Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Mancovsky-Ingreso Universitario
Mancovsky-Ingreso Universitario
El
0 A
van a ser múltiples, diversas y personales, y el solo hecho de intentar sirve para ubicar rápidamente distintos conjuntos de estudiantes. No
encuadrarlas les borraría su particularidad. No obstante, en la medida obstante, es un modo esquivo para considerarlas distintas experiencias
en que es posible notar tensiones y contradicciones, precisamente, asociadas, diríamos, a la antigúedad de los estudiantes como tales.
entre las definiciones, expectativas y exigencias que las instituciones Todos podemos tener presente casos de estudiantes que hace varios
construyen para el transcurrir de la formación y las experiencias años que están en la universidad pero aún cursan materias asignadas al
concretas de los estudiantes, el análisis no solo resulta interesante primer tramo de sus carreras. Y el caso contrario también: estudiantes
sino también necesario. que se esfuerzan por demás, por concluir su carrera incluso antes del
De un tiempo a esta parte, diversos estudios han focalizado su tiempo previsto por el plan de estudios. La tensión entre lo diseñado
mirada en el registro de las experiencias de los estudiantes y en el por la institución y las posibilidades y expectativas de los estudiantes
modo de construcción de su identidad como tal (Carli, 2012). A su podría ser una constante para muchas universidades.
vez, Otros textos han revisado profusamente los modos en que las ¿Cómo significar esa tensión, específicamente, en los inicios? Es
instituciones han diseñado dispositivos y estrategias más allá de las decir, ¿qué expectativas tiene la institución al recibir a cada nueva
cuestiones estrictamente académicas, para dar cuenta de que las ex- cohorte con relación a su experiencia como estudiante universitario?
periencias de los estudiantes no dependen solo de sus aprendizajes Y, por el contrario, ¿desde qué punto inicia el estudiante su camino
intelectuales (Coulon, 2005). También, otros tantos autores han revisado por la vida universitaria? ¿En qué consiste su capital social, cultural
de manera particular las condiciones vinculadas con el ingreso de los y/o individual para el recorrido? :
estudiantes, su permanencia y graduación (Ezcurra, 2011; Gvirtz y Podría considerarse, de manera esquemática por cierto, que las
Camou, 2009). Las reflexiones que siguen toman estos estudios como universidades esperan “estudiantes”: sujetos que conozcan ese modo
punto de partida y proponen considerar que el comienzo de la tra- de ser estudiante, que puedan decodificar e incorporar ciertas reglas
yectoria universitaria constituye una etapa determinada, particular y para desplegar rápidamente las prácticas que se requieren: desde tomar
fundante en la experiencia de los estudiantes. De ahí que, además de apuntes hasta organizar tiempos para el estudio, desde ajustarse a un
indagar en qué consisten esas experiencias, resulta clave preguntarse nuevo tipo de calendario (distinto al de la educación media) hasta
de qué manera instituciones y docentes pueden reconocer esas expe- cambiar de compañeros en cada materia, desde aprender a estudiar
riencias y trabajar en consecuencia. Sin dudas, la cuestión merece ser hasta proyectarse como profesional, y todo eso sosteniendo sus dudas
particularmente considerada en pos de diseñar estrategias para una e incertidumbres acerca de si lo que está haciendo tiene que ver con
educación universitaria de calidad con inclusión que promueva más lo que vino a buscar o si tiene las condiciones para hacerlo. Vistas
y mejores graduados. desde la perspectiva de los estudiantes de los inicios, esas cuestiones
aparecen como aquellas condiciones difíciles de cumplir (Mancovsky
y Lizzio, 2017). o
Un sentido temporal y subjetivo para los inicios Ahora bien, que la universidad espere eso de sus estudiantes es, por
supuesto, correcto; pero lo que también resulta correcto es reconocer
Las instituciones suelen diferenciar a los estudiantes interpelán- que quienes recién se incorporan no sepan cómo hacerlo. Esto no
dolos como “estudiantes de primer año”, “de segundo” o “de quinto”, ocurre por falta de capacidad intelectual o de voluntad, ni tampoco
a partir de quiénes son los que están cursando las materias indicadas por la calidad de la formación de la educación media recibida. Sucede
en el plan de estudios en cada uno de esos años. Aun con el hecho de sencillamente por falta de experiencia: es la primera vez que participan
mezclar el año calendario -sin considerar que muchas materias son del mundo de la universidad, el cual sin dudas es totalmente distinto
cuatrimestrales o semestrales- con el año estipulado en dicho plan, a los otros mundos educativos que han atravesado y, probablemente,
20 21
mucho más peculiar de lo que los universitarios estam
os dispuestos no por laberintos. También es una metáfora, pero da cuenta de esos
a admitir. ¿Quién habla hoy en día de “representación
por claustros” modos institucionales donde los sujetos se sienten yendo y viniendo
para dar cuenta de un modo de organización instit
ucional?, por solo siempre por los mismos lugares, sin entender de qué se trata o para
enunciar un breve ejemplo del hermetismo y autor
referencialidad del qué se lo está haciendo.
