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Mania Cristina Mata ALER ‘ucla Chibogs,Eouse, 1652 jRadio popular o comunitaria? Este ensayo reflextona sobre la caractertzacton de las radios comunitarias y las radios populares, Maria Cristina Mata sostiene la no inocencia del lenguafe y la Imporiancia de pensar en las diferencias que éte crea més alld de la similitud €0 cuidadosamente un tro pubiicado por CIESPAL: Radio apasionados: 21 ex- pperiencias de radio comuni- tavia en ef mundo. Busco fl on sus pr6logos pistes que ‘me permitan salir del desconcierto que ‘me provoca encontrar, bajo esta deno- mrinaci6n, el relato de experiencias ra ioténicas a las que siempre conoci como populares. Pistas para disipar la sorpresa que me causa las palabras de | Bruce Girard, editor del volumen: "Se puede decir que las primeras experien- ddas de radios comunitarias se iniciaron en América Latina hace casi medio si- “Vaan Gratin Mata, argesion, Coma Seeat Miembro del Comte Beco de ALER de algunas expertencias, Ss gio..”" cuando en realidad no hace una década que esa designacion se oye por nuestras ters, Michel Delorme, ex-presidente de la AMARC, viene en mi ayuda, Sus pala- bas introductorias despejan las dudas: “La radio comuritaria es denominada ‘de muchas maneras. Se la conoce como radio popula 0 educativa en América La- tina, radio rural o local en Attica, radio ppblica en Australia y radio fibre 0 aso- ativa en Europa, Todos estos nombres describen | mismo tenémeno, 0 sea el conseguir hacerse oft y democratizar la comunicacién a escala comunitata La radio comunitaria, aunque asuma diversas formas segin eh entorno en el ‘que se desasrolla, no deja de ser un tipo de racio hecha para servir l pueblo, una radio que favorece fa expresion y la pal ticipacién y valora la cultura local. Su ob- jeto es dar una voz a los que no la tienen, a los grupos marginados y las comunidades alejadas de los grandes ceniros urbanos, donde la poblacién es demasiado pequefia para atraor a la ra- dio comercial o a la radio estatal de gran scala” En principio y a juicio de esos exper- tos en el tema, practicamente no exist rian diferencias entre tas. radios populares latinoamericanas® y las rachos comuritarias. ‘Sin embargo... no oreo en la inocen- cia dol lenguaje. Tampoco creo que po damos hacer cualquier cosa con tas (CHASQUI 47, noviembre 1993 57 FORTALECIMIENTO: DE LA RADIO palabras sin modificar fa realidad. Por so, aceptando que para muchos la ra- io comunitaria es una denominacién ge- névica que cubre diversas modalidades acionales y continentales de gestién y Produccién atternativa 0 los grandes sis- temas comerciales y pablicos de rachodi- fusion, creo necesario reflexionar, aunque sea brevemente sobre lo que ombran ciertas palabras, sobre las dife- Tencias que crea el lenguaje més all de la similiud de algunas experiencias. Lo commnitario Para fundar esa reflexién habria que rastrear, en la historia de los términos ‘oon que se han adjefivado la comurica- «i6n y los medios, el origen de la expre- sin comunitaria/comunitaios, labor que ‘excede los limites de este articulo. Sin embargo, segin varias referen- cas" el empleo més consistente de esos términos tue realizado originalmenie en Canada y algunos paises europeos a parti de la voluntad de utilizar nuevas y figeras tecnologias on la reconstruccién de los lazos perdidos en la atomizada sociedad de masas. El ambiente de creciente anonimato @ individualismo generado por el desa rrollo de modelos industriales de produc- ‘ign y sistemas tecno-burocraticos de ‘rganizacién social propuso en la prolife- racién de medios de comunicacién masi- vos, y su extendido uso, una via de ‘compensacién. Tales medios -on particu- lar la televisiin- deberian convertirse en el nuevo lazo, en el nuevo hogar, en el espacio propicio para la identificacién ‘grupal y colectiva, para las articulaciones ‘nacionales y el reconocimiento de mode- Jos de accién social particularizados. Peto, como indican los editores del ndmero 3/1889 de Media Development, ‘dedicado al tema, en ese nuevo espacio “tas distinciones entre el aqul y el all, e! pasado y el presente, lo inmediato y lo ‘metiato, lo privado y lo pdbico, nan sido borroneadas o literalmente