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UNIVERSIDAD DE

BUENOS AIRES
FACULTAD DE DERECHO

Renata Apesteguía
DNI: 42053907

El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso


El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

Índice
Introducción………………………………………………………………………,….Página 2
La era de Reza Pahlavi (1925-1941)………………………………………………….Página 3
Mohhamad Reza Pahlavi (1941-1979) y Golpe de Estado (1953)…………………....Página 3
La mujer iraní durante la Revolución Blanca (1963)…………………………………Página 4
Aparición del Ayatolá Jomeini………………………………………………………...Página 6
Revolución Islámica de 1979………………………………………………………….Página 7
Viernes Negro y Derrocamiento……………………………………………………….Página 9
Feminismo Post-Revolución Islámica………………………………………………...Página 10
Feminismo Iraní en la actualidad……………………………………………………...Página 13
Conclusión……………………………………………………………………………..Página 15

1
El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

INTRODUCCIÓN
Irán, conocido históricamente como Persia, fue el hogar de uno de los imperios más antiguos
y poderosos del mundo, el Imperio Persa. Durante el siglo VI a.C., Ciro el Grande fundó el
Imperio Persa Aqueménida, que se expandió desde Asia Occidental hasta Egipto e India. Persia
fue conocida por su rica cultura y sus conquistas militares. Después del Imperio Aqueménida,
Irán estuvo bajo el dominio de otros imperios, como el Imperio Parto y el Imperio Sasánida,
antes de ser conquistado por los árabes musulmanes en el siglo VII. La conversión al Islam
comenzó después de la conquista árabe en el siglo VII. Irán se convirtió en un importante centro
de aprendizaje islámico y producción literaria en árabe y persa. A lo largo de los siglos, el islam
chiita1, una de las ramas del islam, se convirtió en la forma predominante de religión en Irán, a
diferencia de otras regiones musulmanas donde prevaleció el islam sunita 2. Irán transitó el
gobierno de varias dinastías islámicas, como los samánidas, los safávidas y los qajares. El
establecimiento de la dinastía safávida en el siglo XVI fue un momento crucial en la
consolidación del chiismo en Irán. Fue el fundador de la dinastía, Shah Ismail I, quien adoptó el
chiismo como la religión oficial del imperio safávida y promovió activamente su propagación.
El siglo XIX en Irán estuvo marcado por la declinación de la dinastía Qajar, la pérdida de
territorios ante las potencias extranjeras, los intentos de reforma y modernización, y la creciente
influencia de líderes religiosos y sectas. Si bien a principios del siglo XX, Irán aún estaba bajo el
gobierno de la dinastía Qajar, éste comenzaba a verse debilitado por la corrupción, la
inestabilidad política y la influencia extranjera, especialmente de las potencias europeas y Rusia.
El movimiento constitucional en Irán, que culminó en la Revolución Constitucional de 1906-
1911 y la instauración de una monarquía constitucional, marcó un cambio significativo en la
visión del país. Este movimiento promovió la idea de una Irán moderna que podía resistir la
interferencia occidental y manipulación. También brindó a las mujeres la oportunidad de
involucrarse en la política, especialmente a través del emergente movimiento feminista que
recibió apoyo de los constitucionalistas. La liberación de las mujeres se consideraba esencial
para modernizar Irán a través de reformas en los ámbitos social y político. Aunque hubo cierta
oposición clerical a la emancipación de las mujeres y falta de consenso sobre la naturaleza exacta
de estas reformas, el movimiento constitucional estableció un vínculo conceptual entre la
independencia nacional, el progreso y la emancipación de las mujeres.
A lo largo del siglo XX, el nacionalismo desempeñó un papel fundamental en la percepción
de la mujer como una cuestión social importante en Irán. Los discursos políticos, tanto seculares
como islámicos, reconocieron a las mujeres como elementos clave para el futuro de la nación
debido a su papel como madres, educadoras, transmisoras de cultura y participantes en la vida
nacional.3

1
Un seguidor del que cree que Ali ibn Abi Tálib fue el sucesor y califa inmediato del profeta Mahoma es llamado
“chía” —forma abreviada de “chíat-u-Ali”, que significa “partidario de Alí”— término que ha sido castellanizado
como "chiita". Chía se refiere a aquellos que consideran que la sucesión del Profeta es un derecho especial de la
familia de este, y a aquellos que en el campo de las ciencias y cultura islámicas siguen la escuela de la Casa del
Profeta.
2
Los sunitas son el grupo musulmán mayoritario en la comunidad islámica mundial, seguido por 87-90% de todos
los musulmanes del mundo. Se caracteriza por un énfasis mayor en el profeta, los sahaba (en particular los califas
Rashidun) y las costumbres de allí derivadas. Su nombre procede del hecho de que, además del Corán, son devotos
de la Sunna, colección de dichos y hechos atribuidos al profeta Mahoma.
3

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1. LA ERA DE REZA PAHLAVI (1925-1941)


Durante la Primera Guerra Mundial surge Reza Khan, un militar de origen modesto que se
convirtió en una figura importante en el ejército iraní. Este combatiente aprovechó la
inestabilidad política y el descontento público para liderar un golpe de Estado exitoso en 1921,
conocido como el "Golpe de Septiembre".
En coincidencia con el despertar del empoderamiento femenino y luego del golpe de 1921,
Reza Khan se convirtió en el líder de facto de Irán y, en 1925, asumió el título de Shah (rey) bajo
el nombre de Reza Shah Pahlavi. Esto marcó el comienzo de la dinastía Pahlavi, como un
régimen autoritario con el objetivo de modernizar y secularizar Irán, bajo el mando de Reza Shah
Pahlavi y su hijo Mohammad Reza Shah Pahlavi, posteriormente.
Esta idea de modernización trajo los primeros avances de las mujeres en el sector de la
educación: en 1928, se les proporcionó apoyo financiero para estudiar en el extranjero; en 1935
fueron admitidas en la Universidad de Teherán, y en 1944 la educación se volvió obligatoria. En
1932, se organizó el Segundo Congreso de Mujeres de Oriente en Teherán, y las activistas iraníes
se reunieron con activistas del Líbano, Egipto, India e Irak. En 1936, Reza Shah Pahlavi alentó a
las mujeres a dejar de portar el velo, política conocida como “Kashf-e hijab”. Esta decisión fue
muy controvertida en su momento, ya que provocó que muchas mujeres conservadoras
simplemente permanecieran dentro de casa en lugar de salir con un velo y ser sometidas al acoso
de la policía.
Si bien la política estatal hacia la participación social de las mujeres marcó un cambio
significativo, la oposición de la élite religiosa chiíta continuaba vigente e imponía ciertas
condiciones. De hecho, en cuanto al derecho de familia, la modernización se limitó a codificar
los preceptos tradicionales chiítas sobre la posición de la mujer. El Código Civil de 1936
respaldó la poliandria, otorgó a los hombres el derecho al divorcio y la custodia de los hijos, y
prohibió a las mujeres viajar, estudiar y trabajar sin el permiso de sus esposos. En resumen, estas
leyes de familia simplemente codificaron las relaciones patriarcales tradicionales respaldadas por
la religión, fortaleciendo así el control del clero sobre la familia.
Además, cabe mencionar que las reformas mencionadas habían sido buscadas por activistas
de mujeres desde principios del siglo, pero el Estado las promovió con la ambición de avanzar en
el progreso nacional al reconocer a las mujeres como participantes sociales, madres educadas y
esposas obedientes. Esta última parte se consideraba una cuestión de honor nacional y reflejaba
el enfoque del movimiento de mujeres subordinado al Estado.
Hacia el final del reinado de Reza Shah, a pesar de las connotaciones nacionalistas del
régimen, sus políticas de modernización no lograron un cambio económico significativo ni la
independencia política deseada. En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas
británicas y soviéticas ocuparon Irán para asegurar las rutas de suministro de petróleo. Reza Shah
fue depuesto en un segundo golpe de Estado, y su hijo Mohammad Reza Pahlavi fue nombrado
como el nuevo Shah bajo la tutela de los aliados.