lenguaje de las universidades.
o
22 23
ahí la importancia de que tanto los docentes como las instituciones
puedan identificar esa instancia particulary trabajar en consecuencia.
Aun con las dificultades propias de la época, se trata de construir
instituciones abiertas y flexibles que, sin abandonar su razón de ser
-instituciones de formación y de producción de conocimiento,
digamos—, puedan plantearse como comunidades permeables a la
incorporación de las nuevas camadas. En el mismo sentido, esas
instituciones deben apostar por la formación de sus docentes de una
manera integral y situada, para que puedan reconocer las peculiari-
dades de cada conjunto de estudiantes.
Visto desde el final de la trayectoria, es muy probable que un trán- PRIMERA PARTE
sito seguro y firme por los inicios permita formar estudiantes con más
herramientas intelectuales y subjetivas y por tanto con más chances Investigaciones
de concluir de mejor manera sus estudios. Docentes e instituciones
tenemos ese desafío por delante.
Bibliografía
24
Por una pedagogía de los inicios a la vida
universitaria
Viviana Mancovsky
Universidad Nacional de San Martín / Universidad Nacional de Lanús
199
preocupaciones del andar cotidiano. Hor rarios y aulas. Intercambios desorientación en los modos de asistir a clase, el desconcierto frente a
de pasillo. La clase como una construcció nde:e sentidos (o sinsentidos) “la cantidad” de bibliografía a procurarse ya leer, la organización del
en torno al enseñar y al aprender. a clase como una combinación de tiempo de lectura, el entender la práctica de tomar apuntes cuando un
saberes de todo tipo (no solo disc inares), e stados de ánimo, afecto profesor expone un tema, los temores por participar y quedar expuesto
y emociones:
AA
o frente a los demás, la lógica de la evaluación de cada asignatura de la
-- Espacio, tiempo, sujetosSs yy prácti icas van dando
cuerpo a la vida mano de los primeros exámenes son algunas de las variadas, múltiples
,
institucional dela universidad
y conforman una trama que, de manera y diversas vivencias que describen dicho cambio identitario en relación
más o meros visible,
traza trayectoorías estudiantiles y trayectorias con los aprendizajes que supone ser-devenir estudiante.
