctica:
trod. trad. y notas J. C. Cruz, Pamplona, Colección de Pen- ¿cuál esoterismo?
samiento Medieval y Renacentista, Eunsa, 2000.
Hasta finales del siglo XVIII la filosofía alemana se
54 | ALEMÁN

desenvuelve poco en su propia lengua. Con algunas induce llevó a construir escolleras de concentración
salvedades, por lo demás poco notorias (Ploucquet, de las dificultades de lectura en torno a nociones par-
Knutzen, Thomasins), los filósofos escriben en latín ticulares, en su forma sustantivada con mayor fre-
o en francés: Althusius, Weigel, Kepler, Agrippa, Se- cuencia, y la práctica constante en alemán de la no-
bastian Franck, Paracelso, Leibniz y Kant hasta 1770. minalización hizo fructificar este fetichismo. A esta
Al mismo tiempo, el discurso religioso se había ins- actitud se deben gestos idiomáticos precisos: recur-
talado en la lengua del pueblo desde principios del so culposo al neologismo, conservación vergonzosa
siglo XVI (es el sentido del adjetivo deutsch), y desde del término alemán en el texto francés (el Dasein),
el siglo XII existía una literatura en lengua alemana conductas de fijación en el paradigma que se vuel-
que había asimilado las tradiciones extranjeras: la- ven a enlazar en la filosofía con los debates bizanti-
tina, francesa, italiana, española, etcétera. nos en torno a las palabras, concebidas como balizas
Esta contención tardía del discurso propiamente de piedras apiladas a las que todo se les puede col-
filosófico en una lengua ajena tiene como resultado gar: exvotos, rollos de glosas, cabelleras de exégesis.
un fenómeno de erupción masiva en un periodo bre- Estos puntos fijos, verdaderas encrucijadas de la
ve (más o menos tres decenios), un efecto explosivo glosa, constituyen otras tantas ocasiones de apartar-
que debía durar más de un siglo y que en ciertos as- se del flujo continuo del discurso ajeno para cantar
pectos no ha terminado: muchos de los conceptos el propio texto perpendicularmente. Pero este refle-
del discurso filosófico universal de hoy hunden sus jo casi estructural permaneció ciego por largo tiem-
raíces (y a veces incluso se expresan directamente) po a los riesgos que implicaba: las nociones en cues-
en el alemán filosófico de los siglos XIX y XX. La in- tión constituyen túmulos semánticos donde sin cesar
vasión que el inglés internacional consiguió en el diá- se abren y se encubren las apuestas políticas, ideo-
logo general no pudo lograrse en la filosofía. lógicas, en una palabra, conflictuales que dividen a
Esta singularidad histórica se manifestó también los lectores en su propio país.
en la literatura filosófica de lengua alemana: si bien Existe un filósofo que concentra varias dimensio-
hay sólo pocas interferencias del alemán en el francés nes de este síndrome de gran proyección: Hegel. Por
de Leibniz (su empleo de la coma, por ejemplo), hay un lado, aparentemente, lo percibe de manera con-
muchos vestigios del latín en el alemán de los filóso- fusa y se esfuerza por evadirlo practicando una len-
fos: no solamente una retórica general y una sintaxis gua autónoma, relativamente nueva e innovadora,
dominadas por los siglos de escuela, sino también cuyos aspectos se resisten a esta tendencia, al precio
un léxico a menudo directamente transpuesto, a ve- del reproche de oscuridad. Pero, por otro lado, el éxi-
ces de manera diferenciada según los autores, al nue- to mismo de su proceder, la dificultad para traducir
vo idioma teórico. Frecuentemente los fantasmas la- y comentar su discurso alentaron la reproducción,
tinos continúan persiguiendo a los nuevos recién el retorno al mismo comportamiento contra el que
llegados semánticos alemanes, en los paréntesis, en se inscribe, cosa que era también una forma de de-
las itálicas… Se crea allí una costumbre tenaz, un tic jar su filosofía en su campo, de proteger a sus suce-
académico penoso que ya ni siquiera provoca la risa sores: Marx, el más hegeliano de todos, jugó tam-
de los grandes cómicos: la manía del concepto citado bién esta carta de la crítica del discurso hegeliano
en la lengua ajena, el latín primero, sobre todo en el en tanto que discurso. Hoy esta lengua filosófica
seno de textos alemanes, y hoy el alemán, citado por parece haber muerto. Heidegger fue el único que se
ejemplo en el seno de textos franceses. instaló en su tradición de recuperación del fondo
Se desarrolló así una patología —en el sentido idiomático de la experiencia humana, con conse-
kantiano del término— francesa de la recepción de cuencias a la vez emparentadas y muy diferentes.
los filósofos alemanes, acompañada de efectos de re- Aparentemente el alemán filosófico se replegó en
nuncia en el trabajo de la traducción: una conduc- un discurso mediocre, traducible, claro, angliciza-
ta típica (a menudo mágica) frente a esta alteridad, ble. Pero el trabajo subterráneo de la lengua filosó-
que se observa menos entre los ingleses, los italianos, fica hegeliana sobre los discursos teóricos modernos
etc., y menos aún en el caso de la relación del francés de la historia, del psicoanálisis, de la antropología
con los textos ingleses, italianos, etc. El acercamien- en sentido amplio, sigue siendo considerable y
to respetuoso, incluso timorato, que esta patología amerita que examinemos atentamente su sustan-
ALEMÁN | 55

cia, en el sentido de que crea una nueva relación de so son comentados a continuación en las Observa-
la totalidad de los elementos del discurso con el ciones explicativas del autor, y después vueltas a
pensamiento de lo que es, exhibe una manera de comentar y dilucidadas en un lenguaje más claro
relatividad general que perturba el espacio-tiempo por los editores, en la forma de adiciones.
de la palabra entendida hasta entonces: la relación Hoy es posible instalarse de entrada en este su-
de lo vacío y lo pleno en el discurso se invierte, la puesto (Hegel analiza además, en la Fenomenología
energía sintáctica es la única que despliega las forma- del espíritu, esta “ventaja” para el lector posterior…),
ciones conceptuales, a su vez impensables fuera de pero los contemporáneos y primeros lectores de He-
ese movimiento de posición y negación. La nume- gel no lo vieron de la misma forma. Schelling se que-
rología icónica ordinaria de base diez se desploma, jó explícitamente de los dolores de cabeza que le
y con ella todo el panteón de los conceptos neoteo- provocaba la lectura de la Fenomenología (quizá se
lógicos: las cuentas se realizan sobre la base binaria debiera también al tenor polémico antischellinguia-
de lo que es y de lo que no es, la lengua tiende hacia no del libro). Goethe y Schiller habían elaborado un
la base dos de la identidad y de la diferencia o, si se plan pedagógico que debía permitir a Hegel, gracias
quiere, hacia la lógica (la palabra) del ser. a la asidua frecuentación de un mentor de muchas
Este vuelco sumergió sus escritos en una suerte luces, tener acceso a la transparencia del discurso (co-
de noche oscura. Hegel es uno de los filósofos a pro- sa que no funcionó). En cuanto a las recensiones de
pósito del cual se plantea casi inmediatamente la los contemporáneos, todas deploran unánimemen-
cuestión de la legibilidad: y como esta pregunta no te “la repetición de fórmulas y el costado monóto-
se hace prácticamente nunca a propósito de los de- no”. En otras palabras, cada quien hizo al menos
más filósofos alemanes de la misma época, Fichte y como si la dificultad de Hegel estribara en su forma
Schelling incluidos, en ocasiones bastante “difíciles de (se atribuyó a sus orígenes suabos, a su formación
seguir” también, parecería que esta dificultad cons- religiosa, a la influencia del esoterismo de los mís-
tituye la singularidad hegeliana sin ser pensada ne- ticos) y no a la esencia misma de su filosofía, aun
cesariamente como un efecto de la singularidad de su cuando el propio Hegel aborda en varios pasajes la
pensamiento. Es posible contraponerle (y esta con- cuestión de la legibilidad y denuncia el esoterismo
traposición también depende de él y constituye el de las filosofías de la intuición del absoluto, su os-
fondo de su problema, tiene que ver con lo esencial) curidad, su elitismo. Esta paradoja enmarca todo el
la gran claridad de los escritos de Jacobi, Reinhold, problema del lenguaje de Hegel. Heine, retomado por
Schopenhauer, Feuerbach, Marx, etc., y desde el los hegelianos de izquierda, propone una respuesta
inicio se puede plantear la pregunta en el otro sen- práctico-racional para esta paradoja: Hegel no que-
tido: ¿será que, según él, la claridad de la escritura de ría ser comprendido “de inmediato”, trabajaba para
un filósofo precisamente lo que revela es que lo ver- el largo plazo y debía pasar primero los obstáculos
dadero no está a la vista, sino simulado, entretejido, de la censura. Por eso el lenguaje de Hegel es —di-
o más aún: superado, viejo, familiar? ce— verklausuliert: no es que padezca una “mane-
Si dejamos de lado sus cursos copiados y reescri- ra” patológica y en última instancia externa, sino el
tos por estudiantes y editores póstumos, no solamen- efecto estratégico objetivo de una decisión política:
te las obras que escribió son todas ellas difíciles de una figura de la libertad de pensar.
leer sino que parecen decir que no podría ser de otro Finalmente, no parece que el problema en sí ha-
modo. La dificultad de la lectura forma parte de la ya sido abordado. El estudio de Koyré, por ejemplo,
experiencia de lo verdadero, del dolor y la pena del que en teoría está dedicado a él, deriva hacia frag-
trabajo. La bata casera del filósofo holgazán evocada mentos de exposición del sistema y resulta bastante
al final del prefacio de la Fenomenología del espíritu decepcionante. Por el contrario, en obras más gene-
incluye contrario sensu una alusión a lo claro y dis- rales a menudo surge la cuestión del lenguaje, so-
tinto de las ventanas holandesas, al confort de la fa- bre todo cuando se glosa algún término, una forma
miliaridad de la estufa cartesiana. La forma misma, de no entrar en la lengua de Hegel… Sin embargo, en
en fin, de alguno de sus textos expone una tópica la literatura filosófica de lengua francesa cabe citar
basada en la necesidad de un primer tiempo oscu- un trabajo bastante reciente, muy interesante desde
ro: los parágrafos dictados en su enunciado riguro- esta perspectiva: L’avenir de Hegel, de Catherine Ma-
56 | ALEMÁN

labou, que interroga largamente la noción de plas- Al lenguaje de Kant es posible aproximarse también
ticidad a propósito de la lengua y estudia con pro- de manera “óptica”, por intuición geográfica: la ma-
fundidad la relación de la proposición predicativa y sa de la carga implica la simplicidad de las articula-
la proposición especulativa. ciones. Los continentes críticos tienen cada uno su
vocabulario, sus ejes. Basta un poco de entrenamien-
II. La lengua filosófica moderna: el modelo to para que uno se familiarice, y en definitiva uno
kantiano y su crítica hegeliana encuentra también mucho de la estilística latina.
A pesar del horizonte problemático anunciado, es ne- Se trata, pues, de una escritura que se traduce
cesario volver brevemente sobre el origen de esta len- bien, con tal que se haga un esfuerzo del lado de la
gua difícil, interrogar la cultura idiomática de Hegel. masa, es decir que no olvide uno nada en el cami-
La alusión al “hablar suabo” (en oposición al berli- no, que coloque uno bien las comas y que haya uno
nés o al renano, por ejemplo) connota una práctica comprendido bien el orden de las determinaciones
general del discurso volcada hacia el interior y una en la frase alemana, para evitar, por ejemplo, come-
debilidad del esfuerzo dialógico (compensada en los ter el error tradicional, y la verdad sea dicha bastan-
poetas suabos por la potencia de un afecto de mo- te desconcertante, de los traductores franceses res-
vimiento hacia el otro), en pocas palabras, una espe- pecto de la reine praktische Vernunft, traducido por
cie de psicología regional con aroma a establo pietis- “razón pura práctica”, una especie de contrasentido,
ta, y que se manifestaría también en Hölderlin, amigo porque de lo que se trata es de la “razón práctica pu-
y colocutor de Hegel. El estudio de Robert Minder ra”, que se contrapone a razón práctica no pura, es
sobre los Padres suabos va en este sentido, insistien- decir, técnica. Hay aquí una doble ofensa duradera
do en el peso de la formación religiosa y la práctica contra la lengua alemana y contra el pensamiento
del código, del cifrado. Pero los contraejemplos no de Kant. Si acaso en algún lugar de su obra se en-
faltan, comenzando con los otros suabos: Schelling cuentra la hipótesis de una razón pura práctica (¿en
y Schiller. oposición a qué? ¡ciertamente no a una razón pura
Sin embargo, esta idiosincrasia se ventila en una pura!), no podría expresarse en una hipótesis más
lengua filosófica general que prácticamente acaba de que como praktische reine Vernunft. La razón de este
crearse y que se impuso: la de Wolff, Kant y Fichte, error tiene que ver con las condiciones en que tra-
revisados por Bardili y Reinhold. Pero, precisamen- bajaron los primeros traductores: no se trataba de
te, si casi desde el inicio se considera a Kant el creador verdaderos locutores de la lengua original; tradu-
de la lengua filosófica alemana (incluso europea), es cían el alemán como el latín y por ende reproduje-
sobre todo como fundador de un vocabulario téc- ron en francés el orden de los determinantes del
nico ya en su tiempo juzgado por algunos comen- enunciado alemán.
taristas como no familiar, esotérico, oscuro. Por otra parte, esta escritura legitima el recurso a
¿Qué es lo que caracteriza a esta lengua filosófi- los léxicos: todavía en vida de Kant, ya desde 1786,
ca moderna? había comenzado la lexicalización. Carl Christian
En primer lugar, la abundancia de vocabulario y Erhart Schmid había emprendido la redistribución
su especialización, a contrapelo de sus significados alfabética del sistema kantiano enumerando en or-
ordinarios, o a sus formas ordinarias: los hermanos den el significado de las expresiones técnicas. El mis-
Grimm, en su Diccionario, se asombran, por ejem- mo Kant, a fin de cuentas, no escatima las operacio-
plo, del sentido filosófico que presta Kant a la pala- nes de autolexicalización, de definición, para las
bra Anschauung, que retoma la intuitio tradicional cuales a menudo proporciona el equivalente latino,
con todas sus ambigüedades. Luego, la extrema actitud casi inexistente en Hegel, fundamental-
longitud de las frases y la producción de enunciados mente hostil a los glosarios especializados.
fuertemente cargados, a los que sin embargo uno se El discurso kantiano no solamente se traduce en
habitúa rápidamente, y que son aclarados de algu- general correctamente sino que tiene un efecto be-
na manera recurriendo a una sintaxis sin sorpresas, néfico en ciertos temperamentos filosóficos: la len-
por medio de procedimientos retóricos remanentes, gua de Kant, su catastro general, la fiabilidad de las
de observaciones regulares, inscritas ellas mismas en definiciones, la modestia de la ambición crítica, ex-
el catastro de una arquitectura que ya habla para sí. hiben un conjunto de puntos de referencia tran-
ALEMÁN | 57

quilizadores. Esta cualidad contribuye fuertemen- Si bien Hegel no tuvo la ocasión de pensar verda-
te, por ejemplo, a consolidar el momento kantiano deramente estos síntomas (aun cuando sea el primer
en la pareja fundadora de la filosofía del sistema es- filósofo que practicara la lectura sintomática, en
colar francés: Descartes y Kant. Ésta se impone a psicoanalizar su tiempo y en pensar los momentos
principios del siglo XIX: todos hablan de ella, la ma- y figuras como coyunturas), sí pensó su diferencia.
nipulan, la adaptan. Todos menos Hegel, que la co- Su lengua es una lengua que conoce su diferencia,
noce bien pero la rechaza en lo esencial, al mismo que la desea, la trabaja, la elabora, la exhibe si es ne-
tiempo que se beneficia del trabajo que Fichte, pri- cesario con brutalidad: Hegel escribe contra Kant,
mero que todos, realizó sobre ella. contra la jerga “bárbara” de Kant y su dogmatismo
Frente a esta lengua Hegel desarrolla, principal- de la subjetividad, que ciertamente trastrocó el dog-
mente durante su estancia en Jena, un idioma apa- matismo de la objetividad (en líneas generales, el ra-
rentemente oscuro, incluso onírico, cuyo funciona- cionalismo del siglo XVIII) pero que en cierta forma
miento es completamente diferente y que presenta, habla todavía su lengua, en el sentido de que reme-
aparte de otras características, dos síntomas. El pri- da la objetividad dogmáticamente —hasta en la dis-
mer síntoma es la inexistencia, incluso la imposi- posición del aparato de los índices.
bilidad, de un Hegel-Lexikon comparable al Kant- Del mismo modo, más políticamente, manifies-
Lexikon. En este sentido, sólo existen registros de ta reiteradamente su oposición a las lenguas espe-
ocurrencias muy confusas, por la proliferación de ciales del tipo “lengua de los médicos de Molière”:
éstas, detalladas en el orden de los volúmenes de las la de los juristas alemanes, la de los filósofos kantia-
Obras completas. Las nociones y los conceptos de la nos. Se explaya con un argumento democrático que
filosofía de Hegel no se detallan. No pueden vivir en retrospectiva se presta a una sonrisa cuando sa-
con sentido más que en la totalidad del texto y en la bemos cuán exiguo fue el gremio de sus propios lec-
periferia inmediata de los desarrollos. Las clasifica- tores esclarecidos. Pero su crítica del esoterismo del
ciones de diccionario se quiebran precisamente en saber absoluto schellinguiano no se basa en una crí-
el momento en que se encuentran. O incluso más: tica del discurso schellinguiano (que habló —for-
prácticamente sólo existen en el sintagma. El lector jó— durante mucho tiempo de concierto con él, al
filosófico habituado a los códigos rigurosos se ve punto de que no siempre se puede saber quién es-
frustrado: la falta de esta herramienta provoca un cribió ciertos artículos de su Revista científica).
malestar suficientemente previsible como para que Esta hostilidad al discurso kantiano acaba toman-
Hegel le haga la advertencia al lector, por ejemplo, do en sus textos un giro extremadamente agresivo.
en el prefacio de la Fenomenología del espíritu. Un buen ejemplo de ello se encuentra en el capítulo
El segundo síntoma, conectado con el primero “Kant”, de Lecciones sobre la historia de la filosofía
sin lugar a dudas, pero no por razones prácticas, es (Werke, t. 20, pp. 330 ss.). Al comienzo del párrafo de-
la resistencia del corpus hegeliano a la traducción. dicado a la expresión “trascendental”, Hegel previene
Históricamente —en lo que respecta al francés— al auditorio: “estas expresiones son bárbaras”. Un po-
se empezó con lo que no fue escrito por él, los Cur- co más adelante, comentando la expresión “estética
sos de estética, traducidos por Charles Bénard desde trascendental”, casi critica el recurso kantiano al sen-
principios de los años 1840, y se terminó con lo que tido etimológico de estética, contraponiendo el senti-
era lo más “completamente él”: la Fenomenología do moderno: “hoy estética significa conocimiento de
del espíritu y los Principios de la filosofía del derecho, lo bello”. Unas líneas más abajo comenta el discurso
casi en la segunda mitad del siglo XX. La Enciclo- kantiano sobre el espacio: “El espacio no es un concep-
pedia, traducida por Vera en la segunda mitad del to empírico sacado de experiencias exteriores”. Des-
siglo XIX, representa un estado idiomático interme- pués agrega en un paréntesis: “Sí, bien, que espacio
dio, en la medida en que fue editada con observa- y tiempo no sean conceptos empíricos —es en este
ciones explicativas de Hegel y añadidos del editor tipo de formas bárbaras como Kant habla permanen-
póstumo. temente—; el concepto no tiene nada de empírico”.
Cabría agregar a estos síntomas un análisis com- Podríamos seguir juntando toda una serie de pa-
parativo de los diferentes “idiomas hegelianos” cons- réntesis humorísticos. Aquí tenemos el último, cer-
truidos en francés para traducir a Hegel. ca de los anteriores: “Yo es el sujeto trascendental
58 | ALEMÁN

vacío de nuestros pensamientos, pero sólo es cono- 1) Invasión de lo léxico por lo sintagmático: casi de
cido por sus pensamientos; pero lo que es en sí, par- inmediato, y de manera masiva, el discurso hegelia-
tiendo de ahí no podemos tener el menor concep- no reúne palabras vacías del material sintáctico. En-
to (¡distinción execrable! el pensamiento es el en tendemos por “palabras vacías” precisamente aque-
sí)” (ibid., p. 355). llas que son desechadas de los diccionarios en las
Esta crítica no se remite únicamente a la lengua aplicaciones de la informática: artículos, pronom-
de Kant. Está dirigida al fondo del proceso kantia- bres personales, preposiciones, conjunciones, formas
no, presentándolo como una simple traducción de la verbales comunes, auxiliares. No sólo su masa ame-
metafísica del entendimiento (la Ilustración) en dog- nazaría con saturar los procedimientos de investiga-
matismo subjetivo. Kant describe efectivamente la ción, sino que el interés mismo de ésta se considera
Razón, pero de forma no pensada, empírica. Su fi- nulo. El efecto de esta manera de proceder es que se
losofía carece de concepto (Begriff), no utiliza más producen nociones que no están fijadas en una re-
que nociones “del entendimiento” (Gedanken). De presentación icónica ni en un semantismo tradicio-
golpe, y contrariamente a las apariencias, el kantis- nal, sino que expresan momentos de procesos o de
mo carece de abstracción filosófica, busca en la paja relaciones puras. Por ejemplo: Sein für anderes, An-
y no en el trigo de la lógica ordinaria: su abstracción derssein, An sich y Ansich, Für sich y Fürsich, An und
no es más que la abstracción muerta de las nociones für sich, das Anundfürsichseiende, Bei sich sein, In sich
ya existentes, no es trabajo, efectividad, creación. sein, etc. Es muy difícil hacer un empleo icónico ais-
Esto explica que Hegel pueda, en otras circunstan- lado de estos términos, que no pueden existir más
cias —y paradójicamente—, reprochar a Kant su que en el movimiento de frases donde se deslizan uno
discurso abstracto. en otro, se dividen. Hay incluso en Hegel fases de in-
terés explícito por las palabras vacías menos comu-
III. La lengua de Hegel: una mutación de la nes, de las que hace gran uso, incluso conceptos: al-
economía del sintagma y del paradigma so, auch, daher, dieses, eins, etwas, hier, ist, insofern…
Frente a esto, Hegel escribe una prosa filosófica que La masa de estos términos absorbe fácilmente los
considera no dogmática (ni formal, ni mítica), no pocos elementos del discurso filosófico ordinario
abstracta, sustancial y bien expresada, y que noso- que ya se habían constituido de la misma forma y
tros, por nuestra parte, encontramos a menudo muy que encontramos en los demás filósofos de lengua
abstracta, desconcertante, críptica, codificada, mal alemana: das Ich, das Sein, das Wesen. De la misma
armada… manera, esta masa integra los infinitivos sustanti-
¿Cómo describir esta lengua? Antes de caracte- vados (das Erkennen, das Denken…), es decir, insta-
rizar nada, hay que decir que la lengua hegeliana la el proceso, el in-finito, el activo verbal dentro de
específica no está uniformemente repartida. No so- marcos comúnmente reservados a la sustancia no-
lamente hemos visto que su obra comprende va- minal. Lo mismo cabría decir de muchos adjetivos
rios estratos. También encontramos, dentro de una sustantivados: das Wahre prevalece sobre die Wahr-
misma obra, páginas enteras que no resultan “he- heit. En las ediciones prínceps, en las que la inscrip-
gelianas” stricto sensu, en particular en los prefacios ción en mayúscula de la primera letra de un adjetivo
y las introducciones. Pero, precisamente, estas pági- sustantivado no se practicó con rigor, estos olvidos
nas “protegidas” son también el sitio donde tiene provocan una dificultad de lectura adicional, obli-
lugar una lucha entre discursos: incluso en las fases gando al lector a escoger entre esta forma (lo Verda-
de presentación, el lenguaje ordinario rápidamente dero) y la otra posibilidad, esto es, la elisión de un
se ve envuelto e investido por el discurso fenomeno- sustantivo referido antes que entonces hay que ir a
lógico o especulativo, y esto se manifiesta por rup- encontrar correctamente en todo lo que precede (por
turas, anacolutos y otras anomalías que aumentan ejemplo, “el Saber verdadero”). A menudo, en fin,
rápidamente el desconcierto del lector. por efecto de una especie de “preferencia sintáctica
Someramente, lo que caracteriza al lenguaje de general”, Hegel no retoma un sustantivo alejado y lo
Hegel es en apariencia un cierto léxico, pero más repite, sino que lo sustituye por un pronombre iden-
profundamente una mutación de la economía del tificable solamente por el género, cuando el reflejo
sintagma y del paradigma en tres grandes aspectos. del lector esclarecido (del traductor, por ejemplo)
ALEMÁN | 59

es repetir este sustantivo agregando un deíctico. El nes francesa y española, que renunciarían a la sucesi-
efecto de este procedimiento es la obligación de vidad espacial del movimiento (reorganizando el
memorización, una historización del acto de lectu- orden de las palabras a la francesa o a la española:
ra a costa de los hábitos de referencia espacial cons- es un poco la tendencia de J. Hyppolite, se puede
truida en torno a la superficie material de las pala- decir que inducida por la tradición de las traduccio-
bras, como la presencia de una mayúscula al inicio nes de Kant, que se acomoda perfectamente a las
de un sustantivo, etcétera. transferencias y desplazamientos en el seno de vas-
El resultado de esto es una gran frecuencia de for- tos conjuntos cuyo interior es en cierta forma abier-
mas idénticas o casi idénticas, que genera una impre- to), o que abandonaría el continuum idiomático de las
sión de repetición y monotonía rapsódicas, a veces redes semánticas recurriendo a neologismos (o casi
provocadas por pases retóricos, polémicos o casi lí- neologismos: Anschauung, anschauen: “intuicio-
ricos, que contrastan fuertemente con el conjunto: nar”; Einsicht: “intelección”; Gleichheit, gleich, sis-
bruscamente un arrebato de sustancia cultural, de temáticamente traducidas por “igualidad” o “igual”,
imágenes o de evocaciones concretas, un proverbio, en detrimento del sentido mucho más frecuente de
una cita de otra persona hacen que el lector se su- identidad cualitativa, o incluso de semejanza) o
merja en un estado secundario. Casi siempre al final instaurando nuevas redes (por ejemplo, al traducir
de los capítulos de la Fenomenología, y en el último Selbst por “soi” [sí mismo] se crea una falsa red con el
capítulo, pero de modo general, Hegel desembaraza “sí” pronominal reflexivo de “en sí” y “para sí”, etc., y
su texto de citas entre comillas, y por ende de nom- se pierde la correlación fuerte con el paradigma de
bres propios, de referencias y de notas a pie de pági- la identidad [dasselbe, selber, etcétera]).
na, al igual que rechaza ejemplos, metáforas y com- En comparación con la frase kantiana, el procedi-
paraciones: maletas sustanciales que no puede uno miento hegeliano de ordenar y recargar es del todo
revisar sin abandonar el movimiento del desarrollo original. Si bien es posible percibir intuitivamente
dialéctico. el contenido de los grandes armarios kantianos, re-
2) Este efecto de monotonía se ve potenciado por lativamente simétricos, en Hegel los periodos simé-
la simplificación del material propiamente sintácti- tricos se destruyen de inmediato, se desvían y se uni-
co. Se observa en Hegel, por ejemplo, un casi mono- lateralizan, o incluso se tuercen en cuerdas porque
polio del tiempo presente. Heidegger llama a esto su las inversiones de simetrías no son aspectos retóri-
“vulgaridad”, y se la reprocha. De modo similar, la cos (recuerdos especulares) de la exposición exte-
mayoría de los conectores o modalizadores se redu- rior, sino siempre el movimiento de la cosa misma.
cen a unos pocos, que asumen funciones lógico-re- La negatividad está permanentemente en acción e
tóricas idénticas: wenn, dann [proposición invertida], implica un fuerte y constante esfuerzo mental para
so, hiermit, somit, indem, erst, nur, oder, überhaupt, quien quiera recoger el todo. Este aspecto es afín a
bloß, rein, allein, nun. Aparentemente esta sobriedad la hostilidad de Hegel hacia los “cuadros”, cuya apre-
relativa es inducida por el fenómeno 1): desde el hensión a través de la lectura no está nunca verda-
punto de vista estrictamente estilístico, al combinar deramente liberada de la representación (el estar fue-
la riqueza de vocabulario sintáctico de Schelling, por ra de sí del concepto) y compete en definitiva a una
ejemplo, o al practicar por variación una seudose- conciencia más religiosa que filosófica. “Tabular” es,
mantización de las palabras sintácticas, el texto hege- en su pluma, un adjetivo netamente peyorativo y
liano habría desembocado en un desequilibrio total, connota estar dirigido a un nivel de pensamiento
en una especie de monstruo. Pero la razón profunda débil. La necesidad de la memoria atenta, del paso
de la extrema economía de medios sintácticos remi- a paso, de la relectura, constituye la dificultad del
te al fondo: aquello que vale para el léxico concep- trabajo filosófico, en oposición a los enfoques de lo
tual se aplica también al léxico sintáctico. verdadero que no se sumergen en la cosa misma.
3) El efecto (y en parte la causa…) de todo ello es • VÉASE EL RECUADRO 1
una prosa que hace de los encadenamientos (transi-
ciones) momentos “decisivos”. Mucho se juega en el IV. El embrague de la Fenomenología del espíritu
surgimiento y la abolición de las correlaciones, lo cual Esta estrategia de palabra excluye el diálogo directo
constituye una dificultad mayor para las traduccio- con el discurso ajeno, al mismo tiempo que la filo-
60 | ALEMÁN

Recuadro 1 › Heidegger y la tradición latina


Dentro de las renovaciones de la lengua fi- sa a la escolástica y a la Iglesia católica. La principios del siglo xx. A estas preguntas hay
losófica llevadas a cabo por la filosofía ale- lengua latina opera una reinterpretación que añadir la de una filosofía que se propo-
mana se cuenta especialmente el caso de (Umdeutung), una reformulación (Umbil- ne como no terminológica a pesar de su
Heidegger. En su pensamiento esto ocurre dung), todo ello deformante. Y este proce- construcción de conceptos, así como la im-
de la mano de una condena expresa a la so marca por entero la tradición occiden- plicancia de considerar el pensamiento en
tradición latina, formulada en varios de sus tal: la romanización implica un cambio de profunda ligazón con la poesía.
escritos, entre ellos la Introducción a la me- esencia de la verdad y del ser. Heidegger lo Esta crítica a la latinidad tiene su funda-
tafísica (1935), La doctrina de la verdad de muestra a través de términos específicos, y mento en lo originario, que liga a la filoso-
Platón (1942), la Carta sobre el humanismo no tanto sobre textos griegos en toda su fía (auténtica) con lo griego. La oposición
(1947) y las lecciones sobre Parménides extensión. Alétheia ha sido traducido por la entre el latín y el griego se construye en
(1943). Esta preocupación no es nueva en romanidad como veritas. El concepto de phy- verdad en forma de triángulo; es decir, el
la tradición alemana moderna. Ya Leibniz, sis fue entendido como natura. La dike fue cuadro se completa con la posición extra-
a fines del siglo xvii, había departido sobre trasladada al latín como iustitia. Todas estas ordinaria de la lengua alemana. Es en ale-
la necesidad de una constitución de la len- transformaciones forman parte del olvido mán en que el pensamiento debe pensar de
gua alemana para la filosofía, independien- del ser iniciado por la metafísica occidental, forma más griega que los griegos, para lo
te del latín, si bien prefería escribir en esta puesto que esta metafísica se ha labrado cual ha de abandonar buena parte de la he-
lengua y en francés. Tras el trabajo funda- sobre y gracias a estos conceptos. Desde la rencia filosófica que trae de la tradición la-
dor de Christian Thomasius y ante todo de lengua filosófica misma, hay que abstener- tina y escolástica. Esta entronización de la
Christian Wolff, el establecimiento del ale- se de participar de semejante tradición. Hei- propia lengua no es privativa de Heideg-
mán filosófico sirvió de fundamento a la degger opta a veces por mantener el térmi- ger, y algunos otros filósofos la esgrimie-
escritura de dos de sus representantes ma- no griego seleccionado, utilizar el alemán ron antes y después. En su caso se asienta
yores: Kant y Hegel. En este último, los ras- clásico o introducir una nueva familia de pa- en dos supuestos que no son independien-
tros de latinidad que aún había en Kant han labras. Este último caso es el de la “recupe- tes uno del otro: el reenvío del pensamien-
quedado mayormente borrados. En cierto ración” de la dike mediante la familia de Fug to a la lengua poética y la pregunta por el
modo, Heidegger cierra este ciclo de domi- y Unfug, volcados al español como “ajuste y destino de Alemania como nación, aun en
nio terminológico del alemán, desde el tra- desajuste”, o como “acuerdo y desacuerdo”, su declinación nacionalsocialista, tal como
bajo de acuñación conceptual anterior a entre otras variantes. Ante estas constela- se ve en las lecciones dedicadas a Hölderlin
Ser y tiempo, hasta la concepción de una ciones etimológicas —a pesar de que Hei- entre los años 1934 y 1942. Ambas instan-
copertenencia entre pensamiento y poesía degger se declara contra la etimología co- cias están vinculadas a lo que podría lla-
en sus escritos posteriores. Estos presu- mo disciplina, tanto como contra la historia marse una “ideología del clasicismo”, muy
puestos obran luego sobre la traducción de conceptual— la traducción española no pue- extendida en la tradición europea, es decir,
sus textos al español, enfrentada a distin- de evitar la latinidad: retraduce a la tradi- un uso instrumental de la idea de la perte-
ciones, sinonimias y etimologías en el mar- ción objeto de condena. En la introducción nencia natural de Europa al pasado greco-
co de una suerte de constante autorrefe- de nuevos términos, precedida en Heideg- latino.
rencialidad. ger muchas veces por reflexiones sobre aso- Aquella impugnación de la tradición la-
Esa condena de la latinidad se traza en ciaciones y raíces de palabras, el traductor tina conlleva una puesta en cuestión de la
Heidegger sobre el horizonte de una íntima se enfrenta con la opción de abandonar esa traducción filosófica en general, que Hei-
relación del alemán con la lengua griega asociación etimológica (quitando fuerza a degger explicitó en la célebre entrevista al
como originaria, posición que se remonta, lo que podría llamarse “argumento lingüís- semanario Spiegel (1966). Allí asegura que
en la cultura alemana, al menos al primer tico”) o atender a estos vínculos que se dan los franceses, según ellos mismos dicen, al
romanticismo. A la par de la llamada Kehre en lengua alemana, dejando de lado la se- pensar hablan alemán. Y añade que si la poe-
(vuelta), estas reflexiones acompañan un mántica de cada uno de los términos aso- sía no puede traducirse, tampoco se podrá
programa de señalamiento del olvido del ciados. traducir el pensamiento. En su obra, se dan
ser ocurrido en y por la metafísica occiden- Tal como recuerda Franco Volpi (“Hei- otras prácticas y reflexiones alrededor de
tal que, si bien tiene sus inicios en Platón, degger et la romanité philosophique”, p. la traducción. Se puede traducir al alemán
pasará luego a depender históricamente de 288), tratar la crítica de Heidegger a la tra- “correcto” y se puede traducir al alemán que
la latinidad, no limitada a Roma sino exten- dición latina obliga a plantearse preguntas piensa en griego, que es precisamente lo
sible al latín medieval y a las lenguas roman- principales sobre la filosofía misma: si la fi- que hace su propia filosofía, cerrando así el
ces. En la oposición entre latinidad y greici- losofía habla necesariamente en griego, cuál ciclo de la entronización de lo originario
dad el alemán se levanta como una lengua es el vínculo entre lenguaje y pensamiento, griego que habían abierto los románticos.
reparadora. cuál es la relación entre la particularidad de Las lenguas romances, como herederas di-
En Parménides, Heidegger formula su te- las lenguas y la universalidad de la razón, te- rectas del latín, una vez puestas a traducir
sis de una “romanización de lo griego” a tra- mas que, una vez instalados en el siglo xix el alemán que piensa en griego a un espa-
vés de las traducciones latinas. Esta apro- los saberes filológicos y el problema de los ñol o a un francés que debe pensar en ale-
piación está condicionada por el carácter Estado- nación europeos ligados a las len- mán, se ven obligadas a recurrir a las raíces
imperial de Roma, y su influencia se traspa- guas, no hicieron más que profundizarse a latinas que Heidegger había impugnado,
ALEMÁN | 61

entrando así en una contradicción que au- ducción entre lenguas europeas se planteó ——, Einführung in die Metaphysik, GA 40,
tomáticamente replantea la pregunta so- durante siglos ante diversas dificultades, y Frankfurt, Klostermann, 1983; Introduc-
bre las lenguas y sobre lo universal de la fi- que resolvió por un lado mejorándose, y ción a la metafísica, trad. Ángela Acker-
losofía. Es el conflicto entre lo propio y lo por el otro mostrando el costado falaz de mann Pilári, Barcelona, Gedisa, 2001.
——, Wegmarken, GA 9, Frankfurt, Kloster-
ajeno, formulado por Hölderlin en su pen- esa imposibilidad.
mann, 1976; Hitos, trad. Cortés y Leyte,
samiento sobre la traducción, eco de las Mariana Dimópulos Madrid, Alianza, 2000.
discusiones entre lenguas vernáculas y clá- ——, “Nur noch ein Gott kann uns retten”, núm.
sicas planteadas en Europa ya desde el Re- Bibliografía 23, año 30, 31 de mayo de 1976 (1966).
nacimiento. Esta vez, en Heidegger, el lado Blackall Eric A., The Emergence of German Thomä Dieter, “Die späten Texte über Spra-
débil de la ecuación traductora no está im- as a Literary Language, Londres, Cambrid- che, Dichtung und Kunst”, en Handbuch
pugnado por la escasez de vocabulario o la ge University Press, 1959. Heidegger, Stuttgart, Metzler, 2003.
Heidegger Martin, Parmenides, GA 54, Frank- Volpi Franco, “Heidegger et la romanité phi-
debilidad de una gramática, sino por el pa-
furt, Klostermann, 1992; Parménides, trad. losophique”, Revue de Métaphysique et de
sado —la romanidad— de una lengua. Se Carlos Másmela, Madrid, Akal, 2005. Morale, núm. 31, 2001, puf, pp. 287-300.
renueva así un antiguo dilema que la tra-

sofía hegeliana se presenta como la pura y simple plantea entre el saber absoluto y la conciencia na-
reunión dialéctica de lo que está ya ahí en el discur- tural. Y el punto de partida de Hegel va a consistir
so filosófico contemporáneo. Se le hace entonces la en pensar simultáneamente la unidad del procedi-
pregunta del comienzo o, si se quiere, del embrague. miento kantiano y de la filosofía de la identidad. Pa-
¿Cómo hacer para embragar sin proceder como los ra ello Hegel expone que Kant no hace más que re-
autores tradicionales, por ejemplo, a través de refe- flejar el sentido común, que simplemente completa
rencias diferenciadoras con respecto a los otros, o el procedimiento de Locke. No puede conocer efec-
con definiciones? Puede ser interesante examinar el tivamente porque se queda en el entendimiento y
embrague del embrague: por ejemplo, las primeras no somete la crítica a una verificación dialéctica. El
frases del primer apartado de la introducción de la criticismo es un engaño. En cuanto al idealismo, és-
Fenomenología del espíritu, que es a su vez una es- te sigue siendo contingente y arbitrario: no demues-
pecie de prólogo, de iniciación. tra la indiferencia del sujeto y del objeto, sino que
Esta introducción es formalmente distinta del los estudia cada uno por su lado, los compara y los
contenido de la experiencia de la conciencia cuya identifica; la identidad es construida, no es un resul-
ciencia es la fenomenología, el saber y, ya en cierto tado autógeno. La filosofía kantiana y la filosofía de
modo, el sistema. la identidad son abstractas y presuponientes. Sencilla-
Se corresponde con el capítulo sobre el saber ab- mente, Kant piensa y plantea la diferencia abstracta
soluto, donde todos los momentos se tocan y se re- del ser y del saber, mientras que Fichte y Schelling
cubren, donde por lo tanto no hay ya momentos, piensan la identidad abstracta del ser y del saber. Pe-
donde el saber es pleno (y puede empezar a expo- ro, con esta identidad, unos y otros desarrollaron
nerse como lo verdadero). No es entonces un mo- todas las formas de la totalidad, que a partir de aho-
mento, sino el concepto vacío del saber cuya posibi- ra puede ser reaprehendida: es la ganancia hegeliana.
lidad se postula como saber de lo que es, del en-sí, Esta reaprehensión es la del sujeto moderno atomi-
de lo absoluto, y como saber que no puede ser in- zado, al que también hay que reconciliar consigo
mediato y no puede llegar a la verdad (a la ciencia mismo, con su cultura, con lo orgánico, con la reli-
como sistema, al logos puro del ser) más que col- gión, el Estado, la ética, etc., en una lengua adecuada.
mando esta diferencia en una historia que es al En esta coyuntura se puede leer el principio de la
mismo tiempo una demostración, una sucesión de Fenomenología del espíritu. La primera frase es a la
verificaciones directamente en la cosa misma. vez estasis en el discurso del sentido común y engra-
El que comienza esta historia es también aquel naje del discurso hegeliano.
que niega al último filósofo que pensó esta diferen-
cia del saber y del ser en sí, es decir, Kant. Y por eso Es ist eine natürliche Vorstellung, daß, eh in der Phi-
le está dedicado el primer momento de la Fenome- losophie an die Sache selbst, nemlich an das wirkliche
nología. Pero también está dedicado a otra negación, Erkennen dessen, was in Wahrheit ist, gegangen wird,
a otra diferencia: la que la filosofía de la identidad es nothwendig sey, vorher über das Erkennen sich zu
62 | ALEMÁN

verständigen, als das Werkzeug, wodurch man des Ab- mino de la duda dialéctica descrita al comienzo del
soluten sich bemächtige, oder als das Mittel, durch prefacio.
welches hindurch man es erblicke, betrachtet wird. Esto es lo que explica que, si bien se trata aquí de
[Es una representación (completamente) natural el Kant, es de Kant por el hecho de que es el último en
que, en filosofía, antes de entrar en la cosa misma, es preguntarse por el conocimiento y por lo tanto en lle-
decir, en el conocimiento efectivamente real [das varse todo el pozo de la apuesta filosófica. De golpe,
wirkliche Erkennen] de lo que es en verdad, sea nece- estamos ante un Kant poco común, bastante “locki-
sario ponerse de acuerdo previamente sobre el co- zado”, revisado por Fichte. Incluso, la crítica del ór-
nocimiento, considerado como el instrumento que
ganon “con el que uno se apropia” y del medio “a
sirve para apoderarse de lo Absoluto o como el me-
dio a través del cual éste es mirado.]
través del cual uno percibe” remite también a los ini-
trad. esp. p. 45; trad. fr. p. 79.
cios de la filosofía. Y entonces estamos ya en la cosa
misma en sentido hegeliano, aparentemente dedi-
cados a descartar una forma particular de evadirla.
La expresión “Es ist eine natürliche Vorstellung, daß” Éste será el esquema de escritura de toda la Feno-
tiene un estatus casi trivial (que el traductor al fran- menología del espíritu, el efecto sobre la escritura del
cés asume al agregar un “completamente”, como procedimiento que consiste en designar momentos
cuando decimos “pero claro”). De igual modo, las ex- que contienen ya a los otros y que ya no son el mis-
presiones “die Sache selbst”, “das wirkliche Erken- mo. O, para decir las cosas de otro modo, la lengua
nen”, “was in Wahrheit ist”, “das Absolute”, “sich zu de Hegel no puede no ser una simple figura, una fi-
verständigen”, están en el registro ordinario: la cosa gura simple, de la lengua de todos, de la lengua co-
misma que nos ocupa, el conocimiento legítimo, lo mún a la mayor cantidad de filósofos, y al fin de
verdadero, lo absoluto, ponerse de acuerdo, etc. Y al cuentas de la lengua común sin más, en el sentido
mismo tiempo Hegel entrega un primer paquete de de que esta lengua común tiende siempre a experi-
conceptualización rigurosa, precisada y estabiliza- mentar una y otra vez su esencia “económica”, su
da gracias a más de un año de trabajo sobre el texto aptitud a la reducción elemental, es decir, a la re-in-
del conjunto de la Fenomenología del espíritu: la Vor- versión en el tiempo puro de la palabra, dejando a
stellung tiene también el sentido preciso que Hegel le los índices mudos la tarea de designar las imágenes
asigna a lo largo de la Fenomenología, en su jerar- con un gesto, aunque fuesen conceptos complica-
quía definitiva. El enunciado está ya virtualmente dos y conocidos por estar cargados de historia.
invertido: decir qué sigue es, no es más que Vorste-
llung, representación, natural, dado que la represen- V. La dinamización de los semantemas
tación es el ser fuera de sí del concepto. Sache selbst Los conceptos hegelianos mismos, considerados en
(la cosa misma) será la consigna principal del pro- su aparente autonomía semántica, se inscriben en
cedimiento dialéctico entero (por el hecho de no estas mutaciones y redistribuciones. En este caso, no
ser exterior); wirklich connota ya la efectividad que se trata tanto de lugares comunes casi mundanos
no es la pura y simple “realidad” cósica o abstracta; sobre el sentido contradictorio de ciertos términos
was in Wahrheit ist puede leerse también en un sen- susceptibles de designar una cosa y su contrario.
tido ontológico como lo que en verdad es, y ver- Estamos pensando, por supuesto, en la famosa Auf-
ständigen, que designa el acuerdo, connota igualmen- hebung, convertida en concurso de feria por los bí-
te la universalidad del entendimiento, Verstand. ceps forzudos, desde que el propio Hegel señaló que
Pero no se trata solamente de ecos intertextua- el término podía significar al mismo tiempo “abolir”
les. La natürliche Vorstellung, primera palabra de la y “conservar”. Lo señaló precisamente porque esta
Fenomenología, es también el estado actual de la re- curiosidad no aparecía en sus enunciados, debido a
flexión filosófica, es decir: este momento de la his- la ley elemental que dice que un término no esté nun-
toria de la filosofía se ha convertido en una natura- ca solo, sino colocado en un contexto general y un
leza, un inmediato cuyas aporías (el conocimiento sintagma particular, que guían el sentido del término
más rico es al mismo tiempo el más pobre, aquí: al sin necesidad de largas glosas anexas. Y entonces,
apuntar a la verdad va uno a parar a las nubes del cuando Hegel no dice nada, el término tiene el sen-
error) implican necesariamente que comienza el ca- tido dominante en la lengua (abolir); y la misma len-
ALIANZA | 63

gua especifica, por medio de un contexto explícito, mismas preposiciones españolas: los enunciados se
los casos (estadísticamente minoritarios) en los que bloquearían. En Hegel, sin duda mucho más que en
el término quiere decir, a partir de un inicial senti- otros autores, hasta los semantemas se ven someti-
do negativo, retirar algo de la circulación, de la pre- dos al movimiento. Si un día el inmovilismo icónico
sencia hic et nunc, para hacer esta cosa a un lado, se adueña de ellos es porque habrá perdido la par-
protegerla y dejarla para más tarde. Precisamente por- tida, y no está excluido que en ocasiones él mismo
que no hay uso icónico posible de estos conceptos, contribuyó a algunas esclerosis…
sino sólo usos contextualizados, éste tiene el sentido Jean-Pierre LEFEBVRE
que J. Hyppolite había traducido tranquilamente
por “suprimir”. ¿Qué querría decir en Hegel, aparte Bibliografía principal
de este sentido negativo, la expresión “Aufhebung der Glockner Hermann (ed.), Hegel-Lexikon, Stuttgart-Bad Cann-
statt, Frommann-Holzboog, 1957.
Aufhebung”? No quedaría más que una mera frus- Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Werke, Frankfurt, Suhrkamp,
lería de inanidad semántica. 1986.
Otra consecuencia de este funcionamiento de la ——, Fenomenología del espíritu, 2a. ed., trad. Wenceslao Roces
lengua hegeliana es la necesidad de variar en ocasio- y Ricardo Guerra, ed. Gustavo Leyva, México, Fondo de Cul-
tura Económica, 2017; Phénomenologie de l'esprit, trad. J.-P.
nes, más o menos levemente, la traducción de tér- Lefebvre, París, Aubier, 1991.
minos idénticos en el texto alemán: gleich ocuparía Koyré Alexandre, Études d’histoire de la pensée philosophique,
así un espectro que va de “idéntico” (dominante) a París, Gallimard, 1971, pp. 191-225.
“igual” (mucho más raramente), pasando por “se- Malabou Catherine, L’avenir de Hegel, París, Vrin, 1996.
Minder Robert, “Herrlichkeit chez Hegel, ou le monde des Pè-
mejante”, o incluso “mismo”; Anschauung irá de con- res souabes”, Études Germaniques, 1951, pp. 275-302.
templación a intuición, pasando por visión pura y Züfle Manfred, Prosa der Welt, Einsiedeln, Johannes, 1992.
simple, si no es espectáculo. Estas variaciones no pue-
Bibliografía de consulta
den hacer otra cosa que tropezar con la relación fe-
Eisler Rudolf, Kant-Lexikon, ed. aumentada A.-D. Balmès y P.
tichista con las palabras aisladas. Pero es precisa- Osmo, París, Gallimard, 1994.
mente esta relación la que es infiel, porque oculta los
efectos de contexto, siempre decisivos desde el pun-
to de vista semántico. Inversamente, ciertos térmi-
nos, diferentes en alemán, se encontrarán en con-
texto siempre traducidos por términos franceses alianza
idénticos: inteligencia puede ser la traducción de Es la traducción tradicional del hebreo brit [‫] ְב ִּרית‬, que de-
Klugheit, Verstand, Einsicht, Intelligenz. El uso de no- signa el pacto entre el pueblo y su dios, véase Brit. cf. De-
tas de traductor permite por otra parte respetar ber-deuda, y Lenguas y tradiciones.
siempre el deseo de verificación que el lector pu- Sobre las redes terminológicas que permiten pensar la
diera experimentar. Por último, el contrato de lec- relación entre el hombre y el dios o los dioses, las entradas
tura que celebra el traductor con su lector también fueron elegidas según las lenguas en función de los valores
lo compromete a no jugar aleatoriamente con estas que determinan sus singularidades, en particular: gr. Ker,
variaciones necesarias, y a hacer que el lector apro- Themis, después Oikonomía, véase Destino, Imagen;
veche su inteligencia de los contextos: sobre esta ba- lat. pietas, religio, véase obligación; ruso Bogoche-
se contractual se constata que las mismas expresiones loviéchestvo, Sobórnost’, véase Conciliaridad; al.
son traducidas con la mayor frecuencia de manera Beruf, Sollen, véase Vocación.
idéntica, dado que el propio autor del texto original
controla la variedad de sentido. Podríamos hacer comunidad, consenso, dios, humanidad, pueblo,
una enumeración de casos de este tipo: allgemein (ge- valor
neral, universal), erscheinen (aparecer, en su sentido
trivial, manifestarse fenoménicamente), bestimmen
(determinar, destinar), darstellen (exponer, repre-
sentar), dasein (estar ahí, existir), etc. ¿Qué diríamos
de una traducción que tradujera siempre las diferen-
tes preposiciones (an, ab, aus, auf, durch, etc.) por las
64 | ALMA

ALMA, espíritu, mente, ingenio Kant o de Hegel, e incluso de la fenomenología. Subrayare-


mos su originalidad histórica entre dos tipos de naturalis-
alemán Seele, Geist, Gemüt, Witz mo: el de las antiguas doctrinas de la psykhé ( υχή) y del
francés âme, esprit
anima, que se conservó a pesar de la transformación de su
griego psykhé ( υχή), nous (νοῦς), diánoia (διάνοια),
thymós (θυμός), phrenes (φρένες) significado por la ontoteología medieval, y el naturalismo
hebreo néfèsh (‫)נֶפֶׁש‬, rúaj (ַ‫)רּוח‬, neshamá (‫שמָה‬
ׁ ָ ְ ‫)נ‬ de las psicologías experimentales o de las “filosofías del es-
inglés soul, spirit, mind, wit píritu” (philosophy of mind) de la época contemporánea.
italiano mente, ingenio, anima Por otro lado, conduciremos el examen de este momento
latín mens, anima, animus, ingenium metafísico de transición al esclarecimiento —a partir de su
vasco gogo
propia terminología— de una gran oposición entre el pun-
to de vista de Descartes y el de Locke, y esto en contra de
belief, conciencia, entendement, gemüt, gogo,
ingenium, intelecto, intellectus, sí [selbst, una tradición persistente (desafortunadamente prolon-
sámost’], memoria, pathos, percepción, sentido, gada por muchas de las presentaciones contemporáneas de
sujet, voluntad, yo los orígenes del mind-body problem) que ve en ellos a los
fundadores de una misma corriente teórica.
A primera vista el uso filosófico en las diferentes lenguas La presentación de la metafísica clásica hará primero
europeas de los términos que designan la “realidad men- énfasis en la centralidad de la problemática de la presencia
tal” y refieren sus manifestaciones a un sustrato o a un de sí que se da de manera inmediata en el pensamiento (o
campo de experiencia unitaria sólo plantea problemas de en su propia inmanencia, para la cual Locke y Kant refun-
traducción ligados a etimologías parcialmente divergentes darán la noción de experience/Erfahrung), centralidad que
o a conflictos entre doctrinas (mentalismo, fisicalismo o denotan sucesivamente los términos de mens, traducido
reduccionismo, etc.). Sin embargo, se trata de un prejuicio en francés por esprit, o de mind, que se traduce en alemán
avalado por presentaciones escolares de la “psicología” fi- por Gemüt y Seele [“mente, ánimo” y “alma” respectiva-
losófica, aún dominada por el legado de un dualismo por lo mente]. Pero esta problemática se enfrenta con las limita-
menos metodológico que se estableció desde los inicios ciones de su propio intelectualismo o mentalismo, que
del siglo xix. Sin embargo, este prejuicio se desvanece des- puede observarse a veces en el orden del signo y de la co-
de el momento en que se toma conciencia de las aporías municación, otras veces en el de la afectividad; de donde
que entraña la no equivalencia entre los paradigmas de lo surge como un “reste de l’âme [resto del alma]” en contra-
“mental” en las lenguas filosóficas clásicas, cuyo primer dicción con el movimiento general de desustancialización
síntoma es la inexistencia, en francés y en español, de un de la realidad mental, que las fluctuaciones del lenguaje
equivalente simple de la mens latina. Y es que estas aporías aportan, y que prepara las revoluciones del pensamiento
son elaboradas por las grandes filosofías no de manera ne- contemporáneo (sobre todo en psicoanálisis que paradóji-
gativa, como obstáculos al puro “pensamiento del pensa- camente, sin duda, está más cerca de lo que nunca estuvo
miento”, sino positivamente, como el medio por el cual se el pensamiento metafísico de la manera en que los griegos
tiene acceso a la complejidad de la relación que el espíritu habían problematizado la insistencia de lo corporal en lo
tiene consigo mismo (a menudo, por medio de ejercicios psíquico).
de traducción que se hacen dentro de las filosofías plurilin- La oposición entre el discurso cartesiano y el lockiano
gües, como se observa tanto en Descartes como en Leib- mostrará que, si bien las fluctuaciones de Descartes entre
niz o en Kant). el lenguaje del “alma” y el del “espíritu” para traducir en fran-
En lugar de buscar aquí una reconstitución total de la cés su propio concepto de mens rodean de alguna manera
genealogía de estos paradigmas competidores (como por la idea central de una certeza de sí mismo en primera per-
ejemplo, en latín, anima, ingenium y mens; en francés, âme y sona (ego sum res cogitans), radicalmente desprovista de
esprit; en inglés, mind, soul y spirit; en alemán, Geist, Seele, interioridad (salvo en la forma de una “imagen del cuerpo”
Gemüt y Witz, etc.), vamos a llevar a cabo dos reducciones que es interna al pensamiento mismo), esta interioridad (o
(de algún modo dos sucesivos enfoques teóricos cerca- ese “pliegue” del reflejo) es opuesto al objeto mismo del
nos). Por un lado, nos concentraremos en los problemas de sistema de correlaciones que Locke estableció entre los
traducción y en las tensiones características de la metafísi- tres conceptos fundamentales (y fundadores del “psicolo-
ca de la era clásica, inaugurada por el cartesianismo y que gismo” filosófico) que son mind, consciousness y self, los
sigue siendo el horizonte de las doctrinas de Hume, de tres, en el fondo, y a fin de cuentas, intraducibles.
ALMA | 65

Alrededor de esta oposición central continuaremos el (“el equipo francés de rugby tiene una mentalidad
estudio de las relaciones entre las divergencias lingüísticas de acero”), esta noción se identifica más o menos ri-
y los desplazamientos de la aporía filosófica del “pensa- gurosamente con el término culto de psíquico, que
miento del pensamiento” examinando los casos particu- le hace competencia (particularmente en el discur-
larmente significativos de Spinoza, Leibniz y Berkeley: so psicoanalítico, pero ya Freud usaba de manera
ellos ilustran las direcciones opuestas en las que la época casi equivalente las expresiones “seelischer Apparat”
clásica busca combinar la reflexión sobre el poder de re- y “psychischer Apparat”, que se traducen en francés
presentación y sobre la autonomía del individuo sujeto de por “appareil psychique [aparato psíquico]”, a veces
voluntad, ya sea por el lado de la inmanencia, ya sea por el por “appareil mental [aparato mental]” y, en espa-
de la trascendencia, lo que afectó a la terminología del “es- ñol por “aparato anímico”). La noción ciertamen-
píritu” con una polisemia irreductible. te ha aprovechado el apoyo que le confiere su aso-
En definitiva, y ya en el umbral de la modernidad, situa- ciación en inglés con la palabra mind, que tiene la
remos en contrapunto los debates alrededor de la philoso- misma etimología que mens (memini: acordarse,
phy of mind, estimulados por los trabajos del pensamiento venir a la mente, véase Memoria), recurrente en la
anglosajón contemporáneo e indisociables de neologismos discusión del mind-body problem, es decir, en la pro-
con sentidos difíciles de traducir en otra lengua que no sea blemática de las correspondencias psicofísicas o psi-
el inglés muy idiomático de la tradición analítica. Pero tam- cofisiológicas que constituye el horizonte del cog-
bién mostraremos que operan ahí tensiones, en particular nitivismo contemporáneo.
la que opone el gran retorno del punto de vista psicologista • VÉASE EL RECUADRO 1
(que se ha vuelto indisociable del debate sobre los diversos Esta tendencia a la uniformidad no debe ocultar-
grados de “fisicalismo” o de “reduccionismo” autorizados nos que lo “mental” es un cajón de sastre, tanto desde
por la cognitive psychology, de base neurofisiológica) a la el punto de vista lógico como desde el punto de
crítica wittgensteiniana y sus interpretaciones lógico-an- vista filológico. Progresivamente ha ido capturando
tropológicas, que prolongan de algún modo en el lenguaje cadenas semánticas distintas entre sí desde la Anti-
de mind cierta problemática fregiana del Geist —en el sen- güedad, algunas de las cuales se refieren a las partes
tido de “pensamiento de contenidos”— y desembocan en de lo vivo y su comportamiento, otras a la estructu-
una despsicologización paradójica de la psicología. Podría ra, la jerarquía y el destino de las almas y otras a los
parecer que estamos ante una repetición de la oposición en- fenómenos de la conciencia y su relación con los pro-
tre cartesianismo y psicologismo lockeano, salvo por el he- cesos intelectuales y con la percepción de la identi-
cho de que, en los “filósofos de la mente», la interioridad dad personal. Sin embargo, de una lengua a otra, el
de mind en el fondo se ha tornado una exterioridad obser- agrupamiento de los significados de lo mental, ca-
vable, y que la dimensión de experiencia se ha puesto en racterística de lo que podríamos llamar el psicologis-
realidad del lado de una praxis (πρ ξις) en Wittgenstein: la mo moderno en la cultura europea (incluso en forma
de los usos de la lengua, de la que depende la descripción de psicologismo trascendental), no se ha llevado a
misma de las manifestaciones del espíritu. No se trata en- cabo de la misma manera, específicamente porque
tonces tanto de una repetición como de un nuevo impulso, cada lengua tiene su fondo propio de designación de
cuyas formulaciones se inscriben, a partir de ahora, en el mar- los poderes del pensamiento y de la imaginación, o
co de un solo idioma dominante y de sus traducciones na- de la interioridad del sí mismo (como por ejemplo
cionales más o menos aproximativas. ingenio, en italiano, o en alemán Gemüt: véase In-
genium, Gemüt).
I. Lo “mental”: ¿un cajón de sastre? Para tener una idea de las discordancias resultan-
En las lenguas modernas, la noción de “mental” (del tes de este proceso complejo refirámonos a las co-
bajo latín mentalis, término que a su vez deriva de rrespondencias de traducción para el término See-
mens, que designa la parte superior o, para la teolo- le en Kant:
gía cristiana, la parte inmortal del alma, anima) ha
llegado a abarcar un vasto terreno de experiencias 1. “ALMA [SEELE]: [de la misma manera ‘alma’ puede
o de fenómenos que nuestro espontáneo dualismo traducirse por el término ‘Gemüt’, para significar es-
opone al campo de lo físico o de lo biológico. Fuera pecialmente el aspecto ‘sensible’ de la ‘psique’ más
de sus usos familiares como adjetivo sustantivado que su aspecto ‘pensante’; cf. ESPÍRITU [GEMÜT]”;
66 | ALMA

Recuadro 1 › “Mind”, “soul”, “spirit”, “body”: el ejemplo de Hume


El inglés dispone de tres palabras: mind, que están en un flujo y un movimiento per- 420, 421, 426, 441, 446, 453), “out of the
soul, spirit para decir “espíritu” o “alma”, petuos” (ibid., p. 252), se acerca, lejana- mind”, incluso “on” o “upon the mind” (pp.
cuando el francés solamente tiene dos. Los mente con men, comprendido en mankind, 410, 422, 473, 527), que “in the spirit” o
textos modernos que abordan el espíritu, y a un muy viejo sentido de la palabra mind, “out of the spirit”, expresiones que serían
en una perspectiva que no es religiosa, con- que le permite problematizar los límites de francamente absurdas en la medida en que
ceden una preferencia neta a mind. Pero esta colección, su sí mismo y su incorporei- la noción de spirit implica una separación
hay que reconocer que los tres términos son dad. En todo caso, los diccionarios etimoló- real del cuerpo. Se nota especialmente la
ampliamente intercambiables, dado que, gicos subrayan la posibilidad de que el in- vocación abstracta de spirit en la dificultad
como en el francés, existen expresiones que glés mind se origine en el indoeuropeo men de decir “human spirit”, cuando el francés
casi se han vuelto sintagmáticas (así, se ha- ou man, que significa “hacer uso de su espí- obliga al locutor a hablar de “esprit humain”
bla de “passions of the soul” [Hume, A trea- ritu”, “pensar” (véase Memoria). Es el ca- y además es fácil —y hasta la redundancia,
tise of Human Nature, p. 395] y no de “pas- so, por ejemplo, de The Oxford Dictionary of si hay que creer en la raíz indoeuropea que
sions of the mind”, con la misma soltura que English Etymology (C.T. Onions [ed.], Ox- invocamos arriba— hablar de “human mind”
en francés se habla de “pasiones del alma” ford, Clarendon Press, 1992, p. 577); tam- (p. 423). Ya se sostenga con seriedad o con
(“passions de l´âme”), es decir, sin pensar en bién ya era el caso en Origins. An Etymolo- ironía, los seres humanos comparten spirit
el sentido religioso ni en el valor moral de gical Dictionary of Modern English (E. con los ángeles.
soul). Aquí nos interesaremos ante todo por Partridge [ed.], Londres, Routledge, 1966, La vocación metafísica de soul es diferen-
el ejemplo de Hume, al mismo tiempo muy p. 404). Este último diccionario, al mismo te de la de spirit, por el hecho de que juega
representativo de la problemática clásica y tiempo que subraya que la derivación de su papel menos en una oposición de sus-
privilegiado para comprender sus prolon- man (hombre) a partir de man (pensar) tancias que dentro de una consideración de
gaciones en el seno de la filosofía contem- está desacreditada, agrega que se puede destino, con una connotación religiosa mu-
poránea. probar el carácter correcto de esa deriva- cho más marcada (aunque Hume habla de
Si intentamos penetrar las intenciones ción. La segunda edición de The Oxford “supreme spirit or deity”). Jamás se habla de
del filósofo, vemos que los sentidos se re- English Dictionary, vol. 11 (J.A. Simpson y immortality o de immateriality of the mind,
parten con cierta insistencia de la siguiente E.S.C. Weiner [eds.], Oxford, Clarendon sino de immortality of the soul o de su im-
manera: Press, 1991, p. 284), adopta una posición materiality (ibid., libro I, parte 4, secc. 5).
Mind se opone a spirit por la relación di- muy cercana. The Barnhart Dictionary of La nature of the soul es objeto explícito de
ferente que mantiene con body. En Hume Etymology (R.K. Barnhart [ed.], Bronx “metaphysical disputes” (p. 236); lo cual no
son incontables las presencias de las expre- [N.Y.], The H.W. Wilson Company, 1988, p. es exactamente el caso ni para mind ni pa-
siones “mind or body” (ibid., p. 439) o “mind 627) no decía otra cosa. Es el funciona- ra spirit. Son las human souls las que se co-
and body” (ibid., pp. 453, 489), las cuales miento de las leyes el que constituye la ver- rresponden (p. 592); son ellas las que tie-
implican, si no una identidad del alma y del dad de los límites de mind, que de por sí no nen una “simple esencia”. Por el contrario,
cuerpo, al menos la posibilidad de una si- tiene límites. mind tiene una evolución por etapas, confi-
militud de tratamiento teórico, a la que res- Para que spirit encuentre de nuevo el guraciones y situaciones que una dinámica
ponde cierto parecido del lado de los obje- sentido material que tenía originalmente puede esclarecer. “El espíritu recorre cierta
tos. Se diría con mucho más dificultad “spirit —Bentham recuerda, en Chrestomathia, su concatenación de ideas ([The] mind runs
and body” o “spirit or body”, porque, preci- cercanía con el “soplo”, spiritus—, necesita along a certain train of ideas)” (p. 406); “el
samente, spirit indica un principio no físico el plural; entonces, con la forma spirits (Hu- espíritu sigue naturalmente el curso de to-
en el hombre, o una pertenencia a una rea- me, op. cit., pp. 420, 421, 422, 423, 447), da serie de acciones que ha empezado (the
lidad no material, incluso inmaterial. confunde muchas veces a los traductores, mind naturally runs on with any train of ac-
Mind y body se acercan por un cierto pa- quienes, desconcertados por la expresión tion, which it has begun)” (p. 565). Tópica-
recido o, mejor dicho, por una comunidad, “to be in high spirits” (“tener la moral alta”) mente mind se confronta con spirit, y diná-
de “frame and constitution (estructura y o “in low spirits” (sentirse “abatido”), se ol- micamente con soul.
constitución)” (ibid., pp. 488, 583). Tal co- vidan del sentido material que pueden te- Finalmente, lejos de oponerse a sus ob-
mo el cuerpo es un sistema de órganos, ner los “espíritus animales” que, hasta bien jetos, mind tendría tendencia a someterlos
mind es un conjunto integrado de leyes de entrado el siglo xviii, se imaginaba que cir- a las leyes que la rigen a ella misma. Así, se
la percepción, ya sea de impresiones o de culaban dentro de nuestros nervios. puede ver que mind, en sus quehaceres teó-
ideas, cuyos limites no están más fijados de Mind es el término que valoriza menos ricos, “equilibra experiencias contrarias (ba-
lo que el ectoderma marca con precisión la al psiquismo y que permite mantenerse es- lances contrary experiments)” (p. 403); ja-
extremidad de un cuerpo en su medio am- trictamente en la sobriedad descriptiva y más se verá que soul o spirit se presten a tal
biente o de lo que indica la superficie que explicativa. En cambio, spirit es antes que mimetismo con respecto a sus objetos.
asegura el pasaje al exterior de ese cuerpo. nada un término de valorización, en contra La valorización de soul o de spirit para
Cuando Hume afirma que “los hombres de la materialidad, en contra de la depen- designar al espíritu, en relación con mind,
(mankind) sólo son un conjunto o una co- dencia con respecto a leyes, en contra de la también se lee en la manera de hablar de la
lección de percepciones diferentes, que se espacialidad y la temporalidad. Se dice más fuerza espiritual. Por física que sea, la pala-
suceden con una rapidez inconcebible y fácilmente “in o into the mind” (ibid., pp. bra strength, que se emplea para calificar el
ALMA | 67

vigor de un cuerpo, no obstante se aplica necen solidarias con una filosofía suscitada Smith y W.H. Burston, Oxford, Clarendon
más a menudo a spirit y a soul que a mind por la afectividad y por los valores morales. Press, 1983; L’Unebévue, septiembre de
(pp. 433, 434, 435), a causa de su arcaís- Corresponden a soul las viejas virtudes aris- 2002.
mo relativo con respecto al término de for- tocráticas de vigour, de “courage and mag- Hume David, A Treatise of Human Nature
[1739-1740], ed. Selby-Bigge, Oxford,
ce, término que se percibe como solidario nanimity” (p. 434), y la tarea de desenmas-
Clarendon Press, 1978; Traité de la nature
de una dinámica moderna susceptible de carar enemigos a su medida a fin de buscar humaine, París, Flammarion, “GF”, 3 vols.
ser aplicada de preferencia a mind y al des- una grandeza en la que el filósofo de mind, (1er. vol. [libro I], trad. P. Béranger y P. Sal-
cubrimiento de sus leyes. Se aprecia menos lector de Cervantes, ya no cree (p. 435). tel, 1995; 2o. vol. [libro II], trad. J.-P. Cléro,
la palabra force, que está menos cargada de Jean-Pierre Cléro 1991; 3er vol. [libro III], trad. P. Saltel,
afecto y ligada a la afectividad que strength 1993); Tratado de la naturaleza humana,
o vigour, de la misma manera en que mind Bibliografía Madrid, Editorial Tecnos, 2005.
lo está menos que spirit o soul, que perma- Bentham Jeremy, Chrestomathia, ed. M.J.

2. “ESPÍRITU [GEMÜT]: [Gemüt, según los contextos, mind (que otros traducen igualmente como “filoso-
puede también traducirse, y con más justeza, por fía de la mente” en español).
‘alma’– cf. ALMA (SEELE)]”; • VÉASE EL RECUADRO 2
3. “ESPÍRITU [GEIST]: …”; Se puede sugerir que estos desajustes expresan a
4. “ESPÍRITU [WITZ]: …” su vez concepciones o percepciones diferentes de la
Correspondencias de traducción de términos de D. M.
Granja, M. de J. Gallardo, E. Aguilar y Ó. Palancares, en I.
cosa mental, a la vez arraigados en la cultura y con-
Kant, Crítica de la razón pura, 2009. ceptualizados por la historia de la filosofía. Semejan-
te representación, que podría acompañarse de una
Ahora bien, es evidente que, al igual que Geist, Ge- filología precisa, no es por ello menos discutible en
müt y Witz no son subdivisiones del significado to- varios sentidos.
tal que indicaría el francés esprit (aunque Kant en oca- En primer lugar, tal representación supone lo que
siones se haya referido a los usos franceses de este está en discusión: la autonomía relativa, la unidad
término), tampoco el significado de “alma” se re- de horizonte y la permanencia de un ámbito de lo
parte entre Seele y Gemüt. mental o de lo psíquico con el que estarían relacio-
Del mismo modo, se sabe que el francés tiende a nadas —y que servirían para describirlo— las pala-
traducir los términos latinos animus, anima y mens bras griegas, latinas, alemanas, francesas, etc., entre
idénticamente por “alma”, pero también mens por las cuales se establece una red de traducciones apro-
esprit, creando así un equívoco con spiritus (mien- ximativas. Una de las contribuciones fundamenta-
tras que los ingleses tienen the mind, y los italianos les de los análisis de Onians, en relación con este te-
y españoles la mente). El alemán Geist se traduce en ma (en su gran libro sobre Les origines de la pensée
inglés ya sea por spirit, ya sea por mind (sin hablar de européenne sur le corps, l’esprit, l’âme, le monde, le
ghost), lo que dio origen a las dos traducciones su- temps et le destin) es evidentemente cuestionar es-
cesivas del título de Hegel: una de índole psicologi- tos postulados y al mismo tiempo aportar escla-
zante (The phenomenology of mind, 1910, trad. ing. recimientos apasionantes sobre las concepciones
J.-B. Baillie, revisada en 1931, que en el cuerpo del antropológicas y cosmológicas que originalmente
texto tuvo que reiterar el término en conexión con cubrían ciertas palabras (phren [φρήν], thymós [θυ
el adjetivo spiritual: “With this we already have befo- μός], anima, genius, etc.). En otros términos, dife-
re us the notion of Mind or Spirit”, inicio del cap. rentes esquemas corporales, aunque se privilegie el
IV), la otra teologizante (Phenomenology of spirit, soplo, pueden inducir la noción de alma (véase los
1977, trad. A.V. Miller). Finalmente, tenemos dos tér- RECUADROS 3 y 4).
minos en francés (âme y esprit), mientras que el in- En segundo lugar, tal representación sólo puede
glés tiene tres (mind, soul y spirit), incluso cuatro, designar el significado de referencia o el horizonte
con el arcaico wit (véase el RECUADRO 1, “Mind, general de las complementariedades y de las susti-
soul, spirit, body: el ejemplo de Hume”): de todo es- tuciones mediante expresiones que pertenecen a su
to derivan ciertas dificultades, entre otras, el equí- vez a este campo y que traducen cierta manera, his-
voco de la noción de “filosofía del espíritu”, con la tóricamente datada y teóricamente construida, de
que se traduce a veces la más reciente philosophy of pensar su organización. Ocurre lo mismo en expre-
68 | ALMA

Recuadro 2 › La equivocidad de la expresión “filosofía del espíritu”


La expresión “filosofía del espíritu” designa sólo puede desarrollarse con fruto inte- Bibliografía principal
en francés dos orientaciones teóricas ajenas grando a su reflexión los conocimientos Dennett Daniel C., Consciousness Explai-
la una a la otra (Pascal Engel, Introduction científicos sobre el espíritu y el cerebro (En- ned, Boston, Little, Brown & Company,
1991; La conscience expliquée, trad. P.
à la philosophie de l’esprit). La primera re- gel, op. cit.). El rechazo por parte de Wi-
Engel, Odile Jacob, 1993; ed. esp. La con-
mite a la doctrina de los filósofos defensores llard Van Orman Quine (“Two dogmas of ciencia explicada. Una teoría interdiscipli-
del dualismo entre el espíritu y la materia empiricism”) de la distinción entre enuncia- nar, México, Paidós, 1995.
como Louis Lavelle y René Le Senne. Desde dos analíticos, verdaderos en virtud de su Engel Pascal, Introduction à la philosophie de
ese punto de vista, una filosofía materialis- sentido, y enunciados sintéticos, verdaderos l’esprit, La Découverte, 1994.
ta del espíritu sería una contradicción en los en virtud de la experiencia, ha llevado a mu- Grünbaum Adolf, Validation in the Clinical
términos. La segunda expresión designa un chos filósofos analíticos a recurrir a las cien- Theory of Psychoanalysis, Madison, Inter-
campo temático más que una doctrina —lo cias cognitivas para formular los problemas national UP, “Psychological Issues”, 61,
mental, y ya no más lo espiritual. La filoso- clásicos de filosofía del espíritu (como la na- 1993.
Hornsby Jennifer, Simple Mindedness. in De-
fía del espíritu, tomada en ese sentido, se in- turaleza del conocimiento de sí o de la re-
fense of Naive Naturalism in the Philosophy
teresa por la naturaleza de los fenómenos presentación) de una manera que se vea en- of Mind, Cambridge (Mass.), Harvard UP,
mentales y sus relaciones con el comporta- riquecida por los datos de estas ciencias y 1997.
miento; más recientemente, también exa- que sea compatible con ellos. Hay fenome- Petitot Jean, Francisco Varela y Bernard Pa-
mina las relaciones de estos fenómenos con nólogos que hoy desafían el antipsicologis- choud (dir.), Naturalizing Phenomenolo-
los cerebrales. La filosofía del espíritu en- mo de Husserl esforzándose por naturalizar gy, Stanford UP, 2000.
tendida de esta manera siempre ha consti- (naturalize) el concepto de conciencia (Pe- Quine Willard Van Orman, “Two dogmas of
tuido un campo de interés filosófico —tan- titot et al., Naturalizing phenomenology). empiricism”, en From a Logical Point of View,
to el análisis de las facultades (sensibilidad, El desarrollo de las ciencias cognitivas ha Nueva York, Harper and Row, 1953, pp.
20-46; trad. P. Jacob, en De Vienne à Cam-
memoria, imaginación) como las relaciones promovido ciertamente el florecimiento de
bridge. L’héritage du positivisme logique de
entre el cuerpo y el espíritu. Sin embargo, una filosofía naturalista del espíritu al poner 1950 à nos jours, Gallimard, 1980, pp. 87-
no se constituyó un campo explícitamente a disposición del filósofo datos que estimu- 112; ed. esp. “Dos dogmas del empirismo”
con esta apelación hasta la segunda mitad lan su reflexión sobre la naturaleza de lo en Desde un punto de vista lógico, Barcelo-
del siglo xx, siguiendo la huella de la filoso- mental. No por eso se debe confundir la filo- na, Orbis, 1995.
fía del lenguaje. sofía naturalista del espíritu con la filosofía Rey Georges, Contemporary philosophy of mind,
Aún hoy, el término filosofía del espíritu de la psicología (“philosophy of psychology”) Oxford, Blackwell, 1997.
sigue estando sometido a equívocos en la ni con la filosofía cognitiva (“cognitive phi- Ryle Gilbert, The Concept of Mind, Londres,
medida en que abarca dos tipos muy dife- losophy”). La primera produce argumentos Hutchinson & Co, 1949; La notion de l’es-
prit, trad. S. Stern-Gillet, Payot, 1976; ed.
rentes de reflexión (y estos dos tipos abar- originales destinados a naturalizar los con-
esp. El concepto de lo mental, Barcelona,
can a su vez, como era de esperar, estilos de ceptos filosóficos tradicionales (Rey, Con- Grupo Planeta, 2005.
argumentación muy heterogéneos). Una temporary Philosophy of Mind); la segunda
primera corriente, que se inspira en la tra- propone una evaluación crítica de los análi- Bibliografía de consulta
dición llamada del lenguaje ordinario o en sis y de los métodos que se aplican en psico- Craig Edward (dir.), Routledge Encyclopedia
la fenomenología de Husserl, concibe la fi- logía (Grünbaum, Validation in the Clinical of Philosophy, Londres-Nueva York, Rout-
losofía del espíritu como un análisis pura- Theory of Psychoanalysis). La tercera parti- ledge, 1998.
mente conceptual basado en la experiencia cipa directamente en la actividad científica Guttenplan Samuel (dir.), A Companion to the
y en la comprensión común de los estados al contribuir a la evolución de los concep- Philosophy of Mind, Oxford, Blackwell, 1994.
de conciencia (Ryle, The concept of mind, tos o al proponer esquemas experimenta-
Hornsby, Simple mindedness). La otra co- les (Dennett, Consciousness Explained).
rriente estima que la filosofía del espíritu Joëlle Proust

siones modernas tales como vida o realidad mental, digioso, que podría servir aquí como emblema, nos
psiquismo, vida psíquica, etcétera. lo ofrece el caso del término vasco gogo —véase Ge-
Finalmente, y en tercer lugar, tal representación müt, Gogo), y el hecho de que las oposiciones para-
hace caso omiso o margina los efectos paradójicos digmáticas no dejan de invertir su valor (por ejem-
que atestiguan todos los diccionarios, a saber, el he- plo, “alma” y “espíritu” en cuanto a la inmanencia y a
cho de que, con el tiempo, cierto término en una la trascendencia, a la materialidad y a la inmateria-
lengua dada, por ejemplo Gemüt en alemán, es sus- lidad).
ceptible de recibir casi todos los equivalentes que No discutiremos aquí en su totalidad, en las dife-
hay dentro de cada una de las otras: alma, carácter, rentes lenguas europeas, la evolución de la termino-
espíritu, pensamiento, humor… (un ejemplo pro- logía de “alma” y de “espíritu”, para mostrar cómo
ALMA | 69

se sedimentó y se renovó desde la antigüedad hasta ra “pensar el pensamiento” en el contexto de una an-
nuestras días, ni los problemas de transferencia o de tropología revolucionaria. “Homo cogita” es lo que
equivalencia que resultaron de ella (véase Enten- Spinoza pone axiomáticamente al comienzo de la
dement, e Intelecto, Intellectus). Sin embargo, segunda parte (De mente) de la Ética: pero, ¿qué sig-
estudiaremos en especial dos momentos clásicos, nifica entonces “pensar” y quién es precisamente
que se suceden inmediatamente el uno al otro, y quien piensa en el “hombre”? Por cierto, estas pre-
que son igual de decisivos para la formación de la guntas ya no son totalmente nuestras. Tampoco po-
terminología de lo “mental”, aunque prácticamente demos afirmar que desaparecieron de nuestro hori-
demuestren ser muy heterogéneos: la dificultad de zonte. No es fruto del azar si se formulan así —en
Descartes con varias lenguas y varias “almas”, y la esta diversidad— en momentos en que la filosofía
invención lockeana de “mind” —primer gran in- sale de una uniformidad lingüística, al menos apa-
tento de definir la “interioridad” del pensamiento, rente, para pasar a la(s) lengua(s) vernácula(s), mi-
inmediatamente accesible para sí misma, que la an- rando hacia una nueva universalidad que las englo-
tigüedad sólo había concebido como un ideal divi- ba (de manera tal que el mismo latín, en Descartes
no de sabiduría, o como un más allá de la muerte, y o Spinoza, se torna un idioma entre otros).
que la filosofía o la psicología y la neurología con-
temporáneas al parecer han vuelto a perder, en las II. El aprieto de Descartes entre varias “almas”
profundidades del inconsciente o en la objetividad
del comportamiento (behavior) y de la actividad A. La reciprocidad latín-francés
neuronal (brain processes). Con Descartes se puede sin duda esperar encontrar
• VÉASE LOS RECUADROS 3 Y 4 una situación simple. En el centro de su metafísica
Nuestra hipótesis es que las “dificultades de tra- figura una fórmula que enunció en el Discours de la
ducción” son características de un “umbral” de la méthode, y que se retoma en las Méditations en oca-
modernidad, que va en términos generales de Des- sión de la traducción francesa: “ce moi, c’est-à-dire
cartes a Hegel y en la que los momentos lockeano, mon âme, par laquelle je suis ce que je suis [este yo,
humeano y kantiano deben considerarse decisivos. es decir mi alma, por la que soy lo que soy]”. Pero
Ya que, en lo que respecta a la “psicología” o la “noo- ¿cómo pensar literalmente esta extraña equivalen-
logía” de la Antigüedad, o bien se transmitió del grie- cia? La evidencia textual corre el riesgo de compli-
go y del latín según una terminología que ya forma carse por el hecho de que Descartes escribe en dos
parte de la historia, o bien tiene que ver con un lenguas, entre las cuales existe notoriamente un de-
problema más general, que apenas hemos empeza- sajuste terminológico en el campo de la psicología.
do a medir (cf. de nuevo Onians y el RECUADRO 3): Es importante comprender bien que la relación
el de las concepciones del animal humano propias de de Descartes con estos dos idiomas no es unilateral,
una civilización cuyas experiencias, y, por lo tanto, sino circular o recíproca. El filósofo que a veces se
sus modos de pensamiento ya están muy alejados llama René y a veces Renatus, no escribió (ni pensó)
de nosotros (lo que no quiere decir que no se pue- primero en latín para luego traducirse al francés, pe-
dan repensar y actualizar). Y en lo que respecta a las ro tampoco escribió primero en francés para buscar
disciplinas contemporáneas, podemos conceder que después, con el fin de comunicarse, un equivalente
la traducción de su terminología es en gran medida latino de su pensamiento. Podríamos fácilmente con-
un asunto de convención (al menos en el interior del vencernos de que, aunque el francés de Descartes
área europea u occidental), aunque pueda resultar mantiene ciertos giros retóricos latinos y transpo-
esclarecedor comprender las connotaciones de cier- ne una terminología que viene de los antiguos y de
tos términos en su lengua de origen (véase el RECUA- la escolástica (por ejemplo, sujet para subjectum, por
DRO 6 sobre Wittgenstein y la “philosophy of mind”). otra parte raro), su latín muy clásico (en realidad,
Por el contrario, en cuanto a la metafísica del alma más el de los colegios jesuitas que el de las universi-
y del espíritu, de la mens y de mind, de ingenium, de dades) crea en ocasiones expresiones que tienen un
Gemüt y de Geist en la época clásica, lo intraducible fondo francés. Algunos textos fueron escritos pri-
o lo imperfectamente traducible expresa claramen- mero en latín y otros en francés. No hay jerarquía
te el enfrentamiento de las estrategias iniciadas pa- entre ellos. Las traducciones se efectuaron en los dos
70 | ALMA

Recuadro 3 › Los griegos de Onians: “thymós”, “alma-sangre” y “psykhé”, “alma-soplo”


Uno de los efectos del trabajo de Onians tados, densos, no menos porosos, espon- que decimos, las creencias que perviven en
obliga a traducir de nuevo los textos anti- josos (1a. parte, cap. 3, “Les organes de la nuestras expresiones y gestos tradiciona-
guos, en particular los de homéricos y los conscience”, en particular pp. 55, 68); el les —“bebemos las palabras” de alguien, un
trágicos: sólo debería tolerarse, por ejem- thymós se destruye y se rompe con la muer- poeta es “inspirado”, el beso dado al mori-
plo, el grito repetido de las Erinias en las Eu- te. Cerca del thymós, el étor ( τορ), situa- bundo sólo recoge la psykhé que escapa,
ménides de Esquilo, “thymón aie, máter Nyx do en las phrenes pero también en lo que etc.), pero no puede superponerse a ella.
(θυμ ν ιε, μ τερ ύξ)”, literalmente “ins- parece designar de manera indistinta el co- Esta distancia tiene que ver, en particu-
pire-moi du souffle, mère Nuit [inspírame razón o el estómago (un órgano llamado lar, con que hemos heredado un todo, una
con el soplo, madre Noche]”, se traduzca to- kardía [καρδία], kradíe [κραδίη]), es res- reelaboración filosófica que desde Platón y
davía por “Entends- moi, ô Nuit [escúcha- ponsable de la respiración, del latido del Aristóteles jerarquiza y unifica las instancias
me, oh Noche]”. Todo el método de Onians, corazón y del pulso, y estimulado por las complementarias en términos de dynameis
a diferencia del de Bruno Snell por ejemplo, emociones, ríe y, al igual que en el caso del (δυνάμεις), todas relativas a la psykhé, di-
consiste en escuchar de manera radical- thymós, se le habla cuando uno habla con- cho de otra manera en términos de “faculta-
mente no metafórica las palabras y las ex- sigo mismo (Onians, p. 105; véase Concien- des del alma”. La psykhé se torna un término
presiones que sirven para decir el cuerpo y, cia, recuadro 1). genérico que engloba el nous y el thymós y
en consecuencia —es el orden consecutivo Ambos se distinguen de la psykhé ( υ da soporte a nuevas distinciones como la
adoptado en su obra y que su título mismo χή) que es otro modo de nombrar el soplo, diánoia (διάνοια) (literalmente “lo que atra-
subraya—, el espíritu, el alma, el mundo, el esta vez con el sentido de respiración, alien- viesa el nous”, y que se puede traducir por
tiempo y el destino. De esta manera, se ha- to (raíz *bhes–, soplar, como para phemí “inteligencia, pensamiento, proyecto”) o la
cen evidentes dos características conexas: [φημί], decir): esta “alma-soplo”, a diferen- epithymía (literalmente “lo que está sobre
por un lado, los pensamientos y las emo- cia del “alma-sangre” que es el thymós, es el thymós” y que se traduce por “deseo” o
ciones están arraigados en el cuerpo, o, en fría y se sitúa en la cabeza; designa en par- “facultad deseante”). A lo largo de la Repú-
lenguaje moderno, no hay separación en- ticular en Homero el alma separada de los blica y el Timeo, se organiza una analogía de
tre res cogitans y res extensa; por otro lado, muertos, que se escapa como el humo (Ilía- tripartición que vale a la vez para la psykhé
este cuerpo no es exactamente el nuestro, da, XXI, 100), levanta el vuelo como una de cada individuo, para su cuerpo, y para el
ya que no tenemos los mismos órganos que falena, un murciélago (Odisea, XXIV, 6), un cuerpo social —¿o debe decirse el alma so-
los héroes homéricos. De ahí que en este sueño (ibid., XI, 222) para permanecer, co- cial?— que es la ciudad (politeia [πολιτεία],
caso ya no se trata de traducciones que de- mo éidolon (εἴδωλον), “fantasma” que con- véase Polis). En lo alto, lo logístico, que “de-
bemos rehacer: son traducciones impracti- serva la forma, “imagen” (véanse Eidos y cide” (ho logos [ λόγος], to logistikón [τ
cables. Mímesis) y como skiá (σκιά), “sombra”, en λογιστικόν], to bouleutikón [τ ουλευτι
Manipulando la etimología con las cross- el Hades (Onians, 2a. parte, cap. 1, pp. 119- κόν], véase Logos), o sea la cabeza, y por
references como un detective, Onians co- 123; cf. la Nékuia, Odisea, XI, donde V. Bé- ende los gobernantes o el filósofo-rey, to-
mienza “su búsqueda de la sede de la con- rard [t. 2, Les Belles Lettres, 1933] regular- do lo que tiene que ver con el logos, con el
ciencia”. La parte espiritual de nuestro ser, mente traduce psykhé, al igual que skiá, por nous, con la diánoia, con la decisión racional,
pensamiento, inteligencia, espíritu, antes “sombra”, y thymós por “alma”, 204-224 destinado a la inmortalidad; en el medio, el
que nada se dice thymós (θυμός), “con to- por ejemplo). humor, el ardor, o parte tímica (to thymoe-
da evidencia, algo vaporoso”, un “soplo”, un El noos (νόος) o nous (νοῦς) finalmente idés [τ θυμοειδές]), o sea el pecho y el tó-
“vapor” nutrido por el burbujeo de la san- (Onians lo compara con néomai [νέομαι], rax, con el corazón, los pulmones, el diafrag-
gre, una “alma- sangre” (cf. 1a. parte, cap. “yo voy”, neo [νέω], “yo nado”), muchas ve- ma, y por ende los guerreros o guardianes
2, “La matière de la conscience”, en particu- ces descrito como “en” el thymós, sirve pa- que “vienen en ayuda” (to epikouretikón [τ
lar pp. 39-40). Onians compara thymós con ra definirlo “como […] una corriente [que] ἐπικουρητικόν]); abajo, la facultad desean-
thymiao (θυμιάω) “echar humo” (Chantrai- consiste en, pero también define, controla te (to epithymetikón [τ ἐπιθυμητικόν]),
ne evoca en realidad a thýo [θύω] con una el aire o el agua” (Onians, p. 107); de tal o sea el bajo vientre entre diafragma y om-
y larga, “lanzarse con furor”, como por ejem- manera que se valora como “inteligencia, bligo, y como consecuencia, los producto-
plo el viento, y lo distingue de thýo [θύω], intelecto”, a pesar de que es menos mani- res y los comerciantes, que nutren y crean
“sacrificar”, que se dice en primer lugar de fiestamente material que las phrenes. En el las riquezas (to khrematistikón [τ χρημα
las ofrendas que se queman y echan humo). fondo, es algo como una “corriente de con- τιστικόν]). A cada cual su virtud: lo alto es
El thymós denota el corazón, el ardor, el co- ciencia”, que percibe por medio de los sen- “sabio” (sophós [σοφός]), el medio “valien-
raje, el impulso combativo del héroe; ca- tidos (“Es el nous el que ve y es el nous el te”, “viril” (andreios [ἀνδρεῖος]), y lo bajo
liente, está contenido en las phrenes (φρέ que oye; todo el resto es sordo y ciego”, Epi- es “temperante” (sophron [σώφρων]); en
νες) y las prapides (πραπίδες), que designan carmo, fr. 249 Kaibel, citado por Onians, p. cuanto a la estructura misma, es “justa” en
no el “diafragma”, como suele traducirse, ni 108; véase Entendement, recuadro 1). la medida en que cada facultad, como cada
el “pericardio” (LSJ propone para phren: mid- Confusión de órganos, distinciones “men- entidad, permanece en su lugar (cf. Repú-
riff, heart, mind y will, purpose; para pra- tales” para nosotros indiscernibles: el mun- blica, IV, 434c-444e; IX, 580d-581e; véase
pides: midriff, diaphragm y understanding, do de Homero puede explicar el nuestro también la lección de anatomía del Timeo,
mind), sino más bien los “pulmones”, apre- (permite, subraya Onians, comprender lo 69d-76e, y el mito de Fedro, 256a-b, 253c-
ALMA | 71

254e). De esta manera, lo orgánico se con- poseen además la “facultad de moverse se- Onians Richard Broxton, The origins of Euro-
virtió en un organigrama ético-político. gún el lugar” (to katá topon kinetikón [τ pean thought about the body, the mind, the
Con Aristóteles y las ciencias naturales, κατ τόπον κινητικόν]). Finalmente, un soul; the world, time, and fate, Cambridge,
la jerarquía interna del alma, y que crea je- pequeño número, en todo caso los hom- Cambridge UP, 1951; Les origines de la
pensée européenne sur le corps, l’esprit,
rarquía entre las almas, se torna el motivo bres, poseen también la “facultad pensante”
l’âme, le monde, le temps et le destin, trad.
de una jerarquía de las especies. El alma, di- (dianoetikón, logismón kai diánoian [δια B. Cassin, A. Debru y M. Narcy, Seuil, 1999.
ce muy simplemente Aristóteles, “no [es] νοητικόν, λογισμ ν κα διάνοιαν]) —“en Platón, Diálogos, III. Fedón, Banquete, Fedro;
cuerpo, sino algo del cuerpo” (soma men lo que se refiere a la facultad teórica (perí de trad. y notas C. García Gual, M. Martínez
gar ouk esti, sómatos de ti [σ μα μ ν γ ρ tou theoretikóu [περ δ τοῦ θεωρητικοῦ]), Hernández y E. Lledó Íñigo, Madrid, Gre-
ο κ ἔστι, σώματος δέ τι], Del alma, II, 2, inteligencia o intelecto especulativo), eso dos, 1986.
141a 20-21). A tal cuerpo determinado, es otra cuestión…” (Del alma, II, 3, 414a ——, Diálogos, IV. República; trad. y notas C.
que pertenece a un género y a una especie 29-415b 14). Eggers Lan, Madrid, Gredos, 1986.
determinados, corresponde un alma dota- Estas reinversiones terminológicas ates- ——, Diálogos, VI. Filebo, Timeo, Critias; trad.,
introd. y notas M. A. Durán y F. Lisi, Ma-
da de tal facultad o potencialidad, y no ne- tiguan que la distancia entre los griegos y
drid, Gredos, 1992.
cesariamente de todas. De esta forma, las los griegos, del cuerpo heroico al animal ra- Snell Bruno, Die Entdeckung des Geistes. Stu-
plantas (ta phytá [τ φυτά], lo que brota) zonable, no es menor que la que existe en- dien zur Entstehung des europäischen Den-
solamente tienen la “facultad nutritiva” (to tre los griegos y nosotros. ken bei den Griechen [1946], Gotinga, Van-
threptikón [τ θρεπτικόν ). Ciertos seres Barbara Cassin denhoeck & Ruprecht, 1975; La découverte
vivos (ta zoa [τ α], véase Animal) tam- de l’esprit. La genèse de la pensée européen-
bién tienen la “facultad sensitiva” (to aisthe- Bibliografía principal ne chez les Grecs, trad. M. Charrière y P. Es-
Aristóteles, Acerca del alma, introd., trad. y caig, Éd. de l’Éclat, 1994; El descubrimiento
tikón [τ αἰσθητικόν] y, al mismo tiempo,
notas de T. Calvo Martínez, Madrid, Gre- del espíritu. Estudios sobre la génesis del pen-
implícita en el tacto, la “facultad apetitiva” dos, 1978. samiento europeo en los griegos, trad. J. Font-
(to orektikón [τ ρεκτικόν]), que com- Esquilo, “Las Euménides”, en Tragedias, trad. cuberta, Barcelona, Acantilado, 2007.
prende epithymía (ἐπιθυμία), thymós y y notas de B. Perea Morales, Madrid, Gre-
bóulesis ( ούλησις), el deseo, el ardor y la dos, pp. 493-538; trad. fr. P. Mazon, Eschy- Bibliografía de consulta
voluntad, es decir muy exactamente la tri- le, t. 2, Les Belles Letres, 1972. Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologi-
partición platónica, que de esta manera se Homero, Ilíada, trad. y notas de E. Crespo Güe- que de la langue grecque, nueva ed. actuali-
concentra violentamente bajo el apetito que mes, Madrid, Gredos, 1991. zada con un “Supplément au dictionnaire”,
deriva de la sensación. Algunos animales ——, Odisea, trad. de J. M. Pabón, Madrid, Gre- Klincksieck, 1999.
dos, 1982.

sentidos, en general bajo el control del autor. El des- des, que tendrán sus consecuencias para la posteri-
ajuste entre los idiomas sobredetermina la expre- dad del cartesianismo, derivan de cuatro hechos: 1)
sión de una doctrina que evoluciona en el curso del no se prescribe totalmente la palabra anima y apa-
tiempo, a medida que se consolida como sistema, y rece en el “paratexto” de las Méditations; 2) el tér-
que se ve enfrentada a preguntas y objeciones im- mino mens causa equívocos, porque el significado
previstas. que Descartes le confiere es contrario a la tradición
¿Debemos entonces considerar que la relación en- (agustiniana y tomista, en particular); 3) la fluctua-
tre mens, esprit y âme constituye un problema para ción de las traducciones “autorizadas” de mens entre
la traducción? De ser éste el caso, Descartes le dio âme y esprit no es por pura convención: cada uno
una solución explícita, pero lo que importa es saber de los términos lleva consigo connotaciones que to-
si le fue posible sostenerla de principio a fin. Des- can el corazón de la teoría, lo que también quiere
cartes rechazó el latín anima para privilegiar la pa- decir, en cierto modo, que ninguno de los dos tér-
labra mens, a la que le da el sentido de res (sc. sub- minos conviene; 4) finalmente, anima reaparece en
stancia) cogitans. Cuando escribe en francés, utiliza la traducción latina de la última obra, Passiones ani-
âme con este mismo sentido, a pesar de la etimolo- mae: se trata, por cierto, de una traducción póstuma,
gía, corriendo el riesgo de tener que explicarse. Sin pero resulta imposible no buscar las razones de tal
embargo, en las traducciones del latín al francés au- traducción dentro de la obra.
torizó esprit (en particular en el texto de las Médi-
tations, traducido por el duque de Luynes), aunque B. El “anima” siempre inmortal
finalmente haya sido la equivalencia mens = âme la La revisión de los títulos bajo los que se publicaron las
que de alguna manera se hizo oficial (Réponses aux Méditations métaphysiques [Meditaciones metafísi-
objections, principes de la philosophie). Las dificulta- cas] no deja de intrigar. En latín (1a. edición, 1641):
72 | ALMA

Recuadro 4 › Alma, “néfesh” [‫]נֶפֶׁש‬, “rúaj” [ַ‫]רּוח‬,“neshamá” [‫ ]נְשָ ׁמָה‬en hebreo


El término que designa el alma, néfesh [‫]נֶפֶׁש‬, Tractatus theologico-politicus, 1). La etimo- 1, 31), sino al espíritu divino, que le fue dado
muchas veces se deriva de la idea de “so- logía permite poner un poco de orden: la a Betsalel, artesano del templo (Éxodo 31:3).
plo”, más precisamente de la respiración, del palabra significa antes que nada el viento. Neshamá, que viene de un verbo que sin
aliento vital cuya presencia señala la vida, y La palabra tiene aún el sentido en el Evan- duda significa “jadear” (Isaías 42: 14), tam-
que abandona el cuerpo en el momento en gelio de Juan que dice, aunque en griego, bién designa el soplo vital. Así, Dios insufla
que uno muere, o “expira”. En esto, las len- que el pneuma [πνεῦμα] sopla donde quie- el soplo (neshamá) de vida en la forma hu-
guas semíticas no se distinguen en nada del re (3:8). Por otra parte, una antigua repre- mana que acaba de moldear, y el hombre
griego. El griego psykhé [ υχή] es espe- sentación ve en el viento el soplo de Dios se torna un “alma” (néfèsh) viva (Génesis
cializado, en el sentido de “alma”, ya desde (Salmo 18:16). Es esta raíz meteorológica 2:7). Sin embargo, esta palabra sólo se em-
su primera aparición escrita (Iliada, I, 3). la que permite, en ciertos contextos, distin- plea para los hombres, mientras que néfèsh
En cambio, el hebreo néfesh se encuentra guir rúaj de néfesh: se trata de un soplo ex- también hace referencia a los animales.
todavía con sentidos concretos: “gargan- terior al organismo. Justamente por esto, la También se usa en el sentido de “ser vivo”
ta” (Isaías 5:14a; Proverbios 27:7, etc.), o palabra se presta fácilmente para designar (Deuteronomio 20:16, etc.). Los Setenta lo
“aliento” (Job 41:13). No se emplea la pa- lo que viene de afuera, lo que invade y lle- traducen la mayoría de las veces por pnoé
labra sino para el hombre; no se habla ca- na. El afuera puede ser el Otro absoluto; de [πνοή], “aliento”.
si nunca de la néfesh de Dios. Esta alma es esta manera, se habla a menudo del “espíri- Rémi Brague
la sede de todas las actividades mentales, tu” de Dios, y casi jamás de su “alma”. Estar
intelectuales y afectivas (cf. Maimónides, lleno del espíritu es algo que le ocurre a cier- Bibliografía general
Guía de perplejos, I, 41). Ya que lo que tie- tos individuos extraordinarios: el espíritu Hesíodo, Teogonía, trad. y notas de A. Pérez
ne alma es entonces “animado”, tiene vida, crea al “juez” para volverlo berserk cuando Jiménez y A. Martínez Díez, Madrid, Gre-
dos, 1978.
la palabra se usa para designar la vida, co- le plazca: la mayor parte del tiempo para
Spinoza Benedictus de, Tratado teológico-po-
mo cuando se dice “no dejar alma viva”. La ayudarlo a cumplir con su función política lítico, trad. A. Domínguez, Madrid, Alianza,
palabra se usa con frecuencia, como tam- de dictator que salva al pueblo (Jueces 3:10; 2008.
bién se usa étsem [‫] ֶעצֶם‬, “hueso”, a mane- 6:34; 11:29), a veces en un asunto privado Hobbes Thomas, Leviatán, trad. M. Sánchez
ra de pronombre reflexivo (1 Samuel 18:1, (ibid., 14:6, 9). El espíritu reposa sobre el Sarto, México, fce, 2017.
etc.). Hacerle algo a la propia alma es ha- profeta (1 Samuel 10:6). El rey representa Maimónides, Guía de perplejos o descarriados,
cérselo a sí mismo, a su self. una especie de institucionalización del rúaj: Barcelona, Obelisco, 2010.
La palabra hebraica para “espíritu”, rúaj, en él, los efectos del espíritu son permanen- Homero, Ilíada, trad. y notas de E. Crespo Güe-
tiene una multitud de sentidos que los exe- tes (ibid., 16:13). La idea de inspiración ar- mes, Madrid, Gredos, 1991.
getas han tratado de distinguir, pero tam- tística se anuncia discretamente. Se le atri- Bibliografía de consulta
bién los filósofos (cf. Maimónides, op. cit., buye no a una insuflación que viene de las Biblia de Jerusalén, Bilbao, Desclée de Brou-
I, 40; Hobbes, Leviathan, III, 34; Spinoza, musas, como en Grecia (Hesíodo, Teogonía, wer, 1998.

Renati Descartes Meditationes de prima philosophia de l’homme [Sexta meditación: Acerca de la existencia
in qua [sic] Dei exsistentia et animae immortalitas de las cosas materiales, y de la distinción real entre el
demonstratur (2a. edición, 1642): R. D. Meditatio- alma y el cuerpo del hombre]). La carta dedicatoria
nes de prima philosophia, in quibus Dei exsistentia et “a los Señores Decanos y Doctores de la Sagrada Fa-
animae humanae a corpore distinctio demonstran- cultad de Teología de Paris” emplea indistintamen-
tur; en francés (1647): Les méditations métaphysi- te anima/âme, mientras que la versión abreviada de
ques de René Descartes touchant la première philoso- las Méditations alterna entre “animae immortalitas”
phie dans lesquelles l’existence de Dieu et la distinction y “mentis immortalitas”.
réelle entre l’âme et le corps de l’homme sont démon- De estos elementos podría concluirse que el uso
trées. En el desarrollo del texto, Descartes emplea de anima es una “captatio benevolentiae” en honor de
de manera sistemática mens, incluso en los títulos los teólogos, que se encuentran muy marcados por
intermedios (Meditatio Secunda: De natura mentis la escolática. Sin descartar esta referencia a las con-
humanae. Quod ipsa sit notior quam corpus; Medi- diciones del “arte de escribir” en la época clásica, la
tatio Sexta: De rerum materialium exsistentia, et reali completaremos con una interpretación intrínseca.
mentis a corpore distinctione); las versiones al fran- La fórmula más cercana al contenido doctrinal de las
cés y al español traducen sistemáticamente mens Méditations es evidentemente la que se refiere a la
por “esprit” y “espíritu”, salvo para el último título “distinción real (es decir, sustancial) del alma/espí-
(Méditation sixième: De l’existence des choses maté- ritu y del cuerpo”, a la cual realmente sólo le convie-
rielles, et de la réelle distinction entre l’âme et le corps ne mens, en la acepción cartesiana. El texto sugiere
ALMA | 73

que esta tesis es una condición lógica de la tesis de Notamos dos razones. Una de ellas, estilística y
la inmortalidad (que no se ha demostrado). Pero en- filosófica, es que Descartes establece así el puente
tre una y la otra subsiste un salto que Descartes no de unión entre las expresiones características de su
puede ni eludir ni reducir. Ahora bien, sólo la ex- metadiscurso, en las que se refleja la naturaleza de
presión “animae immortalitas” tiene verdaderamen- la actividad o ejercicio del pensamiento que es la
te un sentido teológico aceptado, y connota la “filo- “meditación” (en particular “mente concipere” [con-
sofía primera” (como lo indicaba el primerísimo cevoir en (mon) esprit - concebir en (mi) mente],
título latino). Descartes no podría ahorrársela más “inspectio mentis” [l’inspection de l’esprit – la ins-
que renunciando no sólo a ser escuchado por la or- pección de la mente], “in ipsa mente” [(idées trou-
todoxia, sino a una parte sustancial de su doctrina vées) en l’esprit même – (ideas encontradas) en la
(en particular, en la tercera y cuarta meditaciones, a misma mente], “in meipsum mentis aciem converto”
la tesis de una semejanza entre las naturalezas hu- [je fais réflexion sur moi – reflexiono sobre mí (mis-
mana y divina, y tal vez también a la de las “ideas mo)], etc.) y las expresiones del discurso doctrinal
innatas” que Dios ha puesto en nosotros como “se- relativo a la naturaleza de la cosa pensante. Paradó-
millas de verdad”). jicamente, en el francés clásico sólo la palabra esprit
permite traducir el sujeto de la meditación, es de-
C. “Mens”, alma/espíritu, y el acto del “ego cir, la realidad o la efectividad (incluso la performa-
cogitans” tividad) del pensamiento que se piensa a sí mismo,
¿Cuál es entonces el problema que plantea el signi- a lo cual Descartes también llama l’entendement (el
ficado de la palabra mens, y qué esclarecimiento in- entendimiento) (y que en su primer ensayo incon-
directo aporta la traducción por “âme (alma)” y “es- cluso, Règles pour la direction de l’esprit, había lla-
prit (espíritu)”? En el mismo año 1644 aparece la mado, en latín, ingenium). Es el término âme el que
traducción latina del Discours de la méthode (en la tendría aquí, paradójicamente, un significado espi-
cual âme se traduce por mens), la redacción de las ritualista, hasta místico, como será el caso en Male-
traducciones francesas rivales de las Meditationes, la branche.
realizada por Luynes (que traduce mens por esprit) Sin embargo, esto desemboca en una razón más
y la realizada por Clerselier (que traduce mens por profunda que podemos intentar enfocar de manera
âme), y la publicación en latín de los Principia, don- negativa. En realidad, y de cierta manera, ninguna
de Descartes da una expresión “definitiva” a su sis- de las dos palabras, âme y esprit, conviene verdade-
tema. Mientras que Descartes consolida a partir de ramente, porque mens en Descartes no sólo desig-
términos perfectamente claros su elección de la pa- na la “sustancia”, la totalidad cuya esencia consiste
reja mens-âme —denunciando desde 1641, en una en pensar (o cuya esencia se confunde con su “atri-
carta a Mersenne, el “equívoco” de anima (que con- buto principal”, la cogitatio), sino que igualmente
funde un principio vegetativo o motor con una fa- connota la presencia del sujeto en su pensamiento,
cultad de pensamiento, y que de esta manera de- o el hecho, para el pensamiento, de no captar su
vuelve a la res cogitans a la esfera de “la animación” propia esencia sino en primera persona. En conse-
y de la “organización”, como en Aristóteles, donde cuencia, se debería poder designar inmediatamen-
el alma es la “forma del cuerpo”, denuncia retoma- te con mens, o por medio de una de sus traduccio-
da y explicitada en las Réponses aux IIe et Ve Objec- nes, no sólo el sujeto del pensamiento en cuanto
tions), los párrafos 8 y 9 de la primera parte de los “cosa”, sino el hecho o el “acto” mismo del cogito,
Principes recogen bajo el nombre de alma (mens) la aún mejor, del “ego sum cogitans”. Esto es estricta-
totalidad de las modalidades del pensamiento (co- mente imposible, pero, a pesar de ello, Descartes
gitatio), incluida la sensación, en tanto que “accio- intentó siempre abordarlo tanto a través de una se-
nes” separadas del cuerpo, podemos preguntarnos rie de fórmulas, fueran latinas o francesas, siendo
por qué acepta sin corrección en las Méditations la entre ellas las dos más destacadas la del Discours,
traducción por esprit (que también contiene reso- 4a. parte, ya citada (véase Yo): “este yo, es decir el
nancias corporales paradójicas: pensemos en los alma, por la que soy lo que soy”, que se ha converti-
“espíritus animales”, o en el uso alquímico del tér- do en la versión latina: “Adeo ut ego, hoc est mens…”,
mino en el sentido de “materia sutil”, etcétera). y la versión de la 2e Méditation: “Quid autem dicam
74 | ALMA

de hac ipsa mente, sive de me ipso?”, traducido co- tual, esta vez en referencia a la tradición de las obras
mo: “Que dirai-je de cet esprit, c’est-à-dire de moi- filosóficas y médicas sobre las pasiones, tradición
même? (¿Qué diría yo de este espíritu, es decir, de que Descartes continúa y que se remonta a la Anti-
mí mismo?)”. Se entiende entonces que Descartes, güedad (pathe [πάθη] o pathémata tes psykhés [πα
en el preciso momento en que reconoce esta ipsei- θήματα τ ς υχ ς], expresión platónica y aristoté-
dad, haya formulado, para nombrar “la cosa que lica transmitida por el estoicismo, véase Pathos).
piensa”, una equivalencia generalizada que demues- Pero esta explicación sólo haría más honda la para-
tra también que ninguno de los términos necesa- doja. En el corazón del tratado encontramos una de
rios es suficiente, y que relativiza singularmente la las tesis que había justificado el privilegio de la pa-
importancia del hecho de que, de una lengua a labra mens: la “indivisibilidad” del alma en partes
otra, su correspondencia no puede ser exacta (si distintas y a fortiori jerárquicas, que se reafirmó en
Luynes hubiera admitido “âme”, habría enfrentado el artículo 47 (“En efecto, en nosotros no hay más
cuatro términos contra cuatro, en lugar de tres con- que un alma y esta alma no tiene en sí diversidad al-
tra cuatro; omisión que reproduce igualmente la guna de partes, sino que es la misma, sensitiva y ra-
traducción española de J. A. Díaz): zonable a la vez, todos sus apetitos son voluntades
(trad. esp., p. 483) [Car il n’y a en nous qu’une seule
Sum igitur praecise tantum res cogitans, id est, mens, âme, et cette âme n’a en soi aucune diversité de par-
sive animus, sive intellectus, sive ratio, voces mihi ties: la même qui est sensitive est raisonnable, et tous
prius significationis ignotae… ses appétits sont des volontés]”). Lo que quiere decir
[Ahora no admito nada que no sea necesariamente que el alma afectada por pasiones es siempre, en el
verdadero: por lo tanto no soy, hablando con preci- principio, la “cosa” o res que “piensa” del Discours,
sión, sino una cosa que piensa, es decir, un espíritu, de las Méditations y de los Principes. Aquí se explo-
un entendimiento o una razón, que son términos cu- ra simplemente en detalle una nueva modalidad “pa-
yo significado me era desconocido.] siva” del cogitare. Pero bajo esta continuidad de doc-
2a Meditación, pp. 172-173.
trina intervino un desplazamiento. Por un lado, la
renovada crítica de la representación física del alma
En resumidas cuentas, se señala así la fluctuación como sistema de partes o de funciones orgánicas
entre âme y esprit, la primera más teológica, la se- tiene como correlato una singular insistencia en su
gunda más epistemológica, ya que no traducen una diversidad cualitativa o en la disparidad ética de los
mens latina original y que ésta tampoco traduce ver- individuos con los que se identifican las almas: hay
daderamente su significado, como tal imposible y “almas grandes” y “almas bajas o vulgares”, como lo
en todo caso irreductible a la forma de un “sustan- explica en contrapunto la correspondencia con la
tivo”, dado que remite a una acción: el hecho de princesa Elizabeth. Una vez más, un hecho estilísti-
pensar(se) en primera persona, lo que implica ine- co se enfrenta a una cuestión teórica. Por otro lado,
vitablemente el cortocircuito del enunciado y de la y sobre todo, la certeza de sí mismo, que está en el
enunciación. Es el ir y venir de los nombres france- corazón de la doctrina cartesiana, aquí adquiere una
ses y latinos lo que encierra el significado buscado. forma imprevista, que prácticamente invierte la for-
ma precedente. Como en la 6e Méditation, el objeto
D. “Las pasiones”: eclipse del espíritu del análisis es la paradoja de la “unión” entre dos
Queda el problema que plantea la traducción de la sustancias absolutamente distintas. Pero si la 6e Mé-
última obra de Descartes: Les passions de l’âme (1649). ditation concentraba su atención sobre la claridad
En latín, la obra recibe el título Passiones animae, intelectual de la “distinción” (hasta en las ilusiones
per Renatum Descartes, gallice ab ipso conscriptae, de la percepción), Les passions se concentran sobre
nunc autem in exterorum gratiam latina civitate do- las propiedades morales de la experiencia confusa
natae. Ab H.D.M.j.u.l. Es verdad que esta traducción que tenemos de la unión sustancial. Ese cuerpo hu-
(de Henri Desmarets, publicada unos meses más mano que no “somos” sin embargo no nos es extra-
tarde que el original por el mismo editor Elzevier) ño: una idea intelectualmente oscura, pero induda-
no fue corregida por Descartes, que acababa de mo- ble en tanto sensación o sentimiento. Es entonces
rir. De nuevo se propone una explicación contex- suficiente tratar de imaginar una traducción como
ALMA | 75

“passiones mentis” para ver su insuficiencia y hasta A. Resolver las aporías del cartesianismo
su imposibilidad. Son los “agustinianos”, ansiosos por llevar el dualis-
No quiere decir que la traducción por anima sea mo a su extremo, los que privilegian “espíritu” (La
satisfactoria. Descartes no retornó nunca a una con- Forge, editor y continuador de Descartes, con su
cepción aristotélica del alma como “forma del cuer- Traité de l’esprit de l’homme, 1666). Malebranche, por
po”. Tampoco se unió a la tradición teológica (por su parte, emplea “alma” para intentar concebir un
el contrario, la ética de las Passions es estrictamente término común “al fondo del alma” y “al fondo del
antiteológica, y la metafísica que la sustenta impli- ser” (que es Dios mismo), y al mismo tiempo invier-
ca aspectos blasfematorios, especialmente en lo que te el cogito cartesiano (el alma, para él, es esencial-
se refiere a su restitución demasiado humana de los mente oscura para sí misma, y el “sentimiento inte-
misterios de la encarnación). Descartes separó un rior” por el que se torna consciente de su existencia
nuevo campo de experiencia en el que siempre se se describe prácticamente en los términos que, en
trata de “pensamiento”, pero no en sentido estricto Descartes, caracterizaban la unión del alma y del
de “entendimiento”. La verdadera cuestión sería más cuerpo). Con la intención de derribar la doctrina re-
bien por qué evitó usar el lenguaje del “corazón”, el ligiosa de la creación y de la caída, La Mettrie crea,
lenguaje de los trágicos y de los moralistas, y con- a partir de un espíritu lockeano, la expresión “his-
firma algunas nociones claves de su ética (la “gene- toria natural del alma” (1745), que en el Rousseau
rosidad”), especialmente cuando se refieren a la ana- de las Confessions se convertirá en “historia de mi al-
logía de la relación consigo mismo y a la relación ma”, en un sentido de historia de “mi vida”. Pero
con los demás (reconocida por Descartes a partir Helvecio titula De l’esprit la obra (1758) en la que
de la noción única de la “estima”). Sin duda, la res- busca fundar la empresa de la Ilustración sobre un
puesta radica en que este término se encuentra de- sensualismo generalizado.
masiado estrechamente ligado al discurso de los mís- El más asombroso de todos tal vez sea Condillac
ticos. Lo que queda es que difícilmente podemos (Essai sur l’origine des connaissances humaines, 1746;
evitar la impresión de que hay una corresponden- Traité des sensations, 1745) que habla de manera sis-
cia entre el enigma subsistente en el centro del sis- temática el lenguaje del “alma” y de sus “operacio-
tema en cuanto al acoplamiento de cuerpo y alma y nes”. No cabe duda de que debemos ver aquí una
la imposibilidad de una designación unívoca del concordancia con la traducción clásica de Locke por
sujeto del pensamiento. A esta extraña cercanía en- Coste (1700), quien por el mind lockeano tradujo
tre el espiritualismo y el materialismo, que no deja- alternativamente “alma” y “espíritu”, aunque opues-
rá de hacerse notar en la posteridad de Descartes, to a lo que hoy se haría, con prevalencia del primer
ninguna lengua culta o vulgar, ningún régimen de término (el artículo “Âme” de la Encyclopédie, que se
traducción supo ofrecer algo mejor que sólo una refiere al comentario de Locke por parte de Voltaire,
aproximación. va en la misma dirección). Valdría la pena explorar
también otra hipótesis, la de la herencia cartesiana,
III. Fluctuaciones clásicas porque el proceso analítico condillaciano consiste
Resultaría muy revelador, en lo que respecta a las con- en remontarse más acá del entendimiento cons-
figuraciones o los “puntos de herejía” (como diría tituido, en dirección a una sensación pura que re-
Foucault) que caracterizaban el discurso filosófico, presenta la confusión original del cuerpo y el pen-
describir la disposición de los términos “alma” y samiento. De esta manera, tendríamos un eslabón
“espíritu” de los filósofos y los ensayistas franceses esencial en la continuidad de una doctrina “france-
de la época clásica. En gran parte, esta disposición sa” de la unión del alma y el cuerpo como modo de
procede de Descartes o bien expresa una toma de percepción irreductible, que va de Descartes a Mer-
posición con respecto a su obra, aunque según es- leau-Ponty, pasando por Malebranche, Maine de
trategias siempre sobredeterminadas. Nada más fal- Biran, Bergson, y que permanece profundamente
so, en particular, sería asignar definitivamente uno ajena a la problemática psicofísica del Mind-Body
u otro término a los campos que se enfrentarán a Problem.
partir de ese momento: materialistas y espiritualis- Sin embargo, aún más importante es la cuestión
tas, racionalistas y empiristas… de las modificaciones realizadas a la terminología
76 | ALMA

del alma y del espíritu dentro del marco de los in- ducir la consciousness de Locke, o también, según la
tentos opuestos para resolver las aporías del carte- terminología definitiva, una “apercepción”). Son
sianismo: en latín, por parte de Spinoza y en una aquellas almas que merecen ser llamadas “espíritus”
perspectiva antropológica determinada por las orien- y que, en la armonía preestablecida de la creación,
taciones de su política de la libertad, y en francés, se subordinan a todas las otras con el objetivo de
por Leibniz en una perspectiva metafísica orienta- que realicen su fin inmanente.
da hacia una nueva teología de la salvación. • VÉASE EL RECUADRO 5
Spinoza desustancializa radicalmente el espíritu/
alma, que se torna en un “modo finito” del atributo B. “Mind” o “Spirit”: el caso Berkeley
“pensamiento” (uno de los que, en igualdad, carac- En 1690, Locke (en Essay concerning human under-
terizan la inteligibilidad de la sustancia), lo que lo standing) había hecho de la consciousness la caracte-
lleva a rechazar definitivamente anima a favor de rística esencial del espíritu (mind) y de la self-cons-
mens en el curso de su obra (cf. E. Giancotti-Bos- ciousness el nuevo nombre del sujeto humano (véase
cherini). Pero su primordial interés por la cuestión Conciencia). Por el contrario, Berkeley (como Leib-
de la “individuación”, en todos los niveles de la natu- niz) defiende un riguroso teocentrismo. No es de
raleza y de la vida, y sobre todo la cuestión del grado extrañarse en tal contexto que con él se cuestione el
de autonomía del individuo con respecto a las par- primado de la conciencia. Pero lo que en Leibniz
tes que lo componen y con respecto a las colectivi- hace que se amplíe el concepto de espíritu para in-
dades que lo engloban, lo conduce a mantener tam- cluir el pensamiento inconsciente —que está en el
bién el “viejo” término de ingenium, aplicable a las origen de la conciencia y la explica (véase Percep-
individualidades humanas al igual que a las indivi- ción)—conduce en Berkeley a una disolución ten-
dualidades “históricas” (estados, ciudades, clases so- dencial de la idea de conciencia a favor de la idea de
ciales). En el inacabado Tractatus politicus hace de representación o de fenómeno. Berkeley evita el tér-
este término el equivalente de una cuasi-mens, que mino mismo de consciousness, mientras que emplea
no es tanto una “alma colectiva” o un “espíritu del a veces el adjetivo conscious, y de manera constante
pueblo”, sino más bien una “unanimidad” institucio- perception y reflection. ¿Por qué este cambio radical
nal, indisociable de la potencia popular y de su re- de tendencia con respecto a la costumbre ya enton-
sistencia política a la disolución. ces dominante?
Leibniz, por su parte, también pone en el centro Podemos proponer la hipótesis siguiente. En Ber-
de su filosofía la cuestión del individuo y de sus gra- keley no hay necesidad de una conciencia idéntica a
dos de complejidad o unidad, pero con el objetivo de sí misma para conferir unidad a la experiencia ope-
inventar una nueva ontología de la individualidad sus- rando sobre ideas simples y plasmando ideas com-
tancial. Al escribir sus exposiciones sistemáticas en plejas de relaciones: las relaciones están dadas jun-
francés (en particular, la Monadologie de 1714), es- to a los fenómenos en sí mismos, forman parte del
tablece entre “alma” y “espíritu” una relación que es complejo perceptual, en tanto enlaces habituales o
al mismo tiempo inclusiva y jerárquica. El viejo asociaciones entre las cosas-ideas. Incluso se puede
proverbio “omnia sunt animata”, que el neoplato- llegar a sugerir, como lo hace Husserl en su Filosofía
nismo contemporáneo (More, Cudworth) había en- primera, que “las cosas mismas se indican mutua-
riquecido, le permite considerar que a toda indivi- mente por vía asociativa-inductiva”, es decir que
dualidad “monádica” le corresponde un “alma”, es tienen una estructura de signos que de alguna ma-
decir, una percepción de sí misma y una “apetencia” o nera forma un lenguaje inmanente a las cosas (no
tendencia a actuar, a desarrollarse. No obstante, só- un lenguaje mental, sino más bien un lenguaje-ob-
lo ciertas almas (en particular, las almas humanas, jeto). Entonces, es el campo de los fenómenos el que
pero también otras, iguales o superiores) tienen una indica su propio sentido, o se da con él.
percepción “clara”, en diversos grados, de sí mismas Tal inmanencia del sentido o de la unidad de los
y de sus voliciones (una “consciosité [conciencia]”), fenómenos, inherente a la percepción de sus enla-
dirá Leibniz, inventando en los Nouveaux essais sur ces, no hace de ninguna manera desaparecer la fun-
l’entendement humain, escritos en 1703, pero inédi- ción del sujeto o del yo: al contrario, la afirma en
tos hasta 1765, un neologismo asombroso para tra- tanto actividad. El sujeto es a la vez el destinatario
ALMA | 77

de todas las percepciones y el actor espiritual de to- Tal como el sujeto que percibe no es fundamental-
das las decisiones o voliciones y, en consecuencia, mente una “conciencia” —al menos en el sentido
de todos los proyectos (“el hombre es proyecto de que Locke acaba de dar a este término— tampoco
sí, más que recuerdo de sí”, escribe Geneviève Bryk- la identidad personal, el “yo” que está atrapado en
man, y añade: “no cabe duda de que Berkeley bus- esta tensión, podría considerarse una “conciencia
caba, al mismo tiempo, superar el punto de vista de de sí”. ¿Se debería en consecuencia llegar a conside-
Locke, quien concebía la identidad personal como rar el sujeto o la identidad personal (el sentido de la
una identidad de conciencia”; Berkeley et le voile des palabra “yo”) como una “ficción”, tal como poco
mots, p. 100). después lo propondrá Hume en el Tratado de la na-
A esta característica del sujeto Berkeley le incor- turaleza humana de 1740 (Libro I, IV parte, sección
pora la recuperación del nombre spirit. Geneviève VI y Apéndice; véase el recuadro 1)? Aunque Berke-
Brykman (ibid., pp. 94 ss.) demuestra que en Ber- ley se haya referido al papel de la imaginación en la
keley existe una tensión fundamental entre los dos cohesión de la experiencia, las proposiciones extre-
términos, mind y spirit, que se traduce en francés mas de su sistema, así como también su orientación
por esprit, tensión que está unida al (re)descubri- teológica, lo habrían conducido hacia otra salida.
miento de la “realidad espiritual”, como unidad de “La inmanencia del sujeto que percibe al campo de
la existencia, del pensamiento y de la voluntad las percepciones”, o las “ideas-cosas” (formulación
(will) (“Mientras exista algo que tenga alguna idea, mucho más feliz que la inmanencia de las percep-
estoy eternamente queriendo: aceptar mi estado ciones y, en consecuencia, de las cosas al campo de
presente es querer” —escribe Berkeley en uno de conciencia del sujeto, como pretendía Husserl), im-
sus manuscritos): plica una dificultad permanente para extraer al su-
jeto del mundo de sus sensaciones. Inversamente,
Entonces se designa el espíritu ya no como mind, si- la identificación del “yo pienso” con un “yo quiero”
no como spirit e imagen de Dios acto puro. Pero es- implica una tendencia que considera al sujeto como
to no significa que se abandona una concepción del el creador de su propio mundo o, si se quiere, una
espíritu a favor de otra; significa que, a una concep- tendencia al solipsismo —y esto a pesar de la re-
ción peligrosamente escéptica, Berkeley adjunta una flexión que, por analogía, me muestra la experien-
tesis muy audaz, sin embargo más aceptable para un
cia de otros espíritus. “No hay, fuera de la imagina-
hombre de la Iglesia. Y suponiendo que exista un dua-
ción, ninguna manera de distinguir el espíritu-mind
lismo en Berkeley, no estaría verdaderamente entre el
espíritu y las ideas, sino en el interior del espíritu mis- del conjunto de las cosas percibidas, ni el espíritu-
mo, entre un conjunto de percepciones (mind) y un spirit del poder indiferenciado de Dios” (G. Bryk-
acto (spirit): por un lado, el espíritu humano (mind) man, op. cit., p. 96).
tiende a ser un simple conjunto de mínimos visibles,
puestos en relación más o menos regular con otros mí- IV. Locke y el aislamiento de lo “mental”
nimos sensibles; por otro, el espíritu humano (spirit) Sin embargo, de todas las preguntas que surgen del
es una serie de actos o voliciones que acompañan a encuentro de la lengua y la teoría, la más fundamen-
lo existente. ¿Se diría que no hay más relación entre tal es la que propone la iniciativa lockeana de aislar
estas dos posiciones y denominaciones del espíritu lo “mental” (representaciones, operaciones, facul-
finito que conexión entre el alma y el cuerpo en otras
tades) en cuanto campo autónomo de subjetividad
filosofías? Sí a primera vista y sí en un sentido. Pero,
observable u objetivable. Aquí, nos limitaremos a los
en definitiva, Berkeley propone en principio la inter-
dependencia de la existencia de las cosas activas y pa- aspectos de terminología que reflejan el esfuerzo de
sivas. Y mientras que en la concepción más difundida Locke por inaugurar, siguiendo a Descartes pero de
de las relaciones entre el alma y el cuerpo se afirma la manera totalmente diferente, una problemática de
inmortalidad del alma a partir de la independencia la actividad de pensamiento liberada del sustancia-
del alma con respecto a los fenómenos corporales, Ber- lismo tradicional, y que al mismo tiempo, sigue sien-
keley asigna a las “cosas percibidas” el papel de con- do irreductible al reduccionismo materialista. Estos
diciones de posibilidad para llevar a cabo actos del aspectos son más interesantes ya que, al instalarse
espíritu. en el corazón de un nuevo idioma teórico, a igual
G. Brykman, op. cit., pp. 94-95. distancia del latín y del francés de la “República de
78 | ALMA

Recuadro 5 › El problema de la mente y del cuerpo: “Mind-Body Problem”


¿Cuál es el lugar de la mente y de la concien- tales que “sobrevienen en (survenir sur)” Bibliografía principal
cia en el orden natural? Tradicionalmente, (supervene on) —dependen sistemáticamen- Armstrong David, A materialist theory of the
se formula el problema de las relaciones en- te de— la naturaleza física en el sentido en mind, Londres, Routledge & Kegan Paul,
tre la mente y el cuerpo como la cuestión que toda diferencia mental supone la exis- 1968.
Block Ned, “Antireductionism slaps back”,
de la sustancia de la que se componen una tencia de una diferencia física correspon-
Philosophical Perspectives, 11, 1997, pp.
y otro. Si se adopta el dualismo de las sus- diente. Donald Davidson ha reintroducido, 107-132.
tancias, la dificultad radica en comprender dentro del debate contemporáneo sobre el Chalmers David J., The conscious mind, Ox-
cómo dos sustancias distintas —la mente, problema mente/cuerpo, esta noción utili- ford, Oxford UP, 1996; La mente consciente.
cuya esencia es el pensamiento, y la mate- zada en el campo de la ética por Ron Hare y En busca de una teoría fundamental, trad. J.
ria, cuya esencia es la extensión— podrían te- Georges Moore, que la habían tomado pres- A. Álvarez, Barcelona, Gedisa, 1999..
ner un régimen causal distinto, entre otros, tada de la concepción emergentista de lo Davidson Donald, “Mental events”, en L.
en el caso de la acción. La hipótesis de una mental (Davidson, “Mental events”). El in- Forster y J.W. Swanson (dirs.), Experi-
posible interacción entre sustancias, defen- terés del concepto de superveniencia (su- ence and theory, The University of Massa-
chusetts Press & Duckworth, 1970; reimp.
dida por Descartes, parece difícil de man- pervenience) consiste en que permite pen-
en Essays on actions and events, Oxford,
tener frente a la autonomía de las sustan- sar las relaciones mente-cerebro como una Clarendon Press, 1980, pp. 207-227; ed.
cias. La solución de Leibniz es el paralelismo dependencia sin reducción. Es un concepto esp. Sucesos mentales, México, Universidad
psicofísico, según el cual no existen relacio- que ha sido objeto de múltiples distincio- Nacional Autónoma de México Ciudad Uni-
nes causales directas entre los aconteci- nes técnicas (se habla de superveniencia versitaria, 1981.
mientos físicos y mentales. Las dos series fuerte, débil o global [strong, weak, global ——, “La mesure du mental”, trad. P. Engel, en
de acontecimientos se desarrollan de ma- supervenience] (J. Kim, Supervenience and P. Engel (dir.), Lire Davidson, interpréta-
nera paralela. La sincronización de las dos mind). tion et holisme, Combas, Éd. de l’Éclat,
series exige que se recurra a un principio El fisicalismo (physicalism) es el término 1994, pp. 31-49.
Engel Pascal, “Actions, raisons et causes men-
mediador como lo es la Providencia divina. general que designa la idea de que los fe-
tales”, Revue de Théologie et de Philosophie,
La teoría de Leibniz no es dualista, porque nómenos mentales sobrevienen en la natu- 124, 1992, pp. 305-321.
según él no existe la sustancia material. raleza físico-biológica. Existen varias mane- Kim Jaegwon, “L’émergence, les modèles de
Otra solución monista del problema se ras de comprender el fisicalismo, según la réduction et le mental”, Philosophiques, 27,
debe a Spinoza; existe sólo una sustancia, y forma que se le dé a la dependencia entre 1, 2000, pp. 11-26.
la mente y la materia son sus dos “aspec- la mente y la naturaleza física. El fisicalismo ——, Supervenience and mind, Cambridge,
tos” o atributos. El paralelismo psicofísico de tipo (type physicalism), que se llama tam- Cambridge UP, 1993.
deriva del hecho de que los acontecimien- bién “reduccionismo psicofísico”, es la for- Lockwood Michael, Mind, brain and the quan-
tos de cada atributo expresan una sola y ma más fuerte de fisicalismo que fue defen- tum, Oxford, Blackwell, 1992.
Nagel Ernst, The structure of science, Londres,
misma esencia de la misma sustancia. dida hasta los años setenta (Armstrong, A
Routledge & Kegan Paul, 1961; La estruc-
Los autores contemporáneos han explo- materialist theory of the mind). El fisicalis- tura de la ciencia. Problemas de la lógica de
rado la solución spinozista con medios nue- mo ocasional (token physicalism) fue adop- la investigación científica, trad. N. Miguez,
vos; Bertrand Russell (The analysis of mind) tado por los funcionalistas que defendían la Barcelona, Paidós, 2006.
y Michael Lockwood (Mind, brain, and the multirrealizabilidad de los estados menta- O’Shaughnessy Brian, The will, a dual aspect
quantum) propusieron la defensa de un “mo- les (Block, “Antireductionism slaps back”). theory, 2 vols., Cambridge, Cambridge UP,
nismo neutro (neutral monism)”, mientras Donald Davidson sostiene una posición 1980.
que otros autores se pronuncian en favor cercana a la tesis del “monismo anómalo” Russell Bertrand, The analysis of mind, Lon-
de un “dualismo de propiedades (property (anomal monism): todo evento mental es dres, Allen and Unwin, 1921; Análisis del es-
píritu, trad. E. Prieto, Buenos Aires, Paidós,
dualism)”, compatible con un monismo ma- idéntico a un acontecimiento físico coinci-
1958.
terialista (O’Shaughnessy, The will, a dual dente, pero no da lugar a ninguna ley psi-
aspect theory) o no (Chalmers, The cons- cofísica; dicho de otra manera, la identidad
Bibliografía de consulta
cious mind). Lo que diferencia a la manera cerebro-espíritu no es invariante con res- Bourdin Jean-Claude (dir.), Les matérialismes
contemporánea de delimitar el problema pecto al tipo de acontecimiento mental philosophiques, Kimé, 1997.
es la introducción de conceptos que buscan considerado. Craig Edward (dir.), Routledge Encyclopedia
precisar la naturaleza (físico-biológica o ló- Los filósofos continúan en la búsqueda of philosophy, Londres-Nueva York, Rout-
gica) y la fuerza modal de la dependencia de una solución al problema que sea com- ledge, 1998.
entre lo mental y lo físico. Las dificultades patible con el fisicalismo, pero que permita Guttenplan Samuel (dir.), A companion to
de traducción provienen de la abundancia escapar de la amenaza de hacer de los fe- the philosophy of mind, Oxford, Blackwell,
de neologismos especializados, así como nómenos mentales, y en particular de las re- 1994.
Rey Georges, Contemporary philosophy of mind,
también de la recuperación, en sentidos presentaciones, simples epifenómenos sin
Oxford, Blackwell, 1997.
variados, de nociones simplemente homó- función causal (Engel, “Actions, raisons et
nimas, tales como reducción, materialismo o causes mentales”).
fisicalismo. Se dice de los fenómenos men- Joëlle Proust
ALMA | 79

las Letras”, Locke explota sus recursos con el fín de B. “Mind”/“Understanding”


llegar a una semántica de una asombrosa coheren- Sobre esta base, podemos intentar esclarecer las com-
cia. No es de extrañarse que esta coherencia se haya plejas relaciones que hay en el texto de Locke entre
impuesto a la filosofía moderna del sujeto y haya los términos de Mind y de Understanding. El título
recorrido los siglos permaneciendo esencialmente del Essay se refiere al segundo de esos términos, lo
reconocible (véase Conciencia y Yo). que puede compararse con el tratado inconcluso de
Spinoza, De intellectus emendatione, e inaugura una
A. “Mental” /“verbal” tradición en la que también se inscribirá Hume (En-
Locke fundó el psicologismo en filosofía (y abrió la quiry on human understanding). Pero al leer la obra
vía de la actitud trascendental) al operar una suerte se puede tener la impresión de que las extensiones
de “anti-linguistic turn” por anticipación, cuya fuerza respectivas de los dos términos son fluctuantes. El
es el aislamiento de significaciones “anteriores» a campo de las operaciones “intelectuales” excede evi-
los signos del lenguaje, que dependen únicamente dentemente lo “mental” puro, para extenderse a to-
de la asociación de ideas y de la relación de “conve- das las adquisiciones del conocimiento y de la ra-
niencia” o de “no conveniencia” (agreement/disa- zón que tienen como condición la expresión verbal
greement) que tienen entre ellas o con sus objetos de ideas y su comunicación. Inversamente, cuando
—en último análisis, los objetos de la percepción sen- Locke divide el lado pasivo y el lado activo del fun-
sible reflejados en las “ideas of sensation” que for- cionamiento mental en adquisiciones de ideas (per-
man la materia de toda actividad intelectual. Locke ception, en sentido amplio), que le competen al
opone sistemáticamente las “mental propositions”, entendimiento, y acciones de la voluntad (Will), el
proposiciones mentales o interiores al pensamien- Understanding ya sólo es una parte de Mind.
to, a las “verbal propositions”, proposiciones verba- En realidad, los dos términos son fundamental-
les o verbalizadas, y las “mental Truths” o “Truths of mente coextensivos, lo que traduce el profundo “in-
Thought”, verdades mentales o verdades de pensa- telectualismo” o “cognitivismo” de Locke, pero tam-
miento, a las “verbal Truths” o “Truths of Words”, bién le permite acompañar virtualmente con un
verdades verbales o verdades de palabras, donde las proceso afectivo todas las asociaciones de ideas. Por-
primeras brindan a las segundas su criterio. Se con- que, por un lado, es el Mind mismo el que se desa-
nota desde el inicio el concepto de Mind como el rrolla al incorporar en su funcionamiento los instru-
conjunto de operaciones y facultades “mentales” mentos del lenguaje, cuyo uso y sentido determina.
interiores al pensamiento, en oposición a las expre- Por otra parte —como lo demuestra el análisis de
siones verbales segundas y externas (por convencio- las relaciones entre Will (voluntad o volición), Un-
nales). Notaremos que la oposición de lo mental y de easiness (“inquietud”, otro neologismo lockeano que
lo verbal (en bajo latín mentalis vs. verbalis) es igual Coste introdujo en francés), Desire (deseo), conteni-
de familiar a la Logique de Port-Royal de Arnauld y do en el capítulo 21 del segundo libro (Of power)—,
Nicole (1662). la voluntad no es una facultad autónoma sino la re-
Este paralelo pone de relieve la laguna irremedia- sultante de la actividad intrínseca de Mind que ya
ble del francés, que no tiene sustantivo que corres- se traduce por la sucesión incesante de sus pensa-
ponda a Mind, y deja el concepto inglés intraduci- mientos, contenida en la noción de inquietud.
ble en francés y en español. Por cierto, Locke es A diferencia de los otros “entendimientos” de la
consciente de la etimología común de Mind y de época clásica, Mind designa en Locke no un recep-
mens en latín, lo que facilita la inmediata articula- táculo de ideas o un sistema de facultades, sino una
ción de su concepción de Mind en cuanto sede de “máquina” lógico-psicológica en movimiento. El di-
la conciencia (consciousness) y de la memoria (me- ferencial de la pasividad (sensación, percepción) y
mory, recollection) y en cuanto criterio de la identi- de la actividad (operaciones, reflexión, deseo) es
dad personal, y lo conduce a intentar la más com- desde el inicio constitutivo, lo que también permi-
pleta “secularización” de la interioridad agustiniana te comprender cómo se transforma a lo largo de la
de la época moderna. existencia humana en un proceso incesante de ad-
quisiciones o apropiaciones, al mismo tiempo que
conserva una identidad esencial.
80 | ALMA

C. “Mind”, “Consciousness”, “Self” dividuo de sus propias ideas y, a través de ellas, de sus
El corazón de la conceptualización lockeana está acciones) sólo es la continuidad de la conciencia.
constituido por las relaciones de presuposición re- Esta unidad del “sí mismo” y de la “conciencia”
ciproca que se establecen entre Mind, Consciousness (que Leibniz inmediatamente declaró inaceptable,
y Self, tres nociones que Locke o inventó en cuanto en nombre del carácter oscuro o inconsciente de la
conceptos, o que reconfiguró completamente. Ya las mayor parte de las ideas que entran en la “noción
encontramos implícitamente reunidas en la fórmu- completa” de cada uno) es la base de la esencial se-
la del Essay (II, 1, 19) que se tornó canónica en cuan- paración de las conciencias individuales, cada una
to definición de la conciencia: “Consciousness is the de las cuales tiene su propia identidad irreductible
perception of what passes in a Man’s own Mind”, que (y, por ende, la necesidad de la tolerancia, o de la
puede leerse de dos maneras: “la conciencia es la libertad de conciencia), pero también la responsabi-
percepción de lo que pasa en (pasa por) el espíritu lidad de cada uno (dentro de los límites de la con-
de un hombre”, o como: “la conciencia es el hecho, ciencia de sí, cuyas “patologías”, como los fenóme-
para un hombre, de percibir lo que pasa en (pasa por) nos de desdoblamiento de la personalidad, Locke
su propio espíritu” (es decir, en un espíritu que es empieza a explorar). Es pues de incumbencia de una
suyo, que le pertenece como propio, que es su pro- teoría de la identidad personal (“identity of person”),
piedad, que por lo tanto para él es “sí mismo”: Self que atañe tanto a la moral como a la religión y a la
o My Self). política, al igual que a la metafísica y a la “psicolo-
Mind y Consciousness, nociones que se desarro- gía”, a la que abrirá, de hecho, la posibilidad. En es-
llan en términos de operaciones y facultades (facul- te sentido, el termino será introducido por Wolff
ties y sobre todo powers), por un lado, y en términos en 1732 (Psychologia empirica) y 1734 (Psychologia
de percepción y de “sentido interno” (“internal sen- rationalis).
se”), por el otro, sólo son las dos caras de un mismo Finalmente, Self y Mind son igualmente nocio-
proceso de reflexión, que constituye la fuerza de las nes recíprocas. Su equivalencia con la noción de con-
operaciones intelectuales efectuadas sobre las ideas ciencia bastaría para demostrarlo formalmente, pe-
para producir nuevas ideas, y la esencia de la “pre- ro la importancia de este hecho se despliega cuando
sencia para sí” del pensamiento. Esta reciprocidad comprendemos que recubre la coincidencia entre
permite a Locke transformar la proposición metafí- el tiempo de las operaciones del espíritu (“the train
sica cartesiana según la cual “el alma siempre pien- of ideas”, la imposibilidad para el espíritu de que-
sa” en un axioma fenomenológico: el Mind no pue- darse mucho tiempo con una sola idea, y sobre to-
de pensar sin saber que piensa (sin ser consciente de do el “tiempo lógico” de las asociaciones) y el tiem-
sus pensamientos: “as thinking consists in being po de la retención o de la memoria, en la que, a cada
conscious that one thinks [puesto que pensar consis- instante, se totalizan estas operaciones (salvo por
te en ser consciente de que se piensa]”, Essay, II, 1, las fallas de la misma memoria), lo que permite a
19), abriendo la vía hacia una crítica radical del sus- cada espíritu percibirse como idéntico consigo mis-
tancialismo, tanto en su forma animista y espiritua- mo en la duración de su existencia (time, más bien
lista (Mind no es ni Soul ni Spirit) como en su forma que duration). Esta coincidencia fenomenológica
materialista (Mind no es Body, al menos su cone- es, en el fondo, lo que Locke llama Experience, que
xión sólo es hipotética). es esencialmente una “experiencia de la concien-
Consciousness y Self son igualmente indisocia- cia”, es decir, una experiencia interior, que acompa-
bles (de manera que la “conciencia” en Locke es ña a la experiencia externa y hace posible su desa-
siempre “conciencia de sí”, Self-Consciousness, térmi- rrollo progresivo o su “apropiación del mundo”. El
no que él introduce en filosofía: Coste lo encontrará concepto de experiencia, o de un trabajo mental
también intraducible). Y es que Consciousness tiene (“actings of our own Mind”) que se observa a sí
como fundamento una identidad reflexiva del pen- mismo (“observing in ourselves”, Essay, II, 1, 4), con-
samiento o un principio de identidad lógico-psico- tiene de esta manera la posibilidad permanente de
lógica (toda percepción también es percepción de la una subjetivación y de una objetivación de las
percepción), pero el Self (que Locke concibe en tér- ideas, que son como los dos pliegues de una misma
minos de una apropiación continua por parte del in- interioridad. Es la manera en que la interioridad se
ALMA | 81

presenta a sí misma, elevada al nivel del concepto, y la Crítica de la razón pura declara “anfibológica”,
que resumen las relaciones recíprocas de Mind, Con- porque intenta representar como un “espacio” lo que
sciousness y Self. contradice la exterioridad, y por ende, la espaciali-
dad) un explicandum y no una explicación. No es
V. El resto del alma en el umbral de la modernidad entonces la dimensión natural de los procesos psí-
Las cuestiones que se plantean al cruzarse estas lec- quicos, sino “la imagen de sí” de la conciencia, el
turas convergen hacia la localización de un “resto” efecto de estructura o de superficie de un “sentido
—pero no propiamente hablando de un inexpresa- interno” cuyos orígenes profundos permanecen “es-
ble, porque es justamente el juego de las palabras lo condidos” (como lo dice el capítulo sobre el “esque-
que nos permite acercarnos a él. Si partimos de nue- matismo trascendental”). Y de allí esta consecuencia,
vo de la constitución lockeana, con el nombre de entre otras, de que Kant, a pesar de haber propor-
Mind, de un campo de la “experiencia interna” en cionado a la psicología “científica” y al psicologismo
donde las operaciones del pensamiento están domi- (de Herbart a Piaget) abundantes peticiones, se re-
nadas por la conciencia, descubrimos entre nuestros húsa, por su parte, a contribuir con ellas, y se orien-
principales autores desajustes impactantes, oposi- ta en realidad hacia una constitución moral (“prag-
ciones término a término cuya radicalidad atestigua mática”) de la antropología.
que se sitúan en el interior de un “momento” co-
mún, o más bien que se constituyen por su conflic- B. “Uneasiness” y efecto de interioridad en la unión
to mismo. del alma y del cuerpo
La actual atribución a Descartes de una paternidad
A. De la positividad psicológica a la ilusión para el conjunto de las filosofías modernas de la con-
trascendental: el “internal sense”, “das Innere” ciencia es el resultado de un quid pro quo (en parte
La referencia a la “conciencia de sí” (Self-conscious- favorecido por lecturas kantianas) que le imputa teo-
ness = Selbstbewusstsein) y la problemática de la ex- remas lockeanos, en realidad desarrollados en su
periencia (Experience = Erfahrung) son comunes a contra (véase Conciencia). Sin embargo, lo que con-
Locke y a Kant, pero lo que en Locke figura como el tinúa siendo fascinante cuando hoy en día se relee
autodespliegue de una positividad se torna en Kant a Descartes después de Locke es el hecho de que, a
el lugar de una ilusión trascendental, y por lo tanto partir de una misma insistencia sobre la “irreducti-
también la razón del desplazamiento de la filosofía bilidad” de las acciones del pensamiento y la posi-
hacia un registro crítico, cuyo objetivo es definir lí- bilidad de describir las operaciones intelectuales de
mites para la actividad reflexiva. Mientras que en manera autónoma (la cuestión de saber si su “ma-
Locke la conciencia como “internal sense” (sentido teria” proviene únicamente de la sensación o en par-
interno) es lo que inmediatamente se da el sujeto a te de ideas “innatas” es aquí un asunto secundario),
sí mismo, en Kant es, en realidad, lo que lo sustrae su divergencia es total sobre la cuestión de la “inte-
o lo hace escapar de sí mismo. Esto no significa que rioridad”. Sólo podemos asombrarnos del “no psi-
este campo de experiencia deje de ser el lugar de la cologismo” de Descartes, es decir, del cuidado con
verdad. Por el contrario, justamente a esto se debe que evita tematizar, frente a la exterioridad consti-
que aquello que podríamos llamar la “cosa en sí” tutiva de los cuerpos (cuyo “atributo principal” es
lockeana (la sustancia del alma, Soul, sea material o la extensión), una interioridad simétrica para el pen-
inmaterial, reprimida en lo incognoscible por la teo- samiento. Lo que equivale a decir que en Descartes
rización del Mind consciente) aparezca como nun- inmanencia e interioridad no se confunden. Spino-
ca antes en el discurso kantiano. Siguiendo el ejem- za radicalizará esta posición. Y con razón se puede
plo de Wolff, que lo había usado para traducir en afirmar que la cuestión así planteada nutre a toda la
alemán la palabra Mind, Kant atribuye nuevamente filosofía moderna y contemporánea: Hegel (cuyo
a la idea de alma (Seele) una parte de la fenomenali- Geist es por excelencia interiorización en sí misma
dad del pensamiento, hecho que le permite atribuir- de toda experiencia, y plano de inmanencia de to-
se a sí misma permanencia e identidad (por ende, das las producciones culturales), pero también Hu-
“personalidad”). Y Kant hace de la interioridad mis- sserl y William James, y finalmente Deleuze, a tra-
ma (das Innere: noción que en un pasaje crucial de vés del gran artículo de Sartre “La transcendance
82 | ALMA

de l’ego”, al que se remite sin cesar. Los filósofos pos- significado unívoco, no por ello deja de designar la
cartesianos y poslockeanos, hasta nuestros días, se unidad problemática de una serie de “cuestiones a
dividen sobre la cuestión de saber cómo se articu- los límites”, constitutivas de la realidad mental o in-
lan “interioridad” de la reflexión e “inmanencia” del telectual. Tales serían las cuestiones de la relación
sujeto al pensamiento. entre actividad y pasividad (o, en el lenguaje clási-
Y sin embargo… apenas escritas estas líneas es co, “voluntad” y “entendimiento”, aunque también
necesario rectificarlas. Hay claramente en Descartes “concepto” e “intuición”); las cuestiones de la rela-
un efecto de interioridad en el pensamiento: pero ción entre intelectualidad (representación, percep-
este efecto no tiene que ver con el pensamiento pu- ción, idea) y afectividad (deseo, sentimientos, pa-
ro, corresponde a la experiencia de la “unión” (donde siones) que ponen al entendimiento clásico fuera
hemos visto que la idea del anima llega a parasitar de sí, a menos que den acceso a sus fuentes vitales
en cierta forma la de mens), dentro de la cual el pro- (conatus); finalmente, las cuestiones del signo y del
pio Descartes dice que el alma piensa “como si ella símbolo, en la encrucijada de la reflexión sobre el
fuera el cuerpo”, es decir, se proyecta por medio de lenguaje, la naturaleza y el artificio (la “civilidad”, la
la sensación en el interior de su envoltura y de su “sociabilidad”), las producciones del “genio” artís-
forma. Experiencia límite, paradójica, que es, sin em- tico, que no dejan de cuestionar el individualismo
bargo, simplemente la experiencia humana, si es ver- dominante en el pensamiento clásico haciendo re-
dad, como lo explican las Lettres à Elisabeth y Les surgir en el seno del alma o del espíritu una deter-
passions de l’âme, que la llamada unión “sustancial” minación a la vez preindividual y transindividual.
es su modalidad principal y permanente. El umbral de la modernidad es ese momento sin-
Es a esto a lo que podemos llamar el “resto del al- gular en el que poco a poco se deshizo —no sin ten-
ma”, en su figura cartesiana. Pero podríamos decir siones prodigiosas y sobrevivencias poderosas— la
que el concepto de uneasiness (“inquietud” del de- imposición de los esquemas antiguos (filosóficos,
seo, “malestar” de la consciousness que acompaña pero también religiosos y médicos) de división-je-
todo el curso de la vida mental) es también en Locke rarquización de las “partes del alma”, con sus impli-
el propio nombre de ese resto. Sobre todo si se obser- caciones sociales y cosmológicas, esquemas que la
va que uneasiness connota todo los “bordes” de la in- teología cristiana no dejó nunca de buscar apropiár-
terioridad, donde la pura realidad mental se revela al selos para conferirles un significado sobrenatural.
menos como parcialmente dependiente de sus exte- El intento de pensar la mens como el todo del alma,
riores: la sensación pura u originaria, que Kant desig- como el nombre mismo de su indivisibilidad, y en
nará como un límite de la representación, y el signo contra de la tradición que hacía de ella (en compe-
lingüístico, de esencia social. Tal vez hasta sea depen- tición con intellectus: véase Intellectus) una de las
diente de su “reprimido” (la sustancia individual, equivalencias del nous platónico y aristotélico, resul-
espiritual o corporal, “Body and Soul”, de donde pro- ta particularmente representativo en este respecto.
ceden los afectos que en el seno mismo de la con- El objetivo de un “pensamiento del pensamien-
ciencia desbordan la intelectualidad de sus “ideas”). to” cambia entonces radicalmente de sentido. En
Estas cuestiones dirigen la atención hacia las in- Aristóteles la nóesis noéseos [νόησις νοήσεως] tenía
certidumbres semánticas internas de cada sistema, esencialmente el sentido de una reflexividad, cuya
como también hacia los problemas de intraducibi- figura perfecta o exhaustiva no podía ser concebida
lidad entre tradiciones teóricas, problemas que no por la filosofía sino como un ideal, situado “fuera de
pueden separarse de los idiomas en los que trabajan, sí”, en el nivel de la totalidad del mundo y de lo di-
y que trabajan, los filósofos. Ahora bien, nosotros vino. Con los modernos, a partir de Descartes y so-
los consideramos indisociables, para ser exactos. bre todo de Locke y de Kant, este ideal corresponde
a una “subjetivización” del pensamiento, que lo con-
C. El umbral de la modernidad y la configuración duce “a lo más íntimo de sí”, pero que tiene como
contemporánea contraparte la imperfección, la finitud de la refle-
Con precauciones extremas, podríamos entonces su- xión, en consecuencia, la existencia de un “resto” si-
gerir que el “resto” que circula entre las filosofías de tuado en las profundidades del espíritu o sobre sus
la época clásica, aunque no corresponda a ningún bordes. Incluso la teorización hegeliana, que cree
ALMA | 83

Recuadro 6 › La crítica de lo mental por Wittgenstein o, nuevamente, de algunas dificultades


para traducir la expresión “philosophy of mind”: “philosophy of mind” y psicología
I. ¿El espíritu? Aquello de lo que se ocupa pero ya clásico Companion to the philosophy II. “Linguistic turn” y “philosophy
la “philosphy of mind” of mind (S. Guttenplan) también arranca of mind”
Mind plantea en la filosofía contemporánea con un proyecto de descripción: “¿Cuáles Se habla mucho, en lo que se refiere a la
un problema de traducción, atestiguado por cosas o fenómenos se toman como menta- “philosophy of mind”, de un nuevo paradig-
la dificultad para delimitar un campo fran- les, como demostrando la presencia de es- ma y de un giro de la filosofía contemporá-
cés de la philosophie de l’esprit [filosofía del píritus? ¿Cuáles cosas consideramos habi- nea, giro que sucedería al “giro lingüístico”
espíritu/filosofía de la mente] que sea equi- tualmente que muestran la presencia de (linguistic turn) de inicios del siglo xx: la
valente a la philosophy of mind anglosajo- espíritus (count as showing the presence of “philosophy of mind” debería de alguna ma-
na. Los promotores de la actual philosophie minds)?” (p. 3). nera tomar el lugar de la filosofía del lengua-
de l’esprit en Francia (Joëlle Proust, Pierre Sigue una lista de fenómenos considera- je y constituiría un avance en relación con
Jacob, Pascal Engel) proponen implícitamen- dos corrientes y ordinarios: capacidad para esta última, reforzado por los progresos de
te contentarse con un calco y decidir que la aprender, percepción, acción intencional, las ciencias cognitivas en el mismo periodo.
“philosophie de l’esprit” es la “philosophy of atribuir pensamientos a otros, etc. Enton- Nuevamente, esto provoca algunas dificul-
mind”: se trata simplemente, con base en al- ces: la filosofía del espíritu se interesa por tades: la “philosophy of mind” de los últimos
gunos usos ordinarios bien escogidos (“état todo lo que es una manifestación del espí- treinta años se ha construido “sobre” la ex-
d’esprit [estado de ánimo]”, “l’esprit de… ritu, sin prejuzgar la naturaleza de este es- periencia adquirida de la filosofía del lengua-
[el espíritu de]”), de acostumbrarse a la ex- píritu, pero prejuzgando que todo tipo de je, aunque haya rechazado ciertos elemen-
presión de manera que, partiendo de ser cosas (un conjunto importante, o hasta la tos de ella. El mind, según el giro lingüístico
puro neologismo se torne natural a fuerza totalidad, de nuestras actividades y capaci- y según el giro mentalista, no es el mismo
de ser escuchada e institucionalizada. De dades) son “manifestaciones” de este espí- que el del siglo xix, y el regreso del interés
este modo, se saldría del periodo de transi- ritu o “muestran su presencia”. Tal tesis to- por los fenómenos mentales no puede sepa-
ción en el que el uso de la palabra “esprit” ma parte de su fuerza en el hecho de que rarse de una dimensión lingüística al igual
es problemático porque aún se encuentra este espíritu no es solo mind, y todo se tor- que psicológica de tales fenómenos.
asociado, como el término alemán Geist, ya na más natural, a causa de la indetermina- Un autor como Wittgenstein tiene igual-
sea a una tradición espiritualista y metafísi- ción del término en la tradición filosófica de mente que ver tanto con la filosofía del espí-
ca, o a la nueva tradición mentalista. lengua inglesa. ritu como con la filosofía del lenguaje (véase
La philosophy of mind, en un primer en- El uso de mind sin crítica conduce de es- D. Stern, Wittgenstein on mind and langua-
foque, se refiere a lo que podríamos llamar ta manera a la aceptación de la idea de que ge). Para Wittgenstein, es la idea misma de
“fenómenos mentales” o fenómenos de lo atribuimos cotidianamente creencias, inten- algo cuya “manifestación” serían estos fenó-
mental. Mental podría ofrecer además una ciones y estados mentales, idea de la que, menos, o cuya existencia, testimonian esos
mejor traducción de mind que esprit, si no en la siguiente etapa, se definirán el estatus, fenómenos (idea que fundamenta la defi-
fuera porque la sustantivación del adjetivo los contenidos, la naturaleza (física, men- nición misma de la “philosophy of mind”), y
mental suscita algunas dudas (y si no estu- tal, las dos, u otra), etc., objetos ahora clá- que es problemática y equívoca. De ahí la
viera, en francés, llena de connotaciones sicos de la “philosophie de l’esprit”. El pro- importancia de un examen del lenguaje que
morales, especialmente en el vocabulario blema de la definición de mind, como lo no podría invalidarse por los progresos de
deportivo, donde está en boga: “un mental subraya Wittgenstein, está entonces en el las ciencias del espíritu. Lo que cuenta para
d’acier (una mentalidad de acero)”. Hablar punto de partida, en “el primer paso”. Wittgenstein es el examen de nuestros usos
de fenómenos mentales, o simplemente de del lenguaje (la investigación gramatical), de
lo “mental”, permite evitar la cuestión del ¿Cómo se llega al problema filosófico de nuestro uso de palabras como pensar, re-
estatus del espíritu: el espíritu sería, no una los procesos y estados mentales y del cordar, ver, esperar, etc., oscurecido a nues-
conductismo? El primer paso pasa total-
entidad metafísica o psicológica, sino aque- tros ojos por las imágenes —comunes a la
mente desapercibido. ¡Hablamos de pro-
llo de lo que se ocupa la philosophy of mind, psicología y a la filosofía— de proceso inte-
cesos y estados y dejamos indetermina-
un conjunto de fenómenos que deben exa- da su naturaleza! Quizás alguna vez rior, de creencia, de espíritu, que nos blo-
minarse sin prejuicios con las herramientas lleguemos a saber más sobre ellos —pen- quean el acceso al uso de la palabra tal co-
de las que disponemos: “ese campo de la fi- samos. Pero justamente con ello nos he- mo es, a la descripción de sus empleos. Es
losofía que se refiere a la naturaleza de los mos atado a un deterrminado modo de claro que Wittgenstein hace filosofía del
fenómenos mentales y sus manifestaciones” considerar las cosas. Pues tenemos un espíritu a través de la filosofía del lenguaje.
—para retomar la expresión que abre una concepto definido de lo que quiere decir
presentación reciente de la philosophie de aprender a conocer más de cerca un pro- III. “Folk psychology”, psicología
ceso. (El paso decisivo en el truco del
l’esprit (D. Fisette y P. Poirier, Philosophie científica, psicología sin psicología
prestidigitador se ha dado y precisamen-
de l’esprit, état des lieux, p. 11). Una dimensión particularmente importan-
te el que nos parecía inocente.)
Bajo este punto de partida aparentemen- Investigaciones filosóficas, § 308. te de la filosofía del lenguaje contemporá-
te neutro, se esconden varios prejuicios, co- nea es su relación crítica, desde sus oríge-
mo lo indican los dos indicios que son las pa- nes, con la psicología. Es por esta razón por
labras nature y manifestations. El reciente, la que no es suficiente, para delimitar un
84 | ALMA

campo de la filosofía del espíritu, reivindicar los “fenómenos de lo mental”, que llama El proyecto de las Investigaciones prosigue
una simple rehabilitación de la psicología, indiferentemente geistig o seelisch (no im- de otro modo que el del Tractatus: la ex-
como recientemente se ha hecho en Fran- porta, dice él). “Y así parece, por tanto, que ploración del esprit. Una investigación psi-
cia (P. Engel, Philosophie et psychologie). hemos negado el proceso mental. ¡Y natu- cológica, que sólo puede llevarse a cabo de
El material común a la filosofía del len- ralmente no queremos negarlo!” (Investiga- manera no psicológica. En este sentido, y pa-
guaje y a la psicología (lo que normalmen- ciones filosóficas, § 308). Negar la existen- radójicamente, la obra entera de Wittgen-
te decimos de nuestros “états d’ esprit”) po- cia de lo mental, ya es reconocerle más de stein puede considerarse perteneciente al
dría certificar la idea, fuertemente apreciada lo que suele hacer un enfoque que —según marco de la “philosophy of mind”; “philoso-
por los mentalistas contemporáneos, de una expresión del Tractatus logico-philoso- phy of mind” acompañada por la definición
que hay una “folk psychology” (que se suele phicus— hablaría del yo, de la psicología, “de de un mind no psicológico. El origen de tal
traducir como “psicología popular”) que po- manera no psicológica” (“non-psycholo- concepción (como lo mostró Cora Diamond
dría servir por lo menos como base de da- gisch”). El proceder de Wittgenstein es un en The realistic spirit, Wittgenstein, philoso-
tos para la psicología científica. Según ellos, proceder filosófico que se involucra con la phy, and the mind) se encuentra en Frege,
nuestro vocabulario y nuestras proposicio- psicología (de mind) sin aceptar la filosofía en una expresión notable del artículo “Der
nes psicológicas no han alcanzado aún el del espíritu. Como lo mostró Cavell en Les Gedanke”:
nivel de elaboración de las teorías científi- voix de la raison, la perspectiva de Wittgen-
cas y, en consecuencia, son del orden de una stein no es una simple negación de la exis- No todo es representación. En ese caso la
psicología contendría en sí todas las cien-
“psicología ingenua” (naive psychology). tencia de los estados mentales, sino una re-
cias o, cuando menos, sería el supremo
La psicología ingenua consiste en descri- invención de los problemas psicológicos, su juez de todas las ciencias. En ese caso la
bir, explicar y predecir el comportamiento reformulación en cuestiones de uso y de psicología dominaría incluso sobre la ló-
humano en términos de interacciones en- pertenencia a una comunidad lingüística. gica y la matemática. Pero nada significa-
tre creencias, deseos e intenciones. Los psi- En Must we mean what we say?, Cavell des- ría comprender peor la matemática que
cologistas consideran que la “folk psycholo- cribe esta especificidad del proceder de someterla al dominio de la psicología. Ni
gy” funciona, por ejemplo, por atribución de Wittgenstein: la lógica ni la matemática tienen como
creencias —ya que ordinariamente decimos: tarea investigar las mentes y el conteni-
Lo que sugiere Wittgenstein no es que do de la conciencia del que el hombre in-
X cree que, X tiene la intención de, etc. Aho- no me puedo conocer, sino que conocer- dividual es portador. Más bien se podría
ra bien, es pertinente preguntarse en qué se —aunque se trata de una cosa radical- establecer como su tarea la investigación
el decir “X cree que” es igual a atribuir una mente diferente de la manera en que co- del espíritu, no de los espíritus.
entidad mental, a saber, una creencia (véa- nocemos a los demás— no consiste en “El pensamiento: una investigación
se Belief), a X. El pasaje, etapa elemental hacer objetos de cognición de nuestros lógica”, en Investigaciones lógicas,
de la “philosophy of mind”, de nuestras ex- actos mentales y de nuestras sensacio- pp. 79-80.
presiones ordinarias (“X cree que”) a la te- nes particulares.
Ibid., p. 67 (cursivas nuestras).
sis de una atribución de creencias a un es- Si la lógica no se interesa por los espíritus
píritu tiene que ver, como lo ha demostrado La segunda filosofía de Wittgenstein es la individuales no es por rechazo a la psico-
Vincent Descombes en La denrée mentale radicalización del proyecto lógico del Trac- logía: es porque el pensamiento, el espíritu
(Minuit, 1996), con una estrategia hábil. tatus: dejar ver la necesidad que preside a —Geist— se define enteramente por las le-
nuestros enunciados del lenguaje ordinario yes lógicas. Es la lógica la que define lo que
Primero, el dogma mentalista se nos pre- sobre la psicología y que no tiene nada que es el “espíritu”. Wittgenstein retomó tal cual
senta como de una extrema trivialidad: este punto de Frege y definió una filosofía
ver con la necesidad de poner entidades de
como si equivaliera al simple reconoci-
las que esos enunciados serían la manifes- del espíritu despsicologizada.
miento de la existencia de una dimen-
tación. Esto da a Cavell una ocasión para De esta forma, el pasaje problemático de
sión psicológica de los asuntos humanos.
¿Quién iba a negar que la gente tenga opi- una fórmula célebre: Geist a mind es un nudo interesante de la
niones, deseos, si no el personaje anticua- historia de la filosofía analítica: su rementa-
Conocemos los esfuerzos de filósofos ta-
do del behaviorista limitado del que todos lización —ya ampliamente llevada a cabo
les como Frege y Husserl para deshacer
se burlan? ¿Qué oscurantista iba a recha- la “psicologización” de la lógica (compa- en lengua inglesa desde hace algunos de-
zar el interés para la psicología de las in- rables al trabajo de Kant para deshacer la cenios— olvida esta definición fregeo-witt-
vestigaciones neurológicas? […] ¿Quién psicologización del conocimiento por gensteiniana del espíritu, al basarse de
rechazaría la banalidad: la gente actúa en parte de Hume): ahora bien, lo que para manera no explícita sobre otra tradición,
función de lo que cree saber y de lo que mí sería la manera más lapidaria de des- mentalista (la de mind). De ahí se sigue to-
quiere obtener? Pero, a final de cuentas, cribir un libro como las Investigaciones do el trabajo reciente de los filósofos de
el lector tiene la sorpresa de aprender que filosóficas de Wittgenstein es decir que
al conceder estas verdades poco cuestio- inspiración wittgensteiniana y de habla in-
pretende deshacer la psicologización de
nables ha aceptado, uno tras otro, los glesa (Cavell, luego Diamond) para sugerir
la psicología (undo the psychologizing of
elementos de una metafísica del espíritu. un concepto no mentalista de mind. Dia-
psychology), mostrar la necesidad que
preside a nuestra aplicación de catego- mond retoma así de Frege la idea de que no
Se puede apreciar en Wittgenstein un pro- rías psicológicas y comportamentales. Y hay más pensamiento privado de sentido
yecto que aborda el espíritu en términos “no parece que al mismo tiempo transforma de lo que hay espíritu sin lógica:
psicológicos”. Wittgenstein se interesa de toda la filosofía en psicología.
manera constante, y hasta la obsesión, por Ibid., p. 91.
ALMA | 85

Pero el espíritu (the mind) no tiene con- “Todo está ya en…” ¿Cómo es que la fle- ——, The claim of reason, Oxford, Oxford UP,
fusiones ni pensamientos ilógicos […] y, cha señala? ¿Acaso no parece llevar ya 1979; Reivindicaciones de la razón, trad. D.
en la medida en que la filosofía tiene que consigo algo fuera de sí misma? “No, no Ribes Nicolás, Madrid, Síntesis, 2003.
ver con el espíritu, tampoco hará distin- es la raya muerta; sólo lo psíquico, el sig- Diamond Cora, The realistic spirit, Wittgens-
ción alguna entre sentido y no sentido. nificado, puede hacerlo.” tein, philosophy, and the mind, Cambridge
The realistic spirit, op. cit. Esto es verdadero y falso. La flecha se- (Mass.), mit Press, 1991.
ñala sólo en la aplicación que de ella hace Engel Pascal, Philosophie et psychologie, París,
Las proposiciones de la lógica, aun si no di- el ser vivo. Gallimard, “Folio-Essais”, 1996.
cen nada, tratan del espíritu, y éste no se Este señalar no es un arte de birlibirlo- Frege Gottlob, “Recherches logiques: I. La
encuentra en ningún otro lugar. que que sólo puede realizar el alma. pensée”, en Écrits logiques et philosophi-
Investigaciones, § 454. ques, trad. C. Imbert, Seuil, 1973, pp. 170-
El Tractatus no rompe el lazo, que Frege 194; “El pensamiento: una investigación ló-
Abandonar la mitología del espíritu es in- gica”, en Investigaciones lógicas, trad. M. L.
estableció, entre espíritu (the mind), la
vestigar en el lenguaje mismo lo que se Valdés Villanueva, Madrid, Tecnos, 1984,
lógica y la matemática. Las proposicio-
nes de la lógica y de las matemáticas esperaba de estas entidades (el espíritu, el pp. 49-85.
muestran lo que Wittgenstein llama “la alma, lo mental, no importa). Mirar el uso Stern David, Wittgenstein on mind and lan-
lógica del mundo”, y esta lógica consiste quiere decir: no ver nada en el uso que no guage, Oxford, Oxford UP, 1995.
en mostrar las posibilidades que perte- esté ya en él, ni explicarlo por el espíritu. Wittgenstein Ludwig, Tractatus logico-philo-
necen al espíritu y al yo (the mind or self) sophicus [1921], seguido de Investigations
Esto resume la “despsicologización de la
considerados de manera no psicológica philosophiques [Philosophische Untersuchun-
psicología” llevada a cabo por Wittgenstein,
(non-psychologically). gen], trad. P. Klosowsku [1961], París Ga-
y que podría de este modo extenderse a llimard, 1986; Tractatus logico-philosophi-
Ibid.
mind: la definición inmanente del espíritu cus, Investigaciones filosóficas, Sobre la
por nuestro (su) uso. Parodiando el difun- certeza, edición bilingüe de I. Reguera, Ma-
La filosofía hablará (de manera no psicoló-
dido eslogan de Wittgenstein “Meaning as drid, Gredos, 2009.
gica) de mind en sus análisis de proposicio-
use”, podría decirse: “Mind as use”.
nes ordinarias, o en su presentación de la Bibliografía de consulta
Sandra Laugier
forma general de la proposición (Tractatus Guttenplan Samuel (dir.), A companion to
5.47). Para Wittgenstein, se aprende más Bibliografía principal the philosophy of mind, Oxford, Blackwell,
del espíritu a partir de estos análisis que a Cavell Stanley, Must we mean what we say?, 1994.
partir de la psicología —pero esto implica Cambridge, Cambridge UP, 1969; “¿Debe-
una transformación de la filosofía, que con- mos querer decir lo que decimos?”, en V. C.
ducirá a definir el espíritu según el uso. Chappell (ed.), El lenguaje común, trad. J.
R. Capella, Madrid, Tecnos, 1971.

poder reconstituir un absoluto (“espíritu absolu- vidad” y de su profundidad “sustancial”, permanece


to”: absoluter Geist; “saber absoluto”: absolutes Wis- irreductible. Motivo por el cual Hegel sigue forman-
sen) haciendo converger la lógica y la historia en una do parte de lo que nombramos aquí el “umbral”.
misma “dialéctica” o unidad de contrarios, y que se Pero el umbral de la modernidad tampoco está en
da así los medios de citar literalmente (en la conclu- línea de continuidad con nuestra configuración con-
sión de Enciclopedia de las ciencias filosóficas, § 577) temporánea, la cual ciertamente se constituye a sí
la fórmula de Aristóteles (Metafísica, , 1072b 18-30) misma según una pluralidad de líneas de fuerza, cu-
que identifica lo divino con el “acto puro” en tanto yas tendencias extremas parecen estar representadas:
precisamente que “pensamiento del pensamiento”, al
mismo tiempo que le confiere un significado radi- 1) por una radicalización objetivista y naturalista
calmente nuevo (el de culminación de una Bildung del aislamiento de lo “mental”, inscrita o no en una
histórica del espíritu, de un aprendizaje o de una cul- perspectiva psicofisiológica. Dependiente de la fór-
tura transindividual), no escapa, sin duda, verdade- mula de Locke, aspira a rebasar los límites que éste
ramente de esta configuración. Podríamos tratar de asignaba a la observación de Mind, con las “ciencias
demostrarlo, específicamente, interpretando la dis- cognitivas” y la nueva “filosofía de la mente” (philo-
tancia que subsiste en Hegel entre las nociones de sophy of mind);
“conciencia” (Bewusstsein) y de “espíritu” (Geist): si 2) del lado del psicoanálisis freudiano y de sus
la primera proporciona incuestionablemente el mo- diversos “tópicos”, por un regreso aparente a la
delo fenomenológico de ese “sí mismo” (Selbst) que multiplicidad de instancias (o de “almas parciales”)
el espíritu es esencialmente (lo que lo hace ser un característica del punto de vista antiguo, pero en
“sujeto”), la segunda noción, a causa de su “objeti- condiciones radicalmente nuevas derivadas de la
86 | ALMA

Recuadro 7 › ¿Filosofía de la mente, o filosofía del espíritu?


“El vocablo mente no es de uso frecuente Brown y Stewart, entre otros), cuyo tras- es sintomática, y vale como recordatorio
en la literatura filosófica en lengua españo- fondo referencial es la inmanencia de la pro- de que, en el fondo, la filosofía de la mente
la; en todo caso su uso no ha sido hasta aho- ducción intelectual del individuo. Pero, ade- de la tradición analítica no es sino uno de
ra muy preciso.” Así se expresaba Ferrater más, philosophy of mind es una expresión los últimos retoños —psicologizante y ce-
Mora (1965) en la quinta edición de su cé- empleada para traducir al inglés la perspec- rebralista— de la pregunta filosófica por la
lebre Diccionario, constatando además las tiva de filosofías espiritualistas como la de especificidad del espíritu humano.
acepciones diversas que esta noción había Hegel (Geistesphilosophie) y la de Croce (fi- Por eso, en la adaptación de la entrada
recibido a lo largo de su devenir filosófico: losofia dello spirito), en las que la inmanen- léxica en la que nos encontramos se ha de-
intelecto, inteligencia, espíritu, psique, ope- cia y la trascendencia son como dos caras cidido traducir por “filosofía de la mente”
raciones psíquicas. de la misma moneda. Parecería, así, que las menciones en que la versión francesa
El vocablo latino mens, con el que cier- mind recubre tanto las concepciones indi- utiliza philosophie de l’esprit en el sentido
tos escolásticos designaban la facultad del vidualistas del espíritu como aquellas que de la tradición analítica (fundamentalmen-
entendimiento (intellectus) y otros el con- abren éste a cierto universalismo histórico. te en el apartado V), y como “filosofía del
junto de ésta con la memoria y la voluntad, Ahora bien: en francés no existe una pa- espíritu” cuando abre la puerta a tradicio-
tenía como trasfondo referencial la trascen- labra que corresponda perfectamente al sus- nes filosóficas menos objetivantes del alma
dencia: el fundamento de la facultad desig- tantivo mind, por lo que una expresión como humana (tal como se argumenta en el re-
nada estaría en la condición del ser huma- philosophie du mental (filosofía de lo men- cuadro 6 con relación a Wittgenstein).
no como imagen de la divinidad. Aunque el tal) o aun philosophie de la mentalité (filoso- Miguel Ángel Sierra Rubio
sustantivo mente existe en español desde fía de la mentalidad) resultaría harto incó-
el siglo xii (Corominas y Pascual, 1981), só- moda para verter la expresión Philosophy of Bibliografía
lo recientemente adquirió una significación Mind. Es por eso que las comunidades fran- Corominas Joan y José A. Pascual, “Mente”,
filosófica, y ello “en el sentido de mind” coparlantes han preferido el sintagma philo- en Diccionario crítico etimológico castellano
e hispánico, vol. 4, Madrid, Gredos, 1981,
(Karlsson, 1981, p. 98). Esta acepción con- sophie de l’esprit, cuyo paso cuasi-automá-
pp. 41-42.
temporánea ha resultado tan contundente tico al español como filosofía del espíritu Ferrater Mora José, “Mente”, en Diccionario
que Magnavacca (2005) recomienda no uti- vale la pena cuestionar. de Filosofía, vol. ii, Buenos Aires, Editorial
lizar el término español para traducir la mens En efecto, aunque en la lengua española Sudamericana, 1965, p. 178.
de los autores medievales. la traducción del sintagma anglosajón está Magnavacca Silvia, “Mens”, en Léxico técnico
Aquí nos interesaremos por la situación sancionada como filosofía del espíritu por de filosofía medieval, uba / Miño y Dávila
particular del sustantivo mente respecto de el Tesauro de la unesco (para fines de aná- Editores, Buenos Aires, 2005, pp. 434-436.
la expresión philosophy of mind. Como se sa- lisis temático y de búsqueda de docu- Karlsson Keith E., Syntax and Affixation: The
be, este sintagma sirve a los angloparlantes mentos y publicaciones), en la práctica es- Evolution of “Mente” in Latin and Roman-
ce, Tubinga, Niemeyer, 1981.
para designar tanto la corriente de filosofía ta versión convive con aquella otra,
unesco, “Philosophy of mind”, en Tesauro, dis-
analítica que tomó el relevo del problema mayoritaria, que lo dice filosofía de la men- ponible en línea: <http://vocabularies.
cuerpo-alma, como también las tradiciones te. Más allá de los aspectos de bibliometría unesco.org/thesaurus/concept10856>
filosóficas que de éste se habían ocupado en y documentalismo, la duplicidad en la tra-
la Época Moderna (Hume, Locke, Berkeley, ducción española del sintagma anglosajón

Bibliografía principal
combinación entre la hipótesis clínica del incons- Arnauld Antoine y Pierre Nicole, La logique ou l’art de penser
[1662], Vrin, 1981; La lógica o el arte de pensar, trad. G.
ciente y una problemática moderna del sujeto, que Quintas Alonso, Madrid, Alfaguara, 1987.
nos obliga a interrogarnos de nuevo sobre la conti- Balibar Étienne, “‘Ego sum, ego existo’. Descartes au point d’hé-
nuidad de las nociones de psykhé y de psiquismo. résie”, Bulletin de la Société Française de Philosophie, núm. 3,
Como si cada uno de los viejos términos prescri- 1992; “‘Ego sum, ego existo’. Descartes en un punto de he-
rejía”, Poubellication, núm. 12, 2005.
biera ahora una vía propia… (Véase Es-Ich); Berkeley George, Œuvres, 4 vols., ed. G. Brykman, puf, “Épimé-
3) por una crítica del individualismo y de la auto- thée”, 1987-1996; Obra completa, Madrid, Editorial Gredos,
nomización del sujeto, que se orienta ya sea hacia una 2013.
sociología o antropología de las “instituciones del sen- Besnier Bernard, “Esprit”, en Les notions philosophiques, Ency-
clopédie Philosophique Universelle, puf, 1990.
tido” (Descombes), o hacia la hermenéutica posfeno- Bodei Remo, Geometria delle passioni. Paura, speranza, felicità,
menológica, dando así la apariencia de querer explorar filosofia e uso politico, Milán, Feltrinelli, 1991; Geometría de
las diferentes connotaciones de Geist, en el sentido de las pasiones, México, Fondo de Cultura Económica, 1995.
Brykman Geneviève, Berkeley et le voile des mots, Vrin, 1993.
“cultura” (véase Bildung y Geisteswissenschaften).
Deprun Jean, La philosophie de l’inquiétude en France au xviiie
• VÉASE LOS RECUADROS 6 Y 7 siècle, Vrin, 1979.
Étienne BALIBAR Descartes René, Discours de la méthode, texto y com. É. Gilson,
AMAR | 87

Vrin, 1967; “Discurso del método”, trad. y notas M. García Bibliografía de consulta
Morente, en: Descartes, Madrid, Gredos, 2011, pp. 97-152. D’Alembert Jean le Rond y Denis Diderot, Encyclopédie ou Dic-
——, “Meditaciones metafísicas seguidas de las Objeciones y res- tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, París,
puestas”, trad. y notas J. A. Díaz, en Descartes, Madrid, Gre- Briasson, 1751-1780; versión dvd-Rom, Redon, service en-
dos, 2011, pp. 153-414. registrement, 26740 Marsanne, article “Âme” (anónimo).
——, I principi della filosofia, trad. y notas P. Cristofolini, Turín, Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, edición bilingüe, trad.,
Bollati Boringhieri, 1992; “Sobre los principios de la filoso- estudio preliminar y notas de Mario Caimi, México, fce, 2009
fía”, trad. y notas E. López y M. Graña, en Descartes y Leib- (tabla de correspondencias de traducción de términos de
niz, Madrid, Gredos, 1989, pp. 9-121. Dulce Ma. Granja, M. de Jesús Gallardo, Ernesto Aguilar y
——, Correspondance avec Élisabeth, ed. J.-M. Beyssade, Flamma- Óscar Palancares).
rion, “GF”, 1989; “Correspondencia con Isabel de Bohemia”, Onians Richard Broxton, The origins of European thought about
trad. y notas M. T. Gallego Urrutia, en Descartes, Madrid, the body, the mind, the soul, the world, time, and fate, Cam-
Gredos, 2011, pp. 549-672. bridge, Cambridge UP, 1951; Les origines de la pensée euro-
——, Passiones animae, ristampa anastatica dell’edizione 1650, péenne sur le corps, l’esprit, l’âme, le monde, le temps et le
ed. J.-R. Armogathe y G. Belgioioso, Lecce, Conte editore, destin, trad. B. Cassin, A. Debru y M. Narcy, Seuil, 1999.
1997; “Las pasiones del alma”, trad. F. Fernández Buey, en
Descartes, Madrid, Gredos, 2011, pp. 461-548.
Descombes Vincent, La denrée mentale, París, Minuit, 1995.
——, Les institutions du sens, París, Minuit, 1996.
Giancotti Boscherini Emilia, “Sul concetto spinoziano di AMAR, amor, amistad
Mens”, en G. Crapulli y E. Giancotti Boscherini, Ricerche
lessicali su opere di Descartes e Spinoza, Lessico Intellettuale alemán lieben, mögen, Minne
Europeo III, Roma, Edizioni dell’Ateneo, 1969.
catalán amistança
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Encyclopédie des sciences philo-
francés aimer, amour, amitié
sophiques, III; Enciclopedia de las ciencias filosóficas, trad. R.
Valls Plana, Madrid, Alianza, 1999. griego erán [ἐρ ν], agapán [ἀγαπ ν], philéin [φιλεῖν],
Hume David, A treatise of human nature [1739-1740], ed. Sel- eros [ἔρως], philía [φιλία], agape [ἀγάπη]
by-Bigge, Oxford, Clarendon Press, 1978; Traité de la nature hebreo raíz verbal a- h-v [‫] ה ב‬, ahév [‫] הֵב‬, leheov
humaine, París, Flammarion, “GF”, 3 vols. (1er. vol. [libro I], [‫] ֶל ה ב‬, ahavá [‫] הבָה‬
trad. P. Béranger y P. Saltel, 1995; 2o. vol. [libro II], trad. inglés to love, to like
J.-P., 1991; 3er vol. [libro III], trad. P. Saltel, 1993); Tratado italiano amare, voler bene a, piacere a
de la naturaleza humana, Madrid, Editorial Tecnos, 2005. latín amare, diligere, amicitia, caritas
Husserl Edmund, Philosophie première, trad. fr. A.L. Kelkel, puf,
1970, vol. 1; Filosofía primera, Madrid, Grupo Editorial Nor- alma, mitmensch, moral, pathos, placer,
ma, 1998. sentido, vergüenza, virtud
Kambouchner Denis, L’homme des passions. Commentaires sur
Descartes, Albin Michel, 1995.
Leibniz Gottfried Wilhelm, “Nouveaux essais sur l’entendement Amar designa toda una gama de relaciones y de afectos
humain” [1763], en Œuvres philosophiques, Ámsterdam y que van desde la sexualidad y el erotismo a los apegos en
Leipzig, Eric Raspe, 1765; Nuevos ensayos sobre el entendi- mayor o menor medida sublimados a personas, valores, co-
miento humano, trad. J. Echeverría Ezponda, Madrid, Edito-
ra Nacional, 1983. sas o conductas (cuando se “ama” uno puede “hacer el
Locke John, Identité et différence. L’invention de la conscience [An amor”, “estar enamorado”, “querer”, “gustar de…”). Las
essay concerning human understanding, II, 27] pres., trad. y lenguas actuales derivadas del indoeuropeo se relacionan
com. É. Balibar, París, Seuil, 1998; Ensayo sobre el entendi-
principalmente con dos grandes tipos etimológicos: para
miento humano, México, Fondo de Cultura Económica, 1999.
Merleau-Ponty Maurice, L’union de l’âme et du corps chez Ma- las lenguas romances, el del verbo latino amare, forjado
lebranche, Biran et Bergson, notas recopiladas y redactadas posiblemente de amma (mamá), y para el grupo germá-
J. Deprun, Vrin, 1978; La unión del alma y el cuerpo en Male- nico (lieben y love), una raíz sánscrita que a veces se ha
branche, Biran y Bergson, trad. J. M. Ayuso Díez, Madrid, En-
hecho consonar con el eros [ἔρως] griego así como con la
cuentro, 2006.
Raulet Gérard, “Esprit-Geist”, en J. Leenhardt y R. Picht libido latina. Sea cual fuere su etimología, los diferentes vo-
(dirs.), Au jardin des malentendus. Le commerce franco-alle- cablos poseen todos un sentido genérico de extensión equi-
mand des idées, nueva ed. Actes Sud, 1997. valente, a menos que se los haga entrar en un sistema de
Sartre Jean-Paul, La transcendance de l’ego. Esquisse d’une des-
oposiciones (el par amar/querer en español, to love/to like
cription phénoménologique (1936), Vrin, 1988; La trascen-
dencia del ego, trad. M. García-Baró, Madrid, Síntesis, 2003. en inglés, mögen y lieben en alemán). La inestabilidad se-
Solignac Aimé, “Noys et Mens”, art. en Dictionnaire de spiri- mántica que por dicho motivo caracteriza a estos términos
tualité, t. 11, Beauchesne, s.f. hace necesario recurrir a complementos o giros perifrásti-
Wolff Christian, Psychologia empirica (1732) (Gesammelte Wer-
ke, II. Abteilung, Lateinische Schriften, t. 5), Hildesheim,
cos para dirimir ante qué variedad de afecto nos encontra-
Georg Olms, 1968. mos, lo cual complica aún más la traducción. Esta inestabi-
88 | AMAR

lidad provoca además la reinvestidura o la invención de bo que se usa para Dios) que se traduce asimismo
nuevas palabras para precisar una clase de amor o de ob- por I am fond of something.
jeto (el agape [ἀγάπη] neotestamentario y su traducción
por caritas, la Minne germánica, la amistança de Ramón A. Las dicotomías fundadas en la naturaleza y las
Llull). Desde esta perspectiva, la primera de las lenguas mo- modalidades del afecto
dernas es el latín dado que reúne bajo amare, “amar” pues, El carácter bipolar del léxico del amor se expresa prin-
dos polos totalmente distintos que en griego son: por un cipalmente mediante una serie de pares de opues-
lado, erán [ἐρ ν] “amar con amor”, relación asimétrica, de tos. Los más comunes son aquellos que distinguen el
desigualdad y de desemejanza (activo/pasivo) y verbo pla- amor erotizado, sensual o carnal del amor de cora-
tónico cuya extensión determina una erótica de la filosofía; zón, de ternura o espiritual —dos afectos cuya inter-
por el otro lado, philéin [φιλεῖν], “amar con afecto de amis- acción analiza Freud—; el “amor de concupiscen-
tad, querer”, relación de igualdad o de conmensurabilidad cia” del “amor de amistad”, distinción clásica, sobre
y de semejanza, y verbo aristotélico que caracteriza a los todo a partir de Aristóteles, Cicerón y Descartes; el
lazos éticos y políticos. amor como affectus versus el amor de estima, opo-
sición parecida a la que establece Malebranche en-
I. El esquema bipolar: en las lenguas modernas tre “amor de instinto” y “amor de razón”; el “amor
“amar” lo abarca todo patológico” del “amor práctico” que Kant opone ra-
Las diferentes modalidades afectivas contenidas en dicalmente entre sí. Podemos agregar la dicotomía
el verbo amar (o lieben, to love, etc.) se escalonan planteada por Pierre Rousselot a propósito de los au-
entre los extremos de una bipolaridad que va de la tores medievales entre el “amor físico” —que obede-
sensualidad al intelecto. Según el contexto, la época ce a tendencias naturales (physis [φύσις]) e impulsa a
o los autores, el sentido se desplaza en cada lengua, todos los seres a buscar su felicidad individual— y
ya de un lado, ya de otro. Para determinar a cuál de el “amor extático”, violento, independiente de los ape-
los dos polos se refiere uno a menudo es necesario titos naturales, ajeno a todo interés propio y a toda
recurrir a varios tipos de precisiones que tomen en inclinación egoísta. Esta distinción es similar a
cuenta principalmente la naturaleza del afecto en aque lla sobre la que se basan Fénelon y el quietis-
cuestión, su intensidad o su objeto (se puede amar mo —también a propósito del amor de Dios— al
a Dios, al prójimo, a la esposa, a una pareja sexual, contraponer el “amor mercenario” al “amor puro”,
a un hijo, a la patria, aquello que nunca veremos dos que promueve el desprecio de sí y el desinterés, has-
veces, un paisaje, el chocolate, hasta incluso quedar- ta mostrarse indiferente a la “suposición imposible”
se en casa). Así, la distinción se produce por medio de la condenación misma.
de epítetos, complementos, expresiones de moda-
lidad (por ejemplo con deseo sensual, erotismo, li- 1. Amor sensual y amor de ternura
bido o, en sentido inverso, con respeto, ternura, Liebe, por una parte, y amor, por la otra, conjugan
amistad, simpatía, caridad). Pero la dicotomía pue- en su sentido genérico la bipolaridad amor/libido
de traducirse también por una antítesis entre dos que los sustantivos latinos distinguen a la perfección.
campos semánticos diferentes: en alemán, lieben Pero no parten de la misma evidencia. Cuando Freud
(amar con amor) y mögen (gustar de un espectácu- opone dos formas de amor, una expresada por sen-
lo, de una comida, etc.) o Liebe y Minne (amor de timientos tiernos o románticos y la otra por tenden-
tipo poético); en italiano, amare y voler bene a (que cias directamente sexuales, no tiene ningún proble-
contiene la idea de un fuerte deseo); en inglés, love ma en leer en Liebe la fuerza de la libido, es decir, del
y like. Sin embargo, incluso esta antítesis no siem- deseo sexual, que se organiza, se inviste, se desplaza,
pre se sostiene, de manera tal que si la disyunción se sublima (véase Pulsión). En Lacan, por el contra-
entre love y like es válida para la diferenciación por rio, el amor se opone radicalmente al deseo.
el afecto (I love you [te amo]/I like her [la aprecio]), • VÉASE EL RECUADRO 1
no ocurre lo mismo cuando se trata de intensidad.
En efecto, ante la pregunta: Do you like cabbage? 2. Del amor a la “ternura” y a la sentimentalidad
(“¿Te gusta la col?”) uno puede responder: I love it A propósito de la oposición que establece Freud entre
(“¡La adoro!”, en francés “J’adore ça!”, el mismo ver- sinnliche Liebe y Zärtlichkeit, los traductores franceses
AMAR | 89

proponen traducir el segundo término de este bino- muy fuerte de amor. En la época clásica, “tierno” se
mio por “tendresse [ternura]”. Ahora bien, este voca- utilizó incluso como nombre masculino para desig-
blo no se impuso en el uso corriente hasta el siglo XVII nar la relación amorosa, en particular en la “Carte [ou
y principios del XVIII, restringiéndose al sentido que pays] du Tendre [Mapa del país de Tierno, que es una
conserva actualmente de sentimiento amoroso, mien- alegoría topográfica de las diversas etapas de la vi-
tras que “amor” se aplica también al amor sexual o da amorosa]”, de Mademoiselle de Scudéry.
erotizado. Es en realidad después del adjetivo “ten- • VÉASE EL RECUADRO 2
dre [tierno]” —que, como el latín tener, expresaba la
idea de juventud, de frescura o de delicadeza, en el 3. De las bipolaridades medievales a la de Kant
sentido en que se habla de la “tierna edad”— cuan- Entre muchas otras expresiones dicotómicas figura
do el léxico de la ternura adquirió esta acepción sen- la de los autores cristianos de la Edad Media que,
timental y la palabra “ternura” pasó a remplazar la apoyándose en parte en Aristóteles (Ética a Nicó-
de amistad, que desde el siglo XVI poseía el sentido maco, VIII, 2) y Cicerón (De amicitia, VI), oponen

Recuadro 1 › Las dicotomías freudiana y lacaniana


En Psicología de las masas y análisis del yo erótico una síntesis entre el amor tierno “no una oposición radical entre amor y deseo, el
[Massenpsychologie und Ich-Analyse, 1921], sensual y celestial”, dice Freud, y el amor primero será entonces rigurosamente defi-
§ VIII, “Enamoramiento e hipnosis” [Verliebt- “sensual y terreno”, de modo que “gracias a nido como “ignorancia” del segundo y sólo
heit und Hypnose], Freud señala que las re- la contribución de las pulsiones tiernas, de como “aquello que suple la relación sexual”:
laciones afectivas que designamos bajo el meta [sexual] inhibida, puede medirse el “Cuando se ama —afirma Lacan— no se tra-
término de amor (Liebe) representan una grado del enamoramiento por oposición al ta de sexo.” Freud, sin embargo, mantenía
“gradación de posibilidades” tan extensa que anhelo simplemente sensual”. un vínculo entre ambos afirmando que el
la palabra queda plagada de ambigüedades: En su artículo de 1912, aparecido en las amor es lo que permite que el apetito se-
puede designar tanto “la investidura de ob- mismas “Contribuciones a la psicología de xual se reanime después de un cierto tiem-
jeto de parte de las pulsiones sexuales con la vida amorosa” y titulado “Sobre la más po de no deseo que le sigue a la satisfac-
el fin de alcanzar la satisfacción sexual direc- generalizada degradación de la vida amo- ción, después de lo que llama un “intervalo
ta, […] es lo que se llama amor sensual, co- rosa” [Über die allgemeinste Erniedrigung libre de deseo”. En Lacan, la palabra amor
mún”, como “sentimientos tiernos (Zärtlich- des Liebeslebens], Freud evocaba el divorcio escapa pues a la equivocidad por el hecho
keitsgefühle)”. En una determinada fase del observable en algunos hombres entre la de que significa tan sólo la sentimentalidad
desarrollo, éstos se insertan en la corriente corriente de la sensualidad y la de la ternu- deserotizada. Se plantea entonces una di-
libidinal originaria cuyas pulsiones resultan ra. Ahí declara que el psicoanálisis debería ferencia de naturaleza entre el amor defi-
por entonces inhibidas en sus metas sexua- permitir a esos sujetos llegar “a una actitud nido en estos términos y lo que de él se
les. En la adolescencia, la corriente sensual completamente normal en el amor” reu- excluyó: el deseo. Para Freud, al contrario,
(sinnliche Strömung), la cual reaparece con niendo armoniosamente ambas tendencias. aquello que llamamos “amor espiritual” no
cierta intensidad, se encuentra en compe- Es lo que algunos de sus discípulos teoriza- es más que un amor erótico metamorfo-
tencia con las “orientaciones tiernas del sen- ron en referencia a la última de las fases del seado, en el mejor de los casos, por la subli-
timiento, que perduran”, y esto de modo tal desarrollo libidinal (después de las fases mación, proceso que hace derivar la libido
que el destino futuro del sujeto estará mar- oral, sádico-anal y fálica) bajo el rótulo de infantil hacia metas culturales no sexuales.
cado por la existencia entre estas dos co- “amor genital”; noción que J. Lacan criticó Esta dicotomía radical lacaniana se en-
rrientes: ora de una verdadera escisión, ora señalando a aquellos que, sin consideración cuentra sin embargo atenuada por el he-
de una especie de armonía. En el primer ca- por “la naturaleza profundamente narcisis- cho de que, para el psicoanálisis, el amor
so, “el hombre se inclina a embelesarse por ta de todo enamoramiento (Verliebtheit), designa no sólo la “elección de objeto (Ob-
mujeres a quienes venera, que empero no le pudieron divinizar la quimera del amor lla- jektwahl)” sino también el “amor de trans-
estimulan al intercambio amoroso; y sólo es mado genital hasta el punto de atribuirle la ferencia (Übertragungsliebe)”, fenómeno
potente con otras mujeres, a quienes no virtud de oblatividad, de donde han salido fundamental para el funcionamiento del dis-
ama, a quienes menosprecia o incluso des- tantos extravíos terapéuticos” (Escritos I, p. positivo analítico. Freud teorizó la transfe-
precia” (cf. “Sobre un tipo particular de elec- 39). Quizás debido a estas críticas los fran- rencia y, más concretamente, el amor trans-
ción de objeto en el hombre” [Über einen ceses designan a menudo el “amor genital” ferencial como “resistencia” al análisis tras
besonderen Typus der Objektwahl beim Man- con el nombre de genital love, como para el fracaso en el tratamiento de sus prime-
ne, 1910], en “Contribuciones a la psicolo- recordar que esta “quimera” sedujo princi- ras pacientes histéricas. Este amor se trans-
gía de la vida amorosa, I” [Beiträge zur Psy- palmente a la psicología anglosajona. forma en una “exigencia indispensable”, su
chologie des Liebeslebens]). En el segundo Lacan retomará esta distinción estable- manejo permite al analista “volver actuales
caso se opera con respecto al mismo objeto cida por Freud, pero dándole la forma de y manifiestas en los enfermos las mociones
90 | AMAR

de amor escondidas y olvidadas (die verbor- tre amor y deseo. Lacan retomó la fórmula ——, “Sobre la más generalizada degradación
genen und vergessenen Liebesregungen)” del mito del nacimiento del daimon Eros, de la vida amorosa” [Über die allgemeinste
(“Sobre la dinámica de la transferencia” tal como es evocada en los discursos de Só- Erniedrigung des Liebeslebens, 1912], en
[Zur Dynamik der Überträgung, 1912], en crates y Diótima (El banquete, 202a): “El “Contribuciones a la psicología del amor, II
(1912)” [Beiträge zur Psychologie des Lie-
Trabajos sobre técnica psicoanalítica (1911- amor es dar lo que no se tiene” (La transfe-
beslebens, II], en Obras completas, trad. J. L.
1915 [1914]); véase también el “IV. Epílo- rencia, pp. 145-153), declarando: “Se pue- Etcheverry, Buenos Aires, Amorrortu, 1992,
go” en el caso Dora, en Fragmento de aná- de decir que la definición dialéctica del t. XI.
lisis de un caso de histeria (1905 [1904]), amor, tal como fue desarrollada por Dióti- ——, “Sobre la dinámica de la transferencia
O.C., Amorrortu, t. XII, pp. 98-107). ma, encuentra lo que hemos intentado de- (1912)” [Zur Dynamik der Übertragung,
Cabe entonces considerar que Lacan ma- finir como la función metonímica en el de- 1912], en Trabajos sobre técnica psicoana-
tiza, en cuanto a lo expuesto, su oposición seo” (ibid., p. 155). lítica (1911-1915 [1914]), en Obras com-
entre amor y deseo. Si, por una parte, de- pletas, trad. J. L. Etcheverry, Buenos Aires,
fine el amor como siendo tan sólo la “igno- Bibliografía Amorrortu, 1993, t. XII.
Freud, Sigmund, Fragmento de análisis de un ——, “Psicología de las masas y análisis del yo
rancia” del deseo o de lo sexual, por otra
caso de histeria (1905) [“Bruchstück einer (1921)” [Massenpsychologie und Ich-Ana-
establece que el amor mismo, como motor lyse, 1921], cap. VIII, “Enamoramiento e hip-
Hysterie-Analyse”], en Obras completas,
de la transferencia, es la condición de posi- nosis” [Verliebtheit und Hypnose], en Obras
trad. J. L. Etcheverry, Buenos Aires, Amo-
bilidad del proceso analítico: “Al principio de completas, trad. J. L. Etcheverry, Buenos Ai-
rrortu, 1993, t. VII, pp. 98-107.
la experiencia analítica, recordémoslo, fue ——, “Sobre un tipo particular de elección de res, Amorrortu, 1993, t. XVIII.
el amor” (El seminario, Libro VIII, La trans- objeto en el hombre” [Über einen besonde- Lacan Jacques, Escritos I y II, trad. T. Segovia y
ferencia, p. 12). De modo tal que este mis- ren Typus der Objektwahl beim Manne, A. Suárez, México, Siglo XXI, 3a. ed., 2009.
mo seminario de 1960-1961 está dedicado 1910], en “Contribuciones a la psicología ——, El seminario, libro VIII, La transferencia
casi por completo a la cuestión del amor. del amor, I (1910)” [Beiträge zur Psycholo- (1960-1961), trad. G. Arenas, Buenos Ai-
gie des Liebeslebens, I], en Obras completas, res, Paidós, 2006.
Un análisis meticuloso del Banquete de Pla-
tón le permitió en ese entonces a Lacan trad. J. L. Etcheverry, Buenos Aires, Amo-
rrortu, 1992, t. XI.
teorizar de otra manera las relaciones en-

Recuadro 2 › Tierno, ternura, sentimental


De la tendresse (o de las formas cercanas En realidad, la evolución semántica de ment” y el epíteto “sentimental”. Este últi-
como tendreur y tendreté) entendida al prin- “tendresse” en francés se puede explicar de mo hizo su entrada con el significado que
cipio en sentido estricto —aquel por el cual dos maneras: ya sea que el objeto afectado conocemos gracias a la traducción en 1769
Vaugelas marcaba su preferencia, por ejem- de ternura en el sentido preclásico de de- de The Sentimental Journey de Laurence
plo, a propósito de la tendresse des viandes bilidad inspire en los otros una atención Sterne. El traductor se explica en estos tér-
[“blandura de las carnes”]—, la lengua clási- compasiva llamada a convertirse en una di- minos: “La palabra inglesa sentimental no
ca francesa pasó, por medio del movimien- námica amorosa que tomará el nombre de ha podido traducirse al francés por ninguna
to de compasión que inspiraba la naturale- ternura en el sentido afectivo; ya sea que un expresión que pudiera responder, así que la
za frágil o delicada de un objeto, a la actitud abrasamiento tal del corazón surja espon- dejamos subsistir. Quizás se descubra en el
correspondiente en el sujeto, a una tenden- táneamente fuera de todo enternecimien- transcurso de la lectura que merecía pasar
cia designada a partir de entonces por el to previo se perciba como un sentimiento a nuestra lengua.” Este adjetivo acababa de
término tendresse en sentido afectivo. Este típicamente femenino, es decir, emparenta- aparecer (1749) en inglés, por derivación
desplazamiento semántico se operó en otras do con la sensibilidad del “sexo débil”. Aho- de sentiment, que a su vez había sido toma-
lenguas, ya sea a partir del mismo adjetivo ra bien, en ambos casos estamos ante el re- do del francés desde el siglo xiv con su do-
latino tener (como en inglés con tenderness gistro de la debilidad, de la inclinación, es ble sentido de opinión fundada sobre una
y en italiano tenerezza), o de algún otro tér- decir del pathéin [παθεῖν] o de lo que Spi- evaluación más subjetiva que lógica (según
mino que tuviera como sentido primero la noza llama el animi pathema, y hasta aquel la acepción que encontramos, por ejemplo,
idea de debilidad y de delicadeza (como zart del defecto. Por ejemplo, cuando decimos en D. Hume) y de disposición relativa al re-
en alemán, de ahí Zärtlichkeit). En todo ca- que tenemos debilidad por una persona, ex- gistro del corazón y de la afectividad (y do-
so, cuando Kant evoca precisamente la fra- presión que responde a aquella otra de tada a veces de una connotación peyorativa,
gilidad del sentimiento de amistad (teneri- “prendre quelqu’un par son faible” [agarrar acentuada particularmente en lo que llama-
tas amicitiae) en su Doctrina de la virtud (§ a alguien por su lado débil] y que desembo- mos el “resentimiento”). También el ale-
46), nos retrotrae paradójicamente al sen- ca en las nociones de atracción, de redes de mán adoptó tal cual el epíteto sentimental
tido propio y preclásico del francés tendres- la seducción, de encantos de los que el su- y el sustantivo Sentimentalität, que tiene el
se. Declara, en efecto: “La amistad […] es a jeto padece. sentido de “sensiblería” cuando va precedi-
la vez algo tan tierno que, si se le apoya en Esta transformación de la palabra “ten- do del adjetivo affektiert.
el sentimiento [y no en principios y reglas], dresse” se relaciona con el sentido moderno
no está segura en ningún momento contra que adquirieron prioritariamente en el fran-
las rupturas”. cés de la misma época el sustantivo “senti-
AMAR | 91

el “amor de concupiscencia o de deseo” (amor con- deza a lo largo de la historia de las concepciones del
cupiscentiae) y el “amor de amistad o de benevolen- amor, esto es, la de saber si éste es esencialmente una
cia” (amor amicitiae seu benevolentiae). El primero, cuestión de sentimiento y de afectividad, hasta cul-
que va del deseo de placeres sensibles a aquel de fa- minar en la ausencia de toda mesura y en la pasión
vores divinos (emparentado con lo que Kant llama- más irracional, o si necesariamente debe regularse
rá amor complacentiae), consiste en una atracción sobre la base de la razón y el conocimiento. Algunos
egoísta por los objetos que nos procuran deleite y teólogos medievales retomaron ya la idea tradicio-
goce y cuya posesión se quiere asegurar. El segun- nal (que se remonta a Orígenes y a san Agustín hasta
do, cuya definición evoca la éunoia [ε νοια] griega, llegar a Leibniz y Malebranche) que considera que
nos empuja hacia un ser al que amamos por sí mis- el verdadero amor debe regularse sobre una apre-
mo, a quien le deseamos el bien o por el que nos fe- ciación (aestimatio) o un discernimiento (discretio)
licitamos que posea ese bien. Descartes, en Las pa- exactos del valor de su objeto. Esta consigna intelec-
siones del alma (art. 81) alude a esta “distinción” tualista, que encuentra particularmente su punto de
como siendo de carácter tradicional pero piensa aplicación en el caso de la “caridad ordenada”, tiene
que “contempla sólo los efectos del amor”, y que como referencia el siguiente texto de Agustín: “Vive
ello no implica una dualidad verdadera en la defini- justa y santamente el que estime en su valor todas las
ción esencial de este último, el cual está siempre, cua- cosas. Éste será quien posea un amor ordenado (Ille
lesquiera que sean sus efectos o sus objetos, mez- autem iuste et sancte vivit qui rerum integer aestima-
clado de concupiscencia y de benevolencia. Por el tor est; ipse est autem qui ordinatam dilectionem ha-
prurito de traducir en lenguaje moderno dicha dis- bet)” (De doctrina christiana, I, cap. 28). A esta tesis
tinción ciertos psicólogos divulgaron en los años cin- se le opone la orientación doctrinal de Bernard de
cuenta la oposición entre “amor posesivo” y “amor Clairvaux, el cantor del amor como affectus y como
oblativo” (o propensión altruista a pagar con su per- impulso del corazón que elude no solamente cual-
sona, en la que Lacan denuncia una forma de agre- quier mesura sino también cualquier tipo de regu-
sividad egocéntrica). lación racional. No obstante, su amigo y discípulo
• VÉASE EL RECUADRO 3 Guillaume de Saint-Thierry desarrolla por su parte
El recurso al esquema bipolar se impuso también una teoría del “amor-intelección”, es decir, de un
en el marco de una pregunta que conservó su agu- amor regulado efectivamente por el conocimiento.

Recuadro 3 › Amor místico en san Juan de la Cruz


En el Siglo de Oro español se destaca, al la- expresión, por ejemplo, el oxímoron (mú- (el Cantar de los Cantares bíblico y los mís-
do de la poesía amorosa de los poetas cor- sica callada, soledad sonora), que indican o ticos de la tradición arábiga), según señala
tesanos y bucólicos (“el dulce lamentar de sugieren, pero que no alcanzan a decir lo Luce López-Baralt. De allí que, en último
dos pastores”, dice Garcilaso de la Vega; que no puede ser dicho. término, la unión mística del alma con Dios
“Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo…/ que, Pero, en su éxtasis, el místico utiliza siem- equivalga a una unión erótica de orden es-
siendo Amor una deidad alada,/ bien previ- pre la misma metáfora: el alma es la virgen pecial (inefable: no puede ser dicha) de
no la hija de la espuma/ a batallas de amor, enamorada, Dios el hombre que se ama: “El una virgen y un hombre, a quien esa virgen,
campo de pluma”, escribe Luis de Góngo- rostro recliné sobre el amado;/ cesó todo en el extremo del deseo erótico, se entrega
ra), otra expresión amorosa, el éxtasis mís- y dejeme,/ dejando mi cuidado/ entre las con placer y le pide que rompa la tela deste
tico, presente en san Juan de la Cruz (Juan azucenas olvidado”. Usar el verbo dejar en dulce encuentro.
de Yépez) y en santa Teresa de Ávila. un pasado reflexivo (dejeme) indica que el Jaime Labastida
El amor místico, el amor del alma por alma se abandona en los brazos del amado,
Dios, como lo intenta expresar Juan de Yé- no se resiste más y entrega toda su volun-
pez, es en rigor inefable, o sea, intraducible tad al varón que la posee. Por esa causa, Bibliografía
a palabras. Sólo permite un no sé qué que Juan de Yépez ha sido llamado el poeta más Cruz San Juan de la, “Noche oscura de la Subi-
quedan balbuciendo. El balbuceo es la for- sensual, el más amoroso de la Edad de Oro da del Monte Carmelo”, “Cántico espi-
ma de decir lo que no se puede decir: la ex- española. ritual” y “Llama de amor viva”, en Vida y
Obras, Madrid, bac, 1955.
periencia extática del alma con Dios. Para Buena parte de la experiencia mística y
López-Baralt Luce, Asedios a lo indecible. San
traducir a lengua humana la unión mística, amorosa de san Juan de la Cruz se explica a Juan de la Cruz canta el éxtasis transfor-
Juan de Yépez se vale de una serie de suti- partir de la influencia que en él obran las mante, Madrid, Editorial Trotta, 1998.
les y, a su juicio, aún no logradas formas de lecturas de los textos en lenguas semíticas
92 | AMAR

En Descartes encontramos nuevamente esta idea vuelve necesaria precisamente en aquellos casos en
del amor estimativo, bastante difundida, por lo de- que el objeto no tolera ser confundido con ningún
más, en el siglo XVII y especialmente en la obra de otro, por ejemplo, al tratarse de Dios o de un ser
Corneille. El autor de Las pasiones del alma subra- amado con un amor inconmensurable.
ya, en efecto, la importancia de una apreciación de
origen intelectual del valor de los diversos objetos 1. “Fides” conyugal y amor cortés
de amor. Señala que el amor se distingue de los de- En su célebre ensayo titulado El amor y Occidente,
más afectos “por la estima que se tiene por lo que se Denis de Rougemont decide reforzar la oposición
ama, en comparación consigo mismo” (art. 83) y que se manifestó en el siglo XII entre dos formas de
que obedece a “los juicios que llevan también al al- amor: por un lado, el amor de los esposos cristia-
ma a unirse por propia voluntad con las cosas que nos cimentado en una fides recíproca; por el otro, el
estima buenas y a separarse de las que estima ma- “amor cortés” (o fin’amor, “amor refinado” o “amor
las” (art. 79). En Spinoza reaparece, aunque de ma- puro” en lengua occitana), que el autor asimila a la
nera más original, esta idea de la racionalidad del pasión adúltera y mortífera que experimentaban el
orden del amor, sobre todo a propósito del amor trovador o el héroe (especialmente Tristán) para
Dei intellectualis, que para él es como la culmina- con la “Dama de sus pensamientos”. Ahora bien, la
ción de la razón. Ahora bien, este amor va más allá expresión “amor cortés” apareció muy tardíamen-
de la razón misma y de la ley. Representa la plenitud te, hacia 1880, bajo la pluma de Gaston Paris, mien-
del conocimiento, que le impide al alma perderse en tras que el alemán disponía desde hacía tiempo del
la bruma de la afectividad o de la pasión-tormento sustantivo intraducible die Minne para designar es-
que el romanticismo magnificará bajo el nombre de ta forma de amor.
Leidenschaft (compuesto ambiguo derivado de lei- • VÉASE EL RECUADRO 5
den, “sufrir”: el sustantivo Leiden designa la Pasión
de Jesucristo), mientras que la afectividad misma, 2. El Nuevo Testamento entre “eros” y “agape”
que se desarrolla en él tan legítimamente como Hay casos en los que se considera que la disparidad
aquella otra fuerza natural que es la imaginación, le a la que el amor humano se ve confrontado cuando
permite superar el intelectualismo puro. tiene por objeto no ya a otro semejante o a un infe-
• VÉASE EL RECUADRO 4 rior sino a Dios no puede traducirse por los térmi-
nos antagónicos tomados del léxico corriente. Tal es
B. Dicotomías fundadas en el objeto: la invención o la situación en la que se ubica el teólogo luterano
reutilización de otras palabras sueco Anders Nygren (1890-1978), al mitigar esta
A las diversas oposiciones binarias que, tal como aca- dificultad recurriendo a los términos griegos eros
bamos de señalar, permiten dar mayor precisión al [ἔρως] y agape [ἀγάπη]. Pero, más allá de simples po-
vocablo manifiestamente tan ambiguo amor (o lo- laridades del amor, constata entre ellos una oposi-
ve, Liebe o amore…), pueden añadirse igualmente ción que se agranda “hasta convertirse en una antí-
pares antagónicos que ya no toman en cuenta la na- tesis filosófica” y que se presenta como un conflicto,
turaleza o las modalidades del afecto, sino más bien sin conciliación posible, entre “dos móviles funda-
el objeto amado o sus cualidades propias. Tendre- mentales”. Nygren lo evoca mediante un epígrafe que
mos así, por ejemplo, las siguientes distinciones: toma del helenista Ulrich von Wilamowitz-Moellen-
amor a Dios/amor al prójimo o a sí mismo; amor dorff: “Si la lengua alemana es pobre al punto de
filial/amor a la patria; amor terrenal/amor celestial utilizar para ambos casos el término único de amor
(según la tradición platónica); amor sagrado/ amor [Liebe], las dos ideas [de eros y de agape] no tienen sin
profano (cf. la obra de Lucien Febvre sobre Margari- embargo nada en común la una con la otra.” Cre-
ta de Navarra publicada bajo este título doble); amor yendo ver en la concepción griega del eros a la vez
de sí (amor egoísta, “philautía” según Aristóteles, o una síntesis de la no posesión y de la posesión y un
amor privatus según Hugues de Saint-Victor)/amor intermediario de tipo demoniaco que permite al su-
altruista (según Gregorio el Grande); amor homo- jeto pasar de las formas groseras del deseo a la ver-
sexual/amor heterosexual. dad y a la inmortalidad, el teólogo considera que el
No obstante, la invención de otras palabras se cristianismo habría revertido radicalmente esta con-
AMAR | 93

Recuadro 4 › “Amor patológico” y “amor práctico” en Kant


El par “amor patológico”/“amor práctico” trina de la virtud que “un deber de amar es tativa llamará particularmente la atención
introducido por Kant al inicio de Fundamen- un sinsentido” (Metafísica de las costum- de los neokantianos, que a principios del si-
tación de la metafísica de las costumbres ilus- bres, Doctrina de la virtud, 2005). La solu- glo xx retomarán la cuestión del cristianis-
tra también la bipolaridad de la noción de ción pasa por una distinción que consiste mo de Kant (cf. Bruno Bauch, “Luther und
amor y la necesidad de recurrir a epítetos. en oponer un amor “práctico”, que puede Kant”, Kant-Studien, pp. 416-419 y pp.
El problema de Kant es el siguiente: el amor ser objeto de un deber en la medida en que 455- 456).
parece provenir únicamente de la sensibili- reside en la voluntad, a un amor “patológi-
dad, y por esta razón debería ser excluido co”, que atañe a la sensibilidad. La Doctrina Bibliografía
de una moral que en principio propone que de la virtud se servirá de una distinción pa- Bauch Bruno, “Luther und Kant”, Kant-Stu-
dien, núm. 4, 1900.
una acción no tiene valor más que si es he- ralela entre “beneficencia” o “benevolencia
Kant Immanuel, Fundamentación de la meta-
cha por deber. ¿Qué hacer entonces con el (amor benevolentiae)” y el “amor de com- física de las costumbres, trad. M. García Mo-
deber de amor enunciado en el Antiguo Tes- placencia (amor complacentiae)”. La distin- rente, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1981.
tamento: ‘Amarás al prójimo como a ti mis- ción operada intenta continuamente poner ——, Metafísica de las costumbres, Doctrina de
mo’ (Levítico 19:18; cf. Mateo 22:39)?” los principios de la doctrina moral kantiana la virtud, trad. A. Cortina Orts y J. Conill
Kant se verá forzado a reconocer en la Doc- en conformidad con las Escrituras: esta ten- Sancho, Madrid, Tecnos, 2005.

Recuadro 5 › La “Minne” germánica


Si bien el ideal erótico encomiado por los ne el acento sobre la presencia del amado en ger (trovador), der Minnedienst (corte de
trovadores provenzales y por los troveros la conciencia del que ama y sobre el hecho amor), der Minnetrank (filtro de amor).
del norte de Francia no fue designado sino de que esta presencia se prolonga en el tiem- Pero es también mediante este término
hasta muy recientemente con el nombre po en la forma del fantasma y del recuerdo. de Minne como las beguinas flamencas del
de “amor cortés” (lo que equivale a definir Se trata, en suma, del amor en tanto que ocu- siglo xiii recuperan, en pro de su teorización
una experiencia demasiado original a partir pa la mente del amante e incita a este últi- del amor a Dios, las características del amor
del lugar donde se despliega: las cortes, cor- mo a recurrir a la poesía, por ejemplo, para puro provenzal. Principalmente para Hade-
teis, señoriales o reales de la época), la len- dar cuenta de su experiencia psíquica. Ésta wijch de Amberes (fallecida hacia 1260), la
gua alemana, en efecto, ya poseía en la Edad corresponde a la que los teólogos medieva- experiencia amorosa designada por la ex-
Media una palabra específica, die Minne, pa- les describieron —pero para estigmatizar- presión Minnemystik abarca dos fases. La
ra designar esta forma de amor, y, más par- la— como una delectatio morosa, es decir, primera toma la forma de un deseo impe-
ticularmente, aquello que la caracteriza en una complacencia mantenida a lo largo del tuoso y pasional (aestus amoris, en holandés
su esencia. Cabe observar por lo demás que tiempo en la representación deliciosa del ob- orewoet); es el momento del gozo (ghe-
hasta en el Tristán de Wagner se encuentra jeto ausente. Se encuentra ilustrada aún más bruken) en la unión total. La segunda está
personificada —del mismo modo que el fin’ claramente por la pasión que el poeta cor- marcada por una experiencia de arrebato y
amor en la literatura cortesana— como di- tesano cultiva por la “Dama de sus pensa- de privación (ghebreken), de sufrimiento y
vinidad del amor (Liebesgöttin) bajo el nom- mientos”, sobre todo en la situación paro- de desamparo. Sin embargo, se trata más
bre de “Frau Minne”. xística del “amor de lejos”. De este modo, el bien de una alternancia, incluso de una co-
Conforme a la etimología que se le ad- léxico germánico se prodigó los siguientes existencia de aparentes contradicciones,
judica (en latín, memini “recordar”, y mens compuestos en torno a esta aventura cor- que corresponden a los sentimientos anti-
“mente”, de ahí se deriva el inglés mind), el tesana del fin’amor: der Minnesang (poesía téticos de alegría y de desolación, en los
sustantivo Minne (al igual que el verbo min- de los trovadores), das Minnelied (canción cuales la poesía cortesana veía la expresión
nen y los adjetivos minnig y minniglich) po- de amor), der Minnedichter y der Minnesän- de la esencial trascendencia del amor.

cepción monista del amor al promover, en detrimen- la obra del creador de la lengua filosófica y literaria
to del eros platónico, el agape revelado por los escri- catalana, Ramón Llull (c. 1235-1315).
tos neotestamentarios de Pablo y de Juan. • VÉASE EL RECUADRO 7
• VÉASE EL RECUADRO 6
El caso singular que el amor del alma humana ha- 3. Investiduras y reinvestiduras lexicales en el latín
cia Dios plantea a teólogos o místicos los lleva tam- cristiano
bién a inventar vocablos específicos en su propia Para traducir el hebreo ahév, aplicado al amor ha-
lengua vernácula, generalmente por derivación de cia Dios, los autores cristianos retoman en primera
una palabra común o de una palabra latina. Es lo instancia términos relativamente nuevos, ya sean
que ocurrió, precisamente a propósito del amor, en griegos como por ejemplo agape (mientras que
94 | AMAR

Recuadro 6 › La “verdadera” noción cristiana del amor según Nygren


En su obra titulada Eros y Agape, Nygren en el objeto de amor. El adagio escolástico que constituye el Cantar de los Cantares.
considera que el eros órfico o platónico, aun según el cual una cosa debe ser amada en la Así la estrofa de los versos 6 a 10 del capí-
cuando toma la forma del “amor celeste”, proporción de su valor (magis diligendum tulo VII, en el que se expresa un movimien-
tiene como primera característica “la aspi- quia magis bonum) nos conduciría así a la di- to apasionado por la posesión física de la
ración, la codicia, el deseo” y permanece ine- lección que la tradición califica de mercena- amada, comienza con estas palabras: “¡Qué
luctablemente fiel a su naturaleza innata de ria y que es, en realidad, radicalmente ajena hermosa eres, qué encantadora, oh amor
apetito del hombre por un objeto para po- a la concepción neotestamentaria del amor. [agape] en medio de las delicias!”
seer, mientras que el agape celebrado en el Ahora bien, la obra de Nygren, que tuvo Pero si el término agape es empleado de
Nuevo Testamento sería esencialmente don una gran resonancia, peca por sus bases filo- este modo por los judíos griegos de Alejan-
de sí, movimiento de descenso totalmente lógicas. Los exégetas han observado en par- dría para designar otras formas de amor dis-
desinteresado, sacrificio del que, por esta ra- ticular que, a diferencia de la lengua hebrai- tintas del amor espiritual, y si, a la inversa,
zón, sólo Dios es capaz. Por lo demás, el au- ca que no disponía más que del verbo ahv los autores cristianos han interpretado tra-
tor se dedica a resaltar las “transformacio- [‫ ] הב‬y su sustantivo ahavá [‫ ] הבָה‬para dicionalmente este poema bíblico atribui-
nes” que desde la patrística hasta fines de la designar todas las formas de amor (sagra- do a Salomón como una alegoría del amor
Edad Media la teología hizo supuestamen- do o profano, noble o impuro, egocéntrico místico, no cabe duda que bajo esta labili-
te padecer a la “verdadera” noción cristiana o desinteresado, etc.), la versión griega de dad del vocabulario pueden discernirse
del amor que es el agape, que desnaturalizó la Biblia de los Setenta poseía varios voca- indicios de una cierta maleabilidad semán-
desarrollando la teoría de la caritas ordina- blos, como agape, eros y philía [φιλία]), tica y, más precisamente, de la legitimidad
ta o del “del amor ordenado”, es decir, de un para traducir la diversidad de estas formas. de pasar de una clase de afecto a otra. La
amor que tiene la propiedad de ajustarse ne- Ahora bien, incluso cuando el texto hebreo dicotomía “sistemática” defendida por Ny-
cesariamente al valor propio de su objeto. A evoca el amor sensual, esta traducción pre- gren se sustituiría entonces, como dice
los ojos de Nygren, semejante teoría repre- fiere para eros —palabra que aparece, por Paul Ricœur (Amor y justicia), por un “pro-
senta una “síntesis funesta” que Lutero se de- cierto, raramente en el conjunto de la Bi- ceso de metaforización” en virtud del cual
dicará a purificar de la teología y que impli- blia de los Setenta— el término agape (que el amor erótico, el eros, por ejemplo, tiene el
ca integrar en el agape uno de los elementos la Vulgata latina traducirá por caritas). Es poder de significar y de decir el agape, tra-
esenciales del eros, a saber, un deseo intere- justamente este último el que se encuentra duciendo así la analogía real que enlaza
sado motivado por las cualidades discernibles en los pasajes más eróticos del epitalamio afectos distintos.

agapán [ἀγαπ ν] es antiguo) en lugar de eros o philía, nó a la pálida palabra griega de su rico y no obstante
o bien latinos como caritas en lugar de amor [lat.]. sumamente preciso sentido […]. Todo el conjunto
En latín inventan incluso dilectio, forjado a partir del de palabras de la familia de agapán ha recibido una
verbo más antiguo diligere. nueva significación a partir de la traducción del An-
tiguo Testamento”.
a) La “caritas” en los Padres de la Iglesia. La noción de A su vez, los autores cristianos en lengua latina
caritas se impuso entre los primeros autores cristia- hubieron de preguntarse cómo traducir la palabra
nos que escribían en latín en el momento de tradu- agape adoptada por los Setenta y por los textos del
cir la Biblia a esta lengua. En ese entonces disponían Nuevo Testamento. El latín de ese entonces poseía pa-
del griego, es decir, el griego aquel de la traducción ra designar el hecho de amar los verbos amare (en
de la Biblia por los judíos de Alejandría (la Septua- el sentido amplio de pasión amorosa tanto como de
ginta o de los Setenta) y el de los libros del Nuevo afecto desinteresado) y diligere, así como dos sus-
Testamento. Ahora bien, como acabamos de obser- tantivos: amor y caritas. Caritas, que encontramos
var, para traducir el verbo hebreo ahév, los Setenta frecuentemente en Cicerón y que conocerá una suer-
—que disponían de los tres verbos erán [ἐρ ν] (eros), te excepcional en las Escrituras y en la teología cris-
philéin [φιλεῖν] (philía) y agapán (agape)— mostra- tianas, es un derivado de carus, “caro”, con el doble
ron una neta preferencia por este último, sin duda sentido de aquello que es “querido” y de lo que es
porque, poseyendo clásicamente un sentido menos “de elevado precio”; de ahí, la proximidad en francés
determinado, podía prestarse a una innovación se- entre los términos charité y cherté [como en espa-
mántica correspondiente al significado más fuerte ñol entre caridad y carestía]. Caritas agrega al sen-
y más profundo del hebreo ahév. Tal como se señala tido de amor aquel de estima y de respeto, como
en el Theologisches Wörterbuch de G. Kittel (ed.) ba- vemos, por ejemplo, en Séneca y en Cicerón. Según
jo la entrada “agape”, “esta vieja palabra ahév impreg- este último, amor designa el afecto que se tienen entre
AMAR | 95

Recuadro 7 › “Amistat” y “amistança”


Las palabras catalanas en –ança o –ància querna, cap. 27), amistança se reserva aquel morarse, que frecuentemente refuerza al
designan la acción del verbo y se derivan de de amistad leal, pura, desinteresada, entre verbo amar. En su Llibre d’amic e amat, se
él. De modo tal que contemplança designa la dos personas (Ausiàs March, poema XCII: describe el amor del amic; nunca es cues-
acción de contemplar. En el caso de amis- “Pero el otro amor de amistança pura, / Des- tión de la amistat carnal: “Blanquerna [el
tança, no existen testimonios del verbo pués de la muerte, su gran fuerza perdu- autor ficcional del Llibre] quería enamo-
amistansar previos a 1373. Tiene dos senti- ra…”). Esta amistança (cuyo carácter se ve rarlos [a los lectores ermitaños] de Dios”.
dos: el de “reconciliar”, de “hacer amigos”; y reforzado por el empleo de pura) es la que Del mismo modo: “Dice el amic al amat: Tú
el de “vivir en concubinato con…”. Es más experimenta el poeta por una mujer muer- que llenas el sol de esplendor, llena mi co-
bien porque necesita un tercer término al ta. Para el poeta, que nunca evoca el amor razón de amor”. Amistat tendría en este
lado de amor y de amistat, y no por deriva- de Dios o a Dios, amistança pura constituye contexto una connotación sexual inacepta-
ción, por lo que Llull crea amistança. el amor de mayor calidad. Amistança sufre ble y amistança sería demasiado humano.
Este término nunca se traduce por “ac- en adelante la misma evolución de sentido El par amic/amat da cuenta de la intencio-
ción de reconciliar”. Mientras que amistat que amistat: en el siglo xviii la palabra pue- nalidad del amor, de la dualidad constituti-
toma en el uso corriente el sentido de amis- de llegar a significar “concubinato”. va del amor entre el hombre y Dios, según
tad amorosa fuera del matrimonio (“Cosa Para Llull, el amor está reservado por Ramón Llull.
tramposa es amistat de hembra”, Llull, Blan- excelencia a Dios mediante el verbo ena- Dominique de Courcelles

sí los esposos o los hermanos o incluso los padres mera epístola a los Corintios (13:1-8): “Si yo habla-
por sus hijos, pero el empleo de caritas se conside- se lenguas humanas y angélicas, y no tengo caritas,
ra preferible cuando se habla del amor a los dioses, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
a la patria, a los hombres superiores, a los padres, o retiñe […]. Y si repartiese todos mis bienes para
a la humanidad, especialmente en la expresión ca- dar de comer a los pobres […], y no tengo caritas,
ritas generis humani (De finibus, V, 23, 65). de nada me sirve […]. La caritas nunca deja de ser.”
Ahora bien, los primeros autores cristianos lati- No obstante, san Agustín, por ejemplo, en ocasio-
nos no retoman ninguna palabra de este vocabula- nes declara que los tres términos, amor, dilectio y
rio clásico para traducir el agape de los Setenta o del caritas, son más o menos equivalentes.
Nuevo Testamento. Así, Tertuliano y Cipriano de En los Padres de la Iglesia, caritas designa el amor
Cartago en la primera mitad del siglo III se limitan que el hombre tiene por Dios y por el prójimo prop-
a transcribir la palabra tal cual, cosa que ocurrió con ter Deum, conforme a los preceptos evangélicos, así
otros helenismos como baptizein [ απτί ειν] o khá- como el amor que está en el propio Dios (Caritas
risma [χάρισμα] que se impusieron de forma dura- summa o Caritas in Deo) expresado particularmen-
dera. Sin embargo, en sus comentarios de las Escri- te en las relaciones mutuas entre las tres personas
turas y en sus textos teológicos tienden a traducir el divinas. En la Edad Media, Pedro Lombardo (c. 1100-
verbo agapán por diligere y el sustantivo agape ya sea 1160) sostiene en sus Sentencias que la caritas es un
por dilectio (sobre todo Tertuliano), término de apa- amor tan sublime que no puede concebirse más que
rición reciente en la lengua de la Iglesia, ya sea por identificándose con la presencia del mismo Dios (y
caritas (sobre todo Cipriano). Sólo más tarde y prin- más precisamente del Espíritu Santo) en el alma. Des-
cipalmente con san Jerónimo (a finales del siglo IV) de fines del siglo XII y al inicio del XIII, la mayor
estos últimos dos términos ingresaron en la traduc- parte de los teólogos rechazan esta teoría (que será
ción de la Biblia, con una preferencia por caritas, condenada oficialmente durante el Concilio de Vie-
que en la Vulgata aparece 114 veces, versus las 24 de na en 1311-1312) para hacer de la caritas un habitus
dilectio. De este modo, como destaca Hélène Pétré: en el sentido aristotélico del término, es decir, una
“el término que en la lengua corriente servía para capacidad propiamente humana de acción y de mé-
designar a los afectos y cuyo uso extendió Cicerón rito, como la fe y la esperanza, sobre las cuales, no
con la expresión […] caritas generis humani, expre- obstante, tiene preeminencia por ser la “madre de to-
sa, para los cristianos, la virtud más elevada que con- das las virtudes”. Terminarán distinguiendo esta ca-
tiene a la vez el amor a Dios y el amor a los hom- ritas sobrenatural de la dilectio naturalis o amor a
bres” (p. 59). En particular, la Vulgata traduce agape Dios y al prójimo del que eran capaces las primeras
por caritas en el célebre himno paulino de la pri- criaturas espirituales (Adán, Eva y los ángeles) antes
96 | AMAR

de la caída original, es decir, sin la gracia, cosa que te último, poco frecuente, se extendió en el siglo XX
según algunos correspondía al estado de naturale- para designar los movimientos católicos de acción
za pura. caritativa, por influencia del inglés caritative que ori-
En los siglos XII y XIII, los tratados de las sumas ginalmente perteneció al léxico de la economía po-
teológicas consagrados a la virtud de la caritas se de- lítica. De esta manera, al mismo tiempo que conser-
dican a reflexionar especialmente sobre la noción de va —sobre todo para la teología moral— su sentido
caritas ordinata o de amor discretus, es decir, sobre la de virtud sobrenatural dirigida hacia Dios y hacia
propiedad que tiene el amor sobrenatural de con- el prójimo, caridad adquiere cada vez más el signi-
formarse al valor de su objeto. Esta propiedad se des- ficado restringido de misericordia, de humanidad
prende de la diversidad de medida implicada en el o de filantropía, mientras que en la modernidad los
doble mandato que prescribe amar a Dios “con to- debates relativos a la virtud teologal en sí, especial-
do su corazón” y al prójimo “como a sí mismo”. Así, mente aquellos en los que participaron Fénelon y el
el quantum de amor que sirve de base a esos dos mo- quietismo, se centran más bien en el amor a Dios de
vimientos de amor inconmensurables es el que de- los fieles y, con mayor precisión, en saber “en qué
be tenerse por sí mismo, el amor sui, que Aristóte- sentido debe ser desinteresado”, según el subtítulo
les llama philautía [φιλαυτία] en la Ética a Nicómaco dado por Malebranche a su tratado De l’amour de
(IX, 8) y Hobbes self-love en el Leviatán. Esta noción Dieu (1697).
escolástica parece estar en el origen del proverbio Esta evolución semántica de la palabra caridad
—corrientemente interpretado en sentido más bien (así como la del francés charité, del italiano carità, y
irónico— “Charité bien ordonnée commence par del portugués caridade), en el sentido de la miseri-
soi-même”. Las demás lenguas la traducen de una cordia como sentimiento y de la beneficencia como
manera más plana, que omite la dimensión del or- acto, es desconocida en alemán. En efecto, esta len-
do amoris. Así, se dirá en español: “La caridad bien gua traduce el agape neotestamentario (amor so-
entendida comienza por uno mismo”; en alemán: brenatural a Dios y al prójimo) por Liebe (especial-
“Jeder ist sich selbst der Nächste” o en inglés: “Charity mente en la primera epístola a los Corintios 13:1-8,
begins at home”. donde la proposición “si no tengo agape” se tradu-
b) De la “caritas” a la charité. Además del signi- ce por “wenn Ich hätte der Liebe nicht”) y la caridad
ficado propiamente teologal de amor a Dios y al hacia el prójimo, de manera literal por die Nächsten-
prójimo, caritas adquirió muy tempranamente el liebe, pero, cuando se trata del sentimiento de mi-
sentido de “don” o de “limosna” (siglo III), luego, sericordia o de bondad, por die Mildtätigkeit, y cuan-
apenas a partir del siglo XII, el de la generosidad que do de la acción caritativa, por die Hilfsbereitschaft o
se practica para con los pobres y los desheredados. die Barmherzigkeit. Ya que al alemán le resulta más
En francés tomó la forma caritet a partir del siglo X, cómodo que a otras lenguas ahorrarse las circunlo-
después charité, para designar la virtud teologal pe- cuciones, traduce “amor recíproco” por Gegenliebe.
ro sobre todo en su dimensión de misericordia y de Max Scheler propone incluso los neologismos mi-
beneficencia para con el prójimo sufriente o desam- teinanderlieben por “amar en contigüidad los unos
parado. De este modo, el vocablo fue luego adopta- con los otros” y Liebensgemeinschaft por “comuni-
do para designar las congregaciones y asociaciones dad de amor”; realidad introducida —según él—
(hermanos o hermanas de la caridad, damas de ca- en la historia por el cristianismo.
ridad) que se dedican principalmente a esta forma
de abnegación; y se extiende entonces a diversas ma- II. El léxico latino y griego del amor
nifestaciones de socorro y de asistencia de la vida so-
cial (“venta de caridad”, “junta de caridad”). De la A. El latín: “amare”, “amor”, “amicitia”
palabra charité derivan los epítetos charitable (em- En latín, como en nuestras lenguas modernas, los
pleado a veces irónicamente) y caritatif [según el Dic- usos de amare abarcan todo el espectro de las rela-
cionario etimológico de Corominas, en español la ciones sexuales, amorosas, familiares y amistosas, de
palabra caridad se remonta al año 1140 con el sen- suerte que la expresión de un lazo específico se ha-
tido de “amor al prójimo como virtud cristiana”; su ce gracias a la adjunción de otros términos. En la
derivado “caritativo” data del siglo XV]. El uso de es- lengua de Cicerón, establecer distinciones median-
AMAR | 97

te la yuxtaposición y contraposición de otros térmi- do por amor y motus animi, se engrandece y se confir-
nos presenta desafíos puntuales puesto que de lo que ma solamente en el intercambio de servicios (benefi-
se trata es de definir, por un lado, el amor [lat.] en re- cium) y en el apego duradero (studium, consuetudo)
lación con la tradición de la erótica platónica y, por (29). La asociación del placer y del servicio prodi-
el otro, la amicitia como noción construida a partir gado apunta a refutar tanto la tesis de los epicúreos,
de las prácticas romanas. Pero la distinción entre am- para quienes la amistad nace de la necesidad y de la
bos sustantivos es un efecto de construcción tanto debilidad (29-32), como las confusiones entre la
más sensible cuanto que los dos se derivan de amare amistad y la adulación (blanditia), características de
(Lelio o de la amistad [Laelius de amicitia], 100) y las relaciones con el tirano, en las que se observa la
que es amor el que da su nombre a amistad (26). ausencia de fides y de caritas (52-54). Se trata, al con-
En las Tusculanas (4, 68-76), cuando cita nume- trario, de garantizar la igualdad en el intercambio
rosos ejemplos del amor [lat.] en los poetas, Cicerón que sólo puede procurar el placer: “No hay nada más
busca demostrar que el amor [lat.] es generalmen- agradable que la alternancia de los deberes cumpli-
te “llevado por el deseo” (libidinosus), que este de- dos para con el otro con devoción (nihil vicissitudi-
seo conduce a una sexualidad ilícita (stuprum) cuan- ne studiorum officiorumque jucundius)” (50). Sobre
do no a la locura (insania/furor); en consecuencia no esta base puede florecer la dulzura de las relaciones
se podría “otorgar autoridad al amor (amori aucto- privadas (suavitas-comitas-facilitas) (66).
ritatem tribuere)”, como lo hace Platón, ni aceptar la
definición de los estoicos (véase D.L., 7, 130), para B. El griego: los dos polos del “erán” y del “philéin”
quienes el amor es “el impulso que empuja a trabar El griego distingue nítidamente dos maneras de amar:
amistad nacida de la visión de la belleza (conatum erán y philéin. Posee por lo tanto un verbo, así co-
amicitiae faciendae ex pulchritudinis specie)”. Con- mo todo un complejo terminológico para cada uno
notando el amor de este modo, Cicerón rechaza asu- de los polos que la mayor parte de las lenguas mo-
mir los valores positivos de la erótica platónica; así, dernas ya no diferencian más que por agregados.
la elaboración de la noción de amicitia se hace sin Erán, “amar con amor”, se presenta como una pasión
que el amor ocupe un lugar importante en ésta. En procedente del exterior, a la manera de las flechas
el diálogo de Lelio, en efecto, Cicerón se apoya en los del pequeño dios, ligada al deseo (epithymía [ἐπιθυ
diferentes niveles en los que en Roma se expresa el μία]), al placer (hedoné [ δονή]) y al goce (kharis [χά
lazo de amicitia para proponer una definición de ρις]) de un objeto; designa una relación esencialmen-
amistad que integre, a través de varias mediaciones, te asimétrica entre un “erasta”, que siente el amor y
las tradiciones griegas cuyo léxico es en este caso in- lo hace (es el “amante”, o más bien el “enamorado”
traducible. Es una relación particular —aquella que corneliano, ya que nunca es evidente que el amor sea
une a dos grandes hombres de Estado: Escipión y correspondido, sino más bien al contrario), y un “eró-
Lelio— la que permite articular los lazos de la amis- menos”, que lo padece (el “amado”). Philéin, “amar
tad política y de la amistad privada. La elección de con afecto de amistad”, “querer” y “amar a…”, es en
los interlocutores permite subrayar lo que la lengua cambio una acción o una actividad consentida libre-
atestigua, a saber, la identidad del léxico de las rela- mente, desplegada desde el interior de un carácter
ciones políticas y de las relaciones privadas. (ético) o de una posición (política, social); determi-
La amicitia es una relación activa, expresada so- na una relación, si bien no siempre simétrica, en to-
bre todo en la benevolentia o voluntad de actuar por do caso mutua y recíproca, sea que se trate de simi-
el bien del amigo (23; 26; 50). Es precisamente la be- litud, de igualdad o de conmensurabilidad.
nevolentia la que permite distinguir el lazo de paren- Así es como puede entenderse en las primeras cos-
tesco (propinquitas) de la amistad: “Se puede supri- mogonías la diferencia, como potencia originaria,
mir la benevolencia del parentesco, pero no de la entre eros y philía o philotes [φιλότης]; ambos tradu-
amistad; si se suprime, la amistad pierde su nom- cidos generalmente por “amor” (en J. Bollack por
bre” (19). Esta benevolencia activa convoca en pie de ejemplo, traductor de Empédocles). El eros de He-
igualdad el servicio prodigado (prodesse) y el placer síodo “rompe los miembros” (lysimelés [λυσιμελής];
(delectare), los cuales se corrigen mutuamente (22): Teogonía, 121) e interviene para pasar de la parteno-
el impulso hacia el otro puede ser entonces expresa- génesis al abrazo de Tierra y de Cielo (137 ss.); en el
98 | AMAR

Poema de Parménides (28 B XII DK) hace que se (ἀντιφιλεῖσθαι)], otros, que son odiados” (212b-c).
desplieguen y se dispersen las polaridades elemen- Que la philía sea entonces simplemente un señuelo
tales. El philotes de Empédocles, por el contrario, une más conveniente o socializado del eros desde el pun-
lo semejante con lo semejante, que la Discordia, nei- to de vista del “erómenos” queda de manifiesto en
kos [νεῖκος], separa de nuevo (B XXII DK e.g.). el Fedro, con la palinodia de Sócrates, donde el ama-
Pero el uso propiamente filosófico de estos tér- do seducido se mira en su amante como en un es-
minos está determinado por un lado por Platón y pejo, “pues tiene un contra-amor como imagen del
por el otro por Aristóteles. El primero intenta cap- amor [éidolon érotos antérota (εἴδωλον ἔρωτος ἀντέ
tar el philéin a través del erán, y propone la erótica ρωτα)]. Pero cree que es, no eros, sino philía, […]
como modelo mismo de la filosofía; el segundo ha- aunque desea tenderse junto a él” (255d-e; cf. El
ce del erán un caso particular y accidental del phi- banquete, 182c, donde el eros del “erasta” y la philía
léin, y describe en términos de philía el conjunto de del “erómeno” son simétricos).
las relaciones constitutivas del mundo humano. Te- Este juego entre erán y philéin es particularmen-
nemos razón para suponer que las lenguas moder- te difícil de expresar en francés. Passion es la traduc-
nas son más bien platónicas, ya que reagrupan todo ción que más a menudo se elige para distinguir el
bajo el polo de lo erótico, jerarquizando los objetos erán, especialmente en la traducción de Alfred Croi-
y los afectos. set (Platón, Œuvres complètes, París, Les Belles Let-
• VÉASE EL RECUADRO 8 tres, t. 2, 1921). Por ejemplo, en Lysis, 221b: “Est-il
donc possible, si l’on éprouve des désirs et des passions
1. “Erán” o la disimetría: la filosofía platónica como [eronta (ἐρ ντα)], de ne pas aimer [me philéin (μ
erótica generalizada φιλεῖν)] les choses que l’on désire et vers lesquelles on
Platón expone la disimetría inherente a la relación est porté par la passion [erá (ἐρ )]? [¿Es posible, sin
erótica enlazando la pederastia a la dialéctica socrá- embargo, que el que siente deseos y pasiones no ame
tica, y hace del eros una condición de la filosofía. En aquello que desea y hacia lo que se ve arrastrado por
el Lisis, considerado un diálogo de juventud, toda la pasión?]”. Sólo que Croiset yuxtapone, por un la-
la operación de Sócrates consiste en hablar del eros do, la diferencia cómoda pero poco apta “amor/
como si se tratara de philía o, si se prefiere, en ero- amistad” (“l’amour, l’amitié et le désir [ho te eros kai
tizar la philía (el subtítulo del diálogo es perí philías), he philía kai he epithymía ( τε ἔρως κα φιλία κα
con el fin de convencer al pequeño Lisis de ceder an- ἐπιθυμία)]”, 221e) y por el otro la conflagración de
te su amante sin vergüenza (222b). De ahí que una ambos verbos bajo el mismo verbo, aimer (“Je sais
de las cuestiones centrales concierna a la diferencia que tu aimes [erás (ἐρ ς)]”, 204b [Yo sé que tú amas];
entre activo y pasivo, “aquel que ama” y “aquel que “mais il est donc nécessaire que le véritable amant
es amado”, en una relación de philía pensada sobre [erasté (ἐραστ )] soit aimé en retour [phileisthai (φι
el modelo de la del eros: “Cuando alguien ama [philéi λεῖσθαι)] par l’objet de son amour [ton paidikón (τ ν
(φιλεῖ)] a alguien, ¿quién es amigo [philos] de quién, παιδικ ν) 222a; [pero es necesario, pues, que el ge-
[ho philón tou philoumenou ( φιλ ν τοῦ φιλουμέ nuino amante sea correspondido por el objeto de su
νου)], el amante del amado, o bien el amado del amor]. La traducción francesa de philéin como erán
amante [ho philóumenos tou philountos φιλούμε por “aimer” borra así toda huella de la operación
νος τοῦ φιλοῦντος)]?” (212b). La estrategia consiste platónica, como si la lengua francesa, en suma, ya la
en equiparar “deseo” (epithymía, eros y philía (221b- hubiera registrado.
e) y en deducir la necesidad de amar al amante (erán) Si el eros puede adquirir de este modo los rasgos
so capa de la reciprocidad inherente a philéin, ex- de la philía, esto se debe a que philía no es más que
presada mediante la creación del verbo antiphiléin una de las especies posibles del género englobante
(ἀντιφιλεῖν), “amar en retribución”: “Cosas así pa- que es el eros. En El banquete Diótima le explica a
rece que tienen que soportar los enamorados [hoi Sócrates por medio de qué sinécdoque se ha res-
erastái (οἱ ἐρασταί)] por parte de sus predilectos [ta tringido a una pequeña parte (el eros erótico, el del
paidiká (τ παιδικά)]: pues amando [philountes (φι “erasta”, de los amantes) el nombre que en realidad
λοῦντες)] todo lo que pueden, unos, sin embargo, es aquel del todo: “Pues no te asombres, ya que, de
creen que no son correspondidos [antiphileisthai hecho, hemos separado una especie particular de
AMAR | 99

amor (tou érotos ti eidos [τοῦ ἔρωτός τι εἶδος]), y, dán- de lo bello en sí, para nosotros dos extremos, por-
dole el nombre del todo, la denominamos ‘amor’ que lo bello en sí mismo es monoeidés [μονοειδές],
[érota (ἔρωτα)], mientras que para las otras espe- “una sola idea”, “una forma única” (210b; 211e). El
cies utilizamos otros nombres” (El banquete, 205b). camino correcto por ende consiste en “empezando
De suerte que no se dice erán de aquellos que aman por las cosas bellas de aquí y sirviéndose de ellas
el dinero, la gimnasia o la sabiduría, sino philéin: de como de peldaños ir ascendiendo continuamente,
ahí “filosofía” (ibid., 205d). Se comprende que siga sobre la base de aquella belleza, de uno solo a dos y
naturalmente la demostración de una perfecta con- de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos
tinuidad entre el deseo de la belleza sensual y el amor bellos a las bellas normas de conducta y de las nor-

Recuadro 8 › Una novela etimológica: “amare”, el seno materno; “erán”, la física del macho;
“philéin”, el carácter social del lazo
Las batallas etimológico-semánticas hacen tido de erán se funde así con el de leibo te quien primero lo utiliza de este modo es
furor, entre fantasía y represión, para apro- [λεί ω], “verter gota a gota” (en media: Homero, el valor de un posesivo: “mío, tu-
ximar o para diferenciar. léibesthai [λεί εσθαι], “derramarse, licuar- yo, suyo, etc.” (philos huiós [φίλος υἱός]
Ernout y Meillet admiten como verosímil se”), que compara con lipto [λίπτω], líp- quiere decir “su hijo”, philon étor [φίλον
que amare deriva de amma, “mamá”, más testhai [λίπτεσθαι], “desear” (junto con la τορ], “mi corazón”, Ilíada, XVIII, 307; phi-
cerca de amita, la “tía”, hermana del padre, familia “lipídica” de graso, de pegajoso, de la héimata [φίλα ε ματα], “tus vestidos”,
y por supuesto de mamma, æ, “nodriza, ma- brillante), al punto de identificar ho lips [ Ilíada, II, 261). Sin embargo, el posesivo no
má”, como también “mama”. Erán, por el λί ], el “viento lluvioso”, he lips [ λί ], “la constituye la matriz del sentido. Benvenis-
contrario, que se traduce asimismo por ama- corriente, la gota, lágrima o libación”, y lips te la encuentra por el lado de la unión entre
re, probablemente se encuentre del lado del [λί ], “el deseo”. Por lo tanto, propone una philos y xenos [ξένος], de la “relación de
hombre. Chantraine se aferra a una etimo- constelación verdaderamente notable, com- hospitalidad” mediante la cual el miembro
logía desconocida, rechazando junto con binando el líquido vertido (gr. leibein, lat. de una comunidad hace del extranjero su
Benveniste la serie de aproximaciones pro- libare, hacer una libación), el deseo (lat. lu- “huésped”. Es una obligación recíproca (por
puesta por Onians (Cambridge UP, 1951, p. bet o libet, libido), el amor (al. lieben, ing. lo demás, en francés uno es “hôte” [“hués-
177, n. 2, p. 202, n. 5, pp. 472-480), para re- love), la procreación y la libertad (Liber, dios ped, anfitrión”] de su “hôte” [“anfitrión,
lacionar el “deseo húmedo” (pothos hygrós itálico de la fertilidad, liberi, los niños, liber- huésped”]), eventualmente materializada
[πόθος γρός]) y el eros con herse [ ρση], tas, la libertad), que encuentra idéntica en por el sýmbolon [σύμ ολον] (signo de re-
“el rocío” (como houreo [ο ρέω], “orinar”, la constelación sajona (froda, espuma, Freyr conocimiento, por ejemplo, un anillo roto
del nombre sánscrito para la lluvia, varsa-); y Freyja, dioses del amor y de la fertilidad, cuyas mitades concordantes guarda cada
y el rocío con el macho, arsen [ ρσην], que free, frei, libre). Sin duda se trata de una no- miembro de la pareja), que cierra un pacto
volveríamos a encontrar en la “savia” de la vela etimológica, censurada a cada compa- (philotes), legible en el “beso” (phílema [φί
“primavera” (ambas en griego se dicen ear ración por Chantraine o Benveniste, quie- λημα]). Para traducir philéin, el Benveniste
[ἔαρ]), o en la “primavera” y en el “hombre” nes distinguen por ejemplo leibo y libare de arriesga el uso de un neologismo: “hospiter”
latinos (ver y vir). lipto y libet/lubet, desear; pero la censura es (p. 220, por ejemplo, Ilíada, VI, 15: “abas-
Sea cual fuere la etimología, Onians su- también acrobática, ya que para dar cuenta tado de bienes […], y era philos de los hom-
giere en todo caso como primer significado de la “polisemia desconcertante” del latín bres, porque a todos hospedaba [philées-
de erao [ἐράω]: I pour out (liquid) “derra- libare Benveniste debe retener del sentido ken (φιλέεσκεν)], estando su casa al borde
mo (un líquido)”; y en media: I pour out my- antiguo de “verter algunas gotas” aquel de del camino”). Arraigada de este modo en las
self, “me derramo”. Esto es algo que los dic- “extraer una parte muy pequeña” (Benve- instituciones más antiguas de la sociedad,
cionarios intentan evitar, distinguiendo dos niste, Vocabulario de las instituciones in- philos designa toda una clase de relaciones
erao, uno que significa “amar” y el otro —só- doeuropeas, trad. M. Armiño, II, p. 369). humanas: “Todos aquellos que están unidos
lo en términos compuestos— que significa Para philéin es necesario partir del adje- entre sí por deberes recíprocos de aidós [αἰ
“verter” (para exerao [ἐξεράω], “derramar”, tivo philos [φίλος], que integra la construc- δώς] (“respeto”, véase Vergüenza) se lla-
“vomitar”, Chantraine propone una etimo- ción de varias centenas de palabras del lé- man philoi” (p. 219), desde los combatien-
logía a partir de era [ἔρα], que se conserva xico griego; y como no se ha terminado tes que cierran un trato, hasta los padres,
en éraze [ἔρα ε], “en tierra”), aun si no lo- aún “de discutir su origen” —escribe Ben- aliados, domésticos, amigos, y particular-
gran mantener firmemente la separación veniste (Vocabulario […] I, p. 226)— “es mente todos los que viven bajo el mismo
(por ejemplo synerao [συνεράω], que se- más importante comenzar viendo lo que és- techo (philoi), al igual que la esposa, llama-
gún el LSJ es un verbo único con dos senti- te significa”. Parte del hecho —“propio de da phile a partir del momento en que se la
dos, pour together y love jointly, y no dos una sola lengua, el griego”— de que el adje- hace ingresar a su propio hogar. De este
verbos distintos como en el Dictionnaire tivo philos, que posee el sentido de “ami- modo adquiere su valor afectivo.
grec-français de Bailly). Con Onians, el sen- go”, tiene también, e incluso aparentemen-
100 | AMAR

mas de conducta a los bellos conocimientos” para amantes rivales [anterastái (ἀντερασταί)] se pelean”;
llegar a la “ciencia o conocimiento de lo bello” y cf. C. Calame, 1996, pp. 112 ss.), o en el diálogo apó-
“para que conozca al fin lo que es la belleza en sí” crifo Anterastái (Los rivales) en el cual la rivalidad
(211c-d). Esta ascesis del eros pederasta en la que Só- hace referencia a la dignidad del objeto de amor,
crates se ejercita (212b), aunque expresada por una sabiduría o gimnasia.
extranjera, una mujer y una sofista (el asunto versa Los libros VIII y IX de la Ética a Nicómaco (cf. Éti-
sobre la belleza y el discurso, y no sobre el Bien), no ca a Eudemo, VII, y Retórica, II, 4) atestiguan la am-
habrá cesado de definir el platonismo, el amor pla- plitud de la noción de philía: ésta expresa todos los
tónico y su procedimiento de sublimación. Sobre lazos positivos recíprocos entre uno mismo y un
todo porque esta ascesis es contagiosa, enseñada de otro, tanto en la casa como en la sociedad civil y
facto, puesto que al final, tal como observa Alcibía- política, sobre la base del lazo entre uno y sí mismo.
des, “el erastés” —tan “platónicamente” amado por “Amistad” es la traducción en uso, pero es eviden-
Sócrates que acaba persiguiéndolo como un aman- temente insostenible (cf. por ejemplo, la traducción
te— ya no es el que uno cree: la ironía socrática con- francesa de J. Tricot, p. 381, n. 1), por no poder abar-
siste en intercambiar los papeles —como en esos car este conjunto que comprende principalmente el
diálogos donde el que interroga se pone a contestar amor por los de la propia especie (“filantropía”, 1155a
(Platón juega a menudo con la similitud éromai 20; el amo siente incluso philía por un esclavo, en
[ἔρομαι] “interrogo”/eromai [ἐρ μαι] “amo”)— y tanto que es hombre, 1161b 6), el lazo entre padres-
en hacer que los otros se enamoren de él, “mordi- hijos (“afecto”, “amor paterno, materno/afecto fi-
dos por los discursos filosóficos” (218a, 222b). Es lial”), marido y mujer (“ternura”, “amor conyugal”),
así como la disimetría erótica determina la práctica compañeros (“camaradería” o “amor”, entre hetai-
de la filosofía. roi [ ταῖροι]), clases de edad (“benevolencia” de los
viejos, “respeto” de los jóvenes), las relaciones de
2. “Philéin”: la igualdad de funciones, la igualación ayuda mutua (“beneficencia”, “hospitalidad”), de in-
y la conmensurabilidad. Aristóteles o una ética y tercambios y de negocios (“estima”, “confianza”, ing.
una política de la amistad fairness), las relaciones propiamente políticas, ver-
Para hacer perceptible la diferencia entre erán y phi- ticales (“consideración” de los gobernantes, “devo-
léin podemos retomar los compuestos antiphiléin y ción” de los gobernados) y horizontales (“sociabili-
anterán [ἀντερ ν]. Nada más engañoso que un para- dad”, “acuerdo”; por ejemplo, la homónoia [ μόνοια],
lelo, pues anti- indica a veces la reciprocidad y otras “concordia”, “consenso” de los ciudadanos, es “amis-
el antagonismo. Con respecto a la reciprocidad im- tad política”, 1167b 2), y hasta la relación hombres-
plicada en el anti-, antiphiléin significa “amar a su dioses (“piedad”, “complacencia”).
vez, corresponder al amor”, “devolver philía por phi- Por ende, resulta que, a la inversa del platonismo,
lía”, aquello que en Aristóteles remite a la definición es en el aristotelismo donde la philía se vuelve ge-
misma del philos (“philos es el que ama [ho philón nérica, y el eros es simplemente una de sus especies,
( φιλ ν)] y el que es amado en retribución [kai an- cuya base es la consideración del “placer” (di’ hedo-
tiphilóumenos (κα ἀντιφιλούμενος)]”, Retórica, II, 4, nén [δι δονήν], 1156a 12), frecuente entre los jó-
1381a 1: de este modo, las reposiciones aristotélicas venes, a mismo título que las amistades de los an-
o ciceronianas [redamare, Laelius, XIV, 49] funcionan cianos están basadas en lo “útil” (to khrésimon [τ
como desplazamientos del Lisis y como una vuelta χρήσιμον], 1156a 10). Pero ambas especies no son
a la costumbre). Anti- indica también el antagonis- más que “accidentes” de la tercera y esencial especie
mo: anterán significa esencialmente “rivalizar en de philía, la “amistad” propiamente dicha, basada
amor” hasta Platón en tanto que la problemática eró- en la excelencia (kat’ aretén [κατ ἀρετήν], “según la
tica no se encuentra deliberadamente modificada virtud”, 1156b 7). Esta última es la única que expre-
en términos de philía (por ejemplo, República, VII, sa la esencia de la amistad porque se inscribe de en-
521b: gobernar corresponde al filósofo que no de- trada en un intercambio, en una reciprocidad esta-
sea el poder, pues “es necesario que no tengan acce- ble e igual: “Pero la “relación de amistad” consiste
so al gobierno los que están enamorados [erastás tou en igualdad y semejanza (he d’ isotes kai homoiotes
arkhein (ἐραστ ς τοῦ ρχειν)] del poder; si no los philotes [ δ ἰσότης κα μοιότης φιλότης])—y sobre
AMAR | 101

todo en la igualdad de aquellos que son parecidos Daumas Maurice, La tendresse amoureuse xvie-xviiie siècles, Pa-
en virtud […]” (1159b 2-4). Notemos de paso la sin- rís, Librairie Académique Perrin, 1996
Descartes René, Las pasiones del alma, trad. J. A. Martínez y P.
gularidad, consonante con philéin, del inglés to like, Andrade Boué, Madrid, Tecnos, 1997
cuya etimología contiene la idea de “semejante a” Diógenes Laercio [D.L.], Vitae philosophorum, ed. H.S. Long, 2
(like him, “como él”), en el que amor y parecido con- vols., Oxford, 1964; Vies et doctrines des philosophes illus-
tres, trad. M.-O. Goulet-Cazé (dir.), París, Librairie Générale
cuerdan en la atracción de lo semejante por lo se-
Française, Le Livre de Poche, 1999; Vidas de los filósofos ilus-
mejante. tres, trad. C. García Gual, Madrid, Alianza, 2007.
De ahí la relación manifiesta entre philía y demo- Febvre Lucien, Amour sacré, amour profane. Autour de l’Hep-
cracia, “pues es mucho lo que tienen en común los taméron, Gallimard, 1944
Kant Immanuel, Crítica de la razón práctica, ed. bilingüe ale-
que son iguales” (1161b 10). Pero cuando la desi- mán-español D. M. Granja Castro, México, fce/uam/unam,
gualdad es evidente, y la superioridad de una parte 2005.
sobre la otra es constitutiva de la relación (hombre/ Le Brun Jacques, Le pur amour. De Platon à Lacan, París, Seuil,
mujer, dominante/dominado, etc.), entonces “es la 2002; El amor puro, de Platón a Lacan, trad. S. Mattoni, Cór-
doba, El cuenco de plata, 2004.
proporcionalidad la que equilibra y salvaguarda la Mommaers Paul, Hadewijch d’Anvers, trad. C. Jordens, París,
philía [to análogon isazei kai sozei ten philían (τ Cerf, 1994.
ἀνάλογον ἰσά ει κα σ ει τ ν φιλίαν)]” (1163b 18 Nygren Anders, Erôs et agapé. La notion chrétienne de l’amour
ss.); la philía del inferior compensa por su inten- et ses transformations [Den Kristna kärlekstanken genom ti-
derna. Eros och Agape, Estocolmo, Svenska Kyrkans Diako-
sidad, su constancia, el mérito del superior, devol- nistyrelses, 1930 y 1936], trad. P. Jundt, Aubier-Montaigne,
viendo por ejemplo en honor lo que recibe en dine- 3 vols., 1944 y 1952 ; Eros y ágape: La noción cristiana del
ro: “Aquellos que son desiguales pueden ser amigos amor y sus transformaciones, trad. J. A. Bravo. Barcelona, Sa-
de esta manera, porque alcanzarían la igualdad (isá- gitario, 1969.
Pétré Hélène, Caritas. Étude sur le vocabulaire latin de la chari-
zointo gar an [ἰσά οιντο γ ρ ν])” (1159b 2; cf. VII, té chrétienne, Lovaina, Université Catholique, 1948.
15 y 16). Este rasgo de conmensurabilidad permite Platón, “Lisis”, en Diálogos I, trad. J. Calonge Ruiz, E. Lledó Íñi-
comprender por qué la institución de la moneda (nó- go y C. García Gual, Madrid, Gredos, 1985, pp. 271-316.
——, “Banquete”, en Diálogos III, trad. C. García Gual, M. Martí-
misma [νόμισμα], 1164a 1) tiene que ver con la philía,
nez Hernández y E. Lledó Íñigo, Madrid, Gredos, 1986, pp.
y cómo, más generalmente, el paso a lo simbólico 143-288.
permite saldar lo impagable respecto de los padres ——, “Fedro”, en Diálogos III, trad. C. García Gual, M. Martínez Her-
como de los dioses (por ejemplo 1163b 15-18). nández y E. Lledó Íñigo, Madrid, Gredos, 1986, pp. 289-413.
——, Diálogos IV: República, trad. C. Eggers Lan, Madrid, Gre-
Ante la heterogeneidad de los paradigmas del dos, 1986.
eros y de la philía es posible calibrar la extensión de ——, Œuvres complètes, trad. A. Croiset, París, Les Belles Lettres,
los problemas y de las transformaciones que supo- t. 2, 1921.
ne su traducción por un único vocablo. Ricœur Paul, Liebe und Gerechtigkeit [Amour et justice], Tubin-
ga, J.C.B. Mohr, 1990; Amor y justicia, trad. Adolfo Castañón,
Clara AUVRAY-ASSAYAS México, Siglo XXI, 2008.
Charles BALADIER Robin Léon, La théorie platonicienne de l’amour, París, puf, 1964.
Philippe BÜTTGEN, Barbara CASSIN Rougemont Denis de, L’amour et l’Occident, París, Plon, 1972;
Amor y occidente, México, Leyenda, 1945.
Rousselot Pierre, Pour l’histoire du problème de l’amour au Mo-
Bibliografía principal
yen Âge, París, Vrin, 1933; El problema del amor en la edad
Agustín, De doctrina christiana; “La doctrina cristiana”, en Obras
media, trad. F. de Carlos Otto, Cristiandad, 2004.
de San Agustín en edición bilingüe, vol. XV, trad. B. Martín,
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, pp. 49-352.
Bibliografía de consulta
Aristóteles, Ética a Nicómaco, trad. J. L. Calvo Martínez, Ma-
Benveniste Émile, Le Vocabulaire des institutions indoeuropéen-
drid, Alianza, 2005.
nes, t. 1, cap. 4, París, Minuit, 1969; Vocabulario de las insti-
——, Retórica, trad. Q. Racionero, Madrid, Gredos, 1990.
tuciones indoeuropeas, trad. M. Armiño, Madrid, Taurus,
Calame Claude, L’Éros dans la Grèce antique, París, Belin, 1996;
1983.
Eros en la antigua Grecia, trad. E. Pérez Rodríguez, Madrid,
DK: Diels, Hermann y Walther Kranz, Die Fragmente der Vor-
Akal, 2002
sokratiker, 3 vols., Berlín, Weidmann, 5a. ed. 1934-1937.
Cicerón Marco Tulio, De amicitia, trad. V. García Yebra, Madrid,
Kittel Gerhard, después Friedrich Gerhard (ed.), Theologis-
Gredos, 2000
ches Wörterbuch zum Neuen Testament, 9 vols., Stuttgart,
——, De finibus; Del supremo bien y supremo mal, trad. V. J. He-
Kohlhammer, 1933-1973; Compendio del Diccionario Teoló-
rrero, Madrid, Gredos, 2002.
gico del Nuevo Testamento, trad. C. A. Vargas, Michigan, Li-
——, Disputaciones Tusculanas, trad. A. Medina González, Ma-
bros Desafío, 2002.
drid, Gredos, 2005.
102 | ANALOGÍA

LSJ: Liddell Henry G., Robert Scott y Henry S. Jones, A no medio” que permite ordenar “en una bella com-
Greek-English Lexicon, 9a. ed., Oxford, Clarendon Press, posición” dos “números, masas o fuerzas cualesquie-
1925-1940; A Supplement, ed. E.A. Berber, 1968.
Onians Richard Broxton, The origins of European thought about ra” gracias a un tercero o “medio” (que presenta la
the body, the mind, the soul, the world, time and fate, Cam- propiedad de que “lo que el primero es para sí mis-
bridge, Cambridge UP, 1951; Les origines de la pensée euro- mo, él mismo lo es para el último”), y tampoco ten-
péenne, trad. B. Cassin, A. Debru y M. Narcy, París, Seuil,
drá dificultad un traductor de la Poética para traducir
1999.
el mismo término, utilizado esta vez por Aristóte-
les, para marcar el tipo de relación donde “un se-
gundo término es a un primer término lo que un
cuarto es a un tercero” (Poética, 1457b 16-26). Y le
ANALOGÍA ocurrirá lo mismo a un traductor de la Aestetica de
Baumgarten al toparse con la expresión analogia ra-
griego analogía [ἀναλογία]
tionis, que le permite al discípulo de C. Wolf inte-
latín proportio, analogia
grar el dominio de la sensibilidad y del juicio de
comparación, connotación, dios, ser, homónimo, gusto al campo del conocimiento (cf. A.G. Baum-
imagen, logos, parónimo, predicación, sentido, garten, Aestetica, passim), o a un traductor de los
signo teólogos K. Barth o P. Tillich frente a las expresio-
nes analogia fidei seu revelationis (heredada de Ro-
El término analogía no plantea ningún problema de traduc- manos 12:6, donde Pablo prescribe ejercer el don de
ción en inglés, en español, en italiano ni en alemán, pues su la profecía “conforme a la analogía de la fe”) y ana-
primera acepción es la del término griego analogía [ἀναλο logia imaginis (“analogía de la imagen”). El único pro-
γία], inicialmente traducido en latín como proportio. Se blema de “traducción” de analogía planteado por el
trata de una relación matemática entre cantidades o, más idioma grecolatino no viene de una ausencia de equi-
precisamente, de la igualdad de dos relaciones por cocien- valente en las lenguas europeas de la filosofía, sino
te. El sentido obvio de “relación de las partes entre ellas, y de las consecuencias y de los desafíos de su aplica-
con su todo” se encuentra pues tanto en Littré como en Ci- ción al “problema del ser”, fuera de su esfera de ori-
cerón (en su traducción latina del Timeo) o Varrón (De lingua gen, bajo el título propiamente escolástico de analo-
latina, 8, 32). Sin embargo, a esta acepción matemática de gia entis (“analogía del ser” o “del ente”), y por esta
la “relación entre relaciones” se superpone rápidamente la misma razón de su carácter “grecolatino”. Es una tra-
de “semejanza entre relaciones”, de tal manera que, como ducción ya efectuada, y en un campo muy preciso,
observa Michel Foucault, el “viejo concepto ya familiar a la que da que pensar al filósofo y al historiador de la
ciencia griega y al pensamiento medieval”, que viene a ins- filosofía; una traducción, en un sentido, demasiado
cribirse en el registro más general de las “similitudes”, en la bien lograda, que funciona como una suerte de pan-
edad clásica acaba por ocupar un lugar aparte, entre el talla entre la filosofía antigua, especialmente la tradi-
campo de la convenientia (“asegurando el maravilloso en- ción aristotélica, y diversos herederos de la escolásti-
frentamiento de las semejanzas a través del espacio”) y el ca medieval. Por esto, la analogía plantea un problema
de la aemulatio ética, incluso estética (“hablando de ajustes, de lectura a los lectores de una obra donde no figura
de ligas y de junturas”), hasta “ofrecer, a partir de un mismo como tal —la Metafísica de Aristóteles—, ya que só-
punto, un número indefinido de parentescos” (Las palabras lo la genealogía de una expresión voluntariamente
y las cosas, pp. 28-30). Estos múltiples parentescos justifi- “saturada” puede suprimir sus múltiples ambigüeda-
can la presencia de una palabra, siempre demasiado fácil- des, produciendo al mismo tiempo la “red” que le ha
mente traducida, en un vocabulario de términos intraduci- permitido hacer historia. Gesto lexicográfico e in-
bles, debido a la multiplicidad de campos que coordina en novación doctrinal son aquí indisociables, de ma-
silencio, debido a una serie de golpes de fuerza que se re- nera que (y esto hace de analogía un caso singular, si
nuevan indefinidamente por su “familiaridad” misma. no es que realmente aislado) no se puede hacer ver-
daderamente la historia de uno sino a través de una
Prácticamente ningún traductor del Timeo (31c, 32a- arqueología filosófica de la otra. Habida cuenta de la
b) tendrá dificultad en traducir el término analogía importancia del momento “tomista” en esta historia
utilizado por Platón para designar el “lazo, el térmi- “doble”, es por allí por donde hay que comenzar.
ANALOGÍA | 103

I. El proceso de formación de la teoría La teoría medieval de la analogía del ser es pro-


de la analogía ducto principalmente del encuentro de Categorías
Elemento central de la metafísica escolástica, la lla- (1, 1), Ética a Nicómaco (I, 6) y Metafísica (IV, 1). An-
mada teoría de la “analogía del ser” (analogia entis) tes de esta síntesis, tuvo preferencia la noción de una
generalmente es presentada como una teoría “aris- homonimia reducida, siendo utilizada fuera de toda
totélica” o “aristotélico-tomista”. Esta apelación debe preocupación metafísica, como concepto semánti-
ser abandonada. Existen varias formulaciones tomis- co ligado a la interpretación de los dos problemas ló-
tas de la noción de analogía, algunas filosóficas, en gicos estándar de la homonimia según Aristóteles:
los comentarios de Aristóteles, otras teológicas, en la elucidación de la distinción entre homónimos y
las obras personales (Cuestiones disputadas sobre la sinónimos en Categorías (1, 1), y el análisis de los me-
verdad, Suma contra los gentiles, Suma teológica). canismos semánticos de la fallacia aequivocationis
Las primeras están destinadas a resolver el proble- en Refutaciones sofísticas (17). Característico de esta
ma aristotélico de la “multiplicidad de los sentidos problemática lógica es el análisis de la aequivocatio
del ser”, las segundas, a volver sobre el problema no ex adiunctis hecho por el Anonymus Cantabrigien-
aristotélico, en realidad boeciano y dionisiano, de la sis, que se basa en tres interpretaciones de la homo-
praedicatio in divinis, tal como lo expone Boecio en nimia de sanum claramente extraídas de Topica (I,
De Trinitate, IV, o, si se prefiere, sobre la llamada 15, 106b 34-38), o el análisis hecho por el Anonymi
cuestión de “los Nombres divinos”. En todo caso, la Compendiosus tractatus de fallaciis, que interpreta
noción medieval de “analogía del ser” no puede adu- en términos de “consignification” la variación se-
cir un préstamo directo de una teoría positiva ya mántica que preside el paralogismo de la “equivoci-
constituida como tal en Aristóteles: interviene más dad ex adiunctis”, a partir de dos sentidos de sanum
bien al término de un largo proceso hermenéutico, evocados en Topica (I, 15, 106a 5-9). En este estadio
iniciado al parecer con Alejandro de Afrodisia, pro- de desarrollo, la cuestión de la homonimia no de-
ceso al que la tradición interpretativa de Aristóteles semboca aún en una teoría de la analogía del ser: se
contribuyó durante toda la Antigüedad tardía, de queda en los límites de los materiales porfirianos
Plotino a Simplicio. Interpretada a partir del corpus transmitidos por los Comentarios lógicos de Boecio
aristotélico, la formación de la teoría medieval de la y las fuentes aristotélicas de la Logica vetus y de la Lo-
analogía se presenta como la fusión progresiva de gica nova. El problema metafísico de la pluralidad de
al menos seis textos de inspiración, de alcance y de sentidos del ser no es afrontado como tal. La noción
significación diferentes: la distinción entre sinóni- de analogía tampoco juega un papel asignable en la
mos, homónimos y parónimos del primer capítulo metafísica grecolatina de la era boeciana (aetas boe-
de las Categorías; la distinción entre dos tipos de ho- tiana), donde, hasta el final del siglo XII, domina el
monimia (derivados de las cosas a sus definiciones) problema de la transferencia de las categorías, trans-
en los Tópicos (I, 15, 107b 6-12); la distinción entre sumptio rationum, que marca todo uso teológico de
los diferentes modos del error según la homonimia las diez categorías aristotélicas. En este universo de
propuesta en las Refutaciones sofísticas, 17; la distin- discurso, la cuestión aristotélica de la pluralidad de
ción problemática de los tres tipos de homonimias sentidos del ser queda oculta por la de la aplicabili-
intencionales introducida en la Ética a Nicómaco (I, dad de las categorías ontológicas en el dominio de
4, 1096b 26-31): unidad de origen o de provenien- la teología. Abundantemente ilustrada en los prime-
cia, unidad de fin o de tendencia, unidad de analo- ros comentarios medievales del De trinitate de Boe-
gía —donde “analogía” tiene el sentido aristotélico cio, especialmente en Gilbert de Poitiers y los porre-
auténtico de proporción matemática de cuatro tér- tanos, la problemática a la sazón dominante reside
minos (a / b = c / d) (véase Homónimo)—; la teoría en una pregunta única, extrapolada del capítulo IV
de la unificación de la multiplicidad de sentidos del de la obra de Boecio: dado que “las categorías cam-
ser, expuesta en el libro IV de la Metafísica sobre la bian de sentido cuando se las aplica a Dios”, ¿hay
base del significado de los términos “sano” y “mé- equivocidad pura, uso metafórico o “transunción”
dico”, a su vez completada por la teoría del accidente del lenguaje categorial cuando éste se traspone del
como flexión de la sustancia sugerida por ciertos pa- dominio natural al dominio divino? (Véase el RE-
sajes del libro VII de la Metafísica (1, 1028a 15-25). CUADRO 1, Translatio studii, en Traducir.)
104 | ANALOGÍA

II. Denominativa, convenientia, analoga tesis según la cual la unidad del concepto de ser, in-
La problemática escolástica de la analogía aparece al vestigada por Aristóteles, es una “conveniencia se-
inicio del siglo XIII, cuando la palabra y la noción de gún la ambigüedad”, legible según la “relación de lo
analoga vienen si no directamente a remplazar al anterior y de lo posterior”, es decir, en el marco más
menos sí a recubrir las denominativas (o “paróni- o menos platonizante de una teoría de la participa-
mas”) de Aristóteles. Este recubrimiento tiene una ción graduada. Si bien la concepción aviceniana de
larga historia previa: se sabe, en efecto, por Simpli- la analogía “según lo anterior y lo posterior” domina
cio (cuyo Comentario de las Categorías fue traducido la mayor parte de los comentarios lógicos (Nicolás
en 1268 por Guillaume de Moerbeke), que los intér- de París, Summae Metenses) y metafísicos (Roger
pretes helenófonos de Aristóteles muy pronto “reu- Bacon, Quaestiones alterae supra libros Primae phi-
nieron en un solo modo la homonimia ab uno y la losophiae Aristotelis, IV, q. 3-4) de Aristóteles hasta
homonimia ad finem”, y que otros “las plantearon los años 1250-1260, las teorías ulteriores no cesan de
como intermedias entre los homónimos y los sinó- complejizarse.
nimos” (In Praedicamenta Aristotelis, ed. Pattin, pp.
43, 87-96). Los testimonios latinos de la sustitución III. Analogía filosófica / analogía teológica
de la secuencia homónimos-sinónimos-análogos La distinción entre analogía filosófica y analogía teo-
por la tríada homónimos, sinónimos, parónimos no lógica hace estallar el marco inicialmente unitario de
faltan: el montaje se efectuó desde los años 1245, es la formulación. Como el problema de la praedicatio
decir, desde las primeras Lecturae universitarias de in divinis no puede encararse en una teoría de la
los Libri naturales de Aristóteles. Los comentarios de analogía “según lo anterior y lo posterior”, dada la
Alberto Magno sobre la Logica vetus permiten, so- ausencia de relación o de proporción asignable entre
bre este punto, identificar la fuente de los maestros Dios, creador e infinito, y el ente, creado y finito, To-
universitarios: los filósofos árabes, que intercalaron más de Aquino introduce, para paliar el déficit, una
entre univoca y aequivoca “lo que ellos llaman con- distinción entre analogía de proporción y analogía
venientia”, y esto para dominar conceptualmente el de proporcionalidad, bien descrita por los intérpre-
problema de la homonimia del ser. A partir de Al- tes recientes. Por “proporción” se entiende, desde De
berto Magno y de las fuentes que evoca, al-Ghazali institutione arithmetica (II, 40), de Boecio, una re-
y Avicena, podemos llamar teoría de “la analogía lación entre dos términos; por “proporcionalidad”,
del ser” a toda teoría que presente los siguientes ele- una relación entre dos relaciones; por “analogía de
mentos: la interpretación de la homonimia ad unum proporción”, Tomás da cuenta de lo que hoy en día
en términos de proporción; la aplicación de esta re- se llama “significación focal” del ser (o más bien de
lación orientada y no convertible, como la paroni- la palabra “ser”): las diversas significaciones catego-
mia, a la relación sustancia-accidente comprendida riales se pueden coordinar horizontalmente como
como relación prius-posterius, principal (anterior) las de la palabra “sano”. La “analogía de proporcio-
y secundaria (derivada, posterior); la distinción en- nalidad” apunta a articular dos relaciones: la analo-
tre “tres modos de la analogía”, i.e. tres tipos de “re- gía conceptual, cognitiva (secundum intentionem), y
laciones” que regulan la atribución de los términos la analogía ontológica (secundum esse). En el siglo
llamados “analógicos”: la “proportio ad unum su- XIV, Meister Eckhart prácticamente agota la noción
biectum”, que vale para el término “ente”; la “propor- reduciendo la analogía teológica a una simple ana-
tio ad unum efficiens actum”, que vale para el térmi- logía de atribución extrínseca, basada en una “analo-
no “médico”, y finalmente proportio, que vale para gía” en el sentido estricto del término (proporción
el término “sano”, más o menos claramente com- de cuatro términos): como no hay salud más que en
parada con la causalidad final. Conocida por los la- el animal, sólo hay ser en Dios. La criatura es el sig-
tinos antes de la Metafísica de Aristóteles, la Meta- no de Dios, como la orina es el signo de la salud. Sin
física de Avicena es entonces, para la Edad Media embargo, como la relación entre signo y cosa signi-
latina, según el testimonio mismo de Alberto Mag- ficada se duplica con una relación de efecto a causa,
no, la fuente primaria de la problemática de la plu- el contenido exacto de la teoría de la analogía es una
ralidad de sentidos del ser. Es ésta la que orienta la teoría de la “causalidad analógica”: Dios es creador
lectura de los textos aristotélicos y la que impone la y dador de ser, entonces la criatura es; pero su ser,
ANGUSTIA | 105

que no está arraigado en ella, se reduce al de Dios y ANGUSTIA


no es más que su signo. Con la aparición del “con- alemán Angst
cepto unívoco de ente” en Duns Escoto, la teoría de danés Angest
la analogía evoluciona progresivamente hacia una francés angoisse
teoría del “concepto analógico de ente”, que los to- inglés anxiety
mistas y después la “segunda escolástica” se esfuer- latín angustia(e)
zan por oponer a la teoría escotista. Esta evolución,
que va más allá de la Edad Media, desemboca en las care, dasein, hay, malestar, nada, negación, ser,
sorge
formaciones más o menos sincréticas de las nocio-
nes de analogía utilizadas entre los neotomistas y la El término angustia está etimológicamente emparentado
neoescolástica: así, el modelo de la analogía según con el de estrechez [étroitesse] (en español angostura) u
J. Maritain es Juan de Santo Tomás más que Tomás opresión [resserrement], al igual que sucede en el ámbito
de Aquino. germánico (al. Enge), y esta proximidad se encuentra to-
El complejo discursivo de la analogia entis no ago- davía en Schelling y en Jakob Boehme. Sin embargo, es so-
ta la totalidad del campo de la analogía. Los debates bre todo en la relación de afinidad electiva que mantiene
modernos sobre el estatus puramente alegórico de con la nada (como anonadar) y la posibilidad en estado pu-
la analogía (E. Cassirer) o, al contrario, sobre “el ro donde Heidegger, después de Kierkegaard, pondrá el
efecto de sentido metafórico” que trabaja sin men- acento. El hecho de que Angst, a diferencia de Furcht (el
cionarla la analogía teológica medieval (P. Ricœur), “miedo”), sea “sin objeto”, no es menos crucial para el psi-
no dejan de inscribirse en la red definida por el en- coanálisis.
cuentro entre el problema aristotélico de la “multi-
plicidad de los sentidos del ser” y el problema pura- En una nota del § 40 de Ser y tiempo, Heidegger re-
mente teológico “de los Nombres divinos”, heredado mite al tratado de Kierkegaard de 1844, El concepto
del pensamiento tardo-antiguo y medieval. La ana- de la angustia, declarando que nadie había ido más
logia es el corazón de un dispositivo de donde par- lejos que éste en el análisis de ese fenómeno, tal co-
ten, para autonomizarse relativamente, los diversos mo allí se despliega, en el contexto teológico de una
campos articulados a la fuerza por el gesto fundador exposición “psicológica” del problema del pecado
de la inventio analogiae: metáfora, símbolo, categoría. hereditario.
Alain de LIBERA Kierkegaard, por su parte, remite en su tratado
(cap. 2, § 1, nota) al uso no antropomórfico que ha-
Bibliografía ce Schelling del término Angst, entendiéndolo co-
Ashworth Earline Jennifer, “Analogy and equivocation in thir-
teenth-century logic: Aquinas in context”, Mediaeval Studies,
mo “los dolores de parto de la divinidad creadora”
54, 1992, pp. 94-135. (El concepto de la angustia, pp. 86-87n). Schelling, des-
Aubenque Pierre, “Sur la naissance de la doctrine pseudoaristo- pués de Jakob Boehme, entiende Angst en relación
télicienne de l’analogie de l’être”, Les Études Philosophiques, con Enge (“estrechez, opresión”, gr. ankho [ γχω],
3/4, 1989, pp. 291-304.
Baumgarten Alexander G., Aestetica, I-II [1750-1758], Hildes-
“apretar, estrechar, ahogar”, lat. angustia, más co-
heim, Olms, 1961. múnmente en plural angustiae; cf. en francés an-
Boulnois Olivier, “Analogie et univocité selon Duns Scot: la goisse/angine y en español angustia/angina —lo que
double destruction”, Les Études Philosophiques, 3/4, 1989, oprime, cierra la garganta—), como un movimien-
pp. 347-369.
Brentano Franz, Von der mannigfachten Bedeutung des Seien- to centrífugo propio del ser que se siente encerrado
den nach Aristoteles, Friburgo, 1862; Aristote. Les diverses (beengt) en sí mismo:
acceptions de l’être, trad. P. David, París, Vrin, “Bibliothèque
des textes philosophiques”, 1992.
La propia angustia de la vida empuja al hombre fue-
Courtine Jean-François, Suárez et le Système de la métaphysi-
que, París, puf, 1990.
ra del centro en el que fue creado […]; para poder
Foucault Michel, Las palabras y las cosas, trad. Elsa C. Frost, vivir en él […], por lo que es casi necesario que in-
México, Siglo XXI, 2a. ed. 2010. tente salir desde el centro a la periferia.
Vuillemin Jules, De la logique à la théologie. Cinq études sur Schelling, Sämtliche Werke, t. 7, p. 381;
Aristote, París, Flammarion, 1967, pp. 44-125. Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad
humana y los objetos con ella relacionados, p. 221.
106 | ANGUSTIA

Es menos de esta tematización de la angustia de las árbol del conocimiento del bien y del mal” (Géne-
Investigaciones de 1809 de lo que Kierkegaard quie- sis 2:17) despierta la posibilidad de la libertad, se
re tomar distancia que de aquella de Las edades del convierte en “den ængstende Mulighed af at kunne
mundo (vol. 9) (Sämtliche Werke, t. 8, pp. 246, 265, [la angustiosa posibilidad de poder]”, sin duda no
267-268, 322), donde “los dolores de parto de la divi- de poder elegir entre el bien o el mal, sino simple-
nidad creadora” caracterizan una angustia divina cu- mente de poder, si puede decirse —“Mulighed er at
yo antropomorfismo Kierkegaard subraya. En cuanto kunne [sólo existe la posibilidad de poder]”— (Be-
a la relación Angst/Enge, sigue todavía más o menos grebet Angest, cap. 1, § 6, p. 79; trad. esp. pp. 69-70).
presente en el alemán, aunque sea en sordina. No es Lo propio de Heidegger habrá consistido en unir
casualidad que el verbo beengen aparezca en los es- las dos definiciones de la angustia, la schellinguiana
critos de Heidegger que analizan el fenómeno de la y la kierkegaardiana, en su concepto de Angst, com-
angustia: “Lo que oprime […] es el mundo mismo prendida entonces como estrechez y relación con la
[Was beengt, ist […] die Welt selbst]” (Sein und Zeit nada. En la “clara noche” de la angustia, a la cual Hei-
[Ser y tiempo] § 40). degger reconocerá en 1929, en su conferencia inau-
Con Kierkegaard, la relación “angustia/estre- gural ¿Qué es metafísica?, un alcance iniciático para
chez” es menos determinante que la relación de la entrar en la metafísica (Gesamtausgabe, t. 9, p. 114;
angustia con la nada y con la posibilidad. La angus- trad. esp., p. 31), la nada despunta, como anonadar.
tia (Angest) es totalmente distinta del miedo (alde- • VÉASE EL RECUADRO 1
les forskjelligt fra Frygt) —y esta distinción Angest/ Pascal DAVID
Frygt se encontrará en Heidegger como la distin-
Bibliografía
ción Angst/Furcht (cf. Was ist Metaphysik?, p. 111; Heidegger Martin, Sein und Zeit, in Gesamtausgabe, t. 2, Frank-
trad. esp., pp. 25-26)—, pues, si el miedo tiene que furt, Klostermann, 1977; Ser y tiempo, trad., prólogo y no-
ver con algo determinado o bien preciso (bestemt), tas de Jorge Eduardo Rivera, Madrid, Trotta, 2016.
estamos angustiados “por nada [for Intet]”. Lo cual ——, Was ist Metaphysik?, en Gesamtausgabe, t. 9, Frankfurt,
Klostermann, 1976 ; ¿Qué es metafísica?, versión de Helena
lleva a Kierkegaard a definir así la angustia: Cortés y Arturo Leyte, Madrid, Alianza, 2009.
Kierkegaard Søren, Begrebet Angest, introd. y notas V. Søren-
[…] la angustia es la realidad de la libertad en cuan- sen, Copenhague, Gyldendal, 1960; El concepto de la angus-
to posibilidad frente a la posibilidad [Angest er Fri- tia, trad., prólogo y notas de Demetrio G. Rivero, Barcelo-
na/Madrid, Orbis Hyspamérica, 1984.
hedens Virkelighed som Mulighed for Muligheden].
Schelling Friedrich Wilhelm Joseph von, Sämtliche Werke, Mú-
Begrebet Angest, cap. 1, § 5, pp. 71-72; nich, Schröter, 1965.
El concepto de la angustia, p. 67. ——, Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad hu-
mana y los objetos con ella relacionados, Barcelona, Anthro-
pos, 2004.
La “nada de la angustia [Angestens Intet]” del ino- ——, Las edades del mundo, Madrid, Akal, 2002.
cente Adán, en quien la prohibición de “comer del

Recuadro 1 › “Angst” y angustia en psicoanálisis


es, heimat (recuadro 2, “das canza su valor de umbral con el que puede nos Aires, Amorrortu, 2008, p. 75). La se-
unheimliche”), pulsión, sujet (d), despertar afecto psíquico, pero, por razo- gunda teoría freudiana sobre la angustia es
verneinung, wunsch nes cualesquiera, el anudamiento psíquico presentada en Hemmung, Symptom und
que se le ofrece resulta insuficiente, no se Angst (1925). La angustia es concebida en
I. Las dos teorías freudianas sobre puede llegar a la formación de un ‘afecto primer lugar como “algo sentido (etwas Em-
la angustia sexual’ porque faltan para ello las condicio- pfundenes)”, un “estado afectivo (Affektzu-
Sigmund Freud elaboró dos teorías sobre la nes psíquicas: así, la tensión ‘física’ no liga- stand)” que aparece como “reacción frente
angustia. La primera se remonta al comien- da psíquicamente se muda en — angustia” a la situación de peligro”. Es comprendida
zo de su obra y presenta la angustia como (“Manuskript E. Wie die Angst entsteht”, como una “señal” que proviene del yo, da-
“transformación de la libido [Angst aus Um- Briefe an Wilhelm Fliess; “Manuscrito E: do que sólo el yo puede juzgar situaciones
wandlung von Libido]” acumulada. Esta ¿Cómo se genera la angustia?” en Cartas a de peligro (cf. ES) (Gesammelte Werke, t.
transformación de la libido en angustia se Wilhelm Fliess (1887-1904), trad. esp. José 14, pp. 162, 164 y 171; “Inhibición, sínto-
produce cuando “la tensión física crece, al- L. Etcheverry, Obras completas, vol. I, Bue- ma y angustia” en Obras completas, op. cit.,
ANGUSTIA | 107

vol. XX, [1976] 1992, pp. 122, 125 y 133). alemán, que puede significar “angustia” pe- ba traduce Angst y Angst haben vor etwas
La angustia es la reacción —la señal— fren- ro también “tener miedo de”, seguida, en respectivamente por angoisse y avoir angoi-
te al “peligro de la pérdida del objeto [Re- ese caso, de la preposición vor (Angst haben sse devant quelque chose. En cambio, los tra-
aktion auf die Gefahr des Objektverlust]” vor etwas). Freud mismo intentó establecer ductores de Conférences d’introduction à la
(op. cit., p. 202; trad. esp., p. 157). Freud la diferencia entre esas dos acepciones: psychanalyse y de Nouvelles conférences d’in-
presenta múltiples formas de pérdida del troduction à la psychanalyse, por ejemplo,
objeto que no son más que versiones ate- Terror, miedo, angustia, se usan equivo- traducen ese término de otra manera. La
cadamente como expresiones sinónimas;
nuadas del “desvalimiento [Hilflosigkeit]” edición inglesa, por su parte, realizó la mis-
se las puede distinguir muy bien en su re-
del trauma, que constituye el núcleo de la ma elección traduciendo Angst por anxiety
lación con el peligro. La angustia designa
situación de peligro (cf. ibid., pp. 197-200; cierto estado como de expectativa frente o, según el contexto, por fear, afraid, alarm,
trad. esp. p. 145). Se constata también una al peligro y preparación para él, aunque se etc. Se discute sin embargo si la palabra in-
modificación esencial de la elaboración freu- trate de un peligro desconocido; el miedo glesa conserva aún una relación semántica
diana en relación con la represión: “No es la requiere un objeto determinado, en pre- con la alemana Angst (cf. Inhibitions, Symp-
represión la que crea la angustia, sino que sencia del cual uno lo siente; en cambio, toms and Anxiety, en The Standard Edition
la angustia está primero ahí, ¡es la angustia se llama terror al estado en que se cae of the Complete Works of Sigmund Freud,
la que crea la represión!” (Angst und Trieb- cuando se corre un peligro sin estar pre- trad. y ed. James Strachey, t. 20, Londres,
parado: destaca el factor de la sorpresa.
leben [1932], en Neue Folge der Vorlesungen The Hogarth Press, 1959, nota del traduc-
zur Einführung in die Psychoanalyse, Gesam- Jenseits des Lustprinzips [1920], Gesam- tor inglés, p. 165). Las versiones en español,
melte Werke, t. 13, p. 10; “Más allá del prin-
melte Werke, t. 15, p. 92; “Angustia y vida cipio del placer”, en Obras completas, op. realizadas a partir del alemán, traducen
pulsional, 32a. Conferencia” en Nuevas con- cit. vol. 18, [1976] 1992, pp. 12-13. Angst por “angustia”, pero en ocasiones se
ferencias de introducción al psicoanálisis y recurre a otros términos, como a la palabra
otras obras, Obras completas, op. cit., vol. 22, En Hemmung, Symptom und Angst, Freud “miedo” (Obras completas, trad. esp. Luis
1991, p. 79). subraya que la angustia tiene “un carácter López-Ballesteros y de Torres, t. 2, Madrid,
Freud distingue dos tipos de angustia, la de indeterminación y ausencia de objeto; y Editorial Biblioteca Nueva, 1968).
“angustia realista [Realangst]” y la “angus- hasta el uso lingüístico correcto le cambia
tia neurótica [neurotische Angst]”: “Peligro el nombre cuando ha hallado un objeto, sus- III. Jacques Lacan: la angustia
realista es uno del que tomamos noticia, y tituyéndolo por el de miedo {Furcht}” (op. “no es sin objeto”
angustia realista es la que sentimos frente cit., p. 197-198; trad. esp., p. 154). Lacan dedicó todo un seminario al tema de
a un peligro notorio de esa clase. La angus- A pesar de esta observación, la dificultad la angustia (Le Séminaire, Livre X [1962-
tia neurótica lo es ante un peligro del que persiste: ni Freud ni la lengua alemana utili- 1963], L’Angoisse, inédito; El Seminario de
no tenemos noticia”, y el peligro neurótico zan comúnmente esta distinción, como lo Jacques Lacan, Libro 10, La angustia, trad.
es “un peligro pulsional [eine Triebgefahr]” indican los diccionarios Duden et Historis- Enric Berenguer, Buenos Aires, Paidós,
(Hemmung, Symptom und Angst, p. 198; ches Wörterbuch der Philosophie. En el ar- 2007), pero importantes consideraciones
trad. esp., pp. 154- 155; ver también Die tículo Angst de ese último diccionario, pue- con respecto a esta cuestión ya están pre-
Angst [1917 (1916-17)], in Vorlesungen de leerse: “La separación difundida entre sentes en el seminario sobre la identifica-
zur Einführung in die Psychoanalyse, Ge- Angst en tanto que sin objeto, libre senti- ción: “no queda excluido que ustedes lo re-
sammelte Werke, t. 11; “La angustia”, Con- miento disperso, y Furcht como aquello que encuentren como tal, el deseo del Otro, del
ferencia 25, en Obras completas, op. cit., se anuda a un objeto, no se realiza ni en la Otro real […]. Es en ese punto que nace la
vol. 16, [1976] 1991). Freud subraya que, utilización de conceptos en el conjunto de la angustia […] la angustia es la sensación del
en algunos casos, los rasgos de esos dos ti- literatura, ni en el uso de la lengua común” deseo del Otro” (Le Séminaire, Livre IX
pos de angustia se mezclan: “El peligro es (H. Häfner, “Angst, Furcht”, HWP, p. 310). [1961-1962], L’Identification, inédito, se-
notorio y real {objetivo}, pero la angustia Otro artículo “Obsessions et phobies [Ob- sión del 4 de abril de 1962; Seminario 9, La
ante él es desmedida, más grande de lo que sesiones y fobias]”, que Freud redactó en identificación). Para Lacan, al igual que pa-
tendría derecho a ser a juicio nuestro. En es- francés, permite verificar que el sentido de ra Freud, la angustia es una señal, pero una
te ‘plus’ se delata el elemento neurótico” la palabra en cuestión no es unívoco: las pa- señal de la presencia del deseo del Otro en
(Hemmung, Symptom und Angst, p. 198; labras “angustia” y “ansiedad” (angoisse y tanto “real” y no ya “simbólico”. El deseo del
trad. esp., p. 155). En lo concerniente a la anxiété) son utilizadas ambas por Freud Otro en tanto “simbólico” presupone el fa-
noción de peligro, Freud distingue “el peli- para traducir Angst, así como la expresión lo, que es, según Lacan, el “nombre” del de-
gro realista [die Realgefahr]”, que amenaza “neurosis ansiosa” para designar Angstneu- seo del Otro, es decir, incluido en el signifi-
a partir de un objeto externo, y el peligro rose (Obsessions et Phobies, Gesammelte cante (cf. Significante). El falo es, al mismo
neurótico, que proviene de “una exigencia Werke, t. 1, pp. 345-353; “Obsesiones y fo- tiempo, una falta, un “vacío estructurante”
pulsional (Triebanspruch)” (ibid., p. 200; bias”, en Obras completas, op. cit., vol. III, alrededor del cual se instaura toda posibili-
trad. esp. p. 157). [1976] 1991, pp. 75-82). Frente a esta di- dad de significación (cf. “La signification du
ficultad, los traductores, o calcan el original phallus”, en Écrits, Seuil, 1966, y Le Sémi-
II. Los problemas de traducción alemán, o realizan una interpretación de los naire, X, séance du 12 décembre 1962; “La
Los textos freudianos sobre la angustia con- contextos en los que Freud utilizaba la pa- significación del falo” en Escritos I, México,
llevan algunas dificultades de traducción por labra Angst. Así, la versión francesa de Siglo XXI Editores, 1988 y El Seminario de
el doble significado de la palabra Angst en Hemmung, Symptom und Angst citada arri- Jacques Lacan, Libro 10). La angustia hace
108 | ANIMAL

su aparición en el momento en que el falo, 9 de enero de 1963) y, por esa razón, es el 24 vols., trad. José L. Etcheverry, Buenos Ai-
que regula las relaciones del sujeto con el único afecto que “no engaña” (“ne trompe res, Amorrortu, 1991-1993.
enigma del deseo del Otro, falta. Lacan pas”, ibid., séance du 19 décembre 1962; Lacan, Jacques, Le Séminaire, Livre IX [1961-
declara: “hay temor de perder el falo porque clase del 19 de diciembre de 1963). La dis- 1962], L’Identification, inédito.
——, Le Séminaire, Livre X [1962-1963], L’an-
sólo el falo puede dar su campo propio al cusión sobre la angustia prepara así la ela-
goisse, París, Seuil, 2004; El Seminario de
deseo” (Le Séminaire, IX, sesión del 4 de abril boración del concepto del “objeto pequeño Jacques Lacan, Libro 10, La angustia, trad.
de 1962; Seminario 9, La identificación). a”, “objeto causa de deseo”, que enunciará Enric Berenguer, Buenos Aires, Paidós,
La angustia corresponde así “a la falta en el seminario del año siguiente, Les Qua- 2007.
de esa falta”, lo cual implica un encuentro tre Concepts fondamentaux de la psycha-
directo con el deseo de “el Otro real” (cf. Le nalyse (Le Séminaire, Livre XI [1964], texte Bibliografía de consulta
Séminaire, X, séances des 28 novembre établi par J.-A. Miller, Seuil, 1973; Los cua- Duden. Deutsches Universalwörterbuch, 3a.
1962 et 5 décembre 1962; El Seminario de tro conceptos fundamentales del psicoanáli- ed., Mannheim, Dudenverlag, 1996.
Jacques Lacan, Libro 10, clases del 28 de no- sis, El Seminario de Jacques Lacan, Libro 11, HWP: Ritter, Joachim y Gründer Karlfried,
viembre y 5 de diciembre de 1962). Estas trad. Juan Luis Delmont- Mauri y Julieta Su- Historisches Wörterbuch der Philosophie.
reflexiones condujeron a Lacan a empren- cre, Buenos Aires, Paidós, 2007). Unter Mitwirkung von mehr als 700 Fach-
gelehrten, nouv. ed., Basilea, Schwabe,
der una “rectificación” del concepto de an- Elisabete Thamer
1971-, Darmstadt, Wissenschaftliche
gustia con respecto a la posición freudiana Buchgesellschaft, 1971-, t. 1.
y a cierta tradición filosófica: la angustia, di- Bibliografía principal
ce él, “no es sin objeto” (“n’est pas sans ob- Freud, Sigmund, Gesammelte Werke, 18 vol.,
Frankfurt, Fischer, 1999; Obras completas,
jet”, ibid., séance du 9 janvier 1963; clase del

ANIMAL mántica, hace que se traduzca das Tier por “la bestia” más
que por “el animal”.
alemán Animal, Bestie, Tier, animalisches Wesen
Demasiado estrecho o demasiado ancho, nuestro ani-
francés animal
griego to zoon [τ ον], to theríon [τ θηρίον] mal es, así, una proyección sobre otras taxinomias.
latín animal
I. La ausencia del animal entre los griegos:
affordance, alma, leib, logos, naturaleza, el zoon
phantasía, sujet, vida Historia de los animales, Partes de los animales, Re-
producción de los animales, etc., los tratados biológi-
Hoy la tripartición hombre/animal/planta nos parece na- cos de Aristóteles confirman la idea de que tanto
tural: el uso de las lenguas latinas tiende a reservar animal para los griegos como para nosotros el concepto de
a los animales, desprovistos de razón pero dotados de mo- animal funciona idénticamente. Pero el término que
vimiento. Sin embargo, debido a que en su raíz etimológi- traducimos, por medio del latín, animal, tiene una
ca resuena “el alma” en el sentido de soplo vital (anima), acepción mucho más amplia: to zoon [τ ον], sus-
animal se presenta también con una extensión de sentido tantivo neutro formado a partir de zoo [ ώω], “vi-
que hace que designe todo “ser vivo”. Ahora bien, la lengua vir”, designa “todo lo que eventualmente participa
griega nos ofrece una configuración de sentido mucho de la vida” (Platón, Timeo, 77b), en este caso incluso
más extensa: la palabra zoon [τ ον] (de zoo [ ώω], “vi- las plantas, pero en primer lugar el propio mundo
vir”, zoé [ ωή], “la vida”), que suele traducirse por animal, (30b), los dioses, los astros del cielo como dioses
incluye en buen número de textos no solamente a los hom- del Olimpo (39e ss.) y, por supuesto, los hombres
bres sino también a los astros y a los dioses, así como a ve- no menos que nuestros “animales”.
ces a las plantas. Sin embargo, en esta jerarquía continuista de la
Por otra parte, la traducción habitual del término “ani- diversidad de especies, Aristóteles distingue a menu-
mal” en alemán, das Tier, remite a otra constelación de sen- do a los zoa [ α] propiamente dichos (sustantivo,
tido. Emparentada con el griego ther [θήρ] (con su derivado con iota suscrita), los zontes [ ντες] (participio pre-
theríon [θηρίον]), que designa la “bestia salvaje”, la bestia sente del verbo) o los zoói [ ωοί] (adjetivo sustanti-
de presa o de caza, la etimología de Tier revela una proxi- vado), a saber, los simples “seres vivos” situados en
midad no con el alma, ni siquiera con la vida, sino con la el grado más bajo de la escala, aquellos cuya alma
brutalidad, el salvajismo, la violencia bestial, incluso la muer- sólo posee la facultad de comer y reproducirse (las
te. Esta inflexión, que tiende a virar hacia la oposición se- plantas), pero no la de sentir, de desplazarse (nues-
ANIMAL | 109

tros “animales”), de pensar y de hablar (los hom- lo político, viene a organizar la ontología continuis-
bres): “La naturaleza pasa, ciertamente, sin interrup- ta de lo vivo, zoós y zoon, determinante en biología y
ción de los seres inanimados [τ ν ἀφύχων] a los zoa en cosmología. Pero ninguno de los términos grie-
a través de seres vivos [τ ν ώντων] que no son zoa” gos tipifica la misma porción de mundo que nues-
(Partes de los animales, 681a 12s; véase también De tra palabra animal.
anima, II, 413b 1-4). La dificultad para traducir zoon
no podría ser mayor. La sugerencia de F. Wolff de II. La invención del animal en la era cristiana:
traducirlo por “animado” (p. 163) evita ciertamente animal, animus, anima
la confusión con nuestro sentido restrictivo de ani- En el momento en que aparece el cristianismo, en la
mal, pero tropieza con un nuevo problema: en Aris- filiación de un judaísmo sacrificial, a los animales
tóteles hay “animados” (literalmente: émpsykha [ἔμ se les dota del estatus de criatura, en plano de igual-
φυχα] por oposición a ápsykha, “inanimados”, como dad con el hombre, a la vez que son desvalorizados
las piedras; cf. Del alma, II, 413a 22), que no son debido a la ausencia de alma que se les imputa. Den-
zoa, “animales” (las plantas precisamente, ta phytá), tro del marco de una ontología discontinuista que
y cuya naturaleza es a tal punto intermediaria (las descansa en la tripartición metafísica materia/vida/
esponjas, por ejemplo, Partes de los animales, 681a espiritualidad, se sitúa al animal dentro de los seres
10-17) que uno se pregunta si lo son. Sea como fue- vivos desprovistos de alma/espíritu. En este sentido,
re, una traducción por “animado” o por “animal” ha- es san Agustín el que sistematiza primero esta posi-
ce que se pierda la gran cadena que lleva del simple ción filosófica: les niega todo principio espiritual
“viviente [vivant]” a las entidades singulares bien de- pero les otorga el principio vital (el anima, la psykhé
finidas por sus actividades cada vez más diferencia- [φυχή], esto es, la motricidad. San Agustín reserva,
das que son los zoa, los “seres vivos [êtres vivants]”. sin embargo, el animus (el alma que conoce) así co-
Tampoco conseguiríamos proyectar adecuada- mo el pneuma [πνεῦμα] (soplo en el sentido de es-
mente nuestro concepto de animal fundado en el píritu) exclusivamente a los seres humanos.
griego thêr [θήρ] o su derivado theríon [θηρίον]. In- Una vez constituida la serie animal/vida/ser vi-
cluso cuando se diga a veces que el theríon es tan vo, se definirá en relación con el polo del espíritu y
“apacible” (hémeron, Platón, República, 588c) como de la racionalidad. A los cartesianos del siglo XVII les
“feroz” (agrion), la palabra designa normalmente la resultará fácil partir de ese supuesto, estén ellos “a
“bestia de presa”, la “bestia salvaje”, hostil al hombre favor” (Gassendi, La Fontaine, Leibniz) o “en contra”
(el león, el jabalí, que cazan y que son cazados, por del animal (el propio Descartes, La Mettrie, etc.). El
lo demás más bien terrestres que peces o aves), en debate mecanicismo/vitalismo (¿tienen alma los ani-
oposición a los animales domésticos o amaestra- males?) tiene su origen también en el agustinismo,
dos. Si el hombre es por naturaleza un zoon —pre- que liga animal y anima y desliga animal y animus,
cisamente según las definiciones establecidas por validando por mucho tiempo una ruptura entre los
Aristóteles, un zoon logon ekhon [ ον λόγον ἔχον], seres vivos y lo espiritual.
animal racional o vivo dotado de lenguaje, y un
zoon politikón [πολιτκ ν ον], un hombre político III. Pensar la bestia en comparación con el animal
que vive en la ciudad (Política, I, 1253a 1-10)—, al La posición humanista que surgió con la era cristia-
desnaturalizarse se convierte en theríon. Así, de la na crea la ruptura ya mencionada entre el ser vivo
misma manera en que aquel que no tiene necesi- animal y el hombre depositario de espíritu, y hace
dad de vivir en comunidad es theós, “dios”, el que es nacer la idea de que el animal corresponde a un gé-
incapaz de hacerlo es theríon, “bestia”, “monstruo”, nero unificado, que abarca la categoría de los seres vi-
pero ya no hombre (ibid., 27-29). Del mismo mo- vos [la catégorie du vivant]. Ahora bien, la presencia
do, la theriotes [θηριότης], la “bestialidad”, es algo en la lengua alemana, además de Bestie, de dos tér-
completamente diferente del vicio; es la monstruo- minos (Tier/Animal) que pueden traducirse ambos
sidad, la barbarie, un embrutecimiento de la espe- por “animal”, vuelve a plantear, como ya la lengua
cie (Ética a Nicómaco, VII, cap. 1; cf. Bodéüs). griega nos invitaba a hacerlo, la cuestión de saber si
Esta tripartición que enmarca al hombre entre la el animal remite verdaderamente a una categoría
bestia, theríon, y el dios, constitutiva de lo ético y de unificada, es decir, a un “género homogéneo”.
110 | ANIMAL

Recuadro 1 › Bare life/nuda vida (it. la nuda vita; al. das bloße Leben)
“Bare life” (“nuda vida”) es un término cen- En “Destino y carácter”, Benjamin intro- natural” (zoé) no era asunto de la ciudad
tral en la filosofía política de Giorgio Agam- duce el término das bloße Leben, “bare life” (polis), sino del hogar (oikos), mientras que
ben; designa una vida despojada de toda o “naked life” y lo emplea nuevamente en bíos era la vida que concernía a la ciudad. Ya
actividad, atributos, cualidades y cualifica- “Hacia la crítica de la violencia” (véase Ge- en las palabras que empleaban los griegos
ciones. sammelte Schriften, 2: 175 y 2: 199-200). para hacer una división en su cultura existía
A comienzos de su libro Homo sacer, El hecho de que Agamben haya concebido una distinción entre la vida que era de inte-
Agamben anuncia que “protagonista de es- la nuda vita como una traducción de la ex- rés para la ciudad- Estado y la vida privada,
te libro es la nuda vida” (p. 18, “bare life” en presión benjaminiana no es evidente para que estaba más allá de sus competencias.
la traducción de Heller-Roazen al inglés). el lector de El lenguaje y la muerte, de En manos de Agamben, “bare life” se aso-
Sin embargo, el lector de este libro bien po- “Bartlebly o Della contingenza”, o de cual- cia tanto a un concepción ideal —en la que
dría preguntarse qué es esa “nuda vida” y quier otro ensayo previo a Homo sacer. Es las vidas individuales no son examinadas, me-
en qué sentido ha sido desnudada. ¿Se tra- más, tampoco eso se aclara en las seccio- didas, juzgadas o valoradas en relación con
ta de algo bueno, del orden de una purifica- nes iniciales de Homo sacer. el cumplimiento de ciertos parámetros (ser
ción; o algo malo, como una “deprivación”, Al final de la primera parte, no obstante, rojo, comunista, italiano, etc.)— como a
o ninguna de las dos? Las respuestas que da Agamben recurre a los análisis de Benja- una potencialmente peligrosa, como en
Agamben a estos interrogantes pueden ha- min respecto de la ley y la vida y subraya aquellas ocasiones en las que individuos y
llarse en la sutil genealogía de las concep- el vínculo entre una formulación y la otra: grupos son despojados de todos los dere-
ciones (filosóficas y de otras disciplinas) de “nuda vita [bloße Leben]”. Por ende, nuda chos asociados con ese tipo de pertenencia
la “vida” —desde la Grecia antigua hasta la vita —nuda vida o vida desnuda— es, para y son reducidos a mera nuda vida o vida
actualidad— que traza. Agamben, otra forma de decir bloße Leben desnuda, y condenados a sufrimientos
“Bare life” presenta una dificultad de tra- —vida desnuda— y saber esto nos permite irrestrictos.
ducción que debe ser notada —más preci- comprender mejor no sólo la traducción de Leland de la Durantaye
samente, la dificultad radica en la traduc- Heller-Roazen, sino también a la protago-
ción al inglés de la expresión agambeniana nista de Homo sacer. La expresión benjami- Bibliografía
la nuda vita en Homo sacer. La historia de niana “das bloße Leben” designa una vida Agamben Giorgio: “Bartleby o de la contingen-
esta traducción es más complicada de lo despojada de sus calificaciones y concebida cia”, en Giorgio Agamben y José Luis Pardo,
Preferiría no hacerlo: Bartleby el escribiente
que parece. En un breve análisis de la idea como independiente de sus atributos tradi-
de Hermann Melville seguido de tres ensa-
de lo sagrado al final de El lenguaje y la cionales. Aunque Benjamin no ofrece más yos sobre Bartleby de Gilles Deleuze, Madrid,
muerte, Agamben escribió que “incluso la indicaciones para su comprensión, está cla- Pre-textos, 2005.
sacralización de la vida deriva, en efecto, ro que “vida desnuda” no designa un estado ——, Homo sacer: El poder soberano y la nuda
del sacrificio: desde ese punto de vista, no inicial, sino más bien aquello que se vuelve vida, Madrid, Pretextos, 2003.
hace sino abandonar la desnuda vida natu- visible a partir del despojamiento de predi- ——, El lenguaje y la muerte: un seminario so-
ral [la nuda vita] a su propia violencia y su cados y atributos. Puede comprenderse me- bre el lugar de la negatividad, Madrid, Pre-
propia indecibilidad” (p. 170). Este suges- jor a la luz del vínculo que Agamben propo- Textos, 2008.
tivo uso del término la nuda vita —literal- ne entre los dos términos griegos para la ——, “Bartleby o Della contingenza.”, en Gior-
gio Agamben y Gilles Deleuze, Bartleby: La
mente, “naked life” o “vida desnuda”— no vida: bíos y zoé.
formula della creazione, Macerata, Quodli-
nos prepara, sin embargo, para el rol que Como observa Agamben, para los grie- bet, 1993; trad. Daniel Heller-Roazen:
desempeñará en el pensamiento posterior gos el término zoé designaba “vida” como “Bartleby, or On Contingency”, en Potentia-
de Agamben. En un ensayo de 1993, “Bart- “el simple hecho de vivir, común a todos los lities (ed. Daniel Heller-Roazen), Stanford,
leby o della contingencia”, Agamben invo- seres vivos (animales, hombres o dioses)” Stanford University Press, 1999.
ca de nuevo la nuda vita, y en una versión (Homo sacer, 3; trad. Heller-Roazen 3, trad. ——, Homo sacer: Il potere sovrano e la nuda vi-
al inglés muy leída, publicada tres años esp. Cuspinera, p. 9), y por esta razón no ta, Turín, Einaudi, 1995; trad. Daniel He-
después, se traduce como “naked life”, “vi- admitía, reveladoramente, formas plurales. ller-Roazen, Homo Sacer: Sovereign Power
da desnuda”. Daniel Heller-Roazen elige una Zoé era entonces la vida en el sentido más and Bare Life. Stanford, Stanford Universi-
ty Press, 1998.
expresión diferente para la nuda vita en su general, tan general como el mismo acto
——, Il linguaggio e la morte: Un seminario sul
traducción de Homo sacer: “bare life”. “Ba- de “ser”. El segundo término, bíos, refería a luogo della negatività. Turín, Einaudi, 1982;
re” (nuda) y “naked” (desnuda) son usual- las formas que toman nuestras vidas —a “la trad. Karen E. Pinkus y Michael Hardt, Lan-
mente sinónimos, y esta divergencia puede forma o manera de vivir propia de un indi- guage and Death: The Place of Negativity.
parecer despreciable, reflejo de una mera viduo o un grupo” (op. cit., p. 9). Además Mineápolis, University of Minnesota Press,
preferencia estilística. Pero es, no obstan- del hecho indiferenciado de la vida —zoé— 1991.
te, más que esto, dado el término la nuda hay una forma específica de vivir —bíos. Benjamin Walter, Gesammelte Schriften (ed.
vita no es una invención de Agamben. Es, Esta distinción se corresponde con una di- Rolf Tiedemann y Herman Schweppen-
también, una traducción —una cita sin co- visión fundamental dentro del panorama häuser), 7 vols, Frankfurt, Suhrkamp Ver-
lag, 1974-89.
millas de la obra de Walter Benjamin. político griego. Para ellos, la “simple vida
ANSCHAULICHKEIT | 111

Efectivamente, “animal” es la traducción más co- Fontenay Elisabeth de, Le silence des bêtes. La philosophie à
mún de Tier, ya se trate de Haustier (animal domés- l’épreuve de l’animalité, París, Fayard, 1998.
tico), del animal para obtener pieles (Peltztier), del Heidegger Martin, Los conceptos fundamentales de la metafísi-
animal de tiro (Zugtier), o del animal de montura ca, trad. Alberto Ciria, Madrid, ed. Alianza, 2007.
Husserl Edmund, Idées directrices pour une phénoménologie et
(Reittier). Se habla también del reino animal (Tier- une philosophie phénoménologique pures, II, 2a. sección, puf,
reich), del animalito (Tierchen), e incluso de la ani- 1982; trad. Antonio Zirión, Ideas relativas a una fenomeno-
malidad (Tiernatur, tierisches Wesen). Pero también logía pura y una filosofía fenomenológica. Libro segundo: In-
vestigaciones fenomenológicas sobre la constitución, México,
se echa mano de la raíz latina para traducir la anima-
unam / Fondo de Cultura Económica, 2005.
lidad (Animalität), o bien del adjetivo (animalisch). ——, La crise de l’humanité européenne et la philosophie, Alter
Ahora bien, en español como en francés sólo se dis- núm. 3, “L’animal”, París, 1995, textos de Husserl (apéndice
pone de dos palabras, “animal” y “bestia”. ¿Por qué XII de Idées directrices y apéndice XII y texto núm. 35 de
Husserliana XV), 167-219; trad. “La crisis de la humanidad
entonces Tier se traduce más frecuentemente por “ani-
europea y la filosofía” en La crisis de las ciencias europeas y
mal” y no por “bestia”? ¿No se confirma así, a través la fenomenología trascendental, Barcelona, Crítica, 1991.
de la filiación léxica latina, un prejuicio humanista? Apéndice XII en Husserl, E., Ideas relativas a una fenomeno-
Tier indica, en efecto, una polaridad semántica que logía pura y una filosofía fenomenológicas. Libro primero: In-
troducción general a la fenomenología pura, trad. José Gaos
remite etimológicamente al theríon griego (la bestia y Antonio Zirión, México, unam / Fondo de Cultura Econó-
salvaje) y, más adelante, al dheu sánscrito (Dastur), mica, 2013; texto núm. 35 de Husserliana XV.
que supuestamente encierra en un único término la Platón, Timeo, Diálogos, Tomo VI, trad. M. Ángeles Durán, Fran-
intrincación original de la vida y de la muerte. Aho- cisco Lisi, Juan Zaragoza y Pilar Gómez Cardó, Madrid, ed.
Gredos, 1982.
ra bien, en ciertos textos contemporáneos de feno- Wolff Francis, “L’animal et le dieu: deux modèles pour l’hom-
menología siempre se ha traducido este término, de me. Remarques pouvant servir à comprendre l’invention de
manera irreflexiva, por “animal” y no por “bestia”, l’animal”, en B. Cassin y J.-L. Labarrière (eds.), L’animal
incluso cuando encontramos igualmente, en estos dans l’Antiquité, París, Vrin, 1997, pp. 157-180.

mismos textos, Animal y animalisches Wesen (Hus-


serl). Esta dificultad en la traducción involucra evi-
dentemente la relación entre el hombre y el animal,
esto es, el problema de la humanización del animal ANSCHAULICHKEIT | alemán
(si Tier se traduce por “animal”, vocablo con el que
español carácter intuitivo
se indica el alma) tanto como el de la animalización, inglés visualizability
o mejor, la bestialización del hombre (cuando Tier
se traduce por “bestia”, con lo que se anuncia la na- intuición, y analogía, epistemología,
turaleza bruta). erscheinung, percepción, representación,
sachverhalt, signo
Natalie DEPRAZ
El término Anschaulichkeit en alemán constituye un caso
Bibliografía típico de intraducibilidad desde los años 1930, al punto
Agamben Giorgio, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, que su significado, para la reflexión filosófica sobre la cien-
trad. Antonio Gimeno Cuspinera, Valencia, Pre-Textos,
cia, fue hallado sólo recientemente. Tomando la tradición
[1998] 2010.
Agustín de Hipona, “Del libre albedrío”, en Obras de San Agus- kantiana, el término, en su sentido, se vio radicalmente
tín, vol. III, trad. P. Evaristo Seijas, Madrid, Biblioteca de Au- modificado por la teoría cuántica.
tores Cristianos, 1963.
Aristóteles, Partes de los animales, trad. Elvira Jiménez Sánchez-
Escariche y Almudena Alonso Muiguel, Madrid, Gredos, 2000.
Si bien el término no está catalogado en el léxico
Bodéüs Richard, “Les considérations aristotéliciennes sur la bes- kantiano propiamente dicho (donde encontramos
tialité”, en B. Cassin y J.-L. Labarrière (eds.), L’animal dans Anschauung o Anschauungsformen), éste sin embar-
l’Antiquité, París, Vrin, 1997, pp. 247-258. go pertenece a la tradición de inspiración kantiana
Cabestan Philippe, “La constitution de l’animal dans les Ideen”,
en Alter núm. 3, 1995, pp. 39-81. que marca todo el trabajo de matemáticos, físicos y
Dastur François, “Pour une zoologie privative”, en Alter núm. fisiólogos alemanes de la segunda mitad del siglo XIX.
3, 1995, pp. 281-319. La Anschaulichkeit designa así lo que impropiamen-
Depraz Natalie, “Y a-t-il une animalité transcendantale?”, en
te se traducirá como el “carácter intuitivo” o, en in-
Alter núm. 3, 1995, pp. 81-115.
glés, la visualizability de una teoría física, pero en
112 | APARIENCIA

realidad remite a la posibilidad de los fenómenos y Bibliografía


de los objetos de dar una “representación espacio- Bohr Niels, “Über die Wirkung von Atomen bei Stossen”, Zeit-
schrift für Physik 34, 1925, pp. 142-157, post-scriptum.
temporal”, es decir, una imagen en el espacio y el Chevalley Catherine, “Niels Bohr’s words and Atlantis of Kan-
tiempo ordinarios. Con la aparición de la teoría cuán- tianism”, en J. Faye y H. Folse (eds.), Niels Bohr and con-
tica, esta posibilidad —y esta exigencia— deben ser temporary philosophy, Dordrecht, Kluwer, 1994, pp. 33-57.
abandonadas. Surge entonces una modificación drás- Darrigol Oliver, From c-numbers to q-numbers. The classical ana-
logy in the history of quantum theory, Berkeley, University of
tica del empleo del término Anschaulichkeit, modi- California Press, 1992.
ficación que tiene lugar en dos tiempos. En un pri- Heisenberg Werner, “Über den anschaulichen Inhalt der quan-
mer tiempo Niels Bohr renuncia a mantener en el tentheoretischen Kinematik und Mechanik”, Zeitschrift für
campo atómico “las representaciones espacio-tem- Physik 43, 1927, pp. 172-198.
—— y Max Born, “La mécanique des quanta”, en Électrons et
porales a través de las cuales se ha intentado hasta photons, Gauthier-Villars, 1928, pp. 143-181.
ahora describir los fenómenos de la naturaleza” Miller Arthur I., “Visualization lost and regained: the genesis
(julio de 1925), e introduce en lugar de la Anschau- of quantum theory in the period 1913-1927”, en J. Wechs-
ler (ed.), On aesthetics in science, Cambridge (Mass.), mit
lichkeit, la noción de “analogía simbólica [symboli-
Press, 1978.
sche Analogie]”, único enfoque posible de los obje-
tos que no admiten descripción espacio-temporal.
En un segundo tiempo se retoma el término Ans-
chaulichkeit pero se vuelve a definir de modo que
pone en primer plano, por una parte, el papel de apariencia
los procedimientos experimentales en la definición La palabra apariencia es, de entrada, ambigua, puesto que
de los conceptos fundamentales de una teoría (W. reenvía tanto hacia la “aparición”, es decir, la fenomenalidad,
Heisenberg, “Über den anschaulichen Inhalt…”) y, la objetividad de lo que aparece desde su propio fondo, o
por la otra —la prolongación de la noción hacia la ilusión y la apariencia engañosa.
helmholtziana de Anschaubarkeit (traducida en in-
glés por intuitability) que, aplicada a las matemáti- I. La apariencia-aparición
cas, aparece especialmente en la conferencia de Apariencia y aparición calcan el latín tardío apparentia y ap-
1878 con el título “Die Tatsachen in der Wahrneh- paritio, palabras ligadas a appareo, “aparecer”, pero también
mung [Los estados de cosas en la percepción]” —la “estar al servicio de” (tal como pareo, “mostrarse”, significa
necesaria abstracción que debe operar el físico res- también “obedecer”; cf. el francés “appariteur [bedel]”),
pecto de sus imágenes mentales habituales: “El nue- sinónimos en el latín de Iglesia que se sirve de apparitio pa-
vo sistema de conceptos da al mismo tiempo el ra traducir el gr. epipháneia [ἐπιφάνεια], “manifestación,
contenido intuitivo [der anschauliche Inhalt] de la epifanía”. La apariencia-aparición remite al aparecer, a lo que
nueva teoría. De una teoría intuitiva en ese sentido se muestra a plena luz, la aparición, la manifestación, el phai-
se debe pedir únicamente que carezca de contradic- nómenon [φαινόμενον], en el primer sentido del verbo gr.
ción en sí misma y que permita predecir sin ambi- phaino [φαίνω], “aparecer”, de la misma raíz que el gr. phos
güedad los resultados de todas las experiencias [φ ς], “luz”: véase Phantasía (I), Luz (recuadro 1, Phos,
imaginables en su campo” (W. Heisenberg y M. phaino, phemí), y Fenómeno; véase también Diaphanés.
Born, “La mécanique des quanta”).
Dichas modificaciones del significado del térmi- II. La apariencia-ilusión
no Anschaulichkeit tienen, a finales de los años 1920, La apariencia (en el sentido de “no fiarse de las aparien-
el sentido de una ruptura con el contexto kantiano cias”) remite también a la falsa apariencia, a la ilusión. Esta
original. La dificultad de traducir el término a otras ilusión puede estar ligada a la subjetividad singular, y tener
lenguas se explica entonces fácilmente: para com- que ver con el error de los sentidos, de la imaginación o del
prenderlo, es necesario seguir el doble proceso de la juicio (véase Doxa, Percepción, Phantasía, Represen-
formación y de la implosión de un vocabulario tación).
asociado específicamente a la historia de la filosofía Puede también ser concebida como relativa a una sub-
alemana. jetividad trascendental, y estar ligada a la oposición fenó-
Catherine CHEVALLEY meno/cosa en sí (véase Erscheinung; Realidad, con la di-
ferencia Realität/Wirklichkeit; Gegenstand/Objekt).
ARGUTEZZA | 113

III. Las ambigüedades del griego y del alemán nuestra relación, por lo demás extensible, con aquello con lo
El entrelazamiento de los sentidos, positivo y negativo, es cual la naturaleza nos ha familiarizado, con aquello que nos
particularmente persistente en griego y en alemán. es propio (oikeios [οἰκεῖος], “de la casa”): véase Oikéiosis;
Véase la amplitud considerable del término doxa [δόξα], cf. Oikonomía, y Comunidad, Polis, Política.
que remite al aparecer de lo que aparece, a la recta opinión 3. De modo más general, sobre las maneras de decir lo
(dokéi moi [δοκεῖ μοι], “me parece”) y a la opinión general, propio y la propiedad, véase Propiedad.
con su acepción retórica (véase éndoxon [ἔνδοξον], “admi- 4. Por último, sobre la propiedad de los términos y de
sible”, en Doxa (II, C); cf. Lugar común, y recuadro 1, To los discursos en gramática o en retórica, véase Compara-
eikós…, “verosímil”, en Éidolon), hasta designar finalmen- ción, Homónimo, Mímesis (junto con el recuadro 6, “El
te la gloria de Dios y su resplandor; pero que, en contraste decorum”), Lugar común, Tropo; cf. Estilo.
con alétheia [ἀλήθεια] (véase Verdad), no deja de desig- ser, res, sabiduría
nar simultáneamente el error y la ilusión de los mortales.
Igualmente, nótese la cercanía en alemán entre el Schein
y el Scheinen, de la simple apariencia o de la apariencia en-
gañosa (Anschein), y del parecer de lo que se muestra en
todo su esplendor, que “viene al parecer, a la [a]pariencia” ARGUTEZZA | italiano
(zum Vorschein kommt ): die Sonne scheint, “el sol brilla”, o
der Mond scheint, “el claro de luna” (véase Erscheinung). español agudeza
francés subtilité ingénieuse
Para ilustrar la comparación, una frase de Gorgias y una
de Hegel:
chiste, y barroco, comparación, concetto,
ἔλεγε δέ τ μ ν εἶναι ἀφαν ς μ τυχ ν τοῦ δοκεῖν, τ δ genio, goût, imagen, imaginación, ingenium,
δοκεῖν ἀσθεν ς μ τυχ ν τοῦ εἶναι mímesis
[él decía que el ser era invisible si no encontraba el parecer,
En la teoría italiana del arte del siglo xvii, la argutezza ca-
y que el parecer no tenía fuerza si no encontraba al ser.]
Gorgias, 82 B 26 DK.
racteriza a aquella actividad de la imaginación y el entendi-
miento que tiende a la expresión de la más alta inventiva
“Das Wesen muß erscheinen”, “es preciso que la esencia
para encontrar metáforas. La palabra argutezza presenta de
aparezca”; en efecto, el parecer no tiene nada de inesen-
entrada importantes dificultades de traducción por cuanto
cial, es un momento de la Esencia misma: “So erscheint
designa, en un lenguaje a su vez metafórico e inventivo, las
das Wesen.”
Hegel, Wissenschaft der Logik, libro II, 2a. sección.
condiciones de posibilidad de los modos de significar más
“sutiles” e “ingeniosos”, y se ejerce en un ámbito muy vas-
IV. Las acepciones estéticas to que se extiende desde los discursos en cuanto sistemas
Véase Imagen y, en particular, Éidolon y Mímesis. de signos hasta las figuras simbólicas (alegorías, emblemas,
lemas, cuadros).
esencia, estética, ser, imaginación, objeto, res,
sujet, tableau La problemática de la argutezza es inseparable de la
así llamada estética barroca nacida en Italia. Tal co-
mo aparece en Il cannocchiale aristotelico (El teles-
copio de Aristóteles) de Emanuele Tesauro (1655), la
apropiación argutezza remite a la idea de “sutileza ingeniosa” (fr.
1. Apropiación, vocablo tomado del bajo latín appropriatio, subtilité ingénieuse), es decir, al acto por excelencia
se utilizó sobre todo en medicina (en el sentido de “asimi- del pensamiento metafórico y que implica finalida-
lación”) y en química (en el sentido de “catálisis”), antes des sumamente complejas, irreductibles a la simple
de verse reinvestido por la filosofía como una de las traduc- “acuidad” (“acuité”) o “agudeza mental” (“pointe de
ciones posibles de la palabra Ereignis (derivada de eigen, l’esprit”). Con todo, la segunda expresión es no po-
“propio”) tal como lo usa Heidegger: véase Ereignis; cf. co adecuada para verter [en francés] la agudeza se-
Destino y Acontecimiento. gún la presenta Baltasar Gracián, quien se vale así del
2. Por otro lado, es la traducción literal de un término término más próximo al latín acutus.
clave de la moral estoica, oikéiosis [οἰκείωσις], que designa • VÉASE EL RECUADRO 1
114 | ARGUTEZZA

Recuadro 1 › “Agudeza” y “acutezza” / “argutezza”


Para designar la acuidad mental y sus inge- comprende tanto las metáforas poéticas ter filoso, penetrante y acerado de esa su-
niosas invenciones: ocurrencias, chistes, sa- del discurso, los concetti que se delatan en tileza, propio del espíritu concettista. Se
lidas ingeniosas (fr. pointes, traits d’esprit, los sermones o las inscripciones, cuanto las encuentra asimismo en Tesauro el término
saillies), la lengua española dispone de una representaciones figuradas del tipo de los acuto, que remite en este autor a la idea de
sola palabra: agudeza. El italiano tiene dos, emblemas, ballets o alegorías. Acutezza es expresión contundente, precisa, opuesta al
a menudo difíciles de distinguir: acutezza y un término a su vez metafórico que desig- acutus de los latinos, que designaba un
argutezza, la primera de ellas derivada de na la actividad metafórica de la mente en estilo simple y desprovisto de figuras. En
acutus, “agudo, acerado”, y la segunda de cuanto facultad sutil, ingeniosa y refinada cuanto a argutia, que Tesauro escribe a ve-
arguere, “sacar a la luz, demostrar”. Estos de expresarse. Mientras que a menudo se ces arguzia, se trata de un término que el
dos términos son casi sinónimos en Tesau- encuentra este mismo sentido en argutez- autor emplea, sobre todo, en el sentido de
ro y en los teóricos italianos. La argutezza za, acutezza subraya fuertemente el carác- sutileza.

Como la mayor parte de las teorías del siglo XVII, En este sentido, la argutezza es más originaria que
el texto de Tesauro se nutre no solamente de la re- el concetto, puesto que es una facultad de la mente si-
tórica y la poética, sino también de toda la filosofía tuada entre el entendimiento y la imaginación. Una
aristotélica, de la que ese texto constituye una apli- de las razones fundamentales por las que el térmi-
cación y una extensión a múltiples sistemas repre- no no encuentra su equivalente en las demás len-
sentativos. La red formada por argutezza, concetto e guas europeas —incluido el latín, al cual se tradu-
ingegno es central en la teoría del arte barroco: rige, cen los textos más importantes de la época— es
de cerca o de lejos, las más diversas concepciones que subraya todas las posibilidades de metaforiza-
de la metáfora y la figurabilidad de las ideas e inven- ción del pensamiento extendiéndolo a todas las fi-
ciones, tanto poéticas como plásticas. Al contrario guras propias del campo visual, es decir, a las artes
de la agudeza de los tratados españoles, referida ex- plásticas y el ballet. Así pues, la argutia y la argutez-
clusivamente al discurso literario o político, una za son efectivamente condiciones de posibilidad de
argutezza en el sentido en que la entiende Tesauro producción de toda composición simbólica, yendo
puede manifestarse en las alegorías, enigmas del más allá de los marcos de la mímesis tradicional.
discurso, lemas, tanto en un texto como en una obra Los teóricos franceses del siglo XVII, como Le
arquitectónica, tanto en una inscripción como en Moyne o Ménestrier, no traducen nunca la palabra
la composición de un cuadro o en la expresividad de italiana y en cambio la vierten o la expresan me-
una escultura. diante perífrasis: représentation ingénieuse, inven-
¿Qué es la argutezza según Tesauro? “Un divin tion spirituelle, image savante (“representación in-
parto dell’ingegno [un parto divino de la mente]”, geniosa”, “invención ocurrente”, “imagen erudita”).
“l’ultimo sforzo dell’intelletto [el último esfuerzo del Es patente la intraducibilidad de la palabra; pero
intelecto]”, el “spirito vitale delle morte pagine [el tanto la argutezza como el concetto deben ser impe-
espíritu vivo de las páginas muertas]”. rativamente “vertidos”, traspuestos a través de cir-
cunlocuciones, al tiempo que, en los últimos dece-
Gracias al poder de esa divina Pitia, el discurso de los nios del siglo XVII, se gesta en Francia el proyecto
hombres ingeniosos (ingegnosi) se distingue del de la de una filosofía de las imágenes simbólicas. Funda-
plebe como el discurso de los ángeles se distingue del da prioritariamente en la primacía de la imagen y
de los hombres; estos hombres ingeniosos tienen el de la metaforicidad del pensamiento, esta “filoso-
poder milagroso de hacer que las cosas mudas hablen, fía” presenta con frecuencia orientaciones clara-
que los incurables vivan, que los muertos se levan-
mente sofísticas, por su concepción del lenguaje y
ten; esta hechicera de almas proporciona una voz a las
su revalorización del mito, de las que todavía se en-
tumbas, a los mármoles, a las estatuas; y los hombres
ingeniosos que hablan ingeniosamente les dan spi- cuentran ecos en Vico. El fracaso de la traducción
rito y movimento. es compensado por múltiples desarrollos teóricos
Cap. 1, p. 13. que ilustran en cierto modo lo que implicaba el
concepto mismo de argutezza. El lugar vacío deja-
do por la intraducibilidad de la palabra tiene el
ARTE | 115

efecto de renovar en los textos europeos la proble- conceptuales que, histórica y teóricamente, pueden
mática de la imagen, de la invención, de la metáfo- parecer, a primera vista, relativamente heterogéneas.
ra y de la imitación, al elaborar teorías mucho más Jean-François GROULIER
rigurosas que las precedentes. Es así como, a partir
Bibliografía principal
del siglo XVII, toda una cadena semántica se ve con- Gracián Baltasar, Agudeza y Arte de ingenio en que se explican to-
taminada por ese nuevo triunfo del conceptismo, dos los modos y diferencias [1648], Huesca; Arte de ingenio,
desde la noción de imagen, de representación, de tratado de la agudeza, ed. Emilio Blanco, Madrid, Cátedra,
signo en cuanto tal, hasta la de figura (la figura de 2010; trad. M. Gendreau-Massloux y P. Laurens, La Pointe,
ou l’Art du génie, Lausana, L’Âge d’homme, 1983.
los latinos recupera aquí su pleno sentido). Esa tra- Hersant Yves, La métaphore baroque: d’Aristote à Tesauro, tex-
dición persiste en Europa, y particularmente en Ale- tos presentados, traducidos y comentados por Y. Hersant,
mania, hasta Herder, contrariando la violencia crí- París, Seuil, “Points-essais” serie bilingüe, París, Seuil, 2001.
tica, y de inspiración racionalista, de la Aufklärung y Kircher Athanase, Œdipus Aegyptiacus, Roma, 1653.
——, Polygraphia Nova, Roma, 1663.
la Ilustración. Lange Klaus-Peter, Theoretiker des literarischen Manierismus,
Esta capacidad de figuración inherente tanto a Múnich, Fink, 1968.
concetto como a argutezza, es decir, a la productivi- Marino Gianbattista, Dicerie sacre, Turín, Einaudi, 1960.
Masen Jacob, Speculum imaginum veritatis occultae, Colonia,
dad de la imaginación y del entendimiento, es una
1650.
de las razones por las cuales el alemán y el inglés se Ménestrier Claude François, La philosophie des images, París,
ven puestos a prueba en el acto de traducirlos. En el 1682.
ámbito de la lengua alemana, los filólogos e histo- ——, La philosophie des images énigmatiques, Lyon, 1694.
Pellegrini Delle Acutezze, che altrimenti Spiriti, Vivezze e Con-
riadores contemporáneos encuentran una dificul- cetti, volgarmente si appellano, Ginebra, 1639.
tad que a veces redoblan ciertos prejuicios “antifi- Tesauro Emanuele, Il cannocchiale aristotelico, o sia Idea de-
gurativos”. Tras haber propuesto geistreiche Einfälle ll’arguta et ingeniosa elocuzione che serve à tutta l’arte ora-
(ideas ingeniosas), witzige Spielereien (juegos chis- toria, lapidaria et simbolica esaminata co’ principi del divino
Aristotele, Turín [1649], Einaudi, Turín, 1978.
tosos), Ernst Curtius adopta la palabra francesa poin- ——, Idea delle perfette imprese [1629]; L’Idée de la parfaite de-
te (“ocurrencia, salida”), que no hace más que pro- vise, trad. fr. F. Vuilleumier, París, Les Belles Lettres, 1992.
ducir nuevas ambigüedades. Traducir argutezza al Vuilleumier-Laurens Florence, La Raison des figures symboliques
francés por pointe en lugar, por ejemplo, del alemán à la Renaissance et à l’Âge classique, Ginebra, Droz, 2000.

Geistreicheleien (sutilezas), a fin de conservar la idea Bibliografía de consulta


de acutus y de argutus, es retornar a la traducción Curtius Ernst Robert, La littérature européenne et le Moyen Âge
francesa caprichosa del siglo XVIII, puesto que nie- latin [1948], París, puf, “Agora”, 1956; Literatura europea y
ga la fecundidad del concettismo limitándolo al pu- Edad Media latina, trad. Antonio Alatorre, México, Fondo de
Cultura Económica, 2004.
ro juego mental, es decir, a una cierta concepción de
la mente implícitamente clásica, racionalista y, por
consiguiente, francesa. En lo que atañe a la intradu-
cibilidad de argutezza, la radical metaforicidad de
todo lenguaje es una dificultad entre otras. Esta ARTE
metaforicidad constituye un espacio de confronta-
alemán Kunst
ción y comparación privilegiado nacido del empe-
francés art
ño racionalista, propio del siglo XVIII, de eliminar griego tekhne [τέχνη]
el concettismo. inglés art
Finalmente, ¿habrá que decidirse a integrar la italiano arte
argutezza entre los intraducibles que dan cuenta de latín Ars
un fenómeno dominante de la cultura barroca? En
belleza, bildung, estética, genio, goût, ingenium,
realidad, es necesario resituar el concepto en las re- mímesis, naturaleza, phantasía, tableau
des semánticas de las teorías europeas del arte, pe-
ro confrontándolas con otros topoi: los de la teolo- La palabra arte tiene un sentido general, el de una manera
gía de la imagen viva todavía en el siglo XVII y los de ser o de hacer (el arte de agradar). Se precisa cuando se
de las teorías del lenguaje, hasta Vico, Hamann o asocia a la idea de una especialización del savoir-faire que
Jean Paul. Lo cual supone poner en relación redes implica reglas que le son propias (el arte culinario); se par-
116 | ARTE

ticulariza más aún cuando designa un conjunto de prácti- Los antiguos griegos no disponen pues de nin-
cas humanas, las de los artistas, esos “hombres que se han gún término para aislar lo que hoy entendemos por
consagrado a la expresión del arte” (Baudelaire, Salón de “arte”. La tekhne, como el ars, abarca un campo mu-
1859). El recorrido en este embudo léxico fue también un cho más amplio, desde el saber hacer en un oficio
proceso histórico, una larga maduración sociocultural mar- hasta la astucia y el engaño y, de manera más gene-
cada por el trabajo de las nociones de tekhne (τέχνη), ars, ral, el modo de hacer, el medio (Chantraine, s.v.). Sin
art y Kunst; por el trabajo transitorio de los términos de embargo, la temática de la imitación permite apro-
beaux-arts, fine arts, schöne Künsten, etc., y el retorno del ximar el sentido “moderno” del arte —o al menos
término en singular a comienzos del siglo xix, cuyo signifi- proyectarlo, mal que bien, en un cierto número de
cado, entretanto, se transformó. contextos.
Es posible acotar el sentido de tekhne por su si-
I. El espacio de la “tekhne” tuación tensa entre la simple experiencia o práctica
empírica (empeiría [ἐμπειρία]), por una parte, y la
A. El saber hacer ciencia (episteme [ἐπιστήμη]) por otra. Platón y Aris-
Considerando la historia de la palabra “arte”, Colling- tóteles superponen al estado del léxico un trabajo
wood señala que el “sentido estético de la palabra” es del concepto. Platón inicia y generaliza el uso de los
“de origen muy reciente”; ars en latín y tekhne (τέχνη) adjetivos en femenino que designan sus correspon-
en griego, los términos que nosotros traducimos ge- dientes tekhnai: en el Gorgias encontramos así, al
neralmente por “arte”, significan “un oficio o una for- lado del tejido o de la música (he hyphantiké [ φαν
ma especializada de técnica, como la carpintería, la τική], he mousiké [ μουσική], 449d), del dibujo (he
herrería o la cirugía” (The principles of art, p. 5). El graphiké [ γραφική], 450c), de la aritmética, de la
artista o el artesano, o más exactamente el hombre lógica o de la geometría (he arithmetiké, logistiké, geo-
de arte, no se distinguen. metriké [ ἀριθμητική, λογιστική, γεωμετρική], 450d),
• VÉASE EL RECUADRO 1 muchos neologismos manifiestos: he eristiké ( ἐρισ

Recuadro 1 › Arte de los antiguos, arte de los modernos: las reglas del arte
virtud, logos, praxis La cuestión es tanto aclarar el vocabulario Los conceptos fundamentales de esta
como relativizar, calificando de dictadura o teoría son los de Aristóteles, cuya presen-
Las descripciones modernas del arte mez- de caricatura, toda visión cientificista de la tación está sintetizada en un corto capítu-
clan continuamente dos grandes herencias racionalidad, calcada sobre el modelo de la lo de la Ética Nicomaquea (VI, 4, 1140a
conceptuales. La de los antiguos se intere- industria y luego de la tecnociencia. 1-24). El arte-técnica se ocupa de la pro-
sa en los procesos de fabricación de todo La antigua teoría del arte no parece ha- ducción de objetos u “obras de arte”, gr.
objeto u obra; la estética de los modernos, ber suscitado grandes debates ni revisiones póiesis [ποίησις], lat. fabricatio o fictio. El
en las sensaciones que el objeto produce en hasta finales del siglo xviii, es decir, hasta artista-artesano se llama entonces en grie-
el público. Las dos visiones no se superpo- el alba de las revoluciones industriales. Pa- go “poeta”, en latín clásico faber o fictor, y
nen exactamente. El “arte” de los antiguos ra los antiguos, y durante todo el tiempo en latín tardío factor u operator (cf. “fabri-
incluye toda suerte de fabricación, o sea, lo que se pensó en latín, arte y técnica son cante de órganos”). La fabricación es el úni-
que llamamos técnica o tecnología. La es- una sola y misma cosa: lat. ars (basada en co carácter específico del arte. De modo
tética de los modernos incluye toda clase la raíz *er-, dada en particular por el gr. ar- general, el arte es una “excelencia” o una
de belleza admirable, o sea, la de los fenóme- thron [ ρθρον], la articulación, y el lat. ar- “virtud” (areté [ἀρετή]): “una disposición
nos naturales (lo sublime de los volcanes). mus, la parte alta del brazo, pero que apa- acompañada de una regla verdadera (o rec-
Estudiando el arte-técnica de los antiguos, rece también en el lat. ritus, rito, y el gr. ta)”. Disposición traduce el gr. hexis [ ξις],
estamos obligados a deshacer como falsas arithmós [ἀριθμός], número) = gr. tekhne el lat. habitus. “Con una regla”: metá logou
oposiciones las antinomias que son legítimas [τέχνη] (basada en la raíz *teks-, “cons- [μετ λόγου], gr. logos [λόγος], lat. ratio.
desde el punto de vista de los modernos. No truir, fabricar”). Dado que el arte-técnica “Verdadero o recto”: gr. alethés [ἀληθής] u
es que el arte tuviera como ámbito exclusi- es definido por la producción de un objeto, orthós [ ρθός], lat. vera o recta. Finalmen-
vo la belleza, y la técnica lo útil. El arte no la cuestión es saber qué garantiza el éxito te, el arte-técnica evoluciona en el dominio
era el reino de las cosas misteriosas y de lo del producto terminado, y la respuesta clá- de lo contingente, de eso que podría ser de
confuso "artístico", ni la técnica el de las sica es la habilidad del obrero, fruto nece- otro manera de como es. Este carácter no
cosas serias, rigurosas en los procedimien- sario de un largo entrenamiento: “por la le es propio. Lo contingente es también el
tos y capaces de garantizar los resultados. obra se conoce al obrero”. dominio de la “prudencia”, phrónesis [φρό
ARTE | 117

νησις], que es por decirlo así la producción casa. En estos campos, la incertidumbre y mento material. Aristóteles ubica de hecho
de acciones, gr. praxis [πρ ξις]. El arte- lo imprevisible puede reducirse a casi nada. la contingencia exclusivamente del lado del
técnica y la prudencia se oponen así a las El adjetivo certus significa que la regla ha si- objeto, no del sujeto —del lado del resulta-
virtudes intelectuales, como la ciencia o do objetivada, expresada, visualizada por la do, no de la regla. Los triunfos modernos
episteme [ἐπιστήμη], que busca conocer inteligencia, por así de-cir, y que ya no se de la técnica han llevado a considerar co-
lo necesario (por ej. la geometría o la as- está en los tanteos de una práctica intuiti- mo “verdaderas” reglas solamente aquellas
tronomía). Como lo resume Tomás de Aqui- va. El logos alethés [λόγος ἀληθής] de los que son validadas por la previsibilidad de
no, el arte-técnica es “recta ratio factibi- técnicos-artistas es una conciencia cada vez los resultados. Pero en Aristóteles o en To-
lium” y la prudencia “recta ratio agibilium” más clara y distinta de sus medios. Cuanto más de Aquino la ausencia de resultados ga-
(Summa teológica, 2a-2ae, qu. 47, art. 5). más clara es la regla, más fácil es transmi- rantizados no significa ausencia de reglas o
Para comprender de qué racionalidad se tra- tirla y hacer que otros la apliquen. de racionalidad. Hablar hoy de la medicina
ta aquí, es necesario explicitar lo que de- Al principio, se trata de descubrir estas como un arte es desde nuestra perspectiva
signa la idea de logos verdadero o de “razón reglas del arte. Como lo dice enfáticamen- de modernos destacar la contingencia irre-
recta”, recta ratio. La palabra recta remite a te el inicio de la Metafísica de Aristóteles, ductible de la medicina, que no logra ser
la idea de regla, de regula, de regulación, es es observando los particulares como se in- “realmente” una ciencia. Para los antiguos,
decir, etimológicamente de regir, de rege- ducen las reglas generales, incluso univer- eso equivalía más bien a liberar la capaci-
re. No tanto de corregir como de dirigir. La sales (A, 1). El ejemplo canónico del técni- dad de la medicina para encontrar reglas,
regla del arte —como la de la prudencia— co es, además del médico, el navegante. El algo estable. Nosotros buscamos lo estable
es menos una norma que un punto fijo en mar es más poderoso que él, y está lejos de del lado de lo material, ellos lo buscaban del
un mundo en movimiento. Esto se ve tanto ser perfectamente previsible. Aristóteles lado de lo inteligible. Para las fabricaciones
al final, en la aplicación de las reglas, como está en un mundo por decirlo así marino, donde la técnica triunfa, los dos puntos de
al inicio, en su descubrimiento. donde la naturaleza nos hace sentir que de vista terminan reuniéndose. Para las técni-
Al final, la regla permite escapar a lo con- ella no somos ni amos ni poseedores. Lejos cas que como la medicina siguen siendo un
tingente. Se debe aplicar la regla de arte si de todo fatalismo, esto no hace sin embar- arte, la divergencia no es sino una diferen-
se quiere obtener un resultado determina- go más que valorar el papel del navegante. cia de acento. Pero para las bellas artes la
do. Ella es “via certa et determinata”, según No es el mar o el mundo lo racional, sino él. divergencia es total. Éstas llevan al límite la
la definición de los escolásticos. Desde este Si la regla es un punto fijo en un mundo en concepción de una racionalidad para noso-
punto de vista, no hay incertidumbres ni en movimiento, el punto fijo está del lado del tros paradójica, que osa afirmar que la au-
las artes ni en las técnicas; ni en la regla ni sujeto, de la inteligencia que regula. Es el sencia de resultados garantizados va a la
en el producto obtenido aplicando la regla. elemento formal de la operación. El mundo par de la presencia de reglas infalibles.
Es el caso de la fabricación, siguiendo las que se mueve está del lado del objeto, de Francis Goyet
reglas, de un cuchillo, de un navío o de una aquello a lo cual se aplica la regla: es el ele-

τική), he antilogiké ( ἀντιλογική), he dialektiké ( (464c-d). La tekhne se caracteriza así por poseer el
διαλεκτική), he sophistiké ( σοφιστική), he politiké rasgo semántico de “saber”, a tal punto que a me-
( πολιτική), es decir, la erística, la antilógica, la dia- nudo se puede dudar del sustantivo que debe agre-
léctica, la sofística, la política y la retórica; y, final- garse: he politiké [ πολιτική] (por ejemplo, tekhne
mente, he rhetoriké ( ητορική), el que da el subtítu- en Gorgias, 464b, o Protágoras, 319a, Político, 267d;
lo al diálogo (Perí tes rhetorikés [ ερ τ ς ητορικ ς]), o episteme en Político, 303e).
donde está desvanecido tekhne). En este diálogo Toca a Aristóteles —para quien, al contrario de
paradójico, que trata sobre la tekhne rhetoriké, el ar- Platón, la retórica es sin lugar a dudas una tekhne, e
te de hablar, para negarle justamente el estatus de incluso la facultad de “teorizar” (theoresai [θεωρ
tekhne, Platón define con más precisión la tekhne: a σαι], Retórica, I, 2, 1355b 32), de reflexionar sobre
diferencia de la simple “experiencia y rutina”, em- las causas y los medios distinguiendo lo verdadero
peiría kai tribé [ἐμπειρία κα τρι ή] (esta última sig- de lo aparente (ibid., I, 1, 1355b 10-16)— realizar la
nifica literalmente “fricción”, 463b), el arte examina distinción a partir del criterio de los campos de apli-
la naturaleza y la causa de aquello sobre lo que tra- cación: el arte, como la acción (véase Praxis para la
ta (ten physin, ten aitían [τ ν φύσιν, τ ν αἰτίαν]) y da diferencia praxis/póiesis [πρ ξις/ποίησις]), trata so-
razón (logon ekhei [λόγον ἔχει], 465a, 501a). Para bre lo contingente, mientras que la ciencia trata
terminar, retórica y cocina se encuentran en la mis- sobre lo necesario (véase el RECUADRO 1).
ma categoría: la de la imagen (éidolon [εἴδωλον]) y Una vez delineado el campo de sentido de la tekh-
la de la adulación (kolakeia [κολακεία]), deslizán- ne en su consistencia original, ¿cómo pensar su re-
dose bajo la máscara de la tekhne correspondiente lación con lo que nosotros los modernos llamamos
118 | ARTE

“arte”? Hay que recurrir a otro elemento definito- una mala música, esa que obra sobre la sensibilidad
rio: la mímesis [μίμησις]. y debilita el alma, y una buena música, la que se ri-
ge por los principios de la episteme matemática (III,
B. Valorizaciones y desvalorizaciones 401d; Protágoras, 326a ss.).
Tekhne y physis [φύσις], arte y naturaleza, son con- “El arte imita a la naturaleza” (he tekhne mimeitai
cebidos en una relación de imitación, de represen- ten physin [ τέχνη μιμεῖται τ ν φύσιν], Aristóteles,
tación recíproca, pero que no deja de revertirse tan- Física, II, 2,194a 21, p. 138; 8, 199a 15 ss.). Eso quiere
to en lo que se refiere al término imitado (¿qué está decir que la naturaleza está primero, está presente
primero: la naturaleza o el arte?) como al valor de desde el inicio, compuesta por una pluralidad de se-
la imitación misma, según la sistematización reali- res que tienen en sí mismos el principio de su mo-
zada (véase Mímesis). vimiento (la tekhne consiste en llevar a la existencia
En el corpus platónico, al final del Sofista, cabe las cosas “cuyo principio está en quien lo produce y
hacer un parangón con una designación moderna de no en lo producido”, Ética a Nicómaco, VI, 4, 1140a
arte. Allí la mimética está aislada: es una producción 13-14, p. 272). No obstante, esto no deja de impli-
de imágenes (póiesis tis [ποίησίς τις], eidolon mentoi car también que el arte ofrece los conceptos nece-
[εἰδώλων μέντοι], 265b) y no de las cosas mismas. sarios para pensar la naturaleza. Aristóteles elabora
Puede ser divina o humana. En efecto, el dios no so- su teoría física de las cuatro causas en un taller (Fí-
lamente produce las cosas de la naturaleza (el hom- sica, II, 2 y 3): para cada ser natural se buscará, jus-
bre, el fuego), sino también “la imagen que acompa- tamente teniendo como modelo una estatua, cuál es
ña a cada cosa” (to parakolouthóun éidolon hekasto su materia (to ex hou [τ ἐξ ο ]: el bronce, aquello
[τ παρακολουθοῦν εἴδωλον κάστ ], 266c, esos phan- de lo que está hecha), su forma (to eidos kai to pa-
tásmata [φαντάσματα] que son los sueños, las som- rádeigma [τ εἶδος κα τ παράδειγμα], Atenea que
bras, los reflejos; véase Éidolon, Phantasía); y de sirve de modelo), su causa eficiente (el escultor Po-
la misma manera el hombre produce no solamente licleto) y su fin (adornar el templo, dar existencia a
las obras (la casa hecha gracias al arte del albañil), la ciudad). De ahí el célebre complemento: “en ge-
sino también las imágenes (esa “otra casa, que es neral, en algunos casos, el arte completa lo que la
como un sueño de origen humano elaborado por naturaleza no puede llevar a cabo (epiteléi ha he phy-
el arte del pintor [graphiké (γραφικ )] para quienes sis adunatéi apergásasthai [ἐπιτελεῖ φύσις ἀδυνα
están despiertos” 266c); imágenes que (véase Éido- τεῖ ἀπεργάσασθαι]); en otros, imita a la naturaleza”
lon) pueden ser copias fieles, reproducciones (to ei- (Física, II, 8, 199a). El arte muestra su tensión hacia
kastikón [τ εἰκαστικόν], o he eikastiké [ εἰκαστική], el modelo imitándolo, al mismo tiempo que cierta
el arte de hacer eikones [εἰκόνες], 235d, 266d), o superioridad al realizar lo que el modelo, a pesar de
apariencias que integran el punto de vista o la pers- estar primero, no ha sido capaz de producir.
pectiva, los simulacros (to phantastikón [τ φαντα Se comprende que Aristóteles, en la Poética, mire
στικόν] o he phantastiké [ φανταστική], el arte de positivamente el placer que produce lo que nosotros
hacer phantásmata, 236bc, 266d). Así se toma algo llamaríamos las artes, aquellas que representan (imi-
parecido al arte visual para servir de modelo a las tan en imágenes, mimountai apeikázontes [μιμοῦν
distinciones que hay que aportar al arte de hablar, ται ἀπεικά οντες], 1, 1447a 19) con colores y figu-
pero aquél no está explorado como tal. Su principal ras, o que utilizan el ritmo, la melodía o el lenguaje,
característica es ontológica: en la República (libro en prosa o en verso —la música, la pintura o la poe-
X), este arte de la apariencia ilusoria, la pintura (gra- sía. El placer (to khairein [τ χαίρειν], véase Placer)
phé [γραφή]), considerado tres grados alejado de la es de dos órdenes. En primer lugar, es un placer inte-
verdad, resulta ontológicamente inferior a la ebanis- lectual: mirando la imagen se aprende a conocer la
tería que toma su modelo de manera directa de las cosa, a reconocerla por lo que ella es (“Por eso, en
Ideas (597a). La cuestión es saber si para cada “ar- efecto, disfrutan viendo las imágenes, pues sucede
te” hay otro principio diferente de la imitación que que, al contemplarlas, aprenden y deducen qué es
pudiese salvarlo de la retrogradación que implica: cada cosa […]” [theorountas manthanein kai syllo-
por eso, la música tiene un lugar privilegiado, dado gízesthai tí hékaston (θεωροῦντας μανθάνειν κα
su parentesco con las matemáticas —aunque hay συλλογί εσθαι τί καστον)], Poética, 4, 1448b 15-17).
ARTE | 119

Pero es también lo que llamaríamos un placer esté- ticas humanas. Distinguen las artes liberales (Plinio,
tico: “proviene del acabamiento [“de la ejecución”, Séneca), honestae (Cicerón) o ingenuae (Quintilia-
según como traducen Lallot y Dupont Roc, aunque no) de las artes illiberales o sordidae (Cicerón). Las pri-
apergasían (ἀπεργασίαν) es el sustantivo que corres- meras se refieren a las actividades intelectuales tales
ponde al verbo apergásasthai (ἀπεργάσασθαι) de la como la gramática y la retórica, esos studia liberalia
Física], del color o de cualquier otra causa” (18-19). de los que habla Séneca en su carta 88, que no tienen
El campo de la tekhne es entonces susceptible de otra finalidad que el cultivo del espíritu y son los úni-
tomar todos los valores, desde la demiurgia divina cos dignos de un hombre libre (en sus Etimologías,
(artifex mundi, dirán los latinos) hasta la potestad o Isidoro de Sevilla hará por lo demás derivar la pala-
la facultad humana, racional y útil, pero evidente- bra liberatis de liber). Las segundas remiten a las ac-
mente susceptible de una desmesura y de una astu- tividades manuales, esas artes mechanicae reservadas
cia prometeicas. Si intentamos aislar en ella las pre- a los esclavos o retribuidas por un salario, y a las cua-
misas de aquello que nosotros llamamos arte, los les pertenecen la pintura y la escultura, pero no la
juicios de valor son ontológica pero también polí- música, considerada una disciplina matemática. En
tica y socialmente ampliados. la Edad Media, el número de artes liberales se fijará
en siete: gramática, retórica, dialéctica, aritmética,
Los griegos, por decirlo así, podían afirmar: “el que geometría, música, astronomía. Las cuatro primeras
no haya visto al Zeus Olímpico de Fidias ha vivido constituyen lo que se llama el quadrivium, las tres
en vano” y al mismo tiempo: “las personas como Fi- últimas el trivium. La voluntad de los pintores y de
dias —es decir, los escultores— no se merecen la ciu- los escultores, expresada a partir del Renacimiento,
dadanía”. de que no se les siga confundiendo con los artesanos,
Hannah Arendt, Entre pasado y futuro,
p. 331.
y el combate que emprendieron para que su acti-
vidad ya no sea considerada un oficio mercenario
sino que obtenga su acceso a la dignidad que es pri-
II. Ars, Kunst: lo práctico y lo intelectual vilegio de las artes liberales, lejos de poner en tela
La noción latina de ars, luego la de arte (y sus equi- de juicio la distinción entre artes mecánicas y artes
valentes europeos), hasta el siglo XVII, son especifi- liberales prueban, por el contrario, la permanencia
cadas al añadírseles adjetivos antinómicos (liberal/ de esta división que persistirá al menos hasta el si-
mecánico, noble/servil). El ars pertenece básicamen- glo XVIII. Una definición como la que da Bossuet
te al ámbito del “hacer”, pero cubre también actitu- prueba la persistencia de las nociones griegas y lati-
des más intelectuales. De la misma manera, en ale- nas: “Las artes liberales y mecánicas se distinguen en
mán, la noción de Kunst oscila entre la de poder que las primeras trabajan con el espíritu más que
(können) y saber (kennen). con la mano; y las otras, cuyo éxito depende de la
“Roma no consideró nunca a las artes visuales en- rutina y la insistencia más que de la ciencia, traba-
tre las artes liberales; en otros términos, nunca for- jan más con la mano que con el espíritu” (Del cono-
maron parte del conjunto de conocimientos teóricos cimiento de Dios y de sí mismo, I, § 15, p. 41).
que se suponía a un hombre libre poseer. Ahora bien, En el vocabulario latino, ars, más allá del sentido
las artes liberales permanecieron como la piedra an- muy general de manera de ser o de comportamien-
gular de la educación cristiana y esta continuidad to, se aplica a tres ámbitos: al que es objeto de un
implicó la exclusión de las artes visuales del campo “hacer”, de un oficio manual; al que exige un saber-
de la vida intelectual más elevada durante la Edad hacer; y al que tiene que ver con la aplicación de re-
Media.” Esta reflexión de Rudolph y Margot Wittko- glas: la carpintería, la retórica o la gramática se sub-
wer (Born under Saturn, pp. 7-8) orienta el análisis sumen así bajo una misma categoría. Serán entonces
sobre el sentido de los términos ars, arte, art y Kunst las etiquetas más específicas, particularmente la de
en una doble dirección: por un lado el estatus del pintura, las que permitirán distinguir las artes en el
artista y de su actividad; por el otro, el criterio de su sentido moderno. El inicio de De inventione (I, 1-
legitimación social. En ese sentido es significativo el 4), donde Cicerón retoma, con una intención dife-
vocabulario utilizado por los autores de la Antigüe- rente a la de Platón, el paralelo entre discurso y pin-
dad latina para la clasificación de las diversas prác- tura, ofrece un ejemplo significativo. Cuando habla
120 | ARTE

del encargo de un retrato de Helena que hicieron La referencia a Durero es particularmente escla-
los crotoniatos a Zeuxis, recuerda “el gran número recedora aquí. El desplazamiento del significado de
de cuadros (tabulas)” pintados por el artista, habla de Kunst a partir de su doble sentido original permite
“embellecer con pinturas (picturis) sin igual el tem- comprender, en efecto, la manera en que se operó
plo de Juno” y con obras maestras (magna opera), la mutación del artesano en artista. Como anota Pa-
sin que intervenga la palabra ars. Ésta aparece sin em- nofsky:
bargo en el segundo término de la analogía, cuando
el proceso de inducción que eleva varias mujeres rea- Al igual que ars en latín y art en inglés, la palabra ale-
les al modelo ideal de la mujer se aplica a la retóri- mana Kunst tenía originalmente dos sentidos, de los
ca, llamada ars dicendi. que el segundo está ahora más o menos opacado.
Como Panofsky lo ha mostrado en Idea (1924), Por un lado, denotaba “poder” (können), es decir, la
el desarrollo de la noción moderna de arte y de ar- habilidad de un hombre para producir deliberada-
mente cosas o efectos […]. Por otro lado, denotaba
tista pasa por una conjunción entre el modelo in-
“saber” (kennen), es decir, el conocimiento o la visión
ductivo de De inventione y el modelo deductivo de teórica como opuesta a la práctica. […] En el otro
Orator ad Brutum [El orador a (Marco) Bruto], don- sentido, más estrecho —que sobrevive aún en la ex-
de, en esa ocasión, Cicerón busca el modelo del ars presión “die freien Künste” o “las artes liberales”— se
dicendi en el ejemplo de Fidias esculpiendo la ima- podía llamar a la astronomía “Kunst der Sterne” (“el
gen de Zeus a partir de la idea que de él se forma en arte de las estrellas”); […] y cuando Durero quiso
el espíritu. Ars califica aquí la actividad del artista expresar la idea de que un buen pintor necesita tanto
vuelto hacia su ojo interior (véase Species): perspicacia teórica como habilidad práctica, lo hizo
[…] diciendo que debe combinar Kunst y Brauch.
no contemplaba ningún modelo del cual tomase la The Life and Art of Albrecht Dürer, p. 242.
semejanza, sino que habitaba en su mente un admi-
rable dechado de perfección, a cuya semejanza, y sin Esta distinción entre Kunst y Brauch (uso, sentido
apartar de ella los ojos, dirigía su arte y su mano. práctico) permite vincular Kunst a las actividades
[contemplabatur aliquem, e quo similitudinem duce- humanas que implican fundamentos teóricos en ma-
ret, sed ipsius in mente insidebat species pulchritudi- yor o menor medida. Pero en otros textos Durero
nis eximia quaedam, quam intuens in eaque defixus, orienta el sentido de Kunst en una dirección distin-
ad illius similitudinem artem et manum dirigebat.] ta, como una especie de péndulo que inclina hacia
II, 7 ss.; trad. M. Menéndez donde el interés lo determina. De este modo, cuan-
Pelayo, Madrid, Alianza.
do habla de las reglas del arte en su tratado Instruc-
ciones sobre la manera de medir, lo hace en el senti-
Un aspecto crucial de la evolución de la noción de ar- do más instrumental de la unidad de medida de
te reside así en la aparición, durante el Renacimien- dimensiones.
to, de “un nuevo tipo de artista […] esencialmente
diferente del artesano antiguo, en la medida en que III. Las artes, las bellas artes y el arte en el sentido
es consciente de sus poderes intelectuales y creado- moderno
res” (Wittkower, op. cit., p. 31). Los signos del arte, En un contexto en que la oposición de origen latino
que aparecen en gran número en esta época, ya no entre artes liberales y artes mecánicas continúa do-
tienen el carácter esporádico de aquellos que se ob- minando, se efectúa un trabajo sobre y en torno a la
servan en la Antigüedad; se materializan particular- noción de arte a través de la noción de bellas artes,
mente por la integración de los artistas a la cultura hasta el momento en que la noción de bellas artes
humanista. La fuerza centrífuga del proceso de au- llega a identificarse con la de arte a secas.
tonomía es inseparable de una fuerza centrípeta que La legitimación extrínseca, intelectual en parti-
somete al artista a una dependencia intelectual y po- cular, por la ciencia o por la filosofía, es un momen-
lítica. Es así como Durero debe su carrera al duque- to en el lento proceso de conquista de la autonomía
elector Federico III, llamado el Sabio, quien gracias del artista. Pero si en el siglo XVII sigue operando, es
a la intervención de Celtis, poeta y humanista, lo in- en adelante acompañada de una disyunción progre-
tegra a la mesa redonda de los sabios de Nuremberg. siva de ciertas artes con finalidad cognitiva. El crite-
ARTE | 121

rio intelectual permite elevar un arte a la dignidad del juicio, “es una facultad del juicio y no producti-
liberal en la jerarquía que regula la legitimación: va, y lo que está conforme con él no por eso es pre-
“Juzgar la belleza es juzgar el orden, la proporción y cisamente una obra de las bellas artes (der schönen
la justeza, cosas que solamente el espíritu puede per- Künsten); puede ser un producto que pertenezca al
cibir”, escribe Bossuet en Del conocimiento de Dios arte útil y mecánico (nützlichen und mechanischen
y de sí mismo (1670); pero este criterio de lo bello Kunst), o hasta a la ciencia (Wissenschaft), según de-
permite al mismo tiempo reunir algunas de las ar- terminadas reglas que pueden ser aprendidas y exac-
tes que gozan de este ennoblecimiento en una clase tamente seguidas” (§ 48). Si un poema, una pieza de
distinta. Es importante tener siempre en mente es- música, una galería de cuadros, etc., pertenecen a la
te doble movimiento en virtud del cual el acceso al clase de obras de las bellas artes, en cambio, un ser-
estatus liberal es acompañado de una restricción ba- vicio de mesa o un sermón quedan excluidos de ella.
sada en un principio propio. De una manera más o Sin embargo, este criterio clasificatorio no es suficien-
menos simultánea, las nociones de bellas artes, fine te; se le añade o se le opone una noción de compren-
arts, schöne Künste, belle arti, aparecidas en el siglo sión en cuanto a lo que hace el arte en la obra, que
XVII cuando el arte comienza a institucionalizarse atañe a un principio completamente distinto. A las
(con la Academia de Bellas Artes, por ejemplo), ma- obras virtualmente atribuidas a las bellas artes, dice
nifiestan la convergencia del vocabulario europeo el § 49, puede faltarles el espíritu (Geist), ese “prin-
alrededor de una noción común. cipio vivificante en el alma (das belebende Prinzip im
Es necesario sin embargo señalar un proceso in- Gemüte)”: “Una poesía puede estar muy bien y ser
verso que aparece ulteriormente, en la Encyclopédie muy elegante, pero sin espíritu.” Ocurre lo mismo con
de D’Alembert y Diderot: el reconocimiento de una un relato, un discurso solemne o una conversación.
actividad espiritual en el seno mismo de las artes me- Dicho de otra manera, una obra de arte puede care-
cánicas, que traduce o induce una rehabilitación de cer de arte, mientras que una producción que no es
los oficios manuales en el marco de la aprehensión una obra de arte puede responder al principio del arte.
enciclopédica de las prácticas humanas, sanciona- A ese quiasmo se agrega el del gusto y el del genio:
da por el artículo “Art”. En este artículo, Diderot de- puede haber genio sin gusto como gusto sin genio. A la
nuncia la incoherencia de una definición que asimi- determinación artística del arte se superpone, pues,
la el arte liberal a una actividad puramente espiritual, su definición estética. El alma que hace el arte “es lo
descuidando el hecho de que se trata de arte, es de- que pone las facultades del espíritu con finalidad en
cir, de una actividad que pone en juego un hacer. movimiento, es decir, en un juego tal que se conser-
Precisamente en la medida en que supone la ejecu- va a sí mismo y fortalece las facultades para él”. El
ción de un objeto, el arte se distingue de la pura ac- libre juego de las facultades, el entendimiento y la
tividad del espíritu que se expresa en la ciencia. Inver- imaginación es lo que define el juicio estético puro.
samente, rechaza la concepción tradicional y también El principio de animación del arte, agrega Kant, es
errónea del arte mecánico que corta esta forma de “la Idea estética […] esa representación de la ima-
actividad de toda relación con la inteligencia. En el ginación que incita a pensar mucho, sin que, sin em-
arte, la ejecución descansa en las reglas en relación bargo, pueda serle adecuado pensamiento alguno, es
con las cuales se puede adoptar ya sea una actitud decir, concepto alguno, y que, por lo tanto, ningún
práctica consistente en operar siguiendo estas reglas lenguaje expresa del todo ni puede hacer compren-
sin pensarlas, o bien una actitud teórica, “inoperan- sible”. El concepto dedica la obra a una finalidad ob-
te”, consistente en reflexionar sobre las reglas. “To- jetiva externa o interna y manifiesta las reglas mecá-
do arte tiene su especulación y su práctica”, escribe nicas del arte. La obra de las bellas artes, en vez de
Diderot (Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des ser reductible al concepto de una regla, debe apare-
sciences, des arts et des métiers, t. 1, pp. 495-509), de- cer como algo natural, como el producto del genio,
volviendo a la palabra arte un sentido bastante si- es decir, “la capacidad espiritual innata (ingenium)
milar al que tenía ars en latín. mediante la cual la naturaleza da la regla al arte (die
Con Kant, la determinación filosófica de la especi- angeborene Gemütsanlage (ingenium), durch welche
ficidad del arte se orienta en otra dirección comple- die Natur der Kunst die Regel gibt)” (§ 46).
tamente diferente. El gusto, escribe Kant en la Crítica • VÉASE EL RECUADRO 2
122 | ARTE

Recuadro 2 › Plástica, artes plásticas, bildende Künste


plasticidad, y bild, ficción, tesbury había establecido ya el vínculo. La imágenes visuales”; la denominación, dada
historia, verdad “naturaleza plástica”, noción derivada de la su aplicación a la arquitectura (arte no re-
teosofía de los platónicos de Cambridge en presentativo) y a la pintura (arte no tridi-
Por mucho tiempo, la plástica ha designa- la segunda mitad del siglo xvii, designaba mensional), con exclusión de las artes cuya
do las artes del modelado. El vocablo griego para él a la vez el estado vegetativo incons- forma es móvil, comprendería a las “artes
plassein [πλάσσειν], modelar, dar forma, ciente del crecimiento de los seres (árbol o cuya forma visual es estática” (Les arts et
formar, está configurado a partir de una feto) y una potencia interna libre y cons- leurs relations mutuelles [1949], trad. J.-M.
raíz que significa precisamente “extender ciente del hombre que refleja el principio Dufrenne, puf, 1954). Kant, en la Crítica del
una capa fina, cubrir” (de donde vienen las de la naturaleza superando el determinis- juicio (§ 51), distingue las bildenden Küns-
palabras francesas plâtre [“yeso”], emplâ- mo de ésta. En su Soliloquy or advice to an te, “o las artes de la forma o de la expresión
tre [“emplasto”], cf. Chantraine). Aporta el author (1710; Characteristics, t. 1, p. 207), de las Ideas en la intuición sensible”, que
vocabulario específico del trabajo de la ar- Shaftesbury compara al poeta, y su capaci- comprenden la plástica (die Plastik, escul-
cilla y del modelado, y sirve en particular dad para formar una obra unitaria y orgáni- tura y arquitectura) y la pintura, de las re-
para describir la actividad de Prometeo, “de ca, con Prometeo, “ese artista soberano, o denden Künste, las artes de la palabra que
quien se dice que nos moldeó, al igual que a Naturaleza Plástica Universal (Universal comprenden la elocuencia y la poesía, y del
los demás seres vivos” (Filemón, 89, 1), pe- Plastic Nature)”. En Plastics or the original “Kunst des schönen Spiels der Empfindung”,
ro también la de Hefestos al moldear a Pan- progress and power of designatory art, obra es decir, el arte del bello juego de las sensa-
dora, modelo mismo de la astucia y el enga- inacabada y publicada parcialmente, en la ciones, la música y el arte de los colores
ño, una bella virgen de barro lanzada entre que trabaja en 1712-1713, la idea se aplica (Farbenkunst). La inclusión de Plastik en
los hombres para abrir la vasija de los tor- a las artes plásticas (plastic arts) especial- esta clasificación indica que el término de
mentos (Hesíodo, Trabajos, 70 ss.). De ahí mente designadas como tales; el pintor, que origen griego se especializa, enriqueciendo
los empleos relacionados con la creación labra la materia plastica, “comienza por considerablemente el vocabulario estético
literaria, la ficción asumida como suscep- trabajar interiormente. Allí está […] la obra alemán. “El genio griego es el artista plásti-
tible de engañar —con la plástica de las pa- plástica (plastic work). Inicialmente darse co (plastische Künstler) que hace de la pie-
labras: Gorgias, en el Elogio de Helena (82 las formas, trabajarlas, corregirlas, ampliar- dra una obra de arte (zum Kunstwerk, bil-
B 11 DK, § 11), recuerda “cuántos persua- las, reducirlas, modificarlas, adaptar, asimi- det)”, escribe Hegel en sus Lecciones sobre
dieron —y aún siguen persuadiendo— a lar, conformar, pulir, refinar, etc., formar es- filosofía de la historia universal (1837)
tantos y sobre tantas cuestiones, con sólo tas ideas: luego su mano: su pincelada” (en (trad. José Gaos, Alianza, 1994).
modelar un discurso falso (pseudé logon plá- Benjamin Rand, Second characters or the La riqueza del vocabulario alemán intro-
santes [ ευδ λόγον πλάσαντες])”. De language of forms, Cambridge UP, 1914, p. duce numerosas pistas para el pensamien-
esta manera, plasma [πλάσμα], en el voca- 142). to estético (Herder, Schelling, Hegel, Nietz-
bulario de los historiadores, designa la fic- Es así como la etiqueta de artes plásticas sche, Fiedler) más o menos cerradas a otras
ción, es decir, “cosas que no han ocurrido hace una fugitiva y notable aparición. Esta lenguas. El ejemplo de Herder es particu-
pero que se cuentan como las que ocurrie- intuición de Shaftesbury encontrará su pro- larmente interesante; en Plastik, einige
ron”, lo falso contado como verdadero, a longación mucho más tarde en Francia, en Wahrnehmungen über Form und Gestalt aus
diferencia de mythos [μῦθος] e historía particular en Lamennais (Esquisse d’une phi- Pygmalions bildendem Traum [Escultura: Al-
[ἱστορία], el mito (lo falso contado como losophie, Pagnerre, 1840) y en Taine (Philo- gunas observaciones sobre la forma y la fi-
falso) y la historia (la verdad contada como sophie de l’art [1864-1869], Fayard, “Cor- gura a partir del sueño plástico de Pigma-
verdad, cf. Sexto Empírico, Adversus mathe- pus des œuvres de philosophie en langue lión], un texto aparecido en 1778, su re-
maticos, 263-264). En la terminología re- française”, 1985). La expresión entrará en flexión se organiza en torno a tres polos: la
tórica latina, plasma se vuelve argumentum el vocabulario crítico y filosófico francés, noción genérica de bildenden Künste [artes
y plassein es traducido por fingere (Quinti- mucho más que en el de los anglosajones, plásticas], las nociones específicas de Skulp-
liano, Instituciones oratorias, I, 8). (Sobre donde el concepto de artes plásticas es ge- tur [escultura] (versus Malerei [pintura]) y
todo esto véase B. Cassin, L’effet sophisti- neralmente raro (excepto, a principios del de Plastik [plástica] (versus Piktur [pintu-
que, pp. 470-512.) siglo xx, en el contexto del descubrimiento ra]). Lo que está en juego aquí, más allá de
Pero es el sentido material-formal el que del arte moderno francés y del arte negro). un nuevo paragone de las artes, es una pro-
domina hasta el siglo xviii como criterio de En el ámbito germánico, en cambio, la moción de la plástica y de sus valores (tác-
distinción de una especie de arte, tal como idea, si no la palabra, comenzó a imponer- tiles) como criterio de belleza (“¿Qué es la
lo prueba el artículo de la Encyclopédie (t. se a finales del siglo xviii: no se forma en belleza? — ¡Pregúntale al ciego!”, se lee en
12), junto al cual figura, sin aparente vín- torno a “plástica”, sino con Bild. Las artes el epígrafe de Plastik). Tratándose de la afir-
culo, otro artículo con el curioso título de: plásticas son las bildenden Künste respecto mación de la superioridad de la mano sobre
"Plástica (Metafísica) naturaleza plástica, de las cuales Thomas Munro señala que “el el ojo, de la escultura sobre la pintura, mi-
principio que según algunos filósofos sirve significado abstracto (...) es vago e impre- diendo con la vara del descubrimiento del
para formar los cuerpos organizados, y que ciso; derivado de un sustantivo (Bild) que poder del ciego (Rousseau, Diderot, etc.),
es diferente de la vida de los animales)”. Sin significa ‘imagen’ y de un verbo (bilden) el vocabulario formado en torno de Bild es
embargo, a comienzos del siglo, Lord Shaf- que significa ‘formar’, evoca la formación de oportuno: “quien siendo ciego hace plástica
ARTE | 123

(Bildner), aun habiendo nacido ciego, sería llimard, 1995; El efecto sofístico, trad. Ho- Larthomas Jean-Paul, De Shaftesbury à Kant,
muy mal pintor, pero en el campo de las racio Pons, Buenos Aires, Fondo de Cultura Atelier national de reproduction des thèses,
formas (bilden) no cede nada al vidente, y Económica, 2008. Diff. Didier érudition, 1985, t. 1 y 2.
debería aparentemente, bajo las mismas Château Dominique, Arts plastiques: archéo- Riegl Alois, Stilfragen. Grundlegungen zu ei-
logie d’une notion, Nimes, Jacqueline Cham- ner Geschichte der Ornamentik (1893),
condiciones, superarlo”; o también: “La es-
bon, “Rayon-art”, 1999. Múnich-Mittenwald, Mäander Kunstverlag,
cultura (Bildnerei) es la verdad, la pintura, Fiedler Konrad, Schriften über Kunst (ed. pós- 1977; Cuestiones de estilo: Fundamentos
el sueño.” Plastik, en estas condiciones, ex- tuma), Múnich, R. Piper, 1913-1914. para una historia de la ornamentación, Bar-
cede el sentido clasificatorio de Skulptur: Gorgias, Encomio de Helena, en Sofistas. Testi- celona, Gustavo Gili, 1980.
como la posteridad lo mostrará (principal- monios y fragmentos, introd. trad. y notas A. ——, Spätrömische Kunstindustrie (1901),
mente Fiedler, Riegl, Einstein), aquí comien- Melero Bellido, Madrid, Gredos, 1996. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesell-
za a ser explorada la noción moderna más Herder Johann Gottfried, Plastik, Einige schaft, 1973
general de plasticidad (criterio de valora- Wahrnehmungen über Form und Gestalt aus Shaftesbury Anthony Ashley Cooper, Conde
ción de la propia pintura). Pygmalions bildendem Traum en W. Dob- de, Soliloquy or advice to an author en Cha-
bek (ed.), Werke in fünf Bänden, Weimar, racteristics of Men, Manners, Opinions, Ti-
Bibliografía Volksverlag, 1957; Escultura: Algunas obser- mes (1711), Cambridge University Press,
Alembert Jean le Rond d’ y Denis Diderot, vaciones sobre la forma y la figura a partir del 1999; Del soliloquio o Consejos al escritor,
Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sueño plástico de Pigmalión, Universidad de trad. Delia A. Sampietro, Buenos Aires,
sciences, des arts et des métiers [Enciclope- Valencia, Valencia, 2012. Universidad Nacional de La Plata, 1963.
dia o Diccionario razonado de las ciencias, Hesíodo, Los trabajos y los días, trad. y notas ——, Plastics or the original progress and power
las artes y los oficios] , t. 12, Neuchâtel, Sa- A. González Laso, Madrid, Aguilar, 1973. of designatory art, en Second characters or
muel Faulche & Compagnie, 1765. Kant Immanuel, Crítica del juicio, trad. M. Gar- the language of forms, Cambridge UP, ed.
Cassin Barbara, L'effet sophistique, París, Ga- cía Morente, Madrid, Espasa Calpe, 2007. Benjamin Rand, 1914.

A principios del siglo XIX, el significado de bellas para el arte y se pasan la vida hablando arte, conver-
artes pasa progresivamente por las palabras art (fr. sando arte.]
e ing.), Kunst, arte, etc. Hegel signa filosóficamente Revista de París, enero de 1833.
esta transferencia con su famoso curso de estética Dominique CHATEAU
(1820-1829), muy mal titulado porque se trata, en
efecto, como lo dice él mismo, no de una estética si- Bibliografía
no de una filosofía del arte (Philosophie der Kunst). Arendt Hannah, “La crisis de la cultura: su significado políti-
co y social” en Entre pasado y futuro. Ocho ejercicios de
La disciplina que funda ratifica el rechazo kantiano reflexión política, trad. Ana Poljak, Buenos Aires, ed. Ariel,
de la reducción del arte a un saber hacer, pero se 2016.
distancia de la teoría del gusto y separa el arte de la Aristóteles, Ética Nicomaquea, trad., notas e introducción de
naturaleza. Este sentido moderno de la palabra ar- E. Sinnot, Buenos Aires, Colihue, 2007.
——, Poética, introd. y ed. trilingüe de V. García Yebra, Madrid,
te y de sus equivalentes en las diversas lenguas eu- Gredos, 1992.
ropeas se añade en adelante al sentido antiguo (que ——, Física, trad. Guillermo R. De Echandía, Madrid, Gredos, 1995.
persiste evidentemente), pero también se rebela Aubenque Pierre, El poblema del ser en Aristóteles, trad. Vidal
pronto contra él. El interés artístico no puede redu- Peña, Madrid, Taurus, 1981.
Bossuet Jacques Bénigne, Del conocimiento de Dios y de sí mis-
cirse ya a una actividad profesional sino que exige mo, trad. Ernesto Palacio, Buenos Aires, Losada, 1945.
una entrega total por parte del individuo. Esta figu- Cicerón, Marco Tulio, El orador (a Marco Bruto), trad. M. Me-
ra del artista heredada del Renacimiento prolifera néndez Pelayo, Madrid, Alianza, 1991.
Collingwood Robin George, The principles of art, Oxford, Cla-
con el romanticismo y con la doctrina del arte por
rendon Press, 1938; Los principios del arte, trad. H. Flores
el arte: Sánchez, México, fce, 1960.
Diderot Denis y Jean le Rond D’Alembert, Encyclopédie ou Dic-
L’Art, pour ces messieurs, c’est tout, la poésie, la pein- tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, ed.
ture, etc.; ces messieurs sont amoureux de l’art; ces crítica de J. Lough y J. Proust, Hermann, [1751] 1976.
Goldschmidt Victor, Temps physique et temps tragique chez
messieurs méprisent quiconque ne travaille pas pour Aristote, París, Vrin, 1982.
l’art, et ils passent leur vie à parler art, à causer art. Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Vorlesungen über die Aesthetik
Revue de Paris, janvier 1833. (1822-1829), Werke, Frankfurt, Suhrkamp Verlag, 1970; Lec-
ciones de estética (vol. 1), Madrid, Akal, 1989; Lecciones de
[El Arte, para estos señores, es todo, la poesía, la pin- estética (vol. II), trad. R. Gabás, Barcelona, Península, 1991.
tura, etc.; estos señores están enamorados del arte; Kant Immanuel, Crítica del juicio, trad. M. García Morente, Ma-
estos señores desprecian a cualquiera que no trabaje drid, Espasa Calpe, 2007.
124 | ARTIMAÑA

Michel Pierre-Henri, De Pythagore à Euclide, Les Belles Lettres, Tal destreza se relaciona con la sabiduría práctica, véa-
París, 1950.
se Prudencia [Phrónesis, Prudential], Virtù, Sabidu-
Panofsky Erwin, The Life and Art of Albrecht Dürer, Princeton,
UP, 1934-1955. ría; cf. Moral.
——, Idea. Contribución a la historia de la teoría del arte (1924),
trad. M. T. Pumarega, Madrid, Cátedra, 1998. decepción, razón, sofisma
Platón, Obras completas, Madrid, Gredos, 1981-1999.
Reinach Adolf, La peinture ancienne, recopilado por Milliet, Pa-
rís, ed. Macula, “Deucalion”, 1985.
Schuhl Pierre-Maxime, Platón y el arte de su tiempo, trad. ASPECTO
Eduardo J. Prieto, Buenos Aires, Paidós, 1968. El aspecto, entre palabra, lenguas y lenguaje
Wittkower Rudolph y Margot, Born under Saturn, Nueva York-
Londres, W.W. Norton & Company, 1963; Nacidos bajo el tiempo, y acto de habla, esti, jetztzeit, lengua,
signo de Saturno; genio y temperamento de los artistas desde momento, presente, ser, sincategorema,
la antigüedad hasta la revolución francesa, trad. Deborah to tí en einai
Dietrick, Madrid, Cátedra, 1988.

El término aspecto designa una categoría semántica de las


lenguas, al igual que el número, el modo o la voz. Tradicional-
artimaña, astucia mente, el aspecto se describe como aquello que remite al
Del latín artis y mania, palabra compuesta formada por los “modo de desarrollo” del proceso al cual el verbo se refiere;
sustantivos “arte” (ars, artis, que, a su vez, es un calco del de manera más general, concierne a la forma que puede to-
griego τέχνη [techne]), en sus acepciones “capacidad y ha- mar dicho proceso, ya sea que éste corresponda o no a al-
bilidad para hacer algo” y “disposición personal de alguien” gún desarrollo.
(drae), y “maña”, en sus acepciones “destreza, habilidad” Esta noción es en sí misma un objeto filosófico. Como
y “artificio, astucia” (idem). Refiere a un artefacto o artifi- tal, aparece en la historia de la filosofía, en particular en la
cio que se emplea para cazar y atrapar animales, sinónimo filosofía griega, en el momento en el cual se elaboran las
de “trampa”. En uso coloquial, alude a una astucia, maña o nociones que van a servir como fundamento de la tradición
ardid para engañar a alguien. Aunque existen diversas de- lingüística. Si bien el sustantivo aspecto, introducido ya
finiciones del término, casi siempre está explícita o implíci- muy tarde por los analistas de la lengua, no pertenece al vo-
ta la idea de un engaño muy hábil. cabulario filosófico, numerosas palabras a él asociadas, de
Diferentes elementos entran en juego: manera próxima o lejana (desde el telos [τέλο ] griego
hasta el performative inglés), fueron inicialmente palabras
I. Artimaña humana, artimaña divina de la filosofía. De que las palabras en cuestión sean intra-
La metis [μ τις] griega, estrategia del pulpo, de Ulises, del ducibles da testimonio toda la historia de la reflexión sobre
sofista y de Zeus, se vincula con la inteligencia práctica, den- el aspecto, la cual, como se verá, está acompasada por
tro de un complejo entramado que incluye la medida (me- cuestiones de traducción.
tron [μέτρον]; véase recuadro 1 en Lex) y el proyecto me- No obstante, si bien el aspecto se liga a lo intraducible,
ditado (cf. médomai [μέδομαι]), véase Metis. inicialmente se debe a otra razón. En el plano material, la
Talaṭṭuf [ ] designa la astucia de Alá, cuya sutileza categoría corresponde a una red bastante heteróclita de
conjuga gracia y maquinación (véase Gracia), y la cual se diferencias formales en las cuales se puede, sin embargo,
sirve del mal para hacer el bien, al igual que el Espíritu en aislar una especie de “núcleo duro”, constituido por formas
la historia, la astucia de la razón hegeliana (List der Ver- implicadas en la conjugación (al menos para aquellas len-
nunft), véase TalaṬṬuf. Cf. Aufheben, Destino, Histo- guas en las cuales los verbos se conjugan, como es el caso
ria, Oikonomía, Plasticidad. de las lenguas indoeuropeas). Ahora bien, entre dos mar-
cas de conjugación consideradas en dos lenguas diferentes,
II. Artimaña, habilidad, sabiduría jamás habrá equivalencia estricta, precisamente en la me-
De forma más amplia, la artimaña implica inventiva en la re- dida en que cada una se inscribe en sistemas de conjuga-
lación medios-fin propia de la habilidad artística y del ar- ción distintos, que necesariamente determinan el valor que
te mecánico, véase Arte (I, “Tekhne”), Ingenium (y el pueden tomar. Estos valores, por otra parte, atraviesan to-
recuadro 1, Intuición, ár. ḥads [ ], gr. ankhínoia [ἀγχί da la lengua: no se trata de alguna forma aislada, sino de un
νοια]), Italiano (en particular VI, “La mekhané y las má- sistema completo que estructura la construcción de la refe-
quinas”); cf. Argutezza, Concetto, Genio, Mímesis. rencia de los verbos en esta lengua. En esta medida, cons-
ASPECTO | 125

tituyen una de las dimensiones en las cuales se va a jugar Por otra parte, al lado de estas aprehensiones “par-
aquello que sería el genio de una lengua. ciales”, en las cuales el proceso se presenta en algu-
Los hechos relativos al aspecto están, sin embargo, tam- na de las etapas de su desarrollo, también hay la po-
bién fuera de la lengua. Lo están, en tanto que representan sibilidad de aprehensiones llamadas “globales”, en
valores que, como se verá, se miden primero que todo en las cuales el proceso está dado como realizado, sin
frases y discursos, es decir, allí donde se juega aquello que que este advenimiento se encuentre inscrito en un de-
Saussure llamó el habla, dependiendo, entonces, tanto del sarrollo: es así como, por ejemplo, los dos siguien-
pensamiento singular que el “hablante” elabora, como de tes enunciados se oponen en español, presentando,
la lengua que condiciona esta elaboración. Y lo están, por el primero, el proceso en su globalidad, mientras que
otra parte, en tanto que conciernen a una cuestión que im- el segundo lo describe durante su realización:
plica al lenguaje de manera general: la cuestión de la refe-
rencia de los verbos que, en sentido propio, no pertenece a – Él reparó su carro.
ninguna lengua. – Él reparaba su carro.
Atrapado a la vez entre lengua y habla y entre lenguas
y lenguaje, el aspecto toca así de la manera más aguda la Y además, se trata entonces del carácter más o me-
cuestión de lo intraducible. nos iterativo del proceso designado: se distingue
esta vez entre diversos tipos de proceso: aislados,
Con la noción de aspecto todo se vuelve complicado, intrínsecamente repetitivos, reiterados, habituales,
heteróclito, tumultuoso: los tipos de valores concer- recurrentes.
nidos, los tipos de formas implicadas, los tipos de con- Por último, paralelamente a la cuestión de las fa-
ceptos elaborados para dar cuenta de él… Esto se de- ses, también se van a movilizar diferencias de “pun-
be en parte a la noción misma de aspecto, sumamente to de vista” relativas a la manera de considerar el
problemática, en parte también a la historia de su con- proceso: se comprueba, así, que ciertos enunciados
ceptualización, particularmente tumultuosa. podrán poner en escena una especie de punto de
referencia a partir del cual se describe el proceso y
I. Pequeño desfile de valores que puede, entonces, ser distinto del momento de
Cuando se habla de aspecto, puede tratarse inicial- la enunciación. Este punto de vista puede ser si-
mente de las diferentes fases a las cuales es posible multáneo al desarrollo del proceso, pero también
referirse ante un proceso dado: así, lo anterior al pro- puede ser exterior, ya sea el prospectivo o retros-
ceso se distingue, sólo cuando ya es inminente, su pectivo. Que el punto de vista pueda ser distinto
advenimiento propiamente dicho, su desarrollo, su del punto de aprehensión queda asentado por el si-
punto de acabamiento y también la situación que guiente contraste, en donde un mismo proceso,
resultará de ello. En general, las lenguas disponen aprehendido de manera global en los dos casos, va
de locuciones específicas para referirse a cada una de a ser considerado ya sea de forma retrospectiva
estas etapas (tal será el caso en francés y en español (desde el momento de su enunciación), ya sea des-
en expresiones verbales tan variadas como “comen- de un punto de vista que se da como simultáneo a
zar a”, “terminar de…”). Pero se pueden obtener va- su realización:
lores similares sin que ello pase por una expresión
léxica específica. A continuación se dan algunos ejem- – Él ha entrado.
plos en español: – Él entró.

– Él salía, cuando el teléfono sonó (= “él iba a salir”). Esta variedad de los fenómenos en cuestión se ex-
– En ese momento nevó (= “se puso a nevar”). plica en parte por la diversidad empírica de los va-
– Cuando ella entró, él dormía (= “él estaba dur- lores que pueden, en efecto, estar marcados en las
miendo”). lenguas por procedimientos considerados en el or-
– ¡Ya está! Reparó el carro (= “terminó de reparar- den del aspecto. Sin embargo, también se explica por
lo, llegó al final de esta reparación; por lo tanto, la manera compleja en que el concepto mismo de
debe funcionar”). aspecto ha podido desarrollarse en la historia del
– Lo siento, él salió (= “él ya no está acá”). pensamiento y en la historia de la lingüística.
126 | ASPECTO

II. El entrecruzamiento de las lenguas perar el siglo XIX para que sea inventada. La palabra
El concepto de aspecto se elaboró en un entrecruza- se forjó en el encuentro entre Oriente y Occidente,
miento entre lenguas de donde no cesó de ser im- en una historia de traducción justamente, sin que
portado, luego reimportado de una lengua a otra, del se sepa bien si se trataba de nombrar una especifi-
griego al latín, de las lenguas románicas a las lenguas cidad de las lenguas eslavas (que conocerían más el
germánicas, de las lenguas eslavas a las lenguas clá- aspecto que las lenguas clásicas o por lo menos más
sicas e igualmente en el otro sentido, de las lenguas que las lenguas romances) o, por el contrario, de
clásicas a las lenguas eslavas. neutralizar aquello que habría podido ser su espe-
Reveladora de ese entrecruzamiento es la histo- cificidad (sobreponiendo allí una concepción del
ria de la palabra aspecto en sí misma, que aparece aspecto basada en las lenguas clásicas).
de manera muy tardía, puesto que es necesario es- • VÉASE EL RECUADRO 1

Recuadro 1 › La especie, la apariencia de las palabras, la apariencia de las acciones y el punto de vista:
el invento de la palabra “aspecto” para designar el aspecto
La palabra aspecto, que designa una cate- tiempo sentó cátedra, y que sirvió de manual tantivo en número plural”. No se encuentra
goría verbal no cronológica, es considerada, de base en la École de Langues Orientales. casi, en los ejercicios de los manuales re-
en general, como la traducción del término Que esta traducción proceda de una des- dactados en lengua rusa, el equivalente del
ruso vid [вид] por C.-P. Reiff (Gramática viación, si no es que de una traición, basta francés o del español “poner este verbo en
rusa, 1828), quien introdujo los trabajos de con leer, para convencerse, el texto mismo perfectivo”, y los estudiantes rusos que si-
N.I. Gre (1787-1867) en Francia. Esta atri- de Gre , texto que se ofrece aquí en una “re- guen cursos de lengua rusa en francés y en
bución oculta atestaciones anteriores del traducción”, debida a J. Fontaine, en la cual español en general no comprenden esta
término fuera del dominio eslavo: M. de el autor optó por no traducir vid: instrucción. De hecho, para los rusófonos,
Neuville (1818, citado por S. Auroux, “El los “glagoli (nie) soviershénnogo vida [гла
[...] en los tiempos gramaticales, es decir
tiempo verbal en la gramática general”) dis- en las formas de la lengua por medio de гол (не)совер енного вида]” no son
tingue, además de la persona, el número y el las cuales se expresan los tiempos [en la más que “verbos de especie (i)realizada”, un
tiempo, “el aspecto, el grado y la acepción”; naturaleza], pueden ser expresadas al- subconjunto de los verbos, que constituye
el aspecto designa aquí la duración de la gunas circunstancias accesorias por las palabras distintas, y no formas de una sola
“modificación” expresada por el verbo, reu- cuales son definidas de manera más cer- y misma palabra (y si se niegan a “conjugar
nida en un punto, o desarrollada en toda su cana el significado y la amplitud de la ac- en presente” un “verbo de especie realiza-
extensión. Esta atribución oculta asimismo ción. […] Las formas que sirven para la da” es porque la gramática escolar asocia
expresión de estas circunstancias de la
el hecho según el cual la traducción en cues- estas formas a la expresión de un sentido,
acción son llamadas vidi [вид ]. p. 18
tión es altamente problemática, en la me- el “futuro”). O sea que esta traducción no
dida en que la palabra vid en sí misma pue- Se ve allí que vid designa formas, y no sus ha hecho más que mantener un malenten-
de interpretarse como “especie, división (en valores; es entonces una clase de formas la dido persistente entre las dos tradiciones
una clasificación)” o como “aspecto (ex- que está en juego, es decir una “rama”, sin gramaticales.
terior: aquello que se puede ver, véase el duda determinada por su aspecto exterior, Se concibe la paradoja: la palabra aspect,
verbo vídiet’ [видет ], “ver”)” —y en la me- su aspecto de forma, pero no por el hecho que se supone toma nota de la especifici-
dida en que esta palabra tiene ya un uso gra- de que expresaría el aspecto exterior de la dad de la gramática del ruso en relación
matical en tradiciones anteriores a Gre , acción designada. con la organización de las formas verbales
tradiciones que utilizan en esencia el primer La manera misma en que la noción de —que se supone utiliza la experiencia del
sentido (el segundo no es casi atestiguado vid es utilizada en el discurso gramatical ruso para cuestionar las categorías deriva-
sino por ciertos gramáticos checos del si- ruso (y no ya en el discurso de la eslavística das de la tradición clásica—, es en realidad
glo xvii). Finalmente, esta atribución ocul- francesa) va en el mismo sentido: “verbo una traición a la manera en que las gramá-
ta el hecho de que Reiff mismo haya duda- perfectivo” se dice “glagol soviershénnogo ticas rusas piensan la gramática del ruso.
do entre estos dos valores en su traducción, vida [глагол совер енного вида]”, lite- No obstante, otra dificultad se desliza en
optando al inicio por branche [rama], que ralmente “verbo de vid cumplido”, de la mis- esta operación de traducción/traición, que
es justamente relativa a una división. Sin du- ma manera en que “sustantivo masculino” la vuelve completamente paradójica: cuando
da la sustituyó en un segundo tiempo por se dice “sushestvítielnoie muzhskogo roda la palabra aspect viene a nombrar la división
aspect (edición de 1828). Pero las últimas [су ествител ное у ского рода]”, li- de la cual habla Gre , y también, en forma
ediciones redactadas durante su vida reto- teralmente “sustantivo de género masculi- paralela (ya por Neuville, de manera amplia
man el término branche, y las reediciones re- no”. Por el contrario, “sustantivo EN plural” en la literatura aspectual que siguió), el con-
organizadas que debemos a L. Léger (1843- se dice “sushestvítielnoie VO mnózhestvien- junto de las diferencias semánticas relati-
1923) reinstalan de manera definitiva aspect, nom chislié [су ествител ное но vas, en cualquier lengua, a aquello que Gre
en particular la de 1877 que durante mucho ественно числе]”, literalmente “sus- describe como “el significado y la amplitud
ASPECTO | 127

de la acción”, a aquello que Neuville define Es probable, sin embargo, que el embro- traducía vid: aspektual’nost’ [ас ектуал
como concerniente a “la duración de la mo- llo conceptual fue mucho menos fecundo ност ] (aspectualidad), introducido por
dificación”, a aquello que se llamará “modo para la concepción que la eslavística fran- A. Bondarko (“Contribución a la problemá-
de desarrollo” y a aquello que no cesa de cesa ha podido desarrollar sobre la manera tica de las categorías semántico-funciona-
analizarse desde las primeras descripciones en que se pone en juego el hecho aspectual les”) y que recubre por su parte fenómenos
en términos de realización, de perfección y en ruso. De la oposición descubierta por la que se manifiestan de maneras variadas en
de telos [τέλο ], esta palabra introduce ipso eslavística eslava, entre varias categorías los enunciados y los textos.
facto una dimensión nueva en la aprehen- de verbos que obedecen a propiedades re-
sión de las diferencias en cuestión: la dimen- gulares, se ha hecho un asunto de marca- Bibliografía
sión del “ver”, muy presente en vid (ligado ción (de la misma manera en que el plural Archaimbault Sylvie, Préhistoire de l’aspect
de manera formal al verbo vídiet’, “ver”), y es un asunto de marcación), cuando que se verbal, cnrs, 1999.
Auroux Sylvain, “Le temps verbal dans la
también en aspect (proveniente de aspice- trata de un asunto de categoría de verbos.
grammaire générale”, en Hommages à J.-T.
re, “mirar”). A partir de entonces el aspecto Este asunto de marcación se ha convertido Desanti, Mauvezin, ter, 1991, pp. 55-84.
será entendido como una cuestión de pun- en la expresión exclusiva de todo lo relativo Bondarko Aleksandr Vladimirovi , “K proble-
to de vista: la noción ha sido contamina- al hecho aspectual, como si en ruso el as- matike funkcinonal’nosemanti eskix kate-
da por las palabras que la nombran. pecto tuviera una expresión simple y unívo- gorij (glagol’nyj vid i aspektual’nost’ v
Sin duda esta contaminación ha sido fe- ca, mientras que en otras lenguas se mez- russkom jazyke) [Contribución a la proble-
cunda para la comprensión general de los cla con el tiempo y se construye en toda mática de categorías semántico-funciona-
hechos aspectuales en ruso y en otras len- una frase, o en todo un texto. Era reducir el les (aspecto verbal y aspectualidad)]”,
guas al permitir, por ejemplo, introducir una aspecto en ruso a una categorización de los Voprosy jazykoznanija, 2, 1967.
Fontaine Jacqueline, Grammaire du texte et
distinción entre aquello que sería la forma verbos, y por ende a la oposición que los
Aspect du verbe en russe contemporain, ies,
del proceso y la manera en que éste es per- mismos eslavizantes no eslavos han llama- 1983.
cibido o, si se quiere, la manera en que se do, aparentemente bajo el impulso de los Greč Nicolaj Ivanovi , Praticˇeskaja russkaja
muestra y la manera que se escoge para neogramáticos, con un nombre latino: per- grammatika [Gramática rusa práctica], San
verlo: un aspecto dado y un aspecto cons- fectivo / imperfectivo. Petersburgo, 1a. ed., 1827.
truido, que pueden coincidir o no. Se conci- Eso explica quizás la introducción bas- L’Hermitte René, “Les premiers grammai-
be bien, por ejemplo, cómo la oposición tante reciente de un nuevo término para riens tchèques et la notion d’aspect ver-
entre aspecto léxico (dado) y aspecto gra- designar en ruso todos los hechos corres- bal”, Revue des Études Slaves, vol. LX, núm.
matical (propio para reconstruir el proceso pondientes a la categoría del aspecto. Por 3, 1988, pp. 543-547.
Reiff Charles-Philippe, Grammaire russe, E.
de manera enunciativa) ha podido desple- un justo retorno de las cosas, este término
Guilmoto (ed.) (ed. util.: 2a. [1851], 6a. [s/
garse en el seno de tal problemática. es una forma de préstamo de la palabra que f, posterior a 1878]).

El resultado, para la lingüística general, es un tér- Es necesario reconocer, sin embargo, que estas
mino que se utiliza de manera inusual: la palabra as- fronteras son considerablemente porosas, pudién-
pecto es, de hecho, cuando se reflexiona al respecto, dose atribuir algunos hechos a una u otra catego-
de las más vagas para designar lo que se quiere desig- ría, quedando las nociones definidas, en ocasiones,
nar (este modo de desarrollo del cual la traducción de manera equivalente: así, se habla de manera na-
da cuenta). Se entiende que eso lo haya vuelto dispo- tural, para caracterizar el aspecto, de temporalidad
nible para todas las reinterpretaciones: desprovisto interna del proceso.
de sentido, funciona como una simple etiqueta, lis- En cuanto a las categorías temporales, todo su-
ta para recubrir todo aquello que uno se resistiría a cede en realidad como si estuvieran asediadas por
tratar a título de otras categorías. la cuestión del aspecto.
Eso explica que la categoría del aspecto haya po- Se admite, en general, que la categoría lingüística
dido funcionar también como una forma de basu- de tiempo está organizada alrededor de un origen,
rero de la categoría de la cual proviene, por lo me- el presente, en tres épocas que este origen determi-
nos en la tradición occidental, a saber, la categoría na, el pasado, el presente y el futuro.
vecina: tiempo. Tal concepción del tiempo lingüístico es discuti-
ble.
III. El tiempo y el aspecto Existen, en primer lugar, formas lingüísticas cu-
Desde el origen de las reflexiones sobre el aspecto, ya interpretación parece ignorar tanto la problemá-
no han cesado de discutirse las fronteras entre tica del origen como la estructura en épocas cons-
tiempo y aspecto. tituidas de manera asimétrica (el pasado por una
• VÉASE EL RECUADRO 2 parte, establecido, el futuro por otra parte, virtual).
128 | ASPECTO

Recuadro 2 › Emergencia de las categorías temporales y aspectuales en la tradición gramatical griega.


Cómo el gramático griego comprende el aspecto sin saber, o sin querer, aislarlo del tiempo
Retomando una partición y un vocabulario ρ χημένο παρατατι ό ]), presente per- risto)[τ ν λιον [pudiese yo acabar con el
que debe a Platón, Aristóteles (Poética 20, fectivo (enestós syntelikós [ἐνεστ συντε sitio de Troya]”, él la glosa diciendo que el
1457a 10-18; De la interpretación 2-3, 16a λι ό ]), pasado perfectivo (parokhemenos deseo se dirige aquí, de manera literal, a “el
19 sec., 16b 6 sec.) opone el “verbo”, rhema suntelikós [παρ χημένο συντελι ό ]). pasado y lo acabado del tiempo [τ πα
[ μα], al “sustantivo”, ónoma [ νομα] por Sin importar lo que se piense de la teoría ρ χημένον α συντελ τοῦ χρόνου]”,
un único rasgo distintivo, la aptitud para estoica del tiempo que se encuentra en el como si la noción aspectual de perfectivo
“significar, además, el tiempo” : “ μα δέ segundo plano de tales designaciones (y la no fuera aislable, a sus ojos, de la noción
ἐστι τ προσσημαῖνον χρόνον” (ibid., 16b cuestión sigue siendo muy debatida), es di- temporal de pasado.
6). A título de ejemplo, opone badizei [ α fícil no admitir que el segundo término de Vemos, en un ejemplo así, cómo se pue-
δί ει], “él camina”, que “significa, además, cada designación doble es como una desig- de decir que el gramático griego a la vez
el tiempo presente” (ton paronta khronon nación aspectual. Dicho de otra manera, “comprende” perfectamente la expresión de
[τ ν παρόντα χρόνον])”, a bebádiken [ ε cuando Aristóteles veía entre badizei y be- la aspectualidad en su lengua y presenta, sin
άδι εν], “él ha caminado”, que significa, bádiken una oposición del presente con el embargo, una “descripción deficiente” de
además, “el [tiempo] pasado (ton parele- pasado, los estoicos veían allí, entre pre- ésta, a falta de saber aislar conceptualmen-
lythota [τ ν παρεληλυθότα])” (Poética, sentes, una oposición de la extensión con te la aspectualidad de la temporalidad. Se
1457a 17). el acabamiento —algo así como “él está comprende asimismo que, para los cuatro
De estas primeras definiciones, los gra- ahora caminando” vs. “él ha acabado ahora “tiempos” del indicativo evocados más
máticos retendrán que los paradigmas fle- de caminar”. arriba —en los cuales los estoicos al pare-
xionales del verbo griego son “tiempos”, Para los gramáticos de Alejandría, lo vi- cer habían visto bien que se combinaban la
khronoi [χρόνοι], que denominarán con la mos, los “tiempos” reciben designaciones expresión del tiempo y la expresión del as-
ayuda de adjetivos sustantivados en mascu- simples que, en dos de cuatro casos, pue- pecto—, los gramáticos hayan abandonado
lino (sobreentendido khronos, masculino) den resultar de una simplificación de las las designaciones dobles que reflejaban este
de los cuales varios designaban, en la lengua designaciones estoicas: presente extensivo punto de vista, en provecho de designacio-
corriente, divisiones del tiempo: así, enes- presente, pasado extensivo extensivo, nes simples pero más pobremente motiva-
tós [ νεστώ ], “presente”, mellon [μέλ mientras que en los otros dos casos se im- das. En cuanto a los valores que asociaban
λων], “futuro”. Si ningún paradigma se lla- puso un término diferente: adyacente (pre- a dichos “tiempos” en la descripción que de
ma “pasado” es porque el griego disponía, sente perfectivo estoico), pluscuamperfecto ellos daban, las explicaciones del escoliasta
para referirse al pasado, de varios paradig- (pasado perfectivo estoico). Así desaparecía mismo que nos cita la terminología estoica
mas que debían cada uno recibir un sello de la terminología toda sugerencia según incitan a pensar que eran integralmente for-
propio pero ninguno podía pretender aca- la cual los cuatro “tiempos” (del indicativo) mulables en términos temporales, estando
parar para él solo el de “pasado”. concernidos podían ser portadores de una los cuatro “tiempos” considerados simple-
En realidad tocamos aquí un punto cru- noción compleja aspecto-temporal. ¿Quie- mente organizados en una escala cronológi-
cial: ¿qué diferencia podía existir entre los re eso decir que los gramáticos habían per- ca que va del más antiguo (el pluscuamper-
diferentes “tiempos” del pasado? Parece dido toda sensibilidad a la aspectualidad? fecto, pasado lejano) al más presente (el
que los estoicos se plantearon este proble- No, verdaderamente, pero parece que se re- presente, tiempo de la acción todavía rica de
ma, y de manera más general reconocieron sistieron a darle un estatus autónomo, se- porvenir), pasando por el adyacente (pasa-
a los diferentes “tiempos” del verbo signifi- parado de la temporalidad. Esta resistencia do cumplido confinando al presente) y el
cados complejos, en los cuales la cronolo- se manifiesta de manera particularmente imperfecto (acción ampliamente pasada, pe-
gía en relación con el presente de la enun- neta en dos pasajes de Apolonio (Sintaxis, ro que comporta todavía una pequeña do-
ciación no era lo único en juego. Un escolio III, § 100 y 102). Al examinar allí la diferencia sis de porvenir).
a la Tekhne de Dionisio el Tracio (GG I3, p. inducida en enunciados, respectivamente, Jean Lallot
250, 26 ss.) nos enseña que los estoicos usa- en optativo de deseo (§ 100) y en impera-
ban, para los cuatro “tiempos” que los gra- tivo (§ 102), por la variación del tema ver- Bibliografía
máticos (y nosotros, siguiéndolos a ellos) lla- bal —tema de “presente” vs tema de aoris- Apolonio Díscolo, De la construction (Syn-
taxe), ed., trad. y com. J. Lallot, Vrin, 1997.
maban, respectivamente, presente (enestós to—, Apolonio constata que el tema de
Aristóteles, De interpretatione, ed. L. Minio
[ἐνεστώ ]), imperfecto (paratatikós [παρα presente implica la idea de extensión (pa- Paluello, Oxford, Clarendon Press, 1949;
τατι ό ]), perfecto (parakéimenos [πα rátasis [παράτασι ]) y el tema de aoristo trad. y com. J. L. Ackrill, Oxford, Clarendon
ρα είμενο , literalmente, “adyacente”]), la idea de acabamiento (syntéleia [συντέ Press, 1963.
pluscuamperfecto (hypersyntelikós [ περ λεια], por ejemplo graphe [γράφε] (pre- ——, Poétique, ed., trad. y com. R. Dupont-
συντελι ό ]), las siguientes designaciones sente), “continúa escribiendo”, vs grapson Roc y J. Lallot, Seuil, 1980.
“dobles”: presente extensivo (enestós para- [γρά ον] (aoristo), “termina de escribir”; Dionisio de Tracia, La Grammaire de Denys le
tatikós [ἐνεστ παρατατι ό ]), pasado pero al comentar la fórmula de deseo que Thrace, ed., trad. y com. J. Lallot, cnrs, 2a.
extensivo (parokhemenos paratatikós [πα presta a Agamenón “εἴθε πορθήσαιμι [ao- ed., 1998.
ASPECTO | 129

Es el caso por ejemplo de los enunciados genéricos. lloró”), cuando aceptan la duración (“llovió durante
Es también una de las cuestiones en juego que se tres días”), cuando dicen el advenimiento (“nevó”).
encuentran enlazadas a la categoría que los estoicos Se comprende, entonces, que las categorías de as-
pudieron aislar y describir con el nombre de aoris- pecto y de tiempo no hayan cesado de estar ligadas
to: se trata de una forma cuyo valor consistiría en en toda la historia de la lingüística. Se trata quizás
referirse a un momento situado en una relación in- de una confusión de los narradores/descriptores,
determinada (a-óristos [ἀ όριστο ]) en el momento incapaces de conceptualizar de verdad una categoría
de la enunciación. Es decir que con el aoristo es po- aspectual autónoma. Pero también se trata de una
sible que las tres épocas no se distingan. Se com- confusión inevitable, pues se comprueba que el tiem-
probó, además, que la estructuración temporal que po está asediado por las cuestiones del aspecto.
se encuentra ligada a los enunciados en el aoristo era
de un orden completamente distinto de aquel que IV. El aspecto gramatical y el aspecto léxico
describe la oposición pasado/presente/futuro: no Inseparable de la cuestión temporal, el aspecto se
sólo ya no hay un origen separando dos épocas, si- distingue sin embargo del tiempo por su fuerte di-
no que tampoco hay ya la doble orientación que es- mensión léxica: se trata, en particular, de la manera
ta escisión supone entre una retrospección hacia un en que el proceso se crea una instancia y de la forma
pasado adquirido y una anticipación del porvenir que le puede ser conferida; ahora bien, eso depende
virtual. El ordenamiento de los hechos es aquí es- en primer lugar del tipo de lexema verbal implica-
trictamente lineal, correspondiendo a aquello que se do, y de las modalidades semánticas de configura-
describe como el hilo de los acontecimientos —cuan- ción de su referencia. De allí la necesidad de invocar,
do no es además recursivo, en ciertos casos en los al lado del aspecto llamado gramatical, un aspecto
cuales el aoristo puede tomar un valor gnómico. que sería de orden puramente léxico.
Se comprueba, asimismo, que cada uno de los tres En la enumeración de los hechos aspectuales que
momentos es susceptible de dar lugar a conceptua- se ha tratado de establecer no se ha distinguido a prio-
lizaciones diferentes (véase Presente) que compe- ri entre aquello que pertenece al aspecto léxico y
ten, por su parte, a oposiciones aspectuales: entre aquello que pertenece al aspecto gramatical. Sucede
un pasado desaparecido y un pasado establecido, en- que el límite no queda para nada claro, ya sea de
tre futuro y porvenir, entre un presente de la pre- una lengua a otra o en el interior de una misma len-
sencia, no limitada temporalmente, y un presente de gua, cuando se tiene el sentimiento de que configu-
la concomitancia del acto de palabra (o de pensa- raciones aspectuales similares podrán estar a veces
miento, o de percepción), en donde se trata de aque- ligadas a oposiciones entre unidades léxicas, a veces
llo que se realiza en la simultaneidad de este acto. construidas con la ayuda de marcas de conjugación
Ahora bien, las lenguas no ignoran este tipo de dis- o a través del agenciamiento de diferentes unidades
tinciones: se piensa, por un lado, en la melancolía que léxicas en el interior de un enunciado.
puede estar ligada al imperfecto en francés y espa- Queda que distinciones como aquellas que opo-
ñol, por otro, en los valores de lo ya establecido que nen procesos y propiedades, procesos finalizados y
puede presentar el pretérito compuesto; se piensa en procesos no finalizados, o aquellas que conciernen
todas las marcas que están asociadas a la expresión al carácter más o menos limitado o más o menos in-
del futuro (por ejemplo, el futuro simple de tipo yo trínsecamente iterativo del proceso, parecen corres-
me iré y el futuro perifrástico llamado “próximo” de ponder, en primer lugar, a tipos de procesos lexical-
tipo yo me voy a ir, en español); o en la distinción mente definidos. Estas diferentes dicotomías pueden
en inglés entre presente progresivo y presente sim- de hecho remitir a tipos de verbos, que en el plano
ple particularmente con los valores performativos léxico se distinguen por el carácter más o menos fi-
que este último puede tomar. La cuestión del mo- nalizado, más o menos procesual, más o menos de
mento —instante, intervalo, pero también punto de acontecimiento o puntual de los procesos a los cua-
advenimiento (véase Momento)— se encuentra asi- les se podrían referir. Hay, pues, en la problemática
mismo trabajada por las formas de la lengua, por aspectual, una dimensión léxica.
los diferentes presentes, por una parte, por los ao- Se enumeran así, según las teorías, tres, cuatro o
ristos, por otra —cuando ignoran la duración (“él dos grandes categorías de procesos en el plano léxi-
130 | ASPECTO

co. La clasificación se apoya en distinciones que son lar entre ontología y semántica (clases de procesos,
en lo esencial tomadas de Aristóteles, y en particu- clases de verbos), y cuya piedra angular es la clasifica-
lar de un texto que no va a terminar de servir de re- ción de Vendler, en donde la dicotomía inicial de lo
ferencia a las teorías del aspecto léxico: el texto so- télico y lo atélico es a la vez reanalizada, completa-
bre las dos clases de actividad en Metafísica (θ, 6). da (hay también verbos que no se refieren a un pro-
• VÉASE EL RECUADRO 3 ceso, hay también propiedades) y complejizada (hay
Sobre esta base se va a construir una oposición dos tipos distintos de procesos finalizados): Vendler
entre procesos télicos y procesos atélicos, que los propone cuatro clases que él llama “estados”, “acti-
neogramáticos utilizan en el siglo XIX para elaborar vidades”, “realizaciones” y “acabamientos”, o mejor,
la distinción entre procesos perfectivos e imperfec- en inglés, states, activities, accomplishments, achie-
tivos, sin duda en relación con la oposición eslava vements.
que se encuentra en ese entonces en proceso de Estas cuatro clases continúan siendo regularmen-
teorización: se sabe que aquello que marca la espe- te reconstruidas y reevaluadas. Su destino parece
cificidad del sistema eslavo es el hecho según el cual ser encontrarse siempre en las huellas de otra cate-
el sistema aspectual se organiza precisamente sobre gorización léxica, mejor establecida, en los límites
una oposición que es léxica, en la medida en que entre semántica y sintaxis: aquella en la cual se opo-
moviliza clases de verbos y, entre estos verbos, rela- nen verbos transitivos y verbos intransitivos, acaso
ciones de derivación. también con los verbos medios que intervienen en el
Paralelamente, de forma independiente del esla- asunto y, detrás de ellos, toda la cuestión de la diáte-
vo y de toda relación derivacional, se va a elaborar sis. Hay una relación entre finalización y transitivi-
una tipología de los procesos que no cesará de osci- dad, entre el objeto y la finalidad que sería relativa a

Recuadro 3 › Aristóteles y el “telos”


esti, fuerza, praxis, principio Se ve que las propiedades distintivas de es- la categoría de las enérgeiai, se tienen las
tas dos categorías de verbos son dadas por acciones propiamente dichas, o sea las ac-
En la Metafísica, , 6, 1048b 18-35, Aristó-
relaciones de inferencia y de compatibilidad tividades que están completas (téleiai [τέ
teles trata sobre la definición de una acción
semántica entre la forma del presente y la λειαι]) porque tienen una finalidad inma-
(praxis [πρ ξι ]). En este marco, distingue
forma del perfecto. En el caso de las enér- nente (enyparkhei to telos [ἐνυρπάρχει τ
dos clases de actividades: las kineseis [ ι
geiai, hay una relación de inferencia entre el τέλο ]). En la de las kineseis, se tienen las
νήσει ] y las enérgeiai [ἐνέργειαι]:
presente y el perfecto en el sentido según actividades imperfectas (ateléis [ἀτελεί ])
[…] En ésta [en la acción perfecta], por el cual cuando se dice “yo veo” se puede in- que no portan en sí su propio fin pero que
el contrario, se da el fin y la acción. Así, ferir que “yo he visto”. Hay también una re- son transitivas y se dirigen a la realización
por ejemplo, uno sigue viendo <cuando lación de compatibilidad semántica, puesto de algo. Así, las actividades que tienen un
ya ha visto> (horá hama <kai heórake> que se puede muy bien decir “yo he visto” objetivo exterior que es al mismo tiempo
[ ρ μα α ώρα ε ]), y medita
y continuar viendo. Así, las dos formas, es un límite (peras) no llevan en sí su propio
<cuando ya ha meditado> (phronéi <kai
decir, presente y perfecto, son verificables fin (telos); están dirigidas hacia una meta,
pephróneke> [φρονεῖ α πεφρόνη
ε ]), y piensa cuando ya ha pensado en el mismo momento (hama [ μα], si- que no es alcanzada durante la actividad,
(noéi kai nenóeken [νοεῖ α νενόη multáneamente). pero que se realiza al final de la actividad.
εν]), pero no sigue aprendiendo cuan- Por el contrario, en el caso de las ki-
do ya ha aprendido (ou manthanei kai neseis, el presente y el perfecto no son ve- Bibliografía
memátheken [ο μανθάνει α μεμά rificables en el mismo momento. En efecto, Ackrill John Lloyd, “Aristotle’s Distinction
θη εν]), no sigue sanando cuando ya ha cuando se dice “yo construyo una casa” no between energeia and kinesis”, en R. Bam-
sanado (oud’ hygiázetai kai hygíastai se puede inferir que “yo he construido la brough (ed.), New Essays in Plato and Aris-
[ο δ γιά εται α γίασται]). Uno si- totle, Nueva York, Humanities Press, 1965,
casa”, al menos en el sentido en que la casa
gue viviendo bien cuando ya ha vivido pp. 121-142.
estaría acabada. Además, una vez la casa
bien (eu ze kai eu ézeken hama [ε Aristóteles, Metafísica, introd., trad. y notas
α ε ἔ η εν μα]) y sigue sintiéndose acabada, ya no se la está construyendo, de- Tomás Calvo Martínez, Madrid, Gredos,
feliz cuando ya se ha sentido feliz (eudai- bido a lo cual se tiene una incompatibilidad 1994.
monéi kai eudaimóneken [ε δαιμονεῖ semántica entre el presente y el perfecto. Waterlow Sarah, Nature, Change and Agency
α ε δαιμόνη εν]). [….] Pues bien, de El término telos [τέλο ], que significa a in Aristotle’s Physics, Oxford, Clarendon
ellos los unos han de denominarse movi- la vez “acción completa, i. e. fin” y “límite”, Press, 1982.
mientos (kineseis [ ινήσει ]) y los compitiendo entonces con peras [πέρα ]),
otros, actos (enérgeiai [ἐνέργειαι]) […]. juega un papel crucial en esta oposición. En
Metafísica IX 6, 1048b 22-28.
ASPECTO | 131

este objeto. Hay también una relación entre el esta- bra latina imperfectum, de la cual se deriva también
do y los verbos medios, pareciendo ser la diátesis uno (que también traduce) imperfectivo. Por otra parte,
de los procedimientos privilegiados por el cual un resulta que en el mismo momento en que se inven-
verbo se vuelca de una categoría a la otra. El destino ta la palabra imperfectum (véase el RECUADRO 4), se
de esta categorización será entonces haber cruzado encuentra una duda, que es precisamente la que plan-
la sintaxis de diferentes maneras, estar enfrentándo- tea un problema aquí, entre imperfectum et infec-
se siempre con la relación entre léxico y sintaxis. tum (finalidad no realizada, ausencia de finalidad).
Es decir que, de nuevo, la disociación entre léxi- El punto importante radica en que toda la historia
co y gramática no ha cesado de revelarse imposible. de la terminología aspectual está en realidad cons-
Por una parte, el aspecto llamado “léxico” no pue- tituida por tales idas y venidas. La invención de las
de ser concebido como [algo] dado que se estabiliza- palabras perfectum e imperfectum procede, ella mis-
ría. Sin duda, hay verbos que de alguna manera es- ma, de una empresa de traducción en la cual se trata
tán predeterminados para una referencia de tal o cual de calcar o de repetir la oposición entre el syntelikós
tipo (se cita reparar para los procesos finalizados, [συντελι ό ] y el no-syntelikós de los gramáticos grie-
arreglar [bricoler] para procesos no finalizados, saber gos. La diferencia entre las dos terminologías es, sin
del lado de las propiedades y perder del lado de los embargo, sensible. -fectum tomó el lugar de -telikós,
eventos), pero, en general, estas oposiciones se cons- y por lo tanto del telos: un participio pasado supino,
truyen en la frase, bajo tal forma flexional, en tal en- que reintroduce, si no el tiempo (¿era bien el tiempo
torno sintáctico. Así, “comer pollo” [“manger du pou- lo que estaba en juego en ese participio pasado?),
let”] no está terminado, y “comer carne” [“manger por lo menos la realización de un hacer, y se reúne
de la viande”] puede referirse a una propiedad (que así con la cuestión de lo “consumado”. En la opera-
opone a los no vegetarianos con los vegetarianos), ción, la oposición de los estoicos entre syntelikós
“comerse su carne” [“manger sa viande”] estará ter- (que designaría entonces, a elegir, los perfectos o los
minado y “él come su carne” [“il mange sa viande”] perfectivos) y paratatikós [παρατατι ό ] (lo extensi-
se refiere sin duda a un evento. vo, donde la cuestión del telos no está en juego) fue
Por otra parte, las dicotomías en cuestión traba- simetrizada, introduciendo en la terminología as-
jan igualmente no sólo la sintaxis, sino también, y de pectual una binaridad de la cual ya no nos recupera-
manera por lo menos igualmente anudada, el valor mos. Y esta simetrización, dirigida a describir la or-
de las marcas consideradas gramaticales que inter- ganización de una conjugación, reproduce entonces
vienen en la conjugación de los verbos: así, la fina- la distinción introducida por Aristóteles (entre té-
lización forma parte de los valores que se pueden leios [τέλειο ] y atelés [ἀτελή ]), que era de orden no
asociar a aoristos o a perfectos, y la no finalización gramatical sino léxico. Nueva confusión, no sin fun-
de cierta manera está en juego en la caracterización damento, puesto que estaba ya inscrita en el monta-
de los imperfectos. je que construían los filósofos griegos con, por un
Estas distinciones sin duda se imponen: los im- lado, el telos utilizado por Aristóteles para diferen-
perfectos son de hecho, en general, compatibles ciar tipos de procesos y, por el otro, el mismo telos
por completo con procesos finalizados (“él repara- utilizado por los estoicos para estructurar la conju-
ba su carro cuando lo llamaron por teléfono”; en- gación.
tonces, simplemente señalarán que la finalidad en Y la historia se repite en los mismos términos a
cuestión no ha sido alcanzada (al menos, es uno de propósito de las lenguas eslavas con, por un lado, las
los valores que podrán tener). Si se habla de no fi- palabras perfectivo e imperfectivo, calcadas de la opo-
nalización para estos imperfectos, es necesario en- sición latina e importadas para describir una oposi-
tonces entenderla no como una ausencia de finali- ción en la cual léxico y gramática están propiamen-
dad, sino como la no realización de dicha finalidad. te entremezclados (puesto que se trata de categorías
de verbos que determinan toda la organización de
V. El embrollo de las terminologías la conjugación); por el otro lado, las palabras rusas
Que la cuestión misma de la imperfectibilidad del im- utilizadas para caracterizar las mismas categorías
perfecto se plantee es en sí asombrosa. La palabra de verbos, los cuales “significan” realizado y no rea-
imperfecto “traduce” la (o mejor, viene de la) pala- lizado.
132 | ASPECTO

En el embrollo terminológico podrían verse de lingüísticas entre categorías aspectuales redoblan las
nuevo los efectos de una confusión ligada a la inca- diferencias ontológicas entre categorías de procesos,
pacidad para reconocer al aspecto léxico su auto- creyendo las primeras poder obtener su legitimidad
nomía o, en el caso particular de las lenguas eslavas, de las segundas. Y, siempre en ese mismo movimien-
a su dificultad para aislar la dimensión aspectual en to, las diferencias metalingüísticas redoblan, después
el sistema general de la lengua. Queda, entonces, olvidan, las diferencias lingüísticas, cuando el térmi-
que las mismas cuestiones, la del telos y la de la rea- no imperfecto es utilizado a la vez de manera univer-
lización, se hallan en la base de las dos dimensiones sal, para designar una categoría de las lenguas que
aspectuales. Son incluso tan sobresalientes que, de sería general, y como una simple etiqueta morfoló-
forma paralela al inventario heterogéneo del cual gica, para designar tales formas en tal lengua.
partimos, también se encuentra, y casi de manera Tales confusiones entre el mundo y las lenguas,
simultánea en la tradición aspectual, una nivelación entre las palabras y las frases, entre las lenguas y la
de todas las diferencias en provecho de dos catego- metalengua, entre la metalengua y el lenguaje son en
rías, que serían las categorías por excelencia del as- suma bastante banales. Pero la situación está aquí
pecto gramatical: el perfectivo, por una parte, el im- demasiado enmarañada como para no ver en esto
perfectivo, por la otra. Con, sin embargo, siempre un síntoma de aquello que trabaja en este caso la
insistente, la competencia del perfecto, otra traduc- cuestión aspectual. Si todos estos aspectos perma-
ción de la misma “palabra” perfectum, la cual desig- necen, es precisamente porque el aspecto no se re-
na una categoría que no es exactamente la misma duce a distinciones entre categorías (categorías de
que la del perfectivo y que es siempre, en cuanto a palabras, categorías de procedimientos formales, ca-
ella, una categoría gramatical, nunca una categoría tegorías ontológicas). El aspecto se construye en una
léxica. Se habla de “perfecto” para designar los tiem- interacción compleja entre léxico y gramática. No se
pos compuestos de las lenguas germánicas, por trata tanto de categorías aspectuales como de ope-
ejemplo, del tipo I have received [he recibido] (por raciones aspectuales. Y estas operaciones se ponen
oposición a I received [recibí]), lo cual corresponde en juego varias veces en el léxico, en la sintaxis, en
a la idea según la cual el telos no sólo ha sido alcan- la conjugación —se ponen en juego varias veces in-
zado sino rebasado, en la constitución de un estado cluso quizás en la conjugación produciendo, por
estabilizado, dado como el resultado de la realiza- ejemplo, perfectos al lado de los perfectivos y luego
ción del proceso. también aoristos, y después, finalmente, simples pre-
Dos o tres categorías gramaticales, que son y no téritos (retorno del tiempo), en donde cada vez la
son las mismas que las dos, tres o cuatro categorías “perfectivización” ha operado de otra manera.
léxicas. En nombre de estas categorías, e incluso de Son, por consiguiente, operaciones que corres-
manera literal tras su nombre, las descripciones as- ponden a un cálculo. En el paso del léxico a las con-
pectuales llegarán a equivaler en todas las lenguas, jugaciones se juega, en efecto, otro desplazamiento.
confundiendo todos los “imperfectos” de todas las El léxico está compuesto por singularidades que en
lenguas (y también los progresivos ingleses, así co- ocasiones, de manera más o menos amplia, se pue-
mo el imperfectivo ruso), todos los “aoristos” de to- den reunir en categorías. Las conjugaciones son asun-
das las lenguas, y alineando perfectos, perfectivos, to de sistema y de regularidades: forman paradig-
perfect inglés, Perfekt alemán, perfectum latino y “per- mas, obedecen a reglas, se construyen por diferencias
fecto” griego. Los hechos son no obstante diferentes, de las unas con respecto a las otras. En los sistemas
pero las palabras, y la recurrencia de una problemá- flexionales, y tal vez sólo allí si se excluye la fonolo-
tica sin duda invariante, son demasiado fuertes. Se gía, la noción saussuriana de valor puede encontrar
trata, sin embargo, de conjugaciones, pero la rela- toda su dimensión, para convertirse en un verdade-
ción con las cuestiones ontológicas, con el léxico, ro objeto formal, calculable. Se tienen reglas, proce-
son demasiado persistentes. dimientos de engendramiento. Pasar del léxico a las
conjugaciones es pasar entonces de una lógica de
VI. El cálculo aspectual las categorías a una lógica del cálculo.
El aspecto léxico y el aspecto gramatical se refuerzan Sin duda es éste el descubrimiento que se va a po-
entre sí. Y en el mismo movimiento, las diferencias ner en juego en el ligero movimiento que se opera
ASPECTO | 133

cuando los gramáticos latinos retoman los hallaz- [imparfait] una marca anafórica que va, entonces, a
gos de la gramática griega (véase el RECUADRO 4): retomar un elemento del contexto, en lugar de cons-
ya no se escoge (una categoría, un tema), se combi- truir un referente independiente.
na (valores, afijos), de acuerdo con relaciones regu- De nuevo, las relaciones son inextricablemente
lares, de engendramiento (paradigmático) y de co- confusas: los tipos de discurso tienen de manera cla-
existencia (sintagmática); es entonces de verdad un ra propiedades aspectuales particulares (ya se vio a
cálculo que comienza a hacerse oír. Era sin duda ne- propósito de los enunciados aorísticos que estructu-
cesario para ello que los temas en latín hubieran per- ran de manera distinta a la vez el aspecto y el tiem-
dido su operatividad, que la afijación, la cual per- po) y, sin embargo, todas o casi todas las formas as-
mite que el valor aspectual sea “calculable”, hubiera pectuales pueden aparecer por todas partes, en todos
comenzado a ocupar el terreno de forma más clara. o casi todos los tipos de contextos discursivos. Así,
Ahora bien, si el aspecto procede de un cálculo, se tienen pretéritos imperfectos [imparfaits] de “pri-
se concibe que pueda volver a jugar y engendrar to- mer plano”, bien inventariados, y llamados a veces
das las distinciones. Se concibe que con las mismas pretéritos imperfectos “narrativos”: es el caso, por
oposiciones, los mismos parámetros invariantes, ca- ejemplo, en un enunciado como “Tres días después,
da lengua pueda poner en juego valores siempre sin- moría”, en donde se trata, en efecto, de contar un
gulares. Las lenguas no reproducen, con más o me- evento sobresaliente, y en donde la distinción entre
nos éxito, dos, o tres, o cuatro grandes categorías pretérito imperfecto [imparfait] y pretérito simple
invariantes; combinan de manera diversa dos, o tres, perfecto [passé simple] se vuelve más difícil de eva-
o cuatro grandes parámetros invariantes. luar. Se encuentran también pretéritos perfectos
• VÉASE EL RECUADRO 4 compuestos [passés composés] en narraciones don-
de vienen a entrar en competencia con el pretérito
VII. Aspecto y estructuración enunciativa simple perfecto [passé simple]: por esta razón nume-
A lo anterior se va a agregar un último efecto de anu- rosos analistas de la lengua consideran que el preté-
damiento en el cual el aspecto se encuentra esta vez rito simple perfecto [passé simple] es una forma
sumergido en una nueva dimensión, la de los tipos arcaica en vía de desaparición en beneficio del pre-
de discurso que configuran la enunciación. Existe térito perfecto compuesto [passé composé].
una relación entre aspecto y tipo de discurso. El lazo Se aprecia bien la dificultad: es difícil unir tal pro-
es más reciente. Va a ser realizado por Benveniste, cedimiento formal a tal tipo de estructuración enun-
quien descubre la dicotomía discurso / historia con ciativa, no sólo porque las estructuras enunciativas
ocasión de una reflexión sobre oposiciones aspec- serían compatibles con diversos valores aspectua-
tuales (descripción del pretérito simple perfecto y del les, sino antes que nada porque los procedimientos
pretérito perfecto compuesto en español). Weinrich formales mismos son todos, de manera más o me-
lo pone en el centro de la cuestión aspectual: la dis- nos amplia, polisémicos, dependiendo su valor pre-
tinción entre pretérito imperfecto [imparfait] y pre- cisamente del contexto, y por consiguiente de la es-
térito simple perfecto [passé simple] o pretérito per- tructura enunciativa en la cual se inscriben.
fecto compuesto [passé composé], distinción que el Allí, de nuevo, el asunto es banal: la polisemia es-
alemán ignora; sería inicialmente asunto de cons- tá en todas partes en las lenguas. Pero en este caso
trucción discursiva (con el pretérito imperfecto pa- la polisemia compromete el aspecto: consiste pre-
ra formar el segundo plano de una narración, y los cisamente en recorrer las oposiciones aspectuales,
otros pretéritos para el primer plano de aquello que las mismas que se quisiera, por otra parte, asociar a
se desarrolla y adviene). Más recientemente, empie- un determinado marcador aspectual. El caso de los
zan a ocupar el primer plano de las teorías aspec- empleos narrativos del imperfecto parece indicar
tuales las teorías que inscriben el aspecto en una que el imperfecto puede tener diferentes valores as-
“teoría de las representaciones discursivas” (véase pectuales, de los cuales algunos, al menos aparen-
la Teoría de la representación del discurso de Kamp), temente, son perfectivos. Los pretéritos perfectos
y tratan de reducirlo, en efecto, a un asunto de or- compuestos narrativos [passés composés narratifs]
ganización discursiva: así, los modelos más discuti- (por ejemplo, “Él se ha levantado y ha salido” [Il s’est
dos en la actualidad hacen del pretérito imperfecto levé et il est sorti]) describen el proceso en su adve-
134 | ASPECTO

Recuadro 4 › En los textos lingüísticos latinos: los tiempos como sistema de parentesco
Se han conservado pocos textos sobre las dos formas temporales del infectum, y la gica fundamental del verbo latino. El modo
interpretaciones del tiempo en el campo lati- forma de perfectum legi (he leído), que ne- de engendramiento descrito por Prisciano
no. Estos textos tienen todos muy proba- cesariamente dirige a su vez a las otras dos procede, así, según un principio de conti-
blemente un origen griego, pero sin que sea formas de perfectum. Esta relación de en- nuidad: al incluir el presente una parte de
posible apreciar con precisión la inevitable gendramiento sustituye de hecho un orden pasado y una parte de futuro, el pasado con-
parte de adaptación y de reorganización por otro. En un primer tiempo, en efecto, el tenido por el presente corresponde, si per-
debida a las especificidades de la lengua la- eje temporal se presenta según una progre- manece inacabado, al imperfecto, pero se
tina y a la libertad crítica de los descripto- sión realista (del pasado hacia el porvenir) convierte en un perfecto si está acabado, y
res latinos. y la oposición aspectual se construye según en un pluscuamperfecto si este acabamien-
La característica mayor de estos textos una oposición bipolar en donde lo inacaba- to es lejano. Este efecto de continuidad per-
consiste en que los tiempos son en ellos ana- do parece ser el polo marcado en relación mite a Prisciano conservar la imagen del
lizados los unos en relación con los otros, con lo acabado. Por el contrario, el engen- engendramiento a partir del presente, y de-
según un modelo global de tipo familiar: las dramiento convierte al presente en la fuen- jar percibir en éste una legitimación realis-
relaciones entre tiempos son presentadas te del pasado y el futuro, y convierte a lo ta: a partir del momento en que el presente
en términos de parentesco, de engendra- inacabado en fuente de lo acabado, en el comporta una parte de pasado y una parte
miento, de unión. polo no marcado. Esta sustitución en forma de futuro, contiene en cierta forma el em-
Varrón, en primer lugar. Él es, en el De de inversión es evidentemente de origen brión de los pasados y del futuro.
lingua latina (hacia 45 a.C.), el único que morfológico: en el sistema verbal latino la Además de este parentesco, que se po-
explota los dos ejes, aspectual y temporal, forma llamada presente es de manera mor- dría llamar paradigmático, los textos latinos
que aparecían en los textos griegos. Su pre- fológica no marcada, lo que hace aparecer atestiguan la existencia de un parentesco de
sentación del sistema verbal reposa, en efec- a las otras como si procedieran de ésta por tipo sintagmático, la cunjunctio temporum
to, en una bipartición de tipo aspectual, in- simple agregación de morfemas tempora- o “matrimonio de los tiempos”. Se trata de
fectum / perfectum (véase X, 48), construida les, así como la forma de infectum no está un estudio de la organización de los tiempos,
sobre la oposición semántica de lo in-aca- marcada por regla general (y en todos los los unos en relación con los otros, cuando
bado (in-fectum) por oposición a lo acaba- casos en las formaciones vivientes de épo- hay dos formas verbales en un enunciado. Es
do (per-fectum). Esta presentación reposa, cas históricas) en relación con la forma de en Diómedes, un gramático-compilador del
por otra parte (véase VIII, 20), en la tripar- perfectum (sobre el modo de formación de siglo iv (que con seguridad lo obtiene de un
tición propiamente temporal praeteritum / este perfectum, véase XII, B, más adelante). autor anterior), donde este estudio aparece
praesens / futurum (en este orden, es decir, La forma que nosotros llamaríamos presen- de la manera más desarrollada (Grammati-
sobre un eje orientado desde el pasado ha- te, la menos marcada de manera morfoló- ci latini, I, 388. 11-395. 10). Este texto, y
cia el porvenir), en donde cada término es gica, se presenta así como la que engendra los pasajes paralelos que se encuentran en
un participio del tiempo que se supone re- a todas las otras, según un principio (explí- Charisius, otro gramático-compilador de la
presentar (praeteritum: participio pasado de cito en Varrón) de desarrollo de las formas misma época, no pueden ser creaciones ex
praeterire, “pasar delante, fluir”; praesens: lingüísticas por arborescencia a partir de nihilo. Queda que la tradición gramatical
participio presente de praeesse, “estar a la una forma raíz. abandonó este tipo de investigaciones. En
cabeza de”, de donde “estar allí personal- Al final de la Antigüedad, Prisciano (siglo efecto, el análisis propiamente gramatical
mente, asistir a”, futurum: participio futuro vi), en el libro VIII de sus Instituciones gra- se recentró en el enunciado mínimo aislado,
de esse, “ser”). Varrón sugiere (pero no lo maticales, conserva el principio de este en- que constituye para los gramáticos el mar-
dice claramente) que la misma tripartición gendramiento: toda su presentación de los co privilegiado del análisis. No quedaron, en-
temporal se vuelve a encontrar en el infec- tiempos verbales reposa en el modelo de la tonces, de los estudios originales sobre las
tum y en el perfectum, lo cual daría una cognatio (parentesco), pero con notables relaciones temporales de los cuales Dióme-
serie de seis términos: en el infectum un diferencias. Como toda la tradición escolar des se hace eco, sino estos textos “fósiles”,
presente, un pretérito y un futuro corres- latina anterior a él, Prisciano (Grammatici aislados y ampliamente lacunarios.
pondientes, en nuestra nomenclatura, al latini, II, 414.9-418.21) no retiene sino una Marc Baratin
presente, al imperfecto y al futuro; y en el serie temporal con cinco tiempos: tres tiem-
perfectum de nuevo un presente (véase pos fundamentales, el presente, el pasado, Bibliografía
XII, B más adelante para los problemas que el futuro, y una división del pasado en tres Keil Heinrich (ed.), Grammatici latini, 7 vols.,
plantea tal análisis desde el punto de vista tiempos, imperfectum, perfectum, plus quam Leipzig, Teubner, 1857-1880, repr. Hildes-
heim-Nueva York, Olms, 1981.
interpretativo), un pretérito y un futuro equi- perfectum (imperfecto, perfecto, pluscuam-
Priscien, en H. Keil (ed.), Grammatici latini,
valentes a nuestro perfecto, pluscuamper- perfecto). Eso no significa que Prisciano ig- 7 vols., Leipzig, Teubner, 1857-1880, repr.
fecto y futuro anterior. nore o rechace la oposición de lo inacabado Hildesheim-Nueva York, Olms, 1981, t. 2 y 3.
Las formas que aparecen en estos dos y lo acabado, sino que, bajo la influencia de Varrón, De lingua latina, ed. G. Goetz y F.
ejes mantienen relaciones de engendra- las clasificaciones griegas, se vale de ellas Schoell, Leipzig, Teubner, 1910.
miento. Su punto de origen es el presente: para articular los tiempos unos con otros,
lego (leo), que engendra a la vez las otras no para dar cuenta de la oposición morfoló-
ASPECTO | 135

nimiento y no tienen, entonces, las mismas propie- de la instanciación del proceso (dormir o ver serían
dades aspectuales que aquellos que aparecen en cualitativamente estables y, del lado de los valores
enunciados que describen el estado resultante del flexionales, un presente genérico o un aoristo esta-
proceso (por ejemplo, “Lo siento, en este momento rían dados, cada uno a su manera, como estabiliza-
él ha salido” [“Désolé, en ce moment il est sorti”]). dos); hay procesos fundados en una heterogeneidad
Sin contar los presentes, que en muchas lenguas son cualitativa, precisamente porque están terminados
muy polisémicos y que, según las lenguas, ocuparán, e implican, entonces, un cambio cualitativo, ya sea
entonces, un terreno aspectual más o menos amplio. que éste concierna simplemente al objetivo al cual
Resulta forzoso advertir que el aspecto es, al menos se apunta, o bien que se manifieste de manera con-
parcialmente, independiente de los procedimientos tinua durante todo el tiempo de la instanciación del
formales, que también se encuentra en juego en otra proceso (reparar o construir hablan de una evolución
parte, especialmente en la configuración enunciativa. cualitativa dirigida a un nuevo estado diferenciado
precisamente en el plano cualitativo; un imperfec-
VIII. Las teorías to secante hablaría de una evolución cualitativa en
Varios modelos del aspecto se encuentran en circu- curso; un perfecto, de una ruptura cualitativa re-
lación en la literatura lingüística. Se pueden repartir sultante de la instanciación del proceso).
de forma somera en cuatro grupos, correspondien- El tercer grupo ya ha sido evocado: el aspecto es
tes a cuatro concepciones del aspecto. Un primer entonces, fundamentalmente, un asunto de tipo de
grupo privilegia el tiempo. Lo propio de los verbos discurso y de configuración enunciativa.
sería su dimensión temporal. Su referencia sería en- Por último, el cuarto grupo ordena la categoría
tonces fundamentalmente un asunto de inscrip- alrededor de la cuestión del punto de referencia a
ción en el tiempo y de ocupación del tiempo, te- partir del cual el proceso es considerado. Se pone de
niendo el aspecto por objeto la temporalidad interna relieve entonces la doble problemática de la apre-
de los procesos (el tiempo que duran), mientras que hensión y del punto de vista.
el tiempo (lingüístico) tendría por objeto su tem- Cuestión de intervalos, de cualidad, de agencia-
poralidad “externa”, es decir, la época en la cual se miento discursivo, o de relaciones entre referencias:
inscriben. La consecuencia reside en que todos los hay allí lo suficiente para ya no saber lo que puede
hechos aspectuales están relacionados con la cons- ser el aspecto. Claro está, los modelos no son exclu-
trucción de intervalos (el intervalo durante el cual sivos unos de otros. No es raro que varios de estos
el proceso se crea una instancia). Estos intervalos ingredientes sean movilizados en las descripciones.
pueden ser de dimensión variable, reducidos a un Al final de cuentas, incluso, la tendencia será, en ge-
punto, limitados o ilimitados, se pueden recubrir neral, la de utilizar el conjunto de estos recursos,
parcialmente o estar incluidos unos en otros. Sobre siendo el aspecto, a la vez, asunto de intervalos, de
todo, podrán estar estructurados por una oposi- cualidad, de discurso y de referencias. Eso le restitu-
ción tomada de la topología, relativa a la naturale- ye sin duda algo de contenido, un poco heteróclito
za de sus límites: éstos son ya “abiertos”, ya “cerra- de todas maneras, pero se habría obtenido, enton-
dos”; los límites cerrados presentan la particularidad ces, la tesis sobre el aspecto: el aspecto es un asunto
topológica de comprender un primero o un último que mezcla ingredientes diversos.
punto interno que figura entonces ya sea el punto Queda un problema, por el cual estas teorías so-
de advenimiento, o bien el punto de finalidad. Esto bre el aspecto son siempre insatisfactorias, incluso
proporciona una representación posible de la no- cuando se piensa en combinarlas. En la suma de un
ción de perfectibilidad. intervalo, de zonas cualitativamente diferenciadas,
Un segundo grupo privilegia las oposiciones evi- de un ordenamiento discursivo y de diversas refe-
denciadas a propósito del léxico. El asunto se funda rencias, se recubren sin duda toda clase de caracte-
en una relectura de la oposición aristotélica entre rísticas de la referencia verbal, pero en cambio no se
enérgeia y kínesis en términos de homogeneidad o dice nada de las entidades que presentan estas ca-
de heterogeneidad cualitativa: hay procesos homo- racterísticas, nada de aquello que viene así a ocupar
géneos en los cuales las propiedades cualitativas de el intervalo en cuestión, recibir estas cualidades, orde-
lo instanciado son estables de un extremo al otro narse de estas maneras, nada sobre este evento que
136 | ASPECTO

un punto de vista ha aprehendido. Se tiene un in- aquello en lo cual los lingüistas no son a priori com-
tervalo de tiempo pero, en este intervalo, se supone petentes, de aquello que no es su objeto de estudio:
que algo debe pasar, y que precisamente no es sólo necesita de la filosofía. El aspecto es un objeto irre-
tiempo que pasa. Hay un proceso que se instancia, y mediablemente filosófico.
su instanciación tiene tal o tal cualidad que puede De lo que se trata es de distinguir entre aquello
ser aprehendida o inscrita de manera diversa en tal que tiene lugar y aquello que es verdadero. Porque
o tal encadenamiento. las lenguas los distinguen, y esta distinción es una
Se ve, por consiguiente, en qué terminan los cuatro de las dimensiones centrales del aspecto. De lo que
modelos: en vaciar la problemática aspectual de aque- se trata, entonces, es de reconocer que los procesos
llo que sin embargo la constituye, a saber, el proce- tienen sin duda una dimensión cualitativa que per-
so en su realización. Efecto paradójico, cuando se mite distinguirlos cualitativamente unos de otros, sin
ha dicho todo excepto aquello que debía decirse. duda por una extensión temporal, pero también por
En el plano empírico, esto lleva a que las teorías una extensión de orden cuantitativo: los verbos se
sobre el aspecto, de manera igualmente paradójica, refieren a algo que se efectúa o no se efectúa, que se
se desprendan de una cuestión que no obstante se da en el tiempo, pero que no es sólo tiempo. Ese algo
encuentra en el corazón de la problemática aspec- también tiene propiedades cualitativas. Pero justa-
tual, a saber, la oposición entre proceso y propiedad. mente por no tener únicamente propiedades cuali-
De hecho, ninguno de los cuatro modelos consigue tativas, por ser también realización, la cuestión del
expresar de verdad esa distinción. Procesos y propie- aspecto existe, y se despliega.
dades pueden recubrir, unos y otros, intervalos más
o menos limitados, incluso si hay, en efecto, más IX. Las infinitas inversiones de la cuestión
propiedades ilimitadas de manera temporal que pro- aspectual
cesos ilimitados. Las propiedades son sin duda, por Esta articulación entre dimensión cuantitativa y di-
definición, homogéneas en el plano cualitativo, pe- mensión cualitativa en el modo de instanciación de
ro los procesos sólo pueden serlo. No es seguro que los procesos permite ponderaciones variadas. Per-
se excluya que advengan propiedades que se inscriben mite también dar cuenta de las inversiones a las cua-
entonces en un encadenamiento progresivo. Y si bien les puede llevar la determinación de un valor as-
es necesario un punto de vista para plantear una pro- pectual, inversiones con las cuales las descripciones
piedad, la movilización de ese punto de vista puede no terminan de tropezar.
corresponder a todo tipo de proceso, incluyendo Maria Tzevelekou describe en el recuadro siguien-
aquellos procesos que son particularmente objeto te una de estas inversiones, decisiva, que parece ha-
de una descripción. ber determinado toda la historia de las concepciones
Sucede que es ya contra esta cuestión contra la que del aspecto léxico: alrededor de la noción de telos se
la tradición gramatical tropieza cuando, al consagrarse habría instaurado, entre las distinciones fundado-
a caracterizar la categoría de los verbos, repite que ras de Aristóteles y su relectura a la luz de los he-
los verbos designan acciones, y debe entonces agre- chos aspectuales, un verdadero malentendido que
gar, además de algunos puntos de suspensión, que habría conducido, literalmente, a invertir las tesis
a veces designan asimismo estados y propiedades. aristotélicas.
Eso muestra bien que la dificultad es central: lo que • VÉASE EL RECUADRO 5
le falta a estos modelos aspectuales, tanto como a las En la clave de esta inversión se encuentra la no-
concepciones tradicionales del verbo, es una teoría ción de telos, que en español se traduce por la pala-
de lo que puede ser el referente de un verbo. Falta, bra fin, la cual es a su vez ambigua (entre finalidad
entonces, precisamente aquello que Aristóteles se buscada y detenerse), pero sin duda no lo suficien-
dedicaba a elaborar, una teoría de lo que él llamó el temente como para restituir lo que está en juego en
movimiento, de aquello que en este movimiento el telos. El telos griego puede, en efecto, ser afectado
sobrepasa a la vez el tiempo y el ser: falta una Física desde el principio por la instanciación de un proce-
en la cual se distinga aquello que tiene lugar y aque- so: es eso, precisamente, lo que está en juego en la
llo que es verdadero. cuestión de las enérgeiai, perfectas al tiempo que
Es decir que la cuestión del aspecto necesita de instanciadas.
ASPECTO | 137

El telos designa el equilibrio entre instanciación duda porque el don es don desde el momento en que
cuantitativa y perfección cualitativa. Por lo tanto, im- comienza a instanciarse, mientras que el proceso de
plica que las dos dimensiones puedan estar disocia- recibir implica cierto retraso entre la actividad que
das, al tiempo que designan el punto en el cual coin- se desplegará y el resultado esperado. Hechos como
ciden. Decir el telos supone, entonces, decir a la vez éstos, que se multiplican cuando se examina el deta-
esta disociación y esta coincidencia. Según los pro- lle de las oposiciones aspectuales, incluso en el seno
cesos, pero también según los puntos de vista adop- de una misma lengua, prohíben considerar la perfec-
tados, aquello que resaltará será o bien la disocia- ción como una categoría ontológica predeterminada
ción, o bien la coincidencia. Y un proceso atélico, al y estable: la perfección se construye por articulacio-
no estar finalizado, será también, desde otro punto nes diversas entre lo cualitativo y lo cuantitativo,
de vista, télico, porque alcanza entonces inmediata- siendo estas articulaciones no cualesquiera, siem-
mente aquello que sería su punto de perfección (o pre calculables y explicables, pero siendo siempre e
de achievement, para retomar el término de Vendler). incesantemente renegociables.
Estas inversiones explican los constantes malen- Sin duda, la cuestión del telos y de la perfección
tendidos que rodean la cuestión del aspecto. Asimis- no es la única que engendra tales inversiones. Todo
mo explican las sutiles diferenciaciones aspectuales en la disociación entre cantidad y cualidad es ines-
que se pueden elaborar en las lenguas cuando, al table y renegociable de manera perpetua. Los valo-
operar la báscula télica en diferentes niveles, ésta se res fluctuantes del perfecto, la forma en que éstos se
configura de manera diferente en cada uno de estos redoblan sin redoblar el perfectivo, la deriva a la cual
niveles. También explican sin duda la fuerte polise- parecen dar lugar en la evolución de una lengua (de
mia de la mayor parte de las marcas aspectuales, las un valor de realizado a un valor de pretérito) son
cuales podrán ser a la vez télicas en algunas de sus probablemente otra manifestación de ello. Como
utilizaciones, y atélicas en otras. también la obstinación de las formas de imperfec-
De hecho resulta obvio constatar, cuando se con- to, sin embargo, tan diferentes de una lengua a otra,
sidera la manera en que las oposiciones entre per- en confundir y separar de manera indefinida des-
fección e imperfección se constituyen a través de las cripción (de aquello que sucede) y predicación (de
lenguas, que son indefinidamente variables. Un mis- aquello que es verdadero).
mo proceso podrá ser considerado perfectivo en una Todo en el aspecto es fuente de confusión. Sólo
lengua, y en otra, imperfectivo. Los verbos del espa- el cálculo, paso a paso, de cada valor aspectual pue-
ñol tomar y dar son así descritos como fundamen- de restituir aquello que constituirá el fundamento
talmente perfectivos en la medida en que uno y otro de las distinciones en juego.
se refieren a procesos finalizados; sin embargo, los
simplex correspondientes en ruso, brat’ [брат ] y dat’ X. Aspecto, delimitación y determinación
[дат ], pertenecen, el uno a la categoría de lo im- La distinción entre cantidad y cualidad está en el cen-
perfectivo, el otro a la categoría de lo perfectivo, sin tro de la cuestión aspectual, porque toda instancia-

Recuadro 5 › Las razones de una inversión: cuando los herederos de Aristóteles lo traicionan sin siquiera saberlo
En la literatura contemporánea, se encuen- tras que para Aristóteles el atelés caracteri- esta inversión —la cual determina nuestro
tra la oposición “télico / no-télico” (así co- za a los predicados que no se realizan plena- empleo contemporáneo de los términos té-
mo telic / nontelic). Resulta claro que estos mente sino al final del intervalo de tiempo lico y no-télico—, se interesan más en la ma-
términos se construyeron por analogía con durante el cual estos procesos se dotan de nera en que está constituido el intervalo co-
los términos téleios [τέλειο ] y atelés [ἀτε una instancia: comporta entonces un límite rrespondiente al proceso, que en el grado
λή ] de Aristóteles. Su contenido, sin em- de realización, que corresponde al punto de perfección de la actualización (perfecta
bargo, se invirtió. Lo télico corresponde al mismo de esta perfección que se encuen- o imperfecta) de un proceso en el momen-
atelés [ἀτελέ ] (a-telés, a = morfema priva- tra en cierta forma retardada. to de su instanciación. Por esto, su pregun-
tivo) de Aristóteles, mientras que lo no-té- Esta inversión del contenido de los tér- ta central ya no es el modo de realización
lico (non-telic) corresponde al téleios. Así, minos utilizados se puede explicar. Refleja (actualización) de un proceso, sino la exis-
el término no-télico designa predicados que un desplazamiento del interés: al parecer, tencia (o la no-existencia) de un fin natural
no comportan límite de realización, mien- los autores que efectuaron este préstamo y que delimita el intervalo temporal.
138 | ASPECTO

ción de proceso se encuentra atrapada en la dialéc- XI. La cuestión de una tipología del aspecto
tica que esta distinción induce. Pero el aspecto no se Si bien es cierto que el cálculo aspectual atraviesa to-
reduce, sin embargo, al cálculo de esta distinción. das las formas de expresión del tiempo, es necesario
Una instanciación se construye: es necesario que tam- renunciar a la idea según la cual hay lenguas más
bién esté localizada y determinada de manera diver- “aspectuales” que otras, es decir, más sujetas a la ex-
sa. Es necesario entonces que haya otros dos tipos presión del aspecto que otras, las cuales quedarían
de cuestiones, otros dos elementos de cálculo, en la más sujetas a la expresión del tiempo.
constitución de los valores aspectuales. Podría sin duda suceder que haya lenguas menos
En primer lugar, las relaciones variadas que po- “temporales”, en el sentido en que las relaciones en-
drán tener los puntos de instanciación cuantitativa tre tiempo descrito y momento de la enunciación
o cualitativa del proceso con la referencia al origen estarían menos determinadas. Esto se dice a menu-
de la palabra. La categoría del aoristo testimonia re- do a propósito del griego antiguo. No es seguro que
laciones de ruptura. Y los efectos de translación a ello sea pertinente. El aoristo del griego antiguo
menudo inducidos por los pretéritos imperfectos dispone sin duda de un abanico de valores particu-
dan testimonio de una relación compleja entre di- larmente amplio, con variaciones importantes del
ferenciación e identificación, que no se reduce por lado de la relación en el momento del habla. Pero es
cierto a una cuestión de anterioridad. también el caso del presente en francés y en espa-
En segundo lugar, la cuestión que los modelos as- ñol e incluso del pretérito imperfecto con el cual se
pectuales apenas tocan, la de las diferentes formas encuentran no sólo valores hipotéticos (no ancla-
de iteración o de “genericidad” que pueden estar aso- dos en el tiempo), sino también valores del presente
ciadas a un enunciado (a la referencia del verbo en (“¿Qué quería la señorita?”), e incluso referencias al
este enunciado). Esto implica un modelo de la ins- futuro (“Es una lástima, el domingo próximo ha-
tanciación, ya sea ella cuantitativa o cualitativa, que bría un buen maratón para correr”). En cuanto al
tome en cuenta que ésta puede ser singular o plural pretérito perfecto simple, éste recubre sin duda un
o genérica. El mismo problema se plantea del lado campo de valores menos amplio; es difícil sin em-
de la referencia de los sustantivos (o mejor, de los bargo sostener que se refiere sistemáticamente al
sustantivos que se encuentran en un grupo nomi- pasado: la ruptura que implica con respecto a la es-
nal que al mismo tiempo se encuentra en una frase fera de la enunciación tiene por consecuencia que
y ésta a su vez en tal o tal configuración discursiva). se integrará en relatos de ficción, en relación con los
Es decir que en la cuestión de la iteración se mani- cuales en verdad no tiene sentido hablar de pasado
fiesta el hecho según el cual el aspecto es también (La Bella durmiente del bosque relata un asunto que
asunto de determinación, determinación que ope- nada tiene que ver con el pasado sino en su dimen-
ra no en relación con sustantivos sino con verbos. sión mítica). Aquello que se toma allí por una cues-
El aspecto es un problema de instanciación. La ins- tión temporal es simplemente el hecho por el cual
tanciación parece jugar sobre dos registros, el de las estos relatos se refieren a eventos dados al mismo
cantidades y el de las cualidades. Procede, como to- tiempo como realizados (en un registro que es el de
da instanciación, de operaciones de determinación. la ficción) y en ruptura con respecto al presente.
Y moviliza sin duda, a través de su dimensión cua- Hay otra manera de pensar una diferencia de or-
litativa, puntos de vista diferenciados que podrán den tipológico entre estas lenguas. El sistema del
venir a competir con el punto de vista del locutor o griego (del griego antiguo, así como del griego mo-
simplemente desplazarlo. Y debido a que las opera- derno) y el del ruso tienen, como punto en común,
ciones de determinación, cuantitativas y cualitativas, combinar dos procedimientos formales ampliamen-
vuelven a jugar varias veces (verbo, conjugación, te independientes. En griego, cada forma de la con-
construcción sintáctica, contexto, discurso), el cál- jugación se caracteriza, por una parte, por la elección
culo aspectual produce valores que son tal vez, de de un tema en particular, y por otra por la elección de
una lengua a otra, de un enunciado a otro, indefini- un afijo. Y todos los afijos pueden a priori combi-
damente variados. narse con cualquiera de los tres temas disponibles:
Se tendrá, entonces, tanto imperativos como pa-
sados o participios en cada una de las tres series. En
ASPECTO | 139

ruso, no hay tema sino dos clases de lexemas verba- a la determinación y a la localización de las ocurren-
les. Y los lexemas de estas dos clases son compatibles cias de proceso construidas: determinaciones y lo-
con casi todas las flexiones del sistema. De hecho la calizaciones cuyos efectos (en términos de iterativi-
situación es más compleja: hay algunas constric- dad, por una parte, de variaciones de punto de vista,
ciones cruciales para distinguir las dos clases. Que- por otra parte) corresponden a los valores que los
da, sin embargo, que se encontrarán allí también análisis tradicionales identifican ya sea como mo-
imperativos, infinitivos y pretéritos de las dos cla- dales, o bien como temporales.
ses. No se encuentra esta autonomía en francés, en Por un lado, entonces, un cálculo (aspectual) re-
español, en alemán y en inglés, en donde incluso lativo a las dimensiones cuantitativas y cualitativas
cuando es posible disociar dos tipos de procedimien- de la ocurrencia de proceso construida; por el otro,
tos formales éstos no son claramente autónomos. un cálculo (a la vez aspectual, temporal y modal)
Así, en francés y en español, entre la base del pre- relativo a la determinación y a la localización de es-
sente, la del pretérito perfecto simple y la del “par- ta ocurrencia. La particularidad del ruso y del grie-
ticipio pasado”, se tienen diferencias que son de or- go residiría entonces en disociar estos dos tipos de
den temático: series como ve / vio / visto, e incluso cálculo. Esto corresponde a dar una autonomía efec-
canta / cantó / cantado probablemente se analizan tiva a la cuestión estrictamente aspectual de la arti-
más sobre el modelo del tema que del de la afija- culación entre cantidad y cualidad, allí en donde en
ción, en la medida en que la vocal que varía no pue- las otras lenguas los dos cálculos interfieren.
de ser considerada como si fuera exterior a la base Entrelazándose con esta diferencia tipológica sin
(la /e/ de ver, como también la /a/ de cantar forman duda importante, hay otra, no menos importante,
parte de la base léxica del verbo). Pero las flexiones en donde el ruso y el griego deben esta vez oponer-
que se pueden asociar con cada una de estas bases se. Concierne a los mecanismos mismos operantes
son, en lo esencial, estrictamente específicas a estas en la elección de la base sometida a flexión o a utili-
bases. En francés y en español no se tiene un impe- zación de auxiliares.
rativo construido sobre una base de pretérito perfec- En las lenguas eslavas, se trata de un mecanismo
to simple o de “participio pasado”; y sólo el “parti- de derivación: para pasar de una clase aspectual a la
cipio pasado” da lugar al procedimiento de utilización otra, se construye otro lexema verbal con la ayuda
de auxiliares que induce todas las formas del siste- de afijos variados, y el lexema construido tiene en-
ma llamadas “compuestas”. tonces un nuevo valor semántico, independiente-
Desde el punto de vista mismo de la economía mente del hecho de estar asociado a un valor as-
de los sistemas de conjugación, un contraste así es pectual invariante.
ciertamente de una extrema importancia. Se ha pro- El sistema de los temas reposa sobre principios
puesto leer allí una diferencia en el tratamiento de la totalmente diferentes: no se trata de construir otro
relación entre tiempo y aspecto: el griego y el ruso lexema verbal, sino simplemente de hacer variar el
disociarían marcación aspectual y marcación tem- valor aspectual de un lexema dado. Los morfemas
poral, mientras que las otras lenguas dispondrían de de derivación son unidades singulares de la lengua;
marcas que asocian valor aspectual y temporal. A los temas no tienen ninguna singularidad y resul-
partir del momento en que se admite que la oposi- tan de un mecanismo de variación regular.
ción entre tiempo y aspecto debe ser reconsiderada, El mecanismo en sí es regular, pero no por ello es-
una interpretación como ésta no puede ser ya rete- tá más generalizado. Lo está en francés y en español
nida tal cual. Queda que las operaciones aspectua- donde, exceptuando algunos escasos verbos defec-
les en juego en los dos tipos de procedimiento no tivos, todos los verbos tienen un presente, un pre-
son del mismo orden. Es la cuestión de la articula- térito perfecto simple y un participio pasado. No lo
ción entre instanciación cuantitativa y cualitativa del está en griego, en donde la ausencia de morfología
proceso lo que trabaja, bajo formas diferentes, tan- de perfecto es un fenómeno no marginal: puede ha-
to la oposición perfectivo/imperfectivo del ruso co- ber, entonces, verbos cuyas particularidades lexicales
mo las series presente/pretérito-aoristo/perfecto de se oponen a la construcción de tal tema. En cam-
las lenguas no eslavas. Afijos y auxiliares marcan, por bio, los temas del francés y del español, debido a que
el contrario, operaciones que son más bien relativas no están constreñidos, son independientes del se-
140 | ASPECTO

mantismo del lexema: la regularidad del sistema ha aspectuales. Daremos, para terminar, tres muestras
primado sobre la singularidad del léxico. escogidas por su carácter ejemplar: cada una corres-
Estas diferencias necesariamente van a tener efec- pondería a una forma diferente de intraducible.
tos sobre el modo de cálculo del cual procede el as- Se da inicialmente el caso de una palabra cons-
pecto en cada uno de estos tres tipos de lengua. Este truida de manera aspectual, que sólo puede ser es-
cálculo toma en ruso la apariencia de una construc- pecífica a una lengua y a sus procedimientos aspec-
ción asociada a efectos semánticos regulares, mien- tuales: es el genio de la lengua en cuestión lo que
tras que en griego depende de una selección, con- está implicado en aquello que sólo esta lengua po-
dicionada por regularidades semánticas, y en francés dría decir.
y en español la selección se ha vuelto tan regular co-
mo para cualquier flexión. Allí donde el aspecto ru- A. Primer ejemplo. Aspectos del “conocimiento”
so se construye y donde el aspecto griego se escoge, en ruso contemporáneo: un conocimiento perfectivo
podría decirse que bajo una regla ciega dado que y un conocimiento imperfectivo
no tiene limitaciones el aspecto en francés y en es- En la expresión teoría del conocimiento, conocimien-
pañol se obtiene: procede de una especie de defor- to se traduce con la ayuda del derivado verbal poz-
mación regular que opera en el interior de cada nániie, correspondiente al verbo poznat’ [ о нат ],
campo semántico del lexema. “conocer”, constituido por la base znat’ [ нат ], “sa-
Es decir que el aspecto no se piensa, y no se per- ber, conocer”, y del prefijo po-[ло-] que confiere al
cibe, de la misma manera en las tres lenguas. En par- verbo el estatus de perfectivo. El simplex znániie
ticular, una de las consecuencias de la defectividad [ нание], del imperfectivo znat’, “saber, conocer”, se
del sistema griego consiste en que las categorías as- interpretaría aquí como “saber” —suponiendo que
pectuales podrán inventarse en griego (se inventa el una teoría tal se conciba.
perfecto que falta, se inventa una categoría nueva), y Sin embargo, no existe relación biunívoca entre
plegarse desde entonces al genio de un pensamien- las oposiciones poznániie/znániie, por una parte, y
to. En ruso, el aspecto sólo depende del genio se- conocimiento/saber, por otra (véase también kennen
mántico de la lengua, de los valores que esta lengua / wissen en alemán, que es aun diferente). Parece tra-
inventa y que reinventa como nuevos para cada le- tarse aquí de oponer un conocimiento “imperfecti-
xema: el aspecto ruso sería para el pensamiento una vo” y un conocimiento “perfectivo”. La originalidad
especie de generador de conceptos (véase más ade- de esta situación aparece manifiesta en los artículos
lante el texto de Rémi Camus sobre el sustantivo po- del Diccionario enciclopédico de filosofía (Moscú,
znániie [ о нание] que inventaría un conocimien- 1983): poznániie es allí descrito como una actividad
to perfectivo). En francés y en español, el genio tomó (diéiatielnost’ [де тел ност ]) asociada al paso del es-
la regularidad de una mecánica calculadora, donde tado (sostoiániie [состо ние]) de ignorancia (ne-zná-
nada se inventa pero donde se producen efectos re- niie [не нание]) al de conocimiento. Se habla así
gulares, más allá de los lexemas: el aspecto francés y de protsess poznániia [ ро есс о нани ], “proceso de
español es entonces más bien un generador de pun- conocimiento”, o incluso de chúvstviennoie pozná-
tos de vista inéditos sobre los conceptos, inéditos niie [чувственное о нание], “conocimiento sensi-
en tanto que sólo la lengua los ha inducido. Tres ge- ble (= por los sentidos)”, pero de sostoiániie znáni-
nios distintos del aspecto. Se comprende mejor en- ia [состо ние о нани ] “estado de conocimiento”.
tonces que haya podido ser tan difícil exportar la Hablar de oposición aspectual para caracterizar
noción de aspecto de una lengua a otra. sustantivos, ya sean derivados —como aquí— de
verbos oponibles de manera análoga a estos últi-
XII. Cuando el aspecto sirve para pensar el aspecto mos, no es algo que se haga sin dificultad. En todos
Hay el genio aspectual de las lenguas, pero también los casos la tradición se resiste a ello: de manera tá-
hay el genio particular de cada forma, lo cual podrá cita reserva la oposición perfectivo / imperfectivo
volverla intraducible, por ser irremediablemente para las formas que tienen la facultad de regir un
singular. Se encuentra, de hecho, que existen dife- complemento de objeto. Y de hecho, el aspecto pa-
rentes formas, para un hecho de lengua, de ser in- rece tener un muy débil rendimiento entre las con-
traducible. Esto vale en particular para los hechos jugaciones rusas (al contrario del checo o del eslo-
ASPECTO | 141

vaco, por ejemplo). Sin embargo, al menos en el caso (b) poznat’ plién [ о нат лен], “conocer
presente, no hay duda de que la pareja znániie / el cautiverio”: padecer, tener la experiencia del
poznániie refleja ciertas características de la oposi- cautiverio
ción verbal znat’ / poznat’. Comparado con (a), este empleo no se distingue tan-
to por el carácter “concreto” de la relación entre el
1. Los valores de “poznat’” (perfectivo), o cuando el sujeto y el objeto del conocimiento (el sujeto ha es-
conocimiento se convierte en experiencia tado en cautiverio) como por la ausencia de teleo-
Se desprenden dos valores principales de poznat’ nomía: la puesta en relación es estrictamente con-
(como lo confirma la práctica lexicográfica), aso- tingente.
ciados a constricciones de empleo diferenciadas: Se encuentran así, en posición de complemento,
sentimientos y estados internos (niénavist’ [нена
(a) poznat’ ístinu [ о нат истину], “conocer la вист ], “el odio”, blazhénstvo [бла енство], “la bea-
verdad” : adquirir un conocimiento seguro, verdadero titud”, gorie [горе], “la pena”, bol’ [бол ],”el dolor”,
Este empleo presenta tres características: vieru Jristovu [веру ристову],”la fe en Cristo”, etc.),
estados y procesos que afectan al sujeto del conoci-
–Poznat’ es indisociable de un investimiento (inte- miento a pesar de su voluntad, y que, entonces, ten-
lectual, físico), de una implicación del sujeto que drán tendencia a interpretarse como perjudiciales
tiene acceso al conocimiento por sí mismo. A esta (smiert’ [с ерт ], “la muerte”, nievoliu [невол ], “la
clase pertenecen los usos en los cuales el comple- ausencia de libertad”, etc.), propiedades predicadas
mento está inscrito en una teleonomía (el objeto de un término (o de un proceso), generalmente en
del conocimiento está “por conocerse”). un grado más importante que aquel que a priori
–La medida del conocimiento efectivo no está da- se habría podido esperar, y del cual se subraya en-
da por el objeto en tanto que noción, sino que está tonces la sorprendente intensidad (biédnost’ zhizni
circunscrita por el investimiento (en el tiempo y el [бедност и ни], “la pobreza de la vida”, chelovié-
espacio) del sujeto; de allí la posibilidad de realizar cheskoie mogúshestvo [человеческое огу ество],
un ajuste, una concordancia más o menos exacta, “la grandeza del hombre”, priéliesti osiédloi zhizni
entre el complemento de objeto directo como ob- [ релести оседлой и ни], “los encantos de la vida
jeto de conocimiento, por una parte, y por otra, el sedentaria”, etcétera).
investimiento del sujeto: “Vi nachitalis groshóvij bro- En estas dos clases de usos se trata de un conoci-
shiur ievropiéiskogo kommunizma i dúmaietie, chto miento inmediato, vivido, y por lo tanto de un co-
vi poznali ístinu! [ начиталис гро ов бро nocimiento fundamentalmente intransmisible, pues-
р евро ейского ко уни а и ду аете, что в to que es indisociable de las condiciones singulares
о нали истину ]” (¡Ustedes [se] han atiborrado con de su adquisición por un sujeto.
cuadernillos baratos del comunismo europeo y se El verbo simple znat’ ciertamente no es incom-
imaginan que tienen la verdad!) patible con el valor de experiencia (glosada “expe-
–Los complementos atestables son términos da- rimentar” por el Diccionario de la Lengua Española)
dos como inaccesibles al conocimiento de un suje- de (b): On s diétskij liet znal gorie [он с детски лет
to: nieviédomoie i zapriétnoie [неведо ое и а рет нал горе] “él ha(bía) conocido la desdicha desde
ное], “aquello que es desconocido y prohibido”, taini su tierna infancia”. De la misma manera, un com-
biessmiértiia [тайн бесс ерти ], “los secretos de la plemento del tipo zhénshina [ ен ина], “mujer”, es
inmortalidad”, smisl’ zhizni [с сл и ни], “el sen- posible en plural, o incluso con un término negati-
tido de la vida”, reálnost’ [реал ност ], “la realidad”, vo: ni odnói zhénshini [ни одной ен ин ], “nin-
dobró i zlo [добро и ло], “el Bien y el Mal”, sebiá [се guna / ni la más mínima mujer”.
б ], “sí-mismo”, de donde poznái samogó sebiá [ о Pero la particularidad de poznat’ consiste en po-
най са ого себ ], “conócete a ti mismo”, etcétera. der remitir a un evento preciso, a una experiencia
singular. Así, po- efectúa una especie de “proeza”: el
conocimiento, noción no temporal por excelencia
(véase el conocimiento como estado), se transmuta
en un evento dotado de una extensión espaciotem-
142 | ASPECTO

poral. “El” conocimiento se convierte en “una” ex- poznániia [теори о нани ], “teoría del conoci-
periencia. miento”, interroga las condiciones efectivas de ad-
Esto tiene un efecto de retorno sobre la interpre- quisición del conocimiento.
tación del complemento de poznat’, del cual sólo es Y es igualmente poznániie el que designa al cono-
retenido —en el marco de la puesta en relación con cimiento como facultad humana (de la misma ma-
el sujeto— aquello que puede ser concebido como nera en que casi no se habla de “facultad de saber”):
una interacción en el tiempo y el espacio, convir- una facultad no se manifiesta sino cuando las cir-
tiéndose la mujer en una compañera sexual, trans- cunstancias se prestan para ello. Por otra parte, al
formándose en experiencias singulares la miseria lado del término negativo nieznániie, “ignorancia”,
del mundo y la verdad. Se comprende también que *niepoznániie no tiene más existencia que “no-co-
con poznat’, el conocimiento es necesariamente par- nocimiento” o “no-aniversario”: el no-desenlace del
cial, puesto que está limitado a aquello que ha po- proceso de conocimiento significa permanecer en
dido ser experimentado por el sujeto: el objeto del el estado de ignorancia.
conocimiento excede siempre aquello que el sujeto En plural, por el contrario, se encontrará una in-
“conoce” de él. Esto explica que se encuentren des- terpretación de tipo resultativo. Pero poznániia [ о
pués de znat’ complementos que son imposibles нани ] designa entonces conocimientos adquiridos
después de poznat’: chiu-to famíliiu [ч то фа ил a través de aquello que se presenta de nuevo como
и ], “el apellido de alguien “, nómier reisa na Mosk- una experiencia individual, de allí la idea de cono-
vú [но ер рейса на оскву], “el número de vuelo cimientos fragmentarios, incluso superficiales, ilus-
que sale para Moscú”, prichinu [ ричину], “la causa trada en esta frase de Turguéniev: “On bil vsegdá
[de]”, svoiú oshibku [сво о ибку], “su error”, pa- visókogo mniéniia o poznániiaj Dari Mijáilovni v ro-
rol’ [ арол ], “la contraseña”. Estos términos remi- ssískom iazikié [он б л всегда в сокого нени о
ten a objetos de conocimiento incompatibles con о нани ар и и айловн в российско
un conocimiento parcial. ке]” (él había tenido siempre la más alta opinión so-
bre los conocimientos en ruso de Daria Mijáilovna
2. El nominal “poznániie” entre camino hacia el [conocimientos superficiales, de aficionado]).
conocimiento y conocimiento ligado a una experiencia A la inversa, en “Bibliotieka sodierzhala obshirni
singular svod ezotierícheskij znanii [библиотека содер ала об
El nominal poznániie no tiene, por su parte, exacta- ирн й свод отерически наний]” (la biblioteca
mente la misma interpretación según que se en- contenía una rica colección de conocimientos [zná-
cuentre empleado en singular o en plural. nii] esotéricos), la sustitución de znániia por poz-
En singular, generalmente recibe un valor de pro- nániia es imposible pues los conocimientos en
ceso dinámico, cercano a aquello que se ha visto en cuestión son considerados independientemente de
juego en poznat’: el conocimiento es entonces con las condiciones de su adquisición (al tener la biblio-
frecuencia figurado como un móvil o como un me- teca por función precisamente formar con ellos el
canismo (dotado de un motor), o un proceso, in- bien común).
cluso como un camino, por ejemplo en la fórmula
Tiernist put’ poznániia [ ернист ут о нани ] 3. Conocer la vida, vivir el conocimiento:
(“el camino del conocimiento está sembrado de es- la herencia bizantina
pinas”). Se vio cómo la oposición entre el conocimiento im-
Este valor de proceso denota una inestabilidad de perfectivo (znániie) y el conocimiento perfectivo
la relación establecida entre el sujeto y el conoci- (poznániie) pone en juego de manera crucial una
miento: el sujeto se encuentra más acá del estado relación del conocimiento con la experiencia em-
estable que constituye la posesión de un conoci- pírica, al ser el conocimiento perfectivo (poznániie)
miento. Esta inestabilidad se encuentra a su vez li- un conocimiento vivido.
gada a las circunstancias efectivas de la adquisición Uno se puede interrogar sobre la relación existen-
del conocimiento por el (los) sujeto(s), a los azares te entre la pertinencia lingüística de este conoci-
encontrados, a las dificultades que será necesario miento vivido y la naturaleza muy particular de las
superar, a las estrategias adoptadas, etc. La teóriia teorías del conocimiento —¿del acto de conocer?—
ASPECTO | 143

en Rusia. Parece que se puede oponer la tradición se vuelven a encontrar, respectivamente, en formas
latina, la cual otorga prioridad al dominio de la abs- de perfecto latino tales como tetigi, “yo he tocado”
tracción y al trabajo sobre las nociones, y la tradi- [“j’ai touché”], y scripsi, “yo he escrito” [“j’ai écrit”];
ción “bizantina”, la cual pone el acento en las hipós- pero se tienen también las alternancias vocálicas del
tasis sobre aquello que en cada hombre es a la vez radical, el sufijo -u, etcétera).
un compuesto de esencia (ousía [ο σία]) y de energía En este contexto, la denominación tradicional del
(enérgeia [ἐνέργεια]), una experiencia y un movimien- perfecto latino es muy ambigua: se trata de la traduc-
to de la vida. Ahora bien, resulta evidente constatar ción, a la vez fija y amputada de uno de sus elemen-
una neta preeminencia de la herencia espiritual bi- tos fundamentales, de la designación latina praeteri-
zantina en la tradición rusa, incluso si esta preemi- tum perfectum. La indicación explícita de habérselas
nencia también tiene causas histórico-culturales. con un tiempo del pasado ha desaparecido entonces,
lo cual, como se va a ver, no es inocente. Queda el
B. Segundo ejemplo. El perfecto latino y la empresa término “perfecto” que tiene el inconveniente, por
de Agustín de Hipona: decir el tiempo y decir la una parte, de ser una copia poco clara de la palabra
creación perfectum, por otra parte, de prestarse a confusión
El siguiente ejemplo, del perfectum latino, ilustra otra con otras denominaciones pertenecientes al mismo
forma muy distinta del genio de las lenguas, puesto campo terminológico, pero que recubren realidades
que este perfectum es descrito como si no plantea- lingüísticas muy diversas: el perfecto griego, el per-
ra, por el contrario, problemas de traducción y que fectivo de las lenguas eslavas, el perfect del inglés;
para cada uno de sus empleos y cada uno de sus va- prismas todos que han podido falsear la percepción
lores encuentra equivalentes posibles, si no en toda exacta de los valores propios del perfecto latino.
lengua, al menos en francés y en español: el genio
reside allí sólo en la suma de estos usos y de estos 1. La especificidad de la localización enunciativa
valores, en el campo recorrido que le es singular, Contrariamente a los otros dos pretéritos latinos y
propio sólo del perfectum latino, y que tal vez habrá contrariamente al pretérito perfecto simple francés
permitido, mejor que otra forma de otra lengua, y español, el perfecto latino se encuentra también,
pensar una realización fuera del tiempo. El genio no con frecuencia, en tipos de contexto cuya referen-
es allí del orden de aquello que puede decirse, sino cia se organiza alrededor del sujeto y del momento
de los objetos que una lengua habrá dado para pen- de la enunciación; estos textos corresponden a
sar, y por lo tanto de aquello que en esta lengua es aquello que Benveniste describe como “discurso”, y
para pensar. que, en textos más neutros, no “conectados” con la
El perfecto latino no es intraducible en francés y situación de enunciación, relaciona con la catego-
en español; es incluso raro que su traducción pro- ría de “historia”, donde “los eventos parecen con-
voque insatisfacción. Por el contrario, para traducir tarse por sí mismos”.
las diversas ocurrencias del perfecto latino se necesi- Es decir que el perfecto latino no proporciona por
ta recurrir a todo el arsenal de los tiempos pasados sí mismo ninguna determinación sobre la construc-
en francés y en español —pretérito perfecto simple, ción de la referencia enunciativa que estructura la
pretérito perfecto compuesto, pretérito anterior, plus- representación del proceso. En esto se diferencia del
cuamperfecto, pretérito imperfecto—, incluso, a ve- pretérito perfecto compuesto en francés y en espa-
ces, al presente. ñol que, en virtud de su etimología, se apoya sistemá-
Es decir que este “tiempo” es susceptible de asu- ticamente de modo fuerte en el nunc de la enuncia-
mir valores ampliamente diversificados, según los ción; con el perfecto latino, este apoyo es contextual.
contextos en los cuales se emplea. Esta riqueza de Tampoco puede ser asimilado al pretérito perfecto
utilización hace eco a su riqueza morfológica; en simple, en la medida en que, a diferencia de éste, no
efecto, el paradigma del perfecto latino reposa en el es aorístico; una configuración aorística implica ne-
sincretismo de formas heredadas que, en indoeu- cesariamente, en efecto, una ruptura entre el proce-
ropeo, eran constitutivas de paradigmas diferentes so descrito y la fuente enunciativa, lo cual está lejos
e independientes unos de otros (por ejemplo per- de ser el caso general con el perfecto, incluso si tam-
fectos con redoblamiento vs. aoristos sigmáticos que bién se conforma con esta situación en un contex-
144 | ASPECTO

to de narración histórica. Bien por el contrario, en un la “fuga” en cuestión: “Et ipsa una hora fugitivis
contexto de tipo “discurso”, su valor fáctico se com- particulis agitur: quidquid ejus avolavit, praeteritum
bina con una fuerte modalidad asertiva incompati- est, quidquid restat, futurum [Y esta hora única en sí
ble con la ruptura aorística. misma se compone de parcelas fugitivas: todo lo
que de ella se fue es pasado, todo lo que le queda es
2. La especificidad de la aprehensión aspectual porvenir].”
del proceso Finalmente, un último caso es aquel en el cual,
El perfecto latino da, de manera general, una visión simplemente, otro proceso viene a ocupar la situa-
global del proceso: al traducir la inscripción de este ción subsecuente: se está entonces en el caso de los
proceso en el tiempo (su realización o, lo que viene encadenamientos narrativos, donde el perfectivo se
a ser aquí lo mismo, su cumplimiento), también traducirá con frecuencia por un pretérito perfecto
acompaña su realización hasta el final, dejando así simple, al menos cuando el anclaje enunciativo no
el campo abierto para tomar en cuenta la situación está muy marcado.
subsecuente al proceso en cuestión.
Dicho estado, por otra parte, puede ser simple- 3. El perfecto para decir el tiempo en las Confesiones
mente singularizado por el hecho de que el proce- de Agustín de Hipona
so ya no se instancia allí: de hecho hay una compa- Se concibe, en consecuencia, que el perfecto latino
tibilidad bastante importante entre perfecto y valor sea una herramienta particularmente flexible y adap-
negativo. Veamos un ejemplo, entre otros, extraído tada para expresar la complejidad de nuestra percep-
de las Confesiones de Agustín y del famoso capítulo ción del tiempo pasado; suscitando tanto la imagen
11 sobre el tiempo: “Quam longo tempore illud non de lo adquirido como la de lo desaparecido, de aque-
vidi! [¡Cuánto tiempo hace que no he visto tal co- llo que está aún presente o de aquello que está defi-
sa!]” (Confesiones, 11, 28). Hubo un último proceso nitivamente perdido, está ligado de manera muy cer-
(ver) más allá del cual es lo contrario (no ver) lo que cana al semantismo léxico de los verbos que para
se impuso; y lo medido por el circunstante exclama- Agustín intentan describir la huida del tiempo y las
tivo es justamente este no-p que siguió a p. huellas mnémicas:
Otro tipo, más banal, es el comúnmente llama- “Quamquam praeterita cum vera narrantur, ex me-
do “resultativo”: la situación adyacente correspon- moria proferuntur non res ipsae, quae praeterierunt,
de al estado resultante del proceso descrito. Pueden sed verba concepta ex imaginibus earum, quae in
aparecer, entonces, variaciones en el grado de fijeza animo velut vestigia per sensus praetereundo fixerunt
lexical del perfecto, desde giros completamente fi- [Asimismo, cuando nos contamos el pasado de ma-
jos —memini, “yo me acuerdo” (el verbo es defecti- nera exacta, lo que sale de nuestra memoria no son
vo y no posee forma presente; literalmente, la for- las realidades mismas que ya no existen (literal-
ma significa: “yo lo he registrado en la memoria” mente “que han pasado”), sino las palabras nacidas
[“j’ai mis en mémoire”])— hasta creaciones libres, de las imágenes de estas realidades que, al pasar a
bastante raras —por ejemplo: “Exarsit animus meus través de nuestros sentidos han por así decir fijado
nosse istuc inplicatissimum aenigma [Mi espíritu ar- sus huellas en nuestra alma]” (ibid., 23).
de por desenredar este enigma tan embrollado (de Con praeterire, que por lo demás interviene de he-
manera literal, “mi espíritu se incendió, se prendió cho tres veces en esta sola frase, puesto que también
fuego por […]” (ibid., 28)— pasando por giros en designa, al igual que en francés y en español, a la vez
proceso de lexicalización —“mihi visum est”: “me ha el pasado, aquello que ya no es y aquello que ha pa-
parecido [moralmente o prácticamente] justo”, en- sado, luego, con fixere (literalmente “fijar”), se des-
tonces “yo decido”, o bien “me ha parecido [intelec- cribe a la vez la paradoja del tiempo y la diversidad
tualmente] justo”, entonces, “yo concluyo”. misma de los valores del perfecto.
Una tercera realización de esta focalización es Por otra parte, vimos que el perfecto mostraba la
aquella que permite expresar lo cumplido, a la vez inscripción del proceso en el tiempo de tal forma
adquirido e “ido”, por lo tanto, pasado: en el texto a que uno alcanza y luego supera la frontera terminal
continuación, este valor no sólo es movilizado sino de este proceso para, eventualmente, instalarse en el
puesto en escena por la descripción que se hace de estado resultante. Combina, entonces, la capacidad
ASPECTO | 145

de acompañar la acción en contexto narrativo y la de conceptos clave de enérgeia y kínesis en un análisis


estabilizar una adquisición: forma ideal para tratar de las compatibilidades entre formas del presente y
de resolver, al menos de manera lingüística, la apa- formas del perfecto: sólo las enérgeiai tienen como
rente contradicción del acto divino de creación tal característica que el indicativo del presente “va a la
como lo aprehende Agustín, y que por otra parte se par” con el del perfecto. Para sostener su análisis, Aris-
encuentra en la fuente de su interrogación sobre el tóteles utiliza, entonces, cierto número de perfectos,
tiempo: en particular para cada una de las enérgeiai que con-
“Si enimullus motus in Deo novus extitit et volun- sidera: heórake [ ώρα ε], pephróneke [πεφρόνη ε], ne-
tas nova […], quomodo jam vera aeternitas, ubi ori- nóeke [νενόη ε], ézeken [ἔ η εν], eudaimóneken
tur voluntas quae non erat ? [Si se produjo en Dios [ε δαιμόνη εν], que son, respectivamente, los per-
un nuevo movimiento, una voluntad nueva (…), fectos de las formas horá [ ρ ] (se ve), phronéi (se
¿cómo (puede hablarse de) una eternidad verdade- concibe), noéi (se piensa), ze (vivir bien), eudaimo-
ra, allí donde nace una voluntad que no existía?]” néi (saborear la felicidad). ¿Qué función tienen aquí
(ibid., 12). los perfectos con respecto a las formas del presente
Vemos esta resolución en particular actuando que las preceden en el texto? ¿Cómo se deben tradu-
en el siguiente pasaje del texto: cir estos perfectos?
“Hodiernus tuus aeternitas: ideo coaeternum ge- Para explicar, y al mismo tiempo traducir, la ar-
nuisti, cui dixisti “Ego hodie genui te”. Omnia tem- gumentación de Aristóteles, Gilbert Ryle (Dilemmas,
pora tu fecisti et ante omnia tempora es […] [Tu hoy Cambridge, 1964, p. 102) escribe: “Aristotle points
es la Eternidad. Por eso has engendrado un Ser co- out, quite correctly […], that I can say ‘I have seen it’
eterno al cual tú le has dicho “Yo, hoy, te he engen- as soon as I can say ‘I see it’ [Aristóteles muestra, de
drado”. Eres tú quien ha hecho todos los tiempos y manera absolutamente correcta, que puedo decir
tú estás antes que todos los tiempos]” (ibid., 16). ‘yo he visto’ desde el instante en que puedo decir ‘yo
Este pasaje ilustra perfectamente el fuerte valor veo’]”. Ahora bien, la expresión I can say, que no está
asertivo que puede tener el perfecto: se trata, para presente, claro está, en el texto griego, hace creer que
Agustín, de atestar la Eternidad de Dios, hacer de en la lengua griega contemporánea a Aristóteles se
ello una profesión de fe; para Dios, se trata de pro- podía en efecto utilizar uno y otro tiempo como lo
mulgar la creación del Ser coeterno, es decir, el adve- hace el mismo Aristóteles en el texto en cuestión.
nimiento del Hijo. La palabra creadora que, aunque La realidad es por completo otra: de hecho, el em-
simple palabra, basta para crear, está en perfecto. pleo del perfecto por Aristóteles en el análisis de
Muestra también así cómo una misma forma vie- aquello que él describe como enérgeiai no tiene na-
ne a dar a la vez el acto fundador de creación como da que ver con el uso contemporáneo del perfecto
siendo pasado y, sin embargo, desprendido de toda de estos verbos.
temporalidad, verdadero por siempre, independien- En primer lugar, los perfectos empleados por Aris-
temente incluso de cualquier experiencia y de cual- tóteles en el pasaje citado de la Metafísica, para ilus-
quier paso del tiempo, escapando, entonces, a las lo- trar las enérgeiai, son todos, con excepción de heo-
calizaciones deícticas humanas que harían de él un rake, excepcionalmente raros en griego; incluso es
pasado que se habría ido y que no habría estado probable que eudaimóneke y ézeke fueran creados por
siempre. él para la ocasión (siendo bebíoke [ ε ίω ε] el perfec-
to normal con ze [ ]). En cuanto a heórake, el único
C. Tercer ejemplo. La función del perfecto en las perfecto que se encuentra en los textos de manera
definiciones de “enérgeia” y “kínesis” regular, éste nunca expresa simplemente la comple-
El tercer ejemplo es griego y ha sido extraído del tex- tud de la acción de ver como es el caso para Aristó-
to de Aristóteles, ilustrando una tercera forma de teles: su particularidad consiste más bien en tener
intraducibles: se trata de un perfecto que sería in- una referencia que de manera continua elimina pre-
traducible precisamente porque no pertenece al grie- sente y pasado. Éste es el caso, por ejemplo en oudé
go, porque Aristóteles lo habría inventado. touton heóraka [ο δ τοῦτον έώρα α], extraído de Pla-
Como se vio en el RECUADRO 3 sobre “Aristóteles tón, Ion, 533b 4, que se traduce por “este a quien ja-
y el telos”, Aristóteles basa sus definiciones de los más he visto” y que significa de manera muy preci-
146 | ASPECTO

sa “éste, a quien no estoy en el estado de haber visto fecto de Aristóteles apunta a decir la perfección de
en ninguna ocasión (pasada o presente)”. una enérgeia.
Se impone, entonces, la conclusión según la cual Es decir que aquello que es intraducible en el as-
no se debe introducir la noción de “decir” en la in- pecto es la manera en que se piensa a sí mismo.
terpretación de nuestro texto (ni, por otra parte, la No debería traducirse jamás una forma aspec-
de “se puede”): no es aquello que se puede decir lo tual: aquello que piensa reside literalmente en su
que interesa aquí a Aristóteles. forma, en aquello que esta forma construye de ma-
¿Por qué Aristóteles emplea de todas maneras el nera literal. Será entonces necesario traducir siempre
perfecto heórake para elucidar el estatus ontológico una forma aspectual: traducirla de manera literal,
de horá? Porque el valor del perfecto de la otra cla- en los giros de su forma, para oír lo que esta forma
se de verbos, los verbos cinéticos, le daba una herra- dice. Si con los sustantivos puede haber lugar para
mienta muy cómoda para este fin. Pues el perfecto algún entre-dos-lenguas, aquí ningún entre-dos: no
de estos verbos, por su parte, refleja de manera muy se podrá tener juntos un perfecto griego y un pre-
fiel el uso de la lengua corriente: así, okodómeke [ ο térito perfecto español; no hay sino el griego o el
δόμη ε] (“haber construido”) expresa el estado al español, las lenguas una a una —o, fuera de las len-
cual ha llegado (en forma gradual) la acción de oi- guas, la cuestión, invariante, del aspecto.
kodoméi [οἰ οδομεῖ] (“construir”). Ahora bien, de la Sarah de VOGUË, Rémi CAMUS
misma manera en que Aristóteles podía servirse de (con la colaboración de Maryse DENNES),
este valor para demostrar que “se construye” no ex- Ilse DEPRAETERE, Sylvie MELLET, Albert
presa en forma simultánea (oukh hama [ο χ μα]) RIJKSBARON, Maria TZEVELEKOU
la realización, él podía utilizarlo igualmente para de-
mostrar que “se ve” expresa por completo, simul- Bibliografía
táneamente (hama [ μα]), la realización. En otras Benveniste Émile, “Les relations de temps dans le verbe fran-
çais”, en Problèmes de linguistique générale, París, Gallimard/
palabras: el perfecto es empleado para poner en La Pléiade, 1966, vol. 1, pp. 67-78; Problemas de lingüística
evidencia que la naturaleza completa de horai se general, trad. Juan Almela, t. 1, México, Siglo XXI, 1971.
opone a la naturaleza incompleta de oikodoméi. ——, “Le langage et l’expérience humaine”, en Problèmes de lin-
Utilizando términos modernos, podría decirse que guistique générale, París, Gallimard/ La Pléiade, 1966, vol. 1,
pp. 237-250; Problemas de lingüística general, trad. Juan Al-
aquello que Aristóteles hace aquí es demostrar que mela, t. 2, México, Siglo XXI, 1977, pp. 70-81.
existe una “relación de implicación” entre horá y Bouscaren Janine, Alain Deschamps y Catherine Mazodier,
heórake, y de “no- implicación” entre oikodoméi y “Éléments pour une typologie des procès”, Cahiers de Re-
okodómeke. Su aproximación es entonces muy si- cherche en Grammaire Anglaise, 6, 1993, pp. 7-34.
Comrie Bernard, Aspect: An Introduction to the Study of Verbal
milar a aquella de los comentadores recientes que Aspect and Related Problems, Cambridge UP, 1976.
han propuesto fundar la oposición entre procesos Confais Jean-Paul, Temps, Mode, Aspect, Toulouse, Presses Uni-
télicos y no télicos con pruebas de implicación en- versitaires du Mirail, 1995.
Culioli Antoine, “Valeurs aspectuelles et opérations énonciati-
tre proposiciones (véase por ejemplo los “entail-
ves: l’aoristique”, en J. David y R. Martin (eds.), La Notion
ment tests” de Dowty). d’aspect, Klincksieck, 1980, pp. 181-193.
En cuanto a la traducción, si el análisis presenta- Declerck Renaat, “Aspect and the Bounded / Unbounded (Te-
do aquí es válido, sería mejor traducir horá hama lic/Atelic) Distinction”, Linguistics, 17, 1979, pp. 761-794.
Dowty David R., “The Effects of Aspectual Class on the Tem-
<kai heórake> por <“él ve” implica “él ha visto”> poral Structure of Discourse: Semantics or Pragmatics?”,
que por “al mismo tiempo se ve y se ha visto”. Linguistics and Philosophy, 9, 1986, pp. 37-61.
Más allá de aquello que los distingue, estos tres Fuchs Catherine, Les typologies de procès, Klincksieck, 1991.
ejemplos tienen en común que lo cuestionado por la Guillaume Gustave, Temps et verbe; théorie des aspects, des
modes et des temps, Champion, 1984 [1929].
forma aspectual resaltada sea precisamente un asun- Hoffman Philippe, “Paratasis”, Revue des Études Grecques, 96,
to aspectual: en poznániie se plantea la cuestión de 1983, pp. 1-26.
aquello que puede ser una propiedad (el conoci- Kamp Hans, “Evénements, représentations discursives et réfé-
miento), cuando se anuda a una experiencia con- rence temporelle”, Langage, 64, 1981, pp. 39-64.
Reichenbach Hans, Elements of Symbolic Logic, Nueva York,
creta que le encuentra una instancia; el perfectum Macmillan, 1947.
empleado por Agustín le sirve para poner en tela de Thieroff Rolf y Joachim Ballweg (eds.), Tense Systems in Eu-
juicio el anclaje temporal de una realización; el per- ropean Languages, Tubinga, Niemeyer, 1994.
ATTUALITÀ | 147

Vendler Zeno, Linguistics in Philosophy, Ithaca, Cornell, 1967. inmortales”. Con Spaventa, pues, fundador de la Es-
Verkuyl Hendrik Jacob, “Aspectual Classes and Aspectual Com- cuela neohegeliana napolitana, nace un idealismo
position”, Linguistics and Philosophy, 12, 1, 1989, pp. 39-94.
Vetters Carl, Temps, Aspect et Narration, Ámsterdam, Rodopi, modernizado y renovado.
1996.
Weinrich Harald, Le temps, trad. M. Lacoste, Seuil, 1973. A. La reforma de las primeras categorías
de la lógica hegeliana

1. El par “Pensare”/“pensato” (“Denken”/


ATTUALITÀ, attuosità | italiano “Gedanken”): el ser como acto del pensar
En sus Prime categorie della logica di Hegel (1864),
alemán Tat, Handlung, Wirklichkeit, Aktuosität
donde se observan no menos de 54 ocurrencias de la
español realidad, efectividad, actualidad
griego enérgeia [ἐνέργεια], ergon [ἔργον]
lexia atto, Spaventa interpreta las categorías inau-
inglés actuality gurales de la lógica hegeliana: Ser, No-Ser, Devenir.
latín actuositas, actus Para él, el Ser no es más que un pensamiento que se
ignora. En el interior del acto del pensar (pensare)
acto, y agency, aufheben, esencia, esti, ser, se establece, a través de un proceso abstractivo, el
fuerza, italiano, praxis, realidad, res, stato,
tatsache, to tí en einai objeto mismo del pensar, lo pensable (il pensabile):

Un núcleo especulativo centrado en la noción de acto dio su Yo puedo, como pensamiento (pensiero), hacer abstrac-
título a una escuela filosófica prominente del siglo xx: el “ac- ción de mí mismo como pensar, como simple acto,
tualismo” de Giovanni Gentile. Este neoidealismo italiano como función del pensar, y establecer simplemente lo
es la marca de una disparidad que vuelve a inscribirse en el pensado (il pensato). Así pues, lo pensado no es otra
cuerpo del texto hegeliano tras la reforma propuesta por los cosa que el Ser, lo Pensable, el primer Pensable.
Op. cit., p. 379.
“jóvenes hegelianos” alemanes. Está vinculada a la decisión
tomada por Bertrando Spaventa de pensar y traducir la Wir-
klichkeit, según el modelo de la Aktuosität, como attualità. En el Fragment inédit (1880-1881) (publicado por
La historia de los conceptos tal como se ha desarrollado G. Gentile en su propia Riforma della dialettica hege-
se desdobló de inmediato en una verdadera historia políti- lliana, 1913), Spaventa, tras haber señalado los pun-
ca: el dispositivo filosófico elaborado inicialmente por el tos cardinales de su gran “reforma”, radicaliza sus
neohegelianismo napolitano perseguía un objetivo de unifi- primeras reflexiones: “El ser es esencialmente acto
cación nacional (el programa lógico-fenomenológico he- del pensar.” El Ser no puede moverse por sí mismo
geliano pasó a ser entendido como estructura especulativa pues no es capaz de abandonar su identidad, de
y política del Risorgimento), antes de transformarse a su donde se deriva la necesidad de un “pensamiento
vez en un dispositivo especulativo puesto al servicio de la lógico”:
elaboración filosófica y política del Estado fascista, para el
cual el propio Gentile forjó el sintagma “Stato totalitario”. La reflexión que descubre determinaciones más pro-
fundas en el ser y el no ser es el pensamiento lógico
I. El neoidealismo italiano como reforma de la (das logische Denken) por el cual estas determina-
dialéctica hegeliana y como traducción: la ciones son engendradas no contingenter, sino neces-
mediación de Bertrando Spaventa (1817-1883) sarie. […] El Gedanke es el pensamiento (el Gedach-
te, el cogitatum), el contenido de pensamiento, hasta
En una carta fechada el 5 de diciembre de 1864 y di-
podemos decir —con o sin pleonasmo— el conte-
rigida a la revista hegeliana berlinesa Der Gedanke, nido de lo pensado (Gedankeninhalt), o, como lo
Theodor Straeter, a su vuelta de Nápoles, observa formula el traductor francés, le contenu spéculatif (el
“que si la filosofía moderna puede todavía esperar contenido especulativo) (se trata de la trad. fr. de
realmente un futuro, esto no sucederá ni en Alema- Vera, en fr. en el texto – N. de T.]. […] A diferencia
nia, ni en Francia, ni en Inglaterra, sino cabalmen- del Gedanke, el Denken es en general el acto del pen-
te en Italia, y especialmente en esa maravillosa costa sar, la vis cogitans, por decirlo así. Esta vis engendra
meridional (de Nápoles) en la cual, en cierta época, todas las determinaciones, todos los estados, todos
los filósofos griegos formularon sus pensamientos los momentos lógicos: ella es el alma del proceso ló-
148 | ATTUALITÀ

gico. Todos sus productos pueden ser calificados, con Trendelenburg aborda la dialéctica hegeliana en su
razón, de pensados, en el sentido de que son engen- tríada inaugural Sein-Nichtsein-Werden [Ser-no Ser-
drados por ella, es decir, por el pensar como tal. Devenir]. Su primer planteo concierne a la posibi-
lidad de un pensamiento puro, independiente de
Así pues, “la verdadera entidad de estos productos cualquier imagen y de cualquier intuición. Esto es
será el Denken, no sólo porque son sus productos, imposible, y el movimiento constituye, de hecho, el
sino porque ellos mismos no producen nada sin ese Vorausgesetztes [lo presupuesto] y el vehículo efec-
Denken que les es inmanente” (Fragment inédit, pp. tivo del pensamiento dialéctico. “Das reine Sein,
442, 445-447). sich selbst gleich, ist Ruhe; das Nichts —das sich selbst
Aún así, Spaventa añade una nueva solución que gleich— ist ebenfalls Ruhe [El Ser puro, igual a sí
responde a los límites interpretativos de las Prime mismo, es reposo; la Nada, igual a ella misma, es
categorie…: igualmente reposo].” Su deseada unidad jamás po-
dría dar otra cosa que una unión “estática”. ¿Cómo
[…] en un primer tiempo, el pensar concebido co- introducir el movimiento en semejantes aguas es-
mo el ser mismo del ser no se mostraba aún con cla- tancadas?
ridad, pues prácticamente lo hacía sólo como una fun-
ción puramente subjetiva: dado que la visión pura es Aus dem reinen Sein, einer zugestandenen Abstraktion,
imposible, etc., propongo la cuestión siguiente: ¿có- und aus dem Nichts, ebenfalls einer zugestandenen
mo pensar el siendo? Retrocedo entonces en el pen- Abstraktion, kann nicht urplötzlich das Werden ents-
sar, en los elementos del pensar, que no constituyen el tehen, diese concrete, Leben und Tod beherrschende,
pensar concreto (al ser éste ante todo y desde el prin- Anschauung.
cipio un pensar el siendo). Y agrego: pensar = distin-
[Del Ser puro, abstracción reconocida, y de la Nada,
guir (y unir); el ser es lo que se puede distinguir [il dis-
abstracción igualmente confesada, no puede nacer
tinguibile], lo que se puede puramente distinguir [il
de improviso el devenir, esa intuición concreta do-
puro distinguibile]. El no ser es el acto distintivo puro; el
minadora de la vida y de la muerte.]
siendo (el Dasein, lo devenido) es lo Distinto, lo pu-
Logische Untersuchungen, cap. 3.
ramente distinto. ¿Y el devenir? El devenir es lo que se
puede distinguir [il distinguibile] (el ser) en tanto
que dis-tinción (el no ser, simplemente, que en esto La tan ensalzada “conexión inmanente” (“immanen-
es, al mismo tiempo, idéntico y no idéntico al ser). ter Zusammenhang”) del sistema deja transparentar,
en realidad, diferentes fisuras así como una discon-
2. Retorno sobre Trendelenburg y la primera reforma tinuidad general. El proceso dialéctico, que debería
de los “jóvenes hegelianos” mostrar el acuerdo entre el concepto y la cosa, “stellt
a) La crítica que hace Spaventa a las primeras cate- im Gegenteil die Entstehung der Sache auf dem Kofp
gorías de la Ciencia de la lógica coincide con las ob- [por el contrario, pone patas arriba el origen de la
jeciones de Adolf Trendelenburg (1802-1872), el cosa]” (Logische Untersuchungen, pp. 37 ss., 108 ss.).
artistotélico de Berlín: Trendelenburg señala luego en las categorías de ne-
gación e identidad los instrumentos lógicos em-
Lo difícil no es admitir la identidad del Ser y la Nada, pleados por la dialéctica para producir, a partir del
puesto que ambos son lo Indeterminado: sino ad- Ser vacío, la idea absoluta a través de la serie de fi-
vertir y definir su disparidad, sin la cual el Devenir es guras intermedias. Es inútil, por lo tanto, ocultar la
imposible. La mayoría de los viejos hegelianos cap- intuición que ya se encuentra presente, así como es
taron muy mal la dificultad de esta posición. absurdo silenciar la diferencia entre la “contradic-
Trendelenburg fue en verdad el primero en llamar
ción lógica” y una “oposición real” que jamás podrá
la atención sobre este punto tanto a los amigos de
ser alcanzada por vías puramente lógicas.
Hegel como a sus enemigos; y más en particular a es-
tos últimos. […] Trendelenburg tiene toda la razón.
B. Spaventa, Prime categorie, op. cit., p. 400. […] las respuestas presentadas por los más valero-
sos comentadores de Hegel con miras a prevenir ese
En el capítulo 3 de las Logische Untersuchungen tipo de objeciones no me han convencido en abso-
[1840], y bajo el título de Die dialektische Methode, luto; quizá se trate de un error de mi parte, pero no
ATTUALITÀ | 149

puedo hacer otra cosa que exponer con toda clari- forma; pues cada identidad, cada contenido es sola-
dad mi pensamiento sobre este punto. Haré no obs- mente en cuanto distinción, en cuanto forma, ya
tante una excepción muy relativa con [Karl] Werner que son a la vez desarrollo y manifestación.
y Kuno Fischer. Logik. Als Kommentar…, pp. 45-46.
B. Spaventa, Prime categorie, p. 369.