2. MOHHAMAD REZA PAHLAVI (1941-1979) y GOLPE DE ESTADO (1953)


Mohhamad Shah Pahlavi asumió el trono y continuó las políticas de modernización y
desarrollo de su padre. Su reinado se caracterizó por una mayor apertura a Occidente y una
política de "occidentalización" conocida como la "Revolución Blanca". Sin embargo, estas
decisiones también generaron descontento y tensiones en la sociedad iraní, debido a que la
intervención extranjera en los asuntos internos de Irán alcanzó su punto máximo en las décadas
de 1940 y 1950.

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

En los años 50, Mohammad Mosaddegh, el primer ministro democráticamente elegido de


Irán y líder del partido nacionalista liberal, intentó auditar los documentos de la Anglo-Iranian
Oil Company (AIOC) y nacionalizar la industria petrolera del país. La AIOC, corporación
británica, se negó a cooperar, lo que llevó al parlamento iraní a votar a favor de la
nacionalización y la expulsión de representantes corporativos extranjeros. En respuesta, Gran
Bretaña inició un boicot mundial al petróleo iraní y movilizó sus militares para tomar el control
de la refinería de Abadan4. A su vez, el primer ministro británico Clement Attlee optó por
endurecer el boicot económico y utilizar agentes iraníes para socavar el gobierno de Mosaddegh.
Si bien la administración de Harry Truman en los Estados Unidos se opuso a un golpe de estado,
el gobierno de Dwight Eisenhower y el primer ministro británico Winston Churchill decidieron
derrocar a Mosaddegh debido a preocupaciones sobre su confiabilidad y el temor a una toma del
poder comunista en Irán.
La CIA y el Reino Unido planearon y ejecutaron el golpe, utilizando agentes iraníes y
contratando a mafiosos para organizar disturbios pro-sah en agosto de 1953. Entre 200 y 300
personas murieron en los disturbios. Mosaddegh fue arrestado, juzgado y condenado por traición,
y el general Fazlollah Zahedi asumió el poder. Tras la caída de Mosaddeq, se consolidó el
gobierno no constitucional del Shah, y los gobiernos británico y estadounidense continuaron
beneficiándose de las políticas de modernización implementadas por su régimen5.

3. LA MUJER IRANÍ DURANTE LA REVOLUCIÓN BLANCA (1963)


Ahora bien, regresando al análisis del rol femenino en Irán, el movimiento de mujeres volvió
a activarse a pesar del contexto geopolítico. En los años 40, emerge una mayor conciencia sobre
el papel de las mujeres en la sociedad, y en los años 50, nacieron varias organizaciones de
derechos de las mujeres, como Rah-e Now (Nuevo Camino), fundada por Mehrangiz
Dowlatshahi en 1955, y la Liga de Mujeres que apoyan la Declaración de Derechos Humanos,
fundada por Safieh Firouz en 1956. En 1959, quince de estas organizaciones se unieron para
formar una federación llamada Alto Consejo de Organizaciones de Mujeres en Irán, que se
empecinó específicamente a la lucha por el sufragio femenino.

4
La National Iranian Oil Company sufrió una disminución de la producción, debido a la inexperiencia iraní y las
órdenes de la AIOC de que los técnicos británicos no trabajen con ellos, lo que provocó la crisis de Abadán que se
vio agravada por el bloqueo de los mercados de exportación de la Royal Navy para presionar a Irán para que no
nacionalice su petróleo. En septiembre de 1951, los británicos prácticamente habían cesado la producción de
campos petroleros de Abadán, prohibieron la exportación británica a Irán de productos básicos británicos clave
(incluido el azúcar y el acero), y habían congelado las cuentas en divisas de Irán en los bancos británicos.El primer
ministro británico, Clement Attlee, consideró apoderarse de la refinería de petróleo de Abadán por la fuerza, pero
en cambio resolvió un embargo por parte de la Royal Navy, deteniendo cualquier barco que transportara petróleo
iraní por transportar la llamada "propiedad robada".
5
En agosto de 2013, con motivo del 60º aniversario del golpe, el gobierno de los Estados Unidos publicó
documentos que confirmaban su participación en la organización del golpe de estado en Irán. Estos documentos
proporcionaban detalles sobre las motivaciones detrás del golpe y las estrategias utilizadas. Mientras tanto, el
Reino Unido había intentado mantener en secreto su papel en el golpe, y muchos documentos relacionados
permanecieron clasificados. En junio de 2017, la Oficina del Historiador del Departamento de Estado de los Estados
Unidos publicó una versión revisada de la historia del evento, que se centraba en la evolución del pensamiento de
los Estados Unidos sobre Irán y en la operación encubierta que resultó en el derrocamiento de Mohammad
Mosaddegh en 1953.
En marzo de 2018, el Archivo de Seguridad Nacional publicó un memorando británico desclasificado que afirmaba
que la Embajada de los Estados Unidos había enviado "grandes sumas de dinero" a personas influyentes en Irán,
especialmente clérigos de alto rango, en los días previos al derrocamiento de Mosaddegh.

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En enero de 1963, en respuesta a la presión estadounidense, Mohammad Reza Shah anunció


que sometería a referéndum un programa de reforma social de seis puntos llamado Revolución
Blanca, que incluía la extensión del derecho al voto a las mujeres. Dado que la conexión entre el
gobierno de Pahlavi y Estados Unidos era ampliamente conocida en Irán en ese momento, no fue
sorprendente que el establishment religioso se opusiera firmemente a la Revolución Blanca y al
referéndum, calificando a sus partidarios como "enemigos del Islam" e insistiendo que esto
conduciría a la degradación de la sociedad islámica tradicional y la sumisión a las potencias
occidentales. El sufragio femenino fue un punto de discordia significativo entre los clérigos
iraníes en ese momento, ya que el líder religioso Ruhollah Jomeini había advertido previamente
en privado al primer ministro que "el derecho al voto de las mujeres... es contrario al Islam". A
pesar de esta oposición, el referéndum fue aprobado con un amplio margen de votos, como la
mayoría de los
referendos de ese tipo
en ese momento.