t
docentes. En dicha trama, las experi encias singulares de los sujetos Ahora bien, ¿cómo dar lugar a estas cuestiones subjetivas de inclu-
encierran modos de ser-devenir estu diante y modos de ser-devenir sión cotidiana en una institución universitaria que se caracteriza por
3
rofesor el predominio casi exclusivo de la razón vinculada a la producción de
3
4
7 Por otra parte, más allá de reconocer como política instituciona conocimiento científico? ¿Cómo hacer visibles estas historias singulares
a la inclusión educativa y enunciarla como una finalidad, el acceso a en una institución que se define por ser autónoma en sus decisiones de
la universidad, como ya ha sido abordado en este libro, no se trad política, más allá de las luchas de intereses y de poder internas, con el
solo en la descripción de las tasas anuales de ingreso y permanencia. sistema de educación superior del cual forma parte y con la sociedad
Desde la voz de los estudiantes, la experiencia de los inicios suele ser en la cual está inserta? ¿Cómo dar cabida a estas vivencias personales
vivida y narrada de múltiples y singulares man eras: un andar a veces desde las prácticas de enseñanza profesorales que suelen estar basadas
imperceptible porlos pasillos, un reconocerse haciendo algo que, poco en saberes lejanos y ser transmitidas en un lenguaje formal y lleno de
a poco, es leído a partir del “sentirse parte”, una pregunta que alguien convencionalismos? Más precisamente, en ese marco institucional,
se anima a hacer, un profesor que reconoce, se acerca y se dirige per- ¿cómo nombrar la incertidumbre inicial, las vacilaciones en torno a
sonalmente, un modo de dar clase que invita a quedarse o, también, una elección de carrera, la soledad, el desconcierto. y la vulnerabilidad
todo lo contrario. Las historias que los eciantees comparten, cuan A mc A e A
que expresan esos relatos subjetivos de losi inicios donde prima no solo
recuerdan sus comienzos en la universidad,s de una la1 lógica racional sino también el mundo de los afectos, las emociones,
paulatina, hasta a veces imperceptible, traans Lora entitaria, la necesaria e imprescindible interacción del sujeto con los otros?
—. y
trañisformación que expresa una suerte dei Salusión cotidiana, del Estas preguntas proponen un adentrarse al mundo universitario
mn.
200 201
la contingencia, una posicionalidad relacional solo temporariamente
e inconscientes, que dan fundamento a la identidad y la pertenencia
rn dela
fijada en el juego de las diferencias” (Arfuch, 2005: 24). Se trata más del
de los sujetos, orientando sus conductas y sirviendo de modelo de
proceso de devenir que de ser. Dicho proceso identitario va más allá
socialización.
de las cualidades predeterminadas como raza, edad, sexo, clase, na-
Más allá de estas aproximaciones acerca de la noción de institución,
cionalidad, etc., y cobra relevancia desde las investigaciones narrativas
me interesa presentar algunos rasgos que ayudan a comprender su
y el reconocimiento dado a la voz de los sujetos.
complejidad. Por un lado, las instituciones operan como lógicas sin-
A partir de esta precisión terminológica, me interesa introducir,
gulares en las que se re-presenta el funcionamiento de una sociedad. A
también de manera sucinta, el término “institución” a fin de enriquecer
la manera de metáforas de lo social, las instituciones teatralizan cada
esta reflexión. ¿Cómo abordar dicho término?
época. En ellas se concretan encuentros entre sujetos de generaciones
Considerada una noción sumamente intrincada, estudiada por
diferentes que se reúnen en torno a algo común; algo que remite al
disciplinas de larga tradición —como la sociología y el derecho-, la
orden de la transmisión cultural. Por ello, dichos encuentros encierran
institución puede ser concebida, desde una acepción clásica, como una
la complejidad de tener que preservar algo de lo dado, como pauta
norma valorizaday sostenida por un grupo de sujetos en una sociedad
cultural relativamente estable, para asegurar su continuidad y, al mismo
históricamente dada. En este sentido, es entendida como sinónimo
tiempo, tener que renovar 2se instituido para asegurar la llegada y la
de “regularidad social” configurando la conducta de los sujetos y
inclusión de “los nuevos” con su “novedad” Como sostiene Claudine
delimitando “lo permitido y lo prohibido”. A veces, dicha institución
Blanchard-Laville, “en una institución, uno siempre llega después de
se formaliza en una ley, un código o un reglamento. Para Émile Dur-
otro” o, dicho de otro modo, como lo afirma de manera breve, pero
kheim (1989: 49), padre de la sociología, la institución comprende:
contundente, Eugéne Enriquez (2000: 196): “Uno no puede engendrarse
“Todas las creencias y todos los modos de conducta instituidos por
a sí mismo”. De manera concisa, estas afirmaciones hacen evidente
una colectividad”. Estos sirven para reforzar la conciencia colectiva,
la imagen de una cadena de transmisión: los que están y los que van
llegando a definir a la sociología como la ciencia de las instituciones,
llegando a toda institución. A su vez, a partir de este rasgo, se deriva
de su génesis y de su funcionamiento. su carácter formativo, más allá de tratarse de una institución encar-
También la noción de institución es concebida como la materiali-
gada específicamente de la educación y de la formación profesional
zación de una organización en un establecimiento que da cuenta de
de los sujetos.?
