Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Si queremos hablar del cristiano y la música, debemos en primer lugar preguntarnos qué
dice la Biblia al respecto. Ya que para un cristiano lo que importa no son tanto las opiniones
de catedráticos en musicología, profesores de Historia de la Música, destacados
concertistas, profesores de canto o afamados cantantes de ópera, que (todo y siendo
importantes desde el punto de vista académico, histórico o técnico) se echa en falta la
exposición de la VIVENCIA ESPIRITUAL.
¿Tiene la Biblia alguna cosa que decirnos respecto de la música? Ciertamente que sí. Es
más, la música ocupa un importante lugar en las Sagradas Escrituras. Más de 575 pasajes
repartidos en 44 libros nos hablan de ella, sobre todo en el Antiguo Testamento. La música
es el único arte que los antiguos israelitas practicaron amplia y asiduamente. Música vocal
e instrumental, religiosa o profana bienhechora o maléfica. Todos los aspectos actuales de
la esfera musical son abordados en la Palabra Santa de Dios. Para mejor comprensión del
tema que nos ocupa lo dividiremos en dos partes: 1) La música en el Antiguo Testamento y
2) La música en el Nuevo Testamento.
ORÍGENES DE LA MÚSICA.
Cuando nos adentramos en los orígenes de la música nos percatamos de que la música es el
arte más universal y más profundamente humano que ha existido. Las civilizaciones más
antiguas consideraron ya la música como “emanación de la divinidad”. Principia con el
hombre en los albores de su vida consciente y espiritual, de ahí la dificultad de determinar
sus primeras causas y manifestaciones. Cuanto han dicho y escrito pensadores, filósofos,
etnólogos, historiadores etcétera. No pasa de una mera hipótesis ante la imposibilidad de
ofrecer pruebas concretas y tangibles. Señalaremos sólo algunas:
Demócrito (370 a.C.): Sostenía que el canto del hombre deriva del canto de los pájaros.
Alfred Küen: Sitúa el origen de la música en el cielo. En su libro “LA Música en la Biblia y
en la Iglesia” sostiene que la música ya era antes de la creación del hombre. Küen apoya
esta tesis en el texto de (Job 38:4-7). Él dice que “las estrellas del alba” representan quizás
a unos personajes celestes como los “hijos de Dios”. Añade, “vemos que desde la eternidad
la música servía para expresar la alegría y la alabanza a Dios”. La música servía también
para el regocijo de los seres creados por Dios y que moran en el cielo. (Ezequiel 28:12-15).
Las civilizaciones más antiguas, al desaparecer, han dejado indicio del papel importante
que desempeñó la música en la vida del pueblo. Con el canto y con el sonido de los
instrumentos se expresaban los sentimientos de amor u de odio, de felicidad y de terror ante
la naturaleza y los dioses. Con la música se realizaban ritos fúnebres, se unían los esposos,
se excitaban a los guerreros a la lucha, se celebraban las victorias, se curaban los enfermos
etcétera. De tales manifestaciones musicales dan testimonio, los papiros, los dibujos que se
hacían en los vasos de barro, las pinturas rupestres conservadas. Sin embargo es muy poco
lo que queda de la mayor parte de las civilizaciones antiguas.
ORIGEN DE LA MÚSICA HEBREA.
Introducción
¿Tiene la Biblia algo que decir sobre la música y el canto como ministerios en la Iglesia?
Todos los aspectos actuales de la música y el canto sonabordados por la Palabra de Dios.
La música aparece en 563 citas del Antiguo Testamento. Y lo hace ya desde las primeras
páginas del Génesis.
Yabal "vino a ser el padre de los que habitan tiendas y crían ganado".
Túbal Caín "padre de todos los forjadores de cobre y de hierro". El segundo de los
hermanos,
La palabra de Dios nos da a entender que los alimentos y los productos manufacturados no
sacian las necesidades del hombre. Junto a estas actividades, la Biblia pone la música. Dios
nos revela que no es suficiente atender las necesidades materiales del hombre.
El nos ha creado con ciertas necesidades "estéticas"" y ha creado la música para satisfacer
esas necesidades.
Desde siempre, la música ha servido para expresar la alegría y la alabanza a Dios. El Señor
le preguntaba a Job:
"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra, alababan las estrellas del alba y se
regocijaban todos los hijos de Dios?" (Job 38,7).
La música está presente siempre, en todos los lugares, tanto en la vida cotidiana como en la
religiosa.
Todas las épocas del año están marcadas por cantos aprendidos o improvisados. Se cantaba
en:
?? Cantos laborales (Números 21:16-18; Jueces 9:27; Isaías 5:1; Isaías 27:2 ; Isaías 65:8;
Jeremías 25:30; Jeremías 48:33; Oseas 2:17; Zacarías 4:7 Job 38:7)
?? Cantos para beber (Job 21, 12 ; Sal 69, 13 ; Is 24, 9 ; Is 33, 11)
?? Cantos para danzar (1Sam 18, 6-7 ; 21,12 ; 29,5 ; Sal 26,6 ; 68,26 ; 87,7)
Las mujeres recibían a los vencedores con panderos y danzas, alegres y cantando en coros
que se alternaban.
En tiempo de los reyes se mantuvo esta costumbre: Después de su victoria, Josafat subió al
templo al son de cantos, arpas y trompetas (2 Crónicas 20, 28).
Se cantaba durante las fiestas y las bodas (Salmos 45:9; 2 Samuel 19:35; Isaías 24:8; Mateo
11:17).
Se cantaba "al son de panderos, del arpa y la flauta "(Job 21:12 ; Sal 30:12 ; Isaías 5:12 ;
24:8-9 ; Jeremías 25:10 ; 31:4 ; Amos 6:5).
En estos pasajes encontramos ejemplos de las tres categorías de instrumentos que se
usaban: de cuerda, de viento, y de percusión.
Hay cantos de júbilo tanto en la salida de Babilonia (Isaías 48:20; Salmos 126:5) como en
la liberación definitiva de los redimidos (Isaías 35:10).
En los entierros, se cantaban elegías fúnebres (2 Samuel 1:18-27; 3:33; 2 Crónicas 35:25).
Aún el más pobre de los israelitas debía hacer venir como mínimo a dos músicos que
tocaran la flauta para el entierro de alguno de su familia.
Eliseo pidió a un músico que tocara el arpa para poder el expresar lo que Dios le inspiraba.
La música era utilizada también para echar los malos espíritus (1Samuel 16:16; 18:10).
La música se utilizaba regularmente en el culto del templo, tal como había ordenado el
Señor: "En el día de vuestra fiesta y en las solemnidades, tocaréis las trompetas durante
vuestros holocaustos y sacrificios de comunión.
Cuando transportaron el arca a Jerusalén, "David y toda la casa de Israel bailaban delante
de Yhaveh con todas sus fuerzas, cantando con citaras, arpas, panderos, flautas y címbalos"
(2Sam 6, 5).