destruidas. Las nuevas conexiones electtonicas y {os innumerables grupos de interés tie ‘en una sola cosa en comin: la ausen- ia de obligaciones colectivas 0 de sgenuina solidaridad’ que serian elemen- {os fundantes de lo comunitario. Asi afines de fa década del 70 y du- rante los afios 80 se asiste en los paises centrales a un movimiento orientado - desde instancias privadas y pablicas- a 58 cxasqQur47, noviembre 1993 Desde dela 5 bajo de las radios Teléfono: 51-765H460 : Fax 5174328115 Plus - Pera ALER a _ Asociacion Latinoamericana de ‘EducaciOn Radiofonica ta pd6n bisica por la consiruecién de sociedades democréticas des- Jos sectores marginados en nuestros paises, ALER apoya ela. Populares en América Latina, A. Investigacion: Conocimiento sistematico de la realidad y del contexto radiofoni- ‘co de las emisoras: sondeo de audiencia, ‘studios de impacto, andlisis de de- |. Fommacion Permanente: seminatios, encuentros y cireulas de reflexién perm ‘entes para adtualizar el pensamiento y la pritica de la radio popular. | Tnlercomunicacon: intercambio de experiencias, metodologia, recursos hum las afladas, part consolidar ta prictica de la radio popt- Yalladolid 479 y Madiid Casita 17-03-4639 ‘Teléfono: 524358 Fax 503006, Quito - Ecuador fomentar practicas oulturales destinadas a ‘wllejar la vida y experiencias de Jas ‘comunidades locales y contribuir a re- ‘rearlas, restaurando los vinculos socia- Jes y las culturas particulares Indudablemente esta caracterizacién No catifica mucho la cuestién si previa- mente no se establece qué se entiende por comunidad. un concepio tan vago ue dificlmente puede pensarse con un Linico sentido. Imposibie agotar aqui to dos Jos que comporta. Tal vez algunos boasten para mostrar la cistancia que puede existir entre allos y las practicas radiot6nicas que orientan, La comunidad puede ser una nocion territorial: alude a espacios pequefios o Festringidos que componen unidades es- paciales mayores y donde los individuos encuentran sus referentes personales y colectivos mas inmediatos. La comuni- {dad es entonces el caserio, el pueblo, 0 los barrios de una ciudad, Numerosas ra- ‘ios que se reconocen como comunita- rias sirven, justament, al desarrollo y consolidacion de tales mbitos: brindan informacién local ausente en los grandes medio y tratan de ser canales para que los pobladores puedan participar més de cerca en la gestion de sus proplos asun tos. La comunidad puede entenderse co- ‘mo un agrupamiento en funcién de nece- sidades intereses y objetivos comunes. ‘Son grupos basados en el consenso ind vidual acerca de ciettos propésitos y su- ponen la adhesi6n voluntaria a creen as, principios y normas cuyo incur rmiento ubica al individuo fuera de la comunidad. Las igesias, los clubes, cier- tos movimientos sociales y asociaciones, son asumidos desde esta perspectiva ‘como comunidades de acci6n. Existen radios cuyo sentido comunitario se def- ne precisamente asi: son la voz de un tgtupo social que asume la defonsa de us derechos particulares 0 que busca 4 reconocimiento y fortalecimiento sec- torial, como oourre con algunas emisoras e cardctor religioso, vecinal 0 estudian- ‘i. La comunidad también puede defini ‘se como espacio de pertenencia e ident- ficaci6n simbélica no voluntario, como ‘agrupamiento no deliberado consttuido a partir de la raza, ia edad, el sexo 0 ads- ‘ripciones culturales, Los negros, los judios, las mujeres, {os indigenas, los jovenes punk, pueden {ener objetivos comunes, pero lo que pr- ma entre ellos al reconocerse como co- munidad, es el sentimiento de ser idéntcos entre si y diferenciados del res- to en algin sentido. Por ello se definen como comuritarias algunas emisoras de paises europeos que atticulan su labor ‘en funcién de particularidades étnicas y ‘ulturales de grupos migrantes. 