El sistema educativo peruano era elitista y marginaba a las
grandes mayorías naciones hasta el siglo XX, como consecuencia de la persistencia, de un orden oligárquico, fundado en la explosión social. Como consecuencia de los cambios sociales de 1950, la educación se convirtió en una demanda social fundamental ya que los sectores populares veían a la escuela como el medio para realizar el sueño de hacer profesionales a sus hijos, y como canal de movilidad social por excelencia. Para el año 1993 la tasa de analfabetismo para las personas mayores de 65 años era de 38% para las edades de 30’s, 9% y para aquellos de 15 a 19 años representaban únicamente el 4%. La mayor proporción de analfabetismo se encuentra entre las mujeres quechua hablantes mayores de edad. Perú vive una gran paradoja, mientras se han logrado avances muy importantes entre lo relativo de integrar significativos sectores tradicionalmente marginados a la educación, la calidad del sistema ha descendido hasta niveles alarmantes. La educación hasta mediados del siglo XX fue financiada por el Estado, aunque fue entre la década de los años 1950 y 1960 que supero una tasa del 11% hablando en términos reales. Los gastos en bienes y servicios para que una escuela pueda operar son financiados fundamentalmente por los padres de familia, a través de distintos mecanismos, es por ello que se habla de una enorme desigualdad social muy grande.