Los especialistas en el tema han clasificado hasta treinta instrumentos musicales utilizados
por los hebreos.
No todos eran utilizados por el pueblo; David hizo que el uso de alguno de ellos se limitase
exclusivamente al culto del tabernáculo.
Los cantos y la música resonaban sobre todo durante los sábados y las fiestas. Desde por la
mañana se cantaba un salmo que variaba según el día de la semana.
La mañana del sábado, los levitas cantaban los primeros versículos del Salmo 105.
La jornada estaba dividida en seis períodos. Cada uno de ellos se introducía con el canto de
algunos versículos del Cántico de Moisés (Sal 90, 1-6 ; 7; 13 ; 14-18...)
Cada fiesta era celebrada por uno de los salmos en particular. En la fiesta de los
Tabernáculos, la asamblea entonaba el Salmo 118 caminando alrededor del altar.
El último día, "el más grande de la fiestas" , un sacerdote iba al estanque de Siloé para
sacar agua con un cántaro de oro.
Cuando volvía, el pueblo lo recibía a la puerta de la ciudad cantando: "sacaréis con gozo de
las fuentes de la salvación" (Is 12, 3).
Mientras el sacerdote derramaba solemnemente el agua sobre el altar, los otros sacerdotes
tocaban las trompetas y los levitas cantaban, acompañados por los flautistas.
En este marco, podemos entender mejor las palabras de Jesús en (Jn 7, 37). Esa noche, la
fiesta se prolongaba hasta el primer canto del gallo. Hombres y mujeres se reunían en el
atrio del templo a danzar y cantar al ritmo de los instrumentos de los levitas.
En (1Cro 15, 16-22) se nos explica como lo organizó. Inventó instrumentos (Am 5, 23) para
acompañar los "cantos en honor a Dios" (1Cro 16,642).
Más tarde estableció 4.000 levitas para "alabar al Señor con sus instrumentos" (1Cro 23,
30).
Recibían diez años de formación para poder ejercer este servicio y no podían empezar su
ministerio antes de los 30 años (1Cro 23, 3).
Daban la señal de empezar con sus címbalos. Otros ocho músicos guiaban la melodía con el
arpa.
Salomón continuó con este ministerio de música con tal fuerza y pasion que el pueblo amo
mas esto que aun perdura en la actualidad.
Para la inauguración del templo, 120 sacerdotes tocaban trompetas al mismo tiempo que un
gran coro cantaba a una sola voz: "porque es bueno, porque es grande su Amor".(2 Cro 5,
13). Y Dios manifestó su aprobación "llenando el templo de su Gloria".
En Cro 29, 26-30 y 35, 15, vemos nuevos modelos para nuestros modernos ministerios de
música. Con el exilio (S.VI a. de Cristo) el canto pasó del templo a las sinagogas, no sólo se
continuó cantando los salmos, sino que toda la escritura era leída cantando.
Las mujeres también participaban en el coro del Templo. Esdras habla de "doscientos
cantores y cantoras " (Esd 2, 65). En 1Cro 25, 5 y ss se nos habla de tres hermanas
instruidas para el canto en la casa de Dios.
Los cantores recibieron del rey Agripa el privilegio de llevar una túnica blanca, distintivo
de los sacerdotes.
La "orquesta" del templo estaba compuesta, sobre todo, por instrumentos de cuerda con
sonidos suaves (arpas y salterios).
Podemos decir que, a pesar de haber muchos instrumentos, las voces no tenían ninguna
dificultad para sobresalir y así ser escuchadas.
En el culto, había lugar para el canto de los solistas, el coro y las distintas clases de
instrumentos.
El Antiguo Testamento nos presenta también ejemplos del mal uso de la música. En Ex. 32,
17 se menciona la música que hicieron los israelitas después de haber levantado el becerro
de oro.
Pablo nos explica en 1Cor 10, 6-8 el carácter maléfico y las consecuencias negativas de esta
clase de música.
CANTAR LA BIBLIA
Hasta hace poco, se ignoraba casi por completo cual era el carácter de la música hebrea.
Se suponía que era similar al de otras culturas de la zona: una música monódica, sin
armonía
En 1978, Susana Haïk publica el libro "La música de la Biblia revelada" que presenta una
serie de sorprendentes descubrimientos sobre el tema.
Algunos investigadores habían notado que, además de los puntos que indican la vocales, las
Biblias hebreas llevan - por encima y por debajo de las letras- pequeños signos. ¿Qué
significan?. ¿Son anotaciones sintácticas, para marcar separación o encadenamiento de
palabras, o son anotaciones musicales?.
Estos signos aparecen en los manuscritos más antiguos, como los encontrados a orillas del
Mar Muerto. Haïk consiguió descifrar el significado de estos signos.
Dice su libro: "Los signos inferiores son peldaños que constituyen una escala, espaciados
según las normas por las que nos regimos hoy en día".
La "escala de DO" se corresponde con la escala Babilónica llamada "Lidia" (pág. 48). Los
signos superiores son, para Haïk "notas añadidas que indican cambios de tono de la " (pág.
52). Dado que la música se ajustaba fielmente al texto y todas la sílabas tenían la misma
duración, no hacían falta signos rítmicos. Melodía
En una palabra: ¡Se cantaba todo el Antiguo Testamento! Y gracias a estos símbolos, que
pasan casi desapercibidos arriba y debajo de las letras, podemos conocer la melodía con
que se cantaban todos los textos bíblicos.
Dice Haïk que en "esta cantilación bíblica, la música no se distingue con una vida propia,
independiente, sino que es puro reflejo del sentido relativo de las palabras, dando al texto
una segunda vida, una especie de eco enriquecedor" (pág. 51).
Este sistema aún se utiliza en muchos países de Europa para enseñar una melodía. Cada
tono se corresponde con un gesto.
La Biblia hace muchas alusiones a Quironomía. Habla del uso de las dos manos en el
período de David; textualmente "según las manos de David" (en algunas traducciones,
dicen los autores de Crónicas).
En 1Cro.25, 2 y Siguientes versículos se cuenta como una obra de música litúrgica era
dirigida sólo con la mano.
Son estos gestos los que han sido anotados en las Biblias hebreas. Era suficiente, por tanto,
con atribuir a cada gesto una nota, para poder reconstruir la música de todo el Antiguo
Testamento.
Además de esta cantilación, en la Biblia hay otros dos tipos de cantos: La salmodia con
canto respuesta y el canto antifonal.
Un buen modelo del primero lo tenemos en el Salmo 136: el coro se repite en cada
versículo y alterna con el relato de las intervenciones del Señor en la vida del pueblo.
El canto antifonal se describe en el capítulo 13 de Nehemías, a partir del versículo 8. En el
v.24 dice:" Los jefes de los levitas y sus hermanos cantaban himnos de alabanza y de acción
de gracias en grupos alternos, según las instrucciones de David".
