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Historia de las ciencias sociales

Si bien las ciencias sociales son una invención moderna, algunas de ellas, como la historia y la psicología, tienen raíces diversas en la antigüedad. Históricamente, sus comienzos
están asociados al movimiento de la Ilustración, que consolidó la revolución científica de los siglos XVI y XVII. Mientras que la filosofía natural evolucionó hacia las ciencias
naturales, la filosofía moral mutó hacia las ciencias sociales.

El surgimiento de las ciencias sociales en el siglo XVIII quedó reflejado en muchos artículos de la Enciclopedia de Denis Diderot (1713-1784) y Jean d’Alembert (1717-1783). Luego,
con el auge del positivismo del siglo XIX, se trató de dar a las ciencias sociales el carácter riguroso de las ciencias naturales, distinguiéndolas de las especulaciones metafísicas. El
principal propulsor de este enfoque fue Auguste Comte (1798-1857), quien propuso en primer lugar el término física social para designar el estudio científico de la sociedad, al
que finalmente denominó ciencia social.

Durante esta época, la economía, la antropología, la sociología y la psicología se afianzaron como ciencias independientes. Por su parte, disciplinas tradicionales como la historia y
la geografía adoptaron métodos análogos a los de las ciencias naturales, en el afán de alcanzar mayor rigor.

Bajo la influencia de Comte, entre el fin del siglo XIX y el comienzo del siglo XX se produjo un importante desarrollo de las ciencias sociales. En particular, en el campo de la
sociología, se destacaron los aportes de Èmile Durkheim (1858-1917), Max Weber (1864-1920) y Vilfredo Pareto.

Objeto de estudio e importancia de las ciencias sociales

El objeto de estudio de las ciencias sociales es el ser humano en cuanto ser social y las diversas facetas de la comunidad humana organizada, tal como se manifiesta en una época
y un lugar determinados.

La perspectiva desde la que se aborda este objeto varía de una ciencia social a otra. La sociología, por ejemplo, aspira a comprender el conjunto de las dinámicas de las
sociedades, mientras que la psicología pretende comprender y explicar cómo opera la mente humana. En su conjunto, las ciencias sociales intentan construir la ciencia del ser
humano.

Aunque en las ciencias sociales no son habituales los experimentos comprobables, ni se descubren leyes universales e inamovibles del mundo humano, son la mejor herramienta
de la que dispone la humanidad para entenderse a sí misma. Sin ellas, sería imposible dar cuenta de un fenómeno tan complejo, diverso y variopinto como es la existencia
humana.

Áreas de las ciencias sociales

ciencias sociales geografia

La geografía estudia los entornos naturales del ser humano.

Las ciencias sociales abarcan un conjunto muy diverso de disciplinas. Las principales son las siguientes:

Antropología. Es la ciencia del ser humano. Intenta comprender a la humanidad desde un punto de vista holístico: se ocupa tanto de los aspectos biológicos humanos como de los
aspectos culturales del ser humano.

Politología o ciencias políticas. Se dedica al estudio de la praxis y la teoría política, y a la descripción y el análisis de los sistemas políticos.

Economía. Se dedica al estudio de la producción, la administración y distribución de bienes y servicios dentro de una sociedad, esto es, cómo las personas buscan satisfacer sus
necesidades y demandas.

Geografía. Estudia el entorno natural y el entorno construido por el ser humano, y las relaciones entre ambos. Así, examina el relieve, el clima, el suelo y la vegetación de las
diversas regiones del planeta, y también el modo en que el ser humano crea y gestiona el espacio que ocupa.

Historia. Es el estudio documentado del pasado humano y su narración. Tradicionalmente, se considera que la historia de la humanidad comienza con la invención de la escritura.

Lingüística. Se dedica al estudio del origen, la evolución y la naturaleza del lenguaje humano en sus aspectos cognitivos y sociales.

Psicología. Dedicada al estudio de la mente y el comportamiento humanos, se interesa en la conducta, el aprendizaje y, en general, los procesos que tienen lugar en la mente. Se
subdivide en varias ramas, cada una dedicada a un aspecto de la psiquis y sus relaciones con otros ámbitos.

Sociología. Se dedica al estudio sistemático de la sociedad, incluyendo los patrones de las relaciones sociales, la interacción social y los aspectos de la cultura asociados a la vida
cotidiana.

Todas estas disciplinas suelen dividirse en subdisciplinas y las fronteras entre ellas son laxas y ambiguas.

Tipos de ciencias sociales

No existen tipos propiamente dichos de ciencias sociales. Sin embargo, es común clasificarlas en tres grandes grupos, de acuerdo con su objeto de estudio.

