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Estudio Inductivo de la Biblia

¿QUÉ ES EL ESTUDIO INDUCTIVO?


El Estudio Inductivo, es un método que puede usar cualquier persona, comprende tres
habilidades: la Observación, la Interpretación y la Aplicación.

OBSERVACIÓN "Descubra lo que dice el pasaje": La Observación


enseña a ver exactamente lo que dice el pasaje. De ella parten la
interpretación precisa y la aplicación correcta. La observación contesta
la pregunta: ¿Qué dice el pasaje?

INTERPRETACIÓN "Descubra lo que quiere decir": La Interpretación contesta


la pregunta: ¿Qué quiere decir el pasaje? ¿Cómo lo entendieron los destinatarios
originales? ¿Qué significó?

APLICACIÓN "Descubra cómo ponerlo en práctica": La Aplicación contesta la


pregunta: ¿Qué quiere decir para mí personalmente? ¿Qué verdades puedo poner
en práctica? ¿Qué cambios debo hacer en mi vida? ¿Qué significa?

"El Estudio Inductivo de la Biblia, usa la misma Biblia como fuente de


información acerca de la Biblia"

 Hoy más que nunca se necesita estudiar la Biblia sin las conclusiones
hechas, ideas preconcebidas e información de segunda mano; si no ver
realmente qué es lo que está diciendo, para que él Espíritu Santo pueda
usar lo que él inspiró.
 ¿Esta seguro que estudia lo que la Biblia dice? ¿Dónde están los
resultados si eso es así? NO es adquirir conocimiento sino un cambio
para una manera nueva de vivir.

¿Observar qué?

1. Autor
OBSERVACIÓN
2. Propósito Evidencias
+ 3. Destinatarios

¿Interpretar qué?

1. Interpretar lo que los


INTERPRETA destinatarios Una sola
originales entendieron.
2. Lo que el Espíritu Santo
R inspiró. interpretación
3. Lo que el autor tenía en
mente.

¿Aplicar qué?

1. ¿Cómo puedo aplicar esta


verdad a mi vida hoy?
= 2. La aplicación es:
personal, práctica
y alcanzable.
APLICACIÓN 3. La aplicación es Miles de
la convicción del Espíritu Aplicaciones
Santo de acuerdo a lo que
Él inspiró.

 El Estudio Bíblico Inductivo es la forma de descubrir lo que la


Biblia dice como la fuente original, y respetar totalmente su
autoridad.

 Y de una manera natural, y con el uso del sentido común,


Observar, Interpretar y Aplicar su mensaje. Dios se quiere dar a
conocer por medio del libro inspirado por Él mismo”.

 Los Cristianos en todo el mundo, bajo cualquier corriente y


denominación, tienen un solo libro, todos utilizan La Biblia. Hay
religiones que utilizan la misma Biblia Cristiana, pero tienen otro
libro que altera y contradice lo que la Biblia dice; los “Cristianos”
usualmente no tenemos otro librito , sino le damos toda la
autoridad a la Biblia misma.

Si tenemos un solo libro para la guía de nuestra fe,

¿Cómo es posible tener tantos desacuerdos si estamos usando


un solo libro?.

¿Será que estamos diciendo lo que queremos que la Biblia diga, y no


que ella misma hable por su propia cuenta?
 Alguna denominaciones definen lo que es literal o no, y filtran la
Biblia para guardar sus conclusiones preestablecidas; no tienen
otro librito, pero si sus versículos escogidos de acuerdo a su
conveniencia.

"La Interpretación de la Biblia es una sola"

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para 1)enseñar,


para 2)redargüir, para 3)corregir, para 4)instruir en justicia, a fin que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra”.

2 Timoteo 3:16,17 (RV 1960)

"Porque Esdras había 1)preparado su corazón para 2)inquirir la ley de


Jehová y para 3)cumplirla, y para 4)enseñar en Israel sus estatutos y
decretos".

Esdras 7.10 (RV1960)

¿Por qué necesitamos un estudio inductivo de la Biblia?

Estudio Inductivo de cada Libros de la Biblia

Antiguo Testamento

Gn Ex Lv Nm Dt Jos Jue Rt 1S 2S 1R 2R 1 Cr

2 Cr Esd Neh Est Job Sal Pr Ec Cnt Is Jer Lm Ez

Dn Os Jl Am Abd Jon Mi Nah Hab Sof Hag Zac Mal


Nuevo Testamento

Mt Mr Lc Jn Hch Ro 1 Co 2 Co Gá Ef Fil Col 1 Ts 2 Ts

1 Ti 2 Ti Tit Flm He Stg 1P 2P 1 Jn 2 Jn 3 Jn Jud Ap

Método Inductivo
Contenidos
1. 1 Características del Estudio Inductivo
2. 2 Dos forma de Estudio
3. 3 Algo para considerar
4. 4 Divisiones del Estudio Inductivo
5. 5 Apuntes sobre Método Inductivo

Características del Estudio Inductivo


 Se lee la Biblia; no un libro acerca de la Biblia. Se escudriña el
texto Bíblico sin ayuda externa como un comentario, la opinión
de un experto o el sermón de la semana pasada.

 Se lee la Biblia en contexto. No se lee en trozos aislados sino


en la forma en que el autor (humano o divino) hubiera querido
que se lea. Por lo tanto el estudio inductivo generalmente
abarca un libro entero.
 Se lee la Biblia sin prejuicios subjetivos. En lo posible se echa a
un lado ideas preconcebidas para que la Biblia pueda hablar por
si misma.
 Se lee la Biblia con la mirada puesta en Dios. El Espíritu Santo
es El maestro y una actitud reverente y humilde es necesaria si
hemos de entender su palabra.
 Se lee, lee y relee la Biblia. No es una lectura casual sino un
estudio disciplinado que requiere una seria diligencia en la
observación del texto bíblico. (¿Qué dice la Biblia?)
 No se llega a la Biblia con conclusiones hechas, sino que se
sacan las conclusiones de la Biblia mismas basándose en las
evidencias.
 La Biblia es la autoridad y no nuestra propia opinión.

Dos forma de Estudio


¿Si quiere saber acerca de peces?
1) Busque libros que hablen de 2) Vaya usted mismo a un rió e
peces investigue un pez

DEDUCTIVO INDUCTIVO

Y por consecuencia:

1. Con el inductivo se encontrará con la misma conclusión del


libro, por qué estudia la misma fuente de Información.
2. Disfrutara del descubrir.
3. La información será parte de usted, difícil de olvidar. (Se aprende
por experiencia)

INDUCTIVO DEDUCTIVO
1. Venir a la Escritura con su mente ya
1. Venir a la Escritura con una preparada para de lo que crees que es
mente abierta. verdad.

2. Querer descubrir. 2. Querer demostrar lo que ya ha


decidido ser verdad.

3. Conclusión es el producto final 3. Comienza con las conclusiones


no es el punto de partida. hechas - ir al texto para encontrar apoyo.

4. Estudio de las Escrituras en su 4. Estudio de las Escrituras de una


contexto. manera fragmentada.
5 Tiende a ser más beneficioso para 5. Puede ser utilizado para apoyar error
corrección de errores. (doctrinal teológica, etc).
6. Es fácil para todo el mundo, con o 6. Se puede utilizar sólo si tiene un
sin experiencia. conocimiento completo de la Biblia .

7. La Biblia me dice lo que es la 7.Yo le digo a la Biblia lo que creo que


Verdad. es la Verdad.

8. Trabaja con el texto 8. Trabaja con el texto subjetivamente


objetivamente (lo que dice). (lo que me parece).

9. La interpretación es una sola. 9. Se tiende a llegar a muchas


interpretaciones

10. La Biblia es la norma de 10. Opinión personal se convierte en el


estándar. estándar.

Algo para considerar


1. “Hay dos caminos principales abiertos para el estudiante de la
Biblia. Uno es el Deductivo, el cual comienza con generalizaciones y
busca los particulares para apoyarlas".

Por su misma naturaleza la deducción tiende a ser subjetiva y


prejuiciosa.

"Produce aquellos quienes dictan a las Escrituras en vez de aquellos

quienes escuchan a las Escrituras."

2 .Por otro lado, su opuesto, el camino Inductivo es objetivo e


imparcial; puesto que le exige a uno examinar primeramente los
particulares de las Escrituras y que las conclusiones se basen en esos
particulares. Tal camino es seguro, porque siendo objetivo,
corresponde a la naturaleza objetiva de las escrituras.

“Produce oyentes y no habladores, y la naturaleza de las Escrituras

requiere de oyentes.”

Este estudio estará tocando directamente nuestro propio carácter;


porque nos encontraremos con verdades claras que la Biblia esta
enseñando, que chocaran con las enseñanzas que hemos recibido
anteriormente, y algunas de ellas las hemos disimulado para no
aceptar lo que la Biblia está diciendo. Al observar e interpretar la
Biblia, estaremos seguros de que es lo que ella esta diciendo sin
ninguna duda, pero la pregunta es: ¿Que vamos a hacer con lo que
conocemos que Dios está diciendo?, La Aplicación tiene que ser
nuestra meta. Aquí es cuando en verdad esta forma de estudio se
convertirá en: ”Una manera de vivir”, y este el propósito de Dios
mismo.

¿Está usted escuchando la Biblia o le está dictando?

Divisiones del Estudio Inductivo

"Descubra lo que el texto dice"


OBSERVACIÓN:

INTERPRETACIÓN: "Que es lo que la


escritura significó para los
(Hermenéutica) destinatarios originales"

APLICACIÓN:
"Lo que el texto significa para mi hoy"
(Exégesis)
 Es ir a la fuente misma de la información.
 Conseguir evidencias que afirman la información.
 Cualquier conclusión se basa en la claras evidencias.
 Es darle TODA la autoridad al mensaje de la Biblia, y no a lo
que siento, lo que me parece, o lo que alguien dijo, etc.

"Asegúrese que la Biblia dice lo que usted cree"

Apuntes sobre Método Inductivo

Barreras de Entendimiento Método Crítico


Jesús enseñando y predicando Método Devocional
Estudio Tópico
Pasajes difíciles Estudio Biográfico
Evaluando la enseñanza en la iglesia 30 Minutos de Estudio Inductivo
La Elaboración de Bosquejos Recursos Inductivos
Herramientas básicas de Interpretación y
El Método Inductivo
Aplicación
Las formas literarias y su estudio Contrastes Inductivo Deductivo
El Método Inductivo de la Biblia en
todo momento

Enseñand
o Inductivamente

Contenidos
1. 1 El Principio Básico de Comunicación
2. 2 En la Iglesia
3. 3 El Sermón del Monte
4. 4 ¿Cómo Enseñaba Jesús?
5. 5 Enseñe Inductivamente
6. 6 Los Pasos Inductivos en la Enseñanza
7. 7 ¿Cómo aprendemos?
8. 8 Apuntes

Enseñar, dar a entender una idea y que llegue a ser analizada


y comprendida a plenitud por otra persona. Este es un arte verdaderamente, el
ver a alguien enseñando y que provoque escucharle, y entender que quiere
transmitir; y no el escuchar a alguien enseñando de una manera que aburre,
cansa, no se sabe que está planteando, las ideas están separadas, no conoce
el tema, difícil poner atención y concentrarse en su enseñanza. Esta es una
idea que se repite, y lo peor es que algunos maestros no les importa, y lo que
quiere es cubrir y terminar su tema, sin importarle si es comprendido o no.

Colosenses 3:16:
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos
a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con
salmos e himnos y cánticos espirituales.

El Principio Básico de Comunicación


RUIDO
RUIDO RUIDO Lo que interrumpe RUIDO RUIDO
el mensaje

Encodificar Decodificar
FUENTE> el el
Donde se mensaje CANAL > Mensaje >RECEPTOR
origina el La forma como Cómo se transmite La forma como Quien recibe el
mensaje pasa de la fuente el mensaje pasa del canal mensaje
al canal al receptor
FEEDBACK
(Respuesta) Le dice
a la fuente si el
<< << mensaje ha sido << <<
recibido y entendido
 FUENTE: Es donde se origina el mensaje. El deseo de comunicar un
mensaje se debe a algunas ideas en la mente de la fuente. El mensaje
original en su forma completa y precisa, existes solamente en la fuente.
 ENCODIFICAR: La forma por la cual se puede conducir el mensaje.
Tiene que codificarlo de tal manera que el receptor o receptores puedan
entender el intento del mensaje. Escritura, hablar, danza,
dramas, música, arte, etc. (Es como la emisora de radio que envía el
mensaje)
 CANAL: Es el medio por el cual se transmite el mensaje al receptor. Las
hojas en Internet es el canal por el cual se recibe este mensaje.
 DECODIFICAR: Buscar el significado del mensaje (Interpretar). Una vez
que el receptor recibe el mensaje por medio de uno de sus cinco
sentidos (la vista, el oído, el tacto, el gusto o el olfato), se halla con la
necesidad de buscar el significado del mensaje. Este proceso de
interpretación de los símbolos del mensaje y darles significado en la
mente del receptor se llama decodificación. (Es como el radio
que recibe la señal de la emisora de radio)
 RECEPTO: Quien recibe el mensaje. La persona que escucha el
mensaje tiene un efecto también en el proceso de la comunicación. Su
actitud hacia la fuente, sus sentimientos acerca del contenido del
mensaje, incluso sus sentimientos negativos o positivos con respecto al
mismo canal de la comunicación .. todo se constituye en componente
importantes en el proceso de la comunicación, los cuales sirven para
determinar cuán bien se reciba el mensaje (feedback)
 FEEDBACK: Reacción. Al hablar con una persona, nos fijamos en las
expresiones del rostro con el fin de ver si escuchan y comprenden lo que
hablamos. Podemos darnos cuenta si el receptor está con interés,
impaciente o con deseos de saber más, si nos fijamos es su manera de
estar parada o sentada y si observamos muchas otras señales que
trasmite su cuerpo. Las reacciones del receptor se llaman el feedback.
 RUIDO: Cualquier cosa que interfiere en el proceso de la comunicación,
a tal punto de disminuirlo se llama ruido. Puede consistir en un ruido
literal, como por ejemplo, cuando una máquina cercana hace tanta bulla
que se hace difícil oír lo que dice la fuente. Pero podría consistir en
cualquier otra cosa que distraiga del mensaje o que haga que el receptor
no reciba de manera completa el mensaje.

En la Iglesia

Fuente: La Biblia es nuestra fuente, por eso es importante tener el mensaje


original sin ninguna alteración, y de esta manera el Espíritu Santo pueda hacer
su trabajo de revelar la verdad. El proceso de comunicación desde el punto de
vista de Dios, lo involucra a él. Si nos quedamos en el diagrama solamente y
olvidamos la participación de Dios no hacemos nada. Por eso tenemos que
estar seguros que estamos dando el mensaje de la fuente (La Biblia) tenemos
que estar seguros de tener el mensaje original .

Encodificar: La forma ¿Cómo presentarles el mensaje de la Biblia? En este


caso sería enseñando, pero pueden usarse otras maneras, danza,
drama, música etc. Podríamos enseñar con: diapositivas, presentaciones,
fotos, diagramas, drama, canciones, películas, etc.

Canal: Escogimos la forma en encodificación, ahora el cómo, algo claro que


el canal somos nosotros mismos, y en este caso hablando en la enseñanza.

Decodificar: Como es entendido el mensaje, como le llega.

Receptor: Quien recibe el mensaje.

Feedback: Si la gente responde al mensaje y lo entiende. Ver sus


reacciones, hacer preguntas, verlos a todos, ver sus expresiones, y falta de
ellas, observarlos a ellos.

Ruido: Todo lo que interrumpe, distrae. Puede ser una persona, un ruido
real, algo en el mensaje que incomodaría a la gente, en la decoración, posición
de la sillas, el cómo se viste el que enseña, si la proyección o demostración
funciona, lo equipos electrónicos, etc.

El Sermón del Monte

Jesús mismo enseñaba inductivamente, no en conclusiones de una vez, sino


en ver juntos, invitaba a la audiencia, buscaba aplicación, hacía preguntas,
enseñaba en parábolas, ponía a la gente a pensar, daba
ejemplos, comparaciones, etc.

El Sermón del Monte comienza en Mateo 5:1 "subió al monte", y termina en


Mateo 8:1 "cuando Jesús descendió del monte"

Palabras: 2.320 (18 – 20 minutos)

Imágenes, cuadros, ejemplos, ilustraciones. 348 o 1/6 2/3 palabras


(Lobos, oveja, fruto, luz, roca, arena,
tormenta, edificar, etc):

Comparaciones: 142 o 1/16 palabras


Verbos de energía, acción: 404 o 1/6 palabras

Pronombre para aclara y relacionar: 320 or 1/7 ¼ palabras

Pronombre en segunda persona para 221 o 1/10 palabras


aclaración:

Tiempo presente-relevante, realismo: 65% aproximadamente

Tiempo presente: 30% aproximadamente

Tiempo pasado: 5% (149 palabras - no tradición no


autoridad)

Variedad de puntos de vista: 42 diferentes aspectos de la felicidad

Tu y ustedes: 221 veces

 Todos estos son elementos Inductivos


 Las escrituras registran 153 preguntas que Jesús hizo a su
audiencia

¿Cómo Enseñaba Jesús?


Enseñanzas de Jesús: 1. Introduce la idea

2. Explica con una ilustración simple.

3. Da las razones

4. Aplicación-“ve a haz tú lo mismo”


Jesús era muy sencillo y práctico en su manera de enseñar, su punto principal
era ser entendido, sus mensaje era simples y profundos "Un sembrador salió a
sembrar".