Se puede demostrar así la diferencia entre Ser y Na-


b) Spaventa remite aquí a la postura de los “jóvenes da, atendiendo al hecho de que la Nada es “interio-
hegelianos”, encabezados por Karl Werner y Kuno rización-recordación” (Erinnerung) (véase MEMO-
Fischer, e inducida por las críticas de Trendelenburg. RIA) del Ser, su negación y, en cuanto “negar”, es
Karl Werner, el primer “reformador”, responderá decir, “pensar”, ya un Devenir:
a las objeciones en 1841 con su Logik. Als Kommen-
tar und Ergänzung zu Hegels W. der L. [1841] (re- Cuando digo Nada, sé más que cuando digo Ser —
impresión Hildesheim, Gerstenberg, 1977). Al con- pues la Nada es algo más, es lo que se revela, arran-
centrar su atención, como casi todos sus sucesores, cando así su propio velo; pues ella es el Ser desnudo,
en la primera tríada categorial de la Ciencia de la ló- el espíritu del Ser, el Ser en el Ser.
gica en cuanto ejemplo de la incapacidad hegeliana En la Nada, el Ser rompe el silencio en sí de sí mis-
mo. La Nada es la reflexión (Besinnung) [que Spaven-
para producir el movimiento, acuerda con Trende-
ta traducirá por accorgimento, es decir, penetración,
lenburg en que Hegel no demostró más que la iden- inteligencia-conciencia-perspicacia] del Ser, apertu-
tidad del Ser y la Nada, afirmando que su diferencia ra en él de su sentido; su mirada en sí, el punto de
era sólo “opinada” (“einen nur gemeinten [Unter- emergencia de su originariedad. En la Nada se reve-
schied]”). Werner no acepta la tesis hegeliana de la la la sacrosanta duplicidad de sentido del vacío del
“inefabilidad” de la distinción Ser-Nada. El punto Ser. Que no es otra cosa que el Ser mismo, el Ser a
central es que de ninguna manera se debe abordar través de sí mismo, lleno únicamente de sí mismo
la cuestión en términos de “contenido”, sino que hay — lo que dice su vacío, lo que dice la Nada. La Nada
que mantenerla en el plano de la “forma”; he aquí es, por tanto, el saber del Ser habida cuenta de su ple-
el pivote del tránsito de la Fenomenología a la Lógi- nitud, de su realización a partir de sí, habida cuenta
ca y la clave para comprender el carácter intrínseca- de su libre actuar, de su autocreación; y en la actua-
lidad (in der Energie) [= en la enérgeia (ἐνέργεια)] de
mente negativo del Ser; por consiguiente, su distin-
ese saber que se mueve en sí mismo, Ser ya no dice
ción respecto del no Ser, respecto de la Nada que lo Ser, sino Devenir.
explicita, siendo por lo tanto un “plus” que el Ser y Ibid., p. 41.
que desde ese momento se distingue de él. Ahora
bien, no es esto lo que ocurre, ya que:
A través de esta identificación de la Nada con el pen-
La Nada es más profunda que el Ser, es la profundi- samiento, movimiento, contradicción y necesidad
dad misma del Ser… en lo atinente a la forma. Forma se reintroducen en el interior de la dialéctica hege-
quiere decir saber, porque saber quiere decir formar liana. La distinción recupera de este modo su “efa-
(gestalten). El Ser comienza, y la Nada sigue; aquél bilidad” en lo que Hegel llama “régimen especulati-
es el impulso del proceso (Fortgang) en el comienzo vo de la proposición”.
(Anfang); ahora bien, aquélla, la Nada, en esta for-
Kuno Fischer, el más prominente de los “refor-
ma de Nada, no es el proceso como tal sino que el
madores” alemanes, deja sentir también su peso en
proceso como tal quiere decir devenir, puesto que
sólo el devenir es el comienzo. Comienzo efectivo las primeras categorías al observar que ya la prime-
quiere decir proceder, quiere decir comienzo y pro- ra, el Ser, como resultado de una abstracción reali-
ceso como un solo y mismo proceso (Gang), como zada por el pensamiento, supone cabalmente el
un entrar en sí mismo —lo que significa: como un “pensamiento en acto”, es decir, el “acto del pensar”
pasar (Übergehen). La Nada es el prius inmediato del (Denkakt):
Ser. Este conocimiento es la ulterior determinación.
Por eso tenemos dos formas, la de la forma origina- De ahí que la lógica comience para sí misma con el
ria y la de la forma; forma quiere decir distinción. acto de voluntad del pensamiento (mit dem Willens-
Ser y Nada son igualmente distintos en cuanto a la akt des Denkes), y para los otros, que quieren cons-
150 | ATTUALITÀ

truirla (y enseñarla), con el postulado de la realiza- [El Pensamiento es] Pensamiento necesario, o Pen-
ción de ese Acto. El postulado dice: “piensa”. samiento en el cual nada está representado fuera de
System der Logik und Metaphysik oder lo que es el Pensamiento mismo: su necesaria fun-
Wissenschaftslehere, Heidelberg, 2a. ed. 1865, ción.
reimpresión Frankfurt, Minerva Verlag, 1993.
System der Logik…, pp. 205-206.

Pero el Ser, en cuanto abstracto y en reposo, niega B. “Wirklichkeit” – “Aktuosität” versus “attualità”:
el pensamiento, es decir que se niega a sí mismo, se la decisión de traducción
contradice, al igual que la Nada, que no es pura au- En la Sección III de la Ciencia de la lógica (edición
sencia del Ser sino cabalmente su negación, es de- de 1812), titulada Die Wirklichkeit, Hegel introdu-
cir, su contradicción. Ambos pasan así el uno en el ce de la manera siguiente, en el tercer párrafo de la
otro dando lugar al Devenir, donde la contradic- Relación de sustancialidad, la noción de Aktuosität:
ción se disuelve.
Diese Bewegung der Accidentalität ist die Aktuosität
Pensar y Ser son idénticos. Pensar y Ser son no idén- der Substanz als ruhiges Hervorgehen ihrer selbst. Sie
ticos. La identidad se explica en el concepto del Ser, ist nicht thätig gegen Etwas, sondern nur gegen sich
la no identidad en el concepto del no ser. als einfaches widerstandloses Element.
Logik und Metaphysik oder Wissenschaftslehre, Stuttgart, Wissenschaft der Logik. Erster Teil. Die
1852, pp. 194-198; reedición, introducida por H.-G. objektive Logik, Fr. Frommann Verlag,
Gadamer, Heidelberg, Manutius Verlag, 1998. Stuttgart-Bad Cannstatt, 1965, p. 699.

Tal es la contradicción interna al Ser, al concepto de [Este movimiento de la accidentalidad es la capacidad


Ser, que permite a K. Fischer explicar el Devenir sin de actuar (aktuosität) de la sustancia, entendido co-
abandonar el pensamiento puro. Todo estriba aquí mo tranquilo surgir desde ella misma. Ella no actúa
en el acto de la “abstracción”: en contra de algo, sino sólo frente a sí, como simple
elemento carente de resistencia.]
Ciencia de la lógica, primera parte, trad. esp.
En el acto de abstracción [Akt der Abstraktion], el
Augusta y Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires,
pensamiento se retira de todo contenido exterior y Ediciones Solar, 1982 (5a. reimpresión), p. 492.
de todo lo dado en su pura actividad, creando así, a
partir de este material, el sistema universal de los
conceptos puros que se producen como acciones ne- Más adelante, en el marco de esa misma sección ti-
cesarias del pensamiento en el orden dialéctico. […]
tulada La relación de causalidad, Hegel continúa:
El pensamiento puro contiene los precedentes esta-
dios del mundo material y espiritual como momen-
tos en sí registrados, y está en consecuencia, por su Die Substanz geht [...] in ihrem Bestimmen nicht von
propia naturaleza, plenamente lleno de la esencia de der Accidentalität aus, als ob diese voraus ein Anderes
las cosas. Es incomprensible, pues, que alguien [¡Tren- wäre, und nun erst als Bestimmtheit gesetzt würde,
delenburg!] reproche a Hegel por considerar que los sondern beides ist Eine Aktuosität [...] So ist die die
actos de pensamiento puro [die Akte des reinen Den- absolute Aktuosität Ursache.
Ed. al., ibid., p. 702.
kens] (las categorías) son creaciones ex nihilo.
Ibid., § 28 ss. [(…) la sustancia, en su determinar, no sobresale de
la accidentalidad, como si ésta fuera anteriormente
Mientras que K. Werner se ocupaba de introducir un otro, y ahora sólo fuera puesta como determina-
el movimiento en la tríada inaugural identificando ción; sino que ambas constituyen una única capaci-
la segunda categoría (la Nada) con el pensamiento, dad de actuar. (…) Así la absoluta capacidad de ac-
tuar es causa.]
Fischer la hace retroceder a la primera (el Ser). La
trad. esp., ibid., pp. 494-495.
edición de 1865 radicaliza aún más esta dimensión
gnoseológica y subjetivista de la lógica hegeliana,
desplazando definitivamente la atención de la rela- Por último, en el Zusatz, párrafo 34 de la Enciclope-
ción inicial Ser/Nada a la relación “inanticipable” dia de las ciencias filosóficas, Hegel escribe:
(indevançable) Ser/Pensamiento:
ATTUALITÀ | 151

Der Geist ist Tätigkeit, in dem Sinne, in welchem schon infinita actividad eterna de la materia y un modo
die Scholastiker von Gott sagten, er sei absolute Ak- inmediato de la sustancia.]
tuosität. Adaptado de la trad. de José Luis Villacañas, F. Jacobi,
Cartas a Mendelssohn y otros textos, Barcelona,
[El espíritu es actividad, en el sentido en que ya los Círculo de Lectores, 1996, p. 229.
escolásticos decían que Dios es absoluta actuosidad.]
De hecho, a través de Jacobi, todo el dispositivo es-
En resumen, la Aktuosität hegeliana (estado de lo peculativo del idealismo alemán se ve recusado: la
que es “en acto”, vale decir, que tiene fuerza y densi- cuestión de la sustancia, de la autopresentación de
dad) no es otra cosa que la manifestación de la Wirk- lo Absoluto, y su fatal inscripción en el espinozis-
lichkeit propia de la sustancia, o aquello que consti- mo. Si bien Spinoza no emplea el concepto de ac-
tuye, en sentido fuerte, la “actualidad” esencial de tuositas, la clara referencia de Jacobi va acompaña-
una cosa: su efectividad como efectividad necesaria da de una indudable alusión a aquél cuando afirma
de sí respecto de sí, es decir, libre. En este contexto, que la potencia (potentia) de Dios no es otra cosa
de lo que se trata es de precisar, en oposición a cier- que su “esencia actuosa” (essentia actuosa) (Spino-
ta interpretación cosificadora del pensamiento kan- za, Ética II, Prop. 3, escol.).
tiano, que nada preexiste al movimiento de la ma- Ahora bien, nunca, hasta donde sabemos, se pre-
nifestación concebida como “die sich selbst gleiche guntaron los críticos por el origen de un gesto y una
absolute Wirklichkeit [absoluta realidad igual a sí mis- decisión de orden traductivo fuertemente marcados
ma]” (Ciencia de la lógica, p. 491). por una impronta conceptual y doctrinal inédita, ni
Observemos que, si bien el término Aktuosität apa- por la fuente del paso especulativo y “transductivo”
rece una vez en el conjunto de las obras de Fichte, no de Wirklichkeit a Attualità. Parecerían haberse con-
pertenece a las categorías propias de este autor. Esta tentado con una suerte de evidencia del dispositivo
única aparición se sitúa en su respuesta a la acusación inherente a su economía general, con posterioridad a
de “nihilismo” por parte de Jacobi (¡donde el térmi- su “monumentalización”: “neoidealismo” italiano, y
no es forjado por primera vez por Jacobi mismo!): luego “actualismo” gentiliano. Si bien la inscripción
de esta historia léxico-doctrinaria puede ser leída en
was er [Jacobi] von der Freiheit sagt: Wer sie läugne, el propio texto, en la pura y simple sustitución por
komme auf eine unbestimmte Aktuosität und Agilität Spaventa de cada aparición de la Wirklichkeit (efec-
an sich. tividad) hegeliana por una attualità neohegeliana
[lo que él (Jacobi) dice de la libertad: quien la nega- (Lógica y Metafísica), la fuente significante de esta de-
ra, terminaría en una actuosidad y una agilidad in- cisión parece claramente reinscribible en el original
determinadas en sí.] de Hegel. Observemos que el “eslabón intermedio” de
Nachgelassene Werke, vol. 3, ed. I.H. Fichte, los escritos de Spaventa regirá por entero el futuro
Bonn, 1835, Adolphus Marcus, p. 390.
de dicha torsión, a la vez traductiva, práctica y espe-
culativa, de la interiorización-recordación (Erinner-
Es probable además que incluso Hegel haya tomado ung) en el seno del dispositivo “joven hegeliano” pro-
el término de Jacobi, particularmente del siguiente pio de Italia. Justamente, será en el texto intermedio
pasaje de los Beilagen zu den Briefen über die Lehre de 1867, y en el capítulo central de su Doctrina de la
des Spinoza: esencia, donde se decidirá la traducción de la Wirkl-
ichkeit hegeliana por el término attualità. Esta elec-
Aus dem Satze: das Werden könne eben so wenig ge- ción no debe nada al azar: “trasfondo” del Ser, la Esen-
worden oder enstanden sein, als das Sein oder die Subs- cia es esa alteridad interior que lo define como Ser.
tanz, zog Spinoza die richtige Folge, daß eine ewige La alteridad estructurante, el dinamismo de su en-
unendliche Actuosität der Materie eigen, und ein un- gendramiento, el proceso de su “actualización”, es de-
mittelbarer Modus der Substanz sein müsse. cir, de ese movimiento sin origen ni final, preceden
F. Jacobi, Werke, vol. 4, 2, pp. 137-140.
(lógicamente) a cualquier facticidad y, liberándola
[De la proposición “ni el devenir, ni el ser o la sus- de su coagulación representativa, pone en valor sus
tancia pueden llegar a ser o surgir”, Spinoza extrae la potencialidades articulándola tanto a ella misma co-
consecuencia correcta de que tiene que existir una mo a su otro.
152 | ATTUALITÀ

Nuestra hipótesis, entonces, es la siguiente: con A. El acto de autosíntesis


objeto de reforzar la radicalización de la parte “ac- En la estela de B. Spaventa, Gentile adopta como
tiva” y “actualizante” de la categoría de Wirklichkeit, perspectiva la misma necesidad de reformar el he-
y ello mediante un retorno dinámico de los medios gelianismo en un sentido radicalmente “inmanen-
utilizados por los neofichteanos, los jóvenes hege- tista”, fundando un concepto del Espíritu (Geist) con-
lianos y la naciente Philosophie der Tat (a través de cebido enteramente como “autoconcepto”, así como
las nociones concatenadas de Tat, Handlung, Tat- una síntesis que es enteramente “autosíntesis”.
handlung, wirken, Tätigkeit, Akt…, véase Tatsache), Decir dialéctica es decir autonomía; por eso la
el concepto de Aktuosität, radicalizado a su vez, pro- concepción dialéctica de lo real ya no consiente en
porcionó ciertamente el modelo de toda esa cons- la posición de un Logos (de la “Idea”) alienado por
trucción que llevó a remplazar la categoría clave de fuera de sí —o Naturaleza—, sino que quiere un Lo-
Wirklichkeit por la de Attualità. Su radicalización se gos que, a partir de sí, se haga objeto en el interior
debe en particular a su atribución privilegiada a lo de sí: el espíritu como acto que ex se oritur. Esto es
Absoluto como tal, o sea, Dios (cf. el Zusatz hege- lo que Spaventa tiene en mira al postular, en los már-
liano antes mencionado). genes del texto hegeliano, el “Pensar” en el centro
Observemos de paso que la traducción inglesa generador del Ser, ese Pensar al que calificó de “gran
de la Ciencia de la lógica de Hegel, así como la lite- prevaricador”. Gentile recuerda que, en su magistral
ratura crítica a su respecto (McTaggart, Mure, Ha- obra de 1861, La filosofia italiana nelle sue relazioni
rris), que propone una solución paralela, consagra- con la filosofia europea, Spaventa destacaba la nece-
rán una y otra vez el término actuality para restituir sidad de “espiritualizar (mentalizzare) la lógica [he-
la Wirklichkeit. En Francia, mientras Eugène Fleisch- geliana]”. Ahora bien, es en su Frammento inedito
mann oscila entre “realidad activa” (réalité agissan- donde el napolitano habrá estado más cerca de una
te) y “actualidad” (actualité) (La science universelle textualidad “preactualista”:
ou la Logique de Hegel, París, Plon, 1968 [Glosario]),
El pensamiento subjetivo en general es reflexión:
André Doz opta por Wirklichkeit-Actualité, sobre la Nachdenken [el repensar]; presupone el Denken [el
base de una argumentación histórico-categorial (la pensar], y en ese sentido es posterior a éste. Así pues,
relación hegeliana con la tradición de la ontoteolo- la lógica, la que fuere, será posterior al logos: el Na-
gía aristotélica en torno a la ἐνέργεια, al ἔργον, y con chdenken de Hegel es posterior al Denken, cuyo se-
el espinozismo) (La Logique de Hegel et les Problè- creto creía revelar […]. Para algunos hegelianos (Ga-
mes traditionels de l’ontologie, París, Vrin, 1987, pp. bler, la “Derecha hegeliana”), el pensar (Denken) es
123, 125-175). y continúa siendo absoluta y eternamente pensado
De este modo, el acto traductor habrá impulsa- y pensante en sí mismo, es decir, sujeto absoluto: se
do y puesto en movimiento el texto traducido; lo podría decir Vordenken, Vorsubjekt [protopensar, pro-
traductor, es decir, la copia, acciona y activa lo tra- tosujeto]; por su parte, el pensamiento o el sujeto
humano, la reflexión, son Nachdenken; el sujeto ab-
ducido, es decir, el “original”, ofreciéndole un “plus-
soluto piensa: nosotros, en cambio, repensamos.
de-vida, una “sobre-vida”, un fort-leben siempre ve-
Frammento, op. cit., p. 449.
nidero como Vida del Espíritu que se despega de la
Naturaleza y se eleva por encima de ella (cf. C. Alun- Está claro, pues, para Gentile, que:
ni, “La langue en partage”, p. 63). Por otra parte, éste
pasará a ser el paradigma categorial y especulativo Spaventa llegó a divisar el principio del idealismo tal
de todo el dispositivo político-lógico de la “circula- como lo entendemos en la actualidad, al reducir la
ción (itálica) de las ideas europeas”. oposición entre lógica (Denken) y reflexión (Nach-
denken), al resolver íntegramente el proceso dialéc-
II. El actualismo de Giovanni Gentile (1817-1883) tico, y ello a partir del ser mismo, en el puro acto del
pensar: de donde resultó la verdadera liquidación
El actualismo es una doctrina de la que Martin Hei-
de lo trascendente y la actuación (el inveramento)
degger deberá apartarse, imperativa y explícitamen- [para traducir la Verwircklichung – N. del T. francés]
te, en 1941: “El Aktualismus, contracara del Histo- del hegelianismo como dialéctica trascendental y, por
rismus como filosofía del Acto puro.” consiguiente, como inmanentismo absoluto.
La riforma della dialettica hegeliana, p. 37.
ATTUALITÀ | 153

Gentile parte de esta postulación de Spaventa (res- profundas de uno de los más celebrados epígonos
paldándose más en el dispositivo inaugurado por alemanes del filósofo de Stuttgart, aunque cierta-
Kuno Fischer que en la primera reforma de Wer- mente desconocido para Spaventa desde ese ángulo:
der), para afirmar su gran principio “reformador” de Karl Marx […]. El hombre puede probar la verdad
en la praxis, es decir, en la realidad y la potencia, en
toda la lógica trascendental: la categoría genuina, la
la positividad de su propio pensamiento.
idea verdadera, es acto, acto en acto, ese actus purus
“Bertrando Spaventa”, pp. 111-112.
en el que consiste el “Yo trascendental” como eter-
na posición de sí en el otro, de sí como otro, unidad
dialéctica de los opuestos, del sujeto-objeto. Gentile Gentile marca de este modo el punto de encuentro
impone de este modo una suerte de concepto tras- entre ese concepto de Spaventa que él comparte, el
cendental de la dialéctica —lo que él califica, en de un saber concreto concebido como acción, y la
Spaventa, de “dialéctica como Wissenschaftslehre praxis del marxismo. El “acto” gentiliano deberá ser
[doctrina de la ciencia]” (La riforma…, op. cit., p. entendido siempre como actividad práctica, praxis,
30)— postulando en el núcleo mismo del Devenir es decir, como actividad transformadora, creadora
el ser-sujeto del “pensamiento pensante” (pensiero y revolucionaria (fascista) [véase Praxis].
pensante), “ese acto puro del pensar (del pensare) que He aquí el punto donde los intercambiadores tra-
es eterno”. Ese pensamiento o “Yo universal” está ductivos puestos en acción por el Actualismo alcan-
más allá del tiempo. “Finalmente, nada trasciende zan su mayor densidad, el punto de su cristalización
al pensamiento [que es] inmanencia absoluta”, y que especulativa y de su precipitado histórico-político.
la totalidad de la experiencia restituye a su proceso, ¿Cuáles son sus ecuaciones fundamentales? El “ac-
verdadera síntesis productiva de sí, o “autoctisis” tualismo”, definido como “filosofía del Acto puro”,
(autoctise). inaugura, desde su posición, un interrogante relati-
• VÉASE EL RECUADRO 1 vo a la traducción y la “tradicionalización” histórico-
Desde ahora, una única tarea: resolver en sí el políticas de la filosofía en general; debe agregarse
objeto, en el “acto-devenir” del pensar, por el paso asimismo el de aquello que, más allá de los Alpes,
de una categorialidad analítica (en el nivel hiposta- es entendido como hegemonía cultural o filosófica.
siado de la res) a la categorialidad autosintética (ni- De la primera secuencia —el cuerpo de textos reu-
vel de la autoctisis [autoctisi], de la dialéctica tras- nidos en La riforma della dialettica hegeliana (en par-
cendental del ser como autoconcepto). ticular El acto del pensar como acto puro, de 1911)—,
a la que inaugurará performativamente una nueva
B. La praxis en traducción época (una nueva Zeitalter de lo político, dixit Hei-
degger confrontado con el Aktualismus, Schellings
1. Sobre los intercambiadores complejos Abhandlung über das Wesen der menschlichen Frei-
Gentile juzgó siempre a Spaventa como un idealista heit, Tubinga, Niemeyer Verlag, 1971: trad. M. Di-
que tenía presente y valoraba la experiencia. Por eso, mópulos El tratado de Schelling sobre La esencia de
no hay en Spaventa ningún momento teorético pu- la libertad humana (1809), Waldhuter Editores,
ro. La ganancia de objetividad del saber, la misma Buenos Aires, 2016) en esta forma: “Todo está en el
capaz de disolver una y otra vez la oposición siem- Estado, nada humano o espiritual existe y, más aún,
pre recurrente del sujeto titular de ese saber y el ob- nada tiene valor fuera del Estado. En este sentido el
jeto presuntamente encargado de volverlo “objeti- fascismo es totalitario”, Gentile recurre al Estado-
vo”, es, para el napolitano, un “proceso práctico”: pedagogo y a su papel fundante. (Se puede hablar
aquí de cierta consecuencia de la Enciclopedia hege-
Pero todo esto es imposible en el orden de la teoría liana, doblemente sujetada a una “Destinación del
pura, sin la actividad práctica […]. Este concepto, sabio”. Hecho notable, estas dos dimensiones son
lúcidamente expuesto por Spaventa, es, en mi opi- de derivación neofichteana, en perfecta coherencia
nión, la llave de oro de la nueva gnoseología pos- con una reforma de la dialéctica ampliamente tri-
kantiana; y es un gran mérito de nuestro filósofo el butaria de un Hegel reescrito por el primer Fichte.)
haberlo revelado y esclarecido en la Fenomenología
El intercambiador traductivo articulado a la Phi-
hegeliana. Constituyó, además, una de las ideas más
losophie der Tat remite en primer lugar a Moses Hess
154 | ATTUALITÀ

Recuadro 1 › “Auto-”: “autosujeto”, “autoconcepto”, “autosíntesis”, “autoctisis”…


yo, selbst trínseco a la verdad que de ese modo se lla del pensiero), pensamiento de la nada
piensa ella misma. (pensiero del nulla), es decir, pensamien-
Para Gentile, Hegel, como si hubiese olvi- Ibid., vol. 2, p. 153. to integral. No es la tesis la que hace po-
sible la síntesis; al contrario, la síntesis
dado la propia esencia de una lógica dialéc-
El Yo es Yo con una condición: en cuanto hace posible la tesis, al crearla con su an-
tica, no alcanzó una plena conciencia de
ex se oritur, en cuanto idéntico y diferen- títesis, es decir, al crearse ella misma. Por
que el centro generador del movimiento eso, el acto puro es autóctisis.
te de sí. Su ser no es ni simple identidad,
circular de lo Absoluto (tesis-antítesis- ni simple diferencia, ni simple unidad de La Riforma…, op. cit., p. 195.
síntesis) es el pensamiento mismo como su- la identidad y la diferencia; sino esa uni-
jeto en tanto “autosujeto” (autosoggetto), dad en cuanto creadora de sí: autóctisis El correlato genérico de este carácter au-
síntesis que es acto de “autosíntesis” (au- (autoctisi): síntesis que sitúa sus térmi- tonómico es el concepto de “autoconcien-
tosintesi). nos en su relación sintética. cia” (al. Selbstbewusstsein):
“Autoconcepto” (autoconcetto) y “auto- Ibid., vol. 2, p. 81.
síntesis” (autosintesi) dan su tíulo a los capí- El acto del yo es conciencia en cuanto au-
tulos 6 y 8 del Sistema di logica come teoria “Autoctisis”: en este punto, Gentile tras- toconciencia (autocoscienza): el objeto
del conoscere, vol. 2, p. 74 ss., p. 153 ss. El pone el gr. α τοκτίσις para decir la autofun- del Yo es el Yo mismo. Todo proceso cog-
dación, la autocreación del Pensar: nitivo es acto de autoconciencia. Auto-
“auto” de ambos términos es pre-puesto
conciencia que no es ni la identidad abs-
para decir el Sí mismo (al. Selbst), el Yo (re-
No hay ni tesis pura ni antítesis pura: no tracta ni la inmovilidad, sino precisamente
flejado y reflectante (réfléchi[ssant]) en él el acto concreto. Si fuera idéntico, inerte,
ser y no no ser; sino la síntesis, ese acto
mismo en su objetivación, el “autosujeto”: necesitaría otra cosa para moverse. Pero
único que nosotros mismos somos, el Pen-
samiento (il Pensiero). El ser (tesis) en esto anularía su libertad. Su movimiento
Concepto es el pensamiento (pensamen-
su abstracción (astrattezza) es nada (né- no es un posterius respecto de su ser, si-
to) de la verdad objetivamente conside-
ant); nada de pensamiento (pensiero) no que coincide con el ser. La autocon-
rada como independiente del acto que la
(que es el ser verdadero). Pero este pen- ciencia es el movimiento o el proceso co-
piensa (dell’atto del pensarla) […] Auto-
samiento que es eterno nunca está pre- mo tal.
concepto (autoconcetto) es el pensamien-
cedido por su propia nada. Antes bien, es La Riforma…, op. cit., p. 194.
to (pensamento) de la verdad que se cons-
tituye en el acto mismo del pensamiento el pensamiento el que pone la nada; y és-
(pensiero) que piensa. Pensamiento in- ta es, en cuanto nada de pensamiento (nu-

y su Triarchie européenne [1841] concebida (contra futuro, de una irreversible novedad que constituye
Hegel) como “sagrada acción del Espíritu” declina- el fondo de esa prospectiva en acto como redobla-
da en “subjektive GEISTEStat”, “absolute GEISTES- miento “praxológico” de la contradicción especulativa
philosophie”, y “absolute GEISTEStat”, donde el ver- acción/filosofía. Aquí, el operador fichteano de la
dadero conmutador teórico de la cadena aparece Tat-Handlung se cuenta aún entre los más presentes.
cabalmente, también aquí, como el “Espíritu” supre- Habría que añadir al círculo del intercambiador
mo cuyo producto es la historia. ¿Acaso Hess, en su tanto la firma de A. von Cieszkowski como la de Bru-
Filosofía de la acción [1842-1843], no define el “yo” no Bauer o de Arnold Ruge. De este último, obser-
como “efectuación de un acto” (Gérard Bensussan, vemos el siguiente imperativo programático:
Moses Hess. La philosophie, le socialisme [1836-1845],
París, PUF, “Philosophie aujourd’hui”, 1985, p. 174)? En el lugar del sistema de desarrollo abstracto y teó-
“El ‘yo pienso’ nos fue señalado como una acción ricamente absoluto se presenta ahora el sistema del
que incluye tres momentos, los cuales constituyen desarrollo concreto, que concibe en todas partes el
juntos el yo; y este último […] no es un ser […] si- espíritu en su historia, y plantea, en el final de toda
no la efectuación de un acto.” Tenemos, por lo tanto, historia, la exigencia de su futuro. La contemplativi-
dad especulativa de Hegel debe ser despertada por la
aquí la concatenación de los conceptos de Akt, Tat
fuerza activa de Fichte.
y Tätigkeit, que ponen en entredicho la oposición
Hallische Jahrbücher, Halle, 1840, p. 1209 ss.
hegeliana de la esfera de la interioridad (Tätigkeit,
Tun) y la esfera de la exterioridad real (Tat). La Aktion
representa la unidad integrada del pensar (Denken) En desacuerdo con la realidad subsistente, los repre-
y el actuar (Handeln). Agreguemos, siempre en rela- sentantes de la izquierda hegeliana trasladaron su
ción con Hess, ese otro punto de contacto represen- presente al futuro, leitmotiv fundamental recogido
tado por la perspectiva de una esencial alteridad del por Gentile.
ATTUALITÀ | 155

2. Retorno de la traducción alemana en Italia ben [sobrevivencia], defendiendo al mismo tiempo


Estas tentativas de reforma de la dialéctica hegelia- (contra Croce) la idea de una verdadera “poética”
na se presentan como un esfuerzo de traducción de de la traducción.
los resultados de la filosofía alemana en un lengua- La condición de posibilidad de esta concepción
je que respondiera a las exigencias concretas de la está dada sin duda por toda la compleja y autorre-
vida civil y especulativa de la nación italiana. Esta flexiva historia de esa tra(ns)ducción del concepto
práctica del gesto traductivo se acompañó, con- de Wirklichkeit en el performativo attualità. La ac-
temporáneamente, de su teoría actualista. tualización de esta disparidad hizo posible el surgi-
Mientras Antonio Rosmini (1797-1855) trataba al miento tanto de la teoría de la traducción como de
maestro de Berlín de “contrabandista especulativo”, los diversos enfoques sobre la traducción misma.
B. Spaventa elaboraba, a través de su teoría de la “cir- Charles ALUNNI
culación de las ideas europeas”, una teoría general y
especulativa de la “traducción” / “tradición”; lo cual Bibliografía
se realizará poniendo en relación tradiciones filosó- Alunni Charles, “La langue en partage”, Revue de Métaphysique
et de Morale, Armand Colin, núm. 1, 1989, pp. 59-69.
ficas diferentes en forma de contrabando, de import- ——, “Giovanni Gentile-Martin Heidegger. Note sur un point de
export, y luego como tradicionalización (si es que (non) ‘traduction’”, Collège International de Philosophie,
no se trataba de nacionalización). La constelación Cahier núm. 6, Osiris, 1988, pp. 7-12.
del idealismo alemán fue considerada por él como ——, Giovanni Gentile ou l’interminable traduction d’une politi-
que de la pensée, “Lignes”, Extrême-droites en France et en
la simple adopción (prosecución subterránea y otras) Europe, núm. 4, Séguier, oct. 1988, pp. 181-194.
de una textualidad nacional y filosófica en situación Cieszkowski August von, Prolégomènes à l’historiosophie, trad. M.
de exilio, constituida “originariamente” por la más Jacob, Champ Libre, 1973.
pura tradición filosófica italiana, renaciente y mo- Cubeddu Italo, Bertrando Spaventa, “Pubblicazioni dell’Istituto
di filosofia dell’Università di Roma”, Florencia, Sansoni Edi-
derna. La tarea que Spaventa se impondrá es justa- tore, 1964.
mente “repatriar” esa misma textualidad, traducida Di Giovanni Piero (dir.), Il neoidealismo italiano, Laterza, Bari,
una primera vez al alemán por Hegel, a un espacio 1988.
Fleischmann Eugène, Die Wirklichkeit in Hegels Logik, Zeits-
itálico “original”. Aquí, el “original” (alemán) no lo
chrift für philosophische Forschung, 18, 1964, pp. 3-29.
es sino en la medida en que constituye ya una tra- Franchini Raffaello (dir.), Bertrando Spaventa. Dalla scienza
ducción de la lengua traductora (italiana). della logica alla logica della scienza, Salerno, Tullio Pironti Edi-
La actividad de estas cadenas de intercambiadores tore, 1986.
Gentile Giovanni, “Bertrando Spaventa” (1899), en Opere, G.
conceptuales y doctrinales permite asistir a la forma- Gentile (ed.), Florence, Sansoni, 1972.
ción de un entramado filosófico cabalmente euro- ——, La riforma della dialettica hegeliana (1913), Florencia,
peo, marcado por una triangulación cuyo mediador, Sansoni Editore, 4a ed. 1975.
hasta entonces ausente de la Begriffsgeschichte fran- ——, Teoria generale dello spirito come atto puro (1916), en
Opere filosofiche. Antologia a cura di Eugenio Garin, Milán,
coalemana, no es otro que lo que calificaremos de ter- Garzanti, 1991; L’Esprit, acte pur, trad. A. Lion, Félix Alcan,
cero excluido de los Anales francoalemanes: Italia. 1925 [trad. muy aproximada, N. de A.].
Este dispositivo, extremadamente innovador pa- ——, “Il torto et il diritto delle traduzioni”, en Frammenti di Es-
ra las teorías contemporáneas sobre el acto de tra- tetica e Letteratura, Lanciano, Florencia, 1920; trad. C. Alun-
ni, “Du tort et des droits des traductions”, en Le Cahier du
ducir, va acompañado de un texto absolutamente Collège International de Philosophie, París, Éditions Osiris,
pionero de Giovanni Gentile: “Il torto e il diritto de- 1988, núm. 6, pp. 14-20.
lle traduzioni” [“El error y los derechos de las tra- Labarrière Pierre-Jean, “De l’actualité en philosophie. Analyse
ducciones”], publicado en Frammenti di estetica e d’un concept”, en Les Cahiers de Philosophie, núm. 13 consa-
grado a L’Actualité, Lille, 1991, pp. 85-98.
letteratura, Lanciano, Florencia, 1920. En 1920, cua- Mangiagalli Maurizio, Logica e metafisica nel pensiero di F. A.
tro años antes de la célebre Aufgabe des Übersetzers Trendelenburg, Milán, cusl, 1983.
[trad. esp. La tarea del traductor, Madrid, Sequitur, Parasporo Leone, “Sulla storia della ‘Logica’ di Hegel. Saggio
di confronto tra le due redazioni della ‘Dottrina dell’Esse-
2017] de Walter Benjamin, el fundador del actualis-
re’”, en Annali dell’Istituto italiano per gli studi storici, 8,
mo atribuye ya una dimensión performativa tanto 1983-1984, pp. 175-218 [acerca de las primeras objeciones
a lo que Jacobson llamará “traducción intralingüís- de 1829].
tica”, como a las nociones benjaminianas de Ur- Spaventa Bertrando, La filosofia italiana nelle sue relazioni con la
filosofia europea (1861-1862), G. Gentile (ed.), Bari, 1908,
sprache [lengua originaria] o de Über-leben/Fort-le-
156 | AUFHEBEN

en Opere, G. Gentile (ed.), Florencia, Sansoni, 1972, vol. 2, de la “antítesis”, “abriéndose” a la vez sobre perspectivas
pp. 405-719. más vastas. Ayudado quizás por las costumbres escolares y
——, Dottrina del Trendelenburg sul movimento (invierno 1863),
en E. Garin, La cultura italiana tra ‘800 e ‘900, Bari, 2a ed. la práctica de la disertación, favorecido sin duda por la pe-
1976, pp. 76-79. netración del hegelianismo en Francia después de 1945, el
——, Le Prime Categorie della logica di Hegel, en “Atti della Acca- debate sobre estas dos palabras es probablemente el más
demia di scienze morali e politiche” di Napoli, I (1864), pp.
duradero, el más documentado y el más conocido de los
123- 185; en Opere, vol. 1, pp. 367-437.
——, Logica e metafisica (1867), G. Gentile (ed.), Bari, 1911; en que conciernen a la traducción filosófica.
Opere, G. Gentile (ed.), Florencia, Sansoni, 1972, vol. 3, pp.
1-429. Confeccionar la lista completa de las traducciones
——, Frammento inedito (1880-1881), en G. Gentile, La Rifor-
ma della dialettica hegeliana, Messina, 1913; en Opere, G.
de aufheben y de Aufhebung constituye toda una ta-
Gentile (ed.), Florencia, Sansoni, 1972, vol. 3, pp. 431-462. rea en sí, a la que varios ya se han dedicado; en un
Tessitore Fulvio (dir.), Incidenza di Hegel. Studi raccolti nel se- primer momento nos contentaremos con reactua-
condo Centenario della nascità del filosofo, Nápoles, Morano lizarla.
Editore, 1970.
Vitiello Vicenzo, Bertrando Spaventa e il problema del commin-
El último repertorio (Pierre-Jean Labarrière, 1986,
ciamento, Nápoles, Guida Editore, 1990. después de Gilbert Kirscher, 1978) comprendía pa-
Werner Karl, Die italienische Philosophie des neunzehnten Jahr- ra aufheben, por orden de entrada en escena, lo si-
hunderts, Viena, G.P. Faesy, 1884, 1. Bd. Antonio Rosmini und guiente: supprimer [suprimir] (Jean Hyppolite, 1939)
seine Schule, — 2. Bd. Der Ontologismus als Philosophie des
nationalen Gedankens, — 3. Bd. Die kritische Zersetzung
y su variante neológica sur-primer [sobresalir] (Jean
und speculative Umbildung des Ontologismus, — 4. Bd. Die Wahl, 1966), abroger [abolir] (Albert Baraquin, 1975),
italienische Philosophie der Gegenwart, — 5. Bd. Die Selbs- enlever [remover] (André Doz, 1976), mettre en gran-
tvermittelung des nationalen Culturgedankens in der neu- ge [almacenar] (Jean-Louis Vieillard-Baron, 1977),
zeitlichen italienischen Philosophie.
conservée [conservado] y dépassé [superado] para el
participio aufgehoben (Henri Denis, 1984, precedido
por Xavier Tilliette quien, en 1973, proponía dépas-
AUFHEBEN, aufhebung | alemán ser [superar] o surpasser [sobrepasar] para el infiniti-
vo), assumer [asumir](Emmanuel Martineau, 1984).
español suprimir, supresión; abolir, abolición;
negación-asunción, negar-asumir, subsumir,
Las candidatas que han quedado como las más cé-
sursumir; asumir, asunción; superar, sobrepasar, lebres son relever [levantar] (Jacques Derrida, 1972,
sobresalir; almacenar; sacar, arrebatar; retomado por Jean-Luc Nancy, 1973) y sursumer (si-
levantar, levantado
guiendo a Yvon Gauthier, 1967, Pierre-Jean Labarriè-
francés supprimer, suppression; abolir, abolition;
sursumer, sursomption; assumer, assomption; re y Gwendoline Jarczyk, ante todo para la Ciencia
dépasser, sur-passer, abroger, sur-primer, de la lógica traducida por ellos a partir de 1972). En
mettre en grange; enlever, enlèvement; relever, 1991, Jean- Pierre Lefebvre propuso abolir [abolir] y
relève
abolition [abolición] para el sustantivo Aufhebung en
dialéctica, y alemán, momento, negación, la Fenomenología del espíritu, no obstante G. Jarczyk
plasticidad, ruso, verneinung y P.-J. Labarrière mantuvieron sursumer y sursomp-
tion en su traducción de la Fenomenología de 1993.
Desde 1939 —año de la publicación del primer tomo de la No todas estas propuestas fueron utilizadas para
Fenomenología del espíritu de Hegel traducida al francés traducir las obras o algún texto en particular de He-
por Jean Hyppolite— aufheben y Aufhebung son venerados gel: se trata de intentos por traducir el Aufhebung
como fetiches de lo intraducible. El “doble sentido” (para hegeliano en general, es decir, fuera de contexto.
retomar los términos de Hegel) de un verbo, aufheben, Hay aquí una primera ilustración del estatus de fe-
que a la vez significa “mantener, conservar” y “hacer cesar, tiche que, raudamente, adquirieron aufheben y Au-
poner fin”, no es conocido exclusivamente por los exége- fhebung: se discute sobre una palabra (o dos), y ca-
tas de Hegel y por los especialistas en filosofía alemana, si- da quien se siente habilitado para proponer algo,
no que pertenece, sencillamente, a la cultura filosófica ac- sin por ello confrontarse a un contenido textual es-
tual. Aufhebung remite a un periplo de pensamiento que pecífico. Esto es lo primero que conviene compren-
consiste en “superar” un punto de vista sin refutarlo, en der en las numerosas declaraciones que hacen del
realizar una “síntesis” conservando lo mejor de la “tesis” y Aufhebung la dificultad mayor o la llave de eso que
AUFHEBEN | 157

llamamos hegelianismo (por ejemplo, J. Wahl, “Le [Nota. El Aufheben y lo Aufgehobene [participio pa-
rôle de A. Koyré dans le développement des études sado sustantivado] (esto es, lo ideal) representa uno
hégéliennes en France”). de los conceptos más importantes de la filosofía, una
determinación fundamental, que vuelve a presentar-
I. “Aufhebung” y su texto: la nota sobre “aufheben” se absolutamente en todas partes, y cuyo significado
tiene que comprenderse de manera determinada, y
de la Ciencia de la lógica (1812-1831)
distinguirse especialmente de la nada [Nichts]. –Lo
Este efecto de descontextualización que afecta a auf- que se aufhebt no se convierte por esto en la nada. La
heben debe, de todas formas, ser explicado. Podemos nada es lo inmediato; un Aufgehobenes, en cambio, es
mostrar que tiene su origen en el mismo Hegel. En un mediato; es lo no existente, pero como resultado,
efecto, la palabra fue objeto de una nota terminoló- salido de un ser. Tiene, por lo tanto, la determina-
gica en la Ciencia de la lógica y, como sin duda tenía ción [Bestimmtheit], de la cual procede, todavía en sí.
que ser, atrajo hacia ella toda la exégesis de la Auf- La palabra Aufheben tiene en el idioma (alemán)
hebung hegeliana. Entonces, hay que releer ese texto un doble sentido: significa tanto la idea de conservar
sin por ello comprometerse en la traducción de la [aufbewahren], mantener [erhalten], como, al mismo
palabra en litigio: tiempo, la de hacer cesar [aufhören lassen], poner fin
[ein Ende machen]. El mismo conservar ya incluye en
sí el aspecto negativo, en cuanto que se saca algo de
Anmerkung. Aufheben und das Aufgehobene (das
su inmediación y por lo tanto de una existencia [Da-
Ideelle) ist einer der wichtigsten Begriffe der Philoso-
seyn] abierta a las acciones exteriores, a fin de mante-
phie, eine Grundbestimmung, die schlechthin allenthal-
nerlo. —De este modo, lo Aufgehobene es a la vez al-
ben wiederkehrt, deren Sinn bestimmt aufzufassen und
go conservado, que ha perdido sólo su inmediación,
besonderes vom Nichts zu unterscheiden ist. — Was
pero que no por esto se halla anulado [vernichtet].
sich aufhebt wird dadurch nicht zu Nichts. Nichts ist
—Las mencionadas dos determinaciones del Aufhe-
das Unmittelbare; ein Aufgehobenes dagegen ist ein
ben pueden ser aducidas lexicológicamente como dos
Vermitteltes, es ist das Nichtseyende, aber als Resultat,
significados de esta palabra. Pero debería resultar asom-
das von einem Seyn ausgegangen ist; es hat daher die
broso a este respecto que un idioma haya llegado al
Bestimmtheit, aus der es herkommt, noch an sich.
punto de utilizar una sola y misma palabra para dos
Aufheben hat in der Sprache den gedoppelten Sinn,
determinaciones opuestas. Para el pensamiento es-
daß es so viel als aufbewahren, erhalten bedeutet, und
peculativo es una alegría el encontrar en un idioma
zugleich so viel als aufhören lassen, ein Ende machen.
palabras que tienen en sí mismas un sentido especu-
Das Aufbewahren selbst schließt schon das Negative
lativo; y el idioma alemán posee muchas de tales pala-
in sich, daß etwas seiner Unmittelbarkeit und damit
bras. El doble sentido de la palabra latina tollere (que
einem den äußerlichen Einwirkungen offenen Daseyn
se ha hecho famoso por el chiste de Cicerón: tollen-
entnommen wird, um es zu erhalten. — So ist das
dum esse Octavium = Octavio debe ser levantado-eli-
Aufgehobene ein zugleich Aufbewahrtes, das nur seine
minado) no llega tan lejos; la determinación afirma-
Unmittelbarkeit verloren hat, aber darum nicht ver-
tiva llega sólo hasta levantar.
nichtet ist. — Die angegebenen zwei Bestimmungen
Ciencia de la lógica, t. 1, La lógica objetiva,
des Aufhebens können lexikalisch als zwei Bedeutun-
Libro primero, La doctrina del ser, Primera
gen dieses Wortes aufgeführt werden. Auffallend müßte sección, Determinación (Cualidad), cap 1, C.
es aber dabei seyn, daß es eine Sprache dazu gekommen Devenir, 3, Aufhebung del devenir, pp. 97-98
ist, ein und dasselbe Wort für zwei entgegengesetzte [cursivas de Hegel].
Bestimmungen zu gebrauchen. Für das spekulative
Denken ist es erfreulich, in der Sprache Wörter zu fin- Articulándolo, por su parte, a su contexto, aquel del
den, welche eine spekulative Bedeutung an ihnen selbst comienzo de “La doctrina del ser”, donde ser y nada,
haben; die deutsche Sprache hat mehrere dergleichen. lejos de ser puntos fijos, no hacen más que transitar
Der Doppelsinn des lateinischen: tollere (der durch den el uno en el otro, y donde el devenir que los afecta
ciceronianischen Witz tollendum esse Octavium, be-
en el despliegue de la lógica objetiva no es la “uni-
rühmt geworden), geht nicht so weit, die affirmative
dad” del ser y la nada, sino el mismo movimiento
Bedeutung geht nur bis zum Emporheben.
Hegel, Wissenschaft der Logik, t. 1, Die objektive Logik,
de su pasaje, J.-L. Nancy hizo aparecer el texto en el
l, Die Lehre vom Seyn, sección 1, “Qualität”, cap. 1, “claroscuro” que le es propio (La Remarque spécu-
“Seyn”, C, “Werden”, 3, “Aufheben des Werdens”, lative, p. 107). La dificultad puede resumirse así: el
en Sämtliche Werke, vol. 4, pp. 119-120.
efecto sobresaliente de la palabra, suscitado por su
158 | AUFHEBEN

tratamiento particular en una nota terminológica, una época (1966) en que las controversias de tra-
es a su vez contrariado por la ausencia de toda de- ductores todavía no recubrían lo que estaba en jue-
finición o incluso de explicación para aufheben, aun go: “Decir a la vez ‘suprimir y conservar’, es muy di-
cuando para Hegel se trata de un “concepto”, por fícil” (J. Wahl, “Le rôle de A. Koyré”, p. 22).
añadidura uno de los “más importantes de la filoso-
fía”. Sin embargo, este concepto no esperó a la Re- II. “Aufhebung” entre positividad y negatividad
marque [Nota] que le fue consagrada en este texto La primera cuestión del debate puede zanjarse rá-
para actuar y constituir el operador de la dialéctica pido con la ayuda de la Nota sobre aufheben de la
del ser y la nada, aunque de una manera que es ella Ciencia de la lógica: ésta, en aquello mismo que tie-
misma difícilmente asignable. Hegel, en efecto, re- ne de general y de “desconectada” de todo contexto
curre desde el comienzo a diversas denominaciones preciso (J.-L. Nancy, La Remarque spéculative, p.
de acción en vistas de sustituir aufheben —überge- 66), da al menos un buen criterio para evaluar las
hen (pasar a, transformarse), auflösen (disolver), ver- proposiciones de traducción. Este criterio reside en
schwinden (desaparecer)—, cada una de las cuales la afirmación de una positividad del proceso del
plantea dificultades específicas y que no permiten aufheben, excluyendo a todas las traducciones mar-
determinar exactamente eso que es el Aufheben, su cadas por un sentido negativo o destructor. De he-
naturaleza y el objeto sobre el que opera (J.-L. Nan- cho, la Nota distingue expresamente aufheben de
cy, ibid., pp. 42-58). A la inversa, las explicaciones vernichten (anular) y de Nichts (nada): hemos visto
dadas en la Nota no son deducibles de lo que prece- que eso que es aufgehoben no es suprimido, sino que
de a este texto. Aufheben para Hegel no es “anular” permanece, o más bien deviene algo que el texto lla-
[vernichten]; la operación de la Aufhebung produce ma un “mediato” (Vermitteltes). En la red lexical de
algo, un “resultado”, que, puesto que es un “resulta- la Nota, esta definición de la Aufhebung como pro-
do”, es algo “mediato” (ein Vermitteltes). De esto, sin ceso de mediación se apoya sobre otra distinción
embargo, no podemos concluir que la mediación entre la nada (das Nichts) y el no-ente (das Nichtseien-
define la Aufhebung. Lo inverso sería más bien ver- de): no hay la nada, hay el no-ente de algo, es decir,
dad (ibid., p. 62). Del mismo modo, el recurso a los un no- ente determinado, y no un vacío de deter-
términos de la dialéctica del ser y de la nada en la minación, como la nada que en efecto no se deja
Nota (en particular en la distinción que ella traza en- pensar. De este modo, mediación y determinación
tre lo que es aufgehoben y la nada, Nichts), no debe son las dos características del proceso de la Aufhe-
hacer creer que el concepto de Aufhebung saca to- bung que fundan su positividad.
dos sus recursos de esta dialéctica: no podría, llega- Podemos admitir que se trata aquí de una con-
do el caso, “presentarse en todas partes” en la filo- quista de la exegesis. P.-J. Labarrière ha insistido par-
sofía. Entonces, el sentido de aufheben no sólo se ticularmente en ello: “En la positividad de lo nega-
ha vuelto difícil por la coexistencia en él de dos sig- tivo del movimiento mismo de su realización —en
nificaciones “lexicológicas” (en la lengua natural), el devenir que engendra— está el sentido más di-
sino que el sentido especulativo de la palabra se recto de la Aufhebung” (“Sursumer/sursomption”, p.
sustrae a la captura en los mismos textos que debe- 107). En este sentido, “serán totalmente deficientes,
rían exponerla (ibid., p. 78) y se revela más bien in- desde un punto de vista especulativo, las traduccio-
capaz, como lo muestra Nancy, de “seguir la línea nes que privilegien el aspecto de negatividad: supri-
recta de un discurso” (ibid., p. 97). mir, abolir, derogar” (ibid., p. 109). Labarrière pro-
Así se comprende mejor el talante tomado por pone entonces sursumer [sursumir], retomando a Y.
la discusión, su obsesión por la palabra —habría que Gauthier que formó ese neologismo por contraste
decir incluso por el sustantivo, Aufhebung, cuando con el subsumer [subsumir] kantiano: en Kant, el sub-
es el verbo lo que Hegel utiliza con mayor frecuen- sumieren se define como la acción de “determinar si
cia (en el índice de la Ciencia de la lógica, la Nota ci- algo cae, o no, bajo una regla dada (causus date legis)”
tada se anuncia bajo el título: “La expresión [Aus- (Crítica de la razón pura, “Analítica de los principios”,
druck]: aufheben”). En cuanto a la dificultad misma Introducción, B 171), mientras que la sursomption
de la que trata esta discusión, es simple. La mejor hegeliana designaría, a la inversa, “el proceso de to-
formulación al respecto fue dada por J. Wahl, en talización de la parte” (Y. Gauthier, “Logique hégélien-
AUFHEBEN | 159

ne et formalisation”, p. 152, n. 5). Llama la atención cir o bien “elevar” (a las más altas funciones) o bien
que la violenta polémica encabezada por Emma- “apartar, suprimir”: el Witz viene de eso que Cice-
nuel Martineau contra la solución Labarrière-Jarc- rón logra dar a entender en ese “segundo sentido”
zyk haya sido, también, en nombre de la positivi- amenazante, en un pasaje en apariencia favorable a
dad del Aufheben: en lugar de sursumer [sursumir], Octavio (“Hay que hacer el elogio de ese joven hom-
que persistiría en “evocar supprimer [suprimir] y sur- bre, engalanarlo con todas las virtudes, lo tollere”).
monter [exceder]”, conservando aun “la idea de una Aufheben, en cambio, significa “conservar” y “poner
evicción de un término menos elevado por un tér- fin”, las dos cosas al mismo tiempo y “a la vez”. El
mino más elevado” (E. Martineau, “Avertissement”, primer problema de los traductores franceses fue
p. 17), habría que preferir assumer [asumir], con la comprender cómo semejante cosa era posible. Se
edificante y virginal assomption [asunción] para Auf- han puesto así a buscar situaciones de comunicación
hebung. donde aufheben despliegue sus dos significaciones
Es sin duda aquí donde el debate en francés so- simultáneas sin olvidar eso que P.-J. Labarrière lla-
bre Aufhebung se desvía, o donde devela del modo ma su “sitio ‘natural’” (“Sursumer/sursomption”, p.
más manifiesto su extrañeza: sin percatarse, se ha 105). De ahí, a partir de la reconocida expresión
llegado a discutir los matices de un neologismo que idiomática “Konfitüren für den Winter aufheben”
debería tener sólo aquellos que su inventor ha queri- [“conservar mermeladas para el invierno”, el ejem-
do darle. Pero hay sin duda una razón para que, una plo en adelante famoso de los potes de mermelada
vez admitida la premisa común según la cual aufhe- y de su contenido, el fruto aufgehoben, es decir, mo-
ben deba obtenerse por un verbo que le haga resal- dificado “por una forma de negación” que “lo vuel-
tar su positividad, la disputa haya persistido entre ve apto para subsistir bajo otras condiciones que
las opciones de traducción. Sin embargo, sursumer aquellas que fueron en un principio las suyas” (ibid.,
y relever, las dos principales en la literatura hegelia- p. 106), a saber, la conservación negadora de inme-
na reciente de expresión francesa, parecen estar en el diatez de la que habla Hegel en la Nota. Un interés
mismo nivel, tal y como dépasser [sobrepasar] y assu- más marcado aún por las realidades de la vida al aire
mer [asumir], al menos porque no expresan la su- libre se puede observar en el almacenar [mettre en
presión o la anulación (a pesar de lo que afirma grange], sugerido por J.-L. Vieillard-Baron para auf-
P.-J. Labarrière [“Sursumer/sursomption”, p. 116], no heben, en nombre de la “savia suaba y campesina de
vemos aquello que levantar [relever] puede tener de Hegel” (“Compte rendu”, p. 217). Se puede, de he-
sentido negativo). De un lado, no obstante, hay un cho, dar otros ejemplos del mismo tipo (los herma-
neologismo; del otro, están los términos del diccio- nos Grimm mencionan la antigua expresión Teller
nario que se utilizan tomando ciertas libertades con aufheben para “cambiar los platos”: un plato desapa-
respecto a la que se supone es su definición (sobre rece, aparece otro en su lugar), siempre preguntán-
todo en el caso de relever). Es preciso pues exami- donos por la necesidad de la operación: grabar un
nar esta nueva línea divisoria. archivo en la computadora se dice en alemán spei-
chern, o sea, aquí también, “almacenar” [engranger],
III. La idiomaticidad de “aufheben”, entre lengua y esto de una manera por completo despojada de
natural y folklore campesino segundas intenciones rurales, como cuando en fran-
La constatación de partida es doble: el francés no cés se dice que una sociedad comercial “almacenó”
tiene ninguna palabra que diga “a la vez ‘suprimir y [engrangé] beneficios. También se planteará la cues-
conservar’” (J. Wahl), y aufheben es una palabra, si tión acerca de la extendida fascinación por la región
no cotidiana, al menos perfectamente común en el suaba y su pretendida influencia sobre el devenir in-
léxico del alemán. Aunque también habría que pre- telectual de Hegel (y de Heidegger, aunque Hegel
guntarse por lo siguiente: ¿qué se quiere decir al partió de su tierra natal bastante rápido). Es cierto
afirmar que esta palabra alemana dice “a la vez ‘su- que es una región limítrofe con Francia, y que esto
primir y conservar’”? La comparación que Hegel nos permite sentirnos menos desorientados.
establece con el latín tollere a partir de un juego de De manera general, esta competencia por la rus-
palabras (Witz, véase Ingenium) de Cicerón (Ad fa- ticidad revela la dificultad de toda traducción ante
miliares, XI, 20) permite ilustrarlo. Tollere quiere de- las catacresis de las lenguas extranjeras, i.e., las me-
160 | AUFHEBEN

táforas vueltas inaudibles por “naturalizadas” (los pies prefacio de 1831 dice bien claro que la coexistencia
de la mesa). Siempre se podrá decir que “a la vez” de significaciones opuestas en muchas de sus pa-
(ahí también…) el lector alemán ya no oye más la labras constituye un “privilegio” de la lengua alema-
granja y las mermeladas en aufheben, y que sin em- na “sobre los otros idiomas modernos”, y sólo a tra-
bargo las sigue oyendo un poco: ¿quién puede de- vés de la concesión Hegel parece autorizar el
cidir sobre esta cuestión? Por otro lado, el problema préstamo de “algunas palabras” de las lenguas extran-
se complica además cuando nos interrogamos so- jeras. Sin embargo, algunas páginas más adelante, la
bre el sentido de esta naturalización, tratándose de Nota sobre aufheben ya no tiene ninguna huella de
un término que Hegel destaca como el que ha pro- este elogio del alemán. Sobre todo, ella apunta a de-
porcionado a la filosofía —o al menos a su filoso- fender la conservación, en la “lengua técnica de la fi-
fía— uno de sus conceptos más importantes. Las losofía”, de las “expresiones latinas”, más aptas según
declaraciones de Hegel sobre la relación entre auf- Hegel para “convocar lo reflexivo (das Reflektierte,
heben y lengua natural son, en efecto, ambiguas: la precisamente un latinismo para el das Vermittelte del
sorpresa ante el hecho de que una lengua “haya lle- principio) que lo “inmediato” de la “lengua materna”.
gado al punto de utilizar una sola y misma palabra Por ello, en lo que sigue de la Nota, la misma Aufhe-
para dos determinaciones opuestas” no es tematiza- bung, o más exactamente su producto, lo que es auf-
da por Hegel (no obstante, sin que la expresión “auf- gehoben, puede “de manera apropiada” ser califica-
fallend müßte es sein” [“debería resultar asombroso”] do con ayuda de la palabra “latina” moment (véase
merezca el lujo de comentario que J.-L. Nancy le con- Momento).
sagró en La Remarque spéculative, pp. 72-73: el Todas estas vacilaciones de Hegel sobre el privi-
condicional müßte, lejos de ser un marcador de legio del alemán, sobre el uso de la lengua corriente
ambivalencia, es invocado por el adjetivo auffalend, y la necesidad de una terminología filosófica —en
que suele imponer una modelización), salvo para una palabra, sobre lo que podría ser una “significa-
decir que el pensamiento especulativo encuentra ción especulativa” (J.-L. Nancy, ibid., p. 76)—, expli-
allí un motivo de alegría (“für das spekulative Den- can la dificultad que tiene traducir aufheben-Aufhe-
ken ist es erfreulich…”). El nuevo prefacio agregado bung, tanto y quizás más que la simple constatación
por Hegel unos días antes de morir a la edición de de ausencia de una palabra que pueda decir “a la vez”
1831 de Ciencia de la lógica habla de una “alegría” “suprimir” y “conservar” en francés. En efecto, siem-
[Freude] similar, que el pensar experimenta al cons- pre se dudará entre una traducción “técnica”, como
tatar la existencia de un “espíritu especulativo del el sursumir [sursumer] de P.-J. Labarrière, que pone
lenguaje [ein spekulativer Geist der Sprache]” en las de relieve el Aufheben en su carácter de “operador ló-
palabras que tienen la “propiedad […] de no sólo gico convencional” (“Présentation de la Doctrine de
prestarse a diferentes significaciones (verschiedene l’essence” [Science de la logique, I, 2], 1976, p. XXVIII),
Bedeutungen), sino que hasta tienen significados y una traducción más anclada en el idioma como
opuestos (entgegengesetze)”, como es el caso de aufhe- levantar [relever] o superar [dépasser]. Y con estos
ben, por lo demás no mencionada aquí (Wissenschaft dos últimos candidatos, aun habrá que elegir entre
der Logik, op. cit., p. 22; trad. esp., op. cit., p. 32). Sin el etimológicamente conforme (heben en aufheben
embargo, el estatus de este “espíritu especulativo del significa “elevar” [lever], de ahí levantar [relever]) y
lenguaje” no es claro en ninguno de los dos textos el más corriente: superar [dépasser], por ejemplo, un
(cf. J.-L. Nancy, op. cit., p. 81, sobre la cuestión irre- punto de vista se ha impuesto en el lenguaje de la
soluble “de la anterioridad —o de la interioridad— argumentación, sin por ello —y es esto lo que es de
de semejante espíritu en relación con el sistema lin- interés aquí— devenir un término técnico; aunque,
güístico”), y todo parece suceder como si este por otro lado, levantarse [se relever] por sich aufhe-
espíritu apenas encontrara palabras dispersas aquí ben es tal vez mejor que superarse [se dépasser], con
y allá para manifestarse, por una “suerte” y una “fe- su matiz ético-ascético. Dicho de otro modo, es la
licidad” que provocan la “alegría” del pensador. En definición misma de lo que se juzga “idiomático” la
cuanto a la cuestión de saber si esta “alegría” se expe- que en cada momento se encuentra en cuestión aquí.
rimenta en ciertas lenguas más que en otras, es mu- Y es precisamente eso lo que el uso hegeliano de auf-
cho más difícil de lo que parece a simple vista. El heben pone en cuestión en el propio alemán, es de-
AUFHEBEN | 161

cir, en una lengua que él desestabiliza, trasladando ——, Phénoménologie de l’Esprit, trad. y notas G. Jarczyk y P.-J.
un término ordinario al sector de la terminología fi- Labarrière, París, Gallimard, 1993, reed. “Folio”, 2002.
——, The phenomenology of Mind, trad., introducción y notas
losófica. Ésta es, exactamente, la operación que se lle- J.B. Baillie, Londres, Schwann Sonnenstein, Nueva York,
va a cabo con Aufhebung. Está el Aufheben que com- MacMillan, 1910.
parte con otras palabras el privilegio de revelar la ——, Phenomenology of Spirit, trad. A.V. Miller, análisis del tex-
to y prólogo J.N. Findlay, Oxford UP, 1977.
contradicción fecunda de las “significaciones opues-
——, La fenomenologia dello spirito, ed. G. Schulze, trad. A. No-
tas” en la lengua natural, y está aquel que Hegel in- velli, Nápoles, Rossi-Romano, 1863.
tegra en la lengua técnica de la filosofía y asocia en ——, Fenomenologia dello spirito, trad. E. de Negri, Florencia, La
este sentido al “latín” moment. La dificultad se de- Nuova Italia, 1973.
——, Fenomenología del espíritu; trad. W. Roces y R. Guerra; ed.
duce de esta dualidad que el francés está obligado a notas, glosario, índice, posfacio y bibliografía de G. Leyva,
transponer al nivel lexical o, más bien —para ser más 2a. ed., México, fce, 2017.
hegeliano—, a ese movimiento interior a la palabra ——, Recension des œuvres de Jacobi, trad. y notas bajo la dir. de
que en francés da dos palabras, el neologismo (sur- A. Doz, París, Vrin, 1976.
——, Science de la logique, trad. S. Jankélévitch, París, Aubier-
sumer) y el “común” siempre sobredeterminado Montaigne, 1949.
(relever). Puesto que de hecho se trata del mismo ——, Science de la logique, t. 1 [La logique objective], libro 1,
aufheben, aunque eso sólo se pueda mostrar remi- L’être, trad., prólogo y notas P.-J. Labarrière y G. Jarczyk,
tiéndose inmediatamente al alemán. Sin duda, en es- París, Aubier-Montaigne, 1972.
——, Science de la logique, t. 1 [La logique objective], libro 1, La
te punto, el debate de los traductores no puede lle- doctrine de l’essence, trad., prólogo y notas P.-J. Labarrière y
gar a buen puerto, si llegar a buen puerto significa G. Jarczyk, París, Aubier-Montaigne, 1976.
encontrar la palabra que “corresponde” a Aufhebung, ——, Science de la logique, “Préface de 1831”, trad. C. Malabou,
y menos aún podrá hacerlo en la medida en que se en Philosophie, núm. 21, 1990.
——, Ciencia de la lógica, trad. A. Mondolfo y R. Mondolfo, Bue-
concentre, ascendiendo, sobre una palabra, aufhe- nos Aires, Solar, 1976.
ben o Aufhebung. De todos modos, al mostrar que es Kant Immanuel, Crítica de la razón pura, trad. M. Caimi, Bue-
la economía del discurso hegeliano la que opera la nos Aires, Losada, 2007.
Kirscher Gilbert, “Compte rendu de G.W.F. Hegel. Recension
primera transformación de la palabra en fetiche
des œuvres de Jacobi”, trad. y notas bajo la dir. de A. Doz, Pa-
—dado el simple hecho de que aufheben tiene dere- rís, Vrin, 1976, en Hegel-Studien, vol. 13, 1978.
cho a una observación especial—, se ha mostrado Labarrière Pierre-Jean, “Sursumer/sursomption”, en Gwendo-
al mismo tiempo que la comprensión de la Aufhe- line Jarczyk y Pierre-Jean Labarrière, Hegeliana, París, puf,
1986.
bung depende de la comprensión de una filosofía Lefebvre Jean-Pierre, “Philosophie et philologie: la traduction du
hegeliana de la significación, cuyas dificultades son vocabulaire philosophique allemand”, en Encyclopaedia Uni-
bien conocidas en Francia desde hace treinta años. versalis, Symposium, 1985.
En razón de ello, la traducción de Aufhebung remi- Martineau Emmanuel, “Avertissement du traducteur”, en Hei-
degger Martin, La phénoménologie de l’esprit de Hegel, Pa-
te a la explicación del texto hegeliano: según la im- rís, Gallimard, 1984, pp. 13-23.
portancia que se le acuerde a este tipo de ejercicio, Marx Karl, Critique du droit politique hégélien, trad. A. Bara-
se verá aquí un consuelo o un último recurso. quin, Ed. Sociales, 1975.
Philippe BÜTTGEN ——, Crítica del derecho político hegeliano, trad. A. Sánchez, La
Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1976.
Nancy Jean-Luc, La Remarque spéculative (un bon mot de He-
Bibliografía
gel), París, Galilée, 1973.
Denis Henri, Logique hégélienne et systèmes économiques, París,
Tilliette Xavier, “Compte rendu de G.W.F. Hegel, Science de la
puf, 1984.
logique, t. 1, libro 1, L’être, trad., prólogo y notas P.-J. Laba-
Derrida Jacques, Marges de la philosophie, París, Minuit, 1972;
rrière y G. Jarczyk, Aubier-Montaigne, 1972”, Archives de
Márgenes de la filosofía, trad. C. González Marín, Madrid,
Philosophie, 36, 3, 1973.
Cátedra, 1994.
Vieillard-Baron Jean-Louis, “Compte rendu de G.W.F. Hegel,
Gauthier Yvon, “Logique hégélienne et formalisation”, Dialogue.
Science de la logique, t. 1, libro 1, L’être, ed. de 1812, y t. 1,
Revue Canadienne de Philosophie, VI/1, 1967.
libro 2, La doctrine de l’essence, trad., prólogo y notas P.-J.
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Sämtliche Werke, 20 vol., ed.
Labarrière y G. Jarczyk, Aubier-Montaigne, 1972 y 1976”, en
H. Glockner, Stuttgart, Frommann, Bad Cannstatt, Holz-
Hegel-Studien, vol. 12, 1977.
boog, 1965.
Wahl Jean, “Le rôle de A. Koyré dans le développement des étu-
——, Phénoménologie de l’Esprit, 2 vols., trad. J. Hyppolite, Pa-
des hégéliennes en France”, Hegel-Studien, supl. 3, Bonn, Bou-
rís, Aubier-Montaigne, 1939-1941.
vier, 1966, pp. 15-26.
——, Phénoménologie de l’Esprit, trad. y prólogo J.-P. Lefebvre,
París, Aubier, 1991.
162 | AUTORIDAD

autoridad la coacción como de la persuasión. Vemos aquí un ejemplo


Autoridad se deriva del lat. auctoritas, de augere, “acrecen- significativo de las dificultades que experimenta el pensa-
tar, aumentar”: el auctor es el que aumenta la confianza, el miento moderno y contemporáneo para dar contenido a
garante, el modelo, la fuente, el consejero, el fundador, an- esta distinción con el análisis de la noción de Herrschaft,
tes de convertirse en el “autor” en el sentido moderno de para la que los traductores de Max Weber dan tanto “auto-
escritor; véase Actor, y cf. Lex, Pietas, Religio; cf. Do- ridad” como “dominación”: véase Herrschaft; cf. Domi-
xa. Desde el punto de vista clásico, la autoridad (auctori- nación.
tas) se distingue del poder o de la potencia (potestas); es la
modalidad del mando humano que tiene su origen en un derecho, poder, principio, sabiduría
orden legítimo y que, en derecho, está por arriba tanto de
B
BARROCO suprimirse sin ninguna pérdida de sentido, o remplazarse
por términos más precisos y menos ambiguos.
alemán barock, Barock
Sin embargo, la persistencia de las connotaciones liga-
francés baroque
das al sentido figurado primitivo, tanto como la ilusión rea-
inglés baroque
italiano barocco lista, la tentación nominalista y las reemergencias pos-he-
portugués barroco gelianas, todavía vivas, posibilitan el retorno de los sentidos
reprimidos. Deconstruir ese palimpsesto lingüístico, estra-
argutezza, clásico, concetto, estética, goût, to por estrato, es sin duda el único antídoto eficaz contra
manera, neuzeit, portugués, romántico esa confusión babélica.

La evidencia de su traducción a todas las lenguas europeas, I. Del sentido literal al sentido figurado
debida a una raíz común portuguesa, esconde la multiplici- En cinco siglos, la palabra barroco atraviesa Europa.
dad de significados de la palabra barroco, nacida de despla- Del sentido literal, verificable en portugués en el XVI
zamientos, contracciones y extensiones sucesivas que se y luego en francés (Furetière, 1690: “término de jo-
han acumulado a lo largo de cinco siglos de historia trans- yero, que se utiliza exclusivamente para las perlas que
europea. no son perfectamente redondas”), deriva un senti-
Derivado de un término portugués vinculado a la joye- do figurado, “irregular, extraño, desigual”, el cual fue
ría —barocco, que designa a las perlas irregulares—, inicial- registrado en 1740 por el Dictionnaire de l’Acadé-
mente barroco tuvo en el siglo xviii una connotación peyo- mie y aún hoy es el único que refleja el diccionario
rativa. A fines del xix, en la Kunstgeschichte [historia del Littré de 1873 y que sigue vivo en el uso actual. En el
arte] alemana, barock se convierte en el calificativo neutro marco de la estética francesa del “buen gusto”, nor-
para el arte del Bajo Imperio y del pos-Renacimiento, antes mativa e idealista, la palabra se utiliza en el siglo XVII
de ser utilizado, junto con la palabra clásico, en diversas en el campo de las bellas artes para designar, con
tentativas de construir una Kunstwissenschaft [literalmen- matiz peyorativo, las formas heterodoxas, extrañas
te, ciencia del arte] o una estética general, transhistórica. o libertinas: “[…] barroco es todo aquello que no
Ahora bien, sus límites fluctúan con el tiempo, de acuer- sigue las normas de proporción sino el capricho del
do con el país y el campo en cuestión, y comprenden una artista. En las pinturas de Tintoretto hay siempre al-
diversidad importante de contenidos que abarca, ya sea in- go extraño e insólito, se encuentra siempre alguna
cluyendo o excluyendo nociones opuestas o vecinas, las si- cosa barroca” (Pernety, Dictionnaire portatif de pein-
guientes: manierismo, clasicismo, rococó. En los años 1980- ture, sculpture et gravure, 1757); “música barroca:
2000, al igual que románico o gótico, barroco tiende a música de armonía confusa, cargada de modulacio-
volverse un simple calificativo cronológico para designar el nes y disonancias” (Rousseau, L’Encyclopédie, suple-
siglo xvii, expropiándole ese uso, en la cultura francesa, a mento, 1776). En la Encyclopédie méthodique, Ar-
la palabra classique. chitecture, t.1 (1788), A. Quatremère de Quincy lo
Significante flotante, palabra-amalgama de sentidos utiliza con el mismo sentido normativo:
ibero-franco-germánicos, la palabra barroco es entonces
Barroco, adjetivo. En arquitectura, barroco es una va-
—según el contexto, el campo, la época o incluso el hablan-
riedad de lo extraño. Es, si se quiere, su refinamien-
te— antónimo o sinónimo de la palabra clásico, así como to, o, si se nos permite, su abuso […]. Borromini
puede contener el manierismo o sucederlo y contener o dio los grandes modelos de lo extraño, Guarini pue-
preceder el rococó. En numerosos textos, la palabra podría de considerarse el maestro de lo barroco.
164 | BARROCO

De ahí, la palabra pasa con el mismo uso al italiano igualmente el término barroco para designar el arte
y al alemán, señal de la dominación cultural francesa italiano. Pero algunos extienden su campo de apli-
en la Europa de la Ilustración. cación a otras zonas geográficas (O. Schubert, Ge-
Ese primer uso de la palabra barroco en la estéti- schichte des Barocks in Spanien, Esslingen, Neff, 1908;
ca artística no se refiere específicamente, ni mucho Arne Novák, Praha barokní [La Praga barroca],
menos globalmente, al arte del siglo XVII, sino que Praga, Manes, 1915), ampliando sus bases formales
puede describir tanto los ornamentos góticos, como o culturales: arte del ornamento abundante (W.
la pintura de Tintoretto o del Greco, la arquitectura Weisbach, Die Kunst des Barock in Italien, Frank-
de Borromini o de Guarini, pero de ningún modo reich, Deutschland und Spanien, Berlín, Propylaën,
el arte de Rubens o de Bernini. Sin embargo, el uso 1924), arte postridentino (W. Weisbach, Der Ba-
de la nomenclatura barroco para las arquitecturas ca- rock als Kunst des Gegenreformation, Berlín, P. Cas-
prichosas de Guarini prepara un anclaje de la pala- sirer, 1921), arte del poder absoluto (Carl J. Frie-
bra barroco en el arte italiano del Seicento, así como drich, The Age of the Baroque, Nueva York, Harper,
la propaganda monárquica, que hace del siglo de 1952).
Luis XIV el equivalente de los siglos de Pericles y de Pero en Francia la palabra choca contra el uso
Augusto, prepara un anclaje del término “clásico” idiomático de los términos clásico y clasicismo para
en la cultura francesa del siglo XVII. designar el arte del Gran Siglo, un uso con insosla-
yables connotaciones nacionalistas: las antiguas, en
II. Del sentido figurado al sentido o los sentidos oposición al gusto italiano; las más recientes, a la
históricos ciencia alemana. En España, si bien de manera más
A fines del siglo XIX, cuando surge en Alemania la discreta, choca con otras denominaciones como
historia del arte en la fractura que produjo el ro- siglo de oro, que designa un periodo encabalgado
manticismo al romper el consenso del “buen gus- (1550-1650), o churriguerismo, según el nombre de
to”, se retoma la palabra barock para describir las fa- la familia de arquitectos Churriguera activa entre
ses tardías del arte romano antiguo (L. von Sybel, 1650 y 1740.
1888) y del Renacimiento italiano (Burckhardt, 1855 Posteriormente, barroco interfiere en rococó, em-
y 1878; Gurlitt, 1887): “se ha tomado la costumbre pleado en Francia y Alemania para designar el arte
de entender bajo el nombre del barroco el estilo en decorativo, pero también, por extensión, la arquitec-
el que desemboca la disolución del Renacimiento o tura, la pintura y la escultura de la primera mitad
—según una expresión frecuente— en el que dege- del siglo XVIII: según algunos (de Wölfflin à Pevsner),
nera” (Wölfflin, 1888; trad. fr. 1967, p. 39; trad. esp. el rococó no es sino una fase tardía del barroco; pa-
1986, p. 13). Al extraer una serie de criterios forma- ra otros (de Kimball a Minguet), se trata de un siste-
les sistemáticos (“estilo pintoresco” o pictórico, gran ma formal específico, totalmente diferente.
estilo, efecto de masa, movimiento), Wölfflin le ha- Anteriormente, la emergencia de nociones como
ce perder a la palabra su connotación peyorativa. manierismo y antimanierismo en pintura (M. Dvo-
Para Wölfflin, el barroco es un fenómeno pro- rak, 1920; W. Friedlander, 1925) y luego en arqui-
pio de las bellas artes italianas que abarca dos si- tectura (R. Wittkower, 1934) tiende a limitar el ba-
glos, del Renacimiento al neoclasicismo: surge ha- rroco a la segunda fase que distinguía inicialmente
cia 1520, alcanza su madurez plena en 1580, entra Wölfflin (Revel, 1963; Zerner, 1972). Sin embargo,
en una nueva fase hacia 1630 y llega su término ha- algunos, como Emil Kaufmann, encuentran ya en la
cia 1750, cuando se ve eclipsado por la estética lla- arquitectura del Renacimiento, de Brunelleschi a Al-
mada neoclásica (Klassizismus en alemán). No obs- berti, las bases del sistema barroco de composición
tante, en el siglo siguiente su campo de aplicación, por gradación y jerarquía, cuya extensión coinci-
tanto en el nivel histórico como en el geográfico, de en lo sucesivo con la del “lenguaje clásico de la
tiende a la vez a restringirse por la emergencia o la arquitectura” definido por John Summerson (The
resistencia de nociones en competencia, y a exten- Classical Language of Architecture, 1963) o la del cla-
derse a otros países y otras artes. sicismo en sentido amplio descrito por Louis Hau-
A los historiadores del arte alemanes les siguen tecoeur (Histoire de l’architecture classique en Fran-
muy pronto sus colegas extranjeros, que van a usar ce, 1943-1967).
BARROCO | 165

La palabra entra muy pronto en el campo de la nes binarias simplistas que coincidían con otros pa-
música, donde designa una forma de música que res ya consagrados por la estética (apolíneo/dioni-
aparece hacia 1600 y se caracteriza por el uso del ba- siaco) o la estilística antigua (aticismo/asianismo),
jo continuo (S. Clercx, Le baroque et la musique, Éd. o basados en distinciones elementales (despojado/
de la Librairie Encyclopédique, 1948). La retoman ornamentado; simple/complejo). La inflación se-
igualmente los historiadores de la literatura, que la mántica de la palabra barroco ha dado origen a las
aplican al periodo que va de 1560-1580 hasta 1640, innumerables confusiones que explican su éxito. Una
definiéndola a partir de criterios temáticos o estilís- vez propuesta la palabra, se creyó que el barroco
ticos tales como la figura de Circe o del pavo real, o constituía una esencia ante rem y se llegó a pregun-
el uso intensivo de la metáfora (O. de Mourgues, tar si cierta obra era barroca, olvidando que lo ba-
Metaphysical Baroque and Precieux Poetry, Oxford, rroco no existe por fuera del corpus que se utilice pa-
Clarendon Press, 1953; J. Rousset, La Littérature de ra definirlo. Si se excluye el manierismo del campo
l’âge baroque en France, Corti, 1953). barroco o, inversamente, si se incluye el “grand style”
Estos desplazamientos y superposiciones, que vie- a la manera francesa o el rococó alemán, cambia su
nen a complicar la definición inicial propuesta por sentido casi por completo. Las derivas que rodean
Wölfflin, se hallan sin embargo disimulados por nue- la noción de barroco son tan relevantes para la his-
vos giros en el campo de la estética. toria del arte y de la cultura como las que podrían
relevarse alrededor de los signos del zodiaco para la
III. La categoría estética de “barroco”: psicología humana. Igual que el fauvismo (Lebensz-
realismo o nominalismo tejn, 1999), la noción de barroco, concebida algu-
Después de definir en 1888 las características del es- nas veces como una sincronía con límites fluctuan-
tilo barroco posrenacentista y en 1899 las del arte tes y otras como un sistema estilístico diacrónico
clásico del Alto Renacimiento italiano, Wölfflin in- cuya definición cambia según el corpus de referen-
tentó en 1915, en sus Conceptos fundamentales de la cia, carece de fundamento.
historia del arte, generalizar las observaciones an- La cultura francesa, que había desarrollado por
teriores con el objetivo de definir una Kunstwissen- razones específicas la noción de siglo clásico para
schaft. Extrajo así cinco pares de principios funda- designar el “Grand Siècle” [siglo XVII], opuso la úl-
mentales de composición: lineal/pictórico; superficial/ tima resistencia al triunfo europeo del barroco, in-
profundo; forma cerrada/forma abierta; múltiple/ clinándose hacia ciertas especificidades antibarro-
unitario; claridad absoluta/claridad relativa. cas, en el sentido figurado primario del término. La
El carácter más abstracto de estos conceptos, ilus- superación de esa barrera cultural, a la cual La mo-
trados con ejemplos no sólo del arte italiano sino dification de Michel Butor (Minuit, 1957) da premo-
también del arte del norte de Europa, contribuyó a nitoria expresión novelesca, sigue de cerca la firma
una ampliación transhistórica, que el doble anclaje del tratado de Roma y la entrada en vigor del Mer-
histórico inicial ya preparaba y ahora se podía fácil- cado Común Europeo. Con su ensayo Baroque et
mente completar: arte clásico del siglo V a.C./arte Classicisme (1957), V.L. Tapié desempeñó sin duda
helenístico; clasicismo agustiniano/arte barroco del un papel capital en la sustitución de la palabra clas-
Bajo Imperio; gótico clásico/gótico flamígero; clasi- sique por la palabra baroque. Nuestra generación vio
cismo emiliano/barroco de Rubens, Cortone y Vouet, cómo Versalles, considerada hasta entonces la obra
etc. En Lo barroco (1931), Eugenio d’Ors proponía maestra del clasicismo francés, devenía el gran tea-
así una generalización transhistórica del par clásico/ tro del barroco, y el Castillo de Maisons-Laffitte, un
barroco al precio de una reducción de la especifici- ejemplo clásico de arquitectura francesa, era perci-
dad de sus contenidos. bido como una orquestación barroca de volúme-
Ligada a fantasías filosófico-místicas de historia nes. Así como el término italiano gotico remplazó
cíclica o de polaridad binaria, esta tesis y otras de la en el siglo XVII la denominación “moderno” emplea-
misma naturaleza pudieron resultar seductoras. Es- da hasta el XVI para describir la arquitectura de las
taban sostenidas tanto por un retorno del sentido catedrales francesas, el uso remplaza “la época clá-
figurado inicial reprimido como por la reducción de sica” por “la época barroca”, en la medida en que el
los sutiles análisis visuales de Wölfflin a oposicio- francés se alinea con el resto de las lenguas europeas;
166 | BEGRIFF

y se habla hoy del “siglo barroco” para referirse al ——, Kunstgeschichtliche Grundbegriffe, Basilea, Schwabe, 1915;
Principes fondamentaux de l’histoire de l’art, trad. C. Ray-
siglo XVII de manera tan corriente como del “Siglo
mond y M. Raymond, París, Plon, 1952, reed. París, Galli-
de las Luces” para referirse al siglo XVIII. mard, 1966.
Claude MIGNOT Zerner Henri, “Observations on the use of the concept of ma-
nierism”, en F.W. Robinson y S.G. Nichols (ed.), The Mea-
ning of Mannerism, Hanover University Press of New En-
Bibliografía principal
gland, 1972, pp. 107-109.
Burckhardt Jakob, Der Cicerone, Basilea, 1855; Le Cicerone,
trad. A. Gérard, París, Firmin-Didot, 1885.
Bibliografía de consulta
——, Geschichte der Renaissance in Italien, Stuttgart, Ebner &
Dictionnaire de l’Académie Française, París, viuda de J. B. Coig-
Seubert, 1878.
nard y J. B. Coignard, 1694.
Dvorak Max, “Über Greco und den Manierismus” [1920],
D’Alembert Jean Le Rond y Denis Diderot, Encyclopédie ou Dic-
Kunstgeschichte als Geistgeschichte, Múnich, 1924.
tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, París,
Friedlander Walter, Mannerism and Anti-mannerism in Italian
Briasson, 1751-1780 (incluye los suplementos de 1776-
Painting, Nueva York, Schokenbooks, 1965 [1a. ed. alema-
1777), nueva ed. facsimilar, Stuttgart-Bad Cannstatt, From-
na 1925, 1928-1929].
mann, 1966-1988.
Gurlitt Cornelius, Geschichte des Barockstiles in Italien, Stutt-
Furetière Antoine, Dictionnaire universel, contenant générale-
gart, 1887.
ment tous les mots français tant vieux que modernes, & les
Hautecoeur Louis, Histoire de l’architecture classique en Fran-
termes de toutes les sciences et des arts, La Haya, Arnout &
ce, París, Picard, 6 vols., 1943-1967.
Renier Leers, 1690, reed. 1694, 1737, reimp. 3 vols., Gine-
Kaufmann Emil, Architecture in the Age of Reason, Baroque and
bra, Slatkine, 1970, y Le Robert, 1978.
Postbaroque in England, Italy and France, Cambridge (Mass.),
Littré Émile, Dictionnaire de la langue française, 4 vols., Hache-
Harvard UP, 1955.
tte, 1873.
Kimball Fiske, Le Style Louis XV: origine et évolution du rococo,
Pernety Antoine-Joseph, Dictionnaire portatif de peinture, sculp-
trad. J. Marie, París, Picard, 1949.
ture et gravure, Bauche, 1757.
Kurz Otto, “Barocco, storia di un concetto”, en V. Branca (ed.),
Quatremère de Quincy Antoine, Encyclopédie méthodique. Ar-
Barocco europeo e barocco veneziano, Florencia, Sansoni,
chitecture, 3 vols., París-Lieja, Panckoucke-Plomteux,
1963.
1788-1825.
——, Manierismo, barocco, rococo, concetti e termini, Roma,
1960.
Lebensztejn Jean-Claude, “Sol” [1967], reed. en Annexes de
l’œuvre d’art, Bruselas, La part de l’œil, 1999.
Minguet Philippe, Esthétique du rococo, París, Vrin, 1966.
D’Ors Eugenio, Du baroque [1931], trad. A. Rouart-Valéry, Pa-
rís, Gallimard, 1935, reed. 2000. BEGRIFF | alemán
Pevsner Nikolaus, An Outline of European Architecture, Har-
mondsworth-Nueva York, Penguin Books, 1942; Le Génie español concepto
de l’architecture européenne, trad. R. Plouin, París, Librairie francés concept
générale française, “Livre de poche”, 1963. griego katálepsis [κατάλη ις]
Revel Jean-François, “Une invention du vingtième siècle, le ma- inglés concept
niérisme”, L’Œil, núm. 31, 1963, pp. 2-14; 63-64. latín comprehensio
Rousseau Jean-Jacques, Dictionnaire de la musique, París, Veu-
ve Duchesne, 1768; reimp. Ginebra, Minkoff, 1998.
Summerson John, The Classical Langage of Architecture, Lon- concepto [conceptus, concetto], y alma,
dres, British Broadcasting Corporation, 1963; trad. B. Bonne aufheben, entendement, geisteswissenschaften,
y J.-C. Bonne, Le langage classique de l’architecture, Lon- intelecto, intellectus, percepción, plasticidad,
dres-París, Thames & Hudson, 1981, 1992. predicación, razón
Sybel Ludwig von, Weltgeschichte der Kunst bis zur Erbaunung
der Sophienkirche [Histoire universelle de l’art jusqu’à la cons- Hasta en su uso corriente el verbo alemán begreifen desig-
truction de la Basilique Sainte-Sophie], Marbourg, Elwert, na una comprensión de orden intelectual. Es este sentido de
1888. “aprehensión intelectual de una cosa o una idea” (en be-
Tapié Victor Louis, Baroque et Classicisme, París, Plon, 1957,
greifen está contenido el verbo greifen: asir, atrapar, cap-
reed. pref. M. Fumaroli, París, Librairie générale française,
“Livre de poche”, 1980. tar) el que encontramos en Begriff: “Ich habe keinen Begriff
Wittkower Rudolph, “Michelangelo’s Biblioteca Laurenziana”, davon” significa que no se tiene ningún acceso a la cuestión
Art Bulletin, 1934, pp. 123-218. y se traduce por “no entiendo nada en absoluto”. Las inflexio-
Wölfflin Heinrich, Renaissance und Barock, Basilea, Schwabe,
nes que sufre Begriff en filosofía dependen de las transfor-
1888; trad. G. Ballangé, Renaissance et Baroque, pres. B.
Teyssèdre, París, Librairie générale française, “Livre de po- maciones de las teorías del conocimiento. Begriff adquiere
che”, 1967; Renacimiento y barroco, trad. A. Corazón, Bar- primero el sentido estricto de una función del entendimiento
celona, Paidós, 1986. (Kant), pero después es hipostasiado como figura del saber
BEGRIFF | 167

que reviste la conciencia en su itinerario hacia el saber ab- tras que el sentido de begreifen aún pudiera ser ob-
soluto (Hegel). En fin, al precio de una definición de Begriff jeto de debate. La razón es que sin duda el verbo
que se pretende estrictamente lógica, estas diferentes acep- begreifen connota todavía un poco la acción de asir, y
ciones pueden verse recalificadas por ser aún demasiado que Kant puede así entender la forma más acabada
psicológicas, quizás en proporción de lo que queda en ellas de aprehensión o de apropiación del objeto en cues-
del uso corriente del término (Frege). Además, la discusión tión. El fenómeno se acentúa aún más por la presen-
actual sobre la posibilidad de una nueva acuñación de los cia, en begreifen, del prefijo be-, que significa la tran-
conceptos sigue topándose con la diferencia de lenguas, en- sitividad e implica en este caso preciso el contacto
tre un Begriff alemán que ha conservado su parte de natu- directo, una suerte de full contact con el objeto.
ralidad, y un concept inglés que ha abandonado totalmen- Las clasificaciones kantianas pueden variar, sin
te el uso ordinario. que empero vuelvan sobre esta determinación fun-
damental de begreifen. En otro sitio Kant corrige la
I. Begreifen, verstehen, konzipieren (Kant): terminología propuesta antes que él por el wolffia-
variedades del comprender no Meier negándose a traducir begreifen por conci-
Es con Kant con quien Begriff adquiere un sentido pere, “concebir”: en efecto, hay que reservar begreifen
filosófico específico, lejos del sentido general forja- para comprehendere, es decir, para un modo de co-
do por Wolff (cf. Vernünftige Gedanken, 1, § 4: “toda nocimiento que moviliza una intuición “per appre-
representación de una cosa en nuestras representa- hensionem” (Wiener Logik, en AK, vol. 24, p. 845). El
ciones [jede Vorstellung einer Sache in unseren Vor- rodeo a través del latín es revelador: la idea de ap-
stellungen]”). En su curso de Lógica, que retoma y prehensio, es decir, una vez más, de aprehensión, de
transforma el vocabulario de la filosofía universita- captura, conduce naturalmente a Kant a begreifen,
ria alemana, Kant contrapone, en efecto, a este sen- que la contiene en su etimología. Es verdad que kon-
tido muy general de representación un sentido pre- zipieren, formado a partir del latín capere, incluye
ciso que se inserta en una clasificación de los tipos de también la idea de captación; pero la etimología se
conocimiento, en la que begreifen se distingue espe- esfumó, y la determinación de begreifen pasa preci-
cialmente de verstehen y konzipieren. samente por una nueva traducción o un nuevo equi-
valente latino, comprehendere, donde se entiende me-
Entender [verstehen] (intelligere) algo, es decir, cono- jor el sentido de prensión, de tomar en mano.
cer por el entendimiento por medio de conceptos o • VÉASE EL RECUADRO 1
concebir [konzipieren]. Esto es muy diferente de com- De esta distinción es heredero el término Begriff,
prender [begreifen]. Se pueden concebir muchas co- que en la Crítica de la razón pura se convierte en
sas, aunque no se las pueda comprender, por ejem- una función del entendimiento (en oposición al
plo, un perpetuum mobile, cuya imposibilidad se
objeto de una intuición) —definido a su vez como
muestra en la mecánica.
poder de los conceptos. El Begriff es lo que reúne,
Kant, Lógica, p. 96.
une, sintetiza lo diverso empírico:

En cambio, el séptimo grado, “comprender (begrei- Por lo tanto, el conocimiento de todo entendimien-
fen) (comprehendere) algo” significa “conocer por la to, [o] al menos, del humano, es un conocimiento
razón (durch die Vernunft) o a priori en la medida por conceptos, no intuitivo, sino discursivo. Todas
en que conviene a nuestro propósito (in dem Grade las intuiciones (Anschauungen), como sensibles, se
[…] als zu unserer Absicht hinreichend ist)” (ibid.). basan en afecciones (Affektionen); los conceptos
(Begriffe), por consiguiente, en funciones (Funktio-
La clasificación propuesta en la Lógica es notoria
nen). Entiendo por función la unidad de la acción
porque disocia el verbo begreifen del sustantivo Be-
de ordenar diversas representaciones bajo una co-
griff. Mientras que este último entra sin dificultad mún. Por lo tanto, los conceptos se fundan en la es-
en la definición de verstehen como quinto género de pontaneidad del pensar, así como las intuiciones
conocimiento (“conocer por el entendimiento gra- sensibles [se fundan] en la receptividad de las im-
cias a los conceptos”), Kant reserva begreifen al grado presiones.
supremo del conocimiento. Es como si Begriff hu- Crítica de la razón pura, A 68 / B 93, 2009.
biera sido neutralizado ya por su uso técnico, mien-
168 | BEGRIFF

Recuadro 1 › La captación: katálepsis y comprehensio


conceptus, pathos, percepción, fan- El puño cerrado muestra la comprensión; proceso que es también una recepción pa-
tasía, representación la otra mano cerrada, cubriéndolo, muestra siva. El adjetivo kataleptiké [καταληπτική],
la ciencia, que estabiliza y mantiene esta interpretado generalmente en sentido ac-
Entre las representaciones verdaderas los comprensión. tivo, tiene también un sentido pasivo: aho-
estoicos distinguen entre representaciones El acto de prensión y de comprensión ra bien, Cicerón (Academica, 1, 41) no em-
comprensivas y representaciones no com- expresado con el verbo comprehendere (y plea kataleptikón [καταληπτικόν] sino
prensivas —comprensivas en el sentido ac- el sustantivo comprehensio) es sensible en kataleptón [καταληπτόν], que significa
tivo de “capaces de comprender activa- todos los usos del término que engloban la “captado” o “que puede ser captado”; tra-
mente los objetos o las situaciones”. La aprehensión sensorial (por ejemplo Cice- duce este término por comprehendibile, de
representación comprensiva, phantasía ka- rón, De legibus, 1, 30) y todos los niveles manera que uno comprende con mayor ni-
taleptiké [φαντασία καταληπτική], es la de la toma de posesión intelectual: así, el tidez gracias a esta traducción que la re-
más exacta, la más precisa y la que restitu- discurso se fija en la memoria del orador presentación es lo que permite la capta-
ye en el alma las características propias de porque éste “captó” primero las ideas que ción porque ella misma puede ser captada,
lo representado; es desarrollará por medio de imágenes que las captación que se vuelve dominio solamen-
recordarán (Cicerón, De oratore, 2, 359). te cuando la representación ha recibido el
la representación que deriva de un exis- Las palabras mismas “encierran” el pensa- asentimiento y la aprobación (visum accep-
tente y que se imprimió a imitación de miento que “captaron” (Orator, 170), al tum et approbatum”):
este mismo existente cuyo sello lleva, de igual que el periodo oratorio “abarca” y
modo tal que no podría derivar de un no [Zenón] no consideraba todas las impre-
“circunscribe” el pensamiento (Brutus,
existente; en la medida en que [los estoi- siones (visum) dignas de confianza, sino
34). Todas estas traducciones posibles de
cos] sostienen que esta representación únicamente aquellas que tienen un poder
es capaz de captar exactamente los ob- comprehendere dejan traslucir la riqueza
especial para dar claridad a sus objetos.
jetos, y está sellada de tal suerte que re- del término que Cicerón eligió para expre-
Como esta misma impresión es discerni-
produce artísticamente sus caracteres sar la katálepsis de los estoicos: eran váli- ble por sí sola la llamó “comprensible”
exclusivos, afirman que posee cada uno dos otros términos que el estoico del diálo- (comprehendibile) […]. Pero, una vez re-
de estos caracteres como atributo. go De los fines (3, 17) da como equivalentes cibida y aprobada, le daba el nombre de
Sexto Empírico, Adversus de katálepsis [κατάλη ις]: cognitio y per- “comprensión” (comprehensio), a imagen
mathematicus, VIII, 248-249. ceptio. Pero al elegir comprehendere Cice- de las cosas que se captan con la mano.
rón hace resaltar el gesto de la mano que Academica, 1, 41, Long-Sedley 40 B; trad.
Tan “evidente y sorprendente” es esta Zenón utilizó para describir los diferentes fr. P. Pellegrin y J. Brunschwig, Flammarion,
representación “que, por así decir, nos tira niveles de conocimiento (y también para “GF”, 2001.
de los cabellos y nos arrastra al asentimien- ilustrar la relación entre la retórica y la dia-
to” (ibid., 257). léctica [De finibus, 2, 17; Orator, 113]). La Reforzados de este modo por la explicación
El asentimiento que le otorgamos irre- importancia que Cicerón concede a este dada del “gesto” estoico de la katálepsis,
sistiblemente produce la captación o com- gesto, del que solamente él fue testigo, da los sentidos clásicos del latín comprehende-
prensión, katálepsis: todo su alcance a la inflexión a la que Ze- re determinaron la posteridad de sus usos
nón sometió al sustantivo katálepsis, que filosóficos.
[Zenón] mostraba la mano abierta con La novedad del latín conceptus en la Edad
antes que él nunca había sido empleado
los dedos extendidos: “ésta es la repre- Media consistirá en que a la imagen de la
para designar más que la captación o la
sentación”; después contraía levemente prensión, contenida siempre en la palabra
los dedos: “éste es el asentimiento”. Des- captura concreta. El gesto de la mano per-
mite hacer comprender la unidad del movi- a través del verbo con-capere, se agregará
pués cerraba la mano y apretaba el puño,
miento a partir de la representación (phan- otra, la de la concepción: el resultado será
diciendo: “ésta es la comprensión”; por
cierto que según esta imagen dio a este tasía – visum) —mano abierta— hasta la una representación completamente diferen-
acto un nombre que no existía hasta en- comprensión —mano cerrada— y la ciencia te de la economía de las facultades y de la
tonces, el de katálepsis; luego, con la ma- —puño cerrado por la otra mano (Acade- actividad de conocer (véase Conceptus).
no izquierda, que acercaba, apretaba mica, 2, 145). La mano no deja de estar ac- Clara Auvray-Assayas
fuertemente el puño derecho diciendo: Frédérique Ildéfonse
tiva pero remite su actividad a sí misma: los
“Ésta es la ciencia que no posee nadie
traductores ciceronianos de la phantasía
más que el sabio.”
Cicerón, Primeras cuestiones académicas, II, kataleptiké hacen resaltar la estrecha im-
47, 145, trad. fr. É. Bréhier. bricación de la actividad en el curso de un

II. Der Begriff: los conceptos y el concepto (Hegel) tantos conceptos como funciones posibles. El tér-
La relativa facilidad para traducir Begriff en la Críti- mino, en cambio, se vuelve más difícil de compren-
ca de la razón pura (a diferencia de pasajes más ter- der cuando es utilizado exclusivamente en singular,
minológicos, como el de la Lógica) procede sin duda como es el caso en Hegel, cuya filosofía es una filo-
de que Kant piensa los Begriffe en su pluralidad: hay sofía “del” Concepto, des Begriffes, sin otra determi-
BEGRIFF | 169

nación. El paso del plural al singular marca también lógica y de la Enciclopedia, en la Filosofía del espíritu
el paso de una filosofía del conocimiento, que aso- (cf. Phänomenologie des Geistes, op. cit., t. 10, p. 11).
cia concepto y entendimiento, a una filosofía que pre- Este uso especulativo del Begriff sigue siendo fiel
tende ser una Ciencia, y que para ello reúne el Con- al empleo corriente de la palabra en dos ocasiones.
cepto al Espíritu. En singular, por der Begriff se entiende quizá, sobre
En las traducciones francesas y españolas la “C” todo, el acto de captar, de tomar cualquier cosa pa-
mayúscula es sin duda la forma más económica de ra “habitarla” y “revelarse” en ella, como leímos en
señalar el uso enfático que hace Hegel del término, Hegel. Además, cuando Hegel habla del Begriff de
y que el francés, como el español, acostumbrados al los Begriffs (Wissenschaft der Logik, t. 6, pp. 252, 270)
plural (les concepts, los conceptos) o al indefinido (un agrega a este juego sobre la etimología un uso ente-
concept, un concepto), tendrían dificultad en tradu- ramente ordinario del término: el que constituye un
cir. Hegel es en realidad quien contrapone el Con- sinónimo de Bestimmung, “definición”, “determina-
cepto a los conceptos (cf. Aesthetik, 1, en Werke, t. 13, ción”. A pesar de lo que la reiteración de los términos
p. 127: “en la época reciente ningún concepto ha si- tiene de especulativo, Begriff de los Begriffs no sig-
do tan mal representado como el propio Concepto. nifica tanto “concepto de concepto” como “defini-
El Concepto se considera entonces como una figu- ción del concepto”, es decir, su idea resumida o,
ra del saber: es el elemento absolutamente simple y como dice Hegel, su Abbreviatur, “abreviación” (Wis-
puro en el que la verdad tiene existencia (Phänome- senschaft der Logik, t. 5, pp. 24, 29). El uso extendi-
nologie des Geistes, op. cit., t. 3, p. 15) y solamente su do del término, entre lengua corriente y vocabulario
exhibición, llamada también “trabajo del concepto” técnico, permite tomar el mismo término en dos sen-
(Arbeit des Begriffs) da acceso a la “inteligencia cien- tidos diferentes en la misma expresión.
tífica” (wissenschaftliche Einsicht) (ibid., p. 65). La Fe- Así pues, en Kant y en Hegel la especificidad de
nomenología del espíritu convierte al Begriff en casi Begriff y de begreifen estriba en cada caso en particu-
todo un personaje al caracterizarlo como “el movi- laridades gramaticales: los diferentes usos que per-
miento del saber”, movimiento que es un “automo- miten la forma nominal (Begriff) y la forma verbal
vimiento” (Selbstbewegung) (ibid., pp. 37 y 54). Este (begreifen) en Kant y el singular y el plural de Begriff
movimiento del Concepto, que podemos calificar en Hegel. De un autor al otro, el juego con la etimolo-
también de autorreflexión (p. 432) pero ya en la uni- gía se desplaza del verbo (Kant juega sobre todo con
dad del ser y de la reflexión (cf. Wissenschaft der Lo- begreifen) hacia el nombre (el juego de Hegel sobre la
gik, op. cit., t. 6, p. 246), tiene como finalidad la unidad soberanía del singular). Con todo, en ambos casos
del saber y de su objeto (Phänomenologie, p. 404), la teoría del conocimiento y la doctrina especulativa
unidad que es al mismo tiempo división, partición, de la ciencia se despliegan en estrecha relación con
separación (p. 419 y p. 580) entre las diferentes co- el lenguaje ordinario, o cuando menos con la versión
sas que existen: “Las cosas son lo que son por la ac- ambigua que da la etimología. Ésta es la relación que
tividad del Concepto que las habita y se revela en se pierde al traducir al español o al francés.
ellas [die Dingen sind was sie sind durch die Tätigkeit • VÉASE EL RECUADRO 2
des innewohneden und in ihnen sich offenbarenden
Begriffs]” (Enzyklopädie der philosophischen Wissen- III. Begriff y giro lingüístico
schaften, 1, Die Wissenschaft der Logik, § 163, adi-
ción 2, op. cit., t. 8, p. 313). Al final de la “Doctrina A. La Begriffschrift (Frege)
del Concepto” de la Ciencia de la lógica el Begriff es Pero Begriff se presta también a una definición más
sin duda subsumido por la idea (véase Aufheben), estrictamente lógica, de modo tal que las acepcio-
también en singular: ésta es el Concepto adecuado, nes precedentes sean impugnadas por pertenecer a
lo objetivamente verdadero o lo verdadero como tal un uso todavía “psicológico”. A una transformación
[der adäquate Begriff, das objektive Whare oder das de este orden procede la Begriffschrift (La ideogra-
Warhe als solches]” (Wissenschaft der Logik, op. cit., fía) de Frege, motivo por el cual la traducción del tí-
t. 6, p. 462). Lo cual no obsta para que siga siendo tulo es problemática. Frege nos recuerda en su pre-
el “principio de la filosofía” (ibid., p. 540), que con facio:
este título encontramos, después de la Ciencia de la
170 | BEGRIFF

Recuadro 2 › Sobre la teoría del concepto en G. W. F. Hegel


De acuerdo con Hegel, para poder explicar determinación del mismo. Más aún, por el Para el Hegel de la Wissenschaft der Logik,
la totalidad de las formas de la conciencia hecho de ser parte de un proceso o de- ontología significa teoría de la realidad
(Wissen) es necesario presentar un méto- sarrollo, es negado su carácter determina- (Theorie der Realität), pero al mismo tiem-
do bajo el cual es posible explicar la verdad do, es decir, subsumido (aufheben) bajo un po teoría del concepto (Theorie des Be-
de los objetos o lo que los objetos son en concepto general. Begriff responde a una griffs). Dicha teoría es una investigación
verdad. Esta tarea implica el desarrollo de nueva forma de racionalidad que describe “acerca de lo que hay”. Explicar lo “real” en
un recurso teórico-especulativo capaz de las figuras de la conciencia que se hallan in- la filosofía de Hegel no es una tarea episte-
englobar todas las determinaciones. Hegel volucradas en la descripción de los objetos mológica surgida de la investigación tras-
llama a este instrumento Begriff y a partir “como son en verdad”. Con el Begriff se des- cendental de la relación entre objeto y suje-
del mismo desarrolla un método filosófico cribe no solamente lo que es nuestro objeto, to como lo hace Kant. La teoría del
que explica lo que los objetos “son en ver- sino lo que es para nosotros (Hegel, Feno- concepto es la que nos explica lo que los
dad” a partir del carácter ilimitado de las menología del espíritu, p. 57). Con ello, objetos “son en verdad” y el medio que nos
relaciones a las que da lugar la determina- Hegel desarrolla la idea general de una posibilita tal tarea es el Begriff.
ción de los objetos. Bajo este esquema he- teoría que pretende describir la naturaleza Gustavo Macedo Rodríguez
geliano, un objeto no queda agotado en la de los objetos.

Mi tarea consistió primero en reducir el concepto de Estos tres principios determinan su concepción del
sucesión (den Begriff der Anordung) en una serie de Begriff. El Begriff no es una noción psicológica sino
consecuencia lógica, después en avanzar hacia el con- lógica. La distinción concepto/objeto procede en-
cepto de número. Para que al hacer esto no fuera a teramente de la nueva lógica, según la cual los enun-
introducirse algo intuitivo (etwas anschauliches) im- ciados simples se descomponen en función y argu-
perceptiblemente, todo debía depender de la ausen-
mento. Por ejemplo, en la frase “La Tierra es un
cia de lagunas en la cadena de deducciones […] Por
planeta” podemos remplazar “la Tierra” por otros
eso renuncié a expresar todo lo que carece de signi-
ficación para la deducción. En el § 3 designé como nombres propios y obtener así las frases “Venus es
contenido conceptual (als begrifflichen Inhalt) lo úni- un planeta”, “Marte es un planeta”, etc. Lo que per-
co que me importaba. Consecuentemente, debemos manece invariable en estas frases es una función,
tener siempre presente esta explicación si queremos que toma como argumento este o aquel objeto. Un
comprender correctamente la esencia de mi lengua- concepto es una función en un sitio; lo que se pue-
je formular (Formelsprache). De aquí se deriva tam- de decir de un objeto. Vemos que la noción de con-
bién el nombre Begriffschrift (ideografía). cepto así definida no es psicológica en absoluto y
G. Frege (1972). Conceptografía. que es independiente de cualquier idea de “compren-
Universidad Nacional Autónoma de México.
Instituto de Investigaciones Filosóficas. sión”. Además, como precisa Frege en “Función y
concepto” (Funktion und Begriff), el concepto así de-
Toda la dificultad que implica retomar concepto en finido no es cerrado ni completo sino que le falta un
la traducción de Begriffschrift proviene de que Fre- argumento, es “insaturado” (ungestättig) (Funktion,
ge propone aquí una definición del concepto (y por Begriff, Bedeutung, ed. G. Patzig, p. 29; “Función y
ende del contenido del concepto), que es insepara- concepto”, en G. Frege (2002), Estudios sobre semán-
ble de su logicismo (vinculado a su invención de la tica, Barcelona, Folio, pp. 18-50).
“nueva lógica”) y de un antipsicologismo de princi- En el artículo “Concepto y objeto” (Begriff und
pio. En el prefacio a los Fundamentos de la aritmé- Gegenstand) Frege responde a algunas objeciones
tica (Die Grundlagen der Arithmetik, ed. C. Thiel, que le hizo Benno Kerry a propósito de su uso del
Hamburgo, Meiner, 1988) precisa los tres principios concepto de concepto:
(Grundsätze) que guían su proceder: separar siem-
pre con toda nitidez lo psicológico de lo lógico, lo La palabra “concepto” se utiliza de maneras distin-
subjetivo de lo objetivo; no preguntar nunca el sig- tas, en parte en un sentido psicológico, y en parte en
nificado de una palabra por sí sola, sino siempre en un sentido lógico, y en parte, quizás, en una mezcla
contexto; nunca perder de vista la distinción entre confusa de ambos. Esta libertad presente de momen-
concepto y objeto (“der Unterschied zwischen Be- to halla su limitación natural en la exigencia de que
se mantenga siempre el mismo uso, una vez fijado és-
griff und Gegenstand ist im Auge zu behalten”, p. X).
BEGRIFF | 171

te. Yo me he decidido por emplear estrictamente un Davidson sobre “La idea misma de esquema con-
uso puramente lógico. ceptual”, en Inquiries into truth and interpretation,
Funktion, Begriff, Bedeutung, p. 66; “Sobre p. 83), donde Davidson critica violentamente la idea
concepto y objeto”, en Frege (2002), Estudios
sobre semántica, Barcelona, Folio (pp. 105-106). de esquema conceptual y de “punto de vista” sobre
el mundo como origen del “relativismo conceptual”
y la asocia, siguiendo en esto al propio Quine, a la
B. Los usos analíticos de “concepto” idea de diferencia lingüística y de intraducibilidad.
Sin embargo, semejante enfoque puramente lógico El esquema conceptual es el lenguaje concebido en
presenta algunos problemas, planteados lúcidamen- tanto que origen de concepción y categorización del
te por Frege en “Concepto y objeto”: ¿cómo hablar mundo. Vemos que son las dificultades de la filoso-
de un concepto (por ejemplo, cuando se dice que es fía del lenguaje para eliminar o para resolver la cues-
claro, simple, general, etc.) sin hacer de él un obje- tión de la conceptualización las que provocaron, a
to y romper entonces con los principios del método partir del fin del siglo XX, un retorno masivo a los
fregeano? El problema, que obsesionará a muchos conceptos: fue, efectivamente, el retorno de la filoso-
filósofos del lenguaje en el siglo XX, es el de la pre- fía analítica a la filosofía del espíritu, contra los pre-
dicación. Si un objeto es todo aquello de lo que se ceptos antipsicológicos de Frege y de Wittgenstein,
puede decir algo (y por ende todo aquello que se pue- lo que permitió un resurgimiento del término, esta
de hacer “caer bajo un” concepto), se puede hablar vez generalmente en plural y reacuñado: es el caso
“de un” concepto, y es lo que hacemos, incluso muy en la obra, muy discutida desde los años noventa,
ordinariamente. Las redefiniciones de Frege no eli- del filósofo inglés Christopher Peacocke, A study of
minaron, pues, ni siquiera en el campo analítico, to- concepts. Muchas discusiones recientes sobre los con-
do trabajo sobre la noción de concepto; incluso sus- ceptos versan sobre la posesión de conceptos, en el
citaron toda una nueva corriente de reflexión sobre sentido de “representaciones mentales”. Cabe men-
la individuación y la distinción de conceptos. La lo- cionar, por ejemplo, el debate entero actual sobre el
gicización y la despsicologización del concepto de “contenido no conceptual” (“non-conceptual con-
concepto llevadas a cabo por Frege condujeron sin tent”), es decir, un contenido intrínseco de la expe-
duda, en un primer momento, a un deterioro del con- riencia, que sería una representación independien-
cepto en provecho de la predicación y de los obje- te de conceptos.
tos (deterioro del que la obra de Carnap y después Peacocke introduce así su reflexión de A study of
la de Quine dan testimonio, cada a una a su mane- concepts:
ra). El término “concepto” se mantuvo, pero en un
sentido bastante vago, sobre todo en la expresión We need to be clear about the subject matter of a theo-
vulgarizada “esquema conceptual” (conceptual sche- ry of concepts. The term “concept” has by now come to be
me), empleada por Quine (From a logical point of something of a term of art. The word does not have in
view, Cambridge [Mass-], Harvard UP, 1953, p. 44 English a unique sense that is theoretically important.
ss.; W. V. O. Quine y M. Sacristán, Desde un punto [Debemos decir con claridad sobre qué trata una teo-
de vista lógico, Barcelona, Ariel, 1962) y sus suceso- ría de conceptos. El término “concepto” se ha con-
res en el sentido de nuestra concepción del mundo, vertido hoy en algo así como un término técnico. La
o el conjunto de nuestros conocimientos (“the con- palabra no tiene en inglés un sentido que sea teoré-
ticamente importante.]
ceptual scheme of science”): la expresión está sazo-
nada por el hecho de que el esquema conceptual, se-
gún Quine, es inseparable de un lenguaje y de una Peacocke cita a continuación a Woody Allen, que po-
ontología a su vez no traducibles de manera ine- ne en boca de un personaje en Annie Hall: “Ahora es
quívoca a otra lengua (véase Sentido). La idea de una noción, pero tendré suficiente dinero para con-
esquema conceptual está, pues, asociada al debate vertirla en un concepto, y después en una idea.” Es
entero en torno a la inconmensurabilidad y el rela- interesante que Peacocke sobrentiende aquí que la
tivismo que han agitado a la filosofía analítica y a la palabra “concepto” en inglés ya no tiene verdadera-
epistemología desde los años sesenta. Lo prueba, mente un uso ordinario, y que no se está refiriendo
además de la obra de R. Rorty, el famoso texto de D. ciertamente, dice más adelante, al uso fregeano (p. 2):
172 | BEHAVIOUR

propone así una definición puramente estipulativa BEHAVIOUR, behaviourism | inglés


de los conceptos a partir de su distinción en virtud de behavior, behaviorism | inglés americano
su contenido proposicional (ibid.). Cabe imaginar
alemán Verhalten, Behaviorismus
que es el logicismo de la ideografía y de las definicio-
español conducta, comportamiento, conductismo,
nes fregeanas el que abre, en la continuación de la fi- comportamentalismo
losofía analítica, la posibilidad constante de nuevas francés conduite, comportement, béhaviorisme,
definiciones más o menos arbitrarias del concepto: béhaviourisme, comportementalisme
a pesar de ello, Frege, debido al papel que asigna en italiano comportamento, comportamentismo
sus definiciones a las “funciones” y a su operativi-
comportamiento, y acto, acto de habla, agency,
dad, mantiene una naturalidad en el uso de Begriff alma, epistemología, geisteswissenschaften,
que probablemente se haya perdido en sus traduc- inconsciente, inglés, intención, leib, manera,
ciones inglesas posteriores y los usos más contem- mundo, praxis, sentido
poráneos de “concepto”.
Philippe BÜTTGEN El carácter intraducible del término inglés behaviour (o beha-
Marc CRÉPON vior, inglés americano) aparece: 1) en la vacilación entre dos
Sandra LAUGIER traducciones del término en francés, conduite y comporte-
ment, donde el paso (en 1908, con la reinserción del térmi-
Bibliografía principal no en psicología por Henri Piéron) de la primera a la segun-
Davidson Donald, “On the very idea of a conceptual scheme”, da manifiesta una voluntad de objetivación y de cientificismo
en Inquiries into truth and interpretation, Oxford, Clarendon
de la noción “observable” de comportamiento; 2) en la elec-
Press, 1984; “De la idea misma de un esquema conceptual”,
De la verdad y de la interpretación, Barcelona, Gedisa,1990. ción contemporánea del término béhaviorisme (o en la ver-
Frege Gottlob, Begriffschrift und andere Aufsätze, ed. I. Angele- sión inglesa béhaviourisme) en lugar de comportamentalis-
lli, Hildesheim, Olms, 2a. ed. 1964. me (más raro) para traducir behaviorism. Al igual que en el
——, Funktion, Begriff, Bedeutung. Fünf logische Studien, ed. G.
Patzig, Gottinga, Vandenhoek & Ruprecht, 4a. ed. 1975.
alemán, que utiliza Behaviourism (“ein verkappter Behaviou-
——, Conceptografía, trad. Hugo Padilla, Instituto de Investiga- rist [un conductista enmascarado]”, Wittgenstein, Philoso-
ciones Filosóficas, unam, 1972. phische Untersuchungen [Investigaciones filosóficas], § 307).
——, Estudios sobre semántica, trad. Ulises Moulines, Barcelona, Béhaviorisme, simple calco del inglés, apunta a una con-
ed. Folio, 2002.
——, Escritos lógico-semánticos (vol. 41), trad. Carlos R. Luis y cepción filosófica dada (históricamente fechada a comien-
Carlos Pereda, Tecnos, 1974. zos del siglo xx americano y en las teorías de Watson, ela-
——, Escritos filosóficos, ed. e introd. J. Mosterín, Barcelona, Crí- boradas simultáneamente a las de Pavlov en Rusia), según
tica, 1996.
la cual sólo la observación del comportamiento llamado
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Werke in zwanzig Bänden, ed.
E. Moldenhauer y K. M. Michel, Frankfurt, Suhrkamp, 1986, “exterior” puede fundar la descripción de estados menta-
20 vols. les. El término es introducido de manera positiva, se volvió
——, Fenomenología del espíritu, trad. W. Roces y R. Guerra, peyorativo posteriormente, o por lo menos negativo: en
México, fce, 1996; 2a. ed. trad. rev. G. Leyva, 2017.
francés existe la tendencia a oponer el béhaviorisme, sim-
——, Ciencia de la lógica, vol. 1: La lógica objetiva, trad. F. Du-
que, Madrid, ed. Abada, 2011. plificador y cientificista, a una eventual verdadera teoría
Kant Immanuel, Kants gesammelte Schriften, ed. Königliche del comportamiento (cf. Merleau-Ponty, La structure du
Preussische Akademie der Wissenschaften, Berlín, Georg Rei- comportement).
mer y después Walter de Gruyter, a partir de 1902.
Vemos que la dificultad alcanza también al término com-
——, Lógica, trad. Carlos Correas, ed. Corregidor, 2010.
——, Crítica de la razón pura, trad. Mario Caimi, Buenos Aires, portement. Comportement, que en francés designa desde
ed. Colihue, 2009. el siglo xv la manera de actuar, no parece responder a las
Peacocke Christopher, A study of concepts, Cambridge, Mass., problematizaciones de behavior aparecidas sucesivamente
mit Press, 1992.
en la filosofía de lengua inglesa, en particular a la dimen-
sión social, incluso moral, del término inglés, que certifica
su traducción clásica por conduite. Únicamente la redefini-
ción béhavioriste del “comportement”, a principios del siglo
xx, unió a la fuerza la pareja problemática comportement/
behavior. La reticencia francesa a realmente traducir beha-
viorism señala quizá, a su vez, ese desfase en relación con
BEHAVIOUR | 173

las concepciones y descripciones de comportement / beha- maine, et les prendre telles que la conduite des hom-
vior en lengua inglesa. mes en société, dans leurs affaires et leurs plaisirs, les
fait paraître dans le cours ordinaire du monde.]
I. “Empirismo”, “naturalismo”, “conductismo” Hume, Traité, I, introd., trad. fr. p. 37.
El término behavior aparece en el siglo XV en la len-
gua inglesa e incluye desde el comienzo la dimensión En la traducción francesa, behaviour se traduce por
moral de la “conducta”, como lo prueba el uso intran- conduite al principio, lo cual puede suscitar interro-
sitivo de to behave, “comportarse bien en sociedad”. gantes dado que conduct es también muy frecuen-
Así, en Hobbes: te en Hume, así como la pareja behaviour and con-
duct (“Their whole conduct and behaviour”, Traité
By manners, I mean not here, decency of behaviour; as 2.3.10). El acoplamiento (análogo a aquel de belief
how one man should salute another, or how a man and assent, cf. Belief) indica sin embargo la cerca-
should wash his mouth, or pick his teeth before com- nía del comportamiento y de la costumbre social al
pany, and such other points of the small morals. uso —ambos objetos de observación y de experi-
[Bajo la denominación de maneras no significo, aquí, mentación. El behaviour resulta así el punto de par-
la decencia de conducta: por ejemplo, cómo debe uno tida de una naturalización de lo social, que no se
saludar a otro, o cómo debe lavarse la boca, o hur- reduce a datos físicos pero puede producir un co-
garse los dientes delante de la gente, y otros consejos nocimiento de otro orden, igual de certero.
de pequeña moral.]
Hobbes, Leviathan, 1a. parte,
cap. 11, p. 85; trad. esp. p. 79. II. “Conducta”/“comportamiento”: el pragmatismo
y el conductismo
Detrás de behaviour, se vuelve difícil diferenciar el
Esta dimensión normativa y social de behaviour (aso- comportamiento en tanto tal de una problemática
ciada a los buenos modales y a las buenas costum- de la conducta como buena conducta, haz de hábi-
bres, a la cortesía, decency, manners y morals) se trans- tos sociales, producto del carácter, de virtudes, etc.
forma en los empiristas, en particular en Hume, y se La problemática del behavior (la u desaparece en el
complica con una dimensión descriptiva. Hume de- pasaje al inglés norteamericano) es muy rica en los
fine el comportamiento humano en tanto manifes- pragmáticos estadunidenses del siglo XIX, en primer
tación física observable como un fenómeno empí- lugar William James. En sus Talks to Teachers (1899)
rico y experimentable. Es este dato comportamental (Psicología para profesores), define al niño como “be-
el que va a fundar la ciencia moral y la va a “natura- having organism” —“el niño como organismo de
lizar”, dándole una certeza comparable a la de la cien- comportamiento” (trad. esp., p. 35). James intenta
cia de la naturaleza. crear un concepto no moral, funcionalista y cogni-
tivo de behavior, distinguiéndolo así de la conducta
We must therefore glean up our experiments in this (convertida en emblema en Emerson y su Conduct
science from a cautious observation of human life, and of life). Se separa entonces la pareja humeana beha-
take them as they appear in the common course of the viour/conduct, llevando el primer término hacia un
world, by men’s behaviour in company, in affairs, and verdadero conocimiento científico y el segundo ha-
in their pleasures. cia una moral más socializada.
[En esta ciencia, por consiguiente, debemos espigar Pero es evidentemente en los textos fundadores
nuestros experimentos a partir de una observación del conductismo como teoría de la psicología don-
cuidadosa de la vida humana, tomándolos tal como de va a operarse la redefinición más explícita de be-
aparecen en el curso normal de la vida diaria y se-
havior, y en particular en el célebre artículo de John
gún el trato mutuo de los hombres en sociedad, en
sus ocupaciones y placeres.]
B. Watson “Psychology as the Behaviorist Views It”
Hume, Tratado de la naturaleza humana,
(1913). Se trata de una profesión de fe naturalista,
I, introducción, XXIII [41] que quiere hacer de la psicología una ciencia natu-
ral que tenga por objeto y fundamento el compor-
[Dans cette science, nous devons donc glaner nos ex- tamiento humano y animal (indisolublemente).
périences par une observation prudente de la vie hu-
174 | BEHAVIOUR

Psychology as the behaviorist views it is a purely objec- ciosa representa un tipo de conducta exactamente
tive experimental branch of natural science. […] The tan objetivo como el beisbol.]
behaviorist, in his efforts to get a unitary scheme of ani- J. B. Watson, Behaviorism, the Modern Note
mal response, recognizes no dividing line between man in Psychology, p. 18; trad. esp. p. 346.
and brute. The behavior of man, with all of its refine-
ment and complexity, forms only a part of the behav-
El conductismo resulta indisociable de cierta concep-
iorist’s total scheme of investigation.
ción del comportamiento como observable y corpo-
[La psicología, tal como la ve el conductista, es una ral u orgánico; niega la dimensión de la conducta y
rama experimental puramente objetiva de las cien-
no conserva del hábito más que la idea de condicio-
cias naturales. (…) El conductista, en sus esfuerzos
por obtener un esquema unitario de la respuesta ani-
namiento. El esquema estímulo-respuesta se vuel-
mal, no reconoce ninguna línea divisoria entre el ve, así, central en la definición de behavior. Es esta
hombre y la bestia. El comportamiento del hombre, concepción aparentemente caricaturesca y restricti-
con todo su refinamiento y complejidad, constituye va del comportamiento la que conduce a entender
sólo una parte del esquema total de la investigación por “conductismo” una teoría del comportamiento
conductista.] observado en laboratorio, cuya ilustración más cé-
Trad. esp. p. 399 ss. lebre la encontraremos en los experimentos sobre el
reflejo condicionado dirigidos por Iván Pavlov entre
Watson, influido por la “psicología funcional” de De- 1900 y 1917.
wey, desea, a diferencia del pragmatismo, separar el Sin embargo, hay en algunos pragmatistas, en es-
concepto de comportamiento de aquel de concien- pecial en Dewey y Mead, una crítica al conductismo
cia (consciousness, cf. Conciencia) y asociarlos a los así comprendido y una voluntad de redefinir el tér-
conceptos de arco reflejo, de estímulo, de hábito y mino behavior de manera fiel a la definición hu-
de disposición, términos que van a invadir progresi- meana: la experimentación y la observación del com-
vamente la psicología científica y van a conducirla portamiento cuestionan el entorno tanto como el
a rechazar los datos resultados de la introspección, organismo. Ahora bien, el entorno implica también
del sentido común o de la llamada “psicología popu- a otros seres humanos y mediaciones sociales com-
lar”. Una dimensión importante del comportamien- plejas.
to resulta ser, en ese cuadro, el comportamiento lin-
güístico (Verbal Behavior es el título de una obra de Only by analysis and selective abstraction can we dif-
B. F. Skinner que fue muy significativa), que se re- ferentiate the actual occurrence into two factors, one
fiere al lenguaje desde el punto de vista de sus pro- called organism and the other, environment. This fact
ducciones observables (cf. Acto de habla). militates strongly against any form of behaviorism
that defines behavior in terms of the nervous system or
body alone.
The Behaviorist asks: Why don’t we make what we can
observe the real field of psychology? Let us limit our- [Solamente a través del análisis y la abstracción selec-
selves to things that can be observed, and formulate laws tiva podemos distinguir, en el fenómeno real, dos fac-
concerning only the observed things. Now, what can we tores: uno llamado organismo y otro, ambiente. Este
observe? Well, we can observe behavior — what the acontecimiento milita fuertemente contra toda forma
organism does or says. And let me make this funda- de conductismo que defina la conducta en términos
mental point at once: that saying is doing — that is, del sistema nervioso o del cuerpo únicamente.]
behaving. Speaking overtly or silently is just as objec- J. Dewey, Conduct and Experience, p. 220.
tive a type of behavior as baseball.
Es una vez más en Dewey donde encontramos un
[El conductista interroga: ¿por qué no hacer de lo que
podemos observar el verdadero campo de la psico-
interesante esclarecimiento sobre la necesaria “seria-
logía? Limitémonos a lo observable, y restrinjámo- lidad” del comportamiento, y vemos aparecer los
nos en la formulación de las leyes sólo a estas cosas. términos ingleses com-portment / de-portment y re-
Ahora bien, ¿qué es lo que podemos observar? Pues, aparecer… la conducta:
la conducta —lo que el organismo hace o dice. Y
apresurémonos a señalar que hablar es hacer— esto Although the word “behavior” implies com-portment,
es, comportarse. El hablar en forma explícita o silen- as well as de-portment, the word “conduct” brings out
BEHAVIOUR | 175

the aspect of seriality better than does “behavior”, for it como se da dentro del proceso social; la conducta de
clearly involves the facts both of direction (or a vector un individuo sólo puede ser entendida en términos
property) and of conveying or conducing. de la conducta de todo el grupo social del cual es
[Aunque la palabra “comportamiento” insinúe com- miembro.]
portamiento, así como de-portamiento, la palabra Ibid., pp. 6-7; trad. esp. p. 54.
“conducta” pone más en evidencia el rasgo de seria-
lidad que la palabra “comportamiento”, ya que im- El conductismo social parece así revalorizar el con-
plica claramente la noción de dirección (o una pro-
cepto de conducta. En francés, se privilegió el tér-
piedad de vector) y la idea de transmisión y de
iniciación.]
mino conduite durante mucho tiempo para descri-
Ibid., p. 222. bir el comportamiento tal como es integrado en las
relaciones sociales:
En Mead también se lleva a cabo un desplazamiento
de la noción de behavior hacia la de conduct: Aussi voyons-nous que les observations les plus utiles
sur la nature intellectuelle et morale de l’homme, re-
The behaviorism which we shall make use of is more cueillies, non par des philosophes enclins aux théories
adequate than that of which Watson makes use. Be- et aux systèmes, mais par des hommes vraiment doués
haviorism in this wider sense is simply an approach to de l’esprit d’observation et portés à saisir le côté prati-
the study of the experience of the individual from the que des choses, par des moralistes, des historiens, des
point of view of his conduct, particularly, but not ex- hommes d’État, des législateurs, des instituteurs de la
clusively, the conduct as it is observable by others. jeunesse, n’ont pas été en général le fruit d’une contem-
plation solitaire et d’une étude intérieure des faits de
[El conductismo que utilizaremos nosotros es más
conscience, mais bien plutôt le résultat d’une étude at-
adecuado que el que emplea Watson. Conductismo,
tentive de la conduite des hommes placés dans des si-
en este sentido más amplio, es, sencillamente, una
tuations variées, soumis à des passions et à des influen-
aproximación al estudio de la experiencia del indi-
ces de toutes sortes, dont l’observateur a grand soin de
viduo desde el punto de vista de su conducta, y es-
s’affranchir autant que possible.
pecial pero no exclusivamente de su conducta tal
como es observable por otros.] [Veamos también que las observaciones más útiles
G. Mead, Mind, Self and Society, p. 2; trad. esp. p. 50. sobre la naturaleza intelectual y moral del hombre,
recogidas no por filósofos propensos a teorías y sis-
El comportamiento del lenguaje ya no es entonces temas, sino por hombres verdaderamente dotados
un caso particular, sino el ámbito donde aparece el de un espíritu de observación y llevados a compren-
carácter social del behavior, por la necesidad de su der el aspecto práctico de las cosas, por moralistas,
historiadores, gobernantes, legisladores, maestros, no
integración al grupo de co-locutores:
fueron en general fruto de una contemplación soli-
taria y de un estudio interior de hechos de concien-
We want to approach language not from the standpoint cia, sino más bien el resultado de un estudio atento
of inner meanings to be expressed, but in its larger con- sobre la conducta de los hombres ubicados en situa-
text of cooperation in the group. Meaning appears with- ciones variadas, sometidos a pasiones e influencias de
in that process. Our behaviorism is a social behaviorism. todo tipo, de las que el observador intenta liberarse
[…] Social psychology studies the activity or behavior lo más posible.]
of the individual as it lies within the social process; the
Antoine-Augustin Cournot, Essai sur les fondements
behavior of an individual can be understood only in de nos connaissances, Hachette, 1851, t. 2, pp. 548-549.
terms of the behavior of the whole social group of which
he is a member.
Comportamiento estará entonces asociado a una
[Nosotros queremos acercarnos al lenguaje no des-
de el punto de vista de las significaciones internas
concepción específica (no social) de la psicología.
que se expresen, sino desde el contexto más amplio La introducción en francés de comportement en un
de la cooperación que se lleva a cabo en el grupo sentido técnico es exactamente contemporánea al
mediante los signos y los gestos. La significación desarrollo de la psicología conductista, sin ser com-
aparece dentro de ese proceso. Nuestro conductis- pletamente dependiente de aquélla. La psicología
mo es un conductismo social. (…) La psicología so- empírica, incluso antes de que se conocieran los
cial estudia la actividad o conducta del individuo tal trabajos de Pavlov y en un momento en el que el
176 | BEHAVIOUR

conductismo americano estaba todavía en proceso portamentales” del “comportamentalismo-cogni-


de elaboración teórica, fue representada de manera tivo”). En cuanto al término comportamiento, su uso
notable en Francia por el sucesor de Binet, Henri Pié- se extiende más allá del comportamiento humano:
ron, que introdujo el término comportement con un se evoca el “comportamiento de las moléculas” en fí-
código explícito de traducción, con la finalidad de sica, el comportamiento de tal verbo en lingüística.
definir el objeto propio de la psicología científica: La connotación negativa del conductismo hoy
está no menos presente en inglés: el conductismo es
L’activité des êtres et leurs rapports sensori-moteurs avec el primer blanco de la filosofía del espíritu (cf. RE-
le milieu, ce que les Américains appellent “the beha- CUADRO 6 de Alma) que se desarrolló desde finales
vior”, les Allemands “das Verhalten”, les Italiens “il com- del siglo XX, en gran parte utilizándolo como repe-
portamento” et ce que nous sommes en droit d’appeler lente y para darse valor. El problema es que ese back-
“le comportement des organismes”. lash, “contragolpe”, mentalista es también un recha-
[La actividad de los seres y sus vínculos sensorio- zo a la dimensión crítica del conductismo, que había
motores con el medio, lo que los norteamericanos recusado en sus comienzos cierto discurso sobre lo
llaman “the behavior”, los alemanes “das Verhalten”, mental y el “mito de la interioridad”. Así, cuando
los italianos “il comportamento” y nosotros tene-
Wittgenstein hace alusión al conductismo y nota el
mos derecho a llamar “el comportamiento de los or-
ganismos”.]
aspecto conductista de su propósito, es también pa-
“Leçon inaugurale à l’École Pratique
ra poner en evidencia cierta “verdad” del conduc-
des Hautes Études”, 1908. tismo, repetida hasta la obsesión en Philosophische
Untersuchungen [Investigaciones filosóficas]: no tene-
Piéron, anticipando algunas concepciones cogniti- mos nada más que aquello que hace y dice el otro
vistas, corrige, él también, el conductismo de Wat- (su exterior) para tener acceso a su interior. El con-
son, rechazando por su parte la pareja estímulo-res- ductismo tiene de verdadero que toma en cuenta la
puesta, e insistiendo en los mecanismos fisiológicos. limitación de nuestro discurso sobre lo mental. No
No queda duda de que a partir de allí comportement obstante, tiene de erróneo que quiere tomar el com-
está asociado a un enfoque empirista y remite exac- portamiento como criterio y fundamento de un co-
tamente a béhaviorisme, así como el adjetivo com- nocimiento sobre la naturaleza humana, fuera de
portamental, introducido en francés un poco más toda relación con el otro o con la sociedad. Pero las
tarde (en 1949), traduce el americano behavioral, críticas mentalistas contemporáneas del conductis-
cuya terminación adoptó. mo parecen a veces no conservar de él más que su
cientificismo y su naturalismo estrecho, y rechazar
III. Conductismo y filosofía del espíritu: las críticas la radicalidad filosófica de su posición empirista.
del conductismo y el conductismo como crítica Dos críticas al conductismo, exactamente contra-
La resistencia francesa al conductismo, legible en el rias, coexisten hoy y pueden dibujar el campo de la
rechazo a traducir en francés realmente el término, “filosofía del espíritu”. La primera, prolongación de
sería el signo de que se rechaza reconocer el méto- Dewey y Wittgenstein, se refiere al comportamiento
do objetivista —el de una pura “descripción exter- como institucional y social (cf. V. Descombes): to-
na”— a la psicología y a lo que V. Descombes llama da adquisición de hábitos de disposiciones es social,
los “fenómenos de lo mental”. El conductismo pa- y el concepto de comportamiento no puede ser re-
rece en efecto haberse convertido en una provoca- ducido al behavior individual. La segunda funda el
ción desde el último cuarto del siglo XX. El término neomentalismo: lo mental es irreductible al com-
es claramente peyorativo y coexiste en lo sucesivo portamiento empírico, el espíritu está ciertamente
con el menos teórico comportamentalisme. El “com- en alguna parte “interior”, incluso si ese interior es
portamentalismo” remite hoy a métodos bastante físico (o neurofisiológico).
específicos y ultra empíricos, del orden del condi- El conductismo convivió inicialmente con la filo-
cionamiento rígido (se habla de comportamenta- sofía analítica resultada de la emigración austriaca
lismo en los casos de los adiestradores de perros, a Estados Unidos, cuyo empirismo lógico podía ser
los supervisores de las relaciones internas de la em- incorporado al empirismo radical del conductis-
presa, los tratamientos de choque y “terapias com- mo, con el costo de algunos malentendidos. Clark
BEHAVIOUR | 177

Hull en particular propuso en su System of Beha- miento, lo cual es finalmente coherente con la con-
vior (1952), una reconstrucción de los fundamen- cepción humeana de behaviour (“in the common
tos teóricos del conductismo en colaboración con course of the world […] men’s behaviour in compa-
Otto Neurath. El fracaso de esta tentativa de sistema- ny”, T. Introducción, XXIII [41]). Constataremos
tización prefigura la crisis del conductismo, elimina- también que, a pesar de las tentativas americanas,
do por el advenimiento de la psicología cognitiva; es difícil purificar el término mismo de behavior de
el giro estuvo constituido por la reseña mortífera rea- toda dimensión moral, como lo demuestra el uso to-
lizada por Chomsky a la obra de Skinner, Verbal Be- davía presente del verbo to behave en el sentido de
havior, en 1959. Podemos lamentar que las críticas “portarse bien” o “comportarse”. La gramática sutil
justificadas de ciertos aspectos al programa conduc- de este uso aparece en un intercambio célebre de la
tista hayan llevado a rechazar la crítica conductista película The Philadelphia Story (G. Cukor, 1940).
al mentalismo, que era precisamente lo que le inte- Un personaje comenta: “A woman has to behave, na-
resaba a Wittgenstein. Skinner, en un texto apasio- turally [Una mujer tiene que comportarse, natural-
nante, “Whatever Happened to Psychology as the mente]”, y otro (Cary Grant) le responde: “A wo-
Science of Behavior?”, interpretó justamente la reti- man has to behave naturally [Una mujer tiene que
rada del conductismo como un retorno del menta- comportarse naturalmente].” La definición de be-
lismo. Volviendo, poco antes de su muerte, sobre la havior puede depender entonces de la colocación
historia del conductismo y la manera en la que la psi- de una coma.
cología como ciencia del comportamiento fue eclip- Sandra LAUGIER
sada por las ciencias cognitivas, anota allí: “Every-
one could relax. Mind was back [Todo el mundo Bibliografía principal
podía estar tranquilo. Lo mental estaba de regre- Bouveresse Jacques, Le mythe de l’intériorité, París, Minuit,
1976.
so]” (p. 66). Cournot Antoine-Augustin, Essai sur les fondements de nos
El rechazo filosófico al behaviorism condujo en connaissances et sur les caractères de la critique philosophi-
ocasiones a una aceptación acrítica de una psicolo- que, París, Hachette, 1851.
gía igual de cientificista, con el mentalismo añadido. Chomsky Noam, “A Review of Skinner’s Verbal Behavior”, Lan-
guage, 35, 1959, pp. 26-58; “Crítica de Verbal Behavior de
Quine, figura central de la filosofía analítica y último B.F. Skinner”, en ¿Chomsky o Skinner? La génesis del lengua-
conductista, reivindicaba un conductismo mínimo je, Barcelona, Fontanella, [1959] 1977.
que tomó prestado de P. Ziff: “El conductismo filo- Descombes Vincent, La Denrée mentale, París, Minuit, 1995.
sófico no es una teoría metafísica; es la negación de ——, Les Institutions du sens, París, Minuit, 1996.
Dewey John, “Conduct and Experience”, en Later Works, t. 5,
una teoría metafísica. Consiguientemente, no afirma ed. J.A. Boydston, Carbondale, Southern Illinois UP, 1981.
nada” (Le mot et la chose [Palabra y objeto], p. 265; Hobbes Thomas, Leviathan [1651], en The English Works of Tho-
trad. esp. p. 274). El conductismo plantea un proble- mas Hobbes, 11 vols., ed. W. Molesworth, Londres, J. Bohn,
1839-1845; repr., Londres, Routledge, 1992; Leviatán, trad.
ma particularmente interesante para la filosofía del
Manuel Sánchez Sarto, México, Fondo de Cultura Económi-
lenguaje: ¿qué tenemos a nuestra disposición, en ma- ca, [1980] 1994.
teria de lenguaje, sino el comportamiento verbal, el Hume David, A Treatise of Human Nature, ed. P.H. Nidditch, Ox-
nuestro y el de los demás, a saber: lo que decimos? “En ford UP, 1978; Tratado de la naturaleza humana (1739), trad.
Félix Duque, Madrid, Tecnos, 1998; L’Entendement: Traité
psicología, podemos elegir ser o no ser conductista, de la nature humaine, libro I y apéndice, trad. P. Baranger y
pero en lingüística no tenemos opción”, señala Qui- P. Saltel, París, Flammarion, “GF”, 1995.
ne en una conferencia inédita, “The Behavioral Li- James William, Talks to Teachers [1899], cap. 3, “The Child as a
mits of Meaning”. El conductismo es el reconoci- Behaving Organism”, en The Works of William James, ed. F.
Buckhardt, Cambridge (Mass.), Harvard UP, t. 10, Talks to
miento del carácter inmanente de toda investigación Teachers on Psychology, 1983; trad. Psicología para profeso-
lingüística, y del carácter obligado de nuestro pun- res. Conferencias de William James, trad. Paulina Dittborn
to de partida: la lengua cotidiana, “arte social” por Cordua, Santiago de Chile, Editorial Biblioteca Americana,
excelencia. El conductismo en Quine o en Wittgen- 2005.
Mead George Herbert, Mind, Self and Society, Chicago UP,
stein constituye una reflexión sobre la naturaleza 1934; Espíritu, mente y sociedad, trad. Florial Mazía, super-
del dato lingüístico. visión Gino Germani, Barcelona, Ediciones Paidós Ibérica,
Concluiremos que ese conductismo mínimo de- [1973] 1982.
be tomar en cuenta el carácter social del comporta- Merleau-Ponty Maurice, La Structure du comportement, París,
178 | BELIEF

puf, 1942; La estructura del comportamiento (1942), trad. tea la traducción de belief consiste en la indeterminación del
Enrique Alonso, Buenos Aires, Hachette, [1957] 1976.
término, que permite pasar del campo emocional al campo
Quine Willard Van Orman, Word and Object, Cambridge (Mass.),
mit Press, 1960; Palabra y objeto, trad. M. Sacristán, Barce- lógico, y del epistémico (grado de convicción, subjetivo) al
lona, Labor, 1968; Le Mot et la Chose, trad. J. Dopp y P. Go- cognitivo (condiciones de validez, objetivo).
chet, Flammarion, “Champs”, 1999.
Skinner Burrhus Frederic, Science and Human Behavior, Nueva
I. “Belief”/“faith”
York, MacMillan, 1953; Ciencia y conducta humana, trad. M.
Josefa Gallofré, Barcelona, Fontanella, 1970. Belief se constituyó a partir de Glaube (vía galau-
——, Verbal Behavior, Nueva York, Appleton - Century-Crofts, ben, de los siglos XII y XIII, más tarde ileve-leve, el
1957; Conducta verbal, Trillas, 1981. prefijo be- que se añade por analogía al verbo bile-
——, “Whatever Happened to Psychology as the Science of Be-
havior?” [1987], en Recent Issues in the Analysis of Behavior,
ve, cf. Middle English Dictionary). El primer sentido
Colombus (Ohio), Merrill, 1989, p. 66. de belief, idéntico al de faith (cf. fides, pistis), perte-
Watson John Broadus, “Psychology as the Behaviorist views It” nece al mismo campo semántico que reliance, con-
[1913], Psychological Review, 20, pp. 158-177; “La psicolo- fidence: consiste en una condición mental o afecti-
gía tal como la ve el conductista”, en J. M. Gondra (comp.),
La psicología moderna, textos básicos para su génesis y desa- va que remite a confiar (confiding), encomendarse
rrollo histórico, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1996, pp. 399-414. pasivamente a alguien o a algo. De este modo, en
——, “Behaviorism, the Modern Note in Psychology”, en J. B. Hobbes: “Faith is a gift of God, which man can nei-
Watson y W. Mcdougall, The Battle of Behaviorism, Lon-
ther give, nor take away (La fe es un don de Dios,
dres, Kegan Paul, Trench, Trubner & Co, 1928; “El conduc-
tismo. La nota moderna en psicología”, en J. B. Watson y W. que el hombre no puede dar ni suprimir, Leviatán,
McDougall, El conductismo. La batalla del conductismo (ex- III)”, o según el cardenal Newman: “To have faith in
posición y discusión), trad. O. Poli, Paidós, Buenos Aires, God is to surrender oneself to God (Tener fe en Dios
1945, pp. 341-357.
es encomendarse uno mismo a Dios)”. Además de
Wittgenstein Ludwig, Philosophische Untersuchungen, ed. G.
E.M. Anscombe, G.H. von Wright y R. Rhees; Philosophical esta dimensión teológica que lo asocia primero ín-
Investigations, trad. G.E.M. Anscombe, Oxford, Blackwell, timamente a faith, belief tiene un significado psico-
1953, 2000; Investigaciones filosóficas, ed. bilingüe alemán- lógico o emocional: es más bien un afecto que una
español A. García Suárez y U. Moulines, Barcelona, unam/
Crítica, 1988.
relación con una proposición. En su sentido pri-
——, Bemerkungen über die Philosophie der Psychologie, ed. G. mero belief designa, al igual que Glaube, una adhe-
E.M. Anscombe y G.H. von Wright, y Remarks on the Philo- sión vivida que no necesita justificación racional
sophy of Psychology, trad. G.E.M. Anscombe, Oxford, Black- (véase Glaube).
well, 1980; Observaciones sobre la filosofía de la psicología, vol.
1, ed. G.E.M. Anscombe y G.H. von Wright, versión bilingüe
A partir del siglo XIV puede observarse la separa-
alemán-español por L. F. Segura, unam, México, 2007. ción progresiva y recíproca de belief y faith. Faith
Ziff Paul, “About Behaviorism”, Analysis, 18, 1958, pp. 132- suplanta a belief en el campo religioso. El segundo
136. término designa entonces un proceso que se diferen-
cia de la fe, por un lado por una menor intensidad,
por otro lado por una dimensión más intelectual, in-
cluso un juicio. Esta intelectualización de belief (que
BELIEF | inglés deviene en estado o acto del espíritu: mind) a par-
tir de los siglos XVII y XVIII se desarrollará sin que por
español creencia
ello —y en esto consiste el interés de la constitución
francés croyance
del campo de belief en inglés, así como su intradu-
creencia, fe, y alma, claim, doxa, glaube, matter cibilidad— se abandone la dimensión de afecto o
of fact, percepción, proposición, verdad de pasividad del primer sentido. El término en fran-
cés croyance, al igual que el español creencia, utili-
Belief ha conocido una evolución propia de una cierta can- zado siempre para traducir belief, hasta en sus usos
tidad de términos en lengua inglesa, pasando de un sentido recientes más sofisticados, es problemático por el
mental y moral (como affect o sentiment) a un sentido cog- hecho de que no da cuenta ni de la dimensión sen-
nitivo y proposicional (belief como objeto de la creencia, sible ni de la dimensión objetiva de belief.
por ende apartada progresivamente de faith y de assent).
Este proceso de objetivación fue acompañado de cambios
importantes en la gramática de belief. El problema que plan-
BELIEF | 179

II. “Belief” y creencia sensible: la referencia ciado). En efecto, belief designa en Hume —refe-
humeana rencia constante de las teorías contemporáneas de
¿Belief remite a un sentimiento o a una proposi- la creencia— indisolublemente un sentimiento y un
ción? ¿Es subjetivo u objetivo? El juego entre estos juicio.
elementos es aquello que determina los diferentes • VÉASE EL RECUADRO 1
sentidos del término. De manera que sería proble- La dupla belief-assent define una problemática
mático, valiéndose de distinciones contemporáneas, que de entrada se aparta de la jerarquía tradicional
dividir belief en dos elementos distintos, el psicoló- saber/creencia, Wissen/Glaube. Sería, pues, un error
gico y el proposicional, y convertirlo en un “estado pensar en belief y assent en relación con un saber
mental” perteneciente a la categoría de las actitudes cuyos grados designaría belief, aun si las interpreta-
proposicionales (propositional attitudes) que Russell ciones probabilistas de belief tiendan a ello. La idea
definió como algo que asocia una actitud (mental o según Hume de una intensidad variable, aunque no
emocional) con un “contenido” (proposición o enun- mensurable, de los beliefs se encuentra quizás en el

Recuadro 1 › Hume: la dupla “belief” / “assent”


Para definir belief, Hume parte de la dife- a la idea para dar un belief: el belief no es soning, which we build upon it, when we
rencia entre idea e impresión: la primera se nada más que una “manera” de sentir o trace the relation of cause and effect.
deriva y es una copia de la segunda, de la concebir nuestras ideas, que las dota de Ibid., p. 86.
cual no es más que una versión menos in- mayor fuerza e influencia. De aquí se des-
[De este modo, se ve que la creencia o
tensa. Belief es una idea vigorosa y vivaz prende la dificultad de traducirla por creen- asentimiento, que acompaña siempre a
asociada a una impresión presente (“A li- cia, más próxima a opinion del inglés (cf. la memoria y los sentidos, no es otra co-
vely idea related to or associated with a pre- opinion or belief, p. 93), que en francés y en sa que la vivacidad de las percepciones
sent impression”, Treatise of Human Nature, español casi no puede pasar por un afecto. que presentan esas facultades, (…) No
p. 96), o incluso un sentimiento del espíri- “Belief does nothing but vary the manner, in es sino la fuerza y vivacidad de la percep-
tu (feeling or sentiment, p. 623), identifica- which we conceive any object”, p. 96 (“La ción lo que constituye el primer acto del
do con la inmediatez de la impresión (“To creencia no hace variar sino el modo en juicio y pone las bases de ese razona-
believe is to feel an immediate impression of que concebimos un objeto”, p. 160). miento, construido sobre él, cuando in-
ferimos la relación de causa y efecto.]
the senses”, p. 86). Esta inmediatez da a be- Para comprender este punto, es menes-
Ibid., p. 149.
lief una seguridad que le falta a la idea, es- ter señalar el vínculo esencial establecido
pecialmente en el dominio de la existencia por Hume entre belief y assent, esto es, la La dupla belief/assent define así el campo
y de los hechos (matters of fact, véase Ma- propensión (strong propensity, p. 265) de semántico de un espíritu sensible difícil-
tter of fact): la mente a afirmar lo que concibe. Assent, mente asociable al uso francés de croyance,
que proviene del francés assentir (siglos al español de creencia y al alemán de Glau-
There is a great difference betwixt the sim- xiii-xiv), está naturalmente enlazado a
ple conception of the existence of an ob- be. Es aún más llamativo que Hume, siem-
sentir y, como belief, es del orden del senti-
ject, and the belief of it, and as this diffe- pre definiendo belief/assent, produzca una
miento (de la mente, mind). Assent —cf. el
rence lies not in the parts or composition problematización del juicio y termine pre-
término asociado consent, así como appro-
of the idea, which we conceive; it follows, guntándose sobre la diferencia que habría
that it must lie in the manner, in which we val y agreement— designa un sentimiento, entre believe y disbelieve en una misma pro-
conceive it. in-dividual y colectivo, de aceptación. Este posición sobre las cuestiones de hecho (ma-
Treatise of human nature, p. 96. asentimiento no es un “tomar por verdade- tters of fact). Se pregunta a este respecto:
ro” y se distingue de la concordancia lógica “Wherein consists the difference betwixt in-
[Ahora bien, dado que existe ciertamen- otorgada a la proposición. La dupla belief/ credulity and belief?” (p. 95). ¿Cómo deter-
te gran diferencia entre la simple apre- assent se define íntegramente por la inme-
hensión de la existencia de un objeto y la minar la diferencia entre el asentimiento y
diatez y la vivacidad de la impresión, que
creencia en él, y que esta diferencia no se el disentimiento en relación con una propo-
puede posteriormente constituir el juicio y
encuentra en los elementos o en la com- sición sobre los hechos, dado que esta dife-
fundar el razonamiento de causa y efecto.
posición de la idea que concebimos, se rencia no está en la idea?
sigue que deberá encontrarse en el mo- La respuesta depende nuevamente del
Thus it appears that the belief or assent,
do en que la concebimos.] “modo” más fuerte de concebir la idea, ca-
which always attends the memory and
Tratado de la naturaleza humana, trad. F. racterística del belief. La dupla belief/as-
senses, is nothing but the vivacity of those
Duque, p. 159.
perceptions they present. […] ‘Tis merely sent define un sentimiento de creencia na-
Belief es, en primer lugar, el sentimiento de the force and liveliness of the perception, tural e inevitable (unavoidable, p. 183),
which constitutes the first act of the judg- determinado no por la razón sino por el há-
la existencia de su objeto. Tal “afirmación”
ment, and lays the foundation of that rea- bito o la costumbre (custom), sentimiento
de existencia no se superpone ni se integra
180 | BELIEF

del espíritu al que ya no podemos escapar, Nature, by an absolute and uncontrollable [La naturaleza, por medio de una absolu-
como tampoco podemos suscitarlo por necessity has determin’d us to judge as ta e incontrolable necesidad, nos ha de-
completo, porque la costumbre no es activa well as to breathe and feel […] Belief is terminado a realizar juicios exactamente
sino pasiva y nos mueve dando lugar a more properly an act of the sensitive, than igual que a respirar y a sentir […] la
of the cogitative part of our natures. creencia es más propiamente un acto de
nuestras acciones.
Ibid., p. 183. la parte sensitiva de nuestra naturaleza
que de la cogitativa.]
Ibid., pp. 271-272.

comienzo de las derivaciones del término, así como gico de las condiciones objetivas de confirmación de
su formulación del problema del conocimiento de las creencias empíricas —en términos contemporá-
los matters of fact, que de manera engañosa asoció neos, la inducción—, lo que tuvo por consecuencia
la definición de belief a los problemas de la el reingreso de belief en la jerarquía creencia/saber.
confirmación del conocimiento empírico y del es- Más allá de la literatura acerca del llamado “proble-
cepticismo. ma de la inducción” y de la confirmación por expe-
riencia, la prueba está en la emergencia de expresio-
III. La creencia, causas y consecuencias nes nuevas, como la de “creencia justificada” (justified,
El problema epistemológico del fundamento de los o warranted belief).
conocimientos empíricos, que se encuentra en los ini- • VÉASE EL RECUADRO 2
cios de la mayoría de las discusiones contemporá- La mayoría de las teorías epistemológicas de la
neas sobre la creencia, determina dos direcciones de creencia intentarán sobre todo reintegrarla al saber,
redefinición de la creencia: en lo que respecta a sus objetivarla, a la manera en que Frege propone una
causas y en lo que respecta a sus efectos. concepción objetiva del pensamiento (Gedanke) co-
mo perteneciente a la mente, no a las mentes. Los
A. Creencia y justificación beliefs, al igual que los pensamientos fregeanos, se-
La primera dirección atañerá, según Hume, ya no a rían vistos como independientes de su portador, be-
las causas empíricas de la creencia (el hábito) sino liever, en el marco de una teoría general del juicio.
más bien a su justificación, y por ende a sus razones De ahí que Quine afirme:
(cf. la distinción, devenida omnipresente en el vo-
cabulario filosófico, de causa/razón [cause/reason]). A perception is an event in just one percipient; [...] a
El problema escéptico de la causa de nuestras creen- belief, on the other hand, can have many believers.
cias fácticas es retraducido al problema epistemoló- The Pursuit of Truth, p. 66.

Recuadro 2 › Popper y el intento de separar conocimiento y creencia


Popper propone renunciar al concepto hu- mos el conocimiento como un tipo espe- They all say, more or less, that truth is
meano de belief, demasiado “subjetivista”, cial de creencia, entonces tendremos what we are justified in believing or in ac-
y separarlo de los conceptos objetivos de que considerar la verdad —esto es, el co- cepting.
nocimiento verdadero— como un tipo de Ibid.
conocimiento y de verdad. El riesgo, al to-
creencia aún más especial: uno bien fun- [Todas ellas afirman, con más o menos
mar en cuenta la creencia, es considerar el dado o bien justificado.] énfasis, que la verdad es lo que se justifi-
conocimiento y la verdad como “casos par- Conjeturas y refutaciones, ca que creamos o aceptemos.]
ticulares” de la creencia en que ésta estaría trad. N. Míguez, p. 275. Ibid.
justificada.
Para Popper, las teorías verificacionistas De lo que se trata entonces es de sepa-
If we start from our subjective experience (aquellas que se vinculan a la justificación
of believing, and thus look upon knowled- rar el dominio del conocimiento objetivo,
empírica de las creencias, incluso en térmi- incluso del conjetural (que Popper, a la ma-
ge as a special kind of belief, then we may
nos de probabilidad) y psicologistas (aque- nera de Frege, llama “mundo 3”), del belief.
indeed have to look upon truth as some
even more special kind of belief: as one llas que se interesan en las causas y los orí- El punto de vista de Popper es sintomático,
that is well founded and justified. genes de nuestras creencias) comparten aun cuando va a contracorriente de las re-
Conjectures and refutations, p. 225. el mismo destino y deben renunciar, por definiciones de belief (recuérdese que el in-
apegarse a la creencia y a su justificación, a glés no era la lengua materna de Popper).
[Si partimos de nuestra experiencia sub- la objetividad de la verdad.
jetiva del acto de creer y, así, considera-
BELIEF | 181

[Una percepción es un evento en un solo percipiente más allá de que sea creída o no lo sea]”). De este
(…) una creencia, en cambio, puede tener muchos modo, se opera una identificación entre el believed
creyentes. (el objeto del belief) y el belief.
La búsqueda de la verdad, trad. mod.
J. Rodríguez Alcázar, p. 104. • VÉASE EL RECUADRO 3
La evolución que hemos esquematizado aquí de
Belief es aquí proposicional: un enunciado compar- una creencia “sensible” (Hume) a una creencia lógi-
tido, al que nos adherimos o no. Tal pasaje, quizás ca o“proposicional”(Wittgenstein) sería relativamen-
acrobático y en todo caso claramente en ruptura te fácil de describir si no se viera complicada por
con el belief humeano, es ilustrado por los procedi- una prolongación, un reforzamiento incluso, de una
mientos de Russell. Russell concibe en un primer dimensión emocional o psicológica del asentimien-
momento belief como una relación dual entre un to. La mayoría de los pensadores contemporáneos
sujeto y una proposición concebida como entidad de la creencia no desean ir tan lejos como Witt-
objetiva (“an objective entity which exists whether or genstein y Ramsey en la eliminación de la “actitud”
not it is believed [una entidad objetiva que existe y de la mente en el belief. Se trata de un punto bas-

Recuadro 3 › Wittgenstein y Ramsey: los efectos del belief


Es posible comparar la influencia de la con- por ejemplo “cualidad específica”, “acto ta redefinición de belief (Glaube aquí) ha
cepción frege-russelliana en Ramsey y Wi- de afirmación” y “acto de negación”.] sido a veces interpretada en un sentido an-
ttgenstein. Ramsay propone la definición tisubjetivista. Esto es quizás más complica-
siguiente: Ramsey enfrenta aquí un problema lógico do: en 5.5421, Wittgenstein especifica de
encarado de forma asombrosa por Witt- hecho que su definición muestra que “el al-
I prefer to deal with those beliefs which are genstein, particularmente en el Tractatus ma, el sujeto, etc.”, tal como los concibe la
expressed in words, consciously asserted (5.54 ss). En efecto, Wittgenstein critica a “psicología superficial” no son nada: ein Un-
or denied; for these beliefs are the most Russell por su teoría de la creencia como ding, una no-cosa. Pues un alma compuesta
proper subject for logical criticism. The algo que pone en relación a un sujeto A y no sería más que una. En realidad, Wittgen-
mental factors of such a belief I take to be una proposición p en una proposición com-
words, […] connected together and ac- stein pone en cuestión la idea psicológica
puesta que diría “A cree que p”. Para Witt- de un sujeto unificado —A— que sería aquel
companied by a feeling or feelings of be-
genstein, tal concepción sugiere la posibili- del asentimiento; pues si hubiera un sujeto
lief or disbelief.
dad (que debe excluirse) de pensar o de del pensamiento p, el propio sujeto debe-
[Prefiero tratar con aquellas creencias
juzgar un sinsentido: en el caso de que p ría, como p, ser compuesto (zusammenge-
que son expresadas en palabras, que son
afirmadas o negadas conscientemente;
careciera de sentido, se tendría entonces setze Seele) y ser descomponible en ele-
pues esas creencias son el objeto más un elemento desprovisto de sentido en una mentos de pensamiento. El principio de
adecuado para la crítica lógica. Conside- proposición compuesta, carente ésta a su extensionalidad de Wittgenstein lo llevó así
ro que los factores mentales de semejan- vez de sentido, lo cual es imposible; por lo a una despsicologización integral de la
te creencia son palabras […] conectadas tanto es incorrecta. Véase 5.5422: “La ex- creencia y del “espíritu”.
entre sí y acompañadas por uno o más plicación correcta de la forma de la propo- A partir de esta concepción radical, no
sentimientos de creencia o incredulidad.] sición (Satz) ‘A juzga que p’ (‘A urteilt p’)
Foundations, p. 46.
psicológica, del pensamiento y de la creen-
ha de mostrar que es imposible juzgar un cia Ramsey plantea nuevamente, en “Facts
absurdo” [Tractatus Logico-philosophicus; and propositions”, en Foundations, la cues-
Una nota al pie de la misma página muestra
trad. esp. J. Muñoz e I. Reguera, Madrid, tión humeana e intraducible de la diferen-
así la distancia tomada con respecto a Hu-
Alianza, 2010]. cia entre believe y disbelieve una proposi-
me, pero también la complejidad de la rela-
He aquí la solución radical que Witt- ción (véase el recuadro 1). Luego de haber
ción con el empirismo:
genstein propone en el Tractatus: “5.542 Es propuesto su famosa solución al problema
I speak throughout as if the differences be-
ist aber klar, dass ‘A glaubt dass p’, ‘A denkt de la verdad (véase Verdad), Ramsey se
tween belief, disbelief, and mere conside- p’, ‘A sagt p’ von der Form ‘«p»’ sagt p’” pregunta por la equivalencia, lógicamente
ration lay in the presence or absence of sind. [Pero está claro que ‘A cree que p’, ‘A indispensable si se sigue todavía a Witt-
“feelings” but any other word may be subs- piensa p’, ‘A dice p’ son de la forma ‘«p» di- genstein, de believing not-p y disbelieving
tituted for “feeling”, e.g. “specific quali- ce p’].” p. “Determinar qué se entiende aquí por
ty”, “act of assertion” and “act of denial”. Las proposiciones que se refieren a una ‘equivalente’ es la dificultad central de la
creencia no coordinan un hecho y un objeto cuestión” (Foundations, p. 49). La equivalen-
[Me expreso siempre como si las diferen- (Gegenstand) que sería el sujeto A (lo que
cias entre creencia, incredulidad y simple cia ha de definirse en términos causales. “It
llevaría a un absurdo o un sinsentido, Un- seems to me that the equivalence between
consideración residieran en la presencia o
no de “sentimientos”, pero cualquier otra
sinn), sino que coordinan dos hechos (‘p’ ‘not-p’ and disbelieving ‘p’ is to be defined in
palabra puede sustituir a “sentimiento”, —el pensamiento que p— y el hecho p). Es- terms of causation [Me parece que la equi-
182 | BELIEF

valencia entre creer ‘no-p’ y no creer ‘p’ lumbra cómo determinarlas y que su defini- probabilidad. El vínculo entre belief y pro-
debe definirse en términos de causa]” (p. ción sigue siendo imprecisa. En “Truth and babilidad, o entre belief y el “problema de la
50). probability” (ibid.), Ramsey produce una inducción”, es aquí constituido de manera
Ramsey propone definir belief en térmi- teoría de los grados de creencia y de la completamente diferente que en Hume y se-
nos no de actitud sino de propiedades cau- probabilidad que tuvo un papel fundacional. parado de todo examen o medida del fee-
sales (causas y sobre todo efectos de las Ramsey no se interesa en el grado psicoló- ling, al pretender Ramsey dar una defini-
creencias [Foundations, p. 72]), todo esto gico de creencia ni en la intensidad de be- ción de belief decididamente extensional,
reconociendo, con una modestia que lo dis- lief, sino “en la medida de la creencia qua que lo llevará a una reelaboración completa
tingue de sus sucesores, que él apenas vis- base de la acción” (p. 73), es decir, en la del concepto clásico de probabilidad.

tante curioso: la concepción proposicional (o enun- tacionista” se halla en las ciencias cognitivas, en par-
ciativa) de belief ha podido convivir, y recientemente ticular en el funcionalismo, que define causalmente
incluso se ha asociado en la reflexión contemporánea la creencia como un estado causado por “entradas”
en torno al estatus de las creencias y sus relaciones, (input) sensoriales, asociado a disposiciones para
a los deseos (en especial en Davidson) con una re- la acción, y ocasionando en consecuencia “salidas”
psicologización del assent, que hace volver, en el ac- (output) conductuales. Las creencias corresponden
to o el estado mental de asentimiento, a la “mente” entonces a estados cerebrales concretos, no determi-
o al sentimiento dejado atrás del proyecto lógico nados por completo (salvo en los programas funcio-
(quizá desesperado) de aquello que habría podido nalistas extremos), sino globalmente (u holísticamen-
llamarse la proposition-belief. te) asociables a un conjunto de comportamientos,
eventualmente semánticos. No es éste el lugar para
B. Creencia y propensión: el funcionalismo entrar en estos debates que giran en torno a la cues-
Una segunda dirección de reflexión versa sobre el tión del holismo (mental o semántico). Está claro
rol causal de nuestras creencias en nuestras accio- que desde el reciente desarrollo de las ciencias del
nes, interpretando, a menudo en términos naturalis- cerebro/mente (véanse los RECUADROS 2 y 6 acerca
tas, las creencias como disposiciones o propensio- de la “Philosophy of mind” en Alma) y su apuesta en
nes (propensities) a la acción basadas en el hábito las cuestiones semánticas y filosóficas, estamos fren-
(véase Peirce, en quien se inspiró Ramsey). En se- te a un reformateo de la noción de belief, concebida
mejante teoría disposicionalista, la creencia se con- alternativamente, incluso simultáneamente, como
cibe globalmente como una representación, a decir estado mental, neurofisiológico, físico, etc. Queda por
verdad, en un sentido bastante indeterminado: pa- saber si el término belief puede llevar toda esta nue-
ra definirla así nos inspiramos en la bella expresión va carga conceptual, y si tales usos no violentan
de Ramsey que afirma que la creencia es un “mapa (abuse) demasiado, como diría Austin, el uso ordi-
de navegación” que nos indica cómo orientarnos en nario de belief al sobredeterminar su ambigüedad
nuestro entorno. Ramsey es, sin duda, muy pruden- natural. Dado que estas redefiniciones reivindican
te en cuanto a la determinación causal que nuestras el carácter pasivo de la creencia y la presentan como
creencias podrían ejercer sobre nuestras acciones y fuente de la acción y de las representaciones, al pa-
nuestros enunciados. Como dirá Quine, filósofo em- recer nos hacen recordar una vez más el naturalismo
pero netamente disposicionalista: “Manifestations de un Hume. No obstante, son problemáticas. El re-
of belief vary extravagantly with the belief and the conocido fracaso del funcionalismo no es más que
circumstances of the believer”, p. 67 [“Las manifesta- un ejemplo de las dificultades teóricas con que se
ciones externas de las creencias varían enormemen- topan las teorías causales de la creencia. Pero esto no
te según la creencia de que se trate y las circunstan- es más que el síntoma de un problema fundamen-
cias que rodean a su poseedor”, p. 105]. tal que tiene que ver precisamente con el uso de be-
Al considerar la creencia como una representa- lief. La reciente evolución de belief lleva a pregun-
ción que tiene causas (pasadas, sobre todo sensoria- tarse si es tan sencillo escuchar con naturalidad este
les y semánticas) y efectos (futuros, más que nada término en un sentido físico-mental, por ejemplo
sobre la acción y otras representaciones), los cogni- como estado de estatus intermedio: ni físico ni men-
tivistas contemporáneos retoman y transforman las tal, sino situado en la articulación de ambos y capaz
tentativas de Ramsey. Este punto de vista “represen- de causar nuestras acciones y discursos. Con “cro-
BELIEF | 183

yance” estamos particularmente ante un caso en que habitualmente traducido en Kant y Frege por asenti-
la transferencia no crítica del uso inglés contempo- miento, tomar por verdadero, creencia)? ¿Es el asen-
ráneo al francés trae problemas (de ahí la dificultad timiento inseparable del juicio y de su función, o se le
para traducir a Ramsey), ya que es mucho más di- añade, al igual que el signo de aseveración russellia-
fícil dar a “croyance” que a belief el sentido de un es- no? La gramática del asentimiento es también la de la
tado causal, separable de su objeto (“proposicional” creencia, de la certeza (certainty) y del saber/ conoci-
o de otro tipo). En español sucede lo mismo que en miento (knowledge: la distinción no existe en inglés;
francés. véase el RECUADRO 3, “Knowledge, saber y episte-
Más en general, la flexibilidad del uso de belief en me”, en Epistemología). Es este conjunto de juegos
inglés hace que sea más sencillo que en otras len- de lenguaje lo que hace falta examinar, con el fin de
guas utilizarlo en relación con el vocabulario de la ver si realmente es posible abstraer belief de los otros
acción. La expresión, por ejemplo, to act on a belief términos —no solamente assent sino también certain-
(“actuar de acuerdo a una creencia”), expresión co- ty y knowledge— con los cuales forma un sistema.
mún en inglés, es difícilmente traducible al francés, • VÉASE EL RECUADRO 4
al igual que el sustantivo believer, que no equivale ¿Es entonces la certeza un estado subjetivo u ob-
evidentemente al término croyant en francés. Al pa- jetivo? Esta pregunta, esbozada en Newman, per-
recer la reciente naturalización filosófica de belief, mite cuestionar las interpretaciones mentalistas y
concebida a la vez como enunciado, disposición, es- disposicionalistas de la certeza, incluso del belief, que
tado físico o mental, causa de la acción, etc., no ha tienen un vínculo gramatical más estrecho con la
sido posible y fecunda filosóficamente más que gra- verdad.
cias a una multiplicidad y una naturalidad de los • VÉASE EL RECUADRO 5
usos y construcciones de belief en inglés. Se advier- El sentimiento de certeza atado a las proposicio-
ten los límites de esta creatividad, cuando se trata de nes-ejes no es para Wittgenstein tanto un estado
encontrar usos igualmente pertinentes en francés o del espíritu (Seelenzustand, § 356) como un senti-
en alemán. Es posible comparar los problemas de miento de paz o de contento, en el sentido de “con-
la expresión philosophy of mind y las dificultades pa- tentarse con”, que no es la aceptación irreflexiva
ra constituir su campo, y hacer el paralelo, en la len- (Vorschnellheit) que los filósofos atribuyen al senti-
gua francesa, entre la traducción de mind por esprit do común, sino una forma de vida. “Mein Leben
y de belief por croyance: en los dos casos el término besteht darin, dass ich mich mit manchem zufrie-
se ve afectado por fuertes asociaciones con una te- den gebe (Mi vida se basa en darme por satisfecho
mática (espiritualista y psicologista a la vez) que so- con muchas cosas)” (Über Gewissheit, § 344: el én-
bredetermina las traducciones y hace necesario el fasis es del texto original).
recurso a toda una serie de definiciones específicas, Wittgenstein, según él mismo confiesa, sufre gran-
incluso la constitución de una lengua artificial. En des dificultades “en expresar y pensar” el género de
español, en cambio, disponemos de la palabra “men- certeza “vivida” (Sicherheit) a la que apunta, que no
te”; por lo tanto, “philosophy of mind” es “filosofía es ni objetiva ni subjetiva; a este respecto destaca: “Das
de la mente” y no “filosofía del espíritu”. ist sehr schlecht ausgedrückt, und wohl auch schlecht
gedacht (Esto está muy mal expresado y, posible-
IV. Las gramáticas de la creencia: “belief” / mente, también mal pensado)”, ibid., § 358-359).
“certainty” / “Gewissheit” Finalmente, Wittgenstein reconoce que el tipo de
La reflexión filosófica ha querido dividir el concep- certeza que quiere describir es del orden de lo ani-
to humeano y separar la dupla assent/belief. Además mal: “etwas animalisches” (§ 359). Esto es menos una
de las dificultades ocasionadas por las teorías causa- notación naturalista que una referencia a la dimen-
les, hay un problema lógico fundamental de la creen- sión pasiva del belief, que es en definitiva un ele-
cia que se dejó en el abandono: el de la naturaleza del mento esencial de la Gewissheit. Es posible remar-
asentimiento. ¿Es acaso una adhesión de la mente/es- car que para explicitarla Wittgenstein necesita
píritu (primer sentido de assent, sinónimo de faith), pasar al inglés, utilizando la expresión intraducible
una disposición para afirmar la verdad de lo que “satisfied that” (§ 299): “We are satisfied that the
concibe, o un tener por verdadero (fürwahrhalten earth is round (La tierra es redonda, lo aceptamos)”.
184 | BELIEF

Recuadro 4 › Newman y la tipología de los “assents”


Newman, en su extraordinaria obra An Es- Esta tipología de assents condujo inevita- Es menester destacar aquí la diferencia en-
say in Aid of a Grammar of Assent blemente al examen del caso en que el tre certitude y certainty: el primer término
(1870), establece una clasificación de los asentimiento reflexivo lleva a afirmar que designa un estado subjetivo; el segundo,
tipos de asentimientos: distingue el notio- una proposición es verdadera. una condición objetiva dependiente del co-
nal assent (teológico, del orden de la infe- nocimiento. Es bien una gramática del asen-
rencia) y el real assent (or belief, p. 63, más Let the proposition to which the assent is timiento lo que elabora Newman en su exa-
given be as absolutely true as the reflex
fuerte, que es del orden de la aceptación men del “juego de lenguaje” de la creencia y
act pronounces it to be, that is, objectively
incondicional y, por ende, es religioso). New- de la certidumbre, al ubicar la certitude, el
true as well as subjectively — then the as-
man diferencia luego el asentimiento sim- sent may be called a perception, the con- asentimiento reflexivo, y por ende indefec-
ple (simple assent, p. 106, aserción mental viction a certitude, the proposition or truth tible, por encima del simple assent. La reli-
más o menos consciente) del asentimiento a certainty, or thing known, or a matter of gión pide una seguridad: “This is why reli-
complejo, que es voluntario y se debe a una knowledge, and to assent to it is to know. gion demands more than an assent to its
reflexión, por ende a un juicio. p. 128. truth; it requires a certitude” (p. 144).
[Supongamos que la proposición a la que La certitude es un acto mental, subjetivo
Such assents as must be made consciously damos nuestro asentimiento es tan abso- aunque reflexivo y fundado, de adhesión a
and deliberately, and which I shall call lutamente verdadera como el acto reflejo una verdad (para Newman, divina). El con-
complex and reflex assents. declara, esto es, que no sólo es verdadera cepto mezcla, entonces, en forma extraor-
p. 24. subjetivamente, sino también objetiva- dinaria, faith y truth. No toda certeza es ver-
[Pero ahora voy a tratar de los asenti- mente; entonces el asentimiento puede dadera; sin embargo, cuando ella es falsa, el
mientos que hacemos consciente y de- llamarse percepción, la convicción puede error no está en el assent sino en el razona-
liberadamente, a los que voy a dar el llamarse certeza, la proposición o verdad
miento que condujo a este. No existe test
nombre de asentimientos complejos o de que se trata es una cosa cierta, o una
que determine si una certidumbre es “ver-
reflejos] cosa averiguada, o un objeto de conoci-
miento, y asentir es lo mismo que cono- dadera”, si es un saber, con excepción de
Trad. J. Vives, p. 161.
cer.] los criterios de la prueba, de la satisfacción
p. 166. intelectual y de la irreversibilidad (p. 168).

Recuadro 5 › Wittgenstein y la certeza: Über Gewissheit / On certainty


Hay que volver a partir aquí de Wittgenstein, dundante" de la verdad en Ramsey, que pre- rentadas de certeza y saber, y constituyen
por su crítica al concepto russelliano de aser- cedía la definición del belief (cf. Truth). así un juego de lenguaje en la lengua cotidia-
ción y su rescate de la paradoja de Moore. Este constante hace finalmente implosionar na, que hay que tener en cuenta. La cuestión
Yo puedo creer algo que no es verdad, o no el conjunto de la tradición resumido en la se precisa en el último texto de Wittgen-
creer algo que es verdad. Pero no puedo de- dualidad belief/assent, que se prolonga en stein, Über Gewissheit/On certainty. Creer, al
cir (o más bien: carece de sentido): interpretaciones de la creencia como la de igual que certeza-certainty-Gewissheit, está
(a) Llueve, pero no lo creo. W. James (véase Principles of psychology, II, fuertemente ligado a saber, no porque sea
Por lo tanto, no se puede separar, en la y The will to believe) y de Russell. El belief una de sus formas (más subjetiva o más in-
proposición “creo p”, la proposición p y un no es, según Wittgenstein, un sentimiento tensa), sino por su gramática. Existen di-
acto (mental o lógico) de aserción. Esto tie- o un acto de aprobación con respecto a una ferencias gramaticales importantes entre
ne varias consecuencias. Decir “creo p” no proposición (por poderoso que sea: en Ja- saber y los otros verbos. Decir “sé p” no ga-
es la descripción de un estado psicológico mes, es creador de la verdad); tal como la rantiza que p sea verdad, esto es, que yo
ni de una disposición, sino (a) no sería pa- aserción no ha de ser un suplemento, even- sepa realmente p; es necesario que demues-
radójico. “Creo p” es una expresión (Äusser- tualmente simbolizado por un signo, de tre de una manera u otra que lo sé; “sé p”
ung, Ausdruck, véase Claim; es posible tra- afirmación de la proposición. puede entonces ser falso o engañoso, co-
ducir también estos términos por avowal), mo “yo prometo”.
Die Aussage “Ich glaube” macht er nicht
como “me duele”. Creer (believe, glauben) auf Grund aus der Selbstbeobachtung. “Ich weiss”, sagt man, wen mann bereit ist,
no es pues un estado (mental o físico, poco Und darum kann “Ich glaube p” äquiva- zwingende Gründe zu geben. “Ich weiss”
importa realmente), ni una disposición (no lent sein der Behauptung von “p”. bezieht sich auf eine Möglichkeit des Dar-
se puede determinar de ella todas las conse- [Él no realiza el enunciado “yo creo” so- thuns der Wahrheit.
cuencias y expresiones). Wittgenstein dis- bre la base de la auto-observación. Y por Über Gewissheit, § 243.
cute así la idea de que el assent es una aser- eso “yo creo p” puede ser equivalente a
ción que se añadiría de cierto modo a la la afirmación de “p”.] [Se dice “Sé…” cuando se está en condi-
Bemerkungen über die Philosophie ciones de dar razones apropiadas. “Sé…”
proposición cuando afirmo la verdad de esta.
der Psychologie, I, § 504. está vinculado a la posibilidad de demos-
Si (a) es paradójica, es porque el enunciado trar la verdad.]
p produce de alguna manera su propia afir- Más generalmente, creer-believe-glauben Sobre la certeza, trad. esp.
mación, lo que advertía ya la concepción "re- forman un sistema con las nociones empa- H. L. Prades y V. Raga, § 243.
BELIEF | 185

En cambio, “creo p”, “estoy seguro de que p” Wann aber ist etwas objektiv gewiss? Wenn rer wissenschaftlichen Untersuchungen,
poseen siempre una verdad subjetiva, y no ein Irrtum nicht möglich ist? [...] Muss der dass Gewisses in der Tat nicht angezwei-
piden justificación exterior para ser acepta- Irrtum nicht logisch ausgeschlossen sein? felt wird.
dos. Hay una asimetría glauben/wissen que Ibid. § 194. Ibid., § 341-342.
corresponde en parte a la diferencia expre-
[Pero, ¿cuándo es una cosa objetivamen- [Es decir, las preguntas que hacemos y
sión/descripción, muy presente en Witt- te cierta? Cuando el error no es posible. nuestras dudas, descansan sobre el he-
genstein: […] ¿No ha de quedar el error excluido cho de que algunas proposiciones están
lógicamente?] fuera de duda, son —por decirlo de algún
Es wäre richtig zu sagen: “Ich glaube…” hat
Ibid., § 194. modo— los ejes sobre los que giran aque-
subjektive Wahrheit; aber “Ich weiss…”
llas. Es decir, el que en la práctica no se
nicht. “Ich glaube” ist ein Äusserung,
Wittgenstein parece distinguir Sichersein pongan en duda ciertas cosas pertenece
nicht aber “ich weiss”.
Ibid., § 179-180. (estado gramaticalmente subjetivo pero li- a la lógica de nuestras investigaciones
gado al saber, § 357) y Gewissheit. Las pro- científicas].
[Sería correcto decir: “Creo…” tiene una Ibid., § 341-342.
posiciones ciertas, Gewissen, tienen una
verdad subjetiva, pero “Sé” no la tiene.
O, también: “Creo…” es una manifesta- forma particular de objetividad; son aque-
Bibliografía
ción, pero “Sé…” no lo es”]. llas que no ponemos en duda, no porque James William, The Will to Believe, Nueva York,
Ibid., § 179-180. estuvieran demostradas (no pueden ser Longmans, Green and Company, 1897, en
demostradas, al igual que todas las propo- The Works of William James, F. Buckhardt
Pero Gewissheit posee, por parte de su pa-
siciones empíricas), sino porque son los (ed.), Harvard UP, 1975-1988, vol. 6, 1979.
rentesco con wissen (parentesco que no
“ejes” (Angeln) alrededor de los cuales gi- ——, Principles of Psychology, t. II, Nueva York,
aparece en certeza del español o certitude
ran nuestras preguntas y juicios. Las Gewis- Holt, 1890, 2 vols., en The Works of Wi-
del francés, más próximas a seguro/cierto lliam James, ibid., vol. 8, 1981, 3 vols.
sen, aun cuando sean proposiciones empí-
y certain que a saber y savoir, y que tradu- Wittgenstein Ludwig, Bemerkungen über die
ricas, pertenecen a nuestra lógica.
cen más bien Sicherheit), un estatus parti- Philosophie der Psychologie, 2 vols., Suhr-
cular. No es un estado mental, pero tampo- D.h., die Fragen, die wir stellen, und unse- kamp, 1982; Observaciones sobre la filoso-
co un estado de cosas. Paradójicamente, re Zweifel beruhen darauf, dass gewisse fía de la psicología, trad. L. Felipe Segura
saber (wissen) adquiere en Über Gewissheit Sätze vom Zweifel ausgenommen sind, (vol. 1), México, unam, 1997.
un estatus a la vez subjetivo y objetivo: soy gleichsam die Angeln, in welchen jene sich
yo precisamente quien sabe. bewegen. D.h., es gehört zur Logik unse-

Este estatus muy particular, entre wissen y belief, Bibliografía


de las proporciones ciertas se complica con las di- Hobbes Thomas, Leviathan, Londres, imp. para Andrew Crooke,
1651; Leviatán o la materia, forma y poder de la república,
versas dificultades de traducción. Certeza en espa- eclesiástica y civil, trad. M. Sánchez Sarto, México, Fondo de
ñol es más próximo a creencia que a saber, mientras Cultura Económica, 2005.
que Gewissheit permite a Wittgenstein un cierto nú- Hume David, A Treatise of Human Nature, ed. Nidditch, Oxford
mero de aproximaciones con Wissen. Certain en in- UP, 1978; Tratado de la naturaleza humana, trad. F. Duque,
Barcelona, Tecnos, 1992.
glés admite, como belief, construcciones de gran Newman John Henry, An Essay in Aid of a Grammar of Assent
flexibilidad. Por ejemplos, está la curiosa construc- [1870], reed. Londres, Longman, Green and Co., 1903; En-
ción “a person is certain to do a thing”, que no signi- sayo para contribuir a una gramática del asentimiento, trad.
fica que la persona está (subjetivamente) segura de J. Vives, Madrid, Encuentro, 2010.
Popper Karl, Conjectures and Refutations, Londres, Routledge
hacer tal o cual cosa sino que es algo seguro que lo & Kegan Paul, 1953, 1972; Conjeturas y refutaciones: El de-
hará (e.g. “the town is certain to be taken [es seguro sarrollo del conocimiento científico, trad. N. Míguez, Barce-
que la ciudad sucumbirá]”). Tales construcciones no lona, Paidós, 1983.
Quine Willard Van Orman, The Pursuit of Truth, Cambridge
son posibles más que en un juego de lenguaje en el
(Mass.), Harvard UP, 1990; La búsqueda de la verdad, trad.
que certain tiene un estatus impreciso, entre lo sub- J. Rodríguez Alcázar, Barcelona, Crítica, 1992.
jetivo y lo objetivo, que no puede, como tampoco Ramsey Frank P., Foundations: Essays in Philosophy, Logic, Ma-
belief, ser escindido en dos funciones (asertiva y pro- thematics, and Economic [1931], D.H. Mellor (ed.), Atlantic
Highlands, Humanities Press, 1978.
posicional, o psicológica y lógica). Fue Wittgenstein
——, “Facts and propositions” [1927], en Philosophical Papers,
quien con mayor claridad puso en duda el dogma D. Mellor (ed.), Cambridge UP, 1990.
neohumeano de la actitud proposicional, al hacer Wittgenstein Ludwig, Tractatus Logico-Philosophicus, Londres,
ver, por medio del examen del “yo creo” en la encru- Routledge & Kegan Paul, 1922; trad. ing. C.K. Ogden y F.P.
Ramsey, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1922; 2a. trad.
cijada de dos lenguas, la verdadera sutileza de las ing. D.F. Pears y B.F. McGuinness, Londres, Routledge & Ke-
gramáticas del asentimiento. gan Paul, 1961; Tractatus Logico-Philosophicus, trad. J. Mu-
Sandra LAUGIER ñoz y I. Reguera, Madrid, Alianza, 2010.
186 | BELLEZA

——, Über Gewissheit, G.E.M. Anscombe y G.H. von Wright (eds.), semias, de contrasentidos deliberados y desarrollados vo-
Oxford, Blackwell, 1969; trad. ing. D. Paul y G.E.M. Ans-
luntariamente según el modo propio del pensamiento re-
combe, Oxford, Blackwell, 1969; Sobre la certeza, compila-
do por G. E. M. Anscombe y G. H. Wright, trad. H. L. Prades nacentista. Bellezza no traduce realmente el sentido de
y V. Raga, Barcelona, Gedisa, 1998. pulchritudo (ni corresponde tampoco exactamente al que
——, Bemerkungen über die Philosophie der Psychologie, G.E.M. hoy tiene Schönheit, la referencia filosófica y estética de la
Anscombe y G.H. von Wright (eds.), Oxford, Blackwell,
mayoría de los teóricos italianos contemporáneos). Schön-
1980; Últimos escritos sobre filosofía de la psicología: estu-
dios preliminares para la parte II de Investigaciones filosófi- heit mismo es, por otra parte, un término muy polisémico;
cas, edición preparada por G. H. von Wright y Heikki Ny- lo que pensaron Kant, Hegel y Nietzsche con esta palabra no
man, estudio preliminar y revisión de la traducción Javier permite ninguna asimilación, ni siquiera una comparación.
Sadaba, trad. E. Fernández, E. Hidalgo y P. Mantas, Madrid,
Tecnos, 1987.
La voluntad contemporánea de reducir lo bello a un con-
cepto axiológico, esto es, a la problemática de una lógica del
juicio de valor (frecuentemente con vistas a descalificar tan-
to lo bello como el valor) ha logrado que el significado de
la palabra se vuelva mucho más complejo y a menudo más
BELLEZA oscuro, sin ofrecer a cambio, sin embargo, resultados posi-
tivos para la teoría.
alemán Schönheit
francés beauté
griego kallos [κάλλος], kalón [καλόν]
I. Metafísica y retórica: “to kallos”, “pulchritudo”
inglés beauty Teorizada por Platón y el neoplatonismo, la idea de lo
italiano bellezza bello se difundió en Europa gracias a la lengua lati-
latín pulchritudo na; lo cual significa que, de manera decisiva, to kalón
[τ καλόν] (adj. sustantivado, lo bello) y to kallos [τ
amar, arte, clásico, disegno, estética, goût, κάλλος] (sustantivo con tema en geminada, la belleza;
imagen, leggiadria, mímesis, placer, sublime,
Crisipo creará el femenino kalotes [καλότης], véase
utility
Chantraine) fueron entendidos a través de los textos
Las palabras kallos [κάλλος], pulchritudo, bellezza, belleza, de Cicerón, de la misma manera en que los escritos de
beauté o Schönheit presentan una doble dificultad. La pri- Plotino y de Proclo fueron interpretados y difundidos
mera es de orden conceptual y es inherente a las metafísi- mediante los comentarios de Marsilio Ficino. La
cas de lo bello, de Platón a Ficino, y a la historia entera de teoría del arte se constituye durante el Renacimien-
la estética desde el siglo xviii. En efecto, el concepto de be- to en el seno de la lengua latina y se desarrolla luego
llo debe tanto satisfacer las exigencias de universalidad, en italiano o en francés. Para los teóricos del arte
necesidad y racionalidad propias de la reflexión filosófica, italiano, bellezza remite a un platonismo inspirado
como designar adecuadamente las producciones múltiples, de manera explícita en Cicerón; es decir, a un kalón
singulares y sin denominador común del campo artístico. reelaborado enteramente a partir de pulchrum.
La segunda dificultad deriva de las particularidades semán-
ticas de las lenguas europeas. Durante más de un milenio, A. Fundamentos metafísicos de lo bello
el pensamiento griego de lo bello fue entendido casi exclu- El pensamiento griego de lo bello está sujeto a tres
sivamente en latín. Del mismo modo que el significado de orientaciones esenciales: 1) la ética y metafísica, a
la palabra mímesis [μίμησις] fue repensado a través del tér- través de la identificación de lo bello, lo bueno y lo
mino imitatio, kalón [καλόν] fue reinterpretada a través de verdadero, que será ampliamente desarrollada du-
pulchrum y se convirtió en objeto de constantes relecturas rante la Edad Media (Pulchrum perfectum est); 2) la
desde nuevos campos teóricos. Mientras que la pulchritu- estética, que privilegia de entrada el dominio visual.
do de Alberto el Grande o Tomás de Aquino suponen una Esta concepción se radicaliza y culmina en el pensa-
cierta comprensión de Aristóteles, la misma palabra, tal miento del Renacimiento, lo que condiciona pro-
como se piensa durante el Renacimiento, afirma claramen- fundamente el sentido de pulchritudo y el de bellezza
te un retorno a Platón, sobre todo al autor del Banquete. por la primacía del ojo y de la visión; 3) la artística.
El paso a la lengua vernácula conlleva nuevas transfor- Es sobre todo este último significado el que preservó
maciones. La identidad de los temas y de la inspiración a la cultura europea hasta el siglo XIX. Pero la identifi-
menudo neoplatónica no permite soslayar el juego de poli- cación del arte y de lo bello, cargada de ambigüeda-
BELLEZA | 187

des desde su origen, constituyó siempre una fuente puedan fundirse con el sentido propiamente esté-
de problemas y de aporías que desembocarán en un tico del término.
cuestionamiento radical por parte del pensamiento • VÉASE EL RECUADRO 1
estético moderno. La polisemia de kalós está en el centro del Hipias
La definición de la palabra que Sócrates presta a mayor, donde se examinan varias definiciones de lo
los sofistas es sin duda de uso corriente en el siglo bello que resultan todas insatisfactorias. La distin-
V: “to kalón estí to di’ akoés te kai di’ ópseos hedý [τ ción entre las cosas bellas y lo bello se retoma en el
καλόν ἐστι τ δι ἀκο ς τε κα δι εως δύ] (Lo bello Banquete, pero de otra manera. La dialéctica ascen-
es el placer procurado por el oído y la vista)” (Hipias dente del amor se remonta desde la belleza de los
mayor, 298 a). Pero to kalón ya es un término gené- cuerpos hasta la belleza de las almas, los discursos,
rico, dado que la lengua griega dispone de términos las acciones y las leyes, progresa luego hacia la be-
más técnicos como symmetría [συμμετρία] (la con- lleza de las ciencias, y alcanza por fin a lo bello en sí
mensurabilidad o la proporción) para designar to- (autó to kalón [α τ τ καλόν], 211 d); esto último
das las formas de la belleza visible, o bien harmonía “no es bello en un aspecto y feo en otro, […] ni
[ ρμονία] (la concordancia o la armonía), para ca- aquí bello y allí feo, como si fuera para unos bello y
racterizar lo bello auditivo, por no mencionar el gran para otros feo” y no “se le aparecerá […] como exis-
número de compuestos descriptivos en eu– [ε –] tente en otra cosa, por ejemplo, en un ser vivo, en la
(adverbio que expresa la abundancia, el éxito, la fa- tierra, en el cielo o en algún otro” sino que se trata
cilidad, y que suele traducirse por “bien”; así, eueidés de “la belleza en sí” (211 a-b, trad. esp. C. García
[ε ειδής] dice lo bello como “bueno de ver”, como Gual et al., 1986). A esta distinción entre las bellezas
la gracia de una mujer o de un guerrero; y euprepés relativas y lo bello absoluto se agrega la que estable-
[ε πρεπής], “que conviene”, dice lo bello como de- ce Platón, en múltiples ocasiones, entre las diversas
cente, halagador, distinguido, glorioso). Platón em- formas de las bellezas visibles; entre los cuerpos vi-
plea kalós apelando a los múltiples sentidos del vo- vientes, las pinturas y las figuras geométricas, como
cablo, de modo que “honesto”, “justo” o “puro” en el Filebo:

Recuadro 1 › Bello y bueno: “kalós kagathós”


virtù miento (Jenofonte, Ciropedia, IV, 3, 23) a parte, por oposición a kakós [κακός] (ma-
las acciones (Ciropedia, I, 5, 9), condicio- lo-malvado-cobarde), designa tanto el va-
El adjetivo kalós [καλός] designa desde nando y resumiendo todas las demás (el lor físico —el arrojo del guerrero— como la
Homero tanto aquello que llamamos la be- diccionario LSJ, citando a Herodoto, I, 30, nobleza, tanto la de nacimiento como la de
lleza física (Polifemo a Ulises, que lo dejó explica que el término “denotes a perfect comportamiento; en todos los casos, según
ciego: “Esperaba un mortal grande y bello gentleman”). Las palabras compuestas de se ve, lo exterior da testimonio de lo inte-
(megan kai kalón [μέγαν κα καλ ν])”, igual formación, como kalokagatheo [καλο rior y lo interior se manifiesta en lo exterior.
Odisea, IX, 513) como aquello que llama- κἀγαθέω] y kalokagathía [καλοκἀγαθία], Es comprensible que Sócrates sirva aquí
mos la belleza moral (el porquero Eumeo a dan cuenta de este mismo cruce, que po- de contramodelo, en tanto es un ágalma
un pretendiente, que se niega a dar de co- dríamos llamar “social”, entre naturaleza, [ γαλμα], una de esas estatuillas huecas
mer a Ulises por su atuendo de mendigo: ética y política; así en Aristóteles, por ejem- que se ofrece a los dioses: Sileno feo y bar-
“Las palabras que dices no son bellas para plo, la grandeza de alma o magnanimidad budo por fuera, tesoro por dentro (Platón,
un noble (ou men kalá kai esthlós eón ago- (megalopsykhía [μεγαλο υχία]) es impo- Banquete, 216d-e). Se entiende también
reueis [ο μ ν καλ κα ἐσθλ ς ἐ ν sible sin kalokagathía (“virtud perfecta”, que Nietzsche interprete el platonismo,
ἀγορεύεις )” (ibid., XVIII, 381). Se opone trad. J. Pallí Bonet, Ética a Nicómaco, Gre- que ve en el cuerpo la tumba del alma, co-
a aiskhrós [αἰσχρός] que designa, al igual dos, 1985, IV, 7 1124a; cf. X, 10, 1179b mo antigriego por excelencia: a diferencia
que el francés vilain, tanto lo feo, lo sin gra- 10); y “si ambos deben participar [por na- de Platón, los griegos que creían “en el
cia o lo deforme como lo malo, lo vergon- turaleza] de la kalokagathía [“las virtudes Olimpo entero de las apariencias” eran “su-
zante o lo deshonroso. del perfecto honnête homme”, dice J. Au- perficiales —por profundidad” (F. Nietzs-
De esta sinergia entre la belleza del cuer- bonnet, Les Belles Lettres, 1960; “la perfec- che, prólogo a la segunda edición de La cien-
po y la belleza del alma, por fuera y por ción humana”, dice M. García Valdés, Gre- cia jovial (La gaya scienza), trad. Germán
dentro, da testimonio el sintagma kalós ka- dos, 1988], ¿por qué uno debe mandar Cano, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013.
gathós [καλ ς κἀγαθός], “bello y bueno”, siempre y el otro obedecer?” (Política, I, 13, Barbara Cassin
que designa una excelencia que va del naci- 1259b 34-36). Agathós [ἀγαθός], por otra
188 | BELLEZA

En efecto, con la belleza de las figuras (skhematon te En el mito de Fedro, es en el espacio ubicado más
gar kallos [σχημάτων τε γ ρ κάλλος]) no intento aludir allá de la bóveda celeste donde se dejan contemplar
a lo que entendería la masa, como la belleza de los en un resplandor común tanto la verdad (“incolora,
seres vivos o la de las pinturas (e zoon e tinón zogra- informe, intangible esa esencia cuyo ser es realmen-
phematon [ ων τινων ωγραφημάτων]), sino que, te ser” (he gar akhrómatos te kai askhemátistos kai
dice el argumento, aludo a líneas rectas o circulares
anaphés [ γ ρ ἀχρώματός τε κα ἀσχημάτιστος κα
(euthý ti […] kai peripherés [ε θύ τι (…) κα περιφερ ς])
ἀναφ ς], 247c) como la belleza (“ver el fulgor de la
y a las superficies o sólidos procedentes de ellas por
medio de tornos, de reglas y escuadras, si me vas en- belleza se pudo entonces” (kallos de tot’ en idéin lam-
tendiendo. prón [κάλλος δ τότ ν ἰδεῖν λαμπρόν], 250b); “sólo a la
51 c, trad. esp. M. A. Durán, Gredos, 1992. belleza le ha sido dado el ser lo más deslumbrante y
lo más amable” (stilbon enargéstata [στίλ ον ἐναργέσ
Sin demorarnos en la herencia pitagórica de esas τατα], 250d). Evidentemente, es por analogía con el
idealidades geométricas, cabe apenas recordar que mundo inteligible como las figuras más puras en-
el sentido de la belleza de las formas es inseparable cuentran significado.
aquí de su pureza, nacida de la abstracción de las fi- Los filósofos del Renacimiento, tanto Ficino co-
guras sensibles. La posición sensualista y relativista mo Bruno, y los teóricos del arte creen ser fieles a la
de los sofistas, que insisten en la subjetividad de la concepción platónica de lo bello al ejemplificarla por
percepción en relación con la variedad infinita de los medio de representaciones simbólicas y alegóricas.
colores y las formas sensibles, se opone a la filosofía La teoría del arte del Renacimiento se basa en la pa-
pitagórica y a su estética de los números. Aun si el radoja de eclipsar, y a veces despreciar, la primacía
pensamiento de Platón se inclina hacia esta segun- intelectual de lo bello en favor de un razonamiento
da concepción, eso no significa que las cualidades analógico constituido por imágenes sensibles, de la
sensibles, los colores o los metales preciosos carez- perfecta proporción de las figuras geométricas hasta
can de valor; ocurre que forman parte de un mun- la pureza de los colores. El culto a Platón en los siglos
do profundamente degradado, absorto en lo sensi- XV y XVI da origen a una interpretación de to kallos
ble. En el mito cosmológico que concluye el Fedón, tanto más importante cuanto que se difunde hasta el
los colores de la tierra superior, los de las cimas eté- siglo XIX: el eidos se transforma progresivamente en
reas, son calificados superlativamente como “más un ideal; y si la pureza de las figuras geométricas tie-
brillantes y más puros” (lamproteron kai katharote- ne un valor paradigmático capital, es en función de
ron [λαμπροτέρων κα καθαρωτέρων]), a tal punto que la “proporción áurea” y en relación con la herencia pi-
ese brillo presta a su abigarramiento una unidad de tagórica. Cuando Marsilio Ficino escribe: “Amor enim
aspecto, de “idea” (eidos [εἶδος]): fruende pulchritudinis desiderium est Pulchritudo au-
tem splendor quidam est, humanum as se rapiens [Por-
Allí toda la tierra está formada con [esos colores], que el amor es en efecto deseo de gozar de la belle-
que además son mucho más brillantes y más puros za. Pero la belleza es el resplandor que atrae hacia sí
que los de aquí. Una parte es purpúrea y de una be- el alma humana]”, o bien: “Praeterea rationalis ani-
lleza admirable (thaumastén to kallos [θαυμαστ ν τ ma proxime pendet ex mente divina et pulchritudinis
κάλλος ), otra de aspecto dorado, y otra toda blanca, ideam sibi illice impressam servat intus [Además, el
y más blanca que el yeso o la nieve; y del mismo mo-
alma racional depende íntimamente del espíritu di-
do está adornada también con otros colores, más nu-
vino y guarda dentro de sí la idea de la belleza que
merosos y más bellos (pleionon kai kallionon [πλειό
νων κα καλλιόνων]) que todos los que nosotros este último le ha impreso]” (Plotini Enneadis 1, 66, en
hemos visto. Porque también sus propias cavidades Opera Omnia, p. 1328), su definición de la belleza es
[…] le proporcionan cierta belleza de colorido, al res- indiscutiblemente de inspiración platónica. Pero pul-
plandecer (khrómatos ti eidos […] stílbonta [χρώμα chritudo no es aquí el equivalente de to kallos. Como
τός τι εἶδος […] στίλ οντα]) entre la variedad de los en varios filósofos del Renacimiento, en Ficino el sen-
demás colores, de modo que proyectan la imagen de tido de pulchritudo es más difícil de determinar, en
un tono continuo e irisado (hen ti autés eidos syne- la medida en que, bajo su aparente unidad, está pro-
khés poikilon [ ν τι α τ ς εἶδος συνεχ ς ποικίλον]). fundamente condicionado por un sincretismo que
110c, tr. esp. C. García Gual et al., Gredos, 1986. yuxtapone a Platón, a Plotino, a Jámblico, a Hermes
BELLEZA | 189

Trismegisto, a Dionisio Areopagita. Si bien la con- la obra como totalidad). A pesar de su platonismo
cepción del amor como mediador necesario para te- más o menos declarado, estas determinaciones de
ner acceso a lo bello es coherente con el pensamien- lo bello eran relativamente ajenas a las especulacio-
to platónico, la idea de que las bellezas terrestres nes del Filebo o del Timeo. Están ligadas sin embar-
son el reflejo del esplendor celestial le debe mucho go tan íntimamente al concepto de bello, a su idea
más a Plotino que a Platón. [ἰδέα], desde la Edad Media y el Renacimiento, que
• VÉASE EL RECUADRO 2 hasta el siglo XIX la mayoría de los teóricos las reto-
Cuando un platónico como el artista y teórico man como tales, debiendo en cada ocasión anali-
Lorenzo Ghiberti escribe que “[l]a proportionalità zarlas, justificarlas y sustentarlas dentro del cuerpo
solamente fa pulchritudine [Solamente la proporcio- de una doctrina. Así es que todavía Hegel las define
nalidad hace la belleza]” (Commentarii, circa 1450), como categorías constitutivas de la belleza de la for-
la proporción es aquí sin duda uno de los atributos ma abstracta. Tal como la transmite Vitruvio, la pul-
esenciales de lo bello, incluso su esencia. Pero la re- chritudo parece restituir todos los significados de
ferencia decisiva, en rigor, no es la teoría platónica kallos; y es en función de ella que los autores poste-
de los cuerpos sólidos sino el De architectura de Vi- riores podrán platonizar a propósito de las ideas de
truvio (siglo I a.C.). Heredero de las teorías griegas proporción, simetría y armonía como condiciones
sobre la arquitectura, el pensamiento estético de específicas de lo bello.
Vitruvio está centrado en los conceptos de diáthesis
[διάθεσις] (el orden de las partes con relación a la B. El reinado exclusivo de pulchritudo
totalidad), eurythmía [ε ρυθμία] (el encanto que En rigor, desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII, e
surge de la composición de las partes) y symmetría incluso el XIX, con frecuencia la idea platónica de lo
(la adecuación que existe entre las partes mismas y bello no se ofreció como argumento estético supre-

Recuadro 2 › Lo bello como participación en la luz e interioridad: Plotino


diaphanés, luz contribuye a acercarnos a lo Uno. El princi- modo, la teoría clásica de lo bello, que pro-
pio más importante que define la realidad cede de la armonía y de la proporción, es
Sin romper con la herencia antigua, la filo- de una obra de arte ya no es la mímesis, que decir, la concepción que la Antigüedad en-
sofía de Plotino desarrolla una reflexión so- está consagrada a la reproducción hábil y tera desarrolló como una axiomática inmu-
bre lo bello, la mímesis [μίμησις] y el arte vana de las realidades terrenas, sino la parti- table, se ve de pronto transformada por
que permite por vez primera armonizar las cipación (méthexis [μέθεξις]), concebida completo. Esto significa, en particular, que
exigencias de una metafísica de lo bello ahora como causa de la actividad artística. todo realismo, todo objetivismo de lo bello
con las de una filosofía del arte. El artista es creador no porque reproduzca son refutados en favor de una concepción
Para Plotino, a diferencia de Platón, el fielmente figuras de la realidad, aun si guar- más espiritual: “Y en los casos en que, aun
mundo de las ideas no está separado del da proporciones y armonía perfectas, sino manteniéndose la misma proporción
mundo visible; brillando con la luz más pura, porque se refiere a una forma interior que (symmetría [συμμετρία]), un mismo
participa de las realidades terrestres por in- posee en el espíritu. Cabe precisar que esta rostro aparezca unas veces bello y otras
termedio del orden cósmico. La luz divina se forma interior no es la expresión de una sub- no, ¿cómo no habrá que admitir que la be-
derrama sobre el mundo y da forma verda- jetividad creadora sino el reflejo de un mo- lleza (to kalón [τ καλόν]) es otra cosa por
deramente a la materia caótica e informe. delo ideal de la belleza (arkhétypon [ἀρ encima de la proporción y que la propor-
Las consecuencias son considerables: Ploti- χέτυπον]). Es decir que esta metafísica del ción es bella por otra cosa?” (Enéadas, I 6, 1,
no no niega que una piedra o un árbol pue- neoplatonismo abrirá perspectivas decisi- 37-40). Determinantes para la existencia
dan ser bellos, sino que afirma que sólo lo vas para el pensamiento del arte y de lo be- de lo Bello, ni la proporción ni la armonía
son en la medida en que participan de la luz. llo en la Edad Media, dominará la reflexión son sin embargo cantidades mensurables, si-
En el orden material y corporal, nada puede sobre el arte en el Renacimiento y seguirá no cualidades que no pueden ser plenamente
ser absolutamente bello si la luz divina no siendo productiva hasta el idealismo alemán perceptibles más que a través de la activi-
actúa dando forma a todas las cosas. El otro y el romanticismo europeo. dad purificadora del ojo interior y, a fin de
aspecto que opone la reflexión plotiniana Igualmente innovadora y original es la cuentas, de una ascesis específica. Por eso
sobre lo bello a la de Platón tiene que ver crítica plotiniana de la idea de proporción. la palabra kallos, en Plotino, no designa una
con la relación entre la idea de lo Bello y la Si bien la proporción y la simetría son efec- propiedad inherente a una forma determi-
existencia del arte. Para Plotino, en efecto, tivamente bellas, no lo son por sí mismas, nada sino que indica una participación en lo
el arte es un modo de conocimiento, incluso sino en la medida en que se originan en una inteligible, así fuera aprehendido por la
de conocimiento metafísico, en tanto que forma interna, ideal y espiritual. De este contemplación de un ser imperfecto que
190 | BELLEZA

ocupara un lugar modesto en la jerarquía de tu propia estatua” (Enéadas, I, 6, 9. 7-16). dell'arte e della bellezza in Plotino, Floren-
las cosas terrestres. Teniendo como finali- La experiencia de lo bello se confunde así cia, Le Monnier, 1956.
dad el mundo de las ideas y lo inteligible, la con una experiencia metafísica, de tal mo- Hadot Pierre, Exercices spirituels et philosophie
experiencia de lo bello implica la conver- do que lo bello aplicado a un objeto no tie- antique, París, Institut d’Études Augusti-
niennes, 1987.
sión de la totalidad del ser en función de ne sentido más que en una extensión con-
——, Plotin ou la simplicité du regard, París, Ga-
una perfección enteramente interior: “Re- siderable, que implique para el filósofo otra llimard, 1997.
tírate a ti mismo y mira. Y si no te ves aún forma de vida; lo que Hadot llamó un ejer- Keyser Édouard de, La signification de l’art
bello, entonces, como el escultor de una cicio espiritual. dans les Ennéades de Plotin, Lovaina, Publi-
estatua que debe salir bella, quita aquí, ras- cations Universitaires, 1955.
pa allá, pule esto y limpia lo otro hasta que Bibliografía Plotino, Enéadas. introd., trad. y notas J. Igal,
saca un rostro bello […] no ceses de ‘labrar’ Bourbon di Petrella Fiametta, Il problema Marid, Gredos, 1982.

mo más que para hacerla significar algo diferente Nada hay tan hermoso (tam pulchrum) en ningún
de lo que enunciaba, incluso lo contrario. Uno de los género que no ceda su hermosura a aquella idea de
autores más célebres de esta inversión filosófica en que es imagen y que no puede percibirse ni por los
favor de una concepción del arte fue Cicerón, ver- ojos, ni por los oídos, ni por ningún sentido, sino
dadero padre de la teoría del arte. En el De finibus, sólo por el pensamiento y la inteligencia (cogitatione
tantum et mente complectimur). Todavía podemos
Cicerón escribe: “Et quoniam haec deducuntur de
concebir estatuas más perfectas que las de Fidias, aun-
corpore, quid est cur non recte pulchritudo etiam ip- que sean éstas las más acabadas que en su género
sa propter se expedanta ducatur? [Y puesto que esto hemos visto, y pinturas más hermosas que las que
se proscribe del cuerpo, ¿por qué no ha de conside- nombré antes (cogitare tamen possumus pulchriora).
rarse con razón que también la belleza debe ser bus- Y por eso aquel artífice, cuando hacía la estatua de
cada por sí misma?]” (Del supremo bien y del supremo Jove o de Minerva, no contemplaba ningún modelo
mal, V, 47, trad. Víctor José Herrero Llorente, Ma- del cual tomase la semejanza, sino que habitaba en su
drid, Gredos, 1987, p. 303). ¿Qué quiere decir aquí mente (mente) un admirable dechado de perfección
pulchritudo? El término implica el doble sentido (species pulchritudinis eximiae), a cuya semejanza, y sin
de, por un lado, una perfecta y acabada belleza cor- apartar de ella los ojos, dirigía su arte y su mano.
El orador, II, 7, p. 327.
poral —sentido que expresa con más fuerza que el
de forma— y por otro una suerte de excelencia mo-
ral cercana al kalós kagathós de los griegos. El senti- A pesar de contradecir de manera evidente el pen-
do específicamente estético aparece con claridad en samiento de Platón, la adulteración de kallos por
el siguiente pasaje de De natura deorum, donde Ci- pulchrum es decisiva, ya que tendrá valor de autori-
cerón expone la cosmología de los estoicos. De lo dad y de referencia para los teóricos del arte del cla-
que ante todo se ocupa el alma del mundo, escribe, sicismo francés, e incluso para Baumgarten, funda-
es: “primero, de que el mundo sea lo más apto po- dor de la estética. Al identificar la idea platónica de
sible para permanecer; después, de que no carezca lo Bello, to kallos, con el ideal de lo bello, es decir, una
de cosa alguna; pero, sobre todo, de que sea eximia suerte de modelo interior inmanente a la concien-
su hermosura (eximia pulchritudo) y haya toda cla- cia del artista antes de todo acto creador, Cicerón
se de ornato en él (omnis ornatus)” (Sobre la natu- da a pulchrum un sentido nuevo. Desde entonces, la
raleza de los dioses, II, 22, trad. A. Escobar, Gredos, separación entre lo bello y las artes miméticas que
1999, p. 205) (es el sentido de kosmos [κόσμος], véa- preservaba la metafísica platónica ha sido en buena
se Mundo). Pese a su posición semántica en latín, medida superada. Ya no subsistirá más que en el
pulchrum y pulchritudo, a diferencia de forma, ve- pensamiento escolástico, y en Ficino y Nifo.
nustus, elegans y naturalmente bellus, no se integra- El significado de pulchrum en Tomás de Aquino
rán al vocabulario de las lenguas romances. Y sin está determinado ante todo por el esfuerzo de resol-
embargo, en latín clásico, ésta era la palabra que se ver los problemas planteados por las concepciones
consideraba más apta para transmitir la universali- antagónicas del pensamiento escolástico, a saber, el
dad y el rigor abstracto de la idea de lo bello. En un realismo de las teorías platónicas y el subjetivismo
pasaje famoso de El orador, Cicerón define lo bello siempre remanente en la reflexión estética; y sobre
como ideal de la siguiente manera: todo los diversos órdenes en los que la palabra se
BELLEZA | 191

despliega: el orden ontológico o metafísico, el orden teorías de la luz y de la contemplación de lo inteli-


lógico, el antropológico y finalmente el específica- gible del neoplatonismo da a bellezza una orienta-
mente estético. Pulchrum, en efecto, en tanto supone ción más intelectualista, que exalta deliberadamen-
una relación de proporción entre materia y forma, te la primacía de la visión; por esta razón, la palabra
posee un estatus ontológico inseparable de la estruc- posee un sentido sin duda más visual que no ten-
tura de la realidad. Por lo demás, esta concepción ex- drán, por ejemplo, ni beau ni mucho menos Schön-
cluye explícitamente cualquier orientación idealista heit. En rigor, y a diferencia de pulchritudo —que
o subjetivista; lo que no significa que se desprecie la casi siempre sirve para expresar una idea metafísi-
subjetividad estética, en el sentido de deleite sensible ca, incluso en el campo de la retórica—, bellezza
en la percepción del objeto: debe satisfacer varias exigencias contradictorias: de-
be conformarse a la idea como instancia superior;
Unde pulchrum in debita proportione consistit: quia debe realizarse en la obra como sistema ideal de pro-
sensu delectatur in rebus debite proportionatis, sicut
porciones y de medidas, y a la vez dar cuenta de la
in sibi similibus; nam et sensus ratio quaedam est, et
totalidad de las formas de la realidad empírica; por
omnis virtus cognoscitiva.
último, apoyándose tanto en reglas artísticas determi-
[De ahí que lo bello consista en una adecuada pro-
nadas a priori como en el ejercicio efectivo del arte,
porción, porque el sentido se deleita en las cosas bien
proporcionadas como semejantes a sí, ya que el sen-
nos muestra que la obra es una segunda creación
tido, como facultad cognoscitiva, es un cierto enten- de la naturaleza, una natura naturans, análoga a la
dimiento]. belleza divina. La palabra cristaliza así un conjunto
Tomás de Aquino, Suma teológica, I, q.5, a.4, ad.1. de tensiones y de aspiraciones a menudo incompa-
tibles, a riesgo de volverse en ocasiones casi ininte-
Lo que caracteriza a pulchrum es que supone un ac- ligible. Todo el pensamiento alegórico renacentista
to de conocimiento, es decir, un esfuerzo de juicio ejemplifica este nudo de contradicciones, donde
para comprender las propiedades estéticas objeti- reside el principio de su fecundidad inagotable. La
vas inherentes a la estructura de la realidad y del idea, cara a Ficino, de que la belleza está esencial-
mundo. Pulchrum quiere decir comprensión inte- mente alejada de la materia corporal no puede ser
lectual, incluida la del mundo sensible. Además, en admitida ni por Alberti ni por Leonardo, para quie-
tanto que trascendente, lo bello posee lo que To- nes la medida, la proporción y la armonía deben
más considera tres propiedades: “integritas sive per- objetivarse forzosamente en una obra perfecta.
fectio”, “proportio sive consonantia” y “claritas”; és- • VÉASE EL RECUADRO 3
tas constituyen el sentido más duradero del ideal La idea della bellezza persiste como autoridad me-
clásico en las artes y determinarán por largo tiempo tafísica inmanente a la conciencia del artista, pero
las categorías más generales de la estética. En cual- cuya inteligibilidad sólo es posible en la soberanía de
quier caso, y más allá de los sentidos posteriores de la regola. La justa aplicación del sistema de relacio-
pulchrum o de pulchritudo —como trascendental en nes y de medidas que es la proporción se convierte
los autores escolásticos, o como idea en los teóricos entonces en una condición a priori, necesaria y su-
del Renacimiento—, los términos que designan la ficiente, de la culminación de la obra. Como dice
belleza en las lenguas romances quedarán profunda- Francesco Scannelli:
mente marcados por la contribución de la metafísi-
ca y de la retórica antiguas. La belleza (bellezza) tan deseada no es más que un
reflejo de la luz suprema y como un rayo de la divi-
nidad, y me parece estar constituida por un equili-
II. Bellezza en las teorías del arte del renacimiento
brio armonioso de las partes (buona simmetria di
Oponiéndose implícitamente a esta metafísica, Al- parti) unido a la suavidad (suavità) de los colores que
berti y Leonardo se esfuerzan por construir la idea representan en la tierra las reliquias y los testimo-
de Belleza sobre la base de un sistema de reglas cu- nios de la vida celestial e inmortal.
yo valor teórico sea totalmente autónomo. En los Microcosmo della pittura, Cesena, 1657, I.17, p. 107.
teóricos del Renacimiento, bellezza no es ciertamen-
te una traducción de pulchritudo. Pero el esfuerzo La definición de Scannelli resume todas los objeti-
considerable para transferir a la teoría del arte las vos del ideal clásico, pero resulta ya anacrónica en
192 | BELLEZA

Recuadro 3 › Bellezza y vaghezza


La comparación de las dos versiones que dio bellezza; pero che nella pittura la vaghez- la simetría y la armonía de un discurso (se-
Alberti de su propio tratado, una en latín y za non meno è grata che richiesta. gún algunos filólogos, concinnitas se deriva
otra en italiano, permite advertir las trans- del adjetivo concinnus, que significa “bien
[Se complacerá no solamente en repro-
formaciones que introduce al pasar a la len- proporcionado”; según otros, del verbo con-
ducir con similitud todos los elementos,
gua vernácula. En De pictura escribe a pro- cinnare, que quiere decir “disponer, orde-
sino también en añadirles la belleza; por-
pósito del pintor Demetrio: que la gracia, en pintura, no es menos nar, preparar”). Las figuras de Correggio y
grata que necesaria.] por supuesto la Gioconda constituyen los
At ex partibus omnibus non modo simili- Ed. de C. Grayson, pp. 96-97. paradigmas pictóricos de la vaghezza,
tudinem rerum, verum etiam in primis ip- mientras que la perfección plástica de las
sam pulchritudinem diligat. Nam est pul- madonas de Rafael corresponden muy
Mientras que en latín utiliza el mismo tér-
chritudo in pictura res nons minus grata
mino (pulchritudinem, pulchritudo), en ita- apropiadamente a la idea de la bellezza.
queam expetita.
liano recurre a dos términos diferentes, be-
[Atento siempre no sólo a la similitud de llezza y después vaghezza, que Spencer, en Bibliografía
todas las partes, sino ante todo a su be- su edición inglesa del tratado italiano, tra- Alberti Leon Battista, De pictura (1435), De-
lleza. Pues la belleza en pintura es tan duce por loveliness (On painting, p. 92). lla pittura (1436); De pictura, lat.-it., ed.
agradable como necesaria.] Cecil Grayson, Roma-Bari, Laterza, 1975;
Vaghezza se deriva del latín vagus, que
Libro III, 55, trad. esp. Rocío de On painting, it.-ing., ed. y trad. J.R. Spen-
significa: vago, indeterminado. Pero ad-
la Villa, Madrid, Tecnos, 1999. cer, Yale UP, 1956; De la peinture, lat.-fr.,
quiere también un sentido positivo, el de en- ed. y trad. J.-L. Schefer, Macula, 1992; De la
canto indefinido, más próximo a la idea de pintura y otros escritos sobre arte, trad. Ro-
En Della pittura, en cambio, la misma exi- gracia que de belleza. Se distingue, pues, cío de la Villa, Madrid, Tecnos, 1999.
gencia se expresa del siguiente modo: de bellezza, cuyo sentido casi se confunde
aquí con el de la palabra latina concinnitas,
E di tutte le parti li piacerà non solo ren-
que se emplea en particular para designar
derne similitudine, ma piu edgiugniervi

el siglo XVII. La teleología de la “simmetria di parti”, evidente en el uso del adjetivo, es casi siempre aje-
que reinó desde los pitagóricos hasta el Renacimien- na a preocupaciones estéticas. “Le beau monde [la
to —esa concepción de lo bello como reflejo de la alta sociedad]”, “le bel esprit [el ingenio, la inteligen-
vida celestial, defendida aún con vehemencia por cia]”, “il fait beau [hace buen tiempo]”; en todos es-
Bellori y Poussin—, se encuentra amenazada. Ya tos casos, la palabra expresa una cierta idea de per-
Ficino, Bruno y los teóricos del manierismo habían fección y a veces un dejo de ironía. Comparada con
hecho suya la crítica de la proporción y por fin de la el italiano, está muy alejada de cualquier referencia
regla que ya estaba en Plotino. La aparición del gus- metafísica o teológica.
to como nuevo criterio determinante, junto con el Es especialmente notable que beau no tenga con-
genio y la diversidad de las reglas, sacuden el equi- tenido filosófico alguno y que tienda a ser a menu-
librio de la teoría clásica de lo bello, tal como ates- do sólo un predicado o incluso una referencia neu-
tiguan las primeras líneas del Tratado de lo bello de tra. Su uso más abstracto aparece en Mersenne: “Es
Crousaz, publicado en 1715: “Hay sin duda pocos en verdad difícil encontrar o imaginar una cosa más
términos que los hombres usen con tanta frecuen- bella que la luz, pues parecería que la belleza de to-
cia como el de bello, y sin embargo nada hay menos das las otras cosas dependiera de ella” (Questions
definido que su significado, nada más vago que su inouyes, q. 13, 1634, en Mersenne, “Corpus des œu-
concepto” (trad. esp. M.A. Bonet, Publicacions de vres de philosophie en langue française”, París, Fa-
la Universitat de València, 1999, p. 51). yard, 1985, pp. 263-264). La connotación neoplató-
nica del término es aquí muy débil y deriva de un
III. El proceso de subjetivación de lo bello: uso más bien convencional. En carta a Mersenne,
de lo artístico a lo estético Descartes declara:

A. Beau y beauté: tentativas de síntesis En cuanto a su pregunta acerca de si se puede esta-


de lo heterogéneo blecer la razón de lo bello, es exactamente la misma
Hasta el siglo XVIII la palabra francesa beau rara vez que me hacía antes sobre por qué un sonido es más
aparece sustantivada, y su diversidad semántica, muy agradable que otro, excepto que la palabra bello pa-
BELLEZA | 193

rece referirse más particularmente al sentido de la ridad de la perfección de un cuadro, de un poema o


vista. Pero en general ni lo bello ni lo agradable sig- de una arquitectura permiten verificar positivamente
nifican nada más que una relación de nuestro juicio lo bien fundado de las reglas, de tal modo que la idea
con el objeto; y como los juicios de los hombres son de una regla sin referencia posible, determinada a
tan diferentes, no se puede decir que lo bello ni lo
priori como entre los teóricos italianos, queda ahora
agradable tengan ninguna medida determinada.
excluida. Pero la inmanencia que implica esta aten-
Carta a Mersenne, 18 de marzo de 1630, Œuvres, París,
Gallimard, “La Pléiade”, p. 924; trad. esp Ezequiel ción a las reglas y a la idealidad de los grandes mode-
de Olaso y Tomás Zwanck en R. Descartes, Obras los en relación con las obras de arte no supone nin-
escogidas, Buenos Aires, Charcas, 1980, p. 351. guna forma de realismo respecto de las propiedades
del arte. La idea de que una cualidad artística y esté-
El juicio sobre lo bello, en otras palabras, no es más tica pueda subsistir como propiedad real e inheren-
que la expresión de una preferencia personal y sub- te al objeto, independientemente de la aplicación de
jetiva, y no puede por lo tanto ser objeto de trata- la regla y del ejercicio del juicio, parece ahora altamen-
miento filosófico. Spinoza es igualmente explícito te problemática. Incluso Nicole, que estaba decidido
cuando escribe que la belleza (pulchritudo) no es nun- a restaurar lo bello de la manera más racional posi-
ca una cualidad del objeto sino “un efecto (effectus) ble, rechaza cualquier objetivismo y no ve salida más
en el sujeto que lo ve”, estrechamente condicionado que en una lógica del juicio. Los hombres —escri-
por nuestra constitución y nuestro temperamento be— deben “formarse una idea de lo bello que pue-
(Carta a Hugo Boxel, octubre de 1674, en Spinoza, da servirles de regla en sus juicios” (Traité de la beau-
Baruch, Correspondencia, trad. Atilano Domínguez, té des ouvrages de l’esprit, Tolosa, 1689, pp. 2-3). El
Madrid, Alianza, 1988, pp. 319-320). De Descartes a precepto de Nicole parte de una exigencia teórica que
Voltaire, el racionalismo filosófico tiende a hacer del se ha vuelto exorbitante: la identificación de lo bello
juicio sobre lo bello y de lo bello mismo un produc- y de lo verdadero y la prioridad del entendimiento en
to de la subjetividad; y esta subjetividad da lugar ne- el ejercicio del juicio, de tal modo que la solución
cesariamente a un relativismo infinito que no sólo teórica que propone corre peligro claro de conver-
destruye toda objetividad posible de lo bello sino que tirse en nueva fuente de problemas. Poco a poco, la
lo rebaja, además, al rango de ilusión. Desde el siglo universalidad de la idea de lo bello es sustituida por
XVII, antes incluso de que nazca la estética como dis- una exigencia de universalidad en los sistemas de
ciplina filosófica, su concepto más importante ya ha reglas artísticas. Fundada en el rechazo de un proce-
sido en gran medida invalidado en nombre de la ra- so puramente especulativo, y por lo tanto metafísi-
cionalidad filosófica. co, esta nueva empresa aspira nada menos que a
La primera consecuencia es que la inteligibilidad conciliar la singularidad de la regla del arte —mo-
de lo bello ya no puede ser establecida por la refle- dificable en cada aplicación— y el derecho a la uni-
xión filosófica y va a desplazarse de alguna manera versalidad estética.
hacia el campo de la teoría del arte y de la naciente • VÉASE EL RECUADRO 4
crítica de arte. La palabra beau sobrevive en sus atri- Si todavía es posible reactivar así lo bello a pesar
butos esenciales y en sus determinaciones metoní- de la crisis filosófica de la que es objeto, se debe a la
micas, que son la perfección, la forma y los sistemas intervención del discurso institucional de la Aca-
de proporciones. Si lo bello no puede concebirse ya démie de peinture et de sculpture; fundada en 1648,
como un trascendental en el sentido escolástico —co- una de sus funciones es justamente la de producir
mo una idea a la que se conforma el pensamiento categorías artísticas y estéticas. Sin embargo, una
del artista— debe ser definido entonces en la inma- solución acorde a las exigencias del racionalismo
nencia de la experiencia del arte. Ya se trate del crea- espera todavía su teórico. Es a Boileau a quien le
dor o del espectador, cada uno se ve forzado a refle- tocará realizar este programa, en correspondencia
xionar sobre los criterios de lo bello tal como están con el horizonte de expectativas suscitado por la
dados por la proporción, la armonía y la perfección, doctrina clásica. Boileau le dará a la palabra un nue-
es decir, a través de una experiencia perceptiva que vo sentido, que será decisivo para la orientación
descalifica necesariamente los razonamientos a prio- que tomará posteriormente el pensamiento estéti-
ri y los procesos deductivos. Solamente la ejempla- co del siglo XVIII: “Rien n’est beau que le Vrai: le
194 | BELLEZA

Recuadro 4 › La belleza y la gracia


La especificidad de la teoría del arte, tal co- muy justa y muy uniforme, entonces se vertido en condición necesaria del placer
mo se desarrolla en la segunda mitad del si- genera esa gracia que admiramos en las estético. Y a diferencia de la belleza, no es
glo xvii en Francia, reside en la voluntad de personas más notables, y sin la cual la posible encerrar la gracia en un conjunto de
proporción más bella de los miembros
superar la tensión entre una idealidad basa- reglas: “Lo que da placer —escribe el Caba-
está muy lejos de su máxima perfección.
da en reglas y la perfección artística que llero de Méré— consiste en cosas casi im-
Entretiens…, 1er Entretien, París,
testimonian ciertas obras y prácticas empí- Les Belles Lettres, pp. 120-121. perceptibles, como un guiño, una sonrisa, co-
ricas. De ahí la tentación de alejarse de los mo un no sé qué que se nos escapa con
principios puramente racionales para hacer Tal como se manifiestan en un cuerpo bello facilidad y ya no se encuentra cuando lo
derivar lo bello de la proporción y la armo- o en una obra, la proporción y la simetría buscamos” (Des agrémens, en Œuvres, Pa-
nía como propiedades inherentes y objeti- son constitutivas de la belleza, pero de una rís, Les Belles Lettres, 1930).
vas de la obra, como hace por ejemplo Féli- belleza abstracta, normativa e inanimada. El debate sobre el arte y las categorías ar-
bien cuando distingue la belleza y la gracia: La gracia, en cambio, es inseparable de lo tísticas, sobre el poder de las reglas, no em-
que los teóricos del arte del siglo xvii lla- pieza entonces realmente sino con la gracia,
La belleza nace de la proporción y de la que deviene una condición de la perfección
man “la expresión”, es decir, las acciones
simetría que se encuentra entre las par- de la obra de arte. Ésta requiere ahora la
del cuerpo que hacen visibles los movi-
tes corporales y materiales. Y la gracia sur- puesta en práctica de una técnica de com-
ge de la uniformidad de los movimientos mientos del alma. Lejos de ser una cualidad
entre otras, la expresión es la que le permi- posición de figuras y formas, capaces de
interiores producidos por las afecciones
te a la belleza actuar sobre el espectador, la producir la armonía y el no sé qué sin los
y los sentimientos del alma. Así, cuando
no hay más que simetría entre las partes que lo toca, la que lo conmueve. Por eso es cuales el lenguaje del arte es letra muerta.
corporales, la belleza que se obtiene es una parte esencial del arte del pintor o del
una belleza sin gracia. Pero cuando en esa escultor. En ese sentido, se puede definir la Bibliografía
bella proporción se ve además una rela- Félibien André, Entretiens sur les vies et les ou-
gracia como el alma de la belleza, la belleza
ción y una armonía de todos los movi- vrages des plus excellents peintres anciens et
de la belleza. Se trata de un “je ne sais quoi”,
mientos interiores, que no sólo se unen modernes, 1668-1688; las entrevistas 1 y 2
según Félibien, “que no es posible expresar fueron publicadas por René Démoris, Les
con las otras partes del cuerpo sino que
además las animan y las impulsan a ac- bien” y que es “como el nudo secreto que Belles Lettres, 1986.
tuar con cierta armonía y una cadencia ensambla esas dos partes del cuerpo y del
espíritu”. De modo que la gracia se ha con-

Vrai seul est aimable [Nada es bello sino lo Verdade- Cuando uno se pregunta qué es lo Bello, no preten-
ro: sólo lo Verdadero es amable]” (Epístola IX). La de hablar de un objeto que existe fuera de nosotros
verdad que ha de estar en el corazón de la belleza y separado de todos los otros, como cuando se pre-
del arte no es de ningún modo la expresión de un gunta qué es un Caballo, qué es un Árbol. Un Árbol
es un Árbol, un Caballo es un Caballo, es lo que es
juicio sensato, ni la de una vago sentido común; es absolutamente, en sí mismo, y sin que sea necesario
aquello a lo que debe aspirar el genio del artista, en compararlo con alguna de las otras partes que con-
la medida en que su meta es alcanzar ese punto en tiene el Universo. No ocurre lo mismo con la Belle-
que razón y belleza, verdad y naturaleza son una y za; este término no es absoluto sino que expresa la
la misma cosa. El genio del arte consiste así en ob- relación de los objetos que llamamos Bellos con nues-
tener la síntesis de esos elementos heterogéneos. tras ideas, o con nuestros sentimientos, con nuestro
Algo que el exceso de producción metafórica, evi- intelecto [nos lumières] o con nuestro corazón, o, fi-
nalmente, con otros objetos diferentes de nosotros
dente en España y en Italia, no podrá realizar por-
mismos. De tal modo que para fijar la idea de la Be-
que transgrede el orden de la naturaleza, y por lo lleza es necesario determinar y examinar en detalle
tanto el de lo verdadero, en beneficio exclusivo de las relaciones a las cuales adjudicamos este nombre.
la imaginación. Traité du beau, p. 22.
Sin embargo, aun si su concepción de lo bello su-
pone una diversidad de instancias (la naturaleza, lo Al afirmar que el concepto de lo bello es sólo inteli-
verdadero, un orden racional) dentro de la unidad gible a través del análisis de una pluralidad de rela-
del concepto, Boileau no percibe todavía la infini- ciones y de determinaciones, el autor inicia un pro-
dad de relaciones que amenazan sin cesar la univo- ceso que, a largo plazo, amenaza vaciar la noción de
cidad del término. Ya a principios del siglo XVIII, todo contenido productivo.
Crousaz enuncia la dificultad central que confron- En realidad, las reflexiones sobre el término indi-
tará la estética: can claramente un proceso de subjetivación basado
BELLEZA | 195

en consideraciones psicológicas. ¿Qué quiere decir está ahora en condiciones de dar sentido a una ca-
bello? Para el abad Trublet, “se dice bello a todo lo tegoría que exigía un verdadero esfuerzo de refun-
que gusta, cuando el sentimiento de placer, aunque dación, el cual implicará un trastrocamiento de la
recibido por algún órgano del cuerpo, está en el al- problemática tradicional.
ma misma y no en dicho órgano” (Essais sur divers
sujets de littérature et de morale, vol. 3, pp. 217-218). B. Beauty y beautiful: de la excelencia moral
En Voltaire, la subjetividad del sentimiento de pla- al placer estético
cer se convierte en relativismo radical: “Pregúntele Beauty o beautiful no se pueden reducir al concepto
a un sapo qué es lo bello, la grandiosa belleza, el to de belleza tal como ha sido construido por la his-
kalón. Le responderá que es su sapa, con esos enor- toria de la filosofía. El acercamiento entre beauty y
mes ojos redondos que sobresalen de su cabecita… excellence, que está anclado en la tradición platóni-
Consulte por fin a los filósofos: le responderán con ca y remite al griego to kalón, no constituye el cen-
un galimatías; ellos precisan algo acorde con el ar- tro de la reflexión sobre esta red. El uso de beauty es
quetipo de lo bello en su esencia, con el to kalón” muy diverso: invoca propiedades estéticas y no es-
(Dictionnaire philosophique, art. “Beau”). Tratando téticas, califica el objeto y también su forma, reco-
de salvar el concepto por medio de la imitación de la noce un placer específico del sujeto. Del lado del
“bella naturaleza”, Batteux no hace más que eludir objeto, beauty está asociada a simplicity o a grace;
el problema al extender la mímesis de manera siste- del lado del sujeto, remite a design o expression.
mática a todas las bellas artes. Para Diderot, al igual El uso de beauty o beautiful resulta inicialmente
que para muchos otros teóricos, solamente la referen- indisociable de un análisis de la relación de lo bello
cia a los autores ingleses, a la idea de lo bello como y del bien. La idea de belleza moral surge en Ingla-
“sentimiento interior”, permitirá preservar una idea terra alrededor de 1700 para reunir sentimiento de
tan vapuleada por la hegemonía del gusto y cierta lo bello y discernimiento moral. Según Characteris-
hostilidad a la metafísica. Pero este sentimiento es- tics of Men, Manners, Opinions, Times, de Shaftes-
tético implica por supuesto que ha de determinarse bury (1711), el hombre se aproxima al carácter ab-
en un sistema de relaciones y de proporciones. La de- soluto de la belleza al consagrarse al conocimiento
finición más precisa de lo bello en Diderot se consi- de sí. El soliloquio como diálogo interior expresa así
gue en la encrucijada de un esfuerzo por evitar tanto un sentimiento justo de lo bello y del bien que re-
el relativismo de un La Mettrie como el objetivismo vela la profundidad del alma, el orden del corazón.
de la tradición clásica. El juicio estético debe supe- Winckelmann, Schiller, Hölderlin y Wieland pro-
rar cualquier sustancialismo de la calidad o del ob- longarán esta figura arquetípica de la belleza moral
jeto, pero manteniendo sin embargo un principio de con la idea del “alma bella” (schöne Seele). La origi-
objetividad. La solución al problema está totalmen- nalidad de la tradición de lengua inglesa se constru-
te supeditada a la idea de relación, fundada a la vez ye en otro sitio, en otras apariciones de beauty. En
en el juicio y en las cosas. El sentimiento de lo bello A Treatise of Human Nature (1739-1740), Hume in-
tiene su origen en la percepción de las relaciones: troduce dos concepciones de la belleza: una antro-
pológica o pasional —la belleza de forma (“beauty
Lo bello que resulta de la percepción de una sola re- is a form”)—, la otra social o práctica —la belleza
lación es usualmente menor que aquel que resulta de interés (“beauty of interest”). La belleza es una
de la percepción de varias relaciones […] El núme- forma que produce placer; estrechamente vincula-
ro de relaciones, sin embargo, no debe multiplicar- da al yo, se convierte en objeto de orgullo y pertene-
se al infinito; y la belleza no sigue esta progresión: ce al ámbito de las pasiones. Pero la belleza se apo-
no admitimos en las cosas bellas sino las relaciones
ya también en el placer que da la comodidad: la
que una mente bien predispuesta puede aprehender
funcionalidad de una casa, el lujo de un edificio o la
nítida y fácilmente.
Œuvres esthétiques, art. “Beau”, 1751,
fertilidad de un campo pertenecen al registro de la
París, Garnier, 1956, pp. 428-429. belleza. El valor de la belleza de los objetos reside
en su uso. La contemplación de lo bello supone un
Así, es posible afirmar que la instauración de una juego social entre un propietario y un espectador, de
disciplina exclusivamente filosófica —la estética— modo tal que el espectador se interese —por simpa-
196 | BELLEZA

tía o por la comunicación fluida de sentimientos— línea de belleza. Beauty ya no está asociada enton-
por una ventaja que involucra directamente al pro- ces a simplicity sino a grace, término que subraya
pietario del objeto. Estas dos acepciones de beauty la variedad infinita, la complejidad de las formas, la
no se basan en una dilucidación propiamente artís- atracción del no sé qué [cualidad sutil e indefini-
tica del término. En The Theory of Moral Sentiments ble]. La reflexión sobre la belleza conduce a la ne-
(1759), Adam Smith resalta la importancia de la be- cesidad de defender la autonomía de la expresión
lleza de interés, al insistir en la disposición de los ob- artística, el devenir expresivo de la pintura. Por lo
jetos que procura comodidad y produce un mani- demás, beauty favorece una interrogación sobre el
fiesto sentimiento de utilidad en el espectador; proceso cognoscitivo y afectivo que genera la idea
dichos objetos son una satisfacción eficaz del amor de belleza en la mente que la percibe. En esta línea,
de la distinción, presto a proveer una satisfacción la concepción de la belleza y de su percepción en
por simpatía para con un propietario que aparece An Inquiry into the Original of our Ideas of Beauty
tan felizmente provisto. and Virtue, de Hutcheson (1725), es esencial y ori-
A los enfoques antropológico y social de Hume ginal. El hombre dispone de una facultad para per-
y de Smith, es preciso agregar reflexiones más pro- cibir las ideas de belleza y de armonía, o un sentido
piamente intraestéticas en la determinación del su- interno de la belleza por medio del cual el placer im-
jeto o del objeto de lo bello. Alison, en Essays on the pacta inmediatamente, al mismo tiempo que la idea
Nature and Principles of Taste (1790), no asocia la de belleza. El sentido interno (“internal sense”) es una
belleza a las cualidades de los objetos; los objetos son facultad pasiva de recibir ideas de belleza de todos
sólo signos que producen una emoción. En la pers- los objetos en los cuales haya uniformidad en la varie-
pectiva de una historia del perfeccionamiento de las dad. Regular y harmonious son sinónimos de beau-
artes, la calidad de la intención (design) es ante to- tiful. Así, la apreciación de la belleza requiere del
do productora de la emoción de la belleza. La uni- funcionamiento de un sentido interno, pero supone
formidad y la regularidad expresan así adecuada- también una regla de lo bello; el fundamento de la
mente la existencia del design, al permitir distinguir belleza de las obras de arte reside en la unidad de
en el objeto una similitud entre las partes que vuel- proporción entre las partes y entre cada parte y el
ve discernible una forma regular. Cuanto más estén todo. Hutcheson permite la emergencia de catego-
las artes atravesadas por el talento, sin embargo, la rías propias de la apreciación de lo bello. A partir de
emoción de belleza que pueden ofrecer dependerá ahora es posible reconocerle a la belleza un valor pro-
en medida mayor de la pasión y no de la intención. pio. La belleza aparece cada vez más ligada al valor
El gran criterio de excelencia en las formas bellas es estético; es, por lo tanto, ciertamente posible hacer-
el carácter (character) o la expresión que correspon- le a beauty un lugar amplio en la reflexión estética
da a la apariencia o la percepción de una cualidad contemporánea (M. Mothersill, Beauty Restored,
que nos afecta en función de su variedad de formas. 1984; E. Zemach, Real Beauty, 1997).
La superioridad de “beauty of expression” respecto
de “beauty of design” va acompañada de lo que po- IV. Schönheit y sus objetivos filosóficos
dría considerarse un carácter propiamente artístico, Es en el latín de Baumgarten donde Kant encuen-
incluso estilístico, de la belleza: la contemplación tra una primera definición de lo bello que rechaza-
de la libre expresividad de las formas. Los análisis de rá de manera decisiva para la historia de la estética.
Alison sobre las artes pueden esclarecerse a partir El movimiento de pulchritudo, tal como lo utiliza
de The Analysis of Beauty del pintor Hogarth (1753), Baumgarten, a Schönheit en el sentido que le da Kant,
obra sobre los requisitos de la belleza de un cuadro. constituye una ruptura fundamental con todas las
Beauty es entendida aquí de acuerdo con las reglas concepciones anteriores de lo bello, tanto las meta-
del trazo. Según Hogarth, el espíritu de la pintura físicas de lo bello como las teorías del arte.
ha sido siempre víctima de un prejuicio a favor de Tal como lo expone en su Metaphysica y su Aes-
la línea recta, de la geometrización del espacio en la thetica, el proyecto de Baumgarten es construir una
representación de la belleza de las formas huma- teoría en la que lo bello se convierta verdaderamente
nas. Hogarth propone en cambio colocar en el cen- en el objeto de un conocimiento capaz de expresar-
tro de la pintura la línea serpentina o curva como se según conceptos y formas de sensibilidad propias.
BELLEZA | 197

“Aesthetices finis est perfectio cognitionis sensitivae, cable con exclusividad, es el sentimiento de placer
qua talis, haec autem est pulchritudo [El fin de la es- estético mismo y no una cierta propiedad posible
tética es la perfección del conocimiento sensible co- del objeto. Este sentimiento de placer es primario y
mo tal, es decir, la belleza]” (Aesthetica, l.1, § 14, trad. rigurosamente irreductible a toda regla y a toda idea
fr. J.-Y. Pranchère, p. 127). Esta definición puede estética. Con el fin de superar el solipsismo estético
resultar ininteligible si se contrasta sin más con las en el cual corre el riesgo de desembocar esta con-
tesis centrales de la Crítica del juicio de Kant. La ori- cepción de la experiencia de lo bello, Kant plantea
ginalidad de Baumgarten es haber querido dar a lo como postulado una universalidad subjetiva inhe-
bello un fundamento metafísico sin romper por ello rente a la forma misma del juicio de gusto. Pero este
con el legado retórico y humanista. Definir la belle- postulado sigue siendo la exigencia de un derecho;
za como perfección del conocimiento sensible per- éste debe expresarse en una comunicabilidad uni-
mite que se determine como verdad de un cierto ti- versal que, sin ser la finalidad de la experiencia es-
po, esto es, como verdad estética. La verdad estética tética, es su justificación. Tanto en los escritos pre-
difiere de la verdad lógica, pero no se le opone; más críticos como en la Crítica del juicio, el significado
bien participa de una “cognitio inferior”, la de los propio de Schönheit es indisociable de Geschmack
sentidos y las percepciones. Esta posición explícita- como judicum o, más precisamente, como juicio re-
mente cognoscitiva impide cualquier comparación flexionante, por lo tanto como afirmación de la sub-
tanto con una concepción empírica como, por su- jetividad estética (véase Goût).
puesto, con una teoría trascendental de la experien- La relación de los poskantianos con el maestro
cia estética. Contrariamente a lo que aún se afirma, de Königsberg está marcada por una voluntad ex-
la pulchritudo de Baumgarten no constituye en ab- plícita de ruptura. En su Sistema del idealismo tras-
soluto una especie de etapa que llevaría necesaria- cendental (1800), Schelling muestra la necesidad de
mente a las soluciones de la Crítica del juicio; es la que el pensamiento filosófico integre al arte como
expresión de un pensamiento original, que mantie- forma específica de intuición intelectual, es decir,
ne la tensión entre las categorías de la retórica anti- como mediación entre la libertad y la naturaleza.
gua, las de la metafísica y la semiología leibnizianas, Kant, desde luego, había visto los vínculos entre li-
y la exigencia filosófica. bertad y naturaleza en lo bello, pero de ningún mo-
En Kant, el uso de Schönheit tiene como condi- do en la ontogénesis del arte mismo. Este reconoci-
ción el rechazo por principio de pulchritudo y de miento de las funciones y de la necesidad metafísica
todas las implicaciones filosóficas del término. En del arte está en el centro de la concepción hegelia-
la tercera Crítica, toda determinación de lo bello es na de lo bello. Todo el esfuerzo de Hegel se concen-
en cierta forma ajena a la estética en el sentido en trará en demostrar la necesidad interna del vínculo
que la entendían Baumgarten y Meier. Schönheit que existe entre la historicidad del arte, y por ende
nunca remite en Kant a una idea de lo bello o a una de lo bello, y la estructura sistemática de su pensa-
concepción intelectualista, sino al problema del miento filosófico:
gusto o a una crítica del gusto. Una observación del
Nachlass muestra bien todas las dificultades que la Demostrar la idea de lo bello (die Idee des Schönen),
analítica de lo bello deberá resolver: de la cual partimos, es decir, reducirla según la nece-
sidad a partir de los presupuestos antecedentes para
La forma sensible de un conocimiento gusta (ge- la ciencia en el seno de los cuales ha nacido ésta, no
fällt) o bien como un juego de la sensación, o bien es por lo tanto nuestro fin actual, sino la tarea de un
como una forma de la intuición, o bien como un desarrollo enciclopédico de la filosofía en conjunto
medio de concebir el bien. En el primer caso, se tra- y de sus disciplinas particulares. Para nosotros el
ta de atracción (Reiz); en el segundo, de lo bello sen- concepto de lo bello y del arte es un presupuesto da-
sible (das sinnliche Schöne); en el tercero, de lo bello do por el sistema de la filosofía (Für uns ist der Begriff
en sí (selbständigen Schönheit). des Schönen und der Kunst eine durch das System des
E. Kant, Nachlass. Philosophie gegebene Voraussetzung).
G.W.F. Hegel, Lecciones sobre la estética, p. 23.
En la analítica de lo bello, el único verdadero atribu-
to de lo bello, es decir, la única cosa que le es predi-
198 | BELLEZA

Este pasaje desarrolla claramente lo que ya estaba A diferencia de los últimos esteticistas del idealis-
anunciado en el “Primer programa de un sistema del mo como Vischer o Lotze, o incluso Schopenhauer,
idealismo alemán” (texto hallado por Rozenzweig Nietzsche disocia claramente el arte y lo bello. Mo-
en 1917 entre papeles que habían pertenecido a He- derno en este punto, hace de lo bello el efecto de una
gel y cuya atribución es todavía dudosa): la recon- creencia, una ilusión necesaria como estímulo de
ciliación del arte y de la filosofía, la identificación de todo sentimiento estético. Pero esta crítica del idea-
lo bello y del arte, del pensamiento y de la aparien- lismo se vuelve indisociable del rechazo de cualquier
cia, y sobre todo del arte y de la verdad. Subsiste, sin concepción intelectualista de la idea de lo bello, lo
embargo, una ambigüedad inherente al pensamien- cual conduce necesariamente a un vaciamiento de
to estético de Hegel: ¿cómo es que la idea de lo bello su contenido.
artístico, es decir, de lo único bello verdadero, puede La cuestión del sentido actual de la palabra Schön-
a la vez echar raíces en la metafísica y ser la fuente heit suele abordarse con argumentos de la lógica, la
de donde bebe el genio creador de cada artista? ¿Y sociología y más raramente con los de la estética pro-
cómo puede esta idea metafísica coincidir con mo- piamente dicha; se percibe en ocasiones una volun-
dos de aparición y de manifestación tan disímiles co- tad de eliminar el concepto, otras veces un deseo de
mo los de la obra de arte? En realidad, una compren- conservación y aun de restitución de una noción con-
sión integral del concepto de lo bello supondría un siderada anacrónica, incluso reaccionaria. La esté-
análisis regresivo infinito de las premisas que ope- tica que quisiera dar hoy un contenido preciso al
ran en el saber enciclopédico de la filosofía y un aná- concepto de lo bello se enfrenta necesariamente a
lisis infinito de todas las formas de expresión por una alternativa: o bien recurre a una construcción
medio de las cuales la idea de lo bello se actualiza y metafísica, a riesgo de desembocar en una posición
se manifiesta en el tiempo de la historia del arte. difícilmente sostenible, o cumple las condiciones de
En más de un aspecto, los conceptos estéticos de un desarrollo lógico-semántico, expuesto de cual-
Nietzsche —“apariencia”, “ilusión, “valor” como quier modo a múltiples aporías.
condiciones de conservación de la vida— se deri- Así, Reinold Schmücker declara: “Que el arte imi-
van, o son más bien como un eco lejano, del pensa- te la naturaleza, que la belleza sea experimentable y
miento de Kant. haga perceptible la perfección divina, no son ya in-
formaciones plausibles en la época del tratamiento
Nada está más condicionado, digamos más restrin- de residuos y el ateísmo” (Was ist Kunst?, p. 20). A
gido, que nuestro sentimiento de lo bello (unser Ge- este postulado demasiado tajante, Franz von Kut-
fühl des Schönen). Quien se lo imaginase desligado schera responde con observaciones más matizadas
del placer del hombre por el hombre perdería ense- sobre el problema contemporáneo: “La belleza no
guida el suelo y el terreno bajo sus pies. Lo “bello en es por supuesto más que un concepto estético entre
sí” no es más que una palabra, no es siquiera un con-
otros; sin embargo, en vista de su vasto campo de
cepto (Das Schöne an sich ist bloss ein Wort, nicht
aplicación, se la ha considerado numerosas veces
einmal ein Begriff). En lo bello el hombre se pone a
sí mismo como medida de la perfección (als Mass der como el concepto dominante de todas las cualida-
Volkommenheit); en casos escogidos se adora a sí mis- des estéticas, y se ha establecido la teoría estética
mo en lo bello. Sólo de ese modo puede una especie como teoría de lo bello. Esta concepción es típica
decir sí a sí misma. El más hondo de sus instintos, el de la antigua estética” (Aesthetik, p. 94). Dada la di-
de autoconservación y autoexpansión, sigue irra- ficultad extrema de definir con precisión qué es una
diando en tales sublimidades. El hombre cree que el cualidad estética y de teorizar con rigor una noción
mundo mismo está sobrecargado de belleza, olvida que subsiste tanto en el discurso cotidiano como
que él es la causa de ella. Únicamente él le ha hecho en el filosófico, cabe decir que el significado de las
al mundo el regalo de la belleza, ¡ay!, sólo que de palabras beau, beauty, Schönheit y otras sigue en gran
una belleza muy humana, demasiado humana…
medida indeterminado. Lo cual no significa en ab-
[…] el juicio “bello” es su vanidad específica… (das
soluto que carezcan de contenido, que sean inactua-
Urteil “schön” ist seine Gattungs-Eitelkeit).
Götzen-Dämmerung, § 19, Werke, t. 2, p. 1001;
les o impropias para un tratamiento conceptual.
trad. esp. Andrés Sánchez Pascual, Crepúsculo Jean-François GROULIER
de los ídolos, Alianza, 1998, p. 104. Fabienne BRUGÈRE (III, B)
BERUF | 199

Bibliografía principal Pouillon Henri, “La beauté, propriété transcendantale chez les
Alison Archibald, Essays on the Nature and Principles of Taste, scolastiques (1220-1270)”, Archives de l’histoire doctrinale
Londres, 1790; 2a. ed. 1811. et littéraire du Moyen-Âge, 15, 1946.
Alberti Leon Battista, De pictura (1435), Della pittura (1436); Scannelli Francesco, Microcosmo della pittura, Cesena, 1657.
De pictura, lat.-it., ed. Cecil Grayson, Roma-Bari, Laterza, Schmücker Reinold, Was ist Kunst?, Múnich, Fink Verlag, 1998.
1975; On painting, it.-ing., ed. y trad. J. R. Spencer, Yale UP, Shaftesbury Anthony Ashley Cooper, Characteristics of Men,
1956; De la peinture, lat.-fr., ed. y trad. J.-L. Schefer, Macu- Manners, Opinions, Times [1711], Hildesheim-Nueva York,
la, 1992; De la pintura y otros escritos sobre arte, trad. Rocío Olms, 1978.
de la Villa, Madrid, Tecnos, 1999. Smith Adam, The Theory of Moral Sentiments [1759], Oxford
Baumgarten Alexander Gottlieb, Æsthetica [1750], Hambur- up, 1976; trad. fr. M. Biziou, C. Gautier y J.-F. Pradeau, puf,
go, Meiner, 1983; trad. J.-Y. Pranchère, L’Herne, 1988. 1999.
Boileau Nicolas, Œuvres complètes, París, Gallimard, “La Pléia- Tomás de Aquino, Suma de Teología, bac, 2001.
de”, 1966. Trublet Nicolas Charles Joseph, Essais sur divers sujets de litté-
Cicerón, El orador, trad. Marcelino Menéndez Pelayo, en rature et de morale, Briasson, 1735.
Obras completas de Marco Tulio Cicerón, tomo II, Madrid, Vischer Friedrich Theodor, Aesthetik oder Wissenschaft des Schö-
Hernando, 1927. nen, Reutlingen-Leipzig, C. Macken, 1847-1857; 2a. ed. R.
Crousaz Jean-Pierre de, Traité du beau, Ámsterdam, 1715, re- Vischer (ed.), Múnich, Meyer y Jessen, 1922-1923.
ed. Fayard, “Corpus des œuvres de philosophie en langue Vitruvio, Les Dix Livres d’architecture, ed. C. Perrault, 1673;
française”, 1985; Tratado de lo bello, trad. M. A. Bonet, Va- reed. Errance y Balland, 1986; nueva trad. fr. París, Les Be-
lencia, Publicacions de la Universitat de València, 1999. lles Lettres, 1986-2004.
Diderot Denis, Œuvres esthétiques, París, Garnier, 1956. Zemach Eddy M., Real Beauty, Pennsylvania, Penn State Uni-
Ficino Marsilio, Opera omnia, Basilea, 1576. versity Press, 1997.
Ghiberti Lorenzo, I commentari, ed. J. von Schlosser, Berlín, Ju-
lius Bard, 1912. Bibliografía de consulta
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Vorlesungen über die Aesthetik, Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologique de la langue grec-
Frankfurt, Suhrkamp, 1970; trad. J.-P. Lefebvre y V. von que, nueva ed. actualizada, con un suplemento, París,
Schenck, París, Aubier, 1995; Lecciones sobre la estética, trad. Klincksieck, 1999.
Alfredo Brotóns Muñoz, Madrid, Akal, 1989. Eisler Rudolf, Kant-Lexikon [1926-1930], reimp. Hildesheim,
Hogarth William, The Analysis of Beauty, Londres, impr. J. Re- Olms, 1961; trad. fr. aumentada A.-D. Balmès y P. Osmo, Pa-
eves para el autor, 1753; trad. fr. Jansen, rev. S. Chauvin y rís, Gallimard, 1994.
pref. B. Cottret, París, ensb-a, 1991. lsj (Henry G. Liddell, Robert Scott y Henry S. Jones), A Greek-
Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740], Oxford, English Lexicon, 9a. ed., Oxford, Clarendon Press, 1925-1940;
Clarendon Press, 1978; trad. fr. libro I P. Baranger y P. Saltel, A supplement, ed. E.A. Berber, 1968.
libro II J.-P. Cléro, libro III P. Saltel, París, Flammarion, 1991. Voltaire, Dictionnaire philosophique, París, Flammarion, “GF”,
Hutcheson Francis, An Inquiry into the Original of our Ideas of 1964.
Beauty and Virtue [1725], Philosophical Writings, Londres-
Nueva York, Everyman, 1994; trad. fr. A.-D. Balmès, París,
Vrin, 1991.
Kant Immanuel, Kritik der Urteilskraft, Hamburgo, Meiner, 1968;
trad. fr. A. Philonenko, París, Vrin, 1965. BERUF | alemán
Kutschera Franz von, Aesthetik, Berlín-Nueva York, Walter de
Gruyter, 1998. español oficio, vocación, profesión
Lotze Rudolf Hermann, Geschichte der Aesthetik in Deutsch- francés métier, vocation
land, Múnich, 1868.
griego ergon [εργον], ponos [πόνος], klesis [κλησις]
Meier Georg Friedrich, Anfangsgründe aller schönen Wissen-
hebreo tafkid [‫]תפ ד‬
schaften, Halle, 1748.
Montiel Pierre, Le Beau et le Laid en latin, Klincksieck, 1964.
inglés profession, vocation, calling
Mothersill Mary, Beauty restored, Oxford, Clarendon Press, latín officium, professio, vocatio
1984.
Nicole Pierre, Traité de la beauté des ouvrages de l’esprit, Tolo- vocación, y claim, dios, glaube, liberal,
sa, 1689. oikonomía, secularización, sollen, stand (to),
Nietzsche Friedrich, Werke, K. Schlechta (ed.), Darmstadt, Wi- stradániie, trabajo
ssenschaftliche Buchgesellschaft, 1997, 3 vols.; Crepúsculo
de los ídolos, trad. Andrés Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, Beruf es un intraducible reciente: se asocia a Max Weber y
1998. a su estudio de 1904-1905 sobre La ética protestante y el
Norton Robert E., The Beautiful Soul, Nueva York-Londres, Cor-
nell UP, 1995.
“espíritu” del capitalismo. El problema estriba en primer lu-
Plotino, Enéadas. Textos esenciales, introd., trad. y notas María gar en el doble sentido de la palabra, que oscila entre el se-
Isabel Santa Cruz y María Inés Crespo, Buenos Aires, Coli- cular (oficio, profesión) y el religioso (vocación): donde el
hue, 2007. alemán vacila, el español, el francés y el resto de las len-
——, Enéadas I-II, introd., trad. y notas J. Igal, Marid, Gredos,
1982. guas romances están obligados a escoger. Pero Beruf pre-
200 | BERUF

senta otra notable particularidad: lo que tiene de intradu- za—]), exigía que ante todo se salvaguardara la
cible no se debe a la genialidad de una lengua sino a la tensión semántica entre sus dos polos. Tradujimos
decisión de un traductor, Lutero, y a una evolución históri- por “oficio” (o profesión) en un contexto religioso,
ca: la del capitalismo moderno, cuya novedad concentra, por “vocación” en un contexto profesional, con ob-
jeto de subrayar esta tensión que funda la tesis misma
según Weber.
de la obra. Sin embargo, sería inexacto suponer
siempre estas dos acepciones complementarias, en
I. La evolución semántica de Beruf especial en un contexto bíblico, donde equivaldría a
Al consagrar una sección de La ética protestante y el introducir un anacronismo: en casos así, besogne
espíritu del capitalismo a “La idea de profesión de Lu- —faena— nos pareció suficiente, esa vieja palabra
tero”, Weber enriqueció el vocabulario filosófico y de las Escrituras que nos parece que traduce mejor
sociológico con un término nuevo, al mismo tiem- la noción en su estado indiferenciado.
po que descubría un intraducible: en francés tam- Trad. fr. Chavy, p. 269.
bién se habla de Beruf, sobre todo si consideramos
que en Weber tiene valor de emblema para todo el El principio de la traducción es, pues, el de un cons-
proceso de surgimiento del capitalismo moderno. tante contraempleo: para traducir la singularidad
En sí mismo, Beruf se puede traducir como cierta del Beruf, se invertirán los significados de las pala-
concepción del trabajo como un fin en sí mismo, co- bras francesas (métier, vocation) y los contextos (se-
mo una profesión (trad. esp. A., p. 98). Para Weber, cular, religioso) en los que se utilizan. Esta solución
el espíritu del capitalismo se concentra en el Beruf, es necesariamente improvisada: la inversión no se
como muestra su definición (o por lo menos su realiza sistemáticamente, y no es posible hacerlo,
“idea provisional”, ibid., p. 82) de “mentalidad que puesto que hay que dar por sentado aquello mismo
aspira profesional y sistemáticamente al lucro por el que está en cuestión, a saber, la división de lo tem-
lucro mismo” (ibid., p. 100). Esta búsqueda de pro- poral y lo espiritual, de lo profesional y lo confesio-
vecho iba acompañada, en la época moderna, de una nal. La particularidad del Beruf alemán es que ate-
ética social relativa a “una idea peculiar del deber núa el rigor de esta división y dice de una sola vez
del trabajo” (Berufspflicht) (ibid., p. 89) que confe- lo que el francés, el español y el resto de las lenguas
ría un valor moral al trabajo y a la profesión que se romances deben distinguir y hasta oponer. Por lo
ejerce. tanto, es arriesgado partir de esta distinción de lo sa-
En las citas que preceden, Beruf se tradujo al fran- grado y lo profano para traducir el término que la
cés por vocation y métier [vocación y oficio]; el pri- pone en cuestión.
mer traductor, Jacques Chavy, proponía en los mis- Una segunda solución consiste en forjar una pa-
mos sitios vocation, profession y métier, profession. labra compuesta que señale la dificultad: esto es lo
Aquí es donde se encuentra la dificultad del térmi- que hizo Jean-Pierre Grossein al proponer profes-
no. En francés, al igual que en español y en el resto de sion-vocation en la última traducción francesa has-
las lenguas romances, no todo métier es vocation; y ta la fecha de La ética protestante (2003) —después
Beruf designa ambas cosas a la vez: una ocupación de haber justificado esta solución, en su selección de
regular y remunerada, y el llamado (la palabra viene textos de Weber sobre la Sociologie des religions (1996),
de rufen, “llamar”), la elección que conduce a esta por la necesidad de preferir la “lourdeur [pesadez]”
ocupación para dar a la existencia su significado úl- a “l’affadissement [insipidez]” en el caso en que Be-
timo. Se propusieron tres soluciones a los traduc- ruf designa claramente la “imbricación” de los dos
tores franceses de Weber: la primera ratifica la ne- registros (“Glossaire raisonné”, p. 123). Isabelle Ka-
cesidad de elegir, como explica una nota añadida al linowski ha observado que este neologismo “expli-
final de la primera traducción francesa por uno de ca más de lo que traduce” (trad. fr., K., p. 353). La
sus revisores, Éric de Dampierre: elección de traducir realmente, es decir, de instalar
la palabra en los usos de la lengua meta, la llevó a una
La traducción de Beruf, “métier-et-vocation [oficio y tercera solución: la de traducir uniformemente por
vocación]”, palabra clave para Weber en muchos as- métier, que “tiene la ventaja de aplicarse mejor a la
pectos (cf. Le savant et le politique [El sabio y la polí- acepción muy amplia que Weber confiere a Beruf”
tica —Eudecor— y El político y el científico —Alian- (ibid.) —cuando por supuesto la traductora no está
BERUF | 201

obligada a dejar Beruf en alemán. Sin embargo, con Todavía nos falta comprender cómo es que Beruf
métier desaparece uno de los dos matices de Beruf: la no tiene equivalente, si no es en virtud de una ca-
palabra francesa carece de resonancia religiosa par- racterística particular de la propia lengua. Lo prime-
ticular. La traductora acepta el riesgo y ve en ella ro que hay que notar es que Beruf no es de entrada
una confirmación del punto de partida del análisis un intraducible, sino que se convirtió en intraduci-
weberiano, esto es, “la ausencia de un término que ble: cabe, pues, suponer que hubo un cambio en la
posea la connotación de ‘vocación’ en las lenguas la- historia. Este cambio asume aquí la forma caracte-
tinas en tiempos de Lutero” —y agregará, “ni des- rística de la decisión de un autor, Martín Lutero, que
pués” (ibid., cursivas del autor). La traducción france- según Weber eligió escuchar la palabra con un nue-
sa más fiel a Weber sería entonces la que no consigue vo sentido. El tercer rasgo sobresaliente de Beruf
dar la pluralidad de sentidos de Beruf, precisamen- consiste en que la decisión del autor es, más preci-
te por tratarse de una traducción en lengua romance. samente, una decisión de traductor: según Weber, al
La polémica que se desató entre los traductores traducir la Biblia, Lutero creó el concepto moderno
contrapuso dos filosofías de la traducción sin duda de Beruf, modificando el uso antiguo de la palabra.
irreconciliables. En cuanto a la palabra misma, se- El razonamiento de Weber está expuesto en par-
ría falso decir que Beruf efectúa espontáneamente ticular en dos largas notas, verdaderas reseñas tex-
la reunión de contrarios, lo sagrado y lo profano, y tuales y lingüísticas que analizan el hebreo, el griego,
que es intrínseco a su naturaleza decir una cosa com- el latín, el alemán, el inglés y las lenguas romances
pletamente diferente de lo que contienen las otras (ibid., pp. 113-115 y 116-120). El antiguo uso de Be-
lenguas. Weber se niega tajantemente a tener en ruf se define como religioso, equivalente a Berufung
cuenta “que esa expresión no es ninguna caracte- o Vokation: corresponde a nuestra vocación, en par-
rística étnica de las lenguas germánicas —como si ticular la eclesiástica. El sentido actual es, pues, pa-
fuera una expresión del ‘espíritu del pueblo germa- ra Weber un sentido “puramente profano” (ibid., p.
no’” (trad. esp. A., p. 114), contra la invocación del 117): cabe destacar que supuestamente Lutero se-
“carácter nacional” (ibid., p. 134). El primer hecho cularizó el término. El texto pivote que marca el
del que parte Weber es lingüístico, pero en lo que pasaje a su uso moderno se halla según Weber en la
respecta a sus razones, éstas se encuentran fuera de traducción que aquél hizo de un texto del Eclesiás-
la lengua: tico 11:20-21 que recomienda:

Si hacemos un seguimiento histórico de esta pala- 20 Sé fiel a tu tarea, entrégate a ella, y envejece en tu
bra a través de las lenguas cultas, se ve, en primer lu- labor.
gar, que los pueblos latino-católicos no tienen, co- 21 No admires las obras del pecador: confía en el
mo tampoco la tiene la Antigüedad clásica, ninguna Señor y persevera en tu faena, porque es cosa fácil a
expresión similar para lo que nosotros llamamos los ojos del Señor enriquecer de un solo golpe al in-
“profesión” (Beruf) —un ámbito de trabajo sin lími- digente.
tes, en el sentido de una actitud vital [Lebensstell- Traducción ecuménica de la Biblia.
ung]—, mientras que sí existe en todos los pueblos
protestantes.
La ética protestante, trad. esp. A., pp. 113-114. Las dificultades de la traducción parecen multipli-
carse al infinito cuando sabemos que el Eclesiástico
traducido por Lutero fue compuesto en hebreo pe-
Beruf no opera una división de las lenguas en tanto ro transmitido en griego (por lo demás, el libro no
que lenguas; la palabra es reveladora de una divi- figura en el canon judío). El texto original fue par-
sión diferente, que separa a los pueblos protestantes cialmente descubierto en 1896, antes de completar-
de los demás, especialmente los católicos. En este se en Qumrán, y después en 1964: Weber alude a la
sentido, Beruf es un tipo particular de término in- primera reconstitución (trad. fr. K., p. 86). El grie-
traducible: “el significado de la palabra es nuevo y un go traduce la primera aparición del hebreo tafkid
producto de la Reforma, también es nueva la idea” [‫]תפ ד‬, traducido aquí por “tarea”, y que designa un
(ibid., p. 117), en una palabra, un intraducible con- trabajo fijo, una ocupación determinada, por dia-
fesional. theke [διαθήκη]; “labor” (v. 20a) traduce ergon [ερ
202 | BERUF

γον] y “faena” (v. 21a) ponos [πόνος]. Las dos últimas texto de la Biblia. Weber (trad. esp. A., p. 118) iden-
palabras son las que Lutero (que no conocía más tifica un versículo de Pablo (1 Corintios 7:20) que
que el texto griego) tradujo por Beruf: “en tôi ergôi parece tener este sentido. Este texto exhorta a todo
sou palaiôthêti [έν τω εργω σου παλαιώθητι]” se con- cristiano: “que todos permanezcan en la profesión
vierte en “beharre in deinem Beruf”, y “emmene tôi (Beruf) a la que han sido llamados (en tei klesei hei
ponôi sou [εμμενε τω πόνω σου]” en “bleibe in dei- eklethe [εν τη κλήσει η εκλήθη])”. Parece que en la re-
nem Beruf” (en cambio, en v. 20a, diatheke se tradu- petición característica klesis/eklethe podemos encon-
ce curiosamente por “la Palabra de Dios”, “Gottes trar los dos sentidos de Beruf, o al menos parece que
Wort”, cf. Deutsche Bibel, WA, t. 7, p. 346). Las tra- klesis es susceptible de poseer un sentido no religioso.
ducciones alemanas anteriores no habían recurrido Con todo, Weber observa que la palabra no es aquí
nunca a Beruf, traduciendo literalmente ergon por estrictamente sinónima de ergon en el Eclesiástico
Werk, “obra” (la Vulgata traduce opus). Otra nove- (ibid., p. 118), y lo entiende, más que como un Be-
dad es que Lutero elige confundir la obra y el es- ruf (en el sentido —precisa— de un “campo de acti-
fuerzo que la produce, ergon y ponos, en un solo tér- vidad delimitado”), como un estado (Stand).
mino: el versículo se dedica entonces a girar en La tesis de Weber presenta de todos modos un
torno a este Beruf dos veces repetido y promovido cierto número de dificultades. La primera es intrín-
a la dignidad de concepto bíblico por dicho efecto seca: para un alemán moderno, el Beruf luterano es
de traducción. casi tan intraducible como para cualquier otro lo-
No obstante, por sí sola esta traducción del Ecle- cutor. Al parecer, los dos sentidos de la palabra se
siástico no convierte a Beruf en un intraducible. Ca- volvieron a separar después de Lutero: las ediciones
be agregar que el término es empleado por Lutero alemanas de la Biblia, “revisadas en relación con la
para traducir otra palabra, también griega, pero es- traducción de Martín Lutero”, hoy traducen la klesis
ta vez sin mediación, ya que está tomada de las epís- paulina por Berufung (vocación), para evitar toda
tolas de Pablo. Se trata de klesis [κλησις], que una ambigüedad. El propio Weber deja ver sus titubeos
Biblia francesa, como la de Jerusalén, traduce o por en torno al sentido de Beruf en el alemán moderno.
appel (Primera Epístola a los Corintios 1:26; Epís- En varias ocasiones remite a nuestra “profesión” ac-
tola a los Efesios 1:18, 4:1-4) o por vocation (Epísto- tual (ibid., p. 118), dando por sentado que el “sen-
la a los Hebreos 3:1), mientras que la Vulgata recu- tido actual” de la palabra es “profano” (ibid., p. 117).
rre sistemáticamente a vocatio. De este modo, Lutero Beruf ya no significaría así más que el oficio en sen-
efectúa en Beruf una nueva asimilación, no solamen- tido “neutro” (ibid., p. 115). Sin embargo, asombra
te de ergo y de ponos, sino también de klesis: según que unas líneas después, para describir la evolución
Weber, de aquí nació el doble sentido de la palabra, del latín opificium, Weber explique que la palabra
“oficio” y “vocación”. era “moralmente neutra”, y mencione en contraste
La decisión de traducción tomada por Lutero es un texto de Séneca (De beneficiis, IV, 18) donde “se
aún más notable si se describe ya no siguiendo el or- convierte […] en el equivalente de Beruf” (idem).
den de los libros de la Biblia, sino la cronología de Estos titubeos de Weber muestran que los mati-
la traducción. En 1522, Lutero empezó a traducir el ces de la palabra todavía son difícilmente maneja-
Nuevo Testamento; su versión completa de la Biblia bles, incluso para un native speaker, en cuanto que se
data de 1534. De modo que en el momento de abor- detiene un momento en ella y se pregunta qué es lo
dar el Eclesiástico ya había utilizado Beruf en su sen- que significa en realidad. Titubeos que confirman
tido tradicional (las Biblias alemanas anteriores también que la evolución semántica de Beruf no
recurrieron también a un compuesto de rufen: ruf- está acabada —suponiendo que Weber haya dado
funge). La elección de Beruf para traducir ponos/er- cuenta de ella correctamente.
gon aparece entonces como una desviación de sen- Aquí se presenta efectivamente una segunda di-
tido, que justificadamente podemos suponer ficultad: cabe preguntarse si el uso del término le de-
deliberada cuando conocemos el valor teológico y be tanto a Lutero como Weber supone. Notemos en
doctrinal de la traducción entera. primer lugar que el Eclesiástico, para el que supues-
Sin embargo, uno se pregunta si la comparación tamente Lutero inventó la acepción moderna de
entre el oficio y el llamado divino está basada en el Beruf, no fue incluido en el canon de la Biblia pro-
BERUF | 203

testante. Esto no dejó mucha posibilidad para que temini [1530], vv. 1-4, WA, t. 31/1, pp. 68-92, y el
dicha acepción se difundiera, a menos que encon- tratado Vom ehelichen Leben [1522], que muestra
trara una vía fuera de las traducciones de Lutero, es que entre los Stände hay que incluir no sólo los ofi-
decir, en sus obras originales. Sobre este punto, las cios sino también el matrimonio). La idea de una
apreciaciones son variables: sí hay una doctrina del “doctrina luterana del Beruf” (Gustav Wingren), en
Beruf en la obra política del reformador, pero cabe lugar de estar realmente desarrollada, se deduce de
preguntarse, si la colocamos en sus reales propor- los textos; lo cual no significa que la interpretación
ciones, la importancia que se le atribuye no es re- resultante sea falsa, sino que habría que hacer una
sultado de una ilusión retrospectiva debida a la lec- extensa indagación en la historia de las ideas para
tura de Weber. determinar cómo es que la noción de Beruf acabó
• VÉASE EL RECUADRO 1 por imponerse, desde la perspectiva de los exége-
tas, como una categoría central del pensamiento de
II. La doctrina del Beruf: ¿una ilusión retrospectiva? Lutero. En esta indagación Weber sería evidente-
El tratado de 1523 sobre la autoridad política, Von mente un punto de partida para determinar cómo
weitlicher Oberkeit [“Sobre la autoridad secular: has- se dejó persuadir él mismo por la importancia que
ta dónde se le debe obediencia”], formula la idea de la palabra y la idea de Beruf tuvieron para Lutero.
que “cada quien debe realizar su Beruf y su obra La sospecha de una lectura retrospectiva de Lu-
[Denn eyn iglicher muss seins Beruffens und wercks tero a partir de Weber está ilustrada sobre todo por
warte]” (WA, t. 11, p. 258, 1. 30). Sin embargo, prác- un pasaje de la History of political philosophy, com-
ticamente no va más allá. Los restantes escritos po- pilada por Leo Strauss y Joseph Cropsey, en el capítu-
líticos de Lutero más bien elaboran una doctrina de lo consagrado a Lutero y Calvino. El pasaje lleva
los estados (Stände). El contenido de esta doctrina por título “La política como vocación” (en inglés vo-
corresponde a lo que Weber dice del Beruf y de la cation), aunque más bien parece que trata sobre la
sacralización luterana de la actividad temporal, so- doctrina de los estados. Una nota agregada por el
bre todo a través del rechazo a conferir un valor su- traductor de la edición francesa nos recuerda, sin
perior a las formas de vida monásticas: para Lutero, embargo, la preocupación principal del autor, al mis-
Dios está tan presente en la cocina como en el con- mo tiempo que retoma el problema de traducción.
vento, si no es que más (véase, por ejemplo, Pre-
digten des Jahres 1534, núm. 46, WA, t. 37, p. 480, La palabra inglesa vocation traduce mal, al igual que
1.3-8). Sin embargo, la palabra Beruf no es objeto el francés vocation, el alemán Beruf, que significa el
de un tratamiento privilegiado: sobre todo no apa- oficio [métier] cuando uno se siente llamado, la ac-
rece nunca sola sino siempre asociada a Stand (véa- tividad que uno ejerce (el texto habla aquí de la vo-
se el comentario del Salmo 118, Das schöne Confi- cación de padre o de esposo). El autor remite implí-

Recuadro 1 › Sobre las ediciones de La ética protestante y el “espíritu” del capitalismo de Weber
Max Weber publica su estudio La ética sión y con agregados también en el cuerpo Ensayos sobre sociología de la religión. En
protestante y el "espíritu" del capitalismo en del texto (entre otros, la célebre expresión español, la mayoría de las traducciones se
dos números de una revista académica de weberiana sobre "el desencantamiento del corresponden con la segunda versión de
circulación restringida de la cual el propio mundo"). La tesis de Weber encontrará Weber de 1920, y recibieron en distinta
autor era uno de los codirectores, en 1904 gran fama mundial apenas en 1930, medida la influencia de la edición de Par-
y 1905. Quince años más tarde, con el cuando es traducida al inglés por el sociólo- sons; siendo la primera de éstas la de Luis
mismo título aunque sin las comillas en la go norteamericano Talcott Parsons; no Legaz Lacambra (Península, 1969), la cual
palabra espíritu, aparece una versión am- obstante, esta edición ha sido muy dis- aparece muy revisada y anotada por Fran-
pliada que conforma el capítulo primero de cutida, tanto por ciertas opciones de tra- cisco Gil Villegas (Fondo de Cultura Econó-
su libro póstumo, de tres tomos, Ensayos so- ducción que acercan la tesis a la propia teo- mica, 2003 y 2011); de la primera versión
bre sociología de la religión. Esta segunda ría estructural-funcionalista de Parsons, de 1904-1905, se cuenta sólo con la tra-
versión, que buscó aclarar parte de las polé- como por la inclusión sin indicación alguna ducción de Joaquín Abellán (Alianza, 2001
micas que suscitó la primera, contaba con de la segunda versión junto a la Introduc- y 2009), y otra de Miguel Vedda (Colihue).
varias notas nuevas al pie que incrementa- ción que Weber había escrito no sólo para
ban las ya abundantes de la primera ver- este estudio sino para el conjunto de sus Esteban Vernik
204 | BERUF

citamente al texto de Max Weber sobre Politik als berle dado al nuevo uso de Beruf en la traducción el
Beruf [La política como profesión]. relevo doctrinal que necesitaba. De todos modos,
Trad. fr. p. 380. Weber se muestra prudente al examinar los textos
de la Confesión de Augsburgo (véase la nota en ibid.,
De hecho, muchas cosas se dejaron implícitas aquí p. 119), que no ve emerger claramente el sentido mo-
(con excepción, quizá, del título mismo, Politics as vo- derno de Beruf). Tocamos aquí el fondo del proble-
cation, traducción literal del libro de Weber Politik ma, que se refiere a la propia partición de lo tempo-
als Beruf). Las ciencias americanas del government ral y de lo espiritual. La decisión luterana de importar
son tal vez las únicas que dieron al pensamiento po- el Beruf a su traducción del Eclesiástico es suscepti-
lítico de Lutero el lugar que merecía, y sus represen- ble de interpretaciones perfectamente contradicto-
tantes inmigrantes, de Hannah Arendt a Leo Strauss, rias según la posición tomada sobre el problema de
tuvieron que ver en ello. Pero por el constante de- la secularización: ¿Lutero secularizó la palabra al ha-
bate que sostuvieron con Weber, sin duda sólo co- cerla traducir ergon y ponos, o más bien hizo que el
nocieron a Lutero a través de las categorías de La “trabajo diario secular” revistiera una “significación
ética protestante y el espíritu del capitalismo. religiosa” (ibid., p. 119), muy lejos de cualquier “de-
A este movimiento retrógrado se añade el efec- sencanto del mundo”? Los titubeos de Weber acer-
tuado por el propio Weber, que anticipó en Lutero ca del sentido moderno de Beruf (¿neutro o ético?)
sus propios interrogantes, los de la ciencia y de la po- muestran que la dificultad no está resuelta —si es
lítica como Beruf que, por lo demás, tal como anota que alguna vez podrá estarlo: todo hace pensar que
Carherine Collot-Théllène en su traducción de Wis- la tesis de la secularización es del ámbito del postu-
senschaft als Beruf y Politik als Beruf (pp. 13-14), se lado hermenéutico.
refieren a la “misión” del sabio y del político y hablan Podría sostenerse también que la traducción de
incluso de algo que no tiene que ver con la sublima- ponos/ergo por Beruf es la más excesivamente religio-
ción protestante del oficio cotidiano. Esto no signi- sa que existe. En la historia de las traducciones ale-
fica que estemos ante un falso problema, como tes- manas de la Biblia, Beruf sustituye aquí a Werk. Esta
timonian las dificultades que Weber experimenta en sustitución de términos posee una motivación teo-
el manejo de la palabra. Sin duda, el problema del lógica que, de manera asombrosa, Weber no men-
Beruf sólo podía aparecer en la cuestión que Weber ciona: incluso en un texto del Antiguo Testamento
plantea: la de saber hasta qué punto y por qué me- Lutero procuró no utilizar Werk, que remite inme-
dios somos todavía protestantes. En lo que respec- diatamente a la escarnecida doctrina de la salvación
ta a Lutero, La ética protestante propone un balance por las obras. La doctrina sola fides de la justificación
que contrasta. Por un lado, el de la traducción; la pos- [la fe sola justifica], cuyo vínculo con el concepto Be-
teridad de Lutero es fuertemente resaltada: los puri- ruf (ibid., p. 122) Weber sólo destaca más adelante,
tanos ingleses utilizan calling, calcado del rufen “lla- y de manera discreta, intervino en la traducción des-
mar” de Beruf, para designar una simple ocupación proporcionadamente, si tenemos en cuenta la cues-
profesional —pero es verdad que la palabra se im- tión doctrinal bastante débil del versículo. Beruf es
pone con dificultad en las Biblias inglesas para tra- una traducción teológicamente sobredeterminada,
ducir klesis— (trad. esp. A., p. 120). Por otro lado, el y es sin duda esta sobredeterminación la que expli-
de la doctrina; Weber reconoce el “tradicionalismo ca la otra violencia de la traducción (una vez más
económico” de Lutero (ibid., p. 129) y sitúa —al ignorada por Weber), la que empujó a Lutero a tra-
igual que Troeltsch después de él— la modernidad ducir con un mismo término las dos palabras grie-
en las sectas puritanas, las primeras que impusie- gas distintas ergon y ponos: Beruf, fuera de su uso tra-
ron el “ascetismo intramundano”, según él caracte- dicional, tenía la ventaja de hacer olvidar tanto las
rístico tanto de la ética protestante como del espíri- obras como el esfuerzo (ponos) que las suscita, es de-
tu del capitalismo (véase ibid., p. 244, donde ese cir, a la vez la teología adversa y la psicología sobre
ascetismo se contrapone a la “resignación” luterana a la cual descansa.
“la suerte asignada por Dios”). Por lo demás, Weber es el primero en subrayar el
Sin duda, hay que tomar en cuenta también el “alcance” a lo sumo “problemático” de su análisis del
aporte de los discípulos de Lutero, que podría ha- Beruf luterano. De esta manera, renuncia a estable-
BIEN / MAL | 205

cer lazos directos entre la actitud de Lutero hacia la Weber Max, Gesammelte Aufsätze zur Religionssoziologie, vol. 1,
actividad temporal y el surgimiento del capitalismo Tubinga, Mohr, 1988, pp. 1-236.
——, Die protestantische Ethik und der “Geist” des Kapitalismus,
(ibid., p. 131). Esta imposibilidad remite a otra, la que ed. K. Lichtblau y J. Weiss, Bodenheim, Athenäum Hain Han-
se experimenta al explicar un intraducible como Be- stein, 1993.
ruf a partir de la decisión puntual de un traductor, en ——, L’éthique protestante et l’esprit du capitalisme, trad. J. Cha-
vy, París, Plon, 1964, reed. 1990.
la medida en que esta decisión no parece haber teni-
——, L’éthique protestante et l’esprit du capitalisme, trad. I. Kali-
do especial resonancia, por lo menos antes de Weber. nowski, París, Flammarion, 2000 [trad. fr. K.].
Sin lugar a dudas sería mucho más justo decir que ——, L’éthique protestante et l’esprit du capitalisme, trad. J.-P.
Weber es el único inventor del Beruf, o que éste es un Grossein, París, Gallimard, 2003.
——, Wissenschaft als Beruf (1917-1919). Politik als Beruf (1919-
intraducible weberiano y no luterano. El Beruf deja
1922), Max Weber Gesamtausgabe, ed. M. Reiner Lepsius, W.
así una enseñanza sobre la pluralidad de las lenguas, J. Mommsen, W. Schluchter y J. Winckelmann, vol. I/17, Tu-
sobre lo intraducible en filosofía y sus modos de ex- binga, Mohr (Siebeck), 1992.
plicación. Muestra que uno no está condenado a re- ——, Le savant et le politique. Une nouvelle traduction. La profes-
sion et la vocation de savant. La profession et la vocation de po-
currir al “genio” de las lenguas para explicar qué tie- litique, trad. C. Colliot-Thélène, París, La Découverte, 2003.
ne de intraducible un término. Desde luego, remitir ——, Sociologie des religions, textos reunidos y trad. J.-P. Gros-
lo intraducible a una decisión individual, aunque sein, introd. J.-C. Passeron, París, Gallimard, 1996.
sólo sea de traducción, no lo hace menos enigmático ——, La ética protestante y el “espíritu” del capitalismo, trad. y
nota preliminar J. Abellán, Madrid, Alianza, 2012.
necesariamente: es el caso cuando uno se limita a ex- ——, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, trad. L. Le-
plicar Beruf por la iniciativa de Lutero exclusivamen- gaz Lacambra, introd. y ed. crítica, F. Gil Villegas, México,
te. Pero esta vez la solución no es más inaccesible Fondo de Cultura Económica, 2011.
cuando se sustituye el estudio de las iniciativas de ——, El politico y el científico, trad. F. Rubio Llorente, introd. R.
Aron, México, Alianza, 1992.
traducción por el de su recepción: Beruf se despren- ——, El sabio y la política, trad. D. García Giordano y J.L.B., pró-
de probablemente de una cuestión exclusiva de logo J. C. Torre, Córdoba, ed. J. Aricó, Eudecor, 1966.
Weber, que transformó un hecho de traducción en Wingren Gustaf, Luthers Lehre vom Beruf, Múnich, Kaiser, 1952.
un verdadero concepto, poniendo al descubierto su
Bibliografía de consulta
dificultad real. Los intraducibles no siempre nacen Die Bibel nach der Übersetzung Martin Luthers, Stuttgart, Deut-
donde uno los espera; en este caso, en el cruce de la sche Bibelgesellschaft, 1985.
filosofía, de lo religioso, de la política y de lo social. Traduction œcuménique de la Bible, París-Villiers-Le-Bel, Cerf-So-
ciété Biblique Française, 9a. ed., 2000; La Biblia, traducción
Philippe BÜTTGEN
modificada de Armando J. Levoratti y Alfredo B. Trusso, Ma-
drid, ed. San Pablo, 1981.
Bibliografía principal
Grossein Jean-Pierre, “Peut-on lire en français L’éthique protes-
tante et l’esprit du capitalisme?”, Archivos Europeos de So-
ciología, XL (1999), pp. 125-157.
——, “À propos d’une nouvelle traduction de L’éthique protes- bien / mal
tante et l’esprit du capitalisme”, Revue Française de sociologie, Esta dicotomía en los fundamentos de la moral procede del
43 (2003), pp. 653-671. latín: bonum, malum son las sustantivaciones al neutro de
Lutero Martín, El Eclesiástico, en Die deutsche Bibel, Werke, kri-
tische Gesamtausgabe (abrev. WA), Weimar, Böhlaus Nachf.,
los adjetivos bonus, “bueno, bravo”, malus, “malo, malva-
1906-1961. do”, ambos de etimología dudosa, que conjugan un senti-
——, Von weltlicher Oberkeit, wie weit man ihr Gehorsam schul- do físico y un sentido ético.
dig sei, WA, t. 11, pp. 229-281; “Sobre la autoridad secular:
hasta dónde se le debe obediencia”, en Escritos politicos, es-
tudio preliminar y trad. J. Abellán, Madrid, Tecnos, 2008, 3a. 1) Sobre la relación entre las diversas excelencias, nobleza,
edición, 1a. parte. valentía, calidad moral, véase Virtù (con el recuadro 1
——, Vom ehelichen Leben, WA, t. 10/II, pp. 275-305. sobre “Areté…”); cf. Virtud. Sobre la relación particular-
——, Das schöne Confitemini an der Zahl des 118. Psalms, WA,
mente sensible en griego entre el bien o la bondad interior
t. 31/I, pp. 68-182.
Strauss Leo y Joseph Cropsey (eds.), History of political philo- y la belleza exterior, véase Belleza, especialmente el re-
sophy, Chicago, Rand McNally, 1963; Histoire de la philoso- cuadro 1, “Bello y bueno: kalós kagathós”; cf. Doxa, Er-
phie politique, trad. O. Sedeyn, París, puf, 1994; Historia de la scheinung, Fenómeno. Sobre la relación entre verdad y
filosofía política, trad. Leticia García Urriza, D. Luz Sánchez
bien, o más exactamente “mejor”, en la base del relativis-
y J. José Utrilla, México, Fondo de Cultura Económica, 1993.
mo, véase Verdad, recuadro 2, “Verdadero/mejor…”.
206 | BIENESTAR

2) Esta dicotomía rápidamente se revela impotente pa- formadas en torno a Bild que constituyen un sistema: Ur-
ra ofrecer todos los matices de la constelación terminoló- bild y Abbild (modelo/arquetipo y copia), Gleichbild (co-
gica alemana, con la que no coincide. No basta, en efecto, pia también, pero haciendo más hincapié en la semejanza
yuxtaponer “bien/mal” y “bueno/malo” o “bueno/malva- que en la fabricación), Nachbild (ectipo, copia, destacando
do”, como suele hacerse, por ejemplo, en la traducción de su posición secundaria, imitada), Bildung (formación, cultu-
La genealogía de la moral de Nietzsche, para agotar el juego ra), Einbildungskraft (imaginación), etc. La evolución de es-
más complejo de las oposiciones en alemán: véase Gut/ te sistema es representativa de buena parte de la historia
Böse, Wohl/Übel (Weh)Gut/Schlecht. de la filosofía alemana.
3) Otra constelación difícilmente traducible aparece en El punto de partida de la reflexión sobre la imagen (Bild)
inglés con la oposición, casi imposible de verte al francés, está dado por el versículo bíblico que dice que el hombre
entre right y just, y la relación de cada uno de estos dos tér- fue creado “a imagen y semejanza de Dios” (Génesis 1:26-
minos con good: véase Right-Just-Good; cf. Fair. 27). Basada en este texto, la especulación eckhartiana so-
4) Sobre la diglosia rusa “dobro/blago”, véase Ruso. bre la imagen y su modelo —tesis de identidad entre la ima-
gen y su modelo— dejará marcas en filosofías posteriores.
felicidad, deber, moral, valor En cada ocasión, el Bild deberá ser repensado por comple-
to, incluso retraducido, según que se asimile a su modelo
(de ahí la oposición Urbild/Abbild) o a la facultad que pro-
duce la imagen (Einbildungskraft), y según la forma en que
bienestar se conciba la fuerza y la función de esa facultad, repro-
Esta locución generalmente se utiliza para traducir el in- ductiva o verdaderamente productiva. Al hilo de las lectu-
glés welfare, distinto de well-being como lo objetivo de lo ras de Kant, Fichte y Heidegger, la comprensión de Bild irá
subjetivo. Véase Welfare, pero también Care, Right, Uti- concentrando la principal oposición del entendimiento y la
lity (cf. Útil). sensibilidad y, por ende, la concepción del sujeto, entre es-
Sobre el welfare state, su traducción alemana (Wohl- pontaneidad y receptividad.
fahrtsstaat) y las connotaciones de su traducción francesa
(État providence, “Estado de bienestar social”), refiérase el I. Las vicisitudes del versículo bíblico
lector a Glück, IV; cf. Felicidad. En su inicio, el Génesis plantea la pregunta de la de-
terminación fundamental del ser humano creado “a
bien/mal, estado, placer, político, sociedad civil, imagen y semejanza” de su creador, en el universo
valor bíblico de la prohibición de las imágenes (cf. Hei-
degger, Sein und Zeit [Ser y tiempo], § 10, en GA, t.
2, pp. 65-66). Bild (Gottes) responde así, en la traduc-
ción de Lutero, al hebreo tsélem [‫] ֶצלֶם‬, al griego éi-
BILD | alemán dolon [εἴδωλον], al latín imago.
• VÉASE EL RECUADRO 1
español imagen, cuadro, figura, rostro El Nuevo Testamento dirá que Cristo es eikón tou
francés image, tableau, figure, visage theóu tou aoratou [εἰκ ν τοῦ θεοῦ τοῦ ἀοράτου] (“Epís-
griego éidolon [εἴδωλον]
tola a los Colosenses” 1:15), en la Vulgata: “imago
hebreo tsélem [‫] ֶצלֶם‬, dmūt [‫]דְ ּמּות‬
latín imago, ymago, species
Dei invisibilis [imagen del Dios invisible]”, que Lu-
tero traduce por: “das Ebenbilde des unsichtbaren
imagen [éidolon], y analogía, bildung, dichtung, Gottes”. La traducción de Lutero en este caso es más
doxa, imaginación, mímesis, oikonomía, precisa que la de la Vulgata, puesto que Bild deja
representación, species, tableau abierta la posibilidad de una disimilitud (la dissimi-
litudo de la que hablará san Bernardo en De diver-
El vocabulario originado a partir de Bild, “imagen”, es parti- sis, sermón XLII, 2, siguiendo a san Agustín [Con-
cularmente rico en alemán; no porque haya, como en grie- fesiones, VII, cap. 10]). Ebenbild, en cambio, está a
go, una pluralidad diferenciada de términos para designar la misma altura que su original “imagen perfecta” y
la imagen según diferentes puntos de vista, sino porque exis- no es susceptible de ser una derivación de la “viva-
te una constelación particularmente compleja de palabras cidad del original” (Bossuet). Esta variante de tra-
BILD | 207

1 › La imagen en hebreo (dmut, tsélem [‫ ֶצלֶם‬, ‫)]דְ ּמּות‬


El pasaje del Génesis donde se dice que dad de la persona: quien derrame la sangre es “en”, supone una posesión estable; la
el hombre es a imagen de Dios es un mo- del hombre, por el hombre su sangre será segunda, que significa primero “como”, su-
nólogo en el que Dios, dirigiéndose a sí mis- derramada, porque el hombre fue hecho a giere que la condición de imagen es meta-
mo en plural, dice: “Hagamos al hombre a imagen de Dios (Génesis 9:6); d) inmedia- fórica.
nuestra imagen (be-tsalmënū [‫ )] ְ ּב ַצלְמנּו‬y tamente después del versículo sigue un re- La teología cristiana distingue por un la-
conforme a nuestra semejanza (ki-dmū- cordatorio de la diferencia sexual: “Y creó do la imagen, que tiene que ver con la na-
tënū [1:26 ‫מּותנּו‬
ֵ ְ‫”] ִ ּד‬. El versículo presen- Dios al hombre a su imagen (be-tsalmō turaleza del hombre y que, por lo tanto, no
ta varias dificultades: a) ¿A quién se refie- [ ‫ ;)] ְ ּב ַצלְמ‬a imagen de Dios, lo creó; varón puede perderse, y por otro, la semejanza.
re el plural? Los padres de la Iglesia vieron y hembra los creó” (Génesis 1:27). ¿Cuál es El pecado ha alterado esta última, y la eco-
aquí un anuncio de la Trinidad; los judíos la relación entre ambas afirmaciones? nomía de la salvación debe permitir su re-
y la exégesis moderna ven la corte ange- En cuanto a las palabras que se refieren cuperación. La idea se encuentra entre los
lical; b) ¿Por qué eligieron dos palabras di- a “imagen”, la primera viene de una raíz padres griegos (Ireneo, Contra las herejías,
ferentes, precedida cada una de una prepo- que significa “tallar” y designa, en primer V, 16, 2) y los latinos (san Agustín, La Trini-
sición con diferente matiz? Una expresión lugar, la figura esculpida, sobre todo en el dad, XIV, iv, 6). Luego la toma la Edad Media
binaria casi idéntica, en la que se invier- uso cultual —que los profetas llaman “ído- (por ejemplo, san Bernardo, en Cántico de
ten las preposiciones, expresa la semejan- lo” una vez que el culto se centra exclusi- los cánticos, 2, 7-8). Maimónides explica
za entre el padre y el hijo (Génesis 5:3); c) vamente en el Templo de Jerusalén. La raíz ambos términos con la finalidad primera de
¿En qué consiste esta semejanza? ¿En una de la segunda significa “ser semejante”, y descartar toda tentación de hacer de Dios
característica física, como la posición verti- la palabra misma designa en primer lugar un ser corpóreo (Guía de perplejos, I, 1).
cal? ¿En la razón? ¿En la libertad? Una fór- la copia, la reproducción. Por lo demás, la Rémi Brague
mula de cariz poético justifica la inviolabili- primera preposición, cuyo primer sentido

ducción ilustra ejemplarmente el problema que pre- (apacible como la imagen de un santo)”: está siem-
senta la relación entre la imagen y su modelo, Bild pre bullente, porque es vida.
y Urbild: en alemán, Meister Eckhart resuelve la Wackernagel observó el “prodigioso enriqueci-
cuestión dos siglos antes de Lutero. miento que experimenta el motivo de la imagen por
su conversión del latín a la lengua materna de Eck-
II. Abbild, Urbild: Meister Eckhart o la vida hart”, así como la brecha semántica entre bilden y
de la imagen entbilden (término de escasísimo uso: Suso, Tauler,
El término Bild gozó de un gran apogeo teológico y Angelus Silesius): “Entre un Bild tomado ya como
místico desde Meister Eckhart hasta Angelus Sile- imagen, ya como antiimagen, el prefijo ent– puede
sius. La originalidad de la doctrina eckhartiana del marcar tanto la diferencia como su contrario, es de-
bilde (en latín, ymago) estriba, por una parte, en su cir, la asimilación” (Ymagine denudari, pp. 15 y 17).
comprensión del “ser-imagen” como relación de per- El término Bild iniciará, con Kant, una carrera fi-
fecta asimilación (imago est similis) entre la imagen losófica no menos rica, al menos si consideramos la
(Abbild) y aquello de lo que es imagen (Urbild), de profusión de términos que suscitó.
tal modo que el ser-imagen constituirá audazmen-
te la totalidad de la imagen, a la que nada le falta de III. Bild, Einbildung: Kant de la imagen
aquello de lo que es la imagen: la imagen es menos al imaginante
relativa a un modelo (Urbild) que la viva relación Manifiestamente, Kant entiende Bild a partir del ver-
con ese modelo, que a su vez no es más que la rela- bo einbilden, introducido, en apariencia, en el alemán
ción con la imagen que lo constituye como modelo. por la mística (cf. Grimm, Duden, Kluge), donde
Por otra parte, la doctrina de Eckhart se caracteriza tiene el significado de “dejar en el alma una huella”,
por su comprensión dinámica de la imagen: “Yma- de la misma manera que términos como Einblick
go proprie est emanatio simplex, formalis, transfusi- (“visión”), Eindruck (“impresión”), Einfall (“inciden-
va totius essentiae purae nudae (la imagen es pro- cia, idea que llega”), Einleuchten (“iluminación”). El
piamente una emanación simple, típica, dispersa a prefijo ein– indica, en estos casos, un movimiento de
partir de toda la esencia pura y desnuda)”, como sur- interiorización hacia esa “fuente viva” que es, según
gimiento y efervescencia (bullire) interior. La ima- Meister Eckhart, “la imagen de Dios en el fondo del
gen de Eckhart nunca es “sage comme une image alma” [daz gotes Bilde in der sêle grunde], en tanto que
208 | BILD

Kant la interpreta en el sentido de una unificación. ma y species asocian siempre la idea de belleza (esp.
Einbildung es “uno de los términos fundamentales hermosura, it. formosità) a la de forma y de aspecto
del pensamiento germánico desde Paracelso y Böh- —de tal manera que ya hay aquí una apertura a la
me, e incluso desde los grandes místicos renanos” Crítica del juicio.
(Marquet, Liberté et existence, p. 238). Aunque la imaginación (gr. phantasía, al. Phan-
En la primera edición de la “deducción trascen- tasie) se define clásicamente, en una tradición aristo-
dental” de la Crítica de la razón pura (A, 120), Kant télica (De anima, III, 3) retomada por la Schulmeta-
escribe: “Die Einbildungskraft soll […] das Mannig- physik (“metafísica escolástica”), como imaginación
faltige der Anschauung in ein Bild bringen”, esto es: reproductiva (por ejemplo en Wolff, Psychologia em-
“La imaginación tiene que llevar lo múltiple de la in- pirica, § 92, y Baumgarten, Psychologia empirica, §
tuición a una imagen” (Kant, CRP a 120), o mejor 558), Kant, por su lado, distinguió, específicamente
aún: “La imaginación debe formar un ‘cuadro’ con la en el § 28 de la Antropología desde el punto de vista
diversidad provista por la intuición” (ed. fr., 1986, pragmático, una imaginación reproductiva, que com-
p. 134). Jean Beaufret propone incluso comprender pete a la psicología, y una imaginación productiva,
que la imaginación “organiza, en un ‘cuadro único’, que compete a la filosofía trascendental, una exhibi-
la diversidad provista por la intuición”, tras subra- tio derivativa y una exhibitio originaria. Reproduktiv,
yar que “el sentido propio de Bild es ‘cuadro’, mu- en alemán la imaginación se llama todavía zurück-
cho más que ‘imagen’” (II, 1973, p. 102). El “único rufend, (re)evocadora; produktiv, se llama todavía
cuadro” (Bild) en cuestión no es otro que el de la di- dichtend, poética o creativa. En la medida en que
versidad tal como se presenta, pero vista no como imago (“imagen”) está etimológicamente emparen-
amasijo de impresiones sensibles sino con el rostro tada con el verbo imitari (“imitar”), “imaginación”
más afable de un universo-kosmos [κόσμος] más que es una traducción bastante poco afortunada de Ein-
khaos [χάος]. Kant entiende entonces la Einbildungs- bildungskraft, cuando ésta, concebida como produc-
kraft, traducción alemana del latín vis imaginationis, tiva, se contempla como poder configurador origi-
a partir de Bild, cuadro único, puesto que está unifi- nario al servicio del entendimiento, incluso, según
cado; pero, inversamente, también entiende Bild a la primera edición de la Crítica de la razón pura, co-
partir de Einbildungskraft, comprendido como fuer- mo constitutiva de su fondo.
za unificadora y sintetizadora, fuerza de “uni-forma- La cuestión del Bild resurgirá en el capítulo sobre
ción”. Para calificar la síntesis de la diversidad de la el esquematismo, donde Kant tendrá necesidad de
intuición sensible, que es posible y necesaria a prio- distinguir Bild del esquema (Schema, A140-B179),
ri, Kant recurre a la expresión de “síntesis figurada subrayando con ello, a la inversa, su proximidad.
[figürlich]”, para la cual proporciona el equivalen- El esquema, una de las cuatro figuras (junto con el
te latino synthesis speciosa, en el que “species” refle- ejemplo, el símbolo y la construcción) de la Darstel-
ja uno de los equivalentes latinos de Bild. Figurada lung (“exhibitio”), se define como “representación
(figürlich), la synthesis speciosa es también bildlich (‘Vorstellung’) de un procedimiento general de la
(Heidegger), lo cual quiere decir que remite al po- imaginación (‘Einbildungskraft’) que permite pro-
der figurativo o, mejor aún, configurativo, de la Ein- curar su imagen (‘Bild’) a un concepto”. Esta acep-
bildungskraft. Sobre esta “muy bella expresión lati- ción constituye un trampolín para Fichte.
na, que, sin embargo, Kant utiliza una sola vez en la
Crítica”, véase B. Longuenesse (Kant et le pouvoir de IV. Bild, Bildung: Fichte o la proyección del yo
juger, PUF, 1993, pp. 232-233), que remite a un pa- en imagen
saje de la Disertación de 1770 donde espacio y tiem- Fichte se apoyará en el carácter tético de la síntesis de
po se caracterizan como formae seu species propias la imaginación trascendental, entendiendo Bild a
para la constitución de nuestro espíritu (§ 4; en Kant, partir de bilden, la imagen a partir de producir imá-
I., Ceñal, R., & Caffarena, J. G. (1996). Principios for- genes, postulando la “imagen en tanto que tal”, co-
males del mundo sensible y del inteligible: disertación mo “libre producto del Yo”, de un Yo que proyecta y
de 1770. España, Consejo Superior de Investigacio- que produce imágenes: la imagen no es reflejo —a
nes Científicas, CSIC). Es una “muy bella expresión” falta de otra cosa— de la cosa que llegó hasta mí, si-
debido precisamente a que los términos latinos for- no proyección (“Reflex”) del Yo que se produce en
BILD | 209

imagen en el curso de su libre actividad. Dicho de losofía de Fichte —a la que suele estar asociada en
otra forma, el único original del que la imagen pue- este sentido, más que a la de Schelling— es sin du-
de valerse es el Yo. Fichte asocia, así, la actividad ima- da la apoteosis filosófica del Bild. Indudablemente
ginaria del Yo-que-se-proyecta-en-imagen (“Bild”) este fenómeno está relacionado con la inquietud de
con su formación (“Bildung”), entendida como gé- Fichte de arraigar, en la lengua popular, el fruto de
nesis autónoma: “En el acto de producir imágenes, sus investigaciones, en apariencia muy esotéricas.
el yo es enteramente libre” (Grundriss des Eigentüm- Fichte es sin duda el filósofo en cuya obra aparece
lichen des Wissenschaftslehre, en Fichtes Werke, Ber- más veces el término Bild. Pero “la imagen, traduc-
lín, Gruyter, 1971, t. 1, p. 377; Fundamento de la ción correcta de Bild, no expresa la fuerza interior
doctrina de la ciencia, Barcelona, Herder, 1984). que hace de la Wissenschaftslehre (“doctrina de la
Así, pues, Fichte entiende Bild a partir de bilden, ciencia”), y por ende del Yo, un ser que ‘se hace’” (A.
lo formado a partir del formar, y no a la inversa. Philonenko, L’œuvre de Fichte, pp. 130-131).
Bild es el producto de la producción en acción, en
la autoposición del Yo absoluto que, al proyectarse V. Bild, Gleichbild: Schelling o la imagen como
en imagen, se da como un espejo donde reflejar su fuerza
libre productividad. Fichte habría, pues, delibera- Atribuido a Hegel, Schelling y Hölderlin, el texto, de
damente acentuado y radicalizado el carácter tético 1796 aproximadamente, intitulado por Franz Rosen-
de la síntesis propia a la imaginación productiva, en zweig “El programa sistemático más antiguo del
la prolongación del esquematismo trascendental y idealismo alemán” (Rosenzweig, F., 1917). (Das äl-
de su Schweben (flotamiento en suspenso) que di- teste Systemprogramm des deutschen Idealismus: ein
buja anticipadamente los contornos de la cosa que handschriftlicher Fund, C. Winter) intenta acoger fa-
la intuición se apresta a recibir (Kant) o a captar co- vorablemente la idea de una “religión sensible” cu-
mo competencia de su esfera de influencia (Fich- ya posibilidad fue abierta, nolens volens, por la Crí-
te). Percibir una casa, como dijera Kant (Crítica de tica del juicio de Kant, que convierte lo bello en el
la razón pura, B, 162), es, en cierta forma, esbozar la símbolo de la moralidad (§ 59). Al sostener que “el fi-
mirada de la casa, siendo la imaginación así entendi- lósofo debe poseer tanta fuerza estética como el poe-
da un ingrediente constitutivo de la percepción: “Je- ta (“der Philosoph muss eben so viel ästhetische Kraft
nes Schweben eben bezeichnet die Einbildungskraft besitzen, als der Dichter”), el autor de este texto, co-
durch ihr Product; sie bringt dasselbe gleichsam wäh- mo lector de Schiller, parece haber encontrado el quid
rend ihres Schwebens, und durch ihr Schweben her- de los análisis kantianos haciendo de esta “fuerza es-
vor [Ese flotar (Schweben) designa justamente a la tética” que es la imaginación como Einbildungskraft
imaginación mediante su producto; ello lo produ- el ímpetu poetizante o productivo (“dichtend”) de la
ce, por así decirlo, durante este movimiento y me- actividad filosofante, en la medida en que Kant hi-
diante el propio movimiento” (trad. esp. Andrés zo de la imaginación la raíz secreta y común del en-
Crelier)] (Fichtes Werke, t. 1, p. 215). El Bild fichtea- tendimiento y de la sensibilidad.
no es, pues, menos fingido y más libremente confi- Schelling se valdrá de la Einbildungskraft, “tan
gurado en función del autodespliegue del Yo abso- bien designada en alemán”, pues la interpretará (en
luto. La Einbildungskraft (que Fichte a veces llama el § 22 de Philosophie der Kunst) (Schelling, F. W.,
todavía Einbildungsvermögen, “poder moldeador”) 1999); Filosofía del arte, estudio preliminar, traduc-
puede entonces definirse como “das bildende Ver- ción y notas de Virginia López Domínguez. Ma-
mögen des Ich” (ibid., t. 9, p. 448), “poder formador drid, Tecnos) como “significado propio de la fuer-
del Yo”; incluso será llamada Bildungskraft según za de la uniformación (die Kraft der Ineinsbildung)”.
Fichte, que de tal modo prosigue la empresa kan- Esta uniformación, o esemplasie (Coleridge), tér-
tiana de reapropiación filosófica del término lega- mino construido a partir del griego eis hen pláttein
do a la lengua alemana por la mística renana. [εἰς ν πλάττειν], caracteriza la fusión del finito y del
Otras grandes figuras del idealismo alemán, sobre infinito (véase Tilliette, Schelling, Vrin, 2a. ed. 1992,
todo Hölderlin y Schelling, explotarán los recursos t. 1, n. 62, p. 551), o también Hineinbildung (otro
especulativos y poéticos de la Einbildungskraft, en- neologismo de Schelling), esto es, la compenetra-
tendida como imaginación productiva, aun si la fi- ción de lo ideal en lo real (regio) (distinto de lo real
210 | BILD

[auténtico] para concordar con lo ideal y aproximar- Semejante declaración pone de manifiesto, en pri-
se al latín res, realitas). mer lugar, que el Kantbuch de Heidegger, que reto-
Punto de confluencia de las meditaciones de ma el neokantismo de Marburgo, sigue en debate,
Schelling hasta 1815, el término Bild posee asimis- más secretamente, pero con la misma energía, con
mo una resonancia platónica, vinculada sobre todo todas las interpretaciones de Kant desde 1781, so-
a la interpretación del Timeo, en la oposición en- bre todo la que la historia de las ideas conservó ba-
tre Urbild (“arquetipo”) o Vorbild (“paradigma”) y jo el nombre de “idealismo alemán” (con la pronta
Nachbild (“ectipo”). excepción de Hölderlin), al punto de caracterizar la
Dos características constituyen el Bild: no ser el obra de Kant como “una fortaleza imbatida a espal-
objeto mismo y ser “como”, tal como lo especificará das del nuevo frente” (Heidegger, La pregunta por la
la Lección XI de la Historisch-kritische Einleitung in cosa, trad. García Gómez del Valle, Girona, Edito-
die Philosophie des Mythologie: “Das Bild ist nicht der rial Palamedes, 2009, p. 83). Faltaría preguntar por
Gegenstand selbst, und doch völlig wie der Gegenstand qué motivo “la esencia de la Einbildungskraft, tal co-
selbst (la imagen no es el objeto mismo, sino que es mo Kant la comprendía”, fue tan poco conocida o
enteramente como el objeto mismo)”; en SW, t. 11, desfigurada por la posteridad inmediata de Kant, al
p. 212; 1998, p. 210). En todo caso, a falta de un “sí grado de ser necesario que esta cuestión fuera reto-
divino” en persona, Schelling reconoció en la mito- mada una vez más y en sentido contrario.
logía la presencia de “la imagen del verdadero Dios Nos limitaremos aquí a destacar que la lectura
(das Bild des wahren Gottes)”, o cuando menos de su heideggeriana de Kant, al igual que la lectura höl-
Gleichbild o “réplica”, como anticipación, y casi por derliniana, acentúan la idea de una esencial finitud
procuración, de tal manera que Schelling recurre del ser humano, “rey de la finitud” (Hölderlin, him-
aquí al término Bild para articular la Revelación y la no A la libertad), allí donde el idealismo alemán más
mitología. Como Ebenbild (que ya encontramos en bien resaltó lo incondicionado del Yo de la apercep-
la traducción de Lutero de la epístola a los Colosen- ción trascendental como Selbstbewusstsein o “con-
ses 1:15), Gleichbild es casi un oxímoron, o al me- ciencia de sí”. El propio Bild se convierte por ende
nos la expresión de una unidad conflictiva y asumi- en el núcleo de interpretaciones conflictivas, que lo
da como tal para designar lo que hay de revelación inscriben en el haber de una espontaneidad reser-
en una mitología que todavía no es la Revelación. vada por Kant al entendimiento o que pretenden
mantener la balanza equilibrada entre la esponta-
VI. Bild, Anblick: Heidegger o la imagen que nos mira neidad y la receptividad, entre la lógica y la estética.
Hemos sopesado lo que se dijo en la posteridad in- En vez de acentuar el carácter tético de la síntesis kan-
mediata de Kant con respecto a la cuestión de la ima- tiana (Fichte y Schelling), Heidegger subraya la par-
ginación trascendental. Sin embargo, en un sentido, te esencial que en todo conocimiento atañe a la sen-
no se dijo nada, al menos según una nota capital sibilidad, entendida no como pasividad sino como
del libro de Heidegger sobre Kant (abreviado Kant- receptividad.
buch, § 27, en GA, t. 3, n. 196, p. 137): Al referirse a la frase de Kant anteriormente cita-
da, Heidegger observa:
La caracterización explícita de la imaginación como
una facultad fundamental debía aclarar Ia significa- El término imagen [Blick] debe ser tomado aquí en su
ción de esta facultad a los contemporáneos de Kant. sentido original, según el cual decimos que un paisa-
Fichte, Schelling y, a su manera, Jacobi atribuyeron a je ofrece una “imagen” bonita (aspecto), o que la asam-
la imaginación un papel esencial. No podemos exa- blea ofreció una imagen triste (aspecto) [Anblick].
minar aquí si llegaron a reconocer, a sostener o hasta M. Heidegger (1986), Kant y el problema
interpretar, en un sentido más originario, la esencia de de la metafísica, p. 83.
la imaginación tal como Kant la concibió. La siguien-
te interpretación de la imaginación trascendental sur- En forma rigurosamente inversa de la formación
gió de un planteamiento diferente, y se mueve en di- del Bild fichteano (incluso schellinguiano), aquí el
rección opuesta a la del idealismo alemán. Bild se ofrece solo y nos gratifica con una presencia
M. Heidegger (1986), Kant y el problema que no es el fruto de nuestra imaginación, que no
de la metafísica, p. 121. se forja por medio de la fuerza de la imaginación.
BILDUNG | 211

La intimidad de la relación Bild/Anblick establecida Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
por Heidegger permitirá una audaz inversión (§ 20): 1854, reimp. Múnich, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1984.
Kluge Friedrich, Etymologisches Wörterbuch der deutschen Spra-
che [Dictionnaire étymologique de la langue allemande, 1883],
Se le llama [a este paisaje] una vista (aspecto, imagen), Berlín, W. de Gruyter, 22a. ed., 1989.
species [“Anblick, Bild”] como si nos viera a nosotros Sander Nathaniel e Isaac Trenel, Dictionnaire hébreu-français
[gleich als blicke sie uns an]. [hebreo bíblico], Archivos Israelitas, 1859, reimp. Ginebra,
Slatkine, 1982.

El Bild se encuentra de alguna manera “sin sujeción”.


Así vemos que la cuestión del Bild, con su abundante
vocabulario, constituye una apuesta mayor en aque-
llo que opone a la posterioridad filosófica inmediata BILDUNG, kultur, zivilisation |
de Kant que fue el idealismo alemán con la interpre- alemán
tación fenomenológica del esquematismo trascen-
español cultura, posición, educación, formación,
dental, en un rebote inesperado del impulso dado liberación de prejuicios, refinamiento de las
por Husserl. costumbres, civilización
Pascal DAVID griego paideia [παιδεία]
latín cultura
Bibliografía principal
Beaufret Jean, “Kant et la notion de Darstellung”, Dialogue avec cultura, y aufheben, behaviour, bild, civiltà,
Heidegger, II. Philosophie moderne, París, Minuit, 1973, pp. concetto, estructura, imagen, imaginación, luz,
77-109. moral, perfectibilidad, pueblo, plasticidad,
Fichte Johann Gottlieb, Œuvres choisies de philosophie premiè- praxis
re, trad. A. Philonenko, Vrin, 1990.
Heidegger Martin, Kant et le problème de la métaphysique [Kant El término Bildung, que designa alternadamente la belleza
und das Problem der Metaphysik, en Gesamtausgabe (abrev.
GA), Frankfurt, Klostermann, 1975-, t. 3], trad. A. De Wael-
física, la formación intelectual, la impregnación de lo divino
hens y W. Biemel, Gallimard, 1953; Kant y el problema de la en el alma humana, la integración del individuo en la socie-
metafísica, trad. Gred Ibscher Roth / rev. Elsa Cecilia Frost dad, el paralelismo que hay que destacar sin cesar entre la
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1996. cultura griega y la cultura alemana, es ciertamente uno de
——, Qu’est-ce qu’une chose? [Die Frage nach dem Ding, en GA,
t. 41], trad. J. Reboul y J. Taminiaux, París, Gallimard, 1971. esos términos cuya traducción parece de lo más aleatoria.
Kant Immanuel, Critique de la raison pure, trad. A. Trémesay- La dificultad estriba también en la persistencia de los senti-
gues y B. Pacaud, puf, 11a. ed. 1986; Crítica de la razón pu- dos secundarios que no se eliminan por la elección de un
ra, trad. M. Caimi, Buenos Aires, Colihue, 2009.
sentido principal sino que son conducidos siempre a un se-
——, Critique de la raison pure, trad. J. Barni, rev. A. Delamarre y
F. Marty, en Œuvres philosophiques, F. Alquié (dir.), París, gundo plano. Una tensión existe por otra parte entre el
Gallimard, “La Pléiade”, vol. 1, 1980. término Bildung y el de Kultur, que se desarrolla a partir de
Libera Alain de, “La théologie de l’image…”, en La mystique rhé- la Ilustración para designar el progreso de las costumbres
nane, París, Seuil, 1984, pp. 242 ss.
gracias a la civilización y luego remite progresivamente a la
Marquet Jean-François, Liberté et existence. Étude sur la forma-
tion de la philosophie de Schelling, París, Gallimard, 1973. coherencia orgánica de un grupo social. Los términos Bil-
Oltmanns Käte, Meister Eckhart, Frankfurt, Klostermann, 1935, dung, Kultur y Zivilisation van así a definirse los unos por
pp. 72-79. los otros en una relación variable, quedando Bildung en to-
Philonenko Alexis, L’œuvre de Fichte, París, Vrin, 1984.
dos los casos como la palabra más difícil de trasponer. Entre
Schelling Friedrich Wilhelm Joseph von, Introduction à la phi-
losophie de la mythologie, trad. J.-F. Courtine y J.-F. Marquet la universalidad de la nación o del saber y la singularidad in-
(dir.), París, Gallimard, 1998. mediata, la Bildung representa efectivamente en el contex-
Schönborn Christoph, L’icône du Christ: fondements théologi- to germánico el momento de la particularidad, lo que expli-
ques [1976], París, Cerf, 1986.
Wackernagel Wolfgang, “Ymagine denudari”: Éthique de l’ima-
ca que se ancle preferentemente en los dos dominios
ge et métaphysique de l’abstraction chez Maître Eckhart, Pa- privilegiados que son la lengua y el arte. Ahora bien, esta
rís, Vrin, 1991. particularidad de la Bildung no puede tener una dimensión
identitaria más que postulando su diferencia. La noción
Bibliografía de consulta
Duden Konrad, Etymologie. Herkunftswörterbuch der deutschen alemana de Bildung engloba precisamente un momento de
Sprache, ed. G. Drosdowski, P. Grebe et al., Mannheim, Du- incomunicabilidad programada ante cualquiera que intente
denverlag, 1963. abordar el término desde el exterior.
212 | BILDUNG

I. La cuestión del holismo ber habla de Einheitskultur (“cultura uniforme”) en


Cabe entender por cultura, según los contextos o las su Sociología de la religión, Ernst Troeltsch, en su tra-
épocas, un cierto número de conocimientos histó- bajo sobre Der Historismus und seine Probleme (El
ricos, literarios, artísticos, musicales, lingüísticos, que historismo y sus problemas), aspira a una Kultursyn-
distinguen a aquel que los posee de aquel que los these (“síntesis cultural”). Desarrollar una teoría de
ignora, que sirven de señal de reconocimiento en- la Bildung es postular una coincidencia de lo singu-
tre los miembros de un grupo. La definición alema- lar y de lo universal en una dinámica que sería la his-
na de la Bildung implica, en cambio, una actualiza- toria contemplada desde un punto de vista alemán.
ción de la perfectibilidad humana. En este sentido, El grado de generalidad alcanzado por un término
no se reduce a ningún contenido determinable. Si que puede desde entonces asociarse a la totalidad de
Wilhelm von Humboldt recurre a los griegos y pro- los momentos de una tradición intelectual invita a
pone imitarlos, lo hace sobre todo para plantear co- la desconfianza. La Bildung sería tendencialmente
mo paradigma un principio de autodeterminación menos un ideologema pernicioso que un lugar va-
y de autorregulación que percibe como central en la cío del discurso, una coincidentia oppositorum cuya
cultura griega. En muchos aspectos, la referencia existencia postulada permite que tengan lugar los
griega es intercambiable. Lejos de ser una acumula- discursos sobre la singularidad del sujeto y la cohe-
ción de conocimientos objetivos, la teoría de la Bil- rencia del grupo. El término Bildung es indudable-
dung, tal como la define Humboldt, se construye a mente más intraducible en esta función de piedra de
partir de la constatación de una cesura entre la mul- toque o de cimiento intersticial entre los bloques
tiplicación de los campos de saberes fragmentarios conceptuales.
y el progreso moral de la humanidad. Se trata de vol- En efecto, sería un poco absurdo pretender que
ver a apostar en las ciencias positivas para someter- una palabra que designa la adquisición de saberes
las a este imperativo rousseauniano del progreso mo- teóricos o prácticos no puede traducirse si el térmi-
ral. Al reducir la realidad exterior a la facultad que no no revistiera precisamente una función identifi-
produce representaciones imaginarias (Einbildungs- cativa. Pues la idea de una coextensión del lenguaje
kraft), el arte constituye un modo de extensión de la y del entendimiento humano, de una necesaria me-
Bildung que contribuye a esta autodeterminación que diación del lenguaje en la apropiación simbólica del
ubica al sujeto de la Bildung en el centro del mun- mundo, no está ausente en el pensamiento lingüísti-
do percibido. Reduce la indefinida multiplicidad de co del siglo XVIII francés. Piénsese en Condillac o en
fenómenos a un pequeño número de elementos sim- su posteridad entre los ideólogos, que Humboldt
bólicos que remiten al infinito. Esta autopoiética de frecuentó durante su estancia en París y su viraje a
la individualidad autónoma, con todo, es plenamen- la lingüística. En cierta medida, el término Bildung
te realizable sólo por la mediación del lenguaje, que, está por lo tanto investido de una voluntad arbitra-
mejor que el arte, asegura una relación simbólica ria de intraducibilidad. Definirlo como el índice de
con el mundo y permite su apropiación por parte un holismo propio de la cultura alemana es aceptar
del sujeto. Pero a través del lenguaje se pasa de la sin crítica una forma de autopercepción intelectual
individualidad del hombre a la singularidad del gru- y consentir los recorridos señalados que esta forma
po en la que se puede expresar una relación con el implica para cualquiera que desee explorarla sola-
mundo. Al mismo tiempo que expresa una aspira- mente desde el interior. La cuestión de saber si la no-
ción del individuo a lo universal, la Bildung marca ción de Bildung puede ser traducida o no, no puede
una diferencia, puesto que los modos de apropia- resultar en última instancia más que de la elección
ción y de expresión del mundo por medio de la len- arbitraria de un posicionamiento intelectual en el in-
gua no son idénticos. A menudo nos han asombrado terior o en el exterior del discurso que ésta estructura.
las dimensiones teológicas de una teoría que con-
vierte al hombre implicado en el dinamismo de la II. De la imagen de dios al devenir humano
Bildung en una verdadera mónada. En este sentido,
no podemos menos que aprobar la idea según la cual A. Hitos lexicales
la Bildung sería la expresión de una dimensión ho- El diccionario etimológico de Friedrich Kluge pre-
lista de la cultura alemana, mientras que Max We- cisa que el término Bildung (bildunga en el alto ale-
BILDUNG | 213

mán antiguo), derivado de Bild (imagen), significa múltiples composiciones en las que entra la palabra
en principio la creación, la fabricación, el hecho de Bildung son susceptibles de aclarar sus sentidos.
dar una forma. El pasaje a la idea de formación in- Así, “el establecimiento de formación” (Bildungsan-
telectual, y luego de educación, habría provenido de stalt) remite al sentido más intelectual del término,
la lengua mística, en la cual înbilden designa la ad- mientras que el concepto de “pulsión formadora”
quisición de una representación imaginada, instau- (Bildungstrieb, véase Pulsión), tomado del antro-
rando un parentesco de hecho entre Bildung y Ein- pólogo y anatomista Blumenbach, designa una ap-
bildung (imaginación). La mística de la Edad Media titud de la naturaleza para hacer emerger formas.
tardía, como el pietismo, considera que Dios impri- En tanto que los diccionarios clásicos de la lengua
me su imagen (sich einbildet) en el hombre. En su alemana revelan una riqueza infinita de sentidos que
diccionario de 1793, Johann Christoph Adelung atri- se pueden dar al término Bildung, son mucho más
buye al término de Bild (imagen) tres sentidos prin- circunspectos en cuanto a Kultur y Zivilisation. Ade-
cipales: el de forma de una cosa, el de representa- lung define la cultura (Cultur), cuyas raíces reconoce
ción de una cosa y, por último, el de persona o cosa en la lengua francesa y al mismo tiempo en el voca-
considerada desde el punto de vista de su forma apa- bulario agrícola, como una purificación de las fuer-
rente (se puede designar a un hombre con el término zas morales y físicas de un hombre o de un pueblo,
Mannsbild). El verbo bilden en cuanto tal significa- de tal modo que Cultur puede significar tanto libe-
ría dar forma a una cosa, aunque también reprodu- ración de prejuicios (la Ilustración, Aufklärung, véa-
cir la forma de una cosa (un sentido que subsiste a se Luz) como refinamiento de las costumbres. El tér-
título residual en el concepto de bildende Künste mino Zivilisation le es desconocido, pero, en cambio,
(“artes plásticas”, “artes de la reproducción”, véase define civil como bürgerlich, propio del ciudadano,
el RECUADRO 2 en Arte). La sustantivación Bildung y recalca que civilisieren, tomado del francés civili-
designaría entonces al mismo tiempo la acción de ser, significa “otorgar buenos modales”. Heinsius re-
dar forma y la forma misma, especialmente la for- toma estas definiciones y resalta el término civilisa-
ma del rostro humano. Retomando estos dos senti- tion en el sentido de refinamiento de las costumbres,
dos, el diccionario de Theodor Heinsius (1818) agre- que viene a su vez del latín civilitas, civilis. El térmi-
ga el de estados en que se encuentra un hombre no civilisation, en su estrato más antiguo, remite a
cultivado, y también la capacidad del alma de reor- la organización política de la ciudad. Se retendrá de
ganizar, en un conjunto que no existía con anterio- este breve repaso que las grandes investigaciones le-
ridad, las representaciones singulares transmitidas xicográficas cronológicamente próximas al idealis-
por la imaginación (Einbildungskraft). En su diccio- mo alemán no dan al término Kultur ni al de Zivili-
nario (1860) los hermanos Grimm observan que el sation un sentido histórico o etnológico, sino que
término Bildung es característico de la lengua ale- simplemente designan un proceso de purificación de
mana y que no se encuentra, o solamente por deri- las costumbres en la perspectiva de la Ilustración. De
vación del alemán, en las demás lenguas germánicas. este modo en el léxico hegeliano aparecen estos dos
Supuestamente el término habría designado duran- términos, y sólo rara vez con un valor procesal.
te mucho tiempo una imagen, imago, después en
gran medida una forma (Gestalt). Todavía tiene es- B. “Aufklärung” y cultura
te sentido cuando el propio Winckelmann conoce el En su escrito Über die Frage: Was heisst aufklären?
término Bildung y escribe que, con el tiempo, los pro- (1784; ¿Qué es Ilustración?, trad. A. Maestre Sán-
gresos de la ciencia enseñaron a los artistas etruscos chez y J. Romagosa Fisa, 2007), Moses Mendelssohn
y griegos a liberarse de las formas primitivas fijas y se lamenta de que las palabras Aufklärung, Kultur,
rígidas. Y Lessing, hablando del Laocoonte, explica Bildung hayan vuelto de nuevo a la lengua alemana.
que “su imagen [Bildung] inspiraba piedad porque Pertenecen exclusivamente a la lengua de los libros
mostraba a la vez la belleza y el dolor” (Lessing, Wer- y el común de las personas no las comprende. Este la-
ke, ed. G. Göpfert, Múnich, Hanser, t. 6, 1974, p. mento de Mendelssohn permite constatar una equi-
23). Los hermanos Grimm destacan de igual modo el valencia o una extremada proximidad semántica en-
sentido de cultus animi, humanitas, que atribuyen tre tres términos que por lo demás pertenecen más
particularmente a Goethe (véase Menschheit). Las bien a la lengua culta.
214 | BILDUNG

En la perspectiva de Kant, el término determinan- La ausencia relativa del término Bildung en Kant
te no es el de Bildung sino el de Kultur. Dejado atrás es reveladora de un enfoque globalizante, colectivo,
el estado de brutalidad, el hombre alcanza, gracias político, sin ninguna dimensión ni mística ni orga-
al desarrollo de sus aptitudes, la cultura (aus der Ro- nicista.
higkeit zur Kultur), la organización de su existencia
según sus fines y el despliegue de sus propias fuer- C. La “Bildung” y la humanidad
zas. El hombre elabora la cultura en la sociedad (Idea La noción de Bildung se vuelve central en el lengua-
para una historia universal en clave cosmopolita je de Herder, que pone nuevamente el acento en el
[1784], cap. 4). Desde este punto de vista, la cultura movimiento, en el devenir, en contraste con cual-
es también un deber con uno mismo y con los de- quier situación fija. El término Bildung adquiere en
más. A decir verdad, el pasaje a la cultura no es el re- Herder un estatus que le permite abarcar a la vez la
sultado de una evolución continua sino el fruto de referencia al devenir biológico y orgánico de las for-
una tensión, dado que el hombre según Kant es a la mas, y a la educación intelectual, al refinamiento de
vez social y opuesto a la sociabilidad, propenso a en- las costumbres. La tensión entre Kant y Herder se
cerrarse en comportamientos individuales. La cultu- proyecta en la oposición semántica que impulsa al
ra, que es más bien un proceso antes que un resul- primero a hablar más fácilmente de Kultur y al otro
tado, nace del esfuerzo por disciplinar las tendencias de Bildung. Además, la Bildung se aplica menos al in-
al rechazo de la sociabilidad. Las disensiones, no obs- dividuo que al conjunto de la humanidad. Así pues,
tante, no son por principio contrarias a la cultura y tiende a confundirse pura y simplemente con la his-
pueden incluso servirle de motor. La cultura violenta toria, una historia que no sería solamente la de las
la naturaleza, pero desarrollando simultáneamente ideas sino también la de los comportamientos, los
sus virtualidades, sus gérmenes. Kant juega con el sentimientos y las impresiones sensibles, cosa que su-
origen agrícola del término cultura. El hombre debe giere ya el título Auch eine Philosophie der Geschich-
cultivar sus fuerzas naturales, “der Anbau —cultu- te zur Bildung der Menschheit [Filosofía de la historia
ra— seiner Naturkräfte” (Metafísica de las costumbres para la educación de la humanidad] (1774). La Bild-
[Metaphysik der Sitten]), y estas fuerzas naturales ung está determinada en primer lugar por condicio-
no se limitan a las fuerzas intelectuales y espirituales nes externas y por tendencias, apetitos que se basan
sino que comprenden asimismo las fuerzas físicas. en la imitación de un modelo.
El devenir de la cultura encuentra su fin en una
constitución definida según los conceptos del dere- ¿Qué eran estas tendencias? ¿Qué podían ser? ¡Las
cho del hombre, en un refinamiento global de las más naturales, las más fuertes, las más simples! El
costumbres y de las cualidades intelectuales no del eterno fundamento para todos los siglos de forma-
individuo sino de la ciudad. La cultura tiende, pues, ción de los hombres [Menschenbildung]: la sabiduría
a alcanzar su culminación en la política. Los térmi- en lugar de la ciencia, el temor de Dios en lugar de la
sabiduría, el amor a los padres, a los hijos y entre los
nos kultivieren, zivilisieren, moralisieren son emplea-
esposos antes que los modales y desenfrenos, el orden
dos por Kant de manera prácticamente sinonímica de la vida, el gobierno doméstico conforme al orden
en su Antropología en sentido pragmático (Anthro- divino, el arquetipo [das Urbild] de todo orden y or-
pologie in pragmatischer Hinsicht, 1978). La cultura ganización civil —en todo ello el disfrute más sim-
engloba la enseñanza propiamente dicha y la edu- ple de la humanidad, pero a la vez el más profundo.
cación, desembocando en la procuración de alguna No quiero preguntar cómo pudo ser concebido [er-
aptitud. El término Zivilisierung pondría más el bildet] sino ya tan sólo conformado [angebildet] y có-
acento sobre la cultura en la medida en que dispone mo se pudo seguir desarrollando (fortgebildet) si no
al hombre para la inserción en el todo social (Über es por esta fuerza eterna del modelo [Vorbild] y de
Pädagogik [Pedagogía], 1803, en Gesammelte Schrif- una serie de modelos [Vorbilde] que nos rodean.
ten, t. 9, Berlín-Leipzig, Gruyter, 1923, p. 450, In- J.G. Herder, en Werke, ed. W. Pross,
t. 1, Darmstadt, WBG, 1984, p. 593.
troducción). Según las distinciones establecidas en
los escritos póstumos, la moralidad representaría un
tercer estadio en el progreso de la humanidad hacia Este modelo, fuente eterna de toda Bildung, es de una
la perfección, después de la cultura y la civilización. dimensión teológica pronunciada. Pues, aun cuan-
BILDUNG | 215

do la Bildung es una forma de educación, no se de- la traducción de autores antiguos, distantes del ale-
ja de ninguna manera limitar a una educación inte- mán por su forma de expresarse.
lectual trasmitida por los libros o las bibliotecas:
III. Formación o autopoiesis
La formación [Bildung] y el perfeccionamiento [Fort-
bildung] de una nación nunca son otra cosa que obra A. La autopoiesis
del destino: el resultado de mil causas convergentes, La dimensión esencial que adquiere el término de
por así decir de todo el elemento en que viven. Bildung alrededor del 1800 es la de la reflexividad.
Ibid., p. 643. El devenir que implica la Bildung ya no es solamen-
te la adquisición de competencias con vistas a un
El puro razonamiento y el entendimiento en ningún perfeccionamiento, sino que corresponde a un pro-
caso pueden ser los únicos vehículos de esta forma- ceso de autocreación del individuo, que se convier-
ción de la humanidad que Herder anhela en el con- te en aquello que era desde un principio, se recon-
texto del Iluminismo. El corazón, la sangre, el calor, cilia con su esencia. Este empleo se encuentra sobre
la vida son otros tantos elementos que concurren todo en Hegel, que consagra largos desarrollos a la
en la formación de la humanidad y no sería posible Bildung en la sexta parte de la Fenomenología del es-
reducirlos a un mecanismo racional. La cultura (Kul- píritu [Phänomenologie des Geistes], que tiene por
tur) en Herder, en su doble significado de proceso título “El espíritu”:
de adquisición y de estado terminal, sigue siendo en
cuanto tal el rasgo distintivo de un pueblo e inclu- Por tanto, aquello mediante lo cual individuo tiene
so incita a trazar jerarquías entre los pueblos. aquí validez y realidad efectiva es la formación por
Aplicado a la humanidad y a la nación, el térmi- medio de la cultura [Bildung]. La verdadera naturale-
no Bildung se adjudica en Herder también al len- za originaria y la sustancia del individuo es el espíri-
guaje, vehículo de la cultura. Cuando Herder habla tu del extrañamiento [Entfremdung] del ser natural.
[…] Esta individualidad se forma por medio de la
sin dificultad de formación de una lengua (Bildung
cultura como lo que en sí es [bildet-sich], y solamen-
einer Sprache), lo hace naturalmente en el sentido te así es en sí y tiene una existencia real; en cuanto
trivial del término. Para que una lengua tome for- tiene formación por medio de la cultura [Bildung]
ma es necesario que atraviese un cierto número de tiene realidad efectiva y poder.
fases que los historiadores de la lengua pueden re- Fenomenología del espíritu, trad. p. 236.
construir y recorrer. Pero Bildung significa aquí tam-
bién que la lengua se enriquece, que pasa por un pro- Se mide la dificultad para expresar de otra manera
ceso de perfeccionamiento, se ennoblece: que no sea la convención la totalidad del campo se-
mántico que abarca el término Bildung en su acep-
Nuestra lengua está en una fase de formación [Bild- ción hegeliana. En efecto, la autopoiesis individual
ung] —y el término formación [Bildung] de la lengua es al mismo tiempo el pasaje de la sustancia a una
es casi una consigna que hoy todos tienen en los la- efectividad que la vuelve ajena a la conciencia.
bios: escritores, críticos de arte, traductores, doctos.
Cada uno quiere formarla [bilden] a su manera: y a El movimiento de la individualidad que se forma es,
menudo unos se oponen a otros. Qué se puede ha- por tanto, de un modo inmediato, el devenir de esta
cer si a cada uno le es permitido formarla [bilden]: individualidad como de la esencia objetiva univer-
permítaseme entonces preguntar ¿qué significa for- sal, es decir, el devenir del mundo efectivamente
mar [bilden]? ¿Qué cosa es una lengua sin formación real. Éste, aunque haya devenido por medio de la in-
[ungebildete Sprache]? ¿Y qué revoluciones han su- dividualidad, es para la autoconciencia algo inme-
frido otras lenguas antes de aparecer formadas [aus- diatamente extrañado […]
gebildet]? Ibid., 237.
Ibid., p. 143.
Dicho de otro modo, la Bildung es a la vez un pro-
De estas preguntas se sigue una serie de considera- ceso de producción y de enajenación de la individua-
ciones históricas sobre la mejor manera de enrique- lidad. Para tener acceso a la Bildung la individuali-
cer la lengua, entre las cuales tiene un papel central dad se deshace de su Sí-mismo. Un desgarramiento
216 | BILDUNG

se produce, el lenguaje del desgarramiento es el len- B. Lo indefinido


guaje perfecto del mundo de la cultura (ibid., p. 351). En muchos de los contextos en que la Bildung se em-
La inversión y la enajenación recíproca de la reali- plea, ésta comprende un momento de indetermina-
dad efectiva (Wirklichkeit) y del pensamiento definen ción que la hace impropia para designar solamente
la “cultura pura (reine Bildung)”. “El espíritu del ex- un proceso de formación, ya se trate de una forma-
trañamiento de sí mismo (Entfremdung seiner selbst) ción intelectual o moral. La forma más elevada en
tiene su existencia en el mundo de la cultura” (ibid., la jerarquía de las formas, aquella que mejor repre-
p. 618). En el juego de la formación de la individua- sentaría a la Bildung, este dar forma a las raíces teo-
lidad en un proceso autopoiético y de enajenación, lógicas, sería precisamente, en una inversión siem-
del extrañamiento de esta misma individualidad el pre latente, la ausencia de forma. Encontramos en
pensamiento gana un contenido y la Bildung deja especial este sentido del término Bildung en la obra
de ser una pura virtualidad. de Friedrich Schlegel, y particularmente en su no-
La noción de Bildung es un concepto importan- vela de 1799 Lucinda. Arrastrado por un amor sin
te de los escritos políticos de Fichte, sobre todo de sentido hacia el caos de su vida interior, Julius, el hé-
los Discursos a la nación alemana, donde la educa- roe, percibiendo una vocación artística, descubre
ción que modifica no solamente el patrimonio del qué atrasado estaba aún en la formación (Bildung)
individuo sino su naturaleza misma juega, en el pla- alcanzada hasta ese momento (“…dass er noch so
no del pueblo, el papel de cimiento unificador. La weit zurück sei in der Bildung”, Friedrich Schlegel Aus-
Bildung deja de ser entonces una formación especí- gabe, ed. E. Behler, t. 5, Múnich, Schöningh, 1062,
fica para convertirse en “allgemeine Bildung (cultu- p. 49). Pero la decisión de formarse (bildet sich) lo
ra general)”. hace olvidar su siglo y tomar sus modelos entre los
Schelling comparte con Hegel una concepción héroes del pasado o proyectándose al futuro, en po-
globalizante de la Bildung. En las Lecciones sobre el cas palabras, emancipándose de las determinaciones
método de los estudios académicos (Vorlesungen über temporales. La Bildung es casi tan indeterminada
die Methode des akademischen Studiums) explica que como el estado del que permite salir. Schlegel desa-
“para alcanzar la forma absoluta, el espíritu debe rrolla asimismo una teoría de la Bildung cuyo más
ejercitarse en todos los dominios, es la ley universal alto grado sería la pasividad, el abandono de las for-
de toda formación (Bildung) libre” (en Schellings Wer- mas, la aceptación de la ociosidad. Las mujeres con-
ke, ed. O. Weiss, Leipzig, Eckhardt, 1907, t. 2, p. 592). seguirían espontáneamente este estado de apertura
Sin embargo, el término tiene en Schelling un sen- a la indefinición. En cambio, los hombres deben es-
tido mucho más pesado en un texto tomado del tra- forzarse para llegar a él. “Por eso en el amor femeni-
tado sobre la esencia de la libertad humana (Sobre la no no hay grados ni etapas de la Bildung” (ibid., p. 22).
esencia de la libertad humana [Über das Wesen der La dimensión indefinida de la Bildung, su apertura
menschlichen Freiheit], trad. fr. M. Richir, Payot, 1977) a un vago infinito y su inversión en victoria sobre la
que aclara el pasaje del Grund o de la oscuridad ini- tiranía de las formas no es propia del romanticismo.
cial a la división. Según él, este pasaje no puede ope- Paul Natorp, en una obra fuertemente nacionalista
rarse más que a través de una “verdadera in-for- denominada Die Seele des Deutschen (El alma ale-
mación (Ein-bildung), dado que las cosas en estado mana), insiste en 1918 en el hecho de que Goethe,
de devenir están informadas (hineingebildet) en la na- más allá de sus cualidades filosóficas, estéticas o li-
turaleza o, incluso con más precisión, por un des- terarias, actúa como “Lebensbilder (formador de vi-
pertar, pues el entendimiento pone en evidencia la da)”. Según él, “el término Bildung no debió haber
unidad o Idea disimulada en la separación del Grund” sido comprendido jamás en un sentido superficial;
(en Schellings Werke, op. cit., t. 3, pp. 457-458). Al- pues para él significaba, y para cualquiera que sea
rededor de la época de la redacción de la Fenome- fiel a su espíritu, nada menos que la organización
nología del espíritu, la Bildung continúa acarreando de la vida entera como una obra maestra viviente”
un sentido místico, heredado de la representación (Paul Natorp, Die Seele des Deutschen, Jena, Die-
de una forma infundida a la materia. Pero este pro- drichs, 1918, p. 145). La Bildung sería el acto de dar
ceso se situará a partir de ahora estrictamente en el vida sobrepasando así las formas. Natorp apela al
marco de una subjetividad que se autoconstituye. modelo del Prometeo goethiano: “Yo estoy aquí y
BILDUNG | 217

moldeo a los hombres según mi imagen, a una raza los pueblos antiguos de Oriente y los griegos o los
que se me asemeja”. Comprendida de este modo, la romanos:
Bildung deviene una especie de deber orgánico de
expresar una idea alemana que no se limitaría al in- Una de las diferencias más importantes es […] que
dividuo sino que incluiría a la colectividad. los primeros no se han suficientemente elevado, o
solamente en algunos grados, por encima de esta es-
C. La “Bildung” y la filología pecie de cultura (Bildung) que se designa como bue-
A pesar de sus numerosas extensiones, la Bildung nos modales (Policirung) o civilización (Civilisation),
en oposición a la cultura intelectual (Geisteskultur)
corresponde a una formación precisa. Más particu-
propiamente dicha superior.
larmente, es el estudio de las ciencias de la Antigüe- Ibid., p. 11.
dad y sobre todo de la filología griega. Hay para esto
una razón muy clara. Los griegos poseían un siste- El comienzo de una dicotomía entre Kultur y Zivi-
ma cultural totalizador, la paideia [παιδεία], cuyo lisation está ya presente. Debido a una evidente pa-
valor paradigmático permitió a su vez la construc- radoja, a menudo es el término Kultur el que desig-
ción de sistemas culturales nacionales en Europa: na en Wolf la formación del espíritu, mientras que el
“La creación original griega de la cultura (Kultur) de Bildung designa el estado social alcanzado. Las
como sistema de paideia y de las puras formas que distribuciones conceptuales no cubren exactamen-
le sirven de órgano tuvo para los pueblos del mun- te las distribuciones semánticas.
do un efecto de iluminación” (Werner Jaeger, Hu- Para crear una cultura alemana nueva, reunir lo
manistische Reden und Vorträge, Berlín, Gruyter, que está disperso, restaurar una unidad comparable
1960, p. 47). a la del modelo de la paideia, los alemanes tienen que
• VÉASE EL RECUADRO 1 ponerse a estudiar griego. La Bildung se convierte en
Trasladar el paradigma griego a la realidad ale- una forma sucedánea del Estado centralizado al mis-
mana exige una familiaridad especial con la lengua mo tiempo que es un perfeccionamiento humanis-
griega y los textos que la transmiten. La Bildung se ta del individuo. Esta función a la vez educativa y
convierte, en primer lugar, en una actividad filológi- política de la Bildung es, a decir verdad, de natura-
ca. Aun antes que Friedrich August Wolf, en los Pro- leza muy diferente según si el paradigma griego es
legomena ad Homerum (Prolegómenos a Homero) invocado para construir una cultura alemana alre-
de 1795, pusiera en evidencia que la comprensión de dedor de 1800, o bien para magnificar el Imperio
la Ilíada y de la Odisea pasaba por la comprensión de Alemán y el conformismo de sus súbditos en la épo-
su transmisión en el curso de la historia intelectual ca de Guillermo I.
de Grecia, Wilhelm von Humboldt le confía que en Es antes que nadie Humboldt al que cabe consi-
su opinión existe, al lado de las formas particulares derar el teórico de la Bildung a modo de transferen-
de aprendizaje intelectual, una forma de aprendi- cia del paradigma griego a Alemania. Por lo demás,
zaje específico que federa los diversos modos de ex- se observa en Humboldt el empleo competente de
presión del hombre y que le da su unidad. los términos Bildung, Ausbildung y Kultur, que pone
nuevamente en tela de juicio la oposición a menu-
Esta formación (Ausbildung) pierde cada vez más su do aducida entre Bildung, formación intelectual, y
importancia y llega a su grado más alto entre los Ausbildung, formación práctica. Es posible estable-
griegos. A mi modo de ver, no puede ser mejor pro- cer, escribe Humboldt en Über das Studium del Al-
piciada que con el estudio de hombres grandes y tertums [Sobre el estudio de la Antigüedad], que la
notables desde este punto de vista, o, para decirlo en atención dada a la cultura (Bildung) física e intelec-
pocas palabras, con el estudio de los griegos.
tual era muy grande en Grecia y estaba guiada prin-
Carta de Humboldt a Wolf del 1 de diciembre de 1972;
cf. W. von Humboldt, Briefe an A. Wolf 1792-1823, cipalmente por las ideas de belleza, y que “una fuer-
Berlín, De Gruyter, 1990. te tendencia de los griegos a formar [auszubilden] al
hombre a la vez en su mayor diversidad y su mayor
En su Darstellung der Altertumswissenschaft [Ex- unidad posible es innegable” (Humboldt, Über das
posición de las ciencias de la Antigüedad] (1807), Studium des Altertums, en Werke, Darmstadt, WBG,
Wolf, por su parte, ve una diferencia radical entre 1986, t. 2, p. 14). Siendo evidente el paralelo entre la
218 | BILDUNG

Recuadro 1 › Paideia, cultura, Bildung: naturaleza y cultura


imagen, logos, mundo, religio, virtù Todo Platón, pero también todo Aristóte- paideia (véase Griego, recuadro 1) y
les, para el que la paideia es el medio para que, en las escuelas helenísticas, la cultura
Un fragmento de Demócrito citado vía Aris- cumplir la definición del hombre como ani- se presenta con la forma de mímesis rheto-
tóteles por Estobeo resume la importancia mal dotado de logos [λόγος]. Ningún hom- riké [μίμησις ητορική], “cultura literaria”
de la paideia y su aura: “La paideia es el mun- bre deviene tal sin paideia, ni el niño por en el sentido de apropiación de los grandes
do (kosmos [κόσμος]; Diels-Kranz propone supuesto, ni la mujer, ni siquiera el esclavo: autores, imitación creativa, pero de la cul-
Schmuck, sustituido por J.-P. Dumont, “el cada uno a su manera no es solamente un tura, ya no de la naturaleza (B. Cassin, ibid.,
ornamento”, p. 892) de aquellos para los que ser viviente, como un buey, sino un ser vi- pp. 290-293).
las cosas van bien (tois eutykhousin [τοῖς viente dotado de suficiente logos para ad- Se comprende también por qué es el mo-
ε τυχοῦσιν]), y el refugio de aquellos para quirir más (“Hablan mal aquellas personas delo de la paideia griega y no el de la cultu-
los que las cosas van mal (atykhousin de que privan a los esclavos de logos y tienen ra romana el que funciona en el seno de la
kataphygion [ἀτυχοῦσιν δ καταφύγιον])” la opinión de que sólo hay que utilizar las Bildung alemana.
(68 B 180 DK). La palabra paideia, que de- amenazas; pues es necesario amonestar a Cultura viene de colere, “habitar, cultivar,
signa al mismo tiempo “la juventud” como los esclavos más aún que a los niños”, Polí- practicar, entretener” (Gaffiot), construi-
edad y “la formación de la juventud, la edu- tica, 1260b 5-7, cf. B. Cassin, Aristote, p. do a partir del radical *kwel–, como pélomai
cación, la cultura”, se deriva de pais [παῖς], 68). Nadie posee el logos desde el princi- [πέλομαι], “circular alrededor”, que reen-
“niño”; no el niño en tanto engendrado por pio, plenamente y de una vez por todas, ya contramos también en “círculo”, y el verbo
una madre, teknon [τέκνον], (de tikto [τίκ que el logos constituye para nosotros la fi- designa tanto la relación de los hombres
τω], “engendrar”) y al que se cría (trepho nalidad de la naturaleza (Política, VII, 13, para con los dioses —los cultivan, les rin-
[τρέφω], “criar, hacer crecer”) como a un 1334b 15): dirigirse hacia el logos mediante den culto— como la relación de los dioses
animal cualquiera; sino el infante cuyos cuer- el logos, esto es la paideia (B. Cassin, Aris- para con los hombres —habitan con ellos,
po y alma hay que moldear, de donde se tote, pp. 34-37). Dicho de otra manera, la los protegen y los quieren (A. Ernout y A.
desprende el sintagma común, sobre todo naturaleza del hombre es su cultura. La am- Meillet). La cultura es, en sentido propio y
en Platón, paideia kai trophé [παιδεία κα plitud de la paideia va así de lo político —es primario, agricultura, “cultura de la tierra”:
τροφή] (Fedón, 107d, por ejemplo, tradu- el logos lo que hace del hombre un animal el espíritu es como un campo que no puede
cido por “formation morale et régime de vie “más político” que los demás (Política, I, producir sin ser convenientemente cultiva-
[formación moral y régimen de vida]”, por 1253a 7-10)— a la ontología —es la apai- do y “la filosofía es la cultura del alma [cul-
L. Robin [Les Belles Lettres, “CUF”, 1926], deusía la que exige la demostración para tura autem animi philosophia est]” (Cice-
“culture et goûts [cultura y gustos]” por M. todas las cosas (Metafísica, IV, 4, 1006a 6, rón, Tusculanas, II, 13). Arendt lo destaca
Dixsaut [Flammarion, “GF”, 1991]), a dife- cf. 3, 1005b 3-4), y, en el caso del principio con énfasis: “En medio de un pueblo bási-
rencia de la mayoría de las traducciones al de no contradicción, se es entonces “seme- camente labriego apareció el concepto de
español más reconocidas, que confluyen en jante a una planta [hómoios phytó ( μοιος cultura, y las connotaciones artísticas que
“educación y crianza”(Alejandro Vigo: Co- φυτ )]” (1006a 14-15). se puedan haber conectado con esta cultu-
lihue, 2009; Carlos García Gual, Gredos: vs. Tal como señala Hannah Arendt, se trata ra se refieren a la muy estrecha relación de
eds.; Luis Gil Fernández: Aguilar, 1957). Pai- del “modo de relación del hombre con las los latinos con la naturaleza, a la creación
deia se entiende por su proximidad a paidiá cosas del mundo” (“La crisis en la cultura”, del famoso paisaje italiano” (H. Arendt, op.
[παιδιά], “juego”: así las Leyes, por ejemplo, p. 225). Para caracterizar la cultura griega cit., p. 224). Es precisamente allí donde se
proponen con vehemencia una legislación en su relación con el arte, que muchas ve- da una de las diferencias fundamentales en-
“sobre la paideia y la paidiá respecto a las ces se confunde con aquélla, Arendt evoca tre los griegos, que conciben la labranza co-
Musas” (II, 656c); se opone a la apaideusía también la frase que Tucídides atribuye a mo un acto prometeico, casi una violación,
[ἀπαιδευσία], la ignorancia de los malos Pericles en la Oración Fúnebre: “Amamos la y los romanos, que convierten la naturaleza
estudiantes, como atestigua por ejemplo el belleza dentro de los límites del juicio polí- en un lugar habitable: “La razón por la que
mito de la caverna, que empieza así: “Re- tico, y filosofamos sin el vicio bárbaro de la no existe un equivalente griego del concep-
preséntate nuestra naturaleza en relación molicie (philokaloumen te gar met’ euteleias to romano de cultura es el predominio de
con la paideia y la apaideusía mediante la kai philosophoumen aneu malakías [φιλο las artes manuales en la civilización griega.
prueba siguiente…” (República, VII, 514a καλοῦμέν τε γ ρ μετ ε τελείας κα φι Mientras los romanos solían ver incluso en
1-2). “Llamo paideia al hecho de poner por λοσοφοῦμεν νευ μαλακίας])” (Tucídi- el arte una especie de agricultura, de natu-
primera vez a disposición de los niños una des, II, 40; H. Arendt, op. cit., p. 226; cf. B. raleza cultivable, los griegos más bien pen-
excelencia (ten paragignomenen proton pai- Cassin, El efecto sofístico, p. 191). Contra el saban que la agricultura era parte de las ac-
sín aretén [τ ν παραγιγνομένην πρ τον refinamiento excesivo de los bárbaros, la tividades de fabricación, que pertenecía a
παισ ν ἀρετήν])” (Leyes, II, 653b 1-2): de medida política y práctica de la paideia de- los recursos “técnicos” astutos y hábiles con
la dialéctica socrática a los rigores de las le- fine la relación de los griegos con la belleza que el hombre, la más notable de las criatu-
yes, todo Platón es protréptico y pedagógi- y la sabiduría. En cuanto a los bárbaros, lue- ras, domina y gobierna a la naturaleza (H.
co, orientado a la medida de la virtud que go los romanos, se comprende que el logos Arendt, ibid., pp. 224-225).
enseñaría el filósofo-rey relevado por las por excelencia que es la lengua griega haya Ahora bien, la Bildung se sitúa del lado
instituciones. podido convertirse en el depositario de la de la tekhne [τέχνη], del arte, del artificio y
BILDUNG | 219

de la fabricación, y no del lado de la natura. formado hombres” (ibid., p. 21; compárese Dumont Jean-Paul (ed.), Les présocratiques,
Werner Jaeger insiste sin cesar en su relación esta frase que no intentaremos traducir: París, Gallimard, “La Pléiade”, 1988.
con la actividad plástica, el plassein [πλάσ “Ausbildung, Durchbildung, Vorbildung, For- Jaeger Werner, Páideia. Die Formung des Grie-
σειν] mediante el cual el escultor da forma tbildung, nicht Bildung”, Humanistische Re- chischen Menschen, t. 1, Berlín y Leipzig,
Walter De Gruyter & Co., 1934; Páideia, la
a su criatura: “El término cultura (Bildung) den und Vorträge, t. 1, p. 105, cit. p. VI, n. 3,
formation de l’homme grec, trad. A. y S. De-
debería estar reservado exclusivamente a de la Presentación de la trad. fr. de Paideia). vyever, rev. por el autor, París, Gallimard,
este género de educación (Art der Erzieh- Es así como, vía el humanismo y no vía la “Tel”, 1964; Paideia: los ideales de la cultura
ung), aquel al cual Platón aplica la metáfo- cultura, la Bildung, que comprende al hom- griega, trad. Joaquín Xirau y Wenceslao Ro-
ra material del carácter que se moldea (als bre como una obra de arte, hereda el gesto ces, México, fce, 1962.
bildlicher Ausdruck für das erziherische Tun). mismo de la paideia. ——, Humanistische Reden und Vorträge, Ber-
La palabra alemana Bildung indica claramen- Barbara Cassin lín, De Gruyter, 1960.
te la naturaleza de la educación en Grecia en
el sentido platónico: sugiere tanto la compo- Bibliografía principal Bibliografía de consulta
Arendt Hannah, “La crisis de la cultura: su sig- DK: Diels Hermann y Walther Kranz, Die
sición plástica del artista (das künstlerisch
nificado político y social”, trad. A. Poljak, en Fragmente der Vorsokratiker, 3 vols., Ber-
Formende, Plastische) como el modelo direc- lín, Weidmann, 5a. ed., 1934-1937.
Entre el pasado y el futuro, ocho ejercicios so-
tor siempre presente en el espíritu (dem Ernout Alfred y Antoine Meillet, Dictionnai-
bre la reflexión política, Barcelona, Penínsu-
Bildner innerlich vorschwebende normative re étymologique de la langue latine. Histoire
la, 1996, pp. 209-238.
Bild), la idea o el typos (Paideia, introducción, Cassin Barbara, L’Effet sophistique, París, Ga- des mots [1932], 4a. ed. aum. J. André, Pa-
trad. fr., p. 20, al., pp. 12-13; véase el re- llimard, 1995; El efecto sofístico, trad. H. rís, Klincksieck, 1994.
cuadro en Arte y Plasticidad). Y lo que Pons, Buenos Aires, Fondo de Cultura Eco- Gaffiot Félix, Dictionnaire latin-français, nue-
de dicha manera es modelado por el legis- nómica, 2008. va ed. rev. y aum. P. Flobert (dir.), París,
lador es “el hombre viviente” (ibid., p. 25): ——, Aristote et le logos. Contes de la phénomé- Hachette, 2000.
“Otras naciones han creado dioses, reyes, nologie ordinaire, París, puf, 1997, caps. 2
espíritus; los griegos son los únicos que han y 3.

fragmentación de Grecia y la fragmentación de Ale- a la vez, independientemente del contexto. Un sub-


mania en la pluma de Humboldt, la Bildung apare- conjunto del género de la Bildungsroman es la Künst-
ce como una forma de tensión constructiva entre la lerroman (novela de artista), en la cual el héroe triun-
identidad y la pluralidad (p. 17). La Bildung de los fa en su doble exploración de un espacio interior y de
filólogos helenistas en Alemania, de Wolf a Wilamo- la vida social gracias al descubrimiento del mundo
witz, pasando por Philipp August Boeckh, Gottfried del arte.
Hermann, Otfried Müller, Hermann Usener y otros, El principal ejemplo de Bildungsroman es la no-
es también un modo de participación en lo colecti- vela de Goethe Wilhelm Meister [1795-1796]. Para
vo por parte del individuo. Goethe y su héroe, la noción de Bildung implica
formar la existencia singular mediante la acepta-
D. El individuo y lo colectivo ción de influencias externas, las relaciones del me-
El término Bildungsroman, traducido generalmen- dio familiar, el arte, más particularmente el teatro,
te por “novela de formación”, fue introducido en la corrientes religiosas pietistas, ciertos círculos so-
terminología crítica por Wilhelm Dilthey, quien lo ciales y sobre todo la nobleza. El héroe explica por
utiliza en su Leben Schleiermachers [Vida de Schleier- sí mismo lo que entiende por Bildung: “Que te lo
macher] (1870) para caracterizar la producción no- diga en una palabra: formarme completamente tal
velesca de la época clásica. Novela que designa la to- como existo, ése era oscuramente mi deseo y mi in-
ma de conciencia de un joven hombre que encuentra tención desde mi juventud” (Goethe, en Werke, ed.
al mismo tiempo su sitio de inserción en el mundo E. Trunz, Múnich, Beck, 1973, t. 7, p. 290). Supues-
social, la Bildungsroman, a menudo llamada también tamente los burgueses tenían en Alemania la posi-
Entwicklunsroman, novela de desarrollo, o Erziehungs- bilidad de adquirir una formación práctica, desa-
roman, novela de aprendizaje, combina raíces rous- rrollar algunas de sus capacidades con vistas a una
seaunianas (la recepción alemana del Emilio, o De la utilidad social. Incluso tenían la posibilidad de ad-
educación, 1762) y pietistas (Anton Reiser de Karl- quirir una formación intelectual general. Sin em-
Philipp Moritz, 1785). Esta doble raíz corresponde a bargo, esta formación era inferior a la que Goethe
la ambigüedad estructural de la noción de Bildung, juzga reservada para la nobleza hasta ese momento,
formación del individuo social y formación interior que es una formación de la persona tomada en su
220 | BILDUNG

totalidad, sin amputación alguna. La irradiación de 1810) se convierte en el signo distintivo de los fun-
una personalidad completa y no amputada podrá cionarios del Estado, de un Estado que en sus ini-
obtenerse gracias a una nueva forma de aristocra- cios es virtual o parcial, pero abarca a partir de 1871
cia, cuya adquisición pasa más que nada por la edu- la mayor parte del mundo germánico. La Bildung,
cación artística. Puede fácilmente demostrarse que referencia claramente menos importante en la Suiza
las diversas fases de adquisición de la Bildung en la alemana o en Austria que en Alemania propiamen-
novela Wilhelm Meister corresponden a fases re- te dicha, es la condición de pertenencia a la univer-
corridas en la cultura alemana en el curso del siglo salidad del Estado, al mismo nivel que la propiedad.
XVIII, lo que hace del desarrollo singular de la per- La propiedad territorial o los cargos militares que no
sonalidad de Wilhelm la alegoría de la educación del van acompañados de un capital cultural, que no se
propio pueblo alemán. Otra característica conside- legitiman mediante la Bildung, se vuelven sospecho-
rable de la Bildung goetheana tiene que ver con el sos. Al formar un nuevo tipo de ciudadano o de su-
lugar que se concede a la acción. Mientras que la for- jeto, el Bildungsbürger, término cuyo equivalente en
mación completa de la personalidad, análoga a la español “burgués culto” no trasmite las múltiples di-
formación del pueblo en su conjunto, rebasa la ad- mensiones que el alemán, tiende a despojar a la Bil-
quisición de capacidades parciales, cuando es adqui- dung de su dimensión subjetiva, individual, reflexi-
rida debe reanudar la actividad práctica. Los años va, y a convertirla en una forma de propiedad, un
de viaje de Wilhelm Meister harán la apología de este capital simbólico. En la segunda mitad del siglo, se
retorno a la práctica, como si la noción de Bildung, impone también la idea de una formación técnica,
en el simple marco de la obra de Goethe, fuera ya profesionalizada, socialmente pertinente, que con-
evolutiva y llevara en ella misma la necesidad de una fluye en una oposición hasta entonces casi imper-
reformulación teórica. “De todos modos, el mundo ceptible entre la formación general, la cultura, Bil-
nos impone ahora una formación general; por ello dung, y la formación especializada, incluso técnica
no debemos preocuparnos más, es de lo particular especializada, Ausbildung, Fachausbildung. El Esta-
de lo que debemos apropiarnos” (ibid., t. 8, p. 484). do alemán, que obtiene su legitimación de sus fun-
Señalemos que Goethe emplea en su poema Her- ciones pedagógicas, un nuevo tipo de legitimidad
mann und Dorothea el término Bildung en un sen- que evidentemente inspiró a la Tercera República
tido arcaico de constitución física armoniosa en los traumatizada por Sedán, busca hacer participar a
mismo años en que desarrolla en el Wilhelm Meister círculos cada vez más amplios en el sistema integra-
la teoría de la Bildung como formación intelectual. dor de la Bildung. Los movimientos socialdemó-
cratas se inscriben perfectamente en esta dinámica
IV. Resistir al organicismo que desemboca en la noción de Volksbildung (edu-
cación popular) y en la multiplicación de los Volks-
A. Bildungsbürgertum bildungsvereine (clubes de educación popular).
La época de la ocupación francesa en Alemania du- Al institucionalizarse, al transformarse en cimien-
rante las guerras revolucionarias, sobre todo las gue- to social, la Bildung pierde parte de su dimensión
rras napoleónicas, fue una especie de periodo de individualista para abrazar estrategias sociales. Ya no
incubación, durante el cual el concepto de Bildung garantiza la unidad de una cultura. En la segunda
adquirió su lugar central en la autopercepción filo- de sus Unzeitgemässe Betrachtungen [Consideracio-
sófica de Alemania. Este periodo francés de la his- nes intempestivas], Nietzsche deplora que el histori-
toria alemana se caracteriza por una reducción ra- cismo haya sustituido la Bildung por la Gebildetheit
dical de la parcelación del espacio, y el surgimiento (en Werke, ed. K. Schlechta, Múnich, Hanser, 1966,
de la idea de un Estado alemán, heredero de la Ilus- t. 1, p. 234), la cultura erudita, exclusividad del pe-
tración, es decir, de un Estado pedagogo. Mientras dante (Bildungsphilister, término que aparece hacia
que la formación intelectual en la antigua Alema- 1860). El hombre alemán, víctima de la ciencia his-
nia correspondía al deber de ciertos grupos socia- tórica, ha perdido parte de su dimensión humana
les, y prácticamente era un privilegio de las corpo- para convertirse en “configuración histórica de Bil-
raciones, a partir de 1800 (más precisamente desde dung, pura y simple Bildung, imagen [Bild], forma sin
que Humboldt fundara la Universidad de Berlín en contenido comprobado, desafortunadamente una
BILDUNG | 221

mala forma, que cuanto más es uniforme” (ibid., p. cultura, como lazo unificador, está “el milagro de la
241). En realidad, según Nietzsche, ya no hay una lengua”, es necesario recordar que la lengua es asi-
verdadera Bildung sino únicamente un conocimien- mismo lo que Franz Boas —que recibió su forma-
to histórico de sus componentes. Nos limitamos a la ción en Alemania antes de emigrar a Estados Uni-
idea de Bildung (Bildungsgedanken), al sentimiento dos— pondrá en el centro de sus investigaciones y
de Bildung (Bildungsgefühl) para evitar la decisión de métodos etnológicos.
Bildung (Bildungsentschluss). Lejos de reconocer la En Der Untergang des Abendlandes [La decaden-
cultura en la Alemania contemporánea, Nietzsche, cia de Occidente] (1923), de Oswald Spengler, el con-
para el que, al igual que para Humboldt, la norma en cepto de cultura se vuelve un concepto operativo
este asunto son los griegos, está convencido de que para el historiador. Para comprender la cultura oc-
tildarían a los alemanes de enciclopedias ambulantes cidental, escribe, “primero hay que saber qué es la
(ibid., p. 233). Para designar la auténtica Bildung, cultura, qué relación guarda con la historia visible,
aquella que desapareció, y en particular Grecia, Nietz- la vida, el alma, la naturaleza, el espíritu, bajo qué
sche utiliza adrede el término Kultur, insistiendo formas se manifiesta y en qué medida esas formas
en una unidad viva, en la “unidad del estilo artísti- —los pueblos, las lenguas y las épocas, las batallas y
co en todas las manifestaciones de la vida del pue- las ideas, los estados y los dioses, las artes y las obras
blo” (idem). de arte, las ciencias, el derecho, las formas económi-
cas y las concepciones del mundo, los grandes hom-
B. La cultura y el organicismo bres y los grandes acontecimientos— son símbolos
A partir de mediados del siglo XIX, el término cultu- y pueden ser interpretados como tales” (Spengler,
ra deja de designar un devenir para expresar un ser, un Der Untergang des Abendlandes, Múnich, DTV, 1974,
estado de las comunidades nacionales. Jakob Burck- p. 4). La cultura corresponde a una red de formas
hardt entiende por Kultur “la suma de las evolucio- simbólicas, a la concentración de éstas en torno a un
nes del espíritu que se operan espontáneamente y sin pueblo e incluso a una raza, término que, en la termi-
aspiración a la universalidad ni al monopolio” (Die nología de Spengler, no está demasiado alejado del
Kultur der Renaissance in Italien, Stuttgart, Kröner, de cultura. Los pueblos son entidades espirituales
1976, p. 86). El dinamismo no está completamente (seelische Einheiten) que reposan sobre símbolos,
ausente, es un proceso que tiene lugar en la unidad de sólo que Spengler establece una diferencia entre los
un organismo. En comparación con las tendencias pueblos primitivos, como los pueblos marinos en la
simplemente totalizadoras del holismo, el organi- era micénica, que no poseen una coherencia fuerte,
cismo implica una funcionalidad casi biológica. La y los pueblos de cultura (Kulturvölker), que corres-
cultura es, pues, “el proceso de millones de personas ponden a determinaciones mucho más precisas
en virtud de las cuales la ingenua acción determina- (ibid., p. 759). Tras el momento de la cultura, los
da por la raza muta en una aptitud reflexiva” (idem). pueblos se hunden en la era de los fellahs, estado en
Las culturas tienen un nacimiento, una floración y que se encontraba Egipto en la época de los roma-
una muerte, y esta vida orgánica de las culturas obe- nos. Por lo demás, Spengler contrapone las grandes
dece a “leyes superiores e inaccesibles de la vida” culturas a las culturas primitivas, en una jerarquía de
(idem). Para Burckhardt, la cultura representa la ins- valores que se aplica igualmente a las lenguas. Mien-
tancia crítica de la sociedad civil frente al Estado y tras que para Bildung sólo hay singular, las culturas
la religión. Comprende ciertamente las bellas artes son plurales y jerárquicas.
pero también la ganadería, la agricultura, la navega- El simbolismo que garantiza la unidad orgánica
ción, el comercio, la artesanía; todos estos elemen- de la cultura puede ser de orden religioso. En el seno
tos entran, en diversas combinaciones, en la noción de una comunidad cultural (Kulturgemeinschaft)
de cultura. La diversidad de combinaciones y de como el judaísmo, la cultura tiene una función de
programaciones internas de la cultura permite dis- cultura de las costumbres (sittliche Kultur). Cimiento
tinguir grandes periodos históricos, hablar de cultu- de un pueblo, la cultura, observa además Hermann
ras en plural. El sentido del término en Burckhardt Cohen en su Religion der Vernunft [La religión de la
se aproxima mucho al sentido de los etnólogos. Si razón], descansa en una ley religiosa no escrita, en
bien Burckhardt considera que en los orígenes de la “aquello eterno, aquello no escrito que precede, de-
222 | BILDUNG

be preceder a toda escritura y por así decir a toda mana ante una universalidad heredada del Siglo de
cultura, puesto que crea el fundamento de toda cul- las Luces que disimularía una voluntad hegemóni-
tura” (Cohen, Religion der Vernunft, Wiesbaden, Fou- ca de Francia. Es comprensible que el vocabulario
rier, 1988, p. 97). En la Philosophie der symbolischen político francés de principios del siglo se identifi-
Formen (Filosofía de las formas simbólicas), Ernst Ca- que con la noción de civilización en reacción a la
ssirer habla de “mitos culturales (Kulturmythen)”, instrumentación alemana de la dicotomía. Por otra
que a diferencia de los mitos naturales ya no tienen parte, esta oposición semántica, nacida de un rece-
por función explicitar el origen del mundo y legiti- lo franco-alemán, se volverá estructurante en los es-
mar una cosmología, sino explicar la génesis de los tudios etnológicos, que no pueden volverse cientí-
“bienes culturales (Kulturgüter)” (Cassirer, Philoso- ficos más que estudiando las sociedades concretas,
phie der symbolischen Formen, Darmstadt, 1964, t. enraizadas en su particularidad, y por lo tanto de
2, p. 244). Por mediación de los mitos, principal- culturas, pero no sin tratar de ver en qué medida
mente de los mitos de la salvación, tiene lugar una estas culturas se abastecen del reservorio universal de
“toma de conciencia de sí de la cultura” (idem). los comportamientos humanos posibles, y por ello
de una civilización humana. Cuando Freud emplea
C. Cultura o civilización el término Kultur no lo hace para apelar a su dimen-
¿Freud escribió sobre el “malestar en la civilización” sión radicalmente organicista y nacionalista, sino
o sobre el “malestar en la cultura (Unbehagen in der más bien para poner en duda una vez más la perti-
Kultur)”? La pregunta que divide a los traductores nencia de la oposición.
revela una dicotomía semántica en la que el francés De esta oposición Norbert Elias pretende bosque-
privilegia el término civilisation —no sucede lo mis- jar la sociogénesis. Si emplea sin titubeos el término
mo en español, donde predomina la traducción por civilización es, por un lado, para dar cuenta de una
cultura— antes de importar progresivamente todo investigación internacional, o cuando menos que
lo que está en juego en la dicotomía alemana. Es se- se extiende al Occidente en conjunto —se trata in-
guro que para Freud la Kultur corresponde a una co- cluso de un sentimiento nacional del Occidente.
acción ejercida sobre las pulsiones: “La sustitución Por otro lado, la civilización, que relaciona con las
del poder del individuo por el de la colectividad es el “civilidades” de la sociedad cortesana, abarca las for-
primer paso decisivo en dirección de la cultura [der mas de vida concreta que la historia de las mentali-
entscheidende kulturelle Schritt] […] La libertad no dades ha convertido en su objeto privilegiado:
es un bien cultural [Kulturgut]” (Freud, Das Unbe-
hagen in der Kultur, Frankfurt, Fischer, 1953, p. 90). El concepto francés e inglés de “civilización” puede
Cosmopolita, universalista, marcada por el espíritu referirse a hechos políticos o económicos, religiosos
de la Ilustración, democrática en su esencia, la Zi- o técnicos, morales o sociales, mientras que el con-
vilisation comprende en cambio una amenaza de cepto alemán de cultura [Kultur] se remite sustan-
descomposición para los conjuntos nacionales que cialmente a hechos espirituales, artísticos y religio-
sos, y muestra una tendencia manifiesta a trazar una
trasciende o unifica. La noción de Kulturkampf (ba-
clara línea divisoria entre los hechos de este tipo y
talla cultural), que designa la política del protestan- los de carácter político, económico y social. El con-
te prusiano Bismarck frente a los medios católicos, cepto francés e inglés de “civilización” puede referirse
expresa bien la amenaza que pesa sobre la cultura y a las relaciones, a los logros, pero también se refiere a
obliga a defenderla. Esta defensa no retrocede fren- la actitud, a la “behaviour” de los seres humanos, con
te a los medios radicales, y, en el lenguaje belicista independencia de si han realizado algo o no. Por el
empleado en torno a la guerra de 1914, el propio contrario, en el concepto alemán de “cultura” prác-
Thomas Mann no vacila en erigirse en defensor de ticamente ha desaparecido la referencia a la “beha-
una idea de cultura, incluso en las formas brutales viour”, esto es, a los valores que puede tener un ser
que podría asumir su afirmación. Alemania, mejor humano, por su mero existir y su mero comportar-
enraizada en la naturaleza, sería de todos modos se, con independencia de su realización”.
Norbert Elias, El proceso de la civilización:
refractaria a la civilización asimilada al espíritu. En investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas,
su forma exacerbada, la oposición de la cultura y de trad. R. García Cotarelo, Madrid,
la civilización traduce la antigua desconfianza ale- Fondo de Cultura Económica, p. 58.
BILDUNG | 223

Estas definiciones muestran bien la espiral de las so- Bibliografía principal


bredeterminaciones cuyo objeto son los términos. Assmann Aleida, Construction de la mémoire nationale. Une
brève histoire de l’idée allemande de Bildung, París, Maison
Ya investido por las ciencias sociales desde hace mu- des Sciences de l’Homme, 1994.
cho tiempo, el término cultura puede tener en ale- Benveniste Émile, Civilisation: contribution à l’histoire d’un mot,
mán aquel que Elias presta al término civilización. en Éventail de l’histoire vivante, Mélanges Lucien Febvre, ed.
Pero en 1936 el cierre nacional de la cultura vuelve F. Braudel, Armand Colin, t. 1, 1953, pp. 47-54, reed. en
Problèmes de linguistique générale, París, Gallimard, 1966,
inutilizable la palabra en alemán en pos de un pro- pp. 336-345.
pósito que pretende ser transnacional. El término Berg Christa (ed.), Handbuch der deutschen Bildungsgeschich-
civilización, aquel que Thomas Mann vituperaba en te, t. 4, 1870-1918. Von der Reichsgründung bis zum Ende
el momento de la guerra de 1914, será investido de des Ersten Weltkrieges, Múnich, Beck, 1991.
Brunner Otto, Werner Conze y Reinhart Koselleck (eds.), Ge-
un núcleo semántico más positivo que el de cultura, schichtliche Grundbegriffe, Stuttgart, Klett, art. “Bildung”
al convertirse la cultura a su vez en refugio del Geist, por Rudolf Vierhaus, t. 1, 1972, y art. “Zivilisation, Kultur”
que el sociólogo no sabe muy bien cómo abordar. por Jörg Fisch, t. 7, 1992.
Dumont Louis, L’idéologie allemande. France-Allemagne et re-
Kultur y Zivilisation son, en realidad, variables se-
tour, París, Gallimard, 1991.
mánticas susceptibles de tomar prestada, en función Eisler Rudolf, Kant-Lexikon, ed. aum. A.-D. Balmès y P. Osmo,
de las coyunturas intelectuales, una tradición inter- París, Gallimard, 1994.
pretativa acuñada en el postulado de una cesura Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Fenomenología del espíritu, trad.
Wenceslao Roces y Ricardo Guerra, ed. revisada por Gusta-
franco-alemana. vo Leyva, México, fce, 2017.
• VÉASE EL RECUADRO 2 Jeismann Karl-Ernst y Peter Lundgreen (eds.), Handbuch der
Michel ESPAGNE deutschen Bildungsgeschichte, t. 3 (1800-1870): Von der
Neuordnung Deutschlands bis zur Gründung des deutschen
Reiches, Múnich, Beck, 1987.

Recuadro 2 › Kulturgeschichte
En 1909, el historiador Karl Lamprecht fun- pero haciéndose eco de una tradición pre- arte. Un elemento particularmente impor-
da en Leipzig un Institut für Kultur und sente en los historiadores de Gotinga a fi- tante de la psicología colectiva que exploran
Universalgeschichte (Instituto de Historia nes del siglo xviii. Aun cuando la filiación di- Heymann Steintal y Wilhelm Wundt, dando
Cultural y Universal). En oposición a la his- recta sea controversial, la historia cultural así apertura al concepto de historia cultural,
toriografía dominante, que a la sazón es po- precede, y en cierta medida anuncia, el tipo lo aporta el lenguaje. Aun cuando la psico-
lítica, su tarea consiste en hacer entrar en de investigaciones practicadas por March logía de Wundt, al igual que la historiogra-
el campo de los estudios históricos fenó- Bloch y Lucien Febvre con el nombre de fía de Lamprecht, recusa el hegelianismo,
menos tales como la economía, las produc- Historia de las mentalidades. no deja de asomar una continuidad entre la
ciones artísticas, la historia de los impresos El fundamento teórico del intento de historia cultural y los esfuerzos de los discí-
y todos los fenómenos de la vida suscepti- Lamprecht de escribir una historia cultural pulos o lectores de Hegel para realizar los
bles de formar parte de la definición de una se sitúa primariamente en una tendencia de momentos concretos de un sistema enci-
época histórica. Si la noción de Kultur de- la psicología alemana a ensanchar su campo clopédico, aunque apenas esbozado. Parti-
signa un esfuerzo por aprehender la vida de aplicación de la psicología experimental cularmente, es la historia del arte la que
concreta en todos sus aspectos, un esfuer- a la psicología de los pueblos. El término Völ- participa en esta desconstrucción-realiza-
zo facilitado por la orientación regionalista kerpsychologie (psicología de los pueblos), ción del hegelianismo.
de los primeros trabajos de Lamprecht, el que es el antecedente, si no lexical, al menos No se puede negar que la dimensión uni-
epíteto de Universal corrige de inmediato conceptual, del término Kulturgeschichte versal de la Kulturgeschichte ha podido servir,
esta limitación. La historia cultural preten- (historia cultural), no designa las caracte- en ciertos aspectos, de caución a las ten-
de ser universal y el Instituto del mismo rísticas psicológicas que una ciencia empíri- dencias imperialistas del Imperio de Guiller-
nombre se caracteriza por la preocupación ca hubiera atribuido a los diferentes pueblos. mo I; la referencia a la Kultur en el contexto
de enseñar la historia cultural de las diver- Para Wilhelm Wundt de lo que se trata es de de 1900 no logró eliminar toda ambigüe-
sas naciones en su propia lengua. Es la tota- probar con una historia universal del psiquis- dad. Debido a una serie de deslizamientos
lidad del método de las ciencias históricas mo luego de constatar que la psicología ex- lingüísticos previsibles, el término historia
el que se ve trastornado por la definición perimental desemboca en un impasse cuan- cultural pasó a designar recientemente la
que se da de la historia cultural, desencade- do ignora la dimensión social. Esta historia historia de la vida intelectual en sus diver-
nando, en los últimos años del siglo xix, la general del psiquismo hace intervenir a las sas formas, reduciendo la Kulturgeschichte
querella de los métodos (Methodenstreit), prácticas sociales, a la economía o incluso al inicial a una sola de sus dimensiones.
224 | BOGOCHELOVIÉCHESTVO

Le Rider Jacques, “Cultiver le malaise ou civiliser la culture?”, en excelencia, tanto occidentales como orientales. Dos as-
J. Le Rider et al., Autour du “Malaise dans la culture” de Freud, pectos son esenciales para su comprensión. Una primera
París, puf, 1998, pp. 79-118.
Menze Clemens, Die Bildungsreform Wilhelm von Humboldts, lectura permite ver aquí una “teantropía” que toma en
Hannover, Schroedel, 1975. cuenta toda una herencia patrística anterior y recurre úni-
Troeltsch Ernst, Der Historismus und seine Probleme, Tubinga, camente a los debates sobre la naturaleza de Cristo, sobre
Mohr, 1922.
la encarnación y sobre el sentido de la salvación y del peca-
Weber Max, Sociologie des religions, ed. y trad. J.-P. Grossein,
selección de textos tr. y extr. de Gesammelte Aufsätze zur do original. La otra lectura (a la que corresponde la traduc-
Religionssoziologie y de Wirtschaft und Gesellschaft, París, ción de “divinohumanidad”) es auténticamente eslavófila
Gallimard, 1996. y rusocéntrica; remite a las cuestiones relativas al destino
de la humanidad, el pueblo ruso, la unidad eslava, la ortodo-
Bibliografía de consulta
Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigen gram- xia y la Iglesia universal (Vsieliénskaia Tsérkov’ [ селенс
matisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mund- ка ерков ]).
art [Tentativa de diccionario gramático-crítico completo del
alto alemán], 5 vols., Leipzig, Breitkopf, 1774-1786.
I. La historia de la palabra
Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
1854, reimp. Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984. Bajo la forma obozhitisia [οбо итис ], “devenir Dios”,
Heinsius Theodor, Volksthümliches Wörterbuch der deutschen que remite a la théosis [θέωσις], “divinización”, la
Sprache, mit Bezeichnung der Aussprache und Betonung für idea del encuentro ontológico de lo humano y de lo
die Geschäfts- und Lesewelt, 4 t. en 5 vols., Hanóver, Hahn,
1818-1822.
divino está ya presente en 1076 en el Izbórnik [Re-
Kluge Friedrich, Etymologisches Wörterbuch der deutschen Spra- copilación] (Sreznievski, t. 2, p. 532). Los autores
che [Diccionario etimológico de la lengua alemana, 1883], griegos que ponen el acento en la idea de la divini-
Berlín, W. de Gruyter, 22a. ed., 1989. zación del hombre (como Juan Clímaco, Simeón el
Nuevo Teólogo, Gregorio el Sinaíta, Gregorio Pala-
mas) fueron posteriormente traducidos a las len-
guas eslavas. Existe una tradición ininterrumpida,
BOGOCHELOVIÉCHESTVO literaria y práctica, del ascetismo ortodoxo que va
[богочеловечество] | ruso de los hesicastas griegos (Gregorio Palamas, Grego-
rio el Sinaíta, Nicolás Cabasilas, Nicéforo), los ru-
español divinohumanidad, humanidad de Dios,
teantropía, teohumanidad, teandría
sos (Nil de Sora, siglo XV), hasta los startsi [стар ]
francés divino-humanité, théanthropie, déi-humanité, (padres eremitas) de Óptina Pustin, convento de la
théandrie Rusia central que Soloviov y Dostoievski visitaron
griego to theandrikós [τ θεανδρικός] en el verano de 1878, año en que Soloviov escribió
latín Deus-Homo su Teohumanidad: Conferencias sobre filosofía de la
religión (Chtienia o Bogocheloviéchestve).
dios, humanidad, y aión, bien-mal, historia
universal, menschheit, momento, narod, ruso, En estas Conferencias se encuentra por primera
sobórnost’, sviet vez la palabra Bogocheloviéchestvo [богочеловечес
тво ] con una acepción filosófica en el contexto de
Bogocheloviéchestvo [богочеловечество] (humano divino), la historia universal. Serguéi Bulgákov, por su par-
término ruso que remite al concepto griego patrístico to te, enriqueció considerablemente esta noción atri-
theandrikós [τ θεανδρικός], “lo teándrico”, ocupa un lu- buyéndole significados estrictamente teológicos,
gar central en la filosofía rusa de los siglos xix y xx. Denota sobre todo cristológicos y trinitarios, en su obra so-
dos movimientos que están dirigidos uno al otro: el movi- bre la sabiduría divina y la teantropía (1933-1936).
miento de lo divino que va hacia el hombre, y el de la hu- Se desarrolla en el sentido del existencialismo reli-
manidad que sube hacia lo divino. Presenta tanto al Cristo gioso y del universalismo rusófilo en N. Berdiáiev
en la unión hipostática de sus dos naturalezas, divina y hu- con El espíritu y la realidad (1937), con La idea ru-
mana, como la humanidad de los hombres tomada en el sen- sa (1946), y con Dialéctica existencial de lo divino y
tido de realización de su verdadera naturaleza divinohu- de lo humano (1952), para tomar luego inflexiones
mana. En ambos casos se trata de un encuentro ontológico. cósmicas y salvadoras en G. Fiódorov, personalistas
El término bogocheloviéchestvo está marcado por la in- en L. Shestov y S. Frank, “matematizantes” en P.
fluencia de tradiciones filosóficas heteróclitas, místicas por Florenski.
BOGOCHELOVIÉCHESTVO | 225

Bogocheloviéchestvo es el extraño producto de in- Berdiáiev se apoya en el “Nada divina (bozhéstvien-


fluencias intelectuales diversas, bajo la forma de una noie nichtó [бо ественное ничто])”, en griego to me
síntesis de la Cábala judía, de la antropología de los on [τ μ ν], que es la base de toda creación y en-
Padres de la Iglesia griega, del misticismo de Jakob cuentra su sitio en el interior de la naturaleza huma-
Böhme y Meister Eckhart, y por último de Spinoza na (sobre todo de la persona, líchnost’ [личност ]).
y de la filosofía alemana de la identidad, particular- Soloviov más bien pone el acento en el universalismo
mente con el sistema de Schelling. La influencia de primordial de la conciencia humana, que, una vez
este último en la obra de Vladimir Soloviov es no- restaurada en el Cristo, dotará de universalidad a to-
table. Por ejemplo, vsieiedinstvo [всеединство ], en das las existencias parciales, restituirá la unitotali-
español “unitotalidad”, noción central de la filoso- dad (vsieiedinstvo) que la humanidad caída perdió:
fía universalista rusa, no es otra cosa que el calco del
alemán Alleinheit; de la misma manera, vsieóbshieie Dado que el principio divino es el objeto real de la
znanie [всеоб ее нание ] de Soloviov hace eco de conciencia religiosa, es decir, un objeto que obra so-
la Anschauung de Schelling. Por su parte, Berdiáiev bre la conciencia y revela su contenido, el desarrollo
religioso es un proceso positivo y objetivo, es una
escribió dos estudios importantes sobre Jakob Böh-
interacción real de Dios y el hombre; es, pues, un
me y su influencia en el pensamiento religioso ruso proceso divino-humano.
(Berdiáiev, Mysterium Magnum, t. 1, pp. 5-28 y 29- Adaptación de Soloviov, Leçons
45). Las influencias de la filosofía alemana se ejer- sur la divino-humanité, p. 47.
cieron sobre esta noción en paralelo (Stiepún, 1923)
con las intenciones puramente rusófilas, creando S. Frank va más lejos aún en la afirmación de una
una concepción del mundo basada en la conciencia creación inacabada del mundo. Considera el saber
eclesiástica de la ortodoxia rusa (A. Jomiakov, I. Ki- (znanie [ нание ]) como la verdadera plenitud del
riéievski, Y. Samarin, C. Aksákov). ser, el crecimiento de la vida: gracias a esta forma
de la antropogonía, la teogonía y la cosmogonía al-
II. La semántica: teandría o divinohumanidad canzan su verdadero objetivo (cf. Berdiáiev, Tipi rie-
Bogocheloviéchestvo se traduce de diferentes mane- liguioznoi misli v Rossii [Variedades del pensamiento
ras: o bien por teantropía o incluso por teandría, o religioso en Rusia], p. 646).
bien por divinohumanidad, teohumanidad o hu- La segunda parte del término Bogocheloviéchest-
manidad divina. Desde el punto de vista lingüístico vo, cheloviéchestvo, “humanidad”, plantea menos
el término está compuesto por dos partes: Dios (Bog problemas de traducción. Además de significar la
[бог]) y Humanidad (cheloviéchestvo) [человечест humanidad de Cristo, cheloviéchestvo posee en el
во]. Tanto Berdiáiev como Soloviov definen la Divi- pensamiento religioso ruso un segundo sentido muy
nidad (bozhéstviennoie [бо ественное]) apoyándo- específico: el de una humanidad unida en la comu-
se en la Gottheit de Eckhart y el Ungrund de Böhme, nidad de Espíritu (sobórnoie cheloviéchestvo [собор
pero también en el misterio de la Trinidad, tan apre- ное человечество]). Vladimir Soloviov escribe: “Reu-
ciado por los Padres griegos. Para Berdiáiev: “la di- nida con su principio divino por intermediación de
vinidad […] es más profunda que Dios Padre, Hijo Cristo, la humanidad es la Iglesia” (op. cit., p. 149);
y Espíritu Santo. Es la libertad absoluta, el desenla- de este modo es, según una idea valorada por Gre-
ce de todo, Dios incluido, libertad en la que hasta la gorio de Nicea y retomada por G. Fiódorov, la uni-
diferencia entre el bien y el mal no está definida. Es- dad constituida por los vivos, por los muertos y por
ta Divinidad indecible y trascendente penetró en el los que nacerán.
mundo bajo la forma de la Trinidad, en tres hipós-
tasis” (adaptación de Berdiáiev, Le sens de la création, III. La actualización del legado patrístico
p. 405), para terminar su creación con la humanidad Al mismo tiempo que hace eco con la fórmula ca-
cuyo fin es volverse divinohumana. Esta diferencia pital de san Ireneo (“[E]l Verbo de Dios se hizo
entre Divinidad y Dios, implicada en Bogochelovié- hombre, y el Hijo de Dios Hijo del hombre; para que
chestvo, remite al proceso de una teogonía que con- el hombre, mezclándose con el Verbo de Dios y re-
tinúa en la revelación de lo divino en el curso de la cibiendo así la adopción filial, se haga hijo de Dios”,
historia de la humanidad. Adversus haeresis [Contra las herejías], III, 19, 1,
226 | BOGOCHELOVIÉCHESTVO

939b), y abundantemente retomada por san Atana- secuencia que describe la degradación de aquel que
sio, Gregorio el Teólogo y Gregorio de Nicea, la no- era “de condición divina” (ibid., 2:6). Su elevación
ción misma cuyo sentido rearticula Bogochelovié- tiene lugar al final de un descenso (en ruso soshestvie
chestvo se remonta a Dionisio Areopagita. La creación [со ествие]) y de una aniquilación (heautón eké-
de la palabra Bogocheloviéchestvo no es más que la nosen [ αυτ ν ἐκένωσεν]) hasta la obediencia que lo
sustantivación del adjetivo teándrico [θεανδρικός] obliga a aceptar la muerte en la cruz. Esta teoría de la
utilizado por Dionisio en su carta IV para expresar kénosis penetró también en la ortodoxia rusa. V. Ta-
la idea de la humanidad de Cristo (PG. t. 3, carta riéiev (1866-1934) desarrolla la idea de que la crea-
IV, col. 1072 C). El adjetivo “teándrico” designa un ción misma es un acto kenótico. Pero sus ideas más
modo de actividad propio del Dios hecho hombre originales son las relativas a las tentaciones sobre las
(androthentos theóu [ἀνδρωθέντος θεοῦ]), que Él lle- que Cristo triunfa al aceptar su estado kenótico. Bul-
vó a cabo por nosotros (kainén tiná ten theandrikén gákov refuerza esta idea de Tariéiev. Para él no hay
hemín pepoliteumenos [καινήν τινα τ ν θεανδρικ ν kenós [κενός] en la encarnación sino por el hecho de
μῖν πεπολιτευμένος]; ibid.). que hay kénosis en la Trinidad entera y una kénosis
La antropología paulina abrió el camino a la idea divina en la creación. La kénosis en la Trinidad con-
del encuentro ontológico de lo Divino y de lo Huma- siste en el amor mutuo de las personas divinas, que
no en la persona de Cristo, que es el segundo Adán, sobrepasa todo estado individual. La creación intro-
cuyo sacrificio abrió el camino del renacimiento de duce a Dios en el tiempo y conlleva un cierto riesgo.
la humanidad (Romanos 5:12; 1 Corintios 15:22, 45; La kénosis de la encarnación se sitúa ante todo en
Génesis 1:26). Toda la antropología posterior a los Dios, en la voluntad de amor por el Verbo (Solo-
Padres de la Iglesia griega desarrolla esta idea. La viov, op. cit., p. 161), y llama a la personalización de
patrística ortodoxa propuso una visión mística del la Trinidad que resulta tan importante para la teo-
mundo según la cual la obra divina no se termina logía ortodoxa.
nunca y continúa en la creación de la humanidad En la patrística griega, kénosis y théosis son simé-
por la humanidad misma. En algunos pasajes los au- tricas. La noción de Theós Ánthropos [ ε ς νθρω
tores rusos hacen literalmente resonar expresiones πος] era la piedra angular de la soteriología griega,
patrísticas. “Es hacia el hombre hacia el cual tendía cuyo sentido se encuentra literalmente en la idea de
y gravitaba la naturaleza, y es hacia el Dios-hombre la unión real del hombre y de Dios. La encarnación
(bogocheloviek [богочеловек]) hacia el cual se dirigía representa como dos fases de un mismo misterio.
toda la historia de la humanidad” —escribe Solo-
viov en sus Conferencias sobre filosofía de la religión Se dice efectivamente que Dios y el Hombre se sir-
(adaptación de la versión francesa Leçons sur la di- ven mutuamente de modelo, y que Dios se humani-
vino-humanité, 1991, cap. 3, p. 166). za por el hombre en su amor por el hombre, en la
medida en que el hombre fortalecido por la caridad
En el registro teológico, Bogocheloviéchestvo es la
se traspone por Dios en Dios.
noción sintética que expresa en un solo concepto
Máximo el Confesor, Ambigua, PG, t. 91, 10, 113.
dos acontecimientos simétricos de la historia cristia-
na: la Encarnación del Verbo, su kénosis [κένωσις],
es decir, en griego, la enanthrópesis [ἐνανθρώπησις] En la teosofía cristiana, el punto de encuentro de es-
(en ruso bogovoploshenie [богово ло ение], o vo- tos dos movimientos de kénosis y de divinización es
ploshenie [во ло ение], “encarnación”, remonta su el hombre; pero la forma de concebir la relación de
origen a plot [ лот ], “carne”), y la divinización del éste con Dios difiere en la antropología católica y la
hombre, théosis, es decir, la anakephaláiosis [ἀνακε ortodoxa.
φαλαίωσις] (en ruso obozhenie chelovieka [обо е • VÉASE EL RECUADRO 1
ние человека]). El término kénosis fue formado por
los Padres griegos a partir del verbo kenoo [κενόω], IV. “Bogocheloviéchestvo” y la “idea rusa”
“vaciar” (con el pronombre reflexivo, “vaciarse de sí Los filósofos rusos de los siglos XIX y XX suelen insis-
mismo”). Tiene su origen en una expresión de la tir en la elaboración de un nuevo tipo de filosofía
Epístola a los Filipenses 2:7. El nombramiento de opuesta al positivismo y al empirismo, que se apo-
Jesús como Señor (ibid., 2:9) está precedido por una deraron del Occidente. Se consideraron a sí mismos
BOGOCHELOVIÉCHESTVO | 227

los inventores de la verdadera antropología religio- La oposición entre Oriente y Occidente hunde
sa y de su verdadero lenguaje, del cual Bogochelovié- sus raíces en la historia de la Iglesia cristiana, a sa-
chestvo representa un término central. La originali- ber, en la ruptura entre el Occidente católico (parte
dad de esta noción consiste en el intenso intento de material) y el Oriente ortodoxo (parte espiritual):
hacer funcionar juntas las sutilezas del dogma de la
humanidad de Cristo, de la idea de divinización del Antes de la unión perfecta hay, pues, separación […]
hombre y el concepto histórico propio de los eslavó- de la cristiandad en dos mitades: el Oriente está li-
filos rusos de la época, en el centro del cual se en- gado con todas sus fuerzas al principio divino y lo
preserva llevando en sí el espíritu conservador y as-
cuentra la idea rusa (rússkaia idieia [русска иде ].
cético necesario; el Occidente gasta toda su energía
Su fuente histórica reside en la construcción cuasi en desarrollar el principio humano, cosa que hace
nacionalista y estatal del monje Filoteo (fines del si- en detrimento de la verdad divina, al principio de-
glo XV) que hizo de Moscú la “tercera Roma”. La idea formada y después enteramente rechazada.
rusa del siglo XIX consiste en una visión crítica y me- Ibid., p. 173.
siánica de la humanidad europea, dividida en dos
mundos opuestos: el Occidente católico y el Oriente Según Soloviov, si la historia moderna se hubiera
ortodoxo. Soloviov y más tarde Berdiáiev, siguien- limitado al desarrollo de Occidente, hubiera termi-
do los pasos de los eslavófilos, condenan al “Occi- nado en la disgregación y el caos (ibid.). Sin embargo,
dente decadente” y afirman el particular papel de Ru- “si la historia se hubiera detenido en el cristianis-
sia, que no es oriental ni occidental, sino un gran mo bizantino, la verdad de Cristo [la divinohuma-
“Oriente-Occidente integral”, que, él solo en la Tie- nidad [bogocheloviéchestvo] hubiera permanecido
rra, “posee la verdad divina y representa la volun- imperfecta, a falta del principio humano libre y ac-
tad de Dios” (Soloviov, op. cit., p. 168). tivo indispensable para su realización” (ibid.). La

Recuadro 1 › Las soteriologías ortodoxa y católica


Más allá de las sutilezas históricas y teológi- [295-373], De incarnatione, 6, 5) (Méhat, al Dominus. Las ideas de rectitudo, de rec-
cas de la época de los concilios ecuménicos, 1966, pp. 82-86). El hombre “habría esta- tus ordo, que se identifican con las de justi-
en ella se encuentra la clave de las diver- do perdido si el Hijo de Dios, maestro del tia o de debitum, son esenciales en la doctri-
gencias entre la antropología de los Padres Universo y Salvador, no hubiera venido a so- na de san Anselmo (Roques, 1954, p. 264).
griegos y la de los Padres latinos. Partiendo correrlo para poner un término a la muerte” Al estar caído, el hombre no es capaz de de-
de la idea de que el pecado original introdu- (Atanasio, De incarnatione, 9, 2). La me- volver a Dios lo que le es debido. Cristo, por
jo la muerte en la existencia humana e hizo táfora importante para toda la terminología el contrario, no debe nada al Padre, aunque
perder al hombre la gracia de ser “a imagen ortodoxa, y que sigue presente en la filoso- salda la deuda humana. Finalmente, la hu-
y semejanza de Dios”, la antropología orto- fía rusa, es aquella de la “sed divina”, la “fal- manidad se vuelve dos veces deudora: por
doxa permanece muy apegada a la idea del ta” manifestada por Dios en relación con la el pecado de Adán y por la muerte de Cristo.
perfeccionamiento espiritual del hombre humanidad a la cual prueba su amor al Las antropologías griega (ortodoxa) y la-
en la historia y a la realización de la con- crearla pura y al querer salvarla. tina (católica) se oponen como siendo res-
templación deificante en el fin de los tiem- Ante esta soteriología ortodoxa, Ansel- pectivamente la de la divinización y la de la
pos (apokatástasis [ἀποκατάστασις]); la mo de Canterbury (1033-1109) desarrolla Redención, de la Gracia y de la Deuda, de la
restitución de la humanidad y de las cosas una soteriología latina en términos de “do- restauración (recreación) y de la reparación
durante el Juicio Final, adoptada por Oríge- minium divino”, de orden y de justicia cós- (restitución), del amor divino y del honor
nes y Gregorio de Nisa. El Verbo se hizo car- micos alterados por el pecado humano. Por divino, de la participación y del orden, del
ne, según los griegos, con el fin de devolver excelencia según el registro de la propiedad renacimiento y de la compensación, de la
al hombre la semejanza con Dios, que le ha- o de la posesión legítima (possessio, domi- pérdida y de la deuda, de la economía y de
bía hecho perder la falta de Adán, y de divi- nium, dominus), Anselmo expone las relacio- la dominación, de la revelación y de la espe-
nizarlo. Esta semejanza garantizaba la in- nes de la criatura con su Creador. Este últi- culación, de la contemplación y del cálculo,
mortalidad del hombre, perdida a causa del mo es el maestro (dominus), y las criaturas de la santificación y de la satisfacción. Esta
pecado original. Por eso la encarnación del dotadas de inteligencia (ángeles u hombres) diferencia entre antropologías griega y lati-
Verbo es definida por los Padres griegos co- son los esclavos, los siervos o los servidores na es retomada por Dostoievski en la leyen-
mo la condición necesaria para realizar la (servi, conservi) de este maestro. El hombre da del Gran Inquisidor (Los hermanos Kara-
promesa de la vida eterna. Por filantropía ofendió al Autor de la justicia y del orden mázov).
Dios quiso, por medio del sacrificio de Cris- en su voluntad y en su honor (Dei honori):
to, salvar a la humanidad caída (Atanasio el pecado original consistió en desobedecer
228 | BRIT

vocación mesiánica de Rusia consiste en reunir “el Koyré Alexandre, La philosophie et le problème national en Rus-
elemento divino del cristianismo” conservado por el sie au début du xixe siècle, París, Gallimard, 1929.
Méhat André, “ ε ς γάπη. Une hypothèse sur l’objet de la
Oriente y el principio humano liberado y desarro- gnose orthodoxe”, Studia Patristica, IX, TU 94, 1966, pp.
llado en Occidente (ibid.). Esta vocación es realizable 82-86.
gracias al “carácter católico” del pueblo (narod [на Roques René, L’univers dionysien. Structure hiérarchique du mon-
род]) ruso, es decir, su “conciliaridad” (véase Sobór- de selon le Pseudo-Denys, París, Aubier-Montaigne, 1954.
San Ireneo, Contra las herejías (Adversus haeresis), trad. J. Ga-
nost’). Soloviov retoma aquí la idea del eslavófilo ritaonandia Churruca, Salamanca, Kadmos, 1999.
A. Jomiakov, según la cual es en el seno de la iglesia Soloviov Vladimir, Leçons sur la divino-humanité, trad. B. Mar-
ideal en cuanto que unidad divinohumana, teantró- chadier, París, Cerf, 1991; Teohumanidad: Conferencias so-
bre filosofía de la religión, trad. M. Abella, Salamanca, Sígue-
pica, donde se desarrolla la sobórnost’ [соборност ]
me, 2006.
(la comunión del Espíritu).
Bibliografía de consulta
Ahora bien, como el hombre no puede recibir la Di- Epifanóvich S., Priepodobni Maksim Ispoviédnik i vizantíiskoie
vinidad sino en su integralidad absoluta, es decir, en bogoslovie [Máximo el Confesor y la teología bizantina],
unión con todas las cosas, el hombre-Dios es necesa- Kiev, 1915.
PG: Migne Jacques-Paul (ed.), Patrologiae cursus completus, se-
riamente un ser colectivo y universal: es la panhuma-
ries graeca, 1857-.
nidad, o la Iglesia universal [Vsieliénskaia Tsérkov’]. Sreznievski Izmail I., Materiali dija slovariá drievnierússkogo ia-
Ibid., p. 175. ziká [Materiales para un diccionario del ruso antiguo], San
Petersburgo, 1893, reimp. 3 vols., Moscú, 1958.
La Iglesia Universal de Soloviov es la analogía vivien-
te del Absoluto. Así, según la idea rusa, la humani-
dad es Bogocheloviéchestvo: una comunidad humana
en cuya historia lo divino se manifiesta y se revela
progresivamente. Al triunfar sobre su separación, BRIT [‫ | ] ְב ִּרית‬hebreo
debe pasar del estadio de historia al estadio de me-
alemán Bund
tahistoria. Esta última no es otra cosa que la intru-
español alianza
sión de la eternidad en el tiempo histórico, una es- francés alliance
pecie de cumplimiento del tiempo, el kairós [καιρός] griego diatheke [διαθήκη]
que se manifiesta únicamente frente a la sobórnost’ inglés covenant
de la humanidad reunida. italiano patto
Tatyana GOLITCHENKO latín testamentum, foedus, pactum

alianza, y bogocheloviéchestvo, beruf, dios,


lenguas y tradiciones, ley, pueblo, sobórnost′
Bibliografía principal
Anselmo de Canterbury, Obras completas, t. 1, trad. J. Alame- La palabra con la que la Biblia designa la alianza, brit [‫] ְב ִּרית‬,
da, Madrid, Editorial Católica, 1952.
está indudablemente emparentada con el acadio birītu,
Berdiáiev Nicolás, Christianisme-Marxisme. Conception chré-
tienne et conception marxiste de l’histoire [1935], trad. L. “vínculo”. De este modo, la idea subyacente sería la misma
Gagnebin, París, Le Centurion, 1975. que para el alemán Bund, de binden, “vincular”. En cambio,
——, Essai de métaphysique eschatologique. Acte créateur et ob- la expresión habitual para “concluir”, karat brit [‫] ָ ַּרת ְב ִּרית‬,
jectivation, trad. M. Herman, París, Aubier-Montaigne, 1946.
——, “La personne et l’esprit communautaire dans la conscien-
significa literalmente “cortar” (cf. el griego horkia temnein
ce russe”, Cahiers de la Nouvelle Époque, núm. 1, 1945, pp. [ ρκια τέμνειν]), de donde se desprende una paradoja se-
7-24. mántica: se vincula dividiendo. La expresión viene sin duda
——, El sentido de la creación, trad. R. Alcalde, Buenos Aires, ed. del sacrificio que consagra la alianza, como el equivalente grie-
Carlos Lohlé, 1978.
——, Mysterium Magnum, Aubier-Montaigne, t. 1, 1945, “L’Un- go spondé [σπονδή] de la libación que la sellaba, o el inglés
grund et la liberté” [El Ungrund y la libertad], pp. 5-28; “La “to strike a bargain” del gesto de chocar la mano. Se pasaba
doctrine de la sophia et de l’androgyne. Jakob Böhme et les entre las dos mitades de un animal invocando para sí la misma
courants sophiologiques russes”, pp. 29-45.
suerte en caso de traición (Jeremías 34:18; Génesis 15: 9-7).
——, Tipi religuioznoi misli v Rossii [Variedades del pensamien-
to religioso en Rusia], YMKA-Press, 1989.
Bulgákov Serguéi, La sagesse de Dieu. Résumé de sophiologie, La alianza es un juramento ligado a una maldición
trad. C. Andronikof, Lausana, París, L’Âge d’Homme, 1983. (Génesis 26:28; Deuteronomio 29, etc.). La idea tiene
BRIT | 229

que ver en primer lugar con un contrato entre seres En el griego de los Setenta la palabra no se tradu-
humanos, como el compromiso del soldado de ser- ce por el término habitual, spondé [σπονδή], sino por
vir a su jefe (2 Reyes 11:4). Al principio es desigual: diatheke [διαθήκη], que designa las últimas disposi-
un superior impone deberes (Jueces 2:20; Salmos ciones tomadas por un moribundo, es decir, el testa-
111: 9). Después se convierte en un contrato entre mento. Se traduce al latín, a su vez, por testamentum,
iguales (Génesis 14:13, etc.), entre hermanos (Amós quedando en español como Antiguo/Nuevo Testa-
1:9), entre amigos (1 Samuel 23:18) o entre esposos mento. La Vulgata, en cambio, prefiere foedus o pac-
(Malaquías 2:14). La idea de alianza puede abarcar, tum (it. patto). El inglés covenant viene del francés con-
al igual que en el francés y en el español actual, tra- venir [acordar], cuyo campo semántico es diferente.
tados internacionales. Éstos, desde el más antiguo ce- La alianza bíblica es histórica; en el islamismo en
lebrado entre egipcios e hititas (1280 a.C.), apelan a cambio no existe tal cosa. Por esta razón hay que evi-
los dioses como garantes. De esta manera, cada tar llamar “alianza” al pacto (mītāq [ ]) por el
pueblo que cierra un pacto reconoce el poder de los cual los hombres, milagrosamente sacados de los ri-
dioses del otro y hace una especie de alianza con ñones de Adán, reconocen la autoridad de Alá (Co-
ellos también (Éxodo 23:32). Lo novedoso de Israel rán, VII, 172). Este pacto se sitúa en la preeternidad.
es la idea de una alianza entre un pueblo y su pro- Alá no se compromete en absoluto; el hombre, en
pio dios, el cual escogió un pueblo (Éxodo 19:5 ss). cambio, está comprometido antes de poder ratifi-
Lo divino, que era garante, se convierte así en socio. carlo en su vida temporal.
Rémi BRAGUE
C
CARE | inglés Sorge (“cuidado”): “Dasein exists as an entity for
which, in its Being, that Being is itself an issue [(…)
alemán Sorge, Fürsorge, Besorgen El Dasein existe como un ente al que en su ser le va
español preocupación, cuidado, solicitud
este mismo ser]” (parágrafo 79).
francés souci, soin, sollicitude
La palabra care designa entonces el esfuerzo que
preocupación, y amar, angustia, dasein, gender, se hace para anticipar un peligro o para protegerse
law, malestar, moral, otro, sexo, sorge, de las incertidumbres del futuro, tomando precau-
vergüenza, welfare ciones, actuando de manera responsable. Es éste el
sentido más común del término inglés, y allí vemos
La palabra care se ha vuelto recientemente un término cada también cómo la importancia que representa la
vez más utilizado en inglés, pero su traducción a otras len- temporalidad en care corresponde a las preocupa-
guas plantea algunos problemas, por dos razones en parti- ciones heideggerianas: “The ontological meaning of
cular. Por una parte, la dificultad estriba en que se utiliza pa- care is temporality [El sentido ontológico del cuida-
ra traducir el vocablo heideggeriano (Sein und Zeit, 1927) do es la temporeidad]” (op. cit., parágrafo 69 c). Pe-
Sorge (“cuidado”, “preocupación”, “cura” según las versiones ro las deficiencias de la traducción inglesa de Sorge
de los traductores José Gaos y Jorge E. Rivera); por otra, en por care se hacen sentir rápidamente, pues en este
que hizo su aparición en la expresión ethics of care, con la que último término el elemento de la nada está ausen-
se designa la “ética del cuidado” que las feministas contra- te: “Death, conscience and guilt are anchored in the
ponen a la imparcialidad de la “justicia masculina” (C. Gilli- phenomenon of care) [(…) la muerte, la conciencia
gan, In a different voice y La ética del cuidado; I. Young, Jus- y la culpa, están anclados en el fenómeno del cui-
tice and the politics of difference [La justicia y la política de dado]” (op. cit., parágrafo 64). Finalmente, Heide-
la diferencia]). En ambos casos la traducción de care al fran- gger aproxima Sorge a la curiosidad, lo cual lo lleva
cés es imposible. a retraducir el texto de Aristóteles —“pantes ánthro-
poi tou eidenai orégontai physei [Todos los hombres
I. La traducción de Sorge por care por naturaleza desean ver (saber)” (op. cit., pará-
Cabe señalar, en primer lugar, que care no viene del grafo 36)—, tomando eidenai en su sentido origi-
latín cura sino del antiguo alto alemán o del gótico nal de “ver” y conectando orégontai (literalmente
Kara, que quiere decir “preocupación, tristeza, pe- “buscar”) con Sorge, con cuidado, con care. Y tra-
na”. Efectivamente, la palabra empezó designando duce a Aristóteles en estos términos: “—En el ser
un estado mental doloroso, como la preocupación del hombre se da esencialmente el cuidado por el
o la ansiedad; y lo conveniente fue traducir por care ver” (loc. cit.). Vincula así “ver” y “pensar” en la me-
para dar en inglés el sentido que adquiere el alemán tafísica occidental, lo cual la traducción inglesa por
Sorge en Heidegger. Para éste, el ser del Dasein mis- care está condenada a esquivar. No existe la posibi-
mo es “cuidado [souci]” (Sorge), de manera que se lidad de hacer derivar las connotaciones propias
encuentra en el mundo como Besorgen (Sein und del alemán Sorge en el inglés care; y la evolución ac-
Zeit, parágrafo 12), es decir como preocupación [o, tual del sentido de care, que orienta esta palabra en
también, como “ocuparse de algo”, en la versión de dirección de la relación interpersonal y de la preo-
Jorge Eduardo Rivera]. Las inquietudes, las tribula- cupación por el otro, vuelve bastante enigmática,
ciones, la melancolía representan estados distintos para los lectores, la traducción inglesa de Heidegger
pero corresponden a la estructura ontológica de que presentamos aquí.
CATARSIS | 231

II. Care y solicitude Trotta, 2016; El ser y el tiempo, 2a. ed. trad. José Gaos, Bue-
El alemán establece una distinción más nítida que nos Aires, fce, 2009.
Gilligan Carol, In a different voice, Cambridge (Mass.), Harvard
el francés o el inglés entre, por una parte, “cuidado UP, 1982.
de sí mismo” o Selbstsorge (que, dice Heidegger, es ——, La ética del cuidado, Barcelona, Víctor Grifols i Lucas.
“tautológico”, Sein und Zeit, parágrafo 64) y, por la Young Iris Marion, Justice and the politics of difference, Prince-
ton, Princeton up, 1990; La justicia y la política de la diferen-
otra, Fürsorge o “cuidado” o “preocupación por los
cia, trad. Silvina Álvarez, Madrid, Ediciones Cátedra, Univer-
otros”, que el inglés no traduce ya con care sino con sitat de València, Instituto de la Mujer, 2000.
solicitude (solicitud), el francés por assistance y el
español por “solicitud”. La solicitud, que es “esa
afectuosa inquietud por el prójimo”, es un sentido
derivado de care y debe vincularse a otro registro, el
de la acción en materia de ayuda y asistencia social. carne
Care designa el conjunto de las disposiciones pú- Carne procede del latín caro, carnis, que, ligado a la raíz in-
blicas necesarias para el bienestar (welfare) de la doeuropea *(s)ker- “cortar, compartir” (cf. gr. sarx [σάρξ],
población en el welfare state, el Estado de bienestar. “carne” y keiro [κείρω], “yo corto”), significa originalmen-
Éste es un sentido para el cual no existe equivalen- te “pedazo de carne”.
te en francés. Por ejemplo, la expresión pre-natal o Es una de las traducciones posibles del alemán Leib, en
post-natal care remite sobre todo a las responsabi- la medida en que hace pareja no solamente con Seele, “al-
lidades de la salud pública respecto a las mujeres ma”, sino también con Körper, “cuerpo inerte”. Leib remite
embarazadas y la primera infancia. Los carers son a Leben, “vida”, en contraste con Fleisch, que significa pro-
aquellos que, de manera voluntaria o no, tienen a su piamente “carne” en el sentido de viande, “carne comesti-
cargo la ayuda a las personas mayores o cualquier ble” (cf. ing. flesh). En la entrada Leib se encuentra el estu-
otra persona necesitada. dio de las redes latinas, griegas y hebraicas que constituyen
Ahora bien, como en muchos países, los carers las matrices de este conjunto y el sentido de su reinversión
son mujeres en su inmensa mayoría, las feministas fenomenológica.
han propuesto una crítica de la ética de la justicia en Para completar la red alemana, véase Erleben y Ge-
nombre de las virtudes que se atribuyen a estos com- schlecht.
portamientos desinteresados, no competitivos, no Sobre la vertiente fenomenológica y existencial, véase
cuantificables, no posesivos, que constituyen la ma- Dasein, Epokhé, Intención.
yor parte del trabajo no remunerado de las muje- Véase también, sobre la encarnación, Bild, Bogochelo-
res: cuidado de los niños, de las personas mayores, viéchestvo y Oikonomía.
esfuerzos para mantener intacta la célula familiar,
etc. De manera que estas militantes intentan oponer alma, animal, dios, humanidad, vida
al ideal “masculino” de una ética de la imparcialidad
y de la justicia, una “ética del cuidado”, en inglés
ethics of care. Sin prejuzgar el carácter efectivamen-
te “femenino” de estos valores tomados en cuenta, CATARSIS, kátharsis [κάθαρσις] | griego
sus reflexiones han llevado a una verdadera “decons-
español purgación, expurgación, purificación
trucción” de la moral universalista y del principio de
francés purgation, purification
identidad, según una trayectoria que reúne la heren-
cia heideggeriana de die Sorge, sin que pueda decir- arte, melancolía, mímesis, mitmensch,
se que el uso común del vocablo care haya influido naturaleza (recuadro 1), pathos, placer,
en este asunto. propiedad, sublime
Catherine AUDARD
La palabra kátharsis [κάθαρσις] estaba ligada primero a los
Bibliografía rituales de purificación, antes de convertirse en un término
Heidegger Martin, Sein und Zeit, Tubinga, Max Niemeyer Ver-
hipocrático importante de la teoría de los humores. Fue lue-
lag, 1953 [1929]; Being and time, trad. ing. J. Macquerrie y
E. Robinson, Oxford, Blackwell, 1978; Ser y tiempo, trad., go apropiada por la Poética de Aristóteles, que inflexionó
prólogo y notas de Jorge Eduardo Rivera, Madrid, Editorial su sentido al sostener, contra Platón, que la tragedia y el
232 | CATARSIS

teatro podían curar el alma por medio del placer. En la tra- Según los katháirontes [καθαίροντες], los “purga-
ducción francesa acreditada de “purgation”, atañe al dis- dores”, establecen “que el cuerpo no podrá beneficiar-
curso clásico sobre la tragedia (Corneille, 1660), antes de se del alimento que recibe hasta que no haya expul-
reaparecer con su forma griega en los textos de Lessing, sado de sí aquello que lo indispone [ta empodízonta
que critica al Corneille crítico de Aristóteles (el griego, ya (…) tis ekbale (τ ἐμποδί οντα […] τις ἐκ άλ )]”
presente en inglés, regresa ahora al francés por vía de Les- (Platón, El sofista, 230c). El método purgativo que
sing, 1874, véase DHLF, s.v. “Catharsis”). En psicoanálisis y sirve para el cuerpo sirve para el alma, que no pue-
en psicoterapia, el “método catártico”, que Freud separa de asimilar los conocimientos si antes no ha sido
progresivamente de la hipnosis, está ligado a la abreacción, purgada de sus opiniones por la élenkhos [ἔλεγχος],
es decir, a la descarga emocional que, por la mediación del la “refutación” (“y muestre que ella está purificada,
lenguaje, permite liberar el afecto vinculado a un aconteci- consciente de que conoce sólo aquello que sabe, y na-
miento traumático. Entre purificación y purgación, la osci- da más”, ibid., 230c-d). Pero hay una purificación
lación del sentido, bajo la constante de una misma palabra aún más radical que Platón traslada del dominio
que ha atravesado las lenguas, no ha dejado de alimentar religioso, órfico y pitagórico a la filosofía (cf. E.R.
polémicas y reinterpretaciones. Dodds, Los griegos y lo irracional, caps. 3 y 5): “¿Pe-
ro es que no viene a ser una purificación [kátharsis]
1. Del cordero expiatorio al placer trágico eso, lo que desde antiguo se dice en la sentencia ‘el
El adjetivo katharós [καθαρός] asocia la pulcritud ma- separar (khorizein [χωρί ειν]) al máximo el alma del
terial, aquella del cuerpo (se dice en Homero de un cuerpo’” (Fedón, 67c); si sólo lo puro, el pensamien-
“lugar descubierto”; se lo aplica al agua, al grano, to depurado, puede aprehender lo puro, lo sin-mez-
cf. Chantraine, Dictionnaire étymologique de la lan- cla (“to eilikrinés [τ εἰλικρινές]”, ibid. [mod.], 67b)
gue grecque), y la pureza del alma, moral o religiosa que es la verdad, ¿no será entonces necesario que el
—así, Las purificaciones de Empédocles contienen alma se desprenda del cuerpo?
tanto un proyecto de paz perpetua, construido al- La kátharsis liga la purificación a la separación y
rededor de la metempsicosis, como prohibiciones a la purga, tanto en el dominio religioso, incluso po-
alimentarias. Kátharsis [κάθαρσις] es la forma no- lítico (Platón, en las Leyes [V, 735b-736a], describe
minal del verbo kathairo [καθαίρω], “limpiar, puri- las depuraciones dolorosas como las únicas efica-
ficar, purgar”. Tiene primero el sentido religioso de ces), como en el de la medicina. En la medicina hi-
“purificación”, y se refiere en particular al ritual de pocrática, se vincula con la teoría de los humores y
expulsión practicado en Atenas en víspera de las se refiere el proceso de purgación física por el cual
Targelias. En el curso de estas fiestas, dedicadas tra- las secreciones perniciosas son expulsadas, natural
dicionalmente a Artemisa y a Apolo, se ofrecía un o artificialmente, por lo alto o por lo bajo: el térmi-
pan, el thárgelos [θάργηλος], hecho con las primeras no puede designar tanto la purga misma como la
cosechas; pero antes que nada era preciso purificar defecación, la diarrea, el vómito, la menstruación
la ciudad expulsando a los criminales (cf. léxico de (por ej. Hipócrates, Aforismos 5, 36; 5, 60; cf. De
Harpocración: “Los atenienses, durante las Targe- mulierum affectibus). Este sentido hipocrático rea-
lias, a modo de exorcismos purificadores, excluyen parece en todo el corpus naturalista de Aristóteles
de la ciudad a dos hombres: uno por los hombres y (en la Historia de los animales, VII, 10, 587b, el tér-
el otro por las mujeres”), luego a los animales (cor- mino designa por ejemplo la ruptura del saco am-
deros) expiatorios, según el ritual del pharmakós niótico, las pérdidas, etc.; cf. H. Bonitz, Index aris-
[φαρμακός]. El propio Apolo es llamado katharsios totelicus, s.v.). Sin embargo, en tanto remedio —el
[καθάρσιος], “purificador”; forzado a la purificación, griego to phármakon [τ φάρμακον], la misma pala-
por cierto, luego del asesinato de Pitón en Delfos: bra, en neutro, que aquella que designa el cordero
según el Sócrates del Crátilo, se le llama apolóuon expiatorio—, la kátharsis implica más precisamen-
[ἀπολούων], “que lava”, en la medida en que la mú- te la idea de medicina homeopática: se trata, me-
sica, la medicina y la adivinación que lo caracteri- diante la purgación, de curar el mal a través del mal,
zan son igualmente katharseis [καθάρσεις] y kathar- lo mismo a través de lo mismo; es por eso, por otra
mói [καθαρμοί], es decir, prácticas de purificación parte, que phármakon es tanto “veneno” como “re-
(405a-c). medio”, dado que la dosificación del mal produce
CATARSIS | 233

solamente un bien (véase RECUADRO 1, “Homero, vés de la representación de lo mismo. Pero, contra-
physis y phármakon” en Naturaleza). riamente al coribantismo, donde de lo que se trata
Hay ahí una de las claves posibles del sentido re- es de sanar al alma de una locura furiosa, el es-
tórico, poético y estético de la kátharsis, que Laus- pectador de tragedia está en su sano juicio; no ne-
berg caracteriza como “una higiene homeopática del cesita ser sanado. De donde se desprende un segun-
alma” (H. Lausberg, Handbuch der literarischen Rhe- do sentido, en cierta forma alopático: las pasiones
torik, §1222, p. 591). A ese tipo de cura se vincula la se purifican por medio de la mirada del espectador
catarsis que producen las melodías sagradas que dis- que asiste a la representación, y esto en la medida
cute Aristóteles en la Política. Hay individuos en- en que el poeta le muestra objetos igualmente de-
tusiastas, poseídos, “que se calman bajo el efecto de purados, transformados por la mímesis [μίμησις]:
melodías sagradas, cada vez que recurren a las me- “Hay que disponer la historia de tal manera que al
lodías que sacan el alma fuera de sí (tois exorgiázou- escuchar que las cosas ocurren uno se estremezca y
si […] mélesi [τοῖς ἐξοργιά ουσι (...) μέλεσι]), como si la compasión se apodere de uno […] lo que el poeta
hubieran hallado en ellas remedio y purga (iatreias debe procurar, es el placer que a través de la repre-
[...] kai kathárseos (ἰατρείας [...] κα καθάρσεως)” sentación surge de la compasión y el temor” (14,
(VII, 1342a 7-11). En términos más generales, la 1453b 4-13; cf. ed. R. Dupont-Roc y J. Lallot, cap. 6,
kátharsis es para Aristóteles (que va más allá que n. 3, p. 190). La depuración, es decir, la representa-
Platón, al que saluda pero subvierte, cf. República, ción de cuadros purificados mediante una obra
III, a partir de 398) una de las funciones de la mú- musical o poética, sustituye el dolor por el placer.
sica, junto a la educación y una buena conducción En el fondo, es el placer el que purifica las pasiones,
de la vida, con ocio y relajamiento de la tensión: en las alivia, las despoja de su carácter excesivo e inva-
aquellos tomados por la pasión “se producirá cier- sor, las pone en su lugar, en un punto de equilibrio.
ta purificación y alivio acompañado de placer (kou- Finalmente, para radicalizar la catarsis es nece-
phízesthai meth’ hedonés [κουφί εσθαι μεθ δον ς]). sario, según el médico escéptico Sexto Empírico, ele-
De un modo análogo, también las melodías catár- gir tanto para el alma como para el cuerpo un re-
ticas procuran a los hombres una alegría inofensi- medio capaz de “autoeliminarse al mismo tiempo
va” (kharán ablabé [χαρ ν ἀ λα ])” (trad. mod. de que elimina los humores” o los dogmas: las mane-
Política, 1342a 14-16). ras escépticas de expresarse son, así, en su forma
Ese sentido homeopático se mantiene en la Poé- misma, que incluye la duda, la relatividad, la rela-
tica: “al representar la compasión y el temor (di’ eleou ción, la interrogación, autocatárticas (Esbozos pi-
kai phobou [δι ἐλέου κα φό ου]), la tragedia realiza rrónicos, I, 206; cf. II, 188; cf. A.-J. Voelke, “Soigner
una depuración (kátharsin [κάθαρσιν]) de tales pa- par le logos”).
siones” (6, 1449b 27-28). Se trata de una depuración • VÉASE EL RECUADRO 1
de lo mismo a través de lo mismo, o, más bien, a tra-

Recuadro 1 › Agnus dei qui tollis peccata mundi


La oración de la liturgia católica que dice: francés, enlever). En francés, la traducción ficado, toma para sí los pecados del mundo.
Agnus dei qui tollis peccata mundi ha sido es fiel al original latino; dice: Agneau de Dieu Si el campo semántico del verbo tollo,-is
traducida al español como Cordero de Dios qui enlève les péchés du monde. En el mo- cubre este aspecto mítico, querrá decir que
que quitas los pecados del mundo. mento de su conversión, Agustín oye una el Cordero de Dios (Jesús en su condición de
El problema que genera esta traducción voz que le susurra tolle, lege (toma, lee). Si Hijo de Dios) asume, al igual que se hacía
radica en el verbo tollo,-is, que no corres- el Cordero de Dios tomara los pecados del en todas las religiones de la Antigüedad, la
ponde al verbo español quitar (éste signifi- mundo, querría decir que los haría suyos: función del animal sacrificado en el que los
ca, según el Diccionario de las Academias, se haría evidente la relación con la tradi- pueblos purgaban sus culpas. Se trata de la
“tomar una cosa separándola o apartándo- ción mítica, de la que la traducción españo- forma mítica de la cátharsis (κάθαρσις), la
la de otras”). Si el Cordero de Dios quita los la se quiere apartar. manera en que el pueblo depositaba en un
pecados del mundo, ¿adónde los lleva? En la El verbo español quitar traslada hacia un animal sus miasmas para librarse de ellas. El
mayor parte de las lenguas romances, el lugar indeterminado los pecados del mun- animal se volvía sagrado cuando era muer-
verbo latino tollo,-is es traducido por llevar do. El sentido prístino de la oración indica to, pues llevaba consigo las impurezas del
consigo o tomar para sí (por ejemplo, en que el Cordero de Dios, al morir y ser sacri- pueblo.
234 | CATARSIS

Benveniste lo establece con toda clari- que se depositan las miasmas (los peca- Bibliografía
dad: “el sacrificio comporta de modo ne- dos) del mundo. Al ser necesariamente sa- Benveniste Émile, Le vocabulaire des institu-
cesario una ejecución… Para convertir a la crificado, limpia, purga o purifica de los tions indo-européennes, París, Les Éditions
bestia en ‘sagrada’, hay que separarla del males el mundo. Es una verdadera cátharsis de Minuit, 1969
——, Vocabulario de las instituciones indoeuro-
mundo de los vivos”. He aquí el objeto de la (κάθαρσις). Jesús se convierte, por su pro-
peas, trad. Mauro Armiño, Madrid, Taurus,
ejecución, del sacrificio ritual que debe rea- pia voluntad, en ese animal, el Cordero de 1983.
lizar un sacerdos, el que está investido del Dios que, al volverse sagrado por el velo de Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologi-
poder de sacrificar, de hacer que el animal la muerte, toma para sí los pecados del que de la langue grecque. Histoire des mots,
adquiera carácter sacro al entrar en el mun- mundo, o sea, los lleva consigo para purifi- París, Klincksieck, 1990 (entrada κάθα
do de los muertos. El animal sagrado no car el mundo. Hay un giro que debe ser ρσις).
puede tocarse; a su vez, el homo sacer lleva subrayado: el carácter universal que ad- Eliade Mircea, Traité d’histoire des religions,
sobre sí una mancha terrible: está autori- quiere el sacrificio de Jesús. En los pueblos París, Payot, 1953.
zado para matar; por esa causa, “hay que míticos, el sacrificio se restringía a una ciu- Ernout Alfred y Antoine Meillet, Dictionnai-
re étymologique de la langue latine. Histoire
huir de su contacto”. Sacrum se opone a dad o a una población cualquiera. En el ca-
des mots, París, Klincksieck, 1969 (en la
profanum y tiene la doble significación de so de la liturgia cristiana, abarca la totali- entrada sacer).
maldito y sagrado. dad del universo. Real Academia Española y Asociación de
Examinada desde este ángulo, la oración Jaime Labastida Academias de la Lengua Española, Dic-
cristiana revela su carácter mítico y fun- cionario de la Lengua Española, Madrid, Es-
dante. El Cordero de Dios es el animal en el pasa- Calpe, 2014.