El Nuevo Testamento comienza con un canto profético de María: "El Magnificat" (Luc 1,
45-55). Según las costumbres del pueblo hebreo, un poema de este tipo debía recitarse
cantando.
El nacimiento de Jesús fue anunciado por el más fantástico ministerio de música que jamás
se haya oído sobre la tierra: miles de ángeles entonando el Gloria, que después seria
cantado por millones de cristianos (Luc 2, 14).
Algunos días más tarde, Ana y Simeón desbordaron de alegría cuando vieron a Aquel que el
pueblo esperaba desde hacía muchos siglos, y lo saludaron con un himno de alabanza al
Salvador (Luc 2, 22-38).
Estos poemas fueron, con toda seguridad, cantados, como lo serán después durante siglos y
siglos por los cristianos. Jesús participó - como cualquier otro israelita en el canto de los
salmos de alabanza y penitencia, tanto en la sinagoga como en el Templo.
Hay un momento muy especial, tras la Última Cena, narrado en (Mc 14, 26):
Participaban en el culto del Templo y los cantaban también entre ellos en las casas.
El hábito de cantar y el sentido espiritual del canto debía ser algo verdaderamente arraigado
en ellos, cuando en una situación tan apurada como la que vivieron Pablo y
Esta última carta constituye una especie de testamento espiritual de Pablo a las iglesias de
Asia Menor. La segunda parte del capítulo 5 se podría titular "Carta del Apóstol San Pablo
a los Ministerios de Música Cristianos".
Pablo hace una exhortación fundamental: "¡Llenaos del Espíritu Santo!", seguida de cinco
verbos:
Esto quiere decir que la plenitud del Espíritu tiene como consecuencias el canto, la
alabanza, la acción de gracias y el sometimiento mutuo.
Pero, por otra parte, quiere hacernos comprender que cuando cantamos unidos unos a otros,
alabando al Señor y dándole gracias por todo, estamos más abiertos a la acción del Espíritu
y lo experimentamos en mayor plenitud. O sea que el canto es, a la vez, una característica
de la Plenitud del Espíritu y un medio de lograrla.
Es como un canal de doble dirección: Por Él recibimos la vida de Dios y por Él expresamos
esta vida que está en nuestro interior.
Este texto de Efesios es, pues, clave para captar la importancia de la música y el canto en
nuestra vida espiritual, especialmente en su aspecto comunitario.
Pablo nos habla de cantar salmos, himnos y cánticos inspirados. Destaca el valor de la
diversidad.
La Biblia nos transmite ciento cincuenta salmos muy diferentes que se cantaban siguiendo
variadas melodías.
Durante mucho tiempo, sólo se cantaban estos poemas inspirados por el Espíritu Santo.
Pablo, pide que se canten también himnos y cánticos espirituales. Dios no actúa por
patrones estereotipados.
Según los tiempos y las circunstancias, tenemos necesidad de diferentes tipos de cantos y
de música.
La gran ventaja de los salmos es que nos ofrecen un texto del que podemos estar seguros
que gusta a Dios, ya que Él mismo lo ha inspirado
A los salmos podemos unir los himnos que aparecen en los libros históricos, en Isaías y
Jeremías, en las cartas de San Pablo y en el Apocalipsis.
A ellos podríamos añadir todos los cánticos compuestos en el transcurso de los siglos y que
constituyen uno de los tesoros más preciosos de la Iglesia.
Los "cánticos inspirados" debían ser improvisaciones espontáneas en base a textos bíblicos
o experiencias interiores surgidas en las oraciones sumergidas en el poder de su espíritu con
una gran conversación entre Jehová y nosotros, sin olvidar que Jesús es el salvador y que
está a la diestra del padre intercediendo por nosotros.
Si se improvisan las oraciones y los testimonios ¿por qué no permitir la improvisación de
los cantos?.
evitando todo protagonismo o deseo de lucirse e intentando que la letra esté lo más cercana
posible al texto bíblico.
Poco importa si son cantados en nuestro interior o en voz alta, que gusten o no a los
estudiosos de la música.
Si alguien canta con todo el corazón sus alabanzas a Dios, está cumpliendo su Palabra.
"Tú eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos..." (Apocalipsis 5, 9-10)
"La victoria es de nuestro Dios que está sentado en el Trono y del Cordero"
Cuando el séptimo ángel toca la trompeta, unas voces poderosas entonan el himno de
victoria (Ap 11, 15).
Los que habían vencido a la bestia estaban "en pie, sobre el mar de cristal, con las arpas de
Dios. Y cantaban el Cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero" (Ap 15,
2-3).
Porque "Todo don perfecto viene de los alto, del Padre de las luces" (Santiago 1, 17).
Fue el Señor quien ordenó a Moisés escribir un cántico y enseñárselo a todo el pueblo de
Israel (Deuteronomio 31, 19), quien puso en la boca de David un cántico nuevo (Sal 40, 2)
y quien inspiró a los salmistas la orden
"Cantad al Señor!" que nos repiten en casi 30 ocasiones. En la lista de los dones del
Espíritu que edifican la Comunidad (1Cor 14,26), el primero tiene mucho que ver con la
música: "cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene un salmo...".
Muchos cristianos nunca han sido conscientes de esto: la música es un precioso don de
Dios.
Otros no se han atrevido a abrir el regalo, examinarlo y ver para qué lo podían utilizar.
Hay algunos que sí valoran este don, pero lo utilizan únicamente para su satisfacción
personal... ¿Cómo descubrir el verdadero sentido que Dios quiere dar a la música en nuestra
vida y en nuestra fe, tanto en el plano personal, familiar, como en el congregacional y con
los amigos y con la gente que nos rodea de la comunidad para llevar buenas nuevas a los
demás?
El Señor Jesús nos regala el don de la música y el canto como un precioso carisma Y CON
GRAN AGRADO PARA SU HONRA Y SU GLORIA
PARA LA ORACION CON ACCION DE GRACIAS, de oración SINCERA Y PURA Y
SANTA y Evangelización LLEVANDO SU ALABANZA ALAS NACIONES, que
construye la congregación siendo cauce del Amor de Dios y de la alabanza de su Gloria.
En los grupos de oración, el canto nace con la comunión del Espíritu Santo, que manifiesta
la gloria de Dios y coopera en la salvación total de los hombres.
Es expresar el amor de Dios que "ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido dado".
Es un canto nuevo que surge de hombres y mujeres nuevas, renovados y renovadas por el
poder de la Sangre de Jesús, por el poder de su muerte y resurrección.
Cantar y tocar para el Señor de este modo supone ser dóciles al Espíritu Santo, entregando
a Dios todo el corazón, aceptando vivir y actuar en el Señorío de Cristo.
