Está en la página 1de 3

Queísmo y dequeísmo

El queísmo
El queísmo es un error gramatical muy habitual y que consiste en la supresión
de una preposición —normalmente de la preposición "de"— delante de la
conjunción "que" en contextos donde, sin embargo, el uso de la preposición es
obligado porque viene exigido bien por el verbo bien por otro elemento de la
oración, o sea, porque viene exigido sintácticamente.
*Estoy convencido que llegará pronto (estar convencido de algo)
Estoy convencido de que llegará pronto
*Acuérdate que debes ir a comprar el pan (acordarse de algo)
Acuérdate de que debes ir a comprar el pan
*No te das cuenta que la situación es muy grave (darse cuenta de algo)
No te das cuenta de que la situación es muy grave
El dequeísmo
El dequeísmo, por su lado, es el error opuesto al queísmo. Consiste en la
introducción de la preposición "de" delante de la conjunción "que" cuando dicha
preposición no viene sintácticamente exigida por ningún elemento de la oración
y es por tanto completamente innecesaria.
*Creo de que es demasiado pronto para afirmar nada (es creer algo, no creer
de algo)
Creo que es demasiado pronto para afirmar nada
*A mis padres les preocupa de que no saque buenas notas (preocupar algo;
algo preocupa a alguien)
A mis padres les preocupa que no saque buenas notas
*Temo de que no podamos llegar a tiempo (temer algo)
Temo que no podamos llegar a tiempo
Si no sabemos si la preposición es o no necesaria, podemos sustituir la oración
subordinada introducida por la conjunción que por la palabra "eso".
*Me acuerdo que la abuela cocinaba muy bien
Me acuerdo de que la abuela cocinaba muy bien
porque:
Me acuerdo de eso (no podemos decir *Me acuerdo eso)
*Me consta de que tiene dos hijos
Me consta que tiene dos hijos

1
porque:
Me consta eso (no podemos decir *Me consta de eso)

*Me alegra de que te guste


Me alegra que te guste
porque:
Me alegra eso (no podemos decir *Me alegra de eso)
Me alegro de que te guste
*Me alegro que te guste
porque:
Me alegro de eso (no podemos decir *Me alegro eso)
He llegado a la conclusión de que no vale la pena seguir insistiendo
*He llegado a la conclusión que no vale la pena seguir insistiendo
porque:
He llegado a la conclusión de eso (no podemos decir *He llegado a la
conclusión eso)

Cuando nos hallamos ante verbos con distintos regímenes o complementos


exigidos el asunto se complica más. Así, por ejemplo, advertir es un verbo que,
en función de su significado, puede construirse con o sin la preposición de:
"advertir a alguien de algo" o "advertir algo a alguien".
Te advierto de que no va con buenas intenciones. (Te advierto a ti de eso).
Te advierto que no va con buenas intenciones.(Te advierto eso a ti).
El significado es ligeramente distinto, y en el caso de la oración con preposición
funciona con cierto sentido admonitorio.
>>cuando signifique "reparar en algo, darse cuenta de algo", nunca llevará la
preposición:
De camino a la gestoría, advertí que me había olvidado los documentos
>>cuando signifique "advertir/ aconsejar algo a alguien", tampoco llevará la
preposición:
Te advertimos que no le pidieras nada.
>>cuando signifique "avisar de algo a alguien, poner algo en conocimiento de
alguien", admitirá dos posibles construcciones:

2
- Advertir a alguien de algo
Te advertí de que no era un viaje precisamente corto
- Advertir algo a alguien
Te advierto que si llegas tarde no te volveré a invitar
El matiz es levemente distinto y en el segundo caso suele funcionar como
amenaza.

También podría gustarte