Ciencias que estudian el sistema cognitivo humano. Se interesan por la comunicación, el lenguaje, el aprendizaje y los procesos psíquicos del individuo y su manifestación externa.
La psicología y la lingüística pertenecen a este tipo de ciencias sociales.

Ciencias que estudian la interacción social humana. Se especializan en el estudio de la constitución de las comunidades humanas y la relación del individuo con ellas. Por ejemplo,
las ciencias políticas o la sociología.

Ciencias que estudian la evolución de las sociedades. Adoptan una perspectiva amplia y, a menudo, holística de la sociedad humana, y buscan comprenderla en su contexto Por
ejemplo, la historia y la antropología.

Ciencias sociales, ciencias humanas y humanidades

Con frecuencia, existe cierta confusión entre las ciencias sociales, las ciencias humanas y las humanidades. Dicha confusión se debe, en parte, a que las tres denominaciones
remiten a saberes centrados en el ser humano y a que algunas disciplinas son incluidas indistintamente en una u otra categoría. Así sucede, por ejemplo, con la historia,
considerada algunas veces una ciencia social y otras veces una ciencia humana.

No hay un consenso unánime acerca de las diferencias entre las ciencias sociales, las ciencias humanas y las humanidades. No obstante, se pueden realizar algunas precisiones:

Ciencias sociales. El concepto de ciencias sociales se consolidó en el siglo XIX y está vinculado al auge del positivismo de la época, que consideraba a las ciencias físicas y
experimentales como el modelo de conocimiento válido. Aunque actualmente las ciencias sociales no siguen los postulados positivistas clásicos, en muchos casos utilizan
métodos análogos a los de las ciencias naturales y aspiran a la formulación de generalizaciones, lo que no ocurre en las ciencias humanas.
Ciencias humanas. Las ciencias humanas tienen por objeto al ser humano en lo que se refiere a sus manifestaciones específicamente humanas (es decir, no biológicas). Incluye,
entre otras áreas, la filosofía, la filología (que comprende a su vez, la lingüística y los estudios literarios), las ciencias de la religión, la pedagogía, la historia, la psicología, la
antropología y los estudios de artes. Algunas de estas disciplinas, como la historia, la psicología y la antropología, forman parte también de las ciencias sociales. Lo que diferencia
a las ciencias humanas es el tratamiento de los temas, más vinculado al análisis de particularidades y menos a la formulación de principios generales. En este sentido, el
calificativo de ciencias tiene el significado genérico de ‘conocimiento sistemático’.

Humanidades. Las humanidades se definen como “el conjunto de disciplinas que giran en torno del ser humano” (Diccionario de la Lengua Española). Antiguamente, el concepto
de “humanidades” refería al estudio de la lengua y literatura grecolatinas. En la actualidad, abarcan, además, las mismas disciplinas que las ciencias humanas, con las que
comparten un mismo enfoque. De hecho, el término humanidades se lo considera a veces una forma de designar a las ciencias humanas, proveniente de la tradición anglosajona
(humanities). No obstante, en otras ocasiones, se aplica de modo restringido a unas pocas disciplinas: los estudios literarios, la filosofía, la historia, la lingüística, las lenguas
clásicas y modernas, y los estudios de artes y de comunicación.

Ciencias sociales y ciencias naturales

Las ciencias naturales son aquellas que se dedican al estudio del mundo físico y de la naturaleza. La física, la química, la astronomía y la biología son ejemplos de este tipo de
ciencias.

Semejanzas entre ciencias sociales y ciencias naturales

Las ciencias naturales constituyen un cuerpo de conocimiento con algunos aspectos en común con las ciencias sociales:

Ambas utilizan observaciones en sus investigaciones.

Las dos son ciencias empíricas o fácticas, es decir, contrastan sus hipótesis a través de la percepción sensorial y la experimentación.

Tanto las ciencias naturales como las sociales buscan establecer principios de aplicación general. (No obstante, esta característica es más propia de las ciencias naturales).

Diferencias entre ciencias sociales y ciencias naturales

Si bien entre las ciencias naturales y las ciencias sociales existen estas similitudes, son mayores las diferencias entre ellas.

Área de estudio. Las ciencias naturales estudian los fenómenos del mundo físico y de la naturaleza.

Las ciencias sociales se interesan por la sociedad y las relaciones entre los individuos que la componen.

Métodos. Las ciencias naturales emplean el método científico, que comprende una serie de pasos que se siguen de manera rigurosa: planteo de un interrogante acerca de un
fenómeno dado, formulación de una hipótesis, predicción acerca de las consecuencias de la hipótesis formulada, verificación de la hipótesis y establecimiento de una conclusión
general.

Las ciencias sociales utilizan tanto el método científico como otros métodos de investigación (por ejemplo, el análisis crítico).