El canto es así un signo, un puente, una señal de amor entre Dios y nosotros.
Dios nos une a Él, nos da su Espíritu de Amor, y en El podemos amarnos los unos a los
otros.
Canto nuevo, música ungida... el carisma de la música y el canto es un don - entre los
múltiples y variados que el Señor nos regala- para enriquecer y construir la comunidad.
Pero no debemos olvidar qué es lo esencial en una reunión de cristianos: "la enseñanza de
los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y las oraciones" (Hechos 2, 42).
Dice Teilhard de Chardin que la música nos aporta "el sentimiento de un gran presencia".
Podríamos señalar cuatro aspectos en los que este carisma construye, ayuda, sirve a una
comunidad orante:
Puesto que este don se compone de distintos elementos, valoremos cada uno de ellos como
regalo de nuestro Padre.
Los estudiosos señalan hasta diez elementos en la música; nosotros nos conformaremos -
por ahora- con pararnos en tres de ellos: Ritmo, Melodía y Armonía.
1. RITMO
Aceptar el ritmo como un regalo de Dios quiere decir, en primer lugar, aceptar cantos con
toda clase de ritmos. Incluso si son nuevos para nosotros. En la creación de Dios no hay
uniformidad.
Si todos nuestros cantos tienen un ritmo parecido o - lo que es peor- nosotros los cantamos
con un ritmo parecido, no estamos reflejando la infinita riqueza de nuestro creador y la
variedad de todo lo que sale de su mano.
Una de las dificultades de las personas mayores con los cantos "modernos" es su ritmo.
Los cantos "de antes" se componían, en su inmensa mayoría, con blancas, negras y alguna
corchea con puntillo.
Sin embargo son una riqueza dada por el mismo Dios que inspiró otros cantos más
tradicionales; si El nos da una mente abierta y un poco de paciencia podemos aprenderlos
correctamente y compartir esta riqueza.
En el tiempo dedicado a ensayo de cantos, que debe haber antes de una celebración y
oración común, acostumbrarnos al ritmo del canto debe ser lo primero, puesto que
normalmente es lo más difícil. Para ello, antes de cantar la melodía, podemos marcar el
ritmo al mismo tiempo que decimos la letra.
2. MELODÍA
La inmensa mayoría de nuestras melodías están formadas por solo diez notas.
Es Dios quien nos ha dado esta riqueza impresionante de cantos, resultando de las casi
infinitas combinaciones hechas con esas diez notas, las experiencias, vivencias, intuiciones,
profecías, palabras inspiradas de hermanos y hermanas de todo el mundo y de todas las
épocas, expresadas a través de la música son un tesoro inmenso que todos podemos
compartir.
Para ello es clave entrar en la intimidad de una melodía para poder comprender y, si es
posible, vivir lo que el compositor o la compositora querían expresar.
3. ARMONÍA
El canto a varias voces es un reflejo del misterio de Dios y de suplan para nosotros como
Iglesia: Unidad en la diversidad.
Si cada uno y cada una contribuimos al canto colectivo según las características de
la voz que el Señor nos ha dado, cantaremos mejor, armoniosamente, sin dañar ni cansar
innecesariamente nuestra garganta, y el resultado reflejará mucho mejor la multiforme
sabiduría de Dios.
Dirigid vuestra mirada a Dios en cada una de las palabras que cantéis.
Procurad agradar a Dios más que a vosotros mismos o que a cualquier otra criatura. Para
ello, centraos sólo en lo que estáis cantando y velad para que vuestros corazones no se
aparten de El a causa de la música, sino que a través de ella sean constantemente ofrecidos
a Dios. ¡Éste es el canto que el Señor aprueba!
Este último punto resumiría también toda la doctrina de los padres de la Iglesia: cantar con
el corazón, ésta es la actitud fundamental para cantarle al Señor.
Para San Agustín, "si queremos dar Gloria a Dios, necesitamos ser nosotros mismos los que
cantamos, no sea que nuestra vida tenga que atestiguar contra nuestra lengua. Sólo se puede
cantar a Dios con el corazón cuando nos hemos rendido a El, esto es, que hemos aceptado
su plan de salvación y buscamos su voluntad, tomando en serio su Palabra, cuando lo
amamos. Bien se dice que el cantar es propio del que ama; pues la voz del que canta no ha
de ser otra que el fervor de Amor".
Por eso agrega San Juan Crisóstomo: "A Dios se le ha de cantar, más que con la voz, con el
Espíritu resonando hacia adentro.
Así cantamos no a los hombres sino a Dios, que puede oír nuestros corazones y penetrar en
los silencios de nuestro espíritu". En expresión de San Jerónimo "el siervo de Cristo cante
de tal forma que no se goce en la voz sino en las palabras que canta".
Para ello, dice San Basilio, "que la mente conozca y comprenda el sentido de las palabras
cantadas, para que cantes con la lengua y cantes también con tu espíritu".
Y San Ambrosio de Milán entiende que "el canto de la comunidad cristiana es accesible
para ser entonado por todos, es la voz del pueblo, himno de todas las edades, de todos los
sexos, de todas la clases y estados de vida.
El canto que los cristiano elevan para expresar su fe en el Señor, todos han de
comprenderlo, sentirlo e identificarse con El".
Así pensaban y sentían nuestros hermanos y hermanas de los siglos IV y V... ¿¿¿Y tú???
Nos dice la Palabra "cada uno, según el don que ha recibido, póngalo al servicio de los
otros" (1Pe 4,10).
Si has recibido el don del Señor Jesús para la música y el canto, es un talento que Dios te
pide que pongas al servicio de tus hermanos y hermanas.
El te pedirá cuentas de como los has usado. Si guardas su don, si lo entierras en lugar de
hacerlo fructificar, sufrirás los reproches que el Señor dirige al siervo infiel. Y para utilizar
correctamente este don que me ha sido confiado, no debo subes- timarlo y sobrestimarlo,
sino aceptarlo.
Conocerlo, valorarlo y dejar que el Señor lo haga crecer. Acoger con humildad su don:
"Que nadie se tenga por mas de lo que conviene, sino que cada uno se tenga por lo que se
debe tener, conforme a la medida de la fe que Dios otorgó a cada uno" (Rom.12, 3).
El coro acababa de llegar al lugar donde la soprano entona: "Yo sé que mi Redentor Vive".
Cuando ella hubo terminado, las miradas se dirigieron hacia Reichel, esperando que
expresara su satisfacción.
- Si - contestó ella-.
- Entonces, ¡cántelo! Dígalo de tal manera que todos los que la oigan comprendan que usted
conoce el gozo y la fuerza de la Resurrección de Cristo.
La solista cantó como si fuese la primera vez que hubiera experimentado el poder de la
Resurrección. A todos los que la oyeron les costaba contener la emoción.
- "Ahora estoy seguro de que usted sabe que su Redentor vive... su canto me lo ha dicho".