Cena de Estado en el
palacio del Sha, en
Teherán, al que asistieron
el entonces presidente de
EE.UU. Richard Nixon y su
esposa Pati (de rosado),
quien conversaba con la
reina Farah. (1971)

El programa de reforma “Revolución Blanca”, también incluía el derecho de las mujeres


a postularse para cargos públicos. En consecuencia, seis mujeres fueron elegidas para el
Parlamento (Majlis). A finales de la década de 1960, las mujeres comenzaron a desempeñar roles
en el cuerpo diplomático, el poder judicial, la policía y el cuerpo de servicio revolucionario en
áreas como educación, salud y desarrollo. En 1968, Farrokhroo Parsa se convirtió en Ministra de
Educación, siendo la primera mujer en ocupar un cargo en el gabinete. En 1969, el poder judicial
se abrió a las mujeres y se nombraron cinco juezas, incluida la futura ganadora del Premio Nobel
Shirin Ebadi. En busca de una estructura organizativa más efectiva para las actividades de las
mujeres, una coalición de grupos de mujeres fundó la Organización de Mujeres de Irán en 1966.
Esta organización, junto con el Centro Estadístico de Irán, se encargaban de controlar las tasas de
inclusión femenina. Por un lado, más mujeres en general ingresaron a la educación y al mercado
laboral. En 1976, la tasa de alfabetización femenina alcanzó el 35.7%, y el 11.3% de las mujeres
urbanas se unieron a la fuerza laboral. En la década de 1970, las mujeres se involucraron en
todos los niveles de educación y accedieron a la mayoría de las profesiones, aunque a menudo en
números pequeños.

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De todos modos, estos porcentajes dejaban en evidencia la persistente desigualdad de género,


siendo que la tasa de alfabetización de las mujeres era mucho más baja en comparación con la de
los hombres, que alcanzaba el 74.7% en 1976. Las oportunidades para que las mujeres ingresaran
a la educación superior también eran limitadas, ya que constituían solo el 30% de los estudiantes
en 1976. Además, las mujeres enfrentaban discriminación y salarios más bajos cuando intentaban
ingresar a profesiones
tradicionalmente dominadas por
hombres. También estaban
notablemente ausentes en los
roles de alto nivel en la toma de
decisiones. Como resultado de la
incapacidad del Estado para
abordar efectivamente las
desigualdades de género, la
modernización no logró integrar
completamente a las mujeres en el
proceso de desarrollo nacional.

(Estudiantes de la Universidad de
Teherán a principio de la década del
70 en Irán).

4. APARICIÓN DEL AYATOLÁ JOMEINI


Ya dimos un primer indicio mencionando a Ruhollah Musaví Jomeini como el líder
religioso chiíta que habría advertido al Primer Ministro Mohammad Mosaddegh antes de su
derrocamiento. Jomeini, nacido en 1902 en la provincia de Jumain, recibió una educación
religiosa en Araq y Qom, convirtiéndose en profesor de ética y filosofía islámica. A medida que
la burguesía avanzaba en sus planes económicos y el Shah Mohammad Reza Pahlevi
modernizaba la monarquía, Jomeini se convirtió en una figura influyente de oposición.
La combinación bastante evidente de someterse a Estados Unidos y otorgar el derecho de
voto a las mujeres provocó la indignación de los sectores religiosos y tradicionales de la
sociedad. En respuesta a la Revolución Blanca, Jomeini comenzó a predicar contra el Shah, lo
que desencadenó un movimiento de protesta que involucró a miles de personas, incluidos
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miembros del clero, comerciantes, empleados de oficina, profesores y estudiantes. En junio de


1963, se produjeron protestas en las principales ciudades que fueron brutalmente reprimidas por
el ejército (SAVAK)6 bajo las órdenes del Sha.
Jomeini fue arrestado en 1963 después de criticar al Sha y sus acciones, lo que provocó
tres días de disturbios en todo el país y un número significativo de muertes. Sin embargo, las
cifras oficiales minimizaron el número de muertes. Jomeini fue puesto en arresto domiciliario
durante ocho meses, pero luego liberado. Continuó su oposición al gobierno, denunciando la
relación cercana de Irán con Israel y la inmunidad diplomática otorgada al personal
estadounidense en Irán. En noviembre de 1964, Jomeini fue arrestado nuevamente y luego
exiliado a Turquía. Pasó un tiempo en Nayaf (Irak) y París, donde permaneció durante 15 años
hasta la Revolución Islámica de 1979 en Irán.
Aunque se afirmó que la mayoría de los iraníes apoyaban la Revolución Blanca, quedó
claro que un sector considerable de la sociedad no lo hacía. El discurso de modernización
promovido por el régimen de Pahlavi no logró generar un amplio respaldo público ni desafiar el
discurso religioso que definía los derechos de las mujeres como "contrarios al Islam". Si bien la
Revolución Blanca logró otorgar el derecho de voto a las mujeres, lo hizo alienando a una gran
parte de la población. Estos fracasos se debieron en gran parte a problemas discursivos, ya que la
acción de las mujeres en Irán se enmarcó en un discurso secular y humanista que iba en contra de
las tradiciones de la sociedad. Esta situación se vio exacerbada por los esfuerzos de los Pahlavi
para asociar la emancipación de las mujeres con su programa de modernización y
occidentalización. Las leyes de la década de 1930 y la Revolución Blanca de 1963 utilizaron la
emancipación de las mujeres como un medio para avanzar en la occidentalización de la sociedad,
lo que llevó a la percepción de que la emancipación era corrupta, inmoral y occidental. Por lo
tanto, cuando surgió la oportunidad de una acción revolucionaria, los islamistas optaron por
abogar por los "verdaderos" derechos de las mujeres, cambiando drásticamente la percepción de
la acción política de las mujeres durante y después de la Revolución Islámica de 1979.

5. REVOLUCIÓN ISLÁMICA DE 1979


En el contexto de la resistencia en Irán contra el régimen del Sha y la influencia
occidental, diversos grupos y sectores de la sociedad se unieron en su deseo de un Irán libre de la
presencia de Occidente, especialmente Estados Unidos. Aunque el Sha tenía el apoyo de varios
partidos monárquicos, enfrentó una oposición diversa y fragmentada que incluía nacionalistas,
marxistas e islámicos. La descolonización global influyó en Irán, y los movimientos
antiimperialistas y antioccidentales se inspiraron en figuras como Fidel Castro y Ernesto "Che"
Guevara. Los intelectuales criticaron la política económica, lo que llevó a una gran movilización
de la sociedad, incluyendo la formación de ligas agrarias, sindicatos, y coordinadores de barrios.
Los estudiantes y el feminismo también se sumaron a la lucha.
Los nacionalistas, respaldados por intelectuales con experiencia en la revolución de
Mossadeg, abogaban por un islam moderado y tenían como figura destacada a Mahdi Bazargán.
Por otro lado, los jóvenes que surgieron con la modernización del país bajo el régimen se

6
La SAVAK fue el servicio de inteligencia y seguridad interior de Irán entre 1957 y 1979, durante el reinado de
Mohammad Reza Pahleví. La SAVAK fue considerada la institución más temida y odiada de Irán, ya que estuvo
siempre asociada con la agencia americana de inteligencia CIA, así como por el uso de tortura y las ejecuciones
sumarias a opositores al régimen. Entre sus funciones también se encontraban la censura de toda clase de prensa,
libros y películas.