Temas en las predicaciones y enseñanzas de Jesús

1. Adulterio 13. Codici 25. Juramen 37. Im


2. Ira a tos puestos

3. Ansiedad 14. Hones 26. Paternid 38. Co


tidad ad nfianza
4. Avaricia 15. Hipocr 27. Oración 39. Cr
5. Muerte esía 28. Aparien ueldad
6. Deudas 16. Gozo cias 40. Vir
7. Dudas 17. Bonda 29. Respeto tud

8. Eternidad d 30. Respons


41. Sa
18. Conoc biduría
9. Fe abilidad
imiento 31. Recomp
42. Cel
10. Ay
19. Ley ensa
o
uno
11. Cr
20. Legali 32. Reglas
smo 33. Sexo
íticas
12. Da
21. Vida
34. Calumni
r 22. Lujuri as
a 35. Hablar
23. Matri
36. Adminis
monio
trar
24. Dinero

 Todas sus enseñanzas eran prácticas y no simplemente adquirir


conocimiento.

Jesús y el proceso de comunicación el el Sermón del Monte:

Fuente: Él mismo era la fuente de su mensaje, era la palabra de Dios viviente


"El verbo se hizo carne"
Encodificar: Usaba parábolas, alegorías, ejemplos, ilustraciones, imágenes,
preguntas, comparaciones, etc.
Canal: les hablaba de manera simple.
Decodificar: la gente entendía su mensaje, no era como los maestro de la ley
ni los fariseos, era entendido.
Receptor: gente común, individuos, multitudes, todos sin discriminación.
Feedback: Buscaba respuesta, quería ver siempre si era entendido, los
miraba, los tocaba, estaba con ellos a su nivel, les preguntaba y los llamaba a
una Aplicación

Cómo enseñaba Jesús y cómo enseñaban los Escribas y Fariseos

Ellos Jesús

 Tiempo presente
 Tiempo pasado
 Practico
 Teórico
 Individualista
 Orientación Institucional
 Explicación por mostrar y hacer
 Explicación por definición
 Enfatizando en experiencia
 Enfatizando en Autoridad
 Personal
 Impersonal
 Confiando en relaciones
 Confiando en reglas
 Respetando a la gente
 Descartando a la gente
 Evidencias antes de
 Enfatizar en conclusiones
conclusiones
 Programada para ser un patrón
 Individualista

Enseñe Inductivamente
 Busque que la gente descubra no le diga todo,
no empiece con conclusiones, póngalos a pensar,
asi estarán pendientes.
 Haga preguntas, que ellos participen, que en sus mentes se este
formando y descubriendo lo que les quiere decir.
 Sea simple, pero no mediocre, busque ser entendido, paso a paso, que
ellos descubran la verdad, sea el guía, el Espíritu Santo es el maestro.
 Véalos a cada uno si es posible, vea sus reacciones, involúcrese en
ellos, busque feedback, si lo entienden y si queda clara su idea.
 Busque que vean algo, use algo visual, gráficos, presentaciones, fotos,
esquemas, algo que quede en sus mentes.
 Use, ejemplos, testimonios, comparaciones, respecte el contexto de la
escritura que usa, lleve la gente a esa época.
 Apasionese por el tema, hágalo suyo, conozca de que está hablando,
use su emociones honestamente, transmita el mensaje con todo su ser.

Los Pasos Inductivos en la Enseñanza

Observación:

1. Hágala con ellos, que se den cuenta de los detalles por si mismos.
2. Haga preguntas para que vean esos detalles.
3. Llévelos a la situación, a la época.
4. Pregunte con las preguntas de observación: Qué, Cuándo, Cómo,
Quién, Dónde, Por qué.
5. No interprete solo observe con ellos.

Interpretación:

1. Recuerde, Interpretación es: ¿Qué significó para los destinatarios


originales?.
2. Responda las preguntas de observación, según los destinatarios o
destinatario.
3. Interprete literalmente, vea que la Biblia lo dice, llévelos a ellos a la
verdad.
4. ¿Cómo respondieron los destinatarios originales? Que lo vean,
enfóquese en la Biblia, ellas es la autoridad y le dará autoridad a su
mensaje.
5. Ilustraciones, ejemplos, comparaciones, preguntas, detalles, solo
intérprete no aplique todavía.
Aplicación:

1. ¿Qué significa esta verdad para mi hoy?


2. Se encontrara con miles que aplicaciones, enfocarse en la de la
Biblia, adaptar la situación original a la nuestras. (Además ya el Espíritu
Santo estará dando aplicaciones personales a la gente, agregue la que
enfoca la Biblia).
3. De alternativas, ejemplos de hoy, su propia aplicación, para resaltar la
de la Biblia.
4. Anime a la gente a que responda, dele lugar al Espíritu Santo, que
venga y de convicción de la verdad.
5. Oración. Enfóquese en la aplicación del mensaje, no deje que pase por
alto esto. Es la razón del porqué se enseña.

¿Cómo aprendemos?

10% De lo que oímos

30% De lo que vemos

60% De lo que hacemos

 Por eso es que se debe enfatizar en la aplicación como en fin y el


propósito de la enseñanza. No solamente aprender conceptos, sino un
estilo de vida, un cambio. A veces escuchamos mensajes en las iglesias,
sin ninguna aplicación, solamente información y conocimiento; esto
último es algo, pero no es el fin, hacer lo que sabemos es lo que nos
hace aprender.
 Así, enseñaba Jesús, enfatizando en la práctica, "ve tu y haz lo mismo".
El solo saber no justifica, a veces está ese concepto, que el saber
sustituye la práctica, pero eso nunca es así. Esa era la idea de
los fariseos y los maestros de la ley, toda era teoría sin práctica.

Apuntes

Aptitudes inductivas frente a la Jesús Escribas y


El Sermón Inductivo
Biblia Fariseos
Solo hay una interpretación de Las formas literarios y su
cada pasaje estudio

Enseñar la Biblia

Contenidos

1. 1 La Biblia fue escrita para cambiar vidas


2. 2 Los Tres Puntos en la Enseñanza
3. 3 ¿Conocer acerca de Dios o conocer a Dios?
4. 4 ¿Por qué la gente no crece?
5. 5 El fin de la enseñanza ¿Hasta cuando?
6. 6 Evaluación de la Enseñanza

"La autoridad en enseñar la Biblia no se deriva de la habilidad del maestro


o del método seleccionado, sino la autoridad está en enseñar lo que la
Biblia enseña"

Lawrence O Richards

 Una responsabilidad, un reto el dar a conocer lo que la


Biblia enseña y no alterar su mensaje, para que él Espíritu Santo
pueda dar convicción en lo que Él mismo inspiró. Y a veces se
toma muy liviano el enseñar la Biblia, en el sentido de no
conocer lo que se va a enseñar, no estar preparado, tener una
actitud de orgullo, llegar con conclusiones hechas y buscar que
la Biblia respalde mis conclusiones personales. Y enfatizar en
conocimiento y no en cambio de vida.

 Enseñar la Biblia implica conocerla, respetar al autor


humano de cada uno de los 66 libro de la Biblia, y compartir el
mensaje que él tenía en mente. Enseñar la Biblia, es llevar a la
gente en el tiempo y ver los hechos tal como sucedieron,
observando cada pasaje nos daremos cuenta de la situación
original. ¿Pero que se hace ahora en nuestro tiempo?. En
nuestro tiempo poco se respeta el punto de vista del autor y la
idea original, más bien se enfatiza en lo que nos parece a
nosotros hoy; y el cómo usar esa información para afirmar
cualquier punto de vista. Y por esta misma causa no se ven
resultados a enseñar el libro inspirado por Dios.

"Esdras se había dedicado por


completo a 1 estudiar la ley del Señor, a ponerla
en 2 práctica y a 3 enseñar sus preceptos y normas
a los israelitas"
Esdras 7:10 (NVI)
 Como Esdras que primero se dedicó por completo a estudiar, después lo puso
en práctica él mismo, y por último tenía la autoridad para enseñar los preceptos
y las normas de Dios. Su verdad absoluta que no es alterada ni por el tiempo,
lugar, personas y circunstancias. A eso esta llamada la iglesia, a discipular
personas, para todos es esta responsabilidad.

La Biblia fue escrita para cambiar vidas

16
 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar,
para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a fin
de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda
buena obra. 2 Ti 3.16-17 (NVI)
 "De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que
se conforme a la plena estatura de Cristo." Efesios 4:13 (RV1960)
 "Más bien, al vivir la verdad con amor, crecemos hasta ser en
todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo" Efesios 4:15
(NVI)
 "Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto
hasta que Cristo sea formado en ustedes" Gálatas 4:19 (NVI)
 "Imítenme a mí, como yo imito a Cristo" 1Corintios 11:1 (NVI)
 "He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo
vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el
Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí" Gálatas 2:20
(NVI)

Esta es la responsabilidad al enseñar la Biblia, la meta seria es


cambiar vidas y no solo impartir conocimiento. Podríamos
preguntarnos: ¿Por qué no se ven más vidas cambiadas al enseñar la
Biblia? ¿Cómo podría ser más efectiva la enseñanza Bíblica? ¿En qué
se está fallando?. Interesante lo que pasó con Pedro en su mensaje
el día de Pentecostés (Hechos 2:14-40), el denuedo (valentía) y la
unción del Espíritu Santo, estos fueron los resultados de su mensaje:

Los Tres Puntos en la Enseñanza


“Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y
les dijeron a Pedro y a los apóstoles: Hermanos, ¿qué debemos
hacer?

Hechos 2:37

Entendimiento: "Cuando oyeron esto" Entendieron el mensaje


Pensamiento y
conocimiento (Cabeza)

Sentimientos: Valores y "todos se sintieron Convicción del Espíritu


actitudes (Corazón) profundamente Santo
conmovidos"

Voluntad: Acción, "y les dijeron a Pedro y a Respuesta, cambio de


respuesta los apóstoles: Hermanos, vida.
¿qué debemos hacer?"

 Esto es lo que hace el Espíritu Santo, llevar a la gente al


entendimiento, sentimientos y llevarlos a responder. Esa debe
ser nuestra meta al enseñar la Palabra de Dios, que el Espíritu
de convicción en la gente para un cambio de vida, este es el
propósito de la Biblia. Y no que la gente entienda, pero que no
haga nada al respecto de lo que entendió. Tiene que haber una
aplicación en toda las enseñanzas Bíblicas. Nuestra meta al
enseñar la Biblia es preparar el camino y ser un instrumento de
Dios para que Él produzca respuesta en la gente al entender su
mensaje.

Entendimiento, Sentimientos y Voluntad

 Entendimiento: Que la persona entienda la enseñanza, que


pueda analizarla y comprenderla claramente.

 Sentimientos: Que por causa de haber entendido una verdad,


sus sentimientos respondan a ella. La convicción de esa verdad,
buscando una respuesta. Esto se siente emocionalmente.
 Voluntad: La gente responde a la verdad en una manera práctica. Los
sentimientos respondieron a la verdad, por la convicción y ahora está la
respuesta, ¿que me dice el conocer esa verdad y que debo hacer personalmente?

ENFOQUES

Que se debe tomar en cuenta para que


de resultados en cada área

 Conceptos en vez de palabras.


 Preguntas en vez de respuestas
religiosas.
 Problemas en vez de razones
ENTENDIMIENTO  Ejemplos en vez de hechos
aislados

 Experiencia personal en vez


historias inventadas.
 Tener el derecho en vez de
obligar
 Aceptar en vez de juzgar
SENTIMIENTOS  Humor (sano) en vez de
solemnidad (Efe 5:4)
 Confianza en vez de culpabilidad

 Sugerencias claras
 Ejemplos
VOLUNTAD  Oportunidades de Aplicación

Tipos de estudiantes y como aprenden

Estudiante Su Enfoque

ENTENDIMIENTO  Esta persona quiere es


entender
Mente su enfoque  Satisfacer sus inquietudes
intelectuales
 Piensa en el ¿por qué?
 Se frustra si no satisface su
conocimiento

 Esta persona quiere


satisfacer sus sentimientos
 Como ayuda en relaciones y
SENTIMIENTOS
sus amigos
Sentimientos su enfoque  Ver la parte humana
 El cómo lo afectaría y a los
demás

 Busca el sentido práctico


VOLUNTAD  Que podemos hacer ahora
 Digamos esto a otros
Lo práctico su enfoque  Probemos si funciona.

¿Conocer acerca de Dios o conocer a Dios?

 Este el punto, a veces se enfatiza es en conocer acerca de Dios y no en


el conocerlo a Él, que es lo que verdaderamente cambiará nuestra vida.
Es más, ese es el porqué de la Biblia, Dios quiere darse a conocer a
cada persona; y buscar que tengan una relación personal con Él. Esto
tenemos que considerarlo al enseñar la Biblia y la responsabilidad que
esto implica. No es solamente enseñar acerca de Dios, sino el quién es
Él.

 Él está detrás de todas la situaciones, origina todo, muestra su carácter y quien


es, se está dando a conocer en cada situación. Ese el fin al estudiar la Biblia,
conocer a su autor y tener una relación personal con Él. No es la actitud
orgullosa de simplemente conocer acerca de Dios y demostrar a otros nuestro
conocimiento, a veces eso se ve en estudios Bíblicos con el enfoque académico,
y el maestro solo demostrando lo que conoce de Dios.

 Enseñar la Biblia, para que personas tengan una relación


personal con Dios; que sepan quien es Él. Ese es el reto al
enseñar la Biblia a otros, buscar es eso, dar a conocer a Dios,
que sea entendido, resaltar su carácter, acercar a la gente a Él.
No el dar datos, comparaciones, estadísticas, principios Bíblicos,
historias, etc.; que no tenga ese fin. Llevar a los estudiantes a
encontrarse con Dios y su carácter. Y no que vean lo inteligente
que somos y todo lo que sabemos de Dios.

¿Por qué la gente no crece?


En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la
capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su
facultad de percepción espiritual.
Hebreos 5.14 (NVI)

 Es la Aplicación de la verdad lo que da madurez, ser hacedores


de lo que sabes, tener la experiencia es lo que producirá un
cambio de carácter. Esa es la meta al enseñar la Biblia, y no
solamente impartir conocimiento. ¿Qué debemos hacer para
que la enseñanza Bíblica sea más práctica?

OBSERVACIÓN INTERPRETACIÓN Evaluar APLICACIÓN


: :
 ¿Es una  Es
 Esto  ¿Cómo lo verdad personal,
requiere entendieron aplicable? práctica,
ver el los  Ver los posible y
Libro, el destinatarios resultados, alcanzab
pasaje, el originales? ¿los le.
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 Es hacer la gente aplicada, propia.
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los hechos situación. o en alguno
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totalmente. cambia a gente no
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Santo la pasar
inspiró al aplicación esto, es
autor, y el a esta el fin que
mismo verdad? se
revelara la busca.
verdad.  Es
conocer
la verdad
y
hacerlos
libres.

PASADO PRESENTE FUTURO

El fin de la enseñanza ¿Hasta cuando?

“Hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo


de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo”.

Efesios 4:13

El ser como Jesús, es una idea repetida en El Nuevo Testamento.

 Filipenses 2:5 “Haya pues en vosotros este sentir que hubo en


Cristo Jesús.
 Gálatas 4:19 “ Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de
parto hasta que Cristo sea formado en vosotros,

 Gálatas 2:20 Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo


yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo
por mí.

 1 Corintios 11:1 “Sed vosotros imitadores de mí; así como yo lo soy


de Cristo”.

 Efe 4:24 “y vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a


semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad.

 Efesios 3:17 “para que Cristo habite en vuestros corazones por


medio de la fe; de modo que, siendo arraigados y fundamentados en
amor”,

 1Pedro 1:15 “Antes bien, así como aquel que os ha llamado es


santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra
manera de vivir”,

 Efesios 4:13 “hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del


conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena
madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.

 Romanos 8:29 “Sabemos que a los que antes conoció, también


los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su
Hijo; a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.
 2 Corintios 3:18 “Por tanto, todos nosotros, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor”.

 1Juan 3:2 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha


manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él sea
manifestado, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como
él es”.

"La meta de Dios es que el carácter de Jesús sea formado en el


nuestro"

Evaluación de la Enseñanza

Metas

1. Que el estudiante no solo tengo un conocimiento de


Dios, sino que por causa de ese conocimiento una
mejor relación personal con Dios.
2. Que el estudiante entienda y por esas causa estar
disponible para recibir una convicción del Espíritu
Santo.
3. Que el pensamiento, la conducta y la forma de
pensar del estudiante sea cambiada y el carácter de
Jesús se refleje en su vida.

¿Qué se evalúa?

1. El Estudiante
2. El Maestro
3. El currículo
4. El lugar de Estudio
1. El Estudiante:

¿Qué edad tiene, nivel de desarrollo, espiritualidad madurez?

¿Qué necesidad traer el estudiante? ¿Qué necesita


aprender?

¿El estudiante está preparado a aprender? ¿Trae la Biblia? ¿Y


otros materiales necesarios?

¿El estudiante está motivado a aprender? ¿Participa? ¿Cuánto


es su participación?

¿Qué conocimiento, actitud, o habilidad se desarrolla


en el proceso de aprendizaje?

¿Qué nivel de entendimiento se alcanza en la mayoría de los


estudiantes?

¿Los estudiantes cambian como resultado de participar


en la clase?

2. El Maestro:

¿Fue el maestro claramente escuchado?

