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Del sueño americano a la deuda americana

La burbuja inmobiliaria que explotó a finales de 2007 y provocó la crisis financiera del 2008
pudo crearse y extenderse hasta dimensiones masivas gracias a un factor que es muchas
veces ignorado conscientemente pero que es omnipresente a un nivel más inconsciente: la
ideología. Toda sociedad, y más ampliamente, todo modelo social tiene una parte estructural y
una parte cultural, y en medio de ambas se mueve la ideología, como si fuese un líquido que
permea todo en cuanto existe, la cual podríamos decir es un sistema de ideas, creencias,
valores, normas y discursos que justifican, valoran y ayudan a consolidar al modelo
social-histórico en el cual se actúa. A veces, este sistema ideológico tiene como objetivo
promover el desarrollo holístico de una sociedad concreta y sus individuos, pero otras veces
tiene como principal función defender los intereses de una clase dominante, es decir, el status
quo.

Esto no es algo reciente ni originario en la modernidad, sino que desde la antigüedad se notaba
una clara relación entre economía e ideología. Por ejemplo, el historiador Moses Finley
interpretó la relación entre ideología y economía en la antigüedad argumentando que ambas
estaban entrelazadas de manera intrincada. La cultura, la política y las creencias influían en la
organización económica de las sociedades antiguas, y para comprender plenamente la
economía de la antigüedad, era esencial tener en cuenta estos factores ideológicos y
culturales.

Es indudable que la potencia económica, social y cultural del siglo XX fue Estados Unidos, un
país que representó durante varias décadas un ejemplo del desarrollo en temas como
tecnología, educación, arte o economía, sin embargo, estos avances no siempre fueron
conseguidos por acciones éticas o méritos propios, si no que buena parte de la riqueza
necesaria para construir este imperio se consiguió a través de la explotación de otros más
débiles y la aplicación de un ingenioso ventajismo en situaciones históricas concretas. Como
ejemplo veamos el rol de proveedor armamentista de EEUU en las dos guerras mundiales, la
explotación indiscriminada de recursos naturales en países de latinoamérica, primero a través
de sus bananeras hasta llegar a la minería, la intervención política en países alrededor del
mundo para conseguir establecer gobiernos afines a sus intereses políticos y económicos, la
mano de obra prácticamente esclavizada utilizada en sus industrias durante la primera mitad
del siglo, entre tantas otras reprochables prácticas.

Estas acciones fueron acompañadas de otras que quizá fueron más conocidas y mejor
valoradas a nivel global, las cuales consistieron en impulsar y resaltar aspectos positivos de la
sociedad estadounidense a nivel global, como su arte, su tecnología, su idioma, su moneda y
sus instituciones a tal punto que el resto de países asumimos que este inmenso imperio es un
ideal de sociedad. Las acciones explotadoras o antiéticas fueron suavizadas precisamente
gracias a esta estrategia, ya que sus valores, ideas y normas se convirtieron en la ideología
dominante, al menos en el hemisferio occidental.

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Esta enorme influencia nos llevó, entre otras cosas, a que la economía global estuviera en
buena parte cimentada en las instituciones de EEUU. Sus bancos, sus fondos de inversiones y
su mercado bursátil tomaron un papel preponderante en la economía global desde los años 70
en adelante. Me atrevo a decir que la mayor parte de la población ni siquiera entiende cómo
funcionan estas instituciones y sistemas financieros, sin embargo, creemos ciegamente en
ellos. Así opera la ideología, como una fé ciega en algo que muchas veces no entendemos o
no podemos ver con claridad.

Precisamente esta fé ciega, esta creencia ideológica en el funcionamiento del sistema


financiero llevó a que “nadie” previera la desgracia, al menos nadie de los inadvertidos
participantes de la burbuja: aquellos inadvertidos que ganaban el salario mínimo y a veces
menos pero recibían jugosas hipotecas para obtener lujosas casas, aquellos inmigrantes
indocumentados que incluso desconocían el significado de los papeles que firmaron, aquella
clase obrera que no podría pagar los plazos ajustables de la hipoteca después de un par de
años, o aquella clase media que invirtió ahorros de toda la vida en un fondo de inversión o un
banco que en todo momento actuó en contra de sus intereses.

