Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
al gobierno exclusivo del país, durante una lucha estéril alim entada por
largos años, buscan hoy una fusión parlam entaria en el seno de un siste
m a m ixto, que abrace y concilie las libertades de cada provincia y las
prerrogativas de toda la nación', solución inevitable y única, que resulta
de la aplicación a los dos grandes térm inos del problem a argentino - la
Nación y la Provincia- de la fórm ula llam ada hoy a presidir la política
m oderna, que consiste en la com binación arm ónica de la individualidad
con la generalidad, del localismo con la nación , o bien de la libertad con
la asociación (A lberdi 1957: 95).
Esta fórm ula superadora, que no se lim ita a la propuesta de una nueva
forma de gobierno de com prom iso, derivaba asim ism o de las lecciones
extraídas de los procesos políticos y las ideas dom inantes en la histo
ria universal. Alberdi despliega un preciso análisis de los distintos
m odelos am ericanos y europeos existentes y, aunque crítica a la gene
ración que le precedió, no parece alejarse de ella en la consideración
del tipo de correspondencia a establecer con la cultura europea:
Tenem os ideas equivocadas sobre el valor de los conocim ientos constitu
cionales de nuestros hom bres m ás em inentes de ese tiem po. La nueva
generación los estim a según las im presiones y recuerdos de niñez. Sin
duda sabían m ucho com parados con su tiem po y con los m edios de ins
trucción que tuvieron a su alcance. Pero la m ism a ciencia europea con
que nutrían sus cabezas ha hecho adelantos posteriores, que nos han per
m itido sobrepujarlos, sin que valgam os m ás que ellos com o talentos, por
una ventaja debida al progreso de las ideas (A lberdi 1957: 174-175).
Sin em bargo, si bien prim ó en Valdés la opción por un régim en que pri
vilegiaba la unidad ante los peligros externos y las crecientes tenden
cias autonóm icas internas, el redactor no dejó de advertir que estas
últim as tenían un fundam ento doctrinal legítimo:
La idea de provincialism o nada tiene de violenta en lo que ella es en sí;
yo m ism o he calculado a vista de nuestras cosas, y he m anifestado en m is
discursos que ningún gobierno podem os adoptar que no sea el de una co n
federación bien organizada, en que hay tanto avanzado; o si atendem os a
nuestras costum bres inveteradas y al espíritu de la E uropa y proxim idad
de Portugal, una m onarquía constitucional.5
5 El Censor, p. 6784.
248 N oem i G oldm an
3. A m odo de conclusión
Llegado a este punto surge la siguiente pregunta: ¿D esconocieron los
hom bres públicos de la R evolución la verdadera naturaleza del gobier
no m ixto, según afum aría unos años m ás tarde Alberdi? Es claro que
el “estado de las cosas” , com o gustaban llam ar a la disolución del
poder central y el consiguiente proceso de form ación de soberanías
autónom a, extrem ó, por un lado, los particularism os no sólo en las pro
vincias interiores sino tam bién en Buenos Aires; por otro, las ideas
centralistas que prevalecieron en los gobiernos revolucionarios desde
1810 cristalizaron en un proyecto unitario hacia 1826. Sin em bargo,
según vim os, no parece que aquellos hom bres hayan desconocido del
todo la naturaleza m ixta de los gobiernos. En el debate del nuevo pro
yecto de C onstitución en el seno del C ongreso surgieron voces que
reclam aron, com o la del diputado Am enabar, “un prospecto de consti
tución bajo la form a de gobierno tem perado, quiero decir, no adoptán
dose del todo el sistem a de federación ni el de unidad; com binándose
ciertos puntos principales, sobre los cuales se descubre la intención de
las provincias para que se eligiera un sistem a m ixto de am bas form as”
(Ravignani 1937, tom o II: 20). Los unitarios tam bién fundaron sus
propuestas en el principio de la com binación, aunque consideraban que
en todo gobierno m ixto debía prevalecer un elem ento sobre el otro.
El m ism o Dictam en de la Com isión de negocios constitucionales
del C ongreso señalaba: “es ya un proverbio entre los políticos que nin
gún gobierno sim ple es bueno; porque las formas sim ples son degrada
das y viciosas [...] Solamente las formas m ixtas convienen a las socie
Tradiciones discursivas y noción de “gobierno mixto” 251
Referencias bibliográficas
Alberdi, Juan Bautista (1957): Bases y puntos de partida para la organización políti
ca de la República Argentina. Buenos Aires: Colección Literaria Sopeña.
Chiaramonte, José Carlos (1997): Ciudades, Provincias, Estados. Orígenes de la
Nación Argentina. Buenos Aires: Ariel.
- (2004): Nación y Estado en Iberoamérica. E l lenguaje político en tiempos de las
independencias. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
Goldman, Noemi (1992 [22000]): Historia y Lenguaje. Los discursos de la Revolución
de Mayo. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina; [reedición: Editores de
América Latina],
- (dir.) (1998): Revolución. República, Confederación (1806-1852).Tomo III de la
Nueva Historia Argentina, Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
(2000): “Libertad de Imprenta, opinión pública y debate constitucional en el Río
de la Plata (1810-1827)”. En Prismas, Revista de Historia Intelectual (Buenos
Aires), n° 4, p. 9-20.
252 Noemi Goldman
Ravignani Emilio (comp.) (1937): Asam bleas Constituyentes Argentinas. Tomos I y II.
Buenos Aires: Casa Jacobo Peuser.
Salas, Rubén Darío (1998): Lenguaje, Estado y Poder en el Río de la Plata (1816-
182). Buenos Aires: Instituto de Investigaciones de Historia del derecho, Buenos
Aires.
Terán, (2000): Vida intelectual e el Buenos Aires fin-de-siglo (1880-1910). Derivas de
la “cultura científica ”. Buenos Aires: Fondo de Cultura Argentina.
Varela Suanzes-Carpegna, Joaquín (1983): La teoría del Estado en los orígenes del
constitucionalismo hispánico (Las Cortes de Cádiz). Madrid: Centro de Estudios
Hispánicos.
Temavasio, Marcela (1998): “Las reformas rivadavianas en Buenos Aires y el
Congreso General Constituyente (1820-1827)” . En Goldman, N oem i (dir.):
Revolución, República, Confederación (1806-1852). Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, Capítulo V.