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AL OTRO LADO HAY UN MILAGRO

“Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado… Pero se
levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de
tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre
un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado
que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar:
Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza”. Mr. 4:35-
39.

Es fundamental concientizarnos de la realidad de las tormentas. El mar


de Galilea, se llama así por su gran tamaño en comparación con el
territorio de Israel, pero es un gran lago de agua dulce. Debido al bajo
nivel del mar de Galilea, la temperatura del aire es mucho más cálida
allí que en las mesetas y montañas circundantes, y por el valle del
Jordán llegan fuertes vientos procedentes del monte Hermón, que se
encuentra hacia el N. no muy lejos de allí y cuya cima está coronada de
nieve, lo que resulta en trastornos atmosféricos, que facilitan la
formación de tormentas repentinas…

Habían varios pescadores entre los discípulos, que habían crecido allí, conocían
muy bien el lago, seguro calcularon que la noche estaba bien para viajar por el
lago... “pero se levantó una gran tempestad”, fue repentina. A veces nuestra
experiencia y capacidad son impotentes ante ciertas tormentas de la vida…

Debemos tomar la actitud correcta ante las tormentas. Jesús dormía, el


Señor confiaba en la protección de su Padre y estaba seguro del
propósito divino, esta certeza produce paz y confianza. Los discípulos
estaban temerosos e incrédulos, el antónimo de la fe es el temor, la fe se
alimenta con la Palabra de Dios, el miedo se alimenta con las palabras
de fracaso… tu boca es el instrumento de Dios para vencer la tormenta…
Jesús le habló a la tormenta… los discípulos hablaban de morir… cómo
hablas tú cuando estás en medio de la tormenta? Porque tus palabras
alimentarán la tormenta o la harán desaparecer…
Jesús ejerció la fe y la autoridad, Jesús le habló a la tormenta, ejerciendo
la autoridad, y declarando la “bonanza” = del gr. galene: que significa
calma, gozo, raíz de sonreír. Dice el texto: “reprendió al viento… y cesó el
viento”. Háblale con autoridad al origen de tu tormenta… Dios se
levantará a tu favor.

Al otro lado de la tormenta, hay una gran victoria. El plan de Jesús era
ir al otro lado, allí Jesús realizó uno de los más grandes milagros de su
ministerio: la liberación del endemoniado gadareno. A veces podemos
estar caminando en el propósito de Dios y encontrarnos con una
tormenta… Había sido un día largo de trabajo para el Señor, había
estado enseñando y ministrando, por eso dice: “despidiendo a la
multitud” = vrs. 36a, y por eso dormía, pero aparece una tormenta.
Obstáculos seguro aparecerán cuando caminas hacía el propósito de
Dios, pero esfuérzate porque el plan de Dios prevalecerá. Al otro lado
hay un gran milagro, y no serás sólo testigo de él, sino protagonista.

Reflexión final: Una tormenta puede venir para distraerte, para


evitar que avances, para generar miedo e incredulidad y hacerte
retroceder, para procurar que tus sueños se hundan, pero al otro lado
hay una gran conquista, hay una gran victoria, hay un milagro, seguro
que la fe de los discípulos después de esto era más grande… Dios tiene
para ti grandes cosas.

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