En función de éste servicio, con los diversos carismas que el Señor regala para ello, se
forma el Ministerio de Música; teniendo en cuenta más aún que el buen oído, la voz sonora
y la formación musical, la sensibilidad y docilidad al Espíritu; más que la destreza técnica,
la humildad, la unción, la entrega al Señor.
?? Se ha convertido a Él.
?? Dan testimonio con su vida, en una relación con Dios a través de la oración y en
relaciones fraternas con los demás.
Todas estas cosas, buenas o indiferentes de por sí, no cualifican necesariamente para formar
parte de un M.D.M. Lo fundamental, como en toda vocación, en todo servicio al Señor, es
su llamada y mi respuesta.
Hay personas a las que Dios llama a este servicio y se resisten a ello. Por miedo a
comprometerse, no crecen espiritualmente, sin conocer ni cumplir el plan de Dios para su
vida de servicio a la comunidad.
Todo ministerio es como una pequeña comunidad. Y así debe crecer: como una pequeña
comunidad que canta y hace cantar a la Iglesia de Dios.
Una comunidad unida que edifica la unidad del cuerpo de Cristo. Los hermanos y hermanas
de un M.D.M. desarrollan, por tanto, un mutuo ministerio, animándose y exhortándose,
apoyándose y consolándose los unos a los otros, de modo que el ministerio se convierta en
un lugar de comunión dentro de la comunidad eclesial.
Cuando un puente funciona como debe, los pasos del hombre son más seguros. Cuando un
ministerio de música funciona bien, la asamblea camina con más seguridad.
- Un mal puente: Es el caso del hombre que construye su casa (servicio) sobre arena
(LUCAS 6, 48-49).
Este servicio se torna débil e incluso peligroso. El ministerio no proyecta a Dios: se
proyecta a sí mismo.
El pueblo no llega a Dios tan fácilmente, se queda en el puente, porque le faltan piezas tan
fundamentales como humildad, sometimiento, discernimiento, oración, vida sacramental,
vida eclesial.....
- No hay puente (no hay ministerio): El hombre sí puede entrar en comunicación con Dios
sin la ayuda de la música y del canto, pero el camino de la asamblea es más laborioso y
difícil al no utilizar este puente tan accesible.
https://www.monografias.com › ministerio-musica-perspectiva-biblica
MÚSICA CRISTIANA
Se llama música cristiana a la música creada y ejecutada como expresión del cristianismo.
Esa expresión abarca una gran diversidad de estilos musicales que contienen mensajes
bíblicos o letras que involucran diferentes tipos de oración (de adoración, de acción de
gracias, de petición), y cuya motivación principal es la fe cristiana.
ORIGEN
TIEMPOS BÍBLICOS
En la Biblia, el papel de la música para el pueblo cristiano cumple la función de alabanza,
adoración y glorificación de Dios. Un ejemplo se halla en el capítulo 150 del libro de los
Salmos, donde se hace una exhortación a alabar a Dios con instrumentos musicales de
viento, de cuerda y de percusión.
En el Nuevo Testamento, el uso que los apóstoles y los seguidores de Cristo hacen de la
música cristiana demuestra su carácter como forma de culto, enaltecimiento, y
agradecimiento a Dios.
A través del grandísimo período histórico que abarcan los relatos bíblicos, se encuentran
muchas referencias a la actividad musical en la vida de los pueblos antiguos. La música
tenía un lugar importante en gran parte de la vida del pueblo de Israel. Algunos cánticos
antiguos como el de María y Moisés, se relacionan con eventos específicos tales como la
liberación de los creyentes perseguidos por los enemigos, o fiestas como la Pascua. En los
servicios religiosos, los músicos provenían de la Tribu de Levi, tal como se indica en 1
Crónicas 15:16 y Nehemías 11:22. Sobresale el papel del Rey David como músico, quien
tocaba su arpa para calmar el atormentado espíritu del Rey Saúl, y más tarde obtuvo el
derecho a designar a los músicos del templo. David también es el autor principal de los
Salmos.
En el Nuevo Testamento destaca el relato sobre Pablo y Silas registrado en Hechos, donde
se narra que a pesar de estar aprisionados y haber sufrido aflicciones, tribulaciones y
persecuciones que enfrentaron por su fe en Jesucristo, ambos apóstoles cantaron himnos
dedicados a Dios durante la medianoche.
Además, en Mateo 26:30 y Marcos 14:26, el testimonio bíblico registra que Jesús mismo y
sus discípulos entonaron un himno de acción de gracias en la Última Cena, antes de que
partieran al Monte de los Olivos. El texto bíblico no menciona el nombre del himno.
CRISTIANISMO PRIMITIVO
En el pasado, los Levitas habían sido nombrados cantores y tañedores del templo, sin
embargo, sus obras musicales se perdieron con el paso de las generaciones. En el año 70
DC., el Segundo Templo fue destruido por las tropas del emperador Tito, y en los años
siguientes, los levitas, junto con la mayoría de los judíos huyeron de Palestina. Algunos
piensan que como resulta la música de sinagoga perdió el carácter alegre y las grandes
fuerzas instrumentales que tenían en el Templo judío inicialmente.
Diversos musicólogos como Ulrich,[4] concuerdan en que gran parte de la música cristiana
a principios del milenio fue influida por la música hebrea y contenía diversas prestaciones y
tradiciones musicales del pueblo judío. Según Werner (1984), las conexiones entre los
cantos hebreos y los cantos cristianos han sido científicamente investigadas y comprobadas.
En general, se sabe poco acerca de la música del cristianismo primitivo debido a que gran
parte de la misma no se escribía, sino que se transmitía principalmente de forma oral de
generación en generación. De igual forma, se desconocen cómo fueron las melodías o
ritmos de la música de las comunidades cristianas de los primeros siglos, aunque se piensa
que las piezas consistían en sencillas melodías que acompañaban oraciones y plegarias
vocálicas espirituales.
Algunos historiadores piensan que pudo haber influencia de la música griega oriental
debido a que hay registros musicales que fueron escritos en el idioma griego; no obstante,
esta última visión no es compartida por muchos, pues el hecho de que los himnos hayan
sido escritos en griego no necesariamente implica la influencia de la música griega, además
de que también se sabe poco acerca del estilo y melodía de la música griega y su historia.
EDAD MEDIA
Los usos que se le dieron a la música en los servicios religiosos de las comunidades
cristianas se fueron ampliando durante la Edad Media, cuando tomaron un carácter más
trascendental en la vida de los pueblos. Con la división del Imperio Romano en el año 395,
el canto cristiano en Europa Oriental pasó a caracterizarse por su producción en la lengua
griega, en el canto bizantino, mientras que en Europa Occidental, se produjo más en la
lengua latina, pareciéndose más al canto gregoriano.