una determinada distribución de funciones, tareas, objetivos, espa-
Por otro lado, las instituciones pueden ser concebidas como lugares
cios, tiempos y cronogramas. Ahora bien, la institución ¿puede ser
de pasaje, dando cuenta de múltiples, diversas y hasta contradictorias
entendida como sinónimo de organización? En este sentido, Jacques
pertenencias, más o menos efímeras, simultáneas, transitorias y/o
Ardoino (2005: 81) aclara: “Nunca hay institución sola. No se la puede
permanentes a lo largo de la vida. Este rasgo apunta al desarrollo del
separar de la organización pero hay que reconocerlas como distintas.
sentido de pertenencia. Ahora bien, sin al menos un grupo de per-
Podemos decir que la institución es el «alma» (sin sentido religioso)
de la organización, está por detrás de ella simbólicamente”. Más pre-
cisamente, la organización oculta la percepción de la institución ya 1. Esta frase fue pronunciada por Claudine Blanchard-Laville a partir de un inter-
que esta es del orden de lo inmaterial, “Es necesario discernir”, afirma cambio con el público que asistió a un seminario de actualización sobre “Dispositivos
este autor, “la institución a través de sus aspectos simbólicos, mientras de la clínica psicoanalítica en ciencias de la educación”, realizado en noviembre de
2014 en la Universidad París x (Nanterre, Francia).
a la organización se la ve a través de sus aspectos funcionales” (81).
2. Más aún, Enriquez (2002: 61) llega a afirmar que “se podría hasta definir una
Esta distinción introduce una tercera acepción del término. La ingti- institución porque asegura un proceso educativo [...] No se puede pensar una ins-
tución comprende, también, el conjunto de significados, consciéntes titución que no asegure una formación, que garantice la continuidad y permita la
transmisión a una generación futura”.
202
203
tenencia, no hay subsistencia del sujeto. “Sin pertenencia”, dice Boris “Toda institución educativa es una institución deexiste
Cyrulnick (2000: 93), “uno se encuentra solo en un mundo de cosas por varios motivos: primero, porque tiene un papel primor-
desprovistas de sentido, viviendo sobre la puntualidad del instante” dial en la formación social global a través de la regulación,
Cuando nacemos, no se sobrevive al mundo sin una institución que transmisión, hasta en el cambio y la transformación social.
nos acune y nos sostenga, nos ofrezca protección física (alimento, : Segundo, porque cumple una función psíquic j
sostén, abrigo) y, también, simbólica (nos vaya nombrando al mundo : el desarrollo de laidentidad de cada sujeto singular. Esta
y nos lo pueble de imágenes y sentidos). Al menos, entonces, se trata función se basa en el lugar necesario del otro en la cons- J5
trucción de subjetividad. (Enriquez, 2002: 68) N
de “una” pertenencia para acompañar nuestra incompletud humana
al nacer.
A partir de estas reflexiones, me interpelan nuevos interrogantes: l
Teniendo en cuenta los rasgos anteriores —el carácter formativo de
¿cómo leer a la universidad en tanto institución formativa en relación PA
toda institución y el desarrollo del sentido de pertenencia-, las institu-
con el cambio identitario ue se despliega en la trayectoria estudiantil
ciones se conciben, de esta manera, como espacios de construcción de
vínculos a partir de la interacción de los sujetos. Espacios de encuentro
de un sujeto desdelosi ¿cómo pensar y “pensar-se”.como sujeto; 3/
docente implicado en esos procesos de cambio? Más aun, ¿cómo dar
RA ARO
efectivo. Así, pueden pensarse como una suerte de trama
de relaciones,
lugar al encuentro, en los diferentes espacios y tiempos institucionales,
relaciones de-duración e intensidad variables en el tiem:
que habilite la expresión de un estudiante que llega con su desconcierto,
producen 1 interaccion
ones y reconocimientos, Sea por acción u omisión,
sus miedos, sus ilusiones, sus expectativas? Posiblemente, al encuadrar )
A
las acciones y las prácticas institucionales de los sujetos se relacionan
estas preguntas en el marco de una pedagogía de los inicios, se abra
entre sí. En ese entramado, toda institución es concebida, entonces,
e PR
la posibilidad de esbozar algunas respuestas.