II. Purgación de las pasiones y purificación de las ción de las pasiones en el teatro tiene poco que ver
costumbres en el teatro clásico con la kátharsis aristotélica. Corneille incurre en la
Este doble sentido, que asocia el remedio al placer, misma confusión cuando critica a Aristóteles sobre
es el fundamento de toda la ambigüedad y a la vez este punto, al rechazar en su caso la idea de que la
de la riqueza de las interpretaciones posteriores. La tragedia pueda purificar las pasiones de los espec-
influencia ejercida por la Poética de Aristóteles en tadores: piensa que se aparta de Aristóteles, mien-
la teoría francesa del poema dramático va de la ma- tras que no hace más que oponerse a la interpreta-
no de una reelaboración de la problemática anti- ción que dan sus contemporáneos. Racine es uno
gua en función de nuevas interrelaciones, ligadas a de los pocos que sigue fiel a Aristóteles: “La trage-
una concepción profundamente diferente de las dia —escribe—, al excitar la compasión y el terror,
pasiones. En la perspectiva cristiana, en efecto, son purga y tempera esta clase de pasiones, es decir que
las propias pasiones, y no solamente sus excesos, las al despertar estas pasiones las despoja de lo excesi-
que se consideran perniciosas. Aquí ya no se trata vo y vicioso, y las devuelve a un estado moderado y
de purificar las pasiones sino de purificarse de las conforme con la razón” (Œuvres complètes, t. 2, p.
pasiones, es decir, purificar las costumbres. Lo que 919, citado por J. Tricot en su traducción de la Polí-
los autores del siglo XVII entienden por “purgación tica de Aristóteles, París, Vrin, 1970, t. 2, p. 583, n.
de las pasiones” no tiene así exactamente el mismo 3). Claro que Racine, a diferencia de Corneille, sa-
sentido que tenía la kátharsis para Aristóteles. Los bía griego y tradujo y anotó pasajes enteros de la
franceses acentúan el aspecto moral y sobre todo Poética y de la Ética a Nicómaco.
pedagógico asociado a la idea de kátharsis teatral. • VÉASE EL RECUADRO 2
“El principal fin de la poesía es […] purificar las Alentado por la crítica de Corneille aunque res-
costumbres” —escribe el padre Rapin (Réflexions petuoso de la convenciones y de lo que imagina que
sur la Poétique, IX). “La poesía es un arte que se in- es el pensamiento de Aristóteles, Du Bos desarrolla
ventó para la instrucción de los hombres. […] Se en torno de este tema una reflexión confusa que
trata de enfermos, y la tragedia es el único remedio concluye de esta manera: “Así, la tragedia purga las
que están en estado de aprovechar, pues es la única pasiones más o menos como los remedios curan y
diversión donde puedan encontrar algo agradable como las armas defensivas protegen de las armas
junto con algo útil”, escribe también Dacier en el ofensivas. Esto no ocurre siempre, ¡pero a veces sí!”
prefacio a su traducción francesa de la Poética de (trad. de Réflexions critiques sur la poésie et la pein-
Aristóteles (1692). Aun cuando invoque la autori- ture [1719], sección 44, “Que les poèmes dramati-
dad de Aristóteles, esta forma de concebir la purga- ques purgent les passions”, p. 148).
CATARSIS | 235

Recuadro 2 › De Aristóteles a Corneille, ida y vuelta


La crítica que hace Corneille de la idea de las condiciones que exige Aristóteles. És- la desgracia de la cual se compadecieron.
catarsis teatral es ilustrativa del desplaza- tas se encuentran en El Cid y fueron la Trad. mod. Discurso sobre la tragedia.
miento que habían efectuado sus contem- causa de su gran éxito. Rodrigo y Jimena
tienen esa probidad sujeta a las pasiones; En su Dramaturgia de Hamburgo [1767-
poráneos sobre esta problemática. La pur-
dichas pasiones provocan sus desgracias, 1768] Lessing reprochará precisamente a
gación de las pasiones, tal como cree él que puesto que son desgraciados en la medi-
la entiende Aristóteles, le parece comple- Corneille el no haber comprendido en ab-
da en que están apasionados el uno por
tamente “imaginaria”: la tragedia —escri- soluto la frase del libro 6 de la Poética y cri-
el otro […] su desgracia, sin lugar a du-
be— posee la “utilidad” particular de das, produce compasión y le cuesta de- ticado a Aristóteles erróneamente:
masiadas lágrimas a los auditores como
que a través de la compasión y el temor para negarlo. Tal compasión debe llevar- Finalmente, en lo tocante al objetivo mo-
purifica tales pasiones. Estos términos, nos a temer caer en una desgracia pare- ral que Aristóteles asigna a la tragedia, y
utilizados por Aristóteles en su definición, cida, y a purificar en nosotros el exceso que creyó necesario incluir en su defini-
nos enseñan dos cosas: primero, que la de amor que causa su infortunio, así co- ción, sabemos cuántas discusiones hubo
tragedia debe provocar la compasión y el mo a compadecerlos; pero no sé si nos a este respecto, especialmente en los últi-
temor; segundo, que a través de estos hace sentir temor, ni si llega a purificarlo. mos tiempos. Puedo ufanarme de demos-
medios purifica tales pasiones. Explica la Temo que el razonamiento de Aristóte- trar que quienes censuran a Aristóteles
primera de manera amplia, pero no dice les en este aspecto no sea más que una en este punto no lo entendieron. Le adju-
una sola palabra de la última, y de todas bella idea que nunca tendrá efecto en la dicaron sus propios pensamientos antes
las condiciones que emplea en esta defi- realidad. Para proceder, confío en aque- de averiguar cuáles eran los suyos. Com-
nición, es la única que no esclarece. […] llos que han visto las representaciones; baten quimeras con las que ellos mismos
Si la purificación de las pasiones se realiza ellos pueden pedirle cuentas al secreto están obsesionados, y se jactan de refu-
en la tragedia, me parece que debe reali- de sus corazones y revisar aquello que tar triunfalmente al filósofo mientras de-
zarse de la manera como yo la explico; los conmovió en el teatro para reconocer rriban los fantasmas de su propia mente.
pero dudo que ésta tenga lugar alguna si llegaron hasta ese temor calculado, y si 48a. velada (trad. mod.).
vez, inclusive en aquellas que cumplen se corrigió en ellos la pasión que provocó

III. El “método catártico” en psicoanálisis la hipnosis. Efectivamente, el relato del “trauma


El método catártico pertenece a la prehistoria del psíquico” va seguido normalmente de una descarga
psicoanálisis. Fue desarrollado por Josef Breuer y de afecto (abreacción), que constituye la “catarsis”
Sigmund Freud a partir de su investigación sobre la propiamente dicha (cf. Selbstdarstellung [Presen-
etiología de los síntomas histéricos, tal como se ex- tación autobiográfica] [1924], pp. 46-47; trad. esp.
pone en su obra Studien über Hysterie [Estudios so- p. 22).
bre la histeria] [1895]. Al investigar las causas de los Tras la publicación de los Estudios sobre la histe-
fenómenos patológicos de la histeria, ambos médi- ria, las posturas de ambos colaboradores respecto a
cos vieneses afirman que los síntomas que presen- la etiología de la histeria divergen definitivamente:
tan sus pacientes tienen una conexión causal con “Breuer prefería una teoría por así decir fisiológi-
una situación traumática que el paciente no re- ca”, mientras que Freud verificaba el contenido se-
cuerda conscientemente (cf. Über den psychischen xual en el origen de los fenómenos histéricos, ha-
Mechanismus hysterischer Phänomene [Sobre el ciendo resaltar también la importancia de la
mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos] distinción entre actos anímicos inconscientes y
[1893], en Studien über Hysterie, p. 81. El afecto en conscientes (ibid., pp. 47 y 46; trad. esp. p. 22). Pos-
juego en este “trauma psíquico [psychische Trau- teriormente, Freud abandona la hipnosis y la su-
ma]”, “atascado o estrangulado [eingeklemmte]” e gestión en favor de la asociación libre, creando así
imposibilitado de descarga por las vías normales, el “psicoanálisis”. No obstante, la eficacia de la ca-
se transforma en conversión histérica. “La ‘catarsis’ tarsis le permitió verificar dos resultados funda-
se lograba entonces, en el tratamiento, por apertu- mentales, que posteriormente prevalecieron, como
ra de la vía hasta la conciencia y descarga normal él mismo dice:
del afecto (normale Entladung des Affekts)” (“Psy-
choanalyse” und “Libidotheorie” [“Psicoanálisis” y En primer lugar: los síntomas histéricos poseen sen-
“Teoría de la libido”] [1922], p. 213). El “método tido y significado, por cuanto son sustitutos de ac-
catártico”, como lo llamó Breuer, consiste en curar tos anímicos normales; y en segundo lugar: el des-
al paciente por medio de la catarsis recurriendo a cubrimiento de este sentido desconocido coincide
236 | CATEGORÍA

con la cancelación de los síntomas, y así, en este Bibliografía de consulta


punto, investigación científica y empeño terapéuti- Bonitz Hermann, Index aristotelicus, Berlín, Reimer, 1870; re-
co coinciden. ed., Berlín, Akademic-Verlag, 1955.
Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologique de la langue gre-
“Psychoanalyse” und “Libidotheorie”,
cque, nueva ed. actualizada con un “Supplément au dictio-
op. cit., p. 212; trad. esp. p. 232.
naire”, Klincksieck, 1999.
Barbara CASSIN, Jacqueline dhlf: Rey Alain (dir.), Dictionnaire historique de la langue fran-
LICHTENSTEIN, Elisabete THAMER çaise, 3 vols., París, Le Robert, 1992.
Lausberg Heinrich, Handbuch der literarischen Rhetorik, Mú-
Bibliografía principal nich, Max Hueber, 2a. ed., 1973.
Aristóteles, La poétique, texto, trad. y notas R. Dupont-Roc y
J. Lallot, París, Seuil, 1980; Poética, trad. V. García Yebra,
Madrid, Gredos, 1974.
Bernays Jacob, Zwei Abhandlungen über die aristotelische Theo-
rie des Drama, Berlín, W. Herz, 1880, reimp. Darmstadt,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1968. categoría
Corneille Pierre, Œuvres, París, Seuil, “L’Intégrale”, 1963; trad. Categoría, a través del latín bajo, procede del griego kate-
esp. I. V. Padilla Chasing y S. González Ramírez, “Discurso
goría [κατηγορία] (katá [κατά], “contrae, sobre”, y ago-
sobre la tragedia y los medios para tratarla según lo verosí-
mil y lo necesario”, Literatura: teoría, historia, crítica 9 reuo [ἀγορεύω], “hablar públicamente”), que designa a la
(2007): 337-377. vez la acusación en un juicio y la atribución en una frase, es
Dacier André, La Poétique d’Aristote, París, Barbin, 1692. decir, las preguntas que es necesario hacer sobre algún
Dodds Eric Robertson, The Greeks and the irrational, Berkeley,
University of California Press, 1959; Les Grecs et l’irration-
tema y las respuestas que se pueden dar. La lógica, de Aris-
nel, trad. M. Gibson, Aubier, 1965, reed. París, Flammarion, tóteles a Kant y más allá, determina así una lista de “cate-
“Champs”, 1977. gorías” que son también operaciones de juicio (cf. Justi-
Du Bos Jean-Baptiste, Réflexions critiques sur la poésie et sur la cia): véase Esti (en particular el recuadro 1, “El estatus
peinture [1719], reed. París, École Nationale Supérieure des
Beaux-Arts, 1994; Reflexiones sobre la poesía y sobre la pintu- de las distinciones aristotélicas”), Homónimo, Sincatego-
ra, trad. J. Monter, Valencia, Universitat de València, 2007. rema (en particular el recuadro 1, “La redefinición de las
Freud Sigmund, “Psychoanalyse” und “Libidotheorie” [1922], categorías en las gramáticas categoriales”). Sobre las re-
en Gesammelte Werke, t. 13, Frankfurt, Fischer, 1999; “Dos
des de vocabulario implicadas por esta sistemática ontoló-
artículos de enciclopedia: ‘Psicoanálisis’ y ‘Teoría de la libi-
do’”, en Obras completas, trad. J. L. Etcheverry, t. 18, Buenos gica, véase Begriff, Merkmal, Parónimo, Predicable,
Aires, Amorrortu, 1992. Predicación, Proposición, Sujet, y cf. Esencia, Ser,
——, Selbstdarstellung [1924], en Gesammelte Werke, cit., t. 14; Propiedad, Universales, Verdad.
Presentación autobiográfica, en Obras completas, cit., t. 20.
——, Studien über Hysterie [1895], en Gesammelte Werke, cit.,
t. 1; Estudios sobre la histeria, en Obras completas, cit., t. 2. aufheben, género, objeto, principio, todo
Lessing Gotthold Ephraim, Hamburgische Dramaturgie [1767-
1768], ed. K. L. Berghahn, Stuttgart, Reclam, 1981; Drama-
turgie de Hambourg, trad. E. de Suckau, París, Didier, 1869;
Dramaturgia de Hamburgo, trad. F. Formosa, México, Cona-
culta, 1997. certitud, certeza
Papanoutsos Evangelios P., La catharsis des passions d’après Certitud, del bajo latín eclesiástico certitudo que designa
Aristote, Atenas, Collection de l’Institut Français d’Athènes, en particular la “convicción cristiana”, hereda el doble sig-
1953.
Platón, “Fedón” en Diálogos III, trad. C. García Gual, M. Martí-
nificado “objetivo” y “subjetivo” propio del adjetivo certus:
nez Hernández y E. Lledó Íñigo, Madrid, Gredos, 1988. “por encima de toda duda, fijado, positivo, real”, cuando se
——, “El sofista” en Diálogos V, trad. Ma I. Santa Cruz, A. Valle- trata de una cosa o de un conocimiento, o “firme en sus re-
jo Campos y N. L. Cordero, Madrid, Gredos, 1988. soluciones, decidido, seguro, auténtico”, cuando se habla de
Racine Jean, Œuvres complètes, 2 vols., París, Gallimard, “La
Pléiade”, 1952. un individuo. Si bien certitudo no tiene equivalente griego,
Rapin René, Réflexions sur la Poétique d’Aristote, et sur les ou- el verbo latino cerno, cernere, del que se deriva certus, sig-
vrages des poètes anciens & modernes, en François Muguet, nifica concretamente “pasar por el tamiz, discernir”, al
1674; ed. E.T. Dubois, Ginebra, Droz, 1970.
igual que el griego krinein [κρίνειν], “seleccionar, cerner,
Voelke André Jean, “Soigner par le logos: la thérapeutique de
Sextus Empiricus”, en Le scepticisme antique. Perspectives juzgar”, que tiene la misma raíz: así es como se amarra la
historiques et systématiques, núm. 15 de Cahiers de la Revue relación entre certeza, juicio y verdad, vinculada a la proble-
de Théologie et de Philosophie, Ginebra-Lausana-Neuchâtel, mática del sujeto y de la certeza de sí mismo desde la filo-
1990, pp. 181-194.
sofía cartesiana. Toda la red terminológica de la verdad se
CHANCE | 237

encuentra así puesta en juego, desde la revelación y la ade- 3. Sobre las relaciones entre certeza y verdad, el cara a
cuación a la certeza y a la evidencia: véase Verdad, e Ísti- cara de la subjetividad y de la objetividad en el desarrollo
na, Pravda. del saber, véase, además de Verdad, Anschaulichkeit,
Experiencia, Percepción, Representación.
I. Certeza, objetividad, subjetividad y redes lingüísticas 4. Sobre las relaciones entre certeza y probabilidad, las
1. Primero se manifiesta el aspecto objetivo; certitudo tra- modalidades del saber objetivo en tanto que se vincula con
duce por ejemplo la “naturaleza determinada” de los obje- la experiencia de un sujeto, véase, además de Probabili-
tos o de las propiedades conocidas (como es el caso de los dad, Chance, Deber, Doxa, Sentido común [Common
comentarios árabes de la Metafísica de Aristóteles traduci- sense, Sensus communis], Matter of fact.
dos al latín), o el carácter indiscutiblemente verdadero de
los principios: véase Verdad (recuadro 6, “Certeza y ra- alma, entendement, ser
zón de ser”); cf. Res (y Cosa), Principio.
2. Con la revolución del sujeto que inaugura la filosofía
cartesiana, el segundo aspecto toma la delantera: algunas
“razones”, “ideas” o “proposiciones” son verdaderas y cier- CHANCE / PROBABILITY | inglés
tas”, o también “verdaderas y evidentes”, pero la más cier-
español chance, posibilidad, oportunidad, probabilidad,
ta y la más evidente de todas, o sea en un sentido la más
ventaja
verdadera, es la certeza de mi existencia, una certeza que
el sujeto se atribuye a sí mismo: véase Sujet y Yo, Selbst. probabilidad, e inglés, destino, historia, utility
La temática de la certeza precede histórica y lógicamente
a la de la conciencia, pero acaba incorporada y subordina- Las nociones inglesas de chance y probability, que durante
da a ella: véase Conciencia; cf. Es e Inconsciente. mucho tiempo se usaron indistintamente, fueron tomando
3. La certeza se convierte entonces en una cualidad o cada una un sentido específico a partir del momento en que
una disposición del sujeto que reproduce, en el campo del ingresaron al campo del cálculo matemático, que obligó a
conocimiento racional, la seguridad o la confianza que el distinguir una de la otra desde la segunda mitad del siglo
creyente encontraba en la fe y que lo sustraía de la vacila- xviii y más aún en el xix. Indudablemente, en el siglo xviii
ción del alma, véase Creencia (Belief, Glaube); cf. Da- hay todavía casos en los que chance tiene estrictamente el
sein, Malestar en especial Sehnsucht, Vida. mismo sentido que probability. Por ejemplo, en el estudio
4. Cabe observar que el francés conserva la posibilidad que establece claramente su distinción, Essay Towards Sol-
de invertir las perspectivas al explotar la etimología latina, ving a Problem in the Doctrine of Chances (1763), Thomas
como cuando Descartes, en Principes de la philosophie, Bayes declara: “Con chance quiero decir lo mismo que con
transforma la certitudo probabilis de los escolásticos (san- probability” (trad. fr. J.-P. Cléro, pp. 26-27). Ahora bien, Ba-
to Tomás) en “certitude morale [certeza moral]”. En cam- yes es precisamente uno de los matemáticos que enseñan
bio, el inglés tiende a objetivar al máximo la certainty por con mayor claridad a distinguir entre chance y probability.
oposición al belief (véase Belief); mientras que el alemán La chance conserva el carácter “subjetivo” del azar, puesto
entiende en el término Gewissheit la raíz wissen, “saber, ha- que se habla de la “chance de tener razón” (asignando un
ber aprendido”, y la inscribe en una serie junto con Bewusst- grado de probabilidad entre dos grados escogidos); repre-
sein y Gewissen (véase Conciencia), marcando nítida- senta entonces, en la tradición del Ars conjectandi de Ber-
mente la relación constitutiva con el sujeto, en oposición, noulli, una fracción de certeza. En cambio, la probabilidad
por una parte, a Glaube (véase Glaube) y por la otra a es “objetiva” en el sentido de que parece aplicarse más di-
Wahrheit y a Wahrscheinlichkeit (lit. “apariencia de ver- rectamente a los acontecimientos. La probabilidad de que
dad”, por “probabilidad”) (véase Verdad, parte II, B). salga un as cuando se lanza un dado equilibrado es de 1/6;
en este caso parece una propiedad misma de la situación.
II. Nudos de problemas Eso no impide que la proposición anterior pueda interpre-
1. Sobre las relaciones entre certeza y creencia, las modali- tarse y expresarse del siguiente modo: la chance de tener
dades de la experiencia subjetiva, véase Creencia. razón cuando decimos que saldrá un as es de 1/6.
2. Sobre la relación entre la certeza individual y la con-
ciencia del sabio, véase Phrónesis y Pietas; cf. Moral, I. “Probability of chances” y “probability of causes”
Sabiduría, Virtù. Sin duda alguna, desde el decenio de 1650, en que
238 | CHANCE

Pascal, junto con Fermat, inventaba la “geometría Queda claro que, para retomar la imagen de Hume,
del azar” e intentaba enumerar los azares y calcular la probabilidad de las causas se evalúe no al final de
el “reparto” que debe hacerse sobre la apuesta, has- una enumeración, en un sistema de casos que hay
ta fines del siglo XVIII, ambos términos —chance y que inventariar en todas direcciones, sino más li-
probability— habían tenido tiempo de cambiar de nealmente, a la manera en que se labra un camino
sentido. El último capítulo de la Logique de Port-Ro- en una sola dirección. Así como el peso de los casos
yal (parte IV) —de la que Pascal, si no es su autor, analizados interviene en la determinación de la
es, al menos, inspirador— determina, conforme a probabilidad de una causa o de un efecto en una si-
la práctica del “cálculo de las partes”, la probabilidad tuación presente, tomar en cuenta las situaciones
a partir de la esperanza (de una ganancia, si deter- pasadas en una situación de juego (de azar) tiene
minado suceso se produjera). La “probabilidad de menos que ver estrictamente con la probabilidad
un suceso” (encontramos la expresión en la Logique) de chances y constituye un verdadero obstáculo
es entonces la relación de la esperanza sobre la ga- epistemológico para su evaluación.
nancia esperada. En cada etapa de la situación com-
pleja del juego que analiza, Pascal determina la espe- II. Probabilidad subjetiva (chance) y probabilidad
ranza de los jugadores, es decir, la suma que habría objetiva (probability)
que dar a cada uno si el juego se detuviera antes de Pasando esta primera oposición entre la “probabili-
que la suerte designe normalmente al ganador. No ty of chances” y la “probability of causes” y entrando
obstante ello, “esperar” se toma más bien como ver- un poco en contradicción con ella, existe otra que
bo, mientras que la “probabilidad” es tomada gene- ha gozado de una importancia y una fortuna mu-
ralmente, en Pascal y en la Logique, como equivalen- cho mayores, no solamente en las matemáticas sino
te de “azar” y de “chance”. Ya en 1739 Hume había también en el campo de lo religioso, lo económico,
captado los dos grandes ejes en que se dividen am- lo jurídico y lo social; es la que distingue la probabi-
bas nociones cuando no se consideran sinónimos. lidad subjetiva (generalmente llamada chance) y la
El primer eje contrapone la “probability of chances” probabilidad objetiva (generalmente llamada pro-
a la “probability of causes”. Cuando en una situación bability). Price se dio cuenta de que Bayes (An es-
dada es posible construir el sistema entero a partir say…, pp. 24-25) se apartaba de la acepción ordi-
de sus desarrollos posibles y calcular que la situación naria en este punto. Si lanzo el famoso dado de seis
que se contempla se producirá preferentemente a caras, bien equilibrado y no trucado del matemáti-
otra, se habla de “probability of chances”. Así, en la si- co, que presenta una de sus caras al acabar de rodar,
tuación de juego que es el cálculo de las partes, se ha- la probabilidad de obtener un as, como la de obte-
blará tranquilamente de “probabilidad de las chan- ner cualquier otra cara, por cierto, es de 1/6. La pro-
ces”, dado que el entendimiento puede realizar un babilidad parece entonces aplicarse directamente al
inventario aproximado de todos los desarrollos de suceso, aun si no es así y si es una pura ficción liga-
esta situación. El término inglés “chance” traduce per- da al discurso que permite la predicción. Pero si me
fectamente el término pascaliano “azar” (L.E. Mais- encuentro en una situación en la que, al sacar los bo-
trov, Probability theory. A historical sketch, p. 44). letos ganadores y perdedores de una urna, calculo
En cambio, se habla de “probability of causes” en el valor de la relación entre la cantidad de boletos
circunstancias muy diferentes, perfectamente distin- perdedores y la cantidad de boletos ganadores que
guidas por Hume: si un hombre o varios hombres contiene a partir de otros sorteos que ya he efectua-
han sido testigos de una serie más o menos larga de do, aunque fuera una cantidad menor de boletos,
sucesos subsecuentes y similares A1B1, A2B2, A3B3… atribuyo una probabilidad al suceso del sorteo que
AnBn, y si se produce un suceso de tipo A, se pue- voy a realizar con una posibilidad de tener razón o
de calcular la probabilidad de que se producirá el su- de equivocarme. La regla de Bayes establece una re-
ceso B y calcularla utilizando el binomio de New- lación entre la probabilidad de que un suceso tenga
ton; se hablará entonces de “probabilidad de las lugar con la chance de equivocarme cuando la pre-
causas”. Notemos que a partir de un suceso de tipo supongo. Según la expresión de Bayes que retoma
B habríamos podido calcular de la misma forma la Price en su presentación del Essay (p. 16), la regla
probabilidad de que un suceso A lo haya precedido. calcula:
CHANCE | 239

[…] the chance that the probability for the happening dical a una interpretación “subjetiva” de los argu-
of an event perfectly unknown should be between any mentos de la religión natural, que hasta entonces se
two named degrees of probability, antecedently to any habían basado en una interpretación en términos de
experiments made about it. probabilidades objetivas de las analogías (Dios se-
[(…) la chance de que la probabilidad de que ocu- ría para el universo como el arquitecto para la cons-
rra un suceso perfectamente desconocido quede trucción, etc.), resultará particularmente destruc-
comprendida entre dos grados cualesquiera de pro- tor. La “chance de tener razón” hace competir las
babilidad, con anterioridad a cualquier experimen- diversas hipótesis que evalúa; no se conforma con
to realizado sobre este suceso cualquiera].
el examen reducido de una sola analogía, cuyos tér-
minos consideraría quien conjetura sin dar mues-
La chance ya no tiene que ver con el suceso, sino in- tras de la más mínima imaginación. Esta técnica de
directamente con una evaluación que hago de su argumentación, que no siempre se expresa en una
probabilidad. En una situación inicial dada, puedo terminología bayesiana, es la de los Diálogos sobre
decidir situar como me plazca, entre dos grados, la la religión natural de Hume.
probabilidad de que se produzca un suceso: la “chan- El giro de la supuesta perspectiva de re (directa-
ce de tener razón” —traducimos palabra por pala- mente relativa a las cosas) a la perspectiva de dicto
bra “the chance of being right”— cambia por supues- (de la chance) resultará muy eficaz en el campo jurí-
to en función del desarrollo de dicha situación, es dico, especialmente en el del derecho penal. Sin du-
decir, en la medida en que recojo nuevas informa- da, Jacques Bernoulli, que en Ars conjectandi definió
ciones sobre el suceso en consideración. El grado la probabilidad como una fracción de certeza, vio
de chance es calculado por un entendimiento que desde el inicio el interés de las probabilidades para
mide el valor de una decisión en relación con la pro- los cálculos económicos, jurídicos, políticos y socia-
babilidad de un suceso contemplado en una situa- les; pero será la perspectiva bayesiana la que adop-
ción dada o en diversas etapas de esa situación. Cu- tará el utilitarismo de Bentham hasta nuestros días,
riosamente, como en esta nueva función la “chance” así como la de Laplace y de Poisson, la que dará a
difícilmente puede ponerse en plural, un autor co- los cálculos su verdadero valor. Si la sociedad, guar-
mo Price la sustituirá por la palabra odds y hablará diana de las leyes, del orden, de la seguridad, pero
de odds of chance o de odds of probability (An essay…, también de la justicia, está interesada en que un cri-
pp. 84, 92, 94, 98, 100, etc.). El hecho es tanto más men o un delito sean castigados, pueden calcularse
extraordinario cuanto que odds, durante mucho las chances de tener razón en la atribución de dicho
tiempo, fue un vocablo utilizado exclusivamente en crimen o delito a determinada persona a quien se
singular en la lengua inglesa. Si bien odds adquiere apresta a castigar, sin dejar de evaluar, a partir de
entonces decididamente el sentido de “cuota” en una allí, si es justo proceder al castigo (véase el RECUA-
apuesta susceptible de recibir un número cardinal, DRO 1, “To eikós”, en Éidolon).
odd marcó inicialmente lo curioso de un suceso, el
rasgo insólito que lo caracteriza como suceso sin- IV. Probability, chance, expectation
gular y lo vuelve difícil de aparear; lo que, sin em- Es posible que las dificultades que se encuentran a
bargo, no significa que la palabra no se relacione en la hora de traducir los términos probability y chance
parte con la aritmética, ya que suele hablarse de odd provengan de cierta contradicción en el uso de chan-
number (número impar). Por su singularidad, el su- ce: en la primera oposición entre chances y causes,
ceso es inconmensurable pero, contradictoriamen- chance adquiere una acepción esencialmente objeti-
te, con ello adquiere también el estatus de unidad va, ligada a una enumeración de situaciones, en tan-
constitutiva de un número, que conserva su carác- to que en la segunda oposición adquiere el sentido
ter de imperfección, de imparidad, de dificultad pa- subjetivo de relación de valores; el contexto indica-
ra dividirse. rá siempre frente a qué tipo de oposición nos en-
contramos.
III. Importancia de la distinción en los debates No obstante, la noción de expectation, muy simi-
religiosos y jurídicos lar a la de probability y a la de chance, se suma a la di-
Se comprende a partir de esto por qué el cambio ra- ficultad. Si bien lo conveniente en la mayoría de los
240 | CHISTE

casos es evitar traducir expectation por “expectati- terl, libro I, París, Flammarion, “GF”, 1995; Tratado de la na-
va” en contextos donde manifiestamente se habla de turaleza humana, trad. Félix Duque, Madrid, Tecnos, 1977.
——, Dialogues sur la religion naturelle, trad. fr. Malherbe, París,
una evaluación de probabilidades y es preferible ha- Vrin, 1987.
blar de esperanza, hay que reconocer que esta no- Laplace Pierre Simon, marqués de, Mémoire sur la probabilité
ción carece de claridad. Pascal, a quien presentamos des causes par les événements, en Œuvres complètes, t. 8: Mé-
moires extraits des recueils de l’Académie des Sciences de Pa-
como el autor por excelencia de la “probabilidad de
ris, París, Gauthier-Villars, 1891.
las chances”, razona más sobre la esperanza que so- ——, Théorie analytique des probabilités, Courcier, París, 1814.
bre la probabilidad. Sin embargo, queda claro que Maistrov Leonid Efimovich, Probability theory. A historical
se trata de cálculos que tienen que ver precisamente sketch (1967), trad. ing. y ed. S. Kotz, Nueva York y Lon-
dres, Academic Press, 1974.
con el campo de las probabilidades objetivas. Aho-
Moivre Abraham de, The doctrine of chances, Guilford and Lon-
ra bien, las probabilidades subjetivas se caracteriza- don, Frank Cass & Co, Ltd, 1967.
rán más adelante por un uso fundamental de la es- Pascal Blaise, Œuvres complètes, París, Gallimard, “La Pléia-
peranza a partir de la cual la probabilidad es la única de”, 1954; París, Le Seuil, L’Intégrale”, 1963.
Poisson Denis, Recherches sur la probabilité des jugements en
que se define, como vemos en Bayes, que plantea la matière criminelle et en matière civile précédées des règles gé-
probabilidad de un suceso como la relación de la es- nérales du calcul des probabilités, París, Bachelier, 1837.
peranza que se pone en él con la ganancia que se Todhunter Isaac, A history of the mathematical theory of pro-
cuenta obtener si ésta se produce: bability from the time of Pascal to that of Laplace (1865)
(textually unaltered reprinted), Nueva York, Chelsea Publi-
shing Company, 1965.
The probability of any event is the ratio between the
value at which an expectation depending on the ha-
ppening of the event ought to be computed, and the
value of the thing expected upon it’s happening.
[La probabilidad de un suceso cualquiera es la rela- chiste
ción entre el valor con el cual debe estimarse una es- El chiste es una invención de lenguaje, instantánea y ligada
peranza que depende de la producción de este suce- a la ocasión (véase Momento, en particular II, “Kairós”),
so y el valor de la cosa que se espera si se produce.] que involucra a su autor y a la vez se le escapa.
Cada época y cada área lingüística tiene su manera de
Cabe señalar, por último, que la noción de proba- determinar el valor y los rasgos pertinentes del chiste. Se
bilidad subjetiva pudo generarse en una lengua que encontrarán en Ingenium los elementos de una compara-
permite esta formulación complicada por medio ción entre la tradición greco-latina, clásica, humanista y
de gerundios propiamente intraducibles al francés barroca, para la cual el chiste es antes que todo el índice de
(véase Inglés) o al español aun cuando, unos años dones naturales (euphyía [ε φυ α] gr.), el “espíritu” fran-
después de ese nacimiento, los matemáticos conti- cés (véase también Francés), y la tradición anglosajona
nentales tratarán esta noción con la misma facili- del wit y del Witz (a partir de wissen, “saber”).
dad que los matemáticos ingleses. La primera tradición privilegia el aspecto retórico y po-
Jean-Pierre CLÉRO lítico: véase, para el griego y el latín, Comparación (el grie-
go designa la buena palabra con asteion [ἀστεῖον], a partir
Bibliografía de asty [ στυ], “la ciudad”; cf. recuadro 1, “Recordatorio…”,
Bayes Thomas, An essay towards solving a problem in the doctri-
sobre la metáfora) y, para el italiano, Argutezza, Conce-
ne of chances, 1763; Essai en vue de résoudre un problème de
la doctrine des chances, ed. bilingüe, trad. fr. J.-P. Cléro, en tto; cf. Civiltà y Sprezzatura; pone el acento en la in-
Cahiers d’Histoire et de Philosophie des Sciences, núm. 18, vención y la astucia (véase Metis, y el juego de palabras de
Belin, 1988. Ulises descrito en el recuadro 1; así mismo, en árabe: véa-
Bernoulli Jacques, Ars conjectandi (opus posthumum), Thurni-
siorum Fratrum, Basilea, 1743. Pars quarta (tradens usum &
se recuadro 1, “hads” en Ingenium; cf. TalaṬṬuf).
applicationem praecedentis Doctrinae in Civilibus, Moralibus La segunda insiste en la ruptura lógica y la relación con
Oeconomicus), pp. 210-239. el sinsentido: véase Nonsense y Absurdo. El inglés es par-
Hacking Ian, The emergence of probability. A philosophical ticularmente rico en matices: wit, humour, joke, pun (véa-
study of early ideas about probability, induction and statisti-
cal inference, Cambridge up, 1975. se recuadro 2, “Wit and/or humour”, en Ingenium).
Hume David, A treatise of human nature, ed. Selby-Bigge, Ox- La tematización contemporánea del chiste está ligada a
ford, Clarendon Press, 1978; trad. fr. P. Baranger y P. Sal- Freud, para quien el Witz es, con el sueño, una de las vías
CIVIL RIGHTS | 241

de acceso privilegiadas al inconsciente (véase Inconscien- estas redes a partir del al. Geisteswissenschaften. Véase
te). Se ha tratado el Witz freudiano a la vez en Ingenium también Secularización.
(IV) y en Nonsense (IV) y, en su relación con el significan-
te y la manera como lo retomó Lacan, en Significante / behaviour, epistemología, estructura, luz, moral,
Significado (V). multiculturalismo, praxis.

alma / espíritu, gemüt, genio, logos, manera,


palabra
CIVIL RIGHTS | inglés
español derechos civiles, derechos cívicos
francés droits civils, droits civiques
ciencias humanas
El sintagma ciencias humanas o ciencias del hombre es una derecho, y civiltà, estado de derecho, judicial
particularidad francesa inscrita en el discurso filosófico review, law, menschheit, política, sociedad civil
(donde se propone hacer una “epistemología de las cien-
cias del hombre”) y en los dispositivos institucionales (“De- La expresión civil rights puede traducirse a la vez por “de-
partamento de las ciencias del hombre y de la sociedad” en rechos civiles” y por “derechos cívicos”. En el primer caso,
el cnrs, Maison des Sciences de l’homme (Casa de las Cien- en realidad se hace referencia a las clasificaciones usuales
cias del hombre). Su origen está en una inversión de una de los derechos que distinguen los derechos civiles (como
oposición teológica: luego de haber opuesto “ciencia del la propiedad) de los derechos políticos o de los derechos
hombre” y “ciencia de Dios” (lo que quiere decir que la ca- sociales. En el segundo caso, más bien se hace referencia al
pacidad humana finita es comparada a una capacidad divi- sentido adquirido por los Civil Rights en el curso de los gran-
na infinita de conocimiento del mundo), se opondrá “cien- des movimientos estadunidenses de los años 1950 y 1960,
cia del hombre” y “ciencia de la naturaleza”. Los orígenes cuyo principal objetivo era poner fin a la segregación racial
de esta inversión pueden encontrarse especialmente en y, de modo más general, a las discriminaciones de las que
Malebranche (Prefacio de la Recherche de la vérité [Investi- eran víctimas las minorías.
gación de la verdad], 1674). Lo que está en juego funda-
mentalmente es la articulación de las dimensiones biológi- Si queremos comprender por qué la lengua inglesa
cas, psicológicas y sociológicas del “fenómeno humano”. El habla aquí de derechos civiles cuando éstos inclu-
término antropología (hasta una fecha reciente siempre yen el derecho al voto, o aun de derechos cívicos (i.e.
acompañado en francés de un adjetivo: antropología física, los derechos del ciudadano) ahí donde cabría ima-
cultural, social, filosófica…) adquiere por esta razón una ginar que están en juego los derechos humanos
función arquitectónica sólo en los títulos de obras singula- (Rights of Man o Human Rights), hay que remitirse
res, en tanto que toma de posición doctrinal y no como a la historia constitucional estadunidense. Tras la
norma institucional. Véase Historia universal; cf. Cul- guerra de secesión, Estados Unidos había adoptado
tura, Humanidad. tres enmiendas a la constitución que debían poner
Sucede de otro modo en alemán, donde el término de fin a la esclavitud y sus secuelas. La 13a. enmienda
Geisteswissenschaften traduce la pregnancia de una con- abolía la esclavitud; la 14a. fundaba la ciudadanía
cepción filosófica del “espíritu objetivo”, con o sin oposición sobre el derecho de suelo (ius soli) y prohibía a los
metodológica entre “comprensión [Verstehen]” y “explica- estados “restringir los privilegios e inmunidades de
ción [Erklarën]”. Sucede igualmente otra cosa en anglo- los ciudadanos de Estados Unidos”, privar “a cual-
americano, donde anthropology es corriente y universal, quier persona de la vida, la libertad y la propiedad
estando social science orientado hacia las aplicaciones prác- sin el beneficio de las protecciones a que obliga el
ticas del saber sociológico y económico, y human sciences derecho [without due process of Law]” o “negar a
(por oposición a humanities, conjunto de disciplinas “lite- cualquier persona [to any person] según su jurisdic-
rarias”) netamente orientado hacia la consideración del ser ción la equitativa protección de las leyes”; por últi-
humano en sus aspectos médicos y de su medio ambiente; mo, la 15a. protegía el derecho de los ciudadanos
o en italiano, donde las scienze umanese se distinguen de estadunidenses a votar, contra toda restricción ba-
las scienze morali. Se encontrará explorado el conjunto de sada en motivos “de raza, de color o de condición
242 | CIVILIDAD

anterior de esclavitud”. Ahora bien, la evolución ju- Sobre la relación más general con lo político y con el pro-
rídica y política de Estados Unidos había llevado a greso véase Civilización.
despojar a las enmiendas de gran parte de su sus-
tancia debido a la segregación racial y a diversos ar- behaviour, cultura, ingenium, chiste, prudencia
tificios destinados a privar a los negros de su dere-
cho de voto bajo diversos pretextos (literacy test,
etc.): la Civil Rights Act de 1875, cuya finalidad era
prohibir la discriminación racial en cuanto a los
derechos públicos, había sido declarada inconstitu- civilización
cional en un fallo de 1883, Civil Right Cases. En la Civilización es una palabra que aparece en el siglo xviii (Mi-
medida en que la lucha contra las discriminaciones rabeau el Viejo, L’ami des hommes, 1758) para designar de
apuntaba a restituir el alcance de estos derechos de manera dinámica lo que civilidad designaba de manera “es-
los ciudadanos estadunidenses y no simplemente a tática” (véase Civilidad): la civilización es un proceso por
garantizar los derechos de las personas, apoyándo- el que los hombres se vuelven “civiles” y se alejan de la pri-
se en la nueva orientación liberal de la Corte Supre- mitiva barbarie a través de la suavización de sus costum-
ma, era natural que se presentara como movimiento bres y el establecimientos de lazos “cívicos” entre ellos.
en pro de los derechos cívicos: no se trataba solamen-
te de garantizar los derechos humanos sino también I. “Civilización” (esp.), “Civiltà” (it.), “Zivilisation” (al.)
de lograr que los negros estadunidenses fueran re- Elegimos privilegiar aquí:
conocidos como ciudadanos de pleno derecho.
Philippe RAYNAUD 1. La reflexión italiana sobre la Civiltà, término único para
designar lo que el español llama civilidad y civilización (cf.
Bibliografía Sprezzatura y Virtù).
Robel Lauren y Elizabeth Zoller, Les états des noirs, París, puf,
2. La distinción alemana entre Kultur y Zivilisation, que
“Béhémoth”, 2000.
se aborda en Bildung (véase Cultura).

II. Civilización y política


Sobre la relación con lo político y lo civil/cívico, véase So-
civilidad ciedad civil. Más particularmente:
Civilidad proviene del latín civilitas, que designa en primer
lugar todo aquello que tiene que ver con la ciudad, civitas, – para la noción de comunidad política griega y sus lazos
y el ciudadano, civis: civilitas es, por ejemplo, el término es- con la humanidad del hombre véase Polis y Logos (en
cogido por Quintiliano (II, 15, 25) para traducir he politiké part. II, A); sobre la “barbarie” véase el recuadro 1,
[ πολιτική] de Platón. Sólo que la palabra latina designa “Qu’est-ce qu’un barbare…?”, en Traducir);
también un cierto tipo de relaciones, suavizadas y ennoble- – sobre la civitas latina véase Lex;
cidas, entre los hombres (clementiae civilitatisque, “su cle- – sobre la civil society, véase Liberal, y la diferencia po-
mencia y su cortesía”, dice Suetonio [Augusto, 51, 1]: véa- litics/policy, que se aborda en Política.
se Menschheit, y el recuadro 1 sobre la humanitas latina;
cf. Perdonar. Véase también Derecho, Justicia y Ley.
En el siglo xviii la “civilidad” se convierte así en sinóni-
mo de la “cortesía”, con matices variables según los autores. III. Civilización y progreso
Aquí estudiamos esencialmente: Sobre la relación con progreso véase Corso, Historia,
Historia universal, Perfectibilidad, Progreso, Secu-
1. La reflexión italiana sobre la civilidad y la cortesía: véa- larización; cf. Destino, Glück, Menschheit.
se Civiltà, “civilidad/civilización”, y Civilización, Spre-
zzatura. cultura
2. La forma en que la “civilidad” se sigue entendiendo
en la “sociedad civil”: véase Sociedad civil.
CIVILTÀ | 243

CIVILTÀ | italiano por excelencia, la Urbs. Por otra parte, en el campo


semántico del griego constatamos la misma conste-
español civilidad, civilización
lación de sentidos. Civitas corresponde a polis [πό
francés civilité, civilisation
griego asteiosyne [ἀστειοσύνη]; paideia [παιδεία],
λις], civis a polites [πολίτης], civilis a politikós [πολιτι
politeia [πολιτεία] κός] (este vocablo significa “relativo a los ciudadanos”,
inglés civility, civilization “relativo al Estado”, así como “capaz de vivir en so-
italiano cortesia, urbanità, gentilezza, buona creanza ciedad”, “sociable”). Asty [ στυ], por otra parte, desig-
latín civilitas, urbanitas na, al igual que urbs, la ciudad [ville], en oposición al
civilidad, civilización, y bildung, estado, campo, y a menudo, empleado sin artículo, Atenas.
ingenium, chiste, polis, sprezzatura El adjetivo asteios [ἀστεῖος], “de citadino”, califica
“aquello que es de buen gusto, cultivado, elegante”,
y, hablando del lenguaje y del estilo, “fino, espiritual”
En español (y en francés), dos palabras diferentes, “civili- (los asteia son las “buenas palabras”). Vale la pena se-
dad” [civilité] y “civilización” [civilisation] corresponden ñalar aquí que la palabra francesa “politesse” no de-
respectivamente a dos nociones distintas, mientras que en riva, como se cree a menudo, del griego polis, sino
italiano una sola palabra, civiltà, abarca un campo semánti- del italiano polito (“liso, limpio”), que a su vez deri-
co amplio que integra lo que en español, y en francés, está va del latín politus (“alisado, limpiado, por efecto del
diferenciado. Lo que haremos aquí será, si no dar las razo- pulido”). Encontramos esta dualidad en las palabras
nes de esta divergencia a partir de un origen común (el la- italianas, francesas y españolas de la raíz latina.
tín civis y sus derivados), cuando menos intentar mostrar En el italiano actual, según las definiciones de los
cómo la reflexión sobre esta proximidad y esta distancia ter- diccionarios, por ejemplo el Grande dizionario della
minológicas abre perspectivas sobre la manera en que las lingua italiana (Milán, UTET), civiltà (antiguamen-
sociedades occidentales concibieron su destino histórico. te civilità) designa, por un lado, “la condición de un
pueblo que ha alcanzado cierto grado de progreso
I. Articulación de lo político y de lo ético técnico y espiritual”, “el conjunto de las conquistas
Las palabras civiltà en italiano, civilidad y civilización alcanzadas por el hombre en el terreno político, so-
en español y civilité y civilisation en francés, tienen cial y cultural”, “el conjunto de las manifestaciones
una etimología común, el latín civis (“miembro libre de la vida material, social, moral, de un pueblo en
de una ciudad, ciudadano”), su derivado abstracto un momento dado de su historia”. En las dos pri-
civitas (“condición de ciudadano, conjunto de ciu- meras definiciones (la última es moderna), la pala-
dadanos, ciudad”), el adjetivo civilis (“de ciudada- bra es utilizada ya por Le Tasse. Vico habla de “leyes
no, civil; que atañe al conjunto de los ciudadanos, propias para domesticar a un pueblo bárbaro, con
político; que conviene a los ciudadanos; popular, el fin de conducirlo ad un’umana civiltà” (La scienza
afable, benévolo, suave”), civilitas (“calidad de ciuda- nuova, 1744, § 100), pero de modo general emplea
dano, sociabilidad, cortesía”), el adverbio civiliter de preferencia la palabra umanità, que en él no de-
(“como ciudadano, como buen ciudadano; en las signa a la especie humana, sino a la vez el proceso
formas legales; con moderación, con suavidad”). por el cual las naciones, de “bárbaras” que eran, se
En todos estos usos cabe observar la doble conno- convierten en “plenamente humanas”, y el resultado
tación, por un lado política, que remite al tipo par- final de ese proceso. Por otra parte, civiltà designa
ticular de organización de la vida en común que es un comportamiento que caracteriza a la vida social,
la ciudad antigua, y por el otro moral y psicológica, el de “una persona cultivada, educada, de sentimien-
que remite a la suavización de las costumbres que tos elevados”. La palabra es en este caso sinóni-
se espera que produzca la vida en ciudad. El segun- mo de cortesia, de urbanità, de gentilezza, de buona
do sentido lo expresa también el término urbanitas, creanza.
que hace alusión a la urbs, la ciudad [ville] en su rea- La comparación con el francés es instructiva. En-
lidad concreta, entendida como lugar de contacto contramos civilité por primera vez en el siglo XIV,
permanente entre los individuos, gracias al cual las en la traducción de la Ética de Aristóteles de Nico-
maneras y el lenguaje pierden su “rusticidad” (de las Oresme, donde se define como “la manière, or-
rus, el campo), siendo Roma en este caso la Ciudad donnance et gouvernement, d’une cité ou commu-
244 | CIVILTÀ

nauté [la manera, el ordenamiento y gobierno, de tion en Europe (1828) la civilización es un “hecho”,
una ciudad o comunidad]” (l. II, cap. 1, glosa 9). “un hecho como cualquier otro, susceptible de ser
Aquí la palabra conserva su significado latino pri- estudiado, descrito, relatado”, aunque también un
mero, que es político. Pero muy pronto, a partir del hecho que no es como cualquiera, puesto que es “un
siglo siguiente, debido a un deslizamiento que ya se hecho de progreso, de desarrollo”, de manera que
encontraba en el latín, como vimos, el sentido se —agrega Guizot— “la idea de progreso, de desarro-
vuelve moral y psicológico, designando una cierta llo, me parece que es la idea fundamental conteni-
calidad de relaciones entre los miembros de una co- da en la palabra civilización”.
munidad. Furetière, en su Dictionnaire universel Émile Benveniste demostró que civilité, por su
(reed. SNL-Le Robert, 1978), define así la civilité co- desinencia, es un término estático y, por esa razón,
mo “una manera honesta, suave y cortés, de actuar, ya no bastaba para expresar la concepción que co-
de conversar juntos”, y un siglo después, para la En- menzó a imponerse en la segunda mitad del siglo
cyclopédie de Diderot y d’Alembert, “la civilidad y XVII, de un proceso temporal seguido por la socie-
la cortesía constituyen un cierto decoro en las ma- dad humana y orientado en el sentido de un pro-
neras y en las palabras, tendientes a agradar y a mar- greso general, y que civilisation, por su desinencia
car la consideración que tienen unos por otros”. La en -isation, correspondía mejor, por su forma mis-
palabra conservó ese sentido posteriormente, pero ma, al aspecto dinámico de ese proceso. Así se ex-
era cada vez menos empleada. Civilité, palabra “en- plica la facilidad con que los hombres de fines del
vejecida [vielli]”, dicen los diccionarios (por ej. Le Siglo de las Luces adoptaron el neologismo del mar-
Petit Robert). Hoy por hoy, no obstante, constata- qués de Mirabeau. No obstante, cabe destacar la re-
mos cierto renovado interés por el término, que ex- sistencia significativa de Samuel Johnson, en Ingla-
presa mejor su alcance “ciudadano” (la palabra ci- terra, que en 1772, como cuenta su biógrafo Boswell,
toyen [ciudadano] es ahora, contrariamente al uso no quería admitir en su famoso Diccionario la pala-
clásico, susceptible de un empleo adjetivo que tiende bra civilization porque civility era suficiente, según
a sustituir a civique [cívico]) por la necesidad que se decía (The life of Samuel Johnson [1791], R.W. Chap-
experimenta de un retorno a una mínima cortesía. man [ed.], 1970, p. 466).
Podría decirse que la lengua italiana concuerda
II. Cuando “civilización” se separa de “civilidad” con Johnson, ya que conservó civiltà en el sentido
La cuestión es saber cuándo y cómo, además de por de civilité y de civilisation, como ya vimos. De uso
qué, apareció en la lengua francesa la palabra civili- menos frecuente, la palabra incivilimento expresa el
sation, tan cercana a civilité, por su forma y etimo- movimiento dinámico del cual la civiltà es resulta-
logía, pero con un sentido diferente, mientras en ita- do. Civilizzazione, calcada del francés civilisation, se
liano la misma palabra civiltà sigue expresando un introdujo en el italiano a principios del siglo XIX, y
contenido semántico que el francés divide. la encontramos en Manzoni y en Leopardi, pero no
La historia de la palabra francesa es bien conoci- se impuso realmente, por razones reveladoras. Ha-
da. Si admitimos que ese sustantivo aparece por pri- cia 1860, por ejemplo, Ugolini escribe: “Civilizza-
mera vez en un texto del marqués de Mirabeau, L’a- tione; dejemos esa palabra a los franceses, conten-
mi des hommes ou Traité de la population (1757), es témonos con nuestro incivilimento, de costume o
interesante señalar que en la escritura de este autor vivere civile, de la civiltà. Estas palabras las poseemos
el neologismo sigue teniendo un sentido similar a desde un tiempo en que los franceses no poseían ni
civilité, ya que Mirabeau escribe en otro sitio que siquiera la palabra civilisation, ni el estado que co-
“la civilización es la suavización de las costumbres, rresponde a dicha palabra” (Filippo Ugolini, Voca-
la urbanidad, la cortesía y los conocimientos difun- bolario di parole e modi errati, p. 86). Esta observa-
didos de manera que se observe el decoro y tengan ción, evidentemente polémica, está inspirada por el
lugar leyes del detalle” (L’ami des femmes ou Traité de nacionalismo exacerbado de los italianos en esa épo-
la civilisation, proyecto de libro). Es un poco más tar- ca, pero está también vinculada con una corriente de
de cuando civilisation adquiere el sentido que con- pensamiento más antigua, cuyo equivalente encon-
servó en el francés, cuya definición podemos pedir tramos en Alemania. Es Francia, patria de la Ilustra-
a Guizot. Para el autor de la Histoire de la civilisa- ción, y luego madre de la Revolución, la que está en
CLAIM | 245

entredicho. Se le reprocha su expansionismo políti- ment tous les mots françois tant vieux que modernes, & les
co, ideológico, lingüístico y, más profundamente, su termes de toutes les sciences et des arts, La Haya, Arnout &
Renier Leers, 1690, reed. 1694, 1737, reimp. 3 vols., Gine-
racionalismo seco, su concepción de progreso basa- bra, Slatkine, 1970, y Le Robert, 1978.
da únicamente en valores científicos, técnicos y eco- Grande dizionario della lingua italiana, Milán, utet, 1961-.
nómicos; su pérdida del sentido de los valores his-
tóricos, de la tradición, de las raíces populares. La
civiltà italiana, por su parte, remite, si no a la antigua
Roma, cuando menos al Renacimiento, periodo en
que Italia fue un modelo para toda Europa. Está car- CLAIM | inglés
gada de valores humanistas y se manifiesta en todos
español pretensión, reclamo, reivindicación, afirmación
los ámbitos, desde la política y la moral hasta la esté-
alemán Anspruch
tica. Menos volcada hacia el futuro que hacia cierto francés exigence, revendication
pasado considerado como modelo, exento de hybris
[arrogancia], pone el acento en el perfeccionamien- exigencia, y deber, derecho, inglés, law, poder, voz
to del hombre en tanto que individuo, y más aún
en tanto que ser social (de ahí la dimensión tan im- Proveniente del francés antiguo clamer (en latín clamare,
portante de la “civilidad” [civilité] en la noción de del mismo campo semántico que clarus: “claro”, “fuerte”),
civiltà, dimensión que perdió la palabra francesa ci- to claim quiere decir en primer lugar, según los usos litera-
vilisation), más que en el ámbito de la naturaleza. rios más antiguos que han sido documentados, “llamar, gri-
Alain PONS tar, clamar” (calling loudly). No obstante, el verbo to claim
y el sustantivo claim no tienen hoy en día un equivalente en
Bibliografía principal francés. Las traducciones francesas más comunes de claim,
Benveniste Émile, “Civilisation: contribution à l’histoire du mot”, “revendication, réclamation, prétention”, poseen todas una
en Problèmes de linguistique générale, París, Gallimard,
tonalidad si no peyorativa, por lo menos negativa, como si
1966, t. I; Problemas de lingüística general, trad. Juan Alme-
la, México, Siglo XXI, 1997. la demanda expresada en claim necesitara de un suplemen-
Boswell James, The Life of Samuel Johnson [1791], R.W. Chap- to adicional de justificación (prueba de ello es la expresión
man (ed.), Londres-Oxford-Nueva York, Oxford UP, 1970; “revendication légitime”). Ahora bien, en sus primeros usos
trad. J.P. Le Hoc, París, Gallimard, 1970; Vida de Samuel
Johnson; trad. Miguel Martínez-Lage, Barcelona, Acantila-
jurídicos o políticos claim presenta por el contrario una de-
do, 2008. manda en cuanto justificada en la naturaleza, si no en el de-
Febvre Lucien, “Civilisation. Le mot et l’idée”, en Civilisation. recho, y podría traducirse adecuadamente por “título”. Re-
Évolution d’un mot et d’un groupe d’idées, Première Semaine sulta necesario, pues, explorar la compleja relación entre
Internationale de Synthèse, 2o. fascículo, París, 1930.
Guizot François, Histoire de la civilisation en Europe [1828], claim y right (derecho); noción que tal como observa Mac-
París, Hachette, “Pluriel”, 1985; Historia de la civilización en Intyre surge tardíamente y de la cual claim (el reclamo fun-
Europa, Madrid, Alianza, 1990. dado en una necesidad) constituye tal vez una forma pri-
Mirabeau Victor Riqueti, marqués de, L’ami des hommes ou
mera, planteando así el problema del derecho en sí mismo.
Traité de la population [1757].
Oresme Nicolas, Le Livre des Éthiques d’Aristote, A.D. Menut Este uso jurídico se ha perpetuado hasta en las discusiones
(ed.), Nueva York, G.E. Stechert, 1940. anglosajonas contemporáneas sobre la filosofía del dere-
Starobinski Jean, “Le mot civilisation”, en Le temps de la réfle- cho, de la cual constituye una de sus especificidades.
xion 1983, París, Gallimard, 1983, t. IV.
En los siglos xix y xx, claim pasó del ámbito político y
Ugolini Filippo, Vocabolario di parole e modi errati, Nápoles, G.
De Stefano, 1860. jurídico al de la teoría del conocimiento, y luego, de mane-
Vico Giambattista, La scienza nuova [1744], en Opere, A. Bat- ra más general, al de la filosofía del lenguaje. De este mo-
tistini (ed.), Milán, Mondadori, 1990; trad. fr. A. Pons, Fa- do, claim deviene una “pretensión de conocimiento” y pos-
yard, 2001; Ciencia nueva, trad. Rocío de la Villa, Madrid,
teriormente una “tesis”. El uso del término plantea en
Tecnos, 1995.
principio el problema proveniente del empirismo inglés —y
Bibliografía de consulta posteriormente retomado por Kant— de la legitimidad del
D’Alembert Jean Le Rond y Denis Diderot, Encyclopédie ou dic- conocimiento, de mis pretensiones a conocer (claims to
tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, París,
Briasson, 1751-1780, nueva ed. facsimilar, Stuttgart-Bad
know) y a decir. Existe un equivalente en alemán (Ans-
Cannstatt, Frommann, 1966-1988. pruch) pero ninguno en francés. Finalmente, claim, tal co-
Furetière Antoine, Dictionnaire universel, contenant générale- mo aparece en Cavell (The Claim of Reason), se convierte
246 | CLAIM

en una “afirmación” que uno debe sostener y reivindicar De este modo se plantea el problema del estatus de
(my claim is). las reivindicaciones (¿o títulos?) de propiedad, el
cual ha pasado a ocupar un lugar central en la refle-
I. “Claim”: demanda jurídica y política xión jurídica y política anglosajona: claim es reivin-
dicación y título de propiedad acerca de un objeto
A. “Claim about”, “claim to”: reivindicación de algo que legítimamente ya me pertenece. Resulta digno
que es debido, reivindicación de un derecho de atención, por cierto, el hecho de que el uso del
Claim, al igual que el verbo asociado to claim, desig- término haya adquirido una extensión concreta pre-
na la demanda de algo en cuanto debido: “Not to beg cisamente en el momento en que los pioneros lle-
and accept as a favor, but to exact as due.” Claim se varon a cabo la conquista de nuevas tierras. De es-
traduce en consecuencia por “exigencia” o “título”. ta manera, en Estados Unidos y en Australia, claim
Sin embargo, dicha traducción supone la cuestión de designa una parcela adquirida por ocupación (y no
la legitimidad de la demanda, mientras que claim otorgada ni heredada), por ejemplo, por aquellos
no adquiere un sentido jurídico (y filosófico) hasta que explotan una mina. Este sentido “local” esta-
la aparición —aparentemente más tardía— del tér- dunidense de claim, del territorio adquirido en la
mino right. Su sentido cobra entonces mayor espe- conquista, sustenta una cierta concepción de la rei-
cificidad: “assertion of a right to something” (Oxford vindicación de los derechos de propiedad como
Dictionary). Se desarrolla entonces todo un vocabu- fundamentales, y quizás también de los derechos
lario jurídico en torno a claim, tal como lo demues- en general como una (re)toma de posesión de un
tra la variedad de expresiones existentes: lay a claim, territorio para sí (al territorio reivindicado por los
make a claim, enter a claim. pueblos originarios en cuanto primeros ocupantes
Vemos que la evolución de los usos de claim pre- se lo llamará Indian claim). Se precisa así un senti-
senta problemas esenciales que tienen que ver con do de claim to a right: exijo lo que es mío y lo que
la naturaleza del derecho. Claim designa en sus orí- siempre ha sido mío.
genes una demanda fundamental, la satisfacción de Es evidente que cierta concepción de la reivindi-
una necesidad física o la recuperación de un bien vi- cación se apoya sobre estos sentidos primitivos de
tal que nos ha sido arrebatado (este uso es el que en- claim y que, lejos de haberse desvanecido o integra-
contramos en Shakespeare: en King John, uno claim do en el seno de right, el término sigue compitien-
a su mujer cuando ésta ha sido arrebatada por otro). do de alguna manera con este último. Podemos ver
Pero esto implica la cuestión de la naturalidad y de las consecuencias de este hecho en las numerosas
la posesión del derecho. discusiones recientes en torno a las tesis formuladas
por W. N. Hohfeld en Fundamental Legal Concep-
Una razón de por qué las reivindicaciones acerca de tions (1919), donde claim se convierte en el dere-
[claims about] los bienes necesarios para la activi- cho por excelencia, definido como privilegio o in-
dad racional son tan diferentes de las reivindicacio- munidad, “perímetro de protección” (cf. J.Y. Goffi,
nes a [claims to] la posesión de derechos es que las Le philosophe et ses animaux). Un “derecho-claim”
segundas, a diferencia de las primeras, presuponen es más que un derecho simple, ya que no se refiere
la existencia de un conjunto de reglas socialmente
a la mera permisión de realizar un acto (tolerancia)
establecidas […], la existencia de tipos concretos de
ni tampoco a la prohibición de impedir que alguien
instituciones o prácticas sociales es una condición
necesaria para que la noción de reivindicación a la lo realice (derecho), sino que conlleva la obligación
posesión de un derecho [claim to the possession of a para la sociedad de hacer respetar el claim, de hacer
right] constituya un tipo inteligible de actuación hu- que el acto sea posible. El teórico de la norma, Von
mana. […] Fuera de cualquiera de tales formas so- Wright, demuestra así en Norm and Action (pp. 86
ciales, plantear la reivindicación a un derecho [the ss) que la lógica deóntica no puede funcionar según
making of a claim to a right] sería como pedir cobrar dos términos contradictorios A/no A, por ejemplo,
un cheque en un orden social que ignorara la insti- prohibido/autorizado, sino que es necesario plan-
tución de la moneda. tear un tercer término: un grado suplementario de
A. MacIntyre, Tras la Virtud, la autorización o del derecho, que es la reivindica-
trad. A. Valcárcel, p. 94 [mod.]
ción, es decir, claim. Claim, lejos de haber sido ab-
CLAIM | 247

sorbido por la idea de derecho, sería más bien una Aquel que detenta el poder no es un legislador sino
radicalización; esto explica la forma protestataria y más bien un simple representante de la ley (execu-
territorial que adquieren (¿tal vez demasiado?) fre- tor) y únicamente tiene derecho a la obediencia en
cuentemente los asuntos de derecho(s) cuando tie- cuanto tal; no puede reivindicarla para sí mismo:
nen estatuto de claim.
[…] allegiance being nothing but an obedience accor-
B. “Claim on”: Locke o sobre la posible ilegitimidad ding to law, which, when he violates, he has no right
del “claim” político to obedience, nor can claim it otherwise than as the
Volvemos a encontrar esta dimensión radical, po- public person vested with the power of law.
sesiva, en otro uso de claim, en el sentido de la rei- [(…) al no ser la fidelidad otra cosa que la obediencia
vindicación de un “poder sobre” (claim on) alguien. según la ley, si ese hombre la viola, no tiene derecho
El sentido político de claim no existe ni en Hume ni a la obediencia, ya que únicamente puede reivindi-
en Hobbes, mientras que sí aparece profusamente en carla en su condición de persona pública investida
con el poder de la ley.]
Locke. En Hume, el right (por ejemplo, el de pro-
Ibid., § 150.
piedad, o el del soberano sobre sus súbditos) está
ligado a un acuerdo convencional que no posee ma-
yor fundamento que el uso y la costumbre (custom). De esta manera, la teoría de Locke puede interpre-
Locke, por el contrario, denomina claim a la auto- tarse como un intento de integrar claim al ámbito
ridad reivindicada del poder político sobre el súbdi- del derecho y de subordinar la reivindicación del
to y la distingue de la autoridad paternal. “Govern- poder a la ley natural. Esto es lo que, según él, de-
ments claim no power over the son because of that they termina la posibilidad del pueblo de rechazar la au-
had over the father [los gobiernos no reclaman po- toridad. Un mal príncipe, aquel que reivindicara el
der político alguno sobre el hijo por el hecho de que poder sin atenerse al derecho, como una prerroga-
lo tuvieran sobre el padre]” (Second Treatise, § 118). tiva que le perteneciera por derecho dada su fun-
Allí detectamos la idea del claim on, a través de ción (“claims that power without the direction of the
la cual se aplica el concepto originario de claim a la law, as prerogative belonging to him by right of his
persona, aunque —ésta será la característica de Lo- office”, ibid., § 164), daría ocasión al pueblo de
cke y de sus herederos— redefiniéndolo. La reivin- “claim their right and limit that power [de reivindi-
dicación del poder sobre el súbdito debe siempre car su propio derecho (un derecho independiente
explicitarse y justificarse en términos de derecho na- de la autoridad) y limitar el poder (del príncipe)]”.
tural: esta justificación es la que precisamente per- Claim necesita pues, un right, y se convierte así no
mite referirnos a ella como claim y no como auto- ya en fundamento u origen, sino en reivindicación,
ridad natural. Es así como en Locke un claim puede la cual debe ser fundada.
ser ilegítimo, reivindicado sin el consentimiento del Es así como nos topamos por primera vez en
pueblo y en contra de sus intereses, e incluso es en Locke con el curioso verbo disclaim (§ 191): puedo
este sentido en el que Locke utiliza el término la des- reivindicar, poner en tela de juicio mi perte-
mayor parte del tiempo. nencia a la comunidad regida por la ley y retirarme
de ella (quedaría uno entonces fuera de su jurisdic-
If anyone shall claim a power to lay and levy taxes on ción y perdería los derechos inherentes a esta perte-
the people by its own authority, and without consent nencia). De allí la posterior aparición de la expresión
of the people, he thereby invades the fundamental law to issue a disclaimer, simétrica de to enter a claim,
of property, and subverts the end of government que significa “rechazar una responsabilidad”, o tam-
[El énfasis es de la autora]. bién, “renunciar a un derecho”, y en consecuencia,
[Quien reivindicase para sí el poder de gravar im- al hecho de pertenecer. Mediante y en claim se pre-
puestos a la población, y los cobrase por su propia senta en consecuencia un problema doble: el del fun-
autoridad y sin el consentimiento de esta última, damento de la autoridad, del título, y el del recono-
violaría la ley fundamental de la propiedad y sub- cimiento de dicha autoridad por los súbditos; de este
vertiría la finalidad del gobierno.] modo pasamos de la cuestión política a la cuestión
Ibid., § 140.
más general de la comunidad.
248 | CLAIM

II. “Claim”: demanda de conocimiento dad es siempre una búsqueda de la base sobre la que
El problema de la autoridad, de la reivindicación de ésta puede establecerse, o ha sido establecida.
poder, pasa del ámbito político al del conocimiento y Cavell, Reivindicaciones de la razón,
trad. esp. D. Ribes Nicolás, p. 58 [mod.]
de la argumentación, pero el problema epistemoló-
gico nunca deja de estar sustentado por la cuestión
política. Cavell, en The Claim of Reason [Reivindica- Los problemas jurídico y gnoseológico que suscita
ciones de la razón], ha explorado esta transferencia claim se transforman en una interrogación sobre
semántica y ha desarrollado de forma notable la re- nuestros criterios comunes, sobre lo convenido en
lación entre lo jurídico y lo cognitivo, y posterior- el lenguaje.
mente con lo lingüístico.
El concepto cognitivo, al igual que su ancestro Al hacer la observación de que la indagación filosó-
político, surge de las discusiones del empirismo. fica de nuestros criterios es una búsqueda de comu-
¿Cuál es la pregunta que plantea el empirismo y, nidad, estaba contestando de hecho a la segunda
correlativamente, el escepticismo? Aquella que pre- pregunta, que había descubierto a la vista de la pre-
gunta por la legitimidad, por el derecho del cono- tensión [claim] de hablar en nombre del “grupo” –
la cual puede plantearse de la siguiente manera: ¿có-
cimiento. ¿Qué es lo que nos permite decir que
mo pude haber sido partícipe del establecimiento
conocemos? Hume examina nuestra pretensión a de los criterios, cuando no reconozco haberlo he-
conocer por razonamiento a partir de la experien- cho ni tampoco sé cuáles son?
cia (cabe destacar que cuando en el Ensayo sobre el Ibid., p. 60 [mod.]
entendimiento humano pregunta: “¿cuál es el fun-
damento de todas las conclusiones a partir de la Se trata de mi pertenencia a la comunidad del len-
experiencia?” no utiliza claim sino pretension). “Pre- guaje pero también de mi representatividad: ¿de
tendemos” conocer, pero ¿con qué derecho? La pre- dónde me viene este derecho o esta pretensión (claim)
gunta fue retomada por Kant, en cuya obra pode- de hablar por otros? Según Cavell, esta misma pre-
mos identificar el surgimiento de un equivalente de gunta es la que se plantean los filósofos del lenguaje
claim, Anspruch, que designa la pretensión de la ra- ordinario Austin y Wittgenstein. El sentido de claim
zón a plantear cuestiones que están por fuera de su es inseparable de la posibilidad de perder mi repre-
poder pero que son legítimas y naturales. El senti- sentatividad o mi pertenencia, de verme reducido
do jurídico de claim se revela de este modo en el quid al silencio.
juris kantiano. El problema de la razón es aquel del
claim: una reivindicación a la vez inevitable e im- A pesar de todo lo que Wittgenstein afirma [claims]
posible de satisfacer, y por ende destinada a perma- a propósito de lo que decimos, es consciente al mis-
necer siempre en estado de claim. mo tiempo de que otros podrían no estar de acuer-
Cavell desarrolla esta tensión entre la arrogancia do, de que una persona o grupo (una “tribu”) deter-
y la legitimidad de la pretensión filosófica expresa- minados podrían no compartir nuestros criterios.
Ibid., p. 56 [mod.].
da por claim. The Claim of Reason define de entrada
claim como acuerdo de la comunidad. Otra cues-
tión, política y no sólo epistemológica, subyace en la Cavell produce, asimismo, un análisis de Rousseau
cuestión del fundamento del conocimiento: aquella en términos de claim:
del fundamento de nuestro uso común del lengua-
je. Para Cavell, la reivindicación de conocimiento es Lo que Rousseau pretende [claim] conocer es su pro-
la máscara de una reivindicación (claim) primor- pia relación con la sociedad; y reivindica [claim] asu-
dial: la pretensión de hablar por los otros y de acep- mir como dato filosófico el hecho de que los hom-
tar que otros hablen en mi nombre. bres (que él) puedan hablar por la sociedad, y que la
sociedad pueda hablar por él.
Ibid., p. 65 [mod.]
La apelación filosófica a lo que decimos, y la búsque-
da de nuestros propios criterios sobre cuya base de-
cimos lo que decimos, son pretensiones [are claims Mi sociedad debe ser mi expresión. Los teóricos de
to] de comunidad. Ahora bien, el claim de comuni- la democracia siempre aspiran a ello y es la ilusión
CLAIM | 249

denunciada por Cavell a propósito, por ejemplo, de ta al escepticismo, podemos traer a colación la uni-
Rawls: si los demás acallan mi voz, pretendiendo ha- versalidad característica del juicio esté2tico en
blar por mí, ¿en qué medida consentí? Kant. Ya en Must we Mean what we Say? Cavell ex-
pone la cercanía existente entre la manera de pro-
Hablar por uno mismo significa entonces correr el ceder de los teóricos del lenguaje ordinario, Witt-
riesgo de ser rechazado o desmentido —[…] en cier- genstein y Austin, y de Kant. Siempre la cuestión es
ta ocasión, de una vez por todas— por aquellos en la de basarse en mí para decir lo que nosotros deci-
cuyo nombre uno pretendía [claimed] estar hablan- mos, paso que sólo puede traducirse por claim o
do y significa también arriesgarse a tener que recha- Anspruch. Para entender esto es necesario ver en
zar —[…] en cierta ocasión, de una vez por todas—
qué consiste el procedimiento de los filósofos del
a quienes pretendían hablar por uno.
lenguaje ordinario, partir de “aquello que decimos
Ibid., p. 67 [mod.]
cuando”…:

El contrato social implica siempre la posibilidad Sugiero que el juicio estético modela el tipo de afir-
abierta de retirarse de la comunidad (disclaim, se- mación [claim] propuesto por estos filósofos, y que
gún Locke). El acuerdo entre los hombres, lingüís- la falta de certeza que nos es familiar en el debate es-
tico o político, dado que precisamente siempre es tético, en lugar de poner en evidencia una irraciona-
claim, es tan frágil como profundo. Esta fragilidad lidad, demuestra, en realidad, el tipo de racionali-
dad que posee, y que le es necesario.
esencial del acuerdo político, constantemente ame-
Cavell, Must we mean what we say?, p. 86
nazado por el escepticismo, constituye el sentido lin-
güístico de claim.
Kant demuestra ser entonces el pensador más pro-
III. “Claim”: la voz del lenguaje ordinario fundo de claim. La idea de un acuerdo universal fun-
El acuerdo político es de la misma naturaleza que el dado sobre mi voz singular hace su aparición en el
acuerdo lingüístico, al que Wittgenstein llama Übe- célebre §8 de la tercera Crítica. Mediante el juicio
reinstimmung (Investigations, § 241), traducido a estético Kant nos hace “descubrir una propiedad de
veces por “concordancia” y otras por “consonancia” nuestra facultad de conocer”; “la pretensión (An-
para indicar mejor la presencia de la voz, Stimme spruch) a la validez universal (Allgemeingültigkeit)”
(véase Stimmung). Este acuerdo existe únicamente propia del juicio de gusto, que nos hace “atribuir a
en tanto sea reivindicado, reclamado, invocado. De todos y a cada uno la satisfacción aportada por un
esta manera, mediante claim se define un acuerdo objeto”. Sabemos de qué manera Kant distingue lo
que no es ni psicológico ni intersubjetivo y que no agradable de lo bello (que pretende el consentimien-
está fundado más que en la validez de una voz (Stim- to universal) en términos de juicio privado en opo-
me): mi voz individual pretende ser, es, “voz uni- sición a juicio público. ¿De qué manera un juicio
versal”. que posee todas las características de lo privado pue-
Esta apelación a la voz, nos remite al sentido pri- de pretender ser público? Éste es el problema plan-
mero de claim (clamare, “gritar, [to] call”). Es así co- teado por claim. El juicio de gusto exige y reclama el
mo el concepto de voz parece estar subyaciendo cons- consentimiento universal, “y en realidad cada uno
tantemente en el concepto técnico de claim. Claim supone este consentimiento, sin que los sujetos que
es aquello que hace una voz cuando no se basa más juzgan se opongan a la posibilidad de semejante
que en ella misma para establecer un consentimien- pretensión (Anspruch)”. Kant llama “voz universal”
to universal; pretensión que, por exorbitante que (allgemeine Stimme) a aquello que apoya tal preten-
sea, Cavell pide que se formule de manera aún más sión, “todo lo que se postula en el juicio de gusto”.
escandalosa, es decir, sin que esté fundada en algo Es la “voz” que se oye en übereinstimmen, el verbo
trascendental como en Kant, o en alguna condición empleado por Wittgenstein a propósito de nuestro
de la razón. La razón se reivindica ella misma (de acuerdo (“en el lenguaje”, cf. Investigaciones, § 241).
allí el uso del genitivo en Cavell: claim of reason). La proximidad entre la voz universal kantiana y
Para mostrar de qué manera el concepto de claim, las tesis de la filosofía del lenguaje ordinario se ma-
repensado de esta manera, constituye una respues- nifiesta a partir de este sentido último de claim, a la
250 | CLÁSICO

vez Anspruch y Stimme: una pretensión, empírica- CLÁSICO / CLASICISMO


mente no fundada y por lo tanto amenazada por el NEOCLÁSICO / NEOCLASICISMO
escepticismo, de hablar en nombre de todos. “La
voz universal de Kant es lo que oímos en las afirma- alemán klassich, Klassizismus
francés classique, classicisme; néoclassique,
ciones [claims] del filósofo sobre aquello que deci- néoclassicisme
mos” (trad. de Cavell, Must we mean what we say?, inglés classic, classicism; neoclassic, neoclassicism
p. 94). italiano classicismo; neoclassico, neoclassicismo
Al redefinir claim de este modo, Cavell reunió allí latín classicus
las diferentes tradiciones semánticas. Nuestras afir-
maciones o tesis (claims) se fundan siempre sobre barroco, estético, goût, manera, mímesis,
un acuerdo de lenguaje, sobre una reivindicación neuzeit, romántico
(claim) de mi representatividad (que es de por sí de
naturaleza política y jurídica), por ende, de mi voz La traducción evidente de clásico en todas las lenguas eu-
en tanto singular y universal. Reconocer el vínculo ropeas, debida a una raíz latina común (classicus), oculta
íntimo entre todos los sentidos de claim es recono- desajustes de contenido según las lenguas y las culturas. El
cer que el lenguaje, la expresión —tanto en lo cogni- adjetivo classicus (de primera clase) fue utilizado por Aulo
tivo como en lo político—, es también una voz, que Gelio para designar, desde Demóstenes hasta Virgilio, a los
busca hacerse oír y re-clama. mejores autores que la educación humanista obligaba a
Sandra LAUGIER estudiar en las clases (de allí surge una amena pero falsa
etimología, ya presente en Furetière). Todas las lenguas
Bibliografía europeas utilizan la palabra en este sentido y cada lengua
Cavell Stanley, The Claim of Reason, Oxford up, 1979; Les Voix tiene sus clásicos. También se usa específicamente para
de la raison. Wittgenstein, le scepticisme, la moralité et la tra-
designar las expresiones artísticas inspiradas en la Anti-
gédie, trad. fr. N. Balso y S. Laugier, París, Seuil, 1996; Rei-
vindicaciones de la razón: Wittgenstein, escepticismo, mora- güedad (el lenguaje clásico de la arquitectura, las escultu-
lidad y tragedia, trad. D. Ribes Nicolás, Madrid, Síntesis, ras y los ornamentos clásicos), a las que se opuso el roman-
2003. ticismo.
——, A Pitch of Philosophy, Cambridge, Harvard UP, 1994.
——, Must we mean what we say?, Cambridge, Cambridge UP,
Pero dos usos derivados y divergentes —por una parte
1969. en Francia, para calificar el arte del siglo de Luis XIV, consi-
Goffi Jean-Yves, Le philosophe et ses animaux, Nîmes, Jeanine derado una época de perfección a la par de los siglos de Pe-
Chambon, 1994. ricles y de Augusto; por otra en Alemania, para designar el
Larrère Catherine, “De l’illicite au licite, prescription et per-
mission”, CREDIMI, 16, Universidad de Bourgogne, 1996. sistema formal del alto Renacimiento italiano en oposición
Locke John, Second Treatise of Civil Government (1690), ed. al sistema barroco— generaron un enredo semántico, que
J.W. Gough, Oxford, B. Blackwell, 1946; Segundo tratado so- se complicó aún más con un último desajuste de uso entre,
bre el gobierno civil, trad. C. Mellizo, Madrid, Alianza, 1999;
por un lado, los alemanes, que llaman Klassizismus a la
Ensayo sobre el gobierno civil, trad. C. Amor y P. Stafforini,
Bernal, Universidad Nacional de Quilmes-Prometeo, 2005. reacción que, previo al romanticismo, se opuso al rococó y,
Macintyre Alasdair, After virtue, a study in moral theory, Uni- por el otro, el resto de los europeos, que llaman néoclas-
versity of Notre Dame Press, 1981; Tras la virtud, trad. A. sicisme, neoclassicism, neoclassicismo, a la renovación del
Valcárcel, Barcelona, Crítica, 2004.
gusto ligada al descubrimiento de Pompeya, de Grecia y
Wittgenstein Ludwig, Philosophische Untersuchungen, G.E.M.
Anscombe, G.H. von Wright y R. Rhees (eds.), Oxford, de Egipto.
Blackwell, 1953, 2a ed. 1958, en Werkausgabe, t. 1, Frank-
furt, Suhrkamp, 1989; ed. bilingüe al./ing. G.E.M. Anscom- I. Del adjetivo clásico
be, Nueva York-Oxford, MacMillan-Blackwell, 1953; Investi-
gaciones filosóficas, trad. A. García Suárez y U. Moulines,
En el siglo XVII sólo se conocía el adjetivo clásico: “il
México, Crítica: Instituto de Investigaciones Filosóficas ne se dit guère que des auteurs qu’on lit dans les clas-
(unam), 1991. ses, ou qui y ont une grande autorité [sólo se dice de
Wright (von), Georg Henrik, Norm and Action, Londres-Nue- los autores que se leen en las clases, o de los que tie-
va York, MacMillan, 1963.
nen en ellas gran autoridad]”, constata Furetière en
su Dictionnaire universel en 1690. Y siguiendo a Au-
lo Gelio cita, entre estos famosos autores clásicos, a
Cicerón, César, Salustio, Virgilio, Horacio, “qui ont
CLÁSICO | 251

vécu du temps de la République et sur la fin d’Augus- II. De cómo el clasicismo francés se volvió barroco
te, où régnait la bonne latinité, qui a commencé à se A partir del adjetivo classique se forjó, en el contexto
corrompre du temps des Antonins [que vivieron en de la batalla romántica, la palabra classicisme, que
los tiempos de la República y hacia el final de Au- Émile Littré (1873) aún considera un neologismo:
gusto, cuando reinaba la buena latinidad que em- “système des partisans exclusifs des écrivains de l’an-
pezó a corromperse en tiempos de los Antoninos]”. tiquité ou des écrivains classiques du XVIIe siècle [sis-
Se sugiere así un triple vínculo entre la idea de clá- tema de los seguidores exclusivos de los escritores
sico y la autoridad de los Antiguos, la pureza de la de la antigüedad o de los escritores clásicos del si-
lengua y la pedagogía. glo XVII]”. El término se emplea en un sentido simi-
Pero en su Discurso sobre Teofrasto, que se sitúa lar en el campo de las bellas artes: se designa como
en el marco de la Querella entre los Antiguos y los clásicos “ceux qui font profession d’imiter les ouvra-
Modernos, La Bruyère observa: “nosotros, que so- ges de la statuaire antique [a quienes hacen profe-
mos modernos, seremos antiguos en unos siglos” sión de imitar las obras de la estatuaria antigua]”, y
(trad. esp. p. 403). Ya en el siglo XVIII el término se se habla de “escuela clásica” para designar la “nueva
extiende a los buenos autores franceses, “dont il escuela” de David, “imitatrice des Grecs et régulière
faut imiter autant qu’on peut les parfaits modèles dans ses compositions [que imita a los griegos y es
[cuyos modelos perfectos hay que imitar todo lo regular en sus composiciones]”.
que se pueda]”: “vous me faites grand plaisir, escri- En Alemania se sigue designando con el térmi-
be Voltaire, en m’apprenant que l’Académie va ren- no Klassizismus el movimiento internacional de fi-
dre à la France et à l’Europe le service de publier un nes del siglo XVIII y principios del XIX que en Fran-
recueil de nos auteurs classiques, avec des notes qui cia se llama, más adecuadamente, “néoclassicisme”,
fixeront la langue et le goût [me complace mucho pues el origen del clasicismo, la imitación de los
enterarme de que la Academia le hará, a Francia y a Antiguos, se vio renovado por el descubrimiento
Europa, el favor de publicar una recopilación de de la arquitectura griega y por la racionalidad de la
nuestros autores clásicos, con anotaciones que fija- Ilustración.
rán la lengua y el gusto]”. Reaparecen el papel de la En la cultura francesa, en cambio, la noción de
autoridad —en este caso, la Academia—, el interés clasicismo se aplicó al arte y a la literatura de la se-
por fijar un buen estado de la lengua y la imitación gunda mitad del siglo XVII. En continuidad con la
de buenos modelos. Tanto las conferencias de la Re- batalla romántica, la enseñanza universitaria y es-
al Academia de Pintura y Escultura, donde se ana- colar pretendió hacer de la literatura francesa del
lizan las obras del gabinete del rey (en especial los Gran Siglo la expresión del genio francés: claridad
cuadros de Poussin, considerado el precursor de la de expresión, sobriedad elegante, nobleza y conve-
escuela francesa), como los cursos de Jacques Fran- niencia de sentimientos. Se hizo extensiva esta no-
çois Blondel que celebran las obras de François Man- ción a las bellas artes y se pretendió encontrar estas
sart, preparan la extensión a las bellas artes de esta cualidades en las obras de Poussin, de Le Sueur y de
noción de “clásicos franceses”, y sobre todo de “clá- Lebrun. Como esta época correspondía al reino de
sicos” del siglo de Luis XIV. Luis XIV, se habló de Edad Clásica, de la misma ma-
Este movimiento no es exclusivo de Francia: “L’on nera que los españoles hablan del Siglo de Oro.
a vu plusieurs nations étrangères, beaucoup moins Mientras tanto, la historiografía artística germá-
studieuses que la nôtre, se faire une gloire de recueillir nica retomó el término, hasta entonces peyorativo,
en un corps de bibliothèque tous les auteurs qu’elles Barock (véase Barroco) para hablar del arte del Sei-
ont donnés à la république des lettres” [Se ha visto a cento (Wölfflin, 1888), y a su vez construyó un aná-
varias naciones extranjeras, mucho menos estudio- lisis visual sobre el contraste entre la estética clásica
sas que la nuestra, vanagloriarse de haber recopila- de los maestros del primer Cinquecento y la estética
do en una biblioteca a todos los autores que dieron barroca de los del Seicento (Wölfflin, 1915). El cla-
a la república de las letras]” —subraya así el prefa- sicismo francés resultó así contemporáneo del ba-
cio del primer tomo de la Histoire littéraire de la rroco italiano.
France, publicada por los benedictinos en 1733. Algunas especificidades nacionales que —aun-
que se olvidó— no eran propias del siglo, así como
252 | COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN

la existencia de fuertes debates en torno al papel del introducción al Renacimiento italiano, trad. Antón Dieterich
ornamento o de los modelos antiguos (que tam- Arenas, Madrid, Alianza, 1995.
——, Kunstgeschichtliche Grundbegriffe, Basilea, Schwabe &
bién se olvidó que atravesaban las dos culturas) Co., 1915; Conceptos fundamentales de la historia del arte,
permitieron que durante cierto tiempo se mantu- trad. José Moreno Villa, Madrid, Espasa-Calpe, 2007.
viera la oposición entre el clasicismo (francés) y el
Bibliografía de consulta
barroco (italiano). Pero cuando el concepto de ba-
Furetière Antoine, Dictionnaire universel, contenant générale-
rroco se amplió sobre bases culturales (stile trenti- ment tous les mots français tant vieux que modernes, & les
no) o formales (grand style), fue difícil seguir igno- termes de toutes les sciences et des arts, La Haya, Arnout &
rando lo que resultaba de ese modelo internacional Renier Leers, 1690, reed. 1694, 1737, reimp. 3 vols., Gine-
bra, Slatkine, 1970, y Le Robert, 1978.
en el arte francés del siglo XVII, desde el lirismo de-
Histoire littéraire de la France, où l’on traite de l’origine, du pro-
corativo de Simon Vouet, hasta el gran estilo de grès, de la décadence et du rétablissement des sciences parmi
Hardouin-Mansart. Al calificar de barroco al arte les Gaulois et parmi les Français… par des religieux bénédic-
clásico francés se invirtió su lectura, redescubrien- tins de la Congrégation de Saint-Maur, 12 vols., París, Os-
mont et al., 1733-1763.
do la teatralidad de obras que antes se apreciaban Littré Émile, Dictionnaire de la langue française, 4 vols., París,
por su equilibrio y su claridad: por caso, el énfasis Hachette, 1873-1874.
barroco de Versalles, anteriormente celebrado por
su mesura clásica, que obliga a introducir otras
nociones, como la de aticismo (Éloge de la clarté,
1998). Roland Barthes redescubre un Racine negro,
que habría leído a Sade, y Antony Blunt identifica COMBINATORIA y
en François Mansart una ansiedad paranoica de la CONCEPTUALIZACIÓN
forma perfecta, que lo emparienta con Borromini. Una “metafísica de las partículas” en
En la referencia común, aunque diferenciada, a lo alemán
antiguo, se redescubren las tensiones internas de
alemán [sintaxis y semántica], inglés, destino,
ambas culturas: la expresión tensa del Milón de Cro- ser, francés, traducir
tona de Pierre Puget, concebido como una emula-
ción del Laocoonte antiguo, se opone a los gestos Si bien el uso de todo sistema lingüístico se basa en una do-
apacibles del Apolo atendido por las ninfas de Girar- ble operación de selección (paradigmática) y de combina-
don, que se inspira en el Apolo de Belvedere; Berni- ción (sintagmática), la lengua alemana se caracteriza por la
ni parte de la misma estatua, a la que da vida en su considerable importancia que ejerce la combinación, tanto
grupo Apolo y Dafne, mientras que Poussin, por el en el plano sistémico cuanto como procedimiento de inno-
contrario, idealiza las figuras o los modelos que po- vación semántica. Este “juego de ladrillos Lego” funciona
san para él. tanto en el lenguaje cotidiano como dentro de cada código
Tanto en las letras como en las artes el clasicis- o subsistema. Lo encontramos en el lenguaje filosófico, don-
mo no es una doctrina, sino un horizonte. de la omnipresencia del juego combinatorio tiene un papel
Claude MIGNOT determinante en la conceptualización. Ello no significa en
absoluto que el locutor alemán sea espontáneamente “fi-
Bibliografía principal lósofo” o teórico por la sola virtud de su lengua, pero no de-
La Bruyère Jean de, Los caracteres o Las costumbres de este siglo,
ja de ser cierto que en alemán, al contrario del francés o del
trad. Consuelo Berges, Madrid, Hermida Editores, 2013.
Mérot Alain (ed.), Éloge de la clarté, un courant artistique au español, es posible conceptualizar a partir de las reglas bá-
temps de Mazarin, 1640-1660, Dijon-Le Mans, Réunion des sicas de la lengua, algo así como un “hacer filosofía con la
Musées Nationaux, 1998. gramática”.
Summerson John, The Classical Langage of Architecture, Lon-
dres, British Broadcasting Corporation, 1963; trad. Justo
Mas el uso filosófico de la gramática alemana descansa
Beramendi, El lenguaje clásico de la arquitectura, Barcelona, en una paradoja. Por una parte, el lenguaje filosófico pare-
Gustavo Gili, 1978. ce esforzarse por manifestar las implicaciones ontológicas
Wölfflin Heinrich, Renaissance und Barock, Basilea, Schwabe del lenguaje y, por la otra, se despoja de la coraza natural
& Co., 1888; Renacimiento y barroco, trad. Nicanor Anco-
chea et al., Barcelona, Paidós Ibérica, 2009. del lenguaje, denunciando con sus juegos de escritura la di-
——, Die klassische Kunst, eine Einführung in die italianische Re- ferencia entre el concepto y el dato lingüístico, y con ello
naissance, Múnich, Bruchmann, 1899; El arte clásico: una destaca la aparición del concepto.
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN | 253

Sin aspirar a un tratamiento histórico ni a un estudio ri- ejemplo, la estación se dice Bahnhof (Bahn = “vía”
guroso del aspecto propiamente lingüístico de esta cues- [para Eisenbahn = “vía férrea”] + Hof = “patio”),
tión, primero expondremos brevemente el papel de la com- mientras que Bauernhof (Bauer = “campesino” +
binatoria en el plano de las palabras. Luego extraeremos, Hof), es decir, la granja, es, palabra por palabra, “el
con ayuda del ejemplo extremo de los juegos del lenguaje patio del campesino”, o que Gasthof (“posada”) es la
característicos de Heidegger, las condiciones a la vez lin- suma de Gast (“invitado, comensal”) y Hof, etc. De
güísticas y filosóficas de traducibilidad e intraducibilidad del igual modo, el restaurante de la estación es Bahn-
concepto de Gestell. Mostraremos después cómo, al crear hofsgaststätte, es decir, vía férrea (Bahn) + patio
el concepto de Gefährt, el filósofo Hans Dieter Bahr reescri- (Hof) + comensal (Gast) + lugar (Stätte).
be y desescribe el Gestell heideggeriano, dando, por así de- Es verdad que las reglas de la combinación obe-
cir, un giro más al lenguaje. decen a muchas exigencias, ya sea en el interior de
las palabras o en su distribución; sólo que los re-
I. Combinatorias y recursos conceptuales cursos de la combinatoria son particularmente ri-
cos, si se compara el alemán con otras lenguas eu-
A. El doble registro de combinaciones ropeas. Incluso son prácticamente ilimitados y de
La lengua alemana utiliza permanentemente un do- ellos resulta una constante innovación del lenguaje.
ble registro de combinaciones. El primero corres- Pues, aun cuando la lengua haya retenido un cierto
ponde al mecanismo que Saussure, en el capítulo VI número de combinaciones que se confunden por
del Curso de lingüística general, llama solidaridad ello con el bagaje de palabras que refleja el estado
sintagmática, un fenómeno generalizable de la cons- histórico particular de un diccionario, la creación
titución del sentido. El segundo es enteramente es- es incesante. En todo momento es posible inventar
pecífico de la lengua alemana y conlleva considera- nuevas combinaciones, sea cual sea la posteridad
bles consecuencias en lo tocante a la naturaleza de de la innovación.
la escritura filosófica. En cierto sentido, cabría decir que la combina-
Por “solidaridad sintagmática” Saussure entien- ción prevalece sobre la selección, o que le saca pro-
de el hecho de que, para toda disposición de signos, vecho, o que ejerce presión sobre ella, lo cual hace
la combinación de los elementos funciona como un que unos pocos elementos permitan desplegar una
“producto” matemático, en la medida en que la com- multiplicidad de sentido. Por ejemplo, basta con
binación crea sentido con independencia del sen- tomar verbos tan polivalentes como setzen, legen
tido original de los elementos que combina. Al res- y stellen y hacerlos combinar con preposiciones
pecto, Saussure habla de una “combinación de dos como an, aus, ab, vor, etc., o con partículas verba-
elementos solidarios, que sólo tienen valor por su les como dar, ver, zu, ent, um, etc., para desplegar,
acción recíproca en una unidad superior” (Curso uniendo verbo y preverbo, una suma considerable
de lingüística general, trad. esp. A. Alonso, p. 152), y de significados para los que el francés y el español
da como ejemplo “désir-eux”, que no es la suma se- deben recurrir a una cantidad considerable de ver-
mántica de dos elementos —désir y eux (en versión bos diferentes. Si echamos a andar la combinatoria
en español del Curso, A. Alonso ofrece el caso equi- que rige al entorno sintagmático tan sólo de los ver-
valente de “dese-oso” y sus partes independientes bos legen, stellen y setzen, obtenemos las traduccio-
“deseo” + “oso”)— sino más bien el “producto ma- nes siguientes —limitándonos a dar, únicamente
temático” de su disposición. Pero para la construc- de manera indicativa, el sentido de apenas algunas
ción de palabras, el alemán utiliza paralelamente un de sus combinaciones corrientes: sich auf etwas ein-
tipo de disposición en el que cada elemento de ori- stellen, “acomodarse a algo” (mientras que “inter-
gen conserva de manera más o menos completa su venir, ocuparse de algo” se dice sich mit etwas abge-
propia significación al final del proceso de combina- ben); etwas umstellen: “invertir, reordenar, cambiar
ción. De allí proviene la impresión general de que algo de lugar”; sich umstellen: “adaptarse a una nue-
el alemán está más “motivado” que el francés y el va situación”; seine Uhr umstellen: “poner el reloj a
español, es decir, que la arbitrariedad del signo es la hora”; auf ein Pferd setzen: “apostar por un caba-
menor, debido a que la relación del significante con llo”; Wert auf etwas legen: “darle importancia, hacer
el significado es más a menudo identificable. Por hincapié en algo”; zulegen: “apresurarse, darse pri-
254 | COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN

sa”; eine Platte auflegen: “poner un disco”; etwas En su libro sobre el lenguaje de Freud, Georges
verstellen: “cambiar algo de lugar”; sich verstellen: Arthur Goldschmidt afirma, no sin forzar un poco
“disimular”; sich einsetzen: “comprometerse con la expresión:
una actividad o con otros”; sich durchsetzen: “im-
ponerse”; etwas jemandem zustellen: “hacer llegar Nada más simple, más inmediato que el vocabulario
por correo algo a alguien”; Vieh umlegen: “sacri- filosófico. El capítulo I de la Fenomenología del espí-
ficar al ganador”; sich auf etwas hinsetzen: “sentar- ritu, “La certeza sensible” (es verdad que el alemán
se en algún lado”; jemandem etwas hinstellen: no puede diferenciar entre “sensible”, “sensorial” o
“colocar, poner algo en algún lugar para alguien”, “sensual”), Die sinnliche Gewißheit, está hecho, de la
primera a la última palabra, con el vocabulario que
etcétera.
tiene a su disposición un niño de cinco años (quizá
Hay que señalar que en alemán la determina- con excepción de las palabras Vermittlung, media-
ción por las partículas y los preverbos es, evidente- ción, y Unmittelbarkeit, inmediatez).
mente, de orden espacial: el preverbo an, por ejem- G.A. Goldschmidt, Quand Freud voit la mer [Cuando
plo, está formado a partir de la misma preposición Freud ve el mar], p. 17.
an, que indica la idea de contigüidad; la partícula
um a partir de la preposición um, que significa “al- Hay algo profundamente cierto en esta exageración,
rededor de”. Pero an tiene también un valor tempo- y no es excesivo decir que la lengua alemana más co-
ral, incoativo, y el preverbo um puede indicar un loquial es muy a menudo en potencia la de la onto-
proceso de cambio (seine Uhr umstellen: “poner el logía. Cuando, por ejemplo, se dice de alguien que
reloj a la hora”; sich umstellen: “adaptarse a”; etwas está en estado de abstinencia, se utiliza la expresión
umwerfen: “volcar, tirar algo”); la idea freudiana de er leidet unter (“él sufre de”) Entzugserscheinung.
Verschiebung está ya en la partícula ver-, que por sí Ahora bien, Erscheinung también quiere decir “apa-
sola indica desplazamiento o aplazamiento, tal co- rición”, “apariencia” y “fenómeno” en sentido filo-
mo Entstellung es invocada semánticamente por la sófico, y Entzug, que aquí significa “abstinencia”,
partícula ent-, que por sí sola indica la idea de también quiere decir “retirada” y “supresión”. La ex-
deformación, etc. No solamente la mayoría de las presión de un malestar se dice entonces con las mis-
veces el aspecto concreto y espacial es más visible mas palabras que sirven para nombrar la retirada o
que en el caso del francés o el español, cuyo sustra- la supresión del ser.
to latino no es evidente por principio y requiere de Por supuesto, concluir que el alemán es, de en-
un conocimiento etimológico (por ejemplo, la pre- trada, al igual que el griego, por su propia naturale-
posición latina ad en apporter [aportar], de ad y za, la lengua de la metafísica (consideración que hu-
portare, e inde en emporter [llevar, llevarse], de inde milla al francés y al español), o, peor aún, que sólo
y portare), sino que además la promoción de lo em- se puede filosofar en alemán (consideración presun-
pírico a lo trascendental está inscrita en el alemán tuosa del alemán), sería un efecto de fetichización.
en el juego de la combinación, ya que ésta permite Todos los ejemplos que acabamos de dar demues-
el paso de lo espacial a lo temporal, de lo concreto tran que de hecho aquí se conjugan dos efectos: en
a lo conceptual, de lo representable a la idea. el plano lexical se observa la posibilidad de un paso
inmediato del lenguaje de todos los días al de la fi-
B. Los recursos de la combinatoria ordinaria para el losofía —como si el lenguaje filosófico “se ciñera”
lenguaje filosófico al cotidiano y viceversa— y en el plano sintáctico
Estos procesos, especialmente eficaces en el plano ocurre que procesos de combinatoria particular-
del sistema del lenguaje, ofrecen recursos ilimitados mente eficaces para el lenguaje propiamente dicho
a la conceptualización y al lenguaje filosófico. En ofrecen a la conceptualización y al lenguaje filosó-
efecto, basta reiterar este movimiento del lenguaje, fico recursos considerables.
reutilizando sus elementos y las reglas de su dispo- Insistimos de nuevo: ello no quiere decir que só-
sición, para hacer que la palabra pase al estado de lo por este motivo se pase de golpe de la lengua co-
concepto. Pero, por otra parte, este uso reiterado de tidiana a la lengua de la filosofía. Pues hay al mismo
la gramática nunca se limita a una simple repeti- tiempo reiteración y diferenciación. Hay reiteración,
ción. Hay repetición y diferenciación. puesto que basta con repetir los juegos del lengua-
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN | 255

je, retomando sus elementos y las reglas de su dis- invertirse totalmente con el tiempo. Es asombroso,
posición para extraer el concepto de un discurso por ejemplo, constatar que en el siglo XIX las tra-
preconceptual. Pero la reutilización se muestra a la ducciones francesas de los textos filosóficos alema-
vez como repetición y como diferencia. Para traer a nes tendieran intensamente a afrancesar el texto,
colación un ejemplo famoso, el sustantivo Aufhe- mientras que las del XX, sobre todo después de la
bung existe en la lengua en estado normal y norma- segunda guerra mundial, la tendencia era la opues-
lizado, pero no posee el doble sentido que Hegel le ta, la “germanización” del lenguaje filosófico francés.
da, mientras que el verbo aufheben puede en efecto Bajo la presión de este nuevo hábito no nos asom-
significar “conservar”, “elevar” o “suprimir”. El sig- bra leer “chosification” [“cosificación”] (calcado de
nificado propiamente dialéctico que Hegel le da al Verdinglichung) o “determinité” [“determinidad”]
sustantivo Aufhebung está tan alejado de la norma (calcado de Bestimmtheit). Es evidente el efecto de
en alemán (ya que normalmente Aufhebung signi- contaminación, y esto no contradice en absoluto lo
fica simplemente “abolición”, “suspensión [de una que acabamos de exponer. Pues, en este caso, aun
sesión]”) como es intraducible al francés o al espa- cuando las palabras sean francesas, estamos ante un
ñol. En cambio, el propio Hegel emplea con frecuen- lenguaje filosófico propiamente alemán, aclimata-
cia el verbo aufheben en el sentido plenamente ha- do a la lengua filosófica. Generalizado, llegaría a ser
bitual de “suprimir”. El concepto ahonda la brecha un lenguaje completamente apartado del francés
entre el lenguaje común y el lenguaje filosófico, pe- coloquial, mientras que, para la lengua filosófica ale-
ro sin que haya necesidad de inventar una nueva mana, los mismos fenómenos tienen, por el contra-
terminología (véase Aufheben). rio, su lejano origen en el abandono del latín como
Es aquí donde aparece el problema de la Fremd- lengua culta de la Alemania de los tiempos moder-
wort, es decir, el uso de un término extranjero, la nos, y esto de manera cada vez más intensificada a
mayoría de las veces de origen latino, francés o es- partir del siglo XVIII.
pañol, para expresar lo que el alemán puede decir
con ayuda de los procesos que acabamos de desarro- II. Un ejemplo extremo y revelador: el “Ge-Stell”
llar. Los conceptos de origen extranjero, dado que heideggeriano
precisamente evitan el circuito lengua coloquial/len-
gua filosófica, se perciben como extraños, arbitra- A. La constelación terminológica de la técnica
rios, hasta incomprensibles. Así, se acepta Willkür, Tomemos como ejemplo extremo el caso de Hei-
de Wille, “voluntad, querer”, y Kür, “elección”, por degger. En Die Technik und die Kehre (traducido al
ende “libre albedrío”. Pero la palabra Arbitrarität francés como La technique et le tournant), expone
“suena mal”, se la rechaza espontáneamente. su filosofía de la técnica a partir de un grupo restrin-
gido de palabras cuyo tratamiento ilustra perfecta-
C. Intraducibilidad y evolución de las traducciones mente los mecanismos expuestos: el concepto se di-
El conjunto de estos fenómenos, prodigiosamente socia del lenguaje ordinario siguiendo principios de
eficaces para la escritura filosófica alemana, consti- combinación y de remarcación.
tuye una de las principales razones de la intraducibi- El término Kehre, en uso durante los siglos XVI
lidad, término por término, de una enorme parte de al XIX, que significaba “giro”, “vuelta” (del arado has-
su vocabulario. La libertad que la lengua alemana ta el extremo del surco) o, en un contexto pietista,
otorga a la combinatoria contrasta profundamente “conversión” (espiritual), desapareció de la lengua
con la situación del francés y el español, donde la normal, que se limita a utilizar como elemento com-
distancia irreductible que hay entre una palabra y binatorio las formas de kehr- —por ejemplo, Rück-
otra exige la creación conceptual que toma de otros kehr, “regreso de”, Abkehr, “el hecho de distanciarse
medios: en los dos casos, el concepto de escritura de”, Verkehr, “comercio, circulación”, Wiederkehr,
no puede significar lo mismo, ya que los juegos de “retorno, vuelta”, etc.— o de kehrt- (por ejemplo,
la conceptualización no tienen lugar en el mismo kehrtmachen, “dar media vuelta, volver sobre sus
escenario. pasos”. El “giro” de lenguaje que representa die Ke-
El resultado, al pasar del alemán al francés o al hre, la “pasada” que Heidegger le juega a la lengua,
español, es un curioso cruce, cuya dirección puede consiste, pues, en fabricar una palabra, die Kehre,
256 | COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN

por analogía con die Wende, “el viraje, el cambio, el in einem bisher völlig ungewohnten Sinne zu gebrau-
regreso”, con fuertes connotaciones de temporali- chen (Nos arriesgamos a emplear esta palabra en un
dad que la palabra implica, sobre todo en el sentido sentido hasta ahora completamente insólito)” (Die
de “hito histórico”, de “inversión de la cadena de Technik und die Kehre, 1978, p. 19; trad. esp. F. Soler
acontecimientos”. Grima y M. T. Poupin Oissel, p. 129). Después de
La torsión que impone Heidegger a la lengua lo recordar que el término platónico eidos es mucho
conduce entonces a una sobredeterminación deli- más audaz que Ge-Stell, termina diciendo que el
berada: die Kehre es un re-torno, un viraje como re- uso que hace de él exige casi demasiado a la lengua
greso. Heidegger designa con ello el regreso/anam- y se corre el riesgo de crear malentendidos.
nesis del Ser manifestado y escondido por la técnica, • VÉASE EL RECUADRO 1
o sea, una nueva manera de pensar la técnica en su Desafortunadamente, este intraducible por exce-
esencia no técnica. lencia, el Ge-Stell, se aclimató al francés con el tér-
Los otros dos verbos que en este texto aportan el mino arraisonnement [inspección]. En la traduc-
núcleo lingüístico de la conceptualización son ber- ción de Essais et conférences (p. 26) hecha por André
gen y stellen. Bergen, stellen, Ge-Stell, Kehre, a los que Préau encontramos la siguiente nota, que pretende
se suma Bestand (del verbo bestehen, “existir”), for- justificar la elección del término:
man una constelación de palabras a partir de la cual
Heidegger conceptualiza la relación entre la técnica On a vu ce radical figurer dans un petit groupe de ver-
y el Ser. bes qui désignent, soit des opérations fondamentales
de la raison et de la science (suivre à la trace, présen-
B. La remarcación de Ge-Stell ter, mettre en évidence, représenter, exposer), soit des
En el caso del Ge-Stell, típico ejemplo de un intra- mesures d’autorité de la technique (interpeller, requé-
rir, arrêter, commettre, mettre en place, s’assurer de…).
ducible, Heidegger, que se da perfectamente cuen-
Stellen est au centre de ce groupe, c’est ici “arrêter
ta de que la palabra que ha creado es inhabitual, se quelqu’un dans la rue pour lui demander des comptes,
disculpa por el desafío que representa su creación y pour l’obliger à rationem reddere” (Heid.), c’est-à-
se siente obligado a explicitarla para no terminar dire pour lui réclamer sa raison suffisante. L’idée va
siendo incomprensible. “Wir wagen es, dieses Wort

Recuadro 1 › Gestell
vorhanden que la manera que el hombre de la técnica Der Mensch ist gestellt, beansprucht und
moderna quiere imponer plenamente al herausgefordert von einer Macht, die im
Comúnmente, el término Gestell significa planeta lo someta en definitiva a la figura Wesen der Technik offenbar wird.
en alemán “marco”, “soporte”, “armazón”, de sirviente de aquello de lo que pretende “Martin Heidegger im Gespräch”,
“chasís”. Heidegger dice: “Según la signifi- disponer. en Antwort, p. 100; en M. Heidegger,
cación habitual la palabra ‘Gestell’ designa A partir de los años cincuenta, Heide- Reden und andere Zeugnisse eines Le-
bensweges, p. 672.
un objeto útil, por ejemplo, un estante de gger llama Gestell a aquello que en los años
libros” (“La pregunta por la técnica”, trad. treinta llamaba Machenschaft —obviamen-
[La esencia de la técnica la veo en lo que
esp. F. Soler Grima y M. T. Poupin Oissel, p. te, incluso en ese entonces, no en el senti- denomino la Ge-Stell. Este nombre, mal-
129). El término hace su entrada al voca- do coloquial de “maquinación”, sino que entendido con facilidad por los primeros
bulario filosófico bajo la pluma de Heideg- debía entenderse como “reino del hacer”, oyentes, remite lo que dice, rectamente
ger —sin duda a falta de algo mejor— en la esto es, de la efficiency. entendido, a la más íntima historia de la
conferencia de 1953, “La pregunta por la Respecto a la elección del término Ge- metafísica, que aún hoy determina nues-
técnica”, para caracterizar la esencia de la stell, Heidegger se justificó ante los repor- tra existencia. El imperio de la Ge-Stell
técnica moderna, o la técnica tal como es teros de Der Spiegel del siguiente modo: significa: el hombre está colocado, re-
en sí misma. A pesar de que no sea un neo- querido y provocado por un poder, que
Das Wesen der Technik sehe ich in dem, se manifiesta en la esencia de la técnica.]
logismo, el término debe entenderse como
uno, dado que Heidegger lo emplea en un was ich das “Ge-Stell” nenne. Der Name, Ligera adaptación de M. Heidegger,
sentido amplio, insólito, inusitado, para de- beim ersten Hören leicht mißverständlich, La autoafirmación de la universidad
recht bedacht, weist, was er meint, in die alemana: el Rectorado, 1933-1934;
signar el conjunto o la colección (aquello
innerste Geschichte der Metaphysik zu- Entrevista de Der Spiegel, trad. esp.
que indica el prefijo Ge-) de todos los mo- R. Rodríguez, Madrid, Tecnos, 2009.
rück, die heute noch unser Dasein be-
dos del poner (al. stellen), lo cual provoca stimmt. Das Walten des Ge-Stells besagt:
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN | 257

Como ya destacaba la conferencia de 1953, de la technique”, p. 26, nota del traductor). [poner], installer [instalar])”. Por último,
Heidegger propone que Ge-Stell se com- La traducción de Gestell por “arraison- es necesaria una circunlocución para tra-
prenda con una acepción “perfectamente nement” es ciertamente un acierto que da ducir el sentido del prefijo colectivo Ge- del
insólita” (“völlig ungewohnt”), basada en el que pensar al inscribir la esencia —o más alemán: “unitaire [unitario]” y el cum de
modelo de Gebirg (“sierra”) o también de bien el atrio de la técnica moderna en el ré- “con-sommation (con-sumo)” lo indican do-
Gemüt. gimen de la razón y del principio de razón, blemente.
Aventuremos aquí una breve confron- el rationem reddere. Pero es por este mis- Pascal David
tación entre dos traducciones al francés de mo motivo por el que se expone a la crítica,
Gestell: la que hemos visto de arraisonne- dado que el Gestell no se expresa en el léxi- Bibliografía
ment [inspección] (A. Préau) y la de dispo- co de la razón. “Buena traducción”, al mis- Fédier François, Regarder voir, París, Les Be-
sitif [dispositivo] (Fédier). “Arraisonnement mo tiempo que “eminentemente interpre- lles Lettres/Archimbaud, 1995.
Heidegger Martin, “La question de la techni-
[inspección]”, término del lenguaje sanita- tativa”, precisa F. Fédier: deja entrever lo
que”, en Essais et conférences, trad. fr. A.
rio, significa en francés “examen soigneux que la palabra Gestell expresa, en el uso que Préau, París, Gallimard, 1958; “La pregunta
d’un navire duquel on doute quant à la san- Heidegger hace de ella, a condición de que por la técnica”, en Filosofía, ciencia y técni-
té [examen cuidadoso de un navío de cuya escuchemos la palabra “arraisonnement” ca, trad. F. Soler Grima y M. T. Poupin Ois-
salubridad se duda]” (Littré); “arraisonner “expresar el tratamiento sistemáticamente sel, Santiago de Chile, Editorial Universita-
un navire [inspeccionar un navío]” significa racional en el que todo es aprehendido de ria, 2017.
también, en términos de la marina y de la antemano en el marco de las disposiciones ——, Antwort. Martin Heidegger im Gespräch,
policía sanitaria, “s’informer d’où vient un que deban tomarse para dar su solución a Pfullingen, Neske, 1988.
vaisseau et où il va [informarse de dónde los problemas” (Regarder voir, pp. 206- ——, Reden und andere Zeugnisse eines Le-
bensweges, en Gesamtausgabe, t. 16, Frank-
viene un barco y hacia dónde va]”. Pero 208). Por su parte, Fédier propone traducir
furt, Klostermann, 2000.
“arraisonner” significa también “chercher à Gestell por “dispositif [dispositivo]”, o tam- ——, Martin Heidegger interrogé par “Der Spie-
persuader par des raisons (tratar de persua- bién, según una locución más desarrolla- gel” – Réponses et questions sur l’histoire et
dir con razones)”. Éste es el doble principio da: “dispositif unitaire de la consommation la politique, trad. fr. J. Launay, París, Mercu-
en el que A. Préau está pensando cuando [dispositivo unitario del consumo]”, enten- re de France, 1977; “Martin Heidegger in-
justifica su traducción en estos términos: diendo por éste “el conjunto de medidas terrogé par Der Spiegel”, en M. Heidegger,
“La técnica inspecciona [arraisonne] a la previas gracias a las cuales todo queda a Écrits politiques, trad. fr. F. Fédier, París, Ga-
naturaleza, la intercepta y la examina, y la disposición en el marco de un proceso de llimard, 1995; La autoafirmación de la uni-
razona [l’arraisonne], es decir, la somete a poner orden”. Como vemos, toda referen- versidad alemana: el Rectorado, 1933-1934;
Entrevista de Der Spiegel, trad. R. Rodrí-
la razón, poniéndola bajo el régimen de la cia explícita a la razón ha desaparecido. En
guez, Madrid, Tecnos, 2009.
razón, que exige que todas las cosas entre- cambio, volvemos a encontrar bien ubica-
guen su razón, den su razón” (“La question do el radical stell del verbo stellen (“poser

être reprise dans Der Satz vom Grund (1957). La te- En Questions IV, la nota a la traducción de la pági-
chnique arraisonne la nature, elle l’arrête et l’inspecte, na 155 no es más esclarecedora, y los traductores,
et elle l’ar-raisonne, c’est-à-dire la met à la raison, en que impugnan con justicia la traducción de Essais
la mettant au régime de la raison, qui exige de toute et conférences, se redimen concluyendo la intradu-
chose qu’elle rende raison, qu’elle donne raison. cibilidad del mismo: “Tal como Heidegger sospe-
[Hemos visto que esta raíz figura en un pequeño cha, consideramos que Gestell es intraducible”. Y
grupo de verbos que designan, ya sea operaciones añaden: “Nos pareció imposible encontrar en fran-
fundamentales de la razón y de la ciencia (seguir el cés una palabra equivalente a Stellen —y que diera
rastro, presentar, poner en evidencia, representar,
todas las derivaciones que Heidegger vincula al ver-
exponer), ya sea medidas de autoridad de la técnica
bo stellen: Gestell, Nachstellen, nachstellen, verstel-
(interpelar, requerir, interceptar, perpetrar, clasifi-
car, asegurarse de…). Stellen está en el centro de es- len, Bestellen” (p. 156).
te grupo; aquí se trata de “interceptar a alguien en la Por supuesto, no hay un único verbo que traduz-
calle para pedirle que rinda cuentas, para obligarlo a ca al stellen alemán en todos sus usos, tal que pu-
rationem reddere” (Heid.), esto es, para reclamarle su diéramos encontrarlo en todas las combinaciones
razón suficiente. La idea será retomada en Der Satz del original. Pero hay otros factores que contribu-
vom Grund (1957). La técnica confisca e inspeccio- yen a que Ge-stell sea intraducible. Para poner al
na [arraisonne] a la naturaleza, la detiene y la exami- descubierto la lógica del concepto en la medida en
na, y la razona [l’ar-raisonne], es decir, la somete a la que nace en y gracias a la escritura, podemos partir
razón, poniéndola bajo el régimen de la razón, que del pasaje del texto donde Heidegger expone los mo-
exige que todas las cosas expongan sus razones.]
tivos de su elección. Escribe el filósofo alemán:
258 | COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN

Wir nennen jetzt jenen herausfordernden Anspruch, mismo no es nada técnico. A lo técnico, por el con-
der den Menschen dahin versammelt, das Sichentber- trario, pertenece todo lo que nosotros conocemos co-
gende als Bestand zu bestellen —das Ge-Stell […]. mo varillajes, rodamientos, andamios, y demás com-
Ge-Stell heißt das Versammelnde jenes Stellens, das den ponentes de lo que se llama montaje.
Menschen stellt, d.h. herausfordert, das Wirkliche in
der Weise des Bestellens als Bestand zu entbergen. Ge-
Podemos hacer tres observaciones a este respecto:
Stell heißt die Weise des Entbergens, die im Wesen der
modernen Technik waltet und selber nichts Technisches
ist. Zum Technischen gehört dagegen alles, was wir als 1) Heidegger establece una clara separación entre la
Gestänge und Geschiebe und Gerüste kennen und was tecnicidad de la técnica, representada por los térmi-
als Betandstück dessen ist, was man Montage nennt. nos que él reúne bajo el concepto genérico de mon-
taje, esto es, la técnica como procedimiento mate-
André Préau tradujo de la siguiente manera en Es- rial que funciona por disposición mecánica, y la
sais et conférences: esencia no técnica de la técnica, que constituye el
objeto de su reflexión. Esta misma separación co-
Maintenant cet appel pro-voquant qui rassemble l’hom- rresponde a un doble uso del lenguaje: el uso nor-
me (autour de la tâche) de commettre comme fonds ce mal, que describe la técnica como maquinaria, y el
qui se dévoile, nous l’appelons —l’Arraisonnement. término Ge-Stell, precisamente, que reorganiza el len-
[…] Ainsi appelons-nous le rassemblant de cette in- guaje combinando dos elementos contra natura: el
terpellation qui requiert l’homme, c’est-à-dire le pro- Ge, que remite al sema de la disposición (el hecho de
voque à dévoiler le réel comme fonds dans le mode du
poner juntos, de ensamblar) y el stell, arrebatado de
“commettre”. Ainsi appelons-nous le mode de dévoile-
la semántica habitual de la palabra Gestell, que pue-
ment qui régit l’essence de la technique moderne et
n’est lui-même rien de technique. Fait en revanche par- de significar, por ejemplo, “andamiaje, estantería, es-
tie de ce qui est technique tout ce que nous connaissons queleto” (sus propios ejemplos). Hay pues un pro-
en fait de tiges, de pistons, d’échafaudages, tout ce qui ceso de acodamiento y el producto obtenido no
est pièce constitutive de ce que l’on appelle un monta- resulta útil para el uso coloquial; de ahí el temor de
ge (pp. 28-29). malentendidos que el propio Heidegger expresa. La
[Ahora a este llamamiento pro-vocativo que congre- palabra está desenraizada, las reglas habituales de la
ga al hombre (alrededor de la tarea) de cometer co- combinación (Ge + stell) han producido un exceden-
mo fondo aquello que se devela, nosotros lo denomi- te de significado marcado por la grafía heidegge-
namos —la Inspección (l’Arraisonnement). […] Así riana del término, con el guion característico de la
nombramos al conjunto de esta interpelación que so- remarcación.
licita al hombre, es decir, lo pro-voca a develar lo real 2) Cuando Heidegger escribe: “Was die Berge ur-
como fondo en el modo del “inspeccionar”. Así nom- sprünglich zu Bergzügen entfaltet und sie in ihrem
bramos el modo del develamiento que rige a la esen-
gefalteten Beisammen durchzieht, ist das Versammeln-
cia de la técnica moderna y que en sí mismo no es pa-
ra nada técnico. En cambio, forma parte de aquello
de, das wir Gebirg nennen (Lo que despliega origina-
que es técnico todo lo que conocemos en materia de riamente los rasgos montañosos de las montañas
varillas, de pistones, de andamios, todo lo que es una [Berg] y así las atraviesa en su plegado estar unas
pieza constitutiva de lo que llamamos un montaje.] con otras, es lo que reúne, que nosotros llamamos
(Adaptación al español de la trad. fr. de A. Préau) serranía [Gebirge] (trad. esp. p. 128), la frase es di-
fícilmente comprensible si no identificamos en ella
La versión en español de F. Soler Grima y M. T. el juego de oposiciones entre rasgos montañosos
Poupin Oissel tiene diferencias profundas con la de (Bergzüge), pliegue (entfaltet, “despliega”, y gefaltet,
Préau: “plegado”, con todas las connotaciones leibnizianas
y goethianas de Vielfalt y Mannigfaltigkeit, “multi-
Dis-puesto significa lo reunidor de aquel poner, que plicidad” y “diversidad”) y cohesión (el estar unas
pone al hombre, esto es, lo pro-voca, a desocultar lo con otras). Ahora bien, en esta constelación semán-
real en el modo del establecer en cuanto lo constan- tica, el Ge- de Gebirg (der Berg, “la montaña”, das
te. Dispuesto significa el modo del desocultar que Gebirge, “la serranía”, así como das Erzgebirge, “los
impera en la esencia de la técnica moderna y que él Montes Metálicos”) vale para el sema “totalidad”
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN | 259

(totalidad que junta o reúne). Tal como el conjun- (Der Satz vom Grund, p. 47). “Despachar el correo”:
to montañoso es lo que “atraviesa” y junta lo diver- estamos lejos de la metáfora pirata del arraisonne-
so, el Ge- de Ge-Stell llama la atención hacia eso ment, se trataría más bien de la lógica de la devolu-
que, más allá de la funcionalidad de la disposición ción al remitente. La razón-destinataria da razón
mecánica, es su Todo —un Todo ideal y no presen- del mundo remitiéndo(se)lo a sí misma. La metá-
table que se confunde con el Ser y lo oculta en y por fora espacial (el despacho de la devolución del co-
la función y el estado. Esto es lo que observan todos rreo) hace sistema perfectamente con la temática del
los traductores franceses (Préau, p. 26, n. 1, y p. 348, Ser como “envío” (Schickung o Geschick), palabra
n. 2; Roëls-Lauxerois, p. 355, n. 1), pisándole los ta- que hábilmente juega (observemos además que
lones a Heidegger. Queda claro que ninguna de es- “hábilmente” se diría “geschickt”, “mit viel Geschick”)
tas observaciones es aplicable al término arraison- con la ambivalencia semántica entre destino (véase
nement [inspección], a diferencia de la opción por Schicksal) y envío, y que forma parte de un sistema
“dispositive unitaire [dispositivo unitario]” de la —pero de modo más bien rizomático— con histo-
traducción de Fédier. ria e historicidad en Heidegger (véase Geschicht-
3) La derivación semántica de Gestell sobre el lich).
modelo de Gebirge (idea de reunir) y no de Gestän- Heidegger no se detiene en zu-stellen. Explícita-
ge o Geschiebe (del orden del ensamblaje) realiza así mente dice, en las líneas del siguiente párrafo, que
un desplazamiento: el desplazamiento del sema en- incluye en el verbo stellen las connotaciones de her-
samblaje hacia el sema reunión. Pero sólo vale pa- stellen, “fabricar” y de dar-stellen “representar”, que
ra el Ge- de Ge-Stell. En cuanto a la segunda parte remiten ambas a la póiesis. Así pues, si el Ge-Stell
del término, stell, hay que relacionarla con la red de reúne la totalidad del ensamblaje, entonces produce
marcas conceptuales que Heidegger elabora en y representa. Es de la esencia de la disposición téc-
torno a stellen, que son posibles de describir, con- nica como totalidad presentante.
trariamente a lo que pretenden los traductores de Pero, para presentarlo, la técnica penetra al Ser.
Questions IV. Lo abre, lo perfora, lo transforma, lo redistribuye y,
así, lo desoculta, lo revela —es el concepto de Ent-
El significado de stellen que da André Préau en su bergen. La constelación de conceptos agrupada al-
nota, tomado prestado de Heidegger (“arrêter quel- rededor del verbo bergen —central para Heidegger,
qu’un dans la rue pour lui demander de donner des dado que la desarrolla expresamente en otro sitio
comptes, pour l’obliger à rationem reddere [inter- para explicitar el concepto de verdad como Unver-
ceptar a alguien en la calle para pedirle que rinda borgenheit, a partir de la alétheia griega— remite en
cuentas, para obligarlo a rationem reddere]”) puede, alemán a una ambivalencia de origen dada por la
llegado el caso, servir de apoyo a la idea de arrai- lengua. Pues, de modo semejante al famoso verbo
sonnement [inspección]. Sólo que, en Der Satz vom aufheben, originalmente de invención hegeliana, el
Grund, Heidegger comenta de una manera comple- verbo bergen es ambiguo de entrada, ya que signifi-
tamente diferente la relación entre stellen y ratio- ca tanto “ocultar” (al igual que verbergen) como “res-
nem reddere. Como ocurre siempre con Heidegger, catar, recuperar, salvar” (por ejemplo, a las víctimas
el comentario dará lugar a nuevas expansiones de sepultadas bajo los escombros). Heidegger recom-
la constelación conceptual. Todo gira alrededor de pone la alétheia griega recurriendo al concepto de
qué es lo que hay que entender por reddere, por el Unverborgenheit fabricado a partir de verbergen
“dar” de “dar razón”. Heidegger destaca que la ratio (“ocultar”, pero también “esconder de nuestra vis-
es ratio reddenda: la razón es un volver a dar. Des- ta”). La alétheia es entonces la esencia de lo que esta-
pués de haber propuesto zurückgeben, “devolver, ba oculto a nuestros ojos (verborgen) y que aparece
volver a dar”, y herbeibringen, “traer”, como traduc- como rescatado, lo recuperado como “des-oculta-
ción alemana para reddere, añade zu-stellen, con el do”. A esto se debe que la parte “poiética” del
guion de la remarcación filosófica. La analogía pos- Ge-Stell remita a la ambivalencia de la técnica que
tal es explícita: “Wir sprechen von der Zustellung der desoculta al Ser, pero al mismo tiempo lo esconde,
Post. Die ratio ist ratio reddenda (Estamos hablando ya que la razón no recibe a cambio más que su pro-
del despacho del correo. La ratio es ratio reddenda)” pia imagen, que no remite más que a sí misma.
260 | COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN

Sin embargo, como todo desplazamiento, ningu- chick), su remisión, impera en el modo del Ge-stell,
na concentración de términos se topa con palabras entonces estamos “en el mayor de los peligros”. Pe-
pertenecientes al estado “natural” del lenguaje, sino ro esta conclusión no se une al movimiento ecolo-
ya desplazadas, desenraizadas de su significado, las gista, ya que el famoso “giro, viraje, hito” (Kehre), la
cosas son aún más complicadas. Es el caso de beste- famosa “conversión” con que termina la reflexión,
llen, atrapada en las ataduras rizomáticas desplega- es que el mayor de los peligros es también la mayor
das alrededor del -stell de Gestell, y que no corres- de las oportunidades —la salvación misma, que es
ponde para nada al sentido normal. evocada por los versos de Hölderlin citados por Hei-
Normalmente etwas bestellen significa “encargar degger (“Wo aber Gefahr ist, wächst / Das Rettende
algo” (hacer un pedido de un artículo) o “reservar” auch [Pero donde hay peligro, crece / también lo
(por ejemplo, un asiento en el teatro), o también “pe- que salva])”. La salvación es dar media vuelta hacia
dirle a alguien que venga a algún sitio”, para no ha- lo que —en la técnica, pero más allá de su Ge-Stell
blar de otros usos como schlecht bestellt sein um je- y de la trampa narcisista de su dispositivo— mani-
manden (decir que alguien se encuentra en una mala fiesta la remisión/el destino del Ser.
situación). Pero, en Heidegger, principalmente en El Ge-Stell no es, por ende, un “arraisonnement”
el contexto de Die Technik und die Kehre, el verbo be- [inspección]. Quizás sólo un juego de palabras per-
stellen quiere decir otra cosa. Su uso, completamen- mitiría una equivalencia que otorgaría, por ejemplo,
te inhabitual y en realidad incorrecto en todas sus para Ge-Stell, “des-ocultamiento”, o, mejor —cosa
apariciones, suscita en cada ocasión, siempre de ma- que quizás le hubiera gustado a Raymond Que-
nera sesgada, la idea de disponer de algo, de utilizar neau— “juego de las (des)escondidas”.
un dispositivo o de ser dependiente de éste. Como
tal, bestellen se contrapone así a Bestand, “inventa- III. “Gefährt” y “Gestell”: la réplica de Hans Dieter
rio”, tal como Ge-Stell se contrapone a la idea de Bahr a Heidegger
“montaje”; la oposición está anclada en parte en el El lenguaje de Heidegger representa un estado lí-
lenguaje, a través de la oposición de stehen y stellen, mite de la escritura filosófica y, si bien el contagio de
“estar parado, ponerse de pie, i.e. poner”. Bestellen es la operación de remarcación es ilimitada en él —el
el gesto de “poner en” (poner en orden, en forma, término “rizoma” decididamente no es excesivo pa-
ponerse en camino). La razón atrapa a la naturale- ra describir lo que ahí ocurre—, sería ilusorio pen-
za en sus redes y al hacerlo cae en las suyas propias. sar que el contagio se limita a las fronteras de su
La disponibilidad técnica del mundo atrapa así obra. En filosofía, como en literatura, un texto nunca
al Ser en sus redes, lo acorrala; el ente es así investi- llega solo. De Adorno a Ernst Bloch o Ulrich Sonne-
gado, observado, inventado: la naturaleza se ve aco- mann, para citar solamente a estos tres, no faltan
rralada en un dispositivo de representación, hasta los ejemplos que podrían demostrar la permanen-
el punto en que el objeto (Gegenstand: lo que está cia de una escritura filosófica que contrasta fuerte-
[steht] ante [gegen] la mirada) desaparezca como mente con las palabrerías de ciertos filósofos ale-
objeto y, al volverse sin objeto/inconsistente (gegen- manes contemporáneos, para los cuales el exceso de
standslos), resurja como un simple inventario, co- escritura característico de Heidegger se considera in-
mo “consi-stencia” (Bestand): se trata del paso del separable de sus compromisos políticos, y los cua-
Gegenstand al Bestand (véase Objeto). Pues, Bestand les llegaron fatalmente a la conclusión de que el pre-
corresponde en la lengua corriente al ser apropiado cio de la precisión del pensamiento era la renuncia
y poseído (patrimonio, inventario, sustancia, lista), a la escritura. Las siguientes líneas de Hans Dieter
a aquello que constituye algo existente en modo de Bahr, uno de los jóvenes filósofos alemanes que no
la pertenencia. Der Bestand es, en y por la técnica, renunciaron a la escritura, son la prueba de que la
“el acumular”. réplica nunca se hace esperar. En el ensayo de don-
El Ge-Stell sería entonces aquello que volvimos de fueron tomadas, publicado en 1985 con el título
disponible (bestellbar, según el vocabulario heide- Sätze ins Nichts (esto es, “Frases que se pierden en la
ggeriano) del Ser y que lo manifiesta disfrazándolo Nada” o “Saltos a la Nada”), consagrado al tema de
de Bestand. Esto se debe a que, tal como dice Heide- la ciudad, Bahr replica al Ge-Stell heideggeriano por
gger al final del texto, si el destino del Ser (das Ges- medio de un lenguaje muy hermoso, cuya riqueza
COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN | 261

hace que la mayoría de los términos no sean tradu- [El vehículo (…) Por múltiples razones, me parece
cibles al francés o al español. que la técnica debe ser comprendida más como “ve-
hículo” que como Gestell. Heidegger claramente evo-
Das Gefährt […] Aus mehreren Gründen scheint mir ca la técnica como un viaje y como un peligro, pero
das Technische genauer als Gefährt denn als “Gestell” al hacerlo permanece demasiado ligado a una dia-
verstehbar zu sein. Beschreibt Heidegger auch dur- léctica estrecha a la apropiación aleatoria de un pa-
chaus Fahrt und Gefahr der Technik, so doch zu sehr trimonio (Bestand: “de una reserva [de bienes], de
an eine enge Dialektik unbeständiger Bestandssiche- un stock”), como si ya dispusiéramos de una nueva
rung gebunden, als verfügten wir bereits über eine neue escritura capaz de expresar aquélla que la técnica re-
Schrift, die jene Technik wiedergebe. Über das Techni- presenta. Más allá de lo que en la técnica pertenece
sche der Verfügungen, Sicherungen und steuernden al orden de la esfera de la confiscación, de la seguri-
Verschickungen hinaus mit all ihren katastrophalen dad y del control de los lanzamientos y de los en-
Entgleisungen, ist Technik zudem Trans-Mission, víos, con todos los catastróficos desajustes que ello
schwappt über sich als Sendung und Nachricht, als implica, la técnica es también trans-misión, sus en-
Zutragung und Zuständigkeit hinaus, schreibt sich víos o informaciones se desbordan de sí mismos,
über unser Können und Verstehen hinaus, in Schrif- excede sus encauzamientos y sus competencias y se
ten, die man nicht weniger mühevoll dechiffriren wird escribe por sobre nuestras capacidades y la com-
als jene der Natur, schwerer vielleicht, zumal wenn sich prensión que tenemos de ella en escrituras que nos
das genealogische Vertrauen vorschiebt und techni- cuesta tanto descifrar como las de la naturaleza y que
sche Dinge als irgendwie menschliche Kinder, Ausdruck quizá aún nos sean menos accesibles, sobre todo
unserer selbst, unserer Triebe und Willen oder als Ge- cuando la confianza ingenua que pudiéramos tener
burten artungleicher Befruchtungen zwischen Natur en la genealogía viene a hacer las veces de pantalla
und Menschen begriffen werden sollen. entre ella y nosotros y nos hace creer que es necesa-
rio comprender las cosas de la técnica como si fué-
[Le véhicule (…) Pour de nombreuses raisons, la tech- ramos sus progenitores y como si ella no fuera más
nique me semble donc plutôt devoir être comprise com- que la expresión de nosotros mismos, de nuestras
me “véhicule” que comme Gestell. Heidegger évoque pulsiones y de nuestra voluntad, incluso nada más,
bien la technique comme un voyage et comme un dan- entre el hombre y la naturaleza, que el fruto de inse-
ger, mais ce faisant il reste par trop lié à une dialecti- minaciones contra natura.]
que étroite de l’appropriation aléatoire d’un patrimoi- Sätze ins Nichts, pp. 168-169, adaptación al español
ne (Bestand: “d’une réserve [de biens], d’un stock”) de la traducción al francés de J.-P. Dubost.
comme si nous disposions déjà d’une nouvelle écriture
capable de rendre celle que la technique représente. Au-
delà de ce qui dans la technique est de l’ordre de l’em- Das Gefährt se aplica aquí en oposición a das Gestell.
prise, de la sécurité et du contrôle des lancements et Pero no es suficiente con notar la sustitución de un
des envois, avec tous les dérèglements catastrophiques término por otro, todavía hay que preguntarse por
que cela implique, la technique est aussi trans-mission, el uso del lenguaje que la hace posible. Hans Dieter
ses envois ou informations débordent d’eux-mêmes, Bahr, que se niega a seguir pensando la técnica a
elle excède ses acheminements et ses compétences et partir de la idea de “reunión” (Versammlung), prepa-
s’écrit au-delà de nos capacités et de la compréhension
ra su operación de destitución tematizando, a partir
que nous en avons dans des écritures que nous n’avons
pas moins de peine à déchiffrer que celles de la nature
de la descripción de los jarrones griegos, fundada
et qui nous sont peut-être encore moins accessibles, precisamente (de Aristóteles a Heidegger, pasando
surtout lorsque la confiance naïve que nous pourrions por Simmel) en el concepto de la Versammlung, su
avoir en la généalogie vient faire écran entre elle et función múltiple de “tra-ductores”. La palabra “tra-
nous et nous pousse à croire qu’il nous faut compren- duction” (Übertragung) no quiere decir “traslado”,
dre les choses de la technique comme si nous en étions en el sentido de abolición de la distancia entre dos
les géniteurs et comme si elle n’était que l’expression de lugares. La traducción que opera el receptor es un
nous-mêmes, de nos pulsions et de notre volonté, voire desplazamiento vehicular, en la medida en que
rien de plus, entre l’homme et la nature, que le fruit acompaña a lo que desplaza, y en que la historia de
d’inséminations contre-nature.] su destino es la de los peligros que acechan tanto a
Sätze ins Nichts, pp.168-169. La traducción es nuestra.
su contenido como a su finalidad. El vehículo/reci-
piente no sólo es el portador de contenidos cam-
262 | COMBINATORIA Y CONCEPTUALIZACIÓN

biantes, sino que él mismo también es transporta- cursos de la escritura alemana. Queda por saber
do, es el portador-transportado, y su contenido es hasta qué punto esta tendencia extrema que mani-
tan ambivalente como su ser, ya que puede tanto fiesta la escritura heideggeriana renueva un tipo de
“llevar desgracias transportando lo podrido y el ve- escritura cuyas huellas reconducen a los místicos
neno, como incluso la ceniza de los muertos o el renanos, así como también en qué medida está li-
simple vacío, después de un robo en el camino”. gada a la afirmación de una tradición filosófica es-
Mientras que Freud utiliza, en Traumdeutung, dos pecíficamente alemana cuya aparición coincide con
conceptos diferentes, el de Übertragung (“traduc- la necesidad de distinguir al mismo tiempo el uso
ción”, más tarde “transferencia”) y el de Verschiebung del latín y el uso literario de la lengua. Hay muchos
(“desplazamiento”), para establecer una división estudios sobre esta cuestión y las investigaciones
entre transporte de una entidad a otra y transporte están lejos de haber concluido. El papel de Christian
de una entidad en otra. En cambio, en Bahr hay un Wolff en el siglo XVIII, su proyecto expreso de cons-
acoplamiento de ambos conceptos, Übertragung y tituir una artificialidad en el lenguaje que extraiga
Verschiebung. Este acoplamiento, y la renovación se- sus recursos exclusivamente en la lengua alemana,
mántica que efectúa, descansa en una comprensión principalmente con la elaboración de artificios ade-
pretendidamente literal del verbo übertragen: über- cuados, los Kunstwörter, fueron determinantes para
tragen es desplazar (über) llevando (tragen), y por el devenir específico de la escritura filosófica ale-
ende la Übertragung es en cierta forma un “pasaje- mana. Sin embargo, es menester tomar en cuenta
soporte”. Para Bahr, la tra-ducción (Übertragung) asimismo la arqueología del lenguaje filosófico ale-
que opera el recipiente es un desplazamiento vehi- mán y al mismo tiempo el juego de intercambio y
cular, en la medida en que acompaña a aquello que diferenciación entre proceso lingüístico y proceso
desplaza. propiamente conceptual tal como lo hemos descri-
Si bien, como podemos observar, el contenido del to aquí. No cabe duda que esta labor está aún por
texto defiende la opinión contraria de la filosofía realizarse en gran medida.
heideggeriana de la técnica, cuya “dialéctica estre- Jean-Pierre DUBOST
cha” denuncia, la contra-tesis sigue siendo insepa-
rable de una subversión de la escritura, que consiste Bibliografía principal
Bahr Hans Dieter, Sätze ins Nichts, Tubinga, Konkursbuch, 1985.
en expulsar las solidaridades semánticas del Gestell Belaval Yvon, Les philosophes et leur langage, París, Gallimard,
heideggeriano, y de alguna forma en desplazarlo in 1952.
situ. La idea de desplazamiento es la que precisamen- Dubost Jean-Pierre y Winfried Busse, Französisches Verblexi-
te viene entonces a perturbar el juego de escritura kon: Die Konstruktion der Verben im Französischen, Stutt-
gart, Ernst Klett, 1983.
heideggeriano y a desestabilizar sus entramados. Goldschmidt Georges Arthur, Quand Freud voit la mer: Freud
Das Gefährt es el vehículo. La palabra de la len- et la langue allemande, París, Buchet-Chastel, 1988; Cuando
gua corriente sería más bien Fahrzeug, o, para la Freud vio el mar: Freud y la lengua alemana, Santiago de Chi-
lengua culta, Vehikel. Y el término, literario, ha caí- le, Metales Pesados, 2017.
Heidegger Martin, “¿Quién es Zaratustra de Nietzsche?”, trad.
do además en desuso. Pero, una vez arrancado del y notas L. González Suárez Llanos, Cuadernos Hispanoame-
registro donde el uso lo ha acantonado, viene a “des- ricanos, núm. 149, año 1962, Madrid.
dialectizar” aquello que, en el Gestell heideggeria- ——, “La cosa”, trad. e introd. V. Sánchez Zavala, Cuadernos His-
panoamericanos, núm. 97, año 1958, Madrid.
no, remitía al destino del Ser la multiplicidad y la
——, Construir habitar pensar (Bauen Wohnen Denken), ed. bi-
aleatoriedad. La lengua, no menos inventiva —y por lingüe, trad. esp. J. Adrián Escudero, Madrid, La oficina de
su propia riqueza abarrotada de intraducibles—, arte y ediciones, 2015.
está abierta al mundo como la temática que expo- ——, Der Satz vom Grund, Pfullingen, Neske, 1957; trad. fr. A.
Préau, Gallimard, 1962; La preposición del fundamento, trad.
ne, a saber, una técnica que sería, como la lengua,
F. Duque y J. Pérez de Tudela, Barcelona, Ediciones del Ser-
una escritura, de la que sería inútil creer que uno bal, 1991.
pueda alguna vez poseer su clave por anticipado. ——, Die Technik und die Kehre, Pfullingen, Neske, 1978.
Sin lugar a dudas, Heidegger es quien utilizó del ——, Essais et conférences, trad. fr. A. Préau, París, Gallimard,
1958; Conferencias y artículos, trad. E. Barjau, Barcelona,
modo más vertiginoso los procesos aquí descritos, y Ediciones del Serbal, 2001.
pocos filósofos alemanes utilizan actualmente con ——, Filosofía, ciencia y técnica, trad. F. Soler Grima y M. T. Pou-
tanta trascendencia como Hans Dieter Bahr los re- pin Oissel, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 2017.
COMMON SENSE | 263

——, Questions IV, trad. fr. J. Beaufret, París, Gallimard, 1976. mon sense puede remitir también al registro de la opi-
Rousseau André, “Fonctionnement des préverbes allemands”, nión compartida. El recurso de Hume a la opinión
en Les préverbes dans les langues d’Europe. Introductions à
l’étude de la préverbation, Presses Universitaires du Septen-
general de la humanidad, que impide que la filoso-
trion, 1995, pp. 127-188. fía pierda su camino, funciona como un sentido co-
mún: “The general opinion of mankind has some au-
Bibliografía de consulta thority in all cases; but in this of morals ’tis perfectly
Eichinger Ludwig M., Deutsche Wortbildung, Tubinga, Narr,
2000.
infalible [En todos los casos la opinión general de los
Fourquet Jean, Grammaire de l’allemand, París, Hachette, 1952. hombres tiene cierta autoridad; pero en este pro-
Saussure Ferdinand de, Cours de linguistique générale, París, blema moral su autoridad es totalmente infalible]”
Payot, 1979; Curso de lingüística general, trad. A. Alonso, (A treatise of human nature, p. 552). Si bien the ge-
Buenos Aires, Losada, 2007; trad. M. Armiño, Madrid, Akal,
1991. neral opinion of mankind define un sentido común
necesario para el establecimiento de una filosofía
moral, recurrir al sentido común a veces es más am-
biguo; por eso Hume trae a colación la verdad del
proverbio relativo a las disputas en torno al gusto:
COMMON SENSE | inglés “And thus common sense, which is so often at varian-
ce with philosophy, especially with the sceptical kind,
español sentido común is found, in one instance at least, to agree in pronoun-
latín sensus communis
cing the same decision [Al menos en este caso, el sen-
sentido común, e inglés, moral, phrónesis,
tido común, que tan frecuentemente se aparta de la
política, principio, sentido, verdad filosofía, especialmente de la filosofía escéptica, con-
cuerda con ella para dar el mismo veredicto]” (Es-
says, p. 230). A pesar de que el sentido común pone
Podemos remontarnos hasta Shaftesbury y sobre todo has- de manifiesto una relación diferente con el mundo
ta Thomas Reid para apreciar los usos más nítidos de com- a la que es llevada a cabo por la filosofía, en ocasio-
mon sense. La tradición de una filosofía del sentido común nes permite evitarle a la filosofía los riesgos del uso
que se instaura en la filosofía anglo-escocesa del siglo xviii metafísico y reconducirla al uso ordinario del dis-
abandona la acepción del sentido común como la manera curso. Dicho de otra forma, common sense sirve de
común de sentir y de apreciar (sensorium commune) para punto de anclaje a lo usual, a lo ordinary, con el fin
encontrar su origen en una evocación de la sociabilidad, un de evocar la posición de la opinión ante una pregun-
sentido de la comunidad (sensus communis). Pero la filoso- ta filosófica: “Are there any irreducibly social goods?
fía de lengua inglesa defiende también la posibilidad del sen- […] Common Sense is divided on the issue, and con-
tido común como juicio u opinión verdadera que sirve de fused) [¿Hay bienes sociales irreductibles? (…) El
fundamento a la filosofía. El discurso filosófico se basa en- sentido común se siente escindido y confuso sobre
tonces en principios que son evidencias del sentido común esta cuestión]” (Charles Taylor, Argumentos filosófi-
y forman la condición previa de todo conocimiento. La re- cos, p. 175). Podría decirse que este recurso al senti-
flexión sobre el common sense presupone el reconocimien- do común existe desde la Antigüedad griega y no es
to de un valor de verdad a la ordinary life [vida ordinaria]. una especificidad de common sense. La originalidad
de la tradición del common sense radica en la inquie-
I. El concepto de “common sense” tud de pasar de la simple apelación al common sen-
Common sense, según un significado a minima, no se a un concepto de common sense. Es la finalidad
es un término filosófico. Designa una forma de sen- del Essay on the freedom of wit and humour de Shaf-
tido común popular. Cuando alguien dice: “just use tesbury. El texto comienza con la narración de una
your common sense! [¡sólo usa tu sentido común!]”, placentera conversación sobre la moral, la política y
evoca la posibilidad de una sagacidad práctica, de la religión. Entre los diferentes protagonistas, de
una aprehensión ordinaria de las cosas. Así, para co- vez en cuando algunos de ellos se toman “la liber-
nocer mejor el amor, el matrimonio, los niños, etc., tad de apelar al sentido común” [take the liberty to
existe The common sense book of love and marriage, o appeal to common sense] (Characteristics of men,
The common sense book of baby and child care. Com- manners, opinions, times, t. I, p. 78). En seguida, el
264 | COMMON SENSE

sentido común es objeto de una definición; se con- mo también según el sentido común, la honestidad
cibe como un conjunto de verdades evidentes, de es la mejor política (According to common Speech,
asuntos sobre los cuales todos los hombres están de as well as common Sense, Honesty is the best Policy)”
acuerdo: (ibid., p. 132). Common sense resulta diferente de
good sense en la medida en que este último, como
But notwithstanding the different Judgments of Man- facultad natural de distinguir lo verdadero de lo fal-
kind in most Subjects, there were some however in so, es factor de conocimiento más que de filosofía
which ‘twas suppos’d they all agreed, and had the sa- práctica. Common sense es el equivalente social y po-
me Thoughts in common. lítico de moral sense. Moral sense designa una dis-
[Pero, pese a los diferentes juicios de los hombres posición o una capacidad para formar representa-
sobre la mayoría de los temas, había sin embargo al- ciones adecuadas del bien moral. Common sense
gunos en los que supuestamente todos concorda- designa una disposición para formar representacio-
ban, y compartían los mismos pensamientos.] nes adecuadas del bien público. Ello supone la re-
Characteristics, p. 79.
presentación de un espacio público (public space o
public sphere). Debería traducirse por “disposición
Pero esta definición de sentido común no progresa al bien común”. Es esta acepción de common sense,
porque se pone el acento en la imposibilidad de en- particularmente presente en la filosofía de la lengua
contrar principios fundamentales o nociones co- inglesa, la que Michael Walzer invoca en Critique et
munes de la religión, la moral y la política. ¿Cómo sens commun. La definición de la aprehensión del
podría el sentido común ayudar a construir una fi- mundo social a la manera de una crítica social (so-
losofía práctica? cial criticism) prolonga esta tradición del sentido
del bien común.
II. El sentido del bien común
Shaftesbury, gran lector del estoicismo, se interesa III. La epistemología del “common sense”
por el uso del sentido común como sensus commu- Sucede que common sense también es un concepto
nis. Sensus communis, traducción del griego he koi- fundamental para la filosofía del conocimiento. El
nonoemosyne ( κοινονοημοσύνη) en los textos de pensamiento de Thomas Reid supone una com-
Marco Aurelio (Pensamientos, I, 16), designa un sen- prensión racional de sense como judgment para es-
tido de la comunidad, una sociabilidad. Shaftesbury tablecer un papel epistemológico de common sense:
retoma este legado y hace que prevalezca common
(lo que es común a una comunidad, el bien públi- In common language sense always implies judgment
co) sobre sense (facultad sensorial o cognitiva). Com- […] Good sense is good judgment […] Common sen-
mon sense designa un trabajo crítico sobre nuestras se is that degree of judgment which is common to men
representaciones para adaptarlas al bien público. El with whom we can converse and transact business.
sentido común expresa “el Sentido del Bien público [En el lenguaje común, el sentido implica siempre el
y del Interés común” (“Sense of Publick Weal, and of juicio […] El buen sentido es buen juicio […] El
the Common Interest”), el amor de la Comunidad sentido común es ese grado del juicio que es común
o de la Sociedad (“Community or Society”), el afec- a todos los hombres con los que podemos conversar
y hacer transacciones comerciales.]
to natural, la humanidad, la inclinación a hacer el
Essays on the intellectual powers of man, pp. 330-331.
bien o esa clase de Civilidad (Civility) que nace de
un justo sentimiento de los derechos comunes por
el género humano y de la igualdad natural que exis- Esta vez common sense es cercano a good sense. El
te entre criaturas de la misma especie” (Characte- sentido común como buen sentido es un juicio; de-
ristics, I, p. 104). Es un sentido a la vez moral y so- signa la parte de la razón que comprende los juicios
cial de la razón, estructurado por una virtud que primitivos y naturales comunes a toda la humani-
consagra la naturaleza profunda del hombre, la ho- dad. En cierta forma, es una especie de inteligencia
nestidad: las “nociones naturales [son] mejores que común que alcanza espontáneamente a cierto nú-
las que han sido refinadas por el estudio o por con- mero de objetos de conocimiento. En esta perspec-
sultas con los casuistas. En lenguaje común, y así co- tiva, esta actividad del espíritu o este ejercicio del jui-
COMMON SENSE | 265

cio se encuentra más o menos desarrollado en todo view of the world. En cierta forma, conforme a la fi-
hombre, según tenga más o menos práctica en di- losofía de Thomas Reid, el espíritu puede tener co-
chos juicios, o esté más o menos capacitado: nocimiento inmediato de la existencia de los obje-
tos, de la materia, de otras personas, conocimiento
Common sense is […] an exercise of the judgment que define creencias verdaderas que es inútil justi-
unaided by any Art or system of rules: such an exerci- ficar. El common sense es la instancia del espíritu por
se as we must necessarily employ in numberless cases la cual sabemos con certeza que muchas proposi-
of daily occurrence […] He who is eminently skillful ciones por demás comunes son verdaderas. En este
in doing this, is said to possess a superior degree of registro de definición de una filosofía del conoci-
Common Sense.
miento, la cuestión del common sense diseña una for-
[El sentido común es […] un ejercicio del juicio que ma de abordar un fondo común de conocimiento,
no está auxiliado por ningún artificio ni sistema de a common knowledge del que toda persona de juicio
normas: un ejercicio tal como el que necesariamen-
puede participar. Existe una comunidad de juicios
te realizamos en numerosos casos de la vida cotidia-
na […] De aquel que está eminentemente capacita-
que puede reconciliarnos a todos pese a las divisio-
do para esto se dice que posee un grado superior de nes filosóficas doctrinales. El sentido común esbo-
Sentido Común.] za la posibilidad de una comunicabilidad filosófica:
Richard Whately, Elements of logic,
prefacio, pp. xi-xii. There is this advantage in putting questions from the
point of view of Common Sense: that it is, in some de-
No poseer el common sense no significa aquí carecer gree, in the minds of us all, even of the metaphysicians
de sagacidad en los asuntos ordinarios de la vida; whose conclusions are most opposed to it.
en cierta forma es falta de inteligencia, privarse de [Existe la siguiente ventaja en plantear preguntas des-
un modo no determinado a priori del juicio, según de el punto de vista del Sentido Común: esto es que
Whately, pero también según Reid. El sentido co- se encuentra, en cierta forma, en la mente de todos
mún constituye el material previo para todo conoci- nosotros, incluso en la de los metafísicos cuyas con-
clusiones son muy opuestas a él.]
miento, el conjunto de pre-conocimientos que son
Henry Sidgwick, Philosophy, its scope and relations, p. 42.
obvios y que resulta perjudicial poner en duda. Se
encarna en principios que simplemente afirman la
existencia de nuestras diferentes maneras de cono- La acepción filosófica del sentido común supone una
cer. Es el caso del principio de realidad de los fenó- defensa del sentido común. La reflexión sobre el
menos de la conciencia: es preciso considerar ob- sentido común se prolonga en parte con la reflexión
vio que el hombre piensa, recuerda, etc. (Essays, p. sobre la ordinary life en la filosofía norteamericana
231). La existencia del sujeto de conocimiento es una contemporánea, por ejemplo, en Stanley Cavell (In
verdad de hecho, un principio del sentido común o quest of the ordinary). Esta última filosofía no se con-
un juicio natural, común a la humanidad, y que to- tenta con decir que las formulaciones de la vida or-
do hombre puede por ende producir. dinaria son verdaderas en su sentido ordinario, sino
que trata de saber lo que su sentido ordinario quie-
IV. “Common knowledge” y “ordinary life” re decir, así como la filosofía del sentido común bus-
Así pues, common sense forma parte de una filoso- ca el significado del sentido común.
fía y de una epistemología del conocer con las cuales Fabienne BRUGÈRE
—según la expresión de Moore— se puede vislum-
brar una “cosmovisión del sentido común (com- Bibliografía
monsensical view of the world)” (G.E. Moore, De- Cavell Stanley, In quest of the ordinary, Chicago, University of
Chicago Press, 1988.
fensa del sentido común y otros ensayos). Sabemos Hume David, Essays moral, political and literary [1777], India-
con certeza que muchas proposiciones muy comu- nápolis, Liberty Classics, 1985
nes son verdaderas. No es que el sentido común no ——, A treatise of human nature [1739-1740], Oxford, Claren-
dé cabida a algunas proposiciones falsas, sino que don Press, 1978; libro III, trad. fr. P. Saltel, París, Flamma-
rion, “GF”, 1993; Tratado de la naturaleza humana, trad. F.
las certezas masivas que contiene, tomadas en con- Duque, Tecnos, Madrid, 1992.
junto, comprenden la verdad de la common sense
266 | COMPARACIÓN

Moore George Edward, Philosophical papers, Londres, Allen & I. Comparatio, sýnkrisis, paralelo
Unwin, 1959; Defensa del sentido común y otros ensayos, El sentido de “imagen” para la comparación es un
trad. C. Solís, Buenos Aires, Hyspamérica, 1983.
Reid Thomas, Essays on the intellectual powers of man [1785],
sentido especializado, muy marginal. En todo el tex-
en Thomas Reid: Philosophical works, Edimburgo, Edinburgh to de la Institución oratoria, de Quintiliano, este sen-
UP, 8a. ed., 1895; Ensayos sobre los poderes activos de la tido aparece una sola vez, en tanto que comparatio
mente humana, trad. C. Mellizo, Madrid, Tecnos, 2014. y comparativus aparecen una docena de veces, según
Schulthess Daniel, Philosophie et sens commun chez Thomas
Reid, Berna, Lang, 1983.
el índice de la edición en francés de Les Belles Let-
Shaftesbury Anthony Ashley Cooper, Characteristics of men, tres. De manera aproximada y genérica, comparatio
manners, opinions, times [1711], t. 1, Essay on the freedom designa el paralelo: el hecho de acercar x a y para
of wit and humour, Hildesheim-Nueva York, Georg Olms mostrar semejanzas y diferencias, y frecuentemen-
Verlag, 1978.
Sidgwick Henry, Philosophy, its scope and relations, Londres, te para subrayar la superioridad de una sobre la otra.
Macmillan , 1902. En griego, la palabra equivalente es sýnkrisis [σύγκ
Taylor Charles, Philosophical arguments, Cambridge-Londres, ρισις], muy frecuente en este sentido, pero en la épo-
Harvard up, 1995; Argumentos filosóficos, ensayos sobre el
ca tardía (de Filodemo a Plutarco). Tal como este tér-
conocimiento, el lenguaje y la modernidad, trad. F. Birulés
Bertrán, Buenos Aires, Paidós, 1997 mino lo dice, se trata de criticar, de juzgar una con
Walzer Michael, Critique et sens commun, París, La Découver- respecto a la otra –syn-krisis [συν κρίσις], juicio em-
te, 1990. parejado, “con” (syn [σύν]). El resultado no es una
Whately Richard, Elements of Logic, Londres, John W. Parker,
formulilla provisional, una figura de estilo, sino un
9a. ed., 1851.
desarrollo completo, largo.
La comparatio forma así parte de los ejercicios
previos que se dan en clase de retórica (Quintilia-
no, II, 4, 21). Es larga como una “tarea” escolar y co-
COMPARACIÓN mo tal formará parte del bagaje de toda persona ins-
truida, de la Antigüedad al Antiguo Régimen. En
francés comparaison esta cultura, hacer una comparación, un paralelismo,
griego sýnkrisis [σύγκρισις], antíthesis [άντίθεσις],
paráthesis [παράθεσις]
es procurarse de inmediato los medios para cons-
italiano paragone truir todo un desarrollo. En este sentido, la compa-
latín comparatio, contrapositum, adpositum ración es una “figura de pensamiento” o, más literal-
mente, una “figura de frases” (lat. figura sententiarum),
analogía, concetto, imagen, ingenium, lugar es decir, que se extiende a una o varias frases. De igual
común, mímesis, propiedad modo, la comparación se vincula con la concepción
y con la invención: contemplar in nuce, después de-
La comparación se ha visto afectada por el éxito reciente sarrollar, con todas sus consecuencias, lo que se vis-
de la metáfora. Gracias a ello, se ha destacado su brillante lumbró. Un visionario como Hugo conoce todos sus
alter ego. Para volver a dotarla de interés, es suficiente re- recursos indefinidos. Por ejemplo, su frase “Esto
cordar que el par aparentemente canónico comparatio-me- matará aquello” (V, 2) desencadena la abundante
taphora es un engaño. Dicho par proviene de un pasaje de comparatio de Nuestra Señora de París entre x, el li-
Quintiliano sacado de contexto. En realidad, comparatio en bro, y y, la catedral.
latín designa muy marginalmente una similitud introducida Un ejemplo de tema de deber con sus posibles
por una palabra del tipo “como”. Su definición remite a una desarrollos sería el siguiente, tomado de Cicerón.
operación mental: hacer un paralelo entre x y y con el fin El orador compara “a Catilina con Graco, [es decir]
de inferir semejanzas y diferencias. La frase “comparación a la república con todo el mundo, aquel trastorno
no es razón” nos recuerda que la comparación es un instru- con la total desolación de muertes e incendios, y a
mento para producir algo inteligible, y que este instrumen- un particular con los cónsules. Todo lo cual, si que-
to funciona bien, casi demasiado bien: de ahí la necesidad remos amplificarlo más, cada cosa ofrece mucho
de ser prudentes respecto de ese método extremadamen- campo". (Quintiliano, VIII, 4, 14; cf. VIII, 4, 9-14).
te fecundo que es el comparatismo. Se comprende así mejor el sentido especializado
más frecuente de sýnkrisis. La palabra griega desig-
naba un ejercicio clásico de crítica literaria: el para-
COMPARACIÓN | 267

lelismo entre dos autores o dos obras para diferen- similitudo es tra<ns>latio, palabra que es el equiva-
ciarlos mejor. En este caso también la cultura escolar lente latino del griego metaphorá, que Quintiliano
conservó el recuerdo por mucho tiempo: recorde- también utiliza.
mos el tema clásico sobre Racine y Corneille, los hom- • VÉASE EL RECUADRO 1
bres tal como son y tal como deberían ser. El Trata- Esto se puede expresar así:
do sobre lo sublime de Longino contiene una buena
cantidad de ejercicios semejantes, por ejemplo, el Aristóteles Quintiliano
paralelismo-diferencia entre la Ilíada y la Odisea, eikón = similitudo
entre Platón y Lisias, entre Demóstenes y Cicerón.
metaphorá = tra<ns>latio
Este último par fue vastamente tratado y figura en el
inicio de Vidas paralelas. El propio Plutarco acaba
casi todos los pares de Vidas con lo que llama, en sus Es necesario entender bien que el concepto de com-
propios términos, una sýnkrisis: comparación de paratio no tiene cabida en este cuadro, en este re-
Teseo y Rómulo, Licurgo y Numa, etcétera. gistro de conceptos. Quintiliano importa el sustan-
tivo comparatio con fines explicativos, para que se
II. Eikón y metaphorá, similitudo y tralatio: el comprenda qué es lo que ocurre en una similitud y,
estatus del "como” por contraste, en una metáfora (VIII, 6, 9). Compa-
En lo que respecta a este sentido fundamental, com- ratio bajo su pluma no es más que un deverbal del
paración en el sentido moderno es igual a similitud: verbo comparare que utilizó primero. La similitud es
el término actual inglés simile proviene del latín si- “como” un paralelismo-diferencia, siendo este últi-
militudo, traducción a su vez del griego eikón, “íco- mo objeto tan conocido para los lectores de Quin-
no”, imagen. Por cierto, Quintiliano esbozó la idea tiliano —o de Aristóteles— como ignorado hoy:
de que la metáfora es una similitud abreviada, “bre-
vior similitudo” (VIII, 6, 8). Quintiliano toma de In totum autem metaphora brevior et similitudo, eo-
Aristóteles el muy célebre ejemplo de Aquiles “se que distat quod illa comparatur rei quam volumus ex-
lanzó como un león” en contraposición a “se lanzó primere, haec pro ipsa re dicitur. 9. Comparatio est
león” (Aristóteles, Retórica, III, 4, 1406b 20-24; Quin- cum dico fecisse quid hominem “ut leo”, tralatio cum
tiliano, VIII, 6, 9). En Aristóteles las reparticiones dico de homine “leo est”.
conceptuales son eikón [εἰκών] y metaphorá [μετα [La metáfora es en un todo más breve que la seme-
φορά] (cf. Retórica, III, 4, 1406b) y en Quintiliano janza, y se diferencia de ella en que aquélla se com-

Recuadro 1 › Para recordar: la definición aristotélica de la metáfora


analogía, ingenium, logos Para Quintiliano, las metáforas son “si- semejanza [de dos cosas] (to hómoion theo-
militudes abreviadas”, en tanto que para réin [τ μοιον θεωρεῖν], aunque sean mu-
El reciente éxito de la metáfora le debe su Aristóteles “las comparaciones (eikones [εἰ chas sus diferencias” (ibid., III, 11, 1412a
celebridad a Aristóteles. La metáfora, a di- κώνες]) son metáforas que necesitan de 12-13). El éxito de la metáfora, incluso con
ferencia de la comparación, es un tropo, una logos (logou deómenai [λόγου δεόμεναι])", forma de chiste (asteion [ἀστεῖον]) (ibid.,
“figura de palabras”, a saber, según la de- es decir, según la traducción al español de III, 11, 1411b 22-24) estriba en el fulgor de
finición canónica de la Poética: “la trans- Racionero, “con falta de una palabra” (Re- esta conjunción que realiza entre filosofía y
posición de un nombre impropio (onómatos tórica, III, 4, 1407ª 14-15), pero que corren poesía.
allotríou epiphorá [ νόματος άλλοτρίου el riesgo de “causar menos placer a causa de Una de las dificultades que se nos pre-
ἐπιθορά])” (Aristóteles, Poética, 21, 1457b su mayor extensión” (ibid., III, 10, 1410b sentan al pasar de Aristóteles a Quintiliano
7-8; trad. esp. Schlesinger, 2003). Se hace 18- 19). Ambas son operaciones mentales. es, como hemos visto, una dificultad de tra-
al pasar del género a la especie, de la espe- En cuanto a la metáfora, “cuando el poeta ducción, esto es, una discordancia al pasar
cie al género, de la especie a la especie, es- llama a la vejez "paja", se produce una en- del griego al latín y al francés: Quintiliano
to es, finalmente y ante todo, según una señanza y un conocimiento (epóiesen má- llama similitudo y no comparatio al eikón,
relación de “analogía”: la expresión meta- thesin kai gnosin [ἐποίησεν μάθησιν κα ese otro término aristotélico de la metáfo-
fórica reduce y reúne así la proporción (de- γν σιν]) por mediación del género, ya ra, que generalmente traducimos por
cir que el anochecer es el “ocaso” implica que ambas cosas han perdido la flor” (ibid., “comparación”.
que el anochecer es al día lo que el ocaso es 1410b 15-16). Ahora bien, “igual que en la Barbara Cassin
a la vida). filosofía, es propio del sagaz establecer una
268 | COMPARACIÓN

para a la cosa que queremos expresar; ésta se dice más, está reforzado por otro que le sirve de conclu-
por la misma cosa. 9. Comparación es cuando digo sión, el paralelo entre el orador y el jurista, donde el
que un hombre se portó en algún negocio como un orador es superior al jurista, tanto como lo es el je-
león. Traslación [tralatio] cuando digo de un hom- fe de guerra (§ 29-30). Quintiliano cita este pasaje
bre que es un león”.] (VIII, 6, 9) y comenta: “… en las contrapuestas o comparati-
vas [in contrapositis vel comparativis] suele corres-
De comparare a comparatio, el verbo y el sustantivo ponder una mutua repetición de las primeras pala-
nos indican que el punto esencial no es la presencia bras (…). Pero no se contentó el orador con esta
o la ausencia de la palabra “como”. Lo esencial es que gracia, sino que mudó al contrario la misma figura
un paralelismo entre Aquiles y un león abarcaría am- [solet respondere primorum verborum alterna repe-
pliamente todo aquello que pertenece al héroe y to- titio]” (IX, 3, 32).
do aquello que pertenece al animal, discerniéndo- Contra-positum: no estamos muy alejados de la
los mediante paralelo-diferencia. Este proceso tan palabra italiana contrappunto y de la francesa “con-
intelectual sería entonces la inversa de la metáfora. traste”, una de las palabras con las que los retóricos
La similitud mantiene la distancia entre Aquiles y el franceses del siglo XVIII retraducen comparatio.
león (véase aquí el verbo distat, palabra típica de la
comparatio), mientras que la metáfora fusiona estos III. Contrapositio y antíthesis
dos polos en una intuición fulgurante. La extensión Contrapositio: es la palabra latina con la que, en es-
en un caso y la brevedad en el otro no hacen más te mismo capítulo 3 del libro IX, Quintiliano tra-
que señalar la diferencia de esos dos procesos men- duce el griego antitheton [ἀντίθετον], para designar
tales. Al fin, la presencia del como, que tanto sedu- de manera muy específica la figura de palabras lla-
jo a la crítica, es la punta del iceberg. Simboliza lo mada antítesis. En todas estas palabras, los prefijos
esencial, ya que el como impide efectivamente la anti- [ἀντι ] o contra- son los que dan, en general, el
asimilación completa. Pero tomarlo como criterio sentido. La palabra griega para antítesis puede de-
absoluto para la distinción de similitud y metáfora signar toda clase de paralelismo. Se trata li teral-
es un razonamiento erróneo y puede acarrear va- mente del hecho de colocar una frente a la otra;
rios inconvenientes: este criterio no es operativo. -positum es la traducción de -theton, y contra- de
Hagamos, pues, a un lado la comparación en el anti-. En este sentido muy general, la “antítesis” es
sentido moderno. En la “comparación” en el senti- un caso particular de la “paratesis”. Cuando se po-
do de paralelo-diferencia, se enfrentan dos bloques, nen dos bloques frente a frente, se responden ya sea
que a partir de ese momento dialogan, sin confun- por sus similitudes, simetrías: para- [παρα ], para-
dirse jamás. Tomemos un ejemplo. En su capítulo lelismo, paratesis, adposita; o por sus disimilitudes,
sobre las figuras de palabras, Quintiliano habla del oposiciones: anti-, contraste, antítesis, contraposita
efecto de repetición. Aquí, se trata de la repetición (adposita está en Quintiliano en V, 10, 86: “Adposi-
de las primeras palabras de los miembros de perio- ta vel comparativa”). Por lo demás, anti no significa
do, “tú” y “él”, en un paralelismo entre tú, el jurista, necesariamente lo contrario exacto: la isla de Anti-
y él, el jefe de guerra —famoso paralelismo porque, citera es, simplemente, la que está frente a Citera; x
al contrario de lo que cabría esperar, Cicerón le da y y están frente a frente. Podría decirse lo mismo
ventaja a este último: “ Tú estás en vela aun antes del del prefijo para-; parállelos [παράλληλος] se cons-
amanecer para responder a los que te consultan; él, truye a partir de allelous [ἀλλήλους], “uno y otro”:
para llegar a tiempo, con el ejército, al punto de su colocar uno al lado del otro. Una de las palabras de
destino; a ti te despierta el canto del gallo; a él, el to- la entrada, sýnkrisis, del léxico griego de Hesiquio
que de la trompeta; tú dispones de la acción judi- de Alejandría, combina incluso los dos prefijos
cial; él pone las tropas en orden de batalla; tú cui- anti- y para-. Es la antiparatesis (antiparáthesis [άν
das de que tus clientes no sean sorprendidos; él, de τιπαράθεσις]), término que usa por ejemplo Dioni-
que no lo sean las ciudades o sus campamentos" sio de Halicarnaso para designar, simplemente, un
(En defensa de Lucio Murena, 22). paralelo-diferencia, o sea un contraste, en este caso
Éste es un ejemplo de posible extensión: el para- entre el perverso Hegesias y el excelente Homero
lelismo se extiende a diez parágrafos (§ 19-28). Ade- (Sobre la composición estilística, VI, 18, 24). En otro
COMPARACIÓN | 269

pasaje, Quintiliano dice también que traduce por Todos estos argumentos serán expuestos de un mo-
comparatio el griego antístasis [ἀντίστασις]: cabe sub- do más claro —si no me equivoco— si, en lugar de
rayar que lo esencial es el prefijo (VII, 4, 12). exponer todo lo que me parece que pueda decir acer-
ca de cada una de ambas vidas por separado, lo hi-
IV. Comparación y comparatismo: la doble atención ciera mezclándolas, tratando ahora sobre una, aho-
ra sobre la otra. De este modo, la atención se dirigirá
y la estética del contrapunto
a un lado y a otro, alternando la vista a la derecha y
Esta constelación de términos permite, pues, ampliar a la izquierda al modo de los ojos. Así, fácilmente
el breve artículo “Comparaison” del Vocabulaire de podrá juzgar la diferencia que hay entre dos cosas
Lalande. Éste remite, con razón, a Condillac y su es- tan diversísimas entre sí (trad. esp. Marcela Borelli).
cuela. La cita de la Lógica de Condillac (I, 7) es in-
teresante:
Una cita como ésta muestra hasta qué punto sería
Según prestamos atención a un objeto, podemos limitante basarse solamente en Condillac. El filóso-
prestarla a dos a la vez; entonces, en lugar de una sen- fo elabora en su lengua y de tal modo explicita una
sación exclusiva, experimentamos dos: y decimos noción que halla en el lenguaje “común” —es decir,
que las comparamos porque sólo las experimenta- una noción elaborada hace mucho tiempo y que le
mos para observarlas una al lado de otra, sin ser dis- legó toda la cultura retórica de su época. Antes de
traídos por otras sensaciones; realmente, esto es lo
Condillac está cuando menos Aristóteles. En sus Tó-
que significa la palabra comparar. Así pues, la com-
picos, la comparación tiene que ver con dos de los
paración no es más que una atención doble.
cuatro instrumentos u organa que proporcionan nu-
merosas proposiciones. Son el tercero y el cuarto ins-
Esta cita evoca notablemente el pasaje siguiente de trumentos: la atención dirigida a las diferencias y
Petrarca, que Condillac seguramente no conoce. Pe- después a las semejanzas (Tópicos, I, 16-17, 107b-
trarca desarrollará su extenso y famoso paralelismo, 108a).
o comparatio, entre la soledad y la vida en la ciudad • VÉASE EL RECUADRO 2
(De vita solitaria, 1, 1, 8).

Recuadro 2 › La comparación de las artes


La comparación de las artes es un género La comparación entre las artes de la vis- poesía con la pintura, vinculando las artes
literario que se desarrolló en el Renacimien- ta y las del oído se inscribe en una larga del lenguaje con las de la imagen, los auto-
to y se prolongó durante toda la época clá- tradición que, según Platón, se remonta a res del Renacimiento invierten el sentido
sica. Se expresó en diversas formas. La pri- Simónides y que se difundió durante el Re- de la comparación. “Un poema es como un
mera, la más importante, consiste en un nacimiento gracias a la lectura de Horacio. cuadro” se convierte en “un cuadro es co-
paralelismo entre las artes de lo visible y las “La acción —escribe Horacio en la Epístola mo un poema”. “Ut pictura poesis”, tal co-
del discurso: pintura y escultura por un la- a los Pisones— se representa en la escena o mo se menciona en el campo del discurso
do y artes poéticas, por el otro. A partir de bien se cuenta una vez sucedida. Lo que se del arte, consiste siempre en definir la pin-
esta comparación, de alguna manera gené- deja caer al oído conmueve los ánimos más tura, en determinar su valor en función de
rica, se desarrollaron formas de compara- lentamente que lo que se presenta ante los criterios que son los de las artes poéticas.
ción más específicas, entre la pintura y la fieles ojos y que el espectador se cuenta a La fecundidad de esta doctrina durante va-
escultura, la pintura y la música. La palabra sí mismo” (Arte poética, 180). Pero otra fra- rios siglos es incontestable; tuvo un papel
italiana paragone, que significa en general se de Horacio tuvo un papel decisivo en la esencial en el acceso de la pintura a la dig-
“comparación”, se usa en todas las lenguas historia, la frase donde hizo un paralelismo nidad de las artes liberales (véase Arte).
para designar “la comparación entre la pin- entre la pintura y la poesía: “cual la pintura Por medio de esta comparación, el pintor
tura y la escultura” que dio lugar a numero- tal es la poesía (ut pictura poesis erit)” (ibid., puede tener acceso al rango del poeta y del
sos debates en el siglo xvi. La comparación 363). Retomada por los teóricos renacen- orador. Las expresiones pictura loquens y
entre la pintura y la música (analogía entre tistas, esta comparación será el origen de muta poiesis son topoi que sirven para cali-
el sonido y el color, reflexiones en torno a lo que se ha dado en llamar la doctrina “ut ficar la poesía y la pintura; esta última sue-
la noción de armonía) está igualmente pre- pictura poesis”. No obstante, esta doctrina le representarse en los grabados con una
sente en el Renacimiento y en la época clá- está construida sobre un contrasentido en venda o con un dedo sobre la boca. La pin-
sica y tendrá un nuevo impulso en el siglo sentido estricto, esto es, sobre una inver- tura es una “poesía muda”, y la poesía es
xx, con el nacimiento de la abstracción. sión. Mientras que Horacio comparaba la una “pintura que habla”. Los franceses del
270 | COMPARACIÓN

siglo xvii las llaman “hermanas” (los ingle- Leonardo prefiere calificar a la poesía de uno de los principales textos de la crítica
ses “sister arts”) y las describen unidas en pintura ciega más que de pintura que ha- “modernista”. Refiriéndose explícitamente
una relación constante de emulación recí- bla, para mantener la igualdad entre ambas a Lessing, Greenberg escribe: “En los últi-
proca. Por ejemplo, Félibien, en Le songe de artes: “La pintura es una poesía muda, y la mos cincuenta años, las artes de vanguar-
Philomathe, trae a la escena “ut pictura poe- poesía una pintura ciega; y una y otra van dia han alcanzado una pureza y una delimi-
sis” a través de un diálogo entre dos her- imitando la naturaleza en cuanto les sea tación radical de su campo de actividad sin
manas, una rubia y otra morena, la primera posible” (Tratado de la pintura). Pero sólo parangón en la historia de la cultura. Hoy
se expresa en verso y la segunda en prosa Lessing, en Laocoonte (1766), desarrolla las artes están protegidas, cada una dentro
(publicado en 1683, este texto se incluyó una crítica sistemática de la doctrina de “ut de sus legítimas fronteras, y el libre inter-
en apéndice en el Libro X de Entretiens sur pictura poesis”. Descalificando la idea mis- cambio ha sido remplazado por la autar-
les vies et les ouvrages des plus excellents ma de comparación entre las dos artes, Le- quía” (The collected essays and criticism,
peintres anciens et modernes, 1666-1688). ssing insiste, por el contrario, en las dife- vol. 1, pp. 23-37).
La “ut pictura poesis” no se limita a mo- rencias y en los límites que las separan, tal Jacqueline Lichtenstein
dificar la imagen y el estatus de la pintura, como indica muy explícitamente el subtí-
sino que también transforma su definición tulo de su libro: Laocoonte o sobre los lími- Bibliografía
al imponerle las categorías de la poética y tes de la pintura y la poesía. En el siglo xix el Greenberg Clement, The collected essays and
de la retórica (la invención, la disposición) rechazo del paralelismo en pro del argu- criticism, ed. J. O’Brian, University of Chi-
cago Press, 1986. Lee Rensselaer Wright,
y al atribuirle una finalidad narrativa. La mento de la especificidad evolucionará con-
Ut pictura poeisis. La théorie humaniste de
doctrina de “ut pictura poesis” triunfa así siderablemente, ya que, siguiendo a Bau- la peinture [1967], trad. M. Brock, Macula,
en la pintura de historia, por mucho tiem- delaire, lo retomarán todos los defensores 1991.
po considerada el género más noble de la de la “modernidad”. Este argumento ten- Horacio, Arte poética, editorial Gredos. Tra-
pintura. drá también un papel protagónico en el aná- ducción al español de José Luis Moralejo.
Pero muy pronto se empezaron a ma- lisis contemporáneo del arte. En 1940, Cle- Leonardo, Tratado de pintura, Madrid, Alian-
nifestar reservas respecto a una compara- ment Greenberg publica, en Partisan Review, za, 2013.
ción que sometía un poco excesivamente a el artículo “Towards a new Laoocon” (Hacia Le paragon, textos traducidos del italiano por
la pintura al orden del discurso. Por eso un nuevo Laooconte), que se convertirá en L. Fallay d’Este, Klincksieck, 1992.

Después del siglo XVIII, y en todos los campos, cionada por Condillac. Más que “comparado” habría
la idea de comparatio se encuentra en el inicio de que decir “comparando”, como en alemán (vergleich-
todos los comparatismos que surgen a principios end), o “comparativo”, como en inglés (comparati-
del siglo XIX. Tal como la planteó Aristóteles, la com- ve). Lo que cuenta es el acto intelectual de aproxi-
paración sirve en primer lugar para hacer induc- mar, más que los dos objetos aproximados.
ciones: para obtener lo universal a partir de la com- Entonces, que comparación no siempre sea razón
paración de casos individuales (Tópicos, I, 18, 108b). (“comparaison n’est pas raison”) no le quita el interés
Anatomía comparada (1800-1805), de Cuvier; fisio- al método: como está establecida en plural, la com-
logía comparada (1833), embriología comparada, paración da que pensar. Para decirlo en términos an-
etc. Grammaire comparée des langues de l’Europe la- tiguos, la comparación compete a la tópica, que “in-
tine dans leurs rapports avec la langue des troubadours venta”, y no a la crítica, que “juzga”. Primero invenire,
(1821), de François Raynouard, origen de la roma- luego judicare. Primero encontrar, obtener resultados,
nística creada por Friedrich Diez unos quince años después pesar y sopesar, decidir en cuanto al valor de
más tarde. Géographie générale comparée (1835-1836), esos resultados. Rechazar el método comparatista de
de Eugène Buret y Édouard Desor, traducción de acuerdo con algunos de esos resultados equivale a
una parte de Vergleichende Geographie de Carl Rit- no comprender su papel de instrumento, de herra-
ter, publicada a partir de 1817. Cours de littérature mienta. Generalmente este juicio negativo se corres-
comparée (1816-1825), título general de una colec- ponde con una incapacidad para explicitar su propia
ción de fragmentos seleccionados por François Noël, tópica, su forma de reunir materiales de reflexión.
que por cierto se limita a yuxtaponer Leçons fran- La comparación así entendida puede utilizarse no
çaises, latines, anglaises, italiennes. Y no falta el Essai solamente como instrumento intelectual sino tam-
sur les révolutions de 1797, que Chateaubriand re- bién como medio estético. Ya lo vimos con la cita
bautiza “obra sobre las revoluciones comparadas” de Defensa de Murena, donde la repetición alterna-
en sus Mémoires d’outre-tombe. El movimiento ge- da de las primeras palabras produce una figura,
neral es precisamente el de la “doble atención” men- una especie de ritmo, “tú…, él…”. Dos ejemplos.
COMPARACIÓN | 271

En términos musicales, el contraste o contrapo- Odes de Ronsard amplían el procedimiento. La


sición es algo como el contrapunto. En la Biblia de imitación del modelo pindárico permite que dos
los Setenta, la palabra griega sýnkrisis posee un sen- bloques dialoguen y no solamente dos cuartetos:
tido muy específico de concierto musical: Eclesiás- estrofa y antiestrofa. En la poética griega, la anties-
tico (Sirácides) 32 (35): 7. Estamos en un contexto trofa respondía a la estrofa según el mismo esque-
de armonía: al hombre que preside el banquete, se ma métrico: en la estrofa, el coro cantaba y bailaba
le pide que no “se dé grandes ínfulas” sermonean- en un sentido; en la antiestrofa, bailaban en el otro
do fuera de tiempo a los que desean festejar. Por el sentido. En la oda ronsardiana, si bien el esquema
contrario, es de buen gusto ser como “una piedra de las rimas es el mismo entre estrofa y antiestrofa,
preciosa engastada en una joya de oro”, “como un las rimas en sí mismas no son semejantes, a dife-
concierto musical, sýnkrisis, durante un banquete” rencia de los cuartetos del soneto. Esto destaca el
—el ornamento que es el corolario de todo. La Vul- hecho esencial. La simetría no depende de la repe-
gata traduce: “et comparatio musicorum in convivio tición de las rimas sino de la voluntad de simetría,
vini”. Por ser tan especializado, este sentido se alinea en el hecho puro del contrapunto, de colocar dos
en la lógica de los términos sýnkrisis y comparatio. bloques uno al lado del otro, de comparar.
Ya se trate de la música como de la armonía, o de la Francis GOYET
armonía social como música, en todos los casos, la
idea es que cada elemento esté en su justo sitio. Es Bibliografía principal
Aristóteles, Retórica, Introducción, traducción y notas de Quin-
un asunto de decoro, es decir, de conveniencia (véa- tín Racionero, Madrid, Gredos, 1990.
se el RECUADRO 6 en Mímesis). El centro de grave- Biblia Católica Latinoamericana.
dad de la atención se desplaza de las partes al todo. Brunel Pierre, C. Pichois y A.-M. Rousseau, Qu’est-ce que la li-
Ya no se trata de doble atención, sino de triple, por ttérature comparée?, París, A. Colin, “U”, 1983.
Cicerón, En defensa de Lucio Murena, en Discursos, vol. V, trad.,
así decirlo. El contraste intelectual sirve para exami- introd. y notas de Jesús Aspa Cereza, Madrid, Gredos, 1995.
nar cada uno de los dos elementos, para aclarar uno Condillac, Lógica y Extracto razonado del Tratado de las sensa-
con ayuda del otro, en tanto que la armonía contra- ciones, trad. Josefina Amalia Villa y J. Gimeno, Buenos Aires,
punteada apunta a fundirlos en un todo que los re- Aguilar, 1960 (2a edición).
Dionisio de Halicarnaso, La composition stylistique, G. Aujac
basa y los respeta a la vez. El todo vale entonces más y M. Lebel (ed.), París, Les Belles Lettres, 1981.
que sus partes, y el valor de las partes a su vez se ve ——, l’imitation, G. Aujac (ed.), París, Les Belles Lettres, 1981;
realzado por la luz que se desprende de aproximar- para el léxico general de Dionisio, 1992.
Hesiquio de alejandría, Lexicon, M. Schmidt (ed.), Halle,
las. En resumidas cuentas, la dimensión estética es
Dufft, 1861; reimp. Ámsterdam, Hakkert, 1965.
el gozo de com-prender en el sentido de mantener Longino, Traité du sublime, trad. Boileau, F. Goyet (ed.), París,
juntas las dos líneas contrapunteadas. “Le Livre de Poche Classique”, 1995.
El otro ejemplo nos recuerda que el fenómeno Petrarca Francesco, Obras. I Prosa (al cuidado de Francisco Ri-
co), Madrid, Alfaguara, 1978, p. 356. Traducción al español
no podría ser más clásico. Se trata de poesía. ¿Qué anónima del siglo xv, modificada por Marcela Borelli.
significa en este caso colocar frente a frente dos Quintiliano Marco Fabio, Instituciones oratorias, Madrid, Biblio-
bloques y que dialoguen a partir de ese momento? teca clásica (librería de la viuda de Hernando), traducción
Este efecto de simetría contrastada evoca una ca- directa del latín por los padres de las escuelas pías de Igna-
cio Rodríguez y Pedro Sandier, 1887.
racterística emblemática del soneto. Son sus dos Ronsard Pierre, Odes, en Œuvres complètes, J. Céard, D. Ména-
cuartetos iniciales. No sólo cada cuarteto es simé- ger y M. Simonin (ed.), París, Gallimard, “La Pléiade”, 1993-
trico en sí mismo, AB luego BA, sino que, sobre to- 1994, t. 1.
do, ambos cuartetos dialogan. La repetición de las
Bibliografía de consulta
rimas en sí misma no es gran cosa. Lo esencial es Ueding Gert, Historisches Wörterbuch der Rhetorik, Darmstadt,
que esta repetición vaya acompañada de un esque- Wissenschaftliche Buchgesellschaft, t. 2, 1994, para el ar-
ma general donde todo tienda a la simetría: a la tículo “Comparatio” (col. 293-299, rubricado por C.H. Knee-
comparatio. Entonces todas las variaciones de la si- pkens).

metría son posibles, ya sea que el poeta la extraiga


de la semejanza o de la diferencia, del adpositum o
del contrapositum. Olive, de Du Bellay, hace renacer
el soneto en Francia en 1550; ese mismo año las
272 | COMPORTAMIENTO

comportamiento II. Comunidad política y sociedad


Comportamiento es, con conducta, una de las dos traduc- 1. En Sociedad civil se encontrará la exploración de las
ciones para el inglés behaviour, y acentúa, más que la se- principales redes que sirven para describir la comunidad,
gunda, el aspecto objetivo y observable de las maneras por diferencia con la sociedad y con el Estado. Para el griego,
de actuar, como reacciones al mundo y manifestaciones además de koinonía politiké (κοινωνία πολιτική) (Socie-
de disposiciones interiores. El artículo Behaviour estu- dad civil, I), véase las entradas Polis, Oikéiosis, Oikono-
dia los desfases entre behaviorismo y psicología del mía. Para el latín, véase, además de societas civilis (Socie-
comportamiento. dad civil, I), Pietas, Religio, y cf. Lex. Sobre la distinción
Sobre la relación entre un organismo y su entorno alemana entre Gemeinschaft y Gesellschaft, véase el re-
véase Affordance, Disposición. cuadro 1, “Gemeinschaft…” en Sociedad civil. Véase tam-
Sobre las modalidades de la acción véase Acto, bién Common Law en Law.
Agency, Praxis. 2. El ruso posee con mir ( ир) una constelación parti-
Sobre la relación entre el alma y lo mental y lo corpo- cular, que remite a la vez a la paz, al mundo y a la comuna
ral, véase sobre todo Alma, Catarsis, Carne, Concien- campesina: véase Mir y Sobórnost’ (“conciliaridad, co-
cia, Inconsciente, Malestar, Pathos, Pulsión. munión”), y cf. Narod (“pueblo”); cf. Conciliaridad.
Sobre la especificidad de lo humano véase Humani- 3. Las contemporáneas vicisitudes de la promoción po-
dad; cf. Animal, Erleben. lítica de la comunidad se abordan en Liberal (recuadro
3, “Comunitarianismo”); cf. Multiculturalism.
dasein, geisteswissenschaften, estructura
alianza, consenso, estado, obligación

comunidad
Común se deriva del latín communis, “que pertenece a va- concepto
rios o a todos”, de cum, “con”, y munis, “que cumple con su Concepto es un préstamo del latín conceptus, formado a par-
carga, con su deber” (emparentado con munus, “carga, pre- tir de concipere (cum-capere, “tomar enteramente, conte-
sente”); corresponde al griego koinós (κοινός), “común, ner”). El conceptus es lo que se concibe en los dos sentidos
público”, donde encontramos sin duda la misma raíz que del término, producto de una gestación interior (el concep-
para el cum latino, y que contrasta con idios (ἴδιος), “pro- tus es el feto de la mens) y concentración en una unidad,
pio, privado”. Comunidad designa el hecho de estar en co- en una generalidad: véase Conceptus; cf. Alma, Enten-
mún, la cosa misma que está en común, y el grupo o la ins- dement, Intelecto, Intellectus. Sobre la diferencia “no-
titución que comparte aquello que está en común. minalismo”/”conceptualismo”, véase Término.
Solamente el gesto de la captación intelectual subsiste
I. Común y comunidad en Begriff, que remite a comprehendere y comprehensio, y
1. Lo que se pone en común se opone a lo propio y a la pro- tiene que ver con el idiolecto estoico katálepsis (κατάλη
piedad, véase Propiedad. ις) (recuadro 1 en Begriff: “La captación: katálepsis y
2. Lo común puede remitir a diferentes niveles de co- comprehensio”): véase Begriff, donde se analiza la evolu-
munidad. ción de las terminologías del comprender a través del ale-
mán y del inglés; cf. Aufheben, Merkmal, Percepción,
Puede tratarse de la humanidad entera: véase Logos, Sen- Plasticidad, Representación.
tido común, Universales, así como Otro, Humanidad Finalmente, el italiano concetto tiene una posición muy
[Menschheit], Identidad [Yo, Sámost’, Selbst]. O bien singular, invención ingeniosa entre diseño estético y agude-
de una comunidad humana particular definida como pue- za: véase Concetto; cf. Argutezza, Disegno, Ingenium.
blo (véase Pueblo, y Narod, People; cf. Heimat), como
cultura (véase Bildung, Civiltà, Cultura, Traducir), por categoría, epistemología, justicia-juicio, razón
algún rasgo privilegiado cualquiera que pasa por distintivo
(véase Malestar).
CONCEPTUS | 273

CONCEPTUS | latín gen” (véase Species). “Verbum mentis” o “verbum


cordis” —literalmente, la palabra de la mente o del
español concepto
corazón— remite, siguiendo los pasos de Agustín,
francés concept
a la comparación del pensamiento humano con el
concepto, begriff, concetto, y entendement, Verbo divino. Intentio significa a menudo la unidad
intelecto, intellectus, intención, palabra, de pensamiento en la medida en que está orientada
representación, signo, significante, species, hacia un objeto exterior (y de allí, el famoso tema
término, universales de la intencionalidad). En cuanto a conceptus, que se
impondrá a fines de la Edad Media como el térmi-
Hasta la segunda mitad del siglo xiii, el sustantivo masculi- no clave de este campo semántico, evoca, en primer
no conceptus (genitivo: conceptus) no ocupa un lugar lugar, el producto de un engendramiento interior.
distintivo en la terminología filosófica occidental. Evocan- Conceptus designa propiamente el feto concebi-
do en sentido estricto el fruto de la gravidez que se desa- do en el vientre de la madre, pero Macrobio (siglo V)
rrolla en el seno de la madre —es decir, el feto—, había si- ya lo emplea en sentido derivado, para decir que las
do utilizado en este campo y en la Antigüedad latina con intenciones nacen de un concepto del alma (con-
una acepción derivada para designar la representación in- ceptus mentis, en Saturnales, I, 18, 17). Y sobre todo
telectual que se desarrolla en la mente (Macrobio, Priscia- el gramático Prisciano (siglo VI), en un pasaje ex-
no). Con Tomás de Aquino (entre 1255 y 1274 aproxima- tremadamente influyente en la Edad Media, escri-
damente) el sustantivo conceptus pasa a ocupar un lugar bió que en tanto que parte del discurso la palabra
destacado, antes de difundirse entre los teóricos del cono- oral (vox, véase Palabra) indica un concepto de la
cimiento. Dos factores explican este rápido éxito. En pri- mente (mentis conceptum), al que también llamó co-
mer lugar, la ambigüedad del término intellectus hasta en- gitatio (Institutiones grammaticae, XI, 7). Pero, este
tonces predominante, que designaba a la vez la facultad uso había permanecido en forma metafórica y mar-
intelectual y sus unidades de representación —y a veces in- ginal. El término no forma parte del vocabulario co-
cluso el sentido de las palabras. Y sobre todo la propia se- rriente de Agustín (que sin embargo, en su De Tri-
mántica del conceptus: por una parte, en sentido literal de- nitate sobre todo, emplea abundantemente el verbo
nota el producto de la gestación interior, por otra su concipere para designar el acto del alma que engen-
etimología (con-capere: tomar en su totalidad) evoca la dra en sí mismo un “verbo mental”). Boecio, al tra-
concentración de una pluralidad de elementos en una ducir y comentar la lógica de Aristóteles a princi-
aprehensión única, es decir, nada menos que la noción de pios del siglo VI, recurrió a intellectus para hablar
generalidad. Producción interior del pensamiento, por un de las unidades de intelección (su traducción para
lado, y generalidad por el otro: éstos son los dos compo- el griego nóema [νόημα]); esta misma palabra inte-
nentes clave de conceptus. Si el uso ulterior de “concepto” llectus se sigue encontrando frecuentemente con el
o Begriff oscila entre la evocación de un objeto abstracto mismo sentido en el siglo XII —en la pluma de Abe-
enteramente des-psicologizado (como en Frege) y la de lardo, entre otros— y todavía en el XIII. Buenaventu-
una representación mental (como en las ciencias cogniti- ra y Alberto Magno, por ejemplo, la utilizan mucho
vas), la noción medieval está mucho más emparentada, sin más que conceptus para aquello que hoy llamaría-
la menor duda, con el segundo de estos enfoques. mos concepto.
En realidad, en la primera mitad del siglo XIII con-
I. “Intellectus” / “Conceptus” ceptus, en sentido abstracto, sólo aparece con regu-
El latín de las escuelas medievales disponía de mu- laridad en relación directa o indirecta con el pasaje
chos términos para la unidad mental de representa- de Prisciano arriba mencionado, según el cual la pa-
ción intelectual. Así, intellectus designa a la inteligen- labra oral significa “concepto mental”. Y se contra-
cia en sí misma, naturalmente, pero con frecuencia pone a affectus, cuando gramáticos y lógicos (por
también a los objetos internos de la intelección. ejemplo Pedro Hispano, Syncategoreumata, II, 2 y
“Species intelligibilis” —unida a “species sensibi- VIII, 6) establecen una distinción entre significar
lis”— pone el acento en la representación de la co- en relación al modo del concepto (“per modum con-
sa en el pensamiento, el término species significa en ceptus”) y significar en relación con el modo del
principio algo como “aspecto”, “apariencia”, “ima- afecto (“per modum affectus”) (cf. en este sentido I.
274 | CONCEPTUS

Rosier, La parole comme acte, caps. 2, 3 y 5). Pero, miento era precisamente empalmar una con otra la
también dentro de este contexto restringido, no re- doctrina agustiniana del verbo mental (tan impor-
sulta siempre fácil, cuando uno se enfrenta con la tante en teología, y que ponía el acento en el engen-
forma conceptum —que es la más frecuente; es ésta dramiento por el alma de un pensamiento interior
en particular, la que aparece en el propio texto de y pre-lingüístico) y la teoría aristotélica de la abstrac-
Prisciano— no siempre es fácil decidir si se trata ción, enseñada en la facultad de las artes a partir del
del acusativo del nombre conceptus o del participio De anima, y que debía dar cuenta de la formación
pasado del verbo concipere. Ahora bien, la diferen- de ideas generales en la mente.
cia entre uno y otro es grande, dado que, como
participio pasado (sustantivamente o no), concep- II. Verbo mental y discurso interior
tus —o conceptum— normalmente remite a la cosa Para Tomás de Aquino el conceptus —al que tam-
concebida y no a una unidad mental cualquiera. bién llama conceptio, ratio o verbum mentis (literal-
Roger Bacon, principalmente, propone interpretar mente palabra de la mente)— es un objeto pura-
de esta manera el texto de Prisciano y en conse- mente ideal, un producto interior existente en el
cuencia ve aquí la idea de que la palabra significa la alma con forma “intencional” más que real y que re-
cosa misma y no el concepto en la mente (Compen- presenta en el orden inteligible alguna realidad ex-
dium studii theologiae, 61). terior. La relación metafórica de este conceptus con
Con la obra de Tomás de Aquino, entre 1255 y el feto, frecuentemente olvidada en las traducciones
1274 aproximadamente, el sustantivo conceptus pa- modernas, radica precisamente en que debe ser en-
sa a ocupar un lugar sobresaliente en el vocabulario gendrada por el intelecto en su seno, tal como To-
filosófico. En la época de Guillermo de Ockham, me- más claramente explica: “Y cuando está en el acto
dio siglo después, será perfectamente común entre de inteligir, nuestro intelecto forma algo inteligible,
los teóricos del conocimiento. Efectivamente, la am- que es por así decir su hijo (proles), y que por esta
bigüedad de intellectus, que designaba al mismo razón llamamos un concepto de la mente (mentis
tiempo la facultad intelectual y sus unidades de re- conceptus)” (De rationibus fidei, cap. 3).
presentación, y a veces también el sentido de las pa- Este recurso al conceptus entendido de este mo-
labras, resultaba mucho más intolerable a mediados do fue muy controvertido a fines del siglo XIII y a
del siglo XIII, dado que el aristotelismo circundante principios del XIV. Varios autores, franciscanos so-
distinguía no solamente varios tipos de representa- bre todo, como Pedro Juan Olivi o Guillermo de
ciones intelectuales (“intellectus simplex”, “intellec- Ware, le reprocharon a Tomás de Aquino que in-
tus compositus”, por ejemplo) y diversos niveles de trodujera entre el acto de intelección y la cosa exte-
sentido (“intellectus primus”, “intellectus secundus”), rior —que se torna su objeto propio— un interme-
sino también varias clases de intelectos, o en todo ca- diario inútil y dañino, susceptible de actuar como
so diversas funciones del intelecto (“intellectus agens”, pantalla (cf. a este respecto C. Panaccio, Le discours
“intellectus possibilis”, “intellectus adeptus”, “intellec- intérieur, cap. 6). Gauthier Burley, por ejemplo, se
tus speculativus”, “intellectus practicus”…) (véase muestra muy explícito: “En el intelecto no existen
Intellectus); evidentemente, si se utilizara una so- esos conceptos que estén formados por el acto de
la palabra se correría el riesgo de un embrollo total. intelección y que al mismo tiempo sean represen-
Pero, sobre todo, conceptus, emparentado con el ver- taciones de las cosas (similitudines rerum)” (Quaes-
bo concipere, ya corriente en la literatura filosófica, tiones in librum Perihermeneias, 3.8). Pero no por ello
presentaba una doble particularidad semántica es- la palabra conceptus fue abandonada, ni siquiera por
pecialmente atractiva en el contexto: por una parte, los adversarios del tomismo. A fin de cuentas, el de-
denotaba, en sentido literal, el producto —a veces bate principal giró en torno a la cuestión de saber si
el proceso— de la gestación interior, y por la otra era necesario identificar el conceptus, comprendido
su etimología (con-capere: tomar en su totalidad) como representación intelectual, con un objeto pu-
evocaba por sí sola la unificación de una pluralidad ramente ideal, ya fuera el correlato mental del acto
dentro de una aprehensión común. Ahora bien, un de intelección, como Tomás hubiera querido, o del
problema mayor que enfrentaban Tomás de Aqui- acto en sí mismo. Los medievales se muestran así
no y sus contemporáneos en la teoría del conoci- muy conscientes de una ambigüedad que a partir
CONCEPTUS | 275

de ese momento y por largo tiempo habría de afec- Bibliografía


tar a nociones como las de concepto, intelección o Agustín, De Trinitate, texto latino y trad. fr. P. Agaësse, en Œu-
vres de saint Augustin, t. 15-16, París, Desclée de Brouwer,
representación, evocando ya un proceso o un epi- 1955.
sodio (un “acto” decían los escolásticos) o bien su ——, La Trinidad, texto latino y trad. Luis Arias, en Obras Com-
objeto o su resultado (visto a veces como una enti- pletas de San Agustín, t. 5., Biblioteca de Autores Cristianos
dad puramente inteligible). (bac), 2006 (reimpresión)
Bacon Roger, Compendium studii theologiae, ed. y trad. ing. T.
Después de algunas tergiversaciones, Guillermo S. Maloney, en Roger Bacon, compendium of the study of
de Ockham suscribiría la teoría del acto. En esta theology, Leyde, Brill, 1988.
perspectiva el “terminus conceptus” —o simplemen- Boecio, In librum Aristotelis Peri Hermeneias, ed. C. Meiser, Lei-
te conceptus— pierde su estatus de objeto intencio- pzig, Teubner, 1877-1880, 2 vols.
Gauthier Burley, Quaestiones in librum Perihermeneias [1301],
nal para identificarse con una cualidad mental del ed. S. F. Brown, Franciscan Studies, 34, 1974, pp. 200-295.
sujeto individual, dotado en el espíritu de una exis- Guillermo de Ockham, Summa logicae (v. 1325), ed. P. Boeh-
tencia real (como la de “una blancura en un muro” ner, G. Gál y S. Brown, en Guillelmi de Ockham opera philo-
sophica, t. I, St-Bonaventure, N.Y., The Franciscan Institute,
—precisa Ockham), y la idea original de un produc-
1974; Somme de logique. Première partie, trad. fr. parcial J.
to ideal de la intelección se disipa en esta corriente Biard, 2a. ed., Mauvezin, ter, 1993; Somme de logique. Deu-
de pensamiento. xième partie, Mauvezin, ter, 1996.
Lo que sigue siendo común para la mayoría de Macrobio, Saturnales, trad. esp. F. Navarro Antolín, Madrid,
Gredos, 2010.
las escuelas a partir del siglo XIV en el uso de con- Panaccio Claude, Le discours intérieur. De Platon à Guillaume
ceptus, extremadamente difundido desde entonces, d’Ockham, Seuil, 1999
es la idea de una representación intelectual general, Pedro Hispano, Syncategoreumata, ed. L.M. de Rijk, con trad.
capaz de figurar a título de sujeto o de predicado en ing. J. Spruyt, Leyde, Brill, 1992.
Prisciano, Institutionum grammaticarum libri XVIII, ed. Martin
las proposiciones mentales verdaderas o falsas, y de Hertz [= Grammatici latini, t. 2-3], Hildesheim, Georg
jugar en el razonamiento algunos papeles precisos. Olms, 1961.
Guillermo de Ockham, Juan Buridan y sus suceso- Rosier Irène, La parole comme acte. Sur la grammaire et la sé-
res utilizan muchísimo conceptus para designar la mantique au xiiie siècle, París, Vrin, 1994.
Tomás De Aquino, Quaestiones disputatae de veritate. Quaest.
unidad más simple del discurso mental (“oratio 1-7, Rome, ed. Léonine [= Opera omnia, t. 22, vol. 1, fasc.
mentalis”), en la que ven un signo natural, suscep- 2], 1970; Saint Thomas d’Aquin. Questions disputées sur la
tible de propiedades semánticas diversas (significa- vérité. Question 4 : Le Verbe (De verbo), trad. fr. partielle B.
tio, connotatio, suppositio). Las funciones lógicas y Jollès, París, Vrin, 1992. Tomás de Aquino, Cuestiones dispu-
tadas sobre la verdad, vol. I, Edición Ángel Luis González,
semióticas toman así la delantera, en este vocabula- Juan Fernando Sellés y Mª Idoya Zorroza, Pamplona, eunsa,
rio, frente a la dinámica espiritual. Pero no por ello 2016.
la dimensión psicológica se ve eliminada; lejos de ——, Summa contra Gentiles, Roma, ed. Léonine [= Opera om-
nia, t. 13-15], 1918-1930; trad. fr. R. Bernier et al., Lethie-
ello, contrariamente al Begriff fregeano, el concep-
lleux, 1951-1961. Tomás de Aquino, Suma contra los genti-
tus medieval es siempre mental; no existe nunca, ya les, 2 vols., Laureano Robles Carcedo; Adolfo Robles Sierra
sea en una forma o en otra, sino y sólo en los espí- (ed. lit.), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, bac
ritus singulares. (2007)
——, Quaestiones disputatae de potentia, ed. P. Bazzi et al., en S.
La traducción habitual de conceptus por “concept” Thomas. Quaestiones disputatae, t. 2, Turín, Marietti, 1965.
en inglés, en francés (o en español concepto) sigue Tomás de Aquino, De Potentia Dei, cuestiones 1 y 2. La poten-
siendo por supuesto la mejor elección a mano, pe- cia de Dios considerada en sí misma. La potencia generativa
ro la evidencia misma de esta simple trasposición en la divinidad. Introducción, traducción y notas de Enrique
Moros y Luis Ballesteros. Cuadernos de Anuario Filosófico,
oculta con la mayor frecuencia la complejidad y la Serie Universitaria 124, Servicio de Publicaciones de la Uni-
diversidad de las características simultánea o suce- versidad de Navarra, Pamplona, 2001.
sivamente asociadas a este término en la Edad Me- ——, De rationibus fidei ad Cantorem Antiochenum, Roma, ed.
dia, desde la relación con el léxico del alumbra- Léonine [in Opera omnia, t. 40 B], 1969; trad. fr. abbé Four-
net, en Opuscules de saint Thomas d’Aquin, t. 2, París, Vrin,
miento hasta la inserción decisiva de la palabra en 1984.
el corazón mismo de la lógica llamada “terminista”,
vista como una gramática del pensamiento.
Claude PANACCIO
276 | CONCETTO

CONCETTO | italiano cación en el “Paraíso” (La divina comedia), que nos


valen de ejemplos:
español concepto, idea, pensamiento, representación
alemán Begriff
francés concept, idée, pensée, représentation
1º “Ne’ mirabili aspetti vostri risplende un non so che
latín conceptus divino, che vi trasmuta da’ primi concetti”
“Un no sé qué divino a vuestro aspecto”, dije, “con
concepto, begriff, conceptus, y argutezza, admirable luz irisa y así los transmuta del primer
comparación, disegno, estructura, genio, idea, concepto [= la primera imagen]” (“Paraíso”, III, v.
imagen, ingenium, mímesis, representación, 58-59, trad. esp. Á. Crespo);
species
2º “Queste sustanze […] non bisogna / rememorar per
La palabra concetto no presenta dificultades particulares en concetto diviso”
el discurso filosófico contemporáneo italiano, en la medida “Estas sustancias […] no será adecuado rememorar
en que, al igual que la palabra concept en francés y concep- por concepto diviso [= ideas separadas]” (ibid.,
to en español, su significado está hoy en día determinado XXIX, v. 79-81);
por el masivo aporte de los textos filosóficos alemanes. En
efecto, el francés, el español y el italiano han reelaborado, 3º “Oh quanto è corto il dire e come fioco al mio con-
a partir de Kant, su definición de concepto (en fr. concept) cetto!”
y de concetto en referencia al Begriff. Pero esta equivalen- “¡Corto es mi verbo, y no llega tampoco a mi con-
cia moderna corre el riesgo de ocultar el hecho de que, en cepto [= mi pensamiento]!” (ibid., XXXIII, v. 121-
la tradición italiana que va de Dante a Croce, indisoluble- 122).
mente filosófica y retórica, concetto remite tanto a la inven-
ción ingeniosa presente en la imagen y en la idea, como a Idea, concepto, pensamiento, intención (en el sen-
la operación del entendimiento implicada en lo que llama- tido de un proyecto intelectual y artístico), acto de
mos el concepto. Solamente desde el siglo xix la palabra re- la imaginación creadora, el concetto procura enton-
mite casi exclusivamente a operaciones de generalización ces desde muy temprano hacerse cargo de una plu-
y de abstracción tal como las comprendemos actualmente. ralidad de actividades intelectuales en un movi-
De hecho, ni Bruno ni Campanella ni Vico ven en el concetto miento de extensión que produce una polisemia
un acto que únicamente atañería al intelecto o a sus fun- excepcional.
ciones lógicas y cognitivas. • VÉASE EL RECUADRO 1

I. La autonomía semántica de “concetto” en II. La productividad de “concetto”


relación con “conceptus” En el siglo XVI, el término concetto pretende reno-
En aquellos tiempos en que prácticamente la tota- var la originalidad de la producción de los esque-
lidad de la lengua intelectual era el latín, es decir, el mas y de las representaciones, mostrando de cierta
latín de la escolástica, la palabra concetto presenta manera en acto la actividad del espíritu, que puede
ya en los textos de Dante la mayoría de las dificulta- ser el ingegno o el intelletto. De allí la extensión pro-
des que encontraremos en la lengua propiamente gresiva de concetto, que, bien queriendo ser la ex-
filosófica. En efecto, aquello que resulta llamativo es presión de la idea, manifiesta de manera ostensiva
que solamente a partir del siglo XIV la palabra será la actividad de la imaginación, la sutileza del espíri-
atravesada paulatinamente por la tradición retórica, tu en la comprensión metafórica del mundo, que
el pensamiento estético y artístico del Renacimien- corresponde a la obra propiamente dicha del con-
to, el neoplatonismo de Marsilio Ficino y el aristo- ceptismo. La polivalencia semántica de la palabra
telismo de los jesuitas del siglo XVII. Ahora bien, en que se ejerce en campos de aplicación extremada-
los textos de Dante, concetto presenta una extraordi- mente heterogéneos puede proliferar en un mismo
naria autonomía en relación con el conceptus lati- texto (sentido platónico o pictórico, simbólico o me-
no, como si no existiera ninguna compenetración tafísico, como en Giordano Bruno) y desembocar
entre el discurso escolástico y el discurso poético. Así, inevitablemente en ambigüedades. Ahora bien, estas
Dante nos ofrece una pluralidad de modos de apli- ambigüedades semánticas no atañen a contingen-
CONCETTO | 277

cias etimológicas: están, por el contrario, cuidado- se de Campanella: “Il mondo è il libro dove il senno
samente conservadas y favorecidas por los autores, eterno scrisse i propri concetti” (La Città del sole, 1623,
en la medida en que el desafío consiste precisamen- in A. Seroni, p. 326), es posible proponer tanto “Le
te en sustituir la idea por los matices más sutiles del monde est le livre dans lequel la raison éternelle écrit
concetto. Es por eso que en el fondo importa poco ses propres pensées” [“El mundo es el libro en el cual
saber que concetto deriva de concepire en el sentido la razón eterna escribe sus propios pensamientos”]
de “concebir” o de “imaginar”, puesto que solamen- como “ses propres idées” [“sus propias ideas”]. Pero
te son relevantes las múltiples finalidades por las cua- no se podría traducir propri concetti por “ses propres
les la palabra se moviliza. concepts” [“sus propios conceptos”], puesto que el
La diversidad de usos, de intenciones y de signi- entendimiento divino, que se identifica con la ra-
ficaciones es tal que los traductores alemanes de la zón universal, no se expresa realmente por concep-
palabra concetto, especialmente cuando se trata del tos sino por ideas. Por otro lado, el topos del Libro
periodo barroco, se contentan muy a menudo con del Mundo remite a la idea según la cual la totalidad
conservarla tal cual, excepto obviamente en el caso de los objetos del Universo es un sistema de signos
de textos poéticos. En lo que respecta a los textos fi- que expresan el pensamiento de Dios, que no pue-
losóficos, las traducciones francesas de concetto por den ser tratados como simples conceptos.
concept [concepto], por idée [idea] o por pensée [pen- Es en la obra de Giordano Bruno donde culmi-
samiento] son sólo soluciones aleatorias y por ello nan las dificultades concernientes a la traducción
raramente satisfactorias. Así, para traducir esta fra- posible del concetto como expresión específica de

Recuadro 1 › El “concetto”, rival estético de la “idea”


Aunque aparentemente apartados de un más prudente, cuando traduce “Non ha l’ot- Tal como lo emplea nuestro poeta, con-
desarrollo filosófico, los dos célebres ver- timo artista alcun concetto” por “Im Geiste cetto corresponde a lo que los griegos
sos de Miguel Ángel, citados en Ideas por kann nicht mal grösste Meister ein Bild sich llamaban idea, los latinos exemplar, y no-
sotros modello, es decir, esta forma [for-
Erwin Panofsky en italiano, ejemplifican per- machen” (literalmente: “El maestro más
ma] o esta representación [imagine],
fectamente las dificultades que los traduc- grande no puede formarse una imagen en designada por algunos como intención,
tores aún hoy enfrentan: “Non ha l’ottimo el espíritu”). Ciertamente, “ein Bild sich que tenemos en la imaginación [fanta-
artista alcun concetto ch’un marmo solo in machen” carece de la tonalidad platónica al sia], de todo lo que pensamos querer o
sé non circonscriva suo soverchio” (Le Rime invocar una actividad más propiamente psi- hacer o decir; semejante intención es es-
di Michelangelo Buonarroti). El texto italia- cológica que estética y metafísica. En reali- piritual […] y sirve de causa eficiente a
no del libro de Panofsky fue traducido al dad, una comprensión satisfactoria de los todo lo que se dice o se hace.
francés del siguiente modo: “L’artiste exce- modos de aplicación de la palabra en los La Lezzione di Benedetto Varchi sopra il
llent n’a aucun concept qu’un marbre seul teóricos italianos exigía un conocimiento sottoscritto sonnetto di Michelangelo
en soi ne circonscrive de sa masse” [“El artis- más preciso de sus propias referencias filo- Buonarroti, 1546, en P. Barocchi,
ta excelente no tiene ningún concepto que sóficas. Aun en Miguel Ángel, la cuestión vol. 2, p. 1330.
un mármol solo en sí no circunscriba de su de saber si él toma concetto en un sentido
masa”] (trad. fr. H. Joly, p. 141). Se podrá neoplatónico o aristotélico es controver- A través de la tensión que aquél mantiene
sin duda hacer notar al traductor que la pa- tido (Panofsky o Pochat se oponen al res- entre un platonismo mal elucidado y un
labra concept [concepto] no da cuenta del pecto). Esta divergencia de la interpreta- aristotelismo que quiere que el artista rea-
neoplatonismo manifiesto de Miguel Án- ción en lo que concierne a concetto aparece lice su concetto en la materia, el análisis de
gel, y que la palabra idée [idea] hubiera si- ya en los contemporáneos del artista. En Varchi posee el mérito de mostrar la extra-
do más adecuada. Pero es necesario sobre efecto, poseemos afortunadamente un tex- ordinaria plasticidad de la palabra, su po-
todo precisar que concept [concepto] ape- to escrito en vida del autor por un acadé- lisemia funcional que resulta de una fecun-
nas puede aclarar en realidad la problemá- mico, Benedetto Varchi, quien analiza jus- didad muy grande en la expresión de las
tica que está en juego en el concetto, tal co- tamente el texto de Miguel Ángel desde un funciones intelectuales. Las definiciones
mo se la encuentra en los teóricos del arte punto de vista filológico. Incluso si se tienen que da Varchi no son más que una interpre-
o en los filósofos del Renacimiento, de ma- en cuenta las tendencias de Varchi a plato- tación posible de la palabra tal como podía
nera tal que la palabra concept [concepto] nizar el sentido del poema de Miguel Án- entenderla un humanista del Renacimien-
significa casi lo contrario de lo que quiere gel, el filólogo e historiador confirma de to, preocupado en especial por mostrar que
decir Miguel Ángel. El traductor alemán Karl inmediato la correspondencia, incluso la el pensamiento estético de la época acor-
Frey (Die Dichtungen des Michelangelo Buo- equivalencia (lo que resulta más polémi- daba perfectamente, en la lengua italiana,
narroti, 1897) se muestra más perspicaz, co), entre concetto e idea: con las ideas neoplatónicas.
278 | CONCETTO

las modalidades del pensamiento. En efecto, en Los Este pasaje describe simbólicamente cómo el alma,
furores heroicos, el pensamiento filosófico y sapien- queriendo reconciliarse con el corazón, debe invo-
cial de Bruno es en el mayor número de los casos car arqueros cuya función es dar caza a las seduccio-
analógico: los diálogos que exponen con la más ar- nes sensibles, las de la vista, de modo tal que habi-
dua precisión sus ideas se articulan alrededor de la liten el acceso a una belleza superior. Estos arqueros
interpretación de las alegorías, emblemas y divisas. deben, por otra parte, reprimir su propia vista, ce-
El texto de los Furores pretende ejemplificar todas rrar los ojos con el fin de dejar mejor al descubierto
las modalidades de la idea en tanto que ésta se fun- el alto concetto, bien traducido en la versión france-
da sobre una imagen simbólica y que es plenamen- sa por “idée sublime” [en esp. concepto sublime] en la
te inteligible en función de la misma. A esta idea, medida en que se trata de una búsqueda de lo bello
Bruno la llama generalmente concetto, como en es- y de la verdad en una perspectiva de inspiración neo-
te pasaje: platónica, siguiendo los pasos de Marsilio Ficino.
Se ve aquí cómo concetto expresa un camino ale-
[…] “por el dubio camino” de la incierta y ambigua górico, simbólico y filosófico que conduce a una
razón y afecto, designados por la letra de Pitágoras, polisemia cada vez más formidable. Dos corrientes
en la cual muéstrase más espinoso, agreste y desier- exaltan aún más la productividad de concetto: por un
to el arduo sendero de la derecha, hacia el cual suel- lado, la teoría del arte cuyo paradigma sigue siendo,
ta el cazador sus mastines y lebreles “tras la huella de desde el De pictura de Alberti, el De oratore de Cice-
fieras montaraces”, que son las especies inteligibles
rón, el cual pone de manifiesto la invención artísti-
de los conceptos ideales [en la trad. fr. de P.H. Mi-
ca, y, por otro lado, el conceptismo, que liga la acti-
chel, p. 206: “des concepts idéaux”] [en el original, le
specie intelligibili de concetti ideali]”. vidad del espíritu al solo lenguaje en tanto tal.
Los furores heroicos [1585], diálogo IV, p. 73
III. El “concetto” en las teorías del arte
En Vasari, la palabra está próxima a la idea conside-
Sin poder recurrir a la palabra idée/idea para tradu- rada como una representación general.
cir los concetti ideali, los traductores del español y
el francés deben optar por traducir literalmente del Da questa cognizione nasce un certo concetto e giudi-
italiano. La dificultad no se debe al hecho de que la zio, che si forma nella mente quella tal cosa che poi es-
verdad y la belleza sólo pueden ser designadas ade- pressa con le mani si chiama disegno.
cuadamente en el modo alegórico (el del caso del [De esta aprehensión se forma un cierto concepto,
mito de Acteón), sino al hecho de que los concetti una razón engendrada en la mente por el objeto, cu-
ideali únicamente pueden alcanzarse por medio de ya expresión manual se llama dibujo.]
una imagen simbólica. La noción de concepto ideal, Vasari, Le Vite… [1568], “Introduzione”,
cap. XV: “Della pittura”.
ya por sí misma poco clara, no está a la altura de
mostrar cómo concetto posee una connotación de
tipo figurativo, íntimamente ligada a la actividad Concetto designa en Vasari un acto intelectual par-
de la imaginación. ticularmente activo, una concepción, y tiene como
Otro ejemplo, extraído también de Los furores función promover el arte del dibujo como una for-
heroicos, prueba esta vez la proximidad del concetto ma de pensamiento. La idea de lo bello en el sentido
y de la idea: de ideal es la referencia última del pensamiento del
artista y el concetto se convierte en la marca de la
Ah, mis pesares, elevados, profundos y vivaces, / actividad del intelletto que, por su ingenio y su fe-
Prontos a abandonar el seno materno cundidad, permite construir a priori los sistemas
Del alma afligida, arqueros bien armados / Para de reglas que rigen la producción de las obras. La vo-
lanzar al blanco del que nace / El concepto sublime luntad manifiesta de intelectualizar la teoría del ar-
[en la trad. fr., p. 216: l’idée sublime] [en el original: te rápidamente desemboca a fines del siglo XVI, es
alto concetto]: por tan cerriles sendas / No quiera el
decir, con la generación que sigue a la de Vasari, en
cielo que os topéis con cruel fiera.
un problema de inflación semántica de la palabra
Ibid., p. 80.
concetto, que no puede resultar sino en una nueva
CONCETTO | 279

fuente de ambigüedades. A partir de ahora, ningún suitas del siglo XVII, el concetto presenta la notable
arte es concebible sin la actividad productiva del in- característica de ser a la vez muy próximo a la idea
telletto, del ingegno (en el sentido del espíritu inge- como principio de la producción de las formas, y
nioso o del genio), de tal suerte que el concetto tien- de estar muy alejado de ella, puesto que rompe con
de poco a poco a eclipsar la idea en el campo de la toda referencia, y sobre todo con toda semejanza
reflexión metafísica sobre el arte. Este movimiento posible, para solamente ser una expresión espiri-
de ascensión del acto de concebir termina por abar- tual, plástica, figurativa y simbólica. De allí, el in-
car la metafísica, la teología y el pensamiento del ar- conveniente de los traductores franceses que, en el
te, como lo prueba, por ejemplo, la teoría del diseg- siglo XVII, por ejemplo, se contentan con términos
no de Federico Zuccaro: a menudo un poco generales, tales como “concep-
tion d’esprit” [“concepción de la mente”], “pensée”
Ben è vero che per questo nome di disegno interno io [“pensamiento”] o “imagination” [“imaginación”],
non intendo solamente il concetto interno formato ne- como lo hace Nathanaël Düez en su Dictionnaire
lla mente del pittore, ma a quel concetto che forma italien-français (1670). En oposición a la idea, que
qual si voglia intelletto. conserva su prestigio en su calidad de instancia me-
[Es cierto que por el nombre de dibujo interior no tafísica, el concetto posee hoy en día un campo de
entiendo solamente el concepto interno formado en aplicación cuya extensión abarca desde invencio-
la mente del pintor, sino también este concepto que nes ingeniosas (todas las figuras simbólicas: alego-
forma cualquier intelecto.] rías, emblemas, divisas, enigmas figurativos) hasta el
L’Idea de’ pittori, scultori e architetti [1607].
lenguaje de los ángeles (i concetti divini), incluso el
lenguaje cifrado de Dios que transforma el mundo
El disegno prácticamente se identifica con el conce- en un vasto sistema de signos enigmáticos, alegóri-
tto en el sentido de una concepción original del in- cos y emblemáticos. Por lo tanto, las posibilidades
telecto, ya que de lo que se trata es de analizar las de traducción de concetto siempre terminan siendo
facultades que hacen posible la creación artística. más limitadas y nos harían recurrir a equivalentes
Así, el concetto se aleja resueltamente de la idea en el propuestos por los teóricos franceses del siglo XVII,
sentido platónico y se convierte en el acto intelec- lectores asiduos de los textos italianos, como “idées
tual de una libertad creadora que se ejerce sobre los ingénieuses” [“ideas ingeniosas”], “représentations
signos, las formas, las representaciones. Pero, en oca- savantes” [“representaciones eruditas”], e incluso
siones, la palabra está tan fuertemente impregnada “inventions savantes” [“invenciones eruditas”].
de ideas divinas que deja de ser el producto del inte- VÉASE EL RECUADRO 2
lletto y pasa a ser una forma de participación del in-
telecto de Dios, como Zuccaro dice explícitamente: IV. El “concetto” de los conceptistas
Del siglo XVI al XVII, el conceptismo, concettismo (it.)
In questo modo essendo l’intelletto e i sensi soggetti al es un esfuerzo de radicalización de la tradición re-
Disegno e al concetto, possiamo dire, che esso Disegno, tórica en el sentido de una primacía casi exclusiva del
come Principe, rettore e governatore di essi se ne serva pensamiento metafórico, ya que se desarrolla tanto en
come cosa sua propria. el orden del discurso (arte del remate humorístico)
[De tal modo el intelecto y los sentidos están some- como en el de las representaciones plásticas y sim-
tidos al disegno y a la representación ideal, que po- bólicas. La ambición de los autores es otorgar la
demos decir que el disegno, considerado como prín- mayor extensión posible a todas las formas de la
cipe, rector y gobernador, se sirve de éstos como si elocuencia, del discurso a la representación pictóri-
fueran de su propiedad.]
Ibid. ca, con el fin de exaltar los recursos del ingegno.
Los teóricos del manierismo y los jesuitas se es-
fuerzan por conciliar el ideal ciceroniano de la elo-
Es posible proponer en este último caso “represen- cuencia y las categorías de la filosofía de Aristóteles y
tación ideal” por concetto, e incluso “representación de santo Tomás. La expresión de la idea reivindica de
ideal e ingeniosa”. En efecto, con la generación de ahora en adelante un discurso más espiritual, más
Zuccaro y los primeros tratados de los teóricos je- concettoso precisamente, más sutil que propiamente
280 | CONCETTO

conceptual. La concettosità del pensamiento ingenio- analógico y metafórico. Ahora bien, el conceptis-
samente formulado es la precisión del pensamien- mo tal como lo teoriza la pedagogía jesuita postula
to en la medida en que llega a realizarse de un modo muy explícitamente que todo pensamiento y todo

Recuadro 2 › Conceptismo poético y Francisco de Quevedo


Hablar del barroco poético hispánico por lo tanto de ideas, de conceptos que sión, pero la valoración estética y con ella
nos lleva a dos términos: “conceptis- no se pueden expresar en el estilo llano. el placer textual derivan de su descifra-
mo” y “culteranismo” que no son con- Es por ello que el culteranismo es par- miento por el ingenio.
trapuestos ni mucho menos; en reali- te del conceptismo. En este sentido, el poeta conceptis-
dad, podría decirse que el culteranismo En este sentido y a partir de la litera- ta o el prosista tienen un gusto espe-
es una rama o manifestación poética tura, hay que recordar a Baltasar Gra- cial y dominio de las metáforas forza-
del propio conceptismo. cián (1601-1658), en su Agudeza y ar- das, las asociaciones extrañas de ideas,
En primer lugar, hay que entender te de ingenio (aclarando en el subtítulo las transiciones bruscas y el gusto por
que lo que definimos como conceptismo, “en que se explican todos los modos y di- los contrastes violentos, lo que da por
atribuyendo a Francisco de Quevedo su ferencias de concetos, con exemplares resultado en muchas ocasiones un hu-
expresión máxima, y teniendo el culte- escogidos de todo lo más bien dicho, morismo ácido e ingenioso por su com-
ranismo a Luis de Góngora como maes- así sacro, como humano”) define el ‘con- plejidad, típico de Quevedo o del mismo
tro, son expresiones literarias de una cepto’ como “Un acto del entendimien- Gracián, como bien recordaba Menén-
mentalidad y una cultura barrocas en las to que expresa la correspondencia que dez Pidal.
cuales el canon clásico —concebido en se halla entre los objetos” (Discurso 2, El conceptismo poético hispánico, de
la Antigüedad clásica y el Renacimiento p. 55). la mano de la prosa de fray Antonio de
como equilibrio y armonía— se lleva a su Por lo tanto, poéticamente, el con- Guevara, llegó a ser tan popular en la
extremo forzando el artista su expre- ceptismo busca una expresión exacta y Europa culta y cortesana que tuvo otras
sión al máximo, pero siempre teniendo concisa que pueda concentrar el máxi- expresiones nacionales como el “Eufuis-
cuidado que no deje de pertenecer al mo de significados en el menor núme- mo”, estilo prosístico conceptista inglés.
universo temático y conceptual, esto ro de palabras. No importa que incluso En Francia esta corriente recibió el nom-
es, no se abandonan, por ejemplo, ni los sentidos puedan ser antitéticos. bre de “Preciosismo”; en Italia se identi-
los temas de la mitología clásica ni las Así, Quevedo, por ejemplo, constru- ficó como “Marinismo”, por su principal
expresiones retóricas consagradas por ye sus textos —poéticos y prosísticos— exponente, el poeta napolitano Giova-
Marcial, Ovidio, Tácito o Séneca. jugando con el concepto y llevando al nni Battista Marini, y en Alemania lo si-
Esto implica una visión barroca que extremo el significado de las palabras y guieron Hofmann von Hofmannswal-
se puede desarrollar en la superficie de establece brillantes relaciones ingenio- dau y Lohenstein de la “Segunda Escuela
la expresión de la obra artística, ya sea sas entre ellas usando la retórica en fi- de Silesia”.
la música de Vivaldi, la pintura de Mu- guras como la antítesis, la elipsis, la an- Aurelio González
rillo, el retablo de la iglesia de Santa fibología y la polisemia, la antítesis, el
Prisca en Taxco o la poesía de Góngo- equívoco y la paradoja. Bibliografía
ra, o puede desarrollarse en el interior, Ejemplo de este conceptismo poéti- Aguirre José María, “Agudeza o arte de inge-
en la estructura, ya sea en el contra- co son estos versos de una letrilla que nio y el Barroco”, en Gracián y su época, Za-
punto barroco de Bach, el claroscuro de definen al pájaro cantor por excelencia: ragoza, Institución Fernando el Católico,
1986, pp. 181-190.
Rembrandt, la estructura de Las meni- el ruiseñor.
Alonso Veloso María José, El ornato burlesco
nas de Velázquez o la poesía concep-
Flor con voz, volante flor, en Quevedo. El estilo agudo en la lírica joco-
tista de Quevedo. Esto podría llevar a sa, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2007.
silbo alado, voz pintada,
pensar en un vaciamiento del sentido, Arco y Garay Ricardo del, “Baltasar Gracián y
vida de pluma animada
pero no es así; la expresión barroca se y ramillete ca los escritores conceptistas del siglo xvii”,
fundamenta en el significado pues el Guillermo Díaz Plaja, Historia general de las
elemento esencial es la “agudeza” del o estos otros de un soneto para carac- literaturas hispánicas, Barcelona, Barna,
receptor y a final de cuentas la consi- terizar al amor. Muchos conceptos an- 1953, t. III, pp. 695-729.
deración de la obra artística como “ar- titéticos para expresar un complejo sen- García Berrio Antonio, España e Italia ante el
conceptismo, Madrid, Consejo Superior de
te de ingenio”. La “agudeza” entonces timiento.
Investigaciones Científicas, 1968.
es el proceso por el cual se encuentra
Es hielo abrasador, es fuego helado, Gracián Baltasar, Agudeza y arte de ingenio,
no el “concepto” sino el concepto co- ed. Evaristo Correa Calderón, Madrid, Cas-
es herida que duele y no se siente,
mo objeto artístico. Por lo tanto , no se talia, 1969.
es un soñado bien, un mal presente,
da un barroco de superficie vacío de Martínez Bogo Enrique, Retórica y Agudeza
es un breve descanso muy cansado.
sentido y obviamente cuando hablamos en la prosa satírico-burlesca de Quevedo,
de un barroco estructural estamos ha- Como resultado, la expresión es compleja y Santiago de Compostela, Universidad de
blando de un sistema de relaciones y enigmática, y puede ser de difícil compren- Santiago de Compostela, 2010.
CONCIENCIA | 281

lenguaje son originalmente metafóricos, de modo tal Pellegrini Matteo, Delle Acutezze, che altrimenti spiriti, vivezze
que la existencia del sentido literal de una proposi- e concetti, volgarmente si appellano, Génova, Elemente Fe-
rroni, 1639.
ción o incluso de una imagen parece no solamente Pochat Götz, Geschichte der Ästhetik und Kunsttheorie, Colo-
prosaica o ilusoria, improbable o deficiente, sino una nia, Du Mont, 1986.
forma de simbolismo potencial. Esto significa que Seroni Adriano (dir.), La Città del sole e Scelta d’alcune poesie
todo concetto, es decir, todo concetto ingegnoso, pre- filosofiche, Milán, Feltrinelli, 1962.
Tesauro Emanuele, Il Cannocchiale aristotelico, Turín, Baglioni,
supone una concepción de la metáfora y de la figura 1654.
inscrita en una suerte de semiótica general. Pensar de Vasari Giorgio, Le Vite de’ più eccellenti pittori, scultori e archi-
manera concettosa es saber conciliar el rigor seco del tetti, Florencia, 1568; Las vidas de los más excelentes arqui-
concepto con la inventiva de la metáfora. Ésta es la ra- tectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nues-
tros tiempos (Antología), trad. M. T. Méndez Baiges y J. M.
zón por la cual la palabra francesa concept (y la espa- Montijano García, Madrid, Tecnos, 1998.
ñola concepto) no puede traducir adecuadamente Zuccaro Federico, L’Idea de ’pittori, scultori e architetti, Turín,
el concetto. El concetto della bellezza no puede preci- Disserolio, 1607.
samente ser traducido por el “concept de beau” [“el
concepto de lo bello”], pues la palabra francesa (y la
española) queda ligada al conceptus latino, es decir,
que es incapaz de restituir la productividad de lo ima- CONCIENCIA
ginario y la inventiva estética propia del italiano. En
alemán Bewusstheit, Bewusstsein, Gewissen,
autores como Pellegrini o Tesauro, teóricos de la Gewissheit
metáfora, de la expresión simbólica y de la ocurren- francés conscience
cia irónica, el concetto se ve sumido a nuevas exigen- griego synáisthesis [συναίσθησις], synéidesis
cias de la argutezza, fuente infinita de elocución in- [συνείδησις], sýnesis [σύνεσις], syntéresis
[συντήρησις]
geniosa. La argutezza llega a ser la facultad suprema
inglés conscience, consciousness, awareness
de las invenciones y de las creaciones simbólicas en italiano consapevolezza, coscienza
el dominio de la mayoría de las artes del discurso y latín conscientia
de las obras plásticas, de modo tal que Tesauro de- neerlandés innerlijke medewetingh, innerlijckste
clara, en su Cannocchiale aristotelico, que es la “gran bewustheyt, meêwustigheyt
madre d’ogni ’ngegnoso concetto [la gran madre de
acto, alma, creencia (belief, glaube), fe,
todo concetto ingenioso]” (1654, p. 2). La palabra
inconsciente, percepción, sentido,
concetto remite a lo que produce la conciencia en su sujet, yo
actividad metafórica y a toda representación espi-
ritual, sutil. Aquí, la problemática del concetto es Aun cuando fue forjado por filósofos, el concepto de “con-
absorbida completamente por la hegemonía de la ciencia” se ha vuelto absolutamente popular, denotando la
problemática retórica y sofística de la argutezza. “relación consigo mismo” del individuo o del grupo. Remite
Jean-François GROULIER así a lo que el filósofo y el hombre “ordinario” tienen en co-
mún, lo que hace que, al igual que “crítica” o “sabiduría”,
Bibliografía puede designar la filosofía misma. No ocurría lo mismo con
Alighieri Dante, Comedia. Paraíso, ed. bilingüe, trad. Á. Cres-
los términos antiguos (synéidesis [συνείδησις] o incluso
po, Barcelona, Seix Barral, 2004.
Barocchi Paola (dir.), Scritti d’arte del Cinquecento, Milán-Ná- conscientia) que más frecuentemente se presentan como
poles, Ricciardi, 1971. sus equivalentes. De esta forma la filosofía europea moder-
Bruno Giordano, Los furores heroicos [1585], trad. M. R. Gonzá- na se dotó de un pasado común, a falta de poder estable-
lez Prada, Madrid, Tecnos, 1987; Des fureurs héroïques [1585],
ed. y trad. P.-H. Michel, París, Les Belles Lettres, 1954.
cer una equivalencia completa entre paradigmas esencial-
Düez Nathanaël, Dittionario italiano e francese – Dictionnaire mente intraducibles. Habiendo distinguido los efectos de
italien-français, París, Leyde, 1670. retroversión de los legados grecolatinos propiamente di-
Lange Klaus Peter, Theoretiker des literarischen Manierismus, chos, mostraremos cómo, a partir del siglo xvi, se encade-
Múnich, Fink, 1968.
Panofsky Erwin, Idea, ein Beitrag zur Begriffsgeschichte der äl- naron los tres grandes episodios de la invención europea
teren Kunsttheorie, Leipzig, 1924; Idea: contribución a la his- de la conciencia, cuyo rastro aún es legible en todos lados:
toria de la teoría del arte, trad. M. T. Pumarega, Madrid, Cá- la institución religiosa y política de la “libertad de concien-
tedra, 1995.
cia” que llevó a hacer de ésta el nombre privilegiado del “ciu-
282 | CONCIENCIA

dadano sujeto”; la construcción de Locke y sus sucesores conscient (consciente) y conscience, etc.; por el otro
(de Condillac a Wolff y Kant) de una teoría de la conscious- wissen, de donde derivan, al mismo tiempo, gewiss,
ness como facultad general de conocimiento; el conflicto Gewissen y Gewissheit, bewusst (unbewusst) y Be-
de las metafísicas de la identidad personal y de la “concien- wusstsein, Bewusstheit, etc. Se ha adquirido la cos-
cia de sí” (self-consciousness, Selbstbewusstsein). tumbre de considerar que los sentidos de la “con-
A pesar de la circulación de los conceptos y la unifica- ciencia” moderna se remiten a diferentes usos del
ción relativa de las terminologías alcanzada a principios del latín conscientia y del griego synéidesis [συνείδησις].
siglo xix, en el periodo de refundación de la modernidad fi- En cuanto al griego, se trata claramente de una re-
losófica, subsisten distancias considerables entre las len- troversión a partir de correspondencias instituidas
guas neolatinas (el francés y el español entre ellas), el ale- por los latinos que buscaban crear su propia termi-
mán (Gewissen y Gewissheit, Bewusstsein y Bewusstheit) y el nología moral. La terminología griega de la relación
inglés (consciousness y awareness), sin las cuales sería muy consigo mismo en el orden del conocimiento y de
difícil comprender la forma en que hoy se desarrollan el le- la ética es mucho más compleja, tanto en poetas co-
gado de la filosofía trascendental y el nuevo campo de las mo en filósofos. Así, es apenas en la época helenís-
“ciencias cognitivas” o de la “filosofía del espíritu”. Es lo tica cuando synéidesis se vuelve de uso corriente en
que permite anticipar, si no un “fin de la conciencia”, al me- las escuelas morales para designar la forma en que el
nos una mutación de sus referencias y de sus posibilidades individuo “(solo) consigo mismo”, evalúa la digni-
de traducción. dad de su conducta y el valor de su persona, en es-
ta vida o en previsión de la muerte. Si este uso esta-
El punto de vista nacional engendra una ilusión que ba presente en la mente de Pablo cuando se valió de
consiste en creer que los “diferentes sentidos” del este término en los pasajes capitales de las epístolas es
francés se distribuirían entre palabras extranjeras una pregunta cuya respuesta aún no conocemos:
correspondientes o que conscience en francés y
conciencia en español unifica lo que otras lenguas …como quienes muestran tener la realidad de esa
dividen. Pero no hay nada que evidencie que los ley escrita en su corazón, atestiguándolo su concien-
campos semánticos de nuestros vecinos estén des- cia (symmartyrouses autón tes syneidéseos [συμμαρτυ
unidos, ni que estén todos incluidos en lo que no- ρούσης α τ ν τ ς συνειδήσεως], y los juicios contra-
sotros llamamos “conscience (conciencia)”. Es posi- puestos de condenación a alabanza sobre sus propias
acciones, [serán justificados] en el día en que Dios
ble que su conjunto desplace nuestro uso, más
juzgará las acciones secretas de los hombres… (ta
amplio que cada uno por separado, pero más res- kryptá ton anthropon [τ κρυπτ τ ν ἀνθρώπων])
trictivo que su suma. Esta ilusión va de la mano de Romanos, 2: 15-16
un problema propiamente francés, que es el de sa-
ber si la unicidad de la palabra conscience debe ser
considerada como una simple homonimia o como Sea como fuere, la dialéctica milenaria del carácter
una analogía, la expresión de un núcleo de signifi- “natural” y “sobrenatural” de la conciencia moral se
cación que circula entre las acepciones particula- inicia a partir de estas formulaciones y de las metá-
res. Los diccionarios no eligen una sola actitud a foras que tienen en común con la tradición estoica
este respecto, y evolucionan. Manifiestamente, es- (la “voz interior”, el “teatro” en el que cada quien ha-
tas fluctuaciones remiten a la historia, transnacio- ce comparecer sus actos, o el tribunal delante del cual
nal a su vez, de las creaciones lingüísticas en materia “presta testimonio” en pro o en contra de sí mismo,
de “pensamiento del pensamiento”. Estamos aquí etcétera).
ante un caso privilegiado para el estudio de lo que • VÉASE EL RECUADRO 1
R. Balibar (1993) llama el “colingüismo europeo”. La historia del latín conscientia, aun cuando si-
gue presentando dificultades, es más conocida. Antes
I. El legado de la antigüedad y de la escolástica de que Cicerón hiciera de ella un término clave de
En las lenguas latinas y germánicas los principales la humanitas, los usos se desarrollaron en las dos
términos en presencia se derivan de las raíces de sa- direcciones en las que puede interpretarse cum (cf.
ber: por un lado scire, scientia, de donde deriva cons- C. S. Lewis, “Conscience and conscious”): por un
cius (y sus antónimos nescius, inscius), con-scientia, lado, la que connota la apropiación, la consuma-
CONCIENCIA | 283

ción (“conocer bien”, “estar bien informado de”); fórmula de Quintiliano: “conscientia mille testes”, la
por el otro, la que connota una “comparticipación” conciencia es como mil testigos, vale más que todos
privada o secreta. De ahí se tiene la idea de un saber los testimonios externos) y finalmente en la idea de
reservado a unos pocos, o de un saber que sólo se un juicio que se ejerce en nosotros mismos hacia
comparte con uno mismo, del que cada uno “se ha- nuestros actos y nuestros pensamientos. De ahí la
ce confidencia”. Esta significación desemboca en la idea de una autoridad que cabe contraponer a todas
representación fundamental de un testimonio in- las instituciones: “amo interior” y garantía de auto-
terior que uno se hace a sí mismo (de ahí la célebre nomía a la vez. Seguiremos encontrando constante-

Recuadro 1 › El griego para “conciencia”: retroversiones


oikéiosis, sentido mientras que el thymós se come y se disi- λουθεῖν α τ ]” (É. Bréhier: “el sentir y la
pa), constituye la “materia de la conciencia” conciencia de sí”; literalmente, “el acompa-
Se dice que los griegos no conocían la con- (Onians, ibid., cap. 3). Así, por ejemplo, Me- ñarse a sí mismo”), que caracteriza a la sa-
ciencia. De hecho, no hay una palabra grie- nelao le “habla a su thymós magnánimo” y biduría, pero no al tipo de sabiduría donde
ga que corresponda a conciencia sino una “lanza [estas palabras] a través de su phren comparamos a alguien despierto con alguien
gran variedad de términos y de expresiones y su thymós” en el momento de abandonar que duerme, sino a la del sabio mismo so-
sobre las cuales se proyecta conciencia, y el cadáver de Patroclo (Ilíada, XVII, 90, 106). bre el que uno se pregunta, con los estoi-
que remiten ya a una relación consigo mis- La conclusión filosófica de este diálogo re- cos, si sigue siendo dichoso mientras duer-
mo, ya a un juicio moral, o a una percepción, flexivo es la definición platónica del pensa- me. Por otra parte, cabe anotar que, en
a menudo efectuando un cruce o una deri- miento (diánoia [διάνοια]) como diálogo Aristóteles particularmente, el término sin-
vación entre varias de estas acepciones. interior del alma consigo misma, sin voz [en- gular que con mayor frecuencia se traduce
De los poemas homéricos a los diálogos tós tes psykhés pros hautén diálogos aneu por tener conciencia es aisthánesthai [αἰ
socráticos pasando por la escenografía trá- phonés (ἐντ ς τ ς υχ ς πρ ς α τ ν διά σθάνεσθαι, “sentir”], en el sentido de to be
gica, todo héroe griego mantiene esencial- λογος νευ φον ς)]” (Sofista, 263e; cf. aware of (J. Tricot, al referirse justamente a
mente una relación de conversación consigo Teeteto, 189e), que se abre, mediante la exi- la función de apercepción del “sentido co-
mismo: al hablarse, piensa sus pensamien- gencia socrática del “acuerdo de sí consigo mún”, traduce así en el cap. IX, 9, de la Éti-
tos, siente sus emociones y pide consejo pa- mismo” (“homologéin autós heautó [ μο ca a Nicómaco, donde se habla de saber si
ra actuar. Los “órganos de la conciencia” λογεῖν α τ ς αυτ ]”, Protágoras, 339c), el hombre dichoso necesita amigos), mien-
(expresión de R.B. Onians, Les origines de a la dimensión moral de la conciencia de sí. tras que synaisthánesthai [συναισθά
la pensée européenne, cap. 2) del héroe ho- El individuo que no deja de refutar a Sócra- νεσθαι] significa muy explícitamente “sen-
mérico son palabras bastante difíciles de tes y de avergonzarlo, “su pariente más cer- tir con”, como “comer con” o “vivir con”, no
traducir, ya que remiten a una fisiología muy cano y que habita en el mismo sitio”, “los si- consigo mismo sino con los otros sí mismos
cargada de sentido: ker [κ ρ], o kradíe / glos por venir debían darle […] el nombre que son sus amigos (véase Ética a Eudemo,
kardía [κραδίη / καρδία], el “corazón”, in- de conciencia” (Hipias mayor, 304d, comen- VII, 12, 1244b 26 y 1245b 25).
cluso el “estómago”, como órgano que es tado por Arendt en La vida del espíritu). Con la sýnesis (de sýn-eimi [σύν ειμι ,
posible horadar; étor [ τορ], el “corazón” No existe término griego que recoja to- dice el Cratilo, 412b, “ir con, acompañar”, o
como sede de las emociones y de la inteli- dos los valores de este diálogo de sí consi- de syn-íemi [συν ίημι], “lanzar juntos, acer-
gencia. Pero el interlocutor privilegiado de go mismo, pero se observa la concurrencia car”, y en ambos casos “comprender”) se
uno consigo mismo está sobre todo aloja- de varias palabras en syn- (con-) seguidas pasa insensiblemente de la epistémica a la
do en la phren [φρήν] o las phrenes [φρέ de una acción verbal cuyo sentido varía con- ética; su sentido abarca desde la sagacidad
νες] (las entrañas, el diafragma, los pulmo- siderablemente según los contextos, y que hasta la conciencia del error. Así, sýnesis,
nes, sólo que la palabra es de la familia de se traducen por “conciencia”. traducido por inteligencia, es junto con la
phronéin [φρονεῖν], “ser avisado, pensar”), En el campo perceptivo-aperceptivo, sy- eusynesía o “perspicacia” la virtud crítica
o en el thymós [θυμός], traducido también náisthesis [συναίσθησις] se traduce, en de los que saben hacer uso de la “pruden-
por “corazón”. Este último, a la vez impulso particular en Plotino (Enéadas, III, 8, 4), por cia” (phrónesis [φρόνησις], véase Pruden-
(P. Chantraine lo compara con thýo [θύω], self-consciousness (lsj): en los términos de cia) porque aprenden rápido (Aristóteles,
“lanzarse con furor”) y soplo vital, vapor o É. Bréhier, la “inteligencia” (sýnesis [σύνε Ética a Nicómaco VII, 11, trad. fr. J. Tricot).
espíritu, vinculados a la sangre caliente y σις], otro candidato para conciencia) y el Pero Dumont elige conscience en Demócri-
bullente (É. Boisacq dice que procede del “conocimiento de sí mismo” (synáisthesis) to (B 77 DK: “Renombre y riqueza sin con-
sánscrito dhuma-, de ahí el griego thymiao permiten a la naturaleza ver y producir lo ciencia son posesiones frágiles”) y Méridier
[θυμιάω], “hacer humear”, latín fumus, que que está después de ella. Pero, en el propio traduce la respuesta de Orestes a Menelao
hay que diferenciar de psykhé [ υχή], el Plotino, al término le hace competencia la cuando éste le pregunta qué enfermedad
soplo del “alma” que se escapa de la boca secuencia “to aisthánesthai kai parakolou- lo está matando: “Mi conciencia. Siento ho-
de los muertos para morar en el Hades, théin hautó [τ αἰσθάνεσθαι κα παρακο rror de mi crimen (he sýnesis [ σύνεσις]),
284 | CONCIENCIA

literalmente: “La conciencia de saber (sý- pia constitución (ten hautóu sýstasin [τ ν Cancrini Antonia, Suneidêsis. Il tema seman-
noida [σύνοιδα]) que he cometido actos α τοῦ σύστασιν]) y la conciencia que tie- tico della “con-scientia” nella Grecia antica,
terribles” (Eurípides, Orestes, v. 396). ne de ella (ten tautes synéidesin [τ ν ταύ “Lessico Intellettuale Europeo”, VI, Roma,
En fin, synéidesis (de sýnoida, precisa- της συνείδησιν]), pues no es verosímil que Ed. dell’Ateneo, 1970.
mente) es, retrospectivamente, el mejor la naturaleza produzca al ser vivo ajeno a sí Bibliografía de consulta
calco para conciencia. Aparece en Demó- mismo (allotriosai [ἀλλοτρι σαι])”. Su Boisacq Émile, Dictionnaire étymologique de
crito para designar “la conciencia de la in- extensión, de los estoicos al Nuevo Testa- la langue grecque, Heidelberg-París, Win-
famia de una vida”, que engendra temor y mento, va de la relación apropiada consigo ter-Klincksieck, 1938.
propicia la invención de ficciones escatoló- mismo y con el mundo a la conciencia del Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologi-
gicas (B 297). El sentido del sustantivo (que bien y del mal (véase más adelante). Ningu- que de la langue grecque, nueva edición ac-
tualizada con un “Suplemento al dicciona-
no se encuentra en Platón) se precisa a no de estos términos, por supuesto, expre-
rio”, París, Klincksieck, 1999.
partir de la época helenística, sobre todo sa tanto como las descripciones homéricas DK: Diels Hermann y Kranz Walther, Die
en la doctrina estoica de la oikéiosis [οἰ hasta qué punto el “sujeto” griego se habla Fragmente der Vorsokratiker, 3 vols., Ber-
κείωσις]. Así, por ejemplo, a propósito de al mismo tiempo que piensa y que actúa. lín, Weidmann, 5a. ed. 1934-1937.
la inclinación primordial del animal por con- Barbara Cassin Onians Richard B., Les origines de la pensée
servarse, dado que la naturaleza lo liga a européenne sur le corps, l’esprit, l’âme, le
ella desde el principio, Diógenes Laercio Bibliografía principal monde, le temps et le destin, trad. fr. B. Cas-
(VII, 85) cita estas palabras de Crisipo, en Arendt Hannah, La vida del espíritu, trad. Fer- sin, A. Debru y M. Narcy, París, Seuil, 1999.
nando Montoro y Ricardo Vallespín, Ma- LSJ: Liddell Henry G., Robert Scott y Henry
el primer libro de su tratado De los fines:
drid, Centro de Estudios Constitucionales, S. Jones, A Greek-English lexicon, 9a. ed.,
“Aquello que es primitivamente propio (oi- 1978. Oxford, Clarendon Press, 1925-1940; A
keion [οἰκεῖον]) de todo ser vivo es su pro- supplement, ed. E.A. Berber, 1968.

mente, hasta nuestros días, esta unidad de contrarios, En cuanto a los desarrollos especulativos de la
a la que la tradición agustiniana dará un alcance escolástica, éstos proceden también de Jerónimo,
ontológico. pero por efecto de un asombroso equívoco: los co-
• VÉASE EL RECUADRO 2 pistas, habiendo creído leer en su texto la palabra
Los Padres de la Iglesia identifican la conscientia syntéresis [συντήρησις], la interpretaron primero co-
con el alma, que deberá enfrentar a su creador, mo un derivado de téresis [τήρησις], conservatio
siendo así juez y juzgada. En Agustín, la conscientia (“guarda”), después como derivado de háiresis [α
está subordinada a una noción más fundamental, ρεσις], electio (“elección”). Se forja así una palabra
memoria, verdadero nombre de la presencia de sí, griega ficticia, la “sindéresis” (escrita syntéresis, o in-
que siempre ya confiesa el verbo de Dios: al indagar cluso syndéresis), que cumple la función esencial de
“en lo más profundo de sí” (“interior intimo meo”, desdoblar la conciencia en facultad pasiva (rastro
dicen las Confesiones) los “secretos de su concien- de la creación divina) y facultad activa (que opera en
cia”, el hombre no hace otra cosa que descubrir la las condiciones del pecado, tras la caída). Los teólo-
verdad trascendente dentro de sí (“superior summo gos escolásticos forman entonces el “silogismo prác-
meo [más elevada que toda mi grandeza])”. Jeróni- tico” del proceso por el cual la revelación alumbra
mo dirá que la chispa de la conciencia depositada nuestras acciones y las guía: 1) syntéresis, 2) cons-
en nosotros, scintilla conscientiae, sigue brillando cientia, 3) conclusio (cf. el Dictionnaire de théologie
aun en criminales y pecadores. catholique, artículo “Conscience” de A. Chollet). Se

Recuadro 2 › Conscientia
La lengua de la filosofía latina, pese a haber y literarios que constituyeron la experiencia signan la culpabilidad reconocida y la con-
estado marcada por la difusión del estoicis- y los modos de expresión de la conciencia. dena pronunciada.
mo (véase el recuadro 1, “El griego para En una gran parte de los casos, conscien- Como forma de remordimiento, cons-
conciencia”), tomó forma al mismo tiempo tia designa la experiencia del error (este úl- cientia aparece en las listas de las pasiones
que Cicerón, Lucrecio y Séneca contribuían timo a menudo precisado por un genitivo: (“ardentes tum cupiditate, tum metu, tum
a escribir una historia crítica de la filosofía: conscientia scelerum) y el consiguiente re- conscientia [inflamados por la pasión, el mie-
a esto se debe que los usos de conscientia mordimiento: estos usos deben equiparar- do, el remordimiento…]”, Cicerón, De legi-
en latín clásico presenten —de manera sin- se con los que encontramos en el contexto bus, II, 43) y es objeto de descripciones tó-
crónica— los diferentes estratos históricos jurídico, donde conscientia y conscius de- picas surgidas de la tragedia (“conscius ipse
CONCIENCIA | 285

animus se forte remordet [el alma que se sa- pia vida y el recuerdo de los múltiples actos cia)” (Tusculanos, II, 64), y de Séneca:
be culpable se atormenta]”, Lucrecio, De que se han realizado siguiendo el bien)”. “conscientia aliud agere non patitur ac su-
rerum natura, IV, 1135). Este movimiento de evaluación de sí es- binde respondere ad se cogit (la culpabilidad
El sustantivo abarca así, a la vez, el mo- tá también claramente marcado en una se- [que experimentan los tiranos] no los deja
mento trágico del conocimiento de sí mis- gunda serie de casos en los que el término divertirse: los obliga sin descanso a respon-
mo por el sufrimiento del cuerpo (mordida, aparece sobre todo en sintagmas que espe- der ante su tribunal)” (Epistulae, 105, 7);
quemadura, sofocación) y la interpretación cifican el origen de la evaluación moral: “bona conscienta prodire vult et conspici
que las filosofías helenísticas dieron a este conscientia deorum / conscientia hominum (la buena conciencia quiere producirse y
momento: “Mens sibi conscia factis / prae- (Cicerón, De finibus, I, 51: “qui satis sibi someterse a las miradas)” (ibid., 97, 12).
metuens adhibet stimulos torretque flagellis contra hominum conscientiam saepti esse et La segunda, en estas frases: “dicitur gratus
[El espíritu consciente de sus errores, / yen- muniti videntur, deorum tamen horrent [los qui bono animo accepit beneficium, bono de-
do por delante de lo que teme, se aplica el que se estiman bastante bien protegidos y bet; hic intra conscientiam clusus est (se di-
aguijón y el látigo]”. Este análisis de Lucre- amurallados para evadir el juicio de los ce que es agradecido el hombre que recibió
cio (ibid., III, 1018) se encuentra en De le- hombres se espantan sin embargo con el de corazón un beneficio y por ello se siente
gibus, de Cicerón (I, 40): “Non ardentibus juicio de los dioses]”). Tomar en cuenta el deudor de corazón: lo está en el recinto ce-
taedis sicut in fabulis sed angore conscien- juicio del prójimo en la evaluación de la res- rrado de su conciencia)” (Séneca, De benefi-
tiae fraudisque cruciatus ([Los culpables no ponsabilidad da a conscientia un sentido ciis, 4, 21); “mea mihi conscientia pluris est
son perseguidos] por antorchas encendi- cercano al pudor (aidós [αἰδώς]): la inte- quam omnium sermo (a mis propios ojos,
das, como en las tragedias, sino por la an- riorización de este juicio (que puede estar mi conciencia vale más que las palabras de
gustia que enciende su culpabilidad y por el subrayado o no en el sintagma conscientia todos)” (Cicerón, Ad Atticum, 12, 28, 2).
crimen que los tortura)”. animi) se desarrolla en dos direcciones di- Entre estos dos aspectos de la interio-
Más positivamente, conscientia coincide vergentes. Ya sea que uno se apropie las rización no podemos distinguir las líneas
con la experiencia de sí que no está dada normas externas del juicio, como conse- de una evolución, como tampoco repartir
inmediatamente sino que se construye en cuencia de un desdoblamiento que se ex- rigurosamente los usos del genitivo o del
la concentración, la recapitulación, la me- presa preferentemente en las metáforas dativo en los sintagmas conscientia animi /
moria, cosa que sugiere la formación de la del teatro interior (uno se hace juicio a sí scelerum / hominum, conscius si-bi. Por el
palabra (cum-scire): es lo que Cicerón evo- mismo, uno se ofrece en espectáculo), ya contrario, los usos de conscientia —y sus
ca en De re publica (VI, 8): “Sapientibus sea que oponga a las instancias externas redes de metáforas— dan a pensar al mis-
conscientia ipsa factorum egregiorum am- sus propios criterios de evaluación: las imá- mo tiempo la interioridad y la exterioridad,
plissimum virtutis est preamium (Para los genes de la barrera y del techo delimitan en el momento en que la cuestión funda-
sabios, la simple conciencia de haber reali- un espacio de la interioridad que garantiza mental de la ética consiste en saber cuál es
zado actos extraordinarios constituye la más contra la fama y la opinio la rectitud del jui- la validez y el alcance de las normas de la
alta recompensa de su virtud)”, y en De se- cio y su carácter inalienable. naturaleza. Aprehendemos entonces, en el
nectute, 9: “conscientia bene actae vitae La primera dirección es sensible en las si- vaivén que no se detiene, el momento —his-
multorumque bene factorum recordatio ju- guientes palabras de Cicerón: “nullum thea- tórico y filosófico— donde podría cons-
cundissima est (nada más agradable que la trum virtuti conscientia majus est (la virtud truirse el sujeto.
conciencia de haber conducido bien la pro- no tiene teatro más grande que la concien- Clara Auvray-Assayas

trata de un esquema de pensamiento intelectualis- ciencia de sí” la expresión privilegiada de la idea fi-
ta fundamental cuya imposición está lejos de desa- losófica de subjetividad en Occidente: es la inven-
parecer con su justificación teológica: sin esta refe- ción europea propiamente dicha de la conciencia.
rencia, difícilmente podría comprenderse el sitio • VÉASE EL RECUADRO 3
que la conciencia ocupa en Hegel, en tanto término
mediador del devenir del espíritu, entre universali- II. La invención europea de la conciencia
dad y singularidad. El primer episodio corresponde a los debates susci-
Con la Reforma luterana, sin embargo, la sindé- tados por la Reforma en torno a la libertad de con-
resis cae en desuso, y prevalece la inmediatez de la ciencia; el segundo lleva a la identificación del “sí
conscientia como testimonio interior de la morali- mismo” con la actividad reflexiva del espíritu, a la
dad y signo de la gracia: en alemán (Lutero) se con- que Locke da el nombre de consciousness; el tercero,
vierte en Gewissen, con su certeza propia (Gewiss- por último, en los albores del siglo XVIII, lleva a la
heit); en francés (Calvino), la conscience asociada a reinterpretación de los principios del conocimiento
la práctica sistemática del “examen de conciencia”. y de la moralidad en tanto expresiones del Selbst-
Nos encontramos así en el punto de partida de un bewusstsein.
drama en tres episodios que llevó a hacer de la “con-
286 | CONCIENCIA

Recuadro 3 › “Conscientia” y “Gewissen” en Lutero


belief, glaube la conciencia pasa primero por descripcio- Al menos de tres formas se coloca la re-
nes de estados, de sentimientos, de afectos. lación conciencia/certeza en el centro de
A Lutero se le califica de “inventor del Ge- De estos análisis, que de buena gana llama- la teoría luterana de la conciencia. La con-
wissen” (R. Hermann) y al luteranismo de ríamos “psicológicos” si estuviéramos segu- ciencia se define primero por una necesidad
“religión del Gewissen” (K. Holl). Para mu- ros de que se basan en última instancia en de certeza: es esta necesidad la que Lutero
chos, el Reformador, primer teórico del Ge- un concepto de la psiqué, se desprende que objeta en lo que considera el escepticismo
wissen en lengua alemana, sería también el la conciencia no es tanto una facultad del al- de Erasmo (De servo arbitrio [1525], WA
primer teórico moderno de la conciencia. ma tendiente al bien como el lugar preciso 18, 603, 23-24). En segundo lugar, la con-
Es lo que proclamaría, en forma heroica, la donde se produce la relación entre el hom- ciencia es el lugar mismo de la certeza, a
famosa réplica de 1521 frente a la dieta de bre y Dios. Es en ella donde el hombre es condición de haber sido previamente inves-
Worms, donde Lutero enuncia las razones destruido o elevado ante Dios (cf. Vorlesung tida por la fe, además de la asociación de la
que le impiden retractarse ante la Iglesia de über den Römerbrief [1515-1516], WA 56, fe y del corazón (cf. Das Schöne Confitemi-
Roma: 526, 31-32). ni… [1530], WA 31/I, 176-177: “ein hertz,
Así pues, en ningún caso puede consi- das […] fur Gott von allem dinge gewis ur-
A menos de que me convenzan los testi-
derarse autónoma la conciencia luterana. teilen und recht reden kan […] ein froelich,
monios de las Escrituras o la evidencia de
Si está definida como “algo más alto que el sicher, muetig gewissen: un corazón […]
la razón (no puedo creerle solamente a
los papas y a los concilios, puesto que es- Cielo y la Tierra” es solamente en virtud de que por sobre todas las cosas puede juzgar
tá visto que se han equivocado y contra- su disposición a ser “aniquilada por el peca- con certeza y hablar correctamente […] una
dicho unos a otros con bastante frecuen- do” o, al contrario, “vivificada por la Pala- conciencia gozosa, segura, valerosa”). Por
cia), heme aquí vencido por los textos bra de Cristo”, según como sea la relación último, la conciencia sirve como refugio
que alegué, mi conciencia está cautiva entre el hombre y Dios (Vorlesungen über frente a la incertidumbre de la fe, y por eso
de las palabras de Dios, y no puedo ni 1. Mose [1535-1545], 546, 30-31). En nin- mismo de certidumbre última: nunca nadie
quiero abjurar de absolutamente nada, gún momento, pues, está el hombre solo está seguro (gewis) de tener fe, pero cada
porque no es seguro ni honesto actuar
con su conciencia. Ésta no es para nada pro- cual debe encomendarse al Gewissen que le
en contra de la propia conciencia.
ductiva, sino sólo el reflejo o el “portador” dice que solamente la fe otorga la salvación
No puedo actuar de otra manera,
aquí estoy (ich kan nicht anderst, hie ste- (Träger, E. Hirsch) de una relación que no (cf. el importante texto de Von der Wie-
he ich), Dios me ayude, amén. depende de ella iniciar. dertaufe an zwei Pfarrherrn [1528]. WA 26,
Verhandlungen mit D. Martin Luther
A esto se debe que los juicios de Lutero 155, 14-28, en el contexto de la polémica
auf dem Reichstage zu Worms [1521], sobre la conciencia varíen tanto. El Reforma- anabaptista).
WA 7, 838, 2-9. dor también la tilda de “mala bestia”, “que En esta perspectiva es donde hay que
hace que el hombre se levante contra sí mis- entender la famosa teoría de la “libertad de
En este rechazo se ha celebrado a menudo mo”, desde el momento en que lo persuade conciencia”, sinónimo según Lutero de la “li-
un llamado a la libertad de conciencia, y en de fiarse de las buenas obras más que de la fe bertad cristiana o evangélica”. La conscien-
este llamado, el acto de nacimiento de la para alcanzar la salvación (ibid., WA 44, 545, tia luterana no es para nada un principio de
modernidad. Sin embargo, la lectura del tex- 16-17). La conciencia puede ser ya alabada acción, “no es una facultad de realizar obras,
to puede resultar sorprendente: ¿qué es es- o bien maldecida, según que la dominen Cris- sino una facultad de juzgar a propósito de
ta conscientia que invoca Lutero como un to o el Diablo: tanto en un caso como en el esas obras” (De votis monasticis [1521], WA
bien inalienable, pero a la que califica como otro, no es libre en el sentido en que cons- 8, 606, 30-35). La interiorización se lleva
“cautiva de las palabras de Dios”? tituiría una morada originaria de libertad. tan lejos aquí que la libertad de conciencia
2) Más allá de esos juicios contradicto- puede coexistir con el “siervo-arbitrio” (véa-
1) En la estela del debate histórico sobre el rios, según Lutero la conciencia es uni- se Eleutheria, recuadro 2). Y es que la
nacimiento de la modernidad, el debate so- ficada por una cierta cantidad de decisio- conciencia no abreva de ella misma su li-
bre la conciencia según Lutero se ha referi- nes conceptuales y de usos lingüísticos. La bertad: aquí se encuentra el motivo de su
do frecuentemente a la cuestión de su auto- otra gran innovación de Lutero es, en efec- heteronomía. Lo más importante, sin em-
nomía. Sin ser explícitamente rechazada, la to, haber instalado la conciencia en un pa- bargo, es que en Lutero la libertad de la
distinción entre synthéresis y conscientia pa- radigma donde se codea con la fe y la certe- conciencia se confunde con su certeza: una
sa a un segundo plano a partir de ese mo- za. Lutero rompe con el intelectualismo de conciencia no es libre más que cuando la fe
mento. Tal es la innovación conceptual de las teorías escolásticas al asociar la con- la ha vuelto segura (cf. Vom Abendmahl
Lutero en relación con las teorías escolásti- ciencia a la “fe” y al “corazón” (cf. por Christi. Bekenntnis [1528], WA 26, 505,
cas de la conciencia: en él ya hay una sola ejemplo Invokavitpredigten [1522], WA 34: “frey und sicher ym gewissen”).
conciencia, definida como “el origen o el lu- 10/III, 23-24). El principio es éste: como es En el alemán de Lutero, la asociación en-
gar de los afectos más fuertes” (E. Hirsch) la fe, es el Gewissen, son las obras; o bien: tre conciencia y certeza, gewiss y Gewissen,
que pueda experimentar el hombre. Frente solamente la fe puede dar a la conciencia la es inmediata: volveremos a encontrarla, ele-
a la Ley, ante la Promesa, la conciencia ya se certeza de que las obras realizadas son vada a concepto, en Hegel, donde Gewiss-
regocija, espera o tiembla, ya se inquieta, buenas (cf. Von den guten Werken [1520], heit remplaza al adverbio gewiss, que es el
teme, desespera: la concepción luterana de WA 6, 205, 1-13). que Lutero usa con la mayor frecuencia (cf.
CONCIENCIA | 287

Fenomenología del espíritu, VI, C, c). De to- (¿Lutero pensaba primero en alemán o en Bibliografía
dos modos, nos abstendremos de concluir latín?), cabe estimar que la invención teo- Baylor Michael G., Action and Person. Cons-
que es la cercanía de las palabras la que lle- lógica de Lutero, la instalación del paradig- cience in Late Scholasticism and the Young
vó a Lutero a la identificación de las ideas, ma Glauben-Gewissen-Gewissheit, fue rele- Luther, Leyden, Brill, 1977.
Hirsch Emanuel, Lutherstudien, t. 1, Güters-
al punto de impregnar de certidumbre su vada por las potencialidades de la lengua
loh, Bertelsmann, 1954.
concepto de conciencia. Es muy notable que alemana, que a su vez fueron más que ex- Holl Karl, “Was verstand Luther unter Reli-
el latín del Reformador efectúe exactamen- plotadas, esta vez explícitamente, por la tra- gion?”, en Gesammelte Aufsätze zur Kir-
te la misma conexión, esta vez sin juego de dición que, de Kant a Wittgenstein, trazó el chengeschichte, t. 1, Tubinga, Mohr, 1948,
eco, entre conscientia y certitudo: del latín paradigma Wissen-Gewissen-Gewissheit en pp. 1-110.
al alemán, el concepto luterano de concien- filosofía. Si vinculáramos la invención lute- Jacob Günter, Der Gewissensbegriff in der
cia no cambia (cf. por ejemplo De servo ar- rana a sus antecedentes (en primer lugar, Theologie Luthers, Tubinga, Mohr, 1929.
bitrio, WA 18, 620, 3: “certitudines cons- los debates teológicos medievales y refor- Lohse Bernhard, “Gewissen und Autorität bei
cientiae”). De esta convergencia se podrá mados sobre la certeza de la salvación), Luther”, en Evangelium in der Geschichte,
Gotinga, Vandenhoech y Ruprecht, 1988,
concluir que el latín de Lutero está “com- tendríamos los medios para hacer una lar-
pp. 265-286.
pletamente impregnado de su alemán” (H. ga historia de la conciencia que sería tam- Lutero Martín, Dr Martin Luthers Werke,
Bornkamm): al escribir “conscientia” el Re- bién una historia del bilingüismo (en este Weimar, a partir de 1883 (abreviado WA,
formador pensaría “Gewissen”. Sin pronun- caso, alemán-latín) en la Europa filosófica. seguido de los números de tomo, página y
ciarse sobre esta cuestión de precedencia Philippe Büttgen línea).

A. La metonimia de la conciencia lítica la que inscribe este juego metonímico en el meo-


Llamamos así al primer episodio, porque su adqui- llo de los usos de la palabra conciencia, haciendo del
sición más patente es la posibilidad de usar la palabra fuero interno un “fuerte” y una “fuerza” (cuyo con-
conciencia no para designar una facultad del alma, cepto, a lo largo de toda la época clásica, entrará en
aun personificada o identificada con el testimonio competencia con los de “espíritu” y de “genio” para
interno de un doble del sujeto, sino como el otro designar el principio de individualidad). Mientras
nombre de un individuo singular. Esta personifica- que los anabaptistas inventan la “objeción de con-
ción se traduce por la posibilidad de calificar a las ciencia”, Calvino defiende la “adhesión de concien-
conciencias-sujetos desde el punto de vista de sus cia”. En el siglo XVII, los puritanos ingleses somete-
acciones y de sus experiencias: una “noble concien- rán todas sus acciones al mandato absoluto de la
cia”, una “conciencia esclarecida”, una “conciencia conciencia de donde procede la convicción (“con-
firme”, una “conciencia desdichada”, una “concien- vencido en conciencia de la justa causa del Parla-
cia desgarrada”, etc. (según un procedimiento que, en mento [convinced in conscience of the righteousness
otras circunstancias, se aplica también al alma, al of the Parliament’s cause]”, citado por M. Walzer,
espíritu, al corazón, a la inteligencia). Dicha posibi- 1965). El adjetivo correspondiente es conscientious.
lidad se ejerce sobre todo en las lenguas en las que, Las guerras de religión suscitan también la idea
entre los siglos XVI y XVIII, se confrontaron la refor- de retirarse al fuero interno, frente a las disputas ar-
ma calvinista, el irenismo humanista, el escepticis- gumentativas de los Estados y las Iglesias. Los dos
mo y el neoestoicismo: periodo de la constitución representantes de la corriente irenista europea que
del absolutismo y de una primera reivindicación de juegan aquí un papel decisivo son Sebastien Caste-
“autonomía” del ciudadano. llion y Dirck Coornhert. El primero, traductor al
Todo comienza con la definición calvinista de la latín y al francés de los textos de la mística renana,
conciencia: identificada con la fe del cristiano, que es el gran teórico de la libertad de conciencia enten-
reside en el “fuero interno”, expresa en sí el misterio dida como un derecho individual irreductible. Es-
de una sumisión absoluta que es al mismo tiempo tablece su carácter originario retomando la forma
liberación, ya que solamente somete al individuo a clásica del élenkhos [ἔλεγχος]:
la gracia. La metonimia ya es corriente en Calvino:
“Digo que estos remedios y consuelos son demasia- Me parece que la causa principal y eficiente de […]
do magros y frívolos para las conciencias perturba- la sedición y la guerra que te atormenta es el forza-
das, y abatidas, afligidas y espantadas del horror de su miento de las conciencias […] estoy seguro de que
pecado” (Institución de la religión cristiana, IV, 41). la causa en cuestión quedaría vaciada con una sola
De cualquier forma, es la experiencia de la lucha po- palabra de verdad evidente, y no habría hombre que
288 | CONCIENCIA

osara ni por poco contradecir. Pues habría que decir Montaigne es conservador en cosas de política, ad-
a aquellos que fuerzan las conciencias ajenas: “¿Que- mirador de Justo Lipsio. Conscience en él se acerca
rrían que se forzaran las de ustedes?” Y súbitamente a inscience y se opone a la fe (“una distinción enor-
su propia conciencia, que vale más que mil testimo- me entre la devoción y la conciencia”, ibid., III, 12,
nios, los convencería a tal punto que todos se que- “De la physionomie”). Si no se tienen esos elemen-
darían pasmados.
tos en la memoria, no se comprenden ni los efectos
Conseil à la France désolée, 1562.
de la revolución cartesiana ni la embestida de Hob-
bes contra la idea de conciencia. En el Leviatán,
En cuanto a Coornhert (o Koornhert), éste publica en Hobbes devuelve la palabra conscious a su etimolo-
1582 el Synodus of vander conscientien vryheyt. Po- gía latina, interpretada en el sentido de “conniven-
lemizando a la vez contra el calvinismo rigorista y cia”, e identifica la conciencia con la opinión. Dicha
contra la razón de Estado neoestoica, en un holandés noción es intermediaria entre el concepto de juicio
muy latinizado naturaliza “el forzamiento de las con- y lo que hoy llamaríamos “ideología”, y permite com-
ciencias” como dwang der conscientien y será el due- prender por qué el plea of conscience (“objeción de
ño y señor de los “cristianos sin Iglesia” de toda la conciencia”) debe ser absolutamente rechazado por
Europa noroccidental. Encontramos las huellas de el Estado y disociado del fuero interno:
su “individualismo” o “subjetivismo” incluso en al-
gunos socinianos alemanes de fines del siglo XVII And last of all, men, vehemently in love with their own
—en la secta de los Gewissener o “concienzudos”, pa- new opinions [...] gave those their opinions also that
ra quienes la única autoridad en materia de fe (Glau- reverenced name of Conscience, as if they would have
ben) o de certidumbre (Gewissheit) no puede ser más it seem unlawfull, to change or speak against them;
que la conciencia (Kittsteiner, 1992). El vínculo en- and so pretend to know they are true, when they know
at most, but that they think so.
tre ambos se encuentra quizás en las páginas de Phi-
losophia sacrae scripturae interpres (1666) de Louis [Por último, quienes están vehementemente enamo-
Meyer, donde el amigo de Spinoza se vale de la “per- rados de sus propias opiniones y […] dan a esas opi-
niones suyas el nombre reverente de conciencia, co-
cepción clara y distinta” para recusar tanto las inter-
mo si les pareciera inadecuado cambiarlas o hablar
pretaciones literalistas de las Escrituras como el “en- contra ellas; y así pretenden saber que son ciertas,
tusiasmo” inspirado de los cuáqueros. En la versión cuando saben a lo sumo que ello no pasa de una
neerlandesa de su libro, el propio Louis Meyer bus- opinión.]
có equivalentes del latín conscientia: innerlijke me- Leviatán, I, 7, trad. esp. p. 52.
dewetingh, innerlijckste bewustheyt, meêwustigheyt.
Finalmente traeremos a colación el itinerario de El ciudadano hobbesiano no construye su perso-
los escépticos, el más brillante de los cuales es Mon- nalidad por medio de la conciencia, sino de la will
taigne, que partió de una filosofía inspirada en el es- y de la authority o de la representación.
toicismo para crear una fórmula sin precedentes de
confesión pública. Jean Starobinski (1982) demos- B. Conocimiento y desconocimiento del “sí mismo”
tró cómo la identidad personal se busca aquí hasta Los historiadores de la filosofía nos dicen que el
el infinito en el movimiento de la escritura, que se momento capital en que la conciencia designará la
convierte en el verdadero soporte de la conciencia: esencia de la subjetividad coincide con un ascenso
hacia el fundamento metafísico de esta facultad de
Excúseme si repito aquí lo que digo a menudo, a sa- juicio, resumida en el cogito cartesiano. La realidad
ber, que rara vez me arrepiento y que mi conciencia es más compleja, cosa que se traduce en una nota-
se contenta de sí misma, no como pueda contentar- ble serie de desplazamientos semánticos y de inven-
se la conciencia de un ángel o la de un caballo, sino ciones lexicales. Descartes no es el “inventor de la
como la de un hombre […] hablo como aprendiz e conciencia”, término que no figura nunca en sus es-
ignorante, ateniéndome lisa y llanamente, para la so-
critos en francés, ni en su propia pluma ni en la de
lución, a las creencias legítimas y comunes. No en-
sus traductores, cuyos textos revisó. Y conscientia en
seño; relato.
Ensayos, III, 2, “Del arrepentimiento”.
latín no aparece más que una sola vez, en un pasaje
de los Principia philosophiae (I, 9) dedicado a la de-
CONCIENCIA | 289

finición del “pensamiento (cogitatio)”. El equivalen- sivos. Es para marcar el pasaje de una a otro para lo
te aceptado por Descartes para conscius esse es sen- que Cudworth forja consciousness (inscrita a su vez
cillamente connaître (“conocer”), aquí semejante a en la serie Con-sense, Consciousness, Animadversion,
sentir (“sentir, notar”). La filosofía de las Méditations Attention, Self-perception), juntando los términos
no es una filosofía de la conciencia sino de la certi- plotinianos de synaisthesis y synesis. La consciousness
tude (“certeza”) y sus modalidades. Ello no signifi- es así la forma más elevada del sentimiento o de la
ca que Descartes no esté, en una parte esencial, en percepción de sí (que es también un “goce de sí”, self-
el origen de la invención de la conciencia en la era enjoyment) que caracteriza a toda vida. Naturalmen-
clásica, debido a la tesis “el alma piensa siempre”, en te, no le pertenece exclusivamente al hombre, sino
la que basa la idea de que el alma o espíritu “cono- que caracteriza eminentemente al espíritu divino.
ce más fácilmente que el cuerpo”. Contrariamente al dualismo cartesiano, Cudworth
Tal como lo demuestra Geneviève Lewis (1950), el considera que las formas oscuras o “adormecidas”
término conciencia lo generalizaron los primeros de la conciencia comienzan por debajo de la huma-
cartesianos, que son en realidad en su mayoría “agus- nidad, de la misma manera en que las formas lúci-
tino-cartesianos”, pero a decir verdad tan poco fie- das o puramente intelectuales se extienden más allá
les a la pregunta de Agustín (¿cómo es que Dios se de su espíritu. Por eso emplea también el término
deja sentir en “lo más íntimo” de mi alma?) como a inconscious. Su influencia será considerable, sobre
la de Descartes (¿quién soy yo, que estoy cierto de todo en Leibniz, a quien transmite la palabra ploti-
mi existencia pensante?). El primero es Louis de La niana “mónada”.
Forge, autor en 1667 del Traité de l’esprit de l’hom- Locke, en cambio, se muestra mucho más carte-
me, donde describe la “admirable función” del pen- siano. Los drafts (“ensayos”) de Essay on Human Un-
samiento como “aquella percepción, conciencia o derstanding (1a. ed. 1690, 2a. ed. aum. 1694) mues-
conocimiento interior que cada uno de nosotros ex- tran que la palabra consciousness no forma parte de
perimenta por sí mismo inmediatamente cuando su vocabulario antes de la publicación de Cudworth.
se percata de lo que hace o de lo que ocurre en él”. En cambio, en la versión final resume la esencia del
Arnauld, por su parte, identifica el conscius esse la- desfase entre la inmediatez de la sensación y la re-
tino con la “reflexión, que podemos llamar virtual, flexión por medio de la cual el espíritu percibe sus
que vemos en todas nuestras percepciones”, y que propias operaciones. En II.I.19, Locke da la defini-
nos permite definir el pensamiento como “esencial- ción que se volverá famosa: “el tener conciencia es
mente reflexionando sobre sí mismo” (Des vraies et la percepción de lo que pasa en la propia mente de
des fausses idées, 1683). En este sentido, los cartesia- un hombre [consciousness is the perception of what
nos son los verdaderos inventores de lo que Wolff lla- passes in Man’s own mind]” (trad. esp. p. 94). De
mará la psicología racional. Esta primera corriente aquí proceden todos los desarrollos de la filosofía lo-
de (re)definición de la conciencia está en el origen ckeana del espíritu, desde la reformulación de la idea
de la tradición del espiritualismo francés (véase cartesiana según la cual el espíritu no puede pensar
Cousin), cuya influencia realmente no ha desapa- sin saberlo hasta la descripción de “la experiencia
recido nunca. de la conciencia”: movimiento de inquietud (unea-
Mucho más importante, sin embargo, es la peri- siness) a lo largo del cual se forman todos los cono-
pecia inglesa, que se traduce por la invención del cimientos. En un capítulo adicional de la segunda
neologismo consciuosness. El primero en utilizarlo edición (II, XXVII, “Of identity and diversity”), re-
es Ralph Cudworth, en The True Intellectual System pleto de alusiones a las controversias de la época so-
of the Universe, publicado en 1678: se trata de una bre la inmortalidad del alma y la perspectiva del
refutación del atomismo y del materialismo, a los Juicio Final, hace de la conciencia el criterio de la
cuales el cabecilla de los platónicos de Cambridge identidad y de la responsabilidad personales. Ahí
contrapone un monismo nutrido de neoplatonis- profundiza su concepción de las relaciones entre la
mo. Para Cudworth la naturaleza es inteligible en conciencia y el “sentido interno (internal sense)”,
tanto jerarquía de los seres a partir de un principio esencialmente descrito como una memoria interior,
único de formación de los individuos en los que la en una especie de laicización de las tesis agustinia-
fuerza vital y el pensamiento son dos grados suce- nas. La conciencia, idéntica a sí misma en el flujo
290 | CONCIENCIA

continuo de sus percepciones, puede así funcionar For as to this point of being the same self, it matters
como el operador de un reconocimiento de sí: es a not whether this present self be made up of the same or
través de ella como un individuo puede considerar- other Substances, I being as much concern’d, and as
se “a sí mismo como el mismo”, o como un Self. justly accountable for any Action was done a thousand
La traducción de consciousness al francés por years since, appropriated to me now by this self-cons-
ciousness, as I am, for what I did the last moment.
“conscience”, tal como hoy se admite, no fue natu-
ral: chocaba con el hábito lingüístico que reservaba [Porque, en efecto, en lo que toca a este asunto de
este término a la designación de una facultad moral ser el mismo sí mismo, es indiferente que ese pre-
sente sí mismo esté formado de la misma o de otras
y entraba en conflicto con los nuevos usos introdu-
substancias, puesto que cualquier acción ejecutada
cidos por los cartesianos o por Malebranche. A es- mil años antes, que me ha sido apropiada por la
to se debe que los primeros traductores de Locke al conciencia que tengo de mí mismo como una ac-
francés (J. Le Clerc, P. Coste) inicialmente prefieran ción mía, me incumbe tanto y me es imputable en la
traducir to be conscious por “concevoir (concebir)”, misma medida que una acción ejecutada por mí en
“être convaincu (estar convencido)”, y consciousness el último momento.]
por “sentiment (sentimiento)” o “conviction (con- Ensayo sobre el entendimiento humano,
vicción)”. Se necesitaba una revolución semántica II, 27, § 16, trad. esp. pp. 324-325.
para recrear la palabra “conscience” en francés con
una nueva acepción. Sólo que esta revolución ha- Esta formulación, que vincula estrechamente con-
bría de comprometer a la filosofía europea (dado que ciencia (de sí), memoria y responsabilidad, está
durante el siglo XVIII toda la “república de las letras” dentro de la lógica de la equivalencia que constru-
leería a Locke en la traducción francesa de Coste) ye entre la problemática del self y la de la conscious-
en un nuevo derrotero, donde con el tiempo surgi- ness. Pero, sobre todo, es significativa retrospectiva-
ría el conflicto del psicologismo y de las filosofías mente, por el hecho de que marca para nosotros el
trascendentales. punto de partida de los conflictos de la filosofía
• VÉASE EL RECUADRO 4 moderna. Coste entonces no pudo o no quiso tra-
Finalmente, habrá que esperar a Condillac para ducir, pero agregó en nota: “Self-consciousness: pa-
que conscience adquiera su carta de naturalización labra expresiva en inglés que no tiene traducción
definitiva como término de metafísica. Condillac no en francés con toda su fuerza. La incluyo aquí en
hace ninguna referencia a Descartes; al lado del con- provecho de aquellos que entienden el inglés”.
cepto de conciencia introducirá el de atención, que La diferencia entre lo psicológico y lo trascenden-
es una conciencia diferencial, un “plus de concien- tal que está aquí latente no pudo hacerse explícita
cia” que se aporta a ciertas percepciones por sobre sino en otra lengua. Bewusstsein (infinitivo sustan-
otras. Siguiendo los pasos de Locke, y por así decir tivado, escrito inicialmente Bewusst sein, para el la-
al margen de su texto, desemboca en el “sentimien- tín [sibi] conscium esse) no fue inventada por Wolff
to de mi ser”, el reconocimiento de la permanencia hasta 1719, paralelamente a la redacción de las obras
de un “ser que es constantemente el mismo noso- que despojan al término psicología de su significa-
tros”, la identidad del “yo de hoy” y del “yo de ayer”. do primordial de teoría de los espectros o espíritus
La conciencia se convirtió así, también en francés, para convertirla en una “ciencia del sentido interno”
en el concepto que designa la percepción de una (Psychologia empirica, 1732; Psychologia rationalis,
unidad interna que subsiste a lo largo de la suce- 1734). Más que una transposición de la conscientia-
sión de sus propias representaciones, pero también cogitatio cartesiana (según la opinión corriente), po-
susceptible de escindirse en “personalidades múl- demos ver en la introducción de este neologismo,
tiples”. al lado del tradicional Gewissen, considerado el co-
rrespondiente de conscientia, una respuesta al desdo-
C. El punto de herejía de la filosofía continental: blamiento lockeano de conscience y consciousness. A
Selbstbewusstsein o “sentido íntimo” partir de este momento, Bewusstsein se utiliza en
El propio Locke emplea en una ocasión self-cons- Alemania ya sea por los metafísicos de la Aufklä-
ciousness: rung (Baumgarten), ya sea por los teóricos de una
antropología más empírica (Tetens).
CONCIENCIA | 291

Recuadro 4 › “Consciousness” y “con-science”: el papel de la traducción de Coste


Realizada en estrecha colaboración con el ¿Por qué Coste dio esta definición en II, 1, que no tenemos ninguna idea clara de
autor, reeditada varias veces entre 1700 y 19: “esta convicción no es más que la per- nuestra alma, sino solamente conciencia
1755, la traducción del protestante Pierre cepción de aquello que ocurre en el alma o sentimiento interior; que así la conoce-
mos de manera mucho más imperfecta
Coste es todavía hoy la única versión fran- del Hombre”, antes de pasar súbitamente en
que lo que concebimos sobre su exten-
cesa completa disponible. Dos notas del II, 27, 9 a: “puesto que la conciencia acom- sión. Esto me parece tan evidente que no
traductor concernientes a los nuevos tér- paña siempre al pensamiento, y que eso es creía que fuera necesario probarlo de for-
minos necesarios para traducir the Self (el lo que hace que cada uno sea lo que se de- ma más amplia. Pero la autoridad de Des-
sí, sí mismo) y consciousness señalan la difi- nomina sí mismo”, para “since consciousness cartes, quien afirma positivamente […]
cultad de encontrar en francés, a fines del always accompanies thinking, and ‘tis that, “que la naturaleza del espíritu es más co-
siglo xvii, un equivalente para el neologis- that makes everyone to be, what he calls self”? nocida que la de cualquier otra cosa”, pre-
mo forjado por Cudworth y Locke: El único elemento que nos proporciona el ocupó tanto a algunos de sus discípulos,
contexto es la conjunción en la misma fra- que lo escrito por mí al respecto no ha
La palabra en inglés es consciousness, que servido sino para hacerme pasar a sus ojos
se de los dos términos teóricos fundamen-
en latín se podría expresar por la palabra por una persona débil que no se puede
tales, en adelante correlativos: “the self”, “the
conscientia […] En francés no tenemos, a tomar y mantenerse firme en relación
consciousness”. Coste inventa así la con- con verdades abstractas.
mi modo de ver, sino las palabras senti-
ciencia en el preciso momento en que se ve “XIe Éclaircissement", Recherche de
ment [sentimiento] y conviction [convic-
ción] que, de alguna manera, responden a constreñido por la materia teórica a crear la vérité, t. 3, pp. 98 ss. [“XIa Aclaración”,
esta idea. Pero en varias partes de este ca- no uno sino dos neologismos, el uno de vo- Acerca de la investigación de la verdad]
pítulo no pueden expresar sino de forma cabulario, el otro de sentido.
imperfecta el pensamiento de Locke, quien Sin embargo, aquí surge un enigma. Si el La conciencia para Malebranche, entonces,
hace depender por completo la identidad término conciencia, en el sentido de puro no concierne tanto al conocimiento como
personal de este acto del Hombre quo si- conocimiento de sí, ya existe, ¿por qué Cos- al desconocimiento de sí, mientras que Lo-
bi est conscius. […] Después de haber re- te se atribuye un neologismo? En realidad cke, por su parte, no se opone a Descartes
flexionado por algún tiempo sobre los me-
se trata de un único y mismo problema. Si el epistemológicamente sino ontológicamen-
dios de remediar este inconveniente, no
traductor de Locke, obligado a forjar con- te. Su consciousness no es desconocimien-
he encontrado ninguno mejor que valer-
me del término conscience para expresar sciencia, debe buscar la manera de diferen- to, sino por el contrario reconocimiento
este acto. […] Pero, se dirá, qué extraña ciarse de Malebranche en el mismo momen- inmediato, por la Mind, de sus propias ope-
licencia esa de desviar una palabra de su to en que invoca su precedente, es porque raciones sobre la “escena” interior de la cual
significado habitual, para atribuirle uno que las significaciones de la conscience male- es espectador. Aquello que Locke inaugura
jamás se le ha dado en nuestra lengua. branchiana y de la consciousness lockeana es la inversión de la idea cartesiana de co-
[…] Veo por fin que yo habría podido uti- en realidad se combaten. La noción de “con- nocimiento de sí contra la idea del espíritu
lizar sin tanta afectación la palabra cons- ciencia” que Malebranche identifica con el o del alma (mens) como sustancia. El des-
cience en el sentido que Locke la ha em-
“sentimiento interior” (Recherche de la véri- conocimiento de sí inherente a la concien-
pleado en este capítulo y en otras partes,
té, L. 3, cap. VII, ed. G. Lewis, t. 1, p. 255 ss.) cia no desaparecerá por ello sin embargo:
puesto que uno de nuestros mejores es-
critores, el famoso padre Malebranche, no es en el fondo anticartesiana: es el conoci- resurgirá, en particular, en el análisis kan-
planteó ninguna dificultad para servirse miento imperfecto que tenemos del alma tiano del “paralogismo de la psicología ra-
de ella en este mismo sentido en varias (“no sabemos sobre nuestra alma sino aque- cional”, que abre la fase crítica de la filoso-
partes de la Recherche de la vérité […] llo que sentimos suceder en nosotros”), fía trascendental y la funda en la idea de
Pierre Coste, nota en Essai sur estrechamente ligado al “sentimiento de una ambivalencia originaria inherente a la
l’entendement humain, II, 27, n. 9 aquello que sucede en nuestro cuerpo”, y relación del sujeto consigo mismo.
expuesto a toda suerte de ilusiones. Ma-
En su estudio Conscience as Consciousness, lebranche es perfectamente consciente de Bibliografía
Catherine Glyn Davies muestra que estamos que así destruye el corazón mismo del car- Davies Catherine Glyn, Conscience as Cons-
en presencia no sólo de un testimonio capi- tesianismo: ciousness: the idea of Self-Awareness in
tal en cuanto a la formación del concepto French Philosophical Writing from Descar-
moderno de “conciencia”, sino también de He dicho en algunas partes, e incluso creo tes to Diderot, Oxford, The Voltaire Foun-
un momento efectivo de esta formación. haberlo probado suficientemente […] dation, 1990.

Para Kant la Bewusstsein, empírica o pura, es siem- mula: “Pensamientos sin contenidos son vacíos,
pre un saber de nuestras representaciones de los ob- intuiciones sin conceptos son ciegas” (Crítica de la
jetos, es decir, una relación de los elementos que los razón pura, p. 77). A la conciencia sensible debe
constituyen: intuiciones y conceptos. El hilo con- añadirse una conciencia intelectual para producir
ductor es en el fondo una interpretación especula- el mecanismo típico de la conciencia trascendental,
tiva de la conjunción synaisthesis + syneidesis, que capaz de capturar su propia forma (o de “pensar el
comprende de manera negativa, en la siguiente fór- pensamiento” en sus condiciones de posibilidad, se-
292 | CONCIENCIA

gún el antiguo ideal aristotélico de una nóesis noé- en el “sentido interno”. ¿Cómo es que el “yo pienso”
seos [νόησις νοήσεως]). se sabe o se percibe pensante? Esta autoafección es
• VÉASE EL RECUADRO 5 todavía un Selbst-bewusstsein, esta vez en el sentido
Las dificultades de la “conciencia de sí” constitu- de una conciencia (de la actividad) de sí, es decir, de
yen a la vez el punto de encuentro y el origen de los una experiencia (que en cierto modo es sensible, aun
malentendidos permanentes entre tradición ale- cuando remita a un contenido cualquiera de la con-
mana y tradición francesa en la filosofía del sujeto. ciencia). Kant la identifica con la experiencia pura
En realidad, las “mismas” expresiones adquieren del tiempo y se dedica a demostrar que no debe ser
aquí un valor profundamente diferente. confundida nunca con el concepto de la apercep-
El Selbst-, utilizado en construcciones como Selbst- ción trascendental, ya que constituye el Ich en fe-
achtung, Selbst-bewegung, Selbst-bestimmung, Selbst- nómeno. Pero también demuestra que la confusión
bewusstsein, puede entenderse ya en el sentido sub- es permanentemente inducida por la estructura
jetivo, ya en el objetivo: expresión espontánea de sí misma del pensamiento (“Paralogismo de la razón
o capacidad de ser afectado por una cosa que es “sí pura”, en Crítica de la razón pura). Esta aporía es el
mismo”. De esta manera, Kant revierte inmediata- punto de partida de todas las discusiones del idea-
mente la cuestión de la que surgió el concepto de la lismo alemán en cuanto a la “experiencia de la con-
apercepción trascendental. No solamente se pregun- ciencia”, desgarrada entre verdad e ilusión, infini-
ta cómo podemos desprender de la conciencia em- dad y finitud, interioridad y exterioridad.
pírica y de sus contenidos la forma pura de un “yo Completamente diferente es la cuestión plantea-
pienso (Ich denke)” sino cómo es que nuestra acti- da por Maine de Biran (Essai sur les fondements de la
vidad de pensamiento nos afecta a nosotros mismos, psychologie [1811], publicado en 1859) y después, si-

Recuadro 5 › “Conciencia”, “conciencia de sí” y “apercepción”


En la Crítica de la razón pura (1781), Kant ramente adecuada es la de “apercepción” wusstsein: la homonimia de lo psicológico y
hace del Selbstbewusstsein el principio su- (del verbo apercibir o mejor, apercibirse); lo trascendental es constitutiva. Para Hegel,
premo del conocimiento al mismo tiempo ésta permite jerarquizar las percepciones: por el contrario, como lo subraya R. De-
que la instancia de su propia crítica. Tal acto una percepción clara no es necesariamente rathé en su traducción de los Principes de la
de pensamiento debe ser entonces consi- distinta, es decir, que no comporta necesa- philosophie du droit [Principios de la filoso-
derado como una “apercepción trascenden- riamente el saber de su propia constitución fía del derecho] (Vrin, 1975, p. 96), el “jue-
tal”, es decir, una aprehensión por el enten- (Monadología, § 14). La apercepción leib- go” entre Selbstbewusstsein y Bewusstsein
dimiento mismo de la forma pura de unidad niziana es la percepción, por un espíritu, de von sich ocupa un lugar importante, pero
que éste impone a toda representación de las representaciones que despliegan (o des- remite más bien al matiz “conscience de soi”
un objeto. Nueva equivalencia translingüís- doblan) delante de él el mundo del cual for- / “conscience du soi” [“conciencia de sí” /
tica, pero que recubre una dificultad de sin- ma parte, de manera que pueda situarse allí. “conciencia del sí”] (o “del yo”). Observe-
taxis y de historia. La transzendentale Apperzeption kantiana, mos que el italiano traduce sin problemas
Comienza con Leibniz quien, frente a la por el contrario, no es más que la manera aparentes por autocoscienza —pero puede
concepción cartesiana, había tomado el ca- como la conciencia refleja su propia forma decir también coscienza di se— con la con-
mino inverso al de Locke: a favor de las ideas invariante a través de la diversidad de los notación más clara de “conciencia del sí”,
innatas pero contra la idea según la cual el contenidos objetivos. Pero en contraparti- que por otra parte consapevole basta prác-
espíritu puede conocerse por su propia re- da, de inmediato se eleva a la universalidad, ticamente para expresar. El inglés, evidente-
flexión. En su correspondencia con Arnauld, es la condición de toda experiencia posible, mente, utiliza self-consciousness. Estas va-
Leibniz se refería incluso a la “conciencia” individual o colectiva. riantes remiten a un problema más general
(asociada a la “experiencia interior”, el “pen- ¿Es necesario entonces traducir en fran- de la expresión de la reflexividad a partir de
samiento”, la “reminiscencia”). Pero, en el cés Selbstbewusstsein por “conciencia de sí” los modelos griego y latino (auto-, sui).
capítulo II, 27 de los Nuevos Ensayos sobre o bien, como hoy lo quieren los traductores
el entendimiento humano, retraduce cons- que han reflexionado en particular sobre el Bibliografía
ciousness por consciosidad [consciosité] o uso hegeliano, por “auto-conciencia”, como Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Fenomenolo-
conscienciosidad [conscienciosité], recha- Labarrière y Jarczyk? No parece que se pue- gía del espíritu, 2a. ed. trad. W. Roces y R.
zando el neologismo de Coste. Este inten- da establecer en el texto de Kant (y en parti- Guerra, rev. G. Leyva México, fce, 2017.
——, Principios de la filosofía del derecho, trad.
to sin futuro traduce bien la tensión entre cular en la “Deducción trascendental”, Crítica
Juan Luis Vermal, Buenos Aires, Sudameri-
los dos aspectos de la noción de conciencia: de la razón pura) una diferencia significati- cana; Principes de la philosophie du droit,
la presencia ante sí y el saber de sí. No obs- va entre las nociones de Bewusstsein (der trad. fr. R. Derathé, París, Vrin, 1975.
tante, para Leibniz la única noción verdade- Identität) seiner (meiner) selbst, y Selbstbe-
CONCIENCIA | 293

guiendo sus pasos, por una tradición francesa que nes más complejas, que reflejan mejor la influencia
llega hasta Bergson y Merleau-Ponty. Para Maine de recíproca de la lengua y del concepto.
Biran, la conciencia de sí (que designa también en
latín: conscium sui, compos sui), “hecho primitivo del A. Conscience y certitude: Gewissen, Gewissheit y
sentido íntimo” que es el fundamento de toda filo- Bewusstsein de Kant a Wittgenstein
sofía, es un sentimiento singular (como para Male- El paradigma de wissen (gr. oida [οἶδα]), lat. scire)
branche) que tiene como prototipo la “apercepción tiene una importancia fundamental para toda la fi-
inmediata” del cuerpo propio. Expresa la irreducti- losofía moderna. Sabemos que, en general, no tiene
bilidad de la unión entre el alma y el cuerpo tal co- la misma estructura que savoir (saber) en francés
mo se experimenta en particular en el “esfuerzo”; (como lo demuestran los diferentes usos de science
ahora bien, este sentimiento contiene inmedia- y Wissenschaft). Pero la correspondencia entre cons-
tamente la posición de una antítesis entre el yo y el cience y Bewusstsein plantea problemas específicos.
mundo exterior al cual se opone. Pensar la concien- Primero porque la etimología de Bewusstsein im-
cia de sí es, por lo tanto, pensar los dos términos de plica una descomposición más explícita que la que
esta antítesis, su separación y su complementarie- podemos encontrar en conscientia (cum + scire). Pre-
dad en tanto forman parte de una misma vivencia. sente desde el origen (Wolff) en la competencia en-
El problema planteado por Maine de Biran está así, tre las dos grafías Bewusst Sein y Bewusstsein, esta
por un lado, en el origen del existencialismo francés descomposición latente continúa obrando en la es-
y, en este sentido, explica por qué la filosofía fran- critura filosófica. Está reforzada por el paralelismo
cesa no ha dejado de “traducir” en términos existen- entre la forma activa y la forma pasiva: bewusst wer-
ciales los problemas de la relación entre psicología, den (volverse consciente o tomar conciencia) respon-
fenomenología y dialéctica trascendentales de la con- de así a bewusst sein (ser consciente), que connota el
ciencia. Pero, correlativamente, la desviación a tra- resultado o la facultad (conciencia). Mientras que
vés del Bewusst-sein (grafía introducida en el siglo la psicología racional, y después la experimental, to-
XX por analogía con el Da-sein heideggeriano) per- ma el nuevo sustantivo por equivalente de conscious-
mite comprender qué es lo que está en tela de juicio ness, Hegel y sus sucesores restablecen la insistencia
en la aporía poskantiana de la “autoafección”, tanto ontológica del Sein. De allí la fórmula de Marx: “La
como en el cuestionamiento posbiraniano sobre la conciencia (das Bewusstsein) no puede nunca ser
dualidad del “hecho primitivo”: una reflexión so- otra cosa que el ser consciente (das bewusste Sein)”
bre el ser del “ser consciente”. (La ideología alemana, p. 20, ed. esp., p. 26). Heideg-
ger jugará con ella también, pero en sentido inver-
III. Problemas teóricos y semánticos so, contraponiendo al Bewusst-sein de la tradición
contemporáneos crítica el simple Da-sein: “ser ahí”, lanzado al mun-
Desde la invención de la conciencia, en las tres gran- do, en vez de “ser consciente” o ser como concien-
des lenguas filosóficas europeas la expresión del su- cia. En cambio, la tradición trascendental, de Kant
jeto está dominada por dos problemas, que mantie- a la escuela de Marburgo y a Husserl, se esfuerza por
nen a esas lenguas en un desfase permanente, en el borrar esta marca ontológica, para sólo conservar
límite de la intraducibilidad, mientras que en prin- la idea de facultad o de función. A la larga, deberá ins-
cipio las equivalencias están ya fijadas. El primero cribir esta denegación en la terminología misma:
es el relativo a la separación entre el paradigma ale- parece ser que Bewusstheit, sustantivo de cualidad
mán del Wissen y el paradigma francés de la ciencia. que elude la cuestión del “ser”, que en suma es la
El segundo concierne a las dificultades inherentes transposición alemana de la “consciocidad” o “cons-
al discurso psicológico, tal como se manifiestan en cienciosidad” de Leibniz (véase RECUADRO 5), fue
la dificultad de traducir las palabras inglesas cons- introducido por Natorp al mismo tiempo que por
ciousness y awareness, que se desarrollan en sentido Wundt (léase a este respecto la “Remarque sur la tra-
inverso, aunque en ambos casos ilustrando la rivali- duction de quelques termes” de E. Husserl, p. 369).
dad latente entre oposiciones dicotómicas, a las que El par Bewusstheit/Bewusstsein se traduce a veces al
la filosofía es tan aficionada (punto de vista moral inglés como awareness/consciousness. La correspon-
contra punto de vista psicológico), y entre derivacio- dencia se desarticula en la negación: die Unbewusst-
294 | CONCIENCIA

heit sería the unawareness (que al francés se traduci- gkeit)” de los juicios (Cours de logique, introduc-
ría por l’inconscience [“la inconciencia”]), mientras ción, § IX, citado en Eisler, p. 132). El Gewissen se
que das Unbewusste sería the unconscious (que al define como “conciencia (Bewusstsein) de una libre
francés se traduciría por l’inconscient [“el incons- sumisión de la voluntad a la ley” (Crítica de la razón
ciente”]) (H.F. Ellenberger, 1994, p. 728 n.). práctica, cit. en Eisler, p. 189), o incluso como “la con-
Pero lo más interesante se encuentra en otro si- ciencia (Bewusstsein) de un tribunal interior en el
tio. Efectivamente, el paradigma de wissen es más hombre” (Metafísica de las costumbres, cit. en ibid.),
amplio que el de scire: incluye no solamente Gewis- etc. La organización completa de las nociones es,
sen y Bewusstsein sino también la Gewissheit, toma- pues, la siguiente: el Bewusstsein, en tanto se percibe
da como equivalente de la certitudo latina. Aquí con- a sí mismo como una forma pura, es unidad tras-
viene, entonces, deshacerse de la idea según la cual cendental de la Apperzeption; en tanto conciencia
todas las significaciones en presencia están engloba- teórica de la necesidad, es Gewissheit (podríamos
das en la esfera del francés conscience y del español decir; sentimiento lógico puro); en tanto conciencia
conciencia. Para la filosofía alemana, la certeza no vie- práctica de la ley, es Gewissen (sentimiento moral
ne desde el exterior a interferir en la conciencia: des- puro); finalmente, en cualquiera de estas modali-
de el origen pertenece al mismo núcleo de significa- dades el sujeto se afecta a sí mismo, “desde el inte-
ciones que los filósofos organizan de manera diversa. rior”, como un Selbstbewusstsein psicológico. Esta
Sin olvidar, a título de referencia, el trasfondo teo- organización semántica es ternaria y no binaria.
lógico (gewiss y Gewissheit son significantes esen- Completamente distinta es la configuración he-
ciales de la fe luterana, íntimamente ligados al anti- geliana tal como se expone sobre todo en La fenome-
intelectualismo de la Reforma; véase el RECUADRO nología del espíritu: ésta nos propone una génesis
3), evocaremos cuatro configuraciones. del Bewusstsein a partir de la Gewissheit, tomando
En Kant, el problema fundamental en torno al sus modalidades como hilo conductor. La Gewiss-
Bewusstsein reside, como vimos, en la separación heit, de la “certeza sensible” a la “certeza de sí del es-
entre un fenómeno empírico y una condición de píritu”, es en suma la relación consigo mismo activa
posibilidad trascendental del pensamiento (“el yo del Bewusstsein, lo que explica que la conciencia
pienso debe poder acompañar a todas nuestras re- pueda vivirse ella misma como la verdad, en cada
presentaciones”, Crítica de la razón pura, § 16), se- una de sus experiencias, y que sin embargo necesi-
guida del “regreso” a la empiricidad bajo la forma de te constantemente desprenderse de sí misma, en el
percepción del sujeto por sí mismo. El Selbst-be- descubrimiento de su error. El Bewusstsein, como
wusstsein connota así a la vez un autoafecto del su- concepto, no puede surgir más que con una prime-
jeto, una “sensibilidad interna” y la pura forma ló- ra negación de la Gewissheit, la percepción; pero, en
gica de una identidad consigo (para la que Fichte contrapartida, el problema de la Gewissheit puede
forjará más tarde la expresión Ich = Ich). La posi- ser llevado más allá del Bewusstsein o, mejor dicho,
bilidad de esta distinción crítica no estriba sola- llevar a la conciencia más allá de sí misma, hasta el
mente en la oposición abstracta entre dos modos de concepto del Espíritu o del Saber absoluto. Dentro
representación heterogéneos (la apercepción tras- de este marco, la cuestión del Gewissen se aborda de
cendental y el sentido interno), sino en el descubri- manera localizada, como una figura particular de la
miento efectivo de formas de la conciencia que só- conciencia (Bewusstsein) y de su Gewissheit (certe-
lo tienen que ver con el pensamiento puro. Éstas za) propia. Pero esta figura es privilegiada: es el mo-
son, en el extremo teórico, la experiencia de la cer- mento clave en que el Bewusstsein se sabe (weiss) él
teza apodíctica de los juicios, y en el extremo prác- mismo como puro sujeto (el concepto de un puro
tico la experiencia del imperativo categórico o de la sujeto es, por lo tanto, fundamentalmente un con-
conciencia moral. Es notable que Kant haya defini- cepto moral), y se piensa propiamente como Selbst-
do estos dos conceptos por medio de fórmulas si- bewusstsein, al no tenerse más que a sí mismo como
métricas que las vinculan a una y a otra al Bewusst- “objeto”. Esta figura subjetiva de la verdad, profun-
sein en tanto “nombre común” de la subjetividad damente ilusoria, está enteramente penetrada por
trascendental. La Gewissheit se define como “con- una Gewissheit autorreferencial.
ciencia de la necesidad (Bewusstsein der Notwendi- • VÉASE EL RECUADRO 6
CONCIENCIA | 295

Recuadro 6 › Traducciones de la Fenomenología del espíritu de Hegel


Resulta significativo que ninguna de las tres Por su parte, en una nota de su traduc- plemente por conciencia sin precisar na-
traducciones francesas existentes de Feno- ción de los Grundlinien der Philosophie des da más. Recordemos sin embargo que,
menología del espíritu haya adoptado el mis- Rechts (Principes de la philosophie du droit, para Rousseau, la conciencia es “el juez
infalible del bien y del mal, que hace al
mo equivalente para Gewissen. Cada una p. 168), R. Derathé comenta así la dificultad:
hombre similar a Dios”, mientras que, pa-
reconoció la dificultad y escogió orientar el ra Hegel, es simplemente una certidum-
sistema en un sentido diferente. J. Hippo- La lengua alemana distingue Gewissen y
bre subjetiva que puede apartarse de la
lite (Aubier-Montaigne, 1939) traduce por Bewusstsein. Tiene, entonces, dos pala-
verdad y tomar el mal por el bien. Por eso
“conciencia-moral” o “buena conciencia”, bras para designar aquello que en fran-
Hegel plantea (Filosofía del Derecho, §
cés denominamos la conciencia. Para
para “evitar la confusión posible entre Be- 137) el problema de la conciencia ver-
Hegel, las palabras Bewusstsein y Selbst-
wusstsein y Gewissen”. J.-P. Lefebvre (Au- dadera o verídica, que es la disposición a
bewusstsein (conciencia de sí) están em-
bier, 1991) es el único en señalar “la con- querer aquello bueno en sí y para sí y
parentadas con el Wissen, con el saber o,
notación de certeza que está asociada” y que, para él, no aparece sino en el nivel
de manera general, con el conocimiento.
de la vida ética o Sittlichkeit.
traduce por “convicción moral”, “a fin de En cambio, Gewissen es para él una for-
resaltar la dimensión íntima del Gewissen” ma de la Gewissheit, de la certidumbre o,
de manera más exacta, de la certeza de Bibliografía
(“en vuestra alma y conciencia”), reservan-
sí mismo: “Esta pura certeza de sí mismo Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Phénoméno-
do “persuasión” para Ueberzeugung. Final-
—dice Hegel—, llevada a su límite extre- logie de l’esprit, trad. G. Jarczyk y P.J. Laba-
mente, G. Jarczyk y P.-J. Labarrière —de rrière, París, Gallimard, 1993; Fenomenolo-
mo, se manifiesta de dos formas, una de
quienes más arriba se vio la propuesta de gía del espíritu, 2a. ed. trad. Wenceslao
las cuales pasa de inmediato en la otra,
traducir Selbstbewusstsein por “auto-con- Roces y Ricardo Guerra, ed., notas, glosa-
bajo la forma de la conciencia y bajo la
ciencia”— traducen Gewissen por “certidum- forma del mal […]” (Encyclopédie, § rio, índice y posfacio, G. Leyva, México,
bre-moral”, lo cual fusiona los dos concep- 511). Para evitar cualquier confusión, a fce, 2017.
tos, pero ofrece tautológicamente “la certeza menudo se traduce Gewissen por concien- ——, Principes de la philosophie du droit, trad.
inflexible de la certidumbre-moral” por die cia moral y Bewusstsein por conciencia. R. Derathé, París, Vrin, 1975; Principios de
Hemos preferido seguir el ejemplo de Bay- la filosofía del derecho, trad. Juan Luis Ver-
unwankende Gewissheit des Gewissens, re-
le y de Rousseau y traducir Gewissen sim- mal, Buenos Aires, Sudamericana.
servando “convicción” para Ueberzeugung.

Heidegger, en Sein und Zeit (§ 54 ss), centra el derecho, ninguna conciencia sea posible sin la voz.
análisis del Gewissen en torno a la expresión co- La voz es el ser cerca de sí en la forma de la univer-
rriente “la voz de la conciencia”. Contrariamente a salidad, como conciencia. La voz es la conciencia”
la “metáfora del tribunal”, remitiría a una caracte- (La voix et le phénomène p. 89; trad. esp. 138). Así
rística original del Dasein: la interpelación, el lla- pues, Derrida juega en francés con la etimología y
mado (Ruf, Anruf) a la responsabilidad (Schuld), al las connotaciones históricas de un concepto alemán,
“ser sí mismo” (Selbstsein). Dicha voz, con la que pero al mismo tiempo las distorsiona y, en alguna
“el Dasein se llama a sí mismo”, es ya del orden del medida, puede autorizar su crítica. Su “con-science”
discurso (Rede), aun cuando esencialmente sea si- (que nuevamente escribe como Coste en su traduc-
lenciosa o que no hable más que callando, es decir, ción de Locke) es un Bewusstsein asediado por la
no determine ninguna tarea ni deber (Pflicht). Esta analítica heideggeriana del Gewissen, que hace tam-
descripción se opone así, palabra por palabra, a las balear las certezas de la experiencia fenomenológi-
definiciones de Kant. Ni la Gewissheit ni el Bewusst- ca, en una Ungewissheit propia. Cabría proponer
sein juegan aquí ningún papel. Son conceptos fun- observaciones semejantes en parte a partir del libro
damentalmente ajenos al pensamiento del mismo de Paul Ricœur, Sí mismo como otro.
Heidegger, que los reserva para la descripción del Nuestro último testigo es Wittgenstein. Aquí tam-
momento metafísico de la subjetividad abierta his- poco es ya central el Bewusstsein pero por motivos
tóricamente por el cartesianismo y que se consu- diferentes de los de Heidegger. El Tractatus logico-
maría en Hegel. Es difícil pensar que esta fenome- philosophicus sustituyó este término por Gefühl,
nología no jugó ningún papel en la forma en que haciéndolo pasar por completo al ámbito del sub-
Jacques Derrida “deconstruyó” la concepción hus- jetivismo e incluso de la “mística” (§ 6.45). Y la re-
serliana de la conciencia, en un capítulo titulado copilación póstuma Über Gewissheit lo remite por
“La voix qui garde le silence [La voz que guarda el entero a este término, tomado en su acepción sub-
silencio]”, escribiendo, por ejemplo: “Es esta uni- jetiva. Todo el libro está construido alrededor de la
versalidad lo que hace que, estructuralmente y de cuestión de saber qué quiere decir Ich weiss, “yo sé”,
296 | CONCIENCIA

y por ende de la relación entre wissen y Gewissheit inmediato” por awareness, en R. Penrose, 1992). Así
en diversos juegos de lenguaje. Irremediablemen- se explica que, en su propia adaptación francesa de
te se pierde algo del combate que los aforismos de la famosa conferencia “Does consciousness really
Wittgenstein libran contra la tautología cuando se exist?” (1912), William James haya empleado la pala-
pasan al francés, al español o al inglés: bra francesa aperception, que los traductores fran-
ceses actuales ya no se atreven a utilizar.
415. De hecho, ¿no está, en líneas generales, comple- A nuestro modo de ver, el fondo del problema es
tamente equivocado el uso de la palabra “saber” (Wis- el siguiente: los usos de awareness y consciousness no
sen) como término filosófico? […] “Creo saberlo” son evidentemente distintos, y menos aún codifica-
(“Ich glaube es zu wissen”) no ha de expresar nece- dos. En cambio, están dominados por las recurren-
sariamente un grado menor de certeza (Gewissheit). tes interrogaciones sobre la pertinencia del concep-
Sobre la certeza, § 415.
to de consciousness, heredado de la filosofía clásica:
problemas ontológicos (como en la fórmula de Ja-
En contra del legado del “cartesianismo” habría que mes Baldwin: “It is the point of division between
volver aquí muy de cerca a la lengua misma de Des- mind and not mind [Es el punto mismo donde es-
cartes. píritu y no espíritu —es decir, sujeto y objeto— se
separan uno del otro])”, Dictionary of philosophy
B. Conciencia o experiencia: awareness y and psychology, 1901, reed. 1960), o relativos a la ca-
consciousness pacidad de las neurociencias para “explicar la con-
La traducción de los términos awareness y conscious- ciencia”, es decir, para objetivar el sujeto, o el vínculo
ness presenta el interés de poner en evidencia una entre conciencia e identidad personal. Los contex-
dificultad teórica de la que no es seguro que los fi- tos muestran que el término awareness constituye
lósofos insulares estén perfectamente conscientes. tanto un equivalente no técnico de consciousness, que
Aware es una vieja palabra inglesa que significa se supone da acceso a una experiencia común que
“estar despierto, alerta, darse cuenta”. Awareness, en sirve de referencia para elaborar un concepto eru-
cambio, no aparece antes del siglo XIX (Oxford En- dito, como el nombre de un fenómeno elemental al
glish Dictionary). A falta de perífrasis, la traducción cual podría remitirse el enigma de la especificidad de
por “conciencia” es naturalmente posible cuando el los fenómenos psíquicos. Se trata, pues, al mismo
término se utiliza solo. Las dificultades comienzan tiempo, de exhibir el círculo de las definiciones de la
cuando hay que traducir consciousness y awareness conciencia y de intentar despegarlos. Observamos
en un mismo contexto (hasta se pueden encontrar entonces que la estructura argumentativa de los tra-
expresiones como consciuos awareness). La situación bajos consiste generalmente (con o sin clasificación
se vuelve crítica cuando enunciados en forma de de- de las formas o de los grados de la consciousness, co-
finición amenazan con llegar a la tautología: “Cons- mo en G. Ryle, The concept of mind, o en O. Flana-
cious experience names the class of mental states that gan, Consciousness reconsidered) en situar el campo
involve awareness (La experiencia consciente es el de los fenómenos de la consciousness entre los dos
nombre que se da a los estados mentales que impli- polos extremos de la awareness y el self. Para el con-
can la conciencia)” (Owen Flanagan, Consciousness junto de este campo se necesita un término meto-
reconsidered); “This consciousness in the 20th centu- nímico que supere la diferencia entre awareness y
ry, has come to mean a ‘full, active awareness’ inclu- consciousness, al mismo tiempo que exprese su rela-
ding feeling as well as thought (En el siglo XX esta ción intrínseca: generalmente este término es ex-
conciencia ha llegado a significar ‘una conciencia perience, que representa así, como en Locke, Hegel
entera, activa’, que incluye a la vez el sentimiento y o James, el nombre más general de la subjetividad.
el pensamiento)” (J.W. Scott, “The evidence of ex- Esta observación conlleva otra. En tanto que la
perience”, reed. en Butler y Scott). Los traductores awareness constituye el primer anclaje de la cons-
titubean entonces entre la indicación del término ciousness en el seno de la experience, su significación
inglés entre paréntesis (Dennet, 1991) y la introduc- no es evidentemente unívoca: depende de posturas
ción de locuciones que particularizan el uso y su- teóricas previas opuestas entre sí, que oscilan entre
gieren interpretaciones filosóficas (“conocimiento la idea de la presencia necesaria de un sujeto perso-
CONCIENCIA | 297

nal y la de su ausencia… Sin embargo, lo que per- da, aplicando posibilidades de problematización
manece constante es la función argumentativa de que en diferentes lenguas encierran los socios más
refutación o de élenkhos que llena la referencia a la o menos equivalentes de la palabra conciencia. Este
awareness. En realidad, aware es sinónimo de “no proceso puede cambiar de referencias pero no inte-
inconsciente”: la consciousness es aquello que no es rrumpirse. Su sentido ha estado enmascarado pro-
inconsciente, esto es, aware, o presente para sí. Co- visionalmente por la forma en que la filosofía de la
mo siempre pasa en la filosofía, la doble negación primera mitad del siglo XX (L. Brunschvicg, E. Ca-
tiende a connotar lo originario. La estructura se- ssirer) reunió las diferentes “manifestaciones” o
mántica (awareness + consciousness = experience) “grados” de la conciencia bajo la figura de un gran
no se limita en absoluto a los contextos cognitivos. progreso, en el fondo idéntico a la marcha de la hu-
Por el contrario, se presenta de la misma forma en manidad hacia la realización de su propia esencia,
los contextos de filosofía moral y política. Mani- pensada según el modelo europeo clásico. Los de-
fiesta así la dependencia de todos esos campos en bates suscitados por el psicoanálisis (ligado por Freud
relación con una misma fenomenología implícita. a la palabra das Unbewusste [“el inconsciente”], for-
Pero, por otra parte, entra en competencia con jado a principios del siglo XIX por los románticos)
una segunda estructura formalmente semejante, o por la “deconstrucción del sujeto” en el siglo XX,
que más bien parece reservada a los adversarios del siguiendo a Heidegger y los estructuralismos, no
cognitivismo (como Searle, 1984) y que descansa bastaron para quebrantar verdaderamente el senti-
en la interpretación de la experience en términos de miento de su univocidad. Por lo visto, no ocurrió
consciousness + intentionality. Aparentemente esto lo mismo con los dos fenómenos que marcarán los
no representa ningún problema de traducción. Pe- siguientes años: la intensificación de las confronta-
ro nuestro deseo de resolver el problema (insoluble ciones entre los modos de pensamiento de la indi-
en el fondo) que plantea el doblete consciousness y vidualidad, de la personalidad, del psiquismo, del
awareness no puede más que agudizarse. La sime- conocimiento, etc., en las culturas y los sistemas de
tría de estas dos construcciones rivales de la idea de pensamiento occidentales y no occidentales; la di-
experience corresponde al hecho de que, desde un fusión y el desarrollo del paradigma de las ciencias
punto de vista “objetivista”, lo que sí es problemáti- cognitivas. Pero estos dos fenómenos (que quizás
co es la relación inmediata del sujeto consigo mis- estarán ligados) irán de la mano de una nueva re-
mo (designada por awareness), mientras que, desde volución en la economía de los intercambios lin-
un punto de vista “subjetivista”, lo problemático es güísticos: en el sentido de una multiplicación de las
la relación inmediata del sujeto con los objetos (de- traducciones entre los idiomas europeos y extraeu-
signada por intentionality). Bien mirado, intentio- ropeos y, al mismo tiempo, en el sentido de la im-
nal e intentionality descansan aquí exactamente en posición de una nueva koiné técnico-conceptual, el
la misma “doble negación” que aware y awareness: angloamericano basic. Por ello, la cuestión de saber
de lo que se trata aquí es de nombrar lo “no incons- qué sitio ocuparán las palabras y las nociones de
ciente”. Lo que es tanto como decir que, en todos conscience, consciousness y awareness, Bewusstsein,
los casos, las “definiciones” de la consciousness que Gewissheit y Gewissen, en el punto de encuentro de
pretenden evitar la autorreferencia se apoyan en el la filosofía, de las ciencias y de la ética, incluso de la
intento de encontrar una palabra para decir este lí- mística, tanto en el lenguaje común como en las len-
mite del pensamiento. guas cultas, parece extremadamente abierta.
Étienne BALIBAR
IV. Fronteras de la “conciencia” e índices
lingüísticos Bibliografía principal
Ayers Michael, Locke, Epistemology and Ontology, Nueva York y
Desde la invención de la conciencia, la expresión de Londres, Routledge, 1991.
los problemas cuya síntesis efectuó no ha dejado de Azouvi François, Maine de Biran, la science de l’homme, París,
ser modificada por las diferencias entre paradigmas Vrin, 1995.
Balibar Renée, Le colinguisme, París, puf, “Que sais-je?”, 1993.
lingüísticos. La equivocidad que hemos descrito no Bourcier Élisabeth, “Examen de conscience et conscience de
es evidentemente un defecto, sino el motor de una soi dans la première moitié du xviie siècle en Angleterre”, en
dinámica de pensamiento constantemente relanza- R. Ellrodt, Genèse de la conscience moderne. Études sur le
298 | CONCILIARIDAD

développement de la conscience de soi dans les littératures du Ricœur Paul, Soi-même comme un autre, París, Seuil, 1990; Sí
monde occidental, París, puf, 1983. mismo como otro, trad. Agustín Neira Calvo, México, Siglo
Butler Judith y Joan W. Scott, Feminists Theorize the Political, XXI, 1996.
Nueva York y Londres, Routledge, 1992. Ryle Gilbert, The concept of mind, Londres, Hutchinson, 1949; La
Condillac Étienne Bonnot de, Essai sur l’origine des connais- notion de l’esprit, trad. S. Stern-Gillet, París, Payot, 1976.
sances humaines [1746], en Œuvres philosophiques, ed. G. Schrader Wolfgang H., Theorien des Gewissens, en R. Löw
Le Roy, París, puf, 1947; trad. esp., Ensayo sobre el origen de (dir.), Oikeiôsis, Festschrift für Robert Spaemann, Weinheim,
los conocimientos humanos, Madrid, Tecnos, 1999. Acta Humaniora, vch, 1987.
Dennet D.C., Consciousness Explained, Boston, Brown and Com- Searle John, Minds, brains and science, Cambridge, Mass., Har-
pany, 1991; La conscience expliquée, trad. P. Engel, París, vard UP, 1984.
Odile Jacob, 1993. Starobinski Jean, Montaigne en mouvement, París, Gallimard,
Derrida Jacques, La voix et le phénomène, París, puf, 1967; La 1982, reed. 1993.
voz y el fenómeno, trad. Francisco Peñalver, Valencia, Pre- Stelzenberger Johannes, Syneidesis, Conscientia, Gewissen. Stu-
Textos, 1985. die zum Bedeutungswandel eines moraltheologischen Begrif-
Ellenberger H.F., Histoire de la découverte de l’inconscient, fes, Paderborn, Schöningh, 1963.
trad. Feisthauer, París, Fayard, 1994. Tugendhat Ernst, Selbstbewusstsein und Selbstbestimmung.
Flanagan Owen, Consciousness Reconsidered, Cambridge Sprachanalytische Interpretationen, Frankfurt, Suhrkamp,
(Mass.), mit Press, 1992. 1979.
Hobbes Thomas, Leviatán, trad. Manuel Sánchez Sarto, Méxi- Walzer Michael, The revolution of the saints. A study in the ori-
co, Fondo de Cultura Económica, [1940] 2005. gins of radical politics, Harvard UP, 1965.
Husserl Edmund, “Remarque sur la traduction de quelques ter- Wittgenstein Ludwig, Über Gewissheit, en Werkausgabe, t. 8,
mes”, en Recherches logiques [Logische Untersuchungen], t. Frankfurt, Suhrkamp, 1989; trad. esp. Sobre la certeza, trad.
2, “Recherches pour la phénoménologie et la théorie de la Josep Lluís Prades y Vicent Raga, Barcelona, Gedisa, 1995.
connaissance”, 2a. parte, trad. H. Élie, en col. con L. Kelkel y
R. Schérer, París, puf, 1962. Bibliografía de consulta
James William, Essays in Radical Empiricism, Cambridge (Mass.), Dictionnaire de théologie catholique, Letouzey et Ané, 1903-1950.
Harvard UP, 1912, reed. 1976. Tabla de correspondencias de traducción de términos de Dulce
Jung Gertrud, “Suneidesis, conscientia, Bewusstsein”, Archiv für Ma. Granja, M. De Jesús Gallardo, Ernesto Aguilar y Óscar
die Gesamte Psychologie, vol. 89, Leipzig, Akademische Ver- Palancares, en Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, ed.
lagsgesellschaft, 1933. bilingüe, trad., estudio preliminar y notas de Mario Caimi,
Kant Immanuel, Crítica de la razón pura, trad. Mario Caimi, México, fce, 2009.
Buenos Aires, Colihue, 2a. ed. ampliada y corregida, 2009.
Kittsteiner Heinz D., Die Entstehung des modernen Gewissens,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1992
Koffka Kurt, “Consciousness”, en E.R.A. Seligmann y A. John-
son (ed.), Encyclopaedia of the Social Sciences, t. 4, Nueva
York, Macmillan, 1963.
conciliaridad
Kolakowski Leszek, Chrétiens sans église, trad. A. Posner, Pa- Es la traducción que recibe el ruso sobórnost’ (собор
rís, Gallimard, 1969. ност ), que designa el tipo de solidaridad y de comuni-
Lewis Clive Staples, “Conscience and conscious”, Studies in dad ligado a la Iglesia ortodoxa rusa: véase Sobórnost’
Words, Cambridge up, 1967.
y Obligación; véase también Pravda (“Verdad-justi-
Lewis Geneviève, Le problème de l’inconscient et le cartésianis-
me, París, puf, 1950. cia”), Narod (“pueblo”), y cf. Bogocheloviéchestvo
Locke John, An Essay Concerning Human Understanding [1690], (“theandrie”), Mir (“paz, mundo, comuna campesina”),
Ed. P. H. Nidditch, Oxford, Oxford University Press, 1975; Sviet (“luz-mundo”).
Essai philosophique concernant l’entendement humain, trad.
Compárese con el hebreo brit (‫) דיח‬, que designa el
P. Coste, reed. E. Naert, París, Vrin, 1972; Ensayo sobre el en-
tendimiento humano, trad. Edmundo O’Gorman, México, pacto entre el pueblo y su dios; véase Brit, Alianza; cf.
Fondo de Cultura Económica, 2005. Deber-deuda, y Lenguas y tradiciones.
Marx Karl y Friedrich Engels, The German Ideology, New York,
Prometheus, 1998; La ideología alemana, trad. Wenceslao
Roces, Buenos Aires, Cartago-Pueblos Unidos.
comunidad, consenso, dios, humanidad
Merleau-Ponty Maurice, L’Union de l’âme et du corps chez Ma-
lebranche, Biran et Bergson, ed. J. Deprun, París, Vrin, 1978.
Meyer Louis, La philosophie interprète de l’Écriture sainte, ed. J.
Lagrée y P.F. Moreau, París, Intertextes, 1988.
Montaigne Michel de, Ensayos completos, vol. 3, Barcelona, Ibe- CONNOTACIÓN
ria, 1968.
alemán Konnotation
Penrose R., The emperor’s new mind. Concerning computers,
francés connotation
minds, and the laws of physics, Oxford UP, 1990; L’esprit, l’or-
dinateur et les lois de la physique, trad. F. Balibar y C. Tier- inglés connotation
celin, París, InterÉditions, 1992.
latín connotatio, consignificatio
CONNOTACIÓN | 299

analogía, homónimo, parónimo, predicable, Lo que hace que un nombre no pueda subsistir por
predicación, sentido, sincategorema, sujet, sí mismo es cuando, además de su significación dis-
suposición tinta, hay una confusa, que podemos llamar conno-
De uso corriente en lingüística a partir de L. Bloomfield tación de una cosa, a la que conviene lo que está
(1933), teorizada por Hjelmslev, abundantemente explo- marcado por la significación distinta. Así, la signifi-
cación distinta de rojo es rojez. Pero lo significa mar-
tada por Roland Barthes y Umberto Eco, central para la se-
cando confusamente el sujeto de esta rojez, de don-
miótica y la teoría del texto, la noción de connotación pre-
de se desprende que no subsista solo en el discurso,
senta un cierto número de ambigüedades notorias, que porque allí debe sobrentenderse la palabra que sig-
podemos describir —aunque no dominar enteramente, con- nifica ese sujeto. Como entonces esta connotación
siderando la lenta maduración que la instaló— frente a la conforma el adjetivo, cuando éste se sustrae de las
denotación (ing. denotation, al. Denotation), en el corazón palabras que significan los accidentes, éstas se con-
del sistema de nociones que en la filosofía moderna articu- vierten en sustantivos, como de coloreado, color; de
lan los campos de indagación de la ontología, de la semán- rojo, rojez; de duro, dureza, de prudente, prudencia,
tica, de la filosofía de la lógica y de la filosofía del lenguaje. etc. Y al contrario, cuando uno agrega, a las palabras
Originalmente, connotatio es un término del latín escolás- que significan las sustancias, esta connotación o sig-
tico que interviene al mismo tiempo en gramática, en lógi- nificación confusa de una cosa, a la que estas sustan-
cias se refieren, se hace de ellas adjetivos: como de
ca y en teología.
hombre, humano; género humano, virtud humana, etc.
Las primeras apariciones de la palabra “connotation” en
Los griegos y los latinos poseen una infinidad de es-
francés designan la significación confusa de una palabra o tas palabras, ferreus, aureus, bovinus, vitulinus, etc. Pe-
de un concepto, en oposición al significado distinto (Port- ro el hebreo, el francés y las demás lenguas vulgares
Royal). Esta acepción francesa corresponde a la acentua- poseen menos. Pues el francés lo explica con un de:
ción de un elemento inicialmente presente en el campo de oro, de hierro, de vaca, etc. Y si se despoja de su con-
semántico del latín medieval connotatio —el aspecto deri- notación a estos adjetivos formados con nombres
vado o secundario, igualmente marcado en el término si- de sustancias, se hacen nuevamente sustantivos, a los
nónimo consignificatio—, como si la dupla confuso / dis- que se llama abstractos o separados. Así, habiendo
tinto se hubiera sobreimpuesto a la distinción más general hecho humano de hombre, de humano se hace hu-
derivado / directo. La significación originaria del latín conno- manidad, etcétera.
Arnauld y Lancelot, Grammaire de Port-Royal,
tatio, que encontramos en el inglés “associative meaning”
parte II, cap. 2, pp. 31-33.
(equivalente a “connotative meaning”), no ofrece ningún
problema particular. Lingüistas y teóricos de la literatura
siguen siendo solidarios cuando contraponen, con el nom- En inglés, en la obra de John Stuart Mill, encontra-
bre de “connotación”, la “coloración contextual” o las “im- mos, matizada por un rasgo suplementario, la opo-
plicaciones” que puede tener un término en un contexto sición entre comprensión y extensión de un concep-
dado (“connotación”), frente a su significación llamada “re- to o de un término, que permite definir la denotación
ferencial”, “conceptual” o “cognitiva” (en inglés, “referen- como el conjunto de individuos a los que, por ejem-
tial, conceptual, cognitive meaning of a word”), indicado por plo, se aplica un nombre (“the things an expression
el término “denotación”. Sin embargo, a la idea de conno- applies to”), mientras que la connotación está pre-
tación se vincula una dificultad filosófica, debido a posibles sente como el tipo de “información” complementa-
interferencias entre la red de la significación directa (dis- ria que normalmente aporta (“brings to mind”) to-
tinta) y secundaria (confusa) y la red, fregeana, del Sinn o do nombre común sobre los objetos que “denota”.
de la Bedeutung, cuyas traducciones discordantes (“sens La dificultad suscitada por el uso de connotación en
[sentido]” vs. “réference [referencia]”, o “signification [sig- filosofía se deriva del hecho de que su opuesto, de-
nificación]” vs. “dénotation [denotación]”) dan origen a notación, se fue acercando progresivamente al ale-
ambigüedades desafortunadas. mán Bedeutung tomado en su acepción fregeana.
Por esta razón, se corre el riesgo de confundir dos
I. Connotación / significación clara o primera, y parejas de oposiciones que no necesariamente se cu-
connotación / denotación bren una a otra: denotación (Bedeutung) y sentido
La acepción de significación confusa es introducida por (Sinn), por una parte, y significación principal (sig-
la Grammaire de Port-Royal de la siguiente manera: nificatio prima, principalis) y significación secunda-
300 | CONNOTACIÓN

Recuadro 1 › “Denotatio / connotatio” en la lógica medieval


La distinción entre “connotación” y “deno- (en el sentido de “dum sedet, potentiam sa; cuando es denotada en relación con
tación” no existe bajo la forma connotatio habet ad ambulandum postea” [mientras es- el predicado, se refiere al sujeto del dic-
vs. denotatio en la lógica medieval. El verbo tá sentado, tiene la capacidad de caminar tum, y la proposición es verdadera.]
Tractatus, VII, 70, p. 124.
denotare aparece desde el inicio de la lógica posteriormente], lo cual es verdadero), Pe-
terminista. Lo encontramos por ejemplo en dro observa, de modo más general, que:
Este ejemplo es suficiente para demostrar
Pedro Hispano. Cuando analiza la frase “se-
Quando denotatur concomitantia respec- que denotare no se opone primitivamente
dentem possibile est ambulare” (es posible
tu hujus verbi ambulare, tunc ponitur po- a connotare, como en la lingüística moder-
que el que está sentado camine), observa
ssibilitas supra totum dictum, et sic est na “denotación” se opone a “connotación”.
que el participio “remite a” o implica una si-
falsa; quando autem denotatur concomi- En el texto de Pedro Hispano, el verbo de-
multaneidad (“importat concomitantiam”).
tantia respectu praedicati, tunc possibili- notare/denotari es un simple sinónimo de
Como esta concomitantia puede ser signifi- tas ponitur supra subjectum dicti, et sic significare/significari.
cada o bien en relación con el verbo ambu- est vera.
lare (en el sentido de “dum sedeo, me ambu-
[Cuando la simultaneidad es denotada Bibliografía
lare est possibile” [mientras estoy sentado, en relación con el verbo “caminar”, en- Pedro Hispano, Tractatus called afterwards
es posible que camine], lo cual es falso), o tonces la posibilidad recae sobre el con- “Summulae logicales”, ed. L.M. de Rijk, As-
bien denotada en relación con el predicado junto del dictum, y la proposición es fal- sen, Van Gorcum, 1972.

ria (significatio secundaria, ex consequenti, conno- vos” (denominativa, véase Parónimo), es decir, los
tatio), por la otra. Aun cuando al inglés le gusta términos concretos accidentales (como “blanco”),
explicar con ayuda del término denotation el hecho para rematar, en última instancia, en la distinción
de que dos expresiones “que se aplican a la misma de Ockham entre términos absolutos y términos con-
cosa” (es decir, “having the same denotation”, “que notativos. Este desplazamiento explica en parte la di-
tienen la misma denotación”) pueden tener una versidad de problemáticas con las que había que li-
significación diferente (“differ in meaning”), hay diar en la Edad Media bajo la noción de connotación:
que tener cuidado de no identificar, con el vocablo distinción entre significación per se y significación
connatatio, ese meaning con el Sinn fregeano. Un accidental (significatio per se, significatio per aliud),
rápido examen de los orígenes del término conno- significación primera y significación derivada (prin-
tación muestra, sin embargo, que esta tendencia o cipaliter significare, secundario significare), signifi-
esta tentación está ligada a la polisemia misma del cación directa (in recto) y significación oblicua (in
latín connotatio, que desde el principio, en virtud obliquo), significación según lo anterior y lo poste-
de la diversidad de disciplinas donde interviene la rior (secundum prius et posterius) o analógica (véase
noción, mezcla inextricablemente registros lógicos, Analogía), combinado todo con los problemas asu-
lingüísticos y ontológicos. midos por la distinción semántica entre significa-
El término connotatio apareció en el siglo XII y ción (significatio) y referencia (suppositio, appellatio).
su primer uso fue esencialmente teológico en el cam-
po de la semántica trinitaria. Todos los verbos uti- II. Connotatio y consignificatio
lizados para expresar la noción de connotación (no- La significación secundaria, por oposición a la sig-
tare, connotare, consignificare, innuere) indican la nificación primera, se designa ante todo con el tér-
misma idea: dar a conocer algo diferente con (cum) mino consignificatio y el verbo correspondiente con-
uno, de donde se desprende la especialización de significare. Estos términos se utilizan para problemas
connotación en el sentido de “significación secun- diferentes:
daria de una palabra” y la relación estrecha que pre-
sentan los diversos términos que expresan esta no- 1) se habla de significación secundaria para el tiem-
ción con la de cosignificación (consignificatio) o de po, cosignificado y no significado por el verbo, así
cointelección (cointellectio). como para la composición, o función predicativa
• VÉASE EL RECUADRO 1 (prossemainein [προσσημαίνειν] en Aristóteles): la
Durante la Edad Media tardía, el análisis de la cuestión de los futuros contingentes, de la prescien-
connotatio se centra en un fenómeno más particu- cia divina y de la unidad de los artículos de fe, pues-
lar: la significación de los términos “denominati- to que permite, por ejemplo, plantear una unidad
CONNOTACIÓN | 301

de los artículos de fe independientemente de las for- modos de significar (o modos de cosignificar) se con-
mas accidentales, temporalmente determinadas, de traponen aquí al significado léxico, mientras que an-
sus enunciaciones (Cristo nacerá / nace / ha nacido); teriormente los consignificata no eran más que una
2) se dice también que el término denominativo parte de éstos, los accidentes. El término consignifi-
(o parónimo) cosignifica el sujeto (por ejemplo, al- care puede así tener dos acepciones distintas, equi-
bum significa la blancura en primer lugar, y cosig- valiendo ya sea a “significar con” (significare cum), co-
nifica el sujeto de la blancura); mo cuando se dice que el verbo cosignifica el tiempo
3) en los análisis platonizantes de comienzos del (remite a su significado con una significación secun-
siglo XII, se dice que los parónimos blancura (albe- daria, que es la del tiempo); o bien a “significar de
do), blanquea (albet), blanco (albus) significan la mis- tal forma” (significare sic), como cuando se dice que
ma cualidad, o forma, o idea, pero de maneras dife- la palabra motus significa el movimiento en el mo-
rentes, y por ende con cosignificaciones diferentes do de la sustancia, el verbo movere lo significa en el
(cf. Bernard de Chartres: “blancura significa una vir- modo de movimiento, etc. Solamente en la prime-
gen pura, blanquea la misma entrando en una ha- ra acepción se sustituirá consignificare por connota-
bitación o acostada en un lecho, blanca, de nuevo la re, sobre todo en la tradición lógica: en el siglo XIV
misma pero desflorada”; se hablará, por ejemplo, de la connotación temporal
4) se habla de cosignificación para todas las par- del verbo (cf. Maierù, Terminologia logica della tar-
tes que no son el sujeto o el predicado, las partes de scolastica, p. 144).
“cosignificativas” (consignificantia, consignificativa) La noción de consignificatio es una herramienta
o sincategoremáticas (véase Sincategorema); se cómoda para distinguir términos que manifiesta-
dirá entonces que todo no significa lo universal, pe- mente están emparentados en el plano semántico,
ro cosignifica universalmente. sin ser no obstante sinónimos. Esto se aplica a las
tres primeras acepciones enumeradas más arriba, y
Se pueden señalar otras dos acepciones, de menor sus extensiones: el sustantivo cursus (curso) y el ver-
importancia: bo currit (corre) tienen la misma significación, pe-
ro se distinguen porque sólo el segundo cosignifica
5) consignificare puede ser también equivalente a el tiempo; el denominativo blanco significa la mis-
“significar la misma cosa”, como cuando se dice ma cosa que el correspondiente abstracto blancura,
que en una proposición el sujeto y el predicado co- pero connotando el sujeto de la cualidad; el sustan-
significan; tivo sufrimiento, el verbo sufrir y la interjección ¡ay!
6) se dice también que las partes de un nombre significan lo mismo pero cosignifican diferentes
compuesto “cosignifican”, por ejemplo equus (caba- propiedades reales que se marcan por la pertenen-
llo) y ferus (salvaje) en el compuesto equiferus, por- cia a categorías gramaticales diferentes.
que conservan algo de sus significaciones pero no
significan propiamente hablando, porque se basan III. Connotatio en teología
en una significación única que es la del compuesto. Los teólogos se encuentran ante el problema de
distinguir no ya términos de formas similares y de
Por extensión, a partir de (1) la mayoría de los acci- sentidos diferentes sólo en parte, sino términos
dentes gramaticales se describirán, a partir del siglo “idénticos” cuando se utilizan para hablar de reali-
XII, como cosignificaciones (la persona, el número, dades creadas y de Dios. Por otra parte, tienen que
etc.), por el hecho de que son propiedades que son explicar que es posible predicar atributos diferentes
accidentales y adicionales en relación con la signi- de Dios, significados por nombres diferentes, sien-
ficación gramatical primera, que permite definir la do él simple e indistinto. Las nociones de consigni-
palabra como relevante de tal o cual parte del dis- ficatio y de connotatio se van a revelar herramientas
curso. En el siglo XIII, los modistas consideraron que eficaces para enfrentar esos dos problemas.
son cosignificadas todas las propiedades gramati- A partir de la segunda mitad del siglo XII, los teó-
cales, esenciales (que definen la clase de palabras y logos consideran que no es suficiente contraponer
sus especies) y accidentales, ya que corresponden a una predicación sobre Dios a una misma predica-
diferentes formas de captar la cosa significada. Los ción sobre una realidad creada, como en el ejemplo
302 | CONNOTACIÓN

de De Trinitate de Boecio: “Dios es justo” / “el hom- tin de Compiègne plantear la idea de que hay uni-
bre es justo”, diciendo que en el segundo caso el uso vocatio y no equivocatio (véase Homónimo) en los
es correcto porque está conforme con la institución enunciados “Dios es justo” y ”el hombre es justo”,
primera del término, y en el primer caso estamos ya que precisamente hay algo en común en cada una
ante un uso impropio, transferido, equívoco (véase de las predicaciones. Hacia fines del siglo XII se uti-
“Translatio” en Traducir). En “Dios es justo” y “Dios lizan los términos connotare-connotatio, en vez de
es bueno” se predica la misma esencia divina, pero consignificare-consignificatio, que en cambio siguen
estos enunciados no dicen lo mismo, debido a que se su camino en la tradición lógica o la tradición grama-
cosignifica o se “copredica” algo diferente, por ejem- tical. Vemos también el uso de compraedicare y coa-
plo que Dios es causa de la justicia, por un lado, y ssertare, para distinguir entre predicación principal
que es causa de la bondad, por el otro. De modo si- y predicación secundaria.
milar, se puede contraponer “Dios es justo”, donde No obstante, el carácter ad hoc de esta noción de
“justo” cosignifica que Dios es causa de la justicia, a connotación despertará críticas. Efectivamente, se
“el hombre es justo”, donde el mismo adjetivo cosig- recurrirá a ella cuando sea necesario distinguir, para
nifica que el hombre es el efecto de la justicia divina. un mismo término, entre algo idéntico y algo dife-
Se puede así afirmar que todo predicado atribuye a rente; podrá incluso servir para demostrar la uni-
Dios la misma esencia divina, que es “esencialmen- dad de doctrina de “autoridades” que serían con-
te significada”, pero que “significa secundariamente”, tradictorias en la letra, ya que basta con decir que
o cosignifica, un efecto diferente en la criatura. Con los pasajes en controversia utilizan palabras idénti-
esto se explica también que atributos diferentes no cas con “connotaciones” diferentes. En el pasaje del
sean sinónimos, cuando se atribuyen a Dios; aun siglo XII al XIII, se producen enérgicas discusiones
cuando “justo” y “misericordioso” significan lo mis- para determinar esta diferencia marcada por la con-
mo en Dios, en el sentido de que no hay distinción notación: ¿se debe pensar la connotación del lado
entre la justicia o la misericordia en él, que es un ser de Dios (la causa) o del lado de la criatura (efecto)
absolutamente simple, no es tautológico ni redun- (connotatio a parte rei/a parte creaturae)? ¿Se debe
dante decir “Dios es justo y misericordioso”, por el admitir que los nombres de relación, incluso predi-
hecho de que ambos adjetivos tienen connotacio- cados de Dios (por ejemplo, Deus est creator), con-
nes diferentes, puesto que los efectos de la justicia o notan algo de las criaturas pero no de Dios? Por
de la misericordia en el hombre son diferentes. De otra parte, cabe preguntarse por qué no todos los
donde se desprenden las dos reglas siguientes sobre nombres se atribuirían a Dios en el mismo nivel,
el funcionamiento de la conjunción: en los enun- puesto que él es causa de todas los cosas que signi-
ciados ordinarios (por ejemplo, “El hombre es jus- fican. Estas dificultades acabarán por minar la teo-
to y valiente”) la conjunción asocia los significados; ría de la connotación y Alberto Magno, y después
en los enunciado teológicos (por ejemplo, “Dios es Tomás de Aquino, hallarán nuevas soluciones para
justo y misericordioso”) asocia (copulat) los cosig- los mismos problemas. (Cf. I. Rosier, “Res significa-
nificados (consignificata), esto es, los efectos que son ta et modus significandi”, pp. 135-168; y L. Valente,
“copredicados” en esta proposición, pero no la esen- “Justus et misericors”, pp. 38-59.)
cia divina que es idénticamente “predicada” por cada • VÉASE EL RECUADRO 2
uno de los dos adjetivos. De manera semejante se re-
suelve el problema de la correferencia planteada por IV. Los términos connotativos
enunciados tales como “Deus est justus et talis est Pe- Para Guillermo de Ockham, la distinción, en el seno
trus” (Dios es justo y también lo es Pedro): aun cuan- de los sustantivos categoremáticos (véase Sincate-
do la justicia divina y la de Pedro no tengan nada en gorema), entre términos absolutos y términos con-
común, la comparación es posible, ya que se realiza notativos es central, y se basa en el mismo criterio
sólo en el plano de la cosignificación. La identidad que antes. El sustantivo connotativo es “aquel que
de los predicados en Dios se vuelve así conciliable significa algo de manera primera (primario) y otra
con la diversidad de nombres que los designan y de cosa de modo secundario”. El sustantivo absoluto
las significaciones asociadas convencionalmente. Es- es aquel que no significa algo de modo secundario
ta teoría de la cosignificación va a permitir a Prévos- (secundario) y por lo tanto es tal que significa todo lo
CONNOTACIÓN | 303

Recuadro 2 › Connotatio en Roger Bacon


Roger Bacon, en De signis, y luego en el 3) los nombres de las criaturas dan a en- término connotare en De signis, pero que
Compendium Studii Theologiae, desarrolla tender el creador, en razón de la dependen- en el Compendium, a propósito de los mis-
un análisis sofisticado de la connotación. cia de éstas hacia aquél (de allí la conse- mos ejemplos, lo hace recordando el origen
Los diferentes modos de la connotación pa- cuencia válida: “hay una criatura, entonces teológico del término:
ra él dan cuenta de la analogía: se produce hay un creador”);
cuando un término significa, por imposición, 4) el accidente connota la sustancia y vi- El nombre impuesto a una sola cosa del
una sola cosa, y que para esta cosa está o ceversa; alma puede significar muchas cosas al
están asociadas por una relación de signifi- 5) lo universal da a entender lo particu- mismo tiempo fuera del alma, y es lo que
los filósofos llaman los cointeligidos (co-
cación natural una o muchas otras cosas, de lar impreciso (“el hombre existe, entonces
intellecta) y los teólogos los connotados
manera que se “dan a entender” muchas co- existe un hombre”) o lo particular en dis- (connotata). En efecto, todo lo que se
sas con la misma palabra. La palabra signi- yunción (“el hombre existe, entonces exis- desprende por consecuencia natural y
fica entonces, “convencionalmente”, una te Sócrates o Platón o, etc.”); necesaria del nombre de otra cosa es co-
sola cosa, pero, en razón de las diferentes 6) una parte esencial, por ejemplo el te- inteligido y connotado por éste, pues de
relaciones naturales que existen entre esta cho, da a entender otra parte esencial, por otra manera no se podría decir que se des-
cosa y otras, podrá significar “naturalmen- ejemplo el muro (este ejemplo es retoma- prende necesariamente de ello, por ejem-
te” esas otras cosas. En razón de la relación do por Avicena y Algazel); plo “criatura, entonces creador” y “crea-
convencional de la palabra con la cosa sig- 7) el nombre de un relativo da a enten- dor, entonces Dios”, ya que sólo Dios crea.
Y todo accidente propio connota su suje-
nificada, y de la relación de consecuencia der su correlativo (por ejemplo, padre-hijo).
to, así “capaz de reír, entonces hombre”.
natural entre la cosa significada y la que es Compendium Studii Theologiae, p. 76.
connotada, se puede decir que la palabra En un enunciado, el nombre sólo significa
infiere naturalmente esta última. su significado primero (“doble” no significa Entre los ejemplos, se encuentran nombres
Roger Bacon distingue siete modos de la “mitad”) y el enunciado sólo se verifica pa- que indican claramente ese origen teológi-
connotación: ra ese significado primero. El locutor puede co de la noción, como creator, y sucederá lo
sin embargo decidir, según le plazca (ad pla- mismo en la obra de Guillermo de Ockham.
1) el no-ser es entendido en el ser por pri- citum), reimponer el nombre, cambiar su
vación; significación, de manera que el significado Bibliografía
2) los nombres relativos de Dios conno- segundo se transforme en el significado pri- Bacon Roger, Compendium Studii Theologiae,
tan la criatura (creator significa secunda- mero y que la palabra signifique entonces ed. Maloney, Leyden-Nueva York-Londres,
riamente la criatura, que es el término de la ad placitum ese significado primero. Es in- Brill, 1988.
relación de creación); teresante observar que Bacon no utiliza el

que significa de manera primera e in recto. Así, ani- categoremáticos concretos de la categoría de la cua-
mal significa en el mismo nivel las vacas, los burros, lidad, los denominativos (denominativa / parony-
etc.; éstos significan, esto es, suponen para (supposi- ma). Así, blanco significa “algo informado por la
tio) cada uno de los individuos de los que puede de- blancura” o “que posee la blancura”; significa de
cirse con verdad “esto es un animal”. Corresponden manera primera las sustancias individuales que son
a los “términos de especies naturales” (natural kind blancas y connota en segundo término sus blancu-
terms). Comprenden todos los nombres (abstractos ras singulares: lo que es in recto en la definición de-
y concretos) de la categoría de la sustancia, y los nom- signa el significatum (una cosa), lo que es in obliquo
bres abstractos de la categoría de la cualidad (Gui- designa el connotatum (la blancura). Son igualmen-
llermo de Ockham, Somme de logique, cap. 10). te connotativos los nombres de relación, como “pa-
Los nombres absolutos no tienen definición no- dre”, nombre que en un contexto proposicional su-
minal (definitio quid nominis) sino una definición pone para los individuos de los que es verdadero
real (definitio quid rei); a la inversa, los nombres decir “éste es un padre”, pero además connota otra
connotativos no tienen definición real (ya que no cosa, a saber, los individuos que tienen un padre: es-
pueden ser definidos en referencia con una clase to implica que un término relativo no puede recibir
particular de objetos) sino una definición nominal una definición completa sin que intervenga su co-
que da cuenta de su estructura semántica jerarqui- rrelativo y viceversa (“padre” = sustancia sensible que
zada, compuesta por al menos una palabra en no- tiene un hijo, cf. Somme de logique, III-3, cap. 26);
minativo (in recto) y una palabra en caso oblicuo (in ninguno de los dos correlativos tiene la misma de-
obliquo). De entrada encontramos allí los términos finición nominal y por lo tanto no son sinónimos,
304 | CONNOTACIÓN

ya que lo que interviene in recto en la definición de Encontramos elementos interesantes en otros ló-
uno se encuentra in obliquo en la del otro, y vicever- gicos medievales. Buridan, en particular, atribuye
sa. Así pues, forman parte de los connotativos los una función referencial a la vez a lo que está signi-
términos categoremáticos que tienen que ver con ca- ficado (la suppositio) y a lo que está connotado (la
tegorías diferentes a las de la sustancia y de la cuali- appellatio): el término connotativo (por ejemplo,
dad, las expresiones negativas (inmaterial) así como blanco) connota aquello para lo que supone el tér-
términos filosóficos como “verdadero”, “bueno”, “in- mino abstracto correspondiente (blancura); “supo-
telecto”, “voluntad”, etc. Esta noción de connotación ne para” aquello que significa en primera instancia
le permite a Ockham sostener la idea fundamental y “llama” a lo que connota (véase Suposición). Bu-
de una concepción extensionalista de la referencia, ridan precisa en otro pasaje:
según la cual todos los términos categoremáticos sig-
nifican y suponen para sustancias o cualidades sin- Hay predicación esencial entre dos términos cuando
gulares. Uno de los motivos de controversia entre los ninguno de los dos agrega a la significación del otro
intérpretes de Ockham fue determinar si existían tér- una connotación exterior (extranea) a aquello para
minos connotativos en el lenguaje mental, o si podían lo cual los términos suponen. Hay predicación no
ser eliminados del lenguaje mental, en la medida en esencial, o paronímica, cuando uno de los términos
agrega a la significación del otro una connotación ex-
que fueran sustituidos por una definición nominal
traña, como “blanco”, que supone para un hombre y
que no contuviera más que términos absolutos (Paul llama (es decir, connota) la blancura en tanto que le
Spade). Un argumento decisivo en contra de esta te- es agregada. Entonces, la proposición “El hombre es
sis es el de los términos relativos (padre) que, como [un] animal” es esencial, mientras que “El hombre es
vimos, incluyen necesariamente en su definición no- blanco” o “El hombre es capaz de reír” son paroní-
minal su correlativo (hijo), lo cual anula la posibili- micas.
dad de una eliminación total de los connotativos en Summulae de dialecta, III-3,
el lenguaje mental (Claude Panaccio). cap. 26; cf. Klima, John Buridan.
Según Spade, como un término connotativo siem- Alain de LIBERA e Irène ROSIER-CATACH
pre podía ser sustituido por su definición nominal,
la cual contenía únicamente términos absolutos (si la Bibliografía principal
primera definición nominal contuviera un término Arnauld Antoine y Claude Lancelot, Grammaire générale et
raisonnée [Grammaire de Port-Royal, 1660], ed. H.E. Brekle,
connotativo, éste a su vez podía ser sustituido por su Stuttgart, Frommann, 1966.
definición nominal hasta que no quedaran más tér- Buridan Jean, Sophismata, trad. fr. J. Biard, Buridan. Sophismes,
minos connotativos), no había ninguna necesidad de París, Vrin, “Sic et Non”, 1993.
postular términos connotativos en el lenguaje men- ——, Summulae de dialecta, trad. e introd. Gyula Klima, Yale UP,
2001.
tal. Claude Panaccio se opuso a esta interpretación, Guillermo de Ockham, Somme de logique, I, trad. J. Biard, Mau-
por un lado, basándose en pasajes que indicaban cla- vezin, ter, 1988.
ramente que para Ockham existían términos con- Jolivet Jean, “Rapports entre la grammaire et l’ontologie au
notativos (especialmente los términos relativos) en Moyen Âge”, en Aspects de la pensée médiévale, reimpr. Pa-
rís, Vrin, 1987, p. 137.
el lenguaje mental y, por otro lado, mostrando que Maierù Alfonso, Terminologia logica della tarde scolastica, Ro-
esto constituía un elemento esencial de la teoría de ma, Edizioni dell’Ateneo, 1972.
Ockham. El argumento tomado de los términos re- Panaccio Claude, “Guillaume d’Ockham, les connotatifs et le
langage mental”, Documenti e studi sulla tradizione filosofi-
lativos, mencionado arriba, es decisivo: como la de-
ca medievale, XI, Spoleto, Centro Italiano di Studi sull’alto
finición nominal de un término connotativo contie- Medioevo, pp. 297-316.
ne necesariamente otro término connotativo, a saber, ——, Le discours intérieur. De Platon à Guillaume d’Ockham, Pa-
su correlativo, ello implica que los términos relativos, rís, Seuil, “Des travaux”, 1999.
Rosier Irène, “Res significata et modus significandi. Les enjeux
y por ende los términos connotativos, no pueden ser linguistiques et théologiques d’une distinction médiévale”,
totalmente sustituidos por términos absolutos en el en S. Ebbesen (ed.), Sprachtheorien in Spätantike und Mit-
nivel del lenguaje mental, y por lo tanto que existen telalter, Tubinga, Gunter Narr, 1995, pp. 135-168.
en el lenguaje mental. (Cf. Panaccio, “Guillaume Spade Paul V., Thoughts, Words and Things: An Introduction to
Late Medieval Logic and Semantic Theory, http://pvspade.
d’Ockham, les connotatifs et le langage mental”, pp. com/logic/docs/thoughts1_1a.pdf.
297-316.)
CONTINUIDAD | 305

Valente Luisa, “Justus et misericors. L’usage théologique des no- te uno de los grandes partidos tradicionales de la Gran
tions de consignificatio et connotatio dans la seconde moi- Bretaña, que ocupa el sitio que en Francia sería el de la
tié du XIIe siècle”, en C. Marmo (ed.), Vestigia, Imagines,
“derecha”, y remite luego a una posición política, inclu-
Verba: Semiotics and Logic in Medieval Theological Texts
(1150-1450), Turnhout, Brepols, 1997, pp. 38-59. so moral, más general de hostilidad a los aspectos más
antitradicionales de la sociedad moderna. Sea como
fuere, la posición de los “conservadores” se comprende
siempre de manera relativa, como demuestran las dos
consenso series de oposiciones que analizamos aquí: véase Whig/
Consenso es un préstamo directo del latín, que significa tory, para el nacimiento del sistema político inglés mo-
“acuerdo, juicio unánime” (de cum, “con, juntos”, y sentire, derno, y Liberal-liberalismo, para el uso contempo-
“percibir, sentir, pensar, juzgar”) y traduce el griego sympá- ráneo que divide a las principales corrientes políticas en
theia (συμπάθεια) (syn- [σύν], “con”, como el latín cum-, y conservative, liberal y radical.
paskhein [πάσχειν], “ser afectado, padecer, sufrir”), utili-
zado especialmente por lo estoicos para designar el acuer- law, libertad, política, sociedad civil
do, la conspiración, de un cierto número de cosas entre sí,
y recuperado por la fisiología para describir la interdepen-
dencia de los órganos (cf. Implicación, Oikéiosis, Pathos).
Pero consenso es también una buena traducción de térmi- contenido proposicional
nos griegos como homónoia ( μόνοια) (lit. “identidad de Es una de las traducciones posibles del alemán Sachverhalt,
pensamiento”, de donde “unanimidad, concordia”), incluso que designa las “circunstancias” en la lengua cotidiana. Só-
homología ( μολογία) (“identidad de discurso”, de donde lo que esta traducción insiste en la concepción proposicio-
“acuerdo”), que abren a la ciudad y la constitución de lo nal del objeto del juicio, en detrimento de las propiedades
político: véase Amar, II, B, 2, Acto de habla (en especial de los objetos de la experiencia. La otra traducción, no me-
el recuadro 1, “El elogio de Helena…”), Logos, II, A; cf. nos frecuente, por estado de cosas, padece, por su parte,
Polis, Política. del déficit inverso. Véase Sachverhalt.
Claramente el consenso apunta al “sentido común”, Estamos en presencia de una terminología lógica ligada
aquello a lo que nos podemos adherir juntos; véase Senti- a las cuestiones mayores (relación cosa-palabra-espíritu y
do común [Sensus communis, Common sense] y Senti- definición de la verdad), que hace pasar de un latín medie-
do, así como Doxa y Lugar común. val (Dictum) derivado del estoicismo en su competencia
En el uso contemporáneo, el consenso designa no sola- con el aristotelismo (véase lektón [λεκτόν] en Significan-
mente el acuerdo sino la comunidad humana que se basa te/Significado, II) al alemán de fines del siglo xix-princi-
en el más allá de sus divisiones, sea cual sea el elemento, pios del xx, y abre al inglés analítico más contemporáneo
civil o religioso, que la agrupa: véase Alianza, People, (véase Truth-Maker), terminología para la cual el fran-
Pueblo (especialmente el recuadro 1, “Pueblo, masas y cés produce traducciones descriptivas que ponen de mani-
hombre colectivo…”), Sobórnost’, Sociedad civil; cf. fiesto el problema.
Comunidad, Conciliaridad, Derecho, Ley, Weltan- Véase, por un lado, Dictum, Intención, Proposición,
schauung. Sentido; por otro, Cosa [Res], Erscheinung, Ser, Hecho,
Gegenstand, Hay, Matter of fact, Objeto, Tatsache, y
praxis, secularización, todo finalmente Truth-Maker y Verdad.

estado de cosas

conservador
La palabra conservador se deriva del latín conservare, “con-
servar, respetar, salvar”, que designa el hecho de pre- continuidad
servar y de observar fielmente: véase Pietas, Religio. La continuidad (de tenere, “sostener, durar, persistir”, y
Aquí nos ocupamos, al igual que en el caso de liberal, cum- “juntos”) designa una persistencia sin interrupción,
de la diferencia entre los usos políticos modernos fran- en el tiempo pero también en el espacio. Aquí nos interesa-
cés e inglés. El inglés conservative designa originalmen- mos en el danés de Kierkegaard, que propone distinciones
306 | CONTINUITET

terminológicas originales: véase Continuitet; se comple- La continuidad** caracteriza la cohesión de la vi-


mentará el léxico kierkegaardiano relativo al tiempo en da ética de acuerdo con las exigencias de la realidad
Pludselighed-desultorisk (“lo súbito-sin continuación”), social, de la vida que evita la disolución, la difusión
el recuadro 3 en Momento (“Øjeblik…”) y el recuadro 1 (dœmrer) en los humores, las tonalidades afectivas
en Neuzeit (Vor tid…). Estudiamos también la expresión de momentáneas. Esta continuidad concreta, que “do-
la continuidad a través del “aspecto” de los verbos, que de- mina los humores (Stemning)” (SKS3, 220; OOII,
nota el modo de desarrollo de la acción: véase Aspecto. p. 208; véase Stimmung), se describe como contras-
De modo más general, véase Tiempo [Aión, Memoria, te con la continuidad abstracta de lo místico (SKS3,
Presente]. 236; OOII, p. 223, SKS3, 238; OOII, p. 224). La elec-
ción ética de sí mismo compromete el devenir sí
epistemología, fuerza, percepción mismo como tarea de la existencia en su continuidad
según la duración (SKS3, 245-246; OOII, p. 231). Es
el origen de la “persona concreta en la continuidad”
(SKS3, 250; OOII, p. 235). El triunfo ético consiste
CONTINUITET, continuerlighed/ en el “hecho de ser continuo” —continuidad**—
continuerligt | danés (SKS 7, 230; PC, p. 236), es el hecho de ser a la vez
esperanza y recuerdo (SKS3, 140; OOII, p. 129).
español continuidad, continuadamente, continuamente
Efectivamente, la desafortunada relación con el pasa-
alemán Kontinuität, Kontinuierlichkeit / kontinuierlich
francés continuité, continuellement / continûment
do y con el futuro del hombre despojado de presen-
cia es lo opuesto a la positividad del movimiento
continuidad, y aión, dasein, leib, persona, hacia atrás (el arrepentimiento) y hacia adelante (el
pludselighed, presente, tiempo deseo), que caracteriza a la pureza de corazón de
aquel que desea al Uno. “El arrepentimiento debe
Para transmitir la idea de continuidad, el léxico de Kierke- tener su tiempo” (SKS 8, 130) que no es otro que el
gaard, al igual que el alemán (Post Scriptum no científico y regreso sobre un pasado marcado por la ausencia
definitivo a Migajas Filosóficas, traducción de Javier Teira y de ese deseo. Trabaja en favor de la coherencia de la
Nekane Legarreta), comprende dos términos, Continuitet vida animada por el movimiento hacia adelante.
y Continuerlighed, traducidos en adelante por continuidad* Haciendo a un lado la continuidad* como per-
o continuidad**. Podríamos evocar el matiz, en español, manencia de la humanidad, “la descendencia como
entre “continuamente” (sin interrupción) y “continuada- continuidad en la historia de la especie” (SKS4,
mente” (que puede repetirse). Se da el caso de que ambos 340; CA, p. 58), el recurso a esta noción aparece so-
conceptos daneses se empleen indiferentemente, y sin em- bre todo cuando se presentan figuras o coyunturas
bargo es posible reconocer en el uso del segundo (Con- cuyos rasgos están marcados por la falta de conti-
tinuerlighed) la preocupación por acentuar la particulari- nuidad. Es el caso del esteticista, del ironista, que no
dad dialéctica de la continuidad existencial, por oponerla a tienen más continuidad* que el tedio. Kierkegaard
la permanencia, a la estabilidad de la naturaleza. se inspira aquí en la negativa irónica, a la que se re-
fiere la Estética de Hegel a propósito de lo románti-
La continuidad** designa el hecho, para el indivi- co. (Presenta también el Zaratustra de Nietzsche co-
duo existente, de ser continuo en el devenir en vir- mo “fatigado de poetas”.) El ironista se emancipa de
tud de una decisión, que posee valor de origen. Pa- la continuidad* con las condiciones reales de una
ra la naturaleza o para la existencia banal, el tiempo existencia temporal (SKS1, 319; CI, p. 305), vive una
no es más que “lo dialéctico que viene del exterior”. “eternidad sin contenido”, felicidad sin gozo, pro-
En cambio, para el individuo, que vive su existencia fundidad superficial del ser a la vez ávido y ahíto
a partir de sí mismo, que es “originalmente dialéc- (SKS1, 320; CI, p. 306), retomado por V. Jankélévitch
tico en sí”, el tiempo obra de tal manera que hace en L’ironie, Alcan, 1936, p. 114). Carece de continui-
aparecer “la metamorfosis de la continuidad más dad, preso de los sucesivos humores, “que se suce-
precisamente determinada como proceso, sucesión, den instantáneamente unos a otros” (SKS1, 320; CI,
transformación continua con el correr de los años” pp. 305-306), está como confusamente difuso en
(SKS 10, 132-134). ellos. A esto se refiere, en La rotación de los cultivos,
CONTINUITET | 307

Recuadro 1 › Sobre la traducción de las obras de Kierkegaard al español


Lamentablemente, todavía no contamos yo objetivo es resolver este déficit, basán- SKS 1: Papeles de alguien que todavía vi-
con una traducción directa del danés al es- dose en la última edición de las obras de ve-Concepto de la ironía. SKS 2: O lo uno o lo
pañol de las obras completas de Kierke- Kierkegaard en danés: Søren Kierkegaards otro (volumen 1). SKS 3: O lo uno o lo otro
gaard. Hasta el momento, el intento más Skrifter, Redaktion Niels Jørgen Cappelørn, (volumen 2). SKS 4: (incompleto) Migajas
sistemático ha sido el de Rivero, Obras y pa- Joakim Garff, Johnny Kondrup, Alastair Mc- filosóficas, Concepto de la angustia y Prefa-
peles de Sören Kierkegaard, trad. del danés Kinnon og Finn Hauberg Mortensen, Søren cios (falta La repetición y Temor y temblor).
por Demetrio Gutierrez Rivero, Madrid, Kierkegaard Forskningscenteret og G E C SKS 5: Discursos edificantes (hasta los del
Guadarrama, 11 volúmenes, 1961-1975. La Gads Forlag. Aktieselskabet af 1994, Kø- año 1845).
editorial Trotta ha emprendido un proyec- benhavn, 1997. Los Escritos de Søren Kier-
to editorial (Escritos de S. Kierkegaard) cu- kegaard cuentan con los siguientes títulos:

“la infinitud poética” del tedio o del vacío caracte- contramos las formulaciones más explícitas sobre
rística del “panteísmo demoniaco” (SKS 2, 286; OOI, la continuidad o la discontinuidad, relativas al rit-
p. 304; SKS 2, 279; OOI, p. 297), o también la eter- mo del pensamiento. Cuando el pensamiento cree
nidad desventurada del contador, dibujada en con- poder basarse en la “solidez de lo continuo”, se sien-
trapunto de la venturosa eternidad” en la que repo- te seguro de sí mismo y en consecuencia directa-
sa, en el harén, una deslumbrante belleza femenina” mente comunicable sub specie aeterni. Al igual que
(SKS2, 41; OOI, p. 56) (véase Pludselighed). Sócrates, Kierkegaard estima que el existente cons-
La interrupción de la continuidad tiene también ciente de la “existencia engañosa”, en la que dialoga
un significado gnoseológico. Por ejemplo, ante el con la idea, se encuentra “aislado” (SKS7, 82; PC, p.
devenir en todas sus formas, no se imponen cono- 84) al no tener con ella más que una “relación pri-
cimientos en continuidad unos con otros, sino “pa- vadísima” (SKS7, 83; PC, p.85). La posibilidad de la
siones opuestas”. Es el caso de la fe y de la duda, que muerte, que desbarata las argucias de la infinitud,
no dependen de conclusiones sino de una decisión hace que la sospecha recaiga sobre toda especie de
(SKS4, 275-276; MF, pp. 90-91). La pérdida de la promesa positiva. La conciencia del tiempo finito
“continuidad consigo mismo” marca a la “nueva cria- frena el pensamiento continuo, vuelve a poner al
tura” que es el creyente, que nace como una segun- hombre en su sitio en el tiempo del devenir (SKS 7,
da vez. Lo demoniaco y este existente son, así, dos 280; PC, p. 309). El tiempo impone su ley e impide
figuras antagonistas en lo relativo a la continuidad. que se prolongue esta “continuidad abstracta que
Paralelamente al desarrollo propiamente teoló- no es tal”. La pasión del pensamiento se opone a la
gico de la continuidad del pecado y de la eternidad falsa continuidad del pensamiento abstracto, ya que
(SKS11, 217 ss.; EM, p. 155 ss.), la teoría cristiana del es “la continuidad** momentánea la que frena el
instante es motivo de una crítica apenas velada por movimiento al mismo tiempo que constituye su im-
parte del hegelianismo. Éste denuncia la reducción pulso”. El tiempo, que no puede dejar de afectar al
a esta “simple continuidad*” que opera un pensa- pensamiento, le impone un ritmo discontinuo, sus-
miento que desconoce el instante como “plenitud pende la continuidad inmanente de las concatena-
del tiempo”. La teoría consiste en creer que se pue- ciones conceptuales. Es en el tiempo contrariado de
de separar el sentido del pasado, no a partir de lo la existencia singular, y no en el que prosigue la gran
que realmente fue (encarnación, redención), sino continuidad de la historia del mundo, donde tiene
en una relación de “simple continuidad” con el fu- lugar la relación con el Absoluto, conformado de su-
turo, esto es, el progreso y la historia conforme al frimientos y de tribulaciones. Mientras que en el
Weltgeist [espíritu del mundo]. De la misma mane- orden ético las tentaciones o las pruebas atacan al
ra, creer que se puede tener acceso al futuro no a existente temporal en sus puntos débiles, las tribu-
partir de lo que será (resurrección, juicio) sino en laciones (religiosas) son como “la Némesis que se
continuidad con el presente histórico es descono- ejerce en el poderoso instante de la relación absolu-
cer el alcance del instante instituido por el cristia- ta”. La continuidad** se rompe cuando se expresa
nismo (SKS4, 392; CA, p. 119). “la propia resistencia al Absoluto”.
En Post-scriptum, la gran obra teórica de 1846, en- Jacques COLETTE
308 | CORAZÓN

Bibliografía de Alma y Conciencia, el italiano Virtù; véase también


Kierkegaard Søren, Œuvres complètes, trad. P.H. Tisseau y E.M. Acedia, Amar, Melancolía, Pathos y, más generalmen-
Jacquet-Tisseau, L’Orante, 1966-1986, 20 vols., Søren Kierke-
te, Malestar.
gaards Skrifter, Redaktion Niels Jørgen Cappelørn, Joakim
Garff, Johnny Kondrup, Alastair McKinnon og Finn Hauberg En tanto que sede de los sentimientos y de la afectividad,
Mortensen, Søren Kierkegaard Forskningscenteret og G E C el corazón puede representar ya sea otra fuente de cono-
Gads Forlag. Aktieselskabet af 1994, København, 1997. cimiento —como por ejemplo cuando Pascal declara que
——, El concepto de ironía (CI), trad. Darío González, Madrid,
Trotta, 2000.
“conocemos la verdad no solamente por la razón, sino
——, O lo uno o lo otro I (OOI), trad. Begonya Saez Tajafuerce y también por el corazón (nous connaissons la vérité non
Darío González, Madrid, Trotta, 2006. seulement par la raison, mais encore par le cœur)” (Pensées,
——, O lo uno o lo otro II (OOII), trad. Darío González, Madrid, 110)—, o incluso el antónimo de la razón, cuando él mis-
Trotta, 2007.
——, El concepto de la angustia (CA), trad. Demetrio G. Rivero, mo escribe: “El corazón tiene razones que la razón no en-
Madrid, Ediciones Orbis, 1984. tiende (Le cœur a ses raisons que la raison ne connaît
——, Postscriptum no científico y definitivo a Migajas Filosóficas point)” (ibid., 423); véase Locura, Logos, Razón [Enten-
(PC), trad. Nassim Bravo Jordán, Universidad Iberoamerica-
dement, Intelecto, Intellectus], Sentir.
na, 2008.
——, La enfermedad mortal (EM), trad. Demetrio G. Rivero, Ma- En ciertas corrientes espirituales el corazón se conside-
drid, Sarpe, 1984. ra el núcleo más íntimo de la personalidad. Es el caso de la
——, Migajas Filosóficas o un poco de filosofía (MF), trad. Rafael Biblia, que también considera otros órganos internos, co-
Larrañeta, Madrid, Trotta, 1997.
mo la región lumbar, que declara que Dios “escruta corazo-
nes y entrañas” (Salmo 7:10). Muchos otros pasajes del
texto hebreo, retomados y completados en el Nuevo Tes-
tamento, confieren a esta metáfora un lugar cardinal: “yo
corazón les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nue-
vo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un
I. Un órgano esencial corazón de carne” (Ezequiel 11:19); véase Leib y Lëv.
Corazón se deriva del latín cor, cordis, derivada a su vez del De esta manera, corazón designa lo esencial de todas las
griego kardía [καρδία], palabra que pertenece a su vez a cosas, su esencia, véase Lëv, y cf. Esencia, Ser, To tí en
una raíz indoeuropea *kʹērd- (de donde el al. Herz, el ing. einai.
heart, el ruso serdtse [серд е]), que designa un órgano
genio, ingenio, voluntad
esencial. Pero cuando comparamos el griego, el latín, las len-
guas semíticas o el árabe vemos que los órganos y sus fun-
ciones están lejos de coincidir según las lenguas y los mo-
mentos del saber, a tal punto que podemos traducir por
corazón más de un órgano (en griego, por ejemplo, ker CORSO, ricorso | italiano
[κ ρ], kardía o thymós [θυμός]) y que en todos los casos
español curso, recurso, recurrencia
corazón es solamente una de las traducciones posibles: véa-
francés cours, retour, récurrence
se especialmente Alma / Espíritu (con el recuadro 3 pa-
ra el griego, “Los griegos de Onians…”), Conciencia (con el revolución, tiempo, y aión, aufheben, civiltà,
recuadro 1 sobre el griego, “El griego para ‘conciencia’…”), destino, historia, historia universal,
Gemüt, Gogo, y el recuadro 1, Lëv (con el recuadro 4, menschheit, mutazione, perfectibilidad, pueblo
“Alma, néfesh…”, en Alma), Sámostʹ.
Corso y ricorso, dos palabras del italiano de uso corriente,
II. Metáforas y oposiciones han adquirido una dignidad filosófica particular debido a la
Corazón, que nombra el órgano central de la circulación manera en que fueron empleadas por Vico en su Scienza
sanguínea y se usa por extensión para la región del pecho, nuova (1744). Estas palabras están asociadas con la idea
del estómago, designa también la sede de los humores y de de una concepción cíclica de la historia, defendida supues-
los sentimientos, por ejemplo del amor, pero también del co- tamente por el filósofo napolitano en el momento en que
raje (en francés: courage, de cœur), que puede atribuirse en comenzaba a imponerse la concepción lineal de un progre-
otras culturas, sobre todo de la Antigüedad, al hígado, los so indefinido del género humano. Durante mucho tiempo,
pulmones, el hálito (gr. thymós, lat. animus): véase, además la obra de Vico fue conocida en general únicamente bajo
CORSO | 309

esta perspectiva; sin embargo, un análisis meticuloso de los radigmático de Roma, el principio de la libertad,
textos demuestra que resulta muy discutible afirmar que aquel de la democracia, hace que ésta degenere en
en su Scienza nuova Vico se limita a retomar el antiguo te- anarquía y corrupción.
ma de la ciclicidad del tiempo histórico. Esta interpretación Es aquí donde el texto de Vico debe examinarse
superficial, incluso errónea, de lo que Vico llama el corso y con detenimiento. Según él, la providencia divina
el ricorso de las naciones, impide aprehender la profundidad puede aportar tres remedios para este estado de de-
y la originalidad de su pensamiento. sorden en el que se encuentran las ciudades. El pri-
mero es que aparezca un monarca que, como Au-
I. Ni ciclo ni espiral gusto, reúna bajo su poder todas las instituciones y
La palabra corso en italiano deriva del latín cursus las leyes, haga que reinen el orden y la equidad y
(de currere), que designa la acción de correr, la ca- que los pueblos se sientan contentos de su suerte.
rrera, y en sentido figurado, el curso, el camino que El segundo es que los pueblos envilecidos caigan en
sigue una cosa (cursus rerum, cursus vitae). Vico la las manos de pueblos mejores y sean entonces re-
usa en la expresión “corso che fanno le nazioni” (“el ducidos al estado de provincias (ésa fue la suerte de
curso que siguen las naciones” que sirve de título al Grecia cuando fue conquistada por los romanos).
libro IV de Scienza nuova), para designar la evolu- El tercero, el más radical, interviene cuando los dos
ción en el tiempo de las naciones (habla sólo de “na- primeros no hayan podido ser aplicados. En ese mo-
ciones”, que son realidades concretas, y no de “hu- mento la descomposición social provocada por la
manidad”, término abstracto que designa la especie). “barbarie de la reflexión” (barbarie della riflessione)
Este curso, que implica una evolución y un desarro- alcanza su punto máximo y los pueblos vuelven al
llo y cuyo estudio “científico” constituye el principal estado primitivo de la “barbarie de la sensación” (bar-
objeto de la Scienza nuova, es de carácter universal barie del senso) del que salieran hacía tanto tiempo.
y necesario: “Las cosas de las naciones han debido, Un nuevo corso comienza, que Vico llama ricorso,
deben y deberán marchar como son razonadas por que repetirá, no en sus eventos, sino en su estructu-
esta Ciencia, aunque a lo largo de la eternidad nacie- ra temporal, los tres momentos del corso definidos
ran mundos infinitos; lo cual evidentemente es falso con ocasión del estudio de la historia de Grecia y
de hecho” (Scienza nuova § 348). Es lo que Vico lla- Roma. El quinto y último libro de la Scienza nuova,
ma la “historia ideal eterna” (storia ideal’ eterna). La dedicado al “ricorso de las cosas humanas”, ofrece
historia efectiva de las naciones está regulada por entonces un panorama de la historia de las naciones
una ley de sucesión y se descompone en tres “eda- occidentales tomadas en conjunto y consideradas
des”: la de los “dioses”, la de los “héroes” y la de los como una misma y única nación, tras la caída del Im-
“hombres”. En el transcurso de estas edades los se- perio romano. Occidente pasa de una “edad de los
res humanos, partiendo de un estado casi animal, dioses” a una “edad de los héroes” —que coincide
desarrollan los gérmenes de “humanidad” que con lo que llamamos la Edad Media y con lo que
existen en ellos. El último estado es el de “la razón Vico llama “el retorno de los tiempos bárbaros (tem-
completamente desplegada” (ragion tutta spiegata), pi barbari ritornati)”— a una “edad de los hom-
con la aparición y el florecimiento del pensamien- bres” (età degli uomini) que es el mundo moderno.
to abstracto, de la filosofía y de la ciencia. En el pla- Vemos que la palabra corso no significa, como
no político, coincide con la república popular o de- suele creerse, un movimiento de vuelta atrás, de re-
mocracia. gresión, un proceso de involución que haría que las
Podría considerarse que el corso así definido es naciones recorrieran en sentido inverso el camino
el de un progreso constante que desemboca, según que ya habían recorrido y las devolvería así a su
un término utilizado por Vico, en una akmé. Pero punto de partida (entendido de este modo, el ricor-
la historia, con los ejemplos de Grecia y, sobre todo, so sería lo contrario del corso). El regreso al punto
de Roma, aquéllos sobre los que Vico concentró ca- de partida se sitúa al final de un corso y permite a
si exclusivamente su análisis, demuestra que para las otro corso (ri-corso), idéntico en su estructura ge-
naciones es muy difícil —cuando no imposible— neral, iniciar la partida.
mantenerse en aquel estado de perfecta realización Antes de preguntarnos qué visión de la historia
de su humanidad. Como lo atestigua el destino pa- de las naciones se desprende de este análisis, es ne-
310 | CORSO

cesario señalar dos puntos importantes. Por un la- mismo tiempo tiene un valor heurístico: Vico “des-
do, Vico no habla del “ricorso de las cosas humanas” cubre” (el libro 3 de la Scienza nuova se intitula “El
en la primera edición de la Scienza nuova (1725), en descubrimiento del verdadero Homero”) la verda-
la que ya están expuestos los principios de su “cien- dera identidad de Homero; “descubre”, entre la pri-
cia”. Esto indica que para él este asunto no es de in- mera y la última edición de su obra, que la Edad
terés primordial y que se trata allí más bien de una Media no es más que la repetición de los tiempos
confirmación de la validez general de estos princi- “divinos” y “heroicos” de la Antigüedad griega y ro-
pios. Por otro lado, en su obra definitiva nunca usa mana. Una idea no puede ser pluralizada, es única.
las palabras corso y ricorso en plural. Este hecho des- Como vimos, esto supone que todas las naciones
califica la interpretación actual según la cual para que han existido, que existen y que han de existir tu-
Vico la historia ofrecería el espectáculo de una serie vieron, tienen y tendrán una historia conforme, en
de corsi y de ricorsi que se suceden indefinidamente; su movimiento general, al corso esbozado por Vico.
a menos que, para darle a esta sucesión a toda costa En definitiva, y de modo más concreto, Vico no hace
el aspecto de un progreso, se les dé a estos ciclos el más que afirmar que todas las sociedades humanas
aspecto de una espiral, siendo que no encontramos en su aparición y desarrollo descansan sobre valo-
en Vico ni esta imagen ni la idea inducida por ella. res religiosos, morales, jurídicos y políticos, los cua-
La traducción del término corso por “cours” sue- les se encarnan en instituciones, cuyas formas cam-
le imponerse en francés, pero la de ricorso es más bian según un orden temporal inmutable a medida
delicada. “Recours” en francés pertenece al vocabu- que la naturaleza del hombre venido a menos cam-
lario jurídico, y si bien cabe admitir que el ricorso bia y se transforma, “se humaniza”, sin que por ello
vicano tiene efectivamente el sentido de un “llama- desaparezcan definitivamente los efectos de la caí-
miento” que las naciones interpondrían ante el tri- da original.
bunal de la historia, no se refiere, o ya no se refiere ¿Quiere esto decir que al final del corso que pro-
más, a la repetición de una course (“carrera”), de un sigue cada nación necesariamente hay una decaden-
cours (“curso”) (el verbo “recourir”, por su parte, en cia y una disolución final y que la providencia, para
uno de sus sentidos corrientes conserva esta idea, y salvar a los hombres, debe emplear siempre su últi-
se hace “recourir” una carrera que no pudo realizar- mo amparo, que consiste en devolver violentamen-
se correctamente). Michelet traduce ricorso por “re- te las naciones a sus principios, que son también sus
tour” [retorno], pero podemos proponer también inicios, para permitirles recomenzar de nuevo? No
“récurrence” [recurrencia]. estamos del todo seguros. Vico no se detiene sobre
este punto, pero en todo caso, no encontramos en
II. ¿Es inevitable el “ricorso”? ninguna parte de su obra la idea de una necesidad
Si bien la interpretación corriente de la noción de mecánica u orgánica que condenara a las naciones
ricorso en Vico como una simple (y lamentable, se- a una muerte ineluctable y que otras las sucedieran
gún algunos) recuperación del viejo tema cíclico, para seguir el mismo proceso. En el ejemplo roma-
de origen naturalista, de la sucesión de la vida y de no la disolución final es consecuencia del fracaso
la muerte aplicado aquí a las naciones, no es soste- del primer remedio procurado por la providencia,
nible, el texto de la Scienza nuova plantea no obs- a saber, la instauración de una monarquía racional,
tante preguntas que son difíciles de responder. Una y es debido a los propios hombres. ¿Acaso era in-
lectura atenta permite extraer ciertas conclusiones evitable este fracaso? Los tiempos “humanos”, los
razonables. Para Vico, el corso que siguen las nacio- de la razón “completamente desarrollada”, ¿están
nes es una “idea” que se realiza en el tiempo, una siempre condenados a la corrupción y a la muerte?
idea inducida a partir de la observación instruida La pregunta queda abierta y el propio Vico no pro-
de la historia de las diferentes naciones, y cuyo va- vee una respuesta categórica. Cuando al final de la
lor propiamente “científico” reside en que puede ser Scienza nuova habla de la situación de la Europa
deducida de manera axiomática del estudio de la na- moderna, parece creer que “una humanidad [en el
turaleza humana venida a menos como consecuen- sentido de “civilización”] perfecta está repartida
cia del pecado original. Esta idea permite compren- por todas las naciones, ya que varios grandes mo-
der el destino temporal de todas las naciones y al narcas dirigen el mundo de las naciones”. Pero a es-
COSA | 311

te optimismo declarado se contrapone un juicio proceso, objeto del proceso y partes en presencia —cosas
severo de la cultura moderna y, en particular, de la todas que designamos también con causa. Con frecuencia
filosofía de su época, cuyas corrientes dominantes causa va de la mano de ratio, y entonces toma (o recupera,
le parece que retoman las posiciones de aquellos porque algunos usos parecen anteriores, véase A. Ernout y
que, en la Antigüedad, participaron de la corrupción A. Meillet) el sentido de causa como “razón”, “motivo”, “in-
general, predicando un individualismo disolutivo fluencia”, lo que llamamos causa en el sentido causal del
(escépticos, epicúreos, estoicos). A pesar de ello, nun- término (lat. causa, “a causa de”). Por otro lado, causa va a
ca llega a anunciar la catástrofe final, lo que no im- menudo de la mano de res, para designar el “asunto”, los
plica que no la tema. Reitera que el mundo de las “hechos de la causa”. Res, que significa en primer lugar el
naciones no está librado ni al casus ni al fatum. Tal “bien familiar”, la “propiedad”, la “riqueza” (cf. sánscrito re-
como dice en un pasaje de la edición de 1725, la vã’n), luego el “asunto”, el “objeto”, y causa se debilitan y
“ciencia nueva” que pretendió fundar sólo le permi- se contaminan simultáneamente para designar juntas lo
te dar un “diagnóstico” sobre el estado de las nacio- que entendemos por “cosa” (al. Ding y Sache, ing. thing,
nes, llamarlas al orden, aquél de la libertad y de la donde se entiende también el “tribunal”). En cambio, el do-
justicia, en el respeto de los principios fundadores blete griego aition, aitía [αἴτιον, αἰτία], que traduce causa,
de toda sociedad, la religión y la familia. Por lo de- tanto para la causalidad como para el derecho, es, por su
más, las naciones tienen el destino entre sus ma- parte, bastante diferente de pragma [πρ γμα] (de prattein
nos, bajo la mirada de la providencia que desea [πράττειν], “actuar”) y sobre todo de khrema, khrémata
“conservar la raza humana en esta tierra” (§ 1108). [χρ μα, χρήματα] (“aquello que se utiliza”, las “riquezas”),
Alain PONS que son los mejores equivalentes de res.
Decidimos entrar por res en el conjunto de estas redes
Bibliografía principal antiguas y modernas para explorar la polisemia de la pala-
Vico Giambattista, Principi di Scienza nuova d’intorno alla co-
bra al mismo tiempo que su extremada indeterminación:
mune natura della nazioni, Nápoles [1744] ; Opere, 2 vols.,
A. Battistini (ed.), Milan, Mondadori, 1990 véase Res, junto con el recuadro 1 sobre el griego, el re-
——, Principios de una ciencia nueva sobre la naturaleza común cuadro 2 sobre el árabe y el recuadro 3 sobre el conjunto
de las naciones, trad. M. Fuentes Benot, Buenos Aires, Agui- de las etimologías de res o de Ding, que remiten tanto a la
lar, 1960
——, Principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza co-
consistencia objetiva y sólida del ser (ratum) como al pen-
mún de las naciones, introd. de Max H. Fisch; trad. y pról. Jo- samiento y a la representación (lat. res-ratitudo, al. Ding-
sé Carner, 3ª ed., México, fce, 2006. Denken, ing. thing-think).
——, Ciencia nueva, trad. de Rocío de la Villa, Madrid, Tecnos,
1995
——, Principes de la philosophie de l’histoire, traduits de la Scien- I. Cosa, quelque chose, ser, nada
za nuova et précédés d’un discours sur le système et la vie de 1. Sobre la extensión del término cosa, que se aplica a todo
l’auteur par Jules Michelet, J. Renouard, 1827; reproducido lo que es, e incluso a todo lo que no es (en francés se habla
en J. Michelet, Œuvres complètes, t. I, París, Flammarion,
por ejemplo de “quelque chose” d’inexistant [“algo ine-
1971.
——, La Science nouvelle par Vico, traduite par l’auteur de l’Essai xistente”] y sobre todo de “rien” [“nada”], sobre el acusa-
sur la formation du dogme catholique (princesse Christina tivo lat. rem), véase, además de Res/Ens, Esencia, Hay,
Belgiojoso), Charpentier, 1844; prólogo P. Raynaud, París, Nada, Objeto, Realidad, Sachverhalt, Sein; cf. Ser, Ne-
Gallimard, 1993.
gación, Persona, II, 4). Véase también Vorhanden/
——, La science nouvelle [1744], trad. fr. A. Doubine, Nagel,
1953; trad. y prólogo A. Pons, París, Fayard, 2001. Zuhanden para una determinación de la cosa como “sub-
sistente” o “disponible”. Sobre la relación entre “cosa” y
“palabra” véase Signo y Palabra, Verdad; y también Lo-
gos (en part. el recuadro 5, “La ambigüedad del hebreo
davar…”).
cosa 2. Sobre la diferencia entre cosa y persona véase Ani-
mal, Sujet, Yo; cf. Persona, Vida.
I. Cosa: “causa”, “res” 3. Sobre la “cosa en sí” (Ding an sich) véase Erschein-
Las palabras cosa y causa vienen ambas de la misma pala- ung, Gegenstand; cf. Alemán.
bra latina, causa, que atañe al vocabulario jurídico y designa
un asunto donde hay intereses en juego, al mismo tiempo naturaleza, welt
312 | CREENCIA

creencia cultura
La palabra francesa culture, al igual que sus análogas en las
Creencia se deriva del latín credere, “confiar”, “creer, diversas lenguas europeas, viene del latín cultura, que de-
pensar” y, en sentido intransitivo, “tener confianza”, signa la agricultura y la transformación de la naturaleza,
“creer, agregar fe”. De manera que el término es suscep- implicando la relación con los lugares y con los dioses (cole-
tible de reunir dos nociones heterogéneas: la lógica y re significa también “habitar” y “rendir un culto”), y, desde
epistemológica de opinión y asentimiento, y la religiosa, Cicerón, la cultura del espíritu y la formación del individuo.
incluso supersticiosa, de fe. Denota una tensión entre lo natural y el arte o el artificio,
por un lado, y entre lo universal humano y la particularidad
I. Creencia y fe: “Der Glaube” o la singularidad, por el otro.
Ahora bien, precisamente, ambos registros no se dife-
rencian de la misma manera en todas las lenguas. Si el I. “Cultura” (lat.), “Paideia” (gr.), “Bildung” (al.)
español o el francés pueden optar por oponer fe (foi) y La cultura latina, que se refiere a la disposición armoniosa
creencia (croyance), como el inglés faith y belief, el vo- de la naturaleza propone un modelo completamente dife-
cablo alemán der Glaube (“creencia, fe”) no puede por rente del de la paideia (παιδεία) griega, donde se entiende
sí solo marcar la distinción entre el asentimiento lógico el arte prometeico de fabricar un hombre pequeño (pais
y la adhesión a un contenido religioso. De ahí la dificul- [παῖς]), o más bien una pequeña Elena (véase el recuadro
tad de los traductores franceses e ingleses para hacer 1, “Paideia, cultura…”, en Bildung, Traducir, I, y Arte, I).
inteligibles tanto el adagio kantiano “hube de limitar el La Bildung alemana, en su dimensión identitaria, está
saber (Wissen) para dar lugar a la creencia/fe (Glau- pensada en referencia al modelo griego (véase Bildung).
ben)” como el pasaje al problema hegeliano de las rela- El término, excepcionalmente rico y connotado, está liga-
ciones entre “Fe y saber” después de la Ilustración: véa- do a Bild (“imagen”) (véase Bild e Imagen), a Einbildungs-
se Glaube. kraft (“imaginación”) (véase Imaginación), y remite a la
Véase también Fe, Religión, Secularización. “formación” (bilden) y a la “plasticidad” (véase Plastici-
dad, y recuadro 2, “Plástica…”, en Arte).
II. Creencia y asentimiento
1) El término inglés belief, cuyo origen es Glaube, se fue II. “Bildung/kultur/zivilisation” (al.), “Culture/
separando progresivamente de faith (del latín fides, “fe, civilisation” (fr.), “Civiltà” (it.)
confianza, buena fe, protección”) para designar, de Hu- Bildung, que mantiene en la formación individual el momen-
me a Wittgenstein, todo el campo de una “gramática to de la particularidad, se distingue a la vez de Kultur y de
del asentimiento” a partir de la polaridad del sentimien- Zivilisation, en un triplete sin equivalente. En Bildung se
to y del juicio; véase Belief. encontrará la evolución de estos tres términos a partir de
2) Para los grados de asentimiento, y la relación con la Aufklärung (cf. Luz-luces-ilustración).
el objeto o con lo real, véase Doxa, Percepción (en es- Se encontrará también la forma en que la relación fran-
pecial el recuadro 3, “Wahrnehmung…”), Represen- co-alemana está determinada por el sentido y el valor del
tación, Truth-maker, Verdad, Voluntad. Véase francés civilisation frente al alemán Kultur.
también Verneinung; cf. Certitud, Probabilidad, Finalmente, el italiano civiltà expresa a la vez la “civili-
Razón. zación” y la “civilidad”: véase Civiltà.
3) Sobre la creencia en el mundo exterior, en la exis-
tencia del objeto y el “suspenso” que imponen el escep- III. Cultura/culturas
ticismo y la fenomenología, véase Epokhé; cf. Begriff El vocabulario contemporáneo vinculado a la pluralidad de
(recuadro 1, “La captación…”), Griego, Objeto. las culturas y a su disposición se estudia en el inglés con el
término Multiculturalism.
claim, epistemología, matter of fact Sobre la tensión civilización universal/cultura parti-
cular, véase Menschheit (recuadro 1, “La arquitectura
[…] de la humanitas…”); Traducir (recuadro 2, “Trans-
latio studii”); cf. Lenguas y tradiciones, Logos, Narod,
Pueblo.
CULTURA | 313

IV. Las grandes interferencias 3) Sobre la relación cultura/arte, véase Arte, Kitsch,
1) Sobre la relación cultura/naturaleza, véase Arte, Bil- Mímesis (y el recuadro 1, “Paideia…”, en Bildung, para
dung, Genio, Ingenium, Naturaleza, Patria. mímesis rhetoriké [μίμησις ητορική]).
2) Sobre la relación cultura/historia, véase Historia,
Historia universal, Perfectibilidad, Secularización. geisteswissenschaften, religio
D
DAIMON [δαίμων] | griego daimon”, empleado desde Hesíodo, y en su antóni-
mo dys-daimon [δυσ δαίμων], creado por Empédo-
español demonio, demon
cles precisamente para calificar el destino (potmos,
cf. 31 B 9,4 DK).
demonio, y bogocheloviéchestvo, bienestar,
destino, diablo, dios, duende, genio, moral Hesíodo, por su parte, presenta los demonios co-
mo hombres de la edad de oro, convertidos en “pro-
tectores de los mortales” tras su propia desaparición
El “demonio” fue estrechamente asociado al “diablo” en la (Los trabajos y los días, 122-123), uso que persistirá
época cristiana, y adquirió así una connotación sumamen- en el tiempo ya que, tomado al pie de la letra, con-
te negativa. Sin embargo, el daimon [δαίμων] griego es en tribuye a dotar a los demonios de caracteres perso-
un principio axiológicamente indeterminado. Ni bueno ni nales y funcionales, y a situarlos como una categoría
malo en sí, se caracteriza igualmente por su indetermina- de seres intermedios entre hombres y dioses, ju-
ción ontológica. gando un papel providencial para los hombres.
¿Se trata del resultado de una reflexión culta so-
I. Demonio y partición (“dáiomai”) bre el uso adjetivo? Como siempre, Empédocles va
En Homero el término permite designar un theós más lejos aún que Hesíodo y en su poema hoi Ka-
[θεός], un dios, pero de una manera relativamente tharmói, Las Purificaciones, crea un relato cuyo ac-
vaga. Más precisamente, daimon [δαίμων] parece re- tor principal es un demonio exiliado como sus se-
ferir en los usos homéricos tanto a una potencia di- mejantes del dominio de los dioses (31 B 115 DK;
vina de manifestación difusa, como a un dios par- el demonio, designado como sujeto actuante y co-
ticular al que no se identifica con exactitud. nocedor, se expresa en el relato en primera perso-
Sin duda, para precisar mejor la cuestión, es ne- na). La etimología real de daimon incide aquí ple-
cesario partir de la etimología de daimon. Platón namente: el relato demonogónico de Empédocles
había dejado entrever en el daimon un daemon [δα muestra precisamente que el daimon es el resultado
ήμων], es decir, un ser experimentado, capaz, sa- de una separación que él mismo ha elegido respec-
piente (Crátilo, 398b); pero se trata más bien de un to del mundo divino —y que su devenir, iniciado
término proveniente de la familia de dáiomai [δαί por este exilio lejos de los dioses, escandido por las
ομαι], “repartir, partir”, y dais [δαίς], la “parte”. Si- encarnaciones que la necesidad le impone, consiste
guiendo esta etimología, el demonio puede ser com- en pasar de la desgracia del nacimiento y de la in-
prendido como aquel que distribuye las partes e mortalidad (una verdadera dys-daimonía [δυσ δαι
incluso como el efecto de la partición: remite en- μονία]) a la felicidad y a la apoteosis de un deve-
tonces —indeterminación otra vez significativa— nir-divino (31 B 146-147 DK). La consecuencia es
ya sea a la potencia que distribuye las partes, ya sea una mutación: no se trata de devenir eudaimon, si-
a la parte misma que toca a cada uno, de ahí, en am- no más bien mákar [μάκαρ] al igual que los dioses,
bos casos, una estrecha relación con la idea de des- es decir, bienaventurados. Al individualizar de esta
tino (heimarmene [εἱμαρμένη]; potmos [πότμος]). Y manera el demonio, Empédocles inicia, si no es que
si Homero no refleja esta etimología en sus usos de acompaña, una evolución profunda en el uso del
daimon, se encuentra su huella claramente, en cam- término, que hace que éste signifique una suerte de
bio, en el adjetivo compuesto eu-daimon [ε δαί principio personal, ligado al hombre individual, sin
μων], “dichoso, feliz”, literalmente “que tiene buen no obstante confundirse con él.
DAIMON | 315

II. Platón: interpretar al intermediario sino también la enigmática fórmula de Heráclito,


Es posible considerar que los ulteriores desplaza- glosada con frecuencia por la tradición: “El carác-
mientos semánticos del término que se dan en la ter es para el hombre su demonio” (ethos anthropo
reflexión filosófica están determinados por aque- daimon [ θος ἀνθρώπ δαίμων], B 119 DK; véase
llos usos homéricos, hesiódicos y empedocleanos. Moral, I, RECUADRO 1), por no mencionar el famo-
De hecho, Platón recapitula sobre casi todos ellos, y so “demonio de Sócrates”.
proporciona en el Banquete el texto filosófico de re- • VÉASE EL RECUADRO 1
ferencia que alimentará y orientará todas las espe- En todo caso, los usos platónicos revelan hasta
culaciones demonológicas ulteriores. El demonio o qué punto el término da lugar a un amplio juego
demon, del cual Eros es prototipo, es, en efecto, apre- interpretativo.
hendido como un intermediario (metaxý [μεταξύ])
entre los hombres y los dioses, que les permite en- III. Demonologías: del principio de trascendencia
trar en comunicación (202d). En otros textos, Pla- a los ángeles caídos
tón también pone en escena demonios guardianes Toda la tradición ulterior, hasta la época del Imperio
(Leyes, 713d, para la edad de oro pasada), por no romano, especulará abundantemente sobre la na-
decir justicieros, de suerte que avala la idea general turaleza de los demonios, encontrando inspiración
de que un demon personal está vinculado a cada al- en los sentidos que acabamos de enumerar, combi-
ma, determinando su vida en la Tierra (República, nándolos o seleccionándolos para fundar una ver-
X, 617e) y post mortem (Fedón, 107d-108c). Pero dadera demonología. De esta manera, diversos tex-
en el Timeo es el nous del hombre, su intelecto, el tos medio y neoplatónicos, pero del mismo modo
que se designa como un demon que habita en él textos estoicos, herméticos y gnósticos, testimonian
(90a) (traducido como “el dios que habita en él” en reflexiones alimentadas por seres demoniacos, cla-
la edición de Gredos y como “el demonio que habi- sificados en tipos: demonios personales o no, sim-
ta en él” en la versión de Colihue). Esta metaforiza- ples o dobles, guardianes, vengadores, buenos o ma-
ción del término y esta aproximación del daimon y los, etcétera. Se interroga sobre su naturaleza y su
del hombre nos recuerdan no sólo a Empédocles, capacidad de acción, sobre su localización, también

Recuadro 1 › El demonio de Sócrates


De acuerdo con el testimonio de Platón nion [θεῖόν τι κα δαιμόνιον], “una cierta la marca de un elegido? Sócrates no infirma
(más preciso que el de Jenofonte), el demo- [voz] divina y demoníaca”, 31c), sin que no ni confirma que existan otros que puedan
nio de Sócrates aparece la mayoría de las obstante (al menos según Platón) eso “de- ser beneficiados por tales signos divinos,
veces designado por el adjetivo sustantiva- moníaco” sea considerado jamás como un pero compara, sin identificarlas, esta comu-
do to daimonion [τ δαιμόνιον]: se trataría, ser demoníaco. Así pues, “Signo demonía- nicación demoníaca con una suerte de mán-
según palabras de Sócrates, de “lo demo- co” significa para Sócrates: signo enviado tica, un arte en sí mismo excepcional al cual,
níaco” que se manifiesta en él; sin embargo, por el dios, y por ello de naturaleza demo- por lo demás, no le niega realidad (Apolo-
en rigor, la expresión completa es “signo níaca. Por otra parte, aquello “demoníaco” gía, 33c). Por esta razón, el demonio socrá-
demoníaco” (to daimonion semeion [τ δαι no se manifiesta más que de manera nega- tico no debe reducirse a la simple figuración
μόνιον σημεῖον], cf. especialmente Repú- tiva y no hace sino disuadir a Sócrates de de la conciencia interior —interpretación ra-
blica, 496c, y Eutidemo, 272e). Estas deno- hacer tal o cual cosa, sin incitarlo nunca po- cionalista sumamente reductiva. El fenóme-
minaciones sugieren que Sócrates percibe sitivamente (Apología, 31d). El signo demo- no demoníaco indica la adhesión de Sócrates
ese signo interior como una intervención níaco de Sócrates sería así la forma mínima a un principio divino, a falta de una creen-
directa de la cual parece no poder precisar del demonio personal cuya emergencia he- cia profunda en los dioses tradicionales. La
la naturaleza exacta (a excepción de que mos notado a partir de Empédocles (inclu- verdad es, para Sócrates, posesión exclusiva
constata que ese signo se manifiesta en él so de Heráclito), y sobre la cual Platón no de los dioses —lo demoníaco lo ayuda a cap-
como una “voz”, cf. Apología, 31d). dejará de reflexionar; en efecto, ese signo tar sus fragmentos, que valen para él y lo re-
“Demoníaco” significa ni más ni menos que excede a Sócrates es al mismo tiempo afirman en su “misión” divina, aquella que
que la manifestación de alguna cosa que lo lo más íntimo y propio que tiene: se dirige anunciaba el oráculo de Delfos (cf. Apolo-
excede, vinculada a lo divino, a una forma a él y sólo a él. Se trata de un signo enviado gía, 21a-b).
de transcendencia (la primera vez en la por el dios, en una relación personal con
Apología Sócrates evoca theion ti kai daimo- ese individuo que es Sócrates. ¿Es aquello
316 | DAIMON

sobre su capacidad de transformarse —una cierta órdenes del primero entre ellos, el príncipe del mal,
plasticidad es, en efecto, la capacidad reconocida a Satán, el diablo (diábolos [διά ολος], el “calumnia-
esos dioses que son menos que dioses. Una visión dor” en griego clásico, tomado en sentido radical,
clásica desde esta perspectiva, heredera de las espe- correspondiendo a Satán [σατ ν] en hebreo, del cual
culaciones de la Antigua Academia (Epínomis, Es- en definitiva es la traducción). La polémica anti-
peusipo, Jenócrates), es la de Plutarco quien define pagana conduce lógicamente a presentar los dioses
los demonios como seres divinos sujetos a las pasio- paganos mismos como demonios; el argumento de
nes, si bien no tienen cuerpo (cf. La desaparición de Plutarco contra la mitología es, así, amplificado y
los oráculos, 416C), posición que le permite separar generalizado. Con esta proximidad entre el daimon
a los verdaderos dioses de los relatos mitológicos y los diábolos-Satán en la doctrina cristiana, el tér-
que presuntamente representaban demonios. Al mino sufre una inflexión decisiva y prácticamente
mismo tiempo, Plutarco admite que los demonios definitiva. Remitiendo en un comienzo a una ma-
se manifiestan bajo formas muy diversas; situados nifestación divina, daimon designó posteriormente
en la luna, se ordenan en la jerarquía de los seres un ser mediador semidivino y un principio indivi-
entre los dioses y las almas de hombres y animales; dual para el hombre, antes de nombrar seres malé-
pero en definitiva, los demonios representan para ficos, hostiles a Dios y al hombre —y con ello, una
Plutarco un grado superior de purificación de las inversión semántica prácticamente completa.
almas. Hasta el siglo II de nuestra era, el sentido de Jean-François BALAUDÉ
daimon se vuelve inestable, de tal manera que se
asiste a una proliferación de tipos de demonios, fa- Bibliografía principal
Balaudé Jean-François, Le Démon et la communauté des vivants.
vorecida por una desenfrenada hermenéutica de tex- Étude des interprétations antiques des Catharmes d’Em-
tos poéticos, filosóficos y de tradiciones religiosas pédocle, tesis defendida en la Universidad de Lille-III en 1992.
(estigmatizadas sin embargo por los epicúreos). Chantraine Pierre, “La notion du divin depuis Homère jusqu’à
Asimismo, hay que remarcar la existencia de to- Platon”, en Entretiens de la Fondation Hardt, 1, Vandœuvres-
Ginebra, 1954.
da otra vía de interpretación propuesta por Plotino Détienne Marcel, De la pensée religieuse à la pensée philosophi-
en el siglo III, filosóficamente fuerte, pero que espi- que. La notion de “daïmon” dans le pythagorisme ancien, Pa-
ritualiza demasiado el principio demoniaco hasta rís, Les Belles Lettres, 1963.
llegar a modificar de manera permanente el uso del François Gilbert, Le polythéisme et l’emploi au singulier des
mots Theos et daimôn dans la littérature grecque d’Homère à
término: en efecto, Plotino no ve en el demonio otra Platon, París, Les Belles Lettres, 1957.
cosa que el nombre de un principio de trascenden- Gernet Louis y André Boulanger, Le Génie grec dans la reli-
cia para el ser al cual está vinculado (cf. Enéadas, gion, París, La Renaissance du Livre, 1932, reed. Albin Mi-
chel, 1969.
III, 4 [15]). Mediante esta comprensión, Plotino
Hesíodo, Trabajos y días, trad. esp. A. Pérez Jiménez y A. Mar-
integra a la vez la idea de destino y la de identidad tínez Díaz, en Teogonía, Madrid, Editorial Gredos, 2006.
personal, al mismo tiempo que supera la antinomia Platón, Apología de Sócrates, trad., ensayo preliminar y notas
entre ellas: el daimon somos nosotros mismos en C. Eggers Lan, Buenos Aires, Eudeba, 1998.
——, Crátilo, trad., introd. y notas C. Mársico, Buenos Aires, Lo-
tanto que somos nuestro destino y que somos ca- sada, 2006.
paces de trascenderlo. ——, Leyes (Libros I-VI), en Diálogos, VIII, trad. y notas F. Lisi,
Esta vía de espiritualización de la noción de dai- Madrid, Editorial Gredos, 1999.
mon de hecho encontró más bien relevo en la no- ——, Fedón, en Diálogos, III, trad. C. García Gual, Madrid, Edito-
rial Gredos, 2000.
ción de genio, es decir, por la vía de la traducción se ——, República, en Diálogos, IV, int., trad. y notas C. Eggers Lan,
lo hizo corresponder al latín genius (término latino Madrid, Editorial Gredos, 2000.
que evolucionó más claramente del sentido de “ser ——, Timeo, en Diálogos, VI, trad. F. Lisi, Madrid, Editorial Gre-
demoniaco” al de principio personal). En tanto que dos, 1996; trad. Conrado Eggers Lan, Buenos Aires, Colihue,
2005.
el término daimon (tomado literalmente, simple- Plotino, Enéadas, III-IV, trad. J. Igal, Madrid, Editorial Gredos,
mente transliterado en latín: daemon) adquirió con 1985.
los Padres de la Iglesia, en los prolegómenos del Nue- Plutarco, La desaparición de los oráculos, en Obras morales y
vo Testamento, un sentido negativo para designar de costumbres (Moralia), VI, trad. J. A. Fernández Delgado,
Madrid, Editorial Gredos, 1995.
seres poderosos y malignos: en la doctrina cristiana, ——, De genio Socratis / Le Démon de Socrate, en Œuvres mora-
los demonios son ángeles caídos que obedecen las les, t. VIII, ed. y trad. J. Hani, París, Les Belles Lettres, 1980.
DASEIN | 317

Soury Guy, La démonologie de Plutarque, París, Les Belles Let- dando la bienvenida a otra región de sentido por
tres, 1942. completo distinta a la del vocablo metafísico de
Bibliografía de consulta existentia. Por lo tanto, en primer lugar, conviene
Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologique de la langue cuestionar esta historia.
grecque, nuev. ed. actualizada con un “Supplément au dic- Como sustantivo, Dasein sólo aparece bastante
tionnaire”, París, Klincksieck, 1999.
tardíamente en la lengua alemana: solamente en el
DK: Diels Hermann y Walther Kranz, Die Fragmente der Vorso-
kratiker, 3 vols., Berlín, Weidmann, 6a. ed. 1951; vol. 3, in- siglo XVIII el verbo dasein (estar presente, vorhan-
dex, 1952. den) se encuentra sustantivado, lejos de ser un ter-
minus technicus, es inquietante sólo por su extrema
simplicidad, comparable con el “ya está” en espa-
ñol. Conviene distinguir las siguientes acepciones:
la modal (Kant), la empática (Goethe, Schiller, Ja-
DASEIN / EXISTENZ | alemán cobi, Hamann, Herder), la pasiva (Fichte), la extá-
tica (Schelling) y, finalmente, la ontológica o exis-
español existencia, esencia
tencial (Heidegger), cuya presencia se advierte en
francés existence, réalité-humaine, être-là/existence;
temps, durée d’une existence; présence, vie, être este término.
inglés life [Kampf ums Dasein = struggle for life]
italiano essere-ci, esserci, adessere I. “Dasein”, “Wirklichkeit”, “Existenz”: Kant
latín existentia En su opúsculo de 1763 titulado Der einzig mögli-
esencia, vida, y acto, aión, alma, destino,
che Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins
ereignis, erleben, es gibt, ser, yo, presente, Gottes [El único argumento posible para una demos-
realidad, sujet, vorhanden tración de la existencia de Dios], Kant, a partir de la
locución Dasein Gottes, traduce la expresión latina
El término Dasein, entendido en su acepción contemporá- existentia Dei, traducción que Hegel retomará en
nea (heideggeriana), se ha vuelto un paradigma de lo in- sus Lecciones de 1829, Über die Beweise vom Dasein
traducible. Se trata de un término corriente, pero que Hei- Gottes [Las pruebas de la existencia de Dios]. En su
degger transforma por así decir en neologismo (como Crítica de la razón pura, esta acepción de Dasein se
también sucede en la pluma de este autor con términos ta- encontrará en la tabla de las categorías a título de se-
les como Bestand, Machenschaft, Gestell, Ereignis, etc.). In- gunda categoría de la modalidad: al tratarse de una
cluso llega a proponer contra el uso común una pronun- categoría dinámica, Dasein se opone a Nichtsein
ciación alternativa para este término, Dasein, con acento (no-ser), y se intercala entre lo posible y lo necesa-
tónico en la segunda sílaba, sein [ser]. Cuando Heidegger rio. El segundo de los postulados del pensamiento
reintroduce un sentido nuevo en Dasein para hacerle signi- empírico en general llamará wirklich a aquello que
ficar, en Sein und Zeit, el ente que en su ser le va este su ser se ajusta a las condiciones materiales de la experien-
(trad. esp. de Gaos) o le va en su ser este mismo ser (trad. cia. El Dasein es pues eso que es (el ser [ente], la na-
esp. de Rivera), el término ya está cargado de historia y de turaleza) como wirklich. Es lo real en tanto que está
diversos sentidos: tiempo, duración de una existencia, pre- “posicionado” de manera distinta a lo posible, pero
sencia, pero también vida, ser, existencia, ser-ahí. Todos es- sin “contener” nada más que lo posible: “Sein ist
tos sentidos se cruzan en el curso de una historia agitada, offenbar kein reales Prädikat [Ser no es evidentemen-
de Kant a Schelling especialmente, pasando por Goethe, te un predicado real]” (Kritik der reinen Vernunft, A
Schiller y Fichte. Encuentran, sin embargo, un punto común 598/B 626, trad. esp., p. 549). Kant no parece haber
en las relaciones complejas de Dasein con su seudodoble distinguido Dasein y Existenz. En el artículo “Da-
Existenz, proveniente directamente de la existentia latina. sein”, el Kant-Lexikon de R. Eisler reenvía a Existenz,
Sein, Wirklichkeit, Natur, etcétera.
La resistencia que ofrece el término Dasein a toda Se sabe que el ens realissimum en el opúsculo de
traducción aparece en el siglo XX como una especie 1763 se empleaba para probar el Dasein al que en
de contragolpe de la germanización del latín exis- 1781 se le asigna el estatus de un simple ideal de la
tentia en Dasein, como si Dasein no se hubiera re- razón pura. La paradoja inherente al empleo kan-
cuperado en el fondo de este forcejeo, y continuara tiano de Dasein como sustituto germánico de la
318 | DASEIN

existentia consiste en que la dimensión extática de —ex-sistere—, Kant es quien afirma a la vez que
la noción de existencia (en el sentido de una salida hay un Dios y que Dios, estrictamente hablando,
hacia un afuera) se vio subvertida, volteada. El Da- no ex-siste, o no tiene otro ser que el de ser un sim-
sein Gottes, o el “hay” de Dios (Es ist ein Gott, “hay ple ideal de la razón pura, ficción racional necesa-
un Dios”, escribe Kant, en caracteres gruesos, desde ria para el despliegue de la razón práctica. Si Des-
el comienzo del prefacio al opúsculo de 1763: AK, cartes podía definir la existentia como rem eandem,
t. 2, p. 65 —cf. Wolff, Deutsche Metaphysik, §946: prout est extra intellectum (“[… por esencia enten-
Dass ein Gott ist [que hay/existe un Dios]) será com- demos la cosa en la medida en que se halla objeti-
prendido en efecto por la filosofía crítica de la madu- vamente en el intelecto, por existencia], esta misma
rez como inherente a la razón ético-práctica, “pero cosa en cuanto que está fuera del intelecto”, carta a
no como un ser fuera del hombre”. El Nachlass de *** de 1645 o 1646, AT, t. IV, p. 350), se comprende
Kant sobre ese punto será muy explícito (AK, t. 21, lo que puede tener de aberrante la traducción de la
pp. 144-145): “Gott muss nicht als Substanz ausser existentia por Dasein cuando a este último término
mir vorgestellt werden […] Gott ist nicht ein Wesen le es requerido expresar una in-existencia, un ser
ausser mir sondern bloss ein Gedanke in mir (Dios no ideal in mir (en mí).
debe ser representado como sustancia fuera de mí • VÉASE EL RECUADRO 1
[…] Dios no es un ser fuera de mí, sino meramen- Así pues, el vocablo latino existentia tiene ya todo
te un pensamiento en mí)”. Si existir significa “tener un pasado bastante agitado. Si no lo tuviésemos en
un ser, o una sustancia fuera de mi pensamiento” cuenta, no podríamos verdaderamente compren-

Recuadro 1 › Nota sobre el latín “ex(s)istentia” y el francés “existence”


Más allá de la traducción problemática del Ignorado por el latín clásico, el sustantivo de los términos. Esta violencia está ligada a
latín existentia por el alemán Dasein, se en- existentia parece haber surgido sólo en el si- la dificultad de aclimatar en lengua latina, y
cuentra una dificultad en a) la plasticidad glo iv de nuestra era, con Mario Victorino, de adaptar a los dogmas cristianos, el vo-
del latín existentia y b) la diferencia entre el traductor al latín, antes de su conversión al cabulario de la ontología griega platónica y
latín existere (sc. exsistere) y el francés exis- cristianismo, de las Enéadas de Plotino, y con neoplatónica. Desde un punto de vista es-
ter (esp. existir). Dentro de los mismos lími- Cándido el Arriano, quien emplea igualmen- trictamente lexicográfico, Cándido el Arria-
tes de la latinidad, entre las épocas clásica, te (De generatione divina I; PL 8, 1013C) los no y Mario Victorino son precursores del vo-
patrística y escolástica, muchas superposi- derivados existentitas (“existencidad”) y cabulario de la existencialidad, en alemán
ciones hacen que las fronteras sean bastan- existentialitas (“existencialidad”). Según Existenzialität, en el siglo xx.
te imprecisas, y tanto más instructivas las Mario Victorino (Adversus Arium I, 30, De manera general, “ex-sistere significa
incursiones de un sentido al otro”. 1062C, 18 ss.), “los sabios y los antiguos” […] menos el hecho mismo de ser que su
han distinguido muy bien exsistentia y subs- relación con algún origen”, y por eso los es-
a) En latín clásico, el verbo exsisto (com- tantia, definiendo exsistentiam y exsistentia- colásticos entendieron originalmente por
puesto de ex y de sisto, proveniente este úl- litatem (“existencia y existencialidad”) co- existere: ex alio sistere, a saber “llegar al ser,
timo de stare, “mantenerse de pie”) no mo: “praeexistentem subsistentiam sine en virtud de un origen que no sea el suyo”,
quiere decir “existir”, sino “dirigirse fuera accidentibus… [subsistencia preexistente, gracias a una separación vinculada a una
de, surgir, levantarse” y, por extensión, “apa- sin accidentes…]”, aunque, según la acep- procedencia que se verá ulteriormente in-
recer, mostrarse”. Así en Cicerón, “timeo ne ción usual de los términos (“in usu accipien- terpretada como causa, fr. cause, al. Ursa-
existam crudelior” (Cartas a Aticus, X, 11, tes”), exsistentia y substantia no difieran y che (cf. É. Gilson, L’Être et l’essence, p. 16).
3) = “temo mostrarme demasiado severo”, esté “permitido emplear de manera equiva- En un texto clásico (De Trinitate, IV, 12),
“existunt in animis varietates” (De officiis, I, lente existencia, sustancia o ser [sive existen- Ricardo de San Víctor subraya con fuerza lo
107) = “se muestra cierta diversidad entre tiam, sive substantiam, sive quod es esse]”. que se dice por exsistere:
las almas espíritus” o, en Lucrecio, “existere Contra toda expectativa, la existencialidad
[…] subintelligitur non solum quod ha-
vermes / stercore” (II, 870-871), “los gusa- hace alusión a una subsistencia pre-existen-
beat esse, sed etiam aliunde, hoc est ex
nos salen (surgen) del estiércol”. Incluso el te: es anterior a la subsistencia de la sustan- aliquo habeat esse […] Quid est enim
joven Descartes evocará este sentido clási- cia provista de todos sus accidentes. existere nisi ex aliquo sistere…?
co en sus Cogitationes privatae (AT, t.10, p. Aquí se percibe bien la violencia ejercida
[(…) se entiende [algo que] no solamen-
213): “hoc mundi theatrum […], in quo deliberada y explícitamente por el vocabu- te tiene el ser, sino que además lo tiene
hactenus spectator exstiti [este teatro del lario técnico de la exsistentia y de la exsis- de otro, a saber que tiene el ser de algún
mundo en el cual yo sólo he aparecido has- tentialitas, en el marco de las controversias [otro] (…) ¿Qué es en efecto exsistere, si
ta ahora como espectador]”. trinitarias, en contra de la acepción usual no sostenerse a partir de algún otro…?]
DASEIN | 319

La pregunta por la existentia sufre entonces prender “Omne possibile EXISTITURIRE” co- b) Sean cuales fueren las diversas acepcio-
un desplazamiento hacia la pregunta por la mo significando que “todo posible es un nes del latín existentia, hay que notar final-
causa, y es de esta tradición de la cual —via existente futuro” (adaptación de la trad. fr. mente la escisión mantenida, si bien sensi-
Suárez, Leibniz y Wolff— la Crítica de la ra- M. Fichant), dado que el autor del De liber- ble y delicada, entre existentia y el francés
zón pura de Kant será la heredera: la dimen- tate afirma haber considerado en otro lu- existence. La dificultad inherente a la resti-
sión “privilegiada” que torna la existencia gar “los posibles que no son, no serán y no tución de la palabra latina por el francés exis-
humana (en cuanto que disposición a la han sido”. El sentido es más bien que todo tence ha sido subrayada por Scipion Du-
“personalidad”) libre, como ratio essendi de posible es “futurible”, admisible, promovible, pleix en su Métaphysique de 1617.
la ley moral, efectivamente, sólo será abor- o susceptible de ser llevado a la realidad,
dada bajo el tema de la causalidad (Dialéc- salvo en el caso de un (inter)-impedimento […] il faut observer qu’en nostre langue
tica trascendental, Tercera antinomia) —y con otros composibles. Leibniz no dice que Françoise nous n’avons point de terme qui
responde energiquement au Latin exis-
de aquí también la centralidad de la causa- todo posible existe por futurición, sino vir-
tentia, qui signifie la nüe entité, le simple
lidad en el debate entre Kant y Hume. tualmente, pero que lo no-real realizable et nud estre des choses sans considerer au-
Para Suárez, en efecto, ex-sistere es ex- puede —y quiere— también presentarse co- cun ordre ou rang qu’elles tiennent entre
tra causas sistere, “quedarse al margen de mo lo realizable, o lo “existenciable”, a sa- les autres.
las causas”, incluso “colocarse al margen de ber de lo “existencificable”. Comentando […] hay que observar que en nuestra
causa”, como lo establecen las Disputatio- este hapax leibniziano, Heidegger escribe: lengua francesa no tenemos término que
nes metaphysicae: “La existencia misma tiene una esencia tal responda vigorosamente al latín existen-
que provoca el querer de sí misma” (Nietz- tia, que significa la mera entidad, el sim-
[…] existentia nihil aliud est quam illud sche, II, p. 447; Nietzsche, trad. esp. J. L. Vel- ple y mero ser de las cosas, sin considerar
esse, quo formaliter et immediate entitas mal, p. 880). Asimismo, conviene relacio- ningún orden o rango que ellas mantie-
aliqua constituitur extra causas suas… nar el destino reservado por Leibniz para el nen en relación con otras.
vocablo existere, en su meditación del esta- Libro II, cap. 3, V.
[(…) la existencia no es sino el ser en vir-
tud del cual cierta entidad es constituida tus de lo posible con la formación del futu-
Bibliografía
formal e inmediatamente, al margen de ro en griego clásico, que ha surgido de un Cicerón, Cartas a Ático, Cartas II, trad. M. Ro-
sus causas…] antiguo presente desiderativo e incluye, a dríguez-Pantoja, Madrid, Gredos, 2008.
Disp. XXXI, 4, 6. diferencia del latín, un auténtico infinitivo Dupleix Scipion, Métaphysique [1617], París,
futuro (cf. A. Meillet, Aperçu d’une histoire reed. Fayard, 1992.
Igualmente, para Eustaquio de San Pablo de la langue grecque, p. 38). Eustaquio de San Pablo, Summa Philoso-
(Summa philosophiae, IV, 37), “existe” (exis- Con una radicalización inaudita de lo que phiae, París, 1609, 2a. ed. 1626.
tit) “la cosa [que] se dice ser en acto o al había quedado como en estado de incuba- Gilson Etienne, “Existentia”, L’être et l’essence
margen de sus causas (res [quae] dicitur ción durante el periodo medieval, Leibniz [1948], Apéndice III, París, Vrin, 2a. ed.
esse actu sive extra suas causas)” y “sólo co- 1972, pp. 344-349; El ser y la esencia, trad.
habría así llevado hasta sus últimas conse-
mienza a existir cuando avanza hacia fuera, L. de Sesma, Buenos Aires, Ediciones Des-
cuencias la saturación del vocabulario de la clée, 1965.
en virtud de sus causas ([res] incipit existere existencia por el de la eficiencia, conforme ——, Index scolastico-cartésien, París, Vrin, re-
cum virtute causarum foras prodit)”. Existir a su interpretación de la sustancia como “un ed. 1979, núm. 189.
es salir del propio recoveco, el de la causa Ser capaz de acción” (Principios de la natu- Heidegger Martin, Nietzsche, trad. esp. J. L.
que expulsa, es emanciparse de las propias raleza y de la gracia, art. 1), en el vocabula- Vermal, Barcelona, Ariel, 2013.
causas, pero, por ello mismo, también con- rio de la causalidad y del principio de razón Leibniz Gottfried Wilhelm, Monadología. Prin-
firmar el poder tutelar de la causa. Bajo el —ratio seu causa. cipios de la naturaleza y de la gracia, trad.
fuego de la actualidad se va a jugar la suer- De Cándido el Arriano y Mario Victorino M. García Morente, Madrid, Facultad de Fi-
te de la existentia, repensada a la luz de las losofía de la Universidad Complutense,
a Suárez y Leibniz, pasando especialmente
dos parejas causa / effectus y potentia / ac- 1994.
por Ricardo de San Víctor, la latinidad filo- Leibniz Gottfried Wilhelm, Ensayos de Teodi-
tus (causa/efecto; potencia/acto), como es sofante habría sabido descubrir una apues- cea, trad. Romerales Espinosa (ed. bilin-
el caso en Wolff, para quien existentia es ta especulativa decisiva en el léxico de ex güe), Madrid, Abada Editores, 2015.
igual a actualitas (Philosophia prima sive On- (s)istentia, al punto tal de agotar el campo Marius Victorinus Caius, Adversus Arium, en
tologia, § 174). de sus variaciones léxicas. De la existentia Traités théologiques sur la Trinité, 2 vols.,
Es finalmente Leibniz quien enriqueció suareziana extra-causal a la existentificación ed. P. Henry, trad. P. Hadot, París, Cerf,
el vocabulario latino de existere, aunque ya leibziniana, o reinterpretación de la existen- Sources Chrétiennes núms. 68-69, 1960.
rico, lo hemos visto, por los derivados de cia a partir de la eficiencia, a la interrogación Ricardo San Víctor, La trinidad, ed. bilingüe,
existentia, existentitas y existentialitas, re- trad. E. Otero Pereira, Salamanca, Sígue-
kantiana sobre la Kausalität der Ursache,
curriendo, en sus 24 tesis metafísicas, y en me, 2015.
“causalidad de la causa” (Kritik der reinen Suárez Francisco, Disputaciones metafísicas,
un latín digno de Hermolao Barbaro (cf. Vernunft, B 561) se ha jugado, en una se- 7 vols., ed. y trad. Sergio Rábade Romeo, S.
Teodicea, art. 87), al participio presente del creta genealogía, la historia de los proble- Caballero Sánchez y A. Puigcerver Zanón,
factitivo de existere que es existenctificans mas que recogerá la filosofía crítica, para Madrid, Gredos, 1960.
/ “existentificante”, así como al desiderati- legarlas al idealismo alemán.
vo existiturire. Sin duda, no se puede com-
320 | DASEIN

der el término cuando Kant lo recoge y lo germani- pensador”. El sentimiento de existir/Gefühl des Da-
za en Dasein, ateniéndose a la equivalencia wolffia- seins, lo que el Quinto Paseo de las Ensoñaciones de
na existentia-actualitas e identificando el Dasein con Rousseau llamaba “el sentimiento de la existencia
lo que es wirklich, “real” o “efectivo”. La pregunta de despojado de cualquier otro afecto”, parece haber
la existentia Dei se reducía en Wolff a la puesta en constituido la clave de una nueva sensibilidad que
evidencia de un selbständiges Wesen, “ser autóno- hizo época (Tieck, Moritz, Jean-Paul [Richter], No-
mo”, o “sosteniéndose por sí mismo”, para el cual valis. Sobre este punto, cf. X. Tilliette, L’Intuition
conviene el nombre de “Dios”, a favor de la articu- intellectuelle de Kant à Hegel, pp. 60 y 92).
lación entre stare, sistere, y stehen, Stand, ständig
(Deutsche Metaphysik, § 929). Sin embargo, la obra III. “Daseyn”, “Daseyen”, “Da-Sein”: Fichte y Hegel
alemana de Wolff sigue siendo muy latina en su con- Un pasaje muy poco señalado de La exhortación a
ceptualización. A las generaciones posteriores a la de la vida bienaventurada de Fichte, obra de 1806 (IV
Wolff y de Kant les corresponderá la tarea encon- Lección, Fichtes Werke, t. 5, p. 451), otorga un des-
trar de una manera diferente, bajo la corteza de una tino notable al término Daseyn (según su antigua
conceptualización prestada, una savia vivaz. grafía):

II. “Dasein”, la reconquista del verbo: Inwiefern das göttliche Daseyn unmittelbar sein le-
de Goethe a Jacobi bendiges und kräftiges Daseyen ist — Daseyen sage
De Goethe a Jacobi, incluso hasta Nietzsche (cf., por ich, gleichsam einen Akt des Daseins bezeichnend…
ejemplo, La ciencia jovial (La gaya scienza), IV, § [En la medida en que el existente divino es inme-
341: “die ewige Sanduhr des Daseins” [el eterno re- diatamente su propio existenciante vivo y vigoroso
loj de arena de la existencia]), Dasein va a tomar una —digo bien existenciante, designando con ello, por
vía diferente a la de un terminus technicus. Esto ex- así decirlo, un acto del existente…]
plica su empleo en Goethe, indisociable de una ad- [Las cursivas son nuestras].
miración ante la presencia misma de las cosas, el
simple hecho de su venida al ser. Goethe parece re- Fichte distinguió claramente Daseyn y Daseyen. Es-
anudar con un sentido prefilosófico, o al menos pre- te último lo entiende como “un acto del Daseyn”, un
técnico, el Dasein como vida, ser, existencia, puro puro actuar, una “actuosidad”. Podemos admirar
milagro de la presencia de las cosas ofrecidas a la aquí tanto un sentido muy seguro de la lengua ale-
mirada humana. Es la oportunidad, siempre única mana, en la preocupación neologizante que tiene
y singular, de poder decir “¡yo era/estaba ahí!” (Ich Fichte por despertar, conforme al espíritu de su fi-
war dabei), como en la famosa declaración de Goe- losofía, el carácter verbal, incluso tético, del Dasein,
the después de la batalla de Valmy. Dasein se torna como también la extraña sobrepuja en la sustanti-
dabei sein, como si la verbalidad del verbo dasein vación (o desverbalización) que la secuencia repre-
fuera reconquistada a partir de su fijación concep- senta del siguiente modo: daseyn – Daseyn – Dase-
tual en Dasein. yen. El Daseyen fichtiano no “se encuentra” “ahí”,
En cuanto a Jacobi, él retoma el sentido enfático en el sentido de la equivalencia presente en Fichte
de Dasein especialmente en una expresión típica, in- entre Seyn y Vorhandenseyn, él “se pone ahí”. De es-
cluso emblemática, de su proyecto: Dasein enthül- ta forma, Fichte es, sin duda, el primer filósofo de
len, “develar el Dasein”. De esta forma, el término lengua alemana que vio en la palabra Dasein una
Dasein podrá servir de estandarte a una Schwärme- apuesta filosófica. Si Dasein fue en Kant un término
rei [entusiasmo/exaltación] (según Schelling) anti- filosófico clásico pero profundamente no alemán,
filosófica, en el marco de la querella del panteísmo. en Goethe un término muy alemán pero no filosó-
Un pasaje de la obra de Jacobi Carta a M. Mendels- fico, sólo con Fichte se convierte en un término de
sohn sobre la doctrina de Spinoza, copiado por Höl- la “filosofía alemana clásica” (cf. sobre la problema-
derlin (en Grosse Stuttgarter Ausgabe, t. 4. vol 1, p. tización de estas oposiciones: B. Bourgeois, La phi-
210) y por Schelling (cf. prefacio del Vom Ich), hace losophie allemande classique).
efectivamente del develamiento y de la revelación En cuanto a Hegel, este autor comprenderá so-
del Dasein “el mérito más grande que se le ofrece al bre todo en Dasein el da del Sein, una figura de in-
DASEIN | 321

mediatez: cf. Ciencia de la lógica, Libro I, sección I, existente] /ἐξίσταμαι/ existo/ἐξιστάμενον— “ein au-
capítulo II, A, I. Hegel entiende Dasein como el Sein ßer sich gesetztes… Seyendes [un siendo puesto fue-
que siempre es da, en una “certeza sensible” que só- ra de sí]”. Si Kant ha ido de la existentia al Dasein,
lo pide dejarse movilizar y distinguirse consigo mis- Schelling despertará, en el sopor del Dasein, la di-
ma hasta llegar al “saber absoluto”. Durante el pro- mensión sorda e inquietante del Existente, en su
ceso, pasa por el calvario de una “experiencia de la “excentricidad” constitutiva, de esta “existencia que
conciencia” en primer lugar absorta por la inme- es precisamente sólo éxtasis”, como dirá el curso de
diatez del hic et nunc, luego sacudida y movida por Einleitung in die Philosophie [Introducción a la filo-
la dialéctica que sin saberlo llevaba consigo desde sofía] de 1830 (Lección XXVII). El término Existenz
un principio. El ser-ahí del Dasein solamente es ahí se ve de esta forma privilegiado en relación con el
donde es por no haber llegado aún ahí donde lo de Dasein, que está según Schelling muy marcado
aguarda aquello que se sabe en él. De esta forma, la por el léxico de Jacobi, pero que igualmente no de-
traducción de Dasein por “ser-ahí” conviene sin du- ja de usarlo.
da mucho más a la lengua de Hegel que a la de Hei- ¿Cómo pensar “la naturaleza extra-lógica de la
degger. Por otra parte, Hegel no ha dejado de subra- existencia (Existenz)” (Schellings Werke, vol. 13, p.
yarlo en la Ciencia de la lógica (trad. F. Duque, p. 95)? ¿Cómo pensar eso que excede a todo pensa-
241): “Dasein, etymologisch genommen, Sein an ei- miento sin hacer de ello al mismo tiempo un sim-
nem gewissen Orte [Dasein, tomado etimológica- ple contenido de la conciencia? Tal será la pregunta
mente ser (o estar) en un lugar determinado]”. En de la filosofía positiva. El Existente (das Existieren-
Hegel, a diferencia de Heidegger, Dasein se entien- de) toma de Schelling un sentido persistente que
de entonces a partir de su obvia etimología. repercutirá, vía Kierkegaard, hasta en Heidegger.