Las Iglesias ortodoxas orientales preferían que los cantos se realizaran en templos o lugares
de culto donde el ambiente fuera solemne y no se interrumpiera la sonoridad de la voz
humana. Los servicios religiosos de la Iglesia Ortodoxa usaban frases que provenían de
tradiciones judaicas y eran escasamente acompañadas de instrumentos musicales,
especialmente en los templos de Bizancio y Macedonia.[13] Algunos instrumentos
empleados eran el laúd y las campanas. En la iglesia ortodoxa de Etiopía se usaban
instrumentos autóctonos como tamborcillos y elementos de percusión.
Entre los siglos V y VI, la teoría musical griega fue dada a conocer por Boecio, y se
comenzó a usar en Occidente con una notación alfabética latina. Más tarde, la lectura
musical se organizó de acuerdo a su estilo en canto silábico (salmodía), donde cada signo
representaba un sonido, o en canto melismático (himnario), donde cada sílaba del texto
representaba varios sonidos de distinta altura.[14]
El canto llano (también conocido como música gregoriana) fue usado durante la Edad
Media como una expresión más occidental del arte religiosa. En grandes monasterios de
tipo contemplativo como los benedictinos se desarrollaron un sinnúmero de canciones
únicas que formaban parte de la alabanza y del patrimonio musical de la época. En este
contexto, destacan históricamente las aportaciones musicales de Guido de Arezzo y su
relación con la cristiandad
RENACIMIENTO
Debido a que el renacimiento no surgió al mismo tiempo en toda Europa, el avance musical
y artístico se manifestó de diversas formas en distintos lugares, no siempre innovando la
tradición medieval musical cristiana.[15] Además, se considera que en muchos ámbitos de
la música cristiana se re introdujeron instrumentos musicales que habían sido populares
durante la Edad Media, como instrumentos de cuerda e instrumentos de percusión para
acompañar a diversos coros. Entonces se usaban textos litúrgicos y antífonas musicales que
se siguieron usando abundantemente en los siglos posteriores.
Con los viajes de Marco Polo y el descubrimiento del continente americano, se diversificó
la música de culto religioso. El villancico destacó como una de las expresiones musicales
(principalmente católica), surgiendo en la península ibérica como música popular que fue
tomando carácter secular dentro de algunos pueblos, y llegó a extenderse a toda América.
MÚSICA BARROCA
Durante el período barroco, la música cristiana se hizo mucho más compleja en cuanto a
instrumentos; el clavecín, el órgano y el piano se integraron tanto al espacio arquitectónico,
como a los coros y a las orquestas europeas de música cristiana. En América y el Oriente, la
música fue una forma presente en la evangelización de los pueblos nativos, especialmente
en Nueva España. La música de los cristianos en el Medio Oriente era más autóctona en
comparación a la música de las colonias americanas y la de las Islas Filipinas debido al
proceso de colonización que sufrían los pueblos indígenas.
Algunos de los exponentes más conocidos de este tipo de composiciones: Antonio Vivaldi
(compositor de Gloria), Johann Sebastian Bach (máximo exponente del órgano barroco),
Dieterich Buxtehude, George Frideric Handel (uno de los más influyentes de la música
barroca siendo la sinfonía de Halleluia una de las más conocidas), François Couperin, César
Franck y Charles-Marie Widor para nombrar unos pocos. Varios compositores han escrito
notas de la música instrumental cristiana, dentro de la música europea como los actos de
adoración, incluyendo el repertorio de órgano conocido por compositores como Olivier
Messiaen, Louis Vierne, Maurice Duruflé, y Jean Langlais.
La riqueza generada en los reinos ibéricos de España y Portugal gracias a sus colonias en
otros continentes, pudo financiar a muchos compositores para la música de las grandes
catedrales, fue en este periodo donde la música del cristianismo europeo desarrolló
innumerables sinfonías.
Las sonatas para orquesta y otras formas de música instrumental religiosa también se
fueron formando como una expresión única que se manifestó en las colonias americanas,
llegando a destacar la música del órgano barroco dentro de los templos del Virreinato de la
Nueva España, del Virreinato en Perú y la música barroca del Brasil. En la música barroca
de las colonias americanas también hubo importantes exponentes, difiere radicalmente de la
música europea, ya que la composición de villancicos y sonatas, se hicieron en idiomas
vernáculos como el náhuatl. En el Archivo Musical de la Catedral de Oaxaca se encontró la
colección íntegra del Cancionero Musical de Gaspar Fernandes con más de 300 cánticos
religiosos populares, en su mayoría escritos en latín, español; y algunos también en
portugués y náhuatl.
El texto de la Misa Oaxaqueña, surgió como una adaptación tomada de los textos del
cantoral religioso oaxaqueño del periodo medieval, del texto litúrgico en español de la misa
católica. La obra adopta estrictamente la estructura de una misa. En la liturgia católica, la
misa solemne o cantada constituye un género musical tradicional, que consta de tres partes
obligatorias, el «Kyrie», el «Sanctus» y el «Agnus Dei», e incluye además el «Gloria» y el
«Credo».
Gaspar Fernandes, Juan Gutiérrez de Padilla, Manuel de Sumaya y Juan Matías de los
Reyes son otros exponentes de lo que se conoce como misa oaxaqueña o música
novohispana.
En la música cristiana del barroco brasileño no hay notables cambios en comparación con
la de los virreinatos españoles, Manoel Dias de Oliveira e Inácio Parreiras Neves fueron
entre los músicos que más destacaron de las colonias portuguesas, en Minas Generais fue
donde el arte barroco tuvo su máxima expresión sobre la música para el culto.
MÚSICA INSTRUMENTAL
HIMNOS CRISTIANOS
Los himnos son cantos de alabanza y exaltación a Dios. Su uso en la práctica cristiana se
menciona desde el Nuevo Testamento, en Mateo 26:30 cuando después de haber cenado
Jesucristo y sus discípulos, se relata que juntos cantaron un himno cuyo nombre no se
menciona.
Durante la Reforma Protestante la apreciación de los himnos dio lugar a por lo menos dos
tipos de enfoques musicales. Uno era principalmente calvinista y radical, y consideraba que
la música cristiana tendría que contener casi citas de la Biblia, o de lo contrario, sería
rechazada y prohibida. En algunas iglesias, en vez de himnos, se coreaban solamente
salmos bíblicos con melodías muy básicas que frecuentemente no tenían acompañamiento
instrumental. Esto fue conocido como «salmodia exclusiva». Hoy en día algunas iglesias
presbiterianas, por ejemplo, al oeste de Escocia, todavía conservan dicha tradición.
El primer himnario protestante fue publicado en Bohemia en 1532. Por otro lado, el Conde
Zinzendorf, líder de la Iglesia Morava en el siglo XVIII, escribió unos 2,000 himnos.