0 radios inspiradas en el deseo juvenil de expre- sarse litremente e interconectar a los pares pot més que no respondan a un movimiento u organizacion Lo popular ‘Tras identificar esas nociones de co- mmunidad que impiican diterantes estrate- jas de radiodifusién auto-reconocidas ‘como comunitarias, podria preguntarse or qué no llamar asf a tas radios que en ‘Amnérica Latina se auto-denominan popu- lates si, en reaidad, muchas de elas in- forman a poblaciones. particulares, ‘eluerzan culluras locales, expresan ne- cesidades @ intereses de grupos sociales ‘ue luchan por sus derechos. ‘Tengo una dinica razén que esgimir: propio modo de nombrarse da asas ra- dos en ol cual los sectores populares ‘ocupan un lugar central como sujeto, fuente y destino de su accién. Recono- ‘ese populares implica un posiciona- mniento global frente a un sistema ‘eondmico-social en el cual dichos sec {ores -sin importar de qué grupos se trate 0 dinde estén ubicados googréficamten ‘e- son marginados 0 excluidos también lobalmente del poder .¥ no solo del po- er comunicar. En ese sentido, su finai- dad fundamental no es la demo: cratzacién de ta palabra o de la comuni- cacion sino la alleracién, la sustitucién de unas formas de vida globalmente in- |ustas y autonitarias. Esta diferencia sustancial -que de ‘singin modo equivale a afimar que las radios populares sean “mejores” que las comunitarias 0 "peores” que alias, esta en la base, justamente, de algunos de los rasgos que hoy caracterizan a las ta dios populares de América Latina, preo- ‘cupadas cada vez mis por promover la ‘earticulacién del fragmentado campo ‘popular y por intervenir en la generacién de la opinién piblica. Ambas, estrate- ‘las orientadas a la necesidad de dise- far proyectos globales de cambio. En este sentido, para las radios po- pulares la clave no esta en mejorar fa si tuacién comunicacional de ciertos ‘onjuntos de individuos © comunidades, sino de trabajar para que los sectores Populares -detinibles en términos so- ‘ioecondmicos y culturales- puedan co- acer y poner en comin sus realidades, necesidades e intereses y logren hacer piblicos sus proyectos ante el conjunto de la sociedad Comunitario/Popular Existen radios auto-definidas como ‘comuritarias -y con la independencia de la noci6n de comunidad en juego- que alentan objetivos andlogos. En Argent 1a, conocemos casos de ese tipo’. Pero FORTALECIMIENTO DE IA RADIO! vas se sentifan seguramente incémo- das 3i se los atribuyéramos. Fuera de to- {do uicio de valor -que cada quien puede hacer segin sus propias conviccionos: lo ‘que no parece convenienie es inciferen: car tas propuestas porque corremos el riesgo de. confundirnos: de ilusionarnos ‘exagerando las coincidencias, ignorando las contradicciones, y de esconder tras apariencias de igualdad, la relativista idea de que en realidad, todo es més 0 ‘menos lo mismo, No es fo mismo trabajar en pro de la expresion de las mayorias excluidas de la posibidad da intervenir en la escena pbica, que competir con un monopolio ‘comercial o estatal de radioditusién. No es lo mismo regresar a lo local en bis- ‘queda de una nueva integracion que re- ‘ree la Solidaridad global, que un regreso particularista que “nos aleja definiva- mente de las posbilidades de entender la realidad mas vasta en la que lo con- ‘reto adquiere su sentido”. No es lo mis- mo buscar la abundancia comunicativa quiero decir tecnoldgica~ mutipicando Canales accesibies a las personas, que Ja abundancia de vida. No es lo mismo incuso -y tal vez es- pecialmente dada su variedad y car dad: dentro de las. propias radios ‘comuritarias. REFERENCIAS 1. Op. cit. Colecci6n Manuales Didéet- ‘cos Ciespal, No. 18, Quito, 1992, p. 29. Se trata de la edicién castellana «do un proyecto aditorial de AMARC. 2 Id.pp. tty 12, 3. Ver mi anterior articulo “Dénde estan y a donde van las racios populares” ‘on Chasqui, No, 45, CIESPAL, Quito, Absil, 1983, 4, Vor, entre otros, los artfculos que in- tegran el No. 3/1989 “Communication for Community” de Modia Develop- mont, WACC, Londres, fos trabajos de Alan O'connor, Piervaldo Rostan y Harold Fisher en ‘el No. 4/1990 “Ra- dio - The sound of the people" de la ‘misma revista y La television alterna: tiva de Armand Mattolart y Jean-Ma- ia Piemme, Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1981 5. Karole Jakubowicz, "Media communi ties replace local communities: a sign of the times’, on Media Develop. ment, 3/1989, ct. 6. Entre otras podemos mencionar a Radio La Ranchada, de Cérdoba y Radio Encuentro de Viedma. 7. Mattolart y Piommo, op, cit. p. 117. CHASQUI47, noviembre 1993 59.

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