IV. “Existenz”/“Dasein”: Schelling V. El “Dasein” de Heidegger


Sin embargo, Schelling es quien despierta, en el se- La aventura que comienza con el opúsculo kantia-
no de la filosofía moderna, la dimensión extática de no de 1763 encuentra su punto culminante con el
la existencia que la equivalencia kantiana existen- tratado heideggeriano de 1927, Sein und Zeit. De
tia/Dasein tenía un poco adormecida y, como con- Kant a Heidegger, un movimiento parece haberse
secuencia, disocia radicalmente Dasein y Existenz: invertido: ya no es el Dasein pensado a partir de la
“[…] tan pronto como atribuyen a Dios realidad existentia/Existenz, sino, por el contrario, la exis-
[Daseyn], existencia [Existenz], tienen que recono- tencia entendida de otra manera en su totalidad y
cer en él una naturaleza”. pensada a partir del Dasein. A excepción de la ana-
Esas líneas de la primera versión (1811) de los lítica existencial, que en 1927 es la estructura de re-
Weltalter (ed. Schröter, p. 44) (trad. esp. F. Duque, cepción del Dasein, se presenta como una teología
p. 76) hablan a decir verdad adrede, con comillas implícita (cf. Heidegger, Gesamtausgabe, [GA], t.
invisibles, en un léxico que es más de Jacobi que de 26, pp. 21-22): la expresión misma de un Dasein
Schelling, para separar los términos que Kant había Gottes (Dasein divino) (Kant, Hegel) se vuelve im-
unido, disociar radicalmente Daseyn y Existenz, com- posible, puesto que el término de Dasein en el pen-
prendiendo Existenz (por un retorno del latín esco- samiento de Heidegger se reserva al menschliches
lástico al latín clásico, y del latín clásico al griego Dasein, al Dasein del ser humano. La amplitud que
clásico), en contraste con el Grund (fondo oscuro). toma el término Dasein va de la mano de su restric-
Si hablamos con propiedad, sólo existe lo que es ca- ción al ser del ser humano y delimita el reino de
paz de disociarse de su propio fondo, de eso que se una finitud.
arranca a manera de crisis, como, analógicamente La historia del Dasein conoce, entonces, en Sein
la luz se extrae de la pesadez. La Existenz no es sim- und Zeit, un giro inesperado. Allí, el término en-
plemente Daseyn, dado que ella allí se arranca y se cuentra su apoteosis y, al mismo tiempo, su finitud:
separa, ella es posición fuera de sí, con sus riesgos y designa al ser mismo del ser que somos, propia o
peligros, de eso que, salvo que resuelva existir, debe impropiamente, no en el sentido de una identidad,
contentarse con ser. Todo ser es un ex-stans —cf. sino en la medida de un ser que tendemos “a ser”
Schellings Werke, vol. 12, p. 38: das existierende [el —zu sein, con movimiento (cf. “Hier zu haben” [te-
322 | DASEIN

ner aquí]); lo que responde etimológicamente al [El término “Da-sein” por este hecho es intraduci-
inglés “to be”, al ruso do [*], al danés at (vaere)—, ble, incluso en la acepción según la cual es pensado
en un sentido transitivo y también fáctico (de allí que en Ser y tiempo. La acepción habitual de Dasein =
la hermenéutica de la facticidad haya sido el prelu- realidad efectiva = presencia/existencia no puede
dio de Sein und Zeit). En Heidegger, da, en Dasein, traducirse por présence o realidad (Realität). (Cf.
por ej. la traducción francesa de “Dasein” en Ser y
casi quiere decir zu (hacia). El Dasein no es nunca
tiempo por “realidad humana”; una traducción así
“localizado”, sino localizante, se debe pensar con equivale a obstaculizar cualquier acceso, en todos
movimiento en el acusativo. los aspectos].
¿Es decir que el término Dasein, en la termino-
logía de Heidegger, no tiene ningún garante en la
tradición del pensamiento occidental? Heidegger Heidegger mismo señala que Dasein es intraduci-
mismo habría propuesto por lo menos una pista ble, contrariamente al gesto kantiano partidario de
para explorar esta pregunta: el ser del Dasein segu- traducir la existentia por Dasein. El vocabulario en
ramente no fue desconocido en la Antigüedad, aun- juego en Sein und Zeit permite sin embargo situar
que debió de serlo como praxis [πρ ξις] (GA, t. 26, al Dasein, es decir, este ser que somos, y que llega-
p. 236). Se referirá también a la articulación proble- mos a ser, como perteneciente a una lógica existen-
mática Dasein/psukhe [ υχή] en §4 de Sein und Zeit. cial, y ya no categorial, llevando a la analítica exis-
Con respecto a estas reflexiones, la historia de las tencial a desempeñar estos existenciales irreductibles
traducciones del Dasein en lengua francesa refleja a las propiedades que vuelven a las cosas. El Vorhan-
aquella de los contrasentidos (antropológico y exis- densein (“ser ante los ojos” en la traducción al espa-
tencialista) producidos en el curso de la recepción ñol de Gaos o “estar-ahí” en la de Rivera) ya sólo
del pensamiento de Heidegger: de la “realidad hu- caracteriza el modo de la presencia de las cosas, las
mana” (Corbin, Sartre) al ser-ahí (it. esserci). A tal cuales “se encuentran ahí”, en contraste con el Da-
punto que los traductores de Heidegger prefieren sein preso en “su dificultad de ser” y la cura (Gaos)
traducir hoy Dasein por… Dasein. o el cuidado (Rivera) que es su esencia, la archies-
Por otra parte, Heidegger mismo no dejó de sub- tructura (Urstruktur, en GA, t. 20, p. 406). Los de-
rayar el carácter intraducible (unübersetzbar) del bates relativos a la traducción de Vorhandenheit y
Dasein, en su carta a Beaufret del 23 de noviembre Zuhandenheit (“ser a la mano” en la versión de Gaos
de 1945 (publicada como anexo de la edición bilin- y “estar a la mano” en la de Rivera) han tenido sin
güe de la Lettre sur l’humanisme, pp. 183-184): duda mucho impacto, y a veces fueron hasta obse-
sivos, en el dominio francófono al menos, por la pre-
Da-sein […] bedeutet für mich nicht so sehr “me voi- sencia de la palabra Hand (mano) en sus dos com-
là!” sondern, wenn ich es in einem vielleicht unmögli- posiciones. El acercamiento que hace J. Taminiaux,
chem Französisch sagen darf: être-le-là… en Lectures de l’ontologie fondamentale (p. 158), en-
[Da-sein (…) no significa para mí “¡heme ahí!”, si- tre el Vorhandenes del que habla Sein und Zeit y los
no, si se me permite expresarme en un francés qui- prókheira [πρόχειρα] evocados por la Metafísica de
zás imposible: être-le-là (ser-el-ahí…)] Aristóteles (A 2, 982b 13) va en ese sentido. Pero
Hand no es más audible en la lengua alemana que,
Asimismo, en un curso en 1941 (Metaphysik des por ejemplo, main en maintenant en la lengua fran-
deutschen Idealismus, pp. 61-62): cesa (o bien mano en antemano en la lengua espa-
ñola) (cf. E. Martineau, Advertencia a la traducción
Das Wort “Da-sein” ist daher auch in der Bedeutung, francesa de Heidegger, Interprétation phénoméno-
nach der es in Sein und Zeit gedacht wird, unüber- logique de la “Critique de la raison pure” de Kant, p.
setzbar. Die gewöhnliche Bedeutung von Dasein = 18, y en las notas del traductor, pp. 40 y 43; J.-F.
Wirklichkeit = Anwesenheit lässt sich nicht mit pré- Courtine, Advertencia a la traducción francesa de
sence oder “Realität” übersetzen. (Vgl. z. B. die fran- Heidegger, Les Problèmes fondamentaux de la phé-
zösische Übersetzung von “Dasein” in “Sein und Zeit”
noménologie, pp. 12-13).
mit “réalité humaine”; sie verbaut alles in jeder Hin-
Si la expresión de “Dasein humano” (menschli-
sicht.).
ches Dasein) será luego abandonada por Heidegger,
DASEIN | 323

es porque parece redundante (cf. GA, t. 65, pp. 300- una apuesta filosófica mayor, en el trabajo mismo de
301), o bien no está lo suficientemente a salvo del la lengua. Tampoco es del todo sorprendente que
riesgo de la antropologización: “El Da-sein no es el de ello se hagan eco sus seguidores, en un texto de
ser humano…” (GA, t. 65, p. 210). Heidegger destinado a M. Boss (Zollikoner Semina-
El vínculo entre Dasein y Existenz está estable- re, p. 356):
cido en §9 de Sein und Zeit (GA, t. 2, p. 56): “Das
‘Wesen’ des Daseins liegt in seiner Existenz [La ‘esen- Sofern aber diese [sc. Existenz] durch das Da-sein aus-
cia’ del ‘ser-ahí’ [Dasein] está en su existencia]” [cur- gezeichnet bleibt, muss auch schon die Benennung “Da-
sivas en el texto]. Las comillas con las que se rodea sein” in einem Sinn verstanden werden, der sich von
a la palabra Wesen [esencia] muestran bien que no der geläufigen Bedeutung des Wortes “Da-sein” unter-
se trata ya de la essentia tradicionalmente distingui- scheidet. Die unterschiedliche Schreibweise [sc. “Da-
sein”] soll dies andeuten. Die gewöhnliche Bedeutung
da, en el vocabulario metafísico, de la existentia, si-
von “Dasein” bedeutet soviel wie Anwesenheit, so zum
no de un “reino” que los traductores franceses de Beispiel in der Rede von den Beweisen für das Dasein
Heidegger han debido proponer como despliegue (F. Gottes.
Fédier, y también E. Rivera en su traducción al es-
[No obstante, en la medida en que ésta (i.e. la exis-
pañol), aître (G. Guest), o, en inglés, root-unfolding tencia) siga siendo predominantemente caracteriza-
(P. Emad y K. Maly). da por el Da-sein, el término “Da-sein” debe ser en-
La Existenz designa la manera de ser propia del tendido en un sentido distinto al de la acepción usual
Dasein, en lo que ella tiene de irreductiblemente es- de la palabra “Da-sein”. Esto es lo que debe distin-
pecífico, la dimensión en el seno de la cual le es con- guir la notación diferente (i. e. “Da-sein” con guion).
cedido y resuelto desplegar su ser, distinta a la exis- La acepción habitual de “Dasein” es más o menos si-
tencia-existentia entendida metafísicamente por nónimo de existencia (Anwesenheit), como cuando
oposición a esencia, es decir, como Vorhandenheit. se habla por ejemplo de las pruebas de la existencia
“Existencia”, en su sentido más fuerte, caracteriza el (Dasein) de Dios.]
modo de ser del Dasein, su Weise (Sein und Zeit, §9),
que debe entenderse como “modo” o melodía (GA, Del Dasein (Gottes) [el Dasein de Dios] al Da-sein
t. 29/30, p. 101: “eine Weise im Sinne einer Melodie”; del cual habla Heidegger, de la existencia de Dios
GA, t. 79, p. 134: “eine eigene Weise, mehr im Sinne que designa simplemente su Dass (que Él sea) a la
von einer Melodie [un modo propio, más en el sen- dimensión existencial dentro de la cual se despliega
tido de una melodía]”). El existente ya no es enten- electivamente el ser del ser humano, estructurado
dido como el ente ahí presente (los Vorhandenes), por la española cura (Gaos) o el cuidado (Rivera)/
sino como el ente al modo del Dasein (daseinsmä- lat. cura/al. Sorge, se opera un desplazamiento, un
ßig), que la analítica existencial enfrenta pura y sim- desvío que intenta marcar, tipográficamente, un sim-
plemente en su relación con el ser, con la exclusión ple guion.
de cualquier otro orden de consideración (cf. Sein Pascal DAVID
und Zeit, §10). Eso es lo que subraya la diferencia
entre existenziell (“existencial” en Gaos; “existenti- Bibliografía principal
va” en Rivera) y existenzial (“existenciario” en Gaos; Beaufret Jean, De l’existentialisme à Heidegger, París, Vrin,
1986.
“existencial” en Rivera). El conjunto de las estruc- Bourgeois Bernard, La philosophie allemande classique, París,
turas ontológicas de la existencia humana constitu- puf, 1995.
ye la existencialidad, como dimensión a partir de la Courtine Jean-François, Suárez et le système de la métaphysi-
cual debe entenderse la existencia. Lo que está en que, París, puf, 1990.
Descartes René, Correspondance, ed. C. Adam y P. Tannery, t.
juego con el Dasein es una tarea por cumplir —una 4, París, Vrin, 1976.
dimensión ante la cual nos traducimos. Fichte Johann Gottlieb, “Die Anweisung zum seligen Leben
La frase “Dasein existiert” (Sein und Zeit, §12, p. oder auch die Religionslehre” (1806), en Fichtes Werke, Ber-
53; GA, t. 2, p. 71) es pues por sí sola una extraordi- lín, de Gruyter, reed. 1971; La exhortación a la vida bien-
aventurada o la doctrina de la religión, trad. A. Ciria y D. In-
naria concentración de las dificultades que hemos nerarity, Madrid, Tecnos, 1995.
señalado. La historia del concepto de Dasein, su co- Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Wissenschaft der Logik, ed. Las-
bertura semántica, muestra la lenta emergencia de son, Hamburgo, Meiner, 1923; Ciencia de la lógica, trad. F.
324 | DE SUYO

Duque, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid/Abada Rousseau Jean-Jacques, Les rêveries du promeneur solitaire, en
Editores, 2011. Œuvres complètes, París, Gallimard, “La Pléiade”, t. 1, 1959;
——, Lecciones sobre las pruebas de la existencia de Dios, trad. G. Las ensoñaciones del passeante solitario, trad. M. Armiño,
Amengual, Salamanca, Sígueme, 2014. Madrid, Alianza, 1998.
——, Die Phänomenologie des Geistes, en Sämtliche Werke. Kri- Schelling Friedrich von, Historisch-kritische Ausgabe, 40 vols.,
tische Ausgabe, ed. G. Lasson y J. Hoffmeister, Hamburgo, Frommann-Holzboog, Stuttgart-Bad Cannstatt, 1976.
Meiner, 1937; La phénoménologie de l’esprit, trad. G. Jarczyk ——, Introduction à la philosophie [1830], introd. y trad. P. Da-
y P.-J. Labarrière, París, Gallimard, 1993; La fenomenología vid y M.-C. Challiol-Gillet, Vrin, 1996.
del espíritu, trad. Wenceslao Roces y Ricardo Guerra, ed. ——, Die Weltalter. Fragmente. In den Urfassungen von 1811 und
rev. Gustavo Leyva, México, fce, 2017. 1813, ed. Manfred Schröter, Biederstein Verlag y Leibniz Ver-
Heidegger Martin, Sein und Zeit [1927], en Gesamtausgabe lag, 1946; Las edades del mundo, trad. J. Navarro, Madrid,
[GA], t. 2, Frankfurt, Klostermann, 1977; Être et temps, trad. Akal, 2002.
F. Vezin, París, Gallimard, 1986; El ser y el tiempo, trad. J. Gaos, ——, Del Yo como principio de la filosofía o Sobre lo incondiciona-
México, Fondo de Cultura Económica, 2009; Ser y tiempo, do en el saber humano, estudio preliminar y trad. I. Giner
trad. E. Rivera, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1997. Comín y F. Pérez-Borbujo Álvarez, Madrid, Trotta, 2004.
——, Brief über den Humanismus, en Gesamtausgabe [GA], t. 9, Taminiaux Jacques, Lectures de l’ontologie fondamentale, Greno-
Frankfurt, Klostermann, 1976; Lettre sur l’humanisme, trad. ble, Jérôme Millon, 1995.
R. Munier, París, Aubier, 1964; Carta sobre el humanismo, Tilliette Xavier, L’intuition intellectuelle de Kant à Hegel, París,
trad. H. Cortés y A. Leyte, Madrid, Alianza, 2006. Vrin, 1995.
——, Metaphysik des deutschen Idealismus, en Gesamtausgabe Vezin François, “Le mot Dasein”, en Apéndice a la trad. fr. de
[GA], t. 49, Frankfurt, Klostermann, 1991. Être et temps, París, Gallimard, 1986, pp. 519-527.
——, Les problèmes fondamentaux de la phénoménologie, trad. Wolff Christian, Deutsche Metaphysik, Halle, 1751, reimp. Hil-
J.-F. Courtine, París, Gallimard, 1985; Los problemas funda- desheim, Olms, 1997; Pensamientos racionales. Acerca de
mentales de la fenomenología, trad. F. de Lara López, Ma- dios, el mundo y el alma del hombre, así como sobre todas las
drid, Alianza, 2014. cosas en general (Metafísica alemana), trad. A. González
——, Zollikoner Seminare, Protokolle-Gespräche-Briefe, ed. M. Ruiz, Madrid, Akal, 2000.
Boss, Frankfurt, Klostermann, 1987; Seminarios de Zollikon.
Protocolos, diálogos, cartas, trad. A. Xolocotzi Yáez, México, Bibliografía de consulta
Morelia/Red Utopía, 2007. Eisler Rudolf, Kant-Lexikon [1926-1930], reimp. Hildesheim,
——, Metaphysische Anfangsgründe der Logik im Ausgang von Olms, 1961; tabla de correspondencias de traducción de
Leibniz (SS 1928) [GA], t. 26, Frankfurt, Klostermann, 1978; términos de Dulce Ma. Granja, M. De Jesús Gallardo, Ernes-
Principios metafísicos de la lógica, trad. J. J. García Norro, to Aguilar y Óscar Palancares, en Immanuel Kant, Crítica
Madrid, Síntesis, 2014. de la razón pura, ed. bilingüe, trad., estudio preliminar y no-
Hölderlin Friedrich, Sämtliche Werke. Grosse Stuttgarter Aus- tas de Mario Caimi, México, Fondo de Cultura Económica,
gabe, Stuttgart, Kohlhammer 1946 (-1985), 1946. 2009.
Jacobi Friedrich Heinrich, Cartas sobre la doctrina de Spinoza al Feick Hildegard, Index zu Heideggers “Sein und Zeit”, Tubinga,
señor Moses Mendelssohn (1785), en AAVV, El ocaso de la Niemeyer, 1961, 3a. ed. 1980.
Ilustración. La polémica del spinozismo, selección de textos, Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
trad., estudio preliminar y notas M. J. Solé, Buenos Aires, 1854, reimp., Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984.
Prometeo/UNQ, 2013, pp. 119-236. Meillet Antoine, Aperçu d’une histoire de la langue grecque, Pa-
Kant Immanuel, Der einzig mögliche Beweisgrund zu einer De- rís, Klincksieck, 1965, 8a. ed. 1975.
monstration des Daseins Gottes [1763], in Akademia Ausga-
be des Kant’s Schriften, t. 2, Berlín, 1902/10 reed. 1968; El
único argumento posible para una demostración de la exis-
tencia de Dios, estudio preliminar, trad. y notas E. García
Belsunce, Buenos Aires, Prometeo, 2004.
——, Crítica de la razón pura, ed. bilingüe, trad. Mario Caimi, Mé- DE SUYO
xico, Fondo de Cultura Económica, 2009.
——, Nachlass, Berlín, Akad. Ausg., 1936, t. 21; Transición de los alemán von selbst, an und für sich, ex se
principios metafísicos de la ciencia natural a la física (Opus francés de lui-même, de soi, par nature
postumum), trad. F. Duque, Madrid, Editorial Nacional, 1983. inglés of itself, in its own right
Leibniz Gottfried Wilhelm, Recherches générales sur l’analyse latín ex se, per se, secundum se
des notions et des vérités, París, PUF, 1998; Investigaciones
generales sobre el análisis de las nociones y las verdades, trad.
sí, y animal, cosa, dasein, erlebnis, español,
M. Beuchot y A. Herrera, México, unam, 1986.
esencia, hay, merkmal, propiedad, realidad,
Martineau Emmanuel, Advertencia a la trad. fr. de Heidegger,
stand (to), universales
Interprétation phénoménologique de la “Critique de la raison
pure” de Kant, París, Gallimard, 1982.
Nietzsche Friederich, Die Fröhliche Wissenschaft, en Kritische
La expresión de suyo, propuesta por Xavier Zubiri (1898-
Gesamtausgabe, ed. Giorgio Colli & Mazzino Montinari, Ab-
teilung V, t. 2; La ciencia jovial (La gaya scienza), trad. G. Ca- 1983), se presenta como definicional de la realidad. Cons-
no, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013. tituye un testimonio ejemplar del esfuerzo por fundar un
DE SUYO | 325

vocabulario filosófico idiomático en el cual el español co- entre 1931 y 1935, interviniendo también él sobre la
rriente es reactivado por medio del latín escolástico y bajo lengua común, convirtió la expresión de suyo en un
la influencia de la fenomenología de Husserl y la ontología término técnico apto para definir el carácter formal
de Heidegger. de la “realidad”. De suyo es una locución adverbial
que significa “naturalmente, propiamente o sin su-
Del mismo modo que las lenguas romances en ge- gestión ni ayuda ajena” (DLE, cf. el latín sua sponte);
neral, el español posee locuciones adverbiales del es así como de suyo pasa a significar: “inserto en lo
estilo de las francesas en soi, “en sí”, y pour soi, “por/ absoluto, por separado, sin atención a las circunstan-
para sí”, que permiten traducir, al menos parcial- cias”. Lo que el pensador pretende aislar y fijar en su
mente, fórmulas habituales en el lenguaje filosófi- positividad como aquello por lo cual y según lo cual
co: por ejemplo, kat’hautó [καθ α τό], per se, a se, se puede hablar aquí de “realidad” es, ante todo, el
an sich, bei sich, in sich, für sich. El filósofo de habla momento del proprio, de lo propio”: “Justamente el
española enriqueció en varias oportunidades estas momento de realidad es este en propio, ‘de suyo’”
traducciones incorporando a sus textos la posibili- (Estructura dinámica de la realidad, Madrid, Alian-
dad que ofrece el lenguaje hablado de reunir o in- za Editorial/Fundación Xavier Zubiri, 1989, p. 29).
trincar dos preposiciones para indicar la mismi- En Sobre la esencia, Zubiri propone captar con el
dad: de por sí, por de dentro. A partir de este tipo de nombre de realidad la cosa como tal en su anteriori-
locuciones, se buscó también una apropiación filo- dad irreductible. Esta anterioridad remite a un “an-
sófica de los procedimientos espontáneos utiliza- tes” de la intelección característico de la aprehensión
dos para la formación de sustantivos y verbos. Así de lo real en cuanto real. El problema no es aquí en
procede Ortega y Gasset (1883-1955) con la pala- absoluto demostrar de algún modo la realidad del
bra ensimismamiento, por ejemplo, sustantivación mundo exterior ni tiene que ver con temas de
del verbo ensimismarse, que proviene a su vez de “en “teoría del conocimiento”. Se trata únicamente de
sí mismo”, para designar el modo de ser del hombre preguntarse por la razón formal de la realidad, a la
en cuanto abierto a las cosas. Ortega define el tér- luz de Duns Escoto y de Suárez (“lo que aquí bus-
mino en la forma siguiente: camos es la razón formal de la realidad”, op. cit., p.
396). Corresponde a esta búsqueda el examen de la
(…) el poder que el hombre tiene de retirarse virtual insuficiencia de las respuestas clásicas, que sugieren
y provisoriamente del mundo, y meterse dentro de criterios como el de la “extra-animidad”. Zubiri crea
sí, o dicho con un espléndido vocablo, que sólo existe este término a partir de extra animam, para desig-
en nuestro idioma: que el hombre puede ensimismar- nar lo que la escolástica entiende por “realidad”: pa-
se. (…) Se halla el hombre, no menos que el animal, ra la escolástica, “es realidad [...] todo aquello que
consignado al mundo, a las cosas en torno, a la cir-
al ser concebido se me presenta como no recibien-
cunstancia. En un principio, su existencia no difiere
do su ser de la concepción misma, sino que es extra
apenas de la existencia zoológica: también él vive go-
bernado por el contorno, inserto entre las cosas del animam [...]. Si se me permite la expresión, realidad
mundo como una de ellas. Sin embargo, apenas los es ‘extra-animidad’” (op. cit., p. 390). Más aún, ca-
seres en torno le dejan un respiro, el hombre, hacien- rece de pertinencia la identificación de la realidad
do un esfuerzo gigantesco, logra un instante de con- con la existencia fuera de mí, o fuera del alma, en
centración, se mete dentro de sí, es decir, mantiene oposición a lo irreal entendido como inexistente.
a duras penas su atención fija en las ideas que bro- Porque lo que define a la realidad atañe al abismo
tan dentro de él, ideas que han suscitado las cosas, y que separa el modo de presencia en el puro sentir
que se refieren al comportamiento de éstas, a lo que “animal” del modo de presencia real en el “ahí” de
luego el filósofo va a llamar “el ser de las cosas”. la inteligencia. Y sólo en el marco de este análisis de
El hombre y la gente, en Obras completas,
t. VII, pp. 377 y 379.
los modos de aprehensión (puro sentir vs. intelec-
ción), y de las cualidades de la presencia en ellos,
puede emerger el de suyo como rasgo distintivo, pro-
Xavier Zubiri (1898-1983), integrante del grupo de pio, de la presencia real.
filósofos reunidos alrededor de Ortega y Gasset con La anterioridad del de suyo, de la realidad, no es
anterioridad a la guerra civil y discípulo de Heidegger solamente lo que podríamos llamar anterioridad del
326 | DE SUYO

ser respecto del conocer, sino también una anterio- malmente, de las notas que posee” (p. 104, las cursivas
ridad respecto del ser mismo y, en esta medida, res- son nuestras). El problema es que la generalización
pecto de todas las determinaciones que en carácter del ex se —propuesta por Zubiri en un punto pre-
de “naturaleza”, de “esencia”, de “existencia” fueron ciso, en relación con la existencia— como traduc-
propuestas a lo largo de la historia de la metafísica ción del de suyo (traducción autorizada, además,
como otros tantos puntos de referencia para el aná- por Zubiri) uniforma y sume en la oscuridad toda
lisis ontológico del “hay”: “Ante todo, realidad no la cuestión del “tener” o de la “posesión” (recuérde-
es formalmente ‘naturaleza’; esto es, ser ‘de suyo’ no se aquí el sentido no filosófico del griego ousía [ο
consiste en tener principios internos operativos. σία]: la propiedad, los bienes), el momento de lo
Naturaleza es sólo un momento fundado en la rea- “propio”, que de suyo siempre connota. El traduc-
lidad de la cosa” (p. 395). En cuanto a la esencia, en tor inglés, que utiliza a veces fórmulas como “of it-
el sentido clásico de aptitud para la existencia, self” o “in its own right”, las hace suceder siempre
por la expresión española entre corchetes, como
la cosa no es realmente perro u hombre porque ca- para señalar su insatisfacción por estas soluciones.
ninidad u hominidad no sean algo quimérico, ni por- Sea como fuere, si la anterioridad de la realidad,
que connoten la existencia, sino porque son algo que es decir, del de suyo, respecto de la esencia y de la
la cosa es “de suyo”; el conjunto de notas que cons- existencia, es la anterioridad de una razón formal
tituyen lo que es perro u hombre pertenece “de su- respecto de aquello de lo cual es ella razón,
yo” a esta cosa.
recíprocamente, la esencia y la existencia deben po-
Sobre la esencia, p. 399.
der ser recuperadas como momentos de la realidad
por el mismo motivo que todos los otros conceptos
En cuanto a la existencia, Zubiri escribe: que intervienen en el análisis de la esencia. Más
aún, la posición habitual del “ser” (y de la diferen-
No se confunda aquí “de suyo” ni con lo a se ni con cia entre el ser y el ente) respecto de la realidad de-
lo per se. A se es tener existencia por sí mismo; per se be invertirse: la realidad no es un tipo de ser, sino
es la capacidad de existir sin necesidad de un sujeto. que el ser es una suerte de acto segundo de la reali-
Pero “de suyo” es tener existencia en cierta manera dad; y ello hasta el punto de que, más que de “esse
ex se, tomada la cosa existente hic et nunc, es decir, reale”, se debe hablar de “realitas in essendo” (cf. pp.
sea cualquiera el fundamento de que exista […].
410-413). En cuanto a las alternativas concernien-
Así, pues, por lo que concierne a la existencia, la rea-
tes al fundamento de la existencia y al problema
lidad consiste formalmente en el momento del “de
suyo”; la realidad es en alguna manera […] anterior teológico que implican, Zubiri, quien se ocupa de
a la existencia. refutar la identificación spinozista de perseitas y
Idem. aseitas (“porque no es igual tener por sí mismo ca-
pacidad para existir (perseidad) que tener existen-
Este texto es decisivo por cuanto Zubiri, contrarian- cia por sí mismo (aseidad)”, p. 155), piensa la asei-
do una terminología escolástica establecida, violenta tas como realidad y precisamente como realidad en
una fórmula latina por lo demás insólita, ex se, pro- toda su plenitud: en este sentido, Dios sería “el ‘de
poniéndola como único sentido posible del de su- suyo’ plenario” (p. 468). Y si el anlisis trascendental
yo, mientras que habría otras categorías más próxi- de la esencia conduce a caracterizar la realidad co-
mas (es usual traducir en español per se y secundum mo lo que se pertenece a sí mismo y posee su “ser
se por de suyo). El traductor alemán de Sobre la esen- propio” o “su ser suyo” (suum esse) —que permite
cia decidió renunciar al traslado de de suyo al ale- pensar el momento de cierre y de incomunicabi-
mán y optó por la fórmula ex se cada vez que el con- lidad de lo real en su unidad esencial, siempre indi-
texto se lo permitía. En efecto, las fórmulas von selbst vidual—, esta “suidad” podrá cabalmente ser reco-
y an und für sich, habitualmente propuestas para ver- nocida como fundada en el de suyo. Zubiri incluso
ter la expresión española, desvían la atención pre- escribe: “lo real es ‘suyo’ porque es ‘de suyo’”. Pro-
cisamente de lo que Zubiri quiere plantear, es decir, posición difícil de traducir y que en la versión ale-
que la realidad es “todo y sólo aquello que actúa so- mana de Sobre la esencia aparece en latín: “reale est
bre las demás cosas o sobre sí mismo en virtud, for- suum, cum sit ex se”.
DEBER | 327

Aquí, menos que de dar una idea de la filosofía DEBER


de Zubiri, se trata de precisar el fenómeno que, con
alemán Schuld, schuldig sein, fallen, müssen, sollen
el propósito de establecer la terminología propia de
francés devoir, dette
una práctica filosófica, especializa y vuelve intradu- inglés duty, debt, to owe, ought, must
cibles ciertas expresiones corrientes en una lengua. italiano debito, dovere
A mi juicio, la intención del autor fue transformar ese latín debitum, debere, fallere
recurso en el síntoma de una diferencia filosófica
de principio, y esto con la ayuda inestimable de la derecho, destino, entstellung, justicia,
obligación, perdonar, sollen, valor, verdad,
koiné del latín escolástico revisitado por Heidegger: willkür

La riqueza y la precisión infinitesimal del vocabula-


rio escolástico constituye uno de los tesoros que es En francés, al igual que en varias otras lenguas europeas
más urgente poner en rápida circulación. Gran par- modernas, tanto germánicas como romances, los verbos o
te de aquél ha pasado al idioma español, y sólo el sustantivos que evocan la idea de deber (por ejemplo, dove-
abandono que han padecido los estudios filosóficos re y debito en italiano, debt en inglés [det y dette en inglés
en nuestra lengua han podido hacer caer en el olvi-
medio]), a partir del verbo latino debere y del sustantivo
do esenciales dimensiones semánticas de nuestros
debitum, dan lugar a una ambigüedad que permite vincular
vocablos.
tres sentidos diferentes: la deuda, es decir, el hecho de “es-
Prólogo a la traducción de Suárez, Sobre el concepto
del ente, Madrid, Revista de Occidente, 1935. tar en deuda” con alguien, la obligación (“debo [legalmente
o en conciencia]”) y finalmente la estimación, la presunción
María José CALHEJO HERNANZ o la eventualidad (“debo [estar equivocado]”). En algunas
lenguas esta polisemia se complica un poco. En alemán, por
Bibliografía ejemplo, aunque müssen es un auxiliar (emparentado con
Álvarez Gómez Ángel y Rafael Martínez Castro (ed.), La filo- el inglés must) que designa el hecho de estar sometido a
sofía de Zubiri en el contexto de la crisis europea, Santiago de
una necesidad o a una obligación ineluctable, es otro verbo,
Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 1996.
Baciero Carlos, “Presencia suareciana en la metafísica de X. Zu- sollen, el que expresa, por un lado, obligación moral y, por
biri”, Cuadernos Salmantinos de Filosofía, 1980 (7), pp. 235- el otro, eventualidad, probabilidad o aproximación, pero no
276. existe en él directamente el sentido de “estar en deuda”,
Cercós Soto José, La esencia en la metafísica (X. Zubiri y To-
más de Aquino), Barcelona, ppu, 1994.
aunque literalmente está presente en la locución “ein Soll
——, Del sentido a la realidad. Estudios sobre la filosofía de Zubi- haben”, que quiere decir “tener un débito, un pasivo”. En
ri, Madrid, Trotta/Fundación Xavier Zubiri, 1995. alemán, además, la idea de deuda se combina con la de cul-
Ellacuría Ignacio, “Sobre la esencia” de Xavier Zubiri. Índices, pa [faute], de manera tal que estas dos nociones las da el
Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1965.
Ortega y Gasset José, El hombre y la gente (curso de 1949-1950 mismo sustantivo Schuld, así como el adjetivo schuldig quie-
publicado en 1957), en Obras completas, Madrid, Alianza/ re decir a la vez “culpable” y “deudor” (aun cuando algunos
Revista de Occidente, 1983, t. VII. de los derivados de Schuld se refieren casi exclusivamente
Pintor Ramos Antonio, Génesis y formación de la filosofía de
a la deuda [ellos schulden, “están en deuda”; Entschuldung,
Zubiri, Salamanca, Universidad Pontificia, 1983 (2a. ed.
ampliada). “perdón de deudas”], otros se refieren a la culpa [Entschul-
——, Realidad y verdad. Las bases de la filosofía de Zubiri, Sala- digung, “disculpa, petición de perdón”; Schuldhaftigkeit,
manca, Universidad Pontificia, 1994. “culpabilidad”; entschuldbar, “excusable, perdonable”] y
Villanueva Javier, Noología y reología: una relectura de Xavier
otros más, como Schuldigkeit, a la idea de obligación o de
Zubiri, Pamplona, eunsa, 1995.
Zubiri Xavier, Sobre la esencia, Madrid, Alianza Editorial/ Fun- deber en sentido propio).
dación Xavier Zubiri, 1998 [1962].
——, Vom Wesen, Múnich, Max Hueber, 1968 (trad. Hans Gerd I. Las nociones combinadas de obligación,
Rötzer, parcialmente revisada por el propio Zubiri).
probabilidad y deuda
——, On Essence, Washington D.C., The Catholic University of
America Press, 1980 (trad. A. Robert Caponigri). En las lenguas en las que deber se entiende como
——, Sobre la realidad (curso de 1966), Madrid, Alianza Edito- obligación, simple posibilidad y deuda, fácilmente
rial/ Fundación Xavier Zubiri, 2001. pueden traducirse los juegos de palabras que giran
——, Estructura dinámica de la realidad (curso de 1968), Ma-
drid, Alianza Editorial/Fundación Xavier Zubiri, 1989.
alrededor de estos significados cuando se pasa de una
a otra. El ejemplo con que Charles Malamoud inicia
328 | DEBER

uno de sus notables estudios sobre la deuda es un se sitúa en el registro de un orden que hay que ins-
breve diálogo del Quijote entre Sancho y Tosillos, taurar o defender y significa: “Tengo la obligación
donde este último le dice al primero: “Sin duda, es- de…”, esta obligación puede provenir de una Schuld
te tu amo, Sancho amigo, debe de ser un loco.” Y entendida en el sentido ya sea de una deuda que hay
Sancho le responde: “¿Cómo debe? No debe nada a que pagar, o de una culpa que hay que expiar. En
nadie…” Y Malamoud nota que esta ambigüedad cambio, “ich muss” viene de müssen, que quiere de-
opera tanto en las lenguas romances como en el in- cir también “deber”, pero un deber entendido como
glés (que juega sin embargo con las dos formas ver- una necesidad apremiante relacionada con la idea de
bales parecidas ought y to owe), el alemán y el ruso. “haber que”, “ser necesario” (“falloir” en francés), es
En la mayoría de nuestras lenguas, dicha ambigüe- decir, para permanecer en la misma línea etimoló-
dad se explica por la evolución semántica del verbo gica, de un “defecto [dé-faut] que hay que reparar”
latino debeo, que viene de de-habeo y significa “te- o de un vacío [manque] que hay que llenar (véase
ner [algo] habiéndolo obtenido de alguien”. De don- Willkür). Por eso, cuando Kant se plantea la segun-
de debitum (lo “que se debe”), después debitor, que da pregunta de su programa filosófico (“¿Qué debo
se contrapone a creditor. Ahora bien, como señala el hacer?), recurre al verbo sollen: “Was soll ich tun?”
Dictionnaire étymologique de la langue latine, de Er- De la misma manera, cuando se da un imperativo
nout y Meillet, “antiguamente, el valor de obligación moral que escapa a la “patología” de los intereses hu-
tendió a debilitarse para formar exclusivamente una manos para no concernir más que a la ley del “res-
especie de futuro perifrástico […] o para introducir peto” (y en el que Nietzsche verá, como Sade, un
una hipótesis”. Así, estos diferentes significados del “imperativo de crueldad”), se cuida de formularlo
verbo latino debere se encontrarían en francés, pe- con el modo de sollen: Du sollst, y no Du musst (que
ro siguiendo un proceso de aparición en cierto mo- remitiría a una obligación perteneciente al orden
do invertido, cuyas etapas enumera el Dictionnaire de la necesidad).
historique de la langue française (Alain Rey [dir.]): Además, la idea de deuda combinada con la de
“(…) la idea de obligación, necesidad (842), su de- obligación presenta en alemán, como señala Mala-
bilitamiento en el futuro (hacia 1050) marcando la moud, una particularidad interesante: “al verbo sol-
probabilidad, el deseo o la intención (1080), así como len, ‘deber’(expresión aquí de la modalidad de lo
la idea de deberle algo a alguien (antes de 1188)”. probable), le hace eco, para significar ‘estar en deu-
Nótese, sin embargo, que existen giros ajenos al da’, no otra construcción u otra forma de ese mis-
étymon “debere” para dar la idea de deber en el sen- mo verbo, sino la locución ein Soll haben, ‘tener un
tido de probabilidad. Así ocurre en el italiano, en débito, un pasivo’; en contabilidad, efectivamente,
donde se utiliza el futuro, por ejemplo, en la locu- Soll es el ‘debe’, en oposición al ‘haber’” (art. “Dette
ción: “Sarà felice (debe ser feliz)”. Pero en el alemán, [Anthropologie]”, Encyclopædia universalis, vol. 7,
el vocabulario relativo a la noción de “deber” es par- 1990, pp. 294-300). Podemos señalar, por cierto, vol-
ticularmente interesante. El hecho de que diferen- viendo a Kant, que la idea de obligación en alemán
tes sentidos de la noción de deber (necesidad, obli- puede darla el sustantivo abstracto Schuldigkeit; co-
gación y suposición) se expresen sobre todo por dos rrespondiente a Schuld, término que significa a la vez
verbos distintos, sollen y müssen, puede presentar di- “culpa” y “deuda”. En efecto, aunque en francés ge-
ficultades de traducción. Podemos preguntarnos en- neralmente se traduce la Verbindlichkeit (de binden,
tonces, por ejemplo, cómo traducir al francés el tí- ligar) kantiana por obligation (del lat. ligare, ligar, cf.
tulo que Arnold Schönberg puso a uno de sus Coros Religio), hay germanistas que proponen traducir
a capella, opus 27 (1926): Du sollst nicht, du musst…, por “obligation” Schuldigkeit, que encierra literal-
y que, ilustrando el regreso del compositor a la fe ju- mente la idea de una culpabilidad fundamental, y la
día, define esta última como condenatoria de toda cual a su vez se convierte en origen de la obligación
representación bajo una forma que se puede resu- (Critique de la raison pratique, trad. L. Ferry y H.
mir así: “No debes (du sollst nicht) hacerte imágenes Wismann, Gallimard, “Folio. Essais”, 1985, p. 118;
de la Divinidad; por necesidad (du musst), te toca a Crítica de la razón práctica, trad. J. Rovira Armen-
ti adherirte al Espíritu.” En realidad, “ich soll”, que gol, Buenos Aires, Losada, 2003) [sobre la relación
viene de sollen (“deber”, en el sentido de “deber ser”), entre las formulaciones de la deuda, la culpa y el
DEBER | 329

vínculo, cf. Richard Broxton Onians, Les origines de lado, los dos sentidos del verbo deber —“debo per-
la pensée européenne, trad. B. Cassin, A. Debru y M. donarlo” y “eso debió pasarme”— y, por otro lado,
Narcy, Seuil, 1999, especialmente pp. 515-524). la idea de estar en deuda, deberle algo a alguien. Pe-
La misma combinación de los tres significados ro, en la noción de deuda, la noción de deber se
mencionados la encontramos en inglés, donde la combina también con la de culpa, tal como se cons-
idea de obligación y de posibilidad son dadas por tata en alemán, donde la misma palabra Schuld sig-
ought, que no es otra cosa que el pretérito de to owe, nifica a la vez “deuda” y “culpa”:
verbo que significa “estar en deuda” o “tener una
obligación con alguien”, como es el caso de Antonio, Ahora bien, Schuld se deriva de una forma gótica
en El mercader de Venecia, con el bound (o el bond) skuld, que a su vez está ligada a un verbo, skulan, “te-
que lo “liga” a Shylock. Nietzsche pudo pensar este ner la obligación”, “estar en deuda” (en el Evangelio
ejemplo de pacto y de “concientización” de la deu- traduce el verbo griego opheilo, que tiene las dos acep-
da cuando escribe: ciones) y también “estar en falta” [“être en faute”]. Por
otro lado, de la misma raíz germánica *skal, pero con
otro tratamiento de la inicial, deriva el verbo alemán
El deudor (der Schuldner), para infundir confianza
sollen, “deber (hacer)” y el inglés shall que, especiali-
en su promesa de restitución (um Vertrauen für sein
zado hoy en la expresión de futuro, en un estadio más
Verspreche der Zurückbezahlung einzuflössen), para
antiguo de la lengua significaba “deber” en sentido
dar una garantía de la seriedad y la santidad de su
lato.
promesa, para imponer dentro de sí a su conciencia
C. Malamoud, Encyclopædia universalis, p. 295.
la restitución como un deber, como una obligación
(um bei sich die Zurückbezahlung als Pflicht, Verpfli-
chtung seinem Gewissen einzuschärfen), empeña al
acreedor, en virtud de un contrato, y para el caso de En este sentido, refiriéndose a la Deutsche Mytholo-
que no pague, otra cosa que todavía “posee”, otra gie de Jakob Grimm, Freud señala que el nombre
cosa sobre la que todavía tiene poder, por ejemplo, Skuld, de la tercera de las Nornas del folklore es-
su cuerpo, o su mujer, o su libertad, o también su vi- candinavo, “hace eco a las palabras inglesas shall,
da […]. should, alemanas soll, Schuld, que connotan la idea
La genealogía de la moral, trad. Andrés de deber y de las cuales algunas sirven para expre-
Sánchez Pascual, p. 83. sar el futuro”. Freud agrega que “podemos entonces
considerar que los nombres [de las tres nornas] re-
La alusión a la “libra de carne” que debía tomar Shy- miten respectivamente al pasado, al presente y al fu-
lock del cuerpo de su deudor Antonio parece más turo” (“Le motif du choix de trois coffrets”, en L’in-
plausible cuando Nietzsche, aunque sólo mencio- quiétante étrangeté, trad. B. Feron, Gallimard, p. 75,
nando a los egipcios, prosigue en los siguientes tér- nota c; “El motivo de la elección del cofre” en Obras
minos: completas, vol. 12, trad. José L. Etcheverry, Buenos
Aires, Amorrortu, 1991 [1980], p. 313). El hecho de
(…) el acreedor (der Gläubiger) podía irrogar al cuer- que Schuld tenga en alemán el doble significado de
po del deudor todo tipo de afrentas y de torturas, “deuda” y de “culpa” obliga a examinar el contexto
por ejemplo, cortar de él tanto como pareciese ade- para saber cuál de las dos acepciones está implicada
cuado a la magnitud de la deuda: —y basándose en en un caso determinado. Sin embargo, observamos
este punto de vista, muy pronto y en todas partes que, confrontando la ignorancia de los “genealo-
hubo tasaciones precisas, que en parte se extendían
gistas de la moral” en materia de filología, Nietz-
horriblemente hasta los detalles más nimios, tasacio-
sche distingue los dos significados y explica que “el
nes, legalmente establecidas (zu Recht bestehende),
de cada uno de los miembros y partes del cuerpo. capital concepto moral ‘culpa’ (Schuld) procede del
La genealogía de la moral, op. cit., p. 84. muy material concepto de ‘deudas’ (Schulden)” (op.
cit., p. 82).
Pero esta relación entre la idea de deuda con la
II. La falta y lo falso. La obligación y la necesidad de culpa [faute] nos conduce a otra configuración
En la mayoría de las lenguas europeas modernas terminológica que, en francés, por ejemplo, va de los
existe, pues, un estrecho parentesco entre, por un verbos “faillir” [fallar, incumplir, falta poco para] y
330 | DEBER

“falloir” [haber que, ser necesario] a la locución “il configuración que se deriva de fallere comprende
faut” [hay que] y a los sustantivos “faute” [falta, error, principalmente: los verbos to fall (“caer, fracasar,
culpa] o “défaut” [defecto]; el conjunto de estas no- defraudar”) y to fail (“faltar, errar, fallar”), los sus-
ciones forma una madeja a veces embrollada por tantivos fault (“defecto, error”) y failure (“falta,
los estados sucesivos de la lengua —a tal punto que error”). En las lenguas romances, anglosajonas y
el Dictionnaire de Ernout y Meillet considera que germánicas, a la idea de incumplimiento y de culpa
su etimología es “engorrosa” [“etimologie embarra- [faute] se agrega la de falso, falsificación, falaz, etc.;
sante”]. La palabra francesa “faute” proviene del la- false en inglés o Falsch en alemán vienen de falsus,
tín popular fallire, que es una alteración del verbo participio pasado de fallere, verbo cuyos dos senti-
clásico fallere (derivado del griego sphallein [σφά dos principales de “engañar” y de “escapar” se re-
λλειν] que significa “engañar, faltar, hacer tropezar” montan probablemente a un significado único:
[“tromper, manquer, faire trébucher”] y que dará “fai- “esconder, estar escondido [cacher, être caché]”) o
llir” y “falloir”. En este campo derivacional encon- eludir, fallar [se dérober] (cf. Ernout y Meillet, s.v.
tramos sobre todo, a partir del francés antiguo: fai- “fallō”).
lle (“erreur, mensonge [error, mentira]”), faillement
(“chute, anéantissement, défaut [caída, aniquilamien- III. La deuda védica: una deuda sin falla/culpa
to, defecto]”), faillance (“faute, faiblesse [culpa/ falta, [faute] original y preexistente al deber
debilidad])”, faut (“manquement [incumplimien- Es posible entonces medir lo que se perdió de la
to]”, a partir del siglo XVI), faute (en el sentido de idea de deuda en esta red centrada en la noción de
“faute de [falta de]”; “manquement, péché [incum- falla/culpa [faute] y relativa a la base faill-. Y es que,
plimiento, pecado]”), defaillir (“faire défaut, s’étein- en efecto, como lo demuestra C. Malamoud, que
dre [faltar, apagar]”), mesfaillir (siglo XVI, “com- en este sentido considera la institución del présta-
mettre une faute [cometer una falta, un error]”). El mo con interés, tal como es analizada por Benve-
impersonal “il faut [hay que]” (que los alemanes niste, si la deuda está emparentada con el deber es
traducen por es muss, por es ist nötig o por ich soll, porque:
du sollst, etc., más el infinitivo) conlleva la idea ya de
…el deber es deuda cuando existe la obligación no
obligación o de necesidad.
de hacer sino de devolver. Hay deuda cuando la ta-
La misma etimología dio en alemán: los verbos rea o el gasto o el sacrificio que el deber exige están
fehlen (échouer, pécher [errar, pecar]) y fallen presentados, pensados como una restitución, una
(intransitivo que quiere decir “tomber, choir, décroî- devolución, una compensación. “Deber pagar cien
tre [caer, fracasar, menguar]”), los sustantivos der francos” no es la misma cosa que “deber cien fran-
Fehler y das Fehlen (“faute, erreur, manquement cos”. Más precisamente, “deber cien francos” es un
[falta, error, incumplimiento]”), los adjetivos fe- caso particular de “deber pagar cien francos”. […]
hlerfrei y fehlerloss (parfait, sans faute [perfecto, sin Modelo del deber, el deber devolver es a menudo la
error, sin falta]). Del verbo fallen deriva el sustanti- identidad que tienen otros deberes […] Nos aparta-
vo Einfall, que puede traducirse por “caída”, pero mos más claramente del deber puro y simple cuan-
también por “intuición” e incluso por “irrupción”; do la deuda se convierte en una relación que pone
en presencia no ya al deudor y al acreedor sino al
y es que, como subraya Georges-Arthur Goldsch-
prestatario y al prestador, cuando la deuda se con-
midt, “toda la obra de Freud es quizás una constan- vierte en una institución reglamentada, cuando se
te modulación en torno al verbo fallen. Los actos refiere a bienes materiales y mensurables y sobre to-
fallidos, las famosas Fehlleistungen, que ocupan do cuando, para saldarla, es necesario abonar inte-
tanto lugar en Freud, son lo que se observa, lo que reses…
surge repentinamente en el discurso; son lo que Encyclopædia universalis, vol. 7 [1990],
‘fällt auf’, ‘es fällt auf’: esto sorprende, es notorio, art. “Dette (Anthropologie)”.
aun si sólo se debe al azar, al Zufall, a ‘lo que salta
frente a ustedes por añadidura]” (Quand Freud voit Aun cuando lo encontremos en varias lenguas indo-
la mer, p. 27). europeas, y otras tales como el hebreo, el vínculo
En inglés, en tanto que duty (en inglés medio entre deber, deuda y falta/falla/culpa [faute] no exis-
dewe) y due parecen provenir del latín debere, la te en todas la lenguas. Por ejemplo, en el término
DEBER | 331

sánscrito ṛṇa [ऋण], que corresponde a “deuda”, “no el hombre esté de tal manera endeudado ni de qué
tiene relación etimológica de ningún tipo con una clase de préstamo es deudor. Lo cual obliga al exé-
raíz verbal que pudiera significar deber, ni con los geta a volver a los problemas de vocabulario:
sustantivos que designan las diferentes formas de
obligación”. En realidad, lo que caracteriza al pensa- …el término ṛṇa, “deuda”, posee un sentido técnico
miento hindú es la idea de que todo hombre, por el preciso; pertenece al léxico de la economía y desig-
hecho mismo de haber nacido, de entrada está car- na la obligación de restituir un bien tomado en
gado de deudas, al punto que él se define por ser per- préstamo, o su equivalente, y no podría pasar por si-
sonalmente “deuda” de manera originaria y consti- nónimo de “deber” o de “obligación” en general. Es-
tamos, pues, ante la siguiente paradoja: una deuda
tutiva. “Deuda hasta la muerte, por un lado: su propia
sin préstamo previo, o al menos sin la conciencia
existencia es un ‘depósito’ que el dios de la muerte, del acontecimiento del préstamo, una consecuencia
Yama, le reclamará necesariamente; por el otro, deu- sin causa; un presente sin pasado. La presión actual
da para con un grupo de acreedores: los dioses, los no podría ser percibida entonces como el resultado
antepasados, los ‘videntes’ que transmitieron a los de un error cometido [faute commise]; si la deuda
hombres el texto sagrado del Veda […], y por últi- congénita es un incumplimiento [manque] (que hay
mo los demás hombres” (C. Malamoud, ibid., pp. que compensar con la ejecución del programa de ri-
297-298). Así, estará libre de esta deuda fundamen- tos), no es un defecto, ni mucho menos la señal de un
tal aquel que haya tenido un hijo, que realice los ri- pecado, el punto culminante de una caída; y las obli-
tos sacrificiales prescritos y que haya llevado una gaciones-restituciones que se le imponen al hombre
vida de estudiante brahmánico… Pero la teología vé- no son una expiación, no están dictadas por una con-
dena, y el sentimiento de culpa no tiene razón de
dica no da respuesta a la pregunta de qué hace que

Recuadro 1 › La “deuda simbólica” según Lacan


signo forma velada, por formularse allí y ser re- can hace de la deuda el pilar de un orden
cibido como relevante de esta deuda que que, inspirándose en Lévi-Strauss, define co-
Cabe preguntarse si no hay un eco de esa se acumula sin culpable y se descarga so- mo la “cadena simbólica”, en contraste con
bre una víctima, sin que esa víctima haya
teología brahmánica del hombre deudor en la “cadena de experiencia”, donde nada se
merecido la punición.
lo que Lacan llama “el juego implacable de articula ni se construye. Efectivamente, lo
Le transfert, p. 122.
la deuda” cuando se refiere a la metáfora vivido no se ordena, no adquiere sentido y
cósmica (Écrits, p. 278) que Rabelais, en Le Es que para nosotros el Verbo no es sim- no puede ser analizado “hasta el momento
tiers livre [Tercer libro de Pantagruel], pone plemente la ley donde nos insertamos pa- en que el sujeto entra en un orden que es el
en estos términos en boca de Panurgo: ra llevar cada uno de nosotros la carga de orden del símbolo, orden legal, orden sim-
esta deuda que hace nuestro destino, sino bólico, cadena simbólica, orden de la deuda
Me preguntas cuándo voy a terminar con que abre para nosotros una posibilidad,
simbólica” (La relation d’objet, p. 102), dicho
las deudas. El asunto es mucho peor; me una tentación de donde nos es posible
orden preexiste a todo lo que le sucede al
consagro a san Babolino si toda mi vida maldecirnos, no solamente como desti-
no he pensado que las deudas consti- no particular, como vida, sino como la vía sujeto en la experiencia: sus acontecimien-
tuían una especie de conexión y de unión misma donde el Verbo nos compromete, tos, sus satisfacciones, sus decepciones…
del cielo y de la tierra, un medio único de y como encuentro con la verdad, como
conservación de la raza humana, es de- hora de la verdad. No estamos ya sola- Bibliografía
cir, sin el cual todos los humanos perece- mente al alcance de ser culpables por la Lacan Jacques, Écrits, Seuil, 1966; Escritos,
rían sin tardanza y si no he estimado que deuda simbólica. Es por tener la deuda a trad. Tomás Segovia, México, Siglo XXI, 3a.
son el gran alma del universo, que según nuestro cargo que puede sernos repro- ed. 2009.
los académicos todo lo vivifica. chada, en el sentido más próximo que es- ——, Le Séminaire, livre IV, La relation d’objet,
Le tiers livre, en Œuvres complètes, ta palabra indica. En fin, es que la deuda Seuil, 1994; livre VII, L’éthique de la psycha-
G. Demerson (ed.), p. 383. misma en la cual teníamos nuestro lugar nalyse, ibid., 1986; livre VIII, Le transfert,
puede sernos arrebatada, en la cual pode- ibid., 1991; El Seminario, libro IV, Teoría de
En varios pasajes de su Séminaire, en efec- mos sentirnos a nosotros mismos, total- la falta de objeto, trad. Enric Berenguer, Bue-
to, Lacan hace de la idea de esa deuda fun- mente alienados. nos Aires, Paidós, 2008 (1994); libro VII,
Op. cit., p. 354. La ética del psicoanálisis, trad. Diana S. Ra-
damental una clave privilegiada para su
binovich, ibid., 1990 (1988); libro VIII, La
teorización de lo simbólico:
En realidad, antes de considerar este tema transferencia, Barcelona, Paidós Ibérica,
desde el ángulo de la muerte y desde el án- 2003.
El mandato de la segunda muerte [en la
tragedia antigua], por estar allí bajo esta gulo de la ley presentada por el Verbo, La-
332 | DECEPCIÓN

ser. No es que la religión del Veda ignore la culpa y Hénaff Marcel, Le prix de la vérité. Le don, l’argent, la philoso-
la mancha; al contrario. phie, cap. 6, “La Logique de la dette”, París, Seuil, 2002, pp.
269-317; El precio de la verdad. Don, dinero, filosofía, San-
C. Malamoud, en L’apport freudien, p. 592.
tiago de Chile, lom, 2017.
Malamoud Charles, “Présentation” y “Théologie de la dette dans
No obstante, si bien la teología védica no se pro- les Br hma a”, en C. Malamoud (dir.), en Puruṣārtha, núm.
4, La Dette, École des Hautes Études en Sciences Sociales,
nuncia sobre la deuda congénita que afecta a todo
1980.
hombre, permanece abierta a las connotaciones del ——, “Présentation” y “Dette et devoir dans la vocabulaire sans-
término ṛṇa, en las que “las nociones de ‘culpa’ y de crit et dans la pensée brahmanique”, en C. Malamoud (dir.),
‘deuda’ (los dos sentidos del alemán Schuld) se re- Lien de vie, noeud mortel. Les représentations de la dette en
Chine, au Japon et dans le monde indien, École des Hautes
miten una a la otra”. Esto explica que el sujeto indi-
Études en Sciences Sociales, 1988 [retom. en Cuire le mon-
vidual, en medio de la zozobra, llegue a interrogar- de, Rite et pensé dans l’Inde ancienne, cap. 5, “La théologie
se sobre sus posibles culpas [fautes] pasadas como de la dette dans le brahmanisme”, La Découverte, 1989, pp.
si le ayudaran a comprender sus desdichas presen- 115-136, y en el art. “Dette (Anthropologie)”, en Encyclopæ-
dia universalis, vol. 7, 1990].
tes y la “deuda impaga que tiene aquí abajo” para ——, “Psychanalyse et sciences des religions”, en P. Kaufmann
con Yama, el dios de la muerte y el patrono de todas (dir.), L’apport freudien, Bordas, 1993, pp. 587-596.
las deudas. Nietzsche Friedrich, Zur Genealogie der Moral, Kritische Studien-
• VÉASE EL RECUADRO 1 ausgabe, t. 5, G. Colli y M. Montinari (ed.), Múnich, Deut-
schen Taschenbuch Verlag de Gruyter, nueva ed., 1999; La
Al menos en las lenguas en las que “deber” per- genealogía de la moral, trad. Andrés Sánchez Pascual, Ma-
tenece a la genealogía del latín debere, y quizá tam- drid, Alianza, 2005 [1972].
bién en la India védica, la “deuda simbólica” parece Rabelais François, Œuvres complètes. Le Tiers Livre, G. Demer-
determinar un campo léxico en el que la obligación son (ed.), París, Seuil, 1973; Tercer libro de Pantagruel, Ma-
drid, Cátedra, 2009.
reviste un sentido más profundo que la pertenecien- Sarthou-Lajus Nathalie, L’éthique de la dette, París, puf, 1997.
te al campo jurídico y financiero, donde debe de- Tricaud François, L’accusation. Recherche sur les figures de
volverse un objeto o una suma prestada. El prime- l’agression éthique, cap. 5, “La Dette”, y cap. 6, “L’Expérien-
ce de la honte”, Dalloz, 1977, pp. 107-146.
ro de estos dos registros, en efecto, “tiene que ver
con la obligación en el sentido de la reciprocidad Bibliografía de consulta
(estaríamos entonces en el dominio del don/con- Encyclopædia universalis, vol. 7, París, 1990.
tra-don)”, en una esfera en la que reina el intercam- Ernout Alfred y Antoine Meillet, Dictionnaire étymologique
de la langue latine, París, Klincksieck, 4a. ed. 1967.
bio entre dones, un don convoca a ser devuelto en
compensación (cf. M. Hénaff, Le prix de la vérité, p.
274. En cambio, en la relación de tipo financiero es-
tablecida entre un acreedor y su deudor, la obligación
a la que se ve sometido este último está expuesta por decepción
contrato a una sanción que puede ser despiadada si Decepción, del latín decipere, literalmente “tomar [capere]
la deuda no se reembolsa. Y es sobre este modelo so- haciendo caer en una trampa, engañar, decepcionar”, im-
bre el que Nietzsche basa toda su concepción de una plica la ilusión, la seducción y la impostura. El término re-
deuda que no puede crear en el deudor más que un mite al poder que tiene el discurso de “hacer ilusión”, del
estado de dependencia y humillación, con todo su griego apate [ἀπάτη], tematizado por la retórica y la sofís-
cortejo de angustia, mala conciencia, sentimientos tica: véase Verdad (recuadro 3, “Apate…»); véase tam-
de culpa o desvalorización característicos de la ver- bién Artimaña [Metis]; cf. Acto de habla, Falso, Fic-
güenza (cf. F. Tricaud, L’accusation). ción, Logos, Mentira.
Charles BALADIER
Remite igualmente al desengaño característico de la litera-
Bibliografía principal tura del Siglo de Oro español, que dice la desilusión tanto
Benveniste Émile, “Prêt, emprunt et dette”, en Vocabulaire des como “salir del error” y como “desencanto”; véase Desen-
institutions indo-européennes, Minuit, 1969, t. 1, cap. 16, pp.
gaño; cf. Barroco, Malestar, Relato, Secularización,
181-197; Vocabulario de las instituciones indoeuropeas, trad.
Mauro Armiño, Madrid, Taurus, 1983. Sprezzatura.
Goldschmidt Georges-Arthur, Quand Freud voit la mer. Freud
et la langue allemande, Buchet-Chastel, 1988. negación, vergüenza
DERECHO | 333

deformación se Entstellung, Es, Inconsciente, Pulsión, Wunsch;


1. Deformación, o desplazamiento, son las traducciones ha- cf. Conciencia, Yo, Sujet. Las dificultades de traducir Ver-
bituales de Entstellung, palabra con la que Freud designa a neinung, especialmente en inglés y en francés, están así li-
uno de los mecanismos de la represión. Véase Entstel- gadas a la pérdida de la ambivalencia lógico-psicológica del
lung, y Pulsión, Verneinung, Wunsch; cf. Es, Incons- término.
ciente, y Sublime (recuadro 3, “La sublimación”).
2. Sobre la deformación que implica la puesta en discur- creencia, representación, verdad
so respecto de lo real, véase Historia, Logos, Mímesis; cf.
Ficción, Relato.
3. Sobre la forma misma de la palabra, véase Combina-
toria y conceptualización; cf. Negación. derecho
Derecho se deriva de directus, “en línea recta, sin desvío”, de
conciencia, forma dirigere, “trazar caminos”, después “trazar el camino”, de la
raíz *reg’-, que indica el movimiento en línea recta, de donde
toman su nombre tanto la “regla” (regula) como el “rey”
(rex). Esta metáfora de la rectitud se encuentra en la mayo-
demonio ría de las lenguas europeas (ing. right, al. Recht). Hoy dere-
Demonio (lat. daemon, gr. daimon [δαίμων]) es hoy en cho designa un corpus de reglas consideradas justas o legí-
francés, por via del latín de la Iglesia, muy próximo de dia- timas, que ligan el dominio jurídico al dominio moral, como
blo: véase Diablo (diábolos [διά ολος] de la Biblia heléni- se percibe especialmente en el inglés right: véase Right.
ca, Satán [ ָ ‫ ] ָש‬hebreo y árabe).
En griego, un daimon puede ser bueno o malo: véase I. Derecho y ley
Daimon, y su posterioridad semántica en alemán (lo “de- En griego el concepto de origen geométrico orthotes ( ρ
moniaco” hördeliniano por ejemplo); véase también el es- θότης), “rectitud”, es de extensión estrictamente lógica o
pañol Duende, que implica la misma ambigüedad. Sobre moral: véase Verdad, y Themis/Dike/Nomos. Aun cuan-
dáiomai [δαίομαι], “repartir”, el daimon está atado al des- do dike (δίκη) puede servir para designar lo que significa
tino: véase Destino [Ker]. ius (el derecho que se dice cuando se pronuncia la senten-
El campo semántico remite a la vez a la creación estéti- cia), es en latín donde se establece la red entre ley, justicia
ca singular: véase especialmente Dichtung, Locura, Ge- y derecho, lex, ius y directum, determinante en el Imperio
nio, Ingenium, Leggiadria; y a la satisfacción, moral o no: romano, que reivindica el ius como su bien propio: véase
Bienestar, Glück, Moral, Placer, Sabiduría; cf. Acedia. Lex, y Ley [Law/Right, Torá, Šarī’a]. Véase también
Sobre la relación con la religión y con la revelación, diri- Autoridad, Justicia [Fair, Right].
girse a Diablo y a Dios. Véase también Bogochelovié-
chestvo, Gracia, Pietas, Religio. II. Derecho, derechos, estado de derecho
Nos interesamos en la relación entre el derecho (“derecho
aión, lenguas y tradiciones, pueblo natural, derecho positivo”), los derechos (“derechos hu-
manos, derechos de las minorías”) y el Estado de derecho
(“Rechtstaat, rule of law”) a través de la distorsión de la
historia y las tradiciones nacionales; véase, además de Lex,
denegación que aporta la matriz de las principales distinciones, Civil
La palabra francesa dénégation, proviene del latín denega- Rights, Estado de derecho, Judicial Review, Multi-
tio, ha sido reutilizada por el psicoanálisis para traducir la culturalism; cf. Civiltà, Estado [Polis, State, Stato],
Verneinung en Freud, negación, “rechazo”: véase Vernei- Sociedad civil.
nung. Pero la palabra alemana designa a la vez la negación
en el sentido lógico (opuesto a la afirmación, Bejahung, o a III. Derecho, deber, hecho
la aserción Behauptung: véase Falso, Negación, Proposi- 1. El derecho se presenta en la moral como ligado a lo per-
ción, Nada) y el proceso que Freud describe como el re- mitido y a lo prometido, en contrapunto del deber y de la
chazo, preventivo o no, de admitir que se ha dicho alguna deuda: véase Deber, Sollen, Willkür; cf. Alianza, Des-
cosa. La negación es entonces una forma de represión: véa- tino, Obligación, Perdonar.
334 | DESCRIPTION

2. La pregunta jurídica quid facit/quid iuris? (“qué es (“a description of such lines as compose the features
hecho / qué es derecho?”) encuentra eco en la distinción of a face [un trazado de líneas que componen los
moral entre el ser y el deber ser, que coincide con una apre- rasgos de una cara]”, p. 94), pero más con el senti-
hensión y una apreciación de lo real, y de las exigencias do de dibujo, delineación, mientras que en depic-
que reclaman satisfacción: véase Claim, Matter of fact, tion se reconoce el radical pict, pintura, color, pig-
Res, Realidad, Tatsache; cf. Exigencia, Hecho, Hay, Sa- mento. El empleo visual de description sigue vivo en
chverhalt, Ser. Svetlana Alpers, que contrapone la description ca-
racterística de la pintura holandesa y de una nueva
moral, sociedad cultura visual a la narration característica de la pin-
tura italiana y de una cultura textual tradicional. La
mayoría de las veces, sin embargo, description desig-
na un modo verbal de visualización o de represen-
DESCRIPTION / depiction | inglés tación metafórica, que rivaliza en vano con las artes
visuales y en cuyo estatus ambiguo, o por lo menos
español descripción, representación
intermedio, insiste Addison: “aún menos semejan-
francés description, représentation
griego ékphrasis [ἔκφρασις]
te” que la pintura (la cual a su vez es menos seme-
latín descriptio, depictio jante que la escultura), la description es, con todo,
más cercana a lo que representa que la música (vol.
relato, y acto de habla, concetto, dichtung, 3, p. 559).
disegno, erzählen, ficción, historia, imagen, A veces, simples variantes de describe y descrip-
mímesis, representación, signo, estructura tion, depict y depiction, designan a la vez la represen-
tación literalmente visual y la visualización meta-
El inglés y el francés distinguen de la misma manera des- fórica por medio de la escritura, que “hace ver”
cription y narration. Sólo que en inglés description puede (llamada también picturing o, en términos de Rus-
también oponerse a depiction, término que tiene una con- kin, word- painting). Edgar A. Poe utiliza depict pa-
notación visual que contrasta con la connotación verbal de ra designar el arte del retratista (“for her whom he
description. Esta segunda distinción no tiene equivalente depicted so surpassingly well [a quien pintaba de
en francés ni en español. Ahí donde el inglés dice depiction manera tan insuperable]”, “The Oval Portrait”, vol.
el francés y el español dirán représentation y representa- 2, p. 665), aunque también el arte del narrador o
ción. De ahí la dificultad para traducir al francés y al espa- retratista psicológico (“This depicting of character
ñol la distinción depiction/representation que, al igual que constituted my design [No tenía mayor propósito
aquella entre depiction y description, juega un papel muy que pintar a este personaje]”, “The mystery of Ma-
importante en las teorías estéticas desarrolladas a partir de rie Rogêt”, vol. 3, p. 724). Encontramos usos com-
la filosofía analítica. Esto fue lo que recientemente condu- parables en obras críticas recientes. En Williams, de-
jo a que se introdujera el término depiction en la lengua fi- piction remite principalmente a la representación
losófica francesa, término ausente en español. visual con daguerrotipo (“depiction of face in por-
traiture”, passim), pero también, ocasionalmente, a
I. Difererentes formas de hacer ver la pintura por medio del texto literario (“depiction
El latín descriptio designa un dibujo o una descrip- of portrait in sentimental fiction”, “depiction of spec-
ción escrita u oral. De manera menos frecuente, de- tatorship in The house of the seven gables”, p. 244).
pictio es un boceto visual, pero también la descrip- Como a Flaxman le parece demasiado escritural, es-
ción verbal o la representación imaginaria. En ambos pecifica description como visually oriented descrip-
casos hay una imagen, pero la visualización no es ne- tion. En cambio, cuando Krieger define la ékphrasis
cesariamente literal; el prefijo de- indica que se pin- como a verbal description, no implica que haya des-
ta, que se describe a partir de un modelo o de un cripciones no verbales; casi tautológicamente defi-
original. ne la esencia verbal de la descripción, y emplea por
Hasta el siglo XVII el inglés description designa- otra parte, exactamente en el mismo sentido, la va-
ba una representación pictórica, un retrato. Encon- riante verbal depictions (p. XV y p. 7). Becker, por el
tramos el término todavía en los escritos de Hogarth contrario, en el comentario detallado que dedica al
DESCRIPTION | 335

escudo de Aquiles recurre a una distinción clara y II. ¿Modos de denotación o de percepción?
explícita entre description y depiction. La visual de- Gracias esencialmente a los trabajos de Nelson
piction designa lo que se supone que representa el Goodman, esta distinción ha adquirido el valor de
escudo (ficticio) de Aquiles, mientras que la verbal una oposición conceptual y se ha vuelto operante
description remite a la forma en que el bardo des- en el campo filosófico. Nelson Goodman distingue
cribe esta representación. “In a description of a de- entre verbal description (donde el adjetivo designa,
piction of the sun (484), the same phrase is used as in al igual que en Krieger, un carácter constante de la
a description of the actual sun (239) [En la descrip- descripción) y pictorial representation, or depiction
ción de una representación del sol (484), Homero (en Reconceptions in philosophy, p. 121, Goodman
emplea la misma frase que en una descripción del dice que en definitiva prefiere depiction por sobre re-
sol real (239)]” (p. 103). Según Becker, la ékphrasis presentation, que empleará en adelante con un sen-
homérica es a menudo descripción simultánea del tido “más amplio, más flexible”). Goodman ve en
escudo y de lo que está representado (depicted) en description y depiction dos modos de denotation, dos
el escudo, y este modo homérico de la ékphrasis se maneras de referirse a algo o de representarlo, pero
distingue de modos ulteriores precisamente por- impugna con vigor que depiction tenga algo que ver
que sigue prestando atención a la materialidad del con la semejanza. Para él las descriptions o predica-
soporte ficcional, a las imágenes de metal tanto co- tes (nombres, frases descriptivas…) están compues-
mo a la historia que narran, en vez de servirse de la tos por símbolos lingüísticos que pertenecen a sis-
representación imaginada y ficcional como de un temas digitales (formados por unidades discretas),
simple pre-texto para introducir la narración (pp. mientras que, en el caso de la depiction, las pictures
118-119). pertenecen a sistemas densos o análogos. Goodman
• VÉASE EL RECUADRO 1 emplea description en un sentido muy extensivo que

Recuadro 1 › La ékphrasis: de la palabra a la palabra


La ékphrasis [ἔκφρασις] (de phrazo [φρά do de Heracles, atribuido a Hesíodo. Este dida en que ésta busca poner el objeto a la
ω], “hacer comprender, explicar”, y ek palimpsesto no es por lo tanto conforme a vista —pintar el objeto como en un cuadro—
[ἐκ], “hasta el final”)] es una articulación un fenómeno, un escudo real, como tampo- sino imitar la pintura en tanto que arte mi-
de frases que agota su objeto, y designa ter- co a la propia naturaleza o a las ciudades, mético: pintar la pintura. Imitar la imitación,
minológicamente las descripciones, minu- sino únicamente a un logos. Con la referen- producir un conocimiento, no del objeto si-
ciosas y completas, que se dan de las obras cia natural de este objeto impregnado de no de la ficción de objeto, de la objetiva-
de arte. cultura se pierde lo que según Aristóteles ción: la ékphrasis es literatura.
La primera ékphrasis conocida, y sin du- se denomina la vida del relato; como obser- Las ekphraseis se multiplican con la se-
da la más célebre, es la que provee Homero va Paul Mazon, con los juicios de valor que gunda sofística, al punto de constituir, a
del escudo de Aquiles, fraguado por Hefes- son de esperarse: “En todo esto, ni un gesto partir de las Imágenes de Filostrato o las
to, al final del canto xviii de la Ilíada. El ar- que sea verdaderamente ‘visto’, que dé la Descripciones de Calistrato, un género por
ma fue fabricada a pedido de Tetis, no para sensación de vida. Ni una palabra tampoco derecho propio. Con los xenia [ξένια], por
permitir a su hijo resistir a la muerte sino en la boca de los personajes que emita un ejemplo, esas críticas de las naturalezas
para que todo el mundo se maraville (XVIII, sonido franco y claro: todos hablan un len- muertas que un anfitrión envía a sus invita-
466 ss.) cuando el destino lo alcance. Es una guaje de convención pura” (Hésiode, Les dos como obsequio en las que están repre-
obra cosmo-política, en la que se represen- Belles Lettres, 1967, reseña p. 128). La ék- sentados los manjares que pudieron degus-
tan no solamente Tierra, Cielo y Mar, rodea- phrasis se sitúa así en el punto más lejano tar en su casa, se aleja el fenómeno, que se
dos por el río Océano, sino también dos ciu- de la metáfora; conforme a la doctrina de la ha convertido en pretexto para la represen-
dades con sus vidas detalladas, una en paz ut pictura poesis, todo el arte de la metáfo- tación literaria de una representación pictó-
y la otra en guerra. El poeta ciego produce ra consiste en poner las cosas πρ μμά rica, a tres grados de distancia. El fenóme-
la primera síntesis del mundo de los morta- των, “bajo los ojos”, para producir así un no, que no se libra ya a la inmediatez de la
les, demostrando así, por vez primera, que nuevo y original conocimiento (“cuando di- percepción y que ya no es objeto de una des-
la poesía es más filosófica que la historia. ce que la vejez es una brizna de paja, esto cripción adecuada, es a lo sumo supuesto o
Esta ékphrasis inicial no es sólo la descrip- produce una enseñanza y un conocimiento producido al final de un procedimiento de
ción de un objeto ficticio, sino que va segui- […] pues una y otra han perdido sus flores”, ficción (véase el recuadro 1 en Acto de
da en el tiempo de una segunda ékphrasis, Aristóteles, Retórica, III, 10, 1410B 14-16; habla).
cuyo modelo es, esta vez, como para un re- cf. Poética, 21, 22). En efecto, en la ékphrasis El destino de la ékphrasis está ligado al de
make, la primera ékphrasis: se trata del escu- el punto ya no es imitar la pintura en la me- la novela, que no sólo está plagada de ék-
336 | DESCRIPTION

phrasis sino que, de manera más determi- acudían allí, atraídos por la fama, a rendir de abogado defensor y de fiscal, al mismo
nante, a menudo es una ékphrasis la que la culto a las ninfas, pero también a contem- tiempo. Este “reescrito”, esta “réplica”, es
estructura. Por ejemplo, en las primeras lí- plar la imagen (tes de eikonos theatái [τ ς la interpretación de la pintura en cuatro li-
neas del libro Las aventuras de Leucipa y Cli- δ εἰκόνος θεαταί]). Aparecían en ella bros. Al ut poesis pictura que es la graphé
mujeres que estaban por dar a luz, otras
tofonte de Aquiles Tacio, primero el narra- [γραφή], la pintura, le sucede el ut pictura
que envolvían a los recién nacidos, niños
dor, que acaba de escapar de una tormenta, a la vista, bestias dando de mamar, pas- poesis, que es el antigraphé [ἀντιγραφή], la
mira los exvotos y se detiene frente a un tores recolectando, jóvenes intercam- pastoral en sí: no podría, pues, tratarse más
cuadro colgado que contiene la matriz del biando juramentos, un ataque de piratas, que de un ut poesis poesis, que procede de
relato de Las aventuras de Leucipa y Clitofon- una invasión de enemigos. Viendo mu- la palabra a la palabra.
te, en el curso del cual se ve al protagonista chas otras cosas, y todas cargadas de Con la ékphrasis estamos completamen-
principal ofrecer el cuadro. Pero son las Pas- amor, quedé tan pasmado que me vino el te alejados de la physis y de esta primera fí-
torales de Longo sobre Dafnis y Cloe las que deseo de replicar la pintura (antigrapsai sica que es la filosofía, encargada de decir
tradicionalmente aportan el paradigma de te graphé [ἀντιγρά αι τ γραφ ]). Ha- las cosas que son como, en tanto que y en
biendo finalmente encontrado un exége-
la ékphrasis: la novela entera no es más que cuanto son; lo más alejado de una descrip-
ta de la imagen, compuse cuatro libros,
la ékphrasis de una ékphrasis, pues aquello que consagro al Amor, a las Ninfas y a Pan; ción fenomenológica inmediata y de una on-
sobre lo que se modela la historia es una una experiencia que deleitará (ktema de tología inocente. Entramos en el arte y en
pintura, y esta pintura, como leeremos a terpnón [κτ μα δ τερπνόν]) a todos el artificio, dominados y modelados por la
continuación, no está hecha de líneas y co- los hombres, que sanará al enfermo, con- capacidad performativa, eficaz, creadora,
lores sino de palabras: solará al afligido, recordará el amor al que posee el discurso emancipado de lo ver-
que ya amó y preparará al que no ha dadero y lo falso, en la medida en que, en
Cazando en la isla de Lesbos, en un bos- amado (ton erasthenta anamnesei, ton vez de decir lo que ve, hace véase lo que di-
que consagrado a las ninfas, vi el más lin- ouk erasthenta propaideusei [τ ν ἐρασ ce.
do objeto de contemplación (théama ei- θέντα ἀναμνήσει, τ ν ο κ ἐρασθέντα
don kálliston [θέαμα εἶδον κάλλιστον]) Barbara Cassin
προπαιδεύσει]) (1-4).
que jamás vi en mi vida: una imagen pin-
tada, una historia de amor (eikona grap- En este relato la naturaleza es menos bella Bibliografía
tén, historían érotos [εἰκόνα γραπτήν, que la pintura (“la pintura tenía más encan- Blanchard Marc Élie, “Problèmes du texte et
ἱστορίαν ἔρωτος]). Era hermoso tam- du tableau: les limites de l’imitation à l’épo-
to”). La pintura que la ékphrasis describe
bién (kalón men kai [καλ ν μ ν καί]) que hellénistique et sous l’Empire”, en B.
es ya un relato: “una imagen pintada, una Cassin (dir.), Le plaisir de parler, París, Mi-
ese bosque de árboles espesos, con flores
historia de amor”. En una palabra, este rela- nuit, 1986, pp. 131-154.
y arroyos; una sola fuente alimentaba to-
do, flores y árboles. Pero la pintura tenía to pinta; se trata de “replicar” allí. La expre- Cassin Barbara, El efecto sofístico, trad. H.
más encanto (all’ he graphé terpnotera sión griega antigrapsai te graphé es mucho Pons, México, Fondo de Cultura Económi-
[ἀλλ γραφ περπνοτέρα]): desborda- más rigurosa: es necesario escribir “contra” ca, 2008.
ba un arte extraordinario y una aventura y “de nuevo”, rivalizar y copiar este primer Imbert Claude, Phénoménologie et langues
de amor. Así es que no pocos forasteros escrito que es la pintura haciendo a veces formulaires, caps. 3 y 10, París, puf, 1992.

prácticamente parece abarcar toda formulación lin- mera identificación correspondería a la experiencia
güística. Junto a description vs. depiction encontra- perceptiva de la depiction. Pero la existencia de un
mos en él names and descriptions vs. pictures, des- nivel de percepción antecognitiva y antepredicati-
cription vs. picture, paragraphs vs. pictures, predicates va, que definiría lo que algunos llaman una fase de
vs. pictures (Goodman, 1976, pp. 3-10, 40-43 y 225- percepción pura, es una tesis que hoy está lejos de
232; Goodman-Elgin, 1988, pp. 121-131). ser aceptada unánimemente.
La distinción entre depiction y representation, ela- Jean-Loup BOURGET
borada sobre todo por Peacocke (1987), introduce
una distinción adicional, en el seno mismo del ac- Bibliografía
Addison Joseph, The Spectator [núm. 416, 27 de junio de 1712],
to perceptivo, entre un primer nivel que tiene que ed. D.F. Bond, Oxford, Clarendon Press, 1965.
ver con una percepción pura y un segundo nivel que Alpers Svetlana, The art of describing: Dutch art in the Seven-
exigiría el conocimiento y dominio de un sistema teenth Century, Chicago, University of Chicago Press, 1983;
simbólico. Esta distinción, que no deja de evocar la El arte de describir: el arte holandés en el siglo xvii, trad. C.
Luca de Tena, Madrid, Ed. Hermann Blume, 1987.
que hace Panofsky entre la fase preiconográfica y la Becker Andrew Sprague, The shield of Achilles and the poetics of
fase iconográfica, tiene un importante papel en el ekphrasis, Lanham (Maryland), Rowman & Littlefield, 1995.
análisis de la percepción de las obras de arte. Cuan- Flaxman Rhoda L., Victorian word-painting and narrative: To-
ward the blending of genres, Ann Arbor (Michigan), UMI Re-
do contemplo un cuadro puedo identificar un ob-
search Press, 1987.
jeto (un niño, un viejo o una oveja) sin saber lo que Goodman Nelson, Languages of art: An approach to a theory of
representa (el amor, el tiempo o el Cristo). Esta pri- symbols, Indianápolis-Cambridge, Hackett, 2a. ed., 1976; Los
DESENGAÑO | 337

lenguajes del arte, una aproximación a la teoría de los símbo- conversos, una manera de imaginar atajos y salidas frente
los, trad. J. Cabanes, Madrid, Paidós, 2010. a una sociedad hostil que les cerraba todas las puertas. Cer-
Goodman Nelson y Catherine Z. Elgin, Reconceptions in philo-
sophy and other arts and sciences, Indianápolis-Cambridge, vantes inscribió el Quijote en esta tradición. Un poco más
Hackett, 1988. tarde, hacia mediados del siglo xvii, cuando la Compañía de
Hogarth William, The analysis of beauty [1753], ed. R. Paul- Jesús hubo afirmado su triunfo en España erigida en bas-
son, Yale UP, 1997.
tión de la Contrarreforma, el jesuita Baltasar Gracián res-
Irwin Michael, Picturing: Description and illusion in the Ninete-
enth-Century novel, Londres, Allen & Unwin, 1979. pondió a esta experiencia del desengaño mediante una es-
Krieger Murray, Ekphrasis: The illusion of the natural sign, Bal- trategia de la puesta en escena y un elogio de la apariencia
timore-Londres, Johns Hopkins UP, 1992. como única realidad. Hoy desengaño ha conservado las hue-
Panofsky Erwin, Estudios sobre iconología, trad. B. Fernández,
llas de su antigua riqueza y conserva aún sentidos varios.
Madrid, Alianza Editorial, 1998.
Peacocke Christopher, “Depiction”, Philosophical Review, 1987,
XCVI, núm. 3, pp. 383-410. I. Los principales sentidos: el conocimiento que
Poe Edgar A., Collected works, ed. T.O. Mabbott, Cambridge desengaña, la decepción, el engaño
(Mass.)-Londres, Belknap Press of Harvard UP, 1978; Cuen-
tos completos, trad. J. Cortázar, Barcelona, Edhasa, 2015.
1) El primero de los sentidos corrientes de desenga-
Williams Susan S., Photography and portraiture in antebellum ño es aquel de conocimiento de la verdad que per-
American fiction, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, mite salir de un engaño o de un error. En su Tesoro
1997. de las dos lenguas española y francesa (1a. edición
1607), César Oudin, el primer traductor del Qui-
jote, traduce desengañar por “détromper, désabuser
quelqu’un, lui ouvrir les yeux”. Para Covarrubias (Te-
DESENGAÑO soro de la lengua castellana o española, 1611), desen-
gañar quiere decir también: “Hablar claro, para que
alemán Enttäuschung
no conciban una cosa por otra”. El ejemplo elegido
catalán desengany
francés désillusion, désenchantement, déception
por Covarrubias confirma la idea según la cual “la
inglés disillusion misma verdad nos desengaña”. Aparece entonces en
italiano disinganno el desengaño una especie de proceso en dos tiempos:
portugués desengano en primer lugar, la revelación de una verdad nueva,
hay en el desengaño un momento de verdadera ilu-
decepción, y barroco, falso, malestar, mentira, minación; después, gracias a este conocimiento, un
placer, sprezzatura, vergüenza, verdad
movimiento más lento que consiste en salir del error
(“conocimiento de la verdad con que se sale del en-
El sustantivo desengaño deriva del verbo desengañar, com- gaño en que se estaba”), como en la expresión lati-
puesto del prefijo negativo des- y del verbo engañar, el cual na ab errore deductus (Diccionario de Autoridades,
procede, según Corominas, del latín medieval ingannare 1732). El desengaño es, pues, una forma de conoci-
(burlarse, escarnecer, ridiculizar), que deriva a su vez de la miento que tiene un efecto práctico: no se trata de
onomatopeya clásica gannire (gañir, aullar, chillar); lo mis- una verdad abstracta, sino de una verdad vivida, que
mo ocurre con el catalán desengany, el italiano disinganno provoca un cambio.
y el portugués desengano. El inglés desillusion y el alemán 2) Este cambio constituye el segundo sentido de
Enttäuschung (fem.) representan los dos sentidos entre los la palabra definida por el Diccionario de la lengua
cuales oscilan los diferentes significados de desengaño: por española, a saber, un “efecto de ese [nuevo] conoci-
un lado, el conocimiento, el “abrir los ojos” o el “desenga- miento en el ánimo”. La Real Academia propone
ño”, que corresponde al hecho de que se ha salido del error, una distinción entre un sentido neutro y un senti-
de la ilusión; por otro lado, la desilusión, la decepción cuando do resueltamente negativo que reserva para el plu-
una esperanza o una expectativa no han sido cumplidas. ral de desengaño y que corresponde a aquellas “lec-
En los siglos xvi y xvii la palabra desengaño adquirió to- ciones adquiridas mediante experiencias amargas”.
do su esplendor. En la literatura picaresca y mística, a partir Manuel Seco (Diccionario del español actual, 1999)
de 1492, cuando los judíos debieron elegir entre dejar Es- estableció una síntesis de esas dos orientaciones del
paña o convertirse al catolicismo, la escritura del desenga- pensamiento calificando el desengaño de impresión
ño constituyó para los “nuevos cristianos”, hijos de judíos negativa que padece quien descubre que una persona
338 | DESENGAÑO

o una cosa no responde a su expectativa. Propone puede a veces trasmitir al sustantivo esta idea de
algunos ejemplos extraídos de la literatura contem- malignidad. El Diccionario de Autoridades atribuye
poránea, especialmente en Díaz Plaja, El español: así al objeto de la decepción un rostro desengañado,
“el acto sexual lleva en sí un castigo, aquel de la en el contexto del pecado, terrible y horroroso.
muerte violenta de Calixto y Melibea, o simple- Desengaño designa el espantoso objeto que ahora
mente el desengaño que sigue al goce”; en Calvo provoca este sentimiento: “Vida de San Borja: Vióse
Sotelo, Resentido: “lo normal es que quienes sufren en su mismo original la cara del desengaño, tan terri-
ese desengaño terrible se hagan resentidos”; en De- ble, que bastaba a introducir susto hasta en los már-
libes, Emigrante: “La chavala se ha llevado un desen- moles del templo”. Según una vena más satírica, pe-
gaño de órdago, por más que ella diga misa”. En el es- ro de todos modos grave, Quevedo va a transformar
pañol popular, “decir misa” significa decir cosas en este desengaño en negativa de toda ilusión, de toda
las cuales nadie cree, por más solemnes que parez- seducción; se convierte en verdad —verdad de los
can. Estas citas recuerdan el contexto en el cual se libros, por oposición a las mentiras de los vivien-
desarrollan los diferentes sentidos de desengaño des- tes—, verdad que ha atravesado la inanidad de la
de la edad clásica hasta nuestros días: en la medida apariencia, pero también la vanidad del placer y de
en que esta palabra se aproxima a la decepción o a la existencia:
la desilusión, se trata sobre todo de una desilusión
amorosa, que puede merecer un castigo, sobre todo Pareciéndome que los muertos pocas veces se bur-
si en ello ha habido placer (goce). En el último pa- lan, y que gente sin pretensión y desengañada más
saje citado, la lengua popular permite ver hasta qué atienden a enseñar que a entretener.
punto el desengaño está, aún hoy, secretamente li- Visita de los chistes (citado por R. J. Cuervo).
gado al horizonte de un pensamiento religioso de la
carencia, de la pérdida. II. Desprecio picaresco de la ley y sabiduría mística
3) El tercer sentido de desengaño designa la pala- José Luis Alonso Hernández (Léxico del marginalis-
bra o el juicio por el cual se reprocha una falta a al- mo del Siglo de Oro, 1977) observa que el adjetivo
guien. Este sentido se expresa principalmente en la desengañado, transformado en sustantivo, toma el
forma figurada y coloquial que toman el adverbio y sentido de “truhán, timador, estafador”. Desenga-
el adjetivo: desengañadamente (malamente, con de- ñado: personaje picaresco, truhán, ladrón; en el
saliño y poco acierto) y desengañado (despreciable y sentido en que conoce todo engaño posible —“tor-
malo). El efecto de la decepción es aquí imputado nó a beber y a convidar a otros tan desengañados
al carácter problemático o malo de aquel que ha de- como él” (M. de Obregón).
cepcionado; ha hecho lo que ha hecho sin creerlo, • VÉASE EL RECUADRO 1
dicho de otro modo, lo ha hecho mal: “Cuando se Contrariamente al sentido religioso según el cual
pondera que alguien ha ejecutado mal alguna cosa, el desengaño está ligado al pecado y a la falta, es de-
se dice que lo ha hecho desengañadamente”. En este cir, de alguna manera, a un exceso de ley, el conoci-
sentido, desengañado traduce el latín perversus, miento del mal se identifica en la novela picaresca
“malo” (Diccionario de Autoridades). El adjetivo con un desprecio de la ley, próximo a cierta des-

Recuadro 1 › “Pícaro”
Esta palabra de origen incierto significa en el personaje es astuto, a veces bribón, pero mán, de las leyes del poder social y de la
primer lugar “pillo, bufón, ruin”, el que no tie- tiene una verdadera conciencia de sí mis- “falsedad” de toda autoridad mundana que
ne ni vergüenza, en el sentido de pudor, ni mo, de las fronteras del mundo, en particu- Teresa de Ávila, con el más “picaresco” de
honor (honra), el más cristiano de los valo- lar de las que separan su mundo del de sus los desprecios, llamaba “autoridades posti-
res nacionales en el teatro de Lope de Vega amos, y de las de su propia subjetividad. A zas”. Pero el Guzmán de Alfarache de Ma-
—el autor “oficial” del Siglo de Oro español— pesar de la paradoja aparente de esta filia- teo Alemán osa agarrársela con Dios y su
(siglos xvi y xvii). El pícaro es entonces an- ción, el pícaro puede ser considerado como creación, que considera prodigiosamente
te todo un carácter travieso, descarado, pe- un lejano antepasado de los místicos. Píca- fallida. El rechazo místico del mundo tal y
ro sobre todo fuera de norma. En algunos ros y místicos comparten un conocimiento como es permanece en los pícaros como
autores, como en el del Lazarillo de Tormes, agudo y, a veces trágico como en Mateo Ale- rechazo de toda trascendencia.
DESENGAÑO | 339

preocupación, verdadera o falsa, poco importa, a cutor privilegiado de Marcel Bataillon, “uno de los
veces igualmente cercano a una cólera extraordina- maestros del cervantismo”, como lo llamaba Jean
ria como en Mateo Alemán. Su rebelión procede, Cassou en su prefacio del Quijote (La Pléiade, 1934),
ciertamente, de la costumbre del hambre, de la mi- no ha cesado de evocar el origen común de toda la
seria, pero sobre todo de una susceptibilidad acera- literatura espiritual y mística de los siglos XV y XVI
da delante de la honorable arrogancia de los pu- y de las novelas picarescas, de La Celestina, y sobre
dientes, es decir, de los “viejos cristianos”. todo de Don Quijote de la Mancha. Ahora bien, es-
Sin embargo, en el Siglo de Oro y aún a menudo ta literatura, fraguada en la esperanza cristiana, te-
ahora, el adjetivo desengañado designa también lo ñida de erasmismo, y el desengaño picaresco, nace
contrario de pícaro y aparece como sinónimo de y es desarrollada justamente por los hijos de los
sabio. Se llama así al hombre que, retirado del rui- primeros judíos conversos vueltos cristianos, de vi-
do y de la vida mundana, vive recogido y alejado, das “psíquicamente fronterizas”. En la novela pica-
sin pretender otra cosa que vivir en paz, a distancia resca la irrisión, la provocación, el juego constante
de los tribunales de una sociedad implacable con con la ley esconden a menudo, como en el Lazarillo
los no-conformes: de Tormes, una distancia, pero también una acepta-
ción brutal, que confina a la sumisión. Lázaro, trans-
Dichoso el que jamás ni ley ni fuero, formado al final de la novela en un respetable ma-
Ni el alto tribunal de las ciudades; rido, acepta lo más filosóficamente del mundo que
Ni conoció del mundo el trato fiero. su mujer, la sirvienta del Arcipreste, siga siendo la
Estrofa del poema de Luis de León, amante de éste, pues su mundo es demasiado estre-
En una Esperança que salió vaga. cho —contrariamente al de Cervantes— para dar
lugar al sueño de un amor libre o incluso a la nos-
Luis de León, monje agustino, sutil conocedor del talgia de un universo interior, que los pícaros, por
griego y del hebreo, profesor en la universidad de otra parte, desprecian y consideran inútil. Ocurre
Salamanca y uno de los más grandes poetas de su también a veces que la distancia entre deseo y reali-
tiempo, osa también desafiar la ley (se trataba para dad se transforma en una inmensa rebelión como
él de la prohibición inquisitorial de traducir la Bi- en Guzmán de Alfarache. En estos antihéroes, el de-
blia al español), y ofreció la más hermosa versión sengaño se convierte a la vez en sumisión y en tras-
lírica del Cantar de los Cantares a una religiosa car- gresión permanente sin puerto, pero que encuen-
melita. Ahora bien, sus poemas guardan una tra una salvación en la escritura.
agresividad lúcida y fina que reúne, a pesar de la En la literatura mística, por el contrario, ese de-
diferencia completa de registros, la rebelión emba- sengaño se acompaña de una huida hacia los confi-
rullada y atronadora de Mateo Alemán. El Dicciona- nes de la subjetividad y de la vida interior para re-
rio de Autoridades muestra que, sin nombrarlos, el crear mediante la oración y la escritura otro mundo
adjetivo desengañado designaba justamente a los invisible, más verdadero, el de las Moradas, secre-
“nuevos cristianos”, como Mateo Alemán, Luis de tas, indestructibles, de un castillo del alma “todo de
León o Teresa de Ávila, la cual no cesaba de repetir diamante y de cristal muy claro”, como decía Tere-
a sus hijos que la verdadera virtud se encuentra en sa de Ávila. Ella es, también, una gran desengaña-
las obras y no en el nacimiento: “Los desengañados da, pero una desengañada mujer, a quien nunca le
dicen, que la nobleza no se adquiere naciendo, sino faltaba el deseo:
obrando”.
Ciertas palabras de la lengua castellana clásica, Déjanla [el alma] no solamente desengañada de lo
tal como desengaño, parecen haber sido forjadas en que la falsa imaginación le ofrecía, sino tan ansiosa
un juego de oposiciones violentas y casi exacerba- del bien, que vuela luego a él con deseo que hierve.
das, en una tensión extrema entre un adentro y un León, dedic., Obras.
Teresa de Ávila, citado por Cuervo.
afuera en relación con las leyes sociales y religiosas,
algunas veces también en los márgenes fluctuantes
de sus límites. El historiador Américo Castro, exi- III. “Desengaño” y deseo de vida en “Don Quijote”
liado de España después de la guerra civil, interlo- Américo Castro fue uno de los primeros en señalar
340 | DESENGAÑO

el vínculo entre el erotismo de los textos místicos y escribe hasta el final su propio Quijote. El término
aquel de la literatura pastoral del Renacimiento, tan desengaño aparece 357 veces en las dos partes de la
presente en la novela de Cervantes. En el Quijote (I- novela. Como si el desengaño se hubiera vuelto por-
14), es en primer lugar una mujer quien elogia el de- tador de un extraordinario poder de vida, en la de-
sengaño. Habiendo elegido, “para poder vivir libre, dicatoria del Persiles escrita unos días antes de su
la soledad de los campos”, la pastora Marcela recha- muerte, Cervantes dirá vivir sólo de este deseo:
za toda culpabilidad en el suicidio de su amante. A
la esperanza que agudiza el deseo, Marcela sostiene Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo és-
haber siempre opuesto el desengaño que desenga- ta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperan-
ña. En sus labios, éste se vuelve conocimiento de la zas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el
absoluta libertad del objeto del deseo, dicho de otra deseo que tengo de vivir.
manera, reconocimiento y aceptación de su inde-
pendencia: “a los que he enamorado con la vista he El desengaño en el Quijote desemboca en una nue-
desengañado con las palabras”. Saber trágico para va riqueza, una riqueza que se halla más allá del
los pretendientes de Marcela, enceguecidos por su bien y del mal, porque dogmas y categorías mora-
belleza y su propio deseo; saber inaceptable para Gri- les han desaparecido en provecho de una escritura
sóstomo que prefiere la muerte; saber que la bella que no busca ni demostrar, ni convencer, sino que
pastora defiende sin embargo hasta el final, recha- se quiere arte puro de la vida. Ahora bien, ese arte
zando confundir la verdad de su deseo, la ausencia implica esto de excepcional y de fundador: el estar
cruel de reciprocidad entre hombres y mujeres, en desprovisto del deseo de una solución religiosa cual-
otras palabras, el desengaño y el desprecio: “que los quiera. Quedan la ficción, los sueños, la nostalgia,
desengaños no se han de tomar en cuenta de des- la angustia, el placer y, sobre todo, una gran necesi-
denes”. dad de vida verdadera, en concordancia consigo
Como para Marcela, el deseo de vida del caballe- misma: “la verdad adelgaza y no quiebra” (II-10).
ro errante y de su escudero, Sancho, será tanto más En la novela, la vida lejos del centro y de las gran-
grande cuanto que el desengaño ha llegado lejos. des ciudades está hecha del placer de las cosas más
Después de haber sido gobernador de la isla imagi- simples —Sancho y don Quijote, solos o en com-
naria Barataria, Sancho, decepcionado al compro- pañía, improvisan a menudo en el camino los más
bar que el sueño de poder no era más que ausencia deliciosos almuerzos sobre el césped, que harían mo-
de libertad, siente un desengaño que no conlleva rir de envidia a todos los duques de la tierra—, pe-
nada de amargo. Esta impresión se asemeja más bien ro también de las cosas más fantásticas y más irrea-
a la garantía de sentirse vivo; en el desenlace, San- les, como lo es el sueño, que se asemeja a un mito
cho adquiere la sensación de su existencia: “Desnudo platónico, de la cueva de Montesinos (II-22-23).
nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano” (II-57). Por otra parte, la vida está hecha de palabras tan vi-
Ese libro, en el cual “España no deja de contemplar- vaces como la propia vida. Las palabras, las palabras
se” (Jean Cassou, introducción a la edición de la leídas en los libros de caballería, las palabras escri-
Pléiade), es la obra de un descendiente de judíos con- tas por Miguel de Cervantes, el autor y por el narra-
versos, al cual Felipe II le negó dos veces el puesto dor árabe de la segunda parte, Cide Hamete Benen-
que le suplicaba que le otorgara en las Indias. Sólo geli, las palabras traducidas por un cristiano para el
tenían derecho quienes podían dar muestras de su lector, y también las palabras habladas, a menudo
“sangre cristiana”. Cervantes inventa, como habían referidas por un testigo de los innumerables perso-
hecho la mayor parte de los místicos y de los auto- najes que van y vuelven transformados en el curso del
res picarescos, otras referencias aparte de las del relato, todas esas palabras están ahí para dar cuen-
poder social y de la iglesia para dar cuenta del cho- ta de una alianza radical con las cosas de la vida, in-
que brutal que existe entre el sueño y la realidad. cluyendo las más angustiantes, las más extravagan-
Don Quijote muere —no se sabe si “de la melanco- tes, las más disparatadas. Entonces el desengaño, en
lía que le causaba el verse vencido, o ya por la dis- lugar de cobrar la forma de la amargura o de la hui-
posición del cielo” (II-74)—, pero Cervantes, a pe- da, se vuelve pura complicidad, dolorosa o alegre
sar de la publicación del falso Quijote de Avellaneda, según los encuentros, con la aventura de vivir. Co-
DESENGAÑO | 341

mo si todas las palabras de la vida y de la literatura pa a ingenuos e imprudentes. Arma de guerra vuelta
no existieran sino para dar la forma más bella posi- invisible y que casi vuelve contra sí mismo al final
ble a la experiencia del desengaño, experiencia que de su vida, proclamando su obediencia a la ley del
reside sobre todo en la distancia entre deseo y rea- desdoblamiento vital, “jesuítico” según Pascal, y
lidad —de donde nace la ficción, pero también pa- transformando la desilusión inicial en necesidad de
ra Don Quijote y Sancho, la respiración— y que un cálculo permanente, de una casuística infinita,
permite al deseo, ante la imposibilidad de reunirse para escapar a la amenaza de muerte que acecha a
con su objeto, llegar a reunirse consigo mismo des- cada instante:
pués de largos viajes (II-72).
La retentiva es el sello de la capacidad. Pecho sin se-
IV. Gracián y la estrategia del desengaño creto es carta abierta. Donde hay fondo están los se-
El ciclo del desengaño se acabará a fines de la edad cretos profundos, que hay grandes espacios y ense-
barroca en España bajo una forma católica y triun- nadas donde se hunden las cosas de monta. Procede
fante, casi oficial, con el jesuita Baltasar Gracián, de un gran señorío de sí, y el vencerse en esto es el
verdadero triunfar. A tantos pagan pecho a cuantos
quien reaccionó al desengaño mediante una estra-
se descubre. En la templanza interior consiste la sa-
tegia de la puesta en escena, de la manipulación y lud de la prudencia. Los riesgos de la retentiva son la
con un elogio de la apariencia como única realidad. ajena tentativa: el contradecir para torcer; el tirar
Con Gracián, se está casi en las antípodas del des- varillas para hacer saltar aquí el atento más cerrado.
engaño picaresco y místico, y mucho más cerca de Las cosas que se han de hacer no se han de decir, y
otra forma de desilusión que procede esta vez de las que se han de decir no se han de hacer.
una perfecta duplicidad cortesana: la ligereza Oráculo manual, §179.
amarga del desengaño picaresco, la audacia mística
que consiste en inventar un mundo interior para El desengaño resurgirá con el romanticismo para ca-
responder al desengaño nacido del mundo tal y co- racterizar, esta vez con el espíritu de lo que se re-
mo es, va a volverse construcción de una escenogra- siente por todas partes en Europa, las decepciones
fía mucho más densa, en la que la diferencia entre y los sufrimientos del amor, de la política y de la
el ser y el parecer sólo surge como por destellos, an- historia. Pero en su origen la complejidad subterrá-
tes de desaparecer en provecho de la idea de que el nea del desengaño, se desarrolla entre aquellos que,
ser consiste únicamente en la sola apariencia —y “desengañados”, “desencantados” por su margina-
en la obediencia de las leyes de la corte—: “Varón ción de una sociedad hostil, inventaron otros univer-
desengañado: cristiano sabio, cortesano filósofo. Mas sos —a menudo en la mayor marginalidad, a veces
no parecerlo, menos afectarlo” (Oráculo manual y en prisión como Luis de León, o Cervantes, o inclu-
arte de prudencia, § 100). so, como Baltasar Gracián, en el corazón de una de
Rebelde de modo extraño, Gracián pasa la mi- las más poderosas instituciones de la Contrarrefor-
tad de sus días en conflicto con su propia Compa- ma española con respecto a la cual se mantuvo sin-
ñía. Desafiando las prohibiciones, llegó a publicar sus gular y disidente— y forjaron numerosos atajos,
libros con sus propios recursos, en particular las úl- aún presentes en la lengua de hoy, para nombrar esta
timas partes del Criticón (1653 y 1657), que hizo experiencia y transformarla a través de la escritura.
imprimir sin la más mínima autorización, escon- Mercedes ALLENDESALAZAR
diéndose sólo a medias, antes de regresar, a edad
avanzada y como para corregirse, al redil que nun- Bibliografía principal
Alemán Mateo, Guzmán de Alfarache [1599-1604], ed. F. Rico,
ca había abandonado por completo. En este discí- Barcelona, Planeta, 1983.
pulo “cristiano” de Maquiavelo, hobbesiano avant Anónimo, La vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y ad-
la lettre, defensor de la influencia que proveen el se- versidades, introd. y notas a cargo de A. Rey Hazas, Madrid,
Castalia, 1993.
creto y el disimulo, convencido de la necesidad de
Baruzi Jean, Luis de León, interprète du Livre de Job, París, PUF,
manipular para sobrevivir, conocedor ambicioso de 1966.
las pasiones sociales que osó poner al desnudo, el Castro Américo, Cervantes y los casticismos españoles [1966],
desengaño se transforma en munición, proyectil, ver- Madrid, Alianza, 1974.
——, Hacia Cervantes [1957], Madrid, Taurus, 1967.
dadera dinamita destinada a hacer caer en la tram-
342 | DESENVOLTURA

——, El pensamiento de Cervantes [1925], Barcelona, Ed. No- Véase Sprezzatura; véase también Civilidad, Gra-
guer, 1972. cia, Italiano, Leggiadria, Estilo.
——, De la edad conflictiva [1961], Madrid, Taurus, 1976.
——, Teresa la Santa y otros ensayos [1929], Madrid, Alianza
Editorial, 1971.
Cervantes Miguel de, Don Quijote de la Mancha [1a. parte
1605, 2a. parte 1615], dir. F. Rico, con J. Forradellas, G. Pon-
tón, y el Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, Ins-
deseo
tituto Cervantes, rae, Madrid, 2015; trad. fr. C. Oudin y F. La etimología de la palabra deseo es muy expresiva. Ella
Rosset, notas e introd. J. Cassou, París, Gallimard, “La Pléia- procede del latín desiderare, compuesto por el privativo de-
de”, 1934; trad. fr. A. Schulman, París, Seuil, 1997. y por sidus, sideris, “astro”: antiguo término de la lengua
Criado del Val Manuel, “Santa Teresa de Jesús en la gran po-
augural o marina, se cree que desiderare significa literal-
lémica española: mística frente a picaresca”, Revista de espi-
ritualidad, 22, 1963, pp. 377-384. mente “cesar de ver el astro», “lamentar la ausencia de,
Gracián Baltasar, Oráculo manual y arte de prudencia [1647], sentir”, así como considerare significa “ver el astro», «exa-
ed. B. Pelegrín Zaragoza, Guara, 1983; Manuel de poche d’hier minar, con cuidado o con respeto”.
pour hommes politiques d’aujourd’hui et quelques autres, trad.,
El término aparece aquí en primer lugar como proceden-
introd. y notas de B. Pelegrín, París, Ed. libres Hallier, 1978.
Pelegrín Benito, Éthique et esthétique du baroque, l’espace jé- te de la jerga del psicoanálisis y, más precisamente, como
suitique de Baltasar Gracián, Arles, Actes Sud, 1985. una de las traducciones consagrada del Wunsch freudiano:
Rojas Fernando de, La Celestina [1507], introd. S. Puértolas, véase Wunsch y Pulsión (en particular recuadro 2, “La
Madrid, Castalia, 2012.
Rosales Luis, El sentimiento del desengaño en la poesía barroca,
libido como fuerza pulsional…”); cf. Es, Inconsciente.
Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1966. Por lo general aparece involucrado en un cierto número
Rosset Clément, Le Choix des mots, Apendice II, “L’Espagne des de redes:
apparences”, París, Minuit, 1995.
Teresa de Ávila, Obras completas [1588], 12a. ed. T. Álvarez,
Burgos, Monte Carmelo, 2002. 1. La red de la ausencia y de la satisfacción, de la falta y de
Wardropper Bruce W., Historia y crítica de la literatura españo- la plenitud: véase Placer así como Glück (cf. Felicidad)
la, al cuidado de F. Rico, Siglos de Oro: Barroco, Barcelona, y Malestar; cf. Acto.
Editorial Crítica, Grijalbo, 1983.
2. La red del amor, incluida la sexual, y de la pasión: véa-
Bibliografía de consulta se Amar, Pathos (cf. Pasión), Talento, y cf. Gender,
Alonso Hernández José Luis, Léxico del marginalismo del Siglo Geschlecht, Sexo.
de Oro, Universidad de Salamanca, 1977. 3. La red antagónica de la voluntad y de la libertad: véa-
Corominas Joan y José A. Pascual, Diccionario crítico etimoló-
se Libertad [Eleuthería], Voluntad, Willkür.
gico castellano e hispánico, 6 vols., Madrid, Gredos, 1961,
1984-1991. 4. La red de las potencias del alma: véase Alma, Gogo;
Covarrubias Sebastián de, Tesoro de la lengua castellana o espa- cf. Yo, Gemüt.
ñola [1611], ed. M. de Riquer, Barcelona, Alta Fulla, 1998.
Cuervo Rufino José, Diccionario de construcción y régimen de la
locura, goût, intención
lengua castellana [1886], Santafé de Bogotá, Instituto Caro
y Cuervo, 1994.
Oudin César, Tesoro de las dos lenguas española y francesa, Pa-
rís, 1607, Lyon, 1675, repr. en facsímil, París, Ediciones His-
pano-Americanas, 1968.
Real Academia Española, Diccionario de Autoridades, Madrid,
destino
1726, repr. en facsímil, 3 vols., Madrid, Gredos, 1990. Destino, del latín destinare (“fijar, sujetar”), es una de las
——, Diccionario de la lengua española, 2 vols., Madrid, Espasa- maneras en que, en las lenguas romances, el hombre de-
Calpe, 21a. ed., 1992. signa lo que se le escapa en lo que le sucede. Las redes ter-
Seco Manuel, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, Diccionario del
español actual, Madrid, Aguilar lexicografía, 1999. minológicas del griego y del alemán son particularmente
provistas.

I. Las constelaciones notables


1. La fortuna de las representaciones griegas
desenvoltura Las palabras griegas ligadas a la idea de destino son muy
Es una de las traducciones posibles del italiano sprezzatura, numerosas, vehiculan imágenes y representaciones diver-
término introducido por Castiglione, y que remite a la re- sificadas y siempre presentes: la muerte, la parte, el lote, el
flexión italiana sobre la civilidad y la cortesía. hilo, el lazo, lo constrictivo, la espera, el suspenso; véase
DIABLO | 343

Ker [Moira, Aisa, Heimarmene, Ananke, Pepromene, Ty- DIABLO


khe]. Si fortuna traduce el encuentro característico de la
alemán Teufel
tykhe [τύχη] (véase recuadro 3 en Ker, y Virtù, I), el latín
griego diábolos [διά ολος], daimon [δαίμων]
fatum, de fari, “hablar”, abre otro paradigma (véase Ker, I,
hebreo Satán [ ָ ‫] ָש‬
C; véase también Portugués, recuadro 1, “El fado”). inglés devil, evil, fiend
Véase igualmente Daimon, Themis. italiano diavolo, demonio, demone
latín diabolus, daemon
II. Llamado, destino, historicidad
artimaña, bien/mal, daimon, dios, duende,
En alemán, Heidegger ha resaltado las connotaciones pro-
locura, imagen [éidolon], ingenium, placer
pias del término de Schicksal donde interfieren el destino
y la historicidad: véase Schicksal, y cf. Ereignis, Ge-
schichtlich. La red comprende Verhängnis (“suspenso”, En sus teologías y sus demonologías respectivas, los dife-
como el sentido estoico de heimarmene [εἱμαρμένη]), y rentes sistemas religiosos o filosóficos de Oriente y Occi-
Bestimmung, que abre un nuevo campo terminológico li- dente antiguos han debido plantearse preguntas como
gado a la llamada y a la respuesta (véase Beruf, Stim- la de saber si, en caso de que concedan una existencia y
mung, Vocación) y a la determinación. Véase igualmen- un poder particulares a un agente del mal, este principio
te Ser, Hay e Historia. es, como en el dualismo, plenamente autónomo en rela-
ción con el principio del bien o si actúa sólo bajo el poder
II. Destino, libertad y necesidad de este último, dios supremo y único eterno, al cual toda
1. El destino remite a la necesidad, cualquiera que sea su influencia maléfica sobre el mundo queda sometida. Se
naturaleza, cálculo o decisión divina, encadenamiento na- plantea luego el problema de las relaciones entre el Prín-
tural o cósmico, que rige la vida humana, y articula des- cipe del Mal y los demonios inferiores a quienes convier-
de allí determinismo, finalidad y libertad. Véase Libertad te en sus instrumentos. Cualesquiera que sean las respues-
[Eleuthería (recuadro 2, “Esclavo arbitrio”), Svoboda], tas posibles a estas preguntas, el Espíritu malo será, en la
Voluntad. mayoría de las lenguas europeas, designado por referen-
2. Sobre la relación hombre-dios, habrá que dirigirse es- cia ya sea al daimon [δαίμων] de la Antigüedad griega o la-
pecialmente a Alianza [Brit, Pietas, Religio, Sobór- tina como al Satán de los semitas (Satán [ ָ ‫ש‬ ָ ] en hebreo,
nost’], Creencia, Daimon, Diablo, Dios, Humanidad. šayṭān [ ] en árabe y satanás en griego [σαταν ς]) de-
3. Sobre la causalidad, véase Cosa, Epistemología, signados bajo el nombre de diábolos [διά ολος] por la Bi-
Fuerza, Naturaleza, Principio, Welt. Sobre la probabi- blia helénica. Así, en francés, Satan toma indiferentemen-
lidad y el azar, véase Chance, y recuadro 2, “Tykhe y au- te el nombre de Diable (Diablo) o de Démon (Demonio)
tómaton…” en Ker. (con sinónimos muy diversos). En alemán, en cambio, las
4. Sobre la vida humana, véase Malestar, Vida [Aión, dos vías semánticas se mantienen diferenciadas; la segun-
Animal, Dasein, Erleben]. da, la del daimon [véase Daimon] o de lo “demónico”, se
5. Sobre la relación entre necesidad, libertad y acto conserva bastante claramente desligada de la del diabolos,
moral, véase Glück, Moral, Postúpok, Praxis, Pruden- es decir, de lo que se entiende en otras lenguas por “diabó-
cia, Virtù. lico”, “satánico” o “demoniaco”.
6. Por último, se puede imaginar otras maneras, remitién-
dose al hombre mismo, de teorizar lo que del hombre esca- I. De Satán al diablo
pa al hombre, véase Es, Inconsciente, Pulsión, Vernein- Es por medio del sustantivo griego diábolos [διά ο
ung; cf. Gender, Geschlecht, Malestar, Pathos, Sexo. λος] —forjado a partir de diaballein [δια άλλειν]
(“echar, empujar” [ballein - άλλειν) “entre”, o “a tra-
ley, perfectibilidad, progreso, secularización vés”, o “de un lado y de otro [dia]”, y por ende “di-
vidir”, “separar”, “acusar”, “calumniar”)— como los
Setenta traducen el nombre hebraico Satán [ ָ ‫] ָש‬,
que la Biblia judía, luego el Nuevo Testamento y el
Corán le asignan al Príncipe de los demonios. El Sa-
tán o Satanás bíblico (de la raíz s-t-n ( ‫ )ש‬que pro-
cede del acadio sattānu, que significa “atacar, orinar
344 | DIABLO

sobre, combatir”) es designado como el “adversario” La difusión en las primeras comunidades cris-
(cf. 2 Samuel 19: 23; 1 Reyes 5:18; 11, 14, 23, 25) o tianas de la traducción griega de la Biblia de los Se-
como el “acusador [ante un tribunal], el calumnia- tenta condujo a los escribas sagrados y a los Padres
dor, el denigrador” (cf. Salmos 109, 6). Pero, en Job de la Iglesia a adoptar el griego diábolos y el latín
1: 6 como en Zacarías 3: 1-2, esta denominación, diabolus para designar al Satán de los textos hebrai-
precedida del artículo, no es sino un nombre común. cos. El Apocalipsis de Juan (12: 9) designa al espíritu
No parece devenir en nombre propio sino en el pri- malo como “el Diábolos o el Satanás [ αταν ς]”: “Se
mer Libro de las Crónicas, donde se dice que “Sata- le arrojó entonces el enorme Dragón, la Serpiente
nás se levantó contra Israel e incitó a David a hacer antigua, el Diablo o el Satanás como se lo llama, el
un censo de los israelitas” (21: 1), conducta consi- seductor del mundo entero [de la oikoumene (οἰκου
derada proveniente del orgullo. μένη)].” En el evangelio de Juan (8: 44), Jesús, ante
En el Corán, “Satán” no es, en principio, un nom- una fuerte querella con sus correligionarios, declara:
bre propio. Está empleado con mayor frecuencia con “Sois, del diablo, vuestro padre (hyméis ek tou patrós
el artículo, ya sea en singular, šayṭān [ ], como tou diabolou esté [ μεῖς ἐκ τοῦ πατρ ς τοῦ δια όλου
en plural, šayāṭīn [ ]. Así al aš-šayṭān designa al ἐστέ]; en la Vulgata: vos ex patre diabolo estis]).” Asi-
Demonio y al aš-šayāṭīn, a los demonios. Satán es mismo, la literatura cristiana latina, por ejemplo, con
la misma palabra en árabe y en hebreo que se acerca Tertuliano (De anima, 35), adoptará, para designar
a un verbo significando “estar alejado [de la verdad o a Satanás, el término diabolus, proveniente de los Se-
de la misericordia divina]”. El Corán menciona tam- tenta, dándole al principio del mal una multitud de
bién a este Satán bajo el nombre de Iblīs, denomi- otros nombres, tales como el Demonio, el Adversa-
nación que, por un procedimiento clásico de deriva- rio, el Tentador, el Padre de la mentira, el Príncipe
ción, se emparienta al griego diábolos y que designa de este mundo, el Anticristo, la Bestia, el Maligno,
al ángel rebelde, al jefe de la rebelión contra Dios y de el Príncipe de las tinieblas, Lucifer. Por otro lado, el
la incredulidad: “Cuando dijimos a los ángeles: ¡In- Nuevo Testamento, los escritos apócrifos cristianos
clinaos ante Adán!, ellos se inclinaron, a excepción y los Padres de la Iglesia recogerán el término de-
de Iblīs que se negó y se enorgulleció: era uno de los monio para designar a los ángeles caídos y maléfi-
incrédulos” (2, 32). Los otros seis pasajes en donde cos, así como a los dioses paganos, que ellos llaman
el nombre de Iblīs es mencionado en un contexto se- “los ídolos” (aṣnaṃ [1 : Cor. 12, 2; cf. Setenta,
mejante hacen también de este personaje un ángel 4 Reyes 17, 12]).
maldito y caído a causa de su desobediencia, como • VÉASE EL RECUADRO 1
el demonio de las tradiciones judía y cristiana. En El judaísmo rabínico y talmúdico, que no podía
efecto, los tres monoteísmos veían originalmente en admitir sin reserva la traducción de la Biblia por la
los ángeles a miembros de la corte celestial, luego diáspora de Alejandría, se mantuvo fiel a la denomi-
mensajeros del Altísimo, de los cuales algunos lle- nación de Satán (o de Samael, el Ángel de la muerte),
garon a rebelarse contra el orden divino. mencionado sin embargo con el artículo definido.

Recuadro 1 › “Lucifer”
La denominación de Lucifer (en latín, “por- 34, 89; etc.), al Príncipe de los demonios me sentaré [en donde se reunían los dio-
tador de luz”), que para los antiguos desig- bajo la figura del ángel caído. Y esto a par- ses, como en el Olimpo de los griegos
naba al planeta Venus, fue atribuida por ca- tir del pasaje de Isaías sobre la caída del rey [...] Mas tú derribado eres hasta el Seol, a
los lados del abismo.
sualidad en el Nuevo Testamento a Cristo de Babilonia, probablemente Nabucodono-
Isaías, 14, 12-15
—al que se califica entonces, según el Libro sor o Nabonido, o algún otro tirano de Asi-
de Sirácides (50, 6), de Estrella matuti- ria, Sargon o Senaquerib: De este modo, para el cristianismo debido a
na—, pero queda, en los primeros siglos de
¿Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de su rebelión contra Dios, Lucifer, el ángel de
la Iglesia y bajo la influencia persistente del
la mañana (Lucifer, en la Vulgata; Heos- la luz, devino Satanás. Según ciertas co-
judaísmo, como uno de los nombres de Sa- phoros [ ωσφόρος], “que trae la auro- rrientes esotéricas, esta rebelión se habría
tanás. Es a partir de san Jerónimo y sobre ra”, en la de los Setenta)! […] Tú que de- desarrollado en el marco de un combate
todo en la Edad Media cuando se empieza cías en tu corazón: subiré al cielo; en lo cósmico.
a designar, en la tradición patrística, luego, alto, junto a las estrellas de Dios, levanta-
por ejemplo con Dante (Infierno, 31, 143; ré mi trono, y en el monte del testimonio
DIABLO | 345

El satán reina entonces sobre un cierto número de ho peirazon [ πειρά ων]; en hebreo, el equivalente
demonios (shedim [‫ )] ֵשׁדִים‬calificados por el Midrash sería masá [‫] ַמ ָ ּה‬, que tiene el sentido de “prueba”,
[ַ‫ ] ִמּדְ ָרׁש‬y el Talmud [‫ ]תַ ּלְמּוד‬de “perniciosos (mazi- cf. Éxodo, 17: 7) Así, según Mateo (4: 1-3), “Jesús es
kim [‫”)] ַמ ִּי ִים‬, tales como Belcebú, Azazel (personi- conducido por el Espíritu al desierto para ser ten-
ficación del desierto adonde es enviado el cordero tado por el Diablo (peirasthenai hypó tou diabolou
emisario en el ritual del Día del Perdón [Iom Kipur], [πειρασθ ναι π τοῦ δια όλου]) […] Y, aproximán-
Belial (o Beliar), Asmodeo (el demonio que mató su- dose, el tentador (ho peirazon) le dice…”.
cesivamente a los primeros siete maridos de Sara, la El hecho de que de “acusador” el Diablo se vuel-
futura mujer del joven Tobías), Behemot [‫] ְבּהֵמ ת‬, va “tentador” o “seductor” se puede explicar por me-
Leviatán [ ָ‫ …] ִל ְ י ְת‬Se encuentran también en esta dio de la noción de envidia y de celos (phthonos [φθό
literatura unos demonios, como Lilit o Lilith, de la νος] en los Setenta; invidia, en la Vulgata), noción
cual el judaísmo rabínico hizo la primera mujer de que, por lo demás, no está demasiado alejada de
Adán o incluso la compañera de Samael: según los ciertos significados reconocidos al satán hebraico,
targumim [‫ ]תַ ּר ּו ִמּים‬y los midrashim [ַ‫] ִמּדְ ָרשים‬, Sa- especialmente los de denigrador, de malévolo, de
mael sería la serpiente del Génesis (cap. 3) que se- divisor. Es la envidia (phthonos, invidia) que lleva al
dujo a Eva, engendrando con ella a Caín, conocido Maligno a introducir la muerte en el mundo (Sa-
desde entonces bajo el nombre de “hijo del Diablo”. biduría, 2, 24) y a persuadir a Eva a desobedecer
Pero es la tradición del diabolos alejandrino la que comiendo el fruto prohibido, como lo destaca, a
se impuso en el léxico de nuestras lenguas actuales propósito del Génesis, Flavio Josefo (Antigüedades
para designar al Ángel del Mal, tal como lo vemos judías, 1, 1-4) y sobre todo Filón de Alejandría (De
con “diablo”, diable (fr.), diavolo (it.), e incluso co- opificio mundi, §151-169; De agricultura, § 95-110).
mo Teufel (al.), así como el Iblīs del árabe coránico. Según el De opificio mundi, es porque le gusta el pla-
cer (philédonos [φιλήδονος], especialmente el placer
II. Del calumniador al tentador de la sensualidad (áisthesis [αἴσθησις]), por lo que
En las tres tradiciones monoteístas, el Diablo di- el ser humano será tentado por la serpiente, quien
rige a una legión de demonios, que son sus servi- es la personificación misma de la voluptuosidad y de
dores o sus instrumentos, de modo que es difícil sus encantos (hedoné sýmbolon [ δον σύμ ολον]):
saber, en tal o cual texto, si se trata de Satanás mis- “Se ha dicho antiguamente que el reptil venenoso
mo o de uno de sus acólitos. Excepto, en particu- […], habiéndose un día aproximado a la mujer del
lar, en el pasaje de las Crónicas que se ha señalado, primer hombre, le hizo reproche de su lentitud de
la Biblia judía en hebreo se refiere generalmente a espíritu [...] porque postergaba y tardaba en coger el
un satán (o diábolos) mal determinado. Puede tra- fruto más hermoso a la vista, el más agradable para
tarse entonces del ángel que se erige, ante el tribu- saborear (hédiston [ διστον], superlativo de hedýs
nal de Dios, en el acusador de Job en medio de sus [ δύς] “agradable”), y además el más útil, pues, gra-
pruebas. E, incluso en el primer Fausto de Goethe, cias a él, podría conocer el bien y el mal [...].” Se
cuando el héroe del drama se encuentra con Me- trata entonces aquí, de parte de la serpiente, no de
fistófeles (nombre de etimología incierta, pero que persuadir (peiró [πειρ ]) a su víctima, sino de ten-
puede hacer pensar en el adjetivo del latín medie- tarla, en el sentido que ha tomado en el griego bí-
val mephiticus, “que exhala un olor pestilente y de- blico y neotestamentario el verbo peirazo [πειρά ω]
letéreo”), no ve en él más que “la empuñadura he- (derivado de peira [πεῖρα] “prueba”). Así, Jesús dijo
lada del diablo [die kalte Teufelsfaust]”, es decir a en su agonía: “Orad, para no entrar en la tentación
uno de los numerosos “espíritus que niegan” y que (eis péirasmon [εἰς πείρασμον])” (Lucas 22: 40), así
forman la anónima sociedad infernal. Sin embar- como la oración que él les enseña a sus discípulos,
go, los textos del Nuevo Testamento y de los apó- el Padrenuestro, que concluye con esta formula-
crifos judíos y cristianos, así como aquéllos de la ción: “[...] y no nos dejes caer en la tentación (eis
Mishná y del Talmud, designan cada vez más fre- péirasmon)” (Lucas 11: 4).
cuentemente al Diablo por su nombre propio, el No obstante, en su evocación de la caída, ni Jo-
cual es presentado entonces, sobre todo, bajo los sefo ni Filón asimilan a la serpiente tentadora con
rasgos del Tentador (en latín, temptator; en griego, la persona del Diablo. Pero el género literario de la
346 | DIABLO

alegoría, que, sobre todo en el Alejandrino, consis- III. ¿Diablo o demonio?


te en “filosofar por símbolos”, permite fundar una Si la palabra “Diablo”, en el léxico de la teología cris-
psicoteología que hace de la serpiente la figura no tiana o en el vocabulario popular, tiene como equi-
de cualquier demonio sino del propio Tentador. valente “Demonio”, no sucede lo mismo en alemán
Bajo la apariencia de una serpiente, este último, con Teufel respecto a Dämon. En efecto, este último
destacado aquí en su arte de seducir el alma de la término, que tiene como sinónimo Unhold (“espí-
mujer (por intermedio de la sensación o áisthesis), ritu malévolo y maléfico” —antónimo de hold “gra-
representará, a los ojos de las tradiciones judía y cioso, encantador”), corresponde a la idea antigua
cristiana, el papel de “consejero del hombre” en de daimon [δαίμων] en el sentido de divinidad, genio
materia de perversidad que es el del Diablo. Este particular, incluso de duende bueno o malo, mien-
papel de sýmboulos evocado por Filón en De agri- tras que el sentido religioso de “Demonio” puede ser
cultura (§ 97) puede ser una alusión, aunque fuer- dado adecuadamente sólo por Teufel. Así, el texto de
temente sostenida y única en este autor, al diábolos Freud Eine Teufelneurose im Siebzehnten Jahrhun-
de los Setenta: “[...] consejero del hombre (sým- dert fuera traducido en 1933 por M. Bonaparte y E.
boulos anthropou [σύμ ουλος ἀνθρώπου]) compla- Marty con el título de “Una neurosis demoníaca…”,
ciéndose en destruir lo que es más valioso que él”. luego en 1985, en una nueva edición dirigida por
• VÉASE EL RECUADRO 2 J.-B. Pontalis, con el de “Una neurosis diabólica…”,

Recuadro 2 › Satanás el Contradictor como “ser histórico” según Schelling


oikonomía, sublime en su camino para ‘resistírsele’ y retenerlo, hace de él su instrumento, Satán se coloca
el hebreo utiliza el verbo satan, que por lo en determinados momentos como el gran
Es en la Filosofía de la Revelación (sobre to- tanto significa simplemente ‘retener’, obs- suspicaz y el gran contradictor que pone
do en la Lección XXXIII) donde Schelling taculizar un movimiento o trabarlo. El sus- en duda toda convicción, especialmente en
desarrolla su concepción de la figura de Sa- tantivo hebreo devino en griego diábo- la Creación, en la seducción que ejerce so-
tanás, y particularmente “de su lugar y su los [διά ολος], de diaballein [δια άλλειν], bre el primer hombre y en su discusión con
función eminentes” en la historia del cris- que sólo significa ‘interjicere se ad obstinen- Dios a propósito de las pruebas de Job.
tianismo. Para ello se vale de la representa- dum’, de donde viene nuestra palabra ale- Al inscribirse de ese modo en la econo-
ción, habitual en la mitología pagana pero mana Teufel”. La misma palabra griega “es mía divina, Satán se define entonces, se-
también judía, según la cual el Príncipe de también utilizada inicialmente de mo- gún Schelling, como un “ser histórico” que
las tinieblas sería un ángel originalmente do completamente general […] a propósi- un día ve acabar su obra. “Su misión llega a
bueno, un espíritu creado individual, que to de todo contrarium, de todo por lo que su fin y, con ella, su poder” (ibid., pp. 268-
quiso elevarse por encima de Dios y que uno se ha desviado” (Philosophie de la Ré- 269), que consistía “en mantener la con-
por esa razón fue derribado, arrastrando en velation, vol. 3, p. 262). tradicción, la maldición, la discordia y la des-
su caída al mundo y a la humanidad. Sche- Ahora bien, Satán va a desempeñar unión”, pero que debía ser vencido y
lling aclara de entrada que esta rebeldía que principalmente frente al propio Cristo aniquilado por el Cristo y por el triunfo de
le es propia no afecta la dignidad de Sata- ese papel de Contradictor. Sobre este ad- la causa de Dios (Sache Gottes). Hasta ese
nás, sino que le confiere, por el contrario, versario las Escrituras nos enseñan que un momento, “es un gran poder, necesario pa-
una realidad aún superior y una significa- reino le es atribuido, al igual que al Cristo, ra la glorificación final de Dios, y que por
ción aún más eminente, que se inscriben, aun cuando ese reino “es opuesto y refrac- esa razón no debe ser censurado ni menos-
sin embargo, en momentos determinados tario al de Cristo”. Por ello Satán “se en- preciado”. Tal representación de Satanás
de la historia de la salvación. cuentra en cierta medida en pie de igual- como principio necesario para la economía
Observa que en la Biblia hebrea el ape- dad con el Cristo, aunque sea como divina en un momento del tiempo rompe
lativo Satán en un principio remite única- contradictor, como aquel cuyo reino y cuyas con la imagen que de él se hacen las mito-
mente a la noción de “contradictor en ge- obras vino a destruir”. De lo que se des- logías tradicionales, las cuales se obstinan
neral”, luego, sólo con el artículo, a la de prende que se le atribuya cierta sublimidad en véase en ese Contradictor un principio
contradictor determinado cuando, por ejem- (Erhabenheit), tanto como a Cristo, de de sí absolutamente malo (aunque creado),
plo, el mencionado Satán riñe con Yahvé modo tal que esa elevación le vale ser, se- universal y tan eterno como el propio Dios.
por el caso de Job sufriente. El verbo he- gún una buena parte del Nuevo Testamen-
breo satan [ ָ ‫ש‬ ָ ] tiene, en efecto, el sen- to, el autor supremo del mal. En este papel Bibliografía
tido muy general de contradecir a alguien de amo de dicho reino “aparece [...] como Schelling Friederich W.J. von, Philosophie de
o de oponerse a una empresa. Sucede así un principio que pertenece a la economía la Révélation (Philosophie der Offenbarung
[1861]), trad. J.-F. Marquet y J.-F. Courtine
en la historia de Balaam (Números 2:, 22): divina” y con ese título es reconocido por
(dir.), 3 vols., París, puf, 1989-1994.
“[...] cuando el Ángel del Señor se atraviesa Dios (ibid., pp. 264-266). Ante Dios, que
DIABLO | 347

ello no introdujo la más mínima diferencia semán- En realidad, si el español diablo, el francés diable,
tica entre las dos formulaciones. Pero se puede en el latín diabolus, el italiano diavolo, el inglés devil y
esta ocasión observar que, en el sentido inverso, las el alemán Teufel pueden cobrar un sentido figurado
expresiones “neurosis demoníaca” y “neurosis dia- como en algunas de las expresiones evocadas aquí
bólica”, cuando se refieren, como en el estudio de arriba (sin hablar de la interjección “qué diantre!”
Freud, a un pacto con el Diablo en persona (Teufels- inventada para no tener que designar directamente lo
bund o Teufelspakt), se traducirían una y otra en ale- innombrable), los términos que en muchas de nues-
mán más por Teufelsneurose que por Dämonsneuro- tras lenguas actuales se aproximan etimológicamen-
se, pues este último término podría, en rigor, evocar te al griego daimon o al latín daemon no se pueden
el caso con un entusiasmo de naturaleza patológica. utilizar para nombrar a la propia persona del Satán
En inglés, el Diablo se dice The Devil o The Evil bíblico, ni aun cuando se trate de los demonios en-
One o The Fiend (el Maligno). Fiend, como demon, tendidos en el sentido religioso de los espíritus del
tiene más bien el mismo sentido que Dämon en ale- mal. Por ejemplo, a propósito de aquellos entre los
mán: en El mercader de Venecia, de Shakespeare, Lan- que, según el evangelista Lucas, piden entrar en la pia-
celot trata a Shylock de “espíritu maligno que es el ra de cerdos, Lutero traduce invariablemente el plural
diablo en persona [the fiend who is the devil him- griego daimonia [δαιμόνια] (o pollá daimonia [πολλ
self]”. Las diversas lenguas actuales emplean los tér- δαιμόνια]) por Teufee (o viel Teufee). En consecuencia,
minos “diablo” o “demonio” en sentidos derivados en las lenguas anglosajonas, lo “démonique” (térmi-
que parecen desdramatizar o exorcizar la maligni- no conocido en 1422 y tomado sin duda del griego
dad que encierran estos últimos. Así, en francés y en daimonikós [δαιμονικός], adjetivo que tiene el senti-
español se encuentran numerosas locuciones que do de “poseído por un dios”, en Plutarco, o de “po-
marcan una simpatía mezclada de indulgencia (“pe- seído por el demonio”, en Clemente de Alejandría),
tit diable”, “pauvre diable”, “bon diable”, “ce diable se mantendría diferenciado del francés “démonia-
d’homme” [“diablillo”, “pobre diablo”, “buen diablo”, que” (lo diabólico). Es también el caso del alemán,
“este diablo de hombre”]), un matiz de rechazo o donde “démoniaque” sería convertido en teuflisch (o
de repulsión (“envoyer au diable”, “aller au diable” satanisch) y “démonique” por dämonisch.
[“mandar al diablo”, “irse al diablo”]), obsesiones o Si en francés (y en español) por el contrario, Satan
situaciones punzantes (“avoir le diable au corps”, “ti- es conocido por Démon o por Diable, indiferente-
rer le diable par la queue”, “démon de midi”, “démon mente, esta particularidad en relación con otras len-
du jeu” [“tener el diablo en el cuerpo”, “tirar del guas —fundamentalmente anglosajonas— se debe
diablo por la cola”, “demonio de mediodía”, “demo- aparentemente a la distancia en la que cada una se
nio del juego”]). Se trata generalmente aquí de acep- colocó con respecto del vocabulario eclesiástico. En
ciones metafóricas en donde el punto extremo es- las Escrituras judías y cristianas, no hay diferencia
taría en relación con la personalidad del poseído (al. semántica entre Satán (helenizado en Satanás [ α
besessen) o del energúmeno (energóumenos, pala- ταν ς]) y diábolos. Si este último término es más fre-
bra formada por los primeros autores cristianos a cuente en los Setenta, se encuentra tan a menudo
partir del pasivo de energein [ἐνεργεῖν] para desig- como Satanás en el Nuevo Testamento. Pero la Biblia
nar a alguien que es “trabajado” por un espíritu ma- de Alejandría da también a los espíritus infernales
lo, pero también, en primer lugar, al que ha sido gol- el nombre de daimonia (neutro plural del adjetivo
peado por una incapacidad física que le impide ser daimonios [δαιμόνιος]), por ejemplo, para Asmodeo
bautizado). Es según esta perspectiva semántica que, (Tobit 3: 8). En el Nuevo Testamento, mediante este
tiempo atrás, se tradujo la novela de Dostoievski término (en competencia con pnéumata [πνεύματα],
al francés con el título Les possédés (Los poseídos), “los espíritus”) se designa a esos seres malignos. La
cuando realmente en este libro se trata de demonios Vulgata y el latín de Iglesia tradujeron daimonion
pues en él se cita destacadamente el pasaje del evan- por daemonium, pero con el único sentido de espí-
gelio de Lucas (8, 32-36), donde Jesús saca del cuerpo ritu maléfico y de ningún modo en el sentido anti-
de un desgraciado una cantidad de espíritus ator- guo de divinidad, de genio o de voz interior. Si se
mentadores y les permite entrar en una piara de cer- observa, en lo que aquí respecta, que el daimon de
dos que se arrojará y se ahogará en un lago vecino. Mateo 8: 16 es un hápax en el Nuevo Testamento,
348 | DIALÉCTICA

se comprueba que la demonología cristiana opera lo—, finalmente, que este antagonismo no hacía
en ello un giro en relación con la significación grie- más que reflejar la ambivalencia, desplegada cultu-
ga o latina del término. Así, pues, en francés y en es- ralmente, que afecta a la propia figura paterna. Así,
pañol aparecerán en el siglo XIII “demoygne” y en el para Freud, el Diablo es “el sustituto del padre” y el
XVI “démon” que corresponden a tal mutación lin- vocabulario de la demonología retoma general-
güística, mientras que las lenguas anglosajonas, en mente lo que hay en él de tiránico y de torturante.
particular el alemán, se mantendrán fieles a la sig- Y es por haber reforzado, por su pacto con Satanás,
nificación primitiva de daimon, como si ellas hu- dichos aspectos en la nostalgia de su difunto padre
biesen sido impedidas de adherirse francamente a que el pintor austriaco en quien Freud se interesó
esta reversión semántica. Por lo demás, el francés, conoció tan memorable desamparo.
como el español y las demás lenguas romances, dis- Charles BALADIER
pondrán de la metonimia que asimila el Demonio
al Diablo nacido de la Biblia de los Setenta. Bibliografía
En esas lenguas, el título de Demonio (en singu- Citati Pietro, Goethe, trad. B. Pérol, París, Gallimard, 1992; trad.
esp. J. Díaz de Atauri, Editorial Acantilado, Barcelona, Espa-
lar) no hace más que señalar la autoridad de su jefe ña, 1990
sobre sus agentes y cómplices —los innombrables Corán, introd., trad. y notas D. Masson, París, Gallimard, “La
demonios o demonias y diablesas en la legión de los Pléiade”, 1967; trad. esp. J. Cortés, Herder, Barcelona, Espa-
cuales el imaginario romántico— religioso o popu- ña, 2002
Écrits apocryphes chrétiens, F. Boyon y P. Geoltrain (dir.), vol. 1,
lar clasifica a toda clase de espíritus infernales más París, Gallimard, “La Pléiade”, 1997.
o menos lúbricos, lobeznos, licántropos, íncubos, Freud Sigmund, “Une névrose diabolique au xviie siècle [Una
súcubos, gules (del ár. gūl ], “demonio”), estri- neurosis diabólica en el siglo xvii] (Ein Teufelsneurose im
ges u otros vampiros. En el siglo XVIII, estos secuaces Siebzehnten Jahrhundert)” [1923], en L’inquiétante étran-
geté et autres essais, trad. J.-B. Pontalis (dir.), París, Galli-
de Satanás eran llamados también upires, del ruso mard, 1985.
upyr’ [у р ] y, quizás, del turco uber, “bruja”—, Kirchschläger W., “Satan (et démons)”, Dictionnaire de la Bi-
de allí la primera aparición del término en Europa, ble, Supplément, t. 12, Letouzey, 1996.
Praz Mario, La carne, la morte et il diavolo nella letteratura ro-
el alemán Vampir. Presente en el antiguo dualismo
mántica, Florence Sansoni, 1966; La Chair, la mort et le dia-
iraní, pero desconocido en lamayor parte de las otras ble dans la littérature du xixe siècle, Le romanticisme noir,
culturas orientales, esta monarquía del Diablo o trad. C. Thompson Pasqualli, París, Denoël, 1977; La carne,
del Demonio a la cabeza del reino del mal se expli- la muerte y el diablo en la literatura romántica, trad. R. Met-
tini Barcelona, Quaderns Crema, 1999.
ca, en las fantasmologías de las religiones del Libro, Satan, núm. especial, de los Études carmélitaines, París, Des-
por el monoteísmo sobre el que éstas reposan. Sata- clée de Brouwer, 1948.
nás representa, en efecto, el antagonista de un Dios Teyssèdre Bernard, Naissance du Diable. De Babylone aux grot-
único y se halla personificado a imagen de su ad- tes de la mer Morte, París, Albin Michel, 1985.
versario. Unicidad que, además, no se alterará de nin-
guna manera cuando, despojado de su horrorosa
máscara medieval, será metamorfoseado en angeli-
cal señor de la rebelión por el satanismo literario del dialéctica
siglo XIX. La historia de la dialéctica, de las capturas y reinterpreta-
En realidad, la parte que el imaginario occiden- ciones, de las valorizaciones y desvalorizaciones del térmi-
tal confería al Diablo tiene, según Freud, el mismo no desde Platón, Aristóteles y los estoicos, luego en la mo-
origen que aquel que se le asigna a Dios, el antago- dernidad, constituye en sí misma una buena historia de la
nismo entre los dos personajes procede, en efecto, filosofía. Pero la palabra, justamente, pasa idéntica a través
de una misma fuente, la figura del padre. En su es- de los sentidos concurrentes que vehicula, a partir del grie-
tudio sobre la “neurosis diabólica” de un pintor go y vía su transliteración latina, en las diferentes lenguas
austriaco del siglo XVII, Freud muestra que el Dia- europeas. Es por ello por lo que no se encontrará aquí sino
blo de la mitología cristiana constituía originalmen- una aproximación indirecta.
te con Dios una sola y misma figura, que esa enti- 1. El griego dialektiké [διαλεκτική] (s.e. tekhne [τέχνη],
dad única fue luego escindida en “dos contrarios y de vez en cuando episteme [ἐπιστήμη], “arte” o “ciencia”
totalmente contrastados” —uno bueno, otro ma- dialéctica) remite a logos [λόγος]: es el arte de conversar
DIAPHANÉS | 349

(dia [διά], del “diá-logo”), de discutir con preguntas y res- Situado en el doble cruce de la vista y lo visible, del parecer
puestas, que practica Sócrates, oponiéndose así al discurso y de la constitución de la imagen, el término diaphanés es
largo y a la epídeixis [ἐπίδειξις] sofística: véase Acto de actualmente uno de los testimonios más reveladores de la
habla, I. Platón invierte filosóficamente la palabra para manera en que los antiguos miraban, consideraban y com-
hacer que designe la práctica filosófica misma, elevándose prendían el mundo. Puesto que, para el pensamiento anti-
hasta las “ideas”: véase Species (recuadro 1, “El eidos…”), guo medieval, no basta que haya luz y solidez para que el
y Belleza, Mímesis. Es para Aristóteles el nombre de una mundo pueda ser visto con sus colores y conocido con sus
parte de la lógica, ligada a la retórica de lo probable, en su formas y sus especies, hace falta que tenga también algo
diferencia con la demostración científica: véase Doxa. de diáfano o transparente, es decir, un “medio” que enlace
Los estoicos le dieron el estatus de ciencia (e hicieron de las cosas entre ellas y abra, con ellas, la puerta de la recep-
ello una virtud) llevando sobre el lenguaje y el razonamien- ción sensible y del entendimiento. De tal modo, lo diapha-
to lo verdadero y lo falso, el significante y el significado: nés impregna tácitamente no sólo toda ciencia óptica, sino
véase Palabra, Significante/Significado y Begriff también toda la representación del mundo bajo su doble
(recuadro 1, “La captación…”). Estas tensiones termino- aspecto sensible e inteligible, operando así, mediante su
lógicas entre aristotelismo, estoicismo y neoplatonismo participación en la luz, una verdadera mutación entre lo vi-
determinan la complejidad de los empleos medievales, le- sible y lo invisible.
gibles especialmente en el De dialéctica de Agustín: véase
también Proposición. Sobre todo esto, véase evidente- I. La invención de “diaphanés” y sus usos
mente Logos. filosóficos, teológicos y estéticos
2. A partir de una interpretación desvalorizante del uso Menos que transparente, pero en competencia di-
escolástico, según el cual la dialéctica es un ejercicio retó- recta con translúcido, diáfano designa en el lengua-
rico que compromete las sutilezas de la lógica formal (véa- je corriente la cualidad de aparente de un cuerpo
se Sofisma), los modernos, de Descartes a Kant, ven en la cuya estructura es tal que la luz puede atravesarlo,
dialéctica una apariencia de lógica o una lógica de la apa- disminuyendo parcialmente su brillo y dejando tras-
riencia: sobre la “dialéctica trascendental”, lógica de la apa- lucir al mismo tiempo lo que se encuentra más allá
riencia trascendental, véase Erscheinung. La revaloriza- de este cuerpo o en el interior, pero sin que la mira-
ción está ligada al análisis hegeliano luego marxista del da pueda percibir los detalles visibles dentro o de-
proceso obrando en la historia del ser y del pensamiento: trás de éstos. Este término, que en nuestros días se
véase Aufheben, Plasticidad y Alemán, Attualità, Com- ha vuelto obsoleto, fue utilizado sobre todo en el len-
binatoria, Praxis, Ruso, II: cf. Identidad. Dialéctica es guaje literario para describir por ejemplo el tinte
ahora parte del metadiscurso filosófico más corriente: véase pálido y la carne sutil de las jóvenes en el siglo pasa-
aquí mismo, por ejemplo, Conciencia o Continuitet. do. No obstante, diaphanés se empleó antiguamen-
te también como término técnico en el lenguaje fi-
epistemologia, oikonomía, principio, sujet, término, losófico. Su destino filológico —etimología griega,
trabajo variantes léxicas significativas y calco del latín tar-
dío, escolástico— revela la historia del surgimiento
de una relación particular entre percepción, inte-
lección y revelación, lo cual atañe a una problemá-
DIAPHANÉS [διαφανής] | griego tica específica del pensamiento antiguo y medieval.
Gracias al campo semántico abierto por el verbo
árabe ṣafā` [ ]
phaino [φαίνω] (emparentado con phos [φ ς] “luz”,
español diáfano, transparente
francés diaphane, transparent
y que significa a la vez “hacer aparecer”, “volver visi-
griego diaphanés [διαφανής] ble” y “brillar”) y a la distinción introducida por la
latín clásico perlucidus, translucens preposición dia [διά] (suponiendo un desfase o una
latín medio diaphanum, transparens separación, e invitando a un recorrido, una travesía,
un pasaje a través de una interioridad abierta), lo diá-
analogía, imagen [éidolon], luz, mímesis,
percepción, sviet fano se ofrece de entrada a los filósofos antiguos co-
mo la base más apropiada para construir una cierta
definición de percepción visual ligada al fenómeno
350 | DIAPHANÉS

de la luz y de lo visible. En otros términos, el recur- zación de las facultades sensibles y de la aprehen-
so operativo a diáfano ha permitido la elaboración sión de las cosas abiertas por la percepción (Acerca
de una definición de manifestación y de recepción del alma, 418a 2- 419b 3 y Acerca de la sensación y
del surgimiento de las formas (contornos) y de los de lo sensible, 438a 12-439b 16). Lo diaphanés cons-
colores, definición que podía repercutir en la de in- tituye una naturaleza común (koiné physis), un re-
telección y de conocimiento del mundo visible. velador, de alguna manera, de la naturaleza visible
La época de gloria filosófica, teológica y estética (es decir brillante y claro) de todo objeto y permite
de diaphanés es la edad del aristotelismo antiguo, así la definición específicamente aristotélica de la
del peripatetismo de los comentadores de la Anti- percepción visual, y especialmente la definición de
güedad tardía, así como aquella del pensamiento me- los colores, gracias a la manifestación de la luz en un
dieval, dividido entre la escolástica “clásica”, deter- medio propicio a su recepción. El Estagirita se opo-
minada por la filosofía del Estagirita, y la teología ne de este modo a la concepción de Empédocles y
mística, herencia del neoplatonismo, de la gnosis y de Platón, quienes definieron la vista como una do-
de la patrística griega. Las traducciones y las varian- ble emisión de efluvios o de partículas luminosas
tes léxicas del término serían consecuencia y testi- que provienen del ojo y del objeto visible; y expre-
go del complejo paisaje en el cual se inscriben las sa también, por medio de lo diaphanés, una crítica
diferentes escuelas de interpretación de la percep- a propósito de las concepciones materialistas o
ción sensible, de la definición del intelecto y del fe- “corpusculares” de la luz (teorías de los atomistas).
nómeno de la luz. Lo diaphanés es entonces, para Aristóteles, todo me-
dio en el cual la luz se manifiesta en tanto acto: “La
A. “Diaphanés” en el dominio filosófico luz, a su vez, es el acto de esto, de lo transparente
Tomado del vocabulario común, diaphanés toma, [diaphané] en tanto que transparente [diaphané]”
con Platón, una dimensión técnica apropiada para (Acerca del alma, 418b 9- 10, trad. Tomás Calvo
definir la percepción visual. En efecto, el término Martínez). Pero, recibiendo la luz, lo diaphanés par-
surge en Timeo para calificar el encuentro perfecto ticipa también de aquello, dicho de otro modo, se
de las partículas a mitad de camino entre el ojo y el vuelve semejante a la luz; se ilumina o se aclara y,
objeto visible y para explicar, por su ausencia o su poniéndose luminosa y brillante de una manera in-
imperfección, el nacimiento de los colores: determinada, es capaz de revelar lo diaphanés deter-
minado en cada objeto, es decir su visibilidad en
Las partículas que proceden de los otros cuerpos y tanto que forma (contorno) y color. Entonces, la
afectan a la visión son, unas, menores, otras, mayo- luz, en tanto que entelequia de lo diaphanés, advie-
res y otras, iguales a las partículas visuales propia- ne, por medio de lo diáfano, al encuentro de la mi-
mente dichas. Las iguales son imperceptibles, las que rada que le ofrece la visibilidad propia de cada ob-
denominamos transparentes [diaphanés] [τ μ ν ο ν jeto en su(s) propio(s) color(es): “Hay pues algo
ἴσα ἀναίσθητα, δ κα διαφαν λέγομεν].
que es transparente [diaphané]. Y llamo ‘transparen-
Timeo, 67d.
te’ [diaphané] a aquello que es visible si bien —por
=La existencia de lo diaphanés luego es afirmada decirlo en una palabra— no es visible por sí, sino
arbitrariamente y desarrollada por Aristóteles para en virtud de un color ajeno a él [ἀλλότριον χρ
definir la vista, lo visible y los colores, y, en suma, pa- μα]” (418b 4-6). El aire, el agua y muchos cuerpos
ra contornear la aporía del acto puro en la defini- sólidos, dice Aristóteles, son “diaphanés”, es decir,
ción de la luz. Según el Estagirita —verdadero “in- que por naturaleza incluso reciben en ellos la luz,
ventor” del uso filosófico del término—, lo pero lo diaphanés en tanto que medio se distingue
diaphanés implica un parentesco particular con la de todo cuerpo, parte del cuerpo o efluvio, en la
luz, parentesco que le permite “revelar” la lumino- medida en que participa con la luz de una esencia
sidad de lo visible, así como una dimensión “natu- común ni corporal ni material. Para aprehender la
ral”, la cual hace que lo diaphanés sea adecuado pa- quididad indefinible de lo diaphanés, el Estagirita
ra definir la naturaleza de cada cosa. Gracias a esta recurre entonces a la noción de “presencia” (pa-
última, diaphanés encuentra una aplicación privile- rousía [παρουσία]) y a un elemento particular —el
giada en el dominio estético, dominio de la actuali- éter, fuego o “cuerpo eterno superior”—, el cual le
DIAPHANÉS | 351

permite comparar, situar y al mismo tiempo expli- te, en los tratados consagrados a la luz, aparecen los
car, aunque no sea más que tautológicamente, la principales usos del término relativos al periodo con-
naturaleza de lo diaphanés: es del orden de presen- cernido. El desuso del empleo técnico de diaphanés,
cia ígnea, semejante al “quinto elemento”, y su pa- acaecido hacia fines del siglo XVI, también se debió
pel es permitir la aparición, lo visible, y su carácter al cambio radical de las concepciones científicas
luminoso sería revelado gracias al medio receptor sobre la naturaleza y sobre el fenómeno de la luz. A
de esta presencia, es decir, mediante lo diaphanés: partir de Kepler, la cosmología y la óptica economi-
zarán lo diaphanés, pues la luz ya no es necesaria,
Queda dicho, por lo tanto, qué es lo transparente según las nuevas teorías de la visión, de un medio
[diaphané] y qué es la luz, y cómo ésta no es ni fue- propio para manifestarse como luminosidad reci-
go ni cuerpo alguno ni efluvio de cuerpo alguno —ya bida en y por lo visible, de un medio transparente a
que en este caso sería también un cuerpo—, sino la la vez receptor y transmisor del rayo luminoso.
presencia del fuego o cualquier otro agente similar
en lo transparente [diaphanéi] [ἀλλ πυρ ς τοιού
B. El uso teológico y estético de “diaphanés”
του τιν ς παρουσία ἐν τ διαφανεῖ].
418b 13-17. No obstante, los ámbitos filosófico y científico no
fueron, a lo largo de los siglos, los únicos beneficia-
No siendo nada en sí mismo, lo diaphanés consti- rios de la invención terminológica de Aristóteles.
tuye sin embargo la causa “material” y eficiente, así La teología ha sabido aprovecharla también. La pro-
como la condición hueca de la aparición y de la ximidad de lo diaphanés con la luz, por una parte, y
aprehensión sensible del mundo de las cosas. Pero con la aparición de las cosas, por otra, ha vuelto es-
no es todo. ta noción particularmente propicia para designar
La correspondencia establecida por Aristóteles un estado de pureza (de un medio o de un cuerpo),
entre las facultades sensibles y el funcionamiento como también para acercar la materia al espíritu.
(incluso la articulación) del intelecto también ata- Lo diaphanés es visible e invisible a la vez. No tiene
ñe a lo diaphanés; exige, en otros términos, recurrir ninguna determinación para poder justamente re-
de nuevo a esta noción operatoria en otro campo. cibirlo, tiene y no tiene ser propio. Compartiendo
Lo diaphanés requiere entonces una dimensión su- con la luz la cualidad puramente inmaterial de ésta,
plementaria consagrada a la definición de imagen y según el pensamiento antiguo, lo diaphanés presen-
a las funciones imaginativas específicas en el inte- ta de todos modos cierta semejanza con ciertos ele-
lecto —un papel noético. Éste es el dominio de apli- mentos o cuerpos (aire, agua, cuerno, piedras pre-
cación más inasequible de lo diaphanés, donde pa- ciosas, etc.) que le permite situarse en el mundo
rece casi imposible descubrir, por un lado, lo que es sublunar y al mismo tiempo en el límite de lo que
simple metáfora en el uso del ejemplo de los colores no sucumbe inmediatamente a la incidencia de
y de la luz para definir las diferentes partes del inte- una experiencia sensible. En consecuencia, era fácil
lecto y sus funciones específicas, y, por otro lado, lo dar ese paso y considerar lo diaphanés como un es-
que proviene de un mecanismo de abstracción en tado “superior” de la materia o un grado de perfec-
un medio neutro, mecanismo que permite recibir ción de un cuerpo, mensurable por comparación con
los datos sensibles desprovistos de su materia y vol- el fenómeno luminoso bajo la especie de un brillo
verlos apropiados al conocimiento. particular, de un fulgor, de una irradiación o sim-
El principal campo de aplicación filosófica y cien- plemente de la claridad de un medio que ninguna
tífica de diaphanés es, en la estela del pensamiento sombra obstaculiza. En la doble descendencia de la
aristotélico a lo largo la Antigüedad tardía y de to- filosofía natural de Aristóteles y de la concepción neo-
da la Edad Media, la óptica y sus dominios conclu- platónica de la procesión de las formas a partir del
yentes: el análisis del ojo y de la facultad visual, la Uno, y en consecuencia de la estructura jerárquica
definición de lo visible y del estatus a la vez sensible del mundo, el pensamiento cristiano hereda pues
y noético de la imagen, la definición de los colores, también diaphanés y lo usa para designar, en parti-
la construcción de los espejos y el análisis de los re- cular en los Padres griegos, el cuerpo perfecto de
flejos, la necesidad del medio (medium) para com- los santos, la textura del alma, así como la de la Tie-
prender y definir el fenómeno de la luz. Por otra par- rra antes del pecado original, o bien el medio pro-
352 | DIAPHANÉS

pio del advenimiento de la imagen, es decir, el re- mo el calco del término griego en el neologismo lati-
ceptáculo virginal de la Encarnación. no transparens, que remplaza a perlucidus, “transpa-
La historia filológica y especialmente las varian- rente” “translúcido”, en el latín clásico parece surgir
tes léxicas, así como el pasaje del griego diaphanés en la segunda mitad del siglo XII, con la traducción
al latín transparens hacia fines del siglo XII, explici- del tratado Sobre la naturaleza del hombre, de Neme-
tan en toda su riqueza, pero también en toda su sio de Emesa por Burgundio de Pisa (hacia 1165). Es-
ambigüedad, el destino particular de diaphanés en te último retraduce en efecto el texto griego de Ne-
el pensamiento cristiano. El término en efecto está mesio (principios del siglo V), cuya primera versión
presente en los comentadores de Aristóteles de la latina fue escrita por Alfano de Salerna en la segun-
baja Antigüedad (los peripatéticos alejandrinos y da mitad del siglo XI, en la cual emplea por primera
antioquios, cristianos o no, como Alejandro de Afro- vez el término transparens para traducir el griego dia-
disia, Temistio, Juan Filópono, Simplicio, etc.), pe- phanés (en el capítulo consagrado a la definición de
ro está mucho menos presente en los neoplatóni- la vista), en tanto que su predecesor había utilizado
cos. Por el contrario, los padres griegos (sobre todo lucida y splendens materia para diaphanés hyle.
los capadocios, en particular Gregorio de Nisa y Sin embargo, el término transparens apenas se
Basilio de Cesarea) usan a menudo el término dia- impone en el siglo XIII, con los comentarios de los
phanés, igual que el Pseudo Dionisio, quien evoca tratados aristotélicos. En el siglo XII, Domingo Guin-
también la proximidad de nuestro término con la luz disalvo aún traducía translucens al correspondiente
por medio de variantes léxicas significativas: diau- término árabe de diaphanés, pero, un siglo más tar-
gés [διαυγής] y photodosía [φωτοδοσία] / photo-eidés de, en Acerca del alma de Avicena, Guillermo de
[φωτο εἰδής] (literalmente: claridad transparente, pe- Moerbeke traduce el término griego tanto por dia-
netrable por el rayo, y efusión de luz, luminosidad, phanum, como por perlucidum y transparens, tal co-
similitud con la luz en tanto que manifestación lu- mo aparece en los comentarios de Temistos de Acer-
minosa), términos que Juan Escoto Erígena tradu- ca del alma y en los de Alejandro de Afrodisia de
cirá en latín por lucidus y claritas (luminoso y claro). Meteorológicos de Aristóteles. Observemos solamen-
Diaphanés es traducido en árabe a través de cier- te que el término más frecuente diaphanum se em-
to número de términos técnicos, construidos a par- plea para designar en general la naturaleza del in-
tir de la raíz ṣafā` [ ] (aumentar, disminuir, ser tervalo atravesado por el rayo luminoso, mientras
transparente, tenue [se dice en particular de un cuer- que transparens se reserva, más bien, para designar
po delgado o de un tejido fino]). Estos términos in- la luminosidad que se vuelve evidente por sí, que
sisten en el aspecto de “presencia corporal” y de con- brilla y alumbra a través del “espesor” del aire o de
tigüidad que procede más del empleo platónico que otro medio material más o menos tenue.
del aristotélico. Diaphanés está presente en Avicena En consecuencia, diaphanés halla sus significa-
y Averroes, en sus comentarios de Aristóteles, pero ciones de origen en el momento del impacto de los
con variantes léxicas que reflejan las interpretaciones textos aristotélicos y de los comentarios de Ave-
divergentes de ambos filósofos en cuanto a las defi- rroes sobre el pensamiento escolástico. En los si-
niciones de la percepción sensible y del funciona- glos XIII y XIV, Occidente empleará ampliamente
miento del intelecto. Las mismas traducciones de este término, por un lado, en los comentarios de
diaphanés aparecen también en los tratados ópticos Aristóteles (en particular, en la teoría del intelecto a
de los sabios árabes (Alhacén, Al-Biruni, etcétera). partir de Acerca del alma y de las interpretaciones
El término diaphanés hace luego su aparición en árabes), y por otro lado en los textos consagrados a
textos latinos bajo la doble forma de diaphanum o la luz o a la perspectiva, constituyendo el vitral, en
transparens, dos palabras que se superponen a menu- ese caso, el ejemplo más próximo para ilustrar la
do en el mismo pasaje. Están presentes, juntas o por naturaleza de la luz, de lo diáfano o transparente y
separado, en una gran cantidad de representantes del de los colores —naturaleza única definida de tres
pensamiento escolástico, como Alberto el Grande, modos, en la que se reconoce fácilmente el calco de
Roger Bacon, Tomás de Aquino, Buenaventura, Ro- la definición de la Trinidad: luz en sí (invisible),
berto Grossatesta y Meister Eckhart, y hasta los siglos transparencia o diafanidad y finalmente color, es de-
XV y XVI. La transposición latina diaphanum, así co- cir, una lux incorporata (luz encarnada) o lux parti-
DIAPHANÉS | 353

cipata (luz participada) que vendría a apuntalar la Estos últimos describen, en efecto, el universo crea-
pantalla formal de todo objeto coloreado: do como un mundo atravesado de un lado a otro
por rayos, por alternancia de luz enceguecedora y
[…] así la luz [lux] puede ser considerada bajo tres tinieblas, y habitado por seres angelicales, teofanías
aspectos: en sí misma, en la transparencia [in trans- invisibles, de una perfecta transparencia, y sin em-
parenti] y según el término al cual la transparencia bargo accesibles como presencias luminosas, fulgu-
vendría apuntalar [in extremitate perspicui termina- rantes, ígneas, parecidas a la presencia del fuego del
ti]; bajo el primer aspecto [modo] es luz [lux], bajo éter en lo diaphanés.
la segunda luminosidad [lumen], bajo la tercera hi-
Curiosamente, el declive del uso científico de diá-
póstasis del color [hypostasis coloris] […]
fano o transparente en la definición del fenómeno
Buenaventura, Commentaria in quatuor libros
sententiarum Magistri Petri Lombardi, I, Dist. XVII, de la luz se corresponde con la disminución del uso
parte 1, art. “Unicus”, q.1, vol. 1, 1882, p. 294. filosófico y teológico. A partir de fines del siglo XV, ya
se observa en los textos que diáfano solo se usa para
En el mismo pasaje, Buenaventura cita la defini- designar, como antiguamente lo hacían los Padres
ción del color según Tomás de Aquino: “Así como griegos y luego los teólogos escolásticos y/o místicos,
lo explica S. Tomás, […] el color no es nada más que cierto estado de transfiguración de la materia (por
la luz incorporada [color nihil aliud est quam luz in- ejemplo, el agua del bautismo) y del cuerpo, el cual se
corporata] […].” Los términos transparens y diapha- vuelve semejante, por la muerte o por una experien-
nus son, por lo demás, empleados de manera mez- cia espiritual, al cuerpo etéreo de los ángeles o a un
clada por los autores escolásticos: cuerpo cristalino, estado relativo al que los teólogos
llamaban “cuerpo de gloria”. A partir de ese momen-
Así como hay un color en un objeto definido, así hay to, el término pierde, por consiguiente, su conteni-
la luminosidad [lumen] proviniendo de un cuerpo do teológico y cosmológico así como su función en
transparente [ad corpus transparens]. teorías ópticas, y se convierte en un término de va-
Buenaventura, p. 327. lor exclusivamente literario. Sin embargo, conserva su
principal característica, la de designar un estado par-
La luz [lux] no es un cuerpo sino la presencia de una ticular de la materia, estado que confiere a todo ob-
intención en lo diáfano [praesentia intentionis in
jeto o cuerpo material la posibilidad de salirse de un
diaphano], entonces la privación se dice oscuridad
en relación con la presencia del cuerpo luminoso
determinismo unilateral y de recibir, en el seno mis-
[apud praesentiam corporis luminosi]. mo de la opacidad y/o de la solidez que caracteriza
Ibid., p. 329. todo cuerpo, un elemento complementario —un res-
plandor, una chispa, un estallido, un reflejo colo-
Buenaventura prosigue: reado o una claridad especular, en pocas palabras, la
presencia de la luz considerada por los antiguos co-
Averroes dice: el color posee dos modos de existen- mo contraria a la materia, es decir ilimitada y eterna.
cia, del cual el uno es lo diáfano no determinado
[diaphano non terminato], y éste tiene lugar en el ex- II. “Diáfano” y “transparente”: la historia moderna
terior, y el otro se manifiesta en el límite de lo diáfa- Las traducciones de los términos latinos en las len-
no [in diaphano terminato], y en ese caso se trata de guas vulgares diafanum, diafane y transparent, tres-
un ser natural [naturalmente coloreado].
parent no aparecieron hasta fines del siglo XIII. Cler
Ibid., p. 329.
(sustantivo: clartez) era el término más frecuente-
mente empleado para designar lo que es transpa-
C. El aspecto epifánico rente y luminoso (brillante, límpido) en las novelas
Sin embargo, el uso de diaphanés en el pensamien- de los siglos XII y XIII. Este término corresponde al
to medieval se divide entre el legado aristotélico de latín claritas, a menudo utilizado en lapidarios o
la concepción de la luz, de lo visible y del intelecto, bien en escritos de Suger sobre vitrales y sobre el te-
por un lado, y el legado dionisiaco, de la teología y soro del abad de Saint-Denis (De consecratione). Pe-
de la cosmología mística de Pseudo Dionisio y de su ro sólo con Jean de Meun (Novela de la rosa), Dante
intérprete latino, Juan Escoto Erígena, por el otro. (Convivio) y Nicolás Oresme (traducciones france-
354 | DIAPHANÉS

sas y comentarios de los tratados aristotélicos) la La comprensión aristotélica de la transparencia co-


dupla diaphane-transparent se incorpora a las len- mo inherencia y como interioridad dada a la mirada
guas vulgares, a pesar de que, por uno o dos siglos, y al pensamiento ofrece, más allá de un vocabulario
seguirá perteneciendo al ámbito científico. El olvi- específico, un terreno privilegiado para la reflexión
do de la especificidad técnica (es decir, filosófica) de fenomenológica contemporánea, constituyendo, en
diaphanés interviene con la elaboración de una nue- efecto, una problemática a la cual Maurice Merleau-
va concepción cosmológica y de una nueva teoría Ponty (en El ojo y el espíritu o Lo Visible y lo Invisi-
óptica (con Descartes y Kepler). Incorporado luego ble) recurre para describir el impacto luminoso de
al lenguaje corriente, el término sólo conserva su la imagen en la determinación de lo visible (en la
connotación rebuscada y su proximidad con la ma- oposición transparente-opaco) y la definición de
nifestación sin obstáculo de la luz. la percepción visual como facultad de un cuerpo a
La invención del Estagirita permitía una revalo- la vez vidente y visible, que siente y que es sentido.
rización del cuerpo respecto de la imagen (forma o Aunque la estética y la filosofía contemporáneas no
idea), daba una identidad propia a la noción de in- recurren de manera sistemática al vocabulario de la
termediario, de medio o de intervalo, y aseguraba al transparencia —y de lo diáfano en este caso—, la
mismo tiempo la constitución de un vínculo capaz dialéctica de la mirada y del parecer, expuesta por
de remplazar la “participación” platónica ( y al mis- la invención y el uso antiguo de este término, es
mo tiempo la analogía, la semejanza/desemejanza ampliamente utilizada. Emmanuel Levinas analiza
y la representación) por una relación clara de ma- frecuentemente estas cuestiones, desde un punto
nifestación de la naturaleza de los participantes, de vista ético y estético, a la vez, como el encuentro
mediante la metáfora de la visión y de una defini- con el rostro del otro, en la argumentación de “una
ción metafísica de la luz. fenomenología trascendental de la sensación” (Tota-
Entre los escritores modernos, James Joyce (Uli- lidad e Infinito, ensayo sobre la exterioridad, p. 203),
ses, I, 3) parece haber redescubierto en el siglo XX la así como en el interior de la relación entre esencia y
función específica, la identidad del inventor y el ca- presencia, bajo la especie de “distancia entre lo visi-
rácter intraducible de diaphanés. Señalando, me- ble y lo invisible, algo casi transparente” (p. 152),
diante la repetición obsesiva de la palabra, su signi- distancia propia de la constitución del sujeto y de la
ficativa presencia en un contexto voluntariamente representación (De otro modo que ser o más allá de
pictórico y yuxtaponiendo una cita de Dante (La di- la esencia, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1995).
vina comedia), Joyce insiste sobre la tecnicidad del Anca VASILIU
término y circunscribe su ámbito de aplicación, alu-
diendo a sus determinaciones específicas: la vista, Bibliografía principal
los colores, lo visible. Alejandro de Afrodisia, De anima liber cum mantissa, ed. I.
Bruns, Berlín, Reimer, 1887.
——, Alexandri en Aristotelis Meteorologicorum libros commen-
Ineluctable modalidad de lo visible: por lo menos taria, ed. M. Hayduck, Berlin, Reimer, 1890.
eso, si no más, pensando a través de mis ojos. Las ——, Alexandri in librum De sensu commentarium, ed. Wend-
signaturas de todas las cosas estoy aquí para leer; land, Berlín, Reimer, 1901.
huevas y fucos marinos, la marea que se acerca, esa ——, Alexandre d’Aphrodisias, Commentaire sur les Météores
d’Aristote, trad. lat. G. de Moerbeke, ed. crít. A.J. Smet, Lo-
bota herrumbrosa. Verdemoco, platazul, herrumbre:
vaina-París, 1968.
signos coloreados. Límites de lo diáfano [Limits of the Aristóteles, Acerca del alma, introd., trad. y notas Tomás Cal-
diaphane]. Pero añade él: en los cuerpos. Entonces, vo Martínez, Madrid, Gredos, 1978.
se daba cuenta de ellos, de los cuerpos, antes que de ——, De sensu / Des sens et des sensations [in Parva naturalia],
ellos coloreados. ¿Cómo? Golpeando contra ellos la ed. y trad. fr. R. Mugnier, París, Les Belles Lettres, 1965.
mollera, claro. Despacito. Calvo era y millonario, ——, De caelo / Du ciel, ed. y trad. P. Moraux, París, Les Belles
maestro di color che sanno. Límite de lo diáfano en Lettres, 1965.
Averroes, Corpus commentarium Averrois in Aristotelem. Versio-
[Limit of the diaphane in]. ¿Por qué en? Diáfano, adiá- rum latinarum. Libri Aristotelis De sensu et sensato, ed. I.S.
fano [Diaphane, adiaphane]. Si se pueden meter los Crawford, Cambridge (Mass.), Medieval Academy, 1949.
cinco dedos a través de ella, es una verja; si no, una ——, Averrois Cordubensis Commentarium magnum in libros De
puerta. Cierra los ojos y ve. anima, ed. I.S. Crawford, Cambridge (Mass.), Medieval Aca-
Ulises, p. 94. demy, 1953.
DICHTUNG | 355

Avicena, Avicenna latinus liber De anima seu sextus de naturali- Lampe Geoffrey William Hugo, A Patristic Greek Lexicon, Ox-
bus, ed. crít. de la trad. lat. S. Van Riet, introd. G. Verbeke, ford, Clarendon Press, 1968.
Lovaina-Leyde, Peeters-Brill, 1972. Mugler Charles, Dictionnaire historique de la terminologie opti-
Buenaventura, Commentaria in quatuor libros sententiarum que des Grecs. Douze siècles de dialogue avec la lumière,
magistri Petri Lombardi, Florencia, Quaracchi, t. 1, 1882 y t. Klincksieck, 1964.
2, 1885. Niermeyer Jan Frederik, Mediae latinitatis lexicon minus, Leyde,
Dionisio Areopagita, La Hiérarchie céleste [De coeleste hierar- Brill, 1984.
chia], ed. y trad. M. de Gandillac, Cerf, 1970. Sophocles Evangelinus Apostolides, Greek Lexicon of the Ro-
Hedwig Klaus, Sphaera lucis. Studien zur Intelligibilität des Seien- man and Byzantine Periods from B.C. 146 to A.D. 1100, Hil-
den im Kontext der mittelalterlichen Lichtspekulation, serie desheim, Olms, 1975 (repr. en facsímil de la ed. de Cambri-
Beiträge zur Geschichte der Philosophie und Theologie des Mit- dge [Mass.], Harvard UP, 1914).
telalters, Munster, Aschendorff, 1980.
Juan Escoto Erígena, Expositiones in ierarchiam coelestem, ed.
par J. Barbet dans la série Corpus christianorum, continuatio
mediaevalis, vol. 31, Turnhout, Brepols, 1975.
Joyce James, Ulises, trad. José M. Valverde, Barcelona, Lumen, DICHTUNG | alemán
1999.
Levinas Emmanuel, Totalidad e Infinito, ensayo sobre la exterio- español literatura, poesía, ficción, invención, fabulación
ridad, Hermeneia 8, Salamanca, Ediciones Sígueme, 2002. francés littérature, poésie, fiction, invention, affabulation
——, De otro modo que ser o más allá de la esencia, Salamanca,
inglés literature, poetry, fiction
Ediciones Sígueme, 1995.
Lindberg David Charles, Theories of Vision from Al-Kindi to Ke-
pler, Chicago PU, 1976. poesía, y acto de habla, erzählen, ficción,
Némésius D’Émèse, De natura hominis, ed. G. Verbeke y J.R. historia, logos, obra, praxis
Moncho, Leyde, Brill, 1975.
Platón, Timeo, en Diálogos, vol. VI (Filebo, Timeo, Critias), La palabra alemana Dichtung no posee un equivalente es-
trad., introd. y notas Francisco Lisi, Madrid, Gredos, 1992.
Simon Gérard, Le regard, l’être et l’apparence dans l’optique de tricto en las demás lenguas europeas, salvo en las escandi-
l’Antiquité, París, Seuil, 1988. navas, que la adoptaron. El español, el francés y el inglés
Temistio, In libros Aristotelis De anima paraphrasis, ed. R. Heinze, deben recurrir a los términos poesía, poésie y poetry res-
Berlín, Reimer, 1899; Commentaire sur le Traité de l’âme
pectivamente, así como a literatura, littérature y literatura,
d’Aristote, ed. G. Verbeke, Lovaina-París, Nauwelaerts, 1957.
Tomás de Aquino, Sancti Thomae Aquinatis in Aristotelis li- o, con un sentido más impreciso, a ficción, fiction y fiction.
brum De anima commentarium, ed. P.F. Angeli y M. Pirotta, Todos estos vocablos guardan proximidad, sin duda, con el
Turín, Marietti, 1959; introd. R.-A. Gauthier, ed. Léonine, sustantivo germánico, pero no agotan en modo alguno sus
vol. 45, 1, Roma, 1984.
múltiples virtualidades semánticas (invención, fabulación,
Tonquédec Joseph de, Questions de cosmologie et de physique
chez Aristote et saint Thomas, t. 1: Le système du monde, t. poesía). Por otra parte, la lengua alemana conoce también
2: Les théories de la lumière et de la couleur, t. 3: La théorie de los términos Literatur, Poesie, Fiction, pero Dichtung, que
la mesure, París, Vrin, 1950. participa en cada uno de ellos, los engloba y los sobrepasa.
Vasiliu Anca, Du diaphane: image, milieu, lumière dans la pen-
Este rasgo específico del alemán confiere a Dichtung una
sée antique et médiévale, París, Vrin, 1997.
densidad singular y lo convierte en una especie de recinto
Bibliografía de consulta
que fue ampliamente explotado en la reflexión alemana so-
Blaise Albert, Corpus christianorum lexicon latinitatis medii ae- bre la lengua a partir de Herder, quien juega a sabiendas
vii, Turnhout, Brepols, 1966. con la especificidad germánica del término, hasta Heideg-
Bonitz Hermann, Index aristotelicus, Berlín, Reimer, 1870; reed. ger. Todavía en 1973, la germanista alemana K. Hamburger
Berlín, Akademic-Verlag, 1955.
Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologique de la langue gre- indica que el concepto es “superior a lo que propone la ter-
cque, nueva ed. actualizada con “Supplément au dictionnai- minología de las demás lenguas y en primer lugar al con-
re», Klincksieck, 1999. cepto mismo de literatura [Literatur]” (p. 35). Por medio
Du Cange Charles Dufresne, Glossarium mediae et infimae lati-
de Dichtung, la lengua alemana tiende a definir para sí mis-
nitatis [1678], 7 vols., Didot Fratres, 1840-1850, reed. Li-
brairie des Sciences et des Arts, 1937. ma una operación específica del pensamiento y del lengua-
Ernout Alfred y Meillet Antoine, Dictionnaire étymologique je. La proximidad entre Dichtung y dicht (denso, hermético)
de la langue latine. Histoire des mots [1932], 4a. ed. aum. J. no sería producto, pues, de una mera contingencia homo-
André, Klincksieck, 1994.
fónica. Dichtung pone de manifiesto una superposición tan
Forcellini Egidio, Lexicon totius latinitatis, Padua, 1940.
Godefroy Frédéric, Dictionnaire de l’ancienne langue française densa de estratos significativos que la palabra se vuelve
et de tous ses dialectes du ixe au xve siècle, 10 vols., 1881- hermética para las demás lenguas.
1902, repr., Nueva York, Kraus Reprint Corp., 1961.
356 | DICHTUNG

I. “Dichtung” y “dichten”: entre literatura, poesía y ten” y “Dichtung”). Sulzer ignora aún por comple-
ficción, la lengua natural de la humanidad to este sustantivo en Allgemeine Theorie der schönen
Dichtung deriva del verbo dichten que, presente ya Künste (2 vols., Leipzig, Weidemanns Erben und
en el periodo del antiguo alemán, posee dos acep- Reich, 1771-1774) y Adelun lo cita en carácter de
ciones principales. Primeramente, en sentido am- “término nuevo” en la primera edición de su dic-
plio, dichten significa “inventar”, “imaginar”, “crear”, cionario (vol. 1, 1774, art. “Dichtung”). Se debe fun-
significado que puede cargarse también de conno- damentalmente a Herder la introducción de Dich-
taciones negativas. Dichten, cercano en esto a er- tung en la lengua alemana, paternidad que explica
dichten, significa entonces “inventar para engañar”, asimismo el aura singular que rodea a esta palabra.
“imaginar para confundir”. Luego, en sentido es- En su ensayo de 1770 sobre el origen del lenguaje,
tricto, la palabra designa la acción de concebir un Herder echa mano a este término hasta entonces
poema o, de manera más general, un texto con el desusado para designar la facultad de invención poé-
fin de ser redactado y leído. En esta acepción, la pa- tica que presidió el nacimiento de la primera len-
labra se aplica con especial predilección al ámbito gua de la humanidad, esa lengua original y natural
de la creación poética y significa entonces “compo- que había precedido a la prosa. Dichtung es “la lengua
ner versos”, “escribir un poema” (aunque no esté ex- natural de todas las criaturas [Natursprache aller
cluida su aplicación a la prosa). Geschöpfe]”, convertida en imágenes o, para citar
Dichtung heredó de dichten su sustancia semán- una variación ulterior sobre este tema, ésta toma su
tica al mismo tiempo que sus dificultades. Lo mis- fuente de la naturaleza (Über den Ursprung der Spra-
mo que el verbo, el sustantivo sitúa en su centro la che, 1770, vol. 5, p. 56; Über Bild, Dichtung und
compleja relación entre la ficción y la realidad. En Sprache, 1787, vol. 15, p. 535 ss.). Así pues, desde su
un sentido peyorativo, Dichtung remite a la idea de nacimiento, la noción de Dichtung carga con una
invención falaz, fabulación, mentira. En un sentido connotación triple. Es poética, original y natural,
positivo, no obstante, el término designa la creación cualidades a las que se agrega un último atributo:
de un mundo ficticio pero cargado de una verdad es auténtica. De hecho, en el uso herderiano del tér-
singular. Dichtung evoca la fabricación de un uni- mino subyace constantemente una idea: el univer-
verso imaginario, cerrado sobre sí mismo, nacido so ficticio al que remite Dichtung no es menos ver-
meramente del poder inventivo de un individuo; la dadero que la realidad. No es lo opuesto al mundo
elaboración, en suma, de un espacio irreal y sin em- sensible, sino más bien su “condensado”: un princi-
bargo tan verídico como la realidad palpable. En pio sustentado subterráneamente por la proximidad
este sentido, Dichtung participa íntimamente de la homofónica fortuita de este término con las pala-
consagración romántica de la obra de arte. A esta bras Dichte y dicht (densidad, denso). La idea será
significación, que oscila entre las virtualidades nega- desplegada de manera filosófica algún tiempo des-
tivas y positivas de Fiktion, se le añade una acepción pués por Kant (Kritik der Urteilskraft, 1790, §53) y
más estricta. Dichtung designa la creación literaria luego por Schlegel.
en el sentido preciso del término, y singularmente
la creación poética, coligando de ese modo los tér- Los límites de la ciencia y del arte [Wissenschaft und
minos Literatur y Poesie. Kunst], de lo verdadero y de lo bello, están tan con-
Aunque la palabra Dichtung participe, pues, de fusos que incluso se ha vuelto titubeante casi en ge-
esas tres acepciones —Fiktion, Literatur y Poesie—, neral la convicción de la inmutabilidad de aquellos
a lo largo de su historia no cesó de intentar distin- eternos límites. La filosofía poetiza [poetisiert] y la
poesía [Poesie] filosofa [philosophiert]: la historia [Ge-
guirse de ellas adoptando connotaciones precisas
schichte] es tratada como poesía [Dichtung], y ésta
relativas a las circunstancias históricas y filosóficas como historia.
que la pusieron en escena. El término es una crea- F. Schlegel, Über das Studium der griechischen Poesie
ción reciente. Está documentado ya en 1561, pero [1795], en Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe,
no es sino en el decenio de 1770 cuando hace su 35 vol., ed. E. Behler, Paderborn, Schöningh,
1958-, sec. 1, vol. 1, p. 219; Sobre el estudio
entrada efectiva y generalizada en la lengua alema- de la poesía griega, trad. esp. B. Raposo, p. 61.
na, mientras que su matriz verbal, dichten, existía
desde mucho antes (Grimm, vol. 2, 1860, art. “dich- • VÉASE EL RECUADRO 1
DICHTUNG | 357

Recuadro 1 › “Verum factum” y sabiduría poética en Giambattista Vico


acto, civiltà, corso, dios, ficción, puesto que lo habían hecho los hombres, La más sublime tarea de la poesía es dar
historia universal, italiano, religión, ellos mismos podían alcanzar la ciencia. sentido y pasión a las cosas insensibles, y
verdad Ciencia nueva, 1744, § 331. es propiedad de los niños coger cosas in-
animadas entre las manos y, juguetean-
¿Qué significa esta célebre fórmula inter- do, hacer como si fueran personas vivas.
En una de sus primeras obras, el De antiqui-
pretada siempre de manera diversa, y en la Esta dignidad filológico-filosófica demues-
ssima Italorum sapientia [La antiquísima tra que los hombres del mundo infantil
cual Michelet y muchos otros quisieron ver
sabiduría de los italianos partiendo de los fueron, por naturaleza, poetas sublimes.
una proclamación “prometeica”? En reali-
orígenes de la lengua latina], de 1710, Vico Ibid., § 186-187.
dad, la afirmación de Vico es inequívoca:
afirma que, en latín, “verum et factum con-
sólo en las “modificaciones de la mente hu-
vertuntur” [“lo verdadero y lo hecho son Los hombres son, pues, poetas sublimes por
mana” deben ser buscados los principios
convertibles”], y que, por consiguiente, ve- naturaleza, en virtud del axioma fundamen-
del mundo hecho por los hombres. Para Vi-
rare [decir la verdad] y facere poseen el mis- tal según el cual “el hombre, por la natura-
co, esas modificaciones son, clásicamente,
mo sentido: “de ahí que Dios sabe lo físico leza de la mente humana, cuando se arruina
los modos de la sustancia pensante, sensa-
y el hombre lo matemático” (cap. 1). Ya en en la ignorancia, se hace regla del universo”
ción, imaginación, entendimiento. La origi-
1709, en el discurso De nostri temporis stu- (ibid., § 120). Otro axioma establece que
nalidad consiste en haber dispuesto esos
diorum ratione [Del método de estudios de “los hombres, ignorantes de las causas na-
modos en forma de secuencias, tanto cro-
nuestro tiempo], había escrito que “esas co- turales que producen las cosas, cuando no
nológica como lógica, durante la evolución
sas de la física […] no son sino verosímiles”, pueden explicarlas ni siquiera por cosas se-
de la humanidad (Vico habla más bien de
porque sólo Dios es susceptible de conocer mejantes, atribuyen a las cosas su propia na-
“naciones”), como ellos lo están, en su apa-
la naturaleza ya que él la ha creado: “de- turaleza” (ibid., § 180). El hombre, entonces,
rición y su desarrollo, en el individuo. Esto
mostramos las cuestiones geométricas por- “ha hecho por sí mismo un mundo entero
significa que el hombre totalmente huma-
que las hacemos; si pudiésemos demostrar [di se stesso ha fatto un intiero mondo]”:
no, de razón “plenamente desarrollada”, cu-
las físicas las haríamos” (cap. 4).
ya umanità está por completo realizada, no Así como la metafísica razonada enseña
De este principio a la vez metafísico y
existió siempre sino que fue precedido y que “homo intelligendo fit omnia”, así es-
gnoseológico del verum factum que parece
preparado por un hombre todavía casi por ta metafísica fantástica demuestra que
condenar el conocimiento humano a un me- “homo non intelligendo fit omnia”; y quizá
completo animal, “inmerso en el cuerpo”,
ro verosímil, no reservando el título de “cien- sea dicho esto con más verdad que aque-
librado exclusivamente a la sensibilidad, a
cia” más que a las matemáticas, Vico va a llo, pues el hombre al entender despliega
la pasión, y luego por un hombre en el que
hacer un empleo positivo fundando sobre él su mente y comprende las cosas, pero
domina una poderosa imaginación (fanta- cuando no las entiende hace a partir de sí
sus Principi di scienza nuova d’intorno alla
sia), es decir, una función aún ampliamente las cosas y, transformándose en ellas, se
comune natura delle nazioni [Principios de
subordinada al cuerpo. Vico se interesa bá- convierte en las cosas.
una ciencia nueva en torno a la naturaleza
sicamente en ese momento “imaginativo” y Ibid., § 405.
común de las naciones], cuya primera edi-
no se limita a rehabilitar la imaginación, tan
ción data de 1725 y la última, profunda-
sospechosa para Descartes y sus sucesores, Esa “metafísica fantástica”, es decir, nacida
mente modificada, de 1744.
sino que le atribuye un papel capital pro- de la imaginación, se ejerce en las fábulas,
Enuncia en este último texto, y en los si-
piamente “poético”, es decir, “creador”, en en la mitología pagana, de la que Vico hace
guientes términos, los fundamentos de la
la génesis de las instituciones que caracte- una lectura extremadamente original que la
“Ciencia nueva” que él se enorgullece de ha-
rizan a la humanidad de todas las naciones: aparta de los análisis puramente literarios y
ber creado: la convierte en el testimonio, llegado hasta
Los primeros hombres de las naciones nosotros, de la manera en que los hombres
Pero, en tal densa noche de tinieblas en gentiles, como niños del naciente género
la que se encuentra cubierta la primera y de los “tiempos oscuros” captaron el mun-
humano […] creaban las cosas a partir de
para nosotros antiquísima antigüedad, do natural y construyeron su mundo hu-
sus ideas […] por lo que fueron llamados
aparece esta luz eterna, que nunca se mano. En efecto, la metafísica poética no es
«poetas», que en griego suena igual que
oculta, esta verdad, que no se puede de «creadores». otra cosa que una “teología”: “[L]a poesía,
ningún modo poner en duda: que este Ibid., § 376. que ha sido considerada […] una metafísica
mundo civil ha sido hecho ciertamente poética, por la que los poetas teólogos
por los hombres, por lo cual se pueden, y ¿En qué consiste esa creación “poética” de imaginaron que los cuerpos eran sustan-
se deben, hallar los principios en las mo-
las cosas a la que Vico consagra el libro II cias divinas” (ibid., § 400). Los “poetas teó-
dificaciones de nuestra propia mente hu-
de la Ciencia nueva, titulado De la sabiduría logos” son los primeros hombres, no porque
mana. Por lo cual, a cualquiera que refle-
xione sobre ello, debe asombrar el que poética, y que ocupa casi la mitad de la obra? hablen poéticamente de los dioses, sino por-
todos los filósofos intentaran seriamente Para analizar lo que nosotros llamamos que “hablan [como] dioses”, como se habla
conseguir la ciencia de este mundo natu- “mentalidad primitiva”, se sirve de los ins- una lengua. Su habla es un “habla fantástica
ral, del cual, puesto que Dios lo hizo, Él trumentos que le proporcionan la poética y por sustancias animadas, la mayoría imagi-
solo tiene la ciencia; y, sin embargo, olvi- la retórica clásicas (Vico era profesor de re- nadas divinas” (ibid., § 401). Esas sustan-
daran meditar sobre este mundo de las tórica), y en particular de la teoría de la cias, a las que su imaginación metaforizan-
naciones, o sea, mundo civil, del que, metáfora y de los tropos en general. te confiere sensibilidad y pasión, son para
358 | DICHTUNG

ellos dioses a través de los cuales captan el los ojos y advirtieron el cielo. Y puesto que dáctica, que ellos mismos, que la imagina-
mundo. Estos dioses son lo que Vico llama la naturaleza de la mente humana lleva a ron, la creyeron y con espantosas prácticas
“caracteres poéticos”, o incluso “universales que en tales casos atribuya el efecto a su religiosas [...] le temieron, le reverenciaron
fantásticos”, es decir, “marcas”, signos, imá- propia naturaleza, y su naturaleza era, en y le celebraron” (ibid., § 379).
aquel estado, la de hombres de robustas
genes concretas que permiten a unos seres Los efectos de esa espantosa primera fá-
fuerzas corporales, que, aullando y ru-
desprovistos de la menor capacidad de abs- giendo, expresaban violentísimas pasio- bula se llamaron religión, familia, propiedad,
tracción y universalización eludir la diversi- nes; por ello, se imaginaron que el cielo derecho, Estados (primero aristocráticos,
dad indefinida de lo sensible, percibir per- era un gran cuerpo animado, que por su después populares y por último monárqui-
manencias, tener una primera experiencia aspecto lo llamaron Júpiter […] y que cos), hasta que pasó a reinar la “razón ple-
del mundo. Al forjar a los dioses, los hom- con el silbido de los rayos y con el fragor namente desplegada”. Pues bien, alcanza-
bres comenzaron a pensar humanamente. de los truenos quería decirles algo. do este punto, las naciones corren el riesgo
Pero no es posible forjar a los dioses im- Ibid., § 377. de perder la fuerza “poética”, que Vico lla-
punemente. Vico cita la fórmula de Tácito: ma también “heroica”, que había hecho po-
“fingunt simul creduntque [imaginan y creen Según Vico, Júpiter fue llamado primeramen- sible el nacimiento del mundo civil. Cinismo,
al mismo tiempo]”. Esto significa que los dio- te lous por los latinos, siguiendo el fragor del escepticismo, materialismo, ateísmo, condu-
ses imaginados hablan a los hombres, les dan trueno, y εύς por los griegos, conforme el cen entonces a la disolución del lazo social
órdenes, les inspiran temor. La vida, la acción silbido del rayo (ibid., § 477). Y declara: y a la “barbarie de la reflexión”. Comienza
de los hombres van a estar determinadas de ese modo un nuevo corso, un ricorso, que
Los primeros hombres, que hablaban por
por esas sustancias animadas que nacieron gestos, por su naturaleza creyeron que seguirá las mismas etapas cuya sucesión
de su propia imaginación. Así lo expresa de los rayos y los truenos eran gestos de Jú- constituye la “historia ideal eterna” (véa-
manera admirable el relato, en Scienza nuo- piter (por lo que después, de “nuo”, “se- se Corso).
va, del nacimiento del primer “carácter” di- ñalar”, se dijo numen, la “voluntad divi- Alain Pons
vino, del “primero de todos los pensamien- na” [...], que Júpiter ordenaba mediante
tos humanos del paganismo”, del primer dios, gestos, y que tales gestos eran palabras Bibliografía
Júpiter, acontecimiento radical que pondrá reales [que tenían, pues, el carácter de Vico Giambattista, Opere, ed. A. Battistini, Mi-
a los hombres en marcha hacia el cumpli- “cosas”], y que la naturaleza era la len- lán, Mondadori, 1990, 2 vols.
gua de Júpiter. ——, Ciencia nueva, trad. R. de la Villa, Madrid,
miento de su destino. En el “inmenso bos-
Ibid., § 379. Tecnos, 1995.
que” que cubre la tierra tras el Diluvio, se- ——, “Del método de estudio de nuestro tiem-
res apenas humanos, los bestioni, vagan en Así fue imaginada “la primera fábula divina, po”, trad. F. J. Navarro Gómez, en Cuader-
una errancia sin fin. Suena de pronto el pri- la más grande de cuantas jamás llegaron a nos sobre Vico, 9-10, pp. 403-436.
mer trueno. imaginarse después, esto es, Júpiter, rey y ——, “La antiquísima sabiduría de los italianos
padre de los hombres y de los dioses, y co- partiendo de los orígenes de la lengua lati-
[A]sustados y atónitos ante ese gran efec- na”, trad. F. J. Navarro Gómez, en Cuader-
to del que ignoraban su causa, elevaron mo un rayo; tan popular, conmovedora y di-
nos sobre Vico, 11-12, pp. 443-483.

II. “Deutsche Dichtung” y “französische Literatur” ung a una französische Literatur, donde el vocablo
Durante el siglo XIX, sin embargo, Dichtung no tar- germánico Dichtung designaba una producción li-
dó en cargarse con pesados sobrentendidos nacio- teraria dotada de originalidad y autenticidad mien-
nales. Efectivamente, en una Alemania deseosa de tras que el derivado latino Literatur remitía al arti-
poseer una identidad nacional, pronto se aspiró a ficio y a la complejidad.
medir todo el partido que podía sacarse de ese sus- Esas imprecisas connotaciones, subterráneamen-
tantivo específicamente germánico, poseedor de múl- te presentes en el uso y rara vez indicadas en los
tiples connotaciones semánticas u homofónicas y, diccionarios, explican el notable ascenso del térmi-
por todas estas razones, difícilmente traducible a no en el léxico alemán entre 1770 y 1850. A fines
otra lengua. Dichtung le permitía a la lengua alema- del siglo XVIII, vastamente dominado aún por sus
na designar un modo específico de invención intelec- rivales Poesie y Literatur, a mediados del XIX Dich-
tual cuyo producto —literatura, lengua, poesía— tung parece haberlos superado por completo. La
presentaba singulares cualidades: relación inmediata implantación fue tímida en un principio. Sólo en la
con la naturaleza, inocencia originaria, aliento poé- segunda edición del ensayo Über naive und senti-
tico, genialidad, etc. La distinción herderiana entre mentalische Dichtung, de 1800, Friedrich von Schi-
Naturpoesie y Kunstpoesie, dirigida en parte contra ller decide introducir la palabra Dichtung en el títu-
el clasicismo francés, fue reinterpretada por la pos- lo, aunque este término fuese notablemente poco
teridad en el sentido de oponer una deutsche Dicht- empleado en la obra. La aparición, a partir de 1811,
DICHTUNG | 359

de la autobiografía de Goethe, Dichtung und Wahr- ción literaria alemana tiene acceso a una genuina
heit (habitualmente traducido al francés por Poésie consagración histórica en el siglo XIX.
et vérité), inicia una importante etapa en ese ascen- Empleada con gran frecuencia entre los años 1900
so, comprendido el término, según repetidas afir- y 1950, desde Dilthey hasta E. Staiger pasando por
maciones del autor, en una relación no de oposición T. Mann o J. Petersen, la palabra parece experimen-
sino de complementariedad con la palabra Wahrheit. tar cierta desafección en la segunda mitad del siglo
“…los puros y escuetos resultados de mi vida y los XX. Las mismas connotaciones que habían funda-
hechos concretos que en ella voy refiriendo sirven do su fortuna la tornan sospechosa en la Alemania
únicamente para confirmar una verdad más elevada posterior a la segunda guerra mundial. En 1973, el
[eine höhere Wahrheit] mediante una observación germanista alemán Rüdiger alega por la proscripción
más general” (Johann Peter Eckermann, Gespräche del término en el área científica y propone sustituir-
mit Goethe, 30 de marzo de 1831). Ya en 1787, en el lo por Literatur, más amplio y más neutro (“Was ist
poema Zueignung, Goethe decía ser alguien que re- Literatur? Versuch einer Begriffsbestimmung”, pp.
cogía “el velo de la poesía de la mano de la verdad 26-32). Acantonada en la tradición de las bellas letras,
[der Dichtung Schleier aus der Hand der Wahrheit hoy ya caduca, la palabra Dichtung parece demasia-
empfangen]” (v. 96). El éxito creciente del término do impregnada de sacralidad romántica y connota-
es confirmado por Hegel, quien, en sus Lecciones so- ciones nacionales. Este abandono, sin embargo, ve-
bre la estética, pronunciadas entre 1818 y 1829, bau- rificado en el uso y sancionado por los diccionarios,
tiza a Dichtung como el tercer arte “romántico” (los no se produjo sin alguna resistencia, tal como lo in-
otros dos son la música y la pintura). En 1853, G. dica el alegato de Hamburger (“Das Wort ‘Dich-
G. Gervinus reedita, bajo el título de Geschichte der tung’”, pp. 33 y 35). Es particularmente destacable
deutschen Dichtung, una historia de la literatura ale- que el término, desechado por los literatos, ocupó
mana que había publicado la primera vez bajo el de un lugar central en el filósofo Heidegger, sus últi-
Geschichte der poetischen Nationalliteratur der Deut- mas obras inclusive.
schen en 1835-1842. Así pues, es bajo el nombre de • VÉASE EL RECUADRO 2
Dichtung y no de Literatur o Poesie, como la produc- Aunque Dichtung obtenga sin duda su sentido

Recuadro 2 › “Dichtung” en Heidegger: poesía y pensamiento


Ya en el § 34 de Sein und Zeit [Ser y tiem- vertirse en finalidad propia del discurso mán tithôn emparentado con el latín dicere,
po], el término Dichtung es puesto de relie- “poetizante”. dictare; 4) el parentesco de tithôn-dicere
ve por la pluma de Heidegger, de manera Ser y tiempo, trad. J. E. Rivera C., con el griego déiknymi, “mostrar”:
§ 34, p. 186.
todavía muy discreta, por cierto, pero cuya
importancia no conviene minimizar, tal co- “Dichten” — was meint das Wort eigent-
Las comillas que envuelven aquí al término
mo lo expresa von Herrmann (“Poétiser et lich? Es kommt von ahd. tithôn, und das
dichtend (habla “poética”, discurso “poeti-
penser...”, 2000, p. 78): hängt zusammen mit dem lateinischen dic-
zante”) son por lo menos el índice formal tare, welches eine verstärkte Form von
de una manera absolutamente nueva de dicere = sagen ist. Dictare: etwas wieder-
Die Mitteilung der existenzialen Möglich-
abordar la poesía, ya no subordinada al pen- holt sagen, vorsagen, “diktieren”, etwas
keiten der Befindlichkeit, das heißt das Er-
schließen von Existenz, kann eigenes Ziel samiento sino coordinada con él: poema y sprachlich aufsetzen, abfassen, sei es ei-
der “dichtenden” Rede sein. noema. Semejante criterio supone remitir- nen Aufsatz, einen Bericht, eine Abhand-
Sein und Zeit, Tubinga, Niemeyer, se al carácter de mostración de la Dichtung, lung, eine Klage — oder Bittschrift, ein Lied
1976, § 34, p. 162. y distinguir entre Dichtung en sentido es- oder was immer. All das heißt “dichten”,
sprachlich abfassen. Erst seit dem 17. Jahr-
tricto (“poesía”) y en sentido amplio.
La comunicación de las posibilidades exis- hundert ist das Wort “dichten” einge-
La remisión al carácter de mostración de
tenciarias del encontrarse, es decir, abrir schränkt auf die Abfassung sprachlicher
la Dichtung puede ser efectuada, aunque ra- Gebilde, die wir “poetische” nennen und
de la existencia, puede venir a ser meta
ra vez ocurre, a la luz de la etimología de seitdem “Dichtungen”. Zunächst hat das
peculiar del habla “poética”.
ese término que, como lo manifiesta el tex- Dichten zu dem “Poetischen” keinen aus-
El ser y el tiempo, trad. J. Gaos,
§ 34, p. 181. to siguiente, lleva a distinguir cuatro eta- gezeichneten Bezug. [...]
pas: 1) el sentido restringido del término a Trotzdem können wir uns einen Finger-
La comunicación de las posibilidades exis- partir del siglo xvii (Poesie); 2) el sentido de zeig zunutze machen, der in der ursprüng-
tenciales de la disposición afectiva, es de- dichten hasta el siglo xvii (“exponer por me- lichen Wortbedeutung von tithôn-dicere
cir, la apertura de la existencia, puede con- liegt. Dieses Wort ist stammesgleich mit
dio de la lengua”); 3) el antiguo alto ale-
360 | DICTUM

dem griechischen deiknumi. Das heißt zei- poetizar no tiene una relación especial la poesía es tributaria del Poema, lo mismo
gen, etwas sichtbar, etwas offenbar ma- con lo “poemático” [Poetische]. [...]. que la arquitectura, la escultura o la músi-
chen, und zwar nicht überhaupt, sondern No obstante, podemos aprovechar ca. Así pues, toda obra de arte es Poema,
auf dem Wege eines eigenen Weisens. una indicación que está en la acepción en tanto y en cuanto tiene sus raíces en el
M. Heidegger, Hölderlins Hymnen original de la palabra tithôn-dicere. Esta
despliegue o el atrio de la palabra, la cual, a
“Germanien” und “Der Rhein”, palabra tiene la misma raíz que el griego
Gesamtausgabe, Frankfurt, Klostermann, déiknymi, que significa mostrar, hacer vi- su vez, no es Urpoesie (poesía primordial)
t. 39, 1980, p. 29, § 4, b. “Herkunft sible algo, hacer manifiesto algo, no en sino porque es Poema (ibid., pp. 53, 54).
des Wortes «dichten»”. general, sino de una manera particular. Pascal David
Los himnos de Hölderlin “Germania” Bibliografía
“Poetizar”, ¿qué significa realmente esa y “El Rin”, trad. A. C. Merino Riofrío, p. 41. Heidegger Martin, Caminos de bosque, trad.
palabra? Viene del antiguo alto alemán H. Cortés y A. Leyte, Madrid, Alianza, 2010.
tithôn y está relacionada con el dictare De ahí la necesidad de distinguir Dichtung ——, Los himnos de Hölderlin “Germania” y “El
latino, que es una forma reforzada de di- en sentido amplio y en sentido estricto. En Rin”, trad. A. C. Merino Riofrío, Buenos Ai-
cere = decir. Dictare: decir algo repetidas el sentido estricto, que corresponde a su res, Biblos, 2010.
veces, recitar “dictar” [diktieren], formu- ——, El Ser y el tiempo, trad. J. Gaos, Fondo de
acepción moderna iniciada en el siglo xvii,
lar verbalmente, redactar, ya sea un en- Cultura Económica, 2009; Ser y tiempo,
Dichtung equivale a Poesie (poesía), esto es,
sayo, un informe, un tratado, una queja o trad. E. Rivera C., Editorial Universitaria,
una súplica, una canción o algo parecido. un arte entre otros, eso que Heidegger lla-
ma “uno de los modos que adopta el pro- Santiago de Chile, 1997.
Todo eso significa “dichten”, “poetizar”, Herrmann Friedrich-Wilhelm von, “Poétiser
componer lingüísticamente. Sólo desde el yecto esclarecedor de la verdad” (Caminos
et penser le temps de détresse. Sur le voisi-
siglo xvii, la palabra se restringe a la com- de bosque, p. 53). En el sentido amplio, Dicht- nage de Heidegger et de Hölderlin”, trad.
posición de construcciones lingüísticas, a ung es ese mismo “proyecto esclarecedor en P. David (ed.), L’Enseignement par exce-
las que llamamos “de estilo poético” de la verdad” en toda su amplitud, eso que llence. Hommage à François Vezin, L’Har-
[poetische] y “poesías”. Por lo pronto, el Heidegger llama Dichten, poetizar (ibid.): mattan, 2000.

en una red conceptual específica del lenguaje hei- Bibliografía de consulta


deggeriano, conviene recordar que no se explica Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigen gram-
matisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mun-
únicamente en el interior de esta filosofía. De he- dart, 5 vols., Leipzig, Breitkopf, 1774-1786.
cho, la palabra lleva consigo —y Heidegger era ple-
namente consciente de ello— una historia semán-
tica iniciada por Herder en el siglo XVIII, así como
deja resonar aún reflexiones nacionales sobre el ge-
nio de la lengua alemana formuladas en el XIX. DICTUM / enuntiabile | latín
Élisabeth DÉCULTOT
francés dictum, dit, énoncé, énonçable, exprimable;
griego lektón [λεκτόν]
Bibliografía principal
inglés stateable
Eckermann Johann Peter, Gespräche mit Goethe in den letzten
Jahren seines Lebens. 2, 1828-1832, Leipzig, Barsdorf, 1895; enunciado, y palabra, predicable, predicación,
Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida, proposición, sachverhalt, sentido, signo,
trad. J. Pérez Bances, Madrid, Calpe, 1920. significante, truth-maker, verdad
Hamburger Käthe, “Das Wort ‘Dichtung’”, en H. Rüdiger (ed.),
Literatur und Dichtung. Versuch einer Begriffsbestimmung, A partir del siglo xii, los términos dictum y enuntiabile se
Stuttgart, Kohlhammer, 1973, pp. 33-46.
Herder Johann Gottfried von, Sämtliche Werke, 33 vol., ed. B.
usan para designar “lo que dice” o “lo que puede enunciar”
Suphan, Berlín, Weidmann, 1877-1913. una proposición, a partir de un conjunto de cuestiones de
——, Poesía y lenguaje, selección, trad., pról., y notas I. Brugger, orden a la vez semántico (¿tienen las proposiciones una sig-
Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Fi- nificación, como las palabras?, y si la tienen, ¿de qué natu-
losofía y Letras, 1950.
Rüdiger Horst, “Was ist Literatur? Versuch einer Begriffsbe- raleza, real o mental?), lógico (problema del “portador de
stimmung”, en H. Rüdiger (ed.), 1973, pp. 26-32. verdad”, o truth-bearer), ontológico (problema de “qué ha-
Schlegel Friedrich, Über das Studium der griechischen Poesie ce que una proposición sea verdadera”, su “verifactor” o
[1795], en Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe, 35 vols.,
truth-maker). Por otra parte, cuando uno se pregunta so-
ed. E. Behler, Paderborn, Schöningh, 1958-.
——, Sobre el estudio de la poesía griega, trad. B. Raposo, Ma- bre el objeto del saber divino, objeto necesariamente eter-
drid, Akal, 1996. no (si Dios sabe desde toda la eternidad que p, ¿qué es p?),
se suman un conjunto de cuestiones diferentes, de orden
teológico.
DICTUM | 361

I. Lektón y Dictum Leyendo una y otra vez a Aristóteles y a Boecio no


En un pasaje de su carta 117 (117, 13, Hülser 892), encontré ningún pasaje donde se dijera que lo ver-
Séneca utiliza los términos effatum, enuntiativum, dadero y lo falso son “enunciables”, o lo contrario, y
enuntiatum para caracterizar aquello que Aristóteles siempre interpretó “enunciable” como
corresponde solamente a un subconjunto de los “predicable”, diciendo “enunciable de algo”, es decir,
“predicable de algo” y “ser enunciado” por “ser pre-
lektá: a) los que son completos y b) los que son
dicado”, de lo que deduce que la proposición es la
susceptibles de ser verdaderos o falsos, esto es, los enunciación de algo a propósito de algo [Aristóteles,
enunciados asertivos o axiómata (véase Signifi- De interpretatione, 5, 17a 25-27, translatio boethii,
cante, Proposición). Aristoteles latinus II, 1-2].
El término dicibile, tal como lo usa Agustín en De Traducido de Ars Meliduna, ed. Iwakuma, 1997, p. 20.
dialectica, no puede ser considerado una traducción
de lektón por dos razones: por una parte, Agustín
centra su exposición en torno a la unidad simple, la Más tarde, estos dos términos se entenderán como
palabra, dictio, de allí deriva el empleo de un término equivalentes (cf. Ars Burana, ed. De Rijk, Logica mo-
formado sobre el mismo verbo dicere, a saber, dicibile, dernorum II/2, p. 208). Y sin embargo tienen una his-
mientras que el lektón estoico no es necesariamen- toria distinta, que se divide en dos periodos en los
te simple. Por otra parte, el lektón es frecuentemente que se discuten problemas diferentes.
un pensamiento en la medida en que se expresa en Cabe observar, previamente, que las elaboracio-
palabras. Ahora bien, Agustín define lo dicibile como nes en torno al dictum o lo enuntiabile están ligadas
algo que existe en el pensamiento antes de ser expre- a la existencia en latín de una proposición infinitiva.
sado (ante vocem), que puede ser expresado y que es “Socrates currit” dice que Sócrates corre; la infiniti-
engendrado por el signo en el espíritu del oyente (véa- va “Socratem currere” (o la completiva “quod Socra-
se el RECUADRO 3 en Palabra). Dicibile parece más tes currit”) es el nombre (appellatio) de lo que dice la
bien traducir el griego ekphorikón [ἐκφορικόν], tal proposición (el dictum). Lo enunciable es “nombra-
como lo emplean los estoicos (véase Nuchelmans, do” por la “appellatio dicti” (“hominem esse animal”)
Theories of the proposition, p. 117). Los testimonios (así como el individuo Sócrates es nombrado por el
de equivalencia entre lektón y dictio o dictum son ais- sustantivo propio Sócrates) y “significado” por la pro-
lados y dependen de Isidoro de Sevilla (Etymologiae, posición (“homo est animal”). Se hablará de modali-
II, 22, 2: “nam lekton dictio dicitur”), seguido por Al- dad de dicto cuando la modalidad se refiera al dictum,
cuino, cuando explica que la dialéctica se ocupa de por oposición a la modalidad de re: “Socrates currit
los dicta; y más tarde, en el siglo XII, por Juan de Sa- est possibile” según la interpretación de dicto signifi-
lisbury en el Metalogicon (II, 4: “lekton greco eloqui ca “(que Sócrates corra) es posible”; según la inter-
[sicut ait Isidorus] dictum appellatur”). Este último pretación de re, “Sócrates puede correr”. Una misma
no se remite a De dialectica de Agustín más que para frase puede naturalmente ser susceptible de valores
reducir la tríada de Boecio vox- intellectus-res a una de verdad diferentes según la interpretación que se dé
tríada supuestamente agustiniana dictio-dicibile-res, a la modalidad. Así, para tomar un ejemplo sofis-
donde la omisión del cuarto término, verbum, falsea mático, “possibile est stantem sedere” es falso de dic-
completamente la perspectiva original (Metalogicon to: la proposición “es posible que el que está parado
III, 5: “Est autem res de quo aliquid, dicibile quod de está sentado” no puede ser verdadera; en cambio, la
aliquo, dictio quo dicitur hoc de illo”). misma proposición es verdadera de re: la “cosa” que
está parada puede muy bien sentarse (“es posible
II. Abelardo y el dictum sentarse estando parado”). El latín clásico tendía a
Si, como veremos a continuación, Abelardo da al preferir la proposición infinitiva, con el sujeto en
término dictum un sentido técnico al elaborar su teo- acusativo, para la interpretación de dicto: “Dicitur
ría de las proposiciones, el término enuntiabile se Homerum caecum fuisse”, y el atributo en nomina-
generalizará un poco más tardíamente, tanto en la tivo, construido con el infinitivo, para la interpreta-
lógica como en la teología. Un autor del final del si- ción de re: “Homerus dicitur caecus fuisse”. En latín
glo XII lo considera una novedad de su época: medieval, los lógicos consideraban el primer ejem-
plo como susceptible de ambas interpretaciones.
362 | DICTUM

Las opciones de traducción para que la proposición propositio, sed non est res aliqua quod dicit [sucede
sea infinitiva son variables: puede ser la completiva en las cosas —o en la realidad— tal como dice la
(“que Sócrates corra es posible”), pero entonces se proposición verdadera, pero lo que la proposición
pierde la distinción con la completiva latina y el es- dice no es una cosa]”, Dialectica, ed. L.M. De Rijk,
tatus de frase nominal, o puede ser una proposi- p. 160). El dictum, entonces, no es el estado de co-
ción infinitiva calcada (“Sócrates-correr es posible”). sas, el truth-maker, sino el truth-bearer, lo que puede
Son cuestiones lógico-gramaticales las que moti- recibir los predicados “verdadero” y “falso”. Él mis-
van la introducción de la noción de dictum a prin- mo no es “nada”, ya que el intelecto puede “plan-
cipios del siglo XII. Abelardo se pregunta por la tear” muy libremente relaciones entre cosas, o, en
especificidad de la proposición declarativa, para de- otras palabras, plantear una hipótesis sobre las co-
mostrar que lo que la caracteriza no puede ser su sas, sea efectivamente así como lo dice o no. Puedo
significación: en efecto, “Socrates currit” significa lo decir tanto “Socrates est homo” (Sócrates es un
mismo que “Socratem currere” o “Socrates currens”, hombre) como “Socrates est lignum” (Sócrates es
y en cada una se encuentra la expresión de la inhe- un leño): cada una de las proposiciones dice algo,
rencia de una cualidad en el sujeto. Todas estas ex- tiene un dictum, y la “existencia de las cosas” que
presiones poseen “intelecciones complejas”, punto “dice” la proposición no forma parte de las cosas
en torno al cual no había unanimidad en esa época. existentes ni en el primer caso ni en el segundo. La
Lo que caracteriza a la primera es que dice (dicit) o proposición es verdadera cuando lo que ella plan-
“propone” (proponit) algo, que algo es así (estamos tea corresponde a lo que es (“Omnis enim proposi-
muy cerca aquí del inglés state, véase Proposición). tio vera dicitur, qui ita est in re, ut proponit”, Super
Estas expresiones significan lo mismo, tienen la mis- Perihermeneias, ed. Geyer, p. 423: 18-19). La expre-
ma intelección (intellectus), pero solamente la pri- sión “eventus rerum” posee además una equivocidad
mera posee un “modus enuntiandi” o “modus pro- destacable, como explica Abelardo en un desarrollo
ponendi”. Una proposición significa entonces una sobre los futuros contingentes (Super Periherme-
intelección compleja, compuesta a partir de las in- neias, ibid., p. 422: 41 ss.). En un sentido, ella remite
telecciones de sus partes categoremáticas, pero ade- a la realidad tal como es, a las cosas tal como llegan
más “dice” o “plantea” su dictum. Para Abelardo, el a ser (“res ipsas quae eveniunt”), independiente-
enunciado de una frase declarativa (como “Socrates mente de la manera en que se conciba o se signifi-
est albus”) corresponde en efecto a un triple acto del que, remite al “acontecimiento” (eventus) objetivo
intelecto, que consiste en dirigir la atención a una (en el sentido de lo que “acaece” o “adviene”, evenit)
cosa (aquí Sócrates), a una cualidad (la blancura in- y que hace que la proposición sea verdadera o falsa
dividual) y a asociar estos dos objetos por medio de (“veritas propositionum ex eventu rerum pendet”,
un acto suplementario. Por esta razón Abelardo sos- ibid., p. 421: 35). En un sentido diferente, la expre-
tiene que el dictum no es “absolutamente nada”, que sión remite a la realidad tal como es dicha (“id to-
“no es una cosa”: en efecto, si una proposición (en- tum quod propositio dicit”) y que entonces no tiene
tendida aquí como secuencia significante) habla de otra realidad que la de ser dicha: es el aconteci-
cosas (“agit de rebus”) y no de intelecciones o de pa- miento tal como es planteado por la proposición o
labras, lo que dice no es una cosa sino que corres- “eventus propositionis” (cf. “Si alguien dice por
ponde a la manera en que el intelecto pone en rela- ejemplo Sócrates comerá o morirá mañana, plantea
ción cosas, o la manera en que plantea que existen. un acontecimiento indeterminado que la naturaleza
Luego, confrontando lo que dice la proposición de las cosas no nos puede certificar en ningún caso”
con el estado de cosas (“eventus rerum” o “rei”, “esse [indeterminatum eventum proponit de quo scilicet
rei”, “status rerum” o “rei”, “natura rerum”; cf. “na- nulla natura rei cujusquam nos certificare potest],
tura rerum ex qua veritatem vel falsitatem [proposi- ibid., p. 421: 9-10; “eventus proprie dicimus dicta
tiones] contrahunt” [la naturaleza de las cosas a par- propositionum”, p. 426: 10) y es en ese sentido en
tir de la cual las proposiciones extraen su verdad o que no es “nada en absoluto”.
su falsedad]”, Super Perihermeneias, ed. Geyer, p. Aun cuando los términos dictum y enuntiabile a
420: 31-32), se podrá decir que el dictum es verda- veces son percibidos como equivalentes, a menudo se
dero o falso (“Et est profecto ita in re, sicut dicit vera observa que el segundo implica un matiz de poten-
DICTUM | 363

cialidad que el primero no tiene (de allí que se tra- verum]”. El objeto de ese saber es lo que el término
duzca como stateable, traducción correlativa a la de dictum designa en la obra de sus contemporáneos
statement para enuntiatio, en Lewis, “William of Au- teólogos, quienes por otra parte están muy dividi-
vergne’s account of the enuntiabile…”): “Los enun- dos sobre la naturaleza de ese dictum o enuntiabile,
ciables, según el Ars Meliduna (ca. 1170) son los sig- sobre su verdad y su carácter inmutable. Los nomi-
nificados de las proposiciones; son llamados así a nales piensan que los enunciables son los objetos del
partir del hecho de que son enunciados o aptos para conocimiento divino inmutable, que una vez ver-
ser enunciados” (Ars Meliduna, ed. De Rijk, Logica daderos son siempre verdaderos, que entonces son
modernorum, vol. 2/1, p. 357). El autor anónimo independientes del tiempo: un mismo enunciado
puede entonces decir que lo enuntiabile sigue siendo tipo (por ejemplo, “Cristo nace”) pronunciado en
verdadero incluso cuando no es enunciado, incluso si t. 1 (antes del nacimiento de Cristo), t. 2 (en el mo-
ya no existía una expresión para enunciarlo, porque mento del nacimiento de Cristo) o t. 3 (después del
siempre sería posible “imponer” una nueva vox para nacimiento de Cristo), corresponde a tres enuncia-
enunciarlo: “lo enunciable, en efecto, no es dicho se- bles diferentes (un enunciable dado asocia a Cristo
gún el acto, sino según la aptitud” [non ab actu, sed ab y su nacimiento en un tiempo dado, y entonces, si
aptitudine] (Ars Meliduna, ibid., Logica modernorum, es verdadero en un momento dado, será verdadero
vol. 2/1, p. 362). Mientras que con el dictum de Abe- siempre); un mismo enunciable (“Cristo nace”) es
lardo nos encontrábamos más cerca de una concep- expresado en diferentes momentos de tiempo por
ción de la proposición como “acto”, como statement, tres enunciados: en t. 1 por “Cristo nacerá”, en t. 2
lo enunciable está más cerca de las proposiciones ob- por “Cristo nace” y en t. 3 por “Cristo nació”. Desde
jetivadas e independientes de un sujeto o de un por- un ángulo opuesto, los realistas piensan que los ob-
tador en la tradición fregeana. Dicho esto, la natura- jetos del conocimiento divino son las res, y que los
leza de lo enuntiabile varía enormemente según las enunciables varían en sus condiciones de verdad.
teorías, pero esas diferencias están vinculadas a un Más adelante, el análisis de las proposiciones que
problema que ya no es estrictamente lógico. expresan el saber divino (por ejemplo, “Deus praes-
civit Antichristum esse”) se ampliará a las proposicio-
III. La cuestión del saber divino nes que implican un verbo de creencia, volviendo
Las implicaciones teológicas de la noción de dictum así al ámbito de la lógica.
aparecen desde el momento en que, con Robert de Las opiniones sobre lo que es un enuntiabile son
Melun, uno se interroga sobre el carácter eterno de múltiples: muchas de ellas son mencionadas en el Ars
los dicta: si los dicta existen desde toda la eternidad, Meliduna (véase De Rijk, Logica modernorum, 2/1,
ello implica que una cosa diferente a Dios mismo p. 357; Iwakuma, “Enuntiabilia in twelfth-century lo-
es eterna. Esta implicación desafortunada será ob- gic and theology”, pp. 19-29). Las divergencias apun-
jeto de intensos debates hasta fines del siglo XV, a tan (a) a su naturaleza simple o compleja; (b) a la na-
partir de las condenas en París de 1241, en ocasión turaleza de lo que es compuesto: términos (mentales,
de las cuales Guillermo de Auvergne prohibió ense- vocales o escritos) o las cosas significadas por esos
ñar “quod multae sunt veritates ab aeterno quae non términos; (c) a su carácter eterno o inscrito en el
sunt Deus” (“que hay un gran número de verdades tiempo; (d) a su modo de existencia: algunos plan-
eternas distintas de Dios”). En el siglo XII, las nocio- tean que no existen (cf. Abelardo), otros que existen;
nes de dictum y de enuntiabile sirven para plantear para estos últimos, entonces, son cosas (res), pero
más particularmente los problemas vinculados a la otros los consideran sustancias, otros como acciden-
inmutabilidad del saber, del poder y del querer divi- tes, otros incluso como entidades “extracategoria-
nos. Aunque no utiliza la noción de dictum elabo- les” (extrapredicamentale) que tienen un modo de
rada en sus textos de lógica, Abelardo es el primero ser que les es propio, como el de los universales.
en introducir en ese contexto una tesis llamada “se- Si bien no se ha demostrado ningún pasaje del
mel/semper”, a menudo considerada como caracte- lektón estoico al dictum o al enuntiabile de los me-
rística del nominalismo: lo que Dios sabe una vez, lo dievales, la relación doctrinal entre esas nociones no
sabe siempre, pues “lo que es verdad una vez, es ver- deja de ser patente. Se observará sin embargo que
dad siempre [quicquid semel est verum, semper est cuando Séneca hace corresponder el lektón al quod
364 | DICTUM

nunc loquor (lo que digo en el presente), nos encon- te explicar en qué consiste la “notitia judiciaria” (“co-
tramos cerca de las formulaciones abelardianas del nocimiento judicial”) de Dios. Si bien en Gregorio
dictum como “lo que dice la proposición”. No obs- se verifica la diferencia entre “cosas” y Sachverhalte,
tante, el dictum de Abelardo no tiene nada de men- lo es fundamentalmente en tanto correlato del pro-
tal: es precisamente explicando que los predicados blema de la ciencia divina. Siendo así, dos teorías se-
“verdadero” y “falso” no pueden aplicarse ni a las pa- mánticas incompatibles se enfrentan a propósito del
labras ni a las intelecciones como puede mostrar que “significable”, cuyos “brotes” serán observables to-
se aplican a los dicta. Esos dicta están más bien del davía a fines del siglo XIX y a comienzos del XX: una
lado de las cosas, aunque no sean cosas existentes: así de esas teorías, el nominalismo “reduccionista” es-
como los nombres tienen una significación de inte- tándar, distingue truth-maker, la cosa individual sig-
lección (una intelección simple) y una significación nificada con el término sujeto, y truth-bearer, la pro-
de cosas, las proposiciones tienen una significación posición-token; la otra teoría, de Gregorio de Rímini,
de intelección (una intelección compleja) y un dic- identifica finalmente truth-maker y truth-bearer en
tum. En cuanto a las teorías ulteriores, hemos visto la especie de lo “significable complejamente” califi-
que, en el plano ontológico, el dictum o lo enuntia- cado como “verdadero” o “falso” por “denominación
bile podía ser de naturaleza diferente, según las teo- extrínseca” a partir de la Verdad increada.
rías, real o mental. Véase por ejemplo el pasaje del evangelio de Mar-
cos 14: 30: “En verdad te digo: tú, hoy, esta misma
IV. Lo “significable complejamente” noche, antes de que el gallo cante dos veces, me ha-
En el siglo XIV, dictum y enuntiabile son remplaza- brás negado tres veces”. Lo enunciable correspon-
dos por la noción de “significable complejamente”, diente, es decir, “que-Pedro-pecaría-en-el-instan-
“significabile complexe” (Gregorio de Rímini) o “sig- te-A”, “Petrum esse peccaturum in A”, ¿sería una
nificable por complejo”, “significabile per complexum” verdad de toda eternidad? Gregorio excluye la hi-
(Adam de Wodeham), es decir, lo que es significa- pótesis según la cual la “enunciación creada”, la pro-
ble solamente a través de un complexum lingüístico posición oral registrada en Marcos 14: 30 habría si-
(lo que los lógicos ingleses denominan una that- do verdad desde toda la eternidad: como no existe
clause, en alemán Daß-Satz, o una “proposición” in- desde toda la eternidad, no puede haber sido verda-
finitiva). Desde Hubert Élie, lo “significable comple- dera desde toda eternidad. A propósito de lo “enun-
jamente” es considerado una formulación medieval ciable que enuncia la proposición”, distingue “estar
de la noción de estado de cosas (Sachverhalt), inter- desde toda la eternidad” y “ser verdad desde toda la
pretada en un sentido más o menos realista, que la eternidad”. Si la proposición o “enunciación crea-
emparienta a lo Objektiv de Meinong (véase Sach- da” hubiera estado desde toda la eternidad (lo que
verhalt). Es así como lo entienden sus adversarios no es el caso), sería verdadera desde toda eternidad,
medievales, quienes, apoyándose en la condena de pero de manera contingente. Lo significable com-
1241, le reprochan a los partidarios del significabile plejamente “Petrum esse peccaturum in A” fue, en
complexe que sostengan que “mundum fore” ([el he- cambio, verdadero desde toda la eternidad, pero no
cho de] que el mundo sería) y “Deum esse” ([el hecho fue ni eterno ni estuvo desde toda la eternidad. La
de]que Dios es) han sido por toda la eternidad “sin importancia y la significación de la tesis que afirma
ser Dios”. Esta interpretación no da cuenta de todos el no-ser de lo significabile complexe aparecen aquí
los aspectos de la teoría. Como antes Abelardo, Gre- con toda claridad. Lo significable complejamente
gorio de Rímini afirma en efecto que lo significabi- “no es nada”: no es ni fue jamás una “entidad por sí”.
le complexe no es “nada”, que no existe. Esta afirma- Entonces no puede estar ni haber estado desde to-
ción plantea que lo “significable por complejo” no da la eternidad. En cambio, el “significado comple-
puede ser algo en el mundo que haría verdadera una jo” de la proposición de Marcos 14: 30 fue verdad
verdad cualquiera (contingente o necesaria). Pero desde toda eternidad, no necesariamente, sino de
sólo toma sentido a condición de observar que el ob- manera contingente “por una denominación extrín-
jetivo de Gregorio no es, contrariamente a lo que seca a partir de la Verdad increada y del juicio eter-
suele decirse, construir una teoría nominalista (o, a no de Dios al juzgar que ‘Pedro-pecaría-en-el-ins-
fortiori, “realista”) de la proposición, sino solamen- tante-A’”.
DICTUM | 365

La expresión “denominación extrínseca” remite a lugar de “adaequatio rei et intellectus” (adecuación


una distinción medieval corriente entre dos tipos de de la cosa y del intelecto). Lo “significable comple-
denominación, es decir, de atribución paronímica jamente” es, como se ve, un elemento importante
(véase Parónimo): la denominación formal, donde en la genealogía de la teoría de las Sachverhalte.
lo que denomina está en lo que es denominado “co- Alain de LIBERA
mo en un sujeto” (es el caso de la blancura que de- Irène ROSIER-CATACH
nomina a x en “x es blanco”); la denominación cau-
sal, donde lo que denomina está en la causa agente Bibliografía
o eficiente, no en el paciente (es el caso del pensa- Ashworth Earline Jennifer, “Theories of the Proposition: Some
Early Sixteenth Century Discussions”, en Studies in Post-Me-
miento o intelección que denomina el objeto de pen- dieval Semantics, Londres, Variorum Reprints, 1985, IV.
samiento a partir de la intelección que el espíritu De Rijk Lambertus Maria, “La signification de la proposition
que intelige tiene de ello en “x es pensado” o “x es (dictum propositionis) chez Abélard”, Studia Mediewistycz-
inteligido”. Es en el espíritu pensante, no en lo que ne, núm. 16, 1975, pp. 155-161.
——, Logica modernorum, 2 vols., Assen, Van Gorcum, 1962 y
es pensado, donde el pensamiento está “como en 1967.
un sujeto”. Este segundo tipo de denominación es Élie Hubert, Le signifiable par complexe. La proposition et son
lo que Gregorio llama “denominación extrínseca”. objet: Grégoire de Rimini, Meinong, Russell [1936], París, Vrin,
La verdad del enunciable relativo al pecado de Pe- 2000.
Iwakuma Yukio, “Enuntiabilia in twelfth-century logic and theo-
dro está entonces a título primero y causal en Dios logy”, en C. Marmo (ed.), Vestigia, imagines, verba, Turnhout,
que juzga, en el juicio de Dios, en su acto de juzgar; Brepols, 1997, pp. 20-35.
no es un atributo del enunciable más que a título Jacobi Klaus, Ch. Strub y Peter King, “From intellectus verus /
falsus to the dictum propositionis: The Semantics of Peter
“paronímico” exterior. Es en tanto que juzgado por
Abelard and his Circle”, Vivarium 34/1, 1996, pp. 15-40.
la Verdad primera que el enunciable se dice “verda- Jolivet Jean, Arts du langage et théologie chez Abélard, París,
dero” y entonces también “verdadero desde toda la Vrin, “Études de philosophie médiévale, 57”, 1982.
eternidad”. La estructura de la “denominación ex- Kneepkens Cornelius H., “Please don’t call me Peter: I am an
enunatiabile, not a thing. A note on the enuntiabile and the
trínseca” expresa una tesis central de la ontología proper noun”, en C. Marmo (ed.), Vestigia, imagines, verba,
de Gregorio: la modalidad alética “verdadero” es Thurnout, Brepols, 1997, pp. 82-98.
un atributo del Juez y de su acto de juzgar eterno, Lewis Neil, “William of Auvergne’s account of the enuntiabile:
no del objeto del juicio o de su contenido, que son its relations to nominalism and the doctrine of the eternal
truths”, Vivarium, 33, 1995, pp. 113-136.
llamados los dos “verdaderos” por denominación Libera Alain de, “Abélard et le dictisme”, en Abélard. Le “Dialo-
causal (Gregorio de Rímini, Lectura, I, d. 38, q. 2, gue”. La philosophie de la logique. Cahiers de la revue de théo-
ed. Trapp-Marcolino, t. 3, p. 304). En otras pala- logie et de philosophie, núm. 6, 1981, pp. 59-97.
bras: un enunciable es llamado “verdadero” paro- ——, La référence vide. Théories de la proposition, París, puf,
2002.
nímicamente por denominación extrínseca a partir Maierù Alfonso, Terminologia logica della tarda scolastica, Ro-
de la Verdad primera increada y de su juicio eterno, ma, Edizioni dell’Ateneo, 1972.
y, a su vez, este enunciable, que no es ninguna “en- Marenbon John, The Philosophy of Peter Abelard, Cambridge
tidad”, es lo que veri-fica [véri-fie] nuestro propio UP, 1997.
Marty Anton, Untersuchungen zur Grundlegung der Allgemei-
juicio, nuestras proposiciones. Hay entonces una do- nen Grammatik und Sprachphilosophie, t. 1, Halle, Nieme-
ble adecuación, una doble “rectitud”, para el enun- yer, 1908.
ciable verdadero según Gregorio: un enunciable es Nuchelmans Gabriel, Theories of the proposition. Ancient and
Medieval Conceptions of the Bearers of Truth and Falsity,
verdadero en tanto se adecua al acto del juicio divi-
Ámsterdam-Londres, North Holland Publishing Company,
no, y es aquello a lo que el pensamiento se torna 1973.
adecuado (“consiente”, “acepta” o “asiente”) al juz- ——, Late-scholastic and Humanist Theories of the Proposition,
gar —lo que hace verdadero el juicio y la proposi- Ámsterdam-Oxford-Nueva York, North Holland Publishing
Company, 1980.
ción. Esta segunda adecuación acerca la teoría gre- Rosier-Catach Irène, “Abelard and the meaning of proposi-
goriana a la teoría fenomenológica popularizada a tions”, en H.S. Gill (ed.), Signification in language and cul-
comienzos del siglo XX por Anton Marty, quien re- ture, Indian Institute of Advanced Study, Shimla, 2002, pp.
definió —en latín— la Verdad (véase Verdad) co- 23-48.
Smith Barry, Austrian Philosophy. The Legacy of Franz Brenta-
mo “adaequatio cogitantis et cogitatum” (adecuación no, cap. 4, “Anton Marty: On Being and Truth”, Chicago-La-
del pensante con el contenido de lo pensado), en Salle, Open Court Publishing Company, 1994.
366 | DINÁMICA

Trapp D. y V. Marcolino, Spätmittelalter und Reformation DIOS


Texte und Untersuchungen, Berlín-Nueva York, De Gruyter,
1978-1987. alemán Gott
árabe allāh [ ]
finlandés jumala
francés dieu
dinámica griego theós [θεός]
Dinámica está formada sobre el griego dýnamis [δύναμις], hebreo El [‫] ל‬,Eloá [‫] ל ה‬, Elohím [‫] ל הים‬, Elokím
[‫] ל ִים‬
“fuerza” (cf. dýnasthai [δύνασθαι], “ser capaz de, poder,
húngaro isten
ser potente”; hablando de una palabra o de una moneda:
inglés god
“valer, significar”; en matemáticas: “tener el cuadrado”), y italiano dio
designa el estudio físico-matemático pero también ontoló- latín deus
gico de la fuerza, especialmente en Leibniz, quien introdu- portugués deus
ce el término. La dýnamis griega, así como la potentia y la ruso bog [бог]
potencia, conlleva una ambigüedad esencial: es potencia en vasco jainko, jinko, Jaungoikoa
tanto que “en potencia”, potentia, potencialidad, en su di-
analogía, bogocheloviéchestvo, daimon,
ferencia con la actualización y el acto; pero es también destino, diablo, duende, oikonomía, omnitudo
“poder de”, potestas, capacidad, poder. realitatis, religión, ser, sviet, themis, welt

I. Dinámica, potencialidad, actualidad El vocabulario de todas las lenguas europeas contiene pa-
El conjunto de las redes físicas y ontológicas, y la diferencia labras que designan la divinidad. Esto se debe a la impreg-
entre fuerza y energía, son exploradas bajo la entrada Fuer- nación judeocristiana en las poblaciones que las hablan, así
za. Véase también Momento y, para el inglés, Strength como al trasfondo prebíblico del espacio europeo.
(por diferencia con fuerza). Cf. Epistemología. Lograr la presencia de este vocabulario no fue tarea sen-
Se completará para el griego el recuadro 1, “Dýnamis, cilla; en ciertos pueblos, a falta de una palabra adecuada, los
enérgeia…”, en Fuerza, por Praxis, To tí en einai; cf. misioneros cristianos debieron tomar prestada, por ejem-
Esencia. plo, la palabra latina deus, utilizada como nombre propio.
Véase también Acto y Virtù.
Sobre la relación lógica entre potencialidad y posibili- I. Lenguas europeas actuales
dad, véase Poder, Probabilidad. El término español dios proviene del latino deus, al
igual que el francés dieu, el portugués deus y el ita-
II. Dinámica y poder liano dio.
Véase Poder y, en particular para la diferencia alemana Las lenguas germánicas emplean palabras del gé-
Macht / Gewalt que reinvierte parcialmente la diferencia nero del alemán Gott o del inglés god. La etimología
latina potestas / potencia, véase Macht. de esos términos no es clara. Se evocan dos raíces in-
doeuropeas. Una significaría “invocar”; la otra “ver-
III. Dinámica y movimiento ter, ofrecer una libación” (véase gr. kheo [χέω]). Dios
1. Sobre la dinámica como fuerza y movimiento estableci- sería entonces todo lo que es invocado o todo a lo
do en la historia y en el curso del mundo, véase Historia, que se le ofrece una libación. El oído cree percibir,
Historia universal, Mutazione, Perfectibilidad, Pro- sin ningún fundamento etimológico, un parentesco
greso, Tiempo; cf. Artimaña. entre god y good. Así surgen eufemismos como la ex-
2.Sobre la relación entre dinámica y psiquismo, en par- clamación My Goodness! que correspondería a “Ben-
ticular en la dinámica freudiana en su divergencia con la tó- dito Dios” en español, frase que podría encerrar un
pica, véase Pulsión; cf. Es, Inconsciente, Placer, Svobo- ligero pleonasmo para un oyente germánico.
da, Voluntad, Wunsch. La palabra bog [бог], común a las lenguas eslavas,
con leves variantes, está emparentada quizá con el
sentido sánscrito bhaga (“señor”). Este último término se ori-
gina tal vez en una raíz que significa “partir de nuevo,
regresar” y es cercano al griego daimon [δαίμων] (de-
monio) de dáiomai [δαίομαι] (véase Daimon).
DIOS | 367

El húngaro isten sería un préstamo del persa is- (cf. lat. sidus y gr. síderos [σίδηρος]). La repercusión
tán, idéntico a yazdan, en persa medio (cf. K. Rédei, de la etimología “celeste” es muy tardía, se remonta
“Über die Herkunft des ungarischen Wortes isten, a Hölderlin, cuando dice creer que Dios es “mani-
‘Gott’”, pp. 283-288). fiesto como el cielo (“offenbar wie der Himmel”)”
El finlandés jumala tal vez fue, originalmente, un (“En el amable azul”, poema inédito traducido al
nombre propio, el del dios supremo, señor del cielo. español por José Manuel Recillas).
El vasco jainko / jinko designa tanto a un dios en Los libros sagrados del judaísmo y luego del cris-
general como al dios cristiano, llamado también tianismo evidentemente hablan a menudo de dios
Jaungoikoa, “el Señor de las alturas”. [véase el RECUADRO 1]. Muchos términos hebreos
están traducidos al griego. Por ejemplo, la palabra
II. Lenguas clásicas y santas escrituras El [‫] ל‬, presente en todas las lenguas semíticas, que
El griego theós [θεός] ya existía en dialecto micéni- expresaba sin duda la idea de poder. También es-
co bajo la forma theo. Su verdadera etimología no tá la forma alargada eloá [‫] ל ה‬. En cuanto a elohím
está clara (Chantraine, s.v.). Tal vez sea *thesos [*θε [‫] להִים‬, más frecuente en hebreo, la desinencia del
σος], de títhemi [τίθημι] (cf. también É. Benveniste, plural (-im) indica probablemente la majestad.
Vocabulario de las instituciones indoeuropeas, t. II, Los árabes, musulmanes y cristianos dan a dios
cap. 5, p. 318; véase Themis). Los griegos ya propo- el nombre de allāh [ ]. Éste ya es conocido como
nían diversas etimologías fantasiosas, vinculadas con dios supremo y reconocido como creador de todas
diversos modos de representar lo divino. Primero las cosas antes del islam (Corán, XXIX, 61; XXXI,
se pensó en el verbo títhemi, “poner, disponer” (He- 25; XLIII, 87). La palabra es la contracción de al-
ródoto, II, 52, 1: “ellos han puesto [thentes (θέντες)] ilāh [ , que asocia una forma del sustantivo co-
todas las cosas”), lo que supone la idea de una ins- mún El al artículo. La palabra oscila pues entre su
titución del mundo, que no es aún una creación ex condición lingüística de sustantivo común y su uso
nihilo. Asimismo se ha evocado el verbo theo [θέω], como nombre propio.
“correr” (Platón, Crátilo, 397c; Censorino, De die
natali, 1), que supone la identificación de los dioses III. Formaciones modernas
con los cuerpos celestes propuesta por un Platón tar- El registro culto de las lenguas europeas conservó la
dío (Timeo, 40a-d) y por su escuela (Epínomis, 984d), raíz griega theo- (teo- esp.) y la utiliza en decenas de
y que juega con el hecho de que lo etéreo (aither [αἰ palabras técnicas más o menos usuales.
θήρ]), la claridad del cielo donde viven los dioses, es Algunas son antiguas. Por ejemplo, teología. Pla-
interpretado como lo que “corre siempre” (aeí- thein tón crea theología [θεολογία] para designar la manera
[ἀε θεῖν]). en la cual conviene hablar de los dioses, una mane-
Los padres de la Iglesia (cf. G. L. Prestige, Dios ra más digna de lo que se llamará más tarde “mito-
en el pensamiento de los padres, pp. 37-40) retoman logía” (República, II, 379a). La palabra teología con-
las dos hipótesis y agregan una tercera mediante el serva ese sentido hasta muy tarde, por ejemplo en
sustantivo thea [θέα], “espectáculo”, siendo los dio- Pascal: “Los poetas crearon cien teologías diversas”
ses aquellos que han hecho al mundo visible (Euse- (Pensamientos, 613). En latín, Agustín emplea la pa-
bio de Cesarea, Preparación evangélica, V, 3, 182D). labra en el sentido de la doctrina de los filósofos so-
La forma antigua del latín deus es deiuos. Paradó- bre lo divino, en su polémica con Varrón, y la expli-
jicamente, la palabra no tiene nada que ver con el ca como ratio sive sermo de divinitate (Ciudad de
griego theós, pero está emparentada con el sánscri- Dios, VIII, 1). Para Pseudo Dionisio Areopagita, la
to devas. El Ju-, de Jú-piter, designa la claridad del palabra designa así la esencia de Dios en sí mismo,
cielo, emparentado con dies, “el día”; el sentido so- en su naturaleza trinitaria, a diferencia de la acción
brevive en la expresión sub Dio, “bajo el cielo”. salvadora de Dios en la historia humana (oikonomía
La asociación del cielo a la divinidad es antigua y [οἰκονομία], véase Oikonomía). Juan Escoto Eríge-
popular. Según Suetonio (Vida de Augusto, 97, 2), la na, traductor de Dionisio Areopagita De los nombres
palabra etrusca para “dios” habría sido aesar, quizá divinos, I, 15 (PL, t. 122, col. 463b), afirma en su Peri-
emparentada con la palabra germánica hierro (al. Ei- physeon que la teología es: “divinae essentiae inves-
sen, ing. iron), metal que llueve del cielo en aerolitos tigatio”; II, 30 (col. 599b): “divinae naturae specula-
368 | DIOS

Recuadro 1 › El nombre de Dios en el misticismo judío


Comprender el vínculo de Dios con el len- Dios hecho texto: el universo se creó a tra- saron por cómo “el procedimiento in-
guaje —o la presencia divina en el lengua- vés del Número, la Letra y la Palabra, por lo terpretativo de los cabalistas acerca de los
je— ha sido uno de los motivos que dieron que los diez números y las veintidós letras textos se relaciona con la teoría del lengua-
impulso a un movimiento dentro del misti- hebreas constituyen “el fundamento de to- je” (Muñiz-Huberman, 1993, p. 2).
cismo judío conocido como Cábala (hebr. das las cosas” (Oz y Oz-Salzberger, 2014, Finalmente, desde una perspectiva so-
Kabalá (‫) ַ ָ ּבלָה‬, del verbo lekabel (‫) ְל ַ ֵבּל‬: 17). “La letra es el elemento de la escritura ciológica, la Cábala puede caracterizarse co-
recibir, tradición recibida (“Tradición de las cósmica” y, según Isaac el Ciego, las letras mo un movimiento de sacralización de las
cosas divinas”, Scholem, 1988). son “configuraciones de fuerza creativa di- Escrituras. La sofisticación de la interpreta-
Si bien desde el siglo x hay evidencia de vina” y están dotadas de cuerpo y alma ción de los textos hace de la tarea que se
un interés por los nombres divinos como tra- (Scholem 1989, p. 26). designan los cabalistas un ejercicio de fun-
dición judía secreta o esotérica denominada En este sentido, la concepción de la len- ción poética y política centrado en los jue-
“Cábala”, las fuentes escritas se hacen más gua hebrea como esencia del espíritu divi- gos del lenguaje y su decodificación. Tal
frecuentes a partir de la primera mitad del no y el deseo de los místicos judíos de des- ejercicio hermenéutico no sólo es heurísti-
siglo xiii, por lo que dicha tradición se con- cubrir en las Escrituras la presencia infinita co, sino también confirmatorio de la sacra-
sidera un fenómeno propio de la vida judía de manifestaciones de Dios llevaron a los lidad del texto, la cual recae sobre sí mis-
medieval provenzal. Así, del Languedoc ori- cabalistas a proponerse la meta de superar mos en tanto que especialistas y sobre el
ginario, la cábala pasó a Aragón y a Castilla, la interpretación racional y la lectura lite- hebreo como lengua singular.
dos centros especialmente relevantes, ya ral de las Escrituras para comprenderlas en Susana Skura
que el documento de misticismo lingüístico sentido “integral”, para lo cual elaboraron un
más antiguo que se conoce es un comenta- método interpretativo compuesto por tres Bibliografía
rio al Libro de la Creación escrito por Isaac el técnicas hermenéuticas básicas. La prime- Assis Yom Tov, Moshé Idel y Leonardo Senk-
Ciego en Girona entre los años 1160- 1235) ra de ellas es la Gematria o Cábala aritmé- man, Ensayos sobre Cábala y misticismo ju-
dío. Buenos Aires, Lilmod, 2006.
y, luego, desde Castilla, Moisés de León (ca. tica (‫ ) ִּי ַמ ְִריָּה‬según la cual cada letra es, a
Durkheim Émile, Las formas elementales de
1240- ca. 1290) difundió el Zóhar (Libro del la vez, un número, y su cómputo y su for- la vida religiosa, México, Colofón, 1997
Esplendor), obra que se transformaría en uno ma guardan sentidos múltiples e impensa- [1912].
de los textos más relevantes de la doctrina dos. La segunda es el Notarikón ( ‫)נ ִָרי‬, Muñiz-Huberman Angelina, Las raíces y las
cabalística. Desde entonces, Cábala remite que concibe las palabras también como si- ramas. Fuentes y derivaciones de la Cábala
a un género de escritura predominantemen- glas de frases. Por eso, el término que inicia hispanohebrea, México, Fondo de Cultura
te en lengua hebrea que expresa los conte- el libro del Génesis, Breshit (‫שׁית‬ ִ ‫)בר‬,
ֵ “en el Económica, 1993.
nidos del esoterismo judío. Tras la expulsión principio”, sería a su vez sigla de una fra- Oz Amos y Fania Oz-Salzberger, Los judíos y
de los judíos de España, se diseminó por el se de sentido oculto compuesto por B (‫)ב‬, las palabras, Madrid, Siruela, 2014.
Rozenmacher G., “Diccionario de la literatura
Norte de África, Alemania, Polonia, Irak y, Bará ( ‫ ָב ָּר‬, creó); R (‫)ר‬, Ruaj (ַ‫רּוח‬, el espí-
universal”, en Germán N. Rozenmacher,
sobre todo, la tierra de Israel, en donde se ritu); E (ֶ ), Eretz ( ‫ ֶֶר‬, la tierra); SH (‫)ש‬, Obras completas, Buenos Aires, Biblioteca
fundó la escuela de Safed (Scholem, 1962, Shamaim (‫ש ַמי ִם‬ ׁ ָ , el cielo); I (‫)י‬, Iam (‫י ָם‬, el Nacional, 2013.
1972; Zadoff, 1998; Idel. 2006). mar); T (‫)ת‬, Tehom (‫תְ ּה ם‬, el abismo). En Scholem Gershom, La cábala y su simbolismo,
La doctrina del nombre de Dios, la fina- tercer y último lugar, la Temurá (‫ּמּורה‬ ָ ְ‫ת‬, Buenos Aires, Milá, 1988 [1976].
lidad y el alcance del lenguaje divino son sustitución) “consiste en alterar el orden ——, “El nombre de Dios y la teoría lingüística
fundamentales para los cabalistas, quienes de las letras de una palabra (la primera por de la cábala” (versión. esp. Lourdes Gonzá-
consideran que “el movimiento en el que la la última y así sucesivamente), buscando lez Prieto), en Acta Poética, revista semes-
Creación se realiza puede interpretarse y sentidos ocultos en el vocablo que resulte” tral del Centro de Poética, vol. 9, 1-2
(1989), México, unam, primavera-otoño
explicarse como un movimiento lingüísti- (Rozenmacher, 2013: pp. 893 y 895).
de 1989 [1972], pp. 29-61.
co” (Scholem, 1988, p. 23). El lenguaje es- Durante el siglo xx la tradición cabalísti- ——, Los orígenes de la Cábala, Barcelona, Pai-
crito se ve, entonces, cargado de simbolis- ca generó gran atracción en muchos filóso- dós Ibérica, 2001 [1962].
mo y magia, es sagrado porque el mismo fos y escritores, de Walter Benjamin y Jorge Zadoff Efraím, Enciclopedia de la historia y la
Dios se encuentra en el texto, de modo tal Luis Borges a Jacques Derrida, Paul Ricœur cultura del pueblo judío, Jerusalén, Nativ
que las Escrituras son concebidas como o Harold Bloom, entre otros, que se intere- Ediciones, 1998.

tio”; luego III, 29 (col. 705b): “[investigat] quid de mente, en el siglo XIII, concuerda con Tomás de
una omnium causa, quae Deus est, pie debeat aesti- Aquino en la designación de una ciencia.
mari (‘[investiga] qué debe considerarse píamente Teocracia, que hoy en día suele usarse con el sen-
sobre la única causa de todos los seres que es Dios)”. tido de “régimen clerical”, no designaba, original-
La palabra aparece en el sentido moderno en Abe- mente, el poder sagrado de funcionarios humanos,
lardo, como título de su Teología, titulada, según sus sino todo lo contrario. Flavio Josefo creó teokratía
primeras palabras, Summi boni, hacia 1120. Final- [θεοκρατία], en una apología del judaísmo, para de-
DISEGNO | 369

signar el hecho de que es la Ley divina la que tiene de la razón, es concebida —es explícito en Aristóteles— co-
el poder, y no un hombre cualquiera (Contre Apion, mo lo propio del hombre: véase, además de Logos (bajo el
II, 16, § 165, ed. T. Reinach y L. Blum, Les Belles cual se encontrará especialmente tratado del hebreo davar
Lettres, 1930, p. 86). [‫ ]רָבָּד‬y del alemán Sprache, Rede), Conciencia, Dialécti-
Otras son las palabras a las que su composición ca, Dichtung, Homónimo, II, B, Humanidad, Razón
les da una apariencia antigua, pero que se originan [Conceptus, Entendement, Intelecto, Intellectus],
en el deseo de los modernos de hallar títulos anti- Verdad; cf. Bildung, Geisteswissenschaften, Plastici-
guos. El caso más conocido es el de teodicea, inven- dad, Sujet.
tada por Leibniz para el título de su libro publicado
en 1710, en el que quiere mostrar la justicia (dike II. Discurso, lenguaje y lenguas
[δίκη]) de Dios (véase Themis). 1.Sobre la relación entre discurso y pluralidad de lenguas,
Rémi BRAGUE véase Traducir, Lenguas y tradiciones.
2. Sobre las articulaciones posibles, o faltantes, entre lo
Bibliografía principal que el francés antes de Saussure denomina lengua, lenguaje
Hölderlin Friedrich, Sämtliche Werke, 6 vols., ed. F. Beissner,
y palabra en las diferentes redes lingüísticas, véase Lengua.
Stuttgart, Cotta, “Kleine Stuttgarter Ausgabe”, 1946-1962.
Pascal Blaise, Pensamientos, Madrid, Cátedra, 1998. 3. Sobre la relación entre discursividad y performance
Prestige George Leonard, Dios en el pensamiento de los padres, lenguajera, véase Acto de habla; cf. Enunciado, Per-
trad. Sebastián Castro, Salamanca, Secretariado Trinitario, formance, Praxis, Voz.
1977.
Rédei Karoly, “Über die Herkunft des ungarischen Wortes isten,
‘Gott’”, Linguistica uralica [Tallinn], vol. 32, 1996, pp. 283- III. El discurso, dentro y fuera
288. 1. Sobre las partes del discurso, véase Palabra, Proposi-
ción, Término, Verbo; cf. Predicable, Predicación, Su-
Bibliografía de consulta
Benveniste Émile, Le vocabulaire des institutions indoeuropéen- posición, Sincategorema, Universales.
nes, 2 vol., París, Minuit, 1969; Vocabulario de las institucio- 2. Sobre los géneros de discurso, véase Género, I [Er-
nes europeas, trad. Mauro Armiño, Madrid, Taurus, 1983. zählen, Historia].
Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologique de la langue gre-
3. Sobre la relación entre discurso y realidad exterior,
cque, ed. actualizada, Klincksieck, 1999.
PL: Migne Jacques-Paul (ed.), Patrologiae cursus completus, se- véase Cosa, Nonsense, Objeto, Realidad, Sentido, Sig-
ries latina [Patrología Latina], 1844-. no, Significante, Verdad, así como Pravda, Ístina; véa-
Erígena Juan Escoto, Sobre las naturalezas (Periphyseon), trad. se más precisamente sobre el contenido lógico: Conteni-
Pedro Arias y Lorenzo Velázquez, Pamplona, eunsa, 2007.
do proposicional, Estado de cosas, Matter of fact,
Representación, véase igualmente: Decepción, Doxa y
Falso.
4. Sobre la relación entre discursividad e invención, en
discurso el entrecruzamiento de la relación ontológica con los obje-
Discurso es una transposición de discursus, del latín discurre- tos del mundo y de la relación literaria con los géneros de
re, “correr allí y allá, recorrer en todos los sentidos”. Tardía- discurso, véase en particular, además de Dichtung y Gé-
mente discursus toma el sentido de “conversación, entrevis- nero (I), Concetto, Ficción, Imaginación, Ingenium,
ta”, siguiendo una metáfora que da lugar al carácter azaroso Mímesis, Chiste.
del intercambio verbal (dhlf). Pero los filósofos retienen
sobre todo el orden y el método con que las frases y los pen-
samientos se suceden: discursividad implica seguimiento y
consecuencia, y se vuelve casi sinónimo de racionalidad.
Es así como discurso es una de las traducciones admisi- DISEGNO | italiano
bles para el griego logos [λόγος], que se puede también tra-
alemán Zeichnung
ducir por razón, pero logos designa también cada uno de
español diseño, dibujo, intención
los elementos que componen el lenguaje: véase Logos.
francés dessein, dessin
inglés design, drawing
I. Discursividad, racionalidad y humanidad latín designo
La discursividad, como facultad y ejercicio del lenguaje y
370 | DISEGNO

arte, barroco, concetto, idea, imagen, ingenium, semántica, que implica una concepción del dibujo
intención, signo diferente a aquella que había sido retomada por fran-
Disegno es uno de los principales conceptos de la teoría del ceses o por italianos. Desde que dessein se convirtió
arte del Renacimiento: significa, a la vez, dibujo y diseño, en dessin, el disegno ya no tiene equivalente en fran-
trazado del contorno e intención, la idea en sentido es- cés. A partir de entonces, hacen falta muchas pala-
peculativo y la idea en sentido inventivo. Designa una acti- bras para decir lo que una sola palabra en francés, fiel
vidad eminentemente intelectual. La palabra francesa des- al italiano, decía en el siglo XVII, con varios sentidos.
sein, tal como es utilizada por los teóricos del arte del siglo En consecuencia, la modernización de la ortografía
xvii, traduce de modo bastante adecuado lo que los italia- en la edición de textos franceses del siglo XVII sobre
nos del siglo anterior entendieron por diseño, pues conser- arte produjo graves efectos de contrasentido.
va el doble sentido pero, por el contrario, la distinción en- Pasa lo mismo con el inglés y con el alemán, que
tre dessin y dessein que se estableció alrededor del año toma de dos léxicos diferentes para indicar el dibu-
1750 introdujo una ruptura fundamental con la tradición jo o la intención. El inglés distingue así drawing, el
italiana. En el siglo xviii, el verso de Racine dice: “el dessein dibujo en tanto que trazado del contorno, el design,
está listo, me voy, querido Terámenes”, pero la Academia que corresponde al francés dessein y conserva enton-
real de pintura y de escultura enseñará las artes de dessin y ces una parte del campo semántico que recubría el
ya no del dessein. Los dos campos semánticos que estaban disegno italiano. Por lo demás, a partir de la palabra
reunidos en disegno se separan en francés, al igual que en italiana, Shaftesbury construyó el concepto de de-
inglés y en alemán. sign que es el primero en introducir en la teoría in-
glesa del arte (Lettre sur l’art et la science du dessin,
I. De “disegno” a “dessein” y “dessin” (fr.), a 1712). Fiel al doble sentido de las palabras italiana y
“design” (ing.) y a “zeichnen” (al.) francesa, Shaftesbury juega constantemente sobre la
En el siglo XVII, el dibujo, es decir, la parte de la pin- doble acepción de design como unidad de un pro-
tura que se opone al color, se escribía, en francés, yecto y como grafismo. En ese sentido, design es una
“dessein”, e incluso “desseing”. Derivado del italiano pura traducción de disegno y de dessein. Pero, como
disegno, dessein conserva en la lengua clásica toda la en francés, las dos significaciones van a separarse
riqueza semántica de la palabra italiana. Furetière muy rápidamente en inglés, esta disyunción testi-
lo definió así en su Diccionario (1690): “Proyecto, monia igualmente las transformaciones en el pen-
empresa, intención. […] También es el pensamien- samiento del arte. El doble sentido de concepción y
to que se tiene en la imaginación acerca del orden, de poner en forma reaparece a menudo en el uso
la distribución y la construcción de un cuadro, de moderno y planetario que se hace ahora de design,
un poema, de un libro, de un edificio. […] Se usa esta palabra es utilizada en todas las lenguas para
también, en pintura, para designar las imágenes o caracterizar un cierto tipo de arte industrial nacido
cuadros sin colores”. Ahora bien, no se trata de una de la tradición de la Bauhaus. En alemán, Zeichnung
homonimia. En pintura, dessein significa algo más, (dessin) ya no tiene relación con los términos que de-
pero no algo diferente. A pesar del uso especializado, signan la intención o el proyecto intelectual, tal co-
no deja de significar proyecto o intención. La pala- mo Absicht o Entwurf. Como disegno que deriva de
bra expresa aquí, explícitamente, qué es la cosa para signum, Zeichnen deriva de Zeichen, que quiere decir
un artista, un crítico del arte o un amateur del siglo signo. Puede significar la idea de un plan, de un pro-
XVII. Implica una cierta manera de pensar el dibujo, yecto pero en un sentido material (por ejemplo un
de pensarlo como la realización de una intención, es plan arquitectónico) y no, como disegno o dessein,
decir, de un proyecto intelectual. La palabra dessin, en un sentido puramente especulativo. El hecho de
que la remplaza un siglo más tarde, tiene un signi- que Zeichnen sea derivado de Zeichen (“signo”),
ficado mucho más estricto, restringido exclusiva- que sea con su filiación a bezeichen (“diseñador”),
mente al último sentido atribuido por Furetière. Ya incluso a zeigen (“enseñar”) podría justificar los pre-
no expresa que necesariamente existe una relación supuestos fuertemente logocéntricos de ciertas in-
entre el dibujo y el pensamiento. La pérdida de una vestigaciones contemporáneas sobre la naturaleza
letra no sólo se acompaña de un empobrecimiento de la imagen pictórica. Así, Walter Benjamin, en un
del sentido. Corresponde a una verdadera mutación texto titulado “Über die Malerei oder Zeichen und
DISEGNO | 371

Mal”, orienta toda su definición de la pintura a partir 68). El disegno no es entonces la circonscrizione, ni
de un Zeichen original en que el Zeichnen sería una la linea, ni el orlo, aunque implicara todo eso. No es
clase de derivado con el mismo sentido que la tacha dessin en el sentido de drawing. Disegno trae el dibu-
o la mancha (das Mal). Lo que significa que toda fi- jo a otro campo de significación que aquel al cual le
gurabilidad estaría en el fondo predeterminada por atan sus caracteres propiamente físicos. El dibujo
un Zeichen, es decir un acto de denominación (Be- significa la expresión de una representación men-
nennung o Benennbarkeit), de modo que la finali- tal, de una forma presente en el espíritu o en la ima-
dad de toda figuración sería reconducida implícita ginación del artista. Así es como lo define Vasari:
y necesariamente a la palabra como tal (Ästhetische
Fragmente, en Gesammelte Schriften, t. 2, vol. 2, R. El dibujo […] como proviene del intelecto, envuel-
Tiedemann y H. Schweppenhäuser (ed.), Frank- ve un juicio universal de las cosas y se traduce en
furt-sur-Main, Suhrkamp, p. 603 ss.). una forma (forma) o una idea (idea) de la naturale-
Las distinciones léxicas que existen tanto en inglés za, exacta en todas sus medidas. De ahí que el dibu-
como en alemán vuelven así ilusoria toda tentativa jo conozca la proporción que guarda el todo con las
partes y las partes entre sí y con el todo; esto no se
de traducir disegno, en el sentido en que lo entien-
aplica únicamente al cuerpo humano y al de los ani-
den los hombres del Renacimiento. Conscientes de males, sino también a las plantas, edificios, escultu-
esta dificultad, los historiadores y teóricos del arte ras y pinturas. De este conocimiento (cognizione)
tienden más y más a conservar la palabra italiana sin nace cierto concepto (concetto) y opinión (giudizio)
intentar traducirla en su propia lengua, hablando que, después de elaborado en la mente (mente), pa-
del disegno de Rafael o de la definición del disegno sa a ser expresado con las manos, o sea, mediante el
en Vasari. dibujo (disegno). Por lo tanto se puede decir que el
dibujo no es otra cosa que una aparente expresión y
II. El “disegno” en el Renacimiento materialización del concepto que está dentro del
Disegno tiene en el Renacimiento el sentido corrien- ánimo del artista y del que provoca en quienes lo
te de dibujo, como en Benvenuto Cellini que distin- contemplan (si può conchiudere che esso disegno al-
tro non sia che una apparente espressione e dichiara-
gue entre varias clases de disegni que corresponde
zione del concetto che si ha nell’animo, e di quello che
cada una a un modo di disegnare (Discorso sopra altri si è nella mente imaginato e fabricato nell’idea)
l’arte del disegno, en P. Barocchi, VIII, p. 1929). Pe- Le Vite de’ più eccelenti pittori, scultori et architettori,
ro, como disegnare, que significa a la vez dibujar y en P. Barocchi, p. 1912, trad. Juan B. Righini y Ernesto
proyectar un plano, disegno inscribe el dibujo en una Bonasso, en Vasari, G., Vidas de pintores, escultores y
arquitectos ilustres, Buenos Aires, El Ateneo, 1999, t. 1, p. 55.
configuración particular constituida por una doble
red de significaciones que se entrecruzan. Disegno
es de alguna manera un término tópico que nom- Relacionando disegno a forma, a concetto y sobre to-
bra el lugar de este enredo. Para decir el dibujo en do a idea, este texto ilustra la manera en que el Re-
tanto que línea, trazado, contorno, los teóricos uti- nacimiento supo utilizar las categorías heredadas de
lizan otros términos, y especialmente el de circons- la tradición retórica y, a través de ella, de la filosofía
crizione que se encuentra, por ejemplo, en Della Pin- de Aristóteles, para elaborar una nueva teoría del ar-
tura, de Alberti. En la primera versión de su tratado, te. Como ha mostrado Panofsky, el sentido de idea
publicado en latín, Alberti escribió: “Nam es circums- en los teóricos del arte resulta de una transforma-
criptio aliud nihil quam fimbriarum notatio [La cir- ción de la idea en ideal que tiene su fuente en ese
cunscripción es una simple anotación de los con- texto de El orador donde Cicerón define la Idea pla-
tornos]” (De Pictura, trad. esp. Rocío de la Villa, p. tónica como una forma, un modelo interior, que
94). Cuando adapta poco después su texto en len- preexistiendo a toda realización llega a informarla:
gua vulgar, Alberti traduce notatio por disegnamen-
to —“la circonscrizione é non altro che disegnamento Así como en las formas (formis) y en las figuras (fi-
dell’orlo”—, que el inglés traduce por “Circumscrip- guris) hay algo perfecto y excelente que sirve de re-
tion is nothing but the drawing of the outline [La cir- gla para imitar y juzgar los objetos visibles, así lleva-
cunscripción no es otra cosa que el dibujo del con- mos en la mente la idea de la perfecta elocuencia, y
torno]” (Della Pittura, trad. ing. J.R. Spencer, p. con los oídos buscamos su imagen (speciem). A es-
372 | DISEGNO

tas formas de las cosas (rerum formas) llama ideas [Con el nombre de disegno interno entiendo no so-
aquel sapientísimo autor y maestro no sólo de filo- lamente el concepto interno formado en la mente
sofía, sino de elocuencia, Platón. del pintor, sino también aquel concepto que forma
El orador, III, 10, trad. M. Menéndez Pelayo, p. 327. cualquier intelecto].
Idea de’ pittori, en P. Barocchi, p. 2065.

Precisamente así Bellori definió la idea, justo antes La definición de disegno interno desborda así muy
de citar este mismo pasaje de Cicerón: Idea del Pitto- ampliamente el campo del arte: “e il concetto e l’idea
re et scultore é quel perfetto ed eccellente esempio della che per conoscere et operare forma chi sia [el concep-
mente, alla cui immaginata forma imitando si rasso- to o la idea que alguien se forma para conocer y
migliano le cose, che dadono sotto la vista [“Idea del obrar]” (ibid.). Zuccaro reconocía por lo demás que
pintor y del escultor es aquel ejemplo perfecto y ex- habría podido también utilizar los términos de in-
celente de la mente, a cuya imaginada forma imitan- tenzione, essemplare o de idea, pero que ha preferido
do se parecen las cosas que caen bajo la vista”] (Vidas dejar esto a los filósofos y teólogos porque él habla
de pintores, trad. I. Morán García, p. 42). Pero el di- como pintor y se dirige a los artistas. Aunque pro-
segno no es sólo la idea; es también, como dice Vasa- viene de un empleo específico del campo del arte,
ri, la expresión sensible de la idea. La dificultad que el concepto de disegno tiene entonces en Zuccaro un
podemos tener en aprehender la problemática del di- fundamento teológico. Permite establecer una ana-
segno en toda su complejidad está en el hecho de que logía entre la creación artística y la creación divina:
éste es a la vez un acto puro del pensamiento y su “Para obrar exteriormente, Dios […] mira y con-
resultado visible en el cual participa el trabajo de la templa necesariamente el disegno interior por el cual
mano. En tanto que acto del espíritu del pintor, el di- conoce todas las cosas que ha cumplido, que cum-
segno corresponde a la invención, en el sentido re- ple y que cumplirá o que podrá cumplir de una so-
tórico del término, es decir, la elección del sujeto. En la mirada” (ibid.). Formando su disegno interior, el
tanto que acto de la mano, supone un aprendizaje pintor se parece entonces a Dios. La operación por
técnico. Escribe Vasari que “cuando se quiere expre- la cual él lo concibe en su espíritu es un acto puro,
sar una idea por medio del dibujo, debe hacerse con una chispa de la divinidad en él, que hace del diseg-
mano firme para lo cual son necesarios la experiencia no un verdadero segno di dio, escribe Zuccaro, apos-
y el estudio de muchos años. La mano que conduce tando sobre la palabra para decir mejor el sentido. En
el lápiz, la pluma, el estilete o los carbones debe ser cuanto al disegno esterno, “no es nada más que el di-
ligera y capaz de representar bien cualquier cosa que segno delimitado en cuanto a su forma y privado de
la naturaleza haya creado” (trad. Juan B. Righini y Er- toda sustancia corporal: simple trazo, delimitación,
nesto Bonasso, en G. Vasari, Vidas de pintores, escul- medida y figura de cualquier cosa imaginada o real
tores y arquitectos ilustres, Buenos Aires, El Ateneo, [altro non é che quello che appare circonscritto di for-
1999, t. 1, p. 55). El disegno material, lo que llama- ma senza sostanza di corpo. Simplice lineamento, cir-
mos dibujo, es entonces siempre la realización de un conscrizzione, misurazione e figura di qual si voglia
disegno espiritual. De ahí viene la superioridad que cosa imaginata e reale]” (en Barocchi, p. 2084).
el dibujo posee sobre el color a los ojos de los teóricos Definiendo la pintura como un arte del disegno,
del disegno. Contrariamente al dibujo, dicen ellos, los teóricos italianos no se contentan entonces con
donde la calidad no da testimonio solamente de la afirmar la superioridad del dibujo sobre el color.
habilidad del pintor sino de la belleza de la idea que Ellos proclaman la naturaleza intelectual de la activi-
la anima y quien dirige su mano, el color no debe dad pictórica que elevan así a la nobleza y a la dig-
su brillo sino a los materiales que lo componen. nidad de un arte liberal. Es el disegno lo que hace de la
Algunos decenios más tarde, Zuccaro sistemati- pintura una cosa mentale, para retomar la expresión
zará la teoría del disegno distinguiendo el disegno de Leonardo. Es eso lo que explica que el concepto de
interno del disegno esterno: disegno tenga a menudo una función polémica, y sea
utilizado contra todas las formas pictóricas que pare-
Per questo nome di disegno interno io non intendo so- cen poner en peligro el estatus liberal recientemente
lamente il concetto interno formato nella mente del
adquirido de la pintura, desde la manera “gótica” de
pittore, ma anco quel concetto che forma qual si voglia
dibujar hasta la práctica de los coloristas.
intelletto.
DISEGNO | 373

III. De la intención al dibujo a la pintura y a la escultura, esta parte, dice él, es cier-
Los franceses harán más o menos el mismo uso de tamente necesaria para la práctica de la pintura, pero
dessein, dándole a menudo un giro aún más polé- es insuficiente para definir la especificidad de su arte.
mico. En primer lugar, para defender cierta manera Sometido a las reglas de justeza de las proporciones y
de dibujar, la gran manera, en la que el tamaño tien- de corrección de los contornos, el dibujo no es en Pi-
de a hacer que la expresión de un gran proyecto, les la expresión de una intención intelectual, sino de
como lo dice Miguel Anguier en la conferencia que una habilidad manual que reposa sobre un saber de
pronuncia el 2 de octubre de 1677 ante la Academia orden técnico, es decir, donde la teoría está totalmen-
Real de Pintura y de Escultura “Sur le grand goût te guiada por la práctica. Todas las características que
de dessein”: “Le grand dessein est un feu qu’illumine daban al disegno su significación intelectual y metafí-
l’entendement, échauffe la volonté, fortifie la mémoi- sica, incluso teológica —el genio, el fuego, la inven-
re, épure les esprits, pour pénétrer dans l’imagina- ción, la idea, la forma—, se le quitan al dibujo para
tion. Il faudrait être Prométhée pour dérober le feu du atribuírselas al color. No hay entonces razón desde
ciel afin de nous illuminer de cette belle intelligence entonces para escribir dessin “dessein”. Con la victoria
[El gran dessein es un fuego que ilumina el entendi- de las ideas del color al inicio del siglo XVIII, se produ-
miento, calienta la voluntad, fortifica la memoria, ce una mutación profunda en el campo de la teoría
allana los espíritus, para penetrar en la imaginación. del arte de la que la lengua tomará nota algunos dece-
Habría que ser Prometeo para robar el rayo para ilu- nios más tarde.
minarnos con esta hermosa inteligencia]”. Luego, Jacqueline LICHTENSTEIN
para contestar a los rubenistas, quienes a partir de
1670 multiplican sus ataques contra el privilegio del Bibliografía
dibujo, Le Brun hará el elogio del dibujo recogien- Alberti Leon Battista, De Pictura (1435) / Della Pittura (1436),
ed. bilingüe lat. / it. C. Grayson, Roma-Bari, Laterza, 1975;
do la distinción de Zuccaro: De la peinture, ed. bilingüe lat. / fr., trad. fr. J.-L. Scheffer,
Macula, 1992; On painting, ed. bilingüe it./ing., trad. J.R.
Hay que saber que hay dos clases de dessein: el uno Spencer, Yale UP, 1966; De la pintura y otros escritos sobre
que es intelectual o teórico, y el otro práctico. Que el arte, trad. Rocío de la Villa, Madrid, Tecnos, 1999.
primero depende puramente de la imaginación Barocchi Paola (dir.), Scritti d’arte del Cinquecento, Milán-Ná-
poles, Ricciardi, 1971-1977, 3 vols.
[…] mientras que la intención práctica es produci- Bellori Giovanni Pietro, L’Idea del Pittore, dello scultore e dell’
da por el intelectual y depende por consiguiente de architetto, introd. a Le vite de’ pittori, scultori e architetti mo-
la imaginación y de la mano. Es este último el que, derni, Roma, 1672; trad. fr. F. Magne, en J. Lichtenstein
con un lápiz, da forma y proporción, e imita todas (dir.), 1995; Vidas de pintores, trad. Isabel Morán García,
las cosas visibles para expresar las pasiones. Madrid, Akal, 2005.
Cellini Benvenuto, Discorso sopra l’arte del disegno (1568), en
Conferencia del 9 de enero 1672, en A. Mérot,
Les conferences de l’Académie, p. 219. P. Barocchi (dir.), vol. 2, 1971, pp. 1929-1933.
Cicerón, El orador, trad. Marcelino Menéndez Pelayo en Obras
completas de Marco Tulio Cicerón, tomo II, Madrid, Hernan-
Ahora bien, es precisamente esta distinción la que do, 1927.
cuestiona la doctrina del color tal como la encontra- Lichtenstein Jacqueline (dir.), La peinture, “Textes essentiels”,
mos expuesta en su teórico, Roger de Piles. Invirtien- París, Larousse, 1995.
Mérot Alain, Les conférences de l’Académie royale de peinture et
do una jerarquía que se creía sólidamente establecida de sculpture au xviie siècle, París, École Nationale Supérieure
por la tradición, aquélla reducía en efecto el dibujo a des Beaux-Arts, 1996.
su dimensión puramente práctica. Para él, el dibujo Panofsky Erwin, Idea, contribution à l’histoire du concept de l’an-
constituye la parte “mecánica “de la pintura, incluso cienne théorie de l’art, 1924, trad. H. Joly, París, Gallimard,
1983.
si se entiende esa palabra en un sentido muy diferen- Piles Roger de, Cours de peinture par principes, París, Gallimard
te de aquel que se le daba en la Edad Media y que tes- La Pléiade, 1989 [primera edición 1708].
timonia una nueva manera de concebir la técnica. El Vasari Giorgio, Le vite de’ più eccellenti pittori, scultori e archi-
dibujo procede de un aprendizaje fundado sobre la tettori, Florencia, 1568; Vidas de pintores, escultores y arqui-
tectos ilustres, trad. Juan B. Righini y Ernesto Bonasso, Bue-
imitación de lo antiguo, el estudio de la perspectiva y nos Aires, El Ateneo, 1999 (2 vols.).
de la anatomía, conocimientos indispensables para Zuccaro Federico, “L’Idea de pittori, scultori et architetti”, en
adquirir “la justeza de los ojos y la facilidad de la ma- P. Barocchi, vol. 2, Scritti d’arti del Cinquecento [1a. ed.
no” (Cours de peinture par principes, p. 194). Común Turín, 1607].
374 | DISPOSICIÓN

disposición Sobre la relación con lo natural que implica la disposition, y


Disposición, del latín disponere, designa un arreglo, un aco- su liga con la estética, véase también Genio, Goût, Inge-
modo, especialmente en la tradición retórica (dispositio/ nium; cf. Gemüt.
inventio, cf. Lugar común y Comparación) y la religiosa De modo más general, sobre las redes de términos que
(dispositio/dispensatio, véase Oikonomía). Pero hay aquí manifiestan la estrecha relación entre acción y pasión, ob-
todo un conjunto de palabras, disponible, dispositif, que pa- jetividad y pasividad, en el seno de la afectividad tanto co-
sa por un segundo impulso de actividad, sobre todo gracias mo de la acción, véase Agency, Pathos; cf. Amar, Gemüt,
a Deleuze y a las traducciones de Heidegger. Placer, Pulsión. El neologismo affordance marca muy es-
pecíficamente el cruce entre percepción y posibilidad de
I. Disposición, disponible, dispositivo y utilidad actuar: véase Affordance; cf. Leib, Representación.
Con disponible no estamos ante un término técnico de la
filosofía sino ante un expediente de los traductores para
traducir, en la obra de Martin Heidegger, la distinción vor-
handen-zuhanden (adj.) o Vorhandenheit-Zuhandenheit. dominación
La Zuhandenheit es el modo de ser del ser manejable, del Etimológicamente, la “dominación” evoca el poder del
estar a la mano o al alcance de la mano (prókheira [πρό amo (dominus) sobre las cosas (dominum, “derecho de
χειρα]; la Vorhandenheit es el modo de ser más neutro o in- propiedad”) y, más todavía, el poder del amo sobre su es-
diferente del estar presente, del estar ahí (por ejemplo, un clavo (potestas dominica): cf. Oikonomía, y Propiedad.
libro en los estantes de una biblioteca), subsistiendo. Véa- La domination es —dice Littré— una “autoridad que,
se Vorhanden/Zuhanden. aceptada o no, se ejerce plenamente”: la lengua del dere-
Igualmente, dispositif es una de las traducciones posi- cho público y de la teoría política es fiel a esta idea, ya
bles de Gestell (“cuadro, montura”, un “estante” justamen- que llama “dominación” a una relación asimétrica, que
te), que caracteriza en Heidegger la esencia de la técnica puede ser legítima pero que preexiste al consentimiento
moderna. Véase Combinatoria y conceptualización; del que puede ser objeto; véase los grandes titubeos de
cf. Dasein, Hay. los traductores de Weber ante la Herrschaft alemana, que
Cabe comparar este modo de ser con las maneras de de- traducen por “dominación” pero también por “autori-
cir y de comprender lo que una cosa es: véase Res (y el re- dad”: véase Herrschaft y Macht-Gewalt; cf. Autori-
cuadro 1 sobre el gr. khrema [χρ μα], pragma [πρ γμα], dad, Poder.
“Las formas de decir ‘cosa’…”), y cf. Gegenstand, Objeto,
Realidad. deber, derecho, libertad, ley, principio
Por último, el inglés confiere un valor particular a la utili-
dad, con el neologismo utilitarian, inventado por Bentham:
véase Utility, y cf. Fair, Valor.
Sobre el arreglo que constituye un dispositivo, sobre to- DOR | rumano
do en el sentido deleuziano, cf. Estructura y Francés.
alemán Sehnsucht
español duelo
II. Disposición subjetiva
francés désir douloureux, deuil, tristesse, nostalgie,
Disposición es una de las traducciones posibles de Stimmung, dol (fr. ant.)
a la que le falta, sin embargo, la resonancia musical resalta- inglés spleen
da por Heidegger para designar un cierto estar “acorde” del italiano duolo
sujeto: véase Stimmung (con el término Befindlichkeit, que latín dolus
portugués saudade
a veces se traduce por disponibilidad); cf. Angustia, Da-
sein, Geschichtlich, Heimat, Malestar, Serenidad, Sor-
nostalgia, y acedia, dasein, malestar,
ge, Sublime. melancolía, pathos, placer, saudade, sehnsucht,
Sobre la disposición, en particular ética, del alma (diá- spleen, wunsch
thesis [διάθεσις]), ligada a la forma de ser habitual (hexis
[ ξις]), véase Moral (I), Phrónesis, Virtù; sobre la “diáte- La palabra rumana dor, como spleen, acedia, Sehnsucht o
sis” estoica y la relación entre física, ética y gramática, véa- saudade, compete a la constelación del “malestar”, cuyo
se el recuadro 1, “Verdaderas y falsas personas”, en Yo. sentido singulariza como una especie de tensión hacia un
DOR | 375

objeto o hacia el ser. Es una expresión lírica del sentimien- deseo ardiente de colmar esa ausencia o esa falta de
to de finitud, entre metafísica folklórica y reflexión filosófi- naturaleza ideal. Además, al designar una aspira-
ca, que se percibe a sí misma como específicamente ruma- ción o una postración tendida hacia un objeto más
na. No hay equivalente en francés: se aproxima al deseo o menos preciso o más o menos discreto, dor sugie-
doloroso, al duelo, a la tristeza, a la melancolía, a la nostal- re la imposibilidad de alcanzar en esta vida tal obje-
gia, a la depresión, a la congoja del alma, al estado afectivo to. La tensión es positiva, pero el deseo se mantiene
del deseo erótico, al malestar interior. Se enlaza en catalán, insatisfecho y el cumplimiento imposible. La figura
en provenzal y en francés antiguo con dol (de donde, en geométrica que mejor ilustra esta tensión sería la
esta última lengua, proceden dolent, faire dol, avoir dol). El asíntota. Así, dor implica un sentimiento inevitable,
dor rumano provendría de dolus, sustantivo que designa en con frecuencia agudo, de inacabamiento, la impre-
latín popular el dolor, el sufrimiento, el duelo (del latín clá- sión de la infinitud del deseo y la experiencia dolo-
sico doleo, dolere, del que deriva deuil en francés, duelo en rosa de una imposibilidad de alcanzar la plenitud.
español y duolo en italiano). Dos ramas verbales y semán- Como expresión lírica del sentimiento metafísico
ticas del rumano nacen de esta raíz latina dolus: a dori (sus- del ser, dor constituye, en el lenguaje corriente, el
tantivo dorintà), que significa “desear”, y a durea (sustanti- testimonio primordial del ser en tanto ser, es decir,
vo durere), que quiere decir “sufrir”, “sentir un dolor físico”. del ser finito que aspira a salir de sus límites.

I. La experiencia asintótica del “dor” II. El “dor” en la filosofía rumana


El término dor se sitúa en el centro de una constela- La noción de dor está extremadamente difundida
ción de significaciones ligadas a la experiencia de un en la poesía popular y figura en numerosas expre-
dolor específico: el que se experimenta tras una fal- siones idiomáticas, tales como dor de ducà (el deseo
ta (de un ser o de un lugar querido) y de una aspi- de partir sin dirigirse a ninguna parte, familiarmen-
ración íntima del individuo (deseo de lo que consi- te “partir sin rumbo”), în dorul lelii (cumplir algu-
dera como su consumación profunda, por ejemplo, na cosa sin objetivo preciso y a regañadientes). Le-
el retorno de un pariente o de un amigo perdido, el xicalizado y con numerosas variantes y diminutivos
retorno al país, etc.). Esta experiencia puede presen- (dorulet, dorut, etc.), el dor es, de hecho, ahistórico
tar manifestaciones físicas y traducirse por signos vi- y se encuentra teorizado más bien en el campo de
sibles (expresiones o vestimentas asociadas al due- los estudios literarios. Sin embargo, su frecuencia,
lo, por ejemplo), aunque el origen del dolor y el su popularidad y su pertenencia a una especie de
sentimiento o la afección experimentados no son metafísica folklórica, casi intraducible e indefinible
de naturaleza física. Afección del alma, el dor no es en la diversidad de sus matices, han inspirado la
tampoco la expresión de un sentimiento vago, pues- reflexión filosófica. Así encontramos en el poeta y
to que se dirige siempre a un objeto, aunque éste filósofo Blaga y en el filósofo Noica, ambos próxi-
no sea siempre identificado o definible, y no expre- mos al pensamiento de Heidegger, desarrollos sobre
sa nunca un estado de pasividad, de sumisión, de el dor en tanto expresión de la constitución de una
repliegue sobre sí mismo o de aceptación de la suer- conciencia de sí y en tanto caracterización de un
te (como es el caso, en portugués, de la saudade, don- perfil específicamente rumano de la búsqueda me-
de la soledad asumida es también sufrida). Designa, tafísica.
por el contrario, una tensión hacia alguna cosa, una Lucian Blaga determina el contenido filosófico del
movilización del ser que busca adquirir o reencon- dor a partir de las personificaciones que el término
trar activamente el objeto de la falta. La frustración conoce a través de la poesía popular y el folklore
experimentada como una pena da lugar a la bús- rumanos. Denomina “hipóstasis” a esta especie de
queda del retorno (como el nostos [νόστος] griego), personificación, a la vez primaria y sutil, término
una búsqueda que se alimenta incansablemente de que toma del neoplatonismo y de la teología de los
sí misma. primeros concilios cristianos. Esto lo lleva a definir
El término más cercano a dor es probablemente el dor como una fuerza impersonal, casi maléfica e
el alemán Sehnsucht. En ambos casos, el dolor es la invencible, que vendría a apoderarse del alma, a so-
consecuencia de una ausencia y se expresa como im- meterla, y corporizándose en ella deviene una especie
pulso, impaciencia, aspiración, necesidad interior, de enfermedad cósmica, una segunda naturaleza o
376 | DOXA

un alter ego material y espiritual del individuo. El DOXA [δόξα] | griego


dor como hipóstasis sería, entonces, el equivalente
español apariencia, falsa apariencia, reputación, gloria,
de la existencia en tanto irrealización del ser y re- espera, opinión, estima, alucinación, idea
presentaría un llamado desviado, una aspiración a admitida
horadar el horizonte y a fundir completamente el
ser en algo innombrable e indefinido. apariencia, creencia, fenómeno, y belief, éidolon,
Para Constantin Noica, a quien le interesa cons- epistemología [recuadro 3], erscheinung, ser,
glaube, logos, phantasía, verdad
tituir una filosofía rumana del lenguaje a partir de
ciertos términos y de ciertas expresiones específicas,
dor tiene casi el valor de una palabra clave y toda Doxa [δόξα], formada sobre dokeo [δοκέω], “parecer” (de
investigación filosófica en esta lengua debería co- la misma familia que dékhomai [δέχομαι], “recibir, acoger,
menzar por una “introducción al dor”. En efecto, el aceptar”, cf. lat. decet) es una de las palabras griegas más
término representa el prototipo de una fusión de polisémicas.
contrarios que no pasa por una composición; es una Para apreciar su amplio sentido, es preciso combinar lo
especie de fusión orgánica, o un todo que no desta- que llamamos objetivo y subjetivo, con una escala de valo-
ca ninguna parte. Así, en dor, el dolor encuentra el res que va de lo más positivo a lo más negativo: se puede
placer y el placer nace sin saberlo del dolor. Por lo pasar así, según las épocas y doctrinas, de la opinión de los
tanto, su traducción debería ser “placer del dolor”, mortales (subjetivo negativo) a la gloria de Dios (objetivo
como la traducción del alemán Sehnsucht sería, se- positivo). Puesto que el término no ha dejado de ser filosó-
gún Noica, la “búsqueda de lo inhallable”. Si toda ficamente redefinido una y otra vez, la historia de las acep-
palabra es un dolor asumido —el dolor de no poder ciones de doxa se confunde con buena parte de la historia
decir nada sin que quede una parte inexpresable, el de la filosofía.
dolor de que ningún término sea palabra verdade-
ra—, entonces dor, con su tensión hacia el infinito, I. La amplitud del sentido
pertenece a ese fondo común y arcaico del cual el Doxa [δόξα] une lo que se ha dividido entre un sen-
pensamiento ha sacado a la vez sus medios de ex- tido subjetivo, es decir, lo que se espera, lo que se
presión y su razón de ser. cree, lo que se considera bueno (todo el tiempo en-
Anca VASILIU contramos en Homero el término apó doxes [ἀπ
δόξης], “contra toda espera”, Ilíada, X, 324, y Odi-
Bibliografía principal sea, XI, 344), y un sentido objetivo: lo que aparece,
Blaga Lucian, Spatiul mioritic [El espacio “miorítico”] [1936], lo que se presenta, lo que parece. En cada oportuni-
Bucarest, Minerva, 1985, capítulo “Despre dor” [Sobre el
dolor], pp. 289-294.
dad, la curva de sentido posee una amplitud máxima
Bucur Marin, Lucian Blaga, dor si eternitate [Lucian Blaga, dor de valor que va de lo más negativo a lo más positi-
y eternidad], Bucarest, Albatros, 1971. vo: de la alucinación (“opinión errada, imaginación,
Noica Constantin, Creatie si frumos in rostirea româneasca conjetura”) a la exactitud normativa de la idea co-
[Creación y belleza en el habla rumana], Bucarest, Emines-
cu, 1973, capítulo “Introducere la dor” [Introducción al dor],
rriente (“espera, estima, conjetura, creencia, dogma,
pp. 13-17. reputación”), y de la apariencia engañosa (“ilusión,
falsa apariencia”) a la aparición en todo su esplen-
Bibliografía de consulta dor (“fenómeno, gloria”). Sin lugar a dudas, la tra-
Cihac Alexandre de, Dictionnaire d’étymologie daco-romane,
éléments latins, Frankfurt, Saint-Goar, 1870. ducción española habitual por “opinión” no sugie-
Cioranescu Alexandre, Diccionario etimológico romano, Biblio- re, ni mucho menos, todo esto.
teca Filolófica Universidad de La Laguna, 1958-1961.
Saineanu Lazàr, Dictionar universal al limbii române [Dicciona-
II. Los tratamientos filosóficos
rio universal de la lengua rumana] [1896], Craiova, Scrisul
Românesc, 1926. La doxa no ha dejado de ser repensada y reapropia-
da de un sistema a otro: constituye en cierto modo
un revelador de la historia de la filosofía.

A. La oposición “alétheia”/”doxa”
Todo nace con Parménides (véase Verdad). Por un
DOXA | 377

lado, la diosa del poema establece la oposición alé- te” (Parmenides, p. 13). Sucede que el discurso de y
theia [ἀλήθεια]/doxa, “verdad/opinión”, para estruc- sobre la doxa es siempre doble: desde el punto de
turar sus revelaciones: “Debes aprenderlo todo, tan- vista de la verdad y del ser-uno, es ontológicamen-
to del inmutable corazón de la verdad persuasiva te contradictorio (“eligieron nombrar dos formas,
(emén aletheies […] étor [ μ ν ἀληθείης (…) τορ]), pensando que una no tiene necesidad de ser: en lo
como de lo que les parece a los mortales (las opi- cual cometen error. Dividieron la estructura en
niones de los mortales, edé brotón doxas ( δ ρο contrarios”, VIII, 53-55); desde el punto de vista de
τ ν δόξας)], donde no hay creencia verdadera (pis- la doxa y el kosmos [κόσμος], es fenomenológica-
tis alethés [πίστις ἀληθής])” (I, 28-30; retomado en mente espléndido y físicamente dominante, vector
VIII, 50-52: “Detengo aquí para ti el discurso con- de la belleza del mundo impresa en los poemas,
fiable [pistón logon (πιστ ν λόγον)] y el pensamien- mitos y saberes (cf. B. Cassin, op. cit., pp. 60-67,
to sobre la verdad [edé nóema amphís aletheies ( δ 174-185 y 236-245).
νόημα ἀμφ ς ἀληθείης)]. Aprende a partir de aquí las
opiniones de los mortales [doxas (…) broteias (δό B. La “doxa” como “metaxý”, “intermedia”
ξας […] ροτείας)], el mundo engañoso [apatelón Platón, en La República, y a fin de establecerla como
(ἀπατηλόν), véase el RECUADRO 7, “Apate” en Ver- sistema ontológico y epistemológico, indaga en la
dad] de mis palabras”). oposición entre la “ciencia” (episteme [ἐπιστήμη]),
Por el otro lado, pone de manifiesto toda la ambi- facultad o poder (dýnamis [δύναμις]) que se aplica
güedad, negativa y positiva, de la doxa: “Aprenderás al ser y lo conoce tal como en él mismo (“to on gno-
igualmente esto: de qué modo las cosas que apare- nai hos ekhei [τ ν γν ναι ς ἔχει]”, V, 478a), y la
cen [ta dokounta (τ δοκοῦντα) —participio neutro “opinión”, facultad intermedia (metaxý [μεταξύ])
plural de dokéin (δοκεῖν)] deben estar en su apare- entre conocer e ignorar, que no se aplica “ni al ser
cer [khren dokimos —adverbio formado sobre ni al no-ser” (478c), sino que aprehende “lo que de-
dokéin, “comme il convient, honnêtement (como ambula entre los dos” (“to metaxý planetón [τ
corresponde, honestamente)”, según el dicciona- μεταξ πλανητόν]” (479d). La doxa constituye, pues,
rio griego- francés de Bailly, “really, genuinely” pa- una vía intermedia entre la vía del no-ser (no sien-
ra LSJ— einai (χρ ν δοκίμως εἶναι)], ellas que a tra- do éste un objeto en absoluto, ni de ciencia ni de
vés de todo penetran todas las cosas” (I, 31-32). Se opinión) y la vía del ser o ciencia de las “ideas”: es
puede apreciar la aventurada desesperación de los así como los “filósofos” miran autó to kalón [α τ
traductores comparando las distintas versiones, to- τ καλόν], “lo bello en sí” (479e), cuando la masa de
das correctas y todas falsas. En francés, por ejemplo, los “philodoxous” (philodoxous [φιλοδόξους]) se com-
Jean Beaufret: “Apprends aussi comment la diversité place en contemplar solamente “los bellos colores”
qui fait montre d’elle-même devait déployer une pré- (480a). La oposición se estructura como separación
sence digne d’être reçue [Aprende también de qué entre mundo inteligible y mundo sensible, con la
modo la diversidad que da muestras de sí misma imagen de la línea sobre la cual episteme y diánoia
debía desplegar una presencia digna de ser recibi- [διάνοια] constituyen juntos la nóesis [νόησις] vin-
da]” (Parménide, Le Poème, p. 79); y Marcel Conche: culada a la ousía [ο σία] (digamos, con los términos
“Tu n’en apprendras pas moins encore ceci: comment de E. Chambry —aunque se trata de un nudo de
il était inévitable que les semblances aient semblance intraducibles, véase Entendement, Intellectus,
d’être [Menos aún aprenderás esto: de qué modo Alma—, que la “ciencia” y el “pensamiento discur-
era inevitable que las apariencias tuvieran aparien- sivo”, reunidos bajo el acápite de la “inteligencia”, se
cia de ser]” (Parménide, Le Poème: Fragments, p. 43; dirigen a la “esencia”), mientras que pistis [πίστις] y
cf. Barbara Cassin, Parménide, sur la nature ou sur eikasía [εἰκασία], reunidos bajo el término doxa,
l’étant. La langue de l’être?, pp. 18-19). El alemán tratan de la génesis [γένεσις] (“fe” y “conjetura”, que,
ofrece un juego más parejo, pero no menos diversi- formando la “opinión”, apuntan al “devenir”, VII,
ficado: Diels-Kranz, por ejemplo, “wie das ihnen 533e-534b, cf. VI, fin). El sintagma platónico orthé
Scheinende auf eine probehafte, wahrscheinliche doxa [ ρθ δόξα], “opinión recta”, refrenda ese esta-
Weise sein müsste” (DK, t. 2, p. 230), o Erns Heitsch, tus intermedio: “la opinión recta es intermedia en-
“wie das Geltende notwendigerwise gültig sein muss- tre inteligencia e ignorancia (metaxý phronéseos kai
378 | DOXA

amathías [μεταξ φρονήσεως κα ἀμαθίας])” (Banque- las proposiciones “verdaderas y primeras”, como:
te, 202a); a diferencia de la opinión falsa, ella asocia “lo que es recibido (ta dokounta) por todos o por la
y ajusta la buena sensación al buen pensamiento (“en mayoría, o por los doctos (los sabios, sophóis [σο
te synapsei aisthéseos pros diánoian [ἐν τ συνά ει φοῖς], y, entre estos últimos, por los más renombra-
αἰσθήσεως πρ ς διάνοιαν]”) (Teeteto, 195d), y es su- dos (gnorimois [γνωρίμοις]) y los más reputados (en-
ficiente con que esté metá logou [μετ λόγου] (201c, doxois [ἐνδόξοις])” (100b 21-23). Se advierte en qué
“acompañada de razón”, pero véase Logos, RECUA- forma ta éndoxa, premisas probables e ideas recibi-
DRO 4, “La polisemia de logos según los gramáticos das, implican la doxa de los éndoxoi, la opinión de
griegos”) para devenir ciencia. Ahora bien, en cuan- los hombres ilustres. Se comprende entonces que los
to doxa, no puede tener sino menor verdad y me- tratados de Aristóteles comiencen por el repaso es-
nor ser. tructurado de estas opiniones, que hacen historia de
la disciplina, física (Física, I), metafísica (Metafísi-
C. Lo endoxal ca, A), etc.; y que la “doxografía”, literalmente “es-
El tratamiento aristotélico de la doxa pasa por la ree- critura de las opiniones”, pase a ser, a partir de las
valuación de este mundo, de lo individual, de lo con- Physikón doxai de Teofrasto, un género de pleno de-
tingente, de lo probable, de lo persuasivo, de lo co- recho (en latín: los Placita).
mún. Sólo hay ciencia, es cierto, con su definición y
demostración, de lo universal y lo necesario; pero D. Los rayos de la gloria divina
esto equivale a afirmar entonces, positivamente, que La amplitud de sentidos de doxa encuentra su cul-
de lo atingente al “cada” (to kath’ hékaston [τ καθ minación en la tradición bíblica, donde la “gloria”
καστον]), hay doxa: “hay doxa de lo que puede ser (kavod [‫ ] ָ ּב ד‬en hebreo) del Señor es anunciada
de otro modo del que es (doxa estí tou endekhome- como manifestación del aplastamiento de los egip-
nou allos ekhein [δόξα ἐστ τοῦ ἐνδεχομένου λλως cios al producirse el cruce del Mar Rojo por los he-
ἔχειν])”, Metafísica, Z, 15, 1039b 34-1040a 1. El ob- breos: “A la mañana veréis la gloria de Dios [et ma-
jeto de la doxa (to doxastón [τ δοξαστόν]) puede ne videbitis gloriam Domini- ‫”] ּוב ֶר ְּור ִיתֶ ם ֶת ְ ּב ד י ְה ָה‬
ser verdadero y existente (tiná alethé men kai onta (Éxodo, 16, 7). En el mismo libro (33, 18), Moisés
[τιν ἀληθ μ ν κα ντα]), con la salvedad de que si- dirige a Dios este ruego: “Muéstrame tu gloria.” El
gue siendo contingente (Segundos Analíticos, I, 33, Nuevo Testamento menciona numerosas veces la
88b 30-33). Esto explica que la opinión se defina co- irradiación de la gloria divina en los grandes acon-
mo una captación, como una aprehensión de toda tecimientos de la vida de Jesús, particularmente en
premisa inmediata y no necesaria (“hypólepsis tes ocasión de su bautismo (Lucas 4: 21) y de su Trans-
amesou protáseos kai me anankaias [ πόλη ις τ ς figuración (9: 28 ss.). Los discípulos disciernen en
ἀμέσου προτάσεως κα μ ἀναγκαίας]”) (89a 3-4). ellos los signos precursores de “la venida del Hijo
Estas “premisas conformes con la opinión (ek ton del hombre en su gloria” (Mateo 24: 30); Marcos 8:
katá doxan protáseon [ἐκ τ ν κατ δόξαν προτά 38). Esta gloria o esplendor (splendor) del Señor es
σεων])” sirven para componer “silogismos dialéc- mencionada con frecuencia en los pasajes del Nue-
ticos”, diferentes de los silogismos científicos o vo Testamento o de la patrística, sobre todo orien-
demostrativos (Primeros Analíticos, I, 46a 8-10). tal, referidos a la visión bienaventurada de la esen-
Aristóteles innova al utilizar de manera terminoló- cia divina. El teólogo bizantino Gregorio Palamás
gica la palabra éndoxon [ἔνδοξον] (literalmente, “lo considera sin embargo esta visión como inaccesible
que está dentro de, en, la doxa”) para designar ese a las criaturas, y la sustituye por la visión de la glo-
tipo de premisas: “Est dialectique le sillogisme qui ria divina en cuanto simple irradiación de las ener-
part de prémisses probables [es dialéctico el silogis- gías mediante las cuales Dios se comunica en sus
mo que parte de premisas probables” (trad. fr. J. obras (véase Sviet, RECUADRO 1, “La teología de la
Tricot)] “d’idées admises [de ideas admitidas” (trad. luz”).
fr. J. Brunschwig)] [dialektikós de sylogismós ho ex El brillo de la “Presencia de Dios” en el mundo
endoxon sylogizómenos (διαλεκτικ ς δ συλλογισμ ς ocupa también un lugar importante en la literatu-
ἐξ ἐνδόξων συλλογι όμενος)]”, Tópicos, I, 100a 29- ra rabínica, que lo llama Shejiná [‫ש ִינָה‬ ׁ ְ ]. Esta She-
30; y define los éndoxa [ἔνδοξα], por diferencia con jiná, cuyo nombre, aunque ignorado en la Biblia,
DRUGÓI | 379

corresponde al hebreo kavod [‫] ָ ּב ד‬, es a menudo la I. La constelación semántica


personificación de la “Presencia de Dios” y evoca la La raíz del antiguo eslavo drug se encuentra amplia-
mística de la luz celeste. mente difundida entre las lenguas eslavas modernas:
Barbara CASSIN, Charles BALADIER (II, D) en el término ruso drug (друг), el polaco druh “ami-
go”, el serbocroata drug “compañero, camarada” y el
Bibliografía principal checo druh “especie, tipo”. Posee, además, un gran
Aristóteles, Metafísica, introd., trad. y notas de Tomás Calvo
Martínez, Madrid, Gredos, 1994.
número de derivados que, de una forma u otra, ex-
Aristóteles, Topiques, trad. J. Tricot, París, Vrin, 1950, y trad. J. presan la idea de asociación: el ruso druzhba (дру
Brunschwig, París, Les Belles Lettres, 1967; Tratados de lógi- ба) “amistad”, el serbocroata družba “organiza-
ca, trad. Miguel Candel Sanmartín, Barcelona, Gredos, 2007. ción, conjunto, clan”, el checo družice “satélite”, el
Beaufret Jean, Parménide. Le Poème, París, puf, 1955.
Cassin Barbara, Parménide, sur la nature ou sur l’étant. La lan-
polaco družyna “equipo, destacamento”, el ucrania-
gue de l’être?, París, Seuil, Points Bilingues, 1998. no druzhina [дру ина] “esposa”, etc. (véase Herman,
Conche Marcel, Parménide. Le Poème: Fragments, París, puf, A dictionary of Slavic Word Families, pp. 109-111).
1996. La mayoría de los diccionarios etimológicos es-
Cornavaca R., “Parménides” (edición bilingüe, introd., trad. y
notas), en Presocráticos, Fragmentos II, Buenos Aires, Losa- tablecen un vínculo entre el antiguo eslavo drug y la
da, 2011, pp. 24-69. raíz indoeuropea *dhrugh “ser firme, sólido” y tam-
Eggers Lan C., “Parménides”, en Los filósofos presocráticos, Ma- bién *dhreu “firme, fiable” (véase por ejemplo Preo-
drid, Gredos, 1978, vol. I, pp. 401-484.
brazhenski, Etimologuícheski slovar’ rússkogo iaziká,
——, Platón, República (introd., trad. y notas), Madrid, Gredos,
1986. p. 198; Etimologuichni, t. 2, p. 134). Entre los térmi-
Gómez-Lobo A., Parménides, Buenos Aires, Editorial Charcas, nos de mismo origen encontramos el alemán trauen,
1985. el inglés trust y truth, el griego drys [δρῦς] “árbol,
Heitsch Ernst, Parmenides (trad. al.), Múnich, Heimeran, 1974.
roble” (cf. tree, eslavo driévo [древо], “árbol”, dryad,
Platón, La Republique, trad. E. Chambry, París, Les Belles Let-
tres, 1967; República, trad. Conrado Eggers Lan, Barcelona, etc. —véase Benveniste, Vocabulario de las institucio-
Gredos, 2004. nes indoeuropeas, t. 1). El segundo sentido de drug,
Platón, Teeteto, trad. esp. Marcelo Boeri, Buenos Aires, Losa- como pronombre y adjetivo numeral, se desarrolló
da, 2006.
a través de la expresión “drug druga” (el uno al otro).
Bibliografía de consulta Esta transformación, del sentido primero de la raíz
Bailly Anatole, Dictionnaire grec-français, col. E. Egger, ed. rev. “amigo” (amicus) al sentido de “otro” (alius) y de
L. Séchan y P. Chantraine, París, Hachette, 1950. “segundo” (secundus) por medio del recíproco, es
DK: Diels Hermann y Walther Kranz, Die Fragmente der Vor-
sokratiker, 3 vols., Berlín, Weidmann, 5a. ed. 1934-1937.
un fenómeno general de las lenguas eslavas (Vas-
LSJ: Liddell Henry G., Robert Scott y Henry S. Jones, A Greek- mer, Etimologuícheski slovar’ rússkogo iaziká, p. 543;
English Lexicon, 9a. ed., Oxford, Clarendon Press, 1925-1940; Etimologuichni, t. 2, p. 134).
A Supplement, ed. E.A. Berber, 1968. La palabra drug en ruso moderno designa “una
persona ligada a otra por una confianza mutua, por
devoción, por amor” (Trubachiov, Etimologuícheski
slovar’ slaviánskij iazikov, t. 5, p. 132). De este mo-
DRUGÓI [другой] | ruso do, la distinción simplemente numérica entre odín
[один] (el uno) y drugói [другой] (el otro) en ruso
español (el) otro, prójimo
implica más bien la proximidad que la exterioridad
otro [mitmensch], y amar, yo, postúpok, ruso,
o el carácter ajeno. De allí que drugói en filosofía
sámost’, sobórnost’, stradániie, svoboda, connote no sólo la diferencia sino también la inti-
verdad midad y la amistad.

En ruso, la distinción numérica entre odín [один] (el uno) II. “Drugói” como término personalista
y drugói [другой] (el otro) implica proximidad: drugói, La filosofía a menudo ha sacado provecho de esta
“otro, segundo” se forma a partir de la raíz drug, “amigo, singularidad lingüística. Páviel Florenski, por
camarada”. Así es como en filosofía, y especialmente en la ejemplo, en La columna y el fundamento de la ver-
filosofía de Florenski y Bajtín, drugói posee la connotación dad, afirma que en la druzhba (amistad) la persona
de “amigo, amado, philos [φίλος]”. traspasa sus propios límites para descubrir a un
380 | DUENDE

otro (drugói), a un amigo drug (p. 254). Florenski Bibliografía principal


compara el ruso drug con el griego philos [φίλος]; Bajtín Mijail, “K filosófii postupka [Hacia una filosofía del acto
ético]”, anuario Filosófiia i sotsiológuiia naúki i tiéjniki [Filo-
escribe que la druzhba supone “el amor de amis- sofía y Sociología de la Ciencia y de la Técnica], Moscú,
tad”, o bien “el amor amistoso” (drúzheskaia liubov’ Naúka, 1986 [escrito a principios de los años 1920].
[дру еска л бов ]). Según Florenski, el amor de ——, “Ávtor i guierói v estietícheskoi diéiatielnosti” [El autor y
amistad es “el amor que contiene una parte de eros el héroe en la actividad estética], en Estiétika sloviésnogo
tvórchestva [Estética de la creación verbal], Moscú, Iskuss-
[ἔρως], de philía [φιλία] y de agape [ἀγάπη]; aquello tvo, 1979 [1920]; Estética de la creación verbal, trad. Tatia-
que los antiguos se habían esforzado por indicar na Bubnova, México, Siglo XXI, 2a. ed. 2012.
mediante el vocablo complejo philophrosyne Florenski Pável, La columna y el fundamento de la verdad, trad.
[φιλοφροσύνη]” (ibid., p. 259). Philophrosyne, que F. José López Sáez, Salamanca, Ediciones Sígueme, 2010.

se traduce tanto por “bondad” como por “bello hu- Bibliografía de consulta
mor”, se forma a partir de philophroneo [φιλοφρο Benveniste Émile, Vocabulario de las instituciones indoeuropeas,
νέω], “pensar, sentir, experimentar la philia (“amor/ trad. M. Armiño, Madrid, Taurus, 1983.
Etimologuichni slovnik ukraínskoi movi [Diccionario etimológico
amistad”; véase Amar)”. Una vida común en amis-
de la lengua ucraniana], Kiev, Naukova Dumka, 1985.
tad “significa que la dicha (rádost’ [радост ]) y que Herman Louis Jay, A Dictionary of Slavic Word Families, Nueva
el sufrimiento (stradániie [страдание]; véase Stra- York, Columbia UP, 1975.
dániie) son comunes” (ibid., p. 278); incluso el al- Preobrazhenski Aleksandr Grigórevich, Etimologuícheski slo-
var rússkogo iaziká [Diccionario etimológico de la lengua ru-
ma (dushá [ду а]) se comparte entre amigos. Para sa], 2 vols., Moscú, G. Lissnera i D. Sovko, 1910-1914.
Florenski, druzhba es el descubrimiento de un otro Trubachiov Oleg Nikoláievich, Etimologuícheski slovar slaviáns-
yo (drugogo ia [другого ]) en un amigo (v druguie kij iazikov [Diccionario etimológico de las lenguas eslavas],
[в друге]) (ibid., p. 280). Moscú, Naúka, t. 5, 1978.
Vasmer Max, Etimologuícheski slovar rússkogo iaziká [Dicciona-
Bajtín, en sus primeros escritos, también coloca la rio etimológico de la lengua rusa], 4 vols., Moscú, Progréss,
relación entre ia [ ] (el yo) y drugói (un otro) en el 1986.
centro de su estética personalista. “Contemplar esté-
ticamente significa colocar un objeto en la perspec-
tiva de valor del otro (drugói)” (Bajtín, “K filosofii pos-
tupka” [Hacia una filosofía del acto ético], p. 137).
La tarea del autor (ávtor [автор]) consiste en encon- DUENDE
trar “un enfoque esencial de la vida desde el afuera
francés esprit, esprit malin, charme, envoûtement, grâce
(izvnié [и вне])” (Bajtín, “Ávtor i guierói…” [El autor
y el héroe…], p. 166), para lo cual debe ver en su dru- demonio [daimon], y diablo, dios, gracia,
gói (en el héroe-personaje de novela) lo que el drugói ingenium, leggiadria, metis, oikonomía, pietas,
es incapaz de ver en sí mismo. El autor debe com- religio
pletar y realizar la vida del héroe hasta que ésta con-
forme una totalidad. Pero lo logra únicamente a con- El vocablo español duende, marcado por sus orígenes re-
dición de aprobar, con un amor (liubov’ [л бов ]) gionales y por el folklore, no encuentra fácilmente una de-
que todo lo acepta (priémliet vsio [ рие лет вс ]), finición estable, cada vez más claramente emparentada
al drugói como a un ser humano vivo y mortal (smiért- con lo demoniaco y con la creación poética. Si se intenta
ni [с ертн й]). La visión estética de Bajtín es una encontrar equivalentes aproximados al francés, pueden si-
especie de amor creador, “contemplación amoro- tuarse entre dos registros, uno, más arcaico, que se referi-
sa”, compuesto de philía y de theoría [θεωρία]. “Só- ría al fuego fatuo, al duendecillo, al duende, y el otro, más
lo el amor puede ser estéticamente productivo; figurado, relativo a las nociones de encanto, de hechizo, de
solamente en relación con el amado (s liubímim [с sortilegio, y también de gracia.
л би ]) la plenitud de lo diverso se vuelve posi-
ble” (Bajtín, “K filosofii postupka”, artículo citado, Documentado en leonés desde el siglo XIII, el sus-
p. 130). De este modo, la relación de philophrosyne tantivo duende significa a la sazón “el dueño [de la
con el drugói, relación que no emite juicios, puede casa]”, a partir de duen (de casa), derivado de due-
cobrar el sentido de un principio estético universal. ño (dueño, propietario) que a su vez proviene del
Andri VASILCHENKO latín dominus (dueño, señor). En el castellano del
DUENDE | 381

siglo XV, tiene a menudo el sentido de “espíritu tra- ción) y parecer un duende, andar como un duende
vieso”, pero más corrientemente el de “espíritu que (moverse con mucha energía).
merodea la casa”. Se enriquece en esta acepción po- Luego, la palabra reviste cada vez más un senti-
pular, como lo demuestra el Tesoro de la lengua cas- do figurado. La intención satírica toma allí un giro
tellana o española (1611) de Covarrubias: “Duen- virulento en una de las novelas históricas de B. Pé-
de: algún espíritu de los que cayeron con Lucifer […] rez Galdós que describe las corrupciones del régi-
de los cuales algunos quedaron en la superficie de men y las intrigas de los políticos fantoches bajo el
la tierra. Éstos suelen dentro de las casas, y en las reino de Isabel, en vísperas de la revolución de 1868,
montañas, y en las cuevas espantar con algunas Los Duendes de la camarilla (en Episodios naciona-
apariencias tomando cuerpos fantásticos”. Diversas les, 4a. serie, 1902-1907). La edición de 1956 del Dic-
leyendas han circulado a propósito de estos espíri- cionario de la lengua española retoma palabra por
tus astutos y pícaros: se cree que guardan misterio- palabra la definición de R. J. Domínguez, pero
samente tesoros enterrados; que combaten a los agregándole una nueva acepción, fundamental, la
hombres codiciosos y se vuelven todopoderosos. Se de “encanto misterioso e inefable”. Aparece como un
sostenía incluso que, por venganza, por interés o regionalismo, pero se impondrá con brillantez. Si
por hacer una broma, ciertas casas estaban real- bien es cierto que su significado permaneció un
mente encantadas por un duende. tanto estable en los diccionarios, el duende se había
Tal espíritu pícaro está emparentado con los ge- expandido sin embargo en una región de España
nios del lugar, los lémures y las larvas, y con los la- que le era afín, Andalucía.
res y penates de la mitología romana. En su Tesoro En la célebre conferencia titulada Teoría y juego
de las dos lenguas española y francesa (1607-1675), del duende que dio en La Habana en 1933, Federico
Oudin, el intérprete del rey Enrique IV, lo definió García Lorca, él mismo poseído por el duende, es
así: “Duendecillo, loco, duende, espíritu que va por decir por el puro genio de la palabra, del canto, de la
las casas de noche. En jerga, la ronda, [es decir la del música o de la danza que se expresa en el cante jon-
guardia-cárcel que irrumpe bruscamente]”. El Dic- do o cante flamenco, declaraba: “En toda Andalucía,
cionario de Autoridades (1732) a pesar de dar una […] la gente habla constantemente del duende y lo
etimología insólita de la palabra (del árabe dūwār descubre, en cuanto sale, con instinto eficaz” (1981,
[ ], “casa, vivienda”), relata con precisión el sig- p. 919). Y, recogiendo la idea de Goethe y de Ecker-
nificado admitido desde ese momento en la época: mann según la cual “lo demoniaco es eso que es in-
“especie de trasgo o demonio que por infestar ordi- soluble por la inteligencia y la razón”, el poeta defi-
nariamente las casas, se llama así”. Es el sentido que ne el duende como un “poder misterioso que todos
Calderón recoge, con humor, en su comedia titulada sienten y que ningún filósofo explica” (p. 920). Y
La dama duende (1629), donde la heroína desplie- añade:
ga un deslumbrante juego amoroso de escondidas.
En el siglo XVIII, con el auge de la prensa, la pa- Así, pues, el duende es un poder y no un obrar, es un
labra se convierte en el título de una publicación luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo
ecléctica de un tal Mercadal, cuya identidad se des- maestro guitarrista: “el duende no está en la gargan-
conoce, El duende especulativo sobre la vida civil ta, el duende sube por dentro desde la planta de los
(1761). En el siglo XIX, el gran escritor romántico pies”. Es decir, no es cuestión de facultad, sino de
verdadero estilo vivo: es decir, de sangre; es decir, de
José Mariano de Larra, sin duda inspirado en este
viejísima cultura, de creación en acto. […]. El duen-
ejemplo, funda la efímera revista titulada Duende de de que hablo, oscuro y estremecido, es descen-
satírico del día (feb.-dic. 1828), de la que fue único diente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates,
redactor. El Diccionario nacional de la lengua espa- mármol y sal, que lo arañó indignado el día en que
ñola de R. J. Domínguez (1878, 14a. ed.) brinda el tomó la cicuta; y del otro melancólico demonillo de
siguiente sentido admitido de allí en adelante: “es- Descartes, pequeño como almendra verde, que har-
píritu que el vulgo cree que infesta las casas y trave- to de círculos y líneas, salió por los canales para oír
sea, causando en ellas ruidos y estruendos”. A esta cantar a los marineros borrachos.
definición añade dos expresiones aún usuales hoy: García Lorca, Federico, Teoría
y juego del duende, pp. 1-2.
tener duende (tener en la cabeza alguna preocupa-
382 | DUENDE

Después de haber evocado el despertar del duende, Bibliografía principal


bajo múltiples formas, “en las últimas habitaciones Calderón de la Barca Pedro, La dama duende [1629], Madrid,
Castalia, 2003.
de la sangre” y después de haberlo distinguido de la Garcia Lorca Federico, Teoría y juego del duende, en Conferen-
musa o del ángel, Lorca concluye su exposición con cias y charlas, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, Mi-
estas palabras: nisterio de Educación, 1961.
Pérez Galdós Benito, Los duendes de la camarilla, en Episodios
nacionales, 4a. serie, 1902-1907, Madrid, Alianza, 2009.
¿Dónde está el duende? Por el arco vacío entra un
aire mental que sopla con insistencia sobre las cabe- Bibliografía de consulta
zas de los muertos, en busca de nuevos paisajes y Covarrubias Sebastián de, Tesoro de la lengua castellana o es-
acentos ignorados; un aire con olor de saliva de ni- pañola [1611], ed. M. de Riquer, Barcelona, Alta Fulla, 1998.
ño, de hierba machacada y velo de medusa que Domínguez Ramón Joaquín, Diccionario nacional ó gran diccio-
anuncia el constante bautizo de las cosas recién nario clásico de la lengua española, Madrid, Bernat, 1849,
14a. ed. 1878.
creadas.
Oudin César, Tesoro de las dos lenguas española y francesa, París,
García Lorca, Federico, Teoría y juego del duende, p. 8. 1607, Lyon [1675], reprod. facsimilar, París, Ediciones His-
pano-Americanas, 1968.
——, Grammaire espagnole mise et expliquée en français, 1675.
Por allí, pasando de la casa de la que, según el pri- Real Academia Española, Diccionario de Autoridades, Madrid
mer sentido, era el dueño, a las “moradas de san- [1726], repr. facsimilar, 3 vols., Madrid, Gredos, 1990.
Sesé Bernard y Marc Zuili, Vocabulaire de la langue espagnole
gre” que habita en secreto, el duende no ha hecho classique (xvie et xviie siècles), París, Nathan, “Fac” 2001.
sino cambiar de sitio, por así decirlo, siempre amo
de los lugares, siempre presente, siempre ausente,
genio inasequible de toda creación.
Bernard SESÉ
E
ÉIDOLON [εἴδωλον] / eikón [εἰκών] / I. Los vocablos griegos y los rasgos arcaicos de la
phántasma [φάντασμα] / émphasis imagen
[ἔμφασις] / typos [τύπος] | griego Aquello que se ve en un espejo o en una pintura sus-
citó el interés de los antiguos griegos. Los términos
latín figura, effigies, forma, imago, pictura,
simulacrum, species
usuales de los que se valieron para referirse a la ima-
español imagen gen fueron portadores de rasgos arcaicos cuyos ras-
francés image tros se encuentran en su reflexión filosófica.
inglés image, picture El término más habitual para imagen, éidolon
[εἴδωλον], tiene la raíz del infinitivo aoristo eidon
imagen [bild] y doxa, erscheinung, imaginación [εἶδον], verbo que significa “ver”. El éidolon es lo que
[phantasía], intención, luz, memoria, mímesis, se ve como si fuera la cosa misma cuando en reali-
oikonomía, percepción, realidad, species, verdad
dad se trata de un doble: sombras de los muertos
en el Hades (Odisea, XI, 476); sosias de Helena crea-
El español imagen está calcado del latín imago. A su vez, do por Hera (Eurípides, Helena, 33); efigie o retrato
este último no transcribe sino de una manera muy pobre que pone ante los ojos a los ausentes; o por último,
los ecos múltiples inducidos por el vocabulario griego de la aquello que se muestra en un espejo y que en reali-
imagen que, con éidolon [εἴδωλον], eikón [εἰκών], phántas- dad no está. En otras palabras, el éidolon es portador
ma [φάντασμα], émphasis [ἔμφασις], typos [τύπος], etc., de ilusión visual, en contraposición al eidos o la
es mucho más rico y sugestivo que el latín. Ahora bien, si idea [ἰδέα], de la misma raíz —la forma bella y ver-
ninguno de estos términos es el equivalente exacto de nues- dadera que deviene la “idea” de Platón (Crátilo,
tro español imagen, no son tampoco equivalentes entre sí. 389b 3). Epicuro se valió del plural éidola como un
De ahí las serias dificultades de traducción, sea que se tra- término técnico para designar las finas envolturas
te de aquello que representa un dibujo o de aquello que se de los átomos emanadas de la superficie de los ob-
presenta en un espejo. Pues esta riqueza no es fortuita: le- jetos y que logramos ver cuando penetran en
jos de ser simple, la imagen es en sí misma algo ambiguo y nuestros ojos (Carta a Heródoto, 46, 9); suerte de
plural; no es ni una cosa, ni un concepto, sino “un visible que viajeros duplicados que permanecen invisibles du-
da a ver un otro”; visible de segundo grado que puede in- rante su trayecto y que son la fuente de la imagen
cluso no ser el resultado directo de una sensación, sino un mental o phantasía, la cual permite validar o no
producto de la memoria o la imaginación. Asimismo, la ma- aquello que vemos (ibid., 50, 2). La parte de señue-
nera en la cual concebimos la imagen ha evolucionado mu- lo sin consistencia del éidolon dio al término un
cho en función de las teorías que han surgido sobre la visión sentido en ocasiones peyorativo, que reaparecerá
y de los descubrimientos sucesivos de la óptica. De ahí otros en el “ídolo” de los Setenta (2 Reyes, 17: 12) o en los
tantos equívocos posibles, pues incluso para un término cu- “idólatras” de los iconoclastas.
ya traducción por “imagen” parece natural, toda interpreta- El segundo término, también usual, es el de eikón
ción anacrónica puede conducir, como consecuencia de un [εἰκών], que viene de *Feiko, “ser parecido a, ser se-
equívoco propiamente cultural, a perder el sentido de un mejante a”. El sentido principal revela, así, otro as-
pasaje. pecto de la imagen, por lo demás ligado al primero,
que es el de su similitud con el objeto. Los usos clá-
sicos son análogos a los de éidolon, pero en este ca-
so el de estatua o retrato prevalece por sobre el de
384 | ÉIDOLON

imagen especular o fantasma. Ahora bien, la efigie siste más bien en una apariencia presente al punto
conserva siempre algo de su modelo, incluso si exis- de confundirse con la realidad, portadora de la mis-
ten grados de semejanza. Cuando Platón divide en ma credibilidad que puede encerrar un trompe-l’œil
el Sofista el arte mimético, define el eikón como una [“trampojo” o “engaña el ojo”] bien logrado. De ma-
reproducción fiel que conserva estrictamente las pro- nera característica en cuanto al estatus ontológico
porciones y colores del original (235d-e). Eikón evo- de la imagen, allí donde atribuimos según nuestras
ca entonces un costado más bien positivo de la imita- categorías error o ilusión a una equivocación sub-
ción, aquel que se atiene a lo que es, y se comprende jetiva, Platón considera que el arte mimético con-
que el término haya dado nuestro ícono y todos sus fiere a lo falso una presencia intramundana; así pues,
derivados. A eikón Platón opone phántasma [φάν para decir la mínima cosa de lo falso hay que esta-
τασμα], sustantivo que proviene del verbo pháines- blecer que “el no-ser es”, ya sea cuando lo escucha-
thai [φαίνεσθαι], “brillar, mostrarse, parecer”, vía mos en las opiniones o discursos que dicen lo que no
phantázesthai [φαντά εσθαι], “mostrarse, aparecer”. es, o lo vemos en las imágenes (éidola), las reproduc-
Platón define fantasma tomando como ejemplo la ciones (eikona), las imitaciones (mimémata) o los
práctica de los pintores que no representan los ob- trompe-l’œil (phantásmata) que muestran lo que no
jetos tal como son, sino tal como aparecen según su es (241e).
posición y el punto de vista del observador (236b). • VÉASE RECUADRO 1
Parece impreciso traducir aquí phántasma por “si- Otro vocablo, más técnico, es el de émphasis [ἔμ
mulacro”, palabra que fue generalmente utilizada, φασις] que deriva, como phántasma, de pháinesthai.
pero que en la actualidad evoca algo en lo cual na- Aristóteles lo emplea para designar el efecto visual
die cree verdaderamente (como cuando se habla de de una “división” o reflexión/ reflejo (anáklasis [ἀνά
un simulacro de paz), mientras que phántasma in- κλασις]) de la mirada que encuentra un obstáculo,

Recuadro 1 › “To eikós”, o cómo lo vero-símil es la medida de lo verdadero


Los términos que derivan de *Feiko (princi- sible en el adjetivo epieikés [ἐπιεικής] o el griego estaba ausente. La primera caracte-
palmente atestiguado en el perfecto éoika sustantivo epiéikeia [ἐπιείκεια] (lit.: con- rística del eikós es que está sujeto a la ley
[ἔοικα]) componen una instructiva familia forme a eso que [se] parece) que no so- del comparativo: lo “más verosímil” (eikó-
semántica. lamente designa lo “conveniente” sino en teros [εἰκότερος]) gana sobre lo verosímil,
Además de eikón [εἰκών] (la “imagen”, Aristóteles, por ejemplo, de forma termino- y tal es la competencia que exigen los inter-
la “representación”, pero también la “compa- lógica, también designa lo “equitativo” y la cambios entre los alegatos de acusación y
ración” y el “señalamiento”), encontramos “equidad”, esa indulgencia que hace a la cua- de defensa (las Tetralogías de Antifonte pro-
verbos como eísko [ἐίσκω], “volver seme- lidad del hombre virtuoso (el spoudaios porcionan el modelo: “verosímilmente (ei-
jante, comparar a” (en Homero o Safo), o [σπουδαῖος]) cuyo celo, nobleza e implica- kotos [εἰκότως]), volviendo odio por odio lo
eikazo [εἰκά ω], “representar por una ima- ción “ciudadana” se contraponen al vil (phau- mató”, dice el acusador [I a6; adaptado de
gen, deducir de una comparación, conjetu- los [φαῦλος]) y a la virtud del juez, capaz de “Primera tetralogía”, trad. esp. J. Redondo
rar”. Según el Dictionnaire étymologique de corregir la ley al ponderar los casos, a dife- Sánchez, Madrid, Gredos, 1991]; a lo cual el
la langue grecque de Pierre Chantraine, el rencia del díkaion [δίκαιος] y la dikaiosyne acusado responde: “si es verosímilmente (ei-
conjunto formado por eikazo y los términos [δικαιοσύνη], el justo y la justicia que se li- kotos) la manera en que soy culpable ante
que se relacionan con él “ilustra el pasaje que mitan a la aplicación estricta de la ley que, sus ojos, hubiera sido más verosímil aún (ei-
va del sentido de ‘imagen, semejanza’ al de como tal, es general (Ética nicomaquea, V, kóteron [εἰκότερον]) que antes de obrar hu-
‘comparación, conjetura’” (s.v. “éoika”). Ei- 14) (véase Themis). biera previsto la sospecha que ahora apunta
kasía [εἰκασία], por ejemplo, designa tan- Sin duda, lo más significativo es la impor- hacia mí” [I b3; adaptado de “Primera Te-
to una imagen (Jenofonte, Memorables, 3, tancia que adquiere para la retórica la sus- tralogía”, ibid.]). Dicho de otro modo, la ve-
10 1), como una conjetura, ya sea de adivi- tantivación del participio perfecto neutro rosimilitud retórica no permite nunca con-
nos o de médicos (Platón, República, 534a; to eikós [τ εἰκός]. Eikós es aquello que pa- cluir lo verdadero, y sólo la persuasión
Hipócrates, Tratados Hipocráticos IV: Enfer- rece y se parece, es decir, en este contexto, (peithó [πειθώ]) es capaz de determinar la
medades, 1; cf. to eikastikón [τ εἰκαστικόν], aquello que parece verdadero, bueno o nor- creencia (pistis [πίστις]) del auditor al mis-
Luciano, Alejandro o el falso profeta, 22). mal: lo verosímil, por oposición a lo verdade- mo tiempo que la fiabilidad (también pistis)
En un sentido amplio, “de la noción de ro y a lo inverosímil. No obstante, hay que de la prueba, ligada por otra parte al crédito
imagen, de semejanza, surge un grupo se- remarcar la distorsión que introduce esta tra- (otra vez pistis) del orador.
mántico relativo al mundo intelectual y mo- ducción corriente de “verosímil”: impone lo La utilidad política que Aristóteles con-
ral” (ibid.). Esto se hace particularmente sen- “verdadero” como modelo mientras que en cede a la retórica, contrariamente al des-
ÉIDOLON | 385

precio platónico, halla aquí su origen: “por posible según la verosimilitud o la necesi- cho de otro modo, lo que se parece es la
naturaleza la verdad y la justicia son más dad (katá to eikós e to anankaion [κατ τ medida de lo real.
fuertes (kreitto te physei [κρείττω τ φύ εἰκ ς τ ἀναγκαῖον]” (Poética, 9, 1451a Barbara Cassin
σει]) que sus contrarios”; sin embargo, los 36- 38). Al estar lo verosímil del lado de lo
litigantes que dicen la verdad en ocasiones necesario y lo general (ta katholou [τ κα Bibliografía
pierden; así pues, es necesario que la tekhne θόλου]), y no del de la realidad de los he- Decleva-Caizzi Fernanda, Antiphontis Tetra-
rhetoriké [τέχνη ητορική], que permite chos singulares (ta kath’hékaston [τ καθ logiae, Milán-Varese, Istituto Editoriale Ci-
salpino, 1969; véase también Antiphon,
descubrir el modo de persuasión apropiado καστον]), la poesía es “más filosófica y ex-
Discours, texto establecido y trad. fr. L.
para cada caso (to endekhómenon pithanón celente (philosophóteron kai spoudaióteron Gernet, Les Belles Lettres, 1923; y trad. de
[τ ἐνδεχόμενον πιθανόν]), les sea de ayu- [φιλοσοφώτερον κα σπουδαιότερον]) la “Première Tétralogie”, en Barbara Cas-
da, ya que resulta más vergonzoso no saber que la historia” (b 5-7). De ahí que “Se de- sin, L’effet sophistique, París, Gallimard,
defenderse con el propio logos [λόγος] que be preferir lo imposible verosímil a lo po- 1995, pp. 279-294.
con el uso del cuerpo (Retórica, I, 1, 1355a sible increíble” (adýnata eikota mallon e Antifonte, “Primera tetralogía”, en Discursos
21-b 7). dunatá apíthana [ἀδύνατα εἰκότα μ λλον y fragmentos, trad. J. Redondo Sánchez,
Si esto es así, lo que parece-[verdadero] δυνατ ἀπίθανα], 24, 1460a 27-28) Madrid, Gredos, 1991, pp. 40-59.
(vero-símil) es siempre susceptible de ser —pues, por otra parte, es “verosímil que Aristóteles, Poética, trad. V. García Yebra,
Madrid, Gredos, 1974.
más verdadero que lo verdadero. Reside allí también sucedan cosas al margen de lo ve-
——, Retórica, trad. Q. Racionero, Madrid,
también la competencia y la superioridad rosímil” (eikós kai pará to eikos gínetai [εἰ Gredos, 2000.
poética, “al poeta no corresponde decir lo κ ς κα παρ τ εἰκ ς γίνεται], 25, 1461b Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologi-
que ha sucedido (ta ginómena [τ γινόμε 15)—. En retórica como en poética, lo ve- que de la langue grecque. Histoire des mots,
να]), sino lo que podría suceder, esto es, lo rosímil es la medida de lo verdadero, o di- París, Lincksieck, 1999.

sea o no este efecto una imagen neta, ya que puede incomprensiones. Se trata en principio del rastro que
reducirse a simples manchas coloreadas (Meteoro- deja un paso en la arena o un sello en la cera. Hasta
lógicos, 372a 30-372b 8). El término está emparen- el siglo IV a. C. fue uno de los modelos que sirvie-
tado con énoptron [ἔνοπτρον] o kátoptron [κάτοπ ron para explicar la presencia de las imágenes en
τρον], “espejo”, que designa “aquello en lo cual (o los espejos, como si ellas fueran impresas en ellos
en el fondo de lo cual) se ve”. El em-phasis es “eso por intermedio del aire; e incluso, en Demócrito,
que aparece en” el agua o en el bronce de una arma- explica la visión a partir de la imagen grabada que
dura: un puro aparecer que puede no ser más que se ve en el ojo de alguien cuando se lo mira de cerca
una apariencia, como el arco iris que, reflejo múlti- (Acerca de la sensación y de lo sensible, 438b 5-10).
ple del sol en las gotas de agua de una nube, no tie- René Mugnier traduce émphasis al francés como ima-
ne en sí mismo existencia, apariencia próxima a las gen réfléchie (reflejada), y con ello el sentido del pa-
apariciones (phantásmata) de nuestros sueños, cuyo saje se le escapa (Petits traités d’histoire naturelle,
carácter lábil evoca una imagen que en el agua tiem- Les Belles Lettres, 1965, p. 25). Esto explica que
bla ante el menor soplido (Acerca de la adivinación Platón haya podido comparar en el Timeo (71b) la
por el sueño, 464b 8-13). La acepción óptica de ém- superficie lisa de un hígado con un “espejo cuando
phasis da lugar a anacronismos a pesar de este nuevo recibe figuras (typoi) y deja ver imágenes (éidola)”,
significado técnico. Para dar cuenta de los efectos vi- para explicar que las impresiones enviadas por el
suales de la reflexión, tanto los análisis de Meteoro- intelecto puedan dominar aquellas que fijan las vi-
lógicos, como toda la óptica geométrica hasta el siglo siones y los fantasmas del alma concupiscente. Se
XI, descansan sobre la idea de que es la vista y no la pierde el sentido y el alcance del texto si se introdu-
luz la que rebota sobre un obstáculo. Más aún, no cen allí conceptos modernos sobre la visión, tal co-
existe sino una sola palabra (anáklasis) para designar mo hace Albert Rivaud (Les Belles Lettres, CUF,
la reflexión y la refracción. El émphasis se mantiene 1925) al traducir “comme un miroir qui reçoit des ra-
claramente, en el siglo IV a. C., como aquello que se yons et laisse apparaître des images” (como un espe-
deja ver detrás de una superficie reflejante o refrin- jo que recibe los rayos y deja aparecer las imágenes)
gente, señuelo sin consistencia que no está verdade- o como Mugler en el Dictionnaire historique de la
ramente allí donde se lo ve, ni es tal como se lo ve. terminologie optique des Grecs, quien traduce “com-
Finalmente, otro término a mencionar es el de ty- me un miroir qui reçoit des impressions lumineuses et
pos [τύπος], “huella”, el cual ha dado lugar a muchas permet de voir des images” (como un espejo que re-
386 | ÉIDOLON

cibe impresiones luminosas y permite ver las imá- siones funerarias (Segunda acción contra Verres, II,
genes; s.v. éidolon). Lo que está en juego es la expli- 5, 36). Así pues, se refiere a aquello que se presenta
cación de Platón sobre nuestros sueños a partir de como un doble, que puede ser también la sombra de
estas impresiones- huella nocturnas y su explica- un muerto (Virgilio, Eneida, IV, 654), un espectro
ción concomitante de la oniromancia. Se trata (ibid., IV, 773) o incluso una imagen especular (Lu-
también del origen de las concepciones ulteriores crecio, De rerum natura, IV, 156). Sin embargo, si
de la imaginación y la memoria (véase Phantasía). bien puede manifestarse de manera alucinatoria o
Se halla allí, además, la sorprendente similitud en- virtual, la mayor parte de las veces la imago posee la
tre la oniromancia platónica y la aruspicina de los realidad de una reproducción. Cicerón (Del supremo
etruscos. Y, finalmente, la extendida creencia en bien y del supremo mal, I, 21) traduce con el plural
que los antojos de las mujeres embarazadas produ- imágines (imagines) los éidola materiales de los epi-
cen en los recién nacidos marcas de nacimiento cúreos, aquellos que recibimos en los ojos y nos per-
—que se encuentra incluso en la Dióptrica de Des- miten ver las cosas de las cuales emanan; Lucrecio,
cartes (Discurso V). por su parte, se vale generalmente del término simu-
La imagen es una de esas nociones de cuya pre- lacra, “simulacros”, derivado de simulo, “copiar, imi-
sunta evidencia es necesario desconfiar. En los grie- tar” (De rerum natura, IV, 159, etc.). Las dos pala-
gos se define por el hecho bruto de su visibilidad y, bras tienen un valor muy cercano: en ambos casos
es aproximadamente apenas en el siglo III, en el mar- se trata de imágenes-retrato del objeto, una idea que
co restringido de una teoría erudita de los espejos, se halla en los resultados de las técnicas de repro-
que va a explicarse por la reflexión —aunque sólo ducción, designados por los términos figura, forma,
aquella de los rayos visuales—. Se comprende mal el efigie o pictura. A causa de la semejanza entre la ima-
famoso pasaje de República VI, 510a, donde Platón go y aquello de lo cual es imagen, el sentido se com-
sitúa la imagen especular junto a las sombras, en el promete en las dos direcciones antagónicas: la de la
último género del ser —el menos claro, el que pro- similitud verídica, como aquella del hijo retrato del
duce las creencias y los señuelos—, si no se tiene en padre (Cicerón, Carta a los familiares, IV, 6, 13); o
cuenta que está pensando allí en los visibles ficticios al contrario, la de la similitud engañosa, como la de
que imitan visibles reales, los dobles sin consisten- la usurpación de la apariencia de otro (Plauto, Mi-
cia que atormentan y falsean las cosas de este mun- les gloriosus, 151). Más lejos, se tiene acceso a usos
do. Toda alusión a la reflexión de rayos luminosos figurados, donde el rostro es el espejo del alma (Ci-
confiere a esta imagen del griego antiguo una obje- cerón, De oratore, III, 221), o bien la ambición to-
tividad física que aquella no tiene. ma la máscara de la modestia (Tácito, Historias, IV,
86). El aspecto interiorizado de la noción aparece
II. El latín “imago” y el vocabulario técnico posteriormente, con la evocación de las cosas tris-
de la óptica medieval tes y agradables (Tácito, Anales, II, 53) o incluso del
De todos los términos latinos que responden a la amigo ausente (Plinio el joven, Cartas, VII, 5, 1).
noción de imagen, al menos en ciertos usos como Sin duda, se debe a esa oblicuidad que imago ha-
simulacrum o figura, forma, effigies, pictura, e inclu- ya podido dar, en la época imperial, los términos
so species (derivado de specio, mirar), imago es el que derivados imaginari e imaginatio, de donde surgi-
se corresponde mejor con nuestro término “ima- rán nuestros términos “imaginar” e “imaginación”,
gen”. Conviene no obstante desconfiar de esta apa- con el sentido de “representarse; representarse en la
rente obviedad pues la noción se interiorizó con el mente” o “representarse a uno mismo”, pero sin la
paso del tiempo, tal como atestiguan nuestros deri- extrema diversidad semántica del griego phantasía.
vados “imaginario” e “imaginación”. Se observa en Agustín la dificultad que tuvieron los
La imago, por sus orígenes (su raíz im- se en- escritores latinos para superar la noción estricta de
cuentra en imitor), evoca en primer lugar una imi- reproducción material y llegar a la de representación
tación material. Se trata propiamente de una esta- mental. En las Confesiones, libro X, 7-21, Agustín ana-
tua o un retrato (Cicerón, Cartas a los familiares, V, liza el contenido de aquello que él llama los palacios
1, 7) y más particularmente de las efigies de cera de de su memoria: una lectura atenta nos muestra que
los ancestros que los nobles hacían llevar en proce- la metáfora se continúa en la idea de un receptáculo
ÉIDOLON | 387

de imágenes (imagines) de impresiones sensibles, or- ella para dar nombre a palabras griegas como eidos,
denadas en clases visuales, auditivas, etc. (¿como otros idea, éidolon, morphé, typos. En las obras ópticas de
tantos retratos?), sobre las cuales se pregunta “có- Ibn al-Haytham, ṣūra tiene al menos tres significa-
mo han sido fabricadas” (X, 13). El estudio se profun- ciones. En primera instancia, caracteriza la luz y, por
diza con la memoria de las ciencias, de los afectos, de extensión, el color en tanto que ambos existen en
los recuerdos mismos, hasta llegar al caso en cues- los objetos luminosos y coloreados como formas
tión de la memoria del olvido: ¿de qué modo la ima- esenciales o accidentales según esos objetos sean lu-
gen del olvido puede subsistir en la memoria sien- minosos y coloreados en sí mismos o mediante una
do que ella misma es olvido impreso en nosotros (X, fuente exterior: así pues, designa una propiedad o
25)? No se trata aquí en absoluto de sutilezas para- una cualidad de la cosa. En la teoría de la visión, ṣū­
dójicas, como se ha tendido a pensar. Antes bien, hay ra tiene además dos acepciones que el autor no
que advertir allí un esfuerzo por sobrepasar la idea de siempre distingue. Se trata en principio de aquello
imagen mental como reproducción estricta de aque- que el órgano sensible (el cristalino) recibe puntual-
llo de lo cual es imagen, que motivará aun en el siglo mente a partir de un punto externo luminoso y co-
XIX ciertas concepciones de la memoria y la imagi- loreado: por lo tanto, se trata de la imagen sensorial
nación. Una vez más, la dificultad no reside tanto en de un punto —siendo la luz y el color los dos as-
la elección de un equivalente moderno del término, pectos sensibles propios de la vista—. En segundo
sino en el contenido arcaico que lleva con él. lugar, se refiere a la captación del objeto con todas
La posterior evolución de la óptica agrega mayor sus determinaciones visuales: obviamente, su silue-
complejidad a aquellas primeras extensiones perso- ta completa en tanto conjunto de puntos luminosos
nales de la noción de imago. A diferencia de la teo- y coloreados, que responde aún a nuestra noción
ría epicúrea, la hipótesis de la emisión de un flujo de imagen; pero también, las otras veinte intentio-
visual, sobre la cual reposaba la óptica geométrica nes visibiles que lo caracterizan, desde su tamaño,
antigua, podía prescindir radicalmente del periplo su forma, su posición o su movimiento, hasta su ca-
de una imagen cualquiera a través del aire y en el rácter liso o rugoso, continuo o discontinuo, bello
interior del ojo y del cuerpo ya que, por el contra- o feo —en síntesis, se refiere a aquello que la facul-
rio, se suponía que la vista misma debía entrar en tad visual última transmite a la memoria para el re-
contacto con el objeto externo para sentirlo. Pero a conocimiento, o al intelecto para el juicio.
comienzos del siglo XI, el erudito árabe Ibn al-Hay- Ligado a la noción de forma, aparece así un se-
tham (Alhazen) concibió una óptica fundada en la gundo término incluso más polisémico, el de inten-
entrada de rayos luminosos al ojo, que lo obligó a tio. Éste traduce el árabe ma’nà [ ], que el anti-
reflexionar seriamente acerca de la formación de una guo lexicógrafo Ibn al-Arabi define como “la intención
cuasi-imagen del objeto sobre el cristalino, consi- que se exterioriza y se manifiesta en la cosa cuando
derado como el órgano sensorial, y de su transmi- ella es buscada” (véase Intención). Los traductores
sión hasta el encéfalo. La imagen, lo visible exterior, árabes del siglo IX utilizan esta palabra en un senti-
se convirtió también en un dato interno al formar- do amplio, para dar cuenta en los textos filosóficos
se en el ojo y abrirse paso a través del nervio óptico de las nociones de nóema [νόημα], logos [λόγος] o
hasta la sede de la facultad visual. La Óptica de al- pragma [πρ γμα]. Is q b. unayn lo usa en plural
Haytham fue traducida sin duda hacia fines del si- para traducir en Sobre la interpretación de Aristóte-
glo XII al latín, dando lugar a una renovación del les el sintagma ta prágmata, designando las “cosas”
vocabulario de la visión, a partir del original árabe. cuyas afecciones son significadas por el sonido de
Un primer término ambiguo es el de forma, que las palabras y las marcas de la escritura. En la traduc-
su polisemia conduce a trasponer por forma (for- ción latina de la Óptica de Ibn al-Hay am adquiere
me en francés, form en inglés). Tal como indica A. I. un sentido técnico en expresiones como intentiones
Sabra (The Optics of Ibn al-Haytham, t. II, pp. 68- visibiles, intentiones subtiles. Se trata del conjunto de
73), el árabe ṣūra [ ] reenvía por lo general a to- cualidades, de relaciones y de propiedades median-
das las nociones que hemos visto ligadas con la no- te las cuales un objeto se manifiesta por completo a
ción de imagen —forma, figura, efigie, apariencia, aquel que lo mira; este último las capta, en efecto,
etc.; los primeros traductores árabes se valieron de gracias a la imagen luminosa y coloreada que le lle-
388 | ÉIDOLON

ga, pero también gracias a la interpretación que hace retina, el verdadero órgano sensorial, una pictura
por el hábito, el juicio o el razonamiento. Sin embar- —una imagen estigmática real que se puede regis-
go, a diferencia de Avicena para quien el ma’nà de- trar sobre una pantalla—. La cuestión ahora es sa-
signa el rostro de aquello que, como la peligrosidad ber de qué modo esta auténtica “pintura” es capaz
de un lobo, está asociado a la vista de un objeto sin de hacerse paso por los conductos oscuros y tor-
ser visible por sí mismo, en Ibn al-Haytham el térmi- tuosos del nervio óptico. El problema de la trans-
no se inscribe enteramente dentro del registro de la misión del ojo al cerebro se plantea entonces bajo
visibilidad. Sin embargo, le confiere a la visión de la una nueva perspectiva.
forma un estatus irreductible a nuestra oposición en- En el Discurso IV de su Dióptrica (1637), Des-
tre subjetivo y objetivo, entre imagen mental y cosa cartes responde a la cuestión al remarcar que para
en stricto sensu. De ahí que la teoría del conocimien- la imagen mental no es necesaria la semejanza con
to de los medievales esté desplazada con la nuestra. el objeto, especialmente porque si lo fuera, para apre-
Asimismo, siendo de naturaleza luminosa, la ima- henderlo de nuevo, sería necesario tener ojos en el
gen que se forma en el espejo adquiere en tanto tal cerebro. Basta al alma poder distinguir las diversas
una consistencia primera, mientras que en la teoría propiedades de las cosas a partir de signos diferen-
del rayo visual únicamente tomaba prestado su ser del ciales transmitidos mediante los nervios al cerebro,
objeto que era alcanzado de rebote por la mirada. como en el caso, por ejemplo, de los sonidos del
Es significativo que finalmente reciba en los textos lenguaje. De manera decisiva, la reflexión moderna
latinos una denominación técnica y unívoca por sí pasa así de la vida mental de la imagen-retrato a la
misma: “Et forma comprehensa in corpore polito no- imagen-signo: el modelo del lenguaje viene a riva-
minatur imago [Y a la forma comprendida en un lizar con el de la efigie o el espejo. La descripción
cuerpo pulido se la denomina imagen]” (Opticae psicológica de aquello que en nosotros evoca las
Thesaurus, Alhazeni libri septem, 5, proemium, p. 125). cosas se vuelve un desafío filosófico mayor. El viejo
Este uso se fija en el siglo XIII; inspirada en Alhazen, vocablo de idea cambia de uso, para designar en Lo-
la Óptica de Witelo que llegará a ser un clásico afir- cke (1690) simplemente una representación cons-
ma de manera semejante: “Imago dicitur forma in ciente (véase Conciencia), ya sin referencia meta-
speculo comprehensa [Se llama imagen a la forma fórica a la forma ni, mediante ella, a lo visible. Y es
comprendida en un espejo]” (ibid., Vitellonis libri aquello a lo que remiten nuestras ideas lo que se
decem, 5, def. 13, p. 190). vuelve problemático.
Paralelamente, la imagen que se ve en un espejo
III. Imagen óptica e imagen mental o a través de un vidrio deja de ser la nada casi eva-
La noción de imagen evoluciona nuevamente en la nescente y engañosa de los antiguos ópticos. Tras los
Edad Moderna con el progreso de la óptica. Para Ke- descubrimientos debidos a la lente de Galileo (1610),
pler, la imagen vista en un espejo o a través de una la imagen adquiere con el transcurso de los años
superficie refringente, que él designa como imago, una objetividad efectiva, gracias a la comprensión
sigue siendo un visible engañoso en cuanto a su lo- de su papel en función de los aumentos producidos
calización y, en ocasiones, a sus proporciones y co- por los instrumentos ópticos. Los progresos ulte-
lores. Al igual que los medievales, considera que la riores no hacen sino amplificar esta objetivación de
imago “no es casi nada”, “una cosa compuesta de la imagen, que no es ya considerada solamente co-
especies reales luminosas y coloreadas, y de canti- mo un modo de ilusión, sino que se convierte cada
dades intencionales” (Ad Vitellionem Paralipomena vez más en un medio para perfeccionar la visión.
[1604], III, def. 1, p. 64). Y la distingue de la pictu- En función de las técnicas que, a partir de la era de
ra, pintura que se puede registrar en una cámara la fotografía, la fijan y la manipulan, la imagen de-
oscura sobre una pantalla (ibid., V, p. 174). Sin em- viene incluso una cosa entre las cosas, rigurosa-
bargo, a pesar de sus referencias a la imago medieval, mente definible y, por lo tanto, no ofrece ya proble-
Kepler cambia profundamente la situación. Demues- mas de traducción de una lengua moderna a otra.
tra que el cristalino no tiene por función recibir una ¿Ha perdido por ello la imagen su misterio y sus
forma sensorial del objeto sino hacer converger los poderes? Para reencontrarlos se puede, ante todo,
rayos entrantes por la pupila para propiciar en la volver a la inmediatez del ver. En El ojo y el espíritu,
ÉIDOLON | 389

a propósito de la pintura, Maurice Merleau-Ponty Bibliografía principal


evoca aquello que tiene de “turbia” la semejanza de Aristóteles, Acerca del cielo, Meteorológicos, introd., trad. y
notas M. Candel, Madrid, Gredos, 1996.
la imagen especular y de insituable “la potencia de ——, Tratados breves de historia natural, introd., trad. y notas A.
los iconos” (30-31). Y para dar cuenta de esto, en Lo Bernabé Pajares, Madrid, Gredos, 1987.
visible y lo invisible, se ve obligado a reformular Agustín, Confessions, París, Les Belles Lettres, 1925; Confesio-
nuevamente la inmersión intramundana de aquel nes, trad., introd. y notas A. Encuentra Ortega, Madrid, Gre-
dos, 2010.
que ve, recurriendo a términos como carne, entre- Descartes René, La dioptrique [1937], A.T., t. 6, París, Vrin,
lazo, reversibilidad, etc., que, en tanto se despren- 1965; trad. G. Quintás Alonso, Discurso del método. Dióptri-
den de la filosofía moderna de la percepción, no ca, meteoros y geometría, Madrid, Alfaguara, 1981.
tienen siempre equivalente en otras lenguas (véase Ibn Al-Haytham, The Optics of Ibn al-Haytham, trad., introd. y
comentarios A. I. Sabra, The Warburg Institute, Londres,
Leib). Pero es posible también, para reencontrar la University of London, 1989, 2 vols.
pregnancia y el prestigio de la imagen, explorar las ——, Alhazeni arabis libri septem, en Opticae Thesaurus, Basilea,
fuentes de las pulsiones ligadas a nuestro imagina- 1572; Nueva York-Londres, Johnson Reprint Corporation,
1972.
rio, dirección en la cual el psicoanálisis se involucró
Kepler Johannes, Ad Vitellionem Paralipomena, en Gesammelte
rápidamente con el concepto de imago. Werke, t. 2, Múnich, Beck, 1939.
• VÉASE EL RECUADRO 2 Lacan Jacques, Écrits, París, Seuil, 1966; Escritos, I y II, trad. T.
En tanto visible inmediato, la imagen no ha de- Segovia, México, Siglo XXI, 2003 y 2009.
Merleau-Ponty Maurice, L’œil et l’esprit, París, Gallimard, 1964;
jado nunca de ser y de no ser una cosa. Aun cuan- El ojo y el espíritu, trad. J. Romero Brest, Buenos Aires, Pai-
do nuestras ciencias y técnicas se esfuercen en re- dós, 1985.
ducirla a su carácter objetivo de reproducción fiel, Platón, Timeo, trad., introd. y notas M. A. Durán y F. Lisi, Ma-
la imagen conserva de esta ambivalencia existencial drid, Gredos, 1997.
Simon Gérard, Le regard, l’être et l’apparence dans l’optique de
su polisemia simbólica. l’Antiquité, París, Seuil, 1988, cap. I.
Gérard SIMON

Recuadro 2 › La imago en el psicoanálisis


El término imago, que se utiliza también en las aplicaciones no médicas del psicoanálisis Mientras que el complejo caracteriza el efec-
el vocabulario de la zoología para designar (Obras completas, XIX, p. 173, nota 23). to sobre el sujeto de la constelación inter-
el estado definitivo de la metamorfosis en En la obra misma de Freud, es cierto, no individual que representa la institución fa-
los insectos, fue adoptado hacia 1910 por la se encuentran más que cinco apariciones, miliar, la imago designa una supervivencia
terminología del psicoanálisis donde al no muy lacónicas por otra parte, del término imaginaria, eventualmente deformada y en
haber sido traducido a ninguna de las len- imago. Se trata solamente de objetos ajenos general inconsciente, de tal o cual relación
guas utilizadas conservó, como libido, su “que se escogen siempre según el arqueti- de este mismo sujeto con una experiencia
grafía latina. El medio freudiano lo había to- po (la imago) de los [objetos] infantiles” vivida en el seno de la familia. De esta ma-
mado en particular consideración a partir de (Obras completas, XI, p. 175); del caso don- nera, se habla de imagos del seno materno,
la publicación en 1906, bajo el título Imago, de la libido “se ha internado por el camino de lo semejante o del cuerpo propio, este
de la novela del escritor suizo Carl Spittel- de la regresión y reanima las imagos infan- último corresponde a la imagen especular
berg (1845-1924), que recibiría el premio tiles” (Obras completas, XII, p. 98) —pero contemporánea de la etapa inaugural, lla-
Nobel de literatura en 1919. El autor descri- aquí atribuyendo a Jung la “feliz expre- mada estadio del espejo, donde el niño se
bía allí la vida de un poeta, Victor, abocado a sión”—. Este último, en efecto, poco tiem- enajena durante su identificación en la ima-
la invención de una mujer imaginaria que po antes de su ruptura con Freud, había des- gen del otro.
respondiera a sus deseos más profundos, en crito, en Metamorfosis y símbolos de la Charles Baladier
lugar de una amante real demasiado prosai- libido (1911), las imagos (paternas, mater-
ca. La aparición en 1903 de la Gradiva de nas, fraternas) como representaciones pri- Bibliografía
Wilhelm Jensen había ya inaugurado entre mordiales (Urbilder), que luego ordenará Freud Sigmund, “Sobre la más generalizada
los psicoanalistas el tema literario de la mu- entre los arquetipos impersonales del incons- degradación de la vida amorosa. Contribu-
ciones a la psicología del amor, II” [1912],
jer tanto más fascinante cuanto más irreal, ciente colectivo.
en Obras completas, vol. XI, trad. J.L. Etche-
así como el del arte de forjarse o cultivar una Es en un escrito considerado como pre- verry, Buenos Aires, Amorrortu, 1988.
imagen. Y es en referencia a esta obra de cursor de su enseñanza autorizada (su con- ——, “Sobre la dinámica de la transferencia”
Spittelberg que Freud titula Imago la nueva tribución al tomo VIII de la Encyclopédie fran- [1912], en Obras completas, vol. XII, ibid.
revista que crea con Otto Rank en 1912 y çaise, en 1938) donde Lacan iba a recurrir ——, “El problema económico del masoquis-
que debía, junto a la Internationale ärztliche extensamente a la noción de imago. Allí, mo”, [1924], en Obras completas, vol. XIX,
Zeitschrift für Psychoanalyse, consagrarse a aproxima dicha noción a la de complejo. ibid.
390 | ELEUTHERÍA

Witelo, Vitellonis Thuringopoloni Opticae libri decem, en Opti- te, en oposición a una muerte impuesta desde el
cae Thesaurus, Basilea, 1572; Johnson Reprint Corporation, exterior (cf. D. Nestle, Eleutheria, pp. 63-64), como
Nueva York-Londres, 1972.
en la problemática platónica del error “involuntario”,
Bibliografía de consulta según la cual “ninguno de los sabios piensa que al-
Ernout Alfred y Meillet Antoine, Dictionnaire étymologique de gún hombre por su voluntad cometa acciones ver-
la langue latine. Histoire des mots [1932], 4a. ed. aumenta- gonzosas o haga voluntariamente malas obras […]
da J. André, París, Klincksieck, 1994.
Merleau-Ponty Maurice, Le visible et l’invisible, París, Gallimard,
los que hacen cosas vergonzosas y malas obran de
1964; Lo visible y lo invisible, trad. E. Consigli y B. Capdevie- manera involuntaria” (Protágoras, 345e); pero tam-
lle, Buenos Aires, Nueva Visión, 2010. bién, en el libro III de la Ética nicomáquea, en la teo-
ría de la decisión (proáiresis [προαίρεσις]) y de la im-
putabilidad. Más tardíamente, la noción de ta eph’
hemín [τ ἐφ μῖν] designa, en un contexto estoico,
ELEUTHERÍA [ἐλευθερία] | griego aquello que depende de nosotros por oposición a
aquello que procede del destino. Viene aparejada de
alemán Freiheit, Willkür
una nueva palabra, to autexousion [τ α τεξούσιον],
español libertad, libre albedrío
francés liberté, libre arbitre
que aparece junto a la exousía [ἐξουσία] (autoridad,
inglés liberty, freedom dominio) para designar el dominio de sí. Finalmen-
latín libertas, liberum arbitrium te, es todo el vocabulario de la intención, del deseo,
de la aspiración (bóulesis [ ούλησις], bóulesthai [ ού
libertad, amar, destino, deber, liberal, ley, λεσθαι], thélesis [θέλησις], (e)thelein [ ἐ θέλειν]), de
moral, naturaleza, pueblo, phrónesis, polis, la deliberación (bóuleusis [ ούλευσις], bouléuesthai
praxis, svoboda, voluntad, willkür
[ ουλεύεσθαι]) y de la decisión (háiresis [α ρεσις],
proáiresis [προαίρεσις]), el que interviene en los pa-
El léxico de la libertad se organiza de acuerdo con una eti- sajes que, desde una perspectiva moderna, tendría-
mología doble: mientras ciertas lenguas privilegian la idea mos tendencia a interpretar uniformemente en tér-
de un crecimiento que se despliega hasta alcanzar su plena minos de “libertad”. Ahora bien, dicha traducción no
expansión —eleuthería [ἐλευθερία], libertas, liberté, liber- sólo tiende a homogeneizar las significaciones di-
tad—, otras determinan la libertad a partir de “la pertenen- versas y a nivelar la riqueza del griego, sino que pro-
cia al grupo restringido de aquellos que se llaman recípro- yecta además sobre estos diferentes términos un es-
camente amigos” (Benveniste) —freedom, Freiheit—; el quema interpretativo que es en sí resultado de una
inglés posee a su vez los dos vocablos: liberty y freedom. evolución histórica. Corremos el riesgo entonces de
Sin embargo, para la historia de la filosofía la discrepancia entender a Platón o a Aristóteles a partir de una pro-
principal existe entre la significación griega de la palabra blemática medieval o moderna de la libertas, total-
eleuthería, que —por lo menos en Platón— remite a la rea- mente ajena a su horizonte filosófico.
lización plena, bien ordenada, de una naturaleza filosófica Cuando hablamos de liberté [libertad] en fran-
y la significación medieval y moderna de libertas, relacio- cés, más que traducir, trasponemos una palabra la-
nada con el libre albedrío y la invención de la voluntad. tina cargada de un denso pasado filosófico. La li-
bertas, en el sentido escolástico y luego moderno,
I. La etimología como vía de acceso al sentido incluye a la vez: 1) la idea de ausencia de coacción o
filosófico griego de la libertad de coerción (libertas a coactione), la idea de pura es-
Lo que impacta del léxico griego de la libertad es, en pontaneidad; 2) la noción de una voluntad que no
primer lugar, su extrema riqueza. A la noción fun- está de ninguna manera determinada para escoger
damental de eleuthería se le suman, en efecto, los ad- uno u otro de dos opuestos (libertas a determina-
jetivos hekón [ κών], hekousios [ κούσιος] (opuesto: tionis, ad utrumlibet), y que puede entonces: a) ac-
akon [ κων]), “con gusto, de buen grado”. El prime- tuar o no (libertas quoad exercitium actus, libertad
ro remite más bien a una disposición del agente, el de ejercicio), b) escoger un acto o el acto contrario
segundo al acto efectuado. Es un término central (libertas quoad speciem actus, libertad de especifica-
tanto en la tragedia de Eurípides, donde se utiliza pa- ción). La segunda de estas determinaciones corres-
ra designar el consentimiento del héroe a la muer- ponde al concepto de libre albedrío, como lo formu-
ELEUTHERÍA | 391

la Molina (De concordia…, 14, 13, 2): “Illud agens Pero esta explicación etimológica hoy en día se
liberum dicitur, quod positis omnibus requisitis ad encuentra superada. Las investigaciones contempo-
agendum, potest agere et non agere, aut ita agere ráneas de H. Frisk (Griechisches etymologisches Wör-
unum ut contrarium etiam agere possit [Se llama li- terbuch, pp. 490-491) y de Benveniste (Vocabulario
bre al agente que, dadas todas las condiciones re- de las instituciones indoeuropeas; cf. también P. Chan-
queridas para su acción, puede actuar y no actuar, o traine, Dictionaire étymologique de la langue grecque)
actuar de tal manera que, si cumpliera una de las han puesto en evidencia una mayor riqueza semán-
dos acciones contrarias, habría podido cumplir tam- tica del término. El sentido primero de eleuthería no
bién la otra]”, retomado parcialmente por Descar- sería un sentido negativo (“no ser impedido de ir
tes (cf. Méditations [Meditaciones], en Œuvres, ed. donde uno quiere”), ligado a una coacción y a una
C. Adam y P. Tannery, t. 7, p. 57, I. 21-25). La “liber- limitación, sino un sentido positivo. Tal como de-
tad”, tal como la entendemos entonces, articula las mostró Benveniste, la raíz de la cual proviene eléu-
nociones de ausencia de coerción, de espontanei- theros [ἐλεύθερος], *leudh–, significa “crecer, desa-
dad, de indiferencia y de autodeterminación. rrollarse”, y eso dio en eslavo y alemán términos que
No se trata aquí de negar que algunos de estos significan “pueblo”, “gente” (Leute). La palabra eleu-
sentidos hayan podido estar ya presentes en griego; thería articula entonces dos significaciones princi-
pero ninguno de ellos parece suficiente, incluso de- pales cuya relación mutua es necesario comprender:
terminante, para captar todo lo que transmite el la pertenencia a una raíz étnica (el pueblo, la gente)
concepto de eleuthería. y la idea de un crecimiento que desemboca en una
Durante mucho tiempo se intentó comprender forma acabada, que alcanza su término en una ex-
el sentido principal de la palabra a partir de la etimo- pansión plena. Debemos concluir con ello que “el
logía proporcionada por los propios griegos: eleu- sentido primero no es, como uno se sentiría incli-
thería se vincularía con una raíz ελυθ-, ελευθ- que nado a pensar desembarazado de alguna cosa; es
expresa la idea de “ir a donde uno quiere”, to elthéin más bien el de la pertenencia a un tronco étnico de-
hopou erá [τ ἐλθεῖν που ἐρ ], “ir a donde a uno le signado por una metáfora de crecimiento vegetal.
plazca”. Esta explicación etimológica a menudo va Esta pertenencia confiere un privilegio que el ex-
a la par de una interpretación filosófica del término tranjero y el esclavo no conocían nunca” (Vocabu-
que privilegia su significación política: el libre era lario de las instituciones indoeuropeas, t. 1, p. 210).
aquel que, por oposición al esclavo, podía despla- Ser “libre” significa, pues, pertenecer a un “grupo de
zarse como quisiera y no era obtaculizado en sus mo- crecimiento” que define “una fracción étnica, el con-
vimientos (cf. Hegel, Enciclopedia, § 486; H. Arendt, junto de aquellos que han nacido y se han desarro-
La vida del espíritu, t. 2; A.-J. Festugière, Libertad y llado conjuntamente”. El primer sentido de eléuthe-
civilización entre los griegos, p. 21; M. Pohlenz, Grie- ros podría ser entonces: “perteneciente a un pueblo”,
chische Freiheit, p. 11). La significación negativa del “al hogar propio”, por oposición a bárbaros [ άρ α
término —el libre por oposición al esclavo (donde ρος]. Es así como M. Van Straaten interpreta la pri-
“libre” es casi sinónimo de “ciudadano”, porque el mera aparición conocida de ese término en un con-
hombre libre es aquel que participa del poder dentro trovertido pasaje de la Ilíada (VI, 455): se trata de
de la ciudad, a su vez definida por Aristóteles como Andrómaca que, al ser llevada lejos de Troya, pier-
“comunidad de los [hombres] libres (koinonía ton de eléutheron émar [ἐλεύθερον μαρ], “el día de la li-
eleutheron [κοινωνία τ ν ἐλευθέρων])” (Política, III, bertad”. Según Van Straaten esta traducción por
6, 1279a 21, véase Polis)— podría ser considerada “libertad” no restituye la significación primera de la
según esta perspectiva como la única significación palabra en griego. “El sentido primero de eléutheros
auténticamente griega de la palabra. Hannah sería “perteneciente al pueblo, al hogar, at home”
Arendt resume bien esta tesis, en su forma más ra- (“What did the Greeks mean by Liberty?”, p.108).
dical, al escribir: “No existe preocupación por el te- Perder la eleuthería es, en primer lugar, perder el día
ma de la libertad en toda la historia de la gran filo- que despunta sobre su país natal allí donde Andró-
sofía desde los presocráticos hasta Plotino, el maca se siente en casa: “Es muy probable que en aque-
último filósofo antiguo” (Entre el pasado y el futuro. llos tiempos antiguos los griegos sentían ese “hogar”
Ocho ejercicios sobre la reflexión política, p. 157). como el elemento principal de la frase, y “libre” sola-
392 | ELEUTHERÍA

mente como una consecuencia” (ibid., p. 109; cf. tam- su esencia como la disposición de partida sobre la
bién R. Muller, “Remarques sur la liberté grecque”). movilidad de eso que se mueve a partir de sí mismo
Eleuthería no habría tenido entonces al princi- y hacia sí mismo” (“Sobre la esencia y el concepto
pio una significación política, sino biológica (“raíz, de la physis. Aristóteles, Física B, 1” p. 217). Ésta de-
linaje, pueblo”) o física (“crecimiento”, y más preci- signa el modo de eclosión del ente en la presencia,
samente “crecimiento acabado”, que ha alcanzado su en tanto crecimiento, despliegue, florecimiento. ¿No
término en la plena expansión de la forma —de ahí es ella la que prescribe, entonces, su sentido filosófi-
“forma, figura, estatura”). ¿Se trata aquí, tal como camente primordial a la noción griega de eleuthería?
piensa Benveniste, de una simple metáfora? En cier- Esto podría sostenerse respecto de una cierta canti-
to sentido esto resume toda la cuestión. dad de textos. Limitémonos aquí a dos ejemplos.
• VÉASE EL RECUADRO 1 Que el “libre” sea en primer lugar aquel que se ha
desarrollado plenamente en tanto que hombre, es
II. Libertad, crecimiento, naturaleza: “eleuthería” y decir, que ha alcanzado el cumplimiento pleno de
“physis” su forma y figura humana, está claramente estable-
El crecimiento que hace eclosión en lo abierto de la cido en un pasaje del Teeteto (173 a-b) (cf. R. Muller,
presencia, en tanto que movimiento a partir de sí y “Remarques sur la liberté grecque” p. 429). Sócrates
hacia sí mismo, es, en efecto, lo que designa el térmi- compara allí a los sofistas, hábiles en alegatos dado
no griego physis [φύσις]. La physis, como ha subra- que desde su juventud se lo han pasado en los tri-
yado Heidegger, no es sólo un ente entre otros, sino bunales, a los filósofos. Los primeros respecto de los
la determinación originaria del ser para los griegos: segundos son como gente criada para servir compa-
“Ser es physis, lo patente de por sí” (La proposición rada con los hombres libres (eleutherois [ἐλευθέ
del fundamento, p. 103). La physis es el tipo de mo- ροις]). Los litigantes nunca tienen tiempo libre: para
vilidad que pertenece al ente móvil en tanto que mo- ellos, el tiempo de sus discursos es siempre conta-
do del ser, es decir, de la venida a la presencia: “sólo do. De este modo, la educación que reciben los vuel-
una vez conseguido esto se puede captar la physis en ve hábiles, pero “les hace el alma enfermiza y torci-

Recuadro 1 › Los dos paradigmas: “freedom” / “liberty”


yo, pueblo, propiedad El inglés funciona, pues, como el testigo el sí-mismo y con los suyos. Esta vez es de-
que modula ambos paradigmas, resaltados terminante la pertenencia a un grupo cerra-
El inglés posee dos palabras freedom y li- por Benveniste (Vocabulario de las institu- do de aquellos que se denominan recípro-
berty que se oponen a serfdom (servidum- ciones indoeuropeas, t. 1, cap. 3), que ope- camente “amigos” (friend (ing.), Freund
bre) o slavery (esclavitud) pero cuyas con- ran en las lenguas indoeuropeas para cons- (al.): ya no es más el nacimiento, sino la re-
notaciones son muy diferentes. Freedom es truir la idea de libertad. Liberty, al igual que ciprocidad de clase, afectiva e institucional,
el término más general, que designa el po- libertad, remite al latín liber y libertas, así co- lo que constituye la libertad. Todo un con-
der que tiene un ser de actuar conforme a mo al griego eléutheros [ἐλεύθερος], eleu- junto de palabras puede ser por lo tanto sus-
su voluntad, sin coacción o, al menos, sin thería [ἐλευθερία]: en efecto, latín y griego ceptible de ser convocado para indicar tam-
restricción legítima; se la emplea entonces son superponibles sobre el plano lingüístico bién de qué manera uno no es “sí-mismo”
indiferentemente en la filosofía general pa- y dependen (por vía del véneto *(e)leudh- sino cuando se encuentra “entre los suyos”:
ra hablar de la “libertad del querer”, o del eros) de la misma raíz *leudh-, “crecer, de- nos topamos así con el indoeuropeo *swe
“libre albedrío”, etc., y en la filosofía políti- sarrollarse”, de donde provienen términos para indicar el sí-mismo, lo reflexivo, lo pro-
ca para designar el estado del que gozan a primera vista tan heterogéneos como Li- pio (idios [ἴδιος] gr., véase Propiedad) y
los ciudadanos de una comunidad “libre”. ber (lat.), el dios antiguo de la viña, liberi también para significar el allegado, el parien-
Liberty tiene un sentido más precisamente (lat.) “los niños” (bien nacidos, legítimos), te (etes [ἔτης] gr.), el compañero, el cole-
jurídico y político: determina la ausencia de y Leute (al.), “el pueblo”. De ahí la insisten- ga (hetairos [ ταῖρος] gr., sodalis lat.) (véa-
toda restricción a la libertad salvo aquellas cia en la raíz étnica y el crecimiento (véase se Svoboda).
restricciones legítimamente (justly) plan- supra). Este doble paradigma lingüístico, que re-
teadas por el derecho o la ley (Law), y po- Pero existe otra genealogía de la libertad, vela dos maneras de hacer surgir la libertad
see así connotaciones elogiosas que expli- que pone en juego en primer lugar nocio- y de identificar a la persona, permite acla-
can el uso que hacen de ella los pensadores nes relacionadas con el individuo: el inglés rar ciertas distorsiones en historia de la fi-
liberales y republicanos consagrados a la li- free, al igual que el alemán frei dependen de losofía, incluso, sin duda, entre términos
bertad política, es decir, al hecho de vivir li- un adjetivo indoeuropeo, priyos, que nom- que dependen del mismo paradigma.
bremente bajo las leyes. bra la pertenencia personal, la relación con Barbara Cassin y Phillipe Raynaud
ELEUTHERÍA | 393

da (smikrói de kai ouk orthói tas psykhás [σμικρο δ como para percibirla, pero no para poseerla” (Polí-
κα ο κ ρθο τ ς υχάς])”. Y Sócrates agrega: tica, I, 5, 1254b 22). El esclavo por naturaleza es en-
corvado, a diferencia del hombre libre que posee la
Crecimiento, rectitud, libertad [τ ν γ ρ α ξην κα τ postura erguida (1254b 27), esta postura recta que,
ε θύ τε κα τ ἐλευθέριον], desde jóvenes la esclavitud junto con la razón, da al hombre su carácter divino
se los arrebata, los constriñe [ἀναγκά ουσα] a prácti- (De partibus animalium, IV, 10, 686ª 28) pues, aña-
cas tortuosas [πράττειν σκολιά], echa tan graves peli- de Aristóteles, la physis no produce siempre lo que
gros y tan graves temores en sus almas aún tiernas querría (Política, I, 5, 1255b 3-4). Estas descripcio-
que, no pudiendo oponer lo justo y la verdad como
nes del esclavo por naturaleza serían rigurosamente
apoyo, es derecho a la mentira, a las recíprocas in-
ininteligibles si no comprendiéramos que la liber-
justicias que se tornan, y se encorvan, retuercen, y
doblegan [κάμπτονται κα συγκλ νται]. tad, entendida dentro del horizonte de la physis, sig-
Teeteto, 173 a-b. nifica el pleno cumplimiento o expansión del hom-
bre como tal, es decir, como tal ente, teniendo tal o
cual “naturaleza”. Aristóteles no está hablando aquí
De ahí que Sócrates pueda concluir que sólo el filó- de esclavos reales, como se los encuentra en Atenas
sofo hace uso de la libertad (eleuthería) en su ma- en el siglo V, pues se apresura a añadir que “sucede
nera de conducir el discurso (logos [λόγος]) y en el muchas veces lo contrario: unos esclavos tienen cuer-
pasaje de un discurso a otro (173b). Este texto aso- pos de hombres libres, y otros, almas” (ibid., 1254b
cia de manera muy clara la libertad con el crecimien- 31). En este retrato ideal de lo que “debería ser” un
to (auxe [α ξη]) desembocando en la estatura de- esclavo —¡y que los esclavos existentes factualmen-
recha, la rectitud en la conservación (to euthý [τ te en Atenas justamente no son!—, al esclavo se lo
ε θύ]), mientras que la esclavitud de los litigantes y toma entonces “por oposición” al hombre libre (y
retóricos no filósofos se debe a una coacción (anan- no al contrario) como hombre incompleto, “el libre
kázousa), motivo por el cual este crecimiento se en- [siendo] el hombre acabado, expandido, ya que, no
cuentra bloqueado, no pudiendo desarrollarse li- obstaculizado en su desarrollo, y entonces confor-
bremente, y engendra por ende seres torcidos, me a su verdadera naturaleza” (R. Muller, “La logi-
esmirriados y retorcidos (cf. R. Muller, loc. cit.). Ser que de la liberté dans La Politique”, p. 193). Así, “da-
libre, por el contrario, no es más que llegar a una do que” el hombre acabado posee la aptitud para
plena realización en cuanto hombre (cf. Leyes, I, deliberar (to bouleutikón [τ ουλευτικόν], la pru-
635d: se trata de formar mediante la educación hom- dencia (phrónesis [φρόνησις], véase Phrónesis) y ac-
bres valientes y libres, es decir, hombres acabados), túa por elección (proairóumenos [προαιρούμενος]), el
del mismo modo que la planta alcanza su máximo esclavo debe estar desprovisto de estos tres rasgos
desarrollo en la flor. (Política, III, 9, 1280a 34). Por esta razón el esclavo
En esta medida, la eleuthería no se opone a la no puede finalmente ni dirigir ni participar de la ciu-
physis, tal como la libertad moderna se opone al dad, del buen vivir o de la felicidad (1280a 31). A
determinismo natural, sino que conduce a ella. Si, fortiori el esclavo “por naturaleza” no puede parti-
en efecto, como sostiene Aristóteles, “lo que cada cipar de la actividad más elevada del hombre, aque-
cosa es, una vez cumplido su desarrollo, decimos que lla donde se desarrolla plenamente por sí mismo y
es su naturaleza [physis]” (Política, 1, 2, 1252b 32- cumple con su propia naturaleza; la completa al coin-
33), entonces la eleuthería lleva a cabo la physis. Es cidir con su telos [τέλος]: la contemplación. Si Aris-
lo que resalta, por ejemplo, en los pasajes consagra- tóteles designa aquí expresamente al hombre entre-
dos a la esclavitud por naturaleza, en los que reapa- gado a la contemplación de eléutheros (Política, VII,
rece el mismo paradigma “físico” o “vegetal”. Leemos 23, 1325a 19), no es solamente porque está exento
en la Política: “si hay esclavos naturales es porque de las tareas de orden político, sino porque cumple
hay hombres cuya estatura y figura se distinguen de plenamente su esencia de hombre, al mismo tiem-
las del hombre libre, debido a un crecimiento ina- po que obtiene el acceso a lo que hay en el hombre
cabado. Si el esclavo por naturaleza no es del todo un de más “divino”, imitando la autarquía divina.
hombre, es porque tiene la razón (logos) comparti-
da en la medida en que participa de la razón tanto
394 | ELEUTHERÍA

III. ¿Un libre albedrío griego? nuestro antojo? Y este lazo con la opinión, ¿no es
En este sentido, tanto para Aristóteles como para acaso el más fuerte, uno de los lazos más implaca-
Platón, la eleuthería no implica necesariamente la bles? Ante la fórmula “actuar como nos plazca”, es
noción moderna de indeterminación de la elección. necesario oponer el conocimiento verdadero del bien,
Si fuera necesario encontrar a toda costa un ante- el único que libera. De este modo, se atribuye la
pasado del concepto moderno de libertad, se lo en- eleuthería de los sofistas a una disposición natural
contraría más bien en los sofistas, en virtud de su tiránica en la que el hombre es “llevado a una ano-
comprensión diferente de la relación physis/nomos mia total (pasan paranomían [π σαν παρανομίαν]),
[φύσις/νόμος]. En el Gorgias, Platón hace encarnar que quienes lo conducen [los malos educadores]
en Calicles, discípulo de los sofistas y defensor ra- hasta ahí denominan libertad total (eleutherían há-
dical del principio de placer, una concepción de la pasan [ἐλευθερίαν πασαν])” (República, IX, 572e).
libertad como licencia desenfrenada en la búsque- Ahora bien, “el alma tiranizada será la que menos ha-
da del propio bien, ausencia de toda coerción exte- ce lo que quiere [κα τυραννουμένη ρα υχ κι
rior y, en consecuencia, pura arbitrariedad subjetiva στα ποιήσει ν ουληθ ]” (577e). Platón vuelve así
(491e-492c). Esta concepción se basa en una rela- en contra de los sofistas su fórmula de la libertad:
ción completamente diferente entre naturaleza y ley: hacer lo que se desea en perfecta ignorancia, es la
la “libertad” (eleuthería) ya no designa la plena ex- fórmula misma de la esclavitud: “ho to onti týrannos
pansión no obstaculizada “conforme con” la physis, to onti doulos [ τ ντι τύραννος τ ντι δοῦλος] (es
de modo tal que la physis sería lo que regula dicho en realidad el verdadero tirano un verdadero escla-
desarrollo, aquello que le confiere su propia ley, al vo)” (579d).
designar la expansión precisamente este acuerdo o En el extremo opuesto de la disposición natural
conformidad del individuo está con la ley de su esen- tiránica, el filósofo, el hombre regio no ejerce en prin-
cia; por el contrario, se trataría de un desarrollo que cipio su realeza sobre los demás, no puede ejercer-
es él mismo su propia ley, hasta que no encuentre la justamente sobre otros sino en la medida en que
frente a sí algún obstáculo, es decir, de una fuerza la ejerza primero sobre sí mismo, es decir, en cuan-
que va hasta el fin de sí misma y ya no es limitada to que es libre: “Éste es el hombre de carácter más
sino por otra fuerza, que interviene en la compren- real y que reina sobre sí mismo (basiléuonta hautóu
sión sofística de la libertad. La “libertad” no es en- [ ασιλεύοντα α τοῦ])” (580b-c). Esta realeza perfec-
tendida por Calicles como la expansión perfecta de ta reside ella misma en la primacía del nous [νοῦς],
un ser conforme a la ley de su esencia, sino como un del intelecto, sobre las otras dos partes del alma que
crecimiento o un desarrollo que no está regido por distingue la República, la epithymía [ἐπιθυμία] (de-
ninguna ley ni esencia, por ninguna physis en el sen- seo) y el thymós [θυμός] (coraje). En efecto, sólo el
tido platónico (que supone siempre una norma y un nous es libre por sí mismo, tal como lo precisa un tex-
telos), y es por sí misma su propia medida; la única to fundamental de las Leyes: “ni es justo que el nous
physis del hombre, por tanto, es no tener physis, po- [inteligencia] obedezca a nada ni sea esclavo de na-
der realizar sus posibilidades al extremo sin que nin- da; sino que debe gobernar todas las cosas, si real-
gún lazo ni ninguna traba se le opongan. mente es verdadero y libre por naturaleza” (Leyes,
Ahora bien, semejante licencia absoluta, replica- IX, 875c-d). La eleuthería puede ser definida enton-
rá Platón, no es más que una falsa libertad. Y esto ces por Platón como esta “sinfonía interior del al-
es, en primer lugar, porque yace sobre una idea pu- ma (tes en te psykhé […] symphonías [τ ς ἐν τ υχ
ramente negativa de la libertad: la independencia (…) συμφωνίας])” (República, 591d) que es indiso-
respecto de todo lazo y de toda obligación no provee ciable de la justicia reinante entre sus facultades, o
a la eleuthería de ningún contenido positivo. Ésta de- incluso, para el hombre libre, de la buena “constitu-
viene poder para hacer cualquier cosa, tanto el mal ción de la ciudad que está en él (ten en hautó poli-
como el bien y se resume en la fórmula: “hacer lo teian [τ ν ἐν α τ πολιτείαν])” (591e). Si hay aquí
que uno desea poiéi ha bóuletai [ποιεῖ ούλεται]” acorde o “sinfonía” en su foro interior —“liber-
(República, IX, 577d). En segundo lugar, este poder tad”—, es porque el nous no rige mediante la coac-
sin coacción puede ser una ilusión. ¿Acaso no so- ción y la violencia sino a través de una suave per-
mos prisioneros de la opinión cuando actuamos a suasión (cf. Timeo, 47e-48a); bajo su autoridad
ELEUTHERÍA | 395

todas las partes del alma concuerdan, participan del liberación se parece a un “cálculo”, afirma Aristóte-
bien común, se ponen de acuerdo y consuenan. La les, y la proáiresis, a un silogismo. Pongamos el fin de-
armonía que se instaura aquí, como toda armonía, seado: la salud. Ahora bien, la salud es producida por
presupone el acuerdo de las partes respecto del to- el equilibrio de los humores, este último por el ca-
do, es decir, respecto de un fin, el bien del alma en- lor, el calor por la fricción y friccionar está en nues-
tera, que sólo el intelecto conoce. La libertad así tro poder, por ende, hay que friccionar (VI, 2, 1139
comprendida está totalmente alejada de la capaci- a 11). No hay ninguna “elección” aquí, puesto que no
dad de hacer una cosa y su contrario, tal como se hay ninguna alternativa, sino más bien una “deci-
desprende de un texto fundamental de las Leyes (I, sión” refiriéndose a la puesta en marcha de los medios
645a), donde al libre se lo compara con una mario- con vistas a un fin previamente dado. En segundo
neta fabricada por los dioses que no se deja llevar lugar —y este punto es esencial—, la proáiresis, a
por el hilo de hierro de las pasiones (placer, pena, es- diferencia de la electio, no es de ninguna manera el
peranza y temor), sino únicamente por el “hilo de acto de una “voluntad”, en la medida en que esta úl-
oro” del nous y de la ley. Entender ese texto a partir tima está completamente ausente del horizonte con-
de la noción moderna de libertad sería concederle ceptual de Aristóteles. El malentendido es total cuan-
al hombre una “libertad” bastante pobre, ya que, do Tomás de Aquino traduce proáiresis por electio y
peor aún que la “libertad del asador” de la que Kant bóulesis por voluntas (cf. Suma teológica, I, q. 82, art.
se burla a propósito de Leibniz, sería ¡una libertad 1, obj. 2, donde incluye el pasaje De anima, 432b 5,
de monigotes! Ahora bien, el sentido de este pasaje “en te to logistikó gar he bóulesis gínetai [ἔν τε τ λο
es otro: en la medida en que “el dios es la medida de γιστικ γ ρ ούλησις γίνεται]”, traduciéndolo por:
todas las cosas” (Leyes, IV, 716c), ser sumiso a los “la voluntad está en la razón”), o incluso por libe-
dioses es ser libre, puesto que conocer el bien es lo rum arbitrium: “Bóulesis parece ser el libre albedrío,
que suministra la medida de lo humano, y así ser porque bóulesis, según dice, es la voluntad que quie-
hombre en la plenitud del término. La libertad sig- re algo como resultado de la comparación de una
nifica, pues, para el hombre el desarrollo de su ser, cosa con otra.” (Suma teológica, I, q. 83, art. 4, obj.
no como crecimiento desordenado y anárquico, sino 1). En efecto, mientras la proáiresis designa para Aris-
como plena expansión conforme a la physis, expan- tóteles un acto del intelecto (“nous hairéitai [νοῦς
sión que se opera gracias a la armonía y a la justicia αἱρεῖται]”, Ética nicomáquea, IX, 8, 1169a 17) y, más
que reina entre sus facultades, la más noble coman- precisamente, el juicio del intelecto práctico que po-
dando a las otras dos. En tanto que sumisión inte- ne fin a la deliberación y la hace pasar al acto, la elec-
rior al logos, la libertad es al mismo tiempo conoci- tio es entendida por Tomás de Aquino como un acto
miento del bien por el cual el alma se vuelve —por de la voluntad con miras al fin, esclarecido previa-
decirlo así— parecida a éste, es decir, buena. Se tra- mente por la razón deliberando sobre los medios.
ta de una sumisión a los dioses mediante la cual el Aquí, Tomás de Aquino todavía piensa poder basar-
nous revela su carácter “divino”, de modo que la li- se en un texto de la Ética nicomáquea (VI, 1139b
bertad como conocimiento del bien es justicia: só- 4-5) en el que Aristóteles define la proairesis como
lo el hombre justo es libre, dado que la justicia como “intelecto deseante (orektikós nous [ ρεκτικ ς νοῦς]
areté [ἀρετή] (excelencia, véase Virtù) constituye la o deseo razonante (órexis dianoetiké [ ρεξις δια
figura más acabada del crecimiento humano. νοητική])” para atribuir el acto de la elección a la fa-
cultad que reúne deseo y razón, el appetitus ratio-
IV. Elección, decisión, libertad nalis, es decir, a la voluntas (Suma teológica, I, q. 82,
¿No encontramos, al menos en Aristóteles con su art. 2, obj. 3). Se trata evidentemente de un contra-
teoría de la proáiresis, una prefiguración del con- sentido. Nada en la teoría aristotélica de la proáiresis
cepto moderno de “libertad”? Es posible tener esta permite establecer en ella el lugar del libre albedrío,
duda, y esto por varias razones. En primer lugar, la tal como lo subraya Pierre Aubenque: “Abordar la
proáiresis, generalmente traducida en latín por elec- noción de proáiresis en la perspectiva del problema
tio, no siempre designa una “elección” que supon- de la “libertad de la voluntad”, es condenarse a es-
dría una alternativa. Basta con retomar aquí uno de perar de esos textos aristotélicos lo que no se en-
los ejemplos que provee la Ética nicomáquea: la de- cuentra allí, y a desatender lo que sí se encuentra”
396 | ELEUTHERÍA

(La prudencia en Aristóteles). Conviene entonces tra- moderna de libre albedrío. Aristóteles afirma ahí,
ducir esta palabra que Aristóteles introdujo en el en efecto, que con el necesitarismo de Diódoro “De
vocabulario filosófico por decisión (R.-A Gauthier modo que ni sería preciso deliberar o preocuparse,
y J.-Y. Jolif), más que por elección (J. Tricot) o libre ‘pensando’ que, si hacemos tal cosa, se dará tal cosa,
elección: literalmente, aquello que, por adelantado y que, si no la cumplimos, ese resultado no se pro-
(pro-), permite apuntar a los medios con vistas a ducirá” (18b 31 ss.). ¿No hay aquí una afirmación
un fin bueno (to hairetón [τ αἱρετόν]: el bien). de cierta indeterminación en la elección? En verdad
La extrañeza de la problemática aristotélica de la que Aristóteles se esfuerza por salvaguardar en este
eleuthería con respecto a cualquier concepción mo- pasaje la existencia de una parte de azar “objetivo”,
derna de la libertad resurge además en un texto de- de una contingencia en el mundo, de un margen de
cisivo de la Metafísica. Aristóteles se pregunta ahí indeterminación en los acontecimientos en virtud
sobre la manera en que el bien está presente en re- del cual sería posible deliberar y decidirse en un sen-
lación con el todo, ¿como algo separado, o como el tido o en el otro; no afirma tanto la indetermina-
orden mismo que reina en ese todo? Responderá ción de la elección misma sino de las circunstancias
que el bien no es inmanente al mundo, sino tras- en las que hay que elegir.
cendente, como el Primer Motor. Para establecerlo, Por este motivo parece necesario distinguir clara-
subraya la parte de arbitrariedad y de contingencia mente la posición de Aristóteles de la de un comen-
que se encuentra en el orden del mundo y que hace tarista tardío como Alejandro de Afrodisia, cuya con-
que éste no sea enteramente conforme al bien: ceptualización está ya ampliamente impregnada de
estoicismo y que reinterpretará la libertad aristoté-
[…] pero ocurre como en una familia: a los libres lica como una especie de “azar interior” (cf. De ani-
les está permitido hacer muy pocas cosas a su anto- ma, liber alter, 169, 33-172, 16-175, 32): afirma que
jo (étykhe poiéin [ἔτυχε ποιεῖν]), más bien todas o la hay un no-ser que cuando se encuentra en las cau-
mayoría de sus acciones están ordenadas (tétaktai sas que están fuera de nosotros, da lugar a la fortuna
[τέτακται]); mientras que los esclavos y los animales o a un azar (tykhe [τύχη], autómaton [α τόματον]), y
colaboran poco al bien común y muchas veces ac-
que, cuando, se encuentra en las causas que están
túan a su antojo (to de polý ho ti étykhen [τ δ πολ
en nosotros mismos, hace que haya cosas que estén
τι ἔτυχεν]); pues un principio de tal índole consti-
tuye la naturaleza de los unos y de los otros. en nuestro poder (ta eph’ hemín [τ ἐφ μῖν]) y cu-
Metafísica, , 10, 1075a 19-23. yos opuestos son igualmente posibles (cf. O. Ha-
melin, El sistema de Aristóteles). Tal es el origen de
nuestra libertad. Pero la afirmación de una libertad
La eleuthería no consiste entonces en lo arbitrario como “azar interior y libertad de elección” (“exousía
del antojo, en la posibilidad de actuar de cualquier tes hairéseos [ἐξουσία τ ς αἱρέσεως]”, Sobre el desti-
forma (étykhe poiéin), sino al contrario, en la acción no, 11, 179, 10) no es para nada aristotélica. Alejan-
conforme a la regla, es decir, sujeta al bien. Sólo los dro de Afrodisia lee aquí a Aristóteles a través de la
esclavos y los animales —que justamente no son li- lupa de Epicteto, Cicerón y del estoicismo.
bres en el verdadero sentido— son susceptibles de
actuar de manera arbitraria; los hombres libres, por V. “Eleuthería” / “to autexousion”
el contrario, son aquellos cuya conducta es la más Antes de pasar a las traducciones latinas de eleuthe-
constante en una casa, y así se aproximan más a la re- ría (libertas, liberum arbitrium), conviene detenerse
gularidad imperturbable de los astros y de la inmu- en un término que hace su aparición como sustan-
tabilidad del Primer Motor. Lo arbitrario de una tivo en el siglo II d.C., simultáneamente en un con-
conducta que puede escoger esto o aquello “indife- texto no filosófico (Filón de Alejandría, Flavio Jose-
rentemente” se encuentra entonces en las antípo- fo, Clemente de Alejandría, Orígenes) y como término
das de la eleuthería. técnico en el estoicismo imperial (Epicteto). Se trata
Sin embargo, se podría oponer a estas afirmacio- del adjetivo sustantivado to autexousion. El sentido
nes que se encuentran en otros textos de Aristóte- primero del adjetivo autexousios [α τεξούσιος] es
les, y en particular en el capítulo 9 de De interpreta- “amo de sí”. Este término, presente sobre todo en el
tione, una “libertad de elección”, próxima a la noción pensamiento cristiano (de Clemente de Alejandría
ELEUTHERÍA | 397

a Nemesio de Emesa y Juan Damasceno), es el que contrarios. Ahora bien, es posible que el estoicismo
se traducirá en latín por liberum arbitrium. tardío haya jugado un papel preponderante en esta
Sin embargo, la noción estoica de autexousios no evolución (cf. R.-A. Gauthier, Introducción a la Éti-
significa una libertad de elección o de albedrío, si- que à Nicomaque t. 1, 1, p. 252 ss.). En Antípatro de
no una independencia respecto de las pasiones. To Tarso, la noción técnica de eklogé [ἐκλογή], que los
autexousion es prácticamente sinónimo de to eph’ latinos traducirán por electio o selectio, “elección”,
hemín, “aquello que depende de nosotros”. Testimo- se aplica exclusivamente a la selección de cosas “in-
nio de esto es el siguiente pasaje de las Disertaciones diferentes” para la sabiduría: salud o enfermedad, ri-
de Epicteto: queza o pobreza, honor o deshonor, etc. La elección
de la salud, por ejemplo, no proviene de una acción
¿Qué me dio [la divinidad] mío y con dominio pro- recta (katórthoma [κατόρθωμα]), sino que no es más
pio (emói kai autexousion [ἐμο κα α τεξούσιον]? ¿Qué que una simple función (kathekon [καθ κον], offi-
se reservó para sí misma? Me dio lo que depende de cium), pues estas cosas indiferentes por sí solas no
la elección (ta proairetiká [τ προαιρετικά]), que ella reciben su coloración moral sino en la elección, se
ha hecho depender de mí (ep’emói [ἐπ ἐμοί]), sin im- realice conforme o no a la naturaleza.
pedimentos.
Si la acción recta consiste pues en adherirse (hai-
IV, 1, 99 (trad. mod.).
resthai [αἱρέσθαι]) al bien o huir (pheugein [φεύ
γειν]) del mal, la función (kathekon) consiste úni-
La autoridad sobre sí mismo (autexousion) tiene aquí camente en elegir (eklégesthai [ἐκλέγεσθαι]), entre los
el sentido de autonomía (autónomon [α τόνομον]) indiferentes, las cosas conforme a la naturaleza. La
con respecto a cualquier coacción pasional, y es en noción de eklogé designa aquí un lazo mucho más
esta apatía donde reside, para el sabio, la libertad débil que la adhesión o la huida (cf. M. Pohlenz, Die
(eleuthería: cf, Disertaciones, IV,1 56). A diferencia Stoa, Vandenhoeck & Ruprecht, 1970-1972, t.1, pp.
de la significación que poco a poco se impondrá a 186-188; t. 2, p. 95). Ahora bien, en el estoicismo
través de la traducción de autexousion por liberum imperial, en Cicerón, por ejemplo, la decadencia del
arbitrium, la acepción estoica del término no con- ideal del sabio y el acento puesto sobre la función
lleva la idea de una indiferencia de la voluntad con (officium) conducen a conferirle a la noción de elec-
respecto a los contrarios, precisamente en la medi- ción (electio) una extensión y un alcance mucho ma-
da en que el concepto de “voluntad” en el sentido yor. De este modo, incluso el concepto fundamental
moderno, como apetito racional por esencia aquí de phrónesis, prudentia, sabiduría, será reinterpreta-
no es pertinente. La libertad, tanto para Epicteto co- do como una elección (electio) entre los bienes y los
mo antes para Crisipo, no implica el acto “volunta- males (mientras que para Antípatro no había eklo-
rio”, sino que define el asentimiento (synkatáthesis gé sino entre los indiferentes): “prudentia est enim
[συγκατάθεσις]) dado a una representación (phanta- locata in dilectu bonorum et malorum” (De officiis,
sía [φαντασία]). Ahora bien, el asentimiento es una III, 17, 71). Agustín hereda, sin duda, esta malinter-
función de la razón (logos). La libertad reside enton- pretación de Cicerón en su definición de la sabidu-
ces en el buen uso de las representaciones, es decir, ría: “la prudencia, en fin, es el amor que sabe discer-
en el asentimiento dado en el momento oportuno nir” (De moribus ecclesiae catholicae, I, 15, 25 [ed. J.
y conforme a la razón, en oposición a los juicios fal- B. Bauer, 1992, CSEL 90]). Ahora bien, si la pruden-
sos de donde nacen las pasiones. cia consiste en saber elegir, la libertad consistirá fi-
¿Cómo se pasó, en ese momento, de to autexou- nalmente en la elección misma. De la noción origi-
sion a su traducción latina liberum arbitrium? Esta nariamente estoica de elección de cosas indiferentes,
pregunta implica toda la historia de la invención del se pasará así, a lo largo de los siglos, a la noción mo-
concepto unificado de voluntad (véase Voluntad). derna de indiferencia de la elección.
Se avanzará, no obstante, la hipótesis siguiente: pa-
ra poder pensar algo como un “libre albedrío”, era VI. “To autexousion” / “liberum arbitrium”
preciso que con anterioridad se desplazara el lugar Es, pues, tras esta vigorización del concepto de electio
de la libertad: del juicio del intelecto conforme al lo- —que pronto se utilizará para traducir la proáiresis
gos, a la elección o a la opción (arbitrium) entre dos de Aristóteles hasta eclipsarla— que puede impo-
398 | ELEUTHERÍA

nerse en el seno del sector cristiano la traducción de Introduction à l’étude de Saint Augustin, p. 185). De
to autexousion por liberum arbitrium. En Clemente modo tal que este libre albedrío, alienado por el pe-
de Alejandría, por ejemplo, el “libre albedrío (to au- cado original, sólo podría ser restablecido por la gra-
texousion)” necesario a la fe (cf. Stromata, V, 1, 3, 2) cia puesto que, en tanto bien otorgado por Dios, el
e indisociable de la gracia (ibid., V, XIII, 83, 1) po- libre albedrío debe tender él mismo hacia el bien. El
ne en juego a cada instante la facultad de elección pecado, que es nulo o vacío, no podría definirlo. Es
(proáiresis, V, I, 7,1) del cristiano. entonces el buen uso del libre albedrío, confirmado
Pero es en Agustín donde se despliega el análisis por la gracia, el que define la libertad como “deter-
más poderoso y radical del libre albedrío. Este libre minatio in bonum”; el libre albedrío es realmente li-
albedrío no se define tanto por la capacidad de ele- bre sólo cuando es liberado a su vez por la gracia, es
gir entre el bien y el mal (de lo contrario, el mismo decir, cuando se adhiere a Dios por amor “deleitán-
Dios estaría desprovisto de libre albedrío: “Si sólo es dose” en él: “Ecce unde liberi, unde condelectamur le-
libre quien puede querer dos cosas, es decir, el bien gi Dei: libertas enim delectat (He aquí lo que nos ha-
y el mal, Dios no es libre, ya que no puede querer el ce libres, he aquí la manera en que encontramos
mal…” Contra Julianum opus imperfectum, I, 100) nuestra dicha en la ley de Dios: la libertad en efecto
como por la capacidad de no pecar: “Digo que el es causa de dicha)” (In Johannis evangelium tracta-
primer hombre que fue creado estaba en posesión tus, XLI, 8, 10 [ed. R. Willems, 1954, CCL 36]).
del libre albedrío de su voluntad (liberum volunta- El libre albedrío en Agustín todavía no posee,
tis arbitrium). Fue creado en un estado tal que na- pues, la significación de una pura potencia de los
da habría hecho obstáculo a su voluntad si hubiera opuestos, de una libertad de indiferencia en el sen-
querido observar los mandamientos de Dios” tido moderno. Esto se debe, entre otros motivos, a
(Contra Fortunatum, § 22, p. 103; 26; cf. É. Gilson, que el concepto de voluntas aún reviste en su obra

Recuadro 2 › Esclavo arbitrio


Junto con el “libre arbitrio”, el concepto de cil de olvidar, en Lutero deviene un eslogan Julianum. La expresión servum arbitrium es
“esclavo arbitrio” merece ser señalado por que pretende resumir la posición agustinia- utilizada allí de manera ambigua, en un ar-
su rareza y por lo que revela de la historia y na sobre el libre arbitrio. gumento (un “presupuesto”) atribuido a los
de las dificultades de su glorioso antónimo. De este modo se explica la dificultad que “enemigos de la Gracia” (II, 8, 22). Por otro
La expresión servum arbitrium aparece por han tenido los traductores de Lutero frente lado, ese argumento “pelagiano”, es decir,
primera vez en Agustín, en el contexto de a la expresión servum arbitrium. La primera partidario del libre arbitrio contra la gracia,
la controversia antipelagiana: traducción alemana, que le debemos a un no es un argumento directo. Se aplica a tex-
discípulo de Lutero, Justus Jonas, transforma tos de Ambrosio que Agustín ha revivido, y
Mas vosotros os precipitáis, y al apresu- el título original De servo arbitrio en toda busca encerrar su concepción de los cami-
raros comprometéis vuestra opinión. Que- una proposición: Daß der freie Wille nichts nos de la salvación en una alternativa entre
réis que se perfeccione el hombre, y ¡oja- sei [Que el libre arbitrio no es nada] (Wit- sólo el don de Dios y sólo el libre arbitrio.
lá fuera con la ayuda de la gracia divina y
tenberg, 1526). Las traducciones ulteriores Para Agustín, que defiende a Ambrosio con-
no obra del libre o, mejor, esclavo albe-
no llegan tan lejos pero evitan siempre la tra- tra esta interpretación, el libre arbitrio de-
drío! [et non libero, vel potius servo pro-
prie voluntatis arbitrio]. ducción literal. Vom unfreien Willen [De la jado a sí mismo sólo puede ser “siervo”, “es-
Contra Julianum, II, 8, 23. voluntad no libre] es el título más corriente; clavo” pues la Gracia lejos de “evacuar” el
en inglés, tenemos la extraña paráfrasis The libre arbitrio, permite más bien “establecer-
El pasaje es citado en reiteradas ocasiones Boundage of the Will [El atamiento de la vo- lo [statuere]”, cf. De spiritu et littera, XXX,
por Lutero, especialmente en el gran tratado luntad]. 52 [ed. C.F. Vrba y J. Zycha, 1913, CSEL 60]).
De servo arbitrio (1525), al que le confiere Sin tomar en cuenta aquí la transforma- Lutero deforma, pues, el uso agustiniano
su título: ción que nos lleva de arbitrium a Wille y del de servum arbitrium, y el rechazo a la tra-
paradigma del juicio a aquel de la voluntad ducción literal corresponde a una molestia
De ahí que Agustín califique el arbitrio de (véase Willkür), el francés es entonces el sentida ante esta radicalización indebida de
esclavo más que de libre, en el libro 2 único de los mencionados que traduce el sus palabras. Pero más profundamente se
Contra Juliano. par latino liber/servus. ¿Por cierto, de dón- debe a la imposibilidad de pensar hasta el fi-
WA, t.18, p. 665, I. 10-11. de proviene este rechazo a la traducción li- nal la noción de esclavo arbitrio, así como la
teral, que no parece estar motivado por nin- oposición que ésta forma con el libre arbi-
Se opera aquí una evidente distorsión. Lo guna necesidad lingüística? La razón se debe trio. Se puede dudar sobre si el servum arbi-
que en Agustín no es más que un inciso fá- en principio a la dificultad del texto Contra trium es una noción agustiniana; al mismo
ELEUTHERÍA | 399

tiempo, la concepción de Agustín plantea imposibilidad sin duda fundamental: la de zos históricamente anudados entre subje-
claramente el problema que aparece en el hipostasiar un contrario del libre arbitrio (y tividad e interioridad.
par liberum arbitrium captivatum / liberum se entiende entonces que los traductores Philippe Büttgen
arbitrium liberatum y en la idea compleja del hayan preferido concebir ese contrario co-
libre arbitrio que previamente debe ser li- mo una simple posibilidad lógica, unfrei, o Bibliografía
berado por la gracia para ser lo que es (cf. como un cierto estado de la voluntad, bound- Agustín, “Réplica a Juliano” en Obras comple-
por ej. Contra duas epistulas Pelagionarum, age). De manera más general, los pares de tas, vol. 35, Madrid, Biblioteca de Autores
Cristianos, 1985.
III, 8, 24 [CSEL 60]: sobre la cuestión de sa- opuestos aparecen aquí siempre desequili-
Gilson Étienne, Introduction à l’étude de Saint
ber si se puede aún hablar de libre arbitrio, brados: tal es el caso, una vez más, en Agus- Augustin, París, vrin, 1929.
cf. la discusión de N.P. Williams, The Grace of tín, quien al liberum arbitrium (captivatum) Lutero, Martín, De servo arbitrio, en Dr Mar-
God, pp. 19-43). Por esto mismo Lutero de- opone la libertas perdida del cristiano (cf. tin Luthers Werke, kritische Gesamtausga-
be reconocer la existencia de un libre arbi- De natura et gratia, LXVI, 77 [CSEL 60], y el be, Weimar, Böhlau, 1883-, t. 18 [resumido
trio en los asuntos temporales (cf. De servo comentario de Étienne Gilson, Introduction arriba como WA].
arbitrium, WA, t.18, p. 638, I.4-11, median- à l’étude de saint Augustin pp.185-216), ——, Vom unfreien Willen, en K. Aland (ed.)
te la distinción entre asuntos “superiores” mientras que Lutero hará coexistir el servum Luther deutsch, t. 3, Gotinga, Vandenhock
e “inferiores” del hombre, el libre arbitrio es- arbitrium con una libertas christiana, título & Ruprecht, 1967.
——, The Boundage of the Will, trad. ing. P. S.
taría admitido en estos últimos). Además, latino del tratado de 1520, Von der Freiheit
Watson y B. Drewery, en Luther’s Works, t.
y muy significativamente, la expresión ser- eines Christenmenschen. Parecería que la idea 33, Filadelfia, The Fortress Press, 1972.
vum arbitrium no aparece nunca en el tra- misma de arbitrio (o de voluntad) ligada al McGrath Alister E., Iustitia Dei. A History of
tado de Lutero fuera del título y de la cita libre arbitrio implica rechazar a su contra- the Christian Doctrine of Justification, Cam-
de Agustín. Lutero opone a menudo la ne- rio fuera del sujeto, a una “necesidad” exte- bridge UP, t. 1, 1989.
cessitas al liberum arbitrium (cf. WA, t. 18, rior, y en eso el servum arbitrium, extraño Williams Norman Powell, The Grace of God,
p. 634, I. 14-15). hápax, posibilidad apenas traducida y nun- Londres, Longmans & Co., 1930.
La negativa a traducir literalmente el ser- ca realizada, permite experimentar en los
vum arbitrium introduce de este modo una dos sentidos del término la solidez de los la-

un significado no técnico (véase Voluntad), distin- De este modo, la problemática moderna del libre
to de su sentido medieval de appetitus rationalis, y albedrío se presenta como el fruto de una larga his-
se conserva como sinónimo de deseo en general y toria. Lejos de ser, como piensa Descartes, “lo que
de amor en particular (De Trinitate, XV, 21, 41 [ed. se conoce sin pruebas, sólo por la experiencia que
W.J. Mountain, 1968, CCL50]). Sólo con el auge del tenemos de ello” (Los principios, I, § 39, en Obras,
concepto técnico de voluntad en Máximo el Con- ed. C. Adam y P. Tannery, t. 5, p. 159), bien podría
fesor, Juan Damasceno, Nemesio, y luego Tomás de ser que la “libertad de la voluntad” sea una de las
Aquino, el libre albedrío podrá adquirir el sentido invenciones más sofisticadas y menos evidentes del
de una pura potencia de los opuestos, absolutamen- “patrimonio filosófico occidental”.
te indeterminada. El libre albedrío —escribe To- • VÉASE EL RECUADRO 2
más— es “la voluntad que quiere algo como resul- Claude ROMANO
tado de la comparación de una cosa con otra (per
Bibliografía principal
comparationem ad alterum)” (Suma de teología, I, Agustín, Sancti Aurelii Augustini […] opera omnia, ed. de los Be-
c.83, art. 4, obj. 1). Dicho de otro modo, el liberum nedictinos de la congregación de Saint-Maur, en Migne, PL.
arbitrium significa “libre elección”, su acto propio ——, Œuvres de saint Augustin, Bibliothèque augustinienne, fun-
es la electio: “la naturaleza del libre albedrío debe ser dadores F. Calylé y G. Folliet, París, Desclée de Brouwer, lue-
go Institut d’Études Augustiniennes; Obras completas, vol.
analizada a partir de la elección (ex electione)” (ibid., 35, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1985.
I, c.83, art. 3). Ahora bien, la elección articula la vo- Alejandro de Afrodisia, Sobre el Destino, trad. J. M. Ayala y R.
luntad y el intelecto. Según esta nueva disposición Salles, México, unam, 2009.
Arendt Hannah, “Qué es la libertad”, en Entre el pasado y el fu-
del problema, que se torna directriz para toda la fi-
turo: ocho ejercicios sobre la reflexión política, trad. A. Poljak,
losofía moderna, el problema de la libertad deviene Barcelona, Ediciones Península, 1996.
entonces aquel de la relación que une la voluntad al ——, The Life of the Mind, t. 2, Willing, Nueva York-Londres, Har-
entendimiento. En el caso en que la voluntad goza court Brace Jovanovich, 1978.
Aristóteles, Éthique à Nicomaque, trad. J. Tricot, París, Vrin,
de cierta primacía en el acto de elegir, se hablará de 1967; trad. R.-A. Gauthier et J.-Y. Jolif, Publications universi-
“voluntarismo” y en el caso contrario, de “intelec- taires de Louvain, 1970; Ética nicomáquea, trad. J. Pallí Bo-
tualismo” (véase Intellectus). net, Madrid, Gredos, 1985.
400 | ELLO

——, La metafísica, trad. T. Calvo Martínez, Madrid, Gredos, Telfer William, “Autexousia”, Journal of Theological Studies, t.
1994. 8, 1957, pp. 123-129.
——, La política, trad. M. García Valdés, Madrid, Gredos, 1988. Tomás de Aquino, Suma de Teología, I, trad. J. Martorell Capó,
——, “Sobre la interpretación” en Tratados de lógica, trad. M. edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provin-
Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1995 cias Dominicanas en España, Biblioteca de Autores Cristia-
Aubenque Pierre, La prudencia en Aristóteles, trad. L. A. Bello- nos, Madrid, 1988.
ro, Buenos Aires, Las cuarenta, 2010. Van Straaten Modestus, “What did the Greeks mean by Liber-
Cicerón, De officiis, trad. É. Bréhier, en P.-M. Schuhl (dir.), Les ty?”, Thêta-Pi, 1972, pp. 105-127.
stoïciens, París, Gallimard, “La Pléiade”, 1962.
Clemente de Alejandría, Strómata, I, trad. M. Merino Rodrí- Bibliografía de consulta
guez, Madrid, Ciudad Nueva, 1996; Les stromates, I, trad. y Benveniste Émile, Le vocabulaire des institutions indo-euro-
notas M. Caster, París, Cerf, 1951. péennes, 2 vols., París, Minuit, 1969; El vocabulario de las
——, Stromata, IV-V, trad. M. Merino Rodríguez, Madrid, Ciu- instituciones Indoeuropeas, trad. M. Armiño, Madrid, Taurus,
dad Nueva, 2003; Les Stromates, V, trad. P. Voulet, París, 1983.
Cerf, 1981. CCL: Col “Corpus christianorum, series latina”, Turnhout, Bre-
Descartes René, Œuvres, ed. C. Adam y P. Tannery, 11 vols. pols, desde 1953.
reed. París, Vrin, 1996. Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologique de la langue gre-
Epicteto, Disertaciones, trad. P. Ortiz García, Madrid, Gredos, cque, nueva edición actualizada con un “Suplemento al dic-
1993. cionario”, París, Klincksieck, 1999.
Festugière André-Jean, Liberté et civilisation chez les grecs, Éd. CSEL: Col “Corpus scriptorum ecclesiasticorum latinorum”, Vie-
de la Revue des Jeunes, 1947. na, Österreichische Akademie der Wissenschaften, desde
Gauthier René-Antoine, Introduction à l’Éthique à Nicomaque, 1866).
Publications Universitaires de Louvain, 1970. Frisk Hjalmar, Griechisches etymologisches Wörterbuch, 3 vols.,
Gilson Étienne, Introduction à l’étude de saint Augustin, 1928, Heidelberg, Winter-Universitätsverlag, 1960-1972.
París Vrin, 4a ed. 1987. PL: Migne Jacques-Paul (ed.), Patrologiae cursus completus, se-
Hamelin Octave, Le système d’Aristote, París, Vrin, 4a ed. 1985. ries latina [Patrologie latine], 1844.
Harl Marguerite, “Problèmes posés par l’histoire du mot τ α SVF: Arnim Hans von, Stoïcorum Veterum Fragmenta, 4 vols.,
τεξούσιον”, Revue des Études Grecques, vol. 73, 1960, pp. Stuttgart, Teubner, 1903-1924, reed. 1964; Stoïci antichi,
XXVII-XXVIII. Tutti i frammenti raccolti da Hans von Arnim, trad. R. Radi-
Heidegger Martin, “Vom Wesen und Begriff der phusis”, Weg- ce, Milán, Rusconi, 1998.
marken, en Gesamtausgabe, t. 9, Frankfurt, Klostermann,
1976 ; “Sobre la esencia y el concepto de physis. Aristóteles,
Física B,1” en Hitos, trad. H. Cortés y A. Leyte, Madrid,
Alianza, 2000.
——, Der Satz vom Grund, 1a. ed., Pfullingen, Neske, 1957, re- ello
ed. en Gesamtausgabe, t. 10, Frankfurt, Klostermann, 1997;
Fr. ça. El pronombre demostrativo, contracción de cela, es
La proposición del fundamento, trad. F. Duque y J. Pérez de
Tudela, Barcelona, Ediciones del Serbal, 2003. la traducción que se da al alemán es, pronombre neutro de
Lottin Odon, “Le libre arbitre chez saint Thomas d’Aquin” en la tercera persona del singular, con el cual Freud, en su se-
Revue Thomiste, 34, 1929, pp. 400-430. gunda tópica, elige designar la tercera instancia al lado de
Molina Miguel, De concorda gratiae et liberii arbitrii, Anvers,
das Ich (“el Yo”) y das Über-Ich (“el Superyó”): véase Es y
1515.
Muller Robert, “Remarques sur la liberté grecque”, Dialogue, Yo, Inconsciente, Pulsión, Wunsch; cf. Amar, Angus-
25, 1986, pp. 421-447. tia, Entstellung, Placer, Verneinung.
——, “La logique de la liberté dans La Politique” en P. Aubenque Por otra parte, es figura en la expresión es gibt, que el
y A. Tordesillas (ed.), Aristote politique, París, puf, “Épimé-
thée”, 1993.
francés traduce esta vez con el pronombre personal de la
Nestle Dieter, Eleutheria. Studien zum Wesen der Freiheit bei tercera persona: il y a [hay]. Véase Es gibt, Esti.
den Griechen und in Neuen Testament, t. 1, Die Griechen,
Tubinga, Mohr, 1967.
Platón, “Gorgias” en Diálogos II, trad. J. Calonge Ruíz, E. Acos-
ta Méndez, F. J. Olivieri, J. L. Calvo, Madrid, Gredos, 1987.
——, “La República” en Diálogos IV, trad. C. Eggers Lan, Madrid, ENTENDEMENT | francés
Gredos, 1988.
——, “Las leyes (VII-XII)” en Diálogos IX, trad. F. Lisi, Madrid, alemán Verstand, Verstehen
Gredos, 1999. español entendimiento, intelecto
——, “Teeteto” en Diálogos V, trad. A. Vallejo Campos, Ma. I. griego nous [νοῦς]
Santa Cruz, N. L. Cordero, Madrid, Gredos 1988. inglés understanding
Pohlenz Max, Griechische Freiheit, Heidelberg, Quelle und Me-
italiano intelletto
yer Verlag, 1955; trad. J. Goffinet, La Liberté grecque, París,
latín intellectus
Payot, 1956.
ENTENDEMENT | 401

alma, begriff, conciencia, gemüt, intelecto, en el sentido de intelligere? La lengua irá a buscar
intellectus, intuición, logos, percepción, razón, comprendre, a cuyo sentido de asir y tener en su con-
sentido, sentido común, yo junto (cumprehendere) se le añadirá el sentido de in-
telligere.
Término filosóficamente en desuso (se hablará de razón, Trad. de La vie des mots [1887],
Champ Libre, 1979, p. 118.
de mente o de inteligencia), entendement sirvió para desig-
nar la actividad de la mente durante dos siglos, correspon-
dientes al periodo del Clasicismo (siglos xvii y xviii), antes El intellectus del latín medieval que Santo Tomás ha-
de desaparecer o, más bien, de metamorfosearse. Al tradu- bía etimologizado en inte-lectus, intus-legere, es de-
cir el latín intellectus, heredó una larga tradición conceptual cir, “leer en” a través de la mirada intelectual (véase
que lo opone en cuanto instancia intuitiva (gr. nous [νοῦς]) Intellectus), fue sustituido en las lenguas vernácu-
a una instancia racional discursiva (gr. diánoia [διάνοια]), las europeas por el entendement francés. Este térmi-
y se define por contraste con la razón (lat. ratio). Pero estos no asocia intelección con la agudeza de la audición,
términos, en su definición mutua, intercambian en reitera- con la comprensión de las palabras y de las cosas, el
das oportunidades sus características: el más prestigioso se understanding inglés y, por último, el Verstand ale-
vuelve el más ordinario, el más ordinario se halla revalori- mán, que proviene de stehen (mantenerse en pie),
zado. El particular interés por estos desplazamientos con- más decididamente ligado a la representación, al vor-
ceptuales se debe a la manifiesta incidencia de las lenguas stellen/ver-stehen (véase M. Bréal, Essai de sémanti-
y de los horizontes de pensamiento a partir de los cuales que [1897], Hachette, 1924, pp. 198-200). Si bien el
éstos se redefinen. De este modo, podemos trazar una ana- italiano conservó el intellectus latino mediante inte-
logía de oposiciones entre nous/diánoia, intellectus/ratio, lletto —que trasciende de alguna manera los des-
entendimiento/razón, así como posteriormente entre Ver- plazamientos del concepto en función de las len-
stand/Vernunft, con la condición de constatar de inmedia- guas (intendimento se ha conservado de forma muy
to que su uso nunca puede superponerse. Esto se debe a minoritaria, pero la Geschichte des menschlichen Ver-
que, entre el racionalismo clásico, que se expresa en fran- standes de Carl Friedrich Flögel, que data de 1765,
cés o en latín, y el pensamiento de las Luces, el cual se com- fue traducida en 1835 por Istoria dell’intendimento
prende a partir del inglés y del “human understanding”, ya umano [en español por Historia del entendimiento
se ha producido una cesura conceptual, del mismo modo humano])— el español ha integrado el entende-
que entre estos dos universos y aquel del idealismo ale- ment y dispone del par intelecto/entendimiento. La
mán. Con la dilución de éste, la filosofía contemporánea se polisemia de los términos difiere según las lenguas:
ha reapropiado del término bajo la forma del acuerdo y de el entendement no significa ni la escucha ni el acuer-
la comprensión: das Verstehen. do, mientras que understanding puede dar cuenta del
acuerdo, de allí que el alemán emplee Einverständnis.
I. De “ouïr” [oír] a “entendre” [entender] y a
“comprendre” [comprender] II. Una prehistoria compleja: “nous”/“diánoia”
Las reinterpretaciones de la palabra se apoyan so- y sus traducciones
bre los recursos de la lengua, de las lenguas. Hace Por lo general, entendement —y no intellect— es la
más de un siglo, Arsène Darmesteter toma precisa- traducción de intellectus (véase Intelecto); inte-
mente este término complejo para ilustrar los fe- llectus es comúnmente la traducción de nous (véase
nómenos de reequilibrio semántico entre las pala- Intellectus). Sin embargo, sería erróneo pensar
bras: que entendement fuera la traducción de nous, y que
la oposición griega nous/diánoia, incluso mediati-
Tómese el grupo ouïr [oír], entendre [entender] y zada por la oposición intellectus/ratio, pudiera al-
comprendre [comprender]. Ouïr (lat. audire) desapa- guna vez expresarse en francés mediante la oposi-
rece gradualmente del uso entre el siglo XVI y XVII y ción entendement/raison.
es sustituido por entendre, que sólo tenía el sentido Todos estos pares tienen en común el hecho de
figurado que indicaba su etimología: intendere (ani- contrastar algo del orden de la intuición inmediata
mum); por lo tanto, entendre pasó de la idea de inte-
con algo del orden de la racionalidad discursiva, ex-
lligere al sentido de audire; pero ¿cómo remplazarlo
presado en el trayecto que exige el dia. De este modo,
402 | ENTENDEMENT

Platón distingue efectivamente la visión y la intui- τήμη]) sin mezcla, […] se alegra, y se alimenta de
ción intelectual (nóesis [νόησις del conocimiento ellas y disfruta contemplando las cosas verdaderas”
discursivo o diánoia [διάνοια] (La República, VI, 511 (Fedro, 247d [trad. esp. mod.]). Sin embargo, a nin-
d-e). El uso que anteriormente había hecho de él gún traductor contemporáneo se le ocurrió traducir
Anaxágoras tenía otro alcance, ya que le había otor- en Anaxágoras como en Platón nous por “entende-
gado una función de organización cósmica, una “in- ment”. ¿Cómo podemos dar cuenta de estas distor-
teligencia rectora” como lo traducirá Leibniz en su siones?
Discurso de metafísica (Escritos filosóficos, Mínimo Por un lado, se debe a que el paradigma vehicu-
tránsito, 1983, p. 352) al referirse al Fedón (97b-c): lado por el nous griego no es ni aquel de la audición
nous […] ho diakosmón kai panton aitios [νοῦς (...) (“entendement”) ni aquel de la visión (“intuición”),
διακοσμ ν κα πάντων αἴτιος]; véase Mundo). Lo sino el del olfato. Por otro lado, en lo que concier-
propio de nous es el poder de una contemplación ne a la oposición entendement/raison, el término
inmediata de las ideas; se trata de un conocimiento “raison” se utiliza primero para connotar logos y en
intuitivo, mientras que la diánoia pasa por hipóte- consecuencia no puede servir para expresar diá-
sis y demostraciones. El conocimiento inmediato es noia (véase Logos).
superior al conocimiento mediato. En la “llanura de • VÉASE EL RECUADRO 1
la verdad”, las almas de los dioses (y toda alma que se A través de determinaciones varias se afirma una
preocupa por recibir el alimento apropiado) están continuidad en aquello que el francés traducirá por
en contacto directo con las ideas: “la diánoia (“pen- “entendement”: su carácter intuitivo y eminente res-
sée”, trad. fr. L. Robin, Les Belles Lettres, 1a. edición, pecto del carácter discursivo del conocimiento a par-
1933, L. Brisson, “GF”, 1989; “pensamiento”, trad. tir de cadenas de razones. Es interesante observar que
esp. A. Poratti, Akal, 2010) de un dios, se alimenta el pasaje a las lenguas vulgares europeas acarreará
de nous (“intellection” Robin, “intellect” Brisson, “in- una atenuación de la oposición platónica constitu-
telecto” Poratti) y de conocimiento (episteme [ἐπισ tiva. En efecto, se constata que: 1. el uso de entende-

Recuadro 1 › En los orígenes del “nous”: el olfato


Noos [νόος] (o nous [νοῦς]) es el comple- Chantraine ni siquiera considera, sobre la “concepto” o “sentido” por oposición a la pa-
mentario de thymós para describir el “espí- raíz to sniff o to smell; es cierto que Ulises, labra), esta relación con la intuición, y más
ritu” del hombre homérico; tal como lo bajo sus harapos, es “reconocido” (enóesen exactamente con el olfato, probablemente
expresa Bruno Snell, en términos que no [ἐνόησεν], Odisea, XVIII, 301) por su viejo nunca deje de ser recordada.
pueden ser sino inadecuados: “Thymós sig- perro Argos, que muere sobre una pila de Barbara Cassin
nifica lo que se encuentra en el origen de estiércol. Está vinculado igualmente con el
los movimientos, de las reacciones y de las ver, “en los ojos” más que “con” o “por” ellos Bibliografía
emociones; noos, aquello que suscita las re- (por ej. Ilíada, XXIV, 294), y expresa en Fritz Kurt, von “Noos and Noein in the Home-
presentaciones y las ideas”. Aun si los cam- particular la manera en que se “percibe”, se ric Poems”, Classical Philology, 38, 1943,
pp. 79-93. —“Nous, Noein, and their deriva-
pos semánticos se superponen parcial- “intuye” o no, bajo el hombre, al dios (Odi-
tives in presocratic philosophy (excluding
mente (noéin, como bien lo demuestra sea, XVI, 160). De este modo, noéin signifi- Anaxagoras)”, Classical Philology, 40,
von Fritz, implica una situación de fuerte ca “meterse en la mente” (darse cuenta, 1945, pp. 223-242 y 41, 1946, pp. 12-34,
impacto emocional y moviliza la actitud es- comprender), “tener en la mente” (medi- reimpreso en A. Mourelatos, The Pre-so-
pecífica del individuo), según Chantraine el tar, proyectar, tener sentido común, ser in- cratics, Nueva York, Anchor Press/Dou-
noos designa “la inteligencia, la mente” en teligente y prudente). De manera perfec- bleday, 1974, 2a. ed. Princeton, 1993, pp.
cuanto “percibe y piensa”. Noéin [νοεῖν] tamente congruente, noéin (diferenciado 23-85.
da consistencia al vínculo entre percepción de gignoskein [γιγνώσκειν], II, 2 y 7) es el Snell Bruno, Die Entdeckung des Geistes
y pensamiento, no en el sentido empirista que se utiliza en el Poema de Parménides (1946), Vandenhoeck & Ruprecht, Göt-
tingen, 2a. ed. rev. 1975; La Découverte de
(para el cual no habría nada en la mente para expresar la relación inmediata al ser y
l’esprit. La genèse de la pensée européenne
que no estuviera antes en los sentidos), si- al decir, en la tríada constitutiva de la vía chez les Grecs, trad. fr. M. Charrière y P. Es-
no más bien en el carácter repentino, en la del “ser” (III; VI; 1; VIII, pp. 34-36). En los caig, París, L’Éclat, 1994; El descubrimiento
inmediatez de un percibir(se). De allí que usos ulteriores, llamados intelectualizados del espíritu. Estudios sobre la génesis del
se relacione noéin con “sentir”, en el senti- (el Nous de Anaxágoras, la nóesis noéseos pensamiento europeo en los griegos, trad.
do de “olfatear” —von Fritz menciona una [νόησις νοήσεως] del dios de Aristóteles, esp. J. Fontcuberta, Barcelona, El Acantila-
etimología casi cratiliana en inglés y que y hasta el nóema [νόημα] de la retórica, do, 2007.
ENTENDEMENT | 403

ment se restringe a una sola acepción (véase Inte- partir de las palabras, del contexto, y de las otras cir-
llectus); 2. entendement pasa a designar el poder cunstancias del discurso, de librarse del equívoco y
de pensar en general. descubrir el verdadero sentido de lo que se dice [to
find out the true meaning of what is said]” (Elements of
III. Del entendement humano al sentido común Law, I. Human Nature, 1650, cap. 5, § 8, ed. Gaskin,
La traducción de intellectus por entendement cons- Oxford, 1994, p. 37). Del mismo modo en Locke, si
tituye una excepción interesante entre las lenguas el que predomina es el sentido más general de “po-
romances como el italiano o el español, que optan wer of perception” (An Essay concerning Human Un-
por un calco (intelletto, intelecto). Si bien Descartes derstanding [Ensayo sobre el entendimiento huma-
no identifica específicamente la cogitatio con el “en- no], 1689, Libro II, 21 § 5), éste puede analizarse en:
tendement” sino más bien con mens, animus, inte- 1. percepción de las ideas en nuestra mente; 2. per-
llectus y ratio (Segunda meditación, AT, t.7, p. 27; véa- cepción de la significación de los signos; 3. percep-
se Intelecto), retoma, no obstante, una distinción ción del acuerdo o del desacuerdo entre nuestras
bastante común en los Principios de la filosofía en- ideas, la dimensión semiótica no está ausente, in-
tre la “percepción del entendimiento” y “la acción de cluso si el recorte understanding/will tiende a re-
la voluntad” (art. I, 32), que entraña una concep- cubrirla. Asimismo, si en Descartes, Spinoza, Male-
ción más o menos pasiva del entendement, insistien- branche o Leibniz el entendimiento finito se piensa
do sobre su finitud y sobre los límites de su com- a partir de la diferencia, pero también de la referen-
prensión. Desde entonces, el entendement atañe sobre cia a un entendimiento infinito, en Locke se trata
todo a la lógica: asume, en consecuencia, la discur- directamente de una inspección del entendimiento
sividad de sus procedimientos y distingue lo verda- en tanto especificidad humana, tal como lo resalta
dero de lo falso. Esto conlleva a una atenuación de el título mismo de su Essay. Lo mismo es cierto pa-
la diferencia entre entendement (intellectus en el la- ra Hume (Enquiries concerning Human Understan-
tín filosófico) y raison (ratio). Sin embargo, esta ten- ding [Investigación sobre el entendimiento humano],
dencia, que se reafirmará en el ámbito anglosajón, 1758). El entendimiento en inglés es decididamen-
encuentra en Spinoza una excepción notable dado te humano, y es asimismo en cuanto poder finito
que éste reanuda la dimensión intuitiva propia del que pasa a Alemania (véase G. Tonelli, “La cuestión
intellectus medieval. Los cuatro modos de percep- de los límites del entendimiento humano…”). Se
ción expuestos en el Tractactus de emendatione in- observará que el maestro de Kant en Königsberg,
tellectus [Tratado de la reforma del entendimiento, § Martin Knutzen, le encargó la traducción del ensa-
19-24], —respectivamente: 1) por audición o por yo de Locke en alemán al orientalista Georg David
signo arbitrario, 2) por experiencia vaga no deter- Kypke, con quien Kant compartió vivienda (Anlei-
minada por el entendimiento, 3) por inferencia no tung des menschlichen Verstandes, 1755). Esta infle-
adecuada, 4) por su esencia o por la causa próxi- xión condujo a una banalización del concepto de
ma— establecen de hecho una continuidad entre el entendimiento, que desde entonces no es sólo siem-
tercero, que permite inferir formalmente la esencia pre humano, Menschenverstand, sino que además a
de una cosa de la esencia de otra y el cuarto, que es menudo se lo califica de “sano”, de gesunder Men-
esta misma inferencia pero prolongada intuitiva- schenverstand, es decir, “el sentido común más ele-
mente en el conocimiento de las causas próximas. mental”. La insistencia sobre la finitud del entendi-
El ejemplo de Spinoza muestra de qué manera su miento condujo a la apología del sentido común,
intelllectus (entendement) reconcilia la discursividad como suele ser el caso entre los “filósofos popula-
matemática y la intuición de la mente: si al enten- res” alemanes. Éste dista mucho del sentido común
dimiento se le da a conocer una serie de tres núme- universalmente compartido invocado por Descar-
ros éste es capaz de inventar “intuitivamente, sin tes en la apertura de su Discurso del método.
realizar operación alguna [intuitive nullam opera-
tionem facientes]” (ibid., § 24) el cuarto término. IV. “Verstand” o “Vernunft”:
En inglés, understanding conservará mejor que ¿entendimiento o razón?
en francés o en alemán la noción de comprensión; De la mano de Kant se opera una nueva inversión
precisamente en Hobbes se refiere a la capacidad “a que acarrea una devaluación del entendimiento (Ver-
404 | ENTENDEMENT

stand) en beneficio de la razón (Vernunft), aun cuan- de Spinoza para restablecer una intuición intelec-
do gran parte de la Crítica de la razón pura [1781] tual suprimida por Kant (X. Tilliette, op. cit., p. 64
pueda interpretarse como un análisis del entendi- ss.). Pero Schlegel coloca al entendimiento por en-
miento. El entendimiento se define como la facul- cima de la razón, que conoce todas las cosas, dado
tad de las reglas, conoce a través de conceptos (dis- que interpreta (deutet) y permite así una recapitu-
cursivamente) y sintetiza los datos de la sensibilidad lación histórica (“Transcendentalphilosophie [Filo-
en una unidad; pero es la razón (Vernunft), la facul- sofía trascendental]”, Jena, 1800-1801, pp. 1-105, en
tad de los principios, la que permite ordenarlos en Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe, Paderborn,
un todo. Un término no puede pensarse sin el otro. Schöningh, vol. 12, 1964).
El entendimiento kantiano es una facultad superior
de la mente (véase Gemüt), sintética, espontánea, V. Oír, entender, comprender: el entendement
aunque sólo se ejerce legítimamente en relación con hermenéutico, “das verstehen”
un dato sensible. El operador de la síntesis es el “yo El romanticismo alemán rehabilita a su manera el
trascendental” (véase Yo), que unifica las categorías “entendement” al operar una redefinición radical de
o conceptos del entendimiento. Si el entendimien- su objeto. En la carta “Sobre la filosofía” publicada
to es, al igual que la razón, un “poder de juzgar”, és- en el Athenäum (1799), Friedrich Schlegel prepara
te es asignado al juicio singular más que al razona- una nueva definición del entendimiento, al que ca-
miento. Aunque los idealistas poskantianos (Fichte, lifica como “la más elevada de las facultades huma-
Schelling, Hegel) le hayan reprochado a Kant su sub- nas”, contra el uso reciente de la “filosofía actual”,
ordinación con respecto al entendimiento finito y que privilegia la razón. La inversión de valor impul-
las limitaciones que postuló al conocimiento meta- sada por Schlegel expresa un rechazo del idealismo
físico, está claro que el cambio de signo se produce absoluto:
en la obra de Kant. La determinación del entendi-
miento en cuanto finito, discursivo, separador, ana- Y también es enteramente natural que una filosofía
lítico (con respecto a la razón capaz de tener acceso que progresa hacia el infinito más que ofrecer lo in-
al principio, a la síntesis, al silogismo) es un legado finito, que une y mezcla y todo más que consumar
del idealismo alemán, particularmente presente en nada particular, no valore nada en el espíritu huma-
Hegel (Enciclopedia de las ciencias filosóficas, §14). no por encima de la facultad de enlazar representa-
ciones con representaciones (im menschlichen Geis-
Mediante la intuición intelectual (intellektuelle An-
te, als das Vermögen, Vorstellungen an Vorstellungen
schauung) reivindicada por Fichte, pero sobre todo zu knüpfen) y proseguir hasta el infinito de innume-
por Schelling, se vuelve —por sobre el par Verstand/ rables maneras el hilo del pensamiento. […] todo se
Vernunft— al intellectus intuitivo de los medievales vuelve significativo para él [el entendimiento], ve to-
(véase X. Tilliette, L’intuition intellectuelle de Kant à do con justicia y verdad (alles wird ihm [dem Ver-
Hegel, p. 15). stand] bedeutend, er sieht alles recht und wahr).
Sobre el plano terminológico, resulta ilustrativo “Sobre la filosofía”, pp. 85-86.
ver de qué manera este cambio de situación pudo
ser aprovechado por los adversarios del idealismo. Schlegel pasa imperceptiblemente a una acepción
Jacobi, el gran detractor del racionalismo, apuesta hermenéutica del “entender”, remplazando la “ca-
a la razón (Vernunft) por sobre el entendimiento pacidad de conocer” propio del entendimiento (Ver-
(Verstand) argumentando que éste no sabría llegar stand) por el comprender (Verstehen): “Un com-
a lo incondicionado, sino que depende siempre más prender absoluto es negado en la filosofía que niega
bien de principios que no puede demostrar. La ra- una verdad absoluta” (“Transcendentalphilosophie”,
zón, en cambio —que Jacobi entiende como facultad XII, p. 102). Al pasar del sustantivo al verbo sustan-
de recibir, ya que Vernunft se vincula con vernehmen tivado (das Verstehen), el entendimiento vuelve a en-
“percibir” (véase Percepción)— es pasiva; ella es contrar su nexo con la interpretación, incluso cuan-
apertura hacia la revelación (Jacobi, “Prólogo” en do el entendimiento analítico de la edad clásica lo
David Hume, sobre la fe o idealismo y realismo). En había desechado. A pesar de ello, el alemán conservó
el contexto de la querella del panteísmo desencade- a lo largo del siglo XVIII la equivalencia entre Sinn y
nada por Jacobi, frecuentemente se recurre al aval Verstand en las expresiones como “en sentido pro-
ENTREPRENEUR | 405

pio (im eigentlichen Verstand)”, “en sentido figurado Platón, Fedro, trad. A. Poratti, Colección fundamentos, Serie
(im bildlichen Verstand)”, por ejemplo, en Chlade- Ágora de las Ideas dirigida por F. Duque, Madrid, Akal, 2010;
Phèdre, trad. L. Robin, París, Les Belles Lettres, 1a. ed. 1933,
nius o Herder. El abandono de las pretensiones es- trad. L. Brisson, París, GF Flammarion, 1989.
peculativas del idealismo que habían enaltecido a la Schlegel Friedrich, “Sobre la filosofía” [en Athenäum, 1799] en
razón (Vernunft) en detrimento del entendimiento Poesía y filosofía, trad. D. Sánchez Meca y A. Rábade Obra-
(Verstand) tuvo como efecto una reevaluación his- dó, Alianza, Madrid, 1994.
——, “Transcendentalphilosophie” [1801], en Kritische F. Schlegel
toricista de éste en cuanto “entendimiento herme- Ausgabe XII; “Philosophie transcandentale”, trad. en D. Thouard
néutico” (Verstehen). La hermenéutica de Schleier- (ed.), Symphilosophie. F. Schlegel à Léna, París, Vrin, 2002.
macher (1819) se presenta así como el “arte del Schleiermacher Friedrich, Herméneutique, trad. C. Berner, Pa-
comprender” (Kunst des Verstehens). Wilhelm von rís-Lille, Cerf-pul, 1989.
Schneiders Werner, “Vernunft und Verstand – Krisen eines Be-
Humboldt insiste también sobre esta dimensión de griffspaares”, en L. Kneimendahl, Aufklärung und Skepsis.
la comprensión histórica y lingüística, ligada al igual Studien zur Philosophie und Geistesgeschichte des 17. und
que a su sombra a la posibilidad de la incompren- 18 Jh., Stuttgart, Frommann-Holzboog, 1995
Scholz Oliver R., Verstehen und Rationalität, Frankfurt, Koster-
sión. A través de Dilthey y sus alumnos (J. Wach, G.
mann, 1999.
Misch), luego en la hermenéutica filosófica de Ga- Spinoza Baruch, Tratado de la reforma del entendimiento, trad.
damer (Verdad y método [1960], trad. Agud Apari- A. Domínguez, Madrid, Alianza, 1988; Traité de la réforme
cio y de Agapito, Salamanca, Sígueme, 1992), la Ver- de l’entendement, trad. A. Koyré, París, Vrin, 1969.
Thouard Denis, “Verstehen im Nicht-Verstehen. Zum Problem
stehen se opone a los procedimientos formales del
der Hermeneutik bei Humboldt”, Kodikas/Code. Ars Se-
método y de la explicación para defender una apro- meiotica, núm. 21, 1998.
ximación individual, situada en una historia e inde- Tilliette Xavier, L’Intuition intellectuelle de Kant à Hegel, París,
finidamente revisable. Sólo el inglés ha preservado Vrin, 1995.
Tonelli Giorgio, “La question des bornes de l’entendement hu-
a través de estas inflexiones la expresión understan- main au xviii siècle et la genèse du criticisme kantien”, Re-
ding, que conserva aún toda su pertinencia, mien- vue de Métaphysique et de Morale, núm. 65, 1959.
tras que Verstand, entendement, e incluso intelletto Wach Joachim, Das Verstehen, Tubinga, Mohr (Siebeck), 1926.
han cedido su lugar a otros términos. El auge de las Zovko Jure, Verstehen und Nichtverstehen bei Friedrich Schle-
gel, Stuttgart-Bad Cannsatt, Frommann-Holzboog, 1990.
ciencias cognitivas y de la inteligencia artificial alien-
ta recurrir a la terminología de la inteligencia (Inte-
lligence, Intelligenz), mientras que, por el otro lado,
la crítica de la racionalidad favorece la interpreta-
ción, el Verstehen. ENTREPRENEUR | francés
Denis THOUARD
español empresario, emprendedor
Bibliografía inglés adventurer, contractor, employer, entrepriser,
entrepreneur, manager, projector, undertaker,
Apel Karl Otto, “Das Verstehen. Eine Problemgeschichte als Be-
superintendent
griffsgeschichte”, Archiv für Begriffsgeschichte, I, 1955.
——, Expliquer et comprendre, trad. S. Mesure, París, Cerf, 1999.
Berner Christian, “Understanding understanding: Schleierma- acto, agency, beruf, liberal, oikonomía, praxis,
cher”, The Edinburgh Encyclopedia of Continental Philoso- utility
phy, Edimburgo, Edinburgh University Press, 1998.
Descartes René, Œuvres de Descartes, Édition Adam et Tanne-
ry, t. 7, París, Cerf, 1905. A fines del siglo xix aparece una palabra nueva en el vo-
——, Los principios de la filosofía, trad. N. Ooms, México, unam, cabulario de los economistas de lengua inglesa: the entre-
1987. preneur. Se toma explícitamente de la economía política
Jacobi F. H. (1787). David Hume über den Glauben oder Idealis-
mus und Realismus: ein Gespräch. Loewe; Prólogo [1815], francesa: en particular, de Jean-Baptiste Say, para quien el
en Dialogue sur l’idéalisme et le réalisme, trad. L. Guillermit, entrepreneur, el principal agente de la producción, debe
París, Vrin, 1999. distinguirse del propietario del capital. Según los comenta-
Locke John, An Essay Concerning Human Understanding, ed.
ristas anglófonos, la naturalización de esta palabra respon-
P. H. Nidditch, Oxford UP, 1975; Ensayo sobre el entendi-
miento humano, trad. Edmundo O’Gorman, México, fce, día a una necesidad, ya que la lengua inglesa no disponía de
1999. ningún término que pudiese abarcar el concepto que nece-
Leibniz Gottfried Wilhelm; Escritos filosóficos, trads. E. de Ola- sitaban los economistas, especialmente los teóricos de la
so, R. Torreti y T. Zwanck, Madrid, Mínimo tránsito, 1983.
“libre empresa”.
406 | ENTREPRENEUR

El concepto de entrepreneur, desarrollado a partir del si- para recalcar los riesgos que conlleva la anticipación.
glo xx en la literatura angloamericana, adquiere en ella con- A fines del siglo XVIII la palabra francesa entreprise
sistencia propia. La reciente adopción en el vocabulario eco- se enriquece con el nuevo sentido de “estableci-
nómico francés del inglés “entrepreneurial” (“animado del miento industrial”. Entrepreneur adquiere con ello
espíritu de empresa”) marca a su vez la preocupación por el sentido de jefe o director de una empresa de pro-
conferir a la palabra francesa “entrepreneur” los valores es- ducción (superintendent, employer, manager).
pecíficos adquiridos en su uso inglés y, sobre todo, nortea- En Francia, en las postrimerías del siglo XVIII, el
mericano, en particular, por señalar su decidida inscripción término entrepreneur tiene fuertes connotaciones po-
en la dinámica de la libre empresa. Así, al final del siglo xx en líticas, especialmente debido a la nutrida literatura
Francia, como al final del siglo xix en Estados Unidos y en panfletaria de las mazarinadas que denunciaban a
Inglaterra, entrepreneur es un concepto proveniente de afue- los entrepreneurs del organismo de Hacienda (recau-
ra, incluso una creación lingüística transnacional. dación de impuestos). El economista Pierre Boisguil-
bert inicia el Factum de la France, “el mayor proceso
I. La historia francesa de la palabra hecho con pluma” contra los grandes financieros,
Cuando el concepto económico de entrepreneur apa- “entrepreneurs de las riquezas del reino”, que reali-
rece en Francia, a principios del siglo XVIII, el térmi- zan emprendimientos bajo su buena administración
no ya tiene una rica historia. Se origina en el antiguo (su economía política), en nombre de los “entrepre-
francés emprise y más tarde entreprise, que designa neurs del comercio y de la industria” que contribuyen
la acción como comienzo de un proyecto que im- a aumentar esas riquezas (Factum, p. 742). Boisguil-
plica riesgos. El campo semántico de entrepreneur bert fracasó en su proyecto de reformar la Hacien-
se extiende al ámbito de la guerra, en tanto el entre- da o empresa del impuesto, y le tocó a un financiero
preneur es el que conduce un proyecto de campaña hábil, Richard Cantillon, crear el concepto econó-
o de asedio; al ámbito de lo político, en la medida en mico de entrepreneur.
que es el que, mediante proyectos calculados, rom-
pe los lazos que fundan el reino; al ámbito de lo II. La conducción de la empresa al azar: riesgo
jurídico, en cuanto es el que contraviene el orden e incertidumbre
jerárquico de los órganos y subvierte las reglas; y En el ensayo de Richard Cantillon —Essai sur la na-
por último al ámbito de lo económico, puesto que ture du commerce en général—, no encontramos
es el que, basándose en un contrato previo (precio ningún rastro de la indignación moral que movió a
convenido), se compromete a realizar un proyecto Boisguilbert. Después de demostrar que “todas las
(recaudación de impuestos, suministros a un ejér- clases y todos los hombres de un Estado subsisten o
cito, expedición comercial, construcción, produc- se enriquecen a costa de los propietarios de tierras”
ción, transacción) asumiendo los riesgos relaciona- (libro I, título del cap. 12), afirma que “la circulación
dos con el intercambio y el tiempo. Este último uso y el trueque de bienes y mercaderías, lo mismo que
del término se corresponde con las prácticas que se su producción, se realiza en Europa por empresarios
han ido afirmando socialmente desde el siglo XVI. [entrepreneurs] a riesgo suyo” (libro I, título del cap.
Limitémonos al empleo del término en lo que ata- 13), y describe minuciosamente aquello que contri-
ñe a la economía. El compromiso del empresario con buye a hacer de la acción de cada entrepreneur un
su proyecto puede tener connotaciones diversas y comportamiento “inconstante”, en el que actúa “se-
el nombre de entrepreneur traducirse de diversas gún sus ideas” y “sin poder prever”, en el que concibe
maneras al inglés. Se traduce por contractor, si lo im- y realiza proyectos al azar de los acontecimientos.
portante es el compromiso con el comandatario pa- La incertidumbre ligada a la ganancia de la empre-
ra realizar el negocio según las condiciones previa- sa se debe en particular al hecho de que depende de
mente negociadas (plazo previsto, precio arreglado, las formas de consumo de los propietarios, únicos
precio firme, arrendamiento); por undertaker cuan- miembros de la sociedad que son independientes
do se considera la participación en la actividad, el —“naturalmente independientes”—, precisa Canti-
hacerse cargo del proyecto, de su realización prácti- llon. El entrepreneur es aquel que es capaz de traspa-
ca, la puesta en marcha de la transacción dinero- sar su natural dependencia mediante su frugalidad
producción; por adventurer, enterpriser, projector, (que es la renuncia a la subsistencia que le garantiza
ENTREPRENEUR | 407

un sueldo) y su industria (que le permite asumir y la innovación, no solamente contribuye a abrir


los riesgos de la incertidumbre). En ella, en razón nuevos caminos para el progreso de la industria si-
de su capacidad de apropiación, adquiere una in- no que con sus propios fracasos reduce el campo
dependencia relativa, vinculada a su poder de anti- de investigación de sus sucesores y les evita errores.
cipación. De esta manera Cantillon logra conciliar Es conocida la afición de Bentham por la tradición
los dos valores del término que Boisguilbert no ha- intelectual francesa. Menos conocido es que su de-
bía sino vuelto excluyentes, y generó el concepto de fensa del projector se inscribe en un debate a la sa-
entrepreneur. zón muy animado en Francia, en el medio de ad-
Banquero irlandés establecido en Francia, Can- ministradores e ingenieros, en torno a los “hombres
tillon había entrado en contacto con las prácticas fi- con proyectos”. Aquel mismo año, en su Panopticon,
nancieras de los entrepreneur, en su propio prove- insiste en las ventajas de recurrir a la empresa con-
cho. Pero su análisis es específicamente inglés, tanto tractual (“contract management”) y al interés del
por la forma que escogió —el ensayo—, como por entrepreneur (contractor) más que al sistema de la
el contenido. Debe a Petty su recurso al cálculo y a gestión (“trust management”) al dar trabajo a los
los “pares en ecuación”, entre consumo y produc- prisioneros. Este asunto de la elección entre la em-
ción, tierra y trabajo, que él produce. También de- presa, en la que el compromiso está motivado por la
be a Locke el punto de partida de su teoría sobre el búsqueda de ganancias, y la gestión, donde el “ma-
origen de la sociedad, la importancia que da al con- nejo” —la conducción de las actividades— está ba-
trato libremente acordado en el establecimiento de sado en la adhesión y la fidelidad al servicio del rey,
lazos políticos. Con todo, critica firmemente a am- es el crisol donde se forjó la representación del en-
bos por sus generalizaciones empíricas apresuradas, trepreneur en Francia. Está en el centro de las refle-
ya se trate del convencionalismo de Locke o de las xiones y las indagaciones conducidas por políticos
inducciones de Petty a partir de ciertos cálculos, y y administradores, desde Sully, hasta Colbert, Vau-
por su indiferencia a las condiciones concretas, es- ban y Turgot. De manera más esencial, la oposición
pecialmente sociopolíticas, que determinan los cir- de la empresa y de la gestión es la de la conciencia
cuitos de las riquezas y contribuyen a la incertidum- —escrúpulo para cumplir en detalle los compromi-
bre con que se topa el entrepreneur. De suerte que el sos descritos en el presupuesto que regula el con-
concepto de entrepreneur, su contenido y su impor- trato— y la confianza —ejercicio inmediato (sin la
tancia teórica, parece ser el fruto de un encuentro mediación del cálculo de los intereses recíprocos)
entre la economía política francesa —entendida co- de la lealtad al rey, donde la acción no tiene más mó-
mo buena administración del reino, que no puede vil que la dedicación al interés general del reino. Es
alcanzarse sin tomar en cuenta las determinaciones la tensión entre estos dos modos de realización del
concretas de la circulación de las riquezas: moneda, interés general, y por ende la búsqueda de su pon-
mercancías, crédito, sin tomar en cuenta el detalle deración óptima, la que anima los debates propios
(Détail de la France es el título de una de las obras de la historia de la economía política francesa y per-
principales de Boisguilbert)—, y la economía políti- mite extraer el concepto de ganancia empresarial.
ca inglesa, más dedicada a descubrir las leyes gene- Al retomar la oposición entre contract y trust,
rales del mercado. La teoría de Cantillon constituye Bentham introduce la lógica propia del debate fran-
un episodio paradójico en relación con el lugar co- cés sobre la ganancia de la empresa en el análisis
mún según el cual los franceses son teóricos y los económico inglés. Su intento sólo podía fracasar al
ingleses se ocupan de la práctica. tropezar con la concepción de la economía política
que construían Adam Smith y David Ricardo: una
III. Empresa e innovación, “projector” ciencia sobre las leyes de intercambio y la formación
y “contractor” del valor y de los precios, donde la ganancia no pue-
En 1787, la publicación de la Defence of usury, de Je- de ser más que la del capital.
remy Bentham, marca un segundo episodio. Bent-
ham defiende allí, en oposición a Adam Smith, la IV. El entrepreneur industrial
importancia económica del entrepreneur (projector) La importancia social del “entrepreneur de indus-
que, al tomar los riesgos que conllevan la invención tria”, el que conduce la organización de su empresa,
408 | ENTREPRENEUR

esto es, la distribución del tiempo, de los hombres, cap. 6). Mill anota que la palabra entrepreneur, en el
de los materiales y de las máquinas, se inscribe, en sentido que Say le da, no es familiar al oído inglés, lo
Jean-Baptiste Say, en una toma de posición radical que restringe los poderes de análisis de la economía
en el debate en torno a la empresa: es moral la ac- política inglesa. “Los economistas políticos franceses
ción emprendida con vistas a su propio interés. “Se gozan de una gran ventaja al poder hablar hoy de ‘las
quejan de que nadie atiende más que a su interés: ¡a ganancias del entrepreneur’ (French political econo-
mí me aflige lo contrario! Conocer los propios in- mists enjoy a great advantage in being able to speak
tereses es el comienzo de la moral” —escribe en Ol- currently of les profits de l’entrepreneur”); Libro II, cap.
bie, una utopía que es un ensayo sobre los medios 15, § 1. Debemos entonces a Mill la primera intro-
de reformar las costumbres de una nación (Essai ducción del término en le economía política inglesa.
sur les moyens de réformer les mœurs d’une nation). En 1876, Francis A. Walker, primer presidente de
Al formular esta idea en una utopía que permite do- la American Economic Association, se hace eco de
tar a los principios de la fuerza de un comienzo ab- Stuart Mill en The wages question (cap. 14), al ob-
soluto, Say da la espalda a los debates franceses en servar:
torno a la empresa como subversión/realización de
los vínculos del Estado y se embarca con determi- It is much to be regretted that we have not a single En-
nación en un doble proyecto: impulsar en la econo- glish word which exactly fits the person who performs
mía política francesa el proceso teórico fundado por this office in modern industry. The word “undertaker,”
Adam Smith, a quien reconoce como su maestro y the man who undertakes, at one time had very much
a quien “honra” (introducción de su Tratado), y dar this extent; but it has long since been so exclusively de-
voted to funereal uses as to become an impossible term
a Francia, obsesionada con el objetivo de alcanzar
in political economy. The word “adventurer,” the man
el progreso industrial de Inglaterra, los medios pa- who makes ventures, also had this sense; but in mod-
ra lograrlo. La economía política no puede contri- ern parlance it has acquired a wholly sinister meaning.
buir a ello si se la restringe “al conocimiento de las The French word “entrepreneur” has very nearly the
leyes que presiden a la formación, la distribución y desired significance; and it may be that the exigencies
el consumo de las riquezas (à la connaissance des lois of politico-economical reasoning will yet lead to its be-
qui président à la formation, la distribution et la con- ing naturalized among us.
sommation des richesses)”; Say, Cours, t. 1, p. 6. No However, the French word entrepreneur has very
debe separársela del análisis de las condiciones mo- nearly the desired significance and it may be that the
rales y políticas de su realización, ya que ella es “la exigencies of political economical reasoning will yet
economía de la sociedad”, “la economía social” o, de lead to its being naturalized among us.
manera más general, “la ciencia social”. Say se apre- [Es muy lamentable que no tengamos en inglés nin-
sura a difundir este análisis en la sociedad, y sobre guna palabra que designe exactamente a la persona
todo entre los “industriales”. En su papel de ideólo- que ocupa el puesto de empleador en la industria mo-
derna. La palabra undertaker, el hombre que está a
go —fue uno de los fundadores y redactor en jefe
la cabeza de una empresa, alguna vez tuvo ese alcan-
de La Décade Philosophique—, Say cree en las vir- ce; pero desde hace mucho tiempo que se aplica ex-
tudes de la instrucción entendida como formación clusivamente para usos fúnebres, por lo cual es im-
de juicio, de la capacidad de inventar las soluciones posible que se pueda aplicar al ámbito de la economía
apropiadas que caracteriza al entrepreneur. Su ob- política. La palabra adventure, el hombre que se aven-
jetivo sigue siendo el de sus profesores de l’École tura a algo, también tuvo alguna vez ese sentido, pe-
Normale del año III, que pretendían transformar las ro en el lenguaje moderno ha adquirido un sentido
mentes para producir una “opinión” ilustrada ca- sumamente oscuro. La palabra francesa entrepre-
paz de influir en las decisiones gubernamentales. neur tiene casi exactamente el significado deseado y
John Stuart Mill, francófilo convencido familiari- es posible que las exigencias del razonamiento polí-
zado con las obras de Benthan y de Say, retoma en sus tico y económico hagan que pronto resulte natural
entre nosotros.]
Principles of political economy (1848) las críticas de
Say a Smith y su desdén por el “pretendido trabajo de Con todo, el papel económico motor del entrepreneur
inspección y de dirección (superintendence) del en- no podía hallar cabida en la economía neoclásica. En
trepreneur (undertaker)” (Wealth of nations, libro I, la obra Principles of economics de Alfred Marshall
ENTREPRENEUR | 409

(1890) existen observaciones que señalan tanto la im- trepreneur, de su reconocimiento como una “figura
posibilidad, siguiendo a Mill y a Walker, de ignorar central” del sistema y de las fuerzas que fijan la re-
completamente la acción económica del entrepre- muneración de su función particular.]
neur, como la imposibilidad, de alguna manera mo-
ral, de considerar que “talentos naturales excepcio- Knight se consagra al punto fuerte de la teoría eco-
nales que no son producto del esfuerzo humano y no nómica tratando de discernir con mayor precisión
son el resultado de sacrificios aceptados con vistas a qué es propiamente irreducible en la incertidum-
un provecho futuro (exceptional habilities, which are bre relativa a la empresa innovadora: distingue el
not made by human effort, and are not the result of sa- “insurable risk” de la “non insurable uncertainty”;
crifices undergone for a future gain)” (1961, p. 623) esta incertidumbre, donde interviene el juicio del
puedan justificar algo más que un ingreso suplemen- entrepreneur, origina situaciones que escapan a la
tario (surplus income), una “casi renta”; en ningún ca- ciencia y al cálculo porque no son repetibles: “situa-
so se podría concebir esta acción como “el primer tions in regard to which business judgement must be
motor de toda la economía”, como escribe en 1884 exercised do not repeate themselves with sufficient con-
Charles Gide. La idea de “ganancia de empresa” y de formity to type, to make possible a computation of pro-
“espíritu de empresa” se topa aquí con una posición bability” (The economic organisation, pp. 119-120).
moral analizada por Max Weber como “espíritu del En adelante, y con la misma lógica, se trató de re-
capitalismo” (solamente el esfuerzo merece ser recom- ducir más los componentes irreductibles de la ga-
pensado por la ganancia), al mismo tiempo que con nancia empresarial, cosa que contribuyó a poner el
el esfuerzo de formalización matemática que carac- acento en la acción del entrepreneur, de suerte que
teriza a la economía neoclásica y excluye tomar en se convirtió en “el fenómeno sobre el que los eco-
cuenta factores irreductibles al análisis científico. nomistas insisten más y que menos comprenden (the
La palabra entrepreneur entró de todos modos phenomenon which is more emphasized yet least un-
en el vocabulario económico de la lengua inglesa. En derstood by economists)” (Kanbur, “Of risk taking…”,
1904 W.A. Veditz, un profesor de economía nortea- p. 767). Ya se trate, con Schumpeter, de la voluntad
mericano que traduce —o más bien adapta para de innovar del entrepreneur rebelde, con Keynes de
los estudiantes de cultura anglófona— los Princi- los “espíritus animales (animals spirits)” (J.M. Key-
pes d’économie politique de Charles Gide, observa nes, The general theory of employment…, p. 161)
en una nota que “el término francés entrepreneur, que animan el impulso de emprender, o, más re-
literalmente: undertaker (la persona que está a la cientemente con Schackle, del entrepreneur origina-
cabeza de una empresa), ha adquirido ahora uso tor, en pie de igualdad con el artista genial o el gran
corriente en la lengua inglesa (The French term en- matemático (prólogo de R.F. Hebert y A.N Link, en
trepreneur, literally meaning undertaker [the person G.L.S. Schackle, The entrepreneur, p. VII), estamos
at the head of any undertaking], has now acquired en presencia de una psicologización de la cuestión
current usage in English)” (Principles of political eco- fundamental de la empresa y del entrepreneur: aque-
nomy, p. 484). llo que en la literatura económica francesa se refería
al orden político, y después al social, en la literatu-
V. Probabilidad e incertidumbre ra de los países anglosajones se convirtió en aque-
Fue Frank H. Knight quien produjo una teoría del llo que, en la naturaleza humana, se resiste a la ra-
entrepreneur y de la ganancia empresarial propia de cionalidad del discurso económico o lo excede.
la literatura angloamericana en Risk, uncertainty
and profit (1921). Especifica en el prefacio (p. 9): VI. Una palabra francesa: ¿un concepto
estadunidense?
(…) the role of the entrepreneur or entrepriser, the El esfuerzo de Knight se inscribía en una teoría de
recognized “central figure” of the system, and the forc- la economía que se afirmaba enérgicamente como
es which fix the remuneration of his special function. una teoría de la libre empresa. El mismo proyecto
[(…) la contribución técnica particular a la teoría anima a los economistas franceses que integraron el
de la libre empresa que propone este ensayo es un adjetivo entrepreneurial a su vocabulario. Del mis-
estudio más completo y cuidadoso del papel del en- mo modo, la reciente transformación del CNPF (Con-
410 | ENTSTELLUNG

seil du patronat français) en MEDEF (Mouvement des Keynes John Maynard, The General Theory of Employment, Inte-
entreprises de France) debe contribuir a difundir rest and Money, Londres, Macmillan, 1936, reed. Nueva York,
Harcourt, Brace & World, 1964; Teoría general de la ocupa-
una imagen diferente del entrepreneur. Este cambio ción, el interés y el dinero, trad. Eduardo Hornero, México,
de apelativo estuvo acompañado por una campaña Fondo de Cultura Económica, 2009.
publicitaria, “En avant l’entreprise” —¡Adelante la Knight Frank Hynean, Risk, Uncertainty and Profit, Boston,
empresa!—, cuyos iniciadores insistieron en su vo- Houghton, Mifflin & Co., 1921.
——, The Economic Organisation, Nueva York, Houghton, Mifflin,
luntad de “colocar a la empresa en el centro de la 1951.
sociedad francesa” “impulsando la libertad de em- Locke John, Treatise of Civil Government (1690), Nueva York, D.
prender, la vocación de los empresarios, su éxito en Appleton-Century Company, 1965; trad. Ensayo sobre el go-
la economía”, “persiguiendo el espíritu de empresa bierno civil, ed. Gradifco, Buenos Aires, 2007.
Marshall Alfred, Principles of Economics (1890), Londres, Mac-
y su difusión en todos los componentes de la socie- millan, 1961.
dad” (Le Monde, 28 de octubre de 1998, p. 34). Mill John Stuart, Principles of Political Economy, en Collected
Estamos en la amplia tradición de la economía works, vol. 2, Londres, Routledge, 1996; trad. Principios de
la economía política, con algunas de sus aplicaciones a la filo-
política francesa de los siglos XIX y XX, la que ex-
sofía social, Fondo de Cultura Económica, México, 1978.
presan Say o Gide. Estas frases podrían ser de la au- Petty William, Several Essays in Political Economy, Londres, Cla-
toría de cualquiera de los dos. Hasta podríamos es- vel, 1699.
cuchar el eco del sentido de entrepreneur propio del Say Jean-Baptiste, Olbie ou Essai sur les moyens de réformer les
mœurs d’une nation (1800), Presses Universitaires de Nan-
siglo XVIII francés en la voluntad, afirmada en esta
cy, 1985.
campaña, de pelear “una verdadera guerra de terre- ——, Traité d’économie politique (1803), Ginebra-París, Slatkine,
no contra el intervencionismo de Estado” (ibid.). Y 1982; Tratado de economía política: exposición simple, ed.
sin embargo, en el folletín destinado a explicar el Gómez Fuentenebro, trad. Manuel María Gutiérrez y Ma-
nuel Antonio Rodríguez, Madrid, 1807.
cambio de apelativo, E.A. Sallière explica que “‘em- ——, Cours complet d’économie politique pratique (1828), Osna-
presas’ sustituye a ‘patronato’ y recuerda natural- brück, Otto Zeller, 1966.
mente a los ‘entrepreneurs’, término que ha pasado Schumpeter Joseph Alois, The Theory of Economic Develope-
al lenguaje corriente”. Esto confirmaría, junto con ment, Cambridge (Mass.), Harvard UP, 1968.
——, Essays on Entrepreneurs, Innovations, Business Cycles, and
toda la literatura económica actual, la referencia que the Evolution of Capitalism, New Brunswick y Londres, Tran-
constituye la economía liberal angloamericana: és- saction Publishers, 1991.
ta forjó un nuevo concepto de entrepreneur, natura- Shackle George Lennox Sharman, The entrepreneur, pról. R.F.
lizado a su vez en el lenguaje cotidiano en Francia. Hebert y A.N. Link, Nueva York, Praeger, 1982.
Smith Adam, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth
Este concepto inaprensible abarcaría, una vez más, of Nations, Londres, Strahan y Cadell, 1776; The Wealth of
una palabra venida de afuera. Nations, Londres, Everyman’s Library, 1991; Investigación de
Hélène VÉRIN la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, trad. Ga-
briel Franco, México, Fondo de Cultura Económica, 1958.
Vérin Hélène, Entrepreneurs, entreprise. Histoire d’une idée, Pa-
Bibliografía rís, puf, 1982.
Bentham Jeremy, Defence of Usury (1787), Londres, Routled- Walker Francis A., The Wages Question, Londres, Macmillan,
ge, 1998; En defensa de la usura, trad. Javier Eraso Ceballos, 1877; Nueva York, Henry Holt, 1981.
Madrid, Sequitur, 2009.
Boisguilbert Pierre de, Détail de la France (1695), Factum de
la France (1707), Traité du mérite et des lumières de ceux
que l’on appelle gens habiles dans la finance ou grands finan-
ciers (1707), en Pierre de Boisguilbert ou la naissance de l’é-
conomie politique, ined, 1966, vol. 2.
ENTSTELLUNG | alemán
Cantillon Richard, Essai sur la nature du commerce en général
(Londres, Fletcher Gyles, 1755), ined, 1952; Ensayo sobre español deformación, desfiguración, alteración,
desplazamiento
la naturaleza del comercio en general, trad. Manuel Sánchez
Sarto, México, Fondo de Cultura Económica, 1950. francés déformation, défiguration, altération,
Gide Charles, Principes d’économie politique, Larose & Forcel, déplacement
1884, reed. Sirey, 1921; Principles of Political Economy,
trad. C.W.A. Veditz, Londres, Heath & Co., 1904. deformación, angustia, combinatoria y
Kanbur S.M., “Of risk taking and the personnal distribution of conceptualización, conciencia, falso, memoria,
income”, Journal of Political Economy, núm. 87, 1979, pp. negación, pulsión, significante, verdad,
767-797. verneinung
ENTSTELLUNG | 411

Derivado de stellen, “poner de manera que se mantenga La Entstellung es una transposición del sueño en la
parado”, “poner sobre sus pies” (Stellung, “posición”) y del cual la significación oculta el deseo del sueño; es tam-
prefijo ent- indicando el cambio (des-plazar, de-poner), el bién de-posición (Ent-stellung) de las pulsiones (Es-
sustantivo Entstellung tiene, en la lengua corriente, dos sen- critos 2, p. 641) a imagen de una multitud de personas
tidos principales: “deformar” (cambiar de forma) y “falsifi- desplazadas; es distorsión (defiguración) en las for-
car” (alterar la verdad, verfälschen). Este segundo sentido mas gramaticales de la negación (Escritos 2, p. 642).
puede orientar el primero, deformar y desfigurar llegando a Pero, siendo el desplazamiento un efecto de la de-
falsificar (una relación, un acontecimiento, la verdad). Ent- formación, en realidad Freud distingue Entstellung
stellung es utilizado por Freud para designar un mecanis- de Verschiebung:
mo que es el efecto de un proceso: el de la represión (Ver-
drängung) en primer lugar y, más tarde, el de la desmentida Al hecho de que el contenido onírico acoja restos de
(Verleugnung). Su sentido difiere según el proceso en juego. vivencias accesorias lo interpretamos como exterio-
rización de la desfiguración onírica [Entstellung] (por
I. “Entstellung” y deformación desplazamiento [Verschiebung]), y recordamos que en
La represión produce una deformación (Entstellung) ella hemos discernido una consecuencia de la cen-
sura establecida en el paso de una instancia psíquica
de los contenidos mnémicos, recuerdos o fantasmas.
a otra.
La memoria, exclusiva de la conciencia donde todo
Freud, La interpretación de los sueños,
se experimenta, pero donde nada se inscribe, está en Obras completas, p. 193 (capítulo V.
constituida por muchos niveles de inscripción mné- “El material y las fuentes del sueño”).
mica que han sufrido un cierto número de deforma-
ciones (lagunas, desórdenes cronológicos, ininteligi- Este desplazamiento es uno de los procedimientos
bilidad); esas deformaciones se deben a la acción de esenciales de la deformación: “Resultado de este des-
la represión. Las fuerzas psíquicas represoras son per- plazamiento [Verschiebung] es que […] el sueño
ceptibles en la resistencia que se opone, en la terapia, sólo devuelve {refleja} una desfiguración {disloca-
a la reaparición del recuerdo: “Cuanto mayor es la ción} [Entstellung] del deseo onírico del inconscien-
resistencia, tanto más vasta es la desfiguración (Ent- te.” (op. cit. p. 313-14, capítulo VI. El trabajo del sue-
stellung)” (El método psicoanalítico de Freud [1933], ño). El desciframiento del sueño desenmascara el
O.C., trad. J.L. Etcheverry, Amorrortu, t. VII, p. 239). deseo inconsciente bajo su desfiguración, de la mis-
Hace falta entonces, para volver accesible a la con- ma manera en que el acceso a un recuerdo reprimi-
ciencia lo que en el psiquismo se mantiene incons- do o a una verdad olvidada, no es otro que el de las
ciente, pasar de las deformaciones a los materiales deformaciones que han sufrido.
deformados. Asimismo, “un fragmento de verdad
olvidado reside en la idea delirante, el cual, al vol- III. “Enstellung” y “Verfälschung” (falsificación)
ver, ha debido sufrir deformaciones (Entstellungen)” En 1939, Entstellung es empleado por Freud en un
(Moisés y la religión monoteísta [1939], O.C., t. sentido orientado hacia la falsificación:
XXIII, pp.125, 130, 131 ss.); la deformación es el
único acceso a ese núcleo de verdad olvidada. Con la desfiguración de un texto pasa algo parecido
a lo que ocurre con un asesinato: la dificultad no resi-
II. “Entstellung” y “verschiebung” de en perpetrar el hecho, sino en eliminar sus hue-
(desplazamiento) llas. Habría que dar a la palabra “Entstellung” [“desfi-
En francés, el término de déplacement (desplazamien- guración”; “dislocación”] el doble sentido a que tiene
derecho, por más que hoy no se lo emplee. No sólo
to) será empleado para dar cuenta de la Entstellung,
debiera significar “alterar en su manifestación”, sino,
en lugar del de déformation (deformación). Y tendrá también, “poner en un lugar diverso”, “desplazar a
el sentido lingüístico de metonimia, lo cual se debe otra parte”. Así, en muchos casos de desfiguración-
sin duda a la contigüidad, en la Traumdeutung, entre descolocación de textos podemos esperar que, empe-
Entstellung y Verschiebung (desplazamiento, desliza- ro, hallemos escondido en alguna parte lo sofocado
miento). Así Lacan hablará de “desplazamiento del y desmentido, si bien modificado y arrancado del con-
significante” (Escritos 1, p. 5) o de “deslizamiento del texto. Y no siempre será fácil discernirlo.
significado bajo el significante” (Escritos 1, p. 491). Moisés y la religión monoteísta, O.C., t. XXIII, p. 42.
412 | ENUNCIADO

La noción de Entstellung como huella de un proce- ninguna idea de la noción de falsificación (Verfäl-
so en el aparato psíquico está siempre presente; pe- schung).
ro, al aplicarlo aquí a todo texto, sea metapsicológico
o bíblico, es huella ya no de la represión solamente En El reverso del psicoanálisis de 1970, Lacan extrae-
sino de la desmentida (Verleugnung). Así el sentido rá de la Verfälschung de la letra el falsus como caído
que toma (Verfälschung: falsificación, alteración, des- del texto; el equívoco entre “falloir” (deber, hacer
naturalización) viene de la desmentida (Verleugnung) falta) y “faillir” (faltar a, incumplir) (véase Deber)
del asesinato (del padre, de Moisés) del cual es la hue- reúne en la etimología de fallere (en participio pa-
lla en el escrito, por desplazamiento de la letra o de sado) el “manquer à, tomber” (faltar a, caer) y el
la fecha. La falsificación de las huellas dan acceso, en “manquer, tromper, se tromper” (faltar —fallar—,
el diferimiento retrospectivo, a su origen; se lee un engañar, equivocarse). El falsus condensa la falta de
texto con las huellas de su deformación, y las mo- la falla y la falta del “falloir” (deber, hacer falta) en la
dalidades de la deformación dan acceso a lo que del falta de escritura de una letra caída, desplazada.
texto fue deformado (verdadero, real). La Entstellung Solal RABINOVITCH
trata el sentido estricto del texto como trata la im-
presión mnémica inscrita: desplazándola, defor- Bibliografía
Freud Sigmund, Traumdeutung [1900], en G.W., t. 2-3, 1942;
mándola, falseándola. Incluso al extraer entstellen La interpretación de los sueños [1900], trad. J. L. Etcheverry,
del lado de la verfälschen, Freud continúa separán- en Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1986, t. IV y V.
dolos: ——, “El método psicoanalítico de Freud”, 1904 [1903], trad. J.
L. Etcheverry, en Obras completas, Buenos Aires, Amorror-
tu, t. VII, pp. 233-242.
Ahora bien, el texto como hoy lo poseemos nos na- ——, Der Mann Moses und die monotheistiche Religion [1939],
rra bastantes cosas también sobre sus propios desti- en G.W., t. XVI; Moisés y la religión monoteísta [1939], trad.
nos. Dos tratamientos contrapuestos entre sí han de- J. L. Etcheverry, en Obras completas, Buenos Aires, Amo-
jado en él sus huellas. Por una parte, se apoderaron rrortu, t. XXIII, pp. 1-132.
de él unas elaboraciones que lo falsearon, mutilaron Lacan Jacques, Écrits, Seuil, 1966; Escritos 1 y 2, trad. Tomás
y ampliaron, hasta lo trastornaron en su contrario Segovia, 2005, México, Siglo XXI.
——, L’Envers de la psychanalyse, Le Séminaire, Livre XVII, París,
[in sein Gegenteil verkebren; “desvirtuaron”], en el Seuil, 1991; El seminario de Jacques Lacan: libro 17: El rever-
sentido de sus secretos propósitos; por otro lado, rei- so del psicoanálisis 1969-1970, trad. Enric Berenguer y Mi-
naba en relación con él una respetuosa piedad que quel Bassols, Buenos Aires, ed. Paidós, 2006.
quería conservarlo todo como estaba, sin importar
que armonizase entre sí o se anulase.
Ibid.

La deformación es, sin duda, un efecto de la falsifi- enunciado


cación (“las alteraciones [Entstellung] ulteriores […] Enunciado, formado sobre el latín enuntiare, “expresar, di-
sirven a la misma intención […], la de falsificar [ver- vulgar” (sobre ex, “por fuera”, y nuntiare, “hacer saber”; el
fälschen] la imagen del pasado”, ibid., p. 45); pero nuntius es un “mensajero”, un “nuncio”), recubre el mismo
Freud las distingue entre sí. La primera está reser- tipo de entidad que proposición y frase: es una unidad de
vada a la tradición: de la religión de Moisés, “se ha- base de la sintaxis, de la que se trata de saber si ella es o no
bía conservado una especie de recuerdo, una tradi- portadora del valor de verdad. Se encontrará un examen
ción tal vez oscurecida y deformada (entstellt)”. Y la de la diferencia entre estas entidades, y entre las redes que
segunda se aplica a la narración escrita: el compro- ellas constituyen en las diferentes lenguas (en particular el
miso de Cades fue fijado por escrito, pero inglés: sentence, statement, utterance), bajo Proposición
/ Frase / Enunciado. Habrá que referirse igualmente a
[…] debió pasar todavía mucho tiempo antes de Logos y Dictum-Enuntiabile, palabras de las que enun-
que [la narración escrita] reconociera que debía de- ciado puede constituir cada vez una traducción admisible.
cir rigurosamente la verdad. Al inicio, ellos [las gen- Cf. Palabra (en part. recuadro 3, “Verbum, dicibile…”),
tes venidas de Egipto] no tuvieron ningún escrúpu- Principio, Sachverhalt, Verdad.
lo en hacer sus relaciones conforme a las necesidades La característica específica del enunciado es que es per-
y a las tendencias del momento, como si no tuvieran
cibido como un caso singular y hace así pareja con “enun-
EPISTEMOLOGÍA | 413

ciación”: véase Acto de habla; cf. Inglés, Lengua, Chis- dominio de la teoría del conocimiento y de la ciencia. La ex-
te, Sentido, Signo, Significante. periencia de la traducción se ha vuelto, correlativamente,
la de la proliferación de términos “intraducibles”: términos
discurso alemanes sin correlato exacto en inglés, en español o en fran-
cés (Anschaulichkeit [carácter de intuible], Zusammenhang
[contexto, relación]), términos ingleses o estadunidenses
sin correlato exacto en alemán o en francés (“inference to
EPISTEMOLOGÍA the best explanation” [inferencia a la mejor explicación],
defeasibility [revocabilidad / derrotabilidad]). Los epistemó-
alemán Erkenntnistheorie logos actuales comprueban la pérdida de la unidad de su vo-
francés épistémologie
cabulario, y ocurre como si, para identificar los problemas,
inglés epistemology
hiciera falta en primer lugar procurarse un mapa de las pa-
anschaulichkeit, belief, chance, labras.
geisteswissenschaften, percepción,
representación, sabiduría, verdad I. “Erkenntnistheorie”

Cuando el término épistémologie [“epistemología”] se in- A. Primeras apariciones del término


troduce en francés, sin duda en 1901 con motivo de la tra- El uso del término Erkenntnistheorie aparece bas-
ducción del Essai sur les fondements de la géométrie de Ber- tante temprano en la historia de la filosofía alema-
trand Russell, lo que domina es la serenidad aparente de un na en el siglo XIX, en todo caso mucho antes de que
consenso. Como escribe Louis Couturat: “La epistemolo- se lo haya atribuido a Zeller, quien no hace más que
gía es la teoría del conocimiento fundada en el estudio críti- fijar su acepción universitaria en los años 1860 (E.
co de las ciencias o, en una palabra, la Crítica tal como Kant Zeller, Bedeutung und Aufgabe der Erkenntnistheo-
la definió y fundó”. Cuando, por su parte, Émile Meyerson rie, 1862). A pesar de la diversidad de sus significacio-
escribe el prefacio de Identité et realité (Identidad y reali- nes, la Erkenntnistheorie designa, hasta los años 1930,
dad) en 1907, precisa: “La presente obra pertenece, por su el discurso que analiza el poder de conocimiento a
método, al campo de la filosofía de las ciencias o epistemo- través de las diferentes ciencias (Wissenschaften), ya
logía, siguiendo un término suficientemente apropiado y sea ciencias “del espíritu” (Geisteswissenschaften) o
que tiende a volverse corriente”, e inscribe a continuación “de la naturaleza” (Naturwissenschaften). Pero la his-
su trabajo bajo la égida de Hermann von Helmholtz y de su toria del término es también, en gran medida, la de
teoría de los procesos psíquicos inconscientes. Kant, Russell, la referencia a Kant durante el siglo XIX, historia que
Helmholtz: se trata, de modo general, de estudiar las leyes evoluciona desde una reivindicación polémica has-
del pensamiento en referencia a las ciencias, y no parecen ta el reconocimiento de los límites intrínsecos de la
existir sino diferencias de acento o de uso entre los térmi- problemática kantiana.
nos epistemología / filosofía de las ciencias, Erkenntnistheo- Desde 1827 se encuentra la mención al término
rie [teoría del conocimiento] (o Erkenntnislehre / Wissen- Erkenntnislehre en el Léxico de Krug, que la define
schaftslehre [doctrina del conocimiento / doctrina de la como “la teoría filosófica del conocimiento huma-
ciencia]) y epistemology. no, también llamada Metafísica” (Krug, 1827, p. 705).
Hoy en día casi no queda nada de esa homogeneidad, Según K. Köhnke, que sigue aquí a F. Ueberweg, el
postulada o esperada, de los nombres dados a los diferen- sentido general de la Erkenntnistheorie aparecía ya en
tes discursos de la ciencia en alemán, inglés, español y fran- las conferencias de Schleiermacher sobre la dialécti-
cés. El término francés épistémologie, así como el alemán ca, pronunciadas en 1811 y publicadas en 1839, pri-
Wissenschaftstheorie, simplemente absorbe en una armonía mer esfuerzo poskantiano por elaborar una teoría del
más bien de fachada una multiplicidad de aproximaciones conocimiento que esté basada no sólo en el pensa-
—teoría general del conocimiento, análisis técnico y lógico miento puro sino también en la percepción sensible.
de las teorías científicas, análisis histórico de su desarrollo— Pero para encontrar las primeras referencias preci-
que el inglés por su parte tiende a distinguir (epistemology, sas a una Theorie der Erkenntnis [Teoría del conoci-
philosophy of science, history of science). Pero en realidad no miento] hace falta sin duda remitirse a la Theorie des
existe ya ni doctrina fundadora ni orientación unitaria en el menschliches Erkenntnisvermögen [Teoría de las ca-
414 | EPISTEMOLOGÍA

pacidades humanas de conocimiento] de E. Reinhold una orientación única, indica sin embargo una so-
(1832); en 1876, H. Vaihinger por cierto atribuirá a la y misma dirección general: la de una vuelta a un
Reinhold los comienzos de la Erkenntnistheorie. análisis del poder de conocer y de los procesos de
objetivación de los fenómenos, en oposición a aque-
B. La reivindicación de la herencia de Kant llos sucesores de Hegel y de Schelling que preten-
Entonces, aunque no se sepa exactamente en qué dían legislar en las ciencias de la naturaleza. K. Köhn-
fecha el término Erkenntnistheorie se fijó en la len- ke sugiere así que la Erkenntnistheorie señala tres
gua, su significación está claramente vinculada a la retornos sucesivos a Kant: hacia 1830 con Reinhold,
reivindicación de la herencia de Kant contra la de la hacia 1860 con Helmholtz (Schriften zur Erkenntnis-
filosofía de la naturaleza de Hegel y del idealismo theorie [Escritos sobre teoría del conocimiento], red.
alemán en general. El objeto de la Erkenntnistheorie 1921) y, finalmente, a fines del siglo XIX, con la Es-
es, en un sentido más general, el estudio de las pre- cuela de Marburgo. En los tres casos, el término Er-
suposiciones del conocimiento, tanto en las ciencias kenntnistheorie parece jugar ante todo como una si-
exactas como en las ciencias históricas. Según A. Die- gla, una marca o un signo de reconocimiento para
mer y C.F. Gethmann, podemos entonces distin- las preocupaciones que, a decir verdad, son a me-
guir en la filosofía alemana del siglo XIX: a) una co- nudo poco kantianas stricto sensu y, por otro lado,
rriente psicológica, que comienza con J. Fries y tiende extremadamente diferentes unas de otras (lógica, fi-
luego a desarrollarse como psicología empírica: la losofía del lenguaje, psicología, fisiología, sociología,
Erkenntnistheorie deviene “análisis de las sensacio- historia, hermenéutica o metodología de las cien-
nes” (Beneke, Schopenhauer, Helmholtz, Wundt, cias de la naturaleza).
Stumpf, Avenarius, Mach); b) en el lado opuesto, una • VÉASE EL RECUADRO 1
corriente lógico-transcendental, que pone el acen-
to ya sea sobre la metodología de las ciencias de la C. Generalizaciones y ambivalencias del uso del
naturaleza con la Escuela de Marburgo (H. Cohen, término a comienzos del siglo xx
P. Natorp, luego E. Cassirer), ya sea sobre el conoci- Si hacia 1920-1930 el término Erkenntnistheorie es-
miento moral e histórico (W. Windelband, H. Ric- tá en uso, incluso más que nunca, su empleo tiende
kert, E. Lask); c) una corriente metafísica realista a volverse casi puramente emblemático: sirve para
inaugurada por J.F Herbart y F.A. Trendelenburg, mantener una exigencia general de racionalidad y de
donde la Erkenntnistheorie es entendida como phi- interés en el problema del conocimiento, pero en un
losophia prima (E. Zeller, F. Ueberweg, E. von Hart- contexto donde se reconoce que el kantismo alcan-
mann, etc.). La diversidad de estas referencias a la zó ciertos límites de principio. Se pueden tomar cua-
Erkenntnistheorie, aunque no se las pueda reducir a tro ejemplos de esta ambivalencia.

Recuadro 1 › Epistemología
Louis Couturat, en Lexique philosophique, como éste existe de hecho, mezcla de mientras que la Epistemología busca los
citado por B. Russell, escribe: verdad y de error, sino las leyes ideales principios (axiomas, hipótesis o postula-
(reglas o normas) a las que el pensamien- dos) que les sirven de fundamento, y dis-
“Epistemología (inglés: Epistemology). to debe conformarse para ser correcto y cute su valor y su origen (empírico o a
Este término, que significa epistemológi- verdadero. Se distingue de la lógica for- priori). En resumen, la epistemología es
camente teoría de las ciencias, correspon- mal en que ésta estudia las reglas forma- la teoría del conocimiento apoyada en el
de a la palabra alemana Erkenntnistheorie les o los principios rectores a los que el estudio crítico de las ciencias, o, en una
o Erkenntnislehre (teoría del conocimien- pensamiento debe obedecer para ser con- palabra, la Crítica tal como Kant la defi-
to) y a la expresión francesa philosophie secuente y mantenerse en concordancia nió y fundó.”
des sciences (filosofía de las ciencias). consigo mismo, mientras que la episte-
Designa una parte fundamental de la mología busca los principios constituti- Bibliografía
filosofía, que se confunde indebidamen- vos del pensamiento, que le suministran Russell Bertrand, Essai sur les fondements de
te, en Francia, con la psicología o con la un punto de partida y un contenido real y la géométrie [An Essay on the Foundations
lógica. Se distingue de la psicología en que le aseguran un valor objetivo. Finalmen- of Geometry, 1897], trad. A. Cadenart, ed.
es, como la lógica, una ciencia normativa te, se distingue de la lógica aplicada o rev. por el autor y por L. Couturat, Gau-
(Wundt), es decir que tiene por objeto no metodología en que ésta estudia los mé- thier-Villars, 1901.
las leyes empíricas del pensamiento tal todos propios de las diversas ciencias,
EPISTEMOLOGÍA | 415

a. En Husserl (Logische Untersuchungen; citado de 1957), el libro de 1920 sobre la teoría de la relativi-
Recherches logiques, I, p. 254), la filosofía es vista aún dad se titula Zur Einsteinschen Relativitätstheorie, er-
como Erkenntniskritik, distinta del “trabajo ingenio- kenntnistheoretische Betrachtungen [Sobre la teoría
so y metódico de las ciencias particulares” y asigna- de la relatividad de Einstein. Consideraciones desde
da a la elucidación de la esencia de los conceptos de la teoría del conocimiento] y el objetivo del libro de
“cosa”, “acontecimiento”, “causa”, “efecto”, “espacio”, 1936 sobre la mecánica cuántica, Determinismus und
“tiempo”, etc. (ibid., II, p. 15). Pero esta Erkenntnis- Indeterminismus in der modernen Physik [Determi-
kritik es interpretada en el nuevo sentido de inten- nismo e indeterminismo en la física moderna], es
cionalidad. En la primera de las Recherches logiques, medir el desplazamiento del centro de gravedad de
encontramos Erkenntnislehre, Erkenntnistheorie y Er- la física teórica desde el punto de vista de la teoría
kenntniskritik para designar toda orientación opues- del conocimiento (erkenntnistheoretisch), es decir
ta a la psicología empírica, al biologismo y al escep- desde el punto de vista de la determinación de los
ticismo; la fenomenología, por su parte, funda de conceptos de objeto y de realidad, de cosa y de atri-
manera diferente la crítica del conocimiento, basán- buto, de sustancia y de accidente. Desde Substanz-
dola en una ontología pura de las vivencias. Aunque begriff und Funktionsbegriff [Concepto de sustancia
el uso persistente del término Erkenntnistheorie re- y concepto de función, 1910], sin embargo, el térmi-
vela el mantenimiento de una gran parte de la pro- no Erkenntnistheorie es despegado por Cassirer de su
blemática kantiana de la constitución de la objeti- afiliación estricta al neokantismo, puesto que se tra-
vidad, Husserl emplea entonces la palabra en este ta de ampliar el proyecto erkenntnistheoretisch en
nuevo horizonte del método fenomenológico. su mismo principio. La Philosophie der symbolischen
b. Segundo ejemplo: según Moritz Schlick en All- Formen (1923, 1925, 1929) propone una “crítica de
gemeine Erkenntnislehre [Teoría general del conoci- la cultura” y una morfología del espíritu humano en
miento, 1918], la filosofía se identifica tradicional- todas sus manifestaciones —ciencias, mitos, lengua-
mente con la “teoría del conocimiento” y ésta se jes, religiones— unificada por la noción de forma
distingue rigurosamente de la psicología. La teoría simbólica, entendida como una regla que rige las
del conocimiento es definida como una búsqueda de funciones cognitivas en su multiplicidad concreta.
los fundamentos universales de la posibilidad del Y el libro de 1936 sobre la física cuántica evoca la li-
conocimiento válido en general, que debe permitir mitación definitiva del esquematismo y de los cam-
el esclarecimiento de los conceptos fundamentales bios profundos en las formas de pensamiento. Allí,
del conjunto de las ciencias (el de conciencia en psi- por consiguiente, la imposición kantiana del térmi-
cología, los de axioma o número en matemáticas, no Erkenntnistheorie se debilita al punto de desapa-
los de espacio y tiempo en física, etc.). Sin embargo, recer casi totalmente.
Schlick se identifica con Helmholtz, Kirchhoff y Hil- d. Finalmente, último ejemplo, el término Erkennt-
bert; comprende el conocimiento como un proce- nistheorie es todavía el que emplean espontáneamen-
so de “designación de los objetos” radicalmente di- te los fundadores de la mecánica cuántica: es recu-
ferente tanto de la “penetración intuitiva” como de rrente tanto en los títulos de los artículos de N. Bohr
la búsqueda de la “adecuación sujeto-objeto”; lleva (así, en 1939, “Erkenntnistheoretische Fragen in der
este proceso de designación a un “reconocimiento de Physik und die menschlichen Kulturen [Las culturas
lo semejante”, que debe conducir a una reducción humanas frente a cuestiones de teoría del conocimien-
del número de los principios explicativos, y afirma to en la física]”, o en 1949, “Diskussion mit Einstein
que el único método riguroso es el de las matemáti- über erkenntnistheoretische Probleme in der Atom-
cas. El Erkenntnistheorie de Schlick, aunque siga sien- physik [Discusión con Einstein sobre problemas de
do un análisis de la posibilidad de conocer, ya repre- teoría del conocimiento en la física atómica]”, como
senta entonces un claro adiós a Kant y abre el camino en las publicaciones de W. Heisenger, de W. Pauli, de
al antikantismo de principio que caracterizará a los M. Born, etc. Pero el uso del término ya no es aquí de
primeros textos nacidos del Círculo de Viena. ninguna manera una referencia al kantismo —explí-
c. En Cassirer, el término Erkenntnistheorie es cla- citamente rechazado por Bohr, Heisenberg y Pauli
ramente omnipresente. Además de los cuatro volú- desde finales de los años 1920—; sirve más bien pa-
menes de Das Erkenntnisproblem (1906, 1907, 1920, ra designar un determinado conjunto de cuestiones
416 | EPISTEMOLOGÍA

filosóficas que conciernen a la “nueva situación del noción de prueba y de demostración, teoría de la
conocimiento” que se deben “retomar desde cero”: inferencia válida, etc.), se proponen muchos tipos
fundamentos de la descripción de la naturaleza; de respuestas: respuestas llamadas “normativas”,
ampliación del concepto de Anschauung [intuición] respuestas llamadas “naturalistas” o respuestas lla-
y de los criterios de la Anschauulichkeit [carácter in- madas “escépticas”; y la comprensión de estas res-
tuitivo] de una teoría física; transformación de las puestas exige a su vez el manejo de una tradición y
condiciones de la objetivación a través de la renun- de un vocabulario específicos. Las paradojas ya no
cia a una determinación simultáneamente espacio- son las mismas: del argumento de L. Nelson sobre
temporal y causal de los fenómenos; redefinición la imposibilidad de la teoría del conocimiento
necesaria de la objetividad en referencia a la posibi- (1912), se ha pasado a los problemas de Gettier
lidad de una comunicación no ambigua; crítica del (1963, pp. 121-123). Las divisiones ya no están si-
concepto tradicional de sujeto como entendimien- tuadas en los mismos lugares: así el fundacionalis-
to puro y aislado y colocación del lenguaje en primer mo reúne al empirismo y al racionalismo clásicos
plano; transformación del concepto de realidad; en la idea de que existe una estructura fundacional
desplazamiento de la oposición entre Wissen [saber] que incluye las creencias fundamentales, por con-
y Glauben [creer], etc. Aquí culminan entonces, del traste con el “coherentismo”, que supone que toda
lado de las ciencias, las dificultades internas de la creencia deriva su justificación de otras creencias.
problemática originariamente asociada a la Erkennt- Pero uno y otro están en conflicto con la epistemo-
nistheorie. logía naturalizada que considera que el entendi-
miento humano es una entidad de la naturaleza, en
II. “Epistemology” interacción con otras, y que los resultados de su es-
tudio científico son cruciales para la empresa epis-
A. De la problemática de la objetivación a la de la temológica. Los conceptos o los topoi universalmen-
“creencia justificada” te conocidos en la literatura actual en lengua
¿Se puede traducir Erkenntnistheorie por epistemo- inglesa a veces no estimulan ninguna reacción par-
logy? La Erkenntnistheorie, por más general que sea ticular en las otras lenguas. Tomaremos sólo algu-
su denominación, se mantiene esencialmente liga- nos ejemplos, en bruto pero densos: si bien distin-
da al problema de saber cómo un sujeto erige un ciones como la que se hace entre sentido y
fenómeno en objeto de conocimiento, en una cier- referencia o ejemplos como “el actual rey de Fran-
ta relación de la intuición (es decir de la represen- cia es calvo” son ya clásicos, es difícil debatir en
tación de un fenómeno en el espacio y el tiempo) francés o en español el alcance del bayesianismo o
con un concepto. Sin duda la epistemology —el vo- las diferentes interpretaciones de la noción de pro-
cablo aparece en inglés en 1856 en las obras del fi- babilidad, o más aún los problemas ligados a la un-
lósofo escocés James F. Ferrier— es también defini- derdetermination of theories by experience (subde-
da aún hoy en los diccionarios y en las enciclopedias terminación de las teorías por la experiencia) con
como el estudio de las fuentes, de la naturaleza y de el argumento de la private language [lenguaje pri-
los límites del conocimiento humano. Pero inme- vado], con la noción de projectible predicates (pre-
diatamente se especifica que las preocupaciones dicados “proyectables”) o con la de degree of evi-
centrales de la epistemology, determinadas por el dential support (grado de apoyo ofrecido por la
punto de partida de Frege y por el lingusitic turn, evidencia, etc.) Incluso los nombres propios no tie-
conciernen a la lógica y los sistemas formales, el nen la misma significación: Aristóteles, Descartes,
lenguaje y el concepto de verdad, la mente y los es- Anselmo, Tomás de Aquino son términos que fun-
tados mentales, y que una de las cuestiones más cionan como “descripciones definidas” que difie-
importantes es saber qué es una “creencia justifica- ren de una lengua a otra. Es claro que la epistemolo-
da” (justified belief, donde belief designa el acto de gy remite a preocupaciones diferentes a las de la
tener un enunciado por verdadero), así como saber Erkenntnistheorie y que sólo toman sentido en la
qué es una “creencia verdadera justificada” (justi- red de conceptos específicos que le están asociados.
fied true belief). A esta pregunta y a todas las pre-
guntas que le están asociadas (concepto de verdad,
EPISTEMOLOGÍA | 417

B. La evolución de la “epistemology” c. Un tercer momento esencial es el de la apari-


¿Cómo se establece esta diferencia entre dos mun- ción del “positivismo lógico” y del “empirismo ló-
dos de pensamiento en filosofía del conocimiento? gico”. El movimiento del Círculo de Viena, nacido
Para comprenderlo, habría que recorrer en detalle to- informalmente en 1924 y dotado en 1929 de un
da la historia de la filosofía en lengua inglesa. Aquí manifiesto titulado “La concepción científica del
nos limitaremos a recordar sumariamente cuatro mundo”, retoma, amplificándola, la oposición al
momentos de esta historia. idealismo y a la metafísica, así como la fe en el po-
der de la lógica y la idea de que la filosofía tiene co-
a. El primero —considerado habitualmente como mo función esclarecer la significación de los enun-
el nacimiento de la filosofía analítica— es el de la ciados y de los conceptos de las ciencias. Asociadas
rebelión de Russell y de Moore contra el idealismo a una distinción entre proposiciones analíticas y
hegeliano devenido moda en la filosofía inglesa de sintéticas que será rechazada por Quine en 1951,
fines del siglo XIX. Según Russell, una “nueva filoso- las diferentes versiones del criterio de verificabili-
fía” comenzaba con el artículo de Moore, “The na- dad empírica (verifiability criterion of factual mea-
ture of judgment”, aparecido en Mind en 1899, en el ningfulness [criterio de verificabilidad de la signifi-
que rechazaba tanto la problemática kantiana de la catividad empírica]), cuya primera formulación
posibilidad del conocimiento como la hegeliana del debida a M. Schlick enunciaba simplemente que la
Espíritu absoluto. Inicio más estruendoso que su- significación de un enunciado era el método de su
til, pero en el que hay que comprender la necesidad verificación, serán discutidas incansablemente en-
polémica: “Con la sensación de escaparnos de pri- tre 1930 y alrededor de 1960, primero en el contex-
sión, nos permitíamos pensar que la hierba es verde, to de la teoría de los enunciados protocolares y del
que el sol y las estrellas existirían aunque nadie les fisicalismo, luego en el de las diferentes concepcio-
prestara atención, y también que existe un mundo nes de la “testeabilidad”, de la confirmación, de la
atemporal y pluralista de ideas platónicas” (“My men- falsabilidad, de la estructura de las teorías y del re-
tal development” [Mi desarrollo mental], p. 12). duccionismo.
b. Instalada de entrada en oposición al kantismo y d. Finalmente, un cuarto momento característi-
al idealismo alemán, la tradición inglesa de la epis- co de la tradición de la epistemology es el que mar-
temology adquiere enseguida su carácter distintivo ca, a finales de los años 1960, el reconocimiento del
con la fabricación de un nuevo vínculo entre empi- fracaso del empirismo lógico y la búsqueda bastan-
rismo y lógica simbólica. La teoría de las descripcio- te caótica de nuevas direcciones. Si se deja de lado
nes definidas de Russell (“On Denoting”, en Mind, tanto la filosofía del espíritu y sus debates sobre el
1905) provee así el modelo de resolución de un pro- nuevo materialismo como la sociología de las cien-
blema filosófico por medio de la lógica. La filosofía cias, se puede decir que, en el campo de la filosofía
es entonces clasificada con las matemáticas y la ló- de las ciencias, la epistemology de los últimos veinte
gica, como un enfoque deductivo y a priori cuya años se ha esforzado por escapar de diversas formas
función es de esclarecimiento y de análisis, en tanto a la oposición entre una teoría del conocimiento nor-
las ciencias de la naturaleza son vistas por su lado mativo y una concepción escéptica o historicista. Es
como la vía de acceso esencial a todo conocimiento en esta perspectiva que es necesario situar el debate
nuevo del mundo. La idea —común en los tiempos alrededor del “realismo científico” y de sus alterna-
de Russell y de Wittgenstein— de que el análisis ló- tivas: “antirrealismo”, “empirismo constructivo”, “fic-
gico permite resolver el lenguaje en una colección de cionalismo” o, más técnicamente, alrededor de las
proposiciones atómicas y que la estructura de las pro- concepciones respectivamente sintáctica, semántica
posiciones y la estructura de la realidad remiten una y estructuralista de las teorías físicas. De manera ge-
a otra en espejo subsistirá por lo demás en todos los neral, una de las cuestiones más importantes en la
desarrollos ulteriores de la epistemology; la hipóte- epistemology actual apunta a la posibilidad de cons-
sis de que existe una forma lógica oculta en el len- truir una teoría probabilística del conocimiento y
guaje ordinario divide todavía hoy a las dos ramas de de la opinión probables.
la herencia de Wittgenstein, la del Tractatus y la de las • VÉASE EL RECUADRO 2
Philosophical investigations.
418 | EPISTEMOLOGÍA

C. “Intraducibilidad” dad del conocimiento, así como sobre un conjunto


¿Se puede, en esas condiciones, traducir Erkennt- de tesis nuevas en lógica y en filosofía del lenguaje?
nistheorie por epistemology, cuando esta última se Sin duda el término Erkenntnistheorie tenía un uso
construyó sobre una oposición abierta a la tradición suficientemente amplio para incluir ya múltiples al-
alemana del análisis de las condiciones de posibili- ternativas al kantismo, de la teoría de los signos de

Recuadro 2 › Las grandes corrientes de la epistemología contemporánea


Así como el término “conocimiento” desig- dacionalismo” (foundationalism) parte de normativas. En un artículo de tres páginas
na tanto el conocimiento ordinario como el la tesis empirista según la cual todo conoci- (“Is justified true belief knowledge?”), el au-
conocimiento científico, la palabra “episte- miento deriva de la experiencia. En su ver- tor demostró que una creencia verdadera
mología” —del griego episteme [ἐπιστή sión más fuerte, sostiene que todas nues- puede ser derivada de una “proposición jus-
μη], conocimiento— designa la teoría del tras creencias están construidas a partir de tificada” (justified proposition), pero falsa.
conocimiento entendida sea en el sentido creencias básicas cuyo contenido está direc- Gettier demuestra así que la verdad de la
estrecho de teoría del conocimiento cientí- tamente dado en la experiencia sensorial, y creencia en cuestión, que es justificada des-
fico, sea en un sentido más amplio de teo- que las creencias referidas a esos conteni- de el punto de vista fundacionalista o cohe-
ría del conocimiento, sin distinción de ob- dos de experiencia son infalibles (infallible) rentista, es una cuestión de coincidencia; en-
jeto. Es este último sentido el que prevalece (Chisholm, Theory of Knowledge). La princi- tonces, esa creencia no puede ser llamada
para el término inglés epistemology, y remi- pal objeción contra el fundacionalismo es conocimiento. La tradición normativa res-
te al estudio del conocimiento y de la justi- que ninguna creencia es infalible. Creyendo pondió a Gettier proponiendo una teoría de
ficación de las creencias, es decir, a lo que que las cosas parecen ser de una manera, el la revocabilidad (según la cual un conoci-
se llama también “teoría del conocimiento” sujeto no es infalible ya que puede equivo- miento es una creencia verdadera justifica-
y “gnoseología”. En esta acepción del tér- car la palabra con la que califica su experien- da si no es revocable por otras verdades).
mino, la ciencia no constituye el dominio cia. Una versión más débil del fundacionalis- La epistemología naturalista, por su parte,
de examen único ni privilegiado de la epis- mo postula que algunas creencias tienen adoptó una estrategia diferente, que consis-
temología, ya que la cuestión de la justifica- una justificación prima facie, es decir, son te en buscar las propiedades de un proceso
ción de las creencias y de los conocimientos susceptibles de ser desmentidas por otras que culmina en la formación de conocimien-
se plantea también en los casos ordinarios creencias verdaderas adquiridas más tarde tos. De nuevo se pueden discernir varias sig-
del juicio de percepción, del recuerdo o de (son “revocables” [defeasibles]). nificaciones contenidas por el término epis-
las creencias formadas sobre la base del tes- El “coherentismo” (coherentism), por su temología naturalista, según la parte que se
timonio ajeno. La epistemología entendida lado, estima que el sistema de creencias no conceda, respectivamente, a la evaluación
en este sentido no tiene vocación para des- se despliega de manera asimétrica desde racional y a la persecución de la verdad o a
cribir o para evaluar los sistemas particula- las creencias básicas obtenidas perceptiva- la descripción de los procesos psicológicos y
res de argumentos o de pruebas, pero sí pa- mente hasta las creencias inferidas, sino sociales de formación del saber. La corrien-
ra explicitar en qué consiste la justificación que constituye una totalidad coherente de te naturalista-evaluativa explora la noción
(justification) de las creencias verdaderas creencias recíprocamente explicativas: nin- de método “fiable” (reliable) de adquisición
que las eleva al estatus de conocimiento. El guna creencia es en principio “inmune a la de creencias verdaderas examinando las pro-
concepto de justificación puede él mismo revisión” (inmune to revition) (Lehrer, Know- piedades cognitivas que permiten al sujeto
ser entendido o bien como un requisito “in- ledge). Desde el punto de vista coherentis- tratar la información y razonar (A. Goldman,
ternalista” (internalist) que apunta a las ca- ta, la justificación es una cuestión de grado, 1986). La “epistemología social” (social epis-
racterísticas del sujeto cognoscente y de las que depende del sostén dado a cada creen- temology) continúa este enfoque “fiabilista”
razones que tiene para dar por verdadera cia por las otras. Las reglas de inferencia en- (reliabilist), extendiéndolo al papel de los
una proposición dada; o bien como la exi- cuentran igualmente su justificación en la factores sociales en la adquisición de cono-
gencia “externalista” (externalist) de que ganancia de coherencia que resulta de su cimientos y de creencias justificadas (A.
exista un vínculo apropiado —causal o, más adopción. El falibilismo no constituye un de- Goldman, 1999).
generalmente, nomológico— entre el suje- fecto, como sucede en el fundacionalismo, si- La epistemología evolucionista —el tér-
to cognoscente y el objeto conocido. no que forma parte integrante del esfuerzo mino “evolutionary epistemology” se debe a
Existen dos maneras de abordar los pro- de revisión para alcanzar una coherencia ma- Donald T. Campbell— inscribe las normas
blemas epistemológicos: una es “normativa” yor. El coherentismo, a diferencia clara del fun- epistémicas en el contexto de la historia de
(normative), y busca aislar los principios que dacionalismo, considera que la adquisición las problemáticas y de la selección de las teo-
justifican la aceptación racional de una creen- de conocimientos es un fenómeno social: el rías. Karl Popper, uno de los filósofos que le
cia; otra es “naturalista” (naturalist), y de- testimonio del prójimo puede permitir au- otorgó un vigor nuevo a esa corriente de
riva el estatus epistémico de una creencia mentar la coherencia de un sistema de creen- inspiración darwiniana, desarrolló todas las
de las condiciones en las que fue adquirida. cias y aumentar su grado de justificación. consecuencias de un punto de vista estric-
La acepción normativa de la epistemolo- Edmund Gettier puso en aprietos de ma- tamente “falsacionista” (falsificationist), se-
gía se subdivide en dos corrientes. El “fun- nera espectacular a estas dos corrientes gún el cual el conocimiento (científico u
EPISTEMOLOGÍA | 419

ordinario) consiste en las hipótesis que so- Knowledge, Englewood Cliffs, NJ, Prentice La connaissnce objective, trad. J.J. Rosat,
brevivieron a la competencia. Hall, 1966; Teoría del conocimiento, Ma- París, Flammarion, 1998; trad. Conocimien-
La significación más descriptiva de la drid, Tecnos, 1982. to objetivo: un enfoque evolucionista, Ma-
epistemología naturalista se aplica a la ten- Gettier Edmund , “Is justified true belief drid, Tecnos, 2007.
knowledge?”, Analysis, 23, 1963; “¿Es co-
tativa de rastrear las etapas del desarrollo
nocimiento la creencia verdadera justifica- Bibliografía de consulta
de las capacidades operatorias y conceptua- da?”, en Phillips G. Allen, Conocimiento y Craig Edward (dir.), Routledge Encyclopedia
les que operan en el conocimiento, que ha creencia, México, Fondo de Cultura Econó- of Philosophy, Londres-Nueva York, Rout-
inspirado la epistemología genética de Jean mica, pp. 221-224. ledge, 1998.
Piaget. Se objeta con frecuencia que la neu- Goldman Alvin, Epistemology and Cognition, Dancy Jonathan y J.L.P. Celma, Introduction
tralización de la dimensión crítica y reflexi- Cambridge (Mass.), Harvard UP, 1986. to contemporary epistemology, Oxford,
va asociada a la reflexión epistemológica ——, Knowledge in a Social World, Oxford UP, Blackwell, 1985; ed. esp. Introducción a
hace sufrir al término epistemología una mu- 1999. la epistemología contemporánea, Madrid,
tación semántica que sobrepasa lo que la Lehrer Keith, Knowledge, Oxford UP, 1972. Tecnos, 1993.
Piaget Jean (dir.), Logique et connaissance Engel Pascal, “Philosophie de la connaissan-
flexibilidad doctrinal puede autorizar.
scientifique, Gallimard, 1967; ed. esp. Tra- ce”, en P. Engel (dir.), Précis de philosophie
Joëlle Proust tado de lógica y conocimiento científico, analytique, París, puf, 2000, pp. 63-89.
Buenos Aires, Paidós, 1985.
Bibliografía principal Popper Karl, Objective Knowledge, an Evolu-
Chisholm Roderick y V. Peris, Theory of tionary Approach, Oxford UP, ed. rev. 1979;

Helmholtz al positivismo de Schlick y del Círculo Erkenntnistheorie, cualquiera que sea la diversidad
de Viena, pasando por la crítica de la cultura de de sus acepciones, designaba en la lengua filosófica
Cassirer. Sin embargo, existe una diferencia pro- alemana una problemática que apuntaba a una de-
funda entre las maneras de plantear la cuestión del terminación de los actos objetivantes, es decir, que
conocimiento que caracterizan respectivamente a permitían comprender cómo el sujeto cognoscente
la Erkenntnistheorie y a la epistemology: en un caso, transforma los fenómenos dados en objetos de co-
a partir de la relación entre intuición y concepto y nocimiento. Pero, a esta problemática de la objeti-
de una reflexión sobre el modo de darse de los fe- vación o de la constitución heredada de Kant y que
nómenos; en el otro, a partir del análisis del lengua- provee una lengua común a las ciencias del espíritu
je y de la forma lógica de las teorías. Esta diferencia y a las ciencias de la naturaleza hasta los años 1930,
no procede en absoluto de la esencia de las lenguas, se opone a partir del inicio del siglo XX la proble-
ni tampoco sin duda de una característica gramati- mática totalmente diferente de la epistemology, de-
cal de su estructura: ciertos aspectos de la epistemo- finida primero por B. Russell y G.E. Moore por una
logy se han formado, en efecto, gracias a obras (de afirmación polémica de “la independencia de los he-
Frege, Wittgenstein o Carnap) arraigadas en la len- chos con respecto a la experiencia”, después desarro-
gua alemana. Se puede pues pensar que la existen- llada en la dirección del análisis lógico del lenguaje
cia de una “intraducibilidad” marca antes que nada y de la estructura de las teorías físicas. La intraduci-
una evolución de la filosofía misma, a través del reco- bilidad es, en este caso, tan grande entre las dos tra-
nocimiento de los límites de la problemática de la diciones que la epistemología de los sabios alemanes
Erkenntnistheorie y la búsqueda de reformulacio- del periodo 1850-1930 fue por mucho tiempo sos-
nes fundamentales del problema del conocimiento. pechosa de ininteligibilidad, o simplemente ignora-
da, en los trabajos de los filósofos de las ciencias
III. Conclusión anglosajonas posteriores a 1945.
¿Qué muestra el mapa de palabras esbozado hasta Lo que ha sido analizado hasta aquí es entonces
aquí? Si se admite que la pérdida actual de homo- ese reparto entre Erkenntnistheorie y epistemology.
geneidad, al menos postulada, del vocabulario pro- Faltaría delinear con más precisión el trayecto de nu-
pio del discurso filosófico sobre la ciencia procede merosas diferencias que se han cruzado luego en el
de una ruptura precisa y fechable en la historia de interior mismo de cada lengua, especialmente en
la filosofía, la hipótesis más plausible es la que sitúa Francia, donde la epistemología toma un carácter
esta ruptura a comienzos del siglo XX, en el reparto distinto con la introducción de teorías del concep-
que se hace en ese momento entre la Erkenntnis- to apoyadas en la historia de las ciencias y en una
theorie alemana y la epistemology inglesa. El término reflexión sobre las nociones de valor y de poder (G.
420 | EPISTEMOLOGÍA

Bachelard, G. Canguilhem, M. Foucault). Pero es ciencia y la filosofía del conocimiento desde el pri-
necesario repetir que la ruptura entre Erkenntnis- mer tercio del siglo XX, bajo los efectos de la crisis de
theorie y epistemology, si bien marca un giro, no de- la lógica, de las matemáticas y de la física. Son esos
be sin embargo ser vista como el efecto de una di- problemas los que inducen hasta hoy la búsqueda de
vergencia irreductible entre el espíritu filosófico de vías muy diferentes en filosofía y es natural que la
las lenguas o entre tradiciones de pensamiento sin intraducibilidad de las redes de conceptos se mani-
comunicación. En los años 1930, el término Erkennt- fieste con más fuerza allí donde los caminos han si-
nistheorie había llegado a designar tal variedad de do más divergentes.
posiciones que era imposible asociarla estrictamen- • VÉASE EL RECUADRO 3
te a la problemática kantiana en la que había apareci- Catherine CHEVALLEY
do en un primer momento; igualmente, en los años
1970, el término epistemology remite a una varie- Bibliografía principal
dad de posiciones también muy alejadas de las tesis Bohr Niels, Physique atomique et connaissance humaine, ed. C.
Chevalley, trad. E. Bauer y R. Omnès, Gauthier-Villars, 1961,
originarias de Russell. La diferencia lingüística no ex- reed. París, Gallimard, 1991.
presa entonces sino una diferencia de perspectiva Cassirer Ernst, Das Erkenntnisproblem in der Philosophie und
sobre los problemas que plantea el discurso sobre la Wissenschaft der neueren Zeit, 4 vols., Berlín, B. Cassirer,

Recuadro 3 › “Knowledge”, “saber” y “episteme”


doxa equivalente exacto? Lo que domina en creer verdadero lo que se piensa. La oposi-
knowledge es la noción de conocimiento. ción existe desde el francés clásico: “Y por
Si en los países anglosajones las obras de Primero en un sentido subjetivo: aquello de último, en lo que toca a las malas doctrinas,
Michel Foucault encontraron amplio eco, fue lo que se tiene la experiencia, de lo que se pensaba ya que conocía bastante bien su
sobre todo porque se percibió allí un cues- está informado o que se ha aprendido; lue- valor, para no dejarme burlar ni por las pro-
tionamiento del orden establecido o de la go en un sentido objetivo: lo que es materia mesas de un alquimista, ni por las prediccio-
moral dominante, y en menor medida una de experiencia, información o aprendizaje. nes de un astrólogo, ni por los engaños de
intención crítica en su enfoque de las cien- En los dos casos, se trata de conocimiento un mago, ni por los artificios o la presunción
cias humanas. Pero el aporte propiamente positivo, sea empírico, fáctico, teórico o cien- de los que profesan saber más de lo que sa-
epistemológico de sus trabajos no ha susci- tífico. Esas diferentes acepciones se encuen- ben” (Descartes, Discurso del método, p.
tado un gran interés y sigue siendo aún hoy tran en saber. Pero, allí donde el inglés usa un 39). No es de ahora que el saber designa
un objeto ignorado (cuando no de ironía) solo término, to know, el español y el francés una adquisición cultural que confiere pres-
por parte de los especialistas de la historia disponen de dos: savoir (saber) y connaître tigio y poder, sin que ello signifique que lo
de las ciencias. Por el contrario, en el conti- (conocer), que no son siempre intercam- adquirido esté basado necesariamente en
nente, y en Francia en particular, tuvo un biables. Se dice que uno conoce a Pierre, no el conocimiento objetivo.
gran impacto en sus lectores. Sin duda, ya que uno lo sabe (salvo para marcar el matiz Foucault profundizó esta distinción en-
estaban preparados por los trabajos de Ba- de un uso familiar en savoir son Pierre [co- tre saber y conocimiento oponiendo el anoni-
chelard y de Canguilhem: ambos habían lla- nocer bien a Pierre]); en cambio, se dice mato despersonalizado del saber, en el que
mado la atención sobre la noción de ruptura que uno sabe que Pierre está allí, y no que uno se mueve después de haberlo encon-
epistemológica, y el segundo había enseña- se conoce que está allí. Éstas son las distin- trado ya constituido (es un a priori históri-
do a manejar con precaución las nociones ciones semánticas difíciles de traducir. co del que cada uno se apropia), al sujeto
de precursor o de fuente, si se quiere evitar Saber marca más un estado performati- cognoscente de las teorías clásicas (empi-
la ilusión retrospectiva que consiste en rete- vo que conocer, que implica la aprehensión rismo, criticismo, etc.) que pasa gradual-
ner del pasado sólo lo que pueda prefigurar intelectual de un dato objetivo. Saber una mente desde la conciencia que percibe has-
un futuro que se dirige a nuestro presente. lengua es poder comprenderla, hablarla, leer- ta la conceptualización y la ciencia.
Pero ¿se trata solamente de una oposición la y un poco escribirla; conocer una lengua
de escuela y de contexto? Es también pro- es además tener sobre su vocabulario y su En lugar de recorrer el eje conciencia-co-
bable que lo que en Foucault puede pare- gramática un dominio que pueda llevar a en- nocimiento-ciencia (que no puede ser
cer impreciso o incluso confuso haya sido gendrar una visión sabia, es tener una con- liberado del índice de subjetividad), la ar-
queología recorre el eje práctica discur-
acentuado por la necesidad de traducirlo, ciencia más o menos reflexiva de lo que ella
siva-saber-ciencia. Y mientras la historia
en razón de desfases sutiles en el sentido es. No es por nada que se ha traducido know de las ideas encuentra el punto de equili-
de algunos términos clave. how como savoir-faire y no como conoci- brio de su análisis en el elemento del co-
El primero de ellos es el de saber. El vo- miento del cómo. El saber remite al campo nocimiento (hallándose así obligada, aun
cablo más natural y más legítimo para tra- técnico y cultural que uno domina; el cono- en contra suya, a dar con la interrogación
ducirlo es knowledge. ¿Pero se trata de un cimiento, a las razones que se tienen de trascendental), la arqueología encuentra
EPISTEMOLOGÍA | 421

1906-1907, Stuttgart, Kohlhammer, 1920-1957; El proble- Köhnke Klaus, Entstehung und Aufstieg des Neukantianismus,
ma del conocimiento en la filosofía y en las ciencias moder- Frankfurt, Suhrkamp, 1986; ed. esp. Surgimiento y auge del
nas, trad. W. Roces, México, Fondo de Cultura Económica, neokantismo. La filosofía universitaria alemana entre el idea-
tomo I 1953, tomo II 1956. lismo y el positivismo, México, Fondo de Cultura Económica,
——, Filosofía de las formas simbólicas, vol. 1: El lenguaje; vol. 2: 2012.
El pensamiento mítico, México, Fondo de Cultura Económi- ——, The Rise of neo-Kantianism, trad. R.J. Hollingdale, Cambrid-
ca, 1971. ge UP, 1991.
Chevalley Catherine, “Hermann von Helmholtz”, en Encyclo- Krug W.T., Allgemeines Handwörterbuch der philosophischen
paedia of Philosophy, Londres, Routledge y Kegan Paul, 1999. Wissenschaften, Leipzig, Brockhaus, 1827; 2a. ed. 1832.
Diemer Alwin y Carl Friedrich Gethmann, “Erkenntnistheorie, Moore G., La naturaleza del juicio, vol. 7, Madrid, Encuentro,
Erkenntnislehre, Erkenntniskritik”, en J. Ritter (ed.), t. 2, 2002.
1972. Nelson Leonard, Die Unmöglichkeit der Erkenntnistheorie, 1912,
Fichant Michel, “L’épistemologie en France”, en F. Châtelet en Gesammelte Schriften, ed. P. Bernays et al., Hamburgo,
(ed.), Histoire de la philosophie. Le xxe siècle, París, Hachet- Meiner, 1970-1977; trad. “La imposibilidad de la teoría del
te, 1973, pp. 135-178. conocimiento”, en Cuatro ensayos de filosofía crítica, Bue-
Gettier Edmund, “Is justified true belief knowledge?”, Analysis, nos Aires, Sudamericana, 1974.
23, 1963; “¿Es conocimiento la creencia verdadera justifica- Orth Ernst Wolfgang, Von der Erkenntnistheorie zur Kulturphi-
da?”, en Phillips A. Griffiths, Conocimiento y creencia, Méxi- losophie, Würzburg, Königshausen & Neumann, 1996.
co, Fondo de Cultura Económica, pp. 221-224. Papineau Daniel, The Philosophy of Science, Oxford UP, 1996.
Husserl Edmund, Logische Untersuchungen, Hamburgo, Meiner, Russell Bertrand, “My mental development”, en P.A. Schilpp,
2009; trad. Recherches logiques, I, trad. H. Élie, A.L. Kelkel y The Philosophy of Bertrand Russell, Evanston, Illinois, North-
R. Schérer, París, puf, 1969; Investigaciones lógicas, Madrid, western UP, 1944.
Alianza, 2006, trad. J. Gaos y M. García Morente.

el punto de equilibrio de su análisis en el ción, el a priori histórico sin el cual ellos no ciados. Esta presencia de un tertium quid
saber —es decir en un dominio en que el pueden constituirse. Además, como el pro- entre lo conocido y lo sentido, y entre lo di-
sujeto está necesariamente situado y es pio Foucault lo ha indicado (La arqueología cho y lo sentido, coloca a Foucault en las
dependiente, sin que pueda figurar en él del saber, p. 29), “la ausencia de abaliza- antípodas del positivismo lógico y de la fi-
jamás como titular (ya sea como activi-
miento metodológico pudo hacer pensar en losofía analítica.
dad trascendental, o como conciencia
empírica). análisis en términos de totalidad cultural”, Así, entre el saber según Foucault y el tér-
La arqueología del saber, p. 238. mezclando un poco más el propósito inicial. mino knowledge, por razones a la vez se-
El análisis que hace Foucault del saber, mánticas y filosóficas, se abre un foso que
Ciertamente, Foucault incluye en el saber además, queda nutrido con la concepción pudo producir reacciones de incomprensión
todo lo no-dicho del orden en que las cosas filosófica continental de la teoría del cono- y de rechazo, de manera particular en el
se clasifican en una cultura dada y cuyo cam- cimiento. Sin duda, repite hasta la saciedad ámbito de la epistemología, donde su apor-
bio implica mutaciones decisivas. su rechazo a todo lo que pueda recordar la te se ha mantenido claramente desconoci-
primacía del sujeto, y en su crítica de una do en los países anglosajones.
Lo que se intentará sacar a luz es el cam- historia de las ideas pone en el mismo plano Gérard Simon
po epistemológico, la episteme en la que el punto de vista trascendental de un suje-
los conocimientos, considerados fuera de to constituyente y el punto de vista empi- Bibliografía principal
cualquier criterio que se refiera a su valor rista de una génesis de lo conocido a partir Descartes René, Discours de la méthode, ed.
racional o a sus formas objetivas, hunden de un sensible que se tiene por originario. C. Adam y P. Tannery, t. 6, París, Vrin, 1973;
su positividad y manifiestan así una histo- trad. Discurso del método, Austral Espasa-
Pero este doble rechazo enmascara de he-
ria que no es la de su perfección creciente, Calpe, 2010, trad. Manuel García Morente.
cho una falsa simetría, dado que, con la no-
sino la de sus condiciones de posibilidad Foucault Michel, Les mots et les choses, Galli-
[...] Mas que una historia, en el sentido ción de a priori, retoma en términos de his- mard, 1966; Las palabras y las cosas, trad.
tradicional de la palabra, se trata de una toricidad cultural lo que era pensado en la Elsa Cecilia Frost, México, Siglo XXI, 2a. ed.
“arqueología”. tradición kantiana en términos de natura- 2010.
Las palabras y las cosas, p. 15. leza humana, reuniéndose así más allá de ——, L’archéologie du savoir, París, Gallimard,
Kant con la idea de una racionalidad pre- 1969; La arqueología del saber, trad. Aure-
Pero la elección de la contracción episteme constituida organizadora de la experiencia, lio Garzón del Camino, México, Siglo XXI,
para designar un campo epistemológico por oposición a la tabula rasa de Locke. Un 3a. ed. 2010.
volviendo posibles los conocimientos de un campo epistemológico dado, ya caracteri-
Bibliografía de consulta
cierto tipo con exclusión de otros (el análisis ce a una cultura y sea transitorio, ya se trate Rey Alain (dir.), Dictionnaire historique de la
de las riquezas y no la economía política, la de un no dicho observable únicamente por langue française, 3 vols., Le Robert, 1992,
historia natural y no la biología, etc.) no fue los análisis del arqueólogo, es lo que orien- entrada “Savoir”.
feliz: en griego, episteme significa ha- ta a los contemporáneos de ese campo en la Encyclopédie philosophique universelle, t. 2, Les
bitualmente conocimiento y ciencia, mien- interpretación de lo dado y lo que determi- notions philosophiques, París, puf, 1990,
tras que el vocablo designa aquí, por oposi- na la distribución y las normas de sus enun- entrada “Savoir”.
422 | EPOKHÉ

——, “Sobre el denotar”, en Teorema. Revista Internacional de car, una suspensión (epokhé o epojé) pues al hacerlo,
Filosofía, 24 (3), 2005, pp. 153-169. descubre la ataraxia, es decir, el reposo del alma (Sex-
Suppe Frederick (ed.), The Structure of Scientific Theories, in-
troducción, Chicago, Illinois UP, 1973, reed. 1977. to Empírico, Esbozos pirrónicos, I, 22 y 26, Gredos,
Van Fraassen Bastiaan, Lois et Symétrie [1989], trad. C. Che- pp. 114-117): “Y se dice suspensión por eso de que
valley, París, Vrin, 1994. la mente […] se mantiene en suspenso (epékhesthai
Zeller E., Bedeutung und Aufgabe der Ekenntnistheorie, 1862.
[ἐπέχεσθαι])”.
Bibliografía de consulta En su acepción escéptica, epekhein [ἐπέχειν]) se
Ritter Joachim y Karlfried Gründer, Historisches Wörterbuch emplea en el sentido intransitivo de “cesar”, “dete-
der Philosophie. Unter Mitwirkung von mehr als 700 Fachge- nerse”; pero puede utilizarse también en el sentido
lehrten, Basilea, Schwabe, 1971; Darmstadt, Wissenschaft-
transitivo de “dejar de juzgar”, o de “guardar el pro-
liche Buchgesellschaft, 1971.
pio juicio”. Es esta acepción transitiva la que retoma
por su parte el académico estoico Arcesilao: suspen-
do mi juicio significa aquí “abandono toda preten-
sión de verdad” o, también, “consiento en no saber
EPOKHÉ [ἐποχή] | griego mientras no tenga la certeza absoluta”. En efecto, en
la doctrina estoica tal como la expondrá a su vez Ci-
alemán Epoche
cerón, por ejemplo (Academica priora, II, 59; Car-
español epokhé, epojé
francés epokhê
tas a Ático, XIII, 21), la libertad del sabio estriba en
no juzgar precipitadamente (propetós [προπετ ς]), es
conciencia, creencia, epistemología, erleben, decir, contenerse de dar su asentimiento (assensus)
fenómeno, griego, objeto, percepción, phantasía, mientras no se tenga plena certeza de estar en pose-
representación, verdad sión de la verdad.