También los primeros escritores ingleses tendían a parafrasear textos bíblicos,
especialmente los Salmos, por ejemplo Isaac Watts a quien se le reconoce como un un gran
compositor de himnos, y se le acredita el primer himno inglés: «Behold the glories of the
Lamb» (He aquí la gloria del Cordero). Los himnos y cantos corales también eran comunes
en la iglesia anglicana.
Otros escritores posteriores innovaron aún más sus obras, incluyendo en sus textos la
alegoría y la metáfora y procurando dar un mensaje cristiano de edificación. Los himnos de
Charles Wesley y su hermano John, destacaron no sólo dentro del metodismo, sino en
muchísimas iglesias protestantes, ya que desarrollaron un enfoque en el que se expresaban
los sentimientos personales que reflejaban una lírica que hablaba de una relación personal
con Dios, y el deseo de Su alabanza.
Las contribuciones de Wesley, ahunado al Segundo Gran Despertar en los Estados Unidos,
contribuyeron a formar los antecedentes de un nuevo estilo que se conocería como gospel.
Así comenzó una nueva etapa en la historia de la música cristiana, en la que hubo una
explosión de composiciones cristianas por letristas y músicos, de los cuáles destacan Fanny
Crosby, Lina Sandell, Philip Bliss, Ira D. Sankey, y otros compositores que participaron en
avivamientos, reuniones campestres, y cruzadas evangelísticas. El estilo o forma melódica
de tales obras, generalmente se designa como «canciones gospel», a diferencia de los
himnos. Las canciones gospel incluyen un estribillo (o coro) y por lo general (aunque no
siempre) un tempo más rápido que los himnos. Como ejemplos de la distinción, «Amazing
Grace» es un himno (sin estribillo), mientras que «How Great Thou Art» es una canción
góspel
Como resultado de las innovaciones musicales y el paso del tiempo, se fueron combinando
elementos de la música cristiana de épocas pasadas con nuevos estilos que estaban
formando los cristianos afroamericanos estadounidenses, quienes componían desde himnos,
hasta los llamados espirituales negros, y canciones de trabajo que reflejaban la fe cristiana.
Los cantos se fueron diversificando hasta formar propiamente el género góspel y abrieron
paso para ampliar aún más la variedad de estilos musicales subsecuentes. Los negros
espirituales eran cantos acompañados de gran contenido coral y participación de la
congregación cristiana, y estos se hicieron presentes en iglesias metodistas, episcopales,
bautistas, no denominacionales, entre otras.[16]
La música cristiana fue transformándose poco a poco hasta consolidarse lo que se conoce
como la llamada música cristiana contemporánea que se ubica desde la segunda mitad del
siglo XX. Esta fue cultivándose principalmente por parte de diversas denominaciones
destacando las evangélicas.
La alabanza cristiana es vista como una forma de adoración a Dios, la cuál generalmente se
desarrolla a través de himnos y cantos en un templo o iglesia, como parte del servicio
religioso o culto a Dios y como acto de presencia en el acto de adoración que da la
congregación cristiana. Esta se puede contemplar en las distintas denominaciones de
creyentes[17] y usar distintos tipos de instrumentos musicales.
EN LA IGLESIA ORTODOXA
EN LA IGLESIA CATÓLICA
Actualmente en la iglesia católica han surgido músicos jóvenes de corte religioso que han
dedicado gran parte de su vida al canto y la música católica. En España, el sacerdote
Cesáreo Gabaráin llegó a destacar como compositor de música litúrgica. Algunas monjas ha
incursionado como cantautoras e intérpretes de canciones que muestran una apertura de la
música sacra hacia la música popular, y que promueven desde la perspectiva católica, el
culto a Dios, como lo muestra la famosa canción de Dominique.
Por otra parte, el Vaticano acostumbra realizar conciertos en las épocas navideñas, donde se
han llegado a invitar a artistas católicos de música secular como Jennifer Paige, Dolores
O'Riordan,[20] Westlife,[21] Simply Red, entre otros. Así mismo, la Iglesia Católica realiza
un evento anualmente conocido como el World Youth Day (en español: Jornada Mundial de
la Juventud), el cuál está dirigido a los jóvenes y es acompañado de espectáculos y
festivales musicales que inician después de las misas, y que incluyen la interpretación de
bandas o músicos católicos destacados en el ámbito. La organización del WYD fue
instituida durante el papado de Juan Pablo II, y fue continuada por Benedicto XVI.[22] En
dichos eventos, los líderes religiosos suelen estar presentes durante la realización del
concierto.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, surgieron una gran variedad de músicos que
destacarían eventualmente, unos a nivel nacional, otros a nivel internacional. En las
décadas de 1950 y 1960, por ejemplo, era común la música gospel en Iglesias bautistas, lo
que llegó a reflejarse en el surgimiento de exponentes importantes como Albertina Walker y
Mahalia Jackson, mejor conocida como la Reina de la música Góspel.
En los años 1990 destacaron músicos como Steven Curtis Chapman en el estilo
contemporáneo, mientras que Don Moen y Ron Kenoly destacarían en el ámbito de la
música góspel de adoración.
https://www.ecured.cu › Música_cristiana
ORIGEN DE LA MÚSICA CRISTIANA
Los primeros siglos de nuestra Era cristiana van a constituirse en numerosos fieles
cristianos que se reúnen realizando sus rituales en extremo secretos, dado la persecución
decretada sobre ellos.
Desde los inicios del cristianismo podemos encontrar diversas fuentes de influencia que
fueron dando forma a la liturgia y por ende a la naturaleza de sus cánticos.
Otra forma de culto de los judíos era la asistencia a la sinagoga o también denominada
sintaxis, centro principal de lecturas y homilías. Estas reuniones se hacían para la lectura de
las sagradas escrituras que luego eran motivo de explicaciones o comentarios.
Tras la destrucción del Templo en el año 70 d. C. muchas de las funciones del templo se
trasladaron a la sinagoga. El canto diario de Salmos y la práctica de lecturas bíblicas son la
principal herencia judía a la liturgia cristiana actual. El pan y el vino simbolizando el
sacrificio del cuerpo y la sangre de Jesús son prácticas similares a las que se realizaban en
el Templo.
Las fórmulas melódicas judías usadas en la reuniones de las sinagogas, eran la base de los
cánticos para los salmos y los cánticos del Antiguo Testamento y quizá, fueron adaptados a
los cánticos de la nueva fe, los cánticos que hoy conocemos como:
San Pablo cita que, en las Asambleas había lugar para la improvisación según movía el
espíritu a una u otra persona a dar testimonio. Hoy se cree que se empleaban cantos
populares que les eran familiares por sus inspiradas manifestaciones.
