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COMISIÓN DIOCESANA DE PASTORAL CATEQUÉTICA

MES DE LA BIBLIA

TEMA 4: UNA COMPASIÓN EXCESIVA


EL PADRE MISERICORDIOSO.

Objetivo: Que los interlocutores comprendan que todo puede fallar en la vida, pero la Misericordia de
Dios siempre permanece con nosotros, y así ellos confíen en la Misericordia divina que nunca abandona.
Tiempo del tema. El que dura la sesión de catequesis. Puedes distribuir la mitad del tiempo para el
tema y restantes para la actividad.
AMBIENTACIÓN DEL LUGAR:

1. Mesita pequeña.
2. Cirio.
3. Crucifijo.
4. Imagen de María
5. Cartel con el nombre del Tema.

MATERIALES:

 Una madeja de estambre (no importa el color)


 Una bolsita con Semillitas pequeñas (pueden ser de mostaza, de trigo…o bien arroz o lentejas)
 Un corazón hecho con hoja de color rojo o de fomi rojo
 Un limpiapipas o palitos de madera o popote
 2 hojitas verdes de papel, hojas de este color o fomi.
 Un vasito pequeño de unicel o plástico (que nos sirva para hacer una macetita, pueden ser los
que se usan para hacer gelatinas pequeñas).
 Plastilina (un trocito para cada interlocutor, que nos servirá para sostener el palito de madera,
popote o limpia pipas en el vasito).
 Una tira de hoja de color que lleve la frase: “La Misericordia de Dios está en ti”, (irá pegada
alrededor del vasito, para que calculen el tamaño de la frase).

OBSERVACIÓN PARA EL CATEQUISTA:

Lo más importante no es la exposición del tema, sino cumplir el objetivo: Hacer que los interlocutores
reconozcan el amor que Dios nos tiene, y que nos interpela para reproducir la compasión con el prójimo.
1. Tener en cuenta que esta parábola de la misericordia nos ha de llevar a un cambio en la vida
cotidiana.
Nota: La Oración inicial es guiada por el catequista del grupo, puedes poner música instrumental para
introducirlos a la oración.

Oración Inicial:
Dame, esa compasión tuya que estremece, que complica la vida, pero que al mismo tiempo nos
enriquece, nos humaniza, nos hace bienaventurados. Dame señor, entrañas de misericordia frente a mi
prójimo herido.
Inspírame el gesto y la palabra oportuna ante la persona abatida. Ayúdame a estar siempre al servicio, a
crear espacios de acogida familiaridad, cordialidad, fraternidad.
¡Señor, concédeme la gracia de que mis ojos se vuelvan siempre hacia el prójimo con una mirada de
amor para verlos como me ves tú a mí, con mi miseria y mi pequeñez, más allá de la indignidad de mi
vida, de mis circunstancias, de mis mascaras de mis egoísmos y de mis orgullos y sufrimientos!
Ayúdame, Señor, a ver al prójimo como lo haces tú, con mirada tierna y amorosa, compasiva, siempre
entendiendo sus circunstancias personales. Amén

VER
(Tratar de hacer que los interlocutores participen)
Se enciende el Cirio.
Les voy a hacer una pregunta: Alguien sabe ¿Qué significa la Luz de este cirio?,
Levante la mano…
Esta Luz es el amor de Dios, la presencia de Jesús en medio de nosotros.
Vamos a Escuchar un cuento.

EL ANILLO DEL REY


Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Pero
quiero guardar un mensaje oculto dentro del anillo que pueda ayudarme en momentos de desesperación
total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Es claro que tiene
que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Así que los sabios se pusieron a buscar un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran
ayudar en momentos de desesperación total…Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar
nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. Y cuando murieron los
padres del rey este sirviente cuidó de él, por lo tanto, lo trataba como si fuera de la familia. Así que el
rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó.

Y éste le dijo:
-No soy un sabio, pero conozco el mensaje. En una ocasión conocí a un místico, era invitado de tu padre
y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje…
– el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey -.

Y le sugirió: Pero no lo leas – le dijo – mantenlo escondido en el anillo.


Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación -

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su
caballo para salvar la vida, y sus enemigos lo perseguían. Llegó a un lugar donde el camino se acababa,
no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía
volver porque el enemigo le cerraba el camino. No podía seguir hacia adelante y no había ningún otro
camino…

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje
tremendamente valioso:
Simplemente decía: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras leía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ” sintió un gran silencio. Los enemigos que le perseguían
debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco
a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y
al místico desconocido.
Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus
ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran
celebración con música, bailes…, y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado, en el carro y le dijo:


- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

- ¿Qué quieres decir? – preguntó el rey -. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy
desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

- Escucha, – dijo el anciano – este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para
situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes
victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”, y nuevamente sintió la misma
paz, el mismo silencio, en medio de la gente que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, habían
desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje.
Entonces el anciano le dijo:
- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche,
hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la naturaleza porque son la
naturaleza misma de las cosas.

REFLEXIÓN

¿Dé que nos habla el cuento?

¿Qué aprendió el rey?

Muy bien… el cuento nos dice que el rey aprendió una frase, ¿Cuál fue? “esto también pasará”. Y es
algo muy cierto, ningún problema o situación difícil o alegría y felicidad pueden durar para siempre. En
nuestra vida necesitamos vivir diferentes tipos de experiencias para crecer, madurar y alcanzar la
verdadera felicidad a pesar de las dificultades.

Pero… ¿alguien me puede decir qué si puede durar para siempre?


Se escuchan los comentarios de los interlocutores...

JUZGAR
Texto: Lc. 15, 11-32. La Parábola del Hijo Prodigo.
Leer directamente de la Sagrada Escritura.
Todo en este mundo podrá acabar o llegar a su fin… se acaba un lápiz-un cuaderno, las plantas-los
animales, los juguetes-un auto, la guerra-la paz, la noche-el día, la riqueza-la pobreza, la enfermedad-la
salud, la tristeza-la alegría, incluso la vida de un ser querido o la nuestra, etc. Pero hay una cosa que no
va a desaparecer nunca la MISERICORDIA/el AMOR de DIOS.

El poder y el amor de Dios se manifiestan en su Misericordia.

Ideas Clave.
Signo: Una madeja de Estambre.
El Padre Sale de la casa en dos ocasiones.
Les entregamos un pedacito de estambre a cada interlocutor, y la madeja la anudamos al crucifijo.
Entre los muchos y diversos conflictos que tenemos en nuestras familias, es difícil y quizá imposible
imaginar a un padre que abandona la propia posición de alcanzar a un hijo a quien se ha perdido el
rastro, ya de entrada la parábola se llama el hijo prodigo, aunque más bien debería llamarse el padre
misericordioso, que se vincula a los dos hijos y que no le importa dividir sus bienes entre los dos.
Al inicio del relato que escuchamos el Padre solo se limita a escuchar la solicitud de su hijo menor y
accede a repartir su herencia, le da la libertad.
Sin embargo, el padre lo espera, pues lo ve de lejos, te invito q que reconozcas que, así como el hijo
menor se fue, dejando a su padre, a veces nosotros también nos alejamos de Dios, toma tu pedacito de
estambre y anúdalo de nuevo al que tiene Jesús a sus pies, pues él siempre nos espera con los brazos
abiertos pues su corazón es misericordioso como el de su padre.
Signo: Nuestras manos. “Este hermano tuyo”
Levanten la mano ¿quién tiene hermanos o hermanas?, ¿Mayores o menores?
Quienes tienen hermanos menores, vamos a entender un poco la actitud del hermano mayor, y quienes
somos menores vamos también a entender al hermano mayor, el hijo mayor regresa del campo, escucha
la música y los coros, llama a un sirviente que él informa lo que está ocurriendo. El sirviente debe haber
echado más leña al fuego, pues le dice que su hermano menor ha regresado y su padre mato el becerro
gordo para hacer fiesta, lo que enciende lógicamente el enojo del mayor, decide no entrar a la casa y,
cuando su padre sale para suplicarle acusa a su padre y a su hermano menor, pues está enojado con su
padre, y este enojo le impide ver que su hermano está vivo y sano.
Esta parábola no nos dice que hizo el hermano mayor, pero nos deja en apertura a nosotros que vamos a
hacer. Te invito a ver tus manos, y pensar en las veces que hemos pensado mal de otras personas, en las
veces que no hemos reconocido en el prójimo a mi hermano o hermana, los hemos tratado mal, pues
Dios nos ha dado un corazón que tiene misericordia, te invito a que te des un abrazo y reconozcas a cada
ser humano como parte de esta familia de Dios, Este también es tú hermano y tú hermana.