Predictibilidad. Las ciencias naturales trabajan, por lo general, con variables restrictivas, lo que permite predecir con facilidad el resultado de la investigación.

Las ciencias sociales habitualmente no pueden controlar las variables de los fenómenos que investigan y, por lo tanto, no pueden prever de manera exacta los resultados.

Tipos de datos. Las ciencias naturales trabajan en mayor medida con datos obtenidos en experimentos, en los que se recrean artificialmente los fenómenos naturales.

Las ciencias sociales trabajan preferentemente con datos experienciales, obtenidos de experiencias de la vida real (entrevistas, encuestas, historias de vida).

Algunas encrucijadas de la investigación social contemporánea

A partir de la breve mirada que se ha dado al discurrir histórico de la investigación en ciencias sociales, es clave circunscribir de manera aproximada el momento actual por el que
pasan los investigadores sociales y las cuestiones cruciales a las que se enfrentan. Podemos decir que estas cuestiones pasan por la tensión que se presenta entre la investigación
social “institucionalizada” y orientada a finalidades de conocimiento que responden a las demandas de campos políticos y económicos, y la investigación social en cuánto práctica
científica que, sin desconocer esas demandas, no se circunscribe a ellas, sino que tiene en perspectiva la construcción de una interpretación del mundo social. Puede decirse que
la manera en que esta tensión sea afrontada determinará en gran medida el “futuro” de las ciencias sociales. Como lo plantea Wallerstein (2004, p. 138):

Frente a esta situación hay tres escenarios posibles. El primero es mantener la precaria estructura académica de las ciencias sociales de la actualidad hasta que un día caiga por
su propio peso. Este parecería ser el camino que hemos escogido. Puede seguir así, pero es improbable que nos quedemos sentados esperando el desarrollo de los
acontecimientos. El segundo escenario posible es que aparezca un deus ex machina –o varios– y nos reorganice la estructura de las ciencias sociales. Candidatos para hacerlo hay,
y de hecho algunos estarían más que contentos si los dejáramos: funcionarios de los ministerios de educación y autoridades universitarias, burócratas […] El tercer escenario,
quizá el más improbable pero también el más interesante es que sean los cientistas sociales quienes tomen la delantera para trabajar en la reunificación y en una nueva división
de las ciencias sociales, cuyo efecto sea una división del trabajo más inteligente que permita un avance intelectual significativo en el siglo XXI.

Este tercer escenario presupone que las prácticas de investigación científica no se “fosilicen” en las demandas de investigación que vienen dadas por otros campos de la realidad
social, lo que implicaría que sería una tarea prioritaria de la investigación interrogar el paradigma vigente y la reconstrucción comprensiva del objeto de estudio de las ciencias
sociales. En este sentido, Bourdieu (2003, p. 152) afirma que la ciencia social se encuentra en una especial posición por la cual se encuentra expuesta a la heteronomía,

[…] porque la presión exterior es especialmente fuerte y las condiciones internas de la autonomía son muy difíciles de instaurar. Otra razón de la débil autonomía de los campos
de las ciencias sociales es que, en el propio interior de esos campos, se enfrentan unos agentes desigualmente autónomos y que, en los campos menos autónomos, los
investigadores menos heterónomos y sus verdades “endóxicas”, como dice Aristóteles, tienen por definición mayores posibilidades de imponerse socialmente en perjuicio de los
investigadores autónomos: los dominados científicamente son, en efecto, los más propensos a someterse a las exigencias externas, de derecha o de izquierda, y los más
predispuestos, a menudo por defecto, a satisfacerlas, y tienen, por tanto, mayores posibilidades de dominar en la lógica del plebiscito, o del aplaudiómetro, o del “índice de
audiencia”.

Ahora bien, frente a ello, Bourdieu plantea que, precisamente, para ser ciencia, la investigación social debe establecer una ruptura con el mundo social. Esto no significa que
Bourdieu esté sugiriendo un retorno a la idea de neutralidad valorativa del investigador social en el marco de un ideal de plena objetividad del conocimiento sobre lo social. Por el
contrario, lo que plantea Bourdieu es que, precisamente el reconocimiento de la pertenencia del científico social a la realidad social que estudia exige que las prácticas de
investigación tomen en cuenta esta copertenencia para incluirla como parte de sus abordajes metodológicos. En este sentido, Bourdieu (2003, p. 153) sugiere

[…] asociar una visión constructivista del objeto científico: los hechos sociales están construidos socialmente, y todo agente social, como el científico, construye de mejor o peor
manera, y tiende a imponer, con mayor o menor fuerza, su singular visión de la realidad, su “punto de vista”. Es la razón de que la sociología, quiéralo o no (y las más veces lo
quiere), toma partido en las luchas que describe. Por consiguiente la ciencia social es una construcción social de una construcción social.

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