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inclinaron hacia el marxismo, inspirados en ideas soviéticas y buscando el anticolonialismo


frente a las potencias occidentales.7
En 1978, se desencadenaron amplias protestas en todo Irán contra el Shah, y estas
protestas evolucionaron rápidamente en una revolución a gran escala en la que las mujeres
participaron activamente. De hecho, hasta un tercio de los manifestantes en la revolución eran
mujeres, lo que es notable considerando que muchas de las manifestaciones y protestas
involucraron a millones de personas. Aunque el liderazgo del movimiento revolucionario en su
mayoría estaba compuesto por hombres radicales islamistas, como Ayatolá Jomeini, las mujeres
tenían la libertad de participar en cualquier aspecto de la lucha que elijan. Esto incluía participar
en actividades pacíficas como protestas y en acciones más violentas, como cavar trincheras y
luchar en batallas callejeras. Además, se unieron a movimientos guerrilleros, participaron en
huelgas y boicots, y desempeñaron roles importantes como apoyo motivacional para el
movimiento en general, brindando apoyo a amigos y familiares, trabajando como médicas y
enfermeras, cocinando y distribuyendo literatura y materiales de oposición.
A medida que la revolución avanzaba, la participación de las mujeres se volvía aún más
significativa, pero desde una perspectiva islamista. Esto se debió a dos razones principales. En
primer lugar, dado que el régimen de Pahlavi defendía el secularismo, la occidentalización y la
modernización, quienes se oponían a él optaron por abrazar el Islam y el tradicionalismo como
una forma de resistencia. En segundo lugar, elementos revolucionarios de izquierda o moderados
se negaron a abordar la cuestión de los derechos de las mujeres debido a su asociación con las
políticas del régimen del Shah. Sin embargo, los elementos radicales islamistas consideraron a
las mujeres como víctimas de la inmoralidad del régimen y se vieron motivados a promover sus
derechos e intereses genuinos. Los islamistas destacaron explícitamente el papel de las mujeres
como agentes de cambio en la sociedad. En consecuencia, muchas mujeres optaron por usar el
chador8 y el hiyab9 como símbolos políticos poderosos antiimperialistas y anti-Shah. Las
activistas femeninas durante la revolución expresaron su descontento con Occidente y las
políticas de género corruptas e inmorales del Shah, alineándose pragmáticamente con los
elementos revolucionarios, los islamistas, que prometieron avanzar en los derechos de las
mujeres y la igualdad de género.
La alianza entre los islamistas y las mujeres tuvo un impacto profundo en la sociedad
iraní. Las mujeres fueron elogiadas y su participación política fue respaldada como algo
divinamente moral por las principales autoridades chiitas. Los líderes islamistas apoyaron sin

7
La acción directa contra el régimen se organizó con la creencia en la justicia, la soberanía nacional y el progreso.
La Organización de Guerrilleros Fedayines del Pueblo Iraní (OGFPI), con raíces en el marxismo-maoísmo, fue uno de
los grupos que buscó la lucha armada. Sin embargo, sus esfuerzos iniciales resultaron en fracasos y un alto costo
humano. Mahdi Bazargán y el ayatolá Mahmud Taleqani lideraron el Movimiento de Liberación de Irán, que tenía
una ideología liberal musulmana. Este movimiento allanó el camino para los Muyahidines del Pueblo (MKI), una
fuerza armada importante en la lucha contra el Sha, formada en su mayoría por estudiantes y figuras intelectuales.
A pesar de ser islamistas, mostraron afinidad con ideologías de izquierda y buscaban modernizar el Islam.
8
Un chador es una prenda de calle femenina típicamente iraní, consistente en una simple pieza de tela semicircular
abierta por delante que se coloca sobre la cabeza, cubriendo todo el cuerpo salvo la cara.
9
El hiyab es un velo que cubre la cabeza y el pecho que las mujeres musulmanas usan en presencia de personas
que no sean de su familia inmediata. El hiyab puede denotar además cualquier cobertura de cabeza, cara o cuerpo
empleada por las mujeres musulmanas que de manera similar concuerda con una cierta norma de modestia.
Asimismo puede referirse a la reclusión de las mujeres de los hombres en la esfera pública, o puede encarnar una
dimensión metafísica: Al-hiyab se refiere a “el velo que separa al hombre o el mundo de Dios”.

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reservas la participación de las mujeres en la revolución. El Ayatolá Jomeini calificó la