Originado en el escepticismo antiguo y levemente modifi- B. Asentimiento y suspensión: la escuela pirrónica


cado luego por el estoicismo, este término griego, que lite- tardía
ralmente significa “suspensión, interrupción, ruptura”, se ha En Sexto Empírico (Hossenfelder, Einleitung zu Sex-
perpetuado a través de los siglos con su forma lingüística tus Empiricus…, p. 54 ss.) se mezclan las dos in-
inicial. Montaigne, desde el siglo xvi, y sobre todo Husserl, flexiones semánticas que obran en epokhé: ya sea el
en el siglo xx, lo utilizan corrientemente sin por ello susti- sentido escéptico inicial, a saber, la suspensión de to-
tuirlo por un término francés o alemán. La pregunta que sur- da búsqueda de la verdad frente a la contradicción
ge entonces es ¿por qué elegir este término griego? ¿Cómo que plantean los sistemas filosóficos entre sí, ya sea
es que ha persistido en su forma inicial sin haber sido tra- el significado estoico posterior, es decir, la exigencia
ducido nunca? ética de no afirmar nada, de no suscribirse a nada
mientras no se haya establecido la certeza absoluta
I. Las dos fuentes griegas de la “epokhé”: sobre la verdad, lo cual, por otra parte, puede con-
una doble inflexión ducir al mismo resultado: la suspensión generaliza-
da en lo que respecta a todo juicio.
A. De la suspensión escéptica al asentimiento Ésa es la posición sincrética del pirrónico tardío
estoico Enesidemo, que reúne la suspensión estoica del jui-
Epokhé [ἐποχή] es un término central del escepticis- cio y la suspensión escéptica ante la contradicción in-
mo antiguo. Introducido en la filosofía por la escue- terna de posturas, al tiempo que borra la dimensión
la pirrónica, significa la suspensión de toda búsque- ética propia del estoicismo. Al hacerlo, se encuen-
da de la verdad, lo que supone un paso decisivo en la tra muy cerca de la postura escéptica inicial (Sexto
consecución de la felicidad. Efectivamente, el pirró- Empírico, Esbozos pirrónicos, pp. 114-117 y 482-484).
nico se encuentra en su punto de partida desestabi-
lizado por la multiplicidad de los sistemas filosófi- II. De la Antigüedad a la época contemporánea:
cos que entran en mutua contradicción. En el vano Montaigne
intento de descubrir cuál de ellos es el verdadero, to- Su palabra sacramental es ἐπέχω [epekho], es decir, me
ma la resolución de dejar (epeskhen [ἐπέσχεν]) de bus- contengo, no me muevo. Éstos son sus estribillos y
EPOKHÉ | 423

otros de la misma sustancia. Su efecto es una pura, A. “Ausschaltung”: poner fuera de circulación la
completa y perfectísima abstención y suspensión del posición de existencia del objeto
juicio. De la epokhé escéptica, Husserl conserva el gesto de
Montaigne, “Apología de Raimundo suspender, de interrumpir el curso de nuestra acti-
Sabunde”, Ensayos, Libro II, cap. 12, p. 582.
tud natural mediante un acto que deja fuera de jue-
go nuestras creencias y prejuicios contradictorios
Los “epequistas”, como los llama Montaigne, se ca- (March), eso que Merleau-Ponty llama en la Feno-
racterizan por su inmovilismo (“je ne bouge”) y, en menología de la percepción la “fe en el mundo”. Te-
consecuencia, por el hecho de que se abstienen de nemos que habérnoslas con el gesto de poner fuera
emitir un juicio, cualquiera que sea (“une parfaite de circulación, de excluir los objetos entendidos en
surséance”). En este sentido, Montaigne hereda el su validez de existencia contingente. Pero mientras
inmovilismo del escepticismo y, del estoicismo, la que la epokhé escéptica lanza una duda radical so-
suspensión del juicio asumida en entera libertad. bre la verdad de todo objeto dado, la epokhé feno-
Sólo que, como quiera que sea, el autor de los Ensa- menológica consiste simplemente en abstenerse de
yos parafrasea el verbo epekho mas no lo traduce de afirmar la existencia del objeto.
hecho.
B. “In Klammer Setzung”: la puesta entre
III. El sitio metódico central de la epokhé en la paréntesis del carácter de ser del objeto
fenomenología husserliana: ¿qué legado, qué Solamente permanece el sentido del objeto para mí.
persistencia? También hay aquí una dimensión metódica que se
La importancia que Husserl otorga a la epokhé en reconcilia con la duda cartesiana, la cual, sin em-
su origen griego antiguo es visible en el uso abun- bargo, es provisional (dudo para salir de dudas),
dante que hace del término griego, acompañado mientras que la epokhé fenomenológica, al igual que
según los contextos por los adjetivos “fenomenoló- la epokhé escéptica, es definitiva: el gesto de suspen-
gico”, “trascendental” e incluso “ético” (aparece no der es una actitud en la que me instalo de manera
menos de treinta veces solamente en el Curso de duradera (Lowit).
1923-1924 de Filosofía primera): recientemente se Si de lo que se trata es de excluir la existencia con-
ha dedicado un trabajo al tema escéptico de la sus- tingente del objeto, es para incluir mejor su sentido
pensión en la fenomenología, hasta en su signifi- de ser para mí. Así se pone literalmente entre parén-
cado de recelo (March). Por lo demás, la lección 43, tesis al objeto en cuanto que aparición en persona
donde aparece la epokhé por primera vez en este cur- (en carne y hueso) para mí.
so, analiza la actividad del espectador que se abstie-
ne de actuar y de manifestar interés por los objetos C. “Beschränkung” y no “Einschränkung”:
del mundo, y que por consiguiente suspende toda liberación y no delimitación de la esfera inmanente
creencia en el mundo. Pero también se atestigua la de la conciencia pura
raíz estoica de la epokhé fenomenológica (Mignio- Éste es el significado profundo de la epokhé: la libe-
si); finalmente, también se ha demostrado con cla- ración de un campo de conciencia pura cuyos ob-
ridad que Husserl tomó su modelo directamente jetos están investidos de sentido y no son realidades
de la fuente de la duda metódica cartesiana y modi- que le son externas. Semejante liberación respecto
ficó radicalmente su alcance sin remitirse sin em- del objetivismo deja que se perciba el alcance ético de
bargo a la epokhé escéptica (Lowit). La epokhé feno- la epokhé, que por lo demás se lleva a cabo con to-
menológica es un acto complejo que conserva tal libertad. Ésta es una característica que recuerda
rasgos de estas tres fuentes cuando menos, a la vez el sentido estoico precoz (Migniosi), que supone una
que se libera de ellas para aparecer con toda su ori- actividad reflexiva de un sujeto sometido a la prue-
ginalidad. Es tal vez una de las razones por las que ba de una decisión largamente madurada: no asen-
Husserl conserva el término griego. tir más que cuando la evidencia de lo verdadero es
verdaderamente apodíctica.
Natalie DEPRAZ
424 | EREIGNIS

Bibliografía I. Curva semántica: poner ante los ojos, mostrar,


Claesges Ulrich, “Epochè”, en J. Ritter y K. Gründer, Historis- mostrarse, sobrevenir
ches Wörterbuch der Philosophie, Basilea, Schwabe, vol. 2,
1972, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, vol.
“Ereignis, desde 1936 el término rector de mi pensa-
4, 1976, pp. 595-596. miento”: esta apostilla de Heidegger (GA, t. 9, 1976,
Coussin Paul, “L’origine et l’évolution de l’épochè”, Revue des p. 316) invita a interrogarse sobre lo que se dice con
Études Grecques, 42, 1929, pp. 373-397. ese Leitwort (término rector) desde mediados de los
Hossenfelder Malte, “Epochè”, en J. Ritter y K. Gründer, His-
torisches Wörterbuch der Philosophie, Basilea, Schwabe, vol.
años 1930, a partir de las Beiträge zur Philosophie
2, 1972, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, [Contribuciones a la filosofía (del acontecimiento)]
vol. 4, 1976, pp. 594-595. de 1936-1938 (GA, t. 65), editadas apenas en 1989.
——, Einleitung zu Sextus Empiricus, Grundriß der pyrrhonischen El subtítulo, Vom Ereignis, anuncia a decir verdad “el
Skepsis, Frankfurt, Surkamp, 1968.
Husserl Edmund, Husserliana [abrev. Hua] I, II, III, VI, VIII, IX, verdadero título de la “obra” que no encuentra allí
X, Dordrecht, Kluwer, 1950-1968. sino su introducción” (GA., t. 65, p. 77). El Ereignis
Lowit Alexandre, “L’épochè de Husserl et le doute de Descar- no es para nada el objeto de las Beiträge, sino su pro-
tes”, Revue de Métaphysique et de Morale, 4, 1957, pp. 2-17.
veniencia (von). Heidegger no entiende este térmi-
March J. L., “Dialectical phenomenology: From suspension to
suspicion”, Man and World, 17, núm. 2, 1984, pp. 121-142. no en su sentido corriente de acontecimiento (al.
Merleau-Ponty Maurice, Phénoménologie de la perception, Ga- Begebenheit, Vorkommnis o Geschehnis, “lo que ha
llimard, 1945. acontecido”, “lo que ha pasado”), sino a partir del
Migniosi, “Reawakening and resistance: The stoic source of Hus-
eigen (“propio”), incluso del Er-äug-nis “lo que es
serlian épochè”, Analecta Husserliana, 11, 1981, pp. 311-
319. puesto ante los ojos”.
Montaigne Michel Eyquem de, Essais. libro II, ed. Fortunat “Er-eignis (a condición de que se entienda eignis
Strowski, Bordeaux, impr. F. Pech et Cie, 1906, 4 vols.; Los a partir de eigen: lo que es propio) bien dice el mo-
Ensayos, según la edición de 1595 de Marie de Gournay, ed.
y trad. de J. Bayod Brau, Barcelona, Acantilado, 2007
vimiento que lleva a ser propiamente uno mismo”
Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos, introd., trad. y notas de A. (Fédier, Regarder voir, p. 115). En ese sentido, Er-
Gallego Cao y T. Muñoz Diego, Editorial Gredos, 1993. eignis habla de un “apropiamiento” que supone la
Ströker Elizabeth, Das Problem der Epochè in der Philosophie posibilidad contraria de un des-apropiamiento (Ent-
Edmund Husserls, Dordrecht, Kluwer, 1970.
eignis). Este término aclara retrospectivamente el
par Eigentlichkeit / Uneigentlichkeit, establecido en
el párrafo 9 de Sein und Zeit: propiedad / impropie-
dad, más que autenticidad / inautenticidad, dado
EREIGNIS | alemán que Heidegger distinguió por otro lado una unechte
Eigentlichkeit (ser-propiamente-inauténtico) y un
español acontecimiento, apropiación, advenimiento
apropiador, mostración
echte Uneigentlichkeit (ser impropiamente de mane-
francés événement, appropriation, appropriement, ra auténtica) (GA., t. 21, 1976, pp. 226-227). La Ei-
sidération, amêmement gentlichkeit de 1927 no es en sí misma posible sino
a partir del Er-eignis (GA., t. 66, 1997, p. 145), en “la
acontecimiento, apropiación, destino, es gibt, figura capciosa, en verdad ya a-propiada [er-eignete]
oikéiosis, propiedad, verdad, vorhanden de la ontología fundamental” (GA., t. 66, p. 351).
Sin embargo, como lo ha subrayado Wolfgang
Ereignis, palabra clave del pensamiento de Heidegger a par- Brokmeier, Ereignis se entiende más propiamente aun
tir de 1936, es un término polisémico, por ello difícilmente como Eräugnis, del verbo eräugen, que el Dicciona-
traducible a otra lengua. “Acontecimiento”, sentido usual rio Alemán de los hermanos Grimm parafrasea con
de Ereignis, no expresa las otras dimensiones que Heideg- la ayuda del vor Augen stellen (poner ante los ojos)
ger liga a la elaboración de la palabra, aquella de una apro- o en latín, ostendere, manifestare:
piación (Ereignung) y de una mostración (Eräugnis, sobre
das Auge, el ojo). Se trata aquí de un caso en el que el sen- La matriz del sentido está allí en el verbo äugen, que
tido usual de la palabra encubre la plenitud de su significa- antes se escribía tanto eugen como eigen. Por lo tan-
do filosófico. to, hay dos homónimos cuya significación no debe
ser confundida: uno es (paralelamente al inglés own),
el indicio de lo que es propio, mientras que el otro
EREIGNIS | 425

designa el hecho de poner ante los ojos. Entender cionalidad. La manifestación de la independencia y de
Ereignis fielmente con respecto a su etimología, es la gratuidad de todo lo que es, esto es precisamente
sobre todo no dejar escapar el aspecto ostensivo que lo que Heidegger llamó sucesivamente el ser luego
se manifiesta allí. el acontecimiento” (Crétella, vol. 9, 1993, p. 70).
Fédier, 1995, p. 116.
Respecto de la traducción, sin embargo, la dimen-
[…] O más bien, si la traducción por “acontecimien- sión de acontecimiento (¿o eventual? ¿“adventual”?)
to” de esta palabra directriz del pensamiento último que está en primer plano en la acepción usual de
de Heidegger aparece, ciertamente, del todo insufi- Ereignis en alemán no autoriza, más bien todo lo
ciente, aquella que se prefiere más a menudo: “apro- contrario, a traducir ese término en Heidegger por
piación”, que subraya la raíz eigen, propio, es tam- “acontecimiento” porque se deberían poder signi-
bién del todo insuficiente.
ficar al mismo tiempo las dimensiones apropiante
Romano, 2007 [1998], p. 130.
(Er-eignung) y ostensiva (Eräugnis). Notemos final-
Ereignis (acontecimiento, apropiación —Kahn— mente que si bien el término rector de Ereignis se
“propriation”) viene de eräugen —y entonces de Au- inscribe como tal desde mediados de los años 1930
ge [“ojo”]— mirar fijamente, “fulminar”, y de eigen: en el horizonte del pensamiento heideggeriano, coin-
“propio”. Lo que es aprehendido por Ereignis no es cide con la apertura del pensamiento heideggeria-
enajenado sino transformado en lo más propio […]. no a la poesía, en relación electiva con la poesía de
Ereignis es pues acontecimiento, advenimiento, el he-
Hölderlin, en la que Mnemosina hacía un uso enfá-
cho de ser mirado, implicado por, profundamente
tico de Ereignis y de sich ereignen.
afectado. Es la permanencia de una mirada. Cf. en
griego: οῖρα [Moira]. La dificultad del pensamiento del Ereignis se de-
Beaufret, 1998, t. 1, p. 27. be sin duda en parte al hecho de que destruye todo
el pensamiento de la causalidad, aunque fuera divi-
na, como lo subraya en una página de De camino al
II. El alcance del término habla:
El Ereignis nos mira y toma a su cargo antes de que
podamos ejercer alguna influencia sobre lo que sea, Lo que la apropiación [Ereignis] por el Decir produ-
como aquello en la esencia de la técnica moderna, ce no es jamás el efecto de una causa ni consecuen-
interpretada por Heidegger como Ge-stell, que cons- cia de un fundamento […]. Lo que apropia es el ad-
tituye “de alguna manera el negativo fotográfico” venimiento apropiador mismo —y nada más [Das
(GA, t.15, 1986, p. 366). Ereignende ist das Ereignis selbst – und nichts außer-
dem]. […] No hay otra cosa a la cual aún pudiera
remitirse el advenimiento apropiador, o desde la cual
Pero eso que nos mira no es necesariamente lo que
incluso pudiera ser explicado. La apropiación no es
miramos. Ni siquiera es extraño que carezcamos de
la suma (resultado) [Ergebnis] de otra cosa, sino la
consideración hacia lo que nos mira en realidad. No
donación [misma] [die Er-gebnis]…
es un contratiempo ni una lamentable falla, sino una
De camino al habla, p. 233.
estructura, y es esta estructura la que en el pensamien-
to de Heidegger se llama Ereignis: lo que nos mira
jamás es reductible a lo que miramos, pero inversa-
El pensamiento (que proviene) del Ereignis —que no
mente, no podríamos mirar nada si alguna cosa que
no miramos no nos mirara... debe confundirse con un pensamiento cuyo objeto
David, “Heidegger: la vérité sería el Ereignis— señala hacia la dimensión de don
en question”, pp. 104-105. del Es gibt, “hay”, como irreductible a una forma dis-
frazada del intercambio, e incluso a un gesto cuya
El pensamiento del Ereignis proviene del fundamen- iniciativa no correspondería sino al ser humano. La
to de la filosofía moderna, entendida como “meta- resistencia a la traducción que plantea este término no
física de la subjetividad”. En ese sentido, consiste en obedece a una complejidad sino a una extraña sen-
“restituir al ente lo que hace de él algo distinto de un cillez, a su polisemia singular. Como tal, “se deja tra-
objeto. Lo que hace, por ejemplo, que el agua no ducir tan poco como la palabra griega Logos, o la chi-
sea un simple líquido, o la luz un simple alumbrado; na Tao”, dirá Heidegger en Identidad y diferencia.
que nada, en una palabra, esté encerrado en la fun- Pascal DAVID
426 | EREV RAV

Bibliografía principal cillar el campo puro y al que es necesario eliminar. Su iden-


Beaufret Jean, Leçons de philosophie, París, Seuil, 1998. tidad descansa en la negación, hace peligrar la existencia
Brokmeier Wolfgang, “Heidegger und wir”, Genos, Lausana,
misma del grupo en el que se ha infiltrado al hacerse pasar
1992, pp. 61-95.
Crétella H., Heidegger Studies, vol. 9, Berlín, Duncker und como una parte de la entidad política, como uno de los pro-
Humblot, 1993, pp. 63-75. pios. En su acepción moderna, este término propone una
David Pascal, “Heidegger: la vérité en question”, en R. Quilliot combinación singular entre un agente doble, una quinta co-
(ed.), La vérité, París, Ellipses, 1997.
Fédier François, Regarder voir, París, Les Belles Lettres – Archim-
lumna y un ser que pertenece a una raza inferior. Figura hoy
baud, 1995. en día en el contexto del discurso explícitamente racista
Heidegger Martin, Beiträge zur Philosophie: vom Ereignis, en que se desarrolla en el seno de los círculos radicales del sio-
Gesamtausgabe [abrev. GA], Frankfurt, Klostermann, t. 65, nismo religioso en Israel. Pero, en realidad, expresa la lógi-
1989.
——, De camino al habla, trad. Y. Zimmermann, Barcelona, Edi- ca interna de la soberanía en condiciones coloniales, reve-
ciones del Serbal, 1987. lando el peligro permanente de que una lógica de soberanía
——, Identidad y diferencia [1957], trad. H. Cortés y A. Leyte, se convierta en un mecanismo de purificación interna, hos-
Barcelona, Anthropos, 1990.
til a toda diversidad heterogénea. Y ello en total contradic-
Padrutt Hanspeter, Und sie bewegt sich doch nicht, Zúrich, Dio-
genes, 1991. ción con el erev rav bíblico que no permite la clausura de la
Romano Claude, “El problema” en Persona y sociedad, trad. P. soberanía y postula una diferencia y una alteridad que nin-
Mena y E. Muñoz, Santiago de Chile, Universidad Alberto Hur- gún soberano, así sea Supremo, puede superar.
tado, vol. XXI, N1, 2007, pp. 111-137.

Bibliografía de consulta I. El significado bíblico: una posibilidad


Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel, de asimilación completa
1854, repr. Múnich, Deutscher Taschenbuch, Verlag, 1984. Erev rav en la Biblia hebrea aparece por primera y
única vez en un contexto eminentemente político, la
fundación de la comunidad en el momento de la sa-
lida de Egipto de los hijos de Israel y su constitución
EREV RAV [‫ | ]ע ֵֶרב ַרב‬hebreo en cuanto pueblo independiente:
alemán viel Pöbelvolk
Los hijos de Israel partieron de Ramsés ( ֵ ‫[ ) ַר ְע ְמ‬en
español mezcla, mescolanza
Egipto] en dirección a Sucot (‫[ ) ת‬en el desierto
francés mélange, mêlée
de Sinaí]; unos seiscientos mil viajeros, hombres
griego επίμικτος πολύς
latín vulgus promiscuum innumerabile
adultos, sin contar a los niños. Además, una turba
inglés mixed multitude numerosa (erev rav) los había seguido, así como
ganado grande y pequeño en rebaños muy consi-
traducir (recuadro 1), esti, identidad, luz, derables.
mitmensch, otro, pueblo, propiedad Éxodo 12, 37-38.

Literalmente “mezcla múltiple” o “mucha mezcla”, la ex- Como todo momento original, el momento de fun-
presión erev rav indica, en el lenguaje de la Biblia, al popu- dación de una comunidad es de gran importancia
lacho, una masa no identificada que sigue a los hijos de Is- y detectamos en él una intensa preocupación por el
rael en el momento de su salida de Egipto, aquellos que no trazo de las fronteras: ¿quién está en el interior,
forman parte del pueblo pero tienen permiso de unirse a él. quién en el exterior, y quién se encuentra en me-
En otras palabras, erev rav se refiere a una multitud de apa- dio? Desde el instante mismo de la salida, de la se-
riencia heterogénea, desprovista de unidad y de caracte- paración, el erev rav aparece como un resto que ha-
rísticas comunes, de la que sólo se puede saber que su pre- ce imposible la diferenciación total, como un
sencia en los márgenes de campo de Israel era notoria y suplemento. Con excepción del erev rav, del que ya
soportada a la vez. Pero erev rav tiene después una carrera no se habla en lo sucesivo, los versículos siguientes
apasionante en el Zohar, la Cábala, y hasta sus tribulacio- despliegan diversas categorías: la comunidad de Is-
nes en el hebreo rabínico del sionismo religioso radical con- rael, los extranjeros idólatras (bnei nejer [‫)] ְ ּבנֵי נֵ ָר‬,
temporáneo, en el que figura como el contrario exacto del los residentes, los mercenarios (sajerim [‫)] ָש ִ ירים‬,
significado bíblico: un fondo oculto que amenaza con man- los residentes extranjeros (guerim [‫)] ֵ ִּרים‬, los au-
EREV RAV | 427

tóctonos —otras tantas categorías cuya relación como un síntoma: “Cualquiera que exprese compa-
con la nación se debe definir. sión por otro evidentemente desciende de nuestro
Por lo que se refiere al erev rav mismo, ese ins- padre Abraham, y cualquiera que no exprese com-
tante original sólo nos devela de él un aspecto limita- pasión por otro evidentemente no desciende de nues-
do. Es posible que su ambigüedad y su carácter limi- tro padre Abraham” (Talmud de Babilonia, Beitsa,
nar se encuentren ya en la etimología de la expresión 32b). Se ven aquí dos nuevos rasgos: no sólo el erev
que contiene, por una parte, la idea de intrusión y de rav no ha sido totalmente integrado al cuerpo na-
mezcla, y por la otra, la de multiplicidad. La mezcla cional y ha conservado su separación, sino que se
se puede atribuir ya al grupo mismo que incluye en puede reconocer por signos distintivos. Por prime-
su seno “una mezcla de naciones de extranjeros”, ya ra vez, la categoría mítica sufre una actualización: un
a su intrusión en el seno de la comunidad de Israel. comportamiento diferente se explica por medio de
La multiplicidad, por su parte, puede calificar el nú- una ascendencia diferente, lo cual ya muestra fuer-
mero de personas, pero también el grado de mezcla, tes tendencias ontológicas. Por otra parte, el hecho
su diversidad. En este estadio, el erev rav es una ca- de identificar el erev rav con los ricos de Babilonia
tegoría mediana cuyo horizonte principal es, según establece esta distinción como política.
parece, la potencialidad de una integración total. La En el midrash tardío y en los comentarios bíbli-
mención del erev rav testimonia una disposición a cos de la Edad Media, el erev rav pierde la neutrali-
integrar al extranjero, en cuanto esa disposición tie- dad que presentaba en el mito bíblico original. Es
ne como condición la desaparición de la singulari- abordado como un elemento nocivo y como un fac-
dad del extranjero, de su extranjería. La idea de asi- tor de transgresión, y se le considera responsable de
milación, incluso de auto-anulación, tal vez ya esté los errores de la generación del desierto, comen-
sugerida en la mezcla que constituye el mismo térmi- zando por el becerro de oro. Un midrash describe
no de erev rav, que borra los rostros singulares de los de la manera siguiente a Dios reprochando a Moi-
que pertenecen a esta categoría, los une en un mis- sés haber mezclado al erev rav con Israel, a pesar de
mo término indiferenciado en masculino en hebreo su advertencia:
y en singular (“una numerosa turba [erev rav] los ha-
bía seguido”). Eso es al mismo tiempo lo que cons- Yo sabía lo que ellos [el erev rav] iban a hacer [el be-
tituye un problema, en la medida en que la mezcla cerro de oro]. Te dije no, pero hice lo que era tu vo-
conserva la multiplicidad, por contraste con la uni- luntad [acoger a los extraños]. Pero ellos hicieron el
dad del pueblo en proceso de constituirse como una becerro, porque eran idólatras. Lo hicieron y llevaron
unidad política separada. El texto mantiene así la a mi pueblo a errar. (Éxodo Rabá, 40, 6, cursivas nues-
tras.)
diferencia que agita al erev rav y su extrañeza.

II. Del Talmud al comienzo de los tiempos De las tribulaciones del erev rav a la realidad israelí
modernos actual, la etapa más importante se encuentra en el
En la literatura rabínica clásica, que recorre la Anti- corpus medieval del Zohar, la obra canónica de la
güedad tardía, las referencias al erev rav son raras y Cábala, y sobre todo en las capas tardías de esa lite-
marginales, mientras que otras categorías de alteri- ratura: los Tikunei ha-Zohar (‫)תִ ּי ּונֵי ה ַהר‬y el Raaiá
dad, sobre todo las del extranjero-prosélito (guer Mehemná ( ָ‫( ) ַר ְעי ָ ְמהֵי ְמנ‬Mopsik, ed., 2002; Sholem,
[‫ ) ֵּר‬en el sentido rabínico: la persona convertida al 2014, caps. V y VI; Goldreich, 1994); recordemos
judaísmo), se tratan detalladamente. Sin embargo, que el Zohar es un corpus literario complejo, com-
una de las apariciones del término revela ser deter- puesto por un texto principal redactado en el siglo
minante para su función política futura. En el Talmud XIII, al cual se agregaron progresivamente diversos
babilónico, un rabino, relatando la desventura de “estratos” suplementarios, como aquellos mencio-
un hombre frente a los ricos de la comunidad judía nados cuya composición se sitúa generalmente en
que se niegan a darle trabajo o alimento, declara que el siglo XIV. El autor de los Tikunim manifiesta
estos ricos de Babilonia están “destinados a Gehe- gran interés en esta categoría, que considera como
na” (‫) ְּי ְ ִהנָה‬. A partir de ahí, el Talmud deduce que eran un componente esencial de la comprensión de la rea-
los descendientes del erev rav. Ese rechazo se trata lidad. La profunda hostilidad frente al erev rav pare-
428 | EREV RAV

ce ser la idea más constante en sus escritos, que sin to filosófico y político moderno (Schwartz, pp. 165,
embargo están llenos de contradicciones (Goldreich, 176-189 y 194-234; Fischer, 2007). El Rav Kook
p. 481). Su aportación principal es la ampliación sig- (Abraham Isaac Ha-Kohen Kook, 1865-1935, uno
nificativa de la función del erev rav en la historia de de los fundadores del sionismo religioso moderno)
Israel. En los Tikunim (‫)תי נים‬, a diferencia del Zo- y sus discípulos habían contribuido a incorporar en
har y del midrash, la presencia del erev rav no se li- el discurso sobre la validez religiosa de la soberanía
mita a la generación del desierto: se describe como nacional judía una dimensión casi biológica. En
un elemento extraño dotado de una presencia cons- cuanto a la generación actual, se encuentra, para el
tante y perpetua en el cuerpo nacional. Esta presen- sionismo religioso radical, como en el umbral de la
cia antecede a la salida de Egipto y sólo se acabará liberación. Se la puede comparar con la generación
en los tiempos mesiánicos (Tikunei ha-Zohar, Tikún de la salida de Egipto, aquella con la que se vincula
69, 113ª). La literatura de los Tikunim utiliza con fre- el erev rav. Así, la culpa del becerro de oro, al igual que
cuencia metáforas orgánicas para definir la mezcla los pasajes del Zohar a propósito del erev rav, cons-
amenazadora, descrita como un desecho o una po- tituyen un esquema de lectura de los acontecimien-
lución que se debe limpiar; el erev rav es peor que tos contemporáneos, desde la situación de los eva-
las naciones, “pues está pegado a Israel como la le- cuados de Gush Katif, el grupo de colonias al sur de
vadura a la masa”, al contrario de las naciones que la franja de Gaza evacuada en 2005, hasta la sumi-
son “como la cizaña llevada por el viento” (Zohar, sión a la leyes del Estado de Israel entendida como
II, 432b). El eruv (‫— )עיר ב‬palabra de la misma raíz una versión moderna del episodio del becerro de oro
que erev, que también significa literalmente “mezcla”, (véase Lior, 2008). El sionismo laico depende enton-
pero que indica más específicamente la división de ces de una sociedad enferma y contagiosa que ha de-
un espacio, el hecho de vivir juntos, la proximidad gradado los valores del sionismo clásico, ha abando-
de vida— refuerza el peligro, o mejor aún, el peligro nado el amor al país y al pueblo para transformarlo
es la mezcla misma. Por consiguiente, la limpieza, en ideología posmoderna individualista (véase Fin-
la aniquilación del erev rav es la condición de la re- kelman, 2010).
dención, y la selección en el interior del cuerpo na- El concepto de erev rav aparece como una noción
cional se vuelve el acto salvador. evidente, que no es necesario definir, característica
reservada para los conceptos de operación de un dis-
III. El sionismo religioso positivo discursivo. Sirve de clave para explicar la
Todos los que se refieren al erev rav siguen desde en- distancia hermenéutica que se encuentra en la base
tonces el modelo de los Tikunei ha-Zohar. Como es de sus usos: la exigencia de que un judío no sea, o
de esperar, los principios de la Haskalá (‫( )ה ְש ְ ּלָה‬las más bien el presupuesto de que un judío no sólo es
“Luces”) se asimilan frecuentemente, desde comien- un individuo nacido de una madre judía —es decir
zos del siglo XIX, al erev rav (véase Yehudah Liebes). alguien que responde a los criterios de pertenencia
El concepto de erev rav constituye por vez primera, al pueblo judío— sino también alguien que se com-
frente a una situación en la que una parte cada vez porta como tal. La conformidad de la esencia y el
mayor de los judíos ya no sigue el modo de vida ra- síntoma, del interior y el exterior, ese es el sitio de la
bínico —ya no se comportan como judíos—, una tensión fundamental que nutre la reflexión a pro-
de las estrategias para redefinir y proteger los lími- pósito del erev rav.
tes de la comunidad. Este cambio capital se perpetúa
en los medios ultraortodoxos hasta nuestros días. IV. Un elemento extranjero
Aun si su uso como concepto clave no deja de ser Se pueden distinguir dos modelos principales en la
marginal, es innegable que el erev rav tiene un papel reflexión contemporánea a propósito del erev rav.
dominante en el discurso del sionismo religioso en El primero consiste en atribuir a alguien una “par-
general. La expresión reaparece en el marco del dis- te de erev rav”. Este modelo se puede resumir así:
curso sionista religioso radical en un contexto en el “El erev rav no es un pueblo […]. Es un conjunto
que transporta la tradición del pensamiento judío de propiedades negativas que se pueden remediar,
en la gran diversidad de sus componentes y, al mis- en primer lugar por la acción de la persona misma
mo tiempo, se integra en el universo del pensamien- a la que se le atribuyen […] (véase Aviner).”
EREV RAV | 429

El otro modelo considera el erev rav como un ele- Permite convertir toda diferencia, empezando por las
mento extraño que se ha introducido en el cuerpo divergencias ideológico-culturales, en diferencia bio-
nacional y actúa en su seno como una potencia ex- ontológica, permite identificar el mismo aparente
tranjera nefasta. Esta potencia se encarna en perso- con el otro, dar cuenta de la diferencia y volver a dar-
nas individuales concretas identificables, que son así le una inteligibilidad frente a una separación en
con todo su ser, en virtud de su esencia: “No es que principio imposible. Así entra en resonancia con dos
el poder del erev rav se haya introducido en ellos o que momentos cruciales de la teoría política. Nos en-
sufran su influencia desde el exterior […], sino que contramos frente a un proceso caracterizado de de-
se trata de individuos que son íntegramente erev rav finición del cuerpo nacional por la vía de un acto
(véase Lior).” En consecuencia, el principio político de puesta en excepción, en los términos del pensa-
que lo organiza no es la reparación —vigilancia, do- miento de la soberanía de Schmitt (Schmitt, 1988 y
mesticación y normalización—, sino la clasificación 1992), y después de Agamben (Agamben, 1997). Por
o la selección —identificación y puesta en excepción. otra parte, la problemática se presta, de modo casi de-
La identificación del erev rav se desplaza hacia el masiado natural, a un acercamiento con Foucault
campo de la hermenéutica de la diferencia, vincula- en cuanto a la emergencia del discurso de la guerra
da con un pensamiento nacionalista y racializado. de las razas y su transformación en discurso racista
La partida de nacimiento “real” del erev rav se en- (Michel Foucault, 1997).
cuentra en la separación que está en el corazón Schmitt sitúa el lugar propio de la soberanía del
mismo del cuerpo imaginario de la nación. La sinto- soberano en el momento de la decisión de decretar
matología, muy cercana a la de los Tikunei ha-Zo- el estado de urgencia o de excepción. “Excepción” tie-
har, interviene en un contexto local eminentemen- ne un sentido doble: excepción a la regla de la regla
te político. Dos criterios se revelan como decisivos: misma o suspensión de la ley en un estado de urgen-
en primer lugar, la proximidad, la semejanza y la cia; y el hecho de exceptuar un elemento del con-
identificación con las naciones, así como el hecho junto al que se aplica la ley. La centralidad de este
de hacer prevalecer su bien sobre el de los judíos, a segundo sentido está vinculada con la distinción fun-
semejanza de los militantes de las asociaciones de damental de enemigo y amigo. “El enemigo político
defensa de los derechos humanos en Israel “para las no será necesariamente malo en el orden de la mora-
cuales el bien de los no judíos importa más que el lidad o feo en el orden estético […]. Ocurre sencilla-
de Israel y que son indiferentes al desamparo de los mente que es el otro, el extranjero (Schmitt, 1988,
judíos” (Lior, “El erev rav hoy en día”); después —y pp. 64-65).” Basta con que “en su existencia misma”
eso sin duda es más importante que el resto— la re- lleve algo de extraño o extranjero, de modo que en
lación con la tierra: “Admitimos como principio la situación de urgencia o en “circunstancias extre-
fundamental que aquellos que desprecian el ‘país mas”, sea posible confrontarse con él. Un Estado que
de deleite’, que se burlan del asentamiento judío de renuncia al acto soberano, a la fuerza, y sólo se de-
la tierra de Israel, no forman parte de la progenitu- fine a sí mismo como Estado de derecho, corre el
ra de los Patriarcas (Tsuriel, 2005).” El hecho de riesgo de ser incapaz de distinguir entre el enemigo
que se enfoquen precisamente estos dos símbolos y el amigo. Recíprocamente, la garantía de un orden
no carece de importancia: equivale a situar la cues- político soberano depende de la posibilidad de po-
tión de la distinción de sangre y de territorio, en ner en excepción. Schmitt insiste en el hecho de que
otras palabras, la que se refiere a la relación entre el la decisión de la excepción siempre es concreta, pero
exterior y el interior, en el nivel de los dos aspectos parece que la significación de este carácter concre-
más problemáticos del pensamiento nacional eu- to encuentra su expresión más fuerte en los escritos
ropeo moderno. de Agamben, donde la excepción política significa
la suspensión de todos los derechos del individuo
V. Poner en excepción señalado como enemigo, su abandono (Agamben,
El concepto de erev rav sirve para redefinir los lími- 1997). El erev rav es precisamente el tipo de lo que
tes del cuerpo nacional, entendido en términos me- hace “excepción” —o según el sentido literal del fi-
tafísicos, y a purificarlo de los elementos “extranje- losofema hebraico, de lo que “sale del conjunto”
ros”, personificados por “el enemigo del interior”. (iotsé min ha-klal), donde “conjunto” (klal) puede
430 | EREV RAV

significar al mismo tiempo una regla legal univer- Un testigo interesante de la tensión entre la ex-
sal y un grupo de individuos. cepción como acto concreto y la inacción que se
Con el fin de aclarar en qué constituye un acto deriva del desplazamiento de la decisión al plano
de fundación de la soberanía el uso de la expresión metafísico aparece en el rechazo, reiterado muchas
erev rav, y de qué clase de soberanía se trata, hay que veces en los textos, de toda acción “física” contra el
examinar cómo se aplica la excepción y lo que sig- erev rav. Se puede entender ese rechazo en vista del
nifica. La identificación ocupa un puesto central en recurso a la soberanía divina, pero también se pue-
la práctica de puesta en excepción: “La definición de interpretar como una restricción vinculada con
misma de las fuerzas minoritarias nefastas que do- la necesidad de contener por poco que sea la lógica
minan al pueblo de Israel y lo arrastran hacia aba- violenta, encarnada en la idea de “abandono”, en la
jo, y la distinción entre esas fuerzas y los judíos sa- que insiste Agamben a propósito de la puesta en prác-
grados y puros en su fuero interior, esa selección tica de la excepción. El mandamiento explícito de
misma es el objetivo principal (Nackar, “El peligro odiar a los impíos, el erev rav, muy fácilmente se
en el amor a Israel…).” La selección es esencial pues- puede interpretar como una conminación a aban-
to que es el medio para “purificar y sanear al pueblo donarlos, que compromete a todos los miembros
de Israel” (Tsuriel, p. 6). En este contexto, siempre de la comunidad. Precisamente por eso se vuelve
volvemos a encontrar la connotación escatológica necesario imponer restricciones, puesto que sólo el
del corpus de los Tikunei ha-Zohar: la selección en el soberano —divino— tiene la autoridad para pro-
momento de la redención. Ese momento espera en clamar el abandono de aquellos que han sido pues-
el umbral de la época actual y constituye, de cierta tos en situación de excepción. El momento en que
manera, un momento en que “el tiempo mismo será el síntoma se vuelve esencia, dando plenamente las
puesto en situación de excepción” (Ophir, p. 358). condiciones necesarias para la decisión, es el mis-
“Hoy estamos en la hora de la selección entre aque- mo en el que puede faltar la prudencia.
llos que están del lado de Dios y de su Torá y aque- Pero la referencia Dios como aquel que procede-
llos que están afuera (Tsuriel, p. 27).” No es un sim- rá a la puesta en excepción del erev rav no significa
ple acto de lenguaje en el sentido usual. Por ello, en que esté perdida toda esperanza de ver que la selec-
el plano espiritual el alcance de la excepción es ex- ción se efectúe en este mundo. La esperanza política
tremadamente concreto. a veces se enuncia en términos de selección y de se-
El desplazamiento de la cuestión del erev rav del paración “naturales”. El Rav Zalman Baruch Mela-
plano de la política nacional hacia el plano metafí- med explica de la manera siguiente que “aquí, en
sico es una estrategia crucial. En efecto, se trata de Israel, aquellos que no son compatibles con esta
dirigirse a la soberanía divina para sustituir la so- tierra no tienen ningún porvenir y, en fin de cuen-
beranía del Estado laico, lo que constituye una im- tas, nadie acudirá en su ayuda. En cambio, aquellos
portación de las nociones de autoridad y de sobe- que son apropiados para ella se acercan entre sí y se
ranía laicas al ámbito de la teología, es decir, una unen poco a poco […]. En cuanto a aquellos que
comprensión de la soberanía divina a los términos no le convienen, acabarán por ser eyectados más
mismo de la soberanía estatal concreta (Ben-Sas- allá de las nubes” (Melamed, “Erev rav y reden-
son, pp. 86-87). Lo que aquí está en juego es un re- ción”). La tierra de Israel es un “reactivo” que revela
curso al “Señor del mundo”(la designación clásica de al erev rav (Tsuriel, p. 12). Puede vomitar a aquellos
Dios en el midrash), con la esperanza de una pues- que no le pertenecen y no están vinculados a ella.
ta en operación estatal del acto soberano: “Por con- Al final del proceso el cuerpo debe recuperar su
siguiente, nuestra función no es decidir la suerte de perfecta homogeneidad —suponiendo que tal ho-
los miembros del erev rav. El Santo, bendito sea, mogeneidad haya existido alguna vez: en la hora de
hará la selección por medio de duras pruebas (Nac- la redención una parte del erev rav se regresará a los
kar, “El origen de la violencia…”). La insistencia en pueblos extranjeros, otra combatirá en calidad de
la soberanía de Dios acerca el discurso del sionis- enemiga del rey-Mesías y otra parte más se arre-
mo religioso radical a propósito del erev rav al de la pentirá y se integrará totalmente al cuerpo nacio-
ultra-ortodoxia clásica, que niega toda autoridad nal, sin conservar nada de su extranjería. En el es-
de la soberanía humana sobre el pueblo de Israel. quema del erev rav, la desaparición del síntoma
EREV RAV | 431

lleva a la neutralización de la diferencia ontológica/ inventar alternativas creíbles para todas las institu-
biológica. ciones del Estado, incluso en forma masiva en el se-
Se constata la proximidad entre el discurso con- no de la corriente central del sionismo religioso ra-
temporáneo sobre el erev rav y el discurso de la gue- dical (Finkelman, pp. 19-20 y 26-27).
rra de las razas que Foucault (Foucault, pp. 37-73) Sería un error asimilar este componente mino-
identifica como parte integrante del discurso de la ritario de la soberanía con la minoría deleuziana
guerra permanente, extendido en Europa al comien- que busca “minar la acción del poder opresivo” (Ze-
zo de la era moderna. En los dos discursos se en- havi, “Minoría”). A pesar de los elementos virtuales
cuentra la idea de lucha mítica de las razas que pro- de esta soberanía minoritaria, lo que busca es el po-
sigue a todo lo largo de la historia, una dimensión der, no desprenderse de él; sus pulsiones son “mayo-
mesiánica aguda que llama a ver en el momento pre- ritarias” —“pulsión […] de apoderarse de la domi-
sente la antecámara de la redención (que estará acom- nación”. No hay que dejarse engañar por la imagen
pañada por el restablecimiento de un dirigente más del enclave ni por la presuposición de que se trata de
grande que en el pasado), así como el recurso a un un enclave cerrado. Hay una tensión en el seno de la
discurso histórico, no a un discurso jurídico uni- “minoría mayoritaria”, un aspecto concreto que se
versalista, cuya finalidad es afirmar los derechos del desprende de la dominación fantasmática. Tensión
grupo frente a sus enemigos. en ebullición, dinámica e inestable que, por ello
Un aspecto menor de la guerra de las razas re- constituye un potencial de desestabilización de gran
viste una importancia considerable en la presente alcance.
discusión: el sentimiento de opresión que experi-
menta aquel cuya dominación “natural” ha sido usur- En la conceptualización del Erev rav, se encuentran
pada por una raza de invasores extranjeros. Se tra- de manera flagrante ciertas características que no
ta, en suma, de una contra-historia dirigida contra el sólo pertenecen al discurso de la guerra de razas, si-
soberano. Estos círculos del sionismo radical con- no también al discurso racista. Foucault describió el
temporáneo se conciben como un centro desalojado paso del primero al segundo como un paso de pro-
tección del yo frente a la sociedad a la defensa de la
hacia los márgenes, forzado a admitir que no dispo-
sociedad, del discurso de un grupo empujado fuera
ne del poder soberano. Sobre el telón de fondo de del centro hacia un pensamiento de la soberanía y del
esta decepción frente al hecho de que el desarrollo gobierno. En esa etapa, de lo que se trata es de una
natural del sionismo no haya llevado al sionismo raza superior a la que habría que proteger contra una
religioso a disponer del poder soberano, se deja oír raza inferior y parásita, cuyo proyecto es proceder a
el llamado a “arrancarse” del erev rav, “esa minoría su destrucción desde el interior. Se trata, pues, de un
grosera, voraz, malvada y corrupta” que ha frenado el discurso de la supervivencia, de la conservación del
desarrollo mesiánico del sionismo (Tsuriel, p. 14). cuerpo nacional, cuya praxis principal es la purifica-
Este llamado al arrancamiento por medio de la pues- ción. Una de las características más fascinantes de
ta en excepción del erev rav funciona como un acto este discurso, según Foucault, es que “la otra raza,
de fundación de soberanía. Se trata de un repliegue en el fondo, no es la que vino de otra parte, no es la
que, por un tiempo, triunfó y dominó, sino la que,
y de una reunión en una “cultura del enclave” (Dou-
permanentemente y sin cesar, se infiltra en el cuer-
glas, Natural Symbolics…, pp. XIX-XXII) (expre- po social, o más bien se recrea sin cesar en el discur-
sión aplicada por el sociólogo israelí Emmanuel Si- so social y a partir de él” (Foucault, pp. 52-53). Aho-
van a los movimientos fundamentalistas en ra bien, es eso precisamente lo que se le atribuye al
conjunto [Sivan, “The Enclave Culture”]). Recor- erev rav, debido a la tensión interna que existe en él
demos empero que, para la gran mayoría de los entre la diferencia y la identidad, entre la figura mí-
adeptos del sionismo religioso radical, incluyendo tica del extranjero y su aparición permanente, casi
sus franjas más extremistas, el erev rav siempre re- ex nihilo, en el seno del cuerpo, revelándole su mul-
presenta una minoría pequeña, aunque dominante. tiplicidad intrínseca y amenazadora.
De ahí la constitución de una suerte de soberanía Nancy, 2000, pp. 42-43.
alternativa que busca salvar a la “masa” de la domi-
nación del erev rav: sin duda es así como se deben El concepto de erev rav es un testimonio de que la
entender los abundantes esfuerzos realizados para lógica racista puede concretarse por un acto de pues-
432 | EREV RAV

ta en excepción vuelto hacia el interior del cuerpo p. 173) son insuficientes. No hace falta decir que to-
político: la sociedad volviéndose contra sí misma. do intento de conferir una identidad a la mezcla equi-
De ahí su importancia frente a la concepción del vale a hacer de ella una entidad fantasmática (y por
Estado-nación. Parafraseando a Arendt, el erev rav consiguiente pura). La mezcla no existe más que la
“que se vuelve a crear en permanencia en el seno del pureza, puesto que nunca existe en su pureza. Nan-
tejido social y a partir de él” pone al desnudo el po- cy propone en su lugar el elogio de la “mezcolanza”.
tencial oculto dentro de todo movimiento de puri- Por una feliz casualidad, en la traducción de este tex-
ficación, cuyo objetivo es una unidad absoluta im- to al hebreo Arielle Azoulay eligió traducir este se-
posible de alcanzar: transformar un principio único gundo término como “erev-rav” (con un guion).
e infinito en causa sui. Arendt considera que todo mo-
vimiento de purificación va necesariamente acom- Parece que como el erev rav mítico, el erev-rav de
pañado por el terror “esencia de la dominación to- Nancy está fundado en el encuentro entre la multi-
talitaria” (Arendt, pp. 203-224). En cuanto surge la plicidad y la reivindicación de la identidad. Ni la
posibilidad de identificar a alguien como erev rav, mezcla inevitable, ni la pureza, sino un movimiento
se abre paso al movimiento que busca la unidad pu- de extralimitación: intrusión, “más una acción que
una sustancia” (ibid., p. 175). El erev rav que nos ha
ra, en otras palabras la victoria de la ley exterior, la
ocupado hasta ahora cristaliza la ansiedad profunda
de la identidad, frente a la realidad humana, frente que se apodera del discurso de la pureza y de la uni-
a la experiencia y frente a los hechos. El concepto de dad, y lo afecta cuando topa con tal intrusión. An-
erev rav lleva a examinar si la lógica de la raza que siedad frente a la posibilidad, introducida por Nan-
reside en el fundamento del Estado-nación no es cy, de que “no exista nada de ‘puro’ que no toque a lo
siempre, también, un dispositivo de producción de otro” (ibid., p. 181, cursivas nuestras). En palabras
la pertenencia, vuelto ante todo en contra de la de Nancy, no es el erev rav, en cuanto invasor o “in-
amenaza representada por la multiplicidad misma. truso”, lo que suscita la ansiedad, sino la multiplici-
dad que existe inevitablemente y que él hace eviden-
VI. Erev-rav y la “mescolanza” te: “La ley general de la intrusión [se expone]: nunca
¿Cómo sustraerse a este movimiento inherente al ha habido una sola [intrusión]” (Nancy, 2000, p. 32).
El momento de la intrusión constituye entonces la
concepto de erev-rav, que busca constantemente
toma de conciencia de la multiplicidad que opera en
identificar la diferencia para hacerla desaparecer, “se- el seno del cuerpo, de las diferencias interiores que
leccionarla”, según el término del Zohar? Parecería surgen en cada instante. La ansiedad encuentra su ori-
que Jean-Luc Nancy se encontró frente a un problema gen en esta toma de conciencia, ya que, para Nancy,
semejante cuando intentó “responder” a la apari- la identidad es el equivalente de la inmunidad.
ción de la “abominable contraseña de la ‘purificación
étnica’” (Nancy, 1996, p. 172). Escribe en reacción a
la guerra civil en la exYugoslavia, pero el peligro En cuanto le es revelada su multiplicidad intrínse-
también está presente en otros contextos, como el ca, el yo nacional-étnico-racial es presa de vómitos.
israelí: “El elogio simplista de la pureza ha sostenido Como hemos visto, el erev rav mítico es de vital im-
y sostiene crímenes” (ibid., p. 174). Nancy busca un portancia para calmar la ansiedad. Pues en cuanto es
medio para sustraerse a ese “sistema complejo de re- identificado como amenaza, constituye la ocasión
ducción a la identidad […], la búsqueda pura de una y la condición de posibilidad del acto soberano de
esencia” que hizo de “Sarajevo” un nombre de muer- distinguir entre el enemigo y el amigo, en otros tér-
te, por el efecto de “la posibilidad […] de identifi- minos, de expulsar a los intrusos, de restablecer el
car con ese nombre alguna sustancia o alguna pre- cuerpo en su perfecta coherencia. Así, dice Nancy,
sencia medida con el rasero de lo ‘nacional’ o de lo queda sometido a la ley del hay: “no habría nada, si
‘estatal’” (ibid., pp. 171 y 172). hubiera cualquier cosa pura e intacta” (Nancy, 1996,
¿Cómo hacer el elogio de la diversidad sin renun- 1996, p. 181), puesto que “la pureza es una sima cris-
ciar a las identidades y “haciéndoles justicia”? Nancy talina en la que la identidad, lo propio, lo auténtico
considera que la “mezcla”, que se transforma a me- se abisma en sí mismo, nulo, arrastrando consigo al
nudo en un multiculturalismo generalizado y de buen otro para convertirlo al abismo” (ibid., p. 178). Es
tono, que el “abigarramiento transcendental” (ibid., un abismo precisamente porque lo mismo no exis-
ERLEBEN | 433

te nunca en su identidad propia, puesto que el otro Nancy Jean-Luc, “L’éloge de la mêlée”, en Être singulier pluriel,
ha “hecho intrusión” en sus dominios y amenaza con París, Galilée, 1996; ed. esp. Ser singular plural, Arena Libros,
2006.
mancillarlo. Él “mismo” nunca ha sido puro y por ——, L’intrus, París, Galilée, 2000.
ello, su purificación significa su aniquilamiento: pro- Schmitt Carl, Théologie politique, París, Gallimard, 1988; ed.
ceso condenado a seguir cada vez más adelante, a esp. Teología política, Madrid, Trotta, 2009.
intensificarse hasta la autodestrucción, como hemos ——, La notion de politique, París, Flammarion, 1992; El concep-
to de lo político, trad. Rafael Agapito, Alianza Editorial,
constatado. Por eso es que el erev rav no pertenece a 1991.
la historia sino al mito —no es un intruso identifica- Scholem Gershom, Les grands courants de la mystique juive,
ble, sino el intruso siempre-ya presente, la multipli- París, Payot & Rivages, 2014; Las grandes tendencias de la
cidad siempre en acción en el seno de la identidad. mística judía, trad. Beatriz Oberländer, Siruela, 2000.
Sivan Emmanuel, “The enclave culture”, en M.E. Marty y R.
Como el erev rav, el erev-rav “no es accidental, Scott Appleby , eds., Fundamentalisms Comprehended, Chi-
sino de origen; no es contingente, sino necesario; cago, University of Chicago Press, 1995.
no está; siempre llega “ (ibid., p. 181). La clave para
sustraerse a la reducción a la identidad —a la puesta en hebreo
en excepción del mismo identificado como otro— Aviner Schlomo, “Un pueblo y no un erev rav”, Responsum, pu-
blicación de la Yeshivah Ateret Kohanim, 1996.
quizás sea aceptar, para que la identidad no se trans- Ben-Sasson Hillel, “Examen de la recuperación de influencia de
forme en fuerza destructora, pensar la transforma- los discípulos del R. Kook en el contexto de las evacuaciones
ción del mismo en otro no como una amenaza, sino de la franja de Gaza y del norte de Samaria”, Alpaim, 31,
como una necesidad. El erev rav se convierte enton- 2007.
Goldreich, Amos “Algunas aclaraciones a propósito de la doc-
ces en la condición de posibilidad de la unidad o de trina personal del autor de los Tikunei ha-Zohar”, en M. Oron
la unicidad, y ya no en un obstáculo; no suscita ya la y A. Goldreich, dirs., Investigaciones sobre la literatura caba-
ansiedad, sino que se convierte en suspiro de alivio. lística y el pensamiento judío en homenaje al profesor Efraim
El erev-rav de Nancy —en cuanto identidad que Gotlieb, Jerusalén, Mosad Bialik, 1994.
Kellner Yosef, “Esclarecimientos a propósito del erev rav”, res-
nunca se deja fijar en una identidad sino que advie- puesta a la publicación del R. Moshe Tsuriel”, ca. 1990.
ne de forma permanente, en cuanto proceso —es, Liebes Yehudah, “Los discípulos del Gaon de Vilna, el sabataísmo
por ende, capaz de dar cuenta de la posibilidad “de y el ‘punto’ judío”, Da’at, núm. 50, 2003.
Lior Dov, “El erev rav hoy en día”, en Responsum, cit.
ser un pueblo, de estar juntos e incluso de estar ‘uni-
——, “No hay que alquilar habitaciones a árabes en las calles de
ficados’, precisamente porque eso justamente no Israel”, Nuestra tierra de Israel, núm. 20, 2008.
consiste en ser ‘unos’”. melamed Zalman Baruch, “Erev rav y redención”, curso en línea
Assaf TAMARI en el sitio de la Yeshivah Beyt El, 2009.
Nackar Benyamin Yohanan, “El peligro en el amor a Israel sin
Bibliografía distinción. La cuestión del erev rav”, en el sitio de kehilaemu-
Agamben Giorgio, Le pouvoir souverain et la vie nue, París, Seuil, nit.org, 2006-2007.
1997; El poder soberano y la nuda vida, trad. Antonio Gimé- ——, El origen de la violencia contra la Kehilá Emunit [colectivo
nez Cuspinera, Valencia, Pre-Textos, 1998. religioso sionista]”, en ibidem.
Arendt Hannah, Les origines du totalitarisme 3: Le système to- Ophir Adi, “Entre la santificación de la vida y su abandono, a
talitaire, París, Gallimard, 2002; Los orígenes del totalitaris- modo de introducción a Homo Sacer”, en S. Lavi et al., dir.,
mo, trad. Guillermo Solana, Taurus, 1974. Tecnologías de la justicia; derecho, ciencia y sionismo religio-
Douglas Mary, Natural Symbolics: Explorations in Cosmology, so, Tel Aviv, Am Oved, 1996.
Londres, Routledge, 2a. ed. 1996; ed. esp. Símbolos natura- Schwartz Dov, La fe en la encrucijada: de la idea a los actos en
les: exploraciones en cosmología, Alianza, 1988. el sionismo religioso, Tel Aviv, Am Oved, 1996.
Finkelman Yoel, “It’s a Small, Small Word: Secular Zionism Tsuriel Moshe, La cuestión del erev rav en nuestro maestro el R.
Through the Eyes of a Religious-Zionist Parashat HaShavua Kook, Gedid, s.n., 2005.
Pamphlet”, en A. Mintz, ed., The Relationship of Orthodox Zehavi, Ohad, “Minoría”, Mafteakh, 1, 2010, p. 91.
Jews with Believing Jews of Other Religious Ideologies and
Non-Believing Jews, Nueva York, Yeshiva University Press /
Jersey City, Ktav Publishing House, 2010.
Fisher Shlomo, “Self-Expression and Democracy in Radical Re-
ligious Zionist Ideology”, tesis de doctorado, Hebrew Uni- ERLEBEN, erlebnis | alemán
versity, 2007.
Foucault Michel, Il faut défendre la société, París, Gallimard- español vivir, experimentar, vivencia
Seuil, 1997; Genealogía del racismo, Madrid, Akal, 2003. francés vivre, faire l’expérience, faire l’épreuve; le vécu
Mopsik Charles, ed., Les grandes textes de la Cabale; les rites qui griego bionai [ ι ναι], zoé [ ωή], bíos [ ίος]
font Dieu, Lagrasse, Verdier, 2002. inglés to live, to experience [lived experience]
434 | ERLEBEN

experiencia, vida, animal, conciencia, dasein, allá de nosotros mismos. Vivimos así cotidianamen-
epokhé, intención, leib, pathos, polis te sin reflexionar en lo que es vivido y sin tener en
¿Consiste la vida en el simple hecho de vivir? ¿Es la vida na- cuenta la inscripción de estas vivencias individua-
tural y dada sin más una prueba de lo inmediato? ¿Cómo les en el contexto de la comunidad social y política,
las diferentes lenguas han dado forma a este hecho simple siempre presente aunque por momentos imper-
y ciego respecto de sí mismo que es el hecho de vivir? Han ceptible.
buscado captar sus modos de despliegue, tanto comunita- Sólo hacia mediados del siglo XIX el término Er-
rio (la inscripción en la polis [πόλις] griega o la sociedad lebnis adquiere la significación de un concepto y to-
práctica de la Lebenswelt), como individual (su interioriza- ma un lugar entre las nociones fundamentales de la
ción reflexiva o su sentido para mí, a los que se refieren, ca- teoría del conocimiento. Al respecto, Fichte resulta
da uno a su manera, los términos de experiencia o existen- un precursor: identifica el momento transitivo im-
cia). De Leben a Er-leben y a Erfahrung, de life a experience, plícito en que el sujeto se olvida de sí mismo en un
de zoé [ ωή] a bios [ ίος], se desarrolla esta meditación. estado de plenitud irreflexiva, por medio de la expre-
Las lenguas romances, que disponen únicamente de la pa- sión conjunta de “leben und erleben” (Sonnenklarer
labra vida, han traducido —al parecer— semejante exceso Bericht…, pp. 559, 569): la primera definición cla-
de la vida sobre sí misma por medio del término experien- ramente precoz de Erlebnis se encuentra en la terce-
cia, que parece serle constitutivo. ¿Este término da cuenta ra edición del Enzyklopädisches Lexikon de Krug de
de tal separación de modo suficiente? 1838: “Erlebnis significa todo eso que nosotros mis-
mos hemos vivido (erlebt): sentido, visto, pensado,
I. El sentido primero de “erleben”: querido, hecho o dejado hacer. Semejantes viven-
una prueba de lo irreflexivo cias son, por ende, el fundamento de la experiencia
Tanto en su acepción coloquial como en las defini- interna (eigene Erfahrung) […]”; luego, Lotze, en su
ciones clásicas, se trate de la filosofía escolar del si- obra Metaphysik de 1841, pretende hacer de Erlebnis
glo XVIII, del romanticismo y del idealismo alemán un sinónimo de “interioridad”, mientras que Dil-
(de Kant a Hegel) o incluso de los psicólogos del si- they, en el marco de una verdadera “teoría de la Er-
glo XIX, erleben prácticamente se confunde con le- lebnis”, hace de ésta el equivalente de “psíquico”.
ben, “vivir”. Erleben se caracteriza por los rasgos de La fenomenología hace de esta vida psíquica e in-
la inmediatez, de la inmanencia y de la pasividad, que terior su tema central: Erlebnis es aquí entendida co-
definen de igual modo el simple hecho de vivir, y mo una experiencia subjetiva inmanente, que sin em-
esto en oposición a la meditación abstracta que la bargo requiere para ser conocida, por lo tanto para ser
reflexión y la especulación representan (Ritter, pp. comunicada, vincularse con el mundo por medio de
702-704). Es el caso del proverbio: wir werden es ja la intencionalidad, dadora de sentido y referida a los
erleben, “el tiempo dirá”. No obstante, la mayoría de objetos. Una Erlebnis sin referencia intencional per-
las veces, para traducir el verbo erleben, el francés re- manece inobjetivable, dicho de otro modo, incog-
curre al paradigma de la experiencia más que al de noscible. De esta forma, el Erleben no es una expe-
la vida. De tal modo, ich habe etwas erlebt se trans- riencia aislada del sujeto sino que se inscribe en la
forma en, al lado de “j’ai vécu ceci ou cela [yo viví dinámica intencional y temporal de la conciencia,
esto o aquello]”, “j’ai fait telle expérience [yo tuve tal la cual enlaza una Erlebnis con otra Erlebnis.
experiencia]”, “j’ai connu tel événement [yo estuve • VÉASE EL RECUADRO 1
en tal acontecimiento]”; asimismo, das war ein Er- Bajo las expresiones conexas de “actitud natural”,
lebnis: “c’était une expérience (marquante) [Fue una de “flujo de vivencias” (Erlebnisstrom [Husserl]; cf.
experiencia (significativa)]”. Por el contrario, el ale- Ritter, art. Erlebnisstrom), de “fe perceptiva”, “recom-
mán inmediatamente se refiere a un proceso cog- prensión” por Merleau-Ponty (Lo visible y lo invisi-
nitivo, incluso elemental (etwas erfahren: “appren- ble, pp. 17, 26, 27, etc.) de la Erlebnis husserliana, los
dre quelque chose, même par ouï-dire [enterarse de fenomenólogos intentan traducir esta cualidad muy
alguna cosa, incluso de oídas]”). De hecho, en todos particular de nuestra inscripción en el mundo en
estos contextos, se encuentra privilegiada una ex- tanto sujetos. En efecto, somos seres vivos siempre
periencia íntima cuyo sentido nos escapa (Grimm). con retraso respecto de nuestra propia capacidad
Semejante irreflexivo en nosotros nos empuja más de explicitar lo que vivimos día a día.
ERLEBEN | 435

Recuadro 1 › “Vivencia”: el neologismo de Ortega y Gasset


El mundo hispanoparlante dispone de un tér- gua, y suficientemente apto para transcri- mo del inglés al proporcionar un término
mino específico para traducir Erlebnis: “vi- bir aquélla, he tenido que desistir y buscar que parece portar en sí los distintos mati-
vencia”. Como señala el Diccionario de la una nueva. Se trata de lo que sigue: en ces que posee el original alemán. La traduc-
frases como “vivir la vida”, “vivir las co-
lengua española, “vivencia” se utiliza en el ción francesa —en la versión de Ideas I de
sas”, adquiere el verbo “vivir” un curioso
lenguaje coloquial como sinónimo de expe- Paul Ricœur por ejemplo— de Erlebnis por
sentido. Sin dejar su valor deponente, to-
riencia, al igual que Erlebnis en alemán, y, ma una forma transitiva significando aquel le vécu [lo vivido], participio pasivo de vivre
particularmente, según los ejemplos que término de relación inmediata en que [vivir], no parece conservar el carácter ac-
proporcionan los diccionarios de ambas len- puede entrar el sujeto con ciertas objeti- tual de la vivencia presente. En inglés, por
guas, para expresar acontecimientos que vidades. Pues bien, ¿cómo llamar a cada su parte, suele traducirse erleben por to ex-
son significativos desde el punto de vista del actualización de esta relación? Yo no en- perience (tomando por caso la traducción
mundo anímico. Ahora bien, este vocablo cuentro otra palabra que ‘vivencia’. Todo de John B. Brough de los textos de Husserl
no es producto de la evolución natural de la aquello que llega con tal inmediatez a mi sobre el tiempo), con lo cual no es posible
yo que llega a formar parte de él es una
lengua, a diferencia de su par germánico. distinguir entre la experiencia temática y
vivencia.
Su origen tuvo lugar en el estricto dominio no temática, o entre un conocimiento ob-
José Ortega y Gasset, Obras completas,
filosófico de la fenomenología. tomo I, Madrid, Revista de Occidente, jetivante y uno pre-objetivo.
En 1913, al realizar la reseña de los Estu- 1946, p. 256, nota 1. Verónica Kretschel
dios sobre el concepto de sensación [Unter-
suchungen über der Empfindungsbegriff], El vocablo creado por Ortega fue adoptado Bibliografía principal
la tesis doctoral de Heinrich Hoffmann, el Husserl Edmund, Investigaciones lógicas, trad.
sin restricciones en el ámbito de la fenome-
filósofo español José Ortega y Gasset crea J. Gaos y M. García Morente, Madrid, Revis-
nología husserliana y en especial por los tra- ta de Occidente, 1929
el neologismo “vivencia” para traducir el ductores de Husserl al español. Desde la ——, Ideas relativas a una fenomenología pura
concepto de Erlebnis. Esta noción había si- temprana traducción en 1929 de las Inves- y una filosofía fenomenológica, trad. J. Gaos,
do vuelta a emplear por esos días en Ideas tigaciones lógicas por José Gaos y Manuel México, Fondo de Cultura Económica,
relativas a una fenomenología pura y una fi- García Morente, o Ideas I traducida por el 1949; Ideas relativas a una fenomenología
losofía fenomenológica de Edmund Husserl, mismo Gaos en 1949, hasta la refundición pura y una filosofía fenomenológica, trad.
maestro del autor de la obra reseñada. En de esta última obra por Antonio Zirión Qui- esp. A. Zirión Quijano, México, Fondo de
una larga nota al pie en la que se refiere a jano publicada en 2013, el término em- Cultura Económica, 2013; Idées directrices
Ideas I, Ortega explica los motivos por los pour une phénoménologie, trad. P. Ricœur,
pleado para traducir Erlebnis es en todos
cuales ha decidido inventar un nuevo voca- Saint Amand, Gallimard, 1950
los casos “vivencia”. El español cuenta, así, ——, On The Phenomenology of the Conscious-
blo. Asegura haber buscado laboriosamen- con una palabra que permite referirse es- ness of Internal Time (1893-1917), trad. J.
te entre las palabras disponibles del espa- pecíficamente al dominio inmanente de la B. Brough, Dordrecht, Springer, 1991.
ñol y, al no haber hallado una adecuada, vida de la conciencia y con esto distinguir Ortega y Gasset José, Obras completas, to-
decidió acuñar un término nuevo, a pesar entre, por un lado, la experiencia inmediata mo I, Madrid, Revista de Occidente, 1946
de lo “mal sonante” que éste pudiera pare- y no temática que podemos tener de noso-
cer. Así, refiriéndose a Erlebnis: tros mismos (Erlebnis) y, por el otro, la ex- Bibliografía de consulta
periencia en general (Erfahrung), que in- Diccionario de la lengua española, Madrid, Es-
Después de haberle dado muchas vueltas pasa, 23a. ed. 2014.
cluye aquello que es tematizado por medio
durante años esperando tropezar con al- Wahrig Wörterbuch der deutschen Sprache,
de la reflexión. De este modo, la lengua es-
gún vocablo ya existente en nuestra len- Múnich, dtv, 2007.
pañola se diferencia tanto del francés co-

II. La meditación reflexiva de “erleben” La fenomenología se asigna la tarea de describir


Sin embargo, vivir no es más que el simple hecho de este sobresalto de la vida sobre ella misma en el cual
vivir para un ser vivo desprovisto de conciencia de me apercibo conscientemente viviendo tal momento
sí, es decir, de reflexividad. Al respecto, el alemán de mi vida. De este modo, el término alemán Erleb-
posee una expresión que traduce este puro vivir in- nis expresa más un estado que una acción. La traduc-
consciente de sí mismo: dahinleben, que se traduce ción al francés de Erlebnis por el participio pasado
en francés prudentemente por vegéter [vegetar]. Si vécu [vivido] da cuenta de este momento de deten-
los vegetales son seres vivos sin conciencia de sí, no ción, apenas transcurrido, en el que me apercibo que
se podría decir lo mismo de los animales, los cuales “he vivido” o “he vivenciado”. Hay una discontinui-
poseen en efecto una conciencia inmanente de dad entre el ciego empuje de la vida, que se autoge-
ellos mismos, visible en su modo de moverse, en su nera, que emerge a partir de sí misma, y la conciencia
manera de alimentarse, en las diferentes formas en que de ella tomamos (Henry, Varela), en una tempo-
las que conducen su vida comunitaria. ralidad de retrospección, más allá de cuán inmedia-
436 | ERLEBEN

ta resulte. La reflexividad (en su dinámico in statu (vida en tanto que experiencia), como para desple-
nascendi) está constituida por la aprehensión de la gar (el prefijo ex-) el vivir inmanente por medio de
vida, tal como es el caso de la noción de “epokhé na- la experiencia de su explicitación: en fenomenología,
tural” en Lipps. el “vivir” se ve inmediatamente interiorizado, inclu-
Para Husserl, quien ante todo retoma de Lipps es- so reflexionado. De este modo, hablar de “actitud
ta noción de vivir inmanente (Erleben/Ausleben), la natural” (natürliche Einstellung) para designar la “vi-
vida aflora sin secar bajo su pluma, sea para calificar da natural” es el indicio de una vida fenomenológi-
la conciencia (Bewußtseinsleben), sus vivencias (Erleb- ca siempre ya detenida, por la posición que conserva
nisse), tomando la forma de una “vida trascendental”, respecto a ella su ego observador, un retroceso refle-
constituyente, fenomenologizante (Fink), o incluso xivo con relación a ella misma.
sea para designar el mundo como mundo de la vida
(Lebenswelt), tejiendo de este modo la correlación III. La mediación comunitaria de la “erleben”: de la
universal entre la conciencia y el mundo (Depraz). “polis” griega a la “Lebenswelt” husserliana
Si por el momento nos atenemos a la meditación Ahora bien, en el uso distintivo de los términos zoé
de la conciencia reflexiva, la vivencia designa esta cua- [ ωή] y bíos [ ίος], la lengua griega da cuenta con
lidad muy íntima que la conciencia tiene en el mo- precisión de este distanciamiento reflexivo que es-
mento en que toma conciencia de sí misma en el pa- boza la Erleben en su sentido fenomenológico en re-
sado. Se trata, entonces, del surgimiento mismo de lación con la vida inmediata y natural.
la reflexividad a partir de lo irreflexivo, de la activi- • VÉASE EL RECUADRO 2
dad reflexionante que entra en juego con la Erlebnis. Al respecto, el mundo de la vida husserliano (Le-
Al respecto, se hablará también de Erfahrungsleben benswelt) se ubica en el medio de las dos formas de

Recuadro 2 › Crítica de la vivencia en Walter Benjamin


Tras su apogeo hacia fines del siglo xix y cepto de shock proveniente de Freud. Es la vivencia— sino que ha pasado al acervo de
principios del xx en diversas disciplinas, de figura del poeta Baudelaire, postulado por la experiencia, en este caso de la experien-
la lógica hasta la antropología, el par alemán Benjamin como sujeto por excelencia de la cia estética que hace posible la poesía. Pri-
Erleben/Erlebnis fue sometido a una crítica modernidad, quien pone en evidencia la dis- mordial a este shock en el marco de la mo-
severa en la esfera filosófica. Desde el neo- tinción entre vivencia y experiencia en el dernidad es el contacto del poeta con la
kantiano Heinrich Rickert hasta Martin Hei- acto mismo de la creación poética. En tér- ciudad y la masa, que no escatima en este
degger en unas tempranas clases de 1920, minos generales, una vez que la conciencia tipo de estímulos para el individuo.
la validez de este término fue progresiva- sale a contener el shock provocado en el in- A diferencia de las traducciones fran-
mente puesta en cuestión. También Walter dividuo por un suceso, lo que le resta es una cesa, italiana y argentina, el español Jesús
Benjamin dedicó parte de su afán analítico suerte de reducción del acontecer, una “vi- Aguirre se valió del término “vivencia” para
al concepto de Erlebnis en el ámbito de la vencia”, algo digerible y aceptable, en lugar traducir Erlebnis en su versión en español
estética, en uno de sus textos dedicados a de aquello que, pasando al otro plano, acaso de 1992 de “Sobre algunos temas en Bau-
la modernidad. En “Sobre algunos temas lo inconsciente —aunque Benjamin se cui- delaire”, ligándose así a la tradición espa-
en Baudelaire”, del año 1939, Benjamin se da de utilizar este término—, formará par- ñola de traducción de este término iniciada
propone socavar el ya devaluado Erlebnis al te del acervo de la experiencia. Al volcar Er- por Ortega y Gasset. Pero no mantuvo el
contraponerlo a la experiencia, la Erfahrung. lebnis como “experiencia vivida”, Murena mismo rigor para la dimensión temporal de
La primera traducción de este texto al es- siguió la traducción italiana de este texto, este problema, planteada por Benjamin so-
pañol, llevada a cabo por Héctor Murena en publicada en 1962 por Renato Solmi. Las co- bre términos como reminiscencia (Remi-
Argentina en 1967, reconocía la distinción rrespondencias entre ambas versiones son niszenz), recuerdo (Erinnerung) y rememo-
terminológica en una nota al pie y se pro- tales que puede postularse una traducción ración (Eingedenken). Pues a la distinción
ponía volcar el vocablo Erlebnis como “ex- indirecta, vía el italiano, en el caso de Mu- entre vivencia y experiencia corresponde
periencia vivida”, propósito que a lo largo rena. En la tesis de Benjamin, es el artista co- una forma particular de la temporalidad po-
de la traducción cumple sólo a medias. Ca- mo sujeto propio de la modernidad quien sibilitada por la rememoración (Eingeden-
da vez que este término aparece conjugado aún es capaz de desafiar esa ley del shock ken), que no depende exclusivamente de
con el de “shock”—Chockerlebnis—, Mure- descrita con base en la doctrina psicoana- lo vivido por un individuo, sino que remite
na lo convierte en “recepción del shock” o lítica. El grito de terror del poeta, asegura a ese otro tiempo colectivo que es el tiem-
“experiencia del shock”, lo que borronea la Benjamin citando a Baudelaire, señala ese po cíclico del culto. Así, la experiencia se
distinción que Benjamin había buscado lugar donde el shock no ha sido frenado por convierte en tradición. “Donde reina la ex-
construir valiéndose, en este caso, del con- la conciencia —que lo volvería parte de una periencia en sentido estricto, aparecen con-
ERLEBEN | 437

jugados en la memoria ciertos contenidos En el texto sobre Baudelaire y la moderni- acepte para ellos la sinonimia caerá bajo el
del pasado individual junto con aquellos del dad, la vivencia, que en su procedencia ro- hechizo de la escritura ensayística de Ben-
pasado colectivo” (“Sobre algunos temas mántica había valido como garante de una jamin, detrás de la cual hay, por lo menos
en Baudelaire”, GS I•2, p. 611) El término inmediatez del conocer, termina siendo cóm- dentro de cada texto, una rigurosa cons-
Eingedenken, traducido por Aguirre como plice de la conciencia “tenedora” de un co- trucción conceptual que mantener.
“reminiscencia”—sin ser diferenciado de Re- nocimiento como una propiedad. Así como Mariana Dimópulos
miniszenz—, tiene en el texto de Benjamin en el libro dedicado al Trauerspiel la con-
una cierta ambigüedad necesaria a su tesis ciencia quedaba impugnada por la sospecha Bibliografía
entre acto de recordar individual y acto de de una trampa de individualismo —pese a Benjamin Walter, “Über einige Motive bei
recordar colectivo, y por eso mismo con- todas las pretensiones universales, dice Ben- Baudelaire”, GS I, 2, Frankfurt, Suhrkamp,
1991, pp. 605-653; trad. “Sobre algunos
viene traducirlo como “rememoración”, en jamin, la conciencia kantiana es individual
temas en Baudelaire”, trad. Mariana Dimó-
la medida en que este concepto español (“Programa de una filosofía venidera”, GS pulos, en El París de Baudelaire, Buenos Ai-
también puede remitir a una actividad co- II-1, p. 161)—, en el texto sobre Baudelaire la res, Eterna Cadencia, 2012; trad. Héctor
munitaria. Esta doble dimensión —particu- conciencia asegurará, mediante la vivencia, Murena, en Ensayos escogidos, Buenos
lar y universal— de lo recordable hace posi- que todo suceso potencialmente enrique- Aires, El cuenco de Plata, 2010; trad. Jesús
ble, en el plano de los saberes, la tarea del cedor, del saber y de la memoria, empobrez- Aguirre, en Ensayos II, Madrid, Editora Na-
historiador, al menos la del historiador que ca finalmente el acervo de la tradición. Así, cional, 2002.
mira el pasado inmediato, el de la moderni- la omnipresencia de la vivencia en nuestro ——, Ursprung des deutschen Trauerspiels, GS
dad del siglo xix, sin restringir su recuerdo presente, reduciendo todo shock a la super- I, 1, Frankfurt, Suhrkamp, 1991, pp. 203-
430; trad. Origen del Trauerspiel alemán,
a un mero acto personal. ficie del yo, explica el deterioro de la expe-
trad. Carola Pivetta, Buenos Aires, Gorla,
No es la primera vez que Benjamin refle- riencia —como aquello que se lega en forma 2012.
xiona sobre las condiciones de posibilidad colectiva— e ilustra el impedimento ante el ——, “Der Erzähler”, GS I, 2, Frankfurt, Suhr-
del conocimiento, en este caso del saber que se enfrenta el poeta Baudelaire como kamp, 1980, pp. 438-465; trad. El narra-
histórico. Una preocupación gnoseológica sujeto de la modernidad y de la creación dor, trad. Pablo Oyarzún, Santiago de Chi-
recorre su obra. El prólogo al Origen del poética. En estas complejas definiciones, le, Metales Pesados, 2008.
Trauerspiel alemán, del año 1924, exponía Benjamin construye una terminología so- ——, “Über das Programm der kommende
la necesidad de cancelar el primado de la bre la base de resignificaciones, tanto den- Philosophie”, GS II, 1, 157-171; trad. Sobre
conciencia —individual, tanto como asien- tro de la tradición en lengua alemana como el programa de la filosofía futura y otros en-
sayos, trad. Roberto Vernengo, Barcelona,
to de las facultades— en la búsqueda de la dentro de su propia obra. Los términos co-
Planeta-Agostini, 1986.
verdad, estética e histórica; Benjamin optó mo experiencia, vivencia, rememoración y Heidegger Martin, Phänomenologie der Ans-
desde un principio por una concepción del recuerdo se constituyen en “Sobre algunos chauung und des Ausdrucks, Gesamtausga-
lenguaje como base posibilitadora del saber. temas en Baudelaire” como auténticos con- be 59, Frankfurt, Vittorio Klostermann,
Así, buscaba romper con la herencia crítica ceptos y, en este sentido, hacen a la arqui- 1993.
kantiana, que había establecido toda discu- tectura de su pensamiento. Si en el plano Rickert Heinrich, Philosophie des Lebens, Tu-
sión acerca del saber del mundo en térmi- lingüístico un concepto es aquel término binga, Paul Siebeck, 1920.
nos de la relación del sujeto con sus objetos. que carece de sinónimo, una traducción que

comunidad distinguidas por Aristóteles. Simultá- do natural de los seres vivos y su irreductibilidad a
neamente corresponde a un mundo natural de los la conciencia comunitaria vivida que de allí emana.
seres vivos, sensible, inmanente y práctico, situado En tanto tal, la aproximación cognitiva contempo-
en estrecha proximidad con la actitud natural pre- ránea más antirreduccionista se sirve del término de
reflexiva, y un mundo comunitario vivido, ya atra- “emergencia” y, más específicamente, de la expre-
vesado por la reflexividad común que es propia de sión “acoplamiento estructural autopoiético” entre
la experiencia intersubjetiva del ser-junto: La crisis la conciencia y el mundo (Varela) para denominar
de las ciencias europeas… revela en el §38 una am- tal dinámica del vivir-junto o convivencia.
bivalencia semejante, de la cual un poco intenta in- Natalie DEPRAZ
exactamente dar cuenta la traducción por “mundo
de la vida”, rechazando claramente decidir entre mun- Bibliografía principal
do de los seres vivos y mundo vivido (Biemel, Ré- Arendt Hannah, La condición humana, trad. R. G. Novales,
Buenos Aires, Paidós, 2009.
flexions…, p. 660). Biemel Walter, “Réflexions à propos des recherches husserlien-
El mundo de la vida es este a priori comunitario, nes de la Lebenswelt”, Tidjschrift voor Filosofie, Lovaina, núm.
correlativo del a priori que es la subjetividad trascen- 4, 1971.
dental, que intenta conservar juntas la posibilidad Depraz Natalie, “La vie m’est-elle donnée?”, Études philosophi-
ques, París, núm. 4, 1991, pp. 359-373.
inmanente de una auto-organización de este mun-
438 | ERSCHEINUNG

Dilthey Wilhelm, Einleitung in die Geisteswissenschaften [1883], alemán, apariencia, cosa, doxa, erleben, epokhé,
en Gesammelte Werke, Gotinga, Vandenhoeck & Ruprecht, fenómeno, imagen, intención, objeto, percepción,
1914, 1990. realidad, verdad
Fichte Johann Gottlieb, Sonnenklarer Bericht an das größere Pu-
blikum über das eigentliche Wesen der neuesten Philosophie
[1801], en F. Medicus (ed.), Werke, vol. 3. El vocabulario de la fenomenalidad en el alemán se distri-
Fink Eugen, Cartesianische Meditation, Husserliana Dokumente.
buye en múltiples registros lingüísticos: junto a los térmi-
Kluwer Academic Publishers, Dordrecht-Boston-Londres,
1988. nos de origen germánico construidos a partir del verbo
Henry Michel, C’est moi, la vérité. Pour une philosophie du chris- scheinen (brillar, aparecer, parecer) y del adjetivo offenbar
tianisme, París, Seuil, 1997; trad. Soy yo la verdad: para una (manifiesto, evidente, patente), tales como Erscheinung
filosofía del cristianismo, trad. J. T. Lafuente, Salamanca, Sí-
(fenómeno, aparición), Schein (apariencia) y Offenbarung
gueme 2001.
Husserl Edmund, Ideas relativas a una fenomenología pura y (revelación), se hallan los términos de origen extranjero
una filosofía fenomenológica, trad. J. Gaos rev. y act. por A. que constituyen el vocabulario técnico de la filosofía mo-
Zirión Quijano, México, Fondo de Cultura Económica, derna, tales como Phänomen, tomado del griego, o Mani-
2013.
festation, proveniente del latín.
——, La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascen-
dental, trad. J. V. Iribarne, Buenos Aires, Prometeo, 2008.
Krug Wilhelm Traugott, Encyklopädisches Lexikon in Bezug auf Kant es quien, por la oposición estricta que instala
die neueste Literatur und Geschichte der Philosophie [1838], entre Erscheinung y Phänomen por un lado, y
Leipzig, Brockaus, 2a. ed., 1970, 6 vols.
Lipps Theodor, Psychologie des Schönen und der Kunst, t. 1,
Schein por el otro, da al fenómeno su definición
Grundzüge der Ästhetik, Hamburgo-Leipzig, Voss, 1903. moderna, mientras que Lambert, quien fue proba-
Lotze Hermann, Metaphysik [1841], G. Misch (ed.), Leipzig, blemente el primero en formular el término “feno-
Meiner, 1912. menología”, sigue preso de la oposición tradicional
Merleau-Ponty Maurice, Le visible et l’invisible, París, Gallimard,
1964; Lo visible y lo invisible, trad. E. Consigli y B. Capdevie- entre la verdad y la apariencia. En Hegel, junto a la
lle, Buenos Aires, Nueva Edición, 2010. oposición kantiana del Schein y del Erscheinung,
——, La Nature. Notes. Cours du Collège de France, París, Galli- que él renueva, aparece el vocabulario de la mani-
mard, 1995.
festación, y Schelling, luego de Fichte, da al concep-
Varela Francisco, De cuerpo presente, Barcelona, Editorial Ge-
disa, 1992. to de Offenbarung (revelación) todo su alcance. Pe-
——, De máquinas y seres vivos: autopoiesis, la organización de lo ro es en el marco de la fenomenología donde los
vivo, Buenos Aires, Lumen, 2003. conceptos de Phänomen, de Erscheinung, y de Schein,
en una nueva distribución, vuelven al centro del
Bibliografía de consulta
Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel, debate filosófico, con Husserl, quien señala los “equí-
1854, retom., Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984, t. vocos”, y Heidegger, quien se asigna como tarea en
12, p. 397, s.v. “Leben”. 1927 aclarar fundamentalmente el significado de los
Ritter Joachim y Karlfried Gründer, Historisches Wörterbuch
der Philosophie. Unter Mitwirkung von mehr als 700 Fachge-
mismos.
lehrten, nueva ed., Basilea, Schwabe, 1971-, Darmstadt, Wis-
senschaftliche Buchgesellschaft, 1971-, t. 3, pp. 702-712, I. “Schein” y “Erscheinung”: la distinción kantiana
s.v. “Erleben”, “Erlebnis”, “Intentionales”, “Erlebnisstrom”. del fenómeno y de la apariencia
En la obra escrita en latín, que le valió a Kant el ran-
go de profesor ordinario en la Universidad de Kö-
nigsberg y que es conocida bajo el nombre de Di-
ERSCHEINUNG / schein / sertación de 1770, se encuentra la primera definición
phänomen / manifestation / propiamente kantiana del phaenomenon en calidad
offenbarung | alemán de objeto de la sensibilidad (objectum seenomensua-
litatis) por oposición al noumenom u objeto inteli-
español fenómeno, aparición, apariencia / apariencia,
ilusión, simulacro / fenómeno / manifestación / gible, cognoscible únicamente por la inteligencia (per
revelación intelligentiam cognoscendum):
francés phénomène, apparition, apparence / apparence,
illusion, simulacre / phénomène / manifestation
/ révélation El objeto de la sensibilidad es lo sensible; y lo que no
inglés appearance / illusion / phenomenon / contiene sino lo que sólo puede ser conocido por la
manifestation / revelation inteligencia, es lo inteligible. Lo primero se llamaba
ERSCHEINUNG | 439

en las escuelas antiguas fenómeno (phaenomenon), mensión de engaño contenida en Schein (traduci-
lo segundo, noúmeno (noumenon). do por Mario Caimi como “apariencia ilusoria”),
Principios formales del mundo sensible pero ésta debe ser inmediatamente corregida por la
y del inteligible (Disertación de 1770),
trad. esp. R. Ceñal Lorente, § 3, p. 10.
doctrina de la ilusión trascendental, es decir, nece-
saria (véase infra).
El término Phänomenologie, creado probable-
De este modo, Kant rompe con el sentido otorgado mente por Johann Heinrich Lambert (1728-1777),
por Descartes y Leibniz al término phaenomenon, hizo su primera aparición en su obra publicada en
transposición al latín moderno del phainómenon 1764, Neues Organon, cuya cuarta parte se titula:
[φαινόμενον] griego, este último participio empleado “La fenomenología como doctrina de la apariencia
como sustantivo del verbo pháinesthai [φαίνεσθαι], (Schein)”. En la carta que escribe el 2 de septiembre
el cual significa “ser visible”, “aparecer”, derivado a su de 1770 a Lambert, Kant recoge esta terminología y
vez de phos [φ ς], “luz”. Los phaenomena en el sen- parece deseoso de considerar en ese tiempo la cien-
tido kantiano ya no remiten, en efecto, a los hechos cia de lo sensible sólo como una simple propedéu-
empíricamente conocidos, o a las apariciones, a lo tica de la metafísica:
que aparece a la conciencia, sino simplemente a los
objetos sensibles, y en tanto tales se oponen no sólo Parece pues que debe preceder a la metafísica una cien-
a los noumena sino también a las apariencias sim- cia totalmente singular, aunque meramente negativa
ples (apparentiae): (phaenomologia generalis), en la que se determine la
validez y los límites de los principios de la sensibili-
En lo sensible y en [los] fenómeno[s] (Phaenomenis), dad, de modo que no perturben los juicios sobre ob-
lo que antecede al uso lógico, se llama apariencia jetos de la pura razón, como ha sucedido hasta aho-
(Apparentia), y se llama experiencia el conocimien- ra casi siempre.
Correspondencia, trad. esp. M.
to reflejo originado a partir de múltiples apariencias Torrevejano, pp. 79-80.
comparadas por el intelecto.
Disertación de 1770, trad. esp.
R. Ceñal Lorente, § 5, p. 12.
En esta época, en efecto, Kant sigue aún, al igual
que Lambert, en el marco de la oposición tradicional
Aquí se halla presupuesto un juego complejo de di- entre el ser y el aparecer, lo inteligible y lo sensible:
ferenciaciones: de la distinción entre phaenomenon “lo pensado sensiblemente es representación de las
y apparitio, se pasa a una doble distinción, entre phae- cosas como ellas [se nos] aparecen, lo pensado inte-
nomenon y noumenon en primer lugar, pero tam- lectualmente, de las cosas como ellas son” (Diserta-
bién entre phaenomenon y mera apparentia. ción de 1770, § 4, p. 10).
Estas distinciones se retoman en la Crítica de la Más tarde, a la “fenomenología” lambertiana co-
razón pura de 1781, en la cual, junto a Phäenomen, mo doctrina del Schein, la Crítica de la razón pura
tomado del latín, aparecen también los términos Er- opone la “Estética trascendental” como elucidación
scheinung y Schein. Ahora bien, Erscheinung se tra- del Erscheinung. Lo que Kant designa con el nom-
duce habitualmente en francés por phénomène [“fe- bre Erscheinung es definido como “objeto indeter-
nómeno”] (mientras que en inglés se lo traduce por minado de una intuición empírica” y esta defini-
appearance) para distinguirlo de Schein, que se tra- ción supone que se distinga en él una materia y una
duce por “apparence” [“apariencia”] (y en inglés se forma: “En el fenómeno (Erscheinung) llamo mate-
traduce por illusion), lo que no deja de provocar una ria de él a aquello que corresponde a la sensación;
cierta confusión. La dificultad de Erscheinung se ob- pero a aquello que hace que lo múltiple del fenó-
serva en el hecho de que “apariencia” y appearance, meno pueda ser ordenado en ciertas relaciones, lo
a pesar de su parentesco, se distribuyen en los dos llamo la forma del fenómeno” (Crítica de la razón
términos más opuestos, puesto que appearance pa- pura, trad. esp. M. Caimi, B 34).
rece por lo demás retener solamente un aspecto del Esta forma que ordena a la sensación no puede
Erscheinung kantiano (la primera forma del phae- ser como la materia dada a posteriori y debe enton-
nomenon de 1770, diferenciada de experientia); en ces encontrarse ya a priori en la mente. Kant descubre
lo que respecta a la illusion del inglés, expresa la di- así en el espacio y el tiempo las dos formas a priori
440 | ERSCHEINUNG

del Erscheinung, de eso que aparece. Por medio de “= X”(A 109). Esta distinción entre la aparición y el
esta distinción de la materia y de la forma, Kant mos- objeto en sí no es sin embargo la restauración de la
tró que las “apariciones” se caracterizan por un or- oposición clásica entre apariencia y verdad, sino
den que les es intrínseco. Pero ellas pueden además por el contrario la consecuencia lógica de la defini-
ser sometidas a un orden superior, a saber, el del ción del Erscheinung como aparición. Pues, como
entendimiento, el único que les otorga la objetivi- Kant explica en el Prefacio a la segunda edición de
dad de verdaderos fenómenos: la Crítica de la razón pura:

Aquello que se nos aparece (Erscheinungen), en la […] si bien no podemos conocerlos también como
medida en que son pensados como objetos según la cosas en sí mismas, al menos debemos poder pen-
unidad de las categorías, se llaman phaenomena. sarlos como tales. Pues de no ser así, se seguiría de
Los fenómenos, en la medida en que son pensados ello la proposición absurda de que hubiera fenóme-
como objetos según la unidad de las categorías, se nos (Erscheinung) sin que hubiese algo que apare-
llaman “phaenomena” (en la traducción de Caimi). ciese (ohne etwas […], was da erscheint).
Ibid., B XXVI.
Erscheinungen, sofern sie als Gegenstände nach der
Einheit der Kategorien gedacht werden, heissen Phä-
nomena. El concepto de Ding an sich, “cosa en sí”, y el de Er-
Ibid., A 248. scheinung, “aparición”, son entonces correlativos y
no remiten en consecuencia a dos objetos diferen-
Una nueva distinción se dibuja aquí, entre Erschei- tes. Es lo que Kant subraya con la mayor claridad
nung y Phänomen, el Fremdwort (extranjerismo) al posible en el Opus postumum:
que se le va a atribuir un matiz particular. El pasaje
de meros fenómenos a los fenómenos [phäenome- La diferencia del concepto de una cosa en sí y una
na] es el que permite a Kant salir de la oposición tra- cosa en el fenómeno es meramente subjetiva: “La co-
dicional de la verdad y de la apariencia. Desde lue- sa en sí (ens per se) no es otro Objeto, sino otra rela-
go no podemos conocer sino lo que se nos aparece, ción (respectus) de la representación con el mismo
pero nuestro conocimiento no proviene exclusiva- Objeto […]”.
Transición de los principios metafísicos
mente de aquello que en sí mismo aparece, puesto de la ciencia natural a la física: opus
que pone en juego las formas a priori de nuestro postumum, trad. esp. p. 418.
entendimiento, que, aunque pudiendo solamente
aplicarse al aparecer, no encuentran sin embargo su En lo que concierne a la apariencia falaz (Schein),
origen en él, sino en la mente humana. ésta surge precisamente cuando se toma a las apari-
La “aparición” (Erscheinung) no es, por lo tanto, ciones como cosas en sí (B 70, nota). Pues la apa-
una simple “apariencia” falaz (Schein), debe consi- riencia no procede para nada de los sentidos sino
derarse como algo real y objetivo, aunque el objeto del juicio:
en cuanto Erscheinung haya que distinguirlo del ob-
jeto en sí (B 69). En efecto, Kant define con mucha Aún menos deben ser tenidos por idénticos fenóme-
precisión en una nota agregada a este pasaje de la no (Erscheinung) y apariencia ilusoria (Schein). Pues
Crítica de la razón pura lo que es el Erscheinung: “Lo la verdad, o la apariencia ilusoria, no están en el ob-
que no se encuentra jamás en el objeto en sí mis- jeto en la medida en que es intuido, sino en el juicio
mo, pero sí se encuentra siempre en la relación de sobre él, en la medida en que [el objeto] es pensado.
Por consiguiente, se puede, ciertamente, decir con
él con el sujeto, y es inseparable de la representa-
verdad: que los sentidos no yerran; pero no porque
ción del primero, [Ed. Acad.: ‘del último’] es fenó- siempre juzguen con acierto, sino porque no juzgan
meno (Erscheinung)” (ibid., B 70, nota). en modo alguno. Por eso, tanto la verdad como el
Este objeto en sí, que es la causa no sensible de error, y por lo tanto también la apariencia ilusoria,
nuestras representaciones y que permanece para no- como incitación a este último, sólo pueden encon-
sotros por completo desconocido, es lo que Kant trarse en el juicio, es decir, sólo en la relación del ob-
llama “objeto trascendental” (B 522) y sobre el cual jeto con nuestro entendimiento.
destaca en la primera edición que es simplemente Ibid., A 293.
ERSCHEINUNG | 441

La dialéctica trascendental, en calidad de “lógica de la La aparición fenoménica (Erscheinung) es el origi-


apariencia”, no tiene relación alguna ni con las apa- narse y perecer que, ello mismo, no se origina ni pe-
riencias empíricas que provienen, como las ilusio- rece, sino que es en sí, y se constituye la realidad
nes ópticas, de un juicio equivocado por la influen- efectiva y el movimiento de la vida.
cia de la imaginación, ni con las apariencias lógicas, Fenomenología del espíritu, trad.
esp. A. Gómez Ramos, p. 107.
que resultan de una falla de la atención a la regla ló-
gica, sino con lo que Kant llama “apariencia tras-
cendental”, que es una “ilusión (Illusion) natural e Sin embargo, Hegel mantiene igualmente la
inevitable” y que reposa sobre la sustitución de prin- diferencia entre Erscheinung y Schein, entre la apa-
cipios objetivos por principios meramente subjeti- rición y la apariencia, como explica en el tercer ca-
vos (A 298). pítulo de la Fenomenología del espíritu, que trata
La Crítica de la razón pura no sólo nos enseña “a justamente del Erscheinung, donde la apariencia es-
tomar el objeto en una doble significación, a saber, co- tá definida como el “ser que inmediatamente y en sí
mo fenómeno (Erscheinung) o como cosa en sí (Ding mismo es un no ser”, mientras que el fenómeno o
an sich)” (B XXVII), sino también a distinguir todos aparición es “una apariencia en su totalidad” (“ein
los objetos en general en fenómenos (Phänomena) Ganzes des Scheins”, op. cit., p. 213) en tanto que re-
y noúmenos (Noumena), lo que Kant explicita en el mite no solamente al momento de la desaparición,
último capítulo de la “Analítica transcendental”. Pues, al no-ser, sino al conjunto del movimiento del na-
si los objetos de los sentidos, los Erscheinungen, pue- cer y del perecer.
den ser llamados Phänomena en la medida en que El Erscheinung, en la medida en que no revela otra
están sometidos a las categorías del entendimiento, cosa que a sí mismo, pues, como dice Hegel, “detrás
no es por ello menos posible admitir cosas que, en de eso llamado telón, que debía tapar lo interior, no
tanto que simples objetos del entendimiento, po- hay nada que ver” (op. cit., p. 243), puede así com-
drían ser dadas a una intuición no sensible: son lo que prenderse como la dimensión misma de la manifes-
Kant llama noúmenos (A 249). Como objetos de una tación: es además por este término que el primer tra-
intuición no sensible, los noúmenos tienen solamen- ductor francés de la Fenomenología del espíritu, Jean
te un significado negativo (B 342) y no sirven para Hyppolite, ha traducido usualmente la palabra Er-
nada más que para marcar los límites de nuestro co- scheinung, que sin embargo quizás habría que seguir
nocimiento sensible (B 345). A la oposición del Er- traduciendo por “aparición” o “aparición fenoméni-
scheinung y la Ding an sich se superpone entonces ca”, como lo hace otro traductor de la misma obra,
la del Phänomen, en cuanto objeto de los sentidos, Jean-Pierre Lefebvre. Se puede entonces trazar el
y del noúmeno, como objeto inteligible (B 306). siguiente cuadro, donde la diversidad de las traduc-
ciones deja entrever la dificultad del Erscheinung:
II. Del “Erscheinung” al “Offenbarung”: fenómeno,
manifestación y revelación en el idealismo Erscheinung Schein Phänomen
poskantiano manifestation Apparence Phénomène
En la medida en que aquello que une a los poskan- sensible (Barni) illusion Phainomenon
Kant image sensible apariencia Phaenomenon
tianos es la voluntad de llevar a cabo lo que Kant ha- (TP) ilusoria
bía comenzado al intentar poner a la metafísica en Appearance
la vía segura de la ciencia, no es sorprendente ver- (inglés)
los abordar la cuestión de eso que subsiste de irre- Fenómeno
presentable para la razón humana en el kantismo, a Manifestation
saber, la “cosa en sí” y el “noúmeno”. El acento será (Hippolite)
puesto correlativamente, en el poskantismo, sobre apparition
la dimensión del aparecer, del Erscheinen, como di- (Lefebvre)
Hegel phénomène
mensión interna al absoluto en sí mismo, sin el cual (Labarrière-
sería privado de toda realidad efectiva. Es lo que con- Jarczyk)
duce a Hegel, en su Prefacio de la Fenomenología del Fenómeno
espíritu, a afirmar que:
442 | ERSCHEINUNG

En Hegel, sin embargo, el término mismo de Ma- publicada en 1793, en que se encuentra un análisis
nifestación, y el de Offenbarung, “revelación”, el cual del concepto de Offenbarung caracterizado desde el
emplea como sinónimo del anterior, solamente en- punto de vista formal como “una suerte de darse a
cuentran verdaderamente su sentido técnico en la conocer (Bekanntmachung)” (trad. esp. H. Ochoa Di-
Ciencia de la lógica. sselkoen, 2005, p. 46) y una deducción racional de
En efecto, es en la “Doctrina de la esencia” donde este concepto que permite definirlo como “el con-
nuevamente se debate sobre el Erscheinung, título cepto de revelación es pues el concepto de un efecto
de la segunda sección del segundo libro de la lógica producido por Dios en el mundo sensible, por me-
hegeliana donde el movimiento total es resumido al dio de una causalidad sobrenatural, y por medio del
final de la introducción de la siguiente manera: “La cual se anuncia como legislador moral” (§ 6: Discu-
esencia parece (scheint) primero dentro de sí misma, sión material del concepto de revelación como pre-
o sea, es reflexión; segundo, aparece (erscheint); ter- paración de una deducción del mismo; trad. esp. H.
cero, se revela (offerbart sich)” (Ciencia de la lógica, Ochoa Disselkoen, 2005). El fin que persigue Fichte
trad. F. Duque, II, p. 440). en ese ensayo, que lo volvió famoso por el hecho de
Estos tres verbos caracterizan las etapas del pro- que, publicado sin el nombre del autor, se lo tomó
ceso de exteriorización de la esencia, tal como éste se como la cuarta Crítica de Kant, es en realidad el de
desarrolla en las dos primeras secciones de la lógica una reducción de la religión a la moral, como lo ates-
de la esencia y tal como culmina en la tercera, la cual tigua claramente el resultado al que llega esta críti-
trata de la realidad efectiva (Wirklichkeit). En esta ca del concepto de revelación:
última sección aparece entonces el vocabulario de la
revelación (Offenbarung) o de la manifestación (Ma- El criterio general de la divinidad de una religión con
nifestation), para expresar la “identidad” en este ni- respecto a su contenido moral es, pues, el siguiente:
vel entre forma y contenido, interior y exterior, mien- Sólo aquella revelación que establece un principio
tras que su “diferencia” se pone en evidencia en el de la moral en concordancia con el principio de la
lenguaje del parecer (scheinen) y del aparecer (er- razón práctica, y establece únicamente máximas mo-
rales tales que se dejen derivar de este principio, pue-
scheinen). Como subraya Hegel: “ése es justamente
de ser de Dios.
el contenido del absoluto, el manifestarse (sich ma-
Fichte, 1793, § 11 Criterios de la divinidad
nifestieren)”, y es en cuanto que “[acto] absoluto de de una revelación en cuanto a su contenido
manifestarse para sí mismo” que el absoluto es “rea- posible (materiae revelationis),
lidad efectiva” (ibid., p. 599). Aquí se aprecia clara- trad. H. Ochoa Disselkoen, 2005.
mente que los términos de Manifestation y de Offen-
barung remiten a la idea, absolutamente no kantiana, En la misma perspectiva, filosófica, y no estrictamen-
de una exteriorización sin resto. El término alemán te religiosa, hay que situar la Filosofía de la revela-
offenbar, que remite etimológicamente a la idea de ción (Philosophie der Offenbarung), la obra póstuma
apertura, de patencia, es frecuentemente traducido de Schelling. El proyecto de esas lecciones dictadas
por el adjetivo “manifiesto”. Es necesario finalmente en Múnich y en Berlín entre 1827 y 1846 no fue ela-
agregar a esto el hecho de que en alemán Manifesta- borar una filosofía cristiana, sino solamente com-
tion y Offenbarung son términos que forman parte prender la especificidad del cristianismo. Schelling
del vocabulario teológico. se explica muy claramente sobre ese punto en el fi-
En efecto, se traduce a menudo Offenbarung por nal del primer libro oponiendo su Philosophie der
“revelación”, haciendo así una apelación a otro tér- Offenbarung a una Offenbarungsphilosophie, una fi-
mino latino, en el cual se encuentra una idea au- losofía revelada, y señala que él toma la revelación
sente del término de manifestatio, el de una acción como objeto y no como fuente de autoridad. El con-
que consiste en apartar un velo (velum) y entonces cepto de revelación alcanza de hecho en Schelling
descubrir una cosa antes escondida. En su calidad una extensión por encima de lo que Fichte entendió
de término perteneciente al vocabulario religioso, del mismo, dado que esta palabra no significa para
Offenbarung es un concepto central en el poskan- él solamente “el acto por el cual la divinidad deven-
tismo. Es necesario mencionar aquí la primera obra dría causa o autor de representaciones en una con-
de Fichte, Ensayo de una crítica de toda revelación, ciencia humana individual cualquiera”, sino que se
ERSCHEINUNG | 443

refiere a lo “universal de la Revelación”, a su conte- conciencia; sin embargo a “en” la conciencia le co-
nido, que, aunque revelándose factualmente en la rresponde una vivencia de sensación coloreada. Esta
historia, remite sin embargo a “un encadenamiento diferencia no es una simple diferencia de punto de
histórico más elevado, es decir, a un encadenamien- vista según la cual el mismo fenómeno sería consi-
to que sobrepasa la historia misma y el cristianismo derado tanto bajo su faz objetiva como bajo su faz
tomado como fenómeno particular”. Lo que está subjetiva. La confusión en cuestión proviene del
entonces en cuestión en la Filosofía de la revelación, equívoco del término fenómeno (Erscheinung):
no es el fenómeno histórico del cristianismo, sino el
objeto mismo de la filosofía para los poskantianos, No será señalado nunca con bastante rigor el equí-
a saber, la realidad efectiva del absoluto. El joven voco (Äquivokation) que permite llamar fenómeno
Schelling, aún muy fichteano, afirmaba ya en uno de (Erscheinung) no sólo a la vivencia en que consiste el
sus primeros textos, Del Yo (Vom Ich): el fin último aparecer (erscheinen) del objeto (por ejemplo, la vi-
de la filosofía es el “puro ser absoluto” y su deber es vencia concreta de la percepción en que el objeto mis-
mo nos está supuestamente presente), sino también
“descubrir y revelar lo que nunca se deja reducir a
al objeto aparente como tal. El engaño (Trug) de este
conceptos” (Del Yo como principio de la filosofía). equívoco desaparece tan pronto como nos damos
Su Filosofía de la revelación que, por el hecho de que cuenta fenomenológicamente de lo que se encuen-
se da como tarea pensar lo que sobrepasa a la ra- tra realmente del objeto aparente como tal en la vi-
zón, constituye el acabamiento último del idealismo vencia del fenómeno. El fenómeno de la cosa (la vi-
especulativo, se otorga siempre el mismo objetivo: vencia) no es la cosa aparente (Die Dingerscheinung
“Comprenderá más aún e incluso otra cosa que la [das Erlebnis] ist nicht das erscheinende Ding), la co-
sola Revelación; más bien, sólo comprenderá ésta sa que “se halla frente” a nosotros supuestamente en
porque habrá previamente comprendido otra cosa, su propio ser [in leibhaftiger Selbstheit]. Como per-
a saber, el Dios efectivamente real”. tenecientes a la conexión de la conciencia, vivimos
los fenómenos; como pertenecientes al mundo feno-
ménico, se nos ofrecen aparentes las cosas (als der
III. “Erscheinung” y “Phänomen”: el concepto
phänomenalen Welt zugehörig erscheinen uns die Din-
fenomenológico de fenómeno (Husserl
ge). Los fenómenos mismos no aparecen; son vivi-
y Heidegger) dos (Die Erscheinungen selbst erscheinen nicht, sie
En 1901, el término de “fenomenología” hace su re- werden erlebt).
aparición en el título de la obra de Husserl: Inves- Investigaciones lógicas, trad. M. García Morente
tigaciones hacia una fenomenología y teoría del co- y J. Gaos, t. 2, inv. 5, cap. 1, § 2, p. 478.
nocimiento, que constituyó la segunda parte de las
Investigaciones lógicas, cuyo primer tomo había sido En el apéndice final de las Investigaciones, Husserl
publicado el año anterior bajo el título Prolegómenos vuelve sobre los “equívocos” del término Erschei-
a la lógica pura. En ese tiempo, aún bajo la influen- nung, que hacen posible calificar de “fenómenos”
cia de Brentano y de su Psicología desde un punto de tanto a los objetos como a las vivencias en las cua-
vista empírico, Husserl da a este término el sentido les éstos aparecen. Distingue con este propósito tres
de un “análisis descriptivo” que se atiene al puro da- significaciones distintas asignadas a este término: la
to fenoménico sin presuponer la existencia de eso que vivencia concreta de un objeto, el objeto que apare-
se trata de describir. Este análisis permite en efecto ce en sí mismo, y, erróneamente, los componentes
distinguir lo que pertenece al objeto en sí mismo de reales de la vivencia del objeto, por ejemplo, las sen-
eso que pertenece a lo vivido, o incluso, según el vo- saciones, lo que incita a ver de manera errónea en
cabulario husserliano, lo inmanente de lo trascen- las cosas fenoménicas simples complejos de conte-
dente. A modo de ilustración, hallamos el ejemplo nidos de sensaciones. La preocupación de Husserl
del color que evoca Husserl en la quinta Investiga- es aquí la estricta distinción de lo trascendente y de
ción: se confunde a menudo la sensación coloreada lo inmanente, dado que para él se trata de tomar
(inmanente) con la coloración objetiva (trascenden- distancia en relación con su maestro, Brentano, que
te). Ahora bien, el objeto en tanto que tal no es per- considera al objeto intencional como inmanente a la
cibido ni consciente, no más que el color percibido conciencia, mientras que para Husserl, por el con-
como perteneciéndole: aquél está “fuera”, no “en” la trario, la conciencia no es un continente ni el objeto
444 | ERSCHEINUNG

es una parte real de la vivencia. En un pasaje agre- fenomenología pura y una filosofía fenomenológica,
gado en la segunda edición de 1913, Husserl señala sobre “el error de principio” que consiste en imagi-
que de las tres significaciones atribuidas al término nar que Dios “poseerá naturalmente la [percepción
Erscheinung, es la segunda la que constituye “el con- adecuada] de la cosa en sí misma, que a nosotros, se-
cepto primitivo de Erscheinung”, a saber, el concep- res finitos, nos está rehusada”, dado que esto impli-
to “de lo aparente o de lo que puede aparecer, el de lo ca la reducción de la cosa percibida a una imagen o
intuitivo como tal”. En la medida en que todas las a un simple signo (§ 43). De hecho, según Husserl
vivencias remiten a una intuición interna o externa, es “absurdo” considerar aquello que aparece como
pueden ser objetivadas en la reflexión y es entonces remitiendo a otra cosa distinta que estaría separada
posible nombrar Phänomene a esas vivencias, las cua- y que consideraría como la “causa desconocida”
les se convierten en el objeto de la fenomenología, (ibid., § 52). Pues es la esencia misma de la cosa es-
definida como “teoría de las vivencias en general” pacial que se da por la mediación de Erscheinungen
(Investigaciones lógicas, trad. M. García Morente y J. (término que Ricœur, el traductor de las Ideas al
Gaos, t. 2, Apéndice, 5, p. 772). francés, propone siempre como “apparence [apa-
Pues aquello que no estaba completamente cla- riencia”]), que, precisamente porque ellas no son
ro en 1901 era el estatuto de lo que Husserl llamaría, una simple apariencia (blosser Schein, en la traduc-
en su Curso de 1907 sobre La idea de la fenomeno- ción de Ricœur: “pure simulacre [puro simulacro”),
logía, el “fenómeno (Phänomen) puro en el sentido no remiten a ningún “en sí”, debiendo siempre por
de la fenomenología”, que se distingue del “fenóme- principio poder devenir fenómeno. Aquí se obser-
no psicológico”, objeto de la psicología como cien- va bien la ruptura de Husserl con la limitación kan-
cia natural (La idea de la fenomenología, trad. M. tiana del fenómeno por el noúmeno.
García-Baró, p. 54). Un tal Phänomen, en cuanto que A pesar de todo, en Husserl como en Kant, Phä-
dado absoluto, es el resultado de lo que Husserl lla- nomen y Erscheinung no están claramente distingui-
ma aquí por primera vez “reducción fenomenoló- dos. Por el contrario, sobre esta distinción insiste
gica”, la cual consiste en poner entre paréntesis, pa- justamente Heidegger cuando pretende aclarar el
ra someter a una epokhé, el conjunto de lo que es sentido del término fenomenología a partir de sus
trascendente. El fenómeno puro, objeto de una feno- dos componentes, phainómenon y logos [λόγος]; en
menología pura, es entonces el fenómeno “reduci- primer lugar en su curso de 1925 consagrado a los
do”, es decir, el objeto que aparece en tanto que tal, “Prolegómenos para una historia del concepto de
independientemente de su existencia por fuera de tiempo”, luego en la introducción a su tratado de
la conciencia. Husserl logró dar cuenta de la doble 1927, Ser y tiempo (Sein und Zeit). Volviendo al
cara, a la vez subjetiva y objetiva, del fenómeno: sentido primitivo del término griego phainómenon,
Heidegger define el Phänomen como lo que se mues-
La palabra “fenómeno” (Phänomen) tiene dos senti- tra en sí mismo, lo manifiesto (das Offenbare) y ve
dos a causa de la correlación esencial entre el apare- en la apariencia (Schein) una modificación privativa
cer (erscheinen) y lo que aparece (escheinenden). del Phänomen por el cual una cosa precisamente se
φαινόμενον quiere propiamente decir “lo que apare- muestra como ella no es:
ce” y, sin embargo, se aplica preferentemente al apa-
recer mismo, al fenómeno (Phänomen) subjetivo (si
Sólo en tanto algo en general pretende por su pro-
se permite esta expresión que induce a ser tergiver-
pio sentido mostrarse, es decir, ser fenómeno, puede
sada en sentido burdamente psicológico).
mostrarse como algo que ella no es, puede “no más
La idea de la fenomenología,
tener aspecto de…” (nur so aussehen wie).
trad. M. García-Baró, p. 106. Ser y tiempo, trad. J. Gaos, § 7, p.39.

El fenómeno en el sentido de la fenomenología se Heidegger insiste en el hecho de que el término de


distingue así radicalmente del Erscheinung kantia- Phänomen, como el de Schein, no tiene absoluta-
no, que remite a lo ignoto de la cosa en sí o a esa X mente nada que ver con el de Erscheinung, palabra
que es el objeto trascendental. Por el contrario, Hus- sobre la que afirma en su curso de 1925 que ha cau-
serl insiste en su obra de 1913, Ideas relativas a una sado en filosofía más estragos e inconvenientes que
ERSCHEINUNG | 445

ninguna otra (Prolegomena zur Geschichte der que se muestra en las apariciones mismas de manera
Zeitsbegriffs, p. 112). Erscheinen tiene, en efecto, co- no temática, a saber, el tiempo y el espacio en cuan-
mo Kant mismo lo había señalado, el sentido de una to que formas de la intuición, las cuales deben po-
remisión indicativa de una cosa a otra, la cual pre- der devenir fenómenos, es decir, mostrarse por sí
cisamente no se muestra. Erscheinen (aparecer) es mismas en el análisis filosófico. Puesto que el fenó-
pues paradójicamente un “no mostrarse”, lo que im- meno de la fenomenología no está “dado”, existe por
plica que “los Phänomene no son nunca Erscheinun- el contrario la necesidad de una “mostración expre-
gen” y que no se puede por lo tanto explicar el primer sa” para ser apercibido. Lo que es entonces propia-
término recurriendo al segundo, porque, por el con- mente fenómeno es aquello que está “escondido”
trario, es el Erscheinung, en cuanto que anuncio de en lo que se muestra prima facie y con mayor fre-
algo que no se muestra a través de otra cosa que se cuencia, pero que no constituye para nada la esen-
muestra, el que presupone al Phänomen (Ser y tiem- cia y el fundamento de lo que se manifiesta, a saber,
po, trad. J. Gaos, p. 40). el ser del ente. Entre el fenómeno y la aparición exis-
Es entonces de suma importancia para Heideg- te la misma diferencia que entre el ser y el ente. Fe-
ger no poner en el mismo plano el Schein, que, en nomenología y ontología se reúne a partir de aquí:
tanto modificación privativa del Phänomen, incluye “La ontología sólo es posible como ontología” (Ser
en él la dimensión de lo manifiesto, y el Erschei- y tiempo, op. cit., p. 46). Heidegger ha logrado así no
nung, que, como todas las indicaciones, representa- solamente poner en evidencia, como Husserl, que
ciones, síntomas y símbolos, presupone en sí mis- “‘tras’ de los fenómenos de la fenomenología no es-
mo ya la dimensión de la automostración de algo, tá esencialmente ninguna otra cosa” sino también
es decir, el Phänomen: “Si bien ‘aparecer’ (escheinen) que aquello que se volverá fenómeno puede muy
no es nunca un mostrarse (sichzeigen) en el sentido bien estar escondido. Pues “justo porque los fenó-
de fenómeno (Phänomen), aparecer sólo es posible menos no están dados inmediata y regularmente, es
sobre la base de un mostrarse algo” (Ser y tiempo, menester de la fenomenología” (ibid., p. 46).
trad. J. Gaos, p. 40). Françoise DASTUR
Sin embargo, sucede que, sin tener en cuenta la
diferencia de sentido de ambos términos, se define Bibliografía
Fichte Johann Gottlieb, Versuch einer Kritik aller Offenbarung,
el Phänomen como el Erscheinung de algo que no se Hamburgo, Meiner, [1793] 1983; Ensayo de una crítica de
muestra, lo que conduce, por un lado, a oponer el toda revelación, trad. V. Serrano, Madrid, Biblioteca Nueva,
plano del aparecer al del ser en sí; por otro lado, en 2002; trad. Hugo Ochoa Disselkoen, en Revista Observacio-
nes filosóficas, 2005.
la medida en que se da un privilegio ontológico a la
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Phänomenologie des Geistes,
“cosa en sí”, se rebaja el Erscheinung a “blosse Er- Hamburgo, Meiner, 1952; Fenomenología del espíritu, trad.
scheinung”, a simple aparición, en sí misma identi- A. Gómez Ramos, ed. bilingüe, Madrid, Abada, 2010; trad.
ficada con el Schein, con la apariencia. Como Hei- W. Roces y R. Guerra, México, Fondo de Cultura Económica,
3a. ed. 2017, rev. Gustavo Leyva; trad. A. Llanos, Buenos Ai-
degger señala en su Curso de 1925: “Esto supone ya res, Rescate, 1991; Phénoménologie de l’esprit, trad. G. Jarc-
el colmo de la confusión; pero de esta confusión vi- zyk y P.J. Labarrière, París, Gallimard, 1993; trad. J. Hyppo-
ven la teoría del conocimiento y la metafísica” (Pro- lite, París, Aubier-Montaigne, 1939-1941; trad. J.P.
legómenos, trad. J. Aspiunza, p. 112). Lefebvre, París, Aubier, 1991.
——, Wissenschaft der Logik, Erster Band, Die objektive Logik,
El propio Kant ha sido presa de esta confusión, Hamburgo, Meiner, 1978; Ciencia de la lógica, t. I, L. II, “La
pues definiendo el Erscheinung como el objeto de los doctrina de la esencia”, trad. F. Duque, Madrid, Abada, 2011;
sentidos, comprende este último como Phänomen, Science de la logique, t. 1, L. II: “La doctrine de l’essence”;
es decir, como aquello que se muestra de sí mismo edición de 1812, trad. G. Jarczyk y P.J. Labarrière, París, Au-
bier-Montaigne, 1976.
y así se opone al Schein, a la apariencia, y al mismo Heidegger Martin, Prolegomena zur Geschichte des Zeitbegriffs,
tiempo como Erscheinung en cuanto que aparición en Gesamte Ausgabe, t. 20, Frankfurt, Klostermann, 1979;
de lo que no se muestra nunca en sí mismo, la cosa Prolegómenos para una historia del concepto de tiempo, trad.
en sí. ¿Qué es entonces finalmente un fenómeno en J. Aspiunza, Madrid, Alianza, 2006.
——, Sein und Zeit, Tubinga, Niemeyer, 1963; Ser y tiempo, trad.
el sentido de la fenomenología? En el mismo Kant, J. Gaos, México, Fondo de Cultura Económica, 1993; trad. J.
no es lo que él nombra Erscheinung, “aparición”, es E. Rivera C., Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1997;
decir, el objeto de la intuición sensible, sino aquello Être et temps, trad. F. Vezin, París, Gallimard, 1986.
446 | ERZÄHLEN

Husserl Edmund, Logische Untersuchungen, t. 2, 1 y t. 2, 2, Tu- arte, bild, description, dichtung, ereignis,
binga, Niemeyer, 1968; Investigaciones lógicas, t. 1 y t. 2, estructura, ficción, hecho, historia, logos,
trad. M. G. Morente y J. Gaos, Madrid, Alianza, 2006; Re- mímesis, relato, romántico, tableau, verdad
cherches logiques, París, puf, t. 2, 2a. parte, 1962 y t. 3, 1974.
——, Die Idee der Phänomenologie, La Haya, Nijhoff, 1973; La
idea de la fenomenología, trad. M. García-Baró, Madrid, Fon- Los muy diferentes estilos, en Francia y Alemania, de los
do de Cultura Económica, 1982; L’Idée de la phénoménolo-
estudios literarios y de sus manuales, brindan enseñanzas
gie, trad. A. Lowit, París, PUF, 1985.
——, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenolo- interesantes sobre la noción de relato y sobre las diversas
gische Philosophie, Libro Primero, La Haya, Nijhoff, 1950; tradiciones lingüísticas y nacionales que configuran la no-
Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía feno- ción. En alemán, el lenguaje del relato (y sus nociones co-
menológica, Libro Primero, trad. J. Gaos revisada y actuali-
nexas: acontecimiento, historia, descripción) está marcado
zada por A. Zirión Quijano, México, Fondo de Cultura Eco-
nómica, 2013; Idées directrices pour une phénoménologie et por el peso de la tradición, así como por los cambios ter-
une philosophie phénoménologique pures, trad. P. Ricœur, minológicos surgidos, principalmente, de la teoría literaria
París, Gallimard, 1950. francesa. Partiendo de algunas palabras centrales —Er-
Kant Immanuel, Dissertation de 1770, texto latino, trad., in-
zählung, Bericht, Geschehen, Geschichte, Begebenheit, Be-
trod. y notas P. Mouy, París, Vrin, 1967; Principios formales
del mundo sensible y del inteligible (Disertación de 1770), schreibung, Schilderung— es posible entender hasta qué
trad. R. Ceñal Lorente, Madrid, Consejo Superior de Investi- punto lo intraducible que resulta de la tradición se compli-
gaciones Científicas, 1996. ca aún más con las recientes aclimataciones del vocabula-
——, Correspondencia, trad. M. Torrevejano, Zaragoza, Institu-
to Fernando el Católico, 2005; Correspondance, trad. M. de
rio propio de la disciplina.
Launay (dir.), París, Gallimard, 1986.
——, Kritik der reinen Vernunft, Hamburgo, Meiner, 1990 (La I. El desmoronamiento de la terminología
paginación indicada es la de los Gesammelte Schriften); Crí- romántica
tica de la razón pura, trad. M. Caimi, Buenos Aires, Colihue,
2009; Critique de la raison pure, trad. A. Delamarre y F. Mar- Al integrar en su sexto volumen los términos narra-
ty a partir de la traducción J. Barni, París, Gallimard, 1989; tiv/Narrativität, el Historisches Wörterbuch der Phi-
trad. A. Tremesaygues y B. Pacaud, París, puf, 1963; trad. J. losophie de Joachim Ritter celebraba el ingreso al
Barni revisada por P. Archambault, París, Flammarion, 1987;
lenguaje filosófico de términos que, hasta fines de
Critique of pure reason, trad. N. Kemp Smith, Londres, Mac-
millan, 1978. los años 1960, no tenían derecho de ciudadanía ni
——, Gesammelte Schriften, editado por Königlich Preussischen en la filosofía, ni en el lenguaje de la poética y la crí-
Akademie der Wissenschaften, Berlín, t. XXIII, Walter de tica literaria en lengua alemana. Entre el siglo XVII y
Gruyter, Berlín, 1955.
los años 1950, no sólo no hubo una analítica de los
—— Transición de los principios metafísicos de la ciencia natural
a la física (Opus postumum), trad. F. Duque, Madrid, Edito- textos que requiriese un vocabulario propio (in-
ra Nacional, 1983. cluso hoy, las cuestiones de terminología son des-
Lambert Johann Heinrich, Neues Organon, oder Gedanken über cuidadas en las reediciones de los libros de consulta
die Erforschung und Bezeichnung des Wahren und dessen Un-
terscheidung vom Irrtum und Schein (Leipzig, 1764), Berlín,
de Gero von Wilpert y Wolfgang Kayser), sino que
Akademie-Verlag, 1990. además la terminología de la Literaturwissenschaft
Schelling Friedrich Wilhelm Joseph von, Sämtliche Werke, Stutt- (“ciencia de la literatura”, allí donde el francés habla
gart-Augsburgo, J. C. Cotta, t. 1, Philosophische Schriften de “teoría literaria”) aún dependía por completo de
(Vom Ich), y t. 13, Philosophie der Offenbarung (Libro I);
Del Yo como principio de la filosofía o Sobre lo incondiciona-
la perspectiva romántica de un absoluto literario.
do en el saber humano, estudio preliminar y traducción I. Gi- Hasta los grandes textos canónicos que marcaron
ner Comín y F. Pérez-Borbujo Álvarez, Madrid, Trotta, 2004; fuertemente la posguerra (Emil Staiger, Günther
Filosofía de la revelación. I. Introducción, estudio preliminar Müller, Karl Vietör), el lenguaje que articuló en ale-
y traducción J. Cruz Cruz, Pamplona, Universidad de Nava-
rra, 1998. mán el análisis de los textos y las cuestiones de poé-
tica narrativa siguió siendo el de Goethe, Hegel o
los hermanos Schlegel. Una obra literaria era una li-
terarisches Kunstwerk (obra de arte literaria), la lite-
ratura una Dichtkunst (véase Dichtung), y los con-
ERZÄHLEN / beschreiben | alemán ceptos sobre los cuales reposaba el análisis de textos
narrativos eran los de Gebilde, Gestalt, Gefüge, Fü-
español contar, describir
gung, Gliederung, Aufbau, Dichtwerk, todos intra-
francés raconter, décrire
ducibles, palabras compuestas equivalentes —pero
ERZÄHLEN | 447

sólo equivalentes, y esto sólo para las seis prime- que también anglosajonas y soviéticas, ya que Ale-
ras— a las ideas de estructura, composición, dispo- mania tuvo que recuperar en pocos años su retraso
sición o articulación. En cuanto al término Dich- en el dominio de la teoría de los textos, desde el for-
twerk, compuesto a partir de Werk (obra) y Dicht malismo ruso hasta el estructuralismo francés). Así,
para Dichtung, se puede traducir por “obra de arte Struktur remplazó a Aufbauform, Form a Gebilde,
literaria”. No hay una sola Fremdwort (palabra ex- Figur a Gestalt, Konfiguration a Gefüge, Artikulation
tranjera) en las 590 páginas de la Morphologische a Verknüpfung, etc. La naturalización de este cambio
Poetik de Günther Müller (1968), que reúne estu- radical de vocabulario se manifiesta notablemente en
dios producidos entre 1923 y 1954. El propio Mü- el lenguaje que Rainer Rochlitz utiliza para tradu-
ller observa, por cierto, en su artículo “Über das cir los tres tomos de Temps et récit de Paul Ricœur:
Zeitgerüst des Erzählens” publicado en 1950 (como Kompositionsregeln, Konfiguration, Refiguration, Kon-
Gerüst significa “andamio”, debería traducirse “Zeit figurationsvorgang, Rekonstruktion, relogifizieren, ent-
gerüst” por “estructura temporal”): chronologisieren, Modalitäten der Fabelkomposition,
etc. (règles de composition, configuration, refigura-
Es sabido que el estudio de la literatura en Alemania tion, […], reconstruction, relogification, déchronolo-
(die deutsche Literaturwissenschaft), conforme a su gisation, modalités de la mise en intrigue). Nada de
origen herderiano, schlegeliano y hegeliano, se cons- esto hubiera sido posible treinta años antes.
tituyó esencialmente desde una perspectiva históri- En ciertos casos, la importación del concepto no
ca de los hechos, y que apenas se dispone de una tra- habría podido hacerse sin la aclimatación de la Fremd-
dición de crítica literaria, incluso de un vocabulario
wort (palabra extranjera), sin la cual no habría ha-
que fuera conforme a lo que en Francia se llama art
bido lugar para la idea. Es el caso de, por ejemplo,
y en inglés, craft. De allí la falta de seguridad para
conocer y percibir la especificidad de las obras lite- Semiotik, Aktant o Funktion, tres conceptos inexis-
rarias (literarische Kunstwerke), y esa especie de in- tentes en el vocabulario antiguo: los dos primeros no
hibición para hablar, en cuanto se trata de literatura podían ser cambiados sin poner en juego el rigor de
(Dichtung), de eso que designamos con el término la teoría greimasiana (lo mismo sucederá con Die-
equívoco de “técnica”. gese, calco de diégèse de Genette); tampoco el terce-
“Über das…”, pp. 389-390. ro, porque antes del trastorno terminológico de los
años setenta la idea de función no tenía lugar algu-
Todo cambia en el decenio de 1950. Obras impor- no en un vocabulario que se había mantenido im-
tantes como Bauformen des Erzählens de Lämbert, permeable al tratamiento lógico-semiótico del arte
Typische Formen des Romans de Stanzel o Die Logik del lenguaje. Pero sería errado hablar de un cambio
der Dichtung (1957, trad. esp. La lógica de la litera- radical de escenario. Pues en general cohabitan am-
tura, Madrid, Visor, 1995) de Käte Hamburger, anun- bos vocabularios: el alemán, tras la depuración de
cian el paso a un análisis riguroso de la ficción y de aquello que, en el “antiguo lenguaje”, obstruía el ri-
su lenguaje específico. Su terminología es respe- gor del análisis, hoy nutre y regenera la terminología
tuosa de la tradición clásica y romántica y a la vez analítica, y convive con palabras de origen francés o
nueva, a la medida de la proyección analítica. Er- inglés (mise en abyme, stream of consciousness, intra-
zählakt [acto de narración], Erzählstimme [voz na- diegetisch, implotment), cuando se considera que hay
rrativa], Ich-Origo [yo-origen]: palabras nuevas pa- mayor claridad si se mantiene la palabra extranjera.
ra problemas nuevos.
Pero si se compara el lenguaje de la poética y del II. “Erzählung” / “Bericht”: los intraducibles
análisis del relato, tal como se dan en la Literatur- del relato
wissenschaft de la lengua alemana hasta fines de los ¿Cómo traducir el francés récit (relato): Bericht, Ge-
años 1960, con la lengua que hoy sirve para tratar schichte, Erzählung? Como en Alemania no hubo un
las mismas preguntas, se observa que el antiguo vo- proyecto semejante al de Gérard Genette, que pro-
cabulario romántico ha sido completamente susti- puso la trilogía narración, diégesis, historia (narra-
tuido por el lenguaje que se introduce en los años tion, diégèse, histoire), la lengua debe explotar sus
1970 con la importación de investigaciones semió- propios recursos, a fin de no plegarse totalmente a
ticas y estructuralistas principalmente francesas (aun- la analítica de Genette y buscar palabra por palabra
448 | ERZÄHLEN

un término equivalente. Para evitar esa limpieza ter- griechisch, communio lateinisch, und Berichten auf
minológica, se impone proceder de otra manera. Es Deutsch, citado por Grimm, s.v. “Bericht”). En am-
posible, por caso, designar el relato como proceso bos casos, se trate de una información o de la trans-
das Erzählen, literalmente el relatar (de esta mane- misión de un sacramento, lo que está en juego es la
ra designa, por ejemplo, Käte Hamburger el proce- verdad: berichtet werden/sein (hoy se dice: unterrich-
so narrativo), en oposición a die Erzählung, en tan- tet werden/sein), es estar en posesión de la verdade-
to que producto del proceso narrativo. Para evitar ra versión de las cosas y del saber justo (hoy: einer
confusiones, se puede operar una segunda distin- Sache kundig sein). El Bericht es entonces un men-
ción y oponer, como lo hace también Käte Ham- saje (Kunde) verdadero. La distinción entre transmi-
burger, das Erzählte (lo narrado) con das Erzählende sión de la verdad (o del sacramento de la Verdad) y
(la narración), a fin de evitar el choque entre el pro- el relato se hará más tarde, del mismo modo en que
ducto intratextual del proceso de narración y el pro- Bericht evolucionará hacia la semántica protocolar
ducto de la narración como categoría formal del gé- que es ahora esencialmente la suya (ein Bericht: un
nero narrativo (donde Erzählung corresponde a informe, como en Kafka: Bericht an eine Akademie
eso que llamamos nouvelle: Kafkas Erzählugen, las [Informe para una academia]).
nouvelles de Kafka. Ésta es la única dimensión que Ahora bien, aunque ese desplazamiento de la sig-
Wilpert, por ejemplo, toma en cuenta). nificación ya estaba atestiguado en Adelung y Heyse
• VÉASE EL RECUADRO 1 (Heyse definió el Bericht como “pflichtgemäße, meist
Si bien no hay una ambigüedad fundamental en schriftliche Meldung oder Darstellung eines Hergan-
la oposición Erzählen / Erzählung —aunque siem- ges oder Sachbestandes” [la comunicación oficial, ge-
pre a condición de ser tan preciso como Käte Ham- neralmente escrita, o la representación de un acon-
burger en el uso del vocabulario tradicional—, hay, tecimiento o de un estado de hecho]), el Bericht de
por el contrario, mucho de intraducible en las rela- la teoría literaria no pudo asumirlo para hacer oír el
ciones entre Erzählung y Bericht. sentido actual dominante de relación objetiva, en
Los equivalentes latinos que el diccionario de la medida en que el vocabulario de la descripción de
Grimm da para el término de Bericht son relatio, los relatos no tenía palabra para designar la articu-
expositio, nuntiatio, Kunde, Nachricht y Unterricht: lación del lenguaje narrativo. Algo similar le suce-
términos que cubren un campo considerable, a la día a Emil Staiger, cuando emparejaba las palabras
vez retórico y narrativo, y que no distinguen entre Erzähler y Bericht para expresar la relación narrador/
un acto de discurso, un artefacto de discurso y la relato, y esto a propósito de Homero, en su Grund-
transmisión de una noticia o de un saber. El origen begriffe der Poetik (los Conceptos fundamentales de
de Bericht es el mismo que richtig (justo), y berich- la poética que mucho tiempo fueron, y siguen sien-
ten significaba en el siglo XVI tanto “corregir un do, autoridad en germanística):
error de información” (se dice hoy berichtigen), co-
mo incluso, en su acepción pastoral, “dar un sacra- Er redet die Musen an. Er unterbricht nicht selten ei-
mento”. Lutero da explícitamente los equivalentes nen Bericht, um eine Bemerkung, eine Bitte an die
griegos y latinos de synaxis y communio (synaxis Himmlischen einzuschalten.

Recuadro 1 › Narración, “diégesis”, “historia”


Si la diégesis es el mundo relatado que apa- diferencia de principio entre un personaje y implica otros elementos ficticios, por ejem-
rece en una ficción, la narración es el uni- un narrador, o entre un narrador incluido plo, las descripciones. Gérard Genette, que
verso donde se lo relata, es decir, el conjun- en una historia relatada y una voz narrativa armó estas definiciones (tomando de Sou-
to de actos y de procedimientos narrativos que está en el origen de tal o cual “mundo riau esta utilización del término diégesis) y
que generan y rigen ese universo ficticio. relatado”, y dentro del cual puede haber las aplicó en el análisis de En busca del tiem-
Esta distinción, de orden analítico, exige en- otros niveles de ficción (palabras, actos y po perdido de Marcel Proust (Figures III,
tonces no confundir las diversas instancias acontecimientos). En cuanto a la historia Seuil, 1972), las revisó en el Nuevo Discur-
y los diversos planos de una ficción narrati- como secuencia de acciones y de aconteci- so del relato (Seuil, 1983, p. 5-10) para des-
va y distinguir siempre entre ambos univer- mientos, ella no se confunde necesariamen- pejar ciertos malentendidos.
sos. Es necesario, por ejemplo, hacer una te con la diégesis o “mundo relatado” que Jean-Pierre Dubost
ERZÄHLEN | 449

[Él (Homero) se dirige a las Musas. No es raro que llo que, en lo narrativo, parece no ser parte de ello y
interrumpa un Bericht, para insertar un comentario la marca del poder del lenguaje narrativo (de su “ma-
o una oración dirigida a los dioses.] gia”, diría Borges).
Emil Staiger, Grundbegriffe der Poetik. De este modo, Bericht le dio la espalda a su uso
corriente, así como Erzählen olvidó su origen, pues-
¿Cómo comprender aquí Bericht? El término opo- to que erzellen significaba en alto alemán medio
ne la intrusión del narrador a eso que sólo pode- “contar” (el número de los hechos). Grimm da pa-
mos traducir por relato, pero un relato donde el re- ra erzählen dos grupos de sinónimos: narrare, ena-
latar y lo relatado son un solo y mismo continuo: rrare, recitare y enumerare, recensere, aufzählen (con-
tal es el uso clásico del término en la teoría literaria tar), vortragen (informar, exponer).
alemana. Entre berichten y erzählen se produce, pues, un
Debería asombrarnos encontrar el uso del térmi- quiasmo: mientras que berichten es en un principio
no en la Logik der Dichtung de Käte Hamburger, que “transmitir la verdad”, y luego “trasponer lo dado
es la obra fundamental que rompe con la tradición en el continuo del artefacto narrativo”, erzählen es
aún representada por Staiger, una tradición que só- “hacer que las acciones y los acontecimientos se si-
lo mostraba desprecio por cualquier tratamiento gan según el orden correcto de la exposición narra-
técnico de la intocable Dichtung. Ahora bien, en un tiva, ordenar su encadenamiento”. La distancia que
pasaje donde ella demuestra que, en ciertos casos, va del uno al otro marca el antagonismo entre una
es imposible encontrar un criterio de distinción en- poética aristotélica, donde lo contado da orden, y
tre el relatar y lo relatado porque las voces narrati- una poética platónica, donde lo dado es nuevamen-
vas se confunden, Käte Hamburger sostiene que te dado: entre recitación y citación.
“Bericht und Rede fließt uns zusammen in der ge-
stalteten Welt der betreffenden Dichtung” [El Bericht III. El relato del acontecimiento: “Geschichte” /
y el discurso se nos presentan como un único y mis- “geschehen” / “Begebenheit”
mo flujo, en el mundo puesto en forma por la co- Aceptemos seguir a Genette y llamar historia al en-
rrespondiente Dichtung]. El Bericht no es aquí un cadenamiento de acontecimientos y de acciones
protocolo, o la comunicación de una verdad, sino un organizadas por un cierto modo narrativo. El alemán
continuo de lo narrado, donde la articulación na- dispone de un término equivalente —Geschichte—
rrativa se funde en el fluir de la ficción. Para Staiger, y en este sentido los traductores alemanes de Gene-
había Bericht porque aún había indistinción concep- tte han traducido historia por Geschichte y diégèse
tual entre narración y diégesis (el mundo ficticio era por Diegese. Sin embargo, si definimos historia co-
obra de la dicción homérica); para Käte Hambur- mo encadenamiento de acontecimientos relatados,
ger, en cambio, el relato como Bericht, en la medida los términos alemanes que el traductor debe elegir
en que lleva a la desaparición del procedimiento en plantean problemas. Se puede traducir acontecimien-
la imagen ficticia, es el producto indiferenciado del to relatado por Ereignis. Pero también puede decirse
trabajo de diferenciación. El Bericht es el fluir del Geschehen (o Geschehnis). Ambos términos tienen
encadenamiento narrativo, la naturalización del re- la misma raíz que Geschichte (alto alemán antiguo
lato en el lenguaje de la ficción, habría dicho Barthes. gisciht, alto alemán medio gesciht, sciht o schiht, que
En una acepción finalmente más cercana a la retó- procede del verbo del alto alemán antiguo scehan,
rica que a la narratología, Bericht será usado en el de donde también proviene Geschehen). Grimm de-
sentido de narración sin ornamento (sachlich-nüch- fine la Geschichte (¿relato, historia?) como “der zu-
tern), en oposición a la descripción (Beschreibung) sammenhängende bericht über diese begebenheiten,
o a la presencia de reflexiones y de comentarios (Er- das geschichtswerk”, que podríamos traducir como
örterungen) en el relato. Es por cierto la definición “la cohesión narrativa de los acontecimientos, la his-
que da Wilpert. Pero la pregunta por el Bericht de- toria como obra”. Pero cada uno de estos términos
pende según él del Stilkunst (esto es: de la estilística —bericht, begebenheit, geschichtswerk, incluso el sen-
de las formas literarias). Si la ficción narrativa no es tido que se le da a zusammenhängend— plantea un
un mero arte del discurso volcado al papel sino un problema. Desde luego, se trata de la “sýstasis ton
lenguaje propio, el Bericht es, entonces, a la vez aque- pragmaton” —la “exposición de los hechos” de la
450 | ERZÄHLEN

Poética de Aristóteles— pero Begebenheit no tradu- Es wollte sich nichts gestalten; es fehlte eine Begeben-
ce prágmata, y la distinción que debería respetarse heit, eine Fabel, in der sie sich verkörpern konnten.
entre Bericht y zusammenhängend (aquel continuo [Nada quería tomar forma (sich gestalten); me falta-
narrativo que la narración logra mantener como ba una Begebenheit, una fábula, en la cual ellas [sus
un todo) tampoco se retraduce en griego. ¿Qué re- reflexiones sobre el suicidio] habrían podido tomar
lación hay entre Geschichte y Geschehen, Geschehen cuerpo.]
y Ereignis, Ereignis y Begebenheit ? Dichtung und Wahrheit, ed. de Weimar, t. 28, p. 220.

A. La “Begebenheit”, “casus narrativus” Si la estructura del relato es el cuerpo, su objeto no


Volvamos a Grimm para Begenbenheit. Éste da co- es aquí una idea, sino una “fábula”. Ahora bien, “fá-
mo sinónimos eventus, vorfall, ereignis, geschichte. bula” (Fabel) es la palabra que, desde la Edad Media
La Begebenheit es “lo que ocurre”, derivado del ver- hasta Brecht, con que se tradujo el mythos [μῦθος]
bo sich (hin) begeben, “ir a alguna parte”. En el siglo aristotélico, la sýstasis —no solamente Ereignis, si-
XVIII, infinitas novelas llevan por título Begeben- no también Begebenheit—, un dato prearticulado.
heiten: es el equivalente del francés histoire (Histoire A partir de todo esto pudo Goethe proponer una
du chevalier des Grieux et de Manon Lescaut). Goe- de las formulaciones más pertinentes del género de
the amplió notablemente el sentido del término. Pri- la nouvelle: “Was ist eine Novelle anders als eine sich
mero, porque lo emplea en singular, al margen del ereignende unerhörte Begebenheit?”: “¿Qué es la nou-
uso habitual: die Begebenheit como “lo que nos ocu- velle, sino un Begebenheit [dato notable narrativo]
rre”, como la fuerza del accidente: “Stürzen wir uns inaudito [valor sensacional y catastrófico del con-
in das Rauschen der Zeit, ins Rollen der Begebenheit tenido de la (mala) noticia] que tiene lugar (sich er-
[Precipitémonos en la algarabía del tiempo, en el eignend)?” El acontecimiento (Ereignis), el casus, es
torrente del acontecimiento]”, Fausto I, hacia 1755) aquí explícitamente distinguido del casus narrati-
Pero también porque lo distingue de Tat (acción): Be- vus. Puede llamarse al resto como se desee, agrega
gebenheiten toma entonces el sentido de gesta, y Ta- Goethe: Erzählung o de cualquier otra manera.
ten de prágmata: “Im Roman sollen vorzüglich Ge-
sinnungen und Begebenheiten vorgestellt werden, im B. La (re)aparición de un singular-colectivo:
Drama Charaktere und Taten [En la novela deben “das Geschehen”
principalmente aparecer las opiniones y los Begen- Si la Begebenheit es un dato pre-articulado, ¿cuáles
benheiten, mientras que en el drama, los caracteres son las relaciones entre Geschichte (historia) y Gesche-
y las Taten]” (Wilhelm Meisters Lehrjahre, libro 5, cap. hen —o Geschehnis— (acontecimiento relatado)? En
7, ed. de Weimar, t. 22, p. 178). la lengua corriente, Geschehen puede ser sinónimo
En este sentido, Begebenheit sería un casus na- de Ereignis, y ése es el sentido que la lengua tradi-
rrativus: un accidente notable de la vida o de la his- cional de la Literaturwissenschaft le da usualmente.
toria, digno de ser tomado en cuenta por el relato Gero von Wilpert, por ejemplo, remite sin vueltas de
porque posee a la vez contingencia y sentido. Esta- Geschichte a Erzählung, que define como “Darstel-
ríamos ante una “pre-narratividad”, tal como la en- lung des Verlaufs von wirklichen oder gedachten Ge-
tiende Ricœur. Un “Nationalautor”, un autor clásico schehnissen [representación del desarrollo de acon-
nacional, nos dice Goethe en Literarischer Sanculo- tecimientos verdaderos o imaginados]”. Sólo con la
ttism (ed. de Weimar, t. 40, p. 148), sería aquel que importación de la terminología de las teorías de la
“in der Geschichte seiner Nation große Begebenhei- narratividad encuentra el término una formulación
ten und ihre Folgen in einer glücklichen und bedeu- precisa, y no se limita ya al cómo, sino al qué de la
tenden Einheit vorfindet [encuentra en la historia de narración. Actualmente (M. Martínez y M. Scheffel,
su Nación las grandes Begebenheiten y sus efectos, Einführung in die Erzähltheorie), Geschehen y Ge-
(agrupados) en una unidad significante y feliz]”. En schichte se distinguen, pues, de forma estricta: una
otro lado, hablando de un tema (el suicidio) que secuencia de acontecimientos (Ereignisse) relatados
quiere poner en relato, mezcla deliberadamente Goe- configuran un Geschehen; esto corresponde al inglés
the el dato “pre-narrativo” con la organización na- story o a la histoire en el sentido de Genette. Pero el
rrativa: término Geschichte sirve para señalar no ya el encade-
ERZÄHLEN | 451

namiento de acciones y acontecimientos como con- A. Pintura y escritura


junto, sino su consecución con base en una lógica de Para desenredar un poco este nudo, hay que mar-
la causalidad y de la motivación, en el sentido de los car primero que beschreiben no significaba en el
formalistas rusos (esto es: como exposición de la origen describir en el sentido de “hacer una descrip-
secuencia verosímil que surge de la causalidad indu- ción”, sino inscribir: “poner sobre el papel”. El sen-
cida de la narración). En ese caso, Geschichte corres- tido aún se encuentra en la lengua corriente cuan-
ponde al inglés plot. En cuanto a Geschehen, sería, do por ejemplo se dice: ein Blatt beschreiben, en el
según esta definición, el Todo del relato en el nivel sentido de “cubrir una página con escritura” (Grimm
de la historia, en el sentido que Genette da al térmi- propone como equivalentes vollschreiben, implere
no, es decir, en tanto que encadenamiento de acon- paginam). De ahí que beschreiben quiera decir en
tecimientos relatados. Pero si no se considera ya la geometría “dibujar figuras geométricas”. Como en
diferencia entre consecución relatada en el conti- español se da el mismo uso, no estamos ante un in-
nuo de la historia y consecución motivada por las traducible: la geometría descriptiva se dice beschrei-
estructuras de la puesta en relato, y si se considera bende Geometrie. En su empleo como adjetivo, be-
que ese Todo también es el continuo de lo ficticio, schreibend, “descriptivo”, corresponde en poética al
entonces Geschehen también es el Todo de lo relata- uso del epíteto descriptivo: beschreibende Poesie =
do. Así lo veía Käte Hamburger: “Das Erzählen ist “poesía descriptiva”. Notemos también que si bien
das Geschehen, das Geschehen ist das Erzählen [lo el término Beschreiber, que es el calco alemán del la-
relatado es la historia, la historia es lo relatado]”. tín scriptor, sobrevive en la actualidad para desig-
Es interesante ver cómo esta promoción de Ge- nar a quien describe un objeto o un acontecimiento
schehen al estatus no ya de acontecimiento (Ereig- en un relato (quien relata un viaje es un Reiseschrei-
nis), sino de Todo de una secuencia de aconteci- ber, quien describe una vida es un Lebensbeschreiber),
mientos o de Todo de lo relatado, reitera, doscientos desde el siglo XVI el scriptor ya no es en alemán der
años más tarde, el pasaje de Geschichten (relatos) al Beschreiber (Lutero usa todavía la palabra en ese sen-
singular-colectivo die Geschichte, cuya aparición, tido), sino der Schriftsteller. La palabra ha sido crea-
que se dio muy poco a poco (en Herder aún aparece da por analogía con Briefsteller (es decir: el escriba-
die Geschichten, en plural, para designar las histo- no público, el que compone [stellt] cartas [Briefe]
rias en el sentido de res gestae), acompañó la emer- para los otros).
gencia, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, Si la Beschreibung es la mímesis mediante (in)s-
de una filosofía de la historia (cf. R. Koselleck; véa- cripción, la Schilderung “piensa” a ésta como pintu-
se Historia, II). ra. En los siglos XVII y XVIII, la palabra Schilderei,
importada del holandés, era el equivalente de Ge-
IV. “Beschreibung” / “Schilderung”: de la imagen mälde y significaba cuadro. Philander von Sittewald
al texto (Johannes Michael Moscherosch) escribe en sus Ge-
El vocabulario de la descripción también tiene sus schichten (Estrasburgo, 1677): “Also hat Horatius
intraducibles, porque la idea de descripción en ale- die picturam der poesi, die Schilderei der Poeterey
mán aparece en dos palabras, Beschreibung y Schil- vorziehen wollen [Horacio quiso dar preeminencia
derung. Lejos de ser simples equivalentes, remiten a a la pictura sobre la poesía, al cuadro sobre la Poe-
dos mundos: al de la escritura y al de la pintura. En terey [que traduciremos por “literatura”]”. Grimm
su Sachwörterbuch der Literatur, Gero von Wilpert da como equivalentes de Schilderei: bildliche Darstel-
explica el uno con el otro, y a ambos con un terce- lung (representación con imágenes), Gemälde (cua-
ro, ausmalen (pintar). BESCHREIBUNG: “Schilderung dro), tabula picta, imago, simulacrum, effigies. La ut
und ausmalende Wiedergabe eines Sachverhalts, Ge- pictura poiesis es la Schilderei. En el siglo XVIII, la pa-
genstandes (Landschaft, Haus, Raum) oder einer labra da lugar a Schilderung, y ese lugar se mantiene
Person durch sprachliche Mittel.” La Beschreibung hasta el día de hoy. Grimm señala cómo, en el siglo
sería la Schilderung, es decir, la “reproducción” (aus- XIX, el sentido propio de pintura, cuadro, es olvida-
malend, literalmente “que describe”) de un estado do y la imagen de la descripción como imagen-pin-
de cosas, de un objeto (paisaje, casa, pieza) o de una tura, “en estos últimos tiempos”, se ha borrado de
persona, con la ayuda de medios lingüísticos. los espíritus. Pero eso es sólo una verdad a medias.
452 | ERZÄHLEN

Adelung, por caso, aún definía Schilderung como dos polos. Pues ausmalen es realzar por el color (en
“lebhafte Beschreibung eines Dinges nach allen seinen el sentido más concreto del término: volver a pintar
Teilen, ein rednerisches oder poetisches Bild [la des- una fachada con colores más vivos), o intensificar
cripción vivaz (Beschreibung) de un objeto en todos la vivacidad de la imagen ficticia, con más detalles
sus aspectos, una imagen retórica o poética]”, tras- en el relato-imagen.
poniendo muy simplemente el imperativo retórico
de la hipotiposis y de la écfrasis (ut ante oculos videa- B. Del cuadro a la imagen: “Schilderung” y “Bild”
tur) al dominio de la literatura. Y aunque la signifi- ¿Qué lazo hay entre el cuadro ficticio y el estatus fi-
cación de cuadro, en sentido literal, haya desapare- losófico de la palabra Bild? Un cuadro ficticio no es
cido en el siglo XVIII de Schilderung, la traza de ese un Bild, sino un Abbild. No es una esquematización
origen borrado permanece y se opone a Beschrei- del mundo, sino su retablo viviente. Y cuando el ro-
bung. Asombran, por ejemplo, hacia fines del siglo manticismo emprendió su cruzada en contra de la
XIX (es decir, en el momento en que la socialdemo- imitación clásica, fue principalmente a partir de la
cracia alemana empieza a tomar conciencia de su posición fichteana de la imaginación como expan-
fuerza), los numerosos títulos del tipo Schilderung sión ilimitada de los poderes de autoinvención del
des sozialen Elends (Cuadro de la miseria social), Schil- Yo (cf. los análisis de Walter Benjamin en su estudio
derung des Aufstandes der Arbeiter von Paris vom 23. sobre el romanticismo alemán), pasando del refle-
bis zum 26. Juni 1848 (“Schilderung” del levantamien- jo (Nachahmung, Wiedergabe) a la reflexión abso-
to de los obreros parisinos…), Schilderung des vom luta de la imaginación en sus imágenes: una refle-
preußischen Parlament und vom Zentrum gegen die xión a la vez especulativa y en competencia con lo
Bergarbeiter ausgeübten Verrats (“Schilderung” de la teórico. Se podía entonces concebir la imaginación,
traición del parlamento prusiano hacia los obre- Einbildungskraft, como poder natural, y la obra co-
ros…), etc., del mismo modo en que podían hallar- mo su producto y su origen al mismo tiempo. Sin
se, en la mitad del siglo XIX, títulos como Schilderung embargo, la Schilderei del artefacto descriptivo no
der in Berns Umgebung sichtbaren Gebirge (Descrip- depende de una problemática del absoluto natural.
ción de las montañas alrededor de Berna, 1852). En- Sigue siendo, según la tradición aristotélica, el pro-
tre la pintura de los Alpes pintorescos y el relato ve- cedimiento de la inscripción-imagen, cuya finalidad
rídico de la lucha de clases, Schilderung no podía no es desear la universalidad de la idea, sino más
significar “descripción”, sino más bien “cuadro pinto- bien devolver a aquello que vive en lo real su “ver-
resco” en el caso de los Alpes, o “reconstrucción viva dad”, aunque sólo sea después de un desvío mimé-
y verídica” (de los conflictos políticos), o “cuadro tico. Es por cierto lo que Aristóteles dice de la mí-
verdadero y asombroso” de la miseria social. Se tra- mesis y de su poder: “se halla, en efecto, agrado en
te entonces del pintoresquismo romántico o del en- mirar las imágenes porque ocurre que al contemplar-
tusiasmo político, la Schilderung es la heredera de las se aprende y se deduce qué es cada cosa; por
figuras como la ékphrasis [ἔκφρασις] y la hipotiposis ejemplo, que éste es aquél” (Poética, 4, 1448 b15).
(véase RECUADRO 1 en Description). En el vocabu- Esta facultad de devolver a lo verdadero su imagen,
lario de la técnica del relato, la Schilderung no es un el apeikazein [ἀπεικά ειν] aristotélico, no es la pro-
simple término técnico ligado a la articulación de la ducción sensible de un objeto ideal como en Platón.
construcción de la intriga o a las paradojas de la re- El idealismo trascendental, que tanto pesó en Ale-
lación entre narración y descripción, sino la super- mania sobre el discurso poético, continúa proyec-
vivencia del poder de la imaginación en la ficción. tando su sombra: la sombra de una mímesis plató-
Pero entonces, ¿por qué Gero von Wilpert sintió nica invertida, la misma que perdura en la colusión
la necesidad, en su definición de Beschreibung, de romántica entre el Sujeto y el Bild. En Heidegger, el
agregar al equivalente Schilderung el criterio de aus- Bild (Kant-Buch, § 20) sigue siendo un “Versinn-
malen —que depende, como Schilderung, del cuadro lichung von Begriffen (un devenir sensible de los
y no de la inscripción? Ausmalen no sólo es depin- conceptos)”: desde el esquematismo de la represen-
gere, sino que es hacerlo en detalle. Lo que explica tación kantiana hasta el Anblick (la visión sobre el
la asimilación del término a figuras retóricas como la mundo), la imagen persiste como poder del espíritu,
amplificación y el ornato, y su extensión hacia otros aun cuando, en última instancia, su alteridad se dé
ES | 453

como ser-ahí del cuadro del mundo, enfrente y an- Goethe Johann Wolfgang von, Fausto, trad. Miguel Vedda,
te los ojos del espíritu. Buenos Aires, Colihue, Col. “Colihue Clásica”, 2015.
Hamburger Käte, Die Logik der Dichtung, Stuttgart, Ernst Klett
Si al vocabulario de las instancias narratológicas Verlag, 1957; La lógica de la literatura, trad. José Luis Arán-
y de la articulación mimética le cuesta tanto, inclu- tegui, Madrid, Visor, 1995.
so al día de hoy, liberarse de la impronta metafísica, Kayser Wolfgang, Das sprachliche Kunstwerk, Berne, Francke,
es precisamente porque el romanticismo replicó al 1948; Interpretación y análisis de la obra literaria, trad. Ma-
ría Dolores Mouton y Valentín García Yebra, Madrid, Gre-
idealismo trascendental con un absoluto literario pa- dos, 1954.
ra el cual la libertad infinita del espíritu es la del su- Lämmert Eberhard, Bauformen des Erzählens, Stuttgart, Met-
jeto escribiendo e imaginando. Mientras la esque- zler, 1955.
matización del lenguaje siga afectada por el corto Martinez Matias y Michael Scheffel, Einführung in die Erzähl-
theorie, Múnich, Beck, 1999.
circuito absoluto del Yo, la póiesis [ποίησις] sólo po- Müller Günther, Morphologische Poetik, Tubinga, Niemeyer,
drá ser concebida como poder infinito de produc- 1968.
ción de imágenes, poder tanto más libre en cuanto Ricœur Paul, Temps et récit, t. I, París, Seuil, 1979; trad. R.
Rochlitz Zeit und Erzählung, Múnich, Fink, 1988; Tiempo
que las figuras de su infinito han sido liberadas de
y narración. Configuración del tiempo en el relato histórico,
todo esquematismo del lenguaje (Fréderic Schlegel trad. Agustín Neira, México-Buenos Aires, Siglo XXI,
los bautiza unendliche Fülle [plenitud infinita] o Ara- 1995.
beske). De forma opuesta, aunque simétrica, cuan- Staiger Emil, Grundbegriffe der Poetik, Zúrich, Atlantis, 1946.
Stanzel Franz K., Typische Formen des Romans, Gotinga, Van-
do sólo queda, como en Nietzsche, el infinito de la
denheok und Ruprecht, 1964.
voluntad para “deponer al platonismo”, la “Schema-
tisierung der Welt (esquematización del mundo)” se Bibliografia de consulta
vuelve entonces imposición al mundo de un Kunst- Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
1854; reed. Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984.
werk, que no es más que una forma del querer con- Koselleck Reinhard, “Geschichte, Historie in Geschichtliche
vertida en mundo posible —y a la vez real—, más Grundbegriffe”, en Otto Brunner, Werner Conze y Reinhard
allá de la escisión platónica entre imagen y verdad; Koselleck (eds.), Geschichtliche Grundbegriffe. Histori-
la infinita melodía wagneriana de ese Kunstwerk fue sches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland,
8 vol., Stuttgart, Klett, 1972-1992, t. 2, 1975, pp. 593-717.
para Nietzsche, durante un tiempo, la prueba que Ritter Joachim y Gründer Karlfried, Historisches Wörterbuch
confirmaba que el esquematismo y el anti-esque- der Philosophie. Unter Mitwirkung von mehr als 700 Fachge-
matismo de la forma eran una sola y misma cosa, lehrten, Basilea, Schwabe, 1971; Darmstadt, Wissenschaft-
siempre y cuando la forma no estuviera estructura- liche Buchgesellschaft, 1971.
Wilpert Gero von, Sachwörterbuch der Literatur, Stuttgart, Krö-
da “como un lenguaje” y fuera libre como el canto ner, 1955.
del ruiseñor kantiano.
El derrocamiento del platonismo en el vocabu-
lario de la imaginación literaria apenas empieza en
Alemania; su necesidad está lejos de ser compren-
dida en todas sus implicaciones. ES, ich, über-ich | alemán
Jean-Pierre DUBOST
español ello; yo; superyó
francés ça; je, moi; surmoi
Bibliografia principal griego egó [ἐγώ]
Aristóteles, Poética, trad. Eduardo Sinnott, Buenos Aires, Co- inglés id; I, me, self; super-ego
lihue, 2004.
latín id; ego
Benjamin Walter, Der Begriff der Kunstkritik in der deutschen
Frühromantik, Gesammelte Schriften, I/1, Frankfurt, Suhr-
kamp, 1974; El concepto de crítica de arte en el Romanticis- ello, y conciencia, deber, hay, inconsciente,
mo alemán, trad. J. F. Yvars y Vicente Jarque, Barcelona, Pe- persona, pulsión, romántico, selbst, sujet, yo
nínsula, 1988.
Genette Gérard, Introduction à l’architexte, París, Seuil, 1979;
“Géneros, ‘tipos’, modos”, en Teorías de la lírica, ed. Gusta- La primera tópica, que Freud elabora a partir de La inter-
vo Guerrero, trad. María del Rosario Rojo, México, Fondo de pretación de los sueños (1900) y que comprende el cons-
Cultura Económica, 1998. ciente, el preconsciente y el inconsciente, se apoya en el
——, Nouveau discours du récit, Seuil, 1983; Nuevo discurso del
relato, trad. Marisa Rodríguez Tapia, Madrid, Cátedra, 1998. vocabulario clásico de la filosofía y de la psicología; el autor
no innova esencialmente, desde el punto de vista lingüísti-
454 | ES

co, más que introduciendo el preconsciente (das Vor- a Tifón, en un estilo que se encontrará burlesco]”,
bewusste). De esa forma, no plantea un problema particu- Le Virgile travesti, I, v. 1-2). En alemán, Ich es a la
lar de traducción. No sucede lo mismo con la segunda vez una forma fuerte y débil: “Ich, Ich” = “moi, je”
tópica, que, desarrollada a partir de la publicación en 1923 [español: “yo, yo”]; “Ich, der” = “moi qui” [español:
del ensayo Das Ich und das Es [“El yo y el ello”], utiliza un “yo, quien”]. Así, la célebre fórmula latina “Et in
vocabulario totalmente específico en lengua alemana, a Arcadia ego” se traduce en francés “Moi aussi, j’ai
manera de definir el psiquismo como un sistema muy com- vécu en Arcadie” [español: “Yo también he vivido en
plejo donde se enfrentan, se equilibran y se deshacen lo que Arcadia”], y en alemán “Auch Ich war in Arcadia ge-
podríamos llamar “figuras” psíquicas, portadoras de la “per- boren” (Schiller, en Thalia, p. 106).
sonalidad” (el yo y el superyó), mientras éstas toman su Lo que ha sido sustantivado en francés es, lógica-
energía en el reservorio de las pulsiones que es el ello. Así, mente, esta forma reforzada. Representa entonces
se puede decir que el yo es el “centro” de la personalidad y el “yo” que es objeto de la psicología.
que intenta encontrar un equilibrio entre la triple exigencia
de la realidad, del superyó (portador del ideal y de las pro- Yo, en cuanto pensante [Ich, als denkend], soy un
hibiciones) y del ello, es decir, de los deseos arcaicos. Pero, objeto del sentido interno y recibo el nombre de al-
lejos de ser una instancia autónoma que soporta la identi- ma [und heisse Seele]. […] De tal manera que la ex-
dad transparente de un sujeto, el yo mismo es el producto presión: yo [der Ausdruck: Ich], en tanto que ser
de una serie de identificaciones. Para dar una representa- pensante, significa el objeto de la psicología.
Kant, Crítica de la razón pura, p. 328.
ción vívida de lo que él llama la “descomposición de la per-
sonalidad psíquica”, Freud elige utilizar pronombres sustan-
tivados (Ich, pronombre personal de la primera persona La oposición fichteana entre Ich y Nicht-Ich devie-
del singular; Es, pronombre neutro de la tercera persona ne entonces la del yo y el no-yo, y el “yo trascenden-
del singular), que encuentra en la tradición filosófica y psi- tal” traduce naturalmente el transzendentale Ich de
cológica (das Ich), en autores recientes (das Es) o que él in- Husserl:
venta (das Über-ich).
La dificultad que presenta la traducción de estos térmi- Mediante la ἐποχή fenomenológica, reduzco mi yo
nos al francés, al español y al inglés descansa entonces a la humano natural [mein naturalisches menschliches Ich]
vez en la diferencia entre los sistemas de pronombres en y mi vida psíquica —el reino de mi propia experien-
esas dos lenguas y en las traducciones “clásicas” del Ich cia psicológica [meiner psychologischen Selbsterfah-
sustantivado. En fin, la misma interpretación de esta nueva rung]— a mi yo [Ich] fenomenológico-trascendental,
al reino de la experiencia fenomenológico-trascen-
tópica, y sobre todo de la significación del Ich, contribuye a
dental de sí [Selbsterfahrung].
orientar las traducciones, lo que conducirá a Lacan a rein-
Meditaciones cartesianas, p. 68.
troducir, siguiendo a Édouard Pichon, una distinción entre
“moi” y “je”. La cuestión entonces se podría plantear de la siguien-
te manera: el Ich freudiano, ¿es un sujeto fuerte o
I. El pronombre “Ich” un sujeto débil? Esta pregunta parece reducir de ma-
Ich, pronombre personal de la primera persona del nera abrupta una cuestión teórica a un problema
singular, corresponde al egó [ἐγώ] griego, al ego la- gramatical: pero las consideraciones gramaticales
tino, al je francés, al yo español. El alemán no cono- son esenciales para entender los debates que han
ce el equivalente del moi francés, es decir, una “for- agitado al psicoanálisis francés.
ma tónica” del yo (Le Petit Robert) o, como lo define • VÉASE EL RECUADRO 1
Littré, un “pronombre […] cuyo destino principal
es servir de régimen, pero que el uso emplea como II. El pronombre neutro “Es”
sujeto cuando se necesita una forma que no sea en- No sin dificultades se impuso la traducción de Es
clítica, como son je y me” (Dictionnaire de la langue por “ça” [español: “ello”]. La sesión del 31 de mayo
française, t. 3, p. 588). En el siglo XVI el “je” es expe- de 1927 adoptó el ça propuesto por Édouard Pichon
rimentado como enclítico (todavía se puede leer en contra Angelo Hesnard, pero como al parecer Freud
Scarron: “Je lui chantai jadis Typhon d’un style que emitió una opinión desfavorable, finalmente el 20
l’on trouvera bouffon [Yo en otro tiempo le cantaba de julio de 1928 se optó por “soi” [sí]. Encontramos
ES | 455

Recuadro 1 › El “je” y el “moi” de Pichon a Lacan


La Sociedad Psicoanalítica de París (spp), idiomático francés]”, dedicado precisamen- te sentirá que su nuevo yo, es decir, la nue-
fundada en 1926, cuenta entre sus miem- te a diferenciar el “je” y el “moi”, pero en un va corporización de su persona, conviene
bros al gramático Édouard Pichon, coautor, sentido bastante alejado del de Lacan (lo mejor que la antigua a su je-me” (Pichon,
con Jacques Damourette, del Essai de gram- cual no parece claramente señalado por 1938, p. 459). Pichon, entonces, no de-
maire de la langue française, y es parte de la Élisabeth Roudinesco (Histoire de la psy- muestra cómo se produce el “moi” a partir
iniciativa de la comisión lingüística para uni- chanalyse en France, pp. 311-312). Para del “je”. Además, nada más extraño a Lacan
ficar el vocabulario psicoanalítico en lengua Lacan, la distinción entre “je” y “moi” corres- que esta doctrina de las corporizaciones:
francesa. Durante la reunión del 29 de mayo ponde a dos funciones psíquicas funda- ¿cómo estar seguro de no ser tomado en
de 1927, Pichon es el único que se opone a mentalmente diferentes. El “je” es el sujeto un nuevo espejismo narcisista, por identifi-
la traducción de Ich con la palabra “moi”: del inconsciente, el sujeto del significante; cación con el analista? La cura lacaniana es
pero el sujeto, en el “círculo del significan- más bien una trayectoria de despojamiento
Pichon expone por qué la traducción de
te”, no puede “contarse ni hacer función más del “moi”, y la gramática no debe enmasca-
Ich por “moi” le parece mala. El yo se opo-
que de falta”. ¿De dónde surge el “moi”? De rar el sentido de las funciones psíquicas:
ne al no-yo; comprende todo lo que está
en el psiquismo del sujeto; responde tan- la necesidad de colmar esa falta, o “la mar-
to a das Es como a das Ich: lo que carac- ca invisible que el sujeto recibe del signifi- no es en una concepción gramatical de
teriza según él a Ich es el hecho de poder cante”, lo que lo “enajena […] en la iden- las funciones en que aparecen donde se
ser el sujeto del pensamiento consciente. tificación primera que forma el ideal del trata de analizar si el yo [je] y el yo [moi]
Por eso propone como traducción o bien se distinguen y se recubren, y cómo, en
yo” (Lacan, “Subversión del sujeto y dialéc-
ego, o bien je, términos que por otra par- cada sujeto particular.
tica del deseo”, en Escritos 2, p. 768). Vere-
te son los correspondientes menos in- J. Lacan, “La cosa freudiana”,
mos en fin más allá si la oposición lacaniana Escritos 1, p. 394.
exactos de Ich.
entre “je” y “moi” pasa necesariamente “al
Revue Française de Psychanalyse,
interior” del Ich. Bibliografía
1927, núm. 1, pp. 404-405.
Ahora bien, en el artículo citado antes, Lacan Jacques, Écrits, París, Seuil, 1966; Escri-
“Moi” gana por cuatro votos contra uno. Pichon, basándose en la gramática, opone tos 1 y 2, trad. Tomás Segovia, México, Si-
Pichon, a pesar de su curiosa asimilación el je-me, como “personalidad que se tiene”, glo XXI, 3a. ed. 2009.
al moi como “personalidad corporizada”. Es Pichon Édouard, Essai de grammaire de la lan-
del Ich al consciente, ¿habrá anticipado, a
verdad que el “je”, por más que se lo tenga, gue française [1911-1940], Ginebra, Slat-
partir de puras consideraciones gramatica- kine, 1983.
les, el desdoblamiento que operará Lacan representa la parte inalterable, y el “moi” la
——, “La personne et la personnalité vues à la
entre “je” y “moi”? Eso permitiría pensar un parte modificable, particularmente por la lumière de la pensée idiomatique françai-
artículo titulado “La personne et la person- cura: ayudaremos entonces a un paciente se”, Revue Française de Psychanalyse, 1938,
nalité vues à la lumière de la pensée idio- “explicándole que destruir una parte de su núm. 3, pp. 447-459.
matique française [La persona y la per- moi puede hacer sufrir temporalmente a su Roudinesco Élisabeth, Histoire de la psycha-
sonalidad vistas a la luz del pensamiento je-me, pero no lo mutilará […]. Y el pacien- nalyse en France, t. 2, París, Fayard, 1994.

una huella notable de estas dificultades de traduc- consecuencia en la lengua alemana de toda una co-
ción en una nota de Hesnard, agregada a la traduc- rriente de pensamiento (filosofía de la naturaleza,
ción de S. Jankélevitch del texto de Freud titulado medicina romántica, vitalismo) que, a lo largo de
El yo y el ello: todo el siglo XIX, utilizó el impersonal “es” para de-
signar las actividades que escapan al dominio de la
[El Es freudiano, pronombre neutro en lengua ale- voluntad y de la conciencia (cf. Staewen-Haas, “Le
mana, es intraducible en francés. Se ha propuesto terme ‘Es’” y “Zur Genealogie des ‘Es’”).
traducirlo como el Id latino. Ha prevalecido el uso En El yo y el ello, Freud declara haber tomado ese
del término Ça (o cela). Muchos psicoanalistas con- término, en su forma sustantivada, de Groddeck y,
servan el término alemán Es, opuesto al Ich (yo) y al más allá, de Nietzsche:
Über-Ich (superyó).
Le Moi et le Ça, p. 186.
Propongo tener eso en cuenta llamando “yo” [das
Ich] a la esencia que parte del sistema de percepción
Es, en alemán, es un pronombre neutro que figura y que es primero preconsciente, y “ello” [das Es], en
en gran número de expresiones traducidas con “ça” cambio, según el uso de Groddeck, a lo otro psíqui-
o con “il” (por ejemplo, “es regnet”, “il pleut” [“llue- co en que aquél se continúa y que se comporta co-
mo inconsciente.
ve”]; “es geht”, “ça va” [“no está mal”]; véase Es gibt).
Freud, El yo y el ello, p. 25.
Pero su sustantivación en los textos de Freud es la
456 | ES

Y en una nota al pie Freud especifica: “El propio do anglosajón. Hay que señalar, sin embargo, que
Groddeck sigue sin duda el ejemplo de Nietzsche, Ego es un término utilizado desde mediados del si-
quien usa habitualmente esta expresión gramatical glo XIX, en psicología, para designar la función psí-
para lo que es impersonal y responde, por así decir, quica que corresponde al pronombre “I”: hubiera
a una necesidad de la naturaleza [Naturnotwen- sido una verdadera invención terminológica sustan-
dige], de nuestro ser” (ibíd.). tivar ese pronombre para el uso psicoanalítico. Bru-
Por otra parte, ni Nietzsche ni ninguno de sus no Bettelheim, en Freud and Man’s Soul, demuestra
predecesores (por ejemplo, Georg Lichtenberg o hasta qué punto la traducción inglesa introdujo abs-
Eduard von Hartmann) construyeron un verdadero tracción allí donde Freud buscaba anclar su segun-
concepto del Es. El texto del parágrafo 17 de Más da tópica en el lenguaje más corriente.
allá del bien y del mal en verdad no puede rempla- Pero el inglés también puede utilizar sus propios
zar el “yo pienso” cartesiano por el “ello piensa”, si- recursos para crear términos: es el caso, por ejem-
no que busca demostrar que, en los dos casos, lo plo, de Winnicott, quien forja, al lado de ego, una
que permanece es la creencia en un sujeto del pen- noción propia: el “self”. He aquí cómo lo define en
samiento, aunque sea impersonal: una carta dirigida a la traductora de uno de sus ar-
tículos, confundida por la traducción de la palabra
Ello piensa [Es denkt]: pero que ese “ello” [dies “es”] self: “For me the self, which is not the ego, is the per-
sea precisamente aquel antiguo y famoso “yo” [“Ich”], son who is me, who is only me, who has a totality ba-
eso es, hablando de modo suave, nada más que una sed on the operation of the maturational process”
hipótesis […]. En definitiva, decir “ello piensa” ya es (carta del 19 de enero de 1971, en “Le corps et le self”,
decir demasiado: ya ese “ello” contiene una interpre- nota pp. 47-48), que podríamos traducir de la si-
tación del proceso y no forma parte del mismo.
guiente manera: “Pour moi le soi, qui n’est pas le je,
Más allá del bien y del mal, § 17, p. 38.
est la personne qui est moi, qui a une totalité reposant
sur l’opération du processus de maturation [Para mí,
Nietzsche, entonces, se entrega a una crítica del uso el self, que no es el yo, es la persona que es yo, que
romántico y sobre todo neorromántico del “es” (y tiene una totalidad que descansa en la operación
hay que destacar que conserva la minúscula: lo que del proceso de maduración]”. Pero la tradición fran-
le interesa es más una función gramatical). Este uso cesa de traducciones de términos alemanes conduce
será precisamente el de Groddeck, quien dará a la igualmente a rechazar las soluciones ofrecidas por
expresión su giro sustantivado. Freud podrá reto- la lengua francesa. Al traducir self como moi, la tra-
mar la fórmula para hacer de ella una instancia: es ductora del artículo en cuestión teme no disponer
decir, darle un lugar y una definición rigurosa, a la ya de ese término para traducir ego: de allí que con-
vez que reconoce su naturaleza básicamente irra- serve, en la traducción, el término inglés self, pro-
cional. Aunque no todo se disuelve en el “ça”, todo clamado intraducible. Como se puede ver, el proble-
surge de allí. ma no reside de ninguna manera en la ausencia de
recursos de la lengua de llegada. Pero como el “self”
III. La traducción inglesa: “ego and id” fue declarado intraducible por los traductores de
Al igual que con otros términos freudianos, la tra- Winnicott, y el je no se impuso, la traducción auto-
ducción inglesa se orientó aquí desde muy tempra- rizada sería la siguiente: “Pour moi, le self, qui n’est
no (desde la traducción, en 1927, de El yo y el ello pas le moi, est la personne qui est moi” [“Para mí, el
por Joan Riviere) hacia una elección sagaz: utilizar self, que no es el yo, es la persona que es yo”].
términos de origen latino, mientras que el inglés dis- • VÉASE EL RECUADRO 2
pone evidentemente de un juego de pronombres En conclusión, podemos constatar que las elec-
(I, it) y tiene, con “me”, un equivalente del francés ciones de traducción no dejan de estar vinculadas a
“moi” (“it’s me”, “c’est moi”, lo cual en alemán da “Ich la cuestión de la cientificidad del psicoanálisis. La
bin es”). Contrariamente a lo que sucedió en Fran- segunda tópica representa para Freud una voluntad
cia, esa elección en lengua inglesa casi no generó dis- de ruptura con el carácter abstracto de la primera
cusiones. Tiene su correspondencia claramente con (inconsciente, preconsciente, consciente) y con su
la orientación médica del psicoanálisis en el mun- anclaje en el vocabulario psicológico y filosófico.
ES | 457

Recuadro 2 › La fórmula: “Wo Es war, soll Ich werden”


En lo que quizá es la fórmula más célebre de ción de tratar Es e Ich como partitivos se venir sujeto, entonces “je”. Y la ausencia de
Freud se concentra una gran parte de las apoya en la lógica gramatical del alemán: artículo, para Lacan, no transforma los pro-
dificultades de traducción que presentan ciertamente se puede lamentar la pérdida nombres en partitivos, pero permite salir
los conceptos formados sobre pronombres de la resonancia pronominal, pero el parti- del sustancialismo para hablar finalmente
sustantivados. La dificultad se complica por tivo se corresponde igualmente con el con- el lenguaje de la ontología:
el hecho de que Freud parece restablecer el texto. Freud, en la frase inmediatamente
uso pronominal (suprimiendo los artículos), precedente, afirma en efecto que el objeti- aparece aquí que es en el lugar: Wo, don-
mientras preserva la dimensión sustanti- vo del psicoanálisis es “ensanchar su cam- de Es, sujeto deprovisto de cualquier das
vada (escribiendo los pronombres con ma- po de percepción [del yo] y ampliar su or- o de otro artículo objetivante, war, esta-
ba, es de un lugar de ser de lo que se tra-
yúsculas): Wo Es war, soll Ich werden (Nuevas ganización de manera que [el yo] pueda
ta, y que en ese lugar: soll […], Ich, yo
conferencias de introducción al psicoanáli- apropiarse de nuevos fragmentos del ello [je], allí debo yo (del mismo modo que
sis, p. 74). Palabra por palabra, se puede [neue Stücke des Es]” (Nuevas conferencias se anunciaba: “este soy” [ce suis-je], antes
traducir: “Où Ça était, doit Je advenir”, o de introducción al psicoanálisis, p. 74). de que se dijese: “soy yo” [c’est moi]),
bien “Où C’était, dois-Je advenir” [“Donde 2) La otra orientación, la de Lacan, ig- werden, llegar a ser, es decir […] venir a
Ello era, Yo debo advenir”]. nora absolutamente dicho contexto. De las la luz de ese lugar mismo en cuanto que
Ninguna traducción puede recuperar la numerosas traducciones que él da de esta es lugar de ser.
extrema sutileza con la que Freud mantie- sentencia freudiana, la más simple es sin du- “La cosa freudiana”, Escritos, p. 393.
ne los sustantivos en el escrito, aunque los da la de “La ciencia y la verdad”: “Allí donde
suprime en lo oral. Podemos observar dos ello era, allí como sujeto debo advenir yo” La distinción de “je” y “moi” sólo pasa en-
orientaciones: (Escritos 2, p. 821). Esta traducción, a la vez tonces en el Ich en función del lugar del Es,
literal e interpretativa, introduce una preci- es decir, para Lacan, de S: pero la homofo-
1) La de las traducciones publicadas no se sión (“como sujeto”) completamente au- nía que utiliza Lacan para pasar de una len-
problematiza con esas sutilezas y elige fran- sente en el texto de Freud. Lo que aquí es- gua a la otra, ¿es comparable al juego que
camente tratar Es e Ich como sustantivos. tá en juego es la interpretación lacaniana permite a Freud escribir una frase y dar a
La primera traducción francesa, la de Anne de la segunda tópica. Para Freud, es claro entender otra?
Berman de 1936 (que fue la única disponi- que el “yo” debe conquistar territorios so-
ble hasta 1984), agrega incluso un verbo bre el “ello”; es precisamente eso lo que él Bibliografía
Freud Sigmund, Nuevas conferencias de intro-
ausente en el texto: “El yo debe desalojar al llama un “trabajo cultural” (Kulturarbeit):
ducción al psicoanálisis, en Obras comple-
ello”. Las dos traducciones recientes, la de en definitiva, es la contribución del psicoa- tas, vol. XXII, trad. José L. Etcheverry, Bue-
Gallimard (1984) y la de puf (1993), son nálisis a la cultura. Lacan interpreta el Es de nos Aires, Amorrortu, 1991.
muy cercanas: “Là où était du ça, doit adve- la fórmula no como una parte “inculta”, si- Lacan Jacques, Écrits, París, Seuil, 1966; Escri-
nir du moi” [“Allí donde estaba el ello, debe no como el lugar mismo del sujeto del in- tos 1 y 2, trad. Tomás Segovia, Buenos Ai-
advenir el yo”] (Gallimard) y “Là où était consciente: dicho de otra manera, el “moi” res, Siglo XXI, 2009.
du ça, du moi doit advenir” (puf). La elec- debe, poniéndose en el lugar del sujeto, de-

Sean cuales fueren las declaraciones de Freud en podía parecer abusiva. Freud, como romántico, sin
cuanto al carácter científico de su invención, la se- duda era afecto a la ambigüedad de esas nociones,
gunda tópica es más tributaria de la inscripción de que refuerza así su poder de metamorfosis.
su autor en la literatura romántica alemana. Si bien Alexandre ABENSOUR
esa herencia es conocida por los traductores ingleses
y franceses, los primeros hicieron todo por ocultar- Bibliografía principal
lo y darse así una solución de continuidad en la obra Bettelheim Bruno, Freud and Man’s Soul, Londres, Hogarth
Press, 1983; Freud et l’âme humaine. De la traduction à la
de Freud. Los segundos fueron mucho más dubita- trahison, trad. R. Henry, París, Laffont, 1984.
tivos, lo que en parte se debió a la ausencia de uni- Freud Sigmund, Gesammelte Werke, 18 vols., Londres, Imago,
dad teórica del movimiento psicoanalítico francés (la 1940-1952; trad. The Standard Edition of the Complete Psycho-
lógica hubiera demandado el “moi” y el “soi” o el “je” logical Work of Sigmund Freud, ed. James Strachey, 24 vols.,
Londres, The Hogarth Press-The Institute of Psycho-Analy-
y el “ça”). Lacan ciertamente trató de encarnar final- sis, 1953-1974; trad. Les Œuvres complètes de Freud. Psycha-
mente la unidad, pero su “je” no se impuso. ¿Habrá nalyse (21 vols.), París, puf, 1988; Obras completas, 23
sido por razones de inercia del lenguaje? No sola- vols., trad. J. L. Etcheverry, Buenos Aires, Amorrortu, 1978.
mente: fue más bien porque, desdoblando el Ich en ——, The Ego and the Id, trad. J. Riviere, Londres, Hogarth Press,
1927; Le Moi et le Ça, trad. S. Jankélevitch, París, Payot,
“moi” y “je”, parecía esclarecer algunos aspectos del 1971; El yo y el ello, en Obras completas, vol. XIX, trad. J. L.
texto de Freud al precio de una formalización que Etcheverry, Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
458 | ES GIBT

Groddeck Georg, Ça et Moi, trad. R. Lewinter, París, Gallimard, por el giro “es gibt” (+ acusativo), es decir, literalmente, “él
1977. / eso da”, por asociación del pronombre impersonal es con
Hayman A., “What do we mean by Id”, Journal of the American
Psychoanalytic Association, vol. 17, núm. 2, 1969. el verbo geben, “dar”. Parece entonces que se observara allí
Husserl Edmund, Cartesianische Meditationen, en Husserliana, una predisposición de la lengua alemana a pensar lo que es,
vol. 1, La Haya, Nijhoff, 1950; Meditaciones cartesianas, trad. lo que hay, en el registro de la donación, y a pensarlo en
José Gaos, México, Fondo de Cultura Económica, 1996.
una procedencia que se expresa de manera impersonal. Es
Kant Immanuel, Kritik der reinen Vernunft, Hamburgo, Meiner,
1990; Crítica de la razón pura, trad. Pedro Ribas, Madrid, Al- esta predisposición lo que tratamos de interrogar, inda-
faguara, 1998. gando cuál fue el camino que siguió el pensamiento ale-
Lacan Jacques, Écrits, París, Seuil, 1966; Escritos 1 y 2, trad. To- mán para explotar y orquestar esos dos componentes de la
más Segovia, México, Siglo XXI, 3a. ed. 2009.
locución es gibt.
Moreau Daniel, Édouard Pichon, médecin, psychanalyste, lin-
guiste. Vie et œuvre. Contribution à l’histoire du mouvement
psychanalytique français, tesis de Medicina, Facultad de Me- I. Del “datur” al “es gibt”
dicina de Créteil, 1979. Sin duda, conviene no exagerar el aspecto idiomáti-
Nietzsche Friedrich, Jenseits von Gut und Böse, ed. G. Colli y M.
Montinari, Berlín-Nueva York, Gruyter, “DTV”, 1988; Más
co, incluso específicamente germánico propio de la
allá del bien y del mal, trad. Andrés Sánchez Pascual, Ma- locución es gibt, cuyo carácter extraño (seltsam) ya
drid, Alianza, 1986. fue notado por el mismo Grimm, pero subrayando
Nitzscke Bernt, “Zur Herkunft des Es. Freud, Groddeck, Nietz- su parentesco, al menos en la lengua culta, con el em-
sche, Schopenhauer und E. von Hartmann”, Psyche, año 37,
núm. 9, pp. 769 ss.
pleo en pasivo del verbo latino dare (“dar”), es de-
Roudinesco Élisabeth, Histoire de la psychanalyse en France, t. cir, dari. Grimm remite a Spinoza (Ética, II, 49): “in
2, París, Fayard, 1994. mente nulla datur absoluta facultas volendi et nolen-
Scarron Paul, Le Virgile travesti, París, Delahays, 1858. di” (trad. fr. B. Pautrat: “Dans l’Esprit il n’y a aucu-
Schiller Friedrich, Thalia [1786], en Schillers Werke, vol. 1,
Nationalausgabe, 1776-1799. ne faculté absolue…”; trad. fr. C. Appuhn: “Il n’y a
Staewen-Haas Renate, “Le terme ‘Es’ (Ça). Histoire de ses vi- dans l’Âme…”; trad. esp. de Vidal Peña: “en el alma
cissitudes tant en allemand qu’en français”, Revue Française no hay ninguna facultad absoluta de querer y no que-
de Psychanalyse, núm. 4, 1986.
rer”, pp. 161-162), y comenta: “datur gleich es gibt”
——, “Zur Genealogie des «Es»”, Psyche, año 39, núm. 2, 1985.
Winnicott Donald, “Le corps et le self”, trad. J. Kalmanovitch, (“datur aquí es equivalente a es gibt”). Se habla in-
Nouvelle Revue de Psychanalyse, núm. 3, primavera de 1971, cluso en este sentido de los “datos de un problema”,
pp. 37-47. de los “datos inmediatos de la conciencia” (Bergson),
de los sense data (Wittgenstein).
Bibliografía de consulta Lo que es, lo que se ofrece a nuestro pensamiento
Littré Émile, Dictionnaire de la langue française, 4 vols., París,
Hachette, 1873.
(intuición, etc.) sin que este último esté involucra-
Le Petit Robert, dictionnaire alphabétique et analogique de la do, es un datum, un Gegebenes. La filosofía alemana,
langue française, nueva ed. del Petit Robert de Paul Robert, de Kant a Husserl, explorará este camino, confor-
ed. J. Rey-Debove, París, Le Robert, 2002. me al vocabulario de la donación (y por lo tanto de
la receptividad) en la expresión es gibt. Otro cami-
no, trazado por Heidegger, más bien volverá a sub-
rayar el carácter extraño del pronombre impersonal
ES GIBT | alemán es en la expresión es gibt. Las numerosas variacio-
nes a las que pudo dar lugar el simple giro es gibt en
español hay
la filosofía alemana oscilan, entonces, entre la pues-
danés der er
francés il y a
ta en evidencia de la donación misma, y elucidar de
inglés there is qué hay donación o de quién (¿pero donación de
qué realmente?)
combinatoria y conceptualización, dasein, • VÉASE EL RECUADRO 1
ereignis, es, esti, ficar, há, hay, logos, luz,
objeto, sein, ser, sujet, vorhanden II. Del “es gibt” a la “Gegebenheit”: Kant y Husserl
La intuición no tiene lugar sino en la medida en que
A diferencia de otras lenguas germánicas (ing. there is, el objeto nos es dado (gegeben wird); “por interme-
dan. der er), el alemán expresa el término “hay” (fr. il y a) diación de la sensibilidad, los objetos nos son dados
ES GIBT | 459

Recuadro 1 › Una construcción personal del impersonal


En algunos dialectos de Turingia, Hesse, hoy), donde el dar está obliterado y el ob- experimentada en el giro de es gibt. Tam-
etc., se puede encontrar este mismo giro jeto deviene sujeto (gramaticalmente, en bién se encuentra (particularmente en Lu-
es gibt regido por el nominativo, como en nominativo), es gibt = es ist, es kommt tero) como variante de es gibt: es ist gege-
el ejemplo dado por Grimm: “es gibt ein (“es”, “va a haber”). El pasaje atestiguado ben (“es dado”).
tüchtiger regen heute” (va a haber mucha del acusativo al nominativo indica que la
lluvia hoy, se anuncia una gran lluvia para idea misma de donación pudo dejar de ser

(gegeben), y sólo ella nos libra de las intuiciones”: uso de ese concepto casi en la misma época. En el pa-
todo el comienzo de la “Estética trascendental” de la rágrafo 3 de su Gegenstandstheorie, Meinong escribe:
Crítica de la razón pura de Kant está regido por la opo-
sición de lo dado y lo pensado (gegeben / gedacht), Es gibt Gegenstände, von denen gilt, daß es derglei-
sin dejar de reconocer la prioridad de lo pensado. chen Gegenstände nicht gibt.
Efectuando el pasaje de una terminología latina a [Hay objetos respecto a los que vale que no existan
un léxico alemán, Kant sigue siendo el testigo y el ac- (respecto a los cuales es válida la proposición según
tor privilegiado de la transposición del dari latino en la cual no existen).]
el vocabulario de la receptividad. En efecto, la Diser-
tación de 1770 puede afirmar (II, § 10, p. 14): “Inte- No estamos en presencia de una contradicción gro-
llectualium non datur (homini) intuitus [De lo inte- sera, y subrayamos un juego sutil en el interior del
lectual no se da (al hombre) intuición]”, o también es gibt: de algunos objetos, necesitamos decir que
(II, § 5, p. 11): “dantur conceptus [los conceptos son sólo pueden ser entendidos como no siendo y no pu-
dados]”. El dari latino, que todavía en Spinoza, e in- diendo ser. Este juego se redobla con la asonancia
cluso en el Kant precrítico, guardaba el aspecto geo- entre es gibt y es gilt (“vale”). El es gibt tampoco de-
métrico de los datos de un problema, va a verse ex- ja de aplicarse, en Meinong, a lo irreal. El es gibt
plícitamente tematizado y metamorfoseado. equivale aquí casi a un “parece”: parece que ciertos
Lo que no es dado (= lo que se ofrece a la intui- objetos no se encuentran en ningún lado. “¿Qué
ción), será fijado por Husserl con el término Gege- quiere decir entonces es gibt?”
benheit, al que Kant no se había arriesgado, sustan-
tivando así el participio pasado del verbo geben (dar), IV. Del ser a la palabra, el “es gibt” de Heidegger
en favor de una extensión de la esfera de la intui- Tal es la cuestión planteada por Heidegger en el cur-
ción, y del pasaje de una intuición receptiva a una so de Friburgo de 1919, titulado La idea de la filoso-
intuición “donativa” (“gebende Anschauung”, en fía y el problema de la concepción del mundo. Se
Ideas relativas a una fenomenología pura…, I, § 24, pueden distinguir tres etapas en la meditación hei-
p. 58). “Absolute Gegebenheit ist ein Letztes [El ser deggeriana de es gibt:
dado absoluto es algo último]” (L’idée de la phéno-
ménologie, Husserliana, t. 2, p. 61). 1) las discusiones anteriores a Sein und Zeit,
Estas variaciones, tanto de Kant como de Hus- 2) el tratado de 1927 respondiendo a ese título,
serl, ¿habrían visto la luz si no las hubiera estimula- 3) la reactivación de esta pregunta en la Carta sobre
do el es gibt tan familiar en la lengua corriente? Un el humanismo (1946), luego en Tiempo y ser (1962).
empleo enfático del es gibt comienza de hecho a ha-
cerse notar en Husserl: “es gibt also […] Bedeutun- 1) ¿Qué quiere decir entonces “es gibt”?
gen [hay significaciones]” (Investigaciones lógicas,
“Investigación primera”, § 35, p. 291). Es gibt Zahlen, es gibt Dreiecke, es gibt Bilder von Rem-
brandt, es gibt U-Boote; ich sage: Es gibt heute noch
III. “Es gibt”, “es gilt”, “es gibt nicht”: Meinong Regen, es gibt morgen Kalbsbraten. Mannigfache “es
No obstante, la exploración de la Gegebenheit no gibt”, und jeweils hat es einen anderen Sinn und doch
queda reservada a las investigaciones fenomenológi- auch jedes wieder ein in jedem antreffbares identisches
Bedeutungsmoment. Auch dieses ganz abgeblaßte, be-
cas husserlianas. Natorp, Lark y Meinong hicieron
460 | ES GIBT

stimmter Bedeutungen gleichsam entleerte bloße “es El “dar” (geben) del “es gibt” es interpretado por Hei-
gibt” hat gerade wegen seiner Einfachheit seine man- degger inmediatamente después como un gewähren,
nigfachen Rätsel. Wo liegt das sinnhafte Motiv für den “acordar, otorgar”. Más desconcertante es la obser-
Sinn des “es gibt”? vación que sigue: “Doch über dieses il y a kann man
[Hay números, hay triángulos, hay cuadros de Rem- nicht geradezu und ohne Anhalt spekulieren [Pero
brandt, hay submarinos. También digo que hoy sigue sobre este il y a no puede especularse simplemente
habiendo lluvia o que mañana habrá asado de terne- y sin detención]” (Carta sobre el humanismo, p. 33).
ra [cf. Grimm, sentido II, 17, e, b, s.v. geben]. Múlti-
Sin duda, es necesario ver allí el rechazo del ges-
ples formas de decir hay [“es gibt”], y en cada caso
to que implicaría disociar el il y a del Ser, ya que ese
tienen un sentido diferente, aunque siempre remitan
a un idéntico momento significativo. Precisamente il y a apunta sobre todo a decir, en ese contexto, que
por su simplicidad, este “hay” —completamente va- el Ser no es a la manera como es el ente. Lo que no
cío y carente de significados determinados— tiene impedirá a Heidegger volver sobre este punto en
un carácter profundamente enigmático. ¿Dónde en- Tiempo y ser: “Das in der Rede ‘Es gibt Sein’, ‘Es gibt
contramos el motivo significativo para el sentido Zeit’ gesagte ‘Es’ nennt vermutlich etwas Ausgezeich-
del “hay”?] netes…” (El “Se” dicho en el habla “Se da el ser”
La idea de la filosofía y el problema de la concepción [“Es gibt Sein”], “Se da el tiempo” [“Es gibt Zeit”]
del mundo, p. 82; GA, t. 56-57, p. 67.
nombra presumiblemente algo privilegiado…)
(Tiempo y ser, p. 37).
Heidegger subraya así la plurivocidad de es gibt, su Heidegger profundiza entonces el Es de “Es gibt”
riqueza insospechada, y la unidad del sentido gene- en dirección del Ereignis (véase Ereignis). En el “Pro-
rador de tal profusión. tocolo de un seminario sobre la conferencia «Tiem-
2) Las apariciones de “es gibt” que se pueden se- po y ser»”, finalmente, Heidegger declarará (trad. fr.
ñalar en Ser y tiempo, desde su § 2, se remiten ya al Questions IV, p. 73), después de citar un pasaje de
mundo (Sein und Zeit, p. 72), ya a la verdad (idem, las Iluminaciones de Rimbaud (“Infancias, III”):
p. 214), ya al ser (idem, pp. 212, 230). La locución es “El francés il y a [hay] (cf. el giro dialectal del ale-
gibt figura generalmente enmarcada con comillas, mán del sur: es hat) corresponde al alemán es gibt,
indicios de una problematización de la expresión co- pero tiene una mayor amplitud. La traducción ale-
rriente que se encuentra así realzada e interrogada. mana del il y a de Rimbaud que fuese conforme a la
Leibniz se preguntaba “por qué hay más bien algo cosa sería es ist [‘es’]” (Tiempo y ser, p. 60).
que nada” (Principios de la naturaleza y de la gracia Queda la cuestión de la distancia que separa a “il
basados en la razón, § 7). Para Heidegger, que vol- y a” del “es gibt”. El hecho de que en esta locución el
vió a menudo sobre esta declaración de Leibniz, lo acento esté puesto resueltamente en la donación
que hay sólo es una cosa a condición de no ser nin- —en verdad indicada literalmente, pero muy a me-
guna, que por lo tanto esa cosa no equivale a nada nudo inaudible— pudo llevar a J.-L. Marion a so-
del ente. Hay el hay (D. Panis). breinterpretar la expresión en cuestión traducién-
3) Pero antes de Tiempo y ser, en la Carta sobre el dola como “eso da”.
humanismo, el “es gibt” será expresamente tematiza-
do, sobre todo en la locución “Es gibt Sein [Hay ser]”: La traducción habitual como “il y a”, ciertamente
admisible en el uso corriente, ya no se justifica cuan-
In “S.u.Z.” (S. 212) ist mit Absicht und Vorsicht gesagt: do buscamos la precisión del concepto. En efecto,
il y a l’Être: “es gibt” das Sein. Das il y a übersetzt das esa expresión enmascara toda la semántica de la do-
“es gibt” ungenau. Denn das “es”, was hier “gibt”, ist nación que estructura sin embargo el “es gibt”. Ver-
das Sein selbst. daderamente no entendemos el argumento inverso
de F. Fédier: “Todas las veces entonces en que, en la
[En Ser y tiempo (p. 212) se dijo a propósito con pre-
traducción, el Es gibt es desarrollado en dirección de
caución: il y a l’Être, “hay” (se da) el ser. Ese il y a
un dar, la traducción va un poco más lejos” (nota en
traduce inexactamente el (se) da (hay). Pues el “lo”
Questions IV, París, 1976, p. 49). ¿Y por qué enton-
que aquí “da” es el ser mismo.]
ces? ¿Semejante denegación brutal puede obviar la
Carta sobre el humanismo, p. 32;
GA, t. 9, pp. 334-335; trad. fr. p. 86 ss. menor justificación?
Étant donné, p. 51.
ES GIBT | 461

La “precisión del concepto” no es, sin duda, aquello Bibliografía principal


a lo que apunta el acuerdo heideggeriano de la ex- Heidegger Martin, Zur Bestimmung der Philosophie, en Ge-
samtausgabe [GA], t. 56-57, Frankfurt, Klostermann, 1987;
presión corriente “es gibt”: más que fijar una herra- La idea de la filosofía y el problema de la concepción del mun-
mienta conceptual operatoria, de lo que se trata es do, trad. Jesús Adrián Escudero, Barcelona, Herder, 2005.
de entender la lengua, en sus recursos insospecha- ——, Sein und Zeit, en GA, t. 2, Frankfurt, Klostermann, 1977;
dos. La reticencia de F. Fédier a desarrollar el Es gibt Être et temps, trad. F. Vezin, París, Gallimard, 1986; El ser y
el tiempo, trad. José Gaos, México, Fondo de Cultura Econó-
“en dirección de un dar” está no obstante lejos de mica, 1962.
“obviar la menor justificación”, si nos atenemos ——, Lettre sur l’humanisme, trad. R. Munier, París, Aubier, 1964;
precisamente al pasaje citado: Carta sobre el humanismo, trad. Rafael Gutiérrez Girardot,
Madrid, Taurus, 1966.
——, Zeit und Sein / Temps et être, ed. bilingüe, trad. F. Fédier,
Recordaremos que geben es el desarrollo germánico en L’endurance de la pensée, París, Plon, 1968, pp. 12-69;
de la raíz indoeuropea ghabh, que dio el latín habe- reimpr. en Questions IV, París, Gallimard, 1976, pp. 9-48;
re. […] Lo que habría que tratar de hacer es enten- Tiempo y ser, trad. Manuel Garrido, Madrid, Tecnos, 2006.
der el habere latino en consonancia con el geben pa- ——, Unterwegs zur Sprache, en GA, t. 12, Frankfurt, Kloster-
ra percibir en el “hay” (“il y a”) lo que quiere decir mann, 1985; Acheminement vers la parole, trad. F. Fédier,
París, Gallimard, 1976; De camino al habla, trad. Yves Zim-
“haber”, y que sin duda está más cercano a tener que
mermann, Barcelona, Del Serbal, 1987.
a poseer. Husserl Edmund, Die Idee der Phänomenologie (Husserliana,
II), La Haya, Nijhoff, 1950, 2a. ed. 1973; L’Idée de la phé-
noménologie, trad. A. Lowit, París, puf, 1970.
Etimológicamente, el es gibt está entonces menos ——, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenolo-
alejado del “il y a” de lo que parecía en un primer gischen Philosophie, La Haya, Nijhoff, 1913; Idées directrices
momento: remite a un haber cuyo sentido, en “il y pour une phénoménologie et une philosophie phénoménologi-
que pures, trad. P. Ricœur, París, Gallimard, 1950; Ideas rela-
a”, seguramente habrá que pensar. Pero de esa ma- tivas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológi-
nera se encuentra indicado al mismo tiempo en qué ca, trad. José Gaos, México, Fondo de Cultura Económica,
dirección el es gibt debe seguir siendo pensado, a la 1949.
vez en su proximidad y en su diferencia con el “il y ——, Logische Untersuchungen [1913], Tubinga, Niemeyer, 1928;
Recherches logiques, 2 vols., trad. H. Élie, París, puf, 1959-
a”: en su relación con el despliegue de la palabra, 1963; Investigaciones lógicas, trad. Manuel García Morente
como indica Heidegger en Unterwegs zur Sprache: y José Gaos, Madrid, Revista de Occidente, 1976.
Kant Immanuel, Kritik der reinen Vernunft, Hamburgo, Meiner,
Estamos familiarizados con el término es gibt en múl- 1990; Crítica de la razón pura, trad. Pedro Ribas, Madrid, Al-
faguara, 1998.
tiples usos, tal como: “es gibt an der sonnigen Halde ——, De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis,
Erdbeeren” (hay fresas en la ladera soleada), il y a: hay, Koenigsberg, 1770; La dissertation de 1770, trad. P. Mouy,
allí, fresas; pueden encontrarse como algo que está allí, París, Vrin, 1976; Principios formales del mundo sensible y
en la ladera. En nuestra presente reflexión, el térmi- del inteligible (Disertación de 1770), trad. Ramón Ceñal Lo-
no está utilizado de modo distinto. No lo entendemos rente, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científi-
en el sentido de Es gibt, ello da, sino ella, la palabra, cas, 1996.
Leibniz Gottfried Wilhelm, Principes de la nature et de la grâce
da… De este modo, se desvanece del todo el fantas-
fondés en raison, París, puf, 1954.
ma del es, del ça, que muchos temen, con razón. Marion Jean-Luc, Étant donné, París, puf, 1997; Siendo dado,
De camino al habla, p. 173; GA, t. 12, pp. 182-183; trad. Javier Bassas Vila, Madrid, Ed. Síntesis, 2008.
Acheminement vers la parole, p. 178. Meinong Alexius, Über Gegenstandstheorie, Hamburgo, Mei-
ner, 1988; ed. esp. Teoría del objeto, México, unam, 1981.
Vinculada electivamente a la palabra en su desplie- Panis Daniel, Il y a le il y a, Bruselas, Ousia, 1993.
Spinoza Baruj, Éthique, trad. B. Pautrat, París, Seuil, 1988; trad.
gue, el giro es gibt ya no significa entonces que hay C. Appuhn, París, Garnier, 1954; Ética, demostrada según el
palabra (o palabras), sino que la palabra da (es gibt orden geométrico, trad. Vidal Peña, Madrid, Alianza, 1996.
das Wort = es, das, Wort, gibt). La palabra es el ám-
bito donde “hay lo que da”, siempre como donante, Bibliografía de consulta
Feick Hildegard, Index zu Heideggers “Sein und Zeit”, Tubinga,
nunca donada. Última metamorfosis de es gibt en Niemeyer, 1961, 3a. ed., 1980.
el pensamiento de Heidegger: el verbo (das Wort) Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
gibt (das Sein), la palabra da el ser en el ámbito 1854; reimpr. Múnich, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1984.
donde “hay lo que da”.
Pascal DAVID
462 | ESENCIA

ESENCIA, sustancia, subsistencia, 1) al anclaje de los conceptos ontológicos fundamentales


existencia en el idioma, y a la coerción relativa a la traducción suple-
mentaria que se impone por hacer igualmente uso de los
griego ousía [ο σία], hypóstasis [ πόστασις], ousíosis
giros de la lengua prefilosóficos, éstos con abundante con-
[ο σίωσις], hýparxis [ παρξις]
latín essentia, substantia, subsistentia, existentia, tenido semántico (como el lat. substantiam habere, subs-
esse essentiae, esse existentiae tantiam capere);
2) al nuevo marco doctrinal que permite forjar térmi-
acto, categoría, de suyo, esti, hay, lengua y nos inauditos (essentia es, sin duda, el ejemplo más llama-
tradición, persona, res, ser, species, sujet, to tí tivo), o bien reapropiarse los vocablos más antiguos (exis-
en einai, traducir, yo
tentia, especialmente), abriéndoles una nueva vía.

El más culto y más técnico vocabulario del ser generalmente En el plano de los “conceptos ontológicos fundamentales”,
no resuelve, ni ahora ni antes, los verdaderos problemas de las partidas que se juegan son entonces tanto más comple-
traducción, pues se trata también de formaciones artificia- jas cuanto que la distribución es finalmente muy limitada:
les que se dejan transponer fácilmente, violentando por son siempre las mismas cartas, o casi, las que se redistribu-
igual a la lengua. Así es como el griego ontotes [ ντότης] es yen, pero cada gran partida impone sus reglas y nuevas
inmediatamente restituido por essentitas (Mario Victori- obligaciones. De ahí se comprende que la idea misma de
no), de la que se deduce, sin trabajo, la serie entidad, entity, “retroversión” tenga una aplicación muy limitada, y que no
Seiendheit, incluso étantité. Pero no sucede lo mismo cuan- se vuelva de la existentia a la hýparxis [ παρξις], o a la pre-
do lo que sostenemos para el vocabulario ontológico fun- gunta aristotélica “ei esti? [εἰ ἔστι;]”, sin romper el contex-
damental procede, en realidad, de múltiples sedimentaciones, to conceptual y problemático.
de reapropiaciones y reinterpretaciones de las palabras de
la lengua más común. Platón “inventó” la ousía [ο σία] co- I. Las múltiples acepciones del “est” en el plural
mo Séneca o Quintiliano la substantia. A esta profundidad de las lenguas
de algunos de los términos clave de la ontología, ligada a su
historia prefilosófica —que justifica reapropiaciones, inver- A. Predicación o existencia
siones, nuevas jerarquizaciones—, viene a sumarse la super- John Stuart Mill, en su System of Logic (1843), adver-
posición de las esferas: cuando, especialmente en la tra- tía acerca de la “doble significación” del verbo ser (el
ducción de los Setenta o la de Jerónimo, la Vulgata, est), que sirve tanto de “signo de predicación” (véase
reintroduce los términos ya cargados filosóficamente (co- Predicación, V), como de “signo para la existencia”:
mo es el caso particular de hypóstasis [ πόστασις] en la Es-
critura, que impone de modo progresivo sus propios méto- Llenaríamos volúmenes de especulaciones frívolas
dos exegéticos, o en la dogmática conciliar). El modelo de sobre la naturaleza del Ser (τ ν, ο σία, Ens, Entitas,
la transposición verbum e verbo o el del calco, aunque pare- Essentia, etc.) que hace nacer esta doble significación
ce de entrada evidente (hypo-stasis-sub-stantia), revela de la palabra ser, a la cual se querría encontrar un
enseguida su insuficiencia. sentido que se aplicase a todos los casos y que se su-
pusiese que debía expresar siempre la misma idea,
Para hilar todavía por un momento la metáfora geoló-
cuándo significa simplemente existir y cuándo signi-
gica: la sedimentación por capas, y que es necesario reco-
fica ser alguna cosa determinada, como ser Sócrates,
nocer estratigráficamente (sobre un fondo prefilosófico, se ser visto, ser un fantasma, y aun ser una no-entidad.
desprende un uso platónico, aristotélico, estoico, filoniano, La niebla formada en este rinconcito se extiende en
plotiniano, neoplatónico…), habrá sido profundamente al- seguida por toda la superficie de la Metafísica. No
terada por una serie de deslizamientos de terreno o de fuer- podemos, sin embargo, creernos superiores a estos
tes deformaciones geológicas, en particular cuando se pasa grandes genios, Platón, Aristóteles, porque estemos
de la ontología aristotélica o estoica a la teología neoplató- ahora en situación de evitar los errores en los cuales
nica o a la de los Padres; cuando a las distinciones filosófi- cayeron quizá inevitablemente. […]. Los griegos no
cas vienen a superponerse las formulaciones laboriosas del conocían otras lenguas que la suya propia, y les era,
dogma trinitario. por consiguiente, más difícil que a nosotros adqui-
rir la aptitud para desembrollar las ambigüedades.
La doble hipótesis que tenemos intención de ilustrar
Una de las ventajas del estudio de muchas lenguas, y
más abajo concierne:
ESENCIA | 463

principalmente de aquellas de que se sirvieron los las lenguas indoeuropeas. […] Quisiera sugerir, por
grandes espíritus para exponer sus pensamientos, es el contrario, que la ausencia de un verbo aparte pa-
la lección práctica que nos proporciona relativamen- ra “existir”, y que la expresión de la existencia y de la
te a la ambigüedad de las palabras, mostrando que verdad (y, además, de la realidad) con un verbo cuya
la misma palabra en una lengua corresponde en dis- función primordial es predicativa, habrán propor-
tintas ocasiones a palabras diferentes en otra. Sin este cionado sin duda un punto de partida excepcional-
ejercicio, aun las inteligencias más fuertes encuen- mente favorable y fecundo para la reflexión filosófi-
tran dificultad en creer que las cosas que llevan el ca sobre el concepto de verdad y la naturaleza de la
mismo nombre no tienen también, bajo una u otra realidad, en tanto que objeto de conocimiento.
relación, una misma naturaleza, y muchas veces em- “Retrospect on the Verb ‘To Be’ and the
plean sin provecho mucho trabajo (como les sucedió Concept of Being”, en S. Knuuttila y
con frecuencia a los dos filósofos griegos) en vanas J. Hintikka (ed.), The Logic of Being, p. 4.
tentativas para descubrir en qué consiste esta natu-
raleza común. 2) con Jaakko Hintikka, discutir la omnipotencia de
Sistema de lógica, p. 90. las distinciones fregeanas-russellianas, y denunciar
no sólo el carácter anacrónico de la aplicación re-
B. Una ambigüedad espantosa trospectiva de estas distinciones a autores clásicos
Bertrand Russell, en The Principles of Mathematics, (comenzando con Platón y Aristóteles), sino tam-
distinguía de manera mucho más precisa la ambi- bién, y más seriamente, la interferencia que induce
güedad del verbo “ser”: tanto en el análisis de las nociones como en las re-
cuperaciones y traducciones, intralingüísticas y de
La palabra es resulta terriblemente ambigua, y se re- una lengua a otra. Hintikka va incluso a denunciar
quiere gran cuidado para no confundir sus signifi- “el mito contemporáneo de que hay una distinción
cados diferentes. Tenemos 1) el sentido en el que tajante entre el est de la identidad, el est de la predi-
afirma el ser, como en “A es”; 2) el sentido de iden- cación, el est de la existencia, el est de la implicación
tidad; 3) el sentido de predicación, en “A es huma- genérica…” (The Logic of Being, p. 82).
no”; 4) el sentido de “A es un hombre” […], que es
Se observará también que, si es importante des-
muy parecido a la identidad. Además de éstos exis-
pejar y esclarecer las gramáticas (filosófica, lógica,
ten usos menos comunes, como “ser bueno es ser fe-
liz”, donde se quiere significar una relación de aser- teológica) de la palabra ser, la etimología no es aquí
ciones, en realidad, una relación tal que, cuando de gran ayuda por la razón fundamental de que no
existe, da origen a la implicación formal. hay, en ninguna de las lenguas filosóficas de Europa,
Los principios de la matemática, p. 95, n. un verbo ser que sea unitario y homogéneo. Ahora
bien, lo que aquí vale del ser, considerado gramati-
calmente como “verbo”, vale también para el con-
Nadie sueña con objetar esta “terrible” ambigüedad junto del vocabulario ontológico que —como pue-
del ser o del est en las lenguas filosóficas europeas, de observarse a través de los términos de esencia, de
pero se puede: sustancia, de existencia, de subsistencia…— no se
elabora primero en función de algún “étimo” (*es,
1) con Charles Kahn, preguntarse si, por medio de *bhu, *wes), sino en función de los recursos de la
los análisis conceptuales diferenciados, que provie- lengua, en sus múltiples usos (véase Esti).
nen de los esfuerzos de traducción, no habrá cons-
tituido uno de los elementos motores del desa- C. Ser-esencia y acto de ser — “actus essendi”
rrollo lógico, ontológico, teológico de la filosofía Jacques Maritain, por su parte, señalaba otra “am-
occidental: bigüedad” en sus Siete lecciones sobre el ser:

No tengo la intención de entrar en guerra contra la […] el ser presenta dos aspectos: el aspecto esencia
tesis general del relativismo lingüístico, y sobre todo que corresponde ante todo a la primera operación
no quiero negar el hecho de que la unión en un solo del espíritu (la formación de los conceptos está or-
verbo de las funciones predicativa, locativa, existen- denada ante todo a captar, en muchos casos de una
cial y veritativa sea una particularidad asombrosa de manera ciega, las esencias que a su vez son aptitudes
464 | ESENCIA

positivas para existir), y el aspecto existencia, el esse dos’ que son sus operaciones” (véase Acto, y enér-
propiamente dicho que es el término perfectivo de geia [ἐνέργεια], en Fuerza, RECUADRO 1, y en Pra-
las cosas, su acto, su “energía” por excelencia, la ac- xis, RECUADRO 1). Así, la existencia, en el sentido
tualidad suprema de todo cuanto existe. pleno, siempre es “ut exercita, en cuanto ejercida por
Siete lecciones sobre el ser, p. 37. un sujeto, en cuanto poseída” (Maritain, Siete lec-
De esto se hace eco Étienne Gilson en El ser y la ciones sobre el ser, p. 38; cf. también ibid., p. 141:
esencia, al subrayar, él también, este “aspecto existen- “Existir es permanecer y ser tenido fuera de la nada;
cia” del ser que Tomás de Aquino habría aclarado el esse es un acto, una perfección, la última perfec-
por primera vez y sin ambigüedad: ción, una flor brillante en la que descansan todas
las cosas.”).
Que se diga él es, él existe o hay, el sentido es el mis- De este modo, entendido como “acto” o, mejor,
mo. Todas estas fórmulas significan la acción pri- como “acto ejercido”, el ser es actus essendi [acto de
mera que puede ejercer un sujeto. Esta acción es en ser]: lo que hay de más íntimo y de más profundo
efecto primera, porque sin ella no habría sujeto. en lo que sea (Tomás de Aquino, Summa theologi-
El ser y la esencia, pp. 255-256. ca, I, c. 8, a.1, respuesta: “esse autem est illud quod
est magis intimum, et quod profundius omnibus est,
Es como un hecho de lengua (Gilson se refiere aquí cum sit formale respectu omnium quae in re sunt [el
a Ferdinand Brunot, La pensée et le langage. Métho- ser es lo más íntimo de una cosa, lo que más la pe-
de, principes et plan d’une théorie nouvelle du langa- netra, ya que es lo formal de todo lo que hay en la
ge appliquée au français, Masson, 1922 [El pensa- realidad]).”
miento y el lenguaje. Método, principios y plan de una Lo que, por el contrario, ni Maritain ni Gilson pa-
nueva teoría del lenguaje aplicado al francés]), del ra nada presentían es que esta interpretación “exis-
que extrae hábilmente la gramática lógica y metafí- tencialista” del ser, que reconocían generosamente
sica: el verbo es no es una cópula, sino que significa al tomismo, remite a una larga historia, tejida de
“el acto primero en virtud del cual un ser existe, y la traducciones, transposiciones, giros radicales, en la
función principal de los verbos es en ese caso signi- que el neoplatonismo habrá de jugar un papel de-
ficar, no atributos, sino acciones” (p. 256). Y de ese cisivo.
modo Gilson encuentra la definición canónica de
Prisciano: II. “Ser”, “existir”, “existo”
Existo forma parte de los numerosos compuestos
Verbum est pars orationis cum temporibus et modis, de sisto, “detenerse, detener; presentarse, comparecer,
sine casu, agendi vel patiendi significativum. citar a comparecer (delante de un tribunal)”, como
[El verbo es la parte de la oración con tiempos y mo- absisto, “alejarse”, desisto, “abandonar, cesar de…”,
dos, pero sin casos de declinaciones, y con significa- obsisto, “detenerse delante, oponerse”, insisto, “apo-
ción activa o pasiva]. yarse sobre, apretar…”. Exsisto (existo), en su acep-
Institutiones grammaticae, VIII, I, 1; ción clásica, significa entonces “alzarse, elevarse, salir
ed. M. Herz, Leipzig, Teubner, 1865, t.1, p. 369.
de la tierra, surgir”.
Es en este sentido en el que Cicerón lo emplea
Pero Étienne Gilson también encuentra una anti- en De officiis (I, 30, 107): “Ut in corporibus magnae
gua terminología escolástica que tal vez ya le servía dissimilitudines sunt, sic in animis existunt majores
secretamente de hilo conductor desde el inicio. El etiam varietates [(…) como en los cuerpos hay
ser entendido como “verbo de acción”, de “esta ac- grandes desemejanzas (…), mayor es todavía la va-
ción primera que puede ejercer un sujeto”, significa riedad en el espíritu]” (trad. esp. José Guillén, p.
el “existir” como “acto” —“actus exercitus”: “habría 100). O aun Lucrecio, en el De natura rerum (II,
que admitir, anota él (El ser y la esencia, p. 256), la 871): “Quippe videre licet vivos existere vermes / ster-
presencia, en el mismo corazón de lo real, de lo que core de taetro… [Así que vemos del hediondo cieno
en otros tiempos se llamaba ‘actos primos’, es decir nacer gusanos vivos…]” (trad. José Marchena, p.
esos actos de existir en virtud de los cuales cada ser 112).
es, y se desdobla en una multitud de ‘actos segun-
ESENCIA | 465

A. La “existentia” como “ex-sistere” mas; en ese caso, de algún modo tendría que decirse
En el siglo XII se encuentra, en la distinción canó- “insistir” más que “sistir”, esto es, ser inherentes a un
nica de Ricardo de San Víctor (De Trinitate [1148], sujeto. Pero la palabra “sistir” se puede aplicar, en
IV, 12, 937C-983, trad. pp. 252-253), el eco ampli- nuestra opinión, a dos realidades: tanto a lo que de
ficado y transpuesto en el plano metafísico y teoló- alguna manera subsiste como a lo que de ninguna
manera posee el subsistir; tanto a lo que tiene que
gico, de esta primera acepción concreta del verbo
ser sujeto como a lo que de ninguna manera puede
latino exsisto:
ser sujeto. Lo primero es propio de la naturaleza
creada, lo segundo, de la naturaleza increada, pues
Possumus autem sub nomine exsistentiae utramque lo increado se encuentra tan en sí mismo que no
considerationem subintelligere, tam illam scilicet quae puede ser base de otra cosa. Así, el término “sistir”
pertinet ad rationem essentiae, quam scilicet illam vale tanto para la esencia creada como para la in-
quae pertinet ad rationem obtinentiae. Tam illam, in- creada.
quam, in qua quaeritur quale sit de quolibet exsisten- Con respecto al término “existir”, se sobreentien-
ti, quam illam in quae quaeritur unde habeat esse. de no sólo que tenga el ser, sino también que lo ha-
Nomen exsistentiae trahitur verbo quod est exsistere. ya recibido de fuera, esto es, que haya recibido el ser
In verbo sistere notari potest quod pertinent ad consi- de otro. Esto es posible constatarlo porque se trata
derationem unam; similiter per adjunctam praeposi- de un verbo compuesto al que se le ha añadido una
tionem ex notari potest quod pertinet ad aliam. proposición. En efecto, ¿qué es “existir” sino “sistir”
Per id quod dicitur aliquid sistere, primum remo- a partir de alguno, esto es, existir substancialmente a
ventur ea quae non tam habent in se esse quam alicui partir de otro?
inesse, non tam sistere, ut sic dicam, quam insistere, Así pues, este verbo “exsistere” o el sustantivo “ex-
hoc est alicui subiecto inhaerere. Quod autem sistere sistentia” pueden dar a entender lo que se refiere a la
dicitur, ad utrumque se habere videtur et ad id quod naturaleza y lo que se refiere al origen de la cosa”. ]
aliquo modo et ad id quod nullo modo habet subsiste- Ricardo de San Víctor, La Trinidad,
re ; tam ad id videlicet quod oportet quam ad id quod ed. bilingüe E. Otero Pereira, Ediciones
omnino non oportet subjectum esse. Unum enim est Sígueme, Salamanca, 2015, p. 187.
creatae, alterum increatae naturae.
Nam quod increatum est sic consistit in seipso ut
nihil ei insit velut in subiecto. Quod igitur dicitur sis- B. “Existentia”, “existentialitas”
tere tam se habet ad rationem creatae quam increatae Sin duda, hay que esperar a Cándido el Ariano (co-
essentiae. Quod autem dicitur exsistere, subintelligi- nocido gracias a Mario Victorino, hacia 281/291-
tur non solum quod habeat esse, sed etiam aliunde, 361) para que aparezca el femenino singular existen-
hoc est ex aliquo habet esse. Hoc enim intelligi datur tia, acompañado del abstracto existentialitas, mientras
in verbo composito ex adiuncta sibi praepositione. que en Calcidio, en su traducción y comentario del
Quid est enim exsistere nisi ex aliquo sistere, hoc est Timeo, existentia aún es un neutro plural que remi-
substantialiter ex aliquo esse. In uno itaque hoc verbo te a onta [ ντα]: “tría […] autá onta [τρία (…) α τ
exsistere, vel sub uno nomine exsistentiae, datur su- ντα]”, que Calcidio propone por existentia (neutro
bintelligi posse et illam considerationem, quae perti-
plural).
net ad rei qualitatem et illam quae pertinent ad rei
No es pues sino tardíamente (segunda mitad del
originem.
siglo IV), y luego de una serie de traducciones,
[La palabra existencia puede ser considerada desde
cuando el término recibe sus cartas de nobleza filosó-
dos puntos de vista: la que se refiere a la esencia y la
que se refiere a su obtención; tanto la que investiga
fica en el contexto latino de la teología trinitaria: en
en todo ser existente qué es, como la que investiga Mario Victorino, en efecto, el término sirve de tra-
de dónde ha recibido el ser. La palabra existencia de- ducción a hýparxis [ παρξις], a diferencia de subs-
riva del verbo existir. En ella puede constatarse que tantia que traduce ousía [ο σία], mientras que sub-
el verbo sistir se refiere a la primera consideración; sistencia está reservado a la traducción de hypóstasis
de manera semejante se puede afirmar que, al aña- [ πόστασις].
dir la preposición “ex”, el verbo “sistir” pasa a refe- La diferencia fundamental en las acepciones del
rirse a la segunda consideración. Cuando se emplea ser es entonces aquella que se dibuja, como respues-
el verbo “sistir” en primer lugar, se descartan las rea- ta al griego hýparxis-ousía, entre existentia y subs-
lidades cuyo ser está más en otro que en ellas mis- tantia:
466 | ESENCIA

Multo magis autem differt existentia a substantia, quo- según Moisés, § 170-171, p. 157) que Moisés, por su
niam existentia ipsum esse est, et solum est, et non in relato de la creación, nos ha enseñado “que lo divi-
alio non esse, sed ipsum unum et solum esse; substantia no es y existe (hoti esti to theion kai hyparkhei [ τι
vero non solum habet esse, sed et quale et aliquid esse. ἔστι τ θεῖον κα πάρχει])”, especifica la importan-
[Hay una gran diferencia entre la existencia y la sus- cia de esta enseñanza que fue transmitida “por los
tancia, porque la existencia es el mismo y solo ser, ateos, de los que unos dudan y argumentan de ma-
no es no-ser en otro, sino el mismo ser, uno y solo; nera ambigua acerca de su existencia (…). [δι το ς
mientras que la sustancia no tiene solamente el ser, ἀθέους, ν οἱ μ ν ἐνεδοίασαν ἐπαμφοτερίσαντες περ
sino también las cualidades y algún ser.]
τ ς πάρξεως α τοῦ (…)]”.
Candidi Epistola, 2, 18-22, en Mario Victorino,
Traités théologiques sur la trinité. Como lo subraya acertadamente John Glucker
(“The Origin of πάρχω and παρξις as Philosophi-
cal Terms”, en F. Romano y D. P. Taormina (eds.),
C. “Quid”–“Quod” (“was”–“daß”) Hyparxis e Hypostasis nel neoplatonismo, pp. 1-23),
Pero sería una equivocación ver allí una simple tra- la invención de Filón presupone una distinción
ducción, susceptible de abrir una posibilidad de “re- bien definida entre la ousía, la esencia de alguna co-
troversión”, tal como la oposición “muy conocida” sa, lo que ella es —o, mejor, “lo que es ser x”—, y la
de la esencia y de la existencia, y se tendrá cuidado, hýparxis. Tratándose de Dios o de la divinidad, está
en contra de Suzanne Mansion (“Le rôle de la con- claro que su “esencia” es inaccesible al hombre (aka-
naissance de l’existence dans la science aristotélicien- táleptos anthropo[ἀκατάληπτος ἀνθρώπ ]): éste sólo
ne”, pp. 183-203, [“El papel del conocimiento de la puede, en el mejor de los casos, reconocer su po-
existencia en la ciencia aristotélica”]), de superponer tencia o sus “poderes” (dynameis [δυνάμεις]), que le
sin más la “distinción muy conocida” a las pregun- revelan su providencia y su “existencia” (hýparxis).
tas aristotélicas: tí esti? ei esti? [τί ἐστι εἰ ἔστι]. Dejando aquí de lado las arduas discusiones res-
En efecto, una cosa es saber de una cosa to tí esti pecto a la interpretación de los términos hýparxis-
[τ τί ἐστι], el “lo que es” o, mejor, to tí en einai [τ τί hyparkhein [ πάρχειν] o, mejor, a la oposición de los
ν εἶναι], el “lo que es ser para x”, la “quididad” (véa- dos modos de ser definidos respectivamente por
se To tí en einai), y otra es saber qué es (hoti estin el hyparkhein y el hyphestekenai [ φεστηκέναι] (cf.
[ τι ἔστιν]), qué es el caso (daß), la “quodidad”: P. Hadot, “Zur Vorgeschichte des Begriffs ‘Existenz’,
υπαρχειν bei den Stoikern”), nos detendremos sólo
ἀνάγκη γ ρ τ ν εἰδότα τ τί ἐστιν νθρωπος λλο en la distinción establecida en el neoplatonismo ya
τιοῦν, εἰδέναι κα τι ἔστιν τ γ ρ μ ν ο δε ς οἶδεν τι que es ella la que encabeza las principales decisiones
ἐστίν, ἀλλ τί μ ν σημαίνει λόγος τ νομα, ταν εἴ de traducción que aquí nos interesan: la oposición
πω τραγέλαφος, τί δ ἐστ τραγέλαφος ἀδύνατον εἰδέναι entre hýparxis, la existencia, asociada al ser pura y
τ δ τί ἐστιν νθρωπος κα τ εἶναι νθρωπον λλο simplemente (to einai monon [τ εἶναι μόνον]), por
[Pues es necesario que el que sabe qué es el hombre, un lado, y ousía-substantia (to on [τ ν]), por el otro.
o cualquier otra cosa, sepa también que es (en efecto,
lo que no es no sabe nadie qué es, aunque el enun- E. La existencia como “ipsum et solum esse”
ciado o el nombre signifiquen algo, <como> cuan-
Es en este contexto en el que, en Mario Victorino,
do digo ciervo-cabrío, pero es imposible saber qué es
un ciervo-cabrío). […] qué es el hombre y <el hecho
existentia, como traducción de hýparxis, designa al
de> que el hombre sea son cosas distintas. ser, sin determinación, que aún no es ni sujeto ni pre-
Analíticos segundos, II, 7, 92b 4-11; dicado, a diferencia del ente determinado (Adver-
pp. 404-405. sus Arium, I, 30, 21-26; Candidi Epistola I, 2, 19-24).
Como muy bien señala Pierre Hadot (Porphyre
et Victorinus, t. 1, p. 269): “En Victorino y en la car-
D. “Hýparxis”–“ousía” ta de Cándido, la existencia es el ser aún indetermi-
Parece que el primero en utilizar el sustantivo hý- nado, el ser puro, considerado sin calificación, sin
parxis, testimoniado en los Setenta, es Filón de Ale- sujeto y sin predicado; la sustancia, por el contra-
jandría (ca. 20 a.C.-41 d.C.): después de haber ano- rio, es el ser calificado y determinado, el ser de algo
tado en el De opificio mundi (La creación del mundo y que es algo.”
ESENCIA | 467

Exsistentiam quidem et exsistentialitatem, praeexsis- F. La “entidad desnuda”


tentem subsistentiam sine accidentibus, puris et solis Es necesario señalar que quien siglos más tarde in-
ipsis quae sunt in eo quod est solum esse, quod subsis- troduce por primera vez, parece ser, en su uso “téc-
tunt; substantiam autem, subiectum cum his omni- nico” en francés, la palabra existencia, la remitirá tam-
bus quae sunt accidentia in ipsa inseparabiliter exis- bién, si no al esse solum (to einai monon), por lo
tentibus.
menos a la “entidad desnuda”:
[Los filósofos definen la existencia y la existenciali-
dad como el fundamento inicial preexistente a la Es cierto pues que hay una diferencia notable entre
cosa misma, sin sus accidentes, de modo que existen la existencia y la esencia de las cosas. Pero para en-
primero, pura y simplemente, las únicas realidades tenderlo mejor es necesario observar que en nuestra
que constituyen su ser puro, sin añadidura, en tanto lengua francesa no tenemos un término que respon-
que son llamadas a subsistir; ellos definen la sustan- da enérgicamente al latín existentia, que significa la
cia como el sujeto considerado con todos los acci- entidad desnuda, el simple y desnudo ser de las co-
dentes que son inseparablemente inherentes a la sas, sin considerar ningún orden o rango que ellas
sustancia]. tienen con las otras. Pero la palabra essentia, que po-
Mario Victorino, Adversus Arium, I, 30, 21. demos decir esencia, marca la naturaleza de la cosa,
y de este modo qué orden y rango debe tener entre
las otras cosas. Por ejemplo, cuando digo que el
Exsistentia ipsum esse est et solum esse, et non in alio hombre es, es lo mismo que decir que tiene su acto,
esse aut subiectum alterius, sed unum et solum ipsum que es ahora: y allí marco nada más que su entidad
esse, substantia autem non esse solum habet, sed et desnuda y simple existencia. Pero cuando digo que
quale aliquid esse. Subiacet enim in se positis qualita- el hombre es un animal racional, despliego y mani-
tibus et idcirco dicitur subiectum. fiesto toda su esencia y naturaleza, atribuyéndole su
[La existencia difiere de la sustancia, porque la exis- género y su diferencia es fácil ver que está en el orden
tencia es el ser en sí, el ser sin añadidura, el ser en sí de la categoría de sustancia bajo el género animal.
uno y solo, mientras que la sustancia no sólo tiene al Scipion Dupleix [1569-1661], La métaphysique.
ser sin añadidura, sino que tiene también al ser-algo
•VÉASE EL RECUADRO 1
calificado. Pues ella es subyacente a las cualidades
que están en ella, y es por ello que se la llama sujeto].
Candidi Epistola I, 2, 19-23.

Recuadro 1 › La “metafísica” de Porfirio: el ser-acto sin sujeto


principio, sincategorema Como señala claramente Pierre Hadot, más phyre et Victorinus, t. 1, p. 270). “[…] pue-
que de hýparxis, “existencia”, aquí habría de decirse que la sustancia preexiste a sí
Esta misma distinción hýparxis-ousía tam- que hablar de “preexistencia”. Hýparxis, en misma en la existencia, que es su estado de
bién corresponde al uso de Damascio (462- su simplicidad, remite al Uno, anterior a la unidad y de simplicidad trascendentes.”
538). Damascio comprende hýp-arxis [ π composición de la “substancia” (Traité des Para comprender la emergencia y el buen
αρξις], jugando con la etimología, como premiers principes, t. 2, 76. 22-77, 1). éxito de las traducciones devenidas usuales
“primer comienzo, presuposición, funda- Tal es, en efecto, la tesis que ilumina la —existencia / esencia-sustancia—, es ne-
mento de la substancia”: definición de la existencia que da Victorino: cesario formular la hipótesis de un cambio
“praeexistens subsistentia” (Adversus Arium, radical, operado por el neoplatonismo en
παρξις, ς δηλοῖ τ νομα, τ ν I, 30, 22) —lo que Pierre Hadot traduce co- general, y más particularmente por la “me-
πρώτην ἀρχ ν δηλοῖ τ ς ποστάσεως mo “fundamento inicial preexistente a la tafísica” de Porfirio, en la distinción y en la
κάστης, ο όν τινα θεμέλιον ο ον cosa misma” (trad. fr. citada, p. 274). Acá jerarquización estoicas: para los estoicos,
ἔδαφος προ ποτιθέμενον τ ς λης κα
se impone la retroversión: proypárkhousa el ente, to on [τ ν], to einai [τ εἶναι]
τ ς πάσης ἐποικοδομήσεως
hypóstasis [προ πάρχουσα πόστασις] (habitualmente se traduce: la existencia, el
[Hýparxis, como indica su nombre, de- (Dubitationes et solutiones, § 34, t. 1, p. 66, existir), remite a la plenitud ontológica de
signa el primer principio de cada hypós-
22 = Traité des premiers principes, t. 1, p. aquello que está realmente presente, como
tasis; es como una base o como un fun-
damento anteriormente colocado bajo la
100, 13-14). Y P. Hadot comenta: “Es el un cuerpo; mientras que hýparxis, hyphis-
totalidad de la superestructura y bajo to- ‘Uno’ de cada cosa, su existencia, el estado tanai [ φιστάναι] (habitualmente se tra-
da superestructura]. según el cual la sustancia es aún ser puro, duce: la subsistencia, el subsistir), no desig-
Dubitationes et solutiones, §121. no determinado y no desplegado” (Por- na sino una realidad segunda, aquella que era
468 | ESENCIA

del orden de lo incorporal, característica de gos— que Michel Psellos (siglo xi) para- ρα δ μ κα αἰνισσομέν ἔοικεν
lo predicado, de lo temporal, de lo aconte- frasea el primer pasaje citado: “ο δ γ ρ λάτων, τι τ ν τ ἐπέκεινα ο σίας
cimental (cf. P. Hadot, ibid., t. 1, p. 489). σημεῖά ἐστι τοῦ πράγματος τ ήματα κα ντος ν μ ν ο κ ἔστιν ο δ ο σία
τοῦ πάρχειν, μ πάρχειν [en efec- ο δ ἐνέργεια, ἐνεργεῖ δ μ λλον κα
Así, la originalidad de Porfirio, no tanto
to, los verbos ‘ser / existir’, ‘no ser / no α τ τ ἐνεργεῖν καθαρόν, στε κα
respecto a Plotino como al estoicismo, ha-
existir’ no son indicios de una cosa]” [Pa- α τ τ εἶναι τ πρ τοῦ ντος ο με
brá consistido, en el plano ontológico, en raphrasis, fol. M. II°, 13, citado en Aristó- τασχ ν τ ν λλο ἐξ α τοῦ ἔχει ἐκκ
rechazar la distinción einai-hyphistanai, y teles, Perí hermeneias, trad. al. y com. H. λίνομενον τ εἶναι, περ ἐστ μετέχειν
en identificar la hýparxis con el “ser puro y Weidemann, p. 184]. ντος στε διττ ν τ εἶναι, τ μ ν
simple [εἶναι μόνον]”; lo que también equi- προ πάρχει τοῦ ντος, τ δ ἐπάγεται
vale, esta vez en contra de Aristóteles, a Por ello P. Hadot puede aún señalar sinté- ἐκ τοῦ ντος τοῦ ἐπέκεινα ν ς τοῦ
tratar el verbo ser como un verbo plena- ticamente: “No hay, en la ontología por- εἶναι ντος τ ἀπόλυτον κα σπερ
mente significante, y no sólo “cosignifican- ἰδέα τοῦ ντος, ο μετασχ ν λλο τι
firiana, distinción entre la existencia y la
ν γέγονεν, σύ υγον τ ἀπ α τοῦ
te”, en su función de cópula, como un ver- esencia. El ser es indisolublemente acto e ἐπιφερόμενον εἶναι ς εἰ νοήσειας
bo esencialmente activo, que dice pura y idea. La oposición fundamental es aquí λευκ ν εἶναι
propiamente la actividad de “ser”, ousía- aquella que se establece entre el ser, el ac-
[Ve pues si Platón no se parece a alguien
enérgeia [ἐνέργεια], aquella de la esencia to sin sujeto, y el ente, que es el primer su- que deja entender una enseñanza ocul-
pura, considerada en su más grande inde- jeto, la primera forma resultante del ser” ta: pues el Uno, que está más allá de la
terminación. El cambio es completo en re- (Porphyre et Victorinus, t. 1, p. 490). sustancia y del Ente, no es ni Ente, ni sus-
lación con la tesis aristotélica del De inter- Si se acepta, como aquí hacemos, la atri- tancia, ni acto, sino más bien él actúa y
pretatione: bución a Porfirio (232-301) del “fragmen- es él mismo la acción pura, de suerte que
to de Turín”, editado por primera vez por él mismo es el Ser, aquel que es anterior
ο γ ρ τ εἶναι μ εἶναι σημεῖόν ἐστι Kroll en 1892 y considerado por P. Hadot al Ente. Al participar en este Ser, el se-
τοῦ πράγματος, ο δ ἐ ν τ ν εἴπ ς ι como un comentario del Parménides (cf. gundo Uno recibe de este Ser un ser de-
λόν α τ μ ν γ ρ ο δέν ἐστιν, προσσ rivado: esto es “participar del Ente”. Así
“Fragments d’un commentaire de Porphy-
ημαίνει δ σύνθεσίν τινα (…). el ser es doble: el primero preexiste al en-
re sur le Parménide”, en P. Hadot, Plotin, te, el segundo es producido por el Uno,
[en efecto, ni siquiera ser o no ser es sig-
Porphyre. Études néoplatoniciennes, p. 281 que está más allá del Ente, y que es él
no de la cosa real, por más que diga lo
ss.), es necesario subrayar, en efecto, la au- mismo el Ser, en el sentido absoluto, y de
que es a secas. En sí mismo, en efecto, no
es nada, sino que cosignifica una cierta dacia de su autor quien, al adoptar una po- alguna manera la idea del Ente. Al parti-
composición (...)] sición resueltamente no plotineana, identi- cipar en este Ser, otro Uno fue engen-
Sobre la fica el Uno puramente Uno con el ser. Una drado al que le es acoplado el ser que es
interpretación, op. cit., 16b 21-24. identificación sin duda inadmisible para producido por este Ser. Es como si se
Plotino (204-270), pero que implicó tam- pensara “ser-blanco”]
Cf. también Analíticos segundos, Libro II, trad. fr. P. Hadot, en Porphyre
bién una profunda redefinición del ser (to
7, 92b 13-14: “τ δ εἶναι ο κ ο σία ο et Victorinus, t. 2, p. 104,
einai [τ εἶναι] = to energéin [τ ἐνερ 22-106, 35.
δενί [el ser no es la entidad de nada].”
γεῖν]), entendido en un sentido activo y ri-
Señalemos —y el punto es revelador del
gurosamente distinguido del ente. Recor-
cambio de sentido de los términos grie-
demos el pasaje clave de ese fragmento:

G. “Existir”: ser fuera de sus causas y de la tian Wolff (1679-1754), Gil de Roma (1247-1316)
nada – ser creado —el mismo que, después de Tomás de Aquino, in-
En sentido estricto, no le corresponde a Dios la troduce por primera vez la distinción explícita de la
existencia —aunque le suceda a Anselmo (1033- esencia y de la existencia—, un “complemento” de
1109) concluir así el capítulo 2 de su Proslogion: la esencia (cf. sobre este punto el “dossier” estable-
“Existit ergo procul dubio aliquid quo magis cogitari cido por Alain de Libera y Cyrille Michon en To-
non valet, et in intellectu et in re [En consecuencia, más de Aquino, Dietrich de Freiberg, L’Être et l’Es-
tanto en la inteligencia como en la realidad, existe, sence. Le vocabulaire médiéval de l’ontologie, pp.
a no dudarlo, un ente tal que nada mayor puede ser 207-244).
concebido]”, Proslogion, trad. esp. Beatriz Maas, p.
27—, sino a la criatura, de quien es casi redundante quaelibet res est ens per essentiam suam; tamen quia
afirmar que existe. Antes de existir, ella no tiene más essentia rei creatae non dicit actum completum sed est
que un ser de esencia (esse essentiae), del orden de in potentia ad esse, ideo non sufficit essentia ad hoc
lo posible y que traiciona, más o menos, una “ap- quod res actu existat nisi ei superaddatur aliquod esse
titudo ad existendum”, una “exigencia de existencia”. quod est essentiae actus et complementum. Existunt
ergo res per esse superadditum essentiae vel naturae.
Ésta es, como había señalado, mucho antes de Chris-
ESENCIA | 469

Patet itaque quomodo differat ens per se acceptum et lo universal una razón para la restricción a ciertos
existens. posibles. — Y así puede decirse que todo posible ES
[cualquier cosa es ente por su esencia; sin embargo, EXISTIDERO, a saber, en cuanto se funda en un ente
porque la esencia de la cosa creada no expresa un necesario existente en acto, sin el cual no hay ningu-
acto completo, sino que está en potencia con respec- na vía para que lo posible llegue al acto.]
to al ser, la esencia no es suficiente para que la cosa Leibniz, “Resumen de metafísica” en Escritos
filosóficos, trad. esp. Roberto Torretti, pp. 501-502.
exista actualmente, si no le es agregado algún ser, que
es el acto y el complemento de la esencia. Las cosas
existen, pues, gracias a un ser agregado a la esencia
III. “Essentia”, “ousía” – “essentia” – “substantia”:
o a la naturaleza. Por lo que se ve claramente cómo
difieren el ente, entendido para sí, y el existente.] “esencia”, “entidad”, “entitas”, “entity”,
Theoremata de esse et essentia, XIII. “Seiendheit”, “étance”, “e(s)tance”, “étantité”

A. ¿De un calco “ousía” – “essentia”?


Lo que existe, ex-siste entonces, referido, como lo Charles Kahn estableció claramente, a partir de un
indicaba Ricardo de San Víctor, a un origen (origo), abundante material documental, que el término
a un ex…; lo que existe, como lo repetirán con in- ousía, documentado desde la época de Heródoto,
sistencia Tomás de Vio [Cayetano] (1469-1534) y remite siempre a los compuestos (presentes en Es-
Suárez (1548-1617), existe “extra suas causas et ex- quilo, por ejemplo) parousía-apousía [παρουσία ἀ
tra nihilum [fuera de sus causas y fuera de la nada]” πουσία], “presencia-ausencia”. Agreguemos que es-
F. Suárez, Disputationes metaphysicae, disp. XXXI, ta acepción, fundamentalmente temporal, es la que
sect. 12, n. 1 (trad. esp. S. Rabade Romeo, S. Caba- constituye la unidad del término para designar, en
llero Sánchez y A. Puigcerver Zanon, p. 150); “id su sentido corriente, el “bien”, la “propiedad”, el
quod realiter existit extra causas suas est ens reale “fondo” (cf. al. Anwesen) y, en su sentido filosófico,
[únicamente es ente real el que existe realmente para decir la “esencia” de algo, es decir, “lo que la
fuera de su causa ]”, Cayetano, De ente et essentia D. cosa es” y “la cosa que es”; cf. Fedón, 78c-d, donde
Thomae Aquinatis Commentaria, IV, 59, p. 92 (trad. ousía es sin duda aquello en lo que hay logos, aque-
Juan David García Bacca, Universidad Central de llo de lo que hay que dar cuenta como tal, pero tam-
Venezuela, Caracas, 1974, p. 123). Es por ello que bién el ente (to on), incluso el conjunto de los seres
también se puede decir, junto con Leibniz, quien (pases […] ousías, República, 486a), y aquello que
forja el término, que Dios es “existentificans”, y, de precisamente es la cosa (autó hékaston ho esti [α τ
las esencias posibles, se dirá que comportan un καστον ἐστι]), cada cosa que es, en ella misma, más
“existurire”, una existencia aún por venir y por con- allá de sus múltiples aspectos, sus apariencias; y
firmar. Lo posible lleva en él su propia futurición: más allá de las diferentes afecciones (pathe [πάθη])
que le pueden advenir, desde fuera, por ejemplo.
Est ergo causa cur Existentia praevalet Non-Existen-
tiae, seu Ens necessarium est EXISTENTIFICANS. — 1) Como se sabe, Aristóteles distingue, en el co-
Sed quae causa facit ut aliquid existat, seu ut possibi- mienzo del tratado de las Categorías, dos acepcio-
litas exigat existentiam, facit etiam ut omne possibile nes de ousía: la esencia primera como “individuo
habeat conatum ad Existentiam, cum ratio restrictio- [tode ti (τόδε τι)]” (“entidad, la así llamada con más
nis ad certa possibilia in universali reperiri non possit.
propiedad, más primariamente y en más alto gra-
— Itaque dici potest Omne possibile EXISTITURIRE,
do, es aquella que ni se dice de un sujeto, ni está en
prout scilicet fundatur in Ente necessario actu existen-
te, sine quo nulla est via qua possibile perveniret ad un sujeto, v.g.: el hombre individual o el caballo in-
actum. dividual”), la esencia segunda como “especies” o
[Es, por lo tanto, la causa de que la existencia preva-
“género” (“se llaman entidades secundarias las es-
lezca sobre la no existencia; o sea que el ente necesa- pecies a las que pertenecen las entidades primaria-
rio es EXISTENTIFICANTE. — Pero la causa que hace mente así llamadas, tanto esas especies como sus
que algo exista, esto es, que la posibilidad exija la géneros”, trad. esp. M. Candel Sanmartín, p. 34).
existencia, hace también que todo posible tenga una Acerca de la definición de ousía prote, véase Sujet,
tendencia a existir ya que no puede encontrarse en RECUADRO 1. Una de las dificultades clásicas de la
470 | ESENCIA

exégesis aristotélica, en la que aquí no nos detendre- ducción no es menos dura que aquella essentia (esen-
mos, tiene que ver con que en las otras partes del cia) y queentia (posibilidad) de Plauto, y ni siquiera
corpus, y en particular en el libro Z de la Metafísica, es apropiada].
capítulo 3, Aristóteles recusa como “insuficiente” la Marco F. Quintiliano, Sobre la enseñanza
de la oratoria, Carlos G. Hortet, UNAM, México,
identificación de ousía a la sujetualidad (hypokéi- 2006, libro II, 14, 1-2 (pp. 160-161).
menon: “aquello de lo cual se dicen las demás co-
sas”), y que define en términos de forma (morphé Respecto a este último término, queentia, bastante
[μορφή], eidos [εἶδος]) la esencia primera: “εἶδος δ oscuro, observemos que podemos tener la tentación
λέγω τ τί ν εἶναι κα τ ν πρώτην ο σία [llamo eidos de seguir la corrección de un manuscrito: atque en-
(especie, forma), a la “quididad”, es decir a la esen- tia. Cf. también De institutione oratoria (III, 6, 23):
cia primera]” (véase Quididad, Species). “Ac primum Aristoteles elementa decem consituit […]
2) Si los romanos buscaron un calco culto para ο σίαν quam Plautus “essentiam” vocat [En primer
restituir en su lengua la ousía griega es, se pensará, lugar, Aristóteles estableció diez categorías: […]
essentia o entia (no confirmado) que debió llegar primero, la ousía que Plauto llama essentia (esen-
espontáneamente bajo su pluma; hipótesis confir- cia)]” (Marco F. Quintiliano, Sobre la enseñanza de
mada, por otro lado, por una carta de Séneca (2-66 la oratoria, III, 6, 23).
d.C.) (Epístolas, 58, 6) atribuyendo la paternidad del b) Agustín, que introduce definitivamente en el
primer término a Cicerón (106-43 a.C.). Sin em- uso de la lengua latina el término essentia a finales
bargo, esta atribución plantea una dificultad, no del siglo IV, nunca deja de recordar que se trata de
solamente porque el término no se lee en ningún una palabra nueva (novo quidem nomine), aún des-
lugar en las obras de Cicerón que fueron conserva- conocida por los autores más antiguos (cf. De mo-
das —ni siquiera en los fragmentos de su traduc- ribus Manichaeorum, 2, 2, 2; De civitate Dei, XII, 2).
ción del Timeo, donde la ousía platónica se traduce Sin duda, se pueden detectar algunas apariciones
de múltiples maneras pero jamás por essentia—, pe- de essentia en los textos conservados, entre Quinti-
ro sobre todo porque otros dos testigos importan- liano y Agustín. Pero en todos los casos la acepción
tes la contradicen, Quintiliano (35-100 d.C.) y del término permanece aún bastante indetermina-
Agustín (354-430). da, lo que traiciona, por ejemplo, la vacilación casi
a) Quintiliano atribuye, en efecto, la creación del constante entre substantia y essentia, o bien se incli-
término a un cierto Sergius Plautus, autor a decir ver- na de modo más o menos claro hacia el sentido es-
dad bastante mal conocido, que perteneció a la co- pecíficamente agustiniano del término, sobre el que
rriente estoica alrededor del siglo I d.C. (De institu- volveremos.
tione oratoria, II, 14, 1-2). Quintiliano evoca en ese
pasaje las diferentes traducciones que fueron pro- B. ¿“Essentia” y / o “substantia”? El cuerpo de la
puestas del griego rhetoriké [ ητορική] (oratoria, sustancia
oratrix), y después continúa con una observación
más general: 1. Un léxico complejo (Apuleyo)
La palabra essentia aparece principalmente con Apu-
Quos equidem non fraudaverim debita laude quod leyo (segunda mitad del siglo II), en quien se encuen-
copiam Romani sermonis augere temptarint. Sed non tra, pareciera que de modo indiferente, essentia y
omina no ducentes ex Graeco secuntur, sicut ne illos substantia para traducir la ousía platónica. Pero en
quidem quotiens utique suis verbis signare nostra vo- realidad, las cosas son un poco más complejas: en
luerunt. Et haec interpretatio non minus dura est su De Platone, por ejemplo, Apuleyo pone explíci-
quam illa Plauti “essentia” et “queentia”, sed ne pro-
tamente la equivalencia ousía = essentia: “ο σίας,
pria quidem.
quas essentias dicimus”; pero es para sustituirla, des-
[A éstos no pienso regatear el debido reconocimien- de el párrafo siguiente, por el término de substantia.
to por haber tratado de enriquecer la lengua romana.
Apuleyo propone su traducción de ousíai [ο σίαι]
Pero no todo lo que traducimos del griego es acep-
tado, igual que cuando aquéllos tratan de asignar a
por essentiae en un desarrollo en el que, siguiendo
sus palabras el significado de las nuestras. Esta tra- la distinción platónica más clásica, opone dos tipos
de realidad diferentes y dos modos de ser corres-
ESENCIA | 471

pondientes: “dos clases de seres (dýo eide ton onton —la realidad que puede caer bajo los sentidos—, el
[δύο εἴδη τ ν ντων])” (Fedón, 79a 6): la esencia término de substantia viene, efectivamente, a com-
propiamente dicha, tal como se ofrece a la pura mi- pletar la esencia, y después la sustituye:
rada del espíritu y se deja concebir por la sola cogi-
tatio, y la realidad sensible que no es sino su som- Et primae substantiae vel essentiae primum deum es-
bra y su imagen (umbra e imago). se et mentem formasque rerum et animam ; secundas
substantias, omnia quae ab substantiae superioris
σίας, quas essentias dicimus, duas esse ait, per quas exemplo originem ducunt, quae mutari et converti
cuncta gignantur mundusque ipse; quarum una cogi- possunt, labentia et ad instar fluminum profuga.
tatione sola concipitur, altera sensibus subiuici potest. [De la primera sustancia o esencia está constituido
Sed illa, quae mentis oculis conprehenditur, semper et en primer lugar Dios, la inteligencia, las formas de
eodem modo et sui par ac similis invenitur, ut quae las cosas y el alma; de la segunda sustancia, todo lo
vere sit ; at enim altera opinione sensibili et irrationa- que recibe una forma, lo que es engendrado y lo que
bili aestimanda est, quam nasci et interire ait. Et sicut se origina a partir del modelo de la primera sustan-
superior vere esse memoratur, hanc non esse vere pos- cia, lo que puede cambiar y transformarse, lo que se
sumus dicere. desliza y huye como el agua de los ríos].
[Él (Platón) añade que hay dos ο σίαι que nosotros Platón y su doctrina, ibid., p. 132.
llamamos “esencias”, por las cuales se engendran to-
das las cosas y el propio mundo; de éstas, una sólo se
concibe con el pensamiento, la otra puede someter- Algunos párrafos más arriba, Apuleyo había expues-
se a los sentidos. Pero la que se capta con los ojos del to la enseñanza del Timeo relativa a la materia: es lo
espíritu siempre se encuentra del mismo modo, igual que precede a los primeros principios y a los ele-
y semejante a sí misma, puesto que es la que existe mentos más simples (agua, fuego, etc.), a título de
de verdad; por su parte, la otra, de la cual dice que materia primera:
nace y muere, puede ser valorada por la percepción
sensible e irracional. Y del mismo modo que de la Materiam vero inprocreabilem incorruptamque com-
primera señala que existe de verdad, de esta segun- memorat, non ignem neque aquam nec aliud de prin-
da no podemos decir que exista realmente.] cipiis et absolutis elementis esse, sed ex omnibus pri-
Platón y su doctrina, en Obra filosófica, p. 131. mam, figurarum capacem, fictionique subiectam.
[De la materia señala que no puede ser creada ni
La oposición central aquí es la de un vere esse y de destruida, que no es fuego, ni agua, ni ningún otro
un non esse vere, y sólo la “esencia” inteligible merece de los principios ni de los elementos simples, pero
entonces plenamente el título de essentia, en nom- que de todos es la primera, capaz de recibir formas
y susceptible de ser modelada.]
bre de su identidad y su permanencia: “semper et
Platón y su doctrina, ibid., p. 130.
eodem modo et sui par ac similis […] ut quae vere sit
[siempre se encuentra del mismo modo, igual y se-
mejante a sí misma]”. La materia precede a todo el resto, en la medida en
En tal contexto, la traducción de ousía por essen- que es capaz, en última instancia, de recibir figuras.
tia se imponía inmediata y casi necesariamente. Tra- No es casi nada, ni siquiera un cuerpo, pero tampo-
ducir por substantia obligaría, en efecto, a decir que co es incorpórea: “sine corpore vero esse non potest
no es sustancia, propiamente hablando o realmen- dicere, quod nihil incorporale corpus exhibeat [<Pla-
te, aquello que puede someterse a los sentidos a tí- tón> tampoco puede decir que carezca de cuerpo,
tulo de sujeto (sensibus subjici potest), lo que iría ma- puesto que nada incorpóreo presenta un cuerpo”
nifiestamente contra el espíritu mismo de la lengua. (= no puede producir un cuerpo)], Platón y su doc-
Pero Apuleyo no duda en recurrir al léxico de la sus- trina, ibid., p. 131. El estatus de la materia es por
tancialidad desde el momento en que busca expli- ello esencialmente ambiguo, puesto que ésta, no te-
citar la “esencialidad” de esta esencia inteligible que niendo la evidencia insigne del cuerpo y no cayen-
es realmente. El deslizamiento primero se opera a fa- do bajo los sentidos, tampoco forma parte de las
vor del examen del segundo tipo de ousía. Cuando muchas cosas que sólo el pensamiento percibe (ea
Apuleyo aborda esta “esencia” que no es realmente cogitationibus videri), es decir, de las muchas cosas
472 | ESENCIA

que no tienen la subsistencia, la solidez o la estabi- oposición a todo lo que está desprovisto de un tal
lidad propias del cuerpo (quae substantiam non ha- sustrato corporal, es decir del subesse propio al cuer-
bent corporum). El vínculo substantia-corpus aquí po por oposición a estas cosas “quae substantiam
es capital. no habent corporum [que no tienen la sustancia de
Así, cuando Apuleyo quiere subrayar el paren- los cuerpos]”, como dirá Apuleyo, desarrollando
tesco ousía-einai, habla de essentia —lo que es de plenamente la lógica de la expresión.
verdad—, pero al entender el término griego como
designando el modo de ser (privilegiado en otro 2. “Substantia a substare” (Séneca)
sentido) de lo que es corporal o sensible, es natural- El latín substantia, forjado sobre substare (verbo com-
mente el concepto de sustancia que se le impone. probado), se lee por primera vez bajo la pluma de
Ser, en este caso, puede entenderse unívocamente Séneca. Este testimonio, relativamente tardío, es en
como substantiam habere, “tener sustancia”, es de- sí mismo asombroso, si se piensa por ejemplo en la
cir, tener un cuerpo, tener cuerpo, ser sólido y esta- multitud de compuestos en -antia, forjados a partir
ble. En este mismo horizonte semántico, Apuleyo de stare (circumstantia, constantia, distantia, ins-
puede plantear la tesis que será directriz: “Quod nul- tantia, praestantia, etc.). No se puede, sin embargo,
lam substantiam habet, non est [Lo que no tiene nin- extraer un argumento de este silencio de los textos
guna sustancia, no existe]” (Apuleyo, “La interpre- para concluir que es una creación original de Séne-
tación”, 3, 267, en Apuleyo, Obras filosóficas, Madrid, ca y, de hecho, cuando la palabra aparece bajo su
Gredos, 2011, p. 257). pluma, jamás requiere, a diferencia de essentia, ex-
Se acercará este pasaje del De Platone, consagra- plicación o justificación particulares. El término es
do a la materia, a la distinción establecida por Cice- manifiestamente una palabra de la lengua corrien-
rón en sus Tópicos entre las cosas que son y las que te, incluso si, en Séneca, aparece en contextos muy
solamente son inteligibles (earum rerum quae sunt determinados en los que generalmente es fácil reco-
[…], earum quae intelliguntur): nocer una conceptualización estoica subyacente. Se
puede leer, por ejemplo en las Quaestiones naturales,
Esse ea dico quae cerni tangive possunt, ut fundum, a propósito del arcoíris:
aedes, parietem, stillicidium, mancipium, pecudem,
suppellectilem, penus et cetera… Non esse rursus ea Non est ergo propria in ista nube substantia nec cor-
dico quae tangi demonstrarive non possunt, cerni ta- pus est sed mendacium, sine re similitudo.
men animo atque intelligi possunt, ut si ususcapionem,
[Por lo tanto, no existe en esa nube una sustancia
si tutelam, si gentem, si agnationem definias, quarum
propia, ni cuerpo, sino una ilusión, una apariencia
rerum nullum subest corpus, est tamen quaedam con-
carente de realidad.]
formatio insita et impressa intelligentia, quam notio-
Cuestiones naturales, Libro I, 6, 4, p. 33 [trad. mod.].
nem voco.
[Digo que son, las que pueden discernirse y tocarse,
como el fundo, la casa; la pared, la gotera; el esclavo, la
Acá se reconoce sin dificultad, por medio de la opo-
res; el utensilio, la despensa; etcétera… Por otra par- sición que instituye Séneca entre propia substantia
te, digo que no son las que no pueden tocarse o demos- y mendacium, o aun entre res y similitudo, los dos
trarse, sin embargo pueden discernirse con el ánimo términos de hypóstasis y émphasis [ἔμφασις] (reali-
y entenderse; como si definieras usucapión, tutela, dad / apariencia), que se encuentran, en un contex-
estirpe, parentesco, de las cuales cosas no hay ningún to exactamente similar, en el tratado seudoaristoté-
cuerpo; sin embargo, tienen alguna conformación dis- lico De mundo por ejemplo, y que se volverán
tintiva e inteligencia impresa, que llamo noción.] usuales en este antagonismo a partir, sobre todo, de
Marco Tulio Cicerón, Tópicos, Posidonio, donde se podía leer:
trad. B. Reyes Coria, Universidad Nacional
Autónoma de México, 2006, p. 7.
ν ἐν ἀέρι φαντασμάτων τ μέν ἐστι κατ ἔμφασιν, τ
δ καθ πόστασιν
El ser “real” se define claramente acá como ser “sus- [(…) entre los fenómenos celestes, unos son sólo
tancial”, al modo del suelo, de la propiedad o de la aparentes, los otros reales].
“morada”, de los medios de “subsistencia”… —por De mundo [trad. nuestra].
ESENCIA | 473

Se debe, sin embargo, reservar la pregunta de saber ble de aparecer indiferentemente como corporal o
si la oposición establecida por Séneca abarca exac- como incorporal. Por eso, agrega Séneca, los estoi-
tamente la distinción estoica aquí subyacente, o si cos quisieron superponer al quod est otro género
la palabra substantia lleva, en sí misma, una acep- supremo (SVF, III, 25, p. 214: genikótaton genos
ción más específicamente latina, que le permite co- [γενικώτατον γένος]; cf. también Alejandro de Afro-
rresponder, en el presente caso, a la construcción es- disia, In Topica, IV, ed. M. Wallies, 301, 19), aún más
toica. Bajo esta óptica, interroguemos otro pasaje de inicial o principal (aliud genus magis principal), el
Séneca, donde se lee una vez más, parece, la oposi- quid (= ti [τι]). Después Séneca explicita así las ra-
ción “simple” y “aceptada”: substantia/imago. Se tra- zones últimas de la decisión de los estoicos:
ta de la célebre carta 58 a Lucilio, ya citada, puesto
que es en ese mismo texto donde Séneca proponía, In rerum, inquiunt, natura quaedam sunt, quaedam
apoyándose en la autoridad de Cicerón, el neolo- no sunt, y haec autem, quae no sunt, rerum natura
gismo essentia para traducir ousía, siendo este últi- complectitur, quae animo succurunt, tanquam Cen-
mo término, por otro lado, singularmente muy ex- tauri, Gigantes, y quicquid aliud falsa cogitatione for-
plicitado como sigue: matum habere aliquid imaginem coepit, quamvis no
habet substantiam.
Quomodo dicetur ο σία— res necessaria, natura con- [En la naturaleza, argumentan, hay cosas que son y
tinens fundamentum omnium? cosas que no son; mas la naturaleza abarca también
estas cosas que no son: imaginaciones del alma, cual
[¿Cómo traduciremos ousía, realidad necesaria, na-
los Centauros, los Gigantes y cualquier otra quime-
turaleza que encierra el fundamento de todo ser?]
ra que, forjada con falsos conceptos, llega a adquirir
Epístolas I, 58, 6, trad. Ismael Roca Meliá, p. 327.
una cierta apariencia, aunque carezca de existencia].
N.B.: uno no se resiste a esta… traducción
Epístolas I, 58, 15, trad. cit., p. 330.
¡que reintroduce en su centro el término
sustancia evitado por Séneca!

De este breve pasaje se puede concluir que “las co-


Después de este primer ensayo de traducción, al sas que son” (to on vs. to hyphestós [τ φεστός]),
que Séneca, por otro lado, no se sentirá vinculado, son precisamente porque “tienen sustancia”. “Tener
el autor se embarca en una exposición a decir verdad sustancia [substantiam habere]” puede y debe sin lu-
bastante enredada puesto que mezcla la diáiresis gar a duda entenderse acá como una traducción o
[διαίρεσις] platónica, el análisis categorial de Aristó- una explicación de lo que significa “ser [esse]”. Ser
teles y el examen de las categorías estoicas. Se trata, implica, en realidad, no sólo ser una sustancia, ser
en todos los casos, de ir en busca del primero, del sustancialmente o a la manera de una sustancia, si-
género supremo del que están suspendidas todas las no tener sustancia o adquirir sustancia (“substan-
otras especies: tiam capere”, Boecio), es decir contar con una reali-
dad corporal definida por su estabilidad y su solidez.
Nunc autem primum illud genus quaerimus, ex quo
ceterae, species suspensae sunt, tiene quo nascitur om- 3. “Substantiam habere” — “substantiam capere”
nis divisio, quo, universa conprensa sunt. (“tener”, “tomar substancia”)
[Mas, ahora, investigamos aquel primer género del De entrada podemos observar, teniendo en cuenta
que dependen las demás especies, del que procede to- el carácter estereotipado de la expresión latina uni-
da división, en el que está comprendida la totalidad taria substantiam habere, que ésta remite, al menos
del ser]. en el pasaje citado, más probablemente al verbo grie-
Epístolas I, 58, 8, trad. cit., p. 328. go hyphistanai que al concepto estricto de hypósta-
sis. No es menos cierto que Séneca entiende la sus-
Este primer género (“genus primum et antiquissi- tancialidad, propia de lo que es en el sentido pleno,
mum”, ibid.) se define en primer lugar como “ente” como el hecho de tener un soporte, un sustrato o
(to on = quod est – lo que es). El “ente”, así conside- una base que asegura consistencia y estabilidad.
rado, está más allá del cuerpo (aliquid superius quam De esta manera, tener-sustancia es siempre su-
corpus), el quod est —lo que es— es pues suscepti- poner o presuponer un cuerpo; el cuerpo nombra
474 | ESENCIA

aquí, en general, la base sobre la cual debe descan- el sentido en el que el hipocentauro es el ejemplo
sar toda cosa para ser. Si ser implica tener-sustancia mismo de la inexistencia o de la irrealidad (anypar-
es por el hecho de que tener-sustancia indica la po- xías parádeigma [ἀνυπαρξίας παράδειγμα]) (Sexto
sesión de un sustrato sólido, cuya propiedad es jus- Empírico, Hipotiposis pirrónicas, I).
tamente prueba de consistencia y permanencia. Todo sucede entonces como si el término subs-
En el pasaje citado más arriba, extraído de las Na- tantia, que encuentra la plenitud de su sentido en
turalium Quaestionum, Séneca, después de haber expresiones compuestas del tipo substantiam habe-
retomado, como hemos visto, la oposición clásica re, tuviera por objeto elaborar temáticamente una
hypóstasis / émphasis, agregaba: comprensión inmediata del ser como corporeidad,
solidez, base (s). La substantia es propiamente lo que
Nobis non placet in arcu aut corona subesse aliquid está en la base —id quod substat—, la realidad que
corporis certi. se mantiene debajo y en la que se puede descansar,
[No nos parece que en el arco iris o la corona exista el fundamento que asegura al ente que es realmen-
una base corpórea concreta.] te su subsistencia, sosteniéndolo ontológicamente.
Cuestiones naturales, I, 15, 7, p. 46. Séneca dirá aún, explicitando la sustancialidad en
el sentido del “tener-sustancia”, que siempre impli-
4. “Substantia” – “corpus” ca la propiedad de un cuerpo propio y determina-
Se puede pensar que una expresión del tipo subesse do (propium, certum):
corpus (un cuerpo se sujeta a la base, al fundamen-
to) debió jugar un papel determinante en la apari- Aliquid per se numerabitur cum per se stabit.
ción del término substantia en contexto filosófico. [Contará por sí misma sólo la cosa que subsiste por
Para explicitar esta convergencia, se impone un rá- sí misma.]
pido regreso: vimos cómo Cicerón, en los Tópicos (5, Epístolas II, 113, 5, trad. Ismael Roca Meliá, p. 330.
27), distinguía, por medio de su análisis de la defini-
ción, dos tipos de “cosas [res]”: las cosas que son, las Desde sus primeros usos “filosóficos”, el término
cosas que son inteligibles (res quae sunt–res quae latino parece de este modo contener una compren-
intelliguntur). Sólo son verdaderos, afirmaba Cice- sión específica, una coloración propia, que es sufi-
rón, los seres concretos, a diferencia de las entidades ciente para poner en duda la hipótesis de un puro y
abstractas privadas de realidad material: quibus nu- simple calco culto a partir de hupostasis. La precom-
llum subest corpus. Asimismo, en el De natura deo- prensión que supone el término substantia aparece
rum (libro I), Cicerón preguntará, acerca de la tesis aún más netamente si se consideran, esta vez, los
según la cual la “forma de dios” sólo puede ser usos no técnicos de la palabra. Aún es necesario se-
aprehendida por el pensamiento y no por los senti- ñalar, en contra de la hipótesis del “calco”, los nu-
dos y que está desprovista de toda consistencia merosos usos de substantia en los sentidos muy mo-
(speciem dei percipi cogitatione non sensu, nec esse in destos, concretos y materiales, en los juristas de los
ea ullam soliditatem): siglos II y III, donde el término conserva su antigua
acepción de bienes raíces, patrimonio, propiedad te-
Nam si tantum modo ad cogitationem valent nec ha- rritorial, recursos, medios de subsistencia.
bent ullam soliditatem nec eminentiam, quid interest En Instituciones oratorias, Quintiliano propone
utrum de hippocentauro an de deo cogitemus? por primera vez, y temáticamente, traducir ousía por
[Pues, si los dioses tan sólo son el objeto de nuestro substantia. Tratándose de figuras y del ornamento que
pensamiento, si no tienen solidez ni silueta alguna, pueden aportar al discurso, pero también de los pe-
¿qué más da si pensamos en un hipocentauro o en ligros de su uso inmoderado, escribe:
un dios?]
Cicerón, De natura deorum, I, 38, trad. A. Escobar, Sunt qui neglecto rerum pondere et viribus sententia-
Biblioteca Clásica Gredos,
Madrid, 1999, p. 148. rum, si vel inania verba in hos modos depravarunt,
summos se judicent artifices ideoque non desinant eas
No tener solidez, no tener cuerpo (se espera aquí, nectere, quas sine substantia sectari jam est ridiculum
naturalmente, un substantiam habere), es no ser, en quam quaerere habitum gestumque sine corpore.
ESENCIA | 475

[Hay oradores que, despreciando el peso importan- funda la sustancialidad. Desde ese momento, el
te de las cosas y la fuerza de los pensamientos, se tie- cuerpo no es más que un caso particular, incluso si
nen por consumados artistas, si consiguieron desfi- es privilegiado empíricamente, y de ello se puede
gurar hasta palabras hueras convirtiéndolas en estas hacer uso como de un sujeto o un sustrato:
formas (en figuras), y por eso no cesan en rehilar esa
clase de figuras que, al carecer de sustancial conteni-
Quamquam Tullius aliter in eodem libro Topicorum
do, es cosa tan ridícula hacerlas objeto de segui-
ait esse duo genera definitionum: primum, cum enim
miento, como buscar presencia material y ademán
id quod est definitur; secundo, cum id quod sui subs-
sin correspondiente cuerpo.]
tantiam non habet, hoc est quod non est; et hoc parti-
Instituciones oratorias, Libro IX, 3, 100.
tionis genus in his quae supra dixi clausit et extenua-
vit. Sed alia esse voluit quae esse dicebat, alia quae non
esse. Esse enim dicit ea quorum subest corpus, ut cum
Quintiliano evoca en otro lugar las preguntas que definimus quid sit aqua, quid ignis; non autem esse
pueden surgir en ciertos procesos, no tanto en cuan- illa intelligi voluit quibus nulla corporalis videtur esse
to a la realidad de un hecho alegado o reprochado, substantia, ut sunt pietas, virtus, libertas. Sed non om-
sino en cuanto a la identidad misma de un indivi- nia ista, vel quae sunt cum corpore vel quae sunt sine
duo, por lo demás muy conocido: corpore, si in eo accipiuntur ut aut per se esse aut in
alio esse videantur in uno genere numeranda dicimus:
En el proceso contra los herederos de Urbina acerca ut ista omnia esse intelligantur quibus omnibus sua
de si aquel que como supuesto hijo reclamaba sus potest esse substantia, sive illae corporales sive, ut cer-
bienes era Fígulo o Sosípartro. Porque hasta en su tissimum est et recto nomine appellari possunt, quali-
propio modo de ser aparece él ante nuestros ojos, de tates.
suerte que no se pueda preguntar si existe. [Cicerón en el libro V de los Tópicos propone, en
Instituciones oratorias, VII, 2, 5. cuanto a él se refiere, que hay dos clases de defini-
ciones: la primera cuando se define lo que es; la se-
gunda cuando se define lo que no tiene sustancia
Ser manifiesto (sub oculos venire), he ahí justamen-
propia, dicho de otra manera, lo que no es. Y trata
te lo propio de la “sustancia”, lo propio a lo que un de circunscribir esa clase de definición a partibus, y
cuerpo es subyacente, lo propio de eso que “tiene a limitar su alcance, como lo expuse más arriba. Ci-
sustancia” (substantiam habere). cerón quiere distinguir entre las cosas que dice ser, y
Es posible entonces preguntarse si substantia al- las que dice no ser. Propone que las cosas a las que es
guna vez habrá “traducido” el griego ousía, hypós- subyacente un cuerpo son; cuando definimos, por
tasis, o si se habrá apoyado, gracias a las traduccio- ejemplo, lo que es el agua o lo que es el fuego; quie-
nes sobredeterminadas, en nuevas determinaciones re, por el contrario, que se considere como que no
ontológicas, aquellas que toda la Romania va a he- son las cosas que parecen no tener ninguna sustan-
redar, sin saberlo demasiado. cia corporal, como la piedad, la virtud, la libertad. De-
cimos, por el contrario, que todas estas cosas, que sean
con o sin cuerpo, deben ser situadas bajo un solo or-
5. La noción de sustancia en Mario Victorino
den genérico (el del ser, es decir de la sustancialidad),
Mario Victorino, en su Liber de definitionibus, pre- si sólo se las aprehende en el hecho de que aparecen
senta una exposición crítica de la doctrina cicero- ser por sí o ser en otro. Es necesario comprender que
niana de dos tipos de definición; la distinción que son todas estas cosas que siempre pueden tener una
Cicerón realiza descansa sobre la oposición estoica sustancia propia, ya sea porque estas cosas son cor-
de los corporales y los incorporales (Tópicos, V), y porales, o bien porque son cualidades, como esto es
tiende a golpear de irrealidad todo aquello que el sin duda determinado, autorizando totalmente esta
ser no remita, en última instancia, a una base cor- denominación.]
poral (subesse corpus — ta ontos hyphestota [τ ν Ed. Stangl, p. 12, líneas 7-20
= Pierre Hadot, Marius Victorinus; París,
τως φεστότα], según la terminología estoica). Para
Ed. Augustiniennes, 1971, ap. III, p. 342.
derribar —y confirmar— la exposición de Cicerón,
a Victorino le basta introducir el término substan-
tia, extranjero al texto ciceroniano, y ampliar, más Después de introducir, como algo evidente, el térmi-
allá de la pura y simple corporeidad, la relación que no substantia en su resumen del análisis ciceronia-
476 | ESENCIA

no, todo el esfuerzo de Victorino va a consistir en Es sustancia (substat) lo que proporciona (submi-
disociar corporeidad y sustancialidad. A nosotros, di- nistrat) cierto sujeto (subiectum) a diversos acciden-
ce, que consideramos todas las cosas “en lo que tes para que puedan ser (ut esse valeant); porque es-
ellas parecen ser por sí o ser en otro”, nos es necesa- tá debajo de ellos (sub illis enim stat), como sujeto
rio ordenarlas bajo un mismo y único dominio, el de de los accidentes (subiectum est accidentibus).
Boecio, Contra Eutiques y Nestorio, en
la sustancia. Son propiamente todas las cosas para Cinco Opúsculos teológicos, p. 89.
las que puede haber sustancia, o mejor “sustancia
propia”; poco importa que la sustancia designe, en
primer lugar, el substare y el subesse del cuerpo, o en Estas formulaciones las recuerda precisamente Suá-
segundo lugar el sustrato sobre el cual siempre vie- rez, cuando observa por su lado, al remitir a la “eti-
ne a apoyarse una “cualidad”. “Ser-por-sí” es ser sus- mología” de substantia: “Substare enim idem est
tancia, “ser-en-otro” es ser a título de cualidad en una quod aliis subesse tanquam eorum sustentaculum et
sustancia, la cual se vuelve entonces, para la cualidad fundamentum, vel subiectum… [Porque estar deba-
en cuestión, como su cuerpo, su propia sustancia. jo equivale a estar bajo otras cosas como soporte y
Éste es el uso de substare que aparece en Boecio (480- fundamento o sujeto de ellas]” (op. cit., Disp. XXXIII,
524), en el Contra Eutychen & Nestorium (capítulo secc.1, n.1).
3, ed. Rand-Stewart, pp. 88, 43 ss.), que se puede • VÉASE EL RECUADRO 2
explicitar en el sentido de “procurar un sujeto a to-
do el resto a título de accidentes, con el fin de que C. “Essentia ab esse”: la esencia
ellos puedan ser”, para “sostenerlos”, “serles sujeta- El término essentia, incluso si pueden observarse al-
do” (cf. Alain de Libera, “ σία, ο σίωσις, πόστασις gunos casos, a partir de Apuleyo, en otros autores
en el Contra Euthyche”, en L’art des généralités. influidos por el neoplatonismo, como Macrobio o
Théorie des abs, pp. 177-187): Calcidio, no logra imponerse realmente sino con
Agustín. Como vimos, en sus primeros casos la

Recuadro 2 › “Existencia” y “subsistencia”: la estrategia estoica


homónimo, palabra, sein, sentido, Los estoicos evitan el supuesto platónico embargo comparten con las cosas que
significante (…) según el cual ser algo ya es existir. existen el hecho de que tienen un carác-
Ser algo es más bien, parece, ser un suje- ter (Sosein), exactamente como un ca-
to apropiado para el pensamiento y el ballo y un centauro verdaderos son, en el
Luego de los estoicos, Cicerón, en los Tópi-
discurso. Muchas cosas que son existen estoicismo, “algo”. Podríamos expresar
cos, oponía el ser verdadero (sustancial) de también, en cuanto que son cuerpos. Pe- la distinción estoica entre existir y subsis-
los cuerpos y el ser “ficticio” (to hyphestós, ro algo incorpóreo como el tiempo, o un tir diciendo: “Hay algo como un arco iris,
kat’ epínoian psilén hyphístasthai [τ φεσ objeto ficticio como un centauro, no lo hay un personaje como Mickey Mouse,
τός, κατ ἐπίνοιαν ιλ ν φίστασθαι]) son. Pues las expresiones como centauro pero no existen verdaderamente”.
de las nociones (ennoémata [ἐννοήματα o ahora están, sin embargo, auténtica- A. A. Long y D. N. Sedley, Les philosophes
ννόημα δέ ἐστι φάντασμα διανοίας, mente dotadas de significación, se consi- hellénistiques, t. 2, Les stoïciens, trad. J.
ο τε τ ν ο τε ποιόν, σανε δέ τι ν κα dera que nombran algo, incluso si este Brunschwig y P. Pellegrin, p. 21.
σανε ποιόν (…) [Una noción (ennóema) algo no tiene existencia real o indepen-
diente (independiente, según el caso, del Contra esta doctrina, Mario Victorino cree
es una imagen del pensamiento (phántas-
movimiento del mundo en el caso del deber apelar a Aristóteles, pero sobre la ba-
ma dianoias) que no existe como algo ni tiempo, o de la imagen mental que alguien
tiene cualidad, pero que es como algo y es se de una interpretación de la ousía del tra-
se hace, en el caso del centauro). Aunque
como si tuviera cualidades; (…)]” (Dióge- tado de las Categorías, y de la articulación
los estoicos se abstengan en tales casos
nes Laercio, Vidas y opiniones de los filóso- de utilizar el término existir [εἶναι, τ ousía prote [ο σία πρώτη] – ousía deutera
fos ilustres, VII, 61, trad. Carlos García Gual; ν], recurren al término más amplio bajo [ο σία δευτέρα], que ha concedido el pun-
SVF, t. I, n. 65, p. 19; A. A. Long y D.N. Sed- el cual cae, subsistir [ φίστασθαι]. Este to decisivo: la armonía sustancial de la ou-
ley, The Helenistic Philosophers, t. 2, p. 182; último término, en su empleo estoico, pa- sía. Incluso cuando ésta no es, propiamen-
cf. también t. 1, p. 164; e igualmente las pun- rece abarcar el modo de ser que Meinong te hablando como es el caso de los seres
llamó bestehen y que Russell expresó co- corporales, puede ser por lo menos apre-
tualizaciones de A. de Libera en Porfirio,
mo to subsist (en sus artículos de 1904 hendida como sujeto de accidentes o de
Isagoge, trad. fr. A. de Libera y P. Segonds, sobre Meinong, publicados en Mind, 13).
introd., p. XLVII- LIII, notas, pp. 32-34). cualidades, que así encuentran en ella su
Para Meinong, la similitud o Pegaso, por
substantia propria.
ejemplo, subsisten pero no existen, sin
ESENCIA | 477

acepción de la palabra queda flotando, y el desliza- tores, sed iam nostris temporibus usitato, ne deesset
miento hacia substantia es casi inevitable; el térmi- etiam linguae nostrae, quod Graeci appellant ο σίαν.
no es, si puede decirse, tan poco expresivo que en [(…) del verbo esse (ser) se ha derivado essentia
todo momento requiere ser explicitado por subs- (esencia), término nuevo, por cierto, no usado por
tantia. La obra de Agustín marca aquí un vuelco los antiguos autores latinos, pero ya empleado en
capital. A los ojos de Agustín, como ya se ha seña- nuestros días: no iba a carecer nuestro idioma del
lado, essentia aparece como un vocablo de creación término griego ousía].
De civitate Dei, XII, 2, en Obras de San Agustín,
reciente, aún poco utilizado, pero destinado a susti- t. XVI, trad. S. Santamarta del Río
tuir a substantia, por lo menos en algunas de sus y M. Fuertes Lanero, p. 756.
acepciones precedentes. Agustín escribe, por ejem-
plo, en este texto de juventud que es el De moribus
manichaeorum: Se trataría, pues, de un término forjado reciente-
mente para responder literalmente (hoc enim ver-
Nam et ipsa natura nihil est aliud quam id quod inte- bum e verbo expressum est, ut diceretur essentia) al
lligitur in suo genere aliquid esse. Itaque, ut nos iam griego ousía. Sin duda, el vocablo essentia está des-
novo nomine ab eo quod est esse vocamus essentiam, tinado, por su misma formación, a “traducir” ousía,
quam plerumque substantiam etiam nominamus, ita pero él mismo puede aparecer como tal sólo a par-
veteres qui haec nomina non habebant pro essentia et tir de una nueva comprensión del ser diferente de
substantia naturam vocabant.
aquella que era directiva (esse en el sentido de “te-
[Lo que es contrario a la naturaleza se opone a ella y ner cuerpo”, “tener sustancia”). Dicho aún de otro
tiende a su destrucción, tiende a hacer que lo que es modo, essentia no puede imponerse como “traduc-
no sea más; porque una naturaleza no puede ser
ción” de ousía sino desde el momento en que este
otra cosa que lo que constituye cada ser en su espe-
cie. Por consiguiente (y vosotros permitiréis que yo
último término es a su vez decididamente interpre-
me sirva del término esencia, que viene de ser, o del tado a partir del verbo einai, reinterpretado en el
término substancia, que le remplaza con frecuencia, horizonte del neoplatonismo porfiriano. Agustín es
términos desconocidos de los antiguos y que rem- perfectamente explícito en cuanto al sentido de es-
plazan con el de naturaleza), por consiguiente, digo yo ta derivación, sobre la cual regresa en varias opor-
que el mal (…), es lo que ataca a la esencia de un ser.] tunidades:
De las costumbres de la iglesia católica,
Libro II, “De las costumbres de los maniqueos”, Sicut enim ab eo quod est sapere dicta est sapientia et
capítulo II, en Obras completas de San Agustín,
tomo IV, p. 361. ab eo quod est scire dicta est scientia, sic ab eo quod est
esse vocatur essentia […]
O también: [Sabiduría viene del verbo saber; ciencia, del verbo
scire, y esencia, de ser].
Essentiam dico quae ο σία graece dicitur, quam usita- De Trinitate, V, 2, 3, op. cit., p. 397.
tius substantiam vocamus.
[Llamo essentia, y más comúnmente substantia, a la La esencia debe entenderse primero ab esse, o me-
ousía de los griegos.] jor ab eo quod est esse —a partir de lo que dice el
De Trinitate, V, 8, 9-10, en Obras de San Agustín, verbo ser, o el acto de ser.
t. V, trad. L. Arias, p. 413. Se puede seguir con bastante precisión las profun-
das alteraciones que introduce esta nueva “traduc-
Se puede incluso suponer que, durante la vida de ción” en un importante pasaje del De immortalitate
Agustín, y seguramente gracias a él, el término de- animae: provee, parece, el primer caso del término es-
bió expandirse hasta volverse usual, puesto que Agus- sentia bajo la pluma de Agustín, pero propone tam-
tín puede escribir, en una obra tardía como La Ciu- bién una reinterpretación platonizante de Aristóte-
dad de Dios: les. La tesis central agustiniana se formula así:

[…] ab eo quod est esse vocatur essentia, novo quidem Illa omnia quae quomodo sunt ab ea Essentia sunt,
nomine quo usi veteres non sunt latini sermonis auc- quae summe maximeque est.
478 | ESENCIA

Todas aquellas cosas que existen de alguna manera exis- ser el sujeto de sus atributos: “[…] la naturaleza,
ten por esta esencia, que existe suma y supremamente. sustancia, esencia o como quiera que se denomine
La inmortalidad del alma, XI, 18. el ser mismo de Dios, no puede verse corporal-
mente; no obstante, por intermedio de la criatura,
Es necesario leer aquí, nos parece, Essentia (con ma- a Él sujeta, puede aparecerse a los sentidos de los
yúscula); la Esencia como tal, la Esencia pura y sim- mortales, en especie o semejanza corporal […]”,
plemente, debe comprenderse como Nombre Divi- De Trinitate (II, 18, 35, p. 263).
no; incluso nombra exactamente al Dios como la Jean-François COURTINE
Esencia por excelencia, es decir, como causa essendi
(De diversis quaestionibus, 83, qu. 21): el ser por el Bibliografía principal
cual son todas las cosas que son de una manera o Agustín de Hipona, De immortalitate animae, en Dialogues
philosophiques, ed., trad. y notas P. de Labriolle, en Œuvres
de otra. Se evoca claramente la “definición” aristo- de saint Augustin, t. 5, París, Desclée de Brouwer, “Biblio-
télica de la ousía prote pero para ser teologizada en su thèque Augustinienne”, 2a. ed. 1948; La inmortalidad del
totalidad. “La ousía dicha en el sentido fundamen- alma, trad. José Bezic, La Plata, Universidad Nacional de La
tal, primero y principal (he kyriótata te kai protos Plata, Instituto de Filosofía, 1953.
——, La Trinité, ed. y trad. M. Mellet y T. Camelot, en Œuvres de
kai málista legomene [ κυριώτατά τε κα πρώτως κα saint Augustin, t. 15 y 16, París, Desclée de Brouwer, “Biblio-
μάλιστα λεγομένη])” se entiende en adelante como thèque Augustinienne”, 1955; Tratado sobre la Santísima
“Essentia […] quae summe maxime que est”, es de- Trinidad, en Obras de San Agustín, t. V, trad. Luis Arias, O. S.
cir, Dios. Nada es, nada es ente sino por el ser en él, A., Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1948.
——, Les confessions, ed. M. Skutella, trad. E. Tréhorel y G. Boui-
por su essentia (omnis essentia […] non ob aliud es- ssou, en Œuvres de saint Augustin, t. 13 y 14, París, Desclée
sentia est, nisi quia est). de Brouwer, “Bibliothèque augustinienne”, 1962; Las con-
• VÉASE EL RECUADRO 3 fesiones, en Obras de San Agustín, t. II, trad. y ed. R. P. Ángel
C. Vega, O.S.A., Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos,
Creemos que el vocablo esencia sólo puede im-
1966.
ponerse en la lengua latina si en él vibra el eco de lo ——, La Cité de Dieu, trad. G. Bardy y G. Combès, en Œuvres de
que dice verbalmente el esse (to einai); así, essentia saint Augustin, t. 33-37, Desclée de Brouwer, “Bibliothèque
no sustituye simplemente a substantia sino que abre augustinienne”, 1959-1960; La Ciudad de Dios, en Obras de
San Agustín, t. XVI-XVII, trad. Santos Santamarta del Río y
una nueva comprensión del ser. No es casualidad si Miguel Fuertes Lanero, Madrid, Biblioteca de Autores Cris-
este término se despliega totalmente sólo a partir del tianos, 1977.
momento en el que apunta prioritariamente hacia ——, Enarraciones sobre los Salmos, en Obras de San Agustín, t.
aquel que summe est, aquel que, llegará a decir Agus- XXII, trad. y ed. Balbino Martín Perez, O.S.A., Madrid, Biblio-
teca de Autores Cristianos, 1967.
tín, est est: “Est enim est sicut bonorum bonum est ——, Sermones (1°), en Obras de San Agustín, t. VII, trad. Miguel
[Es, pues, el Ser, como el bien de bienes es el Bien]” Fuertes Lanero y Moisés M. Campelo, Madrid, Biblioteca de
(Enarrationes in Psalmos, CXXXIV, 4, p. 488). Cf. Autores Cristianos, 1981.
también In evangelium Johannis tractatus [Tratados ——, De las costumbres de los maniqueos, en De las costumbres
de la iglesia católica, en Obras de San Agustín, t. IV, trad. Fr.
sobre el Evangelio de San Juan], XXXIX, 8, p. 49: Victorino Capanaga, Fr. Teófilo Prieto, Fr. Andrés Centeno,
“Est quod est [es lo que es]”; Confesiones, XIII, 31, Fr. Santos Santamarta, Fr. Herminio Rodríguez, Madrid, Bi-
46: “[…] quidquid aliquo modo est, ab illo enim est, blioteca de Autores Cristianos, 1956.
qui non aliquo modo est, sed est est ([…] de algún ——, Ochenta y tres cuestiones diversas, en Escritos varios (2°),
Obras completas de San Agustín, t. XL, trad. Teodoro C. Ma-
modo es, porque procede de aquel que es, no de cual- drid, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1995.
quier modo, sino ser por esencia.)”, p. 955. ——, Tratados sobre el Evangelio de San Juan (36-124), en Obras
Dicho de otro modo, primero es como Nombre de San Agustín, t. XIV, trad. y ed. Vicente Rabanal, O.S.A.,
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1965.
Divino como el término essentia puede imponerse
Alejandro de Afrodisia, In Topica, ed. M. Wallies, Commenta-
para enunciar propiamente al ser de aquel que dice ria in Aristotelem graeca [CAG], II, 2, Berlín, Preussische
de él: “sic sum quod sum, sic sum ipsum esse [soy el Akademie der Wissenschaften, 1883.
que soy, soy el mismo ser]” (Sermones, VII, 7, p. Anselmo Santo, Proslogion, trad. Beatriz Maas, La Plata, Uni-
versidad Nacional de La Plata, Instituto de Filosofía, 1950.
118). Porque él es aprehendido como aquel que es Apuleyo, Opuscules philosophiques (Du dieu de Socrate, Platon
“primaria y eminentemente”, el Dios deviene ousía et sa doctrine, Du monde) et Fragments, ed., trad. y com. J.
prote, es decir, ahora y necesariamente: Essentia. Beaujeu, París, Les Belles Lettres, 1973; Obra filosófica (So-
Dios no tiene atributos, pero sobre todo no podría bre el Dios de Sócrates, Platón y su doctrina, El mundo, La in-
ESENCIA | 479

terpretación), trad. Cristóbal Macías Villalobos, Madrid, lógica (órganon) I. Categorías, Tópicos, Sobre las refutacio-
Gredos, 2011. nes sofísticas, trad. Miguel Candel Sanmartín, Madrid, Gre-
Apuleyo [Pseudo-], [ ερ ρμηνείας], De philosophia liber, ed. P. dos, 1982.
Thomas, Leipzig, Teubner, 1908. Es otra edición en latin ——, Metafísica, trad. Miguel Candel Sanmartín, Madrid, Gre-
Tomás de Aquino, Suma de Teología, Madrid, Biblioteca de dos, 1994.
Autores Cristianos 2001. ——, Analytica Priora et Posteriora, ed. W. D. Ross, pref. y ap. L.
Aristóteles, Catégories, pres., trad. y com. F. Ildefonse y J. La- Minio-Paluello, Oxford UP, 1964; trad. Tratados de lógica
llot, París, Seuil, “Points bilingues”, 2002; trad. Tratados de (órganon) II. Sobre la interpretación, Analíticos primeros,

Recuadro 3 › La reinterpretación agustiniana de Aristóteles


yo, recuadro 4 cance ontológico nuevo. En el movimiento lante, es puesto al servicio de una metafísi-
de su demostración, y a partir de una iden- ca porfiriana del einai. Y Agustín puede in-
Ésta es la tesis fundamental que conduce a tificación del ser y de la verdad, Agustín de- cluso llegar a concluir de este modo el
Agustín a retomar por su cuenta —al costo be responder a la objeción según la cual el movimiento de pensamiento que estudia-
de un cambio radical de la jerarquía ousía alma, apartándose de la verdad, perdería por mos:
prote-ousía deutera, pues la “esencia prime- eso mismo su ser. La respuesta agustiniana
ra” no es más la cosa singular que aquí está reposa en la distinción entre conversio y Nullo modo igitur res ulla potest esse con-
(tode ti), sino Dios— la doctrina aristotéli- aversio, y sobre todo —éste es el punto que trario illi substantiae, quae maxime ac
ca según la cual les es propio a las ousíai no nos interesa— en la afirmación de que el al- primitus est.
[De ningún modo cosa alguna puede ser
tener contrario. La transposición agustinia- ma, teniendo su propio ser por el hecho
contraria a aquella sustancia que es ab-
na de esta doctrina ilustra de modo singular mismo de no tener contrario, y que es emi- solutamente suprema y primera].
la nueva comprensión del ser que se expre- nentemente —la Essentia—, no podría per- De inmortalitate animae, XII, 19, p. 65.
sa a través de la traducción de essentia. Re- derlo.
cordemos el texto canónico de Aristóteles: De este modo, la doctrina aristotélica Agustín puede reintroducir aquí el término
según la cual la ousía no tiene contrario en- sustancia (para acentuar todavía la refe-
πάρχει δ ταῖς ο σίαις κα τ μηδ ν cuentra una singular ilustración, cuando se rencia a Categorías, 5). Se ve con claridad
α ταῖς ἐναντίον εἶναι τ γ ρ πρώτ trata de la Essentia, gracias a la cual son to- que la palabra dejó de ser rectora, y que se
ο σί τί ν εἴη ἐναντίον ο ον τ τιν das las cosas que son de tal o cual manera
ἀνθρώπ ο δέν ἐστιν ἐναντίον, ο δέ entiende únicamente a partir de la determi-
(illa omnia quae quomodo sunt): nación previa de la esencialidad. Hay allí un
γε τ ἀνθρώπ τ ο δέν ἐστιν
ἐναντίον gesto estrictamente inverso al de Apuleyo
Nam si nulla essentia in quantum essen-
[Es propio también de las entidades no en su De Platone.
tia est, aliquid habet contrarium, multo
tener ningún contrario. En efecto, ¿qué Sin duda, la referencia neoplatónica no
minus habet contrarium prima illa essen-
podría ser contrario de la entidad prima- tia, quae dicitur veritas, in quantum es- es suficiente, por sí sola, para aclarar esta
ria? Así como nada hay contrario del sentia est. nueva comprensión agustiniana del ser (que
hombre individual, así tampoco hay nada no es justamente “esencialista”), dando cur-
[En efecto, si ninguna esencia en cuanto
contrario de hombre o de animal]. so a la essentia. Sin embarcarnos aquí en las
que es esencia tiene algo contrario, mu-
Categorías, 5, 3b 24 sg., trad. esp. preguntas que provoca la llamada “metafí-
cho menos tiene contrario aquella pri-
Miguel Candel Sanmartín, p. 39.
mera esencia, que se llama verdad, en sica del Éxodo”, hace falta señalar, sin em-
cuanto que es esencia]. bargo, que la interpretación del Nombre mís-
El propósito aristotélico no es aquí oponer De immortalitate animae, tico que Dios revela a Moisés sobre el monte
principalmente ser y no-ser. Se trata, más XII, 19, p. 65. Sinaí constituye el centro de la meditación
simplemente, tomando en cuenta la “esen-
agustiniana. La Essentia se puede entender
cia” determinada como tal o cual, de mos- La esencia como tal (essentia in quantum como Nombre Divino, porque dice lo que ha-
trar que es, dektiké ton enantíon [δεκτικ essentia est) no tiene contrario puesto que ce ser a todo lo que es; la esencia puede in-
τ ν ἐναντίων] (susceptible de recibir los ella se dice ab eo quod est esse: a partir de lo cluso predicarse propiamente de Dios:
contrarios), abriendo el espacio al interior que es ser. Ahora bien, el ser (esse) no tie- “Quis magis est [essentia] quam ille qui
del cual los contrarios pueden instalarse y ne contrario, de no ser precisamente el no- dixit famulo suo Moysi: ego sum qui sum, et:
responderse, desarrollando así una sola y ser, o nada. El ser tiene la nada por contra- dices filiis Israel: Qui est misit me ad vos? [Y
misma configuración (“kai gar ton enantíon rio; el ser no tiene nada por contrario: “Esse ¿quién con más propiedad es que aquel que
tropon tiná to autó eidos [κα γ ρ τ ν ἐναν autem non habet contrarium, nisi non esse; dijo a su siervo Moisés: Yo soy el que soy;
τίων τρόπον τιν τ α τ εἶδος]”, Metafí- unde nihil est essentiae contrarium” (ibid.; dirás a los hijos de Israel: El que es me envía
sica, Z, 7, 1032b 2-3). cf. también De moribus manichaeorum, II, a vosotros?]” (De Trinitate, V, 2, 3, p. 397).
En el marco, bastante diferente, de una 1, 1). Así, la doctrina aristotélica viene para- Dios es propiamente llamado esencia, tiene
demostración de la inmortalidad del alma, dójicamente a confirmar la tesis del prima- por Nombre Essentia, puesto que a él solo
Agustín se ve conducido a basarse en este do de la Essentia quae summe maximeque conviene el ipsum esse (cui profecto ipsum
texto de Aristóteles, atribuyéndole un al- est, y el tratado de las Categorías, en ade- esse […] maxime ac verissime competit).
480 | ESENCIA

Analíticos segundos, trad. Miguel Candel Sanmartín, Ma- Kahn Charles, The Verb “Be” in Ancient Greek, en la serie The
drid, Gredos, 1995. Verb “Be” and its Synonyms, Philosophical and Grammatical
——, Categoriae et Liber De interpretatione, ed. L. Minio-Palue- Studies, Dordrecht, Reidel, 1973.
llo, Oxford UP, 1956; Tratados de lógica (órganon) II. Sobre ——, “Retrospect on the Verb ‘To Be’ and the Concept of Be-
la interpretación, Analíticos primeros, Analíticos segundos, ing”, en S. Knuuttila y J. Hintikka (eds.), The Logic of Being,
trad. Miguel Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1995. Dordrecht, Reidel, 1986, pp. 1-28.
——, Werke in deutscher Übersetzung, t. 1, vol. 2, Peri Herme- Leibniz Gottfried Wilhelm, Recherches générales sur l’analyse
neias, trad. y com. H. Weidemann, Berlín, Akademie Verlag, des notions et des vérités, París, puf, 1998; Escritos filosófi-
1984. cos, trad. Roberto Torretti, Tomás E. Zwanck y Ezequiel de
Boecio, The Theological Tractates, trad. H. F. Stewart, E. K. Olaso, Buenos Aires, Editorial Charcas, 1982.
Rand y S. J. Tester, Cambridge (Mass.), Harvard UP, Lon- Libera Alain de, L’Art des généralités. Théories de l’abstraction,
dres, Heinemann, nueva ed., 1973; Traités théologiques, París, Aubier, 1999.
trad. A. Tisserand, París, Flammarion, “GF”, 2000. Long Anthony A. y Sedley David N., The Hellenistic Philoso-
Cicerón, Division de l’art oratoire. Topiques, ed. y trad. H. Bor- phers, 3 vols., Cambridge UP, 1987; Les Philosophes hellénis-
necque, París, Les Belles Lettres, 1921; trad. Marco Tulio Ci- tiques, trad. J. Brunschwig y P. Pellegrin, 3 vols., París, Flam-
cerón, Tópicos, trad. B. Reyes Coria, Universidad Nacional marion, “GF”, 2001.
Autónoma de México, 2006. Lucrecio, De la nature, 2 vols., ed. y trad. A. Ernout, 6a. ed. rev.
——, De natura deorum, 2 vols., ed. y trad. A. S. Pease, Cambrid- y corr. C. Rambaux, París, Les Belles Lettres, 1999; De la na-
ge (Mass.), Harvard UP, 1955; repr. Darmstadt, Wissen- turaleza, trad. José Marchena, Madrid, Editorial Ciencia
schaftliche Buchgesellschaft, 1968; trad. C. Auvray-Assa- Nueva, 1968.
yas, París, Les Belles Lettres, 2002; trad. De la naturaleza de Mansion Suzanne, “Le rôle de la connaissance de l’existence
los dioses, en Obras completas, t. III, trad. D. Marcelino Me- dans la science aristotélicienne”, en Études aristotéliciennes.
néndez y Pelayo, Madrid, Librería y Casa Editorial Hernan- Recueil d’articles, ed. J. Follon, Louvain-la-Neuve, ed. del
do, 1924. Institut supérieur de philosophie, 1984, pp. 183-203.
——, De officiis. Les devoirs, t. 1, ed. y trad. M. Testard, París, Maritain Jacques, Sept Leçons sur l’être, en Œuvres complètes, t.
Les Belles Lettres, 1965; trad. esp. Sobre los deberes, trad., 5, 1932-1935, Friburgo, Éd. Universitaires, París, Saint-
introd. y notas José Guillén, Madrid, Alianza Editorial, 2001. Paul, 1982; Siete lecciones sobre el ser y los primeros princi-
——, Les paradoxes des stoïciens, ed. y trad. J. Molager, París, Les pios de la razón especulativa, trad. Alfredo E. Frossard, Bue-
Belles Lettres, 1964; Las paradojas de los estoicos, trad. Julio nos Aires, Club de lectores, 1981.
Pimentel Álvarez, México, Universidad Nacional Autónoma Mario Victorino, Traités théologiques sur la Trinité, ed. P.
de México, 2008. Henry, introd., trad. y notas P. Hadot, París, Cerf, “Sources
Damascio, Dubitationes et solutiones de primis principiis in Par- chrétiennes”, núm. 68-69, 1960.
menidem, 2 vols., ed. C.-E. Ruelle, París, Imprimerie Natio- Mill John Stuart, Système de logique, trad. L. Peisse, Ladrange,
nale, 1889; reimpr. Bruselas, 1964, Ámsterdam, 1966; Trai- 1866; repr. Lieja-Bruselas, Mardaga, 1988; Sistema de lógi-
té des premiers principes, 3 vols., ed. L. G. Westerink, trad. J. ca, trad. Eduardo Ovejero y Maury, Madrid, Daniel Jorro Edi-
Combès, París, Les Belles Lettres, 1986-1991. tor, 1917.
Diógenes Laercio, Vies et doctrines des philosophes illustres, Filón de Alejandría, De opificio mundi, en Les Œuvres de Philon
trad. bajo la dir. de M.-O. Goulet-Cazé, París, Le Livre de Po- d’Alexandrie, t. 1, introd., trad. y notas R. Arnaldez, París,
che, “La Pochothèque”, 1999; Vidas y opiniones de los filóso- Cerf, 1961; La creación del mundo según Moisés, en Obras
fos ilustres, trad., introd. y notas Carlos García Gual, Madrid, completas, vol. 1, trad. Francisco Lisi, Madrid, Trotta, 2009.
Alianza Editorial, 2007. Platón, Diálogos III. Fedón, Banquete, Fedro, trad. Carlos García
Gil de Roma, Theoremata de esse et essentia, ed. E. Hocedez, Gual, M. Martínez Hernández y E. Lledó Íñigo, Madrid, Edi-
Lovaina, Museum Lessianum, 1930. torial Gredos, 1997.
Gilson Étienne, L’être et l’essence, 2a. ed. rev. y aumentada, Pa- Porfirio, Isagoge, trad. A. de Libera y A.P. Segonds, introd. y
rís, Vrin, 1962; El ser y la esencia, trad. P. Leandro de Sesma, notas A. de Libera, Vrin, “Sic et non”, 1998; Isagoge, trad.,
Buenos Aires, Desclée, de Brouwer, 1951. introd. y notas Juan José García Norro y Rogelio Rovira, Bar-
Hadot Pierre, Porphyre et Victorinus, 2 vols., París, Études Au- celona, Anthropos, 2003.
gustiniennes, 1968. Quintiliano, Institution oratoire, t. 2, libros II-III, ed. y trad. J.
——, Marius Victorinus. Recherches sur sa vie et ses œuvres, Pa- Cousin, París, Les Belles Lettres, 1976; Quintiliano de Cala-
rís, Études Augustiniennes, 1971. horra, Obras completas, trad. A. Ortega Carmona, Publica-
——, Plotin, Porphyre. Études néoplatoniciennes, París, Les Belles ciones Universidad Pontificia de Salamanca, 5 vols.
Lettres, “L’âne d’or”, 1999. Marco F. Quintiliano, Sobre la enseñanza de la oratoria, Carlos
——, “Zur Vorgeschichte des Begriffs ‘Existenz’, ΥΠΑΡΧΕΙΝ bei G. Hortet, México, Universidad Nacional Autónoma de Mé-
den Stoikern”, Archiv für Begriffsgeschichte, núm. 13, 1969, xico, 2006.
pp. 115-127. Ricardo de San Víctor, La Trinité, introd., trad. y notas G. Sa-
——, “Existenz, existentia”, en Joachim Ritter (ed.), Historis- let, Cerf, “Sources chrétiennes”, núm. 63, 1959; ed. esp. La
ches Wörterbuch der Philosophie, t. 2, Basilea-Stuttgart, trinidad, Salamanca, Sígueme, 2015.
Schwabe & Co., 1972, col. 853-856. Romano, Francesco y Daniela Patrizia Taormina (eds.),
Hintikka Jaakko, “The Varieties of Being in Aristotle”, en S. Hyparxis e Hypostasis nel neoplatonismo, Florencia, Leo S.
Knuuttila y J. Hintikka (ed.), The Logic of Being, Dor- Olschki, 1994.
drecht, Reidel, 1986, pp. 81-114.
ESPAÑOL | 481

Russell Bertrand, Principles of Mathematics, Londres, Cambri- cicio de la traducción. Piénsese sin ir más lejos en
dge UP, 1903; Los principios de la matemática, trad. Juan cómo arreglárselas para traducir, a cualquier len-
Carlos Grimberg, Madrid, Espasa-Calpe, 1977.
Séneca, Entretiens, Lettres à Lucilius, ed. P. Veyne, París, Robert gua, la oración que se construye en torno a “no só-
Laffont, “Bouquins”, 1993; Lettres à Lucilius, 4 vols., ed. F. lo ha traicionado […] sino porque pretende […]”
Préchac, trad. H. Noblot, París, Les Belles Lettres, 1945- Pero no es esta dimensión del texto lo que nos inte-
1962; Epístolas morales a Lucilio I-II, trad. Ismael Roca Meliá,
resa subrayar, sino la tematización de la traducción
Madrid, Gredos, 1994 y 1989.
——, Questions naturelles, ed. y trad. P. Oltramare, t. 1, libros que hace el autor de aquellas líneas a través de un
I-III, París, Les Belles Lettres, 1929; Naturales quaestiones, episodio concreto: la publicación, en Madrid y en
ed. y trad. C. Codoñer Merino, Madrid, csic, 1979, 2 vols. 1973, de la versión española de un libro escrito ori-
Sexto Empírico, Outlines of Pyrrhonism, ed. y trad. G. Bury,
ginalmente en inglés y publicado en 1936. Acaso, y
Cambridge (Mass.), Harvard UP, Londres, Heineman, “Loeb
Classical Library”, 1933; Esquisses pyrrhonniennes, introd., si seguimos, por ahora, atentos a la superficie for-
trad. y com. P. Pellegrin, París, Seuil, 1997; Hipotiposis Pi- mal del texto, lo que más llame la atención sea el
rrónicas, ed. y trad. Rafael Sartorio Maulini, Madrid, Edicio- modo en que el filólogo español re-produce el títu-
nes Akal, 1996.
Suárez Francisco, Disputationes metaphysicae, en Opera om-
lo original: The Spanish, together with Portuguese,
nia, t. 25-26, ed. C. Berton, Vivès, 1866; repr. Hildesheim, Catalan and Vasque. Para quien conoce las versio-
Olms, 1965; Disputaciones Metafísicas, trad. S. Rabade Ro- nes de aquel libro, esta referencia al título en inglés
meo, S. Caballero Sánchez y A. Puigcerver Zanon, Madrid, contrasta con la que de hecho adorna la portada
Biblioteca Hispánica de Filosofía, Gredos, 1963, vol. V.
Tomás de Aquino, Dietrich de Freiberg, L’être et l’essence. Le
del de William J. Entwistle, tanto de la primera edi-
vocabulaire médiéval de l’ontologie, trad. A. de Libera y C. ción, de 1936, como de la segunda, de 1962: The
Michon, París, Seuil, 1996; Suma teológica, trad. y notas Co- Spanish Language: Together with Portuguese, Cata-
misión de PP. Dominicos presidida por fray Francisco Barba- lan and Basque. Notamos en aquella la ausencia de
do Viejo, Madrid, Editorial Católica, 1957.
Tomás de Vio [Cayetano], en De ente et essentia D. Thomae “language”, la “,” donde el original usa “:” y la “V”
Aquinatis Commentaria, ed. M. H. Laurent, Turín, Marietti, donde esperaríamos “B”. ¿Errores de transcripción?
1949. Probablemente. Sin embargo, en un universo inte-
lectual posfreudiano como el que habitamos cual-
Bibliografía de consulta
SVF: Arnim Johannes von, Stoicorum Veterum Fragmenta, Leip- quier desliz, por inofensivo que parezca, nos con-
zig, 1903-1905, reed., 4 vols., Stuttgart, Teubner, 1964; Stoi- voca inevitablemente a adoptar una epistemología
ci antichi: tutti i frammenti, trad. y ed. bilingüe R. Radice, de la sospecha y a buscar en él huellas de las posi-
Milán, Rusconi, 1998.
bles razones que lo habrían causado. Por ello repa-
ramos en las singularidades que exhibe la translatio
de Mondéjar y enseguida sentimos latir tras ellas la
traducción que —por poco inglés que supiera— él
“ESPAÑOL” Y “CASTELLANO” hubiera preferido: El español, junto al portugués, ca-
talán y vasco. El filólogo español, evocando el co-
Por este camino, llega a desnaturalizarse no sólo el nocido tópico del traduttore traditore, reprocha a
título de los libros traducidos, sino incluso su con- los responsables de la versión española la selección
tenido. Por poco inglés que se sepa, ¿quién no se da del nuevo título. No sería simplemente una mala tra-
cuenta de que el traductor o editor del libro de W. J. ducción, según Mondéjar, sino una distorsión per-
Entwistle, The Spanish, together with Portuguese, Ca- petrada en beneficio de una posición concreta con
talan and Vasque, no sólo ha traicionado el pensa-
respecto a los debates lingüístico-ideológicos que
miento del autor al titularlo Las lenguas de España:
se libraban en la España de los años setenta, cuan-
castellano, catalán, vasco y gallego-portugués, sino
porque pretende eliminar la gradación comparativa do la nación una, grande y libre veía amenazadas
establecida por el autor en su obra? sus credenciales históricas bajo diversas presiones,
José Mondéjar Cumpián (1981, p. 29). entre ellas las ejercidas desde regiones que ambicio-
naban el reconocimiento de sus lenguas y culturas
propias —y con ellas del derecho a un grado de au-
El epígrafe con que abrimos este texto ilustra —con togobierno. En aquel proyecto de reorganización
cierta vehemencia incluso— algunos de los laberín- cultural y política de España —que daría en llamar-
ticos senderos por los que siempre discurre el ejer- se “Transición”—, tan españoles serían el catalán,
482 | ESPAÑOL

el gallego y el vasco como el español, el cual, en con- de condicionar el uso corriente de los dos términos,
secuencia, habría de ser llamado “castellano”. El he- seleccionando y privilegiando uno sobre el otro.
cho es que, a un cierto nivel de análisis, a Mondéjar El vibrato léxico-semántico en torno a “castella-
no le faltaba razón. La Constitución de 1978 daría no” y “español” no era nuevo en el decenio de los
sello de legalidad a tal arreglo al organizar España en setenta, sino que parece haber estado presente a lo
comunidades autónomas y al optar por enmarcar largo de la historia de este idioma. Tanto que nos
el orden glotopolítico del país en el conocido artícu- vemos tentados incluso a pensar en él no como una
lo 3, que si bien reproducía la jerarquía histórica de anomalía sino como un elemento constitutivo de
los idiomas usados en el país, es cierto que conce- su ser —o no ser. Pero el hecho es que, para bien o
día ciertos espacios sociales a las “otras” lenguas de para mal, esta variación no sólo ha existido sino
España y optaba por oficializar el término “castella- que ha sido objeto de reflexión desde tiempo atrás
no”. Mondéjar leía la traducción del título de En- —ya la Útil y breve institución para aprender los
twistle históricamente y señalaba en ella las huellas principios y fundamentos de la lengua española pu-
de un debate antiguo que, de nuevo en la España de blicada en Lovaina en 1555 trataba el tema argumen-
los años setenta, despertaba para cuestionar las len- tando, contra sí misma, que “esta lengua propia-
guas, sus nombres y el incierto destino del país co- mente se debe llamar Castellana”.
mo nación legítima. Aparte del extenso tratado —371 páginas— pu-
Si bien la publicación que citamos es de 1981, blicado por el mismo Mondéjar en 2002 —escrito
Mondéjar había expresado su visión del asunto pú- a partir de un estudio de 1974—, el recorrido his-
blicamente en una conferencia pronunciada en 1979 tórico más notable y acaso influyente por el asunto
—es decir, meses después de la aprobación de la nue- es el que Amado Alonso, discípulo de Ramón Me-
va constitución— en la Facultad de Filosofía y Le- néndez Pidal y miembro destacado de la Escuela
tras de la Universidad de Granada con motivo de la Filológica Española, publicó en 1938 bajo los aus-
clausura del Curso de Estudios Hispánicos. El tex- picios del Instituto de Filología de la Universidad
to de la conferencia con tres addenda sería publicado de Buenos Aires que él mismo dirigía. El libro, titu-
dos años más tarde por la granadina Editorial Don lado Castellano, español, idioma nacional. Historia
Quijote, bajo el título “Castellano” y “Español” dos espiritual de tres nombres, se proponía exponer los
nombres para una Lengua. Mondéjar apostaba por usos y significados cambiantes de estas palabras, des-
intervenir en el debate, y lo hacía siguiendo una tra- de el origen del romance hasta la actualidad —la
dición no inaudita en la filología española: abrir las actualidad de Alonso—, teniendo en cuenta las im-
ventanas del edificio universitario para, desde ahí, plicaciones asociativas de uno u otro término en
pertrechado en los saberes filológicos, proyectar su cada país y en cada región —entre 1942 y 1979 la
voz hacia la esfera pública respondiendo críticamen- Editorial Losada de Buenos Aires publicaría cuatro
te, en este caso, a la solución constitucional y a las ediciones más con adiciones y enmiendas. Recorra-
opiniones que la habían justificado. mos brevemente algunas zonas de esa historia si-
En la base de este episodio se halla la inestabilidad guiendo, aunque a contrapelo, el relato del filólogo
léxica y semántica que envuelve la asignación de un navarro.
vocablo a una lengua; más inestable aun cuando son
dos las palabras que compiten por el monopolio de I. “Castellano” y “español”: dos vocablos
la designación. Pero más allá del problema lingüísti- en la historia
co per se —si es que tal cosa existiese—, se nos reve- Toda delimitación de la extensión denotativa de un
la, en el movimiento de Mondéjar entre el ámbito vocablo se hace en relación contrastiva con aquello
académico y la esfera pública, el carácter glotopolíti- que el vocablo no designa. Así, si existe la palabra
co del asunto. El filólogo lleva los saberes producidos “vertebrado” es porque hay animales sin esqueleto
en el espacio legítimo de la Universidad al terreno interno; si existe el adjetivo “verde” es porque, en el
donde se planifica la forma y distribución social de desarrollo histórico de la organización dominante
la lengua; interviene en las disputas en torno al de- del espectro cromático en un colectivo humano,
venir de un elemento puntual pero crucial del campo también se han identificado colores cuyas propie-
léxico-semántico, el nombre del idioma, tratando dades cromáticas no se corresponden a esa zona del
ESPAÑOL | 483

espectro. De la misma forma, el término “castella- Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ni si-
no” no surgió, en un momento dado de la historia, quiera en el gran relato de unidad lingüística y pro-
sólo porque una comunidad de hablantes hubiera greso cultural que produjo la Escuela Filológica Es-
identificado, primero, el objeto o entidad al que se pañola. De hecho, la necesidad de afirmar la unidad
hace referencia aplicándole después un nombre. La es consecuencia de su fragilidad; y el acto de afir-
extensión denotativa del gentilicio “castellano” pa- marla convoca inevitablemente a su negación. El
ra pasar a hacer referencia a un hecho lingüístico se propio libro de Alonso no puede articularse sino a
produjo, en origen, por contraste con otros hechos través de la constante visibilización del potencial y
lingüísticos que serían, por oposición, no castella- actualidad polémica del par de vocablos. Observa,
nos. Por ello, para entender la historia semántica de por ejemplo, que en España el campo tiende a de-
“castellano” y “español” —que no es unívoca ni cir “castellano”, mientras que la ciudad, más cons-
constante— es necesario conocer a qué se oponen ciente de la dimensión internacional de la lengua,
y se han opuesto históricamente. usa “español” en mayor proporción. Es decir, que el
En la Hispania medieval —así como en otras par- uso de cada miembro del par pudiera haberse espe-
tes de Europa—, la oposición metalingüística fun- cializado como marcador de identidad rural y ur-
damental, la concepción opositiva más importante, bana. Asimismo, al criticar las opiniones del segun-
era la que se percibía que existía entre el “latín” y el do anónimo de Lovaina —Gramática de la lengua
“romance” o “lengua vulgar”. El uso de “romance vulgar de España, de 1559—, afirma:
castellano” se irá imponiendo con el dominio polí-
tico del reino de Castilla y con el cultivo que en su En la joven nación unificada, castellano sonaba a lo
corte se hacía del romance. En la General Estoria de peculiar y privativo de Castilla, precisamente porque
Alfonso X —siglo XIII— se encuentran referencias estaba muy presente en la vida y en la conciencia de
a que está escrita en el nuestro lenguaje de Castilla, en todos los españoles la gigante personalidad de Cas-
el nuestro romanz de Castilla, en el lenguaje de Cas- tilla como región confirmadora y directora de Espa-
ña. Cuando en la vida real de los andaluces, aragone-
tilla, segund el propio romanz castellano, en el caste-
ses, catalanes, valencianos, gallegos, se tenía que contar
llano, segund el castellano, en nuestra lengua, en el a todas horas con la presente vitalidad de Castilla, al
lenguaje. En opinión de Alonso, “español” habría llamar castellano al idioma interregional, a menudo
aparecido como “neologismo oportuno”, como res- asomarían reservas mentales en los espíritus culti-
puesta lingüística al “despertar renacentista de las vados, cuando no celos de región (54).
conciencias nacionales” y a la “unificación de Espa-
ña” (Alonso 1942: 15). Ambos vocablos continua-
rán coexistiendo del Renacimiento en adelante, si Aquí, por detrás de la parcial retórica de Alonso, se
bien en este periodo el par irá adquiriendo nuevos declara que el uso de “castellano” o “español” signi-
sentidos. Para explicar la transformación de la distri- ficaba una toma de posición en torno a la progresi-
bución de “castellano” y “español”, Alonso inserta la va organización del reino en favor de los intereses
coexistencia de ambos vocablos en el glorioso relato de Castilla y en detrimento de los de otras regiones
histórico de la lengua que, articulado con erudición peninsulares. El rechazo de “castellano” sería, nos
filológica y destreza narrativa por la Escuela Filoló- dice Alonso, un rechazo de esa dinámica de centra-
gica Española, vincula unidad idiomática, progreso lización.
y proyecto imperial: “El nombre de castellano ha- Al llegar a la “actualidad” —la del momento en
bía obedecido a una visión de paredes peninsulares que aparecen las distintas ediciones del libro de Alon-
adentro; el de español miraba al mundo” (Alonso so— el uso de ambos vocablos en América se vuel-
1942: 33). La preferencia por “español” fuera de Es- ve central. Alonso reconoce la coexistencia de am-
paña no haría sino confirmar, según Alonso, esta bos, pero subrayando la preferencia americana por
lectura. En definitiva, las ideologías nacionales del “castellano”. Ahora bien, a quienes se manifiestan
Renacimiento, la unificación de España y su expan- por este último los divide el filólogo español en dos
sión mundial habrían dado lugar a un cambio en la grupos. Están quienes abrazan “castellano” como
forma interior del lenguaje que reorganizaría la ex- efecto de su compromiso con el buen uso y su res-
tensión denotativa de “castellano” y “español”. peto del valor tradicional del idioma. Tal posición,
484 | ESPAÑOL

que según Alonso representaría Andrés Bello me- con el gran relato de unidad cultural— y la movili-
jor que nadie, sería merecedora del máximo respe- zación de los afectos —en general atribuida a quie-
to y admiración: “Una actitud académica en la mejor nes perturban aquella visión.
acepción cultural de este término, con sentido cons-
tructivo y no como timorata desecación” (132). Y II. Mirada glotopolítica hacia la lengua
aquí se ve aparecer al segundo grupo, el de quienes y sus nombres
optarían por “castellano” rechazando “español” por Adoptar una perspectiva glotopolítica significa afir-
su proximidad formal con “España”, proximidad que mar que existen —al menos— zonas de la vida del
evocaría por medio de un proceso semiótico de ico- lenguaje inseparables de lo político y que asimismo
nización la dependencia cultural de la antigua me- hay —al menos— zonas de lo político inseparables
trópolis. Para éstos dice Alonso, del lenguaje. Significa también partir de la inscrip-
ción social de ambas entidades, de la permanente in-
castellano es un nombre señalativo del idioma; espa- teracción del lenguaje y lo político con la agrupación
ñol resulta todavía connotativo y significativo. Cas- de los seres humanos en categorías socialmente re-
tellano no se identifica con ningún estado constitui- levantes. Significa pensar lo político no sólo como
do; español sí. Y así como este valor significativo de la actividad que se desarrolla en torno al acceso y
español fue la principal causa de su triunfo y aun hoy gestión de las instituciones que rigen la vida de una
lo es de su perduración en España, así en algunos es-
comunidad sino al amplio espectro de procesos que
píritus americanos es causa de resistencia (140).
dan lugar a la constitución o desarticulación de sub-
jetividades implicadas en el acceso y reparto de re-
El “espiritual” es el ámbito de la experiencia huma- cursos de distinta naturaleza. Mirar glotopolítica-
na en el que Alonso sitúa el principio explicativo mente significa abordar los textos —sea cual sea su
del devenir de estos vocablos, y así lo revela el sub- materialidad— como discursos, no sólo como es-
título del libro: Historia espiritual de tres nombres tructura sino como praxis social. Significa además
—conviene recordar aquí la influencia que el idea- pensar históricamente, abordar la observación de
lismo, vía Karl Vössler, ejerció sobre la Escuela Fi- las experiencias sociales partiendo de su carácter di-
lológica Española. Sobre la preferencia por “caste- námico y cambiante. Y significa, finalmente, adop-
llano” en la América del siglo XX dice: “es cierto que tar una actitud intelectual reflexiva que interrogue
hay personas y, sobre todo, muchas ha habido has- las condiciones materiales de producción de cono-
ta hace poco, a quienes este sentimiento [patrióti- cimiento, incluso las que dan lugar al desarrollo y la
co] inclina al uso de castellano para evitar español” defensa de la perspectiva glotopolítica.
(139). Y sobre la misma solución en la España del Lo que pretendemos proponer en lo que resta
momento dice: del ensayo es precisamente la conveniencia de mi-
rar la questione del nombre de la lengua desde una
Así como en el siglo XVI el neologismo español triun- perspectiva glotopolítica. Es ésta, creemos, la que
fó porque se vio el idioma referido a una esfera de nos revelará la intraducibilidad de estas palabras o,
objetos constituida por los idiomas nacionales, así acaso, todo lo contrario, es decir, su condición de
los bilingües de hoy vuelven a castellano en cuanto se vocablos cuya existencia es imposible afuera del ac-
refieren a una esfera de objetos constituida por las to de traducción.
lenguas peninsulares. Ni aquella referencia obedecía
Recordemos que Amado Alonso encontraba las
ni ésta obedece a razones dialécticas, sino a afectos,
razones del zigzagueante devenir léxico-semántico
impulsos, fantasías, anhelos. (127)
de “castellano” y “español” en el terreno del espíritu.
La movilización de los afectos y de la racionalidad
En este pasaje se aprecia la estructura del tratamien- académica —pretendidamente científica a partir del
to que hace Alonso del problema —en cualquier siglo XIX— serían las fuerzas a que estaría someti-
caso, siempre poliédrico, sugerente y revelador. La da aquella historia. Y esta visión, hemos de recono-
adopción de uno u otro término en distintos con- cer, no es incompatible con la mirada glotopolítica
textos históricos y geográficos responde a dos crite- que adoptamos; necesita, eso sí, una reconducción
rios: la razón científica —en general de acuerdo que inscriba los afectos y el conocimiento en el ám-
ESPAÑOL | 485

bito de la construcción y negociación de las formas lítico que permite definir a España como Estado
del poder. Alonso, de algún modo, nos prepara el nacional moderno, Mondéjar se implica en un ejer-
terreno para que reconozcamos que la coexistencia cicio de higiene verbal-semántica que afirma la “pro-
de “castellano” y “español” —como toda variación en piedad” filológica de “español” y niega la de otros
el lenguaje— fue y es siempre terreno propicio pa- usos incompatibles con la “propiedad” política y
ra la construcción de diferencias sociales y subjeti- simbólica de España. Un aspecto notable de este
vidades políticas varias. texto es el modo en que Mondéjar se construye co-
Saltemos desde aquí al presente que se correspon- mo enunciador apropiándose de un “nosotros” que
de —más o menos— con la escritura de este ensayo socializa su identidad como científico e historiador
y pensemos sobre las actuales defensas de “español”. de la lengua —gremio cuyos miembros, por lo de-
Y volvamos, en primer lugar, a Mondéjar Cumpián, más, usan, con frecuencia indistintamente, “caste-
quien en 1985 expresaba de nuevo su descontento llano” y “español” para referirse a la misma entidad
con el orden glotopolítico constitucional español: con resonancias diferentes ya mencionadas.
Un segundo elemento del discurso de Mondéjar
Para nosotros, lingüistas e historiadores de las len- es el modelo de racionalidad que exhibe: si España es
guas románicas, esto es histórica y gramaticalmente la nación, la lengua nacional ha de llamarse, en con-
inaceptable: a) porque hoy castellano designa una secuencia, “español”, de forma análoga a como se lla-
variedad del diasistema del español en la misma me- ma “italiano” a la lengua de los italianos, “francés” a
dida y proporción que lo es el andaluz, canario o cual- la lengua de los franceses, etcétera. Al hilo de este
quiera de los especímenes lingüísticos correspondien-
razonamiento se despliega un proceso semiótico de
tes a cada uno de los países de la América española;
proyección recursiva o, como lo denominan Judith
y b) porque entre el sustantivo precedido de la pre-
posición de con el valor de ‘cosa propia’ o de ‘cosa per- Irvine y Susan Gal (2000), recursividad fractal. Tal
teneciente a’ y el adjetivo correspondiente a ese sus- proceso consiste en juzgar un contexto determina-
tantivo la diferencia semántica es notable. Respecto do según las categorías simbólicas y semióticas de
del punto a, voy a formularles la siguiente pregunta otro contexto, categorizado apriorísticamente co-
retórica: ¿Qué pensarían si les dijese que Il toscano é mo patrón, para así determinar la bondad o maldad
la lingua italiana dello Stato, habida cuenta que desde del primero por su correspondencia o divergencia
el punto de vista genético toscano y castellano están respecto al segundo. Si el francés es la lengua de Fran-
respecto de italiano y español en relación histórica cia y el italiano la de Italia, ¿no será una “anormali-
idéntica? En cuanto al punto b, creo que es evidente dad” que llamemos castellano al idioma de España?
la diferencia de significado existente entre española
Una fácil analogía nos llevaría a concluir que tan nor-
y de España, francesa o de Francia, italiana o de Ita-
mal o anormal resulta esto como que inglés y no bri-
lia, etc., en el estricto sentido lingüístico, no político,
del adjetivo española, francesa o italiana, toda vez tánico, australiano y estadunidense (o americano)
que los hablantes de cada uno de los paises románi- sea, respectivamente, el idioma del Reino Unido de la
cos en que se han desarrollado diversas lenguas neo- Gran Bretaña, de Australia y de los Estados Unidos
latinas han coincidido en asignar a la lengua más di- de América. Esta nomenclatura, por cierto, queda
fundida en ellos, que regularmente coincide en ser fuera de la comparación realizada en el artículo ci-
la de mayor prestigio —por lo tanto, por causas ex- tado, evidenciando otro de los procesos semióticos
tralingüísticas— como nombre de la misma el adje- típicos de la construcción ideológica: el borrado u
tivo derivado del nombre propio del país correspon- ocultamiento, llamado por Irvine y Gal, en inglés,
diente: francés o lengua francesa, italiano o lengua erasure. Este proceso consiste en la omisión de los
italiana, español o lengua española, etc.; hecho histó-
elementos argumentales o factuales que resultan in-
rico que justifica que sea científicamente correcto que
coherentes o incluso contradictorios con la repre-
hablemos de dialectología francesa y de dialectolo-
gía occitánica; de dialectología española y de dialec- sentación producida por el discurso establecido por
tología catalana, por ejemplo (1985: 48). el enunciador. Así pues, por medio de estas estrate-
gias se articula un discurso que especializa los dos
términos de “castellano” y “español”, reservando el
Ante la evidente polisemia de “castellano” y “espa- segundo para la lengua general y el primero, una
ñol” y su potencial perturbador del orden glotopo- vez vaciado de otro de sus sentidos tradicionales, pa-
486 | ESPAÑOL

ra una acepción en realidad relativamente nueva: el de los años noventa del siglo XX: el valor del idioma
de “dialecto” de esa lengua general. en los mercados lingüísticos globales y la incuestio-
Para esta última transformación es necesaria la nable ventaja competitiva que supone la adopción
reificación del propio “dialecto” que se pretende de- de este vocablo por razón de su reconocimiento de
signar con el término, ahora empequeñecido en sus marca. Ángel López García (2010) califica el sesgo
dimensiones geográfica, histórica y funcional, de de este punto de vista bajo el nombre de “ideología
“castellano”. El castellano será ahora, en la acepción emolingüística”: se trata de ver las lenguas con un
propugnada, bien una variedad geográfica más, co- enfoque utilitarista, que las concibe fundamental-
mo es el andaluz —otro haz de isoglosas reificado a mente como instrumentos, como recursos, desde
su vez— o el canario, bien el conjunto de realidades una visión utilitaria que reduce el componente cul-
lingüísticas que presentaba el romance español en tural e histórico de las lenguas y aproxima su con-
la Edad Media, cuando estaba limitado a una franja cepción a la que podría tener un bien económico.
de la península, antes de su expansión. Es decir, el Los ejemplos de esta ideología emolingüística
castellano sería el español antes de ser español. El apo- aplicada al español son innumerables desde hace al-
yo teórico de esta designación podemos verlo en El gunos años. Acaso un texto que lo ilustraría de mo-
rumor de los desarraigados de Ángel López García. do representativo —entre otros muchos posibles—
Se trata de un apoyo más discursivo que propiamen- sea el artículo publicado por Juan Ramón Lodares
te filológico-lingüístico, pues de entrada se presen- en El País del 28 de febrero de 2004, con el título de
ta explícitamente como ensayo y de hecho gana el “Las cifras de las letras”. Su primer párrafo es de por
Premio Anagrama de Ensayo de 1985. Se hace aquí sí esclarecedor:
una distinción en origen entre un castellano dialectal
que surgió como confluencia del latín con el vasco y Mucha gente en el mundo es capaz de hablar inglés.
un castellano koinético, que toma elementos del an- El resto lo intenta. Gracias a ese resto, el idioma se
terior pero que se elabora para facilitar la comunica- ha convertido en una fuente de ingresos para los bri-
ción interregional, más allá de los límites originales tánicos comparable a las rentas del petróleo. Sole-
del castellano dialectal. El castellano koinético, se- mos considerar las lenguas como cosa del espíritu y
la cultura; sin embargo, hace ya algún tiempo que
gún se caracteriza en la obra de López García, es mu-
son poderosas materias primas para industrias pro-
cho más que una entidad lingüística: deviene, por pias de nuestros días.
su carácter —presuntamente— interregional, en íco-
no de la solidaridad histórica no sólo entre los es-
pañoles sino también entre éstos y los hispanoha- El resto del artículo es un perfecto despliegue del
blantes de América, todos ellos herederos simbólicos “emolingüismo”, con sus recursos discursivos de pro-
de aquellos desarraigados fronterizos que constru- ducción ideológica. El primero, señalado por López
yeron un país, España, y un imperio —hoy llama- García, es su crítica general a este tipo de discursos,
do comunidad panhispánica— que trasciende, co- la valoración de todo hecho cultural en términos
mo su símbolo lingüístico, a la etnia y a la tierra. La cuantitativos, lo que otorga al texto una pátina de
lengua llamada “español” se figura, así, como una len- tecnicismo economicista: “en el año 2030 […] el
gua desarraigada, despegada de la tierra, que por su 7.5% de la población mundial podrá comunicarse en
propio carácter interno no podría servir —como sí español, porcentaje muy superior al esperable para
lo harían las demás lenguas de España, las lenguas el francés (1.4%), el ruso (2.2%), el árabe (4.6%), el
indígenas de América o el cultivo autónomo de va- japonés (1.4%) o el alemán (1.2%)”. El español, ar-
riedades regionales del español— de sustento a un gumenta implícitamente la ideología emolingüís-
nacionalismo localista sino a una idea —ideología, tica, es más (o mejor) porque tiene más. El segundo,
la llama López García— de encuentro superior. una interesante (desde el punto de vista de nuestro
La defensa decidida de esta pretendida trascen- análisis) confusión metonímica entre tales cifras
dencia del espacio y tiempo de esta dimensión su- del español y su (supuesto) valor económico. Éste
prahistórica del idioma, por así decir, nos conduce nunca se argumenta de forma debida para mostrar
hacia otro argumento relativamente novedoso que, su auténtico valor diferencial respecto a otras posi-
esgrimido en favor de “español”, cobra fuerza a partir bilidades glotopolíticas o de sociología lingüística.
ESPAÑOL | 487

Observamos esto en afirmaciones como que “en- posee, por ideológico, la voluntad de ponderar la
tre 1995 y 2004 el porcentaje del PIB vinculado a la variedad real de factores en los que pretende funda-
lengua española —no sólo en materia cultural— mentarse, y en ello vemos su continuidad pragmá-
ha pasado en España del 14.2% al 15%”, o que los tica histórica, por debajo de las diversas formas dis-
sectores que más contribuyen al “incremento” de esa cursivas que ha adoptado: el significante “español”
parte del PIB son los de servicios: “publicidad, edi- y su referente conceptual se imaginan, dentro de un
ción, administración, transportes y comunicacio- cierto discurso ideológico propagado desde las ins-
nes”. En una asociación in crescendo entre los con- tituciones académicas y mediáticas españolas, co-
ceptos de ‘lengua española’ y ‘riqueza’, Lodares asume mo asociados a las ideas positivas de “encuentro”,
el ideologema de que “la lengua es riqueza” (“Lan- “paz”, “cultura”, “lo común”… en oposición —im-
guage is money”, en la cita original de Ronald Bu- plícita o explícita— a “lo particular”, “lo disgrega-
chanan), de que “el español se ha convertido a co- dor”, “lo conflictivo”… que no son sino asociacio-
mienzos del siglo XXI en un material estratégico de nes ideológico-lingüísticas ligadas, dentro del mismo
primer orden” y acaba con un corolario tan signifi- discurso, a proyectos glotopolíticos opuestos al na-
cativo como la ya citada introducción: cional-estatal español, o divergentes de éste.

En este sentido, conviene entender dos hechos: pri- III. La perenne traducción de dos vocablos
mero, estamos en la hora industrial del español (en intraducibles
realidad, llevamos algún tiempo en ella, pero toda in- Millones de personas usan en la vida cotidiana “cas-
sistencia en este hecho es poca); segundo, es impor- tellano” y “español”. Las palabras, queremos decir.
tante que los centros de decisión política entiendan Porque lo que en realidad hablan es lo mismo. ¿O
la circunstancia y, asimismo, entiendan que la lengua
será que no lo es? En cualquier caso, lo que pasa en
española, al aglutinar a una de las escasas comunida-
cada ocasión concreta en que un hablante pronun-
des lingüísticas multinacionales que hay en el mundo,
supone un bien económico de primer orden —si no cia una de estas palabras depende de las múltiples
el primero de todos— para que los países hispanoha- condiciones en que se desarrolle el acto de habla. Ca-
blantes se integren exitosamente en la sociedad de la da una de estas ocasiones será apenas un instante
información y comunicación que se avecina; una so- en la permanente lucha normativa que es el lengua-
ciedad que cada día tendrá más peso. Algunos se han je. Por muy automática, instintiva o habitual que
referido al español como nuestro “petróleo” particu- resulte la enunciación del término, ingresará ipso
lar. Efectivamente lo es: un petróleo de palabras. facto en un proceso histórico donde “castellano” y
“español” se han ido desplazando en los planos lé-
En este panegírico del español “global”, el implícito xico-semánticos siempre susceptibles de articularse
no evidenciado —y por lo tanto no explicado— es con el ejercicio del poder y la construcción de sub-
la idea de que todo lo que se hace en español tiene, jetividades políticas. Son esta perenne movilidad y
por sí, un valor económico que no tendría si fuera esta susceptibilidad política los que hacen que estas
hecho en una lengua diferente y más “local”. Cabría dos palabras vivan en un estado de permanente
preguntarse si la publicidad que un español consu- traducción, especialmente sensibles, a lo largo de su
me en español, y que produce una empresa españo- historia, a la resignificación consciente por parte de
la, generaría un ingreso económico de menor cuan- quienes participan en un acto de comunicación ver-
tía para dicha empresa si lo hiciera en catalán para bal. Adelantábamos arriba nuestro dilema: acaso
que los catalanes recibieran esa publicidad. Lo mis- sea esta perenne traducción lo que hace a estas pa-
mo se podría decir de la “industria” cultural. Tam- labras merecedoras de ser incluidas en un dicciona-
bién se podrían valorar el hipotético rendimiento rio de intraducibles.
económico vinculado al multilingüismo —las acti- Vítor MEIRINHO y José DEL VALLE
vidades de traducción, por ejemplo—, nunca in-
cluidos en el discurso emolingüístico laudatorio del Bibliografía
Alonso Amado, Castellano, español, idioma nacional. Historia es-
español, que rebaja correlativamente el valor de las piritual de tres nombres, 2a. ed. Buenos Aires, Losada, 1942.
“otras lenguas” presentes en el espacio geográfico Irvine Judith y Susan Gal, “Language Ideology and Linguistic
de la Hispanofonía. Pero el discurso ideológico no Differentiation”, en Regimes of Language: Ideologies, Poli-
488 | ESTADO

ties, and Identities, ed. Paul V. Kroskrity, 35-83, Santa Fe, 4. Escogimos estudiar aquí la modulación del sentido de
School of American Research Press, 2000. Estado tal como la transmiten las lengua y las historia na-
López García Ángel, El rumor de los desarraigados. Conflicto de
cionales: por ejemplo, el italiano stato y el inglés state no
lenguas en España en el siglo xx, Barcelona, Anagrama, 1985.
——, Anglohispanos. La comunidad lingüística iberoamericana y articulan del mismo modo la relación entre territorio, po-
el futuro de Occidente, Barcelona, Península, 2010. der, régimen político y gobierno: véase State/Govern-
Mondéjar Cumpián José, “Castellano” y “Español” dos nombres ment, Stato; cf. Autoridad, Gobierno, Herrschaft,
para una lengua, Granada, Editorial Don Quijote, 1981.
——, “El español, el español meridional y la Constitución de 1978”,
Macht.
Revista de Filología Románica, núm. 3, pp. 47-67, 1985. 5. Sobre el “Estado benefactor”, véase Welfare; cf. Li-
beral, Multiculturalism.

comunidad, narod, people, pueblo, poder

estado
Estado proviene del latín status, que designa la acción de
tenerse y la forma de tenerse, la postura, la posición, de sto, estado de cosas
stare, “estar de pie, inmóvil, firme”, de donde se deriva sta- Es una de las traducciones posibles del alemán Sachverhalt,
tuo, “establecer, estimar, decidir”; encontramos el mismo que designa las “circunstancias” en el lenguaje corriente.
radical en el griego hístemi [ στημι], “erigir, ubicar” y, en sen- Sólo que esta traducción insiste en las propiedades de los
tido intransitivo (por ejemplo en el aoristo esten [ἔστην]), objetos de la experiencia, en detrimento de la captura pro-
“mantenerse en pie”, en el español estar, ser (véase Espa- posicional del objeto del juicio. La otra traducción, no me-
ñol y Ser), al igual que, por supuesto, el inglés stand, el nos frecuente, por contenido proposicional, sufre de la ca-
alemán stehen, etc. El griego stasis [στάσις] puede así de- rencia inversa. Véase Sachverhalt.
signar al mismo tiempo la estabilidad política y moral, el Estamos ante una terminología lógica ligada a temas
estado de una persona, de una ciudad, de una pregunta mayores (relación cosa-palabra-espíritu y definición de ver-
(cf. lat. status quaestionis, status causae, véase Cosa), y la dad), que permite pasar de un latín medieval (Dictum-
sedición, la sublevación, la guerra civil, cuando una parte Enuntiabile), derivado del estoicismo en su competencia
de la ciudad “se levanta” contra otra. La estela, la estatua, con el aristotelismo (véase lektón en Significante, II), al
el estatuto, la estancia están también emparentados con el alemán de fines del siglo xix-comienzos del xx, y abre so-
estado, que, se comprende, puede expresar a la vez la for- bre el inglés analítico más contemporáneo (véase
ma de ser, física y moral, y la institución entre todas las ins- Truth-maker), terminología para la cual el francés pro-
tituciones: el Estado, que hoy se escribe con mayúscula. duce traducciones descriptivas que ponen de manifiesto el
problema. Compárese, por una parte, con Dictum, Inten-
1. Sobre el estado como disposición o forma de ser, véase ción, Proposición, Sentido, y por otra con Cosa (Res),
Disposición (II), Stand, Sujet. Hecho, Erscheinung, Ser, Gegenstand, Hay, Matter
2. El concepto de Estado propiamente dicho designa un of fact, Objeto, Tatsache; finalmente con Truth-Mak-
modo de organización del poder político que supone un er y Verdad.
gobierno especializado, separado de la sociedad e institu-
cionalizado; a esto se debe que la tradición dominante de contenido proposicional
la filosofía política, de acuerdo con los grandes teóricos del
derecho público, tiende a reservar el nombre “Estado” a las
formas políticas nacidas con el desarrollo de la doctrina
moderna de la soberanía. Pero puede ocurrir que se hable ESTADO DE DERECHO, estado legal
de Estado para designar aquello que conforma la consisten-
cia propia de una comunidad política, independientemente alemán Rechtstaat
francés état de droit, état légal
de los elementos empíricos que la componen: véase Polis, inglés Rule of Law
la “ciudad”, a la vez Estado, sociedad, nación y nada de lo
anterior; cf. Política, Patria, Sociedad. deber, estado, herrschaft, law, ley, liberal,
3. Sobre la relación entre el Estado y el derecho, véase macht, polis, política, sociedad civil, sollen
Estado de derecho; cf. Derecho, Ley.
ESTADO DE DERECHO | 489

Desdeñado durante mucho tiempo por los filósofos, que a sas propuestas a la vez por Carl Schmitt y por Hans Kelsen)
menudo veían en él una noción puramente jurídica, incluso y sobre su traducibilidad a la lengua inglesa (en la que pre-
ideológica, el concepto de Estado de derecho goza hoy en valece el concepto de Rule of Law, que remite a la vez a una
día de considerable prestigio en el pensamiento contem- articulación diferente entre el derecho y la ley y a disposi-
poráneo, en correspondencia con la reciente evolución de ciones constitucionales irreductibles a los modelos “conti-
la política interna de las democracias y del derecho interna- nentales”).
cional. El final del siglo xx fue testigo de la desaparición de
los regímenes autoritarios conservadores de Europa occi- I. La doctrina alemana del Rechtstaat
dental (España, Portugal, Grecia), el surgimiento de jurisdic- La expresión francesa État de droit y la española, Es-
ciones constitucionales en la mayoría de las democracias, tado de derecho son traducciones del término alemán
la caída de los regímenes comunistas de Europa central y Rechtstaat, que apareció en el siglo XIX para acom-
oriental y, por último, el surgimiento, por cierto problemá- pañar y pensar el proceso progresivo, que se creía ver
tico, de un derecho internacional que supuestamente limi- en marcha en el Estado alemán, de regulación y de
ta la soberanía de los estados haciendo posibles, en ciertas limitación del Estado a través del derecho. Como
condiciones, sanciones contra los gobiernos culpables de observa Jacques Chevallier, “este objetivo común re-
violaciones flagrantes de los derechos fundamentales. Sin cubre sin embargo visiones bastante diferentes del
duda, es posible entender estos procesos heterogéneos pe- Estado y del derecho” (L’État de droit, p. 11), que van
ro convergentes a partir del concepto de Estado de derecho, de la simple exigencia funcional de un Estado que
en la medida en que todos hacen patente una oposición actúa por medio del derecho a exigencias sustan-
entre estados totalitarios, autoritarios o cuando menos ar- ciales que conciernen al contenido del derecho, pa-
bitrarios y un modelo superior de Estado definido por su sando por la idea formalista de un Estado sometido
conformidad con el derecho, sin que se sepa muy bien si al derecho. La fórmula, por lo demás, es propuesta
con ello se hace referencia a la simple existencia de una je- al mismo tiempo por juristas liberales como R. von
rarquía de normas debidamente sancionadas o, más radi- Mohl, que sobre todo buscan limitar la esfera de ac-
calmente, al sometimiento de los estados a normas meta- ción del Estado y proteger mejor las libertades indi-
jurídicas tales como los derechos humanos. Por cierto, cabe viduales, y por otros, menos ambiciosos o más con-
observar que los actores mismos de estas transformacio- servadores, que simplemente quieren racionalizar
nes a menudo se han referido al concepto de Estado de de- la dominación estatal normalizando las relaciones
recho para legitimar su acción, ya se trate de gobernantes del Estado y de la administración con los adminis-
de países en transición hacia la democracia, de jurisdiccio- trados. Finalmente, la que se impuso fue la concep-
nes constitucionales o incluso de los últimos dirigentes co- ción formalista, porque permitió, por un lado,
munistas cuando todavía se estaban esforzando por salvar someter la administración al derecho abriendo vías
algo de los regímenes que tenían a su cargo (Mijaíl Gorba- de recurso jurisdiccional contra ella, presentando al
chov quería convertir a la Unión Soviética en un “Estado mismo tiempo el sometimiento del Estado al dere-
socialista de derecho”). La filosofía política contemporánea cho como el fruto de una autolimitación (lo cual
acompañó este movimiento en gran medida, presentándo- excluye toda referencia última a normas jurídicas
se como filosofía del derecho (Renaut y Sosoe, Philosophie superiores a las que el Estado plantea). Por un lado,
du droit), esforzándose por demostrar la irreductibilidad del el Estado de derecho se opone al Estado policíaco
Estado de derecho (nacido en Europa occidental) al “Esta- (Polizeistaat), en el que el derecho no es más que el
do policíaco” (Kriegel, L’État et les esclaves), o incluso bus- instrumento de una administración que puede im-
cando una síntesis entre una teoría radical de la democra- poner obligaciones a los administrados sin estar
cia y la tradición liberal del Estado de derecho (Habermas, vinculada por normas superiores. Por otro lado, el
Droit et démocratie). No obstante, hoy todavía la noción Estado de derecho es el fruto de una libre (pero ra-
de Estado de derecho sigue siendo problemática en mu- cional) autolimitación del Estado, verdadero sujeto
chos sentidos. Las principales cuestiones que se plantean de derecho cuya dominación (Herrschaft) es un de-
con respecto a ella son sobre el origen del concepto de Es- recho subjetivo originario antes del cual no puede
tado de derecho (que se remonta a la doctrina germánica haber derecho público, pero cuya finalidad inma-
del Rechtstaat, surgida en un contexto muy diferente), so- nente es generar derecho y reinar a través de él (ca-
bre su valor operativo (cuestionado a partir de las premi- be observar aquí que la expresión francesa autoli-
490 | ESTADO DE DERECHO

mitation traduce de hecho varias palabras alemanas mación del derecho público y la limitación liberal
—Selbstverpflichtung, Selbstbindung, Selbstbeschrün- del poder del Estado. Esto es lo que ilustra la recep-
kung— que incluyen todas ellas la idea de que el ción en Francia de la doctrina alemana, donde acabó
Estado se impone a sí mismo deberes, obligaciones por ser retomada por medio de la obra de Carré de
y límites; véase Carré de Malberg, Contribution à la Malberg, pese a la desconfianza de que era objeto
théorie générale de l’État, p. 231). una teoría que parecía legitimar el régimen impe-
El Rechtstaat aparece entonces como un concep- rial y que se oponía a la concepción del Estado-na-
to indisolublemente liberal y estatista, que por lo ción heredada de la Revolución francesa (Cheva-
demás se inscribe bastante bien en la tradición de la llier, ibid., pp. 21-43).
filosofía política alemana, tal como se desarrolló de Las discusiones francesas sobre el problema del
Kant a Hegel. El aspecto liberal se traduce por la exi- Estado de derecho no son puramente teóricas; por
gencia de protección de los administrados en su el contrario, están estrechamente ligadas al contex-
relación con el Estado, pero también, más radical- to político nacional e internacional de comienzos
mente, por la afirmación clara de los principios del del siglo XX. Los autores más críticos de la doctrina
constitucionalismo: el respeto de las normas supe- alemana, como Léon Duguit o, en menor medida,
riores no se impone solamente a la administración Maurice Hauriou, se preocupan sobre todo por es-
y al poder ejecutivo, sino igualmente al poder legis- tablecer una distinción entre el Estado y el derecho,
lativo mismo, que se somete a la Constitución, se- para garantizar mejor el sometimiento del primero
gún un esquema que muy bien puede trasponerse al segundo. Esto se traduce en Duguit en una doble
del Imperio a un Estado democrático-liberal (como crítica de la doctrina de la soberanía y del individua-
en la actual Ley fundamental alemana). El aspecto lismo jurídico, considerados como efectos del sub-
estatista se traduce por la ausencia de toda norma jetivismo, al que el jurista bordelés contrapone la
supraconstitucional (contrariamente a lo que su- idea de la regla de derecho como único fundamen-
puestamente ocurre hoy), por la afirmación bas- to real de un derecho objetivo, basado en la solida-
tante enfática del poder originario del Estado (que ridad social, y se opone a la vez al Estado y a los in-
por lo demás va de la mano con la superioridad del dividuos: no hay, pues, autolimitación del Estado,
derecho interno sobre el derecho internacional, pro- puesto que éste no es un sujeto jurídico, y la limita-
ducido también por la autolimitación de los esta- ción del Estado no se basa tampoco en los derechos
dos soberanos) y, más concretamente, por la auto- subjetivos caros a los liberales (Raynaud, “Léon Du-
nomía del derecho administrativo (que proviene del guit et le droit naturel”). En la obra de Hauriou, el
privilegio que tiene el Estado de fijar él mismo las derecho también es claramente diferente del Esta-
reglas que sigue en sus relaciones con los particula- do, pero la doctrina de la autolimitación conserva
res). La teoría del Rechtstaat se inscribe así en el mar- sin embargo un sentido para entender el desarrollo
co más general de la constitución de un derecho de las libertades: “Lógicamente, la autolimitación del
público centrado en el Estado, inseparable del de- Estado aparece como un absurdo. Históricamente,
sarrollo del Imperio. Se observará en este sentido es la verdad constitucional” (p. 101). Entre sus de-
que, al insistir en el carácter originario de los dere- fensores franceses, el más eminente de los cuales es
chos del Estado en relación con la nación, los teóri- Raymond Carré de Malberg, el Estado de derecho
cos de la autolimitación refutan igualmente las tesis aparece a la vez como una expresión contemporá-
de los románticos y de la Escuela histórica del dere- nea de ideales nacidos de la Revolución francesa
cho, al mismo tiempo que rompen con toda concep- (cosa que permite refutar la prioridad alemana en
ción patrimonial del Estado, distinguiéndolo clara- este punto, a la vez que legitima la recuperación en
mente de los gobernantes (cf. Chevallier, L’État de Francia de una teoría alemana; véase, por ejemplo,
droit, pp. 14-21). Sin embargo, sería injusto no ver Carré de Malberg, Contribution à la théorie générale
aquí más que una doctrina alemana, pues la teoría de l’État, I, p. 488, n. 5) y un instrumento poderoso
del Estado de derecho podía ser pertinente tam- para criticar la reglamentación constitucional de la
bién en las demás naciones de la Europa continen- Tercera República. El régimen francés de la época,
tal, y más generalmente en todos los lugares donde en efecto, garantiza con mayor rigor que el de Ale-
se planteara el problema de la síntesis entre la afir- mania la legalidad de la acción del ejecutivo o de la
ESTADO DE DERECHO | 491

administración, dado que “subordina a las leyes II. Las críticas al Estado de derecho
aquellos actos administrativos que no interesan en Nacida del proyecto de una racionalización liberal del
forma directa a los ciudadanos individualmente”. Estado, la noción de Estado de derecho fue objeto
Pero, por otro lado, la Constitución francesa “no se de diversas críticas, muchas de ellas antiliberales o
ha elevado a la perfección del Estado de derecho”, antidemocráticas; pero otras, al contrario, de inspi-
ya que no impide al legislador “derogar” por medio ración democrática y antiautoritaria.
de leyes particulares “reglas generales consagradas Del lado de los antiliberales, la crítica más radical y
por la legislación existente” y, sobre todo, porque el más elaborada es la del jurista alemán Carl Schmitt
legislador no está sometido a la Constitución por (1888-1985), cuya considerable obra no puede se-
falta de un control de constitucionalidad de las le- pararse de su postura contraria a la democracia li-
yes, lo que impide proteger los derechos individua- beral. Durante algún tiempo, esta toma de posición
les contra el legislador (ibid., p. 492). Paralelamen- habría de conducirlo a apoyar al Tercer Reich (des-
te, Carré de Malberg retoma por su parte la teoría de pués de que, durante la República de Weimar, exigie-
la autolimitación traduciéndola al lenguaje francés ra la prohibición del partido nazi, aunque es verdad
de la soberanía y da para finalizar una versión que que en el marco de una transformación autoritaria
se podría tildar de liberal del positivismo jurídico, al de la constitución en vigor; Beaud, Los últimos días
mismo tiempo que rechaza la concepción alemana de Weimar). En su gran obra sobre la Teoría de la
de las relaciones entre el Estado y la nación: desde Constitución (1928), la discusión sobre los princi-
el punto de vista del derecho constitucional fran- pios del “Estado de derecho burgués” apunta a hacer
cés, el Estado no puede ser más que la personifica- resaltar el carácter implícitamente polémico o par-
ción jurídica de la nación (cf. Raynaud, “Droit na- tidista de la noción de Estado de derecho, ponien-
turel et souveraineté nationale…”). El debate entre do al mismo tiempo al descubierto su incapacidad
estas corrientes prosiguió durante mucho tiempo para dar cuenta de lo que el Estado liberal moder-
en la historia posterior de la doctrina porque ponía no conserva de político. Si tomáramos la expresión
en juego cuestiones fundamentales, a la vez teóri- Estado de derecho en su sentido literal, se podría
cas y prácticas (Chevallier, L’État de droit; Raynaud, tildar de Estado de derecho “todo Estado que res-
“Des droits de l’homme à l’État de droit…”; Redor, pete sin condiciones el derecho objetivo vigente y
De l’État légal à l’État de droit). Para concluir, cabe los derechos subjetivos que existan”. Ello llevaría a
observar que, entre la versión alemana de la teoría aplicar esta noción a las formas políticas más im-
del Rechtstaat y la trasposición que dio de ella Ca- potentes y a veces las más arcaicas, formas en las
rré de Malberg, la continuidad prevalece sobre la que los derechos adquiridos serían escrupulosamen-
ruptura: en ambos casos, la síntesis entre las preo- te respetados en detrimento de las condiciones mis-
cupaciones liberales y el derecho público pasa por mas de la existencia política o de la seguridad del
el positivismo jurídico y por la teoría liberal de la Estado. “En este sentido —escribe Schmitt—, el
autolimitación del Estado, y la teoría del Estado de viejo Imperio alemán, el Imperio romano de la Na-
derecho, que permite reforzar las garantías de los ción alemana, era, en los tiempos de su disolución,
administrados y extender la acción de las jurisdic- un ideal Estado de derecho; su condición de tal no
ciones, sirve de “apoyo sólido en la construcción doc- significaba otra cosa que la expresión y medio de su
trinal de un derecho administrativo en pleno de- caída” (1996, p. 141). Pero el sentido contemporá-
sarrollo” (Chevallier, op. cit., p. 32). Inversamente, neo de la noción es en realidad esencialmente polé-
las principales críticas teóricas al Estado de derecho mico: el Estado de derecho se opone al Estado de
tienen que ver, por una parte, con su componente poder (Machtstaat), así como al Estado policíaco y
liberal y, por la otra, con la teoría de la autolimita- al Estado de bienestar, y a “cualquier otra clase de
ción. La dificultad de la lengua inglesa para traducir Estado que no se proponga exclusivamente el man-
la noción de Estado de derecho está históricamen- tenimiento del orden jurídico” (ibid.). Si, en fin, se
te ligada a la debilidad del derecho administrativo pretende dar un sentido más preciso a la noción,
en Inglaterra. encontramos los principios del constitucionalismo
liberal, donde el respeto de los derechos (indivi-
duales) fundamentales se articula en torno a la di-
492 | ESTADO DE DERECHO

visión del poder del Estado (ibid., pp. 138-139), lo citivo, Kelsen se ve llevado a incluir hechos extrema-
cual conduce a diversos criterios organizacionales, damente chocantes (por ejemplo, Teoría pura del
como el principio de legalidad, el reparto fijo de las derecho, p. 46 ss.). Pero esto debe verse como la ex-
competencias del Estado y la independencia de los presión de un esfuerzo de desacralización del orden
jueces, que culminan en la predominancia de la con- jurídico que quizás es también, para el demócrata
formación judicial general (allgemeine Justizförmig- Kelsen, el requisito previo de una definición de las
keit) de la vida de los Estados (ibid., pp. 141-144). condiciones efectivas de la preservación de las li-
Las reservas de Schmitt en cuanto a esta concepción bertades. En cuanto a la identidad del Estado y del
del Estado se refieren en primer lugar a su carácter derecho, lleva a una crítica vigorosa de la teoría de la
unilateral, que lleva a desconocer la dimensión espe- autolimitación (o más bien, aquí, de la autoobliga-
cíficamente política del orden jurídico, que descan- ción, Selbstverpflichtung), que muestra que se basa
sa en la decisión soberana y no simplemente en “un en un razonamiento circular, dado que la autoridad
sistema de normas jurídicas para la protección del del Estado presupone una norma que lo constituya
individuo frente al Estado” (ibid., p. 137). Schmitt como sujeto jurídico habilitado para plantear otras
sugiere así que el Estado liberal es hipócrita o bien normas. En este sentido, todo Estado es un Estado de
incapaz de comprenderse a sí mismo, por no ver que derecho, y “un Estado no sujeto a derecho es impen-
el propio Estado de derecho supone una decisión sable”, dado que “el Estado sólo existe en actos esta-
previa de esta naturaleza en su favor —el principio tales, es decir, en actos realizados por hombres que
liberal, que demanda simplemente la limitación del se atribuyen al Estado como persona jurídica”; así,
poder, por otro lado guarda silencio sobre la cues- “todo Estado es un Estado de derecho, dado que es-
tión de las formas de gobierno (ibid., p. 201 ss.). En ta expresión es pleonástica” (ibid., p. 315). Kelsen des-
otros textos, Schmitt evoca también la dimensión taca, sin embargo, que en realidad la expresión Es-
institucionalista del derecho, según él ignorada por tado de derecho se emplea en general como simple
la doctrina del Estado de derecho, unilateralmente sinónimo del Estado democrático que garantiza la
vinculada a la simple idea normativista del derecho seguridad jurídica, cuya especificidad en relación con
como sistema de reglas abstractas (véase, por ejem- los estados autoritarios no niega en absoluto. Por lo
plo, Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídi- demás, como jurista práctico y un gran teórico de la
ca, basado en conferencias de 1934). democracia, Kelsen fue uno de los promotores del
Si las teorías de Schmitt pueden ser consideradas control de la constitucionalidad en la Europa con-
una reactivación de los aspectos autoritarios de la tinental; como este control permite someter el po-
concepción alemana del Estado contra las tendencias der legislativo a la norma fundamental, es uno de los
liberales que se ponen en práctica en el Estado de de- vectores más poderosos del desarrollo de lo que se
recho, las de Hans Kelsen, que afirma la identidad ha convenido en llamar Estado de derecho. La orien-
entre el Estado y el derecho, pueden en cambio con- tación antiimperial de la doctrina de Kelsen, que
siderarse un esfuerzo para emancipar la idea norma- inspira su crítica de la noción de autoobligación, es
tivista del aspecto predemocrático que conservaba igualmente visible en otra tesis fundamental para la
la idea de autolimitación del Estado. “teoría pura del derecho”, la de la unidad del derecho
Se conoce a Kelsen como uno de los grandes re- internacional y del derecho interno, que se opone
presentantes del positivismo jurídico, y en este sen- evidentemente a las tesis de los juristas del Imperio.
tido es a menudo objeto de críticas tan rituales como Los mejores lectores de Kelsen no se equivocaron so-
vanas, que versan sobre la pretendida incapacidad bre el sentido de su doctrina: en su periodo más vi-
de los positivistas de criticar el derecho positivo, rulento, Carl Schmitt denuncia al normativismo por
cuando éste es manifiestamente injusto u opresivo, ser esencialmente liberal y antipolítico (Schmitt, So-
ahí donde estos últimos se limitan a señalar la im- bre los tres modos de pensar la ciencia jurídica). Y un
posibilidad de basar en el derecho mismo la necesi- pensador como Raymond Aron, que siendo liberal
dad de obediencia, así como el carácter en última ins- era también un pensador realista de las relaciones in-
tancia no jurídico (por ser moral o político) de la ternacionales, confesaba su preferencia por la teoría
norma fundamental de la que deriva el derecho po- de la autolimitación (aun cuando no pueda ser la ba-
sitivo. Al definir el derecho como un orden coer- se de la “fuerza obligatoria” del derecho, esta teoría
ESTADO DE DERECHO | 493

“da forma a la realidad histórico-social” (Paz y gue- patible con la idea continental, y sobre todo france-
rra entre las naciones). sa, del derecho administrativo). La consecuencia de
esta doctrina es que, por un lado, el Reino Unido no
III. Rule of Law y Estado de derecho es un Estado de derecho, por carecer de control de
Si bien la noción alemana de Rechtstaat puede fá- constitucionalidad de las leyes, y porque, por el otro,
cilmente traducirse a la mayoría de las lenguas con- Francia no vive bajo el Rule of Law debido a la exis-
tinentales, su traducción al inglés plantea proble- tencia de un derecho administrativo que depende de
mas importantes que no son solamente lingüísticos. una jurisdicción específica (véase Mockle, “L’État
El uso más corriente es traducir Rechtstaat o Esta- de droit et la théorie de la Rule of Law”). Los desafíos
do de derecho por la expresión Rule of Law, cuyas prácticos son hoy menos importantes que a princi-
connotaciones son sin embargo bastante distintas. pios del siglo XX, debido a la evolución liberal del
Desde un punto de vista lingüístico, se presenta el derecho administrativo y también a la importancia
problema de la dualidad de sentido de Law, que del constitucionalismo estadunidense en la cultura de
significa a la vez el derecho y la ley, mientras que los los juristas y de los filósofos de lengua inglesa. No
derechos subjetivos serían designados más bien obstante, hoy todavía los autores ingleses o estadu-
con Rights; no es lo más importante, pues es nece- nidenses no entienden por Rule of Law enteramen-
sario observar sobre todo que el contenido jurídi- te lo mismo que los juristas o los filósofos entien-
co-político del concepto de Rule of Law es bastante den por Estado de derecho. Precisamente por eso
diferente del de Estado de derecho. Más que a la co- los más rigurosos traducen Rechtstaat por consti-
herencia formal de un sistema de normas estatales, tutional government y no por Rule of Law (Troper,
la noción de Rule of Law remite a criterios sustan- “Le concept d’État de droit”, p. 54).
ciales y procesales de legitimidad de los gobernantes Philippe RAYNAUD
y de las normas jurídicas: significa, por una parte,
que en la organización del government la ley debe Bibliografía principal
colocarse por encima de los hombres (según una Aron Raymond, Paix et guerre entre les nations, 2a. ed., París,
Calmann-Lévy, 1984; Paz y guerra entre las naciones, trad.
idea clásica que se remonta al pensamiento griego); L. Cuervo, México, Revista de Occidente, 1963.
por otra, que la legislación y el proceso jurisdiccio- Beaud Olivier, Les derniers jours de Weimar. Carl Schmitt face à
nal deben presentar ciertas cualidades procesales l’avènement du nazisme, París, Descartes et Cie., 1997; Los
(cf. la noción estadunidense de due process of Law, últimos días de Weimar: Carl Schmitt ante el ascenso del na-
zismo, trad. A. Mayo, Madrid, Escolar y Mayo, 2017.
que se traduce generalmente por “proceso justo” o Carré de Malberg Raymond, Contribution à la théorie généra-
“debido proceso”). Así, ahí donde el Estado de de- le de l’État [1920], reed. París, cnrs, 2 vols., 1962.
recho preconiza sobre todo un medio (la jerarquía Chevallier Jacques, L’État de droit, 3a. ed., París, Montchres-
de las normas) que se supone apropiado para al- tien, 1999.
Dicey Albert Venn, Introduction to the study of the law of the
canzar un cierto resultado (la libertad), Rule of Law Constitution, 8a. ed., Venn, 1915, reed. Indianápolis, Liber-
define con mucha mayor precisión el resultado, pe- ty Fund, 1982.
ro no indica ningún medio para alcanzarlo (Tro- Duguit Léon, Traité de droit constitutionnel, París, Boccard, 5
vols., 3a. ed., 1927-1930.
per, “Le concept d’État de droit”, p. 63). La dificul-
Habermas Jürgen, Droit et démocratie, trad. R. Rochlitz y C.
tad se ve además duplicada por los orígenes ingleses Bouchindhomme, París, Gallimard, 1997.
de la noción, en la medida en que la Constitución Hauriou Maurice, Précis de droit constitutionnel, 2a. ed. 1929,
inglesa es poco conforme a las normas del consti- reed. París, cnrs, 1965.
Kelsen Hans, Théorie pure du droit, trad. C. Eisenmann, París,
tucionalismo contemporáneo; el autor clásico aquí Dalloz, 1962; trad. Pure theory of law, University of Califor-
es el gran jurista A.V. Dicey (1835-1922), quien de- nia Press, 1967; Teoría pura del derecho, trad. R. Vernengo,
mostró que el régimen inglés descansa en un equili- México, unam, 1982.
brio sutil entre la soberanía del Parlamento (que ex- Kriegel Blandine, L’État et les esclaves, 3a. ed., París, Payot, 1989.
Mockle Daniel, “L’État de droit et la théorie de la Rule of Law”,
cluye el control de constitucionalidad de las leyes) Cahiers de Droit, Montreal, vol. 35, núm. 4, diciembre de
y el Rule of Law (que exige que la administración 1994, pp. 823-904.
dependa del Common Law y que los funcionarios Raynaud Philippe, “Droit naturel et souveraineté nationale. Re-
sean, como el resto de los ciudadanos, responsables marques sur la théorie de l’État chez Carré de Malberg”,
Commentaire, núm. 22, 1983, pp. 384-393.
ante los tribunales ordinarios, algo que es incom-
494 | ESTÉTICA

——, “Des droits de l’homme à l’État de droit chez les théori- por el griego moderno, el español, el italiano, etc.— parece
ciens français classiques du droit public”, Droits, núm. 2, desde entonces ilusoria.
1985, pp. 61-73.
——, “Léon Duguit et le droit naturel”, Revue d’Histoire des Fa-
cultés de Droit et de la Science Juridique, núm. 4, 1987, pp. I. Baumgarten y la epistemología
169-180. de una ciencia de lo sensible
Redor Marie-Joëlle, De l’État légal à l’État de droit. L’évolution
Partiendo de la distinción platónica y aristotélica
de la doctrine publiciste française 1879-1914, París, Econo-
mica, 1992. —recuperada más tarde por los Padres de la Igle-
Renaut Alain y Lukas Sosoe, Philosophie du droit, París, puf, sia— entre los aisthetá (cosas sensibles o hechos de
1992. sensibilidad) y los noetá (cosas inteligibles o hechos
Schmitt Carl, Verfassungslehre, Berlín, Duncker & Humblot;
de inteligibilidad), A.G. Baumgarten no duda, desde
Théorie de la Constitution [1928], trad. L. Deroche, París,
puf, 1993; Teoría de la Constitución, trad. F. Ayala, Madrid, 1735, en sus Meditationes philosophicae de nonnulis
Alianza, 1996. ad poema pertinentibus, de la existencia de una cien-
——, Über die drei Arten des rechtswissenschaftlichen Denkens, cia del mundo sensible. “Los noetá […] —decla-
Berlín, Duncker & Humblot, 1993; Les trois types de pensée
juridique [1934-1944], trad. M. Köller y D. Séglard, París,
ra— son el objeto de la Lógica, los aisthetá son el
puf, 1995; Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídica, objeto de la episteme aisthetiké, o más bien de la Es-
trad. M. Herrero, Madrid, Tecnos, 1996. tética” (CXVI). Al menos es así como el filósofo,
Troper Michel, “Le concept d’État de droit”, Droits, núm. 15, quince años antes de la aparición de la Æsthetica
1992, pp. 51-63.
(entre 1750 y 1758), precisa el objeto de una disci-
plina que no existe aún y que intentará definir ulte-
riormente, por medio de algunas variantes. Éstas
apuntan a determinar progresivamente el marco
ESTÉTICA epistemológico de la estética. En la primera edición
de su Metaphysica (1739), Baumgarten reconstitu-
alemán Ästhetik, ästhetisch ye, según la tradición escolástica, un modo de tri-
francés esthétique
vium en función de las modalidades de la estética,
griego aisthetikós [αἰσθητικός]
inglés aesthetics
entre la retórica y la poética: “La ciencia del modo
latín aesthetica de conocimiento y de exposición sensible es la esté-
tica; si tiene como fin la mínima perfección del
arte, belleza, epistemología, erscheinung, goût, pensamiento y del discurso sensible, es la retórica;
percepción, sentido si tiene como fin su mayor perfección, es la poética
universal” (Esthétique, p. 533).
El término estética no parece presentar, en razón de su eti- • VÉASE EL RECUADRO 1
mología, ningún problema mayor de traducción en su trans- Pero, como si el proyecto de una poética univer-
posición de una lengua europea a otra. Creado por Alexander sal le pareciera aún demasiado limitado, en las edi-
Gottlieb Baumgarten (1714-1762), el neologismo “ästhe- ciones siguientes de su Æsthetica Baumgarten aban-
tica” no parece sufrir ningún equívoco, al menos en el espí- dona esta definición para concluir, en ese mismo
ritu del filósofo alemán, y son numerosos los filósofos eu- párrafo (7a. edición, publicada en 1779), con una for-
ropeos que, seguros de la etimología griega y atentos a su mulación propuesta para probar la total autonomía
inserción en el vocabulario del latín filosófico, lo adoptan es- de la estética: “La ciencia del modo de conocimien-
pontáneamente. Sin embargo, desde el inicio del siglo xix, to y de exposición sensible es la estética (lógica de
la desconfianza que provoca es proporcional al entusiasmo la facultad de conocimiento inferior, filosofía de las
que suscita. Los problemas, variables de una lengua a otra gracias y de las musas, gnoseología inferior, arte de
y de un país a otro, conciernen tanto a la delimitación del la belleza de pensar, arte del análogon de la razón)”.
campo de los conocimientos que se refieren al arte y a lo Es, en términos aproximados, la definición que
bello como a la especialización de los saberes, de los méto- abre la Æsthetica de 1750: “La estética (o teoría de las
dos y de los objetos relativos al estudio de lo sensible. La artes liberales, gnoseología inferior, arte de la belle-
coherencia epistemológica que parece asegurar la circula- za del pensar, arte del análogon de la razón) es la cien-
ción transparente de un término perfectamente identifica- cia del conocimiento sensible” (trad. de Esthétique,
ble de una lengua a otra —del inglés al rumano, pasando vol. 1, p. 121).
ESTÉTICA | 495

Recuadro 1 › Ästhetik
Bajo la forma de una trascripción directa puesto en el Supplément à l’Encyclopédie, sión francesa, queda así, hasta en el Supplé-
del alemán Ästhetik es como la palabra “es- dado que Sulzer había hecho de esta reseña ment, más directamente ligada a una apro-
thétique” penetra por primera vez en un una de las matrices de su diccionario. ximación empírica y práctica. Se anuncia no
diccionario francés a fines del siglo xviii. El La permanencia de la palabra “estética” tanto como un análisis especulativo de los
Supplément à l’Encyclopédie, publicado en en un diccionario francés sin embargo duró fundamentos del arte sino más bien como
1776, provee en efecto, a título de “térmi- poco. Desde 1792, el término desaparece un examen de sus modalidades técnicas.
no nuevo”, una reseña “Esthétique” que no de la sección de La enciclopedia metódica Así, desde ese primer pasaje de frontera,
es más que la traducción casi literal del artí- consagrada a las bellas artes. No se aclima- una división franco-alemana emerge alre-
culo “Ästhetik” extraído del diccionario de tará verdaderamente en Francia sino a me- dedor de la palabra “estética”, que el por-
J.G. Sulzer, Allgemeine Theorie des schönen diados del siglo xix, especialmente con la venir no tardará en acentuar.
Künste (Teoría general de las bellas artes, aparición en 1843 del Cours d’esthétique de Élisabeth Décultot
1771). La palabra, registrada en francés T. Jouffroy. La comparación entre la reseña
desde 1753, pero ausente del Dictionnaire alemana “Ästhetik” y su traducción france- Bibliografía
de l’Académie Française tanto en la edición sa en el Supplément deja por lo demás desde Jouffroy Théodore, Cours d’esthétique, París,
de 1740 como en la de 1762, obtiene, así, el inicio aparecer algunos desplazamientos Hachette, 1843.
Quatremère de Quincy Antoine Chrysosto-
su acceso a la dignidad lexicográfica. El tra- particulares de acento y de interés. Si bien
me, Essai sur la nature, le but et les moyens
ductor anónimo de la reseña “Ästhetik”, se mantiene bastante fiel al texto original, de l’imitation dans les beaux-arts, Treuttel
provenía del ámbito de la Academia de Ber- el traductor sin embargo tiende a atenuar et Wurtz, 1823, p. VI.
lín, la cual tuvo de manera general un papel las críticas de Sulzer hacia J.-B Du Bos y, Saint-Girons Baldine, Esthétiques du xviiie
central en los intercambios entre Alemania por el contrario, a atemperar su elogio a siècle. Le modèle français, París, P. Sers,
y los enciclopedistas franceses. Sulzer pue- Baumgarten. Allí donde el alemán presenta 1990.
de así ser considerado como el mayor actor a Baumgarten como “osando”, en un gesto Sulzer Johann Georg, artículo “Ästhetik”, en
de las transferencias lingüísticas en el do- heroico, poner las primeras piedras de esta Allgemeine Theorie der schönen Künste, ed.
minio de las bellas artes, y especialmente ciencia nueva que es la estética, el francés, F. von Blankenburg, 4 vols., Leipzig, Weide-
manns Erben und Reich, 1786-1787, vol.
en la introducción de la teoría baumgartia- más escéptico, lo describe allí como “aza-
1, pp. 35-38 (1a. ed. 1771); artículo “Es-
na en Francia. Su nombre, un poco opacado roso [sic]”. De manera general, el equilibrio thétique”, en D’alembert y Denis Dide-
por la moda pronto dominante de Winckel- inicial de la reseña alemana entre el análisis rot, Supplément à l’Encyclopédie, vol. 2,
mann, permanece, por otra parte, regular- especulativo de la esencia del arte y el exa- Ámsterdam, 1776, pp. 872-873.
mente citado por los teóricos del arte fran- men concreto de sus diversas técnicas pa- Watelet Claude-Henri y Lévesque Pierre-
cés, tal como Quatremère de Quincy. Más rece invertido en la versión francesa, donde Charles, Dictionnaire des arts de peinture,
allá de esta simple importación léxica, todo la parte práctica parece mucho más preci- sculpture et gravure, París, impr. Prault,
el proyecto de la Allgemeine Theorie se en- sa, más dinámica y más programática que 1792.
cuentra de este modo expuesto y trans- en el artículo alemán. La estética, en su ver-

II. El término “estética”: entre latín, griego, alemán adagio griego: aisthetá kai noetá. Pero esto mismo,
y otras lenguas Baumgarten lo formula, a su manera, en latín: la es-
Esta caracterización de la estética, que Baumgarten tética es ars analogi rationis.
pretende global y capaz de abarcar bajo un mismo Así, un equívoco, mucho más temible porque no
concepto tanto la belleza y el gusto como las bellas es aparente, afecta el término estética, el cual se reve-
artes y la experiencia sensible, enmascara con dificul- la, inclusive en aquellos que lo utilizan y así ratifican
tad una pluralidad de definiciones cuya coherencia su uso, como una fuente de dificultades y de confu-
está, ciertamente, lejos de estar asegurada. De hecho, sión. Si en las lenguas europeas el traductor supera
al precio de redundancias que llegan al pleonasmo su desconcierto ante un vocablo de raíces inciertas
—“teoría”, “ciencia del conocimiento”, “gnoseolo- fiándose en el indoeuropeo (aiein: percibir), o en el
gía”—, Baumgarten actualiza la dimensión cogni- griego (aisthánomai: sentir), del cual —según Baum-
tiva de la estética, jugando sobre la anfibología del garten— el latín sentio provee un equivalente acep-
sentido. Latiniza el adjetivo aisthetikós en aesthetica, table, no es el caso para aquellos pensadores y filó-
pero piensa en sentio, percibir por los sentidos y (o) sofos apremiados en explorar el campo ilimitado,
percibir por la inteligencia, lo que es una manera de puesto que finalmente mal circunscrito, de la esté-
recordarnos, después de Aristóteles, que no hay ais- tica.
thetá sin noetá y que lo uno y lo otro son difícilmen- Kant es evidentemente uno de los primeros en
te disociables, como lo recuerda Kant al referirse al haber llamado la atención sobre el empleo específi-
496 | ESTÉTICA

co, típicamente germánico, del término estética. En a acomodarse a un término desde entonces incor-
el capítulo de la Crítica de la razón pura consagrado porado en el lenguaje cotidiano (in die gemeine Spra-
a la “Estética trascendental”, señala la acepción par- che übergegangen), toma la precaución de precisar
ticular de la palabra que sólo los alemanes utilizan que no tiene la intención de tratar la ciencia del sen-
—precisa él— para designar la filosofía de la belleza. tido y de la sensación, ni de los sentimientos tales
Implícitamente, da a entender así la dificultad de una como lo agradable o el miedo, sino la filosofía del
transposición de la palabra a una lengua extranjera. arte, y sobre todo la filosofía del arte bello (Philoso-
Kant, preocupado por determinar la acepción parti- phie der schönen Kunst).
cular de estética (“ciencia de todos los principios a Hegel se sitúa, sin ninguna duda y de manera de-
priori de la sensibilidad”) observa: liberada, en las antípodas de la doble acepción kan-
tiana del término estética, a la vez estudio de las for-
Los alemanes son los únicos que se sirven ahora de mas a priori de la sensibilidad y crítica del gusto,
la palabra estética [Ästetik] para designar con ella lo estudio del sentimiento de placer y de pena ligado
que otros llaman crítica del gusto [Kritik des Croch- a la facultad de juzgar, cuyo dominio de aplicación
macks]. Hay aquí, en el fundamento, una esperanza es, según Kant, el arte. Se sabe, sin embargo, el lu-
fallida que concibiera el excelente analista Baumgar- gar preponderante que asigna a la naturaleza en de-
ten de reducir a principios de la razón el enjuicia-
trimento del arte en general y de las bellas artes en
miento crítico de lo bello y de elevar a ciencias las
particular. Igualmente, la noción hegeliana de esté-
reglas de ese enjuiciamiento. Pero ese empeño es va-
no. Pues las mencionadas reglas o criterios son, se- tica —vocablo impuesto por el uso y no verdadera-
gún sus principales fuentes, meramente empíricos y mente aceptado— se aleja del sentido que le atribu-
por lo tanto no pueden nunca servir para leyes a prio- ye Schiller, kantiano y rousseaunista, en las Cartas
ri determinadas, por las cuales debiera regirse nues- sobre la educación estética del hombre, donde se pre-
tro juicio de gusto, antes bien este último constitu- gunta, antes que nada, sobre la “disposición estéti-
ye, propiamente, la piedra de toque para [evaluar] la ca del alma” (ästhetische Stimmung des Gemüts) en
exactitud de esas reglas. Por eso es aconsejable dejar su aspiración a la unidad de la belleza, de la mora-
que esta denominación se pierda y reservarla para lidad y de la libertad.
aquella doctrina que es verdadera ciencia (con lo cual Finalmente, se buscará en vano una comunidad
se estaría también más cerca del lenguaje y del sen-
de sentido, de intención y de proyección entre la fi-
tido de los antiguos, entre quienes era muy famosa
losofía del arte en Hegel y la estética de Jean Paul, au-
la división del conocimiento en aestheta kai noeta).
Crítica de la razón pura, 2009, p. 89, n.180.
tor de un Curso preparatorio de estética (Vorschule der
Ästhetik, 1a. ed. 1804, 2a. ed. 1813), donde la estéti-
ca es definida por el propio autor como una “teoría
Hegel hace gala de una sospecha similar respecto del de la vanguardia” (Vor-Geschmackslehre), siempre y
alemán Ästhetik y duda de su adecuada traducción al cuando Geschmackslehre constituya —como lo re-
inglés y al francés: “A nosotros, alemanes, este tér- cuerdan los traductores franceses— un equivalente
mino nos es familiar; los otros pueblos lo ignoran” conscientemente elaborado de la palabra estética.
(Vorlesungen über Ästhetik [1935], Introducción a la Tal como señala Hegel, hay pocas probabilida-
Estética, p. 20). Precisa que los franceses dicen “teo- des de que el inglés, el alemán o el francés, al enun-
ría de las artes” o “Bellas letras”, mientras que los ciar simplemente la palabra estética, ya sea emplea-
ingleses, en referencia a la obra de Henry Home da como sustantivo o como adjetivo, entiendan lo
(1690-1782) Elements of criticism, clasifican la esté- mismo. Jean Paul destaca, no sin perspicacia y hu-
tica dentro de la Critic. mor, estas distorsiones cuando critica severamente las
Hegel, en su Estética, encuentra el término esté- construcciones seudocientíficas de sus contempo-
tica impropio (unpassend) y superficial (oberflächlig). ráneos y compatriotas (“los modernos estetas tras-
Evoca el neologismo “callística”, construido a partir cendentales”) y concede un ambiguo homenaje a los
del griego to kallos, la belleza, sugerido por algunos, “estetas ingleses y franceses” (Jean Paul cita a Beat-
pero el filósofo juzga esta palabra insuficiente (un- tie, Home, Fontenelle y Voltaire) en quienes, preci-
genügend), dado que ésta se refiere a la belleza en ge- sa, “el artista al menos gana algo”. “A cada nación,
neral y no a lo bello como creación del arte. Forzado su estética” parece deplorar Jean Paul que denuncia
ESTÉTICA | 497

la división de los estudiantes estetas de Leipzig (pre- Pero enseguida afirma de modo perentorio que, por
ciosamente nombrados “hijos de las Musas”) según un lado, la estética puede ser considerada como una
su nacionalidad francesa, polaca, de Meissen o de Sa- psicología aplicada y, por el otro, que la ciencia de la
jonia sobre el modelo del Colegio de Cuatro Nacio- historia del arte (historische Kunstwissenschaft) com-
nes parisino (Collège des Quatre-Nations parisien- pete al mismo tiempo a la estética, lo cual puede trai-
se (CPE, 1979, p. 25). cionar su vocación científica más esencial.
Theodor Lipps tropieza de hecho con la temible
III. Estética y “Kunstwissenschaft” pregunta del estatus de la estética, considerada ya
Confrontado al término estética, que aparece desde sea como una disciplina general y englobante, filo-
el siglo XIX, tan necesario —en los planos epistemo- sófica y teórica, o como una disciplina incluida ella
lógico y científico— como superfluo —en el plano misma en otra más general, al lado de la crítica de
lingüístico— el traductor, frente a la urgencia de arte, de la historia del arte, de la sociología, de la psi-
una transposición, puede muy bien, a instancias de cología, de la etnología y de otras disciplinas relati-
Hegel, arreglárselas con la evidente transposición vas tanto a las artes como a la experiencia que a ellas
etimológica de aisthetikós a su propia lengua. Pero, se vincula. Para paliar este género de dificultades Max
a riesgo de pasar por alto cuestiones teóricas y filo- Dessoir intenta imponer la doble denominación, di-
sóficas de importancia, debe asegurarse del campo fícilmente aceptable en otra lengua, de Ästhetik und
disciplinario abarcado por el término genérico es- allgemeine Kunstwissenschaft [ciencia general del ar-
tética. Puede elegir, por así decir, entre “filosofía del te] (1906, Stuttgart, Enke, 2a. ed. 1923).
arte”, “filosofía de la belleza”, “teoría del gusto”, “teo-
ría del arte” o “teoría de las bellas artes”, “teoría” o IV. Una parte de indeterminación semántica
“ciencia” o “crítica de la belleza”, “teoría o ciencia del Si los filósofos y los estetas de la lengua alemana per-
arte”, sin olvidar algunos de los equivalentes, más o ciben el sentido de una operación dirigida a aso-
menos aproximados, ingleses o alemanes: criticism, ciar, en el seno de un mismo campo disciplinario,
critic of art, Wissenschaft vom Schönen, Kunstlehre, dos modos de aproximación no obstante distintos,
Kunstkritik, o Kunstwissenschaft, el cual no siempre por ejemplo, la filosofía del arte de tipo hegeliano y
se distingue explícitamente de la Kunstgeschichte. las teorías más científicas y descriptivas de Riegl o
Es esta preocupación por diferenciar los domi- de Wölfflin, los franceses y sobre todo los ingleses se
nios del saber en estética la que, a lo largo del siglo muestran menos convencidos de la pertinencia del
XX, obliga a los filósofos que operan en el campo in- desdoblamiento en el seno de una expresión más
determinado de la estética a especificar la naturaleza bien recargada, sobre todo si consideramos que la
y la orientación de sus trabajos. Estética pierde enton- traducción de “allgemeine Kunstwissenchaft” por
ces su carácter relacional e interdisciplinario entre “general science of the art” o por “science générale de
diversas ciencias humanas para designar una clase de l’art”, no remite, ni en Inglaterra ni en Francia, a
metateoría o de metadiscurso general y referencial. ningún método ni a ningún objeto definido.
Así Theodor Lipps precisa cuidadosamente, en un En The Essentials of Aesthetics (1921), George
subtítulo, que su Ästhetik (1923) debe ser compren- Lansing Raymond insiste, por lo demás, en lo extra-
dida como una psicología de lo bello y del arte (Psy- ño de la importación de la palabra alemana Aesthetik
chologie des Schönen und der Kunst). Desde luego a la lengua inglesa. Por analogía con las mathematics,
adopta, desde la introducción, la definición clásica, physics, mechanics, ethics, justifica el empleo del plu-
o al menos más aceptada, de la estética como cien- ral aesthetics, y no del singular aesthetic —(“this term
cia de la belleza: […] seems to be out of analogy with English us-
age”)—, por el hecho que la palabra designa una
La estética es la ciencia de la belleza y entonces im- pluralidad de disciplinas en las cuales los métodos
plícitamente también la de lo feo. Un objeto es cali- similares producen resultados muy diferentes (great-
ficado de bello porque despierta o intenta despertar ly varying results). Según el autor, la terminación en
en mí un sentimiento particular, especialmente el singular “ic” emparentaría falazmente aesthetic a lo-
que tenemos costumbre de llamar “sentimiento de gic o music, secciones específicas, centradas sobre un
la belleza”.
objeto único, en las cuales el método científico pro-
498 | ESTI

duce resultados similares. En consecuencia, una de- homónimo, nada, naturaleza, negación, objeto,
finición extensiva de la estética entendida en el sen- predicable, predicación, realidad, res, species,
sujet, to tí en einai, verdad
tido de “ciencia de la belleza ejemplificada en el arte”
permite al autor consagrar su reflexión a temas y a
disciplinas que conciernen sobre todo a eso que los Aun el verbo ser, que Schleiermacher califica de “primer
alemanes nombran Kunstwissenschaft y Kunstgeschi- verbo”, es “esclarecido y coloreado por la lengua” (Sobre
chte y los franceses “sciences de l’art”, más que a una los diferentes métodos de traducir, § 239; traducido del
estética teórica y filosófica. francés). El einai [εἶναι] griego posee o poseería de mane-
Pura invención de un filósofo del siglo XVIII, el ra eminente un cierto número de características semánti-
término aisthetiké —irreprochable, por lo demás, cas y sintácticas susceptibles de dar lugar a la filosofía co-
sobre el plano lingüístico— conservará sin duda mo pensamiento del ser, en particular la colusión entre la
aún por mucho tiempo, a pesar de su aparente tra- función de cópula, el sentido existencial y el sentido verita-
ducibilidad, una parte de indeterminación semán- tivo. De este modo, tal como subraya Heidegger, la lengua
tica. Pero si no explica por sí mismo cómo se ha griega “ya filosofaba como lengua y configuración de len-
efectuado el pasaje del verbo griego aisthánomai a gua (Sprachgestaltung)” (De l’essence de la liberté humai-
la filosofía de la bello o a la ciencia del arte, no deja ne, trad. fr., p. 57).
de remitir a la tentativa de comprender cómo las Ahora bien, es en parte el desafío de este diccionario in-
sensaciones “humildes”, objetos de una gnoseolo- tentar una distribución entre realidades lingüísticas, im-
gía inferior, forman en el hombre las ideas que éste pacto idiomático de las obras filosóficas fundamentales y
reencarna en esos artefactos que denomina “obras aquello que Jean-Pierre Lefebvre llama “nacionalismo on-
de arte”. tológico” —en este caso la proyección de una cierta Ale-
Marc JIMENEZ mania sobre una cierta Grecia.
El Poema de Parménides se inscribe dentro de un núme-
Bibliografía principal ro de obras filosóficas fundamentales para el pensamiento
Baumgarten Alexander Gottlieb, Esthétique, ed. y trad. J.Y.
griego y para el griego como lengua. La forma esti [ἐστι],
Pranchère, París, L’Herne, 1988.
Dessoir Max, Ästhetik und allgemeine Kunstwissenschaft, Stutt- “es”, tercera persona del singular del presente del indicativo,
gart, Enke,1906. que nombra la vía de investigación del Poema, se destaca
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Introducción a la estética, trad. especialmente al comienzo de la frase, donde puede signi-
R. Mazo, Barcelona, Península, 1973.
Richter Jean Paul, Introducción a la estética, ed. P. Aullón de
ficar “hay” (véase Es gibt, Há), pero también “es posible”.
Haro, Madrid, Verbum, 1991. Al menos una serie de palabras y expresiones clave para la
Kant Immanuel, Kritik der reinen Vernunft [1781], en Kants ontología se crean, a lo largo de los textos de Parménides,
Werke, vol. 6, Berlín, Gruyter, 1968; Crítica de la razón pura, Platón o Aristóteles, como otras tantas formas derivadas
trad. M. Caimi, Buenos Aires, Colihue, 2009.
Lipps Theodor, Ästhetik. Psychologie des Schönen und der Kunst, de einai: to on [τ ν], el ente, lo que es; to ontos on [τ
Leipzig, Voss, 1923. ντως ν], lo “énticamente” ente, es decir, lo verdadera-
Munro Thomas, “Present Tendencies in American Esthetics” mente, auténticamente ente; ousía [ο σία], entidad (que
en Philosophic Thought in France and the United States,
Ricœur traduce por el neologismo “étance”, en ocasiones
Nueva York, University of Buffalo-Farber, 1950.
Raymond George Lansing, The Essentials of Aesthetics, Nueva traducido al español como “estancia”), la esencia, la sus-
York-Londres, Putnam’s Sons, 1921. tancia; to on he on [τ ν ν], “el ente en tanto que en-
Schiller Friedrich, Cartas sobre la educación estética del hom- te”; to tí en einai [τ τί ν εἶναι], “lo que era el ser”, quidi-
bre, trad. J. Feijóo y J. Seca, Barcelona, Anthropos, 1990.
dad, esencialidad de la esencia.
Finalmente, la pregunta por el “no es” y por “lo” que no
es está ligada a la cuestión del ser desde el Poema de Parmé-
nides. La misma obliga a tener en cuenta dos expresiones
ESTI [ἐστι], einai [εἶναι] | griego posibles de la negación: prohibitiva y subjetiva (indicada
con la partícula me), o factual y objetiva (indicada con la par-
español hay, existe, es posible que, sucede que, es
el caso que; ser, existir, estar, vivir, ser idéntico tícula ou) —que coinciden con la “negación” stricto sensu
a, ser el caso de; ocurrir, suceder (gr. me; to me on, lo que no puede ser, la “nada”) y con la
hay [es gibt, há], ser [sein], y analogía, “privación” (gr. ou; to ouk on, lo que resulta no ser [tal]), así
categoría, cosa [res], dasein, esencia, como con la combinatoria entre negaciones, que pueden
ESTI | 499

combinarse o reforzarse. Estas singularidades de la lengua nas, proyectamos (Benveniste, op. cit., p. 71 ss.). Hei-
griega, con las que juegan sofistas y filósofos, permiten es- degger propone algo análogo de un modo etimoló-
clarecer las especificidades vernaculares que las traducen. gico cuando muestra las tres raíces indoeuropeas y
germánicas que operan en la reflexión del verbo
I. ¿El griego, lengua del ser? ser: es, en sánscrito asus, “la vida, el viviente” (que
“Todo lo que aspiramos a mostrar aquí es que la es- da el esti [ἐστι] griego; esp. es, fr. est, al. ist, ing. is);
tructura lingüística del griego predisponía la noción bhû, bheu, “crecer, desarrollarse”, quizá “aparecer”
de ‘ser’ a una vocación filosófica. Opuestamente la (como physis [φύσις], “la naturaleza” en griego, y
lengua ewe…” (Benveniste, Problemas de lingüísti- posiblemente el gr. pháinesthai [φαίνεσθαι], “pare-
ca general, I, trad. esp. J. Amela, p. 73). “El hecho de cer”, que da el lat. fui, fr. il fut, al. bin); y finalmente
que la constitución de la gramática occidental haya wes, sánscrito wasami, “habitar, morar, residir o
surgido de la consideración griega de la lengua grie- permanecer en un lugar” (como el gr. asty [ στυ],
ga otorga a este proceso plena significación. Porque “la ciudad”, y Vesta, vestibulum (vestíbulo), de don-
esta lengua (en cuanto a las posibilidades del pen- de viene el al. war, wesen, o el ing. was y were): “De
samiento) es, al lado de la alemana, la más pode- las tres raíces tomamos las tres significaciones defi-
rosa y espiritual” (Heidegger, Introducción a la me- nidas al principio en toda su plasticidad: vivir, de-
tafísica, trad. esp. A. Ackermann Pilári, p. 59). Las sarrollarse, permanecer”, significaciones que se ni-
percepciones antagónicas de Heidegger filósofo y velan en el sentido “existencial” del verbo ser
de Benveniste lingüista coinciden en este punto al (Heidegger, op. cit., p. 72; Benveniste, op. cit., pp.
describir a partir de la lengua griega el privilegio de 160 y 188) (sobre physis, véase RECUADRO 1 en Na-
einai [εἶναι], “ser”, al que se considera asimismo turaleza; sobre pháinesthai, RECUADRO 1 en Luz).
fuente de sentido y del sentido (Heidegger) o de Ser es así el origen o el producto de una conjun-
confusiones y contrasentidos (Benveniste), destinal ción lexical notable, inaugurada en la lengua griega,
o accidental. Como todo verbo, ser posee una “fun- en el seno de “nuestras” lenguas y en relación con
ción sintáctica” (Benveniste) ligada a su “gramáti- “otras” lenguas.
ca” (Heidegger) y un “sentido gramatical” (Benve-
niste) ligado a su “etimología” (Heidegger). Jacques B. Función gramatical: la sintaxis del “einai”
Derrida analiza esta singularidad del griego en tér- Junto a esta semántica excepcionalmente sincrética,
minos de una fusión entre función gramatical y el verbo einai posee una función gramatical no me-
función lexical del verbo ser: “Aunque siempre in- nos singular.
quieta y trabajada en su interior, la fusión de la fun-
ción gramatical y de la función léxica de ‘ser’ tiene, 1. Función cohesiva y cópula
sin duda, una relación esencial con la historia de la Todo verbo posee una función “cohesiva”, que per-
metafísica y con todo lo que se coordina con ella en mite estructurar la relación entre los miembros del
Occidente” (J. Derrida, “El suplemento de la cópu- enunciado (“Sócrates bebe la cicuta”). Sin embargo,
la”, trad. esp. C. González Martín, p. 243). ser la posee eminentemente. Ya que la posee en pri-
mera instancia en tanto cópula, garantizando el en-
A. Función lexical: la semántica de “einai” lace entre sujeto y predicado, se trate tanto de una
Para dar dimensión a la singularidad semántica del identidad (“Sócrates es Sócrates”) como de una in-
verbo ser en el marco de la lengua griega y de nues- clusión (“Sócrates es mortal”). Y la posee en un se-
tras lenguas “filosóficas”, Benveniste utiliza el con- gundo término —de ahí la eminencia—, pues este
tra- ejemplo de la lengua ewe, en la que, dejando de enlace copulativo existe a condición de sustituir to-
lado la identidad estricta del sujeto y del predicado dos los otros: la cópula, por medio del predicado
marcada por nye, por cierto “curiosamente” transi- apropiado, vale para todos los verbos (“Sócrates es
tivo, aquello que decimos ser se dice tanto le (“Dios [o está] bebiendo-la-cicuta” vale para “Sócrates be-
existe”, “él está aquí”) o no (“permanecer aquí”), be la cicuta”). De Aristóteles a la gramática de Port-
como wo (“es arenoso”), du (“es el rey”), o di (“es Royal, este análisis estructura la lógica predicativa
delgado”), con verbos cuya única relación entre ellos (véase Palabra, Predicación, Sincategorema).
es la que nosotros, según nuestras lenguas mater-
500 | ESTI

[El verbo, incluso ser o no ser] en sí mismo, en efecto, quiere decir “es el caso, es verdad que” y se opone a
no es nada [oudén esti (ο δέν ἐστι)], sino que cosig- la opinión) y sentido lexical, particular (ser quiere
nifica una cierta composición [prossemainei, que los decir “ser permanente” y se opone al devenir): me-
autores medievales traducen por “cosignificar”, sýn- diante el “paralogismo” que consiste en universa-
thesin tiná (προσσημαίνει σύνθεσίν τινα)], que no es lizar el sentido lexical particular en nombre de la
posible concebir sin los componentes.
universalidad de la función sintáctica, haciendo coin-
Aristóteles, Sobre la interpretación, 4, 16b 23-25,
trad. M. Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1995. cidir así los dos contrarios, “devenir” y “parecer”, se
alcanza el proton pseudos (“mentira primera / primer
El verbo por sí mismo no debía tener otro uso que error”), “fundador de la metafísica” (“Syntaxe et sé-
el de marcar el enlace que hacemos en nuestro espí- mantique de l’être”, Études sur Parménide, t. 2, p.
ritu entre dos términos de una preposición: pero 133; cf. “Onto-logique”, en A. Jacob [dir.], L’univers
sólo el verbo ser, que llamamos sustantivo, perma- philosophique, pp. 5-16).
nece en esta simplicidad. Esta función asertiva, que induce el sentido verita-
Antoine Arnauld y Claude Lancelot,
Grammaire générale et raisonnée [1660], p. 67.
tivo, está en realidad intrincada tanto con el sentido
existencial (decir ta onta es decir la realidad existente,
la Wirklichkeit) como con la función copulativa (“Só-
2. Función asertiva y sentido veritativo crates es mortal” afirma que Sócrates es sin lugar a
Asimismo, todo verbo posee una función “asertiva” dudas mortal). En definitiva, no se trata sino de un
que, según Benveniste, dota el enunciado de un “pre- síntoma de la “pretensión hacia fuera de la lengua”
dicado de realidad”: “A la relación gramatical que (según una expresión de Derrida, “El suplemento y
une los miembros del enunciado se agrega implíci- la cópula”, p. 222), o, en otros términos, de la vec-
tamente un ‘esto es’ que religa el ensamblamiento ción propiamente ontológica del logos. La caracte-
lingüístico al sistema de la realidad” (op. cit., p. rística gramatical de einai, verbo con justa razón lla-
154). Un “esto es” acompañaría todas nuestras fra- mado sustantivo, es entonces la de poder tomar el
ses, por lo menos las afirmativas, como el “yo pien- lugar de todos los otros para relacionar y afirmar,
so” kantiano acompaña todas nuestras representa- en la lengua, en el mundo o hacia el mundo, y en
ciones. Nuevamente, ser posee eminentemente esta nuestro pensamiento. Ser es, por sí solo, la matriz o
función. Ya que, por un lado, “Sócrates es mortal” la proyección gramatical de esta “unidad trinitaria”,
asevera que Sócrates es mortal, de la misma mane- ser-pensar-hablar, de la cual el poema de Parméni-
ra que “Sócrates bebe” asevera que Sócrates bebe. des constituye la primera exposición (E. Hoffmann,
Pero, por otra parte, es —como testimonia el esto es Die Sprache und die archaische Logik, pp. 11, 15).
que acuña Benveniste, o nuestro ¿no es cierto? (fr. Para evaluar esta fusión o esta confusión entre fun-
n’est-ce pas?, ing. isn’t it?, incluso el al. nicht ción y sentido característica de einai, evidentemen-
wahr?)— vale como una afirmación de esta fuerza te, se vuelven a encontrar las dos posiciones: ho-
afirmativa al mismo tiempo que funciona como un monimia accidental y obstáculo lingüístico para la
sustituto de cualquier afirmación, por lo tanto, un inteligibilidad racional; o hito histórico y marca de
equivalente general, tan universal en cuanto a la “la concepción griega de la esencia del ser” (Heide-
aserción como la cópula en cuanto a la cohesión. gger, Introducción a la metafísica, trad. esp. A. Ac-
Esta segunda función, bajo el nombre de “uso ve- kermann Pilári, p. 89) en tanto que apertura —sin
ritativo”, fue llevada recientemente a un primer pla- embargo, ni en un caso ni en el otro se cuestiona
no por Charles Kahn como característica por exce- que se trata de un hecho de lengua. (Véase Esencia,
lencia del einai griego: de manera que legein ta onta I, donde la posición comparatista de Stuart Mill
[λέγειν τ ντα] significa comúnmente “decir las co- puede ser, mutadis mutandis, alineada a la de Ben-
sas como son”, “decir la verdad” (cf. Tucídides, VII, veniste; y la posición historizante, incluso “histo-
8, 2, citado por C. Kahn, The Logic of Being, p. 7). Co- rializante”, de Hintikka, a la de Heidegger.)
mo tal, esta función pudo servir para fundar por sí • VÉASE EL RECUADRO 1
sola el punto de partida parmenideano; de modo
que, para Pierre Aubenque, Parménides opera una
“confusión” entre función veritativa, universal (ser
ESTI | 501

Recuadro 1 › El estatus de las distinciones aristotélicas


analogía, categoría, homónimo, yen, vía las “ontologías informáticas”, la puede “hallarse situarse, estar, hacer, pade-
sofisma estructura de la web semántica. cer”, para retomar la lista canónica del capí-
El ser (to einai), o lo que es (to on [τ tulo 4 de las Categorías). Ahora bien, la pri-
Como todo hablante griego, Aristóteles ν]), es un pollakhós legómenon [πολλα mera categoría, la ousía [ο σία],
utiliza el verbo einai en toda su amplitud de χ ς λεγόμενον]: se dice de múltiples ma- sustantivo derivado del participio on que se
sentido; no obstante, en la Metafísica dis- neras, diferenciadas con mucha precisión traduce por “esencia” o “sustancia” (véase
cute como filósofo la pluralidad de sentidos de la homonimia (la pluralidad de sentido Esencia y Sujet, I), es aquella que deter-
del ser y estigmatiza, por ejemplo en las Re- es mencionada varias veces en la Metafísi- mina la consistencia y la sustancia del suje-
futaciones sofísticas, los errores de razona- ca, ∆ 7; 2; θ 10). En un primer sentido to de la predicación: confirma así el sentido
miento y sofismas imputables a la confusión que confirma e incluso define la función de existencial de einai, y unifica todas las
de las diferentes significaciones. Sea o no cópula, se dice “según el accidente (to ka- otras categorías que no se dicen más que
consciente, a la manera de Benveniste, de tá symbebekós [τ κατ συμ ε ηκός])”: en función de “un solo principio”, que ella
las relaciones entre categorías de pensa- “pues decir que esto es tal cosa significa misma constituye ( 2, 1003b 5-10, véase
miento y categorías de la lengua (“Incons- que tal cosa es accidente de esto” (∆ 7, Homónimo, II).
cientemente —escribe Benveniste— tomó 1017a 12-13). En un segundo sentido, que Queda un último sentido: el de “en po-
como criterio la necesidad empírica de una confirma el sentido veritativo, el ente se tencia y en acto” [dynamei kai energeia
expresión distinta para cada uno de sus dice “como verdadero ([ ς ἀληθές]), y el (δυνάμει κα ἐνεργεί )] (E 2, 1026b 1-2),
predicados. Tenía, pues, que hallar, sin pro- no-ente como falso” (E 2, 1026a 34-35). A del cual la modernidad lingüística ha saca-
ponérselo, las distinciones que la lengua esto se agregan las “figuras de categorías” do partido (véase Aspecto), a diferencia de
misma manifiesta entre las principales cla- o “figuras de predicación” (skhémata tes ka- la modernidad ontológica (véase Acto).
ses de formas”, Problemas de lingüística ge- tegorías [σχήματα τ ς κατηγορίας], 36; Es el más enigmático para nosotros, que no
neral, 1, p. 70), Aristóteles propone distin- véase recuadro “Skhema” en Palabra), articulamos la física (véase Fuerza, recua-
ciones ontológicamente fundacionales y esto es: una lista finita y poco variable de dro 1), la praxis (véase Praxis) y la se-
que no cesan de ser retomadas, quizá “in- ángulos de ataque o imputación (lo que es mántica.
conscientemente”, por las distinciones mo- quizá: “esencia, cuantificada, cualificada,
dernas, incluyendo aquellas que constitu- relativa, en alguna parte, en un momento”;

II. “Esti”: la tercera persona del singular τ ν δή τοι φρά ω παναπευθέα ἔμμεν ἀταρπόν
ο τε γ ρ ν γνοίης τό γε μ ἐόν, ο γ ρ ἀνυστόν,
A. La ruta “que esti” ο τε φράσαις
El Poema de Parménides, Sobre la naturaleza o sobre Es pues, que yo voy a hablarte —y tú retén lo que
el ente, es implicado siempre como texto fundador te diga, tras oírlo—
de la ontología: “Estas breves palabras se alzan co- de los únicos caminos de búsqueda que cabe
mo las estatuas griegas de la época arcaica. Lo que concebir:
el uno, el de que “es” y no es posible que no sea,
poseemos todavía del ‘Poema didáctico’ de Parmé-
es ruta de convicción (pues acompaña a verdad);
nides cabe en un cuadro delgado que, por supues-
[5] el otro, el que “no es” y que es preciso que no
to, es un testimonio en contra de la aparente nece- sea,
sidad de bibliotecas enteras de literatura filosófica. ése te aseguro que es sendero del que nada se
El que conoce la dimensión de semejante expresión puede aprender,
del pensamiento, como persona del presente sólo pues ni podrás conocer lo que no es
puede perder todo interés por escribir libros” (Hei- —no es accesible—
degger, Introducción a la metafísica, trad. A. Acker- ni podrás hacerlo comprensible.
mann Pilári, p. 93). Es el texto por excelencia donde se (II, 1-8, Poema. Fragmentos y tradición textual,
puede descifrar esta fusión. trad. A. Bernabé, Madrid, Istmo, 2007, p. 23.)
Véase lo que la divinidad dice al joven:
Entre las dos rutas de la investigación susceptibles
εἰ δ γ ἐγ ν ἐρέω, κόμισαι δ σ μῦθον ἀκούσας, de ser pensadas, la única que se puede conocer y ha-
α περ δο μοῦναι δι ήσιός εἰσι νο σαι cer comprensible, la de la persuasión que acompaña
μ ν πως ἔστιν τε κα ς ο κ ἔστι μ εἶναι, a la verdad, se enuncia esti: “es”, tercera persona del
ειθοῦς ἐστι κέλευθος, ἀληθεί γ ρ πηδεῖ, singular del presente del verbo ser (he men [hodós]
δ ς ο κ ἔστιν τε κα ς χρεών ἐστι μ εἶναι, hopos estin, “el uno [camino], el de que ‘es’”, II, 3,
502 | ESTI

retomado en VIII, 1, mythos hodoio […] hos estin ne como sujeto gramatical del verbo estin de Par-
[μῦθος δοῖο (…) ς ἔστιν], “la mención de una vía ménides? Presumiblemente, un objeto cualquiera
/ queda: la de que es”). de investigación, en cualquier investigación se debe
Si einai no es cualquier verbo, esti no es tam- suponer que el objeto es o que no es” (Los filósofos
poco una forma cualquiera. “La forma verbal ‘es’, presocráticos, trad. J. García Fernández, Madrid,
determinada y particular, la tercera persona del sin- Gredos, 1986, pp. 43-44).
gular del indicativo, es aquí prioritaria. No compren- b) Aquellas que no ven más que verbo en el ver-
demos el ‘ser’ con respecto al ‘tú eres’, ‘vosotros sois’, bo. Es aquí donde interviene la posibilidad para esti
‘yo soy’ o ‘ellos serían’…” (Heidegger, op. cit., pp. de ser un “impersonal” (véase sobre este punto las
88-89). Esti implica o cosignifica por sí mismo un diferentes clasificaciones del Dictionnaire grec fran-
modo (el “indicativo”: es ahí, es el caso, es verdade- çais y del diccionario Liddell-Scott-Jones). En grie-
ro —o siempre ya ahí), un tiempo (el “presente”: es go, la relación entre las llamadas formas personales y
ahora, en simultáneo con la enunciación —o fuera las formas llamadas impersonales es especialmente
de tiempo), un número (el “singular”: es uno, único sensible porque esti (en pl. eisí [εἰσί]) posicionado
—o sin número) y una persona (la “tercera”: es del al comienzo de la frase comúnmente significa “hay”.
otro, exterioridad —o del impersonal, apertura). Puede tomar también un sentido modal cuando es-
En efecto, el indicativo de persona (tercera del sin- tá seguido de un infinitivo, “es posible que”: así, el
gular) puede bastar en griego, como en latín, para verso 3 del fragmento II, kai hos ouk esti me einai
expresar el sujeto, a diferencia del francés o el in- puede traducirse: “y no es posible no ser” (cf. VI, 1,
glés, donde est o is valen sólo para decir “es”; esti, en esti gar einai [ἔστι γ ρ εἶναι], “es posible ser”). Hay
cambio, sin pronombre puede valer tanto para de- que notar que el francés, el inglés o el alemán, a di-
cir “es” como “él (“ella”, en femenino, o “esto” o ferencia del griego, deben agregar un sujeto aparen-
“aquello” en neutro) es”. Evidentemente, por lo ge- te o gramatical, mientras que en griego esti, o en
neral, cuando el sujeto no está expresado es porque plural eisi, posicionado al comienzo, normalmente
acaba de serlo o se encuentra fácilmente deduci- es seguido de un sujeto “real” (no como en el poe-
ble (“Sócrates llega; [él, no expresado en griego] es ma de Rimbaud que a Heidegger le gusta citar para
feo”). explicar la donación del es gibt: “au bois, il y a un
Habrá entonces dos tipos de traducciones para nid de bêtes blanches”, sino “esti un nid de bêtes blan-
esti: ches” [“en el bosque, hay un nido de bestias blan-
cas”]). Por otra parte, el francés no tiene más posi-
a) Aquellas que suponen un sujeto (“suponer” y bilidades que el alemán (“il y a”, “es gibt”), pues no
“sujeto” se dirían con la misma palabra si tomára- puede reproducir, a diferencia del inglés (“there is”),
mos el tema, hypokeisthai [ ποκεῖσθαι], hypokéime- lo mismo por lo mismo (véase Es gibt, Há).
non [ ποκείμενον], véase Sujet). Los sujetos pro- Para comprender y traducir el esti de la ruta, hay
yectados son o bien los sustantivos más próximos, que partir de esta fusión característica del griego en-
es decir, la ruta misma, o bien un nombre o un pro- tre aserción, cópula, existencia, donación; y no res-
nombre “contenido” en el verbo griego (“el ser”, “el tringirla a una parte o a una dimensión de la misma;
ente”, “algo”, “él”, “eso”), elegido entonces para por- por lo tanto, rechazar toda traducción cercenada y
tar un sentido más o menos pesado en términos me- parcial, en particular toda traducción que suponga
tafísicos, físicos o epistemológicos (la realidad, lo o invente un sujeto, bloqueando así toda una serie
verdadero, el objeto del conocimiento). De esa ma- de sentidos posibles. Todas las posibilidades debe-
nera, J. Barnes traduce el fragmento II, 3 y 5 por lo que rían ser, sin embargo, propuestas o acogidas, apos-
es, lo que no es [it is, it is not] —designando lo [it] el tando a que, en ocasiones, la elegida contuviese, re-
objeto de la investigación (Los presocráticos, trad. levase todas las otras: además de it is (J. Barnes; G.
esp. E. Martín López, p. 192: “Tomemos a un estu- S. Kirk, J. E. Raven y M. Schofield), encontramos it
diante, a, y un objeto de estudio, O; y supongamos is the case (el veritativo de C. Kahn), is (la cópula
que a está estudiando O”, p. 202). G. S. Kirk, J. E. provisoria de A. Mourelatos), il y a (la donación de
Raven y M. Schofield traducen igual y comentan: M. Coche). Pero ninguna da en francés la libertad
“¿Qué es el ‘ello’ [it] que nuestra traducción supo- de la traducción “total” por est [es], permitiendo al
ESTI | 503

poema explotar el es en fusión y, de ahí, instituir la ρ τ λέγειν τε νοεῖν τ ἐ ν ἔμμεναι ἔστι γ ρ εἶναι
filosofía como hecho de lengua. (Khre to legein te noéin t’eón émmenai: esti gar einai).
• VÉASE EL RECUADRO 2 Es necesario decir y pensar esto: [que] el ente es; es
en efecto ser.
B. De “esti” (es) a “to eón” (el ente / lo que es): el VI, 1.
desplegamiento de la gramática
Si no es necesario suponer un sujeto para este pri- (Para un estudio del conjunto de construcciones y
mer esti es porque, de cierta manera, todo el poema de traducciones posibles de esta frase, véase B. Cas-
consiste en construirlo. Y si resulta esencial tradu- sin, Parménide, pp. 144-148 y 34-47; en función de
cir esti por es, es porque es necesario poder efectuar mostrar la amplitud de variaciones posibles citamos
la elaboración nominal de to eón [τ ἐόν], “lo que es dos: “il faut que ce qu’il est possible de dire et de pen-
/ el ente”, fuera de, o a partir de, este es —hacer exis- ser soit” [“lo que es para decir y para pensar, debe
tir el primer sujeto a partir del primer verbo. ser; pues es para ser”; J. Barnes, trad. esp. E. Martín
Las etapas son todas formas gramaticales marca- López, p. 192]; “il faut dire et penser de l’étant l’être”
das: del esti, “es”, surge el participio eón, “siendo”, [“es necesario que aquello que es posible decir y
bajo su forma verbal, es decir, sin artículo. La mis- pensar, sea”; J. Beaufret].
ma es preparada por una primera transformación, Finalmente, en VIII, 32, la sustantivación del par-
cuya anterioridad es señalada por un “pues” o un ticipio le confiere su definitiva plenitud de sujeto:
“en efecto”; del es se desprende en principio la for- to eón, “el ente / lo que es”. Hay que subrayar el pa-
ma infinitiva ser: pel del artículo, ho, he, to, proveniente del demostra-
tivo homérico, que confiere a la cosa la consistencia

Recuadro 2 › La acentuación de “esti”


Los textos griegos nos llegan inicialmente Esta codificación tardía, que obliga a la propósito de lo cual hay pensamiento. /
bajo la forma de scriptio continua, en uncia- distinción entre sentido existencial y senti- Pues sin el ser donde aquel se ha vuelto
les (letras parecidas a las mayúsculas), sin do copulativo, conlleva el riesgo, no obstan- palabra, no hallarás el pensar.]
J. Beaufret, Parménide. Le Poème, p. 87.
separación entre las palabras, sin puntua- te, de impedir el libre juego de la amplitud,
ción, sin acentuación. El pasaje a los textos indisolublemente semántica y funcional, de τα τ ν δ ἐστ νοεῖν τε κα ο νεκεν ἔστι
tal como nosotros los editamos, que implica esti, absoluto hecho de lengua, y de obligar νόημα ο γ ρ νευ τοῦ ἐόντος, ἐν ι
además la resolución de numerosas abre- a elecciones demasiado estereotipadas con πεφατισμένον ἐστίν ε ρήσεις τ νοεῖν
viaturas y el conocimiento de diferentes relación a un estado de lengua, y al trabajo [Es una misma cosa pensar y el pensa-
formas de ligaduras entre las letras, es evi- sobre la lengua que viene produciéndose. miento <que afirma>: “es”, /pues no ha-
dentemente una fuente de errores. Para “en- Es el caso particular del poema de Parmé- llarás el pensar sin el ser, en el cual <el
mendar” un texto, para determinar la pro- nides, o del tratado Sobre el no-ser de Gor- pensar> es expresado]
babilidad de una confusión y, con ello, de gias. En todo caso, marca en el griego las D. O’Brien, Le Poème de Parménide, p. 40.
una corrección, es necesario, en todo caso, elecciones de los intérpretes. De esta forma,
τα τ ν δ ἐστ νοεῖν τε κα ο νεκεν ἔστι
volver a las condiciones de transmisión del en Parménides, VII, 34, con la misma acen-
νόημα ο γ ρ νευ τοῦ ἐόντος, ἐν ι
manuscrito. tuación, se puede comprender esti como πεφατισμένον ἔστίν, ε ρήσεις τ νοεῖν
La acentuación fue codificada no sólo tar- verbo de existencia (Simplicio, Beaufret) o
[Es la misma cosa pensar y el pensamiento
díamente, sino además según diferentes cri- como autónimo (Aubenque, O’Brien, Con-
“es” /pues sin lo que es en lo cual “es” se
terios. En lo que concierne a esti, diferencia che o Cassin; véase P. Aubenque, “Syntaxe halla formulado /no hallarás el pensar.]
los tipos de uso que se hicieron del verbo: et sémantique de l’être”, p. 123). Sin em- B. Cassin, Parménide, Sur la nature
la mayoría de los autores modernos escri- bargo, según la manera en que se acentúe ou sur l’étant, p. 89; véase sobre
ben estí enclítico (ἐστι/ἐστί) para señalar el verso 35, se lo comprenderá luego como todo pp. 160-165.
el empleo copulativo, predicación o identi- autónimo o como simple cópula. Se trata, Bibliografía de consulta
dad, y esti (ἔστι) acentuado cuando está al entonces, de dos acentuaciones posibles, y Lejeune Michel, Précis d’accentuation grecque,
inicio (o después de palabras como allá, ei, tres tipos de traducciones: París, Hachette, 1945 (§ 51).
kai, hopos, ouk, hos) —en realidad, las dos Vendryès Joseph, Traité d’accentuation grec-
τα τ ν δ ἐστ νοεῖν τε κα ο νεκεν ἔστι que, París, Klincksieck, 1904 (§ 122-123 y
reglas coinciden, un esti en el comienzo de
νόημα ο γ ρ νευ τοῦ ἐόντος, ἐν ι 130-133).
una frase o de un verso tiene todas las po- Wackernagel Jacob, “Der grieschische Ver-
πεφατισμένον ἐστίν ε ρήσεις τ
sibilidades de ser un esti fuerte, “acentuado”, νοεῖν bal-akzent”, Zeitschrift für vergleichende
con el sentido de “hay”, “existe”, “es posible”. Sprachforschung, 23, 1877, p. 466 ss.
[Ahora bien, es lo mismo pensar y eso a
504 | ESTI

de un nombre propio (se dice en griego: ho Sokra- das para decir más y más íntimamente la naturale-
tes [ ωκράτης], “el Sócrates”, véase Palabra, II, A, za “por excelencia” del to on así surgido, explotando
1), de un sujeto-sustancia (la diferencia sujeto-pre- los recursos semánticos y sintácticos ofrecidos por el
dicado se marca en griego no por el orden de las griego, y con ello, dando cuenta del juego de estos
palabras, sino por la presencia o la ausencia del ar- recursos como una posibilidad para pensar.
tículo). El artículo-deíctico entra así en la forma- Así, el adverbio ontos [ ντως] (formado sobre
ción del pronombre personal de la tercera persona el participio on) que significa “realmente, verdade-
autós [α τός], “él mismo”, ipse, que alcanzará en ramente, auténticamente”, confirmando el anuda-
Platón el estatus terminológico de la idea kath’ miento entre sentido existencial y sentido veritativo,
hautó [καθ α τό], “en sí”; precedido de un artículo, es utilizado de ese modo por Eurípides (Heracles,
ho autós, significa idem y marca en el Poema la ex- 610: “¿De verdad [ontos] llegaste a la morada de Ha-
presión de la identidad consigo misma de lo que es des, hijo?”) o Aristófanes (Las nubes, 86: “Pero si de
—o el ente— (véase Yo, RECUADRO 2): verdad [ontos] me quieres”). A su vez Platón lo uti-
liza de ese modo, en correlación con alethós [ἀλη
τα τόν τ ἐν τα τ τε μένον καθ αυτό τε κεῖται θ ς] por ejemplo, incluso cuando subraya contex-
χο τως ἔμπεδον α θι μένει κρατερ γ ρ νάγκη tualmente la literalidad (“es a partir de una unión
πείρατος ἐν δεσμοῖσιν ἔχει, τό μιν ἀμφ ς ἐέργει, de este tipo de verbos y de nombres como se pro-
ο νεκεν ο κ ἀτελεύτητον τ ἐ ν θέμις εἶναι duce real y verdaderamente el discurso falso [ontos
[Manteniéndose lo mismo y en lo mismo, yace por te kai alethós gígnesthai logos pseudés ( ντως τε κα
sí mismo ἀληθ ς γίγνεσθαι λόγος ευδής)]”, Sofista, 263d,
y así permanece firme donde está, pues la poderosa trad. esp. N. L. Cordero, Madrid, Gredos, 1988). El
Necesidad Extranjero puede entonces jugar en un estilo ple-
lo mantiene en las prisiones de la atadura que lo
namente sofístico con el hecho de que el no-ser, en
encierra por ambos lados,
y es que no es lícito que lo que es sea incompleto.]
tanto que imagen o semblante (éidolon [εἴδωλον]),
VIII, 29-32, trad. A. Bernabé,
no es “énticamente/auténticamente” —que podría
Madrid, Istmo, 2007. traducirse: “de verdad”, wirklich (véase Realidad)—
no-ser.

