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Desde el día en que ella se fue, él sintió que su mundo se había derrumbado.

No
podía dejar de pensar en ella y en lo mucho que la amaba. Intentó llamarla, pero ella
nunca respondió. Intentó escribirle, pero sus cartas nunca fueron devueltas. Y así,
con el corazón roto, él decidió fingir que ella había muerto.

Escribió cartas a su "querida esposa muerta", como si ella aún estuviera allí con él.
Le hablaba de su día, de lo que había hecho, de lo que había pensado. Le
confesaba sus más íntimos secretos y le pedía consejo. Era su forma de mantenerla
cerca, de no olvidarla.

A veces, cuando estaba muy triste, él levantaba la tapa de su máquina de escribir y


le hablaba directamente, imaginando que ella estaba allí escuchándolo. Le decía lo
mucho que la amaba y lo mucho que la extrañaba. Y lloraba, lloraba hasta quedarse
dormido.

La gente pensaba que estaba loco, pero él no le importaba. Sabía que era la única
forma en que podía seguir adelante. Y así, día tras día, vivió en su propio mundo, un
mundo en el que ella aún estaba viva.
[0:17]
Un día, en una de sus borracheras en un bar, conoce a una dulce mujer, hay algo
que le atrae, es como si Esther se hubiera encarnado. El hombre se acerca a ella
tambaleando y le cuenta su historia entre lagrimas, llorando amargamente. La mujer
no sabe que hacer, pero intenta calmarlo y habla con él un rato. El hombre entra
poco a poco en sí continua hablando con aquella mujer que tanto se asemejaba a
su amada. Luego de un rato la mujer le dice que se tiene que marchar, y entonces
él como poseído, le dice que no, que no se vaya, que se quede con él, y empieza a
agarrarla con fuerza. La mujer asustada, forcejea con el y pide ayuda al resto de
empleados, que consiguen apartarlo y que la mujer consiga hacerse a un lado y salir
de escena. El hombre furioso, coge una de las botellas de la barra y le asista un
golpe a uno de los empleados, que cae al suelo inconsciente. Al ver esto, la mujer
echa a correr. El hombre sale tras ella, gritando su nombre. La mujer corre por las
calles, sin saber donde ir, y él la sigue, cada vez más cerca. Hasta que, de repente,
ella tropieza y cae. El hombre se acerca a ella y levanta su cuerpo inerte, y la mira a
los ojos.

Luego de un rato la mujer le dice que se tiene que marchar, y entonces él como
poseído, le dice que no, que no se vaya, que se quede con él, y empieza a agarrarla
con fuerza. La mujer asustada, forcejea con él y pide ayuda al resto de empleados,
que consiguen apartarlo y que la mujer consiga hacerse a un lado y salir de escena.
El hombre furioso, coge una de las botellas de la barra y le asista un golpe a uno de
los empleados, que cae al suelo inconsciente. Al ver esto, la mujer echa a correr. El
hombre sale tras ella, gritando su nombre. La mujer corre por las calles, sin saber
donde ir, y él la sigue, cada vez más cerca. Hasta que, de repente, ella tropieza y
cae. El hombre se acerca a ella y levanta su cuerpo inerte, y la mira a los ojos. Y en
ese momento, él se da cuenta de que no era Esther, que nunca lo sería. Y llorando
amargamente, la deja caer de nuevo al suelo. Ante tal escena, el establecimiento
llama a la policía y a la ambulancia, pero ya era demasiado tarde. La mujer estaba
muerta. Y el hombre, encerrado en su propio mundo, no pudo salir de él a tiempo.
Los policías llegan a la escena y arrestan al hombre, que no mostro ningún tipo de
resistencia.
[0:17]
La mujer que el hombre había matado, resulto ser la esposa de uno de los
empleados del bar, un hombre que ahora se encuentra inconsciente en el hospital.
La mujer dejó una familia entera atrás, un marido que la amaba y un hijo que ahora
tendrá que crecer sin ella.

Todo el mundo dijo que el hombre estaba loco, que no podía controlar sus actos. Y
quizás tenían razón. Pero, en el fondo, él sabía que solo estaba intentando
encontrar a su amada, aunque eso significara destruir todo lo que se interpusiera en
su camino.
[0:21]
El hombre fue llevado a la comisaria mas cercana para luego ser procesado por los
agentes. Al día siguiente se haría la audiencia en la que se dictaminaría su
culpabilidad y su futuro. Lo que nadie sabía, era que el hombre no pensaba en nada
de eso. Tenía una sola obsesión: Esther. Y sabía que, aunque ella no estaba
físicamente presente, siempre estaría con él, en su corazón y en su mente.

El juicio tuvo lugar al día siguiente, donde se le sentenciaron a 19 años de prisión y


a pagar una multa de 100.000 dólares a la familia de la víctima. Pero para el
hombre, todo eso no tenía importancia. El hombre estaba deprimido, que diría
Esther si lo viera como está ahora, si supiera lo que había hecho. La única persona
que podía sacarlo de su ensimismamiento era Esther, pero ella no estaba aquí.