¿Fue el maestro capaz de aclarar los conceptos en


consideración?

¿El maestro presenta una estructura en su material?

¿El maestro proveyó material ilustrativo adecuado?

¿El maestro tenía credibilidad al comunicar la palabra de


Dios?

¿El maestro estaba entusiasmado? ¿Enseño de corazón


a corazón?

¿El maestro presentó la clase bien? ¿Dejó lugar para pensar y


asimilar? ¿El maestro estaba apurado?

¿El maestro involucró a los estudiantes?


¿Fue el maestro sensible a las necesidades individuales
del estudiante?

¿Estaba el maestro adecuadamente preparado?

¿El maestro entendía el material que enseñaba?

¿El maestro manejo el ambiente y conducta de los


estudiantes bien?

1. El Currículo

¿Cuál era el objetivo de la lección? ¿Estaba


claro? ¿El estudiante fue centrado en el
objetivo?

¿Fue el objetivo alcanzado? ¿Hasta qué grado?

¿Fue enseñada la idea central?

¿Era la idea central consistente con el pasaje


estudiado?

¿El gancho en la introducción trajo a la


atención de los estudiantes? ¿Llevo al estudio
de las escrituras?

¿Fue el método apropiado para la edad del


grupo? ¿Fueron ellos afectados?

¿Qué funcionó bien? ¿Y que no?

¿Otro método funcionará mejor la próxima vez que se


habla este tema?

¿Fue manejado el pasaje adecuadamente?


¿Fue entendido? ¿Fue manejado
adecuadamente?

¿La aplicación fue relevante?

¿Los estudiantes entraron en el proceso de


determinar puntos de aplicación?
¿La aplicación fue apropiada? ¿Los
estudiantes se comprometieron a responder?

1. El lugar de estudio

¿Estaba el lugar de estudio apropiado para el


grupo? ¿Sillas del tamaño apropiado? ¿Pisaron
y postes a la altura apropiada? ¿El lugar era para
la edad apropiada?

¿El ambiente era para estudiar? ¿Muy caliente?


¿Muy frío? ¿Suficiente luz? ¿Limitado el ruido de
distracción, i sonido de otras clases?

¿Era el ambiente apropiado formal o informal


para la clase?

¿Las sillas estaban ordenadas para el


aprendizaje?

¿Los materiales estaban disponibles?


¿Organizados y listos?

¿Las ayudas visuales estaban listas para usar?

¿Los videos y proyectores listos para usar?

¿Todos lo equipos electrónicos funcionaron?

¿La gente se sentía bienvenida?

¿Se veían los estudiantes como el cuerpo de


Cristo?

Conclusión

La responsabilidad y el privilegio más grande; enseñar la Biblia y


ver el cambio en las vidas de las personas que se acercan a Dios.
Cuando enseñemos eso debe estar en nuestras mentes, y no enseñar
por enseñar.

1 Timoteo 5:17
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor,
mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
No tomarlo livianamente, y reconocer que lo que nos da autoridad al
enseñar, es el mensaje genuino de la Biblia sin ninguna interrupción.

Santiago 3:1
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que
recibiremos mayor condenación.

 Por causa de nuestra responsabilidad

Métodos de Estudio Bíblico


Contenidos

1. 1 El Método Inductivo
2. 2 El Método Analítico
3. 3 El Método Sintético
4. 4 EL Método Crítico
5. 5 El Método Tipológico

El Método Inductivo

El método inductivo no se emplea únicamente para el estudio de las


Escrituras; es también muy usado en la investigación de las ciencias
experimentales y se basa en tres principios de operación:

1. La Observación - Descubrir lo existente


2. La interpretación - Determinar su significado
3. La Aplicación - Apropiar los resultados

Por observación entendemos el acto de considerar con atención el estudio


intenso de algún objeto, asunto o relato; la percepción imparcial de los detalles.
Raras veces aplicamos este principio durante la lectura de la Biblia. Vemos,
leemos y avanzamos, pero sin observar. La práctica de la observación es
indispensable, porque nos permite saturarnos del contenido del pasaje. Por eso
debemos formarnos este hábito de tal manera que nunca leamos una frase o
pasaje bíblico sin observarlo cuidadosamente. Consta de cuatro partes
principales:

a) La observación de palabras o términos. La Biblia contiene miles de


palabras con significado oscuro o desconocido. Otras veces las palabras se
usan en un sentido figurado y no quieren decir en el pasaje lo que significan en
el uso común. Y es necesario también que separemos las palabras por sus
categorías gramaticales, tales como verbos, adjetivos, sustantivos, adverbios,
etc.

b) La observación de las relaciones entres las palabras. Cada pasaje está


formado por palabras; éstas a su vez se agrupan en distintas unidades
gramaticales como cláusulas, frases, oraciones, párrafos, segmentos, etc; a
ellos se les llama estructura. Estas son perceptibles o imperceptibles. Las
primeras son aquellas en las cuales las palabras revelan una estructura interior
obvia, como en el caso de las palabras “sino que” (Ro 2:29), las cuales indican
que se encuentra en desarrollo un argumento. Será preciso buscar dónde
principio éste y hasta dónde llega. Las estructuras imperceptibles son como el
contraste un tanto escondido entre las vidas de David y Saúl en 1 S 9:31.

Las estructuras se relacionan entre sí por medio de las palabras que


adoptan la función de “eslabones”. Existen eslabones de tiempo como
“entonces”, en Juan 9:25; “cuando” en Mt 26:1; “después” en Lc 5:27, etc.
También los hay geográficos, como “donde”; lógicos, como “porque”, “por”, “ya
que”, “por tanto”, así entonces”, etc.; de contraste como “pero”, “mucho más”;
“sin embargo”, “de otra manera”; de comparación, como “también”, “igual a”;
“así también”, etc.; condicional, como “si”; y de énfasis como “de cierto”,
“solamente”, etc.

c) La observación de formas literarias generales. Nos interesa fijarnos en la


forma literaria que posee el pasaje que estudiamos. Puede ser prosa, poesía,
drama, parábola, literatura apocalíptica, etc. La observación de su forma básica
para el proceso de interpretación vendrá después.

d) La observación de la atmósfera. Con esto queremos decir el espíritu o


énfasis que prevalece a través del pasaje. En la mayoría de los casos no se
especifican, pero salta a la vista. Es común que un pasaje posea más de una
atmósfera. Puede ser de compasión, tristeza, dolor, amor, alegría, gratitud,
humildad, ternura o alguna otra.
El segundo principio de este método es la interpretación. El propósito
aquí es determinar el significado de lo que el autor escribió. Pudiéramos decir
que es un acto de re-creación, puesto que pretendemos captar de nuevo las
actitudes, pensamientos, emociones o propósitos del autor cuando primero
escribió el pasaje. En este caso la imaginación se convierte en una valiosa
herramienta que nos ayuda a transportarnos a los tiempos bíblicos y sentir,
pensar y actuar, como lo hicieron los escritores. Como la imaginación es
sumamente volátil, conviene ejercer cautela para no caer en el error de
interpretar equivocadamente, como algunos la han hecho. Existen
interpretaciones defectuosas; por ejemplo, la fragmentaria, la dogmática, la
racionalista, la mitológica, alegórica, literalista, etc. El proceso de la
interpretación gira alrededor de tres puntos principales:

1) La formulación de preguntas interpretativas. Estas son las que surgen


durante el proceso anterior de observación, cuando nos preguntamos el
significado de las palabras, la estructura en alguna parte del pasaje, su forma
literaria, o la atmósfera. Por ejemplo:

Salmo 51:6
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en secreto me has hecho
comprender sabiduría.

Preguntas interpretativas:

¿Qué tipo de eslabón es he aquí? ¿Quién es tú? ¿en qué tiempo está el verbo
amar? ¿Qué es verdad en lo íntimo? ¿A qué secreto se refería? ¿Qué
atmósfera hay aquí? ¿Qué forma literaria?, Etc.

2) La obtención de las respuestas interpretativas. Es decir, las contestaciones a


las preguntas anteriores. Formular preguntas es realmente fácil, lo difícil es
contestarlas. Para eso el estudiante debe estar dotado de cuando menos tres
cualidades esenciales:
1) Sentido espiritual - de tal manera que sus respuestas concuerden con la
Palabra de Dios.
2) Sentido común para controlar nuestra imaginación y evitar respuestas
exageradas o estrafalarias.
3) Experiencia. EL autor del pasaje escribió de acuerdo con su experiencia de
la vida, y nuestra experiencia nos ayudará para que las respuestas
concuerdan con el propósito original del autor.

3) El resumen de la interpretación. Es el momento de reunir y organizar el


resultado de nuestro trabajo. Esto se puede lograr de varias maneras:
1) Formulando una lista de las enseñanzas descubiertas en el pasaje, las
cuales pueden ir por orden de importancia, o por el orden en que
aparecen.
2) Dando a las diferentes estructuras un título que describa su contenido.
3) Formulando un bosquejo de pasaje.
4) Escribiendo una paráfrasis del texto bíblico.
5) Elaborando un diagrama o esquema que incluya divisiones, títulos y otros
datos importantes.

Estamos listos ahora para trabajar en el tercer principio del método inductivo,
que es la aplicación. Consiste de dos pasos esenciales:

La evaluación. Este es el proceso por medio del cual establecemos si las


enseñanzas del pasaje son de valor contemporáneo o si su importancia
corresponde únicamente a la época o al lugar en que fueron escritas. Por
ejemplo, el pacto de la circuncisión que Dios estableció con Abraham (Gn
17:10-14), ha quedado abrogado a partir del Nuevo Testamento y ya no tiene
valor. Las enseñanzas del apóstol Pablo sobre la carne ofrecida a los ídolos (1
Co 8), es dudoso que pudiera ser de valor para nuestra cultura y así
sucesivamente.

a) La aplicación. Apoyado en la evaluación anterior, este paso consiste en


adaptar las enseñanzas del pasaje a nuestras circunstancias particulares y en
apropiar lo que sea de utilidad a nuestra vida personal. A manera de ejemplo
de este método, he aquí un resumen del proceso completo, según el pasaje del
Salmo 51: 1, 2.

1. Observación:
a. De palabras o términos:
Piedad, Dios, conforme, misericordia, multitud, piedades, borra, rebeliones,
lávame,
maldad, límpiame, pecado.

b. Relaciones entre las palabras:


Varias frases y oraciones que forman estructuras perceptibles.
Eslabones de modo: conforme; de cantidad: y.

c. De formas literarias:
Poesía.

d. De la atmósfera:
Remordimiento, arrepentimiento, confesión.

2. Interpretación:
a. Preguntas interpretativas:
¿Por qué pide perdón David? ¿Qué concepto tenía David de la misericordia de
Dios? ¿Cuáles eran sus rebeliones, su maldad y su pecado? ¿Cómo pensaría
David que Dios podía lavarlo y limpiarlo?

Respuestas interpretativas:
A través del estudio de 1 y 2 de Samuel , 1 de Crónicas y el libro de los
Salmos, donde se narra la vida de David; Podremos dar contestación a las
preguntas interpretativas.
b. Resumen de interpretación:

1. Responde a la pregunta “qué quiere decir el texto que estoy


leyendo?”

2. Más específicamente, trata de descubrir la intención única del


escritor de ese pasaje, en ese momento histórico, para esa
audiencia en particular, y bajo las circunstancias de ese
momento.

3. El enfoque es el pasado, y el contexto del escrito (¿que


significó?)

4. Se basa en hacerle preguntas al texto (pero distintas que


observación- “Por qué?”. “Qué quiso decir el autor...?”, “Que
entendieron los Corintios?

5. Usas ciertas reglas de “hermenéuticas” aplicadas en orden


para lograr la correcta interpretación del pasaje.

3. Aplicación:

a. La evaluación:

Determinar hasta qué punto las enseñanzas obtenidas durante el


proceso de la interpretación son aplicables a individuos del siglo
veinte.

b. La aplicación:

Dar una aplicación práctica y personal a las enseñanzas


obtenidas del pasaje. Por ejemplo, una enseñanza puede ser que
David era un pecador, pidió perdón a Dios y Él le perdonó.
Aplicación: Yo soy pecador, si pido perdón a Dios, también me
perdonará.

El Método Analítico
La palabra analítico tiene su origen en el término griego analysis, que significa
“descomposición”. En el estudio de la Biblia quiere decir separar o desmenuzar
las partes de un pasaje con el fin de arribar a la médula de su contenido. El
método opuesto es el Sintético, en el cual se realiza la labor contraria, esto es,
se resume y compendian las enseñanzas para poseer un cuadro general y
completo de una determinada porción bíblica.

Para algunos, analizar la Escritura significa estudiar ciertas palabras,


frases a pensamientos de un segmento bíblico que les llama la atención. Pero
esto no es lo que propiamente se llama método analítico. El análisis de que
hablamos principia con una porción entera, que en este caso invariablemente
debe ser un párrafo hasta la frase o pensamiento que nos interesa en
particular. No es una investigación de unas cuantas palabras, sino un estudio a
fondo de toda la unidad gramatical.

La gran utilidad de este método reside en que el estudiante se ve


forzado a analizar el texto bíblico y no los comentarios sobre la Biblia. La
tendencia popular es leer el mayor número posible de libros sobre el pasaje
que deseamos entender. Pero eso no es estudiar la Biblia, sino tomar de lo que
los hombres han escrito de ella. Esta actitud puede ser causada por la simple
indolencia mental o por un sentimiento de incapacidad. El mejor remedio para
ambos es la determinación inquebrantable de trabajar, tal vez lentamente, pero
sin desmayar.

Tres son los pasos principales del proceso analítico:


1. El examen estructural - Reorganización del texto bíblico.
2. El bosquejo del contenido - presentación sistemática de los
pensamientos del escritor.
3. Las observaciones - Búsqueda de enseñanza pertinentes.

Merril C. Tenney, ilustra la equivalencia de los tres pasos es esta forma: “El
análisis material es como preparar los manjares que han de ser servidos, el
bosquejo es como extender la mesa y arreglar los cubiertos; y las
observaciones o aplicaciones personales son las tajadas que el comensal
selecciona para llenar su plato”. El primer paso consiste entonces, en colocar
en orden lógico las declaraciones del escritor, de tal manera que a simple vista
podamos tener todo el desarrollo de su pensamiento en forma bien organizada.
Para lograr esto, será preciso desgranar los versículos en sus declaraciones
principales y cláusulas subordinadas. He aquí un ejemplo:

1 Juan 5:1-5:

1 Todo aquel que cree que Jesús


es el Cristo, es nacido de Dios;
y todo aquel que ama al que engendró,
ama también al que ha sido engendrado por
él.

2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios,


cuando amamos a Dios,
y guardamos sus mandamientos.

3 Pues este es el amor a Dios,


que guardemos sus mandamientos;
y sus mandamientos
no son gravosos.

4 Porque todo lo que es nacido de Dios


vence al mundo;
y esta es la victoria
que ha vencido al mundo,
nuestra fe.

5 ¿Quién es el que vence al mundo,


sino
el que cree que
Jesús es el hijos de Dios?

Observe que las declaraciones principales, preguntas o instrucciones, se


colocan en el extremo izquierdo de la hoja. De todo lo que el autor está
diciendo, esto es lo más importante. Después siguen las cláusulas
subordinadas, las cuales dependen de una declaración principal anterior.
Existen casos como el versículos 1, en que la cláusula subordinada posee otra
cláusula que depende de ella: “ama también al que ha sido engendrado por él”.
En esta forma, y sin necesariamente ceñirnos a la puntuación del texto según
aparezca en la versión que estemos usando, nos dedicamos primero a la
reestructuración del contenido del pasaje, colocando sus declaraciones por
orden de importancia y dejando ver la conexión que existe entre las diferentes
cláusulas.

El segundo paso de análisis consiste en formar un bosquejo. La tarea es


relativamente sencilla, en vista de la organización que ya hemos hechos del
material. Este bosquejo debe apegarse al texto lo más posible, de manera que
podamos presentar en forma sistemática el pensamiento del escritor. He aquí
un bosquejo del párrafo de arriba.

La victoria del creyente

I. El que cree que Jesús es el Cristo


A. Es nacido de Dios

II. El que ama a Dios


A. Ama al que él engendró (Jesús)
1. Si amamos a Dios
a. Guardamos sus mandamientos
b. Sabemos que amamos a los hijos de Dios.
B. El amor de Dios consiste en
1. Que guardemos sus mandamientos
a. Estos no son gravosos
III. El que es nacido de Dios
A. Vence al mundo.
1. ¿Qué vence al mundo?
a. Nuestra fe
2. ¿Quién vence al mundo?
a. El que cree que Jesús es el Hijos de Dios.

Estamos listos para proceder al tercer paso. La observación deberá girar en


torno a siete preguntas fundamentales. Las respuestas a estas constituirán el
verdadero fruto del estudio analítico. Las preguntas son: ¿Qué? ¿Cuándo?
¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Quién? y ¿Por qué? En el caso de la primera
debemos formular una lista con los conceptos o ideas que se mencionan.
Como respuesta a la segunda pregunta, debemos anotar todas las alusiones al
tiempo. La tercera tiene que ver con los lugares mencionados y así
sucesivamente. De esta manera contestaremos cada una de las preguntas,
almacenando así considerable información sobre el contenido del pasaje, al
final del cual estaremos listos para realizar las conclusiones finales que puedan
aplicarse a nuestra vida personal.