participación de las mujeres como "una de las bendiciones del movimiento revolucionario" 10 y
afirmó que estaban sirviendo a la causa revolucionaria de una manera superior a la de los
hombres. Los islamistas transformaron la acción política de las mujeres, que antes de la
revolución se consideraba occidental e inmoral, en un acto sagrado y basado en los principios
islámicos.
Los efectos de este cambio fueron inmediatamente evidentes: durante la revolución, un
gran número de mujeres desafiaron a sus esposos y padres por motivos políticos, abandonaron
sus hogares y se unieron a los hombres en manifestaciones y protestas políticas. Les permitió
desafiar la opresión de género dentro de un discurso que la nueva República Islámica post-
revolucionaria no podía ignorar. En otras palabras, al santificar la capacidad política de las
mujeres como un acto islámico, las mujeres emancipadoras pudieron acceder a un discurso
religioso y tradicional que resonaba con la población y el gobierno. A diferencia de la era de
Pahlavi, no podían ser descartadas como occidentales o corruptas.
6. VIERNES NEGRO y DERROCAMIENTO
El "Viernes Negro" fue punto de inflexión en la lucha contra el régimen del Sha
Mohammad Reza Pahlevi. El trágico evento ocurrió el 8 de septiembre de 1978, durante el
período de agitación y protestas populares que finalmente llevaron a la Revolución Islámica de
1979 en Irán. Miles de manifestantes se congregaron en Jaleh Square en Teherán para protestar
contra el régimen del Sha y expresar su descontento con el gobierno.
Sin embargo, lo que comenzó como una manifestación pacífica se convirtió en un baño de
sangre cuando las fuerzas de seguridad del régimen, incluida la policía y el ejército (SAVAK),
abrieron fuego contra los manifestantes. La represión fue violenta y resultó en la muerte de un
número significativo de manifestantes, aunque las cifras exactas de las víctimas varían según las
fuentes. Se estima que cientos de personas murieron y muchas más resultaron heridas 11. En el día
de Tasua (9 de Muharram), más de medio millón de personas se unieron a la manifestación, y en
el día de Ashura12 (10 de Muharram), la cantidad de manifestantes llegó a unos dos millones. La
10
Halper, Louise. “Law and Women’s Agency in Post-Revolutionary Iran.” Harvard Journal of Law
& Gender 28, no. 85 (2005): 85–142.
11
En agosto de 1978, se proyecta una película sobre la vida degradada durante los años de la Revolución Blanca en
el cine Rex en la ciudad de Abadan, llamada The Deer. Allí ocurre un incendio donde mueren los 420 espectadores.
Si bien nunca quedó claro el hecho, la gran mayoría de los iraníes opinaba que había sido la SAVAK. Para repudiar el
hecho, miles se manifestaron en diversas ciudades al grito de “¡Muerte al Sha!” y “Fuera EEUU”. En Teherán se
manifestaron más de 1 millón de personas el 5 de septiembre de forma pacífica. El Sha impuso la Ley Marcial y sacó
al Ejército para contener las protestas con más represión al tiempo que daba concesiones políticas y religiosas.
El 8 de septiembre de 1978 miles acudieron a las plaza Jaleh en Teherán, la policía abrió fuego contra la
manifestación pacífica. Ese día, según las crónicas, entre 900 y 3,000 manifestantes fueron acribillados, quedando
en la historia como el Viernes Negro.
Esa masacre rompió toda posibilidad de diálogo, e inmediatamente se impulsó una huelga general en los
principales sectores de la clase obrera industrial. Sobre todo en los petroleros de Teherán y del complejo
petroquímico de Bandar Shapur que arrastran a los de Isfahan, Shiraz, Tabriz y Abadán. Estas huelgas se fueron
extendiendo al resto de las fábricas estatales, el transporte y las comunicaciones. En pocos días la producción de
petróleo cayó en un 30 % teniendo impacto en el mercado mundial. Los reclamos salariales y por mejoras en las
condiciones de vida tomaron rápidamente carácter político exigiendo la caída del Sha.
12
La Ashura o el Día de Ashura es una festividad religiosa celebrada en el ámbito del chiismo, que se celebra en el
décimo día del mes de muharram. En la conmemoración y observación de Ashura, los chiitas recuerdan el

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mayoría de los soldados y oficiales en diferentes ciudades se unieron al pueblo, mientras que los
seguidores de Jomeini difundían ideas islámicas a través de periódicos y declaraciones. Los
medios occidentales presentaron estas manifestaciones como un fuerte indicio de un cambio de
régimen. A pesar de esto, los aliados del Sha, como Estados Unidos y Francia, no lo apoyaron,
debilitando aún más su régimen. Shapur Bajtiar 13 sugirió que si el Sha abandonaba el país, él
asumiría el liderazgo del gobierno, propuesta que el Sha aceptó. Finalmente, el 26 de enero de
1979, el Sha dejó Irán pilotando su avión.

7. FEMINISMO POST-REVOLUCIÓN ISLÁMICA


Después del derrocamiento del Sha, los islamistas liderados por Jomeini, consolidaron su
poder en la República Islámica de Irán y eliminaron radicalmente a la oposición secular. La
Revolución movilizó a casi toda la sociedad iraní en contra del Shah y sus consecuencias
resultaron amenazantes para los derechos políticos, legales y sociales de las mujeres, quienes
habían desempeñado un papel importante en la lucha. En Occidente, esta amenaza se simbolizó
con la imposición del hiyab o velo en las mujeres que salían en público, en nombre del Islam, por
parte de la República Islámica de Irán. En febrero de 1979, poco después del regreso victorioso
de Jomeini tras quince años de exilio, su oficina anunció que no consideraba que la Ley de
Protección Familiar de 1967 (LPF), que regulaba asuntos como el matrimonio, el divorcio y la
custodia de los hijos, fuera acorde con los principios islámicos. Posteriormente, se declaró que la
ley islámica (Sharía) sería reinstaurada en esta área, bajo la jurisdicción de tribunales presididos
por jueces religiosos. Todos los divorcios que habían sido otorgados según la LPF se
considerarían inválidos, y las mujeres que se volvieran a casar y aquellos que se casaran con
ellas, con pleno conocimiento de la situación, serían considerados culpables de adulterio.
Además de esto, hubo otros cambios después de la revolución que afectaron negativamente a
las mujeres. Se cerraron ciertos campos de estudio y empleo para ellas, como la construcción y la
minería, y las mujeres casadas no eran elegibles para becas estatales para estudiar en el
extranjero a menos que estuvieran acompañadas por sus esposos. Las penas para quienes
lastimaban o mataban a mujeres eran menores que las impuestas por crímenes similares contra
hombres. Se reintrodujeron castigos medievales como la lapidación por adulterio, se redujo la
edad para contraer matrimonio a nueve años y se permitió el "mut'a14".
Sin embargo, es importante destacar que, a pesar de estos cambios, las estadísticas de
alfabetización, educación, participación en la fuerza laboral, salud y fertilidad de las mujeres en
Irán mostraron mejoras significativas desde la Revolución. En muchos aspectos clave, las

asesinato del Imán Husayn ibn Ali, al que consideran sucesor legítimo del profeta Mahoma, del que era nieto.
13
Shapur Bajtiar (26 de junio de 1914 - 6 de agosto de 1991) fue un político y escritor iraní, así como el último
primer ministro de Irán bajo el mandato del sha Mohammad Reza Pahleví.
14
Nikah mut'ah literalmente "matrimonio de placer” es un tipo de contrato de matrimonio privado y de palabra o
escrito practicado en el chiismo duodecimano en el cual la duración del matrimonio deben ser especificados y
acordados por adelantado Según la jurisprudencia chiita duodecimana, las precondiciones para que se pueda llevar
a cabo el mutah son: la novia no debe estar casada, ella debe ser musulmana o pertenecer a Ahl al-Kitab, debe ser
casta, no debe ser adicta a la fornicación y no debe ser una virgen joven (si su padre no se encuentra presente y no
puede dar su consentimiento). Al finalizar el contrato, el matrimonio concluye y la mujer debe observar el iddah, un
período de abstinencia de matrimonio (y de actividad sexual). El iddah intenta proveer certeza a un eventual padre
en caso de que la mujer haya quedado encinta durante el matrimonio temporario.