Es así como al final de la ruta del esti surge la esfera EXTR. – ¿Dices acaso que lo verdadero es énticamen-
del to eón, con las mismas palabras que sirven para te ente (ontos on [ ντως ν])?
llamar a Ulises según su identidad de héroe cuando TEET. — Así es.
las Sirenas le cantan (Homero, Odisea, XII, 158-164; […]
véase B. Cassin, op. cit., pp. 48-64). EXTR. – Entonces lo aparente, dices es no éntica-
mente no ente (ouk ontos ouk on [ο κ ντως ο κ ν]),
III. El vocabulario griego de la ontología: “to ontos si afirmas que no es verdadero.
on”, “ousía”, “to on he on”, “to tí en einai” TEET. – Sí, pero es de una cierta manera (esti pos [ἔσ
“[U]na cosa es contar cuentos de los entes y otra es τι πως]).
apresar el ser de los entes. Para esta última tarea fal-
EXTR. – No de un modo verdadero (oukoun alethós
tan no sólo en los más de los casos las palabras, si- [ο κουν ἀληθ ς]), según dices.
no ante todo la gramática. Si se permite una alusión
TEET. – No, por cierto, si bien es énticamente una ima-
a análisis del ser anteriores e incomparables dentro
gen (eikón ontos [εἰκ ν ντως]).
de su nivel, compárese las partes ontológicas de Par-
EXTR. – Lo que llamamos imagen es entonces énti-
ménides de Platón, o el capítulo cuarto del libro
camente no énticamente no ente (ouk on ara ouk
séptimo de la Metafísica de Aristóteles, con un trozo ontos estín ontos hen légomen eikona [ο κ ν ρα ο κ
narrativo de Tucídides, y se verá lo que de inaudito ντως ἐστ ν ντως ν λέγομεν εἰκόνα]).
en materia de fórmulas pedían de los griegos sus fi- Sofista, 240b 3-13 (traduzco ontos por
lósofos” (M. Heidegger, El ser y el tiempo, §7, trad. “énticamente” sólo para mostrar el peso
esp. J. Gaos, p. 40). En efecto, los filósofos no cesaron de la familia de términos); véase Mímesis, I.
de crear termini technici, expresiones-sobreañadi-
ESTI | 505

Se comprende de manera muy simple: la imagen no do, Madrid, Gredos, 1979; véase Esencia, III). Aho-
es realmente no-ser —sin embargo, sucede en estos ra bien, es éste el término que, después de Platón,
casos que el lector pierde el control y no puede apo- Aristóteles elige para designar el objeto “por exce-
yarse en la traducción (así N. L. Cordero: “Eso que lencia, primero y por así decir único” de su investi-
nosotros decimos ser realmente una copia no exis- gación: “Y, en efecto, lo que antiguamente y ahora y
te realmente”, París, Flammarion, 1993, p. 133). siempre se ha buscado y siempre ha sido objeto de
En todo caso, es manifiesto que Platón vuelve ter- duda: ¿qué es el Ente?, equivale a; ¿qué es la Esen-
minológico el adverbio ontos sustantivando el redo- cia? (tí to on, touto estí tís he ousía [τί τ ν, τοῦτο
blamiento to ontos on [τ ντως ν], que se traduce ἐστ τίς ο σία])” (Metafísica, Z, 2, 1028b 1-7, trad.
generalmente por “los seres auténticos”. Para los “ami- esp. V. García Yebra, Madrid, Gredos, 1998). Más tar-
gos de las formas [tous ton eidón philous (το ς τ ν de, a partir de Epicuro y Plotino, encontraremos la
εἰδ ν φίλους)]”, el ontos on y el ontos ousía [ ντως ousiotes [ο σιότης] para referirse a la “sustanciali-
ο σία] designan el ser real y la existencia real, inmu- dad” (Corpus hermeticum, 12, 1), y el adjetivo ousio-
tables, que provienen del razonamiento y del alma, des [ο σιώδης] para caracterizar un agregado (Epi-
por oposición al devenir que proviene de la sensibi- curo, De rerum natura, 14, 1).
lidad y del cuerpo: en resumen, designa los eide mis- Sin embargo, la sustantivación ligada al redobla-
mos (Sofista, 248a 11; cf. Fedro, 247c 7, e 3; cf. tam- miento sigue siendo la clave de la técnica filosófica.
bién República, X, 597d 1-2, donde el dios, a diferencia Así sucede con to on he on [τ ν ν], “el ente en
del carpintero, por un lado, y del pintor, por el otro, tanto que ente” o “el ser en tanto que ente”, “pero no
quiere “ser realmente el creador de una cama que es en cuanto números, líneas o fuego”, de lo cual el co-
realmente existente” [einai ontos klines poietés ontos mienzo del libro Gamma de la Metafísica afirma que
ouses (εἶναι ντως κλίνης ποιήτ ς ντως ο σης)]”, a “existe una ciencia” para teorizar acerca de ello y que
saber, la idea, to eidos [τ εἶδος], “aquello por lo cual es, justamente, la filosofía (1, 1003a 21; 2, 1003b 15-
decimos que la cama es” [ho esti kline ( ἔστι κλί 19 y 1004b 5-6). O del enigmático to tí en einai [τ
νη)]” [597a 1-3]). τί ν εἶναι], que duplica la pregunta, ella misma sus-
Estos sintagmas complejos se complican, más tantivada, to tí esti [τ τί ἔστι] (el “¿qué es?”, “la esen-
aún y de otro modo, con el neoplatonismo, que en- cia”, como se suele traducirlo), para designar algo
trecruza —sobre la base de expresiones del Sofista y como el corazón del corazón del ser —“la esencia
del Parménides— distinciones aristotélicas y, en par- de la esencia” (véase To tí en einai).
ticular, estoicas, para llegar, por la vía de los ontos
onta y los me ontos me onta (“verdaderamente/én- IV. “Ouk esti”: no-ser, vacío, nada
ticamente entes” y “no-verdaderamente/no-éntica-
mente no-entes”) a un me on hyper to on [μ ν π ρ A. Las dos clases de negación, “ou” y “me”
τ ν], un “no-ente por encima del ente”, que se
opone al “no ente absoluto”, “puro y simple”, haplós 1. “Esti”, “ouk esti” y “to on”, “to ouk on”, “to me on”
me on [ πλ ς μ ν], y permite resolver el problema El Poema de Parménides propone, en tanto que con-
de la definición de Dios (Pierre Hadot, Porphyre et tradictorias, dos vías de indagación aparentemente
Victorinus, pp. 147-178). simétricas: esti y ouk esti, “es” y “no es” (II, 3 y 5). La
La misma sobreinvestidura filosófica del lengua- complejidad del sentido de esti vale tanto para la afir-
je corriente vale para el plano estrictamente semán- mación como para la negación: “es”, “esto es”, “exis-
tico. Se sabe que ousía tiene un sentido usual, prove- te”, “es posible”, “sucede que” / “no es”, “esto no es”,
niente del dominio jurídico, de “propiedad, bienes, “no existe”, “no sucede que” (véase más arriba los
riqueza, fortuna”, que implica, por una parte, la per- apartados I y II, A).
tenencia y la posesión y, por la otra, la presencia ac- Sin embargo, la expresión de la negación agrega
tual y visible (leemos así en Helena de Eurípides el si- otro tipo de perturbación ya que hay en griego dos
guiente diálogo: “¿Cómo entierras a los que mueren formas de negar. Por una parte, la negación ou (ouk,
en el mar? —Según los bienes de los que cada cual oukh) [ο ]: es una negación de hecho, “objetiva”,
disponga (hos an parouses ousía [ ς ν παρούσης que se aplica a un hecho real o presentado como
ο σία]”, 1252-1253, trad. esp. L. A. de Cuenca y Pra- tal; por otra, la negación me [μή]: es una negación
506 | ESTI

a la vez “subjetiva” y “prohibitiva”, que implica una cierta del no-ser” (239b): expresar to me on, articu-
voluntad y una conjetura del espíritu (véase por lar ese sintagma, en efecto, es ya, desde el punto de
ejemplo A. Meillet y J. Vendryes, Traité de gram- vista de la enunciación, conferir al no-ser un cierto
maire comparée des langues classiques, Champion, tipo de existencia (el no-ser); además supone con-
4a. ed. rev., § 882-883). Esta última no se encuentra ferirle, a través de la forma del enunciado, un cier-
esencialmente en el indicativo, sino en los otros to tipo de unidad (el no-ser) —dos maneras de ir, se
modos, ligados justamente a la “modalidad” (sub- quiera o no, contra la expresión prohibitiva (237a-
juntivo, optativo), que expresan todos los matices 239b). De ahí, la elección filosófica de reinterpretar
de la prohibición, la deliberación, el deseo, el pesar, esta negación y hacer de ella solamente la marca de
la eventualidad, la virtualidad. De esa manera, se una alteridad, de una distinción, de una diferencia,
distinguirá ouk on [ο κ ν] y me on [μ ν], “lo que y no ya de una contradicción o de una prohibición:
no es”, distribuyendo todos los matices que puede “cuando hablamos de lo que no es (to me on), no
tener un participio, más bien factual y causal (ouk hablamos de algo contrario a lo que es, sino sólo de
on [x], “en la medida en que, porque, no es [x]”), o algo diferente (ouk enantíon ti […] all’ héteron mo-
más bien adversativo, concesivo, hipotético (me on non, 257b)”. En este caso, bajo el fondo de la parti-
[y], “mientras que, desde el momento en que, in- cipación de las Ideas entre ellas, la negación me es
cluso si, no es [y]”). reconducida a la negación ou, y las dos son recon-
El contraste vale, evidentemente, cuando se sus- ducidas a la afirmación —no toda determinación es
tantiva el participio. Así, ho ouk on, hoi ouk ontes, en una negación, como dirá Spinoza, pero toda nega-
masculino, es la manera en la que Tucídides desig- ción es una determinación:
na al muerto o a los muertos (II, 44 y 45); lo mismo
cuando se evoca un pasaje posible entre lo que es y No estamos de acuerdo, entonces, cuando se diga que
lo que no es, se utiliza to ouk on; por ejemplo, Meli- la negación significa lo contrario, y admitamos sólo
so de Samos, discípulo de Parménides, rechaza el de- que el “no” [el me y el ou] colocado antes hace alusión
venir en estos términos: “Si se alterase, necesariamen- a algo diferente de los nombres que siguen, o más
te no sería homogéneo lo que es, sino que tendría aún, de los hechos respecto de los cuales se colocan
los nombres pronunciados después de la negación.
que perecer lo que era antes (to prosthen eón) y ten-
Sofista, 257b-c, trad. N. L.
dría que generarse lo que no es (to de ouk eón)” (30 Cordero, Madrid, Gredos, 1998.
B 7 D.K., t. II, trad. esp. F. J. Olivieri, Madrid, Gredos,
p. 122). En cambio, to me on es lo que no es, no por-
que no es, sino porque no puede, o no debe, ser. To Siguiendo a Gorgias, Platón logra atrapar a Parmé-
ouk on y to me on son entonces dos maneras muy dis- nides en su propia trampa, constatando que enun-
tintas de significar “el no ser”, de cara al único to on. ciar el no-ser es ya hacerlo ser. La ortodoxia parme-
Ahora bien, en el Poema, en cuanto se avanza por nidiana, en cambio, está en el derecho de reducir la
la ruta del “no es” (ouk esti), no es ya el ouk, sino el operación del Sofista, asimilando no-ser y alteridad,
me el que aparece, de manera que por esta ruta, a di- a un puro y simple compromiso con la vía de la do-
ferencia de la del “es”, el verbo no da lugar a ningún xa, esa vía demasiado humana de los mortales, quie-
sujeto: to me on, participio sustantivado, designa el nes no saben hacer la distinción entre “es” y “no es”
no-ser en tanto que no es simplemente inexistente, (“cuanto los mortales convinieron, creídos de que
sino prohibido, impedido, imposibilitado (II, 7-8: son verdades, que llega a ser y que parece (to pelein
“pues no podrías conocer to ge me on [lit.: lo que en —forma arcaica de einai— te kai ouk einai [τ πέ
todo caso absolutamente no es] —no es accesible— λειν τε κα ο κ εἶναι]), que es y que no es”, fr. VI,
ni podrías hacerlo comprensible”). La elección de es- 9-10; véase Doxa).
ta negación implica que no hay pasaje ni conmen- • VÉASE EL RECUADRO 3
surabilidad entre el ser y el no-ser, y que la ruta del
“no es” es un callejón sin salida. 2. Negación y privación
Pero si nos atenemos a la lógica de la negación La diferencia entre “las dos partículas de la negación
prohibitiva, entonces, como subraya el Extranjero que la lengua griega conoció posiblemente antes que
en el Sofista de Platón, no puede haber “una teoría todas las otras” (Schelling, Introduction…, p. 202;
ESTI | 507

Recuadro 3 › Los “Tratados del no-ser”, o cómo el no-ser es no-ser


No existe una expresión correcta para el no- ente es no ente y el ente, ente, de modo tivizado el orden de las palabras, el predi-
ser. Esto significa, en principio, que enun- que las cosas no son en nada más que no cado no se detecta más que por la ausencia
ciar el no-ser, to me on, contradice su ine- son. Pero, igualmente si el no ser es, el del artículo. El artículo obligatorio antes
ser, dice, su contrario, no es. En efecto, si
xistencia, desde que, con Parménides, se del sujeto es la marca de su consistencia,
el no ser es, se sigue que el ser no es. De
supone que ser, pensar y decir se interper- de su sustancialidad; indica que toda posi-
modo que si no fuera así, dice, nada sería,
tenecen. La enunciación contraviene el si no son lo mismo ser y no ser. Pero si ción de un sujeto en una proposición de
enunciado (véase Acto de habla). son lo mismo, aun así nada sería: en efec- identidad implica una presuposición de
Esto implica igualmente que toda pro- to, el no ente no es y [tampoco] el ente, existencia, o incluso que, para decir “el no-
posición —y en primer lugar la proposición ya que es precisamente lo mismo que el ser es no-ser” hay que haber dicho ya: “el
de identidad— relativa al “no-ser es no ser” no ente.] no-ser es” (véase Yo, recuadro 2, y Or-
es autocontradictoria. Como en el caso de Gorgias, “Sur le non-étant ou sur la den de las palabras).
ser, semántica y sintáctica son insepara- nature”, Sur Melissus, Xénophane Lejos de rechazar la distinción entre las
et Gorgias, 979a 25-34 (en B. Cassin,
bles. Es ésta, en todo caso, la posición de diversas acepciones del pollakhós legóme-
Si Parménide, p. 637); trad. esp. M. E.
Gorgias, que inaugura una larga serie de non que es el ser —como lo diagnostica Aris-
Díaz y P. Spangenberg, Sobre el no ser,
Perí tou me ontos [ ερ τοῦ μ ντος], De De Melisso Xenophane Gorgia, tóteles—, antes bien, Gorgias vuelve mani-
nihilo, Elogio del nulla y otra Glorie del nien- Buenos Aires, Ediciones Winograd, 2011. fiesto que la excepción, el equívoco, en una
te (véase C. Ossola, Le antiche Memorie del palabra el sofisma, son una falta del filóso-
Nulla), mostrando por primera vez cómo el Siguiendo el argumento, aquello que es fo, y se sustentan en el “es” y su tratamiento
no-ser en la lengua misma, en el caso del propiamente imposible es realizar la distin- ontológico. Con “el ser es ser” la diferencia
griego, constituye una excepción análoga a ción (la krisis del Poema de Parménides) entre sujeto y predicado permanece insen-
la del ser —pero mucho más interesante, entre las dos series “no ser, el no-ser, no- sible porque las dos secuencias “el ser” y “el
ya que es la única que puede hacer mani- ente” (to me einai, me einai, to me on, me ser es ser” se confirman, incluso se confun-
fiesta la excepcionalidad subrepticia del on) y “ser, lo que es, el ente” (to einai, ei- den, al igual que los dos sentidos, existen-
ser y de la proposición de identidad aplica- nai, to on, on). Tal como anota Hegel al co- cia y cópula, del “es”. El enunciado de iden-
da al ser, sin la cual no habría ontología. mienzo de la Ciencia de la lógica, “Los que tidad tradicional se sirve del equívoco del
quieren obstinarse en la diferencia entre el “es”, lo explota y lo disimula, para erigirlo
εἰ μ ν γ ρ τ μ εἶναι ἔστι μ εἶναι, ο como regla. Sólo el caso del no-ser permite
ser y la nada pueden ser invitados a decla-
δ ν ν ττον, τ μ ν τοῦ ντος εἴη τό tomar conciencia de la diferencia normal-
rar en qué consiste” (Theorie Werkausga-
τε γ ρ μ ν ἐστι μ ν, κα τ ν ν,
be, trad. esp. A. y R. Mondolfo, Buenos Ai- mente inscrita en el enunciado de identi-
στε ο δ ν μ λλον εἶναι ο κ εἶναι
res, Solar, 1968, p. 119). En efecto, para dad: el “no es” debe volverse la regla del “es”.
τ πράγ ματα εἰ δ μως τ μ εἶναί ἐσ
τι, τ εἶναι, φησίν, ο κ ἔστι τ ἀντικεί distinguir hay que poder identificar; ahora Y es únicamente el discurso el que, en la li-
μενον εἰ γ ρ τ μ εἶναί ἐστι, τ εἶναι bien, es precisamente eso lo que no funcio- nealidad constitutiva ligada a la temporali-
μ εἶναι προσήκει στε ο κ ν ο τως na con el no-ser. En la proposición de iden- dad, no puede dejar de producir esta catás-
ο δ ν ν εἴη, εἰ μ τα τόν ἐστιν tidad “el no-ser es no-ser” (to me einai estí trofe que el sofista se ocupa de hacer oír.
εἶναί τε κα μ εἶναι εἰ δ τα τό, κα me einai), el no ser no es idéntico a sí por- Estas declaraciones de identidad del no-
ο τως ο κ ν εἴη ο δέν τό τε γ ρ μ ν ser son, por excelencia, difíciles de traducir
que, de una aparición a la otra, cambió to-
ο κ ἔστι κα τ ν, ἐπείπερ τα τ τ μ y fuentes de contrasentidos. En cada trata-
do (“es como si se tratara de dos entes”,
ντι
ibid., 979a 39). Esto es particularmente do del no-ser, sea cual sea el objetivo, sofís-
[Pues si el no ser es no ser, nada menos tico y/o apologético, no-ser puro y simple
cierto en griego porque, al no estar norma-
sería el no ente que el ente. Pues el no o no-ser por encima del ser, las aporías son

confirma de manera sutil la diferencia entre nega- ne: como lo respecto a algo, v.g.: lo doble a la mitad,
ción y privación. como los contrarios, v.g.: lo malo a lo bueno, como
Aristóteles tematiza esta diferencia entre “nega- privación y posesión, v.g.: la ceguera a la vista [typhlo-
ción” y “privación” como dos de las cuatro maneras tes kai opsis], como afirmación y negación, v.g.: está
sentado — no está sentado [káthetai-ou káthetai].
de “oponerse” (antikeisthai [ἀντικεῖσθαι]):
Categorías, cap. 10, 11b 17-23, trad. M.
Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1982.
De cuatro maneras se dice que una cosa se opone a
otra: o bien como lo respecto a algo [ta pros ti], o bien
como los contrarios [ta enantía], o como privación Intervienen aquí dos órdenes de fenómenos, usual-
y posesión [stéresis kai hexis], o como afirmación y mente mal distinguidos. La negación (apóphasis
negación [katáphasis kai apóphasis]. Para decirlo con [ἀπόφασις], de apo-, “lejos de”, y phaino, “mostrar
un ejemplo, cada una de las cosas de este tipo se opo-
[se]”), igual que la afirmación (katáphasis [κατάφα
508 | ESTI

idiomáticas e inventivas, ligadas a la sinta- dos traducciones no menos válida una que mo en el sentido de aquello que forma
xis de la negación, a las posibilidades gra- la otra respecto de la tentativa de identifi- parte conjunta de lo esencial de el ente.
maticales de pasar del verbo al nombre y cación. Prefacio a la 3a. ed. de Vom Wesen des
Grundes, en Wegmarken XXI; citado por
recíprocamente (Il niente annientato es, El más reciente tratado del no-ser es J.-F. Marquet, en “Mort, mystère et oubli
por ejemplo, el título del tratado de Rai- sin duda el que escribió Heidegger en len- chez Heidegger”, Revue Philosophique,
mondo Vidal [1634]), y a los nombres del gua alemana, a lo largo de su obra “Was ist núm. 3, 1985, p. 284; y por H. Meschonnic,
no-ser. El De nihilo [1509] de Charles de Metaphysik?” y “Von Wesen des Grundes” Le langage Heidegger, París, puf, 1990, p.
296; trad. esp. H. Cortés y A. Leyte, “De la
Bovelles, que se inscribe dentro de una pers- [1929], donde la Nada aparece como el esencia del fundamento. Prefacio a la ter-
pectiva ligada a la problemática del Crea- origen de la negación, y no a la inversa. He- cera edición”, Hitos, 2000, p. 109.
dor, de la criatura y de la creación, propor- rencia, principalmente, de una tradición
ciona un buen ejemplo. Comienza por la “meontológica” que pasa por la mística, se Bibliografía
proposición de identidad “Nihil nihil est”, despliega la actividad “nadificante” de la Bovelles Charles de, Le Livre du néant, texto
“Le Néant n’est rien” (“la Nada, nada es”), nada, el “nichtende Nicht des Nichts” (don- y trad. P. Magnard, París, Vrin, 1983.
para desplegar la doble inteligencia: de se entiende, bajo la égida del verbo, an- Breton Stanislas, La pensée du rien, Kampen,
Pharos, 1992.
te todo el adverbio nicht, luego su sustanti-
Cassin Barbara, Si Parménide, Le traité anony-
[…] hujusque orationis que insit nichil es- vación das Nicht, luego el sustantivo das me De Melisso, Xenophane et Gorgia, Lille,
se nichil, gemina sit intelligentia, negati- Nichts; véase Jacob Taubes, “Von Adverb…” Presses Universitaires de Lille, edición de la
va una, altera assertiva et positiva. [“Del adverbio nada al sustantivo la na- Maison des Sciences de l’Homme, 1980.
[(…) de esta proposición “la nada, nada da”]). El no-ser deviene, por allí, como Hegel, Theorie Werkausgabe, Frankfurt, V.
es”, existen dos inteligencias, negativa quería Gorgias pero evidentemente a con- Klostermann, 1965, V, 1; trad. A. y R. Mon-
una, otra afirmativa y positiva.] trapelo de su intención crítica, la regla del dolfo, Ciencia de la lógica, prólogo R. Mon-
Le livre du néant, texto y trad. dolfo, Buenos Aires, Ediciones Solar, 1964.
ser —a saber, del ser del ente:
P. Magnard, pp. 40-41. Ossola Carlo, Le antiche Memorie del Nulla,
Ienes nichtende Nicht des Nichts und die- Roma, Edizioni di Storia e Letteratura,
No puede más que constatarse la distancia ses nichtende Nicht der Differenz sind 1997.
entre el incipit “Nihil nihil est” y su traduc- zwar nicht einerlei, aber das Selbe im Sin- Taubes Jacob, “Vom Adverb ‘nichts’ zum
ción “Le Néant n’est rien” que, además del ne dessen, was im Wesenden des Seins des Substantiv ‘das Nichts’. Überlegungen zu
irremediable orden de palabras, vuelve irre- Seienden zusammen gehört. Heideggers Frage nach dem Nichts”, en
Vom Kult zur Kultur, Fink Verlag, 1996, pp.
conocible el enunciado de identidad. El Aquel no de la nada [Henri Meschonnic
160-172; trad. S. Villegas, “Del adverbio
francés requiere quizá algo así como una traduce: “Ce rien riennant du rien” (“Esa
nada al sustantivo la nada”, en Del culto a la
“traducción-valija” para tener a la vez la nada nadeante de la nada”)] y este no de
cultura. Elementos para una crítica de la ra-
posición afirmativa “la nada es nada” y la la diferencia que consisten en desistir cier-
zón histórica, Madrid, Katz, 2007.
extenuación negativa: “la nada no es nada”, tamente no son uno, pero sí son lo mis-

σις], donde kata-, “sobre, a propósito de”, remite al va” de un predicado, implica en la misma medida
“decir”, a la predicación), es ante todo un hecho de que el sujeto se ve afectado en esta predicación al
sintaxis (véase Sujet, I); la afirmación y la negación menos como posible, y contiene entonces una cier-
son proposiciones contradictorias que no pueden ta modalidad de afirmación: akíneton estí significa
ser verdaderas simultáneamente (véase Principio, que es inmóvil, pero susceptible de movimiento
I, B). Desde esta perspectiva, ou y me están en el —de ahí que, en rigor, esto se diga de un hombre,
mismo plano: son dos adverbios de negación sus- pero no de una planta (que por definición crece pe-
ceptibles de afectar a la proposición en su conjun- ro no se desplaza). Así pues, la alfa privativa y la ne-
to, la mayoría de las veces por la vía del verbo (ouk gación factual en ou se hallan, en este sentido, del
esti leukón puede ser traducido por “no es blanco”, mismo lado en relación con la imposibilidad o con
o “no es verdadero que —en la jerga contemporá- el rechazo que denota el me: aquello que es akíne-
nea: “no es el caso que”— sea blanco”) aunque la ton, in-móvil, puede moverse (incluso si no se
elección de una negación o de otra, lo hemos visto, mueve actualmente, ou kineitai), y no es verdadero
no es indiferente. En cambio, la privación (stéresis decir que es me kinetón einai, “no movible”.
[στέρησις], sobre stéromai, “carecer de, estar priva- Por otra parte, la diferencia entre negación y
do de”, de la misma familia que el alemán stehlen, privación es una cuestión de perspectiva. Una pie-
“robar”), que se expresa generalmente con la alfa dra que no tiene ojos es, evidentemente, “carente
llamada precisamente “privativa”, afecta únicamen- de vista”, “no vidente” (negación me, está fuera de la
te al predicado: es, por lo tanto, gramaticalmente esfera del predicado). Pero para un topo, eso de-
diferente. No obstante, al mismo tiempo que “pri- pende: si se lo considera como un animal que tiene
ESTI | 509

ojos, entonces, en relación con su género, está “pri- B. Los nombres del no-ser: del medén, “nada”,
vado de vista” (typhlós, ciego, dice en griego positi- al den, “menos que nada”
vamente lo que el francés “a-veugle” o el español Aquello que no existe tiene varios nombres (véase
“in-vidente” expresan privativamente, negación Nada, la nada). Encontramos, desde el Poema de
ou), ya que por lo general los animales ven; en cam- Parménides, dos maneras de designarlo: to me on,
bio, si se considera un topo en relación con su es- negativo simétrico de on, lo que es (“pues no po-
pecie topo, entonces es “no-vidente” tanto como la drías conocer to ge me on, lo que [en todo caso y sin
piedra, porque ningún topo ve (Metafísica, IV, 2, ninguna duda] no es” [II, 7]); y medén, que se tra-
1014a 10-16 y V, 22; cf. el comentario de B. Cassin duce en general por nada, rien, nothing, nichts
y M. Narcy en La décision du sens, París, Vrin, 1989, (medén d’ouk estin [VI, 2]: “nada no la hay”, trad.
pp. 168-171). esp. A. Bernabé; véase B. Cassin, Parménide, pp.
En todo caso, la privación se caracteriza por ser, 206-207). Esta segunda designación y sus traduc-
según la expresión de la Física (II, 1, 193b 19-20), ciones ameritan una reflexión.
eidos pos [εἶδός πως]: “de alguna manera forma” (trad. Medén [μηδέν] es en primer lugar un vocablo ne-
esp. G. R. de Echandía, Madrid, Gredos, 1995). Y gativo, construido a la manera de me on: una nega-
Heidegger comenta así esta “negación”, esta “despo- ción en me (para el caso medé [μηδέ]: “ni; ni siquie-
sesión” que es “algo como un aspecto” (stéresis zur ra”) seguida de un término positivo, hen [ ν], “un”
Anweisung, “desposesión para la entrada en la pre- (algo que no podría sorprender a un parmenidea-
sencia”, trad. fr. p. 268, nota 2) que podría religarse no, para quien el ser y el uno son uno, convertuntur).
a la prohibición mayor que es la alétheia (véase La etimología es clara: el Platón del Sofista la pone
Verdad, I, B): en evidencia para dar en el blanco de la autocontra-
dicción performativa; cuando se dice medén, “na-
La stéresis como ausentarse no es simplemente esta- da”, se dice me ti [μή τι], “no-algo”, es decir, hen ge ti
do de ausencia, sino presentarse, en concreto ese tal [ ν γε τι], “algo que es una cosa” (237e 1-2 y 237d 7,
en el que precisamente se presenta el ausente (y no trad. esp. F. García Romero, Madrid, Gredos, 1998);
lo que está ausente). medén se comprende entonces como med’hen, “ni
“Sobre la esencia y el concepto de physis. uno, ninguno, nadie”. Sin embargo, a diferencia de to
Aristóteles, Física, BI”, en Hitos, trad. esp.
H. Cortés y A. Leytes, p. 245. me on, se trata esta vez de una única palabra, y no ya
de una expresión compuesta: medén, como oudén,
en tanto que una sola palabra, es el pronombre neu-
“Los señalamientos de este género pueden parecer tro que se encuentra ya en Homero. Con medén, la
sutiles”, anota Schelling a propósito de la privación, negación se convierte en una entidad positivada, in-
“pero como no remiten a matices efectivos del pen- cluso positiva, como “nada” o “nadie”.
samiento, no se puede obviarlos”. Los lenguajes, efec- Respecto de esto, la diferencia entre el griego y el
tivamente, utilizan para ello diferentes marcas: francés es esclarecedora: en francés, tanto rien (na-
da) como personne (nadie) son en principio positi-
La lengua alemana tiene dificultades para distinguir- vos. Rien proviene, en efecto, del acusativo latino
las y no puede apoyarse más que en el acento —si rem, “cosa”, y el diccionario Littré explica que: “1) El
rechaza expresarse mediante giros latinos. En efecto, sentido etimológico y propio de rien es el de cosa.
es imposible confundir la diferencia entre est indoc- 2) Con la negación ne, rien niega la cosa, equivale al
tus, est non-doctus y non est doctus. No se puede de- latín nihil”. A partir del siglo XII, como testimonian
cir ni de un niño recién nacido ni del primero que es
las expresiones “pour rien” (“por nada”), “de rien”
indoctus, ya que no ha tenido aún la posibilidad; ni
(“de nada”), “mieux que rien” (“mejor que nada”) o
del segundo que est non-doctus, ya que no se encuen-
tra en la imposibilidad; pero se concederá al tercero “moins que rien” (“menos que nada”) (DHLF), el pro-
que non est doctus, en efecto, porque niega la actua- nombre indefinido se emplea con sentido negativo
lidad pero postula la posibilidad. elidiendo el ne. Es posible desde ese momento inten-
Schelling, Introduction…, p. 292. tar una taxonomía de los nombres de aquello que
no existe, según sean en primer lugar negaciones (me-
dén, nihil, néant, niente, nothing, Nichts) o posicio-
510 | ESTI

nes: el francés rien, pero también el español nada cuencia la destrucción sin reserva de la negación, es de-
(del latín [res] nata, “[cosa] nacida”). Se excusará, cir, una afirmación total. Esta regla vale sólo en térmi-
por eso, especialmente el espíritu vacilante del tra- nos generales, en especial porque no tiene en cuenta
ductor y del lector francés ante una frase elemental la siguiente consideración: la primera negación, ya
de la física griega como medén ek medenós [μηδ ν sea simple o compuesta, ¿recae efectivamente sobre
la frase entera o solamente sobre una palabra?
ἐκ μηδενός], fuente del adagio latino nihil ex nihilo,
J. Humbert, Syntaxe grecque, 3a. ed.
ya que la propia evolución de su lengua lo autoriza revisada y aum., París, Klincksieck, 1997;
a entender algo así como “rien (ne) provient de rien” las negritas y cursivas son del texto.
[“nada (no) proviene de nada”], es decir, todo pro-
viene de alguna cosa / la nada viene de la nada (le
néant vient du néant) (véanse RECUADROS 3 y 4). Puede entenderse la vacilación del helenista confron-
Subsidiariamente, se perdonará a los traductores de tado a sucesiones tan simples como: medén ouk es-
Jean-Paul Sartre por no encontrar las palabras, en ti (compuesta + simple) y ouk esti medén (simple +
alemán, por ejemplo —aun cuando Sartre procede compuesta) que significarían cosas tan diferentes
“como” Heidegger y adapta su alemán—, para tra- como “ciertamente, hay el ser” y “ciertamente, no
ducir la diferencia entre rien, o le rien, y néant, o le hay absolutamente nada que sea”. Basándose en su
néant (Hans Schöneberg y Traugott König se limi- propia autoridad, quizá entenderá en los dos casos:
tan a distinguir mediante la minúscula, nichts y la “nada es”, “no, nada es”, es decir, algo análogo a los
mayúscula, Nichts [Das Sein und das Nichts, ed. T enunciados simples medén esti y ouk esti, “nada es”
König, Reinbek, Rowohlt Verlag, 1993]; cf. Nada). que solamente un Gorgias, que es posterior a Parmé-
Volvamos a la diferencia entre me on / medén. nides, podría descifrar diferencialmente como “no
Se siguen de ella dos consecuencias de orden bien hay sujeto para es” y “tampoco verbo es”.
distinto.
2) Una nueva aventura semántica:
1) Un movimiento de orden sintáctico: Medén es, como hemos visto, una designación ne-
Medén forma parte de las llamadas negaciones gativa por formación de palabras. Sin embargo, se
compuestas, a diferencia de las negaciones simples convierte en una entidad positiva susceptible de sus-
como me (lo mismo que oudén a diferencia de ou). tantivación, “el medén, la nada”. El medén en tanto
Por lo tanto, se pone en juego la cuestión del sentido que término positivo (y sin duda hay que agregar en
de las negaciones sucesivas. No se puede decir en grie- tanto que palabra o significante) se encuentra, en tal
go simplemente, como en francés, que dos negacio- caso, retomado en un contexto diferente al de me on.
nes valen por una afirmación. En efecto, todo cam- En efecto, Demócrito fabrica a partir de él una pa-
bia según se trate de negaciones simples o negaciones labra que no existe, den [δέν], y que el diccionario
complejas, y según el orden de la sucesión. La regla LSJ califica de “abstracted from oudéis” (se encuen-
gramatical es particularmente incierta porque hay tra otra vez en Alceo el Lírico, 320 L.P., “en un tex-
que evaluar sobre qué recae la negación, toda la fra- to dudoso y oscuro”, tal como precisa Chantraine,
se o una palabra, lo cual no puede determinarse, pre- “donde denós se traduce por ‘nada’ o también ‘algu-
cisamente, aplicando una regla. Véase cómo trata la na cosa’” (sic), y no tiene “ninguna relación con el
cuestión una reconocida gramática: griego moderno den, ‘nada’”). Según Plutarco, De-
mócrito afirma que:
El griego tenía a su disposición, junto a las negacio-
nes simples (ou y me), formas compuestas (oute/me- μ λλο τ δ ν τ μηδ ν εἶναι
té, oudé/medé, oudéis/medéis, etc.): según el orden en [el den no existe en mayor medida que el medén]
el cual éstas se suceden, el valor negativo de la frase
Fragmento 68 B 156 DK; trad. esp.
se refuerza o se destruye. Con frecuencia, se enseña N. L. Cordero, Presocráticos, t. III,
que la negación simple, seguida de una o de varias Madrid, Gredos, 1986.
negaciones compuestas, conduce a un reforzamien-
to negativo; mientras que una negación compuesta,
seguida de una negación simple, tiene como conse- Los doxógrafos que transmiten la frase ofrecen ca-
da uno una traducción intralingüística. Para Plutar-
ESTI | 511

co, que es la fuente del fragmento, den nombra el (contra “una pura función de negatividad”), ni hen
“cuerpo” (Galeno habla específicamente de los “áto- (“y no mencionemos el on”) [“Tyche y automaton”,
mos”, A 49 DK; véase también Simplicio, A 37 DK, El Seminario, XI, Los cuatro conceptos fundamenta-
enredado en las traducciones aristotélicas), y medén, les del psicoanálisis, trad. J. L. Delmont-Mauri y J.
el “vacío”. Se comprende la intención: Demócrito Sucre, Buenos Aires, Paidós, p. 70]) —“Gracias a lo
necesita algo que no sea un on, un “lo que es”, que cual el den fue justamente el pasajero clandestino
no sea tampoco un ti, un “alguna cosa” (término del cuyo clam hace ahora nuestro destino. No más mate-
que harán uso los estoicos para escapar a la ousía rialista en eso que cualquiera que fuese sensato” (“El
platónico-aristotélica): un “menos que nada” enton- atolondradicho”, Otros escritos, trad. G. Esperanza y
ces, para definir ese cuerpo concebido para no pa- G. Trobas, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 518).
recerse a ningún cuerpo en la naturaleza, concebi- Nada más difícil de traducir que una ocurrencia.
do incluso para escapar a la física, esto es: el átomo, Dumont propone: “Den [lo que es] no es más que
el indivisible. Den es un puro significante, nacido de Medén [la nada]”, y el sentido de la invención de to-
un falso corte (¿manifestación de lo indivisible?) so- dos modos se pierde. Diels y Kranz tienen la opor-
bre medén o oudén, falso porque la etimología co- tunidad de apoyarse en una invención del mismo
múnmente aceptada (med’hen o oud’hen, “ni uno”) tipo, falso corte a partir de Nichts que hace Meister
implica que se corta en hen, “un”. El den conviene al Eckhart, donde resuena el iht, concebido con di-
átomo en tanto que, como él, es un puro artefacto: ferencia a niht (sermones 57 y 58), y traducen: “Das
no es ni siquiera una palabra de la lengua, es una Nichts existiert ebenso sehr wie das Ichts”.
fabricación ad hoc, un juego significante. Lacan ob- No es impropio que los caminos del “Es” y del
serva esto claramente, y vuelve varias veces sobre el “No es” presenten también este tipo de callejón sin
joke de Demócrito, quien “necesitaba que hubiera un salida, de alternativas, y de invención.
clinamen [una desviación] en alguna parte” y forjó Barbara CASSIN
entonces la palabra den para no decir ni medén

Recuadro 4 › El “no expletivo” francés, un vestigio del “me”


metis (recuadro 1), verneinung por la sintaxis”. El ne expletivo sería, en con- embargo el verbo de la subordinada. Se pue-
secuencia, un signo vacío. También Grévis- de interpretar como un signo de la inade-
A diferencia del francés antiguo, que usaba se festeja la inminente desaparición de “es- cuación sentida por el locutor entre el con-
la negación simple con ne, el francés moder- ta partícula parásita” (ed. de 1969, § 877 tenido negativo del verbo rector (je crains
no utiliza la negación compuesta. Con al- bis), considerada asimismo “redundante” o qu’il ne vienne [dudo que venga]) y el con-
gunas excepciones (je ne puis…, je ne sau- “abusiva” (ed. de 1993, § 983). tenido positivo de la subordinada (je pense
rais…), la ausencia de forclusivos (pas, mie, Aún así, el empleo del ne expletivo está qu’il viendra [pienso que él vendrá]): es
goutte, point, plus, rien, que designaba ori- sujeto a reglas gramaticales estrictas. En las precisamente eso lo que los ingeniosos Da-
ginariamente una entidad positiva —inclu- subordinadas, aparece delante de los ver- mourette y Pichon, tomados luego por Jac-
yendo rien, del acusativo latino rem, “algu- bos de temor, de impedimento, de duda, o ques Lacan, llaman el “discordancial” (dis-
na cosa”) confiere a la proposición un valor delante de conjunciones como à moins que cordantiel) (t. VI, cap. 4), matiz que sólo el
positivo. Así, en el enunciado “Je crains que (a menos que), avant que (antes de que, an- francés permitiría todavía expresar.
Pierre ne vienne” [“Dudo que Pierre ven- tes que), sans que (sin que), y en las com- Marco Baschera y Barbara Cassin
ga”], la omisión del ne no cambia en abso- paraciones de desigualdad. El uso francés
luto el sentido de la frase que expresa el se inscribe, en efecto, en la continuidad del Bibliografía de consulta
sentimiento de duda ante la idea de la veni- uso latino timeo ne, timeo ne non, y del uso Damourette Jacques y Édouard Pichon, Des
da de Pierre. Este enunciado se distingue griego dédoika me, dédoika me ouk, “je cra- mots à la pensée, Essai de grammaire com-
parée de la langue française, París, Éditions
del enunciado “Je crains que Pierre ne vien- ins que… ne”, “je crains que… ne… pas”, o
d’Artrey, t. VI, 1911-1940.
ne pas” [“Me temo que Pierre no venga”] para tomar una expresión de Humbert: “Exis- Grévisse Maurice, Le Bon Usage, Grammaire
que, por su parte, expresa la idea de que Pie- te un obstáculo en la oración principal que française, 1a. ed. 1936, reformulada por
rre no vendrá. En el primer enunciado, el ne envía por así decir su reflejo negativo” so- André Goose, 13a ed. revisada, París, Du-
no ejerce una fuerza negativa. De ahí el em- bre la subordinada (Syntaxe, § 653); dicho culot, 1993.
pleo del término “expletivo” que, según Li- de otro modo, el ne expletivo en la comple- Humbert Jean, Syntaxe grecque, 3a. ed. revi-
ttré, caracteriza una palabra “que no apor- tiva mantiene o acentúa la idea negativa sada y aumentada, París, Klincksieck,
ta nada al sentido de la frase ni es exigida expresada por el verbo rector, sin negar sin 1997.
512 | ESTILO

Bibliografía principal ——, “Retrospect on the verb ‘to be’ and the concept of being”,
Arnauld Antoine y Claude Lancelot, con comentarios de en S. Knuuttila y J. Hintikka (éd.), The Logic of Being,
Charles Duclos, Grammaire générale et raisonnée [1660], Dordrecht, Reidel, 1986, pp. 1-28.
introd. M. Foucault, París, Republications Paulet, 1969. Kirk Geoffrey Stephen, Raven John Earle y Schofield Mal-
Aubenque Pierre, “Syntaxe et sémantique de l’être”, en Études colm, The Presocratic Philosophers, a Critical History with a
sur Parménide, t. 2, París, Vrin, 1987. Selection of Texts, Cambridge UP, 2a. ed., 1983; Les Philoso-
——, “Onto-logique”, en André Jacob (dir.), Encyclopédie philo- phes présocratiques, trad. fr. H.-A. de Weck y D. J. O’Meara,
sophique universelle, t. 1, París, L’Univers philosophique, Éd. universitaires (Friburgo) y Cerf, 1995; trad. J. García Fer-
puf, 2000, pp. 5-16. nández, Los filósofos presocráticos. Historia crítica con selec-
Barnes Jonathan, The Presocratic Philosophers, Londres, Rout- ción de textos, Madrid, Gredos, 1986.
ledge, 2e ed. rev., 1982; trad. E. Martín López, Los presocrá- Lacan Jacques, “El atolondradicho”, trad. G. Esperanza y G. Tro-
ticos, Madrid, Cátedra, 1992. bas, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pp. 743-
Beaufret Jean, Parménide. Le Poème, París, puf, 1955. 522.
Benveniste Émile, “Catégories de pensée et catégories de lan- ——, El Seminario, XI, Los cuatro conceptos fundamentales del
gue”, “‘Être’ et ‘avoir’ dans leurs fonctions linguistiques”, y psicoanálisis, trad. J. L. Delmont-Mauri y J. Sucre, Buenos Ai-
“La phrase nominale”, en Problèmes de linguistique générale, res, Paidós, 1987.
París, Gallimard, 1966, pp. 63-74, 187-207 y 151-157; trad. Lefebvre Jean-Pierre, “Philosophie et philologie: les traductions
esp. J. Almela, “Categorías de pensamiento y categorías de des philosophes alllemands”, Encyclopædia Universalis, Pa-
la lengua”, en Problemas de lingüística general, I, México, Si- rís, Symposium, Les Enjeux, 1, 1990.
glo XXI, 1971, pp. 63-75. Mourelatos Alexander P. D., The Route of Parmenides, Yale
Cassin Barbara, Parménide, Sur la nature ou sur l’étant. La lan- UP, 1970.
gue de l’être?, París, Seuil, “Points bilingues”, 1998. Parménides, Poema. Fragmentos y traducción textual, trad. A.
Conche Marcel, Parménide. Le Poème: Fragments, París, puf, Bernabé, Madrid, Istmo, 2007.
1996. O’Brien Denis, colab. Jean Frère, Le poème de Parménide, texto
Derrida Jacques, “Le supplément de copule”, en Marges de la y trad. en Pierre Aubenque (dir.), Études sur Parménide, t.
philosophie, París, Minuit, 1972, pp. 237-246; trad. C. Gon- 1, París, Vrin, 1987.
zález Martín, “El suplemento de la cópula”, en Márgenes de Schleiermacher Friedrich D. E., “Über die verschiedenen Me-
la filosofía, Madrid, Ediciones Cátedra, 1994, pp. 213-247. thoden des Übersetzens”, en F. Schleiermachers sämtliche
Eckhart Meister, Die deutschen Werke, J. Quint (ed.), Stuttgart, Werke, vol. 3, Zur Philosophie, t. 2, Berlín, Reimer, 1838, pp.
Kohlhammer, 1963. 207-245; Des différentes méthodes du traduire, trad. A. Ber-
——, Traités et Sermons, trad. A. de Libera, París, Flammarion, man, reed. y corr., París, Seuil, “Points bilingues”, 1999, pp.
1993; trad. I. T. Masbach de Brugger, Tratados y sermones, 30-93; Sobre los diferentes métodos de traducir, trad. V. Gar-
Buenos Aires, Las Cuarenta, 2013. cía Yerbal, Madrid, Gredos, 2000.
Hadot Pierre, Porphyre et Victorinus, I, París, Études augusti- Schelling Friedrich Wilhelm, Introduction à la philosophie de la
niennes, 1968. mythologie [Einleitung in die Philosophie der Mythologie,
Heidegger Martín, Sein und Zeit [1927], en GA, t. 2, Frankfurt, 1856], trad. bajo la dir. de J.-F. Courtine y J.-F. Marquet, Pa-
Klostermann, 1977; Être et Temps, trad. R. Boehm y A. de rís, París, Gallimard, 1998.
Waelhens, París, Gallimard, 1964; trad. J. Gaos, El Ser y el
Tiempo, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1994. Bibliografía de consulta
——, Einführung in die Metaphysik, Tübingen, Niemeyer, 1952; Bailly Anatole, Dictionnaire grec-français, reed. con la colabora-
Introduction à la Métaphysique, trad. G. Kahn, Gallimard, ción de E. Egger, ed. rev. L. Séchan y P. Chantraine, París,
1967; trad. A. Ackermann Pilári, Introducción a la metafísi- Hachette, 1950.
ca, Barcelona, Gedisa, 2001. DHLF: Rey Alain (dir.), Dictionnaire historique de la langue fran-
——, Die Physis bei Aristoteles [1958], Frankfurt, Klostermann, çaise, 3 vols., París, Le Robert, 1992.
1967; “Ce qu’est et comment se détermine la Phusis [Aris- DK: Diels Hermann y Walther Kranz, Die Fragmente der Vor-
tote, Physique, B1)”, en Questions II, trad. F. Fédier, París, sokratiker, 3 vols., Berlín, Weidmann, 5a. ed. 1934-1937.
Gallimard, 1968, pp. 165-276; “Vom Wesen und Begriff der Dumont Jean-Paul (ed.), Les Présocratiques, París, Gallimard,
Phusis”, en GA, t. 1, Frankfurt, Klostermann, 1976; trad. H. “La Pléiade”, 1988.
Cortés y A. Leytes, “Sobre la esencia y el concepto de phú- Littré Émile, Dictionnaire de la langue française, 4 vols., París,
sis. Aristóteles, Física, B I”, en Hitos, Madrid, Alianza Edito- Hachette, 1873.
ra, 2000, pp. 199-249. LSJ: Liddell Henry G., Robert Scott y Henry S. Jones, A Greek-
——, “Vom Wesen der menschlichen Freiheit; Einleitung in die English Lexicon, 9a. ed., Oxford, Clarendon Press, 1925-
Philosophie”, en GA, t. 31, Frankfurt, Klostermann, 1982 1940; A Supplement, ed. E. A. Berber, 1968.
[curso del semestre de verano 1930]; De l’essence de la li-
berté humaine. Introduction à la philosophie, trad. E. Marti-
neau, París, Gallimard, 1987.
Hoffmann Ernst, Die Sprache und die archaische Logik, Tubin-
ga, Mohr, 1925. estilo
Kahn Charles, The Verb “Be” in Ancient Greek [J. W. M. Ver- El estilo (en francés style) del latín stilus que designa en el
haar (ed.), The Verb “Be” and its Synonyms, parte 6], Dor- origen el buril para escribir y su punta, remite hoy más ge-
drecht, Reidel, 1973.
neralmente a la característica de un individuo, de un géne-
ESTRUCTURA | 513

ro o de una época: la diferencia manera/hacer/estilo, se- agency, analogía, behaviour, concetto, disegno,
gún las épocas, las áreas culturales y las lenguas, es tratada forma, geisteswissenschaften, logos, mundo
[welt, recuadro “kosmos”]
bajo Manera. Véase también Faktura.
El estilo está en el cruce de una cierta cantidad de pro-
blemáticas: Concepto de origen arquitectónico, estructura designa el
esqueleto o el armazón, por oposición a la forma o a la apa-
I. Estilo y retórica riencia externa. En el siglo xix, el empleo de estructura se
Estilo es una de las traducciones corrientes del gr. lexis extiende de la lingüística y de la antropología al conjunto
[λέξις] (sobre lego [λέγω], “decir-pensar”, véase Logos), de las ciencias humanas. El estructuralismo tiende a conce-
que designa también la palabra (véase Palabra, en part. bir la estructura como una red de relaciones invariante pe-
II, B) y la expresión significante (véase Significante / Sig- ro abstracta o latente. Compite con la hegemonía de es-
nificado, en part. II). Cf. Homónimo y Parónimo. tructura el inglés pattern (patrón, modelo) que difunden
Los “estilos” de los tratados de retórica de los siglos xvi los psicólogos y los biólogos. Pattern rechaza la oposición
y xvii restituyen los tres genera dicendi latinos, alzado, me- superficie-estructura y designa una configuración menos
diano y bajo. Se encontrará bajo Sublime una reflexión abstracta, menos rígida, menos permanente que estructu-
comparativa sobre el “gran estilo”; véase también Still. ra. El alemán Gestalt (forma) pone el acento, al igual que
Sobre las reglas del estilo, y en particular la convenien- estructura, en la forma concebida cono conjunto de rela-
cia (gr. prepon [πρέπον], véase Mímesis, y el recuadro 6, ciones, pero comparte con pattern un sentido de lo visual
“El decorum”; cf. Lugar común. debido a su arraigo en la psicología de la percepción.
Sobre las figuras de estilo, véase Comparación, Lugar
común, Trope; cf. Analogía, Homónimo. I. “Structura”, estructura arquitectónica
En el siglo XIX, Viollet-le-Duc contrapone la estruc-
II. Estilo e historia del arte tura arquitectónica (funcional) a la forma exterior
Las categorías que sirven para definir y para delimitar los y al estilo. El latín structura (de struere, disponer
“estilos” en el tiempo en historia del arte y en estética, no por capas, disponer con orden, construir) designa:
son superponibles en las diferentes tradiciones, aun cuan- 1) el material, la mampostería con la que se hacen
do las palabras lo son en las diferentes lenguas. Véase Ba- las paredes (Vitruvio, De generibus structurae [For-
rroco, Clásico, Modernismo, Neuzeit, Romántico. mas de construcción], libro II, cap. 8); 2) la cons-
trucción misma, el edificio; 3) en sentido figurado,
el ordenamiento, la disposición, por ejemplo, de las
III. Estilo y marca del sujeto palabras en la frase para producir un ritmo (“ver-
“El estilo es el hombre mismo”, decía Buffon —“el hombre borum quasi structura [por así decir, la construcción
al que nos dirigimos”, agregaba Lacan (“Obertura…”, Écrits). de la frase]”, Cicerón, Brutus, 33). Structura desig-
Sobre la marca del sujeto, ligada a la invención de un estilo na, entonces, el armazón, el esqueleto, lo que sos-
propio o de acuerdo con su papel, véase Manera, pero tiene (una construcción, el cuerpo humano) por
también Argutezza, Chiste, Concetto, Genio, Inge- oposición a la apariencia, a la “forma” exterior. Vio-
nium, Sprezzatura. llet-le-Duc (Entretiens sur l’architecture [Conversa-
Cf. Acto de habla, Lugar común. ciones sobre la arquitectura] 1863-1876) define la
arquitectura gótica no por su estilo, sino por el jue-
arte, obra go de los pesos y los empujes, por su estructura fun-
cional. Por esa razón, Hubert Damisch ve en él al pre-
cursor del “estructuralismo” en el sentido moderno.
La subordinación de la forma a la función por par-
ESTRUCTURA, pattern | inglés te de Viollet-le-Duc (“Todo es función de estructu-
gestalt | alemán ra”) es retomada por el arquitecto norteamericano
L. H. Sullivan (Form follows function). Se opone a la
alemán Struktur, Gestalt
francés structure perspectiva formal/estilística privilegiada por la Ale-
inglés structure, pattern mania de H. Wölfflin y A. Riegl y se diferencia evi-
latín structura dentemente de la “naturaleza” de lo gótico tal como
514 | ESTRUCTURA

la define J. Ruskin, el cual, sin ignorar la estructura invariante común en todos los sistemas cuya varie-
arquitectónica, pone más el acento en los “elemen- dad es sólo aparente o relativa? En este punto, Lévi-
tos morales” del Gothic design, en particular, en su Strauss da respuestas que parecen contradictorias.
capacidad de variedad infinita, sus analogías musi- Después de haber afirmado que “[e]l principio fun-
cales, su naturalismo (“The Nature of Gothic”, en damental afirma que la noción de estructura social
The Stones of Venice, 1853). no se refiere a la realidad empírica, sino a los mo-
En inglés se sigue utilizando comúnmente struc- delos construidos de acuerdo con ésta” (Antropolo-
ture en el sentido de edificio. Así ocurre, por ejem- gía estructural, p. 301), toma sin embargo distancia
plo, en Gothic Architecture and Scholasticism de E. respecto del formalismo de V. Propp (1928):
Panofsky, donde sólo la contratapa utiliza architec-
tural style y structure en el sentido abstracto de Vio- A la inversa del formalismo, el estructuralismo se nie-
llet-le-Duc. Del mismo modo, the social structure (con ga a oponer lo concreto a lo abstracto, y a recono-
el artículo definido the) designa en inglés el “tejido cerle al segundo un valor privilegiado. La forma se
social”, no la “structure sociale” en el sentido de define por oposición a una materia que le es ajena;
Claude Lévi-Strauss. pero la estructura no tiene contenido distinto: es el
contenido mismo, aprehendido en una organiza-
ción lógica concebida como propiedad de lo real.
II. Estructura, sistema, modelo
“La estructura y la forma”, p. 113.
En el siglo XX, estructura designa, entre los lingüis-
tas y los antropólogos, luego en el conjunto de las
ciencias humanas, un modelo abstracto, invarian- El uso que hace T. Todorov de estructura está más
te, “el sistema relacional latente en el objeto”. La vinculado al formalismo proppiano:
fortuna de estructura en las ciencias humanas en el
siglo XX (de donde deriva “estructuralismo”) viene Entonces toda obra sólo es considerada [por la poé-
del uso que han hecho lingüistas y antropólogos. Sau- tica] como la manifestación de una estructura abs-
ssure no utiliza la palabra en su Curso de lingüística tracta mucho más general, de la cual ella es mera-
general; es C. Lévi-Strauss quien lo populariza (Es- mente una de las realizaciones posibles. Esto hace
tructuras elementales del parentesco, 1949; Antropo- que tal ciencia ya no se preocupe por la literatura
real sino por la literatura posible; en otras palabras:
logía estructural, 1958, 1973) al inspirarse en el mo-
por aquella propiedad abstracta que constituye la
delo y los métodos de la fonología de Trubetzkoy singularidad del hecho literario, la literariedad. El
(“La fonología actual”, 1933). Para Lévi-Strauss, la objetivo de este estudio [es] proponer una teoría de
fonología supo dejar de lado el estudio de los fenó- la estructura y del funcionamiento del discurso lite-
menos lingüísticos conscientes para concentrarse en rario, una teoría que presente un cuadro de los po-
su estructura inconsciente subyacente; no le intere- sibles literarios, tal que las obras literarias existentes
san los elementos aislados, sino las relaciones entre aparezcan como casos particulares realizados.
los elementos; introduce la noción de sistema, mues- Poética estructuralista, p. 31.
tra sistemas fonológicos concretos y expone su es-
tructura; apunta a establecer, por inducción o de- R. Barthes critica precisamente el carácter abstrac-
ducción, leyes generales (véase en particular “La to y totalizante tanto como la cientificidad de la es-
estructura de los mitos”, Antropología estructural). tructura, que hace perder de vista la textura concre-
Si el estructuralismo subraya sobre todo el carácter ta e individual del texto: la secuencia recortada en
“relacional” de la estructura, se nota también que la el texto balzaciano tiene “un fundamento más em-
estructura lévistraussiana persigue la oposición en- pírico que lógico, y es inútil hacerla entrar a la fuer-
tre estructura (profunda) y forma (aparente); si la za en un orden legal de relaciones; no tiene otra ló-
estructura es un sistema “inconsciente” o “latente”, se gica más que la de lo ya hecho o lo ya leído; de ahí
comprende mejor la fórmula de Lacan: “El incons- la diversidad de secuencias (a veces triviales, a veces
ciente está estructurado como un lenguaje”. Lo que novelescas) y la de los términos (numerosos o no);
resulta más problemático es el vínculo exacto entre aquí una vez más, no se buscará estructurarlos: su
estructura, sistema, modelo: ¿hay acaso una estruc- relevo (externo e interno) bastará para manifestar
tura subyacente en cada sistema o la estructura es el el sentido plural de su textura, que es el entramado”
ESTRUCTURA | 515

(S/Z, p. 15). Texto plural, dispersión del texto, ines- Sin embargo, Gestalt insiste más en la totalidad, es-
tabilidad de las partículas de polvo en el aire, cente- tructura en la red relacional; en primer lugar, la Ge-
lleo del sentido, entramado: estamos en un campo stalt se distingue de la estructura en el sentido de
semántico más cercano al pattern que a la structure. que es percibida de entrada como tal. Remite no a
los modelos matemáticos sino a las figuras geomé-
En efecto, no se trata de manifestar una estructura, tricas. Ese lazo con la percepción, principalmente
sino, en la medida de lo posible, de producir una es- visual, explica su restricción al campo de la psicolo-
tructuración. Los blancos y los puntos borrosos del gía y de la estética.
análisis serán como las huellas que señalan la fuga A partir de los años 1930, la teoría y el vocabula-
del texto; pues si el texto está sometido a una forma, rio de la Gestalt fueron difundidos en los países an-
esta forma no es unitaria, estructurada, acabada: es el
glófonos por intelectuales de origen germánico co-
fragmento, el trozo, la red cortada o borrada, son to-
mo W. Koehler, uno de los fundadores de la teoría,
dos los movimientos, todas las inflexiones de un in-
menso fading que asegura a la vez la imbricación y la K. Koffka, R. Arnheim. Panofski cita a Arnheim y la
pérdida de los mensajes. analogía que esboza entre la catedral gótica y la filo-
S/Z, p. 15. sofía escolástica se apoya sobre el concepto gestaltis-
ta de “totalidad”, asimilado al concepto tomista de
III. “Gestalt”, forma, configuración suma (Summa). Para Panofsky, en efecto, la psico-
El gestaltismo o teoría de la forma pone el acento logía de la Gestalt rompe con el siglo XIX, que des-
en la “totalidad”, pero permanece restringido prin- precia la percepción sensorial, y restablece lazos con
cipalmente a la psicología, del mismo modo que el Tomás, que juzgaba que los sentidos estaban dota-
término alemán Gestalt está restringido al léxico es- dos de “una suerte de razón [sensus ratio quaedam
pecializado. est]”. A la manera de la Suma teológica, la catedral
Gestalt (forma, configuración) proviene de un gótica apunta a la “totalidad” y su estructura (struc-
participio pasado de stellen, poner (disponer), com- tural design) ofrece una síntesis simplificada y de-
poner, crear; pertenece a la lengua alemana común, purada de todos los principales “motivos” arquitec-
pero fue usado por los psicólogos a partir de la Ge- tónicos elaborados por la tradición anterior (Gothic
staltqualität, la “cualidad de forma” de C. von Ehren- Architecture and Scholasticism, pp. 37-38 y 44-45).
fels (1890), para designar la forma global percibida E. Gombrich cita con frecuencia la psicología de la
en tanto que tal, el todo o la “totalidad” (Ganzheit) Gestalt, en especial la de Koehler y de Arnheim, al mis-
que es más que la suma de las partes. Los ejemplos mo tiempo que propone corregirla y completarla
siempre citados son los de la melodía (que es más que con la ayuda de Popper y de la teoría de la informa-
la “suma” de las notas que la componen) y de las ilu- ción, poniendo el acento no en la simplicidad de la
siones ópticas, en las que la percepción “global” se forma o de la configuración, sino en un sentido in-
impone por encima de la percepción analítica. En es- nato del orden que nos hace buscar y luego identi-
te sentido, difundido por la Gestalttheorie, Gestalt ficar los patterns simétricos en nuestro entorno y nos
parece casi un sinónimo de estructura. Ésta es la de- vuelve particularmente sensibles a toda distancia
finición de esta teoría propuesta por E. Claparède respecto de esta simetría (The Sense of Order, prefa-
en 1926: cio de la 2a. edición, pp. XI-XII e introd., pp. 1-16).
Los intentos de traducción de Gestalt al francés
Consiste en considerar los fenómenos ya no como no suplantaron al original. Junto a “théorie de la for-
una suma de elementos que se trata ante todo de me” (Paul Guillaume, 1925), “psychologie de la forme”
aislar, de analizar, de disecar, sino como conjuntos (Guillaume, 1937), se encuentra también “psycholo-
(Zusammenhänge) que constituyen unidades autó- gie de la Gestalt”, “théorie de la Gestalt”, “gestaltisme”.
nomas, que manifiestan una solidaridad interna y En inglés, configurationism, propuesto por Titchener
tienen leyes propias. Se sigue de ahí que la manera
en los años 1920, tuvo todavía menos éxito frente a
de ser de cada elemento depende de la estructura
Gestalt Psychology, Gestalt Theory, Gestaltism, Psycho-
del conjunto y de las leyes que lo rigen.
Lalande, Vocabulaire, art. “Forme”, 3a. ed.
logy of “Gestalt”, Gestatl School of Psychology…
516 | ESTRUCTURA

IV. Pattern, design, structure le-Duc o de Lucien Goldmann para dinamizarla. 5]


Pattern (patrón, modelo) sigue siendo de uso co- Si el pattern se opone a lo random, al caos aleatorio,
rriente en inglés, especialmente entre los biólogos y puede sin embargo integrarlo: se puede hablar de
los cognitivistas, para designar ordenamientos o con- random patterns, patterns aleatorios, sin ninguna di-
figuraciones empíricas, naturales o artificiales, más ficultad. Una obra de Jackson Pollock sobre papel
concretos y más variados que las estructuras. llamada Pattern (circa 1945, Museo Hirschhorn,
El inglés pattern es la misma palabra que patrón, Washington), los crazy pavements (enlosados con
derivado del latín pater, “padre”, de ahí patronus, “pa- losas irregulares) y los crazy quilts (en francés…
trón, protector, guía”, luego “modelo, patrón de bor- patchwork), otros tantos patterns artificiales que,
dado, de tapicería, de sastrería”, etc. El concepto sigue por así decir, pagan tributo al caos y a lo aleatorio;
estando, en lo esencial, ligado a las artes decorati- en tal sentido están emparentados con el movimiento
vas, lo que limita su capacidad de abstracción. Un browniano, con el “eterno combate” de los átomos
patterned material es un tejido de motivos, un pat- en Lucrecio o con la disposición de las manchas del
tern book, un libro de modelos (para el arquitecto), un leopardo: patterns y no estructuras. Aquí reaparece
fajo de muestras (para el tapicero o el sastre). Co- la ambigüedad del design, al mismo tiempo dessin
mo bien mostró R. Escarpit, el pattern es lo que se (dibujo) y dessein (designio) (y también diseño…),
reconoce, lo que emerge del caos (random) ambien- que deja sin decidir la cuestión de la intencionali-
te, y el concepto está vinculado al de design, el dibu- dad (véase Disegno). Que haya patterns en el mun-
jo pero al mismo tiempo la facultad de dibujar, de do de lo viviente no es tanto la indicación de un
concebir patterns, patrón (“Du pattern à la structu- gran “designio” (divino) cuanto de la variedad infi-
re”, pp. 17-18). nita del “dibujo” (darwiniano) que emerge del caos;
Cinco características diferencian el patrón de la una sensibilidad ruskiniana no verá, por otro lado,
estructura: 1) El pattern está asociado a lo concreto, ninguna contradicción entre estas dos acepciones
a la experiencia cotidiana (Escarpit: “El pattern no de design.
es la elaboración de una experiencia, es experiencia”). El empleo de pattern por parte de los científicos
2) El pattern pertenece a la superficie del objeto, se se diversificó y flexibilizó. Los conductistas hablaban,
confunde con ella. En el caso del encaje, el pattern de manera bastante esquemática, de behavior pat-
se confunde con el material mismo (E. Gombrich, terns (tipos de comportamiento), de pattern reac-
The Sense of Order, p. 82). El motivo del pattern pue- tions (reacciones tipo). Lo mismo ocurría con los
de no ser visible inmediatamente (como en los pat- sociólogos. Pattern evoca aquí esquema. Los antro-
terns islámicos donde el nombre de Alá no es in- pólogos/ lingüistas “estructuralistas” norteamerica-
mediatamente legible, ni siquiera visible para el nos, como E. Sapir o T. A. Sebeok, utilizan pattern y
occidental que no ve allí sino “puros” ordenamien- structure de manera prácticamente intercambiable
tos geométricos [Gombrich, ilustración, p. 293]), pe- (Language in Culture and Society, pp. 106, 359). El
ro es difícil, incluso imposible, hablar de patterns concepto recuperó su utilidad en los años 1970,
profundos del mismo modo en que se habla de “es- gracias a la informática y a la psicología, que hablan
tructura profunda” (R. Barthes, S/Z, p. 10). 3] El una y otra de pattern recognition (reconocimiento
pattern se presta a la variación. Eso puede parecer de formas); se observa que una vez más las formas
paradójico puesto que un patrón es originalmente o patterns en cuestión pueden ser o bien naturales o
aquello que puede ser reproducido, pero el ámbito bien artificiales. Hoy en día, algunos biólogos juegan
decorativo privilegia, al lado de la repetición idén- con los dos términos, structure y pattern, mediante
tica, la variación (cromática u otra) respecto del mo- los cuales suelen designar, en el primer caso, un
delo. Algunos patterns, como el muaré, parecen en marco determinado por las leyes intangibles de la
movimiento. El inglés habla de changing, shifting, física y de la química, y, en el segundo, la variedad
flexible patterns (E. Gombrich, p. 123). 4] Como co- notoria y deslumbrante que toman las formas en el
rolario, el pattern puede integrar la dimensión tem- mundo de lo viviente (por ejemplo, los Turing pat-
poral, es secuencia, ritmo, melodía o danza (ibid.); terns, manchas de leopardo o alas de mariposa cuyo
no tiene pues ese carácter ahistórico que se adjudica dibujo [design] es explicado por la teoría del mate-
a la estructura, a pesar de los esfuerzos de Viollet- mático Alan Turing). La contribución del caos se re-
ETERNIDAD | 517

duce aquí considerablemente; se vuelve así, en el Todorov Tzvetan, Qu’est-ce que le structuralisme? II. Poétique,
Seuil, 1968; Poética estructuralista, trad. R. Pochtar, Buenos
ámbito de la biología, a una concepción cercana a
Aires, Losada, 2004.
la de Lévi-Strauss en las ciencias humanas, en la
que el invariante de la estructura se intuye o se des- Bibliografía de consulta
cubre detrás de la apariencia de cambio del caleidos- Lalande André, Vocabulaire technique et critique de la philoso-
phie, París, puf, 3a. ed. 1926.
copio o del pattern (P. Ball, The Self-Made Tapestry).
Para concluir, observaremos que la fortuna de
structure, que pertenece “al esperanto científico” (R.
Escarpit, “Du pattern à la structure”, p. 17), se debe
a los literatos, que creyeron ver allí un concepto “du- eternidad
ro”, científico, un modelo matemático, mientras que La eternidad generalmente es definida como lo que escapa
los biólogos y los cognitivistas siguen utilizando al devenir y al tiempo, sea que se trate de una duración in-
pattern, que viene de la lengua común, porque el con- definida o de un fuera de tiempo absoluto. Sin embargo, la
cepto les permite, de manera a la vez familiar y casi misma palabra eternidad señala que hay de entrada allí al-
poética, designar el orden relativo, la simetría con- go que concierne a la duración de vida (lat. aevum, gr. aión
tingente, imperfecta y seductora de la realidad sen- [αἰών]. Se entiende que entre esos dos polos las modula-
sible, de lo viviente y de lo vivido. ciones, a través de las lenguas y las doctrinas, pueden ser
Jean-Loup BOURGET considerables.

Bibliografía principal I. Eternidad: duración / tiempo


Ball Philip, The Self-Made Tapestry: Pattern Formation in Na- Eternidad proviene del latín aeternitas, tal vez creado por
ture, Oxford, Oxford UP, 1999.
Cicerón, para designar una duración sin comienzo ni fin. El
Barthes Roland, S/Z, París, Seuil, 1970; S/Z, trad. N. Rosa,
México, Siglo XXI, 1980. término lleva a aevum, griego aión, que designa, como ae-
Escarpit Robert, “Du pattern à la structure”, Le discours social. tas (cf. fr. âge), el tiempo como duración de la vida, e im-
Cahiers de l’Institut de littérature et de techniques artistiques plica una concepción “animada” de la duración (Ernout y
de masse, Burdeos, Ducos, núm. 1, 1970, pp. 16-22.
Gombrich Ernst, The Sense of Order. A Study in the Psychology of
Meillet).
Decorative Art, Londres, Phaidon Press, 1979, 2a. ed. 1984. Este conjunto es bien diferenciado de otra manera de
Lévi-Strauss Claude, Anthropologie structurale, París, Plon, decir y pensar el tiempo, en latín tempus, en griego khronos
1958; Antropología estructural, trad. E. Verón, Barcelona, [χρόνος], que se considera esta vez en tanto que determi-
Paidós, 1987.
——, “La structure et la forme, réflexions sur un ouvrage de Vla- nado (corte, fracción, época —se acerca al latín tempus del
dimir Propp”, Cahiers de l’Institut de Science Économique verbo griego temno [τέμνω], “cortar”), y por tanto suscep-
Appliquée, núm. 99, marzo 1960, serie M, núm. 7, pp. 3-36, tible de ser cuantificado, en particular como número del
reimp. Anthropologie structurale, II, París, Plon, 1973, pp.
movimiento.
139- 173; “La estructura y la forma”, Antropología estructu-
ral II, trad. J. Almela, México, Siglo XXI, 1987. Se encontrará bajo Aión / Khronos las principales difi-
Panofsky Erwin, Gothic Architecture and Scholasticism, 1951, cultades que se han tenido al hacer esta distinción, de la
Cleveland, Meridian Books, 1957. que la historia está atravesada especialmente por las tra-
Ruskin John, “The Nature of Gothic”, cap. 6, en The Stones of
ducciones de la Biblia (es saeculum, y no aevum, lo que sir-
Venice, Londres, Library Edition, vol. 2, 1853, vol. 10, 1904,
pp. 184-217, Londres, Faber, 1981, Nueva York, Da Capo, ve para proponer aión —“por los siglos de los siglos”), y
1985; La nature du gothique, trad. M.P. Crémieux, París, Ai- que dan lugar a sutiles distinciones e invenciones termino-
llaud, 1907. lógicas.
Sapir Edward y Morris Swadesh, “American Indian Grammatical
Sobre la relación entre tiempo y duración de la vida, cf.
Categories”, Word – Journal of the Linguistic Circle of New
York, Nueva York, Columbia University, 1946, núm. 2, pp. Dasein, Erleben, Vida. Sobre la relación entre tiempo y
103-112, reimp. en D. Hymes (ed.), Language in Culture movimiento, cf. Fuerza (y el recuadro 1, “Dýnamis…”,
and Society: A Reader in Linguistics and Anthropology, Nue- sobre la definición aristotélica del movimiento), Mundo;
va York, Harper & Row, 1964, pp. 101-111.
Sebeok Thomas A., “Structure and Content of Cheremis Charms”,
Naturaleza.
I. Anthropos, The Anthropos Institut, 1953, núm. 48, pp. 369- La expresión lingüística y gramatical de la duración, en
388, reimp. en D. Hymes (ed.), Language in Culture and So- su relación con el aspecto de los verbos y su tiempo, es exa-
ciety: A Reader in Linguistics and Anthropology, Nueva York, minado bajo Aspecto.
Harper & Row, 1964, pp. 356-371.
Más general, véase Presente y Tiempo.
518 | EVIGHED

II. Eternidad e instante presente a la vez como pasado y porvenir (véase recua-
La eternidad fuera del tiempo está ligada al instante (sobre dro 3, “Øjeblik”, en Momento).
lat. instans, “presente” y “acuciante, amenazador”), conce-
bido no como unidad de tiempo sino, por el contrario, como La pluralidad de sentidos que Kierkegaard confiere
haciendo excepción a la cuenta, lo no contabilizable. Los al concepto de Evighed corresponde a las variaciones
griegos lo designaban con el término de Kairós [καιρός], de los de Continuitet-Continuerlighed.
apertura de una oportunidad distinta de la duración y del
tiempo: véase Momento (en part. II), véase también Aión 1) En la inmediatez del momento del goce, la perso-
(recuadro 1, “Khronos / aión / kairós, del griego antiguo al na (el esteta) está como difusa en la tonalidad afec-
griego moderno”). La teología cristiana se sirve del instan- tiva (“Personligheden dæmrer i Stemningen”, SKS 3:
te como tota simul, “todo a la vez”, para pensar la eterni- 220 / OO II: 208). El poder que tiene el alma de hun-
dad divina: véase, además de Aión (II), Dios. dirse totalmente en “tal instante” (SKS 3: 194/ OO
Sobre la relación entre la eternidad divina y la subjetivi- II: 184) le permite suspender de alguna manera el
dad ética, y sobre su expresión en el danés de Kierkegaard, tiempo, liberarse de la esencial fugacidad de lo tran-
véase Evighed; cf. Continuitet, Pludselighed. sitorio, logrando el acceso, así, a una cierta eternidad.
Más generalmente, véase Instante. 2) Por el contrario, la elección de sí confiere a la
persona “su valor eterno” (SKS 3: 205 / OO II: 195).
III. Procedimientos de la eternidad Haciendo eco de una fórmula de Fichte (El destino
Sobre la manera en que los hombres intentan salir del orden del hombre, trad. M. Molitor, trad. Juan Ramón Ga-
del tiempo para pasar al de la eternidad, habrá que remitir- llo Reyzábal, Salamanca, Sígueme, 2011), Kierkegaard
se a Bogocheloviéchestvo, Historia, Jetztzeit, Memo- hace decir al ético: “No puedo volverme consciente
ria; cf. Logos, Luz (y recuadro 1, “Phos…”), Sabiduría, de mi de manera ética sin volverme consciente de
Sviet. mi yo eterno” (SKS 3: 257/ OO II: 241). Esta “eter-
nidad” es el volverse uno mismo en su permanencia
destino, glück, nostalgia, progreso hecha de progreso. Mediante la ética, el hombre “se
vuelve lo que se vuelve” (SKS 3: 173-174/ OO II:
166; véase una fórmula parecida en Fichte, op. cit.,
p. 209).
3) “La eternidad es la continuidad de la concien-
EVIGHED | danés cia, es esto lo que hace la profundidad y el pensa-
miento del socrático” (SKS 4: 294/ MF: 102). “Para el
alemán Ewigkeit
español eternidad pensamiento, lo eterno es el presente” (SKS 4: 389/
francés éternité CA: 116). La reminiscencia tiene por función “man-
tener en la vida del hombre la continuidad eterna”
eternidad, y aión, conciencia, continuitet, (SKS 6: 18 / EcV: 14). A pesar de lo que separa a Só-
momento, persona, pludselighed, presente, crates de Platón, esta tesis (y por lo tanto el recurso a
tiempo, verdad, yo una eternidad abstracta) “pertenece a los dos” (SKS
7: 188 / PC: 208).
A la eternidad del bello momento, que fija el movimiento, Frente a estas tres clases de eternidad, Kierke-
se opone la eternidad del sí-mismo ético. A la eternidad abs- gaard sitúa el cristianismo. Por su punto de partida
tracta de la idea, objeto de reminiscencia, se opone la eter- histórico, es un acontecimiento que hace la diferen-
nidad concreta vivida apasionadamente por el existente ten- cia con el socratismo. Plantea como absolutamente
dido hacia lo eterno como porvenir. “El concepto central decisivo el instante del acceso a la verdad. Este punc-
del cristianismo” (SKS 4: 393 / CA: 121]), a saber, la pleni- tum no concierne ni al pensamiento puro, ni a la
tud del tiempo (San Pablo, Gálatas 4, 4), impone el pensa- mitología, ni a la historia solamente. Afecta esen-
miento de una eternidad que penetra sin cesar el tiempo, y cialmente al existente, y por lo tanto al pensador
de un tiempo que constantemente arranca la eternidad de subjetivo existente. Si en toda decisión ética surge
sí misma. En esta tensión sin tregua, igual a la que que, sin lo eterno, la continuidad es sin embargo siempre
Aufhebung, une lo finito y lo infinito, lo eterno vale en el interrumpida por las decisiones nuevas (véase Plud-
EXPERIENCIA | 519

selighed). “Para el existente, decisión y repetición una de las traducciones posibles del inglés claim: no posee
son el fin del movimiento. Lo eterno es la continui- tonalidad peyorativa (a diferencia de pretensión), pero, a
dad del movimiento, pero una eternidad abstracta diferencia del alemán Anspruch, apenas articula la deman-
está fuera del movimiento, y una eternidad concreta da (con su dimensión de expresión lingüística y sonora) con
en el existente es el máximo de la pasión” (SKS 7: 284 su justificación (moral o jurídica), de modo que la deman-
/ PC: 314). “La anticipación apasionada de lo eter- da constituye en sí misma la justificación: véase Claim, y
no no es, sin embargo, para un existente, una con- cf. Voz.
tinuidad absoluta, [es] la posibilidad de aproxi- La noción inglesa de claim es indisociable de la distin-
marse a la única verdad que pueda haber para un ción, muy difícil también para los traductores, entre el de-
existente” (SKS 7: 285 / PC: 315). La eternidad, co- recho-law y el derecho-right, que remite a la legitimidad de
mo telos que se da siempre en el instante, es sólo sus- la demanda: véase Right, Law y, más generalmente, De-
ceptible de una infinita aproximación. La eternidad recho, Deber, Ley, Sollen; cf. Obligación.
concreta tiene por lo tanto figura de porvenir. “El Sobre la relación entre esta exigencia, que es más espe-
porvenir es este incógnito en el que lo eterno, en cíficamente una reivindicación de conocimiento, y la filo-
tanto que inconmensurable en el tiempo, quiere sofía anglosajona del lenguaje ordinario, véase Inglés y cf.
sin embargo salvaguardar su comercio con él” (SKS Acto de habla, Lengua, Matter of fact, Sentido, Sen-
4: 392 / CA: 119). tido común [Common sense, Moral sense]
Todo existente tiene su tiempo; en otras palabras
lo recibe, pues “lo eterno quiere hacer suyo el tiem- epistemología, razón
po” (SKS 8: 127 / PuC: 43). Se evade en la existencia
abstracta aquel para quien “las decisiones existen-
ciales no son sino juego de sombras que flotan so-
bre el fondo de lo que, por detrás, está eternamen- experiencia
te decidido” (SKS 7: 189 / PC: 229). Experiencia proviene del latín experientia, “ensayo, prueba,
Jacques COLETTE práctica, experiencia”, de la misma familia que periculum,
“prueba, riesgo”, o que peritus, “hábil, experto”, y construi-
Bibliografía do sobre la misma vasta raíz *per- (que significa algo así
SKS: Søren Kierkegaards Skrifter, eds. Niels Jørgen Cappelørn, como “ir adelante, penetrar”), que el griego empeiría [ἐμ
Joakim Garff, Johnny Kondrup, Alastair McKinnon y Finn
πειρία], “experiencia”, peira [πεῖρα], “tentativa, ensayo, ex-
Hauberg, Mortensen, Søren Kierkegaard Forskningscenteret
y gec Gads Forlag, Aktieselskabet 1994, Copenhague, 1997. periencia”, o peras [πέρας], “límite” (cf. en francés pore,
Obras y papeles de Søren Kierkegaard, trad. Demetrio Gutiérrez port y porte). La palabra connota así, a la vez, una penetra-
Rivero, Madrid, Guadarrama, 11 vols., 1961-1975; Escritos ción y una avance en uno mismo y en el mundo, una adqui-
de Søren Kierkegaard, Madrid, Trotta (ed. parcial).
sición de conocimiento y la habilidad acumulada de una ad-
CA: El concepto de angustia, trad. D. Gutiérrez Rivero, Madrid, quisición. Este complejo semántico da lugar a distinciones
Orbis, 1984. terminológicas singulares según las lenguas.
EcV = Etapas en el camino de la vida, trad. Juana Castro, Buenos
Aires, Santiago Rueda Editores, 1952.
MF = Migajas filosóficas, trad. Rafael Larrañeta, Madrid, Trotta, I. La experiencia interior
3a. ed. 2001. 1. El término alemán Erleben designa precisamente el he-
OO II = O lo uno o lo otro. Un fragmento de vida. Segunda parte, cho de adquirir experiencia y enfrentar las pruebas de la vi-
trad. Darío González, Madrid, Trotta, 2007.
da: véase Erleben, y cf. Dasein, Leib, Vida.
PC = La pureza del corazón, trad. Luis Farré, Buenos Aires, La Au-
rora, 1979. 2. En un sentido más general, sobre la experiencia de sí,
véase Conciencia, Sujet, Yo; sobre las dificultades entre
afecto e historia o historia del ser, véase Angustia, Ma-
lestar, Pathos (cf. Pasión).
3. Sobre la relación entre esta experiencia y la sabiduría
exigencia o la moral, véase Phrónesis, Sabiduría; cf. Glück, Oikéi-
Exigencia proviene del latín exigere, literalmente “empujar osis; más generalmente, sobre la experiencia moral, inclui-
(agere) fuera (ex)”, que toma el sentido de “llevar a su tér- da la de la ley moral, véase Moral, Willkür.
mino” y de “reclamar, exigir”. El término figura aquí como
520 | EXPERIMENT

II. Experiencia y conocimiento objetivo menter y el verbo unifica lo que los sustantivos mantienen
La problemática filosófica recurrente es la del impacto del separado; si entonces se decide traducir to experiment por
sujeto sobre el objeto o el fenómeno observado en la expe- expérimenter (experimentar) y to experience por éprouver
riencia, a través de las condiciones de la experiencia en la (sentir, padecer o experimentar), éprouver connota sin em-
experimentación al igual que a través de las formas a prio- bargo una dificultad que no existe en to experience (cf.
ri de la experiencia en la Erfahrung kantiana. épreuve [prueba, adversidad]). Esta asimetría del francés
respecto del inglés no permite el mismo enfoque que la
1. Se ha privilegiado el doblete experiment/experience for- oposición, por cierto más imaginaria que real, entre el em-
jado por el empirismo anglosajón, que no coincide con la di- pirismo y el racionalismo. Para el francés, que sólo conoce
ferencia experiencia/experimentación: véase Experiment; expérimenter, el empirismo no puede ser nunca más que un
cf. Inglés y Utility. racionalismo que se oculta, porque a fin de cuentas no hay
2. Más generalmente, sobre la experiencia como cono- experiencia que no sea activa. De entrada, el experiencing
cimiento, y los procedimientos de construcción del objeto, del inglés está menos enmarcado por una actividad racio-
véase Abstracción, Epistemología, Epokhé, Intuición, nal; se habla incluso de to experience cuando este marco es
Percepción, Representación; cf. Affordance. Sobre el difícil o aun imposible.
objeto mismo, véase Gegenstand, Erscheinung, Objeto, Además, junto con estos sustantivos se utilizan los tér-
y cf. Fenómeno. minos case e instance, que hay que cuidarse de traducir por
“caso” y “ejemplo”. Instance suele ser el caso singular, la cir-
III. Experiencia y práctica cunstancia particular, al que o a la que se tiene acceso sólo
1. Sobre la forma en que la “empirie” se relaciona con la mediante una “experiencia”; el instance no se convierte en
tekhne [τέχνη], con el arte, que se define entre experiencia case más que cuando se le “transfiere” la idea de experiment
y ciencia, véase Arte, Estética, Mímesis. (Hume, A Treatise of Human Nature, p. 142). El case supo-
2. Sobre la relación entre la práctica y la conducta, véa- ne la existencia de un terreno común, a common footing,
se Agency, Behaviour, Moral, Placer, Praxis, Traba- que permite relacionar un suceso observado con otros su-
jo; cf. arriba I, 3. cesos, considerados semejantes o que no difieren más que
por un elemento decisivo en circunstancias semejantes, de
mundo, naturaleza, razón, secularización, tal manera que se pueda decir que tuvo lugar o no tuvo lu-
tatsache gar cuando se hace el trial, cuando se hace la prueba.

I. El “experiment” clásico: un fantasma de actividad


Podría parecer que experiment implica una interven-
EXPERIMENT / experience | inglés ción de quien observa los fenómenos y actúa sobre
ellos para comprender o modificar sus mecanismos:
español experimento, experiencia, experimentación,
ensayo “we make experiments” (ibid., p. 337), mientras que
francés expérience, expérimentation, épreuve experience sería más pasiva y se referiría a objetos o
a sucesos que sería difícil, o incluso imposible, cam-
experiencia, y chance, erleben, pathos, biar directamente: “Relation is frequently experi-
percepción enced to have no effect [como se aprecia en muchas
ocasiones (…) la relación no tiene efecto alguno]”
Para el traductor, es grande la tentación de sustituir de ma- (ibid., p. 347; trad. esp. p. 477). Ahora bien, esta im-
nera mecánica experience por “expérience [experiencia]” y presión, bien fundada cuando leemos The Logic of
experiment por “expérimentation [experimento, ensayo]”, Scientific Discovery, de K. Popper, donde experi-
confiriendo una mayor parte de pasividad a la experience y ment es sinónimo de theory testing o falsifying (p.
de actividad al experiment. Ahora bien, sobre todo en el in- 80), deja de serlo, o lo es mucho menos, cuando
glés clásico, las cosas no permiten tal simplificación. Ade- consultamos a los autores del clasicismo.
más, en el plano de los verbos el inglés conserva la misma Como herramienta de análisis, el experiment da
oposición que en el plano de los sustantivos (complemen- lugar a fantasmas de actividad, irrealizables en los
tándola incluso con la forma en -ing: experiencing, experi- hechos. Cuando Hume relee el segundo libro de la
menting, mientras que el francés no tiene más que expéri- Retórica de Aristóteles para revisar, a través de un
EXPERIMENT | 521

juego sobre los parámetros constitutivos de las es- que no sea más fácil modificar los sentimientos que
tructuras pasionales, los límites de las pasiones en los movimientos celestes) porque el experiment es
relación con otras pasiones y a su funcionamiento, esencialmente simbólico, aun cuando permita, co-
su modo de acción es puramente lingüístico: no se- mo suele ocurrir en física, la manipulación sensible
ría posible realizar ni concluir los experiments que (véase el RECUADRO 1). Price, al reflexionar sobre la
preconiza y que se pretenden descriptivos más que regla de Bayes a partir de ejemplos tomados indis-
trabajando, mediante la escritura, sobre el imagi- tintamente de la física o la ciencia de la naturaleza
nario del lector. Es a partir de este juego simbólico humana, habla de la posibilidad que tenemos de
y de sus prácticas imaginarias como el experiment determinar “qué conclusión debemos inferir de un
puede dar lugar al inventario de casos contrarios y número de experimentos a los que no se opongan
a equilibrios de casos (A Treatise…, p. 403). El ex- experimentos contrarios (contrary experiments)”
periment sólo es real en tanto que está y porque es- (Bayes, “Un ensayo…”, p. 75). El experiment se co-
tá, ante todo, simbólicamente tramado. Dé lugar a tiza como la chance: “chance or experiment”, dice
un sentir o no, carecerá de sentido fuera de una lec- Hume (A Treatise…, p. 141).
tura, una escritura o una “singularización” que le
permita entrar como unidad en un cálculo (ibid., p. II. El equívoco de la experience
343). Así se zanja la cuestión de si se puede experi- Experience presenta una gama notable de sentidos.
mentar en el terreno de las pasiones, de la econo- Uno de ellos está muy cerca de experiment: un con-
mía, de la historia: es evidente que se puede (aun- junto más o menos regular de experiments, en efec-

Recuadro 1 › La experiencia americana y las ciencias modernas


En su célebre libro Las palabras y las cosas ron forma: el estatus científico de la obser- familiares objetos totalmente desconoci-
(1968), Michel Foucault sostiene que en- vación y las formas y técnicas de la descrip- dos (la “traducción intelectual”). Por otro
tre el siglo xvi y el xviii se producen varias ción. lado, elaborar maneras y técnicas de trans-
rupturas fundamentales en la historia de las El saber medieval reposaba esencial- misión eficaces y comprensibles de una rea-
ciencias y de los saberes en el mundo euro- mente sobre el sistema escolástico de las lidad no experimentable para los lectores.
peo que replantean y reformulan con nue- auctoritates. Este edificio adaptó en una sín- Aquí es donde aparecen la cuestión de los
vos conceptos los objetos, la conexión en- tesis híbrida y de manera conveniente el modelos de la descripción y el desarrollo de
tre saberes (sus “fronteras”) y la noción de corpus del aristotelismo teórico, dentro de formas de ilustración para perfeccionar la
verdad. Sostiene que cada época pelea con la teología. Se trataba de un saber esencial- percepción como actividad de conocimien-
ciertas condiciones de enunciación del co- mente libresco, teórico y doctrinal. Tras la to (en particular para la botánica y la zoo-
nocimiento y que tales límites determinan caída de Constantinopla (1453), la llegada logía). En torno a esta tensión entre tra-
la posibilidad de emergencia lo que es con- de bibliotecas bizantinas produce una crisis ducción intelectual y representación de lo
siderado científico o no. Esta visión reposa intelectual de largo alcance con el redescu- desconocido se anuda entonces el proble-
esencialmente sobre una historia del saber brimiento de los textos y debates del mun- ma teórico de la relación entre observación
teórico y de sus relaciones con la lenta do helenístico, en especial, el corpus plató- y descripción. La experiencia americana tra-
emergencia de la esfera de los hechos ob- nico y el escepticismo antiguo. La primera duce así de manera puntual la formación y
servables (la empiricidad). Sin embargo, la de las grandes divisiones del pensamiento la solidez de saberes experienciales.
caracterización que hace de las formas de científico antiguo reaparece así como tema La segunda razón es que la captación de
estudio y de razonamiento en el Renaci- central en la revolución científica del siglo la realidad americana por parte de los euro-
miento (es decir antes de la episteme mo- xvii: ciencia empírica (el modelo aristotéli- peos, preocupados por revelar su singulari-
derna) puede ser criticada a través del aná- co) versus ciencia teórica (el modelo plató- dad, está irremediablemente mediada por
lisis de las reacciones de los europeos al nico). la experiencia violenta de la dominación en
universo americano a partir del siglo xvi. En ¿Por qué la realidad americana se inserta una sociedad de frontera, expuesta a un “ex-
efecto, el encuentro con la realidad ameri- como un problema en este marco intelec- terior” diferente, que viene silenciosamen-
cana consagró el surgimiento de una expe- tual? Esencialmente por tres razones. Prime- te a confrontar y muy a menudo a invalidar
riencia que venía a cambiar totalmente las ra y principal: el encuentro con la explosiva los discursos y las representaciones de los
maneras de pensar de varias disciplinas multiplicidad de elementos nuevos revela- europeos. Aquí aparece un motivo recurren-
científicas, entre las cuales hallamos la geo- dos por el descubrimiento consolidó la pre- te de la experiencia colonial: no es posible
grafía, la botánica y la antropología. A par- ferencia por las disciplinas empíricas, y for- fiarse únicamente de los discursos (en par-
tir de este entramado, podemos hablar del zó a los europeos a un trabajo intelectual ticular librescos) sino que la experiencia de
impacto intelectual de una experiencia con dos aristas distintas pero complemen- la realidad americana revela incesantemen-
americana. Dos grandes problemas le die- tarias. Por un lado, describir con términos te elementos de verdad fáctica que no pue-
522 | EXPERIMENT

to, puede dar lugar a una experience más o menos tornos de un suceso]” o de la “recurrency of events
perfecta (A Treatise…, p. 142) o, de manera inversa, [recurrencia de sucesos]” [Bayes, Un ensayo…, p.
la experience se esencializa y se autonomiza para con- 76]), se almacena (A Treatise…, p. 140) y se acumu-
vertirse en una experiencia pasada o en un elemen- la (p. 490), ya sea por la costumbre de la vida o por
to de experiencia pasado susceptible de entrar en un una observación particular, para inducirnos a sacar
experiment. Hay otro, en cambio, que es muy leja- conclusiones.
no, incluso opuesto: experience puede efectivamen- Sin embargo, aunque puede ser falsa (ibid., p.
te designar lo que se resiste irreductiblemente a la 408), aunque puede regular nuestro juicio (p. 133),
explicación; cuando discute las complejidades de la no puede en ningún caso ni pensar por nosotros ni
simpatía, un poco antes de la conclusión general del tomar el lugar de la explicación, la cual no puede
Tratado, dice: “Existe algo realmente inexplicable en obtenerse sino by, from, on experience (por, a partir
esta variación de nuestra afectividad; sin embargo, de, sobre la experience). Ya sea que fabriquemos la
tenemos experiencia cierta de ello (it is what we experience por repetición o que la dejemos ser, sea
have experience of) en todas nuestras pasiones y que consultemos la experience, que por su interme-
sentimientos” (ibid., p. 617; trad. esp., p. 817). dio infiramos la existencia o que la forcemos, en uno
En términos generales, la experience es más bien u otro caso está ligada a decisiones; aquella, por
lo que uno encuentra (ibid., p. 623), lo que se le pre- ejemplo, de no validar ninguna idea sino en la me-
senta como un límite (pp. 124, 139), lo que permite dida en que se derive de la experiencia, o la de no ir
descubrir (pp. 395, 498, 548, 568), lo que enseña nunca más allá de los límites de la experiencia (co-
(pp. 466, 522), lo que permite inferir (p. 87), deri- mo cuando Hume recomienda no extender la in-
var (p. 125), lo que prueba (p. 481), lo que se repite fluencia de la relación de causalidad por fuera de la
o retorna (Price habla de los “returns of an event [re- experiencia [ibid., p. 466]). Es nuestra responsabili-

den ser integrados a las tradiciones de repre- milación de su enorme cuerpo de saberes indios (1498), es el primero en registrar una
sentación europeas y, en última instancia, prácticos. El ejemplo más conocido, acaso, multitud de términos de la lengua taína (co-
no pueden ser conocidos completamente es la sorpresa y la perplejidad españolas mo “canoa”, “batey” o “bohío”), a la vez que
por aquellos que no tengan acceso a esa frente al elaborado saber botánico de las Hernán Cortés, al penetrar por primera vez
experiencia. Por eso, a menudo los escritos sociedades mesoamericanas que acababan en Tenochtitlan, se maravilla ante la belle-
enfatizan el relato de la vivencia particular de sojuzgar y que los cronistas de Indias re- za y magnitud de los templos, a los que de-
del individuo que la atravesó. Este proble- velan a su público lector. signa como “mezquitas”. Proyección y tra-
ma está presente en todas las reflexiones La tercera razón es que el choque ame- ducción intelectual están íntimamente
sobre la realidad americana, en escritos co- ricano planteó la distinción entre saber ob- ligadas.
mo los de Las Casas (siglo xvi) hasta los de servar y poder transmitir lo que se observa Podríamos hablar también de una expe-
Tocqueville (siglo xix). La experiencia, en- (esto es particularmente central en la lite- riencia americana en términos de historia
tonces, es un todo que opera a través del ratura etnográfica). La lenta constitución social y de literatura. Respecto de la histo-
individuo que la vive para transmitirla: olo- de esta experiencia se apoyó en una multi- ria social, se trata de la experiencia de una
res, colores, sabores, formas, animales, plan- tud de recursos, entre los cuales se cuen- sociedad de frontera donde la estructura
tas, frutos, espacios, formas de la luz, del tan: a) los modelos retóricos de los gran- colonial convive con la primera de las gran-
cielo, del agua, del suelo, formas de relacio- des textos de la antigüedad, en especial de des experiencias de movilidad social fuer-
nes sociales, gestos, actos, maneras de ves- los historiadores y geógrafos del mundo an- temente marcada por la migración, la es-
tirse, de alimentarse, de interactuar con el tiguo (Heródoto, Tucídides, Polibio, Flavio clavitud, la mezcla racial y la convivencia con
medio ambiente, etc: todo este esfuerzo se Josefo, Estrabón); b) el uso de la imagen co- las sociedades indígenas. En cuanto a la li-
cristaliza en un enorme corpus documen- mo soporte de transmisión, que adquiere teratura, un aspecto central del tropos apa-
tal cuyos grandes géneros son las “descrip- cierta ambición documental a partir de la rece en Whitman: es el proyecto intelectual
ciones”, las “relaciones”, las “historias”, las segunda mitad del siglo xvi (muchos textos de dar cuenta de la inmensidad del espacio
“cartas”, los “diarios” y las “crónicas”. Una de del periodo 1490-1530 estaban ilustrados y de la naturaleza marcados por un sentido
las consecuencias de este choque es que, al con grabados fantasiosos), sumado a la pro- cósmico, pero que sólo pueden experimen-
aparecer como inferiores o no válidos en gresiva exactitud de la cartografía; c) las tarse en las Américas. Esta experiencia lite-
un discurso colonial fundado en el racismo, comparaciones y transposiciones como apo- raria también trata de articular la especifi-
los saberes de las sociedades americanas yo tuvieron también una cierta importancia cidad de un mundo americano, definido por
son desvalorizados y expulsados de la esfe- en la introducción de palabras para nom- la intensidad y la violencia.
ra de la cientificidad, para dejar lugar a un brar o clasificar los objetos: fray Ramón Pa- David Beytelmann
esfuerzo no sistemático de traducción y asi- né, en su Relación de las antigüedades de los
EXPERIMENT | 523

dad hacer que la experience sea “undoubted [indubi- metodológica. El empirismo, a fin de cuentas, es una
table]” (p. 419; trad. esp. p. 567). De tal suerte que filosofía de la decisión, aun si la voluntad es allí
la invocación de la experience es equívoca siempre y presentada constantemente como un sentimiento,
de manera inevitable: sólo es convincente si no es o incluso denunciada como una ficción: es necesa-
forzada; pero no tiene sentido a menos que se pro- rio tomar la decisión de sólo dar por válida la pro-
voque y a menos que tienda hacia el experiment: posición que tenga, de un modo u otro, la sanción de
“Hemos efectuado con éxito algunos experimentos la experiencia, y esta decisión no es menos a priori
acerca de las virtudes artificiales” —dice Hume en la que las categorías y los principios del racionalismo.
conclusión de la segunda parte del libro III sobre Se pasa, pues, del empirismo al racionalismo con un
la moral (p. 578; trad. esp. p. 768). simple desplazamiento, y el enfrentamiento de es-
Por muy entrelazado que esté con la experience, el tas dos doctrinas es imaginario.
diseño del experiment depende de una simplifica- Jean-Pierre CLÉRO
ción artificial del fenómeno o de la cadena de acon-
tecimientos que se intenta aislar, al menos simbóli- Bibliografía
camente, para controlar mejor su articulación con Bayes Thomas, An Essay towards Solving a Problem in the Doc-
trine of Chances, with Richard Price’s Foreword and Discus-
otros fenómenos o su combinación con otras cade- sion, en Facsimiles of Two Papers by Bayes, New York, Hafner,
nas. Por eso la experience es la toma en considera- 1963 [1763]; “Un ensayo encaminado a resolver un proble-
ción de fenómenos que no es imposible aprehender ma en la doctrina del aza” comunicado por el Sr. Price en
mediante el juego simplificador del experiment, tan- una carta a John Canton”, trad. F.J. Girón et al., Revista de la
Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Serie
to como de sucesos en cadenas enredadas o en sis- General, vol. 95 (1-2), 2001.
temas abiertos que pueden complicarse indefinida- Bentham Jeremy, Chrestomathia [1816], ed. M.J. Smith y W.H.
mente. Burston, Oxford, Clarendon Press, 1983.
La oposición tradicional entre empirismo y ra- Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740], ed. Sel-
by-Bigge, Oxford, Clarendon Press, 1978; Tratado de la na-
cionalismo ya no resulta tan tajante, una vez que se turaleza humana, trad. C. Mellizo, Madrid, Editorial Tecnos,
observan en detalle las operaciones lingüísticas cons- 1998; Traité de la nature humaine, Flammarion, “GF”, 3 vols.
titutivas del juego dialéctico de la experience, del ex- (1er. vol. [Libro I], trad. P. Béranger y P. Saltel, 1995; 2o.
vol. [Libro II], trad. J.-P. Cléro, 1991; 3er. vol. [Libro III],
periment y de su authority (ibid., p. 337). Que las
trad. fr. P. Saltel, 1993).
ideas derivan de la experiencia no es un principio Popper Karl R., The Logic of Scientific Discovery [1935], Lon-
sino a condición de que se entienda como una regla dres-Melbourne, Hutchinson, 1980.
F
factura se encuentra frecuentemente asociada a esta representa-
Del latín factura, “fabricación” (derivado de facere, “hacer”), ción de la justicia como equidad o imparcialidad (fairness).
la palabra designa la forma en que se hace una obra de arte Pero el término inglés fairness combina diversos campos
y, como factor, se emplea en particular para los instrumen- semánticos de forma tan singular que algunas lenguas co-
tos de música. Se ha privilegiado el término ruso faktura mo el alemán han preferido dejarlo tal cual, antes que tra-
[фактура], que en los inicios del siglo xx adquiere conside- ducirlo. El francés, por su parte, adoptó la expresión fair
rable importancia (véase Faktura). play, pero asimismo debe contentarse con equivalentes,
Sobre la relación con los materiales, véase Arte (re- ninguno de los cuales articula de la misma manera las ideas
cuadro 2, “Plástica…”), Disegno, Forma, Plasticidad. centrales de honestidad, imparcialidad, justicia y equidad a
Sobre el estilo del artista, véase Manera, Mímesis, Es- las que hace alusión el término fairness.
tilo.
I. Usos comunes
dichtung, estética, tableau En la lengua no filosófica fair se encuentra en la inter-
sección de varios campos semánticos distintos. El
más antiguo es el del color, donde fair designa todo
lo que es claro, afable, de buen augurio y se opone
FAIR, fairness, equity | inglés a foul, que significa sombrío, negro, de mal augurio
y feo. Así, por ejemplo, en Shakespeare la fair maiden
español honestidad, imparcialidad, justicia, equidad
es la bella joven de cabellos rubios y tez clara. Del
francés honnêteté, impartialité, justice, équité
mismo modo que, todavía hoy, fair weather es sinó-
justicia, y ley [law, lex], phrónesis, pravda, nimo del buen tiempo. En un segundo campo se-
prudential, right, utility, vergüenza mántico, fair designa lo que es claro moralmente,
es decir, honesto, sin tacha ni reproche, como cuan-
El intraducible fairness suscita hoy en día un renovado inte- do se habla de una conciencia limpia. En tercer lu-
rés dado el uso original que le ha dado recientemente el fi- gar, existe un sentido más reciente que se extiende
lósofo estadunidense John Rawls. En la traducción francesa más allá del individuo, de su carácter o de su con-
de su libro A Theory of Justice, fairness se tradujo por “équi- ciencia, y caracteriza a la acción, la conducta y los
té” [equidad]. Rawls busca establecer un contraste entre procedimientos generales de la acción; fair hace en-
una concepción moral “deontológica” como la suya, en la tonces hincapié en la ausencia de fraude, de desho-
que se prioriza el respeto de los derechos de cada uno y un nestidad. De allí viene la expresión fair play, que re-
trato imparcial, y una concepción “teleológica”, en la que mite al respeto por las reglas del juego. Es en este
los derechos y la justicia pueden ser sacrificados en aras de nivel donde coinciden las nociones de honestidad y
la realización del Bien soberano —del telos último—, como de imparcialidad. Una acción, un método, un razo-
plantea la filosofía del utilitarismo. Principalmente, hace de namiento es fair si excluye las preferencias arbitra-
la justicia el resultado de un acuerdo entre las partes consti- rias, los favores indebidos, la parcialidad, si no busca
tutivas de un “contrato social”, según el modelo de las doc- prevalecer por medios deshonestos o por la fuerza.
trinas de Hobbes, Locke y Rousseau. Revoca por completo Ya en cuarto lugar, el término fairness se convierte
la idea de que la justicia pueda ser objeto de una intuición en un componente esencial de la noción de justicia:
intelectual, tal como pretenden las doctrinas “intuicionis- el resultado de estos procedimientos, métodos, ra-
tas”. Por este motivo la expresión “justicia procedimental” zonamientos o decisiones es a su vez fair, es decir,
FAIR | 525

justificado y merecido una vez consideradas sus con- cia alguna entre las naturalezas o las circunstancias
diciones; es justo en el sentido de que satisface la de estos dos individuos que pueda invocarse como
expresión “a cada quien su merecido”. Finalmente, motivo razonable para tratarlos de forma diferente
el último sentido de fairness es aquel en el que a la […]. El principio que acabamos de dilucidar, que
parece estar más o menos claramente implicado en
imparcialidad de un procedimiento, de un tratamien-
la noción común de imparcialidad (fairness) o equi-
to o de una decisión y a la conformidad de sus re- dad (equity), se obtiene al considerar la similitud en-
sultados con respecto a la justicia, se le añade la idea tre los individuos que componen un conjunto lógi-
de mesura, de cantidad: de una cantidad moderada co o clase.
pero suficiente. Sidgwick, 1874, III, XIII, § 3.

II. “Fairness” y “equity”


En el lenguaje filosófico, la traducción de fairness por Pero lo novedoso es la extensión que Sidgwick le
“equidad” resulta problemática, ya que en inglés exis- confiere al término, prefigurando así la concepción
te equity —término proveniente del latín aequitas rawlsiana de fairness. En un sentido intrasubjetivo,
para traducir la “equidad” aristotélica y conservado lo interpreta como el principio “que consiste en tra-
en el léxico técnico y que difiere relativamente del tar imparcialmente todas las partes de nuestra vida
campo semántico de fairness. El término empleado consciente; […] un bien menor presente no debe
por Aristóteles, en efecto, remite a una noción dife- preferirse a un bien mayor futuro”. Siguiendo el mis-
rente, aquella que hace referencia a un conflicto en- mo razonamiento, lo extiende intersubjetivamente
tre la letra de la ley y su espíritu: “Lo equitativo es al principio de benevolencia universal, aquel princi-
justo —y es preferible a una cierta justicia, mas no pio utilitarista que prescribe maximizar la felicidad
a la justicia absoluta, sino al error originado por su general:
generalidad—. Con que ésta es la naturaleza de lo
equitativo: una rectificación de la ley” (Aristóteles, al considerar la relación que une las partes integran-
Ética a Nicómaco, V, 10, 1137b, p. 178; véase Themis, tes al todo y entre ellas, obtengo el principio evidente
IV). Existe así una jurisdicción en el derecho inglés según el cual el bien de cualquier individuo no tiene
(the equity jurisdiction) cuya tarea es justificar las ex- más importancia, desde el punto de vista del univer-
cepciones ahí donde la ley resulta insuficiente o de- so (para decirlo de alguna manera), que el bien de
cualquier otro individuo, a menos que haya razones
masiado rígida —lo que en léxico jurídico se deno-
especiales para creer que un bien mayor es suscepti-
mina “casos de equidad” (cases of equity; cf. J. Rawls, ble de ser alcanzado en un caso más que en otro. Pa-
1971, § 38, p. 274). Es en este prurito de equidad en ra mí es igualmente evidente que, en cuanto ser ra-
el sentido aristotélico en el que se inspiran la tradi- cional, estoy obligado a apuntar al bien en general,
ción de la common law y la libertad que le deja a los en la medida en que es susceptible de ser alcanzado
jueces para interpretar las leyes. Vemos entonces por mis esfuerzos, y no simplemente a cierta parte
cómo la equity aristotélica y la fairness en el sentido de ese bien.
de Rawls estarían más bien en oposición. Ibid.

III. “Fairness” e imparcialidad: “Duty of fair play” IV. “Fairness” y justicia


Si la equity pretende corregir la justicia, la fairness es, Para Sidgwick, el término fairness engloba una teo-
por el contrario, el meollo de ésta, dado que exige ría general no sólo de la justicia sino también de la
un trato imparcial de las personas. El sentido filo- rightness, del deber moral. Este desarrollo teórico en-
sófico contemporáneo se remonta a Henry Sid- cuentra su conclusión en el análisis de Rawls para
gwick y a su intento de síntesis entre Kant y el utili- quien la justicia se define por la fairness, en el senti-
tarismo, que estipula lo siguiente: do del derecho que poseen todos los seres raciona-
les a recibir un igual respeto, es decir, en el sentido
no puede ser correcto para A adoptar hacia B una del imperativo categórico kantiano: “Los principios
conducta que sería incorrecta si B la adoptara hacia de la justicia como equidad (fairness) son análogos
A, basándose meramente en el hecho de que se trata a los imperativos categóricos” (Rawls, 1971, § 49, p.
de dos individuos distintos y sin que exista diferen- 289). Al igual que para Kant, pero por razones dis-
526 | FAIR

tintas, la justicia es procedimental: depende de pro- cedimientos (Barry, p. 145 ss.). Pero las diferencias
cesos y no de un orden intemporal. En primer lu- son a menudo simplemente una cuestión de uso.
gar, caracteriza una cierta manera de actuar frente Se entiende entonces por qué, si uno quiere cons-
a los seres humanos y a los seres vivos. En segundo truir un concepción de la justicia totalmente con-
lugar, ella misma se deriva de procesos; no existe vencional, como por ejemplo en Hume, sin que por
“en sí” o de conformidad con un criterio externo: ello sea arbitraria, el término fairness y sus aspectos
antropocéntricos pueden ser objeto de una legíti-
La idea intuitiva de la teoría de la justicia como equi- ma opción. El sentido filosófico conserva —teori-
dad (fairness) consiste en representarse los princi- zándola— la referencia a situaciones humanas en
pales principios de la justicia como conformando el las que socios racionales intentan zanjar juntos sus
objeto de un acuerdo original en una situación ini- discrepancias, como en la firma de un contrato, sin
cial definida adecuadamente […] de manera tal que apelar a un criterio independiente. La teorización
todos los acuerdos concluidos sean equitativos (fair)
producida por Rawls es especialmente interesante
[…] y en la que el resultado no esté condicionado por
desde este punto de vista porque intenta llegar a la
contingencias arbitrarias o por el equilibrio relativo
de las fuerzas. igualdad y a la justicia social a partir de un procedi-
Rawls, 1987, pp. 151-153. miento, en lugar de imponerla como un criterio in-
dependiente, tal como suele ocurrir. Hay que ver en
el hecho de que Rawls emplee a menudo de modo in-
De este modo, al examinar la justicia distributiva o tercambiable los términos just y fair una voluntad
justicia social en el área económica de los intercam- de eludir todo realismo moral y de descubrir los
bios y de los contratos, de los salarios y de los pre- principios de justicia únicamente en la dialéctica de
cios, del mercado, el término fairness ha adoptado los intereses y de las pasiones. Rawls establece, por
plenamente su sentido para designar la justicia de lo demás, una comparación entre la teoría de la jus-
una distribución, de un precio, de un salario, que no ticia y la teoría pura de los precios o del equilibrio
serían justos “en sí”, como dice Aristóteles, sino más de los mercados, de manera tal que su concepción
bien los más justos en función de las condiciones de la primera es plenamente contractualista, en el
particulares de la competencia: sentido de que, al igual que en Rousseau, lo justo
resulta del sufragio universal, es decir, del contrato
Los ingresos y los salarios son justos cuando un sis- de todo individuo consigo mismo y con los demás.
tema de precios competitivos está correctamente or- Lo equitativo o lo justo no existen por sí solos: son
ganizado y fundado sobre una estructura de base jus- el resultado de un acuerdo en condiciones de liber-
ta […]. La repartición resultante es un ejemplo de tad, de igualdad y de imparcialidad reunidas en la
justicia del contexto (background justice) a la mane- metáfora del “velo de la ignorancia”. Toda interven-
ra del resultado de un juego limpio (fair game).
ción inspirada por un criterio externo, ya sea la pre-
Rawls, 1971, § 47, p. 343.
sión de la fuerza o la de una ideología como aque-
lla de la igualdad, falsearían la decisión.
Así pues, cuando el filósofo quiere pensar la justicia,
dispone de dos registros en los que puede indagar: V. “Fairness” e igualdad
por un lado, el de fairness y la justicia procedimen- Vemos entonces que, contrariamente a lo que suce-
tal, es decir, el de la imparcialidad, la honestidad, de en el segundo registro de lo just y lo right, fair-
pero también de la equidad en las decisiones, pro- ness designa efectivamente la justicia, pero sin que
cedimientos, intercambios, distribuciones, contra- la idea de igualdad juegue allí el papel de un criterio
tos, etc., sin criterio independiente para evaluar los independiente. En una teoría de la justicia de por sí
resultados; por el otro, el de lo just y lo right, que igualitarista, las desigualdades pueden justificarse o
designan la conformidad con un criterio externo e ser equitativas si y sólo si son el resultado de condi-
independiente, la obligación, el deber tanto moral ciones o de principios a su vez equitativos (segundo
como legal con referencia a un ideal de objetividad principio de Rawls). La igualdad es, pues, efectiva-
y de verdad. En el uso filosófico, justice tiende a apli- mente un componente de la justicia, pero en cuan-
carse más bien a los resultados y fairness a los pro- to resultado del procedimiento y no como condi-
FAKTURA | 527

ción impuesta a priori. A través de su empleo del El zaum [ ау ], forma poética que repudia el so-
término fairness, Rawls anuncia que ya no se puede metimiento al sentido en aras de privilegiar las cua-
hablar de la justicia independientemente de un jui- lidades propias del material verbal en sí, junto con
cio humano y de un procedimento. Fairness com- las posibilidades brindadas por la abstracción pictó-
bina la imparcialidad de las condiciones de la elec- rica, estimularon una intensa reflexión sobre el pa-
ción, la honestidad del procedimiento y la equidad pel de los componentes de una obra. Así es como
con respecto a los contratantes y permite de este surgen diversas tipologías de los “elementos plásti-
modo construir una teoría de la justicia puramen- cos”. En el contexto ruso, y sobre todo en el ámbito
te procedimental. de los constructivistas —adeptos a un materialismo
Catherine AUDARD consecuente—, la “cultura de los materiales” reviste
una importancia determinante. Vladimir Markov
Bibliografía fue uno de los pioneros de esta renovada atención
Aristóteles, Ética a Nicómaco, trad. J. L. Calvo Martínez, Ma- otorgada a la factura (faktura [фактура]) referida al
drid, Alianza, 2005.
Barry Brian, Theories of justice, Londres, Harvester, 1989.
material: “El amor por el material es para el hombre
Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740], ed. una incitación. Adornarlo y tratarlo le dan la posi-
Selby-Bigge, Oxford, Clarendon Press, 1978; Tratado de la bilidad de obtener todas las formas que le son pro-
naturaleza humana, trad. F. Duque, 4a. ed., Madrid, Tecnos, pias, las ‘resonancias’, que nosotros llamamos fac-
2005.
Rawls John, “Justice as fairness”, Philosophical Review, núm. 67,
turas” (V. Markov [1914], Principes de la création dans
1958; “La justice comme équité”, trad. J.-F. Spitz, Philoso- les arts plastiques. La facture, en G. Conio, 1987, p.
phie, núm. 3, 1987. 135).
——, A theory of justice, Cambridge (Mass.), Harvard UP, 1971; Años más tarde, Nikolai Tarabukin le otorga una
Théorie de la justice, trad. C. Audard, París, Seuil, 1987; Teo-
ría de la justicia, trad. M. D. González, 2a. ed., México, Fon- completa autonomía a la factura, permitiéndole con-
do de Cultura Económica, 2006. vertirse así en un elemento plástico de pleno dere-
Sidgwick Henry, The methods of ethics [1874], Londres, Mac- cho. El teórico constata:
millan, 6a. ed., 1901, 7a. ed., prólogo de J. Rawls, Londres,
Hackett Publishing, 1981; Les méthodes de l’éthique, trad. F.
Robert, en C. Audard (ed.), Anthologie historique et critique La originalidad del aspecto textural de la pintura con-
de l’utilitarisme, t. 2, París, puf, 1999. temporánea consiste en que ha sido seleccionada de
entre un conjunto de problemas pictóricos y erigido
en problema particular, dando lugar así a una autén-
tica escuela de facturistas.
Por una teoría de la pintura, p. 129.

FAKTURA [фактура] | ruso


La experimentación plástica realizada con materia-
español factura, textura
les varios había conducido de hecho a Tatlin y a otros
latín factura
artistas rusos a elaborar relieves pictóricos o cons-
factura, y arte, manera, plasticidad, estilo trucciones tridimensionales tales como los Contra-
rrelieves, que invitan a disociar la “factura” (faktura)
En el sentido tradicional del término —derivado del de los demás elementos ligados a ella (particular-
latín factura (fabricación)—, la factura, o conjunto mente en lo que respecta a la pintura, del color). Si,
de características de un cuadro o de una escultura tal como afirma Tarabukin, “el material es el que dic-
en relación con la manera en que los materiales fue- ta la forma al artista y no al revés” (ibid.), el estudio
ron trabajados por el artista, constituye el elemen- del material trabajado o, dicho de otro modo, el es-
to concreto del estilo. Por este motivo, es una resul- tudio de la factura, abre nuevas perspectivas: mien-
tante para nada deleznable pero a pesar de ello su tras que el material y la forma perduran como enti-
valor permanece secundario. En el transcurso de los dades estáticas, la factura crea un vínculo dinámico
años 1910 y 1920 en Rusia, no obstante, el término entre ellas. Al ser del orden del flujo, la factura ex-
faktura (фактура) —traducido generalmente por hibe y registra la energía vivificante de una dialécti-
“factura” y a veces por “textura”— adquirió una im- ca en acto.
portancia conceptual e ideológica sin precedentes. Denys RIOUT
528 | FALSO

Bibliografía II. Ontología: lo falso y lo real


Conio Gérard (ed.), Le constructivisme russe. I: Le constructi- 1. Decir falso es decir también, más radicalmente, cosas
visme dans les arts plastiques, Textes théoriques. Manifes-
que no existen. Lo falso no es sólo una cuestión lógica sino
tes. Documents, trad. G. Conio y L. Yakoupova, Lausana,
L’Âge d’Homme, 1987. ontológica. La problemática de lo falso coincide con la de
Tarabukin, Nikolai, El último cuadro: Del caballete a la máquina la apariencia, por diferencia con lo real y el objeto: véase
/ Por una teoría de la pintura, trad. R. Feliu y P. Vélez, Barce- Apariencia [Doxa, Erscheinung], Fenómeno, Nada. Al-
lona, Editorial Gustavo Gili, 1977.
gunas lenguas integran la dimensión de lo verdadero en la
percepción, como el alemán Wahrnehmung (recuadro 3
en Percepción; cf. Representación.
2. Nos vemos así remitidos a la objetividad del objeto, a
falso la realidad de lo real; véase especialmente Cosa, Esencia,
Falso, al igual que falta, proviene del latín fallo, que significa Ser, Gegenstand, Hay, Objeto, Realidad.
“engañar” y en pasivo “engañarse” (falsus, “falso, embuste- 3. Y coincidimos entonces con la problemática de la ima-
ro, que se equivoca”, probablemente de la misma etimolo- gen y de la imaginación, con el valor ambiguo de la ilusión
gía que el griego sphallo (σφάλλω), “hago caer” (véase estética: véase Imagen [Bild, Éidolon], Imaginación
Perdonar, II). Lo falso remite, como lo verdadero, a dos [Fancy, Phantasía], Mímesis.
registros, lingüístico y ontológico, y a la articulación de
ambos que abre a la ética. En Verdad (IV, “Verdad, sinceri- III. Ética: lo falso y la falta
dad, autenticidad…”) se encuentra un compendio sobre la 1. El estrecho parentesco en un cierto número de lenguas
evolución de los antónimos de verdadero, pasando por el entre lo falso y la falta se estudia en Deber- Deuda (III).
griego (pseudés [ ευδής], “falso” y “embustero”) al latín 2. La diferencia entre “equivocarse” y “engañar” no es-
(fallax, “falso”/mendax, “mentiroso”). De modo general, triba en lo que se dice sino en el uso que se hace de ello y
toda caracterización de la verdad implica una caracteriza- en la intención. El griego pseudés no establece la diferencia,
ción de su antónimo: véase Ístina, Pravda. al revés del par latino, que por lo demás no es fijo, fallax/
mendax (véase Verdad, IV). Sobre la complejidad de la in-
I. Lógica: falso, proposición, discurso tención véase Intención, y Voluntad, Willkür; cf. Des-
1. Decir falso es decir las cosas como no son. Desde el pun- tino, Libertad, Moral. Véase también Mentira.
to de vista de la lógica tradicional, una palabra aislada no 3. Por otro lado, puede hablarse de cosas que no exis-
puede ser como tal verdadera o falsa, se necesita una “com- ten sin intención de engañar: véase Sentido; cf. Homóni-
posición”: véase en Proposición/Frase/Enunciado la mo. Encontramos entonces en el discurso la problemática
exploración del vocabulario de lo susceptible de ser verda- de la ilusión estética (supra, II, 3), que remite a la red de la
dero o falso. Véase también Dictum, Predicable, Predi- ficción: véase Acto de habla, Decepción (especialmente
cación y Sujet. Para comparar con la unidad mínima, que el recuadro 3, “Apate”, en Verdad, y Desengaño), Fic-
es el correlato del sentido pero no de lo verdadero o de lo ción, Historia.
falso, véase Palabra y Signo, y cf. Significante/Signifi- 4. Por último, es posible no decirlo todo al decir, véase
cado. Y para comparar con la unidad englobante que es el en particular Verneinung; cf. Negación; y, sobre las pala-
discurso véase Lengua, Logos. bras que indican privación o fracaso, véase, para el alemán,
2. Sobre el contenido de la proposición, su “tenor en co- Combinatoria y conceptualización.
sa” y el objeto del juicio, véase Sachverhalt; cf. Tatsa-
che; sobre lo que hace que una proposición sea verdadera
o falsa, véase Truth-maker; cf. Acto de habla.
3. La diferencia entre lo que es falso y lo que carece de FANCY/imagination | inglés
sentido se explora a partir del inglés Nonsense; véase tam-
bién Sens; cf. Sincategorema. español fantasía, imaginación
francés fantaisie, imagination
4. Sobre los principios lógicos, en especial el principio
de no contradicción, que norman la verdad y el error, véa-
imaginación [phantasía], y bildung, erscheinung,
se Principio; véase Homónimo. feeling, locura, genio, imagen [bild], mímesis,
5. Sobre la consecuencia de las demostraciones y su va- sublime
lor, véase Implicación.
FANCY | 529

Al comienzo del capítulo IV del Salón de 1859, en “El go- provisación más o menos alocada que el término ha
bierno de la imaginación”, Baudelaire cita en inglés e in- adquirido —al menos en el vocabulario de uso co-
mediatamente traduce al francés un texto de Catherine rriente— es necesario constatar que esta oposición
Crowe en el que ve la confirmación de una de sus ideas, y rara vez permite dar cuenta del doblete inglés.
en el que además podemos detectar una distinción que
desde hace tiempo se venía operando en los textos teóri- “Imagination” y “fancy”: puntos en común
cos ingleses: “Con imaginación [imagination] no busco só- Los puntos en común son evidentes a partir del mo-
lo expresar esa idea común implicada en esta palabra de la mento en que la imaginación —llámese dicho pro-
que tanto se abusa, a saber, que es simplemente fantasía ceso imagination o fancy— es concebida no tanto
[fancy], sino más bien aquella de la imaginación creadora como una facultad sino como la resolución ideoló-
[constructive], que es una función mucho más elevada, y gica de conflictos que de otro modo resultarían in-
que, en la medida en que el hombre está hecho a imagen soportables de vivir o sentir, tanto natural como so-
y semejanza de Dios, mantiene una remota relación con ese cialmente. Imagination, al igual que fancy, simula
poder sublime mediante el que el Creador proyecta, crea y una solución; pero este simular ya es, a su manera,
conserva su universo” (Œuvres complètes, vol. 2, Gallimard, de por sí una solución. De ahí que Hume refuerce a
“La Pléiade”, 1976, pp. 623-624). Sin precisar cuál fue la menudo sus observaciones sobre los fundamentos
edición que tuvo entre sus manos —la de 1848 o la de de una institución o del poder con una frase del ti-
1853—, Baudelaire se refiere explícitamente a The Night po: “This is founded on a very singular quality of our
Side of Nature, publicado por primera vez en Londres. thought and imagination [Esto está fundado en una
La distinción registrada por Baudelaire se remonta a característica muy singular de nuestro pensamiento
mediados del siglo xv, cuando fancy se formó a partir de la e imaginación]” (A Treatise of Human Nature, p. 560,
contracción de fantasy (véase el Dictionarium britanicum 565). La imaginación es indiscutiblemente, pues,
de Nathan Bailey de 1730); ha sido, pues, puesta en prác- una “maestra de error” a condición de añadir, co-
tica desde hace tiempo por aquellos autores ingleses sensi- mo lo hace sutilmente Pascal, que ella es “tanto más
bles a su propia lengua y con una inclinación a pensarla. Di- engañosa por cuanto no siempre lo es” (fragmento
cha distinción coincide con las etimologías griega y latina: “Imagination”, Le Guern 41, Brunschwig 82, Lafu-
fancy, derivada de phantasía [φαντασία], e imaginación de ma 44). Imagination se vincula con “error” (ibid., p.
imaginatio, la primera remitiendo a la fuerza creadora del 515) con igual frecuencia que fancy. Cuando Hume
aparecer y la segunda a la reproducción y a la imagen. En- escribe: “Es natural, para quienquiera que no exami-
contramos, pues, en inglés el mismo tipo de doblete que en ne los objetos con un ojo rigurosamente filosófico,
alemán (véase Bild). Sólo en apariencia imagination y fan- imaginar (to imagine) completamente idénticas ac-
cy abarcan la misma idea y esta diferencia puede estable- ciones del espíritu que no producen una sensación
cerse en algunos de los principales textos del siglo xviii. Sin diferente y no son inmediatamente discernibles al
embargo, la conciencia de una sinonimia imperfecta, que sentir (feeling) y a la percepción” (ibid., p. 417); to
puede incluso llegar a una oposición total, no permite en imagine tiene claramente el sentido de “concebir fal-
absoluto resolver los problemas de traducción. samente”. Lo mismo sucede cuando escribe a propó-
sito de la transferencia simbólica de una llave, de una
La distinción fancy/imagination se traduce a menu- piedra o de un puñado de tierra, que “la supuesta
do en español y en francés mediante la oposición semejanza de las acciones y la presencia de esta en-
entre “fantasía” [fantaisie] e “imaginación” [imagina- trega sensible engañan a la mente, haciéndola creer
tion]. No siempre resulta incorrecto traducir fancy (make it fancy) que concibe la misteriosa transmi-
por “fantasía”: encontramos en Bentham, por ejem- sión de propiedad” (ibid., p. 515). De ambos lados
plo, la expresión “principle of caprice or groundless se trata simétricamente de la relación con las pasio-
fancy” (“principe du caprice ou de la chimère sans nes. Una cosa puede “satisfy the fancy” (p. 508), co-
fondement” [la traducción que proponemos de “chi- mo ser, con igual frecuencia, “agreeable to the ima-
mère” podría traducirse también por “fantaisie”]), gination” (p. 452).
Deontology. A Table of the Springs of Action, p. 31, § Ahora bien, si éstas conciben falsamente, esto im-
304). Pero aun si se quiere vincular “fantasía” con su plica que tanto imagination como fancy son ambas
sentido griego y desechar el sentido particular de im- capaces de concebir. Hume habla de la conception
530 | FANCY

de la fancy (p. 426) y propone la equivalencia “Ima- o en dirección del futuro. La imagination opera una
ginación o entendimiento (imagination o under- especie de abstracción de las dimensiones del tiem-
standing), llámenla como gusten” (p. 440). po, consideradas como referentes objetivados. Ima-
gination adquiere entonces un sentido tópico, y de-
I. El juego de alianzas: el tópico de la “imagination” signa la capacidad de nuestra mente para detectar
y la dinámica de la “fancy” la situación que ocupa, entre otras en mayor o me-
Pero entonces, ¿por dónde pasan las diferencias en- nor medida. Imagination implica una localización a
tre fancy e imagination, si es que existen? El and o el menudo tan sistemática como la del entendimien-
or tienen la función filosófica de tejer alianzas entre to, aunque pueda llegar a ser más somera, menos re-
nociones formando un conjunto cambiante ya que gular y sobre todo más rápida: la imagination “con-
la alianza en tal coyuntura y desde tal punto de vis- ceives” (ibid., p. 431).
ta no será forzosamente la misma en otra coyuntu- Fancy es menos sistemática y designa más bien
ra y desde otra perspectiva. El juego de alianzas es el acto particular de referirse a una situación en la
el que se describe a continuación. que uno no se encuentra realmente. Por este moti-
Estadísticamente —pero el argumento no es vo se habla de las leyes o de los “principios de la
desdeñable en una filosofía cuyo método procede imagination” (ibid., p. 559) —los cuales y casi sin
más de la enumeración y del sopesamiento de ca- ironía alguna son capaces de gobernar a los hom-
sos que del análisis minucioso de la crítica—, fancy bres (p. 534)— más que de las “leyes de la fancy”,
tiende a ocuparse de los aspectos más fantasiosos expresión cuya insoportable contradicción se re-
de la imaginación. “Me figuro tal cosa”, se traduciría sentiría de inmediato. Sin duda, en Hume se habla
más bien por “I fancy” que por “I imagine”. Los filó- a menudo de la force de la imagination (p. 427), del
sofos quiméricos y hacedores de sistemas, al atacar effect de los acontecimientos sobre ella, del flow (flu-
las virtudes femeninas de modestia y de castidad jo) que arrebata tanto la imagination como la fancy
con gran vehemencia, “fancy they have gone very far (pp. 431, 432); sin duda, la “imagination moves” (p.
in detecting popular errors [imaginan que han llega- 436) en el sentido de que ésta “se mueve”. Pero la
do muy lejos en la detección de errores populares]” imagination es más foronómica que dinámica. La
(A Treatise…, p. 570). Alejandro fue aquel que don- noción de fancy, por el contrario, pone de relieve
dequiera que avistaba hombres “imaginaba (fan- más fácil y conscientemente las fuerzas psíquicas;
cied) haber encontrado súbditos” (p. 598). Pero esto implica el labrado de un camino en una dirección
no debe llevarnos a subestimar la dimensión “frívo- privilegiada: “No cabe duda que la tendencia de los
la” de imagination: “imagination or the more frivo- cuerpos, constantemente actuando sobre nuestros
lous properties of our thought” (p. 504). De todas for- sentidos, debe producir, por costumbre, una tenden-
mas, indudablemente tendríamos mayor dificultad cia semejante en la fantasía (fancy)” (p. 435). Más
para cotejar fancy que imagination con judgement, tal aún, la oposición entre imagination y fancy aparece
como lo hace Hume (pp. 587, 608). La connotación perfectamente señalada cuando Hume escribe:
menos intelectual de fancy en relación con imagina-
tion se evidencia también a partir de la aproxima- Todo aquello que vigoriza y aviva el alma, ya sea por-
ción que establece entre fancy y taste, la cual apare- que atañe a las pasiones o a la imaginación (imagi-
ce de manera recurrente en el Treatise (p. 504). nation), le transmite (conveys) naturalmente a la fan-
Por último, existe una segunda forma estadísti- tasía (fancy) esta tendencia a elevarse y la determina
ca de contraponer los dos términos, que se afianza a ir a contracorriente del curso natural de sus pen-
samientos y concepciones.
en el inglés filosófico de los siglos XVIII y XIX bajo
Ibid.
el efecto conjunto del avance de la teoría de las pro-
babilidades y del de las concepciones dinámicas del
psiquismo. Imagination designa el acto por el cual, Conforme a las etimologías, será preferible hablar
a partir de una situación presente convocada a de- entonces de imagination cuando nos interesemos
sarrollarse en sus efectos o considerada como re- por las imágenes y sus relaciones recíprocas en el
sultado de causas concurrentes, se hace un inventa- tiempo y en el espacio, y de fancy para designar la
rio de las situaciones, ya sea en dirección del pasado imaginación dinámica, que constituye el motor de
FEELING | 531

las imágenes más que las imágenes en sí. Fancy no do —crédito y credibilidad, confianza y creencia—, y la red
se detiene en ninguna imagen; sólo por esta vía se religiosa de la “fe” propiamente dicha. El alemán en parti-
desemboca en el aspecto de improvisación de “fan- cular, con der Glaube, que se traduce por “fe” o por “creen-
tasía”, que suele extraviarnos si se toma como pun- cia”, no presenta esta distinción: véase Glaube, y Belief,
to de partida. No obstante, fancy toma prestada de Creencia.
la creencia y de la realidad una suerte de vivacidad Más generalmente, para las relaciones con la red lógica,
(vividness) de la cual la imagination carece. Curio- véase Verdad e Istina, Pravda, pero también Certitud,
samente, la imagination, considerada menos fanta- Deber, Éidolon (recuadro 1: “To eikós, o cómo lo verosí-
siosa que fancy, es la que menos credibilidad tiene, mil…”), Ficción, Intención, Probabilidad, Truth-Maker.
precisamente porque al estar más cerca del en- Para la red religiosa véase en particular Pietas, Reli-
tendimiento puede también medirse más fácilmen- gión; cf. Alianza, Destino, Lex.
te con la vara de la verdad y por ende aparentar ser
más falsa (p. 417) que fancy, la cual compete a una secularización
lógica de las ficciones, permitiéndole eludir, en par-
te, lo verdadero y lo falso.
Jean-Pierre CLÉRO
FEELING, passion, emotion,
Bibliografía principal
Bentham Jeremy, Deontology [1834], Together with a Table of
sentiment, sensation, affection,
the Springs of Action [1817] and Article on Utilitarianism sense | inglés
[1829], ed. Amnon Goldworth, Oxford, Clarendon Press,
1984. español sentir, pasión, emoción, sentimiento, sensación,
Crowe Catherine, The Night Side of Nature, or, Ghosts and Ghost impresión, afecto, sentido
Seers, Londres, T.C. Newby, 1848; Nueva York, Redfield, 1853.
Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740], ed. Sel- sentir, pasión, e inglés, common sense,
by-Bigge, Oxford, Clarendon Press, 1978; Tratado de la na- conciencia, gefühl, imaginación [fancy,
turaleza humana, trad. Félix Duque, 4a. ed., Madrid, Tecnos, phantasía], moral sense, pathos, percepción,
2005. sentido, stimmung
Pascal Blaise, Œuvres complètes, ed. Le Guern, t. 2, París, Galli-
mard, “La Pléiade”, 2000.
Feeling, passion, emotion, sentiment, sensation, affection,
Bibliografía de consulta sense: la diversidad de estos términos y su disparidad en
Bailey Nathan, Dictionarium Britanicum; or, A more compleat
relación con el francés y el español suele desahuciar a los
Universal Etymological English Dictionary Than any Extant,
Londres, T. Cox, 1730. traductores, a tal punto que prefieren dejar entre parénte-
——, A compleat English dictionary, Leipzig, Frommann, 8a ed., sis o al margen las palabras inglesas calcadas para los seis
1792. últimos términos: “pasión”, “emoción”, “sentimiento”, “sen-
sación” (o “impresión”), “afecto”, “sentido”, mientras que
para feeling, de etimología anglosajona y para el que no
hay calco en las lenguas latinas, suelen reservar el uso del
fe infinitivo sustantivado “le sentir” en francés y “el sentir” en
Fe proviene del lat. fides, que designa la confianza que se español, perdiendo la esperanza de atenerse estrictamen-
inspira (el “crédito”, la “credibilidad” de un discurso) y la te a las reglas, aun cuando éstas se encuentren estableci-
que uno concede, y adquiere toda su amplitud en el lengua- das convencionalmente. En primer lugar, hay que entender
je del derecho: “compromiso solemne, garantía, juramen- por qué el problema es irresoluble y considerar luego de
to” (cf. foedus, “tratado”), “buena fe, fidelidad”. La misma qué modo una filosofía muy particular de lo afectivo o, al
raíz indoeuropea *bheidh–, “fiarse, persuadir”, se encuen- menos, una manera de filosofar, se vuelven posibles a través
tra también en el gr. péithomai (πείθομαι), “obedecer”, y, de una configuración de vocablos que sus homólogos fran-
en activo, peitho (πείθω), “persuadir”. El latín cristiano es- ceses o españoles no permiten traducir íntegramente.
pecializa el término, que sirve de sustantivo a credo, “creer”,
en el sentido de confianza en Dios. I. La distribución de los términos ingleses
Las diferentes lenguas modernas no diferencian de la Las definiciones que parecen fijar el sentido de los
misma forma las redes jurídica, retórica y lógica, por un la- términos no remiten a objetos estables. Así, por
532 | FEELING

ejemplo, Hume opone las “impresiones de sensa- sí mismo como sensation, como sentiment, como
ción” (impressions of sensation) a las “impresiones de feeling, o como sense.
reflexión” (impressions of reflexion). Las primeras, o Las grandes distribuciones, a través de las filo-
“impresiones originales” (original impressions) son sofías inglesas de las pasiones que los van usando
las que nacen en el alma, sin percepciones que las como si se tratara de un código, obedecen a los si-
precedan, de la constitución del cuerpo o de la apli- guientes cortes: las acepciones estructurales y las que
cación de los objetos a los órganos externos. Las se- remiten sobre todo a un sentir puntual y circuns-
gundas, o “impresiones secundarias (secondary im- tancial; las acepciones normativas y las que son más
pressions) son las que proceden de una impresión bien fácticas; por último, las acepciones que impli-
original, ya sea inmediatamente o por interposición can y las que no implican una dimensión de com-
de su idea” (A Treatise of Human Nature, p. 275). prensión cognitiva.
Pero apenas un poco después de haber planteado
estas distinciones y sin sentir la menor contradic- II. Estructuración y circunstancia
ción, Hume denomina sensation lo que acababa de
definir como reflexion y parece entrar en una espi- A. “Sensation” y “feeling”, circunstanciales/
ral relativista que hace que ningún término quede “passion” y “sentiment”, estructurales
en su lugar. Además, la connotación de los térmi- En relación con los órganos de los sentidos, tanto
nos ingleses no coincide en nada en este campo con en francés como en español y en inglés podemos
la de los términos franceses. La situación presenta hablar de sensación (sensation) de rojo o de verde,
entonces un desfase por partida doble: desfase de de calor (A Treatise of Human Nature, p. 87) o de
los signos con sus referentes; desfase del sistema de sed, de hambre o de deseo sexual (ibid., p. 287). Pe-
signos de la lengua francesa con la lengua inglesa. ro el inglés permite además, en particular en la plu-
El lugar que ocupa feeling en medio de sensation, ma de Hume, hablar de la “sensation” de tal o cual
sentiment, passion, emotion, affection, sense proba- pasión, no para designar a esta última en su estruc-
blemente plantee dificultad justamente porque ni tura sino como acontecimiento sentido, en su cua-
el francés ni el español tienen un análogo y esto im- lidad particular vivenciada de placer y/o de dolor.
pone entonces una delimitación diferente de los tér- La sensation de una pasión se distingue del senti-
minos homólogos. La desviación que caracteriza a ment, que es la estructura sistemática de la pasión,
feeling proviene evidentemente de su etimología, constituida por un objeto, un sujeto, cualidades,
que no le debe nada al latín sino que remite al sajón causas, un contexto (ibid., pp. 287, 288, 305, 333,
antiguo folian y al alto alemán antiguo, del que de- 367), por una trayectoria de desarrollo y una espe-
riva fülhen. Este folian del inglés antiguo significa- cie de destino. Ese carácter estructural o estructu-
ba al principio “percibir”, “tocar”, “tomar”. Queda rante se lee con claridad en frases como: “These are
claro que su significado, a partir del “tacto”, derivó, the sentiments of my spleen and indolence” (p. 270),
pasando al campo afectivo. Pero nos engañaríamos donde entendemos que el spleen y la indolence no
suponiendo que feeling ocupó su lugar entre los de- son tanto sentiments en sí, sino que están sosteni-
más términos de la afectividad haciéndose un espa- dos por sentiments (probablemente habría que tra-
cio al lado de otros espacios. También nos equivoca- ducir la frase como: “Éstos son los sentimientos que
ríamos si esperáramos, pasando del inglés al francés sostienen mi melancolía y mi indolencia [Tels sont
o al español, una simple distribución diferente de les sentiments qui soustendent ma mélancolie et mon
los territorios de la afectividad, como si la afectivi- indolence].”). En palabras de Hume, podemos con-
dad pudiera ser considerada como un objeto homo- cebir y hasta establecer un sistema del sentiment o
géneo que tuviera, por un lado, las sensaciones; por de la passion (“constant and established passion”,
otro, los sentimientos, que abarcan las emociones y ibid, p.355); no cabrían allí la sensation ni el feeling.
las pasiones y, por último, el sentido, de acepción Un sentiment puede oponerse a otro, ser contrario a
más normativa que los componentes anteriores. Más otro (pp. 384, 387); pero una sensation sólo es con-
que territorios diferentes, las palabras manifiestan traria a otra de modo indirecto, por la contrariedad
actitudes diferentes frente a lo que entendemos por del sentiment, del cual ella es la vivencia momentá-
afectividad. En consecuencia, nada es designado en nea e intermitente (p. 383). Tanto es así que el sen-
FEELING | 533

timent puede mantenerse inconsciente, insensible, 103). El feeling no conlleva su objeto del modo en
y sólo ser sentido en algunas fases que manifiestan que lo hace la sensation; podemos incluso “feel a
particularmente su presencia. Hume señala, por reverst sensation from the hapiness and misery of
ejemplo, que “the passage from one moment to ano- others [sentir una sensación invertida de la felici-
ther is scarce felt [el paso de un momento al otro dad o la miseria de los demás]” (ibid., p. 376). El fe-
apenas se siente]” (pp. 203, 207). eling apenas tiene una consistencia independiente-
Asimismo, aunque la pasión esté estructurada por mente de lo que siente, puesto que está focalizado
la doble asociación de las impresiones y las ideas, no en la manera de concebir (p. 629), de imaginar, de
siempre es obvio que seamos “sensible of it” (ibid., p. representarse… To feel marca una colaboración con
305), ni siquiera cuando la pasión es violenta (p. 407). un proceso; juega el juego de manera inmanente o
En este sentido, el sustantivo sensation se mantiene adherente (p. 115), a diferencia de la sensation, más
cercano en inglés al adjetivo sensible, que en muchas puntual y circunstancial. Tanto es así que to feel sue-
ocasiones se traduce correctamente en francés por le expresarse en pasivo, sin indicación de quién lo
“conscient” y en español remite a la idea de “tener siente. “Something felt”, dice el inglés (pp. 166, 629),
conciencia de algo” (pp. 138, 151, 158, 274, 296). en lugar de “quelque chose de senti” como estamos
Si los términos de sentiment, affection, passion obligados a decir en francés. Hume llega a afirmar
son de connotación netamente estructural, el voca- que: “An idea assented to feels different from a ficti-
blo feeling, junto al de sensation, en cambio, se ubi- tious idea [Una idea a la que se presta asentimiento
ca con igual claridad del lado de la experiencia vi- se siente de un modo distinto a una idea ficticia]”
vida (ibid., p. 97: “feeling or experience”). Así, en su (p. 629; trad. esp. p. 163).
ensayo Of the Standard of Taste, Hume habla sin La imposibilidad para el feeling de tener un ob-
ningún tipo de redundancia, pero para desespe- jeto como tiene la sensation acarrea algunas conse-
ración de los traductores, de los “feelings of senti- cuencias. El feeling no podría tener una verdad co-
ment”. En español, Carlos M. Ramírez lo traduce co- mo la sensation, aunque más no sea por el simple
mo “percepciones del sentimiento” (Trotta, p. 225) hecho de que las sensations todavía pueden ser felt;
y Macarena Marey (Ed. Biblos, 2003) “sensaciones de tener una verdad, no puede ser una verdad con-
del sentimiento”. En francés, M. Malherbe habla de forme a un objeto determinado, sino la pertinencia
“ce qui s’éprouve par sentiment [lo que se experi- de una relación interna con uno mismo, que Hume
menta como sentimiento]” (p. 271); R. Bouveresse designa como “reflexion”. Los objetos del feeling no
de las “impressions du sentiment [impresiones del tienen necesariamente realidad, sino que son co-
sentimiento]” (p. 87); G. Robel, de las “émotions du múnmente ficciones como lo que llamamos nues-
sentiment [emociones del sentimiento]” (p. 701). tro yo (self), una fuerza, un paso, una inclinación
Ninguna de esas soluciones es convincente. Pero, (ibid., p. 270), una propensión (pp. 255, 265), una
¿existe algún modo de resolver el problema? virtualidad (p. 271: “I feel I should be a loser in point
of pleasure [siento que perdería en términos de pla-
B. “Sensation” y “feeling” se distinguen por el cer]”, una probabilidad, una diferencia (de condi-
estatus de su objeto ción social, por ejemplo, p. 316), etc., y hay que
Sin embargo, sensation y feeling no pueden tomar- aprender a desconfiar de su aparente realidad. Sien-
se indistintamente uno por el otro. A diferencia del to una inclinación como digo que siento mi mente
latín, del español o del francés, el inglés no tiene un (“I feel my mind […] and am naturally inclin’d”, p.
verbo que, como “sentir”, se corresponda con sensa- 270), es decir, como siento que algo sucede en ella
tion; tanto es así que la palabra efectúa una especie sin que la expresión “en ella” (within itself) tenga un
de transcendencia del lado de la experiencia vivida valor representativo directo.
mucho más lograda que feeling, cuya proximidad
con to feel lo convierte en un simple modo verbal. III. El eje de la normatividad: “sense”
La sensación deriva de su objeto, como la conclu- En inglés, el término sense —cuando no significa
sión deriva de un razonamiento —lo que permite un órgano de los sentidos o los órganos de los sen-
que Hume trate el “probable reasoning” como “a spe- tidos externos— es el que concentra la totalidad de
cies of a sensation” (A Treatise of Human Nature, p. las características normativas de una comprensión
534 | FEELING

interna (A Treatise of Human Nature, p. 108, 240). pertinencia) de su realidad (real), como si le basta-
Se habla de sense of beauty (pp. 118, 395), de sense ra con ser correcto (véase Goût y Right), en contra
of sympathy (p. 393), de moral sense, aunque se de- de lo que sería “una especie de filosofía que aniqui-
muestre en ese mismo movimiento que no existe lara todas las esperanzas de alcanzar un día alguna
sentido moral (ver Moral sense). A veces se habla norma para el gusto”.
incluso simplemente de sense en el sentido de senti- Algunas nociones, muy parecidas cuando se las
do común o de razón (p. 182, ver Common Sense). enfoca desde cierto eje, pueden separarse brusca-
El término sense implica una dimensión de apre- mente cuando se las observa desde otros ejes no
ciación que no necesariamente incluyen feeling o menos pertinentes para abordar la afectividad. Hu-
sensation. Cuando Hume, en The standard of taste, me, que de buena gana acopla las nociones, organi-
le da la palabra al escéptico, la argumentación de za todos los reagrupamientos posibles (“feeling or
este último plantea que el sentiment, la sensation o sentiment” [A Treatise of Human Nature, p. 623];
el feeling siempre son verdaderos, a condición de “impression or feeling” [p. 625]; “sentiment or fee-
que se los experimente realmente; la respuesta de ling” [p. 627]; “feeling or sensation” [p. 231]), no pa-
Hume consiste en distinguir verdad y realidad y en ra marcar la equivalencia entre estos términos sino,
destacar que el sense implica una normatividad in- por el contrario, para mostrar en cada caso a qué se
terna: “Mas, aunque este axioma, al convertirse en opone dicho acoplamiento.
proverbio, parece haber contado con la sanción del Un sistema de esta índole no puede ser ontológi-
sentido común, hay por lo menos una clase de sen- camente estable. Las nociones se van repartiendo
tido común que se opone a él o que, como mínimo, de distinta forma según la perspectiva adoptada.
sirve para modificarlo o restringirlo” (trad. esp. Car- Así, por ejemplo, Hume escribe: “imagination feels
los M. Ramírez, p. 222). that…” (ibid., pp. 129, 185) o “fancy feels that…”
(p. 221), “judgment feels that…” o bien “the spirit
IV. El eje de la cognición: “sentiment”, “sense”/ feels that…” (p. 99) y considera que puede enunciar
“feeling”, “sensation” una ley de alcance ontológico en relación con la
Queda una última extensión semántica de la afecti- afectividad, subrayando, al igual que Bowlby en El
vidad en inglés. En relación con la cognición, senti- apego, que ser sentido (being felt) es una fase del
ment pasa claramente del lado de sense, a diferencia proceso mismo, que en realidad sólo hace funcio-
de feeling y, más aún, de sensation. nar correctamente los juegos semánticos de su len-
Las sensaciones son lo que son; son reales, pero gua o, a lo sumo, los explica.
no por ello verdaderas: “All sensations are felt by the Jean-Pierre CLÉRO
mind, such as they really are [Todas las sensaciones
Bibliografía principal
se sienten en la mente tal como son realmente] (A Bowlby John, Attachment and loss, Londres, Hogarth, 1969; At-
Treatise of Human Nature, p.190). Atribuirles ver- tachement et perte, trad. J. Kalmanovitch, París, puf, 1978,
dad por el hecho de que existan es incurrir en un t. 1, L’Attachement; El Apego (Apego y pérdida), trad. Mer-
error, pues confundimos entonces verdad y realidad. cedes Valcárcel Avello, Barcelona, Paidós, 1993.
Hume David, A Treatise of Human Nature [1739-1740], ed. Sel-
Sentiment, en cambio, suele ser equivalente de by-Bigge, Oxford, Clarendon Press, 1978; Traité de la natu-
opinion y de judgment (ibid., pp. 158, 167, 182, 193, re humaine, libro 2, trad. A. Leroy, Aubier-Montaigne, París,
222, 223, 271); por lo menos, en las combinaciones Flammarion, “GF”, 1991; Tratado sobre la naturaleza huma-
de dos conceptos que Hume plantea con tanta na, ed. y trad. Félix Duque, Madrid, Tecnos, 1998.
——, Dialogues concerning Natural Religion, ed. D. Coleman,
frecuencia en su filosofía, sentiment figura a menu- Cambridge, Cambridge University Press, 2007 [1779]; trad.
do cerca de palabras que señalan su carácter cogni- fr. M. David, Vrin, 1964, reed. 1987; Diálogos sobre la reli-
tivo. Y aunque el sentiment no siempre sea equiva- gión natural, trad. Carlos Mellizo, Madrid, Alianza Editorial,
lente de opinion, en todo caso es una postura o una 1999.
——, “The standard of taste”, en The Philosophical Works of Da-
actitud intelectual, una disposición para opinar vid Hume, Londres, T.H. Green & T.H. Grose, 1874-1875,
(pp. 266, 274). El ensayo Of the Standard of Taste vol. 3; De la règle du goût, en Essais et traités sur plusieurs su-
(p. 268), que distingue sentiment de opinion, esta- jets. Essais moraux, politiques et littéraires, 1a. parte, trad. M.
Malherbe, Vrin, 1999, pp. 265-282; “De la norma del gus-
blece de todos modos que el sentiment puede ser
to”, en Ensayos morales, políticos y literarios, ed., prólogo y
right (correcto), y separa su rightness (corrección o notas de Eugene Miller, trad. Carlos Martín Ramírez, Ma-
FENÓMENO 535

drid, Trotta/Liberty Fund, 2011; “Sobre el criterio del gus- fenómeno


to”, en De la tragedia y otros ensayos sobre el gusto, prólogo, La palabra, introducida en francés por los astrónomos del
traducción y notas de Macarena Marey, Buenos Aires, Edi-
torial Biblos, 2003. Renacimiento (los phainómena [φαινόμενα], en griego, de-
——, Essays, Moral, Political and Literary, vol. 3 de The Philoso- signan en primer lugar los astros y constelaciones que bri-
phical Works of David llan tan visiblemente a nuestros ojos), tiene una acepción
Hume, ed. Eugene F. Miller, Indianapolis, Liberty Classics, 1985
filosófica en el entrecruzamiento del objeto y del sujeto,
[1777]; Essais moraux, politiques et littéraires et autres es-
sais, trad. G. Robel, puf, 2001; Les essais esthétiques, 2a. par- entre manifestación y conciencia.
te, trad. R. Bouveresse, Vrin, 1974; Ensayos morales, políti-
cos y literarios, trad. Carlos M. Ramírez, ed., prólogo y notas I. “Phainómenon”, “phénomène”
de Eugene F. Miller, Madrid, Trotta/Liberty Fund, 2011.
La palabra francesa phénomène, como sus análogas en otras
Bibliografía de consulta lenguas, incluido el inglés y el alemán, calca la griega phai-
Bailey Nathan, Dictionarium Britanicum; or, A more compleat nómenon [φαινόμενον], participio del verbo medio phái-
universal etymological English dictionary than any extant, nesthai [φαίνεσθαι], “enseñar, brillar, parecer, aparecer,
Londres, T. Cox, 1730.
mostrarse como”. Se encuentra la misma base indoeuro-
pea *bh(e)ǝ2-), “alumbrar, brillar”, en phos [φ ς] “luz”, en
phantasía [φαντασία], “imaginación, representación”, pe-
felicidad ro también en phemí [φημί] “decir”. Véase el recuadro 1
La dificultad de la noción de felicidad (buena suerte, buena “Phos, phaino, phemí” en Luz, y Phantasía, Imaginación.
fortuna, prosperidad, alegría, dicha) estriba en que se ins- El phainómenon conserva cierta ambigüedad, desig-
cribe en un doble registro: el horizonte moral, incluso reli- nando tanto lo que “parece”, o parece tal, sin ser (lo) real-
gioso, de los fines de la existencia (véase Virtud, en parti- mente o verdaderamente (así, un phainómenos syllogismós
cular Virtù), y el horizonte, enteramente contingente, de [φαινόμενος συλλογισμός] es un “razonamiento solamen-
los azares de la vida (véase Daimon, Destino, sobre todo te aparente”, Aristóteles, Tópicos, 1, 100b 25), tanto lo que
Ker). En el término francés de bonheur estas diferentes pers- llamamos propiamente “fenómenos”, es decir las manifes-
pectivas se han reunido en la problemática de la satisfac- taciones evidentes y que constriñen, como los fenómenos
ción: véase Placer. naturales, a veces observables y de los que es necesario dar
La constelación de términos forjados en alemán a partir cuenta (“apodounai ta phainómena [ἀποδοῦναι τ φαι
de Glück y Seligkeit tiene el mérito de reflejar la complejidad νόμενα]”, Aristóteles, Metafísica, , 1073a 36-37). Habrá
inicial del griego que intenta traducir (eutykhía [ε τυχία], que distinguir el fenómeno bien fundado del fenómeno
eudaimonía [ε δαιμονία], olbos [ λ ος], makariotes [μα imaginario, y se hablará legítimamente de la “realidad de
καριότης]), y del latín (felicitas, beatitudo), de los que el los fenómenos” (Leibniz, De modo distinguendi phaenome-
francés sólo guarda las connotaciones religiosas. Además, el na ab imaginariis). Véase Apariencia, Imagen.
alemán forjó el término Wohlfahrt, sobre el adjetivo wohl
(bien), retomado por el calco ingles welfare, para designar II. “Phänomen” / “Erscheinung”
la prosperidad material; y es sorprendente que el francés A diferencia del alemán, el francés dispone sólo de un tér-
persista en el léxico religioso al traducir welfare state por mino, y es difícil mostrar el matiz que puede existir entre
État-providence: véase Welfare; cf. Bienestar. Phänomen y Erscheinung, salvo si solicitamos para el segun-
Si en prácticamente todas las lenguas europeas la felici- do término aparición (Leibniz escribe aún phaenomena si-
dad es sinónimo de suerte, de la parte buena que nos toca ve apparitiones) o para forjar un improbable parecido (jer-
por azar, el alemán, con la diferencia Glück/Glückseligkeit, ga de algunos traductores de Heidegger).
busca reforzar (siguiendo a Aristóteles y su distinción entre En Kant, para quien fenómeno es todo lo que es objeto
eutykhía y eudamonía) una oposición entre la finalidad mo- de una experiencia posible, el fenómeno se opone al núme-
ral, que atañe a la vida espiritual completamente interior, y no, pero también a la cosa en sí (Ding an sich) y, como Er-
la contingencia favorable. scheinung, a Schein (apariencia engañosa, ilusión). Véase Er-
La entrada Glück trata este conjunto de problemáticas scheinung, Gegenstand; cf. Cosa, Objeto, Realidad, Res.
abiertas por estos diferentes términos.
III. Fenómeno, conciencia, fenomenología
bien, deber, moral, valor En francés, el término sabio designa lo que aparece a la
conciencia. En ese sentido, los fenómenos son primero des-
536 | FICAR

critos, sin que se haya encontrado en ellos las leyes, las cau- verbo de estado: “Lejos, mucho más allá de la des-
sas o el principio oculto. Según esta acepción del término embocadura del río, […] ella se quedó (ficou), lle-
Descartes escribió en los Principios de la filosofía, III, 4: na de miedo […]” (J. Guimarães Rosa, Magma, p.
“Haré una breve descripción de los fenómenos cuyas cau- 18). Si el sentido de quedarse, fijarse se traspone del
sas pretendo buscar”. Véase Conciencia ; cf. Representa- sujeto hacia la relación entre el sujeto y sus cuali-
ción, Sujet, Yo. dades, nos encontramos ya delante de una fórmu-
La “fenomenología” (al. Phaënomenologie, introducida la atributiva. En el ejemplo precedente, basta con
por Lambert; véase recuadro 1, “Phos…”, en Luz), en par- sacar la coma entre el verbo “quedarse (ficou)” y el
ticular la husserliana, construye un léxico que permite rein- complemento “llena de miedo” para operar esa
vestir la relación entre fenómeno y conciencia. Véase transformación; el significado cambia, obviamen-
Epokhé, Es gibt; Intención; cf. Erleben, Plasticidad. te, pues el atributo se convierte en el elemento más
importante de la predicación: “ela ficou cheia de
medo (ella se quedó llena de miedo)”. Es como si
los atributos se afianzaran, entraran en el sujeto en
FICAR | portugués un movimiento de anexión concreto. O más bien:
como si el sujeto, momentáneamente, se fijara a
español permanecer, ser, estar, quedar(se), poner(se)
ciertas condiciones, cualidades, etc. Entendemos así
latín figere
el aspecto perfectivo de la atribución, que resulta
ser, español, y aspecto, dasein, es gibt, esencia, de esa fijación.
esti, ficción, há, predicación
II. Las diferencias aspectuales entre “ser”, “estar”
A la diferencia ibérica entre ser y estar, verbos que en su uso y “ficar”
copulativo aportan matices significativos en cuanto a la con- H. Santos Dias da Silva habla de “la necesidad con-
dición permanente o transitoria, esencial o accidental, abs- cretizante del espíritu portugués” (“Expressão lin-
tracta o concreta, etc., de la relación entre el atributo y el guística da realidade e da potencialidade”, citado en
sujeto, el portugués agrega una más, pues tiene un tercer A. Quadros, “Da lingua portuguesa para a filosofía
verbo para expresar esa relación: el verbo ficar, que ahon- portuguesa”, p. 97):
da y fija los atributos sobre el sujeto.
Deus é bom [Dios es bueno]: tal es la única fórmula
I. El origen concreto de la cópula en “ficar” admisible, ya que Dios es un sujeto eterno e inde-
No sentimos el sentido verbal concreto de un ver- pendiente del espacio y del tiempo, es decir, no li-
bo copulativo, sin duda por la fuerza semántica de mitado. Si cambiamos de sujeto, para elegir uno li-
los atributos, que tienden a esconderlo o a ubicarlo mitable o en el espacio o en el tiempo, con una
existencia condicionada, la cópula puede expresarse
en el papel de una simple articulación sintáctica,
mediante otros verbos, distintos a ser: a) o homem é
aun cuando las consecuencias metafísicas de ese bom; b) o homem está bom; c) o homem fica bom.
nexo pueden ser considerables. Para el verbo por-
tugués ficar, ese sentido concreto no es difícil de
despejar. Una etimología bastante clara y la coexis- Comparando las distintas maneras de atribuir el
tencia de un significado no copulativo contribuyen adjetivo bueno al sustantivo hombre en portugués,
con ello. podemos ver de qué maneras los distintos verbos
Ficar viene del latín figicare o fixicare, frecuenta- utilizados para la cópula, por su modulación aspec-
tivo de figere, en francés: “ficher”, “enfoncer”, “plan- tual, transforman el sentido de la oración:
ter”, “fixer” (en español: “fijar”), como en esta expre-
sión del carácter irrevocable de una palabra: “Fixum A. “Ser”: “O homem é bom”
et statutum est [está fijado y establecido]” (Cicerón, Traducimos sin ningún inconveniente por “El hom-
Pro L. Murena, 62). Aparece en ese sentido como su- bre es bueno”. Esto significa que es moralmente bue-
fijo en algunas palabras como crucifijo, crucificar. El no, que actúa honestamente o que tiene una carne
uso de ficar, que se traduce por “permanecer”/“que- encantadora. Su esencia, su alma, o su consistencia,
darse”, conserva aproximadamente ese sentido del su carne —sea lo que fuere lo que lo caracteriza es-
FICAR | 537

pecíficamente, o universalmente si hablamos del de la realización de cada particularidad, la condición


hombre en sí— es bueno. El verbo ser en portugués existencial de un ser nunca realizado en tanto está
expresa esa idea de atributo esencial. aquí —está—, de un “ser estando” en el instante de
la circunstancia. De allí la importancia capital del
B. “Estar”: “O homem está bom” verbo estar en toda la problemática existencial en
El verbo estar, en cambio, denota un aspecto pun- las lenguas ibéricas.
tual y momentáneo, o bien un aspecto de imperfec-
to (infectum), sobre todo si se agregan gerundios C. “Ficar”: “O homem fica bom”
para formar locuciones verbales comunes y muy En este caso, el atributo incluye un aspecto perfec-
concretas, como estar sendo, “estar siendo”. La tra- tivo. Si el verbo estuviera en pasado definido (per-
ducción requiere entonces de un contexto para re- fectum), ficou bom, “il a été bon”, “estuvo bien”, vol-
construir la información aspectual. Si el hombre veríamos al caso anterior: el verbo ficar remplaza
en cuestión estuviera enfermo o convaleciente, por muy bien al verbo estar en el perfecto. Se sumaría
ejemplo, habrá que traducir está bom por: “Está además una idea de transformación realizada, de
bien”. Si o homem está bom o o homem está sendo devenir, que en francés exigiría o bien un verbo no
bom, porque está realizando bien una acción, su copulativo: O homem ficou bom, “L’homme a recou-
trabajo por ejemplo, diremos: “va bien”, “lo está ha- vré la santé”; o bien un pasado compuesto: “Et moi,
ciendo bien”. Si se quiere destacar justamente que va de penser à tout cela, j’ai été [fiquei] encore une fois
bien ahora pero que nadie sabe cómo irá mañana, moins heureux…J’ai été [fiquei] sombre et malade et
entonces una solución posible en español es “por saturnien comme un jour où toute la journée le tone-
ahora va bien”, “le está yendo bien”; en francés: “il rre se prépare mais n’arrive même pas le soir” (F. Pes-
tient”, “il se maintient”. Pero esta última traducción soa, Poemas, ed. port., p. 28). De manera similar, en
no siempre funciona, como en el caso del ministro español, podría utilizarse el verbo “ponerse”, que da
y filósofo E. Portela que, interrogado sobre la elec- cuenta de un proceso o transformación, de un de-
ción de su persona al cargo del ministerio de cultu- venir: O homem ficou bom, “El hombre se puso
ra de Brasil, declaró: “Eu não sou ministro, eu estou bueno/bien” (se curó, recuperó la salud); o podría
ministro”. La expresión “soy ministro por ahora”, o utilizarse un verbo en pasado que diera cuenta de
en francés “je me maintiens ministre”, habría con- un hecho como resultado de un proceso: “Y yo,
notado una fragilidad política que la expresión en pensando en todo esto, fui [fiquei] otra vez menos
portugués no tiene. Cabría optar entonces, en espa- feliz… Me quedé [fiquei] sombrío y enfermo y ta-
ñol, o bien por una licencia poética que jugara so- citurno como un día en que todo el día la tormen-
bre los aspectos esencial/circunstancial de la cópu- ta amenaza y ni aun de noche llega” (F. Pessoa, Poe-
la ser/estar, calcando el portugués en su fórmula mas, trad. Pablo del Barco, p. 39). Pero en portugués,
concisa de “No soy ministro, estoy ministro”; o si la oración con ficar está en presente, parece que
bien incluir adverbios para destacar el aspecto “No estuviera incompleta, exige que se detallen los com-
soy esencialmente ministro, soy circunstancialmen- plementos circunstanciales, pues ficar sólo puede
te ministro” (equivalente en francés “Je ne suis pas cumplir su tarea copulativa en un ambiente preci-
éternellement ministre, je ne suis ministre que pour so, definido, concreto. ¿Dónde, cuándo y cómo? Las
l’instant”). categorías de tiempo, lugar, causa, modo, etc., tie-
Con estar es raro que se asocie un atributo uni- nen que construir la circunstancia del atributo: O
versal. El verbo estar sólo puede hablar de lo univer- homem fica bom (el hombre anda bien)…quando
sal cuando se trata de condiciones, con comple- educado (cuando es educado), …se está só (cuando
mentos circunstanciales, o de los adjetivos que está solo), …durante o verão (durante el verano).
determinan disposiciones, como si éstas fueran las Percibimos mejor aún el aspecto circunstancial y
circunstancias del espíritu: O homem é um vivente perfectivo en la expresión corriente ficar com al-
que está sempre atento à própria morte, “el hombre guém, literalmente: “haber estado con alguien”, que
es un ser viviente que siempre está atento a su pro- designa una relación amorosa rápida, generalmen-
pia muerte”. Esto no impide por lo tanto que el ver- te de un solo encuentro.
bo enuncie paradójicamente la condición universal Fernando SANTORO
538 | FICCIÓN

Bibliografía principal Más generalmente, sobre la relación con la práctica hu-


Cicerón, Discours, París, Les Belles Lettres, ed. A. Boulanger, t. mana, véase Praxis, Acto [Acto de habla].
11, 1946; Discursos, Madrid, Gredos, 1995.
Sobre la relación con la verdad y lo real, véase Doxa,
Guimarães Rosa João, Magma, Río de Janeiro, Nova Fronteira,
1997. Erscheinung, Realidad, Res, Verdad; cf. Cosa, Falso,
Pessoa Fernando, Poemas de Alberto Caeiro, Lisboa, Atica, 10ª Intención, Falso, Truth-maker.
ed., 1993; Poemas de Alberto Caeiro, trad. Pablo del Barco,
Madrid, Ediciones Continente, 2012.
Quadros António, O espírito da cultura portuguesa, Lisboa, Soc.
II. Ficción, imagen y arte
de Expansão Cultural, 1967. La ficción está ligada a la imagen y a la facultad de imagi-
——, “Da língua portuguesa para a filosofía portuguesa”, en Se- nar: véase Imagen [Bild, Bildung, Éidolon], Imagina-
minario de literatura e filosofía portuguesa (actas), Lisboa, ción [Fancy, Phantasía], Mímesis.
Fundação Lusíada, 2001.
Santos Dias da Silva Hernani, Expressão lingüistica da realida- La ficción remite a la actividad del artista: véase Arte,
de e da potencialidade, Braga, Ed. Fac. de Filosofia, 1955. Belleza; y a su invención: véase Argutezza, Concetto,
Ingenium, Genio.
Bibliografía de consulta
Buarque de Holanda Aurélio, Novo dicionário da língua portu-
guesa, Río de Janeiro, Nova Fronteira, 1986. género, pueblo, sexo
Ernout Alfred y Antoine Meillet, Dictionnaire étymologique de
la langue latine. Histoire des mots (1932), 4a. ed. aum. J. An-
dré, Klincksieck, París, 1994.
Machado José Pedro, Dicionário etimológico da língua portu-
guesa, Lisboa, Liv. Horizonte [1952], reed. 1990. forma
Forma procede del lat. forma, a su vez tomado probable-
mente del gr. morphé (μορφή), a través del etrusco, que
significa “forma, bella forma”, y designa concretamente tan-
to el molde como la forma del objeto obtenido, ya se trate
ficción de artes o de técnicas (la forma de un zapato, el plano de
Ficción deriva de fingo (en supino, fictum), cuyo sentido una casa, el marco de un cuadro), de norma (una fórmula
propio es “modelar en arcilla”, como el gr. plasso (πλάσσω), jurídica, la acuñación de una moneda), de discurso (una
que designa también la actividad de inventar ficciones, a forma gramatical, una figura de estilo). El término es espe-
diferencia de la historia. Ficción y plasticidad están así se- cialmente plástico en francés y en español, como en latín,
mánticamente ligadas: véase Arte (recuadro 2), “Plásti- ya que sirvió para traducir específicamente los términos
ca, artes plásticas…”, Historia (recuadro 3, “Historia, griegos eidos [εἶδος], “idea” (en contraposición a éidolon
mythos…”), Plasticidad. [εἴδωλον], “imagen”) o “forma” (en contraposición a hyle
Por otro lado, la cercanía entre factum, el “hecho” (del [ λη], “materia”), morphé, “aspecto, contorno”, skhema
lat. facere, hacer, raíz indoeuropea *dhē–, como el gr. títhe- (σχ μα), “figura, manera de ser”, ousía (ο σία), “esencia”,
mi [τίθημι], “ubicar”, que da por ejemplo faktura [фак to tí esti (τ τί ἔστι) e incluso to tí en einai (τ τί ν εἶναι),
тура], véase este término) y fictum (del lat. fingo, raíz in- “quintaesencia”, parádeigma (παράδειγμα), “modelo”, o
doeuropea *dheig’h–, que da por ejemplo figura) no ha kharakter [χαρακτήρ], “marca, signo, distintivo”.
dejado de dar a entender la relación entre hecho y ficción,
fabricación humana (sobre el vínculo en Vico véase el re- I. Aspectos físicos y metafísicos
cuadro 1, “Verum factum…”, en Dichtung; pero Lacan, por El artículo Species/Forma/Exemplar compara el conjun-
ejemplo, propone en L’étourdi (Autres écrits, Seuil, 2001) to de las redes latinas y griegas conectadas a la “forma”.
la ortografía-valija fixion; véase el portugués Ficar, que fi- Completar con Esti y To tí en einai en lo que toca al vo-
ja los predicados al sujeto). cabulario más aristotélico de la ontología (véase también
Fuerza, en especial el recuadro 1, “Dýnamis…”, para la fí-
I. Ficción, lenguaje y verdad sica).
Sobre el estatus discursivo de la ficción véase Dichtung Sobre la relación entre forma, sustancia y sujeto, véase
(y compleméntese con Praxis sobre la singularidad de la Sujet.
póiesis [ποίησις] griega como “fabricación” del poeta; véa- Sobre la ontología “formal”, véase Intención, Reali-
se Poesía), Decepción, Description/Depiction, Erzäh- dad, Res y Sachverhalt; cf. Merkmal.
len, Historia. Véase también Relato y Estilo. Sobre la relación entre forma y fenómeno, véase Er-
FRANCÉS | 539

scheinung; cf. Estética, Percepción, Representación, la sustancia, ejerce el primado de la sintaxis, es decir, de la
Sublime. relación y la aserción. Y es por eso por lo que la filosofía en
lengua francesa es política: entre el axioma y la sentencia,
II. Aspectos estéticos en contra del consenso y la ambigüedad, el francés impri-
En Éidolon (véase Imagen) y Mímesis se encontrará un me en la filosofía su certeza y su autoridad, que a su vez
estudio sobre la relación entre forma-modelo e imagen-co- constituyen su belleza persuasiva.
pia, esencial para la ontología platónica.
Además de Species, véase también Concetto (en es- En 1637 Descartes manda publicar en francés, sin
pecial el recuadro 1, “Concetto, rival estético de la Idea”, nombre de autor, el Discours de la méthode. Esta pu-
Disegno, Plasticidad; cf. Arte. blicación surge cuatro años antes de las Meditationes
de prima philosophia (Méditations métaphysiques),
III. Formas y formalismos en latín. Descartes no traducirá él mismo el Discours
Sobre la noción de “forma” en gramática, véase Palabra al latín (Étienne de Courcelles lo hará en 1644), ni se
(en especial II, B, y recuadro 2, “Skhema…”; en retórica, obstinará tampoco en defender el latín de las Médi-
véase Estilo (I). tations. Hará saber en todas partes que la traducción
Sobre el formalismo lógico, véase en especial Implica- en lengua francesa realizada por el duque de Luynes,
ción. seguida de las Objections et réponses traducidas por
Sobre el formalismo jurídico, véase en especial Lex y Clerselier y muy revisada por su mano, puede servir
Estado de derecho. de texto de referencia o, dirá más tarde Baillet, que
Sobre el formalismo moral, véase Sollen; cf. Moral, da “un gran relieve” a su pensamiento, y que es muy
Willkür. importante fomentar la lectura de aquellos que “aun-
que carecen del uso de la lengua de los eruditos, no
IV. Forma y Gestalttheorie por ello carecen de amor y disposición para la filo-
En Estructura-Pattern-Gestalt se encontrará el es- sofía”.
tudio de la teoría psicológica centrada en la noción de La estrategia de lenguaje que elige Descartes no es
“forma”. ambigua: privilegia al francés, mostrando a la vez a
los “Señores decanos y doctores de la sagrada facul-
deformación tad de teología de París”, destinatarios del defensivo
y prudente prefacio de las Méditations, que sabe arre-
glárselas con la lengua culta oficial y que puede, co-
mo cualquiera, ponderar en latín decadente la au-
FRANCÉS toridad del “nombre de Sorbona”.
Sobre la lengua francesa como vaciamiento También en el siglo XX, las grandes figuras crea-
doras de la filosofía en lengua francesa: Bergson,
alemán, combinatoria y conceptualización, Sartre, Deleuze, Lacan, reivindicaron todos el dere-
erzählen, griego, inglés, italiano, lenguas y cho de ser escritores en su lengua; el derecho, en
tradiciones, logos, orden de las palabras,
política, portugués, pueblo, razón, ruso, definitiva, a la libertad de la lengua, aunque bus-
sentido común, ser, sexo, sociedad civil cando, al mismo tiempo, que la universidad reco-
nociera su competencia técnica. Hay que marcar la
La instalación del pensamiento en la lengua francesa revis- tenacidad de esta disposición inaugural, que insta-
te un significado que es de entrada político: el privilegio la a la filosofía en un deseo frontal de escritura ma-
concedido al francés no depende de un supuesto carácter terna, sin buscar una ruptura anárquica con las ins-
intrínseco de la lengua, sino de la posibilidad de una comu- tituciones cultas.
nicación universal y democrática de la filosofía. Lengua de La cuestión es saber en qué consiste, para Descar-
las mujeres y de los proletarios antes que de los eruditos, el tes y sus sucesores, la apuesta propiamente filosófi-
francés filosófico se basa en la convicción de que el acto de ca de esta instalación del pensamiento en la lengua
pensar está abierto y se dirige a todos: no es otra la razón francesa, que es también la instalación de un equí-
de su íntimo vínculo con la escritura literaria. Contra la fas- voco asumido, bajo riesgo del anatema de los eru-
cinación de la palabra y la etimología, es decir, del origen y ditos, entre el estatus de filósofo y el de escritor.
540 | FRANCÉS

I. Política del francés: la filosofía se dirige de los sentidos del famoso axioma sobre el sentido
democráticamente a todos común, que es la “cosa mejor distribuida del mun-
Ahora bien, el centro de la cuestión, cuyas conse- do”. Se trata efectivamente de un axioma universal
cuencias siguen rigiéndonos, es que el privilegio otor- igualitario, punto en el que Descartes insiste: “la ca-
gado al francés no tiene nada que ver con la lengua pacidad de juzgar bien, y de distinguir lo verdadero
como tal. Contrariamente a lo que mucho más tarde de lo falso […] es igual, por naturaleza, en todos
se irá delineando, poco a poco, para la lengua alema- los hombres (la puissance de bien juger et distinguer
na, y a lo que ocurría en la Antigüedad con la len- le vrai avec le faux […] est naturellement égale en
gua griega, la conexión entre tecnicidad filosófica y tous les hommes)”; en cuanto a la razón, ella se en-
lengua francesa no conlleva especulación alguna so- cuentra “toda entera en cada cual” (toute entière en
bre las características filosóficas del francés. Más aún: un chacun)”.
Descartes está profundamente convencido de que No asociaremos, pues, la voluntad de enunciar
la fuerza del pensamiento no tiene que ver ni con la en francés la filosofía con consideraciones sobre la
lengua, ni con la retórica: particular conveniencia de esta lengua para expre-
sar adecuadamente los pensamientos, y menos aún
Quienes tienen el razonamiento más sólido y digie- con una doctrina especulativa nacional sobre la con-
ren mejor sus pensamientos, para hacerlos claros e fabulación entre Ser y lengua (alemana, griega…),
inteligibles, son siempre más hábiles para persuadir sino con una determinación originariamente demo-
acerca de sus propuestas, aunque no hablen otra len- crática de la formación y el destino del pensamien-
gua que el bretón más vulgar y no hayan estudiado to. Se trata de hablar la lengua “de todo el mundo”
nunca la retórica.
y —si estamos en Francia— de hablar en francés, sin
Discurso del método, 1a. parte, trad. mod., p. 13.
que deban hacerse por ello consideraciones parti-
culares sobre los conceptos (de por sí indiferentes a
Por decirlo de otro modo: la transmisión del pensa- la lengua), o sobre la lengua (porque al francés no
miento es indiferente a la lengua. Posee, según Des- se le ha concedido ningún privilegio al respecto).
cartes, tres criterios extralingüísticos: Por lo demás, un punto aparentemente empíri-
co (aunque tenemos buenas razones para creer que
1) El razonamiento —aunque la capacidad de enca- no lo es en lo más mínimo) es que con Descartes
denar las ideas a partir de axiomas incontestables, cu- comienza, ligada a la elección del francés, la convic-
yo paradigma es la escritura de los geómetras, tran- ción de que el discurso filosófico debe dirigirse a
sita universalmente entre las lenguas. las mujeres, de que la conversación de las mujeres
2) La subjetivación (la “digestión”) de las ideas, inteligentes es un modo de aprobación y de valida-
que es su esclarecimiento íntimo (“lo que se conci- ción mucho más importante que todos los decretos
be bien” de Boileau) y cuya enunciación es sólo una de los doctos. El Salón, o las Reinas, cuentan más que
consecuencia. Pero la interioridad pensante, que es la Sorbona. Se maravilla Descartes :
la intuición de las ideas inmanentes, no tiene nada
que ver con el lenguaje. …un conocimiento tan perfecto y tan diverso de to-
3) La transcripción clara e inteligible que, si se sa- das las ciencias no se encuentra en un viejo doctor
tisfacen los criterios (1) y (2), puede darse en cual- que dedicó largos años al estudio, sino en una prin-
quier dialecto (el bajo bretón, por ejemplo) y per- cesa todavía joven, cuyo rostro representa mejor el
suadir a cualquier persona. que los poetas atribuyen a las Gracias, que el que le
atribuyen a las Musas o a la sabia Minerva.
Dedicatoria de Principios de la filosofía.
Esta última observación es de gran importancia. Una
de las razones por las cuales, para Descartes, sería
nefasto tener que pasar por un examen de las pecu- Este momento de las princesas es en realidad una
liaridades de la lengua es el universalismo de prin- intención democrática elemental, que reorienta el
cipio. Ninguna condición relativa al lenguaje debe discurso filosófico hacia el entretenimiento y la
estar asociada a la formación de pensamientos ver- seducción: más hacia Venus que hacia Minerva, ale-
daderos, o a su transmisión, o a su recepción. Es uno jándolo lo más posible del atrincheramiento acadé-
FRANCÉS | 541

mico o científico. Y esta intención, que será apun- Sartre, el centelleo de Deleuze. Y, antes, el vigor di-
talada por todos los filósofos franceses notables, námico de Diderot o la invención del fraseo román-
compone un florilegio significativo: Rousseau, pe- tico de Rousseau. Y más atrás aún, la aforística de
ro también, a su manera, Auguste Comte, y más Pascal. Pruebas, todas, de que el cumplimiento de la
tarde Sartre, al igual que Lacan. Todos quieren ser vocación democrática de la filosofía supone que el
escuchados y admirados por las mujeres, y saben pensamiento se instale en la lengua francesa litera-
que a éstas no se las corteja ni en latín ni en la len- ria, incluso en la lengua escrita que está “de moda”.
gua de los pedantes. El riesgo en ese caso, siguiendo la inversión dialécti-
Digamos que, desde el momento en que la filoso- ca que suele hacer el democratismo francés, es con-
fía se “nacionaliza” lingüísticamente en Francia, lo vertir la filosofía en una disciplina particularmente
hace bajo el régimen de la sociabilidad, del ingenio, aristocrática, o por lo menos un poco esnob. Riesgo
del universalismo inmediato, y no bajo el régimen de que, al decir de los doctos, se cumple absolutamen-
la consideración de la materialidad o de la historia te con la filosofía francesa, lo que los lleva a alegar,
de las lenguas. No se trata de su enraizamiento en al- para excomulgar la “jerga” de Derrida o de Lacan,
gún decir originario más o menos olvidado (lógica una claridad cartesiana que en rigor de verdad es la
de la tradición), ni de que la retórica imponga una base misma del lazo nacional entre exposición filo-
cadencia o formas necesarias para el desarrollo del sófica y escritura literaria —lazo al que tanto Lacan
pensamiento (lógica sofística). como Derrida intentan ser fieles.
La tesis puede expresarse sencillamente: el moti-
vo por el cual los filósofos comienzan, con Descar- II. Sintaxis contra sustancia: el francés como
tes, a escribir en francés es un motivo que, a su cri- lengua magra
terio, es de carácter político. Pues a lo único que hay La verdadera cuestión tiene que ver con las conse-
que responder es a la doble pregunta: ¿de dónde cuencias, para la filosofía, de su instalación en la
procede la filosofía y a quién está dirigida? Y la res- lengua de los escritores, instalación que es el efecto
puesta es, por un lado, que la filosofía no procede paradójico de la opción democrática original.
de ningún sitio en especial sino que comienza en Ya dijimos que de esta opción resultó una suerte
cualquier parte, por un acto libre del que todo indi- de indiferencia digna de reyes ante las particulari-
viduo es capaz; y por el otro, que la filosofía está di- dades filosóficas del dialecto nacional. Pese a los más
rigida a todos, lo que a fin de cuentas quiere decir, vehementes esfuerzos de importación, en Francia
como lo dirá “sistemáticamente” Comte (fiel en es- nunca nada ha podido someter la filosofía a esa du-
te punto a Descartes, a Rousseau, y anticipándose a ra labor alemana de abrir las palabras, de derivarlas
Sartre o a Deleuze): dirigida a las mujeres y a los de sus raíces indoeuropeas, de obligarlas a expresar
proletarios. el ser o la comunidad. Nunca nada ha destinado la
Y por cierto, ¿a quién no está dirigida la filosofía? lengua a otra cosa que no sea su sabor inmediato, y
A los eruditos, a la Sorbona. No bastará, para com- en definitiva a la encantadora soltura de su estilo,
probarlo, con escribir en francés. Habrá que escribir por sofisticada que sea. La gran regla, como decía
ese francés “moderno”, ese francés de escritor, ese Corneille refiriéndose al teatro, es agradar, y no ga-
francés literario, que se distingue del francés “aca- rantizar (con gravedad algo sacerdotal) que la lengua
demizado” o “correcto”, cuyo uso se transmite uni- sea el trascendental de una promesa del pensamien-
versitariamente. Incluso un filósofo tan apacible co- to o el soporte elegido de un decir estremecedor.
mo Bergson se impuso gracias a una lengua que, si Francia se ha burlado siempre de lo que Paulhan
bien era fluida y suelta, iba cargada de comparacio- llamaba “la prueba de la etimología”. Su altanería
nes y se veía atrapada en un movimiento imperio- no pasa por creer que el francés haya sido filosófi-
so que al fin y al cabo estaba en consonancia con la camente convocado por sus orígenes, sino más bien
lengua “artista” de fines del siglo XIX. No en vano se por la idea, igualmente nacional a su manera (aun-
burlaban los eruditos de las bellas damas de abrigo que de modo muy diferente), de que una lengua ma-
de piel que se apresuraban para llegar a su curso en nipulada por un escritor puede decir exactamente
el Collège de France. Y en nuestra época, véase la es- lo que quiere decir, y además seducir y cautivar, con
critura mallarmeana de Lacan, la prosa novelesca de su encanto, a aquel a quien se dirige. De lo que se
542 | FRANCÉS

trata —y las prosas francesas más torturadas (Ma- Y es que el universalismo latente en todo uso de
llarmé, Lacan, el Sartre drogado de la Crítica de la la lengua francesa, desde Descartes hasta nuestros
razón dialéctica) no son una excepción, sino todo lo días, se basa enteramente en la convicción de que la
contrario— es de una transparencia entre prosa e esencia de la lengua es la sintaxis. El francés clásico,
Idea, no de una profundidad o de una complicidad tal como se conforma después de Montaigne o de
entre el espesor de la lengua y el fondo. Rabelais, ese francés pulido y “compactado” por los
VÉASE EL RECUADRO 1 esfuerzos conjuntos de la policía de los salones del

Recuadro 1 › El francés según Borges


Para Borges, la hegemonía histórica del modelo que privilegia a “Joseph Conrad (del de la lengua francesa era un signo de su-
francés, su proyección universalista, es el Océano Índico)” por sobre “Paul Bourget premacía, estableció las condiciones de po-
producto de operaciones políticas e insti- (de la Academia Francesa)” (1938: 273). En sibilidad de su expansión y su aspiración a
tucionales que a su vez resultan de una so- paralelo, de forma gloriosamente contra- la universalidad, en un arco que va desde la
ciabilidad específica. Enseñar, dictaminar, dictoria, ciertas zonas de la literatura fran- doctrina de las “Bellas infieles”, hasta la
institucionalizar formas y preceptivas para cesa ejercen sobre Borges un ascendente gramática de Port-Royal. La propuesta de
la producción articulada de textos y de ideas, innegable, no siempre reconocido por el au- Badiou reconduce esta ambición hegemó-
filosóficos o literarios, serían los efectos pro- tor de Pierre Ménard. Dos figuras son, en ese nica hacia un planteo democratizante, aun-
pios de un idioma que funda su autoridad aspecto, centrales: Marcel Schwob y Paul que la voluntad política de dirigirse a todos,
en el imaginario lingüístico de la economía Valéry, que brindan formas, conceptos y ex- “proletarios o mujeres”, mantiene vigente
verbal, la clarté y el ingenio. En los ensayos ploraciones genéricas de intensa producti- el escenario mundano, central para la con-
y las ficciones borgeanas, Pascal, Groussac vidad para la obra borgeana “clásica”, entre cepción clásica: también aquí la lengua fran-
o Pierre Menard son algunos de los rostros los decenios del treinta y del cuarenta. cesa como lugar de saber se vuelca hacia su
posibles, levemente deformados por la iro- Pero lo cierto es que hasta fines de los interlocutor, concibe su forma en pos del en-
nía, de un imaginario lingüístico que Bor- años sesenta los comentarios en torno al cantamiento y la persuasión.
ges descubrió, de adolescente, en Ginebra, francés tienden a satirizar antes que a re- En este punto, justamente, lee Borges el
y que siguió observando luego, con el ojo conocer, lo que llevó a Juan José Saer a ha- signo de una excesiva dependencia de la mi-
del entomólogo, en sus diversas proyeccio- blar de un “Borges francófobo” (1989). La rada del otro: una lengua que privilegia de-
nes argentinas. definición no parece abusiva si se observan masiado su auditorio y su tradición termina
El francés juega en efecto un papel ini- las intervenciones críticas que atraviesan la subordinando su discurso al funcionamien-
ciático en la sociabilidad literaria del joven vida pública de Borges y que culminan algo to del campo cultural. Los dardos irónicos
Borges, alumno del Collège Calvin, en Gi- abruptamente, en 1970, con el duro juicio abundan, a lo largo de los años, en reseñas
nebra. En francés da sus primeras batallas (formulado en inglés) sobre el idioma de Ra- y ensayos: “antes de redactar una línea, el
de cenáculo; en francés publica su primera cine en el Autobiographical Essay: “French, escritor francés quiere comprenderse, de-
reseña crítica; en francés redacta la corres- rather paradoxically, has a fine literature […] finirse, clasificarse […] ¿Qué tipo de sone-
pondencia con Maurice Abramowicz. Sin but the language itself is, I think, rather ugly. tos debe emitir un joven ateo, de tradición
embargo, a partir de su regreso en 1924 a Things tend to sound trivial when they are católica, nacido y criado en el Nivernais pe-
Buenos Aires, la pregunta por el español de said in French” (1970: 147). [Paradójica- ro de ascendencia bretona, afiliado al parti-
Argentina y por la lengua literaria propia, la mente, el francés tiene una buena literatu- do comunista desde 1944?” (1946: 247).
afinidad personal con la biblioteca inglesa ra (…) pero la lengua en sí, me parece, es Premeditación, vanidad, autoconciencia son
paterna, la construcción consciente de una más bien fea. Las cosas tienden a sonar tri- los rasgos comunes que hacen que “Racine
genealogía de autor, lo llevan a distanciarse viales cuando son dichas en francés]. y Mallarmé s[ean] el mismo escritor, ejecu-
del francés. Por lo demás, el gesto le permi- Los argumentos tópicos de esta reticen- tando con el mismo decoro dos tareas disí-
te singularizarse, en un campo cultural de cia —estratégica— al francés se organizan miles” (1946: 247), y que existan en fran-
legendaria francofilia: ir en contra de “to- entre los años veinte y cuarenta, cuando cés “paginas metódicamente incoherentes
dos los fervores a lo francés” (1928: 232) Borges se pregunta por la especificidad de o pueriles a las que respalda una rigurosa jus-
es oponerse al galicismo mental modernis- una lengua literaria argentina y cuando em- tificación en prosa cartesiana” (1960: 63).
ta, al “argentinismo francesista” de Lugones prende el irónico distanciamiento del mode- Borges, como puede verse, también recono-
(1925b: 207), a “la afrancesada secta de vo- lo francocéntrico de Sur. Esos argumentos ce, como lo hará luego Badiou, la existencia
ces que embolisman la charla, descalabran examinan el idioma en dos de sus coorde- de una “comunidad estilística” del francés,
toda cuartilla” (1925: 167), al “drama sin nadas fundacionales (que atraviesan la re- aunque a sus ojos esa comunidad se en-
solución en que [se] debat[e] desde siem- flexión de Alain Badiou en esta entrada): la cuentre constitutivamente viciada.
pre” Victoria Ocampo: “Yo no pienso en es- sociabilidad literaria y la lengua como patri- Es la extrema sociabilidad en torno al
pañol, sino en francés” (Ocampo, 1931: 15). monio estético. Hacerse entender con pocos francés lo que parece irritar, primero, al jo-
La distancia inicial se reforzará en los años recursos, seducir: esta escena discursiva, ven vanguardista que en los años veinte, en
posteriores, con la elección definitiva por el que para los ideólogos clásicos del “genio” el marco de la llamada querella de la lengua
FRANCÉS | 543

sobre el español de Argentina (Arnoux y la posibilidad de rechazar la “sedicente ri- vención” de Borges por Francia lo obligó a
Bein, 1997, Terán, 2000, Alfón, 2013), pro- queza” del español peninsular, para oponer- retomar el idioma de la primera juventud, a
ponía políticas conceptuales y utópicas de le “un español dócil y venturoso, que se lle- seducir auditorios, filósofos, mandarines, a
ensanchamiento del idioma que eran estric- v[e] bien […] con la infinitud de dulzura de convencer con claridad en una lengua en la
tamente individuales. Allí donde el imagi- nuestros barrios y con el poderío de nues- que era plenamente docto.
nario lingüístico clásico del idioma francés tros veranos y nuestras lluvias” (1928: 235). Magdalena Cámpora
implica un interlocutor (ser claro y seducir), El francés es ahora la caución simbólica que,
propone en cambio Borges un español vuel- en contra del español de la antigua metró- Bibliografía
to hacia adentro, cuyo valor resulta de la poli, legitima un idioma de los argentinos AA. VV., La querella de la lengua en Argentina.
novedad y la multiplicación de las represen- que integra economía y afectividad: “Yo he Antología, Alfón, Fernando (ed.), Buenos
Aires, Ediciones Biblioteca Nacional, 2013.
taciones: “¿Por qué no inventar [una pala- conquistado ya mi pobreza; yo he recono-
Arnoux Elvira y Bein, Roberto, “Posiciones de
bra] para […] la buena voluntad, conmove- cido, entre miles, las nueve o diez palabras Jorge Luis Borges acerca del idioma nacio-
dora de puro ineficaz, del primer farol en el que se llevan bien con mi corazón” (1926b: nal”, en Borges, Buenos Aires, Biblioteca del
atardecer aún claro? ¿Y otra para la incon- 116). Congreso de la Nación, 1997, pp. 19-30.
fidencia con nosotros mismos después de Inhibir, entonces, una hegemonía con Borges Jorge Luis, “Ejecución de tres pala-
una vileza?” (1926a: 43). En contra de una otra, y no seguir ninguna de las dos: el jue- bras”, en Inquisiciones [1925], Madrid,
definición hacia fuera —conativa, dialogal, go traduce los esfuerzos de Borges por dis- Alianza, 2008, pp. 167-174.
persuasiva—, el Borges de “El idioma infini- locar los principios ordenadores del campo ——, “El idioma infinito”, Proa [1925a], en El
to” (1925a) plantea una definición entró- cultural argentino, en un país donde el mo- tamaño de mi esperanza (1926), Buenos Ai-
res, Debolsillo, 2012, pp. 35-38.
pica del lenguaje: opuesta a la claridad sin- delo francés, desde el proyecto fundador de
——, “De la Dirección de Proa”, Nosotros
táctica, a la comunidad estilística o a la los Románticos, sirve para contrariar la his- [1925b], en Textos recobrados 1919-1929,
abstracción del francés, la soledad del indi- panofilia. Se trata, en suma, de perturbar un Buenos Aires, Emecé, 1997, pp. 207-208.
viduo que propone semánticas potenciales orden de relación con los centros, y de sub- ——, “Palabrería para versos”, La Prensa
para el español. Este descreimiento de la vertir el lugar fijo que le ha sido asignado al [1926a], en El tamaño de mi esperanza,
lengua como patrimonio común es un efec- francés en la Argentina. Esta operación dis- cit., pp. 39-43.
to del nominalismo extremo y del recelo an- ruptiva encontrará su formulación teórica ——, “Profesión de fe literaria”, La Prensa
te la representatividad y el funcionamiento y programática en “El escritor argentino y [1926b], en El tamaño de mi esperanza,
colectivo. La constante celebración, en la la tradición”, en 1951, pero ya se concreti- cit.
——, “El idioma de los argentinos”, La Gaceta
obra posterior, de lenguajes que apelan a cla- za en la disputa por el español de Argentina
Literaria, Madrid, [1928], en El idioma de
sificaciones arbitrarias de la realidad (desde y en la particular relación que Borges enta- los argentinos (1928), Buenos Aires, De-
el volapük hasta el lenguaje de Tlön, pasan- bla con la literatura y la lengua de Francia. bolsillo, 2012, pp. 223-236.
do por la famosa enciclopedia china) segui- En el decenio del setenta, quizá en respues- ——, “Una trágica novela inglesa”, El Hogar
rá desarticulando el esquema comunitario ta al latinoamericanismo imperante, Borges [1938], en Textos cautivos, Barcelona, Tus-
y socializante del francés, tal como lo en- vuelve a barajar las cartas y ensalza a con- quets, 1986.
tiende Borges. trario sensu el país de Victor Hugo, recono- ——, “La paradoja de Apollinaire”, Los Anales
Lo notable es que estas propuestas para ciendo su poder simbólico, estatal, dedicán- de Buenos Aires [1946], en Textos recobra-
una política de la lengua en la Argentina, dole poemas que titula “A Francia” (1977). dos 1931-1955, cit., pp. 247-250.
——, “Jules Supervielle”, Sur [1960], en Borges
pensadas a contramano del aparato prose- En los ochenta, autoriza la publicación en
en Sur 1931-1980, Buenos Aires, Emecé,
litista del francés, se valen de uno de sus Francia (las Œuvres complètes en La Pléia- 1999, pp. 63-64.
emblemas principales: la austeridad del idio- de) y en España (Textos cautivos) de anti- ——, “Autobiographical Notes”, The New Yor-
ma. Del francés, cuya marca sonora aún per- guos artículos suyos no recogidos en libros, ker, 19 de septiembre 1970, pp. 40-99.
manecía fresca (la adolescencia ginebrina), de difícil acceso en la Argentina, que ilus- Costa Álvarez Arturo, Nuestra lengua, Bue-
toma Borges momentáneamente la idea de tran su compromiso político en contra de nos Aires, Sociedad Editorial Argentina,
austeridad porque le sirve, en la disputa los fascismos europeos en los años treinta 1922.
por la lengua, para objetar la crítica penin- y cuarenta, acaso para contrarrestar su ac- De Torre Guillermo, “Victoria Ocampo, me-
sular a la supuesta pobreza del castellano tuación en los primeros años de la dictadu- morialista”, en Tres conceptos de la literatu-
ra hispanoamericana, Buenos Aires, Losa-
en la Argentina —eso que Guillermo de To- ra militar argentina y para triangular, nue-
da, 1951, pp. 96-114.
rre llamaría más tarde, hablando de los su- vamente, los espacios de legitimación. Ocampo Victoria, “Palabras francesas”, Sur
frimientos lingüísticos de la joven Victoria No está de más recordar que, en una de [1931], en Testimonios. Primera serie 1920-
Ocampo, “el empobrecido castellano ver- esas paradojas de la historia a las que era 1934, Buenos Aires, Ediciones Fundación
nacular del medio” (1951: 110). Retoman- tan afecto, la posterior consagración inter- Sur, 1982, pp. 15-32.
do argumentos que Arturo Costa Álvarez nacional de Borges es tramada por una se- Saer Juan José, “Borges francófobo”, Punto de
había expuesto en Nuestra lengua (1922), rie de mediaciones institucionales, cultu- Vista, 1989, 36, pp. 21-24.
sostiene Borges que “la cortedad léxica [del rales y políticas francesas (Ibarra, Caillois, Terán Oscar, Vida intelectual en el Buenos Ai-
francés] es economía y ha sido estimulada “Croix du Sud”, Bénichou, Blanchot, Gene- res fin-de-siglo (1880-1910). Derivas de la
“cultura científica”, Buenos Aires, fce,
por sus retóricos. Servicial o no, el vocabu- tte, Foucault, Deleuze, Cahiers de L’Herne,
2000.
lario chico de Racine es deliberado. Es aus- Collège de France, Légion d’honneur, edi-
teridad, no indigencia” (1928: 231). De ahí ción en vida en La Pléiade, etc.). Esa “in-
544 | FRANCÉS

preciosismo y del Estado centralizado, es una len- que aquel que quiera hundirse en la intuición vital
gua que deja poca cabida al equívoco semántico, deberá convencer desde el elemento contrario de
porque lo subordina todo al orden sintáctico más las construcciones simétricas y de las subordina-
enérgico, más corto y más cadencioso. Esta lengua, ciones gramaticales.
cuyo corazón es el aforismo de Pascal o de La Ro- La lengua francesa tiende al vaciamiento de toda
chefoucauld por un lado y el alejandrino de Racine sustancialidad. Pues cuando se detiene en la densi-
por el otro, se presenta al filósofo como extraordi- dad de un sustantivo (como puede ser el caso de
nariamente condensada alrededor de los verbos y “trozo de cera”, o “raíz de castaño”, o “proletario”) es
las ilaciones o consecuciones. Al contrario del in- para destituir poco a poco, en cada caso, su singu-
glés, no es una lengua del fenómeno, del matiz, de laridad sensible dentro de una red predicativa y rela-
la sutileza descriptiva. Su campo semántico es re- cional tan avasalladora que al final el sustantivo ini-
ducido, la abstracción le resulta natural. Es por eso cial se vuelve el ejemplo, siempre sustituible, de un
que ni el empirismo ni la fenomenología le resul- lugar conceptual. Tal es el caso del trozo de cera, que
tan. Es una lengua de la decisión, del principio y de Descartes hace desaparecer en la neutralidad de la
la consecuencia. Y tampoco es una lengua del titu- extensión geométrica; de la raíz de castaño, que Sar-
beo, del arrepentimiento, de la lenta construcción tre convierte en puro surgir de un ser-en-sí sin cua-
interrogativa hacia el punto oscuro y saturado de lidades; o del proletario de Comte, que también pue-
los orígenes. A decir verdad, es una lengua que se de designar, completado por el epíteto “sistemático”,
impacienta ante la pregunta, y que corre hacia la al filósofo común y corriente. Incluso en un pensa-
afirmación, la solución, el análisis acabado. dor tan dado a la singularidad como Deleuze, la jau-
Siempre me ha asombrado el orden perfecto que ría de lobos no es más que un rizoma en movimien-
los adeptos (franceses) de la intuición, de la vida sen- to, y el rizoma constituye el concepto para toda
sible, del desorden creador, imponían a su discurso. disposición “horizontal” múltiple, sustraída a la
Cuando Bergson polemiza contra el lado disconti- forma de la arborescencia binaria.
nuo y abstracto de la inteligencia relativa al lengua- La soberanía sintáctica del francés no autoriza la
je o a la ciencia (pero de lo que está hablando, en delectación descriptiva, ni el insondable devenir
realidad, es de las características de la lengua fran- del Absoluto. Es una lengua magra, cuya saturación
cesa, de su discreción, de su abstracción); cuando exige una proyección extensa de las frases, a su vez
pregona los elementos inmediatos, el impulso (élan) sostenida por vigorosas conexiones proposiciona-
continuo, la intuición no separada, lo hace con una les.
lengua ejemplarmente transparente y ordenadora, Nadie lo percibió y practicó mejor que Auguste
en la que abundan las fórmulas bien acuñadas y en Comte, sin duda porque escribía, antes de tiempo,
la que todas las distinciones, todas las oposiciones esa lengua algo pomposa y articulada al extremo
binarias resaltan de singular claridad. E inversa- que los pedagogos impondrían luego, por decenios,
mente, si un Lacan o un Mallarmé parecen llevar el a los campesinos. Una lengua sin duda precisa, pero
racionalismo logicizante hacia una lengua cortada, tan rudamente asertórica que se encuentra siempre,
violentamente discontinua y cuyo sentido hay que como un discurso de entrega de premios, al borde
reconstruir, es el espíritu de la máxima lo que al fi- del ridículo. Conmovedora, también, porque se es-
nal prevalece, cuando termina concentrando (“la fuerza (como ya lo había hecho Descartes) por ser
Mujer no existe” o “todo pensamiento emite un gol- justa, literariamente, con quien dice y con lo que es
pe de dados”) lo que se sometió primero a la prue- dicho. Una lengua, en definitiva, que yuxtapone en
ba de la sintaxis alusiva. filosofemas el discurso del púlpito con el de la con-
En definitiva, se trate del adepto del contenido fesión: un improbable bastardo de Bossuet y de Fé-
vital o de la discreción significante, la lengua fran- nelon. Por ejemplo, A. Comte escribió:
cesa impone el primado sintáctico de las relaciones
sobre las sustancias, de las correlaciones de frases Ciertamente sería superfluo indicar aquí expresa-
sobre los vocablos. Nadie escapa al orden de las ra- mente que sólo espero activas persecuciones, mani-
zones, porque la lengua misma se conforma a ellas. fiestas o secretas, por parte del partido teológico con
O cuando menos es su tendencia natural, de suerte el cual, por más completa justicia que le haya since-
FRANCÉS | 545

ramente hecho yo a su antigua preponderancia, mi cada uno con el grupo como medio de libertad) a tí-
filosofía realmente no presenta conciliación esencial tulo de posibilidad aprehendida en la serialidad y
alguna, salvo que se diera una transformación sa- dándose como negación de la serialidad, no es me-
cerdotal completa, con la cual no hay que contar. nos cierto que el objetivo de esta marcha es indeter-
Prefacio al Curso de filosofía positiva minado: aparece a la vez como la serialidad incluso
(trad. mod. C. Berges). como reacción frente a la situación, y como un in-
tento igualmente serial de mostrar.
Crítica de la razón dialéctica, tomo II,
Un filósofo, en lengua francesa, tiene que conven- trad. M. Lamana, p. 25.
cer al lector de que su texto ofrece una certeza tan
compacta que dudar de lo que ahí se dice implica-
ría injuriar al sujeto, a menos que —pero entonces En semejante lengua persiste una especie de esfuer-
se entiende que se trata de una oposición política— zo heroico para que el clarín de la historia siga
se dude en bloque y sin un verdadero examen. Y es escuchándose en el seno mismo del enredo con-
que la lengua filosófica francesa es una lengua de en- ceptual. Y el patético papel atribuido por Comte
frentamientos ideológicos mucho más que de des- con esta misma finalidad a los adverbios, a los adje-
cripciones cuidadosas, de refutaciones sofisticadas tivos y a una sintaxis sujetada con pernos es clara-
o de especulaciones infinitas. Es por eso que Auguste mente asumido, esta vez, por un estiramiento ver-
Comte custodia siempre al sustantivo con un adjetivo tiginoso de la “masa” verbal, en medio de la cual se
que lo consolida, que es como su guardaespaldas sub- espera que se destaquen esas marcas ilícitas que son
jetivo; es por eso también que empareja la frase con las palabras en itálicas. Y sin embargo no es cierto
robustas clavijas adverbiales (“expresamente”, “sin- que esa enunciación —extrañamente emparentada
ceramente”, “realmente”), que son al edificio verbal con la continua melodía wagneriana— persiga fi-
lo que las columnas dóricas son al templo. nes distintos de los que, desde el origen, Descartes
Sería un error creer que sólo se trata de los parti- asigna al uso filosófico del francés. Pues sigue ha-
cularismos de un Comte un poco loco. Cuando en biendo una relación instrumental (y no temática)
la Crítica de la razón dialéctica Sartre emprende la con la lengua, cuyo único propósito es obtener del
exploración de la categoría de totalidad dinámica, y lector un asentimiento que resulta del hecho de ver
con ella la aprehensión del movimiento de totaliza- el pensamiento haciéndose y exponiéndose al “des-
ción y de destotalización, en pocas palabras: cuan- nudo”, según su propia fuerza afirmativa. ¿Qué po-
do debe restituir a la lengua aquello que llama la dría ser en apariencia más contrario a la totaliza-
“totalidad destotalizada”, espontáneamente recupe- ción sartriana que el gran estilo de Althusser, esa
ra la frase vigorosamente articulada y didáctica del caballería militante del concepto puro ubicada ba-
positivismo, pues se ve en la necesidad —como él jo el ideal de la ciencia? Ahora bien:
mismo dice— de enunciar en conjunto los compo-
nentes dialécticos del proceso. Es decir, que hay un Para decirlo claramente, no ha sido posible plantear,
objetivo deliberado en la pesadez sintáctica que uni- a los análisis políticos prácticos que nos da Lenin de
fica contrarios semánticos, a costa incluso de bo- las condiciones de la explosión revolucionaria del 17,
rrar su singularidad sustancial o empírica, de im- la cuestión de la especificidad de la dialéctica mar-
poner a la dialéctica un ritmo uniforme que le va xista sino a partir de una respuesta a la cual faltaba
la proximidad de su pregunta, de una respuesta si-
quitando, de a poco, color y amplitud prosódica a
tuada en otro lugar de las obras del marxismo que
la historicidad de los ejemplos y que sólo deja sub- están a nuestro alcance, muy precisamente, la res-
sistir, a lo lejos, el sello reconocible de los verbos y puesta con la cual Marx declaraba que había “inver-
sus consecuciones. Veamos, entre mil otras posibles, tido” la dialéctica hegeliana.
esta frase (se está interpretando las revueltas obre- “Introducción”, Para leer El Capital,
ras de abril 1789 en contra del patrón Réveillon): trad. Martha Harnecker, p. 38.

Si la unidad negativa como totalidad futura suscita ya ¡Cómo reconocemos el alargamiento de la frase, en-
desde el fondo de la marcha imitadora y contagiosa cargada de reponer de un solo gesto las marcas de
el ser-junto (es decir, la relación hecha no-serial de la convicción, y las itálicas, balizas luminosas para
546 | FRANCÉS

una lectura-navegación prescrita de antemano! ¡Has- versario psicoanalítico; y es en la misma lengua efer-
ta qué punto la claridad de Althusser presenta la vescente donde se dice el deseo como falta (Lacan)
misma insistencia que la dialéctica sartreana! y que al deseo no le falta nada (el antiedípico De-
leuze-Guattari), ya que se trata siempre, como ya lo
III. Política del francés, otra vez: era para Sartre, de mantener juntas, en una gramá-
la autoridad de la lengua tica de la fórmula, sendas predicaciones opuestas,
¿Estilo marxista, entonces? ¿Totalización política? haciéndolas desmayarse unas en otras:
Afirmemos más bien que en francés la sintaxis po-
litiza toda enunciación filosófica, incluso la más ale- Objetos parciales que entran en síntesis o interac-
jada de la politización explícita, incluso aquella (La- ciones indirectas, puesto que no son parciales en el
can) que sitúa su retorcido encanto entre el calambur sentido de partes extensivas, sino más bien “parcia-
(una gran tradición nacional, destinada a burlarse les” como las intensidades bajo las que una materia
y a desacreditar el equívoco semántico, que nos ho- llena siempre el espacio en diversos grados (el ojo, la
boca, el ano como grados de materia); puras multi-
rroriza) y la fórmula mallarmeana. Observen cómo
plicidades positivas en las que todo es posible, sin
la autoridad del decir, su deseo político fundador, exclusiva ni negación, síntesis operando sin plan, en
transita ese tipo de melodía rota hasta en el uso de las que las conexiones son transversales, las disyun-
uno de los recursos más particulares del francés: la ciones inclusas, las conjunciones polívocas, indiferen-
interrogativa imperiosa, la pregunta que fulmina y tes a su soporte, puesto que esa materia que precisa-
tras la cual, porque el sujeto fue demasiado lejos en mente les sirve de soporte no está especificada bajo
el temblor de su decir, efectivamente ya no queda ninguna unidad estructural ni personal, sino que apa-
nada que decir. Y no es casual que sea ése el francés rece como el cuerpo sin órganos que llena el espacio
convocado en la sentencia (se está buscando “tra- cada vez que una intensidad lo llena.
ducir” las palabras de Freud: “Wo Es war, soll Ich El anti-Edipo, trad. Francisco Monge, p. 319.
werden”):
Consonancia evidente entre la “enunciación que se
Pero el francés dice: “La où c’était…” [allí donde es- renuncia” y la “disyunción inclusiva”, entre “la con-
taba]. Utilicemos el favor que nos ofrece de un im- junción polívoca” y la “extinción que luce todavía”,
perfecto distinto. Allí donde estaba en este mismo como si la tendencia de la lengua a acuñar un oxímo-
momento, allí donde por poco estaba, entre esa ex- ron para hacer rotar el pensamiento prevaleciera por
tinción que luce todavía y esa eclosión que se estre- sobre la toma de partido. Como si, emboscado de-
lla. Yo [je] puedo venir al ser desapareciendo de mi
trás del concepto, un invariable La Rochefoucauld
dicho.
se propusiera hacer fusionar el aforismo y tender el
Enunciación que se denuncia, enunciado que se
renuncia, ignorancia que se disipa, ocasión que se arco eléctrico del pensamiento entre polos que la
pierde, ¿qué queda aquí sino el rastro de lo que es precisión sintáctica previamente distribuyó en la
preciso que sea para caer del ser? reconocible simetría de los jardines a la francesa.
J. Lacan, “Subversión del sujeto y dialéctica del Y no es que todos pensemos igual. La filosofía
deseo”, en Escritos, trad. Tomás Segovia, p. 781. de lengua francesa es la más violentamente polémi-
ca de todas, ignora el consenso y se preocupa incluso
¡Cuánta belleza en todo esto! Una belleza persuasi- muy poco de la discusión razonada ya que, desde
va que es más importante, para cualquier escritor- siempre opuesta a las academias, se dirige (política-
filósofo francés, que la exactitud. O más bien: una mente) al público y no a los colegas. Lo que pasa es
exactitud secundaria, que debe ser reconstruida des- que realmente hablamos la misma lengua, y esto
de el interior de la belleza, guiada por ella, y a la que quiere decir que recurrimos a los mismos artificios
se renuncia cuando se obedece a la restricción sin- para darle fuerza (pública) a nuestras tesis. Y esta
táctica para alcanzar, sólo al final, la liberación de la identidad es tanto más fuerte cuanto que el francés
idea. De tal manera, la comunidad estilística preva- clásico —el único que consigue hablar de filosofía
lece con frecuencia por sobre la antipatía doctrinal o pese a los esfuerzos siempre abortados por barro-
personal, como puede verse en el vitalismo de De- quizar su fluir— sólo propone una restringida va-
leuze que se acentúa del mismo modo que su ad- riedad de efectos, delimitados todos por el primado
FRANCÉS | 547

de la sintaxis y la univocidad por sobre la semánti- origen griego se retiene la matemática antes que la
ca y la polisemia. mitología, el alegato antes que la elegía, el argumen-
Quien filosofa en lengua francesa se ve obligado to sofístico antes que la enunciación profética, la
a instalar el concepto y sus descendientes en la ca- política democrática antes que la cesura trágica.
ma de Procusto de una especie de latinidad segun- En francés no dejará de decirse que “l’homme est
da. Una cosa será dicha después de otra, y sólo se une passion inutile” [“el hombre es una pasión in-
darán los intercambios verbales autorizados por la útil”, Sartre], que “l’inconscient est structuré comme
gramática de las consecuciones y la reglamentación un langage” [“el inconsciente está estructurado co-
de las univocidades. mo un lenguaje”, Lacan], que “la schize ne vient à
Ciertamente sabemos (y de esto trata magnífica- l’existence que par un désir sans but et sans cause qui
mente este diccionario) que nada perentorio puede la trace et l’épouse” [“la esquizo no adquiere exis-
decirse sobre las lenguas que algún escritor o algún tencia más que por un deseo sin objeto y sin causa
poema no pueda, a su vez, desmentir. Pero saberlo que la rastrea y la desposa”, Deleuze y Guattari], o
no nos impide, a nosotros los filósofos, cultivar una que “la philosophie est ce lieu étrange où il ne se pas-
imagen de las lenguas que, aunque aproximativa, se rien, rien que cette répétition du rien” [“la filosofía
no deja de ser eficaz. Es por eso que, con o sin moti- es ese sitio extraño donde nada ocurre, nada más que
vos, envidiamos a veces ese poder de la lengua alema- esta repetición de la nada”, Althusser]. Y se seguirán
na de distribuir en una semántica idólatra aquellas examinando las consecuencias de estas máximas y se
profundidades que se abren a una exégesis infinita. les seguirán oponiendo, ante públicos conquistados,
También, a veces, terminamos deseando los recur- otros axiomas y otras redes sintácticas.
sos descriptivos e irónicos del inglés, ese contacto Axiomatizar, derivar y por ende vaciar lo dicho
maravilloso con la superficie, esa argumentación de cualquier particularidad demasiado destellante,
siempre ceñida que no totaliza nada porque la gra- de cualquier predicación demasiado vistosa. Depu-
mática es siempre la del aquí y el ahora. E incluso la rar ese dicho de giros excesivos y, también, de arre-
ramificación italiana: cuando dejamos de pensar que pentimientos y de incertidumbres. Tales son los ac-
todo gozosamente lo confunde y que sostiene en si- tos propios de la filosofía en cuanto ordena su Idea
multáneo treinta discursos enredados los unos con en ese sitio material que la toma, la transita: una len-
los otros, todos eruditos y miméticos, entonces ad- gua, esta lengua, el francés.
miramos su velocidad y admiramos también cómo, Alain BADIOU
cuando afirma, mantiene la vista sobre otra afirma-
Bibliografía
ción posible, que un simple arrepentimiento de la Althusser Louis, Lire Le Capital, París, Maspero, 1967; Para leer
frase podría de inmediato traer a la mente. El Capital, trad. Martha Harnecker, México/Buenos Aires,
Pero no es ése el estilo del francés. Podríamos Siglo XXI, 1969.
mostrar cómo Heidegger, a pesar de la devoción es- Comte Auguste, Cours de philosophie positive, París, Hermann,
1975; Curso de filosofía positiva. Lecciones 1 y 2. Discurso
tilística de algunos de sus intérpretes y traductores, sobre el espíritu positivo, trad. Consuelo Berges, Barcelona,
en francés se vuelve invenciblemente límpido y ca- Orbis, 1984.
si monótono. O cómo la sensibilidad empírica de la Deleuze Gilles y Félix Guattari, Capitalisme et schizophrénie, I.
lengua inglesa se convierte, indefectiblemente, en L’anti-Œdipe, París, Minuit, 1972; El Anti-Edipo. Capitalismo
y esquizofrenia, trad. Francisco Monge, Barcelona, Paidós,
perogrullada cuando el traductor no es un creador. [1973] 1985.
También: cómo la jubilosa red de la prosa italiana se Descartes, René, Œuvres complètes, ed. C. Adam y P. Tannery,
vuelve desalentador parloteo. París, Vrin, 1997.
Lo que nosotros ofrecemos de universal a la filo- ——, El discurso del método, trad. Mario Caimi, Buenos Aires, Co-
lihue, 2004.
sofía siempre se da bajo la forma de máximas algo Lacan Jacques, Écrits, París, Seuil, 1966; Escritos, trad. Tomás Se-
estiradas o de derivaciones poco matizadas. Una vez govia, México, Siglo XXI, [1975] 2005.
más: el género latente es el del discurso, que aspira Sartre Jean-Paul, Critique de la raison dialectique, París, Galli-
mard, 1960; Crítica de la razón dialéctica, trad. Manuel La-
a lograr que una asamblea seducida vote por uno
mana, Buenos Aires, Losada, 1963.
sin examinar mucho los detalles. Hay que aceptar
esta fuerza, o esta debilidad. Es parte de la compo-
sición de la filosofía eterna, del mismo modo que del
548 | FUERZA

FUERZA, energía toda propiedad para designar el producto de la ma-


sa, o peso, de un cuerpo por el cuadrado del núme-
alemán Kraft, Energie, Wirkung
ro que expresa su velocidad” (Lectures on natural
francés force, énergie
griego dýnamis (δύναμις), enérgeia (ἐνέργεια), philosophy, vol. 1, p. 78). El término adquiere su es-
entelékheia (ἐντελέχεια) tatus teórico definitivo con el ensayo Über die Erhal-
inglés force, energy tung der Kraft, ensayo en el que no figura pero que
latín vis, virtus no obstante establece su definición actual: es, para
un sistema aislado, la cantidad que conserva un va-
acto, epistemología, macht, momento, poder,
realidad, strength, virtud lor constante a lo largo de los procesos físicos que
ocurren en el seno de dicho sistema. El significado
En todas las lenguas europeas la palabra fuerza (esp.)/ for- de la palabra en el lenguaje vernáculo se extiende
ce (fr./ing.) / Kraft (al.) sufrió una brusca modificación entonces y adquiere un vago sentido técnico, inclu-
con la publicación en 1847 de la memoria Über die Erhal- so tecnocrático en los últimos treinta años. Resulta
tung der Kraft (G. Reimer, Berlín), de Hermann von Hel- curioso constatar que, en este registro en el que as-
mholtz. Más precisamente, aun cuando en su uso vernácu- pira a cierta exactitud científica, el sentido del tér-
lo la palabra siguió siendo sinónimo de poder, en el sentido mino está completamente desnaturalizado, como en
vago del término (como en las expresiones “con fuerza de la expresión “ahorro de energía”, que propiamente
ley”, “la forza del destino”), su uso conceptual, hasta enton- hablando constituye un contrasentido, ya que una
ces igualmente vago, se radicalizó súbitamente “por la cantidad que por definición “se conserva” no po-
fuerza de las matemáticas”. El término anterior a 1847 ad- dría ser “ahorrada”.
mite dos traducciones a partir de entonces: fuerza/force/ Esta transgresión de las reglas elementales de la
force/Kraft (acción dirigida que produce o tiende a pro- lógica tiene el mérito de revelar una dificultad teó-
ducir movimiento, conforme a las leyes de la dinámica de rica: la idea de conservación es una idea tan —o
Newton) y energía/énergie/energy/Energie (dimensión es- más— erudita que la de energía o la de fuerza y, co-
calar, es decir, no dirigida, que obedece a un principio me- mo tal, es inevitablemente vapuleada por el lengua-
tafísico de conservación, al igual que la “materia”). Las di- je cotidiano. La idea de que la energía pueda (y so-
versas maneras de designar en alemán la conservación de la bre todo deba) ser ahorrada al igual que el agua, el
energía (die Erhaltung der Kraft/die Konstanz der Energie/ dinero o la comida, como si se corriera el riesgo de
Energiesatz) son la huella que deja la difícil elaboración de un día “quedarnos sin energía”, es mucho más na-
esta noción. tural (y conforme a la moral económica de la épo-
ca) que la de una magnitud que se conserva inde-
I. “Fuerza”, “energía” y “conservación” en la física pendientemente de lo que se haga. La comparación
de lengua alemana con expresiones comúnmente utilizadas en el len-
La palabra energía ha sufrido una evolución inversa guaje familiar, como “estoy al límite de mis fuerzas”,
a la de la palabra fuerza. Proviene del griego enérgeia “ahorrar fuerzas”, demuestra que el juego “fuerza/
[ἐνέργεια]; sabemos que Aristóteles, en su estudio energía” es en realidad un juego de tres, en el que el
del movimiento, contrapone la energía a la poten- término “conservación” establece las reglas. Así pues,
cialidad y que esta dualidad marcó profundamente no es posible estudiar la dupla “fuerza/energía” (o
el desarrollo de las ciencias y de la filosofía euro- Kraft/Energie) independientemente de sus relacio-
peas hasta los inicios del siglo XVIII, época en que el nes constitutivas con el término “conservación” (Er-
uso de la palabra energía se confinó a la literatura, haltung). Establecido este punto, de inmediato apa-
habiendo sido remplazado por la palabra fuerza en rece una diferencia significativa entre, por un lado,
el discurso sobre la naturaleza. el inglés y el francés (y en términos generales las len-
• VÉASE EL RECUADRO 1 guas derivadas del latín) y, por otro lado, el alemán.
Sin embargo, este eclipse fue de corta duración; Mientras que el uso de la palabra “conservación” (con-
un siglo después, la palabra energía regresa en un servation en francés e inglés) no se vio afectado por
contexto físico-matemático muy preciso: el de la me- el artículo de Helmholtz de 1847; en alemán la pa-
cánica racional. En 1807 Thomas Young escribió: labra Erhaltung, que habitualmente se traduce por
“El término energía (energy) puede ser utilizado con “conservación”, cayó en desuso (como término de
FUERZA | 549

Recuadro 1 › Dýnamis, enérgeia, enthelékheia y la definición aristotélica del movimiento


arte, dios, naturaleza, praxis, prin- ballo [ άλλω], “tirar, lanzar”, y metá, que meitai [οἰκοδομεῖται]), y eso es la cons-
cipio, to tí en einai, virtù indica el sitio o el tiempo siguiente; o sea, trucción (oikodómesis [οἰκοδόμησις]).
como dice Heidegger, “Umschlag von etwas Fís., III,1, 201a 16-18.
Para dýnamis [δύναμις] al igual que para zu etwas” (el impulso de algo hacia algo, Die
enérgeia en los diccionarios se encuentra Es el pasaje de la potencia al acto, la ener-
Physis bei Aristoteles, trad. esp. p. 207), el
una traducción común por “fuerza”: dýna- gía de la potencia que se despliega durante
movimiento o el cambio incluye, además del
mis se traduce por “poder, potencia, fuerza” todo el tiempo de la realización (“ni antes
desplazamiento:
y enérgeia por “fuerza en acción, acción, ac- ni después”, 201b 7), lo que constituye el
to” (siendo ambos términos aplicables, por movimiento, por lo tanto ni la potenciali-
–la generación y la destrucción, génesis kai
ejemplo, a la fuerza de un discurso: véase dad pura e inactiva, ni el resultado acabado
phthorá [γένεσις κα φθορά], o movimiento
Bailly, s.v. “dýnamis”, III, y s.v. “enérgeia”, II, (“cuando existe la casa (oikía [οἰκία]) ya
según la ousía [ο σία], según la “esencia”,
2). Sin embargo, la diferencia entre estas dos no hay un construible (oukét’ oikodometón
–la alteración, allóiosis [ἀλλοίωσις], mo-
“fuerzas” es una pieza fundamental de la [ο κέτ οἰκοδομητόν]”, 201b 11).
vimiento según el poión [ποιόν], el “cuál”,
terminología física (Física [Fís. en adelan- El movimiento es así enérgeia atelés
–y el incremento o la disminución, áu-
te], en especial III) y metafísica (Metafísica [ἐνέργεια ἀτελής], una acción que no al-
xesis kai phthisis [α ξησις κα φθίσις], mo-
[Met. en adelante], ) de Aristóteles: canza su fin (“un acto, aunque incompleto”
vimiento según el posón [ποσόν], el “cuán-
o “imperfecto”, Fís., III, 2, 201b 32; cf. Met.,
El objeto de su indagación es dýnamis y to” (Fís., II, 192b 14-16; VII, 7, 261a
θ, 6, 1048b 29), o entelékheia atelés [ἐντε
enérgeia, potentia et actus en traducción 27-36).
λέχεια ἀτελής], una realización incomple-
latina, Vermögen und Verwirklichung (po-
Con la definición general del movimiento, ta (Fís., VIII, 5, 257b 8-9). Aristóteles utili-
der y realización) en traducción alemana,
o también Möglichkeit und Wirklichkeit dada al principio del libro III, intervienen la za entonces los dos términos: enérgeia (de
(posibilidad y realidad). energía y la potencialidad, o, más literalmen- ergon [ἔργον], el “trabajo” y su producto,
M. Heidegger, Aristote, te, la entelequia, entelékheia [ἐντελέχεια], una facultad y su acción, véase Praxis), y
Métaphysique, θ 1-3, p. 13 y la potencia, dýnamis. He aquí la famosa entelékheia (de telos [τέλος], el “fin”, tér-
definición, tantas veces comentada y ata- mino y finalidad, véase Principio) para de-
Aristóteles funda el estudio de la física co- signar este dominio progresivo del fin, de la
cada:
mo ciencia (episteme theoretiké [ἐπιστήμη realización de sí, que conduce al reposo.
θεωρητική], “ciencia teorética”, Met., E, 1, “el movimiento es la actualidad de lo po- Como asienta Met., 8, 1050a 21-23:
1025b 18-28) a partir de algunos princi- tencial en cuanto a tal” (he tou dynamei
pios y algunas definiciones fundamentales. ontos entelékheia he toiouton kínesis estín Ergon es telos, y la enérgeia es el ergon;
Curiosamente, algunas siguen siendo evi- [ τοῦ δυνάμει ντος ἐντελέχεια por eso la palabra enérgeia se deriva de
dentes para nosotros, mientras que otras, τοιοῦτον κίνησίς ἐστιν]). ergon y tiende a significar entelékheia.
canónicas incluso, como la del movimiento, Fís., III, 1, 201a 10-11.
J. Tricot traduce:
se han vuelto literalmente ininteligibles.
Es necesario sopesar la carga ontológica de
La naturaleza, physis [φύσις], sobre la L’œuvre est la fin, et l’acte est l’œuvre; de
este par, potencia y acto, ya que constituye
que trata la Física, se define por el movi- ce fait aussi le mot acte, qui est dérivé
efectivamente uno de los cuatro sentidos
miento. Todos los seres naturales (ta phy- d’œuvre, tend vers le sens d’entélechie.
del ser:
sei onta panta [τ φύσει ντα πάντα]), [La obra es el fin, y el acto es la obra; por
dice Aristóteles, tienen en sí mismos inme- El ser se dice según el accidente (katá esto mismo también la palabra acto, de-
diatamente y por esencia un principio de symbebekós [κατ συμ ε ηκός]), como rivada de obra, tiende hacia el sentido de
movimiento y de fijación (“arkhén kiné- verdadero (hos alethés [ ς ἀληθές]), se- entelequia.]
seos kai stáseos [ἀρχ ν κινήσεως κα στά gún las categorías (katá ta gene ton kate-
σεως]”, Fís., II, 1, 192b 13-14): un árbol gorión [κατ τ γένη τ ν κατηγορι ν]) Y Bonitz comenta s.v. “entelékheia”:
crece, a diferencia de los objetos técnicos —ousía, pou, poión, posón, que sirven pa-
ra declinar las especies de movimiento, Alors que l’enérgeia est l’action par laque-
como una cama o un abrigo (véase Arte),
son precisamente categorías, finalmente, lle quelque chose est conduit de la possibi-
el árbol es “automóvil”. Automóvil, en el sen- lité jusqu’à l’essence pleine et parfaite,
por medio de la dýnamis y de la enérgeia.
tido aristotélico del término, no implica ne- l’entelékheia désigne cette perfection elle-
Met., E, 2, 1026a 32-b 2, por ejemplo.
cesariamente, como para nosotros, un des- même.
plazamiento local: la kínesis sc. katá topon La física de Aristóteles es, pues, de principio [Mientras que la enérgeia es la acción
(κατ τόπον), según el pou (ποῦ), el “dón- mediante la cual algo es llevado de la po-
a fin, metafísica. El primer ejemplo de mo-
de”, es para Aristóteles solamente una es- sibilidad hasta la esencia plena y perfec-
vimiento permite medir la distancia con
pecie del género kínesis (κίνησις), movi- ta, la entelékheia designa esa perfección
nuestra cinética:
miento en sentido lato (género nombrado en sí.]
—es muy aristotélico— según la especie más Cada vez que lo construible (to oikodo-
significativa). El movimiento (kínesis) o, co- metón [τ οἰκοδομητόν]), en tanto que En contraste con las sustancias físicas (hai
mo dice también Aristóteles: el cambio, me- lo llamamos así, está en entelequia, en- physikái ousíai [αἱ φυσικα ο σίαι ), el
tabolé [μετα ολή], término formado por tonces está siendo construido (oikodo- dios, cuya sustancia sólo es acto o energía
550 | FUERZA

(he ousía enérgeia [ ο σία ἐνέργεια]) al adýnaton [ἀδύνατον], a lo imposible de teria”, en el seno de una sustancia com-
(Met., , 6 1071b 20), más precisamente la contradicción: puesta (Fís., II, 1, 193b 7-9).
“energía del espíritu ([he nou enérgeia Este complejo terminológico tan sutil-
νοῦ ἐνέργεια])” y, por ende “la mejor vida, Una cosa es posible si el pasaje al acto cu- mente articulado, vinculado a una cosmo-
eterna” (b26-28; véase el recuadro 1, “En ya potencia se dice que tiene no es de logía destruida por la modernidad, no deja-
ninguna manera imposible [ἔστι δ δυ
los orígenes del nous…”, en Entendement), rá de evolucionar semánticamente, sobre
νατ ν τούτ ἐ ν πάρξ ἐνέργεια
es necesariamente inmóvil: primer motor, todo a través de la dinámica leibniziana,
ο λέγεται ἔχειν τ ν δύναμιν ο θ ν
es “lo que mueve sin ser movido (ho ou ki- ἔσται ἀδύνατον]. hasta cifrar nuestro nuevo universo.
nóumenon kinéi [ κινούμενον κινεῖ])” Met., , 3, 1047 a 24-26, y Met., ∆, 12, Barbara Cassin
(1072a 25). para un análisis de los sentidos de dýnamis.
Al mismo tiempo, en nuestro mundo su- Bibliografía principal
blunar, la dýnamis es una noción soberana Sobre esta dinámica descansa la conexión Heidegger Martin, Aristote, Métaphysique
y compleja. Significa para empezar, desde entre lo físico, metafísico y lógico en acción Thêta 1-3, De l’essence et de la réalité de la
force, ed. H. Hüni, trad. B. Stevens y P. Van-
Homero, la potestas, la fuerza física o mo- en todos los aspectos del mundo humano,
develde, París, Gallimard,1991 [= Gesamt-
ral, el poder de los hombres o de los dioses, desde la política hasta el arte. Sólo que es- ausgabe, t. 33, Frankfurt, Klostermann,
la fuerza política: el término puede aplicar- ta dinámica no es a su vez dinámica, no es- 1981 (curso de 1931)].
se tanto al valor de una palabra o a la po- tá en movimiento sino porque la enérgeia o ——, “Ce qu’est et comment se détermine la
tencia de un número que se eleva al cuadra- entelékheia es próteron (πρότερον), “ante- Physis”, trad. F. Fédier, Questions II, París,
do, como a las fuerzas armadas, y designa rior” a la potencia, o “primera” respecto a ella Gallimard, 1968, pp. 165-276 [Die Physis
así una realidad eficaz. Pero dýnamis signi- (Met., , 8, 1049b 5): como subraya Hei- bei Aristoteles (1958), Frankfurt, Kloster-
fica también la potentia, es decir, un “toda- degger, en Aristóteles no se pasa de la po- mann, 1967]; “Sobre la esencia y el con-
vía no”, una virtualidad pura, el “Hermes en tentia a la actualitas —en el sentido de la cepto de la Physis. Aristóteles, Física B,1
(1939)” en Hitos, trad. H. Cortés y A. Ley-
potencia en el bosque” que el escultor divi- proposición que se volvió plausible con la la-
te, Madrid, Alianza, 2000
sa (Met., , 6, 1048a 32-33) y la virtus, una tinidad: “para que algo sea “real” […] previa-
facultad (“cuando llamamos sabio incluso a mente tiene que ser posible” (2000, p. 236). Bibliografía de consulta
aquel que no especula si tiene la facultad Al contrario, la energía o el acto ya de- Bailly Anatole, Dictionnaire grec-français, col.
de especular [κα τ ν μ θεωροῦντα ν ben estar ahí para atraer la potencia o la E. Egger, ed. rev. L. Séchan y P. Chantraine,
δυνατ ς θεωρ σαι]”, ibid., 1048a 34- fuerza, la energía es más ousia que la po- París, Hachette, 1950.
35) que Aristóteles tematiza por su acopla- tencia, tal como el dios en relación con las Bonitz Hermann, Index aristotelicus, Berlín,
miento con el acto. La potentia se acerca así demás entidades; o la morphé [μορφή], la Reimer, 1870; reed. Berlín, Akademie-Ver-
a la possibilitas, al concepto lógico opuesto “forma” en relación con la hyle [ λη], la “ma- lag, 1955.

la lengua culta) y fue sustituida por el propio Helm- Helmholtz, que aportó una conclusión que al día de
holtz, en 1881, en la edición de sus Wissenschaftliche hoy sigue apareciendo como definitiva. Debido a que
Abhandlungen, por la de Konstanz. Después de re- las dificultades conceptuales que presenta esta no-
flexionarlo mejor, el autor prefirió, en vez de la expre- ción fueron planteadas por primera vez por los ale-
sión totalmente germánica die Erhaltung der Kraft, manes en palabras de su lengua —palabras que en
la expresión die Konstanz der Energie, donde el recur- su origen no podían ser eruditas sino tomadas del
so a las raíces grecolatinas marca a la vez el carácter lenguaje cotidiano— dichas dificultades sólo fueron
culto y el significado universal de la expresión. Júz- apreciables en esta lengua; el resto de las lenguas eu-
guese el grado de dificultad que presenta en alemán ropeas se contentó con traducciones convenciona-
la idea de conservación/constancia en el hecho de les. Estaban autorizadas a hacerlo, tanto más cuan-
que hoy aquello que las demás lenguas europeas lla- to que la expresión matemática de la “conservación
man la conservación de energía (energy conservation de la energía” no es para nada ambigua. Trataremos
en inglés) se dice sencillamente Energiesatz o Ener- de verificar esta hipótesis demostrando que la eva-
gieprinzip (ley o principio de la energía), una forma luación de Kraft y Erhaltung pone en evidencia, por
quirúrgica de zanjar la cuestión. el hecho mismo del uso de estos términos en el ale-
Por consiguiente, nuestra hipótesis es que las di- mán cotidiano, particularidades que la confronta-
ficultades con que se ha topado la lengua alemana ción del par fuerza/conservación no puede sugerir en
para hablar de la “conservación de la energía” deri- inglés, menos aún en francés. Así, las ambigüedades
van del hecho de que el desarrollo histórico de esta de sentido que conlleva la palabra Kraft no son y no
noción fue obra de físicos de lengua alemana: prin- serán nunca estrictamente las mismas que las que
cipalmente Leibniz, que planteó sus fundamentos, y comunican en francés o en inglés la palabra force.
FUERZA | 551

II. Las indeterminaciones de la definición física comúnmente, aun cuando muchos de los que la
de la fuerza en la tradición mecanicista: interno/ emplean sólo tengan una idea imperfecta de ella”)
externo, conservar/cambiar es sencilla (Carta LXXVI): “Se entiende como fuer-
La indeterminación de sentido de la palabra fuerza za todo aquello que es capaz de cambiar el estado
en el seno de la tradición mecanicista del siglo XVIII de un cuerpo” (Euler no lo especifica aquí, pero el
y principios del XIX, indeterminación de la cual los estado al que se refiere es el estado de movimiento,
físicos anteriores a 1847 eran perfectamente cons- conforme a la doctrina newtoniana que él propa-
cientes, sin poder precisar su naturaleza exacta (con- ga). Como se habrá adivinado, la palabra importan-
trariamente a nuestro caso, que hemos sido educa- te aquí es cambiar. Cambiar, que se opone a… con-
dos en la estricta distinción de los conceptos de servar.
fuerza y de energía), es particularmente evidente en Ahora bien, conservar, “conservarse en el mis-
Cartas a una princesa de Alemania, que Euler con- mo estado, ya sea de reposo o de movimiento”, es
sagra en 1760 a la cuestión de la fuerza (cabe notar otra característica de los cuerpos (a menos que sea
que el texto es de un autor de lengua alemana que la misma, la cuestión no será zanjada hasta 1916
se expresa en francés, lengua de comunicación cul- con la teoría de la relatividad general), también li-
ta de la época). gada a su naturaleza de cuerpos, a la que se le da el
nombre de “inercia” pero que para Euler no puede
Además, el Sol y todos los planetas están dotados de ser identificada como fuerza sin abusar del lengua-
una virtud de atracción semejante por la que todos je, ya que “más bien es lo contrario”, en virtud de la
los cuerpos son atraídos […] Si el cuerpo de la tie- definición precedente de la palabra “fuerza”. Por lo
rra fuera mayor o menor, la gravedad o la pesantez demás, la inercia existe en el cuerpo mismo (está in-
de los cuerpos sería también mayor o menor. De allí sita, según el adjetivo utilizado por Newton), mien-
se comprende que todos los grandes cuerpos del
tras que la fuerza, tal como Euler la comprende (lo
universo, como el Sol, los planetas y la Luna, están
que Newton llama vis impressa), es necesariamente
dotados de una fuerza de atracción parecida, pero
más o menos grande según sean ellos mismos más o externa al cuerpo cuyo estado modifica:
menos grandes.
Cartas LIII y LV [cursivas de la autora]. Cuando el estado de un cuerpo se modifica, no hay
que buscar nunca la causa en el cuerpo mismo; la
causa está siempre fuera del cuerpo, y ésta es la idea
Así pues, la fuerza es una virtud, una propiedad de correcta que debemos hacernos de una fuerza.
los cuerpos, un poder que poseen en razón de su Carta LXXIV.
calidad de cuerpos. La fuerza es una propiedad de
la materia. Se habrá observado que el concepto de fuerza que
Se plantea entonces la cuestión de saber cuál es describe Euler, defensor de las ideas de Newton, es
la naturaleza de este poder que posee la materia, có- mucho más complejo que lo que la enseñanza ele-
mo se ejerce, cómo se manifiesta, cuál es su efecto, mental de la mecánica newtoniana deja suponer:
cómo se realiza. Notemos de inmediato la dificultad es, ante todo, un poder de los cuerpos, que se ejer-
para la lengua francesa, que en este punto tartamu- ce sobre otros cuerpos. Ciertamente es importante
dea y busca sus palabras; no ocurriría lo mismo con que este poder sea direccional, y que por lo tanto la
el alemán, donde la palabra Kraft está indisoluble- fuerza en este caso se represente matemáticamente
mente asociada a wirken, Wirkung (basta leer las por un vector, pero es a fin de cuentas secundario,
respectivas entradas en cualquier diccionario ale- en el sentido de que no forma parte de la defini-
mán: Kraft define Wirkung y Wirkung define Kraft). ción; esto es resultado de la segunda ley de Newton,
En otras palabras, la lengua alemana posee una pa- que establece que el poder en cuestión tiene por
labra para designar la actualización de un poder, de efecto una modificación de la cantidad de movi-
una fuerza, y esta palabra falta en las lenguas deri- miento, magnitud orientada.
vadas del latín. La respuesta dada por Euler a la pre- Pero volvamos a Euler y a la “idea correcta” que
gunta de la determinación del poder que hay que debe uno hacerse de una fuerza, con la que se opo-
asociar a la palabra “fuerza” (“palabra que se utiliza ne a Leibniz y al sistema de mónadas:
552 | FUERZA

Es falso que los elementos de materia, o las móna- ¿O bien hay que pensar, como Leibniz, que los
das, si las hay, estén provistas de una fuerza para mo- cuerpos pueden cambiar de estado debido al efecto
dificar su estado. La verdad es más bien lo contrario: de una causa interna, a la que convendría aplicar
que tienen la característica de conservarse en el mis- también el concepto de “fuerza”? Que esta concep-
mo estado. ción, la de las mónadas, se parezca más a la noción
Carta LXXVI.
moderna de fuerza —en la medida en que implica
que un cuerpo sólo existe si está ligado a otros y no
Así pues, la controversia entre newtonianos y leibni- deja de lado la noción de espacio— no le confiere
zianos gira en torno al efecto de la “fuerza” y no en ninguna superioridad en lo que aquí nos concier-
torno a su existencia en tanto poder de los cuerpos. ne: la evolución de la palabra fuerza/force/force/
Se trata de saber si una fuerza es capaz de modificar Kraft. Por el contrario, su interés deriva de que con-
el estado del cuerpo que la posee o solamente el es- duce naturalmente a la cuestión de la conservación,
tado de los otros cuerpos a los cuales es externa. que tal como se mencionó anteriormente está in-
trínsecamente ligada a la de la fuerza. En efecto, en
Parecerá muy extraño, pero lo que digo es que la una concepción en la que el cambio mediante el cual
misma facultad de los cuerpos mediante la cual se se mide el efecto de la fuerza afecta el estado de to-
esfuerzan por conservarse en el mismo estado es ca- dos los cuerpos, investigar aquello que en todo ese
paz de generar fuerzas que modifiquen el estado de cambio permanece inalterado se vuelve una obliga-
los demás cuerpos. ción. Antes de adentrarnos más en el examen del
Ibid.
sentido que hay que dar a la palabra “conservación”
Por ende, la cuestión es doble, o se duplica, al poner observemos que no figura explícitamente en New-
en juego dos pares de opuestos: interno/externo y ton. La cuestión de si la idea figura en éste de ma-
conservación/cambio. nera implícita, oculta entre las consecuencias de la
¿Cabe suponer, como hace Euler (aunque tam- “tercera ley del movimiento”, aquella que enuncia
bién en cierta medida Newton, que, si bien no du- que a toda acción corresponde una reacción opues-
da en hablar de vis insita a propósito de la inercia, sí ta, sigue en debate hasta hoy en día. De manera que,
precisa que un cuerpo no ejerce esta fuerza interna por una vez, nos atendremos a los “hechos”: el tér-
más que si una fuerza externa, vis impressa, intenta mino no figura en Newton; limitémonos a estudiar
hacerlo cambiar de estado de movimiento), que las su significado allí donde se emplea, es decir, en la tra-
causas del cambio de estado de los cuerpos son ex- dición leibniziana.
ternas a ellos, y por esta razón no considerar más
que fuerzas externas, necesariamente externas? Esta III. La metafísica leibniziana de la fuerza: fuerza
concepción ha prevalecido durante dos siglos, a pe- y sustancia
sar de las dificultades lógicas que Euler califica, con
pudor, de extrañas y que están en el origen de su su- A. “Vis” o “virtus” y acto
peración. Sabemos que esa extrañeza desaparece des- En Leibniz, la “fuerza” no es objeto del mismo tipo
de el momento en que admitimos, como hace la teo- de definición que en Euler o Newton. El término
ría de la relatividad general, que inercia y gravitación no designa un fenómeno físico que caracteriza a los
son dos aspectos de un mismo fenómeno: la interac- “cuerpos” sino más bien un concepto metafísico
ción de los cuerpos entre sí en el espacio, considera- destinado a esclarecer una noción metafísica, la de
do a su vez un ser físico. Para un físico moderno, pos- “sustancia”:
terior a 1916, “fuerza” es sinónimo de “correlación”.
Je dirais que la notion de vis ou virtus (que les Alle-
La fuerza es la expresión de una potencia indepen- mands appellent Kraft, les Français la force) à laque-
diente que establece una correlación entre los cuer- lle je destine pour l’expliquer la science particulière de
pos, según su naturaleza interna y sus posiciones y la Dynamique, apporte beaucoup de lumière à la
movimientos relativos. vraie notion de substance.
Hermann Weyl, Philosophy of mathematics De la réforme de la philosophie première
and natural science, p. 149. et de la notion de substance, 1694.
FUERZA | 553

[Yo diría que la noción de vis o virtus (que los ale- el equivalente estricto de Wirkung no existe en
manes llaman Kraft, los franceses la force), a cuya francés pero que aun así tiene el mérito, para un fi-
explicación dedico la ciencia particular de la Diná- lósofo de lengua alemana que escribe en francés, de
mica, arroja mucha luz sobre la verdadera noción de hacer aparecer la introducción del concepto de ac-
sustancia.] ción como “naturalmente” ligado a aquel de fuerza.
De más está decir que, en la medida en que se basa
Debido a que está tan íntimamente ligada a la de en una traducción sobrentendida —una traduc-
“sustancia” (etimológicamente, lo que está debajo, ción del fuero interno— de las palabras Kraft y
lo que se conserva), la fuerza está asociada desde Wirkung, esta conexión no fue para nada evidente
un comienzo a la conservación. Pero nada demues- para los lectores francoparlantes: varias generacio-
tra que esta conservación sea del mismo tipo que nes de físico-matemáticos de lengua francesa se
aquella que, según Newton, caracteriza el estado de han preguntado por qué la acción (que aparece en
movimiento de un cuerpo sobre el que no se ejerce expresiones técnicas tales como principio de me-
ninguna fuerza exterior. En todo caso, esta conser- nor acción, quantum de acción, etc.) lleva el nom-
vación no tiene nada de extático; no se trata de una bre de acción y han aceptado este nombre como
inercia, de una resistencia pasiva (que sólo se vuelve una convención. Que el vínculo entre “action” y
activa si se le opone una vis impressa). Para Leibniz, la “force” no sea para nada obvio en el francés coti-
fuerza es ante todo y, en esencia, activa: “Contiene diano (no es necesario ni suficiente ser fuerte para
un cierto acto o entelequia y es intermediaria entre la actuar) se debe probablemente a que esta lengua
facultad de actuar y la acción misma”. Es un “poder posee un solo término, force, allí donde el alemán
de actuar”, inherente a toda sustancia, de suerte que —al igual que el inglés, debido a su doble origen la-
“cualquier acto proviene siempre de él”. Como ya tino y sajón— posee Kraft y Stärke (force y strength),
lo señalamos, ésta es una diferencia esencial con la lo que permite distinguir poder y vigor (véase
fuerza en el sentido newtoniano del término (ade- Strength).
más del hecho de que en Newton la fuerza está vin- Como quiera que sea, la acción (o acción moto-
culada a los “cuerpos” y en Leibniz a la “sustancia”). ra) es definida por Leibniz como un doble produc-
to: producto del “efecto formal” (o esencial) del
B. Fuerza y acción, “Wirkung” movimiento —que a su vez “consiste en lo que se
La palabra “acto” aparece en Leibniz como indiso- ve cambiado […] es decir, en la cantidad de masa
ciable de la noción de fuerza. Evidentemente la to- que ha sido transferida y en el espacio o extensión
ma prestada de la tradición escolástica. Sin embar- por la cual dicha masa ha sido transferida”— y de
go, es notable que en este texto, al igual que en la velocidad con que este cambio ha tenido lugar.
otros, Leibniz hace libre uso de ella y juega con sus Que el efecto formal no baste para caracterizar la ac-
derivados: acción, actuar, términos tomados por su ción (en el sentido de Wirkung) de la fuerza absolu-
parte del lenguaje cotidiano. No sorprende, pues, ta es algo que Leibniz justifica sin dificultad sobre
ver aparecer en el curso del desarrollo de la dinámi- la base del uso cotidiano de la lengua (sólo que aquí
ca leibniziana una noción (llamada a un gran futu- de la lengua francesa): “Es evidente que aquel que
ro en la física matemática) que lleva el nombre de produce el mismo efecto formal en menos tiempo
acción —como, por ejemplo, en el título de un actúa más”. Por otra parte, que sea la acción (al ha-
opúsculo de 1692: Essai de dynamique sur les lois du cer intervenir la velocidad y por ende la dinámica)
mouvement, où il est montré qu’il ne se conserve pas y no el efecto formal (fuera del tiempo, puramente
la même quantité du mouvement, mais la même for- estático) lo que da la medida de la fuerza absoluta
ce absolue, ou bien la même quantité de l’action mo- es lo que Leibniz, renovando el argumento desarro-
trice [Ensayo de dinámica sobre las leyes del movi- llado varias veces por él según el cual la materia no se
miento, donde se demuestra que no se conserva la reduce a su extensión, explica de la siguiente manera:
misma cantidad de movimiento, sino la misma fuer- “El efecto formal consiste en el cuerpo en movimien-
za absoluta, o bien la misma cantidad de acción mo- to, tomado por sí solo, y no consume la fuerza…”
triz]. Ahora bien, “action” es la traducción de Wir- Sin entrar en los detalles de este argumento, lo que
kung. Traducción necesariamente inexacta, ya que implicaría hablar más de la dinámica leibniziana,
554 | FUERZA

limitémonos a observar el verbo utilizado aquí: con- en el testimonio de Max Planck (Das Prinzip der Er-
sumir, la fuerza es consumida. Y continúa Leibniz: haltung der Energie, Leipzig, 1913), la idea —origi-
la acción, al contrario del efecto formal, consume la nalmente cartesiana, sin duda, pero ampliamente
fuerza; debido a esto, da la medida de la fuerza, en retomada e ilustrada por Leibniz— de que existe
perfecta conformidad con lo que sugiere la lengua una identidad fundamentalmente conservada en to-
alemana, que asocia Kraft y Wirkung. dos los procesos físicos y de la que todo movimien-
to puede derivarse, era un lugar común de la tradi-
C. El mantenimiento de la fuerza ción mecanicista alemana:
Aquí es donde interviene un “axioma de una filoso-
fía superior”, que “no podría demostrarse geomé- En la medida en que a la palabra Kraft no se le aso-
tricamente” y que, por tal motivo, calificaremos hoy ció ninguna noción clara, toda controversia sobre la
de buen grado de meta-física: “el efecto es siempre cantidad de esta Kraft carecía de objeto. Pero hay que
igual en fuerza a su causa, o, lo que es lo mismo, la ver que el contenido sobre el que se fundaba esta
misma fuerza se conserva siempre” (Teodicea [1710], controversia era de naturaleza completamente dife-
rente, ya que las partes presentes, aun si no lo expre-
III, § 346). Ésta es una forma del principio de con-
saban de manera clara, estaban en cierta medida de
veniencia, “es decir, de la elección de la sabiduría”. acuerdo sobre qué debía entenderse por Kraft. Des-
Hagamos esta elección y recordemos que la fuerza se cartes, al igual que Leibniz, tenía en mente, aunque
consume. Para que se mantenga es necesario que, fuera vagamente, la idea de un principio que expre-
al igual que una llama, sea alimentada. Hay que ve- saba el carácter invariable e indestructible de aquello
lar por ella (como en la expresión ritual “Gott erhält de donde procede todo movimiento en el mundo.
die Welt” [Dios sostiene al mundo]), convertir esto Citado por Y. Elkana, The discovery
en una obligación (“Die Selbsterhaltung als Pflicht of the conservation of energy, p. 98.
[la preservación de sí como obligación]”, Schiller),
contribuir a mantenerla, como se haría, digamos, En resumen, la idea de conservación (en el sentido
con una bailarina o un gigoló; hay que conservarla de Erhaltung) permanecía oculta en todas las con-
en el sentido de los conservadores de museo; en po- ciencias, mientras la referencia a Leibniz (o a Des-
cas palabras, hay que actuar, activarse, inyectar la cartes) había sido olvidada. En esas condiciones,
acción suficiente. Para que la fuerza se conserve es no asombra que Helmholtz haya titulado su traba-
necesario, como dice Leibniz, “tener durante esa jo como Über die Erhaltung der Kraft, tanto más
hora tanta acción motriz en el universo o en ciertos cuanto que a pesar de ser joven Helmholtz ya había
cuerpos que actúan entre sí como la habrá durante trabajado durante siete años en el campo de la fi-
cualquier otra hora”. El paso por la acción ha per- siología, donde Justus von Liebig y otros defendían
mitido, pues, precisar lo que hay que entender co- la idea de una entidad de la que se derivan, para un
mo “conservación” en Leibniz. Se trata simplemente organismo vivo, a la vez sus fuerzas mecánicas y lo
de la traducción de Erhaltung en francés; “entre- que se ha convenido en llamar su calor animal. La
tien” [mantenimiento] probablemente habría sido idea más amplia aún de que todos los fenómenos de
mejor. la naturaleza pudieran remitirse a una misma “fuer-
za”, desarrollada por Kant en Primeros principios
IV. “Die Erhaltung der Kraft”: de la conservación a metafísicos de la ciencia de la naturaleza, si bien no
la constancia y de la fuerza a la energía es rigurosamente idéntica a la de conservación, se
Cuando en 1847 el joven Helmholtz (que tenía 26 le aproxima sin embargo en la medida en que una
años; la época de sus estudios no estaba muy leja- y otra suponen una unidad del mundo físico que
na) utiliza la palabra Erhaltung se coloca, quiéralo la existencia de una entidad conservada vendría a
o no, consciente de ello o no, en la línea recta de la confirmar.
tradición leibniziana. No porque fuera leibniziano: Helmholtz —que quería demostrar que los fe-
al igual que todos sus contemporáneos, estaba firme- nómenos conocidos en su época podían ser unifi-
mente convencido de la validez de la concepción cados bajo la tutela de una entidad que se conser-
newtoniana del movimiento y del carácter operati- va— procede con orden, de lo más simple a lo más
vo de las leyes de Newton. Pero si hemos de creer complicado. Es pues natural que intitule la primera
FUERZA | 555

sección de su ensayo (conformado por seis) “con- de esta perspectiva, la fuerza de Helmholtz está más
servación de la fuerza viva” (lebendige Kraft). Esta cercana a la materia que permanece idéntica a sí
magnitud, como todo el mundo sabía precisamen- misma, siendo que sufre transformaciones, que a la
te desde Leibniz, se conserva en el momento del cho- fuerza viva de Leibniz, para la que la palabra Erhal-
que elástico de dos cuerpos, situación que puede tung era perfectamente adecuada. En las últimas
considerarse el caso más simple de fenómeno físi- cuatro secciones de su ensayo, Helmholtz prosigue
co. En la segunda sección, Helmoltz procede enton- esta comparación con la materia, que adquiere di-
ces a una generalización a partir de esta primera sec- versas formas (sólida, líquida, gaseosa) al tiempo
ción y demuestra que, en el caso más complejo de que en el fondo permanece constante, estudiando
un cuerpo que pasa de una posición a otra en el cur- “la fuerza equivalente” sucesivamente del calor, de
so de su movimiento, es posible establecer una re- los procesos eléctricos, del magnetismo y del elec-
lación de igualdad entre la variación de lo que hoy tromagnetismo, antes de concluir con unas cuantas
llamamos su energía cinética (producto de la masa palabras sobre los procesos fisiológicos. En toda es-
por el cuadrado de la velocidad) y otra magnitud ta porción del ensayo de 1847 la idea rectora es la
que Helmholtz llama “la suma de las fuerzas de ten- de conversión, conversión de una forma de energía
sión (Spannkräfte) entre esas dos posiciones”. Más en otra, idea que la palabra Erhaltung no transmite
precisamente: la variación de energía cinética es en absoluto. Por eso, en 1881 Helmholtz sustituye
igual al opuesto de la suma de las fuerzas de ten- acertadamente este término por Konstanz, sin duda
sión, “suma” que (hoy diríamos integral definida) más preciso.
puede a su vez plantearse en forma de diferencia, y Podría pensarse que en cambio la transforma-
por consiguiente de variación de una cierta magni- ción simultánea de Kraft en Energie no correspon-
tud. De nada sirve decir que esta “fuerza” de tensión de a ninguna rectificación de sentido y que es me-
no posee las dimensiones de una fuerza newtonia- ramente convencional: después de todo, no se trata
na, ya que tiene el estatus de lo que hoy llamamos más que de aplicar otro nombre a la magnitud cu-
un trabajo, a su vez producto de una fuerza newto- ya constancia había revelado Helmholtz en 1847 con
niana por un desplazamiento. Esto no le molesta a la finalidad de evitar la confusión entre dos mag-
Helmholtz, acostumbrado, al igual que el conjunto nitudes: la magnitud escalar actualizada por Helm-
de sus contemporáneos, a dar a la palabra Kraft, en holtz y la fuerza newtoniana, magnitud vectorial.
un contexto general, el sentido de potencia, canti- No es seguro que este cambio de nombre obedezca
dad mal definida pero de naturaleza escalar, y den- exclusivamente a consideraciones de conveniencia.
tro de un contexto newtoniano el sentido de una ac- Quizá podamos pensar que la peculiar arquitectu-
ción dirigida, esto es, de naturaleza vectorial. ra de la lengua alemana haya tenido aquí un papel
El punto importante aquí es que la igualdad ob- esencial. En efecto, esta arquitectura es tal que en
tenida no se refiere a dos magnitudes sino a sus va- Erhaltung uno claramente oye halten [mantener] y
riaciones entre un determinado estado inicial y un es la razón de que Helmholtz no haya podido man-
estado final; más aún, estas variaciones son de sig- tener este término para designar el proceso por el
no contrario. Ahora bien, si dos magnitudes sufren cual una determinada magnitud conserva el mismo
en un cierto proceso variaciones iguales y de signo valor. Pero debido a la expresión (consagrada, po-
contrario es porque su suma no varía, sino que dríamos decir, Erhaltung der Kraft) le resulta igual-
permanece constante. Que Helmholtz dé a esta su- mente imposible mantener Kraft para designar esta
ma el nombre de Kraft es lo que el procedimiento nueva magnitud que permanece constante: Kraft se
de generalización a partir de la lebendige Kraft, a la asociaba inevitablemente en su mente, y en la men-
que acaba de recurrir, justifica plenamente. Pero te de sus contemporáneos de lengua alemana, a Er-
¿podemos, como lo hace él, intitular esta segunda haltung; era imposible que hablara de la constancia
sección Erhaltung der Kraft sin torcer el sentido de de la fuerza (Konstanz der Kraft). Kraft debía desa-
la palabra Erhaltung? La entidad Kraft que acaba de parecer al mismo tiempo que Erhaltung.
identificar no se conserva, en el sentido de mante- Françoise BALIBAR
nerse; es, o permanece, constante, es decir, que sus
variaciones son nulas, lo cual no es lo mismo. Des-
556 | FUERZA

Bibliografía las leyes del movimiento, en Escritos científicos, vol. 8, col.


Elkana Yehuda, The discovery of the conservation of energy, Cam- Obras filosóficas y científicas de J. W. Leibniz, editor Juan
bridge (Mass.), Harvard UP, 1974. Arana, Granada, Comares, 2009
Euler Leonhard, Lettres à une princesse allemande [1760-1762], ——, Essai de Théodicée [1710], ed. J. Brunschwig, Flammarion,
Charpentier,1843; Cartas a una princesa de Alemania sobre “GF”, 1969; Ensayos de Teodicea, trad. T. Guillén Vera, Ma-
diversos temas de física y filosofía, trad. C. Minguez Pérez, drid, Comares, 2012.
Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2013. Planck Max, Das Prinzip der Erhaltung der Energie, Leipzig, J.A.
Helmholtz Hermann von, Über die Erhaltung der Kraft, t. 1, pp. Barth,1913.
12-85, en Wissenschaftliche Abhandlungen, Leipzig, J.A. Weyl Hermann, Philosophie der Mathematik und Naturwissen-
Barth, 1895; On the conservation of force, en Scientific Me- schaft [1927], Múnich, R. Oldenbourg, 4a. ed., 1976; Philo-
moirs, trad. John Tyndall, Londres, Taylor and Francis, 1853. sophy of mathematics and natural science, trad., rev. y aum.
Leibniz Gottfried Wilhelm, De la réforme de la philosophie pre- O. Helmer, Princeton (N.J.), Princeton UP, 1949.; Filosofía
mière et de la notion de substance [1694], en Œuvres choisies de las matemáticas y la ciencia natural, trad. C. Ímaz, Centro
avec préface, notes, table par questions et table des noms pro- de Estudios Filosóficos, México, unam, 1965.
pres, París, L. Prenant, Garnier Frères, 1939. Young Thomas, A course of lectures on natural philosophy and
——, Essai de dynamique sur les lois du mouvement, où il est the mechanical arts, 2 vols., Londres, imp. W. Savage, 1807;
montré qu’il ne se conserve pas la même quantité du mouve- nueva ed. con referencias y notas R.P. Kelland, Londres, Tay-
ment, mais la même force absolue, ou bien la même quantité lor & Walton, 1845; reimp. Londres, Nueva York, “The Sour-
de l’action motrice [1692], en P. Costa-Bel, Leibniz et la dy- ces of Science”, 1971.
namique, París, Hermann, 1960; Ensayo de dinámica sobre
G
GEFÜHL / empfindung | alemán tremezcla, como sí ocurrió en el Clasicismo, duran-
te el cual la palabra inglesa sentiment quería decir a
español sentimiento/sensación
la vez sensación, sentimiento y opinión. Junto a es-
francés sentiment/sensation
inglés feeling, sensation, sentiment, opinion
ta tripartición del sentido en el uso corriente de la
época, encontramos un uso propiamente filosófico
sentir, y begriff, common sense, conciencia, del término, tanto en Malebranche (en el sentido de
estética, feeling, goût, intuición, moral sense, “sentimiento interior”) como en Pascal, en el senti-
pasión [pathos], percepción, sentido do de visión intuitiva sintética (profetizar es hablar
de Dios, no por pruebas externas sino por un senti-
La pareja alemana Gefühl/Empfindung no es exactamente miento interior e inmediato, cf. Pensées, Lafuma 328).
superponible a la oposición entre el sentimiento y la sensa- Este uso está claramente explícito en el siglo XVIII
ción. Actualmente, el empleo de Gefühl se reserva más bien en el artículo “Sentiment” de la Encyclopédie de Di-
para la esfera de los sentimientos y de las emociones —gros- derot y D’Alembert: es el “sentimiento íntimo que
so modo, corresponde al inglés feeling—, mientras que su cada uno de nosotros tiene de su propia existencia,
doblete Empfindung remite a la vez a la sensación fisiológi- y de lo que uno experimenta en uno mismo” (“sen-
ca y al sentimiento. Hoy esta inestabilidad es relativa y ya no timent intime que chacun de nous a de sa propre
es objeto de una problematización filosófica importante. existence, et de ce qu’il éprouve en lui-même”), es “la
En cambio, analizar la forma en que en el siglo xviii ambos primera fuente y el primer principio de verdad del
términos fueron puestos de relieve, contrapuestos o usa- que somos susceptibles” (“la première source et le
dos en una dialéctica, equivale a establecer una especie de premier principe de vérité dont nous soyons suscepti-
radiografía del vocabulario del sujeto y de la conciencia, de bles”) y “no hay nada más inmediato para decirnos
Wolff a Kant y sus herederos, pasando por los escritos de que el objeto de nuestro pensamiento existe tan real-
Johann Nicolaus Tetens. De la teoría de las sensaciones a la mente como el propio pensamiento, dado que este
del sentimiento moral, pasando por las doctrinas de la con- objeto y este pensamiento, y el sentimiento íntimo
ciencia como sentimiento de sí, ambos términos, situados que tenemos de ellos, no son realmente más que no-
en la bisagra de los diferentes discursos de la antropología, sotros mismos, que pensamos, existimos y que te-
la estética y la psicología, intervienen sobre la suma del nemos el sentimiento de ello” (n’en est point de plus
campo filosófico. immédiat pour nous dire que l’objet de notre pensée
existe aussi réellement que notre pensée elle-même,
I. Gefühl/Empfindung, sensación/sentimiento/ puisque cet objet et cette pensée, et le sentiment inti-
opinión, feeling/sensation/sentiment: la me que nous en avons, ne sont réellement que nous-
especificidad del doblete alemán mêmes qui pensons, qui existons, et qui en avons le
Si se considera el conjunto de sus usos, tanto co- sentiment”).
rrientes como filosóficos, una cierta cantidad de tér- En lo que respecta al inglés, encontramos la mis-
minos que expresan la diferencia entre el sentimien- ma tripartición a partir de sentiment. De ello fue
to y la sensación, tanto en francés como en inglés o prueba la obra de Chaucer, en la que la palabra fue
en alemán, han sufrido una fuerte inestabilidad des- utilizada también como sinónimo de feeling, sensa-
de el inicio de la Edad Moderna. En el caso del fran- tion y opinion. En contraste, lo intraducible en inglés
cés actual, el significado de los términos sensation se basa esencialmente en la sobredeterminación de
(sensación) y sentiment (sentimiento) ya no se en- sense, que va de percepción a sentimiento, razón, sen-
558 | GEFÜHL

tido común o significado, y del que se derivan, des- tra sensibilidad (Sinnlichkeit) hasta un cierto punto”
de Hutcheson, Shaftesbury o Hume hasta Bentham, (Eberhard, Synonymik, vol. 1, p. 119). Y Johann Nico-
los conceptos de inner sense, internal sense, inward laus Tetens anota en 1777, en sus Philosophische Ver-
sense, common sense, moral sense. Coste, autor de la suche über die menschliche Natur und ihre Ent-
traducción francesa del Essay on human understan- wicklung [Ensayos filosóficos sobre la naturaleza
ding, de Locke, no encontró ningún obstáculo en es- humana y su evolución] que “las palabras Gefühl y
pecial para traducir los términos ingleses sensation fühlen tendrán a partir de entonces una extensión de
y sentiment. En el primer caso, el término es idénti- significado casi tan grande como la de las palabras
co en las dos lenguas, y en el segundo se pasa sin di- Empfindung y empfinden” (vol. I, pp. 167 ss.). Al ha-
ficultad del inglés sentiment en el sentido de “mental cer esto pone el acento a la vez en la omnipresencia de
feeling” al francés sentiment. Coste traduce así “due los dos pares de términos, sobre la dificultad de dis-
sentiments of Wisdom and Goodness” (libro I, cap. 7, tinguirlos y sobre la confusión que reina en su uso.
§ 6) por “justes sentiments de la sagesse et de la bon- De la misma manera, en su Allgemeine Theorie der
té (justos sentimientos de la sabiduría y la bondad)” schönen Künste [Teoría general de las bellas artes],
y en el libro IV, cap. 1, § 4, “the first act of the Mind, J.A. Sulzer inaugura el artículo sinnlich en estos tér-
when it has any sentiments of Ideas at all”, por “le minos:
premier acte de l’esprit, lorsqu’il a quelque sentiment
ou quelque idée (el primer acto de la mente, cuando En realidad, llamamos sensorial (sinnlich) aquello que
tiene algún sentimiento o alguna idea)”. De la mis- experimentamos (empfinden) por mediación de los
ma manera, Coste encuentra en inglés un uso pa- sentidos externos del cuerpo; pero se ha extendido
ralelo de la especialización filosófica (o metafísica) el significado del término a lo que experimentamos
del término en francés. Cuando Locke escribe por (empfinden) en nuestra sola interioridad (bloß inner-
lich) sin que entren en acción los sentidos corporales,
ejemplo: “I do not say there is no Soul in a Man be-
como por ejemplo en el caso del deseo, del amor, et-
cause he is not sensible of it in his sleep” (libro II, cap. cétera.
1, § 10), Coste traduce por: “Je ne dis pas qu’il n’y ait p. 408.
point d’âme dans l’homme parce que durant le som-
meil l’homme n’en a aucun sentiment (no digo que
no haya alma en el hombre porque durante el sueño Esta constatación de inestabilidad no ha dejado de
el hombre no tenga ningún ‘sentimiento’ de ello)”. acompañar nunca la división filosófica de ambas no-
En la lengua filosófica alemana lo esencial de las ciones. Incluso en las obras más decisivas se notan
problemáticas se concentró en el doblete Gefühl/ muchas inconsecuencias. Por ejemplo, parecería que
Empfindung, cuya diferenciación fue objeto de un de entrada, filosóficamente hablando, los términos
largo trabajo conceptual, en un contexto de ambi- Gefühl y Empfindung pertenecen al campo de sen-
valencia. La traducción de ambos términos sólo pue- sus, mientras que el término conexo Rührung (sen-
de hacerse caso por caso y respetando lo intraduci- timiento, emoción), cuyo uso en el siglo XVIII era tan
ble, es decir, tomando en cuenta la redistribución de frecuente en el lenguaje cotidiano como en el filosó-
sus relaciones, que depende siempre a su vez de la fico, pertenece al campo de tactus, ya que anrühren
manera en que los diferentes discursos alemanes los y berühren quieren decir “tocar”. Ahora bien, Baum-
emplearon en su propia estrategia de demarcación en garten propone, por ejemplo, traducir tactus por Ge-
relación con el uso común de los términos. fühl (Metaphysica, § 536) y no por su traducción li-
De hecho, como lo muestran el diccionario de teral (que se ha vuelto común) de Tastsinn (sentido
Adelung o el de Eberhard, Versuch einer allgemeinen del tacto); de hecho, él mismo emplea indistinta-
deutschen Synonymik [Ensayo de sinonímica general mente Tastsinn y Gefühl por tactus. Pero tanto Wolff
del alemán, 1795], en la lengua corriente del siglo como Thomasius emplean Gefühl en el sentido de
XVIII Gefühl y Empfindung se consideraban sinóni- sentimiento del tacto, Tastsinn. En cualquier caso,
mos y se empleaban más bien para designar la inme- está claro que la interiorización de Gefühl, o el re-
diatez sensible de una representación. Ambos térmi- mitirlo a la esfera íntima de la subjetividad, no se
nos se definen como “representaciones intuitivas producirá hasta más tarde, gracias a una necesidad
(anschauend) o inmediatas, que participan de nues- de esclarecimiento terminológica.
GEFÜHL | 559

II. Gefühl y Empfindung: más allá de la partición Los pensamientos que tienen su origen en las modi-
entre receptividad y reflexividad ficaciones de los órganos de nuestro cuerpo, y que son
suscitados por las cosas corporales externas a noso-
A. El doble sentido de Empfindung en el sistema tros, los llamamos Empfindungen.
wolffiano Deutsche Metaphysik, § 220.
En la medida en que el sistema filosófico de Chris-
tian Wolff no hace distinción entre un sistema lógi- Wolff no vacila por lo tanto en establecer las inferen-
co del conocimiento basado en aprioris metafísicos cias siguientes: un pensamiento es la toma de con-
de origen escolástico y los principios de una lectu- ciencia de una modificación del alma; entonces, el
ra empirista del mundo, experiencia y conocimien- volverse consciente de un efecto de las cosas exter-
to se responden y se alimentan mutuamente sobre nas sobre el alma es un pensamiento; entonces, las
un fondo leibniziano de armonía prestablecida. Den- sensaciones son pensamientos. Y agrega: pensamien-
tro de semejante marco de pensamiento la Empfin- tos de los objetos en tanto que están presentes en
dung está en el origen mismo de la experiencia, por nuestra alma. Así pues, no hay diferencia entre sen-
ende del conocimiento, y basta estar atentos para te- tir y conocer, entre empfinden en el sentido de sen-
ner acceso al verdadero ser de las cosas. La tesis de la tir, experimentar, y erkennen, en el sentido de cono-
Deutsche Logik (cap. 5, § 1) según la cual: “Prestan- cer. Es sobre esta base sobre la que Baumgarten va
do atención a nuestras Empfindungen tenemos la ex- a poder elaborar su estética, concebida como cien-
periencia de todo lo que conocemos (Wir erfahren cia del conocimiento (cognitio sensitiva, véase Esté-
alles dasjenige, was wir erkennen, wenn wir auf unse- tica). Wolff insiste en particular en la coincidencia
re Empfindungen acht haben)”, encuentra su formu- de las modificaciones de las cosas y las del alma,
lación reflejada en la Deutsche Metaphysik (§ 325): punto sobre el que se ve en acuerdo absoluto con
“El conocimiento al que llegamos cuando prestamos Aristóteles, Descartes y Leibniz, defendiéndose en
atención a nuestras Empfindungen y a las modifica- varias ocasiones de las acusaciones de spinozismo
ciones del alma tenemos la costumbre de llamarlo que se le hicieron. El sincretismo entre una forma de
experiencia.” Si Empfindung es aquí propiamente in- empirismo y un sistema abstracto asegurado por la
traducible no es porque Wolff no dé ningún equi- pertinencia absoluta de las verdades lógicamente
valente, sino más bien porque el término remite a deducidas lo lleva a dar al término Empfindung la
dos parejas filosóficamente consagradas: sentimien- mayor extensión filosófica: este mismo término pue-
to/sensación, por una parte, y sensación/percepción de significar tanto la irreductibilidad natural de la
por la otra. Wolff escribe en efecto, en sus Anmer- sensación (nuestro oído no puede no ser afectado
kungen zu den vernünftigen Gedanken von Gott, der por el estruendo del trueno, nuestros órganos no
Welt und der Seele des Menschen, auch allen Dingen pueden no verse afectados por la luz, etc.: cf. An-
überhaupt: merkungen, op. cit., § 69), como una modificación
del alma y el hecho de que nos es sensible, y por en-
Ya he explicado aquí [§ 220] lo que entiendo por la de consciente. La Empfindung es, así, la bisagra entre
palabra Empfindung, a saber, ese género de perceptio- el alma y el mundo, y hace posible la distinción entre
num [sic] al que se llama en latín sensationes. Y en la la “innerliche Empfindung” (Empfindung interna),
medida en que estas sensationes se consideran mo- cuando se considera que la Empfindung tiene lugar
dificaciones del alma mediante las cuales somos cons- dentro del alma, y la “äußere Empfindung” (Emp-
cientes de las cosas que actúan sobre nuestros orga-
findung externa), cuando se considera que la Emp-
na sensoria [sic], podemos llamarlas en latín ideas
findung es causada por objetos externos (cf. Johann
rerum materialium praesentium.
§ 65.
Friedrich Stierbritz, Erläuterungen der Wolffischen
vernünftigen Gedancken von den Kräften des Mens-
La equivalencia entre idea y sensación se hace ex- chenverstandes [Explicación de las capacidades ra-
plícita aquí por medio del latín. La sensación que zonables de Wolff sobre las fuerzas del entendi-
ocasionan las cosas viene a confundirse con el acto miento humano], 1741, § 101].
de conciencia, la sensación es simplemente un pen-
samiento:
560 | GEFÜHL

B. La verdad del experimentar: Sulzer, Schulze, de tiene lugar el cambio (beym Empfinden sind wir
Herder selbst das Ding, mit dem etwas veränderliches vor-
En Sulzer, dentro de la perspectiva de una armonía geht)” (ibid.). Este experimentarse a sí mismo por sí
entre pensamiento teórico y pensamiento estético, mismo va a participar tanto del vocabulario de la
ya no se efectúa la partición, como en Wolff, entre sensibilidad como del vocabulario de la conciencia:
Empfindung interna y externa, sino entre Empfinden “cada vez que experimentamos algo, somos cons-
y Erkennen. La premisa de Baumgarten a favor de la cientes de un cambio en nosotros mismos (bey jeder
misma dignidad del conocimiento estético o “sen- neuen Empfindung sind wir uns einer Veränderung in
sitivo” y del conocimiento intelectual se radicaliza uns selbst bewußt)” (ibid.). La diferencia radical que
en la forma de una distinción entre Empfinden y Er- establece Sulzer entre el experimentar (Empfinden),
kennen, que no es ya una jerarquía sino una parti- como resonancia del sí mismo en sí mismo, y el co-
ción de competencias. Mientras que para Wolff la nocimiento (Erkennen), como separación de la con-
Empfindung es la bisagra entre el yo y el mundo, el ciencia observante y los objetos de conocimiento,
Empfinden para Sulzer remite a la capacidad de ser desemboca entonces en la constitución de dos esfe-
afectado por el sentimiento agradable o desagrada- ras equivalentes en dignidad. En el experimentar, la
ble y por lo tanto se acerca a la emoción (Rührung). sensibilidad “piensa”. Existe entonces un “pensa-
Está entonces sin ambigüedad del lado del sujeto y miento sensible”, un “pensamiento de los sentidos
se opone al polo objetivo del conocimiento (Erken- (sinnliches Denken)” (ibid., p. 410), que se opone al
nen). El artículo “Sinnlich (Schöne Künste)” de All- “pensamiento especulativo (das spekulative Denken”
gemeine Theorie der schönen Künste (1771-1774) pre- (ibid.). Desde el punto de vista de la distinción en-
senta bien este tema: tre Gefühl y Empfinden, la novedad introducida por
la problemática de la conciencia sensible es que el
Decimos que conocemos (erkennen), que captamos pensamiento “sensible”, que Sulzer se cuida de dis-
(fassen) o que comprendemos (begreifen) algo cuan- tinguir de lo que en el experimentar no es más que
do tenemos clara percepción (Wahrnehmung) de su sentir del experimentar, se convierte en su termino-
naturaleza (Beschaffenheit), y tenemos conocimien- logía en “el sentimiento pleno (das volle Gefühl)”
to claro de las cosas cuya naturaleza somos capaces del experimentar (Empfindung). En este sentido, se
de explicar o de describir a los demás. De este modo,
da a la vez, basado en la estética recién constituida,
al conocer hay algo presente frente a nuestro espíritu
un ascenso del sentimiento a la dignidad del cono-
(beym Erkennen schwebt also unserem Geist etwas vor),
o somos conscientes de una cosa que consideramos cimiento y la conservación de una concepción “en
diferente de nosotros mismos, es decir, de nuestra espejo” de la reflexión y de la sensibilidad. El pensa-
potencia para actuar, y llamamos a esta cosa objeto miento se encuentra en los pliegues del sentir.
de conocimiento. En cambio, decimos que experi- Podemos dar un paso más y realzar la dignidad
mentamos (empfinden) algo cuando somos conscien- de este pensamiento de los sentidos y afirmar que es
tes de una modificación en el seno mismo de nues- un cogito. Es lo que hace G.E. Schulz cuando habla
tra propia potencia. en su Grundriss der philosophischen Wissenschaft de
Allgemeine Theorie der schönen Künste, p. 408. un Gefühl der Existenz (Tratado de ciencia filosófi-
ca), que cuenta entre los “sentimientos del sentido
En realidad, la finalidad de la argumentación es de- interno (Gefühle des inneren Sinnes)” y que concibe
mostrar por y en el vocabulario del conocimiento como un equivalente del cogito (ibid., t. 1).
que hay un pensamiento en el experimentar. En es- Esta puesta en equivalencia de sentimiento y co-
ta perspectiva, motivada por el deseo de confirmar nocimiento se encuentra también en Herder, que
la dignidad del pensamiento estético establecido por recurre a Wolff para definir en sus Kritische Wälder
Baumgarten, la Empfindung como experimentarse a la estética como una “ciencia del sentimiento de lo
sí mismo por sí mismo debe distinguirse de la cons- bello, es decir, del conocimiento sensible (eine Wis-
titución de un objeto de conocimiento, que sólo pue- senschaft des Gefühls des Schönen, der sinnlichen Er-
de ocurrir si somos “espectadores de lo que ocurre kenntnis)”. Radicalizando de manera novedosa las
(Zuschauer dessen, was vorgeht)”, mientras que “en palabras de Wolff, Herder no vacila en hablar de “sen-
el experimentar somos nosotros mismos la cosa don- timiento del espíritu (geistige Empfindung)” y en
GEFÜHL | 561

borrar toda distinción entre Empfindung y conoci- la Empfindung, presuponen una facultad (Vermö-
miento, así como entre Empfindung y Gefühl: gen) del alma que ha de ser modificada. Si la Empfin-
dung es un efecto (Wirkung) sobre el alma, “las ca-
Ningún conocimiento es posible sin Empfindung, es pacidades [del alma] que han de ser modificadas son,
decir, sin sentimiento (Gefühl) del bien y del mal […] en la medida en que tienen su sede en el alma, fa-
El conocimiento del alma es así impensable sin el cultades participativas (mitwirkende Vermögen), y
sentimiento del bienestar o del malestar, sin la sen- tienen su origen en las que son activas” (Philosophi-
sación profundamente íntima e intelectual de la ver- sche Versuche über die menschliche Natur, t. 1, p. 650).
dad y de la bondad.
Es la capacidad del alma para autoanimarse lo que
Vom Erkennen und Empfinden in
der menschlichen Seele, pp. 236 ss. le vuelve accesible la realidad. Pero en la medida en
que el conocimiento elabora el material de la sen-
sación, “lo arroja fuera del alma” y “lo coloca frente
III. De Tetens a Kant: el filtrado de las diferencias a ella” (ibid., t. 1, p. 219).
a partir de la teoría de las facultades Basándose en esto, Tetens interviene para ende-
En la filosofía de Johann Nikolaus Tetens y en el cri- rezar la confusión de lenguaje que advierte en el uso
ticismo kantiano, la articulación entre empirismo y de los términos Empfindung y Gefühl, reservando a
abstracción se pone en tela de juicio, lo que abre a este último término el significado activo (el Gefühl
una reflexión sobre la diferencia entre Gefühl y Em- es el acto de experimentar) y al de Empfinden una
pfindung. Aparentemente, apoyándose en principios connotación de señal: la sensación tiene un valor in-
sensualistas de origen lockeano, Tetens subraya que dicativo en relación con su origen. Así:
la incidencia del mundo exterior sobre la sensación
no es nunca más que un punto de partida, y que por Las palabras Gefühl y fühlen tienen una extensión de
tanto hay que diferenciar entre la materia prima de significado casi tan grande como la de las palabras
la sensación y su devenir-representación. Decir que Empfindung y empfinden. Sin embargo, parece que de-
nuestras ideas provienen de las sensaciones signifi- bemos constatar una clara diferencia entre ambas.
ca para él, exclusivamente, que “las sensaciones (Em- El sentir (Fühlen) se remite más bien al acto de sen-
tir (Aktus des Empfindens) que al propio objeto; y en
pfindungen) son la materia prima (Grundstoff) de la
la medida en que se distinguen de las sensaciones
que la razón dispone para nuestras representaciones, (Empfindungen), hay sentimientos (Gefühle) cuando
nuestros pensamientos y nuestras ideas; la materia experimentamos un cambio en nosotros o ejercido
a partir de la cual la actividad del pensamiento hace sobre nosotros, sin que por ello esta impresión nos
que ocurran” (Über die allgemeine spekulativische Phi- permita tener conocimiento del objeto que fue su
losophie, p. 49). De igual modo, Kant dirá que las sen- causa. Experimentar (empfinden) nos señala un ob-
saciones son la “materia de nuestros sentidos” (Crí- jeto (zeigt auf einen Gegenstand hin), que sentimos
tica de la razón pura, B 286/A 233-234), el efecto del (fühlen) en nosotros mediante la impresión sensible
objeto sobre la capacidad representativa (“Estética y que descubrimos, por así decir, como algo que ya
trascendental”, en ibid., § 1), y como tales, “la mate- está ahí.
ria del fenómeno” (ibid., § 8; B 60, A 42/43). Lo que Ibid., t. 1, pp. 167 ss.
marca la diferencia entre la vigilia y el sueño a pesar
de su origen común en las sensaciones, argumenta Al igual que Tetens, Kant distingue Empfindung y Ge-
Tetens, es que en el estado de vigilia “la capacidad de fühl al someter la relación entre sentimiento y sen-
pensar (Denkkraft) elabora las representaciones de sación a un análisis riguroso. En el § 3 de la Crítica
los objetos a partir de las sensaciones (Empfindun- del juicio Kant se propone, al igual que Tetens, po-
gen)” (Über die allgemeine spekulativische Philoso- ner orden en el vocabulario; el pasaje comienza con
phie, p. 50). Pero también agrega que, incluso en el estas palabras: “Aquí preséntase ahora mismo la oca-
estado de receptividad, el alma nunca está realmen- sión de censurar y hacer notar una confusión muy
te pasiva y que la atención misma es ya una activi- ordinaria de la doble significación que la palabra
dad del alma. La contradicción entre sujeto y objeto sensación puede tener.” Es verdad que el contexto
queda así resuelta, en la medida en que las modifi- no es el mismo que en Tetens, ya que Kant quiere
caciones del alma, que para Wolff o Sulzer definían aquí contraponer, a la relación interesada del hedo-
562 | GEFÜHL

nismo con el objeto de placer, el placer estético li- color en tanto que realidad objetiva escape de toda
bre de todo interés. Aun así las implicaciones se en- determinación subjetiva, ni que la sensación, en
trecruzan: tanto que tiene lugar en el sujeto, es solamente re-
lativa y arbitraria. El término “objetivo” es aquí el
Cuando una determinación del sentimiento (Gefühl) producto de una cesura, la de la estética trascenden-
de placer o de dolor es llamada sensación (Empfin- tal, que Tetens no realizó. Para Kant los colores no
dung), significa esta expresión algo muy distinto de son realidades físicas sino modificaciones de nues-
cuando llamo sensación a la representación (Vor- tros sentidos. A esto se debe que sean “subjetivos”.
stellung) de una cosa (por los sentidos, como una Pero aquello que afecta al sujeto no por ello le per-
receptividad perteneciente a la facultad de conocer),
tenece, como tampoco le pertenecen el espacio y el
pues en este último caso, la representación se refiere
tiempo como a priori de la sensación: por eso son
al objeto, pero en el primero, sólo al sujeto, sin ser-
vir a conocimiento alguno, ni siquiera a aquél por el “objetivos”, como la Empfindung. Si entonces es le-
cual el sujeto se conoce a sí mismo. gítimo escindir el término de sensación en función
Pero entendemos en la definición anterior, bajo de los dos polos del sujeto y del objeto, también es
la palabra sensación (Empfindung), una representa- necesario distinguir nítidamente la Empfindung co-
ción objetiva de los sentidos (eine objektive Vorste- mo aquello que hace de bisagra entre el mundo y el
llung der Sinne); y para no correr ya más el peligro individuo, y el Gefühl como una resonancia subjeti-
de ser mal interpretado, vamos a dar el nombre, por va interna, y señal del sujeto a él mismo. Si Tetens no
lo demás, usual, de sentimiento (Gefühl) a lo que tie- llegó a definir los principios de la sensibilidad (Sinn-
ne siempre que permanecer subjetivo y no puede de lichkeit) como lo hará Kant en su Estética trascen-
ninguna manera constituir una representación de un
dental, al designarlos como condiciones formales a
objeto. El color verde de los prados pertenece a la sen-
priori del tiempo y del espacio, es porque el análisis
sación objetiva (gehört zur objektiven Empfindung),
como percepción de un objeto de los sentidos (Wahr- psicológico abarcaba todavía en él la filosofía de la
nehmung eines Gegenstandes des Sinnes); el carácter representación.
agradable del mismo, empero, pertenece a la sensa-
ción subjetiva, mediante la cual ningún objeto pue- IV. Los avatares del sentimiento moral: Gefühl,
de ser representado Empfindsamkeit
Crítica del juicio, p. 131 (trad. modificada). Es precisamente esta cesura la que le permite a Kant
hacer que el término Gefühl pase al dominio moral,
Aquí el traductor puede trasponer término por tér- por ende trascender lo sentido, pero sin correr el ries-
mino: sensación por Empfindung, sentimiento por go de borrar la diferencia entre ética y estética: el res-
Gefühl, ya que Kant explica las razones filosóficas de peto se convierte entonces en el único “sentimien-
la partición terminológica. La oposición estableci- to” (Gefühl) de la razón práctica. Este uso del término
da aquí se apoya en la noción general de “represen- Gefühl no está en contradicción con la costumbre de
tación” (Vorstellung), que cumple la función de tér- la época. La casi totalidad de los ejemplos que da
mino medio entre Gefühl y Empfindung, y supone Adelung en su diccionario para el empleo del térmi-
además una equivalencia entre la sensación “objeti- no Gefühl tiene que ver con valores éticos (amor a
va” (Empfindung) y lo que suele traducirse por “per- la patria, al Creador, sentimiento de felicidad expe-
cepción”, Wahrnehmung (véase Percepción). El Ge- rimentado al lado de un amigo honesto) y culmina
fühl como experimentar simplemente subjetivo sin en la ecuación siguiente: “El sentimiento (Gefühl)
representación de objeto del que habla Kant en este moral, el sentimiento (Empfindung) de lo que está
punto de la Crítica del juicio corresponde al Gefühl bien y de lo que está mal (Das moralische Gefühl, die
como experimentar un cambio en el alma sin cono- Empfindung dessen, was gut und böse ist).”
cimiento de su causa, tal como lo define Tetens en A este sentido de empfinden como “capaz de sen-
el pasaje de Philosophische Versuche citado antes, y timiento moral”, se contrapondrá el término em-
que denomina a veces Empfindnis para distinguirlo pfindsam y la cuestión de la Empfindsamkeit, cuya
justamente de la Empfindung. Pero decir, como ha- historia compete enteramente al dominio de la lite-
ce Kant, que el color de un prado es una “sensación ratura y que fue institucionalizada en alemán a par-
objetiva” no quiere decir que la materialidad de un tir de las observaciones de Lessing respecto a la tra-
GEFÜHL | 563

ducción al alemán de Sentimental journey, de Sterne, la esencia de la religión no es ni el pensamiento ni


hecha por J.J. Boder (Empfindsame Reise, 1768). En la acción sino “Anschauung und Gefühl” —intui-
esta acepción, en el siglo XVIII, empfindsam quería ción y sentimiento— (Über die Religion. Reden an
decir “capaz de emoción” (Rührung). Adelung lo die Gebildeten unter ihren Verächtern, pp. 120 ss;
definió como “fähig, leicht gerührt zu werden (ca- Sobre la religión). El absoluto literario de los román-
pacidad de emocionarse fácilmente)”, mientras que ticos y de Hölderlin hace de éste un concepto origi-
Campe habla de la capacidad de experimentar nario en la fuente de toda poiēsis, de toda invención
placer en la participación emotiva. En Kant y otros, y finalmente de toda cultura. La poesía de los grie-
la Empfindsamkeit es denunciada como lloriqueo gos, basada en la simplicidad y en la pureza de un
(Empfindelei, Empfindsamelei). Pero el término per- Gefühl originario, se convierte en el lugar sagrado del
manece estrechamente asociado a esta época, y a espíritu, contra el cual la dialéctica hegeliana em-
partir del siglo XIX ya no se hablará más que de prenderá su cruzada antiparticularista en nombre
Sentimentalität. de la Vernünftigkeit, de la racionalidad.
Al mezclar entre sí el sentimiento moral y la efu- Jean-Pierre DUBOST
sión de la participación, se obtiene el cruce concep-
tual del Mit-Gefühl, es decir, de un sentimiento mo- Bibliografía principal
ral de participación en la comunidad, cuyos usos Baumgarten Gottfried, Metaphysica (1757), Hamburgo, reed.
Meiner Verlag, 1983.
podrán ser ya pedagógicos (como en Herder, Ideen Bäumler Alfred, Das Irrationalitätsproblem in der Ästhetik und
zur Philosophischen Geschichte der Menschheit, 1784- Logik des 18. Jahrhunderts bis zur “Kritik der Urteilskraft”,
1795 —Filosofía de la historia: para la educación de Halle, 1923; reimp. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchge-
la humanidad—: el cimiento de la comunidad es el sellschaft, 1975.
Boder Johann Joachim Christoph, Yoricks empfindsame Reise
Mit-Gefühl familiar, t. 13), o políticos; sobre todo con durch Frankreich und Italien, Hamburgo, 1768; A sentimen-
el concepto de Freiheitsgefühl (“sentimiento de li- tal journey through France and Italy, and, Continuation of
bertad”) en Schubart (Deutsche Chronik, 1775) o en Bramine’s journal: The text and notes, trad. L. Sterne, ed. M.
el Fiesko de Schiller (1783). Friedrich von Schlegel New y W.G. Day, Gainesville, University Press of Florida,
2002.
dará al término una tonalidad enfática y conserva- Heine Heinrich, Reisebilder, I (1824-1828), en Sekulärausgabe,
dora al conceder al carácter alemán un sentimiento t. 5, Berlín-París, Akademie Verlag/cnrs, 1970.
innato de la libertad, ligado a un sentimiento intui- ——, Alemania: Cuadros de viaje, México, Porrúa, 1991.
Herder Johann Friedrich, Vom Erkennen und Empfinden in der
tivo de la justicia de la ley (Rechtlichkeit) fundado en
menschlichen Seele (1778), ed. Suphan (1877-1913), t. 8;
el respeto de la moral y de la religión (Europa, p. 12), reimp. Hildesheim, Olms, 1978.
a lo cual replicará sin tardanza Heinrich Heine en su ——, Kritische Wälder oder Betrachtungen, die Wissenschaft und
prefacio a la segunda edición de Reisebilder (1831) die Kunst betreffend, nach Maasgaben neuerer Schriften
(1769), ed. Suphan (1877-1912), t. 3 y 4; reimp. Hildes-
oponiendo al conservadurismo comunitarista de una heim, Olms, 1994.
“katholische Harmonie des Gefühls (armonía católi- ——, Ideen zur Philosophischen Geschichte der Menschheit (1784-
ca del Gefühl)” una visión más francesa y jacobina 1795), ed. Suphan, t. 13; Filosofía de la historia: para la edu-
de lo político. cación de la humanidad, trad. E. Tabernig, Sevilla, Espuela
de Plata, 2007.
En cuanto a Jacobi, el filósofo del sentimiento por Kant Immanuel, Crítica de la razón pura, trad. M. Caimi, Bue-
excelencia en el curso de la querella del panteísmo, nos Aires, Colihue, 2007; edición bilingüe, trad., estudio pre-
un Gefühl objetivo y puro es para él la base de una liminar y notas M. Caimi, México, fce, 2009.
filosofía que se concibe como trascendental. Esta pu- ——, Crítica del juicio, trad. M. García Morente, Madrid, Espasa
Calpe, 1977; Crítica de la facultad de juzgar, Buenos Aires,
ra totalidad indisociable del Gefühl derriba las fron- Monte Ávila Latinoamericana, 2006.
teras entre imaginación y discurso, literatura y filo- Locke John, An essay concerning human understanding (1690),
sofía. Herder, Bouterwerk, Goethe y Jacobi coinciden ed. Nidditsch, Oxford, Clarendon Press, 1975; Ensayo sobre
en este terreno de lo absoluto del sentimiento. El Ge- el entendimiento humano, México, fce, 2002.
Schiller Friedrich von, Die Verschwörung des Fiesko zu Genua
fühl está en el origen de todo descubrimiento y de (1783), en Nationalausgabe, t. 4, Weimar, Hermann Böhlaus
toda verdad especialmente en Goethe, que se apro- Nachfolger, 1967.
xima así a la inmediatez de la Anschauung, de la “in- ——, Über den Zusammenhang der thierischen Natur des Men-
schen mit seiner geistigen (1780), en Nationalausgabe, t.
tuición”, y a la dimensión del genio, además. Volve-
20, Weimar, Hermann Böhlaus Nachfolger, 1962.
mos a encontrar esto en Schleiermacher, para quien
564 | GEGENSTAND

——, Über die ästhetische Erziehung des Menschen in einer Reihe otra lengua que no sea la original. Sin embargo, aparecen
von Briefen (1795), en Nationalausgabe, t. 20, Weimar, Her- dos diferencias notables: por una parte, en Kant, la escisión
mann Böhlaus Nachfolger, 1962; La educación estética del
del objeto en “fenómeno” (Erscheinung) y “cosa en sí” (Ding
hombre, trad. M. G. Morente, Espasa-Calpe Argentina, 1941.
Schlegel Friedrich von, Europa (1803); reimp. Hildesheim, an sich) divide el léxico de la objetividad en dos, mientras
Olms, 1998. que el rechazo de Husserl de la noción de cosa en sí hace
Schleiermacher Friedrich, Über die Religion. Reden an die Ge- desaparecer esta dualidad; por otra parte, en Kant los nive-
bildeten unter ihren Verächtern (1799), reed. Stuttgart, Re-
clam, 1997; Sobre la religión, trad. A. Ginzo Fernández, Ma-
les de objetivación son relativos a la doctrina de las faculta-
drid, Tecnos, 1990. des y las funciones sintéticas (a la tabla de categorías), esto
Schubart Christian Friedrich Daniel, Deutsche Chronik (1774- es, a la estructura del sujeto, mientras que Husserl, al re-
1775); reimp. Hildesheim, Olms, 1998. chazar la inversión copernicana y la doctrina de las faculta-
Schulze Gottlob Ernst, Grundriss der philosophischen Wissen-
schaft (1788-1790); reimp. Hildesheim, Olms, 1970. des, las vuelve relativas a la sola estratificación del sentido ob-
Stiebritz Johann Friedrich, Erläuterungen der Wolffischen ver- jetivo revelado por la intuición de esencia (Wesenschau).
nünftigen Gedancken von den Kräften des Menschenverstan-
des (1742-1743); reimp. Hildesheim, Olms, 1977.
I. Kant: Objekt y Gegenstand, entre fenómeno
Sulzer Johann Anton, Allgemeine Theorie der schönen Künste,
Leipzig, Weidmann und Reich, 1771-1774. (Erscheinung) y cosa en sí (Ding an sich)
Tetens Johann Nikolaus, Philosophische Versuche über die mensch- El paso al idealismo crítico, en lo que concierne al
liche Natur und ihre Entwicklung (1777); reimp. Hildesheim, tema de la objetividad, constituyó un despertar eti-
Olms, 1979.
mológico. Gegenstand y Objekt fueron introducidos
——, Über die allgemeine spekulativische Philosophie (1775); re-
imp. en Neudrucke seltner philosophischer Werke, t. 4, Berlín, para traducir el latín objectum, que viene de objicio,
Reuther und Reichard, 1913. “lanzar delante”, “exponer”; el alemán gegen añade
Wolff Christian, Deutsche Logik, en Gesammelte Werke, tomo a esta idea de manifestación la de dirección hacia y
1; reimp. Olms, Hildesheim, 1977.
——, Deutsche Metaphysik. Vernünftige Gedanken von Gott, der
de resistencia (entgegenstehen, cuyo sustantivo, Ge-
Welt und der Seele des Menschen, auch allen Dingen über- genstand, significa primero oppositum esse, y en an-
haupt, en Gesammelte Werke, t. 10, Hildesheim, Olms; re- tiguo alto alemán gaganstentida tiene el sentido de
imp. Hildesheim, Olms, t. 2, 1976. obstacula), y Stand (= stans), “aquello que se sostie-
Bibliografía de consulta
ne”, y después “lo que se mantiene, lo que dura”. El
Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigen gram- término filosófico Gegenstand hereda, pues, tres re-
matisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mund- gistros: das Gegenüberstehende, “lo que se mantiene
art [Ensayo de diccionario gramático-crítico completo del frente a mí”, “lo que se me opone”; el terminus ad
alto alemán], 5 vols; Leipzig, Breitkopf, 1774-1786.
Eberhard Johann August, Versuch einer allgemeinen deutschen quem de una facultad (“Gegenstand der Empfindung
Synonymik [Ensayo de sinonímica general del alemán], Ha- der Wahrnehmung…”: objeto de sensación, de per-
lle, J.G. Ruff, 1795; reimp. Hildesheim, Olms, 1971. cepción…); y la subsistencia o sustancialidad. En el
periodo precrítico, Kant, siguiendo las huellas del
pensamiento clásico, integra el registro de la o-po-
sición (de la fenomenalidad) al de subsistencia (de la
GEGENSTAND / objekt | alemán realidad en sí). El giro hacia el idealismo trascenden-
tal consiste en encontrar, más allá del sentido “ob-
objeto, y cosa, epokhé, erscheinung, esencia, jeto subsistente en sí”, los dos primeros sentidos, y
gefühl, intención, percepción, realidad,
representación, res, sachverhalt, sentido, sujet, en pensarlos en una unidad sistemática: el objeto es
verdad, wert “lo que está enfrente” constituido por actos de ob-
jetivación que tienen que ver con las facultades (sen-
Es sobre todo en las filosofías llamadas trascendentales, sibilidad, imaginación, entendimiento) y con sus
aquellas en las que el sentido objetivo o del objeto es pro- funciones, pero la cosa en sí sigue siendo su funda-
ducto de los actos del sujeto, donde se presentan las mayo- mento ontológico incognoscible.
res dificultades de traducción del registro de la objetividad.
Las dificultades se deben esencialmente a la distinción en A. La escisión entre fenómeno y cosa en sí
niveles de la objetivación, es decir, a la distinción de etapas En el latín de la Dissertatio de 1770 encontramos dos
en la producción del sentido objetivo, que engendra una series de ecuaciones ontológicas antonímicas: ob-
verdadera proliferación léxica difícil de trasladar a cualquier jectivum = reale = intelligibile = subjecto irrela-
GEGENSTAND | 565

tivum, subjectivum = ideale = sensibile = subjecto reificación del fenómeno, y reservar “cosa” a la “res
relativum. El objectivum se opone al subjectivum, a intelligibilis”.
aquello que reside en el sujeto o es relativo al suje- Esta anfibología se confirma en el periodo críti-
to, y se identifica por lo tanto con lo inteligible (que co, pero con un desplazamiento decisivo. El objeto
por oposición a lo sensible no varía según los suje- conserva ciertamente su doble sentido, el de la cosa
tos) y con la realitas (por oposición a la idealitas, que en sí (designada por las expresiones Ding an sich,
caracteriza a las ideas o representaciones subjetivas Objekt an sich, Gegenstand an sich, Noumenon, das
pero no a los objetos existentes). Kant opone así la Erscheinende, es decir, “cosa en sí”, “objeto en sí”, “noú-
“lex subjectiva”, “lex quaedam menti insita”, o tam- meno”, “lo que aparece”) y el de fenómeno (desig-
bién las “conditiones subjecto propriae” (la “ley subje- nado por los términos Objekt, Gegenstand, Erschei-
tiva”, “situada en el espíritu”, las “condiciones propias nung). Pero el pasaje al idealismo trascendental opera
del sujeto”: espacio y tiempo, § 29), a la “conditio un desplazamiento decisivo: las cosas en sí son in-
objectiva”, por ejemplo, la “forma objectiva sive subs- congnoscibles para el sujeto finito, incluso para su
tantiarum coordinatio (la condición objetiva, la for- entendimiento; el objeto en sí deja entonces de sig-
ma objetiva como coordinación de las sustancias)”. nificar la realidad puramente intelectual por oposi-
También rechaza conceder al tiempo y al espacio el ción a la realidad sensible, para designar lo que no
estatus de “objectivum aliquid et reale (algo objeti- es relativo ni a la sensibilidad ni al entendimiento.
vo, es decir, algo real)” (§ 14-15) para convertirlos En el idealismo crítico, el fenómeno confisca el sen-
en una “coordinatio idealis et subjecti (una coordina- tido de la objetividad para todo sujeto finito, y la in-
ción ideal, es decir, subjetiva)”. De donde resulta el tuición sensible, al convertirse en la condición mí-
doble sentido del objectum, correspondiente a su do- nima de la experiencia posible, lo es también de toda
ble registro etimológico: por un lado, la res, la “exis- validez objetiva y de toda denotación:
tens in se”, “objectum intellectus”, cosa en sí y causa
inteligible de los afectos sensibles; por el otro, el phae- Also beziehen sich alle Begriffe und mit ihnen alle
nomenon, el “objectum sensuum”: Grundsätze […] auf empirische Anschauungen, d. i.
auf Data zur möglichen Erfahrung. Ohne dieses ha-
Phaenomena ceu causata testantur de praesentia ob- ben sie gar keine Objektive Gültigkeit.
jecti, quod contra Idealismum. [Todos los conceptos, y con ellos todos los princi-
[Los fenómenos, en tanto que son causados, testimo- pios (…) se remiten a intuiciones empíricas, es de-
nian la presencia del objeto, lo cual va contra el idea- cir, a datos para la experiencia posible. Sin ello no
lismo (en esta refutación del idealismo, praesentia tienen validez objetiva alguna.] (Validez objetiva es
tiene el sentido de existentia y no de manifestación).] aquí el equivalente de sentido, de significado o de
§ 4. relación con el objeto, es decir, en lenguaje de Frege,
de denotación; véase SENTIDO).
Quaecunque ad sensus nostros referuntur ut objecta, Kritik der reinen Vernunft, A 239, B 298.
sunt Phaenomena.
[Todo lo que se remite a nuestros sentidos en tanto La objetividad recupera así el sentido etimológico de
que objeto es fenómeno.]
§ 12.
manifestación a…, como aparición a la sensibili-
dad por vía de los afectos: Objectum = Gegen-stand
= phaenomenon = ob-jectum = Dawider = frente al
A pesar de esta anfibología, el término de objectum “intuitus derivatus”.
tiende ya a reservarse al objeto que aparece y a des- • VÉASE EL RECUADRO 1
prenderse del registro de la existencia en sí: de esta
manera, la sección IV, que versa sobre el principio B. Los diferentes conceptos de la objetividad en sí
formal del mundo inteligible (esto es, sobre los ob- ¿Acaso esto significa que el fenómeno confisca todo
jetos en sí), sustituye por el término objectum los de el sentido de la objetividad? No, porque el concep-
res, substantia, aliquid, omnia; por eso, en el último to de cosa en sí, aun cuando no designe ningún ob-
párrafo citado, es mejor evitar la traducción de quae- jeto cognoscible, conserva varias funciones esencia-
cunque por “todas las cosas que…”, que implica una les en el idealismo trascendental. Por otra parte, este
566 | GEGENSTAND

Recuadro 1 › ¿Traducir el doblete en Kant?


Un obstáculo clásico de los traductores de trascendantal), “Gegenstand in sich” y “Ob- Die Transzendentalphilosophie betrachtet
Kant tiene que ver con el empleo del doble- jekt in sich” (objeto en sí), etc. Sin embar- nur den Verstand, und Vernunft selbst in
te terminológico Gegenstand-Objekt. Las go, Kant emplea frecuentemente los dos tér- einem System aller Begriffe und Grund-
sätze, die sich auf Gegenstände überhaupt
traducciones existentes repliegan ambos minos en forma simultánea para provocar
beziehen, ohne Objekte anzunehmen, die
términos, uno sobre otro, al traducirlos uni- un efecto de contraste, por ejemplo, en el gegeben wären (Ontologia); die Physiolo-
formemente por “objeto”. ¿Es deseable, o §19 de los Prolegómenos: “Das Objekt bleibt gie der reinen Vernunft betrachtet Natur,
necesario, subrayar terminológicamente la an sich selbst immer unbekannt [El objeto d. i. den Inbegriff gegebener Gegenstände
distinción entre objeto que aparece y cosa permance en sí mismo siempre desconoci- (sie mögen nun den Sinnen, oder, wenn
en sí, y que esta distinción corresponde a do]”, pero cuando la relación de las represen- man will, einer anderen Art von Anschau-
aquella entre Gegenstand y Objekt en el tex- taciones sensibles es determinada por las ung gegeben sein).
to original? E. Martineau plantea el proble- categorías, “so wird der Gegenstand durch [La filosofía trascendental no considera
ma en su advertencia a la traducción france- dieses Verhältnis bestimmt [entonces el ob- más que el entendimiento y la razón mis-
sa del curso de Heidegger sobre la Crítica jeto es determinado por esta relación]”. Ha- ma en un sistema de todos los conceptos
de la razón pura, sugiriendo adoptar “ob-je- bría entonces que utilizar el doblete ob-jet/ y de todos los principios que se refieren a
to” por el fenómeno (donde el guión da el objeto sin hacerlo corresponder estricta- objetos en general, sin suponer los obje-
tos que serían dados (ontología); la fisio-
matiz de oposición a la intuición al separar mente al doblete Gegenstand/Objekt, sino
logía de la razón pura considera la natu-
ob-), y “objeto” para la cosa en sí. El inconve- en función del contexto. La dificultad del uso raleza, es decir, el conjunto de los objetos
niente, que observaron los traductores fran- de este doblete estriba en que Kant emplea dados (ya sean dados a los sentidos o, si
ceses del Kant-Lexikon de R. Eisler (art. a veces el término Gegenstand para desig- se quiere, a otra clase de intuición).]
“Objet”, p. 750), es que Kant emplea muy a nar el género que engloba las especies “fe- Kritik der reinen Vernunft, A 845, B 873.
menudo ambos términos indistintamente, nómeno” y “cosa en sí”, sobre todo en el
haciéndolos designar tanto el fenómeno co- pasaje citado por E. Martineau para ejem-
mo la cosa en sí: “transzendentaler Gegens- plificar su distinción:
tand” y “transzendentales Objekt” (objeto

concepto es engañoso, porque el “en sí” sugiere la ex- Noúmeno y fenómeno se definen así por su relati-
clusión de toda relación, mientras que Kant, lejos de vidad con la intuición infinita vs. finita, creadora vs.
pensar a partir de la sola subsistencia ontológica, lo receptiva, originaria vs. derivada. Heidegger, jugan-
define siguiendo la inversión copernicana como “ter- do con la oposición entre las partículas ent- y gegen-,
minus ad quem” de facultades (intuición infinita, en- los caracteriza como Entstand (el siendo-surgiendo-
tendimiento, razón pura, razón práctica) en la pers- a-partir-de-la-intuición-originaria) y Gegen-stand
pectiva de la “correlación” abierta por la inversión o Dawider (el siendo o-puesto a la intuición deri-
copernicana, cuyo efecto es multiplicar su sentido. vada) (Kant y el problema de la metafísica, México,
FCE, 2012). Como sólo tenemos intuición sensible
–El primer concepto de objeto en sí corresponde al y no podemos demostrar la posibilidad de una in-
sentido positivo del noúmeno, al objeto puro de tuición intelectual, semejante concepto no tiene nin-
entendimiento tal como sería dado a una intuición guna realidad objetiva, es decir, ni denotación ni
intelectual o a un intuitus originarius creador de su contenido.
objeto:
–El segundo es el concepto negativo de noúmeno,
Wenn ich aber Dinge annehme, die bloß Gegenstände al que corresponden los términos de “objeto tras-
des Verstandes sind, und gleichwohl, als solche, einer cendental (tranzendentales Objekt), de “objeto en
Anschauung, obgleich nicht der sinnlichen (als coram general (Gegenstand überhaupt)”, de “algo en gene-
intuitu intellectuali), gegeben werden können; so wür- ral (Etwas überhaupt)”. No se puede conocer nada
den dergleichen Dinge Noumena (Intelligibilia) heißen. del noúmeno; pero si se quiere evitar el idealismo
[Si admito cosas que son simplemente objetos del en- berkeleyano, hay que atribuir a los fenómenos, en
tendimiento, y que sin embargo pueden ser dadas co- tanto que simples representaciones, la relación con
mo tales a una intuición, aunque no sea a la intuición algo que no sea representación, sino causa ontoló-
sensible (en tanto que son coram intuitu intellectua-
gica de las intuiciones; este “objeto” tiene por doble
li), tales cosas se llamarían noúmenos (intelligibilia).]
función limitar la pretensión de la sensibilidad de
Kritik der reinen Vernunft, A 249.
dar los objetos en sí (por ende, la función de ase-
GEGENSTAND | 567

gurar la idealidad trascendental de los fenómenos), objeto (leere Begriffe ohne Gegenstand)” (ibid., A 292,
y de garantizar la denotación o la realidad empírica B 348), “objetos hiperbólicos (hyperbolische Objek-
de estos últimos: te)”, “puros seres de entendimiento (o, mejor, de pen-
samiento) (reine Verstandeswesen [besser: Ge-
Da Erscheinungen nichts als Vorstellungen sind, so be- dankenwesen]),” (Prolegomena…, § 45, AK, t. 4, p.
zieht sie der Verstand auf ein Etwas, als den Gegen- 332), es decir, objetos suprasensibles sin realidad ob-
stand der sinnlichen Anschauung: aber dieses Etwas ist jetiva, sin denotación.
insofern nur das transzendentale Objekt. Dieses bedeu-
tet aber ein Etwas = x, wovon wir gar nichts wissen. –El último concepto del objeto en sí es correlativo de
[Como los fenómenos no son más que representa-
la razón práctica. Las ideas suprasensibles no tienen
ciones, el entendimiento los remite a algo, como al
ninguna denotación para la razón especulativa pe-
objeto de la intuición sensible: pero este algo no es
en este sentido más que el objeto trascendental. Aho- ro sí para la razón práctica, en tanto que condicio-
ra bien, este objeto significa un algo = x del que no nes necesarias para la observación de la ley moral.
sabemos nada en absoluto.] La inmortalidad del alma, la libertad y la existencia
Kritik der reinen Vernunft, A 250. de Dios tienen así una “realidad objetiva”, son “ob-
jetos” en tanto que correlatos necesarios de la fe ra-
En otra parte, este objeto se define como “la causa cional, aun cuando ninguna intuición asegure esta
puramente inteligible de los fenómenes en general realidad objetiva:
(die bloß intelligible Ursache der Erscheinungen über-
haupt)” (Kritik der reinen Vernunft, A 494, B 522), y Nun bekommen sie durch ein apodiktisches praktisches
“aquello que en todos nuestros conceptos empíri- Gesetz als notwendige Bedingungen der Möglichkeit
cos puede suministrar, en general, referencia a un dessen, was dieses sich zum Objekte machen gebietet,
objeto, es decir, realidad objetiva (das, was in allen Objektive Realität, d. i. wir werden durch jenes ange-
unseren empirischen Begriffen überhaupt Beziehung wiesen, daß sie Objekte haben, ohne doch, wie sich ihr
Begriff auf ein Objekt bezieht, anzeigen zu können.
auf einen Gegenstand, d. i. objektive Realität ver-
schaffen kann)” (ibid., A 109). [Estas ideas reciben a través de una ley práctica apo-
En la medida en que no puede aplicarse ninguna díctica, como condiciones necesarias de lo que esta
ley nos ordena tomar como objeto, una realidad ob-
categoría para determinarlo, este objeto trascenden-
jetiva, es decir, que aprendemos de esta ley que ellas
tal justamente no es un “objeto” definido: es una pura poseen objetos, sin por ello poder mostrar cómo se
X, “el concepto de un objeto en general (der Begriff relaciona su concepto con un objeto.]
eines Gegenstandes überhaupt)” (ibid., A 251), “el pen- Kritik der praktischen Vernunft, AK, t. 5, p. 135.
samiento totalmente indeterminado de algo en ge-
neral (der gänzlich unbestimmte Gedanke von Etwas
überhaupt)” (ibid., A 253). Es el ob- de objeto lo que “Objetividad” y “realidad objetiva” significan cierta-
garantiza la denotación unitaria de nuestras repre- mente la subsistencia independiente de nuestro co-
sentaciones correlativa de la apercepción trascen- nocimiento, pero en tanto correlatos necesarios de
dental como unidad formal de la conciencia de sí. la razón práctica, que las plantea como postulados.

–El tercer concepto es el de idea de la razón: “objeto C. Los grados de la objetividad fenomenal
puramente inteligible (bloß intelligibler Gegenstand)”, El objeto como fenómeno es pensado como corre-
“objeto del pensamiento puro (Gegenstand des reinen lato de las funciones objetivantes del pensamiento.
Denkens)” (ibid., A 286-287 ss., B 342-343), es decir, De manera general, el problema crítico es el de la va-
objeto suprasensible de la “metaphysica specialis” (el lidez objetiva de nuestros conocimientos, es decir,
alma, el mundo, Dios) que la razón pretende deter- del paso de representaciones simplemente subjeti-
minar solamente con la ayuda de las categorías, care- vas, válidas para mí solo (“bloß subjektiv”), a una re-
ciendo de todo dato sensible. Como la sensibilidad es presentación que tiene a la vez relación con un obje-
condición de la relación con un objeto, las categorías to (Gegenständlichkeit, “Beziehung auf ein Objekt”)
como puras formas de pensamiento no definen en- y validez objetiva, para todo el mundo (Objektivität).
tonces más que “entia rationis”, “conceptos vacíos sin La traducción uniforme por “objetividad” encubre
568 | GEGENSTAND

esta distinción así como la solución kantiana, que objectiva”, quodditas o “realitas actualis”, necessitas o
es asimilar la Gegenständlichkeit (que puede tradu- “ens causatum”).
cirse como “objetualidad”) a la Objektivität (para la Cada nivel realiza una eliminación sucesiva de lo
cual se reservará la traducción por “objetividad”), que es simplemente subjetivo (“bloß subjektiv”): la
entendida como validez necesaria (“notwendige Gül- cualidad sensible, el “ens imaginarium” y la contin-
tigkeit”) y universal (Allgemeingültigkeit): gencia.

Es sind daher objektive Gültigkeit und notwendige All- –La realitas objectiva (essentia, possibilitas), en el pla-
gemeingültigkeit (für jedermann) Wechselbegriffe, und no matemático, no es el objeto simplemente pre-
ob wir gleich das Objekt an sich nicht kennen, so ist sente ahí (da-seiendes) sino despojado de sus cuali-
doch, wenn wir ein Urteil als gemeingültig und mithin dades secundarias, constituido solamente por las
notwendig ansehen, eben darunter die Objektive Gül- cualidades primarias (magnitudes) como condicio-
tigkeit verstanden.
nes de la construcción en el espacio y el tiempo, es
[Los conceptos de validez objetiva y de validez uni- decir, el objeto posible; es el sentido de objeto (“ge-
versal (para quienquiera que sea) y necesaria son así genständlicher Sinn”) el que se opone al nihil nega-
conceptos intercambiables, y aun cuando no conoz-
tivum, objeto vacío sin concepto (“leerer Gegenstand
camos el objeto en sí, si un juicio es percibido como
dotado de validez general y por ende necesaria, con
ohne Begriff”, Kritik der reinen Vernunft, A 292, B
ello entendemos que hay una validez objetiva.] 348):
Prolegomena…, § 19, AK, t. 4, p. 298.
[die] Bedingungen des Raumes und der Bestimmung
desselben […] haben ihre Objektive Realität, d. i. sie
Así pues la objetividad ya no se opone a la subjeti- gehen auf mögliche Dinge,weil sie die Form der Er-
vidad sino solamente a la “simple subjetividad (blo- fahrung überhaupt a priori enthalten.
ße Subjektivität)”, “validez puramente subjetiva (bloß [(las) condiciones del espacio y de su determinación
subjektive Gültigkeit)” de las modificaciones sensi- tienen su realidad objetiva, es decir, se relacionan con
bles del sujeto; se identifica con aquello que en el su- cosas posibles, puesto que contienen a priori la for-
jeto es a priori, es decir, las intuiciones puras y cate- ma de la experiencia en general.]
Ibid., A 221, B 268.
gorías que proporcionan la relación con el ob-jeto:

Daß es a priori erkannt werden kann, bedeutet: daß es –La realitas actualis existentia, en el plano dinámico,
ein Objekt habe und nicht bloß subjektive Modifika- es la efectividad (Wirklichkeit), el objeto dado percep-
tion sei. tivamente con una materia sensible que garantiza
[Que (aquello que es dado por la experiencia) pueda su realidad empírica o denotación (Gegenständlich-
ser conocido a priori significa: que aquello tenga un keit, Beziehung auf einen Gegenstand), que se opone
objeto, y no sea solamente una modificación subje- al ens rationis y al ens imaginarium como intuición
tiva.] o concepto vacíos sin objeto (ibid., A 292):
Reflexionen, 5216.
[wir müssen] immer eine Anschauung bei der Hand
Sin embargo, el concepto de objeto es un concepto haben, um […] die Objektive Realität des reinen Ver-
genérico cuyo sentido se multiplica en función de standesbegriff darzulegen.
los niveles de objetivación que aseguran al fenóme- [(debemos) siempre tener a mano una intuición pa-
no su denotación, su universalidad y su necesidad. ra poner en evidencia la realidad objetiva del con-
Sigue la plurivocidad del concepto de “realidad cepto puro del entendimiento.]
objetiva (Objektive Realität)”, que se divide en ni- Ibid., B 288.
veles relacionados con las condiciones trascenden-
tales (formales, materiales, generales) que definen –Finalmente, el ens creatum sive causatum, despoja-
las modalidades (posible, efectivo, necesario) y que do de todo sentido teológico, corresponde a la “ne-
corresponden a los diferentes conceptos escolásti- cesidad material en la existencia (materiale Not-
co-cartesianos de “realidad” (quidditas o “realitas wendigkeit im Dasein)”, es decir, a la sumisión al
GEGENSTAND | 569

principio de causalidad y a la regla necesaria del en- pura, hay que distinguir la Gegenständlichkeit y la
tendimiento en la aprehensión de los fenómenos: Objektivität, la objetualidad y la objetividad; ésta es
garantizada por la aprioridad, es decir, la necesidad
Dasjenige an der Erscheinung, was die Bedingung die- y la universalidad:
ser notwendigen Regel der Apprehension enthält, ist
das Objekt. Unter einem Begriffe eines Gegenstandes der prakti-
[Aquello que en el fenómeno contiene la condición schen Vernunft verstehe ich die Vorstellung eines Ob-
de esta regla necesaria de la aprehensión es el objeto.] jekts als einer möglichen Wirkung durch Freiheit.
Ibid., A 191, B 236. [Entiendo por concepto de un objeto de la razón
práctica la representación de un objeto como efecto
La idea de orden causal del tiempo prescribe una posible de la libertad.]
regla para el encadenamiento subjetivo de la apre- Kritik der praktischen Vernunft, AK, t. 5, p. 57.
hensión y permite pasar de la sucesión subjetiva de
las representaciones a la representación de una su- Die alleinigen Objekte einer praktischen Vernunft sind
cesión objetiva, de la Erscheinung al Objekt; el obje- also die vom Guten und Bösen. Denn durch das erste-
to en este sentido no designa simplemente el objeto re versteht man einen notwendigen Gegenstand des
existente sino aquello que tiene una validez univer- Begehrungs, durch das zweite des Verabscheuungsver-
sal y necesaria. La objetividad como validez no se mögens, beide nach einem Prinzip der Vernunft.
identifica pues totalmente con la denotación sino [Los únicos objetos de una razón práctica son pues
que le añade una exigencia, la del principio de ra- el bien y el mal. Ya que por el primero se comprende
zón o de causalidad, que inserta todo objeto en el un objeto necesario de la facultad de desear, por el
orden necesario de causación de los fenómenos y segundo un objeto necesario de la facultad de detes-
tar, ambos según un principio de la razón.]
permite constituir la realidad para las ciencias de la
Ibid., AK, t. 5, p. 58.
naturaleza, idéntica para todo sujeto (allgemeingül-
tig). Habrá que tener cuidado de no confundir esta
validez intersubjetiva con la simple pretensión a la II. Husserl: del objeto a la Gegenständlichkeit
universalidad subjetiva que caracteriza al juicio del El léxico de la objetividad presenta en Husserl el mis-
gusto (Kritik der Urteilskraft, § 8, AK, t. 5, pp. 213- mo tipo de dificultad que en Kant, en el sentido de
216), ya que ésta no es más que la Idea de un asen- que ha sido técnicamente extendido y complejizado
timiento universal desprovisto de concepto, y por a causa de la distinción de tipos de objeto y de ob-
ende de objetividad. jetivación. No obstante, al mismo tiempo y con res-
–Un último concepto de la objetividad aparece pecto al kantismo, es simplificado por la epojé (ἐπο
en el plano práctico, donde se plantea también la χή) que, al despejar la disociación del objeto en
cuestión crítica de la objetividad de nuestros prin- fenómeno y cosa en sí, devuelve el objeto exclusiva-
cipios de acción. En general, existe un objeto de la mente al fenómeno.
práctica como fenómeno, esto es, el objeto del de-
seo como realización de la voluntad; pero si el prin- A. Multiplicación de los tipos de objeto
cipio de determinación de la acción es un objeto La consigna de Husserl es el “Rückgang auf die Sache
empírico, esto es, el sentimiento de placer o de do- selbst”, traducida por “retorno a las cosas mismas”.
lor o la distinción entre lo bueno y lo malo, la ac- Sin embargo, “las cosas no son simplemente las co-
ción carece de validez objetiva porque su objeto es sas de la naturaleza (Sachen sind nicht ohne weiteres
una materia a posteriori (Kritik der praktischen Ver- Natursachen)” (Ideas I, § 19), sino todo aquello que
nunft, AK, t. 5, p. 21 – Objekt = Materie), o sea, sim- puede ser llevado a lo autodado (Selbstgegebenheit)
plemente subjetiva; para que tenga validez objetiva intuitivo, por oposición a aquello que es simple-
su objeto debe ser un objeto necesario de la facul- mente entendido (“bloß vermeint”). De donde re-
tad de desear, cuya validez intersubjetiva está ase- sulta una multiplicación de los tipos de objeto te-
gurada por su carácter formal, a priori, esto es, la máticos, para los cuales Husserl agrega al término
forma de la ley, principio de distinción entre bien y Gegenstand el de Gegenständlichkeit, mejor traduci-
mal (Gut y Böse). Al igual que en el caso de la razón do por “objetidad” (S. Bachelard, Élie-Kelkel-Sché-
570 | GEGENSTAND

rer) que por “objetividad” (Ricœur) para evitar la En un museo veo primero un objeto primitivo co-
confusión con el carácter de aquello que tiene va- mo una simple cosa; después, comprendiendo su
lidez objetiva (Objektivität, véase infra): valor de uso (Gebrauchssinn), se lo incorporo y lo
percibo como objeto de uso (Gebrauchsobjekt). Ni
Ich wähle öfters den unbestimmteren Ausdruck Ge- el francés ni el español poseen la facilidad que ofre-
genständlichkeit, weil es sich hier überall nicht bloß um cen en alemán las palabras compuestas para expre-
Gegenstände im engeren Sinn, sondern auch um Sa- sar esta fusión: con “objeto-valor” se corre el riesgo
chverhalte, Merkmale, um unselbständige reale oder de inducir una confusión con el valor objetivado
kategoriale Formen u. dgl. handelt. (abstracto), “objeto que conlleva el valor” (Ricœur),
[Con mayor frecuencia elijo la expresión más im- de sugerir una escisión entre objeto y valor; la ex-
precisa de objetidad, porque en general de lo que se presión “cosa evaluada” sugiere mejor la fusión. En
trata no es simplemente de objetos en sentido estre- general, los diferentes niveles de objetivación y la
cho, sino también de estados de cosas, de caracterís-
distinción entre objetidades abstractas y concretas
ticas, de formas reales o categoriales dependientes,
etcétera.]
presentan problemas tanto a la lengua francesa co-
Investigaciones lógicas, § 9, nota.
mo a la española.

2. Objetos singulares y esencias


De esta manera, un número, un valor, una nación Husserl amplía también el campo de las objetida-
son “objetidades” al mismo título que un árbol. Ana- des al admitir al lado de los objetos singulares las
licemos esta diferenciación del léxico del objeto. esencias como objetos de una intuición específica:

1. Cosas de la naturaleza y objetidades fundadas Das Wesen (Eidos) ist ein neuartiger Gegenstand. […]
Las objetidades pueden designar las formas de ob- Auch Wesenerschauung ist eben Anschauung, wie ei-
jeto fundadas en la infraestructura de la naturaleza detischer Gegenstand eben Gegenstand ist.
material y que poseen capas de sentido superestruc- [La esencia (eidos) es un objeto de un nuevo tipo.
turales. Son “nuevos tipos de objetidad de orden su- (…) La intuición de las esencias es también una in-
perior (neuartige Gegenständlichkeiten höherer Ord- tuición, al igual que el objeto eidetico es también un
nung)” (Ideas I, § 152.) que Husserl designa con los objeto.]
términos Gegenstand, Objekt, Gegenständlichkeit, Ideas, I, § 3.
Objektität (Ideas I, § 95.): seres animados (Anima-
lien), objetos dotados de valor (Wertobjekte o Wert- La dificultad aquí no es de traducción sino de com-
objektitäten, véase Wert), objetos de uso (“praktische prensión del término Gegenstand: si se traduce por
Objekte” o Gebrauchsobjekte), formaciones cultura- “objeto”, hay que recordar “la generalización de los
les (“konkrete Kulturgebilde”: Estado, ley, moral, etc.). conceptos de intuición y de objeto (Verallgemeine-
La dificultad estriba en la distinción entre la infra- rung der Begriffe ‘Anschauung’ und ‘Gegenstand’)”,
estructura natural (la cosa que vale, “werter Gegen- que no es una analogía que piense las esencias so-
stand”), el estrato abstracto basado en ella (das Wert, bre el modelo de los objetos sensibles, sino la com-
el valor como correlato de la evaluación, el “objecti- prensión de los objetos singulares y de las esencias
fied value”), y la objetidad concreta resultante de como especies del género “objeto cualquiera”, del
esta fusión (Wertgegenstand donde se fusionan el “concepto universal de objeto, del objeto como una
Naturobjekt y el Wert, el “object with value”): cosa cualquiera (des allgemeinen Gegenstandsbe-
griffs, des Gegenstands als irgend etwas)” (Ideas, I, §
Wir sprechen von der bloßen “Sache”, die werte ist, die 22). Husserl generaliza el hecho de ser objeto (Ob-
Wertcharakter, Wertheit hat; demgegenüber vom kon- jektheit) a otros campos aparte de las singularida-
kreten Werte selbst oder der Wertobjektität. des, denunciando a la vez toda confusión entre las
[Hablamos de la simple “cosa” que vale, tiene el ca- objetidades reales e ideales:
rácter de “valor” o la cualidad-valor, por oposición al
valor concreto mismo o a la objetidad dotada de valor.] Besagt Gegenstand und Reales, Wirklichkeit und reale
Ideas, I, § 95. Wirklichkeit ein und dasselbe, dann ist die Auffassung
GEGENSTAND | 571

von Ideen als Gegenständen und Wirklichkeiten aller- tomado como sustrato de una enunciación, objetos
dings verkehrte “platonische Hypostasierung”. de orden superior porque se derivan de sustratos
[Si objeto y real, efectividad y efectividad real desig- últimos que son los objetos perceptivos. Por ejem-
nan la misma cosa, la concepción de las ideas como plo, el estado-de-cosa “la nieve es blanca” es un ob-
objetos y efectividades es una errónea “hipóstasis jeto a mismo título que la nieve, pero de un orden
platónica”.] superior ya que implica a la vez la conciencia del
Ideas, I, § 22. sustrato, de la propiedad y de su relación: es un “ob-
jeto-de-conjunto de conciencia politética (Gesamt-
El término Wirklichkeiten, que corresponde al con- Gegenstand polythetischer Bewußtseins)”. La traduc-
cepto generalizado de objeto, no desiga las “realida- ción de Sachverhalt (véase Sachverhalt) por “estado
des” (Ricœur) en el sentido de “realidades natu- de cosa” es engañosa, porque la cosa no es la cosa de
rales”, sino todo aquello que tiene el carácter de la la naturaleza (Naturding) sino todo sujeto lógico de
efectividad (Wirklichsein) y engloba diferentes tipos nivel común; el inglés “predicatively formed affair-
de idealidad (vielerlei Ideales: la gama de los tonos, complex” —hecho complejo de forma predicativa—,
el número 2, el círculo, una proposición, etcétera). mejor todavía que “state of affairs”, traduce su ori-
gen predicativo y su carácter común.
3. Objetidades sintácticas
Entre las esencias, la idea de ontología formal crea B. Supresión del objeto en sí y estratos de sentido del
una extensión de la objetividad en el dominio de la objeto intencional
sintaxis. Las ontologías materiales consideran los gé- La anfibología kantiana del objeto (Erscheinung y
neros de objetos concretos (cosa, animal, hombre), la “Ding an sich”) es desplazada por la epojē, ya que
ontología formal, la “región formal (formale Region)” dejar fuera (ausschalten) la tesis natural es poner en-
del objeto cualquiera, “la forma vacía de región en tre paréntesis (einklammern) todo objeto plantea-
general (die leere Form von Region überhaupt)” (Ideas do por ella, esto es, todo siendo en sí, y hacer apa-
I, § 10). El objeto en sentido lógico, que designa to- recer el objeto como “objeto intencional” o noema
do motivo de posibles predicaciones, no se limita a (Noema), términos que designan el sentido objetal
los individuos concretos como proto-objetidades aludido y constituido por la conciencia:
(Urgegenständlichkeiten) o sustratos últimos (letzte
Substrate), sino que abarca las “objetidades sintácti- Ähnlich wie die Wahrnehmung hat jedes intentionale
cas o categoriales (syntaktische oder kategoriale Ge- Erlebnis […] sein “intentionales Objekt”, d. i. seinen
genständlichkeiten)” (Ideas I, § 11) derivadas de las gegenständlichen Sinn.
primeras por construcción sintáctica: [Al igual que la percepción, cada vivencia intencio-
nal tiene (…) su “objeto intencional”, es decir, su
“Gegenstand” ist ein Titel für mancherlei, aber zusam- sentido objetal u objetual.]
mengehörige Gestaltungen, z. B. “Ding”, “Eigenschaft”, Ideas, I, § 90.
“Relation”, “Sachverhalt”, “Menge”, “Ordnung”, usw.,
die […] auf eine Art Gegenständlichkeit, die sozusa- El objeto intencional es el objeto no en el sentido
gen den Vorzug der Urgegenständlichkeit hat, zurüc- de siendo subsistente en sí, sino en el sentido en que
kweisen.
se habla de objeto de la atención, es decir, del corre-
[“Objeto” es un título para toda clase de configura- lato o “terminus ad quem” (worauf, hacia donde, di-
ciones relacionadas como “cosa”, “propiedad”, “rela- rá Heidegger) de una actividad; no la cosa existente
ción”, “estado de cosas”, “conjunto”, “orden”, etc., que
(“das wirkliche Ding”), sino el sentido-de-ser (Seins-
(…) remiten a un tipo de objetidad que tiene el pri-
vilegio de la objetividad originaria.]
sinn) constituido por las donaciones de sentido de
Ideas, I, § 10.
la conciencia: ¡el noema de árbol no arde! El término
gegenständlich que designa la relación con un obje-
to se traducirá por “objetal” u “objetual” para dis-
Tales “objetos” son los conceptos fundamentales pu- tinguirlo del término objektiv que designa aquello
ramente lógicos, las determinaciones formales del que posee una validez intersubjetiva. De tal mane-
objeto como un “algo en general (ein irgend Etwas)” ra, como todo objeto se reduce a un sentido-de-ob-
572 | GEGENSTAND

jeto correlativo a una alusión de la conciencia, a un se trata de “objetidades inmanentes”, es decir, no de


noema correlativo a una noesis, y como es posible objetos situados en el mundo sino de unidades iden-
descomponer el noema en una pluralidad de alusio- tificadas por la conciencia. Así, el tiempo de la con-
nes parciales, en el noema podrán distinguirse dife- ciencia no es heracliteano, informe, sino ya infor-
rentes estratos de sentido objetal correspondiente a mado por unidades permanentes:
los grados de objetivación; encontramos así, al igual
que en Kant, una estratificación de sentidos del ob- Das Erlebnis, die wir jetzt erleben, wird uns in der un-
jeto y de la objetividad que remiten a las operacio- mittelbaren Reflexion gegenständlich, und es stellt
nes constitutivas del sujeto trascendental. sich in ihm immerfort dasselbe Gegenständliche dar:
derselbe Ton.
1. El doble sentido del concepto de realidad: [La vivencia que vivimos ahora se vuelve objetal pa-
reell y real ra nosotros en la reflexión inmediata, y en ella se ex-
Esta reducción de la objetividad al objeto intencio- pone continuamente el mismo contenido objetal: el
nal no debe ocultar la escisión del concepto de “rea- mismo tono.]
Husserl, Die Idee der Phänomenologie
lidad” en dos sentidos del ser, designados por los
adjetivos reell y real, o immanent y transzendent.
Aquello que es reell designa lo que posee el modo Este tono es ciertamente un “objeto” en el sentido
de ser de la conciencia y es absolutamente dado; de unidad aprehendida por la conciencia, mas no un
aquello que es real designa toda cosa de la natura- objeto de la naturaleza (Reales, Naturgegenstand).
leza material (Naturding) dada por esbozos; el ár- De ahí la dificultad de traducir expresiones que de-
bol percibido es real, mi percepción del árbol es, por signan estos “objetos” inmanentes, como Zeitobjekt:
el contrario, reell, incluida en la conciencia y por eso
mismo irreal, no incluida en la naturaleza material. In der Wahrnehmung mit ihrer Retention konstituiert
Traducir indistintamente real y reell por “real” ocul- sich das ursprüngliche Zeitobjekt.
taría esta distinción esencial de los modos de ser de [En la percepción con su retención se constituye el
la conciencia y del objeto, de lo vivido (Erlebnis) y tiempo-objeto originario.]
de la cosa (Ding), “de la existencia real de la percep- Ibid.
ción (der reelle Bestands der Wahrnehmung)” y del
“objeto trascendente (des transzendenten Objekts)” Hay que traducir al francés por “temps-objet”
(Ideas I, § 41); y la traducción de irreal por “irreal” [“tiempo-objeto”] (Granel) u “objet de temps”
sería errónea, pues daría a entender que las viven- [“objeto de tiempo”] y no objet temporel [“objeto
cias son ficciones cuando son elementos absolutos: temporal”] (Dussort, Lowit), porque si bien todo
irreal designa todo aquello que no tiene el modo de objeto de la naturaleza es “temporal” en tanto que
ser de un objeto mundano. Husserl retoma así un está inserto en el tiempo objetivo, una melodía co-
léxico heredado del idealismo alemán, en el que la mo elemento inmanente de la conciencia es un
Realphilosophie designaba la filosofía del trabajo, “tiempo-objeto”, pura cosa-de-duración sin carác-
de la naturaleza, de la familia (cf. Hegel, Realphilo- ter espacial ni causal. Sucede lo mismo con el es-
sophie de Jena), donde real se opone a todo lo que trato abstracto de la espacialidad, que define “obje-
es de orden metafísico y compete a la filosofía del es- tos” concretos en relación consigo mismo, pero
píritu; Husserl extiende el concepto de real a todo abstraídos de la cosa natural: “res extensae”. Aquí
aquello que pertenece al mundo, oponiéndolo ex- también hay que traducir res extensa por espa-
clusivamente a las objetidades ideales y sintácticas cio-objeto, o cosa-espacial (con guión), antes que
(véase Verdad). por “cosa extensa” o “cosa espacial”, pues si bien to-
da Naturding es extensa, la “res extensa” no es más
2. Objetidades inmanentes que extensión, abstracción hecha de su materiali-
Si el léxico de la objetividad se complica hacia arri- dad, de su inserción en el orden causal de la natu-
ba por la admisión de objetos de orden superior, raleza: un fantasma, un arco iris como puras apari-
también lo hace hacia abajo, cuando examinamos ciones. Estos estratos se disocian a su vez en
los componentes abstractos de objetos concretos: estratos más abstractos, por ejemplo, la “res exten-
GEGENSTAND | 573

sa” en “cosas” relativas a cada sentido (Sinnen- […se debe poder distinguir diferentes conceptos de
dinge: Sehdinge, Tastdinge, etc.), que no son las objetidades no modificadas, entre los cuales el “obje-
“choses sensibles (cosas sensibles)” o las “choses sen- to puro y simple”, a saber, lo idéntico que es a veces
sorielles (cosas sensoriales)” (Ricœur), “sensory percibido, a veces directamente re-presentado y otras
things” o “things of sense” (Boyce Gibson, trad. ing. veces figurado en un cuadro, indica un único con-
cepto central.]
de Ideen…, I) —porque toda Naturding es sensi-
Ideas, I, § 91.
ble—, sino las “things pertaining to the senses”
(Cairns), cosas-de- los-sentidos o cosas que se re-
lacionan con cada sentido, que pueden traducirse Las expresiones “puro sentido objetal (purer gegen-
por el latín sensualia (Escoubas, trad. fr. de Ideen…, ständlicher Sinn)”, “núcleo noemático (noemati-
II). Se traducirá entonces Sehding con ayuda del la- scher Kern)” y “núcleo central (zentraler Kern)” de-
tín visuale (Escoubas), o también por “chose-visue- signan así un estrato de sentido del objeto completo,
lle (cosa-visual)” o “chose-de-vue (cosa-de-vista)”, es decir, el que se obtiene por abstracción de las de-
pero no por “chose visuelle (cosa visual)” ni por terminaciones inherentes al “cómo” de la aprecia-
“chose visible (cosa visible)” (Ricœur): porque toda ción subjetiva; el concepto de “objetividad” tiene
Naturding es visible (pero también tangible, audi- aquí entonces el sentido de la ausencia de modifi-
ble, etc.), mientras que la Sehding es una pura co- cación subjetiva, y el de “puro objeto”, el sentido de
sa-de-vista que no tiene más que propiedades vi- correlato previo a toda mutación de sentido ligada
suales (por ejemplo, una mancha de color rojo que a los caracteres de actos.
veo al cerrar los ojos).
4. La distinción entre sentido noemático
3. Objeto “puro y simple” y objeto completo y “objeto” determinable
El análisis de los objetos intencionales y de sus mo- Dijimos antes que el sentido husserliano de la ob-
dos de darse permite distinguir un sentido estrecho y jetividad se reducía al sentido intencional o noe-
un sentido lato del noema; el núcleo central o puro mático, a la exclusión de la cosa en sí, y que en este
sentido objetal, o momento noemático central (“zen- sentido noemático el momento específicamente “ob-
traler Kern”, “purer gegenständlicher Sinn”, “zentrales jetivo” era el núcleo, obtenido eleminando los carac-
noematisches Moment”), se opone al objeto intencio- teres inherentes al cómo de la apreciación subjetiva
nal completo u objeto en el cómo de sus modos de (recordado, imaginado, etc). Sin embargo, el senti-
darse (“volles intentionales Objekt”, “Gegenstand im do archifundador del objeto en Husserl no se redu-
Wie seiner Gegebenheitsweisen”). El mismo árbol ce ni al sentido noemático ni al núcleo noemático,
puede ser percibido bajo diferentes ángulos, en dife- sino a una capa noemática última, la del “objeto” co-
rentes estaciones, cambiar de predicados (color, for- mo puro X, puro “algo”, puro sustrato idéntico de
ma…) y permanecer idéntico; puede ser percibido, determinaciones variables:
recordado, imaginado, nombrado: este “mismo” es el
sentido objetal mínimo (“gegenständlicher Sinn”), Es scheidet sich als zentrales noematisches Moment
abstracción hecha de los actos de aprehensión (per- aus: der “Gegenstand”, das “Objekt”, das “Identi-
cepción, memoria, etc.) que confieren al árbol los sche”, das “bestimmbare Subjekt seiner möglichen
Aktcharaktere (caracteres de acto) de lo “percibido”, Prädikate” —das pure X in Abstraktion von allen
“recordado”, etc., y se opone al “Objekt im Wie” (ob- Prädikaten— und es scheidet sich […] von den Prä-
dikatnoemen. […] derart, daß der charakterisierte
jeto en el cómo —su modo de darse—) que es el ár-
Kern ein wandelbarer und der “Gegenstand”, das pu-
bol-percibido, el árbol-recordado, etc: re Subjekt der Prädikate, eben ein identisches ist. […]
Kein “Sinn” ohne das “etwas” und wieder ohne
…daß verschiedene Begriffe von unmodifizierten Ob- “bestimmenden Inhalt”.
jektivitäten unterscheidbar sein müssen, von denen
[Se distingue (de los predicados variables y cam-
der “Gegenstand schlechthin”, nämlich das Identische,
biantes) como momento noemático central, el “obje-
das einmal wahrgenommen, das andere Mal direkt ver-
to”, lo “idéntico”, el “sujeto determinable de sus pre-
gegenwärtigt, das dritte Mal in einem Gemälde bild-
dicados posibles” —el puro X abstraído de todos los
lich dargestellt ist u. dgl., nur einen zentralen Begriff
predicados—, y se distingue de los predicados noe-
andeutet.
574 | GEGENSTAND

máticos. (…) de suerte que el núcleo caracterizado ra las ontologías materiales. Estrictamente hablan-
es cambiante, mientras que el “objeto”, el puro suje- do, y al igual que en Kant, para distinguirla del ob-
to de los predicados, permanece justamente idénti- jeto provisto de un sentido noemático determinado,
co (…) No hay sentido sin el “algo”, ni tampoco sin se debería traducir esta aparición del concepto de
“contenido determinante”.] “objeto” por “ob-jeto”, para significar con ello la per-
Ideas, I, § 131. manencia de un cara a cara para la conciencia.

¿Qué hay que decir en cuanto a este sentido del con- 5. El doble sentido de la “objetividad”:
cepto de objeto, manifestado en general por el em- “Objektivität” y “Gegenständlichkeit”
pleo de comillas? ¿En qué se distingue del concepto Finalmente, el concepto de Objektivität, que se tra-
habitual de objeto intencional, así como de los con- duce por “objetividad”, no designa como la Gegen-
ceptos de objeto “puro y simple” y de núcleo noe- ständlichkeit la relación con una objetidad, sino el
mático? Es el paralelismo noético-noemático lo que nivel más elevado de la objetivación, esto es, la va-
permite comprenderlo: al igual que en el plano ana- lidez intersubjetiva. La cosa objetiva (“objektives
lítico toda finalidad del objeto se puede descompo- Ding”) es “la cosa intersubjetivamente idéntica (das
ner en intenciones parciales, el sentido noemático intersubjektiv identische Ding)” (Ideen…I, § 151,
se descompone en estratos de sentido parciales; el Hua III/1, p. 352), que es una unidad constitutiva
estrato fundador es el del núcleo noemático (por de orden superior (“eine konstitutive Einheit höherer
ejemplo, una iglesia, independientemente de saber Ordnung”) en la medida en que tiene que ver con
si es percibidia, recordada, etc.) y, más profunda- una constitución intersubjetiva, relacionada con una
mente, del objeto “puro y simple” (la misma iglesia pluralidad indefinida de sujetos ligados por una com-
como cosa material, independientemente de sus pre- prensión recíproca “para los cuales ha de darse una
dicados espirituales); pero, inversamente, en el pla- cosa e identificarse intersubjetivamente como la
no sintético, toda finalidad, cualesquiera que sean misma efectividad objetiva (für welche ein Ding als
los cambios que afecten al objeto, no se limita a la dasselbe Objektiv Wirkliche intersubjektiv zu geben
finalidad de tal o cual estado del objeto, sino que und zu identifizieren ist)” (ibid., § 135). De este mo-
permanece en la mira del mismo objeto (si la iglesia do, la objetividad del más alto nivel, referida a una
es destruida o si el árbol se quema, los escombros o comunidad indefinidamente abierta, es la “cosa ver-
las cenizas son los restos del mismo objeto, aun dadera (das wahre Ding)” que Husserl llama das phy-
cuando irreconocible), de suerte que toda finalidad sikalische Ding, y que no es simplemente la “cosa
de objeto concreto implica, en su fundamento, la física” (ibid., § 41, Hua III/1, p. 83 —Ricœur, o phy-
finalidad mínima de un puro sustrato permanente, sical thing, Boyce Gibson), sino la cosa-del-pensa-
garante de la identidad del objeto. Tal es el concepto miento-fisicalista (as conceived in physics [tal como se
de “objeto”: puro hypokeimenon ( ποκειμένον), puro concibe en física]), al igual que das physikalische
“esto” o “algo” previo a toda determinación, defini- Wahre designa no la “verdad física” sino la verdad
do solamente por la permanencia y la determinabi- contemplada por la ciencia física, que despoja a la
lidad. Encontramos aquí la función de los concep- naturaleza de sus características subjetivas-rela-
tos kantianos de objeto trascendental o de Objekt tivas; la “cosa verdadera” no es la cosa en sí como
überhaupt (objeto en general), o de la categoría de causa inteligible de toda aprehensión sino la supe-
sustancia: en ausencia de la existencia trascendente restructura edificada por el pensmiento matemáti-
del objeto, fundar la identidad del correlato objeti- co sobre el mundo de los objetos que aparecen.
vo con la permanencia de una finalidad vacía; que Dominique PRADELLE
el “algo” no tenga sentido significa que la relación
Bibliografía principal
indeterminada con el objeto X (éste es, por cierto, Heidegger Martin, Kant und das Problem der Metaphysik, Frank-
el título del primer capítulo de la cuarta sección de furt, Klostermann, 1991; trad. fr. W. Biemel y A. de Wael-
Ideen…, I: “el sentido noemático y la relación con hens, Gallimard, 1953; Kant y el problema de la metafísica,
trad. Gred Ibscer Roth, México, fce, 2012.
el objeto”) precede a toda relación con un objeto de- ——, Phänomenologische Interpretation von Kants Kritik der rei-
terminado, y por lo tanto que la ontología formal, nen Vernunft, Frankfurt, Klostermann, 1977; trad. E. Marti-
teoría del puro “algo”, posee un estatus fundador pa- neau, París, Gallimard, 1982.
GEISTESWISSENSCHAFTEN | 575

——, Die Grundprobleme der Phänomenologie, Frankfurt, Klos- Tabla de correspondencias de traducción de términos de Dulce
termann, 1975; trad. fr. J.-F. Courtine, Gallimard, 1985; Los Ma. Granja, M. De Jesús Gallardo, Ernesto Aguilar y Óscar
problemas fundamentales de la fenomenología: curso de Mar- Palancares, en I. Kant, Crítica de la razón pura, edición bilin-
burgo del semestre de verano de 1927, editado por Friedrich- güe, trad., estudio preliminar y notas de Mario Caimi, Méxi-
Wilhelm von Herrmann, Madrid, Trotta, 2000. co, fce, 2009.
Husserl Edmund, Logische Untersuchungen, Husserliana XIX,
Dordrecht, Kluwer, 1984; trad. fr. H. Élie, A. Kelkel, R. Sché-
rer, puf, 1961-1963; Investigaciones lógicas, trad. J. Gaos y
M. García Morente, Madrid, Alianza, 1997.
——, Die Idee der Phänomenologie, Husserliana II, La Haya, Nij-
hoff, 1950; trad. fr. A. Lowit, París, puf, 1970; La idea de la GEISTESWISSENSCHAFTEN | alemán
fenomenología, trad. M. García-Baró, México, fce, 1982.
——, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenolo- español ciencias humanas, ciencias morales, ciencias
gischen Philosophie (citado en Ideen…, I), Husserliana III/1, sociales
La Haya, Nijhoff, 1976; trad. fr. P. Ricœur, Gallimard, 1950; francés sciences humaines, sciences de l’esprit
Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologi- inglés human sciences, moral sciences, social sciences,
schen Philosophie II, Husserliana IV, La Haya, Nijhoff, 1952; humanities, human studies
trad. fr. E. Escoubas, París, PUF, 1982; Ideas relativas a una italiano scienze umane, scienze morali, scienze dello
fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Libro spirito
Primero. Introducción general a la fenomenología pura, trad. polaco nauki humanistyczne
J. Gaos y A. Zirión, México, Fondo de Cultura Económica/
Universidad Nacional Autónoma de México, 2013. ciencias humanas, y alma, bildung,
——, Formal und transzendentale Logik, Husserliana XVII, La epistemología, historia universal, humanidad,
Haya, Nijhoff, 1974; trad. fr. S. Bachelard, puf, 1957. Lógica luz, moral
formal y lógica trascendental: ensayo de una crítica de la ra-
zón lógica, trad. L. Villoro, México, Universidad Nacional Au- La expresión Geisteswissenschaften presenta una doble con-
tónoma de México, Centro de Estudios Filosóficos, 1962.
notación. Por una parte, remite a un objeto o a una conste-
Kant Immanuel, Gesammelte Schriften (= AK), ed. Königliche
Preussische Akademie der Wissenschaften, 22 vols., Ber- lación de objetos de la experiencia: el hombre y sus accio-
lín-Leipzig, 1902-1938. nes en el mundo, en contraposición a las Naturwissenschaften,
——, Dissertatio de 1770, texto y trad. fr. P. Mouy, París, Vrin, ciencias de la naturaleza. Por otra parte, esta división va
1985; La “dissertatio” de 1770 sobre la forma y los principios
del mundo sensible y del inteligente, trad. M. Ceñal, Madrid,
acompañada de una diferencia de método resumida por
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1961. Dilthey en la oposición entre “explicar” (erklären) y “com-
——, Kritik der reinen Vernunft, 17811, 17872; trad. fr. A.Tréme- prender” (verstehen). La traducción de Geisteswissenschaf-
saygues, B. Pacaud, puf, 1944; trad. fr. J.-L. Delamarre y Fr. ten dio lugar a la creación de una multiplicidad de términos
Marty, París, Gallimard, “La Pléiade”, 1980; trad. fr. A. Re-
naut, Aubier, 1997; Crítica de la razón pura, trad. M. Caimi, que recortan ya sea una u otra connotación de la expresión
Buenos Aires, Colihue, 2007. alemana, sin por ello agotar totalmente su sentido. Nos en-
——, Kritik der praktischen Vernunft, 1788; trad. fr. F. Picavet, contramos, pues, en cada caso, frente a por lo menos un do-
París, puf, 1943; Crítica de la razón práctica, trad. J. R. Rovi-
blete: en francés, sciences de l’esprit/sciences humaines, en
ra Armengol, Buenos Aires, Losada, 1968.
——, Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, 1783; inglés humanities/moral (social) sciences, en italiano scien-
trad. fr. L. Guillermit, París, Vrin, 1996; Prolegómenos a toda ze umane/scienze morali, de manera tal que la traducción
metafísica futura que haya de poder presentarse como cien- que se elija dependerá de una decisión más o menos clara-
cia, trad. M. Caimi, Madrid, Akal, 1999.
mente asumida respecto a lo que ha de entenderse por la
——, Kritik der Urteilskraft, 1792; trad. fr. A. Renaut, París, Au-
bier, 1995, en Kants gesammelte Schriften, t. 3-5, Berlín, Re- idea misma de ciencia.
imer, 1903-1908, Crítica del juicio, trad. M. García Morente,
Madrid, Tecnos, 2007. I. Dividir la ciencia: “Geisteswissenschaften”
Bibliografía de consulta y sus traducciones
Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigen gram-
matisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mun-
A. Aparición: Alemania-Inglaterra
dart [Ensayo de diccionario gramático-crítico completo del
alto alemán], 5 vols., Leipzig, Breitkopf, 1774-1786, s.v. Geisteswissenschaft, en singular, aparece hacia fina-
“Ding”, “gegen”, “Gegenstand”, “Sache”. les del siglo XVIII asociada a una Pneumatologie oder
Cairns Dorion, Guide for translating Husserl, La Haya, Nijhoff, Geisteslehre (doctrina del espíritu), en el sentido de
1973.
las facultades intelectuales y morales del hombre.
grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
1854, reimp. Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984, s.v. El plural Geisteswissenschaften, hoy consagrado, es
“Ding”, “gegen”, “Gegenstand”, “Sache”. empleado por Droysen en su Geschichte des Helle-
576 | GEISTESWISSENSCHAFTEN

nismus (1843, t. 2, prefacio); pero la ironía es que só- y su dimensión conceptual para designar el saber
lo se difunde a partir de 1949, como una traducción hermenéutico de las obras de la cultura o de las ob-
del inglés moral sciences. Dilthey, en 1883 (Einleitung jetivaciones del espíritu a lo largo de la historia.
in die Geisteswissenschaften), le da su uso canónico • VÉASE EL RECUADRO 1

Recuadro 1 › La estructuración de un vocabulario: las antítesis de Dilthey


Con Dilthey, la ciencia del Geist (espíritu) ciones de método y de contenido en un so- Está claro entonces que no sería lógi-
no es ya el conocimiento del hombre en ge- lo término, Geisteswissenschaften, cosa que camente correcto distinguir las Geistes-
neral, de sus facultades, de su razón crítica no ocurre en las otras lenguas, cuya multi- wissenschaften y las Naturwissenschaf-
ten en dos campos de hechos que ambas
o moral, sino que se convierte en un mano- plicación léxica impide el carácter sintético
construirían… Las Geisteswissenschaften
jo de disciplinas, de ciencias empíricas cu- del término alemán. no deben tratar de la misma manera las
yos objetos son determinados por las diver- Estos fenómenos son perfectamente re- dimensiones físicas y psíquicas del hom-
sas manifestaciones del Geist en su devenir sumidos por Dilthey en las líneas siguientes: bre. Y así ocurre en los hechos. [Denn es
histórico. Al mismo tiempo, las diferencias ist klar, daß die Geisteswissenschaften
de método con las ciencias de la naturaleza Al lado de las ciencias de la naturaleza se und die Naturwissenschaften nicht lo-
ya no se limitan a una simple partición en- ha desarrollado naturalmente, a partir de gisch korrekt als zwei Klassen gesondert
las exigencias de la vida misma, un grupo werden können durch zwei Tatsachenkrei-
tre dos grupos de disciplinas en el seno del
de conocimientos ligados por una comu- se, die sie bilden. […] Die Geisteswissen-
universo de la ciencia. nidad de objeto. [Neben den Naturwissen- schaften müssen sich zu der physischen
El mismo año (1883) en que aparece el schaften hat sich eine Gruppe von Erkentn- Seite der Menschen anders verhalten als
ensayo de Dilthey sobre las Geisteswissen- nissen entwickelt, naturwüchsig, aus den zur psychischen. Und so ist es in der Tat.]”
schaften, Wilhelm Windelband introduce, Aufgaben des Lebens selbst, welche durch W. Dilthey, Die Aufbau der geschichtlichen
para caracterizar cada uno de estos dos die Gemeinsamkeit des Gegenstandes mi- Welt in den Geisteswissenschaften.
campos, una distinción entre las ciencias teinander verbunden sind.] Estas ciencias Abgrenzung der Geisteswissenschaften,
monotéticas (monothetisch) y las ciencias son la historia, la economía política, el de- en Gesammelte Schriften (abreviado GS),
ideográficas (idiographisch). Las primeras recho y las ciencias políticas, las ciencias Leipzig, Teubner, vol. 7, 1927, pp. 79-82.
de la religión, el estudio de la literatura y
son las que, como las ciencias naturales,
de la poesía, del arte figurativo y de la mú- Se mide la transformación operada desde
quieren ordenar la diversidad de los fenó- sica, de las concepciones del mundo y de
menos mediante la construcción de un sis- la Enleitung de 1883, que todavía vinculaba
los sistemas filosóficos, y finalmente la
tema de conceptos o de leyes que revisten las Geisteswissenschaften a un dominio par-
psicología. Todas estas ciencias se refie-
la validez más general. Las segundas, como ren a un mismo hecho masivo: el género ticular de objetos:
las ciencias de la historia, se ocupan de los humano. [Alle diese Wissenschaften bezie-
hen sich auf dieselbe große Tatsache: das El conjunto de las ciencias que tienen co-
acontecimientos en su singularidad concre-
Menschengeschlecht.] Describen y rela- mo objeto la realidad histórico-social [wel-
ta y en su devenir individual. En realidad, en
tan, juzgan y producen conceptos y teo- che die geschichtlich-gesellschaftliche
comparación con Dilthey, esta distinción no Wirklichkeit zu ihren Gegenstände haben]
rías en relación con este hecho.
es relativa al objeto sino al método. Si el ob- será resumido en esta obra con el nom-
La distinción habitual entre lo físico y
jeto mismo debiese ser tomado en cuenta, bre de Geisteswissenschaften.
lo psíquico se encuentra confundida en él.
no se trataría de Geist sino de Kultur, en el Éste guarda en sí la conexión viva de am- Einleitung in die Geisteswissenschaften,
sentido en que lo entiende Heinrch Rickert, bos. Nosotros mismos somos naturaleza, en GS, Stuttgart, Teubner, vol. 1,
quien, siguiendo a Windelband, critica el con- y la naturaleza actúa en nosotros sin que 1922, p. 4.
cepto de Geist. lo sepamos, en lo profundo de nuestras
De esta situación se desprenden dos con- pulsiones. Los estados de conciencia se Pese a todo, la pluralidad de las ciencias de-
secuencias principales: expresan sin cesar en los gestos, las ex- signadas con el encabezado de Geisteswis-
a) Por un lado, las Geisteswissenschaften presiones, las palabras, y encuentran su senschaften parece dejarse llevar a una cier-
objetividad en las instituciones, los esta- ta unidad, la del Geist. Si bien la naturaleza
se convierten, en su multiplicidad, en disci-
dos, las iglesias, los organismos científi- de esta unidad se vuelve cada vez más ina-
plinas empíricas, lo que lleva a traducir en cos: contextos en los cuales se despliega prehensible debido a la evolución de Dilthey,
francés esta expresión no ya por sciences la historia.
morales sino por sciences humaines. Dada no por eso sus efectos dejan de sentirse: la
Ello no implica, naturalmente, que las
se mejante transformación, el término plasticidad propia de la noción de Geist y su
Geisteswissenschaften no utilicen, desde
Geistes wissenschaften deja de revestir el el momento en que sus objetivos lo exi- riqueza semántica han hecho que el alemán
sentido rigurosamente científico de una re- gen, la distinción entre lo físico y lo psí- no sintiera la necesidad de variar las expre-
flexión moral o filosófica para operar, al quico. Sino solamente que deben perma- siones y de aumentar su léxico en la mate-
contrario, una separación respecto de la fi- necer conscientes de que operan con ria. A la polisemia de la expresión alemana
abstracciones, no con entidades, y que deberá corresponder en las otras lenguas
losofía, en lo sucesivo colocada en un nivel
esas abstracciones sólo tienen validez en una pluralidad terminológica.
superior de abstración. los límites del punto de vista que las Luca M. Scarantino
b) Por otro lado, y como consecuencia, constituye […]
se fusionan definitivamente las determina-
GEISTESWISSENSCHAFTEN | 577

B. “Moral sciences”, “social sciences”, “humanities”: 2. “Geisteswissenschaften” y “social sciences”


Francia-Alemania-Inglaterra De hecho, además de moral sciences, la fórmula so-
La expresión de origen, moral sciences, es utilizada cial sciences puede igualmente pretender dar cuenta
por John Stuart Mill en el sexto y último libro de su de estos saberes. A primera vista, defender esta pre-
System of logic, ratiocinative and inductive (1843; Sys- tensión incluso en la traducción de Dilthey no pa-
tem der deduktiven und induktiven Logik, trad. al. J. recería ilegítimo, ya que este último considera ne-
Schiel, Vieweg, Brunswick). No obstante, el nuevo cesario dar a su Introduction el subtítulo “Versuch
sentido que confiere Dilthey a su traducción alema- einer Grundlegung der Gesellschaft und der Geschich-
na, Geisteswissenschaften, explica, en sentido inverso, te” [Ensayo de un fundamento de la sociedad y de la
las dificultades experimentadas por los traductores historia]. De todos modos, el concepto de Geistes-
ingleses de la Einleitung in die Geisteswissenschaften. wissenschaften sigue siendo irreductible al proyecto
Ahora bien, éstas son particularmente significativas de Mill. En efecto, lejos de querer fundar la autono-
del problema relativo a las Geisteswissenschaften. Si mía de las ciencias del espíritu, Mill invita por el con-
bien mind, para traducir Geist, no parece imponerse trario a ensanchar el campo de aplicación del mé-
debido a la relación que lo une prioritariamente a la todo inductivo a las sciences of Ethics and Politics
vida mental individual, puede sin embargo designar [ciencias de la Ética y la Política], o a las moral and
también un colectivo: así, el título de Geschichte des social sciences [ciencias morales y sociales], o también
deutschen Geistes de Dilthey se tradujo por Studies a las sciences of human nature and society [ciencias
concerning the history of the German mind, de modo de la naturaleza humana y de la sociedad]. El libro
que R.G. Collingwood tradujo Geisteswissenschaf- VI, dedicado a las moral sciences, constituye así só-
ten por sciences of mind. De todos modos, aun cuan- lo una “especie de suplemento o de apéndice” al
do Dilthey se refiere expresamente al concepto hege- resto del sistema.
liano de espíritu, ni mind ni spirit, que se disputan la Es por eso significativo que una cita del Esquisse
traducción de la Phänomenologie des Geistes de He- d’un tableau historique des progrès de l’esprit humain
gel, prevalecieron para traducir Geisteswissenschaf- (1793), de Condorcet, figure en el epígrafe en este
ten. Otros dos términos se impusieron: moral y social. libro. ¿Por qué Condorcet y no Hume, por ejemplo?
La intención de A treatise of human nature; be-
1. “Moral sciences” y “Geisteswissenschaften” ing an attempt to introduce the experimental method
En francés, como en inglés, las expresiones “sciences of reasoning into moral subjects (1739), de Hume, es,
morales” y “sciences morales et politiques”, conside- en efecto, literalmente idéntica, y esto tanto más
radas durante mucho tiempo como traducción de cuanto que esta science of man [ciencia del hombre]
Geisteswissenschaften (véase B. Groethuysen, “Dil- debe prolongarse con el “examen de la moral, de la
they et son école” de 1912, así como el Vocabulaire de política y de la crítica”. Sin embargo, si bien Con-
Lalande de 1938, s.v. “science”, o Raymond Aron, que dorcet hace uso indistintamente de las expresiones
en 1935 usa alternativamente estas expresiones, así sciences humaines, sciences morales et politiques o
como “sciences de l’esprit”), cayeron en desuso para sciences métaphysiques et sociales, de manera explí-
ser sustituidas progresivamente por human sciences, cita y sistemática desarrolla el proyecto de una ma-
scienze umane y sciences humaines (véase las traduc- temática social en la que el cálculo fourierista es
ciones francesas de 1942 e inglesas de 1988 de la Ein- una especie de caricatura de ella, y en relación con
leitung de Dilthey). Debido a su connotación inde- la cual Auguste Comte se queda muy atrás.
terminada, estas expresiones más recientes suprimen A pesar de la idea de una ciencia de la naturaleza
la separación entre dos concepciones de estas cien- humana y la ambigüedad en la connotación norma-
cias, la primera inductiva o matematizada, como son tiva de moral sciences, la forma en la que Mill pien-
la economía y ciertos sectores de la sociología, la sa estas ciencias, cuya certeza es incontestable en la
segunda comprensiva, como la historia. Prueba de medida en que conciernen al “carácter y al compor-
ello es, a contrario, el examen de lo que Mill entiende tamiento de las masas”, explica por anticipado la
por moral sciences, a saber, esencialmente la ciencia futura decadencia de esta expresión en pro de social
política, la sociología y la economía política, susten- sciences, es decir, de behavioral sciences (véase Beha-
tadas por una ciencia de las leyes de la vida psíquica. viour). Mientras que el sentido político más cultu-
578 | GEISTESWISSENSCHAFTEN

ral y nacional del proyecto diltheyano es restaurar paración entre natural y social sciences. En este con-
la “unidad de la visión alemana del mundo”, la fina- texto, lejos de corresponder a lo que social sciences
lidad social de estas ciencias es racionalizar la socie- abarca, y en particular a la connotación de science,
dad y, para Condorcet, reducir las desigualdades, cuya extensión es mucho más restringida que la de
pensando por ejemplo un sistma de jubilación y de Wissenschaft, la elección terminológica de humani-
seguro de vida. ties para traducir en 1961 la Logik der Kulturwissen-
En cambio, parecería como si los saberes que re- schaften de Ernst Cassirer (cf. también R. Makkre-
sisten más a semejante tratamiento, por ejemplo la el, que en 1975 dedica una obra a Dilthey intitulada
historia del arte comparada con la economía, hu- Dilthey. Philosopher of the human studies) está mu-
bieran sido condenados a subsistir con el nombre de cho más cerca de lo que Dilthey pretende. A dife-
humanities [humanidades], descartándose el califi- rencia de humanities y al igual que el polaco nauki
cativo de moral como consecuencia de la nueva se- humanistyczne, donde el calificativo significa tanto

Recuadro 2 › Geisteswissenschaften: soluciones francesas e italianas


Cuando, luego de la aparición en 1833 de la viduales o colectivas, pero con toda inde- destacar también la noción de Moralwissen-
Einleitung in die Geisteswissenschaften de pendencia de los métodos utilizados en el schaft introducida por Georg Simmel (Ein-
Dilthey, se adopta la expresión “sciences de proceso de investigación. Así, antes de su in- leitung in die Moralwissenschaft, 1892) pa-
l’esprit (ciencias del espíritu)”, no parece im- greso al Collège de France, en 1952, Mauri- ra diferenciarla de las Geisteswissenschaften
ponerse en francés más allá de este sentido ce Merleau-Ponty dedicaba su curso de la entendidas en el sentido de Dilthey, que el
técnico y su circulación se limita a este uso. Sorbona a las “Ciencias del hombre en su re- racionalismo italiano desarrolla con el nom-
Aun cuando Renan habla de “sciences des lación con la fenomenología”, incluyendo en bre de scienza della morale, variante de filo-
faits de l’esprit (ciencias de los hechos del éstas “la psicología, la sociología y la histo- sofia della morale, cuyo sentido es diferente
espíritu)”, basadas esencialmente en la “filo- ria”. En relación con esta cuestión de apela- de filosofia morale (cf. A. Banfi, Sui principi
logía”, la tradición filosófica francesa segui- ción y de contenido, Fernand Braudel subra- di una filosofia della morale, “Rendiconti del
rá fiel a la expresión sciences morales, em- ya los puntos comunes y las diferencias entre Regio Istituto Lombardo di Scienze e Let-
pleada en el sentido muy amplio de estudio una ciencia humana, la historia, y las “cien- tere”, LXVII, pp. 609 ss.). La distinción no
de las facultades intelectuales del hombre. cias de lo social”: es desdeñable ya que el italiano utiliza am-
Este significado se encontraba ya en las de- pliamente la noción de scienze morali en el
signaciones de instituciones de valor peda- Más científicas que la historia —escribe—, mismo sentido que el francés, mientras que
gógico y figuraba, desde 1795, en las de la mejor articuladas que ella en relación la expresión scienze dello spirito traduce la
Academia de Ciencias Morales y Políticas. con la masa de los hechos sociales, están connotación idealista de Geisteswissenschaf-
La integración, en el uso francés, de la deliberadamente centradas en lo actual, ten. El italiano recurre así, para satisfacer
constelación de disciplinas empíricas tal co- es decir, en la vida… y [trabajando] todas las diferentes connotaciones de la expresión
ellas sobre lo que puede verse, medirse,
mo las entiende Dilthey, se hace a partir de alemana, a una pluralidad léxica muy pare-
tocarse con los dedos […]. Nuestros mé-
la noción de sciences humaines. Éstas se di- cida a la del francés. Si bien con la noción
todos no son los suyos, pero al historia-
ferencian, en particular en el uso corriente, dor le corresponde plantearse las mismas scienze umane se resume el conjunto de las
de las sciences sociales que recurren a menu- preguntas […]. Y si bien hay dependen- disciplinas definidas por Dilthey, éstas no
do a procesos de carácter formal. Además, cia, dependencia enriquecedora, del his- están integradas en las scienze morali, y An-
el doble carácter de los estudios sociológi- toriador respecto de las ciencias sociales, tonio Banfi puede señalar, en su polémica
cos, que tratan problemas humanos pero de éste guarda una posición aparte. con Benedetto Croce, que “por lo demás,
una forma matematizada, con frecuencia Las ambiciones de la historia […] en Alemania se sigue hablando de Geis-
opuso resistencia a los diversos intentos de [trad. mod.], p. 13 teswissenschaft y de Geisteswissenschaften
clasificarlos entre las ciencias humanas. Pa- en un sentido comparable, pero más exten-
Anotaremos, para terminar, que apareció
ra lograr integrar verdaderamente todas las so que el que tenían entre nosotros las scien-
en francés una nueva edición de la Einlei-
disciplinas correspondientes a las Geistes- ze morali, y recordamos que la posición y la
tung de Dilthey en 1992, con el título Intro-
wissenschaften de Dilthey, cuya obra fue función de la filosofía en relación con esas
duction aux sciences de l’esprit, como si se
traducida apenas en 1942 con el título de disciplinas todavía son de interés” (“Dis-
juzgara preferible volver a una traducción
Introduction à l’étude des sciences humaines cussioni”, Studi filosofici, II, 1941, p. 380).
más literal, más allá de los diversos equiva-
(antes que las facultades de letras se con- Luca M. Scarantino
lentes que habían sido propuestos.
virtieran, en 1958, en “facultades de letras
Paralelamente a las moral sciences, que Bibliografía
y ciencias humanas”), el francés tiende hoy
traducen una aspiración a someter el estu- Braudel Fernand, Les ambitions de l’histoire,
a emplear la expresión “sciences de l’homme
dio del espíritu humano (moral philosophy) R. de Ayala y P. Braudel (dir.), París, Éd. de
(ciencias del hombre)”, que abarca el con-
a reglas de análisis tan precisas como las que Fallois, 1997; Las ambiciones de la historia,
junto de los estudios que tienen que ver con
rigen el estudio de la naturaleza, hay que Barcelona, Crítica, 2002.
el hombre, su condición y sus acciones indi-
GEISTESWISSENSCHAFTEN | 579

humano como humanista, human studies, en uso ra cuenta, por ejemplo, de la simplicidad y de la vio-
desde el siglo XIX, tiene la particularidad de abarcar lencia de la aprehensión de la historia por Auguste
las social sciences. Comte. Renan considera que la concepción de éste
• VÉASE EL RECUADRO 2 es “la más limitada” y su método “el más burdo”. El
modelo ya no es el de Comte (“Comte no entiende
II. Concebir la ciencia del hombre: el modelo nada de las ciencias de la humanidad, porque no es
filológico e histórico filólogo”, escribe Renan a Mill el 21 de octubre de
Sin embargo, lo que determina en el fondo la dis- 1844) sino el de Vico: la historia de la humanidad
tancia entre las Geisteswissenschaften y las social scien- se descifra en la historia de la lengua. El proyecto de
ces es la forma de concebir la historia y el conoci- Condorcet de instituir “una lengua universal” se
miento que se puede obtener de ella. Ya en 1876 encuentra igualmente en las antípodas del amor por
Dilthey consideraba el aislamiento en que se tenía a la lengua que es propio del filólogo. Al denunciar el
la ciencia histórica como responsable de la incapa- “deterioro del espíritu científico” debido al sistema
cidad de las Geisteswissenschaften de constituirse en “de instrucción pública que convierte a la ciencia
su autonomía, y oponía a Comte y a Mill “el espíri- en un simple medio de la educación y no en un fin
tu de la historiografía alemana”. Las “ciencias del en sí”, Renan señala finalmente una característica tí-
espíritu” son, en efecto, el resultado del proceso por pica del espíritu francés: “una manera mezquina de
el cual la filología y las humanidades literarias de los desdeñar las cualidades del erudito para hacerse
humanistas del Renacimiento se transforman en un notar como hombre de razón y hombre instruido
estudio comparativo de las obras del espíritu. En […] y que Madame de Staël denominó sutilmente
otras palabras, dos factores son decisivos para que pedantería de la liviandad” (1995, cap. 6, p. 175).
nazca o se reciba la idea de las Geisteswissenschaf- La recepción italiana del proyecto diltheyano y la
ten: una tradición filológica y la aparición de la aclamación de scienze dello spirito serán en cambio
conciencia histórica. tanto más fáciles cuanto que Benedetto Croce con-
En este sentido, las tesis como la terminología de tribuirá a una renovación de la recepción de Vico,
Ernest Renan en L’avenir de la science (cap. 8, escrito en quien veía a un precursor de Hegel. Pero esta re-
en 1848-1849 y publicado en 1890) anticipan parcial- cepción tiene también como fondo la tradición fi-
mente las de Dilthey. Inspirado en la tradición ale- lológica de los humanistas del Renacimiento. Calco
mana, Renan opone a las ciencias de la naturaleza las patente de los studia humanitatis que el canciller flo-
sciences de l’humanité, es decir, las ciencias filológicas rentino Coluccio Salutati, discípulo de Petrarca, dis-
e históricas, al tiempo que anticipa las razones del tinguió de los studia divinitatis, la expresión scien-
carácter limitado de su propia recepción futura. Ma- ces humaines apareció en francés a fines del siglo
nifiestamente inspirado por el uso del término “filo- XVII con el mismo sentido (Wartburg, Französisches
logía” en Alemania, en una época en que sirve para etymologisches Wörterbuch, vol. 11, p. 308), es decir,
calificar la germanística y las ciencias de la literatu- antes de tener su significado moderno. La idea exis-
ra, del arte y de la religión que se constituyen sobre tió antes que se impusieran las denominaciones ac-
el modelo de la ciencia de la Antigüedad, Renan po- tuales; defendiendo la especificidad del método y
ne el acento en la filología como “science exacte des de la certeza de los saberes relativos al mondo civile,
choses de l’esprit [ciencia exacta de las cosas del espí- y también apoyándose en la filología de Lorenzo
ritu]” o “science des produits de l’esprit humain [cien- Valla, Vico cuestiona las instituciones, los mitos y la
cia de los productos del espíritu humano]”, y define lengua. Es compresible que Renan y Dilthey remi-
con ello la orientación general de las ciencias de la tan a ellos, ya que sus respectivos proyectos de una
humanidad, muy próxima a la futura concepción “embriogenia” del espíritu humano y de una psico-
diltheyana de las Geisteswissenschaften (cap. 8). logía comparada se inscriben en la continuidad de
Si se pregunta, no qué es lo que tienen las Geis- La scienza nuova (1744).
teswissenschaften de específicamente alemán sino, al Las traducciones de Geisteswissenschaften se ins-
contrario, qué es lo que se resiste en francés a la tra- criben de este modo de un lado y del otro de una lí-
ducción literal por sciences de l’esprit, Renan señala, nea de fractura entre dos concepciones de las “cien-
en primer lugar, la ausencia de una filología que die- cias humanas”, que a grandes rasgos corresponde a
580 | GEMÜT

la división que separa a las filosofías anglosajona y GEMÜT | alemán


continental. Al sustituir “ciencias morales” por la ex-
español alma, corazón, sentimientos, afectividad, mente,
presión social sciences se remite a una racionalidad espíritu
que implica cuantificación y previsión, de la cual hu- francés âme, cœur, sentiments, affectivité, esprit
manities ya sólo designa los residuos. En cambio, la griego thymos [θυμός]
concepción filológica e histórica, es decir, interpreta- inglés mind, mood
tiva de estos saberes, se encuentra como trasfondo latín mens, animus
de las expresiones sciences de l’esprit, human studies alma, sentir, corazón, y conciencia, feeling,
y Geisteswissenschaften. gefühl, genio, gogo, ingenium, pathos
Jean-Claude GENS
Gemüth (hoy escrito Gemüt) es uno de esos términos insus-
Bibliografía principal tituibles que remiten al registro del alma/espíritu sin que
Banfi Antonio, Principi di una teoria della ragione, Paravia, Mi- ninguna de estas equivalencias sea satisfactoria. Es al mis-
lán, 1926; reimp. Roma, Editori Riuniti, 1967.
mo tiempo uno de los términos filosóficos más antiguos de
Bird Otto Allen, “Humanities”, en Encyclopaedia Britannica, 1984.
Condorcet, “Discours de réception à l’Académie Française” la lengua alemana, presente desde Eckhart hasta la fenome-
[1782] y Esquisse d’un tableau historique des progrès de l’es- nología. En Gemüth el prefijo ge- indica un conjunto, una uni-
prit humain [1793], en Œuvres complètes, vol. 1 y vol. 6, ed. dad. La palabra está formada a partir de Muth, la moral del
F. Arago, Didot Frères, 1847-1849; Esquisse d’un tableau
historique des progrès de l’esprit humain, reed. Flammarion,
hombre, el estado de ánimo, el valor, el humor —la amplitud
“GF”, 1988; Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos de sentido va del thymos [θυμός] griego al mood inglés—,
del espíritu humano: (los progresos realizados), trad. D. Bar- pero recibe sentidos muy específicos, como por ejemplo
nés, Madrid, ed. Calpe, 1921. Anmuth (la gracia), Demuth (la humildad). Diferenciándo-
Dewey John, Reconstruction in philosophy, Boston, Beacon Press,
2a. ed. 1948. se del alma, Seele, se percibe como el equivalente de ani-
Dilthey Wilhelm, Einleitung in die Geisteswissenschaften, 1883; mus respecto de anima (W.T. Krug, Allgemeines Handwör-
Introduction aux sciences humaines, trad. L. Sauzin, puf, terbuch der philosophischen Wissenschaften, t. 2, pp. 185
1942; H. Wismann (dir.), vol. 1, Cerf, 1992; Introducción a
ss.). Pero Krug anota justamente que “como los franceses
las ciencias del espíritu: ensayo de una fundamentación del
estudio de la sociedad y de la historia, trad. J. Marías, Madrid, no tienen una palabra especial para ‘Gemüth’ lo traducen
Alianza Editorial, 1980. por âme [Seele]”, lo que a su vez tuvo repercusiones en
Goldmann Lucien, Sciences humaines et philosophie, “Nouvelle Gemüt (ibid., p. 187).
Encyclopédie Philosophique”, París, puf, 1952; Las ciencias
En sentido estricto, la mayoría de las veces Gemüt es un
humanas y la filosofía, trad. J. Martínez Alinari, Buenos Ai-
res, Nueva Visión, 1972. principio interno que anima el espíritu y los afectos, a ve-
Granger Gilles Gaston, La mathématique sociale du marquis de ces limitado a la parte afectiva, cuando compite con Geist,
Condorcet, Odile Jacob,1989. pero no siempre, en especial en su empleo kantiano. De las
Hume David, A treatise of human nature, ed. P.H. Nidditch, Ox-
cumbres de la mística lo vemos pasar progresivamente, a
ford, Clarendon Press, 1978; Traité de la nature humaine,
trad. A. Leroy, París, Aubier, 1946; Tratado de la naturaleza partir del siglo xix, al registro burgués del confort y del bie-
humana, trad. F. Duque, Madrid, Tecnos, 2008. nestar a través de su adjetivación en gemütlich (cómodo,
Lécuyer Bernard-Pierre, “Sciences sociales (Préhistoire des)”, agradable), que en la lengua cotidiana ha adquirido el sen-
en Encyclopædia universalis, 1984.
Mill John Stuart, System of logic, Collected Papers VIII, Universi-
tido de “simpático” y que finalmente es una traducción bas-
ty of Toronto Press, Routledge & Kegan Paul, 1973; Système tante fiel. Pero esta banalización no podría hacer olvidar
de logique, trad. L. Peisse, Lieja, P. Mardaga, 1988; System der completamente la sobrexplotación del Gemüt y de sus po-
deduktiven und induktiven Logik, trad. J. Schiel, Vieweg, tencias irracionales en los años veinte y treinta prenazis y
Brunswick, 1849; Sistema de lógica deductiva e inductiva,
trad. E. Ovejero y Mauri, Daniel Jorro editor, Madrid, 1917. nazis, que iba de la mano de la instrumentalización de una
Renan Ernest, L’avenir de la science [1890], París, Flammarion, tradición de la profundidad “germánica” reminiscente de
“GF” 1995; El porvenir de la ciencia, Madrid, Doncel, 1972. Eckhart, de Cues y Paracelso: el solo término bastaba para
Vico Giambattista, La scienza nuova, Nápoles, Nicolini, 1744;
expresar una superioridad del arraigamiento de la lengua
La science nouvelle, trad. A. Doubine, Nagel, 1986; Ciencia
nueva, trad. R. de la Villa, Madrid, Tecnos, 2006. alemana en un fondo sin fondo.

Bibliografía de consulta I. El alma mística


Wartburg Walther von, Französisches etymologisches Wörter-
La primera determinación conceptual del Gemüt se
buch, Basilea, Zbinden & Co., 1959.
encuentra en la mística alemana, en donde designa
GEMÜT | 581

el conjunto del mundo interior del hombre, el lu- II. La facultad trascendental
gar interior de las representaciones y de las ideas: Una de las desapariciones sistemáticas más espec-
“Hay una fuerza en el alma que se llama gemüete, taculares en las traducciones de las obras de Kant a
que ha sido creada por Dios junto con el alma, que otras lenguas es la del término Gemüt por el de es-
es la sede de las formas espirituales y las configura- píritu. Ahora bien, Kant, a diferencia de los filóso-
ciones racionales (Ein kraft ist in der sêle, diu heizet fos idealistas que vendrán después de él, no utiliza
daz gemüete, die hât got geschaffen mit der sêle we- Geist en la Crítica de la razón pura, y sí lo hace en al-
sen, diu ist ein ûfenthalt geistlîcher forme und vernünf- ternancia con Gemüt en la Crítica de la facultad de
tiger bilde)” (Maestro Eckhart). Un “espíritu libre” juzgar. Vittorio Mathieu (1974), el “revisor” italiano
es “ein ledic gemüete” (“Die rede der unterscheidun- de la traducción de G. Gentile (1909), ve en el uso de
ge”, Maestro Eckhart, Die deutschen Werke, vol. 5, p. spirito por Gemüth una “traduzione tipicamente gen-
190, 9), pero gemüete remite a un plano más hondo tiliana”, en otras palabras: un giro idealista, y la pre-
que el espíritu, como sugiere la expresión “tu fondo cisó cambiándola por animo.
y tu espíritu (dînen grunt und dîn gemüete)” (ibid., • VÉASE EL RECUADRO 1
vol. 5, p. 255, 8). El sermón 83 (ibid., vol. 3, p. 437, En Kant, el Gemüt es presentado de entrada co-
4-8) establece la coherencia entre geiste, mens y ge- mo el conjunto de los poderes trascendentales, a la
müete, refiriéndose tanto a Pablo (Efesios 4:23) co- vez su fundamento y su origen. La Lógica trascen-
mo a Agustín, lo que permite precisar que mens o dental lo evoca al principio:
gemüete remite a la parte superior del alma, selen
(“caput animae”; Ennaratio in Psalmum, 3 n. 3, PL Nuestro conocimiento surge de dos fuentes funda-
36, 73). En el siglo XVI, Grund y Gemüth están toda- mentales de la mente (Gemüt), de las cuales la pri-
vía estrechamente asociados en Paracelso, para quien mera es [la de] recibir las representaciones (la recep-
Gemüth designa el “trasfondo de nosotros mismos”, tividad de las impresiones), y la segunda, la facultad
el lugar “donde nos encontramos enteramente reu- de conocer un objeto mediante esas representacio-
nes (la espontaneidad de los conceptos)
nidos” (L. Braun, Paracelse, p. 187):
B 74.

es algo tan considerable el Gemüth de los hombres En la Crítica de la facultad de juzgar funciona como
que nadie puede expresarlo. Y al igual que Dios mis- el marco donde intervienen las facultades en sus
mo, la Prima Materia y el cielo, los tres eternos e in- relaciones recíprocas, sin que en ningún momento
mutables, así es el Gemüth del hombre. Así es como se determine positivamente, ni por referencia a una
el hombre es bienaventurado por y con su Gemüth, acepción trascendental ni respecto a la antropolo-
es decir, que vive eternamente y ya no muere.
gía. El § 49 define incluso el Geist (el espíritu) en el
Liber de imaginibus, GW, I, 9, p. 389.
seno del Gemüt como “su poder vivificador”. Esto no
convierte a Kant en un místico, sino que lo inscribe
De más está decir que la inversión de la noción de en una búsqueda de formulación de un vocabulario
Gemüth es considerable en esta tradición en la que del sentimiento, uno de los entramados decisivos
hay que incluir también a Jakob Böhme (Des trois del pensamiento moral y estético del siglo XVIII: en
principes, X, 37), quien deja su huella sobre el na- la continuidad del espacio neutro entre pasividad y
ciente vocabulario filosófico, como es visible en actividad articulado por el sentimiento, Kant diso-
Leibniz. cia Gemüt de la acepción práctica que solía tener el
Esta determinación se afirma también masiva- término con anterioridad a él, en el linaje del lebni-
mente en el romanticismo alemán, en especial en zianismo, con Wolff, Meier y Mendelssohn. Ade-
Sobre la religión de Schleiermacher (aparece en 24 lung presenta en su Dictionnaire (1808) un estado
ocasiones), quien defiende la idea de que la sede de medio de la acepción que la palabra tuvo en el siglo
la religiosidad es una “provincia en el alma (eine Pro- XVIII, expresando “l’âme (el alma)” (Seele) en rela-
vinz im Gemüt)” (Reden, p. 37), y en Novalis, sobre ción con los deseos y la voluntad, en contraste con
todo en Heinrich von Ofterdingen (I, 6). “l’esprit (el espíritu)” (Geist) teórico. De este modo,
el término que designa en Kant “el conjunto de las
facultades trascendentales” será progresivamente
582 | GEMÜT

Recuadro 1 › Gemüt en la Crítica de la razón pura


El término es frecuente sobre todo en la Es- cual reside a priori en el espíritu)”; G. Gen- come di oggetto (El sentido interno, median-
tética trascendental: en § 1, A 19, la intuición tile/V. Mathieu, “la forma pura delle intui- te el cual el espíritu se intuye a sí mismo, o
sólo es posible si el objeto nos es dado; esto, zioni sensibili in generale […] si troverà a un estado interno suyo, no nos da en verdad
a su vez, supone necesariamente “dadurch priori nello spirito (la forma pura de las intui- ninguna intuición del alma misma, como de
[…] daß er das Gemüt auf gewisse Weise affi- ciones sensibles en general […] se encon- objeto)”; P. Guyer/ A.W. Wood: “the mind in-
ziere ([…] pero esto, a su vez, sólo es posi- trará a priori en el espíritu)”. tuits itself (el alma se intuye a sí misma)”; so-
ble […] en virtud de que él afecta a la men- El § 2 claramente hace aparecer las im- lamente A. Tremesaygues/B. Pacaud atraen
te de cierta manera)” (trad. esp. M. Caimi, plicaciones de una traducción donde no se nuestra atención con: “Le sens interne, au
2007); A. Tremesaygues/B. Pacaud: “à la hacen notar las dificultades: leemos así en moyen duquel l’esprit (das Gemüth) s’intui-
condition que si l’objet affecte d’une certai- A 22/B 37: “Der innere Sinn, vermittelst des- tionne lui-même ou intuitionne aussi son état
ne manière notre esprit (das Gemüth) [a con- sen das Gemüt sich selbst, oder seinen inneren interne, ne donne pas, sans doute, d’intui-
dición de que el objeto afecte de cierta ma- Zustand anschauet, gibt zwar keine Anschau- tion de l’âme elle-même comme d’un objet
nera nuestro espíritu]”; J. Barni/F. Marty: ung von der Seele selbst, als einem Objekt (Objekt) (El sentido interno, mediante el
“si l’objet affecte d’une certaine manière no- (El sentido interno, por medio del cual la cual el espíritu [das Gemüth] se intuye a sí
tre esprit [si el objeto afecta de cierta mane- mente se intuye a sí misma o [intuye] su es- mismo o intuye también su estado interno,
ra nuestro espíritu]”; A. Renaut: “parce que tado interno, no da, por cierto, ninguna in- no da, sin duda, una intuición del alma mis-
l’objet affecte l’esprit sur un certain mode tuición del alma misma como objeto)” (trad. ma como de un objeto [Objekt]).”
(porque el objeto afecta el espíritu de cier- esp. Mario Caimi, 2007); en J. Barni/F. Mar- Estas traducciones francesas, a diferen-
to modo)” (con una nota); G. Gentile/V. ty: “Le sens interne, par le moyen duquel l’es- cia de la citada española y de la inglesa, que
Mathieu: “in quanto modifichi, in certo mo- prit s’intuitionne lui-même, ou intuitionne utilizan las palabras “mente” y “mind” res-
do, lo spirito (en cuanto modifica, en cierto son état intérieur, ne nous donne aucune in- pectivamente, tienen el inconveniente de
modo, el espíritu)”; P. Guyer/A. W. Wood: tuition de l’âme elle-même comme d’un ob- descartar Gemüt en favor de espíritu, lo que
“if it affects the mind in a certain way (si jet (El sentido interno, por medio del cual el borra la oposición entre mens, spiritus y ani-
afecta la mente de cierta manera)”. espíritu se intuye a sí mismo, o intuye su es- mus, forzando la “retroyección” del Geist del
Segunda aparición en A 20: “…la forma tado interior, no nos da ninguna intuición idealismo alemán o del espíritu del espiritua-
pura de las intuiciones sensibles en general del alma misma como de un objeto)”; en A. lismo en el texto kantiano. Incluso cuando
[…] se encontrará a priori en la mente” (trad. Renaut: “Le sens interne, par l’intermédiaire se trata de traducir un pasaje en el que Kant
esp. M. Caimi, 2007); A. Tremesaygues/ B. duquel l’esprit s’intuitionne lui-même, in- distingue explícitamente Gemüt de Seele co-
Pacaud, “la forme pure des intuitions sensi- tuitionne son état intérieur, ne fournit certes mo animus y anima (véase el ejemplo an-
bles en général se trouvera a priori dans l’es- pas d’intuition de l’âme elle-même comme terior, o también la nota de “À propos de
prit (la forma pura de las intuiciones sensi- objet (El sentido interno, por intermediación l’ouvrage de Sömmering sur l’âme”, AA XIII,
bles en general se encontrará a priori en el del cual el espíritu se intuye a sí mismo, in- 33), el traductor de la edición de la Pléiade,
espíritu)”; J. Barni/F. Marty, “la forme pure tuye su estado interior, ciertamente no pro- L. Ferry, traduce Gemüt por esprit. De esta
des intuitions sensibles en général […] se trou- vee una intuición del alma misma como ob- manera, se integra a Kant en el idealismo ale-
vera a priori dans l’esprit (la forma pura de jeto)”; en G. Gentile/V. Mathieu: “Il senso mán, separándolo del mismo plumazo de la
las intuiciones sensibles en general […] se interno, mediante il quale lo spirito intuisce tradición de la psicología empírica.
encontrará a priori en el espíritu)”; A. Re- se stesso, o un suo stato interno, non ci dà
naut, “laquelle réside a priori dans l’esprit (la invero nessuna intuizione dell’anima stessa,

investido por la psicología y el lenguaje cotidiano, Bibliografía principal


mientras que el idealismo alemán, en su inspiración Böhme Jakob, De Tribus Principiis oder Beschreibung der Drey
Principien Göttlichen Wesens (1619) [Sobre los tres princi-
teológica, privilegiará el término Geist. Es la Geistes- pios de la esencia divina], en Sämmtliche Werke, t. 3, K.W.
geschichte [la historia del Geist] de principios del si- Schiebler (ed.), Leipzig, Barth, 1841; Des trois principes, trad.
glo XX —especie de historia de las ideas hecha so- L.-C. de Saint-Martin, París, 1802.
bre una modalidad metafísica— la que reintroducirá Braun Lucien, Paracelse, Ginebra, Slatkine, 1995.
Eckhart Maestro, Die deutschen Werke, J. Quint (ed.), Stuttgart,
con fuerza el Gemüt entre las nociones irreducti- Kohlhammer, 1963; Tratados y sermones, trad. M. de Brugger,
blemente “germánicas” del espíritu, abriendo el ca- Barcelona, Edhasa, 1983; Traités et sermons, trad. A. de Li-
mino a usos nazificantes. Característico de un cier- bera, París, Flammarion, 1993.
to romanticismo literario, Gemüt conservará, en su Fues Wolfram Malte, Mystik als Erkenntnis? Kritische Studien zur
Meister Eckhart-Forschung, Bonn, Bouvier, 1981.
ambigüedad misma, una virtud descriptiva que la Kant Immanuel, Kritik der reinen Vernunft, Riga, 1787; Crítica de
fenomenología de Husserl, y sobre todo la de Sche- la razón pura, edición bilingüe, trad., estudio preliminar y
ler, sabrán utilizar. notas de Mario Caimi, México, fce, 2009; Critic of pure rea-
son, trad. P. Guyer y A. Wood, Cambridge UP, 1998; Critique
Denis THOUARD
GENDER | 583

de la raison pure, trad. A. Tremesaygues/B. Pacaud, París, genre, en italiano por genere, en español por género, en ale-
puf, 1944; Critique de la raison pure, trad. J. Barni y F. Marty/ mán por Geschlecht. Esta suerte de evasión se explica por
A. Delamarre, París, Gallimard, “La Pléiade”, 1980; Critique
el sentido que los autores anglosajones y luego, fundamen-
de la raison pure, trad. A. Renaut, París, Flammarion, 1995;
Critica della ragion pura, trad. G. Gentile (1909), V. Mathieu talmente, las feministas estadunidenses dieron a gender en
(1974), Bari, Laterza, 1987. contraste con aquello a lo que se refiere sex en el mundo
——, Crítica del juicio, trad. Manuel García Morente, Madrid, Es- anglosajón y sexualité [sexualidad] en francés.
pasa Calpe, 2007; Crítica a la facultad de juzgar, Buenos Ai-
res, Monte Ávila Latinoamericana, 2001.
Este debate sobre la diferencia de los sexos (masculino
Novalis, Heinrich von Ofterdingen, R. Kluckhohn y R. Samuel y femenino) tuvo como punto de partida el libro de Robert
(eds.), Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1977, Stoller, Sex and gender (1968) —traducido al francés con el
vol. 1, pp. 181-358; Himnos a la noche: Enrique de Ofterdin- título Recherches sur l’identité sexuelle (1978). En el prefa-
gen, ed. Cátedra, 2014; trad. fr. en Les romantiques alle-
mands I, Michel Alexandre (ed.), París, Gallimard, “La Pléia- cio a la edición francesa, Stoller define los aspectos de la
de”, 1963. sexualidad que llamamos “género” como esencialmente de-
Paracelso, Liber de imaginibus, en Sämtliche Werke, Bernhard terminados por la cultura, es decir, aprendidos después del
Aschner (ed.), vol. 4, Jena, G. Fischer, 1932.
nacimiento; mientras que lo sexual propiamente dicho se
Scheler Max, Wesen und Form der Sympathie (1923), Berna,
Francke, 1973; Esencia y formas de la simpatía. trad. J. Gaos, caracterizaría por sus componentes anatómicos y fisiológi-
Buenos Aires, Losada, 1957. cos, en tanto que determinan si se es macho o hembra. Si
Schleiermacher Friedrich, Über die Religion. Reden, Berlín, Un- gender es un término con fama de intraducible se debe a que
ger, 1799; Sobre la religión, trad. A. Ginzo Fernández, Ma-
no engloba el término de sexualidad. En efecto, la sexuali-
drid, Tecnos, 1990.
dad, tal como la entiende el psicoanálisis, desaparece en la
Bibliografía de consulta distinción establecida por los autores estadunidenses entre
Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigen gram- el sexo biológico y la construcción social de las identidades
matisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mund-
masculina y femenina. Distinción que un buen número de
art [Ensayo de diccionario gramático-crítico completo del
alto alemán], 5 vols., Leipzig, Breitkopf, 1774-1786. sus paladines comienzan a reinterpretar y que el psicoaná-
Krug Wilhelm Traugott, Allgemeines Wörterbuch der philosophi- lisis contemporáneo no puede sino poner en tela de juicio
schen Wissenschaften, Leipzig, 1832-1938; reimp. Stuttgart, más radicalmente todavía.
Frommann, 1969.
Eisler Rudolf, Kant-Lexikon [1926-1930], reimp. Hildesheim,
Olms, 1961; Tabla de correspondencias de traducción de tér- I. La distinción entre sex y gender y sus
minos de Dulce Ma. Granja, M. De Jesús Gallardo, Ernesto reinterpretaciones
Aguilar y Óscar Palancares, en I. Kant, Crítica de la razón pu- El término inglés sex puede razonablemente tradu-
ra, edición bilingüe, trad., estudio preliminar y notas de Ma-
rio Caimi, México, fce, 2009. cirse en francés por sexe y en español por sexo, ya
que estas lenguas definen la sexualidad como “el con-
junto de nociones fisiológicas y psicológicas” que la
caracterizan. Sin embargo, a veces es erróneo tradu-
cir sex por sexe o sexo, dado que en inglés sex es en
GENDER | inglés muchas circunstancias lo contrario de gender, cosa
que no ocurre ni en francés [ni en español]. La dis-
alemán Geschlecht
español diferencia de los sexos, identidad sexual, género tinción entre sex y gender, que Stoller había desta-
francés différence des sexes, identité sexuelle, genre cado en 1968 y que fue adoptada por el pensamien-
italiano genere to feminista en los inicios de los años setenta (véase
en especial A. Oakley, Sex, gender and society, 1972),
género, sexo, geschlecht, y behaviour, representa para dicha corriente un argumento po-
multiculturalism, naturaleza, pueblo, placer,
pulsión
lítico y sociológico en nombre del cual se impone
distinguir los aspectos fisiológicos y psicológicos del
Desde que, hacia fines de los años sesenta, biólogos, soció- sexo, sin lo cual caeríamos en un esencialismo bio-
logos, psicoanalistas y filósofos se decidieron a tomar en lógico que tendría un valor normativo en materia
cuenta en el estudio de la sexualidad lo que los autores an- de identidad sexual.
glosajones designaban con el nombre de gender, el debate Los intentos científicos de separar, en este senti-
alcanzó el campo de otras lenguas europeas sin que nadie do, los aportes respectivos de la naturaleza y de la
se decidiera a traducir gender, por ejemplo, en francés por cultura se multiplicaron en lo sucesivo durante el
584 | GENDER

último tercio del siglo XX. Pero el recurso a la distin- como su sexo dado” (véase J. Butler, Cuerpos que im-
ción entre sexo y género siguió siendo específico de portan, p. 18). Este rechazo se basa en el argumento
la terminología inglesa. El Oxford English Dictio- según el cual el sexo no puede ser considerado una
nary menciona, a propósito de gender, el uso que le tabula rasa neutra (véase M. Gatens, “A critic of the
da A. Oakley (“Las diferencias de sexo pueden ser sex/gender distinction”).
‘naturales’, pero las diferencias de género tienen su 3) La feminista estadunidense Judith Butler sos-
origen en la cultura”). Y la misma obra hace referen- tiene que el sexo es materializado retrospectivamen-
cia al uso feminista del término como representan- te como “primario”, y que esto es el resultado del
do uno de sus principales significados: hecho de que nuestro enfoque del gender contempla
lo cultural como “secundario”. Describe “la repeti-
En el uso moderno, y especialmente entre las feminis- ción ritualizada a través de la cual esas normas [de
tas, gender es una especie de eufemismo que, para el género] producen y estabilizan no solamente los efec-
sexo del ser humano, apunta a menudo a acentuar tos del género sino también la materialidad del sexo”
las distinciones sociales y culturales por oposición a (Cuerpos que importan, p. 13). Su obra presuponía
la distinción biológica entre los sexos. que “el sexo se forma “no ya como un dato corpo-
ral dado sobre el cual se impone artificialmente la
En este contexto, el psicoanálisis en el mundo an- construcción del género, sino como una norma cul-
glosajón desconocía la influencia decisiva que ha- tural que gobierna la materialización de los cuer-
bía tenido en Francia el significado que éste daba a pos” (op. cit., p. 19).
la diferencia de los sexos. En el seno del mismo, el 4] Hay teóricos que interpretan el sexo mismo
conductismo era lo dominante en el periodo en que como una construcción cultural. Ésta es la perspec-
se impuso la distinción entre sex y gender, dominio tiva que adopta Thomas Laqueur cuando declara:
especialmente alimentado por la psicología y la fi-
losofía británicas. Esta distinción estaba en con- Parece absolutamente obvio que la biología define
sonancia con un clima de confianza en cuanto a las los sexos. ¿Qué más podría significar el sexo? […] sin
posibilidades de modificar los comportamientos re- embargo, de los hechos indiscutibles sobre los cuer-
lativos a los papeles sexuados hasta entonces suje- pos no se sigue históricamente ninguna compren-
tos a criterios normativos. De súbito dejó de parecer sión concreta de la diferencia sexual. […] Los órga-
nos que se habían considerado versiones interiores
necesario que el comportamiento femenino fuera a
de los masculinos exteriores –la vagina como pene y
la par con el sexo femenino biológico. el útero como escroto–, se interpretaron en el siglo
Después de los años noventa, el uso del término XVIII como de naturaleza completamente distinta.
gender se volvió cada vez más común y pasó al uso La construcción del sexo, pp. 10-11.
general allí donde anteriormente se habría utiliza-
do sex. (En la versión electrónica del Oxford English Este autor explica también que en sus investigacio-
Dictionary figura, en la entrada gender, la siguiente nes se dedica a volver a trazar una “historia de có-
cita del Financial Times: “La escuela puede […] mo- mo se construyó el sexo, lo mismo que el género”
dificar la educación de un niño sin consideración de (ibid., p. 11).
raza, de gender o de origen de clase.”) Con la conse- 5] Las feministas, u otros teóricos, que recurren
cuencia de que no se espera que los psicólogos o las hoy al uso del término gender no respaldan necesa-
feministas que actualmente se refieren al gender riamente la distinción establecida originalmente en-
mantengan estrictamente la distinción del sexo y del tre sex y gender, especialmente porque el término
género. Además, la teoría feminista rechazó en gran gender se ha convertido en un eufemismo para de-
parte esta distinción por las razones siguientes: signar el sexo. Y de manera similar, cuando un/a teó-
rico/a utiliza sex no comprende con este término
1) Es difícil distinguir qué pertenece al sex y qué per- una noción que, contrariamente a la de gender, se-
tenece al gender. ría universal, al margen de la historia y de la cultu-
2) Se rechaza la idea de “‘género’ como una cons- ra. El argumento de Thomas Laqueur ha ganado
trucción cultural que se impone sobre la superficie mucha fuerza en este sentido.
de la materia, entendida bien como ‘el cuerpo’, bien VÉASE LOS RECUADROS 1 Y 2
GENDER | 585

Recuadro 1 › Gender y Gender trouble


El término “gender” (género) asumió su siderar el género como la interpretación cul- pensamos y nos conocemos a nosotros mis-
significado por primera vez en el marco de tural del sexo, el sexo se daba por sentado mos y a otros. Este idealismo gramatical pro-
una secuencia narrativa propia de la teoría y se anulaba la pregunta por la construcción dujo entusiasmo en tanto ficción experimen-
feminista. Primero estaba el “sexo” concep- del “sexo” o por las variadas formas cultu- tal. Y aun así, las instituciones del género
tualizado como un hecho biológico, y des- rales que podría asumir el “sexo” en dife- parecieron validar, incluso cuando algunos
pués estaba el “género”, que interpretaba y rentes contextos. De hecho, si se hablaba valientes se negaron a asignarles género a
construía a partir de ese hecho biológico de los significados culturales asociados al sus niños recién nacidos, la idea de que ac-
una categoría social. Esta historia fue, al me- “sexo”, parecía que se estaba hablando de tos de este tipo podrían ponerle fin a la di-
nos, la dominante mientras la antropología género. Esta posición se volvió aún más di- ferencia de género como institución.
feminista (Ortner, Rubin) buscaba distinguir fícil de sostener a medida que estudios femi- La traducción de “gender” al alemán fue
entre un orden de la naturaleza y un orden nistas de la ciencia insistían en que no sólo aún más difícil, dado que la palabra Ge-
de la cultura. Se presuponía que la natura- la naturaleza tiene una historia (Haraway), schlecht implica tanto sexo biológico como
leza venía primero, aunque nadie conside- sino en que también la definición de “sexo” género social. Este término reforzaba la su-
raba posible identificar la escena natural al es una zona de disputa en la historia de la posición generalizada de que las variadas ex-
margen de su expresión cultural. Su “prime- ciencia (Laqueur, Longino). Si el “sexo” tie- presiones culturales del género no sólo pro-
ridad” era entonces ambiguamente tempo- ne una historia, y, más aún, una historia con- cedían causal y necesariamente de un sexo
ral y lógica. La formulación ayudaba a dotar flictiva, ¿entonces cómo entender el “géne- originario, sino que también el género esta-
de sentido a importantes proposiciones fe- ro”? Por ende, ¿era necesario retirar al género ba de algún modo contenido en el sexo, y
ministas, como la de Beauvoir en El segundo de una secuencia narrativa en la que primero que ambos eran indisociables o estaban li-
sexo: “No se nace mujer: se llega a serlo” estaba el “sexo”, perteneciente a una natu- gados en una unidad indivisible. El término
(“On ne naît pas femme: on le devient”). Si raleza supuestamente ahistórica, y sólo des- para designar el género en chino conlleva
no se nace mujer, entonces se nace otra co- pués el “género”, que dotaba al hecho natu- varios de estos significados, que se expre-
sa, y “sexo” es el nombre para esa otra cosa ral de significado? san mediante la conjunción de fonemas y
que somos antes de convertirnos en lo que Derrocar la distinción sexo/género im- números: “género” es xing(4)bie(2). Los nú-
llegamos a ser. El hecho de que “género” plicó tomar distancia de la lingüística estruc- meros denotan tonos, y hay cuatro para ca-
nombrase una forma de transformación tu- tural y de la antropología cultural. Pero se da uno de los términos. Por ende, xing(2) no
vo consecuencias teóricas, puesto que sig- volvió aún más importante una vez que se es igual a xing(4). En efecto, este sistema
nificaba que, al margen del género asignado reconoció que tanto el sexo como el géne- romano ya constituye una traducción de los
en el momento del nacimiento, el género ro pueden ser historizados, y que sus histo- caracteres chinos, una suerte de esquema
aún debía ser asumido, encarnado, articula- rias pueden variar en relación a los contex- de un signo gráfico. Xing(4) es el término
do y construido. Además, si sexo nombra tos lingüísticos dentro de los que operan. para “categoría o clase”, pero también signi-
una dotación biológica, y género se inscribe Incluso el término “gender” fue imposible fica “sexo”, con lo cual se vincula con aque-
en otro orden, entonces ningún componen- de traducir durante las décadas de 1980 y llos lenguajes que asocian sexo y especie.
te del sexo nos destina a un tipo de vida 1990 a casi cualquier lengua romance. Exis- Sólo al principio del siglo xx el término empe-
particular; no es posible derivar de modo tía le genre en francés y el género en español, zó a significar “género”, de modo que para
excluyente o causal deberes sociales o sig- pero se consideraban categorías gramati- distinguir el género del sexo algunas inves-
nificados culturales del sexo asignado. Es po- cales y no tenían incidencia en la existencia tigadoras feministas chinas incluyeron la ex-
sible, por ejemplo, nacer con órganos repro- fisiológica concreta de aquellos referidos presión que significa social —she(4) hui(4)—
ductivos pero nunca dar a luz. E incluso si alternativamente con “él” y “ella”. No obs- antepuesta al término xing(4)bie(2). Bie(2)
ciertas formas de coito heterosexual son tante, escritores experimentales como Mo- significa “diferencia”, y por ende enlaza es-
anatómicamente posibles, esto no implica nique Wittig y Jeannette Winterson discu- tas formulaciones de género con la noción
que sean psíquicamente posibles o desea- tieron con la idea de que la gramática era en de diferenciación sexual.
bles. En otras palabras, el sexo no opera co- efecto separable de la experiencia fisiológi- Como genus en sueco, que implica ser-
mo un efecto causal en el comportamien- ca. Les guérillères, de Wittig, y Written on the especie, también Geschlecht implicaba no
to, el rol social o el deber y de esta manera, Body, de Winterson, se volvieron textos pro- sólo un tipo natural sino también un modo
con la distinción sexo/género en marcha, vocativos que nunca permitían a sus lectores natural de ordenamiento en función de la
el feminismo argumentó activamente en decidir de qué género eran las figuras y los reproducción de la especie. El hecho de que
contra de la formulación que dictaba que personajes que describían. Además, suge- los primeros traductores alemanes de El gé-
“la biología es destino”. rían que la forma en la que vemos y sentimos nero en disputa (Gender Trouble) eligiesen
No obstante, se tornó evidente que si el el género está directamente relacionada con traducir “género” como Geschlechtsidenti-
género sólo podía concebirse como los sig- las construcciones gramaticales que supo- tät (identidad sexual) puede haber sido un
nificados culturales que adquiere el sexo en nemos comunes o inevitables. A través de esfuerzo para distanciarse del discurso de
un determinado contexto, el género aún es- la combinación, la confusión o el borramien- la especie, o tal vez una forma de responder
taba asociado al sexo, y no podría concep- to del género gramatical, buscaban desarti- a los argumentos queer emergentes, que afir-
tualizarse sin él. Algunas feministas como cular la influencia que los sistemas de género maban que los sexos binarios eran funcio-
Elizabeth Grosz argumentaron que al con- binarios tienen en cómo leemos, sentimos, nales a la reproducción obligatoria de la he-
586 | GENDER

terosexualidad (Rubin, Butler). El problema nos ayuda a comprender de qué modo los Si bien algunas feministas opusieron el
con esta elección, no obstante, es que con- términos básicos que empleamos para des- discurso de “género” al de la “diferencia se-
fundía género con orientación o disposición cribir la sociedad están internamente dife- xual”, usualmente asociaban el género con
sexual. Y parte del trabajo analítico en torno renciados. Por ejemplo, Scott puede analizar una teoría de la construcción cultural, aun-
a la compresión del género por fuera de su términos como “trabajo”, “igualdad”, e inclu- que ése ya no parece ser el caso. “Género”
causalidad y funcionalismo biológicos con- so “universal” haciendo uso del género como es ahora el nombre para un conjunto de de-
sistía en plantear la posibilidad de que la apa- categoría crítica. Esto nos permite cuestio- bates respecto de cómo conceptualizar las
riencia de género pudiera no corresponder nar la manera en que la esfera de lo público dimensiones biológicas, cromosómicas, psi-
a la disposición u orientación sexual de ma- y del trabajo se conceptualizan a menudo cológicas y socioeconómicas de una existen-
nera predecible. De esta manera, si la con- como esferas masculinas. La misma forma cia corporal vivida. Considérese, por ejem-
cepción exclusivamente biológica del sexo en la que estas esferas se delimitan no sólo plo, el debate del atletismo internacional
implicaba que el hombre y la mujer sólo se valoriza ciertas formas de trabajo, y a los acerca de Caster Semenya, una atleta que se
deseaban mutuamente, y que el resultado trabajadores del sexo masculino, sino que sospechaba que era más hombre que mujer,
final de esa atracción era la reproducción también reproduce las categorías de géne- pero que participó en competencias inter-
biológica, la crítica queer se basaba en dis- ro. En la obra de Scott, estas categorías no nacionales en categorías femeninas. La
tinciones analíticas entre morfología, biolo- siempre se adhieren a una serie fija de cuer- Asociación Internacional de Federaciones
gía, psicología, asignación cultural, función pos, aunque a veces lo hacen. También pro- de Atletismo finalmente se expidió sobre el
social y posibilidad. Si “género” nombraba porcionan un esquema implícito según el caso y confirmó que estaba calificada para
esta misma constelación de problemas, bus- cual se describen el trabajo valioso y el que correr como mujer, sin afirmar que fuera
caba enseguida desarticular, en el lenguaje no lo es, se aprecian de distinto modo las for- “realmente” mujer. Para esta organización,
de Foucault, la “unidad ficticia del sexo” mas de participación política y se articulan el género se establecía a través una serie de
(Historia de la sexualidad, vol. 1) en la cual versiones de la universalidad con presuncio- medidas y normas que se apoyaban en la
la pulsión, el deseo y la expresión formaban nes y sesgo masculinos. pericia de abogados, biólogos, psicólogos
un único objeto que se convertía en condi- Scott es una de las tantas feministas que genetistas y endocrinólogos. En otras pala-
ción y objeto de la regulación sexual. disputaron la distinción absoluta entre dife- bras, los “atributos de género” de Semenya
Para los franceses, el término gender era, rencia sexual y género (véanse Braidotti, Iri- fueron decididos por un comité interdisci-
en un principio, incomprensible, puesto que garay, y Schor y Weed). “Diferencia sexual” plinario, y no a partir de un único estándar
genre refería exclusivamente a la gramática no es un término que marca un comienzo ex- impuesto por una única ciencia. Estos ex-
y a las formas literarias. Cuando Gender Trou- clusivamente biológico y luego se transfor- pertos no sólo tenían que aprender los len-
ble fue ofrecido por primera vez a una edi- ma en el curso de una articulación histórica guajes de las otras disciplinas, sino que te-
torial francesa, el editor proclamó que era y cultural posterior y separada. Más bien, la nían que traducir cada campo al propio
inasimilable, sugiriendo que se trataba de diferencia sexual es aquello que, tanto en para comprender cómo nombrar al género
alguna sustancia foránea o inmigrante in- las ciencias biológicas como las culturales, en cada instancia. Sus atributos de género
deseado que debía mantenerse al margen ocasiona una serie de articulaciones cam- fueron el resultado de una conclusión ne-
de las fronteras francesas. Claramente, con- biantes. Siguiendo a Lacan, podría decirse gociada.
sideraba que se trataba de un término ame- que la diferencia sexual es precisamente el Los debates vinculados a la diferencia se-
ricano, posiblemente el equivalente inte- lugar en donde convergen la biología y la xual y de género tienden a presentar conje-
lectual de McDonald’s. Aunque el término cultura, aunque no de manera causal (por turas acerca de lo que acontece desde el
finalmente ingresó al lenguaje a través de ende, se elude desde otra dirección la formu- comienzo mismo de la vida, cómo son per-
conferencias, seminarios, títulos de libros, e lación “la biología es destino”). Para Scott, cibidos y nombrados los niños y cómo se
incluso un campo de estudios recientemen- ninguna articulación cultural de la diferen- descubre o se instala la diferencia sexual. El
te establecido (études de genre), su cultura- cia sexual agota su significación, porque in- psicoanalista Jean Laplanche argumentó que
lismo se asoció de algún modo con su proce- cluso si nunca encontramos esta diferencia no era posible reducir la cuestión del género
dencia americana, y algunos intelectuales fuera de una articulación específica, elude a la expresión de pulsiones biológicas sepa-
franceses temieron que se tratara de un tér- cualquier captura o aprehensión que fije su radas de un contexto cultural. Para enten-
mino destinado a negar la diferencia sexual, significado de forma permanente. Además, der el género, primero tenemos que enten-
el cuerpo, la seducción y aun la propia iden- la diferencia sexual es articulada por las der esas pulsiones (véase Freud, “Pulsiones
tidad francesa. formas de poder pero es al mismo tiempo y destinos de pulsión” [“Triebe und Triebs-
Para algunas historiadoras feministas que una matriz para la articulación activa de di- chicksale”]). Para Laplanche, la asignación
trabajaban entre los marcos teóricos fran- chas formas de poder. No sólo se habla de de género sucede al comienzo mismo de la
ceses y angloamericanos, el género pasó a la diferencia sexual como una diferencia vida, pero como ocurre con todas las pala-
estar ligado de manera fundamental a la “construida” (aunque algunos lo hacen) si- bras de interpelación más poderosas, el ni-
cuestión de la diferencia sexual. Joan Scott no que, en la obra de Scott, la diferencia se- ño, que aún no posee la competencia lin-
argumentó que el género no debía conside- xual es una matriz a través de la cual y por güística para discernir qué se está diciendo,
rarse únicamente un atributo de un cuer- la cual tienen lugar ciertos tipos de articu- la encuentra por primera vez como “ruido”.
po, o una forma de dotar a cuerpos biológi- lación. Si esto parece un acertijo, probable- De este modo, la asignación de género se
cos de significado cultural; en su opinión, el mente lo sea; Scott considera que ésta es cierne sobre la escena de la indefensión in-
género es una “categoría de análisis” que una de las paradojas que ofrece. fantil. Ser designado de un género implica
GENDER | 587

recibir un significante enigmático y abruma- género sea definido como un producto de- xo, o que el género es algo que se impone
dor; es también un estímulo que permane- terminado por lo cultural. Pero estas últimas sobre el sexo, no logra percibir que el género,
ce en parte totalmente inconsciente. Ser posiciones nos llevan a hacernos otra pre- por así decirlo, ya está operando, capturan-
designado de un género implica la sujeción gunta: ¿cuál es el mecanismo de dicha pro- do e infiltrando la vida somática con ante-
a cierta demanda, a cierta intromisión y se- ducción? Si empezamos con el nombre del rioridad a cualquier determinación conscien-
ducción, sin conocer por completo los tér- niño, comenzamos a conceptualizar el gé- te o reflexiva respecto del género. Y si el
minos de esa demanda. En efecto, la asig- nero como una asignación social, pero ¿có- género se retransmite, de manera traumá-
nación de género obliga al niño a llevar a mo funciona realmente esa asignación? tica, a través de la escena generalizada de
cabo una traducción. Para responder a esta pregunta, debemos la seducción, entonces forma parte de la mis-
El primer punto de Laplanche deriva de alejarnos de la noción de género como sim- ma asignación que constituye y suscita la
la rectificación de un error de traducción. ple atributo de una persona, como Scott ya pulsión, la sexualidad en sí misma, que nos
El “instinto” (instinct, el término que Stra- ha demostrado. O, más bien, si se trata de fuerza a buscar las palabras para traducir
chey emplea a menudo para traducir Trieb) un atributo, debemos considerar que es atri- una serie de efectos que provienen de un
hace posible la pulsión, pero la pulsión ins- buido, y aún hemos de comprender los me- dominio determinado sólo para ser transmi-
tituye una vida de fantasía que es cualitati- dios y mecanismos de esa atribución o asig- tidos a otro. Podríamos preguntarnos: ¿qué
vamente nueva, y que no está limitada por nación más generalizada. Para Laplanche, el género? O: ¿género en qué sentido? Pero
la teleología de la vida biológica. Lo endó- género es resituado como parte del terreno eso ya implica apresurarnos. Si el género se
geno y lo exógeno convergen en la pulsión, del significante enigmático mismo. En otras transmite a través del lenguaje y los gestos
pero la emergencia de algo nuevo es una palabras, el género es menos un mensaje sin- abrumadores de los adultos, entonces advie-
señal de que la pulsión se ha alejado de su gular que un discurso circundante e invasi- ne, en principio, como una suerte de ruido
base instintiva. Esto sólo sucede una vez vo, que se encuentra ya en circulación y es indescifrable, que demanda una traducción.
que los procesos biológicos han sido inter- movilizado con fines de interpelación con Por el momento, es más importante señalar
venidos por el mundo adulto, mediantes mo- anterioridad a la formación de cada sujeto que la asignación de género adviene a tra-
dos de dirigirse a los niños, palabras y formas hablante o deseante. En ese sentido, el gé- vés del enigmático deseo por el otro, un de-
de proximidad y dependencia física. El mun- nero es un problema de traducción de la pul- seo que se infiltra en la vida somática y que,
do adulto comunica algo enigmático, y es- sión del otro al propio esquema corporal. a su vez, o simultáneamente, incita una se-
to ingresa a la vida de la pulsión. Es precisa- En otras palabras, no se llega al mundo rie de desplazamientos y traducciones que
mente a causa de esta interrupción por lo para luego encontrar una serie de opciones conforman la existencia específica de la pul-
que la toma de conciencia del niño o niña de género; más bien, el género opera como sión o deseo sexual. ¿Puede definirse la vi-
respecto de su cuerpo (o un cuerpo que se parte de las condiciones discursivas gene- da fuera de esta escena de asignación? En la
encuentra por fuera de categorías de géne- ralizadas que se “dirigen” enigmática y abru- medida en que el “sexo” corporal aparezca
ro claras) no es el resultado de una teleolo- madoramente al bebé y al infante y que con- como primario, está primeridad se consigue
gía o necesidad biológica. tinúan siendo dirigidas a lo largo de la vida a partir de la represión (refoulement) del gé-
El crítico literario John Fletcher se pre- corporal de la persona. Laplanche sostiene nero mismo. De hecho, el género lo consti-
gunta en “The Letter in the Unconscious” que el género precede al sexo y así sugiere tuyen en parte los deseos inconscientes que
cómo podría repensarse “la constitución e que el género —entendido como el conjun- transmite la enigmática asignación de géne-
inscripción psíquica de una imagen corpo- to de significados enigmáticos que se dirige ro, por lo cual podría decirse que el género
ral sexual y genitalmente diferenciada (¿la al niño y se imponen como parte de las in- emerge de manera temprana como un enig-
represión y simbolización de qué significan- tervenciones discursivas en su vida— prece- ma para el niño. Y la cuestión podría no ser
tes enigmáticos?) [como] la base, o al me- de a la emergencia de una imagen corporal “¿de qué género soy?” sino más bien “¿qué
nos el terreno, de la formación de las iden- sexual y genitalmente diferenciada. quiere el género de mí?”, o incluso “¿a quién
tidades de género” (traducción propia). En Esta última visión es contra-intuitiva, al pertenece el deseo que se expresa en la asig-
otras palabras, Fletcher, basándose en La- punto que podríamos vernos tentados de ar- nación de género que recibí y cómo puedo
planche, se pregunta si el sentido más fun- gumentar que la diferenciación sexual exis- responder? ¡Rápido! ¡Denme una forma de
damental de nuestro cuerpo, lo que Mer- te, por lo general, desde el comienzo (aun- traducirlo!”
leau-Ponty llamaría un “esquema corporal”, que las investigaciones recientes acerca de Judith Butler
no se desprende, de alguna manera, de la la intersexualidad han puesto en cuestión es-
necesidad de traducir y negociar “signifi- ta premisa de las ciencias biológicas y so- Bibliografía
cantes” adultos, enigmáticos y abrumado- ciales). Pero ¿existen condiciones bajo las Beauvoir Simone de, Le deuxième sexe, París,
res; términos que derivan de las demandas cuales el “sexo”, entendido como morfolo- Gallimard 1994 [1949]; El segundo sexo.
trad. Pablo Palant, México, Penguin-Ran-
psíquicas del adulto al niño. gía sexualmente diferenciada, podría cons-
dom House, 2012.
Como hemos visto, el término gender tituir una obviedad, algo que podríamos dar Braidotti Rosi, Nomadic Subjects: Embodi-
usualmente refiere, en contexto de habla in- por sentado, un punto de partida concreto ment and Sexual Difference in Contempora-
glesa, al significado cultural que asume un para investigaciones posteriores y para el ry Feminist Theory, Nueva York, Columbia
cuerpo en el marco de su socialización o posterior esclarecimiento del proceso de ad- University Press, 1994; ed. esp. Sujetos
aculturación, por lo cual a menudo recurre quisición del género? Considérese que la se- nómades: corporarización y diferencia se-
a la distinción entre un cuerpo natural y un cuencia que empleamos para describir cómo xual en la teoría feminista contemporánea,
cuerpo cultural a fines de garantizar que el el género surge únicamente después del se- Barcelona, Paidós, 2000.
588 | GENDER

Butler Judith, Bodies That Matter: On the Dis- York, Routledge, 1991; ed. esp. Ciencia, Merleau-Ponty Maurice, Fenomenología de
cursive Limits of Sex. Nueva York, Routled- cyborgs y mujeres: la reinvención de la natu- la percepción, trad. Emilio Uranga, México,
ge, 1993; ed. esp. Cuerpos que importan. raleza, Madrid, Cátedra, 1995. fce, 1957.
Sobre los límites materiales y discursivos del Irigaray Luce, Éthique de la différence sexue- Ortner Sherry B., “Is Female to Male as Natu-
“sexo”, Barcelona, Paidós, 2002. lle, París, Éditions de Minuit, 1984; ed. esp. re Is to Culture?”, en Rosaldo Michelle y
——, Gender Trouble: Feminism and the Sub- Ética de la diferencia sexual, Castellón, Ella- Louise Lamphere (eds.), Woman, Culture
version of Identity, Nueva York, Routledge, go Ediciones, 2010. and Society, Stanford, Stanford University
1990; ed. esp. El género en disputa: Femi- Lacan Jacques, Écrits, París, Éditions du Seuil, Press, 1974.
nismo y la subversión de la identidad. Barce- 1966; Escritos 1 y 2, trad. Tomás Segovia, Rubin Gayle S., “The Traffic in Women: Notes
lona, Paidós, 2001. México, Siglo XXI, 3a. ed. 2009. on the ‘Political Economy’ of Sex, en Reiter,
Clarey Christopher, “Gender Test after a ——, Le Séminaire, tome 11: Les Quatre Con- Rayna, Toward an Anthropology of Women.
Gold- Medal Finish”, New York Times, 19 cepts fondamentaux de la psychanalyse, Nueva York, Monthly Review Press, 1975.
de agosto de 2009. Disponible en: http:// 1964, París, Éditions du Seuil, 1973; trad. Schor Naomi y Elizabeth Weed (eds.), The
www.nytimes. com/2009/08/20/ esp. El seminario de Jacques Lacan, libro 11: Essential Difference, Bloomington, Indiana
sports/20runner.html. Los cuatro conceptos fundamentales del psi- University Press, 1994.
Fletcher John, “The Letter in the Unconscious: coanálisis, 1964. Barcelona, Paidós, 1995. Scott Joan W., “El género: una categoría útil
The Enigmatic Signifier in Jean Laplanche”, Laplanche Jean, “The Drive and the Object- para el análisis histórico”, en Marta Lamas
en Fletcher John y Martin Stanton (eds.), Source: Its Fate in the Transference”, en (comp.), El género: la construcción cultural
Jean Laplanche: Seduction, Translation and Fletcher John y Martin Stanton (eds.): de la diferencia sexual. México, pueg, 1996.
the Drives, Londres, Institute of Contem- Jean Laplanche: Seduction, Translation and ——, Only Paradoxes to Offer: French Feminists
porary Arts, 1992. the Drives, Londres, Institute of Contempo- and the Rights of Man, Cambridge, MA,
Foucault Michel, Historia de la sexualidad, rary Arts, 1992. Harvard University Press, 1996; ed. esp.
Tomo 1: La voluntad del saber, trad. Ulises —— y Fairfield Susan, “Gender, Sex and the Las mujeres y los derechos de los hombres,
Guiñazú, México, Siglo XXI, 3a. ed. 2011. Sexual”, Studies in Gender and Sexuality 8, México, Siglo XXI, 2012.
Freud Sigmund, “Pulsiones y destinos de pul- no. 2, 2007. Shepherdson Charles, Vital Signs: Nature, Cul-
sión”, en Obras completas de Sigmund Freud, Laqueur Thomas, Making Sex: Body and Gen- ture, Psychoanalysis, Nueva York, Routled-
vol. XIV, Buenos Aires, Amorrortu, 1992. der from the Greeks to Freud, Cambridge, ge, 2000.
——, “Triebe und Triebschicksale”, en Gesam- Harvard University Press, 1990; ed. esp. La Winterson Jeanette, Written on the Body, Lon-
melte Werke, vol. X, Londres, Imago, 1913- construcción del sexo: cuerpo y género desde dres, Jonathan Cape, 1992; ed. esp. Escrito
17. los griegos hasta Freud, Madrid, Cátedra, en el cuerpo, Barcelona, Anagrama, 1998.
Grosz Elizabeth, Volatile Bodies: Toward a Cor- 1994. Wittig Monique, Les guérillères, París, Éditions
poreal Feminism, Bloomington, Indiana Uni- Longino Helen E., Science as Social Knowled- de Minuit, 1969; ed. esp. Las guerrilleras,
versity Press, 1994. ge: Values and Objectivity in Scientific In- Barcelona, Seix Barral, 1971.
Haraway Donna, Simians, Cyborgs, and Wo- quiry, Princeton, Princeton University Press,
men: The Reinvention of Nature, Nueva 1990.

Recuadro 2 › Epiceno
Es cierto que, en español, el género es una chelista, el violinista son hombre o mujer; la La lucha contra la discriminación y la vio-
categoría de nombres y pronombres que víctima es masculina o femenina; se dice el lencia ha sido llevada al campo de la gramá-
permite establecer la diferencia de los se- joven o la joven. Se ha de decir el o la estu- tica, sitio que no le corresponde. La infor-
xos. Sin embargo, no siempre sucede así, en diante; el o la residente. La foca (femenino) mación que incluyen los diccionarios indica
tanto que el género es una categoría gra- es macho o hembra; el tiburón (masculino) el género que poseen los nombres y los pro-
matical y no biológica. La actual lucha por es macho o hembra; la rata (femenino) es nombres que el pueblo, a lo largo de los si-
lograr la equidad y hacer visible injustifica- macho o hembra; la ballena (femenino) es glos, les ha otorgado. No designan el sexo
das subordinaciones también ha hecho de macho o hembra; el pez (masculino) es ma- de personas o animales, tal como queda cla-
la gramática un terreno de combate, no del cho o hembra; el águila (femenino) es ma- ro en el caso de los nombres epicenos.
todo correcto. cho o hembra; la anguila (femenino) es Jaime Labastida
En español, igual que en otras lenguas macho o hembra; el hipopótamo (masculi-
romances (el francés y el portugués), exis- no) es macho o hembra; el rinoceronte Bibliografía
te un nombre que se refiere a personas y (masculino) es macho o hembra. Por esto, Real Academia Española/Asociación de Acade-
animales a través de un único género gra- no existen guitarristo ni chelisto ni violinisto mias de la Lengua Española, Nueva gramá-
tica de la lengua española, Madrid, Espasa,
matical, sea masculino o femenino. Es el ni víctimo ni jóvena ni jueza ni foco ni tiburo-
2009.
nombre epiceno (viene de ερι, epi, en, y na ni rato ni balleno ni pezo ni peza ni águilo ——, Diccionario de la lengua española, Madrid,
κοινος, koinos, común). El guitarrista, el ni anguilo ni hipopótama ni rinoceronta. Espasa, 23a. edición, 2014.
GENDER | 589

II. La noción de gender en relación espacio, de la subsistencia, de los circuitos de ma-


con el psicoanálisis trimonios permitidos o prohibidos, etc. Como el
Si gender es intraducible en muchas otras lenguas es gender no consiste en otra cosa que el sistema de re-
porque este vocablo está ligado a la historia de dos partición de las actividades sociales, recibe conte-
problemas diferentes que se desarrollaron paralela- nidos diversos según las sociedades. El punto de
mente, superponiéndose el uno con el otro sin en- acuerdo entre los antropólogos, los psicoanalistas y
contrarse. Ahora bien, en cuanto a la distinción es- ciertos teóricos del gender es que la sexuación hu-
tablecida por Stoller entre el sexo biológico y la mana es todo menos natural, que no tiene conteni-
construcción social de las identidades masculina y do mandatado por una esencia o por la naturaleza,
femenina, el psicoanálisis ve en la sexualidad una sino que esta naturaleza estaría determinada por el
combinación de factores fisiológicos y psicológicos. diferente papel de las mujeres y de los hombres en
Pero mientras que se desarrollaba la problemática la procreación. Pero el acuerdo entre estas proble-
de Stoller y de las feministas estadunidenses, en Fran- máticas se detiene en este punto negativo.
cia la reevaluación de los conceptos fundamentales Para dar cuenta de la sexuación, el psicoanálisis
del psicoanálisis mostró la necesidad de renunciar emplea otras nociones además de fisiológica y psí-
al dualismo de lo fisiológico y de lo psíquico para quica. A esto se debe que Robert Stoller, al igual que
llegar a comprender qué son las pulsiones y los fan- muchos otros psicoanalistas, alimentara una confu-
tasmas, como terreno en el que se forman las iden- sión en torno a lo sexual en el sentido psicoanalíti-
tidades sexuadas. Cuando en 1905 Freud define el co del término. Y las teorías del gender heredan esta
cuerpo erógeno (en Tres ensayos sobre teoría sexual) confusión. La sexualidad no es ni fisiológica ni psí-
y en 1915 precisa (en Pulsiones y destinos de pulsión) quica, es pulsional y fantasmática; los datos bioló-
según qué elementos heterogéneos se constituyen gicos y sociales sólo son tomados en cuenta por los
las pulsiones —esfuerzo, meta, fuente, objeto—, in- fantasmas y las pulsiones a partir de su organiza-
troduce la idea de que dichas pulsiones tienen un ción específica. Habida cuenta de este cambio
destino, lo que las convierte en algo completamen- conceptual, la cuestión de saber si Freud se equivo-
te diferente de meros datos fisiológicos o psicológi- có al afirmar que en la fase fálica existe sólo una li-
cos. El terreno sobre el cual se decide el hecho de que bido y que su esencia es masculina puede plantearse
el ser humano se sienta mujer u hombre tiene que ver sobre otras bases.
con el destino de sus pulsiones, la articulación de Monique DAVID-MÉNARD
éstas con los escenarios de goce sexual en los que el Penelope DEUTSCHER
sujeto está en relación con figuras de alteridad ob-
tenidas en parte en los detalles de su comercio pre- Bibliografía principal
coz con los adultos. Así pues, la sexuación tiene co- Butler Judith, Gender trouble. Feminism and the subversion of
the identity, Nueva York, Routledge, 1990; El género en dis-
mo terreno de formación el placer, el displacer y la puta: el feminismo y la subversión de la identidad, Barcelona,
angustia, a partir de los cuales se tejen las experien- Paidós Ibérica, 2007.
cias y los pensamientos de los niños sumergidos en ——, Bodies that matter, on the discursive limits of “sex”, Nueva
un mundo adulto que los sostiene, los amenaza, los York, Routledge, 1993; ed. esp. Cuerpos que importan: sobre
los límites materiales y discursivos del “sexo”, Buenos Aires,
tutela, aun cuando al mismo tiempo sea importu- Paidós, 2002.
no y ajeno. David-Ménard Monique, Tout le plaisir est pour moi, Hachette,
Desde el punto de vista del psicoanálisis, las de- 2000.
terminaciones sociales del gender son uno de los ma- Deutscher Penelope, Yielding gender. Feminism, deconstruction
and the history of philosophy, Nueva York y Londres, Rout-
teriales mediante los que se forjan los fantasmas y ledge, 1997.
las pulsiones. Los datos fisiológicos del sexo consti- Fraisse Geneviève, La différence des sexes, París, puf, 1996.
tuyen otro de los materiales que intervienen en es- Gatens Moira, “A critic of the sex/gender distinction”, en Ima-
ginary bodies: Ethics, power and corporeality, Nueva York y
te asunto, pero no están en el mismo plano que los
Londres, Routledge, 1995.
primeros: una sociedad siempre da un contenido Laqueur Thomas, Making sex. Body and gender from the Greeks
a la diferencia de los sexos. Y esta diferencia, como to Freud, Cambridge (Mass.) y Londres, Harvard UP, 1990; La
muestran los antropólogos, estructura todas las ac- construcción del sexo. Cuerpo y género desde los griegos hasta
Freud, trad. Eugenio Portela, Madrid, Ediciones Cátedra, 1994.
tividades de intercambio, de ritos, de repartición del
590 | GÉNERO

Oakley Ann, Sex, gender and society, Londres, Temple Smith, les sobre el “género” de los nombres (masculino, femenino
1972. o neutro): véase el recuadro 1, “Masculino, femenino, neu-
Stoller Robert, Sex and gender. On the development of mascu-
linity and feminity, Nueva York, Science House, 1968; Re- tro”, en Sexo. Testigo es el inglés gender, cuya traducción
cherches sur l’identité sexuelle à partir du transsexualisme, por el fr. genre, entendido en el sentido de la sexuación, es
trad. M. Novodorsqui, París, Gallimard, 1978. apenas pasable, igual que el it. genere o el esp. “género”,
mientras que el al. Geschlecht designa holgadamente no so-
Bibliografía de consulta
Simpson John y Edmund Weiner (ed.), The Oxford English dic- lamente el linaje, la generación, el pueblo, la nación, la raza,
tionary, 20 vols., Oxford, Clarendon Press, 2a. ed. 1989; sino también la diferencia sexual: véase, además de Gen-
versión electrónica: OED Online, Oxford UP. der y Geschlecht, Sexo/Género, Humanidad [en parti-
cular Menschheit], y Multiculturalism.

género
Género ha sido absorbido por varias redes divergentes, to- GENIO
das derivadas del gr. genos [γένος] (de gígnesthai [γίγνεσ
alemán Genie, Geist, Naturell, natürliche Fähigkeit, Witz
θαι], “nacer, devenir”, y de su calca latina genus. Estas re- francés génie
des interfieren continuamente entre sí. inglés genius
latín genus, genius
I. Biología y clasificaciones
La red biológica es la red inicial, como testimonia el senti-
alma, arte, concetto, daimon, duende, estética,
locura, gemüt, goût, imaginación, ingenium,
do homérico de genos: “raza, linaje”. Lo encontramos te- manera, mímesis, plasticidad, sublime, talento
matizado por Aristóteles, en especial en sus clasificaciones
zoológicas, en contraposición a eidos [εἶδος], “género/es-
pecie”. Véase Pueblo. Hacia fines del siglo xviii, en la introducción de su obra Lycée
Esta red clasificatoria, en la que género adquiere el sen- ou cours de littérature ancienne et moderne, La Harpe escri-
tido de “categoría, tipo, especie”, se utiliza sobre todo en be: “Sin embargo podrá sorprender que estas dos palabras,
teoría de la literatura, con la cuestión de los “géneros lite- genio, gusto, tomadas de manera abstracta, no se encuen-
rarios” (al. Gattung). Véase Erzählen e Historia. Cf. Fic- tren jamás en los versos de Boileau, ni en la prosa de Raci-
ción, Relato, Estilo. ne, ni en las disertaciones de Corneille, ni en las piezas de
Molière. Esta manera de hablar […] es de nuestro siglo”. ¿Có-
II. Las redes ontológica y lógica mo pudo una antigua palabra, tan rica en significaciones
La red con más penetración desde el punto de vista filosó- diversas y vagas como las de la palabra “genio”, instalarse
fico es sin embargo la de la ontología, como en el caso de en el centro de las discusiones estéticas y filosóficas del Si-
eidos: véase Idea, y en particular Species. Genos puede así glo de las Luces, tanto en Francia como en Inglaterra y Ale-
designar los géneros, es decir, también los sentidos, del ser. mania? ¿Qué queda hoy de esos debates?
Véase el recuadro 5, “Los géneros del ser: genealogía o ló-
gica”, en Pueblo; véase también Analogía, Ser, Homóni- I. Confusión o riqueza semántica
mo, y la explicitación de la noción de “categoría” en el re- A propósito de la palabra genio, en el capítulo “Pro-
cuadro 1, “El estatus de las distinciones aristotélicas”, en blemas fundamentales de la estética” de su Filosofía
Esti, y bajo Sincategorema. de la Ilustración, Ernst Cassirer escribe: “Tenemos
La red onto-lógica esta así ligada a la red lógica, como que guardarnos muy bien de tratar de derivar el de-
lo marca la terminología de lo “genérico” y de lo “general”, sarrollo de la idea de la pura historia de la palabra”.
por diferencia con lo singular y lo universal: véase Propie- Y agrega que Shaftesbury “no ha creado la palabra
dad, Universales. ‘genio’, pues la emplea como término conocido y de
largo tiempo familiar a la estética, pero es el primero
III. El debate contemporáneo en torno a “gender” y sexo que no se contenta con emplearlo, sino que lo de-
Se mezcla el sentido biológico de “engendramiento” con pura de la incertidumbre y multivocidad que le in-
los debates sobre la identidad sexuada (femenina o mascu- hería, que le dota de su sentido preciso y específica-
lina), que retoman de nueva cuenta los debates gramatica- mente filosófico” (p. 348).
GENIO | 591

Admitiendo que este análisis sea correcto y que creadora que posee un dios y, con ello, participar de
Shaftesbury haya sido realmente el autor de este “gol- algo exterior y superior a sí. Ser un genio implica
pe de genio” filosófico, no es menos cierto que la ser considerado, o considerarse a sí mismo, como
historia de la palabra genio, como la de todas las pa- fuente creadora, como un dios: de manera que sub-
labras en general, pero aquí de manera particular- yace bajo esta noción una cierta hybris, que se afir-
mente esclarecedora, sea importante para desentra- mará claramente en la concepción romántica del
ñar aquello que Cassirer llama “incertidumbre” y genio (sobre la hybris, cf. Vergüenza, II).
“multivocidad”, y que no es, quizá, otra cosa que una Una particularidad de la lengua francesa es que
inagotable riqueza semántica. no creó palabras calcadas directamente de ingenium
La palabra genio, en sus diferentes variantes en (excepto ingénieur, “ingeniero”). Ahora bien, este tér-
lenguas romances, proviene del latín y, más allá, de mino latino, que se halla en el italiano ingegno y en
un origen indoeuropeo común a varias lenguas (*gn, el español ingenio, y que es empleado corrientemen-
“nacer”, “engendrar”). Gigno, gignere, significa así te en el vocabulario filosófico de la época clásica (cf.
“engendrar”, “producir”, “causar”. De él derivan va- las Reglas para la dirección del espíritu de Descartes),
rios sustantivos. El genus es el nacimiento, la raza y, designa a la vez cierta penetración del espíritu y una
en un sentido abstracto, la clase, el género (véase facultad sintética que permite relacionar ideas dis-
Pueblo). En cuanto al genius, es por un lado la di- tantes unas de otras y, por lo tanto, “encontrar” —en
vinidad que preside el nacimiento de un individuo el sentido de “inventar”.
y, por otro, la divinidad tutelar de cada individuo En ese sentido, es posible oponer, tal como hará
con la cual éste se confunde, de modo que genius va en particular Vico, la creatividad y la inventiva del
a significar las inclinaciones naturales, los apetitos pensamiento “ingenioso” a la esterilidad del pensa-
y las cualidades intelectuales y morales propias de miento analítico, que se contenta con deducir me-
cada persona. En este último sentido, duplica la pa- cánicamente las consecuencias de premisas dadas
labra compuesta ingenium, que es otro de los deri- de antemano. Pero en los siglos XVI y XVII, se admi-
vados de gigno (véase Ingenium). te ya que el ingenium —traducido en francés como
génie— actúa en todos los individuos y en todas las
II. Del “ingenium” al “genio” esferas de actividad en diversos grados, incluso si
Calcada sobre el término genius, cuando en el siglo sus manifestaciones son especialmente notorias en
XVI (Rabelais, 1532) aparece en francés la palabra gé- los poetas y los artistas.
nie, despliega la riqueza de significación que tenía en En el siglo XVIII, la noción de genio adquiere una
su origen latino. De manera general, designa las ten- nueva significación y se convierte, en toda Europa,
dencias naturales, el carácter, las disposiciones inna- en objeto de reflexión en el ámbito de la estética y,
tas para una actividad, un arte. Más tarde, adquiere más ampliamente, en el ámbito filosófico (de ahí que
un valor particular para designar la aptitud superior se haya podido hablar del “nacimiento del genio”
del espíritu (antes de 1674), y finalmente, por me- en el siglo XVIII). Mientras que en los siglos anterio-
tonimia, un individuo superior, un “genio” (1686). res era común admitir que la obra de arte nacía, por
Al mismo tiempo, en el siglo XVI génie recupera el una parte, de la conjunción de un saber y de una
sentido latino de “divinidad” y designa por lo tanto técnica relativos a un arte particular y susceptibles
un “espíritu”, bueno o malo, que influye sobre nues- de ser adquiridos, y por otra, de una cualidad pro-
tro destino (cf. el “genio maligno” de Descartes); por pia del individuo, de un don natural llamado “ge-
otra parte, por extensión, un ser alegórico que per- nio”, esta última cualidad toma más tarde una im-
sonifica una idea abstracta y su representación; y por portancia preponderante, incluso desmesurada, al
último, en los relatos fantásticos, un ser sobrenatu- punto casi de hacer olvidar los otros factores. El ge-
ral dotado de poderes mágicos (definiciones toma- nio se convierte en una potencia de creación ex ni-
das de Le Robert, Dictionnaire étymologique de la hilo irreductible a toda regla, e imposible de ser ana-
langue française). lizada racionalmente. A la vez, mientras la estética
Estas dos series de significaciones, aparentemen- clásica descansaba sobre la noción de imitación, el
te bien distintas, están de hecho íntimamente liga- genio se caracteriza por la originalidad absoluta de
das. Tener genio es poseer una parte de la facultad sus producciones, por su carácter inimitable.
592 | GENIO

Pero, si bien este nuevo alcance dado a la noción se llama genio a la aptitud que una persona ha reci-
de genio es un fenómeno europeo, es interesante no- bido de la naturaleza para hacer bien y de manera
tar que tal fenómeno no es concomitante en todas fácil ciertas cosas que los demás no podrían hacer
partes, y que existen diferencias propiamente na- sino muy mal, incluso si pusieran mucho empeño.
cionales en la definición que se da del genio, en la im- Trad. esp. J. Monter Pérez, Valencia,
Ed. Universidad de Valencia, 2007, p. 209.
portancia que se le concede, en la interpretación de
la que es objeto. En ese sentido, se puede hablar de
una “intraducibilidad” relativa de la noción de ge- En ese sentido, el genio, que concierne a todas las
nio a partir del modo en que es comprendida en la actividades humanas, no difiere mucho del talento,
literatura que le fue consagrada en Inglaterra, en y Du Bos busca sus causas naturales en “una feliz
Francia y en Alemania. combinación de los órganos del cerebro” (p. 211),
la influencia del sol y del clima, la educación, la fre-
III. “Entusiasmo” inglés y “racionalismo” francés cuentación de artistas y filósofos. En cualquier ca-
Existe un acuerdo general en considerar decisiva la so, el don natural debe ser desarrollado mediante el
influencia de Shaftesbury en la manera en que ha aprendizaje y el trabajo: “el genio más afortunado
sido planteada en el siglo XVIII la cuestión del ge- no se puede perfeccionar más que con la ayuda de
nio, gracias a su popularización de la noción de un largo estudio” (p. 221).
“entusiasmo” (enthusiasm) (Carta sobre el entusias- Charles Batteux, en lo que a él respecta, en la pri-
mo, 1708). El entusiasmo nace del acuerdo entre el mera parte de su influyente tratado sobre Las Bellas
artista y la naturaleza considerada como “artista so- Artes reducidas a un único principio (1746), define
berana”, “naturaleza plástica universal”. El entusias- el genio como:
mo del artista implica un “placer desinteresado”,
provocado por la presencia en sí de una inspiración una razón activa que se ejerce con arte, que busca
divina, el “genio” (genius), que lo convierte en pa- industriosamente todos los aspectos reales, todos
riente cercano del genio del mundo y su semejante. los posibles, que escudriña minuciosamente las par-
El artista siente vivir en él su connaturalidad con el tes más finas, que mide las relaciones más alejadas:
acto creador, y Shaftesbury va a escribir que “Un es un instrumento iluminado que excava, profundi-
za y penetra sordamente.
poeta tal es, en verdad, un segundo creador, un ver-
Durand, 1764; ed. crítica J.-R. Mantion,
dadero Prometeo bajo Júpiter” (Del soliloquio o con- Aux amaterurs de livres, 1989.
sejos de un escritor [1710], p. 46). El artista no se
contenta con imitar los productos de la naturaleza,
lo que es engendrado, sino que participa activamen- El genio es entonces asimilado a una razón superior
te del acto de producción y de engendramiento. Su y no a una misteriosa potencia reservada a ciertos
obra, que es donación de forma, creación desde un hombres. La imitación de la naturaleza continúa
modelo interno, no hace sino manifestar la presen- siendo la ley suprema de todas las artes, pero el ar-
cia del infinito en lo finito. tista puede descubrir las cosas que habrían escapa-
La concepción de “entusiasta” que el filósofo in- do a los otros. El entusiasmo poético tiene una ex-
glés atribuye al genio no fue aceptada inmediata- plicación puramente psicológica:
mente y sin reticencia en Francia. De hecho, la ma-
yoría de los autores franceses que hablan del genio [los poetas] excitan ellos mismos su propia imagi-
en la primera mitad del siglo XVIII lo hacen desde nación hasta que se sienten conmovidos, poseídos y
una perspectiva mucho más tradicional, en una pa- arrebatados: entonces, Deus ecce Deus, es cuando can-
labra, más “racionalista”. Abocándose menos a una tan, cuando pintan, y es un Dios quien los inspira.
aproximación metafísica del genio que a una bús-
queda de sus causas “naturales” y “morales”. De ahí Es quizá Helvetius, en el libro V de su Del espíritu,
que para Jean-Baptiste Du Bos, en sus Reflexiones quien mayormente reduce la parte de misterio y
críticas sobre la poesía y sobre la pintura (1719): originalidad del genio. Según él, el genio, en los ar-
tistas pero también en los filósofos y eruditos, con-
siste en “inventar”; sin embargo, la invención no es
GENIO | 593

posible sino gracias a ciertas condiciones favora- IV. Diderot y el genio como “emanación
bles, es propiciada por el espíritu de los tiempos, las de la naturaleza”
tendencias de una época y en ocasiones por el azar. Diderot, traductor de Shaftesbury, es en Francia quien
Existe en el mundo una masa difusa de genialidad lleva más lejos la profundización del análisis del ge-
que únicamente algunos afortunados consiguen nio en la dirección indicada por el filósofo inglés.
expresar. En efecto, retoma la idea de que el misterio del genio
Así pues, se constata allí una resistencia típica- es el de la creación, pero no es en Dios, o en los dio-
mente francesa, cuyo origen debe buscarse en la des- ses, sino en la naturaleza como potencia general don-
confianza cartesiana respecto de la imaginación, de de halla la fuente de la creatividad genial. Para él, el
la exaltación del genio creador que haría del artista genio es una emanación o un dominio de la natura-
un rival de Dios. Voltaire, en el artículo “Génie” de leza (“ressort de la nature”) y tiene, por eso, un funda-
las Questions sur l’Encyclopédie (1772), se pregunta: mento biológico: de ahí que, como el instinto de los
“¿Acaso, en el fondo, el genio es otra cosa que el ta- animales, sea infalible. De esa manera, en poesía, el
lento? ¿Qué es el talento sino la disposición a tener genio se manifiesta con preferencia en aquellos que
éxito en un arte?” Y para Buffon el genio, si ha de imi- han permanecido cercanos a la naturaleza, como el
tar la naturaleza, debe seguir su curso lento, labo- niño, la mujer, el hombre primitivo (“La poesía quie-
rioso, obstinado, y dar pruebas de razón antes que re algo enorme, bárbaro y salvaje”, Discurso sobre la
de fervor, ya que en definitiva no es, según la expre- poesía dramática [1758], en Diderot, Œuvres com-
sión de Hérault de Séchelles, “más que una mayor plètes, París, Club Français du Livre, 1970, t. 3, p.
aptitud para la paciencia” (Voyages à Montabard, 483). En el artista genial, las manifestaciones de la
Librairie des Bibliophiles, 1890, p. 11). potencia creadora de la naturaleza son del orden de
Es a esta desconfianza, a esta voluntad crítica y lo corporal, lo sensible, lo afectivo, lo imaginativo,
reduccionista que tiende a someter el genio a las le- de ahí que palabras como fureur (furor), ivresse (em-
yes de la razón, aun cuando sean las de la “razón briaguez), mouvements du cœur (movimientos del
sublime”, a la que se oponen aquellos que aceptan corazón) aparezcan sin cesar en Diderot y en aque-
la lección de Shaftesbury. Para estos últimos la pre- llos que lo siguen, en particular en la Encyclopédie.
sencia del genio en una obra de arte se impone con De esta manera, en el artículo “Génie” del Diction-
una evidencia brutal, que no puede ser sino senti- naire de Saint-Lambert —en el cual, tal como da a
da, y no analizada, porque precisamente despoja a entender Voltaire en su propio artículo “Génie” de
aquel que la experimenta de toda facultad crítica. Questions sur l’Encyclopédie, parece haber estado la
Rousseau expresa esto mismo en su Diccionario de mano de Diderot— el estado natural del genio se de-
música (1768), en el artículo “Genio”: fine como perteneciente al “movimiento”: “la ma-
yoría de las veces ese movimiento excita tempesta-
No busques, joven artista, en qué consiste el genio. des”, y el genio es “transportado por un torrente de
Si lo posees, lo sientes en tu interior. Si no lo posees, ideas”. Así entendido, el genio no es inherente a los
jamás lo conocerás. […] Por tanto, ¿quieres saber si artistas, la filosofía tiene también sus representacio-
te anima alguna chispa de ese fuego devorador? Co- nes geniales, “cuyos sistemas admiramos como si ad-
rre, vuela a Nápoles para escuchar las obras maestras miráramos poemas, y que construyen osados edifi-
de Leo, de Durante, de Jomelli, de Pergolesi. Si tus
cios que la razón no sabría cómo habitar”. En la
ojos se llenan de lágrimas, si sientes palpitar tu cora-
filosofía, como en el arte, “lo verdadero y lo falso no
zón, si te turban los escalofríos, si la opresión te aho-
ga en tus delirios, coge el Metastasio y trabaja […]. son caracteres del genio”, de modo que “se hallan muy
Pero si los encantos de este gran arte te dejan impa- pocos errores en Locke y demasiadas pocas verda-
sible, si no sientes delirio ni encanto, si encuentras des en milord Shaftesbury: el primero, sin embargo,
simplemente bello lo que arrebata, ¿te atreves a pre- no es más que un espíritu vasto, penetrante y justo;
guntar en qué consiste el genio? Hombre vulgar, nun- y el segundo, un genio de primer orden”.
ca profanes ese nombre sublime. Saint-Lambert, al igual que Diderot en su Ency-
Trad. esp. J. L. de la Fuente Charfolé, clopédie y en Discurso sobre la poesía dramática, in-
Madrid, Editorial Akal, 2007, p. 229.
siste en la oposición entre goût (gusto) y génie (ge-
nio), cuestión que hasta Kant, e incluso más tarde,
594 | GENIO

permanecerá en el centro de la problemática del ge- hace en 1751 del tratado de Batteux sobre las Bellas
nio. “El gusto es, con frecuencia, distinto del genio. Artes (los otros traductores de Batteux habían elegi-
El genio es un puro don de la naturaleza; cuya pro- do traducir génie por Geist, Naturell, natürliche Fähig-
ducción es la obra de un instante; el gusto es la obra keit y sobre todo Witz). En efecto, a partir de media-
del estudio y del tiempo […]. Lo sublime y el genio dos del siglo XVIII, la noción de genio adquiere en
brillan en Shakespeare como destellos en una larga Alemania un lugar cada vez más importante en las
noche” (para todo el siglo XVIII, Shakespeare fue el discusiones sobre arte, sobre la lengua, sobre la his-
ejemplo del genio por excelencia, en aquello que te- toria de los pueblos, particularmente en el momento
nía de irreductible a la razón, a las reglas y al gusto). en que, en los años 1770-1780, cobra preponderan-
A esto, Saint-Lambert agrega que las reglas del gus- cia el movimiento literario con resonancias políti-
to son constantemente trasgredidas por las obras del cas Strum und Drang. Estas discusiones adquieren
genio, ya que “la fuerza, la abundancia, una cierta plena significación si se las vincula con el momen-
rudeza, la irregularidad, lo sublime, lo patético, cons- to en que Alemania comienza a afirmarse con vigor
tituyen en las artes el carácter del genio”. en el plano literario, filosófico y político.
Así pues, si la naturaleza del genio permanece en Los primeros autores alemanes de tratados sobre
última instancia impenetrable, es posible, sin em- el genio reconocen que “los franceses [los] exhor-
bargo, estudiar las condiciones que favorecen o des- taron a reflexionar con cuidado sobre este concep-
favorecen su manifestación. En este sentido, lo que to”, pero muy pronto sus propias reflexiones los ha-
Diderot dice en el Discurso sobre la poesía dramáti- cen tomar distancia de las fuentes francesas (con
ca tiene un valor general. Existen épocas, costum- excepción de Diderot y Rousseau), para arrastrar-
bres, circunstancias más poéticas, más apropiadas los por nuevas vías.
para la creación que otras: “En general, cuanto más Este proceso tiene diferentes etapas. Sulzer, con
civilizado es un pueblo, refinado, sus costumbres su idea del “genio razonable”, Mendelssohn, e in-
son menos poéticas: todo se debilita al suavizarse” cluso Lessing, fuerte opositor de la influencia fran-
(lo mismo había dicho Vico en su Ciencia nueva cesa, se esfuerzan por conservar todo lo posible el
[1725- 1744], donde daba a la noción de poesía un espíritu de la crítica racionalista, en particular las
sentido mucho más amplio, ya que para él los pue- exigencias de las reglas y del gusto, reconociéndole
blos primitivos “crean” su propio mundo con la poe- a la vez al genio —como expresión de la naturaleza
sía). Diderot cuestiona además las condiciones par- y como originalidad creadora— derechos impres-
ticulares, de orden social, político, económico, que criptibles. Es con Johann Georg Hamann con quien
pueden impedir que el genio de un individuo se la ruptura se hace violenta y radical, y los derechos
despliegue, y muestra en el artículo “Éclectisme” superiores del genio en el arte y en la vida se afir-
(“Eclecticismo”) de la Encyclopédie, el modo en que man de manera imperiosa. Influido por Rousseau,
los hombres pueden contrariar los designios de la pero sobre todo por el poeta inglés Young —autor
naturaleza. Se trata de la aparición del tema román- de los célebres Pensamientos nocturnos (1742-1745),
tico del genio incomprendido, del hombre excep- quien en sus Conjectures on Original Composition
cional condenado a morir de hambre, con el con- (1759) insiste en el carácter absolutamente “origi-
comitante llamado al gobierno a dar subvenciones nal”, inimitable, de las obras de genio, que no se dis-
a artistas desconocidos. Al mismo tiempo, el interés cute y solamente es posible admirar—, Hamann va
comienza a desplazarse de la noción abstracta de a dar a sus consideraciones sobre el genio resonan-
genio a otra más concreta, obtenida por un efecto cias místicas. La fe nada tiene que ver con la razón
de metonimia, que es la del “hombre de genio”, la y aquello que es la fe para la vida es el genio para el
cual va a ocupar un lugar ideal en la tipología hu- arte. En la Evocación de Sócrates (1759), Hamann
mana, junto a los santos y los héroes. aplica el método socrático para la noción de genio,
que se puede ver o sentir, pero nunca comprender.
V. Cómo el alemán adapta la palabra francesa para El genio abraza el pasado y el futuro, y sólo la poe-
hacer del genio algo propio sía es capaz de traducir sus visiones.
La palabra Genie, adoptada del francés, aparece en Para Hamann, que va más lejos en ese sentido que
alemán con la traducción que Johann Adolf Schlegel Diderot, el genio no puede ser conocido por sus con-
GENIO | 595

temporáneos. El hombre que lo posee está por en- La definición que da del genio en la obra mencio-
cima de la multitud, es incomprendido y burlado por nada (§ 46) es testimonio de ese equilibrio:
ella, y con frecuencia está próximo a la locura, pues
se producen a veces “incidentes de frontera entre ge- Genio es el talento (dote natural) [Talent] que da la
nio y locura”. No es Apolo sino Baco quien gobier- regla del arte. Como el talento mismo, en cuanto es
na las artes. El genio tiene dos caras, una que niega, una facultad innata productora del artista, pertene-
que desprecia la razón, la otra que afirma, que crea ce a la naturaleza, podríamos expresarnos así: genio
y engendra: “Mi grosera imaginación me ha prohibi- es la capacidad espiritual innata (ingenium) [Gemüt]
mediante la cual la naturaleza da la regla al arte.
do siempre imaginarme un genio creador despro-
Crítica del juicio, trad. esp. M. García Morente,
visto de genitalia” (carta a Herder, 1760). Madrid, Espasa Calpe, 1991, p. 279.
Herder prolonga las ideas de Hamann en el sen-
tido de un nacionalismo literario que va a alcanzar
pleno desarrollo primero en Alemania y luego en Kant no vacila entonces en emplear dos términos re-
toda Europa. En numerosos escritos vuelve sobre el chazados por los apologistas del genio: talento y re-
tema del genio que es también, para él, indefinible: glas; pero para él no es la razón la que fija las reglas
en la obra de arte (“Bello es lo que, sin concepto,
Ocurre con el genio como con otros conceptos deli- place universalmente”), sino la naturaleza. Volvemos
cados y de naturaleza compleja; se puede, en casos a encontrar aquí la idea que, desde Shaftesbury, do-
individuales, comprenderlos por intuición, pero en mina el pensamiento del siglo XVIII. La naturaleza
ninguna parte están exactamente delimitados y sin tiene que “dar la regla al arte en el sujeto” (p. 279) y
mezclas. A los filósofos que buscan una idea general lo hace a través de la “disposición de la facultad” (p.
precisa y clara les ocasionan tantos problemas como
270) del mismo. La imaginación y el entendimiento
Proteo a Ulises cuando intentaba aprehenderlo.
constituyen, por su unión, el genio, que consiste en
Citado por P. Grappin, La théorie du génie
dans le préclassicisme allemand, pp. 224-225. “la proporción feliz, que ninguna ciencia puede en-
señar y ninguna laboriosidad aprender, para encon-
Pero sobre todo, Herder insiste en la idea de que el trar ideas a un concepto dado, y dar, por otra parte,
genio de un artista no es un fenómeno puramente con la expresión mediante la cual la disposición sub-
individual, sino que expresa el espíritu o, si se quie- jetiva del espíritu producida pueda ser comunicada
re, el “genio” de un pueblo, y no se manifiesta hasta a otros” (p. 285). La proporción y la disposición de
que los tiempos estén maduros para acogerlo. Por lo estas facultades no podrían producirse mediante
tanto, sus formas varían según las épocas, de ahí el las reglas de la ciencia o de la imitación: aquellos
interés en el estudio de cantos y tradiciones popu- que tienen el don natural que les permite alcanzar-
lares, con los que, sin embargo, los poetas modernos las son “favoritos de la naturaleza” y sus obras son
no deben hacer un pastiche disfrazándose de “bar- de un carácter absolutamente original.
dos germánicos”, sino hallar en ellos una inspira- Una de las consecuencias más importantes de esa
ción auténtica, como hicieron Klopstock y Goethe. definición es que Kant limita la noción de genio a la
creación artística:
VI. El genio según Kant
No es posible comprender las célebres páginas que la naturaleza, mediante el genio, presenta la regla, no
Kant dedica al genio en la Crítica de la facultad de a la ciencia, sino al arte, y aun esto, sólo en cuanto
juzgar (1790) sin tener en cuenta todas las discusio- éste ha de ser arte bello.
Ibid., § 46, p. 279.
nes que tuvieron lugar en Alemania sobre el tema,
desde mediados del siglo XVIII, de las cuales acaba-
mos de ver algunos ejemplos. Kant lleva a cabo una No debe confundirse el genio con la “capacidad” de
síntesis equilibrada de aquellos escritos y les da, por las grandes cabezas: Newton puede mostrar y ense-
otra parte, el fundamento propiamente filosófico ñar su procedimiento, pero Homero o Wieland no.
que les faltaba. De esa manera escapa al racionalis- En su Antropología en sentido pragmático (1798), al
mo reduccionista de la tradición francesa y al mis- volver sobre la cuestión del genio, Kant parece ampliar
ticismo de la Schwärmerei. a otras esferas más allá de las bellas artes la aplicación
596 | GESCHICHTLICH

del término genio, “ese nombre místico” (p. 150), al Bibliografía principal
que identifica con “la magistral originalidad de su Cassirer Ernst, Die Philosophie der Aufklärung, Tubinga, J.C. B.
Mohr, 1932; trad. E. Ímaz, Filosofía de la Ilustración, México,
talento [Talent]” (p. 148): de esta manera, dice de Leo- Fondo de Cultura Económica, 1943.
nardo Da Vinci que “ser genio en muchos sectores es Du Bos Jean-Baptiste, Réflexions critiques sur la poésie et la
ser un genio [Genie] vasto” (p. 149); sin embargo, pue- peinture [1719], P. J. Mariette, 2 vols., nueva ed., Ginebra,
de considerarse que esos “muchos sectores” pertene- Slatkine Reprints, 1967, 3 vols.; Reflexiones críticas sobre la
poesía y sobre la pintura, trad. J. Monter Pérez, ed., est. pre-
cen al dominio del “arte” en general y no de la ciencia, liminar y notas R. Piñero Moral, Valencia, Universidad de
de modo que no existiría una verdadera contradic- Valencia, 2007.
ción respecto de lo que sostenía en la Crítica del juicio. Gadamer Hans Georg, Wahrheit und Methode. Grundzüge ei-
Al mismo tiempo, en la Antropología encontramos ner philosophischen Hermeneutik, Tubinga, J.C.B. Mohr,
1960; Fundamentos de una hermenéutica. Verdad y método,
una observación de orden lingüístico cuyo carácter trad. A. Agud Aparicio y R. de Agapito, Salamanca, Sígue-
“nacionalista” revela la sensibilidad alemana de la me, 1993.
época, a propósito del genio: “nuestra nación déjase Grappin Pierre, La théorie du génie dans le préclassicisme alle-
mand, París, puf, 1952.
persuadir, los franceses tendrían una palabra para ello
Mathore Georges y Greimas Algirdas Julien, “La naissance du
procedente de su propia lengua, análogamente noso- génie au XVIIIe siècle”, Le Français Moderne, núm. 25, octu-
tros no tendríamos en la nuestra, sino que tendríamos bre, París, 1957, pp. 256-272.
que tomarla prestada de ellos, mientras que ellos mis- Saint-Girons Baldine, artículo “Génie”, en M. Delon (dir.),
Dictionnaire européen des Lumières, París, puf, 1997.
mos la han tomado prestada de la latina (genius), la
cual no significa otra cosa que un espíritu peculiar” Bibliografía de consulta
(Kant, Antropología en sentido pragmático, §57, trad. D’Alembert Jean Le Rond y Diderot Denis, Encyclopédie ou
J. Gaos, Madrid, Alianza, 1991, pp. 149-150). Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers,
París, Briasson [1751-1780], nueva ed. facsimilar, Stutt-
Finalmente, Kant se pregunta si el mundo saca un gart-Bad Cannstatt, Frommann, 1966-1988.
provecho particular de los grandes genios que con DHLF: Rey Alain (dir.), Dictionnaire historique de la langue fran-
frecuencia trazan nuevos caminos y abren nuevas çaise, 3 vols., Le Robert, 1992.
perspectivas, o bien si las “cabezas mecánicas”, que se Hamann Johann Georg, Evocaciones de Sócrates, ed. y trad. C.
Canterla, Huelva, Ediciones Consulcom, 2015.
sirven de “bastones y muletas para el entendimien- Kant Immanuel, Crítica del juicio, trad. Manuel García Morente,
to”, no han contribuido más fuertemente al creci- Madrid, Espasa-Calpe, 1991; Crítica de la facultad de juzgar,
miento de las ciencias y las artes. Sobre esta cuestión trad. P. Oyarzún, J. Soto y A. Bernardini, Buenos Aires, Mon-
a la que no da respuesta, concluye que es necesario te Ávila Latinoamericana, 2006.
——, Antropología en sentido pragmático, trad. J. Gaos, Madrid,
desconfiar de los “llamados hombres de genio”, que Alianza, 1991.
generalmente no son más que charlatanes. Larthomas Jean-Paul, De Shaftesbury à Kant, París, Didier, 1985.
Rousseau Jean-Jacques, Dictionnaire de musique [1768], en Œu-
vres complètes, t. 5, París, Gallimard, “La Pléiade”, 1995; Dic-
VII. El ocaso del genio
cionario de la música, trad. J. L. de la Fuente Charfole, Ma-
Con el romanticismo se asiste a una apoteosis del drid, Akal, 2007.
genio que corresponde a una verdadera “sacraliza- Séchelles Hérault de, Voyages à Montbard, París, Librairie des
ción de lo artístico que […] caracterizaba a la so- Bibliophiles, 1890.
Shaftesbury Anthony Ashley Cooper, Del soliloquio o consejos
ciedad burguesa” (p. 132), tal como escribe Gada- de un escritor, trad. e introd. D. Sampietro, La Plata, unlp,
mer en Verdad y método. En la actualidad, se habla fahce, Instituto de Filosofía, 1962.
todavía del “genio” de un artista, pero la noción no
es ya objeto de reflexión teórica y podemos decir,
otra vez con Gadamer, que asistimos al “ocaso del
genio” (p. 134). Paul Valéry, en la Introducción al mé- GESCHICHTLICH,
todo de Leonardo Da Vinci, reacciona contra la idea geschichtlichkeit | alemán
del inconsciente sonambúlico, de una inspiración
español histórico / historial, historicidad / historialidad
misteriosa, cuasi divina, que presidiría la creación ar- francés historique / historial, historicité / historialité
tística. Es aquél, en efecto, un punto de vista de “ob-
servador”. El artista, cuando se lo interroga, es más destino, historia, historia universal, y
bien prosaico, habla de su técnica, no de su genio. aufheben, dasein, ereignis, es gibt, presente, ser,
Alain PONS tatsache, tiempo
GESCHICHTLICH | 597

Un mismo término alemán, geschichtlich, se traduce al fran- nan a la vez el devenir de la humanidad y la ciencia de
cés por historique cuando aparece en Hegel y por historial en su propio devenir que los hombres se esfuerzan en
Heidegger, y lo mismo ocurre con el sustantivo Geschicht- elaborar. (Aun cuando el equívoco se halla atenua-
lichkeit, historicité o historialité. No se trata de una varia- do, en alemán, por la existencia de palabras, Gesche-
hen, Histoire, que no tienen más que uno de los dos
ción secundaria ni de un capricho de traductor. Lo que el
sentidos).
paso de lo historique a lo historial hace aparecer en francés
Aron, R., 1962, p. 13.
es el debate profundo que se produjo en la filosofía alema-
na, de Hegel a Heidegger, en torno a la naturaleza de lo que
es verdaderamente histórico; dicho en otras palabras, en La diferencia decisiva no estriba en el hecho de que
torno a qué hace que una serie de acontecimientos sea una el alemán tiene dos palabras ahí donde el francés y
historia. Se acude a los recursos de la lengua, en una red com- el español tienen una sola: el doble sentido de his-
pleja que superpone a un famoso par de opuestos (Geschich- toire se encuentra también en Geschichte. Lo impor-
te / Historie, geschichtlich / historisch) y un étimo extraño, tante es que el alemán dispone, para Geschichte, de
das Geschehen, especie de matriz léxica en la que se indaga un recurso etimológico propio en el verbo gesche-
la relación entre la historia y aquello que ocurre, en general. hen, “suceder, producirse”, que da el sustantivo das
Geschehen, “el ocurrir”, y el adjetivo sustantivado
I. Geschichte, Historie, Geschehen das Geschehene, “lo que ha ocurrido”.
El examen de Geschichte, geschichtlich en el léxico Este recurso es el que será particularmente ex-
heideggeriano podría partir de una observación de plotado en las filosofías del idealismo alemán. Para
Heidegger en Gesamtausgabe (en adelante, GA): Schelling, lo que ha pasado, lo que ha ocurrido (en
la fórmula de Ranke: was geschehen ist, es decir, Cé-
El país que cuenta entre sus grandes pensadores con sar cruzando el Rubicón, la batalla de Marignano en
R. Descartes, el iniciador de la doctrina de la subje- 1515), lo que compete a la historia hoy llamada “acon-
tividad de la esencia humana, no dispone en su len- tecimental” (o incluso la historia de “tratados y ba-
gua de ninguna palabra para Geschichte con la cual tallas”, en contraposición a la historia de problemas,
distinguirla de Historie. cara a la Escuela de los Anales) no alcanza todavía el
Heidegger, GA, t. 79, p. 102
(trad. esp. Andrés Crelier).
nivel de la “historia propiamente dicha”, die eigent-
liche Geschichte, o el nivel de lo que es “propiamen-
te histórico” (eigentlich geschichtlich), como dirá He-
La primera dificultad es, pues, encontrar acceso a qué gel (Vorlesungen…, p. 83). Escribe Schelling:
recubre el término Geschichte, entendido siempre en
Heidegger en contraste con la Historie, en el senti- Was wäre alle Historie, wenn ihr nicht ein innrer Sinn
do de ciencia histórica, estudios históricos, historio- zu Hülfe käme? Was sie bei so vielen ist, die zwar das
grafía. meiste von allem Geschehenem wissen, aber von ei-
Hegel ya lo había observado: gentlicher Geschichte nicht das Geringste wissen.
¿Qué sería la historiografía [Historie] si no viniera en
La palabra historia [Geschichte] reúne en nuestra len- su ayuda un sentido interior? Pues lo que es en mu-
gua el sentido objetivo y el subjetivo: significa tanto chos que, ciertamente, saben la mayor parte de todo
historiam rerum gestarum como las res gestas mismas, lo sucedido, pero no comprenden lo más mínimo
tanto la narración histórica [Geschichtserzählung] de la auténtica historia [Geschichte].
como los hechos y acontecimientos [das Geschehene]. Weltalter, p. 6; trad. esp. p. 51.
Hegel, Lecciones sobre la filosofía
de la historia universal, p. 114.
La distinción es doble: entre Historie (ciencia de la
historia, estudios históricos) y Geschichte (historia,
Raymond Aron comenta: res gestae), pero también entre “todo lo que ha ocu-
rrido” (das Geschehene) y la “historia propiamente
En francés, en inglés, en alemán, la misma palabra se dicha” (die eigentliche Geschichte). La historia propia-
aplica a la realidad histórica y al conocimiento que mente dicha es irreductible a lo que ha ocurrido,
de ésta tenemos. Histoire, History, Geschischte desig- extrae su sentido de una reapropiación, de una in-
598 | GESCHICHTLICH

teriorización, de un saber que no se repite de ma- cuestionada por J.A. Barash, que mantiene histori-
nera mecánica, de memoria (par cœur; auswendig) que e historicité, sobre todo porque los términos ge-
sino que es sentido y comprendido (su par le cœur; schichtlich y Geschichtlichkeit no son neologismos en
inwendig), como dirá Hegel (Phänomenologie des la pluma de Heidegger, y porque dicha traducción
Geistes, p. 35; trad. fr., p. 36; trad. esp. p. 88). Espe- equivaldría a alejar a éste de los debates de sus pre-
culativamente, la relación léxica entre Geschehenes decesores inmediatos y de sus contemporáneos “en
y Geschichte no es tanto indicio de una proximidad su siglo” (cf. Heidegger en son siècle, pp. 17-18, n. 1).
sino de una distancia, incluso de un abismo. Sin estar obligados a zanjar este debate, nos limita-
remos a hacer dos observaciones: 1) la iniciativa de
II. Geschichtlich e Historisch: Heidegger, lo historial Corbin, que nos parece afortunada, está ligada a su
y lo historique visión de una “hiero-historia”, sobre todo en la espi-
Si nos trasladamos de las líneas de R. Aron ya cita- ritualidad islámica iraniana; 2) el recurso a un mis-
das al universo del pensamiento heideggeriano, lo mo término, de Hegel a Heidegger en este caso, mar-
que vemos es que la atenuación del equívoco entre ca, si se quiere, una continuidad lexicográfica, pero
Geschichte e Historie va a convertirse en diferencia- un mismo vocablo puede adquirir una resonancia
ción radical, más en el plano de los adejtivos, ge- completamente diferente, y por ello ser más nuevo
schichtlich vs. historisch, que en el de los sustanti- que un neologismo: así, divertissement no es un neo-
vos. Al verse la Historie rechazada del lado del logismo en Pascal, ni Dasein en Heidegger. En su-
recuento cronológico propio de un “pensamiento ma, la traducción opera también en el seno de una
calculador”, la Geschichte va a engrosarse con una misma lengua.
relación completamente diferente a la temporali- Por consiguiente, ¿la traducción que hace Corbin
dad, propia de un “pensamiento meditante”. de geschichtlich (en Heidegger) por historial resiste
No obstante, hay que empezar por recordar que la crítica que le hace Barash? Respuesta afirmativa,
“en el primer periodo de su enseñanza en Friburgo, e incluso hay que darle las gracias a Corbin —cuyas
antes de 1923, Heidegger entiende por historisch lo traducciones de Heidegger sufrieron los inconve-
que más tarde llamará geschichtlich, es decir, lo que nientes de la novedad— por haber presentido muy
es plenamente histórico, en el sentido de que todo ser pronto la existencia de un problema en el alcance
humano no puede vivir más que frente a una dimen- del término geschichtlich en Heidegger, así como por
sión de ser en cuyo seno, habiendo un día transmi- haber sabido abrevar en los recursos del francés para
tido algo que será histórico, se vuelve plenamente, enfrentarlo. Informar sobre esta cuestión es pregun-
a su vez, heredero de una historia…” (F. Fédier, “Phé- tarse: ¿en qué sentido la Geschichtlichkeit —palabra
noménologie de la vie religieuse”, p. 154). que parece haber sido creada por Hegel y retomada
El adjetivo geschichtlich en Heidegger, en su dife- por Schelling y después por Heine— recibe con Hei-
rencia con respecto a historisch, se ha traducido al degger una acepción que difiere bastante radical-
francés por historial, reservando historique para his- mente de la que tenía en Hegel?
torisch. Historial en francés no es un neologismo
sino un arcaísmo: lo encontramos en Vincent de III. Geschichte y Geschichtlichkeit, de Hegel y
Beauvais, Le miroir historial du monde, traducción Schelling a Heidegger
francesa del Speculum historiale impreso en París en La historicidad (Geschichtlichkeit) de la que hablan
1495 (cf. J. Le Goff, Saint Louis, p. 566), pero también los pensadores del idealismo alemán tiene que ver
en Montaigne (cf. Littré s.v.). (Véase a este respec- con una concepción metafísica —incluso es la pri-
to Heidegger, Questions I, prólogo de H. Corbin, p. mera vez que la historia es concebida metafísica-
18 n.) El traductor Henry Corbin declarará retros- mente—, donde se señala la dimensión propia del
pectivamente: “forjé el término historialité, y creo que Espíritu en su marcha hasta sí mismo, en tanto el
vale la pena conservarlo. Entre la historialité [histo- concepto de historicidad no hace en el fondo más
rialidad] y la historicité [historicidad] existe la mis- que conceptualizar la necesidad de ese “hasta”. Esta
ma relación que entre lo existential y lo existentiel” marcha, o este calvario (indisociable sin duda de una
(Cahier de l’Herne Henry Corbin, p. 28; véase Da- cristología), es pensada por Hegel como un “traba-
sein y Esencia). Sin embargo, esta traducción fue jo de lo negativo”, con todo lo que implica de serie-
GESCHICHTLICH | 599

dad, de dolor y de paciencia, es “el formidable traba- cia de la historicidad posee de completamente dife-
jo de la historia universal” (Lecciones de la filosofía rente en el idealismo absoluto y en la analítica exis-
de la historia universal, p. 126). Vía de acceso del Es- tencial: de ahí el abismo que separa al mundo del
píritu hacia sí mismo, trabajo de su llegada a sí, la Espíritu del “mundo de sí” (Selbstwelt).
historia consuma y revela (irónicamente, agregaría Heidegger verdaderamente parece haber estable-
Schelling) aquello que es del Espíritu, en una movi- cido un vínculo entre la “metafísica de la subjetivi-
lidad que le es esencial, como subrayó Marcuse en dad” que se supone fundada por Descartes y, por
1932: “Historicidad (Geschichtlichkeit) significa el otra parte, el hecho de que la lengua francesa no lo-
sentido de aquello que mentamos al decir de algo que gre el acceso a esta dimensión de la historia que ex-
es histórico (geschichtlich) […] Lo que es histórico presa el término alemán Geschichte, o bien lleva lo
acaece (geschieht) de un modo determinado. Se pro- historial a lo historique: sin duda es necesario enten-
blematiza historia en cuanto acaecer (Geschehen), der que la Geschichte indica una dimensión de la his-
en cuanto motilidad” (Ontología de Hegel…, p. 9). toria que escapa a la influencia de una subjetividad,
El problema planteado es también, en cierta forma, a la acción de un sujeto (aún colectivo), compren-
el lanzamiento del idealismo alemán. Hay una “his- dido de tal manera que sería susceptible de “hacer
toria de la conciencia de sí”, historia sin duda tras- la historia” (cf. Pasternak: “Nadie hace la historia”).
cendental, como lo establece en 1800 el Sistema del Geschichte indica una dimensión de la historia tan-
idealismo trascendental de Schelling, que traduce a to más esencial cuanto que no es susceptible de ser
su manera la preocupación genética de la filosofía de “hecha” por el hombre a título de actor o de agen-
Fichte, y es esta historia la que dará a leer la mitolo- te, y no tiene que ver con lo que Heidegger llamó
gía entendida como teogonía, esto es, historia más Machenschaft durante los años 1930: no, en el sen-
que doctrina de los dioses, Göttergeschichte más que tido corriente del término, una maquinación urdi-
Götterlehre, proceso teogónico de la conciencia hu- da, de artimañas oscuras, sino lo que compete a un
mana (Schellings Werke, t. 11, p. 229). faire/machen (“hacer”), a la eficiencia de una causa
En Heidegger, en cambio, no es en el Espíritu eficiente, por ejemplo de un sujeto “operacional”, y
donde la historicidad encuentra su anclaje (el tér- da cuenta así de una ontología implícita del ente co-
mino espíritu, Geist, es “evitado” en Ser y tiempo, se- mo “factible”, esto es, ya del campo o del espíritu de
gún los términos expresados en su § 10), sino “en” la técnica moderna como Gestell, cuyo contracanto
el Dasein (si cabe decirlo, aunque éste no tiene un son la Gelassenheit y el Ereignis (cf. F.W. von Herr-
adentro) y su facticidad, cuya analítica existencial mann, Wege ins Ereignis, p. 73; véase Combinatoria
pretende ser la investigación. Contra todo lo previs- y Conceptualización, II). “¿Por qué infiernos ha-
to, es en la confrontación con Aristóteles y no con brá de pasar el ser humano todavía hasta que se dé
Hegel donde se despeja la historicidad concebida co- cuenta de que no se hace a sí mismo?”, preguntará
mo movilidad inherente a toda vida humana, a par- Heidegger en una carta del 12 de abril de 1968 a
tir del “informe Natorp” (traducido al francés como Hannah Arendt (H. Arendt y M. Heidegger, Briefe
Interprétation phénoménologique d’Aristote [Inter- 1925-1975, p. 167; trad. esp. A. Kovacsics, p. 158). La
pretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles]) de dimensión que indica el término Geschichte es tal
1922. En el estudio muy riguroso de los lazos entre que, si bien al hombre no le corresponde “hacerla”,
la física y la ética aristotélicas se despeja, como rela- está en disposición de dejarla geschehen (ocurrir) o
tiva a una ética, la movilidad ontológica de la vida no. Geschichte indica así lo que le viene al hombre,
humana. A la analítica existencial de Sein und Zeit le pero no lo que viene del hombre.
tocará precisar los contornos de la ética vislumbra-
da en 1922, dentro de la perspectiva de una “herme- IV. Geschichte, geschehen, Geschick: de lo historial
néutica de la facticidad”. La Faktizität (facticidad) a la historia del ser
constituye, tal como insistió Gadamer (“Heidegger Como vimos, Hegel y Schelling trabajaron en cierta
und die Griechen”, pp. 60-61), una especie de contra- medida para separar Geschichte, la historia, del Ge-
prueba de todo aquello que, en el idealismo alemán, schehen, lo que pasa en ella u ocurre. Heidegger,
lleva el sello de lo Absoluto (Espíritu, conciencia de por el contrario, parece reencontrar ese parentesco.
sí, etc.) y, en este sentido, indica lo que la competen- Geschichte indica un Geschehen, advenir o aventu-
600 | GESCHICHTLICH

ra, cuyo sentido original Heidegger hace remontar a En 1927 la historialité es la gesta del Dasein. Pero
Lutero, que usa el término en femenino, die Geschich- la Geschichte será importante para el pensamiento
te o die Geschicht, aunque más frecuentemente en de la ontología fundamental, al punto que se inscri-
neutro, das Geschicht (GA, t. 54, p. 81). En este sen- birá en la perspectiva de una Seinsgeschichte (histoi-
tido, Geschicht es göttliche Schickung, dispensación re de l’être [historia del ser-Sein]), incluso una Seyns-
divina, y Heidegger, al igual que Lutero, entenderá geschichte (histoire de l’estre [historia del ser-Seyn]).
el Geschicht si no a partir de Dios al menos a partir de Que aquello que nos concierne pueda venir hacia
un Geschick, envío del que el hombre es, en el me- nosotros sin venir de nosotros es lo que indica la pa-
jor de los casos, el destinatario, encargado de acu- labra francesa historial, en su diferencia respecto de
sar recibo —incluso un Schicksal, un destino. Lo lo historique, en la medida en que este último térmi-
que es verdaderamente geschichtlich, historial, es asi- no remite a la vez a un recuento cronológico basado
mismo geschicklich, destinal o también epocal. en la vulgäres Zeitverständnis (“concepción vulgar”
En resumen, Geschichte debe entenderse: o “acuerdo corriente” del tiempo), y a la idea de que,
“susceptible de ser hecha por el hombre”, la historia
1) a partir de Geschehen, “des Geschehens dessen, was competería al dominio de lo “factible”, para conver-
wir Geschichte nennen, d.h. des Seins dieses Seienden tirse así en una no-historia en la que ya nada puede
[del acontecer de eso que llamamos historia, es de- venir hacia nosotros.
cir, del ser de este ente (…)]” (GA, t. 34, pp. 62-63), Pascal DAVID
como advenimiento y porvenir, por-venir (al. Zu-
kunft, irreductible al futuro; cf. Péguy: évenir [Œu- Bibliografía
vres complètes en prose, t. 2, p. 1393]; véase Presen- AAVV, Cahier de l’Herne Henry Corbin, Christian Jambet (dir.),
París, 1981.
te, Pasado, Futuro). La Geschichte sólo es accessible Arendt Hannah y Martin Heidegger, Briefe 1925-1975, Frank-
como tal a un pensamiento meditante, no calculan- furt, Klostermann, 1998; Lettres et autres documents, trad. P.
te, de ahí el insistente homenaje que rinde Heideg- David, París, Gallimard, 2001; Correspondencia 1925-1975
ger a Jacob Burckhardt (GA, t. 51, p. 16); y otros documentos de los legados, trad. Adan Kovacsics, Bar-
celona, Herder, 2000.
2) en dirección de una Geschichtlichkeit (según Aron Raymond, Dimensions de la conscience historique, París,
el término que aparece primero en Hegel, Schelling Plon, 1961, reed. 1964; Dimensiones de la conciencia históri-
y Heine), historicité o historialité, en inglés non-his- ca, trad. Pedro López Cortezo, Madrid, Tecnos, 1962.
toriographical historicality, a su vez enraizada en la Barash Jeffrey Andrew, Heidegger en son siècle, París, puf, 1995.
Fédier, François, “Phénoménologie de la vie religieuse”, en Hei-
temporalidad del Dasein. La movilidad específica degger Studies, vol. 13, Berlín, Duncker & Humblot, 1997.
del Dasein, cuyo tiempo se temporiza a partir del Gadamer Hans Georg, “Heidegger und die Griechen”, en Zur
porvenir, lo lanza a una aventura (Geschehen) en la philosophischen Aktualität Heideggers, Frankfurt, Kloster-
mann, 1991, t. 1, pp. 57-74.
que arraiga su historialité, ligada a la finitud de la
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Vorlesungen über die Philoso-
temporalidad en el ser-hacia-la-muerte asumido phie der Geschichte, Frankfurt, Suhrkamp, 1970, t. 12; Le-
en exclusiva (GA, t. 2, p. 510 = Sein und Zeit, § 74). çons sur la philosophie de l’histoire, trad. J. Gibelin, París, Vrin,
Por ejemplo, en GA, t. 61, p. 139: “Die Zeit nicht ha- 1946; Lecciones sobre la filosofía de la historia universal,
trad. José Gaos, Universidad de Valencia, 1992.
ben, sondern sich von ihr haben lassen, ist das Ge- ——, Phänomenologie des Geistes, Frankfurt, Suhrkamp, 1970,
schichtliche [Ne pas avoir le temps en notre posses- t. 3; trad. La Phénoménologie de l’esprit, trad. Jean Hyppoli-
sion, mais être tels qu’il entre en possession de nous, te, París, Aubier, 1941; trad. Fenomenología del espíritu, trad.
voilà l’historial. (No tener el tiempo en posesión Alfredo Llanos, Buenos Aires, Rescate, 1991; trad. Wences-
lao Roces y Ricardo Guerra, ed. rev. Gustavo Leyva, México,
nuestra, sino ser tales que éste entre en posesión de fce, 2017.
nosotros, eso es lo historial)].” Heidegger Martin, Phänomenologische Interpretationen zu Aris-
toteles. Einführung in die phänomenologische Forschung (Win-
La posibilidad de una Geschichte entraña en sí mis- tersemester 1921/22), GA, tomo 61, Frankfurt am Main,
Vittorio Klostermann, 1985; Interprétations phéno-
ma la posibilidad de una Ungeschichte (no-historia), ménologiques d’Aristote, trad. J.-F. Courtine, Mauvezin, ter,
de una Geschichtsverlust (pérdida de la historia) o de 1992; Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles. In-
una Geschichtslosigkeit (ausencia de historia) (GA, dicación de la situación hermenéutica, trad. J. Adrián Escu-
t. 65, pp. 32, 96, 100), cuando falte la dimensión his- dero, Madrid, Trotta, 2002.
——, Questions I, trad. H. Corbin et al., París, Gallimard, 1968.
torial.
GESCHLECHT | 601

Herrmann Friedrich Wilhelm von, Wege ins Ereignis, Frankfurt, Lessing, Nathan el Sabio [Nathan der Weise], Nathan
Klostermann, 1994.
revela la identidad de su hija adoptiva: “¿No sabes
Le Goff Jacques, Saint Louis, París, Gallimard, 1996.
Marcuse Herbert, L’ontologie de Hegel et la théorie de l’histori- al menos cuál era la familia de la madre [was für Ge-
cité, trad. G. Raulet y H.A. Baatsch, París, Minuit, 1972; On- schlechts die Mutter war]?” (IV, 7). Pero desde el mo-
tología de Hegel y teoría de la historicidad, trad. Manuel Sa- mento en que esta identidad se declina en términos
cristán, Barcelona, Martínez Roca, 1970.
Péguy Charles, Œuvres complètes en prose, París, Gallimard, “La
de pertenencia a una estirpe puede convertirse en
Pléiade”, t. 2, 1988. signo de distinción. Por eso Geschlecht remite tam-
Renthe-Fink L. von, Geschichtlichkeit. Ihr terminologischer und bién, de manera más restrictiva, a la nobleza. Pertene-
begrifflicher Ursprung bei Hegel, Haym, Dilthey und Yorck, cer a un Geschlecht es descender de una familia no-
Gotinga, Vandenhoek, 1964.
Schelling Friedrich von, Weltalter, Múnich, Schröter, 1946;
ble, como lo atestigua, en la misma obra (ibid., II, 6),
trad. fr. P. David, París, puf, 1992; Las edades del mundo, el intercambio entre Nathan y el Templario sobre la
trad. Jorge Navarro Pérez, Madrid, Akal, 2002. familia von Stauffen: “NATHAN: ¿Von Stauffen? Aquí
hay varios con ese apellido [des Geschlechts]. TEM-
PLARIO: ¡Oh, sí! Aquí hay varios miembros de esta
[noble] estirpe [des Geschlechts] pudriéndose bajo
GESCHLECHT | alemán tierra”. (2) Pero Geschlecht designa también una co-
munidad más grande, cuya extensión varía de ta-
español raza, parentesco, linaje, comunidad, generación,
género, sexo maño desde una tribu hasta la humanidad entera,
francés race, parenté, lignée, communauté, géneration, pasando por el pueblo o la raza. La humanidad en-
genre, sexe tera será entonces designada como das Menschen-
geschlecht, das sterbliche Geschlecht o das Geschlecht
género, menschheit, sexo, y dasein, gender,
der Sterblichen (la raza de los mortales). En un sig-
humanidad, leib, otro, pueblo
nificativo deslizamiento de sentido de una solidari-
dad vertical a una solidaridad horizontal, Geschlecht
Tal como señala Heidegger en un texto ampliamente comen- puede significar también el conjunto de individuos
tado por Derrida, la polisemia de Geschlecht es notable. nacidos en una misma época: la generación. (3) En
Designa tanto la raza como el parentesco, la generación, el otro registro, Geschlecht remite a la diferencia sexual
género y el sexo que divide a cada una de estas comunida- (der Geschlechtsunterschied). Geschlecht es a la vez el
des o pertenencias: “Esta palabra significa tanto la estirpe sexo en general y cada sexo en particular, el sexo mas-
humana [Menschengeschlecht] en el sentido de humanidad culino (das männliche Geschlecht) y el sexo femeni-
[Menschheit] como también las estirpes en el sentido de tri- no (das weibliche Geschlecht). (4) Por último, en un
bus y familias [Stämme, Sippen und Familien]; todos ellos registro más abstracto, Geschlecht designa el géne-
además acuñados a la vez a la dualidad de los sexos [das ro, entendido como categoría lógica, en el sentido
Zweifache der Geschlechter]” (Unterwegs zur Sprache [De más amplio. Remite así también tanto a los diferen-
camino al habla], trad. esp. p. 46). A esto se debe que Ge- tes géneros de la historia natural como a toda clase
schlecht se preste a un verdadero trabajo de traducción in- de objetos y de abstracciones.
tralingüístico, que consiste en encontrar equivalentes para Esta polisemia, en gran parte heredera de la del ge-
uno u otro de sus significados, para circunscribir mejor su nos griego (véase Pueblo), es problemática en un
sentido. El desafío de semejante labor es doble. De lo que doble nivel. En primera instancia, desde el momen-
se trata es de poner fin a la confusión entre diversos órde- to en que hay que traducir Geschlecht a otra lengua.
nes de pertenencia, pero asimismo de indagar la constitu- Si los dos últimos sentidos son fácilmente identifi-
ción y el destino de la diversidad humana. cables y casi no se prestan a confusión, dado que el
contexto permite saber cuándo se trata del sexo o del
I. La polisemia de Geschlecht género en un sentido lógico, la traducción es infini-
Hay que distinguir cuatro sentidos de Geschlecht. tamente más compleja cuando el término designa
(1) El término designa en primer lugar el linaje pa- un linaje, una generación o una comunidad. A la po-
terno (Geschlecht vom Vater) o materno (Geschlecht lisemia de Geschlecht se superpone entonces la de
von der Mutter). De esta manera sirve para asignar pueblo, de nación, de raza, sin que puedan confun-
la identidad. Por ejemplo, en la obra de Gotthold E. dirse. En efecto, en uno u otro de estos términos, se
602 | GESCHLECHT

entenderá siempre más o menos lo mismo que en Así, por ejemplo, algunos se han atrevido a suponer
Geschlecht. Por ende, esta polisemia es problemáti- cuatro o cinco divisiones que denominan Razas [Ra-
ca en el seno mismo de la lengua alemana, donde Ge- cen], originalmente hechas por regiones o por el color
schlecht compite con términos que retienen una parte de la piel. Yo no veo una razón suficiente para seme-
de su sentido, y cuya introducción o uso constitu- jante denominación. La palabra Raza [Race] induce
a pensar en una diversidad de origen [eine Verschie-
yen, en cada ocasión, una dificultad teórica y un en-
denheit der Abstammung] que aquí no corresponde,
tramado polémico. o, por lo menos, corresponde a las razas más distin-
tas en cada una de esas diferentes regiones o colores.
II. Las desambiguaciones y sus desafíos Todo grupo étnico homogéneo es ya un pueblo
Entre Kant y Herder asistimos a todo un trabajo de [Volk].
distinción terminológica que apunta a restringir la Herder, Ideen zur Philosophie der Geschichte der
incontrolable amplitud del sentido de Geschlecht y Menschheit, en Sämmtliche Werke, ed. B. Suphan,
Berlín, Weidmann, 33 vols., 1877-1913, vol. 13,
a sustituirlo, con Stamm y Rasse, por nuevos con- p. 257; trad. esp. J. Rovira Armengol, pp. 194-195.
ceptos más unívocos. En el ensayo intitulado Defini-
ción de la idea de una raza humana [Bestimmung des
Begriffs einer Menschenrasse, 1785], Kant se dedica a No obstante, es especialmente en la Antropología en
dar a Rasse un sentido restrictivo que preserve la uni- sentido pragmático (1797) donde, mediante la carac-
dad del género humano, excluyendo todo uso polige- terística que diferencia cuatro tipos de caracteres: los
nista del término. Pretende evitar toda confusión de la persona (der Person), del pueblo (des Volks), de
entre la especie o el género y las razas, y prevenir todo la raza (der Rasse) y de la especie humana (der Men-
intento de pensar la diversidad de las “razas” como schengattung), Kant se propone determinar el senti-
una diversidad original de distintas generaciones: do de los términos. Geschlecht y Rasse se distinguen
entonces sobre todo por su finalidad. El primer tér-
El concepto de raza [der Begriff einer Rasse] encierra mino, Geschlecht, se reserva para la diferencia sexual,
así en primer lugar el concepto de un origen común que tiene un doble fin en la naturaleza: la conserva-
[der Begriff eines gemeinschaftlichen Stammes]; en se- ción de la especie y, gracias a la femineidad, la cul-
gundo lugar, encierra rasgos necesariamente hereda- tura de la sociedad y su refinamiento. El segundo,
bles y que forman la diferenciación clásica de los des- Rasse, se aplica a una diferencia cuyo único objetivo
cendientes mismos unos respecto de otros. Con base
es la asimilación, el mestizaje que da su unidad al gé-
en esto último, se establecen razones seguras para
nero humano (die Zusammenschmelzung verschiede-
poder dividir el género [die Gattung] en clases [in
Klassen], que luego, en virtud del primer punto, a ner Rassen). Geschlecht, Stamm, Rasse: la dificultad
saber, la unidad del origen [die Einheit des Stammes], en la elección de los términos se duplica. Compro-
no deben llamarse de ningún modo especies [Arten] mete a la vez el pensamiento de la unidad del géne-
sino solamente razas [Rassen]. ro humano y el de su finalidad.
Kant, Bestimmung des Begriffs einer Menschen Otra señal del aprieto que suscita el uso de Ge-
Rasse, en AK, vol. 8, p. 99 (trad. Andrés Crelier) schlecht se encuentra en la posibilidad de que la pa-
labra designe a la vez una solidaridad horizontal (una
Así pues, las razas (Rassen) son las diferentes clases generación) y una solidaridad vertical (la sucesión
de un género cuya unidad original se halla así sos- de generaciones). Ésta es, en efecto, la inflexión de
tenida. Pero esto implica asimismo que los pueblos sentido que reclama Lutero en un texto relevante pa-
y las naciones ya no constituyen la primera división ra exponer las dificultades de la palabra:
natural del género humano. Rasse viene a interpo-
nerse entre Volk y Geschlecht. Esto se debe a que, el Y su misericordia se extiende de una generación [Ge-
mismo año en que aparece el ensayo de Kant, Her- schlecht] a otra. Debemos habituarnos al uso de la Es-
der se opone, en la segunda parte de Ideas para una critura que llama Geschlechter a la sucesión de en-
filosofía de la historia de la humanidad (1785), a la gendramientos o nacimientos naturales, cuando los
idea de que pueda encontrarse en Rasse (que él es- hombres son sucesivamente engendrados por otros.
Por eso, la palabra alemana Geschlecht no es suficien-
cribe como Race) un concepto operativo para pen-
te, pero no conozco una mejor. Llamamos Geschlech-
sar una primera división como ésa:
GLAUBE | 603

ter a los orígenes y a la reunión de las fraternidades de Heidegger Martin, De camino al habla [Unterwegs zur Sprache],
sangre [geblüter Freundschaften], pero la palabra de- trad. Y. Zimmermann, Barcelona, Ediciones del Serbal-Gui-
be significar aquí la sucesión natural entre el padre tard, 1987.
Herder Johann Gottfried, Ideen zur Philosophie der Geschichte
y el hijo de sus hijos, de modo que cada uno de los
der Menschheit, en Sämmtliche Werke, Berlín, Weidmann,
miembros de esta sucesión lleva el nombre de Ge- ed. B. Suphan, 33 vols., 1877-1913; Ideas para una filosofía
schlecht. de la historia de la humanidad, trad. J. Rovira Armengol,
Grimm, art. “Geschlecht”, 1984. Buenos Aires, Losada, 1959.
Kant Immanuel, Antropología en sentido pragmático [Anthro-
pologie in pragmatischer Hinsicht], trad. J. Gaos, Madrid,
Este dilema lo encontramos otra vez en la traduc- Alianza, 1991.
——, Bestimmung des Begriffs einer Menschen Rasse, en AK, vol. 8.
ción del término hebreo toldót (‫ )ת לד ת‬en el capítu-
Lessing G. E., Nathan el Sabio, trad. E. J. Gónzalez García, Ma-
lo 10 del Génesis que, al exponer la descendencia drid, Akal, 2009.
de Noé, describe al mismo tiempo una división de la
humanidad que Lutero llama “la tabla de los pue- Bibliografía de consulta
Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
blos (die Völkertafel)”: 1854, reimp. Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984.