El Método Sintético
A este sistema de estudio bíblico también se le conoce como “el método del
Dr. Gray”, debido a que este célebre siervo de Dios, por muchos años decano
del Instituto Bíblico Moody en Chicago, escribió un libro entero cubriendo de
Génesis a Apocalipsis, basado en tan singular método. Ya dijimos que el
estudio sintético es la labor de compendiar o resumir lo más posible un pasaje,
para obtener un cuadro general, pero completo.

El Dr. Gray habla a favor de este tipo de estudio y dice que si, por
ejemplo, fuéramos a estudiar geografía, “miraríamos primero un globo o un
mapamundi y después de dar una mirada al todo, de manera más inteligente
podríamos considerar los hemisferios, continentes y naciones y por último, las
sierras, ríos y lagos. Sería absurdo, tedioso y difícil, si fuéramos a principiar al
revés y sin embargo, ése es el sistema que muchos emplean en su estudio
bíblico”.

La piedra angular de este método es la lectura repetida de un libro de la


Biblia a la vez. Se aduce que las Escrituras fueron escritas libro por libro y
como tal se deben leer. La división en los versículos, párrafos, y capítulos, con
añadiduras posteriores a los manuscritos, y no se deben tomar muy en cuenta.
Durante las repetidas lecturas de un libro, se recomienda tener en mente tres
distintos aspectos:

1. El tema central del autor


2. El desenvolvimiento del tema
3. El bosquejo del contenido

1. Trabajaremos en el libro de Job aplicando los pasos anteriores, y


observaremos la forma cómo se puede arribar a la comprensión fundamental
de su contenido. Las primeras ocasiones que lo leamos, buscaremos su tema
central. Tal vez nos parezca que ese tema puede ser el significado de la lucha
entre el bien y el mal y sus resultados, bajo el gobierno de un Dios sabio y
todopoderoso. La falta de espacio nos impide presentar una lista detallada de
los pasajes en que se apoya este tema, pero dos o tres lecturas del libro entero
nos mostrarán que así es.
2. El siguiente paso consiste en leer Job nuevamente, ahora con el tema
central en mente observando cómo el autor desenvuelve su argumento.
Notaremos que el libro se encuentra escrito tanto en prosa, como en metro
poético. También, se inicia con la narración de la tragedia de un hombre dentro
del contexto de su hogar. De allí sería fácil avanzar considerando algunos
temas secundarios que constituyen, por así decir, el andamiaje del argumento
del autor; estos incluyen: La seguridad de los amigos de Job de que su tragedia
era resultado directo de su pecado; la enconada defensa que Job hace de su
inocencia; la búsqueda de una contestación a la pregunta, ¿Por qué sufre el
justo?; la enseñanza de la paciencia de Job; la necesidad de arrepentimiento
de parte de aquel a quien Dios aun consideraba justo; y en la penumbra de
este gran drama, la obra insidiosa y artera del enemigo de nuestras almas,
Satanás.

3. Con el material anterior cuidadosamente anotado, estamos listos para


formular un bosquejo. Como se ha podido ver hasta aquí, la organización del
material bíblico es siempre un proceso fundamental e imprescindible para el
estudio provechoso. El Dr. Gray bosqueja el libro de Job en esta forma:

I. El prólogo Caps. 1, 2
II. El diálogo Caps 3-31
III. Las palabras de Eliú Caps. 32-37
IV. Las palabras del Todopoderoso Caps. 38-41
V. La respuesta de Job Caps. 42:1-6
VI. El epílogo Caps. 42:7-17

Para elaborar el bosquejo resulta ser de gran ayuda tomar en cuenta la


división de capítulos, párrafos y versículos, ya que el estudiante necesita
encontrar las unidades de pensamiento para irlos acomodando en forma
organizada. En algunos libros esta es empresa fácil, mientras que en otros
pone a prueba nuestra paciencia. Es útil también para la construcción del
bosquejo darles un título corto, pero descriptivo, a todos los párrafos del libro.
Descubriremos que esto simplifica nuestra labor.

Sugerencias generales para facilitar el trabajo con este método:

1. Cada vez que se lea el libro, léase completo y de una sola vez, a fin
de mantener frescos todos los detalles de su contenido.

2. No haga uso de libros de consulta. Satúrese solo del texto bíblico y


luche porque su mente trabaje con diligencia en los descubrimientos
necesarios.

3. Cada vez que lea el libro, procure enfocar la mente en un aspecto


distinto de la narración - puede ser el histórico, doctrinal, geográfico o
biográfico.
4. Al leer, transportarse mentalmente a la época, las circunstancias y el
trasfondo del escritor.

EL Método Crítico
La palabra crítico proviene del término griego krino, que quiere decir juzgar.
Así entonces, se llama Crítica Bíblica a “la ciencia que busca por medio de una
detallada y cuidadosa encuesta, establecer las palabras exactas de los
manuscritos originales de la Biblia, por la evidencia externa de manuscritos,
versiones y citas, y determinar la composición, fecha, paternidad literaria y
valor histórico, según se encuentra juzgado por la evidencia interna”. Se divide
en dos clases o ramas principales: la crítica baja y la crítica alta. Estas también
reciben los nombres de Histórica y Textual, respectivamente. En vista de que
estos últimos dos nombres son más descriptivos, los emplearemos aquí.

Como su nombre lo indica, la crítica textual es la que se encarga de verificar la


exactitud del texto bíblico. Nuestra seguridad de que la Biblia es la Palabra de
Dios se encuentra basada principalmente en la confianza de que el texto
original no ha sufrido alteraciones al copiarse y traducirse. “Sin embargo, no
existen dos copias que sean exactamente iguales, y mientras más grande sea
el número de copias, mayor será el número de diferencias (o variantes) entre
ellas. El problema del erudito, entonces, consiste en escudriñar todo el
material, descubrir los errores y tratar de determinar lo que el autor bíblico
inspirado realmente escribió. Aun cuando esto se presenta como una labor
formidable y una en la cual nunca se podrá obtener seguridad absoluta, el
estudio cuidadoso ha conducido a los eruditos a abrigar un noventa y cinco por
ciento de seguridad acerca de cómo leía el texto original”.

Por lo que toca a la crítica histórica, se ocupa de trabajar empleando los


resultados de la crítica textual. Aceptando como un hecho que se posee el
texto correcto, procede a confirmar las afirmaciones que el texto hace en
relación con su paternidad literaria, a la fecha en que se escribió, la veracidad
de su mensaje, la unidad de su estructura literaria y declaraciones similares.

Aun cuando con todo derecho se pueden incluir ambos procesos críticos bajo
el título de un método para el estudio de la Biblia, en vista de que para trabajar
en la crítica textual se necesitan extensos conocimientos de griego, hebreo y
arameo, enfocaremos nuestro interés exclusivamente en el aspecto histórico o
literario. Para tal efecto es preciso elegir primeramente un libro que constituya
la unidad básica de estudio. Luego realizaremos el estudio investigando las
siguientes áreas:

1. Paternidad literaria - ¿Quién fue el autor del libro?


2. Destinatario - ¿A quién se escribió?
3. Lugar - ¿En dónde se escribió?
4. Fecha - ¿Cuándo se escribió?
5. Propósito - ¿Cuál era el objetivo del autor?
1. Para establecer la paternidad literaria de un libro de la Biblia, es
necesario depender de las evidencias que encontramos dentro y fuera del él.
Estas reciben el nombre de evidencias internas y externas. En algunos casos la
evidencia sobre quien haya sido el escritor es profunda, mientras que en otros,
escasea. Con este fin se debe leer el libro buscando referencias directas o
indirectas al escritor. Por lo que toca a las evidencias externas, tendremos que
depender del fruto de la investigación bíblica realizada por los eruditos. Con tal
fin es conveniente leer obras de introducción bíblica o sobre crítica histórica.

2. En ocasiones es fácil determinar el destinatario, es decir, la persona o


personas a quienes se escribió el libro. Así es el caso de la primera carta de
Pablo a los Corintios, ya que lo menciona en su introducción (1 Co 1:2), pero
en otros casos es un asunto complejo. Howard F. Vos ilustra este problema:
“En el caso de Gálatas, existe la controversia de si fue dirigida a las iglesias del
norte o del sur de Galacia; en Efesios se presenta la dificultad textual de la
palabra Efesios que no aparece en los más antiguos manuscritos; en Santiago,
el lector deberá decidir a quiénes se refiere la expresión: “las doce tribus que
están en la dispersión”. Con frecuencia en todo libro no se hace alusión a
ningún destinatario en particular, y el estudiante se enfrenta a la necesidad de
determinar a quién fue escrito, basándose en el tenor general del libro. Esto lo
ilustra especialmente el Evangelio según Mateo”

3. Pocos libros de la Biblia mencionan dónde fueron escritos. Este,


afortunadamente, es un asunto de carácter técnico del cual no depende la
validez de su contenido. Sin embargo, facilita la comprensión correcta del libro
y si no es posible determinarlo al estudiar sus páginas, cuando menos
debemos familiarizarnos con las opciones de los eruditos por medio de libros
de consulta.

4. Las fechas en que se escribieron los libros de la Biblia sí son de


importancia estratégica, ya que con frecuencia se encuentran íntimamente
ligadas al problema de la paternidad literaria. Conviene establecer
aproximadamente el año en que el autor escribió el libro. No es raro que
encontremos alusiones directas e indirectas de tipo cronológico dentro del texto
mismo, pero para ello debemos permanecer muy alertas en la lectura.
Observemos la manera como el Dr. Walter Dunnett decide la fecha
aproximada en que Pablo escribió la carta a los colosenses: “Después del
arresto de Pablo en Jerusalén, al fin de su tercer viaje misionero (Hechos
21:30-36), fue llevado a Cesarea y de allí a Roma. Estando en Roma (Hechos
28:30, 31), Epafras vino a verlo desde Colosas para informarle sobre las
condiciones de la iglesia (Col 1:8; 2:4 y sig.). Si la fecha de la prisión en Roma
es de los años 60 o 62 d.C., entonces la fecha de esta carta puede fijarse
alrededor de los años 60 o 61 d.C.”

5. Por último, nos interesa descubrir el propósito que el autor haya


tenido al escribir su libro. En el caso del Evangelio según Lucas, no es difícil
hacerlo ya que su autor claramente menciona su deseo de que “Teófilo”
conozca bien la verdad “de las cosas en las cuales has sido instruido” (1:4). Lo
mismo pudiéramos decir de la Epístola a los Gálatas, ya que el apóstol
principia (1:6) indicándoles su sorpresa de que tan pronto se hayan alejado de
Cristo, etc., queriendo decir con esto que su objetivo era corregir sus
desviaciones doctrinales. Otros libros parecen haberse escrito principalmente
como un archivo histórico de acontecimientos, con el fin de guardar su memoria
para la posteridad.

Mientras que en otros métodos de estudio bíblico se recomienda con


insistencia que el estudiante no recurra al auxilio de los libros de consulta, en el
caso del presente método lo consideramos indispensable. La idea no es, claro
está, hacer a un lado la Escritura para dedicarse a leer los resultados de la
erudición bíblica. Más bien, con la Biblia en la mano, avanzar comparando y
verificando los argumentos de los estudiosos de la Biblia, con el firme propósito
de formarnos un criterio personal sobre aquello que nos parezca más apagado
a la integridad de las Sagradas Escrituras.

El Método Tipológico
Esta forma de estudiar la Biblia encierra sorpresas insospechadas. Se
convierte en una aventura similar a la del viajero que recorriendo un camino
montañoso, desde las cumbres de la tierra contempla escenarios maravillosos,
todo es el mismo panorama, pero el progreso de la carretera le permite
apreciarlo desde diferentes ángulos, a distintas alturas, y bajo variados
matices, descubriendo ante su visita rincones que en un principio eran
imperceptibles.

A diferencia de otros métodos que ya se han sugerido, éste no es para


los aprendices. No recomendamos su uso cuando apenas se comienza a
conocer el contenido de la Biblia. Más bien, para ponerlo en práctica se exige
un conocimiento completo de las Escrituras.

Este sistema de estudio no es muy popular en nuestros días, sobre todo


debido a los abusos que con él se han cometido. Ya el Dr. Torrey nos advertía,
diciendo: “No es necesario decir que en algunos lugares se ha abusado con
exageración de este método de estudio. Pero esa no es la razón para que lo
descuidemos por completo, especialmente si recordamos que no sólo a Pablo,
sino aun a Jesús, le gustaba”. Será conveniente, pues, ejercer un moderación
prudente en la práctica de este método.

La palabra típico, proviene del verbo griego typto, que significa golpear;
y del término typicos, que quiere decir la marca de un golpe, una impresión,
forma o tipo. Terry, en su Hermenéutica Bíblica dice que los tipos “no son,
hablando con propiedad, figuras del lenguaje”; y agrega que “ puede
definírseles como figuras del pensamiento en las que por medio de objetos
materiales, se ofrecen a la mente vívidos conceptos espirituales”. Por lo que
toca a las diversas clases de tipos, debemos mencionar seis: de personas, de
instrucciones, de oficios, de acontecimientos, de acciones y de cosas.
Algunas recomendaciones fundamentales que se deben tener en cuenta
para este estudio son:

1. Estudiense las reglas de la hermenéutica sobre la tipología.

2. Princípiese con los tipos más sencillos. Por ejemplo, los que se hallan
en Éxodo 12 y 1
Corintios 5:7, 8.

3. Consérvese discreción y sentido común.

4. Recúrrase a todas las referencias bíblicas que sea posible para


respaldar la
interpretación de un tipo dado.

Para aquellas personas que desee lanzarse de inmediato a poner en práctica


este método, le podemos sugerir los siguientes temas donde encontrará
abundante material de esta naturaleza: Adán como tipo de Cristo; Abraham
como tipo de Dios; el sacrificio de Isaac y el sacrificio expiatoria de Cristo; José
y la vida de Cristo. En el libro de Éxodo encontramos multitud de tipos que
giran alrededor de Cristo: el Cordero Pascual; el paso del Mar Rojo; el maná, la
roca de donde salió el agua, el Tabernáculo, el peregrinaje por el desierto, etc.
Elías es el tipo de Juan el Bautista, mientras que el rey David lo es de Cristo.
Los sacrificios del Antiguo Testamento apuntan hacia la cruz, le teocracia hacia
el reino venidero.

En fin, la manera como el mismo Señor Jesucristo empleó las Escrituras del
Antiguo Testamento para descubrir todo lo que allí se hablaba de él como tipo
(Lc 25:27), constituye un irresistible incentivo, para que con las misma destreza
nosotros escudriñemos desde Moisés hasta los profetas, en búsqueda de
alusiones a nuestro incomparable Redentor.

El Estudio de la Biblia según sus


temas
Contenidos

1. 1 A. El Tema Biográfico.
2. 2 B. El Tema Histórico
3. 3 C. El Tema Profético
4. 4 D. El Tema Teológico
5. 5 E. El Tema Devocional
El estudio de la Biblia encierra tres graves peligros.

1) El primero consiste en el empeño de conocer su contenido


apoyándose solamente en la inteligencia, y dependiendo del esfuerzo propio.
Quien así lo hace, se encuentra en el camino seguro del fracaso. Es absurdo
tratar de sustituir con nuestro recursos humanos el ministerio eficaz del Espíritu
Santo. Él es el auténtico Autor de este volumen sagrado, y nos ha sido dado
como un Maestro divino para guiarnos “a toda verdad” (Jn 16:31). El mejor
método de estudio bíblico se volverá una decepción, y el más brillante
estudiante terminará frustrado, si se olvida o se hace a un lado al Espíritu
Santo de Dios en su ministerio de iluminarnos al escudriñar su Palabra.

2) Un segundo peligro reside en estudiar la Biblia por un sentimiento de deber


religioso. Hay quienes la estudian creyendo almacenar méritos, y en esa forma
agrada a Dios. Otros lo hacen movidos por la creencia de que es su deber
destilar toda la información posible contenida en sus páginas. Y no falta quien
lo haga imaginándose que a manera de amuleto, puede acarrearle prosperidad
y protección. Cuando se hace con cualesquiera de estos propósitos, el estudio
de las Escrituras se convierte en la labor más tediosa, aburrida e insípida. El
autor del Eclesiastés escribió: “El mucho estudio es fatiga de la carne” (Ec
12:12) y Pablo agregó: “la letra mata…” (2Co 3:6). La Biblia no se debe
estudiar como un fin en sí misma, sino como un medio para un fin. No es un
libro que tan solo se tenga que leer y aprender, sino más bien, uno que se tiene
que vivir. Los métodos de
estudio bíblico pretenden enseñar al estudiante la manera de adentrarse en la
Escritura, con el propósito de que aprenda a vivirla y no solamente a recitarla.

3) Y el tercer peligro grave consiste en estudiar la Biblia olvidando que


fue escrita concierto propósito primordial: revelarnos a Jesucristo como
Salvador del hombre. El apóstol Pablo declara que el evangelio de Dios es
“acerca de su Hijo” (Ro 1:1, 3); y especialmente el ministerio del Espíritu Santo
se encuentra enfocado en este mismo fin. Cristo declaró: “Él me glorificará;
porque tomará de lo mío y os lo hará saber” (Jn 16:14). Todas la Escritura
apuntan a Jesús resucitado. “la imagen del Dios invisible, el primogénito de
toda creación; en él fueron creadas todas las cosas…; Todo fue creado por
medio de él y para él, y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él
subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él es el principio, el
primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Col
1:15-19). Los métodos deben ser herramientas para acrecentar nuestra
destreza en la labor de descubrir al Hijo de Dios en las páginas de la escritura.
La monotonía y la confusión se desvanecen, y la Palabra de Dios cobra vida y
eficacia cuando entendemos que nos fue dada para que por medio de ella
lleguemos a conocer a Jesucristo.