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

condiciones parecían ser mejores para las mujeres en comparación con la época del Shah, cuyo
gobierno había promovido activamente el feminismo. Por ejemplo, la tasa de analfabetismo entre
las mujeres jóvenes disminuyó significativamente, más mujeres ingresaron a la escuela
secundaria, y la brecha de género en la educación se redujo. Además, un alto porcentaje de
mujeres ingresó a la educación universitaria, y muchas mujeres se matricularon en programas
educativos15.
En Irán, el porcentaje de mujeres en la fuerza laboral ha aumentado del 20% en 1980 al 27%
en la actualidad. Según un estudio de la Universidad de Carolina del Norte, el número de mujeres
económicamente activas en Irán se ha más que duplicado, pasando del 6.1% en 1986 al 13.7% en
2000. En términos de salud, la esperanza de vida aumentó en once años para ambos géneros
entre 1980 y 2000. En cuanto a la planificación familiar, Irán experimentó una disminución
significativa en la tasa de fertilidad, pasando de 5.6 nacimientos por mujer en 1985 a 2.0 en
2000. Esto se logró mediante un programa de control de la natalidad voluntario, respaldado por
el gobierno.
Estos avances en el estatus de las mujeres se han producido a pesar de un sistema legal
basado en la ley islámica que históricamente ha sido desfavorable para las mujeres. La clave para
comprender estos avances radica en la acción y la agencia de las propias mujeres iraníes, que han
luchado por sus derechos y han participado activamente en la construcción y legitimación del
Estado islámico. A pesar de las políticas de género regresivas, el gobierno alentó la participación
política de las mujeres y tuvo que responder a las demandas generadas por su activismo. En otras
palabras, en Irán, la discriminación de género se justifica a menudo en nombre de la Sharia (ley
islámica). Sin embargo, Shirin Ebadi, una destacada abogada iraní defensora de los derechos
humanos que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2003, sostiene que no hay contradicción entre
una República Islámica, el Islam y los derechos humanos. Desde su perspectiva, una
interpretación progresista de la ley islámica es compatible con la democracia y el avance de los
derechos de las mujeres, y cree que un movimiento popular puede lograrlo.
Este punto fue de suma importancia dada la situación política inmediatamente después de la
Revolución. El respaldo de las mujeres a la República fue fundamental para los islamistas,
quienes, a pesar de su papel importante en la Revolución, no tenían un camino claro hacia el
liderazgo en la Irán posrevolucionaria. A lo largo de este período posrevolucionario, Jomeini hizo
llamados explícitos y constantes a las mujeres islamistas para asegurar su lealtad continua. En
ese momento, la principal prioridad de Jomeini y sus seguidores era consolidar el gobierno
islámico y derrotar a todos aquellos, ya fueran seculares o religiosos, que se oponían a él. A
medida que apartaba a las mujeres seculares, seguía manteniendo a las mujeres islamistas dentro
de su movimiento. En 1983, con la eliminación final del Tudeh, el Partido Comunista, como
fuerza política y su posterior prohibición de participación en las elecciones del Majles al año

15
Con respecto a la alfabetización, las mujeres iraníes de entre quince y veinticuatro años han disminuido de más
de un tercio en 1980. Durante el mismo período, la tasa de analfabetismo de toda la población de mujeres adultas
se ha reducido a la mitad. En cuanto a la educación, el número de mujeres en la escuela secundaria como
porcentaje del grupo de edad elegible (la única cifra de participación en la educación para la que se dispone de
datos tanto de 1980 como de 2000) se duplicó con creces desde alrededor del 30% a casi el 80%. En 1999, por cada
100 niños en la escuela primaria, 96 niñas eran matriculadas, lo que indica que los niños y niñas tenían casi la
misma probabilidad de ser aprender habilidades básicas de alfabetización y aritmética. En 2000, la mitad de todos
los iraníes estudiantes universitarios eran mujeres.

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

siguiente, la oposición secular quedó fragmentada y fue reemplazada por el dominio de las
fuerzas de Jomeini.
La estrategia de Jomeini para reemplazar las organizaciones de mujeres oficiales y feministas
del régimen monárquico con organizaciones de mujeres islámicas creó una oportunidad para que
las mujeres se involucraran en el discurso sobre la ideología de género en la posrevolución. En
lugar de limitarse a eliminar las estructuras políticas del antiguo régimen, Jomeini promovió un
enfoque a más largo plazo. Instó a las mujeres islamistas a mantenerse comprometidas en la
actividad política mucho después de los eventos inmediatos de la caída del Sha. Su hija, Zahra
Mostafavi, se convirtió en una de las líderes de la Sociedad de Mujeres de la Revolución
Islámica ("WSIR")16.
Lo que en Occidente parecían políticas perjudiciales para las mujeres, para el colectivo
feminista islámico fueron como políticas anti-secularismo. La Revolución, de hecho, promovió
la participación de las mujeres como musulmanas devotas, algo que en Irán era poco común en el
ámbito político. Las mujeres religiosas superaron en muchos aspectos a sus contrapartes
seculares, quienes abogaban por la igualdad de género independientemente de las tradiciones de
la Sharía. En lugar de eso, abrazaron una forma de feminismo basado en la diferencia que
destacaba que el Corán otorgaba diferentes derechos y responsabilidades a las distintas
creaciones de Dios.
Aunque estas mujeres religiosas estaban de acuerdo en que los roles principales de las
mujeres estaban en la familia, también apoyaban a aquellas mujeres que deseaban o necesitaban
trabajar fuera de casa. Además, defendían interpretaciones de la Sharía más abiertas a las
preocupaciones de las mujeres modernistas en comparación con los tradicionalistas antes de la
Revolución. Estas mujeres argumentaban que el "verdadero" Islam podía ofrecer a las mujeres
una posición superior en comparación con aquellas que aceptaban el feminismo occidental, que
las veía como objetos sexuales y consumidores oprimidos. Sostenían que el pleno potencial de
las mujeres se realizaría en una sociedad islámica que combinara la igualdad de oportunidades
para hombres y mujeres para desarrollar sus talentos y capacidades, reconociendo al mismo
tiempo la capacidad maternal de las mujeres y su papel esencial en la familia.
En la práctica, las mujeres religiosas islámicas fueron las primeras en movilizar el apoyo de
las mujeres para el nuevo Estado Islámico, convirtiéndose en defensoras de la mejora de su
estatus y condición. Este cambio de enfoque implicó involucrar al establishment religioso con
"interpretaciones del Islam centradas en las mujeres" y desarrollar una "teoría feminista islámica
sobre la opresión y liberación de las mujeres". Argumentaban que la verdadera práctica religiosa
no debía oprimir a las mujeres ni considerarlas inferiores a los hombres, y que cualquier práctica
o ley que lo hiciera no era islámica y debía ser desechada.
16
El WSIR fue la nueva organización de mujeres respaldada por el Estado que trabajó para influir y movilizar a las
mujeres en favor de una identidad islámica "auténtica" para las mujeres iraníes, así como para obtener apoyo para
el gobierno. Otras mujeres islamistas, como Fereshteh Hashemi, Zahra Rahnavard, Shahin Tabatabai, todas ellas
educadas en Estados Unidos, también asumieron roles de liderazgo para representar las voces de las mujeres en el
debate sobre la ideología de género de la República Islámica. Fatemeh Hashemi, hija de Ali Akbar Hashemi
Rafsanjani, quien más tarde se convirtió en presidente de la República Islámica, lideró la Oficina de la Mujer del
Ministerio de Asuntos Exteriores y la Asociación de Solidaridad de Mujeres de Irán. Azam Taleqani, fundadora del
WSIR e hija del ayatolá Taleqani, conocido por sus simpatías con los islamistas de izquierda, fue elegida miembro
del Majles. Azam Taleqani también fundó "Payam-e Hajar" (El Mensaje de Agar), un periódico de mujeres que se
dedicaba a promover una visión de las mujeres respaldada por los líderes de la República Islámica.