ACTUAR
Es tiempo para trabajar, van a necesitar un paquete especial que les vamos a entregar en este momento.
EN ESTE MOMENTO SE ENTREGA A CADA PARTICIPANTE UNA BOLSA DE PLÁSTICO O
SOBRE DE PAPEL HECHO CON 2 HOJAS BLANCAS O DE COLORES QUE CONTENGA LOS
SIGUIENTES MATERIALES:
 Una bolsita con Semillitas pequeñas (pueden ser de mostaza, de trigo…o bien arroz o lentejas)
 Un corazón hecho con hoja de color rojo o de fomi rojo
 Un limpiapipas o palitos de madera o popote
 2 hojitas verdes de papel, hojas de este color o fomi.
 Un vasito pequeño de unicel o plástico (que nos sirva para hacer una macetita, pueden ser los
que se usan para hacer gelatinas pequeñas).
 Plastilina (un trocito para cada participante, que nos servirá para sostener el palito de madera,
popote o limpia pipas en el vasito).
 Una tira de hoja de color que lleve la frase: “La Misericordia de Dios está en ti”, (irá pegada
alrededor del vasito, para que calculen el tamaño de la frase).

LA MISERICORDIA DE DIOS EN TÍ

La Semilla de la Misericordia de Dios. Para lo cual les pedimos que saquen de su bolsa o sobre (según
les hayan dado) las semillitas. Obsérvenlas, las conocen de qué son… alguien me puede decir que
necesitan para crecer… (Comentarios de los interlocutores) ...
Correcto, pues bien, ¿qué creen? Dios ha sembrado una semillita en cada uno de nosotros, es la semilla
de la Misericordia, y necesita lo mismo para crecer en cada uno de nosotros… que la cuidemos, le
echemos el agua de la bondad, el viento de la ternura, el abono de la comprensión y paciencia, el calor
del amor sin condiciones. Ya que tú, yo, y todos nosotros debemos ser Misericordiosos como nuestros
Padre Dios, y hacer crecer esa Misericordia que Él sembró en nosotros desde el momento que estábamos
ya en su pensamiento, esa es nuestra misión.

¿Qué nos falta para que esa semillita de la misericordia crezca en nosotros? ¿Bondad, sencillez,
comprensión, ternura, paciencia, amor, perdón? ¿Qué te falta a ti?

Ahora les pido piensen bien por un momento qué es lo que consideras que te falta para que la semilla de
la misericordia crezca en ti.

Después de un minuto… En estos momentos les pido que saquen de su bolsa o sobre el corazón y
anotes en uno de sus lados eso que consideras que te falta. (Ejemplo: bondad).
Una vez que terminaron van a sacar el resto de los materiales… y vamos a elaborar una
macetita… (Les muestran una ya hecha).
Al corazón le dibujan una carita sonriente, por el lado que no está escrito, le pegan el
limpiapipas, las hojitas, y con el trozo de plastilina lo sujetan al vasito y al vasito le pegan
la frase: “La Misericordia de Dios está en ti”.
Muy bien que esta macetita nos recuerde cuál es nuestra tarea cada día debemos ser:
¡¡¡Misericordiosos como el Padre!!!

Ya que todos hayan terminado les pedimos que tomen su macetita y formemos un circulo,
para el siguiente momento.

CELEBRA
R
Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejemos que la fuerza de su amor transforme también
nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda
regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la paz.
Recordemos que, a todos se nos ha hecho la invitación del Salmo 117:
«Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel:
“Eterna es su misericordia”» (Sal 117,1-2).

En estos momentos les vamos a pasar un cirio o vela y cada uno vamos a pensar las cosas que Dios ha
hecho en nuestra vida, todo lo que nos ha dado y lo que queremos agradecerle y cuando nos pasen la
vela decimos: “Gracias Padre, porque tu Misericordia es eterna” y pasamos la vela.

Se le pide a uno de los participantes que con voz fuerte de lectura al siguiente salmo:

Salmo 32: Todos respondemos «La bondad y el amor del Señor, durarán por siempre»

La bondad y el amor del Señor, Duran por siempre, duran por siempre. Bendice, alma mía, al Señor, y
todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Todos: La bondad y el amor del Señor, duran por siempre.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. La bondad y el amor del
Señor, Duran por siempre, duran por siempre. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el
Señor ternura por sus fieles.
Todos: La bondad y el amor del Señor, duran por siempre.

La misericordia del Señor dura por siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la
alianza.
Todos: La bondad y el amor del Señor, duran por siempre.

Para terminar, le pedimos a María que nos de su bendición: Dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no
apartes…

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