Consideremos, pues, en este capítulo otros cinco métodos que además


de reportarnos beneficios positivos, nos evitarán caer en una de estas tres
trampas.
A. El Tema Biográfico.
Alguien ha dicho que éste es el método más sencillo de estudiar la
Biblia, y que la prueba de ello es que así se procura enseñar a los niños. Tal
vez sea verdad, pero si tenemos la intención de hacer un estudio a fondo, no
resultará tan fácil como se piensa. Lo que sí podemos asegurar, es que este
puede resultar un estudio altamente provechoso e inspirador. Se ha calculado
que la Biblia menciona cerca de tres mil personajes diferentes, cada uno de
ellos con sus características específicas.

Quizá una de las razones por qué resulta tan fructífero este sistema, sea
debido a la variedad de los personajes bíblicos. Se habla tanto de hombres
como de mujeres y niños; los hay valientes y cobardes, perversos y santos;
algunos alcanzaron gran renombre, otros permanecieron en la oscuridad; de
algunos se narran extensas e interesantes biografías, mientras que otros
prácticamente se pierden en el anonimato. Pero lo que de ellos se narra,
constituye una rica fuentes de conocimiento en relación con el plan de Dios
para la humanidad.

Existen algunos puntos clave sobre los cuales debemos basar el estudio
de un personaje bíblico. No en todos los casos lograremos la información
necesaria correspondiente a cada aspecto, pero sí debemos hacer un esfuerzo
por buscarla, puesto que ello completaría la información biográfica. Los pasos
son los siguientes:

1. El nombre. Lo primero que nos interesa es el nombre. Es necesario


indagar su significado y para esto haremos bien en tener a la mano un buen
diccionario bíblico. Así se nos facilitará descubrir, por ejemplo, que Jorán quiere
decir “exaltado por Jehová”; que la palabra Urim significa: “la luz de Jehová”,
etc. También nos interesa saber si en la Biblia se menciona algún apodo por el
cual se conocía a la persona, como en el caso de Jacobo y Juan, llamados por
Cristo “hijos del trueno” (Mr 3:17) o el apóstol Tomás., apodado “dídimo” 。Por
último se deben localizar todos los pasajes en la Escritura conde aparezca el
nombre. Para esto hay que emplear una concordancia, debiendo tener cautela
y no confundir a un personaje con otro, y a que no es raro que varios individuos
se llamen igual. Así sucede en casos como Natán, Zacarías, Jonatán, María,
etc.

2. Los rasgos físicos. No hay que abrigar esperanzas de encontrar


mucho información a este respecto. Más bien será necesario poner a trabajar
nuestra imaginación. Aun cuando es posible equivocarse, conviene que el
estudiante se forme una imagen mental del personaje: Su complexión,
facciones, estatura, tono de voz, forma de vestir, personalidad, ademanes, etc.
En algunos casos, la Escritura es más explícita y detalla ciertos rasgos físicos
del personaje, como en la descripción que hace de Saúl (1S 9:2) o en la de
Absalón (2S 14:25), etc. Mientras que en otros tendremos que recurrir a
nuestra imaginación.

3. Antepasado y Descendientes. En esta sección la búsqueda tiene que ver


con las características de los antepasados y los descendientes del personaje.
En algunos casos será posible retrocede varias generaciones, mientras que en
otros no se mencionan ni siquiera sus padres. El estudio debe abarcar también
a sus descendientes, tanto los inmediatos, hijos y nietos; como los lejanos, de
los cuales en algunos casos las Escrituras dan varias generaciones.

4. Su niñez y juventud. Aquí se estudia ya directamente la vida del individuo,


buscando acontecimientos o influencias que en una forma u otra moldearon su
carácter e influyeron decisivamente en la trayectoria posterior de su vida. Tres
aspectos de este período nos interesan particularmente. Primero, el hogar
donde nació y pasó los primeros días de su vida - la ocupación del padre, la
influencia de su madre y su condición social, económica y espiritual. Segundo,
los estudios realizados - quiénes fueron sus maestros, cuáles sus intereses,
etc. Y por último qué otro tipo de preparación adquirió durante esta etapa de
su vida, que haya podido influir seriamente sobre su vocación y actividades
posteriores. Aquí cobran significado e importancia datos tales como los días
que Nehemías pasó en la corte real, los cuales seguramente le ayudaron a
desarrollar un agudo sentido de organización; los años que David pasó
cuidando el ganado del ataque de las fieras, que le prepararon para el tiempo
en que tuvo que andar como guerrero errante, etc.

5. Su ocupación. Estudiemos ahora su trabajo. Encontraremos que éste


encierra buen número de facetas diferentes; por ejemplo, los lugares donde
trabajó. En el caso del apóstol Pablo, lograremos una extensa lista de
provincias y ciudades que recorrió en su ministerio misionero. También los
individuos con quienes trabajó - así como los que hayan sido sus enemigos. Su
ocupación seguramente le ocasionó diversas crisis en su vida; valdrá la pena
detenerse a analizar y hasta donde sea posible, será útil tratar de determinar la
edad que nuestro personaje tenía, en la ocasión de los varios acontecimientos
que se narran en la Biblia sobre su ministerio.

6. Carácter. Lo que más importa de un hombre no es lo que hace, sino


lo que es; por lo tanto, su carácter es un aspecto clave del estudio. El
Diccionario de la Real Academia Española define el carácter como? !Conjunto
de cualidades psíquicas y afectivas, heredadas o adquiridas, que condicionan
la conducta de cada individuo humano distinguiéndose de los demás”. No
debemos por tanto abrigar ninguna esperanza de conocer a un personaje
bíblico, hasta que hayamos considerado su carácter - sus virtudes, sus hábitos,
su influencia sobre los demás, las características que le permitieron vencer las
dificultades a su paso, etc. Y también los defectos, las hábitos negativos y
cualquier otro rasgo de carácter que nos ayude a conocerlo mejor.

7. Su vida espiritual. En gran parte elegimos a un personaje para


estudio por las lecciones que su vida espiritual nos pueda ofrecer. El beneficio
en este caso lo podemos derivar al estudiar en detalle su relación con Dios.
Encontraremos elementos positivos, como su obediencia, su madurez, su vida
de oración, su fe en Dios, su testimonio, su dedicación, etc. En algunos, sus
experiencias con Dios, sueños, visiones, manifestaciones, etc. Y algunas de las
más importantes lecciones en el plano espiritual, las constituirán ciertos
elementos negativos opuestos a los anteriores.
8. Influencias en su vida. Aquí dedicaremos tiempo a la consideración
de todas aquellas influencias ejercidas sobre la vida de nuestro personaje por
individuos, circunstancias y fuerzas que modelaron su vida, y al final jugaron un
papel definitivo en sus decisiones. Ejemplo de esto sería la influencia que Eva
ejerció sobre Adán; la de Dalila sobre Sansón; la de Elías sobre Acab; la de
Moisés sobre Josué; o la de Cristo sobre sus discípulos.

9. Su influencia sobre los demás. Los hombres no son sólo receptores


pasivos de los efectos de circunstancias, fuerzas o personas, sino que
voluntaria o involuntariamente ejercen también una influencia definida sobre
quienes los rodean. De gran provecho será estudiar, por ejemplo, la influencia
de Acán o de Abraham sobre sus respectivos hogares; la de Moisés o Samuel
sobre el pueblo; la de Pedro o Pablo sobre el mundo de su época. Su conducta
y palabras dejaron huellas dentro de su esfera de acción, y por medio de las
Escrituras nos legaron valiosas lecciones.

10. El pecado en su vida. Parte de la experiencia espiritual del


individuo es, claro está, sus luchas con el pecado. De algunos aprendemos
cómo evitarlo y vencerlo, mientras que de otros son advertencias solemnes de
lo que acarrea ceder a él y encubrirlo. Debemos observar cuál fue el mayor
pecado en su vida, los pasos que le llevaron a él y sus consecuencias, y otros
pecados que también hayan influido en él.

11. Conclusiones. Al estudiar los puntos anteriores, habremos


acumulado considerable información sobre el personaje bajo estudio. Ahora
será provechoso hacer una lista de las conclusiones obtenidas dividiéndolas en
dos secciones:
a) Los ejemplos que debemos imitar.
b( Los errores que debemos evitar.
Esto no ayudará a aplicar a nuestras vida - y también a la de los demás -, las
lecciones aprendidas.

No es difícil darse cuenta de que este método puede resultar altamente


provechoso. Pero lo más admirable es que al estudiar los diversos personajes,
llega uno a encontrar súbitamente en las páginas de la Biblia, con un individuo
igual a nosotros mismos. Alguien con experiencias luchas y circunstancias
similares; y llegamos a entendernos mejor a nosotros mismos a la luz de las
maravillosas enseñanzas de la Palabra de Dios.

B. El Tema Histórico

En su extenso prefacio a Historia del Cristianismo, Kenneh Scott Latourette


dice: “No nos sorprende que los cristianos eruditos repetidas veces durante
siglos , se hayan dedicado a la historia de su fe y que a la luz de la historia
hayan tratado de entender la naturaleza del hombre y el curso de la
peregrinación de la humanidad”. La Biblia se ha constituido en un infalible libro
de historia para esos estudiosos. No fue escrita con ese fin, pero sus
narraciones se han verificado a través de los siglos, encontrándoseles siempre
veraces.

Para el progreso en la aplicación de este método, se recomienda un


procedimiento similar al sugerido para el Sintético; esto es, principiar con lo
general y avanzar paulatinamente hacia lo detallado y minucioso. En este
caso, la primera área de estudio será la Biblia entera. Con eso queremos decir
que debemos primero ubicarnos históricamente en relación con todo el período
bíblico, antes de concentrar nuestra atención en el pasaje que específicamente
nos interesa.

Así por ejemplo, al Antiguo Testamento se le puede dividir en cuatro


períodos históricos principales:
1) De la creación, a la muerte de José en Egipto (Gn 1-50).
2) Del nacimiento de Moisés (Ex 1), a la conquista de la tierra prometida
(Jos 24).
3) Del período de los jueces (Jue 1), al exilio en Babilonia (Jer 39).
4) Del exilio en Babilonia (Neh 1), a la predicación de los profetas
Zacarías y Malaquías al
pueblo restaurado después del cautiverio.
Cada una de estas secciones se pueden dividir en otras más pequeñas. Para
facilitar la comprensión del desarrollo histórico de las narraciones bíblicas.

Terminado esto, y auxiliados por un diccionario bíblico y por libros sobre


historia universal antes de Cristo, podremos elaborar una armonía entre la
historia bíblica y la historia de la humanidad durante los mismo períodos. En
esta forma sabremos, por ejemplo, qué naciones ocupaban la primacía mundial
durante el tiempo en David y Salomón reinaban en Israel, o que circunstancias
imperaban en Palestina durante la época cuando los filósofos Platón, Sócrates
y Aristóteles vivían en Grecia, etc.

Una vez que contemos con el cuadro histórico general, podremos realizar un
estudio más detallado. Este se puede efectuar de tres maneras principales.
Primera, dedicándonos al estudio de un período específico de la historia
bíblica. Por ejemplo, el tiempo de los jueces. Aquí es posible adentrarse en los
detalles y circunstancias de este lapso de la historia de Israel. El reino de
Salomón sería otra época rica en enseñanzas.

Estos períodos históricos pueden someterse a distintos énfasis de estudio. Por


ejemplo, a la investigación de los personajes que descollaron durante esa era:
quiénes fueron, por qué se distinguieron, sus contribuciones a la humanidad, la
duración de su poder público, etc. Se puede investigar el nivel cultural de la
época: qué civilizaciones eran prominentes, cuáles fueron los años de su
importancia, cuáles sus rasgos culturales, qué influencia tuvieron sobre otros
pueblos, etc. Otras veces conviene explorar la senda del estudio político y
económico; o escudriñar la situación religiosa; o hacer un análisis histórico-
geográfico.

La segunda forma es estudiar la perspectiva histórica de un solo libro. La


comprensión exacta de algunos de ellos, en gran parte depende de los
antecedentes que poseamos sobre los eventos que allí se narran. Un ejemplo
de esto es el Libro de Ester. La pregunta inicial, y en cierto sentido fundamental
al argumento del libro es: ¿Qué hacía una joven judía como Ester en la corte
de un rey pagano? No es suficiente contestar que el soberano la había
mandado traer a su palacio. La doncella era partícipe involuntaria en corrientes
políticas que le llevaron a ocupar un lugar dentro de la historia de la
humanidad. Otro ejemplo es el Libro de los Hechos, en el cual auxilia
considerablemente efectuar un repaso de las condiciones social, cultural,
política y económica de la época, para comprender los diversos movimientos
dentro de la narración. Sólo así se entiende por qué Pablo apeló a César
(Hch 25:11); y por qué si era judío, dijo poseer ciudadanía romana de
nacimiento (Hch 22:38).

Por último, se puede someter un solo capítulo al análisis histórico. Cuántos


emocionantes descubrimientos nos esperan al estudiar en esta forma, por
ejemplo, el capítulo 6 de la profecía de Isaías. Llegaremos a comprender por
qué el profeta principia el capítulo aclarando: “En el año que murió el rey
Uzías…” ¿Quién era Uzías? ¿Cómo llegó a ser rey? ¿Cuándo murió? ¿Qué
importancia tenía esto para el profeta? Estas y otras preguntas a través del
capítulo, ampliarán considerablemente nuestro entendimiento de las
Escrituras. Otro capítulo de similar interés es el segundo del Evangelio según
Lucas. Se mencionan allí varios personajes y eventos dignos de análisis, por
ejemplo: Augusto César (v. 1); Cirenio, gobernador de Siria (v.2); el
empadronamiento (v.3); el acto de la circuncisión (v.21); los días de la
purificación (v.22), etc. A través de pasajes que también hablen de ellos, o en
el caso de personajes que aparezcan en la historia universal, con la ayuda de
libros de consulta, podremos estudiarlos más a fondo.

Cualquiera de las tres formas anteriores que se siga, redundará en un


conocimiento más amplio y profundo del pasaje. Por otra parte, cuando se
hayan agotado las referencias históricas que dentro de la Biblia se hagan en el
área de estudio, será de gran valor emplear libros de consulta.

C. El Tema Profético

Para muchos cristianos hablar de profecía significa perder el tiempo. A algunos


no solo les interesa estudiarla, sino que aún le huyen, temerosos de caer en
sutiles trampas de interpretación que los lleven a exageraciones y distorsiones
en su comprensión de las Escrituras. Sin embargo, indiscutiblemente cada año
que pasa nos acercamos más y más a la consumación de los tiempos. Por lo
tanto, sea cual fuere nuestra interpretación profética, es importante y aún
urgente, que nos entreguemos a un estudio serio de la profecía bíblica.
Además, no menos que una tercera parte de la Biblia está dedicada a asuntos
proféticos, de tal manera que si en verdad nos interesa llegar a conocer la
Palabra de Dios, irremisiblemente nos veremos obligados a dedicar una buena
parte de nuestro tiempo a ellos.
Por otra parte, es seguro que el temor y la desconfianza que
generalmente se tiene a los pasajes proféticos, se basan en un concepto
equivocado de la naturaleza, el propósito y los fines de la profecía. Hay quienes
creen, por ejemplo, que la profecía es puramente la predicción de
acontecimientos futuros, lo cual es una estimación incompleta, pues ello es
sólo una parte de su contenido. Más correctamente, profecía es lo
proclamación de la voluntad de Dios para los hombres y en ocasiones incluye
el anuncio de algún evento futuro como parte del cumplimiento de esa
voluntad. Robert Ross dice: “La profecía no es la bola de cristal de Dios dada a
los hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de su voluntad
soberana y amorosa para toda la creación y su llamamiento a un pacto de
fidelidad con el pueblo que es llamado por su nombre y el cual está listo para
seguirlo sin el conocimiento previo de hacia dónde le lleva. La esperanza que
se ve, no es esperanza (Ro 8:24). Hoy día, la iglesia necesita la profecía más
que nunca, no para condenar a los paganos, ni para satisfacer una curiosidad
necia, sino para despertar un sentimiento de insatisfacción con nuestra propia
situación y para encender los corazones tibios con una esperanza vital en el
glorioso mundo futuro de Dios, el cual será dado a conocer en la aparición de
nuestro Señor Cristo Jesús”.

Un elemento muy importante en la comprensión adecuada de la


profecía, es la ciencia de la interpretación o hermenéutica, la cual equipa al
estudiante con las herramientas básicas, a fin de que logre formarse un criterio
sobre el significado del mensaje profético. La falta de espacio y el propósito
diferente nos impiden adentrarnos en una amplia orientación sobre las reglas
de la hermenéutica, pero no titubeamos en recomendar muy enfáticamente,
que para estudiar la profecía bíblica, el estudiante se documente primero sobre
las normas de esta ciencia, especialmente por lo que toca a la interpretación de
los pasajes proféticos.

Estudiar la Biblia siguiendo este método significa la lectura repetida del


libro o porción deseada. Aun cuando en la primera lectura parezca un confuso
laberinto de ideas, personas, lugares, etc., no debemos desmayar, sino seguir
leyendo hasta lograr organizar su contenido. El estudio habrá de seguir los
siguientes pasos:

1. Las primeras veces que se lea, hay que buscar asiduamente lo que el
pasaje dice sobre las circunstancias reinante. Es de gran importancia ubicarnos
en el medio ambiente del profeta: esto nos ayudará a entender por qué dijo lo
que dijo.