como espacio de construcción de identidad, En este sentido, Enriquez
(2011: 85) brinda una definición esclarecedora:
Ahora bien, especificamente, este autor se refiere a las instituciones Retomando esta idea central, propongo una pedagogía delosinicios
educativas como “iinstituciones de existencia” diferenciándolas de las É que ponga el foco en la reflexión docente, en el hacer, el pensar y el
“instituciones de producción” que tienen por finalidad primordial sentir del profesor que recibe a los que llegan, lleva adelante sus clases
producir bienes materiales. Así, afirma: y construye saberes pedagógicos basados en un trabajo de revisión
personal en el marco de la institución universitaria.
205
Ahora bien, para intentar acercar la reflexión pedagógica al ámbito cia propia de una relación educativa. Fernando Bárcena Orbe (2012)
de la universidad, me interesa situarme desde un lugar de revisión crea una expresión muy sugerente para referirse a esta concepción: la
y de autocrítica. Me resulta un tanto delicado pero, a la vez, necesario impostura pedagógica. Desde ella, afirma el autor, se reconoce a todo
comenzar por plantear que la pedagogía? no siempre ha mantenido un estudiante como carente. El sujeto que aprende es frágil, incompleto
intercambio fluido con los profesores y sus preocupaciones en torno y precario. Así, la pedagogía acude, de manera remedial, con el fin de
al dar clase en la universidad. Más precisamente, el diálogo entre el “asistir” en aquello que falta y que ella posee.
saber pedagógico formalizado y los docentes no siempre habilitó el Me distancio también de una pedagogía que piensa solo desde la
intercambio. Muchas veces dicho saber, ubicado en el lugar de la crí- lógica “racional” e instrumental del deber ser y el deber hacer, mo-
tica (más o menos explícita o encubierta) y la prescripción, fomentó delizando estilos de comunicación, modos de ejercer la autoridad
distancia y hasta rechazo. En el marco de este desentendimiento, al- pedagógicay, a partir de ella, establecer la relación docente-estudiantes
gunos autores han llegado a afirmar de manera rotunda y categórica “esperable” en el marco de una clase universitaria.
que la pedagogía parecería no formar parte de una cultura legítima Por último, dejo de lado una de las acepciones más comúnmente
en la universidad (Fabre, 2014). conocidas que tiende a asociar a la pedagogía con una doctrina o una
Posicionada en ese lugar de revisión, desearía plantear dos posibles teoría que modeliza la educación en pos de alcanzar una mejora o
concepciones de la pedagogía en función de las cuales tomo distancia una innovación. Como la define Michel Fabre (2014: 502): “La peda-
de la primera y vislumbro una relación alternativa, en la universidad, gogía es [...] una teoría que surge de la práctica y a través de ella. Es
a partir de la segunda. Así es que me distancio de toda propuesta decir, se trata de «una teoría-práctica» [...] Cuando esa reflexión se
prescriptiva fundada en un saber pedagógico hegemónico, acabado formaliza, la pedagogía se traduce en un cuerpo de doctrina”. No es mi
y predeterminado que supone saber quién es el otro y qué relación intención abordar la pedagogía como una construcción de principios
entablar con él. Una pedagogía que, al decir de José Contreras Domingo y conocimientos convertidos en una teoría específica.
(2008: 17), “cree saber de antemano qué verá antes de mirar”. Me alejo Por el contrario, desde el propósito que enuncié al comienzo, ten-
de una pedagogía que solo se define a partir de un conjunto de saberes diente a una relación diferente y alternativa con la universidad, concibo
normalizadores acerca de estudiantes “en abstracto”, clasificados según la pedagogía como un ejercicio de reflexión de parte del sujeto que
criterios “objetivos” (edad, género, estudios previos, nivel educativo educa y/o forma a partir del encuentro con la alteridad. Se trata de un
de los padres, grupo social, etc.). Un saber pedagógico definido por ejercicio reflexivo que no borra ni suprime las diferencias. Tampoco
categorías y condiciones que se determinan “antes” de toda experien- excluye la dimensión afectiva de la reflexión; muchas veces en desme-
dro de la razón que es vista como única y principal en la transmisión
3, En este escrito no voy a retomar las distinciones teóricas entre pedagogía y di- de un saber disciplinar. Precisamente, dicha reflexión no invalida ni
dáctica, Dicho planteo exige un estudio en profundidad en función de corrientes, descalifica todo aquello que sorprende por ser nuevo o desconocido.
teorías y autores que sobrepasaría el alcance y los propósitos de estas conclusiones.