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

Las líderes islámicas buscaban lo que consideraban justicia de género en el nuevo estado y,
de hecho, podrían no haber respaldado medidas como la expulsión de las mujeres de los cargos
que ocupaban bajo el régimen anterior o incluso la imposición obligatoria del hiyab. Sin
embargo, en su mayoría no se unieron a las feministas seculares en la oposición a tales medidas.
A medida que avanzaba el tiempo, muchas de ellas se alejaron de la posición del feminismo de la
diferencia y se inclinaron más hacia la igualdad, debido a su experiencia que las llevó a creer que
un gobierno dominado por hombres no podía garantizar por sí solo los intereses de las mujeres.
Estas mujeres fueron pioneras en un "movimiento feminista islámico sin precedentes", que más
tarde se uniría al feminismo secular para cuestionar y reconsiderar la posición de las mujeres en
Irán.
Durante la lucha contra la monarquía Pahlavi, muchas de estas mujeres comenzaron a
identificarse con el relato revolucionario de las heroínas del chiismo, Fátima y Zeinab, la madre
y la hermana del Imam mártir Hussein, el nieto del Profeta. Fueron inspiradas en este sentido por
los escritos de Ali Shari'ati, un sociólogo y socialista que se convirtió en una figura intelectual
destacada en el movimiento contra el Sha. Shari'ati promovió una versión del chiísmo que
enfatizaba sus cualidades utópicas e insurgentes. Como parte de esta perspectiva, Shari'ati
reconoció la necesidad de intervenir en el sistema religioso tradicional desde una posición que no
estuviera alineada con la versión desacreditada del régimen de los Pahlavi del feminismo
moderno. Argumentó que las mujeres iraníes "no pueden seguir siendo lo que son. En realidad,
no desean aceptar máscaras modernas en lugar de las tradicionales. Quieren decidir por sí
mismas". En su conferencia famosa sobre Fátima, publicada posteriormente como libro bajo el
título "Fatemeh Fatemeh ast" (Fátima es Fátima), Shari'ati describió una "nueva mujer" basada
en el papel de Fátima en la defensa de la causa de su hijo Hussein, cuyo descendiente, el
Duodécimo Imam oculto, algún día regresaría para establecer la paz y la justicia en el mundo.
8. FEMINISMO IRANÍ EN LA ACTUALIDAD
Las mujeres que respaldaron la Revolución se convirtieron en las primeras en desafiar de
manera institucional las prácticas tradicionales que el gobierno islámico inicialmente afirmó
revitalizar. Su éxito tuvo dos importantes consecuencias: fortaleció su confianza en su capacidad
para lograr cambios y promovió una unidad entre mujeres laicas e islamistas a través de la
identificación de problemas y experiencias similares. Esto llevó a una demanda nacional por
derechos igualitarios en lugar de ser simplemente una causa defendida por un grupo de mujeres.
Una de las formas en que se llevó a cabo este proceso fue a través de la creación de entidades
gubernamentales centradas en cuestiones de mujeres. Esto marcó un reconocimiento por parte de
los conservadores en el poder de que las preocupaciones de las mujeres tenían una existencia
independiente y debían ser abordadas de manera coherente17.
La pregunta interesante es si estas posiciones tienen un lugar teórico dentro del
feminismo. Muchas mujeres islamistas en Irán no aceptan ser etiquetadas como feministas, y al
mismo tiempo, muchas feministas occidentales se resisten a aplicar esta etiqueta a las mujeres
17
Estas entidades, como el Consejo Social y Cultural de Mujeres, tuvieron un impacto significativo. Por ejemplo,
lograron que se levantaran las restricciones a la inscripción de mujeres en facultades técnicas y científicas en la
educación superior. También se instó a la integración de las mujeres en la fuerza laboral y se prestaron atención a
sus intereses y necesidades.
Se crearon otras organizaciones, como la Oficina de Asuntos de la Mujer y posteriormente el Centro para la
Participación de la Mujer, que desempeñaron un papel crucial en la apertura de nuevas oportunidades para las
mujeres en ocupaciones antes dominadas por hombres y en empleos gubernamentales tradicionales.

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

islamistas. Sin embargo, en Irán, se han logrado avances significativos en la mejora de la


situación de las mujeres, y existe una agenda continua impulsada por mujeres que buscan la
justicia y el progreso de las mujeres.
Si consideramos la idea de "feminismos múltiples", que reconoce que el feminismo puede
ser particular, específico y adaptado a contextos locales en sus métodos y enfoques, pero al
mismo tiempo universal en su compromiso con el avance de las mujeres, entonces podría haber
espacio para un tipo de feminismo islámico. Este enfoque puede no ser exactamente como el
feminismo occidental se concibe a sí mismo, ni necesariamente reflejar la percepción que las
mujeres iraníes tienen del feminismo. Sin embargo, como señala el académico turco Deniz
Kandiyoti, que fue uno de los primeros en explorar la idea de un feminismo dentro del Islam, los
feminismos en el Medio Oriente son profundamente locales, abordando sus propias historias y
circunstancias específicas, pero al mismo tiempo tienen un aspecto internacional, ya que se han
involucrado en un diálogo, a veces colaborativo y a veces conflictivo, con corrientes más amplias
de pensamiento y activismo feminista.
Las mujeres que se movilizaron durante la Revolución no se volvieron secularizadas, pero
tampoco se quedaron limitadas a los roles tradicionales que se les asignaban anteriormente como
mujeres devotas. En su lugar, crearon nuevos roles que tenían poco parecido con el pasado,
excepto en lo que respecta al símbolo visible del hiyab.
De manera paradójica, las promesas modernistas implícitas para las mujeres en los cambios
formales patrocinados por los Pahlavis, como la educación, la emancipación y el derecho a
participar en la sociedad en roles más amplios que solo esposas y madres, no se hicieron realidad
hasta que el régimen monárquico colapsó. Estas nuevas condiciones para las mujeres no eran el
resultado de la ideología religiosa del gobierno revolucionario ni de su marco legal, sino más
bien una respuesta pragmática a las necesidades políticas, manifestadas en las demandas de las
mujeres, y su compromiso declarado con la justicia social.
Esto no implica que el régimen revolucionario adoptara políticas a favor de las mujeres; de
hecho, sus prácticas, como los azotes y las lapidaciones, demostraron ser contrarias a los
derechos de las mujeres. Sin embargo, la acción de las mujeres, desencadenada por la
Revolución, no se desalentó fácilmente, y los espacios creados para que las mujeres ejerzan su
agencia no pudieron ser fácilmente cerrados.
De hecho, ha habido y continúa habiendo una compleja negociación entre el régimen,
incluyendo a sus elementos más conservadores, y las mujeres que insisten en desempeñar un
papel activo y participativo en la vida política, económica y social de la República Islámica de
Irán. Como resultado, las prácticas de género en Irán no se han basado únicamente en preceptos
religiosos codificados en la práctica oficial del estado, a pesar de los intentos en ese sentido. Más
bien, estas prácticas de género se han forjado a través de la interacción entre los preceptos
religiosos y una sociedad en la que las mujeres han reclamado un papel político cada vez más
activo y consciente.
La relación entre religión, política y género no fue simplemente establecida por la religión en
sí misma, sino que fue objeto de negociación. Si bien la religión promovió la segregación de
género, simbolizada por la práctica del hiyab, no pudo imponer el aislamiento de las mujeres de
la manera que algunas interpretaciones pasadas del islam exigían. Por otro lado, la política llevó
a la necesidad de mantener el derecho al voto de las mujeres, ya que en el contexto