2. En el principio se buscan también los temas principales del pasaje -


los temas en que el autor pone énfasis. Estos se determinan observando las
palabras y las ideas que repite con mayor frecuencia.

3. La descripción de la personalidad y las características del mensajero


también interesan. Su temperamento, edad, nacionalidad, idioma, experiencias
espirituales, etc., revelarán la manera cómo pronunció sus mensajes.
4. Durante lecturas subsecuentes anotaremos lo más posible, la
cronología del pasaje profético: los años, días o meses en que fue pronunciado
o escrito. En el caso de libros enteros, el ministerio de un profeta pudo haber
cubierto muchos años y será importante saber en qué épocas pronunció sus
profecías.

5. Ahora enfocaremos la atención sobre los individuos a quienes se


dirigió el mensaje de Dios por boca del profeta. ¿Quiénes fueron? ¿Cómo
eran? ¿Qué hacían? Estas son preguntas fundamentales para comprender por
qué fue necesario que Dios les hablara.

6. Se deben buscar también los propósitos que Dios haya tenido para
enviar a su mensajero. ¿Cuál era el plan de Dios? ¿Cómo pensaba lograrlo?
¿Se lo revela al pueblo? ¿Qué alternativas les presenta Dios en caso de que
ellos no acepten seguir sus caminos?, etc.

7. Enseguida se debe trabajar exclusivamente en los mensajes


proféticos. Primeramente, será bueno aislarlos, ya sea por medio de círculos en
la misma página o copiandolos en hojas aparte. El propósito es considerar
cada uno por separado, permitiendo que la palabra misma hable sin la
influencia de otras ideas.

8. El siguiente paso será comparar cada mensaje con pasajes similares


o paralelos en otras partes de las Escrituras. Hay que observar las diferencias
en los varios sitios donde aparece. Un buen ejemplo es el mensaje profético de
Cristo en Mateo 24, el cual narran también Marcos y Lucas, pero en distinta
forma.

9. Por fin arribamos a la delicada tarea de clasificar el contenido de los


distintos segmentos de la porción bajo estudio. Será preciso clasificarlos
cuando menos en dos categorías principales:
a. Los pasajes proféticos y los didácticos.
b. Los mensajes que ya se hayan cumplido, o los que aún están
por cumplirse.

10. Una vez formado un criterio sobre el mensaje de la profecía, resta


solamente elaborar las conclusiones y aplicaciones personales. No podemos
olvidar que el estudio persigue un propósito de carácter personal y no
puramente literario ni científico, por tanto, lo que logremos oír de la voz de Dios
a través de la investigación, redundará en edificación y madurez propias.

D. El Tema Teológico
Tarde o temprano, la tarea del estudiante bíblico le llevará a considerar
las afirmaciones teológicas en las Escrituras. Como en el caso de la profecía, a
muchas personas les espanta tener que enfrentarse al problema de lo
teológico. Pero no existe razón para ello. Después de todo, la teología no es
más que el estudio de las enseñanzas contenidas en la Biblia. Frecuentemente
se le denomina también como la ciencia que estudia a Dios. Sobre este
particular Myer Pearlam explica: “¿Por qué es que definimos la teología o
doctrina con el nombre de “ciencia”? Se denomina ciencia al arreglo
sistemático y lógico de hechos autenticados. Se denomina ciencia a la teología
porque consiste en hechos o verdades relacionadas con Dios y las cosas
divinas, presentadas en forma lógica y ordenada. ¿Qué relación existe entre la
teología y la religión? EL vocablo “religión” se deriva de una palabra latina que
significa ligar; en otras palabras, la religión representa aquellas actividades que
ligan al hombre a Dios en cierta relación. La teología es conocimiento acerca
de Dios. De manera entonces que la religión es una práctica, mientras que la
teología es conocimiento. La religión y la teología deben marchar unidas de la
mano en la experiencia bien equilibrada; empero en la práctica son separadas
a veces, de manera que uno puede ser teólogo sin ser verdaderamente
religioso y por otra parte, uno puede ser verdaderamente religioso sin poseer
un conocimiento sistemático de las verdades doctrinales.

Por otra parte, debemos agregar que la teología cristiana no es


simplemente especulación sobre la persona de Dios. Si así fuera, no sería de
todas las ciencias la más difícil e incomprensible, puesto que no podemos
emplear a Dios como sustancia de laboratorio sujeta a análisis o investigación.
El material con el cual trabaja la teología es la Escritura. Es la Biblia “la cantera
de donde se desprenden las verdades gloriosas utilizadas en la construcción
del edificio de la doctrina cristiana”. De allí que los reformadores protestantes
acentuaron el papel de las Sagradas Escrituras como la base y fundamento de
la teología.

Lohfink explica la naturaleza del acercamiento de la teología al texto


bíblico de esta manera: “Mientras que las ciencias naturales parten, por regla
general, de hechos y observaciones no lingüísticas y el lenguaje sólo juega en
ellas un papel en el proceso del conocimiento y en la transmisión de los
resultados - y aquí sobre todo el lenguaje matemático -; por su parte, las
ciencias del espíritu, prescindiendo de nuevo de casos especiales, parten de
hechos que son de carácter lingüístico: son textos. Las ciencias que viven de
textos tienen como tarea especial la interpretación”. De allí que el estudio
teológico consista en descubrir, agrupar, comparar, organizar e interpretar las
declaraciones halladas en la Biblia.

Si como hemos dicho antes, la Biblia es la base de la doctrina del


cristianismo, es imprescindible que el cristiano, además de otros métodos
practique el teológico, buscando cimentar debidamente su fe, y a fin de
prestarle un fundamento sólido a sus creencias. Especialmente al pastor, el
predicador, el maestro o el misionero, deben familiarizarse con esta forma de
estudio, pues de ello dependerá en mucho la solidez de su predicación y
enseñanza. René Padilla levanta un dedo acusador en este sentido diciendo:
“Una de las características más comunes de la predicación en las iglesias
evangélicas en la América Latina, es su falta de raíces bíblicas. Pese al común
asentamiento de la autoridad de la Biblia, en la práctica hay una falta pasmosa
de seriedad frente a la revelación escrita. El texto es usado a menudo como
pretexto, como un trampolín desde cual los predicadores lanzan sus peroratas
y exhortaciones sin preocuparse mayormente por establecer la relación entres
éstas y el texto escrito”.

Para estudiar la Biblia de acuerdo con este sistema, se ponen en


práctica cuatro pasos definidos. Cada uno de ellos, a la vez que es progresivo,
pretende llevar al estudiante a la médula doctrinal de la porción elegida.

1. El Descubrimiento. No es raro que leamos muchas veces algún


pasaje bíblico sin percatarnos de que contiene profundas enseñanzas
doctrinales. Tómese por ejemplo, las palabras de Pablo a los efesios con
relación a la actitud del esposo hacia su mujer: “Porque nadie aborreció jamás
a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la
iglesia” (Ef 5:29). Por concentrarnos en la enseñanza sobre el matrimonio, a
veces pasamos por alto la clara indicación sobre Cristo, quien también cuida y
sustenta a la iglesia. Por eso decimos que el primer paso del estudio consiste
en descubrir las declaraciones teológicas del pasaje.

Existen tres tipos de enseñanzas doctrinales que hay que descubrir. Primero
las explícitas; es decir, aquellas que obvia y claramente aparecen ante
nuestros ojos. ¿Quién puede pasar por alto, por ejemplo, las instrucciones
doctrinales de Pablo sobre la resurrección en 1 Corintios 15? Observemos
cómo en el versículo 20 se declara que el Cristo resucitado “primicias de los
que durmieron es hecho”. En el 21, que así como la muerte entró al mundo a
través de un hombre, “también por un hombre la resurrección de los muertos”.
Y el 22, que así como todos los hombres mueren en Adán o por culpa de Adán,
“también en Cristo todos serán vivificados”. Este tipo de enseñanzas las vamos
entresacando del texto para agruparlas en una lista. Cuando se estudia un libro
entero de la Biblia o un pasaje extenso, es preferible separarlas así, puesto que
interesa localizar los principales temas teológicos. Esta forma de trabajo nos
llevará, por ejemplo, a descubrir que el tema central de la segunda carta a los
Tesalonicenses consiste en una explicación acerca del retorno literal y visible
de Cristo al mundo. O podemos encontrar varios temas dentro de un solo libro.
Por ejemplo, la primera carta de Pablo a los Corintios, imparte enseñanzas
sobre las divisiones en la iglesia (1:10-4:21), los escándalos dentro de la iglesia
(5:1-6:20), el matrimonio (7:1-40), la libertad cristiana (8:1-11:1), el atavío de
las mujeres (11:2-16), la comunión del Señor (11:17-34), los dones espirituales
(12:1-14:40), la resurrección (15), y la ofrenda para los santos (16:1-4).

En segundo lugar, hay enseñanzas implícitas o sean aquellas que se


encuentran contenidas indirectamente dentro de declaraciones bíblicas y por
los tanto, sin necesidad de explicación. Sobre este particular, el Dr. Tenney
señala la manera como Pablo no trata de probar la existencia de Dios en su
carta a los Gálatas, pero sus declaraciones sobre el Creador se sobreentiende
que existe. Y explica: “La presencia y actividad divinas en el mundo y en la
iglesia se dan por supuestas, al igual que su existencia y los atributos de su ser
se declaran de un modo implícito en el lenguaje usado”. Abundan en las
escrituras las enseñanzas teológicas de esta clase. Entre ellas, está las que se
refieren a la inspiración de la misma Biblia, la personalidad de Dios, su interés
por la raza humana, su poder, etc. Claro que para descubrirlas el estudiante
tendrá que desarrollar práctica en esta tarea y aguzar los sentido para
arrancarle al texto todo lo que tiene escondido.

La investigación nos debe llevar, en tercer lugar, a los elementos


teológicos que aparecen en el libro o pasaje, representados en palabras claves,
y que en realidad representan temas enteros de interés doctrinal. Tómese, por
ejemplo, las palabras gracia, fe, ley. pecado, mundo, amor, justicia, etc. Cada
uno de estos términos no solamente encierra un profundo significado, sino que
constituye un eslabón en la prolongada cadena de enseñanzas doctrinales
sobre el particular, que Dios ha desparramado por toda la Biblia. Preciso será
entonces seguirle el rastro a estos vocablos, tratando de encontrar todo lo que
sobre ellos se enseña.

2. La Comparación. La lista de enseñanzas doctrinales que hayamos


compilado en el proceso anterior, servirá para iniciar la labor de confrontación
entre las diferentes declaraciones del texto. Esto significa que no solamente
cada tema es importante en sí, sino que adquiere mayor importancia aun
cuando tomemos el tiempo para compararlo con otros que aparecen en el
mismo pasaje o libro. El capítulo 16 del Evangelio según Juan es un magnífico
ejemplo de esto. En él, Cristo combina enseñanzas sobre la persona del
Espíritu Santo y sobre sí mismo, de tal manera que al comparar las
declaraciones sobre estos dos grandes temas, obtenemos un cuadro más
completo, claro y comprensible del mensaje que Cristo trataba de comunicar a
sus discípulos. Ese es el caso también de la enseñanza de Pablo sobre la ley y
la gracia en Gálatas. Sólo cuando comparamos una doctrina con la otra,
podemos arribar a un punto de vista equilibrado sobre lo que la Biblia en esa
porción nos enseña, y la comparación se vuelve todavía más interesante si
observamos la forma en que los diferentes autores hablan de ciertas palabras o
doctrinas. Por ejemplo, la palabra fe no se usa con igual sentido en Romanos
que en Hebreos; así en otros casos.

3. La Organización. Reunidas ya todas las enseñanzas doctrinales de


un segmento bíblico, el siguiente paso consistirá en su organización. Una forma
de proceder a esto puede ser organizando el material contenido en cada
párrafo, para más tarde unir los párrafos en un solo bosquejo general. He aquí
un ejemplo de cómo Howard F. Voss bosqueja una parte de la carta a los
Colosenses.

I. Sus Nombres
A. Cristo Jesús, 1:1- significa misión y humanidad.
B. Señor Jesucristo, 1:3- significa señorío, misión, humanidad.
C. Cristo el Señor, 3:24.
D. Amado Hijo, 1:13.
E. Cabeza del Cuerpo, 1:18, 24

II. Sus Atributos


A. Personalidad
1. Creador, 1:16
2. Hijo 1:13
3. Primogénito de entres los muertos, 1:18
4. Perdonador, 2:13
5. Objeto de nuestro servicio, 3:24
B. Omnisciencia
1. Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, 2:3
C. Santidad
1. Imagen del Dios Invisible, 1:15
2. Objeto de la fe, 2:5
3. Él es perfección, 1:28.

4. La Interpretación. El último paso en el método teológico, consistirá en


encontrar el significado de las palabras del escritor. A esto le llamamos
interpretar. Este es un procedimiento imprescindible en todo estudio bíblico
serio, ya que existe una notable diferencia entre lo que el escritor ha dicho y lo
que quiso decir. Por ejemplo, Cristo dijo: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt
5:14), pero quiso decir: que vuestra vidas brillen y se destaquen entre los
demás. Por eso Bernard Ramm nos advierte: “En nuestra interpretación
debemos descubrir el significado de un pasaje y no atribuirle uno. Feliz el
hombre que puede acercarse a su Biblia tan libre de predilecciones, prejuicios y
predisposiciones como le sea posible, humanamente hablando. La tarea del
intérprete es determinar el significado de la Biblia y no verificar sus prejuicios
personales”

La manera de obtener el significado de las palabras en el pasaje, es por


medio del contexto. Es necesario familiarizarnos lo más posible con él. Como
hemos explicado antes, este comprende los versículos, párrafos y aún libros y
divisiones situados antes y después del pasaje que estudiaremos. En este caso
sin embargo, es estratégico que como parte de este contexto tomemos también
muy en cuenta otros pasajes o libros que el mismo autor haya escrito. Sus
pensamientos sobre el mismo tema o temas afines, nos auxiliará notablemente
para interpretar o descubrir el significado de sus palabras.

Tras de la interpretación y con los resultados de nuestro estudio a la


mano, procederemos finalmente a la aplicación de la verdad teológica
descubierta. Ya leímos lo que el escritor dijo, con la ayuda del contexto
hallamos lo que quiso decir y ahora reflexionaremos en las circunstancias
prevalecientes y determinamos en qué área de nuestra vida se aplican esas
enseñanzas.

E. El Tema Devocional
En el capítulo anterior se ha sugerido que no todos los métodos son
adecuados para todas las personas en todas las circunstancias y por tanto, un
estudiante no debe pretender utilizar todos para realizar su estudio de la Biblia.
De acuerdo con el propósito que se tenga, algunos métodos le serán más útiles
que otros. Pero lo cierto es que en un sentido muy real, todos los métodos
anteriores no viene a ser sino únicamente preparación para que el estudiante
arribe a esta última forma de estudiar las Escrituras. A ellos se debe que a este
sistema de estudio se le ha llamado “la coronación de todo estudio”.

Se conoce este método con el nombre “devocional”, porque acentúa el


estudio con el fin de producir la edificación de la vida espiritual del cristiano,
llevándole a una experiencia más real de su conocimiento de Dios y de su
entrega personal a Él. Naturalmente que a través de los otros métodos ya
explicados, también podremos derivar inspiración y edificación interior, pero los
demás nos auxilian más para comprender diferentes aspectos del texto bíblico
o para poner atención a detalles que de otra manera pasarían desapercibidos,
mientras que en éste, el objetivo único es producir una mayor devoción de
nuestro ser a Dios y a su Hijo Cristo Jesús.

El gran predicador escocés Roberto Murray McCheyne (1813-1843);


escribió: “Lee tu Biblia regularmente, por supuesto; pero trata de entenderla y
aún más, de sentirla. Lee varias partes, y no tan solo una vez. Por ejemplo, si
estás leyendo Génesis, lee también un Salmo; o si Lees Mateo, lee también un
poco de una epístola. Haz de las palabras de la Biblia una oración. En esta
forma, si estuvieras leyendo el Salmo 1, coloca tu Biblia sobre la silla ante tí,
híncate y ora, Oh, Señor, concédeme la bienaventuranza del hombre que “no
anduvo en consejo de malos”. Esta es la mejor forma de conocer el significado
de la Biblia y de aprender a orar”. Este tipo de estudio lo podemos practicar
cuando menos de cuatro diferente maneras:

1. Progresivo. Para un gran número de cristianos, estudiar la Biblia


significa únicamente leerla progresivamente de Génesis a Apocalipsis.
Desgraciadamente, no se puede con justicia llamar a esto un estudio si lo único
que se hace es leer, subrayando algunos versículos o palabras que edifican o
llaman la atención. Indudablemente que el hábito de leer de esta manera es
loable, pero si la persona no se detiene periódicamente para estudiar distintos
pasajes importantes, de poco provecho le será tal práctica. Por eso es
recomendable para los que leen progresivamente la Escritura, que cuantas
veces sea posible haga una pausa en la lectura y dediquen varios días o aun
semanas, si fuere necesario, a la consideración, investigación, meditación y
estudio de ciertos pasajes importantes.

