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El regalo de Pipe Pero no, no me monté. Lo que hice fue tocarlo despacito.

Acaricié
su pelo, toqué sus ojos y sentí su olor a limpio.
AUTOR
—¿Es lindo?
Gerardo Meneses Claros, Paula Bossio
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—Es muy lindo. Especial para ti.

—¿De qué color es?

—¿De qué colores? —Respondió papá—. Porque los tiene todos.

—No te creo.

—A que sí.

—A que no.

—La cara es amarilla, la boca café, el pelo negro, los ojos azules y
la nariz roja.

—¡Es un payaso! —me burlé.


—Es para ti. Te lo compré en la feria —me dijo papá,
entregándome el regalo que traía—. Se llama Mocho.

—¿Mocho?

—Sí, porque no tiene cola.

Abracé a papá y recibí a Mocho. Era un caballito de palo, pero no


cualquier caballo. Tenía la cabeza de trapo y una cabellera de lana
suave y abundante.

—Móntate, es tuyo.

Preguntas
Mocho, el caballito de palo, no tiene cola.
A. Verdadero
B. Falso
mamá murió, otras personas también; nunca volví a ver. Pero no
importa, tener a papá es como tener ojos. Solo cuando me acuerdo
de mamá uso los míos.

—No, tu caballo es muy serio. Es paso fino.

—¡Ja! No inventes.

—Seguro. Móntalo y te darás cuenta.

—¿Es brioso?

—Depende.

—¿De qué? Preguntas


Según lo leído, podríamos decir que Pipe:
—Del jinete. Si lo tratas con cariño, te responde igual; si lo tratas A. Tuvo un accidente junto a su familia.
con rudeza, es rudo; si tienes técnica y aplicas tus conocimientos B. Fue el único de su familia que se salvó del accidente.
equinos, te lleva despacio, elegantemente por todas partes.
C. Tuvo un accidente en su casa.
—Inventas cada historia, pa. D. Nació sin poder ver.

—No son inventos; los caballos saben quién los monta.


Mamá era bien linda. Trabajaba en la escuela; yo estudiaba con
—Voy al zaguán. Mírame. ella. Siempre le decía que los demás niños tenían hermanos y yo
no. Ella me cargaba y contestaba que con un dolorcito de cabeza
Papá me presta sus ojos. Él es mis ojos desde hace dos años que como yo era suficiente. Entonces le preguntaba qué quería decir
veníamos con mamá de la plaza de mercado. En ese momento, «dolorcito de cabeza», ella me abrazaba y respondía que no
algo explotó, caí al suelo inconsciente y no supe más. Ese día
preguntara tanto, que fuera más serio, que ya tenía seis años. Yo —¿Qué tal, pa? —le pregunté corriendo por el zaguán.
creo que me decía eso solo para no contestar lo de mi hermanito.
—Más o menos; tienes que erguirte más. Con elegancia.

—¿Qué es erguirte?

—Estar derechito, sin joroba de camello. Con porte.

—¿Qué es porte?

—Elegancia, Pipe. Pero ¿qué, vas a montar a caballo o a aprender


significados? Eso hazlo en la escuela.

Preguntas
Según el papá de Pipe, erguirse significa:
A. Tener una joroba.
Continuamente mamá le decía a papá: «¡Qué guapo estás hoy». Y B. Estar derechito.
papá contestaba que con una muñeca tan bella no podía C. Estar sentado.
descuidarse. Yo no entendía lo que hablaban. Y la vez que le
D. Estar acostado.
pregunté a papá qué era ser guapo, me dijo que era ser valiente.
Menos entendí. Al final hizo lo mismo que mamá: «Deja la manía
de estar haciendo preguntas, Pipe». Ahora estoy en la escuela, en primer grado. Voy a cumplir siete
años y ya sé leer. Lo hago tocando las letras en un aparatico que
me dieron allá.

A mí me gusta la escuela y oír lo que nos enseña la profesora. Se


llama Dalia, como la flor. A veces me confundo y le digo señorita
Flor. Ella se ríe y me acaricia el cabello. «Dalia», me corrige.
Entonces yo suelto una carcajada que hace reír también a los
demás niños. La profe se ríe y me dice: «Ay, Pipe, ¿qué voy a
hacer contigo?».
—Soler.

—¿Por lo del sol? —preguntó el director burlándose.

Yo permanecí serio. No me gustó la comparación.

—Ríete. ¿O solo tú tienes derecho a tomar el pelo?

Otra carcajada de mis compañeros se oyó en el salón. Yo también


reí. El director es chistoso.

—Bueno, niños —continuó—, vine a saludarlos y a darles una


información: díganle a sus padres que el próximo viernes tenemos
pruebas de conocimientos, los necesitamos a todos aquí.

—¿Les van a hacer previa? —preguntó Laila, la más chiquita del


salón.
A propósito de risas, el otro día el director de la escuela nos visitó
en el salón y saludó:

—Buenos días a los niños más simpáticos del mundo.

—¿Simpáticos porque no tenemos páticos, pro? —le pregunté.

Y todos soltaron a reír. Era un chiste, a mí me encantan.

—¿Cómo te llamas?

—Felipe.

—¿Felipe solito?

—No, vivo con papá.

—No, que si no tienes nombre compuesto.

—Ah. No, señor —dije haciéndome el inocente.

—¿Felipe qué?
Preguntas
El director de la escuela, después de saludar a los niños:
A. Los regañó por portarse mal.
B. Les puso buenas calificaciones.
C. Les dio una información.
D. Los llevó de paseo.

—Sí, Laila. Examen general.

