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Los silvopastoriles en el Nordeste de Argentina - Un poco de historia

Ing.Agr.Jorge Esquivel (h)

Actividad Privada

Resumen

A través del presente artículo se describe la evolución de los sistemas silvopastoriles (SSP) en las
provincias de Corrientes y Misiones. A lo largo de los últimos 20 años ocurrieron cambios en los
distintos modelos productivos que fueron diseñados inicialmente con muy pocos conocimientos y
una alta dosis de optimismo. Desde el punto de vista económico no existe discusión sobre el gran
cambio que generó en los Establecimientos ganaderos familiares, desde el punto de vista social
vimos aumentar las fuentes de trabajo y desde el ambiental, aunque menos estudiado, se genera
un equilibrio importante entre la captura y emisión de CO 2. Se concluye con algunas
recomendaciones simples para evitar o estar atentos ante los posibles inconvenientes que puedan
presentarse.

El modelo productivo que incorpora a las forestaciones en los campos ganaderos, desarrollando
sistemas que combinan ambas producciones con el objetivo de crear sinergia, complementarlas,
diversificar y mantener distintos horizontes de renta, fue implementado desde fines de los
ochenta y con mayor énfasis a mediados de los 90 en las Provincias de Misiones y Corrientes.

Quizás hoy sea más fácil hacer un recuento de los éxitos y fracasos ya que el entusiasmo inicial
enceguecía muchas de las cuestiones que luego no fueron tal como las predecíamos. En ambas
Provincias norteñas fue muy fácil el arranque ya que existían la actividad ganadera
primordialmente, con más de 4.5 millones de cabezas y la actividad forestal con 400 mil hectáreas
forestadas en aquella época. Estaban al alcance de cualquier productor ganadero los
conocimientos provenientes de las empresas forestales, de los viveros y de las empresas de
servicios. En esos años el ingreso a la zona de empresas chilenas, alemanas y multinacionales
alertaron sobre las aptitudes de nuestros suelos, que por otra parte subían de precio en dólares
casi anualmente. La gran diferencia que se produjo entre los valores de la tierra en suelos
ganaderos con potencial de producción de 50 kg/ha/año comparando con suelos de otras regiones
con producciones de 100 o más kg/ha/año, indicaban que la alternativa más lógica debía ser dejar
el terruño para dirigirse en busca de mayor cantidad de hectáreas con menor valor y productividad
ganadera mayor. Aquella lógica ni siquiera fue considerada por un ganadero!. Al principio continuó
la producción ganadera viendo cómo se transformaba el paisaje de los campos vecinos, pero poco
a poco fue escuchando e interiorizándose de algo que no sabíamos cómo sería: Los Sistemas
Silvopastoriles (SSP). El INTA a través de unos pocos técnicos que se unieron y trabajaron con la
actividad privada (Grupos CREA, Asociaciones de Productores, Empresas Privadas) fueron
modelando estos sistemas tratando de que no sean recomendaciones aisladas. Difundieron
conceptos básicos de calidad de madera, enseñaron a podar los árboles, difundieron las técnicas
de raleos y la importancia de mantener bajas densidades para el ingreso de la luz. Otros técnicos
del equipo introdujeron y estudiaron especies forrajeras más resistentes a la sombra, calcularon
las ecuaciones económicas para explicar el impacto de estos sistemas y comenzaron a evaluar la
calidad de la madera proveniente de esas plantaciones, tanto en aserraderos como laminadoras.

Por el lado del Estado, la ley de Promoción Forestal, fue definitiva para la incorporación de las
forestaciones en predios ganaderos. Al principio tuvimos ciertos problemas de densidades, se
promovía la plantación de las mismas densidades que para las plantaciones forestales en macizo y
no se financiaba las podas altas ni los raleos perdidos (ambas prácticas necesarias en los SSP).
Luego los SSP fueron considerados dentro de la Promoción Forestal pero comenzaron los
problemas de retrasos de los cobros. Aún así, es justo reconocer que la ley 25.080 dio un gran
impuso a las plantaciones en predios ganaderos ya que de no existir esa fuente, aunque tardía, de
financiación, no se hubiese forestado con tanta intensidad a fines de los noventa. De todas
maneras la financiación inicial de los proyectos silvopastoriles fue en la mayoría de los casos
generada por ¨la Vaca¨. La ley de promoción forestal reintegraba un valor fijo a los 18 meses de
realizada la plantación.