Parece ser quienes así estudian la Biblia han adoptado el plan de leerla
en un año y de allí su interés de continuar leyendo regularmente sin
interrupciones todo los días. El plan es bueno, mientras no nos impida
profundizar los más posible en las Escrituras. Por lo tanto, si el estudiante
practica este tipo de lectura, se recomienda cualesquiera de estos dos
procedimientos:

a) Que el tiempo que se dedica cada día para la lectura, se divida


permitiendo la oportunidad tanto de continuar la lectura regular, como de
regresar al pasaje que hemos elegido para estudiar.
b) Que se prolongue el tiempo asignado para leer toda la Biblia y en
lugar de limitarnos a un solo año, fijemos un lapso más amplio, quizá de tres
años, avanzando sólo conforme vayamos estudiando pasajes interesantes que
vayan dejando provechosas enseñanzas para nuestro espíritu.

2. Práctico. Una segunda forma de realizar el estudio devocional,


consiste en analizar pasajes que sean adecuados a nuestro interés o a nuestra
necesidad espiritual. Es por todos sabido que en ocasiones se despiertan
dentro de nuestra alma inquietudes, sobresaltos o angustiosa hambre
espiritual, que nos orilla a buscar a Dios con una dedicación y ansiedad fuera
de lo común. En tales ocasiones sería absurdo entregarnos a una lectura
progresiva de la Biblia de Génesis a Apocalipsis, pues las genealogías u otros
pasajes complicados producirían hastío o decepción. Otras veces pueden ser
problemas en el hogar o en los negocios los que nos agobian; o dificultades
con los hijos, escasez económica, enfermedad, molestas dudas, tentaciones y
cuántas experiencias más. Y por si no fuera poco, no sólo experimentamos lo
negativo, sino que en ocasiones también sentimos la necesidad de un mensaje
para las épocas de bonanza y oportunidad; cuando vamos a iniciar un viaje,
cuando principiamos un nuevo trabajo, cuando los hijos comienzan un ciclo
escolar, cuando estrenamos casa, cuando cumplimos años, cuando hay un
aniversario, etc.

Con la ayuda de una concordancia o de las referencias en los márgenes


de la Biblia, podremos localizar innumerables pasajes que nos produzcan
aliento, paz, serenidad o fe para los vaivenes de la existencia humana.

3. Pastoral. La vida cristiana no es una emoción momentánea; es un


procesos que dura toda la vida. Por eso los cristianos necesitamos el constante
cultivo de la experiencia interior con Dios. Para obtenerlo, nada mejor que “el
buen Pastor” nos conduzca a “aguas de reposo” y nos lleve a descansar en
“lugares de delicados pastos”. Hay un libro que Dios parece haber incluido en
la Biblia con ese solo propósito: el libro de los Salmos. Si el cristiano no
comprende todo el resto de la Escritura, este libro sí lo entiende. En la mayoría
de las Biblia, otras páginas pueden aparecer en blanco y sin uso, pero las de
los Salmos se encuentran marcadas, ajadas y aun frecuentemente con las
señales de lágrimas vertidas por el impacto de la Palabra de Dios sobre el
cuidado corazón humano.

El Dr. Billy Graham constantemente die a los cristianos en sus cruzadas,


que hace muchos años se formó al hábito de estudiar una porción de los
Salmo, además de su lectura o estudio en alguna parte de la Biblia. Ha
encontrado produce la invariable edificación del alma y les exhorta a que hagan
los mismo. Naturalmente que otros libros, además de los Salmos, se prestan
también para un estudio de esta naturaleza. Entre ellos están Deuteronomio, 1
y 2 de Samuel, Nehemías, Proverbios, Isaías, Jeremías, Oseas, los Evangelios
y las Epístolas; y de esta últimas particularmente la dirigida a los Hebreos.

Este tipo de estudio puede realizarse, por ejemplo, observando y


clasificando todas las promesas contenidas en un pasaje. Es conveniente en
ocasiones asignar diferentes categorías como promesas personales; para la
familia; para la nación; en relación con necesidades económicas, persecución,
enfermedad, etc. También resulta provechosa la observación y el estudio de las
oraciones o la vida de oración de los personajes en el libro bajo estudio.
Resulta de gran utilidad escribir las oraciones enteras como aparecen en el
texto bíblico y sujetarlas a un meticulosos examen. Naturalmente que al
finalizar nuestra investigación, concluiremos formando las aplicaciones
pertinentes a nuestra vida personal.

4. Personal. Las Escrituras serán a nuestro corazón “dulce como la


miel”, solo en la medida en que logremos localizar entre sus páginas a
Jesucristo, el Hijo muy amado del Padre, en el cual él tiene su contentamiento.
Este tipo de estudio devocional consiste en la consideración de la persona de
Jesucristo y no de aplicar la Biblia a nosotros en lo personal. El himnólogo
escribió: “Cristo es el tema de mi canción”. Y también es el tema central,
principal y supremo de las Escrituras. Decía Robert Murray McCheyne: “La
única medicina para un corazón frío es una mirada al corazón de Cristo”. Y el
escritor de Hebreos nos instruye diciendo: “Considerad a aquel que sufrió tal
contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se
canse hasta desmayar” (He 12:3). Será preciso entonces estudiar lentamente
cada versículos, cada frase, cada palabra, en busca de alguna sombra de la
persona de Cristo sobre las páginas sagradas.

Una vez elegida la porción que deseamos estudiar, la cual puede ser un
libro, capítulo,párrafo o un versículo, procedemos a establecer primero la
similitud entre las circunstancias en que vivían los personajes y las de los
tiempos de Cristo. También podemos anotar las características personales del
Señor Jesús que se encuentran reflejadas en las vidas de los personajes que
nos encontramos estudiando. Y por último, es posible establecer paralelos
entre los acontecimientos en la vida de Jesucristo y los de la porción bajo
estudio.

Estudio de la Biblia según su


estructura
Contenidos

1. 1 A. El Estudio de la Biblia Libro por Libro


2. 2 B. El Estudio de la Biblia por Capítulos
3. 3 C. Estudio de la Biblia por Párrafos
4. 4 D. El Estudio de la Biblia por Versículos
5. 5 E. El Estudio de la Biblia por Palabras

A. El Estudio de la Biblia Libro por Libro


Si la Biblia es una auténtica biblioteca compuesta por libro individuales, justo
será considerar aisladamente cada libro concentrándonos en su mensaje. Este
método consiste en estudiar cada libro de la Biblia por separado, analizando su
contenido a la luz de las circunstancias históricas en que fue escrito y las
características personales de su autor.

El primer paso en este método es escoger el libro. No es una tarea tan fácil
como parece. Por otra parte, no todos los libros son del mismo tamaño, lo que
significa que el estudio de un solo libro puede llevarnos desde unas cuantas
horas, hasta varias semanas. Por esta razón algunos eruditos no aconsejan
este método para los que desean estudiar la Biblia con propósito devocional.
Les parece que en muchos casos exige demasiado tiempo para concentrarse
en todos los detalles y que por lo tanto, se presta mejor para los que estudian
la Biblia con fines académicos, como seminaristas, pastores, profesores de
Biblia, etc.

Otra razón por qué no es fácil elegir un libro para estudio, reside en la
extensa variedad del material bíblico. Algunos libros son cortos y llenos de
exhortaciones prácticas como las cartas paulinas; mientras que otros son
largos y complicados en su contenido, como las profecías de Ezequiel o Daniel.
Lo más conveniente para empezar será elegir un libro corto, cuyo mensaje sea
instructivo, práctico y sencillo.

El siguiente paso consistirá en leer de una sola sentada. No


necesariamente con lentitud, ni fijándose en los detalles. En un principio nos
interesa leer el texto en su totalidad, a fin de obtener una impresión general de
su estilo, mensaje, desarrollo y conclusiones. Deseamos obtener una
perspectiva similar a la del que sube el edificio más alto, y desde allí contempla
el contorno general de la ciudad: Los cerros que la circundan, las avenidas
principales, los parques, las construcciones sobresalientes y la plaza principal.

No será suficiente leer el libro en esta forma rápida y superficial sólo una
vez: hay que leerlo tres, cinco, ocho, diez veces más. Esta lectura repetida no
es inútil pérdida de tiempo, pues constituye la piedra angular para la
comprensión cabal del libro. Pronto nos daremos cuenta de que cada vez que
lo leemos, descubrimos con mayor claridad la organización de su contenido y el
desarrollo del pensamiento del autor. Al mismo tiempo, es importante ir
anotando las observaciones sobresalientes, tales como: ¿Quién escribió el
libro? ¿A quién lo escribió? ¿Cuándo se escribió? ¿En dónde? ¿De qué trata
en términos generales? ¿A qué conclusiones llega? Las respuestas a estas y
otros preguntas similares constituyen la primera cosecha de nuestro estudio.

Se debe estar alerta para descubrir algunos detalles que el libro oculte.
Hay libros que no especifican quién los escribió; Omiten el nombre de las
personas a quienes se escribieron u olvidan decir dónde fueron escritos. Con
frecuencia estos detalles dan la clave para la compresión de algún pasaje o
estimulan a un estudio más minucioso empleando obras de consulta.
El siguiente paso consiste en darle un título a cada capítulo. Se trata de
resumir en una sola frase todo su contenido. Cuando el libro tiene pocos
capítulos, se puede dar un título a cada párrafo. Esto no es difícil y sí es
valioso. Al terminar, podemos asignar un solo título a todo el libro y escoger un
versículos que sintetice su mensaje.

Terminada la tarea de titular los capítulos, sigue una labor más


interesante aún: elaborar un bosquejo del contenido del libro. Al hacerlo,
llegaremos al meollo mismo del mensaje del autor. Si el estudiante no tiene
mucha experiencia en la formulación de bosquejos, no se debe desanimar, ¡y
mucho menos claudicar! Al contrario, estudiamos porque queremos aprender y
para aprender es necesario trabajar. De modo que en lugar de darse por
vencido abandonando todo esfuerzo, debe practicar hasta aprender. Es preciso
entonces, elaborar un bosquejo del libro entero, que contenga los puntos
principales de cada capítulo. Por ejemplo, examine este bosquejo de la primera
epístola de Pedro, por el Dr. Walter Dunnett.

Estudie minuciosamente este bosquejo. Note usted cómo cubre todo el


libro. Observe también que los inicios van avanzando y describiendo lo que
Pedro escribió. Fíjese en lo compacto de sus frases.

Aún cuando antes señalamos el valor de los libros de consulta, es


conveniente insistir que en la práctica de este método no se deben emplear
tales ayudas, pues el estudiante se defraudaría a sí mismo. Precisamente, el
valor de este método consiste en exigirle al estudiante que descubra por sí solo
lo que otros posiblemente ya hayan descubierto, pero que ellos también lo
hicieron a base de esfuerzo propio Quizá lleve más tiempo, sea más difícil y el
resultado no sea perfecto, pero será el fruto de nuestro propio trabajo y a través
de ello aprendamos, logrando así nuestro propósito.

PRIMERA EPÍSTOLA DE PEDRO


Bosquejo

I. Saludos 1:1, 2
II. Perspectiva y sufrimiento 1:3-2:10 1:3-12
1. La esperanza de la segunda venida 1:13-25
2. la realidad de la nueva vida 2:1-10
3. Los deberes de la nueva posición 2:11:46
III. Presión y sufrimiento 2:11, 12
1. La presión de los deseos 2:13-17
2. La presión de las ordenanzas 2:18-3:7
3. La presión de los deberes 3:18-12
domésticos 3:13-4:6
4. La presión de las relaciones sociales 4:7-11
5. La presión del mundo 4:12-19
IV. Servicio y sufrimiento 5:1-11
V. Testimonio y sufrimiento 5:1-4
VI. Actitudes personales y sufrimiento 5:5a
1. Las actitudes de los ancianos 5:5b-11
2. Las actitudes de los jóvenes
5:12-14
3. Las actitudes de todos los creyentes
VII. Conclusión

B. El Estudio de la Biblia por Capítulos

El primer paso en el estudio de un capítulo consiste en leerlo varias


veces. Esta lectura repetida permitirá una saturación del contenido y la
observación de datos y conceptos que no se captan las primeras veces. A
continuación es necesario estudiar el contexto. En algunos casos, la lectura de
unos cuantos versículos del capítulo anterior y otros pocos del capítulo que
sigue, será suficiente para colocarnos en las circunstancias de que se está
hablando. En otros casos, será necesario leer capítulos enteros aún todo el
libro. Ejemplo de lo primero sería al capítulo 18 de Mateo, que principia
diciendo: “En aquellos tiempos…” Para saber cuáles eran “aquellos tiempos”,
hay que leer algunos versículos del capítulo anterior. Pero para entender el
capítulo veintiocho de los Hechos, será necesario leer desde el capítulo
veintiuno, a fin de comprender por qué Pablo hacía ese viaje a Roma por mar,
como prisionero.

Enseguida, procedamos a dividir el capítulo en párrafos. En algunas


ediciones de la Biblia este trabajo ya está hecho. Pero no debemos
contentarnos con esa división; si somos minuciosos podemos establecer
subdivisiones de estos párrafos, permitiéndonos poseer un cuadro más
completo del contenido del capítulo.

Estamos listos ahora para realizar un cuidadoso examen de las


secciones en que hemos dividido el capítulo. De estas pequeñas porciones nos
interesa descubrir: ¿Qué lugares se mencionan? ¿Qué personas se nombran?
¿Qué doctrinas se formulan, explican o presentan? ¿De qué divisiones de
tiempo se habla? (HOras del día, años, estaciones del año, etc). ¿Qué objetos
se mencionan? etc. Jeremías, capítulo trece, ilustra bien lo anterior. En la
versión Reina Valera 60 ya se encuentra dividido en tres párrafos: 1-11, 12-14
y 15-27. Algunas contestaciones a preguntas como las de arriba formuladas
serían: “Jehová” (v.1); “cinto de lino” (v.1); “lomos” (v.1); “agua” (v.1); “Eufrates”
(v.4); “hendidura de una peña” (v.4); “podrido” (v.7); “Judá” (v.9); “Jerusalén”
(v.9); “dioses ajenos” (v.10); “casa de Israel” (v.11); “Dios de ISrael” (v.12);
“tinaja” (v.12); “vino” (v.12); y así sucesivamente.

Ya sea que en la Biblia misma subrayemos estos datos importantes, o


que los anotemos por separado - véase la sugerencia para organizar la
información obtenida en la figura siguiente -; ahora poseemos una comparación
muchos más amplia y correcta del contenido del capítulo y estamos preparados
para tratar de bosquejarlo. Esta forma de organizar el material es importante,
porque nos permite entender y recordar mejor su mensaje. De ahí la
importancia de que el estudiante lo bosqueje.

JUAN 11

Párrafos: 1 - 16 17 - 27 28 - 37 38 - 44 45 - 57

Jesús Jesús
Muerte Resurrección Le busca
camina conmovido
Títulos: de de para
a ante la
Lázaro Lázaro prenderl
Betania tumba

Fecha: Invierno Invierno Febrero del 33 d.C

Al otro lado del En el


Lugar Betania En la tumba En Efraín
Jordán camino

Sucesos Jesús y Jesús resucita a Oposición


Aviso a Jesús Jesús llora
: Marta Lázaro Jesús

Autor del libro: Juan el apóstol


Fecha aproximada en se escribió: 95 d.C.
Versículo clave: 11:25
Palabra clave: Resurrección

Nos acercamos ahora a la parte más provechosa del estudio de un capítulo.


No es suficiente observar y aprender, debemos aplicar las enseñanzas que
descubramos. Quizá ésta sea la razón por qué después de tanto leer la Biblia
muchos cristianos obtienen poco provecho. No han aprendido a poner en
práctica el producto de su estudio. Teniendo ya a la mano todo el material
extraído del capítulo bajo análisis, nos corresponde decidir: a) cuál es su
enseñanza central; b) expresar en un corta oración lo que se enseña; y c)
buscar la manera de aplicar esa enseñanza a nuestra vida diaria.

Wilbur M. Smith, reconocida autoridad bíblica de nuestra generación,


cita un interesante detalle de la biografía de la gran misionera María Slessor:
“Su estudio de la Biblia lo hacía temprano en la mañana, tan pronto había luz,
generalmente alrededor de las cinco y media, cuando tomaba una pluma
delgada y su Biblia, y la abría en el libro que estuviera estudiando, ya fuera en
el Antiguo o en el Nuevo Testamento. Subraya las palabras y las oraciones
principales al avanzar, en un esfuerzo por captar el significado del autor y el
desarrollo de su argumento… Algunas veces pasaban tres días antes de que
dejara un capítulo, pero no lo abandonaba hasta tener alguna idea de su
propósito. Era su propia comentarista y en el margen anotaba las verdades
aprendidas, las lecciones recibidas, sus opiniones sobre los sentimientos allí
expresados o el personaje que se describía. Cuando terminaba una Biblia,
empezaba otra, y repetía el proceso, porque descrubría que nuevos
pensamientos ocurrián conforme los años pasaban”.

La perseverancia, la observación crítica y la disposición a aplicar las


verdades descubiertas, dejan una huella profunda en nuestra vida y rinden
amplios dividendos en la labor del estudio de las Sagradas Escrituras. A la luz
de lo que cada capítulo nos enseña, veremos más claramente nuestras
diferencias; el Espíritu de Dios nos hará más conscientes de nuestros pecados,
pero también El se encargará de revelarnos más notoriamente a nuestro
Salvador Cristo Jesús.