Ésos fueron los clanes [die Nachkommen] de los hijos


de Noé, según sus familias agrupadas en naciones [in
ihren Geschlechtern und Leuten]. A partir de ellos se
hizo la repartición de las naciones sobre la tierra des- GLAUBE | alemán
pués del diluvio.
TOB, Cerf, 1988, p. 31; entre corchetes se incluye el español fe, creencia
término alemán escogido por Lutero en su traducción. francés foi, croyance
inglés faith, belief

La retraducción de Martin Buber y Franz Rosenzweig creencia, fe, y belief, doxa, feeling,
del mismo pasaje de la Biblia es significativa (Die geisteswissenschaften, verdad
fünf Bücher der Weisung, Heidelberg, Lambert und
Schneider, 1987, p. 33). En vez de Nachkommen, ellos El léxico del alemán posee la particularidad de no estable-
prefieren Sippe (parentesco), y sustituyen in ihren cer la distinción entre la fe y la creencia. Dispone de una
Geschlechtern und Leuten por la expresión nach ihren sola palabra, der Glaube, ahí donde el francés y el español
Zeugungen, in ihren Stämmen (según sus generacio- (y el inglés: faith/belief) poseen dos que designan respec-
nes, en sus tribus), distinguiendo así aquello que es tivamente la adhesión (más o menos vivida) a los dogmas
un engendramiento vertical (Zeugungen) y la repar- de una religión y el asentimiento (más o menos sensible) a
tición diferenciada horizontal (Stämmen). Geschlecht todo tipo de representación o de contenido proposicional.
desaparece, como si se hubiera cargado de una po- Esto no significa que los locutores alemanes no tengan idea
lisemia demasiado pesada para designar aún la ge- de la distinción; sin embargo, sí tienen dificultades para
neración, en el sentido estricto del engendramiento. darle una expresión en su lengua.
Geschlecht concentra así, aún más que pueblo, na-
ción o raza, el riesgo propio de toda designación de I. De la dificultad de traducir a Hume en alemán
la comunidad: el de verse reconducida a un orden de Encontramos un buen ejemplo de estas dificultades
pertenencia relativo prioritariamente a la generación en las traducciones alemanas de obras filosóficas de
y a la ascendencia (por ende, también a la sexuali- lengua inglesa que requieren particularmente la no-
dad) —es decir, el riesgo de una contaminación de ción de creencia. An Enquiry Concerning Human Un-
lo político por lo genealógico. derstanding, de Hume, puede constituir una prue-
Marc CRÉPON ba en este sentido. La segunda parte de la sección V
pretende dar, a partir de la noción de belief, una “so-
Bibliografía principal lución” a las “dudas escépticas sobre las operaciones
Derrida Jacques, “La mano de Heidegger (Geschlecht II)”, en del entendimiento” planteadas en la sección IV. Las
Archivos de Filosofía, núm. 6-7, trad. M. Rivera Hutinel,
2011-2012, pp. 367-410.
conclusiones que sacamos de la experiencia descan-
san en una creencia (belief) que tiene que ver con el
604 | GLAUBE

sentimiento (sentiment o feeling) o incluso con el ins- suerte y creer en la generosidad de Dios). Pero en la
tinto (some instinct o mechanical tendency) y que primera frase, extrañamente el verbo se opone al sus-
puede ser descrita como la unión entre la percep- tantivo Glaube, de la misma familia: hay formas de
ción (directa o indirecta, por la memoria) de un ob- creer, glauben que no tienen que ver con Glaube. El
jeto y cierto vínculo verificado por la costumbre en- problema es que Lutero no dispone aquí más que de
tre este objeto y otro. Las traducciones alemanas de una sola familia de palabras, glauben/Glaube, para
este texto han traducido sistemáticamente belief por designar los dos términos que contrapone. Aquí no
Glaube, ya se trate de una traducción moderna ac- hay un problema de traducción propiamente dicho:
tual, como la de R. Richter (12a. ed. 1993), o de una en este caso, el francés y el español lo decidieron an-
traducción antigua, como la de W.G. Tennemann ticipadamente. Pero la distinción que estas lenguas
(Jena, 1793), que contiene el ensayo de Reinhold So- poseen en su léxico no permite dar cuenta del traba-
bre el escepticismo filosófico, y en la que el idealismo jo que Lutero realiza en su propia lengua, corrien-
alemán leyó a Hume. Sin embargo, por este mismo do el riesgo de violentar su uso.
hecho, y como observa R. Richter en el glosario in-
glés-alemán que acompaña a su edición (trad. al. ci- III. La Glaubensphilosophie
tada, pp. 199-200), estas traducciones no pueden dar Por el contrario, aparece un problema de traduc-
cuenta de manera diferenciada de la faith, de la que ción ulteriormente, a partir de la controversia plan-
habla la sección X, sobre los milagros: para la fe “en teada por Jacobi, y a lo que se le dio el nombre de
sentido religioso” (p. 200), sólo se dispone de Glaube. Glaubensphilosophie [“filosofía de la creencia”]. El
origen se encuentra en la fórmula de Kant: “Debí,
II. El trabajo de Lutero sobre la lengua: por lo tanto, suprimir el saber [Wissen], para obtener
glauben / der Glaube lugar para la fe [Glauben]” (Kritik der reinen Ver-
La dificultad se hace sentir además en los propios nunft, prefacio a la 2a. ed., en AK, vol. 5, p. 19). La
textos alemanes, como lo muestra el ejemplo de Lu- traducción aquí de Glauben es dificultosa. Los ob-
tero. Es sin duda en este teólogo de la salvación “só- jetos que Kant le atribuye —Dios, la libertad, la in-
lo por la fe (sola fide)” (en oposición a las obras) mortalidad— incitarían a hablar de fe, pero la ju-
donde Glaube adquiere el estatus de concepto: el uso risdicción en la que está inscrita, la razón práctica,
enfático que hace Lutero de él marcará durante mu- impide una traducción que se refiera demasiado
cho tiempo a la filosofía, y sobre todo al idealismo directamente a una realidad religiosa. “Croyance
alemán. Encontramos además en Lutero observa- [creencia]” es de hecho la traducción al francés adop-
ciones de orden lingüístico sobre la construcción del tada por todos los traductores de la Crítica de la ra-
verbo glauben (cf. Werke, kritische Gesamtausgabe zón pura, de J. Barni, revisada por P. Archambault
[abreviado WA], vol. 11, pp. 49, 1-3, que se decide en (reed. “GF”, 1985), a A. Renaut (Aubier, 1997).
favor de la preposición an y no in). Ahora bien, en Aquí, Glauben posee una flexibilidad en el uso que
un sermón de 1544, re-transcrito por Veit Dietrich, el francés, siempre obligado a elegir entre foi y cro-
Lutero enuncia la distinción entre fe y creencia: yance, uso religioso y uso epistémico, no posee. Se
añade a esto un fenómeno gramatical. En la proble-
Un hombre rico, que poseía bienes y dinero en abun- mática planteada por Kant, de lo que se trata no es
dancia, si cree [glaubt] que este año no morirá de de un Glaube, sino de un Glauben, es decir, de un
hambre, no es por un acto de fe [Glaube]. En cam- infinitivo sustantivado, el “creer”, al que se le opone
bio, el que no tiene dinero y que aun así se aferra a la otro infinitivo sustantivado, “el saber”. Una causa
Palabra de Dios, según la cual Dios, que es su padre, más de dificultad proviene del hecho de que entre
le procurará su subsistencia […], él cree [glaubt]
der Glaube y das Glauben se mantiene la diferencia
correctamente.
de forma. Glaube, masculino débil, se convierte en
Hauspostille [1544], WA, vol. 52, p. 517, 16-18.
Glauben en el acusativo y el dativo.
El título de la respuesta de Hegel a Kant, Fichte y
Como en francés, el verbo glauben puede designar a Jacobi en 1802, Glauben und Wissen, debería enton-
la vez aquello que llamamos fe y creencia, según sus ces traducirse por Croire et savoir [Creer y saber], si
diferentes objetos (en este caso, creer en su buena este último no corriera el riesgo de inducir a error:
GLÜCK | 605

no se trata solamente de una interrogación, a la ma- Jacobi Friedrich Heinrich, David Hume über den Glauben, oder
nera de Hume, sobre los grados de la certeza y del Idealismus und Realismus, ein Gespräch [Breslau, Loewe,
1787], en Werke, Leipzig, Fleischer und Jüng, vol. 2, 1815;
asentimiento en el entendimiento humano. Cuan- reimp. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1980.
do Jacobi afirma que todo Wissen debe “elevarse” a ——, Von den göttlichen Dingen und ihrer Offenbarung, en Wer-
un Glauben, tiene a la vista ante todo a Dios, a quien ke, op. cit., vol. 3, 1816; reimp. 1980.
Kant Immanuel, Kritik der reinen Vernunft. Vorrede zur zweiten
—Jacobi resume aquí a Kant— no se lo puede saber,
Ausgabe, Akademie-Ausgabe [abrev. AK], vol. 5, Berlín, Rei-
sino solamente creer, según su opinión. El objeto de mer, 1907; Crítica de la razón pura, edición bilingüe, trad.,
Kant, Fichte, Schelling, Jacobi y Hegel en la contro- estudio preliminar y notas de Mario Caimi, México, fce, 2009.
versia es el mismo: se trata de Dios o del absoluto. Luther Martin, Werke, kritische Gesamtausgabe, Weimar, Böh-
lau, 1883.
El título Foi et savoir [Fe y saber], utilizado en la tra-
Tavoillot Pierre-Henri, Le crépuscule des Lumières. Les docu-
ducción de la obra de Hegel, permite esquivar la di- ments de la “querelle du panthéisme” (1780-1789), París,
ficultad, pero inmediatamente crea otra. El lector Cerf, 1995.
francófono —o el hispanoparlante— puede efecti-
vamente sentirse tentado a establecer de manera uni-
lateral una distinción que le es familiar entre fe y ra-
zón, mientras que para Kant, que pone en discusión
a Hegel, el Glauben no se distingue de la razón, si- GLÜCK, glückseligkeit,
no que es el resultado de una transferencia de com- seligkeit, wohlfahrt | alemán
petencias de la razón teórica hacia la razón práctica.
español felicidad, dicha, beatitud, suerte, fortuna,
En realidad, la cuestión de Glauben und Wissen, que prosperidad
recorre los inicios del idealismo alemán (véase tam- francés bonheur, félicité, béatitude, chance, fortune,
bién J.F. Fries, Wissen, Glauben und Ahndung, Jena, prospérité
1805), reúne dos cuestiones que las costumbres fran- griego eudaimonía [ε δαιμονία], eutykhía [ε τυχία],
makariotes [μακαριότης]
cesas y las hispánicas tienden a separar: la de la re- inglés happiness, luck, welfare
lación entre fe y razón, por un lado, y la de la certi- latín felicitas, beatitudo
dumbre a la que pueden aspirar los conocimientos
humanos, por el otro (y aquí podemos ver una con- felicidad, y daimon, destino, libertad, moral
tinuación del debate entre Kant y Hume: cf. Jacobi, sense, moral, placer, praxis, virtud, welfare
David Hume über den Glauben, 1787). El uso parti-
cular de Glaube en alemán permite relacionar estas La dificultad del alemán Glück estriba en su doble significa-
dos cuestiones hasta volverlas indisociables ahí don- do de “felicidad” y “suerte”. Los mismos germanohablantes
de la separación entre fe y creencia lleva a los lecto- la perciben: las críticas del eudemonismo a partir de Kant se
res francófonos e hispanoparlantes a distinguir dos deben a esa cercanía, considerada malsana, entre mérito y
tipos de problemas diferentes. azar. Así se explica en particular el añadido del compuesto
Philippe BÜTTGEN Glückseligkeit (de selig, “bienaventurado”), traducido inco-
rrectamente al francés por félicité (“felicidad”), siendo que
Bibliografía el término apunta con la mayor frecuencia —y con resulta-
Fries Jakob Friedrich, Wissen, Glauben und Ahndung [1805], dos diversos— a expresar la concepción de una felicidad di-
ed. L. Nelson, Gottinga, Vandenhoeck & Ruprecht, 1905.
sociada de los accidentes de la fortuna. Pero el aprieto de
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Glauben und Wissen, ed. H.
Glockner, Jubiläumsausgabe, vol. 1, Stuttgart-Bad Cannstatt, los usuarios de Glück reside también en la fuerza del legado
Frommann-Holzboog, 4a. ed. 1965; Foi et savoir, trad. A. aristotélico en la reflexión moral de la Alemania del Siglo de
Philonenko, Vrin, 1988; Creer y saber, trad. Jorge Aurelio las Luces, e introducido a la dimensión europea o suprana-
Díaz, Bogotá, Norma, 1992.
Hume David, An Enquiry Concerning Human Understanding
cional del problema. El par Glück-Glückseligkeit se remite
[1748] (Tom L. Beauchamp ed.), Oxford, Oxford University deliberadamente a la distinción que hace la Ética Nicomá-
Press, 1999; Untersuchung über den menschlichen Verstand, quea entre eutykhía (ε τυχία), buena suerte, y eudaimonía
trad. M.W.G. Tennemann, Jena, Akademische Buchhandlung, (ε δαιμονία), felicidad, a la cual se añade también la difi-
1793; Eine Untersuchung über den menschlichen Verstand,
ed. y trad. R. Richter, Hamburgo, Meiner, 1993; Investigación cultad propia del tercer término, makariotes [μακαριότης],
sobre el conocimiento humano, trad., prólogo y notas Jaime que designa la bienaventuranza de los dioses. La traducción
Salas Ortueta, Madrid, Alianza, 1980. de este último por Seligkeit y el uso intensivo de esta pala-
606 | GLÜCK

bra en contextos religiosos repercuten en Glückseligkeit, cu- aquel que sabe sacar partido de las circunstancias
ya dimensión espiritual se resiste a los esfuerzos de traduc- externas de la existencia.
ción. En inglés, en el mismo momento, por el contrario, es Sin embargo, a través de la conceptualización
la falta de esta dimensión interiorizada lo que explica que aristotélica, el término adquiere una especificidad
happiness haya podido despejar la vía a una filosofía del bien práctica y ética: la eudaimonia es decididamente dis-
común y de la felicidad política para las cuales los demás tinguida del azar afortunado y de la buena suerte
países europeos no poseen un equivalente. (eutykhía [ε τυχία], de tykhe [τύχη], la suerte, la for-
tuna): “mucha gente, en efecto, identifica la felici-
I. Las raíces griegas del debate dad (eudaimonía) con la buena suerte (eutykhía)”
—escribe Aristóteles en la Ética Eudemia (I, 1, 1214a
A. Eudaimonía y eutykhía 25 s.; trad. esp. Julio Pallí Bonet, Madrid, Gredos,
La cuestión de la felicidad constituye una problemá- 1985, p. 414). Pero un Eurípides, por ejemplo, sabe
tica central del pensamiento griego. En las prime- hacer jugar los tres términos: “Pues ninguno de los
ras páginas de la Ética Nicomáquea, Aristóteles ha- mortales es feliz (eudaimon aner [ε δαίμων ἀνήρ]) y
ce un resumen de la tradición: cuando la prosperidad se derrama (olbou epirrhyen-
tos [ λ ου ἐπιρρυέντος]) uno podrá ser más afortu-
Puesto que todo conocimiento y toda elección tien- nado (eutykhésteros [ε τύχέστερος]) que otro pero no
den a algún bien, volvamos de nuevo a plantearnos feliz (eudaimon d’an ou [ε δαίμων δ ν ο ])” (Me-
la cuestión: cuál es la meta de la política y cuál es el dea, 1228-1230; trad. esp. Alberto Medina González
bien supremo entre todos los que pueden realizarse y Juan Antonio López Férez, Madrid, Gredos, 1991,
(ton praktón agathón [τ ν πρακτ ν ἀγαθ ν]). Sobre p. 256). La cuestión de la permanencia de los ele-
su nombre casi todo el mundo está de acuerdo, pues
mentos que componen la felicidad, la problemática
tanto el vulgo como los cultos dicen que es la felici-
de los tiempos, juega aquí un papel esencial. Con-
dad (ten eudaimonían [τ ν ε δαιμονίαν]), y piensan
que vivir bien y obrar bien (to d’eu zen kai to eu pra- trariamente a la extrema volatilidad de la fortuna y
ttein [τ δ ε ν κα τ ε πράττειν]) es lo mismo que de los bienes externos, las actividades virtuosas ga-
ser feliz (to eudaimonéin [τ ε δαιμονεῖν]). rantizan la felicidad por su estabilidad (bebaiotes
Libro I, 4, 1095a 14-20; trad. esp. (mod.) Julio [ ε αιότης], Ética Nicomáquea, I, 10, 1100b 12):
Pallí Bonet, Madrid, Gredos, 1985, p. 132.
Pero en modo alguno sería correcto seguir las vicisi-
El término eudaimonía [ε δαιμονία] utilizado por tudes de la fortuna (en tautais sc. tais tykhais [ἐν ταύ
Aristóteles no se encuentra en los textos arcaicos: ταις ταῖς τύχαις]) porque la bondad o maldad de un
inusitado en Homero, es raro en Píndaro. Olbos [ λ hombre no dependen de ellas, aunque, como diji-
ος], el término homérico que también se traduce mos, la vida humana las necesita [como complemen-
to] (prosdeitai [προσδεῖται]); pero las actividades de
por felicidad, designa la prosperidad que los dioses
acuerdo con la virtud desempeñan el papel principal
conceden a los hombres, el gozo de esa felicidad ma- en la felicidad (kýriai d’eisín hai kat’aretén enérgeiai
terial (y no solamente la riqueza, ploutos [πλοῦτος]) tes eudaimonías [κύριαι δ εἰσ ν αἱ κατ ἀρετ ν ἐνέρ
que, en un cosmos ordenado, es el signo de una vi- γειαι τ ς ε δαιμονίας]) y las contrarias, el contrario.
da buena. Olbos es progresivamente sustituido por Libro I, 10, 1100b, 8-12, ed. cit., p. 149.
eudaimonía, término derivado de la familia de dáio-
mai [δαίομαι], “compartir”: eu-daimon [ε δαίμων]
es literalmente aquel “que tiene un buen daimon”, La definición aristotélica de la felicidad puede así
una buena divinidad distribuidora (un genio bue- parecer moral en el sentido moderno porque remi-
no) y por ende “una buena parte”. Eudaimonía, al te a la actividad virtuosa del sujeto (al grado que Tri-
igual que olbos, designa en primer lugar la prospe- cot, por ejemplo, traduce constantemente to áriston
ridad y la felicidad del hombre que tiene el favor de [τ ριστον], lo mejor, lo más excelente, por el “bien
los dioses (por ejemplo Hesíodo, Trabajos, 824: eu- supremo”; por ejemplo en I, 7, 1098a 32) —aun si
daimon te kai olbios [ε δαίμων τε κα λ ιος]). Sería variando la traducción se puede dar a entender me-
difícil hablar, a propósito de eudaimonía, de una in- jor la tonalidad griega:
teriorización de la idea de felicidad: eudaimon es
GLÜCK | 607

el bien del hombre es una actividad (enérgeia [ἐνέρ non consequi felicitatem perfectam, sed suo modo)”
γεια]) del alma de acuerdo con la virtud (areté [ἀρε (Suma contra los gentiles, libro 3º, XLVIII, trad. esp.
τή]), y si las virtudes son varias, de acuerdo con la Jesús M. Pla Castellano, Madrid, B.A.C., 1953, p.
mejor y más perfecta (katá ten aristén kai teleiotaten 202). Distinción que Tomás reafirmará en la Suma
[κατ τ ν ἀριστ ν κα τελειοτάτην]) y además, en una de teología de manera sistemática oponiendo la bea-
vida entera (en bío teleio [ἐν ί τελεί ]).
titudo imperfecta (accesible a los hombres aquí aba-
I, 7, 1098a 16-18, ed. cit, p. 142.
jo) a la celeste beatitudo perfecta (que les es inacce-
sible):
Mas el suplemento de la eutykhía viene también a
relacionar esta definición de la felicidad de un hom- Pero en los hombres, según el estado de la vida pre-
bre con la parte que los dioses le otorgan. sente, la última perfección es según la operación con
la que se unen con Dios; pero esta operación no pue-
de ser continua ni, por lo tanto, única, porque la ope-
B. Eudaimonía y makariotes
ración se multiplica con la interrupción. Y por eso,
Si bien el eje temporal juega un papel importante en en el estado de la vida presente el hombre no puede
la determinación de la diferencia entre eutykhía y eu- tener una bienaventuranza perfecta.
daimonía, también es tomado en consideración en Santo Tomás de Aquino, Suma de teología, I-II,
cuanto al término makariotes [μακαριότης]. Hoi má- C. 3, a. 2, sol. 4, trad. esp. Ángel Martínez
kares [οἱ μάκαρες], los bienaventurados, es la expre- Casado, Madrid, BAC, 1993, p. 59.
sión que designa a los dioses (Ilíada, I, 329, por ejem- En latín la distinción original entre una felicitas pro-
plo). Esta felicidad propia de los dioses no puede ser fana (= eudaimonía) y una beatitudo sagrada (= ma-
experimentada por los mortales hasta después de la kariotes) se desgastó. La vita beata de Séneca no es
muerte. Por eso makarios [μακάριος] designa frecuen- exclusiva de los dioses. Las palabras latinas felicitas
temente a los difuntos (el adjetivo alemán selig, bie- y beatitudo prácticamente son sinónimos: en Tomás,
naventurado, se emplea en el mismo sentido: die son pues los adjetivos los que introducen las distin-
Seligen); a menos que el vocativo en un diálogo fa- ciones necesarias.
miliar constituya el simple equivalente de “mi muy • VÉASE EL RECUADRO 1
querido” (Platón, Protágoras, 309c, por ejemplo).
Sólo excepcionalmente, y especificándolo expresa- II. Glückseligkeit: la felicidad interior
mente, makarios se aplica a los hombres. Por ejem- En alemán, la distinción entre beatitud y felicidad no
plo, cuando Aristóteles, al dar el último toque a su representa ningún problema. El adjetivo selig y el sus-
definición de eudaimonía, agrega a la actividad vir- tantivo correspondiente Seligkeit se oponen clara-
tuosa el hecho de estar suficientemente provisto de mente a Glück y glücklich. Sin embargo, la separación
bienes externos y no solamente vivir sino morir en no es siempre tan estricta: hay que señalar la impor-
este estado, enuncia así esta máxima que da paso al tancia, en el siglo XVIII, del movimiento que, influi-
límite: do sobre todo por la sacralización del mundo en el
lenguaje pietista, lleva a la lengua alemana a utilizar
Llamaremos venturosos (makaríous [μακαρίους]) en- el vocabulario sagrado en contextos profanos. Así, sin
tre los vivientes a los que poseen y poseerán lo que
ser celestial, la felicidad extrema de un corazón com-
hemos dicho, o sea, venturosos en cuanto hombres
pletamente absorbido por el amor, el del sabio o el
(makaríous d’anthropous [μακαρίους δ ἀνθρώπους]).
Ética Nicomáquea, I, 10, 1101a 20-21; ed. cit., p. 151.
monje, puede reclamar el empleo de término Selig-
keit. Sin embargo, a pesar de su relativa desacraliza-
El corte entre felicidad y beatitud es el que separa lo ción, Seligkeit designará siempre una felicidad que
profano de lo sagrado, la inmanencia de la trascen- sabe prescindir del mundo exterior, una felicidad reli-
dencia; evidentemente está muy presente en los tex- giosa o, cuando menos, fuertemente espiritualizada.
tos religiosos, y por ello se encuentra en casi todas las En cambio, la palabra más frecuentemente em-
lenguas. En Tomás de Aquino esta importante con- pleada en alemán para expresar la felicidad en su
cesiva aristotélica es recalcada de inmediato: “[Aris- versión inmanente o profana no deja de presentar
tóteles] opinó que [el hombre] no consigue la felici- algunas dificultades. En efecto, Glück reúne aquello
dad perfecta sino sólo a su manera (Posuit hominem que la disyunción griega entre eutykhía y eudaimo-
608 | GLÜCK

Recuadro 1 › De la felicidad a la apatía y a la ataraxia


La independencia de la eudaimonía [ε δα felicidad (ton eudaimonikon [τ ν ε δα de la theoría [θεωρία], que vuelve al hom-
ιμονία] respecto de los bienes exteriores ya ιμονικ ν]) podría ser discutible? bre semejante al dios (Ética Nicomáquea, X,
es filosóficamente mencionada por Demó- —Ninguno, a no ser que añadamos la 7; véase Praxis). Pero los estoicos y los epi-
belleza, la fuerza, la riqueza, la fama, o
crito (B 40, 170, 171 DK), quien, al igual que cúreos, que llevan al extremo esta autarquía
alguna otra cosa parecida.
Heráclito (B119 DK), reinterpreta psíquica del sabio, cada uno a su manera, finalmen-
—Pero es que tendremos que añadir-
y éticamente el daimon [δαίμων], y sólida- las, ¡por Zeus!, pues ¿cómo se podría ser te se ven obligados a realizar invenciones ter-
mente asentada con Platón (Las leyes, 664c). feliz sin ellas? minológicas reales: para ambas escuelas la
Sin embargo, sigue siendo una idea paradó- —Entonces, ¡por Zeus!, añadiremos felicidad, lejos de ser la buena parte de la que
jica; cuando Jenofonte da a conocer el diá- elementos que producirán muchas con- se goza al extremo, se caracteriza esencial-
logo de Eutidemo y Sócrates, esta parado- secuencias funestas a los hombres. mente por su aspecto privativo, punto en el
ja conserva manifiestamente su frescura: Jenofonte, Recuerdos de Sócrates, IV, cual se unen la a-pátheia ἀ πάθεια] (la au-
34-35, trad. Julián Zaragoza, sencia de pasión, de pasividad) de los estoi-
—Es posible, Sócrates, que el bien más in- Madrid, Gredos, 1993, p. 167.
cos (Plutarco, Dion, 32) y la a-ponía [ἀ πο
discutible (anamphilogótaton agathón νία] y la a-taraxía [ἀ ταραξία] (la ausencia
Aristóteles, a su vez, conceptualiza la eudai-
[ἀναμφιλογώτατον ἀγαθόν]) sea la feli- de sufrimiento del cuerpo y la ausencia de
cidad (to eudaimonéin [τ ε δαιμονεῖν]: monía contra lo que la palabra dice: minimi-
zando la parte del azar y de los bienes ex- perturbación del alma) de los epicúreos
lit.: el ser-feliz).
ternos (eutykhía [ε τυχία]), hace depender (Diógenes Laercio, X, 96; véase Placer).
—Sí, Eutidemo, si no se compone de
bienes discutibles. la felicidad de la más elevada excelencia, es
—Pero ¿cuál de los elementos de la decir, para terminar, no de la política, sino

nía intentaba separar. Por un lado, Glück designa la die, donde Voltaire especifica la diferencia entre un
suerte. Se sitúa del lado del azar o, si se quiere, del bonheur y le bonheur: “Un bonheur est un événement
“accidente favorable”. En los textos antiguos, la pa- heureux. Le bonheur, pris indéfinitivement, signifie une
labra Glück se encuentra a menudo empleada en mo- suite de ces événements [Una alegría es un suceso fe-
do neutro, sin ninguna connotación positiva. En liz. La felicidad, tomada indefinitivamente, signifi-
Goethe se encuentran ejemplos todavía: ca una sucesión de dichos sucesos].”
El segundo sentido de Glück es la felicidad pro-
Das Glück ist eigensinnig, oft das Gemeine, das Nichts- piamente dicha (“estado de la conciencia plenamen-
würdige zu adeln und wohlüberlegte Taten mit einem te satisfecha”), para retomar la definición de felicidad
gemeinen Ausgang zu entehren. dada en el Petit Robert). El alemán emplea corrien-
[La suerte es tan caprichosa que con frecuencia hon- temente los dos sentidos de Glück y de su opuesto
ra lo vulgar y sin mérito y descalifica con un desen- Unglück (infortunio y desdicha). La reunión dentro
lace vulgar bien concertadas acciones.] de la misma palabra alemana de la idea de acciden-
Egmont, acto IV, escena 2, trad. esp. Ramón María te afortunado (en inglés: luck) y de felicidad propia-
Tenreiro, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1947, p. 103.
mente dicha (en inglés: happiness) tiene sin embar-
go algo de enfadoso para los filósofos. Y es que es
Aquí el equivalente español de la palabra Glück se- imposible hablar de felicidad cuando falta cierta du-
ría fortuna, suerte. En este sentido, Glück aparece ración o estabilidad: “una golondrina no hace vera-
como un término inapropiado para los filósofos: co- no, ni un solo día, y así tampoco ni un solo día ni un
sa demasiando inconstante, independiente de la vo- instante (bastan) para hacer venturoso y feliz (ma-
luntad de los hombres y siempre asociada a la im- karion kai eudaimona [μακάριον κα ε δαίμονα])”
previsible rueda de la fortuna (das Glücksrad). En (Ética Nicomáquea, I, 7, 1098a 18-20; ed. cit. p. 142).
francés, la palabra bonheur (felicidad) tiene también, La presencia extremadamente poderosa, a partir
originalmente, el sentido de buena suerte (la palabra del Renacimiento, de la reflexión aristotélica sobre la
se deriva de bon y heur). Pero no parece que actual- felicidad explica sin la menor duda los esfuerzos de
mente conserve ese sentido más que secundaria- diferenciación léxica, y sobre todo la introducción
mente y en escasas expresiones estereotipadas (por- del compuesto Glückseligkeit, vinculada a los inten-
ter bonheur à quelqu’un [traerle suerte a alguien], tos de definición que veremos a lo largo de todo el
au petit bonheur [al azar], par bonheur [por suerte]). siglo XVIII en Christian Wolff y sus sucesores. En la
Cabe remitirse al artículo “Félicité” de la Encyclopé- Ética alemana de Wolff, la alegría (Freude) se define
GLÜCK | 609

como una forma de placer (Vergnügen) permanen- ción, la felicidad permanece relativamente estática.
te, la felicidad (Glückseligkeit) como un “estado de La única excepción notable sin duda: la distinción
júbilo permanente” (C. Wolff, Gesammelte Werke, t. establecida por Diderot entre lo que llama la “felici-
I/4, Hildesheim, Georg Olms, 1976, p. 35). La esta- dad circunscrita” y la “felicidad expansiva”:
bilidad de la Glückseligkeit se ve así vigorosamente
afirmada; desde la perspectiva léxica, felicidad-Glück- Il y a un bonheur circonscrit qui reste en moi et qui ne
seligkeit parece esquivar la inconstancia que carac- s’étend pas au-delà. Il y a un bonheur expansif qui se
teriza a Glück. Formado a partir de Glück y de selig, propage, qui se jette sur le présent, qui embrasse l’ave-
el adjetivo glückselig significa originalmente “marca- nir et qui se repaît de jouissances morales et physiques,
do por la felicidad, rico en felicidad”. La felicidad- de réalité et de chimère, entassant pêle-mêle de l’ar-
gent, des éloges, des tableaux, des statues et des baisers.
Glückseligkeit no es un accidente. Ciertamente la pa-
labra no es un neologismo, pero en los siglos XVII y [Existe una felicidad circunscrita que permanece en
XVIII ocupa un lugar cada vez más importante en los
mí y que no va más allá. Existe una felicidad expan-
siva que se propaga, que se lanza sobre el presente,
textos teológicos y filosóficos. En cierto modo, de-
que abraza el porvenir, y que se nutre de goces mo-
trás de Glückseligkeit en la mayoría de los casos es rales y físicos, de realidad y de quimera, amontonan-
conveniente leer eudaimonía. Es lo que se resalta tam- do en desorden dinero, elogios, cuadros, estatuas y
bién en el diccionario filosófico de sinónimos pu- besos.]
blicado hacia el final del Siglo de las Luces por Jo- Réfutation suivie de l’ouvrage d’Helvétius intitulé
hann August Eberhard (Versuch einer allgemeinen “L’homme” (1773/1774), en Œuvres complètes,
deutschen Synonymik, Halle und Leipzig, 1795-1802, ed. Assézat, t. 2, París, Garnier, 1875, p. 306.
6 vols., vol. 3, p. 305):
En cambio, la definición propuesta por Christian
Glückseligkeit comprende los bienes físicos y morales. Wolff coloca a la felicidad decididamente del lado
Así se ha traducido la palabra griega eudaimonia, que de los sentimientos; Glückseligkeit es a la vez más in-
en las escuelas filosóficas más difundidas designa la teriorizada y más espiritualizada que la palabra grie-
quintaesencia de toda clase de bienes. ga. Esta tendencia está aún acentuada por la etimo-
logía errónea, aunque muy difundida en el siglo XVIII,
Para los textos del siglo XVII alemán, la traducción que hace anteceder selig y glückselig (por cierto, con
de Glückseligkeit por bonheur [felicidad] parece en frecuencia escritas seelig y glückseelig) de Seele, al-
este sentido más apropiada que la de félicité [dicha], ma. A partir de los inicios del siglo XIX glückselig/
cuyo uso es más limitado en francés. Glückseligkeit experimentan cierta evolución; hoy
La lengua filosófica alemana pareció encontrar la prácticamente sólo remiten a una felicidad muy es-
triada griega eutykhía/eudaimonía/makariotes con piritualizada. La severa crítica del eudemonismo ini-
la forma Glück/Glückseligkeit/Seligkeit. Pero en rea- ciada por Kant y por sus sucesores parece así ir de la
lidad el estatus filosófico y léxico de Glückseligkeit mano de ciertas modificaciones léxicas. Sin haber
sigue siendo bastante precario. Por un lado, la atrac- desaparecido completamente, Glückseligkeit ha caí-
ción de Seligkeit confiere a Glückseligkeit una con- do en desuso, o cuando menos el uso del término es
notación muy pasiva, más “apática” o “quietista”, más raro. En los textos actuales encontramos Glück
perfectamente alejada de la eudaimonía, que Aristó- (o glücklich) allí donde un autor del siglo XVIII habría
teles había definido como una “actividad feliz”. El usado indefectiblemente Glückseligkeit (o glückse-
filósofo griego había comparado la felicidad-eudai- lig). Así, el siglo XVIII es en Europa el siglo en el que
monía con “el vivir bien y obrar bien (to eu zen kai se reflexiona sobre la felicidad; en Alemania, con un
to eu prattein [τ ε ν κα τ ε πράττειν])”, sólo que vocabulario que ya no se utiliza corrientemente en
eu prattein significa al mismo tiempo “lograr” (Ética nuestros días. Kant había mostrado el camino uti-
Nicomáquea, I, 2, 1095a 19, ed. cit. p. 132). La épo- lizando la mayoría de las veces, al lado de Glückse-
ca moderna casi no retomó la concepción dinámica ligkeit, el adjetivo glücklich y no glückselig. Y es que,
de la felicidad inherente a la posición aristotélica: en la lengua de todos los días, Glück ha sido el tér-
ya sea que se defina como ausencia de problemas, a mino más frecuentemente empleado para designar
la manera epicuriana, o como momento de satisfac- la felicidad.
610 | GLÜCK

III. La inconstancia de la fortuna: Glückseligkeit, la la felicidad y del eudemonismo es también un pro-


naturaleza y la libertad en Kant blema de vocabulario. La Glückseligkeit es un senti-
Si bien el uso moderno traza un límite bastante cla- miento; la búsqueda de felicidad, un deseo. Ahora
ro entre Glück y Glückseligkeit situando el segundo bien, el sentimiento, provenga de donde provenga,
término del lado de una dicha que parece definitiva- es siempre físico (cf. Fundamentación de la metafí-
mente pasada de moda, la crítica kantiana tiende, a sica de las costumbres, AK, vol. 6, p. 377; trad. esp. p.
la inversa, a menospreciar la felicidad-Glückselig- 64). Éste es el punto que explica el rechazo kantiano
keit debido a su comprometedora camaradería con de hacer de la felicidad el fin último de la actividad
Glück. En primer lugar, es imposible dar una defi- humana. Construir una filosofía práctica sobre la
nición objetiva de la felicidad. idea de la felicidad sería, según Kant, aceptar la con-
taminación de la moral por el principio de placer.
Pero es una desdicha que el concepto de la felicidad sea Además, y éste es el segundo momento de la crítica
un concepto tan indeterminado (Es ist ein Unglück, kantiana, el concepto de Glückseligkeit está ligado a
daß der Begriff der Glückseligkeit ein so unbestimmter las circunstancias externas, y por ende a los afortu-
Begriff ist) que, aun cuando todo hombre desea al- nados encuentros designados por la palabra Glück.
canzarla, nunca puede decir por modo fijo y acorde El sujeto es incapaz de determinar las condiciones
consigo mismo lo que propiamente quiere y desea.
que le permiten tener acceso a la felicidad:
Kants Gesammelte Schriften, AK, vol. 4, p. 418;
Fundamentación de la metafísica de las costumbres,
trad. Manuel García Morente, Buenos Aires, El problema “determinar con seguridad y universali-
Losada, 2015, p. 65. dad qué acción fomente la felicidad de un ser racio-
nal” es completamente insoluble. Por eso no es posi-
Al jugar con las palabras alemanas Unglück y Glück- ble con respecto a ella un imperativo que mande en
seligkeit, Kant muestra que la cuestión filosófica de sentido estricto realizar lo que nos haga felices, por-

Recuadro 2 › Glückseligkeit en Hegel


Hegel retoma la crítica kantiana del eude- permanente, en parte de este deleite con- Su orientación consciente se dirige in-
monismo: creto mismo, en parte también de las cir- mediatamente contra el principio del eu-
cunstancias y medios de los que uno siem- demonismo, pero como no son más que
Mientras que por felicidad (Glückselig- pre tiene la posibilidad de disponer para esa orientación, su carácter positivo es
keit) se entendía la satisfacción del hom- producir deleite a voluntad. Lo último es ese mismo principio.
bre, en sus preferencias, deseos, necesida- así el deleite de la representación. Pero Trad. Jorge A. Díaz, Bogotá,
des, etc., particulares, se hacía, de lo que tanto en la felicidad como en el deleite Norma, 1994, p. 22.
es contingente y particular, el principio de está implícito el concepto de fortuna
(Glück), aquí es accidental que las condi- Sin embargo, se tiene la impresión de que,
la voluntad y de su manifestación activa.
A este eudemonismo desprovisto de to- ciones externas se correspondan con las sin negar nada de la crítica fundamental del
do punto de apoyo firme por sí mismo determinaciones internas de los impulsos. eudemonismo, Hegel busca posteriormen-
[…] Kant opuso entonces la razón prácti- En cambio, la bienaventuranza (Seligkeit) te atenuar los ataques que Kant había lan-
ca y con ello expresó la exigencia de una consiste en que no hay fortuna en ella, es zado contra el concepto de felicidad. En la
determinación de la voluntad, que fuera decir que la correspondencia de la exis- Fenomenología del espíritu escribe:
universal y tuviera para todos el mismo tencia externa con la exigencia interior no
carácter obligatorio. es accidental. La bienaventuranza sólo La conciencia moral no puede renunciar
Enciclopedia de las ciencias filosóficas puede predicarse de Dios, en el cual vo- a la dicha (Glückseligkeit), y descartar es-
en compendio, trad. Ramón Valls luntad y realización de su poder absoluto te momento de su fin absoluto. (…) La
Plana, Madrid, Alianza Editorial, 2005, son lo mismo. armonía de la moralidad y la naturaleza,
adición al § 54. Trad. esp. adaptada de Laura Mues de o, en tanto que la naturaleza sólo es toma-
Schrenk, Universidad Nacional Autónoma da en consideración en la medida en que
En su Propedéutica filosófica de los años de México, 1984, § 24. la conciencia experimenta su unidad con
1808-1811, Hegel había insistido con fuer- ella, la armonía de la moralidad y la dicha
La oposición a los principios del eudemonis-
za en las distinciones léxicas necesarias: es pensada como algo que necesariamen-
mo es especialmente virulenta en las prime- te es o, en otros términos, es postulada.
ras obras de Hegel. Por ejemplo, en “Creer Trad. Wenceslao Roces, México,
El bienestar (Wohlsein), como correspon-
y saber” (Glauben und Wissen) de 1802, He- fce, 1985, p. 353.
dencia de lo exterior con nuestro interior,
también se llama deleite (Vergnügen). La gel acusa a Kant, Jacobi y Fichte de eudemo-
felicidad (Glückseligkeit) no es sólo un de- nismo inconsciente (en Sämtliche Werke, ed. Al hacer esto, Hegel confiere cierta dignidad
leite en particular, sino que es un estado Glockner, t. 1, pp. 283 ss., sobre todo p. 286): a la felicidad-Glückseligkeit. La primera ver-
GLÜCK | 611

sión de la Enciclopedia de las ciencias filosó- za natural de los instintos, pues no se da, Glück una felicidad temporalmente más
ficas explicaba que la idea de felicidad con- contenta con lo momentáneo, sino que limitada, la buena suerte. Sin embargo, el pa-
dicionaba una elección que había que hacer requiere una totalidad de la dicha (ein saje hegeliano se refiere igualmente a toda
entre el conjunto de los deseos presentes: Ganzes von Glück). la reflexión filosófica prekantiana sobre la
Ed. Glockner, t. 7, p. 71, § 20; cf. también
“La felicidad es la representación desorde- Glückseligkeit, muy presente sobre todo en
t. 10, p. 378, § 479; trad. esp. Juan Luis
nada de la satisfacción de todas las inclina- Vermal, Buenos Aires, Sudamericana, 2004.
la filosofía popular del siglo xviii, de inspira-
ciones, pero para la cual toda inclinación se- ción aristotélica y leibnizo-wolffiana (seña-
rá sacrificada o preferida o puesta al servicio Sin embargo, en el pasaje que acabamos de lemos, por ejemplo, la traducción de la Éti-
de otra inclinación” (Ed. Glockner, t. 6, p. citar, la coexistencia de los dos términos, ca Nicomáquea de Christian Garve, uno de
279, § 396). Hegel ya no sitúa la forma su- Glückseligkeit y Glück, plantea problemas al los principales protagonistas de la filosofía
perior del concepto de felicidad (Glückselig- traductor. En su traducción de los Principios popular). La traducción de Glückseligkeit por
keit) del lado de la naturaleza, como había de la filosofía del derecho, Robert Derathé bonheur [felicidad] en el texto hegeliano per-
hecho Kant. De igual forma, en las adiciones traduce los dos términos respectivamente mitiría realzar ese vínculo intertextual, pero
a los Principios de la filosofía del derecho, por félicité [dicha] y bonheur [felicidad] puliría hasta cierto punto la distinción en-
que debemos a su alumno Gans, leemos: (2a. ed. Vrin, 1982, p. 84). Glückseligkeit tre Glückseligkeit y Glück.
designa en efecto una forma superior de fe-
En la felicidad (Glückseligkeit) el pensa-
miento dispone ya de poder sobre la fuer- licidad, una felicidad estable y espiritualiza-

que la felicidad no es un ideal de la razón, sino de la noridad mucho más inmanente que la Glückselig-
imaginación […] keit alemana. Ello explica sin duda por qué, en el si-
AK, vol. 4, p. 418; trad. esp. cit. pp. 66 s. glo XVIII, la palabra inglesa es capaz de despertar las
virtualidades políticas de los pensamientos aristoté-
Kant pone en evidencia el elemento fundamental- licos sobre la felicidad, sobre todo en el seno de la es-
mente empírico de la definición de la felicidad: cuela escocesa y de la filosofía del moral sense (con-
ciencia moral). Por ejemplo, en su Inquiry into the
Ser feliz (glücklich zu sein) es necesariamente la exi- original of our ideas of beauty and virtue (1725),
gencia de todo ente racional aunque finito y, en Francis Hutcheson hace de la “mayor felicidad para
consecuencia, inevitable motivo determinante de su el mayor número” la piedra de toque de la moralidad
facultad apetitiva. En efecto, el estar contento (die Zu- de nuestras acciones (“that Action is best, which ac-
friedenheit) con toda la propia existencia no es, que complishes the greatest Happiness for the greatest
digamos, posesión original y felicidad (Seligkeit) que
Numbers [la mejor Acción es la que alcanza la mayor
presuponga una conciencia de la propia autarquía in-
Felicidad para el mayor Número]”, Collected works
dependiente, sino problema impuesto a ese ente por
su misma naturaleza finita, porque está necesitado. of Francis Hutcheson, B. Fabian (ed.), Hildesheim,
Crítica de la razón práctica, trad. J. Rovira Olms, 1990, p. 164; cf. también la expresión happi-
Armengol, Buenos Aires, Losada, 1961, p. 30. ness of mankind [felicidad de la humanidad], ibid., p.
221). Esta virtualidad se expresa de manera especial-
Kant da así al traste con los esfuerzos realizados en mente nítida en la Declaración de la Independencia
Alemania para diferenciar Glückseligkeit y Glück. La de Estados Unidos: “Sostenemos como evidentes por
felicidad-Glückseligkeitk padece la inconstancia de sí mismas estas verdades: que todos los hombres son
la fortuna (Glück). Para Kant, la felicidad permane- creados iguales; que son dotados por su Creador de
ce fundamentalmente en la esfera de la naturaleza; ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la
la libertad humana no participa en absoluto. vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad [among
• VÉASE EL RECUADRO 2 these are life, liberty and the pursuit of happiness].”
En este texto la felicidad no sólo designa un bien in-
IV. La felicidad política: la pista angloestadunidense dividual sino también un bien colectivo, es decir, en
La traducción inglesa de eudaimonia: happiness, no el sentido propio del término, un bien civil o políti-
posee el aura y la connotación espiritualista de Glück- co: por ejemplo, el derecho de determinar el tipo de
seligkeit. La línea divisoria entre happiness (felicidad) gobierno que conviene a la polis (cf., sobre este pun-
y bliss (bienaventuranza), happy y blessed o blissful to, el artículo de D. Sternberger, “Das Menschen-
está claramente marcada. Happiness emite una so- recht, nach Glück zu streben”).
612 | GOBIERNO

En este sentido, el término happiness se aproxima Hutcheson Francis, Collected works of Francis Hutcheson, B.
a la idea de welfare (en alemán, Wohlfahrt, bienes- Fabian [ed.], Hildesheim, Olms, 1990.
Kant Immanuel, Crítica de la razón práctica, trad. J. Rovira Ar-
tar, prosperidad), de la que los revolucionarios fran- mengol, Buenos Aires, Losada, 1961.
ceses darán una traducción bastante exacta al hablar ——, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad.
de “salut public (bienestar público)”. Welfare (y Wohl- Manuel García Morente, Buenos Aires, Losada, 2015.
fahrt, en alemán) hace referencia a la imagen del via- Kraut Richard, “Two Conceptions of Happiness”, Philosophical
Review, 88, 1979.
jero que, habiéndose librado de los obstáculos y los Mauzi Robert, l’idée du bonheur dans la littérature et la pensée
peligros del camino, llega a buen puerto. Ahí donde française du xviiie siècle, París, Armand Colin, 1960.
happiness (o Glück) se refiere solamente a la esfera de Pleines Jürgen-Eckhardt, Eudaimonia zwischen Kant und Aris-
la inmanencia, welfare o Wohlfahrt suelen transmi- toteles. Glückseligkeit als höchstes Gut menschlichen Han-
delns, Würzburg, Königshausen & Neumann, 1984.
tir una connotación religiosa, es verdad que apenas Spaemann Robert, Bonheur et bienveillance. Essai sur l’éthique
perceptible hoy en día. Notemos a este respecto que (1989), trad. S. Robilliard, París, puf, 1997.
la traducción francesa de welfare state o Wohlfahrt- Sternberger Dolf, “Das Menschenrecht, nach Glück zu streben”
(1966), en Staatsfreundschaft. Schriften IV, Frankfurt, Suhr-
staat por “État providence” (Estado providencia) acen-
kamp, 1980, pp. 93-111.
túa aún más ese aspecto hoy muy atenuado en las Tomás de Aquino, Suma contra los gentiles, trad. Jesús M. Pla
versiones inglesa y alemana. Junto con Wohlfahrt, Castellano, Madrid, bac, 1953.
que designa un bienestar público o privado, el ale- ——, Suma de teología II, Parte I-II, trads. y referencias técnicas
Ángel Martínez Casado, Donato González, Victorino Rodrí-
mán posee también un término reservado al espa-
guez Rodríguez, Luis López de las Heras, Jesús María Rodrí-
cio público: das Gemeinwohl, el bien común. guez Arias, Madrid, bac, 1993.
Christian HELMREICH Voltaire y Luis de Jaucourt, “Félicité”, en D’Alambert y Dide-
rot, L’Encyclopédie, 1a. ed., París, 1751, tomo 6, pp. 465-466.
Warner Richard, Freedom, enjoyment and happiness, Ithaca, Lon-
Bibliografía
dres, Cornell UP, 1987.
Aristóteles, Ética nicomáquea, trad., notas e introducción de
Wolff C., Gesammelte Werke, t. I/4, Hildesheim, Georg Olms,
E. Sinnot, Buenos Aires, Colihue, 2007.
1976.
——, Ética Nicomáquea. Ética Eudemia, introd. Emilio Lledó Íñi-
go, trad. y notas Julio Pallí Bonet, Madrid, Gredos, 1985.
Bien Günter (ed.), Die Frage nach dem Glück, Stuttgart-Bad
Cannstadt, Frommann-Holzboog, 1978.
Blumenberg Hans, “Ist eine philosophische Ethik gegenwärtig
möglich?”, Studium Generale, 6, 1953, pp. 174-184.
gobierno
Diderot, Réfutation suivie de l’ouvrage d’Helvétius intitulé “L’hom- Gobierno se deriva del lat. gubernare, que, al igual que el
me” (1773/1774), en Œuvres complètes, ed. Assézat, t. 2, griego kybernao [κυ ερνάω], remite al hecho de estar al
París, Garnier, 1875. timón de un navío, por consiguiente de dirigir, de coman-
Eberhard, J. A., Versuch einer allgemeinen deutschen Synonymik,
Halle y Leipzig, 1795-1802. dar. El término designa primero el hecho de gobernar o de
Eurípides, Medea, en Tragedias I, introd., trad. y notas Alberto regir una colectividad o cualquier institución, antes de apli-
Medina González y Juan Antonio López Férez, Madrid, Gre- carse más particularmente a las comunidades políticas. Se
dos, 1991.
aplica a la vez a la forma de dirigir una colectividad (el buen
Festugière André-Jean, Contemplation et vie contemplative se-
lon Platon, 3a. ed., París, Vrin, 1967. o el mal gobierno, aquello que hoy llamamos “gobernanza”),
Goethe, Egmont, trad. Ramón María Terneiro, Buenos Aires, Es- al régimen por el cual se traduce esta modalidad de direc-
pasa-Calpe, 1947. ción (los tipos de gobierno) y finalmente a la instancia que
Hegel G. W. F., Creer y saber, trad. Jorge A. Díaz, Bogotá, Nor-
ejerce la función “ejecutiva” y que detenta el poder de co-
ma, 1994.
——, Enciclopedia de las ciencias filosóficas, trad. Juan Luis Ver- acción distinto del “legislativo” y el “judicial”. Nos atene-
mal, Buenos Aires, Sudamericana, 2004. mos aquí a la discordancia de las redes inglesa y francesa,
——, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio, trad. donde el inglés habla a menudo de government ahí donde
Ramón Valls Plana, Madrid, Alianza Editorial, 2005.
las tradiciones continentales europeas evocan más bien los
——, Fenomenología del espíritu, trad. Wenceslao Roces y Ricar-
do Guerra, ed. rev. Gustavo Leyva, México, fce, 2017. poderes del “Estado”: véase State/Government, y Law.
——, Propedéutica filosófica, trad. Laura Mues de Schrenk, Mé- Véase también Estado, Herrschaft, Polis, Política.
xico, Universidad Nacional Autónoma de México, 1984.
Hinske Norbert, “Zwischen fortuna und felicitas. Glücksvorste-
llungen im Wandel der Zeiten”, Philosophisches Jahrbuch 85,
autoridad, dominación, derecho, ley, mir, poder
1978, pp. 317-330.
GOGO | 613

GOGO | vasco Pero, además, gogo no expresa jamás el concepto de


alma en el sentido teológico, en el sentido del alma
español potencia del alma, espíritu, mente
latín anima, spiritus, mens que es creada, que puede resucitar o ser salvada, ya
que en realidad remite al sentido de potencia.
alma, y conciencia, deseo, entendement, feeling, Podría pensarse entonces que gogo sería un equi-
gemüt, malestar, memoria, sentir, sujet, valente del anima latina, concebida en un sentido
voluntad más filosófico como el conjunto de las potencias de
memoria, de voluntad y de entendimiento en Agus-
Gogo expresa en vasco todos los procesos de la interioridad tín, o también un equivalente de la mens de Tomás
y de la subjetividad. Pese a los esfuerzos de algunos escrito- de Aquino, que agrupa inteligencia, memoria y vo-
res por remplazar mediante este término los neologismos luntad. Ahora bien, Pierre de Axular —al igual que
arima y espiritu, transposiciones de los términos anima y todos los demás autores y traductores de textos cris-
spiritus de la tradición latina en las traducciones de textos tianos de los siglos XVI al XIX— utiliza arima para
cristianos, gogo no adoptará jamás el sentido de alma ni de traducir esta división de las facultades del alma:
espíritu. Se referirá siempre a la potencia del alma (memoria “Arimac bere penac beçala, arimaren potenciec eta
o voluntad) o la vivencia psicológica del sujeto (anhelo, de- botheréc ere, cein baitira adimendua, vorondatea, eta
seo, pensamiento, conciencia) más que el alma como tal. Si memoria, içanen dituzte bere pena moldeac (Así co-
bien existen en vasco palabras que se refieren a la voluntad mo el alma tiene sus penas, las potencias y los pode-
(nahi), el deseo (gura), el pensamiento (asmo) o la memoria res del alma, que son el entendimiento, la voluntad y
(or[h]oi), todas ellas, en realidad, suelen asociarse y yuxta- la memoria, tendrán también sus propias penas)”
ponerse a gogo, como término genérico. Mediante muchos (Guero, LVII, p. 586).
términos derivados pertenecientes al mismo campo semánti- En general, gogo tampoco es utilizado para expre-
co (el [RT] Diccionario Retana de autoridades de la lengua vas- sar esta división del alma, ya que sólo lo encontra-
ca enumera alrededor de 180), es posible expresar incluso mos en una única ocasión con este sentido en Perez
“simpatía”, “fastidio” y “desagrado”, entre otros sentimientos. de Betolaça (siglo XVI): “Arimako potenziak dira iru:
lelengoa, zenzuna. Bigarrena, gogoa. Irugarrena, bo-
I. Gogo como principio rondatea (Las potencias del alma son tres: la prime-
Arima siempre ha sido la traducción del concepto ra, el entendimiento; la segunda, gogo; la tercera, la
cristiano del alma (anima), sobre todo cuando este voluntad)” (Doctrina christiana en romance y bas-
último término posee un sentido teológico. Deche- quenze, Bilbao, 1596, p. 15).
pare, por ejemplo, entiende arima en relación con La misma imposibilidad de remplazar el calco
los temas de la resurrección: arima eta gorpucetan del latín por gogo se da en el término espiritu (o iz-
oro vertan pizturic (almas y cuerpos, todos serán re- piritu), aun cuando en el siglo XVII se hayan encon-
sucitados inmediatamente); RT, Linguae vasconum trado unos cuantos textos en los que gogo se sustitu-
primitiae, I, 323; de la creación: arima creatu (ibid., ye por espiritu de manera sorprendente (por ejemplo,
I, 3); de la salvación: arimaren saluacera (para salvar en Oihenart: “Glori’ Aitari, Semeari / Eta Gogo Sain-
el alma) (ibid., I, 52); o del alma en pena: arima gai- duari (Gloria al Padre, al Hijo / y al Santo Gogo)”.
xoa (pobre alma) (ibid., I, 95). No obstante, durante Cuando Axular, por ejemplo, quiere encontrar equi-
la primera mitad del siglo XX, aparecen algunos en- valentes del latín spiritus, elige en su traducción de
sayos inscritos en un movimiento lingüístico de ca- Agustín el término hats (aliento): “in ultimo vitae
rácter purista, para sustituir el término arima por spiritu […] azquen hatsaren aurthiquitcean (al emi-
gogo. Por ende, leemos en un diccionario de 1916: tir el último aliento)” (Guero, XV, pp. 195-196). El
“Arima (anima), alma, voz erdérica sustituible por único contexto en el cual gogo parece verdaderamen-
‘gogo’” (Bera y López Mendizábal, Diccionario Cas- te acercarse a lo que entendemos por “espíritu” o
tellano-Euskera, Tolosa, 1916). “mente” es en el de la esfera subjetiva de la afectivi-
Altube se pronuncia contra esta tendencia (Erde- dad y del pensamiento, de lo “mental”: “orazione
rismos, 1929, pp. 241-242). Su argumentación se ba- mentala, edo izpirituaz eta gogoz egiten dena (ora-
saba en el temor a una pobreza lexicográfica, ya que ción mental, o aquélla hecha por el espíritu y por
esta sustitución constituía un retroceso de la lengua. gogo” (Francisco de Sales, Philotea, trad. vasca J.
614 | GOGO

Haraneder, Tolosa, 1749, p. 176). De la misma ma- En este texto aparecen los tres términos que Axular
nera, Leiçarraga usó gogo para traducir lo que en empleará para designar la voluntad: gogo, borondate
francés se expresa con el término esprit: “perplexités (o vorondate) y nahi. Aun cuando borondate se aso-
d’esprit… gogo-arráguretaric (perplejidades del es- cie casi siempre a gogo en Axular, hay otros sitios en
píritu)” (Testamentu berria, 1571, pp. 244 y 250). los que borondate es equivalente a nahi: “gure nahia,
Así, el gogo siempre es relativo al sujeto, y su em- eta vorondatea” (Guero, XV, p. 198). Nahi significa en
pleo no puede extenderse a otras cosas. En este sen- vasco ya sea “voluntad” o “deseo”. Y la mezcla de es-
tido, no es sinónimo del nous griego, el cual, para al- tos términos le permite entonces a este autor asociar
gunos, regía los procesos del universo. Pero entonces gogo a deseo: “Eta desira hautan, gueroco gogoan
cabría pensar que es muy semejante al latín animus, eta vorondatean, dembora guztia iragaiten çaicu (Y
que evoca la voluntad, la memoria, el pensamiento, en estos deseos, en el gogo y en la voluntad del porve-
el deseo, la intención y el humor (Thesaurus lin- nir transcurre todo nuestro tiempo)” (Guero, III,
guae latinae. Lipsiae in aedibus, Stuttgart-Leipzig, pp. 48-49).
Teubner, 1900-1906, t. 2, art. “animus”, pp. 89-105). Una recopilación de proverbios vascos de 1596
Recordemos en este sentido lo que dice Leiçarraga nos proporciona otro ejemplo del uso de estos tér-
del término armina en el léxico que sigue a su tra- minos. El autor traduce nay por voluntad o por
ducción del Nuevo Testamento (la primera de este “desseo” (deseo): “Galdu çe eguic aldia, / ta idoro dayc
texto en lengua vasca): aunque casi siempre emplee naya. No pierdas la sazon/ y hallaras el desseo [No
arima en sentido teológico, hay sin embargo un pierdas la ocasión/y hallarás el deseo]; Refranero
significado de este término que según él es traduci- vasco. Los refranes y sentencias de 1596, ed. J. de Ur-
ble por gogo, cuando este término es sinónimo de quijo, San Sebastián, Auñamendi, 1967, núm. 282 y
afecto: “Arimá, hartzen da […] Batzutan, gogoaga- núm. 336).
tic edo affectioneagatic (Arimá es captada […] a ve- Sin embargo, aun cuando gogo pueda sustituirse
ces por gogo o por afecto)” (Leiçarraga, ibid., p. por borondate, por nahi, por desir o incluso por gura
1.202). De hecho, la asociación frecuente de gogo a (otro término vasco más parecido al término “de-
otro término que remite a un sentimiento preciso o seo”), estos últimos vocablos no son completamen-
a una facultad mejor definida demuestra este ca- te equivalentes al primero. A esto se debe que De-
rácter completamente subjetivo de gogo. chepare escribiera: “gogo honez nahi dicit çure
eguina laudatu (quiero [nahi] celebrar de buen gogo
II. Gogo: diferentes facultades lo que haces)” (Linguae vasconum primitiæ, XIII, p.
A pesar de que a menudo las potencias del alma se 43). La equivalencia entre gogo y todos los demás
designan mediante sus calcos latinos (zenzuna, me- términos no es recíproca: gogo puede sin duda rem-
moria, borondate), hemos visto que P. de Betolaça plazar todo otro término que tenga que ver con su
empleó gogo para traducir “memoria”. Axular, por vasto campo conceptual, pero no puede aplicarse lo
su parte, convierte a gogo en un equivalente de bo- contrario. Gogo actúa, en efecto, como una potencia
rondate. que agrupa tanto el campo semántico de la voluntad
y del deseo como el de la memoria (“[cócient-
Hartcen dugu gogo, hartcen dugu vorondate, obra onac cia(k)] orhoitcen çaitu, guztiac [falta] gogora eccart-
eguin behar ditugula […] ordea han […] beharrenean cen derauzquitçu [(ella) la conciencia] te las recuer-
faltatcen dugu. Ceren hartcen dugun gogo eta voron-
da [tus faltas] y te las lleva todas a gogo”; Auxular,
date hura, ezpaita fina, ezpaita cinezcoa eta ez delibera-
Guero, XLV, p. 483) o del pensamiento: eguin çuen,
tuqui deliberatua; nahicundea baita eta ez nahia.
Piramide batcuen eguiteco gogoeta, asmua eta pen-
[Tomamos de gogo, tomamos de la voluntad (boron-
sua (hizo el gogoeta, el asmo y el pensamiento de
date), a partir de lo cual vamos a hacer buenas obras
(…) o (…) estaremos perdiendo lo más necesario.
construir muchas Pirámides) (Guero, I, p. 26). Go-
Porque el gogo y esa voluntad (borondate) que toma- goeta, formado por la adición del sufijo -eta, exresa
mos no es auténtica, no es verosímil y no es delibera- la acción que produce el gogo, y puede servir para
damente deliberada; ya que se trata de la mala volun- traducir el término latino cogitatio. En ese sentido,
tad (“veleidad”, nahikunde) y no de la voluntad (nahi)]. Axular puede escribir (Guero, XXXVI, p. 369): “Gu-
Axular, Guero, III, p. 47. re gogoa ecin dagoque gogoeta gabe; ecin gauteque,
GOÛT | 615

cerbaitetan pensatu gabe (nuestro gogo no puede es- ciplina filosófica y las antiguas teorías del arte. Ligada a giu-
tar sin gogoeta; no podemos estar sin pensar en al- dizio, la palabra gusto, tal como fue utilizada por los italianos
go)”. Sin embargo, Axular mantiene la ambigüedad: del Renacimiento, designa la agudeza del juicio, la capacidad
al mantener la equivocidad de gogoeta permanece para discernir, la disposición específica de un artista. Puede
en la órbita de la cogitatio latina, pero al remitir el poseer un significado ético, psicológico, incluso político. Du-
término al puro pensamiento se aproxima a la re- rante los siglos xvi y xvii gusto en español y goût en francés
ducción hecha recientemente por Descartes. conservan el sentido de agudeza y de discernimiento. Aun-
Isabel BALZA que en el transcurso del siglo xvii estos términos van adqui-
riendo el sentido de juicio estético, especialmente en Fran-
Bibliografía principal cia, su uso no presenta de entrada un carácter normativo.
Altube Severo, “Erderismos”, Euskera, trabajos y actas de la Aca- Apenas en el siglo xviii goût se asimila a bon goût, adqui-
demia de la Lengua Vasca, Bilbao, 1929.
riendo al mismo tiempo un sentido cada vez más subjetivo,
Axular [Pedro Aguerre], Guero, Burdeos [1643], reimp. facsimi-
lar, Bilbao, Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzain- sobre todo por la influencia de nuevas corrientes filosófi-
dia, 1988. cas. La elaboración conceptual de taste en las filosofías in-
Leiçarragas Ian, Baskische Bücher von 1571 (Neues Testament, glesas de la experiencia estética da una nueva orientación a
Kalender und Abc), ed. T. Linschmann y H. Schuchardt, Es-
trasburgo, Trübner, 1900; reimp. facsimilar, Bilbao, 1990.
la reflexión sobre el gusto, sin que el término pierda por ello
la diversidad de significados vinculados a gusto y a goût.
Bibliografía de consulta La verdadera ruptura con la tradición de la teoría del arte
Dechepare Bernard, Linguae vasconum primitiae [Burdeos, se opera con la definición kantiana del juicio de gusto que
1545], ed. crít. P. Altuna, Bilbao, Mensajero, 1987.
Diccionario Retana de autoridades de la lengua vasca, Bilbao, La conduce a privar a éste de toda objetividad posible. La pér-
Gran Enciclopedia Vasca, 1980. dida de esta objetividad mínima del juicio de gusto, propia
Michelena Luis, Diccionario general vasco, Bilbao, Real Acade- de la intersubjetividad estética que se había formado el Cla-
mia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, 1987.
sicismo, hizo posible una concepción que en adelante sería
Thesaurus linguae latinae, Stuttgart-Leipzig, Teubner, 1900
1906. dominante y según la cual no existiría ninguna correlación
Villasante Luis, Axularren hiztegia euskara, español, français: posible entre el gusto como facultad de evaluación y las pro-
español-euskara, français-euskara, Arantzazu-Oinati, Jakin, piedades estéticas de la obra de arte, en el sentido que una
1973.
filosofía realista le da al término de propiedad, es decir, un
dato que existe independientemente de la conciencia. No
obstante ello, la cuestión planteada por la polisemia del con-
cepto, tal como nos la transmite la tradición, la de la plura-
GOÛT | francés lidad de sus funciones y sus finalidades, permanece íntegra.
Al igual que la de la traducibilidad de lo que verdaderamen-
alemán Geschmack
español gusto te se pensó con estas nociones en campos que exceden am-
inglés taste pliamente la relación con el arte.
italiano gusto
latín gustus I. El continente del gusto antes de la
era de la estética
argutezza, belleza, clásico, estética, genio,
ingenium, manera, sentido, standard, valor Gusto en italiano y en español como goût en francés
derivan del latín gustus, que designa el hecho de gus-
Tanto gusto en italiano y español y goût en francés, como tar, el gusto de alguna cosa y la muestra para degus-
Geschmack en alemán y taste en inglés son términos que tar (la raíz indoeuropea, que encontramos en el grie-
poseen un doble sentido, gustativo y estético. Efectivamen- go géuomai [γεύομαι], significa “éprouver” (probar),
te, las lenguas europeas tomaron del vocabulario de los cin- “goûter à” (degustar), “apprécier, aimer” (apreciar,
co sentidos la palabra apropiada para designar lo que hoy agradar) [Ernout-Meillet, s.v.]). Gustus compite con
se llama el juicio estético. Por importante que sea, esta am- sapor, “sabor, gusto”, y “sentido del gusto”, físico y
bigüedad semántica no es la verdadera fuente de las difi- moral; sapere, que significa “tener gusto” al hablar de
cultades constantes que presenta el concepto de gusto en cosas sabrosas, se dice también de las personas con
el campo de la estética. Éstas se derivan de malentendidos gusto, con discernimiento, relacionando las cuali-
específicos, nacidos de la división entre la estética como dis- dades del paladar con las del espíritu, de donde
616 | GOÛT

proviene sapientia, la “sabiduría” (Cicerón, De fini- nidades, una armonía entre el gusto y el tempera-
bus, II, 24: “non sequitur ut cui cor sapiat, ei non sa- mento de cada uno, de tal manera que la enseñanza
piat palatus [la delicadeza espiritual no excluye sa- sea lo más fecunda posible. A esto se debe que Anto-
biduría de paladar (Del supremo bien y del supremo nio Francesco Doni insista, en su tratado acerca del
mal, V, 47, trad. esp. modificada Víctor José Herrero arte de la tapicería, en que el discípulo escoja juicio-
Llorente, Madrid, Gredos, 1987, p. 112)]; de igual samente a su maestro:
modo, más generalmente sentio y sensus vinculan el
sentido y el juicio, véase Sentido). Questi panni sono tutta gratia e maniera che s’acquis-
Si la definición italiana del gusto en términos de ta per studiare una materia fatta d’altro maestro che
juicio conserva poco de la idea de sabor, ésta se halla piu t’é ito a gusto che alcuno altro.
presente en francés y en español. En su Thresor de la [Estos tapices son pura gracia y estilo que se adquie-
langue française tant ancienne que moderne, publi- ren al estudiar una materia hecha por un maestro que
cado en 1606, Jean Nicod, que explica siempre el sen- convenga a tu gusto mejor que ningún otro].
tido de cada palabra francesa con su correspondien- Il disegno, Venecia, 1549, p. 18.
te étimo latino, define así el gusto como “intellectus
saporum”, que él mismo traduce por “jugement des Lo decisivo aquí no es, pues, el gusto como capaci-
saveurs (juicio de los sabores)”. Encontramos tam- dad de juzgar, sino primero la disposición, el tem-
bién este sentido de sabor en la definición que da peramento como expresión de una individualidad
Gracián del buen gusto: “un bon gusto sazona toda singular, en la medida en que éstos determinan la
la vida”. maniera del artista, es decir, su estilo. El gusto no es
solamente un principio de identidad de una manie-
A. El gusto como habitus, disposición y juicio ra o de un artista, también puede designar un gru-
en las teorías italianas po, una escuela artística, incluso una nación (los ale-
La palabra gusto adquirió muy pronto en Italia un manes tienen, por ejemplo, un “gusto gótico”, que
sentido metafórico muy alejado de su origen gusta- en el fondo es conforme a sus predisposiciones y a
tivo: indica los humores, los deseos y los impulsos. su temperamento).
Puede expresar, como en Dante, un “gusto osado (ar- Gusto toma, además, el sentido de una cierta fa-
dito gusto)” (Paraíso, XXXII, v. 122), o un “desdeño- cultad de juzgar y evaluar cualidades estéticas o artís-
so gusto (disdegnoso gusto)” (Infierno, XIII, v. 70). ticas y tiende progresivamente a remplazar el giudi-
Pero la importancia de gusto, su influencia y su di- zio, que se reduce a menudo a un acto de percepción,
fusión en las lenguas europeas aparece a propósito una forma de discernir y de distinguir que pone en
de la reflexión sobre la experiencia del arte en los si- juego a la vez la sensibilidad y el intelecto. En el si-
glos XVI y XVII. Por ejemplo, cuando Vasari dice de glo XVI, un texto de Paolo Pino muestra la orienta-
Miguel Ángel que tenía “giudizio e gusto in tutte co- ción del gusto en comparación con giudizio, a pesar
se (juicio y gusto en todas las cosas)” (Vidas…, p. de una evidente polisemia de estas nociones:
273), la palabra gusto no remite a una receptividad
sensible; indica ciertamente una facultad de discer- Sono varii li giudicii umani, diverse le complessioni,
nir las cualidades propiamente artísticas, la agudeza abbiamo medesmamente l’uno dall’altro estratto l’in-
del “juicio de los ojos”, al igual que en Leonardo da telletto nel gusto, la qual differenzia causa che non a
Vinci, pero también, y a veces exclusivamente, las dis- tutti aggradano equalmente le cose.
posiciones propias, la idiosincrasia inherente a una [Variados son los juicios humanos, diversas las inteli-
individualidad (un artista o un aficionado al arte). gencias. Hemos extraído de una misma cosa diferen-
Por lo general, esta idiosincrasia no es tanto la tes opiniones acerca del gusto, diferencia basada en
marca de una sensibilidad artística como la expresión que no a todos agradan por igual las mismas cosas.]
Dialogo di pittura, Venecia, 1548, p. 47; trad. esp.
de un temperamento, tal como lo entendía en ese en- Tulio Cabella, en Pino, P., Diálogo de la pintura,
tonces la teoría, muy difundida, de los temperamen- Buenos Aires, Kraft, 1968, p. 90.
tos, de la complezione específica de la personalidad
de un artista. En las relaciones entre maestros y dis- En el siglo XVII, Bellori, un teórico igualmente de-
cípulos, el problema principal será así encontrar afi- seoso de determinar la claridad y la precisión de los
GOÛT | 617

conceptos artísticos, cita con complacencia la defini- cunstancias bien definidas, esto es, en el mundo de
ción de la pintura (escrita en italiano) de Nicolas la corte y en la esfera política. Remite a la idea de
Poussin, quien considera el gusto como sinónimo habilidad, a la facultad de adaptarse con ingenio al
de maniera y de stile (términos relativamente nue- comportamiento de los demás, sabiendo sacar el
vos en ese entonces): mayor beneficio. En Baltasar Gracián, que elabora
la teoría más precisa del gusto, el “gusto” no posee
Lo stile è una maniera particolare ed industria di di- la fecundidad creadora del “ingenio” o del “genio”,
pingere e disegnare nata dal particolare genio di cias- que no obstante ambos implican: “ejercicio y cultu-
cuno nell’applicazione e nell’uso dell’idea, il quale sti- ra del gusto” (Agudeza y arte de ingenio, Huesca,
le, maniera o gusto si tienne dalla parte della natura e 1648, p. 52). Cuando es exclusivamente una capaci-
dell’ingegno. dad de juzgar y una modalidad de juicio, el gusto se
[El estilo es una maniera particular e industriosa de confunde con el genio. Pero se distingue de él por-
pintar y dibujar, nacida del genio particular de cada que se ejerce al cabo de una larga maduración, fru-
uno en la aplicación y en el uso de las ideas; dicho to del estudio de los libros, las obras y los hombres,
estilo, maniera o gusto derivado de la naturaleza y
aun cuando se manifieste en la modalidad de la in-
del ingenio].
mediatez. Al igual que el ingenio, el gusto es un ac-
Observaciones de Nicolo Pussino sobre la pintura,
en Bellori, Vidas de pintores, p. 205. to que sólo puede darse en un momento propicio,
cuando el espíritu está verdaderamente consumido
y cuando las cosas han alcanzado su más alto grado
En cierta forma, otra definición de Filippo Baldinu- de realización. De ahí la dificultad de definir clara-
cci viene a completar la primera mediante una de- mente el gusto que, al igual que la sutileza de la agu-
terminación fundamental, la misma que domina la deza y la deslumbrante inventiva del ingenio, sabe
actividad artística hasta los inicios del siglo XIX, es- captar el rasgo característico en la pluralidad de las
to es, el gusto como ejercicio del juicio en la adecua- relaciones y de las cualidades sensibles, mostrando
da aplicación de las reglas del arte: así la superioridad de quien es capaz de tener un
juicio tan justo como perspicaz. Si el ingenio es el
Gusto e Buon gusto, si applicano anche alle opere d’ar- arte de la invención espiritual, el gusto es la agude-
te, nelle quali l’autore abbia seguite le regole del bello, za más perfecta en el arte del discernimiento. En es-
ed abbiano grazia, eleganza, garbo, e simile. te sentido, el verdadero gusto responde a una teleo-
[Gusto y buen gusto se aplican también a las obras logía que consiste en realizarse en el buen gusto, en
de arte, aquellas en las que el autor siguió las reglas modo de evaluación justa.
de lo bello y que poseen gracia, elegancia, delicade- Ingenio, agudeza y gusto tienen un rasgo común:
za y similares]. se despliegan en un espíritu único, privilegiado, en
Vocabolario toscano dell’arte del disegno, aquél donde el genio alcanza su punto de excelen-
Florencia, 1681, p. 49.
cia y su gloria efímera, conforme, en este sentido, a
la visión del mundo de varios teóricos jesuitas. En
En esta alianza con los sistemas de reglas de las ar- la medida en que se manifiesta en pocos momentos
tes, el gusto puede resolver la tensión que existía en- de la vida del espíritu, el gusto es inaccesible para la
tre su sentido original, idiosincrásico e individual, juventud (demasiado inculta) e imposible para la ve-
y la exigencia de universalidad propia del arte y de jez (demasiado débil). Es una forma del saber (“gus-
la teoría del arte clásicos. tar” implica “saber”). En cuanto a sus orígenes: “Si
la admiración es hija de la ignorancia, también es ma-
B. Predominancia y ejemplaridad de “gusto”: dre del gusto” (El Criticón, Biblioteca Castro, Turner,
Baltasar Gracián 1993, C. I/III). Pero esta admiración, que se aplica
En el campo del español, a fines del siglo XVI y du- por igual a las circunstancias de la vida, a las cuali-
rante el XVII, “gusto” implica rara vez un juicio de dades más excepcionales de las cosas y al arte, exige
gusto en el sentido propiamente estético o artístico. una forma de discernimiento superior necesaria pa-
Aparece más bien como un modo de evaluación ra el proceder del sabio, de modo que el gusto abar-
implícita, un juicio de valor que se ejerce en cir- ca la vida toda, ya sea práctica o contemplativa.
618 | GOÛT

Sin duda, en la obra de Gracián es en donde apa- facultad que solamente unos pocos pueden ejercer
rece por primera vez con tanta claridad el rechazo adecuadamente— se ve así radicalizada; encontrará
de toda universalidad posible del gusto, la afirmación repercusiones en Francia en el siglo XVII y en Ale-
varias veces repetida de que se trata de una facultad mania en el XIX, en Schopenhauer, quien se inspira
rara. Por ejemplo, en el Oráculo manual, la máxima en la traducción francesa de Amelot de la Houssaie
XXVIII: “No en el gusto. ¡Oh, gran sabio el que se para su propia traducción de Gracián al alemán y,
descontentaba de que sus cosas agradassen a los mu- más indirectamente, en Nietzsche.
chos!: hartazgos de aplauso común no satisfacen a
los discretos”; o la máxima XXXI: “Es la marca de un C. El gusto (“goût”) y la regla
gusto muy fino discernir qué hay de excelente en ca- La acepción francesa de goût tomó relativamente
da cosa; pero pocos son capaces, y los que pueden no poco de los modelos dominantes italianos o espa-
siempre lo hacen” (en Obras completas, vol. 2, Tur- ñoles. Una de las características de esta palabra y de
ner, 1993). Este poder de elección, esta facultad de sus usos en los siglos XVII y XVIII es que implica,
juzgar tanto moral como estética, va de la mano del abierta o tácitamente, un rechazo de las categorías
ingenio, ya que el espíritu y el gusto son “hermanos de la lógica heredadas de la escolástica, y se opone a
gemelos”. Solamente el buen gusto es apto para cap- lo que en ese entonces se llamaba “el lenguaje de los
tar la gracia imperceptible de una cosa, de un ser o pedantes”. No se encuentra en esta voluntad de au-
de una obra, todos los matices de ese despejo (que tonomía y en ocasiones de provocación en los tex-
Amelot de la Houssaie traduce al francés por el “je tos italianos o españoles. Estrechamente vinculado
ne sais quoi”) y que representa la “vida de toda per- al tacto, a la fineza del discernimiento, al espíritu de
feccion”. Sólo éste puede discernir en el despejo la oportunidad, el “goût” francés se piensa más en tér-
cualidad superior que es la perfección de la perfec- minos de relaciones, de situaciones hábilmente do-
ción, sin la cual toda belleza es cosa muerta. Así pues: minadas o de acto del juicio, que en términos de
propiedades idiosincrásicas o de predisposiciones,
Es eminencia de un buen gusto gozar de cada cosa como entre los italianos. El sentido antiguo de go-
en su complemento. ce y de discernimiento fino adquiere un nuevo va-
Oráculo manual, 39. lor en Bossuet, específicamente cuando cita la frase
del Grand Condé, moribundo: “Sí, dijo él, veremos
La idea según la cual el gusto como juicio específico a Dios tal como es, cara a cara. Con gusto maravillo-
se señala por su extrema rareza —es decir, por una so repitió en latín esas grandes palabras” (Oraison

Recuadro 1 › La definición del gusto en La Rochefoucauld


En La Rochefoucauld el gusto remite a una En cierta forma, la definición del gusto bastante fino y delicado como para juz-
facultad de “juzgar sanamente” que se ase- que da La Rochefoucauld es paradigmática: garla correctamente y, en sentido inver-
meja al espíritu sin confundirse realmente so, puede uno tener un gusto lo bastante
Ce terme de goût a diverses significations, bueno como para juzgar la comedia sin
con él. Al igual que Bouhours, Méré y tantos
et il est aisé de s’y méprendre. Il y a diffé- que por ello le guste.]
otros de sus contemporáneos, La Rochefou-
rence entre le goût qui nous porte vers les Maximes et réflexions diverses,
cauld hace del gusto una forma específica Du goût, § 10, París, Gallimard,
choses et le goût qui nous en fait connaî-
de juicio que no consiste en un acto pura- “La Pléiade”, 1957, p. 520.
tre et discerner les qualités en s’attachant
mente intelectual, pero que tampoco es aux règles : on peut aimer la comédie sans
reductible a los afectos ni sobre todo a un avoir le goût assez fin et assez délicat pour Si es posible “juzgar la comedia sin que por
sentimiento tal como el placer estético, en el en bien juger et on peut avoir le goût assez ello guste” es porque existe una facultad de
sentido en que se entiende en el siglo xviii. bon pour bien juger de la comédie sans evaluación capaz de distinguir con mayor
Más preciso y operativo que “el espíritu de l’aimer. lucidez que la de la mayoría de los hombres
sutileza” (trad. esp. Oscar Andrieu) de Pas- [Este término de gusto tiene diversos sig- las cualidades artísticas o estéticas de una
cal, es central en las relaciones con el próji- nificados, y es fácil confundirse con ellos. obra. Esto supone, por consiguiente, que
mo o con las obras de arte, aun cuando la Hay una diferencia entre el gusto que nos existen cualidades singulares y excepcio-
lógica que constituye este modo de evalua- atrae hacia las cosas y el gusto que nos nales inherentes a una obra y un poder de
ción no pueda analizarse más que por des- hace conocer y discernir sus cualidades,
evaluación particularmente esclarecido
ateniéndonos a las reglas: le puede a uno
cripción. que llamamos gusto.
gustar la comedia sin tener un gusto lo
GOÛT | 619

funèbre du Grand Condé, 1687). La palabra expresa Si bien esta convicción es ajena a todo elitismo en el
la idea de un placer extraordinario, de una agudeza sentido, por ejemplo, del siglo XIX, corre el riesgo
de espíritu excepcional, es decir, una mezcla de de ser inasimilable para un pensamiento preocupa-
simpatía en el sentido más dilecto y de esclarecida do esencialmente por determinar las condiciones de
inteligencia. un juicio universal. Efectivamente, la cuestión de la
• VÉASE EL RECUADRO 1 universalidad del juicio estético tiende a imponerse
Precisamente, esta concepción de una actividad por influencia de los teóricos ingleses. Voltaire in-
judicativa cuyo fundamento parece sustraerse de to- tentó resolverla de un modo que, a pesar de ya no ser
da justificación, es la que posteriormente será obje- original, ejerció una considerable influencia. El in-
to de todos los malentendidos y ambigüedades. Es- terés de sus textos radica en aprovechar la polisemia
ta observación es igualmente válida para la noción de la palabra goût, ya sea recurriendo al sentido he-
de regla (el gusto por las reglas del que habla La redado del siglo XVII, ya sea dando al concepto una
Rochefoucauld), indisociable del poder de “juzgar inflexión explícitamente normativa. Lo que lo dis-
correctamente”. Y es que la regla no fue nunca para tingue de los autores del siglo anterior es que define
los teóricos del siglo XVII una norma rígida y más o el gusto como una referencia a las reglas del clasicis-
menos arbitraria, impuesta por los grupos domi- mo. La regla, que había sido productiva mientras
nantes de aficionados, sino una mediación esencial tenía valor de ejemplo, se vuelve norma, es decir, re-
en la relación con la obra de arte. La regla es, más gla fija a partir de ese momento, inmutable y prác-
bien, la ejemplificación del éxito excepcional de una ticamente inimpugnable. Voltaire escribe: “Ya no se
obra (la de un Rafael o de un Carracci), a la cual no tenía gusto en Italia” (El siglo de Luis XIV, cap. 32, p.
conviene ajustarse con precisión sino imitar, me- 359). La frase significa que los artistas italianos no se
diante un acto que, a su vez, sea libremente creador. ajustaban ya al sistema de reglas propias del ideal
Si la traducción de las nociones de gusto y de regla clásico y que producían obras extravagantes, como
llegó a basarse en tantas incomprensiones es por- las de Bernini y Borromini. El gusto ya no remite a
que la crítica estética, sobre todo después de Les- una subjetividad estética sino a una especie de legis-
sing, se refirió al sentido más normativo del gusto y lación inmanente a las obras producidas, como en
de la regla que le dieron Batteux y sobre todo Voltai- la siguiente frase: “El verdadero motivo de esto es
re en el siglo XVIII. que los pueblos que cultivan las bellas artes necesi-
Dos orientaciones divergentes determinan el gus- tan muchos años para depurar la lengua y el gusto”
to en Francia en el siglo XVIII. Una tiende a afirmar (ibid., p. 371). La palabra designa entonces una espe-
el carácter infrecuente de una facultad que realmente cie de idealidad en la unión de las reglas aplicadas
sepa discernir las cualidades singulares, las propie- con precisión y el genio de un artista. Por ejemplo,
dades únicas de una obra de arte. La otra es inhe- a propósito del arte de Addison: “sus […] obras de-
rente al nacimiento de la estética y pretende respon- notan gusto” (ibid., p. 379), es decir, que son obras
der a exigencias específicamente filosóficas. En los en las que se ve la alianza del buen juicio, la imagi-
círculos de un público cultivado, escribir, interpre- nación y el respeto de las reglas. Por eso Voltaire re-
tar y evaluar un cuadro o una escultura exigen algo firiéndose a Addison dice que “el dean Swift […] es
más que la facultad general de juzgar: se necesita un Rabelais perfeccionado” (ibid., p. 379), es decir, un
sobre todo “un gusto exquisito”, es decir, una apti- Rabelais que demostró tener gusto. Su concepción
tud para captar los matices más inusuales y las pro- del gusto, contrariamente a la de Du Bos o de Dide-
piedades estéticas más delicadas que escapan a la rot, constituye un último movimiento de resisten-
percepción de la mayoría de los hombres. cia a la influencia inglesa en la medida en que, para
él, el poder de juzgar estéticamente no tiene que ver
Hay mil personas con sentido común contra un hom- precisamente con el sentimiento o el intelecto: lo que
bre con gusto, y mil personas con gusto, contra una importa ante todo es la justa adecuación del acto
con un gusto exquisito. creador al sistema de reglas de la teoría del arte clá-
Diderot, Carta sobre los ciegos, seguido de Carta sobre sico. Ahora bien, esta posición un poco dogmática es
los sordomudos, trad. esp. Julia Escobar, Valencia,
Fundación Once y Editorial Pre-textos, 2002, p. 119. la que se difundió ampliamente en Europa, mucho
más que los textos de Batteux o de Rousseau, hasta
620 | GOÛT

que el gusto francés se convirtió en sinónimo de nor- proposición de índole objetiva, al igual que para Fre-
matividad y de objetivismo arbitrario de los crite- ge, Wittgenstein y los lógicos, una proposición eva-
rios estéticos. Este uso y este significado de la pala- luadora no puede ser una verdadera proposición,
bra han prevalecido hasta la actualidad, a modo de dado que su valor de verdad no puede determinar-
contraejemplo y de concepto a excluir de toda teoría se. Sentimiento inexpresable y actividad del espíri-
estética. Sin embargo, no son particularmente re- tu irreductible a objetivación alguna, el gusto, tal
presentativos del pensamiento del siglo XVIII, ya que como lo concibe Rousseau, volverá a aparecer en la
en Du Bos, Trublet, Montesquieu o Batteux se en- problemática kantiana del juicio reflexionante y en
cuentran concepciones a menudo muy diferentes. la estética contemporánea.
Por ejemplo, el abad Trublet sólo concede un papel
activo en relación con el sentimiento de lo bello a II. La génesis propiamente estética de taste
quienes poseen una verdadera cultura: La construcción estética de taste juega un papel cen-
tral en el siglo XVIII, como recuerda el autor de la en-
Les arguments demandant une instruction, il appert trada “taste” (A compagnion to aesthetics, p. 415). El
que l’appréciation du beau appartient en premier lieu término inglés hereda una historia considerable
aux gens possédant un goût cultivé: le dilemme est inaugurada, como vimos, durante el Renacimien-
tranché en leur faveur. to. Según el pintor Reynolds, y de acuerdo con las
[Como los argumentos requieren de una instrucción, tradiciones italiana y francesa, taste es el instrumen-
la apreciación de lo bello pertenece en primer lugar to de una reflexión sobre la perfección del arte en
a las gentes que poseen un gusto cultivado: el dile- Inglaterra:
ma se resuelve a su favor.]
Essais sur divers sujets de littérature et de morale, p. 64.
Todo lenguaje ha adoptado términos que expresan tal
excelencia. El gusto grande de los italianos, el beau
Pero la tesis original de su libro es que cuanto más se idéal de los franceses y el great style, genius y taste,
desarrolle el gusto, es decir, el gusto cultivado, más entre los ingleses, son diferentes nombres para una
tenderán a fundirse el sentimiento y la razón. misma cosa.
Quince discursos… pp. 31-32.
Sin duda, éste fue el último esfuerzo con vistas a
superar la creciente antinomia del sentimiento es-
tético y el pensamiento racional en el Siglo de las Lu- Taste pertenece, pues, a la historia europea del gus-
ces. Pero Rousseau impide durante mucho tiempo to. Pero es en Inglaterra donde esta historia es ree-
esa síntesis posible dando un vuelco decisivo. El tér- laborada por los filósofos y a partir de allí inscrita
mino se convierte, entonces, en una noción indefi- en un contexto propio de la tradición anglosajona.
nible: Para empezar, el uso de taste convierte a gusto en
un término que da cuenta de las distinciones socia-
De todos los dones naturales, el Gusto es el que me- les. Taste sirve de regla y de justificación para elabo-
jor se siente y menos se explica; no sería lo que es si rar un discurso sobre la civilización, las costumbres,
pudiera definirse: porque juzga los objetos sobre los donde el peligro es una división entre gusto civiliza-
cuales el juicio ya no tiene asidero y, de alguna ma- do y gusto bárbaro. Cuando se practica un gusto jus-
nera, sirve de gafas a la razón. to se desarrolla el placer en sociedad. Taste se acerca
Diccionario de música, artículo “Gusto”, trad. adaptada
de J. L. de la Fuente Charfolé, Madrid, Akal, 2007.
mucho a relish, que podemos traducir como delec-
tación. Pero el sentido del término se desplaza para
designar también una operación del sujeto que co-
En realidad, para Rousseau (al igual que para Leib- mienza en el sentimiento. La palabra significa enton-
niz) el gusto es un instinto, y el sentimiento de lo be- ces la experiencia estética como experiencia de con-
llo no puede ser un juicio en el sentido de establecer templación, lo cual supone a la vez una teoría de la
relaciones entre conceptos y datos empíricos. Por percepción y de la evaluación. Hay que subrayar, en-
ende, el juicio de gusto no es verdaderamente un jui- tonces, la fragilidad y las ambigüedades de un concep-
cio tal como lo entiende el pensamiento lógico, es to que propone un modo singular del juicio y, al mis-
decir, un enunciado que pueda desembocar en una mo tiempo, reconoce su inmanencia en las emociones.
GOÛT | 621

Taste aparece así en primer lugar como un con- grandeza o de lo sublime, de la belleza, de la imita-
cepto prescriptivo en el que el arte y la sociedad es- ción, de la armonía, del ridículo y de la virtud. La
tán entremezclados. Las reglas del gusto no poseen unión de los sentidos internos forma y perfecciona
un valor absoluto, su finalidad es la educación de los el gusto, ya que permite excitar los placeres más ex-
hombres para la civilización. Tomar conciencia del quisitos. Para descubrir las cualidades más profun-
gusto como instancia de la vida cortés empieza con das de taste, los sentidos internos son ayudados por
el Spectator de Addison y de Steele, que de 1711 a el juicio, facultad que distingue cosas diferentes, se-
1714 presentó crónicas sobre las costumbres, las ar- para verdad de falsedad, compara los objetos y sus
tes y los comportamientos sociales con el fin de ob- cualidades. El juicio introduce la posibilidad no só-
servar y de difundir las reglas de vida y de cortesía lo de percibir sino de estimar el sentido de una obra.
británicas de los hombres de mundo (gentlemen) y Después del poder de los sentimientos, que hace
de la cultura. El gusto es una disposición mediante sentir lo que gusta o disgusta gracias a los sentidos
la cual el individuo se encuentra en las fuentes de su internos, el juicio aporta al gusto la profundidad de
propia formación social que, suficientemente avan- la penetración. Taste designa una operación com-
zada, le procura beneplácito: “Descubrir cómo pode- puesta, a la vez sensible e intelectual, inmediata y me-
mos formar en nosotros mismos, de la manera más diata, perceptiva y evaluativa. En Of the standard of
ventajosa, aquello a lo que en el mundo cortés se le taste, Hume también toma en consideración este
llama una Delectación o un Buen GUSTO (To disco- carácter compuesto del gusto. Taste no puede defi-
ver, how we may, to best Advantage, form within our- nirse solamente por la adecuación interna del sen-
selves what in the polite World is call’d a Relish, or timiento, aun cuando el filósofo constata inexora-
Good TASTE)”, escribe Shaftesbury en Characteris- blemente la variedad de gustos como prueba de la
tics of men, manners, opinions, times (vol. 3, p. 154). adhesión vital y ordinaria de cada uno a su senti-
La constitución de sí como sujeto de gusto tiene co- miento. El gusto implica al mismo tiempo un acuer-
mo correlato necesario la corrección y los ajustes do, un proceso de evaluación que estima la relación
cotidianos que supone la cortesía como conjunto de de las obras con la belleza. La delicadeza del gusto
reglas colectivas de decoro, lo que produce un ma- con la que el espíritu afina las emociones permite el
yor bienestar en la sociedad. enunciado de juicios justos sobre el arte. Esta capa-
Más allá de la producción del placer en socie- cidad estética supone un ejercicio mediante el cual
dad, taste se asocia a la presencia en el hombre de se identifican las cualidades reales de una obra. Adam
un sentido natural que funciona como una evalua- Smith, en The theory of moral sentiments, presenta
ción inmediata posible. El gusto puede entonces una figura similar del hombre de gusto que distin-
compararse con una intuición, un talento cuyo ca- gue las pequeñas diferencias, a menudo impercepti-
rácter innato o adquirido está en discusión. Etimo- bles, de belleza o de fealdad.
lógicamente, taste viene del latín tangere: taste se La tensión entre percepción y evaluación expre-
trata en primera instancia de tocar, de tacto, en sen- sada por taste continúa enriqueciendo la reflexión
tido propio y figurado. Evoca una apreciación deli- sobre el gusto. Por el lado de la construcción de la
cada y espontánea. El empleo de taste supone una emoción estética como sense y taste, la obra del crí-
reflexión sobre la noción de sense, el sentido enten- tico de arte inglés Clive Bell, Art (1914), plantea
dido como un dispositivo sensorial. En 1759, Ale- una extensión interesante, ya que propone un re-
xander Gerard publica An essay on taste, que recibe torno a la experiencia personal en el arte a partir
el premio a mejor ensayo sobre el gusto otorgado del concepto de “aesthetic emotion”, que no se redu-
por la sociedad de artes de Edimburgo. Según esta ce a una simple representación subjetiva del objeto
obra, que constituye una recopilación de las diferen- contemplado. En relación con el valor del arte, Mal-
tes tesis sobre el gusto que se discutían en Escocia colm Budd, en Values of art (1995), interesándose
en aquel entonces, el gusto estructura la percepción por la determinación del valor artístico de una obra,
de las “obras de arte y de genio”, y puede reducirse plantea la experiencia de la obra de arte como un
a los principios por los cuales el espíritu recibe pla- acto de la inteligencia y discute el standard of taste
cer o dolor. Estos principios son los internal senses de Hume.
(sentidos internos): sentido de la novedad, de la
622 | GOÛT

III. El gusto a prueba de la reflexión filosófica: de la Por eso es central en tanto facultas diiudicandi, co-
subjetividad trascendental al gusto como método mo facultad de juzgar estéticamente.
de determinación del valor El pensamiento estético de Kant se basa en parte
en el rechazo de esta perspectiva, que todavía permi-
A. La revolución trascendental: el Geschmack te intelectualizar las formas de los juicios de los sen-
como juicio reflexionante tidos, es decir, de los juicios que implicarían a la vez
Si bien los filósofos ingleses ponen de manifiesto la una especie de inteligibilidad virtual y una objetivi-
productividad y la autonomía de la subjetividad es- dad mínima. El significado original de Geschmack, tal
tética, se mantienen fieles a las concepciones tradi- como se emplea la palabra en la Crítica de la razón
cionales del gusto en tanto facultad de discernimien- pura, en la famosa nota sobre la “Estética trascenden-
to de un cierto tipo. La verdadera ruptura con todas tal”, se basa en un rechazo radical del gustus tal co-
las teorías anteriores del gusto tiene lugar con la mo lo concebía Baumgarten:
filosofía crítica de Kant, que se esfuerza por acabar
con la idea sostenida por Baumgarten de una esté- Los alemanes son los únicos que se sirven ahora de
tica cognitiva fundada sobre principios racionales la palabra estética para designar con ella lo que otros
y normativos. llaman crítica del gusto. Hay aquí, en el fundamento,
En la Metaphysica y la Æsthetica de Baumgarten una esperanza fallida, que concibiera el excelente
encontramos una de las primeras definiciones pro- analista Baumgarten, de reducir a principios de la
razón el enjuiciamiento crítico de lo bello, y de ele-
piamente filosóficas del gusto, en la medida en que
var a reglas las leyes de ese enjuiciamiento. Pero ese
ésta se esfuerza por renovar la problemática de las empeño es vano. Pues las mencionadas reglas o cri-
relaciones entre lo sensible y lo inteligible. Esto sig- terios son, según sus fuentes, meramente empíricos y
nifica que el concepto pertenece efectivamente esta por lo tanto no pueden nunca servir para leyes a
vez al campo específico de la filosofía. Pero Baumgar- priori, por las cuales debiera regirse nuestro juicio
ten, que escribe y piensa en latín, insiste en conser- de gusto; antes bien, este último constituye, propia-
var el legado retórico y humanista, conciliándolo con mente, la piedra de toque para evaluar la exactitud
las exigencias propias de la metafísica leibniziana, de esas reglas.
representada especialmente por la escuela de Wolff. “Estética trascendental”, trad. Mario Caimi, p. 89.
Para Baumgarten el gustus es, al igual que las demás
facultades, una forma de conocimiento (“cognitio Esta nota condena explícitamente el proyecto de la
inferior”), una experiencia sensible de la realidad: Æsthetica, a la que no se hará nunca alusión en la ter-
cera Crítica, aun cuando sus tesis sean indirectamen-
Gustus significatu latiori de sensualibus, i.e. quae sen- te refutadas allí. En efecto, en la Crítica de la facultad
tiuntur, est judicium sensuum. de juzgar, la primera definición del gusto lo convier-
[En el sentido más amplio, el gusto en el campo de lo te en una facultad de juzgar que no recae tanto sobre
sensible, es decir, lo que se siente, es el juicio de los un objeto como sobre un modo de representación:
sentidos].
Metaphysica, § 608. Geschmack ist das Beurteilungsvermögen eines Gegen-
standes oder einer Vorstellungsart durch ein Wohlge-
Gracias a este órgano sensorial, el objeto del juicio fallen oder Missgefallen ohne alles Interesse. Der Ge-
se siente. El gustus queda así determinado como una genstand eines solchen Wohlgefallens heisst schön.
facultad sensible de juzgar, pero que supone una edu- [Gusto es la facultad de juzgar un objeto o un modo
cación para llegar a una plena madurez (maturitas), de representación por una complacencia o displacen-
un poco como en Gracián: “Talis gustus est sapor non cia sin interés alguno. El objeto de tal complacencia
publicus (purior, eruditus) [El gusto que correspon- se lo llama bello.]
“Analítica de lo bello”, § 5, trad. Pablo Oyarzún, p. 128.
de es un sabor no común (más puro y cultivado)]”
(ibid.). En la medida en que esta facultad es efecti-
vamente cognitiva, ya que da cuenta de ciertas ex- La preocupación de Kant por ajustarse prioritaria-
periencias de la realidad, puede cometer errores de mente a su proyecto de una filosofía trascendental
juicio, como en el caso de las ilusiones perceptivas. es patente desde esta primera definición. En efecto,
GOÛT | 623

el juicio de gusto no recae en el objeto como tal, ni perfección de lo que pertenece a la apariencia exter-
en sus propiedades, ni en una regla del arte; ni si- na de una obra de arte. Además, entre los principios
quiera en la sensación estética provocada por el ob- del gusto también se incluían opiniones procedentes
jeto, sino en el modo de representación nacido de la de la psicología de la época y derivadas de las obser-
vaciones empíricas sobre las facultades y actividades
sensación. Y ese modo de representación genera a su
del alma, las pasiones y su probable intensificación,
vez un sentimiento específico, que no es otro que el
secuencia, etc. Pero siempre es el caso que todo hom-
sentimiento de placer concebido como Bestimmungs- bre enjuicia las obras de arte o los caracteres, las ac-
grund (fundamento) de la experiencia estética. Pues- ciones y los acontecimientos con el rasero de sus luces
to que se manifiesta mediante un sentimiento, el y su ánimo; y, puesto que esta educación del gusto só-
gusto es una forma de juicio reflexionante que se re- lo afectaba a lo externo e inope, y además extraía sus
fiere a las estructuras de la subjetividad estética, tal preceptos igualmente de un estrecho círculo de obras
como se entiende en el proyecto de una filosofía de arte y de una limitada educación del entendimien-
trascendental. A esto se debe que el único predicado to y del ánimo, su esfera era insuficiente e incapaz de
que Kant le conceda en definitiva a lo bello sea el sen- captar lo interno y verdadero, y de aguzar la mirada
timiento de placer. Una de las grandes dificultades para la aprehensión de esto.
del juicio de gusto tal como se expone en la “Ana- Hegel, Lecciones sobre la estética,
trad. Alfredo Brotóns Muñoz, p. 17.
lítica de lo bello” es querer conciliar el carácter au-
torreferencial del gusto con la exigencia en derecho
a una comunicabilidad universal, fundada subjetiva- De esta manera, el concepto de gusto ya no tiene si-
mente, es decir, con la pretensión de una universa- no un significado negativo, destinado a mostrar la
lidad subjetiva. insuficiencia de las teorías anteriores; remite más a
concepciones francamente erróneas que a una fun-
B. Geschmack en tela de juicio ción precisa. Según Hegel, el conocedor o el aficio-
Si Hegel concede tan poco lugar a la problemática del nado han dirigido su atención a detalles técnicos, a
gusto en su Curso de estética es porque la descalifi- conocimientos secundarios y contingentes. Esta
ca como criterio de comprensión de la obra de arte. atención excesiva a la “manifestación exterior” de
En tanto manifestación de la subjetividad estética, el una obra de arte es lo propio, según él, de una
gusto constituye para este autor un obstáculo esen- estética que atribuye un papel preponderante a la
cial en el análisis verdaderamente filosófico del arte. sensación, a la percepción sensorial, incluso al
Gran parte del pensamiento estético del siglo XX (en sentimiento. El gusto se vuelve así, y por mucho
particular el de Lukács y el de Adorno) heredó esta tiempo, sinónimo de sensación inmediata, de sub-
condena y asumió activamente sus consecuencias jetividad exclusivamente relacionada con los as-
teóricas. Desde entonces, el gusto dejó de ser un ele- pectos menos esenciales de la obra. No solamente
mento constitutivo de la interpretación; ya no es más perdió toda productividad crítica sino que se redu-
que una forma de subjetivismo parasitario. jo a una actividad secundaria, obstaculizando el ac-
En Hegel, Geschmack se emplea sin referencia al- ceso al significado profundo del arte, porque remi-
guna a la problemática del juicio reflexionante de te a lo sensible como tal, es decir, a lo que es
Kant. Cuando analiza esta noción lo hace exclusiva- inadecuado para el espíritu. Esta oposición entre el
mente de forma polémica, arremetiendo contra las gusto como conocimiento sensible basado en re-
teorías del arte del siglo XVIII. glas exteriores a su objeto y el espíritu como cono-
cimiento verdadero del arte puede desconcertar,
Otro interés diferente consistía no en el fin explícito de precisamente porque sigue siendo una oposición
promover directamente la creación de auténticas obras pura, que culmina en una condena y una exclusión
de arte, o, en general, el gusto, tal como a este respec- radical del gusto. No se elimina entonces este con-
to fueron muy leídos en su día los Elements of criti- cepto como “momento” sino como proceso falso,
cism (1762) de Home, los escritos de Batteux (1713- nocivo y contrario al espíritu como interioridad.
1780) y la Introducción a las ciencias de lo bello (1762)
La dificultad para determinar un sentido preciso,
de Ramler. En este sentido, el gusto concierne al or-
un uso determinado para el concepto de gusto es-
denamiento y al tratamiento, a la convivencia y a la
triba en el hecho de que Hegel lo sometió a un jui-
624 | GOÛT

cio que se vio fuertemente condicionado por una crítica hegeliana para convertirse a su vez en forma
oposición a todas las formas de sensualismo y de interpretativa superior, no solamente del arte sino
subjetivismo. Mediante este concepto, Hegel apun- también de la realidad y de la cultura. El significado
taba sobre todo a la primacía de la sensación, al de la palabra sigue estando implícito en las demostra-
sentimiento como posición de la subjetividad, al ciones de Schopenhauer (a propósito de la cuestión
reconocimiento de la apariencia como tal, es decir: capital del estilo y en especial del estilo filosófico) y
al siglo XVIII. nunca llega a conceptualizarse como tal: Geschmack
remite con la mayor frecuencia al gusto en el senti-
C. La positividad del Geschmack como modo do español (recordemos que Schopenhauer tradujo
fundamental de la evaluación a Gracián) y sobre todo francés, tal como fue trans-
El pensamiento del siglo XIX se interrogará cada vez mitido por el siglo XVIII. Cuando piensa Geschmack
más sobre la naturaleza y las funciones del juicio de en el sentido de gusto (italiano) y de goût es para pro-
valor. Ahora bien, esta reactivación del juicio de va- ducir nuevos criterios de un modo de razonamien-
lor, implícita en Schopenhauer, central en Nietzsche, to filosófico del que Nietzsche es su mejor heredero.
más tarde problemática en Max Weber y Rickert, trae Cuando Nietzsche utiliza Geschmack, la mayoría de
consigo una rehabilitación del gusto como modo de las veces lo hace para convertirlo en elemento cons-
evaluación. titutivo de la evaluación y en una determinación de
Con Schopenhauer el gusto recupera su dignidad todo valor posible.
filosófica porque es una expresión del voluntad de
vivir (Wille zum Leben). Esta instancia metafísica Und ihr sagt mir, Freunde, dass nicht zu streiten sei über
que es la voluntad de vivir se basa, según Schopen- Geschmack und Schmecken? Aber alles Leben ist Streit
hauer, en las ciencias de la vida. A partir de entonces um Geschmack und Schmecken! Geschmack: das ist
puede formarse una fisiología del gusto, de las teo- Gewicht zugleich und Wagschale und Wägender; und
rías de la actividad específica de los órganos de los wehe allem Lebendigen, das ohne Streit um Gewicht
und Wagschale und Wägende leben wollte!
sentidos, que tenga valor de conocimiento positivo.
La áisthesis [αἴσθησις] del gusto así concebida, deter- [¿Y vosotros me decís, amigos, que no se ha de dis-
minada por la fisiología, la óptica y las ciencias mé- putar sobre el gusto y el sabor? ¡Pero toda la vida es
una disputa por el gusto y por el sabor!
dicas, escapa a la subjetividad trascendental o a la

Recuadro 2 › La afirmación y la negación de sus sentidos


La primacía de lo evaluativo es la que, pre- ma de valor. Por eso los franceses del siglo § 224, trad. esp. Andrés Sánchez
cisamente y con mayor frecuencia, es obje- xviii, dice Nietzsche, eran incapaces de apre- Pascual, Madrid, Alianza, 1983.
to de malinterpretaciones, incomprensio- ciar a Homero:
nes y oposiciones de principio por parte de Habermas interpreta el procedimiento de
los comentadores. El sí y el no, muy precisos, de su paladar Nietzsche de la siguiente manera:
La forma en que Habermas cita la expre- (Das sehr bestimmte Ja und Nein ihres
Gaumes), su náusea (Ekel) fácil de apare- Nietzsche entroniza el gusto, “la afirma-
sión “la afirmación y la negación de sus sen-
cer, su vacilante reserva en relación con ción y la negación de los sentidos” como
tidos”, que Nietzsche utiliza en el § 224 de todo lo heterogéneo, su miedo a la falta único órgano de un “conocimiento” más
Más allá del bien y del mal, es especialmen- de gusto (Ungeschmack) que puede ha- allá de lo verdadero y de lo falso, más allá
te significativa en este sentido. ber incluso en la curiosidad más viva, y, en del bien y del mal.
En dicho párrafo, Nietzsche opone el general, aquella mala voluntad de toda “Die Verschlingung von Mythos und
“sentido histórico” (“der historische Sinn”) cultura aristocrática y autosatisfecha pa- Aufklärung”, en Mythos und Moderne,
que “nosotros los europeos reivindicamos ra confesarse un nuevo deseo (Begehrlich- K. H. Bohrer (ed.), Frankfurt, Suhrkamp,
como nuestra especialidad”, esta facultad keit), una insatisfacción en lo propio, una 1983, p. 422.
que tienen “los modernos” de comprender admiración de lo extraño; todo eso pre-
dispone y previene desfavorablemente a Para invalidar el pensamiento de Nietzsche,
todas las formas de evaluación y de probar
estos aristócratas aun frente a las mejo- Habermas no recurre a un argumento: le
toda clase de cosas, a la capacidad de re- res cosas del mundo que no sean propie- basta con subrayar el papel exorbitante a su
chazo y de exclusión que tenían “los hom- dad suya o que no puedan convertirse
bres de una cultura noble” respecto a todo parecer del gusto como modo de conoci-
en presa suya (…).
lo que no concordaba con su propio siste- miento, para convertirlo así en una especie
Más allá del bien y del mal,
de modelo de irracionalidad.
GOÛT | 625

Gusto: es el peso y, a la vez, la balanza y el que pe- estética. El argumento bastante general que desca-
sa; ¡y ay de todo ser vivo que quisiera vivir sin dispu- lifica el juicio estético basado en el gusto es que no se
tar por el peso y por la balanza y por los que pesan!] puede, a partir de una percepción de las propiedades
Así habló Zaratustra, “De los sublimes”, trad. A. artísticas y estéticas de la obra, derivar o inferir un
Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1981, p.180.
juicio, o más bien un enunciado susceptible de
cierta objetividad, o incluso de simple validez. El
Nótese que en la traducción del adagio latino “de gusto parece entonces destinado a remitir casi siem-
gustibus coloribusque non disputandum” (en gustos pre a las estructuras de la subjetividad, o sea, al pro-
y colores no discuten los doctores) el alemán sólo blema kantiano del juicio reflexionante.
conserva lo que se refiere a lo gustativo: Geschmack La creciente descalificación del juicio de valor en
y Schmecken, el gusto y lo que tiene sabor. Entre los la reflexión estética desde el siglo XIX no ha hecho
múltiples usos que hace Nietzsche del concepto de más que confirmar el descrédito del juicio de gusto.
gusto, éste es interesante porque se presenta como En el ámbito de la estética contemporánea, el gusto
una definición recurriendo a las tres figuras emble- es un concepto que, la mayor parte de las veces, sólo
máticas de la balanza, el peso y el pesador. La triple tiene un sentido negativo, o que presenta una falta
relación muestra claramente un esfuerzo por supe- de contenido bastante evidente. Carentes de toda po-
rar la dimensión puramente subjetiva de la evalua- sibilidad de referencias (por ejemplo, la obra de arte
ción, planteando correlatos y criterios constituti- como tal o la actividad del sujeto de la experiencia
vos de la experiencia axiológica. La balanza y el estética), casi siempre sus definiciones son puramen-
pesador no remiten al principio de la subjetividad te negativas. Reinhard Knodt afirma, por ejemplo:
de la evaluación, como tampoco son sólo metáfo- “Das Zeitalter des guten Geschmacks ist vorbei (La
ras que expresan el gusto como juicio de valor. En época del buen gusto ha pasado)” (Aesthetische Ko-
realidad, la definición emblemática del gusto ya es rrespondenzen, Stuttgart, 1994, p. 39). Mil veces re-
axiológica: presupone que todo pensamiento es a tomado por la crítica estética, este tipo de proposi-
la vez interpretación, evaluación y conflicto. Esto ción tiende a la eliminación lisa y llana de la noción
no significa exactamente que el gusto sea una con- de gusto como facultad de discernimiento de pro-
dición suficiente para decidir sobre el valor o el piedades estéticas y artísticas, sin analizar nunca ver-
no-valor de una cosa, sino que debe ser rehabilita- daderamente lo que implica. Y es que esta crítica se
do en la medida en que es constitutivo de toda eva- ejerce sobre un contenido semántico que nunca fue
luación, o sea, como uno de los medios de resolver el transmitido por la tradición; se basa en la idea
ciertos problemas éticos y estéticos. “Ahora decide errónea y retrospectiva del gusto como conformidad
en contra del cristianismo nuestro gusto (Gesch- a un sistema de normas más o menos arbitrarias.
mack) y ya no más nuestras razones” (La ciencia jo- Con algunas excepciones, definir este concepto no
vial, § 132), o “Nosotros los pensadores somos los consiste ya en determinar un sentido preciso sino en
que tenemos el derecho de fijar el buen gusto (Wo- producir argumentos ideológicos hostiles a la idea
hlgeschmack) de todas las cosas” (Aurora, § 504). Si de cualquier aptitud para discernir cualidades esté-
toda sensación y toda percepción ya contienen una ticas en una obra de arte y para determinarlas si-
evaluación, el gusto es necesariamente constitutivo guiendo un orden jerárquico.
del juicio de valor y de la evaluación. En el siglo XX, el pensamiento estético que se de-
• VÉASE EL RECUADRO 2 sarrolló en el campo de la filosofía analítica es sin
duda el único que trata de devolver un contenido
IV. Crisis y reevaluación de las funciones del gusto semántico preciso a la noción de gusto. El gusto no
en la estética contemporánea es simplemente asimilado a una forma arbitraria de
El rechazo a atribuir un carácter cognitivo al juicio juicio de valor ni a un hecho idiosincrásico. La no-
de gusto y a la evaluación es característico de una ción fue reactualizada sobre todo por Frank Sibley a
actitud filosófica comúnmente compartida en la ac- propósito de la cuestión de la definición de los con-
tualidad. Así, la cuestión del significado y de la fun- ceptos estéticos y de la determinación de las propie-
ción del gusto se va postergando indefinidamente, dades estéticas de una obra, esto es, de los actos de
y hasta se excluye a priori, incluso en el campo de la predicación. El artículo de Sibley “Aesthetic concepts”
626 | GOÛT

(Philosophical Review, 68, 1959) suscitó una impor- dad que nos permite decir que, después de todo,
tante cantidad de reacciones y polémicas, precisa- gustos son gustos.
mente porque pretende afirmar la positividad del Jean-François GROULIER
gusto, su actividad productiva y operativa en la de- y Fabienne BRUGÈRE (II)
terminación de una propiedad estética del objeto.
Efectivamente, para Sibley, un enunciado sobre las Bibliografía principal
cualidades específicamente estéticas sólo se distin- Baldinucci Filippo, Vocabolario toscano dell’arte del disegno,
Florencia, 1681.
gue de un enunciado sobre las cualidades sensibles Batteux Charles, Les beaux-arts réduits à un seul principe, 1746;
cuando se recurre a un tipo de actividad que no es reimp. en Principes de la littérature, París, 1774, 5 t.; Las be-
la simple percepción, esto es, al ejercicio del gusto llas artes reducidas a un único principio, trad. Josep Monter
(taste): “Cuando, por consiguiente, una palabra o Pérez, España, Universidad de Valencia, 2016.
Bauemler Alfred, Le problème de l’irrationalité dans l’esthétique
una expresión es tal que su aplicación requiere del et la logique du xviiie siècle [1923], trad. O. Cossé, Estras-
gusto o la perceptividad, la llamaré término o expre- burgo, Presses Universitaires de Strasbourg, 1999.
sión estética, y paralelamente hablaré de conceptos Baumgarten Alexander Gottlieb, Metaphysica, 1739.
estéticos y de conceptos de gusto” (Lories, p. 59; cf. ——, Æsthetica, 1758, trad. J.-Y. Pranchère, Esthétique, prece-
dida por la Métaphysique, París, L’Herne, 1988.
también “About taste”, The British Journal of Aes- Beck Annie, Genèse de l’esthétique française moderne (1680-
thetics, 6, 1966). Todo el problema de Sibley, y sobre 1814), París, Albin Michel, 1984, 2a. ed. 1994.
todo de sus epígonos, es salirse de este razonamien- Bell Clive, Art, Londres, 1914, Oxford University Press, 1987.
Bellori Giovan Pietro, Le vite de’ pittori scultori e architetti mo-
to un poco circular contenido en la definición: el
derni, Roma, 1672; Vidas de pintores, trad. Isabel Morán
gusto es una condición necesaria para la producción García, Madrid, Akal, 2005.
de conceptos estéticos, y estos conceptos presupo- Bouhours Dominique, La manière de bien penser dans les ou-
nen el ejercicio del gusto como aptitud específica pa- vrages de l’esprit, París, 1687.
Budd Malcolm, Values of art, Londres, Penguin Books, 1995.
ra discernir cualidades o propiedades propias del ar- Cooper David (ed.), A companion to aesthetics, Oxford Malden,
te. Sin ir más lejos en esta problemática, que tiene el Blackwell, 1992.
mérito de replantear la cuestión de la lógica de los Dante Alighieri, La divine comédie, trad. J. Risset, París, Flamma-
predicados y de los criterios estéticos, podemos ver rion, 1990; La divina comedia, trad. Ángel J. Battistessa, Bue-
nos Aires, 1984-1987.
en ella una rehabilitación del gusto, no como facul- Diderot Denis, Lettre sur les sourds-muets à l’usage de ceux qui
tad trascendental sino como condición necesaria de entendent et qui parlent, París, 1751; Carta sobre los ciegos,
validación de los conceptos estéticos. seguido de Carta sobre los sordomudos, trad. Julia Escobar,
El recurso al lenguaje ordinario, o más bien la vo- Valencia, Fundación Once y editorial Pre-textos, 2002.
Doni Antonio Francesco, Il disegno, Venecia, 1549.
luntad de aceptarlo como tal, incluso como posibi- Du Bos Jean-Baptiste, Réflexions critiques sur la poésie et sur la
lidad de resolver ciertas aporías lógico-semánticas, peinture, 1719, París, reed. École Nationale Supérieure des
es específico de la filosofía analítica. Considerando Beaux-Arts, París, 1993; Reflexiones sobre la poesía y la pintu-
igualmente problemáticos el contenido semántico de ra, trad. Josep Monter, Valencia, Universitat de Valencia, 2007.
Folkierski Wladyslaw, Entre le classicisme et le romantisme, Pa-
los conceptos estéticos y el contenido de las demás rís, Champion, 1969.
nociones de la filosofía, Wittgenstein utiliza en varias Gerard Alexander, An essay on taste [1759], Oxford, Scolar Press,
ocasiones la palabra Geschmack. En las Vermischte 1971.
Gracián Baltasar, Agudeza y arte de ingenio [Huesca, 1648],
Bemerkungen escribe: “Feilen ist manchmal Tätigkeit
ed. anotada de Evaristo Correa Calderón, Madrid, Castalia,
des Geschmacks, manchmal nicht. Ich habe Geschmack 1988.
(Limar es algunas veces actividad del gusto, pero otras ——, El criticón, en Obras completas, vol. I, Madrid, Turner, 1993.
no. Yo tengo gusto)” (Aforismos. Cultura y valor, trad. ——, Oráculo manual y arte de prudencia, en Obras Completas,
vol. II, Madrid, Turner, 1993; L’homme de cour, trad. A.-N.
Elsa Cecilia Frost, p. 116). Ahora bien, curiosamen- Amelot de la Houssaie, París, Vve Martin y J. Boudot, 1684,
te, en todos los casos la palabra Geschmack es utiliza- París, Ivrea, 1993.
da de manera no crítica, es decir, no filosófica. Aun Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Vorlesungen über die Aesthetik
cuando las Bemerkungen pertenezcan a su pensa- (ed. Hermann Glockner), Stuttgart, Frommann, 1937, vols.
12–14; Lecciones sobre la estética, trad. Alfredo Brotón Mu-
miento filosófico, Geschmack guarda aquí toda la ñoz, Madrid, Akal, 1989.
densidad y la evidencia de las palabras del lenguaje Hume David, Essay of the standard of taste, 1757, en Essays mo-
ordinario. Lo que deja intacta la posibilidad de em- ral, political, and literary (1777), Selected essays, Oxford UP,
plear la palabra, no sin esa benéfica irresponsabili- 1993.
GRACIA | 627

Kant Immanuel, Kritik der reinen Vernunft, Kritik der Urteils- gracia
kraft, Hamburgo, Felix Meiner Verlag, 1968; Crítica de la ra- El latín gratia (de gratus, “agradable, encantador, querido,
zón pura, trad. Mario Caimi, Buenos Aires, Colihue, 2007;
agradecido”) designa una manera de ser agradable que se
ed. bilingüe, trad., estudio preliminar y notas de Mario Cai-
mi, México, fce, 2009. manifiesta a los demás o que los demás nos manifiestan,
——, Crítica de la facultad de juzgar, trad. Pablo Oyarzún, Mon- “favor, gracia, gratitud, buenas relaciones”, también en el
te Ávila Editores, Caracas, 1991. plano físico, “atractivo, encanto, gracia”. La lengua de Igle-
La Rochefoucauld François de, Maximes et réflexions diverses
[1678], París, Gallimard, “La Pléiade”, 1957; Máximas: refle-
sia lo ha utilizado especialmente para traducir el griego kha-
xiones o sentencias y máximas morales; trad. Carlos Pujol, Bar- ris [χάρις] (por ejemplo gratificus, benévolo = kharisterios
celona, Planeta, 1984. [χαριστήριος]); entendemos, por ejemplo, en la salutación
Lessing Gotthold Ephraim, Laokoon oder über die Grenzen der Ma- a la Virgen María “llena de gracia” que es querida, benévola
lerei und Poesie,1766; Laocoonte o sobre los límites de la pintu-
ra y de la poesía, trad. Sixto Castro, México, Herder, 2014. y encantadora. El término juega así en la frontera entre lo
Lories Danielle, Philosophie analytique et esthétique, París, Klinck- estético y lo religioso.
sieck, 1989.
Méré Antoine Gombaud, Chevalier de, Œuvres, París, Les Belles
I. La estética de la gracia
Lettres, 1930.
Montesquieu Charles de Secondat, barón de La Brède, Essai sur 1. Para el gr. kharis, y la forma en que khairein [χαίρειν] de-
le goût, Encyclopédie, t. 7, París, 1757; Ensayo sobre el gusto, signa el placer de ser, la alegría de existir en la belleza del
trad. M. Granell, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1949. mundo, véase Placer (I, A). Para una connotación comple-
Nicod Jean, Thresor de la langue française tant ancienne que
tamente diferente cf. el al. Gelassenheit (véase Serenidad).
moderne, París, 1606.
Nietzsche Friedrich, Werke, 3 t., K. Schlechta (ed.), Darmstadt, Véase también Welt (en esp. recuadro 1, “Orden…”,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1997; La ciencia jovial, derivado de kosmos [κόσμος], y el estudio del sintagma ka-
trad. Germán Cano, Madrid, Biblioteca Nueva, 2001; Auro- lós kagathós [καλ ς κἀγαθός] (recuadro 1, “Bello y bue-
ra, trad. Germán Cano, Madrid, Biblioteca Nueva, 2015.
no…”, en Belleza).
——, Más allá del bien y del mal, trad. A. Sánchez Pascual, Ma-
drid, Alianza, 1979. 2. Sobre la red terminológica establecida en la estética
——, Así habló Zaratustra, trad. A. Sánchez Pascual, Madrid, italiana del Renacimiento, remítase a Leggiadria, “gracia,
Alianza, 1981. ligereza”. Véase también Sprezzatura, y cf. Argutezza,
Pino Paolo, Dialogo di pittura, Venecia, 1548; ed. crít., introd. y
notas R. y A. Pallicchini (ed.), Venecia, Daria Guarnati (tip.
Concetto, Disegno.
de C. Ferrari), 1946; Diálogo de la pintura, trad. Tulio Care- 3. Sobre la relación entre gracia y belleza, y el “no sé
lla, Buenos Aires, Kraft, 1968. qué”, véase Belleza, en particular el recuadro 4, “La be-
Reynolds Joshua, Discourses on art [1790]; Quince discursos lleza y la gracia”, Goût; cf. Barroco, Ingenium, Still.
pronunciados en la Real Academia de Londres, trad. C.A. Jor-
dana, Madrid, Visor Libros, 2005.
Schopenhauer Arthur, Die Welt als Wille und Vorstellung, en II. Gracia y divino
Gesamtausgabe, Stuttgart, Reclam, 1990; El mundo como Sobre la gracia divina como ligada a la organización del mun-
voluntad y representación, trad. Roberto Aramayo, España,
do, véase, además de kharis y Welt, el recuadro 1, deri-
Fondo de Cultura Económica, 2003.
Shaftesbury Anthony Ashley Cooper, Characteristics of men, vado de kosmos (arriba, I, 1), el ruso Sviet, “luz, mundo”;
manners, opinions, times [1711], Hildesheim-Nueva York, véase también Bogocheloviéchestvo, “divino-humani-
Georg Olms Verlag, 1978. dad”. Sobre la relación entre la gracia y la astucia, la maqui-
Smith Adam, The theory of moral sentiments [1759], Oxford
nación divina, véase Oikonomía, TalaṬṬuf; cf. Artima-
UP, 1976; La teoría de los sentimientos morales, trad. Carlos
Rodríguez Braun, Madrid, Alianza, 1997. ña; entre la gracia y el perdón, véase Perdonar.
Trublet Nicolas-Charles-Joseph. Essais sur divers sujets de litté- Sobre Anmut y la red terminológica alemana, cf. Ge-
rature et de morale [1735], Ginebra, Slatkine, 1968. müt.
Vasari Giorgio, Le vite de più eccellenti architettori, pittori et
Véase también, ligada a la gracia como llamado y voca-
scultori italiani, Florencia, 1568, ed. Milanesi, Florencia, 1878-
1885, 9 vols.; Vidas de los más excelentes pintores, escultures ción, Beruf; cf. Pietas, Secularización.
y arquitectos, trad. Julio Payró, México, Cumbre, 1982.
Voltaire, Le siècle de Louis XIV, 2 vols., Classiques Garnier, 1930; amar, destino, dios, religio
El siglo de Luis XIV, trad. Nélida Orfila Reynal, México, fce,
1954.
Wittgenstein Ludwig, Aforismos. Cultura y valor, trad. Elsa Ce-
cilia Frost, Madrid, Espasa-Calpe, 1995.
628 | GRIEGO

GRIEGO ción de toda lengua. Sin embargo, el griego sufrió


Constantes y cambios en la lengua griega crisis profundas, sobre todo cuando quisieron restau-
rar una lengua más antigua o establecer una lengua
aión, entendement, epokhé, esencia, esti,
lenguas y tradiciones, logos, ruso, sujet, más noble, argumentando que la lengua corriente,
traducir producto de una evolución marcada por la acultu-
ración, se había empobrecido.
Sabido es que traducir el griego antiguo, lengua “materna” Se trata de un fenómeno que se observa en el ru-
de la filosofía, a cualquier habla vernácula, resulta proble- so, por ejemplo, donde Ferguson distingue la “diglo-
mático, sobre todo desde que existe el latín. Sin embargo, sia” (la misma lengua comprende una lengua vulgar
es menos conocida la dificultad que existe para traducirlo o vernácula y una lengua noble) y el “bilingüismo”
al griego moderno, debido, en particular, a las peripecias de o “multilingüismo” (dos o varias lenguas oficiales en
la diglosia constitutiva de su evolución histórica, pese a la un mismo país). La “diglosia” adquirió una ampli-
excepcional longevidad de la lengua griega. tud considerable en Grecia moderna, al punto de ha-
Se atribuye a Theófilos Boreas, profesor de filosofía de la cer difícilmente traducibles, incluso intraducibles,
universidad de Atenas hacia fines del siglo xix, la paterni- ciertos términos derivados de la lengua griega anti-
dad de una política rigurosa en la formación de la termino- gua y medieval.
logía filosófica en griego moderno. A pesar de esta tentati- La unidad de la lengua griega se impuso poco a
va, todavía se constatan fluctuaciones importantes en las poco. En primer lugar, mediante el paso de un siste-
traducciones del griego antiguo. La enseñanza de griego ma lingüístico silábico (la escritura llamada lineal B)
antiguo en las escuelas y el predominio, hasta los años 70, a un sistema alfabético (heredado de los fenicios, que
de la kazarévusa (lit. la “purificada”), lengua arcaizante, supuestamente lo recibieron a su vez de los griegos).
velaron las dificultades por largo tiempo: a pesar del tras- En segundo lugar, en concordancia con una diversi-
trocamiento de orden sintáctico entre el griego antiguo y dad de dialectos emparentados que manifiestamen-
el griego moderno, bastaba utilizar los términos antiguos te no constituyeron un obstáculo a la comunicación.
para tener la ilusión de una percepción clara del asunto en Por último, gracias a la evolución política de la Gre-
cuestión. Pero intuición no es lo mismo que traducción, de cia arcaica, la cual contribuyó al advenimiento de la
modo tal que la presencia cada vez más activa del griego sabiduría helénica. Desde el punto de vista de la fi-
moderno o demótico, o lengua vernácula, a partir de me- losofía, esta última etapa es esencial, puesto que a
diados del siglo xx, puso de manifiesto la imprecisión del partir de ella se estructuró la terminología que hizo
uso moderno de los términos filosóficos antiguos y las mo- posible la formación progresiva de una lengua filo-
dificaciones debidas a sucesivas traducciones y a mediacio- sófica.
nes de las lenguas europeas. Si bien es cierto que un traduc- La distribución de ciudades alrededor de centros
tor siempre puede resolver las dificultades recurriendo a culturales y de culto, como Delfos y Delos, puede
términos antiguos (lo cual hace con frecuencia), esta prác- explicar por qué esta primera estructura unitaria de
tica sólo difiere la solución de la cuestión del sentido. La mul- la lengua experimentó semejante dinamismo histó-
tiplicación de las traducciones al griego moderno de textos rico. Esos centros se proyectaban en una esfera de-
antiguos, escritos en griego o en latín, así como de textos mo- limitada por la extensión colonizadora de las dife-
dernos escritos en otra lengua, permite tomar más concien- rentes ciudades, propiciando la constitución de un
cia de la dimensión de las desviaciones y de los contrasen- mundo común. Este tipo de topología asegura, a la
tidos que pueden originarse. lengua griega, una unidad opuesta a la dispersión
descrita en el episodio bíblico de Babel. En el espa-
I. El contexto histórico cio helénico, aun cuando las acciones políticas se ins-
criben en la movilidad, como la guerra de Troya o
A. La evolución de la lengua griega las aventuras de Ulises, el centro de referencia deja
La unidad de la lengua griega, desde el mundo ar- de limitarse al perímetro establecido por la territo-
caico, constituye un fenómeno que no deja de asom- rialidad fija. Las epopeyas homéricas y las genealo-
brar a los que la investigan. Estudios recientes mues- gías hesiódicas constituyen, a la vez, un testimonio
tran que esta unidad se remonta a la época micénica mítico de la formación de una unidad topológica
y que se ajustó a los cambios específicos de evolu- que asigna a la lengua griega su arraigo histórico y
GRIEGO | 629

Recuadro 1 › Atenas o la homofonía del mundo


Elio Aristides] (117-189 d.C.), griego de Mi- hay que decir también que es muda: sobre chado de educación” (Panatenaico, 227),
sia y ciudadano romano que vivió bajo el el modelo del ejército, “coro eterno” (Roma, es la lengua de la distribución, propia para la
imperio, escribió un elogio a Roma, Discur- 87), “todos obedecen en silencio” (Roma, vida pública —en la medida en que pueda
so a Roma, y un elogio de Atenas, el Panate- 31). todavía existir una bajo Roma.
naico, que entrambos constituyen el mayor Atenas presenta el modelo inverso: en Barbara Cassin
elogio de la lengua griega y dan testimonio vez de extenderse, es el “centro en el cen-
de su lugar dentro el imperio. tro” (Panatenaico, 15), que propone “una Bibliografía
Con Roma, el mundo ya no está dividido lengua clara, pura y agradable (elikriné de Elio Aristides, Panatenaico, en Discursos I,
en “griegos” y “bárbaros”, porque “romano” kai katharán […] phonén), modelo para el introd., trad. y notas Fernando Gascó y An-
tonio Ramírez de Verger, pp. 107-254, Ma-
se ha convertido en “el nombre de un cierto trato entre los helenos” (Panatenaico, 14).
drid, Gredos, 1987.
linaje común”] (Discurso a Roma, 63), y la La universalidad ya no es territorial sino ló- ——, Discurso a Roma, en Discursos IV, introd.,
ecúmene entera es espacialmente accesible gica; en el ático, idioma, lengua y lenguaje, trad. y notas Juan Manuel Cortés Copete,
y “civilizada”] (Roma, 101). Empero, aun si se confunden: “Todos piensan que ésta es la Madrid, Gredos, 1997, pp. 207-272.
Roma es todopoderosa, es monódica: “Co- lengua común del linaje humano. Por vues- Oliver James H., The ruling power, Transac-
mo tras la purificación del recinto de la ca- tro medio [sc. los atenienses] todo el mundo tions of the American Philosophical Society,
sa, así toda la ecúmene unida canta con civilizado tiene la misma lengua” (Panate- NS 43, 4, Filadelfia, 1953; The civilizing po-
mayor perfección que un coro” (Roma, 30); naico, 226). El griego, “una especie de de- wer, NS 58, 1, Filadelfia, 1968.

Recuadro 2 › Griego, la lengua sagrada


traducir puestamente cada uno de los traductores de helenización del monoteísmo judío. Por
trabajó individualmente. Pero, milagrosa- otra parte, mientras que el judaísmo rabí-
Los judíos de Alejandría, que, organizados en mente, todas las versiones fueron idénticas. nico, por su lado, sobre todo a partir de la
un políteuma hablaban griego, emprendie- Fue la primera traducción de textos sa- destrucción del Templo en el año 70, se
ron la traducción a esta lengua de la Biblia grados hebreos a una lengua occidental y mostró hostil a dicha traducción, ésta fue
hebrea en el siglo iii a.C. Mediante la Carta probablemente la primera traducción co- adoptada por los autores del Nuevo Testa-
de Aristeas, escrito propagandístico emitido lectiva de que se tenga noticia. La leyenda mento y, hasta san Jerónimo, por las comu-
por ese grupo de judíos helenizados de Ale- de estas versiones uniformes, gracias a la nidades cristianas casi en su totalidad. Así,
jandría, más tarde se difundiría la leyenda de inspiración divina, resultó, paradójicamen- la versión griega de la Biblia Septuaginta se
esta traducción llamada Septuaginta o de te, en la negación de la Biblia Septuaginta convirtió en la Biblia mediterránea de los ju-
los Setenta. Según este escrito, el rey Tolo- como producto de traducción y en la auten- díos, cada vez más helenizados. Luego, de
meo II Filadelfo (285-247 a.C.) encargó a tificación del texto traducido como total- la Iglesia de los primeros siglos, que la tomó
setenta y dos (o setenta) sabios judíos, en- mente homogéneo con el texto original. El para el Antiguo Testamento, en todas las re-
viados especialmente a Alejandría por el público del texto griego de la Biblia Septua- giones del Imperio por donde se difundió,
gran sacerdote de Jerusalén, que tradujeran ginta, cultivado por la leyenda, oculta la pro- hasta que el Occidente europeo optó por la
al griego el Pentateuco, para las necesida- cedencia hebrea de los libros traducidos y versión latina.
des de los judíos helenófonos de Egipto. Su- juega un papel determinante en el proceso Cécile Margellos

la referencia permanente de la educación y de la el Jardín, etc. La adopción del ático por parte de la
cultura (véase RECUADRO 1, “Paideia”, en Bildung), corte macedónica, en el momento en que ésta al-
unificando un mundo común. canza la unificación política de Grecia, no es ajena
Las rupturas se acentúan en la época clásica. La a la veloz evolución del griego hacia una lengua “co-
lengua ática, símbolo de la ciudad ateniense, ani- mún” (koiné). Esta lengua se extendió por el impe-
mada por estructuras democráticas y por la volun- rio de Alejandro, más allá del espacio helénico. El
tad político-económica dominante, es el fruto de cosmopolitismo favorece entonces la banalización
una ruptura con las prácticas dialectales. La expan- de la koiné, que contribuye con la perseverancia del
sión de la filosofía, nacida de las “musas de Jonia y griego en el imperio romano, antes de la domina-
de Sicilia”, debe mucho al ático, que consolidó la ter- ción del latín (a partir del siglo II antes de nuestra
minología filosófica siguiendo las normas impues- era, en la administración, y después del siglo IV de
tas por la filosofía ateniense, la Academia, el Liceo, nuestra era, en la cultura). Convertido en lingua
630 | GRIEGO

franca, el griego produce una proximidad comuni- tando su autenticidad histórica. En este marco, po-
cacional y un impacto civilizador sin precedentes demos hablar de conflictos lingüísticos propios de
en Europa, al imponer la cultura helénica en todo la diglosia.
el espacio mediterráneo. El primer conflicto se produjo en la Antigüedad,
• VÉASE EL RECUADRO 1 en nombre de la defensa del ático contra la universa-
lización del griego, pues se interpretaba que dicha
B. Las peripecias de la diglosia universalización implicaría banalización y acultu-
La unidad sincrónica de una diversidad dialectal, a la ración. En esta historia agitada, el hecho más signi-
que se sumaron en primer lugar la unidad diacró- ficativo es la traducción de la Biblia hebrea al grie-
nica del ático y después la unidad activa de la koiné, go, en Alejandría, hacia el siglo III antes de nuestra
no impidió que hubiera crisis lingüísticas. Éstas sur- era. Al adaptarse a la lengua “común”, el mensaje
gieron a raíz de la elección deliberada del tipo de judaico se difundió más fácilmente.
lengua que podría expresar mejor el griego, respe- • VÉASE EL RECUADRO 2

Recuadro 3 › Dimotikí y kazarévusa


Para comprender la oposición entre la dimo- ciencias es un poco más tardía. Es obra de presiva susceptible de sacudir “los cimien-
tikí y la kazarévusa es necesario evocar el griegos que vivieron la diáspora del siglo xix, tos de la libertad de pensar” en nombre de
contexto cultural que precede a la guerra en París (Psycharis), en Inglaterra y en la una lengua demótica “artificial”, instaurada
de independencia de 1821 contra el impe- India (Pallis, Emphaliotis, Vlastos), así como por aquellos que se autodesignan “modernis-
rio otomano. Algunos intelectuales, entre en Estambul (Photiadis). El desenlace de es- tas”. Eso suscitó reacciones, que reabrieron
ellos Adamantios Koraís, que vivía en ta lucha es la formación de una asociación un debate que se podía considerar cerrado, y
Francia, promulgaron la idea de un retorno educativa, en 1910, que milita en pro de la cuyo resultado tangible es que algunos con-
al pasado y sintieron la necesidad de una consagración oficial de la lengua demótica. servaron “espíritus” y acentos suprimidos
lengua nueva adaptada a la enseñanza y Entre tanto, sin embargo, la traducción de en la versión más reciente de la lengua de-
más auténtica que la lengua vernácula. la Biblia y de algunas tragedias antiguas en mótica, así como el uso de una lengua que
¿Había que regresar al griego antiguo o demótico provocó gran revuelo y un deba- descarta lo que en griego moderno se con-
crear una lengua depurada, llamada, conse- te político. El proyecto fracasó dada la pre- sideran “faltas”.
cuentemente, kazarévusa? La primera op- sión de los partidarios de la kazarévusa, en-
ción no despertó entusiasmo, aun cuando cabezados por G. Mistriotis, profesor en la Bibliografía
la Antigüedad clásica seguía siendo ideali- universidad de Atenas, que evoca la necesi- Browning Robert, Medieval and modern
zada, y los intelectuales adoptaron la se- dad de salvar la “lengua nacional”. En 1911, Greek, Cambridge UP, 1969, 2a. ed. 1983.
Christidis A.F. (ed.), “Strong” and “weak” lan-
gunda opción. Koraís insistió en el papel de un voto del Parlamento clausura provisio-
guages in the European Union. Aspects of
la lengua para la formación de la nueva nalmente el debate, pese a que el gobierno linguistic hegemonism, 2 vols., Centro de la
Grecia, afirmando que el carácter de una era liberal y estaba dirigido por E. Venize- Lengua Griega, Tesalónica, 1999.
nación se reconoce en su lengua. Para él, la los, favorable a los innovadores. Un artículo Ferguson Charles A., “Diglossia”, Word, 15,
Grecia Antigua había asociado libertad y de la Constitución prohíbe el uso oficial de 1959, pp. 325-340.
lengua pura, mientras que el dominio oto- la lengua demótica, ignorando su presencia Fishman J., “Bilingualism with and without di-
mano había propiciado una lengua impura; en la vida cotidiana. glossia; Diglossia with and without bilin-
así, solamente el conocimiento de los tex- No obstante, en 1945 Ch. Theodorides gualism”, Journal of Social Issues, 32, 1976,
tos ancestrales sería capaz de depurar la redacta por primera vez en demótico la In- pp. 29-38.
Kopidakês M.Z., Historia tês hellênikês glôssas
lengua de elementos extranjeros. Paradóji- troducción a la filosofía, libro que tuvo gran
[Historia de la lengua griega], Archivo de
camente, este partidario de la Ilustración éxito. Esto no impide que los filósofos sigan Literatura y de Historia Helénica, Atenas,
da inicio a la ideología de lengua pura, que titubeando con respecto a la elección de una 1999.
tendrá efectos negativos en el destino de la lengua, antes de que el Estado instaure, en Lambraki A. y G.D. Paganos, O ekpaideutikos
filosofía en Grecia, a partir de entonces tri- 1976, la lengua demótica como única lengua demotikismos kai o Kostis Palamas [La en-
butaria del discurso de los demás, sean mo- oficial de la república helénica. Seis años des- señanza de la lengua demótica y Kostís Pa-
dernos o europeos, creadores de pensa- pués del decreto gubernamental una asocia- lamás], Pataki, Atenas, 1994.
mientos nuevos de la época en que los ción de lengua griega publicó un manifies- Thillet Pierre, “Le grec”, en J.-F. Mattéi (dir.),
griegos, por su parte, permanecían bajo el to firmado por siete personalidades —entre Encyclopédie philosophique universelle. Le
discours philosophique, puf, pp. 66-83, Pa-
dominio del imperio otomano. Una vez ofi- ellas Odiseas Elytis, premio Nobel de litera-
rís, 1998.
cializada, esta lengua fue adoptada en las tura, y Georgios Babiniotis, el más compe- Thomson G., La langue grecque, Kedros, Ate-
universidades, en particular para la ense- tente de los lingüistas actuales—, que critica nas, 1964, 2a. ed. 1989.
ñanza de filosofía. que se le dé forma legal a la lengua, hecho Tonnet H., Histoire du grec moderne. La forma-
La defensa de una lengua demótica en en el que ve una obligación lingüística y ex- tion d’une langue, L’Asiathèque, París, 1993.
GRIEGO | 631

A la inversa, las reacciones debidas al hegemonismo la lengua, los puristas multiplicaron los debates que
de la koiné griega basaron sus argumentos en la his- pronto hallaron una solución satisfactoria en la se-
toria misma, confiriendo un fondo ideológico a la gunda mitad del siglo XX (1976), cuando el Estado,
lengua. En la época helenística, las resistencias, alen- ante los excesos de la lengua depurada impuesta por
tadas por la nostalgia del pasado, crearon el “aticis- los coroneles (1967), decidió instaurar, por voto uná-
mo”, lengua purificada y casi artificial, practicada por nime del Parlamento, la lengua hablada como úni-
muchos eruditos y filósofos. El aticismo se impuso ca lengua oficial.
en detrimento de la evolución natural de la lengua • VÉASE EL RECUADRO 3
y de los dialectos, imponiendo a partir de entonces
dos lenguas, una para los intelectuales y otra para el C. El contexto filosófico de la modernidad helénica
pueblo. Fue así como nació, en la Antigüedad, el La filosofía nació hablando griego, lengua que le
problema de la “diglosia”, cuyo trasfondo ideológi- fue exclusiva al menos durante mil años. Y podría-
co siempre ha estado presente en el seno de la cul- mos agregar otro milenio, pues si bien en Occiden-
tura griega. te la hegemonía del griego desapareció durante la
Mucho después, en el siglo IX, se origina un se- época romana, los filósofos latinófonos continua-
gundo conflicto de gran envergadura vinculado con ron practicándolo hasta los inicios de la Edad Me-
el estatus del griego moderno. Es probable que la dia. Se trata de un fenómeno único de la historia
sustitución del griego por el latín en Occidente y que implica un vínculo histórico entre una lengua
la presión del multilingüismo en el imperio forma- particular, el griego, y el advenimiento y el desarro-
do mediante las conquistas romanas provocaran la llo de la filosofía.
fragmentación de la koiné en varios dialectos. La he- De tal modo, por influencia de Heidegger, mu-
lenización del Imperio de Oriente, que conserva el chos dicen que el griego (al que se asocia el alemán)
aticismo con pocos cambios hasta la renovación bi- es la lengua filosófica por excelencia.
zantina de los siglos XI y XII, disminuyó sin duda la • VÉASE EL RECUADRO 4
generalización de este fenómeno, mas nunca logró Sin rechazar semejante juicio, que refleja una si-
reducir la diglosia, favorecida por la jerarquización tuación pasada, sacudida por la expansión mundial
del Estado y de la Iglesia a partir del siglo IV. La len- de la filosofía angloamericana, es preciso recordar
gua escrita y administrativa refleja la diferencia cul- que la perseverancia de la lengua griega no logró
tural y la de clase. Durante la dominación otomana, conservar, en el espacio donde es dominante, la fe-
las nuevas transformaciones se toparon con la nece- cundidad del pasado filosófico que contribuyó a
sidad de conservar la lengua eclesiástica, ya que la forjar. El inventario iniciado hace varios decenios
única institución organizada era la Iglesia. Ahora en Grecia para valorizar a los filósofos griegos mo-
bien, durante este periodo no solamente el aticismo dernos y contemporáneos revela ampliamente el
sino también la koiné se volvieron incomprensibles contraste: en las condiciones actuales de nuestra
para el pueblo, sometido a la presión de la evolu- cultura, su notoriedad rara vez puede superar las
ción de la lengua hablada en un sentido más popu- fronteras del helenismo.
lar, formando poco a poco lo que se dio en llamar Para explicar esta carencia se evoca a menudo la
la lengua “demótica”. Conocer todas esas lenguas al caída de Bizancio y el sometimiento de los territo-
mismo tiempo constituía una hazaña y el signo de rios helenófonos al Imperio otomano. Durante cua-
una cultura más elevada. trocientos años reinó, sobre el vasto territorio (que
Sin embargo, la diglosia no manifiesta sus efec- se extendía de Moldovalaquia a Grecia actual y de
tos perversos en las regiones ocupadas por los oto- Asia Menor a las costas del Mar Negro) en el que
manos, que se extendían por el conjunto multiétni- vivían poblaciones de ascendencia helénica, el de-
co de los Balcanes, ya que el clero que difundía la sierto intelectual más completo. Gracias a la Iglesia
lengua y la fe generalmente no era muy instruido y y a algunos maestros, las poblaciones locales se es-
practicaba la lengua hablada y popular. El origen de forzaron por preservar la lengua griega, en general
la lengua depurada (kazarévusa) se halla, más bien, reducida al habla popular. En cambio, los intelec-
en las escuelas helénicas de Italia que enseñaban una tuales que, huyendo de los otomanos, buscaron re-
lengua arcaizante. Al alterar la evolución natural de fugio en las islas Jónicas o en Italia, eran considera-
632 | GRIEGO

Recuadro 4 › Heidegger: “La lengua prefilosófica de los griegos ya era filosófica”


Con Jean-Pierre Lefebvre, cabe calificar de artificial acuñada solamente en filosofía, si- El grado se mide por medio de la profundi-
“nacionalismo ontológico” la forma en que no que pertenece al discurso y a la lengua dad y la potencia de la existencia de un
Heidegger concibe la relación histórica com- cotidiana de los griegos. La filosofía se limi- pueblo y de una raza que habla la lengua y
tó a recoger una palabra de la lengua prefi- existe en ella [nach der Tiefe und Gewalt
pleja entre griego, alemán y filosofía (“Phi-
losófica. Ahora bien, que esta transposi- der Existenz des Volkes und Stammes, der
losophie et philologie: Les traductions des ción haya podido efectuarse, por así decir, die Sprache spricht und in ihr existiert]. Es-
philosophes allemands”, Encyclopædia uni- espontáneamente y sin asombro, nos obli- ta característica de profundidad y de crea-
versalis, Symposium, Les Enjeux, 1; 1990, ga a suponer que la lengua prefilosófica de tividad filosófica de la lengua griega no la
p. 170). los griegos ya era filosófica. Y así es, efecti- encontramos más que en nuestra lengua
vamente: la historia de la palabra funda- alemana (véase Meister Eckhart y Hegel,
Ousía tou ontos significa, literalmente, “estan- mental de la filosofía antigua no es más De l’essence de la liberté humaine, Introduc-
didad del siendo”, lo cual solemos traducir que un documento privilegiado que nos tion à la philosophie, trad. E. Martineau, Pa-
por “ser del ente” o “entidad del ente”. demuestra que la lengua griega es filosófi- rís, Gallimard, 1987, pp. 57 ss. = GA 31,
Seindheit, “estandidad”: es la formación ca. En otras palabras, que no fue investida 1982, pp. 50 ss., curso del semestre de ve-
muy dura e insólita, porque es artificial, por la terminología filosófica, sino que ella rano, 1930).
que debe su nacimiento a la reflexión filo- misma filosofaba en tanto que lengua y Barbara Cassin
sófica. Sin embargo, lo que vale de este configuración de lengua.
neologismo alemán no tenemos derecho a [Sprachgestaltung (formación de la lengua)].
afirmarlo de la palabra griega correspon- Y lo mismo vale para toda lengua au-
diente. Porque ousía no es una expresión téntica, naturalmente en diversos grados.

dos una fuente de esperanza para el porvenir de tre los filósofos griegos de lengua francesa, al lado
Grecia independiente. de los espiritualistas V. Cousin y T. Jouffroy, que se
Durante este periodo los textos filosóficos se es- imponen por un tiempo. En otro horizonte de pen-
criben en latín y a menudo en una lengua griega samiento, C. Koumas (†1836) defiende la filosofía
arcaizante y, menos frecuentemente, en un griego crítica, inaugurando la presencia cada vez más acti-
simple. Se trata sobre todo de comentarios del pen- va de la filosofía alemana, lo que intensifica la intro-
samiento antiguo, especialmente de Aristóteles, que ducción de la filosofía antigua en la enseñanza. De
estaba de moda en Padua y en Venecia. Teófilo Co- esta manera, el culto de la Antigüedad, alumbrado
ridaleo (†1646), que reorganiza la escuela del pa- por la filosofía europea, se convierte en el elemento
triarcado de Constantinopla, puede ser considera- central de la renovación intelectual de la Grecia mo-
do, junto con Gerásimos Vlajos (†1685), el pionero derna. Como contrapartida, la ideología heleno-cris-
del comentario griego moderno de las obras de Aris- tiana constituye el eje de referencia permanente de
tóteles. La presencia de Aristóteles en los Balcanes los filósofos conservadores en Grecia.
se convierte en un elemento esencial de renovación En esa misma época, la crisis social desemboca
para la filosofía antigua en el espacio helenófono, en el pensamiento socialista, con Platon Drakulis y
pues se vincula con el inicio de la época otomana, Georgios Skliros (†1919). Las tesis de este último
cuando Skholarios, primer patriarca después de la fueron retomadas por J. Kordatos y por Dimitrios
caída de Constantinopla, impusiera el aristotelismo Glenos, otro filósofo formado en Alemania, donde
contra el platonismo de Giorgos Gemistos Plethon. participó en debates en favor de la lengua demóti-
En el periodo siguiente, la filosofía neohelénica, ca. En el plano filosófico, Glenos opone, al idealismo
filosofía universitaria esencialmente, habla kazaré- dinámico de los hegelianos, el “realismo dinámico”,
vusa, pues encuentra que esa lengua la acerca más a es decir, el materialismo dialéctico interpretado me-
su prestigioso pasado, aun si ese pasado se lee con el diante una síntesis entre Heráclito y Demócrito. Pa-
enfoque de las filosofías europeas de moda. Un ami- ra él, toda referencia al pasado filosófico helénico
go de Koraís, Neófitos Vamvas (†1855), retoma a la supone una historicidad creadora, capaz de apro-
vez la “ideología” de Destutt de Tracy y de F. Thu- piárselo en función de elementos concretos de la
rot, y la retórica de H. Blair, que dominó el ambien- vida actual. Glenos fue un analista sutil de las divi-
te británico en el siglo XVIII. Es el primero en dirigir siones sociales, que interpreta como una consecuen-
la cátedra de filosofía en la universidad de Atenas cia de la diglosia. Después de él, habrá que esperar
(1837). T. Reid y D. Stewart, a través de sus traduc- la reforma preconizada, entre 1950 y 1960, por otro
ciones, tendrán también su momento de gloria en- filósofo formado en Alemania, E.P. Papanutsos, pa-
GRIEGO | 633

ra presenciar la modernización de la filosofía en la “razón recta”, surge “racional” y “racionalismo”, for-


enseñanza. mando respectivamente las palabras maleta orzolo-
Finalmente, la filosofía se expresa sobre todo por guikó (ορθολογικό) y orzologuismós (ορθολογισμός).
medio de la literatura, ámbito donde muchos auto- Se comprende que, frente a esta situación de caren-
res habían escrito ya en lengua demótica. El gran cia y de complementación, los filósofos prefieran
poeta Kostís Palamás (1859-1943) asocia filosofía y conservar el término antiguo, aun si el diccionario
literatura, siguiendo el enfoque de Nietzsche. Tras sus lo evita. En su traducción de La pharmacie de Pla-
pasos, pero también tras los de Bergson (de quien ton de J. Derrida, Ch. G. Lazos escribe que “Derri-
fue alumno) y tras los de Marx, Nikos Kazantzakis da utiliza principalmente las palabras discours [dis-
(1883-1957) fue un ferviente defensor de la dimoti- curso], parole [palabra], raison [razón] o logos para
kí, que enriqueció con una obra original y pujante. traducir el λόγος. En griego, el logos abarca todos es-
La verdadera revolución filosófica de Grecia moder- tos sentidos. De tal manera, traduzco todas esas pa-
na no se encuentra, por consiguiente, en la filosofía labras con la palabra λόγος y coloco entre parénte-
pura, sino en la literatura. Creadora de pensamien- sis el término francés correspondiente” (J. Derrida,
to, la literatura griega repite ahora, con nuevas for- La pharmacie de Platon, trad. gr. Ch.G. Lazos, Ate-
mas, los orígenes del pensamiento griego; en tiempos nas, Agra, 1990, p. 246, n. 23). En definitiva, el grie-
de Parménides, Empédocles o Platón, no se distin- go actual conserva el término logos, pero debe preci-
guía literatura de filosofía. Así pues, los escritores sar entre paréntesis el sentido que le da en cada uso.
griegos defendieron la lengua demótica contra la Más aún, el traductor sitúa todos los significados en
kazarévusa de los filósofos universitarios. el mismo plano, mientras que en el diccionario el sig-
nificado de “razón” es excepcional y se identifica con
II. ¿Traducir el griego al griego? la “causa” o se especifica mediante orzós logos (racio-
nal). Otros traductores toman esta trasgresión del
A. Logos y orzologuikó diccionario moderno y utilizan logos para significar
La polisemia del término logos, desde el mundo ar- lo divino estoico (Razón), la segunda persona de la
caico, es el signo más espectacular de la permanen- Trinidad cristiana (el Verbo), la razón seminal —se
cia de la lengua griega. Su ambivalencia, que asocia trata, pues, de calcos y no de traducciones—, para
principalmente los significados de palabra y razón, no hablar de la razón pura según Kant. El aprieto de
exige incesantemente recurrir al contexto, el cual mu- los traductores es tal que llegan a utilizar logos agre-
chas veces tampoco ayuda a aclarar el sentido. Aho- gando, entre paréntesis, loguikós [λογικός] (racional),
ra bien, aunque el significado de “palabra” y “discur- o, a la inversa, logos para todos los casos conflictivos
so” permanece intacto hasta el griego moderno, no que tratan sobre el pensamiento (cf. I. Tzavaras en
ocurre lo mismo con los significados de “reunión” y Plotino, Enéadas, 30-33, tr. gr. mod., Atenas-Ioan-
de “razón”. No nos detendremos en el primero de es- nina, Dodoni, 1995). El resultado: o bien se conser-
tos dos términos porque, disimulado por los diccio- va logos sin traducir, o bien se traduce por “razona-
narios, pero utilizado por algunos filósofos que se miento”, “potencia constitutiva”, “capacidad lógica”,
inspiran en Heidegger, requiere un estudio en sí mis- “noción”, “racionalidad”, “discusión”, etc., pero de-
mo. Para decir “razón”, el griego moderno recurre, jando una zona intraducible.
mucho más frecuentemente que a logos, a la semán- Para poner término a esta situación, G. Babinio-
tica del pensamiento (nóisi [νόηση], skepsi [σκέ η]). tis establece en su diccionario una tabla para logui-
Encontramos aquí, sin embargo, sobrevivientes que kós [λογικός] (“racional”, “lógico”), que se considera
habrían podido constituir el centro de gravedad de la mejor manera de expresar logos en el sentido de
una consolidación de la consistencia antigua: “cuál razón. Explica que “el λογικός (racional) designa lo
es la razón de tu posición…” (ποιος o λόγος...), “no que tiene que ver con el λόγος, en el sentido del fun-
tengo razón para…” (δεν έχω λόγο να...). Pero, en vez cionamiento del intelecto (νου), del pensamiento dis-
de utilizar logos para decir “razón” en el sentido de cursivo (διανοιας), del pensamiento lógico (λογικής
ratio, se habla más bien, debido a una flexión, de νόησης) del hombre…”. Luego, después de haber ar-
“lo que es racional”, de “lo lógico” (loguikó [λογι ticulado los sentidos mediante oposiciones que po-
κό]); y así, de la expresión orzós logos (ορθός λόγος), nen en juego lo irracional, lo insensato, etc., apela a
634 | GRIEGO

la semántica de la facultad de pensar en el sentido de de la reflexión” (ή των στοχαστών της σκέ ης). Una
phrenes [φρένες], para resaltar el carácter propio del fusión análoga se produjo con la semántica de la ac-
que actúa de manera racional (emphron [ἔμφρων]) o tividad de meditar (stojádsome [στοχά ομαι]). Mien-
irracional (aphron [ φρων], paraphron [παράφρων]), tras que en la Antigüedad stokházomai significa
etc. Estas precisiones confirman que la noción de lo- “apuntar”, “tender a”, incluso “investigar” y “conje-
gos [λόγος], “razón”, se manifiesta sobre todo por un turar”, en griego moderno este verbo expresa tanto
derivado, loguikós, explicitado a su vez por las va- la actividad corriente de reflexionar como la activi-
riadas semánticas del pensar y del pensamiento. dad más elevada de pensar, la “meditación” (stojas-
Ante los textos de filosofía antigua, un helenófono mós [στοχασμός]). En la literatura de los siglos XIX y
tiene tan pocas herramientas como un francófono o XX (de Solomós [1798-1857] a Palamás [1859-1943])
un anglófono. O quizá más que ellos porque, para se emplea para significar el pensamiento; de tal mo-
ocultar su dificultad, tal vez opte por no traducir, do se usa stojastís (στοχαστής) para decir “pensador”.
antes que admitir los límites de su lengua. Agreguemos que a menudo la actividad de razonar
y de calcular (loguídsome [λογί ομαι]), ipologuidso
B. Skepsis y campo del pensamiento [υπολογί ω], logariadso [λογαριά ω]…) se confun-
Para traducir “pensar” y “pensamiento” en griego de también con la actividad de pensar (sképtome
antiguo se utiliza, por una parte, la semántica lla- [σκέπτομαι]).
mada del “intelecto” (noos [νόος], nous [νοῦς]) —in- Aun cuando los traductores y los filósofos grie-
teligir (noéin [νοεῖν]), intelección (nóesis [νόησις]), gos contemporáneos se vean en aprietos por estas
pensar de manera discursiva (διανοεῖσθαι), pensa- diversas flexiones, no las afrontan como un proble-
miento discursivo (diánoia [διάνοια])— y, por otra ma. Para evitar las confusiones semánticas, prefie-
parte, el llamado pensamiento de la mente (phren ren a menudo conservar los términos antiguos, aun
[φρήν]) —pensar de manera sagaz, conforme al buen si en la lengua corriente prevalece la semántica del
juicio (phronó [φρον ]), inteligencia práctica (phró- sképtesthai y de la skepsis desde mediados del siglo
nésis [φρόνησις]), etc. Más tarde se agregó la noción XX. El enlace entre griego antiguo y griego moderno
de “espíritu” (pneuma [πνεῦμα]), introducida por el se ejecuta mediante el nous [νοῦς] (o νους), que ex-
estoicismo en el sentido de “soplo” (viento y soplo presa la base del pensamiento, dando la impresión de
de vida), a la que el cristianismo le aseguró una pro- conservar el sentido antiguo de “intelecto”. Aunque
moción impresionante al desmaterializarla. Aun el término sea, en general, utilizado en fórmulas
cuando esta evolución complica la traducción, las compuestas como “tener en la cabeza”, “no perder
confusiones actuales no se deben tanto a la lengua la cabeza”, “ser sensato”, etc., posee un significado
sino a elecciones que, en vez de dejarle el sentido general y amplio que supera el sentido arcaico de
habitual de “intelecto”, confunden nous con “espíri- “proyecto” y el sentido clásico de la facultad más
tu”, como es el caso de P. Hadot en sus traducciones elevada del “pensar”: la “intuición”. En un primer
de Plotino (cf. su justificación en Plotino, Ennéa- caso, Babiniotis habla de “el conjunto de facultades
des, Traité 38, Cerf, 1988, p. 401). Estos titubeos espirituales (πνευματικών δυνάμεων) del hombre,
también los encontramos en los griegos, cuando que le permiten aprehender la realidad y articular
designan la filosofía del espíritu de Le Senne y de sus elementos”. Esta generalización revela que es
Lavelle con la expresión “filosofía del νοῦς” y no del posible asociar nous [νους] con otras actividades,
pneuma [πνεῦμα] (cf. Ch. Theodorides, Introduc- tales como juzgar (krino [κρίνω]), imaginar (fantád-
tion à la philosophie, p. 73). some [φαντά ομαι]), razonar (siloguídsome [συλλο
Pero el hecho de que en griego moderno las ter- γί ομαι]), reflexionar (sképtome [σκέπτομαι]), me-
minologías antiguas del pensamiento (nóesis [νόη ditar (stojádsome [στοχά ομαι]), etc. En este último
σις]) y de la reflexión (skepsis [σκέ ις]) se hayan fu- caso, Solomós escribe en su diálogo sobre la len-
sionado origina dificultades más reales. Skepsis, gua: “Ven a tu (facultad de) pensamiento (τ νοῦ),
concepto tematizado por la corriente escéptica, da medita (stojasu [στοχάσου]) sobre el mal que pro-
pie a paradojas en los textos modernos, cuando se duce la lengua que se escribe” (Œuvres, introd. I.
habla por ejemplo del “pensamiento de los escépti- Polylas, Atenas, 1965, p. LXXIII).
cos” (η σκέ η των σκεπτικών) “o de los pensadores Si hasta este punto las cosas todavía pueden pa-
GRIEGO | 635

recer sencillas, se complican en el momento de pe- pida nave y siguiendo con los ojos a mis compañe-
netrar en la semántica de la skepsis, que sirve para ros, logré ver arriba sus pies y manos cuando se ele-
aclarar el sentido de los otros términos que signifi- vaban hacia lo alto. Daban voces llamándome…”]
can “pensar” o “pensamiento”. Ya para el caso de sto- (Odisea, XII, v. 244-249 – trad. José Luis Calvo). El
jádsome [στοχά ομαι], el Diccionario menciona: 1) sentido de una mirada atenta hacia dos o más di-
“pienso profundamente” (sképtome vaziá [σκέπτο recciones conduce al sentido de mirar mediante el
μαι αθιά]) y “razono” (siloguídsome [συλλογί ομαι]) pensamiento, de reflexionar a partir de al menos dos
como sinónimo, “pienso de manera discursiva” (dia- posibilidades. Por ejemplo, en Sófocles el verbo sig-
noúme [διανοούμαι]); 2) “pienso bien” (sképtome ka- nifica a veces “mirar” (Áyax, 1028) y a veces “refle-
lá [σκέπτομαι καλά]) y “calculo” (ipologuidso [υπο xionar” (Edipo rey, 584). En el segundo caso, Creon-
λογί ω], logariadso [λογαριά ω]…) como sinónimo. te responde a los reproches de Edipo: “Considera
Ocurre lo mismo con los demás sentidos de νους: primeramente esto: si crees que alguien preferiría
“capacidad de una persona de pensar (να σκέπτεται), gobernar entre temores a dormir tranquilo, tenien-
de producir pensamientos (σκέ εις) lógicos, de crear do el mismo poder”. Encontramos la misma ambi-
de forma espiritual; […] de juzgar según las circuns- valencia en los textos de Platón. En Protágoras, dice
tancias”, etc. Este predominio de la semántica de Sócrates que un examen de salud requiere la obser-
sképtome [σκέπτομαι] y de σκέ ις/σκέ η [skepsis/ vación de las partes del cuerpo y añade que desea,
skepsi] es inquietante y además no siempre existió: en interés de la reflexión (pros ten skepsin [πρ ς τ ν
por ejemplo, La philosophie de la Renaissance (Ate- σκέ ιν]), hacer lo mismo por lo agradable y el bien,
nas, Organismós Scholikón Vivlíon, 1955) de Logo- con el objeto de descubrir el pensamiento (tes dia-
thetis, defensor de la kazarévusa en filosofía, limita noias [τ ς διανοίας]) de su interlocutor y de ver si su
todavía más la semántica de skepsis a las corrientes concepción se parece a la de la mayoría de los hom-
escépticas (Montaigne, Charron, etc.) al asociar skep- bres o si es diferente (352a-b). Esta última precisión
sis y amfivolía (duda), y utiliza la semántica del nous circunscribe el sentido pre-escéptico de skepsis: una
para dar cuenta del “pensamiento”, y la del logos pa- reflexión que pone en juego una elección entre dos
ra significar la “razón”. o varias posturas.
A propósito de σκέ η, Babiniotis habla del “con- Los escépticos rechazan esta elección dando a ca-
junto de puntos de vista y de posturas de una perso- da una de las posturas el mismo peso, la equipoten-
na respecto de un fenómeno social, forma de anali- cia, suspendiendo al mismo tiempo todo juicio (véa-
zar y de interpretar; teoría”, precediendo a este sentido se Epokhé). La skepsis difiere de la diánoia [διάνοια]
otros tales como “proceso durante el cual manipula- (pensamiento discursivo) analizada como idéntica
mos ciertos datos en el cerebro para llegar a un resul- a la “intención”. En griego moderno, cuando se ex-
tado”; o también: “lo que alguien piensa (σκέπτεται) plicita el sentido de diánoia —que sin embargo se
de un asunto; idea, razonamiento”, etc. La dualidad utiliza más frecuentemente para significar la inven-
del sentido general, que pone en juego a la acción tiva, el genio— se habla de “funcionamiento del pen-
social y a la teoría (entendida como “visión del mun- samiento (σκέ ης) que codifica en conceptos y repre-
do”) a la vez, amplía el campo de acción de la skep- sentaciones los datos de los sentidos” (Babiniotis).
sis. Si se agrega a sképtome el sentido de razonar y Todo ocurre como si en griego moderno skepsis y
de meditar, cae uno en la cuenta de que este térmi- sképtome fueran el género cuyas especies fueran el
no se ha vuelto intraducible. pensamiento noético y discursivo. Este carácter ex-
Hay que observar primero que, desde Parméni- tensivo de skepsis se explicaría por el hecho de que el
des, la semántica de nous [νοῦς] nunca ha apartado proceso de reflexión puede intervenir en la acción,
a la semántica de la skepsis utilizada desde Homero, junto a la “deliberación”. Los escépticos explotaron
mucho antes de que los escépticos le concedieran a esta perspectiva, en tanto que Platón evitó su fusión.
este término su destino filosófico y mucho antes de A la pregunta “¿qué es la reflexión (skepsis [σκέ
que conquistara el griego moderno reivindicando el ις])?”, Sexto Empírico responde que es “la capaci-
sentido de “pensamiento”. En Homero sképtomai sig- dad de oponer los fenómenos y las cosas pensadas (ta
nifica mirar hacia todos lados para observar. Dice noóumena [τα νοούμενα]) de todas las formas posi-
Ulises: “Mirando (skepsámenos [σκε άμενος]) a la rá- bles, capacidad a partir de la cual llegamos, por equi-
636 | GRIEGO

potencia entre las cosas y razonamientos opuestos, que K.P. Mihailidis (Filosofías arcaicas, introducción,
primero a la suspensión del juicio y luego a la ata- texto, traducción y comentario, Nicosia, 1971), más
raxia” (Hipotiposis pirrónicas, I, 8-9). Si el escéptico prudente, traduce noos por nous. En concordancia
supone, gracias a la equipotencia, que ningún razo- con otros traductores, este último actúa con la mis-
namiento puede ser más persuasivo que su opues- ma prudencia cuando traduce nous [νοῦς] y noéin
to o que cualquier otro, considera, gracias a la sus- [νοεῖν] en Parménides, mientras que Roussos una vez
pensión del juicio, la interrupción del pensamiento más innova al traducir noéin por to na to ennoís [τό
discursivo (diánoia), y por consiguiente la de la in- νά τό ἐννοεῖς], es decir, “comprendo el sentido” (έχω
vestigación y deliberación también. Así, a través de στο νου μου, o también συλλαμ άνω στη σκέ η μου).
este enfoque, que toma en cuenta, en la investigación, Por otra parte, en su Manual de enseñanza secun-
todas las posibilidades, la teoría y la acción se entre- daria, P. Roulia observa que Parménides “encontró
lazan, modificando el paisaje semántico de la lengua en el pensamiento (σκέ η) la estabilidad necesaria
antigua. Al mismo tiempo, se inicia otro itinerario, para el conocimiento. Sin embargo, se vio llevado a
en el que el griego moderno extrae sus propios con- identificar el pensamiento (σκέ η) y la realidad”. Así,
ceptos, forzando a acordar una traducción intralin- su célebre enunciado [fragmento III DK, τ γ ρ α
güística para todo un conjunto de nociones filosó- τ νοεῖν τε κα εἶναι] significa: “Cuando pensamos
ficas del pasado. (σκεφτόμαστε) determinamos las cosas con nuestro
La modificación semántica iniciada por el griego intelecto (νου). Nuestro pensamiento (νόηση) se
moderno se refiere también a otros usos, por ejem- identifica entonces con la realidad. La realidad es,
plo las expresiones “cerebro” y “seso”, para designar en consecuencia, inteligible (νοητή)”. No es seguro
el conjunto de facultades mentales, como sinónimo que los alumnos comprendan claramente de qué se
de espíritu (pneuma) y de pensamiento (skepsis). trata esto, pues se confunden tres procesos: refle-
Además, en francés la metáfora del cerebro expresa xionar, pensar e inteligir, pero, de todos modos, hay
en griego “el pensamiento humano (anzrópini skepsi muchos filósofos en la misma situación.
[ανθρώπινη σκέ η])”. Tal es así, que E. Roussos, tra- Tzavaras, actualmente el traductor con más in-
ductor de fragmentos de Heráclito al francés (Perí ventiva en filosofía, a menudo conserva el griego
phýseos, Atenas, Karavia, 1971, y Papadima, 19872), antiguo para los presocráticos (cf. I. Tzavaras,
traduce tís autón noos [τίς α τ ν νόος] (fr. 104DK) ποίηση του μπεδοκλή, Atenas-Ioannina, Dodoni,
primero por “¿cuál es su seso/pensamiento (το μυα 1988, y ποίημα τοῦ αρμενίδη, Atenas, Domos,
λό)?” y luego por “pensamiento” ( νοῦς), mientras 1980), pero se arriesga más con Plotino y con los

Recuadro 5 › Las traducciones de Hegel


entendement, intellectus διανόηση: Intelligenz – pensée o concep- ορθολογικό στοιχείο: Rationelles – élé-
tion intellectuelle o también intelligence ment rationnel – elemento racional
El mismo tipo de problema se presenta en – pensamiento o concepción intelectual o λογικό στοιχείο [ λογική]: Logisches –
también, inteligencia élément logique (le logique) – elemento
las traducciones de los filósofos modernos.
διάνοια: Verstand – pensée discursive o lógico (lo lógico)
En su traducción de La ciencia de la lógica entendement – pensamiento discursivo o έλλογο στοιχείο: Vernünftiges – élé-
de Hegel (§ 1-244 del compendio de la En- entendimiento ment raisonnable o sensé – elemento ra-
ciclopedia de las ciencias filosóficas), Tzava- σκέ η [ἐννόημα]: Gedanke – pensée o zonable o sensato
ras enriquece el griego con términos técni- réflexion – pensamiento o reflexión λογική ικανότητα [λόγος, τ ἔλλογο,
cos. He aquí unos ejemplos, y la traducción αναλογισμός: Nachdenken – réflexion o τ λογικό]: Vernunft – capacité logique
española más frecuente y, en algunos ca- méditation – reflexión o meditación (raison) – capacidad lógica (razón)
sos, entre paréntesis, la traducción de A. διαλογισμός: Räsonnement – raisonne-
Kelesidou del libro de J.-L. Vieillard-Baron ment o réflexion, o también méditation – Curiosamente Tzvaras no sólo ignora la se-
razonamiento o reflexión, o también me- mántica del στοχά ομαι sino que limita con-
sobre las lecciones de filosofía de Hegel so-
ditación
bre Platón. siderablemente la de σκέπτομαι, que utili-
συλλογισμός: Schluß – déduction o sy-
za con mucha frecuencia en su traducción
llogisme – deducción o silogismo
νεύμα: Geist – esprit – espíritu ανασκόπηση [ἀναστοχασμός, ἀνα de Plotino, de acuerdo con la lengua co-
νόηση [τ νοεῖν]: Denken – pensée o in- δίπλωση]: Reflexion – examen o révision rriente. Por el contrario, A. Kelesidou igno-
telligence – pensamiento o inteligencia – examen o revisión ra la semántica de skepsis, que sin embargo
GRIEGO | 637

utiliza en el curso de su exposición, sobre mán, donde la diferencia entre Denken y Ge- por el griego moderno hace que elegir sea
todo para dar cuenta del hecho de pensar danke no es tan marcada? J. Gibelin traduce tan difícil como en la traducción del griego
(ν σκεφθοῦμε) lo absoluto. La confron- al francés ambas palabras por “pensée” (pen- antiguo. La actitud ambigua de Tzavaras,
tación en francés de ciertas traducciones samiento), lo que aparentemente confiere que encontramos en muchos traductores
muestra que la elección de los términos grie- al texto una coherencia satisfactoria. Al for- griegos, no aclara de manera satisfactoria
gos fuerza a la lengua en nombre de una zar la diferencia con el uso de skepsis, aun el sentido de los textos. No es pues una so-
claridad que no siempre es evidente. La di- cuando ésta significa en la lengua corriente lución a largo plazo sólo querer ponerse de
ferencia que nos interesa en particular aquí, “pensamiento” en el sentido lato del térmi- acuerdo con la lengua corriente, imponien-
entre Denken y Gedanke, expresada por no, Tzavaras corre el riesgo de suscitar otras do la terminología antigua o las propias
νόηση y por σκέ η en Tzavaras y por τ confusiones. Coloca el § 5 bajo el signo de convenciones, modificables según el caso.
νοεῖν y ἐννόημα en Kelesidou, puede no la σκέ η y el § 19 bajo el de la νόηση, a pe-
obstante ser engañosa si pensamos en la sar de que en la práctica, tal como muestran Bibliografía
referencia de la expresión aristotélica “pen- los § 14 y 19, se trata del “pensar” propio Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Enzyklopädie
samiento del pensamiento” (νόησις νοήσ de la filosofía como forma específica de su der philosophischen Wissenschaften im
Grundrisse (1830), § 1-244: Die Wissen-
εως) divino, atribuido por Hegel a la lógica. actividad, por el hecho de que cada ser hu-
schaft der Logik; Enciclopedia de las cien-
¿Qué nos habilita a marcar la diferencia en- mano puede pensar por su naturaleza; de cias filosóficas en compendio, trad. Ramón
tre pensamiento divino y pensamiento hu- manera que la evolución del pensamiento Valls Plana Madrid, Alianza, 1997; Précis de
mano, un salto semántico tan importante que se expone en la historia de la filosofía l’encyclopédie des sciences philosophiques,
como el que distinguiría teóricamente νό se manifiesta bajo la forma de la idea. En de- trad. J. Gibelin, Vrin, 1987; trad. gr. I. Tza-
ηση y σκέ η (o ἐννόημα), dado que eso finitiva, no habría diferencia radical entre dos varas, ἐπιστήμη της λογικής, Dodoni, Ate-
no ocurre en Aristóteles (que atribuye la tipos de pensar, sino simplemente la mani- nas, 1991.
nóesis tanto al pensamiento divino como al festación del pensamiento (Denken), de tal Vieillard-Baron Jean-Louis, G.W.F. Hegel,
pensamiento humano), ni en el griego mo- manera que éste (Gedanke) sea la idea. Su- Leçons de philosophie platonicienne (1825-
1826), trad. A. Kelesidou, Academia de Ate-
derno, en el cual se mezclan ambas nociones poniendo que sea necesario efectivamente
nas, Atenas, 1991.
(según la semántica de la σκέ η), ni en ale- marcar la diferencia, la confusión provocada

pensadores alemanes. Comencemos con su traduc- δ νο ς, νόει, τι τἀγαθόν ω ς γ ρ ἔμφρονος κα


ción de Plotino. En su antología de algunos textos νοερ ς αἴτιος δύναμις ν, ἀφ ο ω ς κα νοῦ [...]).
de las Enéadas (Plotino, Enéadas, 30-33, op. cit.), • VÉASE EL RECUADRO 5
opta por sképtome para traducir phronó, noó y dia- Frente a esta situación, una actitud inversa, que re-
nooumai. Por ejemplo, “son buenos como dioses, dujera todas las semánticas que significaran “pensar”
en la medida en que no piensan (δεν σκέπτονται) a y “pensamiento” a la de la skepsis y del sképtesthai,
veces correctamente y a veces incorrectamente, si- ¿no tendría más oportunidad de expresar aquello
no que piensan (σκέπτονται) siempre lo que es co- de lo que se trata? Esta opción fue escogida por Va-
rrecto en su intelecto (μέσα στο νου τους)…” [tra- yenas para traducir algunos textos de Heidegger to-
ducción de Gredos, al español: “Son, pues, bellos en mados de Wegmarken (trad. gr. A.A. Vayenas, Atenas,
cuanto dioses. La razón es que no son ora sabios, Anagnostidi, s/f), empleando con la mayor frecuen-
ora necios, sino que son siempre sabios en virtud de cia skepsis para “pensamiento”, independientemente
una inteligencia…”] (V, 8, 3, 23-25: αλο δ θεοί del filósofo de que se tratase (Parménides, Descar-
γ ρ δ ποτ μ ν φρονοῦσι, ποτ δ ἀφραίνουσιν, tes, Kant y Hegel). El fragmento III de Parménides
ἀλλ ἀε φρονοῦσιν ἐν ἀπαθεῖ τ ν ). Por otra parte, donde se dice que “lo mismo es a la vez pensar y
aun cuando se tienda a conservar los términos diá- ser” lo convierte en “τ ἴδιο εἶναι σκέ η κα εἶναι”. A
noia y nóesis, a veces traduce “los pensamientos” propósito de Kant, precisa que “pienso” (skéftome
(hai noeseis [αἱ νοήσεις]) por “los pensamientos del [σκέφτομαι]) significa “relaciono una variedad da-
intelecto” (skepsis tu nu [σκέ εις του νου]) (V, 5, 1, da de representaciones…” (lo cual corresponde a
24). Mejor aún: se permite traducir νοῦς νο ν por “juzgar”). Por otra parte, traduce tranzendantale
νοών νους, pero de inmediato cambia de rumbo pa- Überlegung o Reflexion por “reflexión/pensamiento
ra traducir: “cuando lo pensares (όταν όμως τον trascendental” (ipervatikí skepsi [ περ ατικ
σκέπτεσαι), piensa (σκέ ου) que es el Bien, pues es σκέ η]), Reflexionbegriffe por “aprehensiones del
causa de vida sabia (έλλογης) e intelectiva (νοητι pensamiento/reflexión” (antilipsis tis skepsis [αντι
κής), siendo como es Potencia de la que proviene vi- λή εις τ ς σκέ ης]) y Sein und Denken por “ser y
da e inteligencia (νου) [...]”] (V, 5, 10, 10-13: ταν pensamiento” (εἶναι κα σκέ η). El uso hegeliano del
638 | GRIEGO

ego cogito sum cartesiano lo traduce por “pienso, en las que la noción de sustancia se vuelve central.
soy” (σκέπτομαι, εἶμαι), algo que encontramos, por Aun cuando toman cada vez más seriamente esta
cierto, en muchos otros autores, incluso en los ma- mediación y traducen “sustancia” ya no por ousía si-
nuales de enseñanza secundaria. Por último, la fór- no por hypóstasi, en general suelen limitarse, para
mula heideggeriana de “pensamiento occidental” la Antigüedad y la Edad Media bizantina, a unifor-
se traduce por ditikí skepsi [δυτικ σκέ η], lo cual se mar ousía no traduciéndola.
corresponde con una terminología corriente, como El problema que presenta el par esencia/existen-
“pensamiento griego moderno”, “pensamiento so- cia se vuelve muy complejo a partir de entonces. Co-
cialista”, a pesar de que se pueda utilizar dianóisi mencemos por la época moderna, tomando como
[διανόηση] o stojasmós [στοχασμός]. Esta presencia guía a Vinkentios Damodos (†1752), formado en el
generalizada, en Vayanas, de la semántica de la skep- aristotelismo en la escuela flagiana de Venecia y en
sis, sin duda para sintonizar mejor con el lenguaje Padua, y adepto del nominalismo y de las corrientes
corriente, acentúa la confusión y justifica la posición influidas por Descartes y Gassendi. Él asocia ousía
de aquellos que desean regresar a una semántica pre- y hýparxis [ παρξις] (existencia) al hablar de la no-
escéptica. Estas peripecias muestran hasta qué pun- ción tomista de “sustancia compuesta” constituida
to “pensamiento” y sus derivados son difíciles de tra- por la esencia (essentia) y el ser como existencia (es-
ducir al griego moderno, aunque tan solo sea porque se), aun cuando se trata, para él, de una diferencia
la traducción dominante skepsis significaría, en el conceptual y no real, como para Tomás de Aquino.
fondo, más bien reflexión antes que pensamiento. Damodos sabe que, en el tomismo, la sustancia in-
dividual no se confunde con la esencia, ya que ésta
C. Ousía, hýparxis, hypóstasis: la esencia y la debe estar integrada al ser o a la existencia para for-
existencia mar la sustancia. Pero esta distinción ha sido ocul-
A primera vista, ousía [ο σία] no debería plantear tada por los traductores modernos cuando tratan
ninguna dificultad en griego moderno, ya que esta las filosofías que dan cuenta de la sustancia, desde la
palabra se utiliza corrientemente para designar la Edad Media y el Renacimiento hasta la filosofía mo-
esencia y la naturaleza de algo. Sin embargo, la evo- derna. Logothetis, por ejemplo, traduce substantia
lución del sentido del término, desde la Antigüedad, y essentia por ousía. Aumenta incluso la confusión al
ha complicado mucho la tarea de los filósofos grie- precisar que Nizolio considera que la ousía alude a
gos modernos. Ya entre Platón y Aristóteles se había las cosas particulares (ta kath’ hékaston [τ καθ κασ
trastrocado el sentido, pues el primero utiliza ousía τον]). Tzavaras, consciente de estas dificultades, es
con el significado corriente de “bien” (fortuna mate- el único que se atrevió a tomar otro camino, al es-
rial) y con el sentido filosófico de “esencia de alguna coger para su antología textos de Plotino y traducir
cosa”, mientras que el segundo añade otros signifi- ousía por “ser” (einai [εἶναι]). Estas confusiones en
cados, pues identifica ousía y hypokéimenon [ πο el uso de un término tan importante como ousía re-
κείμενον] (lo cual lo obliga a usar ousía a veces para velan que el término no solamente es intraducible
eidos [εἶδος], especie o especificidad, a veces para el en francés —y en español (donde se traduce por sus-
compuesto de materia y de eidos, a veces para la ma- tancia, esencia, entidad, realidad, ser)–, sino tam-
teria misma. Las cosas continúan complicándose con bién en griego. Más aún, cuando se da intervención
el paso de la historia de la filosofía, puesto que los a la mediación medieval y moderna, asociándole la
estoicos contemplan la ousía como un sustrato in- “sustancia” contemplada por el tomismo según la
determinado, los pensadores del medioplatonismo unidad entre essentia y esse (y existentia), las cosas
o del neoplatonismo regresan al sentido de “esen- se vuelven incontrolables.
cia” y la cristología cristiana asocia ousía e hypósta- Partamos ahora nuevamente del verbo hypar-
sis, enriqueciendo ousía con otros valores que el grie- khein [ πάρχειν], que primero significaba “comen-
go moderno ya no logra dominar. zar”, “estar en el origen de”, “tomar la iniciativa” y
Además, la traducción latina de ousía por sub- por consiguiente “existir anteriormente”; después
stantia afecta la tarea de los traductores griegos, con- “estar a disposición” y por último “pertenecer a”.
frontados a partir de entonces a nuevas filosofías, Este último sentido se usa en lógica para expresar la
procedentes del Renacimiento y de la modernidad, “atribución”. Aristóteles escribe, por ejemplo: “Si,
GRIEGO | 639

pues, en ningún B se da A, tampoco en ningún A se Así pues, el análisis de las palabras más importan-
dará B” (εἰ [...] μηδεν τ τ πάρχειν, ο δ τ tes de la filosofía antigua no puede reconfortar al
ο δεν πάρξει τ ; o sea, en la traducción de Tri- traductor, aun si es helenófono, que cree en la trans-
cot: “Si A no pertenece a ningún B, B no pertenece- parencia del sentido.
rá tampoco a ningún A”, Analíticos primeros, I, 2). Lambros COULOUBARITSIS
El sentido de “atribuir”, concebido como modo de
pertenencia, puede comprenderse como “lo que con- Bibliografía principal
tribuye a algo”, cercano al sentido corriente: “estar a Apostolopoulos Ntimês, Syntomê historia tês neoellênikês phi-
losophias [Historia concisa de la filosofía neohelénica], He-
disposición de algo o de alguien”. Se utiliza así ta hy- llêno-Gallike Enôsis Neôn, Atenas, 1949.
párkhonta [τ πάρχοντα] para designar las “cosas Argyropoulou Roxane D., “La philosophie en Grèce (xviie- xxe
que están a mano, a disposición de”, la situación s.)”, en J.-F. Mattéi (dir.), Encyclopédie philosophique univer-
presente, las cosas que existen. Este sentido origina selle: Le discours philosophique, puf, pp. 496-510, París, 1998.
Argyropoulou Roxane, Athanassia Glykophrydi-Leontsini,
la cuestión de la existencia. En la Antigüedad preva- Ana Kelesidou y Georges Vlachos, Hê ennoia tês eleutherias
lecía la ambivalencia, pero la lengua se fue simplifi- ston neoellêniko stochasmo [La noción de libertad en el pen-
cando y el sentido evolucionó hacia “existir”. samiento neo-helénico], Atenas, Academia de Atenas, 1996.
Este uso moderno de hyparkhein para denotar el Aristóteles, Tratados de Lógica (Órganon) II (introd. trad. y
notas Miguel Candel Sanmartín), Madrid, Gredos, 1988.
existir de una cosa, cualquiera que sea, se topó en Cassin Barbara, “Le statut théorique de l’intraduisible”, en J.-F.
nuestra época con el problema de la traducción de Mattéi (dir.), Encyclopédie philosophique universelle: Le dis-
existence en el existencialismo, que sólo asigna exis- cours philosophique, París, puf, 1998, pp. 998-1013.
Couloubaritsis Lambros, Aux origines de la philosophie euro-
tencia al hombre. La designación de esta corriente
péenne. De la pensée archaïque au néoplatonisme, Bruselas,
de pensamiento opuso dos terminologías: hiparxis- De Boeck, 1992, 3a. ed. 2000.
mós [ παρξισμός] y existensialismós [ἐξιστενσιαλισ ——, “Problématique sceptique d’un impensé: hè skepsis”, en
μός]. Hoy se prefiere la primera expresión, que es un A.-J. Voelke (ed.), Le scepticisme antique. Perspectives histo-
riques et systématiques, Lausana, Revue de Théologie et de
calco de la original. Empero, mientras la designa- Philosophie, “Cahiers de la Revue de Théologie et de Philo-
ción de una corriente filosófica sea cuestión de con- sophie”, 1990.
venciones, la traducción del propio concepto de exis- Glykophryd-Leontsini Athanassia, Neoellênikê aisthêtikê kai
tencia revela dificultades más tenaces. De tal manera eurôpaikos diaphôtismos [Estética neo-helénica y filosofía
europea del Siglo de las Luces], Atenas, s/ed. 1989.
que cuando Malevitsis traduce en 1970 el libro de Grupo de lengua griega, Atenas, Ediciones Kardamitsa, 1984.
Jean Wahl, Les philosophes de l’existence (Atenas, Do- Homero, Odisea, trad. José Luis Calvo, Madrid, Cátedra, 1998.
doni, 1970), propone hipóstasis [ πόστασις] y no hí- Logothetis Constantin I., Hê philosophia tês anagennêseôs kai
parxis [ παρξις] para traducir existence. La posición hê themeliôsis tês neôteras physikês [La filosofía del Renaci-
miento y la fundación de la física moderna], Atenas, institu-
de Malevitsis se apoya en el rechazo de Heidegger y ciones Ekdose s Scholik n Vivli n, 1955.
de Jaspers de ser identificados con los existencialis- noutsos Panayotis Ch., Hê sosialistikê skepsê stên Hellada: Apo
tas, para evitar la confusión entre la existencia ónti- to 1875 hôs to 1974 [El pensamiento socialista en Grecia de
ca de los entes y la existencia propia del hombre. A 1875 a 1974], Atenas, ed. Gnosis, 1994.
——, Philosophie néohellénique. Les dimensions idéologiques des
esto se debe que descarte la traducción habitual de approches européennes, Atenas, Kedros, 1981.
híparxis. La idea es pertinente, ya que desde la An- Papanutsos Evangelos P., Neoellênikê philosophia [La filosofía
tigüedad la semántica de hyparkhein perdió su se- neohélenica], 2 vols., Atenas, Vasiki Vivliothiki, 1954 y 1956.
Plotino, Enéadas V-VI, introd. trad. y notas Jesús Igal, Madrid,
creta connivencia con las sutilezas de la semántica
Gredos, 1998.
de arkhé/arkho/árkhomai (principio y comienzo, fun- Psêmmenos Nikos, Hê hellênikê philosophia, 1453-1821 [La fi-
damento/yo ordeno/yo comienzo). Pero el término losofía griega de 1453 a 1821], 2 vols., Atenas, ed. Gnosis,
hipóstasis tiene, a su vez, una larga historia que se 1988-1989.
Roulia P. Ch., ρχές ιλοσοφίας [Principios de filosofía], Me-
origina en el neoplatonismo y en la cristología cris- taichmio, Atenas, 1999.
tiana, alcanzando su punto culminante con la for- Sófocles, Tragedias, trad. y notas Assela Alamillo, Madrid,
mación del término substantia (sustancia). Las in- Gredos, 1992.
terferencias con la cuestión del ser incrementaron Theodorides Ch., ισαγωγή στη φιλοσοφία [Introducción a la
filosofía], Atenas, ed. Éditions du Jardin, 1945, 2a. ed. 1955.
tanto la opacidad de su sentido que incluso Male-
vitsis se vio obligado a agregar entre corchetes el Bibliografía de consulta
término híparxis para evitar confusiones. Babiniotis Georgios, Lexikó tes neas ellenikés glossas [Dicciona-
640 | GUT

rio de la lengua griega moderna], Atenas, Kentro Lexikolo- un carácter secundario, determinado por la ley
gias, 1998. moral que debe precederlos, tal como precede a to-
Cordero Néstor Luis, Siendo, se es. La tesis de Parménides, Bue-
nos Aires, Biblos, 2005.
do contenido en la razón práctica pura: es la “para-
Dimitrakos Dimitrios, έγα λεξικόν όλης της ελληνικής γλώ doja del método suscitada en una Crítica de la ra-
σσης [Gran diccionario de toda la lengua griega], 9 vols., zón práctica” (ibid., parte I, libro I, cap. II). La
Atenas, I. Zervos. demostración comienza recurriendo al “uso del
La lengua griega, Atenas, Ministerio de Educación Nacional y de
Cultos, 1996.
lenguaje (Sprachgebrauch)” (idem), que distingue el
Lexicon of Presocratic philosophy, 2 vol., Atenas, Academia de bien (das Gute) de lo agradable (das Angenehme),
Atenas, 1994. impidiendo así que el bien y el mal se basen en ob-
μΑγκΡΙδης λέξανδρος y Pedro Olalla, το νέο ελληνο ισπανικό
jetos de la experiencia, es decir, en el sentimiento
λεξικό [El nuevo diccionario griego-español}, Atenas, Tex-
to, 2006. de placer y displacer (idem). Kant puede a conti-
nuación deplorar “algunas restricciones lingüísti-
cas” (idem), visibles según él en el uso escolástico
de las nociones “bonum” y “malum”, que no permi-
ten establecer distinción en este punto. Su ambi-
GUT/böse, wohl/übel (weh), güedad desaparece en la lengua alemana, que Kant
gut/schlecht | alemán elogia:
español bien/mal, bueno/malvado, bueno/malo
francés bien/mal, bon/méchant, bon/mauvais El idioma alemán tiene la fortuna de albergar expre-
latín bonum, malum siones que no dejan pasar por alto esa diversidad.
Para lo que los latinos designan con una sola palabra
bien/mal, y belleza, fair, glück, moral, placer, (v. g., “bonum”) el alemán cuenta con dos concep-
right, voluntad, wert tos muy diversos y también con dos expresiones
igualmente distintas. Para la palabra “bonum”, cuen-
ta con los términos “das Gute” [“lo bueno”] y “das
Dos ejemplos, Kant y Nietzsche, hacen aparecer el vínculo
Wohl” [“o provechoso”]; para la voz “malum”, tiene
que se cerró en Alemania entre la reflexión sobre el bien y las expresiones “das Böse” [“lo malo”] y “das Übel”
el mal y la reflexión sobre los poderes de la lengua. En el [“lo perjudicial”] (o “Weh”) [“dañino”]. De tal
plano formal, ambos filósofos tienen en común desdoblar los manera que se extraen dos juicios absolutamente
objetos de la reflexión: al par inicial “bien” (gut) y “mal” (bö- distintos cuando nosotros ponderamos lo bueno y
se) se le suman siempre los pares wohl/übel, gut/schlecht, lo malo inherente a una acción, o si por el contrario
lo que obliga a estudiar no solamente la oposición que cons- esta consideración gira en torno a nuestro provecho
tituye cada par, sino también la oposición entre los pares. y perjuicio.
Este punto en común de conceptos totalmente opuestos AK, vol. 5, pp. 59-60; trad. esp.
parte I, libro I, cap. II [A104]
se basa en motivos lingüísticos, que hacen difícilmente tra-
ducibles al español y el francés las oposiciones del alemán.
La oposición única bonum/malum se divide así en
I. El desdoblamiento kantiano: dos, wohl/übel, que remite al estado agradable o de-
sensibilidad y razón pura sagradable en que se encuentra el sujeto, y gut/böse,
La segunda sección de la Analítica de la Crítica de la “significan siempre una relación con la voluntad en
razón práctica se distingue por una atención inhabi- tanto que ésta se vea determinada por ley de la ra-
tual que presta Kant a la singularidad y al poder de zón” (ibid., parte I, libro I, cap. II [A165].
las lenguas. Estudia aquí el bien y el mal como “ob- Aquí el traductor español o francés no puede ha-
jetos de la razón práctica” (Immanuel Kant, Crítica cer otra cosa más que conservar, en cursivas, los tér-
de la razón práctica, parte I, libro I, cap. III): son los minos originales. Su problema está bien expresado
dos únicos posibles, dice Kant, ya que todo otro ob- en la nota que Francis Picavet añade a este pasaje:
jeto tomado “como fundamento determinante de su “[…] Si sustituimos con palabras francesas las pa-
voluntad” (ibid., parte I, libro I, cap. I, §1) hace que labras alemanas que Kant intenta definir, no haría-
la voluntad pierda su autonomía. También es nece- mos más que falsear la expresión del pensamiento:
sario que estos dos objetos, el bien y el mal, tengan el sentido queda claro mediante el contexto” (AK,
GUT | 641

vol. 5, 1908, p. 57; comentarios de la trad. fr. 1985, contrapone lo de arriba a lo de “abajo” (einem “Un-
p. 61, n. 2). ten”), lo superior y lo inferior (§ 2). En segundo lu-
El contexto aquí es de una oposición desdobla- gar, y sobre todo, el conflicto no solamente recorre
da que el español y el francés no pueden designar: si cada par, sino que opone un par contra el otro, pues
bien ambas lenguas poseen los pares de sinónimos el malvado según los esclavos era “precisamente el
que Kant agrega para hacer explícito lo que él entien- ‘bueno’ para la otra moral” (§ 11, p. 54). Según Nietz-
de por wohl y übel (Annehmlichkeit y Unannehmlich- sche, ambas oposiciones forman el sistema, y este sis-
keit, el agrado o desagrado, Vergnügen y Schmerz, pla- tema tiene una historia: el “combate pavoroso” y mi-
cer y displacer [ibid. parte I, libro I, cap. II, [A105] lenario” de “dos valores opuestos: ‘bueno y malo’ y
<Ak.V, 60>]), no tiene, en cambio, otras palabras ‘bueno y malvado’” (die beiden entgegengesetzten
más que “bien” y “mal” para traducir ese bien y ese Werte “gut und schlecht”, “gut und böse”, § 16, KGA,
mal que según Kant no son los de la moralidad. VI/ 2, p. 299; trad. esp., p. 67), en la medida en que
Resulta delicado interpretar el elogio kantiano de no solamente contrapone, como en Kant, dos ins-
la lengua alemana. El primer traductor francés de la tancias en el hombre (sensibilidad y razón pura),
Crítica de la razón práctica, Jules Barni (1848), apli- sino hombres diferentes y desiguales.
ca también al francés el reproche hecho al latín. Pero, Precisamente, la traducción francesa revela sus
sin duda, en el caso del propio Kant, no se trata tan- límites en la conclusión:
to de una exaltación de la lengua materna como de
una crítica, de acuerdo con el contexto de la Ilustra- […] que haya quedado bastante claro hace tiempo
ción, la escolástica y su lengua. lo que yo quiero, lo que yo quiero precisamente con
aquella peligrosa consigna que he colocado al frente
II. ¿Cualidades psicológicas o valores morales? de mi último libro: Más allá del bien y del mal (Jen-
A decir verdad, el francés no está limitado al par bien/ seits von Gut und Böse)… Esto no significa, cuando
menos: “Más allá de lo bueno y lo malo” (Dies heisst
mal; también dispone del par bon/mauvais (bueno,
zum Mindesten nicht: “Jenseits von Gut und Schlecht”).
malo), al que a veces recurre Picavet para traducir lo
§ 16, KGA, VI/2, p. 302; trad. esp. p. 70.
que tiene que ver con la sensación (AK, vol. 5, 1908,
p. 57; trad. fr. 1985, p. 60: “el concepto de lo que sim-
ple y sencillamente es malo” para schlechthin Böse, Súbitamente aquí desaparece la traducción de Gut
AK, vol. 5, p. 58). Hay una razón por la que de todos und Böse por “bueno y malvado”, que el llamado de
modos este nuevo par no permite resolver la dificul- la obra anterior impele a sustituir por el par “bien y
tad. Los dos pares bien/mal y bueno/malo no son de mal”. No se trata de un detalle, ya que La genealogía
la misma naturaleza gramatical; en alemán, es dife- de la moral pretende, ya desde el subtítulo, “comple-
rente, pues se remplazan los adverbios (un poco an- tar y aclarar Más allá del bien y del mal, recientemen-
ticuados) wohl/übel por el par a la vez adverbial y ad- te publicado”. Sin embargo, “bueno y malvado” no es
jetival gut/schlecht, gramaticalmente paralelo a gut/ inexacto en sí y es válido para todo lo anterior: sen-
böse. Nuevas dificultades se presentan entonces, que cillamente, Gut und Böse es a la vez adjetivo y adver-
se reflejan en la traducción de la primera disertación bio y significa a la vez “bueno y malvado” y “bien y
de La genealogía de la moral, de Nietzsche. mal”, es decir, a la vez cualidades psicológicas aso-
El título dado al primer tratado de la obra, Gut und ciadas a los adjetivos y cualidades propiamente mo-
Böse, Gut und Schlecht, se tradujo al español por “Bue- rales asociadas a los adverbios. Aunque el francés
no y malvado”, “bueno y malo”. Y un nuevo desdo- traduzca mediante “bon” la indeterminación del Gut
blamiento tiene lugar: en este caso, hay dos “evalua- de Nietzsche, que está en ambos pares opuestos, y
ciones” (véase § 2 y § 7, en KGA, VI/2), dos formas cuyo sentido varía precisamente según su inserción
de imponer juicios de valor a la realidad, respectiva- en uno u otro, para Gut y su antónimo, está obliga-
mente la de los esclavos y la de los nobles o podero- do a escoger entre el adjetivo (“bueno y malo” y el
sos. Sus relaciones presentan dos características prin- adverbio (“bien y mal”), es decir, entre un estilo psi-
cipales. En primer lugar, el desdoblamiento de las cológico y un sistema moral que el método de Nietz-
evaluaciones revela que hay una división más fun- sche tiene la particularidad de no disociar. En com-
damental que la del bien y el mal, una división que paración con lo observado en Kant, entonces el
642 | GUT

problema se invierte. Tanto el francés como el es- a partir de los significados de “derecho” y “plano”),
pañol poseen demasiadas distinciones: bien (bien) pero subsiste el hecho de que “las designaciones de
y mal (mal) se suman a bon (bueno) y méchant (mal- lo ‘bueno’ acuñadas por las diversas lenguas […]
vado) y también a bon (bueno) y mauvais (malo). remiten a idéntica metamorfosis conceptual” (§ 4,
Concluiremos observando que el método de KGA, VI/2, p. 275; esp. p. 40]). También en este caso
Nietzsche aspira a ser igualmente lingüístico, desde la interpretación variará según que se ponga el acen-
el principio, mediante las reflexiones sobre cómo los to en el progreso de las ciencias del lenguaje o en el
poderosos “se arrogaron el derecho de acuñar nom- presunto origen de la “magnífica bestia rubia”, que
bres” (§ 2, KGA, VI/2, p. 274; esp. p. 37) a la cues- según Nietzsche podría ser “romana, árabe, germá-
tión final sobre la contribución del “lenguaje, y en nica, japonesa” (§ 11, esp. p. 55).
especial la investigación etimológica sobre la histo- Philippe BÜTTGEN
ria evolutiva de los conceptos morales” (§ 16, KGA,
VI/2, p. 303; esp., p. 70). Por lo demás, resulta tenta- Bibliografía principal
dor buscar el griego en el alemán de Nietzsche, es- Kant Immanuel, Kritik der praktischen Vernunft, Akademie-Aus-
gabe [AK], vol. 5, Berlín, Reimer, 1908; Critique de la raison
pecialmente en el par gut/schlecht, por así decir retra- pratique, trad. F. Picavet, puf, 1a. ed. 1943, 9a. ed. 1985; trad.
ducido de la oposición agathós/kakós [ἀγαθός/κακός] L. Ferry y H. Wismann, Gallimard, 1985.
(§ 5). El “buen/bueno” nietzscheano deja traslucir Kant Immanuel, Crítica de la razón práctica, trad. y estudio pre-
dos términos intraducibles griegos: kalós kagathós liminar Roberto R. Aramayo, Alianza editorial, 2a. ed. 2013.
Nietzsche Friedrich, Jenseits von Gut und Böse; Zur Genealogie
[καλ ς κἀγαθός] (véase Belleza) y eu prattein [ε der Moral, en Werke, Kritische Gesamtausgabe [KGA], ed. G.
πράττειν] (véase Praxis) (§ 10), que lo hacen apare- Colli y M. Montinari, vol. VI, t. 2, Berlín, Gruyter und Co.,
cer en sus dos dimensiones principales: distinción 1968; La généalogie de la morale, ed. G. Colli y M. Montinari,
y actividad. trad. I. Hildenbrand y J. Gratien, Gallimard, 1a. ed. 1971,
“Folio-essais”, 1986.
A pesar del vínculo reafirmado con el griego, y al Nietzsche Friedrich, La genealogía de la moral. Un escrito polé-
contrario de Kant, Nietzsche no le concede ningún mico, introd, trad. y notas Andrés Sánchez Pascual, Madrid,
privilegio a la lengua alemana; para él, ésta confirma Alianza, 6a. reimp., 2005.
ejemplarmente la genealogía de las evaluaciones, ha-
Bibliografía de consulta
ciendo derivar schlecht (malo) de schlicht (los signi- Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel,
ficados de “simple”, y luego “bajo”, “de baja extrac- 1854, reimp. Múnich, Deutscher Taschenbuch Verlag.
ción” están registrados en el diccionario de Grimm,
H
HÁ, haver | portugués gibt, aun si escoge traducirla por la forma portugue-
sa equivalente a la alemana, dá-se:
alemán es gibt
español hay, haber
francés il y a, avoir
Para distinguir el plano ontológico de establecimien-
griego esti [ἔστι] to de las estructuras del plano óntico de las deriva-
ciones, Ser y tiempo reserva el verbo dar [dar-se] (ge-
hay [es gibt, esti], y aspecto, español, ficar, ben), e inserta así [incutindo] el sentido activo y
presente, realidad, ser transitivo en el proceso designado por el verbo haver.
Por consiguiente, dar [dar-se] remite siempre a los
movimientos del ser y a su verdad en la presencia, en
El término español “hay”, el francés “il y a” y el alemán “es
la existencia, en la temporalidad, en la historia.
gibt” pueden traducirse al portugués con tres verbos im-
Ser e tempo, p. 315.
personales distintos: 1) há, del verbo haver (derivado del
lat. habere), construido sin sujeto ni adverbio pero con un
complemento de objeto; 2) tem, del verbo ter (derivado del En su acepción existencial, há no requiere ni sujeto,
lat. tenere), que ha absorbido todo el sentido posesivo de aparente o real, ni adverbio de lugar. La ausencia de
haver; 3) finalmente, en un registro más sostenido, litera- sujeto no ocasiona ningún problema gramatical en
rio y filosófico, la forma pronominal dá-se, análoga a es gibt, portugués; incluso, en el caso de los verbos perso-
cuyo origen es la forma pasiva del latín, datur. Su uso no es nales, es estilísticamente deseable, en la medida en
siempre permutable, lo cual subraya la diferencia semánti- que las terminaciones verbales personales están mar-
ca (y no solamente etimológica) de los tres verbos y pue- cadas (amo, amas, ama, amamos, amais, amam) igual
de ayudar a percibir la disparidad entre il y a y es gibt. que en latín y en español, y a diferencia del inglés o
del francés, que no pueden distinguirse fonéticamen-
I. El sentido de há, sin sujeto te sin el pronombre sujeto ([j’] aime; [tu] aimes; [il/
El verbo haver en portugués tiene el mismo origen elle] aime; [ils/elles] aiment). El adverbio de lugar
que el verbo avoir en francés y el verbo haber en es- existió anteriormente, como en esta frase de un gra-
pañol: el latín habere. Sin embargo, se traduce mu- mático del siglo XVI: “E por não ficar confusão em
cho más el verbo ter que el verbo haver por “avoir”. este nome próprio, pois i há muitos homens que têm
Haver ha perdido su sentido posesivo y ha sido sus- um mesmo nome […]. (Y para que no haya confu-
tituido por ter en este uso. Ha conservado funciones sión en este nombre propio, porque allí hay mu-
auxiliares, tanto de aspecto como de modo, algunos chos hombres que tienen el mismo nombre)” (J. de
usos poco frecuentes con sentidos muy particula- Barros, p. 5), pero fue desapareciendo progresiva-
res como verbo principal, y sobre todo la función mente de la locución verbal. Sólo queda el objeto di-
existencial impersonal. Esta limitación forjó su sig- recto del verbo: aquello que se proyecta hacia la
nificado y lo convirtió en uno de los verbos más im- existencia. Este objeto directo no puede confundirse
portantes del portugués, además del verbo ser, en lo con un sujeto; en esta acepción, el verbo es invaria-
relativo a todo cuestionamiento ontológico funda- ble, como todo verbo impersonal, y evidentemente
mental. En una nota a su traducción de Ser y tiem- nunca está en concordancia con su complemento:
po de Heidegger, Márcia de Sá Cavalcante se basa “há flores no prado (hay flores en el prado)”. Por lo
en el sentido del verbo haver para explicar el uso es- demás, si fuera necesario buscar un “sujeto real” ha-
pecífico del verbo alemán geben en la expresión es bría que inclinarse más bien hacia el adverbio de lu-
644 | HÁ

gar, que ha desaparecido y que tenía el papel lógico pre se puede traducir haver mediante cualquier gi-
de un conjunto que contiene los objetos, como ex- ro del verbo “tener”, pero no se puede traducir esta
plica Mattoso Câmara: ausencia de sujeto que marca su acepción existen-
cial. No se puede traducir el efecto de suspensión
Podemos entenderlo a partir del uso de habere en que produce en su complemento de objeto proyec-
frases existenciales del latín vulgar, cuando figuraba tándolo, desde ninguna parte, hacia la presencia:
en primer lugar como sujeto un nombre de lugar, “Há um azul em abuso de beleza [Hay un azul [que
por ejemplo […] “África tiene leones”. El salto a una es] un abuso de belleza)]” (M. Barros, O livro das
construcción impersonal se produjo cuando se per- ignorãças, p. 41).
cibió el lugar como un “decorado” más que como un
“poseedor”. Así comenzó a presentarse con la pre-
II. Haver, el porvenir y la expresión del futuro
posición in o su expresión mediante el adverbio ibi
(portugués arcaico hi, fr. y, etc.): “in arca Noe habuit No se puede traducir mejor su cariz proyectivo que
homines I” (Bourciez, 1930). El brasileño corriente anticipa y libera tanto al objeto existente como al
refleja este vaivén, reproduciendo el cambio esta vez acontecimiento puro del porvenir. Por medio de la
mediante el verbo ter [haber, poseer, tener] en las mis- sintaxis del verbo haver todo lo que se plantea como
mas condiciones: “na Africa tem leões (en África hay real (isto que há, lit. “ “lo que ha[y]”) adquiere exis-
leones)”. Puede decirse que el nombre de lugar, que tencia en un impulso del presente. La presencia se
primero fue sujeto, se integró al hecho o al predica- convierte en el umbral del porvenir que, reinando en
do considerado en sí mismo, sin hacer referencia a la fuerza de lo posible, anticipa y sostiene lo exis-
un poseedor exterior a él. tente. Así, António Quadros llama al “porvenir” “o
Princípios de lingüística geral, p. 178.
que haverá (lit. lo que ha de ser/lo que tendrá [lu-
gar])”, expresión en la que la determinación se des-
Haber y ter, en su uso existencial, se construyen exac- prende de una diferencia e incluso de una supera-
tamente de la misma manera, aun cuando haya una ción del sentido posesivo de ter (haber/poseer):
diferencia de matices. Ter, incluso como auxiliar o
existencial, conserva el aspecto seguro y sólido de El porvenir (o que haverá) no es todavía lo que es
una posesión. El poeta C. Drummond de Andrade (não é ainda o que é) eternamente, pero tampoco es
utilizará ter para denotar una piedra encontrada en lo que se es en el espacio-tiempo (não é já o que se é),
el camino: “Tinha uma pedra no meio do caminho es más bien el horizonte abierto e interminable de la
[Había una piedra en medio del camino]” (Reunião, libertad. El porvenir (o que haverá) tampoco es lo que
se tendrá (o que se terá), sino precisamente lo que tras-
p. 23). El verbo haver podría sustituir ter, pero el
ciende el tener y el ser tenido (o ter e o sermos tidos
verso perdería mucho peso. En cambio, la idea de —sermos tidos es el infinitivo personal pasivo del ver-
plenitud, de evasión y de soltura de este otro verso bo ter, haber en la primera persona del plural [véase
desaparecería sin haver: “Minha alma é uma lem- el RECUADRO 2, “Infinitivo personal”, en Portu-
brança que há em mim [Mi alma es un recuerdo que gués]), una participación en el movimiento, que
hay en mí]” (F. Pessoa, Plural como el Universo. An- no se termina nunca en la posesión.
tología poética de Fernando Pessoa). En este caso, A. Quadros, O espírito da
más que un objeto que yo poseo sólidamente, el al- cultura portuguesa, p. 61.
ma, según Pessoa, es la irrupción de un objeto, “una
memoria” en la región del yo. Es muy significativo que un filósofo portugués ex-
La ausencia del sujeto y del adverbio de lugar en traiga la idea de “porvenir” a partir del sentido del
portugués induce una idea de presencia en el mun- verbo haver. Por lo demás, el verbo haver conserva
do, instantánea, sin más apoyo que el suceso mis- todavía en portugués los giros de los que derivaron
mo, punto de partida ni sustancial ni subjetivo de las actuales formas de futuro de los verbos neolati-
todo lo que es —como un satori, el suceso zen, que nos. Esto observa Benveniste a propósito del origen
Barthes define como “un sismo más o menos fuer- del futuro de las lenguas latinas, derivado de una
te (en ningún momento solemne) que hace vacilar extensión progresiva de la expresión de las predic-
al conocimiento, al sujeto: realiza un vacío de pala- ciones y de las profecías, un giro que “nació en los
bra” (R. Barthes, El imperio de los signos). Casi siem- escritores y teólogos cristianos a partir de Tertulia-
HÁ | 645

no (a principios del siglo III d.C.)” (Problemas de xiliar de futuro y también como verbo impersonal
lingüística general, t. II, p. 135). Este suceso de la que designa la existencia. Así, significando este sur-
historia de las lenguas es comparable a lo que ocu- gimiento a la presencia, há se asemeja mucho al grie-
rre sincrónicamente en el portugués actual: go esti (ἔστι), o al plural eisí (εἰσί), colocado al princi-
pio de la frase, normalmente seguido por un sujeto
El sintagma hābere + infinitivo coexistió largo tiem- con el que concuerda. Vale la salvedad de que en por-
po con el futuro antiguo, sin cruzársele, porque por- tugués lo que sería el sujeto “real” no se comprende
taba una noción distinta. Hubo así dos expresiones ni se analiza como sujeto, sino verdaderamente co-
del futuro: uno como intención (es la forma simple mo objeto lanzado hacia adelante. El porvenir se
en -bō, -am), otro como predestinación (es el sintag- proyecta en objeto, y lo real se adelanta a sí mismo
ma: “lo que tiene que ocurrir” > “lo que ocurrirá”).
—porque, de entrada, há lo que es.
Ibid., p. 136.
Fernando SANTORO

En portugués este antiguo sintagma verbal, haver, Bibliografía principal


seguido del infinitivo del verbo principal, ya no co- Barros João de, Gramática da língua portuguesa [1540], Lis-
boa, org. J. Machado, 3a. ed., 1957.
existe con el futuro antiguo del latín, sino con el fu- Barros Manoel de, O livro das ignorãças, Río de Janeiro, Civili-
turo de las lenguas romances, en las que el verbo zação Brasileira, 3a. ed., 1994.
habeo, reducido a un sufijo, se convierte en una Barthes Roland, El imperio de los signos, Barcelona, Seix Barral,
simple terminación verbal. Este futuro simple re- 2007.
Benveniste Émile, Problemas de lingüística general, t. II, trad.
ciente retoma el sentido intencional del antiguo fu- Juan Almela, México, Siglo XXI editores, 1977.
turo del latín. De tal modo, las dos expresiones del Carneiro Leão Emmanuel, “Tiers Monde”, Sociétés, febrero de
futuro coexisten en esta frase de un escritor con- 1986, vol. 2, núm. 2, pp. 3-4.
temporáneo: Drummond de Andrade Carlos, Reunião, Réunion, trad. fr. J.-
M. Massa, París, Aubier-Montaigne, 1973.
Heidegger Martin, Ser e tempo, trad. M. Cavalcante, vol. 1, Pe-
os ímanes que, na sua aldeia, hão-de fazer voar a pas- trópolis, Vozes, 1988; El ser y el tiempo, trad. J. Gaos, 2a. ed.,
sarola, cujos, ainda por cima, terão de vir do estran- Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2009.
geiro… Mattoso Câmara Jr. Joaquim, Princípios de lingüística geral,
Río de Janeiro, Livraria Acadêmica, 1970.
[los imanes que, según él, han de hacer volar la pas- Pessoa Fernando, Plural como el Universo. Antología poética de
sarola, imanes que, para colmo, han de venir del ex- Fernando Pessoa (1888-1935), trad. esp. J. Pizarro, Medellín,
tranjero] Tragaluz Ed., 2012.
J. Saramago, Memorial do Convento, p. 71. Quadros Antônio, O espírito da cultura portuguesa, Lisboa, Soc.
Expansão Cultural, 1967.
Saramago José, Memorial do convento, Lisboa, Caminho, 2a.
El pronombre mesoclítico (el pronombre átono ed., 1995; Memorial del convento, trad. esp. B. Losada Cas-
complemento de objeto se intercala entre el radical tro, Madrid, Alfaguara, 2011.
Vieira Antônio, Sermoens, Lisboa, Ed. Joam da Costa, 1679;
—el infinitivo del verbo— y la terminación del “Sermão da sexagésima”, en Obras completas, vol. 1, Porto,
verbo conjugado, en futuro simple de la voz prono- Lello, 1951; Le ciel en damier d’étoiles, trad. fr. I. Oséki-Dépré,
minal) subraya, en portugués, esta formación del Grenoble, Ed. Cent Pages, 1989.
futuro:
Bibliografía de consulta
Buarque de Holanda Aurélio, Novo dicionário da língua portu-
Aos que têm seara em casa, pagar-lhes-ão a semeadu- guesa, Río de Janeiro, Nova Fronteira, 1986.
ra; aos que vão buscar a seara tão longe, hão-lhes de Cunha Celso y Lindley Cintra, Nova gramática do português
medir a semeadura e hão-lhes de contar os passos. contemporâneo, Lisboa, J.S. da Costa, 15a. ed., 1999.
Ernout Alfred y Antoine Meillet, Dictionnaire étymologique
[A los que tienen campos en su casa, se les pagará las de la langue latine. Histoire des mots [1932], 4a. ed. aum. J.
semillas, a los que van lejos a buscar los campos, se André, Klincksieck, 1994.
les medirá la siembra y se contarán los pasos.]
A. Vieira, “Sermão da sexagésima”, p. 3.

Esta noción de proyección, de aparición recorre la


mayor parte de los usos actuales de haver, como au-
646 | HAPPENING

HAPPENING | inglés mil cosas que serán descubiertas por la generación


actual de artistas.
español acontecimiento, manifestación, Allan Kaprow, “El legado de Jackson Pollock”, p. 52.
performance

performance, acontecimiento, y acto, acto de Según Kaprow, una evolución lógica lleva del colla-
habla, inglés, es gibt, pathos, plasticidad, work ge al assemblage, después del assemblage al entorno,
in progress y, en fin, del entorno al happening: “entorno exalta-
do” por la participación de los espectadores conver-
Construido a partir del verbo inglés to happen, “acontecer”, tidos en actores.
el término happening fue introducido en el vocabulario ar- Los happenings se difundieron rápidamente en
tístico por Allan Kaprow cuando presentó Eighteen Happe- el mundo occidental. En Estados Unidos, muchos
nings in Six Parts (Nueva York, Reuben Gallery, 1959). El artistas después de Kaprow se adueñaron de las po-
público no sólo fue invitado a asistir a las manifestaciones sibilidades que ofrecía esta nueva forma de arte. En
previstas, también fue convidado a tomar parte, a que sus Francia, a partir de 1960, Jean-Jacques Lebel crea
actos modificaran las situaciones iniciadas por el artista. varios happenings. Tadeusz Kantor presenta en Var-
De esta manera la obra, hecha por todos, comprometía la sovia el primer happening polaco. Italia, Alemania,
responsabilidad de cada uno de los participantes, y lo que Austria, Inglaterra, incluso Argentina y Japón, no
ocurriera no podría reproducirse nunca más de manera se quedan atrás. En el decenio de los sesenta, el ha-
idéntica. Estos pocos rasgos caracterizan al happening, obra ppening tuvo su más amplia resonancia: los aconteci-
efímera, acontecimiento más que forma. Para captar su fuer- mientos de mayo de 1968 fueron calificados de ha-
za de quiebre hay que recordar, no obstante, que no tiene ppening por Edgar Faure, ministro de Educación
que ver con las artes del espectáculo sino que se arraiga en nacional en Francia en esa época. En resumen, co-
la historia de las artes plásticas. mo todo el mundo sabe, el término lanzado por
Kaprow tuvo tanto éxito que desde entonces pasó
En 1958, Kaprow publicó “The legacy of Jackson Pol- del vocabulario especializado a la lengua corriente.
lock” (Art News, vol. 57, núm. 6, octubre de 1958). Deliberadamente provocativos, los happenings a
Su análisis subraya que, debido a su gran formato, menudo transgredieron tabúes para crear zonas de
las drip paintings [pinturas de goteo o salpicadura] libertad y acercar el arte a la vida y fueron una in-
ocupan todo el espacio de la sala donde se exponen. agotable reserva de hechos inesperados. Al igual
Circundantes, acosan a los espectadores, que por que los events, las acciones o las performances, for-
ello experimentan la necesidad de “identificarse con man parte de un vasto movimiento artístico que
el proceso, confundirse con la aventura en su tota- apunta al acto mismo, solicita la participación, asu-
lidad”. Esta toma de conciencia del lugar y del papel me lo efímero. De hecho, esta negación de los valo-
del espectador/participante llevó a que Kaprow con- res de la forma perenne constituye uno de los vec-
siderara proseguir la aventura con otros medios. Ka- tores del desmoronamiento del sistema de bellas
prow escribió: artes, noción que fue progresivamente sustituida
por la noción de artes plásticas, más abierta y más
Pollock, tal y como yo lo veo, nos hizo ver que es ne- acogedora.
cesario dejarse inquietar e incluso deslumbrar por Denys RIOUT
el espacio y los objetos de nuestra vida cotidiana,
por nuestros cuerpos, nuestra ropa, nuestras habi- Bibliografía
taciones, y, si es menester, por la enormidad de la Henry Adrian, Environments and happenings, Londres, Thames
& Hudson, 1974.
calle 42. Insatisfechos con la recreación pictórica de Kaprow Allan, Assemblage, Environments and Happenings,
nuestras otras percepciones sensoriales, deberíamos Nueva York, Abrams, 1966.
utilizar las sustancias concretas de la vista, del oído, ——, “El legado de Jackson Pollock” en Entre el arte y la vida. En-
los movimientos de la gente, los olores, el tacto. sayos sobre el happening, trad. A. Fuentes, Barcelona, Alpha
Cualquier objeto puede convertirse en material pa- Decay, 2016.
ra el nuevo arte: la pintura, las sillas, la comida, las Lebel Jean-Jacques, Le happening, París, Lettres Nouvelles, 1966.
luces eléctricas y tubos de neón, el humo, el agua,
unos calcetines viejos, un perro, películas, y otras
HEIMAT | 647

hay, il y a II. Hecho/derecho


La construcción francesa para expresar la presencia de al- El orden del hecho se opone al orden del derecho. Los he-
go, o la manera en que el mundo se da, es por completo chos competen a lo empírico y lo contingente, según la na-
idiomática, debido en particular al adverbio y que en sus turaleza o la cultura, por diferencia con lo necesario lógico-
orígenes indica el lugar (pero el dhlf, s.v. anota que en es- matemático y la norma práctica y jurídica. La intrincación
te caso “Y”, a propósito de la expresión, “no tiene un senti- entre verdad de los hechos y norma práctica y jurídica es
do analizable”). Las otras lenguas utilizan expresiones sim- particularmente sensible en ruso: véase Pravda. La intrin-
ples o complejas que comprenden a veces el verbo “haber” cación entre valor de verdad (“validez”) y valor moral (“va-
(hay esp., há port.), a veces el verbo “ser” (esti [ἐστι] gr., lor”) es particularmente legible en alemán: véase Wert.
est lat., there is ing.), “dar” (es gibt al., dá-se port.), o “sos- Sobre la relación con conocer, véase, además de Ístina
tener” (tem port.). Véase Esti, Es gibt y Sein (en particu- y Verdad, Epistemología, Geisteswissenschaften.
lar el recuadro 1, “El es gibt heideggeriano”), Há. De ma- Sobre la noción de experiencia, y de experiencia de sí,
nera más general, con respecto a la relación entre el ser y véase Conciencia, Epokhé, Experimento, y cf. Cultura,
la presencia, véase también Ser [Español], Erscheinung, Experiencia.
Esencia, Naturaleza, Presente, To tí en einai, Welt. Sobre la relación con la ética véase Deber, Moral, Sol-
len. Sobre la cuestión quid facti/quid iuris? véase Dere-
aspecto, luz, memoria cho, Ley [Law/Right, Lex/Ius, Torá, Themis/Dike],
Right; cf. Destino, Fair.

acto, disposición, acontecimiento

hecho
Hecho se deriva del lat. factum, participio neutro sustanti-
vado de facere, “realizar, hacer” (la misma raíz que el grie-
go títhemi [τίθημι], “poner, colocar”. El hecho se distingue HEIMAT | alemán
por su carácter de positividad, independiente de la ficción
español tierra natal
y de la norma.

patria, y destino, mundo, oikéiosis, pueblo,


I. Hecho/ficción propiedad, sociedad civil
El término designa en primer lugar lo que está dado, en par-
ticular en la experiencia a título de fenómeno, en la histo- Heimat, traducida a menudo por “tierra natal”, designa al
ria a título de acontecimiento, y se distingue por ello de lo igual que Vaterland (patria), si no el lugar explícito de naci-
ilusorio o de lo ficticio. Decidimos estudiar y comparar dos miento, al menos aquel de donde uno toma sus orígenes.
redes singulares: la red del inglés, que abordamos a partir Sin embargo, mientras el segundo término remite explícita-
de sus locuciones más idiomáticas —véase Matter of fact/ mente a una genealogía (el Vaterland es el Land des Väters,
Fact of the matter; cf. Inglés; y el léxico alemán, que se el país que uno tiene por su padre), la pertenencia implica-
construye en traducción y en contrapunto del empirismo da por el primero es más compleja. La Heimat, derivada de
inglés: véase Tatsache/Tathandlung; se encontrará en Heim —el domicilio, el hogar, la casa (cf. en inglés home)—
el recuadro 1, “Faktum, faktisch, Faktizität” el estudio de es, en efecto, el país en donde uno se halló, es decir, el lu-
la reinversión existencial del Faktum de la razón kantiana, gar donde uno encontró su morada, su hogar, y donde las
pasando por el danés de Kierkegaard. dos dimensiones de la patria y de la casa se confunden. Es
Más generalmente, sobre el estatus objetivo del hecho, el sitio que es nuestro (incluso que se ha vuelto nuestro)
véase Apariencia, Cosa, Fenómeno [Erscheinung, Ge- porque nos estaba destinado o era el idóneo. A diferencia
genstand, Objeto, Realidad, Res]. de Vaterland, designa entonces el lugar propio en un senti-
Sobre el discurso al que da lugar, véase Falso, Ficción do más ontológico que genealógico. De esta diferencia se
[Erzählen, Historia], Verdad. Sobre el hecho como enun- desprenden, tanto para uno como para otro, usos, o mejor
ciado de un presente (infectum) por diferencia con un “per- dicho, instrumentalizaciones políticas diferentes.
fecto” (perfectum), véase Aspecto; cf. Presente.
648 | HEIMAT

I. “Vaterland”: pertenencia por nacimiento y cia. La filosofía de la historia de Hegel ya da cuenta


comunidad política de dicha inflexión, que incluso sustenta su propia
Más allá de su acepción primera, Vaterland adquie- historia de la filosofía. Allí escribe a propósito de
re a partir del siglo XVIII un sentido político. Tener los griegos:
un Vaterland, una patria, significa pertenecer a una
comunidad pública que da (o al menos debería dar) Pero lo que nos familiariza y hace que estemos en
derecho a una ciudadanía. Es pública en el sentido tierra natal [bei ihnen ist es uns heimatlich zu Mute]
de que es claramente identificable, para todos, por entre los griegos es la conciencia de que supieron ha-
nacimiento. Es en este sentido en el que Kant escribe: cer de su mundo una verdadera patria [sich selbst ihre
Welt zur Heimat gemacht haben]; el espíritu común
hacia la patria en que se vive es lo que nos hace sen-
El territorio (territorium) [das Land] cuyos habitan-
tirnos unidos a ellos.
tes [Einsassen] son conciudadanos [Mitbürger] de la
Hegel, Lecciones sobre la historia
misma comunidad pública [gemeinen Wesens], en vir- de la filosofía, p.139 [trad. mod.].
tud de la constitución misma, es decir, sin necesidad
de realizar un acto jurídico especial (por lo tanto, por
nacimiento [mithin durch die Geburt]), es la patria
Mas hacer de su mundo una Heimat simplemente
[Vaterland].
quiere decir recibir el Weltgeist [el espíritu universal].
La metafísica de las costumbres, p. 174.
La Heimat es por ende el lugar donde se manifiesta
el Weltgeist.
Vaterland es por consiguiente una comunidad a la
que uno pertenece de hecho; no requiere de una Esta parte [Grecia, Italia], que durante mucho tiem-
apropiación particular. Es lo que, a su vez, otorga na- po ha sido el teatro de la historia universal, no tiene
turalmente derecho a una ciudadanía, constituyen- un núcleo, sino que se abre hacia fuera, hacia el Me-
do así una especie de preciudadanía. La prueba de diterráneo. Cuando el centro y el norte de Europa
ello es el hecho de que la ciudadanía exige a cambio eran aún incultos, encontró aquí su asiento [Heimat]
el espíritu universal [Weltgeist].
un apego al Vaterland, una deuda, que se traduce
Hegel, Lecciones sobre la filosofía
principalmente en una obligación de defensa e in- de la historia universal, p. 303.
cluso de sacrificio. Todo el problema político consis-
te entonces en saber cómo adquirir una ciudadanía
cuando no se dispone de la identificación previa con Esta ontologización de la Heimat cobra toda su di-
dicha comunidad pública o, cómo convertirse en ciu- mensión en la obra de Heidegger en particular dado
dadano de un país cuando éste no es su Vaterland que ahí la Heimat se define principalmente en rela-
(el Land [país] de sus padres) por nacimiento. ción con la pérdida y la ausencia (Heimatlosigkeit). La
Heimat es, en efecto, el lugar natal en el que el hom-
II. “Heimat”: el arraigo ontológico bre se encuentra arraigado, el lugar más próximo, y
La cuestión de la pertenencia es encauzada de una este arraigo significa, en primera instancia, que ahí
manera completamente diferente por Heimat. En puede desarrollarse conforme a su ser. En la proxi-
términos generales, Heimat puede designar simple- midad y la familiaridad de ese lugar, entendido co-
mente el lugar donde algo ocurrió (un invento o mo un don, encuentra la fuente de una reflexión
una obra), el lugar de nacimiento que se le atribu- meditativa y de una obra. La alocución Gelassenheit
ye. Pero esta generalidad se presta también a una [Serenidad] empieza en estos términos:
inflexión ontológica. La Heimat no es tanto el lugar
que alguien reconoce como suyo, como puede ser Agradezco a mi Heimat por todo lo que me ha dado
el lugar de nacimiento, sino más bien aquel en el en un largo camino.
que un ser es y se convierte en aquello para lo cual Heidegger, Serenidad, p. 15.
estaba destinado a ser y a convertirse, su lugar pro-
pio. Lugar de destino (incluso de la misión), la Hei- A ello se debe la problemática triple que gobierna la
mat se convierte así en aquello que le permite a uno reflexión heidegeriana sobre la Heimat:
manifestarse y desarrollarse, es decir, revelar su esen-
HEIMAT | 649

1) ¿Acaso no es el arraigo de la obra (comenzando relativa a Vaterland, en el sentido kantiano del tér-
por aquel del pensamiento) necesario para su pro- mino) un problema secundario en relación con el
ducción? carácter generalizado de este desarraigo que ame-
naza al hombre “en su ser más íntimo” (ibid., p. 21).
Esto nos da que pensar y nos preguntamos: ¿no de- 3) A su vez, se le asigna una nueva tarea al pensa-
pende el florecimiento de una obra de calidad del miento en la que se agotaría su responsabilidad po-
arraigo a un suelo natal [die Verwurzelung im Boden lítica: pensar y encontrar una nueva Heimat en don-
einer Heimat]? de las obras humanas puedan arraigarse nuevamente:
Ibid., p. 20 [trad. mod.].
Por eso nos preguntamos ahora: si incluso el anti-
Heimat connota de este modo la idea de un fondo guo arraigo [die alte Bodenständigkeit] llegara a de-
propio (Grund), entendido como un suelo (Boden) saparecer, ¿acaso no es posible que a cambio se le
o una tierra: “la profundidad del suelo natal [die Tie- ofrezca al hombre un nuevo terruño, un nuevo sue-
fe des heimatlichen Boden]” (ibid., p. 20). lo [ein neuer Grund und Boden], a partir del cual su
ser y todas sus obras extraerían una nueva savia pa-
2) La apropiación de la Heimat es, por consi-
ra su desarrollo, en el corazón mismo de la era ató-
guiente, el objeto de un requisito que, si bien no es mica? ¿Cuáles serían el suelo, el fondo de un arraigo
directamente político, reencauza cualquier política venidero? [welches wäre der Grund und Boden für ei-
a esta exigencia de arraigo en un suelo (die Boden- ne künftige Bodenständigkeit]?
ständigkeit). Por eso, al finalizar la guerra, Heide- Ibid., p. 26 [trad. mod.].
gger juzga más preocupante la situación de los ale-
manes que se han vuelto extranjeros en su propia • VÉASE EL RECUADRO 1
patria que la de los refugiados:
II. ¿Puede haber “Heimat” sin “Vaterland”?
Muchos alemanes han perdido su tierra natal [ha- A pesar de ello, el término Heimat no pierde toda
ben ihre Heimat verloren] […] Se volvieron extraños su significación política. ¿Puede haber Heimat sin
a su vieja tierra natal [sie sind der alten Heimat ent- Vaterland? ¿Aquel que se ve privado de derechos en
fremdet]. ¿Y los que permanecieron en ella [die in der un lugar dado puede encontrar en ese sitio su lugar
Heimat Gebliebenen]? En muchos aspectos están aún propio y hacer de él su hogar? ¿Un pensamiento
más desarraigados [heimatloser] que los que han si-
despolitizado de la Heimat no es, en realidad, algo
do expulsados [die Heimatvertriebenen].
muy político? Esto es lo que se pregunta Jean Amé-
Ibid., p. 20 [trad. mod.].
ry en Jenseits von Schuld und Sühne. Bewältigungs-
versuche eines Überwältigten [Más allá del crimen y
El primer efecto de la ontologización de la Heimat el castigo. Un ensayo para superar lo insuperable] al
es, entonces, hacer de la cuestión de la ciudadanía (la evocar la situación de los judíos en la Alemania na-

Recuadro 1 › Los “Heimatlosen” de la Gaya ciencia


El arraigo en la Heimat también puede pro- dencias (una tradición, una autoridad, en la En la Gaya ciencia Nietzsche llamará apátri-
vocarle a la filosofía exigencias exactamen- medida en que suponen, e incluso exigen, das (Heimatlosen) a los “hijos del porvenir”,
te inversas. Según Nietzsche designa, en voz lazos afectivos): a quienes está destinada su gaya scienza.
de Zaratustra, el conjunto de apegos (a
una tierra, a un paisaje, a una familia) del Pero no he encontrado hogar [Heimat] Bibliografía
cual es necesario desprenderse para que una en ningún sitio: un nómada soy yo [uns- Nietzsche Friedrich, Also sprach Zarathustra,
tätt bin ich] en todas las ciudades, y una en Kritische Studienausgabe, ed. G. Colli y
nueva palabra, o una nueva escritura, sea
despedida junto a todas las puertas. Aje- M. Montinari, vol. 3, Berlín-Nueva York,
posible. La Heimat no es el lugar propio en nos [fremd] me son, y una burla, los hom- Gruyter, 1988; Así habló Zaratustra, trad.
el que una obra hinca sus raíces sino un lu- bres del presente hacia quienes no hace esp. A. Sánchez Pascual, 1a ed., Buenos Ai-
gar que hay que saber abandonar, so pena mucho me empujaba el corazón; y des- res, Alianza Editorial, 2007.
de repetir lo que ya ha sido pensado y di- terrado estoy del país de mis padres y de
cho. Es a la vez un Vater-land y un Mutter- mis madres [vertrieben bin ich aus Vater-
land, no en el sentido de una comunidad und Mutterländern].
política sino en el de un conjunto de depen- Nietzsche, Así habló Zaratustra, p. 179.
650 | HEIMAT

zi. Explica que es justamente por el hecho de que se Heimat no es, pues, solamente un lugar propio: es
les prohibió a los judíos reconocer su Heimat en también el lugar de una mínima seguridad. La des-
Alemania que pudieron ser privados de sus dere- politización de la Heimat y su repliegue en una fa-
chos, y por lo tanto, encontrarse sin Vaterland. A su miliaridad folclórica nos hacen olvidar que para un
vez, el hecho de verse privados de sus derechos sig- individuo privado de derechos —un apátrida— no
nificó para ellos que ya no había Heimat posible. La hay Heimat posible:

Recuadro 2 › “Das Unheimliche”


angustia, entstellung, inconsciente, “sustraído a ojos ajenos” (citado por Freud, 245). Se entiende, dice Freud, que “el uso
malestar, sujet, themis, verneinung GW, t. 12, p. 236; trad. esp., p. 225). Lo que lingüístico convierta lo Heimlich en su opues-
llama la atención de Freud con respecto a to, lo Unheimlich, ya que este Unheimlich
El antónimo sustantivado de heimlich, das este tema es una observación de Schelling en realidad no es nada nuevo ni extraño, si-
Unheimliche —término que desde Freud for- “quien enuncia acerca del concepto de lo no algo que desde siempre le es familiar a la
ma parte del léxico del psicoanálisis— remi- unheimlich algo enteramente novedoso e vida psíquica y que “se ha vuelto extraño só-
te a la angustia. “Inquiétante étrangeté [in- imprevisto. Nos dice que unheimlich es to- lo mediante el proceso de represión [nur
quietante extrañeza]”: el término alemán do lo que estando destinado a permanecer durch den Prozess der Verdrängung entfremdt
es “intraducible”, observa Bertrand Féron, en secreto, oculto, ha salido a la luz” (GW, worden ist]” (idem). De este modo, consti-
que mantiene la traducción de Marie Bona- t. 12, p. 236; trad. esp., p. 225; Freud cita a tuye una especie particular de lo angustian-
parte pero constata que el francés glosa, eli- Schelling vía Daniel Sanders [Wörterbuch te, “cuando complejos infantiles reprimidos
mina el Heim de la casa, suprime el un de la der deutschen Sprache, 1860]; he aquí el tex- [verdrängte infantile Komplexe] son reanima-
censura (L’Inquiétante Étrangeté et autres to de Schelling [Philosophie der Mythologie, dos por una impresión”, como en El hombre
essais, p. 212); James Strachey elige uncan- 2, 2, 649]: “unheimlich nennet man alles, de arena de Hoffmann, o “cuando parecen
ny, “extraño, misterioso”: incapaz de invo- was in Geheimnis, im Verborgenen, in der La- ser reafirmadas unas convicciones primiti-
car a un equivalente forjado sobre la base de tenz bleiben sollte und hervorgetreten ist”; vas superadas [überwundene primitive Über-
home, recurre al privativo de canny, “pru- salvo que, tal como observa David Stimilli zeugungen] nuevamente confirmadas (ibid.,
dente, sagaz”, derivado de can, “poder, ser ¡Sanders omite “in der Latenz”!). p. 263; trad. esp. p. 248), como en la repe-
capaz de”, de la misma familia que to know, El contexto de la definición de Schelling, tición no intencional que imita tan bien a la
“saber”. desconocido tal vez para Freud, es la situa- fatalidad.
Freud, en su ensayo epónimo (1919), es- ción de Némesis: ese principio “extrañamen- Darse cuenta de que ni siquiera se está
tá más atento que nunca a su lengua y a las te inquietante”, por encima de la ley (nomos “en casa” dentro de uno mismo: ésa es la
demás: “La palabra alemana unheimlich es, [νόμος]), que la religión olímpica quiere angustia del sujeto moderno frente a lo
evidentemente, lo opuesto de heimlich (‘ín- ocultar (“die Gewalt jenes unheimlichen Unheimliches.
timo’) y de heimisch (‘doméstico’), ver- Princips, das in der früheren Religionen herr- Barbara Cassin
traut (‘familiar’); y puede inferirse que es schte [la fuerza del principio extrañamente
algo terrorífico justamente porque no es inquietante que prevalecía en las religiones Bibliografía principal
Freud Sigmund; “Das Unheimliche [1919]”,
consabido ni familiar” (GW, t. 12, p. 231; anteriores]”, Philosophie der Mythologie, p.
GS, t. 10, 1924; GW, t. 12, 1947; “The ‘Un-
trad. esp. J. L. Etcheverry, p. 220). Ahora 649); de hecho, la Némesis no es más que canny’”; trad. ing. J. Strachey, Standard Edi-
bien, esto es falso: “la inquietante extrañe- “la fuerza misma de esta ley suprema del tion, t. 17, Londres, Hogarth Press, 1955;
za es esa variedad particular de lo pavoroso mundo que pone todo en movimiento, que trad. fr. M. Bonaparte y E. Marty, en Essais
[jene Art des Schreckhaften], que se remon- se rehúsa a que algo permanezca oculto, de psychanalyse appliquée, París, Gallimard,
ta a lo desde hace tiempo conocido, a lo que constriñe a aparecer todo aquello que “Idées”, 1933; trad. José L. Etcheverry, “Lo
desde hace mucho familiar” (ibid.). Y Freud, está oculto, y lo obliga —de alguna manera ominoso” en Obras completas, vol. 17, Bue-
apoyándose en diccionarios, constata que moralmente— a mostrarse [das alles Ver- nos Aires, Amorrortu, 1992.
“este matiz particular de lo pavoroso” no borgen zum Hervortreten antreibt und glei- Schelling Friedrich Wilhelm Joseph; Philoso-
phie der Mythologie, en Sämmtliche Werke,
se encuentra “en las lenguas extranjeras” chsam moralisch zwingt sich zu zeigen]” (tra-
t. 2, Stuttgart, 1857
—quizá precisamente porque nos son “ex- ducido de ibid., pp. 146-147). La Némesis, Stimilli David, The Face of Immortality:
tranjeras” (GW, t. 12, p. 232; trad. esp., p. fuerza oculta, se define por producir en ple- Physiognomony and Criticisim, Nueva
221). En efecto, lo extraordinario es que na luz aquello que se oculta; Píndaro la llama York, Suny Press, 2004
en uno de los matices del alemán, heimlich “más justa que la justicia”, hypérdikon [ πέρ
Bibliografía de consulta
coincide con su opuesto y pasa a significar δικον] (Píticas, X, 45; Olímpicas, VIII, 86).
Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörter-
no sólo lo “familiar, cómodo”, sino también lo Lo Unheimlich designa, pues, aquello buch, Leipzig, Hirzel, 1854, reimp. Múnich,
“oculto, disimulado”, lo “secreto” (geheim), oculto que de súbito está obligado a mos- Deutscher Taschenbuch, 1984.
aunque resulte comprensible que, como di- trarse: en lenguaje freudiano, “una repre- Sanders Daniel, Wörterbuch der deutschen
cen los hermanos Grimm, de “hogareño” se sión que retorna [etwas wiedekehrendes Ver- Sprache, Leipzig, 1860, reimp. Hildesheim,
deriva el concepto de lo que se encuentra drängtes]” (GW, t. 12, p. 254, trad. esp., p. Olms, 1969.
HERRSCHAFT | 651

Es necesario aclarar, con la brevedad que se impone, de la filosofía, trad. W. Roces, México, Fondo de Cultura
la relación entre Heimat y Vaterland. Una opinión Económica, 1995.
——, Vorlesungen über die Philosophie der Weltgeschichte, ed.
muy difundida pretende, efectivamente, limitar el
K.H. Ilting, K. Brehmer y H.N. Seelmann, Hamburgo, Meiner,
concepto de Heimat a su dimensión regional y fol- 1996; Leçons sur la philosophie de l’histoire, introducción,
clórica, salvaguardando así al menos su carácter pin- trad. fr. J. Gibelin, París, Vrin, 1987; Lecciones sobre la filoso-
toresco, y hacer de Vaterland un término de adhesión fía de la historia universal, trad. J. Gaos, 3a. edición, Madrid,
demagógica y la expresión de una obtusa y reaccio- Alianza, 1982.
naria obstinación profundamente sospechosa. […] ——, Leçon sur l’histoire de la philosophie, trad. P. Garniron, Pa-
Como yo soy un Heimatlos [apátrida] calificado, me rís, Vrin, 1971.
Heidegger Martin, Gelassenheit, Pfüllingen, Neske, 1959; Sere-
atrevo a tomar partido por el valor que representa la
nidad, ed. esp. Y. Zimmermann, Barcelona, Ediciones del
Heimat y me rehúso resueltamente a apoyar la dis- Serbal, 1989.
tinción minuciosa que se quiere hacer entre Heimat Kant Immanuel, Œuvres philosophiques, F. Alquié (dir.), trad. fr.
y Vaterland, pues creo que finalmente el hombre de Ferdinand Alquié, Alexandre J.-L. Delamarre, Victor Delbos,
mi generación no podría salir adelante sin las dos, Jean Ferrari, Luc Ferry, François de Gandt, Pierre Jalabert,
que forman una sola. Se entiende que quien no tiene Jean-René Ladmiral, Marc B. de Launay, Bernard Lortholary,
François Marty, Joëlle et Olivier Masson, Alexis Philonenko,
Vaterland no tiene asilo dentro de un conjunto so-
Alain Renaut, Jacques Rivelaygue, Jean-Marie Vaysse, Heinz
cial que representa una unidad nacional autónoma Wismann et Sylvain Zac, vol. 3, París, Gallimard, “La Pléia-
e independiente, y tampoco tiene Heimat. de”, 1986; La metafísica de las costumbres, trad. A. Cortina
Améry, Par-delà le crime et le châtiment, pp. 100-101. y J. Conill, Madrid, Tecnos, 1989.
Klemperer Victor, LTI – Notizbuch eines Philologen, Leipzig, Re-
clam, 1975; LTI, la langue du Troisième Reich, trad. É. Gui-
Así, pues, cuando uno se ve privado de ella es cuan- llot, París, Albin Michel, 1996.
do la diferencia entre Vaterland y Heimat mejor se Nietzsche Friedrich, Also sprach Zarathustra, en Kritische Stu-
dienausgabe, ed. G. Colli y M. Montinari, vol. 3, Berlín-Nueva
tematiza, pero al mismo tiempo es ahí donde se tor- York, Gruyter, 1988; trad. Así habló Zaratustra, trad. A. Sán-
na confusa. La privación de Vaterland remite a una chez Pascual, 1a. ed., Buenos Aires, Alianza Editorial, 2007.
situación política muy precisa. Es la situación de los
apátridas y designa la dificultad (incluso la imposi-
bilidad) de obtener derechos sin una identificación
y una pertenencia previa al tipo de comunidad que HERRSCHAFT | alemán
este término designa. Concierne incluso a los que
español dominio, dominación
han debido abandonar su patria, voluntariamente
o a la fuerza. La falta de Heimat no implica necesaria-
autoridad, dominación, libertad, poder, y
mente el desplazamiento o el exilio. Más bien desig- estado, macht, oikonomía, praxis, propiedad,
na un desarraigo, la pérdida de aquel lugar donde secularización
uno puede ser plenamente uno mismo. A menos que
una u otra sea instrumentalizada y se confundan en- El término, omnipresente en la tradición alemana medieval
tre sí. Cuando la pertenencia a una Heimat es aque- y en la reflexión jurídica y política, en realidad no está ver-
llo que da derecho a un Vaterland, el desarraigo ya daderamente definido como concepto. Desde el inicio se
no es ontológico sino que pasa a designar la priva- usa para designar tanto la dignidad de quien, por ser ancia-
ción de un hogar familiar y protector, una amenaza no, es supuestamente venerable y sabio, la autoridad que
permanente a la propia seguridad. ejerce el padre de familia, considerado jefe de clan, y la rela-
• VÉASE EL RECUADRO 2 ción de propiedad de un jefe de clan con un territorio. Pero
Marc CRÉPON ni siquiera se ha establecido como equivalente invariable en
la traducción al alemán de nociones latinas tales como do-
Bibliografía minium, dominatio, potestas, etc. En Kant, y después en
Améry Jean, Jenseits von Schuld und Sühne. Bewältigungs versu- Marx, el empleo del término tampoco conduce a la con-
che eines Überwältigen, Stuttgart, Klette Kotta, 1977; Par-
ceptualización. Actualmente, el término está ampliamente
delà le crime et le châtiment. Essai pour surmonter l’insur-
montable, trad. fr. F. Wuilmart, Arles, Actes Sud, 1995. extendido, gracias al rigor de su definición, como es el caso
Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Vorlesungen über die Geschich- del uso que le da la Escuela de Frankfurt; únicamente Max
te der Philosophie, vols. 1-4, Ed. P. Garniron y W. Jaeschke, Weber osó precisarlo, pero desde una perspectiva más fun-
Hamburgo, Meiner, 1986-1996; Lecciones sobre la historia
cional que temática.
652 | HERRSCHAFT

I. Evolución semántica con el objeto de impugnar las pretensiones papales


El término herscaft o hertuom, en alto alemán anti- de ejercer también poder y propiedad temporales,
guo, proviene sin duda del adjetivo her, que signifi- impidiendo que la noción de Herrschaft subsumie-
ca “de cabello gris”, “digno”. El comparativo heriro ra los dos aspectos o los asimilara. La Constitutio in
del adjetivo, y que tomó el latín en su término se- favorem principium de 1232 establece la noción de
nior y el griego, en presbýteros (πρεσ ύτερος), sirvió dominus terrae, traducida por lantherr, pero habrá
para formar el sustantivo herre, en el siglo VII, que que esperar al siglo XIV para que el poder del Herr
fue más o menos el equivalente de dominus (véase im Land se asocie al término Herrschaft, aun cuan-
Grimm, Deutsches Wörterbuch, vol. 4, t. 2, pp. 1124 do el sentido de esta palabra pueda remitir tanto a
ss; G. Ehrismann, Die Wörter für “Herr” im Altho- una función como a la propiedad (véase Grimm,
chdeutschen). Mientras que en la Edad Media no art. “Landesherrschaft”) en la que suele reposar el
deja de refinarse la distinción entre potestas (poder ejercicio de este poder.
real) y auctoritas (autoridad papal) que conducirá a Entre propiedad y poder (Gewalt, poder ejercido
una oposición (véase W. Ensslin, Auctoritas und sobre las personas), Herrschaft es plurivalente y di-
Potestas; Habermas, L’espace public, cap. I, § 2) —cu- fícilmente abstracto a la vez; es difícil especificarlo
yas consecuencias extremas fueron la constitución comparándolo con otras nociones, ya sea a través de
de un derecho independiente en Francia (la refor- sus equivalentes en español —dominio, poder, man-
ma de Cujas durante el reinado de Felipe Augusto) do, autoridad, señorío—, en francés —autorité, do-
y el cisma anglicano al otro lado del Canal de La mination, pouvoir, seigneurie— en alemán —Herr-
Mancha—, el término Herrschaft sigue siendo rela- schung, Regiment, Obrigkeit, Oberherrschaft— o en
tivamente indeterminado durante la era germánica inglés —command, dominion, lordship, reign, rule.
y designa el poder del padre de familia sobre los su- El diccionario de Adelung (vol. 2, 1775, p. 1133 ss.)
yos y sobre sus servidores, así como la relación de define Herrschaft como un término concreto —a di-
propiedad sobre las tierras y sus siervos. Pero tam- ferencia de Gewalt— que designa ya a las personas
bién tiene el sentido de dignidad, de superioridad que ejercen la autoridad sobre un territorio, un lu-
(moral) y más tarde, a partir del siglo XIII, remite a gar o una familia, o bien el dominio (abstracto o con-
una función oficial. La oposición Herr/Knecht está creto) sobre el que se ejerce esta autoridad.
ya presente como diferencia de estatus entre el pro- Basándose en el derecho natural, Nicolás de Cu-
pietario de una tierra y el que solamente posee la sa es uno de los primeros en oponer la soberanía del
tenencia, pero, desde el punto de vista terminológi- pueblo al dominio que no posee el poder que ejerce
co, esta oposición sigue siendo indiferenciada con (De concordantia catholica [1433], p. 162 ss.), según
respecto a la oposición entre soberano y vasallo y el adagio de Plinio (Panegírico de Trajano, 55, 7):
con respecto al poder de que goza el rey sobre el te- “Principis sedem obtines, non sit domino locus [tie-
rreno real; estas dos acepciones se basan en la mis- nes un príncipe a fin de no tener un amo]”. Sólo
ma traducción del término dominus, que también entonces el dominio remite a un uso abusivo de un
hallamos en la forma de expresar el poder específi- poder comprendido como ejercicio enmarcado por
co del emperador: dominus mundi. El poder del pa- la ley y sometido de una u otra manera a un control
pa, del rey y de los príncipes se expresa mediante relativamente independiente. De la misma manera,
Gewalt o mediante Macht, traducciones de potestas, Erasmo llegará a rechazar que el término Herrschaft
imperium, regnum o regimen, mientras que Herrs- (traducción de dominium) sea un “término cristia-
chaft sigue al parecer vinculado con una relación no”, y contrapone a este dominio pagano la adminis-
fundamentalmente inscrita en el registro de pro- tratio (Institutio principis christiani [1517], en Ein
piedad (sobre los miembros de la familia ampliada nützliche underwisung eines Christlichen fürstur wol
así como sobre bienes y tierras). Pero con el cambio zu regieren, Zúrich, 1521, p. XXIII). Estos dos pensa-
de los siglos XIII y XIV, en la época en que Luis IV de dores establecen así las bases de una descendencia
Baviera se opone abiertamente al papa Juan XXII, semántica cuyos efectos se ven en el curso del siglo
Marsilio de Padua, en Defensor pacis (hacia 1324), y XVIII, en el que ciertas enciclopedias y diccionarios
Guillermo de Ockham, en Breviloquium de potestate (Repertorium, vol. 22, 1793, de Scheidemantel, y
papae (hacia 1341), distinguen propiedad de poder, Deutsche Encyclopädie, 1790, vol. 15, pp. 285 ss.)
HERRSCHAFT | 653

registran la evolución del término: los antónimos histórica a este proceso, refiriéndolo al “dominio
que figuran allí —Freiheit, Knechtschaft— son moti- de los Cíclopes” (La scienza nuova [Ciencia nueva],
vo de crítica al dominio entendido dentro de esta 1928, p. 324). En este caso, la dificultad también
perspectiva. Lutero ofrece un estado más ambiguo de consiste en la indeterminación que afecta el cum-
la cuestión, ya que oscila entre una concepción más plimiento posible de ambas nociones: en el fondo,
bien crítica del dominio —“quien quiera ser un el amo se define por el hecho de que está dispuesto
príncipe cristiano debe abandonar la idea de domi- a sacrificar su vida, mientras que el esclavo prefiere
nar y de actuar con violencia” (Martín Lutero, So- el sometimiento a la muerte. La trama de esta opo-
bre la autoridad secular: hasta dónde se le debe obe- sición es la definición de trabajo, rechazado por el
diencia (1523), p. 18)— oponiendo Herrschaft a amo y aceptado por el esclavo, así como la intro-
Obrigkeit y a Regiment, pero también cae en la tenta- ducción de la negatividad como fermento de evo-
ción de justificar el poder en general: lución histórica. Evidentemente resulta muy difícil
ver en la transformación de esta oposición concien-
Puesto que Dios ha dado a los paganos y al entendi- zuda de libertad un hecho consumado o una uto-
miento el dominio temporal, ciertamente debió pía. Resulta más tentador concebirla como una an-
crear individuos que, con sabiduría y valor, tenían el ticipación de Hegel de lo que será la historia general
deseo de consagrarse a él, que estaban destinados a después de la Revolución francesa y, más general-
él y que sabían mantenerlo. mente, como confirmación de que la era moderna
Interpretación del Salmo 101, en WA,
vol. 51, p. 243 (trad. de la trad. fr.).
está atravesada por la crítica del orden establecido,
crítica que se justifica por el hecho de que la nega-
tividad no podría ser excluida de ninguna posición
Por una parte, radicaliza la doctrina agustiniana de social, de ningún estatus de poder.
dos reinos —considerando a veces la autoridad co- En un plano estrictamente lexicográfico, la opo-
mo puramente secular (véase Sermones sobre Mateo sición Herrschaft-Knechtschaft se remite primero,
5-7 [1530-1532])—, pero por otra parte busca legi- exclusivamente, a un campo semántico de orden ju-
timar su postura por todos los medios teológicos, rídico; en la segunda mitad del siglo XVIII, comien-
cosa que le reprochará Thomas Münzer con moti- za a cuestionarse la tradición aristotélico-cristiana,
vo del levantamiento de los campesinos, ya que Lu- que justificaba la relación de dominio de un hom-
tero se pondrá de parte de la nobleza. Ignora tam- bre sobre otro; así surge paulatinamente una tenden-
bién todas las construcciones jurídicas (de las que es cia semántica, que se reforzará en el siglo XIX, que
en gran parte contemporáneo) que tienden a limitar debilita el contenido jurídico de noción, promo-
o a controlar el poder en general. Esto lo distingue viendo, por el contrario, una aceptación más am-
de Calvino, que no solamente toma en cuenta estas plia, de orden filosófico-político, donde lo que más
innovaciones jurídicas y constitucionales, sino que se rechaza es el fundamento jurídico de la relación
evita dar al dominio algún origen divino. no natural de dominio. La influencia de la Revolu-
ción francesa se hizo sentir más allá del Rin sin que
II. “Herrschaft” / “Knechtschaft” por ello contribuyera verdaderamente a dar al tér-
Hegel introdujo inicialmente esta oposición en un mino Herrschaft una definición más rigurosa, ni si-
marco teológico —El espíritu del cristianismo y su quiera conceptual.
destino [1798-1800]— de inspiración paulina: se
trata de una escisión que prohíbe toda reunión li- III. Un hiato en Kant: la noción de “Hausherrschaft”
bre entre individuos, pero esta oposición es obsole- Es significativo que Kant, en su tratado Sobre la paz
ta, pues fue superada por la visión cristiana. En Fe- perpetua (Zum ewigen Frieden), donde examina y
nomenología del espíritu, la oposición describe una opone diversas formas de gobierno, no emplee el tér-
etapa de la conciencia de sí; pero no puede deter- mino Herrschaft, ni siquiera cuando debe designar
minarse de manera rigurosa desde el punto de vis- el despotismo, que contrapondrá, como sabemos, al
ta de una evolución histórica fechada con preci- republicanismo, único régimen que propone una
sión, ni reducirse a una interpretación psicológica. evolución hacia una constitución basada en el de-
Fue Vico quien intentó establecer una fecha seudo- recho. En cambio, el término surge en el orden ju-
654 | HERRSCHAFT

rídico privado para designar, en La metafísica de las prudencias, ya sea en el ámbito privado o en el ám-
costumbres (trad. esp. A. Cortina y J. Conill, Barcelo- bito público.
na, Altaya, 1996, § 30, pp. 104-106) el poder del due-
ño de la casa (Hausherrschaft), que evoca la antigua IV. El dominio anónimo
noción de oikodespotes (οἰκοδεσπότης). Se trata de un Marx realiza un notable desplazamiento del sentido
poder vinculado a la persona (ibid., pp. 96, 97, § de Herrschaft al despersonalizar su contenido, pero
22) en el seno de “una sociedad desigual (del que sin dar una definición propiamente conceptual:
manda, o del dueño, y los que obedecen, es decir, la
servidumbre, imperantis et subjecti domestici)” El proletariado se valdrá de su dominación política
(ibid., § 30, p. 105). Kant se muestra contemporá- [politische Herrschaft] para ir arrancando gradual-
neo a la erosión, en el siglo XVIII, a ese poder domés- mente a la burguesía todo el capital, para centralizar
tico minado por el surgimiento de la noción de con- todos los instrumentos de producción en manos del
trato, que justifica la dependencia, pero también Estado, es decir, del proletariado organizado como
clase dominante, y para aumentar con la mayor ra-
reconoce el estatus de persona a quien obedece:
pidez posible la suma de las fuerzas productivas
por tal motivo, la relación de desigualdad así descri-
Marx-Engels, Manifiesto del
ta tiene sus límites (ibid., § 30, pp. 104,106). No por Partido Comunista, cap. 4, p. 57.
ello deja de ser difícil conceder tanto al espíritu co-
mo a la letra del imperativo categórico la posibilidad
de “hacer uso inmediatamente de esta persona, co- Empero, esta despersonalización tiene lugar esencial-
mo de una cosa, como medio para mi fin (…)” mente en el terreno que determina todos los demás
(ibid., p. 201), aun si este uso no se limite más que al conflictos políticos y sociales, es decir el terreno eco-
“usufructo” del prójimo, cosa que realmente no nómico: “El capital no es, pues, una fuerza [Macht]
atenta contra su estatus de persona (ibid., Apéndi- personal; es una fuerza social” (ibid., p. 49). La gran
ce 2 y 3, pp. 200-204). La Crítica de la razón práctica diferencia entre las formas arcaicas y “naturales” de
no deja ninguna duda en este sentido: producción y las que se desarrollan en el marco
de una civilización se percibe en la forma personal
En toda la creación, cuanto se quiera sobre lo cual se o anónima de la relación entre propietario y pro-
tenga poder, puede emplearse también como mero ductor:
medio; solamente el hombre, y con él toda criatura
racional, es fin en sí mismo. En el primer caso, el poder (Herrschaft) del propieta-
Crítica de la razón práctica, trad. esp. R. Armengol, rio sobre quienes no lo son puede descansar en rela-
Buenos Aires, Losada, 1961, p. 94.
ciones personales, en una especie de comunidad; en
el segundo caso, tiene necesariamente que haber co-
Este hiato es fundador de la crítica del dominio que brado forma material en un tercer objeto, en el di-
nero.
se desarrollará sobre todo con Marx. Por una parte, la
Marx-Engels, La ideología alemana, 3, p. 76.
instrumentalización de la persona está condenada
—y se argumenta en nombre de esta condena mo-
ralmente fundada en el valor absoluto de la perso- No obstante, e incluso en las sociedades desarrolla-
na—; por otra parte, la emancipación del género hu- das donde reina la forma más avanzada de capita-
mano conforme al espíritu del imperativo categórico lismo moderno, o sea, la forma más anónima de
todavía no es una realidad en la historia (la única dominio, todavía se puede interpretar “el cimiento
solución parece ser la revolución, que debe ser una oculto de todo el edificio social y, partiendo […] de
“revolución radical sólo puede ser la revolución de la forma, específica de cada etapa, que asume el Es-
necesidades radicales…” (Introducción a la crítica tado” como una relación “amo-esclavo”: “la rela-
de “La filosofía del derecho” de Hegel, de Karl Marx). ción inmediata del propietario de las condiciones
La crítica contemporánea del dominio —de cual- de producción con los productores inmediatos” (Das
quier naturaleza (racial, sexual, etc.)— abreva en la Kapital [El capital], vol. 3, en Marx-Engels Werke, vol.
misma fuente: la imposibilidad de reducir el do- 25, p. 799 ss.), que no es más que la apropiación de
minio, incluso multiplicando reglamentos y juris- un exceso de trabajo no pagado (presupuesta plusva-
HERRSCHAFT | 655

lía). Por más que se la despersonalice, la relación en- rial de hecho sin apelar constantemente, incluso
tre dominante y dominado conserva una dimensión implícitamente, al plano formal. Y no es casualidad
“personal”, la de la experiencia concreta e inmedia- que la reducción de la política a la economía, ten-
ta del dominio. Aunque Marx afirma que ese domi- dencia recurrente en el marxismo (más que en
nio, al menos en esa dimensión, es esencial y que to- Marx, por cierto), esté vinculada con una negligen-
do el resto del edificio social se origina en él, no da cia fundamental del derecho.
mayores explicaciones. Sin embargo, la reflexión de Es fácil constatar que Marx, en la Introducción a
Marx sobre la despersonalización progresiva de las re- la crítica de “La filosofía del derecho” de Hegel, así
laciones de producción, que va hasta la reificación, no como en La ideología alemana, utiliza, para descri-
alude a lo que inicial e históricamente es el “éxito” bir las funciones que en la sociedad emancipada de
del dominio. En los decenios de 1960 y 1970, el todo dominio incumbían a sociedades anteriores
anonimato del dominio encontrará un eco carica- por ese mismo dominio, un vocabulario que es una
turesco de la extensión radical de la noción que de- manera de eludir el deshonroso término Herrschaft
nuncia un misterioso “sistema”: sin presentar solución conceptual al problema: Ober-
aufsicht (control superior), Leitung (dirección), kom-
Si [el hombre] come, si bebe, si se aloja, si se reprodu- mandierender Wille (voluntad mandataria), etcétera.
ce, es porque el sistema necesita que se reproduzca Esta situación sin duda se vincula con el hecho de
para reproducirse: necesita hombres. Si pudiera fun- que, cuarenta años después de la muerte de Marx,
cionar con esclavos, no habría trabajadores “libres”. Georg Simmel se esfuerza también, en Sociología,
Si pudiera funcionar con esclavos mecánicos ase- por eludir la noción: El hombre “quiere ser domina-
xuados, dejaría de haber reproducción sexual […].
do [beherrscht]. La mayoría de los hombres no pue-
El sistema no puede sino producir y reproducir a los
den vivir sin acatar una dirección [Führung]” (p.
individuos como elementos del sistema. No puede
haber en ello excepción. 157). Sabemos cuáles fueron las consecuencias de
Jean Baudrillard, Crítica de la sustituir Herrschaft por Führung o por Führerschaft
economía política del signo, p. 86. en el vocablario sociológico y político…

Para Hegel, el Estado es la “realidad de la idea ética”, V. Intento de esclarecimiento: Max Weber
así como “realidad de la libertad concreta” (Filoso- Max Weber distingue tres tipos de dominio: el domi-
fía del derecho, § 257 y § 260), para Marx es la socie- nio racional (cuya más pura realización es el domi-
dad sin clases, la emancipación efectiva, la nega- nio que se ejerce por vía de una administración que
ción de la distinción liberal entre Estado y sociedad, obedece a criterios rigurosos tales como la contabi-
la identidad entre contenido económico y forma lidad aritmética), el dominio tradicional y el domi-
política, es decir, la identidad entre principio mate- nio carismático (Economía y sociedad, cap. II). El do-
rial y principio formal: la isonomía concreta, la his- minio es, así, un fenómeno común a todas las
toria más allá de lo que hasta entonces se reconocía formas históricas que reviste —ya sea que se aseme-
como motor único, más allá de la lucha de clases, la je a alguno de los tipos descritos o que se distinga en
humanidad emancipada del dominio, de toda for- función de todos los grados posibles por mezclas y
ma de dominio. El proletariado “suprime la domi- compromisos— y nada impide ver en él una espe-
nación de las clases al acabar con las clases mis- cie de constante antropológica psicosocial. A pesar
mas”, por lo tanto también su propio dominio en de los esfuerzos de Marianne Weber por disimular la
tanto que clase (La ideología alemana, pp. 81-82). importancia de las fuentes nietzscheanas en el pensa-
Ahora bien, Marx fue muy discreto con respecto al miento de su marido, es necesario reconocer, en este
“futuro radiante”, así como a la “dictadura del pro- caso, un resurgimiento apenas disimulado de la no-
letariado”, rehusándose a profetizar; pero no notó ción de voluntad de poder. Mientras que el poder
que la premisa de toda crítica de este orden era pre- (Macht) significa “la probabilidad de imponer la pro-
cisamente kantiana, el hecho de que idea y realidad pia voluntad, dentro de una relación social, aun con-
no coincidan casi nunca o nunca en el terreno mo- tra toda resistencia y cualquiera que sea el funda-
ral, ni en el político, ni en el social; el hecho de que mento de esa probabilidad”, el dominio (Herrschaft)
la crítica no pueda ejercerse contra el estado mate- designa “la probabilidad de encontrar obediencia a
656 | HERRSCHAFT

un mandato determinado contenido entre personas la fuerza. […] ¿acaso no es una desgracia extrema la
dadas” (ibid., cap. II, §16, p. 43). Imponer la volun- de estar sometido a un amo del que jamás podrá
tad y obedecer a una orden son dos aspectos nece- asegurarse que es bueno, porque dispone del poder
sariamente complementarios, que describen una de ser malo cuando quiere?
relación de fuerzas dentro de las relaciones de poder. El discurso de la servidumbre voluntaria,
Terramar, Buenos Aires, 2008.
Pero inmediatamente se constata que esta definición
deja de lado el conjunto de razones que hacen que Marc de LAUNAY
se cumpla una orden: “La situación de dominio es-
tá unida a la presencia actual de alguien mandando Bibliografía principal
eficazmente a otro” (ibid., cap. II, § 16, 2. p. 43). Adorno Theodor W. et al., The authoritarian personality, Nueva
York-Londres, Evanston-Harper & Row, 1950.
Aun si en este mismo contexto, Weber evoca la dis- —— y Horkheimer Max, Dialéctica de la Ilustración, trad. Juan
ciplina, no indica qué es lo que hace que se acepte José Sánchez, Madrid, Trotta, 1998.
esta disciplina. Sin embargo, en la medida en que re- Baudrillard Jean, Crítica de la economía política del signo, trad.
conoce que la obediencia puede igualmente basar- A. Garzón del Camino, Siglo XXI Editores, México, 1974.
Cusa Nicolás de, De concordantia catholica [1433], en Opera om-
se en la lealtad o en la fidelidad, y que por ende no nia, vol. 14, t. 1, ed. G. Kallen, Hamburgo, 1968.
ocurre según una relación formal entre quien orde- Ehrismann Gustav, “Die Wörter für ‘Herr’ im Althochdeutschen”,
na y quien obedece, ya no es posible pensar que la Zeitschrift für neuenglische Wortforschung, núm. 1, 1905-
noción de dominio seguiría siendo neutra desde un 1906, pp. 173 ss.
Ensslin Wilhelm, “Auctoritas und Potestas”, Historisches Jahr-
punto de vista axiológico, ya que sería lógicamente buch, núm. 74, 1955, p. 661 ss.
necesario integrar a su definición un motivo vincu- Gehlen Arnold, Der Mensch, seine Natur und seine Stellung in
lado con el valor. Esto renueva la dificultad técnica der Welt [1940], en Gesamtausgabe, t. 3, Frankfurt, Kloster-
mann, 1993.
propia de toda crítica del dominio que pretendiera
Habermas Jürgen, L’espace public [1962], trad. M. de Launay,
proceder por inducción generalizadora. Para Weber, Payot, 1978.
la exigencia de neutralidad axiológica neutraliza Hegel Georg Wilhelm Friedrich, Der Geist des Christentums und
necesariamente la noción de dominio también, fra- sein Schicksal [El espíritu del cristianismo y su destino]
[1798-1799], en Hegels theologische Jugendschriften, ed. H.
gilizando la posibilidad conceptual de su crítica efec- Nohl, Tubinga, Mohr, 1907.
tiva. De alguna manera, refleja la apologética del ——, Filosofía del derecho, trad. A. Mendoza de Montero (de la
dominio (A. Gehlen, 1993) y la crítica general del do- versión italiana de F. Messineo), Buenos Aires, Claridad, 5a.
minio, tal como la desarrolló la escuela de Frank- ed., 1968.
Kant Immanuel, Gesammelte Schriften [abrev. AK], Berlín, Re-
furt (T.W. Adorno et al., 1950, y, sobre todo, en cola- imer, 1902-1913.
boración con M. Horkheimer, Dialéctica de la ——, La metafísica de las costumbres, trad. A. Cortina y J. Conill,
Ilustración [1944]), que llegó finalmente a una con- Barcelona, Altaya, 1996.
clusión desesperada sin develar el misterio del do- ——, Crítica de la razón práctica, trad. R. Armengol, Buenos Ai-
res, Losada, 1961.
minio: La Boétie Étienne de, El discurso de la servidumbre voluntaria,
Terramar, Buenos Aires, 2008.
En la enigmática disposición de las masas técnicamen- Luther Martin, Von weltlicher Obrigkeit [1523], en Werke, kri-
te educadas a caer en el hechizo de cualquier despo- tische Gesamtausgabe [abrev. WA], Weimar, Böhlaus Nachf,
1906-1961.
tismo, en su afinidad autodestructora con la paranoia
——, Escritos políticos, Madrid, Tecnos, 2001.
populista: en todo este incomprendido absurdo se Marx Karl, “Introducción para la Crítica de La filosofía del dere-
revela la debilidad de la comprensión teórica actual. cho de Hegel”, trad. A. Mendoza de Montero (de la versión
(Dialéctica de la Ilustración, trad. J. José Sánchez, italiana de F. Messineo), Buenos Aires, Claridad, 5a. ed.,
Madrid, Trotta, 1998, p. 53). 1968.
—— y Friedrich Engels, Manifiesto del partido comunista, Cen-
tro de Estudios Socialistas Carlos Marx, México, 2011.
El mismo tono utilizó La Boétie en su célebre pan- ——, La ideología alemana, trad. W. Roces, Montevideo, coed.
Ediciones Pueblos Unidos, Barcelona, Grijalbo, 1974.
fleto: Marx Karl, Marx-Engels Werke, Berlín, Dietz, 1964.
Simmel Georg, Sociología, 1. Estudios sobre las formas de socia-
¡Grande es, no obstante, la debilidad de los hombres! lización, Madrid, Alianza Universidad, 1986.
Obligados a obedecer y a contemporizar […] La Vico Giambattista, La scienza nuova [1744], en Opere, ed. F. Ni-
fuerza ocupa el lugar de la debilidad y ésta el lugar de colini, t. 4/1, Bari, Laterza e Figli, 1928.
HISTORIA | 657

Weber Max, Economía y sociedad. Esbozo de sociología compren- una práctica nueva, a una historia provista de calificativos
siva [1922], trad. J. Medina Echavarría, J. Roura Farella, E. (universal, eclesiástica, etcétera).
Ímaz, E. García Máynez y J. Ferrater Mora, Madrid, Fondo de
Si la Edad Media se inspira en gran parte en definiciones
Cultura Económica, 2002.
de la historia heredadas de la Antigüedad, la época moder-
Bibliografía de consulta na conduce a una diferenciación progresiva tanto semántica
Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigengramma- como lingüística. La primera adquisición es una distinción
tisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mundart
[Ensayo de diccionario gramático-crítico completo del alto
más clara entre los hechos y su relato. La segunda es la
alemán], 5 vols., Leipzig, Breitkopf, 1774-1786. construcción progresiva de una dimensión reflexiva. Para-
Deutsche Encyclopädie oder allgemeines Real Wörterbuch aller lelamente, si los derivados del latín historia son retomados
Kunste und Wissenschaften von einer Gesellschaft Gelehrten, en la mayoría de las lenguas, el alemán (seguido del neer-
25 vols., Frankfurt, Varrentrapp Sohn und Wenner, 1778-
1807. landés) va a sustituir Historie por la noción de Geschichte,
Grimm Jacob y Wilhelm, Deutsches Wörterbuch, Leipzig, Hirzel, que reúne de nuevo lo que ha ocurrido con el relato que se
1854, reimp. Múnich, Deutscher Taschenbuch, 1984. hace de ello. Al mismo tiempo, se pasa del plural Geschich-
Scheidemantel Heinrich Gottfried, Repertorium reale pragma-
ten al singular colectivo Geschichte. Esta transformación ilus-
ticum iuris publici et feudalis imperii Romano-Germanici,
Leipzig, Weidmanns Erben & Reich, 4 vols., 1782-1795. tra a su vez la introducción de una perspectiva totalizadora
que dirige una mirada reflexiva al conjunto de las historias
particulares. Las lenguas que permanecen en el linaje del
término historia efectúan el mismo cambio de perspectiva,
sin por ello darle una expresión formal.
HISTORIA La elaboración de una ciencia histórica, que se hace eco
de la construcción de una filosofía de la historia que trata
alemán Historie, Historik, Geschichten, Geschichte
de reconfigurar la relación entre pasado, presente y futuro,
francés histoire
se lleva a cabo en las tradiciones eruditas cada vez más
griego historía [ἱστορία], historíe [ἱστορίη]
inglés history, story marcadas por el pensamiento nacional. A pesar de los con-
italiano storia, storiografia tactos a menudo intensos entre las respectivas comunida-
latín historia, gesta, res gestae des, estas evoluciones contribuyen a fijar usos semánticos
neerlandés Geschiedenis específicos. Pero las cuestiones que animan los debates en-
tre historiadores son en gran medida comunes: la histori-
dichtung, erlebnis, erzählen, ficción, zación del campo del saber (asociado en alemán al término
geisteswissenschaften, geschichtlich, historia
universal, logos, memoria, mímesis, momento, Historismus), la relación entre relativismo y universalismo,
presente la relación entre el objeto histórico y su exposición por el
historiador, el surgimiento de una historia de la historia
El camino que llevó del griego historía al latín historia y al (storia della storiografia) dan lugar a intervenciones que
español historia (fr. histoire, it. storia, ing. history, al. Histo- modifican y renuevan los usos de la noción de historia y de
rie) parece sencillo y directo. ¡La historia siempre ha sido la sus equivalentes.
historia! Sin embargo, un indicio podría ya ponernos en
guardia: ¿por qué el alemán ha llegado a distinguir entre I. Historia: de la investigación griega a las historias
Historie (clara traducción de la historia latina) y Geschich- latinas
te (que designa lo que ha ocurrido, pero también el infor-
me que se hace de ello, el estudio del pasado, la Historia A. El “hístor” y el aedo
con mayúscula)? La epopeya conoce un personaje al que llama Hís-
¿Cuál fue entonces la vía antigua? De la historíe [ἱστο tor. ¿Testigo o árbitro? Para Émile Benveniste, hístor
ρίη] (forma jónica de historía [ἱστορία]), de la indagación designa el testigo. Etimológicamente, hístor [ στωρ]
de Heródoto a la historia de los romanos, de la historia uni- (al igual que historéin [ἱστορεῖν] o historía [ἱστορία])
versal del griego Polibio, rehén en Roma durante diecisiete remite a idéin [ἰδεῖν], ver, y a (w)oida [οἶδα], yo sé.
años, a la historia eclesiástica de Eusebio, obispo de Cesa- “Yo veo”, “yo sé”: de entrada encontramos el ver y el
rea, y a la historia sagrada de Agustín, la misma palabra no saber entremezclados. El hístor sería entonces testi-
cubrió, ni con mucho, la misma mercancía. Parece que se hu- go “en la medida en que sabe, pero primero porque
biera pasado de la historia a secas, como reivindicación de ha visto” (Benveniste, pp. 173-174). Sin embargo,
658 | HISTORIA

en las dos escenas de la Ilíada donde se decide lla- ses? La toma de Troya. Es la primera vez que se relata
mar a un hístor, es claro que no puede tratarse de el acontecimiento, mientras que la presencia mis-
un testigo, en el sentido del que sabe por haber vis- ma de Ulises testimonia que eso realmente ocurrió.
to. En ocasión de los funerales de Patroclo, Áyax e En resumidas cuentas, Demódoco sería el pri-
Idomeneo están en desacuerdo sobre el punto de mer historiador, y su relato el acta de nacimiento
saber quién, después de haber doblado la meta, va de la historia, con esta única diferencia, que lo mo-
a la cabeza en la carrera de carros organizada por difica todo: no estuvo ahí y no vio nada (es ciego),
Aquiles: Áyax propone tomar a Agamenón como mientras que Ulises es a la vez el actor y el testigo.
hístor (Homero, Ilíada, XXIII). Cualquiera que fue- De allí su asombrosa (y falsa) pregunta: ¿tu relato
ra exactamente el papel de Agamenón, es seguro no parece demasiado preciso para no provenir de
que no vio nada de la escena. Sobre el extraordi- una visión directa? La visión humana (historiadora
nario escudo forjado por Hefesto para Aquiles está anticipada, ver con los propios ojos o enterarse por
representada una escena en la que dos hombres, en- alguien que vio) se convierte, durante esos dos ver-
frentados por un grave desacuerdo (el rescate paga- sos, en el modelo de la visión divina. Es como si
do por una muerte) deciden llamar a un hístor (Ilía- hubiera una extraña y breve yuxtaposición de dos
da, XVIII). El hístor evidentemente no es testigo del Demódocos: uno (todavía) aedo y el otro (ya) his-
asesinato. Al intervenir en ambos casos en una si- toriador. Es como un destello de luz lanzado sobre
tuación de querella (neikos [νεῖκος]) el hístor no es otra configuración de saber posible: justamente la
el que con su sola intervención va a poner fin al di- que vendrá a ocupar la primera historiografía a la
ferendo dando su arbitraje entre versiones contra- que casualmente, dos o tres siglos después, Heró-
puestas, sino más bien el garante (para el presente y doto vendrá a dar forma y nombre: historíe. Lo que
todavía más para el futuro) de aquello que se habrá naturalmente no la hace ni necesaria ni siquiera
convenido entre las dos partes (véase E. Scheid- probable, sino simplemente posible.
Tissinier, “À propos du rôle et de la fonction de
l’histor”, pp. 187-208). B. Historíe y historéin: investigación e investigar
Esta primera entrada en el campo léxico de his- Investigación en todos los sentidos del término: his-
toria lleva, más extensamente, a reconocer en la epo- toríe designa más un estado del espíritu (el de aquel
peya una forma de prehistoria de la historia. ¿Cuál que historéi [ἱστορεῖ]) y un tipo de proceso que un
es, en efecto, el dispositivo de la palabra épica y la campo particular donde se ejercerá específicamente.
configuración de saber que encierra? El aedo, ins- Es una palabra perteneciente a ese momento de la
pirado por la Musa, hija de Zeus y de Memoria (Mne- historia intelectual (la primera mitad del siglo V a.C.),
mosyne) [ νημοσύνη], es un vidente, mientras que tal vez una palabra de moda: quiere decir lo que quie-
la omnisciencia de la Musa se basa en el hecho de re decir y cada cual la somete a su propio uso. Sin
que ella está siempre ahí: lo ve todo. “Están presen- olvidar del todo al hístor-árbitro o garante de la epo-
tes, y lo sabén todo”, dice el poeta de la Ilíada (II, peya, el término comprende varias capas de sentido
485). Cuando Ulises se dirige al aedo de los feacios, y debió funcionar como una palabra encrucijada.
así lo elogia: Puede utilizarse para describir la actividad de un
“investigador-viajero” como Demócrito, una inda-
Demódoco, muy por encima de todos los mortales gación de tipo judicial (buscar saber algo, inquirir, ha-
te alabo: / seguro que te han enseñado Musa, la hija cer atestiguar). Los trágicos no la ignoran —Edipo,
de Zeus, o Apolo. / Pues con mucha belleza cantas el dirigiéndose a sus hijas, dice de sí mismo: “Este pa-
destino de los aqueos, / cuánto hicieron y sufrieron y dre, sin haber visto (horón [ ρ ν]), sin haber sabido
cuánto soportaron, / como si tú mismo (autós pareón (historón [ἱστορ ν]), se descubrió de repente como
[α τ ς παρεών]) lo hubieras presenciado o lo hubieras
habiéndolos engendrado en el seno donde él mismo
escuchado (akousas [ἀκούσας]) de otro allí presente.
se formó” (Sófocles, Edipo rey, v. 1484)—. Los mé-
Odisea, VIII, 486-491.
dicos también la usan.
• VÉASE EL RECUADRO 1
Esta escena posee un valor emblemático. Pues, en Así la haya tomado prestada o la haya hecho su-
efecto, ¿qué cantará el aedo a petición expresa de Uli- ya, Heródoto la lanzará como la palabra clave de
HISTORIA | 659

toda su empresa. “De Heródoto de Halicarnaso he realicé una investigación oral (akoé historeon [ἀκο
aquí la exposición de su historíe…” (I, 1): lanzadas ἱστορέων])
en genitivo, estas dos primeras palabras valen co- Heródoto, II, 29.
mo firma inaugural del que viene a presentar en
público, en su propio nombre, su investigación. Es En varias ocasiones (libro II, cap. 19, 34, 118), his-
el que historéi (nunca se dará el nombre de “histo- toréin se emplea en un contexto de indagación oral,
riador”), que viene a reivindicar un espacio de sa- pero eso no quita que el viajero acudiera primero al
ber que, no obstante, debe ser construido íntegra- lugar. En II, 44, buscando comprender quién es Hér-
mente. Más allá de la frase de apertura, Heródoto cules, especifica que fue hasta Tiro, en Fenicia: ahí
emplea el verbo historéin para designar el tipo de vio los santuarios consagrados a él e interrogó a los
trabajo que realizó. Por ejemplo, cuando se ocupa sacerdotes del lugar. Es entonces al conjunto del pro-
de resolver la difícil cuestión de las fuentes del Nilo, cedimiento (el ojo y la oreja, la autopsia y la infor-
precisa: mación oral) al que califica como investigación (ta
historémata [ τ ἱστορήματα]): “Mi investigación
Fui y vi con mis propios ojos (autoptes [α τόπτης]) muestra claramente que…” Para ver más allá, es
hasta la ciudad de Elefantina; para lo que está más allá, necesario acudir personalmente (ir a ver) y apren-

Recuadro 1 › La historia de los médicos


El corpus hipocrático presenta varios ejem- alguna ocasión se ve confundido frente a to vemos escrito en un libro algo cuya
plos interesantes. Comenzando por la fórmu- un enfermo, y al no ver claro a causa de su autopsia poseemos, diremos que la histo-
la misma de su juramento, que convoca a inexperiencia (apeiría [ἀπειρία]) solicita ría es verdadera. Pero semejante criterio
la presencia de otros médicos con los que es inútil para el incremento de nuestro co-
los dioses como testigos, es decir, garantes:
consultará sobre el caso actual (héineka nocimiento. No nos sirve de nada, en efec-
tou ek koinologíes historesai ta perí ton no- to, aprender en un libro lo que conocemos
Juro por Apolo médico, por Asclepio, Hi-
séonta [ε νεκα τοῦ ἐκ κοινολογίης ἱστ con nuestros propios ojos. El criterio más
giea y Panacea, así como por todos los
ορ σαι τ περ τ ν νοσέοντα]) y que útil y a la vez el más verdadero de la cali-
dioses y diosas, poniéndolos por testigos
se asociarán con él para encontrar el re- dad de una historía es el acuerdo (sympho-
(hístoras poiéumenos [ στορας ποιεύμε
medio. nía [συμφωνία]).
νος]), dar cumplimiento en la medida de
Traducido de Préceptes, 8 [tratado tardío] Traducido de Deichgräber, p. 48;
mis fuerzas y de acuerdo con mi criterio
en Œuvres complètes, vol. 9, p. 263. trad. fr. en A. Sauge, p. 189.
a este juramento y compromiso…
Hipócrates, Tratados hipocráticos, p. 3.
La investigación en lo que respecta al enfer- Galeno toma entonces un ejemplo: el caso
Se convoca a los dioses para que escuchen mo y su enfermedad se lleva a cabo a partir de un medicamento que él no conoce. Todos
(no para que vean) y actúen como garantes de la base común aportada por la consulta los que han escrito respecto de él dicen
del juramento que va a ser pronunciado por de muchas personas. que tiene tal o cual efecto. ¿Hay que creer-
el que quiere obtener la gracia. Encontra- Historíe como investigación o saber re- les? Sí, responde Galeno, debido precisa-
mos de nuevo aquí al hístor de la epopeya. sultante. El tratado De la antigua medicina mente a esta symphonía.
Historion como prueba. En De las enferme- (20, 2), al afirmar que solamente la medici-
na puede dar un conocimiento preciso de la Bibliografía
dades, el autor enumera las “pruebas” (en-
naturaleza del hombre, evoca “esta investi- Deichgräber Karl, Die Griechische Empiriker-
cuentra siete) de que la bebida no va al pul- schule [1930], Berlín-Zúrich, Weidmann,
món, antes de concluir: gación (historíe) que consiste en saber qué
1965.
es el hombre, las causas de su formación y to- Galeno, Subfiguratio empirica, trad. fr. en A.
No habría yo acumulado tantas [pruebas] do lo demás, con exactitud (akríbeos [ἀκρί Sauge, De l’épopée à l’histoire. Fondements
si tantos individuos no creyeran (dokéou- εως])”. de la notion d’historiê, Frankfurt, Lang,
si [δοκέουσι]) que la bebida va al pulmón: Es posible seguir la relación entre histo- 1992.
ante opiniones fuertemente arraigadas ría y autopsia (el hecho de que el médico ha- Hipócrates, Œuvres complètes, trad. fr. É. Lit-
,es necesario presentar muchas pruebas tré, 1839-1861; trad. Tratados hipocráticos,
ya visto con sus propios ojos, de tener un co-
(pollá historia [πολλ ἱστόρια]) si se Madrid, Gredos, 1990.
nocimiento directo) hasta el siglo ii d.C.: la
quiere persuadir al oyente mediante dis- ——, De l’ancienne médecine, ed. y trad. fr. J.
cursos de que abandone una creencia historía se da como relato de autopsia. Ga-
Jouanna, París, Les Belles Lettres, 1990.
anterior. leno, por ejemplo, expone y critica la posi-
——, Des maladies IV, ed. y trad. R. Joly, París,
Traducido de Des maladies IV, 56, 2-7. ción de los médicos de la escuela empirista. Les Belles Lettres, 1970.
Sauge A., De l’épopée à l’histoire. Fondements
Historéin: Los empíricos dicen que el primero y úni-
de la notion d’historie, Frankfurt, Lang,
co criterio de una historía verdadera es la
1992.
No es ninguna desgracia si un médico en autopsia de aquel que la evalúa. Si en efec-
660 | HISTORIA

der a ver (recoger testimonios, reunir las diferentes historiador: es un escritor que practica una cierta for-
versiones, interrelacionarlas, clasificarlas en función ma de escritura. Pero para Tucídides, historiador del
de lo que sabe de otras fuentes y también en función presente, decir que él syngraphei significa que relata
de su grado de verosimilitud). lo más cercanamente posible lo que acaba de ocu-
Desde un punto de vista epistemológico, la his- rrir, lo que todavía está ocurriendo. No hace la his-
toríe aparece así como el procedimiento que opera toria de la guerra sino que la consigna por escrito,
como sustituto de la visión de origen divino (una es- llamando a esos treinta años de hostilidades la gue-
pecie de ersatz), rematando en una visión limitada rra del Peloponeso para toda la posteridad.
y jamás totalmente adquirida. Se trata ahora única- Para hacerlo, entre los dos medios de conocimien-
mente de los hombres y de las cosas grandes que ha- to de que dispone el historiador, el ojo (opsis [ ις])
yan hecho (el aedo cantaba tanto a los hombres co- y la oreja (akoé [ἀκοή]), privilegia decididamente al
mo a los dioses), en un tiempo que también es el de primero, el único que puede conducir a una visión
los hombres solamente. Contra el tiempo que todo clara y distinta (saphós eidenai [σαφ ς εἰδέναι]). His-
lo borra, el historiador hará las veces de memoria y, toríe y historéin, demasiado ligados a una forma oral
como la inestabilidad es la regla, debe dar cuenta “de de la investigación, ya no tienen lugar en su episte-
manera similar”, equilibrada, como juez equitativo, mología. La oreja nunca es confiable: lo que se dice,
de las ciudades grandes y pequeñas: él será su ga- se propala, se transmite, todo lo que tiene que ver con
rante. la memoria está sujeto a deformación; cede, delibe-
En fin, en tanto que la Musa como enunciadora rada o insidiosamente, a la ley del placer que rige a
única ha guardado silencio, se empieza a instalar un lo que corre de boca en boca. Por eso, la única
relato de estructura doble: por un lado, el yo, inves- historia científica es la del presente. Y también hace
tigador y narrador, que va y viene, evalúa y juzga, y falta que el ojo, el hecho de ver por uno mismo, pa-
por el otro la profusión de logoi [λόγοι], de dichos, se por la criba de una crítica de los testimonios. Es-
sostenidos por unos y otros (hasta el anónimo lége- cribir la historia es transcribir una autopsia. La fina-
tai [λέγεται], “se dice que”), que él enumera y rela- lidad buscada debe ser lo útil.
ciona, y en ambos casos las modalidades, siempre
renegociables, de un proceso de “interlocución” D. La historia como género: una “historía” sin
que forma la textura profunda y que es la razón de “historéin”
ser del relato histórico. Ni historía ni historéin reaparecen de inmediato.
Tampoco Jenofonte usará esos términos. Lo que se
C. Syngraphein: transcribir la autopsia escribe entonces son helleniká (asuntos griegos), y
En Tucídides, al que suele considerarse el otro funda- él también escribe sus helleniká, recomenzando
dor, si no el verdadero, de la historia, lo que asombra exactamente ahí donde Tucídides se había deteni-
de entrada es la voluntad de ruptura con Heródoto. do. Es verdad que Éforo, en el siglo IV a.C., a quien
En ningún momento La guerra del Peloponeso es co- Polibio reconocerá como único predecesor en el ca-
locada bajo el signo de la historía: el nombre no mino de la historia universal (s.v.), publicará unas
aparece nunca, como tampoco el verbo historéin. No Historíai, que son una forma de reanudar el pro-
es que Tucídides rechace la investigación, todo lo yecto de Heródoto. Pero habrá que esperar justa-
contrario; pero él coloca su trabajo bajo el signo de mente el prefacio de las Historias de Polibio para
la escritura (syngraphein [συγγράφειν]): “Tucídides tener la clara confirmación de que la historía se ha
consignó por escrito la guerra entre los pelopone- convertido en un género por derecho propio: “Si los
sios y los atenienses, cómo se hicieron la guerra” (I, que llegaron antes que nosotros hubieran omitido
1). El verbo significa tomar nota, consignar por es- el elogio de la historia misma” (I, 1), afirma Polibio,
crito o, con un sentido más técnico, redactar un pro- se vería obligado a comenzar con un encomio, pe-
yecto de ley, un contrato. Más adelante, cuando la ro como no es el caso se eximirá de hacerlo. Se si-
historia exista como género, syngraphein y syngra- guen de inmediato una serie de variaciones sobre el
phéus [συγγραφεύς] (en latín, scriptor) por lo común tema de la historia como paideia [παιδεία] (educa-
designarán la escritura histórica y el historiador. ción), gymnasía [γυμνασία] (entrenamiento), didás-
Pero ni syngraphéus ni scriptor designarán sólo al kalos [διδάσκαλος] (maestro) para hacer frente a las
HISTORIA | 661

vicisitudes de la vida. Un siglo más tarde, la fórmu- a confinarla sobre todo al campo de lo particular. En
la ciceroniana de la historía como magistra vitae cuanto a Atenas, la experiencia de la derrota frente
(maestra de vida; De l’orateur, II, 36) no hará otra a Esparta y sus secuelas provocaron un retorno du-
cosa que retomar este programa y resumir el pro- radero de coyuntura: para hacer frente (o también
yecto. Al igual que la expresión de Dionisio de Ha- para no hacer frente) a las dificultades del presente,
licarnaso (contemporáneo de Augusto), o atribui- se volvió masivamente hacia el pasado, con el pro-
da a él, que define la historia como “filosofía a pósito de imitarlo. De ahí se despega el tema de la
partir de ejemplos” (Ars rhetorica, XI, 2): filosofía historia como proveedora de ejemplos (paradéig-
moral, por supuesto. Pero estamos entonces en Ro- mata [παραδείγματα], exempla) hasta convertirse,
ma, o entre Grecia y Roma. A partir de entonces rápidamente y por mucho tiempo, en un topos del
habrá una historía sin historéin. género histórico: la historia como “maestra de vi-
¿Qué fue lo que ocurrió entre el siglo IV y el II da”. Frente a la crisis del presente, también hay un
a.C., época en que se escribieron muchas historias deseo de continuidad: contar la historia de la ciudad
(casi todas perdidas)? ¿Qué pasó con el investiga- o del mundo desde los orígenes hasta el tiempo
dor curioso, émulo y rival del aedo antiguo? ¿O con presente. En estas condiciones, el historiador nece-
el que, movido por una ambición diferente, quería sita otros libros y emprende el camino de las biblio-
hacer de su historia la ciencia política, aportando a tecas. La parte de la investigación (historíe) dismi-
los hombres del futuro un instrumento de inteligi- nuye y la de la compilación aumenta: el historiador
bilidad de su propio presente? Desaparecieron; la se ha convertido en lector. Todo el mundo concuer-
historía, por su parte, se instaló. Pero ésta, según los da en pensar que los datos están dados, están allí; lo
modernos, fue recuperada por la retórica, y aquí importante es darles uso: no qué decir sino cómo
surge el nombre de Isócrates. Se convirtió en una decirlo.
rama del discurso de elogio. Mientras Aristóteles iba • VÉASE EL RECUADRO 2

Recuadro 2 › La historia entre retórica y filosofía


a) Retórica e historia: Isócrates Si bien Isócrates no se pronuncia sobre la his- toria de los animales (Hai perí ton zoon his-
Al definir la filosofía como aquello que sirve toria, es verdad que concede todo al logos toríai) es el tratado más conocido—, pero no
“a la palabra y a la acción”, Isócrates no se para dar forma y establecer los hechos pa- usa nunca el verbo historéin. Por otra par-
ocupó nunca directamente de la historia ni sados. te, asigna a la historia, esta vez como relato
reglamentó qué debía ser el relato históri- de los acontecimientos ocurridos, solamen-
co. Sin embargo, se le tiene por un maestro En vista de que las palabras (logoi [λό te el campo de lo particular, cerrándole el
(nefasto) cuya influencia quebró el desarro- γοι]) poseen una naturaleza tal que es acceso a lo general y por ende a la ciencia
posible exponer los mismos hechos de
llo de la historia. En el siglo xix, por ejemplo, (episteme [ἐπιστήμη]).
muchas maneras, de hacer modesto lo
el historiador alemán Droysen consideraba
que es grande y de hacer grande lo que
que Isócrates “había puesto a la historia en Queda claro a la vez que no es la tarea del
es pequeño, de contar de manera nove-
un camino del que Polibio trató después de poeta decir lo que ha ocurrido, sino decir
dosa lo que es antiguo y de hablar de ma-
lo que podría ocurrir, y que lo posible lo
salirse sin lograrlo”. En nuestros días, Momi- nera anticuada de lo recientemente ocu-
es según lo verosímil o lo necesario. Por-
gliano comparó la postura del historiador es- rrido, no hay que evadir aquello de lo que
que el historiador y el poeta no se distin-
tadunidense H. White con la de Isócrates. otros hablaron antes y por el contrario tra-
guen por hablar uno en forma métrica y el
tar de hablar mejor que ellos. Porque las
otro sin esta forma […] , sino que su dife-
De ninguna manera estamos en terreno acciones pasadas nos fueron dejadas co-
rencia consiste en lo siguiente: uno dice
desconocido cuando le escuchamos decir mo un bien común (koinái [κοιναί]), pe-
lo que ha ocurrido (ta genómena legein
que la historia es una forma de retórica ro utilizarlas a propósito (en kairó [ἐν και
[τ γενόμενα λέγειν]), el otro lo que po-
[…]. Algunos de nosotros recordamos que ρ ]), hacer las reflexiones convenientes
dría ocurrir (hoia an génoito [ο α ν γέ
existía ya una relación problemática en- sobre cada una, disponerlas de buena ma-
νοιτο]). Además, la poesía (trágica) es
tre la historia y la retórica en la escuela de nera mediante las palabras, es lo que ha-
un género más filosófico y más serio que
Isócrates en el siglo iv a.C.: entonces co- cen las personas que piensan de buena
la historia: la poesía dice más bien lo con-
mo ahora el problema para la historia era manera.
cerniente a lo general (mallon ta katholou
evitar ser absorbida por la retórica, cua- Traducido de Panegírico, 8-9.
[μ λλον τ καθόλου]), la historia (his-
lesquiera fueran los elementos de con- toría) lo que concierne a lo particular (ta
tacto entre ambas disciplinas, b) Aristóteles y la historía kath’ hékaston [τ καθ καστον]). For-
Traducido de “History in an age Aristóteles es un decidido practicante de in- ma parte de lo general la especie de hom-
of ideologies”, p. 255. vestigaciones empíricas (historíai) —la His- bres a quienes les ocurre decir o hacer tal
662 | HISTORIA

especie de cosas según lo verosímil o lo lidad más que a los aficionados a historias, trad. fr. M. Casevitz, París, Seuil, 1999; trad.
necesario, y es la finalidad de la poesía atri- con lo cual el placer vendría a remplazar la esp. Discursos, ed. J.M.G. Hermida, Madrid,
buir nombres, mientras que lo particular utilidad y la verdad, no obstante ser siempre Gredos, 1980.
es lo que ha hecho o padecido Alcibíades. reivindicadas como la verdadera finalidad Louis Pierre, “Le mot historia chez Aristote”,
Poética, 9, 1451a 36-1451b 11. Revue de Philologie, núm. 21, 1955, pp. 39-
de la historia.
44.
Así, atrapado entre el orador y el filósofo, el Momigliano Arnaldo, “History in an age of
Bibliografía
historiador, sin territorio propio, no habría ideologies”, The American Scholar, vol. 51,
Aristóteles, Poética, trad. Eduardo Sinnot,
tenido más elección que tomar prestado de núm. 4, otoño de 1982.
Buenos Aires, Colihue, 2011.
——, “History between medecine and rheto-
uno o de otro, pretendiendo al mismo tiem- Isócrates, Panégyrique, en François Hartog
ric”, Contributo alla storia degli studi classi-
po poder satisfacer a todo el mundo, como (ed.), L’histoire d’Homère à Augustin, textos
ci e del mondo antico, vol. 8, Roma, Storia e
Polibio, con el riesgo de no contentar en rea- reunidos y comentados, ed. gr./fr y lat./fr.,
Letteratura, 1987, pp. 13-25.

E. La historia-relato: narratio La historia es relato de res gestae, de lo consumado,


El historiador —recordará de nuevo Luciano de Sa- particularmente de las hazañas superiores del pue-
mosata en el siglo II d.C.— debe “disponer los he- blo romano: recordar las “hazañas superiores del pri-
chos de hermosa manera y mostrarlos del modo mer pueblo del mundo” (I, 3) era el proyecto de Tito
más claro posible” (Comment on doit écrire l’histoi- Livio. La historia romana se convierte desde enton-
re, 51, citado por F. Hartog, p. 233). El historiador ces en el pasado de la ciudad, sobre el cual “vela Au-
es como los escultores Fidias o Praxíteles: se pone a gusto” (Probo, Vida de Virgilio, 28), autor él mismo
su disposición la materia prima y él interviene des- de un monumento-testamento precisamente titula-
pués para moldearla y darle su forma. do Res gestae, en el que recapitula tanto su acción
A partir de entonces existirán los modelos de es- como el imperio romano.
tilo: se los ha catalogado, se los estudia y en las es- • VÉASE EL RECUADRO 3
cuelas de retórica se aprende a imitarlos. La historía Aun cuando no cabe duda de que Luciano juega con
se ha convertido en un género literario, y cuando Ci- estas clasificaciones cuando escribe su Historia ver-
cerón se pregunta sobre los inicios de la historia cuen- dadera, estos debates no tuvieron grandes efectos en
ta una historia literaria de la historia: se va de los ana- la producción histórica de la época en Roma. La elo-
les (organizados por años) a una narratio cada vez cuencia y el orador perdieron importancia, y la his-
más elaborada y consciente de sí misma. La historia, toria continuó reivindicándose, de manera más o
como se dirá a partir de entonces en latín, es, o in- menos vaga, como historia magistra. Los cristianos
cluso no es más que, narratio. la retomaron. Pero el principal desplazamiento fue
Útil para la formación del orador, como subraya entonces que la Biblia pasó al campo de la historia
Quintiliano, su ámbito y su finalidad son los mismos (por informar cosas verdaderas y que ocurrieron). Y
que los de la elocuencia del foro. es seguro que todo lo que la contradice es falso. La
consecuencia fue que hubo desde entonces, con
La Historia (historia) puede nutrir al orador con un Agustín, por un lado, una historia divina y, por el
cierto jugo denso y delicioso. Pero también hay que otro una historia gentium. La primera, que se en-
hacer su lectura de modo que seamos conscientes de cuentra en las santas epístolas, debe ser descifrada,
que el orador debe evitar la mayor parte de sus más porque es portadora de un sentido.
nobles particularidades. Pues es la más cercana a los
poetas, y en cierta manera es un poema sin la forma
II. De las historias particulares a la historia-
vinculante del verso (carmen solutum); y es escrita
“Geschichte” y a la ciencia histórica
para narrar (ad narrandum), no para demostrar (ad
probandum), y la obra es por entero compuesta no
para impulso de una acción y para un actual acon- A. “Historia” y “gesta”
tecimiento de lucha, sino para la memoria de la pos- A lo largo de toda la Edad Media las acepciones del
teridad y para la fama del narrador con talento (ad término historia están marcadas por las referencias
memoriam posteritatis et ingenii famam). latinas y, en consecuencia, evolucionan poco. Isido-
Institutionis oratoriae, X, 31, ro de Sevilla se refiere a las tres características esen-
trad. A. Ortega Carmona. ciales enunciadas por Cicerón: la historia es en pri-
HISTORIA | 663

mer lugar la narración de hechos pasados, a través convertirse en sinónimo de historía (el relato de los
de la cual estos acontecimientos son conocidos hechos ocurridos, cf. geste en francés antiguo) an-
(“historia est narratio rei gestae […], per quam ea, tes de constituir uno de los cuatro subgéneros his-
quae in praeterito facta sunt, dignoscuntur”, Isidoro, toriográficos: las crónicas cuyo asunto es un tema
Etymologiae, I, 41). Si bien descansa primero en el histórico en general desarrollado desde los oríge-
testimonio directo, engloba también periodos nes hasta el tiempo presente; los anales, que regis-
anteriores. A partir de allí, abarca entonces, en se- tran los hechos año con año; la vita o biografía, so-
gundo lugar, los testimonios del pasado en la medi- bre todo de naturaleza hagiográfica, y la gesta que
da en que se supone que transmiten un conoci- cuenta las acciones de una serie de dignatarios y, a
miento seguro. En tercer lugar, el término historia través de ellas, la historia de una institución (el
apunta también al objeto del conocimiento históri- pontificado, el imperio, etc.). Por lo demás, deriva-
co, ya se trate de un acontecimiento singular o de das de las crónicas, encontramos historias de una
un conjunto de acontecimientos. Después, el tér- nación, como la historia de los godos de Casiodo-
mino gesta, plural neutro de gestum que designa los ro. No será sino hasta el siglo XII cuando se redefi-
hechos ocurridos, puede transformarse, desde el na la frontera entre las res gestae y la historía: la se-
punto de vista gramatical, en femenino singular y gunda está más bien reservada al relato verídico del

Recuadro 3 › “Historía” [ἱστορία], “mythos” [μῦθος] / “fabula”, “plasma” [πλάσμα] / “argumentum”


Si la historia pertenece al género narrativo, nica, parte histórica y parte propiamente fiere] cosas verdaderas y que han ocurri-
¿dónde ubicarla dentro de un género que gramatical. do, tales como el hecho de que Alejandro
adquiere importancia, en vista de que en to- murió en Babilonia envenenado por cons-
La parte histórica se divide a su vez en piradores; la ficción habla de cosas que no
da obra literaria puede encontrarse una par-
tres: historia verdadera, falsa y como ver- han ocurrido, pero que se las cuenta co-
te narrativa? Mientras que en un primer
dadera. Es verdadera (alethé [ἀληθ ]) la mo si hubieran ocurrido, como las intrigas
tiempo la distinción se establecía entre re- de las comedias y los mimos; el mito ha-
historia fáctica (praktiké [πρακτική]), es
lato de hechos (ergon [ἔργον]) y discurso bla de cosas que no han ocurrido y que
falsa (pseudé [ ευδ ]) la historia mítica
(logos [λόγος]), como en Tucídides, en lo (perí mythous [περ μύθους]), y es como son falsas, como cuando se canta que la
sucesivo la historia en su conjunto concier- verdadera (hos alethé [ ς ἀληθ ]) la re- raza de las arañas y las serpientes vene-
ne a la narración. En este punto es donde in- lativa a ficciones (plásmata [πλάσματα]) nosas nació de la sangre de los Titanes.
tervendrán las clasificaciones, tanto griegas del género de la comedia y de los mimos. Ibid., I, 263-264.
como latinas, propuestas por los retóricos y La historia verdadera se divide a su vez en
los gramáticos. No se trata de epistemolo- tres: la primera concierne a los persona- La historia no es técnica. No existe un mé-
gía, sino de caracterización a partir del con- jes de los dioses, los héroes y los hombres todo para distinguir lo que es historia (en
ilustres, la segunda trata sobre los luga- sentido estricto) de lo que no lo es. Menos
tenido.
res y los tiempos, y la tercera sobre las ac- que nunca puede evadir lo particular (kath’
La Retórica a Herenio (86-83 a.C.) distin- ciones. De historia falsa, es decir, mítica, hékaston [καθ καστον]) aristotélico. En
gue tres tipos de narraciones. El tercero se él dice que no hay más que una especie,
divide en dos: uno concierne a las personas, cuanto al historiador-gramático, su juicio
la genealogía.
el otro a las acciones: (krisis [κρίσις]) no le permite distinguir en-
Citado por Sexto Empírico, Adversus
mathematicos, I, 252. tre relato verdadero y relato falso.
El que consiste en describir acciones com-
prende tres formas: la fábula (fabula), la Bibliografía
Sexto Empírico (siglos ii a iii d.C.) efectúa
historia (historía), la ficción (argumen- Anónimo, Rhétorique à Herennius, ed. y trad.
una crítica radical de la historia en el marco
tum). La fábula contiene elementos que fr. G. Achard, París, Les Belles Lettres, 1989;
de su crítica de la gramática, ya que la his- Retórica a Herenio, trad. Bulmaro Reyes Co-
no son verdaderos ni verosímiles, como los
toria es una de sus partes. Globalmente, la ria, México, unam, 2010.
que se encuentran en las tragedias. La his-
toria contiene acontecimientos que han historia es una améthodos hyle [ἀμέθοδος Cassin, Barbara, “L’histoire chez Sextus Empi-
tenido lugar, pero en una época alejada de λη], una materia informe, que no implica ricus”, en A.-J. Voelke (dir.), Le scepticisme
la nuestra. La ficción es un relato inventa- ninguna competencia técnica (ibid., I, 266). antique: perspectives historiques et systéma-
do que sin embargo se habría podido pro- En todo caso, podemos mencionar aquí su tiques, actas del coloquio internacional de
ducir, como los temas de comedia. recuperación de la triple categorización: Lausana (1 al 3 de junio de 1988), Cahiers
Traducido de Retórica a Herenio I, 12. de la Revue de Théologie et de Philosophie,
Lo que compete a la historia es por una núm. 15, Ginebra-Lausana, 1990, pp. 123-
El gramático Asclepíades de Mirlea (siglos ii parte historia (historía), por otra, mito 138.
(mythos) y por una tercera, ficción (plas- Sexto Empírico, Against the grammarians, Ad-
a i a.C., también historiador de Bitinia) dis-
ma). [La historia, en sentido estricto, re- versus Mathematicos I, trad. ing. D.L. Blank,
tingue tres partes en la gramática: parte téc- Oxford, Clarendon Press, 1998.
664 | HISTORIA

pasado, mientras que los demás términos recubren y Occidente, una historia cuyo hilo conductor es la
acepciones menos estrictas de acciones o de acon- cuestión de la conformidad (o no conformidad) con
tecimientos. el derecho de la acción humana. Con ello establece
En el sistema de las artes liberales, la historia es- una distinción fundamental entre historia natural e
taba vinculada, dentro del trivium, a la gramática y a historia del hombre, al tiempo que introduce en su
la retórica. Como magistra vitae, según la fórmula de razonamiento el conjunto de los conocimientos nue-
Cicerón, proporciona al argumento del enunciador vos aportados por la era moderna. Unos años des-
los ejemplos que deben ganar la adhesión del inter- pués, Jean Bodin, al formular los principios del co-
locutor o del lector. nocimiento histórico y al llevar el grado de rigor
Si bien los humanistas redescubren la Antigüedad metodológico a un nivel nunca antes alcanzado, da
y al mismo tiempo postulan una relación particular un paso importante hacia la fundación de una cien-
entre su propio tiempo y el de los antiguos, no de- cia empírica de la historia (Methodus ad facilem
sarrollan un nuevo concepto de historia. Lorenzo Va- historiarum cognitionem, 1566). Finalmente, será un
lla (Historia Ferdinandii regis Aragoniae 1528) trata erudito italiano, Francesco Patrizi, el que anuncie,
de revalorizar el papel de la historia en relación con en el mismo periodo, el nuevo viraje de la historia.
la poesía, pero insiste sobre todo, al igual que Ange- Al proclamar “la historia è memoria delle cose hu-
lo Poliziano y Guillaume Budé, en el objetivo me- mane” señala que el historiador se aparta progresi-
todológico de la precisión, de la fides historica. Para vamente de la visión directa de los objetos para
alcanzar este objetivo, los humanistas capitalizan el abrir un espacio de experiencia propia (Della histo-
conocimiento sobre la Antigüedad, cultivan las su- ria dieci dialoghi, 1560).
tilezas técnicas de las ciencias auxiliares, de la filolo- • VÉASE EL RECUADRO 4
gía, de la geografía, de la cronología, de la genealogía,
de la numismática, optimizan la experiencia meto- B. Los derivados de “historia” frente a “Geschichte”
dológica, pero no tematizan el campo de la historia El nuevo viraje es observable con mucho más detalle
en tanto que relación con el conocimiento. a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en la obra
Maquiavelo, por su parte, prefiere la idea de los de Vico, que construye una visión general de la his-
exempla sacados de las istorie, de las obras de histo- toria humana. Al tiempo que distingue etapas, llama
ria, que deben servir al actor del presente. Es el ca- la atención sobre la diversidad de órdenes jurídicos,
rácter inmutable de la naturaleza humana lo que de lenguas y culturas. En Alemania particularmente in-
alguna manera garantiza la comparabilidad de las si- terviene un cambio semántico: la sustitución pro-
tuaciones y permite dar el paso entre la Antigüedad gresiva del término Geschichte por el de Historie. R.
y el momento presente. Si es posible imitar los ejem- Koselleck mostró que este cambio comprende dos
plos del pasado es porque, fundamentalmente, ni vertientes: por una parte, el paso de una pluralidad
los hombres ni los tiempos han cambiado. Guicciar- de historias particulares (Geschichte en tanto feme-
dini, por su lado, intenta describir los límites de una nino plural, otra forma para Geschichten) al singular
acción política razonada. Pero ni él ni Maquiavelo colectivo Geschichte. Desde la Edad Media, el térmi-
proponen una nueva definición de la historia. Si- no Geschichte designa a la vez el acontecimiento y su
guen enteramente inclinados hacia los objetos, cu- puesta en relato. Hasta fines del siglo XVIII, sin em-
yas conexiones causales tratan de discernir, cada bargo, se utiliza sobre todo en relación con hechos
uno a su manera. singulares, remitiendo a las múltiples formas de un
Los que obrarán una inflexión en el concepto de Geschehen, de un encadenamiento de acontecimien-
historia en el siglo XVI son dos autores franceses. En tos en el pasado. El uso del plural subraya precisa-
su obra, que trata sobre el vínculo entre una histo- mente la multitud de hechos particulares. El singu-
ria universal y una jurisprudencia volcada hacia los lar que se impone progresivamente no comprende
problemas de la acción (De institutione historiae uni- solamente la totalidad de las historias singulares sino
versae et ejus cum jurisprudentia conjunctione, 1561), que remite igualmente a su abstracción, a su genera-
François Baudouin pone en práctica una visión lidad. De repente, algunos autores introducen una
comparativa que abarca historia antigua e historia dimensión reflexiva, la historia ingresa en el campo
bíblica, historia sagrada e historia profana, Oriente de la conciencia. En 1775, el diccionario de Adelung
HISTORIA | 665

Recuadro 4 › “Historía”, historia, “Geschichte”


En el plano lingüístico, el uso de los térmi- petencia. El neerlandés Geschiedenis segui- rum y res gestae. […] En esta fusión de
nos empieza a fijarse en las grandes len- rá la evolución de Geschichte, mientras que ambas significaciones debemos ver algo
guas europeas a partir del siglo xvi. Por un las lenguas escandinavas se quedan con el más que una casualidad externa: es por-
tadora de un sentido superior.
lado, las lenguas romances retoman a gran- grupo semántico de historia. La particulari-
Traducido de Zur Philosophie der
des rasgos las acepciones formadas a partir dad de la familia semántica Geschichte es Geschichte, 1837, ed. Glöckner.
del latín y del griego que hacen resaltar el que la palabra significa a la vez el relato del
relato, la presentación de los acontecimien- acontecimiento y el acontecimiento mis- Es la asociación del individuo y del Estado la
tos en relación con los acontecimientos mo. La difusión del término Geschichte mar- que, según él, constituye la condición misma
mismos. Historia, istoria (que se convierte ca una transformación profunda en la con- de la historia. Produce la historia al mismo
en storia), histoire, etc., constituyen traduc- cepción misma de la historia, incluso en las tiempo que la mirada que se posa sobre ella.
ciones directas. El inglés, por su parte, in- tradiciones historiográficas que permane- Pero Hegel deja de lado el hecho de que, en
troduce una diferencia entre history y story: cen en la familia histoire/ history. El propio este caso, su demostración se sustenta en
el primer término se reserva para los usos Hegel intentó generalizar a partir de las una particularidad lingüística exclusiva de
eruditos mientras que el segundo singulari- particularidades de la evolución semántica la lengua alemana.
za las historias particulares y, dado el caso, del alemán:
su formalización literaria. En alemán, His- Bibliografía
torie retoma el término latino pero a partir En nuestra lengua, historia [Geschichte] Evans Richard J., In Defense of History, Lon-
de mediados del siglo xviii la palabra de reúne el lado objetivo y el lado subjetivo dres, Granta Books, 1997.
y significa a la vez historia rerum gesta-
origen germánico Geschichte le hará com-

marca ese pasaje, al mismo tiempo que conserva to- la historia (Geschichte) del arte de la Antigüedad que
davía las dos acepciones, una junto a otra. Según me propuse escribir no es el simple relato de su su-
Adelung, Geschichte significa: cesión y de sus transformaciones, sino que tomo la
palabra historia (Geschichte) en otro sentido, el que
Lo que ha ocurrido, una cosa pasada, al igual que, tiene en la lengua griega, y mi intención es proponer
en otra acepción, toda modificación tanto activa co- un intento de sistema susceptible de ser enseñado.
mo pasiva que le ocurre a una cosa. En un sentido Geschichte der Kunst des Altertums, prefacio.
más estrecho y más habitual, la palabra apunta a
modificaciones diversas ligadas entre sí que, toma- Al referirse a la historia, Winckelmann no hace más
das en conjunto, constituyen un todo determinado
que retomar formalmente las definiciones transmi-
[…]. En esta acepción, se la emplea a menudo como
tidas desde la Antigüedad. Éstas, comenzando con
colectivo y sin plural, para varios acontecimientos
pasados concernientes a una misma especie. las de Cicerón, habían previsto desde el inicio, al la-
do de las historias particulares, una significación
“genérica” de la historia en tanto que tal, que no te-
Es verdad que el pasaje sólo se efectúa lentamente. nía necesidad de ser vinculada a objetos singulares.
Todavía en 1857 Droysen puede contraponer singu- Pero al mismo tiempo, Cicerón abre una dimen-
lar y plural, especificando: “Por encima de las histo- sión nueva, abstracta, que remite a la construcción
rias está la Historia (Historik)”. Pero en esta época la intelectual de una totalidad, de un sistema. Contem-
jerarquía está claramente establecida. poráneo de Winckelmann, Gatterer utiliza la fórmu-
Por otra parte, este cambio —es la segunda ver- la del “sistema de acontecimientos [System von
tiente destacada por Koselleck— puede describirse Begebenheiten]”, al que atribuye una temporalidad
como la absorción progresiva del término Historie, diferente de la que rige normalmente la percepción
retomada del término latino (y griego), por el de cotidiana del tiempo del ciudadano (Vom histori-
Geschichte. En 1764 Winckelmann proporciona schen Plan und der darauf sich gründenden Zusam-
una ilustración asombrosa. En el título de su obra menfügung der Erzählungen [Acerca del plan de la
Geschichte der Kunst des Altertums, ya no alcanza historia y la conjunción de narraciones que allí se
uno a distinguir si el acento está puesto en los obje- fundan, 1767]). Kant reserva el término Historie pa-
tos artísticos o en el cuadro de conjunto que resul- ra una historia empírica, que simplemente alinea
ta de la puesta en relato. En su prefacio, Winckel- los hechos, mientras que Geschichte, sobre todo en
mann precisa: referencia a la concepción de una Geschichte a priori,
666 | HISTORIA

es decir, en tanto que construcción de la razón, abre générale et sur les mœurs et l’esprit des nations depuis
la posibilidad de presentar una “agregación” de ac- Charlemagne jusqu’à nos jours, 1756) como en el de
ciones humanas en forma de sistema, organizada la práctica histórica (Le siècle de Louis XIV, 1751) ha-
siguiendo una lógica de conjunto. Hegel, al hacer bría introducido una visión general del proceso his-
una distinción entre una historia primitiva (ursprüng- tórico. Voltaire sustituye la historia universal cris-
liche Geschichte, la historia escrita por testigos), una tiana de un Bossuet por una historia de otro tipo,
historia reflexiva (reflektierende Geschichte, la histo- igualmente universal, que describe la historia de la
ria de los historiadores, que construyen una rela- humanidad como un largo proceso de civilización
ción particular con su objeto) y una historia filosó- que desemboca en la victoria del espíritu humano
fica (philosophische Geschichte), llevará más lejos el frente a las resistencias del oscurantismo. Con ello,
concepto de una historia sistemática que, en su va- coloca al hombre en el centro de la historia. Aun
riante más abstracta, asume la forma de una Welt- cuando luego se le reproche el carácter demasiado
Geschichte, de una historia mundial. Como tal, la “filosófico” de su enfoque, se convirtió en el modelo
historia filosófica tiene por objeto la evolución de a la vez intelectual y estilístico para al menos dos ge-
la sustancia lógica, la actividad y el trabajo del espí- neraciones de historiadores franceses. François Gui-
ritu que se constituye él mismo en objeto de su zot, aun cuando intente fundar, en el plano metodo-
propia conciencia y por eso mismo hace realidad el lógico, un nuevo tipo de historia, en su Histoire de la
principio de la libertad. Todas estas reformulacio- civilisation en Europe (1828-1830) sigue siendo tri-
nes son el indicio de un cambio profundo que pre- butario de la concepción de una historia intelectual
para el advenimiento de la “ciencia histórica” en el de tipo “macro” que pone en escena, siguiendo un es-
siglo XIX. Pero coinciden sobre todo con las muta- quema teleológico, el proceso de civilización (véase
ciones de la percepción del tiempo que preceden y Historia universal).
acompañan a la experiencia revolucionaria. En Gran Bretaña, W. Robertson, con su History of
Scotland (1759), y David Hume, con su History of
C. Cambio de experiencia y mutación de la historia: Great Britain (1754-1762), desempeñan un papel
“Historisierung”, historización del campo del saber comparable. Ambas obras se convierten en referen-
La simultaneidad de la vivencia revolucionaria —to- cias de la nueva historiografía, al desplegar, con me-
mada en sentido lato— y de la mutación que se efec- dios estilísticos renovados, los grandes temas de una
túa en la concepción de la historia, conduce a insistir historia nacional emergente. The decline and fall of
en la ruptura o, si se quiere, en la novedad. Ésta indi- the Roman Empire, de Edward Gibbon (1776-1788),
ca, en efecto, un doble vínculo que será determinan- que sigue los mismos principios teóricos y desplie-
te en lo sucesivo: por una parte, entre experiencia ga cualidades literarias comparables, ejercerá una
del presente y definición de la historia; por la otra, importante influencia en toda Europa.
entre modelos de temporalidad y representaciones El siglo XIX vio la consolidación del papel cen-
de historicidad. Sobre los dos planos, la intrusión tral que en la nueva constelación se le otorgaba a la
violenta y masiva de las manifestaciones de la rup- historia. Aquí también cabe distinguir dos niveles.
tura produce efectos en cadena que van a modificar Por un lado, la penetración progresiva del conjun-
la percepción que las culturas europeas contempo- to del campo del saber gracias a una visión históri-
ráneas tienen de sí mismas. Desde este punto de vis- ca. Este movimiento toca todos los campos, todas
ta, los cambios de la noción de histoire/Geschichte las disciplinas, de la filología y la lingüística a la
conducen al centro del problema de la articulación economía, a las nuevas ciencias de la vida y a las
entre lo vivido y los intentos de racionalizarlo en tan- ciencias sociales, hasta la teología misma. En gran
to que experiencia colectiva. parte, la cientifización de estos campos equivale a
Cabe observar que un movimiento similar de re- la historización de su objeto. El progreso científico
forma interna tuvo lugar en Francia y en Inglaterra, podía medirse según el grado de pertinencia de los
aunque descansa en bases diferentes en las dos tra- esquemas de explicación histórica. Por otro lado,
diciones historiográficas en cuestión. En Francia, el en un segundo nivel, el conjunto de estas historias
papel fundador se atribuye generalmente a Voltaire, propias de cada uno de los ámbitos particulares de-
quien tanto en el plano teórico (Essai sur l’histoire bía constituir más que una simple acumulación.
HISTORIA | 667

De lo que se trata es de un modo de producción es- [Este proceso, que consiste en ayudar al espíritu a en-
pecífico del conocimiento que propone como contrarse a sí mismo, a encontrar su concepto, es la
principio que la inteligibilidad de la acción huma- historia.]
na pase por tomar en cuenta, en todas las instan- Die Vernunft in der Geschichte, ed. Glöckner, t. 12.
cias, la dimensión del tiempo. Se supone que la mi-
rada del historiador penetre esta dimensión del Las tres variantes tienen en común que apuntan a un
tiempo; él proporciona la clave. De golpe, la histo- nivel global, más allá del acontecimiento y de lo par-
ria se convierte de alguna manera en la disciplina ticular, y consolidan la aspiración universalizante de
reina del siglo XIX. Más específicamente, encarna la la historia.
idea de progreso, en el sentido de que es la única En el nivel práctico de la historiografía, se obser-
capaz de integrar el conjunto de los saberes produ- va el mismo movimiento de totalización. En su artí-
cidos por las disciplinas particulares. En tanto que culo sobre la tarea del historiador, Wilhelm von
ciencia de la evolución, está en la base de toda vi- Humboldt establece una distinción clara entre los
sión del devenir del mundo; en tanto que ciencia de materiales de la historia (los acontecimientos, Bege-
explicación, apunta a la acción humana en todos benheiten) y la historia misma (Geschichte selbst) que
sus aspectos. En ambos planos, está llamada de no puede ser obtenida según los preceptos de la crí-
aquí en adelante a rendir cuentas a la vez de las tica de las fuentes. La historia es revelada al historia-
continuidades y de las rupturas. dor solamente en la medida en que logra desprender
la “conexión interna [innerer Zusammenhang]” de
D. El trabajo de la historia: poesía, novela, los hechos, la idea general que estructura el conjun-
“Anschaulichkeit” to (“Über die Aufgabe des Geschichtsschreibers”
La aspiración totalizadora otorga a la historia un pa- [Sobre la tarea del historiador], 1821, publicado en
pel comparable por una parte a la filosofía y por otra 1822, passim). En la investigación de esta estructura
a la religión: se convierte a su vez en una especie de debe mostrar dones análogos a los del poeta y, más
religión laica. Dicho esto, las relaciones que mantie- generalmente, del artista. En una carta al jurista F.G.
ne con la religión siguen siendo ambiguas. Por un Welcker, Humboldt comenta su texto:
lado, sustituye la providencia divina, que anterior-
mente fue el fundamento del curso de las cosas, por Ich habe darin die Geschichte mit der Kunst verglichen,
su propia capacidad de explicación. En este sentido, die auch nicht sowohl Nachahmung der Gestalt, als
Gatterer puede postular que el objetivo de la histo- Versinnlichung der in der Gestalt ruhenden Idee ist.
ria es restituir el “nexus rerum universalis”, término [Comparé la historia con el arte, que no consiste tan-
que prefigura la Zusammenhang [nexo, conexión] de to en imitar formas como en hacer sensible la Idea
Humboldt y de Ranke. Por otro lado, no excluye en que habita en esas formas.]
absoluto la referencia a esta misma providencia. Pa- W. von Humboldt, Briefwechsel an F.G.
Welcker, p. 49, carta del 7 de mayo de 1821.
ra Ranke, es incluso la relación con lo divino lo que
garantiza la unidad de la historia. El historiador de-
be reconstruir el pasado y a la vez reconocer que, en la Con esto reabre el gran debate, que atraviesa una par-
medida en que cada periodo está directamente re- te importante de la historiografía, sobre la relación
lacionado con Dios (unmittelbar zu Gott), siempre entre historia y poesía, historia y novela. A propósito
queda una parte oculta, inaccesible a la racionalidad de Richardson, Diderot ya había contrapuesto la his-
de la reconstrucción histórica. La unidad está, pues, toria que sería una “mala novela” y la novela que se-
a la vez en el interior y en el exterior de la historia. Se ría una “buena historia” (Éloge de Richardson, p. 221).
puede agregar la versión, totalizadora también, de Al adoptar el partido de pintar el “color local”, los
Hegel, que insiste en el trabajo del espíritu que se rea- historiadores franceses llamados románticos trata-
liza en la historia, trabajo que procura al espíritu el ron de integrar en sus cuadros históricos las virtudes
conocimiento progresivo de lo que es: de la novela, ilustradas sobre todo por Walter Scott.
Augustin Thierry elogia la “prodigiosa inteligencia del
Dieser Prozeß, dem Geiste zu seinem Selbst, zu seinem pasado” que desplegó el novelista para restar valor a
Begriffe zu verhelfen, ist die Geschichte. la simple erudición limitada del historiador tradicio-
668 | HISTORIA

Recuadro 5 › Historiografía, historia de la historia, “Historik”


El término historiografía designa en francés toriographie, como lo indica, por ejemplo, el teoría y la metodología de la historia, el ale-
la historia de la historia, el trabajo histórico título de la revista Storia della Storiografia. mán utiliza Historik, que no tiene equivalen-
cuyo objeto es el discurso histórico, las for- En inglés Historiography se utiliza en el sen- te en las otras lenguas. Este término atribu-
mas de escribir la historia desde los comien- tido de history writing, lo que a grandes ras- ye un estatus particular a la reflexión que
zos. En alemán, Historiographie ya sólo tie- gos coincide con las acepciones italiana y los historiadores alemanes, en especial Droy-
ne un sentido débil y a menudo se toma alemana. Estos ejemplos muestran que en sen, han querido preservar del control de la
como sinónimo de historia (Geschichte). El realidad nos encontramos sobre un conti- filosofía, sobre todo de la filosofía de la his-
sentido francés de historiografía lo da más nuum en el que, por un lado, la historia es toria. Historik designa a la vez la reflexión y
bien Historiographiegeschichte, mientras asimilada a toda investigación sobre los he- la presentación, en especial con fines de en-
que “historia de la historiografía” en francés chos del pasado y en el que, por otro lado, señanza.
aparecería como tautológico. En italiano, en se trata de insistir en el carácter reflexivo de
cambio, storiografia se asimila al alemán His- toda operación histórica. Para designar la

nal (prefacio a Dix ans d’études historiques, 1835). Y de toda historia (Die Phantasie ist, wie aller Poesie so
es que, según él, la novela, al exhibir principios de in- auch aller Historie Mutter)” (Römische Geschichte,
teligibilidad claros y consecuentes, se aproxima más 1852, reed. 1932, t. 1, p. 15).
a la verdad que la historia polvorienta que sólo reú- • VÉASE EL RECUADRO 5
ne hechos. En Inglaterra, T.B. Macaulay se inspira
fuertemente en Walter Scott. Por su parte, Ranke to- E. Conocimiento histórico, crisis de la historia e
mará una postura contraria a la novela, establecien- historicismo
do una distinción estricta entre ciencia y ficción. Se- A partir de mediados del siglo XIX, la significación
gún él, Walter Scott peca por haber deformado los de los términos histoire, history, storia, historia, por
hechos. El único criterio de la ciencia histórica de- un lado, y Geschichte, término al que corresponde
bía ser la verdad histórica, que se puede desprender Geschiedenes en neerlandés, por el otro, se estabili-
de la crítica minuciosa de las fuentes. Ranke constru- zó a grandes rasgos.
ye toda su ciencia histórica a la vez en contra de la Estas significaciones siguen ciertamente las evo-
historiografía anterior y de las pretensiones de la fic- luciones finas de la historiografía y el movimiento
ción. Pero es fácil mostrar que en el plano del rela- de la filosofía de la historia, pero permanecen den-
to moviliza, a pesar de todo, los principios formales tro del marco de los campos semánticos indicados.
puestos en práctica por la novela, apuntando a la vez Si bien surgen ciertos tipos particulares de historia
a la Anschaulichkeit (que remite tanto al carácter per- (social, cultural, de las mentalidades, de la memo-
ceptible, accesible a los sentidos, como a la demos- ria, de los intelectuales, microhistoria, historia mun-
tración por el ejemplo; véase Anschaulichkeit) y dial, etc.), generalmente remiten a desplazamientos
al efecto de conjunto producido por la narración. Al y al descubrimiento de nuevos enfoques —o de nue-
insistir en la individualidad irreductible, al descri- vos objetos. Aun si con mucha frecuencia nacen
bir incluso la vida de las instituciones y de los colec- dentro de tradiciones historiográficas nacionales, las
tivos sobre el modelo de la evolución individual, al corrientes que designan rebasan en general el mar-
desplegar registros estilísticos variados, pone los in- co de esas tradiciones y los términos entran en el
gredientes esenciales de la ficción al servicio de la proceso de traducción de la comunidad científica
ciencia histórica. Al hacerlo, aúna los dos elementos, internacional.
narración y argumentación, cuya mezcla caracteriza En cambio, lo que periódicamente suscita con-
al discurso histórico. En la tradición historiográfica troversias es la cuestión del papel de la historia en la
alemana, que insiste en la cientifización del campo experiencia humana, así como las diferentes moda-
histórico, con frecuencia se ha subestimado el papel lidades de pensar esta experiencia. Desde 1874, Nietz-
de las técnicas literarias, mientras que en Francia Mi- sche lanzó el primer ataque contra la aspiración to-
chelet es apreciado por haber logrado la síntesis de talizadora de la historia oponiendo los imperativos
la historia y la literatura. Pero podemos recordar que de la vida (Leben) a una lógica relativista del proce-
el propio Theodor Mommsen vio en la imaginación so historizador, que lleva el conocimiento a un nivel
no solamente “la madre de toda poesía sino también tal de detalle que se pierde la visión de conjunto.
HISTORIA | 669

Según él, la historización generalizada (“das über- razón sino en función de la Erlebnis, de su calidad de
schwemmende, betäubende und gewaltsame Histori- ser vivo que posee la capacidad de vivir y de com-
sieren [el violento y aturdidor historizar, que todo lo prender las situaciones desde el interior.
invade]”, traducido de Nietzsche, Vom Nutzen und Por otra parte, los teóricos de la historia que, co-
Nachtheil der Historie für das Leben [Sobre la utili- mo Croce, se reclaman del universo de pensamien-
dad y el perjuicio de la historia para la vida], p. 300) to hegeliano insisten en el carácter construido del
amenazaba los fundamentos de la cultura. Frente a conocimiento histórico. La verdad no está en los he-
lo que considera la influencia nociva del pasado, chos, es el resultado de una fusión entre una crítica
Nietzsche da preferencia a la lógica y a las necesida- filológica y un intento de sistematización de tipo fi-
des del presente así como a la acción que la vida im- losófico. A partir de ello, Croce subraya el hecho de
pone. Con esto inaugura la crisis del historicismo. que, a través del acto de pensar del historiador, la
Llevando al extremo el principio de Ranke, que pre- historia está anclada en el presente: el espíritu es a
tendía prohibir al historiador el doble papel de juez la vez factor productivo de la historia y resultado del
del pasado y amo del presente, la escuela histórica se pasado que la precede. En consecuencia, “toda his-
habría enajenado los valores que deben guiar la ac- toria es una historia contemporánea” (Teoria e sto-
ción política. Al problematizar a su vez la producción ria della storiografia, 1915). Collingwood (The idea
del conocimiento sociohistórico, los neokantianos de of history, 1946) subraya a su vez la especificidad del
la escuela de Baden intentan salirse del dilema his- conocimiento histórico que trata siempre sobre ma-
toricista. Por una parte, insisten en la diferencia entre teriales intelectuales y nunca sobre hechos de la na-
el saber producido por las ciencias de la naturaleza, turaleza. Si Toynbee (A study of history, 1934-1961)
organizado en reglas y en leyes, y el saber propio de realiza la exploración de los límites entre ciencias de
las ciencias “ideográficas” que, como la historia, des- la naturaleza y ciencias históricas bosquejando una
criben configuraciones sensibles (anschaulich). Por historia mundial de las sociedades y de las culturas,
otra parte, hacen una distinción entre las ciencias de la filosofía existencial pone el acento nuevamente en
la naturaleza (Naturwissenschaften) y las ciencias de el individuo. Ésta reconstruye la historicidad del ser,
la cultura (Kulturwissenschaften), donde las últimas del Dasein, como un dato fundamental de la exis-
se definen como aquellas que proporcionan materia- tencia. Pero ni Husserl ni Heidegger ejercen una in-
les históricos a la esfera de los valores reconocidos fluencia duradera sobre la historiografía ni sobre la
en el seno de los grupos. Los neokantianos le dieron concepción de la historia puesta en práctica por los
a Max Weber los instrumentos de una teoría de los historiadores mismos.
valores con la cual éste pensaba reconstruir una for- En Francia, si bien Raymond Aron pensó el pro-
ma de objetividad necesaria para la constitución de blema teórico de la historia discutiendo los desarro-
una cientificidad propia de las ciencias sociales. Ernst llos de la filosofía de la historia alemana, y Henri
Troeltsch, uno de los pensadores más exitosos de la Marrou sugirió integrar a la discusión sobre el co-
crisis de la historia, utiliza las mismas premisas teó- nocimiento histórico la cuestión de las diversas re-
ricas para asociar las ciencias sociales (Geisteswissen- laciones que el historiador mantiene con su objeto,
schaften) y las problemáticas de la acción. Paralela- hay que constatar que la tradición positivista jugó,
mente a los neokantianos, Dilthey, en Der Aufbau antes y después, un papel determinante. A pesar de
der geschichtlichen Welt in den Geisteswissenschaften que la critican, los historiadores inspirados directa-
[La construcción del mundo histórico en las ciencias mente en la sociología de Durkheim así como los his-
del espíritu], de 1910, esboza el proyecto de una “crí- toriadores de lo político o incluso los especialistas de
tica de la razón histórica”, trata de superar el criticis- historia económica y social se mantuvieron en un
mo kantiano postulando que el hombre, productor ideal objetivista de la historia. Esto vale también, en
del conocimiento histórico, era él mismo un ser his- cierta medida, para los primeros Annales. Mediante
tórico (“daß der, welcher Geschichte erforscht, der- su crítica de la historia “historizante” o de la historia
selbe ist, der die Geschichte macht [el que investiga la “positivista” de un Seignobos, Lucien Febvre esbozó
historia es el mismo que el que hace la historia]”, tra- una ciencia de la historia cuya ambición totalizan-
ducido de Gesammelte Schriften, vol. 7, p. 278). El te, englobando el conjunto de las ciencias humanas,
hombre no logra comprender el pasado gracias a la es análoga a la de las ciencias exactas (Combats pour
670 | HISTORIA

Recuadro 6 › Retórica de la historia y “metahistory”


Los debates desencadenados por Metahis- llung), la exposición narrativa (erzählende dos elementos. En las respuestas a White,
tory (1973), el libro de Hayden White, reto- Darstellung), la exposición didáctica (di- prácticamente no se superarán las posicio-
man una discusión sobre las cuestiones de daktische Darstellung) y la exposición dis- nes presentadas por Droysen. Entre el obje-
la exposición histórica que ocupó en el si- cusiva o de debate (diskussive o erörternde tivismo de los partidarios del hecho y el re-
glo xix a los historiadores en Francia, Ale- Darstellung) constituyen otros tantos gé- lativismo de los protagonistas de la ficción
mania e Inglaterra. Si bien Ranke pretendió neros que articulan el objeto de la investi- posmoderna, Droysen y después Max Weber
instituir una distancia máxima entre ficción gación empírica con el presente del histo- plantearon que un conocimiento histórico
y ciencia histórica, no por ello dejó de utili- riador y que se dirigen, cada uno, a públicos sigue siendo posible a condición de aceptar
zar una gran variedad de artificios narrativos específicos. su estatus provisional, debido a la his-
para presentar los resultados de sus inves- La discusión que siguió al libro de Hayden toricidad fundamental de las categorías de
tigaciones. Al apoyarse en el ideal de una his- White se reconcilia, radicalizándolas, con las percepción y de análisis puestas en práctica
toria mundial cuya unidad está basada en su posturas defendidas por los predecesores. por el historiador. Tomar en cuenta el pers-
inspiración divina, piensa que alcanzará la Revirtiendo la postura de la historia objeti- pectivismo del conocimiento y su anclaje en
objetividad gracias a procedimientos histo- vista, White sólo ve en el discurso histórico un presente siempre en movimiento es pre-
riográficos que se sitúan más allá de la es- una forma entre otras que produce enun- cisamente lo que dota de especificidad al
critura y por lo tanto son independientes ciados sobre el pasado. Como producción de saber del historiador. De ello resulta una
de ella. Droysen, por su parte, es consciente conocimiento sobre el pasado, en el fondo, pluralidad de formas de exposición que
de las interacciones entre construcción del nada distingue a la historia de la novela o corresponden a la variabilidad de los cuestio-
conocimiento histórico y modo de exposi- del mito. El historiador se ve atrapado en res- narios y a las transformaciones de la mirada
ción. Según él, la exposición está directa- tricciones discursivas y en estructuras im- del historiador.
mente conectada a las demás operaciones plícitas análogas a las del novelista. Su liber-
constitutivas de la historia. El historiador tad se reduce a poder elegir entre diferentes Bibliografía
debe elegir, entre una multitud de modali- modos de exposición, pero permanece pri- Weber Max, Gesammelte Aufsätze zur Wissen-
dades de presentación, aquella que corres- sionero de los supuestos estructurales de ca- schaftslehre, Tubinga, Mohr, 1951; trad. fr.
parcial Julien Freund, Essais sur la théorie de
ponda a la pregunta que pretende hacer a da uno de ellos. Al cuestionar la noción de
la science, París, Plon, 1965.
los documentos. En su Topik, rechazando la “hecho histórico” y al insistir en las impli- White Hayden, Metahistory. The historical
idea según la cual a la realidad pasada no le caciones propias del nivel metahistórico, imagination in nineteenth-century Europe,
corresponde más que una sola presenta- White querría reunificar history y story, apro- Baltimore-Londres, Johns Hopkins UP,
ción, Droysen intenta pensar una pluralidad ximando la operación historiográfica a la 1973; ed. esp. Metahistoria. La imagina-
de formas de exposición que se relacionan invención de una historia. Vemos pues que, ción histórica en la Europa del siglo xix, Bue-
con diferentes maneras de construir un vín- lejos de oponer retórica y verdad, el linguis- nos Aires, Fondo de Cultura Económica,
culo entre el pasado y el presente. La expo- tic turn, al estipular que cada discurso histó- 1998.
sición analítica (untersuchende Darste- rico produce su propia verdad, confunde los

l’histoire, 1965). Es verdad que, conforme a la cultu- ple paralelo entre, por un lado, la perspectiva herme-
ra literaria y retórica francesa, el problema de dar for- néutica y el relativismo posmoderno que pretende
ma a los resultados de la investigación se consideraba reducir la historia a la fabricación de una story y, por
siempre un campo aparte de la actividad historio- el otro, las tradiciones analíticas u objetivistas. Es la
gráfica. Pero, según la gran mayoría de los historia- interpenetración de las dos dimensiones —la cons-
dores, se trataba precisamente de una cuestión de trucción abstracta del “hecho” a partir de un con-
presentación, sin implicación teórica directa. Sola- junto de datos tanto analíticos como hermenéuticos,
mente siguiendo las huellas del linguistic turn, desde y su puesta en forma de relato más o menos elabo-
hace una veintena de años, se actualizaron parcial- rado, produciendo sentido por su disposición— lo
mente los anteriores debates en torno a la Geschich- que constituye desde siempre una de las particula-
te en su doble calidad de historia rerum gestarum y ridades de la actividad del historiador.
res gestae. Iniciado en Estados Unidos, este debate es • VÉASE EL RECUADRO 6
internacional, aun cuando presente múltiples va- François HARTOG (I) y Michael WERNER (II)
riantes “nacionales”. Al principio, países de tradi-
ción hermenéutica como Alemania o Italia fueron Bibliografía principal
Arendt Hannah, “Le concept d’histoire antique et moderne”, La
más receptivos que Inglaterra y Francia, donde las
crise de la culture, trad. P. Lévy, París, Gallimard, 1972, pp.
corrientes empirista y positivista mantuvieron una 58-120; Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la re-
posición fuerte. Pero sería un error construir un sim- flexión política, trad. Ana Poljak, Barcelona, Península, 1996.
HISTORIA UNIVERSAL | 671

Cassin Barbara, L’effet sophistique, París, Gallimard, 1995, pp. Mazzarino Santo, Il pensiero storico classico, Bari, Laterza, 3a.
470-493. ed. 1973.
Castelli Gattinara Enrico, Les inquiétudes de la raison. Épisté- Nicolai Roberto, La storiografia nell’educazione antica, Pisa,
mologie et histoire en France dans l’entre-deux-guerres, París, Giardina, 1992.
Vrin, 1998. Nietzsche Friedrich, Vom Nutzen und Nachtheil der Historie für
Certeau Michel de, L’écriture de l’histoire, París, Gallimard, 1975; das Leben, en Sämtliche Schriften, ed. G. Colli y M. Montina-
La escritura de la historia, trad. Jorge López Moctezuma, ri, Múnich, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1988, vol. 1, p.
México, Universidad Iberoamericana, 1993. 300; Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida
Chartier Roger, Au bord de la falaise. L’histoire entre certitudes (II intempestiva), trad. Germán Cano, Madrid, Biblioteca
et inquiétude, París, Albin Michel, 1998. Nueva, 1999.
Cicerón, De l’orateur, ed. y trad. E. Courbaud, París, Les Belles Oexle Otto Gerhard, Geschichtswissenschaft im Zeichen des His-
Lettres, 1959; El orador, trad. Eustaquio Sánchez Salor, Ma- torismus. Studien zu Problemgeschichten der Moderne, Gotin-
drid, Alianza, 2001. ga, Vandenhoeck und Ruprecht, 1996.
Diderot Denis, Éloge de Richardson [1761], en Oeuvres com- Polibio, Histoires, libro 1, trad. P. Pédech, París, Les Belles Let-
plètes, ed. J. Assézat y M. Tourneux, vol. 5, París, Garnier, tres, 1969; ed. esp. Historias, Madrid, Gredos, 1981.
1875-1877. Press Gerald Alan, The development of the idea of history in An-
Dilthey Wilhelm, Gesammelte Schriften, Leipzig-Berlín, Teub- tiquity, Kingston-Montreal, McGill-Queen’s UP, 1982.
ner, 1913-1931. Quintiliano, Institutionis oratoriae, en Obras completas, trad.
——, Der Aufbau der geschichtlichen Welt in den Geisteswissens- Alfonso Ortega Carmona, Universidad Pontificia, Salaman-
chaften, Frankfurt, 1970; Édification du monde historique ca, 2000.
dans les sciences de l’esprit, trad. S. Mesure, París, Cerf, 1988; Ricœur Paul, La mémoire, l’histoire, l’oubli, París, Seuil, 2000; ed.
ed. esp. Estructuración del mundo histórico por las ciencias del esp. La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires, Fondo
espíritu, México, Fondo de Cultura Económica, 1978. de Cultura Económica, 2008.
Droysen Johann Gustav, Historik [1857], ed. P. Leyh, Stuttgart, Scheid-Tissinier E., “À propos du rôle et de la fonction de l’his-
Frommann-Holzboog, 1977. tor”, Revue de Philologie, núm. 68, 1994.
Escudier Alexandre, Le récit historique comme problème théori- Tucídides, La guerre du Péloponnèse, trad. J. de Romilly, París,
que en France et en Allemagne au xixe siècle, tesis de docto- Les Belles Lettres, 1968, 5 vols.; ed. esp. Historia de la gue-
rado, ehess, 1998. rra del Peloponeso, Madrid, Gredos, 1990.
Febvre Lucien, Combats pour l’histoire, París, Armand Colin, Winckelmann Johann, Geschichte der Kunst des Altertums, Leip-
1965; ed. esp. Combates por la historia, Barcelona, Ariel, zig, Insel, 1913; ed. esp. Historia del arte en la Antigüedad,
1992. Buenos Aires, Orbis, 1985.
Fornara C.W., The nature of history in ancient Greece and Ro-
me, Berkeley, California UP, 1983. Bibliografía de consulta
Gibbon Edward, Decadencia y caída del Imperio Romano, trad. Adelung Johann Christoph, Versuch eines vollständigen gramma-
José Sánchez de León Menduiña, Vilaür, Atalanta, 2012. tisch-kritischen Wörterbuches der hochdeutschen Mundart
Hartog François (ed.), L’histoire d’Homère à Augustin, textos [Ensayo de diccionario gramático crítico completo del alto
reunidos y comentados, ed. gr./fr y lat./fr., trad. M. Case- alemán], Leipzig, Breitkopf, 1774-1786, 5 vols.
vitz, París, Seuil, 1999. Benveniste Émile, Le vocabulaire des institutions indoeuropéen-
Haskell Francis, L’historien et les images [1993], trad. A. Tachet nes, t. 2, París, Minuit, 1969; Vocabulario de las instituciones
y L. Évrard, París, Gallimard, 1995. indoeuropeas, trad. M. Armiño, Madrid, Taurus, 1983.
Heródoto, Histoires, trad. P.-E. Legrand, París, Les Belles Let-
tres, 1930-1954, 10 vols.; ed. esp. Historias, I-IV, Madrid,
Akal, 1994.
Hölscher L., Die Entdeckung der Zukunft, Frankfurt, Fischer,
1999. HISTORIA UNIVERSAL, historia
Homero, Iliade, ed. y trad. P. Mazon et al., París, Les Belles Let-
tres, 1961; ed. esp. Ilíada, Madrid, Gredos, 2006.
general / historia mundial
Humboldt Wilhelm von, “Über die Aufgabe des Geschichts-
schreibers” (12 de abril de 1821), en Werke, ed. A. Flitner y K.
alemán Universalhistorie, Weltgeschichte,
Universalgeschichte, Welthistorie,
Giel, vol. 1, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 5
allgemeine (Welt)Geschichte
vols., 1a. ed. 1964, 5a. ed. 1996, pp. 585-606; La tâche de
l’historien, ed. J. Quillien, trad. A. Disselkamp y A. Laks, Lille,
francés histoire universelle, histoire générale, histoire
mondiale
Presses Universitaires de Lille, 1985.
——, Briefwechsel an F.G. Welcker, ed. R. Haym, Berlín, Gaertner, inglés world history, general history, universal history
1859. latín historia universalis
Koselleck Reinhart, Le futur passé. Contribution à une séman-
tique des temps historiques [1979], trad. J. Hoock y M.-C. corso, geisteswissenschaften, geschichtlich,
Hoock, París, Éd. ehess, 1990; ed. esp. El futuro pasado: pa- historia, mutazione, pueblo, secularización, welt
ra una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Pai-
dós, 1993.
De origen latino —en 1304 aparece por primera vez una
——, L’expérience de l’histoire, ed. M. Werner, trad. A. Escudier
et al., París, Gallimard-Seuil, 1997. Historia universalis—, el concepto recubre de hecho dos
672 | HISTORIA UNIVERSAL

prácticas diferentes: la yuxtaposición exhaustiva de las his- blos de la tierra (con el telos católico, desaparecía
torias políticas, por un lado, y la articulación de la historia toda selección retroactiva). Por el otro, implicaba
profana (restringida a algunos pueblos privilegiados) con la impugnar una historia política, una historia de prín-
historia católica, por el otro. En la segunda mitad del siglo cipes y batallas, en beneficio de una historia real-
xviii, a partir del rechazo común a esos dos procedimientos, mente universal en tanto esta vez era ampliada a las
franceses, británicos y alemanes se esfuerzan en elaborar “costumbres y al espíritu de las naciones”, es decir, a
nuevas universalidades históricas, que implican elecciones todo lo que les otorgaba una consistencia propia,
terminológicas que no se superponen. No es asombroso independientemente de sus gobernantes y sus con-
entonces que todos ellos redescubran casi simultáneamen- flictos. De ello resulta, para Voltaire, “un caos de
te, aunque de manera diversa, a Vico, cuya empresa sin du- acontecimientos, de facciones, de revoluciones y de
da había “anticipado” a las suyas. crímenes” (t. 2, p. 905), pero, en el fondo, pensar la
historia universal como un proceso esencialmente
I. Universalidad católica, universalidad empírica, mundano, efectivamente mundial y pan-institu-
universalidad del progreso cional (en adelante, incluye todas las instituciones
En 1783, Mably distingue dos conceptos de “historia humanas, morales y jurídicas) es la tarea que, de una
universal”: el primero recubre la exhaustividad em- manera u otra, se impone ahora a todos. En Fran-
pírica de simples “recopilaciones de historias parti- cia, conduce a aminorar el uso del sintagma “historia
culares”, el segundo remite a la universalidad cató- universal”, y cuando Condorcet se rehúsa a seguir a
lica tal como la había puesto en práctica Bossuet en Voltaire y a escribir “la historia de los gobiernos, de
su Discurso de 1681, donde reducía “todo a algunos las leyes, de las costumbres, de los usos, de las opinio-
pueblos célebres” (Mably, De la manière d’écrire l’his- nes, entre los diferentes pueblos que sucesivamente
toire, p. 320). La distinción pone muy en claro un han ocupado el globo”, es para sustituirla por un
equívoco real y se podría ilustrar la primera acep- “cuadro histórico de los progresos del espíritu hu-
ción con la obra de A.-A. Bruzen de La Martinière mano” (en Oeuvres complètes, t. 6, p. 281). Sin duda,
(Introduction à l’histoire, générale et politique, de l’uni- habrá que esperar al siglo siguiente y el deseo de re-
vers; où l’on voit l’origine, les révolutions et la situation conciliar la universalidad católica con “el Progreso”
présente des différents États de l’Europe, de l’Asie, de para que sea posible escribir obras como la de J.F.A.
l’Afrique et de l’Amérique [Introducción a la historia, Boulland, Essai d’histoire universelle ou exposé com-
general y política del universo; donde se ve el origen, paratif des traditions de tous les peuples depuis les
las revoluciones y la situación presente de los dife- temps primitifs à nos jours (París, 1836).
rentes Estados de Europa, Asia, África y América],
Amsterdam, 1721), en la que “completaba” la obra de II. La “natural history of mankind” como “historia
Samuel von Pufendorf, Einleitung zur Geschichte der razonada”
europäischen Staaten (Frankfurt, 1682), traducida En 1767, Adam Ferguson evita cuidadosamente uti-
por C. Rouxel en 1710. En efecto, aquí se trata de lizar la expresión “history of the world”, que había
yuxtaponer las historias dinásticas y militares, o servido de título a una obra de sir Walter Raleigh en
sea, ante todo políticas, de todas las naciones cono- 1614, o la expresión “universal history” que había
cidas, al menos en la medida en que fuera posible: podido encontrar en la obra de Henry Bolingbroke
en lo que concierne a los negros de África, habría (Letters on the Study and Use of History, 1735, III;
que limitarse a sus “usos comunes” (Pufendorf, p. Basil, 1788, pp. 42, 61 ss.). Prefiere designar su empre-
245). sa como “the general history of nations” (An Essay on
En 1756, Voltaire rechaza tanto esta historia del the History of Civil Society, I, 10, p. 65) por la cual
universo como la historia universal de Bossuet, y por seguramente hay que entender “of all nations” (ibid.,
eso la obra de 1756 se titula Essai sur l’histoire géné- II, 1, p. 75; III, 6, p. 158; III, 8, p. 173). Figurando en
rale et sur les moeurs et l’esprit des nations depuis un homenaje a Montesquieu, sin duda es impactan-
Charlemagne jusqu’à nos jours. Por un lado, signifi- te ver el plural del prefacio de El espíritu de las leyes
caba rechazar todo agustinismo, proponiendo una —“las historias de todas las naciones”— en un sin-
historia realmente universal, es decir, exclusivamen- gular colectivo que testimonia que una nueva uni-
te profana, y entonces extendida a todos los pue- versalidad está en vías de constituirse —un poco co-
HISTORIA UNIVERSAL | 673

mo, en Vico, “le storie di tutte le nazioni” podían ser otra cosa es, en efecto, sino la realización de lo que
subsumidas con “una storia ideal eterna” (Scienza Leibniz había reservado a Dios, a saber, “esa novela
nuova, 1744, § 145). En efecto, si bien en la fórmula de la vida humana que hace la historia universal del
de Ferguson resuena como un eco la de Voltaire género humano” (Ensayo de teodicea, II, 149), mien-
—Claude-François Bergier la traduce correctamen- tras que le asignaba al hombre “una especie de his-
te como “la historia general de las naciones” (Essai toria universal” destinada simplemente a recoger
sur l’histoire de la société civile, t. 1, pp. 178-179)—, todos los datos “útiles” (Nuevos ensayos, IV, 16, 11)?
y si bien ese eco es significativo —se trata de un pro- La allgemeine Weltgeschichte es, sin duda entonces,
ceso esencialmente social, mundial y civil—, sin algo así como una teodicea de la historia y también se
embargo su “generalidad” es muy diferente: resulta puede decir, en esos años 1780, allgemeine Geschi-
de la superposición empirista de las trayectorias de- chte, Universalgeschichte o Weltgeschichte, tal como
sarrolladas por las naciones observables; o incluso testimonia la lección inaugural de Schiller en Jena,
es el proceso abstracto que debe seguir toda nación en 1789 (“Was heisst und zu welchem Ende studiert
en tanto las circunstancias se lo permitan. En ese man Universalgeschichte?”, p. 359 ss.). En rigor, el tra-
sentido, abstracto, es también “natural”, y J. Millar ductor podría salir del apuro diciendo “historia ge-
sugerirá la expresión “natural history of mankind” neral”, “historia universal” o “historia mundial” (pe-
[historia natural del género humano], para calificar ro “historia del mundo” sería menos anacrónico).
este procedimiento (The Origin of the Distinction of Sin embargo, estará en problemas cuando se en-
Ranks, p. 11). Pero como las cosas son decididamen- cuentre con Welthistorie, por ejemplo, en el prefacio
te complicadas, cuando Dugald Stewart, en 1793, su- de Ernesti en la traducción alemana de A General
giere una traducción francesa de “natural history” History of the World, from the Creation to the Present
así entendida, no propone ni “historia natural” ni Time (1764-1767), bajo la dirección de W. Guthrie y
“historia general”, sino “historia razonada” (Adam J. Gray, publicada también con el título de Allgemei-
Smith, Works and Correspondence, t. 3, p. 293), pen- ne Weltgeschichte von der Schöpfung an bis auf ge-
sando en D’Alembert que había mencionado, en genwärtige Zeit (t. 1, pp. XII-XIII). Tendrá dificulta-
1759, en Essai sur les éléments de philosophie, “la des también, y mucho más a menudo, cuando se
historia general y razonada de las ciencias y de las encuentre con el término Universalhistorie, todavía
artes” (cap. 2, p. 14). Traducción asombrosa, pero corrientemente utilizado a comienzos de los años
de ninguna manera absurda: si Dugald Stewart po- 1770: J.C. Gatterer publica Enleitung in die synchro-
día remitir a su lector inglés a la Natural History of nistische Universalhistorie en 1771, mientras que en
Religion (1757) de David Hume, debía esquivar en 1785 da a luz Weltgeschichte in ihrem ganzen Um-
francés una fórmula —“historia natural de la huma- fange. Asimismo, A.L. Schlözer publica, en 1772, Vor-
nidad”— que forzosamente habría evocado a Bu- stellung einer Universalhistorie y, en 1779, Voberei-
ffon y a un tipo de indagación completamente di- tung zur Weltgeschichte für Kinder. Es en esos años,
ferente. Por añadidura, “razonada” se oponía a grosso modo, cuando Weltgeschichte prevalece sobre
“revelada” como “natural” a “sobrenatural”, lo cual Universalhistorie y por eso Kant lo adopta espontá-
permitía conservar lo esencial. neamente para repensar la “historia universal” de
Leibniz. Pero ¿por qué esa sustitución? La respuesta
III. La “Weltgeschichte” contra la se encuentra en el mismo Kant, en el último parágra-
“Universalhistorie” fo de Idee zu einer allgemeinen Geschichte, pero tam-
La traducción alemana del Ensayo de Voltaire, pu- bién al año siguiente, en Schlözer:
blicada en 1762, propone allgemeine Weltgeschichte,
ya sea, si se quiere, “historia general del mundo”, ya § 1: Universalhistorie war weiland nichts als ein “Ge-
sea sobre todo la expresión que utiliza Kant, en mengsel von einigen historischen Datis, die der Theolog
1784, en el enunciado de la novena proposición de zum Verständnis der Bibel, und der Philolog zur Er-
Idee zu einer allgemeinen Geschichte donde se trata, klärung der alten grieschischen und römischen Schrift-
al contrario, de justificar una teleología histórica a la steller und Denkmäler, nötig hatte”: war nichts als
eine Hilfswissenschaft der biblischen und Profanphi-
que jamás se habría suscrito Voltaire. Esta teleolo-
lologie. […] § 2: Weltgeschichte ist eine systematische
gía que hay que disculpar que sea una novela, ¿qué
674 | HOMÓNIMO

Sammlung von Tatsätzen, vermittelst deren der ge- Koselleck Reinhart, “Von der ‘historia universalis’ zur ‘Welt-
genwärtige Zustand der Erde und des Menschenge- geschichte’”, en R. Koselleck (dir.), Geschichtliche Grundbe-
schlechts, aus Gründen verstehen lässt. griffe, t. 2, Stuttgart, Klett, 1975, p. 686 ss.
laudin Gérard, “Changements de paradigme dans l’historio-
[§ 1: La Universalhistorie ya no era otra cosa que una
graphie allemande: les origines de l’humanité dans les ‘His-
“mezcla de algunos data históricos que necesitaba el toires universelles’ des années 1760-1820”, en C. Grell y
teólogo para la comprensión de la Biblia y el filólo- J.M. Dufays, Pratiques et Concepts de l’histoire en Europe,
go para la explicación de los antiguos escritores y xvie-xviiie siècles, París, Presses Univ. Sorbonne, 1990.
artistas griegos y romanos”; no era más que una ——, “La cohérence de l’histoire: aspects de la réception de Vol-
ciencia auxiliar de la filología bíblica y profana. […] taire dans l’Allemagne des années 1760-1770”, en U. Köl-
ving y C. Mervaud, Voltaire et ses combats, Oxford, Voltai-
§ 2: La Weltgeschichte es una recopilación sistemáti-
re Foundation, 1997, pp. 1435-1447.
ca de hechos por medio de los cuales el estado ac- Mably Gabriel de, De la manière d’écrire l’histoire, I, ed. de B. de
tual de la tierra y del género humano devienen com- Negroni, París, Fayard, 1988.
prensibles a partir de sus principios.] Millar J., The Origin of the Distinction of Ranks [1771], Basil,
Schlözer, Weltgeschichte nach ihren Haupteilen… Tourneisen, 1793.
pons Alain, “Vico et la ‘barbarie de la réflexion’”, La Pensée Poli-
tique, núm. 2, junio de 1994.
Elegir Weltgeschichte, en el fondo, era elegir Welt y Pufendorf Samuel von, Einleitung zur Geschichte der europäi-
Geschichte. Welt para remitir a weltlich (mundano, schen Staaten, reed. Mérigot, Grange et al., 1753-1759, t. 8.
social) y no solamente a Welt como universalidad. Schiller Friedrich, “Was heisst und zu welchem Ende studiert
man Universalgeschichte?”, Werke, Nationalausgabe, t. 17,
Geschichte para remitir a “sistemática” en oposición Weimar, Böhlau, 1970.
a la historia griega, para oponer un proceso a un Schlözer August L. von, Weltgeschichte nach ihren Haupteilen
simple registro erudito. La Weltgeschichte es el desa- im Auszug und Zusammenhange, Gotinga, Vandenhoek,
rrollo del género humano considerado en su totali- 1785.
Smith Adam, Works and Correspondence, Oxford, Clarendon
dad pasada, presente e incluso futura —pero siempre Press, 1980.
terrestre—, y rechaza el agregado de la Universalhis- Truyol y Serra Antonio, “The idea of man and world history
torie en la prehistoria de la historia como sustrato from Seneca to Orosius and Saint Isidore de Seville”, Cahiers
d’Histoire Mondiale, núm. 6, 1960.
metafísico. Se entiende entonces que la naturaleza
Voltaire, Essai sur l’histoire générale et sur les moeurs et l’esprit
exacta de esta sistematicidad entendida como Zu- des nations depuis Charlemagne jusqu’à nos jours, París, Gar-
sammenhang (¿conexión teleológica?, ¿a priori?, etc.) nier, 1963.
sea lo que define lo que está en juego en los conflic-
tos entre las diversas filosofías alemanas de la historia.
Bertrand BINOCHE

Bibliografía principal HOMÓNIMO / sinónimo


Bergier Claude-François, Essai sur l’histoire de la société civile,
París, Desaint, 1783. griego homónyma [ μώνυμα], synónyma [συνώνυμα]
Borst Arno, “Weltgeschichten im Mittelalter?”, en R. Koselleck latín homonyma, aequivoca / synonyma, univoca
y W. Stempel, Geschichte, Ereignis und Erzählung, Múnich,
Fink, 1973. analogía, connotación, intención, logos,
Condorcet, Esquisse d’un tableau historique des progrès de l’es- mímesis, palabra, parónimo, sentido, ser, signo,
prit humain, en Oeuvres complètes, t. 6, París, Firmin-Didot, significante, sofisma, suposición, traducir
1847-1849; reimpr. Stuttgart-Bad Cannstatt; Bosquejo de un
cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, trad. Homonimia y sinonimia, calcadas del griego en la mayor
Antonio Torres del Moral, Madrid, Editora Nacional, 1980. parte de las lenguas modernas, no presentan en sí dificul-
D’Alembert Jean le Rond, Essai sur les éléments de philosophie, tades de traducción. Pero la identidad de las palabras es-
París, Fayard, 1986.
Ferguson Adam, An Essay on the History of Civil Society, I, Edim- conde desplazamientos de sentido tanto más complejos y
burgo UP, 1966. menos tematizados en cuanto están ligados a un paisaje
Guthrie W. y J. Gray, A General History of the World, from the ontológico que cambia según las doctrinas y las épocas,
Creation to the Present Time, Londres, Newbery, 1764-
particularmente a los avatares de la crítica aristotélica del
1767; trad. al. Allgemeine Weltgeschichte von der Schöpfung
an bis auf gegenwärtige Zeit, Leipzig, 1765-1808. platonismo. De allí derivan dificultades recurrentes en la
Höpfl Harro M., “From savage to scotsman: conjectural histo- comprensión de los textos antiguos, manifestadas por un
ry in the Scottish Enlightenment”, Journal of British Studies, cierto número de contrasentidos en sus traducciones, que
núm. 17, 1978.
los vuelven hoy ininteligibles. En efecto, a primera vista,
HOMÓNIMO | 675

¿cómo no habría pura y simple “homonimia” entre lo que te congruentes: ¿se trata de la relación entre las pa-
hoy denominamos habitualmente “homónimos”, a saber labras y sus sentidos (Ritter) o de la relación entre
homófonos como “hecho” y “echo”, y el ejemplo canónico palabras y cosas (Frontón)?
de las Categorías de Aristóteles que califica como homóni- A la pregunta: ¿los homónimos y los sinónimos de-
mos a un hombre y su retrato? signan cosas o más bien palabras?, se responderá: “Una
Más en general, la cuestión planteada a propósito de la dificultad específica de la historia de los compuestos
homonimia y de la sinonimia es la de las condiciones, o los en -ónimo se vincula al hecho de que son aplicados
criterios, de la identidad de sentido: desde Aristóteles, la sucesivamente —y también, lo cual es más grave, si-
posibilidad del discurso no contradictorio y de la comunica- multáneamente— al referente y al nombre mismo.
ción entre los hombres (“no significar algo determinado es La continuación de la historia no hace más que pro-
no significar nada” [Metafísica, IV, 4, 1006b 7, p. 165]) se longar esta deriva” (Lallot, La Grammaire de Denys le
basa, en efecto, en la univocidad de las palabras y de las fra- Thrace, p. 152), y una de las claves de esta historia es
ses. Cuestionando esos criterios de identidad de sentido, la crítica aristotélica de la doctrina de las ideas.
los medievales se vieron obligados a redefinir las nociones Hoy en día los homónimos y los sinónimos son
de equivocatio y de univocatio, para distinguir los diferentes palabras. En la Antigüedad, podía tratarse de cosas
tipos de variaciones semánticas. La identidad semántica se o de palabras. Así Homero dice que los dos Áyax, el
ve perturbada desde que una expresión “quiere decir” o hijo de Telamón y el hijo de Oileo, y no sus nombres,
“sirve para” cosas múltiples, en una proposición, desde que son homónimos (Ilíada, XVII, 720), pero al mismo
es multiplex. Pero no necesariamente es ambigua, ya que es tiempo dice que el nombre “Odiseo” es epónimo
posible que signifique de manera clara muchas cosas al (literalmente, “nombrado según”, epí [ἐπί], para in-
mismo tiempo. Nos encontramos entonces frente a una red dicar en particular una etimología significante), bien
de términos: equivocatio, univocatio, multiplicitas, ambigui- adaptado al hombre Ulises, quien ulceró (odyssá-
tas, que cohabitan con los términos calcados del griego: menos [ δυσσάμενος], “odiseó”) el corazón de su
homónyma [ μώνυμα], synónyma [συνώνυμα] (y sus deri- abuelo (Odisea, XIX, 407-410).
vados correspondientes). La búsqueda de la homonimia, in- Platón califica como homónimos (Fedón, 78e; Ti-
tencional o no, es así el primer requisito de la lógica, inclu- meo, 52a) las cosas sensibles en relación con mode-
so de una cierta ética del lenguaje. los inteligibles que les confieren a la vez el ser y la
eponimia (Parménides, 133d); el arte del lenguaje, en
I. Los nudos problemáticos tanto pretenda con el sofista fabricar todo, es un ar-
te mimético como la pintura que fabrica copias de
A. Cosas o palabras: la deriva referente-nombre copias, “imitaciones y homónimos de las cosas” (mi-
Las definiciones de la homonimia usuales hoy en día mémata kai homónyma ton onton [μιμήματα κα μώ
son bastante imprecisas. Habitualmente, la homoni- νυμα τ ν ντων]) (Sofista, 234b, p. 377; véase Mí-
mia es definida en simetría inversa de la sinonimia: mesis): la relación de homonimia vincula así las
grosso modo, hay homonimia cuando una sola pa- ideas, los sensibles, y sus simulacros, en particular las
labra tiene muchas significaciones (“eine Name mit palabras (éidola legómena [εἴδωλα λεγόμενα], 234c),
mehreren Bedeutungen”) y sinonimia cuando mu- o sea, las cosas y las palabras.
chas palabras tienen una sola significación (“eine Be- Aristóteles, por su parte, toma explícitamente en
deutung mit mehreren Namen”) (citado por Ritter, consideración tanto las cosas (Categorías, 1) como las
s.v., p. 1184). Esta definición es heredera de una lar- palabras, sin mediar explicación (Refutaciones so-
ga tradición bien establecida entre los gramáticos físticas). La idea según la cual la homonimia antigua
latinos, por ejemplo, en la colección Differentiae, de concierne a las cosas se vincula con la preeminencia
Marco Cornelio Frontón: “Homonymia una voce histórica de la definición de las Categorías, que cons-
multa significat, synonimia multis vocibus idem tes- tituye de hecho la primera definición de los homó-
tatur” [La homonimia significa muchas cosas por nimos. A ella se hace siempre referencia, es ella la que
medio de una sola palabra, la sinonimia señala una norma el sentido, incluso cuando no se la respeta.
misma cosa por medio de muchas palabras] (G.L. De allí su fortuna, y las glosas que la modifican.
VII, p. 525). Pero observaremos ya el indicio de un Si le creemos a Simplicio (Comentario sobre las
primer problema en esas definiciones aparentemen- Categorías de Aristóteles, 38, 19-24), sería Espeusipo,
676 | HOMÓNIMO

el sobrino de Platón y su sucesor a la cabeza de la no de la sinonimia: cuando se estudian los géneros,


Academia, quien habría instituido la pareja termi- llamamos sinónimas a muchas “cosas” designadas
nológica homónymos-synónymos, en el marco de una por la misma palabra con el mismo sentido (el
clasificación sistemática de las meras “palabras” (onó- hombre y el buey, a los que “animal” designa en el
mata [ νόματα]): mismo sentido, son sinónimos): es el sentido “más

Palabras
Tautónyma heterónyma
(palabras idénticas) (palabras diferentes)

homónyma synónyma idíos heterónyma polyónyma parónyma


(que no designa la (que designa la misma (propiamente heteró- (que designan la (de forma y de
misma cosa) cosa); ejemplo: “ani- nimas = que no desig- misma cosa) sentido diferentes
mal” para el hombre nan la misma cosa) pero próximos)
y para el buey

Los comentaristas griegos retoman parcialmente próximo”, el del Aristóteles de las Categorías. Pero
ese sistema, pero aplicándolo de nuevo a las cosas. En cuando nos interesamos en la pluralidad y la varie-
ello serán seguidos por los latinos, que utilizan un dad de las palabras, llamamos sinónimas a muchas
doble juego de términos, a partir de un doble juego “palabras” que designan la misma cosa, y que serían
de oposiciones: nombre: idéntico / diferente; defini- calificadas por Espeusipo como poliónimas (así, pa-
ción: idéntica / diferente (cf. Boecio, In categorias ra el Aristóteles de la Retórica [III, 2, 1404b 37-1405a
Aristotelis commentaria, 163C-164A, que utiliza los 2] “hacer ruta” y “caminar”, poréuesthai [πορεύεσθαι]
términos latinos; véase Desbordes, “Homonymie et y badizein [ αδί ειν], son sinónimos): es el sentido
synonymie d’après les textes théoriques latins”, p. moderno que hacen triunfar los estoicos (por ejem-
61, para los otros textos latinos): plo, Alejandro y Paris; cf. Simplicio, 36, 7-32).

cosas de mismo nombre nombre diferente


misma definición synonyma univoca polyonyma
ejemplo: el hombre y el ser animado multivoca,
(“animal”), a causa del predicado plurivoca
común “sustancia animada sensible”; ejemplo: el sable, la espada
el hombre y el caballo a causa del
predicado común “animal”

definición diferente homonyma aequivoca heteronyma diversivoca


ejemplo: un hombre real, un hombre ejemplo: el fuego, la piedra, el color
pintado

Se ve que la aparente simetría es un engaño: si se De manera general, los comentaristas de Aristó-


trata de diferentes cosas que son univoca, aequivoca teles, aunque afirman que los homónimos son co-
o diversivoca, se trata de una misma cosa que es mul- sas, también aplican el adjetivo “homónimo” a las
tivoca. Una cosa multívoca es aquella que, literal- palabras. Simplicio es particularmente consciente del
mente, es designada por muchas expresiones, voces, deslizamiento (“Así, en sentido propio, son las rea-
en tanto esas voces son lo que hoy calificamos como lidades, y no las palabras, las que producen la homo-
sinónimos. Seguimos en esto el uso que Simplicio nimia”, 24.20 ss.; “se vuelve claro entonces que el
calificaba ya como “moderno” (36, 30), señalando el nombre es homónimo”, 25.5). Es el lugar mismo de
motivo de vacilación entre sentido antiguo y moder- la variación entre una interpretación conceptualis-
HOMÓNIMO | 677

ta de la homonimia, de acento estoico (una sola pa- la misma denominación’, compuesto por homós (de
labra, muchas énnoiai [ἔννοιαι], “representaciones donde homo-) y de ónoma, ‘nombre’”. Pero tam-
mentales”), y una interpretación participativa, de bién se puede leer que sinónimo está tomado del
acento neoplatónico (74.28-75.5, cf. el comentario latín synonymus, que retoma a su vez “el griego sy-
de C. Luna a Simplicio, fasc. 3, en particular pp. 88- nónymos, ‘de mismo nombre que’, a partir de syn
90). En el uso reciente, el de Luna por ejemplo, se uti- [σύν], ‘con, junto a’, y ónoma”. Paradójicamente, los
liza “homonimia” para calificar las cosas, y “equivo- dos adjetivos griegos homónymos y synónymos se en-
cidad” para calificar las palabras (ibid., p. 11, n. 26, cuentran así con la misma definición: “que tiene el
por ejemplo). La definición de los gramáticos, liga- mismo nombre”, “de igual nombre que”. Confusión
da al estoicismo, elige las palabras, y en las palabras, tanto más inquietante cuando esta definición de la
su phoné [φωνή]: para Dionisio de Tracia (siglos II-I sinonimia es incompatible con otra, ella también sin
a.C.), así como para Ducrot-Schaeffer, los homóni- embargo relacionada con la etimología griega: “[Si-
mos son esencialmente homófonos. Pero esa defini- nónimo] se aplica en el siglo XVI a una palabra que
ción se opone a la de los filósofos, o sea Aristóteles tiene, con otra, una analogía de sentido (género co-
y los comentaristas de las Categorías. Boecio distin- mún) pero acepciones diferentes, valor etimológico
gue claramente el adjetivo aequivoca, que califica no y aristotélico”. ¿Cómo se puede entender esto?
las cosas sino la manera como ellas son dichas, del No obstante, el DHLF no está equivocado: sinó-
sustantivo aequivocatio, que describe un fenómeno nimo y homónimo empiezan por ser, en los registros
que concierne a las palabras, no solamente a los nom- más antiguos, lo que nosotros llamamos “sinónimos”,
bres, sino también a los verbos, a las preposiciones calificando los dos términos portadores diferentes
y a las conjunciones: del mismo nombre. “Homónimos” (homónymoi
[ μώνυμοι]) se encuentra una vez en Homero, apli-
AEQUIVOCA, inquit, dicitur res scilicet, quae per se cado a los dos Áyax (Ilíada, XVII, 720, véase supra).
ipsas aequivocae non sunt, nisi uno nomine praedi- Pero Eurípides utiliza “sinónimo” exactamente con
centur: Quare quoniam ut aequivoca sint, ex commu- el mismo sentido: Menelao acaba de enterarse que
ni vocabulo trahunt, recte ait, aequivoca dicuntur. Non una mujer con el mismo nombre de Helena habita
enim sunt aequivoca sed dicuntur. Fit autem non so- el palacio, y se consuela preguntándose “si otra tie-
lum in nominibus sed etiam in verbis aequivocatio…
rra es sinónima de Lacedemonia o de Troya” (Hele-
[Equívocas, dice (Aristóteles, Categorías, cap. 1), es na, 495, p. 35), constatando que “mucha gente tiene
decir, las cosas, que por sí mismas no son equívocas, el mismo nombre (onómata taut’ ékhousin [ νόματα
a menos que de ellas se predique un nombre co-
τα τ ἔχουσιν]), una ciudad y otra, una mujer y
mún. Es por eso que, ya que el hecho de que sean
equívocas proviene de que tienen un vocablo común,
otra” (497-499, p. 35). Así se explica sin duda la apa-
(Aristóteles) dice con justa razón: “son llamadas equí- rición tardía y la extrema rareza antes de Aristóteles
vocas”. En efecto, ellas no son equívocas, son llama- del segundo término, que no era más que un dupli-
das equívocas. Y la equivocidad se produce no sola- cado del primero (Platón, que emplea dieciséis ve-
mente en los nombres sino también en los verbos…] ces homónymos, ignora synónymos). Más tarde, uno
In Categorias Aristotelis commentaria, PL 64, 164B. de los deportes favoritos de los comentaristas de las
Categorías será demostrar en qué sentido los ho-
mónimos, por ejemplo, en los Áyax, son también
B. Simetría / disimetría entre homonimia y sinónimos, a fuerza de “en tanto que”: incluso si
sinonimia “en tanto que Áyax”, el hijo de Telamón y el hijo de
Un segundo nudo de problemas es la relación de si- Oileo, son homónimos, “en tanto son hombres”, son
metría o de disimetría que mantienen homonimia sinónimos (véase Porfirio, 62, 30 y 64, 10-20; Dexi-
y sinonimia. El Dictionnaire historique de la langue po, 19, 20 y 22, 15; Simplicio, 29.2-5, 30; 17-31.4 y
française (DHLF) proporciona un índice de esa difi- 35.9-36.6).
cultad. Leemos allí que “homónimo está tomado del • VÉASE EL RECUADRO 1
latín homonymus, ‘de igual pronunciación pero de
sentido diferente’ […], este mismo del griego ho-
mónymos ‘que tiene el mismo nombre, que emplea
678 | HOMÓNIMO

Recuadro 1 › La disimetría moderna homonimia / sinonimia: homónimos y homófonos


La disimetría entre homonimia y sinonimia gleses: ¿soy “rico”?), la “significación opo- la ambigüedad de la homonimia en función
aflora a menudo en las definiciones moder- sicional” (pequeños microbios y pequeños de la etimología: el criterio de la pura coin-
nas como lo testimonia el Nouveau Diction- elefantes). cidencia sólo es realmente satisfecho en el
naire des sciences du langage de Ducrot y En el plano sintáctico-semántico, algu- caso de palabras surgidas de etimologías di-
Schaeffer. En efecto, según ellos, la sinoni- nas investigaciones en lingüística, como por ferentes (francés “rame” [en español, “re-
mia toma en cuenta dos o más “expresio- ejemplo las de Antoine Culioli, se interesa- mo” o “resma”] de un bote, del sánscrito
nes” (palabras, grupos de palabras, enuncia- ron en el fenómeno de la paráfrasis: se tra- aritra, “que mueve”, frente al árabe rizma
dos), mientras que la homonimia toma en taba entonces de considerar las variaciones [‫]رزمة‬, “paquete de prendas”, para “rame”:
cuenta no la palabra o la expresión, sino la formales, incluso mínimas, en el seno de una resma de papel, según Littré), de lo que
“realidad fónica” (pp. 398-399): los homó- familia de enunciados parafrásticos, para re- Aristóteles no habla, pero a las que reser-
nimos hoy en día son esencialmente ho- montarse a las operaciones enunciativas o vará el apelativo de “homónimos”.
mófonos, como en francés vair, verre, vert, predicativas a través de sus marcas, y en- Todas esas categorías son herederas de
vers, ver, o en español onda, honda. De ma- tender las diferencias semánticas que re- diversas distinciones, a veces contradicto-
nera que se calificará como homónimo tan- cubrían (por ejemplo, “Pedro, la manzana la rias, elaboradas en la Antigüedad con fines
to varias palabras distintas como una pa- come”/“La manzana, Pedro la come”/“Es ontológicos precisos. La aparente arbitrarie-
labra, o al menos una grafía, única (en la manzana lo que come Pedro”, etcétera). dad de esas diferencias y de esos criterios
español, hay, ay). Esta definición, incluso en El criterio preferido por Ducrot y Schae- se vincula sin duda con el hecho de que ya
su focalización en la phoné, es muy próxima ffer para distinguir entre lo que es homó- no nos interrogamos sobre las apuestas o
a la de los gramáticos antiguos (Dionisio de nimo y lo que no, es la imposibilidad de el alcance del concepto.
Tracia, Tekhne grammatiké, 12, 6 y 7; Esco- encontrar un punto común entre las dife- Sea como fuere, el rasgo esencial de la
lios, 554, 31-32; cf. Lallot, La Grammaire de rentes significaciones de la palabra: “ni nú- homonimia moderna es que se aplica ex-
Denys le Thrace, p. 152). cleo común, ni continuidad”, ni explicación, clusivamente a palabras, reduciéndose in-
Además, los criterios de la homonimia ni derivación: lo que corresponde exacta- cluso a los fenómenos de homofonía. Se
parecen particularmente difíciles de enten- mente al criterio aristotélico de los homó- presenta entonces como un fenómeno mar-
der. En efecto, si ya no es fácil de decidir, en nimos apó tykhes [ἀπ τύχης], “por azar” ginal, ligado al significante, pudiendo inte-
cuanto a la sinonimia, que dos significacio- (el ejemplo canónico es kleis [κλείς], a la resar al psicoanálisis y a los que gustan de
nes son idénticas (connotación, valor expre- vez “llave” y “clavícula”). Pero las distincio- chistes de palabras, pero de una importan-
sivo, etc.), ¿cómo establecer que dos signi- nes propuestas siguen siendo arbitrarias: cia secundaria para los análisis de lenguaje
ficaciones son “radicalmente diferentes”? La así, Ducrot y Schaeffer eligen no diferenciar (véase Significante).
homonimia, a diferencia de la sinonimia, se homonimia y ambigüedad (“los fenómenos
encuentra atrapada en una red de fenóme- de ambigüedad o de homonimia”, p. 399). Bibliografía principal
nos “semejantes pero de naturaleza diferen- Se objetará que “ambiguo” (que además no Hintikka Jaako, “Aristotle and the Ambiguity
te” (Ducrot-Schaeffer, p. 399), como la “de- es obvio que deba oponerse a “equívoco”) of Ambiguity”, en Time and Necessity, Ox-
ford, Clarendon Press, 1973, pp. 1-26.
terminación contextual” (“este negocio abre casi no se aplica a los homófonos, y tiene un
Lallot Jean, La Grammaire de Denys le Thra-
el lunes”: ¿solamente el lunes, incluso el lu- campo semántico mucho más amplio que ce, trad. fr. anotada, París, cnrs, 1989.
nes?), la “polisemia” (la escritura de una ca- homónimo (una actitud ambigua). Se opon- Bibliografía de consulta
sa y la escritura cuneiforme), la “extensión” drá sobre todo el uso de Quine o de Hinti- Ducrot Oswald y Jean-Marie schaeffer, Nou-
(gustar de una persona y de un postre), la kka (“Aristotle and the ambiguity of ambi- veau Dictionnaire des sciences du langage,
“indeterminación” (la vagueness de los in- guity”, p. 138), que distinguen al contrario París, Seuil, 1995.

II. La definición de las “categorías” B. Causas y consecuencias ontológicas de la


definición aristotélica
A. El texto y su traducción
Aristóteles propone la primera definición conocida 1. Naturaleza / cultura: las clasificaciones aristotélicas
de los homónimos y de los sinónimos (así como de Entonces, siempre serán sinónimas entre sí —es el
los parónimos, véase Parónimo) en el inicio de las paradigma mismo de la sinonimia— las especies
Categorías: este texto es la matriz de todos los comen- (hombre, buey), de un mismo género (animal), o,
tarios y de todas las transformaciones ulteriores. Pe- como se quiera, las especies con su género (hombre,
ro su comprensión más habitual descansa en un con- animal; cf. por ejemplo, Tópicos, III, 123a 28 ss.), o
trasentido, o al menos en un deslizamiento vinculado también los ejemplares singulares, los “átomos” de
a la imposición intempestiva de una concepción más una misma especie (véase Categorías, 3a 33-b 9): se
moderna de la homonimia. puede decir que la physis [φύσις], la naturaleza, en
• VÉASE EL RECUADRO 2 tanto engendramiento, así como la ciencia natural
HOMÓNIMO | 679

Recuadro 2 › ¿Cómo traducir las definiciones de las “Categorías”?


Se llaman “homónimas” aquellas cosas que No traducimos zoon [ ον]: la palabra grie- hombre y su retrato, ya que kleis, dice Aris-
sólo tienen en común un nombre, pero el ga, derivada de zoé [ ωή], la vida, significa tóteles, que considera que una llave y una
enunciado de la esencia que corresponde a “ser animado, viviente” (véase Animal). clavícula no se asemejan en nada, es una ho-
dicho nombre es distinto en cada caso, co- Pero también significa “personaje o figura monimia donde “la diferencia es considera-
mo por ejemplo, tanto el hombre como su (de hombre o de animal) representados en ble pues se refiere a la figura (katá ten idean
dibujo [se denominan] “zoon”. En efecto, un cuadro” (la imagen pintada de un ser ani- [κατ τ ν ἰδέαν])” (Ética Nicomaquea, V,
uno y otro tienen en común solamente un mado, Heródoto, III, 88; o Platón, Repúbli- 2, 1129a 26-32, p. 155; los comentaristas
nombre, mientras que el enunciado de la ca, VII, 515a). En fin, también tiene el sen- se sirven además de este pasaje para ilus-
esencia que corresponde a dicho nombre tido de “imagen pintada” incluso cuando el trar las homonimias “debidas al azar”).
es diferente. Pues si alguien explica en qué modelo representado no está vivo (Heródo- El ejemplo de kleis, que justamente no
consiste, para cada uno de ellos, el ser to, IV, 88, p. 370: “que esté representado implica ningún tercer término como zoon,
“zoon”, proporcionará un enunciado pecu- según su naturaleza, zoa grapsámenos [ α contribuye a hacer creer que, tanto para
liar a cada cual. γρα άμενος], el puente del Bósforo”; o Aristóteles como para nosotros hoy en día,
Se llaman sinónimas, en cambio, aque- Platón, Leyes, 769a). Dicho de otra manera, las homonimias siempre tienen el mismo
llas cosas que tienen un nombre en común zoon, remitiendo a cualquier obra de un zo- nombre y una definición diferente. Igual
y para las que el enunciado de la esencia que graphos [ ωγράφος], de un pintor, puede contrasentido se encuentra en los sinóni-
corresponde a dicho nombre es el mismo; muy bien designar lo que llamaríamos una mos: “Por otra parte, ‘sinónimo’ se dice de
por ejemplo, tanto el hombre como el buey “naturaleza muerta”. lo que tiene a la vez comunidad de nombre
[se denominan] “zoon”. En efecto, cada uno La diferencia entre las lenguas está muy e identidad de noción, por ejemplo, el ani-
de ellos será designado mediante el nombre clara: la definición canónica de la homoni- mal es a la vez el hombre y el buey”, co-
común “zoon”, y el enunciado de la esen- mia y de la sinonimia se despliega alrededor mentado así: “Las cosas sinónimas son idén-
cia será el mismo [en ambos casos]. Pues si de una palabra que para nosotros es homó- ticas en naturaleza y en nombre” (trad.
alguien da razón de cada cual, y de en qué nima. A decir verdad, no sólo se evidencia Tricot, p. 25, n. 2, énfasis nuestro).
consiste para uno y otro el ser “zoon”, pro- la diferencia de lenguas, sino también la iro- Lo que importa es entender que ni los
porcionará el mismo enunciado. nía aristotélica, que consiste en explotar la homónimos ni los sinónimos deben tener
paradójica economía de la doctrina platóni- en común “el” nombre en sentido de “su”
(Homónyma légetai hon ónoma monon
ca, para la cual un ser viviente no es jamás nombre: tienen en común “un” nombre
koinón, ho de katá tóunoma logos tes ou-
sías héteros, hoion zoon ho te ánthropos kai la réplica de una idea, no sin reconocer la (ónoma, 1a 1 y 9), lo que J.-L. Ackrill, a di-
to gegrammenon. Touton gar ónoma mo- constatación de que esta paradoja está ins- ferencia de Tricot, traduce cuidadosamen-
non koinón, ho de katá tóunoma logos tes crita en el griego. te como “a name in common”, “a common
ousías héteros. Eán gar apodidó tis tí estin Hay un error que se debe evitar en la tra- name”. Es de ese solo nombre común, zoon,
autón hekatero to zoo einai, idion hekaté- ducción. Se corre el riesgo de creer que, con del que se hace tanto un uso homónimo,
rou logon apodosei. Synónyma de légetai ónoma [ νομα], se trata no de una palabra, cuando su definición debe cambiar de una
hon to te ónoma koinón kai ho katá tóuno- de un nombre, atribuible a los dos homóni- aplicación a la otra (un hombre está dota-
ma logos tes ousías ho autós,hoion zoon ho
mos, en este caso la palabra zoon, sino del do de vida, pero no su retrato), como un
te ánthropos kai ho bous. Touton gar heká-
nombre que nombraría a los mismos homó- uso sinónimo, cuando la misma definición
teron koinó onómati prosagoréuetai zoon,
kai ho logos de tes ousías ho autós. Eán gar nimos, en este caso la palabra “hombre”. se le puede dar a cada ocurrencia (un hom-
apodidó tis ton hekaterou logon tí estin Error en el que Tricot, por ejemplo, cae inva- bre y un buey son ambos animales). Nos
autón hekatero to zoo einai, ton autón lo- riablemente, por un lado traduciendo óno- complace constatar que las traducciones
gon apodosei. ma por “el nombre” (pero, asimismo, Zana- francesas más recientes (Bodéüs, Lallot-Il-
[ μώνυμα λέγεται ν νομα μόνον tta: “il nome”), por el otro traduciendo to defonse) corrigen finalmente el contrasenti-
κοινόν, δ κατ το νομα λόγος τ ς gegrammenon [τ γεγραμμένον] como “un do de Tricot.
ο σίας τερος, ο ον ον τε νθ hombre en pintura”, para volver a encontrar Hay que decir, en descargo de las tra-
ρωπος κα τ γεγραμμένον τούτων γ ρ
“hombre”: “Llamamos homónimos a las co- ducciones erróneas de las Categorías, que
νομα μόνον κοινόν, δ κατ το
sas en las que sólo el nombre es común, numerosos ejemplos de homónimos aris-
νομα λόγος τ ς ο σίας τερος ἐ ν γ ρ
ἀποδιδ τις τί ἐστιν α τ ν κατέρ τ mientras que la noción designada por este totélicos funcionan sin tercer término, di-
εἶναι, ἴδιον κατέρου λόγον ἀπο nombre es diversa. Por ejemplo, animal es rectamente a partir del nombre de los mis-
δώσει συνώνυμα δ λέγεται ν τό τε tanto un hombre real como un hombre en mos homónimos, por ejemplo, la “mano” o
νομα κοιν ν κα κατ το νομα λό pintura. Esas dos cosas en efecto sólo tienen el “ojo” del ser viviente y del cadáver (De
γος τ ς ο σίας α τός, ο ον ον τε en común el nombre” (subrayado nuestro). anima, II, 1, 412b 14 ss., 21, por ejemplo, p.
νθρωπος κα οῦς τούτων γ ρ κά El ejemplo expresado en una nota confirma 60). En todos esos casos, sucede que la pa-
τερον κοιν νόματι προσαγορεύεται la impresión: “las cosas homónimas […] que labra común es claramente su nombre, que
ον, κα λόγος δ τ ς ο σίας α
no tienen en común sino el nombre […], evidentemente no tiene la misma defini-
τός ἐ ν γ ρ ἀποδιδ τις τ ν κατέρου
por ejemplo […] kleis [κλείς], que designa ción esencial. Sea como fuere, se trata sim-
λόγον τί ἐστιν α τ ν κατέρ τ
εἶναι, τ ν α τ ν λόγον ἀποδώσει]) una llave o la clavícula”. Pero este ejemplo plemente de un subconjunto de homóni-
Categorías, 1, 1a 1-12, pp. 55-56. está particularmente mal elegido para un mos precedentemente definidos, y no de
680 | HOMÓNIMO

una contradicción en relación con esta de- presiones compuestas “hombre viviente” y Oxford, 1949; Les catégories, trad. y com. J.
finición. “hombre pintado” (homo vivus, homo pic- Lallot y F. Ildefonse, París, Seuil, “Points bi-
Observaremos en fin que las fórmulas de tus), sostiene sin embargo que se les puede lingues”, 2002; Catégories, texto ed. y trad.
los comentaristas son traducidas como lo aplicar la palabra animal (ser animado) (“en por R. Bodéüs, París, Les Belles Lettres,
“CUF”, 2001; Organon I, Catégories et sur
hace Tricot, incluso en inglés (e incluimos efecto, ya se trate de un hombre pintado o
l’Interprétation, trad. y notas J. Tricot, Pa-
entre éstos a alguien como Evangeliou, que de un hombre viviente, la palabra ser anima- rís, Vrin, 1989; Aristotle’s Categories and De
cita además la buena traducción de Ackrill): do se dice idénticamente de uno y de otro”), Interpretatione, trad. con notas y glosario
“their name in common”. En cambio, en el pero también conjuntamente la palabra J.L. Ackrill, Oxford, Clarendon Press, 1963;
comentario propiamente dicho, encontra- “animal” y la palabra “hombre” (“uno y otro Categorías, trad. Jorge Mittelman, Buenos
mos “a name”, cuando es imposible hacer pueden ser llamados en efecto hombre o ser Aires, Losada, 2009.
otra cosa y como bajo la coerción de la ver- animado”). Luego sólo toma en cuenta el ——, Ética Nicomaquea, trad. Eduardo Sinnot,
dad: así en Amonio, fórmula 1 a1, 18, 18: nombre homo, lo cual genera un cambio ma- Buenos Aires, Colihue, 2007.
“that have ony their name in common” (pe- yor: se pasa en efecto de la perspectiva de ——, Acerca del alma, trad. Marcelo Boeri,
Buenos Aires, Colihue, 2010.
ro en la misma obra, 20, 3: “[Ajaxes] have a una predicación género-especie a la pers-
Boecio, Liber Aristotelis de decem praedicamen-
name in common”). pectiva semántica de la “transferencia de tis, Brujas, ed. Minio-Paluello, Desclée de
La traducción latina de Boecio es la si- nombre” de una realidad a otra: “ut ex ho- Brouwer, 1961 (Aristoteles latinus 1, I-5).
guiente: mine vivo ad picturam nomen hominis dic- ——, In Categorias Aristotelis commentaria, PL
tum est” [a partir del hombre viviente, se 64, col. 159A-294C.
Aequivoca dicuntur quorum nomen solum aplica el nombre de “hombre” a una pintu- Cassin Barbara, L’Effet sophistique, París, Ga-
commune est, secundum nomen vero subs- ra] (véase translatio en Traducir, e infra). llimard, 1995, pp. 348-353; El efecto sofís-
tantiae ratio diversa, ut animal homo et tico, trad. H. Pons, Buenos Aires, Fondo de
Así, vemos que ese cambio de perspectiva
quod pingitur […]. Univoca dicuntur quo- Cultura Económica, 2008 (cf. Barbara Cas-
es inducido en parte por un problema de
rum et nomen commune est et secundum sin y Michel Narcy, La décision du sens, Pa-
nomen eadem substantiae ratio, ut ani- traducción y de lengua: la no superposición
rís, Vrin, 1989, p. 198).
mal homo atque bos. entre zoon y animal, el razonamiento sobre Desbordes Françoise, “Homonymie et syno-
Aristóteles, Categorías, c. 1, trad. expresiones complejas que implican un nom- nymie d’après les textes théoriques latins”,
de Boecio (Aristoteles latinus, I, 1-5). bre común, “homo vivus”, “homo pictus”, en I. Rosier (ed.), L’Ambigüité. Cinq études
que se mantiene incluso cuando se sustitu- historiques, Lille, Presse Universitaires,
Pero su comentario permite que aparezca ye la última por la simple expresión pictura. 1988, pp. 51-102.
la lectura que acabamos de describir: sólo Dexipo, On Aristotle’s “Categories”, trad. ing.
se puede hablar de cosas equívocas si se J. Dillon, Ithaca, Cornell UP, 1990 (= An-
Bibliografía
predica de ellas un nombre, un vocablo co- cient Commentators on Aristotle, gen. ed.
Amonio, On Aristotle’s Categories, trad. S.M.
mún. Sin embargo, el latín encuentra otro Richard Sorabji).
Cohen y G.B. Matthews, Ithaca, Cornell
Evangeliou Christos, Aristotle’s Categories
problema que el griego no tenía: mientras UP, 1991 (= Ancient Commentators on
and Porphyry, Leyden, Brill, 1996.
que zoon en griego designa una representa- Aristotle, gen. ed. Richard Sorabji).
Heródoto, Historias, trad. Carlos Schrader,
ción cualquiera (no necesariamente de una Aristóteles, Aristoteles Categoriae et liber De
Madrid, Gredos, 1979.
persona), no es el caso del término “ani- Interpretatione, recognovit brevique adno-
Zanatta Marcello, Identità, logos e verità, sag-
tatione critica instruxit, L. Minio-Paluello,
mal”, Boecio, que razona a partir de las ex- gio su Heidegger, L’Aquila, Japadre, 1990.

en tanto clasificación de las genealogías, proceden 2. La crítica del platonismo


por sinonimias (cf. Reproducción de los animales, II, No podríamos entender la elección de este paradig-
1, 735a 2 ss., p. 135: “la generación se hace por sino- ma sin remitirlo a la crítica de la doctrina platónica
nimia”). de las ideas: Aristóteles subraya que, según confesión
En cambio, serán homónimos todos los fenóme- del mismo Platón (véase sección I, A), la relación en-
nos que tienen que ver con la tekhne [τέχνη], el arte, tre modelo e imagen (eidos [εἶδος] y éidolon [εἴδω
la mímesis [μίμησις], la imitación, y más generalmen- λον], inteligible y sensible) no es más que una relación
te la semejanza: para Aristóteles, la semejanza es el de homonimia. Pero la homonimia no puede apare-
paradigma mismo de la homonimia. Allí estamos en cer, en la sistemática aristotélica, más que como ar-
el punto más alejado, sin duda, de nuestra concep- tefacto contingente que revela o bien la malicia del so-
ción moderna, para la cual una buena homonimia fista, o bien la pobreza del lenguaje. Entonces, hay que
es una homonimia puramente accidental, justamen- sustituir el platonismo de la participación por el aris-
te como los homófonos (véase, por ejemplo, la vio- totelismo de la predicación que las categorías esta-
lenta crítica de Hintikka, cf. RECUADRO 1). blecidas en Categorías permiten fundar.
• VÉASE EL RECUADRO 3
HOMÓNIMO | 681

Recuadro 3 › Aristóteles, o contra la homonimia de las Ideas


Mientras que Sócrates, subraya Aristóteles, τι κα παρ τ ς ο σίας]), y de los de- ἰδε ν κα τ ν μετεχόντων]) es la misma,
no acordaba existencia separada ni a los uni- más tipos de realidad hay “lo uno que habrá alguna Forma común a aquéllas y a
versales ni a las definiciones, los filósofos abarca a muchos”, tanto para las cosas de éstas. En efecto, ¿por qué una Díada, úni-
acá como para las eternas. ca e idéntica, que abarque conjuntamen-
posteriores
Metafísica, M, 4, 1078b 30-1079a 3, te a las díadas corruptibles, y a las múlti-
pp. 503-504. ples díadas eternas más bien que una que
los separaron (ekhórisan [ἐχώρισαν]),
abarcara a aquélla y a cualquier otra (au-
denominándolos “Ideas de las cosas que
Nótese que para esta última frase, segui- tés kai tes tinós [α τ ς κα τ ς τινός])?
son” (ideas [ἰδέας]); con lo cual vino a
mos sin correcciones el texto más acredita- Pero si, por el contrario, la Forma no es la
ocurrirles, en virtud del mismo razona-
do, con Tredennick y contra Jaeger; cf. A 9, misma, entonces las Ideas y las cosas que
miento, que hay Ideas de todas las co-
de ellas participan no tendrán en común
sas que se dicen universalmente (panton 940a 34-b 9.
más que el nombre (homónyma an eie
ideas einai ton katholou legomenon [πάν Los comentaristas han observado que, [ μώνυμα ν εἴη]), algo así como si al-
των ἰδέας εἶναι τ ν καθόλου λεγομέ en rigor, uno más bien esperaría aquí sinó- guien llamara “hombre” a Calias y a un
νων]); como si alguien, queriendo con- nimo (e incluso así traduce Tredennick). trozo de madera sin haber captado nada
tar, pensara que no podía hacerlo por ser
¿Se equivocó Aristóteles de concepto? ¿Ha- común entre ellos.
pocas cosas y, sin embargo, las contara
brá que ver, como Robin, una vacilación en A 9, 991a 2-8, cf. Gamma, 4,
tras haber hecho aumentar su número. Y
la terminología? Más bien hay que leer allí la 1008a 34-b 3, p. 98.
es que, en suma, las Formas son más nu-
merosas que las realidades singulares sen- virulencia de la crítica aristotélica contra la
sibles (ton kath’ hékasta aisthetón [τ ν participación platónica, que no reconocía O el tercer hombre, o la homonimia.
καθ καστα αἰσθητ ν]) cuyas causas aun entre los elementos concernidos, vincu- Barbara Cassin y
buscaban y que tomaban como punto de lados por la participación, la comunidad de Frédérique Ildefonse
partida para llegar allá. Efectivamente, pa- una misma definición. Esto está claramente
ra cada individuo hay algo que se deno- Bibliografía
expuesto en el libro A de la Metafísica:
mina del mismo modo y que existe sepa- Aristóteles, Metaphysics (X-XIV), con una
rado de las entidades (kath’ hékaston te trad. ing. H. Tredennick, Harvard UP, 1977,
Si la Forma (tautó eidos [τα τ εἶδος]) de
gar homónymon ti esti kai pará tas ousías vol. XVIII; Metafísica, trad. Tomás Calvo
las Ideas y de las cosas que participan de
[καθ καστόν τε γ ρ μώνυμόν τι ἔσ Martínez, Madrid, Gredos, 2000.
ellas (ton ideón kai ton metekhonton [τ ν

3. Qué quiere decir hablar: la búsqueda de la nificar una cosa única” (semainein hen [σημαίνειν ν],
homonimia a 31); “pues no significar algo determinado es no
El conjunto de la lógica aristotélica (sentido de las significar nada” (to gar me hen semainein outhén se-
palabras, sintaxis predicativa, silogismo) depende del mainein estín [τ γ ρ μ ν σημαίνειν ο θ ν σημαίνειν
“principio más firme de todos”, principio onto-ló- ἐστίν], 1006b 7, p. 164). Así, el principio de no con-
gico que establece el lazo entre el orden del ser y el tradicción se prueba y se realiza por el mero hecho
orden del discurso, que pasó a la posteridad con el de que es imposible que la misma palabra simultá-
nombre de principio de no contradicción: “es impo- neamente tenga y no tenga el mismo sentido. La uni-
sible que lo mismo se dé y no se dé en lo mismo a vocidad es efectivamente la condición necesaria de
la vez y en el mismo sentido” (to gar autó hama hy- toda la lógica (Cassin, La Décision du sens, pp. 9-40;
parkhein te kai me hyparkhein adýnaton to autó kai véase Sentido). Aristóteles hará entonces la búsque-
katá to autó [τ γ ρ α τ μα πάρχειν τε κα μ da de la homonimia, proponiendo distinguir entre
πάρχειν ἀδύνατον τ α τ κα κατ τ α τό]) (Me- los diferentes sentidos de una misma palabra para
tafísica Gamma, 3, 1005b 19-20, p. 161). De hecho, poder determinar, si fuera necesario, una palabra di-
la refutación de sus adversarios —que constituye la ferente en cada definición (tetheie […] idion óno-
única demostración posible— descansa enteramen- ma kath’ hékaston ton logon [τεθείη (…) ἴδιον νομα
te sobre la exigencia de univocidad. Aristóteles pro- καθ καστον τ ν λόγον], 1006b 5; cf. 18-20), pues “el
pone en efecto como evidente la siguiente serie de problema no está en si es posible que lo mismo sea
equivalencias: “hablar” (legein [λέγειν], es decir lo y no sea hombre de palabra, sino realmente” (to au-
propio del hombre, que de otra manera no sería más tó einai kai me einai ánthropon to ónoma, allá to
que una planta, 4, 1006a 13-15, p. 163), “decir algo” pragma [τ α τ εἶναι κα μ εἶναι νθρωπον τ νο
(legein ti [λέγειν τι], a 13, 22), “que tenga significado μα, ἀλλ τ πρ γμα], 1006b 20-22, p. 164; y Cassin,
para sí mismo y para el otro” (semainein ti kai autó ibid., pp. 195-197).
kai allo [σημαίνειν τι κα α τ κα λλ ], a 21), “sig- Cuando el interés de Aristóteles se focaliza en el
682 | HOMÓNIMO

lenguaje como tal, ya no en su base ontológica sino ser? La dificultad induce una taxonomía consolida-
como técnica discursiva, por ejemplo, en las Refuta- da de las mismas homonimias: así, Porfirio elige re-
ciones sofísticas, entonces son las palabras y sólo las encontrar en la homonimia la posición aph’ henós y
palabras, ya no las cosas, las que son llamadas ho- pros hen, que desembocará en una reinterpretación
mónimas. La causa de las homonimias, mal radical de la analogía (véase Analogía y Parónimo).
del lenguaje, es que hay más cosas que palabras, y
entonces hay que emplear las mismas palabras para III. La taxonomía de Porfirio y su posteridad
muchas cosas (1, 165a 4-19). Aristóteles, para com- Porfirio sistematiza diversas indicaciones dispersas
pensar el defecto de la lengua del que se aprovechan en la obra de Aristóteles para proponer una taxono-
los adversarios del principio, se esfuerza entonces mía de las homonimias (65, 18-68, 1). Ésta será re-
por subsanar las argumentaciones diagnosticando tomada y modificada por los comentaristas poste-
las confusiones deliberadas que se aprovechan de las riores (cf. Amonio, 21, 15-22, 11; Simplicio, 31.23-33.
diversas clases de homonimias, catalogadas en fun- 21; sobre las relaciones de los comentaristas entre sí,
ción de la lexis. Es aquí donde nos encontramos más véase por ejemplo C. Luna, pp. 128 y 146, y, sobre la
cerca de la concepción moderna de la homonimia clasificación, p. 46, esquemas p. 98 y 100), luego de
entendida como homofonía. nuevo retomada por Boecio (In Categorias Aristote-
lis, ed. Migne, PL 64, 166B-C), pasando así a la tra-
4. El caso del ser, “pollakhós legómenon” dición latina medieval (véase Libera, “Les sources
El ser, ¿es o no un género (por lo tanto, ligado a la si- gréco-arabes de la théorie médiévale de l’analogie
nonimia)? ¿Es o no un homónimo? A esas dos pre- de l’être”, y véase Analogía). En el cuadro que sigue,
guntas, que se volvieron históricas, la respuesta P indica los términos de Porfirio, B los de Boecio (tra-
constante de Aristóteles es no. El ser, repite en efecto, ducción Desbordes, 166B-C), T los de la Paraphra-
se dice de manera múltiple: es un pollakhós legóme- sis Themistiana, cuando difieren de B, Anonymi
non [πολλαχ ς λεγόμενον], ni homonimia, ni analo- Paraphrasis Themistiana (Aristoteles Latinus, 1, I-5,
gía, sino, para retomar la expresión devenida termi- pp. 136-137).
nológica en Owen, “focal meaning”, sentido focal. En Porfirio podemos constatar que:
Sucede que Aristóteles clasifica el ser, como el bien o
lo uno, entre los “homónimos que derivan de una –El on [ ν], y todo lo que se dice pollakhós, se en-
sola cosa o concurren a una sola cosa (aph’ henós cuentra en el rubro de la homonimia, por ejemplo
pros hen [ἀφ ν ς πρ ς ν])”, que distingue entonces contra las indicaciones de Gamma (cf. Isagoge, VI,
de los homónimos “por azar” (o más bien “por for- 6, p. 179: “que quede establecido, como dice en las
tuna”, apó tykhes [ἀπ τύχης]) y de los homónimos Categorías, que los diez géneros primeros son co-
“por analogía” (que se debe entender como una pro- mo diez primeros principios; y si se los llama a to-
porción: el intelecto es al alma lo que la vista es al dos entes, se los llama así —dice Aristóteles— por
cuerpo) (Ética Nicomaquea, I, 4, 1096b 25-30, pp. homonimia y no por sinonimia”).
19-20; cf. Ética eudemia, VII, 2, 1236a 17 y b 25). Pe- –El único ejemplo de homónimos por azar está
ro para el ser, y precisamente en el libro Gamma de vinculado a los nombres propios: hay más de un
la Metafísica, ese caso es muy explícitamente distin- hombre que se llama Alejandro. No obstante, no es
guido de un caso de homonimia: “La expresión ‘algo un ejemplo aristotélico, mientras que otros ejemplos
que es’ se dice en muchos sentidos, pero en relación del corpus a veces son presentados bajo este rubro:
con una sola cosa y una sola naturaleza, y no por en particular el de kleis, la llave / la clavícula, dado
mera homonimia, pros hen kai mían tiná physin kai como homonimia fácil de observar pues pone en
oukh homonymos [πρ ς ν κα μίαν τιν φύσιν κα ο χ juego cosas homónimas visiblemente diferentes (Éti-
μωνύμως]” (Metafísica, IV, 2, 1003a 34, pp. 150-151; ca nicomaquea, V, 2, 1129a 26-31, pp. 154-155). O
cf. 1003b 6, p. 152: “en muchos sentidos, pero en to- incluso los de kýon [κύων], perro, animal que ladra,
dos los casos en relación con un único principio, po- y Can, constelación celeste; y aetós [ἀετός], águila y
llakhós men all’ hapan pros mían arkhén [πολλαχ ς frontón, presentados como “tropos propios” de la
μ ν ἀλλ παν πρ ς μίαν ἀρχήν])”. ¿Cómo estar sa- homonimia, ya que “la palabra o la expresión tienen
tisfecho con ese estatus fluctuante, dónde ubicar el kyríos [habitualmente] muchas significaciones” (a
HOMÓNIMO | 683

diferencia del “tropo de uso”, “cuando estamos ha- tín), se va precisando y dividiendo. En cuanto a la no-
bituados a tal o cual modo de decir”, Sobre las refu- ción de univocatio, se especializa para calificar cual-
taciones sofísticas, 4, 166a 15-17, p. 314). Ésta es qui- quier variación de acepción de un término que no
zá una manera de señalar la dificultad inherente de da cuenta de una “institución” nueva, y se transfor-
los ejemplos aristotélicos: según afirman los mismos ma así en la noción clave de la teoría terminista de
diccionarios, kleis implica una semejanza (la claví- la suppositio o referencia (véase Suposición). En el
cula cierra el pecho y tiene forma de gancho, como plano terminológico, estas confrontaciones y reor-
una llave, cf. LSJ, s.v.), así como la constelación pa- ganizaciones concluyen con la especialización de los
rece un perro, y el frontón despliega sus alas sobre términos univoca y synonyma en dos usos distintos,
las columnas. De hecho, esta semejanza revela la di- aun cuando el primero era originalmente la traduc-
ficultad de encontrar homonimias no motivadas que ción del segundo.
sean conformes a las definiciones de Aristóteles. Ya
sólo tendremos posibilidad de elegir entre homófo- A. Homonimia y ambigüedad
nos y especímenes (véase Hintikka, “Aristotle and the Junto a los términos ya citados, Boecio habla, en De
ambiguity of ambiguity”, citado en Cassin, L’Effet divisione, de los enunciados ambigua, a propósito
sophistique [El efecto sofístico], pp. 348-353). de la ambigüedad sintáctica causada por el doble

Homónimos
P: homónymai - B: aequivoca
1. Por azar 2. Por intención, deliberados
P: apo tykhes P: apó dianoias
B: casu B: consilio
T: fortuitu T: hominum voluntate
Alejandro (hijo de
Príamo) / Alejandro
(rey de Macedonia)
2.1. por semejanza 2.2. por analogía 2.3. fuente única 2.4. objetivo único
P: kath’ homoióteta P: kat’ analogían P: aph’ henós kai pros hen, pollakhós legómenon
B: secundum [o sea, de [2.3 y 2.4 designan juntos la analogía de atribución,
similitudinem proporción] es decir, el caso del ser]
ej.: hombre real / B: secundum
retrato, hombre proportionem
pintado T: pro parte
ej. el principio = el ab uno ad unum
origen en la serie ej. médico, en bisturí ej. caminata saludable,
de nombres, el médico, poción alimentación saludable, porque
punto en la línea médica proporcionan salud
(salus)

– Todos los otros homónimos son homónimos acusativo (por ejemplo, “audio Graecos vicisse Tro-
por intención. Y las Categorías definen una de sus es- janos” [“escuché que los griegos han vencido a los
pecies (y una sola) bien determinada: los homóni- troyanos” o “que los troyanos han vencido a los grie-
mos por semejanza. Esta deslocalización congruen- gos”]), que corresponde a la amphibolia o amphibo-
te permite redesplegar la cuestión de los sentidos logia en la taxonomía de las Refutaciones sofísticas.
del ser. Remitiendo a los Tópicos (I, 15) y a las Refutaciones
sofísticas, distingue la expresión (vox) simplex, que sig-
IV. La ambigüedad y las grandes novedades latinas nifica una sola cosa, y la expresión multiplex, que
La noción de equivocatio, en razón de la necesidad significa muchas cosas (multiplex idest multa signi-
de armonizar fuentes diversas, aristotélicas (Cate- ficans). Un enunciado multiplex o polisémico puede
gorías, Sobre las refutaciones sofísticas, Tópicos) o no serlo en razón de una sola de sus partes que es equí-
(fuentes estoicas, a partir del De dialectica de Agus- voca, o por la totalidad: se trata de una amphibola
684 | HOMÓNIMO

oratio. Boecio se aplica a las diversas maneras de des- cisando que esta afirmación vale para las palabras
ambiguar (“dividir”) un enunciado polisémico, por tomadas aisladamente: los ambigua son disipados en
ejemplo, por adjunción de una determinación o pro- la argumentación cuando esas palabras van unidas
ducción de una paráfrasis (en el ejemplo citado: “Au- a otras (De dialectica, IX). Propone una clasificación
dio quod Graeci vicerint Trojanos”) (PL 64, 889-890). de las “ambigüedades”, comenzando por la división
Lo que sirve de término genérico en la tradición me- entre aquellas que dan cuenta de la oralidad y aque-
dieval es multiplex, junto a duplex. Así, la clasifica- llas que dan cuenta de lo escrito. Entre las primeras
ción de los seis primeros paralogismos de las Refuta- se encuentran dos géneros principales, las univoca
ciones sofísticas, los que conciernen al discurso, hecha y las aequivoca, definidas como “cosas” (ea, pronom-
por Galeno a partir de la distinción en efectivo —po- bre neutro) que tienen el mismo nombre con iden-
tencial— aparente, es siempre presentada como una tidad / diversidad de definición. El niño, el viejo, el
clasificación de los tipos de multiplicitates (sobre la tonto, el sabio, el grande, el pequeño, pueden ser de-
dificultad de saber a qué término griego remite el signados con el nombre “hombre”, admitiendo la
latín multiplicitas y sobre el griego dittón [διττόν], misma definición “animal racional mortal” (lo cual
véase Ebbesen, Commentators and Commentaries on plantea además problemas para el tonto o el niño),
Aristotle’s Sophistici Elenchi, vol. 3, p. 174). y teniendo por otra parte un nombre y una defini-
Una proposición multiplex (o duplex) significa ción que pertenecen a cada uno como propia: la mul-
muchas cosas, sin ser necesariamente ambigua. Así, tiplicidad de las especies entendidas en un mismo
“Socrates calvus philosophus ambulat” es multiplex género es aquí considerada como fuente infinita de
pues “a partir de la calvicie, de la filosofía y de la ambigüedad en el léxico. La división de las aequivo-
marcha nada único se le puede atribuir <al sujeto>”. ca demuestra que Agustín ahora se ha volcado a los
Es diferente en el caso de “animal rationale mortale nombres. El primer ejemplo lo certifica: “Tullius es
homo est”, que es una proposición una (una, sim- un nombre, un pie dáctilo, y un equívoco”. Los “equí-
plex, singula) por el hecho de que los diversos ele- vocos” se dividen en tres grupos, según si la ambi-
mentos del predicado, pronunciados de manera con- güedad se deba a empleos técnicos, particularmente
tinua, “hacen algo de uno”, y no constituyen entonces gramaticales (ab arte), lo cual incluye todos los usos
más que un predicado único. “Canis animal est” es metalingüísticos y autonímicos, al uso (ab usu) o a
a la vez multiplex y ambiguo: el predicado canis es un los dos juntos. Se pueden distinguir particularmen-
término que encierra cosas múltiples por el hecho te los aequivoca con identidad de origen, lo que in-
de que es equívoco, cosas que no pueden remitirse cluye las transferencias de sentido, por ejemplo Tu-
a una cosa única; entonces no puede servir para una llius aplicado al príncipe de la elocuencia o a su
afirmación única: “hay una sola vox pero una afir- estatua, así como a otras transferencias tomadas de
mación múltiple” (Boecio, In Librum Aristotelis Peri la retórica, del todo a la parte, del género a la espe-
hermeneias, pp. 352-356; cf. Aristóteles, Peri herme- cie, etc.; o bien con diversidad de origen, cuando una
neias, 11). De allí la necesidad, cuando la interroga- misma forma, por ejemplo nepos, tiene dos sentidos
ción es multiplex (si su sujeto o su predicado no son diferentes. Agustín presta una atención especial a la
simples), de responder igualmente con una respues- ambigüedad metalingüística, a la distinción entre
ta multiplex (ibid., p. 358). la palabra tomada “en uso” y la palabra tomada “en
Agustín, en De dialectica, se interesa en el signo y mención”, no solamente en De dialectica sino tam-
en su valor (vis, véase Sentido), que es proporcio- bién en De magistro (sobre la oposición verbum-dic-
nal a la capacidad de “conmover al auditorio”. Los tio, véase Palabra; volveremos a encontrar esta am-
obstáculos que impiden que este valor se realice y, bigüedad de manera aparentemente independiente
por ello mismo, impiden al signo alcanzar la verdad bajo la denominación de “suppositio materialis” a
son la oscuridad (obscuritas) y la ambigüedad (ambi- partir del siglo XII; véase Suposición).
guitas). Agustín acepta la posición de los “dialécti- Los términos amphibolia o amphibologia que-
cos”, según los cuales toda palabra es ambigua, descar- dan reservados a la ambigüedad sintáctica. En grie-
tando las ironías de Cicerón (“Cómo hacen entonces go, los términos que remiten a la idea de ambigüe-
para explicar ambigüedades por medio de ambigüe- dad están formados sobre el preverbio amphí-, “de
dades”, en un fragmento perdido de Hortensius), pre- los dos lados”, de donde deriva el verbo amphibá-
HOMÓNIMO | 685

llesthai [ἀμφι άλλεσθαι], “dar lugar a ambigüedad”, B. La diferencia / la yuxtaposición sinónimos /


y el adjetivo amphíbolos [ἀμφί ολος], con su con- unívocos
trario anamphíbolos [ἀναμφί ολος] (Lallot, 1988). La noción de univocatio tiene una historia comple-
El término tiene un sentido genérico, y recubre di- ja. Va a caracterizar, a lo largo de toda la Edad Media,
ferentes especies, entre ellas la homonimia, la ho- cualquier variación semántica de una palabra que
mofonía y la ambigüedad sintáctica; pero también no dé cuenta de una “nueva imposición”. Así, el he-
remite de manera más limitada a la ambigüedad cho de que, en un enunciado como “homo currit”,
sintáctica o de construcción, segundo tipo de para- homo pueda significar “un hombre” o “el hombre”
logismo en las Refutaciones sofísticas, distinto del pri- no es un caso de equivocidad como lo es el uso del
mer tipo que es la homonimia, localizada en la pa- nombre canis, significante único “impuesto” a tres
labra. Las Refutaciones sofísticas distinguen dos tipos cosas diferentes: el perro, el cazón y la constelación.
de ambigüedad sintáctica. La amphibolia es para la La reflexión sobre la univocatio está vinculada, a co-
frase como la equivocidad para el nombre simple, a mienzos del siglo XII, con el pasaje del Perí herme-
saber, según la terminología de Galeno, una multi- neias sobre la contradicción (6, 17a 34-37). Se de-
plicidad “actual”: en efecto, una construcción con sarrolla en tres momentos:
un doble acusativo, como “video lupum comedere ca- I. Boecio, comentando este pasaje, y haciendo ex-
nem” (“veo al lobo comerse al perro”, o “al perro co- plícitamente alusión a las Refutaciones sofísticas, de-
merse al lobo”) es “en acto” portadora de esas dos fine las seis condiciones de una verdadera oposición
interpretaciones, lo cual justifica a los gramáticos, (contradicción y contrariedad): en la afirmativa y la
desde la Antigüedad, a clasificarla entre los “defec- negativa, los términos no deben ser: 1) ni equívo-
tos” (vitia) del discurso. Inversamente, la composi- cos; 2) ni unívocos, lo que sucede en “homo ambu-
ción (y la división) es una multiplicidad “potencial”, lat”: “el hombre en tanto especie y el hombre en
al igual que la falacia del “acento” para la palabra sim- tanto particular son unívocos” (“specialis homo et
ple: “vidisti baculo hunc percussum” puede querer de- particularis univoca sunt”); 3) ni tomados según
cir o bien, en sentido dividido, “tú viste con un palo, partes diferentes (lo que corresponde a la fallacia se-
a éste golpeado” (falso); o bien, en sentido compues- cundum quid y simpliciter de las Refutaciones…, con
to, “tú viste, a éste golpeado con un palo” (verdade- el ejemplo “el ojo es blanco” o “el ojo no es blanco”,
ro). Las dos acepciones no existen simultáneamen- según se refiere al blanco o a la pupila; 4) ni toma-
te, tenemos una u otra, pero el problema es saber do según relaciones diferentes (diez es doble / no es
cuál es, de hecho, el “portador de la ambigüedad” doble); 5) ni tomado según tiempos diferentes (Só-
(¿la secuencia gráfica, sin su entonación o su pun- crates está sentado / no está sentado); 6) ni tomado
tuación?). La composición / división resulta una según modos diferentes (Catulo ve / no ve; remi-
herramienta lógica extremadamente poderosa, que tiendo aquí al acto, allí a la potencia) (In Librum
permite sobre todo tratar los problemas del alcan- Aristotelis Perí hermeneias, 2a. ed., pp. 132-134).
ce de los operadores lógicos: por ejemplo, “omnis II. Abelardo hace una comparación entre este pa-
homo qui currit movetur” (“todo hombre que corre saje sobre la contradicción y el comentario de Boe-
está en movimiento”) donde el cuantificador omnis cio sobre el primer capítulo de las Categorías. Según
puede simplemente modificar a homo (sentido divi- Porfirio, Boecio distingue primero, como hemos vis-
dido) o bien a homo qui currit (sentido compuesto) to, la equivocidad por azar y la equivocidad delibe-
lo cual induce a dos interpretaciones: no restrictiva rada. Hablando luego de las transferencias de sen-
o restrictiva de la relativa. La misma oposición sir- tido, distingue aquellas que se producen por razones
ve igualmente para distinguir las modalidades de de ornamento, y no dan cuenta de la equivocidad,
dicto y de re: por ejemplo, “possibile est sedentem am- y aquellas que se producen “por penuria de nom-
bulare” (“es posible que el que está sentado cami- bres”: un nombre que pertenece a una cosa se ve en-
ne”), que es falso según la interpretación dividida: tonces transferido a otra cosa que no posee el suyo,
es posible que el que está sentado camine (así como y así termina siendo nombre de dos cosas diferen-
es falso que el que esté sentado camine) pero es ver- tes, y por lo tanto un nombre equívoco. Abelardo re-
dadero según la interpretación compuesta: alguien agrupa en la univocatio todas las transferencias de
que está sentado, puede caminar. sentido que no dan cuenta de la “penuria de nom-
686 | HOMÓNIMO

bres”, es decir, tanto las transferencias poéticas co- vocatio se encontrarán prioritariamente clasificados
mo aquellas que Boecio mencionaba a propósito de en el segundo modo de la equivocidad (“Todos los
la contradicción (por ejemplo, homo en sentido ge- sofismas que Boecio llama sofismas según la univo-
nérico o específico). Esos diferentes casos pueden cidad dan cuenta de ese segundo modo de la equi-
ser reagrupados bajo la misma categoría pues com- vocidad. Aristóteles habló de equivocidad en sentido
parten dos características esenciales: son variacio- amplio, pues allí incluyó la univocidad”, comenta-
nes de acepción que no muestran una nueva impo- rio sobre las Refutaciones sofísticas, en De Rijk, Lo-
sición; sólo aparecen en un contexto dado. gica modernorum, vol. 1, p. 302), pero igualmente
III. El redescubrimiento de las Refutaciones sofís- en otros tipos de paralogismos. Así, por ejemplo, la
ticas en los años 1130 permite confrontar esas con- ambigüedad de homo en “homo est species / Socrates
diciones con las que da Aristóteles como condicio- est homo” podrá ser tratada como una equivocatio
nes de una verdadera refutación (167a 20 ss., pp. (si se considera que se trata de una transferencia de
318-319). El término synonymus, que se encuentra sentido), como una figura dictionis (homo, que con-
en la traducción latina de Refutaciones sofísticas (167a serva la misma “forma”, tiene muchas acepciones),
20), aparece así (“Elenchus est contradictio ejusdem como un accidens (el modo de predicación es dife-
et unius, non nominis sed rei, et nominis non sinoni- rente) (De Rijk, ibid.; Rosier, “Évolution des no-
mi sed ejusdem…” [“Una refutación es una contra- tions d’univocatio et equivocatio au XIIe siècle”).
dicción de una única y misma cosa, no de un nom- A la vez que se mantiene, aplicado a las cosas, en
bre, sino de un objeto, y no de un nombre sinónimo, la traducción y los comentarios sobre el primer ca-
sino del nombre mismo en cuestión…”]), ilustrado pítulo de las Categorías (cf. Pedro Hispano, Tractatus,
con el ejemplo de “sinónimos” (en el sentido moder- ed. De Rijk, p. 26), el fenómeno de la univocidad
no) Marcus / Tullius, los dos nombres de Cicerón: deviene el corazón de la lógica terminista. Todas las
synonymus entonces no se confunde con lo univocus acepciones diferentes de un “mismo” término, en
de Boecio. El marco provisto por las Refutaciones… un contexto dado, darán cuenta de ello, y esas acep-
se muestra problemático, ya que la equivocatio pue- ciones múltiples serán objeto de las clasificaciones
de recubrir o bien el conjunto de los paralogismos de los modos de la “suposición” de los términos (véa-
que dan cuenta del discurso, o bien el primero de se Suposición). Las nociones de equivocidad y de
éstos (la “equivocidad”), o bien el primer modo de univocidad encontrarán una utilización novedosa en
la equivocidad misma. Se sabe en efecto que la equi- teología cuando se trate de analizar las “predicacio-
vocidad, como la anfibología, se divide en tres mo- nes divinas”: en los enunciados “Dios es justo” / “el
dos: el primer modo se produce cuando un nom- hombre es justo”, el predicado será, según los auto-
bre es impuesto a cosas diferentes, significadas de la res, considerado como enunciado de su sujeto equí-
misma manera: es la equivocidad “por azar” que Por- vocamente (se trata del mismo significante, pero sig-
firio o Boecio distinguen en las Categorías (por ejem- nifica cosas absolutamente diferentes), unívocamente
plo, canis), o equivocidad estricta; el segundo mo- (hay algo en común en las dos predicaciones, y algo
do se realiza cuando las diferentes cosas que la palabra diferente, que se analizan particularmente en tér-
significa están jerarquizadas “secundum prius et pos- minos de connotación diferente, véase Connota-
terius”, lo cual se produce en el caso de los usos me- ción), o analógicamente (véase Analogía; cf. sobre
tafóricos (y encontramos su ejemplo en las Catego- todo Ashworth, “Analogy and equivocation in thir-
rías con el hombre vivo / pintado): es entonces el teenth-century logic…”).
caso de la translatio, pero también de la univocatio (si Se podrá medir entonces la evolución del sentido
se considera que un nombre remite per prius a los de homonimia y la distancia entre concepto anti-
individuos, y per posterius, por ejemplo, a su propio guo y concepto moderno, fuente de los principales
nombre) (véase translatio en Traducir); el tercer contrasentidos de lectura, en los siguientes puntos:
modo tiene su origen en el sentido particular que En la Antigüedad:
una palabra toma en un contexto determinado: por
ejemplo, sólo en la locución “monachus albus” (mon- I. Homónimos y sinónimos no se dicen en princi-
je blanco) “blanco” toma la acepción “cisterciense”. pio de palabras sino primero, y en todo caso tam-
Los diferentes fenómenos que dan cuenta de la uni- bién, de las cosas: los dos Áyax, el eidos y el éidolon,
HOMÓNIMO | 687

el hombre y la pintura que se hace de él, el hombre Ashworth Earline J., “Analogy and equivocation in thirteenth-
y el buey. century logic: Aquinas in context”, Mediaeval Studies, 54,
1992, pp. 94-135.
II. Homónimos y sinónimos no están en posi- Atherton Catherine, The Stoics on Ambiguity, Cambridge UP,
ción de simetría inversa (una palabra – muchos sen- 1993.
tidos / un sentido – muchas palabras): si nos atene- Boecio, In Categorias Aristotelis commentaria, PL 64, col. 159A-
mos a las definiciones canónicas de las Categorías, 294C.
Cassin Barbara, L’Effet sophistique, París, Gallimard, 1996 (3a.
se trata en ambos casos de muchas cosas y de una parte); El efecto sofístico, trad. Horacio Pons, Buenos Aires,
sola palabra que las nombra o las define, pero esa Fondo de Cultura Económica, 2008.
misma palabra puede tener uno o muchos sentidos. —— y Michel Narcy, La décision du sens. Le livre Gamma de la
III. La univocatio, en la Edad Media, es introdu- Métaphysique d’Aristote (ed. y trad.), París, Vrin, 1989.
De Rijk Laurent M., Logica modernorum, Assen, Van Gorcum,
cida en oposición a la equivocatio, para calificar una 1962-1967, vols. 1 y 2.
multiplicidad de sentidos de una palabra que no da Desbordes Françoise, “Homonymie et synonymie d’après les
cuenta de una nueva imposición, ya se trate de em- textes théoriques latins”, en I. Rosier (ed.), L’Ambigüité.
Cinq études historiques, Lille, Presse Universitaires, 1988,
pleos metafóricos o de acepciones contextualmen-
pp. 51-102.
te determinadas de la “misma palabra”. Hay “uni- Dexipo, On Aristotle’s “Categories”, trad. ing. J. Dillon, Ithaca,
vocidad” porque se considera una sola y misma Cornell UP, 1990.
palabra, mientras que, cuando hay “equivocidad” (cf. Ebbesen Sten, Commentators and Commentaries on Aristotle’s
Sophistici Elenchi, Leyden, Brill, 1981, 3 vols.
canis: “perro”, “constelación”), se trata de muchas
——, “Les Grecs et l’ambigüité”, en I. Rosier (ed.), L’Ambigüité.
palabras. La noción juega un papel en la génesis de Cinq études historiques, Lille, Presse Universitaires, 1988,
la teoría de la suposición, dedicada precisamente a pp. 15-32.
hacer el repertorio de las variaciones referenciales Eurípides, Helena, en Tragedias, trad. Luis Alberto de Cuenca,
Madrid, Gredos, 1985.
de un “mismo” término. Mientras que en la Edad gallet Bernard, Recherches sur kairos et l’ambigüité dans la
Media el acento está puesto en la unicidad de la pa- poésie de Pindare, Presses Universitaires de Bordeaux, 1990.
labra, bajo sus acepciones múltiples, la univocidad Heitsch Ernst, Die Entdeckung der Homonymie, Abhandlungen
caracterizará luego la unicidad del sentido de una der Geistes- und sozialwissenschaftlichen Klasse / Akade-
mie der Wissenschaften und der Literatur, Mainz, Verlag der
palabra: una palabra unívoca era en la Edad Media Akademie der Wissenschaften und der Literatur, Wiesbaden,
una palabra “una”, detrás de o a pesar de sus varia- F. Steiner, núm. 11, 1972.
ciones de uso, una palabra unívoca es hoy una pa- Lallot Jean, “Apollonius Dyscole et l’ambigüité linguistique”,
labra que tiene un solo sentido. En los dos casos, sin en I. Rosier (ed.), L’Ambigüité. Cinq études historiques, Lille,
Presse Universitaires, 1988, pp. 33-49.
embargo, esa palabra no es equívoca, en sentido es- ——, La Grammaire de Denys le Thrace, trad. fr. anotada, París,
tricto: al principio, porque la multiplicidad no ata- cnrs, 1989.
ñe a su ser semántico original e inmutable, defini- Leszl Walter, Logic and Metaphysics in Aristotle. Aristotle’s Treat-
ment of Types of Equivocity and its Relevance to his Metaphy-
do por la imposición; hoy, porque no tiene muchas
sical Theories, Padua, Antenore, 1970.
significaciones. Pero mientras lo unívoco del Me- Libera Alain de, “Référence et champs. Genèse et structure des
dioevo es “polisémico”, lo unívoco moderno, al con- théories médiévales de l’ambigüité (xiie-xiiie siècles)”, Me-
trario, no lo es. dioevo, 10, 1984, pp. 155-208.
—— (ed.), “Les sources gréco-arabes de la théorie médiévale
Barbara CASSIN e Irène ROSIER-CATACH
de l’analogie de l’être”, Les Études Philosophiques, julio-di-
ciembre de 1989, pp. 319-345.
Bibliografía principal Owen Gwilym Ellis Lane, “Tithenai ta phainomena”, en S. Man-
Amonio, On Aristotle’s Categories, trad. S.M. Cohen y G.B. Mat- sion (ed.), Aristote et les Problèmes de méthode, Lovaina,
thews, Ithaca, Cornell UP, 1991. Institut Supérieur de Philosophie, 1961, pp. 83-103.
Aristóteles, Reproducción de los animales, trad. Ester Sán- ——, “Aristotle on the snares of ontology”, en M. Nussbaum
chez, Madrid, Gredos, 1994. (ed.), Logic, Science and Dialectic. Collected papers in Greek
——, Metafísica, trad. Tomás Calvo Martínez, Madrid, Gredos, philosophy, Londres, Duckworth, 1986, pp. 259-278; antes
2000. en R. Bambrough (ed.), New Essays on Plato and Aristotle,
——, Ética Nicomaquea, trad. Eduardo Sinnot, Buenos Aires, Londres-Nueva York, Routledge & Kegan Paul-Humanities
Colihue, 2007. Press, 1965, pp. 69-95.
——, Sobre las refutaciones sofísticas, en Tratados de lógica (Ór- Pedro Hispano, Tractatus (ed. L.M. De Rijk), México, unam,
ganon), trad. Miguel Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1988. 1986.
Aristoteles latinus, II, 1-5, Categoriae, Brujas-París, ed. Minio Platón, Sofista, en Diálogos, trad. N.L. Cordero, Madrid, Gre-
Paluello, Desclée de Brouwer, 1961. dos, 1992.
688 | HUMANIDAD

Porfirio, Isagoge, ed. esp. en Carlos Herrán, Ernesto Lacroce I. “Menschheit”/”Humanität”


y Mercedes Riani, La “Isagoge” de Porfirio, separata Cuader- 1. El alemán distingue en efecto terminológicamente la per-
no de Filosofía, Buenos Aires, año XIII, núm. 19, 1973, pp.
139-227. tenencia al género humano (Menschheit), que tiene que
Rosier Irène, “Évolution des notions d’univocatio et equivoca- ver con la naturaleza y el sentimiento de humanidad (Hu-
tio au xiie siècle”, en I. Rosier (ed.), L’Ambigüité. Cinq Étu- manität, directamente ligado a la humanitas latina), que se
des historiques, Lille, Presses Universitaires, 1988.
refiere a la cultura y da pie a las “humanidades” y al “huma-
Schields Charles, Ordre in Multiplicity. Homonymy in the Philo-
sophy of Aristotle, Oxford, Clarendon Press, 1999. nismo”: véase Menschheit, y cf. Geschlecht.
Simplicio, Comentario de Simplicio a las Categorías de Aristóte- 2. El vínculo entre esta comunidad de naturaleza y la re-
les, trad. parcial de Catalina López, en Saga - revista de Estu- lación con la otra se explora en Mitmensch (cf. Otro).
diantes de Filosofía, núm. 5, 2002, pp. 83-103 (issn electró-
nico 2215-9703-issn impreso 0124-8480); Commentaire sur
les Catégories, trad. I. Hadot (dir.), Philosophia Antiqua, vol. II. Hombre/animal/Dios: naturaleza y cultura
LI, fasc. III, “Preámbulo” a las Categorías, comentario al pri- 1. Sobre la naturaleza del hombre y la distinción hombre/
mer capítulo de las Categorías (pp. 21-40, 13 Kalbfleisch), animal, véase Animal, Behaviour, Geschlecht; como li-
trad. P. Hoffmann, I. Hadot, P. Hadot y C. Luna, comenta-
gada al lenguaje, a la razón, véase Logos, Razón; cf. Ho-
rios y notas de C. Luna, Leyden, Brill, 1990.
Taràn Leonardo, “Speusippus and Aristotle on homonymy and mónimo; a lo político, véase Polis, Civilidad, Civilización
synonymy”, Hermes, 106, 1978, pp. 73-99. [Civiltà, Sociedad civil], Comunidad; al arte, véase Ar-
te, Estética, Mímesis; a la manera de estar en el mundo,
Bibliografía de consulta
G.L.: Grammatica latine, Leipzig, Teubner, 1857-1880, reimpr.
véase Dasein, Erleben, Leib, Malestar; cf. Naturaleza,
Hildesheim-Nueva York, Ohms, 1981, 7 vols. Pathos.
Ritter Joachim y Karlfield Gründer, Historisches Wörterbuch Para la definición griega del hombre, véase el recua-
der Philosophie, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesells- dro 1. “Phos…”, en Luz, y el recuadro 1, “Qué es un bár-
chaft, 1971.
D.H.L.F.: Dictionnaire historique de la langue française, A. Rey baro…”, en Traducir. La red latina se trata en Mensch-
(dir.), Le Robert, 1992, 3 vols. heit; véase también Pietas y Religio.
2. Sobre la cultura como naturaleza propia del hom-
bre, véase Cultura, y en particular Bildung (junto con
el recuadro 1, “Paideia…”), Luz-Luces (junto con la ex-
humanidad ploración del sentido de Aufklärung, y del hebreo Haskalá
Humanidad designa a la vez el conjunto de los hombres y, (‫) ַה ְש ָ ּלָה‬, recuadro 3), Perfectibilidad; cf. Geisteswis-
al igual que el latín clásico humanitas, el conjunto de carac- senschaften, Moral.
teres que definen la naturaleza humana por diferencia con 3. Sobre la diferencia entre el hombre y el o los dio-
el animal, en especial la filantropía —benevolencia, cultura, ses, véase Gracia, Religión y en especial Bogochelovié-
cortesía, urbanidad. El doblete alemán es un buen punto de chestvo.
entrada en esta compleja red.
gender, sentido común, sexo
I
idea forma parte de los inventos tardíos imposibles de encon-
I. Idea y ontología trar en el latín clásico. Pero el término francés [al igual que
1. La palabra idea surgió, vía el latín filosófico idea (a partir el español] es polisémico, anuda la “mismidad” y la “ipsei-
de videre, “ver”) que utiliza, en particular, Séneca (Epistu- dad”: de esta manera recubre dos terminologías distintas
lae, 58, 18) para traducir a Platón, del griego idea [ἰδέα] (a en latín, que abren problemáticas específicas.
partir de idein [ἰδεῖν], el aoristo de horao [ ράω], “ver”), el
cual, compitiendo con la formación vecina eidos [εἶδος], I. Identidad, mismidad, ipseidad
significa “la forma visible, el aspecto”, y luego la “forma dis- 1. En conformidad con su etimología latina, identidad de-
tintiva, la esencia”. signa en primer lugar la indiscernibilidad, el “mismo” en el
El artículo Species-Forma-Exemplar estudia las redes sentido de “el mismo que”, “idéntico a”, idem. El griego ex-
respectivas del latín y del griego (cf. Forma). presa esta identidad-indiscernibilidad por medio de ho au-
2. La palabra idea constituye desde Platón uno de los tós [ α τός], to autó [τ α τό], con el artículo puesto an-
términos claves de la ontología, constantemente reinvesti- tes del demostrativo.
da en las distintas lenguas (idea ing., Idee al., etc.) por las 2. Identidad remite igualmente a la persona, a la identi-
diferentes filosofías, en el cruce entre la objetividad (la dad personal: mismo en el sentido de “sí mismo”, ipseidad,
“Idea” para Platón o Hegel) y la subjetividad (las “ideas” en a partir del latín ipse que significa “él mismo”, “en persona”
Locke, en Kant); cruce que expresa, por ejemplo, la noción (ego ipse, “yo mismo”; ing. myself, etc.). El griego expresa
de “realidad objetiva de la idea” en Descartes (véase Rea- esta identidad-ipseidad por medio del mismo demostrati-
lidad, III). vo, autós [α τός], pero sin artículo, eventualmente junto al
Véase, por una parte, Erscheinung, Esencia, Esti, Rea- pronombre: egó autós [ἐγ α τός], como ego ipse, “yo
lidad, Res, To tí en einai, Universales; y por otra parte, mismo en persona”. Es la identidad de la cédula de ciudada-
Alma, Conciencia; cf. Conceptus, Percepción, Repre- nía y del procedimiento de identificación.
sentación. Véase Yo (para el griego, véase el recuadro 2, “To, au-
tó, h(e)autó, to autó…”), Persona, Sámost’, Selbst; cf.
II. Idea y estética Es.
En la estética, la relación entre la superficie, la imagen, y la 3. Sobre el pasaje del registro ontológico al registro tras-
realidad profunda, el modelo, juega un papel más impor- cendental, en el cual la identidad “reflexiva” es pensada co-
tante. mo condición de posibilidad de la enunciación, véase Yo,
Véase Belleza, Concetto (en particular el recuadro Sujet, y cf. Acto de habla, Conciencia, Persona.
1, “Concetto, rival estético de la idea”), Disegno, Imagen
[Bild, Éidolon], Mímesis; cf. Arte, Plasticidad. II. La intrincación de las problemáticas:
esencia, semejanza
forma, ser Mismidad e ipseidad están intrincadas de varias maneras
filosóficamente esenciales:

1. Una primera manera de ser sí mismo es ser verificado


identidad como idéntico a sí, al igual que el sujeto y el predicado del
La palabra identidad se generó a partir de identitas, obteni- principio de identidad “a es a”, manera que exige la compa-
do del pronombre idem, “el mismo” (compuesto sin duda ración entre dos ítems sobre los cuales se constata que en
por el demostrativo y una partícula de insistencia), que realidad son uno, excepto por la posición, indicada por el
690 | IMAGEN

orden de las palabras —véase Orden de las palabras; por I. “Éidolon”: la complejidad del vocabulario griego
la presencia o la ausencia del artículo, véase de nuevo el re- sobre la imagen
cuadro 2 en Yo. Véase Principio, y cf. Sujet, Predica- El griego nombra la imagen privilegiando cada vez uno de
ción, Predicable. sus rasgos funcionales o que la definen: eikón [εἰκών], “la
2. La ipseidad remite a la definición, a la esencia, a la idea similitud”, phántasma [φάντασμα], “la aparición en la luz”
según la cual una cosa es lo que es. La problemática plató- (véase Phantasía, “imagination”, a partir de phos [φ ς],
nica anuda la ipseidad y la inteligibilidad con la semejanza “luz”, y Luz), typos [τύπος], “la huella, la marca”, etc. En Éi-
al modelo y la idea: los dos sentidos de la identidad son así dolon, que es el término más general formado a partir del
dialectizados; véase Éidolon, Mímesis, Species; cf. Belle- verbo que significa “ver” y que designa la imagen como un
za. Véase, de manera más amplia, Esencia, Esti, Ser, To visible que da a ver otro visible, se encontrarán exploradas
tí en einai. las principales dificultades de interpretación y traducción a
Se hará el acercamiento con el francés, que distingue las cuales han dado lugar la ontología y la óptica, via el ára-
por el orden de las palabras entre “el hombre mismo” y “el be (ma’nã [ ]; véase también Intención).
mismo hombre” [al igual que el español]. Numerosos términos latinos diferentes a imago pueden
3. Con la problemática de la imagen, la expresión de la ser traducidos por imagen (simulacrum, figura, forma, effi-
identidad está directamente ligada a la de la semejanza y gies, pictura, species). Responden, pero no corresponden a
de la similitud, sameness, similis (lat.), homós [ μός] y hó- los términos griegos: por ejemplo, species es la traducción
moios [ μοιος] (gr.), a partir del radical indoeuropeo *sem, que privilegia Cicerón para el eidos [εἶδος] platónico, “idea,
“uno”, que permite focalizar la atención en los puntos co- esencia”; pero la palabra puede designar en otros contex-
munes de dos entidades que permanecen distintas; ade- tos filosóficos al éidolon [εἴδωλον], “imagen” y “simulacro”.
más de Mímesis e Imagen, véase Analogía. En la entrada del latín Species se exploran las traducciones
La distinción entre la mismidad y la ipseidad es particu- latinas de eidos, en su pareja platónica con el éidolon (véa-
larmente rigurosa e inventiva en inglés desde Locke (same- se Idea, Esencia).
ness / identity): véase, en particular, Stand, Standing, en
donde se inicia una nueva expresión de la identidad, de II. “Bild”: la amplitud de los derivados en alemán
acuerdo con una metaforicidad (“mantenerse de pie”) com- En la entrada de la palabra alemana Bild, se encontrará
partida por el inglés y el alemán, mas no por el francés, por el estudio de una red de términos que forman un siste-
ejemplo; cf. Standard. ma y permiten problematizar la relación de la imagen con
4. Finalmente, se reflexionará sobre la extensión pro- su modelo: Urbild / Abbild (modelo/copia), Gleichbild (co-
blemática de la identidad consigo mismo desde el campo pia parecida), Nachbild (ectype [hacer una copia]), que se
del individuo al de la colectividad, que interviene de mane- debe poner en perspectiva con el hebreo del Génesis (tsé-
ra desigual en las connotaciones de los nombres dados al lem [‫] ֶצלֶם‬, dmūt [‫)]דְ ּמּות‬. Esta constelación, de una amplitud
pueblo de una lengua a otra: véase Pueblo y Narod; Mul- excepcional, se extiende hasta Einbildungskraft, la imagi-
ticulturalism, Patria. nación como facultad de formar imágenes (véase Imagi-
nación), y Bildung, la formación (véase Bildung, Civili-
actor, objeto zación, Cultura).

III. La complejidad de los problemas


1. La dimensión estética de la imagen es estudiada en Mí-
imagen mesis, “imitación / representación” (véase Imitación);
El término francés image [al igual que el español imagen] véase también Descripción / Depiction (ing.), Tableau.
está calcado del latín imago que designa en sentido propio 2. Sobre el aspecto literario y retórico de la imagen,
una imitación material, refiriéndose en particular a las efi- véase el recuadro 1, “To eikós” (lo “verosímil”), en Éido-
gies de los muertos, y que el psicoanálisis reinvestirá (véa- lon, y Comparación, Lugar común; véase también Ar-
se recuadro 2 en Éidolon). Se comenzará con el griego, gutezza, Concetto, Ingenium.
a causa de la multiplicidad de palabras no sinónimas que 3. Sobre la posibilidad de una teología y una política
designan la imagen en esta lengua, y con el alemán, debido fundadas en la imagen como huella visible de lo invisible,
a la amplitud de derivados a los cuales da lugar Bild. véase Oikonomía.
IMPLICACIÓN | 691

4. Sobre la ontología del ser y el parecer, véase Apa- 1. Se encontrará en Bild el estudio de la diferencia que
riencia, Erscheinung, Doxa. Kant sitúa en el corazón de la Crítica de la Razón Pura, en-
5. Sobre la lógica de la verdad como semejanza y simili- tre imaginación empírica “reproductora” e imaginación
tud, véase Verdad, Ficción. trascendental “productora” de los esquemas, por lo tanto
6. Sobre el aspecto cognitivo de la imagen, véase Re- condición de posibilidad de nuestras representaciones.
presentación; véase también Percepción, Sentido. 2. Más acá o más allá de la distinción crítica entre con-
cepto e intuición, imagen e idea, la tradición italiana insiste
en la capacidad metafórica de las imágenes y de la imagina-
ción en el arte y el pensamiento (véase Argutezza, Con-
imaginación cetto, Disegno; cf. Belleza, Ingenium).
La palabra francesa imagination [al igual que imaginación
en español] proviene de un latín imperial poco frecuente,
imaginatio (derivado a su vez de imago cuyo sentido prin-
cipal es “efigie, retrato”, véase Imagen), mientras que la imitación
raíz griega, phantasía [φαντασία] (a partir de phos [φ ς], Imitación es un préstamo del derivado latino imitatio (“imi-
“la luz”), se desarrolló en el sentido de “fantasía, fantasma” tación, copia, facultad de imitar”). Es una de las grandes
(véase recuadro 3 en Phantasía para el vocabulario del traducciones posibles del griego mímesis [μίμησις] (véase
psicoanálisis). Mímesis), junto con representación (véase Representa-
ción). La mímesis, que constituye la clave durable de la pro-
I. La tensión entre producción y reproducción blemática estética desde Platón y Aristóteles, es en efecto
La diferencia phantasía / imaginatio, cuyo testimonio se entendida a veces como semejanza, con base en el modelo
encuentra en las dificultades que tuvieron los latinos para pictórico, y entonces está ligada a la imagen (véase Imagen
traducir el griego, es aquella entre la fuerza creadora de las [Bild, Éidolon], e Imaginación), a veces como represen-
apariciones (Phantasía, véase Doxa y Erscheinung) y la tación, con base en el modelo del teatro (véase Actor).
facultad reproductora de las imágenes (véase Éidolon,
Mímesis y Representación), pudiéndose trabajar cada tér- I. Imitación y Reproducción
mino en sí mismo desde el interior debido a esta tensión y Remítase a Arte, Manera, Tableau. Cf. Belleza, Dise-
a los juicios de valor que le están ligados. gno, Goût.
Sobre la tradición escolástica, vinculada al paso por el
árabe de Avicena, véase Sensus communis (y Sentido II. Imitación, lógica, retórica
común) y cf. Intención. Remitirse a Analogía, Comparación, Descripción/De-
El doblete es trabajado de distinta manera en la tradi- piction, Erzählen. Cf. Ficción, Poesía, Verdad.
ción alemana (Phantasie / Einbildungskraft, véase Bild y
Bildung, con la extraordinaria fecundidad de la familia de argutezza, genio, ingenium
palabras que sitúa la imagen y la imaginación del lado de la
formación y de la cultura) y en la tradición inglesa, que
tiende a diferenciar el poder de producir la ficción según
los grados de lo arbitrario y de la necesidad (Fancy, véase IMPLICACIÓN
Ficción).
alemán nachsichziehen, zurfolgehaben, Folge(-rung),
Schluß, Konsequenz, Implikation, Implikatur
II. La imaginación como facultad: estética y epistemología francés implication
Esta misma tensión determina el lugar de la imaginación en griego sympeplegmenon [συμπεπλεγμένον],
el juego de las facultades y de las modalidades de estar en sympérasma [συμπέρασμα], synemmenon
[συνημμένον], akolouthía [ἀκολουθία],
el mundo. ¿Es una facultad necesaria para el ejercicio de las
antakolouthía [ἀντακολουθία]
otras, entre pasividad (véase Estética, Pathos, Feeling; inglés entailment, implication, implicature
cf. Sentido) y actividad (véase Razón; cf. Alma, Enten- latín illatio, inferentia, consequentia
dement, Intelecto, Intellectus, Intención, Intuición,
Memoria), o, como dice Pascal, una “maestra del error y la analogía, proposición, sentido, suposición,
falsedad” (véase Verdad)? sincategorema, truth-maker, verdad
692 | IMPLICACIÓN

Implicación designa, en lógica moderna, una relación tal en- que dejó de usarse, encuentra así derecho de ciudadanía a
tre proposiciones o enunciados que del valor de verdad del través del inglés. La naturaleza del lazo existente entre las
antecedente (verdadero o falso) se pueda derivar la del con- dos acepciones principales de implicar (o de implicare en
secuente. De manera más general, “se dice que una idea italiano), “comportar de manera implícita” y “conllevar co-
implica otra si la primera no puede ser pensada sin la se- mo consecuencia”, no queda por ello menos oscura. Otra
gunda” (Vocabulaire technique de Lalande). El uso común dificultad consiste en comprender cómo se opera el paso
no establece una diferencia estricta entre implicar, inferir, de implicar, “conllevar como consecuencia”, a implicación,
conllevar. El verbo inferir, “generar una consecuencia, dedu- “relación lógica en la cual una aserción supone obligatoria-
cir” (1372), el sustantivo inferencia, “consecuencia” (1606), mente otra”, y mostrar aquello que en este caso preciso
no parecen de hecho presentar una diferencia manifiesta distingue implicación y presuposición.
con implicar, implicación. En un primer acercamiento, en Es entonces a lo implícito de implicar y de implicación, a
efecto, nada distingue la implicación tal como la define La- la dimensión del pliegue, del repliegue y del replegado, que
lande —“relación lógica que consiste en lo que una cosa se debe estar atento para situar el punto de partida entre
implica de otra”— de la inferencia tal como la entiende la implicar, inferir, conllevar, o entre implicación, inferencia,
Encyclopédie de Diderot y d’Alembert (1765) —“operación consecuencia, lo cual exige remontarse al latín, en especial,
lógica por la cual se admite una proposición en razón de su al latín medieval. Una vez aclarada la relación entre el senti-
vínculo con otras proposiciones consideradas verdaderas”. El do moderno de implicación y el sentido medieval de impli-
mismo fenómeno se observa en alemán, donde los términos catio, será lícito examinar ciertos derivados (implicature) o
que se corresponden con implicación (Nachsichziehen, sustitutos (entailment) de los términos concernientes al
Zurfolgehaben), inferencia ([Schluß-]Folgerung, Schluß), campo de la implicatio, habida cuenta de que precisamen-
inferir (schließen), consecuencia (Folge[-rung], Schluß, Kon- te las dificultades del concepto de implicación (paradojas
sequenz), razonamiento ([Schluß-]Folgerung) y razonar de la implicación material) dieron lugar a nuevas palabras
(schließen; Schlußfolgerungen ziehen) coinciden o se recu- correspondientes a intentos lógicos originales. Finalmente,
bren en gran parte. el conjunto de estas dificultades se aclara retrospectiva-
La historia del francés impliquer [implicar] revela, no mente por la conflagración, bajo el mismo vocabulario de
obstante, algunas características que el término no com- la implicación, de varios gestos lógicos heterogéneos, per-
parte con inférer [inferir] o entraîner [conllevar]. Primero tenecientes a sistemas muy distintos en Aristóteles y en
que todo, un lazo original con la noción de contradicción, los estoicos.
como lo muestran el empleo de implicar en implicar contra-
dicción en el sentido de “ser contradictorio” (1377, 1381), I. El vocabulario de la implicación y la “implicatio”
el uso de implicación en el sentido de “contradicción” En latín medieval, diversos términos pueden expre-
(1718) o la existencia del sintagma implicación de contra- sar de manera equivalente una relación entre propo-
dicciones en el sentido de “confusión resultante de declara- siciones y enunciados de modo tal que del valor de
ciones contradictorias” (1663). Semejante lazo no explica, verdad del antecedente (verdadero o falso) se pue-
sin embargo, el paso del sentido más corriente de implicar da derivar el del consecuente: illatio, inferentia, con-
—“comportar de manera implícita”— al sentido lógico de sequentia. Abelardo llama indiferentemente, a lo hi-
“conllevar como consecuencia”. Ahora bien, estos dos sen- potético, consequentia (“si est homo est animal”, en
tidos interfieren de manera constante en las lenguas filo- Dialéctica, p. 473) e inferentia (“si non est justus ho-
sóficas europeas, lo cual no deja de plantear problemas di- mo, est non-justus homo”, ibid., p. 414). Ciertamente:
fíciles a los traductores. El fenómeno es igualmente legible (1) illatio interviene sobre todo en el contexto de los
en el caso del verbo inglés import, dado comúnmente co- Tópicos, y designa un razonamiento (argumentum
mo sinónimo de mean o imply en el sentido de “significar, para Boecio) que permite extraer una consecuen-
querer decir”, pero que en algunos casos oscila más bien en- cia a partir de un lugar (por ejemplo, illatio a causa,
tre “comportar” e “implicar”, dejándose en francés el sus- illatio a simili, illatio a pari, illatio a partibus): illatio
tantivo tal cual (“import existentiel” [import existencial]; tiene aquí, entonces, más bien el sentido de argumen-
véase recuadro 4, “Import”, en Sentido). El francés im- to tópico; (2) consequentia tiene a veces un sentido
porter (Rabelais, 1536), “necesitar, comportar”, formado a muy general, como en “consequentia est quaedam
través del italiano importare (Dante) a partir del francés habitudo inter antecedens et consequens” (en De Rijk,
antiguo emporter, “comportar, tener como consecuencia”, Logica modernorum, II, 1, p. 38), y de todas mane-
IMPLICACIÓN | 693

ras está presente en las expresiones sequitur, conse- Versión inglesa de J.L. Akrill (p. 66; cf. su comenta-
quitur (seguir, deducirse, derivarse); (3) inferentia a rio pp. 154-155): The belief that the good is bad is
menudo interviene, por el contrario, en el contexto complex, for the same person must perhaps suppose
del Peri hermeneias, ya sea en el marco del cuadrado also that it is not good.
de las oposiciones, para explicitar la “ley” de los
contrarios, subcontrarios, contradictorios y subal- [Versión en español de J. Mittelmann: “En cambio,
ternos (ibid., II, 1, p. 115), o para fijar las reglas de la que sostiene que ‘lo bueno es malo’, es compuesta:
la conversión de las proposiciones (ibid., II, 1, pp. pues quizá también es necesario que quien profesa
131-139). De todas maneras, uno de estos tres tér- esta opinión suponga que ‘lo bueno no es bueno’.”]
minos (u otros emparentados) es el que en la Edad
Media expresa la relación lógica de implicación, y Aristóteles quiere aquí definir la contrariedad entre
no los términos de la familia de implicatio. En su- dos enunciados u opiniones. Partiendo del prin-
ma, implicatio no designa en sus orígenes la impli- cipio de que merecerá el nombre de contrario la
cación. proposición máximamente falsa opuesta a la pro-
En el siglo XII se desarrollan tratados sobre los posición máximamente verdadera, el estagirita de-
“implícitos” (tractatus implicitarum) que estudian muestra sucesivamente que “lo bueno es bueno” es
las propiedades lógico-semánticas de las proposicio- una proposición máximamente verdadera, pues se
nes llamadas “implicationes”, las proposiciones re- refiere a la esencia de lo bueno y predica lo mismo
lativas. El término implicitus, participio pasado del de lo mismo (lo que no hace la proposición “lo
verbo implico, es utilizado en el latín clásico en el bueno es lo no-malo” que es verdadera sólo por ac-
sentido de “estar junto, mezclado, envuelto”, y el cidente); la proposición máximamente falsa es
verbo implico agrega a estos sentidos la idea de “im- aquella que comporta la negación del mismo atri-
pedimento” (impedire) e incluso de “engaño” (falle- buto, a saber, “lo bueno no es bueno”. Se plantea
re). La fuente del uso lógico del término es un pa- entonces la pregunta de saber si la proposición “lo
saje de De interpretatione sobre la contrariedad de bueno es malo” merece también el título de contra-
las proposiciones (14, 23b 25-27), en donde impli- rio. Aristóteles contesta que ésta no es la proposi-
citus traduce el término griego sympeplegmene [συμ ción máximamente falsa opuesta a la proposición
πεπλεγμένη], formado a partir de sympleko [συμπλέ máximamente verdadera. En efecto, “lo bueno es
κω], “unir juntos”, de la misma familia que symploké malo” es sympeplegmene. Este término condensa fi-
[συμπλοκή], que designa, desde Platón (Político, 278b, nalmente todos los momentos del pasaje de la sim-
y Sofista, 262c), la combinación de las letras que for- ple idea de contener a aquélla, “moderna”, de impli-
man la palabra, y la articulación del sustantivo y el cación o de presuposición. Para Boecio, en efecto,
verbo que forma la proposición: la proposición es duplex, equívoca, de doble senti-
do, “porque contiene en ella misma [continet in se,
Aristóteles: he de tou hoti kakón to agathón sympe- intra se]: bonum non est”, y concluye de ello que só-
plegmene estín. kai gar hoti ouk agathón ananke isos lo dos proposiciones “simples” pueden ser declara-
hypolambanein ton autón. [ δ τοῦ τι κακ ν τ ἀγα das contrarias (Commentarii in librum Aristotelis
θ ν συμπεπλεγμένη ἐστίν κα γ ρ τι ο κ ἀγαθ ν ἀνά Perí hermeneias, p. 485). Esta última tesis es confor-
γκη ἴσως πολαμ άνειν τ ν α τόν.] me a la de Aristóteles, para quien, en efecto, sólo “lo
De interpretatione [Perí hermeneias], 23b 25-27.
bueno no es bueno” (proposición simple) es la con-
traria de “lo bueno es bueno” (proposición simple).
Boecio: Illa vero quae est “quoniam malum est quod
Sin embargo, los análisis respectivos de “lo bueno
est bonum” implicita est; et enim quoniam non bo-
num est necesse est idem ipsum opinari.
es malo”, proposición denominada implicita por
Aristoteles latinus, II, 1-2, p. 36, 4-6.
Boecio, no son manifiestamente los mismos: para
Aristóteles, en efecto, la doxa hoti kakón to agathón
Versión francesa de J. Tricot (p. 141): Quant au juge- [δόξα τι κακ ν τ ἀγαθόν], la opinión según la cual
ment “le bon est mal”, ce n’est en réalité qu’une combi- lo bueno es malo, no es contraria de “lo bueno es
naison de jugements, car sans doute est-il nécessaire de bueno” sino en la medida en que “contiene” (en los
sous-entendre en même temps “le bon n’est pas bon”. términos de Boecio) “lo bueno no es bueno”; mien-
694 | IMPLICACIÓN

tras que para Boecio lo es en la medida en que con- Omnis implicita habet duas explicitas […]. Verbi
tiene bonum non est —expresión de una ambigüe- gratia: Socrates est id quod est homo, haec implicita
dad notable en latín (“lo bueno no es”, “no hay nada aequivalet huic copulativae constanti ex explicitis: So-
que sea bueno”, e incluso en el contexto, “lo bueno crates est aliquid et illud est homo, haec est vera, qua-
no es bueno”). Abelardo va en el mismo sentido re et implicita vera.
que Aristóteles: “lo bueno es malo” está “implícito” [Toda “implícita” tiene dos “explícitas” (…). Por
en cuanto a “lo bueno no es bueno”; él precisa muy ejemplo: “Sócrates es aquello que es un hombre”, es-
bien el sentido del término implicita: “es decir, que ta “implícita” equivale a la siguiente proposición
conjuntiva compuesta de dos “explícitas”: “Sócrates
implica <“lo bueno no es bueno”> en sí misma y
es algo y eso es un hombre”; esta última es verdade-
de cierta manera la contiene [implicans eam in se, et ra, entonces la “implícita” también lo es.]
quodammodo continens]” (Glossa super Perí herme- Tractatus implicitarum, en F. Giusberti,
neias, pp. 99-100). Pero agrega, lo que no hacía Aris- Materials for a Study…, p. 43.
tóteles: “porque cualquiera que piensa que ‘lo bue-
no es malo’ piensa también que ‘lo bueno no es Las proposiciones “contenidas” son en general pro-
bueno’, mientras que lo recíproco no se sostiene [sed posiciones relativas, denominadas implicationes, y
non convertitur]”. Esta precisión es decisiva para la este término permanecerá (mientras que la apelación
historia de la implicación, pues se puede muy bien propositio implicita se tornará poco frecuente), qui-
expresar en términos de “implicación” en el sentido zás porque se van a encontrar clasificadas en la ca-
moderno, lo que Abelardo expresa señalando la no tegoría más amplia de proposiciones “exponibles”,
reciprocidad de las dos proposiciones (se puede que precisamente necesitan ser “expuestas” o para-
decir que “lo bueno es malo” implica o presupone fraseadas para poder evidenciar su estructura lógi-
“lo bueno no es bueno”, mientras que “lo bueno no ca. En los tratados de lógica terminista, se consagra
es bueno” no implica “lo bueno es malo”). Las tra- un capítulo al fenómeno de la restrictio, restricción
ducciones modernas de Aristóteles son las herede- de la denotación o suppositio del sustantivo (véase
ras de estas dificultades. Boecio y Abelardo legan a Suposición): al lado de otras expresiones, las relati-
la posteridad una interpretación del fragmento de vas (implicationes) tienen una función restrictiva
Aristóteles según la cual “lo bueno es malo” no pue- (vis, officium implicandi), al igual que los adjetivos
de ser considerado como lo contrario de “lo bueno o los participios (además, los gramáticos enseñan
es bueno” sino en la medida en que, como proposi- la equivalencia entre la relativa qui currit y el parti-
ción “implícita”, contiene la contradictoria de “lo cipio currens): en “un hombre que disputa corre”, el
bueno es bueno”, a saber, “lo bueno no es bueno”. término hombre, debido a la relativa que corre, está
De una manera que aún permanece oscura, el sen- restringido a denotar presentes (Summe metenses,
tido de “contener una contradicción” toma el rele- en De Rijk, Logica modernorum, II, 1, p. 464). En el
vo de este análisis para especificar el sentido de im- caso en que la relativa es restrictiva, tiene como fun-
plicar. En todo caso, la primera constancia del ción “dejar algo como constante [aliquid pro cons-
verbo en francés se encuentra en Oresme, en el sin- tanti relinquere]”, es decir, realizar, en términos mo-
tagma impliquer contradiction [implicar contradic- dernos, una pre-aserción que condiciona la verdad
ción], en 1377 (DHLF, p. 1793). de la aserción principal sin ser el primer objeto de és-
Estos mismos textos dan lugar a otro análisis en ta. Esto se dice de manera muy clara en el siguiente
la segunda mitad del siglo XII: una propositio impli- fragmento de una lógica del siglo XIII:
cita es una proposición que “implica”, es decir, que
contiene dos proposiciones denominadas explici- Implicare est pro constanti et involute aliquid signifi-
tae y las hace equivaler por paráfrasis; así, homo qui care. Ut cum dicitur homo qui est albus currit. “Pro
est albus est animal quod currit (“el hombre que es constanti” dico, quia praeter hoc quod asseritur ibi cur-
blanco es un animal que corre”) contiene las dos ex- sus de homine, aliquid datur intelligi, scilicet homi-
plícitas homo est albus y animal currit. Únicamente nem esse album; “involute” dico quia praeter hoc quod
ibi proprie et principaliter significatur hominem cu-
al “exponer” o “resolver” (expositio, resolutio) una
rrere, aliquid intus intelligitur, scilicet hominem esse
proposición implícita así, es decir, por una reescri- album. Per hoc patet quod implicare est intus plicare.
tura lógica, se le puede asignar un valor de verdad:
IMPLICACIÓN | 695

Id enim quod intus plicamus sive ponimus, pro cons- Sin embargo, la situación es más compleja, en la
tanti relinquimus. Unde implicare nil aliud est quam medida en que este funcionamiento sólo concierne
subjectum sub aliqua dispositione pro constanti relin- a uno de los usos de la relativa, cuando es restrictiva.
quere et de illo sic disposito aliquid affirmare. Pero resulta que la restricción puede estar bloquea-
[“Implicar” es significar algo planteándolo como da, en tanto que las reescrituras lógicas son diferen-
constante y de manera escondida. Así, como cuan- tes para las relativas restrictivas y las no restrictivas.
do se dice el hombre que es blanco corre. Digo “plan- Uno de los casos de bloqueo es el de las “implica-
teándolo como constante”, porque más allá de la aser- ciones falsas”, como en “el hombre que es un asno
ción que predica la carrera del hombre, algo distinto
corre”, cuando hay conflicto (repugnantia) entre lo
se da a entender, a saber, que el hombre es blanco;
digo “de manera escondida”, porque más allá de lo
que el término determinado denota por sí mismo
significado principalmente en sentido propio, a sa- (hombre) y la determinación (asno). Los valores de
ber, que el hombre corre, algo se da a entender en el verdad de las proposiciones que contienen relativas
interior (intus), a saber, que el hombre es blanco. De difieren, entonces, según sean restrictivas, de senti-
allí se deriva que implicare no es otra cosa que intus do compuesto —(a) homo qui est albus currit (“el
plicare (“plegar en el interior”). Aquello que plega- hombre que es blanco corre”)—, o no restrictivas,
mos o ponemos en el interior, lo dejamos como una de sentido dividido —(b) homo currit qui est albus
constante. Como resultado de ello, “implicar” no es (“el hombre, que es blanco, corre”). Cuando la rela-
otra cosa que dejar algo constante en el sujeto, de ma- tiva es restrictiva (a), la implícita, como vimos, no
nera que éste se encuentra bajo cierta disposición, y realiza sino una sola aserción (puesto que la relativa
que sea bajo esta disposición que algo se afirma.]
corresponde a una pre-aserción), y equivale, enton-
De implicationibus, L. M. De Rijk, 1966, p. 100.
ces, a una hipotética. Sólo en el segundo caso puede
N.B.F. Giusberti (op. cit., p. 31) elige siempre
transcribir pro constanti, mientras que el manuscrito, haber “resolución” de la implícita en dos explícitas
tal como fue editado por De Rijk, presenta a veces —(c) homo currit, (d) homo est albus— y equiva-
pro contenti y precontenti, no siendo este último lencia lógica entre la implícita y la conjunción de dos
término confirmado en otra parte.
explícitas —(e) homo currit e ille est albus—; sólo
en este caso, entonces, puede decirse, en sentido
Tenemos allí en verdad aquello que Port-Royal ca- moderno, que (b) implica a (c) y (d), por ende, a (e).
racterizará como una aserción incidente. • VÉASE EL RECUADRO 1

Recuadro 1 › El vocabulario griego de la implicación: dispersión y sistematicidad)


Las palabras implication en francés y la es- conclusión [to sympérasma]”). Aquello que ple hecho de darse esas cosas. Llamo por
pañola implicación recubren y traducen un symbainei [συμ αίνει], “va con” las premi- el simple hecho de darse esas cosas […] al
vocabulario griego muy dispar, que porta la sas y se deriva de ellas, verbo que J. Tricot hecho de que no se precise de ningún
término ajeno para que se dé necesaria-
huella de operaciones lógicas y sistemáti- traduce, en la célebre definición del silogis-
mente la conclusión.]
cas heterogéneas, según se trate de Aristó- mo, como “consecuencia”, incluso si no fi- Analíticos primeros, trad. Miguel
teles o de los estoicos. gura ningún sustantivo: Candel Sanmartín, p. 95.
El paso por el latín medieval permite com-
prender, de manera retrospectiva, la relación Le syllogisme est un discours (logos [λό
Pero para realizar el vínculo con la implica-
en la lógica aristotélica entre la implicatio γος]) dans lequel, certaines choses étant
ción moderna es necesario, como lo es en
posées, quelque chose d’autre que ces
de los implícitos (sympeplegmene, como un general, tener en cuenta también el uso es-
données en résulte nécessairement par le
tejido y un entrelazamiento) y la implica- toico de los mismos términos. Lo que los
seul fait de ces données. Par le seul fait de
ción conclusiva o consecuencia, en griego ces données, je veux dire que c’est par estoicos denominan sympeplegmenon [συμ
sympérasma [συμπέρασμα] (o sympeperas- elles que la conséquence est obtenue (le- πεπλεγμένον] es la proposición “conjunti-
menon [συμπεπερασμένον], sympeperas- go de to tauta einai to diá tauta symbai- va”. Por ejemplo: no sólo es de día, sino que
mene [συμπεπερασμένη], a partir de perai- nei [λέγω δ τ ταῦτα εἶναι τ δι ταῦ además hay luz. La conjuntiva es el tercer
no [περαίνω], “limitar”), terminología para τα συμ αίνει]). tipo de proposiciones no simples, después
designar en el Organon la conclusión de los Premiers analytiques, I, 1, 24b 18-21;
de la “condicional” (synemmenon [συνη
silogismos (Primeros analíticos, I, 15, 34a énfasis de J. Tricot, negritas de B. Cassin.
μμένον]; por ejemplo: si es de día, entonces
21-24: “si se designan como A las premisas hay luz) y la “subcondicional” (parasynem-
[Y el razonamiento es un enunciado algo
[tas protaseis (τ ς προτάσεις)], y como B la menon [παρασυνημμένον] por ejemplo:
distinto de lo ya establecido por el sim-
696 | IMPLICACIÓN

dado que es de día, hay luz), y antes de la y t. 1, p. 209; trad. fr., t. 2, p. 116), término mente, el lazo que une el antecedente
“disyunta” (diezeugmenon [διε ευγμένον]; empleado habitualmente para designar la con el consecuente en una proposición
por ejemplo: o es de día o es de noche) (Dió- imagen reflejada y la fuerza, también retó- verdadera.
genes Laercio, VII, 71-72; cf. A.A. Long y rica, de una impresión. Este “énfasis” se en-
D.N. Sedley, A 35, t. 2, p. 209, y t. 1, p. 208; cuentra en otros lugares explicitado en tér- Victor Goldschmidt, después de haber cita-
trad. fr., t. 2, pp. 113-114). Se observa que minos de dýnamis [δύναμις], de contenido do así a Émile Bréhier (Le système stoïcien
en la conjuntiva no hay implicación, mien- “virtual” (“cuando tenemos las premisas et l’idée de temps, p. 53, n. 6), insiste en el
tras que la hay en el synemmenon en “si… que llevan a cierta conclusión, también te- neologismo acuñado por los estoicos: an-
entonces…”, que constituye, frente al silo- nemos esta conclusión de manera virtual takolouthía [ἀντακολουθία], que se puede
gismo aristotélico, la fórmula estoica por (dynamei [δυνάμει]) en las premisas, inclu- traducir por “implicación recíproca”, y que
excelencia. De hecho, es en torno a la con- so si no está explícitamente enunciada (kan designa en particular la solidaridad de las
dicional donde se redespliegan la proble- kat’ ekphorán me légetai [κ ν κατ ἐκφο virtudes (antakolouthía ton aretón [ἀντα
mática y el vocabulario de la implicación. El ρ ν μ λέγεται])”, Sexto Empírico, Contra κολουθία τ ν ἀρετ ν], Diógenes Laercio,
symbainein [συμ αίνειν] aristotélico, que los profesores, VIII, 229, ss. = ibid., G 36 (4), VII, 125; V. Goldschmidt, ibid., pp. 65-66),
expresa la accidentalidad del resultado, por t. 2, p. 219, y t. 1, p. 209; trad. fr., t. 2, pp. como un conjunto que incluiría la virtud
muy demostrado que esté (no se puede ol- 132-133), en donde el cierre entre los dife- dialéctica, inmovilizando la akolouthía en el
vidar que symbebekós [συμ ε ηκός] de- rentes sentidos de implicación se constru- presente total del sabio. Implicación es, fi-
signa el accidente, véase Sujet, I), es susti- ye con nuevos costos. nalmente, desde entonces, el nombre más
tuido por el akolouthéin [ἀκολουθεῖν] (a Es necesario entender muy bien que el apropiado para el sistema como tal.
partir de a- copulativo y kéleuthos [κέλευ tipo de implicación lógica representado por Barbara Cassin
θος], “camino” [Chantraine, s.v. ἀκόλου la condicional implica, en el doble sentido
Bibliografía principal
θος], que expresa el acompañamiento de de “contener implícitamente” y de “tener
Aristóteles, Premiers analytiques, trad. J. Tri-
una conformidad consecuente: “Este conec- por consecuencia”, el sistema estoico en su cot, París, Vrin, 1966; Analíticos primeros,
tor [sc. el “si”] anuncia que la segunda pro- totalidad: lógico, físico, moral. To akólou- en Tratados de lógica (Organon), trad. M.
posición [“hay luz”] se deduce [akolouthéi thon en zoé [τ ἀκόλουθον ἐν ω ], se Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1995.
(ἀκολουθεῖ)] de la primera [“es de día”]” trata de “la consecuencialidad en la vida”, Goldschmidt Victor, Le Système stoïcien et
(Diógenes Laercio, VII, 71). Y cuando se bus- como lo traducen Brunschwig y Pellegrin l’idée de temps, París, Vrin, 1953.
ca determinar, desde Filón o Diodoro hasta (Estobeo, II, 85, 13 = ibid., 59 B, t. 2, p. Long Anthony y David N. Sedley, The Helle-
hoy, el criterio de la condicional “válida” (to 356; trad. fr. t. 2, p. 427. Cicerón dice más nistic Philosophers, 3 vols., Cambridge UP,
hygiés synemmenon [τ γιές συνημμέ bien “congruere”, De finibus, III, 17 = ibid., 1987; Les philosophes hellénistiques, trad. J.
Brunschwig y P. Pellegrin, 3 vols., París,
νον]), se encuentra, entre otras posibles, 59 D, t. 2, p. 356).
Flammarion, 2001.
el émphasis [ἔμφασις], que Long y Sedley
traducen como entailment, y Brunschwig y Es la misma palabra, akolouthía [ἀκο
Bibliografía de consulta
Pellegrin como implication (Sexto Empíri- λουθία], la que designa la conducta con-
Chantraine Pierre, Dictionnaire étymologi-
secuente consigo misma que es la del sa-
co, Esbozos pirrónicos, t. 2, pp. 104-106 = que de la langue grecque, París, Klincksieck,
bio, el encadenamiento de las causas que
A.A. Long y D.N. Sedley, 35 B, t. 2, p. 211, 1999.
define la voluntad o el destino y, final-

II. “Implicación” / “Implicatura” el dominio de la pragmática y debe entonces ser dis-


El término implicatura fue introducido por H.P. tinguida de la presuposición.
Grice en 1967 en las William James Lectures (Har- La implicación lógica es una relación entre dos
vard) que tenían por título “Logic and Conversa- proposiciones donde una es consecuencia lógica de
tion”. Estas conferencias plantearon las bases de una la otra. El equivalente en inglés de implicación lógi-
aproximación lógica de la comunicación, es decir, ca es entailment. Esta palabra se deriva de tail (voz
de las relaciones lógicas en contextos conversacio- francesa, taille; inglés medio, entaill o entailen = en
nales. La necesidad de un término distinto a implica- + tail) y el sentido de entailment es, antes de su em-
ción se hizo sentir en la medida en que la implicación pleo en lógica, el de “restricción”, al tener tail el senti-
es una relación entre proposiciones (en sentido ló- do de “limitación”. Un entailment es en sus orígenes
gico), mientras que la implicatura es una relación una limitación de la transmisión de una propiedad
entre enunciados, eventualmente en el interior de un en una herencia. Los dos sentidos de entailment tie-
contexto. La implicación es una relación que atañe nen dos elementos en común: (a) la transmisión de
a la verdad o falsedad de las proposiciones, mien- una propiedad; (b) la limitación de uno de los po-
tras que la implicatura aporta una significación su- los de la transmisión. En el entailment lógico se trans-
plementaria a los enunciados que rige. Cuando la mite una propiedad del antecedente al consecuente
implicatura está en función de un contexto, entra en y en la semántica usual se resalta una limitación del
IMPLICACIÓN | 697

antecedente. Se puede, entonces, plantear como hi- Entailment: the Logic of Relevance and Necessity)
pótesis que la mutación del sentido jurídico al sen- para terminar de saturar la red de términos.
tido lógico se operó por analogía, sobre la base de Al lado de esta primera serie de términos, donde
estos elementos comunes. alternan entailment e implication, existe una segun-
En lógica se distingue la implicación material y la da serie de términos donde se oponen dos tipos de
implicación formal. La implicación material (el “si… implicatures. La palabra inglesa implicature (fr. im-
entonces…” simbolizado por ⊃), también llamada plicature, al. Implikatur) está formada a partir de im-
implicación filoniana (debido a que fue formalizada plication y el sufijo –ture, que expresa un aspecto
por Filón de Megara), sólo es falsa cuando el ante- resultativo (por ejemplo, signature [firma]; cf. lat.
cedente es verdadero y el consecuente es falso. Para temperatura de temperare). Implication se deriva de
una formalización de la comunicación, esto pre- to imply, e implicature de to implicate (del lat. in +
senta el defecto de conllevar una semántica contra- plicare, a partir de plex, cf. el indoeuropeo plek),
intuitiva, pues una proposición falsa implica mate- que tiene el mismo sentido.
rialmente cualquier proposición: “si la luna es un El concepto de implicature de Grice es una ex-
queso verde, entonces 2 + 2 = 4”. El ex falso quodli- tensión y una modificación del concepto de presu-
bet sequitur que expresa este hecho tiene una histo- posición, que difiere de la implicación material en
ria que se remonta a la Antigüedad (para los estoi- cuanto a que la negación del antecedente implica al
cos y los megáricos, diferencia entre la implicación consecuente (la pregunta “¿dejó usted de golpear a
filoniana y la implicación diodoriana); atraviesa la su mujer?” presupone la existencia de una mujer en
teoría de las consecuencias en la Edad Media y for- los dos casos). En este sentido, la implicatura esca-
ma parte de las paradojas de la implicación mate- pa de entrada a las paradojas de la implicación ma-
rial perfectamente resumidas en estas dos reglas de terial. Grice distingue dos tipos de implicaturas: la
Buridan: (1) si P es falso, de P se sigue Q; (2) si P es convencional y la conversacional. La implicatura con-
verdadero, de Q sigue P (Bochenski, A History of For- vencional (conventional implicature) es prácticamen-
mal Logic, p. 208). La implicación formal (“formal te el equivalente de la presuposición, pues designa
implication”, Russell, The Principles of Mathematics, las presuposiciones ligadas por convención lingüís-
pp. 36-41) es una implicación condicional univer- tica a ítems o giros léxicos. Por ejemplo, “María ama
sal: ∀x (Ax ⊃ Bx) (para todo x, si Ax, entonces Bx). incluso a Pedro” presenta una relación de implica-
Para resolver las paradojas de la implicación ma- tura convencional con “María ama a otras entida-
terial, se han utilizado diversos medios. La “impli- des además de Pedro”. Esto es equivalente a: “‘Ma-
cación estricta” de Lewis (“strict implication”, Lewis ría ama incluso a Pedro’ presupone ‘María ama a
y Langford, Symbolic Logic) es definida como una otras entidades además de Pedro’”. Con este tipo de
implicación reforzada, de manera que no es posible implicatura permanecemos en el léxico y por lo
que el antecedente sea verdadero y el consecuente tanto en la semántica. No obstante, la implicatura
falso; presenta el mismo defecto que la implicación convencional es diferente de la implicación mate-
material (una proposición imposible —i.e. necesa- rial puesto que es relativa a un lenguaje (en este
riamente falsa— implica, de manera estricta, cual- ejemplo, el español para la palabra incluso). La im-
quier proposición). La relación de entailment, in- plicatura conversacional (conversational implica-
troducida por Moore en 1923, es una relación que ture), por su parte, no depende de un giro lingüís-
evita estas paradojas al exigir una derivabilidad ló- tico y nos hace entrar en la pragmática (la teoría de
gica del antecedente a partir del consecuente (en las relaciones entre enunciados y contextos). Grice
este caso, si “2 + 2 = 5, entonces 2 + 3 = 5” es falsa, da este ejemplo: si a alguien que me pregunta cómo
pues el consecuente no se puede derivar de manera le va a X en su nuevo trabajo, le contesto “pues
lógica del antecedente). Puede suceder que se recu- bien, le agradan sus colegas y hasta ahora no ha ido
rra a la pareja entailment / implication para distin- a prisión”, lo implicado de manera pragmática por
guir una implicación en el sentido de la implicación esta aserción depende del contexto (y no de un gi-
material de una implicación en el sentido de Moo- ro lingüístico). Es, por ejemplo, compatible con
re, también llamada en ocasiones relevant implica- dos contextos tan diferentes como uno en el cual a
tion (“implicación pertinente”, Anderson y Belnap, X le pusieron una trampa colegas suyos poco es-
698 | IN SITU

crupulosos, en un tráfico sospechoso, y otro en el Strawson Peter Frederick, “On Refering”, Mind, 59, 1950, pp.
cual X es poco honesto y tiene fama de irascible. 320-344; trad. J. Milner en Études de logique et de linguisti-
que, París, Seuil, 1977.
Implication, entailment e implicature pertenecen
entonces a dos series lingüísticas distintas. Las de- Bibliografía de consulta
cisiones de traducción para los dos primeros térmi- D’Alembert Jean le Rond y Denis Diderot, Encyclopédie ou Dic-
nos llegaron a una situación inextricable que refle- tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, París,
Briasson, 1751-1780; nueva ed. facs., Stuttgart-Bad Canns-
ja las diferencias de léxicos, latino o franco-inglés. tatt, Frommann, 1966-1988.
Es mejor traducir entailment por el término impli- DHLF: Rey Alain (dir.), Dictionnaire Historique de la Langue
cación y renunciar, quizá de manera provisional, a Française, 3 vols., París, Le Robert, 1992.
reproducir los matices de imply, implicate, entail. Lalande André, Vocabulaire technique et critique de la philoso-
phie, París, puf, 19a. ed. 1999.
Alain de LIBERA,
Irène ROSIER (I), Frédéric NEF (II)

Bibliografía principal
Abelardo Pedro, Dialectica, ed. L.M. De Rijk, Assen, Van Gor-
cum, 1970.
IN SITU
——, Glossa super Periermeneias, ed. L. Minio-Paluello, en Abae-
español en el mismo lugar, en su sitio, in situ
lardiana inedita, Roma, Ed. di Storia e Letteratura, 1958.
Anderson Allan Ross y Nuel Belnap, Entailment: the Logic of francés sur place, dans son site, in situ
Relevance and Necessity, t. 1, Princeton UP, 1975. inglés site specific
Aristóteles, De interpretatione, ed. fr. J. Tricot, París, Vrin, 1966;
ed. ing. J.L. Ackrill, Oxford, Clarendon Press, 1963; Catego- lugar, y arte, concetto, happening, momento,
rías. De la interpretación, trad. J. Mittelmann, Buenos Aires, obra
Losada, 2008.
Auroux Sylvain e Irène Rosier, “Les sources historiques de la
conception des deux types de relatives”, Langages, 88, 1987, De uso corriente en arqueología, la locución latina in situ
pp. 9-29. fue retomada, a fines de los años 1960 y durante los años
Bochenski Joseph M., A History of Formal Logic, Nueva York, 1970, por críticos y artistas para designar un rasgo funda-
Chelsea, 1961.
mental de numerosas obras que no solamente fueron reali-
Boecio, Aristoteles latinus, ed. L. Minio-Paluello, París, Desclée
de Brouwer, 1965. zadas para un sitio en particular, sino además concebidas en
——, Commentarii in librum Aristotelis Perí hermeneias, ed. K. función de las características físicas, institucionales y sim-
Meiser, Leipzig, Teubner, 1a. ed. 1877; 2a. ed. 1880. bólicas del lugar: galería, museo, espacio público o incluso
De Rijk Lambertus Marie, “Some Notes on the Mediaeval Tract
espacio natural, algunas veces bastante retirado, como fue
De insolubilibus, with the Edition of a Tract Dating from the
End of the Twelfth-Century”, Vivarium, vol. 4, 1966, pp. a menudo el caso para los Earthworks estadunidenses (los
100-103. creadores de estos últimos recurrían también a la expre-
——, Logica modernorum, 2 vols., Assen, Van Gorcum, 1962 y sión site specific). Tomado en este sentido, in situ forma
1967.
parte desde entonces del vocabulario estético y crítico.
Giusberti Franco, Materials for a Study on Twelfth Century
Scholasticism, Nápoles, Bibliopolis, 1982.
Grice Henry Paul, “Logic and Conversation”, en P. Cole y J. Para los arqueólogos, in situ se aplica a dos planos
Morgan (eds.), Syntax and Semantics, 3, Speech Acts, Nue- de realidad distintos:
va York, Academic Press, 1975, pp. 41-58; también en D.
Davidson y G. Harman (eds.), The Logic of Grammar, En-
cino, Dickenson, 1975, pp. 64-74. 1) Un objeto, cuando es descubierto en el lugar don-
Lewis Clarence Irving y Cooper Harold Langford, Symbolic Lo- de se supone que se utilizó inicialmente. En este ca-
gic, New York Century Co., 1932. so, su situación, en particular con respecto a las otras
Meggle Georg, Grundbegriffe der Kommunikation, 2a. ed., Ber-
lín, De Gruyter, 1997. huellas del pasado que lo acompañan, es capital pa-
Moore George Edward, Philosophical Studies, Londres, Kegan ra la elucidación de sus funciones, de su sentido.
Paul, 1923. 2) Un modo de presentación de los vestigios del
Rosier Irène, “Relatifs et relatives dans les traités terministes
pasado sobre el lugar mismo de su descubrimiento,
des xiie et xiiie siècles. (2) Propositions relatives (implica-
tiones), distinction entre restrictives et non restrictives”, organización museográfica que facilita la compren-
Vivarium, vol. 24, núm. 1, 1986, pp. 1-21. sión de los visitantes.
Russell Bertrand, The Principles of Mathematics, Cambridge En su acepción estética, in situ condensa las dos
UP, 1903.
significaciones de su uso en arqueología. En efecto, la
INCONSCIENTE | 699

obra in situ, elaborada en función del lugar, debe ser el inconsciente fue recibido tal como Freud lo concibió? En
vista en el sitio mismo y adquiere su plena signifi- primer lugar, habría que subrayar que este término cobra
cación en la relación dialéctica que mantiene con el sentido en el marco de la primera tópica, que distingue tres
lugar de su implantación. Así, la noción de in situ echa sistemas: el inconsciente, el preconsciente y el consciente.
por tierra una de las adquisiciones fundamentales Esta construcción presenta un rigor inédito en la psicología
de la estética tradicional, la noción de autonomía de de finales del siglo xix y comienzos del siglo xx. Quizá es
la obra. Esta autonomía, considerada hace mucho precisamente ese rigor el que genera problemas a los tra-
tiempo como un signo de emancipación que per- ductores. Así, Freud es llevado a rechazar el término sub-
mitía al objeto de culto o al monumento conme- consciente, muy en boga en Francia y en los países de lengua
morativo, por ejemplo, tener acceso a una dignidad inglesa, o a dejar de lado la inconsciencia (die Unbewusst-
propiamente estética, fundaba por derecho propio heit, the unconsciousness). Sin embargo, tal vez no bastó
la existencia del museo, lugar de reunión de objetos con traducir das Unbewusste por “el inconsciente” para
heteróclitos extirpados de su contexto de origen. No aceptar su sentido. Si se quiere aprehender las implicancias
es entonces de ningún modo una casualidad si el uso de esta problemática, es necesario seguir el hilo de diver-
de la locución in situ se impuso en los años 1970, sos momentos sucesivos de su historia.
época en la cual numerosos artistas desarrollaron in-
contables estrategias para combatir la lógica museís- I. “Representaciones no conscientes”
tica. A partir del momento en que las realizaciones e inconsciencia
de Daniel Buren y del Land Art la impusieron, esta El problema de las “representaciones no conscien-
locución es utilizada por artistas muy diversos. tes” se encuentra planteado en la estela de Leibniz y
Denys RIOUT sus pequeñas percepciones. Para Leibniz, se trata de
afirmar, contra Descartes, que si bien el alma siem-
Bibliografía pre piensa, no siempre es consciente de sus pensa-
Buren Daniel, Au sujet de…, conversación con J. Sans, París,
Flammarion, 1998, p. 134.
mientos, “en todo momento existen en nosotros in-
Poinsot Jean-Marc, Quand l’oeuvre a lieu. L’art exposé et ses ré- finidad de percepciones, pero sin apercepción y sin
cits autorisés, Ginebra-Villeurbanne, Mamco-Institut d’Art reflexión, es decir, cambios en el alma misma de los
Contemporain & Art Édition, 1999, capítulo 4, “L’in situ et cuales no nos damos cuenta, porque las impresio-
la circonstance de sa mise en oeuvre” [El in situ y la circuns-
tancia de su instalación].
nes son o demasiado pequeñas al par que excesivas
en número, o están demasiado juntas […]” (Nue-
vos ensayos sobre el entendimiento humano, trad. J.
Echeverría Ezponda, Prefacio, p. 46). Estas percep-
ciones se califican de “insensibles” (op. cit., p. 47 y
INCONSCIENTE, inconsciencia 48), adjetivo que corresponde entonces en la len-
gua clásica al futuro inconsciente (cf. también Des-
alemán unbewusst, Unbewusste; Unbewusstheit,
Unbewusstsein
cartes, “Meditación primera”, trad. Vidal Peña, p.
francés inconscient; inconscience 17). Ser consciente es, en efecto, tener un senti-
inglés unconscious; unconsciousness miento de sí (del latín sentiri).
La pregunta que luego no cesará de aparecer en
alma, conciencia, es, percepción, pulsión, los debates filosóficos y psicológicos es la pregunta
romántico, sujet, yo por el grado. Si la conciencia plena y entera tiene un
estatus determinado por la claridad y la conciencia
Contrariamente a otros términos del vocabulario del psi- de sí (a la cual Leibniz da el nombre de apercepción,
coanálisis, el de inconsciente nunca ha planteado proble- cf. Conciencia y Percepción), ¿cómo se pasa luego
mas particulares de traducción. El inglés, el francés y el es- de la simple percepción a la insensibilidad? Llevan-
pañol estaban bien dotados para recibir el sustantivo das do el principio leibniziano de continuidad hasta
Unbewusste y traducirlo en términos equivalentes, the un- sus últimas consecuencias, Kant instaura así una
conscious, l’inconscient y el inconsciente. De la misma mane- infinidad de grados entre lo plenamente conscien-
ra, das Vorbewusste se traduce sin dificultad por le précons- te y lo inconsciente en un texto que se inscribe en
cient, the preconscious y el preconsciente. ¿Esto significa que una perspectiva psicológica y no trascendental:
700 | INCONSCIENTE

(…) así como incluso entre un estado consciente y en el consciente, al hombre no le quedaría más que
la completa inconsciencia (oscuridad psicológica desesperar por jamás poder lograr un conocimiento
[zwischen einem Bewusstsein und dem volligen Unbe- de su alma, es decir, un conocimiento de sí mismo.
wusstsein (psychologischer Dunkelheit)]) se encuen- Pero si esta imposibilidad no es sino aparente, en-
tran siempre grados aún menores (…) tonces la primera tarea de una ciencia del alma será
Prolegómenos a toda metafísica futura que establecer cómo el espíritu del hombre puede des-
haya de poder presentarse como ciencia, en AK, cender a esas profundidades.
vol. 4, p. 307; trad. Mario Caimi, p. 155. Psyche, zur Entwicklungsgeschichte
der Seele, 1975, p. 1.