La ideología dominante permitió que poco a poco esa burbuja se fuese haciendo más grande.
Las empresas de bienes raíces continuaban vendiendo casas y los bancos aprobando a pesar
de que en 2007 los números indicaban una inevitable debacle. Mientras se enriquecían
obscenamente los que tejieron los hilos de esta compleja red fraudulenta y los pobres
inocentes despertaban del sueño americano a la gran deuda americana.

La crisis financiera del 2008 sirve como una fuente de aprendizaje para comprender cómo las
prácticas financieras y la ética en el mundo de las finanzas pueden tener un impacto masivo
en la economía y la sociedad. Basado en el documental “Por amor al dinero: el colapso de
Lehman Brothers” podemos señalar algunos puntos claves de la crisis y aprendizajes que se
pueden obtener de este caso desde el punto de vista de compliance. El estudio de este caso
nos debe brindar valiosas perspectivas sobre cómo evitar que se repitan eventos similares en
el futuro.

Lección 1: La burbuja inmobiliaria y la toma de riesgos excesivos

La crisis financiera de 2008 tuvo su origen en una burbuja inmobiliaria, lo que nos lleva al
primer aprendizaje desde la perspectiva del Compliance. Las instituciones financieras
asumieron riesgos excesivos al otorgar préstamos hipotecarios a personas con poca
capacidad crediticia, conocidos como hipotecas subprime. La falta de diligencia debida y la
toma imprudente de riesgos subrayan la necesidad de una sólida supervisión y regulación de
las prácticas crediticias. Esto pone de manifiesto cómo el Compliance puede prevenir la
concesión de préstamos de alto riesgo y la formación de burbujas financieras.

Lección 2: El papel de las aseguradoras en la validación de hipotecas subprime

Otro aspecto crítico de la crisis de 2008 fue el papel de las aseguradoras, que validaron las
hipotecas subprime de alto riesgo a través de productos financieros como los CDO

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(Obligaciones de Deuda Colateralizada). Esto destaca nuevamente la importancia de la
debida diligencia en la evaluación de activos financieros y la necesidad de regulaciones más
sólidas para supervisar estas prácticas. Los acontecimientos demuestran cómo las
aseguradoras desempeñaron un papel clave en la amplificación de la crisis y cómo el
Compliance puede establecer normas para evitar la validación de activos de alto riesgo.

Lección 3: El impacto en la economía global

La crisis financiera de 2008 tuvo un profundo impacto en la sociedad y la economía globales.


Millones de personas perdieron sus empleos, hogares y ahorros. A nivel mundial, distintas
instituciones financieras y empresas de todo tamaño también se vieron afectadas ya que
mantenían importantes relaciones comerciales y de negocios con los grandes bancos que se
vieron envueltos en la crisis.

Esto nos enseña que las decisiones financieras en un mundo globalizado tienen
consecuencias significativas no sólo para las personas y la economía del país donde se
originan las crisis, ya que se activa un efecto dominó que va botando piezas
indiscriminadamente.

Lección 4: La importancia de la regulación y supervisión efectivas

Una lección clave que podemos extraer de la crisis de Lehman Brothers es la importancia de
contar con regulaciones sólidas y supervisión efectiva. La falta de regulaciones adecuadas
permitió que las prácticas de riesgo excesivo y la validación de hipotecas subprime se
salieran de control. El Compliance desempeña un papel fundamental en la implementación y
aplicación de regulaciones que protejan a la economía y la sociedad en general. Esto resalta
cómo las regulaciones sólidas pueden prevenir crisis financieras y proteger a los inversores y
la economía en su conjunto.

Lección 5: La necesidad de ética y responsabilidad en las finanzas

Por último, la crisis financiera de 2008 subraya la necesidad de ética y responsabilidad en las
finanzas. Las instituciones financieras y sus empleados deben tomar decisiones éticas que
consideren el impacto en la sociedad y en los inversores. El Compliance desempeña un
papel crucial al establecer estándares éticos y garantizar su cumplimiento. Esto pone de
manifiesto cómo la ética en las finanzas es esencial para evitar crisis financieras y promover
una economía más justa y estable.

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