C. Estudio de la Biblia por Párrafos

No es raro que el estudiante se proponga analizar cierto capítulo, pero


terminé estudiando uno o varios párrafos Es el paso lógico a seguir. Esto está
bien, siempre y cuando no olvide que un párrafo es solo una sección de un
segmento mayor, y que para enriquecer nuestro acervo bíblico, debemos
dominar las parte y también el todo. Lawrence O. Richards dice: “La Biblia no
está escrita a pedazos, con pensamiento desorganizados, desparramados por
todas partes a través de sus páginas. La mayor parte de la Biblia se encuentra
escrita en unidades de pensamientos, largas o pequeñas, que poseen su lógica
coherente propia. Y es este desarrollo de pensamiento, esta lógica de la
revelación de Dios, lo que determina nuestro acercamiento a la Escritura al
tratar de edificar una compresión de la Palabra de Dios”.

Es estudio de la Biblia por párrafos es particularmente indicado cuando


se trata de preparar sermones o clases, ya que generalmente en esos casos se
pretende analizar únicamente alguna porción de un capítulo. Pero es bueno
recordar que la división del texto bíblico en capítulo, párrafos y versículos, no
se hizo bajo inspiración divina. Aun las diferentes ediciones de una misma
versión difiere en la divisiones de los párrafos. Por ejemplo, la “Biblia anotada
de Scofield”, revisión 1960, no observa la misma división de párrafos que la
edición de las Sociedades Bíblicas en América Latina de la misma revisión. Por
lo tanto, es factible que el estudiante se encuentre en desacuerdo con la forma
como algún capítulo en su Biblia aparece dividido; y a la vez, puede sentirse en
libertad de dividirlo de acuerdo con su criterio personal.

La división de los párrafos está sujeta al desarrollo del pensamiento del


autor. Algunos capítulos son fáciles de dividir porque su forma literal es prosa
narrativa o parabólica, pero otros son más difíciles, pues se trata de poesía,
profecía o literatura apocalíptica.

Habiendo decidido qué párrafo deseamos estudiar, procedemos a poner


en práctica algunos de los principios de trabajo ya mencionados. 1) la lectura
repetida del pasaje. Esto nos ayudará a observar los detalles que no logramos
captar en la lectura inicial. Los personajes, lugares, cosas, tiempos, doctrinas y
temas que en cada versículo se mencionan. De estos elementos surgirá la
enseñanza del párrafo y el fruto de nuestro estudio. 2) análisis cuidadoso del
contexto. Es preciso estudiar detenidamente los párrafos anteriores al pasaje y
los que siguen. Solo así tendremos un concepto claro de lo que el escritor
quiso decir.

Terminado lo anterior, estamos listos para lanzarnos al estudio del


párrafo elegido. Para facilitar la tarea, incluimos aquí un esquema - en el cual
mostramos la manera de desmembrar un párrafo hasta lograr arrancarle su
mensaje. Primero habrá que escribir un resumen general del contenido del
párrafo en nuestras propias palabras. No se trata de repetir lo que dice, sino de
condensar su contenido. Esto nos ayudará a dominar el movimiento en el
pasaje: ¿Qué pasa aquÍ? ¿Quién toma parte? ¿Dónde se lleva a cabo?, etc.

En segundo lugar, extraeremos las ideas principales del pasaje. AL


principio nos parecerá que todo es importante, pero un análisis minucioso
descubrirá ciertos conceptos sobresalientes del escritor. El propósito de
entresacar estas ideas claves es captar lo verdaderamente importante de entre
todo lo que aquí se está diciendo.

La tercera fase del trabajo consiste en bosquejar el párrafo entero. Es


decir, concretar el contenido del pasaje, pero colocándolo en la forma organiza
de tal manera que destaquemos las declaraciones principales y subordinemos
las ideas secundarias a ésta. Lograremos entonces captar con toda claridad la
forma como el autor va desarrollando su tesis.

El cuarto paso reside en hacer una lista de las enseñanzas que el


párrafo contiene. La idea es dejar que la Biblia hable por sí misma, sin que la
mente se apresure a las implicaciones que su mensaje pudiera tener para otros
o para las personas a quienes presentamos el fruto de nuestro estudio. Las
enseñanzas deben surgir del texto bíblico con claridad, sin que nos
entreguemos a largas y complejas reflexiones.

Llegamos por último al momento de realizar las aplicaciones personales.


Tómese en cuenta que hablamos de aplicaciones para nuestra vida, por eso
las denominamos personales. No se trata de descubrir en el pasaje
argumentos que nos sirvan para señalar las deficiencias en las vidas de los
demás. El Prof. Richards, citado antes, agrega: “No es necesario entenderlo
todo, porque no estamos estudiando la Biblia solamente para aprenderla, sino
para vivirla. Lo que sí es necesario, es que respondamos a lo que entendemos;
que vivamos de acuerdo con la luz que Dios nos da. De tal manera, entonces,
que lo que usted llegue a entender de la Biblia, será mucho más importante
que lo que no entiende”.

Marcos 1:35-39
Resumen General: Ideas Claves:

Jesús se levanta a orar. Cuando todos le ⇛ Levantándose muy de mañana;


buscaban, y fue a...
en un lugar desierto; Oraba;
⇙ “vamos”; para que predique;

Bosquejo:

I. Cristo en Oración
Enseñanza:
A. Muy de mañana
1. Cristo oraba temprano y a solas - v.35.
B. En una lugar desierto
2. Cristo vino a predicar - v.38
C. Simón y otros le buscan
3. Cristo predicaba en los centros de reunión -
II. Cristo les explica
“sinagogas”. Vs 38, 39
A. Comparte sus deseos: “vamos”
4. Cristo tenía poder sobre los demonios y sanaba
B. Revela su propósito: “para esto he
los poseídos por ellos - v.39
venido”

III. Cristo en Acción
A. Predica en las sinagogas
B. Sana a los endemoniados ⇛

Aplicación personal:
Debo orar temprano y a solas

Debo predicar en los “sitios vecinos” o en


los centros de reunión

D. El Estudio de la Biblia por Versículos

No existe un método exclusivo ni infalible para el estudio de los


versículos de la Biblia. Difieren tanto uno del otro dentro del mismo capítulo,
que es muy difícil sugerir alguna fórmula de estudio que se aplique a todos los
versículo por igual. Dwight L. Moody decía que existen dos formas diferentes
de estudiar la Biblia: “Una es estudiarla como un telescopio, abarcando
grandes porciones de todo el libro y tratado de encontrar en ella el plan de
Dios; la otra es como un microscopio, tomando un versículo a la vez,
disecándolo y analizandolo”. Tal escrutinio microscópico es el que más se
acerca a la fórmula ideal para el estudio de los versículos.

Esta clase de estudio es apropiada particularmente en relación con la


lectura devocional de la Biblia. Con frecuencia derivaríamos gran provecho si
en lugar de continuar apresuradamente la lectura, nos detuvieramos a analizar
algún versículo que encierre enseñanzas importantes. Algunos predicadores se
especializan en esta clase de estudio, pues lo consideran el más práctico para
la predicación. Y en ocasiones, quien estudia la Biblia por capítulos o párrafos
termina por dedicar una porción de su tiempo al examen minucioso de un solo
versículo.
Como en los métodos sugeridos anteriormente, el primer paso consistirá
en la lectura repetida del versículo. Ya que en este caso se trata de solo un
versículo, es mejor que lo aprendamos de memoria, para repetirlo mientras nos
dedicamos a otras labores y para saturar con él nuestro subconsciente, de
manera que son estar consciente de ello, la mente esté trabajando con su
mensaje. Tarde o temprano, sin embargo, será necesario que nos sentemos
con la Biblia abierta y papel y lápiz, para dedicarnos al versículo que
deseamos estudiar. Incluimos aquí un ejemplo de una “hoja de trabajo”, como
guía.

HOJA DE TRABAJO

Hebreos 7:25

1. El Contexto:
¿Por quién fue escrito? ¿A quién fue escrito?
¿Cuándo fue escrito?¿De dónde fue escrito?
¿Por qué fue escrito?
a. Compárese las enseñanzas de los versículos 17, 21, 22, 24, 26, 27 y 28.

b. Compárese las enseñanzas de los capítulos 1 al 6 y 8 al 11, en relación con 7:25

2. Observación:
a. Palabras importantes:
1. puede
2. también
3. salvar
4. perpetuamente
5. por él
6. acercan
7. Dios
8. viviendo
9. siempre
10. interceder
11. ellos

b. Estructura gramatical
1. Verbos:
a) Puede
b) Salvar
c) acercan
d) viviendo
e) interceder

2. Adverbios:
a) eternamente
3. Nombres propios:
a) Dios

4. Pronombres:
a) Los que
b) Él
c) Ellos

5. Adverbios:
a) También
b) Lo cual
c) Siempre
d) Eternamente

6. Artículos:
a) Lo
b) Los

7. Preposiciones:
a) Por
b) a
c) Por
d) Se
e) a
f) Para
g) por

8.Otros: Sustantivos,participios,pronombres,
demostrativos, etc.

C. La atmósfera: victoria, superioridad.

3. Otras Observaciones:
Versiones Modernas, Versión Popular, Versión Antigua (1909); Biblia de las Américas; Biblia d
Jerusalén, etc.

4. Bosquejo:

I. Cristo puede también


A. Salvar perpetuamente (a lo sumo)
1. a los que por él se acercan a Dios
B. Vivir siempre intercediendo
1. Por los que salva

5. Enseñanzas:
a. Cristo puede salvar
b. Cristo puede salvar perpetuamente (a lo sumo)
c. A los que se allegan a Dios por medio de él, Cristo los puede salvar
d. Cristo intercede siempre por aquellos a quienes sava.
6. Aplicaciones Personales:

1. ¿Soy salvo?
2. ¿He sido salvo al acercarme a Dios por medio de Cristo o por algún otro
medio?
3. ¿Estoy seguro de mi salvación?
4. ¿Estoy seguro de que mi salvación es eterna (“al grado sumo”)?
5. ¿Estoy consciente del ministerio de intercesión de Cristo en mi favor?
6. ¿Por cuáles áreas de mi vida necesito que Cristo interceda?

Al iniciar nuestro trabajo con la Biblia abierta, no interesa familiarizarnos


primeramente con el contexto. Debemos investigar quién escribió todo el
pasaje, a quién fue escrito y aproximadamente cuándo. Obsérvese en la “hoja
de trabajo” que damos como ejemplo, cuán importantes con las enseñanzas de
los versículos anteriores al veinticinco, pues la declaración “Por lo cual”, es la
culminación de lo que el apóstol ha venido enseñando a través de todo el
capítulo.

En segundo lugar efectuamos la observación. Esta la dividimos en tres


partes: a) de palabras claves cuya importancia se deriva de su significado; b)
de la estructura gramatical, deteniéndonos a observar con todo cuidado la
función gramatical de cada término; c) de la “atmósfera” que prevalece en el
versículo. Existen, por ejemplo, versículos que reflejan una atmósfera de
tristeza, enojo, amor, ternura, gratitud, urgencia, gozo, humildad, desaliento, o
alguna otra cosa. Indudablemente que al descubrir el espíritu con que el pasaje
fue escrito, nos acercamos más que en ninguna otra forma a discernir el
temperamento y la mente del escritor.

Como tercer paso, se debe estudiar el mismo versículo en distintas


versiones. Sin duda que el estudiante posee una versión preferida, pero
conviene comparar varias con el fin de ampliar nuestra comprensión de las
palabras en el versículo. Claro que si la persona se encuentra capacitada para
leer el texto en la lengua original, ya se hebreo o griego, derivará el máximo
provecho; pero como la mayoría no lo puede hacer, lo más útil, entonces, es
leer diferentes versiones para arribar a la que parezca ser la idea original del
escritor.

Por ejemplo, el versículo que se analiza en la hoja de trabajo - Hebreos


7:25 -, adquiere insospechados giros cuando consultamos la Biblia de
Jerusalén, que lo vierte así: “De ahí que puede también salvar perfectamente a
los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su
favor”.

La Versión Moderna traduce: “puede salvar hasta lo sumo”, en lugar de


“perpetuamente” de Reina Valera 60. La versión Antigua de Reina-Valera
(1909) traduce: “eternamente”, mientras que la Versión Popular dice: “para
siempre”.

Con la información a la mano, el cuarto paso será formular un bosquejo


del contenido del versículo. Es importante organizarlo sistemáticamente. No
nos debe sorprender que se pueda elaborar dos o más bosquejos de un solo
versículo. Al contrario, debemos tratar de hacerlo así para disciplinar nuestra
mente mediante este magnífico ejercicio. El bosquejo nos dará un cuadro
compacto de lo que el versículo tiene que decir.

En quinto lugar, se debe elaborar una lista de las enseñanzas del


versículo. En los términos más claros y sencillo, nos interesa determinar lo que
el autor ha querido enseñar. Al hacer esto, debemos tener cuidado de no
dictarle a las Escrituras lo que deben enseñar, sino acercarnos con una mente
receptiva, para que sea la Biblia la que nos hable y enseñe.

E. El Estudio de la Biblia por Palabras

Es un testimonio a la inspiración de las Escrituras y un elogio a su


perfección, que sea posible derivar tan abundantes y sorprendentes riquezas
del estudio de las palabras que la componen. Dice un autor: “Así como una
puerta gira sobre pequeñas bisagras, las declaraciones teológicas importantes
de la Biblia con frecuencia dependen de las palabras más pequeñas, como
preposiciones y artículos”. ¡Ay de aquella personas que al estudiar la Biblia
pasa por alto esas pequeñas y en ocasiones insignificantes unidades
gramaticales llamadas palabras!

ESta riquezas de las palabras de la Biblia, proviene en parte de sus


idiomas originales. En su erudito tratado sobre “Los Sinónimos del Antiguo
Testamento” Roberto Baker Girdlestone nos habla acerca de esto diciendo:
“Como una ilustración de la riqueza y variedad del idioma hebreo, se puede
mencionar que siete diferentes palabras se pueden traducir “negro”; ocha
palabras existen para “hacha”; nuevo para “vino”; doce para “belleza”; trece
para “luz”; catorce para “oscuro”; dieciséis para “enojo”; dieciocho para “miedo”
y veinte para “llanto”. Y del griego del Nuevo Testamento se puede decir otro
tanto. Kenneth S. Wuest escribió: “Nuestro idioma es totalmente inadecuado
para ofrecer una traducción completa de algunas de las palabras en el griego
Novotestamentario; y debido a que no contiene palabras cuyo significado sea
igual al significado total de las palabras griegas, lo mejor que se puede hacer
es reproducir la idea principal del griego y contentarse con esto”
En ocasiones el significado de un capítulo entero se aclara cuando
comprendemos el significado de una sola palabra. Un excelente ejemplo es el
capítulo 11 del libro de Hebreos. En otros casos sucede exactamente lo
opuesto: tenemos que entender el capítulo para comprender la palabra. Esto es
el caso del capítulo 4 de Romanos, si deseamos entender la palabra “fe”.

El esquema adjunto, sirve como guía para el estudio de una palabra.


Principiamos estudiando su etimología, es decir, indagando su origen. Para ello
serán de mucha utilidad algunos libro de consulta. Un buen diccionario bíblico,
un léxico griego-español o hebreo-español, y cualquier otro libro de carácter
técnico del cual podemos echar mano. Después de investigar las raíces
etimológicas de la palabra, se debe elaborar una lista de sus sinónimos y
antónimos en las Escrituras. Esta es una labor clave, pues observando
palabras similares y disímiles se logra una mejor comprensión de su
significado.

Su significado:
Etimología
Sinónimos y antónimos

Su uso en el libro: morfología


CREER

Su uso en la Biblia:
Variaciones - derivados
Su primer uso
Comparación entre A.T y N.T

Enseñanzas:

Aplicaciones:

El libro Secretos Claves, de J. Harold Greenlee, ilustra muy bien lo


anterior. En relación con la palabra “amar”, usada en Juan 21:15-20, el Dr
Greenlee explica: “En el Nuevo Testamento encontramos cuatro términos para
“amor”, dos de los cuales aparecen frecuentemente en el griego: agapao y
phileo. En este pasaje el Señor usa agapao las primeras dos veces, y phileo la
tercera”. Con esta información y la que el Dr. Greenlee nos proporciona en el
resto del capítulo, efectuamos un buen principio en el estudio etimológico de la
palabra. Solo resta localizar los sinónimos, los cuales en el presente ejemplo
un diccionario nos indica que son: afección, cariño, etc.; y los antónimos:
aversión, odio. etc.

Contando ya con la información gramatical básica, podemos proceder


como segundo paso a investigar el uso de la palabra en el libro que estemos
estudiando. En el caso de “amar”, debe buscarse en todas las ocasiones que
aparezca en el Evangelio según Juan, y luego estudiaremos su morfología,
esto es sus formas y variaciones, así como sus derivados; por ejemplo, amado,
amor, amante, amoroso, cariño, querer, afecto, amistad, pasión, adoración,
apego, etc.

El tercer paso será averiguar el uso que de la palabra se hace en toda la


Biblia. Esto comprende tanto la observación de sus variaciones y derivados,
como la primera ocasión que la palabra se usa en las Escrituras. A menudo
estas pesquisas iluminan el significado. También será útil analizar
cuidadosamente el uso de la palabra acercándonos lo más posible a su
significado en los idiomas originales.

Después de anotar, a manera de resumen y en nuestra hoja de trabajo,


las enseñanzas de la palabra, escribiendo en frases sencillas lo que distintos
significados de la palabra nos enseñan. Y finalmente, hemos de terminar con
las aplicaciones personales o generales, según el uso que se pretenda dar al
fruto del estudio, como se hizo en el caso de los versículos.

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