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10 razones para meternos con la Seguridad Vial en

Argentina
Por José Nesis*

1. Hay algo tremendo y por completo evitable: se muere mucha gente, miles de personas
al año, entre 15 y 20 personas al día en promedio. Muchos más quedan lesionados y
algunos discapacitados para siempre. Quedan miles de familias destruídas. A ese dolor
infinito se suma lo absurdo de no haberlo prevenido, el costo social (medido en gastos de
salud, años de vida perdidos – una magnitud que se usa en Salud Pública -, costos
judiciales, seguros, etc).

2. Es un problema de tipo “no conspirativo”. Increíblemente, no hay ninguna mafia detrás


de todo este desastre. En las adicciones está el narcotráfico, en el delito común las bandas,
los delincuentes, y así. Aquí no hay plan individual ni organización alguna tramando
siniestros viales.

Esta característica, ¿no debería hacer más fácil el hallazgo de soluciones? ¿O lo que hay
detrás no son planes sino una cultura más profunda? Si revertimos nuestra realidad tan
espantosa en este terreno, ¿no deberíamos además mejorar como sociedad en general?

3. El espacio vial es el espacio de intersección social por excelencia: todos nos cruzamos
ahí, tarde o temprano. Y ahí se reflejan y se reproducen algunos de nuestros rasgos
culturales. Quizás es hora de hablar de Ciudadanía Vial más que de Seguridad Vial.
Borges decía “El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los
europeos, no se identifica con el Estado.

Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser
pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es
que el argentino es un individuo, no un ciudadano.” Nuestra literatura de los orígenes,
como el Martín Fierro, apoyan nuestra identificación en esa línea.

4. Tenemos un problema con las normas, al que se dedicó extensamente Carlos Nino en
“Un País al margen de la Ley”. Nuestro desapego viene desde la época de la Colonia. “La
Ley se acata, pero no se cumple”, la frase de los virreyes que iban perdiendo contacto y
protección de la Corona, aun nos acompaña. Y a diario vemos que en la calle tenemos,
como decía Michael Reisman, dos tipos de normas, veamos.

5. Las normas del código escrito, y las normas del código práctico. Cuanto más
disociadas están ambos grupos, peor está una sociedad. Por ejemplo, la regla escrita dice
que la prioridad en un cruce la tiene el peatón, pero la regla práctica es que el peatón
espera a que pasen los autos, los colectivos, los camiones, y recién ahí cruza, si es que
quiere conservar su vida.

6. A su vez, nos falta discutir más las normas, nos falta cultura deliberativa, recién ahora
la estamos empezando a sostener en el tiempo. Muchas veces tenemos normas que se
quedaron en el tiempo.

Por ejemplo en los cruces no señalizados que se congestionan mucho, está la regla de la
prioridad del que viene por la derecha, pero no tenemos cruce alternado. Eso genera
prácticas “fuera del manual”, verdaderos códigos prácticos que se transmiten de
conductores a conductores: “meté la trompa porque si no no pasás más”, es la regla
práctica que genera tensión, peleas, obstáculos a los peatones que quieren cruzar, y más
y más frustración.

7. Fue Carlos Nino también quien señaló que tenemos problemas de coordinación de esos
que resuelve la Teoría de los Juegos. Básicamente, nadie quiere ser el primero en cumplir
con la ley, si no tiene garantías de que los demás también lo harán. Además, en algunos
contextos, ser el único que cumple hasta puede resultar peligroso, como por ejemplo or a
la velocidad permitida si los demás lo hacen al doble.

8. Tenemos un problema con la autoridad: en el siglo XX tuvimos muchos gobiernos que


se consignaron en la historia como de facto, pero en verdad fueron ilegales según nuestra
Constitución, y en su mayoría totalitarios y dictatoriales. Además de habernos dejado
economías dañadas y muertos y desaparecidos, nos dejaron la sensación de que llevará
mucho tiempo percibir a las autoridades, y en especial a las fuerzas de seguridad como la
policía, como legítimas.

Nos acostumbramos a llamar presidente a un militar que usurpaba el poder, para decirlo
muy sintéticamente. Y si no reconocemos la legitimidad de las autoridades que desde
1983 son legales y legítimas, menos aun lo hacemos con las simples señales viales.
Decidimos por criterio personal, no confiamos ni en la autoridad ni en lo que emana de
ella (como las señales en las calles o rutas). Se degradó nuestra cultura operativa.

9. Creemos que el mejor camino para cambiar la falta de apego a normas viales es el
castigo a los incumplidores, pero éste útlimo está lejos de ser el único recurso, y no suele
funcionar demasiado bien si se lo usa solo.

Antanas Mockus en Bogotá ha demostrado que tenemos que incluir las dimensiones
morales y culturales si queremos que la ley se respete. Tom R. Tyler, profesor de
Psicología de Yale, mostró cómo el aumento del cumplimiento de reglas en una
democracia está más ligado a la percepción de legitimidad de las autoridades que a la
amenaza disuasiva de los castigos. El éxito de la ley antitabaco, por ejemplo, seguramente
no se consiguió por la aplicación de sanciones, que dicho sea de paso, han sido casi
inexistentes.

10. La Seguridad Vial no es un problema de seguridad, si entendemos la seguridad como


aquella que se pone en marcha para defendernos de los daños intencionales de los
delincuentes (lo que en inglés se denomina security). Y de hecho, la falta de esa seguridad,
lo que llamamos inseguridad, se cobra casi 10 veces menos víctimas que la siniestralidad
vial. La Seguridad Vial tiene más que ver con los riesgos inherentes al uso de vehículos
y a nuestra conducta en el espacio público.

Por eso en inglés se la llama safety y no security. No es una diferencia menor: si ponemos
el acento en buscar culpables nunca vamos a ver qué parte juega cada uno de nosotros en
esa red tan compleja donde todos somos, aunque de diferente forma, responsables, o al
menos participantes. Si logramos desentrañar ese entramado complejo que como vimos
tiene historia y presente, tendremos mucho para ganar en el futuro.
* José Nesis es Médico, licenciado en Psicología, Especialista Universitario en Psiquiatría
y terapeuta familiar. Pero hoy nos va a contar sobre su experiencia en el ámbito de la
Seguridad Vial, con la que ha participado en el diseño de programas estatales, en
organizaciones no gubernamentales y en espacios educativos. Lideró el proyecto
Responsabilidad Ciudadana´del CIPPEC. Es asesor en la Dirección Nacional de
Relaciones con la Comunidad Académica y la Sociedad Civil (DNRECASO), Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Es co-autor del libro “De familia en
familia”.

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