Solamente, dejo planteada una diferencia vinculada al origen etimológico de ambos Pienso en una pedagogía desprovista de categorías, solo habitada
términos. La Real Academia Española definela didáctica como “el arte dela enseñanza”. por una certeza fundante y fuente de asombro y atractivo: el otro
Etimológicamente, el término proviene del griego didastekne, término conformado siempre va a ser distinto a como lo imaginé. Una pedagogía que piensa
por didas que significa “enseñar” y tékne, “arte”. Por el contrario, como se verá en
el desarrollo de este epílogo, la pedagogía remite a la noción de acompañamiento
y se piensa en situación, abierta a lo que acontece y a la alteridad. Esta
extendiendo su campo de sentido hacia la educación y, específicamente, al encuentro última supone la capacidad de alternarla posición propia con la del otro
con el otro. Para entender un poco más el esclarecimiento de estas distinciones, creo y presume un reconocimiento de la diferencia: “algo que no soy yo”,
necesario señalar que el surgimiento de las ciencias de la educación y el desarrollo “algo que no es más de mí mismo”, diferente en lo que pienso, siento,
de las didácticas disciplinares han complejizado aún más el marco de comprensión
de ambas nociones. quiero y deseo. Dicho de otro modo, el otro se vuelve irreductible a
206 207
“mis palabras, a mis ideas, a mis sentimientos, a mi saber, a mi poder y de los jóvenes quedaba en manos del pedagogo. (Castello y
a mi voluntad” (Larrosa, 2009: 15). Esta afirmación me sitúa, de lleno, Mársico, 2005: 56)
en el centro de otra relación pedagógica posible. Se trata, así, de una
concepción alternativa de la pedagogía que voy a pensar en el marco En el caso dela universidad, la pedagogía da cuenta de un encuentro
de la institución universitaria. Ahora bien, ¿cómo fundamentarla? signado por intenciones en un contexto institucional que le imprime
Si se rastrean los orígenes etimológicos, el término en cuestión límites y condiciones de posibilidad. Por tratarse de un encuentro
proviene del griego, y ya desde sus primeros usos y sentidos puede pedagógico, los sujetos involucrados, docente y estudiantes, median
afirmarse que la pedagogía es tal en la medida en que hay “un otro a ser ante la presencia de saberes disciplinares como referentes centrales de
acompañado”. Retomo algunos planteos que presenté en otro trabajo: una clase universitaria. Ahora bien, este encuadre sugiere un trabajo de
esclarecimiento de intenciones de parte del docente que conlleva, a su
Desde sus orígenes, la pedagogía es una relación y plantea vez, una interpelación ética:* ¿para qué formar?, ¿a quiénes?, ¿quiénes
un encuentro con la alteridad. Más allá de concebirla como son?, ¿qué sé acerca de ellos?, ¿qué quiero, puedo, debo darles?, ¿qué
arte, teoría o técnica de la educación, la pedagogía nace en la espero de ellos y de mí? La formación que les brindo ¿solo se remite
A
figura de un sujeto que “acompaña” a otro, un niño, hacia la
a enseñar los contenidos fundamentales de mi materia?
