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CASO DE ESTUDIO
Proyecto Final
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CASO BALLSTONE S.A. - Extraído del Libro: Hermida, J., Serra,
R. & Kastica, E. Administración & Estrategia. Buenos Aires:
Ediciones Macchi (1993).
"... Por lo tanto, considero necesario celebrar una reunión convocan do a una
serie de analistas financieros que nos puedan asesorar en cuanto a nuestra escasez de
efectivo, junto con un grupo de especialistas técnicos adecuadamente preparados para
obtener un panorama más claro de la realidad", comentó Tomás Tulper, gerente
financiero de Ballstone S. A.
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La diferencia entre los modelos estaba dada por las diferentes calida des de
cuero utilizadas. Para el modelo "Campeón" era utilizado cuero tipo "vaqueta", mientras
que para el modelo "Vencedora" era utilizado el cuero de menor calidad tipo "cabeza".
En cuanto a la costura de los gajos de cuero que formaban las pelotas, era realizada
afagon por costureros de Santa Fe. Estos eran contratados por Jorge Basas por
intermedio de la Sra. Estela Cardozo, residente en Santa Fe, quien agrupaba a los
diferentes costureros y los distribuía a las empresas que requerían sus servicios.
"El ojo del amo engorda el ganado. Un retraso en la costura del cuero puede
ocasionar una merma importante en los ingresos, además de la improductividad del
taller. Sin costura la pelota no existe y es inútil producir gajos de cuero solamente. Por
lo tanto, es importantísimo mantener controlada la situación", aseguraba Jorge Basas.
El año 1975 marcó un hito fundamental para Deportiva Agreste S.R.L. (ahora
convertida en Ballstone S. A.). Las ventas se habían septuplicado con respecto a 1971;
la planta de Villa Lynch funcionaba casi a full y los modelos se hacían cada vez más
populares. Aproximadamente cada dos años surgían (y surgen) nuevas maquinarias
que dejaban obsoletas a las anteriores. Esto decidió a Jorge Basas a aumentar el
número de balancines a dieciocho, adquiriendo balancines más modernos. Los
anteriores eran totalmente mecánicos, con reductores de engranajes; en cambio los
nuevos, con alta presión hidráulica, eran mucho más efectivos.
Por otra parte, se logra penetrar en escuelas y en algunas casas deportivas del
Gran Buenos Aires.
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imposible satisfacer la demanda.
Las ventas siguieron aumentando hasta 1976, pero a partir de este año —y hasta
1978— la producción comienza a disminuir año a año, a razón de aproximadamente un
30% anual. En 1977, con una gran inversión, comienza a comprar cuero tipo "descame",
de mejor calidad. Se comienzan a producir pelotas de cuero forradas. Se forraban con
tela de algodón "Piqué 18 '1 '", adquirida de las mermas de grandes empresas textiles,
utilizándose solamente tres obreros adicionales que pegaban la tela en los gajos.
Según el Sr. Basas, estas pelotas eran de excelente calidad; las llamó
"Supermundial" y las vendía únicamente en casas de deportes. El nuevo modelo se
vendió, pero no en la medida esperada. Las estadísticas aproximadas del último
bimestre de 197S acusaron las siguientes cifras:
La era textil
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producción con un margen similar a las pelotas de cuero".
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tintorería industrial. Verdadero especialista en el tema, el Sr. Torres asesoraba al Sr.
Basas frente a la posibilidad de una tintorería industrial de su propiedad. La caída de las
ventas en 1983 en el rubro textil decidió al Sr. Basas frente a la alternativa de
construcción de una tintorería industrial que no sólo proveería a Ballstone sino que
podría realizar trabajos a otros compradores. Sus compradores o clientes serían otros
talleristas o fabricantes de telas que, luego de m andar la tela cruda a teñir, la recibían
nuevamente.
En octubre de 1983, Jorge Basas viaja a la localidad de Azul (Pcia. de Bs. As.)
para adquirir máquinas para teñir telas (bateas de acero inoxidable). El precio de cada
batea superaba los 25.000 U$S y se pensaba comprar seis, aprovechando así un
descuento comercial. Jorge Basas vuelve a Buenos Aires y consulta la alternativa con
Juan Torres. A pesar de tamaña inversión, el Sr. Basas concreta la operación.
No obstante, la mayoría de las ganancias del sector "Pelotas" y del sector "Textil"
estaban dirigidas a la tintorería industrial. El año 1984 no fue todo lo fructífero que se
esperaba y el proyecto de Jorge Basas de finalizar la tintorería industrial en ocho meses
tardaba en concretarse.
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inversión se recuperará en un solo año de trabajo de la tintorería solamente".
Un negocio mayorista tuvo que ser eliminado para afrontar los gastos que
generaba la construcción de la tintorería industrial.
El crédito iba a ser pagado en un plazo establecido, necesario como para que la
tintorería comenzara a funcionar y rindiera el efectivo suficiente. El Sr. Basas ya tenía el
mercado apalabrado, ya que el químico de su tintorería era un reconocido profesional
en el ambiente textil. No obstante, el pago del crédito comenzó a retrasarse.
Sólo cabía una pregunta, formulada por el químico días antes de comenzar la
producción: "¿Qué sucede con el agua? Si esta tintorería está dotada para una
producción de 5.000 kg./ día, necesita aproximadamente el caudal de 5.000 litros/m
inuto y solamente existen 550 litros/minuto".
Jorge, asombrado, consultó el tema con Juan Torres, quien respondió que
pensaba que este tipo de aspectos ya estaban considerados. El inge niero
electromecánico explicó que este tema no era de su incumbencia. Mientras tanto Tomás
Tulper comenzó a hacer cálculos del costo que sig nificaría una inversión en cañerías,
bomba de agua, pozo de agua de 70 metros de profundidad, ablandadores de agua y
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sobre todo: tiempo.