Aún así, el hombre seguía escribiéndole cartas a su amada, aunque ya no sabía si


ella podía o no leerlas. Era su forma de no olvidarla, de seguir adelante. Aunque, en
el fondo, él sabía que nunca podría olvidarla, que su amor por ella siempre sería
eterno.
[0:22]
Varios años después, el hombre es sorprendido con una visita inesperada. Él era
consciente de que no tenía ningún familiar en el país, y los pocos amigos que una
vez tuvo no se molestarian en visitarlo, entonces, ¿quien podria ser?

El hombre camina hasta la puerta de su celda y mira a través de los barrotes. No


puede creer lo que está viendo. Esther está allí, delante de él, después de todos
estos años.
Ella le cuenta que se enteró de su situación y que no pudo evitar venir a verlo. Le
pregunta si le ha estado escribiendo cartas, y él asiente. Ella le dice que ha leído
todas ellas, y que siente mucho lo que ha pasado.

Los dos hablan durante horas, y el hombre le cuenta todo lo que ha hecho desde
que ella se fue. Le habla de sus días en el bar, de su trabajo, de sus amigos. Y,
finalmente, le habla de la mujer que mató.

Esther le pregunta por qué hizo eso, y él no tiene respuesta. Solo sabe que no podía
controlar sus actos, que estaba obsesionado con ella.

Esther le dice que lo entiende, y que quizás un día podrán perdonarse mutuamente.
Pero, por ahora, tiene que irse. Le dice que le ha escrito una carta, y que se la
dejará antes de irse.

El hombre la mira alejarse, y siente que su corazón se está rompiendo de nuevo.


Esther fue su única esperanza, y ahora ella se ha ido. Él cae de rodillas y llora
amargamente, sabiendo que nunca podrá olvidarla.

Itzel*̩ ⋆̣ ̩ — 16/10/2022
Esther empieza a visitar al hombre una vez por mes. El hombre, aunque no este
satisfecho con el tiempo entre visita, se contenta con seguir viéndola.

Asi fueron pasando los meses, todos los martes de la segunda semana del mes, ella
iba y compartia su tiempo con el. El hombre empezó a animarse poco a poco y a
estabilizarse. Todo iba bien, el hombre por fin estaba feliz...

Hasta que un día, Esther deja de venir. El hombre espera y espera, pero ella no
aparece. Empieza a preocuparse, y decide escribirle una carta. Pero, a diferencia de
todas las otras cartas, esta no tiene respuesta.

El hombre empieza a inquietarse, y decide salir de su celda para buscarla. Pregunta


a los guardias por ella, pero nadie sabe nada. Empieza a buscar por toda la cárcel,
pero no la encuentra.

El hombre está desesperado, y no sabe qué hacer. Hasta que, un día, uno de los
guardias le da una carta. El hombre la abre, y en ella lee una breve nota de Esther.

Esther le dice que lo ha dejado, que no puede seguir así. Le dice que lo ha
intentado, pero que no puede olvidar lo que hizo. Le pide que no trate de buscarla, y
que intente olvidarla.

El hombre cae de rodillas, y siente que su corazón se está rompiendo de nuevo.


Esther fue su única esperanza, y ahora ella, de nuevo, se ha ido.
[0:50]
El hombre está desesperado, y no sabe qué hacer. Hasta que, un día, uno de los
guardias le da una carta. El hombre la abre, y en ella lee una breve nota de Esther.

Esther le dice que lo ha dejado, que no puede seguir así. Le dice que lo ha
intentado, pero que no puede olvidar lo que hizo. Le pide que no trate de buscarla, y
que intente olvidarla.

El hombre cae de rodillas, y siente que su corazón se está rompiendo de nuevo.


Esther fue su única esperanza, y ahora ella, de nuevo, se ha ido.
[0:49]
Un profundo dolor llena al hombre, que se siente traicionado y abandonado, ya no le
queda nada, solo esa carta que Esther le envió hace tiempo. El hombre colapsa,
aquella mujer que tanto a perseguido, que tanto ha amado, le a vuelto a rechazar,
como aquella vez. Los recuerdos de aquel dia inundan su mente, Esther se ha
vuelto a ir.

Solo se pregunta porque, porque no puede ser feliz, el la amaba, la amaba más que
nadie en el mundo, le daba igual como lo viera el resto, estaba locamente
enamorado de aquella mujer. El hombre ha llegado a su limite.

Se pone de pie y coge una de las sabanas de su cama, hace un nudo como puede a
los barrotes de la celda, mueve la silla del escritorio y se sube a ella, y se ata la
sabana al cuello. Mientras tanto el hombre sigue pensando en esa mujer, el la
seguira amando pase lo que pase.

El hombre toma su ultimo aliento, y le da una patada a la silla. La cuerda hace


presion sobre él y poco a poco sus ojos se van oscureciendo.

El hombre siente que su corazón esta por explotar, y en sus ultimos segundos de
consciencia, solo piensa en Esther.

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