E
escuela en la Grecia antigua. Un esclavo, un paidagogo, que
De este modo, la pedagogía es, antes que nada, un ejercicio de
GA
acompaña. De esa relación, reivindico el verbo, tomando
pensamiento que ofrece la posibilidad de reflexionar acerca de un
distancia de pensar el acompañamiento solo por la diferencia
encuentro singular” entre sujetos, humanamente incompletos, que
gu nn
generacional (adulto-niño, adulto-joven) o porla condición
social (diferencias que en otra época se remitían ala presencia por distintos motivos comparten un proyecto de formación en ins-
de un esclavo). (Mancovsky y Moreno Bayardo, 2015: 130) tituciones, condicionadas y condicionantes, según las épocas y los
Vario a
contextos socioculturales. Sujetos con historias, experiencias y saberes
Asimismo, Luis Castello y Claudia Mársico (2005: 57) profundizan diferentes, Saberes que dan cuenta de una asimetría necesaria pero
el estudio etimológico e histórico del término: transitoria. Saberes. Y es justamente la presencia de saberes la que
cualifica los encuentros pedagógicos en una institución educativa
El pedagogo acompañaba al niño hasta los lugares donde como lo es la universidad. Avanzando en pensarse un profesor que
se impartía enseñanza, los cuales en la época clásica no esta- acude a la pedagogía, ¿de qué se trata la presencia de saberes en el
ban unificados en un edificio sino que requeríairen busca de aula? Más allá de seleccionar, elegir, organizar, transmitir, explicar,
los lugares de trabajo de maestros particulares: el didáskalos, ¿qué hace un docente con sus saberes en el encuentro cotidiano con
maestro de lectoescritura, de gimnasia y de música. los alumnos? Cuando “da” clase, hace más de lo que cree y supone.
Dicho de otro modo, la manera singular de ser con el saber o lo que
Los autores explican que este acompañamiento que daba protección
al niño de los peligros de la calle convirtió al pedagogo en una suerte 4, Francis Imbert (1987: 241) explica que la ética no es sinónimo de moral. Más aún,
de guía moral ya que: la interpelación ética saca y desplaza al sujeto de la fascinación por las buenas formas
instituidas. “La ética”, sostiene este autor, “es fundadora del sujeto en su aprehensión
crítica del mundo y de las morales instituidas. Como lo ha mostrado Lévinas, la exi-
Se encargaba de enseñarle buenos morales y se ocupaba,
gencia ética se juega sobre la cuestión del otro. La relación ética se define, en efecto,
en general, de vigilar el buen curso de su educación. En por la irrupción del otro en su irreductibilidad y en su trascendencia”.
cambio, los maestros solo se encargaban de transmitir un Arnaud Dubois y Patrick Geffard (2019) describen la particularidad del encuentro
saber determinado. La formación integral dela personalidad pedagógico afirmando que este se constituye como relación y en él advienen acon-
tecimientos imprevistos e imprevisibles en el marco de situaciones intersubjetivas.
208 209
el saber ha hecho de cada uno siempre imprime un modo particular piensa, sus preguntas, sus propios pensamientos; más aún, se muestra
de enseñar. Más allá de toda programación y diseño del “contenido pensando. Se muestra estudiando “junto con” los alumnos que recibe
disciplinar” de una materia, en la clase setrasparenta la propia relación para dar testimonio de sus maneras de elaborar y trabajar los saberes
con el saber.* A mi entender, esta noción resulta clave para analizar que enseña. En ese trabajar con las ideas, introduce a “los que llegan”
los modos de ser-devenir docente; especialmente si se trata de un al mundo de las disciplinas recreando una relación amigable con la
profesor que da clase en los inicios y que ofrece generosamente sus lectura y la escritura. Un docente que hace de la pedagogía su posibili-
saberes o, por el contrario, los retacea a “los recién llegados”. dad de reflexionar sobre lo que piensa, hace y siente en el aula. De este
De esta manera, a partir del rastreo etimológico, las reflexiones y las modo, construye saber pedagógico recreando su “ser-siendo” profesor.
lecturas teóricas que me han ayudado a introducir algunas nociones Finalmente, estoy convencida de que la posibilidad de dar recono-
clave, avanzo en la construcción de una concepción alternativa de la cimiento institucional a una pedagogía de los inicios que sistematice
pedagogía en la universidad. Para ello, recupero la imagen de “acom- experiencias y saberes docentes que se vienen llevando a cabo desde
pañar” y “guiar” de un paidagogo y me permito hacer la analogía con las distintas trayectorias de los profesores servirá como ámbito de
un profesor de los inicios que recibe a los ingresantes en los comienzos formación, investigación e intervención, tendiente a hacer efectivo el
a la vida universitaria. A partir de dicha construcción, sostengo que derecho a la educación superior con cada sujeto que elija los estudios
una pedagogía de los inicios involucra tanto el cambio identitario del universitarios como proyecto de vida.