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

revolucionario, el sufragio significaba una participación política real y, por lo tanto, influencia
política. Las mujeres, independientemente de sus propias concepciones sobre los roles de género
y sociales, insistieron en ser escuchadas en relación con estas concepciones, lo que resultó en un
continuo debate y negociación.
Esta negociación múltiple ha dado como resultado una compleja realidad social en el Irán de
hoy en día. El presidente de Irán Ebrahim Raisi, quien asumió el cargo el 5 de agosto de 2021 ha
sido una figura controvertida debido a su historial en materia de derechos humanos y su
implicación en cuestiones sensibles. Raisi ha sido acusado de estar involucrado en la represión
de manifestantes y disidentes políticos en Irán, especialmente después de las protestas de 2009 y
2019. Se le ha responsabilizado de la detención y persecución de manifestantes y defensores de
derechos humanos. Bajo su liderazgo, se han impuesto restricciones adicionales a la libertad de
expresión y a la prensa en Irán. Esto ha llevado a la censura de medios de comunicación
independientes y a la persecución de periodistas y blogueros críticos del gobierno.
La muerte de Mahsa Amini, una joven iraní de 22 años arrestada por la Policía de la Moral
por no llevar correctamente el velo islámico,desencadenó una serie de protestas en Irán. Amini
fue detenida el 13 de septiembre y, después de tres días en la comisaría, entró en coma y
finalmente falleció el viernes pasado. Estas protestas se han extendido por todo el país,
incluyendo Teherán y otras 15 ciudades, pero han sido reprimidas con violencia policial,
resultando en al menos ocho muertes, 450 heridos y más de 500 personas arrestadas. Las
manifestaciones están lideradas por mujeres iraníes, y aunque el uso obligatorio del velo es una
de las cuestiones más visibles, también protestan contra una serie de leyes que consideran
"denigrantes y discriminatorias" hacia las mujeres y niñas en el país, que suman alrededor de 40
millones.
El gobierno ultraconservador de Ebrahim Raisí ha intensificado la presión en los últimos
meses para que las mujeres cumplan estrictamente con las reglas de vestimenta y conducta, y
cientos de mujeres han sido detenidas por no llevar el hiyab correctamente, que es obligatorio
desde la revolución de 1979. Las autoridades iraníes afirman que Mahsa Amini murió de un
"paro cardíaco", pero varias organizaciones pro-derechos humanos sostienen que la joven fue
víctima de una "brutal paliza" por parte de agentes de la Policía de la Moral mientras estuvo
detenida.
9. CONCLUSIÓN
Las protestas han tomado un giro más violento en comparación con manifestaciones
anteriores, ya que ahora los manifestantes enfrentan la represión estatal. La sociedad iraní,
fragmentada en el pasado, parece estar más unida en su repudio a esta situación, y las
manifestaciones exigen justicia, libertad y el fin del hiyab obligatorio. Las protestas en Irán no
son nuevas, pero esta vez han logrado superar las divisiones sociales y unir a una amplia gama de
la población en contra de la opresión. A medida que aumenta la presión política, la intimidación
y la censura, muchas mujeres, tanto religiosas como seculares, esperan una oportunidad renovada
para desafiar el sesgo discriminatorio existente basado en un discurso y acción políticos más
integrales. La mayoría de las mujeres iraníes no se identifican ni con las agendas feministas
seculares ni con las islamistas, y buscan cambios estructurales, políticos, sociales y económicos
en las relaciones de poder.

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El Feminismo Islámico en Irán y el pragmatismo político-religioso

La era de la reforma demostró que el bloqueo de la igualdad de género está estrechamente


relacionado con la naturaleza de las relaciones de poder político, que dependen de la
instrumentalización literal y descontextualizada de la sharía para mantener la desigualdad en
todos los niveles. Hoy en día existe un debate sobre la fuente de legitimidad del gobierno, que
sigue sin resolverse: las actitudes republicanas consideran que la participación en el proceso
político es la fuente principal de legitimidad, mientras que las actitudes conservadoras y
fundamentalistas defienden que el gobierno recibe su legitimidad de Dios, no del pueblo. Esta
dicotomía ha delineado la lucha feminista y las cuestiones de género.
Desde una perspectiva legal y política, observamos cómo el Gobierno iraní utiliza la ley de la
Sharía y las influencias religiosas para imponer leyes que claramente restringen a las mujeres en
términos políticos, sociales y financieros. Estas leyes también crean una división entre hombres y
mujeres en Irán, al colocar a los hombres en un pedestal y dejar a las mujeres en una posición
inferior. Ejemplos como el uso de la diya (compensación monetaria en casos de lesiones físicas),
las leyes sobre adulterio y la subrepresentación de las mujeres en entornos políticos nos
proporcionaron pruebas claras de que estas leyes instituidas por el Gobierno iraní sitúan a las
mujeres en una posición claramente inferior a la de los hombres. Esta posición permite al
Gobierno iraní ejercer control sobre el comportamiento de las mujeres y, por extensión, sobre los
hombres y las familias. Todo este recorrido y análisis a través del tiempo nos ayuda a responder
nuestra pregunta de investigación y explica cómo el Gobierno iraní ha creado un sistema en el
que las mujeres son claramente discriminadas y no se les otorgan los derechos humanos básicos
que merecen todas las personas en todo el mundo. Este sistema no surgió de manera orgánica, ni
tampoco es consecuencia de la práctica religiosa del islam, sino que fue el resultado de un
complot entre líderes religiosos que se basan en el literalismo coránico, y el apoyo legítimo del
Gobierno iraní en aras de perpetuar su poder.
Es importante destacar que la mayoría de las mujeres iraníes luchan por efectuar cambios
estructurales, políticos, sociales y económicos en las relaciones de poder. Hoy en día, gran parte
del colectivo feminista considera que sus problemas son principalmente de naturaleza política y
no tanto religiosa o secular. El reforzamiento de la dicotomía entre religión y secularismo
perpetúa prácticas no democráticas y discriminatorias. El enfoque debería centrarse en las
cuestiones de poder y en la política, y no en la religión o el secularismo. El feminismo iraní del
siglo XXI busca una participación política más amplia y un cambio en las relaciones de poder,
independientemente de su afiliación religiosa o secular.

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Bibliografía

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