El canto primitivo cristiano debió haber sido influenciado por la música judía de los
primeros cristianos y la influencia grecorromana. Esto se fundamenta, en el canto de la
Biblia judía y a la práctica en la sinagoga. (Congregación o junta religiosa de los judíos)
Debe entenderse que los primeros grupos cristianos debieron haber mantenido
determinados criterios de diferenciación con respecto a liturgia hebrea especialmente
evitando la tendencia fastuosa y brillante de la mentalidad oriental. La música del naciente
cristianismo debía ser austera así como también tener claro la exclusión de danzas que
entre los judíos era bastante usual en el templo. Asimismo se debió haber excluido
determinados instrumentos, especialmente las flautas que habitualmente se usaban en los
cultos paganos.
De la tradición judía deben haber tomado el canto responsorial en el que, una voz
celebrante alterna con el Coro y, el canto Antifonal en el que dialogaban dos grupos de
Coros.
1) Saludo inicial por el oficiante y respuesta de la Iglesia (es decir la asamblea de fieles)
2) Lección
3) Salmodia
5) Sermón.
7) Oraciones
8) Despido de la Iglesia
IV. LA EUCARISTÍA CRISTIANA:
Tuvo su origen entre las hermandades religiosas judías con un propósito devocional. La
última cena instaurada por Jesús se constituyó en una comida de esa clase.
a) El Ofertorio
Estos dos oficios llegan a fundirse gradualmente desde el siglo IV hasta que llegaron a ser
considerados como partes inseparables de un solo rito de la denominada Misa.
La costumbre de los judíos era ir al templo a rezar por la mañana y por la tarde y a las horas
tercia, sexta y nona. Esto constituye la preconfiguración de lo que más tarde será la misa y
el oficio divino.
El crecimiento paulatino del cristianismo desde Jerusalén extendiéndose a través del Asia
menor, África y Europa, generó un proceso variado de influencias desde diversas zonas
geográficas con sus lenguas propias.
Por otra parte, las Iglesias orientales de la ciudad de Bizancio construidas por Constantino
(Constantinopla , designada capital del Imperio en el 330 d.C.) empezaron con el uso de la
salmodia occidental e iniciaron la clasificación del repertorio de los ocho modos
eclesiásticos, tomando en préstamo cantos de la liturgia occidental hacia los siglos VI y IX
d. C.
Los mejores ejemplos y más característicos de la música Bizantina medieval fueron los
Himnos. Estos fueron principalmente de dos clases:
En tal sentido, tocó a San Ambrosio, Obispo de Milán, realizar la tarea de seleccionar un
material adecuado eliminando los que no estuviesen dentro de determinados criterios
musicales. Es por ello que se vio en la obligación de determinar cuatro modos o tipos de
escala para evitar futuros abusos en que los cantores solían incurrir.
Otra labor complementaria realizada por San Ambrosio fue la de establecer una distribución
completa de los diversos cantos dentro de un orden de fechas y conmemoraciones del Año
Eclesiástico.
La tarea trascendental de San Ambrosio puede que haya generado una suerte de veneración
sobredimensionada al punto que la información recopilada alrededor de su existencia esté
llena de supuestas leyendas. Se le atribuye la paternidad de muchos cantos e innovaciones
del que probablemente no sea autor. Se dice también entre otras cosas que fue él quien
introdujo los Himnos a Occidente y que compuso muchos himnos, en estrofas de cuatro
versos.
Al igual que en la zona oriental, occidente tuvo un comienzo bajo condiciones variadas e
independientes, donde cada localidad o región desarrollaban liturgias distintas con respecto
a los repertorios litúrgicos diversos entre los siglos V y VIII. Casi todas estas liturgias a
excepción de la liturgia Ambrosiana fueron gradualmente desapareciendo y absorbidas por
una práctica uniforme cuya unidad central estaba regida por Roma, desde donde se
reglamentó la teoría y la práctica musical además de, la liturgia desde el siglo IX hasta el
siglo XVI.
Durante el siglo VII y principios del siglo VIII, el control de la Europa occidental se
distribuyó entre los Lombardos, los Francos y los Godos. Cada reino tenía su propio
repertorio de melodías de canto llano y los diferentes estilos regionales correspondían a los
dialectos propios de cada lugar. Así tenemos los siguientes estilos litúrgicos:
El canto y liturgia Galicano, procedente de la Galia (Francia actual) que tuvo vigencia hasta
finales del siglo VIII y fuera suprimida por Pipino y su hijo Carlomagno quienes
impusieron el canto de Roma.
El canto Romano es un repertorio que se conserva en manuscritos cuyas fechas se dan entre
los siglos XI al XIII aunque sus orígenes se remontan al siglo VIII y se difundieron a tierras
francas.
El texto que sobrevive está fraccionado por lo que se han dado diversas y variadas
traducciones.
ni en la noche ni en el mañana.
ya no guarden silencio.
Amén, Amén.
La música Cristiana (del Latín: Sacer, Sacra, Sacrum: «santo, augusto»), corresponde a la
forma de expresión musical nacida en Europa hacia la Alta Edad Media, (Siglo V d. C.)
desarrollada como parte de los ritos cristianos de la época.
Mas que un género musical era una forma de evangelización, donde a través de sonidos
primeramente Monódicos y fuerte presencia vocal, se relataba un pasaje bíblico o se
destacaban virtudes y valores cristianos.
El término significa música sagrada (Sacrare o «consagrar») que a su vez deriva de sacratus
(«sagrado, consagrado») pero, dada su connotación y origen occidental, es de uso
primordial en el cristianismo. Aunque por extensión puede ser aplicable a las diferentes
manifestaciones músico-religiosas de otros pueblos, ya sean de origen indio, árabe, judío, u
oriental, en el pensamiento occidental se suele reservar su uso para la música cristiana,
incluyendo a veces la música cristiana contemporánea, en la cual la música explora temas
cristianos para la juventud, aunque por su diseño puede ser tocada en otros lugares con
excepción de iglesias.
La música sacra durante un servicio religioso para muchas iglesias es una parte
fundamental de su liturgia. Se cantan kyries, himnos, salmos y canciones espirituales
entonadas a Dios.
Por otra parte, las iglesias algunas veces cantan a cappella para adorar a Dios.
Ocasionalmente, los instrumentos musicales se utilizan solamente para expresar alabanza
hacia la deidad. Todas estas maneras o estilos son utilizados por una iglesia u otra, o por
una religión u otra. En la música más temprana de la iglesia cristiana, como es el caso de
algunos libros del Nuevo Testamento, son probablemente himnos. Algunos de esos
fragmentos todavía se cantan como himnos en las iglesias ortodoxas, incluyendo los
himnos “despierta, despierta tu que duermes” en ocasiones como los bautismos. Siendo
judío, Jesús y sus discípulos habrían cantado probablemente los Salmosatribuidos a David.
Sin embargo, sin una industria centralizada de música, el repertorio de gentes normales era
mucho mayor que el actual, así que se sabían probablemente otras canciones también.
http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsica_sacra