Las densidades de plantación ¨Silvopastoril¨ consistían en lineos separados a más de 5 metros y


cuanto más los separábamos más nos asegurábamos de tener éxito en la batalla contra la sombra.
La especie forestada era el Pinus taeda, buscado por su rápido crecimiento y gran aceptación del
mercado. En los campos bajos de Corrientes la especie era el Pinus elliottii, por su resistencia a las
inundaciones temporarias. Mantener un nivel de luz cercano al 50%, considerado ideal para el
crecimiento de las forrajeras, fue todo un problema con el Pinus taeda. Sus vigorosas y gruesas
ramas cubrían el terreno a medida que disminuíamos las densidades, empeorando la cuestión la
dificultad para realizar podas con ramas menores a cuatro centímetros de grosor. Disminuir las
densidades de plantación tuvo un límite a partir del cual los productores ganaderos, por más amor
a la vaca que tenían, optaron por perder esos potreros y destinarlos a forestaciones en macizo sin
crecimiento de pastos debajo del dosel. Esa creo que fue nuestra primera batalla perdida. Con el
Pinus elliottii era difícil pero no tanto como con el Taeda. Nuevamente el INTA difundió el Pino
Híbrido, cruzamientos de Pinus elliottii con Pinus caribaea var. Hondurensis. La arquitectura de
esta planta, con entrenudos largos, ramas finas y fustes rectos y cilíndricos permitió manejar los
SSP con mayores densidades logrando un mejor equilibrio entre producción de madera y
producción de pasto. No obstante las densidades continuaron siendo un problema hasta que
comenzamos a buscar otras configuraciones de plantación: los llamados ¨líneos apareados¨.
Comenzamos a plantar dos líneos juntos y separarlos por un callejón de mayores dimensiones, así
sucesivamente hasta completar la plantación. Las densidades iniciales con Pinos disminuyeron de
800 a 500 plantas/ha, siendo lo más significativo la reducción de los costos de plantación (60% de
la configuraciones tradicionales) y la flexibilidad en el manejo ya que aún con retrasos en el
momento de realizar los raleos, se obtenía buena producción forrajera. La gran ventaja radicaba
en contar al turno de cosecha con mayor cantidad de árboles por hectárea y posibilidades de
ofrecer una receptividad forrajera óptima.
Los turnos de corte de los SSP disminuyeron entre tres y cuatro años con respecto a los manejos
con criterio más forestal, siendo lo más llamativo el incremento en diámetro experimentado por
los árboles. Se produjeron fustes gruesos y podados que no tuvieron el precio idealizado en los
inicios. No obstante, la posibilidad de contar con un ¨doble piso¨ en los sistemas productivos,
ingresos anuales provenientes de la producción ganadera y los bajos costos de producción de la
madera dieron un buen final a los sistemas silvopastoriles.