Siempre fiel a Leibniz con respecto a este punto, Kant


afirma, así, en Anthropologie in pragmatischer Hin- De manera general, y como lo muestra este frag-
sicht [Antropología en sentido pragmático](en AK, mento, la importancia de esta corriente se debe a la
vol. 7, p.136; trad. esp., p. 28), que “el campo de las positividad que reconoce en esta esfera inconscien-
representaciones oscuras es, pues, el mayor de to- te: lejos de ser el grado más bajo de la conciencia, la
dos en el hombre”. Desde el punto de vista filosófi- oscuridad del inconsciente es prueba de su riqueza
co, la operación tiene un gran alcance, puesto que y de su valor de verdad.
el adversario no es Descartes sino Locke, es decir, el Una tercera etapa está constituida por una obra
fundador de la psicología empírica, quien no puede que asentó de manera definitiva el adjetivo sustan-
admitir que una representación sea no consciente tivado das Unbewusste en el rango de sustantivo pro-
(en AK, vol. 7, p. 135¸ trad. esp., p. 26). Se ve tam- piamente dicho. Se trata de Philosophie des Unbe-
bién que para Kant no se trata en absoluto de gene- wussten [Filosofía del inconsciente] de Edward von
rar un lugar particular dotado de leyes específicas Hartmann, publicada en 1870 (Berlín, Carl Dunker
(lo que será das Unbewusste en Freud), sino simple- Verlag). Su título revela el acceso del término al pleno
mente de construir el negativo de la conciencia (das reconocimiento filosófico, puesto que das Unbewuss-
Unbewusstsein), es decir, un “estado negativo de con- te designa allí ese fondo metafísico de todo lo que
ciencia”: lo que la oscuridad es a la claridad. La tra- Schopenhauer había denominado der Wille, es decir,
ducción por “inconsciencia” es, pues, obligada en la voluntad. La elección del término es significativa:
este caso. en Schopenhauer, la voluntad se opone a la represen-
tación (die Vorstellung), lo cual excluye de entrada la
II. La sustantivación del inconsciente: idea de que pueda haber representaciones incons-
el romanticismo y Von Hartmann cientes. Por el contrario, Hartmann introduce en el
En el romanticismo, se impone en el alemán, el in- inconsciente la mayor parte de la vida psíquica e
glés y el francés un uso masivo de términos que intelectual. El inconsciente freudiano mismo estará
añaden un prefijo privativo en el campo léxico de la constituido por afectos y representaciones y será in-
conciencia, tales como los adjetivos unbewusst, un- disociable de aquéllos. La obra de Hartmann tendrá
conscious e inconscient, y los sustantivos Unbewusst- una resonancia considerable y será rápidamente tra-
heit, Unbewusstsein, unconsciousness e inconscience. ducida al francés (Philosophie de l’inconscient, trad.
El adjetivo sustantivado das Unbewusste es menos D. Nollen, Ballière, 1877) y (Philosophy of the Un-
corriente, aunque se encuentra por ejemplo en las conscious, trad. W.C. Coupland, Londres, Trübner,
primeras líneas de una obra del filósofo y médico 1884). Los diccionarios, en particular el Littré, re-
romántico Carl Gustav Carus (1789-1869), cuya miten precisamente a esa traducción para recono-
primera edición data de 1846: cer plenamente el uso del sustantivo.

La llave del conocimiento de la naturaleza de la vida III. El subconsciente y la psicofisiología


consciente del alma se debe buscar en el reino del Un poco antes de Freud se produce el inmenso flo-
inconsciente [des Unbewusstseins]. De allí la dificul- recimiento de la psicología científica a partir de me-
tad, si no la imposibilidad, para comprender plena- diados del siglo XIX (especialmente los Grundzüge
mente el secreto del alma. Si fuera absolutamente im- der physiologischen Psychologie [Principios de psico-
posible encontrar el inconsciente [das Unbewusste]
logía fisiológica] de Wilhelm Wundt o las obras de
INCONSCIENTE | 701

Alexander Bain en Inglaterra y de Théodule Ribot en solamente en la complejidad decreciente de los pro-
Francia), así como las investigaciones sobre las con- cesos neurales [degrees of complication in the neural
ciencias múltiples del sonambulismo y de la histe- processes]” (1877, p. 163). En psicopatología, esta vez,
ria. El contexto intelectual de estos debates ya no es Pierre Janet otorga una gran importancia a los “ac-
el romanticismo sino el positivismo, lo cual condu- tos subconscientes”, es decir, una “acción que tiene
ce de cierta manera a retomar la pregunta clásica por todas las características de un hecho psicológico ex-
los grados de conciencia. Se puede identificar un cepto uno, y es que siempre es ignorada por la per-
efecto de este uso del vocabulario del inconsciente sona misma que la ejecuta en el momento mismo
en la traducción de textos que carecían de él. Es así en que la ejecuta” (L’automatisme psychologique, p.
como, en una traducción inglesa de la Monadología 263). Estos actos se deben a la “debilidad psicológi-
de Leibniz que data de comienzos del siglo XX, el ca”, al estrechamiento del campo de la conciencia
término unconsciousness traduce el término francés que de esta manera deja que se expresen actos au-
“étourdissement [aturdimiento]”, que designa los es- tomáticos.
tados de muerte aparente. En la primera frase del
parágrafo 23 aparece de esta manera un vocabula- IV. El momento freudiano
rio de la conciencia y de la inconsciencia ausente en Si se pasa esta vez a Freud, se observa que él utiliza
la obra de Leibniz: el término subconsciente en un artículo redactado en
francés en 1893, “Quelques considérations pour une
Therefore, since awakening after a period of uncons- étude comparative entre les paralysies motrices or-
ciousness we become conscious of our perceptions, we ganiques et hystériques” [“Estudio comparativo de
must, without being conscious of them, have had per- las parálisis motrices orgánicas e histéricas”]. Este
ceptions immediately before. artículo se lo había pedido Charcot, y en él se halla
[Donc, puisque réveillé de l’étourdissement on s’aperçoit de su puño y letra la terminología francesa vigente.
de ses perceptions, il faut bien qu’on en ait eu immé- Sin embargo, ya desde La interpretación de los sue-
diatement auparavant, quoiqu’on ne s’en soit aperçu.] ños [1900], y en su último capítulo dedicado a la
Discourse on Metaphysics, Correspondence “Psicología de los procesos del sueño”, se encuentra
with Arnauld, and Monadology, 1902, p. 153.
la primera elaboración de la primera tópica, la cual
[Así, pues, dado que al despertar de ese aturdimiento será precisada en el artículo metapsicológico titula-
nos apercibimos de nuestras percepciones, es de todo
do precisamente “Das Unbewusste” (1915). El in-
punto necesario que las hayamos tenido inmediata-
mente antes, aun cuando no nos hayamos apercibi-
consciente —das Unbewusste— es entonces uno de
do de ellas.] los tres sistemas del psiquismo. Obedece a leyes pro-
Trad. esp. J. Velarde, p. 93. pias (el proceso primario: condensación, desplaza-
miento, etc.) que permiten dar cuenta de las parti-
cularidades formales del sueño y de los mecanismos
Pero es el término subconsciente (en inglés subcon- de su interpretación. El Vocabulaire de la psychana-
scious, en alemán unterbewusst, en francés subcon- lyse resume perfectamente las características del “in-
scient) el que generalmente designa aquello que se consciente sistema”:
sitúa justo por debajo del umbral de la conciencia.
Así, en un artículo titulado “Consciousness and un- a) sus “contenidos” son “representantes” de las pul-
consciousness”, el psicólogo G.H. Lewes defiende la siones;
tesis del carácter psíquico del unconsciousness y de b) estos contenidos están regidos por los mecanis-
la subconsciousness, en contra de los partidarios de mos específicos del proceso primario, especialmen-
la “cerebración inconsciente”, es decir, del carácter te la condensación y el desplazamiento;
puramente reflejo de los mecanismos inconscientes. c) fuertemente catectizados de energía pulsional,
Pero de todas maneras, se trata únicamente de un buscan retornar a la conciencia y a la acción (retorno
asunto de complejidad: “Todos los argumentos tien- de lo reprimido); pero sólo pueden encontrar acce-
den pues a mostrar que entre los estados conscien- so al sistema Pcs-Cs en la formación de compromi-
tes, subconscientes e inconscientes [conscious, sub- so, después de haber sido sometidos a las deforma-
ciones de la censura;
conscious and unconscious states] la diferencia reside
702 | INCONSCIENTE

d) son especialmente los deseos infantiles los que Française de Psychanalyse [RFP], órgano oficial de la
experimentan una fijación en el inconsciente. Sociedad Psicoanalítica de París, fundada en 1926.
Laplanche y Pontalis, p. 197; trad. esp. p. 193. Las traducciones de los textos de Freud se caracteri-
zan allí por un respeto escrupuloso del paso del ale-
Freud materializa este carácter tópico utilizando abre- mán das Unbewusst al francés l’inconscient y por la
viaciones para designar los diferentes sistemas: Ubw, desaparición del vocablo subconscient. Pero existen
Vbw, Bw (en español y en francés Ics, Pcs, Cs, en in- múltiples huellas de que la palabra no abarca cabal-
glés Ucs, Pcs, Cs). Una extraña operación: la episte- mente la noción. Una de las más significativas se
mología es en apariencia positivista, pero Freud rom- halla en un infor me de Édouard Pichon sobre el
pe con toda diferenciación por grados (las diferencias Traité de psychologie de Georges Dwelshauwers, un
entre los sistemas Pcs-Cs e Ics son de naturaleza) y psicólogo de la escuela neo-tomista, importante en
parece retomar la proposición romántica concer- esa época. En particular, encontramos lo siguiente:
niente al fondo inconsciente del ser: sólo “parece”,
pues por una parte el inconsciente “en sí” perma- El inconsciente no es más que lo que no se sabe [l’in-
nece inaccesible; por otra parte, no está dotado de su]. Está siempre virtualmente sujeto a los alcances
atributos metafísicos. ¿La especificidad del “sistema” de la conciencia […]. Así se completa para mí la de-
inconsciente está bien expresada por el término das finición del inconsciente: el conjunto de cosas actual-
Unbewusste, tan cargado por este doble origen po- mente extranjeras a la conciencia del yo, pero que esta
conciencia puede ser eventualmente llevada a apre-
sitivista y romántico?
hender a partir de sus estados de ánimo.
• VÉASE EL RECUADRO 1
RFP, 1928, núm. 2, pp. 369-370.
Un interesante ejemplo de la manera en que el in-
consciente de Freud fue recibido en Francia se apre- Descubrimos entonces que para los psicoanalistas
cia al examinar los primeros números de la Revue franceses fue más fácil deshacerse del subconscien-

Recuadro 1 › La inconsciencia y el inconsciente como sistema


En relación con las implicaciones lingüísticas Unconsciousness [das Unbewusste] seem- [Lo inconciente nos pareció al comienzo
y teóricas del inconsciente tal como lo en- ed to us at first only an enigmatical cha- un mero carácter enigmático de un cier-
tiende Freud, y de su punto de vista sobre racteristic of a definite psychical activity. to proceso psíquico; ahora significa para
Now it means more to us. It is a sign that nosotros algo más: es un indicio de que
el término mismo, hay un ejemplo intere-
this act partakes of the nature of a certain ese proceso participa de la naturaleza de
sante en un artículo que escribió en inglés, psychical category known to us by other and una cierta categoría psíquica, de la que
cuya traducción al alemán fue realizada pro- more important characteristics and that tenemos conocimiento por otros y más
bablemente por Hanns Sachs, pero revisada it belongs to a system of psychical activity importantes caracteres, y pertenece a un
por él. Se trata de “A note on the Uncons- which is deserving our fullest attention. sistema de actividad psíquica que mere-
cious in Psycho-Analysis” [“Nota sobre el The index value of the unconscious ce nuestra mayor atención.
concepto de lo inconciente en psicoanáli- [der Wert des Unbewussten als Index] El valor de lo inconciente como índi-
sis”; “Einige Bemerkungen über den Begriff has far outgrown its importance as a ce ha superado con mucho a su significa-
des Unbewussten in der Psycho-analyse”], property. The system [das System] re- ción como propiedad. A falta de una ex-
vealed by the sign that the single acts presión mejor y menos ambigua, damos
publicado primero en los Proceedings of the
forming parts of it are unconscious [un- el nombre de “el inconciente” al sistema
Society for Psychical Research, 26, 66, bewusst] we designate by the name “the que se da a conocer por el signo distinti-
1912. El último párrafo de ese texto pre- unconscious” [“das Unbewusste”], for vo de ser inconcientes los procesos sin-
senta el paso entre la cualidad de lo que want of a better and less ambiguous term gulares que lo componen. Para designar
escapa a la conciencia, la simple uncon- [in Ermangelung eines besseren und este sistema propongo las letras ICC
sciousness, y el inconsciente propiamente weniger zweideutigen Ausdruckes]. In {Ubw}, abreviatura de la palabra “incon-
freudiano, the unconscious, caracterizado German, I propose to denote this system ciente” {Unbewusst}
por constituir un sistema. Curiosamente, el by the letters Ubw, an abbreviation of the Éste es el tercer sentido, y el más im-
texto alemán no da cuenta de este desliza- German word “Unbewusst”. portante, que el término “inconciente”
And this is the third and most signifi- ha cobrado en el psicoanálisis.]
miento, como tampoco las primeras tra-
cant sense which the term “unconscious” Standard Edition, XII, p. 266;
ducciones francesas hasta 1968 inclusive. has acquired in psychoanalysis [dies ist OC, vol. 8, pp. 438-439;
Finalmente sólo el inglés y el francés (en su der dritte und wichtigste Sinn, den der trad. esp. tomo XII, p. 277.
última versión, la de las OCF/P) son fieles a Ausdruck “unbewusst” in der Psycho-ana-
la operación teórica de Freud. lyse erworben hat].
INCONSCIENTE | 703

te porque el término inconsciente preserva lo esen- Descartes, Méditations métaphysiques, “Première méditation”,
cial: la relación con la conciencia. Pichon, como buen trad. Duc de Luynes, París, Vrin, 1966; “Meditación prime-
ra” en Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas,
gramático, debía estar satisfecho con un término trad. Vidal Peña, Madrid, Alfaguara, 1977.
construido de manera privativa. Freud habría de- Freud Sigmund, Gesammelte Werke [GW], 18 vols., Londres y
seado tal vez un término que no fuera simplemente Frankfurt, Imago & Fischer, 1940-1952, y vol. supl. Nach-
el negativo de la conciencia. Nosotros continuamos tragsband (1885-1938), Frankfurt, Fischer, 1987; The Stan-
dard Editionof the Complete Psychological Works of Sigmund
en el aprieto de que la lengua carezca de un térmi- Freud, ed. J. Strachey, 24 vols., Londres, Hogarth Press, 1953-
no positivo para designar ese otro lugar psíquico. 1966; Les œuvres complètes de Freud/Psychanalyse [OCF/
Pero, ¿es tan sólo un problema lingüístico? P], trad. A. Bourguignon, P. Cotet y J. Laplanche (dir.), Pa-
Freud eligió entonces el término das Unbewusste rís, puf, 1988; Obras completas, trad. José L. Etcheverry,
Buenos Aires, Amorrortu, [1959] 1992.
por defecto. Quizá porque temió todos los malen- Ellenberger Henri F., The Discovery of the Unconscious, the His-
tendidos a los que se presta un término tan cargado tory and Evolution of Dynamic Psychiatry, Nueva York, Basic
por su doble historia romántica y psicofisiológica. Book, 1970; Histoire de la découverte de l’inconscient, trad. J.
Feisthauer, París, Fayard, 1994.
Pero el alemán no le ofreció un término para desig-
Ey Henri (dir.), L’Inconscient (VIe Colloque de Bonneval, 1960),
nar claramente el carácter “sistemático” del nuevo Desclée de Brouwer, 1966.
inconsciente, como tampoco su carácter concep- Frankl George, The Social History of the Unconscious, Londres,
tual: la palabra entonces no remite de manera sufi- Open Gate Press, 1989.
Hesnard Angelo, L’Inconscient, Librairie Doin, 1923.
ciente a la noción. El término más célebre del psico- Janet Pierre, L’Automatisme psychologique [1894], París, Odile
análisis, pues, corre el riesgo de quedar por siempre Jacob, 1998.
manchado por lo que no es psicoanalítico. Probable- Kant Immanuel, Prolegomena zu einer jeden künftigen Meta-
mente es lo que tenía presente Jacques Lacan cuando, physik, die als Wissenschaft wird auftreten können, en Gesam-
melte Werke [AK], vol. 4, Berlín, Reimer, 1902-1913; Prolegó-
en la introducción de una conferencia en el coloquio menos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse
de Bonneval sobre el inconsciente, declaraba: “El como ciencia, trad. Mario Caimi, Madrid, Istmo, 1999.
inconsciente es un concepto forjado sobre la huella ——, Anthropologie in pragmatischer Hinsicht, en AK, vol. 7,
de aquello que opera para constituir al sujeto. El in- Berlín, Reimer, 1902-1913; Antropología en sentido prag-
mático, Madrid, Alianza Editorial, 1991.
consciente no es una especie que defina en la reali- Lacan Jacques, “Position de l’inconscient”, Écrits, París, Seuil,
dad psíquica el círculo de lo que no tiene el atributo 1966; El inconsciente (coloquio de Bonneval), dir. de Henri
(o la virtud) de la conciencia” (“Position de l’in- Ey, México, Siglo XXI Editores, 1970.
conscient”, Écrits, 1966, p. 830; trad. esp. p. 168). Y leibniz Gottfried Wilhelm, Nuevos ensayos sobre el entendimien-
to humano, trad. J. Echeverría Ezponda, Madrid, Editora Na-
Lacan “inventará” a su vez un término que no es tra- cional, 1983.
ducción sino transcripción del alemán al francés: el ——, Discourse on Metaphysics. Correspondence with Arnauld,
inconsciente es la “unebévue”, es decir, lo que pro- and Monadology, trad. G. Montgomery, Chicago, Open Court
Publishing Company, 1902.
duce un sentido inesperado, no lo que está más acá
——, Monadología, ed. bilingüe, introd. G. Bueno, trad. J. Velar-
del sentido, o lo que contendría el corazón de todos de, Oviedo, Pentalfa, 1981.
los sentidos (Le Séminaire, XXIV, L’Insu que sait de Lewes G.H., “Consciousness and unconsciousness”, Mind, Londres
l’une bévue s’aile à mourre, 1976-1977, inédito. Edita- y Edimburgo, Williams & Norgate, vol. 2, núm. 6, abril 1877.
Mac Intyre Alasdair C., The Unconscious, a Conceptual Analy-
do en español con el título El fracaso del Un- desliz sis, Londres, Routledge & Kegan Paul Ltd., 1958; L’incons-
es el amor, trad. Ariel Dilon, México, Ortega y Ortiz cient, analyse d’un concept, trad. G. Nagler, París, puf, 1984.
editores, 2008. Une bévue en español significa lite- Ribot Théodule, Les mouvements et l’activité inconsciente [1912],
ralmente, en lenguaje familiar, “una metida de pa- París, Cariscript, 1991.
Whyte Lancelot Law, The Unconscious before Freud, Nueva York,
ta”. Algunos psicoanalistas lo han traducido por “una Basic Books, 1960; L’inconscient avant Freud, trad. J. Mor-
equivocación”, otros por “un desliz”). che, París, Payot, 1971.
Alexandre ABENSOUR
Bibliografía de consulta
Laplanche Jean, Jean-Bertrand Pontalis y Daniel Lagache
Bibliografía principal
(dirs.), Vocabulaire de la psychanalyse, París, puf, 1967, reed.
Carus Carl Gustav, Psyche, zur Entwicklungsgeschichte der See-
“Quadrige”, 1998; Diccionario de psicoanálisis, dir. Daniel
le [Psiquis, historia del desarrollo del alma], Pforzheim, Flam-
Lagache, Buenos Aires, Paidós, [1996] 2004.
-mer und Hoffmann, 1846, reed. Darmstadt, Wissenschaft-
Littré Émile, Dictionnaire de la langue française, 4 vols., París,
liche Buchgesellschaft, 1975.
Hachette, 1873.
704 | INDIO

INDIO Esta observación va directamente al centro de la dis-


cusión. El vocablo “indio” es un ejemplo paradig-
alemán Indianer
mático del eurocentrismo, es decir, de la proyección
francés indien
inglés indian
de ideas, concepciones y más generalmente de
portugués índio, indiano categorías europeas sobre y en la realidad america-
na. En este sentido, llamar a las sociedades ameri-
Indios, indígenas, pueblos originarios, pueblos autóctonos, canas originarias por los nombres que ellas mismas
naturales, amerindios, aborígenes, indians, natives (nati- usaban para autodesignarse parece ser relativamen-
vos), native americans (nativos americanos), first nations te reciente (al menos, se documenta desde la se-
(primeras naciones), indigènes, autochtones (“súbditos co- gunda mitad del siglo XIX). La historia de las luchas
loniales” del imperio francés), pero también salvajes, bár- de resistencia cultural y simbólica de los pueblos ori-
baros, caníbales, isleños (lat. insulanos: hasta la conquista ginarios americanos pasa precisamente por la rei-
de México-Tenochtitlan, los vocablos “indios” e “isleños” vindicación del etnónimo (el vocablo usado por el
eran intercambiables), paganos, infieles, idólatras y hasta grupo para autodesignarse, también entendido co-
el célebre homunculi (“hombrecitos”) utilizado por Ginés mo “endónimo”) contra el exónimo (el vocablo im-
de Sepúlveda en su libro Democrates alter (circa 1541): de- puesto al grupo por una sociedad o grupo mayo-
trás de esta retahíla de epítetos se esconde una larga historia ritario, dominante, o simplemente “exterior”). La
política y cultural de relaciones casi siempre violentas, polí- observación de Mandrini también nos remite a la
ticas e intelectuales, entre el mundo europeo y luego na- historia de los múltiples usos de “indios”. En efecto,
cional (latinoamericano) con el mundo americano origina- otra de las partes de esta historia consiste en estudiar
rio; esencialmente bajo la sombra de la conquista (la cómo la elaboración lenta de esta identidad rela-
expoliación) y de su herencia social y cultural mayor: el ra- cional se fue haciendo con los actores de las socie-
cismo. “Indios” en este sentido es el precipitado, en la acep- dades americanas y sus “otros”. “Indios” es inen-
ción química del término, del encuentro violento que cons- tendible sin “negros”, “criollos”, “mestizos” y otras
tituye la historia americana. El término traduce también categorías esencialmente ligadas a la mezcla racial,
uno de los elementos más centrales de los conflictos sim- fruto de la estratificación social y racial de la socie-
bólicos surgidos con la realidad colonial: la manera de nom- dad colonial.
brar, clasificar y designar a las poblaciones americanas, ob- Así, “indio” es también relevante como concep-
jeto de discursos y de estrategias por parte de la sociedad to en un vocabulario filosófico, porque nos lleva a
española dominante en América. estudiar de qué manera el encuentro de los euro-
peos con la realidad social-histórica de América tu-
En la introducción a su libro América aborigen. De vo consecuencias profundas en la manera de pen-
los primeros pobladores a la invasión europea, reto- sar la cuestión de la “humanidad”, a partir de la
mando los usos de las categorías que han servido tradición filosófica europea. Esta pregunta, como es
para nombrar a los actores de la historia america- sabido, ha sido la pregunta central para “el huma-
na, Raúl Mandrini observa que nismo”, entendido como conjunto de problemas fi-
losóficos generales del estudio de la especie huma-
el concepto de “indio” (o sus sustitutos) como reve- na y no solamente como momento particular de la
lador de una unidad de las poblaciones americanas historia intelectual europea del siglo XVI.
es producto de la conquista; no se trata de una cate- Entre las diferentes acepciones que se pueden
goría cultural, racial o étnica, sino social; el indio consignar hay una que merecería en realidad un es-
era, por definición, el sometido. Durante la con- tudio aparte: la de los usos del vocablo “indio” en
quista, esta situación de conquistados confirió cier-
las diferentes formas del imaginario racista de las
ta unidad a poblaciones étnicamente diferentes y
sociedades latinoamericanas hasta la actualidad, pe-
permitió formular una identidad común frente al
conquistador. La representación española de la co- ro esta dimensión excede por mucho el objetivo de
lonia como la yuxtaposición de dos “repúblicas” se- este artículo. Ese estudio debería incluir también el
paradas de manera tajante […] reforzó y legitimó entramado conceptual entre racismo y exotismo
esta unidad. como formas de representación de lo indígena.
Mandrini, 2013, p. 20.
INDIO | 705

I. Historia de un error: de “la India” a “las Indias” geográfico helenístico como un saber a la vez físico y
El uso de la palabra “Indias” por los viajeros y nave- antropológico. Segundo, porque el modelo imagina-
gantes de la península ibérica es una herencia del rio de descripción de la extensión terrestre que será
pensamiento geográfico de la antigüedad y, en par- transmitido por Estrabón, y luego por Ptolomeo, só-
ticular, de la hipótesis de haber llegado a las “In- lo entrará en crisis con el descubrimiento y la con-
dias” por una ruta marítima en vez de terrestre (co- quista de América central (después de los años
mo en la antigüedad), sea siguiendo por navegación 1520), es decir, cuando se dio la confirmación con-
de cabotaje el continente africano como lo hicieron creta de que la etapa “de las islas” estaba definitiva-
los portugueses, sea intentando una ruta marítima mente terminada y de que la extensión de tierra a la
hacia el occidente, como lo hizo Colón. En 1291, los cual los españoles habían llegado no sólo no eran is-
hermanos Vivaldi, dos genoveses, intentan por pri- las sino que, seguramente, no eran tampoco Asia, al
mera vez este tipo de viaje, sin resultado (desapare- menos el imaginario de Asia contado por los viaje-
cen). Colón es el primero en hablar de “Indias” con ros. Idea que será confirmada por los viajes de Ma-
motivo de su llegada a las Américas, en la célebre “pri- gallanes y por la lenta progresión de la navegación
mera carta” de su primer viaje (impresa en 1493) después de la segunda mitad del siglo XVI, en parti-
donde describe su periplo: cular por los portugueses. Tercera y última razón: la
presencia invisible de India había llegado a los euro-
Señor, porque sé que habréis placer de la gran victo- peos por medio de la cultura griega, que, es sabido,
ria que Nuestro Señor me ha dado en mi viaje, vos había sentido la necesidad de una reflexión sobre el
escribo ésta, por la cual sabréis como en 33 días pa- encuentro y la diferencia con otras “grandes civiliza-
sé de las islas de Canaria a las Indias con la armada ciones”. En la época clásica esta figura del “otro
que los ilustrísimos rey y reina nuestros señores me admirable” fue Egipto (es el caso de Heródoto y en
dieron […].
parte de Jenofonte, quien reflexiona más profunda-
Gil y Varela, 1997, p. 96.
mente sobre Persia) y en la época helenística fue
India (así en Plutarco, Macrobio o Estrabón). Des-
Este error, que ha sido analizado, discutido y deba- de el punto de vista geográfico y antropológico, es-
tido como el acto definitorio de la forma de rela- ta visión transmitió también la concepción xenófo-
ción de los europeos con la realidad americana, tu- ba griega de la diferencia radical e infranqueable
vo una importancia particular en la formación de entre “bárbaros” y “helenos”. Los viajes de los geó-
la percepción geográfica y antropológica de las Amé- grafos de la antigüedad se articulaban todos de al-
ricas. De hecho, el problema se planteó de la misma guna manera como una salida del mundo habitado
manera a partir del siglo XVIII en las verdaderas “In- y conocido, el οἰκουμένη (gr. oikoumene, esp. ecúme-
dias”, puesto que el término usado mayoritariamen- ne). La percepción española reactualizó esta ma-
te en el subcontinente indio para hablar del territo- triz, integrándola con el topos de la “civilización
rio que llamamos hoy “India” es Bharata (sánscrito: cristiana” de la cual se consideraba portadora. Este
भारत) y, tradicionalmente, Aryavarta para hablar de tema vuelve a surgir en el momento de la consoli-
lo que hoy sería “India del Norte”(sánscrito: dación intelectual de la antropología, interactuan-
आर्यावर्त). Tal y como se produjo con China (man- do con las justificaciones ideológicas del imperia-
darín: Zhonguo), Egipto (ár. Al-Masr) y otros países o lismo europeo del siglo XIX.
áreas geoculturales, caracterizando así elementos Según los escritores griegos y helenísticos, la tie-
típicos de la relación cultural imperial. rra habitada era un único y enorme bloque de tierra
Las primeras menciones más conocidas de la “In- separado por diferentes tipos de fronteras natura-
dia” se remontan quizás a los libros 3 y 4 de las His- les que dividían tres “partes”: Europa, Asia y África.
torias de Heródoto, inspiradas por relatos e intercam- Esta forma de modelizar el espacio de las tierras emer-
bios con viajeros y sabios de la Persia aqueménida. gidas correspondía de manera intuitiva a la expe-
La mención de estos orígenes nos interesa por tres riencia real de los viajeros, según se describe en va-
razones. Primero, porque la búsqueda de la descrip- rios relatos célebres como la Geografía de Estrabón
ción de los pueblos de la antigüedad fuera del Medi- o el Millione de Marco Polo, que declaraban haber
terráneo marca la gran tradición del pensamiento partido de un punto en “Europa” y haber llegado a
706 | INDIO

otro punto en un extremo de “Asia”. Así, cada expe- frailes dominicos con los colonos españoles en tor-
riencia nueva de encuentros, viajes y rutas fue inte- no a la esclavización violenta de la población taína,
grada a esta matriz de las llamadas “tres partes del ligada a la puesta en práctica de la encomienda. Un
mundo”. detalle importante es que la conquista de Canarias
Con la consolidación de la cristiandad medieval (1403-1493), que siguió sensiblemente los mismos
y el contacto cultural conflictivo con el islam, la tra- patrones de la conquista y colonización antillanas,
dición de la descripción física y antropológica fue incluyendo la esclavización generalizada de los guan-
adaptada progresivamente para corresponder a de- ches y formas de violencia genocida, no generó la
ducciones y especulaciones surgidas del relato bí- misma discusión teológica.
blico de la creación, según el cual, luego del diluvio, ¿Por qué los indios representaban un problema
los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) pueblan nue- teológico? Primero, porque se trataba de un grupo
vamente la Tierra después de una primera destruc- humano que no había estado nunca antes expuesto
ción de la humanidad. Geografía, cosmografía, ge- al mensaje cristiano, y esta situación imponía la
nealogía y lo que hoy llamaríamos “etnografía” se evangelización como un “deber”. Por otro lado, por-
mezclaron así en la literatura geográfica medieval que su condición de “infieles”, “paganos” o “bár-
del Occidente cristiano con consideraciones teoló- baros” reactivó el problema teológico-jurídico del
gicas orientadas a explicar la forma del mundo, las dominium (derecho) de los infieles en un contexto
diferencias físicas y culturales entre seres humanos de guerra de religión a ultranza. Por último, porque
y la forma de la Tierra y de sus espacios. Esta con- aparece el problema del origen de las sociedades ame-
junción permite entender la preocupación europea ricanas, que evidencia la importancia de las hipóte-
por clasificar e identificar a las sociedades america- sis teológicas sobre el origen y la división de la hu-
nas en una narrativa cosmográfica con trasfondo manidad.
teológico, donde éstas debían insertarse en el relato En este contexto, uno de los problemas intelec-
bíblico. Este punto generó una ruptura en las repre- tuales que afrontaron los europeos, en particular
sentaciones, puesto que los indígenas americanos desde el punto de vista religioso, fue el de la catego-
no entraban en esta matriz explicativa. La ascenden- rización de las poblaciones, a medida que los viajes
cia de las diferentes culturas humanas, interroga- iban revelando la existencia de sociedades distintas,
ción basada en la preocupación de las genealogías hasta entonces desconocidas, alejadas del mundo
bíblicas, daría forma a las preguntas de la antropo- mediterráneo y de su historia religiosa. En el con-
logía y al primer gran debate sobre el origen de la texto ibérico, se consideraba “infieles” a todas las
humanidad: monogenismo versus poligenismo. poblaciones que habían estado expuestas a los otros
monoteísmos, es decir, principalmente, a los mu-
II. La teología, el derecho y la discusión sulmanes y judíos. Este uso correspondía a la ex-
sobre la unidad de la especie humana periencia de los reinos cristianos medievales del
(teología-antropología) Occidente latino a partir del siglo XI: tras los pro-
Acuñada en 1944 por el historiador y religioso espa- gresos de la reconquista, pensada como una cruza-
ñol Venancio Carro, uno de sus primeros estudio- da, a partir de finales del siglo XII, vastos territorios
sos, la expresión “Controversia de Indias” designa donde convivían comunidades judías y musulma-
los primeros debates sobre “los indios” y su devenir nas habían pasado a dominio cristiano, situación
en el nuevo orden español. El papel preponderante inédita que planteó el problema de la conversión y
que jugaron los debates teológicos, su relación con la de la evangelización dentro del régimen de la tole-
justificación jurídica de la conquista y el problema rancia medieval (Muldoon, 1979, p. 132). Esta si-
de cómo integrar a las sociedades americanas hace tuación dio forma a un elemento central y caracte-
de la controversia una de las grandes disputas inte- rístico del espacio ibérico: un mundo de frontera,
lectuales del mundo renacentista. Ésta se da después donde coexistían diferentes estatutos y estamentos
de la crisis de 1511/12 en La Española y dura hasta jurídicos y sociales vinculados estrictamente a la
el último tercio del siglo XVI, con la instalación de- diferencia religiosa. En este contexto, se generaliza
finitiva de la sociedad colonial. Comienza con la con- el uso indiscriminado del concepto de “infidelidad”,
frontación que opone abiertamente a un grupo de en especial aplicado directamente a poblaciones
INDIO | 707

consideradas no europeas (in partibus infidelium, nes, autoridades e instituciones por el mero hecho
“en el territorio de los infieles”). El encuentro con de no ser cristianos?
las sociedades americanas agudizó la pregunta por La controversia se desarrolló en España y parti-
el estatus teológico de las poblaciones que no ha- cipan esencialmente intelectuales ibéricos cercanos
bían sido conocidas por los europeos y que no per- al poder (profesores universitarios, consejeros, legis-
tenecían al universo de los monoteísmos arraiga- tas, humanistas) o a las órdenes (principalmente do-
dos en el mundo mediterráneo, al mismo tiempo minicos, jerónimos, franciscanos y luego jesuitas). El
que planteó la cuestión técnica de sus derechos en nudo histórico de la primera controversia fue do-
tanto que población infiel. “Paganos”, por otra par- ble: por un lado, la justificación de la presencia y de
te, era un término con una intensidad teológica liga- la dominación del rey castellano; por otro, el trata-
da a la historia misma del cristianismo, y en espe- miento que debían recibir los indios (donde inter-
cial a la figura del “apóstol” artífice de la expansión vendría el argumento central de la evangelización).
del cristianismo por medio de “la palabra y del ¿Cómo justificar y sobre todo legitimar la presencia
ejemplo”. En realidad, el término se usaba casi ex- de los españoles y en particular la conquista? Ésta
clusivamente para hablar de poblaciones que nun- era la pregunta por la legitimidad y el origen o fun-
ca habían sido expuestas al mensaje cristiano y que, damento del poder español en las Américas. Se co-
por su existencia misma, llamaban a un “nuevo apos- noce este aspecto de la controversia como la “que-
tolado”. Dos concepciones de la conversión apa- rella de los justos títulos”. El argumento no es sólo
recen aquí: una, pacífica (el apostolado); otra coer- teórico, sino que también es íntimamente político:
citiva, ligada al modelo de Constantino, donde el estos autores tienen en mente la justificación que los
Estado apoya la acción de la Iglesia forzando a los españoles hacen de la conquista con respecto a otras
paganos (según la expresión en Lucas, compelle eos potencias cristianas que a partir de los años 1520 ya
intrare, “fuérzalos a entrar“) (Muldoon, 1979, p. 105). empezaron a intentar acercarse al mundo america-
Otro de los efectos del término “pagano” fue reha- no. La figura más eminente, en este momento de la
bilitar el uso del concepto de “bárbaro”, asociado en controversia, es el dominico Francisco de Vitoria, que,
los textos de la antigüedad al caso de la cristianiza- con argumentos esencialmente jurídicos y con un
ción del este europeo en la controversia lituana (Wi- enfoque de realismo político, sostiene que los in-
lliams Jr., 1990, p. 59). dios, aunque infieles, tienen enteramente derecho
De ahí que el mundo extraeuropeo fuera desig- natural a sus posesiones, a sus territorios y a sus for-
nado, en general, como “infiel”, “pagano” y “bárba- mas de autoridad (todos conceptos que transmitía
ro”. En este marco, es decir, entre los años 1512 (el el término dominium). Vitoria busca, por un lado,
año del sermón del dominico Montesinos en Santo razones válidas para la guerra justa, en la perspecti-
Domingo) y 1532 (el año en que el teólogo Francis- va de la legitimación de la conquista, pero también
co de Vitoria pronuncia la primera de sus lecciones justificaciones para la apropiación castellana (la in-
dedicadas a la cuestión americana, De Indis, recenter tegración a la Corona). Descarta además el célebre
inventiis en Salamanca) se produce el gran debate argumento de la donación papal, rechazando las doc-
inspirado en la controversia medieval sobre el domi- trinas de la teocracia pontifical: la idea de que el Pa-
nium de los infieles. Según este debate, originado pa, como vicario de Cristo en la Tierra, tiene potestad
en las cruzadas, pero agudizado en parte por la con- para entregar las islas descubiertas a los españoles.
troversia lituana del siglo XV, los infieles no tienen Vitoria centra la discusión sobre las formas legítimas
el mismo grado de legitimidad política en la organi- de adquisición de territorios (un tópico central en
zación de sus sociedades, en las formas de auto- la historia del derecho castellano) y concluye que el
ridad y de propiedad, que los cristianos. Esta teoría motor central de la conquista sólo puede ser la
se apoyaba en diferentes interpretaciones teocráti- “guerra justa” (Williams Jr., 1990, p. 97), para luego
cas del argumento del “origen divino” de todo po- examinar de manera más clásica, pero aplicada a las
der político, en especial, de la primera concepción Américas, cuáles serían los casos de guerra justa que
paulina. La pregunta central era aquí: ¿hasta qué los españoles deben conocer y utilizar. Uno de los
punto pueden legítimamente los cristianos privar a elementos más fuertes en Vitoria es que se aparta,
los infieles del ejercicio de sus derechos, posesio- contrariamente a otros intelectuales, de las razones
708 | INDIO

ligadas a la conversión: los españoles no pueden for- bargo, en particular el primer gran cuerpo codificado
zar a los indios a entrar en la religión cristiana, del de las Leyes Nuevas de 1542, terminaron ordenando
mismo modo que no pueden aducir de la infideli- la realidad social americana de una manera oficial
dad para privarles de sus derechos naturales. A su en torno a la explotación del trabajo indígena, a su
vez, los indios incurrirían en un “crimen” (contra el sumisión y a la organización de una sociedad pirami-
derecho natural) si impidieran a los cristianos cir- dal de estamentos con fundamento racial. Teniendo
cular y viajar para comerciar, pero, sobre todo, pre- como trasfondo la consolidación del régimen colo-
dicar el evangelio; y si lo rechazaran violentamente, nial, estos dispositivos jurídicos buscaron rempla-
esto sería un motivo de guerra justa contra ellos. La zar o atenuar el régimen de encomiendas por un
consecuencia de la victoria en una guerra justa es la régimen donde los indios dependieran no de “los
pérdida del dominium y por lo tanto la integración españoles” sino de la Corona directamente. Para es-
legítima de los territorios y de sus poblaciones bajo to, era necesario que la Corona tuviera una adminis-
la autoridad y dominación del rey. tración independiente y una presencia en los terri-
Pero, a partir de ahí, ¿qué estatus deben tener los torios americanos.
indios, incluso si han sido sometidos legalmente, Este aspecto central tuvo como motor la discu-
como pretende Vitoria? El deber del rey es defender sión de Las Casas de la idea de que los indios de-
y propagar la religión, por lo tanto, no puede tole- bían ser considerados “vasallos libres del rey”. Esta
rar que los “paganos” bajo su autoridad sigan prac- cuestión era a la vez religiosa, política y social: para
ticando sus creencias. Por esta razón (su “infideli- que los indios fuesen considerados vasallos del rey
dad”), tampoco puede aplicarles completamente un castellano, en el marco de la doctrina post-1492, de-
régimen calcado sobre el régimen de la tolerancia bían ser cristianizados. Sin embargo, para ser cris-
medieval (inspirado en el modelo musulmán del tianizados debían serlo de manera “correcta”. Esta
“pacto de Omar”, la dhimma, la “protección” de las discusión se arraigaba en la experiencia ibérica de
gentes del libro), como se había practicado en rei- las conversiones forzosas de las minorías religiosas
nos cristianos antes de la ola de pogromos de 1391. (judíos y musulmanes). Básicamente: se considera-
Aquí entra a jugar el primer montaje jurídico de ba que se había cristianizado a los judíos simple-
la conquista, que fue el régimen de la encomienda: mente por haberlos forzado a aceptar el bautismo
mediante esta institución de origen medieval, el so- con amenazas y masacres (proceso que se reprodu-
berano le encomendaba a un español (en general un ciría en los años 1520 con los moriscos). Para Las
colono) un grupo de indios que eran “repartidos”, Casas, no cabía duda de que “la única manera” de
para que trabajaran para él y contribuyeran con su atraer a los indios a la “verdadera religión” era me-
trabajo al tributo, recolectado para los funcionarios diante el apostolado y no la guerra (entendida esta
de la Corona. A cambio, el español debía “proteger” última según el modelo de la expansión del islam).
a los indios y prodigarles una formación religiosa. Esta postura también apuntaba a una crítica implí-
Desde el principio (en la fase antillana), este esque- cita del “modelo” ibérico de las conversiones forzo-
ma generalizó la esclavización y la explotación vio- sas que habían fabricado cristianos sin convicción,
lenta de la mano de obra indígena, objeto precisa- bajo la amenaza de la violencia. Las Casas no igno-
mente de la denuncia de los dominicos en 1512. raba que la lógica de la sociedad ibérica (y por su-
Diferentes leyes trataron de regular los usos de la puesto también colonial) era intrínsecamente se-
encomienda, sin gran éxito: esta situación de nue- gregacionista. La experiencia y el impacto cultural
vos señores feudales era en parte lo que atraía a los de la obsesión por la limpieza de sangre y la persecu-
conquistadores y sus huestes. ción de los conversos planteaba en filigrana el pro-
Todo este conflicto será el nudo de la obra de fray blema del estatus social después de la conversión.
Bartolomé de Las Casas (1484-1566), uno de los ac- Esto significaba que la pertenencia a la esfera reli-
tores más implicados en la elaboración de las leyes giosa era la clave que determinaba todas las otras
de Indias, cuyo propósito explícito fue “la protec- cuestiones del devenir indígena bajo dominio es-
ción de los indios”. Estos proyectos y leyes ponen a pañol, sobre todo desde el punto legal. También im-
jugar a la Corona en contra de los españoles y a me- plicaba la aceptación tácita de que, en el marco de la
nudo en contra de la jerarquía eclesiástica. Sin em- sociedad colonial, los encomenderos no se consi-
INDIO | 709

derarían jamás los iguales de los indios ni siquiera esclavo y de la renta. En esta perspectiva, la justifi-
desde el punto de vista religioso. Este punto es sub- cación de la dominación es la desigualdad y la idea de
rayado por el propio Sepúlveda en su libro Demo- la jerarquía racial. La especie es una, pero está irre-
crates alter (1541), cuando elabora una justificación mediablemente dividida. Primero y antes que nada
proto-racista de la guerra justa (es decir, racista an- por la exposición al mensaje cristiano (los cristia-
tes del uso generalizado de la categoría “raza”) nos son superiores a los paganos, porque tienen la
(Gliozzi, 1977), afirmando que la inferioridad de los “verdadera religión”). Segundo, por razones bioló-
indios, a quienes califica de “hombrecitos”, los hace gicas que según Sepúlveda explican la diferencia
“esclavos naturales” de los españoles (según un ar- cultural. Sepúlveda usa el argumento central de la di-
gumento aristotélico y no teológico). Para Sepúlve- ferencia cultural como barrera infranqueable: la des-
da, la cuestión central es que la conversión y la asi- nudez de los taínos, el canibalismo de los caribes,
milación forzada, aunque inevitable, no pueden los sacrificios humanos de los aztecas, la idolatría
abrir el espacio de los mismos derechos, puesto que de los incas, no pueden entenderse sin esta diferen-
las diferencias entre españoles e indios los separan cia radical doble, cultural y biológica.
tanto cultural como biológicamente. Esto lo lleva a Para los evangelizadores en general, y en particu-
defender la idea de que la guerra es la única solu- lar para Las Casas, el descubrimiento de los indios
ción para la expansión de la fe: sólo sometiendo por revela la obra de la providencia y la ocasión para un
la fuerza a los indios se les podrá inculcar la doctri- nuevo apostolado histórico, en el contexto de la Con-
na cristiana. Esta posición también era compartida trarreforma, de renovar radicalmente la misión del
por otros intelectuales, en particular, ciertos fran- cristianismo. Dios puso a los indios en las manos
ciscanos, confrontados con los dilemas materiales de los españoles y el deber fundamental de éstos es
que generaba la conquista de México. llevarles la verdadera religión de la manera correc-
¿Cómo debía hacerse, entonces, según qué mo- ta (es decir, no como los musulmanes, mediante la
delo debía construirse la evangelización? Esta cues- guerra). La diferencia cultural o biológica no funda
tión opuso a Las Casas no sólo a los encomenderos una división radical de varios tipos de humanidad;
sino a diferentes sectores de la Iglesia (sobre todo a el relato bíblico es explícito y los teólogos (en parti-
órdenes en disputa por la evangelización, en particu- cular, los de la Escuela de Salamanca) son en este
lar, luego de las dos grandes conquistas continenta- sentido universalistas: hay una sola especie huma-
les: México y Perú [Baudot, 1990]). Contrariamente na, creada por Dios, que desciende de Adán. Las di-
a la imagen romántica del debate sobre los indios, ferencias culturales son accidentes, ligadas en par-
la célebre Controversia de Valladolid de 1550-1551 ticular a la no exposición al mensaje cristiano. De
no concernía a “la humanidad de los indios” (o a si estas ideas se deducen también la capacidad indíge-
éstos tenían alma) sino la cuestión de “la forma y na para comprender el evangelio y, por supuesto,
leyes por las que nuestra santa fe católica se debie- sus derechos naturales.
ra predicar y promulgar en aquel nuevo orbe”, se- Posteriormente a los años 1540, el descubrimien-
gún el Summario del padre De Soto que incluyó Las to y conquista de México y Perú profundizaron el
Casas en los Tratados de 1551, donde aparece el con- dilema acerca del tipo de evangelización necesaria
tenido de la Controversia. Para fundamentar sus po- para preservar las conquistas y para asegurar al mis-
siciones, tanto Las Casas como Sepúlveda recurren mo tiempo una rápida conversión, entendida co-
a argumentos que se apoyan en el problema teoló- mo el fundamento y la necesidad de la presencia
gico y antropológico de la unidad de la especie o, pa- española. Esta situación generó varias posturas por
ra retomar la expresión renacentista, “el argumento parte de la Corona y sobre todo de los representan-
de la común humanidad”. tes de la jerarquía eclesiástica. La variable central fue
Para el sector encomendero, representado por el la guerra: si las sociedades indígenas resistían físi-
punto de vista de Sepúlveda, el modelo de sociedad camente, entonces el modelo implícito fue la con-
que planteaba la realidad americana era el de una so- versión forzosa después de la victoria militar. Si las
ciedad neo-feudal esclavista que se apoya en la do- sociedades aceptaban o negociaban la presencia es-
minación racial. Su objetivo es la dominación pura, pañola, el modelo fue el apostolado combinado con
apoyándose en la explotación del fruto del trabajo diferentes formas de coerción (el modelo de Cons-
710 | INDIO

tantino). Si los indígenas huían del contacto con los monarca como árbitro definitivo para consolidar in-
españoles, la solución fue el apostolado de evange- tereses, sancionar excesos o proteger estatutos o con-
lizadores pacíficos que iban a vivir entre éstos, más cesiones especiales. No está de más recordar aquí que
allá de la frontera. Detrás de estas estrategias es posi- la conquista, en la práctica, fue principalmente una
ble ver también las diferentes actitudes de las socie- empresa privada. No es de extrañar entonces que mu-
dades indígenas frente a la invasión (véanse en par- chas de las iniciativas para controlar e imponer un
ticular Kicza, 2016 y Gruzinski y Wachtel, 1996). orden por parte de la Corona fueran paulatinamen-
Por último, el modelo de asimilación ligado a la te también una especie de conquista de la conquis-
conversión forzosa también se apoyó en la Inquisi- ta por parte del Estado castellano, en el sentido de
ción, que fue uno de los elementos institucionales la toma de control por parte de la Corona, median-
centrales en la construcción del Estado (Pietschmann, te la formación de instituciones específicas de go-
1989). Ésta promovía varios procesos que comple- bierno que presuponían la pérdida de influencia o la
taban la “nueva sociedad”, tanto en la península co- renegociación de situaciones de poder consolidados
mo en las Américas: la represión total del disenso durante los años de la conquista violenta (Pietsch-
en materia de fe (que pronto daría lugar a formas mann, 1989). Así, el derecho indiano fue también un
de control social cada vez más violentas), la repre- terreno de disputa para los actores de la sociedad
sión cultural (de las lenguas y costumbres del “otro”), colonial. A esta dimensión hay que agregarle el en-
la persecución religiosa y la generalización de la se- tramado complejo de pactos, privilegios y equili-
gregación mediante estatutos raciales paralelos in- brios que habían sellado numerosas comunidades
sertados en la sociedad estamental (las “castas”). Es- indígenas. Apoyados en los principios de la “protec-
te sistema, en la península, era en realidad una forma ción de los indios”, funcionaban muchas veces tam-
extremadamente rígida de estratificación social cen- bién como reediciones americanas de fueros feuda-
trada en la violencia: forzados a asimilarse, los “cris- les que el monarca debía respetar (Stern, 1986). En
tianos nuevos”, lejos de verse reconocidos como especial, los conflictos ligados a la propiedad de la tie-
cristianos en pie de igualdad, fueron discriminados rra fueron característicos de la vida legal colonial.
estructuralmente a través de los célebres estatutos Las leyes de Indias pretendieron imponer un nue-
de limpieza de sangre, que también rigieron en las vo orden con la intervención progresiva de la Co-
Américas. La sociedad americana, a su vez, moldeada rona, a través del sometimiento de los indios, pero
teóricamente a partir de conceptos de clasificación también tratando de integrar a los españoles a un
étnico-religiosos, termina dando a luz a la primera sistema de autoridades superiores; intentando con-
sociedad formalmente basada en la segregación y la solidar y controlar las relaciones políticas, sociales
estratificación racial, a lo largo de un prolongado y económicas entre periferia y metrópoli. A diferen-
periodo donde la doctrina oficial de la igualdad re- cia del modelo portugués, estructurado esencial-
ligiosa disputa incesantemente excepciones locales mente por el comercio y el control de las rutas de
y argucias para poder excluir sistemáticamente a navegación (al menos en la fase de la especiería), la
los otros subalternos del universo colonial (Konetz- colonización española se apoyó en cinco grandes
ke, 1953). elementos: la guerra, el control territorial, la funda-
ción de ciudades y el control poblacional y de la
III. Las categorías administrativas y jurídicas migración (Kicza, 2016 y Herzog, 2006). El derecho
coloniales entre el territorio y el estatus personal indiano tuvo un papel central en el proceso de cons-
(pensamiento jurídico y político) trucción institucional. Permitió ordenar la realidad
El concepto de “indio” se consolidó también a través americana a través de dos conceptos centrales: la
del derecho castellano y su preocupación por regla- organización territorial y sus instituciones (legiti-
mentar las nuevas situaciones creadas en las Amé- mada por la querella de los justos títulos, que daba
ricas y armonizarlas con elementos del orden insti- potestad al Rey sobre el Nuevo Mundo) y el com-
tucional y social ibérico. La formación del “derecho plejo sistema de la “protección de los indios”, que
indiano” fue lenta y esencialmente reactiva. Las cri- implicaba una burocracia específica, sistemas fisca-
sis y los conflictos de los actores de la conquista de- les, sistemas de recaudación y representación, tri-
sembocaron en llamados a la autoridad superior del bunales especiales y formas de control.
INDIO | 711

La “protección” fue el motivo ideológico central mo se instala progresivamente la lógica segregativa


de la evangelización, pero se organizó sobre todo de la sociedad colonial.
en función del control de los recursos fiscales gene- A partir de la segunda mitad del siglo XVII, la
rados por las obligaciones de trabajo y tributo indí- Corona española generó una ideología específica
genas. Así, el esfuerzo de la Corona por sustraer a que ordenaba y legitimaba el orden colonial dentro
numerosas comunidades indígenas del control di- del marco más amplio de la legitimidad dinástica
recto de los españoles, implicó la creación de una castellana. Ésta estaba estrechamente ligada a la for-
jurisdicción especial que dependiese sólo de ella y mulación jurídica del estatus indígena y se propuso
que tuvo consecuencias territoriales, religiosas y fis- idealmente como una yuxtaposición de dos “repú-
cales. Territoriales, porque presuponían la constitu- blicas” (entendidas como “comunidades políticas”)
ción de territorios indígenas protegidos y separados en las posesiones americanas: la “República de espa-
(“corregimientos”, “reducciones”, “resguardos” y ñoles” y la “República de indios”. Mediante esta ex-
“pueblos de indios”), donde se podían ejercer for- presión se consagraba la separación estricta ligada a
mas negociadas de repartición de autoridad que la sociedad segregada, de órdenes espaciales, jurídi-
consolidaran las instituciones del poder real, sobre cos, sociales, económicos, administrativos y religio-
todo a partir de finales del siglo XVI. Religiosas y ad- sos, y la definición de la superioridad de la “Repúbli-
ministrativas, porque estos territorios podían ser ca de españoles” en términos culturales, espirituales
adjudicados para la evangelización y porque en mu- y organizacionales. La “República de indios”, en tan-
chos territorios la “Iglesia de Indias” fue la base pa- to que ficción constitucional, se apoyaba esencial-
ra la creación de las instituciones coloniales. Y fisca- mente en el discurso religioso y moral de la sumi-
les, puesto que, como lo había adelantado Las Casas, sión indígena al orden cristiano, justificado, como
una buena manera de proteger a los indios era con- ya lo dijimos, como una protección tutelar paterna-
sagrar su estatus de vasallos libres y, por ende, lista y por la necesidad de una segregación espacial,
obligados a tributarle a la Corona. jurídica y social como orden natural de coexistencia
Las consecuencias de los usos jurídicos del con- entre la sociedad superior (la de los “españoles”) y
cepto “indio” impactan sobre comunidades, terri- una inferior (la de “los indios”). Este elemento re-
torios e individuos. La formación de una sociedad percutió también fuertemente en la organización de
jerarquizada según distinciones raciales llevó a las la Iglesia de Indias, que en muchos casos fue el test
autoridades coloniales a conferir al término “indio” de realidad del discurso de la igualdad entre cristia-
un uso a la vez administrativo (como categoría de nos: en los hechos, la organización de la Iglesia en
la forma del estatus personal) y jurídico (como las colonias fue esencialmente española, y ningún
principio de organización a la vez social y espacial cargo eclesiástico mayor fue ocupado por indíge-
de la sociedad colonial). Así, la célebre Recopilación nas, mestizos o negros. La justificación esencial fue
de Leyes de Indias, de 1680, consagra algunas de es- el discurso paternalista: los indios serían así los eter-
tas definiciones en su título VI (“De los Indios”), el nos niños de la integración religiosa.
cual, sin embargo, no ofrece una definición de “in- Detrás de la cuestión de los diferentes órdenes
dio”. De esta manera, “indios” designa a la vez: a) una jurídicos dentro del espacio americano se perfila el
comunidad en general (opuesta a “españoles”); b) problema del llamado “pluralismo jurídico” de la
un conjunto de comunidades diferenciadas entre sí sociedad colonial, que reconocía ciertas prerrogati-
(opuestas entre ellas y también a “españoles”); c) un vas de derechos a comunidades indígenas, a la vez
territorio “de indios”; d) los individuos miembros en términos de organización, de propiedad de la tie-
de ese grupo, llamado a ser diferenciado de los otros rra (colectiva) y de reconocimiento de ciertas formas
grupos que constituían la sociedad colonial (“ne- de autoridad autóctonas. Ahora bien, la mayoría de
gros”, “mestizos”, “vecinos”, “españoles”, etc.) a partir los nuevos estados surgidos a partir de las indepen-
de un estatus racial. La enorme cantidad de pleitos y dencias, y dirigidos por la casta histórica de criollos
causas estudiados por Konetzke (1953), ligados a for- blancos, se apresuró a destruir este orden, en parti-
mas de discriminación de los mestizos en el mundo cular los que tomaron el modelo francés de Estado
institucional hispánico, así como a la combatividad unitario forjado por la ideología de la construcción
jurídica de las comunidades indígenas, muestra có- nacional. Este uso prevaleció en general hasta la se-
712 | INDIO

gunda mitad del siglo XIX, con variaciones en cada autoridad de la tradición de la Contrarreforma. El
país, también según los niveles de resistencia y mo- primero en presentar la hipótesis histórica del po-
vilización de las comunidades indígenas para pro- blamiento a partir de una migración humana a las
teger sus derechos. Américas fue el padre Acosta, en su famoso libro De
procuranda indorum salute (1588). Aquí aparece un
IV. De “indios a “indígenas”: la antropología elemento que ha sido debatido como uno de los
y su impacto cultural (antropología y política) elementos axiales del pensamiento antropológico:
Desde el punto de vista teórico, la formación del la importancia del universalismo católico en la ex-
pensamiento antropológico europeo estuvo ligada plicación de la diferencia cultural, como disposición
de manera radical a la experiencia americana y a los opuesta al determinismo racial que se instala como
problemas intelectuales que ésta despertó. La pre- paradigma desde finales del siglo XVIII hasta el fi-
gunta central acerca del racismo, esencial en la his- nal de la segunda guerra mundial.
toria de la antropología, deriva asimismo de la difi- Las preguntas sobre la naturaleza y el origen de
cultad de explicar la existencia americana original, las diferencias se transforman en el problema cen-
mezclada con la necesidad de una ideología cohe- tral de la explicación antropológica. La fascinación
rente que viniese a justificar la dominación. europea frente a la diferencia americana los lleva a
Dentro de este marco, la pregunta por la unidad pensarla como núcleos de marcas culturales conde-
de la especie en el siglo XVI era una pregunta genea- nables, que los separaban de la experiencia indíge-
lógica, una pregunta por la descendencia común, na. Éste fue el gran preludio a la reflexión antropo-
pensada en términos de linaje. Con el descubrimien- lógica que acompañó a la formación del racismo
to de la magnitud, la variedad de sociedades y espa- (Gliozzi, 1977, p. 371 ss.) pero también al exotismo.
cios del continente americano, surgió entonces otra En efecto, el espectáculo de la simbiosis de las so-
pregunta: si las sociedades americanas no aparecen ciedades americanas con sus ecosistemas, sus sabe-
en la Biblia, ni en ninguna de las fuentes de los viaje- res botánicos, la ausencia de los tabúes sexuales eu-
ros de la Antigüedad, ni en ninguna fuente conoci- ropeos, fueron marcas para la fabricación del mito
da de otras civilizaciones, ¿de dónde provienen los del buen salvaje, ese “otro admirable” que aparece
indígenas americanos? Y, más particularmente, ¿a ya en la confrontación cultural de los griegos y que
qué linaje pertenecen?¿Cómo explicar que Dios hu- está presente desde los primeros momentos de la
biera elegido no revelar la existencia de América has- reflexión sobre la diferencia americana. Todas estas
ta un determinado momento? posturas conformaron los límites intelectuales del
Para algunos, en particular los más cercanos al uni- debate sobre el relativismo.
verso intelectual y cultural del cristianismo medie- Detrás de la larga historia de la formación inte-
val, se trataba de una pregunta ociosa: Dios había lectual de la antropología se encuentran, entonces,
creado una sola humanidad en una misma y única varios problemas que son reformulados cíclicamen-
creación y el deber de los cristianos era “llevarles” la te. Es el caso, por ejemplo, de los elementos de las
revelación. Éste es el origen intelectual de la tesis del descripciones que permitían distinguir una gran ci-
monogenismo. Otra versión del problema fue la tesis vilización, como el uso de la escritura, la organiza-
“preadamita”, sistematizada en el siglo XVII. Según ción del Estado y del poder político, el comercio,
esta posición, el origen de los indígenas americanos las técnicas de producción agrícola, la organización
podía explicarse a partir de una interpretación es- militar, las formas del impuesto y las del parentesco,
pecial del relato bíblico que postulaba un primer ser entre otras. La actitud española osciló entre la fas-
humano anterior a Adán. Este prototipo habría si- cinación por conocer y describir estas sociedades
do descartado por Dios y tenido una evolución pa- (dentro del límite de los tabúes religiosos) al “epis-
ralela. Éste es el origen de la tesis del poligenismo. temicidio” (según el término de Boaventura de Sou-
La explicación del origen de las sociedades ame- sa Santos [2010, p. 8]). La clasificación de las socie-
ricanas exigió, sin embargo, una forma de estudio dades americanas, sus niveles de desarrollo y los
que se apoyara en hipótesis racionales que no preci- estadios de su evolución empezaron a formar parte
saran de cortes interpretativos en la lectura bíblica, del acervo de la disciplina durante el siglo XIX (Ha-
que eran difíciles de aceptar dentro del marco de rris, 1979, p. 69 ss.).
INDIO | 713

Así, la historia del papel central que jugó la an- acompaña también la marginalización social y eco-
tropología como “nueva disciplina” en el momento nómica de la que fueron víctimas muchas de estas
de la segunda expansión colonial europea, es decir, comunidades. Proliferan nomenclaturas donde se
a partir de finales del siglo XVIII, para clasificar, des- mezclan conceptos (“indios ranqueles”, “indios
cribir y entender las sociedades extra-europeas (pe- chichimecas”) y usos de tipo descriptivo de nuevos
ro también las sociedades campesinas del mundo etnónimos (“tehuelches de la Sierra”, etc.). En este
europeo), es también, en buena medida, la historia contexto se generaliza el vocablo “indígena”. Forja-
de los usos de la antropología como ideología que do a partir del latín indigenus (en el siglo XVII) pa-
justificaba tanto el nuevo proyecto colonial como ra señalar la pertenencia de un organismo a un me-
la construcción nacional. En el caso americano, los dio (en especial, en botánica), este término viaja
conceptos de la antropología racial ayudan a defi- hacia las descripciones de las sociedades humanas
nir el proyecto del régimen civilizatorio por medio en el marco de los viajes que le dan la vuelta al glo-
de la violencia, la explotación y el genocidio (como bo, en el siglo XVIII. A partir de la idea de que cada
en el caso argentino), pero también al mundo indí- grupo humano tiene una historia y formas de rela-
gena como matriz de la nueva nación (como en el ciones específicas ligadas a su medio reaparecen el
caso mexicano) en el último tercio del siglo XIX (Ber- vocablo derivado del griego “autóctono” (lit. “hijo
nand, 2015). del suelo”, el mito político ateniense) y el término
Desde mediados del siglo XIX hasta la descoloni- “indígena”, que también dio origen al vocablo en-
zación de los años sesenta del siglo XX, la antropo- dógeno. Se trata de un accidente ligado a la homoni-
logía toma a cargo la comprensión de los proble- mia: el prefijo indi- no tiene ninguna relación con
mas de las “sociedades autóctonas” y expulsa las la “India”.
viejas categorías, que perviven en el imaginario ra- Los estados nacionales realizaron una síntesis
cista de las sociedades latinoamericanas. Distingue entre las teorías del racismo colonial europeo del
esferas de comprensión nuevas: el parentesco, las fa- siglo XIX y las doctrinas de la inferioridad cultural
milias lingüísticas, las formas de transmisión, la ges- indígena mantenidas en las sociedades coloniales
tión política de la alianza, la genealogía de las formas ibéricas. El proceso de nacionalización de las socie-
de la política, los tipos de sociedad caracterizados dades latinoamericanas comportó en realidad un
por las formas de subsistencia y de relación con el programa de incorporación final forzosa de las co-
medio. Esto no quiere decir que el ideario general munidades que habían sido preservadas por los
de esta “ciencia” no fuese racista, sino que aspiraba equilibrios geográficos y económicos de la frontera
a un estatus de cientificidad mediante el uso de ar- en la época de la colonia, que es totalmente parale-
gumentos biológicos, en especial de los discursos lo con el proceso genocida en América del Norte
seudocientíficos ligados a la antropología racial y a (“go West”). Los nuevos estados realizan así una nue-
sus aplicaciones ideológicas en la justificación del va conquista, apoyados en masacres indiscrimina-
imperialismo europeo (fisiognomía, frenología, ti- das, incorporaciones violentas a la mano de obra
pología racial, antropometría, higienismo, darwinis- sometida a las nuevas economías nacionales, asimi-
mo social, entre otras). laciones culturales forzosas, políticas de represión
Entre estos dos momentos hay un largo periodo cultural, donde los ejemplos argentino y chileno en
de gestación donde las categorías antiguas convi- el siglo XIX se encuentran entre los más significati-
ven con las nociones de “bárbaros” y “salvajes”, y vos, en particular por su carácter exterminador. Es-
donde el ideal social de coexistencia sigue atravesa- te proceso dio forma al debate sobre la definición
do por la conversión al cristianismo, en especial, en racial de la nación (Bernand, 2015). En muchos ca-
las sociedades de frontera. Cuando surgen los esta- sos, la supervivencia de las sociedades americanas
dos nacionales, después de la segunda mitad del si- originarias fue posible “gracias” al equilibrio geo-
glo XIX, la atención a las diferencias indica que el gráfico y político del mundo colonial español du-
“indio” deja de ser un concepto genérico para em- rante los siglos XVII y XVIII.
pezar a ser alguien definido por su pertenencia a un Al cabo de este recorrido por los usos del térmi-
grupo específico, redefinido en especial por el nue- no “indio”, varios elementos históricos emergen con
vo marco nacional y como “minoría”. Este proceso claridad: el papel central que mantuvo la legitimación
714 | INGENIUM

religiosa de la conquista en el sometimiento violen- Muldoon James, Popes, Lawyers and Infidels. The Church and the
to de las sociedades americanas; la importancia del Non-Christian World (1250-1550), Filadelfia, Pennsylvania
University Press, 1979.
régimen colonial estructurado en torno a la super- Pagden Anthony, La caída del hombre natural. El indio america-
posición entre una “república de españoles” tutelar no y los orígenes de la etnología comparativa, Madrid, Alian-
de una “república de indios”; y, por fin, las transfor- za, 1988.
maciones del racismo colonial en el marco de los Pietschmann Horst, El Estado y su evolución al principio de la
colonización española de América, México, fce, 1989.
nuevos estados nacionales a partir de mediados del Stern Steve, Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la
siglo XIX. A comienzos del siglo XXI, el renacimiento conquista. Huamanga hasta 1640, Madrid, Alianza, 1986.
político de los movimientos indígenas estuvo mar- Williams Jr. Robert A., The American Indian in Western Legal
cado por la lucha por el reconocimiento cultural y Thought. The Discourses of Conquest, Oxford, Oxford Uni-
versity Press, 1990.
lingüístico y, sobre todo, las áreas de resistencia a
las formas más estructurales de la violencia que en-
frentaron las comunidades indígenas: la cuestión de
los derechos colectivos ligados al territorio y la de-
fensa del medio ambiente. Tal como los usos del tér- INGENIUM | latín
mino “indios” están indisolublemente ligados a la
español ingenio
historia de la conquista, la fuerza de las resistencias
alemán Witz
indígenas puede verse reflejada en un elemento cen- árabe ḥads [ ]
tral de las luchas por el reconocimiento: el retorno francés esprit
a los endónimos. griego euphyía [ε φυ α]
David BEYTELMANN inglés wit, humour
italiano ingegno
Bibliografía
Baudot Georges, La pugna franciscana por México, México, chiste, razón, alma, y argutezza, barroco,
Alianza, 1990. comparación, concetto, gemüt, genio,
Bernand Carmen, Los indígenas y la construcción del Estado- intelecto, intellectus, intención, nonsense,
Nación. Argentina y México, 1810-1820: historia y antropo- significante, sofisma, talento
logía de un enfrentamiento, Buenos Aires, Prometeo, 2015.
Santos Boaventura de Sousa, Descolonizar el saber, reinventar La palabra ingenium, empleada en el latín corriente de la
el poder, Montevideo, Trilce, 2010.
Carro Venancio, La teología y los teólogos-juristas españoles an-
Antigüedad y en el latín filosófico hasta la época moderna,
te la Conquista de América, Madrid, csic, 1951. presenta una gran riqueza de sentidos. Entre las lenguas
García Cárcel Ricardo, La leyenda negra: historia y opinión, Ma- romances, sólo las palabras ingegno, en italiano, e ingenio, en
drid, Alianza, 1992. español, conservaron lo esencial de esa riqueza. En fran-
Gil Juan y Consuelo Varela, Cristóbal Colón. Textos y documen-
tos completos: Relaciones de viajes, cartas y memoriales, Ma- cés, los múltiples derivados de ingenium sólo mantuvieron
drid, Alianza, 1997. relaciones parciales y más o menos lejanas con su fuente, y
Gliozzi Giuliano, Adamo e il Nuovo Mondo. La nascita de l’an- el término esprit, empleado a menudo como un equivalen-
tropologia come ideologia coloniale: dalle genealogie bibliche
te, presenta connotaciones muy particulares. El inglés wit y
alle teorie razziali (1500-1700), Roma, Franco Angelli, 1977.
Gruzinski Serge y Nathan Wachtel (dir.), Le Nouveau Monde, el alemán Witz tienen una etimología diferente y sólo res-
Mondes Nouveaux, l’expérience américaine, París, cnrs/ tituyen de manera muy limitada la constelación significan-
ehess, 1996. te expresada por la palabra latina, que presenta por ende
Harris Marvin, El desarrollo de la teoría antropológica. Historia
dificultades insuperables para los traductores modernos.
de las teorías de la cultura, México, Siglo XXI, 1979.
Herzog Tamar, Vecinos y extranjeros. Hacerse español en la
edad moderna, Madrid, Alianza, 2006. I. “Ingenium”, “Euphyía”
Kicza John, Resilient Cultures. America's Native Peoples Con- Ingenium (in-geno, gigno) pertenece a una impor-
front European Colonization, 1500-1800, Nueva York, Pear-
son Education-Routledge, 2016.
tante familia indoeuropea de palabras que remite a
Konetzke Richard, Colección de documentos para la historia de la creación y el nacimiento. Su uso en la lengua lati-
la formación social de Hispanoamérica, 2 vols., Madrid, csic, na se distribuye alrededor de cuatro temas semán-
1953. ticos distintos, pero claramente relacionados entre
Mandrini Raúl, América aborigen. De los primeros pobladores a
la invasión europea, Buenos Aires, Siglo XXI, 2013.
sí, que se encuentran enumerados en el Totius latina-
tis lexicon de E. Forcellini (1865). Ingenium designa,
INGENIUM | 715

en primer lugar, las cualidades innatas de una cosa Se observa que el ingenium es asimilado aquí a su
(vis, natura, indoles, insita facultas). En segundo lu- cualidad principal, el acumen, una palabra que de-
gar, se aplica a los seres humanos y sus disposicio- signa el carácter agudo (acutus), penetrante, fino de
nes naturales, su temperamento, sus maneras de ser algo (de acutus deriva la acutezza, en italiano, la agu-
(natura, indoles, mores). Luego, entre las disposicio- deza, en español, cuyo equivalente en francés es la
nes naturales del hombre, expresa la inteligencia, la pointe, véase Argutezza). ¿En qué consiste el accio-
habilidad, la inventiva (vis animi, facultas insita ex- nar del ingenium? En “saltar por encima de lo que
cogitandi, percipiendi, addiscendi, solertia, inventio). está a nuestros pies [ingenii specimen est quodam
Finalmente, por metonimia, designa a los hombres transilire ente pedes positum]”, para aprehender las
particularmente dotados de esta facultad (ingenia relaciones, las semejanzas entre cosas que pueden
es sinónimo de homines ingeniosi). encontrarse muy alejadas entre sí. Entendemos así
En todos estos usos diversos, ingenium expresa, por qué la capacidad de elaborar metáforas, es decir,
cuando se trata del hombre, el elemento innato en de operar desplazamientos del sentido de las palabras
él de productividad, creatividad, capacidad de su- para acercarlas es, para Cicerón, una de las mani-
perar y transformar lo dado, así se trate de especu- festaciones privilegiadas del ingenium en el campo
lación intelectual, de creación poética y artística, de del discurso persuasivo y de la poesía.
discurso persuasivo, innovaciones técnicas o prácti- Sobre este punto, retoma simplemente lo que dice
cas sociales y políticas. Cicerón escribe: “Es preciso Aristóteles de la euphyía [ε φυ α], la “buena dispo-
un gran ingenium para escindir la mente [mentem] sición natural”, cercana al sentido original de inge-
de los sentidos [a sensibus] y apartar el pensamien- nium, que es necesaria para encontrar las semejan-
to [cogitationem] de la costumbre” (Disputaciones zas y hacer metáforas bien logradas:
tusculanas, trad. A. Medina González, p. 137). Y en
otras partes habla del divinum ingenium que em- Lo más importante es usar de las metáforas. En efec-
parienta a los hombres con los dioses. Pero es en el to, esto solo no puede tomarse de otro, y es señal de
campo de la retórica donde se dedica con mayor talento (euphyía [ε φυ α]); pues el hacer bien las me-
cuidado a mostrar la importancia del ingenium co- táforas es contemplar lo semejante.
mo factor de la invención oratoria: Poética, 22, 1459a 7 (véase Comparación, RECUADRO 1).
• VÉASE EL RECUADRO 1
Siendo los tres factores para hallar argumentos en el
discurso, a saber: la agudeza [acumen] a continuación II. “Ingenio”/“ingegno” humanista y barroco
el método —que, si lo queremos, podríamos llamar El significado técnico que el término ingenium to-
arte— y en tercer lugar la diligencia, lo cierto es que mó en el campo de la retórica y de la poética se
no puedo dejar de asignar la primacía a la inteligen- transmitirá a lo largo de los siglos, en detrimento
cia [ingenium].
de la riqueza y profundidad de sentido filosófico
Sobre el orador, II, 35, 147-148.
que la palabra supone. El humanismo del Renaci-

Recuadro 1 › Intuición, ár. “ḥads”


término (recuadro 2, Ciencia, profecía La define así: “la vivacidad mental consis- [ ]” (Mantiq Aris [ ], ed.
natural e “invención del término medio” te en acertar (eustokhía [ε στοχία]), en Badawi, p. 426, 5). La expresión de Ética
según Avicena) un tiempo imperceptible, con el <término> Nicomaquea es traducida por “sagacidad
medio” (Segundos Analíticos, I, 34, 89b 10 del intelecto” (lawḏa´iyyatu-l-´aql [
Aristóteles, al tratar el saber científi- ss., trad. Candel Sanmartin). El latín, en el ] (Aris , al-Ahlāq, Kuwait, A. Badawi
co, menciona una capacidad que él llama primer texto, presenta por error eustochia (ed.), Wakâlat al-Matbû’ ât, 1979, p. 222,
“présence d’esprit [presencia de espíritu]” que Tomás de Aquino parafrasea por bona 15). Avicena se refiere en varias oportuni-
(ankhínoia [ἀγχίνοια], “vivacité d’esprit”, conjecturatio (Comentario de la Ética para dades al ḥads (véase A.-M. Goichon, Lexi-
trad. Tricot y Bodéüs; “vivacidad mental”, Nicómaco, VI, 8, § 1219). Los traductores que de la langue philosophique d’Ibn Sina,
trad. Candel Sanmartin), a la cual con- árabes de los Analíticos tradujeron este tér- Desclée de Brouwer, 1938, § 140, p. 65 ss.)
sagra también algunas líneas a propósi- mino por ḏakā’ [ ] (“finesse, intelligence y le asigna un lugar capital en su epistemo-
to de las virtudes intelectuales (dianoéti- [agudeza, sagacidad]”), pero explican eus- logía (véase D. Gutas, Introduction to Rea-
cas) (Ética nicomaquea, VI, 10, 1142b 5). tokhía [ε στοχία] como “bondad del ḥads ding Avicenna’s philosophical Works, Ley-
716 | INGENIUM

de, Brill, 1988, pp. 161-166). Lo define de te todas las etapas de un razonamiento parte, en su autobiografía se vanagloria de
manera precisa: todo saber científico se ad- discursivo. Avicena proporciona así el con- haber hecho. Esto permite entre otras co-
quiere por silogismos cuyo eje es el térmi- cepto de un conocimiento que no es ni sas ofrecer una teoría filosófica del cono-
no medio. Puede llegar por la enseñanza, o simplemente intuitivo ni simplemente dis- cimiento profético. Los traductores latinos
por “el ḥads, [que] es una operación del es- cursivo, sino como la discursividad recogi- restituyen el término una vez por subtili-
píritu por medio de la cual éste deduce por da en un acto único de intuición, anuncian- tas, pero en la mayoría de los casos por in-
sí mismo el término medio”. La enseñanza, do así el programa de Descartes (Regulae, genium (Avicena Latino, Liber sextus de na-
por otra parte, en último análisis, se basa en VII; AT, t. 10, p. 387 ss.) —salvo que, lo que turalibus, S. Van Riet (ed.), Lovaina, Peeters
intuiciones (al-Šif ’, De l’âme, V, 6, F. Rah- para el filósofo francés se conquista metó- y Leyde, Brill, 1968, p. 152 ss.). Calificar a
man (ed.), Oxford UP, 1959, p. 248 ss., cit. dicamente, para Avicena es un don innato. alguien muy inteligente de “genio” y dar al
p. 249, 7). El ḥads es entonces, por un lado, Sostiene que quien lo posee no necesita “genio” aires de profeta, es seguir los pa-
intuición de los principios; pero también es un maestro y puede reinventar por sí mis- sos de Avicena.
la capacidad de recorrer instantáneamen- mo todas las ciencias— cosa que, por otra Rémi Brague

miento, no obstante, continúa atribuyendo al inge- de discernimiento”, subraya que el ingenio pertene-
nium, en tanto que facultad específica, un poder ce a “la esfera del entendimiento” y lo define preci-
incomparable en el campo del conocimiento y la samente como “la valentía del entendimiento”, cu-
acción. El español Juan Luis Vives escribe en su In- ya obra es el “concepto”, que establece de inmediato
troductio ad sapientiam (1542) que el ingenium, ex- una correlación entre fenómenos alejados entre sí.
clusividad de la criatura humana, es “la fuerza de Al expandir una “luz divina”, éste permite al hom-
inteligencia destinada a que nuestro espíritu exa- bre “descifrar el mundo”, que en su defecto perma-
mine las cosas una por una, sepa qué es bueno ha- necería mudo y desconocido.
cer y qué no”. “Se cultiva y agudiza por medio de El último y sin duda el más significativo repre-
muchas artes; está instruido por un gran y admira- sentante de esta antigua tradición humanista que
ble conocimiento de las cosas, por el cual aprehen- hace del ingenium la facultad humana por excelen-
de de manera más exacta las naturalezas y valores cia es Vico, quien en De nostri temporis studiorum ra-
de las cosas una por una.” tione (1709) y en De antiquissima Italorum sapientia
Se ha llegado a decir que el ingenium, a fines del (1710), reactiva la teoría ciceroniana del ingenium
siglo XVI y en la primera mitad del siglo XVII, se ha- para oponer su fertilidad “tópica” a la esterilidad del
bía convertido en un concepto manierista o barroco método analítico y deductivo de Descartes. Y en la
por excelencia, haciendo referencia a autores tales co- Scienza nuova (1725, 1730, 1744), partiendo de la
mo Huarte de San Juan, con su Examen de ingenios constatación según la cual el ingegno, en tanto que
para las sciencias (1575), Pellegrini, con Delle acute- potencia imaginativa fértil en metáforas, es lo pro-
zze, che altrimenti spirite, vivezze e concetti, volpar- pio de la juventud, le da un lugar central en la vida
mente si appellano (1630) e I fonti dell’ingegno rido- de las naciones, singularmente en los primeros esta-
tti ad arte (1650), Tesauro, con Il Cannocchiale dios de su desarrollo, cuando los hombres crean
aristotélico, o sia Idea dell’ameuta e ingeniosa elocu- “poéticamente” su mundo.
tione, che serve a tutta l’arte oratoria, lapidaria e sim-
bolica (1654), Baltasar Gracián, con Agudeza y arte III. El “esprit” francés
de ingenio (1648). Durante mucho tiempo estos tex- En De ratione, Vico observa que “los franceses, cuan-
tos fueron estudiados desde un punto de vista pu- do quieren dar un nombre a esta facultad mental que
ramente estético, en relación con las corrientes lite- permite unir de manera rápida, apropiada y perti-
rarias del gongorismo, marinismo, conceptismo y nente cosas separadas y que nosotros llamamos in-
preciosismo. Observando con mayor atención, sur- gegno, emplean la palabra esprit (spiritus), y de esta
ge a las claras que el ingegno de los italianos y el “in- potencia mental que se manifiesta en la síntesis ha-
genio” de los españoles no tienen solamente efectos cen algo muy sencillo, porque sus inteligencias exa-
estilísticos y ornamentales sino también, e incluso geradamente sutiles se destacan más en la agudeza
en primer lugar, una fecundidad en el orden del co- del razonamiento que en la síntesis”. Cualquiera que
nocimiento y de la existencia moral y social. Gra- sea el valor de esta explicación, el hecho es que el
cián, en El discreto (1646), que retrata al “hombre francés, cuyo vocabulario es sin embargo muy abun-
INGENIUM | 717

dante en derivados de ingenium (ingénieux [inge- Esta palabra, puesto que significa una cualidad del
nioso], ingéniosité [ingeniosidad], engin [aparato], alma, es uno de esos términos vagos a los cuales to-
ingénieur [ingeniero], s’ingénier [ingeniarse], génie dos aquellos que los pronuncian asignan casi siem-
[genio]), no posee un equivalente de la palabra lati- pre sentidos diferentes. Expresa algo distinto a juicio,
na, a diferencia del italiano y el español. Muy pron- genio, gusto, talento, penetración, extensión, gracia,
finura; y debe tener de todos estos méritos: podría
to, el término esprit, cuya gama de significados es
definirse, razón ingeniosa.
extremadamente vasta, fue empleado para traducir-
lo, a costa de muchos equívocos, dado el carácter va-
go de la palabra francesa. El Caballero de Méré, en IV. “Wit” y “Witz”
su Discours de l’esprit (1677), escribe por ejemplo: En el vocabulario inglés, generalmente se conside-
“Me parece que el esprit consiste en comprender las ra que wit es el equivalente más cercano a la palabra
cosas, saberlas considerar con respecto a todo, juz- latina (cabe señalar que wit, al igual que Witz en
gar de manera neta lo que son y su justo valor, dis- alemán, provienen de una raíz diferente de la de in-
cernir lo que tienen en común una con otra y lo genium, que se refiere a la noción de saber y no a la
que las distingue y saber tomar los caminos correc- de “talento natural”). Para Shaftesbury, en una tra-
tos para descubrir las más escondidas.” Agrega que dición de pensamiento que no es la del intelectua-
“es un gran signo de esprit inventar las Artes y las lismo racionalista, el wit conserva algo de la potencia
Ciencias”. Y es evidente que el “esprit de finesse [es- de invención metafórica que encierra el ingenium,
píritu de finura o sutileza]”, que Pascal, el amigo de apreciado por el humanismo retórico.
Méré, opone al cartesiano “esprit de géométrie [es- • VÉASE EL RECUADRO 2
píritu de geometría]”, tiene muchos puntos en co- De hecho, no habría verdadera adecuación de sen-
mún con el ingenium barroco. En el siglo XVIII se tido entre wit e ingenium, tal como lo muestran las
encuentra de nuevo la misma referencia en la defi- dificultades de los traductores ingleses de Vico, quie-
nición que Voltaire hace del esprit en la Enciclope- nes proponen los términos de ingenuity, invention,
dia de Diderot y D’Alembert (cf. artículo “Esprit”): inventiveness, genius, perception, wit, para intentar

Recuadro 2 › “Wit and / or Humour”


En general, wit designa un poder cognitivo actividad y la experiencia cognitiva. Para refore so aceptable to all People]” (ibid., trad.
diferente de mind, una actividad de la men- Hobbes (Leviathan, pp. 134, 135), wit tie- esp. p. 136).
te en la cual la imaginación autoriza un pla- ne el sentido de espíritu como poder de
cer y una belleza de las ideas. Por ende, wit aprehender las similitudes entre cosas que b. “Wit” y “Witz”
hace intervenir humour, el humor, que per- pueden parecer muy alejadas entre sí. Na- Wit se asemeja entonces al alemán Witz. Los
mite una relación placentera, incluso elo- tural wit es cercano a ingenium; es una ap- dos términos remiten a un saber (la raíz co-
cuente con el pensamiento. Así, en el Essay titud para localizar semejanzas pocas ve- mún es wissen) que no es el de una discur-
on the Freedom of Wit and Humour, Shaftes- ces percibidas. Según Hobbes, to have a sividad analítica, sino que manifiesta un
bury analiza una operación crítica del espí- good wit es diferente de to have a good espíritu creador que fabrica similitudes al
ritu que se ejercita en el buen humor y tiene judgment, pues el juicio consiste en identi- tiempo que reconoce la posibilidad de una
por lugar la conversación agradable entre ficar las diferencias y disimilitudes, hacer socialidad del pensamiento (P. Lacoue-La-
amigos. La dificultad de traducción y de uso del discernimiento. En Essay Concer- barthe, J.-L. Nancy y A.-M. Lang, L’absolu
comprensión de wit, humour y su articula- ning Human Understanding, Locke evoca littéraire, París, Seuil, 1978, p. 82). Wit de-
ción se debe entonces no sólo a una resis- una distribución cercana a la de Hobbes signa un brillo individual que, combinado
tencia a reunir lo gracioso y lo que atañe a entre mind, wit y judgment (Essay, p. 156). con la diversión, puede producir juegos de
la inteligencia, sino también a la polisemia de Mientras que el juicio tiene una función palabras (puns) y bromas (jokes), singula-
los términos: ¿qué hacer con humour cuan- analítica cuyo fin es lograr distinguir las res maneras de expresar el wit.
do se convierte en humor y designa lo que ideas, el ingenio, al igual que wit, une pen-
habitualmente es denominado por los fran- samientos pronta y agradablemente: “ese c. El placer en el uso del lenguaje
ceses “el humor inglés”? entretenimiento y ese agrado del ingenio Con Hume, se puede decir que el efecto pro-
que tan a lo vivo hiere a la imaginación y, ducido por el wit es el mismo que el de la
a. “Wit” y “mind” por lo tanto, tan es aceptable para todos elocuencia: aporta placer en el uso del len-
Wit no es mind. Mind remite a la naturale- [that entertainment and pleasantry of Wit, guaje (Tratado sobre la naturaleza humana).
za del espíritu, mientras que wit designa la which strikes so lively on the Fancy, and the- Pero el placer que se tiene con el wit o la
718 | INGENIUM

elocuencia no es del mismo tipo que el del Shaftesbury propone someter el campo de liente del espíritu y funda una disposición
buen humor (good humour). El buen humor las verdades a la risa: permanente del individuo —se puede decir
es agradable al instante sólo para la perso- a man of great humour. Más aún, el humor
Truth, ’tis suppos’d, may bear all Lights:
na misma y se comunica al otro luego por da a la realidad figuras ambiguas y contra-
and one of those principal Lights or natu-
simpatía. En cambio el ingenio, al igual que dictorias, como si el sentido no fuera jamás
ral Mediums, by which Things are to be
el wit, tiene un valor social inmediato que se view’d, in order to a thorow recognition, is único. Alicia, en Alicia en el país de las mara-
despliega especialmente en el placer de la Ridicule it-self. villas de Lewis Carroll, no termina de crecer
conversación: “Es evidente que la conver- [Se estima que la verdad puede soportar
y empequeñecerse, sin saber nunca en el de-
sación con un hombre ingenioso [the con- todas las luces: una de las principales lu- venir de sus aventuras qué cosa la hará más
versation of a man of wit] resulta altamen- ces o métodos naturales para aprehen- grande o más pequeña. El humor inglés o
te satisfactoria” (ibid., trad. esp. p. 865). der las cosas e identificarlas perfecta- humour, difícilmente traducible en sus figu-
Para terminar, wit y humour se distinguen mente es la risa misma.] ras, ¿no consiste en este intento, nacido con
de la sabiduría y del sentido común (wisdom Characteristics, I, p. 61. Lewis Carroll, de mostrar lo real en todas
and good-sense) que valen únicamente pa- sus posibilidades a la vez, creando efectos
En esta teoría del uso crítico de la risa, wit
ra la persona que los posee. En el siglo xviii, cómicos mediante la superposición de ele-
consiste en una operación del espíritu en la
la palabra inglesa humour es asociada deci- mentos lógicamente necesarios y lógica-
cual el comercio de las pasiones alegres de-
didamente a wit para expresar una relación mente incompatibles y, por ende, no con-
pende de un juego regulado entre wit y hu-
con el otro caracterizada por la alegría, in- trolables?
mour de acuerdo con el modelo de un inter-
cluso la broma y el juego de palabras. Pero Fabienne Brugère
cambio de ideas a la vez juguetón, agradable
humour, antes de ser traducido al francés
y educado: Bibliografía principal
por humour [humor], significa humeur [hu-
Carroll Lewis, Alice’s Adventures in Wonder-
mor referido al estado de ánimo]: “En efec- Wit will mend upon our hands, and Hu- land, ed. bilingüe ing./fr., trad. M. Merle,
to, ¿qué es entonces eso que llamas ingenio mour will refine it-self; if we take care not París, Librairie Générale Française, “Le Livre
[esprit] o humor [humeur] [wit or humour]?” to tamper with it. de Poche”, 1990; ed. esp. J. Ojeda, Buenos
(Shaftesbury, Exercices, p. 99). No obstan- [El ingenio se perfeccionará en nuestras Aires, Alianza, 2010.
te, según el diccionario inglés de Samuel manos y el humor (humeur) se refinará si Hobbes Thomas, Leviathan [1651], Londres,
Johnson (Dictionary of the English Langua- tenemos cuidado de no alterar su forma.] Penguin Books, 1968.
ge, Londres, 1755), humour quiere decir ge- Characteristics, I, p. 64. Hume David, A Treatise of Human Nature
neral temper of mind pero también jocularity, [1739-1740], Oxford, Clarendon Press,
merritment, incluyendo en su comprensión Un humor no alterado es un estado de ánimo 1978; Traité de la nature humaine, trad.
que no se deja deformar por la melancolía o J.-P. Cléro, París, Flammarion, “GF”, 1991;
el jugueteo, la alegría, incluso la hilaridad.
Tratado de la naturaleza humana, trad. F.
Humour [fr. humour, esp. humor] contiene la risa desmesurada. Humour se convierte
Duque, Madrid, Ediciones Orbis, 1984.
ya algo del humor inglés, es decir algo dis- entonces en sinónimo de otros términos Locke John, Essay Concerning Human Unders-
tinto a una simple disposición del espíritu: empleados por Shaftesbury: raillery, irony y tanding, Oxford, Oxford UP, 1975; Ensayo
una manera singular de reír, muy inglesa, ridicule, a condición de que estas palabras sobre el entendimiento humano, trad. E.
cuya traducción sólo remite a la palabra in- estén siempre asociadas a la posibilidad de O’Gorman, México, fce, 2005.
glesa humour, que permanece indetermina- una risa mesurada y benevolente. El uso del Shaftesbury Anthony Ashley Cooper, Char-
da para un francés. Wit and Humour no podría incluir lo cómi- acteristics of Men, Manners, Opinions, Ti-
co desmesurado de la bufonería y lo burles- mes [1711], Hildesheim-Nueva York,
co (Buffoonery and Burlesque, Characteris- Georg Olms, 1978, I. Essay on the Freedom
d. La tradición del “wit and/or humour”
of Wit and Humour.
se disocia en dos momentos tics, I, p. 72) que se asocia al carnaval o al
——, Exercices, trad. L. Jaffro, París, Aubier,
En primer lugar, humour [esp. humor] de- cabaret, con el único fin de la diversión. 1993.
signa el estado de ánimo [fr. humeur]. El Luego, humour pasa a significar humor
“buen humor” es una conversión de dicho [fr. humour]. A partir de entonces, wit y Bibliografía de consulta
estado de ánimo en disposición alegre. En humour se conjugan en el segundo térmi- Johnson Samuel, Dictionary of the English Lan-
el Essay on the Freedom of Wit and Humour, no, el cual subraya una actividad sobresa- guage, Londres, T. Payne e hijos, 1755.

acercarse a la riqueza semántica de ingegno en los (§ 46). En la Antropología en sentido pragmático, des-
textos de Vico. pués de decir que “la facultad de descubrir lo parti-
La situación es idéntica en alemán. Resulta inte- cular que corresponde a lo universal (la regla) es el
resante ver cómo Kant, en dos contextos distintos, da juicio”, agrega que de la misma manera “la facultad
dos equivalentes diferentes para la misma palabra de dar con lo universal que corresponde a lo particu-
ingenium. En la Crítica de la facultad de juzgar (“Ana- lar es el ingenio (…) En uno y otro caso, la eminen-
lítica de lo sublime”), define el genio (Genie) como cia del talento consiste en darse cuenta de las peque-
“la innata disposición del ánimo [Gemüt] (ingenium) ñas similitudes o disimilitudes. Esta facultad es el
a través de la cual la naturaleza le da la regla al arte” Scharfsinn [agudeza; acuité d’esprit] (acumen)” (§ 44).
INGENIUM | 719

Para definir lo que él entiende por Witz, Kant recu- versiones recientes de la Antropología, una de ellas,
rre entonces al vocabulario de la retórica clásica, en el fragmento que se acaba de citar, propone esprit,
con el ingenium y su acumen, pero al mismo tiempo de manera clásica (Kant, Anthropologie du point de
que reconoce la “riqueza” del Witz limita su alcance vue pragmatique, trad. M. Foucault, 1970, p. 71),
al campo antropológico de la vida mundana, y lo otra, para marcar la relación indicada por el mismo
asimila a “una especie de lujo intelectual” que él Kant con ingenium, habla de ingeniosité (ibid., trad.
opone a “la forma común y sana del entendimien- A. Renaut, 1993, p. 149), una tercera, de combinaison
to”. Las traducciones francesas reflejan la dificultad spirituelle (ibid., trad. P. Jalabert, 1986, p. 1019).
para restituir la palabra Witz en este texto. Entre las • VÉASE EL RECUADRO 3

Recuadro 3 › El “Witz” según Freud y sus traducciones


La importancia que concede Freud a los me- La cuestión del Witz se planteó también cultad de producirlos, de la misma manera
canismos psíquicos del Witz pertenece ma- para los freudianos de lengua inglesa, pero que el alemán Phantaisie significa a la vez un
nifiestamente al campo semántico de la idea dando lugar a polémicas ocasionales. En fantasma particular y el poder general de la
de creatividad, de agudeza y de hallazgo pro- 1916, el psicoanalista americano de origen imaginación (véase Phantasía, recuadro
pio del ingenium antiguo. Pero después de la austrohúngaro Abraham A. Brill publicó, en- 3).
obra titulada Der Witz und seine Beziehung tre varias otras iniciativas del mismo tipo Los dilemas en torno a los cuales giran
zum Unbewussten (1905) —que Lacan con- consideradas todas igualmente malas, la pri- estas diferentes formas de traducir el Witz
sidera, junto con La interpretación de los mera traducción de la obra del maestro so- freudiano se deben a que este último es
sueños y Psicopatología de la vida cotidiana, bre el Witz, término que escogió restituir abordado aquí en su relación con el incons-
como uno de los tres textos “canónicos” de por wit, sin ver que esto privilegiaba el sig- ciente. Como el lapsus, el acto fallido o la
Freud—, la traducción de Witz no ha cesado nificado de broma intelectual, como cuan- condensación en un sueño, tiene el sentido
de plantear problemas a los psicoanalistas. do se dice de alguien que es un hombre in- de una ocurrencia (fr. pointe, al. Einfall), es
En francés, los primeros traductores de la genioso (man of wit). James Strachey, quien decir, de una idea que surge de manera in-
obra, Marie Bonaparte y Marcel Nathan, op- se aplicó a revisar las traducciones de Brill, esperada y que puede sorprender a quien
taron por mot d’esprit (Gallimard, 1930), ma- señaló de entrada su preferencia por joke, la enuncia. En efecto, hay en el Witz, según
yoritariamente traducido por “chiste” al es- lo cual por el contrario presentaba el riesgo Freud, un lapsus logrado que proviene ines-
pañol. Esta elección fue retomada por Denis de extender el sentido intelectual del Witz peradamente del inconsciente, como este
Messier en una excelente nueva edición fran- freudiano al vasto campo de las expresiones término de famillonario o famillonarmente
cesa de 1988 (Gallimard, con una “Nota pre- de lo cómico (juegos de palabras, bromas, [famillionär] —especie de fusión entre [ac-
liminar” de Jean-Bertrand Pontalis sobre este retruécanos, chistes, historias graciosas —en titud] familiar y millonaria— que interesó
tema). Al parecer, esto dio lugar a muchas du- particular judías—, salidas al estilo del scher- tanto a Lacan (y primero al mismo Freud)
das puesto que, por su lado, Lacan había pro- zo italiano, etc.). Strachey explica en estos y por medio del cual un pobre diablo hizo
puesto traducir Witz por trait d’esprit (Écrits, términos su elección a favor de joke (e in- saber que había sido amablemente tratado
Seuil, 1966, p. 522; véase también Le Semi- cluso de jokes en plural) en un prefacio a su por el adinerado barón de Rothschild. Freud
naire, livre 5 [1957-1958], Les formations de traducción inglesa: explicita y despliega de la siguiente manera
l’inconscient, París, Seuil, 1998), aproximan- el pensamiento contenido en este chiste u
do Witz a ese otro término alemán, Blitz, que Traducir [Witz] por wit abre la puerta a “ocurrencia ingeniosa [“pointe” de l’es-
designa la fulgurancia del relámpago. Por molestos malentendidos. En el uso ordi- prit]” (geistreicher Einfall): “[…] debimos
otra parte, en 1989, los editores de las Œu- nario del inglés, wit y witty presentan un agregar a las palabras “R. me trató como a
sentido muy restringido [mientras que]
vres complètes de Freud en francés (puf) pu- uno de los suyos, por entero familiarmente”
Witz y witzig tienen una connotación mu-
blicaron la traducción de la obra sobre el Witz una frase consecuente que, reducida a su
cho más amplia. Inversamente, joke pa-
en su volumen 7 con el título de Le Trait d’Es- rece ser demasiado amplio y cubrir hasta máxima brevedad, decía “o sea como lo ha-
prit, argumentando que existiría una “len- los significados del alemán Scherz [pala- ce un millonario” (Le mot d’esprit et sa rela-
gua freudiana” que las distintas versiones ex- bra que se remite a toda forma de juego tion à l’inconscient, trad. D. Messier, Galli-
tranjeras debían tomar en consideración, en o de broma]. mard, 1988, p. 60; El chiste y su relación con
especial a propósito de Witz, que no tendría Jokes and their Relation to the lo inconciente, trad. J.L. Etcheverry, en
entonces el sentido de “chiste” sino de rasgo Unconscious, Standard Edition, Obras completas, v. 8, Buenos Aires, Amo-
propio [trait propre] del “espíritu freudia- t. 8, Londres, The Hogarth Press, rrortu, 1975, p. 20). Efectivamente, el me-
1960, p. 7.
no”. Frente a estas opciones y perplejidades, canismo de una condensación que respon-
algunos llegaron a preguntarse si no era me- de a este modelo es lo que se encuentra en
En este debate, es necesario saber además
jor renunciar a traducir el Witz de Freud, tal los orígenes del placer obtenido en esos
que por wit (que tiene la misma etimología
como se han resignado, aquí o allá, a no tra- juegos del ingenio [jeux d’esprit] o, de ma-
que Witz, la de saber —wissen) se entiende
ducir el vocablo típicamente británico de non- nera más precisa, del inconsciente.
tanto los chistes [mots d’esprit] como la fa-
sense (véase J.-B. Pontalis, loc. cit., p. 34). Charles Baladier
720 | INGLÉS

Ingenium es así una noción en sí misma clara, a INGLÉS


pesar de su complejidad y riqueza, pero que ciertas La lengua inglesa o el genio de lo ordinario
lenguas nacionales, y no las menores desde el pun-
acto de habla, agency, aspecto, claim, common
to de vista de la filosofía, no logran restituir de ma- sense, feeling, happening, matter of fact,
nera satisfactoria. sentido
Alain PONS
En su rechazo a elevarse por encima de los datos de la vida
Bibliografía principal ordinaria, es posible ver una continuidad entre la filosofía
Alembert Jean le Rond d’y Denis Diderot, Encyclopédie ou Dic-
clásica de lengua inglesa (de Berkeley a Hume, Reid y Bent-
tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, Neu-
châtel, Samuel Faulche & Compagnie, 1765. ham) y la filosofía estadunidense, ya se trate del trascenden-
Aristóteles, Poética, trad. E. Schlesinger, Buenos Aires, Losa- talismo (Emerson, Thoreau) o del pragmatismo (de James a
da, 2003. Rorty). Sólo que esta orientación no será verdaderamente
Cicéron, Sobre el orador [De oratore], trad. José Javier Iso, Ma-
drid, Gredos, 2002.
explícita hasta después del linguistic turn, el “giro lingüísti-
——, Disputaciones tusculanas [Tusculanae disputationes], trad. co”, operado por Wittgenstein, Ryle y sobre todo por Aus-
A. Medina González, Madrid, Gredos, 2005. tin, cuando será radicalizado y sistematizado con el nom-
Gracián Baltasar, Agudeza y arte de ingenio, Huesca, 1648. bre de “filosofía del lenguaje ordinario”.
——, El discreto, Madrid, Alianza, 1997.
Grassi Ernesto, Potenza dell’immagine. Rivalutazione della re- Esta preponderancia del recurso a lo ordinario parece
torica, 3ª parte: “Ingenium: la tradizione umanistica”, Nápo- inseparable de ciertas características lingüísticas muy sin-
les-Milán, Guerini, 1989. gulares de la lengua inglesa (como el gerundio), que con
Hidalgo-Serna Emilio, Linguaggio e pensiero originario. L’uma-
frecuencia hace que sea difícil de traducir, y a veces impo-
nesimo di J.L. Vives, Nápoles-Milán, Guerini, 1990; Lenguaje
y pensamiento en el humanismo de J.L.Vives, en Revista de fi- sible. Hay aquí una especie de paradoja que es importante
losofía, núm. 39-40, Santiago, Universidad de Chile, 1992. señalar, tanto más cuanto que el inglés aspira por igual a la
——, Baltasar Gracián: la logica dell’ingegno, Bolonia, Nuova Al- simplicidad y a la universalidad, y se instaló como lengua filo-
fa, 1989; El pensamiento ingenioso en Baltasar Gracián,
sófica dominante a partir de la segunda mitad del siglo xx.
trad. Manuel Canet, Barcelona, Anthropos, 1993.
Kant Immanuel, Crítica de la facultad de juzgar, trad. Pablo
Oyarzún, Caracas, Monte Ávila Editores, 1992. La filosofía de la lengua inglesa cultiva una relación
——, Antropología. En sentido pragmático [Anthropologie in específica con la lengua ordinaria, así como con las
pragmatischer Hinsicht], trad. José Gaos, Madrid, Alianza,
1991; Anthropologie du point de vue pragmatique, ed. y
exigencias de la vida de todos los días, que no se li-
trad. A. Renaut, París, Flammarion, “GF”, 1993; trad. fr. M. mita a las teorizaciones de la “filosofía del lenguaje”,
Foucault, París, Vrin, 1970; en Œuvres philosophiques, trad. donde los filósofos ingleses figuran como pioneros.
P. Jalabert, París, Gallimard, “La Pléiade”, t. 3, 1986. Esta filosofía rechaza las construcciones lingüísticas
Vico Giambattista, Del método de estudios de nuestro tiempo [De
nostri temporis studiorum ratione], trad. F. Navarro Gómez,
artificiales de la especulación filosófica (es decir, me-
(1998) en Cuadernos sobre Vico 9/10, pp. 401-436; La Mé- tafísica) y prefiere regresar constantemente a su “país
thode des études de notre temps, en Vie de Giambattista Vico de origen”, como dice Wittgenstein: el entorno natu-
écrite par lui-même. Lettres. La méthode des études de notre ral de las palabras cotidianas (Philosophische Unter-
temps, ed. y trad. A. Pons, París, Grasset, 1981.
——, Sabiduría primitiva de los italianos: desentrañada de los orí- suchungen, § 116). Es posible, así, observar una con-
genes de la lengua latina [De antiquissima Italorum sapien- tinuidad entre el recurso a lo ordinario en Hume,
tia], trad. J. Cuccaro, Buenos Aires, uba, Instituto de Filoso- Berkeley, Reid y Bentham, y en aquello que se con-
fía, 1939; L’Antique Sagesse de l’Italie, trad. J. Michelet,
vertirá, en Moore y Wittgenstein (después de su paso
presentación B. Pinchard, París, Flammarion, “GF”, 1993.
——, Principios de ciencia nueva [Principi di scienza nuova d’in- a la lengua inglesa, al menos en el plano oral) y des-
torno alla comune natura delle nazioni, 1744] trad. J.M.Ber- pués en Austin, en la “filosofía del lenguaje ordinario”.
mudo y Asumpta Camps, Buenos Aires, Orbis, 1985; La Esta continuidad se marca en varios campos. En
science nouvelle, trad. A. Doubine, París, Nagel, 1953.
primer lugar, en la explotación de todos los recur-
Bibliografía de consulta sos de la lengua inglesa, considerada como fuente
Johnson Samuel, Dictionary of the English Language, Londres, de información, y válida en tanto que tal. También
1755. en una atención a las especificidades —incluso a
los “defectos”— de esta lengua, que se convierten
en otros tantos caracteres filosóficos de los que hay
que sacar partido. Por último, en una reafirmación
INGLÉS | 721

de la naturalidad de las distinciones operadas en y fuera considerado desde el exterior: “No se debe
a través del lenguaje ordinario, con vistas a volver a entender que yo digo que…” Pero al mismo tiem-
poner en tela de juicio la superioridad del lenguaje po, la red de relaciones internas de la frase se ve mo-
(técnico) de la filosofía —en donde el primero será dificada y transformado su sentido; la necesidad ya
objeto, como veremos, de un “acuerdo” más profun- no se encuentra del lado del sujeto de la frase ni del
do que el segundo. autor: la frase se volvió impersonal.
• VÉASE EL RECUADRO 1 La lengua filosófica inglesa contemporánea tam-
bién hace un uso muy prolífico de las diversas carac-
I. La variedad de los modos de la acción terísticas del pasivo. A este respecto, cabe mencio-
nar un viraje esencial en la historia de la lingüística,
A. El pasivo constituido por el descubrimiento hecho por Choms-
En inglés existe una pluralidad de modos del ser- ky en 1957 (Syntactic structures) del paradigma de la
agente —y por ende una diferenciación posible de relación activo/pasivo, prueba de la necesidad del
las “potencias para actuar” (expresión propuesta por componente transformacional en la gramática. El
Paul Ricœur en La mémoire, l’histoire, l’oubli para enunciado pasivo no siempre es una inversión del
traducir el intraducible agency) o de modos de “agen- activo, y rara vez describe un “sufrir”, como demues-
tividad”—que constituye precisamente un rasgo del tra el ejemplo: She was offered a bunch of flowers (Le
genio de esta lengua y una de las fuentes principa- regalaron un ramo de flores). La lengua utiliza en
les de los problemas de traducción que presenta. La particular el hecho de que este giro autoriza la elip-
agency es una encrucijada singular de puntos de vis- sis del agente (tal como lo demuestra la expresión co-
ta, que permite designar a aquel que actúa al mismo rriente: English spoken). Para los filósofos, el pasivo
tiempo que lo eclipsa en provecho de su acto —y es entonces la forma privilegiada de una acción cuan-
por lo tanto permite identificar la agentividad en el do su agente es desconocido, indeterminado, care-
propio sujeto pasivo (véase Agency). ce de importancia o, al revés, es demasiado eviden-
La frase siguiente, tomada de Considerations on te. Así, Austin puede acumular, sin dificultad, en
representative government [1861], parte de los Essays menos de una página, cinco pasivos que no se pue-
on politics and society, de John Stuart Mill (1977, p. den traducir más que con “se”, sujeto indetermi-
527), ilustra una dificultad clásica: “I must not be nado (que se define como diferenciado de “yo”, I):
understood to say that…” Para traducir un giro pasi-
vo como éste, el francés no tiene otra solución que It is clearly implied that […] Now this, at least if it is
recurrir al pronombre impersonal on y colocar este taken to mean […]. The expression is here put forward
“on” en posición de observador del “yo”, como si […] We are given, as examples, “familiar objects”
[…] The expression is not further defined…

Recuadro 1 › “Lenguaje”, “lengua”, “palabra”: una distinción virtual


lengua ge (en el sentido de facultad del lenguaje). (p. 200 ss.). Pero también le ocurre que, con-
Sin embargo, nuestro juego de distinciones trariamente, resalta diferencias que junta
Contrariamente a lo que suele pensarse, la sistemáticas no puede más que quedarse aquí. Y entonces procede exactamente co-
lengua inglesa no “confunde” en el término fundamentalmente en un plano virtual en mo Hume, en su ensayo Of the standard of
language lo que el francés distingue (con inglés, sobre todo porque éste se niega a taste (De la regla del gusto), donde lee-
Saussure) con los términos langage [lengua- separar radicalmente la “lengua” del “habla”. mos, por ejemplo:
je], langue [lengua] y parole [habla]. En Por eso Bentham, en su Chrestomathia, ha-
realidad, el inglés dispone también de una bla indiferentemente de tongue o language Debemos reconocer que una parte de la
serie de tres términos, cuya distribución se- (1983, p. 56), y a veces toma language en aparente armonía que reina en la moral
mántica hace posible exactamente la misma el sentido de lengua: “De todas las lenguas se explica por la naturaleza misma del
lenguaje [language]. La palabra virtue,
tricotomía que en francés: tongue, que sir- conocidas [of all known languages], el grie-
así como su equivalente en cada lengua
ve para designar tal lengua en oposición a go, por su estructura, es con seguridad la [tongue], despierta elogios, así como la
tal otra; speech, que remite más específica- más plástica y la más flexible” (p. 157). Tam- palabra vice despierta condena.
mente al habla (pero que frecuentemente bién utiliza como equivalentes speech y lan- Essais et traités sur plusieurs
se traduce también por “discurso”), y langua- guage, dado que habla de parts of speech sujets, p. 266.
722 | INGLÉS

[Se sobrentiende claramente que (…) En cuanto a textos filosóficos. Encontramos algunos ejemplos
eso, al menos si se entiende en el sentido de (…) Se de dificultad de traducción una vez más en Austin
presenta aquí la expresión (…) Se nos dan como (que acaba de criticar la tesis de que nunca percibi-
ejemplos “objetos familiares” (…) No se profundiza mos directamente los objetos y se apresta a criticar
la definición de la expresión…] también su negación):
Sense and sensibilia, pp. 7-8.

I am not going to maintain that we ought to embrace


Para medir la naturalidad del giro pasivo en inglés the doctrine that we do perceive material things…
basta examinar algunos títulos de los diarios: “Kill- [No voy a sostener que debemos abrazar la doctrina
er’s Car Found” (Se encontró el auto del asesino); según la cual percibimos verdaderamente las cosas
“Kennedy Jr Feared Dead” (Se teme que el hijo de materiales…]
Kennedy haya muerto); o algunos títulos de artícu- Sense and sensibilia, p. 3.
los u obras filosóficas estadunidenses: “Epistemolo-
gy Naturalized” (“Epistemología naturalizada”, tra- Recordemos aquí, en fin, el primer ejemplo de enun-
ducido por J. Largeault: “L’épistémologie devenue ciado performativo propuesto por Austin, que juega
naturelle”, famoso artículo de Quine en los orígenes a la vez con el valor anafórico de do y con su sentido
del viraje naturalista de la filosofía estadunidense), de acción, dualidad que parece estar en el origen de la
Consciousness explained (La conciencia explicada) teoría del performativo (véase Acto de habla, IV):
de D. Dennett. Quizá entonces se entienda mejor por
qué semejante giro —que parece tan inadecuado en I do (take this woman to be my lawful wedded wife)
francés, en comparación con el activo— es percibi- —as uttered in the course of the marriage ceremony.
do por sus usuarios ingleses, al contrario, como más [Sí (esto es: tomo a esta mujer por esposa) —enun-
directo y eficaz. ciado durante la ceremonia matrimonial.]
Más generalmente, la elipsis del agente parece ser How to do Things with Words, p. 5.
una tendencia tan profunda en inglés que es posi-
ble sostener que el fenómeno que Lucien Tesnière lla- En cambio, ahí donde faire está matizado por un
ma “diátesis recesiva” (pérdida del actuante) se ha sentido causativo, el inglés emplea to make y to ha-
convertido en una característica de la propia lengua ve: he made Mary open her bags (él hizo que Mary
inglesa, y no solamente del pasivo. Así, por ejemplo, abriera sus maletas), he had Mary pour him a drink
un lector francés o español tiene irresistiblemente la (hizo que Mary le sirviera un trago), con la diferen-
impresión de que en las siguientes expresiones fal- cia de que, como vemos, make puede indicar una
ta un reflexivo: this book reads well (este libro es de coerción, mientras que have no presupone resisten-
fácil lectura); his poems do not translate well (sus cia, matices todos que el francés o el español no pue-
poemas se traducen con dificultad); the door opens den más que dejar como sobrentendidos o bien ex-
(la puerta se abre); the man will hang (el hombre plicar torpemente.
será colgado). En realidad, nuevamente aquí el in- Los filósofos ingleses del siglo XX, de Austin a
glés, a diferencia del francés y del español, simple- Geach y Anscombe, se interesaron en detalle en es-
mente no necesita marcar (con el pronombre “se”) tas diferencias y en sus desafíos filosóficos. Austin,
la presencia del agente actuante. por ejemplo, en “A plea for excuses”, insiste en la
significación elusiva de la expresión doing something
B. Do, make, have (hacer algo) y en la dificultad correlativa para tra-
El inglés dispone de varios términos para traducir zar los límites del concepto de acción —Is to sneeze
la palabra francesa única faire o la española hacer, to do an action? (¿Estornudar es actuar?):
que bien puede traducir por to do, to make o to have,
según el tipo de agentividad requerida por el con- There is indeed a vague and comforting idea that […]
texto. Debido a la atenuación de su sentido de ac- doing an action must come down to the making of
ción o de su valor de insistencia o de repetición, el physical movements […]. Further, we need to ask
verbo to do se ha vuelto omnipresente en inglés, y what is the detail of the complicated internal machin-
juega un papel particularmente importante en los ery we use in “acting”.
INGLÉS | 723

[Existe, por supuesto, la idea vaga y reconfortante de el francés y el alemán filosóficos), sino de nomina-
que (…) realizar una acción se reduce a realizar mo- lizar el verbo conservando su calidad de verbo (véa-
vimientos físicos (…) Además, es necesario que nos se Sentido), incluso de nominalizar proposiciones
preguntemos cuál es el detalle de la compleja ma- enteras. Ciertamente, es posible nominalizar faire,
quinaria interna que utilizamos “al actuar”.] toucher y sentir en francés (o hacer, tocar y sentir en
Traducido de Philosophical papers, pp. 178-179.
español): “le faire”, “le toucher”, incluso “le sentir”
(“el hacer”, “el tocar”, hasta “el sentir”). También en
Tal como indican estas primeras observaciones, por alemán, de manera más sistemática. Sin embargo,
parciales que sean, existe entonces una relación es- estas formas no tendrán la misma “naturalidad” que
pecífica, íntima, entre lengua ordinaria y lengua fi- las expresiones inglesas the making, the doing, the
losófica en la filosofía de lengua inglesa. Esto es lo feeling. Sobre todo, es difícil construir en esas len-
que permite comprender mejor la naturalidad con guas expresiones paralelas, por ejemplo: the making
que los representantes más prestigiosos de la filoso- of…, the making use of…, my doing wrongly, my
fía de lengua inglesa contemporánea recurren a ex- meaning this, his feeling pain, etc., es decir, mixtos
presiones idiomáticas (cf. H. Putnam), incluso a gi- de nombre y verbo que posean —es la característi-
ros francamente populares; “Meanings ain’t in the ca gramatical del gerundio— la distribución externa
head” (“Los significados no están en la cabeza”), “It de una expresión nominal y la distribución interna
ain’t necessarily so” (“Las cosas no son necesariamen- de una expresión verbal.
te así”). En cuanto al título de la famosa compilación Estas formas son tan comunes que caracterizan
de Quine, From a logical point of view, austera a pri- —además de una buena proporción de títulos de li-
mera vista, está tomado de un refrán de Harry Bela- bros (por ejemplo, The making of the English work-
fonte: “From a logical point of view, / Always marry ing class, de E.P. Thompson; o, en filosofía, The
women uglier that you” [Desde un punto de vista ló- taming of chance, de I. Hacking, etc.)— a la propia
gico, mejor cásate con una mujer más fea que tú]. lengua de la filosofía inglesa clásica. El gerundio fun-
ciona como una especie de equivalente general o de
II. Del operador -ing: propiedades y consecuencias intercambiador entre las formas gramaticales. Así,
antimetafísicas no solamente favorece una dinámica de la lengua,
al introducir en ella, de modo permanente, un flu-
A. -ing: un operador multifuncional jo temporal, sino que contribuye a crear en la lengua
Si los gramáticos se han dedicado a distinguir, en misma una especie de indecisión de sus escansio-
las formas en -ing, los participios presentes, los ad- nes. Por eso hay frases que ponen en gran aprieto al
jetivos, la forma progresiva, el gerundio, al lector lo traductor, que comprende el mensaje pero no pue-
que le asombra de los textos científicos y filosóficos de restituir su ligereza. Por ejemplo, Hume, en su A
es, ante todo, la libre circulación entre estas formas. Treatise of human nature, habla, a propósito de la
Esta continuidad formal favorece una gran inven- idea, de “the manner of its being conceived” (1978, p.
ción metódica gracias al juego que permite con las 628), de “su forma de ser concebida”, o quizá, aun-
diversas entidades gramaticales. que no es exactamente lo mismo, de “la forma en que
le corresponde ser concebida”. Y vemos que agencia
y gerundio se articulan en una lengua como la de
1. El gerundio: la forma en -ing más difícil Bentham, que minimiza las diferencias entre el su-
de traducir jeto y el objeto, el verbo y el nombre: “much regret
El inglés es una lengua nominalizadora. Cualquier has been suggested at the thoughts of its never having
verbo puede prestarse a esta operación, cosa que do- yet been brought within the reach of the English rea-
ta de un gran poder creativo a la lengua filosófica in- der” [se ha experimentado mucha aflicción al pen-
glesa. La nominalización es, efectivamente, una sus- sar que nunca se haya puesto al alcance del lector
tantivación sin sustantificación: al nominalizar el inglés] (Chrestomathia, p. 273).
verbo, de lo que se trata no es de remitir a la acción, A menudo, los traductores se sienten obligados
de convertirla en objeto del discurso (cosa que es a reponer el acto expresado en gerundio por la ex-
posible en todo lenguaje, sobre todo en el español, presión “el hecho de”; pero es decir prácticamente
724 | INGLÉS

lo contrario de lo que se dice en inglés. El inglés, con es difícil elegir traducir “On referring” (P.F. Straw-
su gerundio, evita el discurso del hecho limitándose son) por “De la referencia” y no por “De la acción
a guardar el acontecimiento y razonando exclusiva- de referir”; o bien “On denoting” (B. Russell): “So-
mente sobre él. La inevitable confusión a que con- bre la denotación” (traducción adoptada en gene-
voca el francés cuando traduce el gerundio es más ral) o “Del denotar”.
fastidiosa, en este caso, porque resulta imposible dis- La forma progresiva en sentido estricto (be + ver-
tinguir el momento en que un locutor inglés dice o bo + -ing) indica una acción en un momento pre-
escribe the fact o the case del momento en que traba- ciso del tiempo en que ya se inició pero todavía no
ja sobre los gerundios. La importancia del aconte- se termina. Apenas un poco más adelante, Austin
cimiento, con la distinción del trial (intento), del ca- permite medir la soltura del inglés en el conjunto
se (caso), o del event (acontecimiento), por un lado, de estas operaciones: “To utter the sentence is not to
y del happening (que se puede traducir por el “tener describe my doing of what I should be said in so ut-
lugar” o “realización”), por el otro, es decisiva en los tering to be doing” (Austin, How to do things with
tratados de probabilidad. La definición misma de la words, p. 6); la traducción francesa da, correctamente:
noción de probabilidad con la que Bayes opera en “Énoncer la phrase, ce n’est pas décrire ce qu’il faut
An essay towards solving a problem in the doctrine of bien reconnaître que je suis en train de faire en par-
chances (primer gran tratado de “probabilidad sub- lant ainsi” [en español: “Expresar la oración no es
jetiva”), se basa en este estatus del happening, acon- describir ni hacer aquello que se diría que hago al
tecimiento concebido no en los términos de su rea- expresarme así”, Cómo hacer cosas con palabras, p.
lización o de su cumplimiento, sino de su espera: 6], pero no satisface cuando menos debido a lo pe-
sado que resulta “en train de”. Además, en muchos
The probability of any event is the ratio between the casos “en train de” sencillamente no es conveniente,
value at which an expectation depending on the hap- en la medida en que el -ing no indica la duración:
pening of the event ought to be computed, and the val- como por ejemplo At last I am seeing New York (Al
ue of the thing expected upon its happening. fin veo Nueva York).
[La probabilidad de un resultado cualquiera es la re- Es interesante examinar, en esta perspectiva, la
lación entre el valor con el que hay que estimar una famosa categoría de los verbos de percepción. Que
esperanza que depende de que este resultado tenga lu- estos verbos (to see, ver, to hear, oír) en algunos ca-
gar, y el valor de la cosa esperada por este tener lugar.] sos puedan ser utilizados con la construcción be +
Essai en vue de résoudre un problème…, p. 26.
la forma en -ing es destacable, en la medida en que
generalmente se piensa (es incluso una regla grama-
2. La forma progresiva: tiempo y aspecto tical del inglés escolar) que estos verbos sólo pue-
Si se pasa del gerundio a la forma progresiva (otra den estar en presente o en pretérito simple y son in-
construcción en -ing), aparece un nuevo orden de compatibles con el progresivo. Sin duda, esta regla
problemas: el del aspecto y de la temporalidad de pretende estar vinculada a algo así como la inmedia-
las acciones. Un caso interesante de dificultad de tra- tez de la percepción, y es posible compararla con el
ducción es, por ejemplo, el que plantea Austin cuando hecho de que los verbos to know y to understand es-
precisamente intenta diferenciar, en la presentación tán también (casi) siempre en presente o en preté-
de los performativos, la frase y la acción de decirla, rito, como si las operaciones del entendimiento
de statement (enunciado) y utterance (enunciación): (understanding) no pudieran ser presentadas en la
hay utterances tales como “the uttering of the senten- forma progresiva y por definición fueran instantá-
ce is, or is part of, the doing of an action” [la enuncia- neas; o como si, al revés, trascendieran el curso del
ción de la frase es, o forma parte de, la ejecución de tiempo. En realidad, existen contraejemplos: I don’t
una acción] (Austin, How to do things with words, know if I’m understanding you correctly; you are hear-
p. 5). Aquí, la dificultad de traducción está causada ing voices; y con frecuencia en filosofía: “you are see-
por la combinación (en la construcción en -ing) de ing something” (Austin, Sense and sensibilia, p. 30, a
la flexibilidad sintáctica del gerundio y de un senti- propósito del palo roto). “I really am perceiving the
do progresivo. ¿La construcción en -ing indica el ac- familiar objects” (Ayer, The foundations of empirical
to, la progresividad del acto? De la misma manera, knowledge, pp. 1-2). El pasaje a la forma be + verbo
INGLÉS | 725

en -ing indica entonces no la progresividad de la mo tiempo que conserva de hecho algunas de sus
acción sino el pasaje al metalenguaje propio de la propiedades, sintácticas y semánticas, de verbo, es
descripción filosófica de los fenómenos de la per- decir, evitando la sustantivación. No es fortuito que
cepción. Curiosamente, la única excepción es to know, la sustancialidad del “yo pienso”, afirmada por Des-
que prácticamente no existe en progresivo: aun ex- cartes, haya reunido en contra suya a la casi unani-
plorando la literatura filosófica y epistemológica no midad de los filósofos ingleses de la época clásica.
encontramos I am knowing ni he was knowing, co- Si bien se puede constituir una identidad personal
mo si el conocimiento no pudiera ser concebido co- “by the making our distant perceptions influence each
mo proceso. other, and by giving us a present concern for our past
Se ha señalado la gran variedad de aquello que se or futures pains or pleasures [haciendo que nuestras
ha dado en llamar los “aspectos” lingüísticos en in- percepciones distantes influyan unas en otras y
glés, en los que el estatus de una acción se marca y dándonos una preocupación presente de nuestras
se diferencia de modo más sistemático que en fran- penas y placeres pasados o por venir]” (traducido
cés o en alemán, nuevamente a causa del -ing: he is de Hume, A treatise of human nature, 1978, p. 261;
working / he works / he worked / he has been work- 1955, I, p. 354), no requiere la posición de una sus-
ing. A diferencia de lo que ocurre con las lenguas tancia: la sustantivación de making y giving cumple
eslavas, el aspecto no se marca en una dualidad de este papel. Puede pensarse también en la manera en
formas verbales al inicio, sino por el uso de be + que Russell (en el capítulo 27 de The analysis of ma-
verbo en -ing (imperfectivo o progresivo), en opo- tter) hace comprender con mucha mayor facilidad
sición al presente simple o al pretérito (perfectivo). que Bachelard, y sin necesidad de recurrir a la cate-
Además, el inglés a menudo mezcla varios aspectos goría de “obstáculo epistemológico”, que es perfec-
en una sola expresión: iteratividad, progresividad, tamente posible plantear un átomo como una serie
terminación, como en “it cannot fail to have been de acontecimientos, sin por ello acordarle el estatus
noticed” [literalmente, no se puede dejar de haber- de sustancia.
lo notado] (Austin, How to do things woth words, p. Esta especie de preeminencia global, en el inglés,
1). Éstos son matices que, como observaron recien- de lo verbal y de lo subjetivo por encima de lo no-
temente Labov y después Pinker, no son propios del minal y lo objetivo se manifiesta en todo caso clara-
inglés clásico o escrito, sino que existen también en mente en la diferencia de lógica que gobierna el dis-
ciertas variedades vernáculas aparentemente fami- curso de la afectividad del francés y del inglés. En
liares o pretendidamente agramaticales. El inglés pro- realidad, ¿cómo es que algo que “uno es” corespon-
pio de los negros estadunidenses parece ser muy dería a algo que “uno tiene”, como es el caso del mie-
refinado en este punto, ya que distingue he be work- do en francés o en español (“tener miedo” se dice en
ing de he working, el hecho de tener un trabajo re- inglés to be afraid)? De ello se desprende que un fran-
gular y el hecho de estar en el trabajo en un mo- cés —para quien es elemental que el miedo es “algo”
mento dado, donde el inglés estándar se contenta que uno siente o experimenta— no pueda reconocer-
con he is working (S. Pinker, The language instinct). se fácilmente en la diferencia que el inglés hace natu-
Aparentemente, se emplee o no la noción de aspec- ralmente entre algo que no tiene correlato objetivo
to, hay en inglés una diferenciación particularmen- porque tiene que ver exclusivamente con el feeling
te sutil entre los diferentes grados de conclusividad, (igual que fear; véase Feeling) y aquello que es sus-
de iteratividad o de desarrollo de una acción, que ceptible de sensation, implicando el estatus de obje-
lleva a los filósofos de lengua inglesa a prestar ma- to de lo que se siente a través suyo. En inglés se capta
yor atención a estas cuestiones e incluso a realizar de inmediato algo que en francés parece una extraña
invenciones singulares. paradoja, esto es, que la pasión, como observa Ben-
tham en su Deontology (p. 350), “es una entidad fic-
B. La disolución lingüística de la idea de sustancia ticia”. Lo que en francés suena como una provocación
nominalista está, entonces, implicado en los pliegues
1. Entidades ficticias de la lengua inglesa. Así se instaura más fácilmente
Así pues, la operación “verbo + -ing” simplemente en inglés que en francés una teoría simbólica de la
da al verbo el estatus transitorio de nombre, al mis- afectividad, y si fuera necesario expresar una con-
726 | INGLÉS

cepción ontológica de la afectividad en inglés uno todo estadunidense, que hace que las traducciones
se toparía con dificultades simétricas. sean particularmente indigestas; sobre todo en fran-
cés, donde los -ismes dan un giro muy escolástico a
2. Derivaciones reversibles las clasificaciones traducidas. Citemos, además del
Otra particularidad del inglés, no sin consecuencias famoso realism (realismo), objeto de múltiples de-
para la filosofía, es que su pobreza desde el punto de terminaciones contradictorias y de tantas discusio-
vista de la morfología flexional es compensada por nes que datan de varios decenios que lo han tornado
la libertad y la facilidad que ofrece para construir casi vacío, los términos corrientes pero especialmen-
toda clase de derivados. te oscuros (para quien no conoce su contexto teó-
rico) de cognitivism, noncognitivism, coherentism,
a) Derivados nominales a partir de adjetivos, con la eliminativism, consequentialism, connectionnism,
ayuda de sufijos tales como -ity, -hood, -ness, -y. Es etc. Estos términos (en los que la filosofía moral es
muy difícil diferenciar los compuestos resultantes particularmente fértil) en general se trasponen sin
en francés, y en general traducirlos, cosa que ha modificación al francés, en una especie de nueva
producido, en las traducciones francesas contempo- lengua filosófica internacional que prácticamente
ráneas, toda clase de remiendos incoherentes. Cite- ha renunciado a la traducción.
mos los escollos más conocidos: privacy (privé-ité), En general, en inglés (como en alemán) es posi-
innerness (interiorité, no en el mismo sentido que ble construir términos compuestos juntando dos
interiority), vagueness (calidad de vago), goodness palabras de forma incomparablemente más flexible
(bondad, en el sentido de “calidad de bueno”), right- que en francés, en particular, sin que sean especifica-
ness (rectitud), sameness (similitud, en el sentido de dos los vínculos lógicos entre los términos: tooth-
“mismidad”), ordinariness, appropriateness (calidad brush, pickpocket, lowlife, wetback, knownothing; o,
de ordinario, apropiado), unaccountability (calidad entre los términos más bien filosóficos, donde tam-
de aquello de lo que es imposible dar cuentas). bién hay gran creatividad: aspect-blind, language-
b) Derivados adjetivales a partir de nombres, gra- dependent, rule-following, meaning-holism, observer-
cias a los múltiples sufijos -ful, -ous, -y, -ic, -ish, relative, etc., traducibles, sí, pero no sin adicionarles
-al (por ejemplo, meaningful, realistic, holistic, atti- una pesada carga.
tudinal, behavioral).
c) Derivados verbales a partir de nombres o de 3. ¿Hacia una neolengua filosófica internacional?
adjetivos, con los sufijos -ize, -ify, -ate (naturalize, La filosofía contemporánea de lengua inglesa apun-
mentalize, falsify), incluso sin sufijo alguno cuando ta a establecer un lenguaje estilísticamente neutro,
es posible (por ejemplo, el título de un artículo re- que aparentemente sería traducible de manera trans-
ciente: “How not to Russell Carnap’s Aufbau” [Có- parente. En realidad, ya lo dijimos, un número de pro-
mo no russellizar el Aufbau de Carnap] (A. Richard- blemas específicos —la traducción de compuestos,
son, PSA, 1990). o de ciertas construcciones más flexibles en inglés y
d) Derivados policategoriales a partir de verbos, omnipresentes en el discurso filosófico actual (the
con ayuda de sufijos como -able, -er, -age, -ism (re- thesis that, la tesis según la cual; the question
futable, truth-maker). whether, la cuestión de saber si; my saying that, el
La reversibilidad de estos pasajes a la nominali- hecho de que yo diga que)— hacen muy pesadas las
zación y a la verbalización tiene como consecuen- traducciones francesas de textos filosóficos ingleses
cia esencial impedir la reificación de las cualidades contemporáneos, aun cuando el lenguaje del autor
o de los actos. Esto es más difícilmente evitable en sea neutro y llano. Estas dificultades de transferen-
francés y en alemán, donde la nominalización en- cia, así como la facilidad de construcción propia del
durece y paraliza las nociones (compárese “interio- inglés, empujan a los filósofos franceses analíticos a
ridad” e innerness, que designa más bien una carac- escribir directamente en inglés, siguiendo el ejemplo
terística, incluso, paradójicamente, un efecto, que de varios de sus colegas europeos, o bien a practicar
una entidad o un dominio). Pero esta facilidad de una “variedad vernacular” técnica (ya hablamos de
composición tiene sus inconvenientes: la prolifera- los -ismos y de los compuestos) a menudo indiges-
ción de -isms en la filosofía de lengua inglesa, sobre ta y con poca inventiva en la traducción de los tér-
INGLÉS | 727

minos (en general transliterados). Esta situación se esclarecimiento lógico del lenguaje ordinario y el exa-
debe seguramente al carácter paradójico del inglés, y men inmanente del lenguaje ordinario. La cuestión
luego del inglés estadunidense, que se estableció co- del lenguaje ordinario y del tipo de tratamiento que
mo lengua filosófica dominante en la segunda mitad debía recibir —esclarecimiento normativo o examen
del siglo XX: una lengua aparentemente simple y ac- interno— está presente e incluso es constitutiva en
cesible, que aspira así a una especie de universa- el legado del positivismo lógico. La obra de Wittgen-
lidad, pero estructurada, tanto en el plano lingüís- stein es testimonio de ello, por el pasaje que mani-
tico como en el filosófico, en torno a puntos fiesta y realiza de la primera tarea de la filosofía del
espinosos de gran importancia (to do, -ing, etc,), lenguaje (creación de un lenguaje ideal o formal pa-
que a menudo la vuelven intraducible. Paradójica- ra aclarar el lenguaje cotidiano) a la segunda (preo-
mente, es esta intraducibilidad, y no su seudotrans- cupación por examinar la multiplicidad de usos del
parencia, lo que juega un papel crucial en este pro- lenguaje común).
ceso de universalización. La ruptura así consumada es tal que no puede
• VÉASE EL RECUADRO 2 uno estar de acuerdo con la afirmación de Rorty, en
su prefacio a The linguistic turn, de que “la única di-
III. El paradigma austiniano: lenguaje ordinario ferencia entre los filósofos del lenguaje ideal y los
y filosofía del lenguaje ordinario es su desacuerdo en torno a
Esta proximidad entre lengua ordinaria y lengua fi- la cuestión de saber cuál es el lenguaje ideal”. En la
losófica, que hunde sus raíces en la filosofía clásica renuncia a la idea de lenguaje ideal, o de norma ex-
de lengua inglesa, fue teorizada en el siglo XX por Aus- terior al lenguaje, hay un cambio radical de pers-
tin, y se resume en la expresión: “filosofía del lengua- pectiva, que consiste en abandonar la idea de un
je ordinario”. La filosofía del lenguaje ordinario se más allá del lenguaje, idea que está omnipresente
interesa en “lo que nosotros diríamos cuando” [what en toda la tradición filosófica e incluso en la filoso-
we should say when]. Si se quiere, es una “filosofía fía analítica actual.
del lenguaje”, sólo que a condición de que nunca se
olvide que “hablar del lenguaje es hablar de lo que A. Crítica del lenguaje de la filosofía
se habla”, como insiste Austin (Philosophical papers, En un nivel más general, Austin critica la filosofía
p. 182; Écrits philosophiques, p. 144). tradicional por su uso perverso del lenguaje ordi-
En el transcurso del siglo XX (más precisamente, nario. Denuncia constantemente la violencia (abuse)
entre los años 1940 y 1960), hubo una división de que la filosofía comete contra el lenguaje ordinario
los paradigmas de la filosofía del lenguaje, entre el —no porque lo olvide sino porque lo explota, to-

Recuadro 2 › ¿Un “defecto” de la lengua inglesa? “Between” según Bentham


Los filósofos ingleses no son afectos a las cio”). No es el caso del inglés, que construye percepción general, aunque indistinta,
etimologías —sin duda porque suele ser between según el número dos (conforme a de que solamente se puede comparar los
menos rastreable que en alemán e incluso la etimología de este término by tween, por objetos uno a uno, de una manera conti-
nua, cómoda y eficaz? […] La verdad es
que en francés, hecho que desalienta cier- par), a tal grado que no puede imaginar un
que, sobre esta base, la lengua inglesa tra-
to tipo de comentarios. Sin embargo, hay al- ordenamiento más que en modo binario, baja bajo una imperfección [the english
gunas excepciones, como el análisis de aun cuando tenga lugar según tres clases o language labours under a defect] que qui-
Bentham de las palabras in, or, between, and, más: zá parece caracterizarla cuando se la com-
etc., con las cuales la lengua inglesa cons- para con otras lenguas europeas bajo es-
¿Comparación entre [between] tres térmi-
truye tipos de espacio que remiten a un tó- te ángulo. Gracias a la derivación de la
nos? ¿Relación entre [between] tres tér-
pico muy específico. Tomemos el caso de la palabra between y, de ahí, de su sentido
minos? El matiz de contradicción interna
palabra between, que el francés no puede etimológico [import] menos erradicable,
se presenta con sólo considerar esta ex-
traducir más que por el término entre. Tan- el número de objetos a los que se supone
presión. Por una de las palabras que con-
que se puede aplicar la operación se redu-
to la semántica como la etimología de en- tiene, se afirma que el número de objetos
ce a dos. La palabra latina inter, la france-
tre implican el número tres en francés, da- es tres; por otra, se afirma que no hay más
sa entre no parecen dar lugar a semejan-
do que lo que está “entre” interviene como de dos. Si nos atenemos exclusivamente
te limitación.
un tercer término entre los dos que separa a la palabra between, ¿a qué podría ha-
Chrestomathia, pp. 235-236.
o acerca (in-ter, en latín, significa “en ter- berse dado lugar si no es a una especie de
728 | INGLÉS

mándose libertades con los usos naturales del len- nuestro uso ordinario de palabras ordinarias con-
guaje. El filósofo pregunta, por ejemplo, “¿cómo fiscadas por la filosofía, como por ejemplo verdade-
puedo saber [how do I know] que allí hay un objeto ro y real, para plantearse la cuestión de la verdad:
real?”; mientras que esta cuestión, “¿cómo sabe us-
ted?”, sólo puede ser planteada (en el lenguaje ordi- “El hecho de que” [the fact that] es una expresión
nario) en determinados contextos, donde siempre concebida para ser usada en situaciones en las que
es posible, al menos en teoría, disipar la duda. no se tiene en cuenta la distinción entre una afirma-
ción verdadera y el estado de cosas a propósito del
La duda o la pregunta “¿pero es real?” tiene siempre cual es verdadera; cosa que suele ser una ventaja en
(debe tener) un fundamento particular; debe haber la vida ordinaria, pero rara vez en filosofía […] así,
alguna “razón para sugerir” que no es real, en el sen- hablar del “hecho de que” es una forma resumida
tido en que existe una forma específica […] de su- [compendious] de hablar de una situación que im-
gerir que tal experiencia o tal objeto probablemente plica a la vez las palabras y el mundo.
están trucados [phoney] […] La argucia del metafísi- Écrits philosophiques, p. 55;
Philosophical papers, p. 181.
co consiste en preguntar: “¿es real una mesa?” (tipo
de objeto que no vemos cómo podría estar trucado),
sin especificar ni precisar qué es lo que no está bien Es posible, por supuesto, considerar (con toda una
con esta mesa, al grado que no sé en absoluto “cómo corriente de la filosofía analítica, de Frege a Quine)
probar” que esta mesa es real. Es este uso del térmi- que estas consideraciones son demasiado insignifi-
no real el que nos hace suponer que “real” tiene una cantes y triviales para sacar alguna conclusión. Sin
significación única (“el mundo real”, “los objetos ma- embargo, es a esta noción de hecho a la que Austin
teriales”) y completamente misteriosa y profunda. recurrió para determinar la naturaleza de la verdad
Écrits philosophiques, pp. 58-59; y así indicar la pertinencia de la lengua ordinaria
Philosophical papers, p. 87.
como relación con el mundo. Tal es la naturaleza
del procedimiento de Austin: “the foot of the letter is
Este análisis de real se retoma en Sense and sensibi- the foot of the ladder [el pie de la carta es el pie de la
lia, donde Austin critica la noción de sense datum y escalera]” (ibid.). Para él, las palabras comunes for-
también una cierta forma de exponer los problemas man parte del mundo: se utilizan palabras, y lo que
supuestamente “a partir” de la opinión corriente (por hace que las palabras sean objetos útiles es su com-
ejemplo, la opinión corriente de que percibimos “ver- plejidad, el refinamiento de las herramientas que
daderamente” las cosas) —en realidad, a partir de constituyen.
una pura construcción. Ésa es una forma sutil, dice
Austin, de “ablandar las supuestas opiniones del Utilizamos las palabras para instruirnos sobre las
hombre de la calle en previsión del tratamiento que cosas de las que hablamos cuando nos servimos de
se le reserva y de preparar el camino, atribuyéndo- esas palabras. O, si esta definición nos parece muy in-
selo prácticamente al hombre común, para la con- genua, utilizamos las palabras como un medio para
cepción de los filósofos”. Esta forma de recurso filo- comprender mejor la totalidad de la situación en la
que nos vemos llevados a hacer uso de las palabras.
sófico (frecuente) a lo ordinario se caracteriza por
Ibid.
una cierta condescendencia con respecto al hombre
ordinario (Sense and sensibilia, 1962, p. 9; 1971, p. 30). Lo que hace que esta reivindicación sea posible es
El error (o la estafa) consiste en hacer argumen- la proximidad de dimensión, de tamaño (size) entre
tar la posición del filósofo contra la posición ordina- palabras y objetos ordinarios. Así, los filósofos, en
ria, mientras que, si ésta existe, no está en el mismo vez de preguntarse si la verdad es una sustancia, una
plano. El filósofo introduce, en la opinión del hom- cualidad o una relación, deberían “dedicar sus es-
bre común, entidades particulares, para luego re- fuerzos a algo que esté más a la altura de su propio
chazar, enmendar o explicar su opinión. tamaño” [more nearly their own size] (los traducto-
res escriben “medida” por size, lo que parece excesi-
B. El método del lenguaje ordinario: “Be your size, vamente teórico: se trata realmente de tamaño en el
Small Men” sentido material y ordinario):
El método inmanente de Austin vuelve a examinar
INGLÉS | 729

No podemos saberlo todo, entonces ¿por qué no ha- los seres humanos juzgaron útil hacer, y todas las re-
cer otra cosa? […] Ventajas de la lentitud y de la coo- laciones que juzgaron útil marcar con el correr de
peración. Ser del tamaño que se es. Hombrecitos [Be las generaciones”. Ahora bien, éstas son ciertamen-
your size. Small men]. te más sutiles y sólidas que “las que usted o yo po-
Conversation, citado por Urmson. dríamos encontrar instalados una linda tarde en un
sofá” (traducido de Écrits philosophiques, p. 144;
Austin insiste en decir que esta técnica de examen Philosophical papers, p. 182). Es esta capacidad de
de las palabras (que acabará llamando “fenomeno- marcar diferencias la que hace que el lenguaje sea un
logía lingüística”) no tiene nada de nuevo, que ha instrumento común adecuado para decir las cosas
existido siempre desde Sócrates, produciendo sus del mundo.
“éxitos lentos”. Pero él es el primero en aplicar sis-
temáticamente este método, que se basa, por una C. ¿Qué es “nosotros”? La pregunta de Cavell
parte, en la maleabilidad y la familiaridad de los ob- Es claro que la filosofía analítica, tal como se desa-
jetos en cuestión y, por otra, en el acuerdo (agree- rrolló, sobre todo en Estados Unidos, a partir de los
ment) común en el que desemboca en cada una de años 1940, se alejó del paradigma austiniano y al
sus etapas. El problema es llegar a ponerse de acuer- mismo tiempo renunció a un cierto tipo de escritu-
do sobre un punto de partida, es decir, sobre un da- ra filosófica y de sutileza lingüística. Pero esto sólo
to. Este dato, para él, es el lenguaje, no como cuer- ha hecho que sea más pujante y asombroso el mo-
po constituido de enunciados o de palabras, sino vimiento de “regreso a Austin” que pregona Stanley
como lugar de acuerdo sobre “qué deberíamos de- Cavell, y el nuevo sentido de la filosofía del lengua-
cir cuando” [what we should say when]. Para él se je ordinario que surge en él y en la filosofía estadu-
trata de un dato empírico (datum, no given), o da- nidense actual. Pues, ¿con qué derecho nos referi-
tos experimentales. mos a “nuestros usos”? ¿Y quién es ese “nosotros”
tan crucial para Austin que vuelve a él sin cesar en
A mi entender, la experiencia prueba ampliamente su obra? Todo lo que tenemos —ya lo dijimos— es
que uno llega a ponerse de acuerdo sobre el “qué es lo lo que decimos, y nuestros acuerdos de lenguaje. Se
que diríamos cuando” [on what we should say when] determina “el significado de una palabra” (dada)
tal o cual cosa, aun cuando admito que a menudo es por sus usos y, para Austin, plantear la cuestión del
largo y difícil. Añado que demasiado a menudo es lo significado de otra forma (por ejemplo, de manera
que falta en la filosofía: un datum previo en torno al
general, o buscando una entidad) es un sinsentido
cual pudiera uno ponerse de acuerdo desde el prin-
(véase Nonsense). La búsqueda del acuerdo está ba-
cipio. […] Con esto no pretendemos descubrir toda la
verdad, que existe, relativa a toda cosa. Simplemen- sada en algo muy diferente a las significaciones o a
te descubrimos los hechos que aquellos que se sirven la determinación del sentido común. El acuerdo del
de nuestra lengua desde hace siglos se han tomado que habla Austin no es para nada un acuerdo inter-
el trabajo de destacar, retuvieron por dignos de ser subjetivo, no está basado en una convención ni en
notados al pasar y conservados en la corriente de la acuerdos efectivos. Es un acuerdo lo más objetivo
evolución de nuestra lengua. posible, y que incide tanto en el lenguaje como en
Écrits philosophiques, p. 148; Philosophical papers, p. 185. la realidad.
Pero ¿cuál es exactamente la naturaleza de este
El acuerdo austiniano (agreement) es posible por dos acuerdo? ¿De dónde procede y por qué otorgarle tan-
razones: to alcance? Es la pregunta que formula Cavell, pri-
1) El lenguaje ordinario no puede aspirar a ser la mero en Must we mean what we say? y luego en The
última palabra (last word). “Simplemente necesita- claim of reason (Les voix de la raison): ¿qué es lo que
mos recordar que es la primera palabra [first word]” les permite a Austin y a Wittgenstein decir lo que di-
(ibid.). La exploración del lenguaje es también la de cen de lo que decimos? Se trata de una reivindica-
“la experiencia y la perspicacia [acumen] heredadas ción (véase Claim). Es lo que Wittgenstein entiende
de muchas generaciones de seres humanos” (ibid.). por nuestro “acuerdo en los juicios” y en el lengua-
2) El lenguaje ordinario es una rica recopilación je: no está basado más que en sí mismo, “en el no-
de diferencias y “contiene todas las distinciones que sotros”, como dice Cavell en un pasaje que reúne
730 | INGLÉS

un buen número de las dificultades de traducción tura de Emerson o de James, en textos como Expe-
evocadas hasta aquí: rience o los Essays in radical empiricism, con la de
los empiristas ingleses en su evocación de la expe-
Aprendemos y enseñamos [learn/teach] palabras en riencia, del dato y de lo sensible. No cabe duda que
ciertos contextos, y entonces se espera de nosotros ésta es una de las principales dimensiones de la es-
[we are expected to] (y nosotros esperamos de los de- critura filosófica en inglés: hacer que el sentido sea
más) que podamos (que puedan ellos) proyectarlas cada vez más sensible.
en otros contextos. Nada garantiza que esta proyec- Jean-Pierre CLÉRO y Sandra LAUGIER
ción tenga lugar (y en particular no está garantizado
por la aprehensión [not the grasping] de universales ni
Bibliografía
de conjuntos de reglas), como tampoco está garan- Adamczewski Adam, Grammaire linguistique de l’anglais, París,
tizado que haremos y comprenderemos las mismas Armand Colin, 1982.
proyecciones. Que en general lo hagamos depende Audard Catherine, Anthologie historique et critique de l’utilita-
del hecho de que compartamos caminos de interés risme, 3 vols., París, puf, 1999.
y de sentimiento [That on the whole we do is a mat- austin J.L., Philosophical papers, Oxford-Nueva York, Claren-
ter of our sharing routes of interest and feeling]. La pa- don Press, 1962; Écrits philosphiques, trad. L. Aubert y A.L.
Hacker, París, Seuil, 1994; Ensayos filosóficos, trad. Alfonso
labra y la actividad de los hombres [human speech
García Suárez, Madrid, Revista de Occidente, 1975.
and activity], su salud mental [sanity] y su comuni- ——, How to do things with words, Oxford-Nueva York, Claren-
dad [community] no descansan en nada más, pero don Press, 1962; Quand dire c’est faire, trad. G. Lane, París,
tampoco en nada menos. Es una visión tan simple Seuil, 1970, reed. “Points Seuil”, 1991; Palabras y acciones.
como difícil, y tan difícil que es (y porque es) [as dif- Cómo hacer cosas con palabras, trad. Genaro Carrió y Eduar-
ficult as it is (and because it is)] aterradora. do Rabossi, Buenos Aires, Paidós, 1971.
——, Sense and sensibilia, Oxford-Nueva York, Clarendon Press,
Must we mean what we say?, p. 52.
1962; Le langage de la perception, trad. P. Gochet, París, Ar-
mand Colin, 1971; ed. esp. Sentido y percepción, Madrid, Tec-
nos, 1981.
Cuando nuestro lenguaje ordinario no se basa más Bayes Thomas, Essai en vue de résoudre un problème de la doc-
que en sí mismo, no solamente es origen de inquie- trine des chances, Société Française des Sciences et des Tech-
tud en cuanto a la validez de lo que hacemos y de- niques, “Cahiers d’Histoire et de Philosophie des Sciences”,
núm. 18, París, Belin, 1988.
cimos, es la revelación de una verdad sobre noso- Bentham Jeremy, Chrestomathia, Oxford, Smith & Burston-
tros mismos que no siempre queremos reconocer: Clarendon Press, 1983.
el hecho de que yo soy la única fuente posible de tal ——, Deontologoy, ed. Ammon Goldworth, Oxford, Clarendon
validez. Ésta es una nueva comprensión del hecho Press, 1983.
——, Essay on language, en The works, ed. J. Bowring, Edimbur-
de que el lenguaje es nuestra forma de vida, su for- go, 1838-1843, vol. 8.
ma precisamente ordinaria. La originalidad de Ca- Berkeley George, Principes de la connaissance humaine, en Œu-
vell estriba en su reinvención de la naturaleza del vres, ed. G. Bykman, t. 1, París, puf, 1985; Principios del co-
lenguaje ordinario en el pensamiento estaduniden- nocimiento humano, trad. Pablo Masa, Buenos Aires, Agui-
lar, 1957.
se, y en el vínculo que instaura, sobre todo por re- ——, Des infinis, en Œuvres, t. 1, París, puf, 1985.
currir a Emerson y a Thoreau, pensadores nortea- ——, The works, ed. A.A. Luce y T.E. Jessop, 9 vols., Edimbur-
mericanos de lo ordinario, entre esta naturaleza del go-Londres, 1948-1957.
lenguaje y la naturaleza humana, la finitud. En este Cavell Stanley, Must we mean what we say?, Cambridge
(Mass.), Cambridge UP, 1969.
sentido, la cuestión de los acuerdos de lenguaje re- ——, In quest of the ordinary, Chicago, University of Chicago
formula la de la condición ordinaria del hombre, y Press, 1988.
la aceptación de esta condición va de la mano del ——, This new yet unapproachable America, Albuquerque, Li-
ving Batch Press, 1989; ed. fr. Une nouvelle Amérique enco-
reconocimiento de los acuerdos.
re inapprochable, ed. S. Laugier, Éd. de l’Éclat, 1991.
En la americanización cavelliana de la filosofía del Emerson Ralph Waldo, Essays. First and second series, Vintage
lenguaje ordinario emerge así una forma radical de Books, Library of America, 1990.
retorno a lo ordinario (the ordinary). Pero este or- Hacking Ian, Why does language matter to philosophy?, Cam-
bridge (Mass.), Cambridge UP, 1975.
dinario, el de Emerson en sus Ensayos, por ejemplo, Hume David, A treatise of human nature, ed. Selby-Bigge, Ox-
¿no es precisamente el que trata de encontrar, o más ford, 1a. ed. 1888, 2a. ed. 1978; Traité de la nature humai-
bien sentir (feel, taste) toda la filosofía inglesa, des- ne, vol. I: L’entendement, trad. P. Baranger y P. Saltel, París,
de sus orígenes? Sería posible así comparar la escri- Flammarion, “GF”, 1995; vol. II: Les passions, trad. J.-P. Cléro,
INSTANTE | 731

1991; vol. III: La morale, trad. P. Saltel, 1993; ed. esp. Trata- Tesnière Lucien, Éléments de syntaxe structurale, París, Klinck-
do de la naturaleza humana, Buenos Aires, Paidós, 1974. sieck, 1965.
——, Dialogues concerning natural religion, ed. N.K. Smith, Ox- Wittgenstein Ludwig, The Blue and the Brown Books, ed. R.
ford, 1935, reed. R.H. Popkin, Indianápolis, Hackett, 1986; Rhees, Oxford, Blackwell, 1958, 2a. ed. 1969; Le Cahier bleu
trad. fr. Dialogues sur la religion naturelle, trad. M. Malherbe, et le Cahier brun, trad. M. Goldberg y J. Sackur, París, Galli-
París, Vrin, 1987; Diálogos sobre religión natural, trad. Edmun- mard, 1996.
do O’Gorman, México, Fondo de Cultura Económica, 2005. ——, Philosophische Untersuchungen / Philosophical Investiga-
——, Essais et traités sur plusieurs sujets, vol. I: “Essais moraux, po- tions, ed. bilingüe al.-ing. G.E.M. Anscombe, Nueva York-
litiques et littéraires”, trad. M. Malherbe, t. 1, París, Vrin, 1999. Oxford, MacMillan-Blackwell, 1953; trad. esp. Investigacio-
Laugier Sandra, Du réel à l’ordinaire, París, Vrin, 1999. nes filosóficas, Barcelona, Crítica, 2008.
——, Recommencer la philosophie, París, puf, 1999.
Locke John, Essai philosophique concernant l’entendement hu-
main, ed. fr. P. Coste, París, Vrin, 1972; Ensayo sobre el en-
tendimiento humano, trad. Edmundo O’Gorman, México, Fon-
do de Cultura Económica, 1986.
Mill John Stuart, Essay on ethics, religion and society, en Collec- inmóvil
ted works, Londres-Toronto, Routledge & Kegan Paul-Uni-
Inmóvil, junto con silencioso, es una de las traducciones po-
versity of Toronto Press, 1969.
——, Considerations on representative government, en Essays on sibles del al. still, topos de la estética clásica: véase Still, y
politics and society, en Collected works, vol. 19, Toronto, Rout- Estética, Clásico, Sublime. Cf. Sabiduría, Serenidad.
ledge-University of Toronto Press, 1977; Consideraciones Véase también sobre el movimiento en general, y sobre la
sobre el gobierno representativo, trad. Carlos Mellizo, Ma-
inmovilidad del primer motor aristotélico, Abstracción (en
drid, Alianza, 2001.
——, A system of logic ratiocinative and inductive, Londres-To- particular II), Acto, Dinámica, Fuerza (en particular re-
ronto, Routledge & Kegan Paul, 1973; Système de logique, cuadro 1, “Dýnamis, enérgeia…”), Momento, Strength.
trad. L. Peisse, Ladrange, 1866; reed. Bruselas, Mardaga, 1988;
ed. esp. Sistema de lógica: inductiva y deductiva, Madrid,
dios, negación, nada
Daniel Jorro, 1917.
Nedeljkovic Maryvonne, David Hume, approche phénoménolo-
gique de l’action et théorie linguistique du temps, París, puf,
1977.
Pinker Steven, The language instinct, Londres, Penguin, 1994;
L’instinct du language, trad. M.-F. Desjeux, París, Odile Jacob,
instante
1999; ed. esp. El instinto del lenguaje, Madrid, Alianza, 2012. Instante, formado a partir del lat. in-stare, “estar sobre, es-
Putnam Hilary, Mind, language and reality. Philosophical pa- trechar de cerca”, es una de las designaciones posibles del
pers, vol. 2, Cambridge (Mass.), Cambridge UP, 1975. átomo de tiempo: es la traducción recibida del to nyn [τ
——, Realism with a human face, ed. J. Conant, Cambridge (Mass.),
Harvard UP, 1990; Le réalisme à visage humain, trad. C. νῦν] aristotélico, literalmente “el ahora”, que compone el
Tiercelin, París, Seuil, 1994. tiempo físico, véase Aión / Khronos.
Quine Willard V., From a logical point of view, Cambridge (Mass.), Es también, prestando atención esta vez a la insistencia
Harvard UP, 1953, reed. 1980.
(que se oye en instante) de aquello que está en instancia
——, Word and object, Cambridge (Mass.), mit Press, 1960; Le
mot et la chose, trad. J. Dopp y P. Gochet, París, Flammarion, de ocurrir, una manera de nombrar la presión del presente
1977; reed. “Champs”, 2000; Palabra y objeto, trad. Manuel en el seno de la duración subjetiva: véase Momento, en
Sacristán, Barcelona, Herder, 2001. donde se estudia del griego kairós [καιρός] (“oportuni-
Recanati François, “Du positivisme logique à la philosophie du
dad”), del alemán Augenblick (“guiño”), del danés de Kir-
langage ordinaire: naissance de la pragmatique”, posfacio
en J.L. Austin, Quand dire c’est faire, reed. 1991. kegaard (“øjeblik”, recuadro 3, a completar con Pludse-
Ricœur Paul, La mémoire, l’histoire, l’oubli, París, Seuil, 2000; lighed, “lo repentino”, que subraya la discontinuidad de la
ed. esp. La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires, Fon- irrupción); Jetztzeit, que designa en el vocabulario de Ben-
do de Cultura Económica, 2008.
jamin la eficacia mesiánica de un “en el presente” en la his-
rorty Richard (ed.), The linguistic turn, Chicago, University of
Chicago Press, 1967; reed. 1992; ed. esp. El giro lingüístico: toria. Véase, de manera más general, Presente y Tiempo.
dificultades metafilosóficas de la filosofía lingüística, Barce- Sobre la manera en que un instante puede reunir o con-
lona, Paidós, 1990. densar el tiempo, véase Eternidad [Aión], Intuición
Russell Bertrand, Signification et vérité, trad. P. Devaux, París,
Flammarion, 1969.
[Anschaulichkeit, Entendement]; cf. Acto, Dios, Sabi-
——, L’analyse de la matière, trad. P. Devaux, París, Payot, 1971. duría. Sobre la expresión verbal de la instantaneidad, véa-
Saussure Ferdinand de, Cours de linguistique générale, París, se Aspecto.
Payot, 1971; Curso de lingüística general, trad. Amado Alon-
so, Buenos Aires Losada, 1986.
acontecimiento, glück, historia, memoria, progreso
732 | INSTINTO

instinto En el siglo xvii, periodo de traducción de la lengua filosófi-


Derivado del latín clásico instinctus, que significa “instiga- ca latina a la lengua filosófica francesa, en especial de la
ción, impulso, excitación” (a partir de la raíz indoeuropea traducción de las obras maestras de Descartes (Medita-
*stig-, “picar”), la palabra francesa instinct [al igual que en tiones, Principia philosophiae), la palabra latina intellectus
español instinto] tiene el sentido corriente de “tendencia constituye casi un intraducible, en la medida en que prác-
innata y potente, común a todos los seres vivos o a todos ticamente nunca es traducida al francés por la correspon-
los individuos de una misma especie” y, en las ciencias, el diente “intellect [intelecto]”, sino por una palabra que per-
de “tendencia innata a realizar actos determinados según tenece a otro campo semántico, el de “entendement
las especies, ejecutados perfectamente sin experiencia pre- [entendimiento]”. La palabra “intellect”, sin embargo, for-
via y subordinados a condiciones del medio” (Le Petit Ro- ma parte de la lengua francesa desde hace varios siglos.
bert). Se encuentra en alemán como Instinkt, en inglés co- Desde el siglo xviii, en efecto, la encontramos en el Libro
mo instinct, en italiano como istinto. La diferencia entre el del tesoro de Brunetto Latini (1260), pero, según parece,
animal y el hombre coincide tradicionalmente con aquella se limita a ser un término técnico que no se usó realmente
entre el instinto y la inteligencia: véase Animal, y Disposi- en la lengua corriente. Le hizo falta a la lengua francesa un
ción, Entendement (en particular el recuadro 1, sobre autor comparable a Dante, cuya obra, desde el siglo xiv,
el griego nous [νοῦς], cuyo sentido va del “olfato” del pe- contribuyó enormemente a popularizar en italiano la pala-
rro hasta el espíritu divino y la intuición divina); cf. Logos, bra inteletto.
Razón. Por el contrario, la palabra “entendement”, presente des-
El importante problema de su traducción se planteó a de el siglo xii en el Psautier de Oxford (1120), se vuelve
propósito del uso del término alemán Instinkt en el voca- muy pronto de uso corriente. La encontramos particular-
bulario del psicoanálisis, dado que ciertos autores lo asimi- mente en el siglo xiv en la pluma de Nicolás Oresme, aso-
laron a Trieb, término de origen germánico que en biología ciada a la palabra “raison [razón]” en su traducción france-
es equivalente y que también se encuentra en Freud, pero sa de la Ética Nicomáquea de Aristóteles (para traducir el
según una acepción bien diferente. En efecto, “cuando Freud nous [νοῦς] griego), y en el siglo xvi el término es frecuen-
habla de Instinkt, es para calificar un comportamiento ani- te en los Ensayos de Montaigne, pero para designar una
mal fijado por la herencia […] y adaptado a su objeto” (Dic- cualidad más que una facultad, la de la “gens d’entende-
cionario del psicoanálisis). Es por esto por lo que en Francia ment [gente provista de entendimiento, inteligente]”. Por
se impuso, después de un periodo en el cual prevaleció ins- otra parte, si bien Montaigne utiliza la palabra “intelligence
tinct [instinto], la traducción de Trieb por pulsion [pul- [inteligencia]”, nunca emplea la palabra “intellect”.
sión], en el sentido de empuje en dirección de un objeto no El término “intellect” no se va a difundir verdaderamen-
predeterminado. Por su parte, los traductores ingleses tra- te en francés sino en el siglo xix, después de Renan, en el
ducen Trieb por instinct y, de manera más acertada, por marco de la traducción del léxico averroísta. La influencia
drive, término que tiene el mismo origen que Trieb, pero del italiano en el francés quizá jugará también cierto papel.
no por ello está exento de cierta connotación biologizante De todas maneras, resulta asombroso ver que el término
de la teoría freudiana de la pulsión. Véase Pulsión, Wunsch; usualmente empleado por Valéry en sus Cahiers, tan “car-
véase también Es, Inconsciente. tesiano” por otra parte, no es “entendement” sino “inte-
llect”.
erleben, ingenium, intuición, naturaleza
I. El “intellectus” en el Renacimiento: el ejemplo
de Bovelles
Toda la cuestión reside en saber —aparte de algu-
INTELECTO, inteligir nos casos raros, en particular en Guez de Balzac o
Malebranche— si esta cuasi-imposibilidad de tra-
latín intellectus, intelligere, concipere,
comprehendere
ducir literalmente al francés intellectus por “intellect”
francés intellect, intelliger en el Renacimiento y hasta la temprana Moderni-
italiano intelletto dad, o incluso de utilizar la palabra “intellect” en un
escrito original, se debe simplemente a los límites
entendement, intellectus, y alma, concetto, del vocabulario en uso en ese entonces, o si no exis-
conciencia, gemüt, intuición, razón, yo
te, al menos, una transformación filosófica también
INTELECTO | 733

determinante vinculada a ese desplazamiento se- II. La distinción cartesiana de los modos
mántico. A comienzos del Renacimiento, abordar de pensamiento: “intelligere”, “concipere”,
el intellectus no es simplemente estudiar las opera- “comprehendere”
ciones del “entendimiento” humano; es antes que De Bovelles a Descartes hay evidentemente un cam-
nada evocar el modo de existencia y de conocimien- bio radical de universo mental. La gradación vertical
to de un intellectus separado, el del ángel. El Liber de los seres intelectuales ya no es el marco que se
de intellectu publicado por Charles de Bovelles en utiliza para determinar la capacidad de realización
1511 es un buen ejemplo que no piensa el “intellec- del pensamiento humano. Es bien conocida la enu-
tus” del hombre sino confrontado con el intellectus meración de la “Segunda Meditación” en la cual los
puro del ángel. Estamos en una filosofía para la cual términos cuidadosamente diferenciados por la noé-
el pensamiento humano sólo puede ser estudiado tica medieval y renacentista son presentados por Des-
comparándolo con el intellectus puro de una inteli- cartes como equivalentes: “res cogitans, id est, mens,
gencia separada. Hay una jerarquía vertical de los mo- sive animus, sive intellectus, sive ratio” (AT, t. 7, p.
dos de pensamiento: sensus, ratio, intellectus, mens, 27). A partir de entonces, la confrontación entre el
de la cual encontramos una prefiguración en el De “intellectus” finito del hombre y el infinito de Dios
conjecturis de Nicolás de Cusa (1440). El sensus es el es directa, inmediata. Las distinciones de la filoso-
modo de aprehensión propio de todo cuerpo, la ra- fía cartesiana ya no operan entre sustantivos: ratio,
tio propia del hombre, el intellectus de la inteligencia intellectus, mens —que no designaban solamente
pura (intelligentia) y la mens de Dios. En una nota facultades diferentes sino seres ontológicamente dis-
manuscrita tomada por un estudiante alsaciano de tintos—, operan entre las formas verbales que sig-
Lefèvre d’Étaples y de Bovelles, Beatus Rhenanus, nifican diferentes modos de pensamiento y de cono-
son cuatro los modos de filosofar que se distinguen cimiento propios del hombre: intelligere, concipere,
según esas cuatro maneras de conocer; la filosofía comprehendere, particularmente bien diferenciados
intelectual se encuentra así a mitad de camino entre en la L’entretien avec Burman (AT, t. 5, p. 154). Cu-
la filosofía racional y la filosofía mental. A través de riosamente, la distinción entre intelligere y concipe-
esta gradación se pone en juego la concepción que re parece ignorada por los traductores contempo-
debemos tener de las capacidades de conocer pro- ráneos de Descartes, quienes, tal como el duque de
pias del hombre. Si éste se distingue únicamente por Luynes, traducen a menudo intelligere por “concevoir
la razón, su conocimiento será limitado al modo [concebir]”. No obstante, como lo sugiere Jean-Marie
abstractivo de conocer a partir de las especies sen- Beyssade a partir de las precisiones del mismo Des-
sibles, mientras que el modo intuitivo será reserva- cartes, entre intelligere y concipere hay toda una dis-
do al intellectus puro del ángel. Ahora bien, precisa- tancia que distingue la idea del concepto. En cuan-
mente Bovelles no se atiene, en cuanto al hombre, a to a la distinción entre intelligere y comprehendere,
esa separación de origen escotista entre conocimien- ésta es fundamental para toda la metafísica cartesia-
to abstractivo y conocimiento intuitivo, siendo el na. Aparece a propósito de nuestro conocimiento
primero el único accesible al hombre en esta vida. del ser infinito: somos capaces de “conocerlo” (in-
Para Bovelles, por el contrario, el hombre no es só- telligere) —o de “inteligirlo [l’intelliger]”, aunque
lo razón sino también intellectus: es capaz de reali- este verbo no se usa en francés— sin por ello “com-
zarse al punto de igualarse al intellectus del ángel prenderlo” (comprehendere).
cuando su conocimiento, originalmente abstracti- Descartes no es el primero en utilizar tal distin-
vo, se vuelve capaz de una fuerza intuitiva; Bovelles ción o tales términos a propósito de nuestro cono-
habla entonces de una vis intuitiva para el intellec- cimiento de Dios. Teniendo en cuenta la distinción
tus propio del hombre. Con Bovelles, la gradación entre mente attingere y comprehendere formulada
ratio, intellectus, mens, ya no es un principio de li- por Descartes a Mersenne (carta del 21 de enero de
mitación sino un esquema dinámico. 1641, AT, t. 3, p. 284) a propósito de un pasaje del
De doctrina christiana (I, 6, 6) de Agustín, encontra-
mos, en otro texto de Agustín, una diferencia preci-
sa entre los mismos términos:
734 | INTELECTO

Alcanzar, en cierta medida, a Dios con la mente es ocupado por promover la imagen de un Descartes
una gran bienaventuranza: comprenderlo es entera- pre-kantiano, habló, en 1950, a propósito del Dios
mente imposible. de las Meditationes de una “incognoscible trascen-
[Attingere aliquantum mente Deum, magna beatitu- dencia” y de una “metafísica del ser inaccesible” (La
do est: comprehendere autem, omnino impossibile.] découverte métaphysique de l’homme chez Descartes,
Sermo CXVII, cap. 3, 5, PL, t. 38, PUF, 1950 y 1987, resp. pp. 113 y 109). Más reciente-
col. 663 (trad. esp. Ezequiel Ludueña)
mente, Jean-Luc Marion desarrolló una interpreta-
ción similar al evocar la “incognoscibilidad [incon-
Es verosímil que Descartes haya conocido también naissabilité]” en Descartes de un Dios “inaccesible”
este texto agustiniano que, sin embargo, no es citado (Questions cartésiennes II, PUF, 1996, resp. p. 233 y
por Z. Janowski en su Index augustino-cartésien (Pa- p. 240). Uno y otro concluyen además en la presen-
rís, Vrin, 2000, véase pp. 83-85). Por otra parte, y cia de una “teología negativa” o via negativa de Des-
dado que este artículo se centra en el paso del Re- cartes (Alquié, op. cit., p. 88; Marion, op. cit., p. 246).
nacimiento a la temprana Modernidad, advertimos Es válido preguntarse si estas interpretaciones no
que Nicolás de Cusa, dos siglos antes de Descartes, tienden a remplazar la metafísica cartesiana del in-
en el libro I de la Docta ignorancia, escribió que Dios finito positivamente conocido por una teología de
es “inteligido [intelligé] de manera incomprensible la Omnipotencia incomprensible. Descartes, sin
[incomprehensibiliter intelligitur]”. Este cuasi-oxí- embargo, nos dice otra cosa: así, en la Tercera Me-
moron cusano no fue traducido de manera fiel por ditación (AT, t. 7, p. 45), el carácter sumamente
los traductores franceses del siglo XX: Abel Rey, en cognoscente (“summe intelligentem”) de la sustancia
1930, tradujo a la inversa por “compris sans être sai- divina es afirmado antes de su omnipotencia, de ma-
si [comprendido sin ser aprehendido]”, mientras nera que se puede pensar que es en la medida en
que Maurice de Gandillac, en 1942, tradujo las dos que el ser infinito es percibido como soberanamen-
palabras por el mismo término: “compris de façon te “inteligente” en la que su nombre nos resulta “in-
incompréhensible [comprendido de manera incom- teligible”: “Dei nomine intelligo…”, escribe Descar-
prensible]”, borrando la distinción entre intelligere tes en la misma frase. Por lo tanto, no podemos
y comprehendere, quizá con el fin de radicalizar el dejar de insistir en la importancia de la distinción
efecto de oposición. Como sea, el latín del Cusano cartesiana entre intelligere y comprehendere: allí se
registra el uso diferenciado de estos términos. ¿La juega sin duda nuestra percepción de la metafísica
metafísica cartesiana no haría, entonces, más que moderna, pues en las Meditationes encontramos
retomar una distinción cusana? Ciertamente no. Las un pensamiento metafísico que no suscribe la tesis
Meditationes no son una manera de retomar en el escolástica (según parece, retomada por Kant en la
siglo XVII la docta ignorancia cusana. El libro I de época moderna) sobre la imposibilidad para el
la Docta ignorancia concluye en la primacía de la hombre de toda “intuición intelectual”. Una relectu-
teología negativa; Descartes, por el contrario, des- ra atenta del Descartes latino puede así contribuir a
taca el hecho de que el hombre sea naturalmente la reevaluación de las capacidades intelectivas del
capaz de un conocimiento o intelección “positiva” hombre, que debería continuar inspirando nuestro
del ser infinito. Es esta capacidad incluso la que ca- uso de la palabra “intelecto”.
racteriza el modo de pensamiento metafísico. Emmanuel FAYE
No obstante, en la segunda mitad del siglo XX, se
construyó una tradición de interpretación que sub- Bibliografía principal
estimó la importancia de la distinción cartesiana Agustín, Sermo CXVII, De Verbis Evangelii Joannis, Patrología
latina, t. 38, col. 661-671.
entre intelligere y comprehendere. Así, Ferdinand Al- Alquié Ferdinand, La Découverte Métaphysique De L’homme
quié, cuando quiso justificar la ausencia de la Con- Chez Descartes, París, puf, 1950 y 1987.
versación con Burman en su edición de las Obras de Beyssade Jean-Marie, Descartes au fil de l’ordre, París, puf,
Descartes, tradujo por “comprendemos” el verbo in- 2001.
Bovelles Charles de, Quae hoc volumine continentur: Liber de
telligimus empleado por el filósofo a propósito de intellectu, Liber de sensu, Liber de nihilo, Ars oppositorum,
nuestro conocimiento de las perfecciones de Dios Liber de generatione, Liber de sapiente, Liber de duodecim
(véase Descartes, Œuvres, t. 3, p. 766). Además, pre- numeris, Epistolae complures, Henricus Stephanus, 1511;
INTELLECTUS | 735

facsímil Stuttgart-Bad Cannstatt, Friedrich Fromann Verlag, Intellectus es uno de los términos más polisémicos del latín
1970. medieval. Se aplica, en efecto, al “sentido” (se habla del in-
Descartes René, Meditationes de Prima Philosophia, en Œuvres
tellectus de una frase o de un juicio, al. Sinn, ing. meaning,
de Descartes, publ. C. Adam y P. Tannery [abreviado AT],
París, Vrin, t. 7, 1983. it. significato); al “querer-decir” (en relación con la intención
——, Responsiones Renati Des Cartes ad quasdam difficultates de significar de un locutor o de quien escribe); al “signi-
ex Meditationibus ejus, etc., ab ipso haustae, AT, t. 5, pp. ficado entendido” (es decir, al “sentido”, “deseado” o no,
146-179; reprod. y trad. en L’entretien avec Burman, ed.
J.-M. Beyssade, París, puf, 1981; Conversación con Burman
tal como es “recibido” por el oyente o lector); y, de mane-
en Descartes, estudio introd. Cirilo Flórez Miguel, Madrid, ra más amplia, al significado, al sentido en tanto que “ple-
Gredos, 2011. no de sentido”, como es el caso en la expresión programáti-
——, Œuvres philosophiques, 3 vols., ed. F. Alquié, París, Garnier, ca de la teología y de la exégesis: intellectus fidei,
1963-1973.
Faye Emmanuel, “Beatus Rhenanus lecteur et étudiant de Char- “inteligencia”, es decir, “comprensión” de la fe. Querer de-
les de Bovelles”, en Annuaire des Amis de la Bibliothèque hu- cir, entender, comprender; estas diversas acepciones no
maniste de Sélestat, 1995, pp. 115-136. plantean problemas al traductor, pues el vernáculo las ha
——, Philosophie et perfection de l’homme. De la Renaissance à
incorporado a menudo en sus propias líneas de evolución en
Descartes, París, Vrin, 1998.
Gouhier Henri, “Intelligere et comprehendere” en La Pensée detrimento de otros usos. No obstante, fuera del ámbito del
métaphysique de Descartes, París, Vrin, 3a. ed. 1978, pp. sentido y de la comprensión, la palabra intellectus también
208-214. cubre casi la totalidad de las nociones relativas al pensa-
Marion Jean-Luc, Questions cartésiennes II, París, puf, 1996.
miento, a su actividad, a sus condiciones de posibilidad. Es
Nicolás de Cusa, De coniecturis, Mutmaßungen, ed. J. Koch y
W. Happ, Hamburgo, Meiner, 1988. allí donde residen las dificultades. Término fundamental de
——, De docta ignorantia, Die belehrte Unwissenheit, libro I, ed. la psicología antigua y medieval, intellectus y la serie de
P. Wilpert y H.G. Senger, Hamburgo, Meiner, 1994; trad. fr. términos que proceden de él o que están emparentados
A. Rey, París, puf, 1930; trad. parcial M. de Gandillac, en Ni-
(intelligere, intellectualis, intellegibilis) plantean proble-
colas de Cues, Œuvres choisies, París, Aubier, 1942; Acerca de
la docta ignorancia, libro I, trad., introd. y notas J. M. Mache- mas particulares, si no irresolubles, al traductor. El más de-
tta y C. D’Amico, Buenos Aires, Biblos, 2003. licado proviene del hecho por el cual palabras como la fr.
Renan Ernest, Averroès et l’averroïsme [1852], reed. y pref. A. entendement, la al. Verstand o la ing. understanding, que en
de Libera, París, Maisonneuve et Larose, “Dédale”, 1997.
Valéry Paul, Cahiers, 2 vols., París, Gallimard, La Pléiade, 1973
distintos momentos se impusieron como equivalentes de
y 1974; Cuadernos (1894-1945), trad. M. Privat, F. Sainz y la latina intellectus, no coinciden con el campo que ésta
A. Sánchez Robayna, sel. e introd. A. Sánchez Robayna, Bar- abarca en el léxico peripatético y escolástico. La mutación
celona, Galaxia Gutenberg, 2007. de intellectus en “entendimiento” marca una ruptura en la
Bibliografía de consulta historia de las teorías del alma. De hecho, la noción posloc-
PL: Migne Jacques-Paul (ed.), Patrologiae cursus completus, se- keana de “entendimiento”, utilizada por Leibniz para discu-
ries latina [Patrología latina], 1844-1855. tir la teoría averroísta de la “unidad del intelecto”, no con-
cuerda con la de intellectus más de lo que la pareja
intellectus/ratio concuerda con la pareja Verstand/Ver-
nunft legada por Kant a la modernidad. Una psicología em-
INTELLECTUS | latín pirista del entendimiento, una teoría de lo trascendental
no constituyen un marco viable de adaptación para el nous
alemán Vernunft, Intellekt, Verstand, Sinn
árabe ‘aql [ ] [νοῦς] aristotélico. Ubicado en una posición incómoda no
español intelecto, entendimiento, sentido, significado, sólo entre el entendimiento y la razón, sino también entre
pensamiento diversas funciones de una (supuesta) misma facultad bau-
francés intellect, entendement, sens, signification, tizada entendimiento, Verstand, understanding, por diver-
pensée sos filósofos de idioma, teorías, presupuestos a menudo po-
griego nous [νοῦς], epínoia [ἐπίνοια], logistikón
[λογιστικόν] co conmensurables, el intellectus medieval, así como el
inglés mind, intellect, understanding, meaning, thought nous que alberga es un ejemplo de intraducible que con-
italiano Intelletto, significato cierne a la vez a la subtraducción —su dimensión originaria
no se transluce sino en expresiones como “intuición inte-
intelecto, entendement, razón, intuición, y lectual”, la intellektuelle Anschauung de Kant negada al en-
alma, conciencia, gemüt, percepción, tendimiento— y a la sobretraducción —debido a que inter-
representación, sentido, yo
preta el intellectus como “razón” en el sentido kantiano del
736 | INTELLECTUS

término, Renan denuncia en la noética de Averroes una ma theol. I, q. 58, 3c, “quondam specialem habitum,
afirmación oscura e inadecuada de “la universalidad de los qui dicitur intellectus principiorum”, ibid., q. 79, 12c);
principios de la razón pura” y aquella, no menos enredada, 7) de inspección intelectual (al. Einsicht), antónimo:
de una “unidad de constitución psicológica en toda la espe- ratio, sinónimo: intellegentia; 8) de concepción, com-
cie humana” (cf. E. Renan, Averroès et l’averroïsme, Maison- prensión, interpretación, significado o acepción (al.
neuve y Larose, “Dédale”, 1997, p. 109). De la misma mane- Verständnis, intellektuelle Auffassung, por ej. “ver-
ra, las interpretaciones modernas de la teoría medieval del bum illud Philosophi universaliter verum est in omni
intelecto que sustituyen los conceptos de intelecto poiéti- intellectu [esta frase de Aristóteles es absolutamen-
co (o agente) e intelecto material (o posible) por produc- te verdadera, cualquiera que sea el sentido en que se
tive y receptive mind ponen en práctica modelos de lectura tome]”, Tomás de Aquino, Summa theol. I, q. 87, 1 ad
tan ajenos a la teoría del intellectus, como a su punto de 3m, “secundum intellectum Augustini [según el senti-
partida, la teoría peripatética del nous. Ver bien por qué el do en que lo entiende Agustín]”, ibid., q. 58, 7 ad 1m);
intellectus-nous no es ni el understanding (entendimiento 9) de representación no sensible (Vernunftvorstel-
lockeano), ni la Vernunft (razón kantiana), supone tener lung), noción, sinónimo: ratio, en el sentido de fór-
en claro la distinción inaugural nous/diánoia [διάνοια]; di- mula de definición (por ej. “voces sunt signa intellec-
ferenciar los usos peripatéticos y no peripatéticos del tér- tuum”, Tomás de Aquino, Summa theol. I, q. 13, 1c,
mino intellectus —antes de las traducciones latinas del De “compositio intellectuum est in intellectu”, ibid., q.
anima, intellectus no remite, en efecto, al nous de Aristóte- 17, 3a); 10) de significado o sentido (al. Bedeutung,
les y de sus comentadores griegos, sino con mayor fre- Sinn), sinónimos: ratio (en el sentido de fórmula de
cuencia a una noción de matiz fuertemente estoico: la epí- definición, logos-fórmula, sensus, significatio, virtus,
noia [ἐπίνοια]. Estas dos divisiones, nous vs. diánoia y nous vis [“fuerza expresiva”, “alcance”] de una palabra).
vs. epínoia, distinguen dos periodos del intellectus: uno • VÉASE EL RECUADRO 1
preescolástico que lo convierte en un sinónimo de opinio, Como se ve, ciertos usos escolásticos de intellec-
el otro, escolástico, que remite al intellectus-nous del De tus remiten a la nóesis [νόησις] de Aristóteles enten-
anima, III, 4-5, y lo distingue de la ratio. Nos concentrare- dida a veces como pensamiento en general, a veces
mos aquí en los usos peripatéticos, los más maltratados por como el pensamiento llamado “intuitivo” (opuesto
las traducciones modernas. a la diánoia [διάνοια], pensamiento “discursivo”), en
otras ocasiones remite al nous propiamente dicho,
I. El “intellectus” entre “nous” y “epínoia” el intelecto (entendido por algunos intérpretes co-
En el vocabulario escolástico, intellectus presenta al mo “razón intuitiva”, opuesto, en este sentido, a to
menos diez acepciones más o menos coordinadas: dianoetikón [τ διανοητικόν], “razón discursiva”), fi-
1) el nous peripatético en el sentido de “sustancia”; nalmente, en otras ocasiones remite a lo inteligible
el mismo en el sentido 2) de “facultad” (al. Vermö- o lo pensable (= lo noetón [νοητόν]), por no decir al
gen) o de “facultad de conocimiento” (al. Erkennt- concepto o la noción (= nóema [νόημα]). Esta poli-
nisvermögen); 3) de facultad de conocimiento no semia por la cual el mismo término designa a la vez
sensible o suprasensible, pero no distinguido de ra- una facultad, su operación y su objeto es una de las
tio (es decir, sin tener en cuenta la diferencia entre dificultades principales de la lectura de los textos
conocimiento intuitivo y conocimiento discursivo); medievales, al igual que de los textos griegos (véase
4) de actividad cognitiva, acto de conocimiento, in- “áisthesis” en Sentido).
telección o inteligencia (sinónimo de intellegentia); Si bien en la tradición escolástica “árabe-latina”
5) de facultad de conocimiento no sensible intuiti- intellectus tiene sobre todo el sentido de “intelecto”,
vo, que penetra la esencia íntima de las cosas (se- en la tradición “grecolatina” originaria (de Boecio),
gún la etimología medieval que acerca intelligere a en ocasiones tiene el sentido de epínoia [ἐπίνοια]
legere intus, véase RECUADRO 1); 6) de “habitus de los (“aquello que viene al espíritu”, “reflexión”, “imagi-
principios”, distinguido de prudentia, sapientia, scien- nación”, “pensamiento”, en lugar de —por exten-
tia, pero también de ratio y de synteresis (véase Con- sión— “inteligencia” en general, o incluso “sentido
ciencia), gr. nous ton arkhón [νοῦς τ ν ἀρχ ν], lat. común”), término traducido habitualmente por opi-
habitus principiorum (por ej. “intellectus dicitur ha- nio. Este uso se comprueba todavía en el siglo XIII,
bitus primum principiorum”, Tomás de Aquino, Sum- principalmente en las traducciones de Guillermo
INTELLECTUS | 737

Recuadro 1 › Sobre la etimología de “intellectus”


La palabra intellectus está formada por la su- “Nomen intellectus sumitur ex hoc, quod in- tio differunt quantum ad modum cognoscen-
ma de inter y legere, en donde legere tiene tima rei cognoscit, est enim intellegere quasi di, quia scilicet intellectus cognoscit simplici
el sentido de “ligar”, “reunir”, “juntar” —que intus legere [La palabra ‘intelecto’ se deri- intuitu, ratio vero discurrendo de uno in aliud
es uno de los sentidos del griego lego [λέ va de que conoce lo íntimo de la cosa; en [Se le llama “intelecto” porque lee en el in-
γω] y del alemán lesen (véase Logos). En la efecto, ‘inteligir’ significa tanto como ‘leer terior, intuyendo la esencia de la cosa; inte-
Edad Media, intelligere (que aparece a veces en el interior’]”, Quaestiones disputatae De lecto y razón difieren en cuanto al modo de
bajo la forma de intellegere), por el contra- veritate, q. 1, 12c; trad. esp. J. Velaverde, conocer, pues el intelecto conoce con una
rio, se acerca a intra (o intus), legere —que Madrid, Biblioteca Nueva, 2014 –modifi- intuición simple, mientras que la razón pa-
tiene entonces el sentido banal de leer, y no cada); sa discursivamente de una cosa a otra]”,
el de ligar. Tomás de Aquino da buenos ejem- “Dicitur autem intellectus ex eo quo intus Summa theol. I, q. 59, a. 1, ad. 1).
plos de esta “etimología”: legit intuendo essentiam rei; intellectus et ra-

de Moerbeke. Es intellectus y no opinio la palabra existent réellement (dans la nature), nous n’engen-
que figura en la traducción de la tácita cita de la Isa- drons leur concept (pensée) que postérieurement…]
goge con la que Simplicio, en su Comentario sobre [(…) ya sea porque algunos suprimían los universa-
las Categorías, remite, fuera del campo de la lógica, al les, los inteligibles y todo aquello que, de cierta ma-
problema de los universales: “si enim sunt universa- nera, es objeto de intelección, ya sea porque, aun
lia sive intellectu solo esse habeant, alterius utique cuando éstos existen en la naturaleza, no aprehen-
erit negotii inquirere [saber si los universales existen demos su concepto con posterioridad…]
o tienen existencia sólo en el pensamiento, corres- p. 261, 83-86 (trad. Ezequiel Ludueña)
pondería en efecto a un estudio de otro género]”, cf.
Simplicio, In praedicamenta Aristotelis, ed. A. Pat- Se observa también en este fragmento el empleo de
tin, Lovaina, Publications Universitaires, París, Béa- la palabra intellectualia en el sentido de “inteligi-
trice-Nauwelaerts, Corpus Latinum Commentato- bles”. Finalmente, cabe destacar que, en el uso pre-
rium in Aristotelem Graecorum, V/1, 1971, p. 71, escolástico, el intellectus se opone con frecuencia a
44-45. La utilización de intellectus para traducir “razón” y a “inteligencia” al mismo tiempo. Esta dis-
epínoia, interpretado esta vez en el sentido de un tinción, probablemente tomada de la Consolación
concepto que es “posterior en el orden del ser”, se de la filosofía de Boecio, desaparece luego de la re-
comprueba igualmente en la traducción moerbe- cepción de Aristóteles.
kiana del Comentario (ed. citada): • VÉASE EL RECUADRO 2

[….] aut quia aliqui perimebant universalia et inte- II. El “intellectus” y el vocabulario
llectualia et ea quae qualitercumque intelliguntur aut de la noética peripatética
quia etsi haec essent in natura, intellectus ipsorum La dificultad del léxico medieval del intelecto se de-
posterius accepimus… be, en primer lugar, a la del vocabulario de Aristóte-
[(…) soit parce que certains rejetaient les universaux, les en el De anima, y luego, sobre todo, a la superpo-
les intelligibles et tout ce qui est objet d’une quelcon- sición continua de traducciones y comentarios, del
que intellection, soit parce que, bien que ces derniers griego al latín o del griego al árabe y del árabe al la-

Recuadro 2 › “Intellectus” vs “intellegentia”, “ratio” vs “rationalitas”


Por la etimología de intellectus que dan, los como para Agustín, en posición genérica, en tia constituían un verdadero ternario. Para
medievales tienden a utilizar de manera el sentido de “alma”. Es así, por ejemplo, en Isaac, a) la razón es la “facultad del alma
indiferente intelligentia e intellegentia (en Isaac de Stella, Epistula de anima, PL 194, que percibe las formas incorporales de las
donde la forma lego, “leer”, resulta inmedia- 1884C-1885B; Sermo, 4, PL 194, 1701C- cosas corporales”; b) el intelecto, la “facul-
tamente transparente). En general, los au- 1702C), Alcher de Clairvaux (De spiritu et tad del alma que percibe las formas de las
tores del siglo xii distinguen, con Boecio, anima, cap. 4, PL 40, 782 y 7, PL 40, 787) cosas verdaderamente incorporales”; c) la
sensus, imaginatio, ratio, intellectus e inte- y Alain de Lille (PL 210, 673D). En esa épo- inteligencia, la “facultad del alma que tiene
lligentia/intellegentia —quedando la mens, ca, ratio, intellectus e intelligentia/intellegen- a Dios por objeto inmediato”. En el De ani-
738 | INTELLECTUS

ma, redactado entre 1126 y 1150, Domingo potencia de correr fácilmente, por lo que schoene ler von der selikeyt (“Una bella doc-
Gundisalvo desarrolla la distinción oponien- Aristóteles llama corredores [a aquellos trina de la bienaventuranza”) atribuido a
do el intellectus como hacedor de ciencia que poseen] la facilidad que dan los un cierto Eckhart de Gründig, que expone
(scientia), ocupado en separar lo inteligible miembros flexibles. Así, cualquiera que y discute las tesis del Maestro Eckhart y de
sea el espíritu que puede discernir a partir
de lo sensible (por medio de la abstracción), Dietrich de Freiberg sobre la naturaleza de
de una naturaleza propia, posee la racio-
a la intelligentia/intellegentia generadora de nalidad. Pero [posee] la razón sólo aquel la beatitud. En este tratado, en efecto, el in-
sabiduría (sapientia), “ojo superior” del al- que se encuentra en estado de ejercerla telecto “agente” y el intelecto “posible” reci-
ma, exclusivamente ocupada en contemplar fácilmente, no impedido por debilidad al- ben claramente sus términos equivalentes
los puros Inteligibles. Este tipo de conoci- guna de su edad ni por una desventaja alemanes: el primero es “diu würkendiu ver-
miento, la “inteligencia” que “supera a la corporal, a partir de la cual pudiera con- nunft”, el segundo, “diu müglichiu vernunft”.
ciencia”, permite al alma “contemplarse a sí traer alguna perturbación que lo volviera Cf. W. Preger, “Der altdeutsche Tractat von
misma” y, “al contemplarlos, reflejar, como loco o estúpido. der wirkenden und möglichen Vernunft [El
un espejo, tanto a Dios como a los inteligi- § 8-9. antiguo tratado alemán sobre el Intelecto
bles eternos”. Es asimilado a un “rapto” cu- Agente y el Intelecto Posible]” [Sitzb. Ak.
yo modelo es el ascenso al “tercer cielo” del Si se pasa al vernáculo, el medio-alto ale- Wiss. München, philos.-philol. Hist. Classe, 1],
cual habla el apóstol Pablo. mán es el que propone la serie de términos 1871, p. 189, 1-16, para el intelecto agen-
Los términos rationalitas y ratio son em- más interesante para pensar las relaciones te, y 188, 14-25, para el intelecto posible.
pleados con frecuencia en la Edad Media en complejas que se establecieron en lo sucesi- No parece entonces posible considerar que
el sentido obvio de “facultad racional” o “dis- vo, en las lenguas modernas, entre Vernunft la oposición entre rationalitas y ratio se en-
cursiva” (= diánoia). En el De intellectibus y Verstand, Understanding y Reason. Se trata cuentre de nuevo en la contraposición ale-
(cuyo título significa las “intelecciones”, y esencialmente de las parejas vernünfticheit/ mana vernünfticheit/vernünftecheit vs ver-
no los “intelectos”), Abelardo distingue la vernünftecheit; vernunft; verstentenisse/ver- nunft. Estos términos corresponden todos
racionalidad —impartida a todas las criatu- stantnisse, encontradas en la mística alema- más a intellectus que al moderno Vernunft.
ras “racionales”— y la razón plenamente lo- na, en particular, pero no de manera exclu- En el Maestro Eckhart, vernunftekeit tradu-
grada de aquellos que son capaces de ejer- siva, en el Maestro Eckhart. En una primera ce de manera indiferente intellectualitas,
cerla a fondo. Rationalitas y ratio difieren, aproximación, la ley de correspondencia pa- intellegentia e intellectus (= nous).
así, más o menos como “razonable” (dota- rece fácil de establecer: vernunft es tomado
do de razón) y “racional” (predicado posi- como equivalente de ratio; verstentenisse/ Bibliografía
tivo que designa la plenitud de lo razonable verstantnisse como equivalente de intellec- Abelardo, Des intellections, texto y trad. P.
en acto, la racionalidad ejercida). Cf. Abe- tus; vernünfticheit/vernünftecheit flota en- Morin, París, Vrin, “Sic et Non”, 1993.
tre intellectualitas y ratio. Este sistema de Gundisalvo Domingo, Liber Dominici Gundi-
lardo, De intellectibus:
equivalencia es no obstante demasiado es- salini de anima ex dictis plurium philosopho-
La racionalidad no es lo mismo que la ra- quemático. De hecho, la distinción ratio/in- rum collectus, en De anima of Dominicus
zón: de hecho, la racionalidad pertenece tellectus se ve ampliada en el vocabulario Gundissalinus, ed. J. T. Muckle, Medieval
a todos los espíritus angelicales y huma- Studies 2 (1940), pp. 23-103.
escolástico por la división del intellectus en
nos, de allí que se les haya llamado Libera Alain de, “Sermo mysticus. La transpo-
intellectus agens e intellectus possibilis he- sition du vocabulaire scolastique dans la
racionales; pero la razón no pertenece si-
redada de la exégesis greco-árabe de De mystique allemande du xive siècle”, Rue
no a algunos solamente, como lo hemos
dicho, a saber, a los únicos espíritus que anima, III, 4-5. Ahora bien, esta distinción Descartes, 14, 1995, pp. 41-73.
son distintos. Por ello pienso que hay tan- fundamental también está expresada en la Ulivi Urbani Liviana, La psicologia di Abelardo
ta diferencia entre la racionalidad y la ra- literatura alemana medieval. Un testigo ca- e il “Tractatus de intellectibus”, Roma, Edi-
zón como entre la potencia de correr y la pital aquí es el opúsculo conocido como Ein zione di Storia e Letteratura, 1976.

tín. Tal como la enuncia el De anima III, 5, la dis- A. Intelecto agente, intelecto “hílico”
tinción entre las diversas clases de intelecto es bas- (material, posible)
tante oscura. Trata apenas las nociones de intelecto El De intellectu de Alejandro de Afrodisia atribuye a
en potencia (con la fórmula touto de ho panta dyna- Aristóteles una distinción entre tres clases de inte-
mei ekeina [τοῦτο δ πάντα δυνάμει ἐκεῖνα]), inte- lecto: el intelecto material (nous hylikós [νοῦς λι
lecto “poiético” o agente (como tó aition kai poieti- κός]), el intelecto “según el habitus” (nous kath’ he-
kón [τ αἴτιον κα ποιητικόν]), e intelecto pasivo (ho xin [νοῦς καθ ξιν]) y el intelecto “poiético” (nous
de pathetikós nous [ δ παθητικός νοῦς]), sin ofrecer poietikós [νοῦς ποιητικός]: “nous esti katá Aristotele
una construcción sistemática. De hecho, son los co- trittós [νοῦς ἐστι κατ ριστοτέλη τριττός]; según
mentadores de Aristóteles, entre los cuales se en- Aristóteles, el intelecto es triple (cf. P. Moraux, Ale-
cuentra en primer lugar Alejandro de Afrodisia, quie- xandre d’Aphrodise exégète de la noétique d’Aristote,
nes modelaron a la distancia las nociones medievales Lieja, Faculté de Philosophie-París, E. Droz, “Bi-
de intellectus. bliothèque de la Faculté de Philosophie et Lettres
INTELLECTUS | 739

de l’Université de Liège”, Fasc. XCIX, 1942, p. 185 = to “posible”, y del más que enigmático pasaje de III,
ed. Bruns, p. 106, 19). Esta distinción en tres térmi- 5, donde se habla del intelecto que “produce” los
nos fue retomada por todos los comentadores y a tal inteligibles, sería muy dificultoso citar un texto cual-
punto se impuso como aristotélica que la traduc- quiera de Aristóteles que proponga una verdadera
ción árabe, a partir de la cual Averroes construyó su “teoría del intelecto”. Es entonces más bien en las
Gran Comentario al De anima, incorporó la divi- obras noéticas de Alejandro que llegaron hasta no-
sión de Alejandro al texto mismo de Aristóteles. sotros donde se debe buscar el postulado de la teo-
• VÉASE EL RECUADRO 3 ría peripatética del intelecto que, a través de los co-
De hecho, no sólo Aristóteles no habla de nous mentadores griegos y árabes, impregnó la escolástica
kath’ hexin, sino que la distinción misma entre in- medieval —es decir, en el Perí psykhés [ ερ υχ ς]
telecto agente e intelecto material o posible está le- (De anima), editado por I. Bruns en 1887 (Supple-
jos de ser tan claramente formulada en el De anima mentum Aristotelicum, II 1, Berlín, 1892, pp. 1-100)
como lo da a entender Alejandro. Aparte de algunas y el De anima liber alter, también llamado Mantissa
líneas consagradas, en De anima III, 4 y 5, a un in- (Bruns, ibid., pp. 101-186), colección de 25 trata-
telecto “análogo a la materia”, semejante a una “ta- dos que comprende, el primero de los cuales es un
bla rasa”, referidas con bastante claridad al intelec- segundo y breve Perí psykhés (Bruns, p. 101, 1-106,

Recuadro 3 › Una traducción de Alejandro incorporada al original de Aristóteles


El Textus 17 = De an. III, 5, 430a 10-14, que qui est en puissance tous les êtres du gen- concevoir, et 3) un intellect en tant qu’il
Averroes comenta es el siguiente: re), et ensuite une autre chose qui est la conçoit tout tel un habitus, qui est comme
cause et l’agent parce qu’elle les produit la lumière. En effet, d’une certaine ma-
Et quia, quemadmodum in Natura, est ali- tous, situation dont celle de l’art par ra- nière, la lumière aussi fait des couleurs qui
quid in unoquoque genere quod est mate- pport à sa matière est un exemple, il est sont en puissance des couleurs en acte.]
ria (et est illud quod est illa omnia in po- nécessaire que, dans l’âme aussi, on re- [Es entonces necesario que en ella tam-
tentia), et aliud quod est causa et agens (et trouve ces différences. bién haya 1) un intelecto que es intelec-
hoc est illud propter quod agit quidlibet, [Pero, puesto que en la naturaleza toda to en tanto que deviene todo, y 2) un in-
sicut dispositio artificii apud materiam), se distingue primero algo que sirve de telecto que es intelecto en tanto que le
necesse est ut in anima existant hec diffe- materia a cada género (y es aquello que hace concebir todo, y 3) un intelecto en
rentie. es en potencia todos los seres del géne- tanto concibe todo cual habitus, que es
[Et puisque, de même que dans la Nature ro), y luego otra cosa que es la causa y el como la luz. Pues, además, de cierta ma-
il y a en chaque genre quelque chose qui agente porque los produce a todos, si- nera, la luz hace de los colores que están
est matière (et c’est ce qui est en puissan- tuación de la cual el arte en relación con en potencia colores en acto.]
ce toutes ces choses) et autre chose qui est su materia es un ejemplo, es necesario Ed. Crawford, p. 437, 1-7.
cause et agent (et c’est ce en vertu de quoi que también en el alma se encuentren
chaque chose agit, comme c’est le cas de esas diferencias.] Compárese con la traducción de Tricot:
l’art par rapport à la matière), il est néce- Vrin, 1992, p. 181.
ssaire que ces différences existent aussi Et, en fait, on y distingue, d’une part, l’in-
dans l’âme.] La modificación (incorporación de Alejan- tellect qui est analogue à la matière, par le
[Y así como de alguna manera en la Na- dro) decisiva ocurre en el Textus 18 = De an. fait qu’il devient tous les intelligibles, et
turaleza hay en cada género algo que es III, 5, 430a 14-17, en donde se mencionan d’autre part, l’intellect [qui est analogue à
materia (y es lo que es en potencia todas tres diferencias, contrariamente a lo que la cause efficiente], parce qu’il les produit
aquellas cosas) y algo otro que es causa y anunciaba la división binaria del Textus 17: tous, attendu qu’il est une sorte d’état
agente (y esto es aquello en virtud de lo analogue à la lumière : car, en un certain
cual cada cosa actúa, como la disposición sens, la lumière, elle aussi, convertit les cou-
Oportet igitur ut in ea sit intellectus qui
del artífice en relación con la materia), es leurs en puissance, en couleurs en acte.
est intellectus secundum quod efficitur
necesario que estas diferencias existan omne, et intellectus qui est intellectus se- [Y, de hecho, por una parte, se distingue
también en el alma.] cundum quod facit ipsum intelligere om- en ella el intelecto que es análogo a la ma-
Ed. Crawford, p. 436, 1-7. ne, et intellectus secundum quod intelligit teria, porque deviene todos los inteligi-
omne, quasi habitus, qui est quasi lux. Lux bles, y, por otra, el intelecto [que es análo-
El original, en la traducción Tricot, se pre- enimquoquo modo etiam facit colores qui go a la causa eficiente], porque los produce
senta así: sunt in potentia colores in actu. todos, en cuanto que es una especie de
estado análogo a la luz: pues, en cierto
[Il est donc nécessaire qu’en elle aussi il y
sentido, la luz también convierte los co-
Mais, puisque, dans la nature tout entière, ait 1) un intellect qui est intellect en tant
lores en potencia en colores en acto.]
on distingue d’abord quelque chose qui qu’(il) devient tout, et 2) un intellect qui
Vrin, 1992, pp. 181-182.
sert de matière à chaque genre (et c’est ce est intellect en tant qu’il lui permet de tout
740 | INTELLECTUS

17) mientras que el segundo (Bruns, p. 106, 18-113, fuera del ámbito de la predicación, mientras que la
24) es el célebre Perí nou [ ερ νοῦ] (“Sobre el inte- consideración de los “noemas” (al­ma´nà [ ,
lecto”). intención, cuya combinación en la predicación
“comporta verdad o falsedad” tiene el nombre de
B. Intelecto especulativo, intelecto teorético “asentimiento” (al­taṣdīq [ ], lat. fides, “fe”).
Los filósofos escolásticos utilizan a menudo la ex- En las traducciones árabe-latinas de Aristóteles (así
presión intellectus speculativus, en general simple- como en las de Avicena y Averroes), la expresión
mente “calcado” en las traducciones modernas (“in- correspondiente a noéin [νοεῖν] es en general “for-
telecto especulativo”, ing. “speculative intellect”, ital. mare per intellectum” (sust. “formatio per intellec-
“intelletto speculativo”, etc.). Sin ser inexacta, esta tra- tum” = “representación por el intelecto”, ár. “al­
ducción literal enmascara la homonimia. La expre- taṣawwur bi­l­´aql [ ]”).
sión que proviene de la traducción latina del Gran
comentario de Averroes al De anima, el análisis de C. Intelecto habitual, intelecto adquirido,
diversos pasajes del textus aristotélico y de su inter- intelecto común
pretación averroísta muestra que el intelecto “espe- La expresión “intelecto en habitus” o “intelecto ha-
culativo” nombra, de hecho, tres clases de entida- bitual” (intellectus in habitu) corresponde al nous
des: 1) la facultad designada por Aristóteles como kath’ hexin de Alejandro de Afrodisia. En Alejan-
“intelecto teorético” en De anima, III, 6, 429a20-25 dro, la noción de habitus que designa, para el inte-
y ss. (ár. al-´aql al-naẓarī [ ]) por oposi- lecto, el poder de realizar a voluntad su propia ac-
ción al “intelecto práctico” de De anima, III, 7, 431a ción —la intelección—, es ilustrada por la metáfora
1 y ss. (ár. Al-´aql al-´amalī del artesano: “El intelecto tiene otro grado, a saber,
el “compuesto” del intelecto material y del in- cuando piensa y posee el habitus para concebir y
telecto agente, que Averroes llama “intelecto pro- tiene el poder de asumir las formas de los inteligi-
ducido” (factus), a saber, no una facultad sino un bles por la potencia que contiene en él, potencia que
acto o una actividad (es decir, la “intelección de los se puede comparar a la de aquellos que poseen en
indivisibles”, según Aristóteles, ta adiáireta [ἀδιαί ellos el habitus para fabricar y que son capaces de
ρετα], ta haplá [τ πλ ], y la de los “compuestos”, obrar sus obras por sí mismos” (cf. Théry, p. 76). La
objetos del juicio); 3] el intelecto agente en tanto expresión intellectus in habitu retorna con frecuen-
que está unido al intelecto material y es para el hom- cia en el Avicena latino, en la traducción latina de
bre “forma” esencial —una acepción que proviene y desde allí en la mayoría de los escolásti-
de Temistio, extrapolada de De anima, II, 2, 413b cos. En general, se denomina “intelecto adquirido”
24-25 (Tricot, pp. 76-77), en donde al hablar del o “en acto” (in effectu) el intelecto que “considera
“intelecto y la facultad teorética” Aristóteles indica en acto las conclusiones extraídas de proposiciones
que “parece tratarse de un tipo de alma muy dife- evidentes por sí mismas”; el “intelecto habitual” de-
rente, y que sólo éste puede ser separado, como lo signa estas mismas conclusiones en tanto que el in-
eterno, de lo corruptible” (cf. Temistio, In III De telecto “las posee sin pensar, de hecho, en ellas”. El
anima, ad 430a 20-25; ed. Verbeke, pp. 232, 44-46 y intellectus in habitu es, no obstante, a menudo asi-
233, 80-82). Estos tres sentidos, evidentemente, di- milado al habitus principiorum del que hablan los
fieren entre sí. En principio, el contexto inmediato Segundos analíticos. Es con esta acepción con la que
permite escoger el correcto. El latín res speculativae figura, por ejemplo, en Alberto el Grande cuando,
designa, en general, los objetos de la actividad del en la Summa de creaturis (IIa pars, q. 54) opone el
intelecto teorético en el sentido núm. 2, es decir, en intelecto “habitual” en el sentido de la “posesión de
primer lugar, los indivisibles alegados en De anima, principios no recibidos de un maestro”, que se co-
III, 6, 430a 26-31. Se observará que esta actividad nocen “al conocer simplemente los términos que
lleva en Averroes el nombre de “representación” lo componen”, al intelecto “adquirido” (acquisitus)
(al­taṣawwur [ ]), lat. formatio, “formación”, en el sentido de la posesión de “principios que se
subsistente en la expresión “formular un plan” en el adquieren en el contacto con un maestro por medio
sentido de “concebir un plan”), en tanto que se de la enseñanza y el estudio”. Y puesto que el intelec-
aplica a los inteligibles considerados en sí mismos, to “adquirido” puede designar además, en un sen-
INTELLECTUS | 741

tido más o menos místico, el intelecto “adquirido do”: 1) el intelecto agente adquirido “desde fuera”,
desde fuera” (adeptus, gr. thýrathen [θύραθεν] que es decir, el nous ho thýrathen [νοῦς θύραθεν] (lat.
Alejandro extrapola de un pasaje de los Parva na- adeptus), y 2) el conocimiento científico adquiri-
turalia (De generatione animalium, 736b 20-29), do a partir de los primeros inteligibles, con o sin
reina una enorme confusión en la terminología. intervención de un maestro, es decir, el nous epík-
La principal fuente de oscuridad proviene del he- tetos [νοῦς ἐπίκτητος] (lat. acquisitus, possessus, pos-
cho de que, debajo de expresiones latinas aparen- sessivus).
temente similares, se encuentran nociones de origen Aun cuando en ocasiones sea identificada con la
a veces griego, a veces árabe, a veces greco-árabe, de intelecto “habitual”, la noción de “intelecto co-
que van de la unión o “conjunción” (lat. conjunctio, mún” tiene un contenido propio. Anclada en la doc-
copulatio, connexio, ár. al­ittiṣāl [ ]) del alma trina aristotélica del intelecto “paciente” (passivus,
humana con el intelecto agente separado, a la sim- passibilis), esta creación de Temistio vehicula en rea-
ple adquisición de un almacén de inteligibles por lidad un contenido netamente platónico, sin relación
medio de la enseñanza o el razonamiento. con la pareja in habitu vs. in effectu.
• VÉASE EL RECUADRO 4 • VÉASE EL RECUADRO 5
Las nociones de intellectus adeptus (ár. al­´aql
al­mustafād [ ] y de intellectus adep- D. “Intellectus passibilis” vs. “intellectus possibilis”
tus agens (“intelecto adquirido agente”, ár. al­´aql En De anima, III, 5, 430a 20-25, se alude a un inte-
al­mustafād al­fā´il [ ]), que de- lecto llamado “paciente” o “pasivo” (nous pathetikós
signan el estado de connexio, se consideran entre [νοῦς παθητικός]), que a menudo es confundido con
las más oscuras de toda la psicología medieval. Por el intelecto “material” (“hílico”, nous hylikós [νοῦς
ello, sin poder determinar así el sentido exacto de λικός]) de Alejandro, es decir el intelecto “posible”
las doctrinas con las que se enfrenta (y que varía de de los escolásticos. Como la confusión entre passi-
manera considerable de un autor a otro, de Alejan- bilis y possibilis ocurre frecuentemente en los ma-
dro a , y de Avicena a Averroes), remitiéndo- nuscritos medievales, a menudo se atribuye a Aris-
se al griego, el lector de los textos de noética debe- tóteles una teoría de la corruptibilidad de la parte
rá distinguir siempre, con Alejandro, al menos dos pasiva (posible) del alma intelectiva, que verdade-
acepciones no superponibles de “intelecto adquiri- ramente nada justifica. Cf. Aristóteles, De anima:

Recuadro 4 › El intelecto “adquirido”: un contrasentido convertido en término técnico


Alejandro interpreta en un sentido muy par- cuando lo piensa (pues por el hecho de tra en nosotros, ni tampoco el hábito gra-
ticular la noción aristotélica de intelecto que se asimila a cada uno de los objetos cias al cual el intelecto en potencia pien-
“desde fuera”: se trata, para él, del intelec- pensados, cuando son pensados, tal co- sa tanto los otros inteligibles como este
mo es el objeto pensado así es como re- intelecto. En todo caso, tampoco el pen-
to agente adquirido por el alma en cada con-
sulta él cuando lo piensa). Y este intelec- samiento, en cuanto pensamiento, es in-
templación de lo inteligible separado. Cf. to es aquel que en nosotros viene de fuera corruptible en virtud del objeto ahora
Alejandro de Afrodisia, De anima: y es incorruptible, En realidad, vienen de pensado. Por ello aquellos que se precian
afuera también los otros pensamientos, de tener en sí algo de divino habrán de
Sin embargo, en los casos en los que aque- pero ellos no son intelecto, sino que de- preocuparse por lograr pensar algo que
llo que es pensado es por su propia natu- vienen intelecto en el ser pensados. Éste, es también de tal naturaleza
raleza tal cual viene pensado (y si es de por el contrario, también como intelecto Acerca del alma. Acerca del destino
esta naturaleza, es también incorrupti- viene de fuera: y es que entre todos los (trad. J. M. García Valverde),
ble), en estos casos eso permanece inco- objetos pensados sólo él es el intelecto Madrid, Gredos, 2013, 11-91, 7.
rruptible también cuando cesa de ser pen- por sí y sin ser pensado. Es además inco-
sado. Por lo tanto, también el intelecto rruptible, pues su naturaleza es de este Se observará que en los fragmentos de Teo-
que lo ha pensado es incorruptible; no el género. Tal es, pues, en nosotros el inte- frasto que llegaron hasta nosotros figura,
intelecto que hace de sustrato y es mate- lecto que se considera incorruptible
rial (éste, en efecto, se corrompe con- por el contrario, la cuestión de saber en qué
(porque existe en nosotros un intelecto
juntamente con la corrupción del alma de sentido el intelecto “venido de fuera” (éxo-
separado e incorruptible que Aristóteles
la que es potencia; y al corromperse él se define también como “intelecto que vie- then [ἔξωθεν]) o “sobreagregado” (epíthe-
corromperá junto a él también su hábito, ne de afuera”, es decir, un intelecto que tos [ἐπίθετος]) puede ser llamado “congé-
su potencia y su perfección), sino aquel en nosotros viene del exterior) , pero no nito” (symphyés [συμφυής]).
que deviene idéntico en acto a su objeto es una facultad del alma que se encuen-
742 | INTELLECTUS

Recuadro 5 › El intelecto común según Temistio


La expresión “intelecto común”, propia de νοῦς]) es el nombre que Temistio da al in- ilustra la tesis platónica según la cual “sólo
Temistio y profusamente retomada en la li- telecto pasible de Aristóteles. Cf. Temistio, el intelecto es inmortal, mientras que las pa-
teratura medieval con la expresión latina “in- In III De anima, ad 430a 25; Verbeke, p. 239, siones y la ‘razón que les es inherente’, que
tellectus communis”, es fuente de numero- 1-241, 34, que trata del “intelecto llamado Aristóteles llama el intelecto pasivo, son co-
sas confusiones. A pesar de lo sugerido por ‘común’ en tanto que el hombre está com- rruptibles”. Es él igualmente quien sostiene
el latín, el “intellectus communis” no es un puesto de un alma y un cuerpo en el cual la tesis según la cual “las pasiones humanas
concepto “común” o “general” por oposición residen la cólera y el deseo (lat. concupis- no son completamente irracionales, pues obe-
a un concepto “singular” o “particular”. El centia), que Platón considera corruptibles”. decen a la razón, y son susceptibles de edu-
“intelecto común” (koinós nous [κοιν ς El intelecto “común” o “pasible” temistiano cación e instrucción”.

…y el [conocimiento] en potencia es en un indivi- III. “Intellectus” y sus términos derivados


duo anterior en el tiempo, pero en general no [es Varios adjetivos están formados a partir de intellec-
anterior] en el tiempo sino que no sucede que a ve- tus. El adjetivo intellectivus, –a, –um (antónimo:
ces intelija y a veces no intelija. Una vez separado, sensitivus, sensibilis) es el más difundido. Se emplea
sin embargo, eso sólo es lo que precisamente es, y eso en los contextos más variados: se habla de cognitio,
solo es inmortal y eterno; no obstante, no [lo] recor-
apprehensio, operatio, potentia, intentio, visio i., pero
damos, porque eso es impasible, pero el intelecto pa-
también de memoria i. y de habitus i., así como de
ciente es corruptible y sin eso [uno] nada intelige.
De an. III, 5, 430a 20-25, trad. esp. Boeri,
anima y substantia i. Si bien las antiguas traduccio-
pp. 146-148; trad. fr. J. Tricot, pp. 182-183. nes alemanas traducen intellectivus por übersinn-
lich, “suprasensible”, hoy se habla de manera más
decidida de “conocimiento intelectivo”, “intelectual”,
Para los intérpretes antiguos y medievales, el inte- o incluso “noético”. El término “intelectual” se re-
lecto que la traducción Tricot presenta como “inte- serva en general para intellectualis, -e, cuyo espectro
lect patient [intelecto paciente]” no es el intelecto es más o menos idéntico al de intellectivus: se habla
posible o material, sino ya sea 1) el intelecto “espe- de conceptio, cognitio, apprehensio, existimatio, ope-
culativo” o “teorético” (ár. al­´aql al­naẓarī [ ratio, intentio, visio i., pero también de desiderium,
]) que, como se vio, designa a la vez un inte- appetitus, amor, delectatio i. e incluso de species i.
ligible teórico en acto (lo que Alejandro llama “in- (sin. intelligibilis). Tomado en un sentido amplio,
telecto habitual” o en habitus) y el acto mismo de intellectualis, -e, caracteriza la función cognitiva del
“especular” (lat. considerare) que, como todo acto intelecto, sea intuitiva o discursiva (sinónimo: inte-
psíquico o mental, es engendrable y corruptible; o llectivus, rationalis); en sentido estricto, intellectua-
bien 2) el intelecto que Temistio llama “intelecto co- lis se aplica solamente a la función cognitiva intui-
mún” (véase el RECUADRO 5); o bien 3), como sos- tiva del intelecto distinguido de la razón (por eso,
tiene Averroes, las formas de la imaginación en su antónimo es rationalis). En este sentido, Tomás
tanto que sobre ellas actúa la facultad cogitativa de Aquino califica a los ángeles de “intelectuales”:
propia del hombre. En ninguno de estos tres casos
se trata del intelecto material o posible. La confu- Los ángeles son llamados “intelectuales” (intellectua-
sión entre intelecto posible e intelecto pasible de- les), pues incluso en el hombre aquello que es perci-
terminó la interpretación moderna del averroísmo. bido naturalmente de manera inmediata [statim =
Un buen testimonio de esta interpretación es el re- no discursiva, de golpe, de un solo acto de intuición]
sumen de la noética de Averroes realizado por Leib- se dice ser “inteligido”, y por ello el intelecto es lla-
mado habitus de los primeros principios (habitus
niz, que, como al pasar, obra la transformación de
primorum principiorum), mientras que las almas
intellectus en “entendimiento”, en la cual se registra humanas, que no tienen acceso al conocimiento de
el cambio de paradigma entre psicología medieval y la verdad sino de manera discursiva, son llamadas
psicología moderna señalado más arriba (véase En- racionales (animae vero humane, quae veritatis noti-
tendement). tiam per quendam discursum adquirunt, dicuntur
• VÉASE EL RECUADRO 6 rationales).
Summa theol. I, q. 58, 3c.
INTELLECTUS | 743

Recuadro 6 › Leibniz y Averroes: psicología medieval y psicología moderna


Tomando prestada de la teología la expre- ginación)— propiciando así múltiples con- Pomponatius, Contarenus y otros; vesti-
sión “monofisita”, que designa la tesis de la fusiones: gios de tal opinión se hallan en el difunto
naturaleza única de Cristo (y no doble, divi- Naudé.]
Plusieurs personnes ingénieuses ont cru et G.W. Leibniz, Considérations sur la
na y humana), Leibniz crea, de manera ana-
croient encore aujourd’hui qu’il n’y a doctrine d’un Esprit universel unique
lógica, la palabra “monopsiquita” para de-
qu’un seul Esprit, qui est Universel, et qui [1702], en Système nouveau de la nature
signar la tesis averroísta del intelecto único, et de la communication des substances et
anime tout l’univers et toutes ses parties,
presentada como una repristinación del Al- autres textes (1690-1703), pres. y notas
chacune suivant sa structure et suivant
ma del Mundo estoica: C. Frémont, Flammarion, “GF”, 1994, p.
les organes qu’il trouve, comme un même
souffle de vent fait sonner différemment 221; trad. esp. “Consideraciones sobre la
L’âme du monde de Platon a été prise en divers tuyaux d’orgue […]. Aristote a paru doctrina de un Espíritu Universal “, en J.
ce sens par quelques-uns ; mais il y a plus à plusieurs d’une opinion approchante, Marías, La filosofía en sus textos, vol. 2, Bar-
d’apparence que les stoïciens donnaient qui a été renouvelée par Averroès, célèbre celona, ed. Labor, 1963 [1950], p. 268.
dans cette âme commune qui absorbe tou- philosophe arabe. Il croyait qu’il y avait en
tes les autres. Ceux qui sont de ce senti- nous un intellectus agens, ou entende- La interpretación leibniziana de De anima,
ment pourraient être appelés monopsy- ment actif, et aussi un intellectus patiens III, 5, 430a 20-25 y de su lectura averroísta
chites, puisque selon eux il n’y a véritable- ou entendement passif; que le premier, ve- es infundada. Para Averroes, el intellectus
ment qu’une seule âme qui subsiste. nant du dehors, était éternel et universel passibilis no es otra cosa que las imágenes
[El alma del mundo de Platón ha sido to- pour tous, mais que l’entendement passif, sometidas a la actividad de la vis cogitativa,
mada en este sentido por algunos; pero particulier à chacun, s’éteignait dans la
condición sine qua non de la actividad del
más bien parece que fueron los estoicos mort de l’homme. Cette doctrine a été ce-
quienes se entregaban [a la idea] de esta
intelecto material o posible (véase el re-
lle de quelques Péripatéticiens depuis deux
alma común, que absorbe todas las otras. ou trois siècles, comme de Pomponazzi, cuadro 2, “Cogitativo”, en Intención):
Los que son de este parecer podrían ser Contarini et autres ; et on en reconnaît les
llamados “monopsiquitas”, pues según traces dans feu M. Naudé. Ahora bien [Aristóteles] entiende aquí por
ellos no hay en verdad sino una única al- intelecto pasible las formas de la imagina-
ma subsistente.] ción mientras la facultad cogitativa pro-
[Muchas personas agudas han creído y
G.W. Leibniz, Discours sur la conformité pia del hombre actúa sobre ellas. En efec-
creen hoy todavía que no hay más que un
de la foi avec la raison, § 9, en Essais de to, esta facultad tiene un carácter racional,
espíritu, el cual es universal y anima el
théodicée sur la bonté de Dieu, la liberté y su actividad consiste o bien en guardar
universo y sus partes: a cada una de éstas
de l’homme et l’origine du mal, pref. y la “intención” de la forma imaginada, con
de acuerdo con su estructura y acomo-
notas J. Jalabert, Aubier-Montaigne, el caso individual en la memoria o bien en
dándose a los órganos que halla; al igual
“Bibliothèque philosophique”, 1962, p. 57. distinguirla de él en la facultad “formati-
que un mismo soplo de aire hace sonar
va” [= al-muṣawwira ( )] y la ima-
de modo diferente los diversos tubos de
ginación. Ahora bien, es evidente que,
Este intelecto único, no obstante, es bauti- un órgano. (…) A muchos pareció que
después de esta distinción, el llamado
zado como “Espíritu”, no tanto en el senti- Aristóteles ha sustentado una opinión
intelecto “material” recibe las entidades
do de “único”, sino más bien en el de “uni- afín, opinión renovada por Averroes, cé-
imaginadas. En consecuencia, el intelec-
versal”. Con este “Espíritu”, algunas veces lebre filósofo árabe. Cree éste que en no-
to pasible es necesario para la concep-
coordina el intellectus traducido por “enten- sotros reside un intellectus agens o enten-
ción realizada por el intelecto [material].
dimiento activo y un intellectus patiens o
dimiento” —el intellectus agens se convier- Con razón dijo, entonces, Aristóteles: Y
entendimiento pasivo; que el primero,
te en el “entendimiento activo”, opuesto al nosotros no nos acordamos, pues no es pa-
procedente de fuera, sería eterno y uni-
“entendimiento pasivo”, expresión que res- sible, mientras que el intelecto pasible es
versal en todos, pero que el entendimien-
tituye un intellectus patiens sin gran equiva- corruptible; y sin ello no concibe nada. Es
to pasivo, particular a cada uno, abando-
decir: sin la facultad imaginativa y cogi-
lente en los textos medievales —que hablan na al hombre con la muerte. Ésta ha sido
tativa, el intelecto llamado “material” no
de intellectus possibilis (intelecto posible o también la doctrina de algunos Peripaté-
concibe nada.
“material”) o de “intellectus passibilis” (ima- ticos, desde hace dos o tres siglos, como
Averroes, en III De an., com. 20.

El sustantivo intellectualitas (antónimo: sensibili- sequitur immaterialitatem”, Summa theol., I, q. 105,


tas) designa, en general, el estatus de inteligible — 3c). El sustantivo neutro plural intellectualia desig-
así, intelectualitas tiene más el sentido de inteligibi- na o bien los universales (inteligibles), o bien las
lidad que el de intelectualidad (Summa theol., III, sustancias separadas, objetos de la teología filosófi-
q. 23, 2c: “non autem secundum intellectualitatem, ca (inteligibles inteligentes). En general, el contex-
quia forma domus in materia non est intelligibilis”, to permite decidir. El verbo intelligere/intellegere,
en donde intellectualitas designa un modo de cog- cuyo sentido es evidente (= gr. noéin [νοεῖν]), sigue
noscibilidad, al. Erkennbarkeit). La palabra puede siendo difícil de traducir. Las principales propues-
sin embargo designar también el hecho de estar do- tas van de “pensar”, “concebir por el intelecto”, “in-
tado de pensamiento (por ej. “intellectualitas con- teligir” (neologismo que permite preservar la serie
744 | INTENCIÓN

intellect, intelligible, intelliger), al inglés “conceptua- Siger de Brabant, Quaestiones in tertium De anima. De anima
lize” o “think (noetically)”. Ninguna es completamen- intellectiva. De aeternitate mundi, ed. crít., B. Bazán, Lovaina,
Publications Universitaires-París, Béatrice-Nauwelaerts, “Phi-
te satisfactoria. losophes médiévaux”, XIII, 1972.
Alain de LIBERA Simplicio, In Praedicamenta Aristotelis, ed. A. Pattin, Lovaina,
Publications Universitaires-París, Béatrice-Nauwelaerts, Cor-
Bibliografía pus Latinum Commentatorium in Aristotelem Graecorum,
Al-Fārābī, De intellectu et intellecto, ed. por É. Gilson, “Les sour- V/1, 1971.
ces gréco-arabes de l’augustinisme avicennisant”, Archives ——, Comentario de Simplicio a las Categorías de Aristóteles,
d’Histoire doctrinale et littéraire du Moyen Âge, 4 (1929), trad. parcial de Catalina López, en Saga-Revista de Estu-
pp. 108-141 [con una traducción francesa]. diantes de Filosofía, núm. 5, 2002, pp. 83-103 (issn electró-
——, L’Intelligence et la pensée. Grand commentaire du De ani- nico 2215-9703-issn impreso 0124-8480).
ma, III, trad. A. de Libera, París, Flammarion, “GF”, 1998. Tomás de Aquino, Contre Averroès. L’unité de l’intellect contre
Aristóteles, Acerca del alma, trad. M. Boeri, Buenos Aires, Co- les averroïstes, suivi des Textes contre Averroès antérieurs à
lihue, 2010; De l'âme, trad. J. Tricot, París, Vrin, 1999; Juan 1270, trad. A. de Libera, París, Flammarion, “GF”, 1994.
Filópono, Commentaire sur le "de Anima" d'Aristote, trad. ——, Summa theologiae, Turín, Marietti, 1956-1962.
Guillaume de Moerbeke, ed. G. Verbeke, Lovaina, Publica- Temistio, Commentaire sur le Traité de l'ame d'Aristote, ed. G.
tions Universitaires, 1966. Verbeke, Leiden, Brill, 1973.
Averroes, Commentarium magnum in Aristotelis De anima li-
bros, recensuit F. Stuart Crawford, Cambridge (Mass.), The
Mediaeval Academy of America, “Corpus Commentariorum
Averrois in Aristotelem. Versionum Latinarum”, vol. VI, 1, 1953.
Avicena, Liber De anima seu Sextus De Naturalibus, ed. crít. de
la trad. latina med. por S. Van Riet, 2 vol., Lovaina, E. Pee- INTENCIÓN
ters-Leyde, E.J. Brill, 1972 y 1968.
Davidson Herbert A., Alfarabi, Avicenna, and Averroes, on Inte- alemán Intention, übersinnliches Erkenntnisbild,
llect. Their Cosmologies, Theories of the Active Intellect, and Vorstellung der Vernunft, Begriff
Theories of Human Intellect, Nueva York-Oxford, Oxford UP, árabe ma’nã [ ], ma’qūl [ ]
1992.
griego nóema [νόημα]
Elamrani-Jamal Abdelali, “Averroès: la doctrine de l’intellect
inglés intention
matériel dans le Commentaire moyen au De anima d’Aristo-
te. Présentation et traduction, suivie d’un lexique-index du italiano intenzione
chapitre 3, livre III: De la faculté rationnelle”, en A. de Libe- latín intentio
ra, A. Elamrani-Jamal, A. Galonnier (ed.), Langages et
Philosophie, Hommage à Jean Jolivet, París, J. Vrin, “Études alma, concepto, conciencia, dasein, epokhé,
de Philosophie Médiévale”, LXXIV, 1997, pp. 292-307. erleben, fenómeno, forma, imagen, logos,
Giele Maurice, Fernand Van Steenberghen y Bernardo Bazán objeto, realidad, representación, res,
(ed.), Trois Commentaires anonymes sur le traité de l’âme sachverhalt, sentido, universales, voluntad
d’Aristote, Lovaina, Publications Universitaires-París, Béa-
trice-Nauwelaerts, “Philosophes médiévaux”, XI, 1971.
Intención es un término doblemente polisémico. Aparte
Jolivet Jean, L’Intellect selon Kīndī, Leyde, Brill, 1971.
Libera Alain de, “Existe-t-il une noétique averroïste? Note sur la del equívoco que existe en francés, en español y en italiano
réception latine d’Averroès au xiiie siècle”, en F. Niewöhner entre la acepción corriente —“tener la intención de” o “la
y L. Sturlese (ed.), Averroismus im Mittelalter und in der Re- intención moral”— y la acepción psicofenomenológica (que
naissance, Zúrich, Spur Verlag, 1994, pp. 51-80.
——, Albert le Grand et la philosophie, “À la recherche de la Vé-
no existe en alemán, donde el primer sentido está expresa-
rité”, París, Vrin, 1990. do por Absicht), el término presenta, en este segundo re-
Moraux Paul, Alexandre d’Aphrodise exégète de la noétique gistro, una ambigüedad radical que evidencia una divergen-
d’Aristote, Lieja, Facultad de Filosofía-París, E. Droz, “Biblio- cia profunda entre paradigmas filosóficos. En realidad, el
thèque de la Faculté de Philosophie et Lettres de l’Universi-
té de Liège”, Fasc. XCIX, 1942. campo de intención cubre una serie de fenómenos diferen-
Perler Dominik (ed.), Ancient and Medieval Theories of Inten- tes cuya coordinación progresiva en la historia de la filoso-
tionality, Leiden, Brill, 2001. fía explica en parte la saturación de la noción moderna de
——, Theorien der Intentionalität im Mittelalter, Frankfurt, Klos-
intencionalidad, tironeada entre el modelo fenomenológi-
termann, “Philosophische Abhandlungen”, t. 82, 2002.
Renan Ernest, Averroès et l’averroïsme, París, Maisonneuve & co husserliano y el de la “filosofía del espíritu” (philosophy
Larose, 1997. of mind). Por lo tanto, como lo demostró H. Putnam, el tér-
Schroeder F.M. y R.B. Todd, Two Greek Aristotelian Commenta- mino intencionalidad remite, en el uso actual, a hechos tan
tors on the Intellect. The “De intellectu” Attributed to Ale-
diferentes como 1) para palabras, frases y otras represen-
xander of Aphrodisias and Themistius’ Paraphrase of Aristotle
“De anima” 3.4-8, introd., trad. ing., com. y notas, Toronto, taciones, el de tener una significación; 2) para representa-
Ontario, “Medieval Sources in Translation”, 33, 1990. ciones, el de poder designar (es decir, ser verdaderas para)
INTENCIÓN | 745

una cosa que realmente existe o, entre muchas cosas, cada por la palabra “sentido” en el análisis de la intencio-
una de ellas; 3) para representaciones, el de poder tratar nalidad. Husserl observa al respecto que “la distin-
sobre algo que no existe; y 4) para un “estado de ánimo” ción escolástica entre objeto ‘mental’, ‘intencional’
[state of mind], el de poder tener como objeto un “estado o ‘inmanente’, por un lado, y objeto ‘real’, por otro”
de situación” [state of affairs] (H. Putnam, Representación (ibid., trad. esp., p. 218) remite a la distinción entre
y realidad: un balance crítico de funcionalismo, trad. Ga- el objeto y la existencia del objeto. Sin embargo,
briela Ventura, Gedisa). Trataremos de mostrar aquí cómo cuestiona radicalmente la asimilación del objeto in-
una misma palabra designó en alemán, y a partir de allí en tencional a un objeto inmanente en el sentido de
las otras lenguas de la filosofía, la “intencionalidad de las objeto “en cuanto ‘inmanente’ a la percepción”
expresiones lingüísticas” (die Intentionalität von sprachli- (ibid.): el sentido no es un componente real de la
chen Äußerungen), la de los actos mentales o de pensa- vivencia, como la hyle [ λη] (es decir, por ejemplo,
miento (die I. von Denkakten), o la de los actos de percep- los data de sensación, Empfindungsdaten, que por
ción (die I. von Wahrnehmugsakten). otra parte, no poseen “el carácter fundamental de la
intencionalidad” [II, cap. 2, § 36, p. 65; trad. esp.
I. Intención y sentido ibid., pp. 82-83), tampoco es una realidad psíquica,
La relación entre intención y sentido está compro- ni un retrato o un signo. La atribución a la vivencia
bada en numerosas tesis de Ideen de Husserl, en es- intencional de una “función de imagen” acarrearía
pecial cuando éste define el “meollo de la intencio- “un regreso infinito” (trad. esp., p. 219): suponer
nalidad” poniendo en relación “objeto intencional” “un segundo árbol inmanente, o bien una ‘imagen
y “sentido objetivo”, y plantea que “tener un sentido interna’ del árbol real que está ahí fuera ante mí
o ‘tener en mente’ algo es el carácter fundamental de […] sólo conduce a un contrasentido” (ibid., trad.
toda conciencia, la cual, gracias a él, no se limita a esp., p. 118). El “sentido” husserliano no se com-
ser en general una vivencia, sino que es una vivencia prende pues como la simple repetición de la noción
que tiene un sentido, una vivencia ‘noética’ [Sinn de “objeto inmanente”, sino como un “correlato in-
zu haben, bzw. etwas ‘im Sinne zu haben’ ist der herente a la esencia de la percepción fenomenoló-
Grundcharakter alles Bewußtseins, das darum nicht gicamente reducida [das zum Wesen der phänome-
nur überhaupt Erlebnis, sondern sinnhabendes, ‘noe- nologisch reduzierten Wahrnehmung gehörige
tisches’ ist]” (Ideen, I, III, cap. 3, § 90, p. 185 [206], Korrelat]” (p. 187 [209], trad. esp., p. 220). Puesto
trad. esp. José Gaos, p. 217). De hecho, parte de las que está limitada a la noción ambigua de represen-
distorsiones o desviaciones relevadas por Putnam se tación, la relación señalada por Putnam entre in-
deben a que a la vivencia intencional husserliana se tencionalidad y no-existencia no captura en su tota-
le atribuyen dos caras, una cara “noética” y una ca- lidad la noción husserliana de “sentido” (ni a
ra “noemática”, que comprende precisamente el “sa- fortiori la de “noema total” diferenciado de “núcleo
car de ella [de la vivencia] un sentido, dirigiendo de sentido”). La significación de “intención” y de
adecuadamente la mirada”. El “sentido” en cuestión “intencionalidad” continúa siendo marcada por una
no es, sin embargo, la “significación” (ing. meaning) serie de vaivenes que se ven bien reflejados en la ta-
en la acepción común del término, sino que se rela- xonomía de Putnam.
ciona con la existencia y la no-existencia.
La “situación” que para Husserl define el “sentido” II. Intención e intencionalidad
es “la circunstancia de que la inexistencia (o la con- La concepción de la intencionalidad que dominó por
vicción de la inexistencia) del objeto pura y simple- largo tiempo en la literatura francófona surge prin-
mente representado o pensado no puede robarle a la cipalmente de las Meditaciones cartesianas. En efec-
correspondiente representación (ni a la respectiva vi- to, a) “En general, toda vivencia de la conciencia es
vencia intencional en general) su ‘lo representado en en sí misma conciencia de esto o de lo otro, como
cuanto tal’; que, así pues, hay que distinguir entre quiera que yo, en cuanto sujeto o en actitud trascen-
ambas cosas es una situación que no puede perma- dental, me abstenga de hacer esta valoración, como
necer oculta” (ibid., trad. esp., p. 217). La indiferen- de todas mis valoraciones naturales”; b) “toda vi-
cia del “sentido” a la existencia o a la no-existencia vencia de la conciencia […] asume algo, y lleva en
del objeto es pues el fenómeno relevante subrayado sí misma, en este modo de lo asumido, su peculiar
746 | INTENCIÓN

cogitatum” (trad. esp., p. 79) —lo que Husserl sinte- de nosotros. No obstante, es una caracterización dé-
tiza de la siguiente manera en la conocida fórmula bil (incluso trivial) de la intencionalidad fenome-
del §14 de la “Meditación Segunda”: nológica que, por ejemplo, minimiza la distinción
husserliana entre “la mera cosa” (Sache) y “el pleno
[…] wobei das Wort Intentionalität dann nichts an- objeto intencional” (Objekt), (Ideen, I, §34, pp. 66-
deres als diese allgemeine Grundeigenschaft des Be- 67, trad. esp., p. 84). Asimismo, los debates suscita-
wußtseins, Bewußtsein von etwas zu sein, als cogito dos por la afirmación behaviorista de que pueden y
sein cogitatum in sich zu tragen, bedeutet. deben eliminarse todas las entidades intencionales
Ed. Ströcker, p. 35. (las “expresiones mentalistas” del lenguaje natural)
[…] a condición de que el término de intencionali- dan a “intencional” un sentido tan reducido o me-
dad no signifique otra cosa que esta propiedad fun- tafórico que podemos preguntarnos si por “inten-
damental y universal de la conciencia, consistente en ción” todavía se entiende algo relacionado con la
ser ésta conciencia de algo, en llevar la conciencia en fenomenología. Sin embargo, se desarrollan discu-
sí, en cuanto cogito, su cogitatum.
siones cada vez más complejas fuera del campo
Meditaciones cartesianas, trad. José Gaos
y Michel García-Baró, México, FCE, 1985, p. 80. husserliano primitivo, especialmente en la filosofía
anglófona. Un testimonio claro de ello es la dispu-
N.B. Se observará la exacta similitud de las fórmulas
que introducen el cogito en el §14, ed. Ströcker, p. ta entre Sellars y Chisholm acerca de la relación que
34: “Der Transzendentale Titel ego cogito muß also um existe entre los pensamientos y las propiedades se-
ein Glied erweitert werden: Jedes cogito, jedes Bewußt- mánticas del lenguaje: Sellars afirma que “los pen-
seinserlebnis… meint irgend etwas und trägt in die- samientos como entidades intencionales derivan
ser Weise der Gemeinten in sich selbst sein jeweiliges de las propiedades semánticas del lenguaje”, lo que
cogitatum, und jedes tut das in seiner Weise.” implica que “la intencionalidad reside en los enun-
ciados metalingüísticos que expresan las propieda-
Sin embargo, ciertas interpretaciones francófonas y des semánticas de una lengua objeto” (tesis llamada
anglosajonas tienden hoy a olvidar que el eslogan “de irreductibilidad débil”), y Chisholm sostiene,
“toda conciencia es conciencia de” no remite para por el contrario, que “las propiedades semánticas
Husserl a “una relación entre cierto proceso psico- del lenguaje, y por lo tanto los enunciados lingüísti-
lógico —llamado conciencia— y otra existencia re- cos que las expresan, derivan de las propiedades de
al en sentido estricto —llamada objeto—” ni a un los pensamientos, que son el soporte fundamental
“enlace psicológico que en la realidad objetiva tu- de la intencionalidad” (tesis conocida como “de irre-
viera lugar entre lo uno y lo otro”, sino a “vivencias ductibilidad fuerte”, cf. F. Calya, Routes et Déroutes
(consideradas) puramente según su esencia”, es de- de l’intentionnalité).
cir, “esencias puras y de lo que en las esencias está
encerrado con absoluta necesidad a priori [Vielmehr III. Intención e “intentio”
ist von Erlebnissen rein ihrem Wesen nach, bzw. von Por desperdigada que parezca a primera vista, la plu-
reinen Wesen die Rede und von dem, was in den Wesen, ralidad de sentidos de “intención” puede ordenarse
‘a priori’, in unbedingter Notwendigkeit beschlossen relativamente si se considera como la prolongación o
ist]”(Ideen, p. 64 [74]; trad. esp. p. 82). La intencio- el avatar de la polisemia originaria del latín inten-
nalidad no es una relación entre un hecho físico y tio. De hecho, se encuentra allí, además de los efectos
un hecho psíquico. derivados de las traducciones sucesivas, la sombra
Hay tendencia a olvidarlo cuando, atrapados en proyectada sobre el léxico filosófico moderno por las
la oposición contemporánea poswittgensteiniana diversas etapas de la génesis de la noción medieval.
entre “empirismo” e “intencionalismo”, se invoca la De ese modo, aparecen ciertos debates contemporá-
intencionalidad contra una concepción de los actos neos sobre la intencionalidad, y hasta cierto punto,
mentales que afirma que ningún acto mental pue- vuelven a articular problemas abordados en la Edad
de contener una entidad extra-mental. El “inten- Media en un marco más unitario, simplificándolos
cionalismo” consiste entonces en sostener “la in- o complicándolos.
tencionalidad de lo mental”, es decir, que nuestros El latín escolástico intentio presenta una paleta de
actos nos orientan hacia las cosas que están fuera sentidos de gran riqueza. En efecto, se puede traducir
INTENCIÓN | 747

el término por: 1) atención (al. Aufmerksamkeit), por los fenomenólogos. Husserl da una visión unifi-
2) proyección, meta, propósito (al. Anstrebung, Ab- cada del tema (desde el punto de vista noético y noe-
sicht, Vorhaben), 3) relación, correspondencia (sinó- mático) en su análisis de las “mutaciones” o “des-
nimo: habitudo, al. Beziehung, cf. Tomás de Aqui- plazamientos atencionales”, cuando se esfuerza en
no, In I Sent, d. XXV, q. 1, 3, c), 4) intención en un describir, para el “contenido noético total”, las va-
locutor de darle un significado a algo, querer decir riaciones del aparecer correlativas a las modificacio-
(intentio loquentis, intentio proferentis), 5) imagen, nes noéticas (§92, pp. 189-192, trad. esp. pp. 223-
copia, semejanza, similitud (sin. similitudo, al. 224), no sin destacar que:
Ähnlichkeit, Abbild), 6) representación, noción,
concepto (sin. conceptio intelligibilis, ratio, concep- …ni siquiera la esencial relación entre la atención y
tus, representatio, al. übersinnliches Erkenntnisbild, la intencionalidad —este hecho fundamental de que
Vorstellung der Vernunft, Begriff), 7) forma inteligible la atención en general no es otra cosa que una especie
(sin. species), 8) similitud extramental. Duns Escoto fundamental de modificaciones intencionales— se
destaca la polisemia de intentio (Reportata Pari- ha puesto de relieve nunca, hasta donde yo sé.
siensia, II, 13, art. un., McCarthy, 1976, p. 39; Ordi- [(...) nicht einmal der Wesenzusammenhang zwischen
natio, ibid., McCarthy, 1976, p. 26), y la resume en Aufmerksamkeit und Intentionalität —diese funda-
cuatro acepciones principales: mentale Tatsache, daß Aufmersamkeit überhaupt
nichts anderes ist als eine Grundart intentionaler Mo-
difikationen— ist meines Wissens früher je hervorge-
Notandum est quod hoc nomen “intentio” est equivo-
hoben worden.]
cum. Uno modo dicitur actus voluntatis “intentio”. Alio
Ibid., p. 192 [215], nota 1; trad. esp., p. 226.
modo: ratio formalis in re, sicut intentio rei a qua ac-
cipitir genus differt ab intentione a qua accipitur di-
fferentia. Tertio modo dicitur conceptus. Quarto modo, El par intención/atención (que corresponde también
dicitur ratio tendendi in obiectum, sicut similitudo di-
al inglés directedness) se comprueba, de manera ejem-
citur ratio tendendi in illud cuius est. Et isto modo di-
plar, en el análisis agustiniano de la sensación visual:
citur lumen “intentio” vel “species” lucis.
[Hay que destacar que el sustantivo “intención” es
Itemque illa animi intentio, quae in ea re quam vide-
equívoco. En un primer sentido, “intención” implica
mus tenet sensum, atque utrumque conjungit, non tan-
un acto de la voluntad. En un segundo sentido, una ra-
tum ab ea re visibili natura differt; quandoquidem iste
zón formal presente en una cosa, en el sentido en que
animus, illud corpus est: sed ab ipso quoque sensui at-
en una cosa la intención de la que se extrae el género
que visione: quoniam solius animi est haec intentio.
difiere de aquella de la que se extrae la diferencia (es-
pecífica). En un tercer sentido, “intención” designa [Y lo mismo la atención del alma, que fija en el obje-
un concepto. En un cuarto, (intención) designa una to que vemos nuestro sentido y a ambos enlaza, di-
manera de tender hacia un objeto, en el sentido en que fiere por naturaleza no sólo del objeto visible, pues
una similitud es una manera de tender hacia lo que es uno es cuerpo y el otro alma, sino que incluso se dis-
similar. Y en ese sentido, la luz emanada es la “inten- tingue de la visión y del sentido, porque la atención
ción” o la “especie” (intencional) de la luz fuente.] es exclusiva del alma.]
De Trinitate, XI, II, 2; trad. esp., p. 615.

A. La “intentio” como “actus voluntatis”:


intención y atención Intentio y attendere, “prestar atención”, “proyectar”
La acepción ética de intentio, la primera histórica- (al. Aufmerksamkeit) se combinan frecuentemente.
mente comprobada, coincide con el sentido corrien- Es el caso en Abelardo, en su teoría de la abstracción
te de intención voluntaria. Sin embargo, desde como atención selectiva (que prefigura la de John
Agustín, la dimensión de orientación activa, inma- Stuart Mill y la de Hamilton):
nente a la noción de intentio, se presenta no sólo co-
mo característica de la voluntad, sino, por extensión, Dum in homine hoc solum quod ad humanitatis na-
de todo proceso cognitivo. Tomado en ese sentido, turam attinet intelligere nitimur, utpote animal ratio-
intentio se vuelve sinónimo de atención. El nexo en- nale mortale, circumscriptis scilicet omnibus aliis que
tre intención y atención es ampliamente conocido ad substantiam humanitatis non attinent, profecto
748 | INTENCIÓN

multa se per imaginationem nolenti animo obiciunt te fusionada con la idea de intentio. Ese sentido, sin
que omnino ab intentione abiecimus… Adeo… ut…, duda, es heredado de Agustín, quien le hace jugar
dum aliquid tamquam incorporeum per intellectum un papel central en su teoría de la percepción y del
attendo, sensuum usu tamquam corporeum imagi- recuerdo, y le permite así intervenir de manera
nari cogor. idéntica en la trinidad de la visión corpórea a) la
[Mientras nos esforzamos en concebir solamente en forma del cuerpo percibido, b) la imagen que de él
el hombre lo que concierne a la naturaleza de su hu- se forma en la proyección de quien lo discierne, c) la
manidad —a saber: animal racional mortal—, luego atención de la voluntad que une a ambas, y en la de
de haber eliminado todo el resto que no concierne a
la memoria 1) el vestigio imaginario que subsiste en
la sustancia de la humanidad, muchas cosas que ha-
bíamos desechado por completo de nuestra proyec-
la memoria, 2) lo que se imprime de él al recordarlo
ción se objetan, a su pesar, al pensamiento por me- en la proyección del pensamiento, 3) y la atención
dio de la imaginación… A tal punto que… mientras de la voluntad que, nuevamente, une a ambas —la-
que proyecto por intelección una cosa como incor- tín: “a) forma corporis, b) conformatio que fit in cer-
pórea, estoy constreñido por el uso de los sentidos a nentis aspectu, c) intentio voluntatis utrumque con-
imaginarla como corpórea.] jungens; 1. imaginatio corporis que in memoria est,
De intellectibus, § 19. 2. informatio, cum ad eam convertitur acies cogitan-
tis, 3. intentio voluntatis utrumque conjungens” [De
La ad-tensión, la tensión hacia, la atención, de una Trinitate, XIV, III, 5, BA 16, pp. 354-356; XV, III, 5,
fórmula “la orientación hacia”, es entonces el pri- pp. 430-433]).
mer sentido de intentio en el campo de la cognición
—ya sea que esa tensión hacia sea provocada por la B. La “intentio” como “ratio formalis in re”, forma
cosa misma (es decir, el ob-jeto presente) o espon- Intentio tiene a menudo el sentido de forma. Esta
tánea (es decir, la proyección de un término alejado forma no tiene nada que ver con la “forma del cuer-
o ausente). La etimología de intentio como tende- po percibido”, tal como la menciona la teoría
re in aluid sugiere una distinción limitada entre la agustiniana de la visión: se trata de la forma aristo-
atención y la proyección propiamente dicha (lexi- télica, entendida a la vez como forma y como defi-
calizada en alemán por Aufmerksamkeit y Absicht, nición (o fórmula de definición) que se hace realidad
Anstrebung, Vorhaben). Tomás de Aquino se refiere en las cosas extra-mentales, según una de las ambi-
al primer sentido cuando escribe que la atención es güedades características del término logos [λόγος]
la condición requerida para la actividad de cual- (sobre la distinción entre los dos sentidos del logos:
quier facultad cognitiva: “para que la inteligencia logos-definición y logos-forma, cf. B. Cassin, Aristo-
entienda algo, es preciso que se concentre con su te et le logos, pp. 107-110, y “Enquête sur le logos dans
mente con todas sus fuerzas [ad actum cuiuslibet le traité De l’âme”, pp. 257-293, en especial, pp. 260-
cognoscitivae potentiae requiritur intentio]”, De veri- 263). En tanto que ratio formalis in re, intentio de-
tate, q. 13, 3, c; al segundo, cuando subraya que la signa lo que Alejandro de Afrodisia llamaba el logos
intentio se refiere a la actividad de la facultad de koinós [λόγος κοινός], a la vez noción común, logos-
pensamiento en tanto que “lo que aprehende lo orien- fórmula, y forma común, logos-forma, o, si se prefie-
ta hacia el conocimiento o acción de otra cosa [id, re, “definición común” y “naturaleza común” total-
quod apprehendit, ordinat ad aliquid aliud cognos- mente presente en cada cosa y predicada del mismo
cendum vel operandum]” (Summa theologiae, I, q. modo, es decir, por completo, de cada una de las
79, a. 10, ad 3m). Sin embargo, como escribe Duns cosas que son, gracias a ella, los seres que son. El
Escoto, en la medida en que intendere significa “in uso de la palabra intentio como “ratio formalis in re”
aliud tendere”, si es verdad que toda potencia cogni- prolonga pues la idiosincrasia del léxico de Alejan-
tiva supone proyectar un objeto, puesto que un ob- dro cuando plantea, por ejemplo, que “la definición
jeto se ob-jeta en ella, intendere se comprende más del hombre (‘animal terrestre bípedo’)” es común
en profundidad puesto que se orienta voluntaria- pues está en “todos” los hombres y “es completa en
mente hacia un objeto, ya sea que esté ausente o cada uno”; sustituye la propia definición por la
presente (Reportata parisiensia, II, 38. 1). La aten- “cualidad común mencionada en esa definición”
ción voluntaria, por lo tanto, está fundamentalmen- —asimilando así una expresión y lo que ella desig-
INTENCIÓN | 749

na. Esa acepción de intentio es la base de lo que ματα] (nombres), noémata (conceptos, cuyos nom-
Lloyd llama, a propósito de Alejandro, la “tesis con- bres son los símbolos) e hypokéimena [ ποκείμενα]
vencional que trata las formas como universales in (“sustratos reales, cuyos conceptos son, en nosotros,
re” (“the conventional picture of forms as universalis las impresiones”, cf., sobre este punto, J. Pepin,
in re”, cf. A. C. Lloyd, Form and Universal, p. 51), te- “Clément d’Alexandrie, les Categories d’Aristote et
sis fundada en una “confusión de lo universal con le fragment 60 d’Héraclite”, en P. Aubenque [ed.],
la forma”. Concepts et Catégories dans la pensé antique [Biblio-
thèque d’Histoire de la Philosophie, París, Vrin,
C. La “intentio” como “conceptus”, concepto 1980, pp. 271-284; esp. pp. 271-279]).
El sentido de “concepto” es uno de los sentidos me-
jor comprobados de intentio. Está muy claro en la D. La “intentio” como “ratio tendendi in obiectum”,
siguiente descripción del proceso de conceptuali- el ángulo de visión
zación de Tomás de Aquino, quien hace intervenir El cuarto sentido de intentio que, de entrada, evoca
todos los términos implicados: lo que Brentano llama die Richtung auf ein Objekt
(la orientación hacia un objeto, cf. infra) es en rea-
“… el entendimiento, informado por la especie del lidad el más enigmático. De cierto modo, se confun-
objeto, entendiendo, forma en sí mismo una inten- de con el tercero, puesto que la ratio tendendi desig-
ción de la cosa entendida, que es precisamente su idea, na lo que funciona como principio formal en el acto
expresada en la definición.” de proyección, por el cual una potencia cognitiva se
[… intellectus per speciem rei formatus intellegendo orienta hacia su objeto (“illud per quod tamquam
format in seipso quandam intentionem rei intellectae, per principium formale in obiectum tendit sensus”).
quae est ratio ipsius, quam significat definitio.] En ese caso, efectivamente, la ratio intendendi desig-
Summa contra Gentiles, I, q. 53. na una similitudo conceptual que constituye el án-
gulo de visión. Pero el análisis se complica al ver que
Por lo tanto, intentio está evidentemente ligada a Duns Escoto aporta a este cuarto sentido una simi-
conceptio, conceptus y ratio sin que sea siempre su litud que es a la vez extra-mental y no conceptual,
sinónimo exacto. En el presente fragmento de Suma cuando plantea que “isto modo dicitur lumen ‘inten-
contra Gentiles, la intención aparece como el conte- tio’ vel ‘species’ lucis [la luz emanada, la luminosidad,
nido de la noción (= ratio), expresado / significado en ese sentido, se denomina “intención” o “especie”
por la definición. Pero no todos los textos son tan ca- de la luz fuente]”. Tal tesis tiene algo que desorien-
tegóricos: en numerosos desarrollos, intentio y con- ta. En primer lugar, porque supone que se trata de la
ceptus se tratan como equivalentes. En muchos otros, luminosidad (lumen) como un conceptum produ-
intentiones aparece como sustitución de la incómo- cido por una cosa extra-mental (lux) independiente
da expresión de “passiones animae”, que constituye de toda actividad o acto del intelecto. Sin embargo,
el ángulo superior del triángulo semiótico de De in- esa afirmación corresponde a una teoría precisa de
terpretatione (véase Signo). En ese caso, la tripartición la intencionalidad según la cual “todo concepto es
de los phonái [φωναί], es decir, de los “sonidos voca- [concepto] de una intención primera que [el con-
les”, de los noémata [νοήματα], “noemas” o conceptos, cepto] es naturalmente producible de modo in-
y de los onta [ ντα], seres o “entes” (también llamados mediato por la cosa misma, sin operación ni acto
“cosas”, ta prágmata [τ πράγματα]), heredada de los del intelecto” (Ord. I, 23, ed. Balic, vol. 5, p. 360:
comentarios neoplatónicos sobre las Categorías, es la “omnis conceptus est intentionis primae qui natus est
que, superpuesta al triángulo “sonidos vocales, afec- fieri immediate a re, sine opere vel actu intellectus ne-
tos o pasiones del alma y cosas”, explica la aparición, gociantis”). De ese modo, el término intentio sirve
en ese contexto, de intentio = noema, concepto. Por para expresar aquí una intuición directamente
lo tanto, intentiones en el sentido de noémata se ins- opuesta a la del moderno “intencionalismo”, pues
cribe en una historia de larga data, donde el testimo- sugiere que los que engendran los conceptos que
nio más antiguo es, quizás, la distinción mencionada los representan al pensamiento son los propios ob-
por Clemente de Alejandría, Stromates, VIII, 8, 23, jetos (tesis compatible con la afirmación según la
1, ed. Stählin, III, pp. 94, 5-12, entre onómata [ νό cual los noémata [νοήματα] son las impresiones en
750 | INTENCIÓN

nosotros de los hypokéimena [ ποκείμενα]). Esta in- po interlingüístico (arábigo-latino, como se verá, y no
tuición se opone también a la teoría supuestamente grecolatino), a la vez que un equivalente de concep-
estándar, según la cual todas las intenciones en el tus en lo que concierne al rasgo semántico de la ge-
sentido de conceptos son producidas por el intelec- neración-concepción. Si bien Duns Escoto está muy
to o son species formadas por el intelecto y existen al inicio de una auténtica teoría de la intencionali-
en el intelecto. Sin embargo, el ejemplo tomado por dad como orientación hacia el objeto, juega un pa-
Duns Escoto no es neutro. pel principal en la naturalización de la intencionali-
La distinción, clásica en la teoría medieval de la dad: sabe perfectamente que la intentio tomada como
luz, entre el lumen, luz emanada o que irradia en el conceptus atañe a teorías árabes de la óptica, que, en
medio transparente (o diáfana, véase Luz, Diapha- tanto que similitudo o species, el lumen multiplica-
nés y la lux, luz fuente, supone que existe entre lux do a partir de tres clases de rayos (rectus, fractus,
y lumen una relación de engendramiento que, pa- reflexus) designa la “especie sensible de la lux,
radójicamente, remite a uno de los sentidos más inmediatamente engendrada por ella” pero se sir-
antiguos del concepto: el fruto (proles) de la con- ve conscientemente de esta teoría perspectivista pa-
cepción en el sentido propio del término. Es justa- ra explicar que la razón formal de cualquier intelec-
mente ese registro el que sirve de base al uso de in- ción, la species genita (forma engendrada), que no
tentio cuando se trata de la luz: la luz fuente es otra que la imago gignentis (imagen de lo que la
“engendra” la luminosidad —lux, escribe Escoto, engendra), reclama a la potencia cognitiva una “pre-
“gignat lumen tamquam propriam speciem sensibi- sencia real” del objeto, es decir, una “proximidad
lem sui” (Ord. II, 13, McCarthy, p. 276). Ese voca- suficiente para el engendramiento” de la mencio-
bulario, que podemos teñir de agustiniano, es más nada species por el objeto mismo, engendramiento
acentuado aún entre los teóricos de la óptica o que instala al objeto presente sub ratione cognoscibi-
perspectiva, especialmente cuando abordan el tema lis vel repraesentati, es decir, que lo hace conocible o
de la “multiplicación de las especies”. Uno de los representable (Ord. I. III. 3. 1, Balic, vol. VI, p. 232).
padres de la teoría, Robert Grosseteste, escribe lite- En suma, la palabra intentio sirve aquí para expre-
ralmente que el término genérico lux debe anali- sar el proceso por el cual los objetos engendran di-
zarse como luz engendradora (generans) o parido- rectamente su imagen en el intelecto. Un movi-
ra (gignens) y engendrada (generata) o parida miento exactamente contrario al de la orientación
(gignata): “lux quae est in sole gignit ex sua substan- hacia un objeto opera entonces en el tema de inten-
tia lumen in aere [la luz que está en el Sol engendra tio como ratio tendenti in obiectum.
de su sustancia la luz que está en el aire]” (Comm. Esa tensión sólo desaparece a partir del momen-
Post. Anal., I, 17, ed. Rossim, pp. 244-245). Esta re- to en que la teoría perspectivista de intentio se des-
lación de parto, que preserva a la vez la alteridad y carta como modelo epistemológico y marco de una
cierta unidad de esencia entre el engendrador y el teoría de la percepción fundada en el realismo gno-
engendrado, explica sin duda que pueda tratarse, seológico directo, es decir, a partir del momento en
con el costo de un nuevo juego aplicado a la palabra que la intencionalidad ya no funciona como una ca-
species, el tema de la propagación de la luz, luego el racterística o un modo de ser de la similitudo o spe-
de la percepción de los colores, y más allá de la per- cies parida por el objeto, independientemente de cual-
cepción, recurrir al lenguaje de la propagación y de quier sujeto que percibe. En el presente, es posible
la multiplicación de las especies naturales. Matteo atribuir esa decisión a Pierre Auriol, que abre el es-
d’Acquasparta explica en este sentido que “toda pacio de una reflexión nueva sobre la fenomenalidad
forma corporal o espiritual, real o intencional, tiene del aparecer. En efecto, la teoría de Pierre Auriol se
una fuerza de engendramiento y de autodifusión, ya eleva contra la admisión de cualquier existencia in-
sea de manera real, como en el caso de las formas tencional extra-mental al reducir el ser intencional
sometidas a la generación y a la corrupción, o de del lumen a un ser real y reformular la noción de ser
manera intencional” (Quaestiones disputatae de intencional en términos de ser aparente o fenome-
gratia, q. 8; Ed. Doucet, p. 214). nal (ese apparens), mientras que el ser intencional
Por sorprendente que resulte, intentio es así un ri- queda reservado, en sentido estricto, al modo de
val de conceptus, que surge de otra red y de otro cam- ser del color del arcoíris. Sobre esa base, convertido
INTENCIÓN | 751

en sinónimo de ese objectivum o fictitium sive appa- rir que se trata más bien de “la objetualidad inma-
rens (“ser objetivo o ficticio o aparente”, es decir, fe- nente”, de la apertura al objeto en tanto inmanente
nomenal), el esse intentionale se opone al esse reale a lo psíquico. Gegenständlichkeit es, no obstante, una
et fixum in rerum naturae absque omni apprehensio- expresión tan equívoca como Intentionalität. Puede
ne (“el ser real permanece estable en la realidad natu- pensarse también que Brentano la utiliza en el mis-
ral por fuera de toda percepción”). Lo que está dota- mo sentido que Bolzano cuando, al evocar el imperio
do de un ser intencional no puede existir por fuera de “los objetos que no reclaman realidad” (“Dinge,
de la percepción: no es más que un “conceptus obiec- die keinen Anspruch auf Wirklichkeit machen”), se in-
tivus” (concepto objetivo) o, mejor dicho, una terroga sobre la Gegenständlichkeit (“objetualidad”)
“apparitio obiectiva” (fenómeno objetivo, Scriptum, del concepto “que queremos asociar con la palabra
I, 23, Ed. Pinborg, 1980, pp. 133-134). infinito”: “¿hay objetos a los que el concepto puede
aplicarse, existen conjuntos a los que podemos lla-
IV. Génesis de la intencionalidad mar infinitos en el sentido apenas elucidado del tér-
mino?” (cf. B. Bolzano, Paradoxien des Unendlichen,
A. In-exister § 13, ed. B. Van Rootselaar, Hamburgo, Felix Mei-
Brentano es quien introdujo el término “intencio- ner Verlag, 1975, p. 13; ed. esp. Las paradojas del in-
nalidad” (Intentionalität) en el vocabulario de la psi- finito, p. 22). La “inexistencia”, que no tiene nada
cología, tomando expresamente un préstamo de la que ver con la “no existencia” (al. Nich-Existenz),
escolástica. De esa iniciativa dependen, directamen- designa un tipo de presentificación que proviene de
te, las reutilizaciones del término y del concepto en la inherencia, en el sentido de “estar presente”, “exis-
la psicología intencional y la fenomenología. La in- tir en”, “residir en” (al. Innewohnen): en todo fenó-
tencionalidad de Brentano define supuestamente la meno psíquico existe un objeto.
especificidad de los fenómenos mentales, por me- En este sentido, la intencionalidad expresa el he-
dio de un tipo de relación infelizmente denominado cho de que, como escribe Aristóteles en De anima
“inexistencia intencional”: (8, 431b 30-432a 1): “pues no es la piedra la que está
en el alma, sino la forma” (ou gar ho lithos en te
Jedes psychische Phänomen ist durch das charakteri- psykhé, allá to eidos [ο γ ρ λίθος ἐν τ υχ , ἀλλ
siert, was die Scholastiker des Mittelalters die inten- τ εἶδος]). Hablar aquí de intencionalidad implica
tionale (auch wohl mentale) Inexistenz eines Gegen- decir que el modo de presencia de la piedra en el al-
standes genannt haben, und was wir, obwohl mit nicht ma es intencional y no real, que la cosa extra-men-
ganz unzweideutigen Ausdrücken, die Beziehung auf tal no es “realmente” inherente al alma, sino sólo
einen Inhalt, die Richtung auf ein Objekt (worunter
“intencionalmente”. Esa elección de vocabulario
hier nicht eine Realität zu verstehen ist), oder die im-
tiene su historia y sus razones. La noción de “ser in-
manente Gegenständlichkeit nennen würden.
F. Brentano, Psychologie vom empirischen
tencional” no debe confundirse con la de esse obiec-
Standpunkt [1874], ed. O. Kraus, 2 vol., Hamburgo, tivum u obiectivo, la mención de la “dirección hacia
Félix Meiner, 1974, vol. 1, pp. 124-125. un objeto” subraya en la misma medida una di-
mensión de la inexistencia mental que ha plantea-
[“Todo fenómeno psíquico está caracterizado por lo do muchos problemas a los lectores de Brentano: la
que los escolásticos de la Edad Media llamaron la ine- orientación o dirección hacia un objeto. Según
xistencia intencional (o también mental) de un ob- Putnam, Brentano no sostenía, contrariamente a
jeto, y que nosotros podemos llamar, aunque no sin Husserl, que “la intencionalidad de lo mental fuera
ambigüedad, referencia a un contenido, dirección un medio para comprender cómo el pensamiento y
hacia un objeto (por lo cual no debemos entender el mundo están ligados y cómo es que en los actos de
una realidad) u objetividad inmanente.”]. conciencia terminemos siendo dirigidos hacia un
La psicología desde el punto de
vista empírico, trad. José Gaos, p. 115).
objeto” (cf. H. Putnam, op. cit., p. 211). Más allá de
que la interpretación de Putnam sea fundada o no
Es válido interrogarse sobre la traducción de die im- (véase supra), la “tensión hacia un objeto” sugerida
manente Gegenständlichkeit por “una objetividad por la etimología latina corriente del verbo intende-
inmanente”. El artículo definido (die) podría suge- re (tendere in) ha sido muy tempranamente consi-
752 | INTENCIÓN

derada como un aspecto característico del tipo de mimso registro, se agrega a eso otra ambigüedad
presentación mental concebido por Aristóteles en del par logos-ma‘nā, que tiñe progresivamente el
431b 30-432a 1. Por esa “tensión hacia” Radulphus término intentio con dos matices de “forma” (co-
Brito define la intencionalidad de la siguiente ma- mo en la expresión: “la intención de una cosa”, “in-
nera: una intentio es “eso por lo cual el intelecto tentio rei”, es decir, la “forma de una cosa”) y de
tiende hacia una cosa”, tendit in rem (J. Pinborg, “fórmula” (como en la expresión: “la intención de
“Radulphus Brito’s Sophism on Second Intentions”, hombre”, intentio hominis, dicho de otro modo: “la
Vivarium, 13, 1975, p. 141, n. 49). Sin embargo, en fórmula definitoria que caracteriza el concepto de
los textos medievales, la direccionalidad de la in- hombre”, es decir, “animal-razonable-mortal-
tentio está en competencia explícita con la propia bípedo”).
noción de contenido mental. De hecho, y esa su- • VÉASE EL RECUADRO 1
perposición tiene consecuencias en el estatus de in-
tencionalidad en la filosofía moderna, el mismo tér- B. “Intentio” como término de óptica
mino designa a la vez el movimiento por el cual el Si bien intentio es frecuentemente sinónimo de con-
intelecto se dirige hacia un objeto o aprehende un cepto y a la vez de cosa concebida, la propia noción
contenido mental, el modo de presentación in- de presentación/presentificación/presencia intencio-
trapsíquico de ese objeto e incluso de ese conteni- nal recubre muchas otras redes lexicales. Un primer
do. La naturaleza de esa polisemia está fundamen- conjunto está ligado al vocabulario técnico de la óp-
talmente ligada a la historia de las traducciones. En tica, y a la difusión de las teorías y del cuerpo de Al-
efecto, la palabra intentio no aparece con esa diver- hazen, quien hizo de intentio el nombre de la forma
sidad de empleos sino a fines del siglo XII, en las tra- que afecta al aparato de la visión, luego, por exten-
ducciones arábigo-latinas de Aristóteles y del cuerpo sión de su modo de estar en el medio físico trans-
peripatético, como traducción del árabe ma‘nā misor: se habla en ese sentido del “esse intentionale”
[ ]. Su ambigüedad es originalmente la misma de la cosa in medio. Con esa misma acepción, la tra-
que la del término que traduce. En tanto que la pala- ducción latina del Grand commentaire de Averroes
bra ma ‘nā corresponde a la vez, y entre otros (véa- sobre De anima de Aristóteles habla del “ser espiri-
se el RECUADRO 1), al griego logos [λόγος], nóema tual” de la cosa extra-mental que afecta a la visión:
[νόημα], diánoia [διάνοια], énnoia [ἔννοια], theóre- en el medio transmisor, la res tiene un “esse spiri-
ma [θεώρημα] y pragma [πρ γμα] (G. Endress, “Du tuale”, no un “esse materiale”. La equivalencia entre
grec au latin à travers l’arabe: la langue créatrice spirituale e intentionale es una característica del lé-
d’idées dans la terminologie philosophique”, en J. xico averroísta latino (cf. Averroes, In Aristotelis De
Hamesse [ed.], Aux origines du lexique philosophi- anima II, com. 97; ed. Crawford, p. 277, 28-30: “Co-
que européen, Lovaina-la-Nueva, Fédération Inter- lor habet duplex esse, scilicet esse in corpore colorato
nationale des Instituts d’Études Médiévales, “Textes [et hoc est esse corporale] et esse in diaffono [et hoc est
et études du Moyen Âge, 8”, 1997, pp. 151-157), la esse spirituale]”), perennizada por Alberto Magno
intentio arábigo-latina tiene otras tantas significacio- (cf. De intellectu et intelligibili, I, 3, 1: “En la mate-
nes, pues equivale al menos a tres tipos de términos: ria, la forma tiene un ser material, en lo diáfano, por
a) pensamiento, concepto, idea, noción; b) signifi- el contrario, el color no tiene un ser material, sino
cación (donde se sitúa la dimensión del “querer-de- un ser espiritual; por eso la inmutación de lo diáfa-
cir”, ing. to mean); c) entidad. El hecho de que el no por los colores y la luz es súbito”).
mismo término designa a la vez un acto mental, un
contenido, un estado cognitivo y un objeto aparece C. “Intentio” como forma de los sentidos internos
claramente cuando, a partir del siglo XIII, intentio Un segundo conjunto lo provee la terminología del
significa indistintamente el concepto de una cosa, Avicenna latinus, que emplea la palabra intentio pa-
la cosa misma en tanto que es concebida, o los dos ra designar una representación de origen no sen-
a la vez. La noción de “relación intencional”, por lo sible, formada en los sentidos internos, y asociada
tanto, está inscrita de entrada, programáticamente, a una captura sensible efectuada por los sentidos
en la Edad Media, en la idea de una copertenencia externos. En esa red, la intentio designa, en senti-
originaria de la intentio rei y de la res intenta. En el do propio, al objeto de la “vis aestimationis” o fa-
INTENCIÓN | 753

Recuadro 1 › “Intentio” y “ma’nā”


El árabe ma’nan [ ] (con el artículo into Hebrew by Zerahyah b. Isaac b. Sheal- <ser>, por lo que se alcanza lo desconoci-
al-ma’nā [ ) significa lo que uno tie- tiel Hen, Leyde, 1994, p. 107, l. 658). Avi- do a partir de lo conocido, no desde el pun-
ne en el pensamiento, lo que uno desig- cena utiliza el término en diversas acepcio- to de vista de que son inteligidos; tienen la
na, lo que uno “quiere decir” (ing. to mean, nes (cf. A.-M. Goichon, Lexique de la langue existencia intelectual que no depende de
al. meinen —ningún lazo etimológico) con philosophique d’Ibn Sînâ, ddb, 1938, § 469, ninguna materia en absoluto o que depen-
una palabra, o sea, la noción. La raíz árabe pp. 253-255), en las que aparece un senti- de de una materia no corporal” (Šif `, Mé-
(‘NY [ ]) significa en efecto “proyectar/ do, el nuestro, que hemos relacionado con taphysique, I, 2, ed. Anawati, El Cairo, 1960,
apuntar a”. Los traductores del siglo ix eli- el lektón [λεκτόν] de los estoicos (Avicen- p. 10, 17-11, 2; trad. esp. adaptada de Da-
gieron esa palabra para transmitir ciertas na’s De anima, ed. F. Rahman, Oxford, 1959, vid González Ginocchio, La metafísica de
acepciones del griego logos [λόγος]. De p. 287). En el siglo xiii, la palabra fue tradu- Avicena: Arquitectura de la ontología, Cua-
ese modo, en el tratado de Aristóteles De cida desde el árabe de Avicena y de Ave- dernos de anuario filosófico, Serie Universi-
anima, leemos que percibir sensitivamente rroes por la palabra latina intentio. Parale- taria, Servicio de publicaciones de la Univer-
es sufrir una cierta afección por parte de lo lamente, los traductores judíos de la familia sidad de Navarra, 2010). La escolástica lo
que posee color, gusto o sonido, no en tan- ibn Tibbon la traducían por inián [ ָ ‫] ִענְי‬. Las sigue al distinguir intentio prima e intentio
to que cada uno de éstos es dicho, ni “se- traducciones latinas popularizaron esta secunda (a partir de Godefroid de Fontai-
gún el logos” (II, 12, 424a 24). Los comen- acepción, que ya no tiene mucho que ver nes); su uso se hizo tan habitual que mere-
taristas buscaron precisar ese estatus de ser con nuestra “intención” en el sentido de ció la burla de Rabelais: comedere secundas
de lo que afecta así a la sensación. Themis- “proponerse hacer algo”. Por este motivo intentiones, “comer segundas intenciones”
tius ad loc. (Paráfrasis de “De anima”, 4, ed. se habla de “especies intencionales” (a par- (Pantagruel I, 7), es decir, puras abstraccio-
R. Heinze, CAG, V-3, Berlín, 1899, p. 78, 3. tir de Roger Marston) como de lo que reci- nes (véase el recuadro 2). Como ese mo-
10. 13) tiene también logos [λόγος]. Aho- ben los órganos perceptivos, que despojan do de existencia solamente en el intelecto
ra bien, el árabe traduce ese término por las cosas concretas de materia para conser- se denomina a veces intentionalitas (Pierre
ma’nā [ ], aquí (ed. M.C. Lyons, Oxford, var sólo su forma. Avicena definía el objeto d’Auriole, Étienne de Reiti), el uso fenome-
1973, p. 132, 1. 7. 11), como para el propio de la lógica como “los conceptos (ma’ānī nológico de “intencionalidad”, tomado de
Aristóteles (cf. Averroes, Magnum Com- [ ]) inteligidos segundos que se apo- Brentano por Husserl, es una última hue-
mentarium in De anima, § 121, ed. Craw- yan en los conceptos inteligidos primeros lla de esa historia.
ford, Cambridge [Mass.], 1953, p. 317, y <y que se apoyan en ellos> desde el pun- Rémi Brague
cf. G. Bos, Aristotle’s “De anima” translated to de vista de <que tienen> la cualidad de

cultad estimativa, cuyo papel es aprehender las “in- intentio, por el contrario, representa ciertos elemen-
tenciones no sentidas que residen en los sensibles tos del “esto individual”, no ofrecidos por la ima-
singulares”: así entendidas, las “intenciones” son lo gen, que corresponden a lo que este individuo es
que los sentidos interiores perciben de una realidad en tanto que “este individuo”. Hablar del aspecto
sensible sin que “los sentidos exteriores les sirvan de icónico de la intentio significa pues que únicamen-
intermediarios”. Las “intenciones no sentidas de te la intentio vuelve presente a un individuo determi-
los sensibles” se oponen de ese modo a las “formas nado como el individuo que es, mientras que la ima-
de los sensibles” que son percibidas en primer lu- gen no presenta más que un conjunto de caracteres
gar por los sentidos exteriores, sólo después (y gra- sensibles. Para Averroes, le corresponde a una fa-
cias a ellos) por los sentidos interiores. Un ejemplo cultad especializada, la facultad cogitativa, extraer
característico de “intención” es, en ese sentido, la la intentio (ma‘nā al-khayāl [ ]) de la ima-
propiedad o el carácter de “peligrosidad” del lobo, gen (al-khayāl [ ]).
que el cordero percibe de manera no sensible, y que • VÉASE EL RECUADRO 2
lo hace huir al ver al lobo, es decir, ante la presen- La distinción porfiriana entre imposición prime-
tación de su “forma” en el sentido externo (véase ra (prote thesis [πρώτη θέσις]) e imposición segunda
el RECUADRO 2 y Sensus communis). En Averroes, (deutera thesis [δευτέρα θέσις]) de los nombres fun-
la oposición entre intención e imagen adquiere un da en parte el análisis medieval de las intentiones en
nuevo alcance, casi “icónico”. Para éste, en efecto, la intenciones primeras e intenciones segundas. Se-
imagen “describe” solamente ciertos caracteres ex- gún Porfirio, los nombres se aplican primeramente
ternos de un objeto real, algunas de sus propieda- (“de primera imposición”) a los sensibles, y sólo se-
des sensibles propias o comunes (color, “forma” en cundariamente a los inteligibles, considerados co-
el sentido de “figura”, etc.), no las “representa”. La mo cosas “previas” (es decir, por naturaleza), pero
754 | INTENCIÓN

Recuadro 2 › “Cogitative” y sus equivalentes griegos, árabes y latinos


En el léxico de la psicología filosófica medie- tención de esa forma de descripción; luego mines”) es desconocida en la tradición ga-
val, la distinción entre nous [νοῦς], to noe- la facultad retentiva recibe lo que la facultad lénica. También es desconocida por todos
tikón [τ νοητικόν] y to dianoetikón [τ distintiva ha distinguido” (cf. D. Black, “Me- aquellos que atribuyen a Aristóteles una
διανοητικόν], literalmente: “intelecto”, “fa- mory, Individuals, and the Past in Averroes’s doctrina del intelecto como “facultad que
cultad intelectiva” o “noética” y “facultad Psychology”, Medieval Philosophy and Theo- existe en un cuerpo”. En la tradición esco-
dianoética”, se reduce por lo general a una logy, 5 [1996], pp. 168-169). En la traduc- lástica, “cogitativa” conserva generalmen-
oposición entre los equivalentes árabes o ción latina de su Grand Commentaire sobre te esa acepción. Sin embargo, ciertos auto-
latinos de nous y to dianoetikón. Esta re- De anima, esas tres facultades están desig- res subrayan el aspecto de la “abstracción
ducción corresponde al hecho, observado nadas por la tríada: “(virtus) imaginative, individual”. Aunque la cogitativa no produ-
por R. Bodéüs (Aristote [Catégories], texto cogitative, rememorative” —tres facultades ce conceptos universales, presenta u ofrece
establecido y traducido por R. B., París, Les cuya función es la de “hacer presente la for- al menos la forma individual de una cosa en
Belles Lettres, p. 146, n. 6), de que De ani- ma de la cosa imaginada en ausencia de sen- la medida en que es tal “cosa” (por ejem-
ma no hace delimitación estricta entre la sación correspondiente”. plo, un “hombre” o una “línea”), “forma”
facultad llamada to dianoetikón en 413b 13, Las cinco facultades distinguidas por individual que no se reduce a la colección
414b 18, 431a 14 y la facultad designada Avicena —a) sentido común (fāntāziyā de accidentes propios o comunes caracte-
como to noetikón en otra parte. Las traduc- [ ]), b) imaginación, c) imaginativa rísticos de cada individuo como “individuo”
ciones francesas del griego, que van de “fa- (en el animal) = cogitativa (en el hombre), (este hombre, esta línea).
culté discursive” (Tricot) a “faculté de ‘ré- d) estimativa, e) memoria— se combinan
flexión’” (Bodéüs) muestran que, para luego en Averroes de la siguiente mane- […] ipsa [= virtus cogitativa] cognoscit
ellas, la oposición fundamental pasa aquí ra: 1) imaginativa = a), b), 2) cogitativa intentiones, id est formas individuales om-
por diánoia [διάνοια] —el pensamiento = c), d), 3) rememorativa = e). De hecho, nium decem praedicamentorum, ut for-
mam individualem huius hominis, secun-
llamado “discursivo”— y nóesis [νόησις], el el papel particular de la “cogitativa”, facul-
dum quod hic homo, et hanc lineam […]
pensamiento llamado “intuitivo”. Es la mis- tad dotada de un carácter racional”, consis- et huiusmodi plura ita quod non tantum
ma división que preside la organización del te en 1) depositar en la memoria la “inten- cognoscit accidentia sensibilia communia
campo medieval, estructurado sobre el par ción” de la forma imaginada tomada con el et propria, sed intentionem non sensa-
vis cogitativa vs. intellectus. individuo que sirve de sustrato a esa for- tam, et exspoliat eam ab eis, quae fuerunt
En la tradición del peripatetismo árabe, ma, o 2) en distinguirla de él en la facultad ei coniuncta de sensibilibus communibus
to dianoetikón aparece en el centro de un imaginativa (al-mutajayila [ ]) o “for- et propriis.
dispositivo en tres planos, correspondien- mativa” (al-muṣawwira [ ]) y la “ima- [Ella es la que conoce las intenciones, es
tes a las “facultades de percepción” llama- ginación”. La cognitiva está entonces en decir, las formas individuales de lo que
das “pasibles” o “materiales”: la imaginati- posición media, en relación con las otras cae bajo alguna de las diez categorías, co-
va, la cogitativa y la rememorativa. Pero es dos facultades: con la imaginación, por su mo la forma individual de este hombre en
necesario precisar estos términos. En Avi- actividad de abstracción, que actúa en las tanto que es este hombre o como esta lí-
nea (…) y muchas otras cosas del mismo
cena, para quien los sentidos internos son imágenes, y con la memoria, por su activi-
tipo, de manera que no sólo conoce los
cinco (véase Sensus communis), la cogita- dad de depósito, que consiste en transmi- accidentes sensibles comunes y propios,
tiva designa la misma facultad que la imagi- tir las intenciones individuales abstractas sino también la intención no sensible,
nativa: tercer sentido interno, la vis cogita- a una instancia receptiva. De ese depó- que extrae y emana sensibles comunes y
tiva (al-quwwat al-mufakkira [ ], sito se extraen las “intenciones imagina- propios que están unidos a ella.]
en el hombre, o imaginativa, en el animal, das” necesarias para el proceso noético de Jean de Jandun, Super libros Aristotelis
tiene como función dividir y componer las la abstracción: la cooperación de las facul- De anima, Venecia, 1587 [reimpr.
imágenes retenidas por la imaginación, se- tades del sentido interno permite la “pre- Frankfurt, Minerva, 1966], p. 214.
gundo de los sentidos internos. En Averroes, sentación de la imagen de una cosa sensi- Bibliografía
Davidson Herbert A., Alfarabi, Avicenna and
por el contrario, que dividió los sentidos in- ble” sobre la que se ejerce la actividad de la
Averroes, on Intellect. Their Cosmologies,
ternos en tres, la cogitativa asume una par- “virtus rationalis abstracta”, que, como inte- Theories of the Active Intellect, and Theo-
te de las funciones reservadas por Avicena a lecto agente, “extrae de ella una intención ries of Human Intellect, Nueva York-Ox-
la estimativa: percibir las intenciones (véase universal”; luego, como intelecto material, ford, Oxford UP, 1992.
el recuadro 1, “Intentio y ma’nā ”). En la “recibe” y la “capta” (o “comprende” o Elamrani-Jamal Abdelali, “Averroès: la doc-
el comentario de Du sensus et sensato, Ave- “piensa”). Para Averroes, la distinción en- trine de l’intellect matériel dans le Com-
rroes describe, en efecto, el funcionamiento tre “facultad cogitativa” e “intelecto” (cf. In mentaire moyen au De anima d’Aristote.
de las tres facultades que provienen de los De anima II, com. 29; ed. Crawford, pp. 172, Présentation et traduction, suivie d’un le-
“sentidos internos”: “El sentido percibe la 25-173, 32, a propósito de 414b 18: “Dein- xique-index du chapitre 3, livre III: De la
faculté rationnelle”, en A. de Libera, A.
cosa extra-mental, luego la facultad forma- de dixit: Et in aliis distinguens et intellec-
Elamrani-Jamal y A. Galonnier (ed.), Lan-
tiva [i.e. la facultad imaginativa] da forma tus. Idest, et ponamus etiam pro manifesto gages et Philosophie, Hommage à Jean Joli-
[una imagen]; luego la facultad distintiva quod virtus cogitativa et intellectus existunt vet, París, Vrin, “Études de Philosophie Mé-
[i.e. la facultad cogitativa] distingue la in- in aliis modis animalium que non sunt ho- diévale”, LXXIV, 1997, pp. 281-307.
INTENCIÓN | 755

posteriores en el orden de la percepción (Porfirio, to) que otorgaba a sus predecesores el marco gene-
In Categorias Aristotelis, ed. Busse, pp. 90, 20 ss.). ral de inteligibilidad necesaria para elucidar el esta-
Puesto que son percibidos primero (i.e. antes que tus de las intenciones segundas. Sin embargo, en él,
los “comunes”), los sensibles, es decir los individuos, la correspondencia entre la significación paronímica
son los objetos primeros de la significación (ibid., y el estatus semántico de las intenciones se generali-
p. 91, 6-12); percibidos después de los sensibles za en una verdadera teoría de la objetidad intencio-
(ibid., p. 91, 20-27), los inteligibles son, por eso mis- nal, pues sostiene que toda especie de conocimien-
mo, objeto de una imposición lingüística “secunda- to “denomina su objeto” así como los “accidentes
ria”. En la Edad Media, la distinción entre dos tipos abstractos denominan su sujeto”, es decir, concre-
de imposición sirve de instrumento para diferen- tamente: “Et ita semper cognitio denominat suum
ciar los modos de orientación del pensamiento ha- obiectum, sicut accidentia abstracta denominant suum
cia el objeto. Para Pierre d’Auvergne, “el intelecto subiectum” (cf. J. Pinborg, “Radulphus Brito’s So-
tiene dos maneras de orientarse hacia las cosas (su- phism on Second Intentions”, loc. cit., p. 141). Sobre
pra res ipsas intellectus duplicem habet motum)”. Un esa base se edifica toda una taxonomía constructi-
primer movimiento lo orienta directa o inmediata- va: prima intentio in concreto (acoplamiento de una
mente hacia las cosas. Ese movimiento le procura el res intenta, “cosa proyectada intencionalmente”, y
conocimiento de la naturaleza de las cosas a las cua- una prima intentio in abstracto, “primera intención
les le impone un nombre. Esa “naturaleza” es la qui- abstracta”), intentio secunda in abstracto e intentio
didad, y el nombre impuesto, un nombre de prime- secunda in concreto, asignadas nuevamente a la se-
ra intención (“hombre”, “animal”, “Sócrates”), pues gunda y luego a la tercera operación del intelecto.
significa “el concepto del intelecto orientado de ma- Esa pesada arquitectura se ve brutalmente desbara-
nera originaria hacia la cosa misma (in rem ipsam tada por los nominalistas, especialmente por Gui-
primo intellectus intendentis)”. El segundo movimien- llermo de Ockham, que rearticula en una doctrina
to es aquel por el cual el intelecto se orienta hacia completamente diferente teoría de las imposiciones
una cosa “ya aprehendida”, para relacionarla con las y teoría de las intenciones.
“condiciones” de la consideración de las que depen- Guillermo de Ockham, a partir de la diferencia
de la atribución de un nombre de segunda inten- para él fundamental que separa las palabras de las
ción o “nombre universal”. A partir de las mismas lenguas habladas y escritas de los conceptos o tér-
premisas, los modistas desarrollan una verdadera minos del lenguaje mental, redefine completamen-
teoría de las intenciones. te la relación que existe entre “imposiciones” e “in-
Al definir la intentio como “eso por lo cual el in- tenciones”.
telecto tiende hacia una cosa” (tendit in re), el mo- • VÉASE EL RECUADRO 3
dista Radulphus Brito articula las distinciones co- Esa compleja clasificación, que permite entrever
rrientes (las de Simon de Faversham o de Pierre un aspecto metalingüístico, al detectar una posibi-
d’Auvergne) en una verdadera combinatoria en la lidad de aplicación recíproca en el doble nivel del
que se encuentra a la vez el topos aristotélico-to- lenguaje mental y del lenguaje convencional (pues-
mista de las “tres operaciones del intelecto” (apre- to que el nombre de la segunda imposición puede
hensión, juicio, razonamiento) y la teoría semánti- aplicarse a un concepto mental, y que el nombre de
ca modista de los parónimos. De ese modo, pone en segunda intención puede aplicarse a un signo con-
juego en los tres niveles de operación del intelecto vencional), si se hace abstracción de la tesis ontoló-
una misma distinción entre lo abstracto y lo concre- gica “particularista” que comporta todo el sistema,
to, que le permite reducir la oposición trivial entre es uno de los tres pilares de la doctrina de los uni-
la intención y la cosa. En el primer nivel de opera- versales.
ción, la aprehensión de una realidad según su mo-
do propio de ser, Radulphus distingue entre prime- V. La intencionalidad como teoría antiaristotélica
ra intención abstracta, “conocimiento de la cosa”
(gognitio rei), y primera intención concreta, “cosa A. ¿Acción de las cosas o del intelecto?
así conocida” (res sic cognita). Vuelve de ese modo Aunque la teoría medieval de la intencionalidad, co-
al tema de la paronimia (relación abstracto/concre- mo hemos visto, proviene de una relectura de De
756 | INTENCIÓN

Recuadro 3 › Intenciones e imposición según Guillermo d’Ockham


Ockham llama “nombres de primera im- nombres de segunda imposición en el sen- po un nombre de segunda imposición. Es el
posición” a los signos categoremáticos, tido estricto) una intención del alma, pues- caso de los nombres utilizados a propósito
palabras orales o escritas, que significan to que no hay distinciones de conjugación de lo que se llama los “universales”. Los
convencionalmente cosas extra-menta- ni de figuras para los verbos “mentales”. nombres “género”, “especie”, etc., del mis-
les individuales; “intenciones primeras”, a Los nombres de la primera imposición mo modo que los nombres “universal” y
los signos conceptuales naturales de las co- son todos los nombres que no son ni nom- “predicable”, son nombres de segunda in-
sas individuales a las que están subordina- bres en el sentido (1a) ni nombres en el tención porque no significan “nada más” que
dos; “nombres de segunda imposición”, a sentido (1b). Sin embargo, la expresión: intenciones del alma (que son signos natu-
las palabras orales o escritas categoremáti- “nombre de primera imposición” se entien- rales) o signos instituidos arbitrariamente.
cas que significan convencionalmente de de dos maneras: (2a) en sentido amplio, En sentido estricto (3a2), un nombre de se-
otros signos convencionales; “intenciones todo lo que no es nombre de segunda im- gunda intención es un nombre que signifi-
segundas”, a los signos conceptuales cate- posición es nombre de primera imposición: ca sólo intenciones del alma (que son sig-
goremáticos mentales que significan natu- en ese sentido, los términos sincategore- nos naturales). En el sentido (3a2), “ningún
ralmente otros signos mentales. Este entra- máticos son nombre de primera imposición; nombre de segunda intención es, por lo tan-
mado general, en la aplicación concreta, (2b) en sentido estricto, sólo los nombres to, un nombre de segunda imposición”.
resulta de notable complejidad: la expre- categoremáticos que no son nombres de Los nombres de primera intención son
sión “nombre de segunda imposición” se segunda imposición son nombres de pri- todos los otros nombres, es decir, los que
entiende, en efecto, de dos maneras: 1a] mera imposición. significan cosas que no son ni signos ni lo
en sentido amplio, es nombre de segunda Los nombres de primera imposición en que caracteriza a esos signos. Pero, también
imposición todo nombre que signifique so- sentido estricto de (2b) son en sí mismos de allí, se puede distinguir entre (3b1) los
nidos instituidos convencionalmente en dos clases, es decir, algunos (3a) son nom- nombres que significan “precisamente” co-
tanto sonidos instituidos convencional- bres de segunda intención, otros (3b) son sas que no son signos destinados a suponer
mente, es decir, en tanto significativos, sea nombres de primera intención. Los nom- para otras cosas y (3b2) los nombres que
o no aplicable a las intenciones del alma bres de segunda intención son los que es- significan simultáneamente tales cosas y
(que son signos naturales). Es el caso de tán “precisamente” impuestos para signifi- signos, como los nombres “cosa”, “ser”, “al-
expresiones tales como “sustantivo”, “pro- car intenciones del alma o “precisamente” go” (aliquid), etc., es decir, lo que los esco-
nombre”, “conjunción”, “verbo”, “caso”, impuestos para significar a la vez intencio- lásticos llaman los “trascendentales”.
“número”, “modo”, “tiempo”, etc., “com- nes del alma que son signos naturales y otros Por lo tanto, hay signos que significan a
prendidas como las usa el gramático”, es signos que están instituidos convencional- la vez signos convencionales y conceptos
decir, “para significar las partes del discur- mente (o lo que caracteriza tales signos). mentales: son nombres de segunda impo-
so mientras ellas significan” (por lo tanto, los Por lo tanto, hay un sentido amplio (3a1) y sición en sentido amplio (1a), que son pa-
nombres predicables de sonidos vocales, un sentido estricto (3a2) de la expresión labras orales o escritas, y los nombres de
tanto cuando no significan como cuando “nombres de segunda intención”. En senti- segunda intención en sentido amplio (3a1),
significan, no son nombres de segunda im- do amplio (3a1), un nombre de segunda que son los conceptos. También hay nom-
posición). (1b) En sentido estricto, es nom- intención es un nombre que significa inten- bres que son a la vez de primera imposición
bre de segunda imposición todo nombre ciones del alma (que son los signos natura- y de segunda intención: de primera imposi-
que significa signos convencionalmente ins- les) y que puede también significar o no “sig- ción porque no significan un signo conven-
tituidos sin poder aplicarse a las intencio- nos instituidos convencionalmente, sólo cional, pero de segunda intención porque
nes del alma (que son signos naturales). Es mientras son signos”, es decir, nombres de significan un concepto mental: es el caso por
el caso de expresiones tales como “conju- segunda imposición en el sentido (1a). En excelencia de la palabra oral “concepto”.
gación” o “figura”, que no pueden significar el sentido (3a1), un nombre de segunda in-
(y es la única razón para excluirlas de los tención puede ser entonces al mismo tiem-

anima, III, 8, 431b 30-342a 1, es en cierta medida Gracias a la intencionalidad comprendida como
antiaristotélica. Más exactamente, se opone a la di- orientación del intelecto hacia el objeto, la explica-
mensión naturalista de la noción de impresión psí- ción del pensamiento como impresión de una “es-
quica elaborada por los comentaristas a partir de pecie” (species) en el alma hecha por la cosa misma
las primeras líneas de De interpretatione. La idea de —modelo causal que plantea el problema del pasa-
una presencia intencional de la cosa en el intelecto, je de la impresión sensible al concepto inteligible y
de hecho, tiene como principal función la de rom- hace necesaria una distinción entre dos tipos de spe-
per con una lectura estrictamente empirista e ins- cies: la “especie impresa, species impressa, en los sen-
cripcionista de la passio animae, que atribuye a Aris- tidos” y la “especie expresada, species expressa, en el
tóteles una reducción de los conceptos a simples pensamiento”— cede lugar a la descripción del pro-
impresiones (o similitudes) de las cosas “en” el alma. ceso por el cual una potencia cognitiva se orienta
INTENCIÓN | 757

por su acto hacia un objeto para terminar allí. En terminología introducida antiguamente por Bolza-
términos aristotélicos, la teoría de la intencionali- no, debe ser no obstante redefinida. No basta decir
dad opera, en consecuencia, un desplazamiento de que toda representación tiene un contenido, sino
problemática: ya no se trata de explicar qué acción además que a cada representación no le corresponde
ejercen las cosas exteriores en el alma por medio de por ello un ob-stant. En rigor, es falso hablar de re-
las especies sensibles, sino de describir la manera en presentaciones “inobjetivas”. Según Twardowski,
que el intelecto, entendido como potencia de apre- no hay representación “que no represente algo en
hensión (“potentia apprehensiva”), pasa al acto (per- tanto objeto” (p. 25), representaciones “a las que no
ficitur) y termina (terminatur) como captación “de corresponda ningún objeto”, pero hay numerosas
algo” (véase “áisthesis” en la entrada Sentido). representaciones “cuyo objeto no existe” (p. 28).
La teoría encuentra su formulación canónica en Incluso si esas observaciones están muy alejadas de
Duns Escoto, cuando éste plantea que “en una po- la “ampliación de la esfera del objeto más allá del
tencia aprehensiva, el principio motor no debe ser ser y del no-ser”, que sólo aporta A. Meinong en su
el objeto propio de esa potencia desde el ángulo en “Teoría de los objetos”, la idea de “representaciones
que es motor, sino el objeto desde el ángulo en que cuyos objetos no existen” expone una de las proble-
termina dicha potencia”, es decir, le sirve de final, de máticas fundamentales vehiculadas por la noción
polo de actualización, de “terminación” —lo que de intencionalidad (véase Res).
implica decir que “la potencia cognitiva no debe La teoría medieval de la proyección (aspectus) ob-
recibir la especie del objeto (recipere speciem objec- jetual proviene, en ese sentido, de la protohistoria
ti) sino orientarse hacia él a través de su actividad de las “gegenstandslose Vorstellungen”(representa-
(tendere per actum suum in objectum)”. ciones sin objetos). Según esa teoría, especialmente
elaborada por Pierre-Jean Olieu [Olivi] hacia 1280,
B. Intención, representación y proyección todo acto cognitivo (sensible o inteligible) requiere
La tesis brentaniana de la “inexistencia intencional” un aspectus “que tenga por término actual un obje-
que define los fenómenos psíquicos por el hecho de to” o, más literalmente, “que termine en acto en un
“contener intencionalmente en ellos un objeto” va objeto” (“super objectum actualiter terminatus”). Eso
de la mano con una segunda tesis, igualmente po- no quiere decir que el principio del acto cognitivo
pular, que afirma que todo acto mental es una re- deba ser en todos los casos un objeto real, que fun-
presentación (Vorstellung) o está “fundado en una cione como causa de la percepción: en muchos casos,
representación” (es el caso, por ejemplo, del juicio por el contrario, un objeto sustitutivo, puramente
o del movimiento afectivo). En la escuela de Bren- “terminativo y representativo”, es el principio del ac-
tano, la cuestión de la intencionalidad se desarrolla to cognitivo, por ejemplo, una “especie” de memoria
espontáneamente a partir de la noción de represen- (si se trata del “pensamiento de objetos ausentes”),
tación, tomada como esencialmente “orientada” ha- que se “presenta en lugar de la cosa exterior”, cuan-
cia un objeto (Gegenstand). La noción de objeto in- do “ésta no se objeta por sí misma a la proyección”
tencional se explora así desde el punto de vista de la (Pierre-Jean Olieu, Quaestiones in II librum Senten-
representación, con el fondo de una distinción en- tiarum, q. 74, ed. B. Jensen, Quaracchi, 1922-1926,
tre el ob-stant en sí mismo, el Gegen-stand (“el ob- vol. 3, p. 113). La representación, imagen o species,
jeto considerado independiente del pensamiento” o “objeto presencial” (praesentialis), asegura así una
el objeto “en tanto que está ante” el pensamiento y presencia sustitutiva, que “se objeta a la proyección
es “aquello a lo que se dirige nuestro representar”, y la termina”, allí donde ningún objeto está (realmen-
cf. K. Twardowski, Zur Lehre von Inhalt und Ge- te) presente. La distinción entre objeto terminativo
genstand der Vorstellungen [Sobre los objetos inten- y objeto causal ofrece un alcance más interesante a
cionales] (1893-1901), Viena, 1984, p. 4, y “objeto la intencionalidad entendida como orientación ha-
inmanente” (immanentes Objeckt) o “contenido” cia un objeto.
(Inhalt) de la representación, el único que merece,
en sentido propio, el título de “objeto intencional”. C. Intención / In-tensión / pro-tensión
En ese marco, el caso de las “representaciones sin Aunque la tríada in-tensión, pro-tensión, re-tensión
objetos” (“gegenstandslose Vorstellungen”), según la conoce una suerte particular en el análisis fenome-
758 | INTENCIÓN

nológico de la conciencia íntima del tiempo, la es- Denery D.G., “The Appearance of Reality: Peter Aureol and the
tructura intencional del pensamiento en sí mismo se Experience of Perceptual Error”, Franciscan Studies, 55, 1998,
pp. 27-52.
presenta en la Edad Media en términos de pro-ten- Hamesse Jacqueline (ed.), Aux origines du lexique philosophique
sión. El léxico de la “tensión” (in / pro) inmanente a européen (Fédération Internationale des Instituts d’Études
la intencionalidad se fija en el siglo XIV. Se combina Médiévales), Lovaina la Nueva, “Textes et études du Moyen
con el de la “proyección” expresada con y en torno a Âge”, 8, 1997.
Husserl Edmund, Ideas relativas a una fenomenología pura y
la noción agustiniana y boeciana de “agudeza”, “acies una filosofía fenomenológica, trad. José Gaos, México, Fon-
mentis” (véase Argutezza). Para los medievales, do de Cultura Económica, 1962.
decir que la “potencia intencional”, “vis intentiva”, ——, Meditaciones cartesianas, trad. esp. José Gaos y Michel Gar-
de una facultad cognitiva (“potentia cognitiva”) cía-Baró, México, Fondo de Cultura Económica, 1985; trad.
fr. G. Peiffer y E. Levinas, París, Vrin, 1953.
“tiende hacia un objeto” (“in objectum intendit”), Lambertini Roberto, “La teoria delle intentiones da Gentile da
es decir que “se extiende hacia él en el interior de sí Cingoli a Matteo da Gubbio. Fonti e linee di tendenza”, en D.
misma” (“intra se protenditur”) y que “en esa [mis- Buzzetti, M. Ferriani y A. Tabarroni (ed.), L’insegnamen-
to della logica a Bologna nel xiv secolo (Studi e memorie per
ma] protensión”, “apunta hacia lo que le es ob-jeta-
la storia dell’università di Bologna, N.S., VIII), Bolonia, Isti-
do” (“et protendendo acuitur quod est acute ad ali- tuto per la storia dell’università), 1992, pp. 277-351.
quod sibi objectum intenta”). La “agudeza” no Lloyd Antony C., Form and Universal in Aristotle, Liverpool,
designa entonces una modalidad circunstancial del 1980.
Münch Dieter, Intention und Zeichen. Untersuchungen zu Franz
pensamiento, sujeta a variación: es un rasgo cons- Brentano und zu Edmund Hussserls Frühwerk, Frankfurt, Su-
titutivo de su intencionalidad. La intención, en hrkamp, 1993.
tanto “proyección actual” (“aspectos actualis”), es Normore Calvin, “Meaning and Objective Being; Descartes and
fundamentalmente pro-tensiva, movimiento de ten- His Sources”, en A. Orksenberg Rorty (ed.), Essays on Des-
cartes’ Meditations, Berkeley-Los Ángeles-Londres, Univer-
sión, de despliegue por el cual una facultad cogniti- sity of California Press, 1986, pp. 223-241.
va “se agudiza”, “apunta” en dirección al objeto Pépin Jean, “Clément d’Alexandrie, les Catégories d’Aristote et
(Jean-Pierre Olieu, ibid., vol. 3, p. 64). le fragment 60 d’Héraclite”, en, P. Aubenque (ed.), Con-
Alain de LIBERA cepts et Catégories dans la pensée antique, París, Vrin, “Bi-
bliothèque d’histoire de la philosophie”, 1980, pp. 271-284.
Perler Dominik (ed.), Ancient and Medieval Theories of Inten-
Bibliografía tionality, Leiden, Brill, 2001.
Aristóteles, Acerca del alma, trad. Marcelo Boeri, Buenos Ai- ——, Theorien der Intentionalität im Mittelalter, Frankfurt, Vit-
res, Colihue, 2010. torio Klostermann, “Philosophische Abhandlungen”, vol. 82,
Biard Joël, “Intention et signification chez Guillaume d’Ock- 2002.
ham. La critique de l’être intentionnel”, en A. de Libera, A. Pinborg Jan, “Radulphus Brito’s Sophism on Second Intentions”,
Elamrani-Jamal y A. Galonnier (eds.), Langages et philoso- Vivarium, 13, 1975.
phie. Hommage à Jean Jolivet, París, Vrin, 1997, pp. 201-220. Putnam Hilary, Representación y realidad: un balance crítico de
Black Deborah L., “Mental Existence in Thomas Aquinas and funcionalismo, trad. Gabriela Ventura, Barcelona, Gedisa,
Avicenna”, Mediaeval Studies, 61, 1999, pp. 45-79. 1990; trad. fr. Cl. Engel-Tiercelin, París, Gallimard, 1990.
Boulnois Olivier, Être et représentation. Une généalogie de la Richardson R., “Brentano on Intentional Inexistence and the
métaphysique moderne à l’époque de Duns Scot (xiiie-xive Distinction between Mental and Physical Phenomena”, Ar-
siècles), París, puf, 1999. chiv für Geschichte der Philosophie, 64, 1982, pp. 250-282.
Bolzano Bernardo, Las paradojas del infinito, trad. Luis Felipe Searle John R., Intentionality: An Essay in the Philosophy of Mind,
Segura, México, Mathema, 1991. Cambridge-Nueva York, Cambridge UP, 1983.
Brentano Franz, Psychologie vom empirischen Standpunkt Sorabji Richard, “From Aristotle to Brentano: The Development
[1874], O. Kraus (ed.), Hamburgo, Meiner, 1974, 2 vols.: of the Concept of Intentionality”, Oxford Studies in Ancient
“Psicología desde un punto de vista empírico“, trad. esp. Jo- Philosophy, supl. vol. 9, 1991, pp. 227-259.
sé Gaos, Revista de Occidente, Buenos Aires, 1935. Tachau Katherine, Vision and Certitude in the Age of Ockham.
Cassin Barbara, Aristote et le logos. Contes de la phénoménolo- Optics, Epistemology and the Foundations of Semantics
gie ordinaire, París, puf, 1997. (1250- 1345), Leiden, Brill, 1988.
——, “Enquête sur le logos dans le traité De l’âme” en G. Rome-
yer Dherbey (ed.), Études sur le “De anima” d’Aristote, Pa-
rís, Vrin, 1996, pp. 257-293.
Cayla Fabien, Routes et déroutes de l’intentionnalité. La corres-
pondance R. Chisholm-W. Sellars, Combas, Éd. de l’Éclat,
1991.
Chisholm Roderick M., Theory of Knowledge, Englewood Cliffs,
N.J., Prentice-Hall, 2a. ed. 1977.
INTRADUCCIÓN | 759

INTRADUCCIÓN los filólogos (como Wilamowitz-Moellendorff), los


La traducción en filosofía enfrenta los filósofos suelen ser lectores poco insistentes con el
desafíos de la traducción poética texto. De un modo general, ambos tienen razón, co-
mo puede comprobarse en los perspicaces estudios
traducir, portugués, dichtung, begriff, conceptus
de J. Bollack, La Grecia de nadie… (1999). Frente a
un pasaje filosófico cualquiera, que presente difi-
La palabra “intraducción”, acuñada en portugués por Au- cultades para la comprensión, el filósofo precipita-
gusto de Campos en 1974 para la traducción y la creación do se ve tentado a refutarlo o corregirlo, más que a
en poesía en el contexto del movimiento de la poesía con- interpretarlo o contextualizarlo. Dado que el filó-
creta, sirve de guía para entender los resultados y horizon- sofo tiene la pretensión de buscar la verdad, el tex-
tes de la reflexión sobre los “intraducibles”, sobre todo en to para él no puede ser más que un instrumento a
las distintas traducciones y adaptaciones del Diccionario de su servicio, al servicio de la causa de la filosofía —o
intraducibles hacia otras lenguas. La cuestión de la traduc- de las causas, si pensamos en la diversidad de líneas
ción en filosofía afronta pues los mismos desafíos que la filosóficas existentes. Al disponer de su propio de-
traducción poética. recho a la verdad, el texto y las palabras que lo com-
ponen serían para él sólo un dispositivo capaz de
Los términos y expresiones intraducibles son hechos poner en marcha el pensamiento. Pero el filólogo
lingüísticos que anteponen obstáculos a la traduc- académico, que busca el texto más original, tam-
ción, en cualquier campo de la lengua. Forman par- bién se detiene a corregir el texto que llegó a sus
te de la naturaleza de la traducción misma, pues si manos y a imputar la incomprensión a algún tipo
no hubiera expresiones intraducibles, en rigor de ver- de corrupción acontecida en la recepción del mis-
dad no se necesitarían traductores, y todas las len- mo. O lo que es peor, puede atribuir la incompren-
guas serían fácilmente reducidas a una única lengua; sión a una total imposibilidad de acceso de la len-
las diferencias sólo serían circunstanciales, flavors o gua de llegada al sentido original, perdido entonces
sabores, como se dice en la jerga de las técnicas de en la distancia entre las culturas, las lenguas y las
traducción automática, tales como las que se usan épocas; hasta tal punto que toda traducción pierde
en el Google Translator. Los filósofos de todas las épo- sentido. Esto sucede, a menudo, cuando se opta por
cas experimentan un modo peculiar esos problemas citar los conceptos de filósofos sin traducirlos, co-
en su relación con la tradición textual, particular- mo suele pasar con algunos términos de las filoso-
mente en los tres últimos siglos, en los que las len- fías de Aristóteles o de Heidegger.
guas filosóficas migraron hacia las lenguas vernácu- Con mayor frecuencia, sin embargo, los filósofos
las, alejándose de aquella unidad de convención que tratan de interpretar un texto filosóficamente y lo
en un momento fueron el latín o el griego y actual- traducen filosóficamente. El otro texto, aun cuando
mente tiende a ser el inglés. Una de las discusiones venga de una lengua diferente, de un tiempo dife-
más antiguas sobre la relación entre la lengua docta rente, de un género diferente o simplemente de otro
y la lengua vernácula se remonta a Dante, De Vul- autor, y aunque presente obstáculos textuales, am-
gari Eloquentia (1305), que explora en este sentido bigüedades, malentendidos, juegos de palabras o al-
la diversidad de las lenguas, ya a partir del mito bí- gún significado desarrollado de un modo totalmen-
blico de Babel, no como un castigo sino como un te dependiente del significante, no impone bloqueos
signo de variación, fruto de la libertad, ad placitum, ni impedimentos para avanzar en la lectura filosó-
el gusto y la voluntad propia de los hablantes. fica. Basta con que el filósofo critique, corrija o sus-
tituya a partir de su punto de vista, siempre repleto
I. Filosofía y filología de buena conciencia y búsqueda de verdad.
Desde comienzos del siglo XIX, el gran siglo de la fi- Es por eso por lo que, en filosofía, las expresio-
lología como ciencia, ha habido reiteradas y recípro- nes intraducibles nunca dejaron de ser traducidas, y
cas críticas entre filólogos y filósofos. Desde el punto de modos siempre distintos y adecuados a los con-
de vista de los filósofos, como Nietzsche, el filólogo textos de las traducciones. Dichas expresiones con-
académico es un “filisteo de la cultura” (Bildungsphi- forman la base de un diccionario de intraducibles,
lister, KSA VIII, 69, fr. 5); desde el punto de vista de o de un vocabulario de filosofías en lenguas, dife-
760 | INTRADUCCIÓN

rente a un diccionario de conceptos filosóficos. Un de este modo se vuelve también algo original. Esto
diccionario de conceptos se basa en la universalidad implica invención (inventio), no sólo en la palabra
conceptual. Un diccionario de intraducibles, en cam- sino también en el sentido y en el pensamiento. Pa-
bio, se alimenta de la equivocidad y de las ocasiones labras y pensamiento. Lo que había sido separado de
en que falla lo universal una supuesta unidad se reencuentra en la creación de
lo múltiple. Y lo que opera como un procedimien-
II. Los diccionarios de intraducibles to lingüístico de la expresión filosófica resulta ser
Una vez instalada la evidencia de la separación ori- asimismo un dispositivo de creatividad del pensa-
ginal entre la palabra y el pensamiento en la equivo- miento —una poética del pensar.
cidad y en la falla de lo universal, toda palabra será Los problemas de traducción filosófica pasan de
insuficiente; es necesaria una corrección, y también ser un obstáculo a convertirse en un dispositivo de
otra corrección de la corrección, y así sucesivamen- pensamiento; de allí el interés filosófico de los in-
te. Los historiadores de la filosofía saben que se pue- traducibles. El interés por el adjetivo crece hasta el
de contar la historia de la filosofía a partir de las punto de requerir una concepción de sustantivo, de-
etapas de traducción de un texto, o hasta de una so- finido por Barbara Cassin en 1995, en el número 14
la palabra llegada de otras lenguas o de otras épo- de la revista Rue Descartes, dedicado a la traducción
cas. Especialmente porque, en la sucesión de los si- en filosofía: “El intraducible no es lo que no es o no
glos, los textos filosóficos no fueron transmitidos puede ser traducido, sino más bien lo que no deja
solamente por el paso de las generaciones, sino tam- de (no) traducirse”. Una definición que no obedece
bién por el intercambio entre los pueblos y sus idio- al principio de no contradicción, acorde con el ca-
mas. Esto se vio muy claramente en la elaboración rácter atópico y equívoco del mismo intraducible. La
de la edición francesa (2004) del Vocabulario de las transformación por la doble negación de lo que no
filosofías… El griego traducido al árabe y al sirio. El deja de no ser opera una proposición afirmativa. Al
hebreo, el árabe y el griego traducidos al latín. El ser palabras y expresiones recalcadas por la preten-
griego y el latín traducidos al francés, al alemán, al sión de una universalidad conceptual, los intradu-
italiano o al español. El francés traducido al ruso, al cibles se vuelven los protagonistas de la expresión
rumano, al portugués. Todas las lenguas citadas filosófica por efecto de la traducción. Es la traduc-
traducidas al inglés y volcadas nuevamente en to- ción misma, en el momento en que se consuma pe-
das las lenguas, etcétera. se a las distancias y dificultades de las lenguas, la que
Desde el punto de vista del concepto, la historia crea el fenómeno del intraducible o, mejor, de los
de la transmisión filosófica es una historia de erro- intraducibles en plural, puesto que en el puente de
res y de errancias. Palabras sustituidas por palabras transferencia entre las lenguas los intraducibles an-
buscan continuamente la verdad, pero no la alcan- dan de a pares, recíprocos de una a otra.
zan ni pueden alcanzarla. Desde el punto de vista En consecuencia, el acto teórico de la cartografía
de las palabras, sin embargo, no es la falla lo que so- de los equívocos en las traducciones filosóficas es
bresale sino la producción. La lengua adámica de convertido en virtud de eso mismo por lo que se
las palabras verdaderas quedó guardada en el paraí- está realizando: deja de ser un conjunto de aconte-
so perdido; lo que existe en el mundo es la posba- cimientos lingüísticos que no acertaron en el blanco
bélica pluralidad de las lenguas. El pensamiento es del sentido y se transforman en palabras que des-
intraducible a una lengua ideal; no obstante, de allí encadenaron y siguen desencadenando una reno-
resulta la producción múltiple de la palabra filosó- vación del pensamiento, capaz de percibir en la di-
fica en lenguas reales. ferencia la abundancia del sentido. Esto posibilitó
Dicho producto no revela solamente una fractura un desdoblamiento filosófico natural. El Vocabula-
original entre pensamiento y palabra, sino también rio de las filosofías…, primer diccionario de intra-
cierta autonomía, incluso soberanía del discurso, co- ducibles, lanzado en 2004, reunió a un equipo de
mo decía Gorgias (Elogio de Helena). La palabra re- 150 investigadores de varios continentes. La natu-
sultante de la traducción no es una nueva manera raleza cosmopolita, plurilingüe y múltiple de este
de no decir lo que quería decir la palabra original. universo de filósofos reverberó hacia otras lenguas
Es también una manera original de decir la cosa, y el proyecto de replicar y traducir el Vocabulaire Eu-
INTRADUCCIÓN | 761

Recuadro 1 › Una intraducción: rosa para Gertrudis (1988)


Campos, Augusto de, Despoesia, hace evidente en la elección de una fuente sa). La rosa tautológica marca la subversión
1994, p. 55. con color y forma de pétalos. La intraduc- por la poesía de la querella filosófica de los
ción optó por no operar en el plano de las universales (el nombre de la rosa). En poe-
En esta intraducción, el esquema original de lenguas y del significado de las palabras (la sía, la rosa es una rosa, y sólo eso. El impe-
una tautología poética es conservado en la traducción prescindible de “rose” por “rosa” rio del sentido. En la poesía concreta la ro-
no-traducción de las palabras en inglés. No es rechazada) para evidenciar el sentido (la sa está allí. El imperio del signo.
obstante, la intervención del intraductor se tautología) y el signo (la imagen de la ro-

ropéen des Philosophies (VEP). Actualmente, hay tra- intraducibles, en el que se exige una interferencia
ducciones publicadas en inglés, ruso y ucraniano, creativa y no arbitraria en la trama de la traducción
así como también otras en curso en portugués, ára- de los textos y que, por ende, moviliza una poética
be, persa, rumano e italiano, del volumen original del pensar, no es de extrañarse que primero haya si-
en francés, en la edición y en la meta-lengua —la do llamado “intraducción” en un contexto de tra-
lengua que explica el sentido de las expresiones pa- ducción de poesías.
ra la cual las palabras son intraducibles. Fue el poeta, traductor y teórico de la poesía Au-
La traducción de un diccionario de intraduci- gusto de Campos quien propuso en 1974 el térmi-
bles no puede ni podría ser una traducción simple, no “intraducción” para cierto tipo de traducción de
puesto que el universo de intraducibilidad altera su poesía, con toda la carga de sentido disponible pa-
composición, su configuración y sus relaciones de ra su uso también en el presente contexto filosófi-
una lengua a otra y cuando se cambia de meta-lengua. co. La “intraducción” es concebida por Campos se-
El mismo fenómeno de los intraducibles termina gún los valores de la poesía concreta, que apunta a
por infiltrarse en las operaciones de réplica y traduc- explorar todas las dimensiones sensoriales del obje-
ciones pues el VEP es, en sí mismo, un intraducible to poético traducido: el sentido, el sonido, la imagen.
de otro orden. Los traductores deben, al mismo Conforme a las perspectivas del análisis poético
tiempo, señalar los hechos lingüísticos intraduci- poundiano (E. Pound, ABC de la lectura): logopeia,
bles y producir un nuevo hecho de traducción refe- melopeia, fanopeia. La primera intraducción de Au-
rente a la trama de las relaciones de traducción pa- gusto de Campos, en 1974, está compuesta por una
ra la nueva meta-lengua. Al mismo tiempo en que fusión bilingüe de la traducción con el respectivo ori-
teorizan sobre los intraducibles y recogen nuevos ginal de una estrofa del trovador medieval Bernard
hechos, producen nuevas traducciones de las en- de Ventadorn (siglo XII). En una entrevista para la
tradas del VEP sobre los intraducibles. En efecto, ya revista literaria Mnemozine (núm. 4, 2007), Cam-
no se trata de traducciones sino de intraducciones; pos la define del siguiente modo: “En casos más es-
no se trata de traducir un texto de otra lengua sino pecíficos de interferencia icónica en textos o seg-
de intraducir una trama compleja de varias lenguas mentos particulares de texto he usado el término
hacia otra lengua. Se trata de una acción de transfe- ‘intraducción’ (jugando con los significados de ‘in’
rencia en la que necesariamente el traductor queda e ‘intra’) para destacar esas intromisiones artísticas
infiltrado como coautor de los textos traducidos. La en la obra ajena —‘interversiones’, se podría decir
traducción de entradas sobre expresiones intradu- también, abarcando la acepción de alterar el orden
cibles, la traducción de los diccionarios de intra- natural o habitual de un hecho”.
ducibles es una acción que se puede denominar, • VÉASE EL RECUADRO 1
dejando simplemente que la lengua hable, como Para la “expresión intraducible”, el valor del pre-
una “intraducción”, acto de “intraducir”, realizado fijo “in” del adjetivo es negativo. En el uso sustanti-
por “intraductores”. vo, el “intraducible”, tal como vimos, adquiere un
valor creativo positivo. Éste se acentúa aún más en
III. La intraducción poética el verbo “intraducir” y en el sustantivo derivado “in-
La palabra “intraducción” no es un neologismo por traducción”. Ese valor positivo aparece en la pala-
encargo. El acto que se revela en el contexto filosó- bra cuando resuena menos el prefijo “in” que el pre-
fico de elaboración teórica de los diccionarios de fijo “intra” (“dentro y entre”) como el interior de la
762 | INTRADUCCIÓN

relación mediadora de toda traducción. Ese senti- El intraducible filosófico no es el síntoma de un


do mediador, entrometido (pues el “entre” también muro intraspasable entre las filosofías y sus diferen-
es una invitación a pasar “adentro”), que el poeta qui- tes lenguas. Es el signo del pasaje mismo de una len-
so resaltar en sus intraducciones y en la forma en que gua a otra. Las lenguas no serían vistas como tales,
las definió, es esclarecedor para el sentido de los in- en tanto elementos constitutivos de la diversidad
traducibles en filosofía. de las filosofías, sin la presencia de los equívocos y de
las dificultades de traducción, sin los problemas de
IV. La intraducción filosófica la intraducibilidad. Los intraducibles revelan el pa-
La palabra “intraducción” puede ser leída según una saje entre las lenguas, la topología fluida de la tra-
etimología orientada hacia el pasado u orientada vesía, el interior del viaje de una orilla a la otra. De
hacia el futuro; una no es menos verdadera que la eso habla el prefijo “intra”. Lo cual queda explícito
otra y ambas son importantes para entender el sen- si decimos que es por intra-ducción por lo que se
tido filosóficamente creativo de los “intraducibles”. reconoce el in-traducible filosófico, asumiendo, co-
Mirando hacia el pasado, es decir, como un hecho mo hace Campos, una síntesis del equívoco entre
dado, el “intraducible” es el síntoma de la diversi- los dos prefijos.
dad de las lenguas. En filosofía, el hecho de que las El prefijo “intra” habla de lo que está adentro. En
diferencias de las lenguas no sean suplantadas o la relación de pasaje de las traducciones, apunta
anuladas por la unidad de un concepto produce en hacia la travesía de las lenguas que se adentran. Ese
las columnas del pensamiento filosófico una frac- pasaje no se efectúa desde el exterior y desde los
tura decisiva cuyos fragmentos hacen estallar la márgenes, sino en el interior de la travesía, el “en-
tentación de absolutismo o sistematización, el cris- tre” se realiza por el estar “dentro”. Visto de un mo-
tal hipnótico que atrae a los amantes del saber. La do dinámico, el prefijo “intra” es lo que va para
cartografía de los intraducibles expone este hecho adentro, como en “inyección intravenosa” o “solu-
que se multiplica en los discursos filosóficos y se ción intra-oral”. El interior es el espacio de la rela-
confirma en cada nueva entrada que se añade a los ción; en este sentido, también el prefijo “in” puede
diccionarios. Ese hecho, o mejor, esa plétora de he- leerse denotando no sólo la negación sino también
chos que son los intraducibles filosóficos es abor- la interiorización. Porque, en resumidas cuentas, es
dada primero de modo crítico y problemático; el posible percibir que se trata de un mismo movi-
síntoma surge allí donde el pasaje, la transferencia, miento, visto según distintas perspectivas del pro-
la ductio de la traducción presenta problemas. Lo ceso. La retirada que implica la negación de la rela-
intraducible pone en evidencia un obstáculo, una ción es la que orienta la atención hacia su interior.
aporía en la travesía de una lengua a otra. En este La intraducción es una acción reflexiva radical des-
sentido, el prefijo “in” del término se presenta co- encadenada por las traducciones filosóficas. Una
mo negación, resistencia. toma de conciencia entre las diferentes lenguas en
Ahora bien, como vimos, el acto teórico de re- la elaboración del pensamiento filosófico y, final-
colectar esos síntomas no se agota al descifrar las mente, la conciencia de la lengua en sí misma para
razones del impasse, sino que también explora las las filosofías. Conciencia del lugar decisivo de las pa-
formas de superarlo, formas necesariamente múl- labras y de las diferencias de las palabras en la ela-
tiples, en la medida en que requiere siempre el boración del diálogo y del pensamiento. Dicha to-
equívoco, la imposibilidad de reducir la palabra a la ma de conciencia no es meramente teórica, sino que
unidad de sentido. El impasse del concepto resulta es la experiencia resultante de la acción reiterada de
indefectiblemente en recursos poéticos para su su- traducir, de la acción de intentar continuamente
peración; primero, por la pluralidad de expresiones, dejar y hacer entrar al universo de su propia lengua
pero luego también como diversidad del pensamien- las expresiones del mundo de las otras.
to. Los intraducibles son traducidos y retraducidos La intraducción, por lo tanto, no puede confun-
continuamente. Éste es el hecho más efectivo, un dirse con la traducción, por más que esta última sea
dato histórico innegable, que demuestra que consi- inventiva y creativa para mantenerse más fiel al sen-
derar exclusivamente la cara negativa de los intra- tido que al pie de la letra. La intraducción es un de-
ducibles no es en absoluto suficiente. rivado de las traducciones, resultado de sus insis-
INTUICIÓN | 763

tencias, en el que se revela y destaca la alteridad de intuición


las lenguas y las posibilidades creativas de poner en Intuición proviene del latín intuitio que designa, en la tra-
comunicación lenguas, mundos y pensamientos di- ducción que Calcidio propone del Timeo de Platón, la ima-
ferentes. La marca de la intraducción, contrariamen- gen reflejada en un espejo. El término deriva del verbo in-
te a la de la traducción, no es la fidelidad ni al texto tueri, que significa “ver, dirigir sus miradas” (tueri significa
ni al sentido de fondo, sino que es la exposición del “ver” y “guardar, proteger”), con una connotación intensi-
adulterio para comprender mejor la relación entre va —de manera atenta, fija, admirativa, inmediata, de un
el original y sus transposiciones. solo golpe—, y se aplica tanto a la vista en sentido propio,
Ejemplo de intraductores asumidos, los poetas la de los ojos del cuerpo, como a la vista metafórica por los
Augusto y Haroldo de Campos tradujeron y teori- ojos del alma. La intuición es así la visión directa de algo
zaron acerca de la traducción, orientados por una dado que se presenta inmediatamente como real o como
opción estética comprometida. Dicha estética con- verdadero, conjugando en la modernidad una fuente car-
cibe una relación con lo extranjero y con la lengua tesiana (claridad y evidencia) y una fuente kantiana (obje-
extranjera a partir de la transmisión, apropiación y tividad del objeto).
constitución cultural del Modernismo Antropofá-
gico. El antropófago traga y deglute al extranjero en I. Intuición y evidencia
un ritual festivo y metaboliza la pluralidad y la di-
versidad en su organismo como una expresión no 1. Intuición, sensación, intelecto
erudita, sino neológica y natural, como dice Oswald La primera red es la de la intuición sensible, ligada a la in-
de Andrade en el manifiesto de la poesía Pau Brasil: mediatez de la percepción y por ello a su verdad: véase
“La lengua sin arcaísmos, sin erudición. Natural y Percepción (y el recuadro 3, “Wahrnehmung”), Sentido
neológica. La contribución millonaria de todos los (en particular I, A, y el recuadro 1, “Aisthetón”); cf. Sen-
errores” [“Manifesto da Poesia Pau-Brasil” en A uto- tir, Verdad. La segunda está ligada a la intuición inteligi-
pia antropofágica, 1990, p. 42]. ble, que se refiere a las ideas (véase Idea). El fr. intuition [y
Fernando SANTORO el español intuición] sirve para restituir una gran diversi-
dad de términos que designan, desde antes de Platón, este
Bibliografía tipo de intelección instantánea; con mucha frecuencia tra-
Alighieri Dante, De l’éloquence en vulgaire, ed. I. Rosier-Ca-
duce el griego nous [νοῦς], “espíritu”, o “nóesis” [νόησις],
tach, París, Fayard, 2011; De vulgari eloquentia (sobre la elo-
cuencia en lengua vulgar), trad. Raffaele Pinto, Madrid, Cá- “pensamiento”, e inclusive nóema [νόημα], “objeto de
tedra, 2018. pensamiento”, cuando se trata de hacerlos contrastar con
Andrade O., A utopia antropofágica, San Pablo, Ed. Globo, 1990. procedimientos más discursivos como la diánoia [διάνοια],
——, Escritos antropófagos, trad. Alejandra Laera y Gonzalo
Aguilar, Buenos Aires, Corregidor, 2001.
“inteligencia”; pero es también justamente la traducción
Bollack J., La Grèce de Personne, París, Seuil, 1997; La Grecia de epibolé [ἐπι ολή] (a partir de epiballo [ἐπι άλλω], “lan-
de nadie: las palabras dentro del mito, trad. Glenn Gallardo zar sobre”, de allí los sentidos clásicos de “imposición, apo-
Jordán, México, Siglo XXI Editores, 1999. sición, superposición, impuesto, proyecto”) que designa,
Campos A., Despoesia, São Paulo, Perspectiva, 1994.
——, Viva Vaia, São Paulo, Ateliê, 2001. en una terminología que va de Epicuro hasta más allá de
——, “Entrevista”, en Mnemozine, núm. 4 , 2007, p. 12. Plotino, la aplicación directa del espíritu. El pasaje por el la-
Cassin Barbara, De l’intraduisible en philosophie, París, Rue Des- tín no es menos complejo: intellectus es ciertamente una
cartes, n. 14, 1995.
de las traducciones de nous (pero sólo una de ellas; ver la
Nietzsche F.W., Sämtliche Werke. Kristische Studienausgabe,
15 vols., Giorgio Colli y Mazzino Montinari, eds., Múnich, traducción por sensus en Sentido), ahora bien, no es res-
Berlín y Nueva York, Deutscher Taschenbuch Verlag y Wal- tituido en francés por intuition [intuición] sino por intellect
ter de Gruyter, 1980 (KSA). [intelecto] o entendement [entendimiento]; y es intuitus
Pound E., ABC of Reading, 1934 [ABC da Literatura, ed. y trad.
lo que encontramos en los textos filosóficos de la Edad clá-
A. de Campos y J. Paes, 1973]; El ABC de la lectura, trad. Mi-
guel Martínez Lage, Madrid, Fuentetaja, Talleres de Escritu- sica europea, en Descartes por ejemplo (los escolásticos
ra Creativa, 2000. habían forjado notitia o cognitio intuitiva que pasa a Spino-
Wilamowitz-Möllendorff U. von, “Zukunftsphilologie!”, en za y a Leibniz): sobre este nudo de vocabulario, ligado al
K. Gründer, ed., Der Streit um Nietzsches ‘Geburt der Tragö-
nombre de las facultades, véase Entendement, Intelec-
die’, Hildesheim, Georg Olms Verlagsbuchhandlung, 1969.
to, Intellectus; cf. Conceptus, Razón.
764 | INTUICIÓN

2. Intuición y relación con lo divino la singularidad del lenguaje kantiano, véase Begriff (y
La intuición, via el nous y el intellectus, es una de las mane- Concepto), Erscheinung, Gegenstand, Realidad, Repre-
ras de caracterizar a Dios: véase, además de Intellectus, sentación, Sein; cf. Omnitudo realitatis. Esta revolu-
Término (recuadro 2, “Ciencia…”), y cf. Dios, Logos. ción es correlativa de la ampliación del significado de la
La importancia teológica de la intuición está en relación “estética” en ciencia general de la sensibilidad: véase Esté-
con el problema de la “visión beatífica” o de la “transparen- tica; cf. Gefühl / Empfindung, Sentido.
cia”, más tarde transpuesta en la metafísica de Malebran- En traducción francesa se puede hacer corresponder
che en “visión en Dios”; es así vecina y concurrente a la vez comprender o pensar a la actividad del Begriff, pero hace
de la temática de la verdad como “luz” o “claridad”: véase falta un término técnico para anschauen; se forja entonces
Luz, Sviet, Verdad; cf. Diaphanés, Oikonomía. intuir [intuitionner]; véase, además de Begriff: Gemüt
(en particular el recuadro 1, “Gemüt en la Crítica…”) y
3. Intuición y subjetividad Alemán.
La apercepción propiamente dicha, ligada a la conciencia Más allá de Kant, el idealismo trascendental explora la
que el sujeto tiene de sí mismo, constituye un caso muy par- posibilidad de desprender la intuición pura de lo sensible sin
ticular de intuición; véase, además de Percepción-Aper- por ello referirla a una “cosa en sí” noumenal, confiriéndo-
cepción, Alma, Conciencia, Erleben, Sentido, Sentido le entonces un significado de actividad constitutiva: véase
común, Sí, Sujet, Tatsache, Yo (y más adelante aquí III); Tatsache. A la inversa, la epistemología de la física cuánti-
cf. Acto, Certitud, Dasein. ca explora un problema de visualización que no está ligado
La relación constitutiva consigo mismo abre sobre la a algo dado sensible sino a una posibilidad teórica de repre-
singularidad del individuo: véase Genio, Ingenium, Perso- sentación: véase Anschaulichkeit, y la evolución particu-
na. La intuición caracteriza entonces un comportamiento larmente significativa del sentido de este término.
inteligente, pero siempre espontáneo o repentino, que vie-
ne quizás de más acá de la filosofía, en una cierta analogía 2. Lo “dado”
de la nóesis con el “olfato” (véase el recuadro 1, “En los La intuición implica un cierto modo de acceso al objeto. Su
orígenes del nous: el olfato”, en Entendement); se escu- carácter de evidencia inmediata culmina en la problemáti-
cha bajo las connotaciones de ḥads [ ] en el árabe de ca de lo dado y de la “donación sin donador”: véase Es
Avicena (véase el recuadro 1), “Intuición, ár. ḥads [ ]”, gibt, Há, y de manera más general Hay.
en Ingenium); se encontraría en la oposición que hacen los La filosofía contemporánea se divide entre una desva-
anglófonos entre la intuición semántica y el insight prag- lorización de la intuición en beneficio de la práctica en la
mático (la “visión” que ilumina o aclara la dificultad). tradición marxista: véase Praxis; y la reconstitución de una
De manera más general, la posición de sujeto determi- doctrina de la intuición de las esencias, más allá de la críti-
na una Weltanschauung, una “intuición del mundo”, cuyo ca kantiana del mundo inteligible, en Husserl y una parte
sentido se despliega entre cosmología y romanticismo, in- de la tradición fenomenológica, con la temática de la We-
cluso ideología: véase Weltanschauung. senschau o Wesenanschauung: véase Gegenstand.

II. Intuición y objeto de la intuición III. Intuición e intuicionismos


Intuicionismo se toma en varios sentidos, que remiten to-
1. Los usos de “Anschauung” dos a una valorización de la inmediatez de un tipo de cono-
La revolución kantiana parte en dos la historia de los usos cimiento.
de Anschauung (y de intuición) en la medida en que opo- Sobre su uso en la moral, en particular en el campo an-
ne a la intuición intelectual (intuitio intellectualis se en- glosajón, véase Fair, y cf. Moral sense, Utility, Wert.
cuentra ya en Nicolás de Cusa), heredera de la noesis y por Sobre su uso en epistemología de las matemáticas y de
ende en contraste con lo empírico y el mundo sensible, la manera más general en el campo de la filosofía analítica, en
paradoja de una intuición sensible (sinnliche Anschauung) donde el “intuicionismo” (Poincaré, Brouwer) se opone al
susceptible sin embargo de ser “pura”, que constituye el “formalismo” y al “logicismo”, véase Epistemología, Prin-
fundamento del acontecer de los fenómenos o de lo diver- cipio, y cf. Anschaulichkeit.
so de la experiencia. La primera es, para Kant, radicalmen-
te ilusoria, la segunda forma sistema con el concepto (Be- belleza, bild, comparación, imaginación, instante,
griff) para constituir el campo de la representación. Sobre intención, memoria, merkmal, signo
INVENCIÓN DE AMÉRICA | 765

INVENCIÓN DE AMÉRICA y el dro Mártir de Anglería. Poco a poco, pues, se deter-


problema del otro mina el carácter ontológico, totalmente nuevo, de las
tierras que llevarán el nombre de Vespucio: América.
indio
Si las tierras a las que ha llegado Colón son un
América (el continente americano) no fue descubierta, se- mundo nuevo, los habitantes de ellas, ¿qué clase de
gún la tesis de Edmundo O’Gorman, sino que fue inventada, hombres son? ¿Descienden de Adán o no? ¿Son sus-
ya que, desde el punto de vista ontológico, sólo se des-cu- ceptibles de recibir la doctrina cristiana? Los hechos
bre lo que ya existe. Esta idea podría extenderse a todos los poseen carácter inédito. En pocos años, la certidum-
territorios que fueron conquistados a lo largo del continen- bre de Alejandro VI (y de Colón y los primeros nave-
te. Si América fue inventada, igualmente inventadas serían gantes) cae por el suelo; el problema del otro se acen-
las naciones que hoy existen en este continente. túa: es otro continente, no el asiático, éste en el que han
puesto su pie los europeos. Hay un proceso histórico
Hay dos rasgos de la famosa Bula Intercaetera, pro- y ontológico por el cual debemos decir que el conti-
mulgada por el papa Alejandro VI en 1493, que ne- nente americano, de acuerdo con lo que establece Ed-
cesitan ser subrayados. En primer lugar, el hecho de mundo O’Gorman, no ha sido descubierto, sino, por
que, en su calidad de vicario de Cristo en la Tierra, el contrario, inventado. Des-cubrir significa retirarle
se considere con la facultad de donar las tierras re- a lo que ya existe el velo que lo cubría. No es lo que
cién halladas a los reyes de España y Portugal, por- sucede con América. El proceso de invención de la
que entiende que esas tierras forman parte de la In- nueva realidad geográfica e histórica del continente
dia asiática. En segundo, el hecho de que justifique le otorga a éste una dimensión ontológica distinta, es
esa donación con un propósito de orden evangélico: decir, lo crea, lo inventa. Afirmar que Colón descu-
propagar la fe cristiana entre los habitantes de esos brió América constituye un lapsus linguae, un error
territorios. ontológico y, por lo tanto, lógico. América como tal
Los dos rasgos revelan equívocos sustanciales. El no existía: fue inventada de manera paulatina.
papa Alejandro VI no duda de que las tierras a las que De aquí se deriva un problema crucial: dilucidar
ha llegado Colón pertenecen al continente asiático, el carácter del hombre que habita en el continente
por un lado; por otro, tampoco duda de la capacidad nuevo y del que no había noticia. Ya en las islas del
de los naturales para recibir los dones de la religión Caribe había nacido el problema, pero éste se agudi-
cristiana. Esto quiere decir que, para él, ni la natura- za cuando Hernán Cortés penetra en la tierra firme
leza de esa tierra ni, por lo tanto, la naturaleza de sus continental. El hombre americano, así, ¿es otro, di-
habitantes tienen el carácter de otredad: pertenecen ferente del europeo? ¿Participa de la naturaleza hu-
al mundo conocido, que hasta ese momento estaba mana? ¿Es igual pero, al propio tiempo, diferente?
formado, igual que la Trinidad cristiana, por tres por- Los principios lógicos y ontológicos de la identidad
ciones continentales: Europa, Asia y África. y la diferencia juegan un papel de extrema importan-
El problema se complica en tanto que se avanza cia en estas discusiones. El hombre americano, al que
en los viajes de exploración. Américo Vespucio es el desde el inicio y por un equívoco se le llamará indio
primer europeo en advertir que es imposible que la (habitante de la India), ¿es susceptible de recibir la
tierra recién vista por los europeos sea parte del con- doctrina cristiana? ¿Es amente, como sostienen algu-
tinente asiático: sus viajes lo han llevado al extremo nos teólogos? La guerra en su contra, ¿es justa? ¿Es,
sur del continente que, más tarde, en honor suyo, re- por naturaleza, como decía Aristóteles, esclavo? Los
cibirá su nombre. Vespucio ha atravesado el Ecua- señores naturales, ¿han de ser despojados de sus tí-
dor y el Trópico de Capricornio y llegado hasta lo que tulos de dominio, sin que haya una violencia jurí-
hoy conocemos como Río de la Plata: la latitud que dica? Si la guerra es injusta, ¿cabe la restitución?
ha tocado en sus cuatro navegaciones le hace reco- El conjunto de estos problemas se presenta ante
nocer que se trata de una terra incognita, como lo re- los ojos de los filósofos y los teólogos españoles, in-
conoce en su mapamundi (1507) Martin Waldsee- cluidos los novohispanos, con carácter de urgencia.
müller; o sea, que se trata de un nuevo mundo, como Los argumentos que utilizan unos y otros, lo mismo
asegura por primera vez en sus Decadas de Orbe No- Las Casas que Ginés de Sepúlveda, son de orden aris-
vo, escritas en latín entre 1493 y l525, el cronista Pe- totélico, escolástico y cristiano. Con esas herramien-
766 | INVENCIÓN DE AMÉRICA

tas teóricas añejas, filósofos y teólogos discuten, sin vierte en un grave problema histórico, cultural, po-
embargo, problemas radicalmente nuevos. Unos y lítico y, por supuesto, lógico y ontológico.
otros comparten la tesis de que las tierras america- Si América, como postula O’Gorman, es inven-
nas le pertenecen al rey, gracias a la donación papal. tada, lo propio ha de ocurrir con la nueva nación,
Eso no está en discusión, como se advierte en el lar- México y, en rigor, con todas las nuevas naciones que
go subtítulo de Las Casas a su Apologética historia su- surgen a partir de las independencias. Alvarado no
maria, donde dice que el imperio soberano de las In- conquistó Guatemala, Montejo tampoco conquis-
dias Occidentales pertenece a los reyes de Castilla. tó Yucatán; Pizarro no conquistó Perú; Valdivia no
El problema que enfrenta a Las Casas con Sepúlveda conquistó Chile porque, desde el punto de vista on-
y los conquistadores es el de determinar si los in- tológico, hay un proceso por el cual los nuevos paí-
dios son objeto de encomienda y dependen por lógi- ses y sus habitantes se constituyen en tanto que, a un
ca de los españoles o si, por el contrario, son vasa- tiempo, son semejantes y diferentes del resto de los
llos de los reyes hispanos, y éstos deben protegerlos. seres humanos. La realidad imaginaria que es toda
Esta última tesis, sostenida por Las Casas, triunfa fi- nación posible se constituye histórica y ontológica-
nalmente: los indios son iguales a los españoles, y por mente de manera paulatina o, para decirlo con los
esa causa pueden ser vasallos de los reyes castella- términos de O’Gorman, se inventa.
nos. En ningún caso se considera la posibilidad de Jaime LABASTIDA
que el otro, el amerindio, tenga voz y derechos pro- Bibliografía
pios, nacidos de su cultura: su religión “diabólica” y Alejandro VI, Papa, Bula Intercaetera (4 de mayo de 1493), trad.
de Juan Solórzano Pereira (siglo xvii), en Miguel León-Por-
sus costumbres paganas deben ser combatidas y tilla et al., Historia documental de México, t. I, México, unam,
borradas de la faz de la tierra. 1964.
Si América es inventada y no descubierta, tal co- Anglería Pedro Mártir de, Décadas del Nuevo Mundo, dos tomos,
mo postula O’Gorman, cabe entonces que la pre- trad. del latín Agustín Millares Carlo, estudio de Edmundo
O’Gorman, México, Porrúa e Hijos, 1964.
gunta se extienda al proceso de las sucesivas con- Gallegos Rocafull José María, El pensamiento mexicano en
quistas. ¿Qué carácter ontológico tiene la conquista los siglos xvi y xvii, Ediciones del IV Centenario de la Univer-
realizada por Hernán Cortés? ¿Qué, la hecha por Al- sidad Nacional, México, unam, 1951.
varado en Guatemala, por Pizarro en Perú, por Mon- Ginés de Sepúlveda Juan, Democrates alter de iustis belli apud
indos (Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los
tejo en Yucatán? Cortés, ¿es en realidad el conquista- indios, trad. de Marcelino Menéndez y Pelayo), México, Fon-
dor de México? México, ¿existía por entonces? ¿Acaso do de Cultura Económica, 1941 (2a. reimp., 1987).
no se traslada la realidad actual al año de la conquis- Las Casas Fray Bartolomé de, Apologética historia sumaria
cuanto a las cualidades, dispusición, descripción, cielo y sue-
ta? ¿Qué era, ontológicamente, México-Tenochti-
lo destas tierras y condiciones naturales, policías, repúblicas,
tlan? El lenguaje ordinario nos conduce a decir que manera de vivir e costumbres de las gentes destas Indias Oc-
los españoles conquistaron México y los mexicanos. cidentales y Meridionales cuyo imperio soberano pertenece a
Sin embargo, a todo lo largo del siglo XVI, los espa- los reyes de Castilla, ed. de Edmundo O’Gorman, 2 vols., Mé-
xico, unam, 1967.
ñoles usaron el término México sólo para denomi- ——, Tratados, en dos volúmenes. Contiene, entre otros, Breví-
nar la ciudad de Tenochtitlan y mexicano sólo para sima relación de la destruición de las Indias, trad. de Agustín
determinar a los hablantes de náhuatl. Mayas, pur- Millares Carlo, México, Fondo de Cultura Económica, 1974.
hépechas o zapotecas jamás fueron llamados, en la O’Gorman Edmundo, La invención de América. Investigación
acerca de la estructura histórica del nuevo mundo y del sentido
época virreinal, con el término mexicanos; la lengua de su devenir, México, Fondo de Cultura Económica, 1958.
mexicana era sólo la náhuatl. Los blancos, tanto eu- Todorov Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro,
ropeos como criollos, eran considerados españoles, trad. de Flora Botton Burlá, México, Siglo XXI Editores, 2013.
no mexicanos. A diferencia de otras naciones, el tema Vera Cruz Fray Alonso de la, De dominio infidelium et iusto be-
llo, texto bilingüe, edición crítica y traducción de Roberto
reviste una especial relevancia en el caso de México, Heredia Correa, México, unam, 2007.
porque el nombre de la ciudad se extendió primero Vespucio Américo, El Nuevo Mundo. Cartas relativas a sus viajes
al gran golfo y, después de la Independencia, fue y descubrimientos, textos en italiano, español e inglés, Buenos
adoptado por nombre propio del país; parece como Aires, Editorial Nova, 1951.
Waldseemüller Martin, Introducción a la Cosmografía y las
si, al conquistar el señorío tenochca, o sea, la ciudad cuatro navegaciones de Américo Vespucio, trad. del latín, es-
de México-Tenochtitlan, Cortés hubiera conquis- tudio y notas Miguel León-Portilla, México, unam-Fideico-
tado el país actual, México. El lapsus linguae se con- miso Teixidor, 2017.
ÍSTINA | 767

ÍSTINA [истина] | ruso temporáneo, así como el esloveno îsti, el serbio y el


croata ïstî (Vasmer, op. cit., p. 144).
español verdad
francés vérité Páviel Florenski, en La columna y el fundamento
griego alétheia [ἀλήθεια] de la verdad, hace un estudio comparativo de las no-
hebreo emét [‫] מֶת‬ ciones de verdad según los eslavos, los griegos, los
inglés truth romanos y los judíos. Para él, el griego alétheia [ἀλή
latín veritas θεια] tendría el carácter gnoseológico de “aquello
que resiste al olvido”, mientras que el latín veritas
verdad, y dasein, ser, mir, mundo, postúpok,
tiene primero un sentido ligado al culto y a lo jurí-
pravda, realidad, ruso, sobórnost’, svoboda
dico (es “el estado real de la cosa juzgada”) y el he-
breo emét [‫“ ] מֶת‬concierne a la historia santa, de la
La palabra rusa ístina [истина], a diferencia de su traduc- teocracia” (palabra fiel y promesa segura). A propó-
ción francesa vérité [verdad], posee en primer lugar un sito del término ruso, Florenski escribe:
sentido ontológico: significa “lo que es, lo que existe ver-
daderamente”. En relación con dicho sentido ontológico, el Nuestra palabra rusa para decir “verdad”, ístina, es
sentido epistemológico de “lo que está dicho en conformi- puesta en relación por los lingüistas con el verbo ser,
dad con la realidad o juicio verdadero” es secundario y de- est’ (ístina – estina). De este modo, ístina, según la
rivado. El sentido lógico de “veracidad”, por su parte, es res- acepción rusa, ha fijado en sí misma la noción de rea-
tituido por otro sustantivo ruso, ístinnost’ [истинност ], lidad absoluta: ístina significa “lo que existe”
(súsheie [су ее]), “lo que es auténticamente” (pód-
de manera tal que ístina e ístinnost’ son traducidos, por
linno sushestvúiusheie [ одлинно су еству ее]),
ejemplo en inglés, por la misma palabra: truth. En la filoso-
to ontos on o bien ho ontos on; por oposición a lo que
fía rusa existe una oposición fundamental entre la ístina es ilusorio, no real, sin permanencia. La lengua rusa
como existencia verdadera y la ístina como juicio verídico. remarca en la palabra ístina el momento ontológico
Disociado de la acepción epistemológica, el término ístina de esta idea. Por eso ístina significa una auto-identi-
puede entenderse entonces de dos maneras opuestas. En dad absoluta y por lo tanto igualdad consigo mismo,
la filosofía de Vladímir Soloviov, el término posee un carác- exactitud, autenticidad (pódlinnost’ [ одлинност ]).
ter objetivo e impersonal: la ístina es la autoidentidad ob- La columna y el fundamento de la verdad, p. 47.
jetiva de la realidad; pero para los existencialistas la ístina
recibe un sentido dinámico: “lo que es” no es más que la El término súsheie (en griego, to ontos on [τ ντως
identidad del acto y del acontecimiento. ν]) se traduce por “lo que existe” o “el ser” (Berdiá-
iev, Jomiakov, p. 195), por “existente concreto” (Ber-
I. “Ístina”: la verdad como realidad e identidad diáiev, Essai de métaphysique schatologique, p. 111)
para sí del ser y rara vez por “ente” (Berdiáiev, Jomiakov, p. 196).
La palabra rusa contemporánea ístina [истина], así Si el ente y existente se oponen, en ruso sushestvúiu-
como la eslava ístina, corresponden al griego ale- sheie (lo que existe) y súsheie son considerados si-
theia. Proviene del eslavo ist, ístov, “verdad”, “verda- nónimos, de la misma manera que bitiié [б тие]
dero” (Vasmer, Etimologuícheski slovar’ rússkogo ia- (ser) y sushestvovanie [су ествование] (existencia);
ziká [Diccionario etimológico de la lengua rusa], p. su oposición exige comúnmente una referencia al
144; Preobrazhenski, Etimologuícheski slovar’ rússko- francés existence o al alemán Existenz. Así, al situar
go iaziká [Diccionario etimológico de la lengua ru- la ístina en ese campo ontológico, Florenski la re-
sa], t. 1, pp. 275-276). Los diccionarios proponen mite a la identidad del ser en sí.
tres versiones de la etimología de ist: según la hipó- Es en razón de este concepto ontológico de ver-
tesis más antigua, este término se deriva del in- dad por lo que con frecuencia los filósofos rusos se
doeuropeo es-(ser); según otra, está formado a par- ven forzados a insistir en la oposición fundamental
tir del prefijo iz- y de la forma sto- (que está de pie), entre la verdad como ser (bitiié) auténtico y la ver-
como el latín ex-sistere, ex-stare; finalmente, según dad como juicio verídico. Nikolái Berdiáiev lo
Vasmer, la versión más probable vincula ist e ístina constata de este modo:
a la forma pronominal is-to (el mismo), análogo al
latín iste. Ist significa “el mismo” en búlgaro con-
768 | ÍSTINA

Los rusos no admiten que la verdad (ístina) pueda En suma, la verdad, a saber, “lo que existe verdade-
ser descubierta por la vía puramente intelectual, por ramente”, es objetiva. Es por eso por lo que sólo se
el razonamiento; no admiten que la verdad (ístina) revela ante el “espíritu”, es decir, ante el sujeto supra-
sea sólo juicio. Y ninguna teoría del conocimiento, personal o propiamente filosófico (duj [ду ], “es-
ninguna metodología es capaz, aparentemente, de píritu”), en tanto que se distingue del sujeto empí-
vulnerar esta convicción pre-racional de los rusos, a
rico (dushá [ду а], “alma”) y del sujeto lógico (um
saber, que la percepción de lo que es, está dada sólo
[у ], “intelecto”). Para Soloviov, pensador clásico
en la vida integral del espíritu, en la plenitud de la
vida. del siglo XIX que se sitúa en la corriente de Hegel y
Jomiakov, pp. 81-82. del racionalismo, la ístina es de esta forma la iden-
tidad para sí del mundo objetivo suprapersonal;
ella se revela al espíritu que se piensa a sí mismo.
La ístina, entendida pues como ser e identidad de
lo real, no es accesible al sujeto puramente lógico e III. La “ístina” y el existencialismo
intelectual sino que depende siempre de un acto de Frente al objetivismo de Soloviov, se encuentran en
la persona, de una elección de sí. el existencialismo ruso tres interpretaciones distin-
tas de la ístina: ésta puede inscribirse en una proble-
II. La “ístina” y el sujeto supra-personal (Soloviov) mática individualista con Shestov, en una problemá-
Existen, sin embargo, dos maneras de concebir la re- tica creacionista con Berdiáiev, o en una problemática
lación con la ístina. La primera, de Vladímir Solo- ética con Bajtín.
viov, vincula la objetividad del ser (la ístina como
ousia, sustancia y esencia) con la superación de la A. Lev Shestov: “ístina” y singularidad de la persona
subjetividad. Como reacción a ésta, la segunda ma- (“líchnost”)
nera, la de los existencialistas rusos, interpreta la ís- En el cuarto capítulo de Atenas y Jerusalén (1938),
tina como enérgeia [ἐνέργεια], acto y ejercicio, an- Shestov opone la verdad (ístina) a las verdades (ís-
clados en la persona. En su Teoretícheskaia filosófiia tini [истин ], plural de ístina):
[La filosofía teórica], Soloviov establece una distin-
ción entre la verdad de un hecho aislado, o verdad La metafísica, que busca la fuente del ser, no ha halla-
lógica formalmente universal, y la verdad propia- do una verdad (ístina) universal y necesaria; las cien-
mente dicha, es decir, la verdad como biezuslovno- cias positivas, investigando lo que deriva de esa fuente,
súsheie [бе условно су ее] (lo que existe de una ma- han hallado muchas “verdades” (ístini). ¿No signifi-
nera absoluta). Biezuslovno-súsheie es un sustantivo ca esto que las verdades (ístini) de las ciencias positi-
vas son verdades falsas (ístini lozhnie [истин ло н
compuesto por el participio sustantivado que co-
е]) o, por lo menos, pasajeras, efímeras?
rresponde al griego to on [τ ν] (lo que es) y el ad-
2018, p. 334.
verbio biezuslovno (incondicionalmente), análogo
al griego anypothetos [ἀνυποθέτως]. La verdad en La “verdad universal y necesaria”, así como la “ver-
este último sentido constituye el objeto, quizás in- dad lógica” de Soloviov, se revelan al “sujeto lógico”,
accesible, de la empresa riesgosa que es la filosofía. designado por el pronombre vsie [все] (“todos”, a
Aunque la filosofía sea un asunto personal, exige que menudo entre comillas), análogo al alemán man
se superen los límites de la existencia particular. So- (fr. “on”, esp. “se”, “uno”). Que la filosofía haya sido
loviov escribe: incapaz de alcanzar esta “verdad universal y necesa-
ria” está lejos de ser una objeción contra la metafí-
La verdadera filosofía comienza cuando el sujeto em- sica. Al contrario, “la metafísica no quiere y no debe
pírico se eleva a través de la inspiración supra-per- dar verdades (ístini) obligatorias para todos” (ibid.,
sonal hasta el campo de la verdad (ístina). Pues, in- 2018, p. 334), pues no conduciría entonces sino a
cluso, si no se puede definir anticipadamente lo que “verdades que constriñen”, como las que nos brin-
es la verdad (ístina), al menos debe decirse allí don- dan las ciencias positivas. Para descubrir la verdad
de no está. No existe en el terreno del yo separado y
auténtica, la metafísica debe justamente abandonar
aislado….
Teoretícheskaia filosófiia [La filosofía “la espada de la necesidad”, es decir, sus pretensio-
teórica], op. cit., p. 213. nes de una verdad universalmente válida.
ÍSTINA | 769

Sin embargo, si el sujeto lógico es incapaz, tanto La verdad es comunitaria (ístina kommiunotarna [ис
en Shestov como en Soloviov, de descubrir la verdad тина ко нотарна]; en otros términos, supone el
auténtica, desde el punto de vista existencial, el su- contacto (soobshenie [сооб ение]) y la fraternidad
jeto suprapersonal de Soloviov no existe. Por el entre los hombres” (ibid., p. 24). La mejor traduc-
contrario, “la Verdad (Ístina) se revela a la persona ción de soobshenie en francés es communion [esp.
comunión]; de hecho, Berdiáiev utiliza con frecuen-
(líchnost’ [личност ]) empírica y sólo a la persona
cia las dos palabras, soobshenie y la transliteración de
empírica” (ibid., 2018, p. 336). Al oponer la perso- la palabra francesa “communion” como sinónimos
na empírica al vsie (todos), Shestov acerca la distin- (Berdiáiev, Ia i mir obiéktov [El mundo de los objetos
ción empírico/trascendental a la de viviente/muer- y yo], p. 165; 1936, p. 186). La comunión es el fruto
to: “Para él [Soloviov], el hombre viviente, lo que la del amor (liubov’ [л бов ]) y la amistad (druzhba
escuela denomina persona empírica, era el principal [дру ба]). El adjetivo kommiunotarni, utilizado co-
obstáculo” (ibid., 2018, p. 336). La ístina adquiere mo equivalente laico de soborni [соборн й] (católi-
así un carácter existencial: al igual que, por ejem- co, universal) es igualmente un préstamo del francés.
plo, el demonio de Sócrates o la visión de Pablo en el Lo comunitario, al contrario de lo colectivo, está fun-
camino hacia Damasco, no puede ser reconocida dado en la libertad (svoboda [свобода]) de cada cual.
por “todos”. A diferencia de la ístina que se impone La idea de “libertad original” como fuente de la crea-
ción, divina y humana, es central para la metafísica
a “todos” de forma necesaria (la ístina como juicio),
de Berdiáiev, que desarrolla aquí la doctrina del Un-
la ístina como “lo que es” es una verdad particular y grund de Jakob Böhme. Esta libertad, svoboda, otor-
personal, “lo que existe verdaderamente para la per- ga su carácter absoluto a la subjetividad humana: el
sona empírica, cuando está sola con ella misma”: hombre se asemeja a Dios por sus capacidades crea-
doras; pero la creación humana siempre sale de sí, es
Sólo cuando estamos a solas con nosotros mismos, eliminación de sí, y se realiza, entonces, sólo en la
bajo el impenetrable velo del misterio del ser indivi- comunión con los demás.
dual (la persona [líchnost’] empírica), nos decidimos Ibid.
a veces a renunciar a esos derechos y privilegios rea-
les y aparentes que nos permiten pertenecer al mun- La realidad como “dato objetivo (obiektívnaia dán-
do común a todos. Entonces se encienden ante no-
nost’ [об ективна данност ]” que se impone “des-
sotros las verdades (ístini) últimas y anteúltimas.
de el exterior (izvnié [и вне])” de la persona (lích-
Ibid., 2018, p. 335.
nost’) está en las antípodas de la existencia humana
Indecibles, incomunicables, esas verdades últimas creadora. Berdiáiev ve allí la fuente de la esclavitud
mueren al ser expresadas en las palabras y estructu- y de la sumisión del hombre: “Es un error total atri-
ras del lenguaje, que se esfuerzan por transformar- buirle a la verdad (ístina) un significado puramen-
las en juicios racionales, necesarios, comprensibles te teórico, y no ver en ella más que una especie de
y evidentes, “para siempre y para todos”. sumisión intelectual del sujeto que conoce una rea-
lidad que le es dada desde el exterior” (Vérité et Ré-
B. Nikolái Berdiáiev: “ístina”, comunión vélation, op. cit., pp. 22-23). La ístina, en tanto que
(“soobshenie”) y libertad creadora (“svoboda”) es “lo que existe verdaderamente”, no tiene nada en
También Berdiáiev opone la verdad como juicio a común con la realidad dada; pero esta realidad pue-
la verdad como existencia: de ser transformada, transfigurada por la energía
creadora de la libertad original presente en el acto
Yo soy el camino, la verdad (ístina) y la vida. ¿Qué creador. Es, pues, en ese sentido en el que debe
significa esto? Quiere decir que la verdad (ístina) no comprenderse la frase siguiente: “La verdad (ístina)
consta de un carácter intelectual, exclusivamente gno- no es una realidad, ni un corolario de lo real: es el
seológico, que es necesario comprenderla de manera sentido mismo de lo real, su Logos, su calidad y su
integral: es existencial. valor supremo” (ibid., p. 22). La ístina, que posee
Vérité et Révélation, 1954, p. 21.
entonces un carácter dinámico, es “lo que existe
Sin embargo, para Berdiáiev, a diferencia de Shestov, verdaderamente en la realidad; la subjetivación, la
la ístina existencial no concierne al individuo sino a transfiguración de lo real”. La verdad como transfi-
la intersubjetividad: guración tiene finalmente un sentido teológico y es-
770 | ÍSTINA

catológico: ella conduce, por la comunión y el acto autónoma, sino que la completa hasta convertirla
creador de la persona, hacia la “victoria definitiva” necesariamente en una verdad (pravda) válida ne-
sobre “el estado de caída como objetivación” (Essai cesariamente” (ibid., p. 56). El carácter absoluto de
de métaphysique eschatologique, 1946, p. 63) o, en la ístina está preservado, dado que la acción res-
otras palabras, hacia el fin del ser (bitiié). ponsable no implica relatividad alguna:

C. Mijaíl Bajtín: “ístina” y “pravda” Al mantener nuestro enfoque, la autonomía de la ver-


Bajtín, por su parte, no opone la ístina lógica a la ís- dad, su pureza metodológica y su autodefinición se
tina ontológica, sino a la pravda [ равда] (verdad- preservan por completo: justamente debido a la con-
justicia), término que el griego traduce por dikaio- dición de su pureza, la verdad puede participar res-
syne [δικαιοσύνη], pero tomado en otro sistema de ponsablemente en el acontecimiento del ser (bitiié-
sobitie [б тие соб тие]), puesto que el acontecer de
oposiciones completamente diferente, de modo tal
la vida no necesita de una verdad intrínsecamente
que tradicionalmente se traduce, a falta de uno me- relativa (otnosítielnaia ístina [относител на исти
jor, al igual que ístina justamente, por “verdad”. Esta на]) […] La significación de la verdad (ístina) se cen-
oposición debe situarse en el contexto de la crítica de tra en sí misma, es absoluta y eterna, y el acto res-
Bajtín a la “abstracción” de la filosofía científica pre- ponsable de la cognición toma en cuenta esta su
sentada en su obra titulada Hacia una filosofía del particularidad y esencia.
acto ético (escrita al comienzo de los años 1920 e in- Ibid., p. 17.
acabada). Según él, el mundo teórico con su “verdad
abstracta (otvliechiónnaia ístina [отвлеченна исти La ístina conserva entonces su sentido epistemoló-
на]” es incapaz de contener el postúpok [ осту ок] gico, “lo que es del punto de vista objetivo o cientí-
(el acto ético). Al oponer a la “abstracción teórica” lo fico”, pero es destituida de su sentido ontológico: ya
que él denomina “el pensamiento participante”, ese no puede designar más “lo que existe verdaderamen-
que considera al ser “desde el interior del acto (pos- te” ni aquello que los traductores franceses a veces
túpok)”, propone una versión original del existen- han planteado, por ejemplo, en Berdiáiev, como “ver-
cialismo: el existencialismo ético. Su “sujeto” no es dad filosófica” (Jomiakov, op. cit., 1988, p. 7). Para
más el sujeto cognoscente, sino el sujeto actuante. Bajtín, la metafísica (él utiliza la expresión prima phi-
La ístina para Bajtín implica siempre la abstrac- losophia, o doctrina del “ser en tanto ser”) debe su-
ción. Sin embargo, no intenta ni relativizar ni subje- perar los límites del mundo teórico: “Sólo desde el
tivar la verdad; más bien, ontologiza los conceptos interior del acto ético (postúpok) real, único, global
morales: la singularidad (iedínstviennost’ [един твен y unitario en su responsabilidad, es posible enfocar
ност ], la participación (prichástnost [ ричастност ]), el ser (bitiié) único y singular en su realidad con-
la responsabilidad (otviétstviennost’ [ответственно creta; sólo hacia este enfoque puede orientarse la
ст ]), el deber (dolzhenstvovanie [дол енстование]). primera filosofía” (ibid., p. 36). “Lo que existe ver-
A diferencia de la ístina, la pravda es una categoría daderamente” no es la ístina, sino el postúpok, el ac-
moral: “La verdad (pravda) de un acontecimiento no to investido de una pravda. El mundo de “lo que es”,
es una verdad (ístina) de contenido idénticamente en el cual se desarrolla el postúpok, es el ser-aconte-
igual a sí misma, sino la posición única y razonada cimiento (bitiié-sobitie). A través de ese término, Ba-
de cada partícipe, la verdad (pravda) de su deber ser jtín introduce una metáfora etimológica: sobitie
concreto y real […]. Cada cual tiene razón (prav quiere decir “acontecimiento”, pero so-bitiié significa
[ рав]) en su propio lugar, pero no subjetiva, sino literalmente “co-ser”, “co-existencia”, es decir, mundo
responsablemente” (Bajtín, Hacia una filosofía del compartido. Bitiié-sobitie, análogo al alemán Mi-
acto ético, p. 53). twelt, es el antónimo del mundo de la ístina teórica:
La pravda no excluye la ístina teórica. Al contra- implica la existencia auténtica y la participación.
rio, la supone y la completa por medio de la respon- • VÉASE EL RECUADRO 1
sabilidad personal: “El infinito contexto del posible Dado que ístina, al igual que pravda, habitual-
conocimiento teórico humano —la ciencia— debe mente se traduce por “verdad”, el sentido preciso de
ser reconocido responsablemente […]. Esto no reba- cada uno de estos términos se encuentra perdido.
ja en nada y tampoco distorsiona su verdad (ístina) Debido a ello, en los contextos en los cuales ístina
ITALIANO | 771

Recuadro 1 › “Podnogótnaia”: la verdad y la práctica de la interrogación


Existe un sinónimo de ístina que se traduce ni [ одлинн й] (auténtico) se liga etimo- ese develar, todos los sentidos de la ver-
también por “verdad”: es el término podno- lógicamente a la práctica antigua que con- dad, desde la autenticidad hasta la justeza;
gótnaia [ одноготна ], que designa “la siste, en una investigación judicial, (praviozh y lo jurídico griego obra, como tal, sobre el
verdad escondida por alguien, las circuns- [ раве ]), en golpear al sospechoso con juicio y la facultad de discriminar (krisis
tancias o los detalles cuidadosamente ocul- un “gran palo (pódlinnik [ одлинник]” pa- [κρίσις], krinein [κρίνειν]): extiende su
tos”. Se lo encuentra en aquellas situaciones ra arrancarle la verdad (Preobrazhenski, Tsi- órbita semántica al cuestionamiento filo-
en donde de lo que se trata es de “aclarar” ganienko, Etimologuícheski slovar’ rússkogo sófico. Basta para comprobarlo la manera
un asunto, intentar “develar” la verdad, por iaziká [Diccionario etimológico de la len- en que Platón cita a comparecer los versos
ejemplo, en una investigación judicial; es gua rusa], t. 2, p. 186). de Parménides para que confiesen bajo la
un adjetivo sustantivado, formado a partir El término ruso aísla una parte del senti- tortura que lo falso supone la existencia del
del grupo de palabras podnogótnaia ístina; do de la alétheia [ἀλήθεια] griega, también no-ser (Sofista, 237a-237b “Que esto nun-
inicialmente podnogotnaia designa una es- tributaria de la investigación judicial. La alé- ca se imponga —dice—, que haya cosas que
pecie de tortura, de tormento, como cuan- theia, que se etimologiza por “de-velación”, no son. Tú, al investigar, aparta el pensa-
do unos objetos punzantes son hundidos “des-ocultamiento”, se descubre en los jui- miento de este camino”. El testimonio pro-
“bajo las uñas” —pod nogti [ од ногти], o cios haciendo frecuentemente uso de la tor- viene de Parménides y, en todo caso, más
en singular pod nógot’ [ од ногот ] (Tsi- tura (basanizein [ ασανί ειν]) para con los que nada, es su enunciado mismo el que
ganienko, Etimologuícheski slovar’ rússkogo esclavos, que al ser llamados a atestiguar, puede manifestarlo, si se lo cuestiona como
iaziká [Diccionario etimológico de la lengua se los libera así del juramento de lealtad a se debe [basanisthéis ( ασανισθείς)]”).
rusa], p. 352). Asimismo, el término pódlin- su amo. Pero la alétheia comprende, bajo

se opone a pravda, la solución menos desacertada Bibliografía de consulta


es explicitar el primer término como “verdad filo- Preobrazhenski Aleksandr Grigórevich, Etimologuícheski slovar’
rússkogo iaziká [Diccionario etimológico de la lengua rusa],
sófica”, “verdad teórica” o bien “verdad abstracta”, 2 vols., Moscú, G. Lissnera i D. Sovko, 1910-1914.
por lo que se marca la diferencia con pravda, que Tsiganienko Galina, Etimologuícheski slovar’ rússkogo iaziká
tiene el sentido de “verdad-justicia” (véase, por ej., [Diccionario etimológico de la lengua rusa], Kiev, Radiañska
Berdiáiev, Jomiakov, op. cit., p. 7). Mientras que ís- shkola, 1970.
Vasmer Max, Etimologuícheski slovar’ rússkogo iaziká [Diccio-
tina expresa la autenticidad de “lo que es”, pravda nario etimológico de la lengua rusa], 4 vols., Moscú, Pro-
subraya el hecho por el cual la cosa posee el carác- gress, 1986.
ter de ser justa.
Andri VASILCHENKO

Bibliografía principal
Bajtín Mijaíl, K filosofii postupka, en Filosófiia i sotsiológuiia naú- ITALIANO
ki i tiéjniki [Filosofía y sociología de la ciencia y de la técnica],
Moscú, Naúka, 1986; Hacia una filosofía del acto ético, trad.
Lengua italiana: una filosofía, también para
T. Bubnova, Barcelona, Antrhopos/Universidad de Puerto los no-filósofos
Rico, 1997.
Berdiáiev Nikolái, Ia i mir obiéktov [El mundo de los objetos y arte, attualità, belleza, civiltà, francés, goût,
yo], ymca Press, 1934; Cinq méditations sur l’existence, trad. lenguas y tradiciones, leggiadria, mestizaje,
I. Vildé-Lot, París, Aubier, 1936. praxis, sprezzatura, virtù
——, Essai de métaphysique eschatologique [Ópit esjataloguí-
cheskoi metafíziki], trad. M. Herman, París, Aubier, 1946. El público de no-filósofos es el interlocutor privilegiado de
——, Vérité et Révélation [Ístina i Otkrovienie, 1953], trad. A. los filósofos italianos, quienes consideran a todos los hom-
Constantin, Neuchâtel, Delachaux y Niestlé, 1954.
——, Jomiakov [1912], trad. fr. V. y J.-C. Marcadé en col. con E. bres no sólo como animales dotados de razón, sino tam-
Sebald, Lausana, L’Âge d’Homme, 1988. bién como animales que alimentan deseos y formulan pro-
Shestov Lev, Athènes et Jérusalem [Afini i Ierusalim, 1951], trad. yectos. Lo característico de la filosofía italiana y que se
B. Schloezer, París, Aubier, 1992; Atenas y Jerusalén, trad. A.
refleja en su red de conceptos, sus estilos de investigación
A. González, Madrid, Hermida editores, 2018.
Florenski Páviel, La columna y el fundamento de la verdad [Stolp y su lenguaje es —para decirlo en términos de Maquiave-
i utvierzhdienie Ístini, 1914], trad. F. J. López Sáez, Salaman- lo— el hecho de que no busca simplemente la verdad lógi-
ca, Sígueme, 2010. ca, sino más bien “la verdad efectiva de la cosa” en su com-
soloviov Vladímir, Teoretícheskaia filosófiia [La filosofía teóri-
plejidad. Los términos fundamentales del léxico filosófico
ca], en Sochinienia [Obras], t. 8, San Petersburgo, 1903.
italiano son comunes a la tradición europea: si se distin-
772 | ITALIANO

guen, es en función de la calidad expresiva con la que cada de la Iglesia). El segundo círculo, al poner el acento
autor los inviste de manera singular. Su margen de intradu- en rasgos “universalistas”, está compuesto por to-
cibilidad no se debe, entonces, al “espíritu de la lengua”, si- dos los hombres.
no a la particularidad de la impronta poética, artística, con Los filósofos italianos más representativos no se
la cual son creados o reinterpretados. Surgen de un len- han encerrado, entonces, en estrechos círculos loca-
guaje escogido, pero no especializado, un lenguaje claro, les, como tampoco se han consagrado a cuestiones
pero no técnico, intuitivo, pero no místico. El ideal de la fi- de una sutileza lógica, metafísica, o teológica parti-
losofía italiana puede acercarse al de la música, en la cual el cular, como es el caso en otras naciones —Inglate-
mayor rigor matemático coexiste con el pathos más inten- rra, Alemania o España—, en donde el peso de la
so. En este sentido, su registro se caracteriza por los lazos filosofía escolástica o académica se ha hecho sentir
cruzados entre la razón y la imaginación, el concepto y la más durante mucho tiempo, precisamente porque
metáfora. el corte representado por el Humanismo y el Rena-
cimiento ha sido menos fuerte para ellas. Estos filó-
I. Una filosofía civil sofos han tomado por objeto de investigación cues-
En Occidente, la filosofía es en gran parte transna- tiones que implican virtualmente a la mayor parte
cional. Si, en un experimento hipotético, se trazaran de los hombres (los “no-filósofos” como los llama-
las curvas de nivel y las isobaras para unir las teo- ba Croce), sabiendo que se trata no solamente de
rías que pertenecen a un mismo género, dispersas en animales dotados de razón, sino también de ani-
áreas geográficas diferentes, sería fácil ver que éstas males que alimentan deseos y formulan proyectos,
conducirían a dibujar mapas en los cuales las fron- animales cuyos pensamientos, actos o expectativas
teras no coincidirían en absoluto con las de los esta- se sustraen a los estatutos argumentativos fijados
dos o las de las lenguas nacionales existentes. A pe- por adelantado o inclusive a métodos y lenguajes de-
sar de ello, es innegable que la filosofía italiana —así finidos, con rigor por cierto, pero de manera abs-
como las demás— ha adquirido y conservado una tracta y general.
fisonomía que le es propia y posee un repertorio per-
sonal de temas recurrentes y de referencias a un re- II. “La verdad efectiva de la cosa”
gistro expresivo y conceptual particular. La filosofía italiana, en consecuencia, da lo mejor de
A lo largo del tiempo, y teniendo en cuenta los lí- sí misma en las búsquedas de soluciones a proble-
mites impuestos por su irreductible complejidad, se mas donde encontramos y se encuentran lo univer-
ha caracterizado por una constante y predominan- sal y lo particular, la lógica y lo empírico. Estos pro-
te vocación civil. Entendemos por “civil” una filo- blemas (y el léxico para expresarlos) nacen de la
sofía que no está inmediatamente ligada a la esfera imbricación de las relaciones sociales y de las varia-
del Estado ni a la de la religión ni a la de la interiori- bles que se mezclaron. De ello resulta una concien-
dad. Desde sus orígenes humanistas y renacentis- cia individual compartida entre la conciencia de los
tas, sus interlocutores privilegiados no son, en efec- límites impuestos por la realidad y las proyecciones
to, los especialistas, los clérigos o los estudiantes que del deseo, entre tradición e innovación, entre la opa-
frecuentan la universidad, sino un público más am- cidad de la experiencia histórica y su transcripción
plio, una sociedad civil a la cual se busca orientar, en imágenes y conceptos, entre la impotencia de la
persuadir, modelar. moral y la implacabilidad del mundo, entre el pen-
El primer círculo de interlocutores está consti- samiento y lo vivido. De allí las numerosas —y lo-
tuido por compatriotas, herederos despojados de gradas— tentativas para crear espacios de racionali-
un gran pasado, ciudadanos de una comunidad, en dad en territorios que parecían desprovistos de ella,
un comienzo solamente lingüística, políticamente para dar sentido a saberes y prácticas que a menu-
dividida en una pluralidad de Estados regionales frá- do se presentan como dominadas por el carácter im-
giles y, desde el punto de vista espiritual, condicio- ponderable del poder, el gusto, o el azar: a la filoso-
nada por una Iglesia católica muy fuerte (la filosofía fía política, a la teoría de la historia, a la estética o a
italiana ha desarrollado, en consecuencia, funcio- la historia de la filosofía (todos campos en donde,
nes de suplencia frente a instituciones políticas dé- por otra parte, el peso de la subjetividad y de la in-
biles, y de contención, frente a la presencia masiva dividualidad se revela decisivo).
ITALIANO | 773

Rechazando la perspectiva predominante, hay de Maquiavelo‚ el hecho de no buscar simplemen-


que destacar el hecho de que no se trata de un “de- te la verdad lógica, sino mejor, la verità effetuale de-
bilitamiento” de las aspiraciones de inteligibilidad lla cosa [la verdad efectiva de la cosa], que a menu-
de lo real sino, por el contrario, de un esfuerzo para do contradice lo que aparece primero y se revela sin
poner en valor algunos espacios que han sido aban- que ello sea la causa, desprovista de una racionalidad
donados demasiado pronto (y que se ha renuncia- intrínseca juxta propria principia [según sus propios
do a fertilizar) por una razón identificada de modo principios]. Pero no se trata de una verdad a la cual
excesivo —al punto de moldearse a partir de ellos— se llega por simple razonamiento. Es decir, que la
con los modelos a veces triunfantes de las ciencias filosofía italiana, en términos aristotélicos, ha man-
físicas y matemáticas. Las filosofías italianas, en con- tenido siempre la tensión entre episteme y praxis,
secuencia, son más filosofías de la “razón impura”, entre el conocimiento de aquello que no puede ser
que tienen en cuenta condicionamientos, imperfec- distinto a lo que es y el conocimiento de lo que pue-
ciones y posibilidades del mundo, que filosofías de de ser diferente de lo que es, entre el a priori y el a
la razón pura o de la abstracción. Es decir, que tien- posteriori —no para quedarse en medio del reman-
den hacia lo concreto, en el sentido etimológico del so sino para pasar de una orilla a la otra.
latín concretus, participio pasado del verbo concres- En esta filosofía, aun cuando distingue los dos as-
cere, que indica justamente lo que crece por agrega- pectos, el mundo del pensamiento busca no perder
ción, de manera densa y tupida (esto corresponde jamás completamente el contacto con el mundo de
al inglés thick [grueso], por oposición a thin [fino], la vida, así como no aislar la esfera pública de la es-
según los términos introducidos hace algunos dece- fera privada. A pesar de la importancia de la Iglesia y
nios por Bernard Williams, a propósito del discur- la amplia difusión de las prácticas religiosas, quizás
so moral, irreductible a fórmulas o preceptos). gracias a éstas, ha faltado en Italia una filosofía de la
Aun cuando no se orienten hacia el conocimien- interioridad, del diálogo dramático o intimista con-
to de lo absoluto, de lo inmutable o de un normati- sigo mismo, como la que se desarrolló en Francia
vo que no conoce la excepción, estas filosofías no desde Pascal hasta Maine de Biran, o en Dinamarca
renuncian, ciertamente, a la búsqueda de la verdad con Kierkegaard. Esto no se debe solamente a la ten-
y no se comprometen en absoluto a favor del escep- dencia a la exteriorización y a la teatralidad del rito
ticismo o del relativismo. Por el contrario, la gran católico romano o a bloqueos psíquicos provocados
tradición de la filosofía italiana jamás se ha deses- por el miedo a la Inquisición y a los “tribunales de
peranzado con respecto a la existencia de una ver- conciencia” de la Contrarreforma, sino también a
dad y la posibilidad de llegar a ella. Y esto desde la la institucionalización, fuertemente jerarquizada, de
época de Dante, quien se expresa así: las relaciones entre los fieles y la divinidad. A dife-
rencia de lo que se genera en la religión luterana o
Io veggio ben che già mai non si sazia calvinista, la Iglesia de Roma es depositaria de una
nostro intelletto, se ’l ver non lo illustra cultura jurídica, formalizada a lo largo de los siglos,
di fuor dal qual nessun vero si spazia. que regula hábil y minuciosamente los comporta-
Posasi in esso come fera in lustra, mientos de los fieles. Por ende, en la tradición filosó-
tosto che giunto l’ha; e giugner pòllo, fica italiana se pueden observar, en oposición a la
se non, ciascun disio sarebbe frustra.
convicción protestante según la cual sola fides justi-
[Bien veo yo que nunca el intelecto, ficat (sólo la fe justifica), las huellas de la “religión
se sacia si lo cierto no lo ilustra, por las obras”, de la existencia en el mundo, propias
pues fuera de él nada se espacia.
del catolicismo —dicho de otra manera, aquello que
Pósase en él cual bestia en su guarida,
cuando lo alcanza, y alcanzarlo puede,
no se vuelve efectivo no tiene valor.
si no, todo deseo sería vano.] Los términos fundamentales del léxico filosófi-
Dante, La divina commedia, “Paraíso”, canto IV. co italiano (que serán retomados por una constela-
ción de autores como Maquiavelo, Bruno, Galileo,
Aquello que caracteriza a la filosofía italiana y se re- Vico, Leopardi, Croce y Gramsci) son en general co-
fleja en su red de conceptos, sus estilos de investi- munes a la tradición europea, cuyas raíces más pro-
gación y su lenguaje es —para decirlo en términos fundas se encuentran en la tríada “Atenas, Roma,
774 | ITALIANO

Jerusalén”. Aquello que los diferencia es la calidad ficas (por lo demás, el joven Hegel construye tam-
expresiva principal con la cual cada autor, de ma- bién el sentido de la Wirklichkeit a partir de Maquia-
nera singular, los inviste. Dicho de otra manera, su velo, a quien estudió para escribir la obra inacabada,
margen de intraducibilidad no se debe al espíritu Die Verfassung Deutschlands (La constitución de Ale-
de la lengua, sino a la particularidad de la impron- mania, trad., introd. y notas D. Negro Pavón, Ma-
ta poética, artística, por la cual son individualmen- drid, Aguilar, 1972).
te creados o reinterpretados (y ello concierne tanto • VÉASE EL RECUADRO 1
al léxico como a la sintaxis). De manera inversa, su
aparente facilidad de traducción no se debe al he- III. “Volgare” y lógica poética
cho de ser extraídos, como es el caso del inglés, del En el uso del volgare (vulgar), el vocabulario filosó-
lenguaje cotidiano, sino al hecho de provenir de un fico italiano no establece una fractura neta con la len-
lenguaje escogido, pero no especializado, claro, pe- gua culta, con el latín, en parte porque la filiación
ro no técnico, intuitivo, pero no místico, un lengua- de la primera al segundo se percibe como directa. El
je que, parafraseando el título de un conocido libro latín sigue siendo, en su simplicidad ejemplar, “clá-
de Jean Starobisnki, tiende más a la transparencia sico”, el esqueleto sobre el cual se construye una len-
que al obstáculo (J. Starobinski, Jean Jacques Rous- gua carnal, ligada al italiano hablado en las diferentes
seau: la transparence et l’obstacle, París, Gallimard, regiones. Las categorías fundamentales de la tradi-
“Tel”, 1971; trad. esp. Santiago González Noriega, ción filosófica clásica y medieval (res, natura, causa,
Jean Jacques Rousseau: la transparencia y el obstácu- substantia, ratio, conscientia [cosa, naturaleza, causa,
lo, Madrid, Taurus, 1992). Por ello es necesario, más sustancia, razón, conciencia]) no se perciben enton-
que en otras culturas, conocer la historia intelec- ces como si requirieran esfuerzos interpretativos par-
tual de Italia para interpretarlos adecuadamente. El ticulares. A diferencia del alemán (que agrega el tér-
grado de abstracción de los conceptos, o de mane- mino de escuela al del lenguaje corriente —existen,
ra más exacta, su capacidad de comprensión, es en por ejemplo, Differenz y Unterschied [diferencia]),
promedio más elevado en italiano que en inglés (cu- los conceptos empleados por la filosofía en Italia
ya riqueza lexical es cuatro o cinco veces más im- son los mismos que los del lenguaje cotidiano. Pa-
portante: alrededor de setecientos cincuenta mil pa- ra enriquecer su sentido o ganar en determinación,
labras contra ciento cincuenta mil) y menos elevado sólo deben pasar a través del espesor de los razona-
que en alemán, hasta tal punto que los conceptos mientos y de los exempla, trasladarse desde las cel-
italianos deben “cubrir” connotaciones que en das de los conventos y las aulas de la universidad has-
otras lenguas están distribuidos entre varios sub- ta las plazas y los despachos de los ciudadanos más
conceptos. La sintaxis, además, no presenta aspere- cultivados— y, al hacer esto, son retraducidos a la
zas ni trampas particulares: es, en general, menos lengua hablada. El bilingüismo (latín/italiano) en fi-
compleja y está constituida por periodos menos lar- losofía se limita muy temprano a la corresponden-
gos que los del alemán escrito por Lutero a partir cia con los eruditos de las otras naciones de Europa
del latín, pero más articulada que las frases breves y o, como en el caso de Vico, a las disertaciones inau-
adustas del inglés. De ello resulta que el giro de las gurales pronunciadas en un marco académico. Esa
frases y la puntuación deben ser a veces reformula- práctica del amplio uso de lo vulgar se ve favoreci-
dos según los ritmos de la lengua a la cual se tradu- da por el reconocimiento del italiano, al menos en-
ce el italiano. tre el siglo XVI y finales del siglo XVIII, como lengua
La referencia constante, de manera implícita o de cultura (una lengua, es verdad, más vehiculada
explícita, al universo definido por la idea de reali- por el melodrama, el teatro y la literatura en gene-
dad efectiva se revela fundamental desde el punto ral, que por la filosofía).
de vista conceptual. Se acerca, ciertamente, a la tra- • VÉASE EL RECUADRO 2
dición aristotélica del autó to pragma, del cual la Mientras los filósofos alemanes, de Hegel a Hei-
Sache selbst y la Wirklichkeit son, en lenguaje hege- degger, consideraron su lengua eminentemente es-
liano, la culminación. No obstante ello, dicho con- peculativa como la más apropiada para expresar el
cepto implica, en su versión italiana, algo del orden de pensamiento filosófico, la pretensión de proclamar
lo concreto que lo aleja de las otras culturas filosó- tal primacía jamás cruzó por la mente de los filóso-
ITALIANO | 775

Recuadro 1 › Maquiavelo: “Verità effettuale della cosa” y conocimiento del detalle


El mismo Maquiavelo puede servir de pri- que en el seno del pueblo tienden en esa tan callados en la suprema magistratura,
mer ejemplo en el campo político: la com- época a atribuir la responsabilidad a la am- creían que aquello nacía no de un conoci-
prensión de la “verità effettuale della cosa bición de los Señores. Pero en cuanto algu- miento más profundo de los asuntos, si-
no porque habían sido seducidos y co-
[verdad efectiva de la cosa]” está implica- no de ellos logra a su vez ocupar una alta
rrompidos por los poderosos.
da por el conocimiento de las cosas parti- magistratura, sus ideas sobre la situación Maquiavelo, Discurso sobre la
culares en su especificidad. Eso no excluye, real de la ciudad se tornan cada vez más primera década de Tito-Livio, Libro
sino por el contrario, presupone el paso del próximas de la realidad y abandona tanto primero, XLVII, 2004, p. 169;
conocimiento a lo universal; asimismo, im- las opiniones que circulan entre sus amigos,
plica la superación (y no el abandono) de la como los preceptos y las reglas abstractas De allí la intención explícita de Maquiavelo
visión confusa y deformante de la imagina- con las cuales ha debido comenzar su de apegarse a la realidad, sin seguir los des-
ción y de la opinión, al igual que aquella, aprendizaje de los asuntos públicos: víos de la imaginación y los deseos:
transparente y bien articulada según géne-
Y a menudo sucedía que algunos de ellos
ros, normas y leyes, que dicta la razón sin Pero como mi intención es escribir una co-
ascendían a la suprema magistratura y,
apoyarse en la experiencia de situaciones cuando estaban allí y veían las cosas más sa útil a quien la comprenda, me pareció
concretas. de cerca, comprobaban de dónde nacían más conveniente ir a la verdad efectiva
En un capítulo de los Discursos sobre la los desórdenes y los peligros que amena- de la cosa que a la representación imagi-
primera década de Tito-Livio, titulado “Los zaban y la dificultad de evitarlos. Y, visto naria de ella. Y muchos se han imaginado
como los tiempos y no los hombres cau- repúblicas y principados que nunca ja-
hombres, así como se engañan en los asun-
saban los desórdenes, se volvían de in- más se vieron ni se supo que hayan exis-
tos generales, no se engañan en los parti-
mediato de otro ánimo y de otros hechos tido verdaderamente. Puesto que hay
culares”, Maquiavelo analiza la situación que tanta distancia entre cómo se vive y có-
porque, el conocimiento de las cosas par-
se presentó en Florencia después de que mo se debería vivir, quien deja de lado lo
ticulares les quitaba aquel engaño que
los Médicis fueron expulsados en 1494. En que se hace por lo que se debería hacer
habían concebido al considerarlas gene-
ausencia de un gobierno constituido y en ralmente. De modo que quienes los ha- aprende más bien su ruina que su propia
razón de la degradación cotidiana de la si- bían oído hablar antes, cuando eran ciu- preservación.
tuación política, numerosos son aquellos dadanos privados, y los veían después Maquiavelo, El Príncipe, cap. XV, p. 81.

fos italianos. Tampoco buscaron de manera intencio- colmados de figuras forjadas por la imaginación, que
nal un vocabulario técnico específico, relativo a la en la forma austera del tratado sistemático o de la
koiné filosófica surgida de la tradición europea. La meditación metafísica. No obstante, como en Bru-
filosofía italiana buscó más la potencia expresiva de no, siempre hay un orden en el torbellino de las mu-
los conceptos y la argumentación: su ideal puede ser taciones, en el seno del cual todo cambio se produ-
acercado al de la música, en la cual el mayor rigor ce alrededor de un pivote inmóvil:
matemático coexiste con el pathos más intenso. Tal
como observa Giacomo Leopardi en Zibaldone a El tiempo todo lo quita y todo lo da, todo se trans-
propósito de Galileo, “la asociación de la precisión forma, nada se aniquila; uno solo es eterno y perse-
y de la elegancia” la han orientado. En este sentido, vera eternamente uno, semejante y mismo. […]
su registro se caracteriza por el entrelazamiento de Con esta filosofía mi espíritu se engrandece y mi in-
la razón y la imaginación, del concepto y la metáfo- telecto se magnifica.
Bruno, Candelero, 2004, p. 123.
ra. O mejor, en términos de Vico, por la alianza en-
tre la lógica de la razón y la “lógica poética”.
Porque se trata de comprender la lógica de las El hecho de que no haya jerarquía en el universo in-
transformaciones, de encontrar un sentido al con- finito y, por ende, que no haya tampoco un centro
tinuo devenir de las cosas, afrontar esta mutazione y una periferia absolutos, se refleja también en la
(mutación), tan a menudo invocada por Giordano sintaxis: dado que todo elemento de la frase, hasta
Bruno como esencia de las cosas y fuente de la de- las comas, se puede convertir en el centro del discur-
lettazione (delectación), y no de la tristeza y la me- so, Bruno refuta, tal como lo observó Y. Hersant, uno
lancolía (1989), el lenguaje de la filosofía italiana de sus traductores franceses, las construcciones je-
busca ser incisivo y esclarecedor en un modo fami- rarquizadas, basadas en las subordinadas, y razona
liar. Funciona más en forma de diálogo (de Alberti sobre todo a través de las proposiciones coordina-
a Leopardi, pasando por Galileo) o en enunciados das (que son, en general, series de relativas). Además,
776 | ITALIANO

Recuadro 2 › El “vulgar ilustre”: una lengua para la filosofía


Consciente de que mucha gente no ha po- “la segunda forma de hablar [locutio secun- ral; y en éste más que en un elemento; en
dido formarse en filosofía y convencido de daria, grammatica]”, de los cuales el prime- el fuego más que en la tierra…
“que todos los hombres desean conocer” y ro es natural, común a todos, corruptible y De vulgari eloquentia, I,
cap. XVI, pp. 97-99.
buscan entonces la filosofía, Dante forma el variable, el segundo artificial, reservado a
proyecto de organizar un banquete filosó- los letrados, perenne e invariable según los
Este vulgar buscado por el poeta-filósofo y
fico en el cual puede participar el mayor nú- lugares y los tiempos, y en un recorrido his-
del cual reconoce ciertos ejemplos en algu-
mero de personas. El Convivio (hacia 1304) tórico-bíblico que va de la unidad del idio-
nos contemporáneos inspirados permitirá
no es sólo concebido como una especie de ma adánico hasta la división infinita de los
medir, evaluar y comparar todos los vulga-
suma del saber filosófico para no-letrados idiomas post-babélicos, Dante postula la
res municipales existentes. El fin de la obra
(non litterati), sino que contiene además necesidad de un “vulgar noble” que evitaría
inacabada es establecer las reglas, tanto des-
una reflexión explícita sobre la transmisión los inconvenientes de las dos formas de ha-
de el punto de vista gramatical, como poé-
del saber y en consecuencia de la lengua fi- blar, al tiempo que conservaría las principa-
tico y retórico, de este vulgar que puede
losófica. Si bien Dante no es ciertamente el les cualidades (véase Lengua). Este vulgar
pretender a la universalidad del latín sin te-
primero en escribir una filosofía en lengua ilustre, que debe ser común a todas las ciu-
ner su rigidez, a la expresividad de lo vulgar
vulgar, es, no obstante, aquel que de la ma- dades italianas, sin ser propio a ninguna, es
sin el través de la fragmentación. Al escribir
nera más clara planteó el problema del lazo comparable a aquello que hay primero en
el “poema sagrado”, Dante produce de ma-
entre la lengua y la filosofía y que derivó de cada género y que sirve de medida:
nera simultánea el modelo y el ejemplar. La
allí todas las consecuencias, transformando
Las que son realmente más nobles de en- lengua y la forma de la Comedia son los me-
a la vez el modo de expresión y el conteni-
tre aquellas que son acciones de los italia- dios que se procura de una filosofía nueva
do de la filosofía. La Comedia (1307-1320)
nos, éstas no son exclusivas de ninguna para un público nuevo: los laicos.
realizará plenamente el ideal de tal ense-
ciudad de Italia y son comunes a todas; en- Ruedi Imbach,
ñanza filosófico-moral dirigida a todos y
tre ellas se puede ahora descubrir aquella Irène Rosier-Catach
dedicada a una vasta reforma del mundo so- lengua común que anteriormente perse-
cial y político “para el bien del mundo que guíamos, porque deja su huella en cual- bibliografía
vive mal [in pro del mondo che mal vive]”. quier ciudad, pero no reside en ninguna. Alighieri Dante, “De vulgari eloquentia” (ed.
El tratado De vulgari eloquentia [Sobre Puede, sin embargo, olfatearse más en P.V. Mengaldo et altera), en Opere minori
la lengua común], contemporáneo del Con- una ciudad que en otra, como la más invi- di Dante, t. 2, Milán-Nápoles, Ricciardi,
vivio, busca fundar teóricamente un nuevo sible de las sustancias, que es Dios, deja 1979, pp. 3-237; De vulgari eloquentia,
uso de lo vulgar. Apoyándose en un análisis su huella más en el hombre que en un trad. Matilde Rovira Soler y Manuel Gil Es-
de los diferentes modos de expresión, a sa- bruto animal, o en un animal más que en teve, Madrid, Universidad Complutense,
una planta; en ésta más que en un mine- 1982.
ber, el “lengua común [locutio vulgaris]” y

mezcla según su inspiración los tres estilos (bajo, Pues, así como la metafísica razonada enseña que
medio, alto) de la tradición aristotélica y hace in- homo intelligendo fit omnia, así esta metafísica fantás-
tervenir el lenguaje trivial. Lo vulgar y lo sublime, tica demuestra que homo non intelligendo fit omnia;
la razón y los “furores heroicos”, la lógica y la ima- y tal vez esto sea dicho con mayor verdad que aque-
ginación pueden así coexistir y fusionarse. llo, pues el hombre al pensar despliega su mente y
comprende las cosas, pero cuando no piensa saca de
Vico recurre precisamente a la “lógica poética”
sí mismo esas y, transformándose en ellas, se desa-
de la imaginación para mostrar cuáles son las raíces rrolla”.
de la mente pura que alcanzan los hombres cuando Vico, Principios de ciencia nueva, vol. I, p. 177.
se encuentran en el punto culminante de desarro-
llo de una civilización. A través de la idea de una ló- A Vico se debe el descubrimiento de que la lógica in-
gica poética, Vico sustrae del espacio estéril de lo irra- terna de los acontecimientos no es solamente revela-
cional a los mitos, la religión, las pasiones y el arte da por la razón, sino también por la imaginación,
y muestra que poseen una legalidad específica y fe- que obedece a leyes realmente más limitantes y
cunda, una lógica precisamente dotada de reglas atractivas que las de la razón. Y eso constituye una
que, sin coincidir con las de la “mente desplegada”, herencia del pasado que no se puede borrar. En la
mente dispiegata, aclaran el sentido de lo que los ingens sylva (la gran selva), donde él sitúa las rela-
hombres realizan sin tener intención o de una ma- ciones primitivas que los hombres tienen entre sí y
nera irreflexiva: con la naturaleza, reina la promiscuidad. No hay ma-
trimonios, pues la elección reflexiva y solemne de la
mujer con la cual engendrar los propios hijos toda-
ITALIANO | 777

vía no tiene lugar. Los acoplamientos entre las bestio- Dicho orden regula y da sentido a los momentos
ni (bestias salvajes) se hacen por la fuerza u obedecen sobresalientes del surgimiento solemne de una vi-
al azar; los muertos se descomponen sin sepultura; da que, a partir de ese entonces, se vive junto a otros:
los conflictos se resuelven por la fuerza o la astucia. establece la sepultura de los cadáveres, la celebra-
Pero el siguiente periodo marca el nacimiento de un ción de los matrimonios, el culto de las divinidades.
orden civil igualmente impuesto por la intromisión Si la historia de los hombres tiene un sentido, esto
de la lógica poética. Aparecen la familia monógama no se debe a que deriva de una lógica racional in-
y la religión y, con ello, la humanidad abandona su terna a los acontecimientos, sino a que se impone a
estadio feroz. Las gentes majores (aquellos que se di- los acontecimientos el orden surgido de la imagina-
cen capaces de interpretar el orden visible en los cie- ción, poco a poco racionalizado a través de los mi-
los contemplados desde los claros de los bosques tos, los ritos, las fórmulas jurídicas y las obligaciones
[véase RECUADRO 2, “Iluminismo”]) sienten la ne- morales que aparecen ulteriormente. En el esfuerzo
cesidad de imponer desde arriba, a aquellos que por expresar la génesis de la razón que se despliega
viven en la anarquía, leyes que reflejan un orden se- en la imaginación, el lenguaje lineal de las obras la-
mejante al celestial. La imaginación política de las tinas de Vico se vuelve, en Principios de ciencia nue-
gentes majores —que recurre a los mitos y las po- va, complejo, sobrecargado; desde el punto de vista
tencias sobrenaturales, a los miedos y las esperan- sintáctico, los incisos y las digresiones se multipli-
zas— se encuentra entonces en el origen de un orden can. Pero es siempre poderosamente expresivo.
ficticio, pero en el cual los hombres creen, gracias al • VÉASE EL RECUADRO 3
poder de la imaginación (fingunt simul creduntque).

Recuadro 3 › Iluminismo
luz Entonces algunos gigantes, que debían Las Luces italianas —en sus dos centros
ser los más robustos, y que estaban dis- principales, Nápoles y Milán— conservan
El illuminismo no tiene nada en común con persos en el bosque, en la cima de las un contacto estrecho con la sociedad civil y
montañas, allí donde las bestias más vi-
lo que en francés se designa con “illuminis- la vida práctica. El rechazo explícito de la
gorosas tienen sus guaridas, horrorizados
me” [iluminismo], ya se trate de la doctrina metafísica y de las abstracciones se refleja
y llenos de estupor por el gran efecto del
de ciertos místicos como Swedenborg o cual no sabían la causa, levantaron los ojos así en Antonio Genovese (1712-1769), el
Böhme, o bien, en psiquiatría, de “una exal- y notaron el cielo […] En aquel momento primero en Europa en ocupar en 1754 una
tación patológica acompañada de visiones se figuraron que el cielo era un gran cátedra de economía política, cuyo pensa-
de fenómenos sobrenaturales” (Le Petit cuerpo animado, que bajo este aspecto, miento se concentra en la trama de los
Robert). llamaron Júpiter, el primer dios de las intereses y de las aspiraciones de los hom-
Pero el Illuminismo, las Luces italianas, se gentes llamadas majores y que quería por bres y en la lucha contra los privilegios. La
distingue también de las Luces francesas, el silbido de los relámpagos y el estruen- filosofía de las Luces lombarda está más
do del trueno decirles algo.
así como del Enlightenment inglés o de la orientada hacia el derecho; se manifiesta
Vico, Principios de ciencia
Aufklärung alemana, por la voluntad de no también a través de la dinámica revista Il
nueva, vol 1, p. 164.
perder de vista las facultades psíquicas o caffè (1764-1766) y tiene como represen-
las condiciones sociales a partir de las cua- tantes mayores a Pietro Verri (1728-1797)
De esta manera, “la mente desplegada” tie-
les emerge la razón. y Cesare Beccaria (1738-1794). En ellos, el
ne una génesis de la cual es imposible hacer
Aun cuando Vico no pertenece, en sen- proyecto de las Luces se desarrolla por un
abstracción, y una consistencia que está li-
tido estricto, al movimiento de las Luces, lado en dirección a una modernización de
mitada continuamente por los datos histó-
se encuentra ya en él, mucho antes de Hei- la sociedad que facilita la búsqueda de la fe-
ricos, que no se puede deducir racionalmen-
degger, la idea según la cual el claro del bos- licidad por los individuos y, por otro, apun-
te (la “certeza” y los “laberintos ciegos del
que tiene una importancia filosófica como ta a volver humano al sistema coercitivo, a
corazón del hombre”). Está amenazada por
lugar donde se encuentran la luz y la som- través de la abolición de la tortura, la hu-
la posibilidad de un retorno a etapas atrave-
bra, el orden y el desorden, y lugar donde manización de la pena, el carácter certero
sadas anteriormente, en virtud del cual pue-
surgen la racionalidad y la fantasía poética. y la rapidez del juicio. La luz de una razón
de suceder que los hombres que han alcan-
En efecto, para Vico, los primeros hombres humana (y no ya de la Providencia) que se
zado un alto nivel de civilización “[hagan]
oponen al desorden de su existencia, en la esfuerza por ser justa, se va filtrando así,
de las ciudades bosques y de los bosques,
ingens sylva, la gran selva, de los orígenes, con dificultad, a través de las tinieblas de la
guaridas de hombre” (ibid.). Una sombra de
el orden del cielo, al cual su imaginación vida social.
nueva barbarie se proyecta entonces en el
atribuye un nombre: espacio iluminado de la civilización.
778 | ITALIANO

IV. La “ultrafilosofía” su frivolidad, ellas “reflorecen”. Sin embargo, la


Sin embargo, Giacomo Leopardi es quien busca es- “noble naturaleza” humana, como se señala en el
tablecer verdaderamente una alianza duradera en- poema la Ginestra o il fiore del deserto (v. 111-119)
tre filosofía y poesía, razón e imaginación, claridad [La retama o la flor del desierto], es aquella que se
y distinción conceptuales e indeterminación: él rom- opone heroicamente a estas últimas, que no sacrifi-
pe su aislamiento recíproco para mostrar su com- ca nada de la verdad y tiene, por el contrario, el co-
plementariedad antagonista. Sólo aquel que es al raje de mirarla de frente (Leopardi, Canti; trad. esp.
mismo tiempo filósofo y poeta puede comprender Cantos, 1995).
la realidad. Si no quiere ser apenas “medio filósofo”, Por ende, al reconocer el poder de las ilusiones,
el pensador debe experimentar las pasiones y las la filosofía debe, según Leopardi, abocarse a la ex-
ilusiones: periencia de los sentidos y mantenerse cerca de la
verdad efectiva de la cosa. Esto se diferencia de lo
El que no tiene o no ha tenido nunca imaginación, que sucede en la cultura alemana que, al confundir
sentimiento, capacidad de entusiasmo, de heroís- poesía y filosofía, acaba engendrando híbridos poe-
mo, de ilusiones vivas y grandes, de fuertes y varia- mas filosóficos, construcciones quiméricas que al-
das pasiones, el que no conoce el inmenso sistema de canzan su cumbre en la autoexaltación de Alemania:
lo bello, el que no lee o no siente… a los poetas, no
puede ser absolutamente un grande, verdadero y per-
Che non provan sistemi e congetture
fecto filósofo. […] es completamente indispensable
E teorie dell’alemanna gente?
que un hombre así sea un poeta soberano y perfec-
Per lor, non tanto nelle cose oscure
to. No para razonar como poeta, sino para examinar
L’un dì tutto sappiam, l’altro niente,
como el más frío razonador [ragionatore] y calcula-
Ma nelle chiare ancor dubbi e paure
dor aquello que sólo el más ardiente poeta puede co-
E caligin si crea continuamente:
nocer […] La razón necesita de la imaginación y las
Pur manifesto si conosce in tutto.
ilusiones que ella destruye; lo verdadero necesita de
Che di seme tedesco il mondo è frutto
lo falso, la sustancia de la apariencia, la insensibilidad
más perfecta de la sensibilidad más viva, el hielo del [¿Hay algo que no prueban
fuego, la paciencia de la impaciencia, la impotencia Los sistemas, conjeturas y teorías de la gente de
de la soberana potencia, lo muy pequeño de lo muy Alemania?
grande, la geometría y el álgebra de la poesía, etc. Para ellos, no son tanto cosas oscuras
Leopardi, Zibaldone (4 de octubre de 1821). Que un día sabemos todo y el otro, nada,
Sino las cosas claras que incesantemente son
oscurecidas por brumas
Leopardi enuncia aquí una tendencia más general Y que al respecto nacen continuamente dudas y
de la filosofía italiana, ya presente en Vico de la ma- temores:
nera más explícita: la voluntad de derribar los mu- En todo se ve tan manifiestamente
ros que separan la razón de la imaginación, la filo- Que el mundo es el fruto de una simiente
sofía de la poesía, sin generar por ello una confusión germana].
Leopardi, Paralipomeni, I, 17.
de funciones. Cada una, en efecto, se nutre de la otra,
al tiempo que permanece de manera firme en su
lugar: la filosofía ocupa el espacio de lo real, la poe- No obstante, los alemanes (cuya cultura filosófica
sía el de la imaginación, que es complementario, y es bastante ignorada por Leopardi) no tienen nin-
cada una reconoce las exigencias de la otra. A causa gún motivo para exaltarse:
de esto, el filósofo deberá tomar en cuenta no sólo la
verdad (y tal es su objetivo principal), sino también La ausencia de vida social en los hombres de letras
las ilusiones, ingredientes esenciales de la natu- alemanes y su vida de estudios sin descanso y retira-
raleza humana y que intervienen en la mayor parte da en las oficinas hacen que no sólo sus opiniones y
de la existencia de los individuos. Y no es suficien- pensamientos sean independientes de los hombres
te reconocerlas como tales para dejarlas de lado, (y de las opiniones de los otros), sino también de las
cosas. Por ello, sus teorías, sus sistemas, sus filosofías
puesto que poseen una “raíz muy vigorosa” gracias
son en su mayoría —cualquiera que sea el género
a la cual, aun cuando las cortamos o reconocemos
ITALIANO | 779

examinado: político, literario, metafísico, moral, e in- No hay otra razón posible, para la cual las cosas debe-
clusive físico, etc.— poemas de la razón. En efecto, los rían ser absoluta y necesariamente tales o tales —las
ingleses (como Bacon, Newton, Locke), los franceses unas, buenas, las otras, malas—, independientemen-
(como Rousseau, Cabanis) e inclusive algunos italia- te de cada voluntad, de cada acontecimiento, de cada
nos (como Galileo, Filangieri, etc.) han hecho gran- estado de hecho. La única razón para todo, en reali-
des descubrimientos, verdaderos y concretos, sobre la dad, reside en estos estados de hecho, y en conse-
naturaleza y la teoría del hombre, de los gobiernos y cuencia, ésta es siempre y solamente relativa. Nada
así sucesivamente, pero los alemanes, ninguno. es entonces bueno, verdadero, malo, feo, falso, sino
Leopardi, Zibaldone (30 de agosto de 1822). de manera relativa; y la conveniencia de las cosas
entre sí es también relativa, y esto, si se puede hablar
así, de manera absoluta.
Leopardi intenta completar y superar el racionalis- Leopardi, Zibaldone (17 de julio de 1821).
mo y las Luces, frenado según él por la cultura de
su siglo “soberbio y tonto”, elaborando una “ultra-
filosofía” ligada a la poesía, que esté en condiciones En la tradición metafísica, lo malo, lo falso y lo feo
de ofrecer una evaluación exacta de la naturaleza tienen una connotación eminentemente negativa:
del hombre como ser deseante, pero también inca- son, respectivamente, privación de lo bueno, lo ver-
paz de realizar la naturaleza infinita de su deseo y dadero y lo bello. Leopardi extirpa hasta las raíces
alcanzar un placer duradero. Parafraseando a Clau- los presupuestos de tal concepción. Al demostrar
sewitz, podría decirse que la “ultrafilosofía” no es que el mal no es una perturbación accidental, vo-
sino la continuación de la filosofía por otros medios, luntaria, humana, de un orden divino o natural que
es decir, los de la poesía que, una vez conocidos y sin ello sería en sí mismo perfecto, invalida tanto la
empleados, no deben por ello perturbar ni calentar concepción sustancialista de la plenitud del ser co-
en exceso la “muy fría razón”. mo la tesis de la existencia de un kosmos, estructu-
La filosofía debe utilizar la belleza indetermina- ra armoniosa y divina (sinónimo a la vez de belleza
da de la poesía para rechazar toda concepción de la y orden). Así se derrumban los pilares de las arqui-
forma como forma pura, fija, rígida e innata (de ori- tecturas del bien, de lo verdadero y lo bueno, pre-
gen platónico, pero retomada por el cristianismo e sentes, casi en continuidad, de Platón a Leibniz. Un
identificada con Dios). Puesto que todo conocimien- principio de orden independiente (absolutus) deja
to proviene de los sentidos y es alimentado por la entonces de existir en la raíz de todas las cosas, de la
imaginación y la razón, a partir del incesante traba- misma manera que una fuente —moral, lógica o
jo sobre los materiales que le son transmitidos, los estética— de justificación del mundo y de las ac-
hombres constatan que en verdad todas las cosas se ciones humanas:
dan, sin poder ser deducidas —lo cual se opone a
todo innatismo: Pues ninguna cosa es absolutamente necesaria; es
decir, que no hay ninguna razón absoluta que le im-
La destrucción de las ideas innatas destruye el prin- pide no ser o no ser de tal o tal manera, etc. […] Es-
cipio de la bondad, de la belleza, de la perfección ab- to quiere decir que no hay, y que jamás ha habido
soluta y de sus contrarios, es decir, una perfección principio primero y universal de las cosas, o que si
que tendría un fundamento, una razón, una forma existe o ha existido, no podemos conocerlo de nin-
superior a la existencia de los sujetos que la contie- guna manera, puesto que no tenemos ni podemos
nen y entonces, eterna, inmutable, necesaria, primor- tener el más mínimo dato para juzgar las cosas antes
dial, que existe antes de dichos sujetos e indepen- de las cosas y conocerlas más allá del puro hecho
dientemente de ellos. real […] Ciertamente, al destruir las Formas plató-
nicas preexistentes a las cosas, se destruye a Dios.
Leopardi, Zibaldone (17 de julio de 1821).
Leopardi, Zibaldone.

Se vuelve así absurdo hablar, en lo absoluto, del


bien y del mal, de la belleza y la fealdad, del orden y Con el Summum bonum cae también el Summum
el desorden. En efecto, una vez eliminadas las ideas malum: con Dios, cae Satán. Los hombres y sus his-
innatas: torias, en consecuencia, permanecen solos en un
780 | ITALIANO

cosmos que los ignora y que no guarda ninguna fi- Si en el acto de expresarlos, aquellos pensamientos
nalidad para ellos. parecían desvanecerse o se reducían a pobres y esca-
sos, es, sencillamente, que no existían o que eran jus-
V. El historicismo y el no-filósofo tamente escasos y pobres.
El historicismo italiano (de Croce a Gramsci) ha com- Ibid., p. 93.
batido las abstracciones jacobinas, ya denunciadas Semejante a aquellos que nutren ilusiones sobre el
por Leopardi, evidenciando los obstáculos, los blo- monto de sus propias riquezas que luego las mate-
queos, la especificidad —o mejor, el carácter con- máticas desmienten duramente, estamos acostum-
creto— de cada situación histórica y la necesidad brados, la mayoría de nosotros, a sobrestimar la in-
que se deriva de hacer de la realidad el patrón de me- tensidad y la precisión de nuestros dones intuitivos.
dida del pensamiento. Se ha inspirado más en el Sa- La prueba por cuatro o “el puente del diablo” que
ggio sulla rivoluzione napoletana [1799] de Vincenzo es la expresión, nos muestra nuestros límites y, al
Cuoco que en Marx. Es decir que ha pensado más mismo tiempo, nos hace más conscientes del he-
en las revoluciones fallidas y las enseñanzas surgidas cho por el cual el pintor (y él mismo en momentos
de las derrotas repentinas que en el gusto por las de gracia determinados) “es pintor porque ve lo que
innovaciones radicales o la preparación de nuevas otro únicamente sabe sentir o entrevé, pero no ve”
insurrecciones. El historicismo italiano se caracteri- (ibid., p. 94).
za precisamente por el encuentro entre la historia y Para Croce, el amor por lo concreto va hasta la
la utopía: una historia dinamizada, estructurada, apología del “no-filósofo”, declarado hijo legítimo
inervada por un fin utópico (el de la emancipación) del filósofo, que difunde una cultura y contribuye a
y una utopía frenada y cargada, obligada a tener en la sedimentación de las ideas filosóficas en la forma
cuenta las limitaciones y el campo de los posibles, irreflexiva del sentido común:
el mapa de los obstáculos y los lugares de paso. En el
campo ético y político, pero también estético, el ape- Abomino del mal filósofo, presuntuoso y diletante:
go a lo real, a la verdad efectiva de la cosa, la fideli- presuntuoso al tratar con facilidad las cosas difíciles,
dad al mundo y la capacidad para comunicar son de diletante con las cosas sagradas. Pero mucho me com-
nuevo validados, por ejemplo por Croce, por opo- place el no-filósofo, el inconmovible, el indiferente
sición a la interioridad vacía y sus pretensiones. Lo a las disputas y distinciones y dialécticas filosóficas,
que posee la verdad en pocos y sencillos principios,
bello igualmente, en consecuencia, no es otra cosa
en límpidas sentencias, guías seguros de su juicio y
que la expresión efectiva, en una obra de arte sin- su obrar: el hombre del buen sentido y la sabiduría.
gular y única, de una intuición que sin ello perma- B. Croce, “El no-filósofo”, trad. E. Pezzoni,
necería indeterminada y sin contenido en nuestro en Fragmentos de ética, p. 171.
sentimiento y nuestra mente, y de lo cual tenemos
plena conciencia solamente porque alguien ha sido
capaz de expresarlo. En efecto, para Benedetto Cro- Éste es precisamente el hijo del filósofo, en la medi-
ce, lo bello, en el momento en que escribe la Esté- da en que:
tica, es la “expresión lograda, o mejor, la expresión a
secas, ya que la expresión, cuando no es lograda, no ese buen sentido suyo no es más que la herencia de
es expresión” (1971, p. 165). La prueba aportada las filosofías anteriores, acrecentada sin cesar por su
por la realidad y la comunicabilidad rompe el pre- capacidad de recoger los resultados netos del nuevo
juicio disimulado en la creencia según la cual la in- filosofar. No es un don de la naturaleza, sino una for-
terioridad confusa de la intención es suficiente pa- mación histórica, un extracto del trabajo histórico
del pensamiento. Y puesto que recoge los resultados,
ra crear la obra de arte:
sólo los resultados, sin el proceso de adquisición, los
recoge sin debates ni sutilezas, sin aparato doctrinal.
Se oye con frecuencia decir a algunos que tienen en
Ibid., p. 172.
la mente muchos e importantes pensamientos, pero
que no aciertan a expresarlos. En verdad, si realmen-
te los tuvieran, los habrían acuñado en palabras her- Para Gramsci también, la preocupación —ligada a
mosas y resonantes y, por consiguiente, expresado. intenciones más políticas— de encontrar un “puen-
ITALIANO | 781

te del diablo” entre el alto pensamiento filosófico, el cia crítica y de elaboración conceptual activa. De
de las élites, y la filosofía espontánea de los no-filó- allí, la siguiente pregunta retórica:
sofos, entre razón y sentido común, está presente
de manera obsesiva: […] ¿es preferible “pensar” sin tener conciencia crí-
tica, en forma disgregada y ocasional, o sea, “partici-
Hay que destruir el prejuicio muy difundido de que par” en una concepción del mundo “impuesta” me-
la filosofía es algo muy difícil por el hecho de que es cánicamente por el ambiente externo, y por lo tanto
la actividad intelectual propia de una determinada por uno de tantos grupos sociales en los cuales cada
categoría de científicos especializados o de filósofos cual se encuentra automáticamente incluido desde
profesionales y sistemáticos. Por lo tanto, hay que de- su entrada en el mundo consciente (y que puede ser
mostrar preliminarmente que todos los hombres son la propia aldea o la provincia, puede tener origen en
“filósofos”, definiendo los límites y las característi- la parroquia y en la “actividad intelectual” del párro-
cas de esta “filosofía espontánea”, propia de “todo el co o del viejo patriarcal cuya “sabiduría” dicta leyes,
mundo”, esto es de la filosofía que está contenida: 1) en la mujercilla que ha heredado la sabiduría de las
en el lenguaje mismo, que es un conjunto de nocio- brujas o en el pequeño intelectual agriado en su pro-
nes y de conceptos determinados y no solamente de pia estupidez e impotencia para actuar) o es preferible
palabras gramaticalmente vacías de contenido; 2) en elaborar la propia concepción del mundo de forma
el sentido común y buen sentido; 3) en la religión consciente y críticamente y, por lo tanto, en conexión
popular, y por lo tanto en todo el sistema de creen- con tal esfuerzo del propio cerebro, elegir la propia
cias, supersticiones, opiniones, modos de ver y ac- esfera de actividad, participar activamente en la pro-
tuar que se revelan en aquello que generalmente se ducción de la historia del mundo, ser guía de sí mis-
llama “folklore”. mos y no ya aceptar pasivamente y supinamente des-
Gramsci, Cuadernos de la cárcel, p. 245. de el exterior el sello de la propia personalidad?
Gramsci, Cuadernos de la cárcel, pp. 245-246.

La única diferencia entre la filosofía de los filósofos • VÉASE EL RECUADRO 4


y la de los no-filósofos se debe al grado de concien-

Recuadro 4 › Historicismo
historia tados por necesidades que se renuevan y tos como el deseo de pasar por encima, sin
se manifiestan sin cesar, estimulados por el afrontar, los condicionamientos, las barre-
El historicismo italiano, aun cuando su na- deseo de eliminar las oscuridades y los fan- ras de lo real. Al convertir el pasado en cono-
cimiento se deba en parte al Historismus tasmas que interfieren con la acción y de cimiento, al comprender todo aquello que,
alemán de un Ranke o de un Dilthey, ad- deshacerse de la servidumbre y del peso de manera oscura, se agita en nosotros y en
quiere rápidamente su fisonomía propia y del pasado. el mundo, estamos listos para realizarnos,
su originalidad, sobre todo con Croce y Gracias a la reflexión, a la filosofía —que para convertirnos en creadores de historia.
Gramsci. Se basa en la tesis de la historici- es metodologia della storiografia, “metodo- Sólo aquello que se objetiva, aquello que
dad y de la inmanencia absolutas de toda logía de la historiografía” (“historiografía” entra en relación con la actividad de los
vida y expresión humanas. La historia es el significa, como lo precisa Croce, historia re- otros, dejando algún signo, tiene un valor
producto de la objetivación, de la incorpo- rum gestarum, es decir, no los acontecimien- permanente —y no los esfuerzos impoten-
ración determinada de nuestras acciones en tos, sino su interpretación en los libros de tes, las fanfarronadas, las parálisis de la vo-
este mundo único e increíble, o mejor del historia), conocimiento de este “universal luntad que quiebran los espíritus, los parlo-
hecho por el cual las acciones de cada uno concreto” presente en cada acontecimien- teos.
están inevitablemente implicadas en los to—, logramos comprender cuál es el sen- La vida del Espíritu consiste precisamen-
grandes torrentes de los acontecimientos tido de lo que ha sido. La búsqueda históri- te en esta realización del movimiento del
colectivos. De allí el rechazo a todo teleolo- ca de los historiadores y la que cada uno Todo en las obras de los individuos que son
gismo, el respeto por la implacabilidad de realiza para reconstruir el significado de su sólo funciones subordinadas de esta totali-
los hechos, el acento puesto en la respon- comportamiento y de su pasado allanan el dad. Se tornan inmortales, en un sentido
sabilidad individual. Tal posición no impli- camino a la libertad, comprendida como laico, y tienen valor sólo si aceptan cons-
ca, sin embargo, la aceptación de la necesi- conciencia de la necesidad, conocimiento cientemente ser el material de construc-
dad ineluctable del curso histórico. Por el de las posibilidades reales del actuar. El his- ción de una historia que se despliega por
contrario, los individuos cuestionan el pa- toricismo excluye, en consecuencia, tanto encima de ellos, más allá de sus intenciones
sado y lo vuelven así vivo y presente, inci- la aceptación pasiva de los acontecimien- y en la cual sin embargo creen:
782 | ITALIANO

[…] todo acto nuestro se desprende de guardarnos de cualquier soplo de aire co del sistema taylorista, y los obstáculos
nosotros apenas cumplido para vivir una por temor a los achaques? ¿Vale la pena provenientes de las relaciones de producción
vida inmortal, y nosotros mismos (que amar si debemos observar constantemen- obsoletos o arcaicos. A través del esfuerzo
en verdad no somos más que el proceso te la higiene del amor, graduar sus dosis, realizado para eliminar las divisiones entre
de nuestros actos), somos inmortales, moderarlas, abstenernos de cuando en
dominantes y dominados, la historia debe
porque haber vivido es vivir siempre. cuando, a modo de ejercicio, temiendo
Croce, Frammenti di etica, que en el futuro nos aguarden sobresal- ser transformada a partir de un proyecto de
trad. esp. Enrique Pezzoni, tos y heridas demasiado hondos?” emancipación colectiva y no contemplada
Fragmentos de ética, p. 25. Croce, “Amore per le cose”, en Frammenti y adorada como un misterio insondable y
di etica; trad. esp. Enrique Pezzoni, “El vuelto cruel por su esencia incomprensible
En este mundo único quizás sufrimos, pero amor a las cosas”, en Fragmentos de ética, y eterna. El historicismo es tan radical e in-
sólo en él se encuentran los objetos de ibid., p. 19. manente, que aquello que hoy en una si-
nuestro deseo, de nuestra pasión, de nues- tuación determinada de constricción histó-
tro interés, de nuestro conocimiento. En rea- La concepción de Gramsci sobre el histori- rica es verdadero, podrá convertirse en falso
lidad no quisiéramos otro, por ejemplo, aquel cismo busca más bien ser la armadura teó- y lo que es falso podrá, al menos en cierta
que las religiones prometen: estamos liga- rica apropiada para afrontar una situación medida, volverse verdadero:
dos de manera indisoluble a esta inmanen- histórica determinada, de lucha y transición,
cia (tal es el significado de la expresión sto- marcada por numerosos desequilibrios, ten- Se puede incluso llegar a afirmar que,
ricismo assoluto, “historicismo absoluto”). siones, en donde se juntan avances y retro- mientras todo el sistema de la filosofía
cesos —en la cual, por ejemplo en Italia, hay de la praxis puede llegar a ser caduco en
Debemos sumergirnos en él con valentía,
que jugar un papel de mediador entre el un mundo unificado, muchas concepcio-
aceptar el riesgo, la posibilidad del sufri- nes idealistas, o al menos algunos aspec-
miento, las decepciones, las penas: Norte industrial y el Sur agrícola, la alta cul-
tos de ellas, que son utópicos durante el
tura de la tradición burguesa y las creen-
reino de la necesidad, podrían volverse
¿[…] vale la pena vivir si estamos obliga- cias mágicas o el folklore de las clases sub- “verdades” después del paso, etc.
dos a tomarnos el pulso a cada instante, alternas, la filosofía y el mito, el desarrollo Gramsci, Cuadernos de la cárcel,
a protegernos con paños calientes y a de las fuerzas productivas, hasta en el mar- Cuaderno 11, p. 335, 1986.

El valor casi neorrealista de lo concreto de lo vi- sofar se concibe como cierto nivel de conciencia
vido, del lazo con las situaciones históricas y eco- crítica, o en el límite, como una exigencia de uni-
nómicas determinadas se encuentra, por lo demás, ficación de los campos de investigación” (Garin,
en el centro del conjunto del historicismo italiano 1976, p. 451). De nuevo, en el historicismo la filoso-
(igualmente después de Croce y Gramsci). Esto se fía se concibe a sí misma dirigiéndose hacia lo con-
refleja en el reconocimiento de los derechos y de la creto y considera convertirse finalmente en el pun-
implacabilidad del tiempo mismo y el rechazo a re- to de enlace entre lo experimentado y lo pensado.
fugiarse en el abrigo corrupto de la conciencia, en el
aislamiento reconfortante pero estéril del espacio pri- VI. La “mekhané” y las máquinas
vado, o a buscar una vía para huir en exaltantes pe- Cuando se considera de nuevo, desde el punto de
ro falaces utopías que apuntan a la regeneración in- vista de las ciencias, las características fundamenta-
mediata. Para los historiadores, es necesario insistir les de la filosofía italiana, traducible o intraducible,
en el lazo entre la filosofía y la historia efectiva de se constata la contribución fundamental ofrecida
los hombres, en las “raíces reales de las elecciones por Italia en este ámbito hasta una época reciente,
ideales”, puesto que la filosofía consiste en “encon- desde Leonardo da Vinci hasta Galileo, de Volta a
trar la humanidad en el pensamiento, incendiar la Pacinotti, de Marconi a Fermi; curiosamente se ob-
humanidad del pensamiento, la carne humana sin serva, por otra parte, que nunca ha existido una re-
la cual estos pensamientos no estarían en el mun- flexión autóctona sobre la filosofía de las ciencias o
do” (Garin, 1959, pp. 136-137). Cada filosofía de- sobre la lógica —excepto en Galileo mismo y las fi-
pende, entonces, del hecho de que los hombres y guras de Peano, Vailati o Enriques que por mucho
los instrumentos intelectuales para comprender la tiempo permanecieron aisladas. En consecuencia,
verdad van variando. En lo sucesivo, el historiador no se difundió ningún lenguaje técnico o especiali-
de la filosofía descubre “en el lugar de la filosofía, zado y, en general, éste fue importado recientemen-
en tanto desarrollo autónomo de un saber autosufi- te del mundo anglosajón.
ciente,una pluralidad de campos de búsquedas,posiciones, vi- No obstante ello, Galileo es otro excelente ejem-
siones, con respecto a los cuales la unidad del filo- plo de la actitud particular de la tradición italiana
ITALIANO | 783

que busca, por un lado, situarse desde el punto de las letras del alfabeto en términos dotados de senti-
vista de los no-filósofos y de los no-especialistas y, do, los colores en ojos y plumas, los números y las
por otro lado, mostrar que detrás de las fórmulas figuras geométricas en seres físicos. Pero Galileo se
generales y abstractas se disimula una situación in- aventura igualmente en el recorrido opuesto. Según
esperada y sin embargo dotada de una lógica pro- este método procede, como diría Yves Bonnefoy, a
pia que se comprende respetando la especificidad la excarnación, para extraer las reglas generales de la
del objeto. En efecto, a través de una prosa cristali- carne viva de los casos particulares, al tiempo que
na, Galileo se sitúa también constantemente, en es- sabe que así se puede llegar al impasse. De allí su
tos diálogos, desde el punto de vista de un interlo- elogio al descubrimiento progresivo de la realidad,
cutor, Simplicio, destinado a representar de manera en sus rasgos específicos y distintos, un descubri-
ejemplar la forma de pensar entonces dominante en miento que debe superar las falsas analogías a fin de
la comunidad científica, aquella que se apoya en la privilegiar la facultad de discriminar y que, no obs-
autoridad bien arraigada de Aristóteles y Tolomeo. tante, debe en ocasiones concluir con una declara-
Galileo busca refutarla por medio de “experiencias ción de ignorancia provisional. Ésta se ilustra bien
realizadas y demostraciones seguras”, pero de ningún con la parábola del “hombre dotado por la natura-
modo ignorarla. Por el contrario, la mantiene como leza de un ingenio perspicaz y de una curiosidad ex-
punto de referencia constante, como indicador de un traordinaria” (Galileo, El ensayador, p. 155), que con-
sentido común que hay que elevar pacientemente al funde primero el canto de los pájaros con el sonido
nivel de un nuevo saber científico. Como represen- de la flauta y aprende luego a distinguir este último de
tante de la Accademia dei Lincei, fundada en 1604 la música interpretada con un instrumento de cuer-
por Federico Cesi, Galileo tiene precisamente por da, del sonido emitido por el frotamiento de un de-
ideal dotarse de un ojo de lince para buscar la ver- do sobre el borde de un vaso o el zumbido de las
dad allí donde es más difícil alcanzarla y allí donde alas de una mosca. Finalmente, cuando intenta com-
las apariencias pueden fácilmente engañar. prender de dónde proviene la estridencia de la ci-
En su búsqueda, se puede partir de elementos garra, “levantóle finalmente la caparazón del tórax,
simples que, recombinados, ofrecen el sentido de lo y viendo debajo algunos cartílagos, duros aunque
que es complejo: sutiles, y creyendo que el estrépito derivase del mo-
vimiento de éstos” (ibid., p. 157), la mata cortándola,
Yo tengo un librito, bastante más elemental que el de manera que la “le quitó con la voz, la vida […]
de Aristóteles o que el de Ovidio, en el que se con- por lo que mostró tal desconfianza en su saber, que
tienen todas las ciencias y que con muy breve estu- al preguntársele cómo se producían los sonidos
dio puede servir para la solución de todos los pro- modestamente respondía que conocía algunos
blemas: el alfabeto; y no me cabe ninguna duda que modos, pero que daba por seguro que podían exis-
quien sepa acoplar y ordenar esta y aquella vocal con
tir otros desconocidos e inopinables” (ibid., p. 157).
estas y aquellas consonantes, podrá obtener la res-
En este sentido, la lógica del descubrimiento es-
puesta verdadera de todas las dudas y también los
conocimientos de todas las ciencias y las artes; de tá para Galileo abierta a lo nuevo y no es todavía re-
manera semejante a la del pintor, que con unos sim- ductible a la unidad compacta de la teoría:
ples colores diferentes, dispuestos sobre la paleta, al
acomodar un poco de éste con otro poco de aquel y No quisiera que nuestra discusión estuviese tan ce-
otro poco del otro va configurando hombres, plan- ñida por esa rigurosidad, y que no dejase campo
tas, casas, pájaros, peces y, en una palabra, todos los abierto para todas estas digresiones, como si nos
objetos visibles, sin que para ello tenga necesidad de hubiéramos reunido para contar historias; séame lí-
tener en la paleta, ni ojos, ni plumas, ni escamas, ni cito haber contado yo ésta, que me recuerda que de-
hojas, ni piedras. bo escuchar las vuestras.
Galileo, Diálogo sobre los sistemas Galileo, Diálogo sobre los sistemas
máximos, Segunda jornada, pp. 29-30. máximos, Segunda Jornada, p.115.

Tal es la vía que conduce a la encarnación de las La famosa afirmación según la cual el mundo está
abstracciones en la realidad, es decir, a transformar escrito en caracteres matemáticos no autoriza a de-
784 | ITALIANO

ducir de estas formas a priori ningún conocimien- les implica que “en éstas y otras máquinas semejantes
to cierto en el espacio físico. Releamos el texto: no se puede argumentar de las pequeñas a las gran-
des porque muchos proyectos de máquinas tienen
La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que éxito en tamaño pequeño y no dan resultado en el
tenemos abierto ante los ojos, quiero decir, el uni- grande” (Galileo, ibid., p.26). La geometría no es
verso, pero no se puede entender si antes no se apren- entonces aplicable sic et simpliciter, pura y simple-
de a entender la lengua, a conocer los caracteres en mente, a la realidad física. Al pasar del pequeño mo-
los que está escrito. Está escrito en la lengua mate- delo reducido de una galera al verdadero navío, es-
mática y sus caracteres son triángulos, círculos y
tos mismos elementos de la estructura en madera,
otras figuras geométricas sin las cuales es imposible
que en un primer tiempo resistían al peso y a las ten-
entender ni una palabra; sin ellos es como girar va-
namente en un oscuro laberinto. siones de los materiales que reposaban y se apoya-
Galileo, “El ensayador”, p. 63. ban en ellos, pueden ceder en razón del cambio de
escala. En consecuencia, la invariabilidad de las pro-
piedades características de las figuras geométricas
Galileo sabe bien que existe una clara diferencia no siempre es válida en física: “[…] en la geome-
entre los modelos matemáticos y la realidad física, tría, en la que veo que el grandor y la pequeñez no
aun cuando esta última pueda y deba ser leída en hacen cambiar las leyes a que están sujetos los círcu-
última instancia con estos mismos instrumentos. los, triángulos, cilindros, conos, y cualquier otra fi-
Los ingenieros, los artesanos y los obreros del arse- gura sólida” (Galileo, ibid., p. 26)”.
nal de Venecia, cuando construyen sus navíos, por El caso de Galileo, que se pregunta por qué la ra-
ejemplo, han aprendido que no hay corresponden- zón matemática abstracta no puede tener sobre la
cia entre los modelos a escala y los modelos reales, realidad los efectos que de manera intuitiva se le po-
entre la teoría abstracta y la práctica dictada por las drían suponer, no conduce a una reedición de la ra-
experiencias vividas. En efecto, Salviati, al comien- cionalidad en confrontación con una práctica a-con-
zo de los Discorsi e dimostrazioni matematiche in- ceptual sino, por el contrario, al nacimiento de una
torno a due nuove scienze, mientras elogia que el fi- nueva forma de saber, como es el caso —ejem-
lósofo y el teórico de la naturaleza frecuenten el plar— de la mecánica moderna. Para aprehender el
mundo de los que saben construir máquinas, cier- carácter innovador de las propuestas de Galileo en
tamente no está argumentando a favor de la prácti- este campo hay que medir la distancia con respecto
ca contra la teoría. Las palabras de Galileo son las a una larga tradición que comienza en Grecia anti-
siguientes: gua y prosigue hasta su época. En efecto, al comien-
zo, el término mekhané significa solamente “astu-
Extenso campo de investigación ofrece a los entendi- cia”, “engaño”, “artificio” y aparece ya en la Ilíada
mientos estudiosos la constante actividad de vues- (VIII, 177) con esta acepción. Sólo más tarde pasa
tro famoso arsenal, venecianos, y muy particularmen- a designar la máquina en general —en un sentido
te en lo que a la mecánica se refiere; puesto que aquí próximo a las connotaciones del “uso apropiado de
se halla, entregado constantemente a la construcción un instrumento” y de “máquina teatral”, del cual pro-
de toda clase de artefactos y de máquinas, un gran
viene la expresión theós epí mekhané, deus ex ma-
número de artesanos, entre los cuales forzosamente
china— y, en particular, la máquina sencilla —pa-
ha de haber algunos muy peritos y con gran habilidad
en la exposición, no sólo a causa de las observacio- lanca, polea, cuña, plano inclinado, tornillo—, la
nes realizadas por sus antecesores, sino también en máquina de guerra y el autómata.
virtud de las que ellos mismos van continuamente La mecánica, saber relativo a las máquinas, nace
haciendo. entonces con esta marca distintiva: apunta a la cons-
Galileo, Diálogos acerca de trucción de entidades artificiales, de trampas tejidas
dos nuevas ciencias, p. 25. contra la naturaleza para capturar su energía y diri-
girla en provecho de los hombres y según sus capri-
Tal como lo observa el personaje de Sagredo, el he- chos. Pero ¿por qué la máquina hereda los signifi-
cho de que en la construcción de navíos los mode- cados de astucia y engaño? Porque durante mucho
los a escala no sean equivalentes a los modelos rea- tiempo no se logra explicar su eficacia. No se com-
ITALIANO | 785

prende, por ejemplo, cómo una palanca puede le- que el deber principal de la mecánica no es produ-
vantar, con un esfuerzo mínimo, pesos enormes, ni cir la sorpresa. Para dominar a la naturaleza hay que
cómo una cuña logra partir piedras o gigantescos servirla, plegarse a sus leyes y exhortaciones, sacan-
troncos de árboles. De esta sorpresa, las Quaestiones do provecho de su conocimiento. El concepto de as-
mechanichae, por mucho tiempo atribuidas a Aris- tucia, en el sentido según el cual el más débil domi-
tóteles, ofrecen un testimonio cuando afirman cla- na al más fuerte, en donde el hombre, como Ulises,
ramente que, “de lo que ocurre de acuerdo con la engaña a este obtuso Polifemio que es la naturaleza,
naturaleza, produce admiración todo aquello cuya pierde su pertinencia. Para Galileo, ya no es necesa-
causa se desconoce y de lo que ocurre contra natu- rio desviar a la naturaleza de su curso, torturarla,
raleza, todo aquello que sucede mediante una téc- ponerla en el potro para forzarla a revelar sus secre-
nica para conveniencia de los hombres” (847a. trad. tos, como quería Francis Bacon, quien oponía, a la
esp. Paloma Ortiz García, en: Aristóteles, Sobre las fuerza de la naturaleza, no la astucia sino una con-
líneas indivisibles. Mecánica, Euclides, Óptica, Ca- tra-violencia. El hombre, “vicario del Altísimo”, pue-
tóptrica. Fenómenos, Madrid, Gredos, 2000, p. 71). de y debe, según Bacon, ejercer la violencia sobre la
Cuando la naturaleza es contraria a nuestra utilidad, naturaleza, pues el método más seguro frente a la
logramos dominarla por medio del artificio (me- materia que, igual a Proteo, conoce continuas me-
khané). De esta manera, la técnica nos permite ven- tamorfosis, es detenerla, bloquear el curso de sus
cer a la naturaleza en circunstancias en las cuales, cambios: “El modo de sujetar o atar a la materia se-
por el contrario, seríamos vencidos por ella. A pro- rá más fácil y pronto si se la aprisiona con esposas,
pósito de este género extraño (átopos), el tratado es decir, en sus extremidades” (Bacon, La sabiduría
agrega además que a veces lo menor triunfa sobre de los antiguos, p. 59).
lo mayor, como en el caso de la palanca, justamen- En Galileo tal violencia desaparece, justamente
te, que permite levantar grandes pesos con un pe- porque la mecánica deja de ser contranatura. La
queño esfuerzo. fórmula P × F × D × V indica la conquista de la ra-
Las artes mecánicas, debido a su pertenencia al cionalidad por medio del producto de cuatro “co-
reino de la astucia y de lo que es contranatura, no sas” que se deben considerar en sus relaciones recí-
forman parte de la física, la cual se ocupa de lo que procas: “a saber, la carga que se quiere transportar
pertenece al orden de la naturaleza. Por lo demás, de un lugar a otro; la fuerza que debe moverla; la dis-
para los griegos, sólo las matemáticas y la astrono- tancia en la cual se hace el movimiento; y el tiempo
mía son ciencias en el verdadero sentido del térmi- de dicho movimiento, porque sirve para determi-
no, en tanto que no se ocupan de estas cosas que nar su velocidad, dado que es tanto mayor cuanto
pueden ser de una manera distinta a lo que son y que más grande sea la distancia por la cual pasa el cuer-
no poseen entonces un carácter de necesidad —así po móvil, o la carga al mismo tiempo” (Galileo, Le
sucede con las que están ligadas a la praxis (Aristó- meccaniche). Si se examina el peso necesario para
teles, Ética a Nicómaco, VI, 5, 1140a y VI, 6, 1140b). mover un cuerpo de un lugar a otro, la fuerza nece-
Ellas gozan entonces de los privilegios de la necesi- saria para esta operación, la distancia en la cual el
dad y del conocimiento a priori, puesto que son vá- movimiento tiene lugar y el tiempo necesario para
lidas independientemente de la experiencia. En el el movimiento (velocidad), se ve claramente que se
vasto debate sobre la relación entre phusis y nomos, pierde en un parámetro lo que se gana en el otro.
la mecánica se determina resueltamente, desde sus Así, el uso de una menor fuerza se paga con un tiem-
orígenes míticos con Dédalo e Ícaro, como anti- po de tracción más largo, como en el caso de la pa-
natura, mientras que la medicina, que aparece por lanca que levanta grandes pesos con un pequeño
ejemplo en los tratados De arte [Del arte] y De vic- esfuerzo.
tu [Del régimen] del cuerpo hipocrático, se presen- Galileo, por medio de demostraciones verdade-
ta mejor como una ciencia que secunda e imita la ras y necesarias, indica que las decepciones de los
naturaleza. mecánicos provienen de la voluntad de utilizar las
Con Galileo se empieza a tomar conciencia de máquinas en numerosas operaciones imposibles por
que para dirigir a la naturaleza hay que obedecerle, naturaleza. No se debe ceder más a la ilusión de pes-
que ella no puede ser simplemente maltratada y car en falta a la naturaleza (o por así decirlo, sor-
786 | ITALIANO

prenderla con la guardia baja), para inducirla a ple- Bibliografía


garse a nuestra voluntad: Alighieri Dante, Paradiso, Libro 3 de La divina commedia, en A.
Lanza (ed.) La Commedia: Nuovo testo critico secondo i più
antichi manoscritti fiorentini, Anzia, De Rubeis, 1995; La
Antes que emprender la especulación sobre los ins- Divina Comedia, Paraíso, trad. Ángel Battistessa, Buenos Ai-
trumentos de la Mecánica, es necesario observar en res, Asociación Dante Alighieri, 1987.
general las comodidades y los provechos que se pue- Bacon Francis, Wisdom of the Ancients [1609] (introd. Henry
den obtener, a fin de que los artesanos no crean que Morley). Londres, Cassell, 1905; La sabiduría de los antiguos,
trad. Silvia Maso, Madrid, Tecnos, 2014.
pueden servir a las operaciones de las cuales no son
Bruno Giordano, Candelaio, en Giovanni Aquilecchia (ed.) Ope-
capaces, y que se puedan levantar grandes cargas con re italiane, vol. 1, Turín, utet, 2002; Candelero, trad. esp.
poca fuerza: pues la naturaleza no puede ser enga- Teresa Losada, Castellón, Ellago, 2004.
ñada, ni ceder a sus derechos; y ninguna resistencia ——, “Spaccio della bestia trionfante” [1584], en Giovanni Aqui-
puede ser superada sólo por una gran fuerza, como lecchia (ed.) Opere italiane, vol. 2, Turín, utet, 2002; Ex-
lo haré ver más adelante. pulsión de la bestia triunfante, trad. Miguel A. Granada, Ma-
drid, Alianza, 1989.
Galileo, Le meccaniche.
Croce Benedetto, “Estetica come scienza dell’espressione e
linguistica generale”, en Filosofia dello spirito, Bari, Laterza,
1909, 2 vols.; Estética como ciencia de la expresión y lingüís-
Desde esta perspectiva, son justamente las máqui- tica general, trad. Ángel Vegue y Goldoni (ed.), Buenos Ai-
nas —que desde entonces se construyen con crite- res, Centro Editor de América Latina, 1971.
——, “Frammenti di ética”, en Etica e politica, Bari, Laterza, 1973;
rios y cálculos plenamente racionales, los cuales so- “Fragmentos de ética”, trad. Enrique Pezzoni, en Ética y po-
brepasan el sistema del “más-o-menos” empírico, lítica: seguidas de la contribución a la crítica de mí mismo,
en el sentido en que lo entiende Alexandre Koyré Buenos Aires, Iman, 1952.
(Del mundo cerrado al universo infinito, trad. Carlos Galileo, Opere (ed. Antonio Favaro), Florencia, Barbera, 1929-
1939, 20 vols.
Solís Santos, Madrid, Siglo XXI de España, 1979)— ——, Le mecchaniche [1593].
que despojan a la esclavitud de sus ventajas y per- ——, El ensayador [1623]; trad., introd., y notas José Manuel
miten virtualmente su abolición. La fuerza del tra- Revuelta, Buenos Aires, Aguilar, 1981.
bajo humano bajo la forma de un mero consumo ——, Diálogos sobre los sistemas máximos. Jornada segunda
[1632], trad. José Manuel Revuelta, Buenos Aires, Aguilar,
de energía ya no es indispensable, mientras que —y 1975.
es otra gran intuición de Galileo— las máquinas ——, Diálogo acerca de dos nuevas ciencias [1638], trad. José
sustituyen en lo sucesivo la falta de inteligencia de San Román Villasante, Buenos Aires, Losada, 2004.
las fuerzas naturales y de los animales que gastan Garin Eugenio, La Filosofia come sapere storico: con un saggio
autobiografico, Bari, Laterza, 1959.
energía. Por medio de los “artificios e invenciones”, Gramsci Antonio, Appunti per una introduzione e un avviamen-
en adelante pueden dispensar a los hombres de su to allo studio delle filosofia e della storia della cultura, en Va-
fatiga y dinero, transfiriendo a la naturaleza inani- lentino Gerratana (ed.) Quaderni del carcere, Turín, Einaudi,
vol. 2, 1975; Cuadernos de la cárcel, trad. Ana María Palos,
mada y animada la carga de proporcionar la ener-
México, Ediciones Era, 1986.
gía previamente orientada hacia la obtención del Leopardi Giacomo, Zibaldone di pensieri (ed. R. Damiani), Mi-
“efecto deseado”. Vale en este campo, como a me- lán, Mondadori, 1997, 3 vols.
nudo en el conjunto de la tradición italiana, la idea ——, “Prosa”; trad. Antonio Colinas, Poesía y prosa, Madrid, Al-
faguara, 1979.
de un control consciente sobre los procesos en par- ——, Paralipomeni della Batracomiomachia (ed. F. Russo), Mi-
te espontáneos (naturales o históricos). Se intervie- lán, Angeli, 1997.
ne en ocasiones en éstos, orientando su curso hacia ——, Canti (ed. N. Gallo y C. Garboli), Turín, Einaudi, 1993;
el futuro a partir de las mutaciones presentes, según Cantos, trad. Marcelo Cohen, Buenos Aires, Losada, 2000.
Maquiavelo, Nicolás, Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio
el principio enunciado en el capítulo 2 del Príncipe (ed. Francesco Bausi), Roma-Salerno, 2001, vol. 2; trad., in-
de Maquiavelo: “sempre una mutazione lascia l’ad- trod. y notas Roberto Raschella Discursos sobre la primera
dentellato per la edificazione dell’altra [siempre un década de Tito Livio, Buenos Aires, Losada, 2004.
cambio deja la base para edificar otro cambio]” (Ma- ——, Il Principe [1513-1514], Venecia, 1538; El Príncipe, trad.
Ivana Costa, Buenos Aires, Colihue, 2012.
quiavelo, El Príncipe [1513], Buenos Aires, Colihue, Verra Valerio, La filosofía dal ’45 a oggi, Turín, eri, 1976.
2012, p. 7). Vico Giambattista, “La Scienza nuova” [1744], en Opere P.
Remo BODEI Rossi (ed.), Roma, Laterza, 1974; Principios de ciencia nue-
va, trad. J. M. Bermudo y Asumpta Camps, Buenos Aires,
Orbis, 1985.
J
JETZTZEIT | alemán tuación de peligro y la necesidad de dar batalla son
justamente dos de las principales características del
español ahora, tiempo del ahora, tiempo-ahora
concepto. La Jetztzeit, en efecto, debe permitir una
francés à présent, temps actuel
construcción de la historia por oposición al “tiem-
instante e historia, momento, presente, still, po homogéneo y vacío” de la historiografía tradicio-
tiempo nal, la del historicismo en particular pero también
la de “la ideología del progreso”, ambas denuncia-
Si bien la formación léxica existía antes de Walter Benjamin das en las “Tesis”. Esta construcción crítica procede
(especialmente en la obra del poeta romántico Jean Paul), por interrupciones, rupturas, intersecciones entre el
él fue quien la convirtió en un concepto a la vez de orden presente y el pasado de una gran intensidad, acom-
heurístico y filosófico-práctico. No es fácil traducirla. El pañadas por acciones políticas renovadoras:
propio Benjamin, quien redactó una versión francesa —des-
afortunadamente incompleta— de sus tesis, Sur le concept Die Geschichte ist Gegenstand einer Konstruktion de-
d’histoire, la traduce allí por “présent”, indicando por me- ren Ort nicht die homogene und leere Zeit sondern die
dio de las comillas que se trata de un concepto diferente de von Jetztzeit erfüllte bildet. So war für Robespierre das
presente, distinto al que se utiliza de manera habitual pero antike Rom eine mit Jetztzeit geladene Vergangenheit,
que, sin embargo, dada su identidad léxica designa el pre- die er aus dem Kontinuum der Geschichte heraus-
sprengte.
sente en su proximidad cotidiana. No es, por ende, un tér-
mino técnico o erudito, sino más bien un sustantivo co- [La historia es objeto de una construcción cuyo lu-
mún, renovado por este desdoblamiento del jetzt (ahora, gar no está constituido por el tiempo homogéneo y
vacío, sino por un tiempo pleno, “tiempo-ahora”.
en el momento presente) y del Zeit (tiempo).
Así, para Robespierre, la antigua Roma era un pasa-
do cargado de “tiempo-ahora” que él hacía saltar del
Jetztzeit aparece apenas en los últimos escritos de continuum de la historia.]
Benjamin: a fines de los años 1930, en sus tesis “So- Tesis XIV.
bre el concepto de historia” (citadas a menudo co-
mo las “Tesis”) de 1940, en las notas que hacen re- El concepto presenta, pues, un doble desafío. Por
ferencia a este texto y en el “Cuaderno N” de Das un lado un desafío teórico: criticar una concepción
Passagen-Werk [Libro de los pasajes], dedicado a las espacializada, indiferenciada e indiferente del “des-
“Reflexiones teóricas del conocimiento”, y específi- pliegue” temporal en el cual la historia se transfor-
camente a las reflexiones críticas sobre la “teoría del ma en una acumulación infinita; por otro lado, un
progreso”. Es, pues, ante una situación de extremo desafío práctico y político: interrumpir esta enu-
peligro tanto personal como colectivo y ante la ne- meración, bloquear esta avalancha (Tesis XVII, Still-
cesidad imperiosa de repensar una lucha posible stellung, stillstellen [Bloqueo, bloquear, paralizar])
contra el fascismo imperante donde Benjamin in- para operar una transformación del presente que
tenta formular un concepto que le permita nueva- transfigure igualmente la imagen del pasado. Así,
mente otorgar un peso decisivo al “tiempo del aho- incluso si dada su temporalidad breve y fulgurante
ra” (una traducción literal posible para Jetztzeit), en la Jetztzeit se aproxima al Augenblick (otro término
lugar de tratarlo como un instante evanescente, una de uso frecuente en las “Tesis”, que Benjamin tra-
especie de punto irrepresentable de balanceo entre duce por “instante”), la palabra retoma, indudable-
el pasado (caduco) y el futuro (inexistente). Esta si- mente, numerosas características del kairós: la idea
788 | JUDICIAL REVIEW

de corte, de lo discontinuo, del momento decisivo crear el de Jetztzeit? Podemos enunciar dos hipó-
e irremplazable. Benjamin anota en el Libro de los tesis para responder esta pregunta: lo hace para
pasajes (N, 10, 2): “Definiciones de conceptos his- subrayar mejor la cercanía de este concepto con la
tóricos fundamentales: la catástrofe —haber desa- tradición judía, en particular, la profética y mesiá-
provechado la oportunidad— […].” El “tiempo del nica, por oposición a una filiación griega y/o cris-
ahora” es precioso y único, por lo tanto frágil, pero tiana; y sobre todo, para insistir, casi de manera
también cortante y decisivo; crea una nueva ima- excesiva y en la propia estructura de la palabra, en
gen del pasado y establece una nueva constelación el hecho de que el verdadero conocimiento histó-
entre el presente y el pasado. Esto es porque final- rico y la acción política justa sólo pueden conju-
mente permite actuar, arreglárselas, bloquear la ca- garse en el presente.
tástrofe (la historia tal como es y tal como prosigue). Jeanne-Marie Gagnebin
Es, según el vocabulario teológico de Benjamin, un
“modelo del tiempo mesiánico” (Tesis XVIII) e, Bibliografía
Benjamin Walter, “Über den Begriff der Geschichte”, en Gesam-
incluso, contiene “astillas del tiempo mesiánico” melte Schriften, vols. I-2, ed. R. Tiedemann y H. Schwe-
(Apéndice A). Dado que la acción política decisiva ppenhäuser, Frankfurt/Main, Suhrkamp, 1974, pp. 691-704;
y justa que adviene en el tiempo del ahora es a la texto modificado de “Geschichtsphilosophische Thesen”,
vez urgente, cortante y extremadamente precaria en Angelus Novus, Frankfurt/Main, Suhrkamp, 1966; “Thè-
ses sur la philosophie de l’histoire”, trad. M. de Gandillac, en
—debe aprehender al vuelo el “buen momento”— Poésie et Révolution, París, Denoël, 1971, pp. 271-288; trad.
se emparienta a la redención mesiánica, que ningu- revisada por P. Rusch, en W. Benjamin, Œuvres, vol. 3, París.
na teología de la historia ni ninguna ideología del Gallimard, “Folio”, 2000, pp. 427-443 ; “Sur le concept d’his-
progreso podría garantizar. toire”, en Hommage à Walter Benjamin, trad. a partir de la
publicación del Institut für Sozialforschung 1942 y/o ma-
No hay ningún determinismo temporal que ga- nuscritos) P. Missac, Les Temps modernes, núm. 25, oct.
rantice el plazo de la Jetztzeit. Una de las dificulta- 1947, pp. 623-634 ; “Sur le concept d’histoire”, en Gesammel-
des para nada menor de este concepto se vincula te Schriften, trad. fr. parcial W. Benjamin, vols. I-3, Frankfurt/
Main, Suhrkamp, 1972,

También podría gustarte