estudiante como del profesor. Este último, al poner en juego el ejercicio
reflexivo, un trabajo sobre sí mismo, se reconfigura todo el tiempo,
se transforma. Las experiencias y los aprendizajes son constantes. Un Bibliografía
profesor no es solo el momento de dar clase y exponer un saber. Por 4
mi
BEILLEROT, J. (2000), Formes et formations du rapport au savoir, París,
6. De manera introductoria, la noción de relación con el saber no es una cualidad o T'Harmattan.
un rasgo que define la personalidad de un sujeto. Uno no tiene una relación con el BLANCHARD-LAVILLE, C. (2001), Les enseignants entre plaisir etsouffrance,
saber. Uno es su relación con el saber. Sostiene Jacky Beillerot (2000: 49): “Ser «su
relación con el saber» significa que mis actos y mis conductas testimonian y trans- Paris, PUE.
criben aquello que yo quiero, que sé y aquello que no sé; dan cuenta de mis saberes CAsSTELLO, L. y C. MÁrsICO (2005), Diccionario etimológico de términos
adquiridos y de los cuales he quedado impregnado. Significa, además, aquello que usuales en la praxis docente, Buenos Aires, Altamira,
yo hago con mis saberes, cuales fueren, de distinto grado y naturaleza; pero también CONTRERAS DOMINGO, J. (2008), Percibir la singularidad y también las
se refiere a aquello que habla de mis ignorancias y mis carencias”. Más precisamente,
este autor define la noción como “el proceso por el cual un sujeto, a partir de saberes posibilidades, en las relaciones educativas: ¿una pedagogía de la singu-
adquiridos, produce saberes nuevos, singulares, permitiéndole pensar, transformar laridad?, Universidad de Barcelona.
y sentir el mundo natural y social” (51). Los desarrollos teóricos de Beillerot y CYRULNICK, B. (2000), Les nourritures affectives, París, Odile Jacob.
Blanchard-Laville (2001) sobre esta expresión constituyen, a mi entender, un aporte
central para profundizar en la fundamentación de una pedagogía de los inicios.
Duboss, A. y P. GEFFARD (2019), “Pédagogie” en A. Vandevelde-Rougale
210 211
y P. Fugier (dirs.), Dictionnaire de sociologie clinique, Toulouse, Erés,
pp. 466-469.
DURKHEIM, É. (1895) [1989], Las reglas del método sociológico, Madrid,
Alianza. .
ENRIQUEZ, E. (2000), “Plus jamais qa”, Revue frangaise de psychanalyse,
t. LxIv 1, pp. 189-199.
- (2002), La institución y las organizaciones en la educación y la forma-
ción, Buenos Aires, Novedades Educativas-Facultad de Filosofía y
Letras-UBA.
- (2011), Désir et résistance: la construction du sujet, París, Parangon.
FABRE, M. (2014), “La pédagogie et les pédagogies”, en J. Beillerot y N. ANEXO
Mosconi (dirs.), Traité des sciences et des pratiques de léducation, París,
Dunod, pp. 501-512. Entrevistas a los profesores de Francia, Brasil
ImBERT, F. (1987), La question éthique dans le champ éducatif. Pour une
praxis pédagogique, 11, Vigneux, Matrice. y Colombia que escriben en este libro
- (1992), “Le moment éthique”, Cahiers pédagogiques, 302, pp. 27-30.
LARROSA, J. (2009), “Experiencia y alteridad en educación”, en C. Skliar
y J. Larrosa (comps.), Experiencia y alteridad en educación, Rosario,
Homo Sapiens-Flacso, pp. 13-44.
MANcovsKY, V. y M.G. MORENO BAYARDO (2015), La formación para
la investigación en el posgrado, Buenos Aires, Novedades Educativas.
A
Pc
A Abr
a ie
212
0 ana