La producción objetivo de los SSP fue rollos con más de 40 cm de Diámetro a la Altura del Pecho
(DAP) y libre de nudos. Los valores de venta superaban en un 50% a la madera con nudos y fina.
Estos ingresos extras de la madera más los ingresos provenientes de la ganadería (costo de
oportunidad del suelo ganadero o valor equivalente al pastaje) permitían tener mejores resultados
financieros que la alternativa forestal tradicional. Hoy la situación es menos atractiva debido, no
tanto a los bajos precios de la madera de calidad sino a la falta de demanda en cantidades
razonables. Dos cuestiones fueron decisivas en el cambio de los manejos silvopastoriles: Los altos
costos de cosecha de los raleos debido a los bajos rendimientos y la mecanización de las tareas y la
construcción anticipada y el mantenimiento de los caminos. La solución que estamos
implementando es disminuir la densidad de plantación, mejorar la calidad de las plantaciones, el
uso de genética superior y realizar un Régimen Silvícola Directo a Aserraderos sin raleos
intermedios. La práctica de hacer el primer raleo perdido o no comercial ya es una tareas
habitualmente practicada antes de la realización de la primera poda. Con las situaciones actuales
de la economía argentina con altas tasas de interés, cualquier manejo que disminuya los turnos de
rotación es muy competitivo.

A partir del año 2004 la situación del mercado fue cambiando, superando el precio del Eucalipto al
del Pino. Esto sumado a la velocidad de crecimiento, disponibilidad de clones y posibilidades de
acortar los turnos gracias a la diversidad de productos obtenidos, generó un cambio de especies
en la zona nordeste de Corrientes. Cuando un productor realizaba una cosecha de Pinos, el
replante lo hacía con Eucaliptos. Inicialmente teníamos la creencia de que los SSP con Eucaliptos
eran más difíciles de manejar que los SSP con Pinos. Al analizar los sistemas productivos con la
ayuda de la Programación Lineal, la mayoría de los resultados óptimos consideraban a las
plantaciones de Eucaliptos en sus soluciones. La única situación donde era desplazada por el Pino
era cuando la restricción impuesta era mantener una cantidad mínima de vientres o novillos en
engorde. Estudiamos distintas configuraciones de plantación y a partir del año 2008 ya tuvimos
seguridad a medias de que los SSP con Eucaliptos eran posibles. Un tema importante que nos
asustaba era el referente a la calidad de la madera (tensiones de crecimientos), hasta la fecha
hicimos pocos estudios pero también es cierto que no tuvimos reclamos de la industria. Hoy la
configuración más utilizada para lograr un equilibrio entre producción de madera y carne es la de
¨lineos apareados¨ con el diseño de dos hileras separadas a 5 metros, con un distanciamiento de 3
metros entre plantas y callejones de 20 metros entre pares de hileras. La nomenclatura propuesta
para esta configuración sería (2) 5 x 3 + 20. La densidad resultante es de 267 árboles/ha al inicio
del ciclo. Las podas altas se realizan en función del turno de corte y del destino de la madera.
Prácticamente la disponibilidad de forraje es invariable con respecto a un potrero a cielo abierto,
siendo el factor ¨clon¨ quien marca la diferencia del sombreado dentro de las hileras.

El uso alternativo de los suelos aptos para Eucaliptos es la plantación de Yerba Mate o la
agricultura anual (maíz o soja). Los rebrotes post-cosecha no se manejan para evitar tener
¨tocones¨ altos y difíciles de extraer si se decide cambiar el uso de suelos.

Algo que valoramos mucho fue la posibilidad de manejar dos ¨monedas¨ la proveniente de la
venta de animales o de la venta de la madera. La primera nos permitió tener ingresos anuales para
llegar a buen puerto con el ¨Ahorro Forestal¨. Existieron durante los últimos 20 años distintas
situaciones donde la cantidad de terneros que se necesitaban vender para plantar una hectárea
silvopastoril fue muy baja y otros donde con la venta de pocas toneladas de madera se compraban
muchos kilos de terneros. Esos momentos no siempre fueron aprovechados, en parte por la rigidez
con que nos manejamos para tomar decisiones.