—¿Y qué les van a preguntar?

—Si te digo, no tiene gracia —dijo el director.

—Las previas no son graciosas, pro.

—Estas sí. Vamos a ver si sus papás han aprendido tanto como
ustedes.
Él solo se ríe cuando en las tardes sale del trabajo, pasa por mí a
Así es donde yo estudio. Voy a la escuela y a papá es a quien le la escuela, me agarra de la mano y yo le digo que no me apriete
hacen previa. Pero no es nada escrito. No, señor, todo es práctico. tanto, que no se va a caer. Y nos vamos juntos hablando de cómo
Desplazamientos, dominio de espacios caseros, manejo de me fue y cómo le fue a él, guiándome con un bastoncito de
elementos sencillos... todo eso ya me lo sé, lo que van a aluminio por la calle que nos lleva directo a la casa. Esa ruta la sé
comprobar es si papá es tan pilo como yo. Es que como los ojos de de memoria; cuando papá la cambia por alguna razón, enseguida
él son los míos, él debe tener las mismas habilidades que yo. Y si le hago la pregunta que siempre lo hace reír:
no las tiene, lo ponen a repetir hasta que aprenda.
—¿Para dónde vamos?

—Al supermercado —dice—. A la iglesia. Donde la tía Paca. A la


revistería.
Papá pasó todas las pruebas. Solo y conmigo. Me alegró porque
nos felicitaron. Claro que a los demás papás también. El único que
se sintió mal fue Aníbal, porque su mamá no pasó cuatro de las
diez pruebas.

—No te pongas triste —dije—. Ella aprende.

—Pero será dentro de un siglo —respondió—, porque se asusta


con todo.

Papá es un señor importante. Cada semana vamos al puesto de


revistas a comprar la Cromos. A veces me compra Condorito y nos
reímos toda la semana con sus chistes flojos. Digo flojos, pero son
reflojos. Lo mejor es que papá tiene mucha gracia para leérmelos.
Me dice qué pasa en cada cuadrito y me cuenta hasta cómo son
los dibujos. Eso es lo que más me gusta, porque papá tiene una
imaginación muy grande.

Es cierto. La mamá de Aníbal es muy alborotada y habla como lora


mojada. Bueno, yo no sé cómo hablarán las loras mojadas, pero
así dice mi tía Paca. La señora se asusta de ir a la escuela, de
vernos, de hablar con la profe. Y casi siempre va con su esposo, él
sí es calmado. Tanto que ni habla. Yo creo que por eso la
mandaron a llamar a ella y no a él. Y preciso, se enredó en las
pruebas con Aníbal.
Los oí cuando ella le limpiaba las lágrimas y decía que eso no era
nada, que iba a estar más tiempo con él y que la próxima vez le iba
a ir bien.
Claro que esa es fácil porque tío Toño tiene pequitas en las manos,
—La prueba más difícil —le decía la mamá a Aníbal— es la del las siento enseguida y sé que es él. Yo no sé si eso es trampa,
tacto; yo no sé por qué siempre me equivoco. pero igual es muy divertido.

—Porque no te concentras, ma —respondía Aníbal—. Tienes que El viernes, al volver a casa después de las pruebas, papá me dijo
ver con tus manos y diferenciar quién está contigo; si papá, mi que esa semana iría a la feria, que de allá me traería un regalo.
hermana o yo. Tienes que poner toda la sensibilidad en tus manos, Papá viaja con mucha frecuencia. Va de pueblo en pueblo, es
así nos dice la señorita Dalia. Y así lo hago yo, ma. visitador médico. Bueno, antes viajaba más, y en ocasiones me
llevaba. Ahora está más tiempo en la oficina, aquí en el pueblo.
Papá sí es un duro para eso. Al hacer los ejercicios en casa de mi
tía Paca, mis primos se sorprenden cuando adivina a quién está Eso me gusta porque siempre estoy con él. Claro que cuando viaja,
tocando. El otro día Maricela le dijo que él estaba haciendo trampa también la paso muy bien con mis primos en casa de tía Paca.
y que, de seguro, tenía los ojos a medio cerrar. Entonces papá se Sobre todo con Ernesto, que tiene como once años y está en
sometió a que tío Toño, el esposo de tía Paca, le tapara los ojos quinto grado. A veces es él quien viene a mi casa y se queda el fin
con las manos para comprobar que no estaba haciendo trampa. de semana. A Ernesto le gusta mucho mi casa porque tenemos un
Fue una fiesta. Y cuando le tocó el turno, los adivinó todos. Hasta solar grandísimo y una casa en el árbol.
las manos de tío Toño adivinó.
—Con porte, ¿no me dijiste?

—¿Te gustó Mocho, Pipe?

—Mucho, papito. Es el caballo más bonito del mundo.

—Por eso te lo compré —dijo abrazándome—, porque un caballo


tan bello merece un jinete de su misma talla.

Una vez, cuando estábamos más chiquitos, nos quedamos a


dormir en esa casita y, a medianoche, como pudimos, nos bajamos
y corrimos a los cuartos porque el miedo no nos dejaba dormir.
Mamá y papá nos estaban esperando viendo tele y se burlaron de
nosotros cuando nos vieron entrar del solar.

En ese tiempo era que papá viajaba mucho, ahora ya casi no. Pero
siempre que viaja me trae algo, como el caballito de palo que hoy Preguntas
estoy montando.
¿Qué tipo de texto acabas de leer?
—No te jorobes, Pipe. Un poema.
Una canción.
—Estoy portero.
Un cuento.
—¿Portero? Una receta de cocina.

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