Uno de los problemas con los que se tropieza en la actividad forestal es la falta de transparencia
en los precios de comercialización de la madera. A la hora de decidir una operación de venta de
madera en pie no se encuentran valores de referencia publicados o accesibles en cualquier
momento. Una de las soluciones es conocer el ¨costo de producción¨, de esta forma podemos
aproximarnos al valor más razonable en el momento de las negociaciones con los compradores.
Dadas las características del negocio forestal: inversiones a varios años, imprevisibilidad de los
mercados, alto riesgo de incendios o tornados, variación de las condiciones económicas y fiscales
del país. Lo más importante al establecer el costo de producción es comprender que el dinero
tiene un costo y que debe ser retribuido a través de una tasa de interés que compense su
inmovilidad. En nuestros cálculos, la tasa de interés con la que retribuíamos al capital invertido era
coincidente con la rentabilidad que esperábamos tener en el negocio. Esa tasa estaba compuesta
por un valor base más las expectativas que teníamos de obtener éxito en el negocio planteado.
Cuanto mayor era el turno de corte, mayor eran los riesgos comerciales, mayor el riesgo de
incendios y mayor las probabilidades de que factores adversos redujeran los beneficios del
proyecto forestal, mayor era la tasa de interés utilizada para capitalizar los valores hasta el turno
de corte.

Tenemos pocos datos para compartir relacionados con el bienestar animal y la producción de
carne en SSP. En parte debido al extremo cuidado que se quiso dar a los tratamientos
comparativos y en parte al manejo de los animales que rotan continuamente entre los lotes
silvopastoriles y a cielo abierto. Sin embargo se puede observar que en la mayoría de los SSP las
categorías que pastorean son terneros de recría, vaquillas con servicios anticipados y vacas de
primera parición, todas con altos requerimientos alimenticios. El daño provocado por los animales
en los troncos de los Eucaliptos es un problema irresuelto cuyas causas aún no tenemos bien
identificadas.

Uno de las principales ventajas que tienen los SSP en nuestra región subtropical es la protección
del pasto a los efectos desecantes de las heladas. En los lineos apareados el impacto negativo de
las heladas es mayor que con configuraciones equidistantes. En años con muchas heladas y de
gran intensidad, las pasturas fueron afectadas aún debajo de los árboles. Lo que vemos es que
achica el período invernal. Es observable también el ambiente más húmedo que se tiene ante
períodos de sequía.

Si bien la actividad ganadera está injustamente atacada por sus emisiones de Gases con Efecto
Invernadero (GEI) debido a que se cuantifican únicamente las emisiones (50 a 55 kg de Metano
por cabeza por año, equivalente a 1 a 1.2 toneladas de CO 2eq /cabeza/año) y no se computan el CO2
absorbido por los pastos que ingiere el animal para generar el Metano en el rumen. El balance es
favorable al pastoreo de los rumiantes en por lo menos 5:1 cuando se realiza un balance entre lo
ingerido y emitido. No obstante si nos ajustamos a las normas del IPCC, a través de los SSP
podemos mejorar la ecuación de los GEI de la ganadería en una proporción de 10:1 con la fijación
de CO2 en la madera.

Los SSP tienen aspectos relevantes en términos de impacto a nivel social, en parte gracias a que al
complementar dos actividades suma personas al trabajo fijo de la empresa. La escala de
plantación de las empresas ganaderas es media, pudiendo hacerse y cuidarse con personal estable
y no golondrina. Al requerir monitoreos continuos (sombra, disponibilidad forrajera, momento de
podas, intensidad de raleos, daños a la corteza, enfermedades, etc) la capacitación de los
trabajadores es muy importante.

Finalmente podríamos resumir nuestra experiencia en los SSP con algunas recomendaciones:
Cuidar los costos de plantación, no ahorrar en los manejos necesarios, diseñar de antemano la
configuración y el manejo de densidades (luego es muy difícil de acomodar), no temer a las bajas
densidades (siempre unidas a calidad genética y calidad de plantación), mantener la ganadería
pastoreando hasta el turno final, continuamente calcular los costos de producción y compararlos
con los precios que ofrecen los compradores, capacitar a los colaboradores. Esto permitirá cumplir
los sueños de los productores que es crear empresas que sean justas, nobles, dignas de disfrutar y
que se puedan delegar a las próximas generaciones.

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